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HISPANOAMERICANA •
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EDITORIAL.
JUAN DOMÍNGUEZ BEHHUETA.—Afiístca nueva.—La risforma de!
temperamento.
MANUEL MANRIQUE DE LARA.— Walter Niewann.—Lai música en
España (continuará).
R. DE SOUZA.—Impresiones de San Sebastián.
LA ORQUESTA FILARMÓNICA.
MOVIMIENTO MUSICAL DE PROVINCIAS.—San Sebastián.
PUBLICACIONES MUSICALES Y DE LIBROS.
HispRno-ñmERicnnñ |
L Santander.—Vnlón
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Musical Española, Wad-Eás, 7. Valparaíso —K. Weinreioh Kirsinger, Almacén de música.
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CnSA FUNDAan EN 1664
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P i a n o s a u t o p i a n i s t a s CHASSAIGNE FRÉRI-:», 65 y 88 notas, me-
E mático.
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R o l l o s tipo Pianola, de las principales marcas. Depósito exclu-
sivo de la notable marca ROLLA ARTIS.
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Últimamente hemos visto citado con frecuencia Es hermoso, ¿no? Pero se necesita ser amo del
el nombre de Busoni como uno de los más ardien- público, no esclavo, dominarle, no ser dominado
tes partidarios y colaboradores de la Societá Na- por él; imponerle sus ideales, no servir humilde-
zionale di Música Italiana. Sus altísimas dotes de mente a sus gustos, ser un medio cultural, no un
intérprete y su admirable técnica de pianista han instrumento del placer.
sido puestas al servicio de una causa que ni fué Y además, para poder defender unos ideales...
más digna de defender ni tuvo nunca defensor tenerlos.
más digno.
Busoni se sabia uno de los más grandes pianis-
tas mundiales en la época actual; pero debió sen- Se nos dice que algunos editores extranjeros
tir que el ser un pianista mundial era demasiado pretextan que el Gobierno de su nación ha impe-
poca cosa si sus méritos no servían para colaborar dido la importación de ciertos artículos que la
en una empresa en la que el arte y el nombre ar- baja de los cambios supone considerablemente ve-
tístico de la Patria son el principal motivo. Y el jados; uno de esos artículos podria ser la música.
genial intérprete de la música clásica se convirtió Pero apenas podemos creer que con la música es-
en propagandista de la música nueva de su pais. pañola se tenga tal rigor. ¿Es que se exporta tan-
En sus programas, en lugar de las gigantescas es- ta? ¿És que esas naciones se gastan tanto dinero
tatuas cuya pentélica blancura es causa de la ad- en nuestra música que ha sido necesario dar el
miración universal, iban a figurar unos nombres alto? Por agradable que sea aquella idea, menester
desconocidos, pequeños, pero llenos de ardor vi- será rechazarla. Habría que oír a ambas partes pa-
vo; no con alburas de clámide, pero si con rojeces ra saber si no se trata de algún ardid comercial.
de corazón palpitante; no mayestáticos ni solem- Porque lo seguro y positivo en este caso es que
nes, sino simplemente fervientes y nerviosos. nosotros importamos más música del extranjero
Este articulo, de una revista inglesa, que tene- (incluso española; la Iberia, de Albéniz, la música
mos a la vista se titula: ^.Fernicio Busoni as pio- de Falla, casi toda la de Turina son ediciones fran-
neer/» Luchador, propagandista, propugnador de cesas) que exportamos la que nos queda aquí, casi
unos ideales y de un credo artístico; también nos- toda de un interés puramente local. Asi pues aque-
otros los tenemos; Viiles. Nin... También ellos tra- llos editores serian los más perjudicados de prece-
bajan por una Sociedad de su nación que está derse en España a una prohibición idéntica, en
alentada por análogos fines. revancha.
REVISTA MUSICAL
Curiosísimo e instructivo resulta el cuadro dedicado por Wal- Manuel Manrique de Lara
ter Niemann a expresar la evolución de la música teatral en Ale- (Continuará)
HISPANO-AMERICANA
porta que por ahora esa juventud no dé una nota colectiva de un
arte retamente español; poco importa que las influencias franco-
Impresiones de San Sebastián rusas se transparenten en sus obras demasiado, a veces. Ello
prueba sensibilidad y buen gusto, las personalidades no se im-
provisan; se forman a veces a través de varias generaciones. Lo
que importa es que la producción tenga importancia musical en
el sentido elevado de la palabra; que haya un concepto estético
En todos los tiempos y en todas las épocas fué lo mismo. El superior; que se trate de buscar algo nuevo, de realizar obras
público ha reñido siempre con la obra de arte. Fiel asociado de dentro de planes establecidos ya por el compositor, y no al azar
los malos músicos sostuvo en toda circunstancia una lucha for- de una inspiración mas o menos tácil. Y bien. El grupo de artis-
midable con sus dioses. Pretender que la obra de arte trhinfa por tas que hemos escuchado anoche, aparte Albéniz - acaso el ini-
aquél fuera una insensatez por la sencilla razón que el público ciador de este movimiento—y los malogrados Usandizaga y Gra-
no entiende nada de nada. No tiene ni orientación, ni, de consi- nados, se encuentra en ese camino. Los unos ya llegan a la cima,
guiente, consecuencia, porque aquélla es un derivado de ésta. los otros, más jóvenes aún, dan pruebas de que llegarán.
