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REVISTA MUSICAL

HISP ANO-AMERICANA

Sumario d^l númepo de Marzo*.

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mentos).
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I - Dirección: ROGELIO VILLAR Y ADOLFO SALAZAR
Administración: UNIÓN MUSICAL ESPAÜOLA: Editores.
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Historia :: Estética » Crítica :: Bibliografía :: Información musical española


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y extranjera K Biblioteca técnica y crítica :: Edición mutua.

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hartad, 24.
AShaetíe.—'D. Elíseo tfúic Kosell, Mayor, 4T, libréela, San Üebaefiítn.-^J), Joan Montes, Hernanl, i@.
^¿teaníe.—D. francisco Ayela, i:'la2a Abad ife&alva, 1. l!lei>iUa.-^Í)^líáÍ» PAazsa, Plaza de 8an Fernando, 5.
Aíi(Mnte.—U. Matías Kogel, Ji'iaza Isabel ÍI, 14,
Alieante.—jJ. maanel Vular, Hagasta, B4. f eviUa,—a. Prancisco Damas, Sierpes, t)5.
oledo.—D,. üafael Oómez Menor, librería.
Almería.—D. iiois Üánohez jfunison, i'rinoipe, 33. y^aleneia.—D. ílanuel Vülar, Paz, 15.
Avila.—1). Manael Oreos, tiaa Muían, 4, y^aliadolid.—O'odóh Musical Espafiola, Santiago, 58.
JS<treelona.—üniun Moaioal iOsiia&ola, f aerta del Ángel, ^*So.—D. E. Villanueva é Hijo, Puerta del Sol, IB.
lyiS. Kwo.—8r. Sánchez Puga, almacén de pianos.
£«¿{100.—Unión. Mosioal Española, Oruz, 6. y*Ha Orotaua.—D. Prancisco Miranda Perdigón, Carrera,
Oédiz.—D. Manuel (¿oireli, Kosario, i7. 5, übr^ria.
C'<<<¿ta!.—í>. JuanP. i;'aro(li, Arand». •* Ríoria.—Di Eduardo Pérez, Plaza Nueva, 5.
Oórdoba.—D. G. Martínez Kaoker, XJtici'De de Hornaohtie- Zdragona.—D. Saatijago Carvajal, Independencia, 6.
los, 1. ¡taragom.—D. Estanislao Luna, Alfonso I, 29. ^
OoruAa.—D. Canato Berea, Real, 38.
Üuenca.—D. Bafael Uarcia, Andrés de Cabrera, 23 y 25.
JWroí.—D. láatarntno Montalbo, üeal, XX7.
Extranjero.
&vín.—V. Ua vid Bodríguei, Uorrlda, «9. Sueno* Aire$.:^St«i. 'Bt^yet Hermanos, Florida, 414.
Urtmada.—I>, Eduardo Montero, f aerta iteal, 86. Buenos Airet,—Sres. Komero y Agromayor, Bai;tolomó
&r0nada,—D. J osé Montero, 'Keyes LiatollooB, ití. Nitre. '
HwtCva.—D. Manuel del (Jastltio, u-eneraí Azoarraifa, 1. Qartageua fOoloT^hiaJ.—T). José V. Mogollón, librería.
Mu^va.—D. J osé Muñoz, Qasta, X8, papelefia. eUbraUar.—íii^. Jnkn de la Paz y Oompafiia, ltí5, Main
Su»$ea.—S). Iiorenzo iglesias, uoro uajo, is> y i.7, Ubrórl»« S«reet.
/oí».—D, liorenzo tíaarez, Josefa Sévilíano, a. GfibraUar.Siea. Pimienta y Oompaflia, M&sioa y pianos.
V«r«s de la Jñ'otttera.—D. Anselmo Apolo, Duque dé-Almo* &uayaqúil (MeuadorJ.-^rea. Janer é Hijo,. Pichincha, 418.
' ddvar, ú. ' Mabana.—l}. J. tjfiralt e Hijo, O'Keüly, 61.
Zíídw,—i). Ataaasio 0?irrillo; yÜírUliis, 1. Jíabana,—I>. Anselmo López, Obrapia, 21.
L«án.--ji>, Eladio tíantos. Mosioa y iíianos. Mabana.>^D. José Maestre, Bernaza, Ití.
Jj%nare».—l>, iTeraando Arboledas, Cánovas del Castillo, 85 Lma (PerúJ.—B. Guillwmo Brandes, Espaderos, 529.
JUétaga.Sc. ii'iaza y Enema, iíaeva, 4t>. Ifisboa.—D. Valentín de Carvalho, Búa de Assonoaó,
MáltHia.-~Sa:. iiúpez y tj^ífío, Marques de liaribs, 5. 87 y 89.
Jíe¿»¿ía.—X). M-iferaftadez Benltez, O'üoaaeü, a. ¿M^oa.^D, Adolfo EBgwtrón, Búa de San Juliao, 51.
Murcia.—D. Adolfo tiasoón, San Cristóbal, 4. íd»boa,—Bi. Lambertlni, Piafa do Bestauradores, 49.
Oviedo.—ü. VlOtor S&eaz, Argttelleí, 1. . //ts6oa.—Sres. Sassettl y Compafila, Búa de Carmo, 58, li-
Ooiedo.—SiA. n u d a é H i j j s a e í ' . Tuero, Cimadevilla, 19. brería.
Paí#»c»o.—Sres. Alonso Hijos, Mayor Principal, 71. Aíoniia.—D. José OÜyér, Oarriedp, W".
FaLeneia.—li. Saturnino Uonsález, Mayor Principal, 16. Manila.—ütA. Viuda de Eohegoyan V Compafila, O w i e -
Fesnpiona.—étm. Arriílay Uompaúia, Oonscituoion, U y 11 do, 8U8-aü9.
Pamplona.—D. Estanisiao liona, Constitución, 3i). M4iéibo.—SiTea. Oto y Arzqz, 1.* del 5 Mayo, 61.
PoUevedra.-D. tíenito Xjúpaz Paratoba, Oliva, 17, librería iíártco.—Wagner y Levién, Apartado, ^ .
Ronda.—a, Kafaeí Jirnaaez OaWUlo, ALiisloa y ptanos. Monemidto.—l). Jtúló Mooscitiés, Ituzaingo. 157 y 159.
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¡El Arte! .Aprisionar a la vida como el águila a los astros, el canto de los pájaros, el fragor de las
su presa, remontarse en el aire y elevarse con ella tempestades... todo lo que es, es música: no hay
en el espacio sereno... Para ello es necesario tener más que saber escucharla.
garras, amplias alas y un corazón potente.
Dígase lo que se quiera, la música no es una
Elartenoes un fruto vil que esté a! alcance de to- lengua universal: es necesario el arco de las pala-
dos los viles que pasen por el camino. Es un goce: bras para hacer penetrar la flecha sonora en el co-
es el más embriagador de todos los goces. Pero es un razón de todos.
goce que no se obtiene más que comopremio de
"-'na luctia encarnizada; es el laurel que corona la En los siglos de la arquitectura, la música es
victoria de la fuerza. Fl arte es la vida domeñada. una arquitectura de los sonidos; es dibujo, linea,
melodía en los pueblos pintores y escultores; es
Donde está la muerte no está el arte. El arte es poesía íntima, efusiones líricas, meditación filosó-
'o que hace vivir. fica en los pueblos poetas y filósofos; es un arte
La más bella teoría no obtiene un valor más que de fé y de combate con la Reforma, un arte de sa-
por las obras, dentro de h^ cuales se cumple. lón en el siglo XVllI... Ninguna fórmula puede
encerrarla. Es el canto de los siglos y la flor de la
. Un arte puede declinar; pero el arte no muere historia: brota del dolor igual que de la alegría de
jamás, sino que se metamorfosea... La belleza se la humanidad.
l^ansforma; se hace cada vez más interna y se re-
fugia en los artes profundos, en la poesía, en la El espectáculo de la eterna floración de la mú-
"música. La belleza no muere. No hay ni muerte sica es un beneficio moral. Es un reposo en medio
"i renacimiento en la humanidad. La luz jamás de la agitación universal.., El arte es el sueño de
*^6sa de brillar, solamente cambia de lugar y va de la humanidad, un sueño de luz, de libertad, de
^iti arte a otro, como do nn pueblo a otro pueb'o. fuerza serena. Y ese sueño no se interrumpe jamás
y no tenemos ningún temor por su porvenir. Nues-
Todo es musical para un corazón músico. Todo tras inquietudes o nuestro orgullo, querrían en
'o que vibra y se mueve y se agita y palpita: los vano convencernos de que hemos llegado a la
Ji'as estivales llenos de sol, la luz resplandeciente, cima del arte y de que estamos en vísperas de su
las noches en las que el viento silba, el brillo de crepúsculo... Romaln RoUand.
REVISTA MUSICAL

