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Índice
Staff Capítulo 19 Capítulo 40
Sinopsis Capítulo 20 Capítulo 41
Prólogo Capítulo 21 Capítulo 42
Capítulo 1 Capítulo 22 Capítulo 43
Capítulo 2 Capítulo 23 Capítulo 44
Capítulo 3 Capítulo 24 Capítulo 45
Capítulo 4 Capítulo 25 Capítulo 46
Capítulo 5 Capítulo 26 Capítulo 47
Capítulo 6 Capítulo 27 Capítulo 48
Capítulo 7 Capítulo 28 Capítulo 49
Capítulo 8 Capítulo 29 Capítulo 50
Capítulo 9 Capítulo 30 Capítulo 51
Capítulo 10 Capítulo 31 Capítulo 52
Capítulo 11 Capítulo 32 Capítulo 53
Capítulo 12 Capítulo 33 Epílogo
Capítulo 13 Capítulo 34 Epílogo Adicional
Capítulo 14 Capítulo 35 Nota de la autora
Capítulo 15 Capítulo 36 Claire Kingsley
Capítulo 16 Capítulo 37 Cosmos Books
Capítulo 17 Capítulo 38
Capítulo 18 Capítulo 39
3
Staff
Traducción y Corrección
Cherry Blossom
Mrs. Darcy

Revisión Final
Ludmy

Diseño
Seshat

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Sinopsis
El bombero Levi Bailey está acostumbrado a estar solo. No es que
esté realmente solo. ¿Cómo podría estarlo con una banda de
hermanos rebeldes, sus esposas y familias creciendo? Tal vez es
porque no encaja. El único entre los hermanos que no está destinado
a estar con su alma gemela.
Además, la tiene a ella.
Es su Julieta, la única mujer en el mundo que nunca podrá tener.
Para un extraño, probablemente parezca una locura, pero la disputa
en el pueblo de Tilikum no es broma, especialmente ahora, y Annika
Haven está estrictamente prohibida.
Annika Haven nunca pensó volver a su pueblo natal y mucho
menos como madre soltera con dos trabajos. Agregando un grupo de
hermanos sobreprotectores, una crisis familiar en ciernes y un pueblo
chismoso y enemistado al borde del caos, y la vida se complica.
Pero al menos lo tiene a él.
Es su Romeo, un hijo del enemigo. La hace sonreír en sus peores
días. Sin embargo, a pesar de su inquietante atractivo sexual, lo único
que no puede hacer es enamorarse de Levi Bailey. Son solo amigos y
así es como debe permanecer.
Pero después de meses de mensajes de texto secretos y miradas
furtivas, un beso que les roba el alma lo cambia todo. Y Levi Bailey
está a punto de hacer lo imposible.
Desafiar la enemistad.
Nota del autor: un héroe intenso que persigue sin descanso lo que
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quiere y una madre soltera con un corazón tierno. Travesuras
pueblerinas, un misterio de cien años, un motín de hermanos locos,
calor suficiente para derretir tu Kindle «y tus ovarios» y el felices para
siempre con la más grande descarga al corazón que puedas resistir y
que has estado esperando.
La serie Bailey Brothers debe leerse en orden. Empieza con el libro
uno, Protecting you.

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Prólogo
Levi
La maquinilla de afeitar de Gerald zumbaba en mi nuca. Llevaba
tiempo sin cortarme pelo y empezaba a parecerme a Logan. Él
siempre había tenido el pelo un poco más largo y desordenado que
yo.
Había un partido de fútbol universitario de fondo, podía ver el
reflejo de la televisión en el espejo, y el olor a loción para después del
afeitado flotaba en el aire. Gavin esperaba en una silla cerca de la
puerta principal, mirando su teléfono. Llevaba el pelo recién cortado,
aunque solía dejárselo más largo que Logan. Cada vez que veníamos,
Gerald le tocaba las pelotas para que se hiciera un corte militar. Y cada
vez, Gavin salía volando de su silla y fingía que se iba a ir.
No tenía idea de por qué lo encontraban tan divertido, pero
aparentemente nunca pasó de moda.
—Ahí tienes, amigo mío. —Gerald desabrochó la capa negra y me
la quitó como si estuviera haciendo un truco con un mantel—. ¿Qué
opinas?
Me miré rápidamente en el espejo.
—Excelente. Gracias, hombre.
Gerald agarró una escoba y comenzó a barrer alrededor de la silla
mientras yo me levantaba y dejaba algo de dinero en el mostrador
delantero, suficiente para mi corte de pelo y una propina.
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—¿Algo más que pueda hacer por ustedes, muchachos? —
preguntó.
—Creo que estamos bien.
Gavin se levantó y guardó su teléfono en el bolsillo.
—Nos vemos Gerald.
Nos saludó con la cabeza y seguí a Gavin afuera. Hacía un calor
inusual para el otoño, aunque la brisa tenía un toque que insinuaba
la llegada del invierno. El cielo era de un azul pálido sin una sola
nube. Afortunadamente, la temporada de incendios forestales había
sido leve, aunque no habíamos visto lluvia en meses.
—Tengo que ir a buscar a Sky —dijo Gavin cuando la puerta de la
peluquería de Gerald, Art of Manliness, se cerró—. ¿Quieres que te
deje en casa?
—Suena bien.
La puerta de la otra barbería de Tilikum, Dame and Dapper, se
abrió al otro lado de la calle y salió un grupo de hombres.
Los Haven.
No fue solo uno o dos. Cinco hermanos Haven: Josiah, Luke,
Zachary, Theo y Garrett, salieron y se congregaron en la acera.
Ellos eran cinco. Nosotros dos. No hay buenas probabilidades.
Solo verlos envió un destello de ira abrasadora a través de mis
venas. Por lo general, no soy del tipo que comienza mierda, tendía a
operar en segundo plano, pero últimamente quería golpear a cada
uno de esos hijos de puta cada vez que los veía.
Habían sido los rivales de mi familia durante generaciones, pero
esta vez habían ido demasiado lejos. Estaban presionando a la Abue
para que les vendiera su tierra y eso me ponía furioso.
El viento se levantó y una ráfaga de hojas marrones se arremolinó
en el aire entre nosotros. Se extendieron en una línea, todos los ojos
puestos en Gav y en mí. Si esto hubiera sido el viejo oeste, todos
hubiéramos tenido las manos flexionadas junto a las armas en
nuestras caderas.
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Tiroteo en la Dame and Dapper.
Tal vez las probabilidades no eran buenas, pero si alguno de esos
imbéciles dijera una puta palabra…
—Vamos. —Gavin puso una mano en mi hombro.
Gav normalmente era el primero en tratar de causar problemas con
los Haven, así que, si estaba sugiriendo que nos alejáramos,
probablemente significaba que debería escuchar.
Pero joder, esos tipos me cabrean. No habían dicho una palabra,
pero no tenían que hacerlo. Apreté mis manos en puños, deseando
sentir los nudillos chocando el hueso. Deseando que hubiera algo que
pudiera hacer para darles una lección.
Mi temperamento se disparaba muy fácilmente en estos días y era
probablemente por eso. No había nada que pudiera hacer.
Odiaba sentirme acorralado en un rincón.
Pero enfrentarnos cuando había cinco de ellos y dos de nosotros
sería estúpido. Incluso Gavin lo sabía. Así que dejé que me diera la
vuelta por la acera y nos dirigimos hacia su camioneta.
El teléfono vibró en mi bolsillo trasero. Lo saqué para comprobarlo
y casi me reí a carcajadas.
Oh, la dulce maldita ironía.
Julieta: Oye, ¿estás ocupado?
Me detuve fuera de la camioneta de Gavin y miré hacia atrás a los
hermanos Haven. Estaban parados en la acera, hablando.
La comisura de mi boca se curvó en una sonrisa de suficiencia y
volví a mi teléfono.
Yo: No. ¿Qué pasa?
Julieta: No mucho. Ha sido uno de esos días. Y sólo son las dos, así que…
sí.
9
Me subí al asiento del pasajero, cerré la puerta y me puse el
cinturón de seguridad.
Yo: Odio cuando eso sucede. ¿Cosas del trabajo o cosas de la familia?
Julieta: Las dos.
Yo: Eso apesta.
Julieta: Gracias. No es gran cosa. Pero dime algo divertido. Me vendría
bien reír un poco.
Gavin condujo hacia la calle y miré a los Haven en el espejo
retrovisor. Si tan solo supieran.
Porque «Julieta» no era su verdadero nombre. Así es como la tenía
en mi teléfono para no tener que preocuparme por los imbéciles
entrometidos, es decir, mis hermanos, mirando por encima del
hombro y viendo con quién estaba hablando.
Annika Haven.
Si los hermanos Haven supieran que le estoy enviando mensajes de
texto a su hermana, estarían furiosos. Y ese pensamiento me hizo
feliz.
Por supuesto, si mis hermanos supieran que le estoy enviando
mensajes de texto a Annika Haven, también estarían furiosos. Solo
éramos amigos, pero incluso eso estaba prohibido según las reglas de
la enemistad.
Pero a la mierda. No es asunto de ellos.
Yo: Algo gracioso, ¿eh? Anoche vi una ardilla borracha. Había estado
comiendo una pera que debía haberse fermentado. La pequeña bastarda se
balanceaba como si estuviera a punto de caerse, pero no se detenía.
Julieta: ¿En serio?
Yo: Sí. Y cuando trató de escabullirse, cayó de bruces, como un chico de
fraternidad en una fiesta.
Julieta: Me estoy riendo a carcajadas. Eso es hilarante.
Yo: Quizá esa sea la solución al problema de las ardillas por aquí.
Emborracharlas a todas con jugo de pera fermentado. 10
Julieta: ¿Crees que tendría resaca al día siguiente?
Yo: Apuesto a que se despertó y no sabía dónde diablos estaba.
Julieta: Y sus amigas ardillas la encontraron y la arrastraron a casa
mientras hacía chistes malos porque todavía estaba borracha.
Yo: O cantó una canción de ardilla borracha y no se sabía la letra.
Julieta: No sé por qué, pero ahora me estoy imaginando ardillas piratas
con botellitas de ron.
Yo: Cantando canciones de marineros borrachos.
Julieta: Riendo. Tan. Fuerte.
Me reí cuando Gavin se detuvo frente a nuestra casa.
—¿Con quién estás hablando? —preguntó.
—Con nadie.
—Mierda. Estás hablando con una chica. ¿Quién es ella?
—No es lo que piensas.
—Amigo, soy tu hermano. No tienes que esconderme una mierda.
«En realidad, sí tengo que ocultarte esto».
—No hay nada que esconder. Sólo una chica con la que he sido
amigo durante mucho tiempo. No es nada.
—¿Te puso en la zona de amigos? ¿Qué carajo?
—No, estúpido. Es una chica que es mi amiga. No es lo mismo.
Entrecerró los ojos como si no estuviera satisfecho con mi
respuesta.
Me desabroché el cinturón de seguridad y salí de la camioneta.
—Nos vemos, Gav.
—Voy a averiguar quién es.
Cerré la puerta de golpe.
«No, con un demonio, no lo harás» 11
Casi esperaba que Gavin saliera de la camioneta y me siguiera
adentro. Cuando quería algo, podía ser implacable. Pero
aparentemente decidió que averiguar a quién le enviaba mensajes de
texto no era lo suficientemente interesante como para llegar tarde a
recoger a Skylar.
Entré, me quité los zapatos y me dejé caer en el sofá. Princesa
Chillona saltó del árbol para gatos que había construido para ella y se
estiró, arqueando la espalda.
Yo: Me alegro de que una ardilla borracha haya sido suficiente para
hacerte reír.
Julieta: Eso estuvo genial. La próxima vez que pase con alguien por un
huerto de perales, voy a estar atenta para ver una ardilla borracha.
Yo: Espero que tengas suerte.
Después de presionar enviar, me di cuenta de que probablemente
debería haberlo expresado de otra manera. La idea de que Annika
tuviera suerte con otra persona hizo que un carbón de ira ardiera en
mis entrañas.
Sí, solo éramos amigos. Y ni siquiera amigos que salieran juntos en
persona, aunque vivíamos a cinco minutos de diferencia en un pueblo
lo suficientemente pequeño como para vernos en público todo el
tiempo.
No soy el Romeo para su Julieta.
Pero tal vez deseaba serlo.
Julieta: No voy a tener suerte en el corto plazo.
Terminó su texto con una serie de emojis risueños. Haciendo una
broma. Porque eso fue lo que hicimos. Bromear. Nos hacemos reír
uno al otro.
Solo amigos.
Yo: Yo tampoco, lamentablemente.
Julieta: Sin embargo, tengo que ir a una cita este fin de semana.
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La palabra «cita» era como yesca, llameando por el calor del carbón
al rojo vivo. Apreté los dientes.
Yo: ¿Tienes que ir? No pareces emocionada.
Julieta: Uno de mis hermanos me tendió una trampa. Me ha estado
molestando por eso desde siempre. Finalmente me desgastó.
Me tomó un minuto antes de que pudiera responder. Seguí
mirando la palabra «cita». Uno de sus malditos hermanos le había
tendido una trampa, el pendejo.
Sabía que esto sucedería eventualmente. Hacía tiempo que no salía
con nadie, y ella tampoco, que yo supiera. Pero tenía que suceder en
algún momento.
No era como si pudiéramos salir juntos.
Mierda.
Quería decirle que no fuera. Si está lista para salir, debería ser
conmigo.
Pero eso no iba a suceder. Una cosa era enviarnos mensajes de texto
en secreto. Solo eso nos metería a los dos en problemas con nuestras
familias, especialmente ahora. No podíamos tener una conversación
en público, en realidad nunca lo hicimos, y mucho menos tener una
cita.
La deslealtad era un pecado mortal en Tilikum. Salir con el enemigo
sería imperdonable.
Julieta: Lo siento si hice las cosas incómodas.
Yo: En absoluto. Con suerte, tu cita no será tan mala.
Esa era una gran mentira. Esperaba que su cita apestara para que
quienquiera que fuera este tipo, no tuviera una segunda cita.
Julieta: Gracias. Y gracias por la risa. La necesitaba hoy.
Yo: En cualquier momento.
Julieta: Me tengo que ir, pero te hablo luego.
Yo: Bien, adiós. 13
Miré mi teléfono por un largo momento, retrocediendo a través de
nuestra conversación. Una cita. Su maldito hermano le había
arreglado una maldita cita.
El gatillo de mi temperamento se disparó. Me puse de pie y tiré mi
teléfono al otro lado de la habitación. Duro. Se estrelló contra la pared
opuesta. Probablemente lo había roto, pero estaba demasiado enojado
para que me importara una mierda.
No soy su Romeo y era estúpido pensar que alguna vez podría
serlo.

14
Capítulo 1
Levi
La oscuridad me carcomía. Susurraba desde el lugar vacío de mi
alma, burlándose de mí.
«Estás solo y siempre lo estarás».
Una mierda de pensamiento cuando debería estar disfrutando de
una noche con mis hermanos.
Gavin levantó las cejas hacia mí desde el otro lado de la mesa de
billar. Aparentemente era mi turno. El olor a comida frita flotaba en
el aire del Caboose, el restaurante y bar que había sido nuestro lugar
de reunión durante años. Fiel al tema, estaba decorado con viejos
letreros de ferrocarril y maquetas de trenes. Estaba lleno, típico de un
viernes por la noche, y el ruido de docenas de conversaciones nos
rodeaba.
Tomé un trago de mi cerveza, la dejé y alineé mi taco. Disparé y
fallé.
—Amigo, es solo un juego —dijo Gavin—. Si miras a la mesa con
más intensidad, le harás un agujero.
—¿Qué?
—Pareces enojado. —Evan estaba de pie con los brazos cruzados
sobre su grueso pecho, sosteniendo una cerveza en una mano.
—No estoy enojado.
Gavin se rio.
15
—Tiene CIR.
—¿Qué es eso? —preguntó Evan.
—Cara de imbécil en reposo.
Le fruncí el ceño, aunque probablemente tenía razón.
Además, estaba cabreado. Simplemente no quería hablar de por
qué.
—Tú también la tienes. —Gavin miró a Evan—. Pero no eres tan
imbécil como dice la gente.
—Sí, lo soy. —Evan se inclinó sobre la mesa para tomar su turno,
descartando efectivamente la burla de nuestro hermano. Gavin es el
bebé de la familia y un hermano menor por excelencia. Vivía para
fastidiarnos la vida.
Gavin me había convencido de salir esta noche. Skylar, su
prometida, estaba con nuestras cuñadas, Grace, Cara y Fiona, era
noche de chicas en la casa de Cara. Nuestros hermanos, Asher y
Logan, estaban de guardia de papá; ambos tienen bebés pequeños. Mi
sobrino Charlie tiene seis meses y Broderick casi dos.
Asher como padre tenía mucho sentido para mí, pero todavía me
estaba acostumbrando al hecho de que mi hermano gemelo, Logan,
era esposo y padre. Con la boda de Gavin y Skylar próximamente,
estaba a punto de ser el último Bailey soltero.
Lo cual, seamos honestos, no fue una gran sorpresa para nadie.
Menos para mí.
—Pero en serio, amigo, ¿qué pasa? —preguntó Gavin.
Fruncí el ceño.
—Nada.
—Bien.
—Estás más gruñón que de costumbre —dijo Evan.
—¿Lo ves? —dijo Gavin—. Y viniendo de él, es algo serio.
16
—Lo que sea, idiota. —Tomé otro trago—. Estoy bien, excepto que
Evan sigue aniquilándome esta noche.
Gavin se encogió de hombros.
—A ti y a mí, hombre. Está en llamas.
En realidad, me importaba una mierda perder en el billar y aunque
le encantaba molestarme, apreciaba lo que Gav estaba tratando de
hacer. Si hubiera estado en casa esta noche, probablemente me habría
metido una botella de whisky y me habría quedado allí hasta que
tuviera que estar sobrio para ir a trabajar. Porque por mucho que
intentaba, y aparentemente fallaba, ocultándolo, estaba de un humor
de perros y no era como si pudiera hablar con alguien sobre el por
qué.
Tomé mi turno y fallé. De nuevo. Evan se acercó a la mesa y metió
la última bola, ganando el juego. Extendió una mano hacia mí.
—Maldita sea. —Saqué un billete de veinte de mi billetera y lo
golpeé en su palma abierta.
—¿Están listos para otro juego? —preguntó Evan—. Me hace feliz
seguir quedándome con su dinero.
—Estoy fuera. —Gavin levantó las manos en un gesto de rendición.
Terminé mi cerveza.
—Yo también.
Evan se encogió de hombros y puso el dinero en su billetera.
—Como quieran. No es mi culpa que ambos apesten.
—Comprendo lo que estás haciendo y me gustaría que quede
constancia de que no me harás caer en la trampa —dijo Gavin—. No
vas a incitarme a perder más dinero.
—Te quedaste sin dinero, ¿verdad? —pregunté.
Se encogió de hombros de nuevo.
—Sí.
Evan sonrió y le dio una palmada en la espalda. 17
—Quizá la próxima vez.
Tomamos nuestros abrigos de los respaldos de las sillas y nos
dirigimos a la puerta principal. Hank, el dueño, nos saludó desde
detrás de la barra cuando nos fuimos.
Afuera, el aire de principios de noviembre se sentía frío como la
mierda. Habíamos pasado de sentir un calor inusualmente alto a
congelarnos prácticamente de la noche a la mañana. Me abroché el
abrigo y metí las manos en los bolsillos. Al menos no estaba nevando
todavía.
Caminamos por la calle hasta donde había estacionado mi
camioneta. Hice una pausa, mirándola, sintiéndome repentinamente
cauteloso.
¿Alguien le había hecho algo mientras estábamos en el Caboose?
No hace mucho tiempo, la idea de que manipularan los frenos
habría sido algo impensable que pudiera suceder en nuestro pequeño
y extraño pueblo. Bromas salvajes, claro. Eso sucedía todo el tiempo.
Las familias Bailey y Haven se habían hecho bromas durante
generaciones.
Pero las cosas se habían puesto feas. Alguien había manipulado los
frenos de la camioneta Logan. Cara y su hijo podrían haber sido
asesinados ese día.
No sabíamos quién lo había hecho, ni por qué. Era una sensación
jodida mirar tu auto y preguntarte si alguien lo había manipulado
para matarte.
Las voces llegaban desde la calle.
—Ah, mierda —dijo Gavin.
Josiah, Luke y Zachary Haven salieron de la taberna Timberbeast.
El Caboose era nuestro lugar de reunión, el Timberbeast era el de
ellos. Vivíamos en un pueblo dividido debido a la antigua disputa
entre nuestras dos familias. Ellos tenían su territorio, nosotros el
nuestro.
18
Desafortunadamente, Tilikum era demasiado pequeño para que
pudiéramos evitarnos unos a otros.
Hasta hace poco, la disputa había sido tan ridícula como antigua.
Nadie sabía por qué los Bailey y los Haven estaban en guerra, pero
cuando el modo de batalla habían sido las bromas, a nadie le había
importado particularmente.
Pero todo había cambiado. Los Haven estaban tratando de
comprarle su tierra a la Abue. Habían cruzado la línea. Las bromas se
habían detenido en seco e incluso cosas como nuestra habitual
temporada de fútbol de bandera había sido cancelada. Todos se
preguntaban si la tensión entre las dos familias se convertiría en algo
peor.
Si es que no había pasado ya.
Los frenos de Logan. El incendio de la Casa Haven. Estaban
pasando cosas extrañas en Tilikum. ¿Podrían los Haven ser los
responsables?
Por mucho que odiara a los Haven, tanto por motivos personales
como relacionados con la disputa, no estaba seguro de creer que
fueran capaces de asesinato.
O tal vez no quería creerlo.
De cualquier manera, apreté los puños al verlos. Eran un claro
recordatorio de la verdadera razón de mi mal humor esta noche.
¿Cuál de ellos lo había hecho? ¿Cuál había hecho una cita para su
hermana Annika? Probablemente estaba con él, quienquiera que
fuera, ahora mismo.
Se suponía que no debía ser amigo de Annika Haven. Iba
directamente en contra de las reglas de la disputa y en un pueblo
donde la lealtad lo es todo, tuve cuidado de asegurarme de que nadie
se enterara.
Además, todo lo que hemos hecho es enviarnos mensajes de texto.
Lo que significaba que no tenía derecho a estar tan enojado porque 19
ella saliera con un imbécil esta noche. No era como si pudiera haber
salido conmigo, incluso si hubiera querido.
Pero estaba jodidamente enojado. Lo había estado desde que me
dijo acerca de su cita.
Un silbido agudo cortó el silencio.
—¿Qué tenemos aquí? —Zachary se bajó del bordillo,
tambaleándose un poco antes de cruzar la calle hacia nosotros—. Un
grupo de niñitos Bailey.
—¿Niñitos Bailey? —preguntó Gavin—. Amigo, eso es apenas un
insulto. ¿Quieres intentarlo de nuevo? Porque estoy seguro de que
puedes hacerlo mejor.
—Vete a la mierda —dijo Zachary.
—Retrocede Haven —La voz grave de Evan retumbó detrás de mí.
Zachary se acercó. Sus hermanos lo alcanzaron, flanqueándolo.
Habíamos tomado un par de cervezas, pero parecía que Zachary
había tomado más de un par o tal vez algo más fuerte. La luz
iluminaba su rostro lo suficiente como para ver sus ojos vidriosos.
Josiah y Luke parecían bastante sobrios, aunque era difícil saberlo con
seguridad.
Ninguno de ellos parecía feliz de vernos, pero el sentimiento era
mutuo.
—Tú retrocede —dijo Zachary—. ¿Por qué son tan idiotas?
Su sonrisa de comemierda me hizo querer darle un puñetazo en la
cara.
—Está borracho. —Evan me empujó con el codo—. Vamos.
Zachary señaló con un dedo en dirección a Evan.
—Tú estás borracho.
—Deberían llevarlo a casa —dijo Evan.
Josiah entrecerró los ojos. 20
—No nos digas qué hacer.
—No necesitamos que su hermano de mierda se meta en nuestras
narices —dije en voz baja.
Miré a los ojos a Zachary. «Adelante, Haven. Ven por mí».
Zachary se adelantó y lanzó un golpe. Lo vi venir y me hice a un
lado, pero ya estaba harto de este imbécil.
Mi gancho de izquierda rebotó en su barbilla mientras intentaba
recuperarse. No fue un golpe duro, pero la sensación de golpearlo con
mis nudillos envió un estallido de rabia aullando a través de mí. Me
abalancé más cerca y envolví un brazo alrededor de su cuello,
haciéndole una llave de cabeza. Se escapó de mi agarre y me dio un
puñetazo en las costillas.
Gruñí por el impacto y oí voces gritando a mi alrededor, pero me
importaba una mierda. Nada de eso me detuvo. Giré hacia él, usando
mi impulso para derribarlo al suelo.
Caímos a la acera con otro gruñido mío y una bocanada de aire de
los pulmones de Zachary. Todo era un caos. Alguien gritó mi nombre
y unas manos agarraron mi abrigo en un intento de apartarme de él.
Más manos se interpusieron entre nosotros mientras luchábamos.
Una ira al rojo vivo subió por mis venas, dando fuerza a mis
músculos tensos. Otra voz gritó algo. Una parte de mi cerebro sabía
quién era, pero estaba demasiado consumido por la ira y la
adrenalina para pensar con claridad. Mi parte más primitiva del
cerebro se había hecho cargo y todo lo que quería hacer era destruir.
Múltiples manos, tenía que ser más de una persona, me agarraron
y me apartaron de Zachary. Traté de abalanzarme sobre él de nuevo,
pero unos gruesos brazos se envolvieron alrededor de mi pecho,
sujetándome los brazos. Respiré entrecortadamente y el tinte rojo que
empañaba mi visión comenzó a retroceder.
Josiah retuvo a Zachary y Evan mantuvo su agarre de hierro
alrededor de mi pecho. De pie entre nosotros estaban Jack Cordero, 21
el alguacil del pueblo y padrastro de Grace, y Brett Easton, uno de sus
oficiales. Ambos vestían uniforme.
Eso no era bueno.
—¿Es así como van las cosas? —preguntó Jack, su voz grave. Era
un tipo grande con brazos gruesos y barba oscura. Su mirada pasó de
mí a Zachary—. No en mi guardia. Ustedes dos vendrán conmigo.
—¿Hablas en serio? —preguntó Gavin.
—No empieces Gavin o Brett te lanzará al auto con tu hermano —
dijo Jack—. No voy a permitir que esta mierda se vuelva violenta.
Mierda. ¿Jack en serio iba a arrestarnos? Mis ojos se movieron de él
a Brett. Las fuerzas del orden no ceden ante la disputa, así que no
importaba que yo estuviera básicamente relacionado con Jack por
familia política o que Brett fuera amigo de los Haven. Zachary y yo
estábamos jodidos.
Jack le indicó a Brett que tomara a Zachary y luego se volvió hacia
Evan.
—Lo tengo.
Evan me soltó. Jack me miró fijamente, advirtiéndome que no
intentara nada estúpido. A pesar de lo enojado que estaba, no era
como si fuera a resistirme al arresto. Escuché el clic del metal cuando
Brett esposó a Zachary. Jack me dio la vuelta y me esposó también.
—Vamos. —Jack me empujó hacia su auto patrulla.
Me senté en el asiento trasero, preguntándome si pasaría la noche
en la cárcel.