El público acepta lo que le imponen el tiempo, ciertas circuns- Comenzó el programa con El sueño de Eros, de Osear Esplá;
tancias y ese grupo de entendidos que le guia en toda ocasión. poema inspirado, donde campean brillantes sus ideas y con
Que no se hable de un estreno, de una primera audición, que la desenvoltura y gracia sus ritmos; es sensible su orquestación
prensa no se encargue de decirle tal obra es buena o mala, hay poco clara, pues la obra presenta un conjunto sumamente homo-
que aplaudir o silbar, y se dará un fenómeno interesantísimo: géneo. Jesús Guridi estaba representado por Una aventura de
Ageno a toda guía no sabe a que atenerse, se desconcierta Don Quijote que dirigió él mismo con mucha autoridad, y cinco
inmediatamente; sus caras nos lo dicen, no sabe si llorar o reir, melodías vascas, que acompañó al piano. Su poema siní^ónico es
si aprobar o desaprobar. una excelente obra de juventud, escrita con entusiasmo, de com-
Más pareciera que puesto en contacto con la naturaleza, el pú- binaciones rítmicas interesantes y orquesta sonora; si bien la
blico se elevase; que su culto le condujese a un nivel más obra es un tanto desigual en su conjunto, consigue hacer con-
•alto, que se sintiera presa de entusiasmo ante sus distintas per- trastar a los diferentes temas exponiéndolos y desarrollándolos
sonificaciones. Pero no es así. ^Queréis mejor marco que la mon- con todo acierto. Sus cinco melodías, interesantes temas regio-
taña y el mar para personificación de su hija predilecta la músi- nales, armonizadas elegantemente, alcanzaron gran éxito, lo mis-
ca? Y bien, San Selsastián lo tiene, y brinda además la oportu- mo que su poema sinfónico. De aquéllas preferimos Abestu biar-
nidad de alternar con ésta. Porque dentro de la banalidad de la dogue y Gabán gahreau que obtuvo bis. El Intermedio de Pepi-
vida que caracteriza a los pueblos y ciudades veraniegas, y den- ta Giménez, como todo lo de Albéniz, es una obra bellamente
tro de la monotonía porque ella se arrastra, suelen tener a veces inspirada; mas su orquestación es deficiente y ello lo es en detri-
una nota interesante como esta: un director de orquesta excelen- mento de su música; parece tratar la orquesta pensando en. el
te, vina orquesta que responda a su inteligencia e indiscutible piano y todo el color que obtiene cuando escribe para este ins-
temperamento y|una sala—la del Casino - que aún cuando no sea trumento lo pierde al escribir para orquesta. En cambio, cuánto
del todo apropiada, presta sus buenos servicios. Allí se dan con- mayor partido saca Arbós en su versión de Triana. Pensando
ciertos magníficos, todo depende de la voluntad del maestro en Albéniz, expresa lo que este acaso no sabía expresar en la
Arbós —quiero referirme a los llamados clásicos. Hasta ahora se orquesta. Triana resulta así más interesante que en su versión
han ejecutado dos sinfonías de Beethoven—la Quinta y la Sexta original. Ante la insistencia del auditorio el maestro Arbós tuvo
— la Sintonía de Franck, la segunda de Brahms, los nocturnos que repetir la obra.
y el preludio L'a p}éí>-vtidi d' uiifatine, de Debussy, Scheliera-
zade, la sinfonía fantástica de Berlioz, y algunos trozos de Wag- La segunda parte estaba consagrada a obras para piano, y para
ner. Se han ejecutado también obras malas que en mi sentir, no canto y piano. Para piano, la hermosa Aragonesa, de Manuel de
deberían figurar en programas serios. Acaso el deseo de no repe- Falla; Quejas o la Maja y el Ruiseñor, del evocador Granados;
tir obras sea exagerado. Y sobre todo ;no sería mejor reemplazar La Torre herineja, de la inimitable paleta de Albéniz; El Jueves
lo malo de otros con lo bueno de los jóvenes españoles? El dedi- Santo a inedia noche.—Desjile de una Cofradía por una calle-
carles un festival al fin de la temporada, y una que otra ejecu- juela y La Feria, de la serie Sevilla, de Joaquín Turina. Ade-
ción en el transcurso de ella no es suficiente. más de este autor se cantó un magnífico poema en forma de can-
ciones; se cantaron solo cuatro de los cinco números que lo
Pero volvamos a nuestro público. Este lo acoge todo en la forman omitiéndose Dedicatorias. Todos son sumamentes inte-
misma forma. Hasta ahora han desfilado una serie de virtuosos y resantes, pero lo que más nos ha gustado ha sido Los dos miedos;
cantantes decididamente malos, y este mismo público que en esa es. seguramente la mejor de ellas, aún cuando se encuentra al
culta Madrid habría mostrado su desaprobacióo porque allí lee lado de la admirable Nunca olvidada, de Cantares, llena de gra-
diarios y aquí no, — siendo ese el secreto de su desorientación — cia, y de Las locas por amor, de exquisita factura y rica de ex-
rinde el mismo homenaje a todos los malos artistas que al correc- presión. Yo no sé quien ha inventado la leyenda del debussysmo,
tísimo Cassadó, por ejemplo, o a la impecable Mademoiselle Cou- de Turina. A mi ver es acaso el que posee una técnica más per-
sin no obstante el abuso de cierto acento íziganesco; y aplaude sonal dentro de los actuales compositores españoles, que en
poco la genial sinfonía de Franck, como una de las mediocres de cuanto a la forma sigue las tradiciones clásicas a través de Cesar
Dvorak. Franck es un hecho; pero su debussysmo cuando por acaso aso-
He ahí la realidad. Más por fortuna los verdaderos artistas no ma—como por ejemplo, en Las locas por Amor—es solo aparen-
se ocupan mas que de una cosa: hijos legítimos de la consciencia te. Sigue la época, eso es todo, mas en el fondo ha sido siempre
se remontan al campo de los dioses desde donde libran leal com- Turina. Su técnica es personalísima, y del punto de vista de ex-
bate a su eterno enemigo Lucifer. presión y color es español ante todo. Además se cantaron las cin-
co melodías de Guridi antes citadas y Hoy como ayer, de Cuer-
vos, composición interesante.