Di Menelao gli amici e í vicini,


Mentre vate divin tra lor cantava,
L'argéntea cetra percotendo, e due
Danzatori agilissimi nell mezzo,
Contempravano al canto í doltisalti.»
«Así, en el espacioso albergue, sentados en esplén-
dida mesa los amigos y vecinos de Menelao, se rego-
cijaban, mientras un divino vate cantaba, pulsando
la cítara de plata, y dos agilísimos bailarines, atempe-
raban al canto sus oportunos saltos.»
Así como en la Iliada, uno de los más admirables
pasajes es aquél en que H o m e r o describe, con unas
cuantas pinceladas portentosas, la furia del río Ska-
mandro contra Akiles, así también encuentro en la
Rapsodia quinta de la Odisea otra estupenda relación.
Posseidon desata furiosa tempestad contra Ulyses,
(CONCLUSIÓN) que había salido de la isla de Calipso en una balsa
construida por él.
Sigue el verso: Deploro no tener tiempo para copiar, traducidos,
I «Ed una argéntea cétera l'araldo los insuperables versos del autor.
5 Porse al buon Femio (Phemios), che per forza il canto Posseidon (Neptuno), desata todos los vientos con-
' Tva gli amantí sciogUe.^>
tra el mísero Ulyses, llena de nubes el cielo y de
«Y una cítara de plata entrega el heraldo al buen nieblas el Océano, y lanza terribles olas contra el hé-
i Phemios, que, a la fuerza, canta en medio de los roe griego. A los primeros embates se rompe la vela
amantes.» y cae destrozado el palo único de la balsa. Otro golpe
Dos páginas más adelante nos presenta el autor a de mar derriba y a r r a s t r a a Ulyses. Cuando éste,
Phemios, cantando, y dice: aprovechándose de la fuerza de las olas, logra aga-
«Taciti sedean qüesti, e nell'egregio r r a r s e a una roca de la orilla de la isla de los Feacios,
Vate conversi tenean gli occhi; e il vate - la misma ola lo arrebata hacia adentro. Al fin, protegi-
Quel difficil ritorno, che da Troia do por una diosa de mar, logra ganar tierra desnudo
Pallade ai Greci destinó crucciata, y quebrantado. Se esconde entre unos árboles, cu-
Della cetra d'argento al suon cantava.s
briéndose el cuerpo con hojas secas.
«Callados estaban (los Pretendientes), y en el egre- Nausica, hija del rey de la isla, viene a la playa con
gio vate tenían puestos los ojos; y el vate, al son de sus doncellas. Lavan sus vestimentas en el río que por
la lira de plata, cantaba el difícil retorno que destinó ella c o r r e , se bañan en él, se frotan con perfumes y
Pallade (Athena), a los griegos.» almuerzan en la orilla.
E n t r a Penelope en el salón del festín con su hijo
Ma, spento della mensa ogni desio,
Telemaco, y ruega a Phemios cante otras cosas. Te-
Una palla godean trattar per gioco,
lemaco dice a su madre deje en libertad al vate, para Deposti prima dalla testa í veli;
cantar lo que más le agrade. Ed il canto intonava alie compagne
Nausica bella dalle bianche braccia.»
<>1 Proci, al bailo ed al soave canto
Rivolti, trastullavansi, aspettando «Pero, apagado todo deseo de mesa (de comer), y
11 buio della noite.» quitado el velo de la cabeza, gozaban jugando con una
«Los Pretendientes, vueltos otra vez hacia el sua- pelota. La hermosa Nausica de los blancos brazos, en-
ve canto, se recreaban esperando a que fuese oscuro.» tonaba una canción ante sus compañeras.»
En los Libros segundo y t e r c e r o no he anotado Todo el libro octavo está lleno de citas y alusiones
observación alguna referente a mi objeto, pero en el al canto y al baile. E s el pi-imer capitulo que se en-
cuarto vuelve a salir a escena el canto, como insepa- cuentra en la Iliada y en la Odisea, impregnado ver-
rable compañero de un festín entre aquella raza ar- daderamente desde el principio hasta el fin, del espí-
tista. ritu artístico griego que se manifestaba, según ya
Telemaco, acompañado por Athena en forma de indiqué al comentar la Iliada, en todos los actos pú-
Mentor, ha salido en busca de Ulyses, y llega a Spavta blicos y colectivos de aquel pueblo que tuvo como
en ocasión en que Menelao festeja las bodas de una ningún otro el sentido profundo y exacto de la belle-
hija y de un hijo suyos. za. Alcinóo, padre de Nausica, ha recibido en su pa-
«COSÍ per l'alto spazioso albergo, lacio al náufrago Ulyses y mandado construir la naves
Rallegravansi, assisi a lanta mensa, a que le ha de conducir Ithaka, objeto de sus afanes
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y de sus anhelos. El barco está ya pronto. Alcinóo sentantes del primer desenvolvimiento de la poesía
invita a los magnates de la isla a un g r a n banquete, épica.»
3l cual asiste el héroe griego. Hacia el final del festín, No sé realmente en qué se funda el sabio alemán
Uaman al vate Demódokos, al cual Homero, califica para esta apreciación que, incidentalmente, hace en
de inmortal y de divino. su referida obra.
Canta Demódokos la disputa habida entre Ulyses y
Akiles en un solemne banquete sacro, disputa de cu-
yas resultas saheron ambos heridos. Llora Ulyses al Paso por alto una breve indicación del Libro déci-
recordar aquella escena y se cubre la cara con el mo y me propongo h a c e r lo mismo de aquí adelante
•^anto. Habiéndolo notado Alcinóo, ordena empiecen con alguna otra, para aligerar algo esta monótona
ios juegos gimnásticos. conferencia.
Ya no se trata de citas que abarcan únicamente dos
o tres versos, sino de una relación que ocupa quince
E n el que pudiéramos llamar festín de despedida a
o más versos de la traducción italiana.
Ulyses, por el rey Alcinóo, no podía faltar la música
Terminados los juegos, en los cuales lanza Ulyses
tampoco
el disco con fuerza y habilidad que causan asombro
en la concurrencia, Alcinóo ordena el baile y vuelve « é il venerato
Dalla gente Demódokos, il divino
^ llamar a Demódokos.
Cantor, percuote la sonante cetraí>.
<<E tu, Pontónoo, per l'arguta cetra,
Che nel palagio alia colonna pende,
Vanne, e al divin Demódokos la reca.»
Ulyses ha desembarcado en su reino. Con el aspec-
«Y tú, P o n t ó n e o , vete a buscar la ligera cítara que to de un viejo mendigo, que Athena le ha dado, se
cuelga de la columna en el palacio, y dásela al divino presenta en la cabana del pastor Eumeo, quien le
Demódokos.» ofrece comida y albergue.
El vate canta larga narración, que ocupa cerca de Athena aparece en sueños a Telémaco y le exhoi-ta
dos páginas del libro. Refiere el cómico episodio de a regresar a Ithaka, advirtiéndole tenga cuidado con
los amores ilícitos de la esposa de Hephestos (Vulca- los manejos y perfidia de los Pretendientes.
no), con A r e s (Marte). Hephestos sorprende a los Desembarca Telémaco en su patria y se dirige tam-
amantes en el lecho conyugal, y les impide moverse bién a la cabana de E u m e o , al cual ruega anuncie a
de él, por medio de una sutilísima tela metálica por él su madre Penelope, discretamente, su regreso. Du-
tejida y forjada. rante la ausencia del pastor, Ulyses toma su forma
No hay en la Iliada una sola relación de lo que se natural, a fin de que lo pueda reconocer su hijo. Re-
canta, según oportunamente hice notar. fiere Telémaco al p a d r e la vida que llevan los Preten-
Paso por alto alguna cita b r e v e , y termino con el dientes a la mano de Penelope, comiendo y bebiendo
libro octavo, citando los siguientes versos de Ulyses en el palacio real, y añade:
el poeta cantor:
<; é v'ha con essi
«Demódokos, io te sopra ogni vívente Medonte araldo ed il cantor divino»
SoUevo te, che la canora figlia
Del somno giove, o Apollo stesso inspira.> «Y va con ellos el heraldo Medonte y el cantor divi-
no (Phemios)».
«Demódoko; te alzo sobre todos los seres vivientes,
Ulyses, siempre en forma de viejo mendigo se
^ tí a quien la canora hija del supremo Júpiter (Zeus)
aproxima a su palacio, acompañado de Eumeo. Se de-
o Apolo mismo te inspira.»
tienen al oír la armonía de la cítara; «Phemios ento-
P o r úhimo Demódokos canta también con cierta
nará la acostumbrada canción»
extensión la toma de T r o y a por medio de la eslrata-
Unos renglones más adelante, nos encontramos
gema del famoso caballo de madera, dentro del cual
iba Ulyses con otros príncipes griegos. con otra referencia.
El libro octavo está completamente dedicado al «.Poiche l'odor delle viande sale,
E risuona la cétera, cui fida
canto, al baile y a los juegos olímpicos.
Voller compagna de conviti i Numi»
¿Existieron Phemios y Demódokos? Riemann en su
•flanual de Historia de la música, tomo I, dice: «Ya que el olor de los manjares sale (del palacio) y
«Los nombres de los primeros poetas nos son des- resuena la cítara, a la cual designan los dioses como
conocidos; aun los de Phemios y Demódokos, d é l a compañera de los convites».
odisea, si realmente son n o m b r e s históricos, pueden Es curioso anotar que en toda la Odisea no se habla
considerarse, a juzgar por sus cantares, como repre- ni una sola vez de instrumentos de viento, siendo así
REVISTA MUSICAL

que el aulos era de uso mucho más antiguo entre los reconoció a pesar de los harapos, movió la cola en
grieg^os que la lyra y la cítara, y además tenía en su señal de alegría, y dejó caer ambas orejas que mo-
música mayor importancia que estos dos instrumentos mento antes había puesto derechas; pero marchar
de cuerdas. El aulos era el único instrumento emplea- como en otros días al encuentro del amo, le fué im-
do en el teatro y hasta 200 años después de instituirse posible.
las olimpiadas, no se tocó en ellas la cítara, alternan-
do con el aulos.
Y Argo, el fiel can, después que hubo visto tras de
En los juegos gimnásticos que Alcinóo ordena para
diez años y diez a Ulyses, cerró los ojos al sueño de
festejar a Ulyses, no se habla para nada de instru-
la muerte».
mentos de viento. En la ¡liada hemos visto una sola
cita muy breve de flautas, zamponas, etc., a pesar de He tenido siempre arraigado y particular cariño ha-
ser indudablemente este poema anterior a la Odisea. cia el perro. Muchas veces he sohdo preguntarme a
Omito otras dos notas, siempre en honor de la bre- mí mismo si su nobleza de carácter no era igual, o su-
vedad. En el Libro 19, Penelope se resiste a creer perior a la del hombre de fina educación moral. Ahora
que es Ulyses quien le habla. De lo que ella replica a a la vista de la civilización maltrecha y ultrajada; ante
su esposo, copio los siguientes versos. los horrores de una guerra, deshonra y escarnio de
la humanidad; al contemplar horrorizado los críme-
«Come allor che di Pándaro la figlia,
Ne giorni primi del rosato aprile,
nes cometidos, no me cabe desgraciadamente, la me-
La floriscente Philomela, assisa nor duda. Me quedo resueltamente con el perro y dejó
Degli arbor suoi tra le piu dense fronde, en lugar inferior al hombre.
Canta suavemente, e in cento spezza
Suoni diversi la instancabil vocej'.
«Como entonces la hija de Pándaro en los primeros
días del rosado Abril, la floreciente (?) Philomela, po- Penelope, de acuerdo con Ulyses, anuncia que acep-
sada en la más densa espesura de sus árboles, canta tará por marido, a aquel que con el arco antiguo del
suavemente en cien diversos sonidos la inextingui- rey lance saeta que atraviese por anillos colgados del
ble voz».. techo. Ulyses examina, parte por parte, el arco, con
objeto de ver si está servible. «Como perito cantor
Philomela, hija de Pándaro, transformada en ruise- examina por ambos lados los menores detalles de
ñor, canta tristemente entre el foUage, lamentándose una nueva cítara».
de su amor perdido. >-• Es decir, que aun en pasajes en los cuales no pare-
Encuentro incorrecto e injusto, a pesar de que no ce hay motivo para comparaciones con instrumentos
es mi objeto referir el argumento de la obra, el pasar de música,^ sale a relucir la citara.
por alto el conrnovedor episodio del perro viejo de Ulyses tiende el arco con asombro enorme de los
Ulyses, que le reconoce en el acto y muere enseguida, Pretendientes, después que los más fuertes y diestros
después de haber demostrado su alegría por el regre- de entre ellos, no lo habían podido conseguir; lanza la
so del amo querido. Dice así, el verso italiano: saeta y traspasa el anillo o anillos.
«Negletto allor giacea nal molto fimo Se prepara la cena y no ha de faltar, por de conta-
Di muli e buoi sparso a le porte innanzi, do, la alusión consiguiente.
Finché i poderi a fecondar d'Ulisse,
Nel togliessero i servi. Iví il buen cañe. «... e poi si tocchi
Di turpi 2,ecche pien, corcato stava. La cetra molticorde, e s' alzi il canto
Comi egli vide il suo signor piu presso, In che piu di placer la mensa acquista»
E, benché tra que ' cencí. il riconobbe,
Squassó la coda festeggiando, ed ambe «Y después, toqúese la cítara multicorde y álcese el
Le orecchie, che drizzate avea da prima, canto para mayor placer de la mesa.»
Cader lasció; ma incontro al suo signore
Muover, síccome un di, gli fu disdetto.
En el canto siguiente, el 22, describe admirable-
mente, el autor, la terrible matanza que hace de los
Pretendientes Ulyses, ayudado por su hijo Telemaco,
Ed Argo, il fido can, poseía che visto por Eumeo y otro servidor suyo.
Ebbe dopo dieci anni é dieci, Ulysse, Dos veces habla de Phemios, el cantor, que tenien-
Glí occhi nel sonno della morte chiuse».
do en su mano la cítara de plata esquivó la muerte,
«Abandonado entonces yacía en el abundante fiemo echándose a los pies del rey de Ithaka, y explicando
de mulas y bueyes esparcido ante las puertas, hasta su inocencia.
que los siervos se lo llevasen para fecundar las tierras Muertos los Pretendientes, Ulyses invita a su espo-
de Ulyses. Allí estaba acostado el buen perro, lleno sa, a su hijo y a todos los fieles amigos y servidores
de miseria. Cuando vio a su señor más de cerca, lo de la casa, a una gran fiesta.
msPAÑO-AMÉkíCÁÑA
«Poi con 1* argüta cetera il divino sas, el artículo se quedó en el tintero. En esto, el se-
Cantore invití a una gioconda danza
ñor Presidente de esta Corporación me honró invi-
Acció chi di fuori odé, o passa, o alberga
Vicin, le nozze celebrarsi creda.>> tándome a dar un conferencia.
No teniendo yo ni tema ya estudiado, ni tiempo há-
«Después, con la ligera cítara el divino cantor (Uly-
bil para prepararlo, se me ocurrió la idea de hacer
ses) invita a alegre baile, de modo que, quien de fuera
del prayectado artículo una conferencia. Y como lo
escúchase, o pasase, o viviese en la vecindad, creye-
que nutre plenamente un artículo, resulta escaso man-
ra que se estaban celebrando bodas.»
jar para hora y pico de exposición, de ahi lo inevita-
Un poco más adelante, vuelve a hablar del suave y blemente pesado y monocromo de mi charla.
melodioso canto de Phemios. Doy a ustedes expresivas gracias por su inagota-
En la Rapsodia 24, la última del inmortal poema, ble paciencia al escucharme sin protestar durante
describe Homero la bajada de las almas de los Preten- tanto tiempo.
dientes al Averno, donde se encuentran con las som- F. Gásoue.
bras de Agamemnon y de Akiles. Refiere el primero
la muerte de Akiles. Cuando llevaron su cadáver al
campo griego, la diosa Tétis, madre del finado héroe,
salió del mar, acompañada de sus doncellas. Todas se
lamentaban llorando ante el cadáver.
«... II coro anche plorava
Delle nove sorelle, alternamente
Sciogliendo el canto or l'una, or l'altra, e tale
11 poter fu delle canore Muse,
Che un sol Greco le lágrima non tenne».
«Lloraba también el coro de las nueve hermanas en-
tonando el canto alternadamente, ahora una parte,
ahora la otra, y tal fué el poder de las Musas que no
hubo un sólo griego a quien no se le saltaron las lá-
grimas.»
Únicamente, con motivo de la muerte de Héctor, en-
contramos en la ILiada un pasaje semejante al acaba-
do de citar.
Después de cuanto dejo apuntado, me parece no Hay unas cuantas obras musicales en el mundo, no
cabe la menor duda respecto a la diferencia que existe muchas, ante las cuales la crítica debería enmudecer
para siempre.
entre la Iliada y la Odisea, en lo que hace relación con Una de estas obras es «Los Maestros Cantores».
la música. La excesiva y extraña sobriedad de la pri- No produce el estupor de la «Misa en sí menor», de
mera, contrasta con la abundancia y plenitud de la se- Bach; no llega a la maravillosa espiritualidad lírica y
gunda, sin que el argumento de los dos inmortales formal de algunos fragmentos de Mozart, pero su con-
poemas baste a explicar, á mi juicio, la diferencia ex- . tenido poético es tan grande y jugoso, su perfección
es tanta, la emoción que produce es tan intensa, re-
presada. bosa la obra tanta alegría y entusiasmo, que al termi-
Y después de tanta nota y de tan monótono y pesa- nar la representación, parece nos hallamos poseídos
do charlar mío, dirán ustedes seguramente: de aquel estado dionisíaco descripto por Nietzcche,
«Perfectamente; hemos oido todo cuanto tiáted se todo ritmo y música y borrachera y exaltación y dan-
za. Por nuestro lado pasó vertiginoso el tren de la
propuso referirnos, y lo hemos oido armándonos de alegría y de la felicidad; una ráfaga de viento, nos
paciencia; pero, vamos a ver: ¿Qué trascendencia tie- hizo percibir su perfume y su música, pero por más
nen las observaciones de usted? ¿Qué consecuencias que gritábamos nos ha dejado en tierra, desvanecidos
deduce usted de todo lo charlado, para la historia de en un largo, lejano y triste sueño, lleno de deseos in-
la música? En una palabra. ¿Tiene alguna importancia finitos.
Yo no se qué decir de «Los Maestros Cantores».
artística, o literaria, o técnica lo que usted tan prolija- Si fuera poeta, le escribiría himnos, como a las divi*
mente nos ha referido?» nidades paganas, pero soy músico y me tengo que ca*
Yo les contestaré que ustedes tienen muchísima ra* llar avergonzado. Como todo es sueño, no me queda
ston, porque mi conferencia, maldita la importancia ni ni el recurso de ser aprendiz aunque quiera probar si
trascendencia que tiene. llamando a la puerta de aquella academia, me respon-
de alguien y me dejan pasar. La intención pura y la
En el verano de 1915 había yo tomado las notas ne- buena voluntad, hacen milagros.
cesarias para con ellas escribir un artículo dedicado La crítica víve de los defectos de las obras, más en
ft la REVIST.\ MUSICAL, de Madrid. Por unas y otras co- obr%s absolutamente perfectas, como «Los Maestros
REVISTA MUSICAL

