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1º The Arrangement PDF
1º The Arrangement PDF
Índice
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Próximo Libro
Sobre el Autor
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Sinopsis
E
l lema de Avery se está volviendo: ¡Qué mierda mi vida! Justo cuando
cree que las cosas no pueden empeorar, lo hacen. Cuando su auto se
detiene en una concurrida intersección y sale para revisar debajo del
capó, un sujeto le roba el auto. Armada con un vestido y un par de zapatillas,
Avery corre detrás del ladrón. Cuando un sexy extraño le ofrece su ayuda, ella
no puede negarse. Así es como Avery conoce a Sean Ferro, el sujeto
absolutamente sexy y completamente dañado, con más secretos para los que
ella tiene tiempo.
Pero hay una opción, una opción increíblemente sexy y desprovista de moral. Si
Avery toma un trabajo como prostituta, algún sujeto podría salvarla. Un cliente.
Una sola vez. Sólo tiene que decir que sí.
The Arrangement #1
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Capítulo 1
Traducido por Pimienta
E
l aire de la noche es frío. No ayuda estar atrapada en este pequeño
vestido negro en mi auto de mierda. Me estremezco mientras trato de
mantener el motor en marcha ante el semáforo en rojo. Mi pequeño
auto maltrecho es de hace dos décadas y se cala1 si no acelero el motor
mientras tengo el pie en el freno. Estoy conduciendo con los dos pies, en un
auto que se supone es automático. La calefacción no funciona. Si trato de
encenderla, mi cara acabará arruinada por el humo blanco. Es increíble, en
una forma totalmente humillante. Al menos el auto es mío. Me lleva a donde
tengo que ir, la mayoría de las veces.
Los ignoro. Pueden rodearme y continuar. Agarro el bote del asiento de al lado,
abro de una patada mi puerta y camino alrededor del capó. Agito la lata y
rocío la admisión del motor. El auto se pondrá en marcha tan pronto como le
dé la vuelta a la llave, y así podré alejarme con mi vergüenza.
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sonar el claxon cuando pasan junto a mí. Les enseño el dedo y sus risas
desvanecen mientras se alejan.
Esta noche no podría ser peor. Pongo el tapón al bote de gasolina. Entonces
sucede. Mi noche da un giro de ciento ochenta grados directamente hacia el
pandemónium.
Mientras dejo caer el capó, cerrándose de golpe, miro a través del parabrisas.
—¿En serio? —le digo al tipo que salta a mi asiento. Lleva un abrigo esponjoso
que alguna vez fue azul y no se ha afeitado en semanas. Gira la llave y el auto
de mierda ruge a la vida. Acelera y se mueve, pasando a mí alrededor. Me
quedo en el carril mirándolo. Qué idiota. ¿Quién robaría ese pedazo de
basura?
No puedo ver su rostro a través del casco negro. Tiene un visor tintado que lo
cubre.
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—¿Estás intentando atraparlo?
—Sí. —Señalo hacia delante, jadeando. Hay tres semáforos en este tramo de la
carretera antes de la entrada a la avenida. Si se para en un semáforo en rojo,
el auto se calará y podría recuperarlo. Mis pulmones están ardiendo y no es
como si tuviera tiempo para explicar todo esto. Ya ha pasado la primera luz—.
Si se detiene, el auto se calará.
—Vamos.
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Metiendo mi cabello detrás de la oreja, le digo:
—No hay problema. ¿Tu auto siempre hace eso? —Un par de ojos azules se
encuentran con los míos y mi estómago cede. Maldita sea, es guapo. No, no es
guapo… es caliente.
Él sonríe. Hay un rastro de barba en sus mejillas. Apenas puedo verlo debido al
casco. Levanta una ceja y me pregunta:
Más veces de las que te imaginas. Los criminales son realmente estúpidos.
—Vamos a decir que esta no es la primera vez que he tenido que correr detrás
de él. Hasta ahora nadie ha llegado a la avenida. Ese maldito semáforo tarda
una eternidad y siempre salgo del auto en el mismo sitio cuando se cala.
Pensarías que ya debería haberlo solucionado, pero…
Pero tengo un retraso mental y prefiero ir tras los ladrones de autos. Paro de
hablar y aprieto los labios. Sus ojos recorren mi vestido y hacen una pausa en
mis zapatillas antes de regresar a mi cara. Genial, él cree que estoy loca.
Volviendo al auto, agarro otra lata de éter del asiento de atrás y camino hacia
el frente. He tirado el último en algún lugar detrás de mí. Abro el capó y rocío el
motor. Tengo tanto frío que estoy entumecida. Mientras camino de regreso a mi
puerta, sacudo la cabeza diciendo:
Presiono mis labios, niego con la cabeza y trago el nudo que hay en mi
garganta. Hoy ha sido un día horrible. Estoy totalmente sola. Sin nadie que me
ayude, y sin embargo, este hombre lo ha hecho.
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—No, estoy bien —miento mientras entro en mi auto y cierro la puerta—.
Gracias por el paseo. —Enciendo el motor y le sonrío. La ventana está abajo.
No sube.
—Cuando quieras. —Asiente hacia mí, como si quisiera decir algo más. Todo lo
que puedo ver de su cara son sus cristalinos ojos azules y una hermosa boca.
Está sentado en una moto que cuesta más que mi matrícula universitaria. Está
lleno de dinero y yo no tengo nada. Una punzada de remordimiento se dispara
a través de mí, necesito irme. Los favorecidos y los que no lo son, no se hicieron
para mezclarse. Ya aprendí esa lección una vez. No necesito aprenderla de
nuevo.
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Capítulo 2
Traducido por flochi
M
i vestido se mueve sibilantemente alrededor de mis rodillas mientras
camino por el pasillo hacia mi habitación. Llevo los libros debajo de
un brazo y mis zapatos de tacón en el otro. Mi bolso está sobre mi
hombro. Tengo las llaves en la mano y pongo una en la cerradura y le doy
vuelta. La perilla gira y empujo, caminando hacia adelante. La puerta golpea
algo y camino directamente hacia ella, golpeándome la cabeza y dejando
caer todo. Es tarde y me siento cansada. Pateo la puerta con mi pie, sabiendo
que Amber (la peor compañera de cuarto que existe) trabó la puerta para que
yo no pueda entrar.
—¡Abre la puerta! —grito y la vuelvo a patear, pero ella no la abre. Recojo mis
libros del suelo y los deslizo a través de la grieta de la puerta. Agarro mis
zapatos y bolso y camino hasta el cuarto de Melony. Llamo a la puerta y asomo
la cabeza.
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—¿Te lastimaron?
—¿Qué más pasó? —pregunta, ya que tener problemas con el auto es una
parte normal de mi vida—. Te ves molesta.
La cama se hunde junto a mí y me doy cuenta que Mel está sentada allí.
—Lo sé, pero es lo mismo en todas partes. Nadie paga suficiente. Trabajo hasta
caerme muerta en la noche, y sigo comiendo sopa de fideos. No lo soporto
más.
8.5: La nota está expresada en una escala del 1 al 10. Sería equivalente a un 85 sobre 100; un
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Alzo la mirada hacia ella.
—Sí, quiero decir, ¿por qué no? Es un buen trabajo, se paga bien, y las horas
son perfectas. Trabajo menos que tú y gano mucho más.
—Necesitas franqueza estos días, Avery. Eres un desastre, tu auto es una trampa
mortal, y te encuentras completamente sola. Un gran cheque solucionará algo
de eso.
No quiero ir. Mi cuerpo duele. Estoy muy cansada, y salir de nuevo suena
horrible. Pero a la vez, tiene razón. El dinero arreglaría algunos de mis
problemas.
—Más que suficiente para ti y todas tus facturas. Lo que ganas en un mes, yo
gano cada fin de semana. —Me mira fijamente con esos ojos atigrados y me
siento rápidamente sobre la cama.
—¿Hablas en serio? —Creo que Mel está bromeando, pero ella asiente—. ¿Qué
demonios haces?
Me levanto murmurando:
—Apestas. Bien, iré. Pero estaba planeando pasar algo de tiempo con Amber
esta noche.
—Sí, claro.
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Capítulo 3
Traducido por Belle 007
M
elony conduce un cupé deportivo de color negro que pone a mi auto
en vergüenza. Se detiene y continúa. Las ventanas suben y bajan. El
calefactor funciona. Dios mío, ¡el calefactor! Podría morir. Me
desplomo sobre el cuero cuando el asiento térmico se calienta.
—Trata de vivir con Amber por un semestre y veremos qué locuras salen de tu
boca.
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utilizando un lápiz. Creí que había dejado en claro que podía usar un lápiz
cuando hice los SATs4. Al parecer no.
—Por mí está bien. Así que —ella cambia de tema—, ¿estás viendo a alguien?
—Atrás, Cujo5. Sólo estaba preguntando, tratando de tener una idea de las
cosas.
—¿Qué cosas? Cosas que nunca sucederán en este lado del infierno.
—Lo siento, no quería estallar. Hoy tuvo que haber sido el peor día de mi vida.