22
Capítulo 2
Annika
El tintineo de los vasos y el leve murmullo de las conversaciones
me rodearon. Me moví incómodamente en mi asiento, de alguna
manera incapaz de decidir si cruzar las piernas o no. Honestamente,
¿por qué es tan difícil? No era como si nunca hubiera tenido una
primera cita antes.
Mis ojos se movieron hacia mi pecho y me pregunté si debí usar
algo menos revelador. Mis dos mejores amigas, Isabelle y Marigold,
me habían preparado para esta cita y ambas habían insistido en que
el vestido negro con escote pronunciado era perfecto. Por lo general,
confiaba en ellas, pero me sentía tan desnuda, como si mis senos
estuvieran a punto de salirse. En serio, no necesitaba una falla en el
vestuario en mi primera cita en mucho tiempo.
Kade me sonrió desde el otro lado de la mesa y tomó otro bocado
de su cena. Dios, estaba haciendo esto incómodo. Probablemente
pudo sentir mi incomodidad y pensó que era por él.
—Lo siento. —Me contuve de hurgar en lo que quedaba de mi
comida.
—¿Por qué?
—No sé. ¿Estar demasiado callada? O tal vez no estoy siendo
demasiado callada. Siento que estoy haciéndote sentir incómodo,
pero no es tu culpa. Es solo que no he tenido una cita en mucho
tiempo. 23
Cielos, eso fue un eufemismo. Me sentía como si mi última primera
cita hubiera sido en otra vida. Aunque, en cierto modo, lo había sido.
Mi última primera cita había sido hace varios años con Josh
Tennyson. Tenía la cuestionable distinción de encabezar cada una de
las listas de mierda de mis hermanos, incluso por encima de los
Bailey. No es que pudiera culparlos por querer golpearlo hasta
dejarlo sin sentido.
Josh fue la razón por la que soy una madre soltera.
—No te preocupes por eso —dijo Kade—. Estás haciéndolo bien.
Sonreí y tomé un sorbo de mi vino. No había ninguna razón para
que me sintiera tan incómoda. Simplemente me había mentalizado y
ahora estaba pensando demasiado en todo. ¿Me había puesto el
vestido adecuado? ¿Estaba arreglado el peinado por delante? ¿Tenía
comida en los dientes? ¿Había logrado mi mamá llevar a mi hijo
Thomas, a la cama?
La comida en mis dientes podría haber sido una preocupación
legítima, pero la capacidad de mi madre para acostar a un niño de
dos años y medio no lo era. Cuando llegué a casa en Tilikum hace tres
años, abandonada, embarazada y abrumada, mis padres me
acogieron felizmente. Fueron salvavidas absolutos cuando se trataba
de Thomas, cuidándolo cada vez que necesitaba ayuda. Mi mamá
había criado no solo a sus tres hijos de su primer marido, sino también
a los tres hijos de mi padre de su primera esposa, y a mí, la única hija
que tuvieron juntos. Ella era una experta en vigilar niños y mi padre
tampoco se quedaba atrás.
Pero por si acaso, saqué el teléfono de mi bolso y verifiqué para
asegurarme de que no tenía ningún mensaje.
No lo tenía.
Y, por supuesto, solo estaba revisando los mensajes de mi madre.
De nadie más. Ciertamente no los de «él».
—Entonces, ¿trabajas para Luke en su taller? —preguntó Kade.
—Sí, a tiempo parcial. También trabajo con Josiah, ayudando a
administrar sus propiedades en alquiler.
24
—Bien. ¿Qué tipo de propiedades tiene?
—Un par de cabañas fuera del pueblo y acaba de comprar una
tercera, pero necesita mucho trabajo antes de que esté lista para
alquilar. ¿Qué hay de ti? ¿Siempre has querido ser policía?
Kade trabaja con mi hermano Garrett en el departamento del
alguacil. Ambos son oficiales de la policía y Garrett era la razón por
la que estaba en esta cita. Me convenció de que le diera una
oportunidad a Kade y convenció al resto de nuestros hermanos de
que se podía confiar en él. No es una hazaña fácil.
Estaba tratando de no sentirme insultada porque todos habían
estado de acuerdo principalmente porque Garrett lo había elegido, no
yo. No los culpo por no tener fe en mi juicio en cuanto se trataba de
hombres, pero había aprendido mi lección con Josh. No me iba a
enamorar del encantador chico malo nunca más.
También estaba intentado que no me molestara que todos hubieran
sentido la necesidad de aprobar mi cita. Tengo veintiocho años. No
era como si fuera una adolescente virginal acosada por un chico
rebelde con pelusa en el labio superior y una licencia de conducir
recién impresa.
Pero así son mis hermanos. Unos reales dolores en el culo, pero los
amo.
—En realidad, sí —dijo Kade—. Mi papá fue policía, mi abuelo fue
policía. Supongo que se podría decir que lo llevo en la sangre.
—¿En un pequeño pueblo como este?
—No, crecí en el sur de California. Mi abuelo fue policía en la
ciudad de Los Ángeles durante un tiempo y mi padre trabajaba en el
Departamento del Alguacil del condado de Los Ángeles.
—Así que esto debe ser bastante diferente.
—Podría decirse. Cuando recibes una llamada sobre actividad de
pandillas allí no son ardillas.
25
Me reí. Las ardillas de Tilikum eran notorias alborotadoras.
—Sí, me imagino.
Volvió a sonreír y me encontré pasando de nerviosa a confundida.
Kade era un chico atractivo. Muy atractivo, para los estándares de
cualquiera. Tenía un buen trabajo y ya había dejado claro que le
gustaban los niños. Obviamente eso era importante para mí. La
sonrisa que me dio debería haber enviado una ráfaga de mariposas
revoloteando por mi estómago. Tal vez incluso una pequeña chispa
de calor entre las piernas, porque, Dios mío, había pasado mucho
tiempo.
Pero a pesar de la forma en que un hoyuelo se arrugó en una de sus
mejillas y cómo su sonrisa mostraba su muy bonita línea de barba sin
afeitar, no sentí… nada.
Nada de chispas. Ni cosquillas. Ni una ráfaga de emoción o calor
en mi rostro.
Pero tal vez eso fuera algo bueno. Tal vez perseguir chispas fue lo
que me metió en problemas con mi ex.
Kade metió la mano en su bolsillo y miró su teléfono. Frunció el
ceño, una mirada de preocupación pasó por sus facciones.
—¿Está todo bien? —pregunté.
—Bueno… —Se detuvo por un segundo—. Es Garrett. Tuvieron
que encerrar a uno de tus hermanos por alteración del orden público.
Mis ojos se abrieron.
—¿Qué hermano?
—Zachary.
No fue una sorpresa. Si alguno de mis hermanos se iba a meter en
problemas, era él.
—¿Alteración del orden público? ¿Qué significa eso?
Kade me miró a los ojos.
—En este caso, pelear en público. 26
¿Pelear? Oh, no. Mi corazón se aceleró. Tenía la sensación de que
sabía la respuesta a mi siguiente pregunta, pero la hice de todos
modos.
—¿Con quién estaba peleando?
—Con uno de los Bailey. —Sacudió la cabeza—. Sé que la disputa
es importante aquí, pero no lo entiendo.
Me contuve de preguntar qué Bailey mientras Kade le respondía a
Garrett. No era como si importara. El estallido de una pelea era una
mala señal. Pero si hubiera sido «él»… eso era peor.
No debería ser peor, pero lo era.
Se suponía que Levi Bailey y yo no éramos amigos. Se suponía que
no debía conocerlo, ni hablar con él, ni enviarle mensajes de texto en
secreto cada vez que necesitaba sonreír. Porque siempre me hace
sonreír.
—¿Están bien? —pregunté.
Hizo una pausa mientras leía otro texto.
—Parece que sí. No creo que durara mucho antes de que Jack la
disolviera, pero los llevó a ambos a la estación.
—¿Los arrestó? ¿Por qué?
—Probablemente para que sirvan de ejemplo. Todo el mundo sabe
que este pueblo se ha convertido en un barril de pólvora. Si estalla
una pelea y la ignoramos, la próxima podría ser peor. Lamento que
Jack haya tenido que arrestar a tu hermano, pero solo está tratando
de mantener la paz.
—No, lo entiendo, pero probablemente debería ir allí y ver si hay
algo que pueda hacer.
Asintió.
—Seguro. Me ocuparé de la cena y nos encontraremos allí.
—Gracias.
Había conducido yo misma y me encontré con Kade en el 27
restaurante, me hacía sentir más cómoda ir por mi cuenta, así que me
puse el abrigo y salí a mi auto. Un cosquilleo nervioso me recorrió el
estómago mientras conducía hacia la oficina del alguacil en el
extremo norte del pueblo. Si Jack había arrestado a Zachary y a
cualquier Bailey con el que había estado peleando, eso probablemente
significaba que un montón de Haven y Bailey enojados estaban a
punto de encontrase de cerca.
De acuerdo, parecía razonable esperar que al estar en la oficina del
alguacil todos se portarían bien. Pero ¿qué sucede cuando dos
manadas de lobos dominantes se juntan en un espacio reducido?
Solo necesitaba llegar allí. Sabía cómo calmar a mis hermanos. Con
suerte, alguien del lado de los Bailey estaría allí para hacer lo mismo.
Porque Kade tenía razón. Este pueblo se había convertido en un barril
de pólvora. Y no haría falta una gran chispa para encenderlo.
Las luces de la calle bañaban el estacionamiento en círculos.
Aparqué junto a la camioneta de Josiah y corrí hacia la entrada
principal.
El vestíbulo me recordó a un baile de secundaria, donde las chicas
se paraban contra una pared y los chicos contra la otra, manteniendo
el mayor espacio posible en el centro. Excepto que, en este caso, mis
hermanos se agruparon a un lado, hombro con hombro, y un par de
los Bailey estaban en el otro. En lugar de ser acompañados por
maestros, Brett Easton se paró frente al escritorio con los brazos
cruzados, con una mirada en el rostro de «ni siquiera se les ocurra».
Garrett vestía ropa de calle, en lugar de su uniforme de oficial, y
supe por su expresión que se debatía entre el deber y la lealtad
familiar. Josiah y Luke hablaban en voz baja, pero sus ojos estaban
puestos en los hombres al otro lado del vestíbulo. Theo estaba de pie
con sus grandes brazos cruzados y no sé si fue la hermana o la madre
en mí, lo primero que pensé fue si había tenido uno de sus dolores de
cabeza hoy.
Una mirada rápida a los Bailey no me dijo lo que quería saber, cuál
había sido arrestado, porque solo dos de ellos estaban aquí. Ninguno
de ellos era Levi. Pero eso no significaba necesariamente que Levi
hubiera estado peleando con Zachary. Podría haber sido uno de los 28
otros. Aunque los otros dos hermanos Bailey eran nuevos papás, esa
podría haber sido la razón por la que no estaban allí.
Mi corazón se hundió un poco más, pero fingí ignorar a los Bailey,
como siempre hacía y corrí hacia mis hermanos.
—¿Qué pasó?
—Estalló una pelea en la calle —dijo Josiah—. Ni siquiera fue tan
grave, pero Jack los trajo a ambos aquí.
—¿Ya has visto a Z? ¿Está bien?
—Probablemente esté bien —dijo Josiah—. Solo estamos esperando
para ver si Jack realmente los va a fichar.
—¿Mamá y papá saben?
—No —dijo Josiah—. Gracias por darles la noticia.
—¿Por qué tengo que decirles? No soy la que se mete en peleas
callejeras.
—Sabes que se lo tomarán mejor viniendo de ti —dijo Luke—.
Tienes un don.
Rodé los ojos. Mis hermanos habían aprendido desde el principio
que, si su hermanita era la que les contaba a nuestros padres sobre
sus travesuras, tendían a meterse en menos problemas.
Esa soy yo. La pacificadora de la familia. Lo había sido desde que
era pequeña.
La puerta principal se abrió y mi pregunta no formulada fue
respondida. Asher y Logan Bailey entraron, ambos con bebés
durmiendo en portabebés atados al pecho.
Eso significaba que había sido Levi quien se enfrentó con Zachary.
El aire se sentía cargado de electricidad, haciendo que el vello de
mis brazos se erizara. Siempre había pensado que las bromas que mis
hermanos le hacían a los Bailey eran un poco tontas, pero ahora me
encontré anhelando la inocencia de la forma en que solía ser.
29
También sabía que nuestro lado tenía la culpa por el aumento de la
tensión.
Le había dicho a Josiah que no fuera tras la tierra de la Abue Bailey.
Aunque entendía por qué lo hizo, sabía que los Bailey no lo
entenderían. Por alguna razón, había pensado que podría lograrlo.
Pero todo lo que había hecho era empeorar las cosas.
Y ahora corrían rumores por el pueblo de que uno de mis hermanos
había manipulado los frenos de la camioneta de Logan Bailey,
provocando el accidente de Cara. De ninguna manera, absolutamente
de ninguna manera, mis hermanos habían hecho eso. Me negué a
creerlo. Ni siquiera les había preguntado si eran los responsables. No
iba a insultarlos así.
Pero los rumores cobraban vida propia en Tilikum, tanto si había
algo de verdad en ellos como si no.
La puerta principal se abrió de nuevo y entró Kade. Caminó hacia
nuestro lado y puso una mano gentil en mi espalda.
—Oye —dijo—. ¿Alguna noticia sobre si serán liberados?
—Todavía no —dijo Garrett—. Y Jack no me dejará volver allí.
—No me sorprende —dijo Kade. Frotó círculos lentos en mi
espalda. No estaba segura de cómo me sentía por la familiaridad de
su gesto.
Se abrió la puerta junto a la recepción y salió el alguacil Jack
Cordero. Comenzó como jefe adjunto y fue elegido alguacil el año
pasado. Aunque estaba casado con Naomi Harris, cuya hija estaba
casada con Asher Bailey, en su trabajo siempre se había mantenido
completamente neutral. Sospeché que esa era una de las cosas que lo
habían llevado a ser elegido.
—Escuchen —dijo, su voz profunda resonando en el vestíbulo—.
No me importa quién es o cuál es su apellido. No van a empezar una
guerra en este pueblo. ¿Comprendido?
Mis ojos recorrieron la habitación. Todos asintieron.
30
—Esta será su única advertencia.
Dejé escapar un suspiro de alivio. Los estaba dejando ir.
Hubo murmullos de agradecimiento de ambos lados. El alguacil
Cordero hizo un gesto con la cabeza y Zachary entró por la puerta,
seguido de Levi Bailey.
Mi corazón saltó a mi garganta. Los ojos marrones oscuros de Levi
escanearon el vestíbulo, descansando solo en mí por un segundo,
pero eso fue suficiente. Su mandíbula estaba apretada, sus fosas
nasales dilatadas y mantuvo sus anchos hombros hacia atrás. Aunque
no miró a mis hermanos más tiempo que a mí, la agresividad en su
postura era inconfundible.
Su mirada se demoró en Kade mientras pasaba, entrecerrando los
ojos.
Instintivamente, me alejé de Kade y él dejó caer su mano de mi
espalda.
En marcado contraste con la seriedad de la expresión de Levi,
Zachary sonrió como el fanfarrón que era.
—Guau, hay una fiesta aquí.
Golpeé su brazo.
—¿Quieres callarte? Casi te arrestan.
Se encogió de hombros.
—Pero no lo hicieron.
—¿Estás borracho?
—No, pero gracias por asumir lo peor. —Se pasó los dedos por el
pelo rubio oscuro—. Bien, pude haber tomado unas copas, pero
borracho es una palabra tan fuerte.
Crucé los brazos.
—¿Tú empezaste?
—¿Qué? ¿Yo? Nunca. 31
Eso me dijo todo lo que necesitaba saber. Negué con la cabeza.
—¿Qué estabas pensando? Podrías haberte metido en serios
problemas.
—Sí, bueno, tenía que suceder tarde o temprano. Salgamos de aquí
antes de que Jack cambie de opinión y me arroje a una celda por esta
noche.
Eché un vistazo a los Bailey al otro lado del vestíbulo. Ya estaban
girando y dirigiéndose a la puerta.
El más alto, Evan, sostuvo la puerta mientras el resto salía. Levi
hizo una pausa y miró por encima del hombro.
Nuestros ojos se encontraron y mi corazón volvió a latir.
Sin una palabra, aunque qué podría decir, se fue.

32
Capítulo 3
Annika
Mi auto trastabilló a lo largo del camino de grava que conducía a
casa de mis padres. Vivían en una casa de troncos que mi padre y mis
tíos habían construido desde cero. Estaba en la cima de una colina a
unos tres kilómetros del pueblo y desde la sala de estar se podían ver
las luces de Tilikum parpadeando entre los pinos.
Aparqué enfrente, entré y cerré silenciosamente la puerta principal.
La entrada estaba oscura, pero una lámpara junto al sofá iluminaba la
sala con una luz tenue. Mis padres estaban sentados uno al lado del
otro, mi papá en la esquina del sofá y mi mamá lo suficientemente
cerca como para que sus piernas se tocaran.
Papá se giró para mirarme por encima del hombro. Mi padre, Paul
Haven, era la definición de leñador fornido. Tenía un pecho de barril,
brazos musculosos y muslos como troncos de árbol, todo cubierto de
vello corporal. Su espesa barba estaba salpicada de plata, al igual que
el cabello de su cabeza.
No dijo nada. Solo asintió, reconociendo que estaba en casa.
—Hola cariño —dijo mamá—. ¿Cómo estuvo tu cita?
Mi mamá, Marlene, usaba su cabello castaño recogido en un moño
la mayoría de las veces. Sus anteojos tenían marcos azules y las agujas
de tejer tintineaban en su regazo.
—Estuvo bien. —Colgué mis cosas y me reuní con ellos en la sala.
El fuego ardía en la estufa de leña y fotos mías y de mis seis hermanos 33
en marcos disparejos decoraban la repisa.
—¿Bien? —preguntó mamá, mirándome por encima del borde de
sus gafas.
Me hundí en un gastado sillón azul con una manta de punto azul
claro sobre el respaldo.
—Bien es bueno.
—¿Lo es?
—Bien es mejor que mal. Kade es agradable, pero nuestra cena fue
interrumpida.
Los ojos de papá se levantaron de la revista en su regazo y mamá
levantó las cejas.
Respiré profundamente. Aunque las noticias corren como la
pólvora en este pueblo, obviamente aún no se habían enterado.
—Z se metió en una pelea. El alguacil Cordero tuvo que involucrase
y los llevó a ambos a la estación. Los dejó ir sin retenerlos, ni presentar
cargos, ni nada.
—Maldita sea —dijo papá, su voz era un retumbar grave.
—¿Qué Bailey fue? —preguntó mamá.
Su suposición de que había sido un Bailey no me sorprendió. Sabía
mejor que nadie lo tensas que se habían vuelto las cosas entre nuestras
dos familias. Pero fue difícil mantener mi expresión neutral mientras
respondía.
—Levi.
—¿Por qué estaban peleando? —preguntó.
—No sé. Yo estaba en la cena y Z no me lo dijo. Sin embargo, el
alguacil no estaba contento. Les advirtió a todos que no comenzaran
una guerra.
—Demasiado tarde para eso —se quejó papá.
Los ojos de mamá se posaron en él y un destello de molestia pasó
por sus rasgos. Ella era lo más neutral posible en este pueblo, 34
especialmente considerando que su apellido era Haven. Cruzaba
regularmente las líneas enemigas para ir al Stitch and Sip en la Knotty
Knitter con un grupo de otras mujeres del pueblo, incluida la Abue
Bailey, la matriarca del clan Bailey.
Aunque no había ido en un tiempo. Tal vez la tensión finalmente
se había vuelto demasiado, incluso para el pequeño grupo de tejido.
—¿Zachary está bien? —preguntó mamá.
—Está bien. No creo que haya sido una gran pelea.
Papá gruñó.
—Si vuelve a hacer esa mierda, no estará bien.
Mis pensamientos seguían desviándose hacia Levi. ¿Estaba bien?
Sabía que no estaba herido, se veía bien, pero ¿estaba molesto?
¿Enojado? La expresión de su rostro cuando había caminado por el
vestíbulo había sido tan oscura e intensa.
¿Todavía querría hablar conmigo?
Quería enviarle un mensaje de texto, pero no estaba segura de si
debía hacerlo.
—¿Cómo estuvo Thomas esta noche? —pregunté, con la esperanza
de cambiar de tema.
—Comió la mayor parte de su cena y se acostó sin problemas.
—Gracias de nuevo por cuidarlo.
Mamá sonrió.
—Por supuesto, es un placer. Puede estar con su abuelita mañana
también si quieres. Garrett y Taylor me pidieron que cuidara a Owen.
—A Thomas le encantará eso —le dije. Mi sobrino de siete años,
Owen, siempre es bueno con Thomas—. Marigold me sigue
molestando porque necesito un corte de pelo. Tal vez preguntaré si
puede hacerme un hueco mañana.
—Perfecto —dijo mamá.
Mis dedos se sentían nerviosos. ¿Recibiría un mensaje de texto de
Levi? Había pasado a unos pocos metros de mí. No podía recordar la 35
última vez que habíamos estado tan cerca.
Por supuesto, era una tontería pensar que yo sería lo primero en la
mente de Levi. Se había metido en una pelea y había sido arrestado.
Enviarme mensajes de texto probablemente no era su prioridad.
—Bueno, creo que me iré a la cama. —Me levanté de la silla—.
Gracias de nuevo por cuidar a Thomas.
—Buenas noches —dijo mamá.
Papá gruñó algo incoherente, pero yo sabía que era el lenguaje de
los montañeses para dar las buenas noches.
Saqué el teléfono de mi bolso. La luz del mensaje parpadeó. Mi
pulso comenzó a acelerarse y un pequeño estallido de emoción hizo
que mi estómago se agitara. Pasé la pantalla y mi corazón se hundió
rápidamente.
Era de mi amiga Isabelle, preguntando cómo había ido mi cita.
Suspiré.
Pasé por la habitación de Thomas de camino a la mía y lo miré.
Estaba profundamente dormido en la nueva cama de niño grande que
papá le había hecho. Le lancé un beso, no quería arriesgarme a
despertarlo y cerré suavemente la puerta.
Mi habitación estaba al lado. Cuando me mudé a casa, mamá me
ayudó a redecorar. Las literas de los chicos ya no estaban y fueron
reemplazadas por una bonita cama tamaño queen, una cómoda y
mesita de noche a juego. Una puerta corrediza de vidrio conducía a
un pequeño balcón donde puse una mesa de bistró y dos sillas.
También había mucho espacio para mi mesa de manualidades y papá
había construido estantes y contenedores de almacenamiento para
todos mis materiales.
Es posible que tuviera un poco de adicción a las manualidades.
Me hundí en mi cama y le envié a Isabelle una respuesta rápida,
haciéndole saber que había estado bien y que le contaría los detalles 36
mañana. Luego toqué la pantalla para volver a mis textos más
recientes.
Romeo.
Tal vez era una tontería tenerlo en mis contactos como Romeo. No
era como si tuviéramos una historia de amor secreta y esta noche se
sentía casi ominoso. «Romeo y Julieta» es una tragedia. Odiaba la idea
de que la disputa entre nuestras familias pudiera conducir a algo
horrible.
Pero solo usé ese nombre para que nadie viera accidentalmente
quién era en realidad. Lo último que necesitaba era que uno de mis
hermanos descubriera que le estaba enviando un mensaje de texto a
Levi Bailey, por inocente que fuera.
Especialmente ahora.
Antes de que pudiera convencerme de no hacerlo, le envié un
mensaje de texto rápido.
«¿Estás bien?»
Esperé, mi pulso latía en mis oídos. ¿Por qué le estaba dando tanta
importancia a esto? Probablemente se había ido a la cama o estaba
bebiendo cerveza con sus hermanos.
¿Levi bebe cerveza? Eso era algo que no sabía de él.
De alguna manera, siento que conozco a Levi mejor que nadie y me
conoce igual de bien. Primero nos hicimos amigos, en secreto, por
supuesto, en la escuela secundaria. Habíamos estado en la misma
clase de inglés en el último año y nuestra maestra había asignado
compañeros anónimos de crítica. La idea había sido que
compartiéramos nuestras tareas de escritura entre nosotros, sin saber
quién era nuestro compañero de crítica. Entonces le daríamos
retroalimentación. Ella esperaba que el anonimato nos permitiera ser
honestos el uno con el otro.
No sabía si había emparejado a una Haven con un Bailey a
propósito o si las selecciones habían sido aleatorias, pero no
estábamos destinados a averiguar quién era la otra persona.
Al principio, no lo sabía. Todo lo que sabía era que mi compañero
37
era perspicaz, inteligente y divertido. Fuera de las limitaciones de la
interacción social adolescente normal, empezamos a abrirnos el uno
al otro. Nuestras notas se habían vuelto cada vez más personales y
dado que nuestra maestra no las veía, solo estábamos entregando
nuestros productos finales, usábamos nuestras tareas de inglés como
una forma de pasar notas. Anónimas.
Y luego, un día, había un número de teléfono en el reverso de una
de las notas.
Había sentido una intensa curiosidad por la identidad de mi
compañero de crítica. Todos los días, cuando llegaba a la clase de
inglés, mis ojos recorrían la clase. ¿Quién me estaba escribiendo?
Estaba bastante convencida de que era un chico. Pero ¿cuál?
Ese día después de la escuela, con el corazón en la garganta, le envié
un mensaje de texto. Inmediatamente había respondido. Nuestras
conversaciones pasaron de mensajes esporádicos sobre nuestras
asignaciones a mensajes de texto diarios.
Unas semanas más tarde, cuando entré a la clase de inglés y
comencé a mirar alrededor del salón, con más curiosidad que nunca
por la identidad de mi amigo secreto, Levi Bailey me miró a los ojos
y me guiñó un ojo.
Mi corazón todavía latía con el recuerdo de ese guiño. Ese
momento en el que me di cuenta de que era él. Había sido a la vez
emocionante y triste. Porque sabía que por mucho que me gustara,
nunca podría ser más de lo que ya éramos: amigos secretos de notas
y textos anónimos.
Al año siguiente, me fui a la universidad. Con el ajetreo de la vida
universitaria, nuevos amigos, nuevas situaciones sociales, trabajos de
medio tiempo, estudios y clases, empezamos a enviar mensajes de
texto cada vez menos. Hasta que finalmente, no lo hicimos en
absoluto.
Todavía pensaba en él, pero estar lejos de Tilikum hizo que fuera
más fácil sacarlo de mi mente. Tenía una nueva vida lejos de nuestro
pueblo enemistado y pensé que era lo mejor. El pequeño 38
enamoramiento que había albergado había sido solo una fantasía
adolescente, nada que pudiera volverse real. Me convencí a mí misma
de que dejarlo atrás había sido lo correcto.
Quizá tenía razón.
Pero años más tarde, después de regresar a Tilikum, recibí un
mensaje de texto preguntándome cómo estaba. Había sido de él y nos
habíamos estado enviando mensajes de texto en secreto desde
entonces.
Después de unos minutos, todavía no había respondido, así que
tiré mi teléfono en mi mesita de noche y me preparé para ir a la cama
y estaba bien. No necesitaba que Levi Bailey me respondiera mensajes
de texto tan desesperadamente como para pensar en ello toda la
noche. Era un amigo, así que estaba bien preocuparse por él. Pero no
iba a dejar que su falta de respuesta me molestara.
Mucho.