Cantores», la crítica no tiene nada que decir, sólo tie- sensación puramente física y material de una voz h e r -
n e que admirar. mosa, tal como la concibieron los italianos, y por
El examen de las bellezas de las obras perfectas, otro lado, a h a b e r n o s emancipado en p a r t e de la ab-
pertenece a la filosofía, si es que la filosofía puede lle- sorción en que la expresión dramática, según el sen-
g a r a explicar ciertas cosas. ¿Cómo explicar, lo que es tido del teatro francés, nos tenía esclavizados.
inexplicable para el mismo artista, cuál es el fenóme- W a g n e r nos ha devuelto al puro sentimiento lírico
no de la inspiración? ¿Por ventura el primer sorpren- de los griegos, nos h a devuelto a la música, pues para
dido ante una idea genial, no es el mismo que la e n - la música y por la música, escribió sus poemas, esco-
cuentra? Yo creo que el artista, más que crear bellezas gió sus asuntos, trabajó toda su vida. Quiso encontrar
las descubre y que el genio consiste solamente en una la interna razón lírica de todas las cosas, resolviéndo-
mayor potencia de visión que la de los demás. Y eso la en obra de arte, y lo consiguió. E s o son «Los Maes-
es tan cierto, que si todos los elementos de que se for- tros Cantores». Id a v e r esta obra maravillosa, y no
ma una idea nueva, no estuviera ya en nuestro espíri- penséis en nada. E n t r e g a o s a ella como a las caricias
tu, nosotros no la podríamos comprender. Y es claro, de la mujer amada, sin reservas, sin prejuicios, sin
que si W a g n e r no nos habría podido explicar cómo filosofías y veréis poco a poco iluminar vuestro espí-
ni por qué se le ocurrieron «Los Maestros Cantores» ritu de una luz blanca y rosa, que os inundará, os
y por qué fueron de esta manera en vez de ser de otra, envolverá, os llevará, con a r r e b e t a d o , pero suave
menos lo podremos explicar los demás. sensualismo, donde no se acaban los días, donde no
W a g n e r decía que Berlioz carecía del sentido de lo existe el dolor, donde ha muerto el tiempo, donde se
bello. Pues este es el secreto; tener o no tener este vive plenamente, absolutamente, eternamente, donde
sentido; ser o o no ser; poseer o no, el telescopio o el la vida misma se ha convertido en melodía, en ritmo,
microscopio espiritual, para descubrir y revelar a los en música.
demás h o m b r e s , formas preestablecidas. Y le llamo Amadeo Vives.
formas, porque para mí, en la palabra «forma», está
todo el contenido de las cosas y. por la forma, vive
eternamente todo, y lo que no es forma, no es nada.
A.1 diablo todas esas grotescas explicaciones litera-
rias, de las obras de W a g n e r o de Beethoven. Yo las
aborrezco, como las aborrecía W a g n e r mismo. Sólo
son entretenimientos de snobs más o menosvanidosos.
Si W a g n e r algunas veces, quiso dar ciertas expli-
caciones a ra música, fué para que por medio de com-
paracione'^', se llegara al puro sentimiento de la músi-
ca en sí misma, y yo c r e o que en eso se equivocó,
pues o se tiene o no se tiene el sentimiento, y en am-
bos casos, es inútil toda explicación.
Hay personas que no se conmueven con la música
más que cuando le encuentran una interpretación pan-
tomímica o una relación cualquiera, con otra cosa que
no sea ella misma.
Eso-^dicen—, parece viento; aquello tempestad; lo
otro es la salida o la puesta del sol; lo demás allá, es
el mar, etc.
P u e s bien; yo os digo que la música no es viento,
ni sol, ni luna, ni mar, ni paisaje, ni muerte, ni vida,
Llega a misj manos un elegante folleto, con el título
aunque tenga una interior relación sentimental con
«A música hespanhola contemporánea», que la ilustre
estas cosas: la música es música y nada más.
señora cuyo nombre encabeza estas líneas ha publicado
Hay quien tiene de tal modo pervertido el senti-
en Lisboa recientemente y me envía con expresiva dedi-
miento musical, que quiere que la música sea ferro-
patoria.
carril, fábrica, ejército, batalla, escándalo, etc., etc.
Ya hace tiempo que deseaba ocuparme en las colum-
La música tendrá quizás, un sentimiento de Calma
nas de la «REVISTA MUSICAL» de esta notable artista, y
solemne, y entonces pensaremos en el mar, como po-
ahora mejor que nunca es ocasión para ello, puesto que
dríamos pensar en una noche serena y estrellada; la
al registrar con satisfacción de español y de artista la pu-
música será agitada, inquieta y podremos entonces
blicación de su trabajo, no puedo menos de rendir a
aplicarla a una situación dramática; la música tendrá
su talento indiscutible, el homenaje de mi admiración
cierta emoción de apacible melancolía, y s u s u r r a r á
sincera.
unas ondulaciones suaves y podremos creernos cerca * *
de una fuente o de un río; pero si tenemos una sensi-
bilidad musical más fina, olvidaremos el mar y la Para el músico que resida en Portugal el nombre de
noche y la fuente, para dejarnos llevar por la más doña Elisa Pedroso, es familiarmente conocido, porque en
p u r a emoción lírica, y cuando la audición musical el medio musical de este país ocupa un lugar eminente-
haya soltado nuestra fantasía, sentiremos prolongar conquistado por derecho indiscutible de su talento, de su
en nuestra alma, aquel ensueño lírico y pensaremos cultura y de su educación.
en todo lo demás. Yo llegué a Oporto hace catorce años, y a los quince
La g r a n conquista wagneriana consiste precisamen- días de residir aquí yai conocía el nombre de esta artista,
te en ésto, en habernos a r r a n c a d o por un lado a la por los conciertos que realizaba en Lisboa, y en las princi-
HlSPAÑO-AMERÍCAbíA

pales ciudades portuguesas; y todas las personas que me Esta admiración está demostrada francamente en el tra-
hablaban de esta señora, lo hacían con profunda admira- bajo a que hago referencia al principio de estas líneas
ción y sincero respeto. Algún tiempo después, en Es- «A música hespanhola contemporánea» en el cual, con
pinho, en la divina tierra de melancólicas saudades, co- una admirable forma, hace un estudio interesantísimo
nocí personalmente a doña Elisa Pedroso, y vi claramente del estado actual de nuestra música, citando los mejores
que la fama que goza en su país y fuera de el, es absolu- de nuestros autores y de sus producciones, y comentan-
tamente merecida y justa. Recuerdo perfectamente que do con atinadas observaciones nuestras cualidades, por
una tarde de intimidad artística, me ofreció una audición, las cuales se adivina su alto espíritu critico lleno de jus-
que aun hoy saboreo encantado por la divina emoción ticia y perfectamente orientado. Es verdaderamente im-
que despertó en mí. Tocó un Choral de Bach, un Im- portante para nosotros este trabajo porque constituye
promptu de Schubert, la Marcha grotesca de Sinding, una magnífica propaganda a nuestra música y si contiene
una Tocata de Saint-Saéns, etc., etc. y en el más pequeño tal vez alguna omisión, es seguramente debido al poco
detalle, en el más insignificante efecto de pedal, de inter- conocimiento que existe, relativamente, de nuestra músi-
pretación de unance, se adivinaba la artista verdadera, no ca en Lisboa cuyo desconocimiento hace que, en el libro
en su manera exterior, mecánica, si no en su recogimien- a que me refiero, diga esta ilustre artista estas admira-
to interior, consciente de intuición espiritual perfecta y de bles palabras que yo transcribo para satisfacción nuestra:
técnica exhuberante y bien equilibrada. Y esto, precisa- «Hespanha soberba e admiravel, ao fallar dos teus mú-
mente, es lo que más me admiró, porque no es difícil en- sicos, eu te saúdo!
contrar una señora que toque bien el piano—dactilográfi- Artistas hespanhoes, ouví:
camente hablando—pero lo que es raro, es encontrar una A vosso lado existe o lindo Portugal, com a belleza
señora que sepa tocar el piano con absoluto conocimien- harmoniosa e suave dos seus horizontes. Terra em que
to de sus responsabilidades de interpretación, de psicolo- tudo e música: seu Ceu, seus mares, seus montes, seus
gía, de estilo, etc.; pero esa admiración que provocó en prados, seus jardins, seus castellos, suas ruinas d'um
mí al oírla tocar, aumentó cuando la oí hablar de música. passado de heroísmo e de amores.
Una señora que toca el piano y que además discute escue- Ha aquí um Povo, com a alma chela de romantismo,
las y tendencias artísticas,y presenta puntos de vista origi- capaz de vos comprehender, mas que vos nao conhece.
nales sobre compositores y sobre instrumentación... esto, ti vos commetteis tamben o delicto de distrahir a vossa
aunque parezca paradógico, no es vulgar, porque des- atten?áo, o vosso espirito, para longe, muito longe, quan-
graciadamente, como he dicho en otros artículos, gene- do aquí perto vivem irmaos vosos. Trazei-nos os vossos
ralmente se cuida más en la península de la educación pensamentos, as vossas estrophes, as vossas melodías,
del mecanismo que de la educación propiamente artística que ellas háo de ser o lago que una os nossos coragóes.»
e intelectual; y aquí está la razón de la superioridad in-
dudable del arte de doña Elisa Pedroso.
Fué discípula de Bahía (el actual Director del Conser-
vatorio de Lisboa); de Rey Colago, el ilustre profesor y
colaborador de nuestra «REVISTA», y finalmente, de Viana
de Motta, el colosal pianista. Con este último, que la pro- ¡Ya veis qué sentidas palabras; qué cariñosas excita-
fesa un verdadero cariño y admiración, ha tocado mu- ciones, para que nuestro arte sea aquí conocido y admi-
chas veces en público. Estudió harmonía y composición rado! Por todo esto debemos muy grande agradecimiento
Con Luis Felgueiras, y con nuestro eminente compatriota a esta artista ilustre, que para que su nombre sea consa-
Pedro Blanch, el cual, con su notable orquesta, ha acom- grado como se merece, indiscutiblemente, tiene un de-
pañado muchas veces a doña Elisa Pedroso, los concier- fecto... y es que su fortuna personal, su posición social
tos de Liszt, Beethoven, etc., en sus triunfos del Conser- no la dejan, como ella querría, dedicarse por completo a
vatorio, y del Teatro de San Carlos... y fuera de Portugal; su carrera artística. Todos esos triunfos que de ella os he
en París, su nombre es admirado en el medio de verda- relatado en estas líneas, han sido siempre cubiertos por
dera élite artística. Tocó en innumerables conciertos pú- el sublime velo de la caridad. Y es doblemente hermoso
blicos, y en intimas sesiones musicales celebradas en para ella, porque en una sola audición—siempre de be-
casas de artistas célebres, como en la de Viñés, Rema- neficencia— puede mostrar dos cualidades de su tempe-
niiza (la célebre cantora de la Opera Cómica) Pugno y ramento: sus talentos artísticos indiscutibles, y la belleza
Neully, el admirable pintor, en cuyo magnífico aíe//e/-se y la bondad de su alma femenina que en estos concier-
celebró una fiesta de Caridad, en la cual tuvo doña Elisa tos pone de relieve su inagotable caudal de caridad y
Pedroso una formidable tarde de éxito. amor...
Conoce bien todos nuestros artistas. Madrid y Barce-
lona son una prolongación de su país, porque los visita Pedro Blanco^
constantemente; ha tocado con nuestros principales mú-
sicos, y siente una verdadera admiración por nuestros Oporto-Mar2o-19i7.
compositores, muy especialmente por Conrado del Cam-
po, con el cual en sus frecuentes viajes a Lisboa convive
artísticamente.