La tercera parte la componían los Nocturnos para orquesta y
Un concierto interesantísimo bajo todos puntos de vista y que piano del maestro Falla y una Fantasía-Danza, obra postuma
dice mucho en pro de la España musical contemporánea ha sido de Usandizaga. jQué he de decir sobre el genial autor de La Vi-
el de anoche. Es la juventud que surge: es esa España que recién da breve: Sus Nocturnos son de mano maestra: es el artista de
ahora comenzamos a conocer en el extranjero. Es la España tal intensa poesía que nos subyuga. Su orquesta, es cierto, tiene el
cual debe ser; la España encaminada hacia lo elevado persi- perfume de los rusos de hoy, y de la Francia de Debussy; pero
guiendo un fin artístico superior. en cambio es más neta que la de aquéllos, y más vigorosa que la
;Porqué España no debía aspirar a colocarse al lado de los de éste. Por lo demás ha encontrado nuevas sonoridades dignas
otros países que marcan un rumbo en el arte? Lo principal es pa- de todo interés, obteniendo un enorme partido del piano en la
trimonio de la raza; tienen talento, sentimiento artístico y facili- orquesta. Falla ha enriquecido la orquesta moderna, y con
dad envidiables. El sol les da vida, una paleta de hermosos co- sus vigorosos giros melódicos, y la gracia, soltura, y riqueza de
lores el suelo; y el pueblo una riqueza de ritmos sólo compara- sus ritmos, tiene el don .de transportarnos ya a las estepas rusas,
ble a la de los rusos. La materia prima existe, pues; sólo era me- como al corazón de Andalucía. El concierto terminó con la Fan-
nester consagrarse al trabajo considerándose siempre estudiantes. tasia-Danza de L'sandizaga, que es un acertado comentario mu-
Los jóvenes españoles parecen haberlo comprendido así, y el sical al poemita que lo inspirara. Nada extraño es que a su edad
éxito que ha coronado sus esfuerzos, es digno del mejor con- no dominara la orquestación como lo habría hecho más tarde;
cepto y presagio de días de esplendor musical para España. Sí, pero era un talento bien encaminado, de ideas sumamente felices
hasta hoy no se ha realizado la obra, va en camino, y marcha y que exponía con gusto y excelente criterio. Es de notar como
por él a pie firme, porque por suerte han bebido en las dos fuen- sigue la trama, y lo bien que encaja la fuga final elaborada con
cs que hoy abastecen al mundo: en Francia y en Rusia. Poco im- el tema que podríamos llamar del oso.
REVISTA MUSICAL
La labor del maestro Arbós es digna del mayor aplauso, pues El autorizado critico de Pamj>lona que firma con el seudónimo
condujo la orquesta imprimiéndola su mayor entusiasmo y auto- de Tulio Celia dedica grandes .elogios a la Orquesta Filarmónica
ridad. La parte de piano, a cargo del señor Viñes, a quien por en los términos siguientes:
su intensa labor de ejecutante de las obras modernas españo- 4Un grupo de músicos jóvenes, y por lo tanfo románticos, va-
las, francesas, y rusas ya estos tres países le deben una estatua, lientes y con entusiasmo para.todo, quisieron formar en Madrid
obtuvo una ejecución de que solo él es capaz, tanto por su ho- un conjunto orque.stal 3' encontraron entre sus compañeros las
nestidad de virtuoso, como por la musicalidad que imprime a sus mayores facilidades para la realización de la idea.'
interpretaciones. Esto sin halilar de su personalidad y de su jue- Pero pronto surgió la enorme dificultad. ;A quién se encargaba
tío de sonoridades que le pertenece entre todos los pianistas. La de la dirección de la proyectada orquesta?
señora Lahowska como de costumbre hizo i¡;ala de su hermosa El copflicto fué solucionado de la manera más acertada. Xo po-
voz, y aljandonándose un tanto a la facilidad que la caracteriza, dían los muchachos haber elegido mejor.
se presentó alijo insegura. No me refiero a las melodías vascas Recordaron la labor brillante que en la Banda de Alabarderos
que al tin hubo de imjjrovisar, que motivó un cambio en el había dejado uno de sus más prestigiosos directores, el cual al
programa. Me refiero a las demás canciones. Kn cambio fué muy mismo tiempo se había acreditado como compositor de altos vue-
bien-acompañada al piano por el señor Cotarelo. los y ultra-moderno instrumentador, y hacia él fueron con su en-
El público, que esta vez escuchó con atención el bello pro- tusiasmo y su terquedad hasta que consiguieron arrancar al maes-
grama, premió la laljor de todos con calurosas y merecidas ova- tro de su modesta oscuridad |)ara gloria v prez del Arte español.
ciones. Y asi nació la Orquesta Filarmónica de Madrid bajo la direc-
R. de Souza ción del ilustre maestro don Bartolomé Pérez C'asas.
Exactamente la misma impresión ha jiroducido esta notable
agrupación en su primer concierto de Madrid, que en su primero
de Pamplona.