Cuando me levanté a la mañana siguiente, todavía no había ningún


mensaje de texto de Levi.
Isabelle y Marigold, sin embargo, habían explotado nuestro chat
grupal, pidiendo detalles de la cita. Les dije que esperaran mientras
le traía el desayuno a Thomas y les advertí que no había mucho que
contar.
Podía escuchar mi teléfono todavía zumbando con notificaciones
mientras preparaba una tanda rápida de huevos revueltos. Thomas
se sentó en la mesa redonda de la cocina haciendo ruidos de autos
mientras conducía un camión de bomberos de juguete de un lado a
otro frente a él. Su cabello rubio oscuro estaba peinado a un lado y
todavía vestía su pijama de camión de bomberos.
Los camiones de bomberos son su última obsesión. No podía tener 39
suficiente de ellos y llevaba ese pequeño camión de bomberos de
juguete a todas partes.
Le serví su desayuno y me senté en la mesa de la cocina con mi té
mientras él comía.
Yo: Nada jugoso que informar, me temo. Kade fue agradable pero no hubo
un montón de chispas.
Marigold: Estoy tan decepcionada por ti. Esperaba que hoy estuvieras en
una nube de sentimientos felices.
Isabelle: O recuperándote de una noche de sexo alucinante.
Yo: Ninguna de esas. Lo siento.
Marigold: No te disculpes. No es tu culpa.
Isabelle: ¿Volverás a salir con él?
Yo: No lo sé.
Isabelle: Si no estás segura, diría que eso significa que no. Nunca te
conformes.
Marigold: Estoy de acuerdo. Te mereces a alguien increíble.
Yo: Gracias. No se preocupen. No me conformaré.
No puedo conformarme. Tengo un hijo. Si iba a traer a alguien a la
vida de Thomas, tenía que ser asombroso. Además, ya había estado
con el tipo equivocado una vez y aunque nunca me arrepentiría de
tener a Thomas, definitivamente me había complicado la vida. Nunca
pensé que sería una madre soltera y volvería a vivir con mis padres,
pero aquí estaba.
Tomé un sorbo de té y le conté a Isabelle y Marigold sobre el resto
de mi velada. No estaban más sorprendidas que mis padres de que
hubiera estallado una pelea.
Tampoco sabían que soy amiga de Levi.
De vez en cuando, pensaba en decirles. ¿Qué tenía que ocultar?
Solo nos enviábamos mensajes de texto. No era como si estuviera 40
saliendo con un Bailey. Eso sería una locura. Eran mis mejores
amigas, lo entenderían.
Pero se sentía como un secreto que necesitaba guardar. O tal vez
tenía miedo de que, si alguien más lo supiera, la magia de alguna
manera se desvanecería.
Mamá entró cuando Thomas terminó su desayuno y se ofreció a
vestirlo. Le di las gracias y limpié la cocina. La basura se estaba
acumulando, así que decidí desafiar el frío de la mañana y llevarla
afuera.
Cogí la bolsa y salí por la puerta lateral. El porche crujía bajo mis
pies y el viento frío atravesaba mi suéter. Mientras tiraba la bolsa en
el basurero, un soplo de algo golpeó mi nariz. Olía a humo. Y no
cualquier humo. Humo de cigarro.
Oh no, no lo está haciendo.
Seguí el olor acre. Se hizo más fuerte cuanto más me acercaba al
taller de papá. Había sido fumador durante años, pero se suponía que
lo había dejado hace unos meses. De nuevo.
Pero definitivamente alguien estaba fumando allí atrás.
Aparecí por la esquina del taller.
—Papá, ¿qué estás haciendo?
Jadeó, dejando caer su cigarrillo encendido en el suelo seco.
—Maldita sea. —Lo pisoteó—. ¿Qué estás haciendo? ¿Tratando de
darme un ataque al corazón?
Crucé los brazos.
—Más bien tratando de prevenir uno. Se supone que no deberías
estar fumando.
Me fulminó con la mirada. Su gran barba y ceño oscuro podrían
haber sido intimidantes para otras personas, pero no para mí.
—No me mires así —le dije—. Esas cosas te matarán. No voy a
disculparme por querer que no mueras. 41
Gruñó en respuesta.
Levanté las cejas.
—Maldita sea —murmuró, metiendo la mano en su bolsillo. Me
entregó su paquete de cigarrillos.
—¿Estos son todos?
—Sí, solo compré un paquete. Sólo uno o dos al día…
—Todavía pueden matarte —le dije, interrumpiéndolo—. Y
siempre se convierten en más.
Apartando la mirada, gruñó algo que podría haber sido
asentimiento.
—Solo estoy tratando de cuidarte.
—Lo sé, lo sé. —Se frotó la barba—. Tienes razón. Tómalos.
—¿Todavía tienes algo de ese chicle de nicotina?
Palpó sus bolsillos.
—Está por aquí en alguna parte.
—Tal vez intenta eso de nuevo y ve si te ayuda.
Su expresión se suavizó, casi en una sonrisa.
—Bien.
Me acerqué y le di un abrazo.
—Te amo.
—También te amo, cariño.
Tomé sus cigarrillos y los rompí antes de tirarlos a la basura. No
pensé que los sacaría de allí, pero me aseguré de que fueran lo menos
atractivos posible. La adicción es real y no soy insensible, pero me
preocupaba por él.
Volví a la cocina, preguntándome por qué había vuelto a fumar.
¿Estaba estresado por Zachary? Papá no era precisamente la persona
más expresiva, pero amaba a sus hijos y sabía que se preocupaba por 42
nosotros.
Volví a mirar mi teléfono de camino a la habitación de Thomas.
Todavía nada de Levi. No sabía por qué me molestaba tanto.
Pero la mirada en sus ojos oscuros y melancólicos cuando se
encontraron con los míos todavía me perseguía. No podía quitármelo
de la cabeza.

43
Capítulo 4
Levi
Gavin y yo nos movimos en círculos alrededor del otro, los dos
chorreando sudor. Mi camiseta gris del Departamento de Bomberos
de Tilikum estaba empapada y mi respiración se aceleraba, pero esto
era exactamente lo que necesitaba. Me desperté esta mañana todavía
enojado por lo de anoche, pero forcejear con Gav durante la última
hora había quemado parte de mi agresión.
El tintineo metálico de pesas y los gruñidos de una clase de jiu- jitsu
que se desarrollaba en otra colchoneta nos rodeaban. Los ventiladores
industriales rugían, moviendo el aire en el edificio estilo almacén, sin
disipar del todo el ligero olor a sudor.
Vi acercarse a Asher por el rabillo del ojo. Estaba vestido con una
camisa sin mangas que mostraba sus tatuajes y, al igual que Gav y yo,
sus pies estaban descalzos. Había estado entrenando a uno de sus
clientes, pero aparentemente había terminado y quería ver a sus
hermanos enfrentarse entre sí en la colchoneta.
Los ojos de Gavin se veían salvajes, una pequeña sonrisa en su
rostro. Hasta ahora, estábamos casi empatados. Lo había hecho ceder
unas cuantas veces y él a mí también. Era bueno y fuerte, pero tendía
a volverse imprudente, su amor por el peligro lo volvía temerario y a
veces descuidado.
Se abalanzó hacia delante, pero me aparté lo suficiente como para
poner su cabeza debajo de mi brazo. Cerré mi agarre y me flexioné
para mantenerlo sujeto. El sudor no ayudó; ambos estábamos
44
resbaladizos como la mierda. Gruñí cuando se retorció, tratando de
liberarse.
No tenía la posición adecuada para sujetarlo, así que le hice caer
bloqueando una de sus piernas. Golpeamos la colchoneta y luché
para mantener el control.
—Mantén tu peso sobre él —dijo Asher desde el lado de la
colchoneta.
Podría estar hablando con cualquiera de nosotros. Nos retorcimos
y giramos, ambos gruñendo mientras luchábamos contra la fuerza del
otro.
Me encanta esta mierda.
Gavin trató de hacerme rodar, pero contrarresté su movimiento y
lancé mi peso sobre él. Moviéndome rápido, lo atrapé en un
estrangulamiento triangular: mi brazo apretó su cuello contra su
propio hombro. No se rindió, así que apreté los dientes y apliqué más
presión mientras se arqueaba y se retorcía, tratando de soltarse.
—Levi, baja la cabeza —dijo Asher—. Gav, estás jodido si no
rompes ese agarre.
—Lo sé —gruñó Gavin con los dientes apretados.
Seguí el consejo de Asher, bajando la cabeza hacia la colchoneta.
Puso más presión sobre el hombro de Gavin, aumentando la rigidez
del estrangulamiento.
Finalmente, Gavin me tocó con la mano libre y lo solté.
Se tumbó de espaldas y parpadeó un par de veces.
—Mierda, los estrangulamientos de sangre son los peores.
—Pensé que ibas a dejar que te pusiera a dormir —dijo Asher.
—No, odio perder el conocimiento.
Me puse de pie, todavía respirando con dificultad.
Asher me palmeó la espalda. 45
—Buen trabajo.
—Gracias.
Ayudé a Gavin a levantarse y nos dimos un rápido abrazo de
hermanos. Acordamos que nos daríamos una paliza por un día y era
hora de regresar a casa. Después de despedirnos de Asher, nos
pusimos los zapatos, agarramos nuestras cosas y nos fuimos.
Nuestra casa había estado extrañamente vacía desde que Logan se
había mudado y ahora la sala de estar estaba llena de cajas de
mudanza. Gavin estaba a punto de ser el siguiente en dejar el
apartamento de soltero de los Bailey. Él y Skylar se iban a casar y
comprarían la casa de Jack y Naomi Cordero, al lado de la Abue. Jack
y Naomi acababan de terminar de construir la casa de sus sueños, a
orillas del río, y la casa donde se había criado Grace era perfecta para
Gav y Skylar.
No me importaba que Gavin se mudara, aunque no estaba seguro
de dónde me dejaba eso. Me gustaba vivir al lado de Asher, Grace y
mi sobrino Charlie, pero esta casa era demasiado grande para mí solo.
¿Por qué necesitaría un hombre soltero una casa con cuatro
dormitorios? No era como si alguno de mis hermanos fuera a
mudarse de regreso, no con todos ellos casándose y formando
familias y no estaba interesado en encontrar otros compañeros de
cuarto.
Pero podía permitírmelo, así que tal vez me acostumbraría a vivir
solo.
La gata de Gavin, Princesa Chillona, se acercó y se frotó contra mi
pierna. Estaba un poco enojado cuando trajo la gata a casa, pero me
había gustado la pequeña bola de pelos. El sonido chirriante que hacía
cuando maullaba era lindo como el infierno.
Gav se dirigió a la ducha, el imbécil, así que le presté atención a
Princesa Chillona, luego me serví un poco de agua y me fui a mi
habitación. La luz se filtraba por el hueco de las cortinas azul oscuro
y, por alguna razón, hago mi cama habitualmente. Siempre la dejo
arreglada. Probablemente fue un intento subconsciente de 46
diferenciarme de mi gemelo. Logan era desordenado, así que yo no.
Había dejado mi nuevo teléfono en la mesita de noche. Después de
romper el viejo tirándolo contra la pared, no fue exactamente mi
mejor momento, tuve que conseguir un reemplazo. La luz de
mensajes parpadeó, así que lo agarré y me senté en el borde de la
cama. Lo había estado ignorando desde anoche. Después de volver a
casa de la oficina del alguacil, estaba demasiado malhumorado para
lidiar con las burlas de mis hermanos. Pero necesitaba llamar a la
Abue, decirle lo que había sucedido y asegurarle que estaba bien.
Probablemente ya había oído hablar de eso en este punto. Nada se
queda quieto en este pueblo.
Lo cogí y pasé a mis mensajes, pero no tenía ningún mensaje de
texto de mis hermanos. Solo uno, de Annika.
Julieta: ¿Estás bien?
Una ráfaga de calor llenó mis venas. Había estado allí la noche
anterior, de pie en el vestíbulo con sus hermanos y Kade. Debía de ser
el chico con el que había salido. Nunca me había importado una
mierda antes, pero ahora lo odiaba. Había estado tocándola,
frotándole la espalda, como si tuviera derecho a hacerlo.
No estaba seguro de qué me había cabreado más: que me arrestaran
por pelear o ver a otro hombre tocar a Annika.
Probablemente lo último.
Sus profundos ojos azules se encontraron con los míos y en esa
fracción de segundo me imaginé caminando directamente hacia ella,
rodeándola con mis brazos y besándola frente a todos.
Y luego me di cuenta de ese hijo de puta con su mano en su espalda.
Dejé escapar un largo suspiro. No estaba enojado con ella. Podía
tener una cita con quien quisiera. No puedo tener una opinión al
respecto. Y sentí una punzada de culpa al darme cuenta de que había
enviado esto la noche anterior.
Yo: Oye, lo siento. Estaba ignorando mi teléfono. Estoy bien. Gracias por
preguntar.
47
Julieta: ¡Qué bien! Me preocupé cuando no supe nada de ti.
Yo: Lo siento. Mal humor, ¿sabes?
Julieta: No te culpo. ¿Te sientes mejor ahora?
Yo: Sí. Mucho.
Julieta: Me alegro.
Ni siquiera estaba mintiendo. Me sentí significativamente mejor y
no solo porque había sudado en la colchoneta con Gav. Solo las pocas
palabras en la pantalla de mi teléfono, escritas por ella, me habían
calmado. Me acomodé contra mi almohada.
Yo: ¿Y tú?
Julieta: Estoy bien. Atrapé a mi papá fumando otra vez. Le está costando
mucho dejar el cigarrillo.
Yo: Eso apesta.
Julieta: Tomé sus cigarrillos y los tiré. No estaba contento con eso, pero
me lo agradecerá cuando no muera.
Yo: ¿De verdad se los quitaste? Eso es genial.
Julieta: Lo hice totalmente. Incluso los rompí en pedazos para que no
pudiera sacarlos de la basura.
Me reí en voz alta.
Yo: Jajaja, literalmente.
Julieta: Fue muy divertido. Entonces, ¿qué harás hoy?
Yo: Estoy fuera de servicio así que probablemente solo haré algunos
mandados. Mi hermano se va a mudar, así que necesito ver si hay algo en su
habitación que deba arreglarse.
Julieta: ¿Como qué?
Yo: Digamos que su cabecera probablemente dañó un poco la pared.
Julieta: ¡Jajaja! Debe ser divertido vivir con eso.
Yo: Es molesto como el infierno, en realidad, pero como sea. 48
Julieta: Afortunadamente, la habitación de mis padres está al otro lado de
la casa. Me marcaría de por vida si escuchara su cabecera golpeando.
Yo: Totalmente. Nadie quiere escuchar a sus padres hacerlo.
Julieta: Ya los he pillado besándose demasiadas veces. Escalofriante.
Yo: ¿Sigues pensando en encontrar nuestra propia casa?
Parpadeé, mis ojos captaron el error. ¿«Nuestra» propia casa?
Maldita sea.
Yo: Me refiero a tu propia casa.
Julieta: Iba a responder: Nos estamos apresurando un poco, ¿no, Romeo?
Mierda, ¿acababa de llamarme «Romeo»? Eso fue raro.
Yo: No sé, ¿Romeo y Julieta no se casaron después de que solo se habían
visto una vez?
Julieta: Creo que tienes razón. Por supuesto, ambos se suicidaron, así que
tómalo en cuenta.
Yo: De acuerdo, pero ya sabes, mi hermano se está mudando, así que ahora
tengo todo este espacio.
Julieta: Dios mío, ¿te imaginas? ¿Un Bailey y una Haven como
compañeros de cuarto? Todos perderían la cabeza.
Yo: Sí, lo harían.
Eso apestaba. Ni siquiera podía ser amigo de Annika y mucho
menos…
De todos modos. No necesitaba ir por ese camino. Me volvería a
poner de un humor de mierda.
Julieta: Respondiendo a tu pregunta, me encantaría mudarme. Estoy
muy agradecida con mis padres, pero seamos honestos, vivir en casa cuando
estás cerca de los 30 tiene sus inconvenientes, pero me ayudan mucho.
Supongo que me siento indecisa.
Yo: Te entiendo.
Julieta: Lo siento, pero tengo que irme. Mi papá acaba de decir que se va
al pueblo. Voy a inventar una razón para ir con él para que no pueda esconder 49
cigarrillos.
Yo: Estoy seguro de que estará encantado de que lo acompañes.
Julieta: Está agradecido por dentro, incluso si aparenta estar gruñón por
fuera.
Sonreí. Paul Haven era un tipo intimidante, pero podía imaginarlo
siendo un gran blandengue con su hija.
Yo: Diviértete.
Julieta: Tú también. Hablaré contigo más tarde.
Dejé mi teléfono e incliné la cabeza hacia atrás, con una pequeña
sonrisa todavía en mi rostro. No me pasaba desapercibido que
solamente me sentía bien estos días cuando hablaba con Annika.
Tampoco me pasaba por alto que no había tenido citas desde que
comenzamos a enviarnos mensajes de texto nuevamente y eso había
sido hace más de un año.
Había estado ignorando lo obvio: que me gustaba Annika Haven.
Mucho. Era fácil decirme a mí mismo que estaba concentrado en otras
cosas o que simplemente no había conocido a la chica adecuada. Tal
vez una relación no era una prioridad para mí. Mis hermanos tenían
su pareja, pero ¿quién puede decir que mi vida iría por ahí? No todos
se asientan y se casan.
Pero la verdad era que estaba obsesionado con ella y era la única
chica en el mundo que nunca podría tener.

50
Capítulo 5
Levi
En lugar de sentarme a meditar sobre Annika, los Haven o la
estúpida disputa, decidí mover mi trasero y hacer algo. Necesitaba
estar ocupado. Cualquier otra cosa me arrastraría de nuevo a un
estado de ánimo sombrío.
Todavía necesitaba llamar a la Abue, así que busqué su número y
presioné llamar. Respondió al segundo timbre.
—Ajá. Ahora el Lince decide llamar.
—Hola, Abue. Lo siento, estaba de mal humor.
—Está bien. ¿Quién ganó?
—¿Quién ganó qué? ¿La pelea?
—Hum… hum.
No esperaba esa pregunta.
—Ninguno de nosotros, en realidad. Jack la interrumpió.
—Ya veo. Estaré feliz de corregir a Violet, entonces.
—¿Dijo que Zachary ganó?
—Su versión de la historia obviamente estaba contaminada por el
sesgo de los Haven, pero eso es irrelevante. ¿Estás bien?
—Sí, estoy bien. Nadie resultó herido y Jack nos dejó ir. No fue gran
cosa. 51
—Es bueno saberlo. Supongo que decirte que te cuides allí fuera no
hará una gran diferencia.
—Lo haré.
—Asegúrate de venir más tarde. Tendré una tarta de manzana
esperándote.
Eso me animó.
—Mi favorita.
—Está bien, Lince. Me debería ir. Creo que una de mis pollas se
quedó atascada bajo el porche otra vez. La tontuela no puede
encontrar la salida.
El uso de la Abue del término polla para referirse a sus pollo
siempre me hizo reír.
—Avísame si necesitas ayuda para sacarla.
—No te preocupes por mí. Puedo manejar una polla.
Cerré los ojos e intenté no reírme. Realmente no debería decir cosas
así.
—Bueno. Te amo.
—También te amo, Lince.
Cuando colgué, Gavin había salido del baño. Me di una ducha
rápida, me vestí y salí. Pensaba ir a la ferretería y conseguir lo que
necesitaba para arreglar la pared en la habitación de Gavin. Se ofreció
a arreglarla él mismo, pero le dije que no se preocupara por eso. Es
probable que haya que cortar y remendar una parte del panel de yeso,
pero eso sería bastante fácil. Estaba libre hasta mañana por la mañana
y esto me daría algo que hacer.
Cuando salí de casa, pasé por la casa de la Abue. No necesitaba
tentarme con tarta de manzana para que fuera a verla, pero no había
forma de que me perdiera mi postre favorito.
El cielo estaba gris con nubes y se sentía el aire helado. Me dirigí
hacia el pueblo, pero por un capricho, me desvié y me dirigí hacia la
casa de Logan y Cara. Logan no estaba de servicio hoy, por lo que 52
probablemente estaban en casa. Y si había otra cosa en mi vida que
evitaría el mal humor, era mi sobrino, Broderick.
Logan y Cara vivían en una casa a las afueras del pueblo que daba
al río. Se había mudado con ella después de enterarse de que estaba
embarazada, al principio solo para ayudarla y así cuando naciera el
bebé, pudieran cuidarlo juntos. Eso se había convertido en mucho
más y ahora eran una verdadera familia.
Aparqué enfrente, me acerqué a la puerta y llamé. Unos segundos
después, respondió Cara.
—Oh, hola —dijo con una sonrisa. Llevaba una camisa azul de
manga larga, jeans y tenía un trapo para eructar sobre su hombro.
Parecía que se había olvidado de que lo tenía allí—. ¿Qué pasó?
—Me dirijo a la ferretería, pero pensé en pasar primero a ver a
Broderick si te parece bien.
—Sí, por supuesto. —Abrió más la puerta y se hizo a un lado—.
Está dormido, pero no se despertará si lo mueves. Una vez que está
fuera, está fuera.
Seguí a Cara adentro. Siempre había sido algo indiferente con ella.
Era la mejor amiga de Grace, por lo que habíamos estado juntos
mucho, en el mismo círculo social. Más o menos la había ignorado,
pero no por despecho, antipatía o algo así. Siempre me había parecido
el tipo de chica que era problemática.
Además, sabía que mi gemelo sentía algo por ella, incluso cuando
había sido demasiado terco para admitirlo. Eso había sido suficiente
para mantenerme alejado.
Había llegado a agradarme mi cuñada. Era claramente genial para
Logan, una madre increíble para mi sobrino y leal como la mierda. La
respetaba y me alegraba que ahora fuera parte de nuestra familia.
También amaba mucho a mi sobrino.
Amaba a mis dos sobrinos, por supuesto. Era imposible no amar al
hijo de Asher y Grace, Charlie. Era adorable y el bebé más feliz que
jamás había visto. Todos lo amaban.
53
Pero había algo especial en Broderick, tal vez porque era el hijo de
mi gemelo y le habían dado mi nombre como su segundo nombre, se
llamaba Broderick Levi Bailey, lo cual era genial.
Logan yacía en el sofá, sin camisa, rodeado de cojines tirados.
Broderick yacía sobre su pecho, vestido solo con un mono blanco. No
había duda de que su cabello era rojo, como el de su madre, pero sus
rasgos eran todos Bailey.
Su mejilla estaba aplastada contra el pecho de su padre y sus brazos
cubrían la caja torácica de Logan. Había crecido mucho en los últimos
dos meses, aunque todavía me parecía diminuto.
Logan abrió un ojo.
—Hola, jailbro1.
—Cállate y deja de acaparar a tu bebé. Quiero abrazarlo.
—No sé. Tigre, ¿crees que podemos confiarle nuestro hijo a este
tipo? Podría ser una mala influencia.
—Con nosotros como padres, sus posibilidades ya son dudosas. —
La boca de Cara se convirtió en una sonrisa—. No creo que el tío
encarcelado haga más daño.
—Bien. Adelante.
Me quité el abrigo, lo colgué del brazo del sofá y cargué a
Broderick. Hizo un pequeño ruido y flexionó los pies, pero no abrió
los ojos. Me senté en un sillón y lo acomodé en mi pecho con la cabeza
debajo de mi barbilla.
—Ahí estás bien, pequeñín.
Cara tomó su cámara del mostrador de la cocina y nos tomó
algunas fotos. Lo hacía cada vez que venía, pero tenía la sensación de
que tomaba fotos de su hijo prácticamente sin parar.
Logan se sentó y se pasó las manos por el cabello ya desordenado. 54
—Probablemente debería ir a ducharme.

1Broma de Logan para referirse a su hermano quien estuvo en la cárcel. Combinando las palabras,
hermano y cárcel en inglés.
—Estaba a punto de preguntarte si te importa si me iba a duchar —
dijo Cara.
Logan sonrió.
—¿Qué tal si nos duchamos los dos?
—Vayan —les dije—. Cuidaré al bebé. Solo recuerden que estoy
aquí fingiendo que solo se están duchando.
Cara se pasó el pelo por encima del hombro. Logan se levantó, le
dio una palmada en el culo y luego la persiguió escaleras arriba. Me
importaba una mierda lo que hicieran allí si me daba más tiempo con
Broderick.
Sentarme con él mientras dormía sobre mí era tan pacífico. Ni
siquiera estaba cansado, pero mi respiración se hizo más lenta y mis
párpados se pusieron pesados.
Entré y salí del sueño hasta que Logan y Cara regresaron, ambos
con el cabello mojado y grandes sonrisas en sus rostros. Broderick
empezó a retorcerse, así que Cara lo tomó. Me despedí, no quería
entrometerme demasiado en sus vidas, y me dirigí al pueblo.