Con este número se reparte el ig suplemento de <íLa


Ya ven mis lectores que es verdaderamente interesante
esta artista, que además, tiene para nosotros la simpá- Harmonía Modernas de A. Eaglefield Hull, qué com-
tica cualidad de ser admiradora entusiasta de nuestro
arte. prende las páginas 145 a 1^2,
REVISTA MUSICAL

túrgicos difieren según ios diversos países o las^diveisas


órdenes religiosas, lo mismo que la casulla, por ejemplo,
no afecta ni la misma forma, ni el mismo bordado sobre
las espaldas de un padre francés, italiano, armenio o de
un religioso dominicano, no obstante emplearla todos
en la celebración del mismo oficio; de la mism'a manera,
tal músico, revestirá sus obras de una trama de quintas
o de segundas consecutivas, bordadas de adornos en to-
nos enteros; tal otro, preferirá la levita musical entrete-
gida con vetustos acordes perfectos, con un bordado muy
discreto de quintas y segundas para no contravenir las
exigencias de la moda; un tercero, no temerá exhibirse en
pijama con dos tonalidades superpuestas (estilo boche);
otro enarbolará fieramente un chaquetón brillante, por la
carencia de toda forma y de toda tonalidad; en fin, la
mayor parte de los músicos avanzados—algunos se lla-
~lVo tenemos la misma estética. man modernistas—se distinguirán vistiendo un uniforme
Así se expresaba, pocos días ha, un músico francés particular de corte bégue, tartamudo, por decirlo así; pues
dirigiéndose a otros músicos—igualmente franceses,— no saben emitir una frase, ver una silaba sonora de dos
proponiendo una unión fraternal, y sin prejuicios men- medidas, sin repetirla inmediatamente (Repetición de fra-
tales, entre todos los poetas del sonido. ses cortas).
Esta frase, evidentemente importante en el espíritu del Todo esto es, pues, muy tranquilizador, como antes he
que la pronunció, puesto que ella descarta sine die la re- dicho, pues a despecho de esta diversidad de vestidura
conciliación lealmente soñada por algunos, producía en queda siempre el mismo culto rendido a la misma divi-
mi—lo reconozco—una impresión de profunda extrañeza. nidad que se celebra en todas las pequeñas capillas. En
—No comprendo nada de esto... resumen: quintistas o perfectistas, hexatonistas, atonistas,
Buscando por todos los medios el comprenderla, voy polifonistas o tartamudos, tienen—yo lo supongo—uu
a presentar hoy a los lectores del Correo Musical, el re- solo y mismo culto, el de la santa música.
sultado de mis investigaciones. Y entonces, si se hace abstracción de esta diferencia de
estéticas del vestido, o mejor de la moda, ¿qué queda
*
* » de todas estas capillas ya sean de las llamadas reaccio-
narias o de las reputadas de avanzadas?
"-A/o tenemos la misma estética. Queda:
Para desantrañar el sentido de esta frase, es preciso Los músicos que son alguna cosa.
determinar con exactitud el sentido de esfa palabra: esté- Los músicos que no son nada...
tica. Varios diccionarios consultados por mi dan esta de"
finición: «La Estética es la ciencia de lo Bello» significa, V i n c e n t D'iniiy.
ción que pudo ser exacta en los tiempos de Aristoxeno
de Tarento, pero muy ciertamente poco conforme con el (Extractado de Le Courner Musical).
espíritu de la música francesa de que se habla, para la
cual lo Bello, no existiendo apenas, no podría ser a for-
ciori el objeto de una enseñanza científica. Por fuerza he ERRATA IMPORTANTE
tenido que buscar por mi mismo en un estudio más apar-
tado de etimologías, la explicación del pensamiento de rrida En nuestro número anterior una lamentable confusión ocu-
al ajustar el número alteró el trozo publicado en él, del
mi compañero, considerándome dichoso cuando recor- trabajo de don F, Gáscue, sobre '¡.Homero y la Músicas, indi-
dando mis raíces griegas, llegaba a esta conclusión de de camos para su corrección el final de unos párrafos y el principio
los que deberían ir a corvtinuación.
que la palabra estética significa en realidad: Sentido del
«...contemplaban la pompa maravillosa.» (pág. 3, col. 2).
vestido.
«Sabido es que la palabra carol...^
Es, pues, simplemente una cuestión de vestido lo que
Este párrafo continúa hasta
separa las diversas pequeñas capillas, tan queridas de al* «...altri banchestastti allegro.» (pág. 4, col. 2).
gunos de nuestros músicos llamados avanzados, y en las Y debería seguir luego:
cuales se celebra, según los ritos, o mejor según los ty tú mismo, oh desleal compañero...» (pág. 3, col. 2).
procedimientos que emplean, el culto de la música en continuando hasta
«...no les corresponda hablar.» (pág. 4, col. i).
Francia. debiendo proseguir:
En efectot de la misma manera que los ornamentos li- «Sin embargo de la proporción apuntada...> (pág. 4, col. 2).
HISPANO-AMERICANA

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de íttnbos temas en un periodo de cierta extensión lleva a un
tneno mosso, donde se presenta el tema que parecía antes haber-
se aludido discretamente. Es de un carácter menos triste, con un
ligero aire de jota. Como los anteriores, se escucha pianísimo:

El período a que da lugar es de gran extensión, y la vuelta a los


temas del principio se inicia por el segundo de ellos, cantando
expresivamente en octavas. La frase inicial no se presentará
hasta el fin de la obra, donde estará cantada en acordes &nforti-
simo y en un crescendo de gran potencia que será continuado
por una coda en suavísima sonoridad. Una brusca cadencia ter-
mina la obra.
Las dos Impresiones musicales que se mencionan a continua-
ción pertenecen a una colección de ese título (op. 2). Consta de
cinco números de «cuentos infantiles», y, como se indica en su
edición, son composiciones escritas en 1905 para una fiesta de
niños. Los cinco trozos se caracterizan por una suave inspiración
De épocas muy distantes entre si, y por consiguiente de dife- que en alguno de ellos tiene un aroma antiguó, y en otros, como
rentes alcances artísticos, son las obras de Osear t s p l á d e que licy en la deliciosa página titulada Antaiio, parece evocarse una can-
nos ocupamos. En ellasj sin embargo, una misma tendencia, como ción de corro. La armonía es en todos ellos de una distinción
nacida de una idea predominante, parece observarse; tendencia grande, y en algunos refinada; su construcción es sencilla. Los
que, apenas esbozada en las Itnpresiones, está ya abiertamente números más importantes son los dos siguientes:
manifestada en el Crepusculum (cuya composición es posterior Caperucita Roja es el tercero de la serie. Lleva a modo de
en más de diez años a la de aquéllas), y alcanza mayor expan- programa estas lineas: ...Y en lo más espeso y hondo del bosque,
sión en las dos Evocaciones, que son de las últimas obras de Es- Caperucita y el lobo se encontraron. Cantaban lejos los leñado-
pía en el momento actual. res... Comienza lentamente con un tema sombrío y misterioso.
La idea general que ha guiado siempre a Esplá en sus trabajos
de composición es la de fundamentar su música en los elemen-
tos constitutivos del canto popular de la región levantina, en la
que vive. Mientras que unos compositores toman del canto po-
pular su aspecto externo, su colorido peculiar, o bien su modali-
dad sentimental, Esplá, sin perder de vista su expresión caracte-
rística, que tiene un valor, si no accesorio, circunstancial, llega al que luego contesta otro gracioso y agradable:
a un punto más hondo, que es el de universalizar los elementos
esencialmente musicales sobre los que se apoya ese canto, y de
los que depende su cualidad intrínseca, y, fundándose en ellos
como base, construye un arte general.
Si, considerada desde el puato de vista estético, la música de
Esplá presenta unidos el alcance universal y el puro acento re-
gional, desde el plano técnico tiene un interés especialísimo Alternan uno y otro, y termina en seguida la página.
para el estudio. Como varios autores contemporáneos, Esplá, Cenicienta es la que va a continuación... Hadas y gnomos la
aespués de examinar la estructura de su melodía, y por consi- vistieron; Cenicienta fué al baile en carroza de oro... Comienza
guiente su tratamiento armónico, ha llegado al convencimiento
de que su música se fundamenta en una selección armónica par-
ticular, de la que es resultado la escala siguiente:

sin armonía, complicándose en sus repeticiones. Su parte cen-


tral está constituida por un largo pasaje de gran interés que co-
Sus últimas obras están—según la propia expresión del autor— mienza así:
francamente construidas a base de esa escala. Su color especial
se ajusta perfectamente al de los cantos levantinos, y, sobre
todo, a su natural tendencia melódica y, naturalmente, armóni-
ca. Las notas tónica y dominante están en relación semejante a
las de la escala diatónica; pero, a excepción del acorde perfecto,
que puede construirse sobre la tónica, no hay ya ninguna equi-
valencia exacta entre las trabazones armónicas de ambas escalas.
Es en las Evocaciones donde se inicia ya claramente la ten-
dencia de Esplá al empleo de esa escala, especialm nte en Can- Lupgo se repite, acortada la parte del comienzo.
tos de vendimia. yíPero, como se ha indicado, son las dos Evocaciones, obras más
En el Crepusculum el carácter melancólico, de tinte de nostal- recientes de Esplá, las más importantes de las que figuran en
gia y de pesadumbre, es su cualidad distintiva. El tema con que este grupo.
comienza concentra ya ese aspecto: Estas composiciones están concebidas en el ambiente del país,
como casi todas las de ese autor; pero los temas son absoluta-
mente originales, es decir, no trasladados del repertorio popular.
Ronda Levantina comienza con un tema de carácter tranquilo,
Í^^J\U^J^^0 algo como una visión mediterránea,

IniíifitC»
Como Continuación suya, el motivo

comparte en su segunda mitad^el carácter del anterior; pero en


sus primeros compases parece iniciar el tema que servirá de el cual se desarrolla a modo de introducción. Cambia de form ft
base a la sección central de la obra, La combinación njelódica presentándose después enérgicamente,
14 REVISTA MUSICAL

mia, trabajados juntamente con el tema primero de la obra,


preparándose asi la reexposición, que aparece después en forma
exaltada. Alguna variación sobre la primera frase de la obra, y
la canción, que ajiarece robusta y fuerte hasta el final, cierran
esa obra espléndida.
En ella, nos dice el compositor, «se evoca la labor de la ven-
dimia en las magníficas sierras de Levante, llenas de sol. Pero
liay en ella algo absolutamente subjetivo, y, como tal, inexpli-
y, enlazado con él, otro de cruda rudeza: cal)le: un sentimiento nacido acaso de la constante contempla-
ciiki del campo y de estas labores, en las que el campesino gasta
su vida, sin advertir la belleza ruda y fuerte que él mismo presta
al paisaje.»
Adolfo Salazar.
Notas publicadas en el p r o g r a m a del XXIX concierto de la Sociedad Na-
cional de'Música.
Ambos temas se desarrollan hasta que se presenta el primer tema
de la introducción, esta vez en fuerte, y aparece entonces una
canción ds ronda.