Además del idiota que robó el auto, tuve el peor cliente. Me gritó todo el
tiempo y luego fue a hablar con mi jefe. Soy una maldita mesera. Como si
tuviera algo que ver con su comida. —Presiono mis dedos contra mi cabeza y
apoyo mi codo en la puerta. Mi trabajo es ubicar personas en un restaurant de
carnes. Eso es todo. No tengo nada que ver con lo demás, pero este tipo no se
echaría para atrás. Parecía pensar que su noche estaba arruinada por mi
4 SAT: Examen de admisión que se toma para entrar a la mayoría de las universidades de los
Estados Unidos.
5 Cujo: Un perro agresivo y de comportamiento impredecible de una novela de Stephen King.
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culpa. Para el momento en que llegó con el gerente, de alguna manera todo
era mi culpa. Mi jefe me hizo ver como si lo fuera y eso resume toda mi noche
en el trabajo. Distraídamente, tuerzo un mechón de mi cabello entre mis
dedos—. Fue sólo uno de esos días y estoy harta de tenerlos.
—Mi trabajo es poco ortodoxo, pero nunca tengo que lidiar con esa mierda. —
Mel se desplaza en su asiento.
La miro fijamente.
Miro a Mel.
Mis cejas se juntan. ¿Qué mierda estoy haciendo aquí? Mel está bien vestida y
por lo que parece, estamos en una oficina vacía. No hay música, ningún ruido.
Está totalmente silencioso.
—Entre —dice una voz femenina, y Melony empuja la puerta. Una mujer en sus
cuarenta está sentada detrás de un escritorio de vidrio. No mira hacia arriba—.
Justo a tiempo. Entra y cierra la puerta.
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—Traje a alguien para que conozca. —La mujer en el escritorio levanta sus ojos
y me ve. Inmediatamente mira a Mel amenazantemente. Mel levanta sus
manos, explicando—. No dije nada. Le dije que viniera y hablara con usted. No
violé mi contrato, señorita Black. Necesito mantener este trabajo, pero mi
amiga está en la misma posición que yo cuando empecé, y pensé que estaba
buscando a alguien nuevo.
Sé que Mel me dijo que me quedara callada, pero no puedo. No quiero que
pierda su trabajo por mí.
—Está bien. Puedo esperar en el auto. —Me doy vuelta para irme.
Asiente hacia mí. La señorita Black cruza sus piernas en las rodillas y se inclina
contra la silla.
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mis clases, matrículas y libros, pero aun así tengo que pagar por la renta y la
comida.
—No, pero…
Ella sonríe.
—Esto es más dinero de lo que gano en un mes. —¡Dios mío! Mel no estaba
exagerando.
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—Lo sé, y eso es sólo para empezar. Incrementará desde ahí. A aquellos que
trabajan bien se les paga bien.
Miro la tarjeta y el número masivo. Debí haberme perdido algo. Levanto la vista
y pregunto:
—¿Cuál es mi trabajo?
La señorita Black sonríe y junta sus manos. Apunta sus dedos índices hacia mí.
—Ah, ahí es cuando las cosas se ponen difíciles. Verás, estamos en una de las
más viejas profesiones del mundo, el negocio del emparejamiento. Hermosas y
jóvenes mujeres vienen a nosotros y nos hacemos cargo de ellas,
asegurándonos de que estén a salvo. Somos selectivos con nuestra clientela
para mantener las cosas tan placenteras como sea posible. Ahora bien, si…
Mi boca cuelga abierta, pestañeo mientras habla, pensando que debo estar
entendiendo mal, pero mientras más habla, más claras se vuelven las cosas.
Encuentro mi voz y chillo:
—Claro que lo sé. Trabajo aquí, Avery. Soy una prostituta cara, si necesitas que
sea brusca, y por la expresión de tu rostro, lo necesitas. —Estoy lista para saltar
de la silla y correr, pero Mel coloca una mano sobre mi hombro y se sienta junto
a mí—. Sé lo que sientes, pero escúchame. La señorita Black es una madama.
No es lo mismo que prostituirte. Es más como actividades de emparejamiento.
—¿Qué es tan malo sobre eso? Quiero decir, trabajas sólo unas horas a la
semana, obtienes una buena paga y tienes a alguien cuidando de ti. Los
chicos tienen una verificación de antecedentes, se garantiza que estén libres
de drogas y enfermedades. Es mejor que estar saliendo de la manera antigua.
—¡Esto no es estar saliendo, Mel! —Me levanto, pero Mel agarra mi muñeca y
me tira hacia atrás en mi asiento. Estoy tan molesta con ella. Me quiero ir, pero
es porque estoy enojada. No puedo creer que me trajera aquí. ¡No puedo
creer que hiciera esto!
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Mel suspira y me da su mirada enojada, esa que es una pequeña rodada de
ojos. Ella cree que estoy sacando las cosas de proporción.
Ella asiente.
—Yo… —Mi boca cuelga abierta. Ser pagada por ser la cita de alguien no
suena tan mal—. No lo sé.
Mel explica:
—Las citas no pagan mucho, Avery. Pero es una buena manera de ver cuán
bien coinciden. Es decir, si es el tipo de chico que llevarías a la cama de todas
formas... —Mel me hace un guiño y luego se encoge de hombros, como si no
fuera una gran cosa.
Rompo el contacto visual con Mel y miro a la mesa. Sostengo mis manos en mi
regazo tan tensamente que se están volviendo blancas.
—Esta es una lista de cosas que podrían ocurrir en una cita con un cliente.
Puedes chequear las cosas en las que estás dispuesta a tomar parte.
Miro a la hoja. Allí hay cosas normales: abrazos, besos, picos, besos franceses…
y entonces la lista se vuelve más específica: caricias, toques, sexo oral, sexo
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vaginal, sexo anal, y así sigue, volviéndose más y más rara. Hay dos columnas
llenas con nada y todo. ¿Fisting?6 ¿Qué mierda es eso?
—No. —No puedo hacer esto. Siento como si estuviera parada en una
pendiente resbaladiza y a punto de caer, con el culo primero.
Ella me alcanza otra tarjeta. Esta es una negra con letras blancas. Mi reflejo es
tomarla.
—Eso también tiene su propio set de reglas y precios. —Me retuerzo bajo su
mirada. Me pregunto cómo puede darse cuenta. Sostengo la tarjeta en mi
mano sin mirarla, con mi corazón palpitante.
6 Fisting: Acto sexual que consiste en la introducción total o parcial de la mano en el ano o en
la vagina.
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Capítulo 4
Traducido por SOÑADORA
M
i cara se pone roja, pero no me puedo mover. Doy vuelta la pequeña
tarjeta negra y la miro, esperando que el número sea más pequeño,
pero no lo es. Es más grande, con muchos ceros. No entiendo.
Mirando a la señorita Black, pregunto:
—¿Por qué es más? —Pensé que sería menos. ¿Quién querría pagar para follar
a una virgen? No sé que estoy haciendo, como, en absoluto.
—Oferta y demanda. Hay muy pocas mujeres de tu edad con todo aún
intacto. A algunos hombres les gusta ser el primero. Quieren una experiencia
más íntima, así que cuesta más. Combina eso con la falta de vírgenes, y eres
una rara comodidad.
Oh, Dios. Soy una rara comodidad. No parpadeo. Sólo la miro. Es como si
hubiera caído en un universo paralelo o algo.
Mel explota.
Mel me mira como si hubiera estado viviendo una doble vida por los últimos
años. Me molesta, dado que es ella la que en realidad está viviendo una vida
doble. No tenía idea de que estaba haciendo esto. Tampoco quiero hablar de
eso ahora.
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Mel se tropieza con sus palabras y finalmente escupe:
—¿Cómo?
—Hay algunas cosas que desearía haber hecho diferente, pero fue mi propia
culpa. El trabajo fue genial, Avery. Me arrepiento de haberme mantenido en él
demasiado tiempo, y el resultado fue dejar que el hombre indicado se me
escapara.
Mel me susurra:
Mel camina a una balanza y se detiene frente a ella. Se gira una vez,
mostrándole su vestido a la señorita Black.
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—Se ata en la cintura. —Tira de la cuerda y sale del vestido. Está usando un
conjunto de ropa interior azul marino con ligas altas. Sale de sus zapatos y sube
a la balanza. La señorita Black mide su cintura, senos y caderas, y escribe los
números.
Mel me mira.
Ambas asienten.
—Un radio específico. Da un buen indicio de las curvas. Los clientes nunca
verán tus medidas, por supuesto. Es sólo para nosotros. —La señorita Black me
mira, mientras Mel se vuelve a poner su vestido—. ¿Por qué no vienes con Mel
mañana? Traeré el…
—Un hombre, por un mes, y estarías lista por un año. Sólo un hombre, Avery.
Piénsalo.
—No, pero gracias de todos modos —digo. Miro a Mel y quiero estrangularla.
¿En qué pensaba al traerme aquí? ¿Y en qué demonios está pensando,
haciendo esto? Miro abajo y muerdo mi lengua.