El aroma de la madera recién cortada llenó el aire de la Ferretería


Tilikum. Me encantaba ese olor. Me recordaba al abuelo. De largas
tardes en su taller, construyendo cosas. Me enseñó todo lo que sabía
sobre carpintería y lo absorbí como una esponja. El olor a madera y
tinte siempre me hizo pensar en él.
Caminé de vuelta hacia la sección de paneles de yeso, revisando mi
lista mental de cosas que necesitaba. No quería olvidarme de un paño 55
protector, que estaría en un área diferente. Habría que volver a pintar
la pared y no pensé que hubiera paños en el garaje.
Con ese pensamiento, doblé una esquina y me detuve en seco.
Un niño pequeño con cabello rubio oscuro y vestido con un abrigo
de invierno abultado conducía un pequeño camión de bomberos de
juguete por uno de los estantes. Pero eso no fue lo que me hizo
detenerme. Estaba solo y claramente demasiado pequeño para estar
vagando solo por una ferretería.
Además, sabía quién era. Era Thomas Haven, el hijo de Annika.
Él no pareció fijarse en mí. Siguió jugando, haciendo un sonido
rugiente como un motor mientras conducía el juguete arriba y abajo
del estante.
Mi ritmo cardíaco se aceleró un poco mientras miraba a mi
alrededor. ¿Estaba ella aquí? Nos veíamos en público de vez en
cuando, pero no había muchos lugares a los que fueran tanto los
Bailey como los Haven. Había dos de casi todo en este pueblo. Este es
uno de los pocos negocios a los que vamos todos, ya que era la única
ferretería que había.
Thomas se alejó por el pasillo con su juguete, aun haciendo el ruido
del motor. El niño era lindo. Se parecía tanto a su mamá. Cabello
rubio oscuro, grandes ojos azules. Y había algo en el hecho de que
estaba jugando con un camión de bomberos que me hizo sonreír.
Pero ¿por qué estaba solo?
No quería parecer sospechoso, pero tampoco quería que le pasara
nada. ¿Qué pasaría si saliera por la puerta principal y entrara al
estacionamiento? ¿O si alguien lo agarrara y saliera corriendo?
Entonces, cuando llegó al final del pasillo y giró, lo seguí.
Todavía no vi ninguna señal de quien lo había traído. Tal vez fue
Annika o uno de sus padres. Probablemente lo estaban buscando,
aunque no escuché a nadie gritando su nombre. Tal vez aún no se
habían dado cuenta de que se había alejado. Tenían que estar cerca.
Dobló por otro pasillo, pero en lugar de conducir su juguete por el
estante, se detuvo y miró a su alrededor. Frunció el ceño y le tembló 56
el labio inferior. Tuve la sensación de que acababa de darse cuenta de
que estaba solo.
—Hola. —Me acerqué a él con cautela. No quería asustarlo—.
¿Perdiste a tu mami?
Las lágrimas brotaron de sus ojos y asintió.
—Está bien. ¿Puedo ayudarte a encontrarla?
Con un gran resoplido, asintió de nuevo.
Y luego hizo la cosa más desconcertante. Extendió los brazos, como
si quisiera que lo cargara.
Miré a mi alrededor de nuevo. ¿Debería hacerlo? No tenía ni idea.
Solo tenía dos años, probablemente demasiado pequeño para saber
sobre lo peligrosos que pueden ser los extraños. Pero por eso
necesitaba ayudarlo a encontrar a su madre. No podía dejarlo aquí
solo.
Cuando me agaché, caminó hacia mí y se aferró a mis hombros.
Enganché un brazo alrededor de sus piernas y me puse de pie.
—Está bien, hombrecito, ¿tu mami te trajo a la tienda?
Asintió.
—¿Qué hay de tu abuelo? ¿Está aquí?
Asintió de nuevo.
—¿Tu abuela?
Esta vez, negó con la cabeza.
—No te preocupes, amigo. Los encontraremos.
Volvió a sorber con la nariz y una lágrima se deslizó por su mejilla.
Froté un poco su espalda y se inclinó, apoyando la cabeza en mi
hombro.
Sentí una opresión en el pecho y tuve que aclararme la garganta.
No sabía lo que este niño me estaba haciendo.
Decidí dirigirme al frente de la tienda y si no veíamos a Annika o a
57
su papá, encontraría a un empleado. Entonces esperaríamos a que
uno de ellos nos encontrara.
Thomas no me soltó mientras lo acompañaba hasta el frente.
Mantuve mis ojos abiertos buscando a Annika, preguntándome qué
diablos iba a decirle, pero no la vi. Los otros clientes con los que me
crucé no me miraron dos veces, lo cual fue bueno. Quién sabe qué
tipo de rumores surgirían si la gente notara que Levi Bailey cargaba
al hijo de Annika Haven, especialmente con la forma en que
básicamente me estaba abrazando.
Olive Hembree estaba en la caja registradora y esperé mientras
terminaba de ayudar a otro cliente.
—Hola, Levi —dijo con una sonrisa amistosa. Sus ojos se posaron
en Thomas—. ¿Puedo ayudarte con algo?
—Este pequeño perdió a su madre. ¿Alguien está buscando a un
niño?
—Oh, Dios mío, pobrecito. —Deslizó un walkie-talkie de su
cinturón—. Oye, Bob, tenemos a un niño perdido aquí. ¿Has visto a
una mamá buscando a su pequeño?
—No, pero estoy en la parte de atrás.
—Bueno. Tiene unos dos años, cabello rubio. Levi Bailey lo trajo al
frente, así que haré que se queden aquí.
—Bien. Buscaré a su madre.
Froté la espalda de Thomas y me balanceé de un lado a otro.
—Ya está, hombrecito. Tu mami estará aquí en cualquier momento.
Apretó mi cuello.
Tuve que soltar un suspiro contra la oleada de emoción que brotó.
Tal vez fue porque Thomas estaba asustado sin su madre o por la
forma en que estaba recostado contra mi hombro, como si confiara en
mí, como si lo estuviera haciendo sentir seguro. Fuera lo que fuera,
me estaba haciendo un agujero en el pecho.
58
Por alguna razón, mi mente fue al padre de Thomas. Annika me
contó lo suficiente como para saber que odiaba al hijo de puta. La
abandonó tan pronto como le dijo que estaba embarazada. Estúpido.
Me hizo sentir aún más orgulloso de Logan por dar un paso al frente
cuando descubrió que Cara estaba inesperadamente embarazada de
su bebé.
Eso era lo que un hombre debería hacer. Ser padre. No decirle a la
chica que había dejado embarazada que no podía lidiar con eso y
luego desaparecerse por completo. Renunciar a sus derechos para que
su hijo no tuviera padre legalmente.
Había crecido sin mi papá, pero por diferentes razones. Y el abuelo
había llenado el vacío de un millón de maneras. Thomas también
tenía a sus abuelos y un montón de tíos. Pero sabía por experiencia
que no era exactamente lo mismo. Apestaba que este pequeño no
tuviera un padre. Se merecía uno.
Uno bueno.
—¡Thomas!
Escuché su voz detrás de mí, seguida por el sonido de pasos
corriendo. Thomas levantó la cabeza, aunque no aflojó su agarre en
mi cuello.
Mi corazón latía en mi pecho. Me volví y me encontré cara a cara
con Annika Haven.

59
Capítulo 6
Annika
Papá estaba de pie con los brazos cruzados, mirando la pared de
brocas. No tenía idea de lo que estaba buscando específicamente, pero
aparentemente no lo encontraba.
Eso o había inventado su viaje a la Ferretería Tilikum para encubrir
lo que realmente planeaba hacer, escabullirse para comprar
cigarrillos, antes de que se lo arruinara insistiendo en que Thomas y
yo lo acompañáramos y ahora tenía que fingir que siempre tuvo la
intención de venir aquí.
Cualquiera que sea su razón, esperé pacientemente mientras
buscaba. No me importaba. Me gustaba el olor a madera en el aire y
mantener a Thomas ocupado en casa todo el tiempo podía resultar
agotador, por lo que hacer mandados era una excelente forma de
terminar el día. Después de esto, estaría listo para una siesta y…
Espera. ¿Por qué hay tanto silencio?
Mi corazón saltó y miré detrás de mí, esperando ver a Thomas
conduciendo su camión de bomberos a lo largo del estante, pero no
estaba allí.
No estaba en el pasillo en absoluto.
El miedo ató mi estómago en un nudo. Corrí hacia un extremo,
pensando que no podía haber ido muy lejos. Probablemente acababa
de conducir su juguete por el estante y dobló en la esquina.
60
—¿Thomas?
Ni rastro de él.
—Papá, no veo a Thomas. —Corrí más allá de él para mirar al otro
extremo del pasillo—. ¿Thomas?
El sonido de las botas de papá me siguió. Llegué al otro extremo y
tampoco estaba ahí.
—Ve a la derecha, iré a la izquierda —dijo papá—. Grita cuando lo
encuentres o te encontraré al frente.
—Entiendo.
Giré a la derecha y corrí de arriba a abajo por los pasillos,
llamándolo por su nombre. ¿Cómo sucedió esto? Él estaba allí.
Maldita sea, debí haber sujetado su mano o verlo en lugar de a las
estúpidas brocas. Me sentí como la peor madre del planeta.
¿Y si le pasara algo?
Mi estómago se revolvió y mi corazón se aceleró. No estaba en el
pasillo de la plomería ni jugando con los accesorios de plástico y las
tuberías de PVC. No lo vi entre las perillas y las bisagras y no estaba
en la sección de pintura.
Seguí adelante, revisando cada pasillo, incluso deteniéndome para
mirar en los espacios en los estantes inferiores donde podría estar
escondido. Escuché los gritos de mi papá, pero él no me llamó. Revisé
mi teléfono para asegurarme de que no lo había intentado, pero nada.
Pensé que podría vomitar.
—¡Thomas!
Doblé una esquina y pude ver el frente de la tienda. Mi corazón se
hundió al ver las puertas delanteras automáticas. Oh Dios. ¿Y si
hubiera salido al estacionamiento?
Y entonces lo vi.
Un hombre estaba parado cerca del mostrador de la caja,
sosteniendo a Thomas en sus brazos. Estaba de espaldas a mí y 61
Thomas tenía sus brazos alrededor del cuello del hombre con la
cabeza apoyada en su hombro. Una parte de mí estaba sorprendida.
No era uno de mis hermanos y Thomas desconfiaba de los extraños.
No era el tipo de niño que se subía a los brazos de alguien y apoyaba
la cabeza en su hombro, especialmente de alguien que no conocía.
Pero sobre todo estaba tan llena de alivio que apenas podía
respirar.
—¡Thomas!
Levantó la cabeza y otra ola de alivio me inundó. Él no estaba
llorando.
Todavía sosteniéndolo, el hombre se dio la vuelta y casi me
detengo. Mi corazón ya acelerado saltó y mi respiración quedó
atrapada en mi garganta.
Era Levi Bailey.
Un tornado de emociones me azotó tan rápido que me sentí
momentáneamente aturdida. Estaba tan aliviada de ver a mi hijo,
pero nada pudo prepararme para lo que sentiría al verlo feliz en los
brazos de este hombre.
—Dios mío, Thomas. —Lo alcancé y él se lanzó hacia mí. Lo atrapé
y lo acomodé en mi cadera, sosteniéndolo cerca—. Amiguito, me
asustaste. No puedes deambular así.
Levi se quedó allí mirándome, con un ligero surco entre sus cejas.
Dios, era hermoso. Era tan raro que estuviera tan cerca de él. Rara vez
pude ver bien su rostro o su cuerpo. Era un espécimen masculino
absolutamente glorioso. Cabello grueso y oscuro. Pómulos marcados
y mandíbula cuadrada. Ojos marrones que parecían ver dentro de mi
alma. Su abrigo estaba abierto, dándome una mirada de primera fila
a su amplio pecho y por la forma en que su camisa rozaba su
abdomen, debe tener un paquete de…
Dios mío, ¿qué estaba haciendo? Estaba admirando a Levi Bailey
después de que casi pierdo a mi hijo.
Madre del año, aquí mismo. 62
—Lo encontré cerca de los paneles de yeso —dijo Levi—. Pensé que
debías estar buscándolo, así que lo traje aquí.
—Muchas gracias. —Seguí presionando a Thomas contra mí, sin
querer dejarlo ir—. No sé qué pasó. Estábamos mirando brocas y él
estaba jugando con su carrito. Un segundo estaba allí y al siguiente,
se había ido.
No había desaprobación en la mirada de Levi. Sólo amable
comprensión.
—Sí, eso debe haberte asustado.
Su voz me inundó, grave y relajante. El sonido envió un agradable
escalofrío por mi espalda.
—Lo hizo. Mi corazón todavía está acelerado. ¿Y si hubiera vagado
afuera? ¿O alguien más lo hubiera agarrado?
—Eso es lo que pensé cuando lo vi.
—Gracias por recogerlo. Me sorprende que te haya dejado. Tiende
a desconfiar de las personas que no conoce.
Las cejas de Levi se levantaron, como si estuviera sorprendido.
—Extendió los brazos, como si quisiera que lo cargara, así que lo
hice.
—¿Realmente lo hizo?
Asintió.
—Guau, le debes caer bien. —Cambié a Thomas en mi cadera—.
Thomas, este es Levi Bailey. ¿Puedes decir hola?
Inclinó su cabeza en mi cuello, como si se sintiera tímido.
—Hola.
—Hola, hombrecito. —Levi le sonrió y mi corazón casi se partió en
dos—. Encantado de conocerte.
—Ahí estás. —La voz retumbante de papá casi me hizo saltar—.
Bien, lo encontraste. 63
—Sí, se había metido en la sección de paneles de yeso. —Mis ojos
se posaron en Levi—. Él lo trajo aquí para que me esperara.
La postura de Levi no cambió. Se enfrentó a mi padre sin una pizca
de miedo en sus ojos, pero tampoco agresión. La falta de reacción casi
se sintió como un reto. «Adelante, Paul Haven. Acabo de salvar a tu
nieto. Encuentra una manera de ser un imbécil conmigo porque soy
un Bailey».
Por supuesto, este no era cualquier Bailey. Era Levi, quien se había
peleado con Zachary la noche anterior y papá lo sabía.
Sin embargo, papá solo se quejó de algo y se dio la vuelta para irse.
—Nunca encontré la broca correcta.
Se dirigió a la puerta principal. Aparentemente no quería seguir
comprando.
—Supongo que debería irme —dije.
—Sí. —Sus ojos me recorrieron de arriba abajo, como si me
estuviera tomando toda.
—Gracias de nuevo. De verdad, no sé qué habría hecho si no
hubieras estado aquí.
—No hay problema. —Inclinó la cabeza para mirar a Thomas—.
Adiós, hombrecito.
—Adió, Evi —dijo Thomas.
La cara de Levi se extendió en una amplia sonrisa y cielo santo, era
la cosa más sexy que había visto en toda mi vida.
Cambié a Thomas de nuevo. Por el rabillo del ojo, pude ver a Olive
Hembree observándonos. Parecía preocupada. Probablemente se
estaba preguntando por qué un Bailey y una Haven estaban parados
allí, mirándose como bichos raros.
—Adiós. —Le di a Levi una última sonrisa. Entonces me obligué a
darme la vuelta y alejarme.
Thomas lo saludó por encima de mi hombro. No miré para ver si 64
Levi me devolvió el saludo, pero estaba bastante segura de que lo
hizo.
Sintiéndome temblorosa, llevé a Thomas a mi auto. Había ahorrado
lo suficiente para una pequeña camioneta y el espacioso asiento
trasero era genial para el asiento de seguridad de Thomas. Lo aseguré
mientras mi papá esperaba en el asiento del pasajero.
—Thomas, la próxima vez que estemos en una tienda, debes
quedarte con mami, ¿de acuerdo?
Pateó sus piernas y frunció el ceño.
—Lo digo en serio. No puedes deambular solo.
Finalmente, asintió.
—Bueno. ¿Pitón glande?
Fue difícil no reírme por la forma en que dijo camión grande.
Siempre sonaba como si estuviera refiriéndose a las partes masculinas
y aparentemente ser madre soltera no me había librado de un sentido
del humor inmaduro.
—¿Perdiste tu camión?
Sonrió y levantó su juguete.
—No. Aquí ta.
—Sí, ahí está. —Besé su frente—. Te amo.
—Ti amo, mami.
Me subí a mi auto y cerré la puerta. Papá me miró, pero no dijo
nada. A veces me volvía loca lo poco que hablaba mi padre. Pero esta
vez me alegré de que no sintiera la necesidad de comentar lo que
acababa de suceder. Ni del hecho de que había perdido el rastro de
mi propio hijo en una tienda, ni que había sido Levi Bailey quien
había salvado el día.
Condujimos a casa en silencio, lo normal para papá. Thomas
observó el paisaje pasar, su expresión seria como siempre.
Probablemente no tenía idea de cuánto terror acababa de causar. Para 65
él, se había perdido en una tienda, lo había recogido un hombre
grande y fuerte y lo había llevado de vuelta con su madre.
Un hombre tan grande y fuerte.
También olía bien. Pero necesitaba dejar de pensar en eso.
Mi estado actual de agitación emocional debe notarse en toda mi
cara, porque tan pronto como entramos por la puerta, mamá
preguntó qué estaba mal. No quería comentar todo el asunto, así que
lo resumí, haciéndole saber que Thomas se había perdido pero que lo
habíamos encontrado y que todo estaba bien. Me sentí aturdida.
No mencioné a Levi. Papá tampoco.
—¿Bodillo? —preguntó Thomas.
—Sí, vamos a traerte un bocadillo.
—¿Tata?
Eso me hizo reír. A mi hijo le encantaba la tarta, especialmente de
manzana.
—No tenemos tarta, amiguito.
Lo ayudé a quitarse los zapatos y el abrigo, luego le preparé un
bocadillo. Después de que terminó, lo acomodé en su habitación para
una siesta. La emoción en la ferretería debe haberlo agotado. Ya se
estaba quedando dormido cuando cerré suavemente la puerta.
Extenuada y emocionalmente exhausta, fui a mi habitación y me
dejé caer en la cama.
Mi teléfono vibró, haciéndome jadear.
No puede ser. ¿Será él?
Quería que fuera él.
Tragué saliva y cogí mi teléfono. Mi corazón había pasado por una
tormenta esta tarde, pero una sonrisa iluminó mi rostro al ver su
nombre, o el nombre que uso para él, en mi pantalla.
Romeo: Entonces, eso fue… ¿raro?
Yo: Fue un poco raro, ¿no? 66
Romeo: ¿Thomas está bien?
Yo: Está bien. No creo que tenga idea de que casi le da un ataque al corazón
a su madre.
Romeo: Eso es bueno ¿Estás bien?
Yo: Siento que se avecina una seria resaca de adrenalina, pero sí, estoy
bien.
No respondió por un tiempo. Pasó otro minuto y aún nada. Eso no
era inusual. A veces nuestras conversaciones eran interrumpidas.
Thomas me necesitaba o me ocupaba de otra cosa o Levi se quedaba
callado por un tiempo y siempre pensé que había una razón por la
que no podía hablar. Siempre volvíamos a retomar donde lo
habíamos dejado, como si no hubiera habido ninguna interrupción.
Pero esta vez, me puso un poco triste. Levi siempre me hizo sentir
mejor. Lo necesitaba ahora.
Finalmente, otro mensaje hizo vibrar el teléfono en mi mano.
Romeo: ¿Puedo llamarte?
Miré mi teléfono. ¿Llamarme? No, no podía llamarme. Nosotros
nunca… No es… ¿Y sí…?
Pero el recuerdo de su voz, tan cálida y grave, hizo que un
agradable cosquilleo me recorriera la espalda.
Tal vez solo una conversación rápida estaría bien. ¿Era tan
diferente a enviar mensajes de texto?
Yo: Está bien.
Su llamada llegó unos segundos después, una vez más haciendo
que mi teléfono zumbara en mi mano.
—Hola. —Mantuve mi voz suave, como si tuviera que callarme
para que no nos atraparan.
En realidad, sí tenía que hacerlo así.
67
—Hola —dijo con esa voz deliciosamente baja—. Solo pensé que
esto podría ser más fácil.
—Toda esa escritura con el pulgar en verdad es cansado.
—Lo es.
—Espero no haberte dado la impresión de que soy una mala madre.
Te prometo que nunca había sucedido antes.
—No, no creo que seas una mala madre. Estás lejos de ser la
primera persona en perder a un niño en una gran tienda. Acudí a una
llamada el año pasado porque Amy Garrett perdió a todos sus hijos
en la Villa Navideña de Tilikum. Aparentemente, se habían alejado
en diferentes direcciones y no pudo encontrar a ninguno.
—Oh, no. Debe haberse sentido aterrorizada.
—Estaba bastante angustiada. Encontramos a uno de sus hijos
tratando de montar un reno. Creo que en ese momento se puso
furiosa.
Me reí.
—Realmente no debería reírme de eso. Fácilmente podría ser yo
algún día.
—La Villa Navideña es un lugar muy tentador para un niño. Nos
metíamos en problemas todo el tiempo.
—¿Qué tipo de problemas?
—Vamos a ver. —Respiró hondo y el hormigueo volvió—. El hijo
de Amy no es el primero que intenta montar un reno. Aunque Gavin
es el único que conozco que logró hacerlo.
—¿Gavin montó un reno?
—Sí. A pelo.
Me reí de nuevo. Se sintió tan bien.
—Eso es una locura.
—Todos los rumores sobre su temeridad son ciertos. Está loco.
—¿Qué hay de ti? ¿Alguna vez te metiste en problemas en la Villa? 68
—Oh sí. Una vez, Logan y yo decidimos jugar al escondite. Es decir,
nos escondimos juntos y no le dijimos a nadie más que estábamos
jugando. Pensamos que sería más divertido de esa manera. En
nuestra defensa, probablemente teníamos nueve años. De todos
modos, recorrimos todo el camino más allá de los árboles de Navidad
que uno mismo puede cortar y encontramos este viejo granero para
escondernos. La Abue y el abuelo no pudieron encontrarnos y duró
tanto que la mitad del pueblo cerró para buscarnos. Pensaron que nos
habían secuestrado.
—Recuerdo eso. Pusieron bloqueos en las carreteras y todo. ¿Eso
fue por ti?
—Desafortunadamente. Mirando hacia atrás, fue algo terrible, pero
en ese momento no teníamos idea de por qué todos estaban tan
enojados. La Abue nos mandó a ayudar en sus quehaceres a las
personas que nos habían estado buscando para compensarlas.
Me reí.
—Eso suena como una buena manera de manejarlo.
—No lo pensé en ese momento, pero realmente lo fue. Ciertamente
no volvimos a hacer algo así.
—Eso es bueno al menos. ¿Entonces qué estás haciendo ahora? ¿De
vuelta a casa?
—Sí. Probablemente debería estar arreglando el panel de yeso en la
habitación de Gavin, pero había una dama en la ferretería que perdió
a su hijo. Tuve que cargarlo durante horas buscándola. Estoy bastante
agotado.
—Eres un héroe. Tiene suerte de que estuvieras allí.
—Lo sé, ¿verdad? No sé qué habría hecho sin mí. Afortunadamente
era linda, así que compensó las molestias.
Mordí mi labio. ¿Estaba coqueteando conmigo?
—¿Una mamá linda? ¿Estamos hablando de un nivel de linda
MILF2 o simplemente agradable a la vista?
69
—MILF seguro.

2Por sus siglas en ingles se refiere a una mujer sexualmente atractiva quien tiene hijos o de edad
madura.
Había humor en su voz, pero ¿acababa de llamarme MILF?
¿Significaba eso que quería…?
No. No podía hablar en serio. Solo estaba tratando de hacerme reír.
Además, yo lo había dicho primero. Solo estuvo de acuerdo con mi
broma.
—¿Y qué pasó con el niño terrible que salvaste?
—Él era… —Se detuvo por un momento—. Era adorable, en
realidad.
—Ay. Gracias.
—Lo digo en serio. Lo has educado bien, Annika.
Lágrimas repentinas brotaron de mis ojos. A Levi le gustaba mi
hijo. No sabía por qué eso importaba, nuestra amistad quedó relegada
al teléfono debido a la disputa, pero me importaba.
—Gracias. Eso significa mucho.
—Maldita sea —murmuró, como si estuviera hablando para sí
mismo, no a mí.
—¿Está todo bien?
—Uno de mis hermanos acaba de entrar. Tengo que irme.
Sentí una punzada de decepción. Podría haber hablado con él
durante horas, pero entendí y tal vez podríamos hablar por teléfono
otra vez. Realmente me encantó escuchar su voz.
—Bueno. ¿Supongo que hablaré contigo más tarde?
—¿Puedo llamarte de nuevo en algún momento? Te enviaré un
mensaje de texto primero para asegurarme de que puedas hablar.
—Sí, me gustaría eso.
—Suena bien. Adiós.
—Adiós, Levi.
70
La llamada terminó y dejé caer mi teléfono. Un remolino
vertiginoso de felicidad brotó de mi vientre. Pero estaba mezclado
con algo más. Tristeza, tal vez. Porque me gustaba Levi Bailey y se
suponía que no debía ser así.