«/ ^f

glosando el tema. La ronda aparece primero suavemente; luego,


conforme parece acercarse, crece hasta su exaltación, y, tras de
breves recuerdos de los temas primeros, se pierde alejándose.
La segunda Evocación, Cantos de vendimia, está construida a
base de la figura rítmica

con que comienza, apareciendo en seguida el tema

Ampliado considerablemente, se une con él en contrapunto un


motivo,
Los concíerfos de ia Filapmóníca.
Dos poemas sinfónicos tocó, por primera vez, la Orquesta Fi-
larmónica en el concierto dado el 3 de Marzo en el teatro Price:
que, desarrollado particularmente junto a una glosa del primero, el uno, francés, y el otro, español. Sus títulos y autores respec-
llega hasta el motivo de canción popular
tivos son: La procesión nocturna, por H. Rabaud, y Amor dor-
mido, por Andrés Isasi.
La procesión nocturna es una exquisita página de placidez y
de ensueño. En oposición a las orquestaciones fastuosamente
rimbombantes ahora en uso, la de esta obra tiene una luminosi-
que se desenvuelve con bastante amplitud, con un contramotivo dad exquisita merced a su modestia franciscana y merced tam-
de extraño carácter, a causa de la naturaleza de la escala en que
están trabajadas estas composiciones. La significación expresiva bién a la suma habilidad con que el autot trata en todos los mo-
está realzada en ellas por detalles de vivo colorido. Uno de esos mentos la masa instrumental. Un paisaje solitario; una procesión
momentos que ofrecen mayor interés, es cuando el tema de la que se acerca, que desfila y que se pierde a lo lejos, y después,
canción se presenta posteriormente, seguido de un brusco cam- de nuevo, la soledad del paisaje turbada transitoriamente: he
bio de ritmo, continuado por un período en donde los dos prime-
ros temas aparecen tratados en contrapunto, repitiéndose en for- aquí el asunto pictórico descrito por Rabaud con tanta delicade-
ma distinta alguno de los pasajes pintorescos, que, como todos za que su obra encanta y conmueve a todos aquellos que no se
ellos, está deducido más o menos directamente de la canción. dejan seducir por efectismos de mala ley. A pesar de la fiía
Sigue una sencilla exposición de los cantos de vendimia. acogida que el público dispensó a este poema, basado en un frag-
mento del Fausto de Lenau, merece, sin embargo, figurar en los
programas de conciertos sucesivos, y así lo reconocerán, sin
duda, cuando la hayan oído más veces, muchos de los que la han
recibido en su primera audición con una frialdad injusta.
Amor dormido es la obra de un compositor español que cuen-
ta poco más de veinticinco años, que se formó musicalmente en
de los que el segundo tema aparecido no es más que una deiiva-
ción; parentesco que se comprueba cuando, llegados al comen- Alemania y que ha tenido por maestro a Engelbert Humperdinck.
tario definitivo de dicho tema, se recuerdan los cantos de vendi- Estrenada en Berlín por la orquesta Blüthner esta obra, que
HISPAm-AMERlCAMA 15
figura con el número 17 de la producción, píntase en ella la lu- ble, si bien los entusiasmos fueron algo más tenues que en e-
cha de una joven novicia contra las tentaciones diabólicas que día de su estreno. Con motivo de esta obra, atribuye un diario
la asaltan en el ambiente de un tranquilo atardecer de verano. a su autor unas manifestaciones que suponemos mal interpreta-
Esa religiosa, merced a las tibias brisas llenas de aromas que das. Porque vienen a decir, en suma, que hay en nuestro país
entran por la entreabierta ventana, recuerda el siglo que aban- dos corrientes musicales bien definidas y divergentes. Una co-
donó por el claustro tras un desengaño pasional. Aunque dor- rriente, que podríamos llamar la de los bienaventurados y que po-
mían en el fondo del alma los transportes amorosos de una ven- dríamos colocar a la diestra, está personificada en Jiménez, Lleó
turosa época todo fuego, avívanse los rescoldos con el aire y José Serrano, los cuales descienden en linea recta de una ge-
sutil del crepúsculo vespertino. Hay, desde aquel instante, enta- neración entre cuyos nombres se encuentran los de Chapí, Bre-
blada una lucha entre el amor humano y el amor divino; mas al tón, Pedrell y Nicolau, los cuales sucedieron a aquella otra
final es este último quien obtiene la victoria, y a las tentaciones cuyos Arrieta y Gaztambide dieron tanto lustre al arte español.
anteriores sucede un éxtasis supremo. La noche ha cerrado com- La otra corriente, la de los que podríamos llamar reprobos y colo-
pletamente; en el jardín conventual se oye cantar a un ruiseñor, car a la izquierda, tiene su encarnación en «compositores que apa
y la paz, esa paz tibia y sedante que la Naturaleza diluye^ se rentan desdeñar a los anteriores y que, a pesar de sus buenas dis-
apodera de la religiosa, apaciguando su espíritu. posiciones y grandes conocimientos técnicos, no han hallado una
Este asunto poético ha sido tratado con una desenvoltura téc- vía en donde hayan dejado huella» (sic). Los músicos del primer
nica que acusa en Isasi un maestro en el arte de savotr faire. grupo hacen arte nacional, popular, para las masas; los del se-
Muchas disposiciones orquestales, frecuentes entre los composi- gundo, por el contrario, sólo se preocupan de la técnica, por lo
tores alemanes contemporáneos, brotan en Amor dormido es- que los elogios que puedan tributar a otros compositores carecen
pontáneamente, pues son el influjo inevitable de un contacto de valor. Estas afirmaciones atribuidas a Julio Gómez, deben ha-
habitual con técnicas que no tienen secretos para quien las cul- ber traducido con exageración las palabras que éi pronunciara,
tiva, y ello contribuye al encanto sonoro de un poema sinfónico porque así, en su escueta desnudez, obligan a abrir diversas inte-
que tendría más relieve si se lo prestasen las ideas melódicas, rrogaciones, en torno al problema del arte musical español y de
no siempre a la altura de lo que la índole del asunto y el domi- la eficacia del fruto que en él han dado sus figuras más sobresa-
nio de la orquesta reclaman. lientes. Entre otras preguntas sugeridas por la lectura de dicho pá-
En la misma sesión musical se escucharon: la obertura Ruy rrafo, sólo trasladaré a estas cuartillas las siguientes: «¿Es cierto
Blas, de Mendelssohn; la Segunda sinfonía en si menor, de que el arte musical español ha sido enriquecido exclusivamente
A. Borodín, obra que fué mal comprendida por el público, y el •por los Gaztambide y los Arrieta y sus sucedáneos? ¿Es cierto que
Capricho español, de Rimsky Korsakoff, rico por sus sonorida- eSe mismo arte no ha conseguido éxito cuando lo han m.nnejado
des y por la intención nacionalista que en él campea. los artistas del grupo reprobo a que antes me refería?» ,S¡ julio
Gómez cree sinceramente que sí, con la misma sinceridad opina
José Subirá que no. Y asienta su opinión en un hecho incontro-
En el concierto celebrado el 9 del mismo mes olmos la Sinfo- vertible e irrefutable. ¿Qué ha dado honra al arte musical espa-
nía Escocesa, de Mendelssohn; la obertura de Tannhaüsser, de ñol allende nuestras fronteras? ¿Las producciones de un Arrieta,
Wagner, y dos obras, una alemana y otra española, acerca de o de un Gaztambide, o un Lleó, a pesar de la gracia que pueda
las cuales quiero decir unas lineas. La alemana, escrita por campear en sus obras y del tono festivo que las h ice fácilmente
Strauss, es las Variaciones fantásticas sobre un tema de carác- asimilables? De ninguna manera. Las obras musicales españolas
ter caballeresco, que llevan por título Don Quijote, y que si den- que obtienen hoy beligerancia mundial son, precisamente, las
tro de las modernas orientaciones musicales ofrecen un valor in- escritas por compositores para los cuales, en la relación prece-
discutible por su interés excepcional y sus grandilocuentes acen- dente, no hay ni siquiera una leve mención honorífica: las de
tosj tienen para los españoles, por otra parte, el encanto de un Albéniz o un Granados, las de un Turina o un Falla. Esas
tratar un personaje unlversalizado por la literatura, pero ibero son las obras que se oyen, con el común aplauso de los públicos
por su origen. Puede decirse que en esta obra orquestal ha he- más inteligentes, en toda Europa. Otro punto a señalar es el de
cho Strauss lo que hiciera en una obra pianística el eminentísi- la pureza nacional en algunos músicos que figuran como campeo-
mo Schumann al escribir sus Estudios sinfónicos, a saber, una nes de ese movimiento patriótico en las manifestaciones atribui-
serie de moditicaciones en torno a un tema fundamental, pero das a Julio Gómez. Así por ejemplo Marina, la más famosa zar-
modificaciones en las que la tendencia puramente ornamental, zuela de Arrieta es, en muchos sentidos, una obra italianizante
tan frecuente en los sinfonistas de la época clásica (comenzan- y por tanto extraespañola, cuando se la considera musicalmen-
do por Haydn y acabando por el Beethoven anterior a los años te. Y perdone estas consideraciones el autor de la Suite en la y
de lo que algunos llaman su tercer estilo), ha sido reemplazada produzca nueva obras que !e permitan consolidar el éxito logra-
por otra sümetida^ ante todo y predominantemente, a una inten- do con dicha producción.
ción psicológica y, en algunos momentos, descriptiva. Hay que *
colocarse en este plano y apreciar de tal modo Don Quijote para
comprender no ya solamente el sentido de sus páginas, sino el El tercero de los conciertos celebrados en Manazo permitió es-
espíritu que las inspiró. Y cuando se hace así es cuando se pro- cuchar la Suite en si menor, ejecutada con cierta rigidez y cier-
fundiza en el carácter de un poema que, lejos de obedecer a un ta palidez, y la Sinfonía de César Franck, que ahora, como
espíritu inconexo y anarquizante, como algunos suponen, sigue siempre, es una de las obras más admirablemente matizadas por
con tesón inflexible las normis de un plan previo. Y es enton- la Orquesta que acaudilla el maestro Pérez Casas. Se inauguró
ces, también, cuando se justifican lógicamente esa complejidad el concierto con la obertura Coriolano, de Beethoven, y conclu-
interna y esa abundancia externa de contrapuntos y de ritmos yó con la Huldigungsmarch, de Wagner.
que no nacen de un capricho más o menos discutible, sino de un En él se escuchó, por la primera vez, una serie de Impresio-
motivo estético ineludible. nes sinfónicas que ha escrito la señorita María Rodrigo con el
La obra española a que me refería en el inacabable párrafo pre- título común ¡Alma española!, y que está formada por cuatro
cedente, es la Suite en la, de Julio Gómez, cuya opinión quedó tiempos titulados respectivamente: El héroe, Añoranzas, Dan'
registrada en mi crónica última. Se tocó esta obra nuevamente a zas y La alegria-El amor.
petición de una parte del público, y obtuvo una sanción favora- Desearía excusarme de mencionar la deficiente calidad de
ib nEVÍStÁ MÜ$1ÓAL
este producto artístico, en atención a que la señorita Rodrigo es Sociedad Nacional de Música.
una de las compositoras que trabajan con más ardor y con más
entusiasmo, por lo cual debe alentársela; pero cuando el cronista La señorita Pilar Bayona, joven pianista cuyas aptitudes le re-
coloca la sinceridad por encima de todo, su pluma ha de destilar portarán gran provecho cuando su talento haya madurado, tocó
la verdad, por amarga que sea. A mi juicio los defectos capita- en el concierto celebrado el 27 de Febrero varias obras de com-
les de ¡Alma española! son su falta de emoción y su sobra de positores españoles: Turina, Usandizaga, Esplá, Granados y Al-
técnica. Diríase que su autora, anhelosa de desechar rancios béniz; y los señores don Julián Menendez (clarinete de la Orques-
prejuicios, no vaciló en tender la mano a prejuicios de reciente ta Filarmónica), don Inocente López (fagot de la misma Orques-
cuño que sólo sirven para envenenar los más sólidos talentos ta) y el pianista don Antonio Alvarez tocaron, en la misma se-
cuando no van acompañados de una fuerza potencial en plena sión musical, una obra de Glinka, la titulada Trio patético.
madurez. Olvidó, sin duda, que para no pasar por vulgar, hay Solo examinaremos, y aun brevemente, por premuras inevi-
otros medios distintos de aquel al cual se asen muchos artistas y tables, algunas obras incluidas en el programa, ya que las res-
que consiste en pasar por extravagante. V aceptando los mode- tantes, por demasiado conocidas, nos excusan, en cierto modo,
los que le suministran algunos compositores raros del grupo mo- de entrar en detalles.
dernísimo, traspasó a una obra, que hubieta podido vibrar con De Turina se tocó la Sonata romántica sobre un tema espa-
un espíritu ibero si su contenido y su título hubiesen marchado ñol, producción escrita en 1910 y dedicada a la memoria de Isaac
paralelamente, esos efectismos de color, chillones y deslaces Albéniz. Adjetívase romántica esta obra por que en ella palpita
que tal vez tarden mucho en ser admirados por doquier y que, siempre la intención de conciliar el patrón clásico con la armo-
en todo caso, si en las obras que los expusieron por vez primera nía moderna y con melodías españolas. Varios temas netamente
ofrecían el encanto de la novedad y muchas veces obtenían una populares adquieren aquí un amplio desarrollo, y el conjunto
justificación en virtud del texto literario inspirador, aquí se pre- musical tiene una belleza indiscutible.
sentan como extranjero desamparado, a quien falta carta de na- También merecen aplausos muy sinceros las diversas composi-
turaleza y aun un salvoconducto protector. En medio de la ma- ciones de uno de nuestros artistas más jóvenes, más cultos y
yor indiferencia, que solo enturbiaba en algunos momentos una mejor dotados. Osear Esplá, que fueron escuchadas en la misma
hilaridad tan intempestiva como censurable, la obra cayó. Y tarde. En ellas, a diferencia üe lo que se ve en la Sonata román-
cayó, a pesar de su primer tiempo, que a mi juicio es elmás equi- tica, de Turina, el espíritu español flota como velado en una espi-
librado en su estructura y en el manejo de sus recursos orques- ritualización o mejor en una re-creación emotiva del compositor.
tales, y a pesar de su tercer tiempo que logró ser repetido, tras Y si merced a Turina los temas populares se revisten con todas las
una lucha más propia de un circo taurino que de una sala de con- galas de una técnica francesa, los de Esplá tienen por base un a
ciertos entre los admiradores que pedían una repetición del nú- técnica alemana de índole más bien medular que muscular, si se
mero y los censuradores que, con obstinación digna de mejor puede admitir esta metáfora un tanto fisiológica. Por tempera-
causa, aspiraban a evitarlo mediante ruidosas protestas. A pesar mento, por tendencia y por espíritu son Turina y Esplá dos mú-
de todo, estas Impresiones sinfónicas levelan un esfuerzo noble, sicos plenamente diferenciados; pero cada uno de ellos, en su
sin duda aplicado torcidamente, de un espíritu entusiasta, que plano respectivo, escribe composiciones que figuran entre las
ofreció con rótulos sugestivos una obra inadecuada a la promesa más estimables en nuestra producción nacional. Y las que de
del título. Asi, al finalizar La Alegria-El Amor, que formaban este último tocó la señorita Bayona, —entre ellas algunos trozos
el cuarto tiempo, un oyente extranjero—es decir, un juez impar- de Impresiones musicales (op. 2), y de Evocaciones (op. i6)—,
cial, objetivo y desinteresado como el que más—dijo una frase fueron ensalzadas unánimemente.
que resumió un juicio crítico perfecto: —Cet amour n'a rien de Esta sesión de la Sociedad Nacional desilusionó a cuantos oye-
sentimental! ron el Triopatético,paid clarinete, fagot y piano, del famoso com-
positor ruso Glinka. Obra inocente, sin pedanterías ni infatuacio-
* * nes, pero también sin elevación ni grandeza en ninguno de sus
El último concierto, extraordinario y a beneficio de la Caja cuatro tiempos, pasó inadvertida por su insignificancia. Y eso
Social de la Orquesta Filarmónica, fué un éxito ininterrumpido que merced a los hiperbólicos panegíricos escritos por doquier
para los artistas que en él tomaron parte. Se tocó la sinfonía En en torno a Glinka, la admiración sentíase de antemano predis-
el Nuevo Mundo, de Dvorack; la SMte sinfónica, Scheherezada • puesta a entusiasmarse y a aplaudir. Claro que en la producción
de Rimsky-Korsakoff; Los encantos del Viernes Santo, de Wag- global de un compositor prolífico no todas las obras pueden estar
ner; la obertura Leonora, de Beethoven, y un tiempo de la Suite a la misma altura estética; pero lo cierto es que ese Trio patético
murciana, A mi tierra, escrita por el Maestro Pérez Casas con —que tenía tanto de trio como poco de patético—apenas logró
tal destreza y con tanta inspiración que puede figurar sin desdo- interesar.
ro al lado de las más culminantes producciones españolas. *
Ahora, para terminar, dos palabras. La Orquesta Filarmónica
ha hecho una obra de divulgación artística verdaderamente ad- Hablemos ahora de dos conciertos celebrados en el mes de Mar-
mirable. No se ha contentado con dar a conocer composiciones zo. En ellos tomaron parte el Cuarteto Renacimiento, de Barcelo-
extranjeras, inspirada en el más puro eclecticismo, si no que na, y algunos otros solistas. El primero de dichos conciertos puso
además ha roto varias lanzas por nuestra música nacional, sacan- ante los oyentes varias muestras de arte contemporáneo: dos bo-
do de la sombra a algunos artistas apenas conocidos que, sin ese cetos para cuarteto de cuerda titulados: By the Tarn y Jack
concurso, tal vez habrían seguido como hasta aqui. Por otra par- O'Lantern y escritos por E. Goosens,y el Cuarteto inacabado, en
te, esta Asociación orquestal ha querido pulir sus interpretaciones mi bemol (op. 35), de E. Chausson.
y lo ha conseguido casi siempre. Méritos son estos que debe apun- Goosens figura en la vanguardia del movimiento musical mo-
tarse en su haber y que con el mayor gusto reconozco, pues mi derno. ¿Para su bien? ¿Para el del auditorio? He aquí unas inte-
severidad, más relativa de lo que se figuran algunos y muchas rrogaciones cuya respuesta es preciso reservarse por ahora. Bas-
veces más benévola de lo que debiera, me manda practicar Una tará con hacer constar que, casi unánimemente, se le hubiera
justicia distributiva merced a la cual aplaudo con calor los esfuer- preferido ver figurar en la retaguardia. Porque, si se exceptúa la
í!os de la falange dirigida por el Maestro Pérez Casas.
ondulación rítmica de By the Tarn, lo demás parece insignifi-
J«sé Subirá, cante, cuando no incoherente, en estas dos piececitas tan ricas
HISPA^O-AMEWCANA 17