La señorita Black está hablando con Mel sobre su siguiente cita y camina a una
biblioteca en la pared. Levanta un álbum de fotos y camina de nuevo a la
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mesa. Mel se sienta a mi lado. Agarro mi teléfono y pretendo twittear algo. La
espalda de Mel se endereza. Sabe que la comeré viva cuando estemos solas.
Por supuesto que lo haré.
—Hay algunos clientes que aún no han sido anotados en la base de datos.
Sabes cómo somos con estas cosas. Todo es privado, pero lleva su tiempo. En
fin —dice, poniendo el libro en la mesa—, te mostraré su ficha de papel. Esto
será destruido después.
Mel se mueve más cerca para poder ver. Cuando la señorita Black abre el
grueso álbum, algo cae al piso. Es una foto y algunas notas que están escritas
demasiado vagamente como para que las lea. Me inclino y las levanto.
Cuando mis dedos tocan la foto, me congelo. Esos ojos, esa cara. Un escalofrío
recorre mi espalda. Es el hombre de más temprano, el de la motocicleta. Me
pauso, asustada de tocarla. Una oleada de sentimientos me recorre y acaban
en mi estómago. No puedo tragar.
—Nada. —Levanto los papeles y la foto y se las doy a la señorita Black. Cuando
toco la fotografía, pienso en cómo se sintió envolver mis brazos por su cintura.
Demonios, envolví mis muslos alrededor de su cadera. Mi cara se pone roja al
pensarlo y las dos mujeres se ríen, como si supieran en qué estoy pensando.
Empujo los papeles por la mesa hacia la señorita Black.
—No estoy interesada. —Trato de esconder mis nervios, pero el hecho de que
este hombre me haya hecho derretir antes de ver la foto me asusta. Cruzo mis
brazos sobre mi pecho y me inclino en la silla, atorando mi mandíbula.
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—Muy bien —dice la señorita Black, ya sin mirar a la foto del hombre. Se gira a
Mel y pasa algunas páginas. Hay muchas fotos del hombre y sus preferencias
están anotadas.
No quiero saber lo que dicen. No me doy cuenta, pero estoy mirando fijamente
a la foto del hombre de la motocicleta. Parecía tan normal, tan amable. ¿Qué
está haciendo en un lugar como este? Si me hubiera invitado a salir, hubiera
dicho… Deja de mentirte a ti misma, hubieras dicho no. No le hubiese dado
una oportunidad, ¿y por qué? Porque no tengo tiempo para cosas como esta.
No empezaré algo que no pueda terminar.
Mis ojos están fijos en su cara. Brillantes ojos azules me miran de vuelta. Una
sombra de barba adorna su mandíbula, oscura como el cabello sexy que
cubre su cabeza en gruesas ondas. Cae sobre su frente, como si fuera apenas
demasiado largo. Quiero tocarlo y empujarlo atrás. Esos ojos son demasiado
increíbles para ser reales. Mi corazón está desbocado y estoy perdida en
pensamientos, revisando el encuentro de más temprano con él,
preguntándome por qué vendría aquí, cuando Mel me toca el hombro.
—¿Hola? ¿Tierra a Avery? —Quito mis ojos de la foto y la miro—. Hora de irnos.
—Mel se para y agarra su bolso.
Asiento, y la estrecho.
—Ha sido… —La miro, y no puedo pensar en ningún adjetivo que describa
como fue todo.
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Giro y sigo a Mel hacia su auto. No tenía idea de lo equivocada que estaba.
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Capítulo 5
Traducido por Fer_lul
M
el camina sigilosamente hacia su habitación. Hay un silencio helado
entre nosotras. Son casi las dos de la madrugada cuando llegamos a
la residencia. Pasamos por mi puerta primero. Me muevo para
desbloquearla, pero cuando pongo mi llave y giro la perilla, la puerta golpea el
sofá. Otra vez.
Paso la mano por mi cabello, lo recojo detrás de mi oreja y camino tras ella.
Abre la puerta en silencio. La sigo dentro del dormitorio y cierro la puerta
discretamente, suponiendo que su compañera de habitación ya está dormida,
pero la habitación está vacía. Ambas vivimos en la torre oeste en el extremo
más alejado del campus. Es la residencia más barata y la más alejada de todo.
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Mel agarra una nota junto a la lámpara una vez que la enciende. La pequeña
habitación es una copia de la mía, menos mi horrible compañera de cuarto,
Amber, la apestosa. Las paredes son de un blanco mate con un suelo de
baldosas industrial. Mel lo decoró más a la moda que yo. Yo nunca podría
darme el lujo de las bonitas cortinas y la gruesa alfombra que cubre el suelo.
Todas las mantas blancas, luces y fotos te hacen sentir como en casa. Mi
habitación no se siente así. Se siente como la celda de un sociópata. Amber
cubrió su mitad con basura brillante y mi parte permanece vacía, estéril, como
mi vida.
—Ella no volverá esta noche. —Hay un silencio incómodo que hace que mi
boca se sienta llena de algodón. Me siento como si tuviera que pedir disculpas,
pero no quiero. Ella me llevó a llenar una solicitud para ser una prostituta.
—No era mi intención... —Cierra sus ojos y sacude la cabeza. Se presiona con el
dedo la sien, y dice—: No quise molestarte y espero que podamos seguir siendo
amigas. —Ella tensa su mandíbula después de decir con cuidado cada
palabra y me mira.
—Estoy molesta, pero no soy estúpida. ¿Por qué no iríamos a ser amigas nunca
más? —Siento un tirón en el estómago, una advertencia de que en realidad
podría perderla. Doy un paso más en la habitación. No puedo perderla. Ella es
mi mejor amiga y lo más cercano a una familia que conseguiré.
—Mel, oh Dios mío, no es eso. Me llevaste a una entrevista de trabajo para ser
una prostituta. Pensé que estaba aplicando para ser una empleada de hotel.
Son un poco diferentes, por si no te diste cuenta. Me tomaste malditamente por
sorpresa, eso es todo. —Eso es todo, como si no fuera la gran cosa. Mi mejor
amiga es una prostituta. Mis hombros se desploman hacia adelante. No quiero
pelear más. Estoy agotada y tengo que levantarme temprano para estudiar, ya
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que tengo que trabajar mañana por la noche. Me siento con fuerza en una silla
rosa esponjosa y estiro una manta sobre mi regazo.
La determinación brilla en los ojos de Mel. Los míos sólo se sienten cansados. La
miro sin entender cómo puede hacerlo. Al mismo tiempo, lo oigo en su voz, ella
no puede volver. Yo no tengo nada a lo que regresar, pero aun así... no puedo
hacer lo que ella. Quiero que mi primera vez sea con alguien que ame. Nunca,
ni por un segundo, pensé en vender sexo.
7: La nota está expresada en una escala del 1 al 10. Equivale a un 70 sobre 100 y a un 14 sobre
7
20.
29
Mi mente se va en diferentes direcciones. Dudo que me siga cuando digo:
—Te admiro, ya sabes. Tienes más agallas en una pestaña que yo en todo mi
cuerpo. Me estoy prendiendo fuego y no puedo evitarlo.
—Sí, puedes —dice con la voz llena de empatía—. Escucha Avery, no tienes
que hacer lo que hice, pero tienes que hacer algo. Las dos vemos cómo tus
decisiones te están arruinando. Cambia algo. Toma el control de tu vida para
que no suceda.
—No —dice Mel con la voz llena de convicción—. Tu vida es lo que haces de
ella y, en este momento, estás dejando que una buena vida se escape. Esta es
una buena oportunidad, Avery. Tal vez no es la forma en que pensaste que las
cosas serían, pero trabajar para la señorita Black ha sido una bendición para
mí. Habría perdido mi beca y tenido que arrastrarme a casa. Nadie dijo que lo
lograría. Pensaban que fracasaría. Eso me dio más convicción para quedarme
y luchar. No voy a vivir como ellos. Me rehúso.
Mel cruza los brazos sobre su pecho. Su familia se aprovechó de ella. Fue
maltratada, descuidada y tuvo que vender bolsas baratas antes de tener doce
años. Mel dejó a su familia tan pronto como tuvo edad suficiente, y cortó su
relación sin mirar atrás.
Mientras tanto, parece que lo único que puedo hacer es mirar hacia atrás. Si
mis padres estuvieran vivos, esto ni siquiera estaría en consideración. Estaría
viviendo en casa, comiendo albóndigas de mi mamá, y teniendo a mi papá
arreglándome el auto. En cambio, mi vida dio un giro inesperado y aquí estoy,
defendiéndome por mí misma antes de estar lista. Estoy tan lejos de estarlo,
pero es tiempo de hundirse o nadar, y yo me estoy ahogando.
—No puedo dejar que un tipo me tenga y luego agarrar el dinero de su mesita
de noche. No puedo recibir un pago por sexo. Simplemente no puedo. Sé que
tus intenciones son buenas, pero...
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—El tipo no te paga, la señorita Black lo hace. Se siente como una cita, Avery,
una cita realmente buena. Y si aceptas el acuerdo que te ofrecieron, sería
mejor que eso. Tendrías novio instantáneamente y él te ayudaría a superar
todo, señorita Virgen, que es mucho mejor que suponer. —Mel sonríe
tímidamente, como si estuviera pensando en algo vergonzoso—. No lo sé.