71
Capítulo 7
Annika
El salón de Marigold estaba en el centro de Tilikum, a un par de
manzanas del parque Lumberjack. La decoración tenía un aire de
Epoca, que encajaba perfectamente con la personalidad de Mari. Era
una romántica empedernida que adoraba a Jane Austen. Los espejos
de estilo vintage estaban enmarcados en bronce antiguo, y la zona de
estar tenía sillones mullidos y un diván de terciopelo. Las paredes
estaban decoradas con obras de arte vintage y citas de sus historias
de amor favoritas.
Me recosté en el diván mientras Mari secaba el cabello rubio de
Isabelle. Era un momento raro ver a Isabelle sin su cabello en una cola
de caballo, generalmente con palitos o heno atrapados en él. Era una
marimacho de pies a cabeza, una granjera que había crecido
trabajando junto a sus padres. Mari le recordaba constantemente que
se limpiara debajo de las uñas y que se quitara el heno del cabello.
Las tres crecimos juntas aquí en Tilikum y nunca se habían ido.
Isabelle se había quedado a trabajar en la granja de sus padres, que se
transformaba en la Villa Navideña de Tilikum cada año, y Marigold
había abierto su salón. Yo era la que no encajaba, me había ido por un
tiempo. En ese momento, pensé que no volvería, pero aquí estaba,
construyendo una vida con mi hijo. Cuanto más tiempo me quedaba,
más sentía que este era realmente mi hogar.
Mari apagó el secador de pelo y lo dejó sobre la encimera. Se paró
detrás de Isabelle, esponjando y revisando el corte. 72
—¿Qué opinas?
—Eres una hechicera —dijo Isabelle—. Trato de recrear lo que
haces con mi cabello y termino pareciendo una participante en un
concurso de belleza de los años ochenta. Así que vuelvo a mi cola de
caballo.
—Esto también se verá lindo cuando te hagas una cola de caballo.
—Mari agarró unas tijeras y cortó un poco de un lado—. Así. Perfecto.
Mari le quitó la capa de los hombros a Isabelle y esta se levantó y
se dejó caer en uno de los sillones.
—Tu turno, hermosa. —Mari me dirigió una sonrisa. Su cabello era
naturalmente castaño claro, pero siempre estaba experimentando
consigo misma. Esta semana, tenía un ombré rubio cercano a su color
natural en las raíces y un rubio platino con un toque de lavanda en
las puntas. Se veía increíble en ella.
Dejé mi revista y me senté en la silla.
—¿Qué haremos hoy? —Pasó sus dedos por mi cabello—. Lo
mismo de siempre, ¿o me dejarás convencerte de algo audaz esta vez?
—Probablemente solo lo habitual.
Sus hombros se hundieron y sacó su labio inferior en un puchero.
—Oh, vamos, Annika. Déjame tener un poco de libertad creativa
esta vez. Te prometo que te verás fantástica.
—No sé. —Incliné la cabeza, mirando mi cabello en el espejo
adornado. Era rubio deslucido y un poco flácido. Si no fuera por
Marigold y el hecho de que arreglarme el cabello era una excusa para
pasar el rato con mis mejores amigas, probablemente no me habría
cortado el cabello en años. Desde que tuve a Thomas, me resultó
difícil mantenerme en mi lista de prioridades.
—¿Qué pasa si hacemos algo que se desvanecerá? —preguntó
Mari—. No será permanente.
Dudé.
73
—Supongo que eso suena razonable.
Sus ojos se iluminaron de emoción.
—¿Sí? Dios mío, tengo tantas ideas.
—Annika, deberías dejar que se vuelva loca —dijo Isabelle—. Si se
va a desvanecer de todos modos, a quién le importa. Déjala vivir su
sueño.
Me reí.
—Como si el sueño más salvaje de Mari fuera elegir el color de mi
cabello.
—Es uno de ellos —dijo Mari.
Presioné mis labios juntos. Esto me puso nerviosa. El cabello de
Mari había sido un arcoíris de colores y hubo un incidente cuando
estábamos en la escuela secundaria.
—Sé lo que estás pensando —dijo Mari—. ¿Alguna vez voy a lograr
que te olvides de eso?
—Mari, me pusiste el pelo de color naranja brillante. Parecía un
payaso.
—Teníamos dieciséis años. No tenía idea de lo que estaba haciendo
en ese entonces.
Miré su reflejo en el espejo. Tenía razón, eso había sido hace años,
y mucho antes de que fuera a la escuela de cosmetología y abriera su
propio salón. El incidente del cabello naranja me había hecho temer
volver a teñirme el cabello, pero Marigold tenía un gusto excelente, y
ahora tenía entrenamiento y experiencia real.
Se llevó las manos al pecho y articuló, «por favor».
—Bueno.
—Me acabas de hacer la chica más feliz de Tilikum —dijo, con la
voz llena de emoción—. Vas a lucir increíble. Quédate aquí, iré a
mezclar tus colores.
Mari corrió hacia atrás. 74
El teléfono de Isabelle sonó, así que lo sacó de su bolsillo. Su rostro
se torció en un ceño fruncido. Escribió furiosamente, luego trató de
meter su teléfono en su bolsillo.
—Uf, ¿por qué no hacen bolsillos reales en la ropa de las mujeres?
—Esa es una buena pregunta —dije—. ¿Qué ocurre?
—Ni siquiera sé por dónde empezar. Es Elias.
Mis ojos se abrieron.
—¿Elias? Como, ¿Elias Stoneheart, el idiota más grande del
planeta?
—El mismísimo.
Mari asomó la cabeza por la puerta que conducía a la parte de atrás.
—¿Acabas de decir Elias Stoneheart?
—Desafortunadamente —dijo Isabelle.
Elias Stoneheart tenía el nombre más exacto de cualquier hombre
que haya vivido jamás. Su corazón estaba totalmente hecho de piedra.
Lo sabía porque había roto el de Isabelle justo después de la
secundaria. Ninguna de nosotras lo había perdonado nunca. No es
que nos hubiera dado una razón o una oportunidad. Se había ido del
pueblo y, que yo supiera, no había vuelto.
—¿Por qué te está enviando mensajes de texto? —pregunté.
—Es una larga historia —dijo—. La versión corta es que es un
demonio sin alma que quiere robar la Navidad.
Mari jadeó, todavía removiendo el tinte para el cabello en un
pequeño tazón negro.
—¿Cómo?
—Básicamente está tratando de echar a mis padres de sus tierras,
tomarlas para su estúpida corporación y cerrar todo.
La miré boquiabierta.
—No puede cerrar la granja. ¿Dónde sería la Villa Navideña?
75
—No tengo ni idea. Tiene carbón en lugar de un corazón, así que
no hay forma de razonar con él. Pero no te preocupes. No
permitiremos que gane.
—Bien —dije—. Entierra a ese bastardo.
—Créeme, lo haré. Pero ¿podemos hablar de otra cosa? Incluso
mencionar su nombre me da urticaria.
Suspiré. Tenía algo de qué hablar. Pero no estaba segura de si debía
contarles todo. Específicamente, la parte sobre Levi.
—Ayer perdí a Thomas en la ferretería —les dije—. Me asustó hasta
la muerte.
Mari dejó su tazón de tinte para el cabello y comenzó a sujetarme
el cabello en secciones.
—Escuché que Levi Bailey fue quien lo encontró.
Me di la vuelta.
—¿Escuchaste sobre eso?
—Mira hacia adelante. —Usó las yemas de sus dedos para girar mi
cabeza—. Estuve en el Copper Kettle ayer y lo escuché de Nancy
Barton. ¿Estaba realmente usando esos pantalones de bombero con
tirantes y sin camisa?
—¿Qué? No. Estaba vestido con ropa normal. ¿Por qué habría
estado sin camisa?
Mari se encogió de hombros.
—No sé. Eso es justo lo que escuché.
—Lo juro, a la gente de este pueblo se le ocurren las cosas más raras.
—¿Pero realmente fue Levi Bailey? —preguntó Isabelle.
—Sí, realmente fue él.
—Guau.
—¿Por qué es tan importante? —pregunté—. El hecho de que sea
un Bailey no significa que no ayudaría a un niño perdido. Es un
bombero. Ayuda a la gente todo el tiempo.
76
—¿Estaba de servicio? —preguntó Isabelle.
—No.
—Entonces se aplican las reglas de la disputa.
—No creo que se apliquen cuando se trata de la seguridad de un
niño.
—Y es posible que no supiera quién era Thomas —dijo Mari—. No
es como si él te conociera.
Miré hacia abajo, sintiendo una punzada de culpa. ¿Debería
decirles? No era como si tuviera que contarles a mis mejores amigas
cada detalle de mi vida.
—Bueno, a pesar de ser un Bailey, fue muy amable.
—Al menos no está mal a la vista —dijo Isabelle.
—Es bastante guapo —dijo Mari—. Lástima que sea un Bailey.
Resistí el impulso de suspirar. «Era una lástima que él fuera un
Bailey».
—Entonces, ¿Kade ya te invitó al baile de máscaras? —preguntó
Mari.
—¿Qué baile de máscaras?
—¿Qué quieres decir con, qué baile de máscaras? —preguntó—. La
Sociedad Histórica de Tilikum está organizando una fiesta para
recaudar dinero para reemplazar el museo de la Casa Haven. ¿No has
visto los anuncios? Están por todo el pueblo.
Ahora que lo menciona, eso sonaba vagamente familiar.
—Probablemente los vi, pero no les presté atención. Los bailes de
máscaras no están exactamente en mi lista de prioridades.
—Bueno, aunque dijiste que tu cita con Kade fue tibia, apuesto a
que te pedirá que vayas.
Mi estómago se hundió ante el pensamiento. La verdad era que no
quería volver a salir con él. Ni al baile de máscaras ni a ningún otro 77
tipo de cita.
—¿Vas a ir? —Me encontré con los ojos de Mari en el espejo.
Suspiró mientras aplicaba el tinte en mi cabello.
—Definitivamente iré porque no hay forma de que me pierda un
baile de máscaras. Pero estoy segura de que no tendré acompañante.
Como siempre.
Se me ocurrió una idea, una que podría resolver los problemas de
ambas.
—¿Por qué no vamos juntas? De hecho, ¿qué tal si vamos las tres?
Entonces no tenemos que preocuparnos por acompañantes ni nada.
Podemos convertirlo en una noche de chicas y divertirnos.
Suponiendo que mi madre esté de acuerdo con cuidar a Thomas,
obviamente.
Los ojos de Mari se iluminaron con su sonrisa.
—Me encanta esa idea.
—Me encantaría unirme a ustedes dos, pero no creo que vaya a
lograrlo —dijo Isabelle—. Sabes lo ocupados que estamos en esta
época del año.
—¿Estás segura? —preguntó Mari.
—Sí, pero no quiero ponerlas tristes. ¿Estarán tristes?
—No —dijo Mari—. Lo entiendo completamente y si Annika será
mi acompañante, la pasaremos de lo mejor. Y quién sabe, tal vez
conozcamos a algunos solteros elegibles que insistan en llenar
nuestras tarjetas de baile.
—Naciste en la época equivocada —dijo Isabelle.
—¿Qué se supone que debemos usar? —pregunté—. No tengo
nada lujoso. ¿Y se supone que debemos usar máscaras? ¿Es eso lo que
se hace en un baile de máscaras?
—No te preocupes, yo me encargaré de eso —dijo Mari—. Tengo
algunas máscaras realmente bonitas que solo necesitan un poco de
decoración. Te ayudaré y podremos adherirles con pistolas de silicón
las lentejuelas.
78
Era mi turno de brillar. ¿Una sesión de manualidades?
—Apúntenme para eso.
—Perfecto —dijo Mari—. Esto va a ser muy divertido.
Sonreí. Eso sonaba divertido. Todavía no estaba segura de qué le
estaba haciendo Mari a mi cabello, pero diablos, tal vez eso también
sería divertido y tal como habían sido los últimos años de mi vida, tal
vez merecía un poco de diversión.

79
Capítulo 8
Levi
El camión rodó por las calles de Tilikum mientras nos dirigíamos
hacia el lugar de la llamada. Era una antigua casa de campo en la calle
Alpine, a poca distancia del pueblo en auto. Mavis Doolittle había
llamado al 911 e informó haber visto humo negro en la ventana de su
cocina.
Yo era escéptico. Mavis Doolittle era conocida por hacer llamadas
de emergencia cuestionables.
Sin embargo, había humo en el aire. Pude verlo subir cuando nos
detuvimos frente a su casa. Pero tenía la sensación de que solo era
Pete Willard, que vivía al lado, quemando escombros en una hoguera.
Aun así, era nuestro trabajo mantener a salvo a la gente de esta
comunidad. Echaríamos un vistazo.
Logan y yo salimos. Un barrido visual no mostró ningún signo de
incendio activo en la estructura. Christian y Mason dieron la vuelta
para revisar las cosas mientras Logan y yo nos dirigíamos a la puerta
principal.
Mavis Doolittle estaba de pie en el porche, apretando sus manos
contra el pecho. Tenía el cabello blanco recogido en rulos y vestía una
bata rosa y pantuflas. Era diminuta, ni siquiera llegaba a medir más
de metro y medio de altura.
—Hola, señora Doolittle —dije—. ¿Dijo que vio humo negro desde
su ventana? ¿Podemos entrar a echar un vistazo? 80
Sonrió e hizo un gesto hacia la puerta abierta.
—Sí, claro. Estoy tan contenta de que ustedes, hombres grandes y
fuertes, estén aquí. Estaba muy preocupada.
¿Hombres grandes y fuertes?
Bueno.
—Si se queda aquí afuera, nos aseguraremos de que todo esté bien
adentro.
—Tengan cuidado —dijo ella—. No me gustaría que ninguno de
los dos saliera lastimado.
Intercambié una mirada con Logan.
—Sí, señora.
Entramos y aunque el aire estaba un poco viciado, no olía a humo.
Más como perfume o jabón fuertemente perfumado. Pasamos por
una sala de estar decorada con papel tapiz floral rosa y un sofá
envuelto en plástico. Había una chimenea, pero me di cuenta de que
no se había usado recientemente.
La cocina tenía alacenas de roble claro y olía fuertemente a cebolla.
Pero ni rastro de humo o fuego.
Logan se acercó al fregadero y miró por la ventana.
—Hay algo de humo por ahí, pero no parece que provenga de su
propiedad. No puedo ver desde este ángulo, pero apuesto a que solo
es Pete quemando mierda en su patio.
—Eso es lo que estaba pensando.
—¿Es seguro entrar? —llamó Mavis desde la puerta principal.
—Sí, señora —dijo Logan.
Arrastró los pies en pantuflas por la casa hasta la cocina.
—¿Están seguros de que estoy a salvo aquí?
—Su casa no está en llamas, señora. —Logan le dedicó una sonrisa
81
amistosa—. Parece que el humo proviene del jardín de Pete Willard.
—El viento probablemente cambió de dirección y sopló frente a su
ventana —dije.
Miró por la ventana.
—Bueno, ha pasado mucho tiempo desde que hubo una soplada en
esta casa.
Espera. ¿Qué?
Las cejas de Logan se juntaron: «¿Qué acaba de decir?»
Negué con la cabeza un poco: «Ni idea».
—Ya que todo se ve bien aquí, la dejaremos volver a su rutina —le
dije.
—¿Están seguros? —preguntó—. Creo que deberían echar un
vistazo arriba.
—¿Qué pasa arriba? —preguntó Logan.
—Estoy segura de que no lo sé. —Ya se dirigía a las escaleras—. Es
por eso por lo que ustedes dos hombres grandes y fuertes están aquí.
¿No ayudarán a una viejecita a revisar su dormitorio?
Logan y yo compartimos una mirada, acordando en silencio que
esto era una tontería, pero que también podríamos ser tolerantes.
—¿Quieren quitarse esos abrigos pesados? —preguntó.
Debido a que había llamado para informar sobre un posible
incendio, estábamos vestidos con nuestros uniformes: chaquetas y
pantalones amarillos resistentes al fuego.
—No, gracias —dije—. Nos aseguraremos de que todo esté bien y
nos quitaremos de su camino.
—Oh, no están en mi camino —dijo—. Quédense todo el tiempo
que necesiten. Me dan algo para la vista.
Logan dejó escapar una suave risita. 82
Suspiré.
Mavis nos hizo un gesto para que subiéramos las escaleras antes
que ella. Y tenía la sensación de que no era para que pudiéramos
comprobar si había peligro. No había peligro. Sólo quería la vista.
A nosotros. Éramos la vista.
Esta no era la primera vez que algo así sucedía.
Humo negro fuera de su ventana, mi trasero.
Subí primero con Logan detrás de mí.
—Hum, hum —dijo Mavis apreciativamente.
Oh, por el amor de Dios.
Llegamos a lo alto de las escaleras y casi tuve que toser. El olor a
jabón perfumado era más fuerte arriba. Logan parpadeó, como si sus
ojos se humedecieran.
Esto era peor que el humo.
Abrí el camino, haciendo una revisión rápida de los dormitorios,
mientras Mavis nos seguía, observándonos. Una habitación tenía dos
camas individuales con marcos de latón y edredones verde lima a
juego. La segunda tenía una cama pequeña y una cómoda encalada,
mientras que la tercera era una especie de cuarto de manualidades o
costura, lleno de telas, hilos y recipientes de plástico llenos de
suministros multicolores.
Pero no había señales de humo ni de ningún otro peligro. Mavis
Doolittle no necesitaba hombres grandes y fuertes para protegerla.
—Todo se ve bien aquí arriba, también —dije.
—Eso es un alivio —dijo, aunque parecía decepcionada.
Volvimos a bajar y, una vez más, Mavis insistió en caminar detrás
de nosotros.
—¿Están seguros de que no tienen demasiado calor? —preguntó 83
cuando llegó al final de las escaleras—. Hace calor aquí.
Logan le sonrió.
—Señora Doolittle, ¿está tratando de que nos desnudemos para
usted?
Sus ojos se abrieron y presionó su palma contra su pecho.
—Logan Bailey, ¿cómo te atreves? Eres Logan, ¿verdad? No
siempre es fácil diferenciarlos. En cualquier caso, todo lo que digo es
que, si quieren quitarse algo de esa ropa voluminosa, ciertamente no
me importará.
—Tiene razón, así es. Soy Logan.
Ella se deslizó más cerca de él y trató de apretar su brazo.
—¿Y hay algo de malo en una viejita que sabe apreciar las cosas
buenas de la vida?
Por la mirada en los ojos de Logan, note que estaba teniendo
dificultades para no estallar en un ataque de risa. Me sonrió y
comenzó a quitarse el abrigo.
—Muy bien, señora Doolittle. Usted gana.
—Logan, ¿qué estás…?
Me interrumpió con una mirada de: «Solo hazlo».
Aparté la mirada, apenas conteniéndome de poner los ojos en
blanco.
Bien.
Logan sostuvo su abrigo sobre un brazo y flexionó su bíceps
mientras Mavis extendía la mano y lo apretaba. Esto era ridículo, pero
también me quité el mío.
—Oh, Dios mío —dijo Mavis, mirando de un lado a otro entre
nosotros—. Realmente son idénticos. Qué emocionante.
—Cree que esto es bueno —dijo Logan, levantando su brazo
flexionado—. Échele un vistazo a Levi. 84
—Oh. —Apretó sus manos contra su pecho, mirándome de arriba
a abajo, luego extendió la mano para apretar mi brazo.
Logan me miró a los ojos, juntó las cejas y volvió a flexionar el
brazo: «Flexiónalo para ella».
Esta vez puse los ojos en blanco: «Bien».
Pero flexioné mi bíceps.
Mavis jadeó.
—Oh sí. Esto es… sí, esto es muy impresionante.
Esperaba que me soltara, como había hecho con Logan, pero apretó
un poco más mi brazo. Siguió adelante, pasando su mano más cerca
de mi hombro, luego hacia abajo de nuevo.
Logan apenas podía contener la risa.
—Bueno. —Me moví para que Mavis se viera obligada a dejar de
frotarme el brazo. Se estaba poniendo raro—. Ya que todo está bien
aquí, deberíamos irnos.
Mavis suspiró.
—Lo que daría por volver a ser joven. Siempre estuvo en mi lista
de deseos… ya saben… con un bombero.
No tenía idea de qué decir a eso.
—No puedo ayudarla allí. —Logan de alguna manera logró
mantener una cara seria—. Ahora soy un hombre casado.
Sus ojos se encontraron con los míos de nuevo y me dio su mayor
sonrisa de comemierda y de «estoy a punto de ser un hermano
idiota».
«No lo hagas, Logan. No lo digas».
—Pero Levi sigue soltero. De hecho, ha estado soltero desde hace
un tiempo.
Iba a matarlo.
Mavis sonrió y sus manos temblaron, como si quisiera apretar mi
85
brazo otra vez.
—Puede que no lo parezca ahora, pero en mi época, se me
consideraba algo así como una ramera. Por el hecho de que hice muy
buenas mamadas.
Ahora realmente no tenía idea de qué decir.
Logan sonrió aún más.
—Qué bien por usted, señora Doolittle. Eso es fantástico. Pero
como dijo mi hermano, todo está bien aquí, así que tenemos que
regresar.
Ella dejó escapar un largo suspiro.
—Está bien. Gracias por venir a verme. Me alivia que mi casa no
esté en peligro de incendiarse.
—A nosotros también —dijo.
Me volví a poner el abrigo antes de que pudiera empezar a
apretarme el brazo de nuevo o pidiera sentir el otro. Logan salió con
el suyo sobre el hombro.
—Que tenga un día maravilloso, señora Doolittle —dijo.
Todavía estaba sin palabras después de su comentario de «ramera
que da buenas mamadas». Así que solo asentí y salí detrás de Logan.
—Adiós, jóvenes —dijo Mavis—. Los veré de nuevo pronto.
Esta vez Logan se rio. Me dio un codazo mientras caminábamos
hacia el camión.
—Ella quiere totalmente darte una mamada, brosanova3.
Me estremecí.
—Oh Dios mío, cállate.
—¿Estás seguro de que quieres ignorar una oferta como esa?
Probablemente ha pasado un tiempo.
Le di un puñetazo en el brazo. Duro.
86

3Broma de Logan para referirse a su hermano, combinando las palabras hermano y Casanova en
inglés.
—Ay. Mierda hombre, eso dolió.
—Lo haré de nuevo si no cierras la boca.
Mason y Christian rodearon el costado de la casa. Mason se lamió
los dedos.
—¿Qué les tomó tanto tiempo? —preguntó Logan—. Estuvimos allí
por horas.
—Estábamos hablando con Pete en la casa de al lado —dijo
Christian—. Está quemando algunos escombros del jardín.
—Y asando malvaviscos. —Mason sonrió y volvió a lamerse los
dedos.
—Maldita sea —dijo Logan—. ¿Una anciana nos estaba
coqueteando y ustedes comían malvaviscos? Eso apesta.
Masón se rio.
—¿La señora Doolittle les estuvo coqueteando?
Fruncí el ceño.
—Estaba apretando mi bíceps.
—Y básicamente te ofreció una mamada —dijo Logan.
—¿Qué? —preguntó Mason mientras reía.
—No importa. —Me estremecí de nuevo—. ¿Podemos salir de
aquí?
Logan me dio una palmada en la espalda.
—Al menos sabes que todavía la obtendrías.
—Sí, es genial que hiciera que la señora Doolittle sintiera nostalgia
por sus días de ramera.
Los muchachos se rieron y subimos al camión.
Para cuando regresamos a la estación de bomberos y terminamos
87
de revisar nuestro equipo, era hora de almorzar. Tomé un recipiente
de sobras de espagueti del refrigerador y lo calenté, luego me senté
en una de las mesas de la cocina de la estación de bomberos. Algún
gilipollas había quemado palomitas de maíz en el microondas, otra
vez, pero al menos estaba sacando el olor de la casa de Mavis Doolittle
de mi nariz.
La monótona cocina tenía gabinetes, mostradores y pisos en varios
tonos de gris. Jenny, una de nuestras paramédicas, había alegrado las
cosas al traer una tetera eléctrica roja y recipientes rojos de café y té a
juego. Alguien había dejado un plato de donas en el mostrador esta
mañana, pero todo lo que quedó fue un plato de papel cubierto con
glaseado pegajoso y trozos de azúcar.
Logan entró, tomó algo de comida del refrigerador y se dejó caer
en el asiento frente a mí.
—Hola, bro-star4. ¿Sigues tratando de descubrir cómo blanquear tu
cerebro después del comentario de Mavis Doolittle sobre la mamada?
—Sí —me quejé—. Mátame.
Se rio y le dio un mordisco a su sándwich.
—¿Cuánto apuestas a que vuelve a llamar solo para poder apretar
nuestros brazos?
—No me sorprendería. La señora Carmichael lo hizo por un
tiempo. ¿Recuerdas? El jefe finalmente tuvo que ir a decirle que se
detuviera.
—Así es. Había olvidado eso.
—A veces me pregunto qué es más peligroso en este pueblo. Las
ardillas o las ancianas sedientas.
—Las cougars5 son animales peligrosos —dijo.
—Vaya si lo son. —Christian entró y se sentó en nuestra mesa—.
Esperen. ¿Están hablando de cougars reales o de mujeres sedientas?
—Mujeres, pero supongo que aplica para ambos —dijo Logan.
88
4Broma de logan para referirse a su hermano. Combinando las palabras hermano y famoso en
inglés.
5 Mujeres que buscan una pareja más joven. Se estabalece un paralelismo con el mundo animal,

es decir, ir a la caza de hombres más jóvenes, con años de diferencia.


El teléfono de Christian sonó. Leyó el mensaje y dejó escapar un
profundo suspiro, luego comenzó a escribir una respuesta.
—¿Qué pasa, hombre? —preguntó Logan.
—Mi esposa acaba de enviarme una foto del disfraz que me compró
para el baile de máscaras —dijo, sin dejar de escribir—. No puedo
creer que haya accedido a ir.
—¿En serio? —preguntó Logan—. ¿No quieres ir? Será increíble.
Christian parecía dudoso.
—¿Irás?
—Mierda, sí, iré. Es una fiesta con disfraces y máscaras de fantasía.
Eso suena increíble.
Mi frente se arrugó.
—Hablas en serio, ¿no?
Miró a su alrededor.
—¿Soy el único aquí que ve el potencial en esto? Es perfecto para
un juego de roles de conquistar a una desconocida sexy.
Christian enarcó las cejas.
—Está bien, es posible que tengas un punto.
—¿Ves? Apuesto a que por eso tu mujer te compró un disfraz.
—¿Qué llevarás puesto? —pregunté.
—Algo que Cara escogió. —Sus ojos se movieron hacia mí—. ¿Qué
llevarás puesto?
—¿Yo?
—No, mi otro hermano gemelo. Sí, tú.
—No iré.
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—¿Qué? ¿Por qué diablos no?
Fruncí el ceño de nuevo.
—¿Por qué iría?
Logan balbuceó, mirando alrededor de la cocina de nuevo, como si
esperara que hubiera un montón de tipos alrededor que estarían de
acuerdo con él. Pero incluso Christian solo parecía medio convencido.
—¿Por qué iría a un baile de máscaras? —pregunté—. No tengo
una esposa para jugar a «conquistar a una desconocida sexy».
Entonces, si ese es el atractivo, me quedaré en casa.
—La razón por la que no tienes esposa es porque nunca sales con
nadie —dijo—. Y te recomiendo encarecidamente que hagas algo al
respecto, porque tener una esposa es lo mejor que hay.
Me incliné sobre mi almuerzo.
—Estoy bien gracias.
—¿Ves? No eres feliz. Si tuvieras una esposa, serías mucho más
feliz. —Miró a Christian, como para confirmarlo.
—En realidad, sí, mi esposa es la mejor —dijo Christian.
—No todo el mundo está destinado a casarse. —Mantuve mis ojos
en mi comida, esperando que cambiara de tema.
—¿Quién fue la última chica con la que saliste?
Me encogí de hombros.
Sacó su teléfono.
—Le enviaré un mensaje de texto a Gav. Él lo sabrá. Espera. ¿No
era esa chica de Seattle? ¿La de a larga distancia? ¿Cómo se llamaba?
No respondí, aunque tenía razón.
—Rosaline. —Dejó su teléfono en la mesa triunfalmente—. Eso fue
hace mucho tiempo. ¿Realmente no has salido con nadie desde
entonces o simplemente te lo guardas para ti por alguna extraña
razón que no se me ocurre?
La frustración hervía a fuego lento en mis entrañas y apreté los 90
dientes. Quería callarlo, pero no era como si pudiera decirle la verdad
sobre por qué no había salido con nadie en tanto tiempo. Pero
tampoco quería inventar alguna mentira para justificarme.
Pensé que podía decirle que se fuera a la mierda, levantarme y
marcharme, como solía hacerlo o podría conformarme con una
verdad parcial y tal vez me dejaría en paz al respecto.
Sentándome más derecho, lo miré a los ojos.
—Hace tiempo que no tengo citas porque conocí a alguien y no va
a funcionar y eso apesta. Probablemente debería seguir adelante, pero
no puedo ahora. ¿Te parece suficientemente? ¿O quieres seguir
cavando en esta mierda conmigo?
—Oye, hombre, lo siento. No lo sabía. Lamento que las cosas no
hayan funcionado.
Volví a mi comida.
—Está bien. Lo superaré.
Tal vez. Todavía no lo había hecho. No ayudaba que no fuera una
chica con la que había salido y habíamos terminado, y por lo tanto no
hablamos más. Nunca había salido con ella porque no podía y cuanto
más hablábamos, más me cabreaba.
Porque yo quería.
—Lo que necesitas para superarla es conocer a alguien más —dijo
Logan—. Y nunca vas a conocer a alguien si todo lo que haces es
trabajar y pasar el rato con tus hermanos porque te obligamos. Ahora
soy padre, ni siquiera puedo ser un compañero decente. Así que
deberías venir a lo del baile de máscaras.
—No entiendo tu lógica. ¿Qué tiene que ver el baile de máscaras
con conocer a alguien?
—Es un paso en la dirección correcta. Dale una oportunidad. Ve ahí
fuera. Todos estarán con disfraces y máscaras y, quién sabe, tal vez
eso agregue algo de misterio a todo el asunto. Podrías enamorarte de
una chica con una máscara porque no sabes quién es realmente.
—No creo que me vaya a enamorar de una chica que acabo de
91
conocer, ya sea que use una máscara o no.
—¿Cómo sabes eso si no lo intentas?
Dejé mi tenedor.
—¿Por qué insistes tanto en que vaya a este baile?
—Esta es mi razón. —Apoyó el antebrazo sobre la mesa—. Soy feliz
como el infierno desde que me casé. La mejor cosa del mundo. Tú y
yo tenemos ADN idéntico, por lo que es lógico que seamos muy
parecidos. Quiero decir, no lo somos realmente, somos básicamente
opuestos. Pero cuando se trata de esto, creo que está en nuestros
genes. También serías feliz como el infierno si tuvieras una esposa.
Así que quiero ayudarte a conseguirte una.
—¿Quieres ayudarme a conseguirme una esposa?
—Sí.
—¿Y crees que encontraré una esposa en un baile de máscaras?
Hizo una pausa, recostándose en su silla, como si estuviera
pensando en ello.
—Tal vez sí o tal vez no. Pero al menos te estás poniendo en
condiciones de conocer a alguien.
Era tan extraño. Hace un año, el objetivo principal de Logan habría
sido tener sexo. Una aventura de una noche habría sido
perfectamente aceptable. Tal vez incluso preferible, según la lógica de
Logan. ¿Ahora quería conseguirme una esposa?
No tenía ningún sentido para mí, pero tenía la sensación de que no
iba a dejar pasar esto. A veces le seguía la corriente porque era más
fácil que discutir.
Y a veces sus ideas eran divertidas. Incluso si había sido reacio al
principio.
¿Pero un baile de máscaras?
—Amigo, no tengo nada que ponerme.
—¿Qué tal esto? —dijo—. Si te compro un disfraz, vas al baile. 92
—No puedo creer que estemos teniendo una conversación sobre ir
a un «baile».
Hizo caso omiso de ese comentario con un movimiento de su mano.
—Mi trabajo es el disfraz. Tu trabajo es aparecerte allí. ¿Trato?
Dudé un momento.
—Solo si el disfraz no apesta. No puedes usar esto para hacerme
una broma.
—Será igual que el mío, así que, si apesta, ambos apestaremos.
¿Qué te parece?
Entrecerré los ojos. No quería estar de acuerdo. Pero tenía esa
mirada, la que decía que me molestaría implacablemente hasta que
hiciera lo que él quería. Si dijera que sí y sufriera una noche estúpida,
todo terminaría.
—Bien. —Me incliné sobre mi comida de nuevo—. Iré.
—Asombroso. —Se puso de pie y agarró su teléfono—. Necesito
llamar a Cara para que podamos averiguar cómo conseguir otro
disfraz.
Observé su espalda mientras se alejaba. ¿Un baile de máscaras? ¿En
qué diablos me había metido?