Publicaciones musicales y de libros menos, sentando algunos preceptos que, por si solos, requerirían
comentarios un tanto extensos. Dice que la música y la poesía no
proceden del grito fisiológico, sino de la emoción producida por
ESTUDIOS MUSICALES, por Juan B. de Elústiza. el sentimiento. Es de todo punto evidente que el hombre no co-
Hemos leído con gusto el primer tomo de los Estudios Musica- menzó a gritar sin un motivo y lo es también que el grito estu-
les, del esclarecido organista de la Catedral de Sevilla, donjuán viese motivado por un sentimiento más o menos rudimentario 5',
B. de Elústiza. siempre, en un principio sencillo. Cuando decimos que la músi-
Son tan raras en España las publicaciones sobre cuestiones ca nace del grito, no queremos afirmar que el tal grito no esté
musicales de crítica o de historia que la aparición de un libro, motivado por algún sentimiento o finalidad, sino que de la ruda
como el que nos ocupa, hay que acogerle con simpatía y elogio. fonética del grito nacerá la fonética, cada vez más fina y depu-
El maestro Elústiza, revela, por algunos trabajos de su intere- rada de la música.
sante libro, conocer bien la historia de la música española en sus
El Sr. Villar, siguiendo a Combarieu, establece que de la ora-
fuentes, algunas de las cuales se encuentran en los archivos de
ción' asirla «se deriva el encanto de la música, y del encantador^
las catedrales, en los que hay que escudriñar, en la seguridad de
del mago que influye en el alma de las cosas». No tendré otra
encontrar abundantes materiales y datos desconocidos para enri-
cualidad buena, pero me parece que no se me negará la de ser
quecer nuestra historia. Precisamente el capítulo del libro del
sincero. Pues bien, sinceramente declaro, que cuando leí en no
señor Elústiza titulado: Páginas inéditas de la Biografía, de
se qué artículo la afirmación de Combarieu, de que el origen de
Francisco Guerrero, confirma lo que acabamos de decir.
la música debía buscarse en la magia, renuncié en el acto a ad-
Otros artículos dedicados a la música popular andaluza, el quirir la Historia de la Música de dicho autor, comprendiendo
pregón .sevillano, y, varios sobre la música en las obras de Cer- que le dominaba el prurito de decir cosas absolutamente nuevas
vantes, demuestra el claro juicio y las elevadas dotes críticas sin pararse en su legitimidad, ni en su exactitud.
del señor Elústiza, uno de los organistas más notables del grupo
Desde que aparece la especie h\imana, desde que se presenta
vasco. El libro que consta de más de doscientas páginas, está ava-
sobre la tierra un ser vivo con garganta organizada de cierto mo-
lorado por un gran número de ilustraciones musicales, la mayor
do, está j a en potencial la música. Que después, mucho después,
parte pregones sevillanos tan característicos de la ciudad anda-
la magia, como todas las religiones, se haj'a apoderado de la mú-
luza. Como no h a d e ser la última vez que nos ocupemos de los
sica embrionaria, la haya perfeccionado y difundido, ésto es ya
trabajos críticos del maestro Elústiza, hoy nos concretamos a
otra cosa.
esta breve nota.
¿Empiezan a ver los lectores como tenía yo razón al decir que
EL SENTIMIENTO NACIONAL EN LA MÚSICA ESPAÑOLA, por don el folleto del señor Villar, necesitaba para ser debidamente co-.
Rogelio Villar. mentado, otro folleto mayor que él?
El señor Villar no forma parte de la inmensa mayoría de pro- Bastante más adelante, en la página 15, dice el señor Villar:
fesionales de la música, a los cuales maldito lo que les interesa «Nuestras primitivas melodías populares plasmadas en los mo-
la historia del arte que cultivan, ni los más elementales princi- dos griegos (de los cuales no tenemos más que una vaga idea)
pios de estética, ni el conocimiento siquiera superficial de las ar- etc., etc.» Es achaque de tratadistas franceses el afirmar descono-
tes hermanas, ni nada, en fin, fuera de la técnica seca y escueta. cimiento respecto a la música de los griegos y sospecho que el
El' Sr. Villar lee, estudia, piensa, tiene ideas propias, claras y señor Villar sigue también a Combarieu en lo que dejo anotado.
firmes y posee una vasta ilustracii'm general. Los modos griegos o gamas griegas nos son tan conocidas co-
Por otro lado, el Sr. Villar, es un temperamento nervioso, ac- mo las modernas que derivan de aquéllas. Sabemos los nombres
tivo, que no puede estar parado, que necesita producir y produ- griegos de cada nota, su número de vibraciones, las diferencias
cir constante e intensamente. que existen entre gama y gama, etc., etc. Yo supongo que el se-
Dadas esas cualidades de nuestro autor, se comprende bien lo ñor Villar ha empleado la palabra modos, en el sentido de ino-
que le ocurre cuando escribe del arte que conoce, domina y dalidad, de carácter, de estilo de la música griega.
siente. Los escritores de raza latina llenan frecuentemente pági- Adoptada esa acepción de la palabra modo, es ^aceptable la
nas y más páginas de libros, o columnas y más columnas de pe- afirmación del señor Villar, en cuanto los fragmentos de música
riódicos, con escaso número de ideas y conceptos, diluidos en griega que hoy se conocen, no son en número suficiente para
abundante palabrería. El Sr. Villar por el contrario, embute en que podamos formarnos idea de conjunto de aquel arte en sus
sus obras, a mi juicio, demasiados conceptos, demasiadas ideas diversos aspectos. En cambio, los fragmentos mencionados son
en poco espacio. La densidad de pensamientos y aforismos de sus ejemplos admirables de la majestuosa serenidad, de la elegancia
escritos, es demasiado grande. No diré que sea demasiado fuerte severa y sencilla de formas de la música de tragedia y de la mú-
para mí, porque disponiendo yo siempre de escaso tiempo, me da sica de himnos de los helenos. Reconozco que muchas personas
el manjar tan condensado que el engullirlo es cosa rápida, pero dotadas de buen oído permanecen insensibles ante esos venera-
hablo del lector en general. Las ideas, los conceptos, los postula- bles restos del arte musical griego. No me extraña esa insensibi-
dos se suceden sin interrupción en el folleto de que me ocupo, y lidad, porque, lo mismo en música que en pintura, y que en es-
sin apenas comentarios ni desarrollos. Es posible que resulte cultura, se va perdiendo lastimosamente el sentido de la belleza
Comida un tanto difícil de digerir para los lectores y más en esta de la línea pura, sin color, sin armonía, sola y absoluta.