Simplemente no parece tan malo para mí. Suena como salir de una forma
fácil... y por cierto, con un poco de dinero.
Le sonrío.
—Es más fácil que salir. Nunca sabes si el tipo te está mintiendo o dónde ha
estado su cosita. Y está tratando de acostarse conmigo de todos modos. Esto
es más fácil. —Mel me sonríe.
Me río.
—Lo intento.
—¡Eres tan vulgar! —Le lanzo una almohada mientras termina la frase.
Veo esos ojos azules y pienso que tal vez no, pero no puedo cruzar esa línea.
Algo dentro de mí me retiene.
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Capítulo 6
Traducido por Pandora Rosso
L
a siguiente noche estoy parada frente a la luz roja del infierno, intentando
mantener el auto andando. Hace frío. Mi aliento hace pequeñas nubes
blancas dentro del auto mientras respiro. Estoy vistiendo un viejo y horrible
suéter sobre mi vestido y mis zapatillas amarradas a mis pies. Miro las
revoluciones y le doy más gas al auto. Lo siento sacudirse y sé que se parará si
la luz no cambia pronto.
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Cuando cierro el capó veo esos ojos zafiro y esa sonrisa de niño. El hombre de
la motocicleta me da un guiño. Mi corazón se acelera cuando pienso en su
fotografía, o lo que él quiere, o lo que él podría hacerme si acepto el trabajo.
Lleva el casco así que no puedo ver su cabello, pero estoy segura de que es él.
—Ya sabes. Este es mi lugar favorito. —Rodeo el auto e intento conducir lejos. El
tipo de la moto se mueve lejos del tráfico y espera que encienda el auto. Giro
la llave y el motor hace un ruido asombroso, pero no arranca. Trato de nuevo
una y otra vez, murmurando—: Esto no puede estar pasando.
Lo intento una última vez sabiendo que no arrancará. Tengo un examen a las
8:00 am. Tardará horas traer una grúa que no me puedo permitir. Inclino la
cabeza contra el volante tratando de ganar algo de compostura antes de que
las malditas lágrimas fluyan de mis parpados. Mi cabeza roza la bocina y la
maldita cosa suena como si hubiera aplastado mi cara contra ella. Me
enderezo, alejando mis manos, pero la bocina continúa sonando. Me siento allí
un momento y parpadeo mientras una risa histérica sale de mi garganta.
—Gracias.
Lo miro.
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—Yo también. Quiero decir, me alegra no haber tenido que empujar el auto
fuera del tráfico sola.
—Mmmm. Bien, estás de suerte. —Le sonrío y me pregunto qué estoy haciendo.
Algo está mal con este chico. Quiere una prostituta virgen. Eso es como el
oxímoron más grande que existe.
Ríe.
—Es la mirada de por qué este chico está aquí cada vez que mi auto se
estropea.
34
—¿Es así de obvio? Y aquí estaba yo pensando que estaba siendo un buen
ciudadano, deteniéndome y ayudando a la loca chica con el auto de rocía y
enciende. —Me sonríe y da un paso hacia mí. Mi corazón trata de salir por mi
garganta y correr calle abajo. No puedo tragar. No puedo respirar. ¿Cuándo se
puso tan caluroso aquí afuera?
—¿Sabes lo que pienso, chica del auto rocía y enciende? —Se acerca y mira
abajo hacia mis ojos—. Pienso que estás disfrutando esta conversación
35
—Entonces, déjame llevarte a casa.
Lo miro fijamente por un momento, una sombra de una sonrisa cruza mis labios.
—Ah, pero entonces sabrás dónde vivo y no creo que debamos alentar tus
hábitos acosadores.
—Puedo ser más un bastardo si quieres. Podría conducir lejos y dejarte aquí en
el frío, pero entonces, no estaría cerca para sufrir las consecuencias de mis
acciones. Vayamos al grano, señorita…
—Muy bien, señorita Smith. Qué tal si te llevo a una zona general donde te
gustaría que te deje. Si eso es demasiado espeluznante puedo llamarte un taxi,
pero podrías encontrarte a alguien incluso más espeluznante que yo. —Me está
sonriendo, y es una sonrisa perfecta.
—Dime tu nombre.
—Señor Jones.
—¿Cerca de la universidad?
Asiento.
—Sip.
36
Volará hasta mi cintura otra vez. Además no tengo chaqueta y los puntos de
este suéter están tan sueltos que podrías pasar una roca por los agujeros.
Como si leyera mis pensamientos, el Sr. Jones abre el sillín trasero y me pasa una
chaqueta. Es de una clase de microfibra. Me la pongo. Es delgada, pero
cálida. Deslizo mis piernas por la parte trasera de la moto y aprieto mi falda lo
más que puedo. Me siente moverme después de arrancar la moto.
—¿Estás lista?
Se ríe.
Antes de que pudiera decir algo, la moto se impulsa hacia el tráfico. Me aferro
a su espalda y aprieto mis rodillas contra sus costados. Bastardo.
37
Capítulo 7
Traducido por PaolaS
E
l Sr. Jones frena la moto en un semicírculo en la parte delantera del
campus. Medio congelada, me deslizo fuera de la parte trasera y salto
arriba y abajo tratando de calentarme. La piel de mi cara y mis piernas
está totalmente entumecida. No puedo sentir nada.
38
Cada centímetro de mi cuerpo quería ese beso. No sé lo qué paso. Parpadeo y
miro hacia otro lado. Sus manos se deslizan de mi cuerpo y el aire frío me hace
temblar.
—¿Por qué? —le pregunto, no puedo dejarlo ir. No quiero rogar por un beso,
pero no puedo dejarlo pasar.
Sus ojos se desplazan hacia arriba. Sostiene mi mirada por un momento y una
oleada de calor pasa entre nosotros. Quiero extender la mano y tirar de él a mis
brazos. La forma en que me mira, la forma en que sus hombros se hunden
hacia adelante, le hace parecer derrotado, como si me necesitara. La parte
razonable de mi cerebro me pregunta: ¿Estás loca? Esa parte es tan molesta. Es
sólo un beso y sí, lo estoy. Cállate.
—El peor día de mi vida fue ayer, si estás basando tus decisiones en eso. —Doy
un paso hacia él, preguntándome si esto es un juego y si estoy jugando—. Y mi
nombre es... —La razón dice que no lo diga, pero me cae bien. Él es más que
atractivo, hay algo más ahí—. Avery.
Me mira y dice:
—Sean.
Sonrío, diciendo:
Se ríe y sonrió en respuesta. Doy un paso más cerca de él y miro a sus ojos
azules cristalinos. Tomo su chaqueta entre mis manos y lo atraigo hacia a mí.
Sean no duda esta vez. Cuando presiono mis labios en los suyos, me devuelve
el beso. Es tan dulce y suave que me quiero morir. Ese beso hace que me
sienta liviana, como si estuviera flotando. Cuando sus manos encuentran mi
cara, me abraza suavemente, arrastrando su dedo por mi mandíbula y de
39
vuelta a mi cabello. Es un beso dulce, un beso casto, pero me deja sin aliento y
con ganas de más.
Sonrío ante el uso de mi falso apellido, y por la forma en que dice que le gustan
mis labios.
No sé lo que creo que va a pasar, pero cuando Sean se vuelve para irse, mi
corazón cae a mis pies. ¿Eso es todo? ¿Se va? No lo entiendo. Lo único que se
me ocurre es que él no me quiere. Abatida, doy un paso a la acera. Me aparto
de él y comienzo a dirigirme hacia mi dormitorio.
No quiero hacerlo, pero lo veo marcharse hasta que la luz trasera se pierde en
el tráfico.
40
Capítulo 8
Traducido por Debs
—T
écnicamente, pasaste —Mel me dice mientras caminamos
hacia nuestra siguiente clase. Se ve elegante, con su traje
oscuro y falda corta. Me muero por tener sus zapatos. Son tan
lindos.
41
Tomé esa clase. Conozco mi corazón y mi mente. No puedo vender mi cuerpo.
Es fundamentalmente erróneo, pero hay un pequeño pensamiento que pasa a
través de mi cabeza cuando lo considero, que parece creer que sobrevivir es
todo lo que importa. Hay una parte de mí que es maquiavélica y no le
importan los medios, con tal de que consiga lo que quiero, pero ¿es eso tan
malo? Sólo quiero vivir. Quiero la vida que tenía antes. No era mucho, pero era
mía. Ahora, se ha ido. Trago saliva y salgo corriendo. Me alejo de Mel y de
clases. Me alejo de todo y de todos.
Tengo que pensar. Sabía que esto estaba sucediendo. En las últimas semanas
las cosas se han vuelto más difíciles. Mi vida se me está escapando. Puedo
sentirlo, como arena bajo mis pies. Estoy harta de esto. Estoy harta de todo.