93
Capítulo 9
Levi
El salón de baile del Hotel Grand Peak estaba repleto. ¿Quién
hubiera pensado que tanta gente asistiría a un baile de máscaras,
especialmente uno que se llevaba a cabo un sábado cualquiera por la
noche en noviembre? Pero parecía que al menos la mitad del pueblo
estaba aquí.
Entré y miré a mi alrededor. Siempre me había parecido extraño
que nuestro pequeño pueblo tuviera un hotel tan grande y elegante.
Aunque Tilikum había tenido una vez una concurrida parada de
ferrocarril, eso probablemente lo explicaba. Databa de los primeros
días del pueblo y la leyenda decía que originalmente había sido un
burdel. No tenía ni idea de si eso era cierto, aunque con el amor de
Tilikum por los cuentos fantásticos y los chismes lascivos, lo dudaba
un poco.
El techo alto y la lujosa arquitectura significaban que no había
necesidad de muchas decoraciones adicionales. Todo el lugar parecía
haber sido hecho para albergar un baile de máscaras. Los arcos se
alineaban en las paredes y las enormes ventanas daban a la ladera
boscosa. Un enorme candelabro colgaba del techo, el oro y el cristal
hacían brillar toda la habitación. Un conjunto de cuerdas de la Escuela
Secundaria de Tilikum tocaba en un escenario a un lado del salón,
contribuyendo al ambiente.
Una mesa al frente tenía una colección de máscaras para los ojos
decoradas con encaje, lentejuelas y plumas para las personas que no 94
habían traído las suyas. Y parecía que todos se habían tomado el tema
en serio. Abundaban los disfraces, desde los simples, como el del tipo
con traje que su máscara era el único guiño al baile de máscaras, hasta
los elaborados. La mayoría se había ido por lo elaborado, luciendo
esmóquines y elegantes vestidos largos hasta el suelo. Las lentejuelas
brillaban por todas partes.
Lo cual fue bueno para mí porque mi atuendo no era sutil.
Logan me había convencido de que me pusiera un chaleco de
brocado azul oscuro con costuras doradas, una camisa blanca con
botones, un pañuelo tipo Ascot y pantalones ajustados. Mi máscara
era azul a juego con mi chaleco, pero el truco era la chaqueta
anticuada que llevaba, también con costuras doradas, que me llegaba
a las pantorrillas.
Entre la chaqueta y el pañuelo, parecía que había salido de otra
época.
Y bueno, podría admitir que me veía bien en esto. Muy bien, en
realidad. Aunque la máscara sobre mis ojos se sentía rara.
Logan me vio tan pronto como entré y sonrió como si acabara de
ganar una apuesta. Fiel a su palabra, nuestro vestuario era el mismo,
aunque su chaleco y máscara eran verdes en lugar de azules. Cara
llevaba un vestido verde oscuro a juego, aunque vestido no era la
palabra adecuada. Era un vestido de noche sofisticado. Su máscara
verde brillaba con diminutas lentejuelas.
Se veían geniales juntos.
—Te ves bien. —Logan caminó hacia mí con Cara en su brazo—.
Te dije que era una gran idea.
—No sé si iría tan lejos, pero estoy aquí.
Me dio una palmada en el hombro.
—Confía en mí. Tomaste la decisión correcta. Además, te ves muy
elegante con esa chaqueta. Si no podemos encontrarte una esposa con
ese atuendo, no sé qué estamos haciendo mal.
—No vamos a encontrar una esposa para mí.
95
—No con esa actitud, no lo haremos.
—No lo arruines.
—¿Cómo podría arruinarlo?
La boca de Cara se torció en una leve sonrisa.
—Podría hacer una lista.
Él la miró o más bien, miró sus pechos, se humedeció los labios y
sonrió, luego la miró a la cara.
—¿No crees que puedo ayudar a mi hermano a encontrar una
esposa?
—No lo sé, pero creo que harás las cosas innecesariamente
incómodas si comienzas a presentárselo a las mujeres como «Levi
Bailey, esposo potencial».
—Por favor, no hagas eso —le dije.
—Bien —dijo Logan—. Pero al menos prométeme que intentarás
divertirte esta noche y hablarás con algunas mujeres.
Dejé escapar un pequeño gemido.
—Bien.
—Voy a obligarte a eso. Aunque Cara y yo solo podemos
quedarnos un par de horas. La Abue y Naomi están cuidando a los
bebés y Broderick no puede pasar mucho tiempo sin las tetas de su
mamá.
Cara se encogió de hombros.
—Es cierto.
Hice una mueca. No por la referencia a la lactancia. Simplemente
no quería hablar de las tetas de mi cuñada, en ningún contexto.
—Ustedes vayan a disfrutar de su noche. —Quería poner algo de
distancia entre Logan y yo antes de que se tomara demasiado en serio
esto de «encontrarle una esposa a Levi»—. Ve a hacer tu juego de roles
o lo que sea. 96
Cara se aferró a su brazo.
—¿Juego de roles? Eso suena divertido.
Logan sonrió.
—¿Quieres ser la debutante sexy e inalcanzable y yo soy el humilde
pero innegablemente sexy lacayo? ¿O soy el apuesto príncipe y tú eres
la tentadora doncella disfrazada?
—Seré la doncella.
La agarró por la cintura y la arrastró contra él.
—Mierda, eso es sexy.
Retrocedí un paso, esperando que no notaran que me iba.
No lo hicieron. Ya estaban demasiado metidos en su juego.
Deambulé por el pasillo, eligiendo personas que pudiera reconocer.
Algunos eran fáciles. Una mirada rápida a la amplia sonrisa de Gavin
lo delató. Llevaba un esmoquin con una pajarita negra, le quedaba
genial, y el vestido de Skylar era negro con plateado. Se quedaron
hablando con el jefe y Caroline Stanley, los padres de Skylar. El jefe
se había reconciliado con su exesposa poco después de que Skylar
regresara a Tilikum. Se habían vuelto a casar recientemente.
El jefe Stanley es un gran hombre. Era más que mi jefe; él había sido
una figura paterna para mí y mis hermanos desde que éramos
pequeños. Me gustaba verlo tan feliz.
Un grupo de chicos del Departamento de Bomberos de Tilikum se
pararon en un círculo, algunos con trajes, otros con disfraces más
elaborados como el mío. Todos tenían esposas o citas con ellos. Asher
y Grace estaban aquí, vestidos con trajes a juego de color rojo oscuro
y negro. Asher usaba una capa, una capa antigua de estilo caballero,
no una capa de superhéroe. Y maldición, en realidad le funcionaba.
Le quedó genial.
Aun así, me alegró que Logan no hubiera decidido que
necesitábamos capas.
Cara pasó a toda velocidad, casi a la carrera, como si intentara
97
escapar de alguien. Obviamente de Logan, quien parecía estar
tomando muy en serio su papel como el apuesto príncipe. Caminó
entre la multitud con el pecho hinchado y los ojos fijos en Cara, un
depredador que se concentraba en su presa.
No quería pensar demasiado en cómo terminaría su juego.
El alcalde Harold Montgomery estaba de pie con su esposa,
Lorraine, cerca del escenario. Lorraine tenía una máscara en una vara
larga y se la bajó, lanzando una mirada feroz a Cara mientras pasaba
a toda velocidad.
Eso me pareció raro. Aunque la franqueza de Cara podría molestar
a la gente.
Lo que era más extraño era cómo seguía fulminándola con la
mirada mientras Logan pasaba a su lado.
¿Por qué la bibliotecaria del pueblo estaba mirando a mi hermano?
Dudaba que hubiera visto el interior de la biblioteca desde la
secundaria. Tal vez tenía multas de biblioteca desde entonces. Quien
sabe. Lorraine Montgomery no era precisamente conocida por ser
agradable.
Sus ojos se movieron hacia mí y por un segundo, pareció como si
su mirada se hiciera más profunda. Pareció darse cuenta de que la
estaba mirando y desvió la mirada rápidamente.
Tal vez no estaba segura de cuál de nosotros era cuál. Estábamos
vestidos casi exactamente igual.
Lo que sea. La gente de este pueblo a veces era rara. No me iba a
preocupar por qué Lorraine Montgomery pareciera gruñona. Lo que
necesitaba era un trago.
Me di la vuelta, pero un tipo con un esmoquin estaba justo detrás
de mí. En lugar de hacerse a un lado, para que no chocáramos, se
acercó y golpeó su hombro contra el mío.
¿Qué carajo?
Se detuvo y levantó su antifaz. Era Zachary Haven.
98
Maldita sea.
Solo la vista de su rostro envió una punzada de ira a través de mí.
¿Qué demonios estaba haciendo aquí? Nadie me había dicho que los
malditos hermanos Haven vendrían. ¿Era solo él o estaban los demás
aquí?
Y si el resto estaba aquí, ¿Annika también?
Pensar en ella embotó mi temperamento. Independientemente de
cuánto me disgustara Zachary, no quería pelear con su hermano
cuando ella pudiera estar aquí para presenciarlo.
Levanté mi máscara y me encontré con los ojos de Zachary.
—Solo estoy aquí para divertirme, hombre.
Me miró de arriba abajo, como si contemplara su próximo
movimiento. ¿Sería un imbécil y empezaría a joderme? Aflojé los
hombros y flexioné las manos, por si acaso.
—Está bien. —Se alejó—. No sabía que ustedes estarían aquí, pero
supongo que nadie dijo que era nuestro.
Asentí una vez.
—Bien. Yo tampoco lo sabía.
Con un leve movimiento de la barbilla, siguió adelante.
Me adentré más en la multitud sin mirar atrás. Una parte de mí
quería aplastarle la cara. Si él y Josiah no hubieran estado tratando de
comprarle la tierra a la Abue, tal vez habría habido una oportunidad
para…
Me detuve allí mismo. Pensar en lo que no podía tener solo me iba
a poner de mal humor.
Y tal vez Logan tenía razón. Tal vez necesitaba salir un poco más.
—¡Levi! —Fiona apareció frente a mí, con un vestido sin tirantes
que mostraba los tatuajes florales en su hombro. Se levantó la máscara
y me miró—. O espera, ¿eres Logan? 99
—No, Logan está vestido de verde.
—Está bien, eso es fácil de recordar. Normalmente puedo
distinguirlos tan fácilmente, pero estos disfraces lo hacen más difícil.
Evan se paró detrás de ella y su atuendo demostró que Fiona era
una hacedora de milagros. Ni en un millón de años habría pensado
que alguien podría hacer que mi hermano gruñón se pusiera un
disfraz en un baile de máscaras. Pero allí estaba, luciendo elegante
con un largo abrigo negro, similar al mío, menos todas las costuras
doradas. Llevaba al máximo su pañuelo tipo Ascot gris pizarra y su
máscara negra y plateada hacía juego con la de Fiona, aunque la de
ella tenía más destellos.
—Ese estilo de caballero a la antigua te queda bien —le dije.
Movió los hombros, incómodo.
—Supongo.
—¿Verdad que se ve muy guapo? —Fiona le puso las manos en el
pecho—. Me encanta.
La miró y sonrió.
—Te advierto que al menos uno de los hermanos Haven está aquí
—dije.
—¿Cuál? —preguntó Evan.
—Me acabo de encontrar con Zachary. No te preocupes, no hice
nada.
Fiona se mordió el labio.
—Sí, entonces, creo que están todos aquí.
Evan entrecerró los ojos hacia ella.
—¿Por qué te ves culpable?
—No soy culpable —dijo, con la voz más culpable imaginable.
Evan colocó un nudillo debajo de su barbilla y levantó su rostro 100
para mirarlo.
—¿Bebé? ¿Qué sabes?
—Es un evento de todo el pueblo. ¿Por qué, ambas partes no
podrían llegar a un acuerdo con algo que beneficie a todos?
Intercambié una mirada con Evan. Se celebran un puñado de
eventos que incluyen a todo el pueblo, pero generalmente se llevan a
cabo al aire libre. Los Juegos del Leñador en el verano, el Paseo de
Arte en otoño, la Zambullida de la Calabaza en octubre, La Villa
Navideña en invierno. Los Bailey y los Haven asisten a ambos, pero
eran al aire libre con mucho espacio para evitarnos unos a otros.
Reunir a los Bailey y los Haven en una sola habitación no era típico
de este pueblo.
Fiona suspiró.
—Está bien, te lo diré. Los ingresos realmente irán a la sociedad
histórica para un nuevo museo. Pero las damas del Stitch and Sip se
involucraron y se aseguraron de que ambas partes fueran invitadas
y, con suerte, no se enterarían hasta que todos estuviéramos aquí.
Pensamos que era hora de reunir a todos en un entorno social feliz
para reducir un poco la tensión. Ni siquiera se están haciendo bromas
últimamente. Es tan serio.
—Es serio —dije—. Subieron las apuestas.
—Lo sé —dijo Fiona—. Solo esperábamos que algo como esto
ayudara.
Evan tomó sus mejillas y la besó en la frente.
—Eres increíble.
—¿Eso significa que irás a saludar a Luke? —preguntó.
Gruñó algo sin comprometerse.
Seguí adelante, dejándolos discutiendo si Evan saludaría o no a
Luke Haven.
Me escocía la espalda y de repente me sentía muy consciente de mi
entorno. ¿Cuántos de los hermanos Haven estaban aquí?
101
Más importante aún, ¿estaba ella aquí?
¿Sería mejor si estuviera aquí o si no?
Deambulé durante unos minutos más, esforzándome por
vislumbrar a alguno de los Haven. Sería bueno al menos saber dónde
estaban para no volver a toparme físicamente con uno de ellos. Le creí
a Jack cuando dijo que nos encerraría la próxima vez. Si me peleo con
uno de ellos, muy bien podría terminar pasando la noche en la cárcel.
Me estaba acercando al bar, así que pensé en tomar mi bebida y
luego ir a buscar a alguien más con quien hablar. Logan hubiera
querido que encontrara una chica con la que coquetear, pero sabía
que no lo haría. No era que fuera demasiado tímido para hablar con
las mujeres. Lo hago bien. Pero la idea de entablar una conversación,
coqueteando o no, con una mujer cualquiera no tenía ningún
atractivo.
Pero antes de llegar al bar, la multitud se separó, la gente se hizo a
un lado como si algo invisible los hubiera incitado.
Y allí estaba ella.
No la reconocí a simple vista. Había hecho algo con su cabello.
Colgaba alrededor de sus hombros desnudos en suaves ondas, el
color iba de rubio a rosa en las puntas. Se veía absolutamente increíble
en ella. Lindo, divertido y sexy como el infierno. Su vestido plateado
sin tirantes acentuaba sus curvas y su antifaz era rosa con destellos
plateados.
Su boca la delató. Habría reconocido esos labios carnosos en
cualquier lugar. Sonrió y casi me derribó.
Tan hermosa.
Se quedó hablando con otra mujer, su amiga Marigold. Eran más o
menos de la misma altura, más bajas que yo, pero probablemente
promedio para las mujeres. Claramente, Marigold se había tomado
en serio el concepto del disfraz para un baile de máscaras. Su vestido
de cintura alta y su cabello recogido con horquillas la hacían parecer
como si hubiera salido de uno de esos dramas de época o una novela 102
de Jane Austen o algo así.
Mis ojos siguieron a la multitud alrededor de Annika, buscando a
Kade. ¿Había venido con él? Sería más difícil de reconocer con una
máscara, pero no creo haberlo visto. No había ningún hombre cerca
de ellas, ciertamente ninguno que pareciera ser su cita.
Quería patearme por no hablar con ella sobre este estúpido baile.
Pero no se me había ocurrido que alguno de los Haven vendría.
Necesitaba dejar de mirarla. Alguien se iba a dar cuenta. Ella se iba
a dar cuenta. Era tan obvio, de pie en un lugar, mis ojos fijos en ella.
Pero parecía que no podía apartar la mirada. Era como si el gran
candelabro proyectara un círculo de luz, justo sobre ella, haciéndola
brillar y resplandecer.
La ira y la frustración por la maldita disputa y sus jodidos
hermanos por empeorarla, hervían a fuego lento en mis venas.
Más que eso, me di cuenta de algo mientras la miraba. Quería a
Annika Haven. La había querido durante mucho tiempo. Este
sentimiento dentro de mí no iría a ninguna parte. No iba a conocer a
nadie más. No iba a superarla y si ese era el caso, tenía que tomar una
decisión.
Así que lo hice.
A la mierda la disputa.