por sus audacias como paupérrimas por su espíritu. Tal vez


algún día, en un porvenir aun lejano, sintamos una admiración
que sea la antitesis de esta depreciación actual, oyendo los Boce-
tos de Goosens. Cabe admitir tal hipótesis, considerando que,
como nadie es profeta en su tiempo, quizás los venideros ven-
gan a sancionar unas novedades que los presentes encuentran
irresistibles. Lo cierto es que la penuria sentimental de Sobre
el lago y las caóticas extravagancias de Fuegos fatuos no alcan-
zaron, en esta primera audición, el éxito apetecido.
Tampoco fué más afortunado el inacabado Cuarteto de Chau-
sson, no obstante su depuradísima labor temática, porque le falta
el elemento indispensable e insustituible de toda producción ar-
tística, a saber: la inspiración vivificadora. Y casi puede decirse,
sin temor de incurrir en leso crimen de hiperbolismo, que ni por
un solo momento logró sacudir la indiferencia que, desde el pri-
mer instante, difundió entre el auditorio. Otras obras del mismo
compositor, que descuella por lo escrupuloso entre los discípulos
de César Franck, podrán rehabilitarle ante quiénes, por las mues-
tras del inacabado cuarteto, han rebajado la admiración susci-
tada apriorísticamente, merced a los elogios repetidos sin cesar
en libros y revistas.
Las otras dos partes del programa estaban formadas por el
Cuarteto en la menor, de Rogelio Villar—obra que por haberla
escrito uno de la casa, nos consideramos excusados de ensalzar,
limitándonos a hacer constar, sin embargo, en abono de dicha
producción, que fué premiada en el quinto concurso de la Fiesta Buenos ñires
de la Música Catalana — , y el Quinteto en mi bemol, (op. 44) de
Schumann, indiscutiblemente una de las obras más elevadas en Hay aquí varias sociedades que cultivan la buena música,
pero si queremos ser justos, nos será forzoso reconocer, que la
la extensa y siempre admirable producción del más insigne mú- más seria y la que se distingue entre todas por sus iniciativas,
sico romántico. La parte de piano de este Quinteto, fué interpre- es la «Asociación Wagneriana de Buenos Aires».
, tada por el señor Turina, que si no es un pianista en el sentido Fundada por un reducido grupo de entusiastas, admiradores
que dan a esta palabra los admiradores de todo virtuosismo mu- de la bella música en general y de la obra de Wagner en par-
ticular, supieron vencer toda clase de dificultades surgidas en la
sical desenfrenado, es en cambio un artista severo. organización y en el sistema político, consiguiendo reunir un
crecidísimo número de socios que fueron atraídos por el mérito
** de los programas realizados.
En el segundo concierto de Marzo, se oyeron por primera vez ¿Quién no recuerda aquellas famosas conferencias con las que
un Cuarteto en la mayor de Jacinto R. Manzanares, y una Sonata Ernesto de La Guardia nos ilustró en sabio y detenido estudio
para piano y violin de E. Nogués. El Cuarteto de Manzanares se del Parsifal? Esas veladas del Teatro Colón, difícilmente se bo-
rrarán de la memoria de los profesionales y aficionados argen-
distingue por su tendencia romántica, muy especialmente en el tinos.
primer tiempo—el más bello de todos—y en el segundo—MM vi- Hace dos años, la «Wagneriana> ofreció a sus inteligentes
vace scherzando fluido y sonoro. La Sonata de Nogués es la obra asociados la «Historia de la Sonata^>—que tuve el honor de in-
de un maestro lleno de ideas y de habilidad técnica. Apremios terpretar alternando con los notables pianistas señores de La
Guardia, Sammartino y Pinto—, cuyos programas copio a con-
de tiempo nos impiden, contra nuestro propósito, extendernos tinuación:
en el examen de esas dos producciones, la segunda de las cua-
les, sobre todo, ofreció un interés extraordinario que seguramen- Sonatas para violin y piano.
te se acrecentará en audiciones sucesivas. Primer concierto: Biber (1644-1704), Pórpora (1668-1766), Vi-
En la misma sesión se tocaron otras dos obras: la Escena an- valdi (1688-1764), Leclair (1697-1764). Segundo concierto: Haén-
daluza para viola principal (D.Julio Francés), piano (Srta. Julia del(i685-i759), una sonata, J. S. Bach (1685-1750), dos sonatas.
Tercer concierto: Haydn (1732-1809), tres sonatas. Cuarto con-
Parody) y cuarteto de cuerda—página rica de color y de brío—, cierto: Mozart (1756-1791), tres sonatas. Quinto concierto: Be-
y el Cuarteto en re mayor de César Franck—uno de los culmi- ethoven (1770-1827), sonatas primera, quinta y novena. Sexto
nantes en el género. concierto: Schumann (1810-1856), sonatas primera y segunda.
Si en la primera de las sesiones celebradas este mes, el Cuar - Séptimo concierto: Raff (1822-1883), César Franck (1822-1890),
Brahms (1833-1897). Octavo concierto: Grieg, tres sonatas. No-
teto Renacimiento, (compuesto por los señores Toldrá, Recasens, veno concierto: Saint Saens, Rogelio Villar, Osear Esplá.
Sánchez y Planas) mostró una frialdad tal vez excesiva, en la En el año 1916 creció en intensidad el esfuerzo de la «Wagne-
segunda se tomó el desquite, logrando encender la admiración riana», y puede enorgullecerse de haber sido la única hasta la
, del auditorio y obteniendo, merced a sus interpretaciones, más fecha, que ha logrado reunir a los mejores pianistas nacionales
calurosas y más apasionadas, prolongados aplausos de todos los y extranjeros aqui residentes, para verificar el ciclo de las 32 so-
natas para piano, de Beethoven.
oyentes. Se distinguieron, por sus notables interpretaciones, los emi-
nentes pianistas italianos María Carreras, Alfredo Pinto, y el
José Subirá. malogrado Luis Romaniello; los no menos notables Ignacia ~
P . de García Horta y Rafael González, ambos españoles, y el
genial Ernesto Drangosch, argentino, quien además dio un mag-
nífico concierto para celebrar sus bodas de plata con la música.
Hizo un admirable estudio de cada una de las sonatas, el se-
ñor de La Guardia, el cual se distinguió también durante las
conferencias realizadas con el fin de difundir la obra del coloso
de Leipzig.
'E/l trío que conmigo forman los hermanos Castro, también ac-
18 REVISTA MUSICAL