Oigo la voz de Mel detrás de mí, pero ella no me persigue. Nadie lo hace. Estoy
sola. En una ciudad de millones, en un campus de miles, en un patio de cientos,
estoy sola.
Sin aliento, agarro mis libros contra mi pecho y corro al otro lado del campus,
lejos de los dormitorios, de mis libros y mis clases. Me detengo en el principio del
túnel que pasa por debajo de la autopista. Odio ir por ahí. El túnel de cemento
se extiende bajo la calle para evitar que los niños sean atropellados, pero me
asusta. Entro y camino por la acera, escuchando el sonido de los motores y
bocinas de los autos a todo volumen.
Doy vuelta la esquina al final del túnel y estoy de nuevo en la calle. Camino un
poco, entro en un restaurante, y me siento en una mesa. El camarero me trae
una taza de café antes que abra mis libros y mire el examen. Un gran 698 está
escrito en tinta roja en la hoja, una D. Esta nota va a destruirme. No es que no
entienda lo que leo, es que no tuve tiempo para memorizar el material.
Miro el papel, los números y la letra redondeada del profesor. Siento que las
respuestas están aquí. Una clase está entre mi futuro y yo. Una clase. Una nota.
Un profesor.
869: La nota está en una escala sobre 100. Equivale a un 6.9 sobre 10; un 13.8 sobre 20; y un D
en letras.
42
gente entra y sale, y me pregunto si sus vidas están tan arruinadas como la mía.
Me pregunto si las cosas les salieron de la forma en la que lo habían planeado.
No importa lo que decida, tengo una casa hasta el verano. Entonces, puedo
apelar cuando me saquen mi beca, aunque a la universidad no suele
conceder apelaciones. La beca es demasiado valiosa. Prefieren otorgar el
dinero a alguien que no trabaje, a alguien que tenga una familia para
ayudarlos a pagar por todo lo demás. Yo no tengo esas cosas.
—Soy consciente de que estoy jodida, así que a menos que tengas algo más
de que hablar… —Socialmente indiferente es una buena manera de describir a
Marty.
43
—No tengo, pero no puedes pensar en echarme de nuevo al frío sin una taza
de café. —Me sonríe y llama al camarero para pedir una taza.
—¿Dejar de hacer qué? ¿De preocuparme por ti? Porque eso no va a pasar.
¿Qué vas a hacer? ¿Dejar el trabajo? Eso es lo que tiene que hacer, ¿no?
—No puedo comer si lo dejo. Así como están las cosas, este café está fuera de
mi presupuesto. —Me encorvo y me hundo en el asiento.
—Voy a pagar tu café, pero cariño, no puedes perder la beca. Casi nadie la
consigue y nadie la mantiene. Los requisitos del promedio de notas son una
locura. Se ve bien en el currículo, pero mantener esas cifras por todo tu plan de
estudios es…
—Demente. Lo sé, pero es lo que es. —Mi padre solía decir eso. Sonrío
débilmente y miro al café. Es negro. Sin azúcar. Sin crema. 100% amargo, como
mi vida.
Me encojo de hombros.
44
una manera de que me quede aquí, pero es... —Mis labios tiemblan mientras
busco la palabra adecuada.
—Te diría que hicieras lo que fuera necesario. Demonios, vende droga a los
estudiantes de primer año si es necesario, pero no te vayas. Una vez que
abandones, no hay manera de que vuelvas. Si renuncias a esto, significa que te
vas a conformar con una vida que no querías. —Me mira curiosamente, su
gruesa mano acaricia su barbilla sin afeitar. Marty luce como un apoyador9,
con cabello rubio y ojos marrones. Básicamente, es un oso de peluche con muy
buena apariencia.
No lo miro. Me quedo mirando a la mesa y deseo que hubiera alguna otra cosa
que aún no haya pensado. Después de un momento de silencio, pregunto:
Él sonríe.
—Tal vez. —Levanta la taza a los labios, y hace una pausa—. Pero no
ganadería.
—Eres ridículo.
—No puedo evitarlo. Tengo una cosa natural por lo ridículo. —Se encoge de
hombros y me sonríe. Inclinándose hacia adelante, dice—: Salud, nena. —
Tintinea su copa contra la mía—. Brindemos por ti encontrando la oportunidad
perfecta.
Apoyador: En inglés, Linebacker. Es una posición del fútbol americano y canadiense. Son
9
45
Capítulo 9
Traducido por Azuloni
P
asan unos días más y sé que estoy perdiendo el tiempo. Balanceo la
tarjeta que la señorita Black me dio, mirando el número de teléfono
como si tuviera dientes. Los nervios me retuercen el estómago. Deja de
pensar, me regaño a mí misma y marco los números en mi teléfono.
Encuentro mi voz.
—Al parecer, puede. Quiero saber qué es lo siguiente, si acepto su oferta. —Sé
que la señorita Black sabe quién soy, que esperaba que la llamase.
Me visto rápidamente y corro fuera del apartamento antes que Dennis intente
hablar conmigo. Es el novio de Amber, un bajo pero fornido chico que
coquetea con todo lo que respira. No lo soporto. La única persona que me irrita
más que él, es Amber. Me pongo un suéter por encima de mi cabeza y me
calzo mis zapatillas. Las ato saltando en un pie y prácticamente corriendo
46
hacia la puerta. Amber no está aquí, pero le dio una llave a su novio. Por
supuesto, ella no me preguntó. Trato de no pensar en eso y hago una línea
recta hacia la puerta.
Dennis está de pie en el mostrador de la cocina usando nada más que una
sonrisa. En serio. ¡Pantalones, hombre! Ponte un poco de ropa. Empieza a
decirme algo. No lo miro.
—¡Ahora no, Dennis! Y juro por Dios que si no empiezas a usar ropa cuando
Amber no está alrededor, pondré pegamento en tu asiento favorito y me reiré
cuando tu culo se quede atascado en el sofá.
Estoy vestida cómodamente esta noche. Tengo que pedir un aventón para
llegar hasta mi auto. Espero que todavía esté allí y que no lo hayan remolcado
durante el día.
—Sí, no podría estar más lista. —Doy la vuelta hasta el lado del pasajero y me
deslizo en su auto.
Mel resopla de la risa y pasa a alguien. Ellos resuenan sus bocinas. Ella se aleja
del conductor y pasa a través de los autos como un piloto de carreras.
47
—No me quedé para averiguarlo.
Mel hace un ruido agudo que suena como una ardilla siendo golpeada con
una raqueta de tenis. Rebota hacia arriba y abajo en su asiento.
—¿Le has dicho a Black que sí? ¡Ah! ¡No puedo creerlo! Asegúrate de añadir
santurrona a tu perfil. A los hombres les gusta ese tipo de cosas… ¡Ey! ¿Qué
estás...? —Cierro la puerta de un golpe y sonrío. Muevo mis dedos hacia ella a
través de la ventana y escucho algunas palabras bien escogidas a través del
cristal.
—Sí, sí. Nos vemos más tarde, boca sucia —le digo, sonriendo.
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—Es curioso. Pensé que elegirías algo más clásico. —Sonrío y ella niega con la
cabeza. Sus aretes se mecen hacia atrás y adelante mientras su boca se abre.
—¡Iré!
—Sí, yo… —Los ojos de Mel se fijan en algo detrás de mí. Ella deja de hablar y
pone una mirada extraña en su rostro.
Las cejas de Mel se elevan tan altas que están a punto de salirse de su cara.
—¿Es ese…?
—No.
—¿Así que, labios calientes? ¿Eso significa que ya has probado la mercancía?
49
—Algo así —dice Sean sonriendo. Tomo su mano y lo alejo del auto.
Sean dice:
—Hay muy pocas cosas que me cautivan tanto como tú lo haces. —Sus ojos se
mueven hacia mis labios antes de levantarlos y mirarme a los ojos. Las
mariposas llenan mi estómago. Una insana necesidad de reír me inunda, pero
me las arreglo para someterla en una sonrisa.
—Muy bien. ¿Qué tal esto? Nunca, nunca he conocido a alguien que me
atraiga de la manera en que tú lo haces. Es todo, la forma en que tu cabello se
balancea cuando caminas, la curva de tus caderas a tus muslos, el sonido de
tu voz, la forma en que tus ojos se mueven cuando te hago un cumplido, como
si nadie te hubiese dicho nunca lo hermosa que eres, todo en ti es tentador.
Como la llama para una polilla.
Sean toca mi mejilla con su mano, deslizando lentamente sus cálidos dedos a
través de mi piel. Mi estómago se retuerce. Quiero apoyarme en él, pero no lo
hago. Mis ojos se cierran mientras él lo hace. No puedo ocultar lo mucho que
me gusta su tacto. Su voz empuja mi mirada a sus labios.
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Sonrío tímidamente, como si no creyese que él me encuentre tan atractiva y
giro mi cara hacia otro lado. Eso rompe el contacto con su mano. Ojalá no lo
hubiera hecho, pero no puedo sentirme así por él. Él va a ser algo más. Alguien
más. Esto no puede suceder. Abro la puerta del auto y caigo en el asiento.
—Te olvidaste del spray mágico —dice en voz baja a través de la ventana rota.