103
Capítulo 10
Annika
Mi radar tenía que estar roto.
Habíamos estado en el baile de máscaras durante casi una hora y
Marigold había declarado que al menos una docena de hombres
estaban tan guapos. Estaba encantada con los disfraces, las máscaras,
las parejas que bailaban al otro lado del salón, el ambiente de todo el
evento y estuve de acuerdo en que el salón de baile se veía fantástico,
los vestidos eran hermosos y las máscaras eran misteriosas y
divertidas.
Pero no sentía hormigueo por ninguno de los hombres.
¿Mis tibios sentimientos por Kade también se habían proyectado
hacia los hombres en general?
—¿Qué hay de él? —Asentí en dirección a un hombre vestido con
un esmoquin negro con una máscara de plumas blancas—. ¿También
es guapo?
Mari hizo un giro sutil para poder mirar.
—Oh, sí, mira esa mandíbula. Es muy apuesto.
—Hum. —Lo miré de nuevo, desconcertada. Estaba… bien. Su
ropa era bonita, pero no sentí nada cuando lo miré.
Parecía que una vez lo habría hecho. O al menos, me habría sentido
atraída por «alguien». Quizá el problema no era Kade. Tal vez era yo.
Tal vez estaba rota.
104
—Tal vez estás pensando demasiado —dijo Mari—. Además, hay
más en la atracción que solo apariencia.
—Sé eso. ¿Crees que necesito conocer mejor a Kade? ¿Quizá la
atracción crecerá?
—Tal vez. Aunque…
Esperé un segundo para ver si continuaba.
—¿Qué?
—Me doy cuenta de que esto suena poco realista, pero también me
parece importante tener «el momento».
—¿Qué momento?
—Ya sabes, el momento. Podría ser cuando se ven por primera vez
o cuando se dan cuenta por primera vez de que tienen sentimientos
el uno por el otro. Hay un momento. Te cambia a ti y cómo ves a la
otra persona. Realmente sientes algo, incluso si aún no estás segura
de qué es.
—¿Crees que todavía podría tener el momento con Kade?
Incluso a través de su antifaz, me di cuenta de que Mari se mostraba
escéptica pero que intentaba mantenerse optimista.
—¿Tal vez?
—O crees que como no he tenido el momento con él, ya no lo voy
a tener.
—Es difícil de decir. Tu cita fue interrumpida. Podrías haber tenido
tu momento cuando te iba a dejar o te daba un beso de buenas noches
o algo así.
—Podría ser.
Pero realmente no lo creo.
Mi cuñada, Taylor, pasó rápidamente, interponiéndose entre
Marigold y yo. Dejó caer su máscara, pero no pareció darse cuenta o
simplemente no le importó. 105
—Taylor —llamó Garrett. La seguía unos pasos detrás—. ¿En serio
te vas?
Ella no respondió. Solo siguió dirigiéndose a la puerta.
—Lo siento —murmuró Garrett al pasar—. No sé cuál es su
problema.
Quería decirle que la dejara ir. Aunque me esfuerzo mucho para
que me guste Taylor, porque se había casado con mi hermano, quien
no siempre es fácil. Momentos como este, cuando hacía una rabieta o
se enfurecía en público, lo hacían más difícil. Garrett siempre parecía
que se esforzaba mucho y Taylor no cedía ni un centímetro.
Pero también tenían a Owen. Así que tal vez solo estaban haciendo
lo mejor que podían.
—Eso fue… —Marigold se quedó callada—. Interesante.
—Lo sé. Parece que están peleando más a menudo últimamente.
—Eso apesta.
—Tienes razón. —Vi a Garrett seguirla afuera—. Ojalá lo resuelvan.
La música cambió a una nueva canción. El conjunto de cuerdas era
maravilloso, especialmente considerando que eran niños de
secundaria. Decidí que tenía que dejar de preocuparme tanto por
Kade y los hombres en general. Probablemente estaba aburriendo a
Mari hasta las lágrimas.
Abrí la boca para disculparme por ser una cita aburrida, pero la
mirada de Mari estaba en algo, o alguien, a un lado. Miré por encima,
preguntándome quién había llamado su atención. ¿Otro hombre
guapo, tal vez?
Era mi hermano, Zachary.
¿Estaba mirándolo? Era difícil estar segura. Con su antifaz
ocultando la mayor parte de su rostro, no podía decirlo del todo. Pero
conocía a Marigold. Habíamos sido amigas desde el jardín de
infantes. Podía ver esos bonitos ojos azules suyos y parecían estar
mirando a Zachary.
Mari miró hacia otro lado y ese destello de anhelo en sus ojos
106
desapareció.
Tal vez lo había imaginado.
Esperaba haberlo imaginado. Amaba a mi hermano, y Zachary
tenía muchas buenas cualidades, pero era… bueno, era un poco idiota
y ensimismado. Nunca salía con nadie en serio y Mari solo salía en
serio. Llevaba planeando su boda desde que teníamos cinco años.
Incluso tenía una carpeta. No podía imaginarlos a los dos juntos.
Alguien pasó rozándome por detrás, rozando ligeramente mi
brazo.
A primera vista, no lo reconocí. Llevaba una chaqueta larga con las
solapas bordadas en oro, el tipo de ropa que llevaría uno de los
protagonistas en los libros históricos de Marigold. Llevaba un
pañuelo en el cuello y un chaleco de brocado azul oscuro. Su boca se
convirtió en una sonrisa sutil y un hormigueo corrió por mi columna.
Ay Dios mío. Era…
—Discúlpame —dijo, y su voz deliciosamente grave convirtió mi
estómago en un remolino.
Levi Bailey.
Un latido después, antes de que pudiera formular algún tipo de
respuesta, se había marchado.
Observé su espalda, con el corazón acelerado. ¿Lo había hecho a
propósito? ¿O fue una coincidencia? ¿Me reconoció? Mi mano se
desvió hacia mi cabello recién teñido. Tal vez no sabía quién era yo y
solo estaba siendo educado. Mi cabello era diferente y mi antifaz
cubría gran parte de mi rostro.
Pero esa sonrisa.
Hizo una pausa y se volvió para mirarme por encima del hombro.
Una comisura de su boca se levantó de nuevo y esa sonrisa sexy hizo
que mi corazón se acelerara.
Y luego me guiñó un ojo.
Estaba lo suficientemente cerca como para que aún pudiera ver sus
107
ojos a través de su máscara. No había duda de ese guiño. Fue real y
lo hizo para mí.
Al igual que ese día en la escuela secundaria.
La sensación nerviosa, hormigueante y ligeramente excitada que
había echado de menos en presencia de todos los demás hombres, me
atravesó como un maremoto.
Ay Dios mío. ¿Era este «el momento»?
Sí fue algo. Me dejó agradecida por la máscara que cubría la mayor
parte de mi cara porque sabía que tenía que estar sonrojada de un rojo
brillante. Mi corazón se aceleró como el de un pájaro y un agradable
escalofrío me recorrió la columna vertebral.
—Señoras. —Mi hermano Luke apareció a mi lado, vestido con un
traje oscuro con una sencilla máscara negra.
Jadeé por la sorpresa, poniendo una mano sobre mi pecho. Había
estado mirando a Levi y no lo había notado acercarse.
—Me asustaste.
—Lo lamento. ¿La reina de la oscuridad ya hizo que Garrett se
fuera?
—Creo que sí. Definitivamente parecía enojada por algo. —«Y
gracias a Dios que no te diste cuenta de que estaba mirando a un
Bailey».
Sacudió la cabeza.
—Eso apesta. ¿Qué están haciendo ustedes dos aquí? ¿Por qué no
están bailando?
—Vinimos como citas una de la otra, así que… —Me detuve
encogiéndome de hombros, tratando de mantener mi atención en
Luke y no en buscar si Levi todavía estaba cerca.
Su mirada se dirigió a Marigold y le tendió una mano.
—Parece que necesitas una pareja de baile.
108
Le entrecerré los ojos. Tenía una reputación de chico agradable y
absolutamente limpio en el pueblo. Pero no era tan pulcro como
aparentaba y era un coqueto desvergonzado.
Pero Mari había crecido con nosotros. Ella lo sabía.
—Compórtate —le dije mientras Mari tomaba su mano.
—¿Qué? —preguntó—. Siempre me comporto.
—Esa podría ser la mentira más grande que hayas dicho.
Me sonrió.
—Me encantaría bailar —dijo Mari e incluso a través de su máscara
pude ver la mirada que me dio, diciéndome que no me preocupara
por eso—. Gracias.
A Mari le encantaba bailar tanto como le encantaba planificar su
futura boda. Entonces, aunque tenía instintos profundamente
arraigados para proteger su tierno corazón de mis hermanos, estaba
feliz de ver a Luke llevarla a la pista de baile. Iba a hacerle la noche.
Y quién sabe, tal vez encontraría más de esos caballeros que siempre
buscaba para llenar su tarjeta de baile, como diría ella.
Tan pronto como me dieron la espalda, miré en la dirección en la
que Levi se había ido. ¿Qué estaba esperando? ¿Que estuviera parado
ahí mirándome? Esperando a que esté sola para que pudiera…
Allí estaba. Se había movido, pero lo vi cerca de una mesa alta con
vasos vacíos sobre ella. Uno de sus antebrazos descansaba
casualmente en el borde y no había duda. Me estaba mirando.
Casi había olvidado cómo se sentía tener mariposas en el estómago.
Las sentí cuando me envió un mensaje de texto y más aún cuando me
llamó el otro día. Pero esto era algo completamente diferente. Esas
habían sido suaves ráfagas de emoción. Esta fue una migración
completa de mariposas, haciendo que mi cuerpo cobrara vida y mis
terminaciones nerviosas chispearan con anticipación.
Por un momento, me sentí congelada. Nuestras miradas estaban
atrapadas y no podía moverme. ¿Qué se suponía que debía hacer? No
podía acercarme y saludarlo. ¿O sí? Nuestros disfraces no ocultaban 109
por completo nuestras identidades y mis hermanos estaban aquí.
Atrapar a Levi Bailey hablando con su hermana sería una excelente
manera de provocar una confrontación.
Con esa sutil sonrisa jugando en sus labios, se dio la vuelta, y se
alejó.
Quería que lo siguiera.
No sabía cómo podía estar tan segura. No había vuelto a gesticular
ni a guiñar el ojo, pero estaba segura.
Sabiendo que no debería, esto solo podría conducir a problemas, lo
seguí.
Mantuve suficiente distancia para que lo que estaba haciendo no
fuera obvio para un espectador casual. Se movió suavemente entre la
multitud sin mirar atrás, aparentemente seguro de que iba detrás de
él. ¿Adónde iba? Su abrigo se movía a su alrededor, haciéndome
preguntarme por qué los hombres ya no se vestían así. Se ve tan
apuesto.
¿Apuesto? Ahora estaba empezando a sonar como Marigold.
Giró a la izquierda y pasó por una puerta. No sabía adónde
conducía, pero no había ninguna duda en mi mente de que iba a
seguirlo.
Decidí esperar unos segundos más en caso de que alguien se
hubiera dado cuenta de adónde había ido. Haciendo todo lo posible
por no parecer sospechosa, lo que probablemente me hizo parecer
muy sospechosa, caminé hacia la puerta, la abrí lo suficiente para que
entrara y me deslicé adentro.
La oscuridad me envolvió tan pronto como cerré la puerta.
Mantuve mi mano en el pomo de la puerta, esperando que mis ojos
se adaptaran a la falta de luz.
Unos dedos rozaron mi otra mano y respiré rápidamente.
—Hola —dijo Levi, su voz suave.
—¿Dónde estamos?
110
—Un armario de almacenamiento. Hay una luz, pero creo que es
mejor si nos quedamos en la oscuridad.
—Para que nadie vea la franja de luz debajo de la puerta.
—Probablemente no se darían cuenta, pero…
—¿Por qué correr el riesgo? —susurré.
Sus dedos recorrieron el dorso de los míos, el ligero toque envió
una descarga de electricidad a través de mí.
—Te ves hermosa esta noche.
Mis mejillas se sonrojaron aún más que antes.
—Gracias.
—Le hiciste algo a tu cabello.
—Sí, Marigold me convenció.
—Se ve muy bonito.
Hermosa. Bonito. Esas palabras en los labios de Levi Bailey fueron
tan potentes como un trago de tequila.
—Gracias.
—¿Puedo preguntarte algo? —Se acercó más, su mano aun tocando
la mía.
—Sí.
—¿Estás aquí con alguien?
—¿Alguien, como una cita? No. Quiero decir, sí, vine con Marigold.
Ella es mi cita, pero si estás preguntando si vine con una cita real,
como un hombre, entonces la respuesta es no.
—Bien.
Sin dudarlo, tomó mis mejillas, se acercó y capturó mis labios con
los suyos.
Cómo permanecí de pie, nunca lo sabré. Mis rodillas casi se
doblaron y mi columna vertebral se volvió líquida. La calidez de su
beso se extendió a través de mí como un reguero de pólvora cuando 111
su boca se movió sobre la mía, suave pero insistente. Deslizó una
mano alrededor de mi cintura, acercándome más. Mi cuerpo obedeció
sin pensarlo conscientemente, derritiéndose contra él.
Levi Bailey me estaba besando.
No se detuvo, manteniéndome cautiva con su devastador beso. Su
lengua jugueteó con mis labios, ordenándoles que se separaran. Una
vez más, obedecí, la euforia embriagadora de besarlo superó la
racionalidad. Se suponía que no debía estar haciendo esto y no me
importaba.
Su lengua era cálida y aterciopelada, deslizándose contra la mía.
Entrelacé mis brazos alrededor de su cuello, presionando mi cuerpo
más cerca del suyo. La conciencia me invadió: la sensación de mi boca
enredada con la suya, mis pezones sensibles presionados contra la
tela de mi sostén, el calor incrementándose entre mis piernas y él, su
esencia masculina, el toque de menta en su lengua, su mano
extendida sobre mi espalda, la otra deslizándose por mi cabello.
El bulto que presionaba contra mí.
Oh Dios mío. Eso era su… Y estaba…
Grande y dura.
Tan grande.
Tan dura.
Iba a morir aquí mismo. La causa de muerte, «el beso más erótico y
que me robó el alma» que jamás había experimentado.
Retrocedió lentamente, como si no quisiera detenerse. Tampoco
quería que se detuviera. ¿No podría seguir besándome para siempre,
por favor?
Me sostuvo cerca cuando nuestros labios se separaron. Cuando
habló, su voz era baja.
—Sé que se supone que no debo hacerlo. Pero tuve que hacerlo.
¿Tuvo que? Lo hizo sonar como si besarme hubiera sido una
necesidad primaria. 112
—Creo que me quedé sin palabras.
—Está bien. —Su pulgar rozó mi labio inferior—. Podemos hablar
más tarde.
Asentí. Necesitaba volver a la fiesta; Mari podría empezar a
buscarme si me fuera demasiado tiempo, pero ninguno de los dos se
movió. No quería romper el hechizo.
—Esto es una locura, ¿verdad? —pregunté—. No podemos…
—Lo sé. Pero necesito probar tus labios una vez más.
Su boca tomó la mía de nuevo, su beso urgente y posesivo. Sus
brazos musculosos me sostuvieron cerca, aplastándome contra él.
Quería treparlo como a un árbol y envolver mis piernas alrededor de
su cintura. Presionarme contra ese bulto tentador en sus pantalones.
Se apartó, aspirando todo el aire de la habitación. Jadeé,
aferrándome a él para mantener el equilibrio.
—Puedes salir primero —dijo—. Esperaré para que nadie vea.
Tenía razón, teníamos que irnos. Tenía que irme antes de que
hiciera algo loco.
Tratando de recomponerme, ajusté mi antifaz.
—Bueno.
—Te llamaré más tarde.
Quise decir algo, pero las palabras se me escaparon. Había
convertido mi cerebro en papilla. Así que solo asentí con un susurro
y busqué a tientas el pomo de la puerta.
La luz del pasillo era cegadora después de la oscuridad del armario.
Salí y me alejé casualmente, manteniendo los ojos bajos. Mis mejillas
estaban calientes y mi corazón acelerado. Todavía podía sentir su
beso, sentir sus labios sobre los míos, sus brazos a mi alrededor.
Nuestras lenguas enredadas y el calor de su cuerpo.
¿Qué acababa de hacer?
Tenía miedo de mirar hacia atrás. ¿Había sucedido eso realmente?
¿Simplemente había seguido a Levi Bailey hasta un armario y lo había 113
besado en la oscuridad? Debe haber salido ya, pero seguí alejándome
de la puerta, buscando a Mari. Probablemente todavía estaba
bailando con Luke. Solo habían sido unos minutos.
Y mientras me movía entre la multitud, con el recuerdo de su beso
todavía fresco en mis labios, me pregunté qué pasara después. Porque
tan increíble como había sido ese beso, no podía conducir a nada. En
la oscuridad de un armario, podríamos compartir un momento. Pero
cuando volviéramos a salir al mundo, la realidad estaba en contra
nuestra.
Así que tal vez necesitaba tomar eso por lo que había sido. Un beso
robado. Una muestra de lo que podría haber sido, si las cosas fueran
diferentes.
Porque soy Annika Haven y él es Levi Bailey. Por tonto que le
parezca a un extraño, eso es suficiente para matar todo lo que pudo
haber florecido entre nosotros.

114
Capítulo 11
Levi
Ahora que había saboreado a Annika, nada volvería a ser igual.
No sabía exactamente qué iba a hacer al respecto. Verla en el baile,
en ese momento, agudizó mi mente a un enfoque único.
Bésala. Ahora.
Así que lo hice.
Pero no estaba seguro de lo que vendría después.
Frente a la luz del día del domingo por la mañana, sin los disfraces,
las máscaras y el ambiente del baile, las cosas parecían un poco más
desalentadoras. La realidad de nuestra situación me pesaba.
¿Qué iba a hacer ahora?
Le había enviado un mensaje de texto antes, pero había estado
ocupada y nuestra conversación no había ido a ninguna parte. No
quería dejar pasar lo de anoche sin decir algo, pero tampoco quería
arruinarlo. Sabía que tenía que andar con cuidado. Por mucho que
quisiera decir a la mierda las consecuencias, las consecuencias eran
reales y también la afectarían a ella. No podía lanzarme de cabeza,
desafiando la disputa y esperar que todo saliera bien para ambos.
Esto era complicado.
Especialmente ahora. Había mucho más en juego que calcomanías
en los letreros de las calles, donas rellenas de mayonesa o incluso
cabras y ardillas sueltas en nuestros lugares de reunión. Si la disputa
115
se hubiera mantenido como hasta ahora, principalmente bromas y
miradas despectivas, tal vez podríamos haber arreglado las cosas con
ellos. Me habría enfrentado a cada uno de los hermanos Haven solo
por una oportunidad con Annika si hubiera pensado que funcionaría.
Pero no funcionaría.
Tal como estaban las cosas ahora, ninguna de las partes nos
aceptaría como pareja.
A menos que…
Era ese «a menos que» lo que seguía molestándome. ¿A menos que
qué?
A menos que consigamos el dinero para pagar la deuda de la Abue
para que no tenga que vender su tierra. Entonces los Haven no
podrían comprarla injustamente. Si ella estaba a salvo, sería más fácil
superar esto. Tal vez incluso pida una tregua con los Haven.
Necesitábamos salvar la tierra de la Abue de todos modos, pero la
idea de que esto también podría aliviar la tensión entre mi familia y
la de Annika encendió un fuego dentro de mí.
Tenía que haber una manera.
Logan ya me tenía medio convencido de que el camino era
encontrar el llamado tesoro de Montgomery. Era uno de los cuentos
chinos más antiguos de Tilikum, la verdad envuelta en el pasado. La
gente lo había estado buscando durante décadas y, hasta hace poco,
asumí que era un mito. Pero mis hermanos habían encontrado pistas
que me habían hecho preguntarme si podría ser real.
Y si pudiéramos ser capaces de encontrarlo.
Además, podría haber algo de cierto sobre la idea de que los
orígenes de la disputa y el tesoro de Montgomery estaban conectados.
Y si pudiéramos averiguar cómo empezó la disputa, tal vez eso nos
ayudaría a terminarla.
¿Es una mínima posibilidad? Seguro. ¿Loco? Probablemente. Pero
también lo era enamorarme de Annika Haven, así que,
116
aparentemente, la locura es mi nuevo pasatiempo. Pensé que sería
mejor aceptarlo.
Como estaba fuera de servicio, decidí investigar un poco. Tenía que
haber respuestas en alguna parte. Además, me daría tiempo para
pensar en mi próximo movimiento con Annika. Por mucho que
quisiera decirles a todos los involucrados que se fueran a la mierda,
estábamos hablando de mi familia, aquí. Esto iba a requerir un
enfoque más sutil.
Eso está bien. Soy bastante bueno con lo sutil.
Conduje hasta el pueblo y estacioné frente al ayuntamiento. No
estaba abierto los domingos, pero conocía a Jesse Rodríguez, que
trabajaba en seguridad los fines de semana. Era uno de los beneficios
de ser bombero en un pueblo pequeño. Conocía y ayudaba a mucha
gente por aquí. Fui el primero en la escena cuando Jesse se cayó de
una escalera tratando de limpiar sus canaletas el año pasado.
El antiguo edificio de ladrillo tenía ventanas de vidrio y era una de
las estructuras originales de Tilikum. La fuente al frente estaba
apagada durante el invierno y los anchos escalones de concreto
conducían a un conjunto de grandes puertas dobles.
Subí los escalones y pulsé el timbre.
Unos segundos después, Jesse abrió la puerta y sonrió. Estaba
vestido con su uniforme de seguridad: una camisa azul marino con
una insignia de seguridad en la manga y pantalones marrones.
—Hola, Levi.
—Hola, Jesse. Perdón por molestarte un domingo, pero hoy estoy
libre, así que pensé en pasarme.
—No hay problema. Estoy aburrido hasta las lágrimas aquí. ¿Qué
puedo hacer por ti?
No quería decirle que estaba investigando sobre el tesoro de
Montgomery y la disputa entre los Bailey y los Haven. Admitir que
creía que el tesoro podría ser real, me haría sonar como un idiota y no
quería explicar mis razones para indagar en los orígenes de la
117
disputa.
Así que decidí ser discreto.
—Estoy investigando un poco sobre la historia familiar, por
curiosidad. ¿Hay muchos registros anteriores al incendio? Registros
de propiedad, ese tipo de cosas.
—Hay algo, aunque no estoy muy seguro de lo que hay ahí abajo.
¿Quieres venir a echar un vistazo?
—Si no te importa.
—Para nada. —Abrió más la puerta para que pudiera seguirlo
adentro.
Otro beneficio de vivir en un pueblo pequeño: en la mayoría de los
lugares, probablemente no se me permitiría ver los registros por mí
mismo. Tendría que hacer una solicitud. Pero tendíamos a hacer las
cosas más casuales por aquí.
Jesse me dejó entrar y cerró la puerta grande detrás de mí. Nuestros
zapatos resonaron en los pisos de mármol beige en la entrada
cavernosa. Los mosaicos formaban una versión grande del sello del
pueblo de Tilikum con el infame eslogan «Madera Dura, Riel Largo».
Cómo no se habían dado cuenta de lo sucio que sonaba, nunca lo
sabría. Tal vez a fines del siglo XIX, se había interpretado
universalmente como una referencia a las industrias maderera y
ferroviaria que habían construido el pueblo o tal vez lo habían hecho
a propósito. Demonios, incluso ahora, era gracioso.
Seguí a Jesse por un pasillo, pasando oficinas con las puertas
cerradas. Un retrato enmarcado del alcalde actual, Harold
Montgomery, fue seguido por retratos de alcaldes anteriores a lo
largo de la pared, junto con las fechas en que ocuparon el cargo. Lo
recordé de cuando vine aquí en una excursión en la escuela primaria.
—La mayoría de los registros del pueblo se guardan abajo. —Se
detuvo en la puerta de una escalera—. Especialmente las cosas viejas.
Al pie de las escaleras, encendió una luz, iluminando un pasillo con
paredes de hormigón. El techo se sentía opresivamente bajo, 118
especialmente con conductos expuestos a lo largo de él. Tendría que
decirle a Gav sobre esto para que pueda mostrárselo a Skylar. Ese
pequeño bicho raro amaba los lugares espeluznantes.
Jesse abrió otra puerta y encendió la luz. Conducía a un gran
espacio repleto de armarios, cajones y estantes repletos de
archivadores.
—No estoy seguro de cómo encontrar algo —dijo—. Solo sé que
está aquí abajo, no sé cómo está organizado o si está organizado. Pero
puedes revisarlo todo, siempre y cuando lo dejes igual. Y no puedo
dejar que te lleves nada contigo.
—Sí, por supuesto. Lo dejaré como lo encontré.
—Suena bien. Te dejaré solo, entonces. Grita si necesitas algo.
—Gracias, Jesse. Te lo agradezco.
—En cualquier momento.
Se fue, dejando la puerta entreabierta. Las luces fluorescentes
zumbaban y el aire estaba viciado. Mirando a mi alrededor la
cantidad de cosas que había, me pregunté si esto era una pérdida de
tiempo. No estaba seguro de lo que estaba buscando y mucho menos
de cómo encontrarlo en este desorden.
Me moví lentamente por la habitación, mirando las etiquetas en
estantes y cajas. Parecía que todo lo que se había salvado del gran
incendio del pueblo había sido empaquetado y almacenado aquí.
Todo parecía estar más o menos por fecha o al menos por década.
Cuanto más me adentraba en la habitación, más antiguos se volvían
los registros. Eso era un comienzo.
La luz en la parte de atrás era tenue, así que saqué mi teléfono y lo
usé como linterna. Moví las cajas, con cuidado de no romper nada.
Este material era viejo, el papel amarillento y quebradizo.
Y un desorden desorganizado. Encontré títulos de propiedad, actas
de nacimiento y licencias comerciales. Había una lista de códigos
fiscales locales que incluían impuestos especiales sobre casas de mala
reputación, lo que me hizo reír un poco por la redacción.
119
Revisé los documentos con la esperanza de que algo pudiera
llamarme la atención. Encontré una vieja escritura de fideicomiso con
el nombre de Montgomery, pero parecía que era solo una casa. Nada
destacable y ciertamente nada que pueda apuntar al supuesto tesoro
de Ernest Montgomery.
Las siguientes cajas tenían más de lo mismo: registros del pueblo
que claramente habían sido recogidos después del incendio y
guardados sin ningún intento de organización. Había muchos
documentos que mencionaban varios Montgomery, así como Bailey
y Haven, pero nada que me diera alguna respuesta.
Para cuando había pasado por varios estantes, mis ojos estaban
cansados y se sentían arenosos. La frustración hizo que mis hombros
se tensaran. ¿Qué estaba haciendo aquí? Ni siquiera estaba seguro de
lo que estaba buscando.
Probablemente había sido una gran pérdida de tiempo, pero estaba
en la última caja en la sección trasera. Me puse de pie, extendiendo
mis brazos sobre mis hombros para estirarlos, luego abrí la caja.
No pasó nada mágico. No encontré el testamento perdido de Ernest
Montgomery o un mapa dibujado a mano, delineando la ruta para
encontrar su fortuna perdida hace mucho tiempo.
Obviamente. La gente había estado buscando durante décadas. Si
fuera tan fácil, alguien ya lo habría encontrado.
Pero había algo en el fondo de la caja, debajo de los papeles
apilados horizontalmente. Saqué casi todos los documentos para
llegar a dos hojas de papel, ambas dobladas en tercios.
Los papeles se sentían secos y quebradizos, como que, si los abriera
demasiado rápido, se romperían en las uniones. Cuidadosamente
desplegué el primero.
Santa mierda.
Era un certificado de defunción de Eliza Bailey. Sólo que, en lugar
de dar las fechas de su nacimiento y muerte, decía «se presume
muerta».
120
El segundo era igual, un certificado de defunción. Este era de John
Haven y también decía que se presume muerto, con una fecha poco
posterior a la de Eliza.
Aparentemente eso respondió a la pregunta de qué les había
pasado a Eliza Bailey y John Haven.
Aunque los certificados decían «se presume». Me pregunté qué
significaba eso. Una búsqueda rápida en Google me dio esa
información. Significaba que habían desaparecido y, finalmente,
habían sido declarados fallecidos.
Interesante.
No es que supiera lo que realmente significaba, aparte de la
confirmación de que Eliza Bailey y John Haven no habían regresado
a Tilikum después de su desaparición.
Descubrir que habían muerto me dejó sintiéndome extrañamente
vacío. Habían vivido hace mucho tiempo y habrían estado muertos
mucho tiempo antes de todos modos. Pero aun así. Descubrir que un
Bailey y un Haven alguna vez tuvieron un final feliz habría sido
agradable. Dos desapariciones que habían dado lugar a dos funerales
no eran exactamente información alentadora.
Pero era lo que era. Tomé fotos de los certificados y los guardé
cuidadosamente donde los había encontrado.
Subí las escaleras y agradecí a Jesse nuevamente por dejarme
hurgar. Me preguntó si había encontrado algo interesante. Le dije
«principalmente polvo».
Después de una breve parada en la tienda para comprar algunas
cosas, me dirigí a casa. Pensé que debería compartir la noticia de que
Eliza Bailey y John Haven habían tenido un final desafortunado con
el resto de mi familia, así que envié un mensaje de texto al grupo
Bailey, junto con las fotos de los certificados. Casi instantáneamente,
mi teléfono comenzó a estallar con mensajes de texto, en su mayoría
de las chicas, expresando su tristeza y decepción por que hubieran
muerto.
No los culpé, pero no pude seguir el ritmo de sus mensajes. Estaba 121
a punto de guardar mi teléfono y esperar a que la charla terminara,
cuando recibí un mensaje de texto de Annika.
Casi dejo caer mi teléfono, tratando de pasar a su texto. «Tranquilo,
Levi. Muy tranquilo».
Julieta: Lo siento, no pude hablar antes. Vida de mamá, ¿sabes?
Yo: No te preocupes por eso. ¿Cómo está Thomas?
Julieta: Gruñón.
Yo: Pobre amiguito. ¿Por qué está gruñón?
Julieta: Quién sabe. Tiene una vena gruñona.
Yo: Yo también, sinceramente.
Julieta: Con razón le gustas tanto.
Yo: Aparentemente somos almas gemelas.
Julieta: Sí, lo son.
Dudé, lamiendo mis labios ante el recuerdo de besarla. Me
preguntaba qué estaba haciendo y, lo que es más importante, si podía
hablar en ese momento.
Yo: ¿Te puedo llamar?
Hubo una pausa, los segundos transcurrieron con una lentitud
angustiosa. Quería escuchar su voz. Lo necesitaba, incluso solo para
ayudarme hasta que pudiera encontrar una manera de verla de
nuevo. Enviarle mensajes de texto no era suficiente.
Finalmente, respondió que podía. Presioné llamar.
—Hola. —Su suave voz me inundó como agua fresca en un día
caluroso.
—Hola. Es bueno escuchar tu voz.
—Gracias. La tuya también.
Había algo en su tono que tiró de mí. Un toque de tristeza, tal vez.
—¿Está todo bien?
122
Dejó escapar un largo suspiro.
—Sí, supongo que sí.
—¿Se te está contagiando la racha de mal humor de Thomas?
Eso la hizo reír.
—Sabes, tal vez sí.
Froté la parte de atrás de mi cuello. Ella sonaba decaída y me
preocupaba que fuera mi culpa.
—Mira, sobre lo de anoche…
—Está bien, no tienes que decir nada. —Respiró hondo—. Fue
emocionante, pero estábamos en un baile de disfraces. Fue divertido
escabullirse así, sabiendo que podrían atraparnos, pero ambos
conocemos la realidad de la situación.
—Sé que lo hacemos, pero eso no significa que las cosas no puedan
cambiar.
—Ahora estás hablando como un loco.
—¿En verdad lo hago?
Se cayó de nuevo.
—¿Puedo ser realmente honesta contigo?
—Por supuesto.
—Me gustas. Mucho. Algunos días tus mensajes son lo único que
me hace sonreír. No quiero perder eso.
Mierda. Así no era como quería que fuera esta conversación.
Básicamente me estaba diciendo que «tenemos que seguir siendo solo
amigos porque cualquier otra cosa es un riesgo demasiado grande».
Pero… ¿qué había estado esperando? Que sería ella la que diría a la
mierda, estemos juntos pase lo que pase.
Por grandioso que hubiera sido, no me desanimé. Lo resolvería.
Había una manera e iba a encontrarla.
Por ahora, tampoco quería perder lo que teníamos. 123
—A mí también me gustas —le dije—. Mucho. No te presionaré,
pero necesito que sepas algo.
—¿Qué?
—Los Bailey tenemos una larga tradición de ser bastardos
testarudos. No soy la excepción. No me doy por vencido.
—Levi, sabes que esto nunca funcionaría. Un Bailey y una Haven
no pueden estar juntos.
—Tonterías. Solo dices eso porque ninguno de nosotros lo ha hecho
antes.
Se rio, música para mis oídos.
—Creo que esa es una razón de peso.
—Está bien, pero cuando te demuestre que estás equivocada,
tendrás que admitirlo.
—Bien, Romeo. Si me demuestras que estoy equivocada, lo
admitiré.
—Aún suenas triste. ¿Qué puedo hacer?
—No estoy triste.
—Mentirosa. —Hice una pausa, tratando de pensar en algo que la
hiciera sonreír—. ¿Cómo haces para gustarle a una ardilla?
—¿Cómo?
—Dale golosinas de nuez en cuando.
Se rio de nuevo, aunque fue más como un gemido.
—Esa fue una broma de papá.
—Sin embargo, funcionó. Te hizo reír.
—Cierto, lo hizo.
—Además, ¿qué hay de malo en una buena broma de papá?
—¿No es eso un oxímoron6?
124
—¿Qué, una buena broma de papá? Nunca.

6Figura retórica de pensamiento que consiste en complementar una palabra con otra que tiene
un significado contradictorio u opuesto.
Otra risa y sentí que acababa de ganar la lotería. Me hizo desear ser
más divertido, como Logan. Pero podría contar chistes de papá todo
el día. Un tipo tenía que usar las herramientas de su caja de
herramientas.
—Oh, oh, tengo que irme —dijo—. Gracias por llamar. Fue bueno
hablar contigo.
—Contigo también. Adiós, Annika.
—Adiós, Levi.
Ella terminó la llamada.
Respiré profundamente, cerrando los ojos para saborear este
sentimiento. Su voz en mi oído era un bálsamo para la oscuridad en
mi alma. Pero no era suficiente.
Y estaba decidido a demostrarle que valía la pena luchar por esta
chispa entre nosotros.