w REVISTA MUSICAL
Uay en cambio en el librito, muchas ahrmaciones. que me tos en la materia, la alirmación me ha sorprendido, por lo mi.smo
producen egoísta satisfacción, iKirque en ellas veo la concordan- que existía en mi, y existe aún, el convencimiento de que los
cia de mis modestas ideas, con las de publicista tan distinguido, cantares populares expresan en forma sencilla, pero con frecnen-
como el señor Villar. Tal es, la siguiente: I.os acentos métricos cia, eminentemente artística, sentimientos, estados del alma, sim-
dan origen al ritmo; los acentos pasionales a la nielo<Ha: por esto pleSj sin complejidad de ningún género, tal como corresponde
la emoción no puede expresarse en mi'isica mas que melódica- precisamente al sentir mismo del pueblo en genesal y de cada
mente». Del todo conforme: ni la más exquisita o sabia armonía, pueblo en particular.
ni el colorido orquestal más retinado o estupendo, ocasionarían El simbolismo me ha parecido siempre producto de uit estado
más que sensaciones, nunca emociones, si no existe un motivo o de cultura total superior, de !a cual es incapaz el pueblo, enten-
tema melódico en la obra musical. diéndose por pueblo las clases modestas y humildes de la socie-
Como quiera que el nacionalismo en música, nace del arte po- dad; pero acaso, repito, esté yo equivocado: y aguardo lo que el
pular, y en él se apoj'a, el Sr. Villar hace una breve excursión Sr. Villar tenga a bien decir respecto al asunto.
sobre los antecedentes del arte popular en España. Recuerda que
antes de la dominación romana, teníamos en Kspaña un arte po-
pular de música y de baile, mencionado por Marcial, [uvenal, et- Es evidente, asimismo, que, como dice el Sr. Villar, el arte ele-
cétera, al cual artellama nuestroautor: ibero-orienta/,nombre que vado, no es el popular, pero, cuando ese arte de altura tiene la
le cuadra perfectamente, porque las danzas de las famosas baila- pretensión de caracterizar una raza, se apoya siempre en el arte
rinas de Cádiz, tan celebradas en Roma, y su música, eran casi popular, por lo mismo que éste constituye' la expresión fonética,
seguramente de origen fenicio. fiel y sencilla, del común sentir del pueblo.
Dice el Sr. Villar: «De la existencia de cantos populares carac- El Sr. Villar distingue muy bien en el modas faciendi de las
terísticos en la Península, durante la dominación visigoda, y de músicas nacionalistas, tres variantes. Algunos compositores, dice
las danzas y pantomimas de este pueblo, hablan San Isidoro y con razón, se limitan a zurcir unos tras otros cantos populares, a
San Valerio, en el canon 23 del Concilio Toledano, a lasque lla- modo de mosaico, sin desarrollos,[^sin enlaces motivados y lógicos
maban canciones de artesanos». .Pero cuáles eran, cómo eran las entre ellos. Es la forma inferior del arte, pero, a mi juicio, no por
melodías de esos bailes y de esas canciones de artesanos!' eso es desprec ablc, ni muchísimo menos, si los temas están bien
Roma, no tuvo más música que la de los griegos: no produjo adaptados a la situación dramática, cuando se trata de música de
ella nada en este arte. Por otro lado, la Iglesia adopta las gamas escena, y así la orquestación es artística, pero discreta como com-
griegas y las exparce por todo el mundo a medida que sus doctri- viene a la sencillez popular.
nas lo van conquistando. Todas las probabilidades están en fa- Otra forma artística consiste en desarrollar debidamente un
vor de la ciencia, según la cual, las melodías coleccionadas por corto número de aires del pueblo y por fin, la forma que preco-
San Gregorio y antes de él adoptadas y utilizadas por San Am- niza el Sr. Villar, eS la empleada por los autores que escriben en
brosio, son en su esencia cantos ])opulares griegos y hebreos. Si el estilo melódico de las razas, pero sin copiar sus cantares, sino
todavía hoy comparamos la música litúrgica, restaurada hace po- por el contrario, empleando melodías y temas que son producto
cos añoSj con la griega de los fragmentos e himnos antes mencio- de su imaginación especial de artista %• de su poder de invención
nados, notaremos, a jiesar de la visible alteración de las melo- individual.
días y melopeas de la Iglesia, innegable parecido entre sí, cuan- Es difícil, muy difícil, escribir como el Sr. Villar jireHere, ha-
do el canto llamado por antonomasia gregoriano, no está inútil- ciendo caso omiso sistemáticamente, y en absoluto, de las melo-
mente recargado de floreos y adornos. días populares concretas existentes. Es preciso para ello que el
Las melodías de origen griego, empiezan a alterarse en cuanto artista tenga una jiersonalidad firmemente característica: que
el Sur de España, es invadido por los sarracenos. Aquí luchan esté empapado de los sentimientos específícos del pueblo a que
las des corrientes: la griega, traída por el cristianismo y la semi- pertenece, que tenga intenso amor a ese pueblo y por último,
ta, aportada por los árabes. Si alguien tiene curiosidad de j)ene- que prefiriendo y anteponiendo ese amor a todo otro sentimiento,
trar un poco en este asunto, podrá encontrar quizás algo que le no cultive más que accidentalmente, géneros ni estilos que no
interese, en mi conferencia titulada Influencin de la música ára- encajen y armonicen con su temiieramento étnico.