Sean sostiene una lata de éter y se acerca a la parte delantera del auto.
Levanta el capó y rocía. Oigo su voz un segundo después.
—Inténtalo ahora.
Sean niega con la cabeza y se apoya en el techo del auto. Cuando lo hace, se
mueve más cerca de mí y capto su olor. Llena mi cabeza e inhalo
profundamente.
—Muy por el contrario, señorita Smith. Salgo de mi camino para evitarte, sin
embargo, sigues apareciendo justo en frente de mi restaurante favorito a
diferentes horas del día, haciendo todo tipo de cosas extrañas. Es difícil de
ignorar.
—Para empezar, tienes un auto al que tienes que rociar para que arranque. Eso
no es algo que vea todos los días. En segundo lugar, corriste tras tu auto
después de que te lo hubieran robado, lo que fue algo especial, ya que tenías
toda la intención de recuperarlo. Cuando se tiene en cuenta que el auto no
tiene valor monetario, me pregunto por qué arriesgas tu vida por él. Y después
51
de pensarlo mucho, he decidido que tal vez has rellenado tus neumáticos con
oro y esa en la razón por la que no podías desprenderte de esta bestia, y
también explica por qué utilizas latas de éter como si fuesen laca para el
cabello.
Parpadeo hacia él. ¿Soy rara? ¿Cuándo ocurrió eso? La imagen de mí usando
éter como laca para el cabello entra en mi mente y me río como una hiena.
Sean se endereza y se aleja del auto para que pueda salir del estacionamiento.
Estuve acelerando el motor cada pocos segundos para que siga funcionando.
Los gases del escape llenan el aire frío, haciendo humo blanco.
Él dice:
52
Capítulo 10
Traducido por Vanehz
M
el pregunta:
Su sonrisa se amplió.
Sacudo mi cabeza.
53
Mel empieza a decir algo, pero su boca cuelga abierta. Es como si las palabras
se hubieran evaporado o algo. Levanto una ceja, como diciendo te lo dije.
Una expresión sarcástica destella en su rostro.
—No me pongas esa cara. Todo el mundo está jodido de alguna forma.
—Este parece estarlo más que otros —Un recuerdo se desliza en mi mente.
Puedo ver los ojos de Sean y los siento sobre mí. Hace que mi corazón lata
rápidamente. Odio tener esa reacción hacia él. Y sus labios… ¡Cállate! Me
reprendo a mí misma. Agrego—: Además, la mayoría de los chicos no van por
ahí buscando putas.
Como si yo lo supiera.
Me burlo:
—Bien, esa es una diferencia —dice Mel como si fuera un punto válido. Me mira
fijamente y dice—: Entonces, déjame ver si entendí esto. Este chico realmente
caliente, te ofrece ayudarte cuando un idiota te roba el auto, aceptas su
ayuda, ustedes lo recuperan, ¿y entonces qué?
—Entonces nada. Dijimos adiós. No tengo tiempo para salir y Sean no parecía
interesado, pero entonces lo vi otra vez. Y otra vez. Él me trajo a casa la otra
noche después de que inundara el motor intentando que mi auto arrancara. —
Tengo esa mirada ausente en mis ojos, esa que le dice que estoy recordando
más de lo que estoy diciendo.
—Y nada. Él está jodido. Tú misma lo dijiste. Puedo hacer daño, pero no…
Mel empieza a reír y no tengo idea de por qué. Está tirada en la cama sobre su
espalda, y realmente patalea y sostiene su estómago mientras se sacude con
54
la risa. Como es usual, no tengo idea de qué es tan divertido. Pensando
rápidamente, me pregunto qué me perdí, pero no lo sé. Lanzo una mullida
almohada por la habitación y esta choca contra su pierna.
Mel se levanta y se seca las lágrimas de un ojo. Aun sonriendo de manera muy
amplia, dice:
—¡Por Dios! ¡Es por eso que aceptaste el trabajo con la señorita Black! ¡Él te
gusta! —Me sonríe ahora. Repentinamente Mel recupera la compostura.
Seriamente pregunta—: Dime, Avery, ¿qué planeas hacer cuando te lo
encuentres siendo una chica de la señorita Black? ¿Pretender que eres alguien
más? ¿Pretender que nada nunca pasó? ¿O estás planeando usar el método
“¡Sorpresa!” para asustar al chico? Para que sepas, los pasteles no son parte de
nuestro Modus Operandi.
—Eres algo así como difícil de olvidar. ¿Realmente piensas que actuará como si
no te conociera? ¿Quién está loca ahora?
—Nadie. Es una regla. La señorita Black es realmente estricta con eso. No hay
relaciones fuera del trabajo cuando estás en su compañía.
—¿Qué maldita vaca? Estamos hablando de ti. Los blancos son tan locos. —
Sacude su cabeza y levanta la mirada hacia mí, totalmente seria—. Si trabajas
para Black, no tienes ninguna relación fuera del trabajo. No hay nombres reales
ni direcciones. Todo se hace en hoteles. Todo el asunto radica en el anonimato
55
y el chico consigue cualquier fantasía que quiera cumplir. Estás de alguna
forma jodida por el hecho de que ya lo conoces.
Ella asiente.
—¿Destino?
Asiento.
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57
Capítulo 11
Traducido por liebemale
L
a sesión de fotos no es lo que pensé que sería. Hay un fotógrafo, un
hombre viejo con una enorme cámara negra, y la señorita Black.
Empezamos sacando fotos de mí vestida. Primero fueron fotos de mi rostro
y luego pasaron a cuerpo entero. Estoy usando jeans y un suéter ajustado. Me
veo joven. Mi cabello cae por mi espalda en gruesas ondas. Fijaron mis rizos
antes de empezar las fotos.
58
Me siento y aliso el vestido. Empiezo a tirar el dobladillo hacia abajo, pero la
señorita Black dice:
—Déjalo. Gira hacia la ciudad, Avery. Mira hacia la ventana y pon tu cabello
sobre tu hombro.
—Muy bien, Avery. Has terminado con esta parte del trabajo. Vamos a hacer
las pruebas de sangre y llenar el resto de tus papeles.
Asiento, sorprendida de que no haya más malditas fotos que sacar. Como si
pudiera leer mis pensamientos, la señorita Black dice:
—Lo sé. Serás la chica que te digamos que eres, que es muy parecida a tus
inclinaciones naturales de todos modos.
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Estoy sentada en la misma pequeña mesa al final de los cubículos. El lugar está
vacío otra vez. Me pregunto si alguien además de la señorita Black está aquí
alguna vez. Miro el papel y parpadeo.
—Tengo una idea. ¿Por qué no escribimos aquí que la hoja se modificará según
la experiencia que se acumule?
—Eso está bien para futuras, em… citas, pero ¿qué pasa ahora? —pregunto.
—Se pierde algo de la protección ofrecida por las normas. Sé lo que estás
pensando, pero es imposible saber lo que a otra mujer le gustará o no tolerará.
Hay algunas cosas aquí que pensé que nunca haría, y que he aprendido a
disfrutar. —Debo tener una mirada extraña, porque ella se inclina hacia
adelante y toca mi mano, diciendo—: No me malinterpretes. Quiero que estés
cómoda, así que vamos a poner una progresión aquí de que no puedes saltar
a las cosas excéntricas sin hacer las normales primero. ¿Eso está mejor?
Asiento. Esto es tan raro. La señorita Black sonríe y escribe en los papeles.
—Bien. Creo que esto se alinea con las preferencias del Sr. Ferro de todos
modos.
—El señor Ferro, el hombre que quiero que sea tu pareja. —La señorita Black se
levanta y agarra el gran libro de la otra noche. Lo abre y es todo lo que puedo
hacer para no reaccionar. Es Sean. Fotos de Sean, su hoja de preferencias, su
descripción de lo que él define atractivo y más—. No te asustes, Avery. Es sólo
una carpeta. Tómala y échale un vistazo.
Hago lo que ella dice, y pongo la carpeta en frente mío. El señor Ferro. Sean
Ferro. Su primero nombre no figura en la hoja. La señorita Black me explica que
sólo usamos nombres formales, y que debo llamarlo Sr. Ferro. Me pregunto si ese
nombre es real o no. Me pregunto por qué vino aquí, por qué un hombre tan
guapo como Sean querría esto. Toco una foto, mirando sus ojos. Mi mirada se
60
desvía a los labios y siento un cosquilleo a través del estómago. Parpadeo
rápido para sacarlo de mi memoria y doy vuelta la página en busca de
respuestas, pero no hay ninguna. Se muestra a un hombre que parece hermoso
y normal.
Sean escribió que prefiere una mujer con poca experiencia así él podría
tomarse el tiempo de enseñarle. ¿De qué se trata eso? Altruismo en su máxima
expresión. Quiere que otros hombres tengan mejor sexo, así que enseña a la
nueva chica todo. Eso no tiene sentido. Nada de esto lo tiene. Hay una
desconexión entre el archivo y el hombre que conozco.
Una voz en el interior de mi cabeza dice: Tal vez no lo conoces del todo.