tu(5 en una corta serie de tres conciertos, en cuyos programas ción, absolutamente personal, deja en ciertos momentos de ser
fueron incluidos Beethoven, Arensky, Mendelssohn, Brahms y beethoveniana, restando interés a la obra.
Osear Esplá. La sonata de este último, obtuvo un éxito enorme, El segundo concierto también provocó el mismo entusiasmo,
mayor aún que el alcanzado en el año anterior. pero también debemos de censurar las mismas libertades de la
Para la temporada que empezará en el próximo Abril, fué Apasionata, en la Sonata en si bemol de Chopín, y en un Prelu-
contratado mi cuarteto que deberá interpretar, en diez audicio- dio en re bemol. En todo caso es el señor Loyonnet un pianista
nes, treinta obras; son las siguientes: Primer concierto: Cuarte- verdaderamente notable, con cualidades estupendas, que triunfó
to (Cesar Franck), Sonata para violín y piano, Ropartz, Cuarte- en esos dos conciertos de manera evidente e indiscutible.
to (op, 59, núm. 3), Beethoven. Segundo concierto: Cuarteto^o- Está anunciada la Orquesta de arco, de Raventós.
dríg-uez. Sonata (cello y piano), Debussy, Quinteto (dos violines, De ella hablaré en el próximo número.
viola, cello y piano), Dvorak. Tercer concierto: Cuarteto (nú- P . B.
mero I), Schubert, Sonata (violín y piano). Gaos, Cuarteto con
piano (op. 26), Brahms. Cuarto concierto: Cuarteto Conrado del
Campo, Trio (violín, flauta y viola), Beethoven, Cuarteto, Os-
ear Esplá. Quinto concierto: Cuarteto (en mi b), Mozart, Sonata Ualencía.
(clarinete y piano), Brahms, cuarteto (en sol), Debussy. Sexto Para la mtisica tiene Valencia bastantes inconvenientes. La
concierto: Cuarteto, Snietana, Sonata (piano), J. J. Castro, Cuar- cuestión geográfica es uno de tantos y no de los más peque-
teto (núm. 2), Borodín. Séptimo concierto: Cuarteto, Ropartz, ños, y esta cuestión se resuelve en diferentes aspectos: influen-
sonata (piano), Fornarini, Quinteto, Turina. Octavo concierto: cia del clima, situación ferroviaria, etc. etc. El clima es cosa
• Cuarteto, R. Villar, sonata (violín y piano), Ag:uirre, Cuarteto decisiva: país agrícola, éste, tímido para hacer mover el dine-
(con piano) Schumann. Noveno concierto: Cuarteto, T. Bretón, ro, no ha sabido enlazarse con el mundo merced a rápidas y
Quinteto (cuerda), Beethoven, Cuarteto (con piano) Chausson. económicas vias de comunicación; no es esta una ciudad de
Décimo concierto: Cuarteto, Sibelius, Sonata (piano). Osear Es- paso, lo cual hace que no sea posible tener la población flo-
plá, Quinteto, César A. Franck. tante necesaria para que vivan los espectáculos con público
El eminente pianista Ernesto Drangosch, se comprometió a siempre nuevo. Los artistas han de venir «adrede» para de-
ejecutar en varias sesiones la obra coinpleta de Liszt, cuyo au- jarse oír; y el encarecimiento de los viajes (unido a lo caros y
tor es, a mi juicio, el que mejor interpreta, entrando de lleno molestos que son los de «tournée» por España), contribuye a
en sus poderosas facultades, hasta el extremo de constituir una que no se pueda aprovechar el paso de cuantos lleguen a E s -
especialidad. paña; por eso mismo, porque no pasan sino porque han de ve-
No quiero terminar estas líneas sin hacer constar antes mi nir adrede. Cuanto al clima bendito, de que tan orgullosos es-
simpatía y mi aplauso a los señores Carlos López Buchardo, Er- tamos, resulta para la música lo peor que hay: siempre hay
nesto de La Guardia, Grassi, Lleonart, Carmah, Mones Ruiz, un pretexto plausible para no escucharla.
Ciutti, Corbellani y todos los que forman parte de la junta di- Ello da margen a consideraciones muy curiosas, que acaso
rectiva, que con su esfuerzo colectivo e individual supieron ele- haremos en otra ocasión, para ver como la casualidad, las cir-
var a una altura artística verdaderamente inconcebible- si se cunstanciss, tienen también su ironía. Baste decir que en estos
tiene en.cuenta el corrompido ambiente que nos rodea—. a la sitios de sol y de buen tiempo, ¡cualquiera se decide a dejarse
hoy fuerte y siempre culta «Asociación Wagneriana de Buenos impresionar inmóvil por una audición musical!
Aires?". Tal vez por esto el teatro (es más «distraído») se preste
Telmo Vela mejor a que la gente acuda, que no la música. Tal vez por"
Buenos Aires, 10 de F e b r e r o de 1917. esto, un músico de teatro de por acá, vivo como una ardilla,
haya hecho una proclama rebosando excesiva franqueza, en
donde anunciaba que él era el legítimo, el auténtico músico
español, y no esos compositores educados'en escuelas franco-
alemanas que pretendían venir aquí a disfrazar su mal llama-
Oporto. do espaflolismo.
La actual conflagración ha influido, también, en la vida artística Ya tenemos «entonces» de una plumada (¡y qué pluma. Dios
de todo el mundo y debido a esta tragedia de la Humanidad, las mío!) a nuestros Albéniz, Granados, Guridi, Manen, Falla,
dificultades para la celebración de los conciertos habituales en Usandizaga, Turina... ¡qué se yo!, la lista d é l o s que llevan
el «.Orpheon Portuense» han sido enormes. Por eso no se ccle- por el mundo el nombre de España por las verdaderas alturas
braion todos los anunciados hasta ahora y, en cambio, se han del arte, resulta bastante lucida; pero cualquiera pone luz a
celebrado otros que no estaban anunciados. los famosos criterios profesados por el indigenismo artístico
El primero anunciado fué Cassadó e Iturbe. Este último artista, exacerbado.
a última hora, no quiso venir, no se si por culpa de él o de la Así, poco a poco, el «teatro?., la comedia del «cabotinisme»
agencia intermediaria. Vino Cassadó con la pianista Helena va aumentando sus voces, y es muy difícil precaverse contra
Morsztyn, por dos conciertos que agradaron, a pesar de que cla- la serie de mangoneadores del autoturiferismo (!); cosa esta
ramente se comprendió que era la primera vez que tocaban jun- que ya casi va degenerando en profesión. Es una enseñanza^
tos pues no estaban perfectamente unidos en las obras de conjun- para los jóvenes artistas, verdaderamente preciosa.
to. En las obras a solo hicieron gala ambos de sus cualidades téc-
nicas e interpretativas excelentes, y fueron muy aplaudidos. En
ambos programas la notable artista Morsztyn, incluyó obras de Para dar noticia somera de las principales sesiones musica-
Albeniz y Granados que interpretó muy bien. .les, diré que nos visitó el «Trío de Barcelona», formado por
El segundo concierto estaba anunciado con el violinista Quiro- tres jóvenes artistas muy valiosos, muy trabajadores y muy
ga, el cual tampoco llegó a venir. Es verdaderamente desagrada- modestos; Perelló, violinista; Mores, violonchelista, y Vives,
ble que los artistas o las Agencias sean a veces tan informales en pianista. Tres jóvenes que todo lo esperan de su arte, de su
el cumplimiento de sus contratos, pues los más perjudicados son trabajo, de su amor, que aun no están maleados por el afán de
ellos, y no el público que cuando se ve así desairado, corre el «reclame» y que no tienen más que devoción para presentar
velo del olvido sobre esos artistas, y nunca más se vuelve a acor- a los autores al público.
dar de que existen. Yo creo que son las Agencias las que más El primer concierto lo dedicaron a Schumann, ejecutando
culpa tienen en estos desagradables casos, pero sea como fuere, los Trios en.Za mayor, obra 80; re menor, obra 63, y sol menor,
ahí queda ese aviso que es de interés indudable, para los artistas obra 110. Fueron ejecutadas con gran fortuna y poniendo en
que deseen ser correctos no solo tocando^ sino viviendo. la interpretación un bello impulso romántico.
El «Trio de Barcelona», tuvo dos éxitos en dos conciertos. Buen El segundo concierto nos ofreció un delicado Trio, de Loci-
sonido, justeza, afinación, sobriedad y perfecta unión que les va- llet, ejecutado con suma gracia. Después fué presentado al
lió muchos y bien merecidos aplausos. público el Allegro avpassionato para trío, del llorado Enri-
El pianista francés Loyonnet, ha dado dos conciertos admira- que Granado^. Sabido es que esta pieza musical pertenece a
bles. Con una técnica asombrosa, posee además un dominio abso- la suite Elisenda ese insigne autor de las Danzas Españolas.
luto del pedal y unos efectos en pianísimo, interesantísimos, de La similitud de nombre con otra obra del mismo Granados,
los cuales abusa a veces un poco. Fué verdaderamente maravi- hace desorientar, tal vez, a algunos oyentes; pero no veo mo-
lloso en las obras deHaendel, Daquin, Couperin, Scarlatti, Ra- tivo para tratar con desamor esta obra, en donde se transpa-
mean, Bach, Chopin, Ravel, Debussy y Liszt, pero en la Apasio- renta muy bien el alma de su autor llena de impulsos poé-
nata, de Beethoven, no fué tan afortunado porque su interpreta- ticos y verdaderamente inspirados.