be en la música castellana, que acabo de publicar. Y después de constituir así su ¡¡ersonalidad artística de contor-
nos y aspecto bien concretos, firmes y durables, (¡ueda tod^ívía
una dificultad y es la de orquesta, y liaimonízar su obra. Heoido
Afirma el Sr. Villar, que todas las escuelas nacionalistas en muchísimas composiciones sobre cantos populares, cuya brillan-
música, es decir, todas las escuelas cuyos artistas se proponen te orquestación v sapientísima harmonización oscurecían por
imprimir a sus composiciones carácter específico étnico, se han completo el sabor melódico esencial de aquéllas. Me parecían
apoyado y se apoyan en el arte popular. Por cierto que efncuen- preciosas muchachas del campo, ataviadas y vestidas con tal lu-
tro en la pág. 12 las siguientes proposiciones categóricas.- jo, tanto tra¡ o y tantísimo aderezo, que su belleza projua, no se
«El arte popular, tan exagerado por unos, como menosprecia- veía.
do por otros, propende al simbolismo,.. Pero en íiii, cabe hacer lo ipie el Sr. Villar desea.
«La forma más imperfecta del arte es el símbolo. El día que brote por aquí un genio, lo hará y lo hará casi in-
La ausencia de personalidad y de liljertad, es lo que caracteri- conscientemente, por intuición interna poderosa.
za el arte simbólico; regresión al arte primitivo, pues el verda- Copio del Sr. Villar: •süniversalizar nuestra música debe ser el
dero arte es el liltimo peldaño en la evolución del simbolismo •. ideal de la escuela española en formación, no escribiendo sobre
Advierte el Sr. Villar ([ue este segundo párrafo es de Hegel. cantos del pueblo, sino creándolos, inventándolos; que las obras
El desarrollo de las ideas a])untadas, exigiría, él solo también, tengan carácter nuestro, pero a condición de que sean original-
otro folleto. Yo me permito rogar al eminente musicólogo, am- mente concebidas, pues lo demás es limitar Itis recursos del
plíe o explique en la primera ocasión, ese concepto que atribuye arte.» Y más adelante aiiade: <; Unlversalizar lo propio, ya sea co-
al arte popular tendencias al simbolismo. Me guardaré muy bien lectivo (popular), o individual (erudito), no es hacer arte cosmo-
de expresar opinión alguna contraria a tal proposición, antes de polita.»
conocer su génesis y motivos de ser, pero no puedo menos de -Me permite el Sr. Villar que yo traduzca sus ideas nada ba-
manifestar que, quizás debido a mis mu}? limitados conocimien- nales, a mi lenguaje liabitu;!!?
HISPANO-AMERICANA 11
Universalizar una obra es construirla de modo que sus belle- cía no hace mucho un maestro francés, añadiendo que ninguna,
z as sean apreciadas en cualquier nación y en cualquier tiempo. absolutamente ninguna nación podía enoigullearse de 'tener la
Pues bien, no tenga cuidado mi distinguido amigo. Cuando el variedad y riqueza de cantos populares que España. Ese señor
arte nacional dé obras verdaderamente bellas, esas obras serán está muy en lo cierto.
siempre sentidas y aplaudidas en todas partes, estén o no cons- La misma diferencia esencial de carácter que existe entre mi
truidas sobre la base de temas populares, o sean producto de la modesta persona y un andaluz, o un catalalán. o un castellano,
inspiración personal del autor.Xa belleza verdadera es universal existe también entre la música de mi país natal, y la de Anda-
y eterna. lucía, Cataluña o Castilla.
Las tragedias griegas, escritas.con el intimo sentimiento de la No son, no, diferencias cuantitativas del sentimiento expresa-
raza, son aplaudidas en todos lados, después de más de 2.000 do y de la forma de expresión, lo que separa a unas músicas re-
años. Shakespeare y Cervantes pertenecen al mundo entero. El gionales de otras, son diferencias esenciales cualitativas, vuelvo
arte cuando es verdadero, es universal. Otro folleto más, sería a decirlo.
preciso para apoyar esas ideas. Por eso, mientras España sea una agregación de razas distin-
tas, y hasta en ocasiones, antitéticas, no podrá hablarse de un
** * arte español sintético, que exprese el sentir del Estado español
Como al fin y al cabo, sea por uno u otro procedimiento, la entero.
música popular es la creadora del arte nacional, el Sr. Villar, Es imposible hermanar los caracteres de las melodías catala-
aunque forzosamente deprisa, habla algo de ese arte popular en nas con las vascas, asturianas y andaluzas.
España. Precisamente en esta acentuada diferencia de razas y de mú-
Vuelvo a copiar: «Los cantos aragoneses, los asturianos y los sicas, estriba la posibilidad de que exista en la Península un
de Castilla están evidentemente impregnados de elementos semi- arte musical poderoso, en el cual cada pueblo de los que consti-
tas y greco-latinos.» Este párrafo requiere una explicación. Si tuyen el Estado general, aporte su sentir, su modo de expresión,
esos cantares tienen elementos semitas y greco-latinos ¿Cuál es sus cantares propios, etc. ¡Magnífico ramillete formado con mil
su fondo esencial? Los elementos no lo constituj'en. Estaré muy diferentes flores de aromas diferentes, constituyendo un todo en-
equivocado, pero la proposición debiera cambiarse por esta otra: vidiable y espléndido!