61
Capítulo 12
Traducido por mel94_
M
i corazón está golpeando en mis costillas con tanta fuerza que pienso
que podrían romperse. Salgo de la ducha y me enrollo la toalla.
Amber está chillando como un gato ensartado mientras el cabecero
de su cama golpea contra la pared. No quiero escuchar esto, pero tenía que
estar en casa para prepararme para salir.
Pienso sobre ver a Sean, sobre lo que le diré. Una parte de mí piensa que no
debería decir nada, que debería dejarlo explicar todo. Después de todo,
ambos somos mucho más inseguros de lo que parecíamos.
La voz de Amber revienta en mis tímpanos y después, por fin se calla. Trato de
escapar del cuarto de baño antes que alguno de los dos tenga la oportunidad
de empezar de nuevo. Lanzo mi maquillaje en mi bolso y corro hacia la puerta.
La forma en que la habitación está situada tiene a nuestras camas en la misma
zona con el baño que compartimos con las chicas de al lado en un extremo.
Corro junto a las camas y no me doy cuenta del tipo, no Dennis, que está de
pie en nuestra cocina. Tiene mi manta atada alrededor de sus desnudas
caderas.
62
—Oye, nena. ¿Esto va a ser un trio? Estoy de acuerdo con eso. —Me sonríe. El
chico es un clon de Dennis. ¿Qué demonios? Miro hacia Amber
amenazantemente, pero está tendida en la cama y no se molesta en mirar
hacia mí.
Corro por el pasillo, sosteniendo la manta entre mis dedos. Mel parece estar
molesta cuando entro en la habitación, pero su estado de ánimo cambia
rápidamente a disgustada cuando ve la manera en la que estoy sosteniendo la
manta. Abre un cajón y saca algo.
—Oh, qué asco. Otra vez no. —Sostiene una bolsa de basura para mí y dejo
caer la manta en el interior. Tendrá que ser limpiada de nuevo y no quiero toda
su porquería mezclándose en otro de mis lavados.
—No quiero hablar de eso. Lo juro por Dios, ella es la peor compañera de
habitación que existe. Lo único a su favor es que no roba.
—Sin ánimo de ofender, pero no tienes nada que valga la pena robar.
Mel resopla una risa. Su mano cubre rápidamente su boca mientras sigue
riéndose.
Sostengo la suave tela entre mis manos. Mi corazón empieza a bombear más
fuerte. Voy a hacer esto. El vestido es el último paso en la cuerda floja de la
63
locura. Estoy casi esperando caer y romperme el cuello. No sé si puedo seguir
con esto. Asiento, sin decir lo que estoy pensando.
—Es hermoso.
El vestido tiene un forro de seda púrpura brillante que está cubierto por otro de
gasa negro. El escote es bajo con forma ovalada y la caída de la espalda aún
más baja. Se une por un broche plateado sobre un hombro. Es como un vestido
de diosa griega. Parpadeo hacia él por un momento. No puedo creer que esto
esté sucediendo.
—¿Y qué hay del resto? ¿Te dio Mandy un buen conjunto de liga de encaje?
Asiento y deslizo la bata para que pueda ver. Se siente un poco raro, pero
tengo que ponerme el vestido de todos modos. Tiro de la percha mientras Mel
me mira.
—No puedo creer cuánto cuesta todo esto. Las medias valen más que todo mi
atuendo.
—Sí, son suaves como la mantequilla, pero por ese precio lloraré si se rompen.
—Trato de deslizarme en el vestido sin estropear el maquillaje. Lo deslizo sobre
mí y alcanzo el lado de la cremallera, pero Mel ya está allí. Tira de la cremallera
y me miro al espejo. El vestido se ajusta perfectamente. El corpiño se cierne
64
sobre mi cuerpo y la falda es más corta en un lado y flota ligeramente en el
dobladillo. Si no sintiera ganas de vomitar, me pondría a girar.
—Gracias —le digo, mi pulso golpeando más fuerte. Respiro hondo y trato de
calmarme.
—No, realmente no. Y Mel, si dice que no, caminaré lejos de esto. Si no puedo
hacerlo con él, no puedo hacerlo.
—Tal vez, pero tengo que ser capaz de vivir conmigo misma. Mi cuerpo y mis
emociones no se separan. No sé cómo hacerlo sin enamorarme del chico.
Mel cruza los brazos sobre su pecho. Ella todavía tiene que alistarse para salir
más tarde.
—Escucha, aprenderás a hacerlo. Una de las cosas que no hago son los besos
prolongados, ya sabes el tipo. Se ponen calientes y pesados. Hace que se
sienta como algo que no es. Esa hoja de preferencias no es solamente lo que
no te gusta, es lo que puedes tolerar.
—¿Qué pasa si lloro todo el tiempo? ¿Qué pasa si ni puedo tolerar nada de
esto?
—Eres más fuerte que eso, Avery. Tú y yo estamos por nuestra cuenta. Somos
fuertes porque tenemos que serlo. No necesitamos a nadie ni a nada. Cuando
tenemos la mirada puesta en algo, lo hacemos. No importa el precio.
Mi estómago se queja. Ella es como yo, tal vez un poco más maltratada por la
vida, pero somos iguales.
65
—Sobrevivir justifica cualquier cosa.
66
Capítulo 13
Traducido por Aylinachan
C
onduzco mi auto arruinado hasta lo de la señorita Black. Ella me invita a
pasar a la parte de atrás y saca la cinta métrica. Me desvisto, quedando
en mi ropa interior de encaje y ella las asimila, las aprueba y luego me
toma las medidas y las escribe. Me pongo el vestido de nuevo, con cuidado de
no estropear mi peinado, y subo la cremallera.
—Hay una cosa que tienes que hacer para mantener este trabajo y es
representar la confianza que tienen nuestras chicas. Dado que es tu primera
vez, sé lo que debes estar sintiendo, pero de todos modos, no puedes dejar que
eso afecte tu actuación. Porque eso es lo que es… una actuación. El cliente
quiere una niña inocente, y tú cumplirás ese papel. No quiere escuchar la
historia de tu vida o porque te has metido en este negocio. Está prohibido
hablar de cuestiones de peso o de tu vida personal. ¿Entiendes?
Asiento. No es que esté planeando contarle mi vida, y puedo actuar como una
joven sin experiencia, ya que lo soy.
—¿Cómo se supone que voy a ser inocente y confiada? No creí que esas cosas
pudieran ir juntas.
67
Asiento otra vez. Suena fácil, pero todavía siento los nervios removiéndose en
mi estómago. La señorita Black me pide que la siga a su oficina. Rodea su
escritorio y saca una pulsera de oro del cajón de arriba. Tiene una pequeña
piedra negra en el centro de la cadena. Me la entrega.
—Usa esto en todo momento. Nos permite saber que estás donde se supone
que debes estar. Si algo sale terriblemente mal, rompe la piedra. Una señal de
seguridad se enviará y la ayuda llegará, pero no puedes romperla a menos que
sea un asunto de vida o muerte.
Cálmate. Sólo es Sean. Puedes hacer esto. Mis pequeñas palabras de ánimo se
pierden en el vacío. Estoy asustada. No puedo evitar la sensación, por lo que
trato de ignorarla. Miro por la ventana un rato, pero eso también me pone
nerviosa. Sé dónde estamos, sé dónde vamos. Estaremos allí en un momento.
68
El auto se estaciona frente al hotel. Mi pecho parece que va a explotar. No
respiro ni parpadeo. El conductor abre la puerta. Levanto el pie y salgo a la
acera. Los ojos caen sobre mí, asimilando mi apariencia majestuosa. Me
pregunto si saben por qué estoy aquí e inmediatamente disipo ese
pensamiento. Si lo supieran, habría policías, y no hay ninguno.
Salgo del auto y camino con firmeza hacia la puerta. El portero la abre para mí
y entro. La señorita Black me dijo que tuviera confianza, que me moviera como
si perteneciera a este lugar, pero mi mandíbula cae ligeramente cuando paso
al interior. Todas las superficies de este edificio gotean lujo. Trato de ignorar eso,
pero no puedo. Mis ojos van desde el oro dorado a la gran lámpara de araña
con brillantes cristales que cuelga en el centro de la estancia.
Mientras sigo al hombre, soy muy consciente de todo. Varios pares de ojos se
levantan y se detienen en mi figura, antes de regresar a sus acompañantes.
Siento que mis tacones golpean el suelo y la sacudida que atraviesa mi cuerpo
de alguna forma me hace sentir más segura. El temblor de mis manos disminuye
y mantengo mis hombros hacia atrás. Una suave sonrisa se dibuja en mis labios.
Creo que voy a ser capaz de hacer esto. Creo que voy a ser capaz de llevarlo
a cabo. Me siento perfecta. Me siento segura.
Pero entonces veo a Sean. Está sentado en un rincón oscuro con su cabello
negro cubriéndole los ojos azules. No levanta la vista cuando me acerco. Su
mano agarra una bebida como si fuera un salvavidas. El hombre joven y
vibrante que conocí se ha ido. Sólo puedo ver sus restos destrozados.