\
H!SPAMO-AMERíCAMA 19

Acabó el «Trio de Barcolona> sus sesiones, ejecutando el Trío


elegiaco, de Kachmaninof, esa obra poemática que a más de
un espíritu estrecho, escandaliza por no estar dentro de los
Otros conciepíos
cánones del cuarteto...(!), obra tan llena de vigor sentimental
y tan hermosa de colorido, que por sí sola se impone. La eje-
cución hizo honor a los intérpretes. Conoierto* populares.
Cayo Vela, el director del teatro de Novedades, al frente de
ochenta profesores, y con una intención plausible, ha organizado
una serie de conciertos que se celebran en el teatro del popular
Luego volvió nuevamente Arturo Rubinstein a emocionar- barrio de la Latina, los domingos a las once de la mañana.
nos con su arte. La reciente y postrera vez que aquí se dejó En los programas predominan los nombres de los autores ep-
escuchar, lo hizo para la Filarmónica; pero ahora venía para pañoles: Usandizaga, Villa, Giménez, Vives, Calés, Tabeada
dejarse oir del gran público. Y este público ha sancionado cla- Sfeger, son aplaudidos al lado de Bach, Haéndel, Grieg, Thomas
morosamente al gran pianista. Como ahí en Madrid, es tam- y Meyeerber.
bién Rubinstein la actualidad, apenas tengo que decir nada de La intervenciém del señor Kriales, concertino, en algunas
los conciertos y de sus triunfos. La extraordinaria veracidad obras a solo, con acompañamiento de orquesta, da interés a estos
con que interpreta a nuestro gran Albóniz, volvimos a verla conciertos.
triunfar nuevamente en el último coiTcierto de Rubinstein. Ha
sido esta. . una feliz escapada de! artista, entre concierto y Conciertos Loyonnet.
concierto de los que da en Madrid. Y por lo que a la interpre- Se anuncian para el II y el l6 de abril dos conciertos que se
tación de la Iberia se refiere, no puedo aquí sino recomendar- celebrarán en el teatro de la Comedia, por el pianista francés
te, lector, que recuerdes al bellísimo artículo publicado en Paul Loyonnet, de gran reputación.
esta Revista (Febrero), por ese depuradísimo espíritu de ar-
tista que se llama Miguel Salvador; ¡cuan bien, ha sabido ex- Ateneo.
presar Salvador la genial manera como Rubinstein interpreta Dos artistas distinguidas: las señoritas Enriqueta Guardia y
el alma de Albéniz, castiza y espaflolamente! Emiliana Zubeldia, cantante y pianista respectivamente, han
En esto de Albéniz ocurre un caso particular. Como el gran dado un concierto.
artista antes de dedicarse preferentemente a la composición de — En el mismo centro, el violinista-compositor Juan Frígola,
grandes obras, escribió en su juventud muchísimas de escasa acompañado por el señor Franco, dio a conocer una hermosa
importancia y de fácil ejecución, por ahí vemos ahora a pianis- sonata para violín y piano, el capricho popular español, de Vi-
tas más o menos listos que ponen en sus programas las obras llar, interpretando el concierto en do, de Haydn, y otras obras
de Albéniz, fáciles, de manera que se puedan creer que ejecu tan importantes como la Chacona, de Bach.
tan... ¡Iberia! ¡Si digo que este arte de la música se está resol- El señor Frígola es un artista serio y un compositor de mé-
viendo de un modo alarmante en arte de comedias! rito.
Rubinstein interpretó también a Chopín de esa manera
ideal, suya, que nos hace presenciar una especie de milagro: Banda Municipal.
Ohopín redivivo. Continúa esta agrupacióii dando interés a sus programas, en
Y no hablemos de los modernos compositores,"^desde De- los que figuran las obras del repertorio clásico y moderno, con
bussy a Scriabine. ¿Habéis visto a Rubinstein interpretar al adaptaciones artísticas muy bien hechas, alternando con las
piano las diabólicas creaciones coloristas de Stravinsky? obras de los compositores españoles más populares.
Cuando en sesión íntima el pianista da a conocer sus preferen-
cias, sus admiraciones, entonces se vé la gran musicalidad y El maestro Villa es muy aplaudido por un público entusiasta
la poesía que este artista de genio sabe poner en las obras que de esta agrupación municipal.
interpreta. Orquesta de bandurrias y g u i t a r r a s .
*** , En el teatro Español se ha presentado, uno de estos días, una
original orquesta de instrumentos españoles, dirigida por el jo-
En el Teatro Principal he dado con mi orquesta dos con- ven y estudioso maestro Germán Lago, con el apoj'O 3- protec-
ciertos, patrocinados por el Círculo de Bellas Artes. Claro es ción del Centro de Hijos de Madrid.
que resulta difícil hablar aquí de cosa en que tan directamen- No se trata de una rondalla, sino de una verdadera orquesta,
te intervengo; sólo diré que mi orquesta y yo hemos tenido compuesta con las diversas familias de los laudes y bandurrias,
fortuna, y al buen éxito han contribuido las obras que figura- produciendo un conjunto muy artístico, particularmente en al-
ban en los programas, a saber: Primer día, Grimm, Suite; gunas obras de Barbieri, Bretón, Chapi, Caballero y (ahueca.
Serenata, do Weingartner; Zarabanda y Rigodón, de Monsig- También figuran en sus programas obras de Schubert, Bizet,
i\y;Serenade, de Sokolow; Vals, de Tschaikowsky;í>an2a/tM»!- Grieg, Albéniz, Villar, Giner, Tárrega y otros.
(/nra, de Brahms. Segundo día: Sinfonía, de TLamerík;Sicilia- Josefina Sanz.
na y Minué, de Boccherini; Cavatina, de Raff; Menuet, Suite,
de Schubert; Suite en sol, de Brandt-Buys. En esta última las La notable soprano Josefina Sanz, con la colaboración de la
sonoridades de la trompa y el arpa producen singular efecto. orquesta de cuerda de Benedito, ha organizado un concierto vo-
Quiero dedicar especial mención a un joven compositor va- cal e instrumental, que se verificó en el teatro Español, en el
leuciano, Francisco Cuesta, del que hemos estrenado una bella que interpretó algunos fragmentos de óperas célebres y cancio-
producción en la cual hay un profundo ambiente del país y nes, y la orquesta ejecutó obras de Grieg, Mozart y Lloret.
curiosas orientaciones harmónicas. Con el nombre de música
española todavía designamos una horrible serie de chabaca- Concierto en el Palace.
nerías, que son vergüenza de quien las resiste; por fortuna, Los artistas del Real, y patrocinado por el Comité Hispano- -
Cuesta tiene un espíritu depurando capaz de subir muy alto, italiano, dieron, el 21 de corriente un concierto vocal en el Pa-
y su nueva producción bien merece que se cite con elogio, por lace Hotel a beneficio de la Asociación de Escritores y Artistas
cuanto siendo de factura moderna, no por ello pierde el ca- Españoles para contribuir a la fundación del Instituto Cervantes.
rácter típico de nuestra tierra ni el aroma de nuestras inspi- Acompañados por los maestros Serafín, Saco del Valle, Te-
raciones populares. ¡Consuela tanto encontrar obras así en rragnolo, Anglada y Peidró, cantaron canciones y fragmentos de
que no es necesario ensalzarlos artificialmente, a fuerza de óperas las señoritas Lahowska, Eonaplata, Rakowska, Anitúa,
bombos peiiodístioos, escritos por quienes saben de música Del va, Massip y los señores Massini Pieralli, Crabbé, Pertile,
tanto como Gedeón supo de Stravinsky!... Gigli, Calleja, De Giovani, y Segura Tallien.
La Argentinita y el notable guitarrista señor Segovia tomaron
E. L. C h . también parte en esta sesión musical que resultó muy lucida.
Círculo de Bellas Artes.
Los excelentes artistas que forman actualmente la agrupación
Con este número regalamos a nuestros suscriptores la más seria e importante, Cubiles, F. Ortiz y Casaux, dieron hace
>Ga7Jota» para piano de la «Suite antigua» de Albéniz. unos días un concierto de los que se oyen con verdadero gusto.
Además de tocar reposadamente algunas obras de su reperto-
20 REVISTA MUSICAL

rio y otras fuera de prog;rama, fueron aplaudidisimos en el Trio Bach-Vivaldi y Liszt; la señorita Rodríguez, que tocó algunas
fop. 50). de Tschaikowsky y en el de Beethoven (op. i núm. 3), obras de Scarlatti, Grieg, Mendelsshon y la notable arpista Glo-
que interpretaron magistralmente. ria Keller.
Los tres admirables instrumentistas fueron ovacionados^ por También la señorita Tberlée, acompañada por María Rodrigo,
los socios del Círculo, reconociendo como una de las más inte- cantó algunas canciones de Schubert, Brahms.y Schumann.
resantes sesiones celebradas en sus salones, la que dieron estos ITna sesión muy agradable en la que cooperaron el joven pia-
simpáticos jóvenes. nista señor Hurtado y los señores A ¡colea y Sarabia (violinistas)
y Baconill (pianista).
Principe Aifonso.
Una simpática fiesta de arte fué la que tuvo lugar en el teatro T e a t r o Fspañol.
Príncipe Alfonso el 21 de Marzo, con asistencia de SS. AA. ER.
3' de un público distinguido. Ángel Grande y Guillermo Cases han dado en este teatro un
Dos distinguidos pianistas, la señora Matas de Ricart y el se- concierto, en el que han interpretado las obras más selectas de
ñor B. Frankfurter; un violonchelista muy correcto, el señor Ri- su repertorio siendo muy aplaudidos los dos jóvenes concer-
card-Matas, y un violinista muy notable, el señor Piedra, inter- tistas.
pretaron un programa en el que figuraban el Trio en sol mayor,
de Mozart, la sonata La primavera para violín y piano, de Bee- Cpemenoío G. Jirrue.
thoven y la sonata enfa, de R. Strauss.
Fué esta una sesión de arte sin efectismos ni virtuosismos de Este joven y ya muy notable violinista, se ha hecho oír recien-
ningún género, y el auditorio aplaudió muy complacido a todos temente en el Círculo de Bellas Artes y. en el Ateneo. En los
los intérpretes.—S. conciertos de Mendelssohn v de Vieuxtemps, demostró que es
un violinista de gran altura y en otros trozos de Saint-Saéns, Sa-
Sala Campos. rasate, Kreisler y Hierro, puso de relieve la técnica depurada, su
En la elegante Sala Campos, (a disposición de los artistas que sentimiento y su exquisito buen gusto.
quieren darse a conocer en Madrid y no pueden hacerlo en un
teatro por lo elevado de los gastos), hemos oído al señor Bade-
nes, pianista valenciano muy notable, llamándonos la atención
las interpretaciones fieles y serias que dio a la sonata en mi,
op. 7, de Grieg y a algunas obras de Granados y Chopin.
García Badenes no es un pianista vulgar y' cuando se haga
más dueño del público, conquistará su nombre como pianista,
pues lo merece por sus cualidades.
VARIA
Oyó muchos aplausos. El notabilísimo pianista Gabriel Abreu y nuestro co-director
instituto Internacional. Adolfo Salazar, se hallan en Bilbao donde acaban de dar unas
conferencias relativas a la expresión musical en sus comienzos
La señora Elizabeth de Berény, notable pianista, y el violinis- y en la época moderna. Ambos han sido muy felicitados y Abreu
ta señor Degen, dieron el día 26 un interesante concierto en ha sido reconocido como una de las primeras figuras españolas en
esta culta sociedad, interpretando con gran éxito la Sonata en en el arte pianístico y tal vez el mejor intérprete de la música
/a, de Brahms y la de Tartini, así como otras varias obras de moderna. Nuestro corresponsal señor Zubialde, nos informará
Gluk, Eameau, Beethoven y Wienawsky. La señora Béreny ob- sobre esos trabajos de tan queridos amigos.
tuvo un éxito personal en otras obras de Chopin, Beethoven y
Rubinstein.
* *
Conciertos matinales.
Sigue el maestro Benedito con su orquesta del Gran Teatro' En Coruña se han celebrado con gran solemnidad los funerales
y entierro del compositor y popular gallego Chañé, autor de va-
interesando al público que concurre a estos conciertos en canti- rias obras corales. Los orfeones de Lugo, Santiago, Pontevedra,
dad cada vez mayor. Coruña y.Mondoñedo han concurrido al fúnebre acto.
En los últimos conciertos ha interpretado las obras de autores
españoles siguientes: Preludio de Gttzmán el Bueno, de Bretón;
fragmentos de la ópera Circe, de Chapí; Paisaje, de Villar; in- *
termedio de Los cadetes de la reina, de Luna; Una copla de la * *
jota, de Serrano; Danza Siberiana, de Diaz Giles; intermedio La señora Freixas ha organizado en el Hospicio una sesión de
de La boda de Luis Alonso, de Jiménez, y varias obras del joven cantos escolares que llamó mucho la atención de los concurrentes
compositor Lloret, en las que demuestra su fecundidad y su ma- al acto.
nera de hacer, que no deja de llamar la atención en un muchacho Los niños de varias escuelas cantaron canciones infantiles con
de su edad; pues instrumenta mejor que muchos maestros enca- sentimiento y afinación.
necidos en el arte. Estas obras han sido: Galicia, (sobre motivos Fué muy felicitada esta excelente propagandista de la música
populares; Los hechizos del rey Carlos, poema sinfónico, y una en las escuelas.
Romanza para violín y orquesta, interpretado por el señor Gran-
de, violín concertino. *
El público acoge las obras que Benedito da en estos progra- * *
mas, muy variados, con un entusiasmo y una simpatía digna de La situación de Austria, referente a las subsistencias, la relata
tenerse en cuenta para ulteriores empresas, y que revela una
afición a la música, contenida más por lo caro de estos espectácu- el periódico Pertí-Naplo en estos elocuentes términos: la pri-
ma-donna del teatro de Brun, en Moravia, ha aceptado cantar
los, que por el deseo de asistir a ellos.
En los programas de Benedito figuran también las grandes bajo la kilos condición siguiente: medio kilo de manteca, 60 huevos,
obras sinfónicas de Wagner, Beethoven, Weber, Schubert, Mo- cuatro de harina, seis salchichas, seis embutidos, un kilo de
zart, Mendelssohn, Brahms, Grieg, Borodin, Massenet, Tschai- kilo de lentejas ydos
carne ahumada,
un
kilos de guisantes, 20 kilos de patatas, un
pan blanco.
kowsky, Saint-Saéns, Bizet, obteniendo interpretaciones muy
discretas, y algunas, como la obertura de Rienzi, de Wagner; la
tercera Sinfonía, de Mozart, y el Septimino, de Beethoven, muy *
notables. * *
La nota saliente de Benedito, como director, es la finura que Música, es el título de una nueva publicación musical que edi-
obtiene de los heterogéneos elementos de que se compone su ta la casa Mateu y de la cual son directores, literario y musical,
su orquesta, y el cuidado que pone en que sus conciertos tengan nuestros amigos los señores Ramírez Ángel y Jesús Aroca, bien
la seriedad artística que el público merece. conocidos en el mundo de la literatura y del arte.
Amigos de la Músioa. Este álbum-revista musical se está haciendo muy popular.
La deseamos larga vida.
En el séptimo concierto que la Sociedad Amigos de la Música
celebró en el salón Montano se distinguieron por sus esmeradas
interpretaciones la señorita Pilar Carreras, en obras de Granados, MAnT:N. VADERA C Y T TE-Lr.
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Qasa fundada en 1780.
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••« « EL PIANO "ERARD,, ^5%ÍÍ
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glo, tales como Spontlui, Jleyerbter, Herold, Boieldieu, Gounod, Verdi, Massenet, Sain-Saens, Widor,
Gabriel Fauré, Auber, Alfred Bruneau, Vicent d'Indy, Berlioz, Liszt, Thalborg y Rubinstein, los vemos
•f«III en nuestros días elegidos por los más grandes maestros modernos, tales como Paderewski.Sauer, Planté, •> « I l
II « ¡m Bu«<iMÍ, D:emer, Euardo Rister, Viñcs, y el mundo mnsical apreciará sin duda que semejante consa-
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