Los cantos aragoneses, asturianos y los de Castilla son descen- La idea que el Sr. Villar me parece acaricia (tampoco estoy
dientes directos de los cantos litúrgicos y éstos de los cantos muy cierto de ello) es la de un producto sintético de todo el arte
griegos. Los referidos cantos regionales están casi siempre in- popular que hay en España, un todo, en el cual desaparecen las
fluenciados por la música árabe y muchos de entre ellos afectan cualidades de cada elemento de los que constituyen la síntesis,
la estructura completa de la música importada por los mahome- o de no desaparecer constituyen un agregado de colores diso-
tanos. nantes.
El Sr. Villar, aunque rápidamente, establece las innegables di- Hoy por hoy cabe un arte castellano, andaluz, vasco o catalán,
ferencias entre los aires populares de algunas regiones del Esta- pero no es posible una combinación química de esos cuerpos
do español. Así dice, que 4el sentimiento musical de asturianos, -simples.
leoneses, cántabros y vascos es más semejante que el de las res- El verano pasado, el Casino de San Sebastián, nos dio un con-
tantes regiones, diferenciándose sólo en la intensidad de los ma- cierto de música española. Si del programa del referido concier-
tices» y antes «.la música catalana como la de Levante es de una to descarto primeramente las obras de Conrado del Campo, de
alegría mediterránea, no exenta de ciertos dejes quejumbrosos Esplá y de Landazabal, en las cuales yo no he podido ver arte
en determinadas cadencias, particularmente en Alicante, etc.» específico español alguno, y, después, aparte un par de números
No puedo estar conforme, dicho sea de paso, en que la única de La Iberia^ de Albéniz, todo lo demás, el bloque del concierto,
diferencia entre las melodías vascongadas y las asturianas, leo- las composiciones de Falla, Turina, algunas de Albéniz, etc.,
nesas, etc., consista en la intensidad de los matices. La diferen- eran andaluzas y nada más que andaluzas. El eterno tresillo
cia es cualitativa y resulta evidente para todo espíritu un poco oriental dominó por completo en el concierto.
analítico y observador. Busquemos la solución de nuestro desiderátum en la espléndi-
En cambio, tengo paisanos que en cuanto oyen una melodía da variedad de cantares y no en un complejo étnico, imposible
pausada en tono menor acentuado, ya le encuentran parecido por ahora. Acaso de aquí a trescientos años, cuando los gober-
con las nuestras. ¡Parecido! nadores, enviados desde Madrid a provincias, logren implantar
Todos los hombres nos parecemos, pero yo no me creo pareci- el mismo sello (grabado en las oficinas del centralismo adminis-
do a un chino. trativo que tanto admiramos) en todos lados; cuando los políticos
Tampoco puedo estar conforme con mi amigo en lo siguiente; de la Corte, o que en la Corte viven y medran, nos civilizen a
«La unidad ideal de la raza (pues es evidente la existencia de una los provincianos, entonces, acaso, haya un arte único, sintético
geografía musical), se manifiesta en la música popular de España español, subvencionado por el Estado y aplaudido por sus legio-
con carateres comunes e inconfundibles. •> nes de funcionarios, pero quizás también, aquél arte no tenga
Veo las cosas de un modo diametralmente opuesto. de tal más que la forma, y resulte un academismo frió e in-
Oí últimamente, en Barcelona, cantar a cinco mil orfeonistas ca- sípido.
talanes, melodías de su pais, dando, dicho sea de paso, admirable Dejemos que un autor escriba sobre temas gallegos y otro so-
testimonio de la extraordinaria cultura de aquel pais. Siempre bre motivos andaluces. Si sus obras son realmente bellas corre-
que oigo canciones populares, aguzo el oído y pongo en tensión rán no sólo por toda España sino también por el extranjero.
intensa mi atención. Pues bien, aquellas canciones no tienen La verdad de lo que brevemente dejo apuntado, se demuestra
más semejanza, ni con las vascongadas, ni con las andaluzas, ni con lo qne dice el mismo Sr. Villar.
con las gallegas, ni con muchas castellanas, sino la de ser músi- iEl sentimiento nacional en la música española, lo encontra-
ca. Nada más. mos disperso en obras de determinados autores, pero realmen-
La geografía musical ¿quién lo duda? existe; pero España, en te una escuela española de importancia por su calidad ideoló-
conjunto, no constituye un área de iguales caracteres en la mú- gica y elevación (quizás por no tener una técnica original en
sica popular, sino todo lo contrario. algún concepto y no haber dominado la general del arte) no
¡Qué diversidad de melodías tienen ustedes en España! me de- existe como no sea en un periodo de formación. La escuela espa
12 REVISTA MUSICAL
ñola es una realidad eil el plano de la música ligera, popular, en tiles y alguna vez originales) se distingue también.por un senti-
el noble sentido de la palabra.••> piiento de refinada finura. Abusa de la miniatura, de lo pequeño
No es por falta de técnica por lo que no existe la escuela espa- y delicado (el afán de pulir ¡a cuantas observaciones conduce!)