69
todo el tiempo. No me mira. Cada parte de mí quiere consolarlo. Algo va muy
mal. Puedo decirlo.
—¿Qué es esto? —me gruñe Sean en voz lo suficientemente baja como para
no llamar la atención.
—Repito, ¿qué es esto? ¿Una especie de broma? —La ira surge en su voz.
—Espera —le digo, poniéndome de pie con él. Alargo la mano y lo aferro por la
muñeca. Mi voz suena tensa y tiembla mientras hablo—. Por favor, no se lo
digas. Ella no lo sabe. Sé lo que parece pero, por favor, créeme.
70
Me mira fijamente un momento y luego se vuelve a sentar en la silla. Vuelvo a
mi asiento. Endurece la mandíbula mientras me examina.
—Explícate, y no me mientas.
—Se supone que no debo hablar sobre mí, pero como ya he hecho algo que
no debía...
—Sólo dímelo. —Sean cruza los brazos sobre su pecho. El camarero pretende
venir a tomar nuestro pedido, pero la mirada en el rostro de Sean lo detiene.
—Necesito este trabajo. Cuando vi tu perfil, quería… —Me tropiezo con mis
palabras, tratando de explicarme—. Pensé que sería bueno que ya nos
hubiéramos conocido. No he hecho esto antes, obviamente, y…
—Cree lo que quieras, pero los hecho son los hechos, y te habrías dado cuenta
si no lo hubiera echado a perder. La señorita… —Me muerdo la lengua para no
decir el nombre de la señorita Black—, ella no sabe que te conocí antes, que te
besé antes. —Miro en sus ojos, recordando ese beso, recordando la suavidad y
el deseo—. Ella no lo sabe, pero yo quería conocerte más, y necesitaba esto.
Este encuentro puede no ser importante para ti, pero significa todo para mí. —
Sin que lo note, mis manos están encima de la mesa. Las estoy aferrando con
tanta fuerza que los nudillos se vuelven blancos.
—¿Por qué?
—Por favor. —Le estoy rogando. Me doy cuenta de que eso es lo que está
pasando y no puedo mirarlo. Libero el agarre de mis manos cuando él no
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responde. Sean parece apático y se reclina en su silla, como si me estuviera
despidiendo.
Levanto la mano y pulso el uno. Las puertas empiezan a cerrarse. Pero justo
antes de que lo hagan, golpean contra algo oscuro que se queda entre ellas,
un brazo. Se abren de nuevo y Sean aparece de pie allí. Sus ojos azules están
llenos de preguntas. Entra en el ascensor conmigo. Las puertas se vuelven a
cerrar. Cuando empezamos a movernos, él aprieta el botón de “Detener” y el
ascensor se oscurece.
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Capítulo 14
Traducido por carogarciaez
S
u voz está en mi oído. Manda un escalofrío por mi espalda. Me siento
expuesta aunque estamos parados en la oscuridad. Sean habla rápido:
—Pero cambiaste las reglas del juego. —Lo siento apoyarse contra la pared
junto a mí, como si le doliera admitirlo—. ¿Ahora qué? No quiero mandarte de
vuelta.
—Entonces no lo hagas.
Sean toma una respiración profunda y de repente las luces vuelven. El elevador
se está moviendo otra vez. Cuando llegamos a la planta baja, no lo miro. Sean
no dice nada. Toma mi mano a medida que dejamos el ascensor.
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Una persona vestida con el uniforme del hotel se nos aproxima. Sean
rápidamente pasa por su lado sin decir una palabra. Estoy siendo guiada por el
vestíbulo, el personal del hotel y los clientes están por todas partes. Sean
empuja la puerta principal antes que el portero pueda abrirlas.
—No, gracias. Sólo estoy llevando a mi amiga por un paseo —dice Sean.
Mi corazón late más fuerte. Hace frío afuera y no estoy vestida para eso. No se
supone que salga del hotel. La pequeña bomba negra en el tobillo le dirá a los
ninjas que ataquen. Después que pasamos la entrada, me niego a salir y nos
detenemos. Sean me mira, extrañado. Le explico:
—Nunca nada sale como lo planeo. Eso me hace preguntar por qué me
molesto. —Sean se voltea para verme. Sonrió tímidamente—. Me atrapaste. No
es mi ambición de la vida estar aquí esta noche. Tenía otras cosas planeadas,
todas ellas se fueron al demonio. Por así decirlo, tu eres mi última oportunidad…
mi último plan.
—No. —Los ojos de Sean miran a los míos—. Quédate. Sólo tengo que
comprender las cosas.
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—¿Por qué estamos en la calle? —No puedo evitarlo. Tenía que preguntar.
Envuelvo mis brazos alrededor de mi cintura y trato de mantenerme caliente. El
aire sopla suavemente, levantando mis rizos de mis hombros.
Sean me mira. Su expresión dice que no puede decirme, y que algo lo está
desgarrando por dentro. Su columna se endereza y todo cambia.
—Concuerdo.
—Pero necesito algunas cosas que venían con el acuerdo anterior. Eso no es
negociable.
—¿Desde cuándo eres normal? Corres por ahí con latas de éter en tus bolsillos.
—Se olvida de sí mismo y sonríe. Esa máscara dura que estaba usando se
agrieta. Dios mío, se ve hermoso.
—¿Te importaría decirme por qué siempre estás en esa esquina? —Pongo una
mano en su pecho y le sonrió.
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Capítulo 15
Traducido por FallenForTheAngel
S
ean me lleva a su habitación. Es un penthouse ubicado en lo alto de la
ciudad. El piso entero es nuestro. Nunca vi un lugar así en persona. El
espacio es una comodidad en la ciudad y el gran tamaño de la
habitación hace alarde a tal riqueza.
—No lo creo, sería un gran despilfarro. Además la habitación cuesta más que
los servicios que tu compañía provee.
Mi cara se vuelve roja. Intento ocultarlo, pero Sean me ve. Camina hacia mí y
retira mis manos de mi cara.
Le digo:
—Dime algo, ¿cómo es que eres virgen? No habría creído que eso pudiera ser
posible.
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Miro lejos de él, pero inclina mi barbilla para que no pueda apartar la mirada.
Mi corazón late con fuerza rápidamente y me siento vulnerable. Quiero mover
mi cara. Quiero correr, pero no lo hago.
Él me susurra:
—Dímelo.
—¿Disculpa?
—Así es como hago las cosas. No tengo intención de forzarte. En realidad todo
está en tus manos, en serio.
—Pero pensé…
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—Sean, no puedo cambiar mucho las cosas. No está bien. Tú querías algo
cuando llamaste por mí. ¿Qué querías?
Él se queda quieto por un momento. Los dedos de sus manos se encajan entre
sus rodillas mientras se inclina hacia adelante. Creo que me va contestar pero
no lo hace.
—Escucha, esta semana ha sido difícil para mí, ¿de acuerdo? Usualmente no
estoy aquí, de hecho hago todo lo posible para mantenerme lejos de Nueva
York en estas fechas. Las cosas no funcionaron así este año. Necesito algo en
que ocupar mi mente cuando no estoy trabajando, alguien con quien estar. Ya
que sé que puedes hacer eso de cierta forma, te quiero cerca.
Mi corazón se hunde. Lo miro y no tengo idea de lo que quiero. Pensé que iba
a tener sexo esta noche. Asiento, como si estuviera en shock. Mi mirada está
perdida en alguna parte de la habitación cuando él habla.
—Yo… —Mi boca se abre, pero no tengo idea de qué decir. Intento explicarlo
pero no puedo.
Sacudo mi cabeza, pero Sean pone sus manos en mi cintura y me atrae hacia
él.
—Bien.
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—Dime que quieres de esto. ¿Qué quieres aprender?
—¿Aprender? —chillo.
—Sí, asumo que te sentías a salvo conmigo y querías aprender algo. ¿No es por
eso que me elegiste de los catálogos? Estoy seguro de que hay más de un
chico con el fetiche de chicas vírgenes.
—Todo.
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The Arrangement 2
La vida de Avery se le está escapando entre los dedos. Todo por lo que ha
trabajado desaparecerá si no acepta este trabajo.
Esta podría ser la oportunidad de arreglar sus cuentas y encontrar el amor. Sólo
tiene que tener suficientes agallas para llevarlo a cabo.
The Arrangement #2
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Sobre el Autor
H
.M. Ward nació en Nueva York y vive en Texas. Estudió teología, ciencia
que le fascina. Le encantan las historias que combinan la teología, la
cultura y la vida.
Siempre le ha gustado crear. Desde pequeña ama escribir y pintar. Opina que
ambas se complementan entre sí en su mente. Dice: ¨Mis palabras se extendían
como la pintura sobre el papel, y me gusta recrear un encuentro emocional
entre el lector y la experiencia¨.
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Créditos
Moderadoras:
Flochi y Pimienta
Staff de Traducción:
Pimienta Pandora Rosso liebemale
Staff de Corrección:
☽♏єl flochi Laurence15
Recopilación:
☽♏єl
Diseño: ƸӜƷkhalessiƸӜƷ
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