ñola de altura. Tenemos técnicos, tan buenos como en cualquier flores de un dia, se las puede llamar; es un arte femenino, y lo
parte, pero convencidos de que el arte es técnica y nada más que que caracteriza la verdadera creación es la virilidad».
técnica; por eso precisamente hacen técnica y no arte. «El ruso por el contrario, se complace en cultivar uñarte duro
Al final del folleto dice el Sr. Villar: violento en su última evolución, lleno de brutales contrastes,
«Nuestra realidad musical, hasta los tiempos presentes, sólo estridente, quebrado; un arte realmente feo, lo que constituye la
existe con caracteres personales definidos y de un positivo valor negación del arte, por el uso de las disonancias más disparata-
en los polifonistas y tratadistas teóricos y prácticos de los siglos das, que parecen escritas de propósito para oídos que hubiesen
XVI, XVH y XVIII, pues los vihuelistas, los tonadilleros y los zar- perdido toda sensibilidad.»
zueleros, han dejado poco iras si.» Estoy completamente de acuerdo con el Sr. Villar. Mi oido no
En mi modesto sentir ni los polifonistas, ni los tratadistas de puede soportar esa música rusa ultramoderna, más que en algu-
los siglos citados por el señor Villar, escribieron en un estilo nos momentos en que los instrumentos cantan piano. ¿Será de-
sintéticamente español, porqué las antiguas naciones que forma- fecto mío de constitución psicológica auditiva? No lo se, pero de
ron el actual Estado, tenían demasiado vivo su sentimiento ét- lo que tengo conciencia y convencimiento completos, es de que
nico particular y no cabía la apetecida síntesis. Esos altamente la música a que se refiere el Sr. Villar, me hace real y verdade-
beneméritos músicos, no expresaron más que una parte de las ramente tan terrible efecto en el oido, que el año pasado de ha-
ideas y sentimientos, de la Península. No son universales, sino ber estado en el teatro sin ninguna persona a la que yo acompa-
más bien, utiilaterales. ñase, hubiera abandonado la sala, como alma que lleva el de-
monio; a los pocos compases de empezar Petrouchka. Me detengo
porque no es el momento de volver a explicar mis ideas acerca
Aquí debería yo hacer punto final, que cuando quiera es hora del particular; y termino, definitivamente, copiando el siguiente
d e hacerlo, dejando que los curiosos lean en la bonita obra del párrafo del folleto:
señor Villar, los juicios de éste acerca de Chapí, Bretón, Albé- : «Una persona que ha oido, en Londres, el Prometeo, de Scria-
nie, Granados, Chueca, Pérez Casas, etc., que no por ser breVes bin, escrito para teósofos, me decía en cierta ocasión que quien
dejan de tener interés de actualidod; pero no puedo resistir al no sea teósofo no se enterará de nada.»
deseo de entresacar del cúmulo de juicios y afirmaciones conte- Probable es que tampoco se enteren de nada la mayoría de los
nidas en el folleto algunas de las más oportunas y gráficas, a mi teósofos y acaso ninguno.
juicio. F. Gáscue.
4La música no es literatura ni pintura, es sólo música, y tiene
tal fuerza emotiva, que en sí misma contiene todos los elemen-
tos estéticos necesarios para producir las emociones más inten-
sas y más puras, precisamente por su carácter inconcreto y aba. SOCIEDRD N/RCICNflL DE fvillSICfl
tracto. ¿No estamos viendo cómo los pintores impresionistas, a l a
estilización de su arte la llaman musicalidad para determinar
con esta palabra (por otra parte tan falsa como cuando decimos
que la música tiene color), lo velado, lo inconcreto, lo vago de Se han puesto a la venta las colecciones de los pro-
sus creaciones, elaboradas con imprecisos trazos, mientras hay gramas de esta sociedad, años I, II y III (1915-1917),
músicos llamados nuevos que se complacen en hacer un arte que
Texto de ADOLFO SALAZAR
no tiene nada de bello, de un descarnado sensualismo, preten-
diendo hacer plástico un arte que es todo espiritualidad, desna-
turalizando sus cualidades más nobles, sin querer comprender
además, que todas las artes tienen una esfera de acción, sus for- Cerca de cien artículos de crítica e historia; nume-
mas particulares que les son propias, etc., etc?> rosas notas críticas y biográficas, 650 ejemplos mu-
El párrafo anterior está inspirado en un excelente sentido prác- sicales.
tico y teórico dfíl asunto, en ese buen sentido que, gravemente
enfermo hoy, vá a fallecer pronto si los desatinos que ruedan por Precio de cada volumen encuadernado en tela, t r e s p e s a t a c .
el mundo, siguen siendo rabiosamente aplaudidos por los snobs
que con ello creen darse patente de superioridad aplastante so- (En el tomo III se encuentra un índice general de los
bre nosotros los simples mortales. Excuso advertir que el señor
Villar habla en el párrafo anterior de la música sola y no de sus
tres años.)
aliadas con la letra, pintura, etc.
Hablando, de pasada, de las músicas rusa y francesa, estampa
el Sr. Villar el siguiente párrafo, que es de oro:
«La música rusa y francesa ultrutnoderna, particularmente La Dirección de esta REVISTA, no se hace solidaria d&
aquélla, la he considerado siempre no como una rama frondosa las opiniones en ella manifestadas y cuya responsabilidad
del arte musical, sino como una derivación, como algo aparte. incumbe exclusivamente a sus respectivos firmantes.
La francesa (me serviré de un simil que exprese con claridad mi
pensamiento) es lo que las porcelanas de Sévres o de Sajonia a
las obras maestras de las artes plásticas, al Partenon o a la Ve-
nus de Milo; lo que los cuadros de Watteau y Teniers a las obras Con este número se reparte el suplemento de diez y sei»
de Velázquez y Tiziano. El aite francés ultramoderno, que no
es nacionalista en el sentido popular, sino nacional, por las par-
páginas de la Harmonía de A. E. Hull.
ticularidades de su técnica harmónica (copiadas en parte de los
rusos, aunque desarrolladas por sus compositores en formas su-
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