125
Capítulo 12
Annika
Cerré la puerta de Thomas con cuidado de no hacer ruido. De
nuevo. Finalmente se había calmado después de una rabieta épica
antes de acostarse. Era inusual que le diera un ataque por ir a la cama,
pero era un niño pequeño y se había perdido la siesta. Estaba
demasiado cansado, lo cual era una receta para el desastre.
Esperé, conteniendo la respiración, con la esperanza de que
finalmente se hubiera quedado dormido. No escuché un sonido. No
había lamentos enojados renovados. Ni pequeños pasos corriendo
desde la cama hasta la puerta. Tal vez finalmente se había dado por
vencido.
Afortunadamente, se quedó calmado.
Aliviada pero exhausta, me metí en mi habitación, cerré la puerta
y me dejé caer sobre la cama. Sentía el peso de ser madre soltera
especialmente pesado, en días como hoy. Sabía que a veces los niños
hacían berrinches, pero ¿lo había manejado correctamente? ¿Estaba
haciendo las cosas bien? ¿Tomando las decisiones correctas? Mis
padres eran geniales cuando se trataba de ayudarme con él y estaba
muy agradecida por eso. Pero en última instancia, él era mi hijo y era
mi responsabilidad criarlo. Cómo resultara iba a depender de mí,
para bien o para mal.
Lo amaba tanto que moriría por él. Pero no podía negar que hacer
esto sola era difícil. Incluso con mi familia aquí para apoyarme.
126
Como solía hacer cuando estaba cansada o frustrada, mis
pensamientos se desviaron hacia Levi. Sin quererlo, agarré el teléfono
de mi mesita de noche. Ningún mensaje.
¿Qué estaba haciendo esta noche? ¿Arreglar paneles de yeso en la
habitación de su hermano? ¿Viendo videos de YouTube? ¿Salió con
amigos o con sus hermanos? ¿O tal vez estaba de servicio en la
estación de bomberos?
Abrí sus mensajes y me desplacé hacia atrás a través de ellos. A
veces lo hacía, especialmente cuando me sentía deprimida. Siempre
me hacía sonreír.
Pero las cosas se sentían diferentes ahora y me preocupaba. Ese
beso había sido increíble, pero tenía miedo de que cambiara las cosas
entre nosotros. Me había dicho que era testarudo, pero yo sabía un
par de cosas sobre los hombres testarudos. Fui criada por uno y criada
junto a otros seis. Mi hermano Reese era tan testarudo que no había
estado en casa en años.
Había hombres testarudos en ambos lados de esta disputa. Por eso
había durado tanto.
Pero ese beso.
Podía decir que no iba a poder dormir. Mi mente daba vueltas en
demasiadas direcciones diferentes.
Todavía tenía alrededor de un millón de adornos navideños por
hacer. Los vendía en la Villa Navideña todos los años por algo de
dinero extra. Así que me levanté, fui a mi mesa de manualidades y
encendí la lámpara ajustable.
Había brillantina por todas partes. Hice lo mejor que pude para
mantenerla contenida, pero todos sabían que la brillantina era el
herpes del mundo de las manualidades. Cuando volviera a tener mi
propio lugar, idealmente si pudiera comprar mi propio lugar algún
día, no tendría que preocuparme tanto por eso.
Usando mi dedo índice, empujé algunos destellos plateados en una
pila más ordenada. La brillantina me hizo pensar en mi máscara,
Marigold y yo habíamos usado esta brillantina para decorar la 127
nuestra, lo que me hizo pensar en el baile de máscaras. Lo que me
hizo pensar en Levi.
Lo que me hizo pensar en ese beso.
Era tan difícil no hacerlo. Mis pensamientos habían estado llenos
de eso todo el día. Casi deseaba que no hubiera sido tan bueno. Que
hubiera estado atrapada en los mismos sentimientos tibios que había
tenido en mi cita con Kade. Al menos entonces no me habría sentido
tan derrotada. Preguntarme si alguna vez volvería a encontrar
atractivo a un hombre, era un problema mucho menor que
preguntarme si alguna vez encontraría a un hombre tan atractivo
como el único hombre que no puedo tener.
¿Será eso? ¿Su atractivo consistía en que era prohibido?
No lo creo. De acuerdo, la emoción de ese beso ciertamente había
estado envuelta en el peligro. El riesgo. Escabullirse con él se había
sentido un poco travieso y para una chica que había pasado los
últimos años esforzándose tanto por ser una adulta responsable, ser
madre soltera te provocaba eso, había una ligereza en ese beso
robado. Un momento de libertad.
Pero sin importar lo que dijera Levi, no podía durar.
Era tan decepcionante.
Un golpe me hizo levantar la vista de mi mesa de manualidades
infestada de brillantina. ¿Qué fue eso? ¿Un golpe en mi puerta?
Lo escuché de nuevo. No sonaba como si viniera de mi puerta y
ciertamente no era alguien tocando. Solo un ping, como si algo
golpeara un vidrio.
¿Venía de la puerta corrediza de vidrio?
Esperé, escuchando. No pudo haber sido un insecto volando hacia
el vidrio. Hacía demasiado frío para que hubiera muchos insectos
volando.
Clic.
Eso definitivamente había venido de la puerta corrediza. Me
levanté, aparté las cortinas traslúcidas y miré hacia la noche. 128
Mi habitación estaba del lado de la casa donde la colina se inclinaba
hacia abajo, dejando un desnivel desde el balconcito hasta el suelo.
Una ligera capa de escarcha cubría todo, brillando a la luz de la luna,
y el cielo estaba despejado.
En la oscuridad, más allá del balcón, pude distinguir la forma de
una persona.
No solo una persona, un hombre.
Y no cualquier hombre. Levi Bailey.
Dios mío, ¿qué estaba haciendo aquí?
Mi respiración se atascó en mi garganta. ¿Había subido nuestra
colina? No había oído un auto. ¿Estaban mis padres todavía
despiertos? ¿Y si alguien lo escuchaba?
Cogí una manta tejida de mi sillón y me la envolví sobre los
hombros, luego abrí la puerta y salí al aire frío de la noche.
Levi estaba abajo, mirando hacia arriba. Dejó caer algo al suelo y
metió las manos en los bolsillos.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté, tratando de no hablar
demasiado fuerte.
—Necesitaba verte.
—¿Estabas tirando piedras a la puerta de cristal?
A la luz de la luna, apenas podía distinguir su rostro. La comisura
de su boca se curvó en una sonrisa.
—Sí.
—¿Cómo supiste qué habitación era la mía?
—Encendiste una luz y pude ver tu silueta. Si no hubieses sido tú,
estaba planeando esconderme debajo del balcón y esperar a que tu
papá no lleve una escopeta cargada.
Me reí.
—No tiene.
129
—Es bueno saberlo.
—Aun así, no deberías estar aquí.
Su expresión era resuelta.
—Lo sé.
Mi corazón se estremeció al verlo allí abajo, incluso cuando me
preocupaba lo que sucedería si nos atrapaban. Afortunadamente, mis
hermanos no estaban aquí, pero tampoco sabía qué haría mi papá.
Levi miró a su alrededor, como si estuviera buscando algo. Luego,
sin previo aviso, saltó, agarrándose del suelo del balcón. Jadeé,
mirando por el costado. Usando solo sus brazos, se levantó y subió al
borde exterior del balcón. Dios, era fuerte.
—¿Cómo hiciste eso?
Se agarró a la barandilla y se movió hacia un lado, más cerca de mí.
—Simplemente salté.
La puerta todavía estaba abierta detrás de mí, así que la cerré, con
cuidado de no hacer ruido. Mis padres eran geniales al darme mi
espacio, pero no quería que uno de ellos pasara y notara una corriente
de aire frío y se preguntara qué estaba pasando.
Volví a la barandilla, aferrándome a la manta tejida para
protegerme del frío.
—Es una locura. Lo sabes, ¿verdad?
—Creo que me dijiste eso anoche en el armario.
—Eso también fue una locura.
—Lo sé. No puedo evitarlo.
—¿Por qué no? Nunca me has parecido del tipo temerario.
—No lo soy.
—¿Pero eres el que tira piedras a la puerta de una chica y trepa por
su balcón?
—Lo soy ahora. —Arrastró los pies hacia los lados, acercándose
130
más—. Solo respóndeme una pregunta.
—¿Qué?
—¿Sentiste algo cuando te besé?
Sus ojos oscuros sostuvieron los míos y la intensidad de su mirada
hizo que mi corazón se acelerara. Había sentido algo. ¿Cómo podría
negarlo?
—Sí.
—Yo también y siento algo cada vez que hablamos. Cada vez que
recibo un mensaje de texto o escucho tu voz o te veo caminando por
la acera del pueblo, siento algo. Y no se va. No sé qué hacer al
respecto, pero lo único que ya no puedo hacer es nada.
Sabía exactamente lo que quería decir. Sentía algo, muy adentro,
cada vez que hablábamos. Algo que nunca había sentido antes, por
nadie. Era más que amistad y más que simple atracción. Eran ambos
y más, todo envuelto en un torbellino de emociones.
—¿Por qué esto tiene que ser tan difícil? —pregunté.
—Sé que apesta, pero no puedo seguir diciéndome a mí mismo que
no estoy obsesionado contigo. Realmente estoy jodidamente loco por
ti. Y ahora que te he besado, no creo que pueda vivir sin volver a
hacerlo.
De alguna manera, nos habíamos movido tan cerca que estábamos
cara a cara. Ni siquiera estaba segura de cómo había sucedido. Pero
él estaba justo al otro lado de la barandilla, con los pies encajados en
el balcón.
Se inclinó y tan pronto como nuestros labios se tocaron, fue como
si una bomba de brillantina explotara dentro de mí. Jadeé por las
chispas que corrían por mis venas, el calor de repente se acumuló en
mi centro. Soltando la manta, agarré su abrigo, acercándolo más.
Gimió por lo bajo y deslizó la lengua en mi boca, profundizando el
beso. Me abrí a él con impaciencia. No podía pensar; apenas podía
respirar. El frío aire de la noche había desaparecido, desterrado por
el calor de su beso.
131
Nuestras bocas se separaron gradualmente, pero me aferré a su
abrigo, sin querer o sin poder, soltarlo.
—¿Me equivoco? —preguntó, su voz baja—. ¿O hay algo aquí?
Asentí y nuestras narices se rozaron.
—No estas equivocado.
—Entonces, por ahora, esto tendrá que ser suficiente. —Puso un
suave beso en mis labios—. Pero este no es el final.
Un crujido, como el sonido de alguien caminando sobre grava, me
hizo saltar. Solté su abrigo y el aire frío pareció golpearme como si me
hubiera golpeado una ráfaga de viento. Temblando de repente, cogí
la manta y me la puse sobre los hombros.
—Debería dejarte volver adentro —dijo.
—Sí, podría haber sido mi papá saliendo al taller. Y debes estar
congelándote.
—No precisamente. Pero tú sí.
—¿Cómo vas a bajar?
Miró al suelo debajo.
—Estaré bien.
—Creo que todo ese entrenamiento de bombero es útil.
Sus labios se curvaron en una sonrisa.
—Lo es.
El sonido de más grava crujiendo parecía hacer eco en la noche. El
taller estaba detrás de la casa, pero si mi papá o uno de mis hermanos
o ambos estuvieran afuera, podrían escucharnos y venir a ver.
—Cuidado al bajar.
—Lo haré. —Se inclinó y me besó una vez más—. Buenas noches,
Annika.
—Buenas noches. 132
Apreté la manta a mi alrededor, mis dientes comenzaron a
castañetear por el frío. Levi bajó tan fácilmente como había subido,
sus pies apenas hicieron ruido cuando golpeó el suelo. Luego
desapareció en la oscuridad.
Entré y cerré la puerta detrás de mí. Todavía envuelta en mi manta
tejida, me metí en la cama debajo de las sábanas. En menos de un
minuto, mis escalofríos disminuyeron.
Acurrucada en mis mantas, cerré los ojos y me permití revivir la
sensación del beso de Levi. Sus labios eran mágicos. Con solo el
recuerdo de su boca sobre la mía, el calor ardió a través de mí. Tiré
las sábanas.
¿Debería haberlo invitado a entrar?
Eso era precisamente lo que mi cuerpo quería. Levi Bailey me hizo
algo. Nunca me había sentido así antes.
Pero no podía colarlo en mi habitación con mis padres en la misma
casa. Eso sería una locura.
¿O no?
Toqué mis labios, aún sensibles por su beso. La presión pulsaba
entre mis piernas y supe que no iba a poder dormir sin aliviarla.
Dejando escapar un suspiro, tomé el discreto vibrador que
guardaba en mi mesita de noche. Por cómo me sentía en este
momento, terminaría en minutos.
Y mientras yacía allí, dejando que mi mano se desviara hacia mi
manojo sensible de nervios, me liberé. Me permití imaginarlo.
Levi Bailey, follándome.
Tal vez nunca sucedería. Tal vez nunca llegaríamos a ningún lado
más allá de unos cuantos besos robados y susurros en la oscuridad.
Pero por esta noche, me permito desear.

133
Capítulo 13
Levi
Logan llegaba tarde.
Dejé mi teléfono sobre la mesa, preguntándome dónde diablos
estaba y por qué me había pedido que nos reuniéramos en la
Steaming Mug, una cafetería en el centro. Esperaba que al menos
trajera a Broderick. Un sobrino pequeño haría que la espera valiera la
pena.
Otro cliente estaba de pie en el mostrador verde menta, mirando el
menú en la pizarra negra montada en una pared de ladrillos a la vista.
Algunas otras mesas tenían personas sentadas con su café: un par de
tipos con computadoras portátiles y auriculares y un grupo de
mujeres que parecían estar discutiendo un libro.
Mi mente se desvió hacia Annika. Eso no era nuevo. Había estado
pensando en ella sin parar desde que subí a su balcón para besarla la
otra noche. El recuerdo de sus labios sobre los míos era vívido,
grabado en mi piel como una marca. Cuando aparqué al pie de la
colina y caminé en la oscuridad, a través del bosque, nada menos,
para que no me vieran, estaba medio convencido de que estaba loco.
¿Qué demonios estaba haciendo?
Pero en el segundo en que vi su silueta a través de la puerta de
cristal de su dormitorio, nada había importado más. Sólo ella.
Me alegré de que no me hubieran atrapado, pero incluso si me
hubieran descubierto, besarla habría valido la pena. 134
Mi teléfono vibró con un mensaje de texto.
Brodentical7: Voy tarde. Lo siento.
Le fruncí el ceño, pero no porque llegara tarde. ¿Cuándo había
cambiado su nombre a Brodentical en mis contactos? Necesitaba
esconder mi teléfono cuando él estaba cerca. O establecer una
contraseña. El reconocimiento facial obviamente no lo mantendría al
margen. Uno de los peligros de ser gemelo idéntico, especialmente
cuando el otro era Logan.
Yo: ¿Quieres que te pida algo?
Brodentical: No, estoy bien.
Tomé un sorbo de mi café y miré por la ventana. Una ardilla saltó
por el centro de la calle, su cola gris rebotando a medida que
avanzaba. Un segundo después, Harvey Johnston pasó corriendo,
agitando un palo y gritando. Tenía la cabeza descubierta, sin
sombrero a la vista, lo que significaba que probablemente había
volado cuando comenzó a perseguir a la ardilla. Hice una nota mental
para estar atento a eso.
La puerta se abrió, pero no era mi hermano. Entró una mujer,
vestida con un abrigo de invierno azul oscuro y jeans. Tenía más o
menos mi edad, o tal vez un poco más joven, con anteojos y cabello
oscuro recogido en una cola de caballo. Me di cuenta de que era linda
sin ponerle mucha atención. Era como notar el color del auto de
alguien, un hecho sin importancia, en lugar de algo que me hizo
sentarme derecho y prestar atención.
Después de todo, ella no era nada comparada con Annika. Pero
nadie lo fue ni lo sería jamás.
Estaba a punto de revisar mi teléfono nuevamente, no había
sonado, pero pensar en Annika me hizo alcanzarlo por reflejo, cuando
la mujer me miró a los ojos y sonrió, como si me reconociera.
Eso fue raro.
Luego se volvió más raro.
135

7 Broma de Logan para referirse a su gemelo, combinando las palabras hermano e idéntico en
inglés.
Sin dejar de sonreír, levantó la mano en un pequeño saludo y se
acercó a mi mesa.
—Hola, debes ser Levi. —Sacó la silla frente a mí y se sentó—. Soy
Penélope. Por supuesto que lo soy, ¿quién más sería? Lo siento, estoy
un poco nerviosa.
—Está bien —dije, totalmente desconcertado. No era la primera vez
que me encontraba con una chica desconocida que pensaba que me
conocía. De vez en cuando alguien pensaba que yo era Logan. Pero
me había llamado Levi, así que esta no era una chica que pensaba que
era mi hermano.
Se quitó el abrigo, lo dejó reposar contra el respaldo de la silla y se
ajustó las gafas. Ahora que podía verla de cerca, parecía que tenía
algo en la mejilla. ¿Pintura amarilla, tal vez? También tenía algo en su
camisa.
—Lo siento si te hice esperar. Pinecrest no está tan lejos, pero no
contaba con quedarme atrapada detrás de un tipo en una camioneta
antigua que iba a cincuenta en una de noventa.
¿De qué estaba hablando? ¿Y cómo me conoce?
Antes de que pudiera preguntar qué estaba pasando, señaló mi
café.
—Oh bien, ya ordenaste. Al menos tomaste café para hacerte
compañía. Iré a pedir algo y vuelvo enseguida.
Lanzándome una sonrisa nerviosa, se levantó y fue al mostrador.
¿Qué está pasando?
Miré alrededor de la cafetería, preguntándome si me estaban
haciendo una broma.
Tenía que ser eso. Tal vez los Haven estaban tratando de des escalar
la situación volviendo a nuestro viejo patrón. Ninguna familia se
había hecho bromas desde que estalló el asunto de la tierra de la
136
Abue. ¿Era esta su manera de dar marcha atrás? Tal vez Fiona y las
otras chicas del grupo de tejido tenían razón. ¿El baile de máscaras
había aliviado la tensión y ahora volvíamos a las bromas?
Sin embargo, no estaba seguro de por qué iba dirigida hacia mí.
A menos que Zachary estuviera detrás. Esto parecía algo que él
podría hacer y después de nuestra pelea, sin duda tenía algo contra
mí.
Excepto que fue Logan quien me pidió que lo encontrara aquí.
Entonces, si esto es una trampa, Logan es el responsable.
Probablemente estaba hambriento de bromas y decidió desquitarse
conmigo. Estúpido.
Independientemente de quién lo había hecho, ya los había
descubierto.
Penélope, si ese era su verdadero nombre, pidió algo y volvió a la
mesa.
—Este lugar es lindo.
—Sí. —No estaba seguro de qué hacer. ¿Le sigo la corriente?
Preguntarle quién era realmente y quién la había enviado. Enviarle
un mensaje de texto a Logan y preguntarle de qué diablos se trata
esto.
—Entonces, hum… —Jugueteó con sus anteojos—. ¿Eres bombero?
—Sí. Departamento de Bomberos de Tilikum. —El silencio se
volvió incómodo rápidamente, así que seguí hablando—. Empecé
como voluntario cuando tenía dieciocho años.
—Yo enseño arte. En este momento estoy en la escuela secundaria
en Pinecrest, pero corre el rumor de que la escuela secundaria de
Tilikum podría tener una vacante pronto. Me gusta trabajar con niños
mayores, así que, si ese puesto está disponible, probablemente me
postule. —Su sonrisa se desvaneció—. Ya te hice sentir incómodo,
¿no? Como si insinuara que estoy tratando de mudarme a Tilikum, lo
que hace que parezca que me voy a convertir en un tipo de novia
acosadora y demasiado apegada. No es que vaya a ser tu novia o la 137
de alguien. Guau, solo lo empeoré.
O era una gran actriz o su nerviosismo era genuino. No pude evitar
reírme.
—Está bien.
—Normalmente no hago esto. Apenas hemos hablado y aquí estoy,
reuniéndome contigo para tomar un café, pero es muy raro encontrar
a un chico que esté buscando una relación real. Parece que todos los
chicos que conozco solo quieren tener sexo y no soy tonta, sé que
podrías decir que estás buscando algo a largo plazo y solo dices eso
para engancharme. No es que piense que harías eso. No te estoy
acusando de nada. Supongo que el punto es que no lo sé, porque no
te conozco. Por eso estoy aquí.
Esto se estaba volviendo más confuso cada minuto. ¿Apenas hemos
hablado? ¿Qué fue eso? Nunca habíamos hablado.
Pero ella pensó que lo habíamos hecho.
Esto tenía que ser por Logan.
—Penélope, odio hacerte sentir incómoda…
—No, por favor hazlo. Entonces no seré la única.
—Creo que mi hermano podría haber preparado esto. No te pedí
que te encontraras conmigo para tomar un café.
Sus ojos se abrieron.
—¿Qué?
—Lo siento mucho. Pensé que me encontraría con mi hermano aquí
y luego entraste.
—¿Pero eres Levi?
—Sí, soy Levi. Pero tengo un gemelo idéntico y creo que podría ser
con quien hablaste.
—Guau. Bueno, esto es nuevo. Engañada por un par de gemelos.
Es posible que esto deba incluirse en mi salón de citas de la fama.
—¿Así que no estás haciéndome una broma con Logan? ¿En 138
realidad te llamas Penélope y enseñas arte y pensaste que yo era un
bombero en busca de una relación?
Sacó su teléfono y lo deslizó, luego lo levantó para mostrarme la
pantalla.
—Sí.
Era un perfil en una aplicación de citas.
Un perfil con mi nombre y foto.
—¿Este no eres tú? —preguntó.
—Soy yo, pero no creé ese perfil. Maldita sea, Logan. —Cogí mi
teléfono y le envié un mensaje de texto. «Eres un imbécil».
—Sabía que tenías que ser demasiado bueno para ser verdad.
—¿Puedo verlo?
Me entregó su teléfono. La foto de perfil era de mí en uniforme.
Logan probablemente la había tomado. Escaneé la biografía.
Efectivamente, decía que estaba buscando una relación seria.
—Lo siento mucho. —Le devolví el teléfono y el mío vibró con un
mensaje de texto—. ¿Me das un segundo? No te vayas, quiero
compensarte por esto.
—Seguro.
Me levanté y salí. En lugar de enviarle un mensaje de texto a Logan,
llamé.
—¿Por qué me estas llamando? —preguntó—. ¿No estás ocupado?
—Pensé que te encontrarías conmigo aquí.
—Espera, ¿estás solo?
—No, idiota. ¿Es esta tu idea de una broma?
—Por supuesto que no es una broma. ¿Qué piensas de ella?
—¿Penélope?
—Sí. Hermosa, ¿verdad? Dime que lo hice bien.
139
—¿Qué diablos, Logan?
—¿Qué? ¿No te gusta?
—Ese no es el punto. ¿Me pusiste en una aplicación de citas y
concertaste una cita para tomar un café con alguien?
—Oye, no es mi culpa que estés haciendo esto más difícil de lo que
debe ser. —Parecía que estaba comiendo algo.
—¿Qué se supone que significa eso?
—No quería recurrir a una aplicación, pero… ¿qué más se supone
que debo hacer? Te fuiste del baile de máscaras solo. Ni siquiera te vi
hablar con nadie.
—¿Cómo sabes lo que estaba haciendo? ¿No estabas ocupado
haciendo un juego de roles con tu esposa?
—Sí, hermano, estaba sexy como la mierda. Salimos y…
—Detente. No quiero oírlo.
—Solo estoy tratando de ayudarte —continuó—. ¿No crees que
Penélope tiene madera de esposa? Es maestra de arte. Eso es genial.
—La atrajiste aquí bajo pretextos. Eso estuvo muy mal.
—No, está muy mal que no me sigas la corriente y no pases un buen
rato con una chica bonita que podría ser la futura señora Bailey.
—Ella no es la futura señora Bailey.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque lo sé. No necesito que me encuentres una maldita esposa.
—Ah, sí lo necesitas, brochelor8. —Su voz se escuchó lejos, como si
no estuviera hablando directamente al teléfono—. No, me está
reclamando. Sé que es perfecta, pero trata de convencer a su
obstinado trasero.
—¿Esa es Cara? ¿Lo planearon juntos?
—Sí, él sabe que ella es maestra. —Su voz se hizo más fuerte de
nuevo, hablándome—. Te das cuenta de que ser maestra significa que 140
es buena con los niños.

8Broma que hace Logan para referirse a sus hermanos, combinando las palabras hermano y
soltero en inglés.
—¿Y?
—Sería la mamá perfecta para mis futuros sobrinos y sobrinas o tal
vez solo sobrinos. Parece que los Bailey solo hacemos niños.
—Tienes que estar bromeando. —Me pellizqué el puente de la
nariz—. Tengo que volver allí y tratar de solucionar este desastre.
Elimina mi perfil en esa aplicación. Ahora.
—¿Cuál?
—¿Hay más de uno?
—Sí, hermano. Lancé una red amplia.
—Entonces bórralos todos.
—¿Cómo se supone que voy a ayudarte a encontrar una esposa?
Gruñí.
—No lo harás.
—Al menos pídele que sea tu cita para la boda de Gavin. Dame el
gusto.
—No.
—Espera, si no te gusta Penélope, hay otra que tenemos en mente.
—No. No más aplicaciones. No más citas. Deja de intentar ser un
puto casamentero.
—No sabes lo que te estás perdiendo.
Le colgué.
Mirando por la ventana a Penélope, su café había sido entregado,
respiré hondo. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? No iba a
sentarme allí y tomar un café con ella. Eso no era justo para nadie,
para ella, para mí o Annika.
Volví adentro y me senté. 141
—Lo siento mucho por todo esto. Era mi hermano. Desde que se
casó, piensa que necesito una esposa y que es su trabajo ayudarme a
encontrar una.
—Así que te puso en una aplicación de citas.
—Sí. Tenía buenas intenciones a su manera extraña. Pensó que tú y
yo nos llevaríamos bien.
Levantó las cejas.
—¿Pero? Siento que estás a punto de darme el discurso de «no eres
tú, soy yo».
—En cierto modo, pero en realidad lo digo en serio. Ya tengo a
alguien en mi vida, pero él aún no lo sabe.
—¿Por qué no?
—Es complicado.
—Esto suena como que podría ser jugoso. —Se inclinó hacia
adelante—. ¿Estás saliendo con su ex?
Me reí.
—No. Definitivamente no.
—¿Tu mejor amiga de la infancia que siempre ha sido como una
hermana?
—No.
—No es como tu prima o algo asqueroso, ¿verdad?
Hice una mueca.
—No.
Su risa se convirtió en un resoplido y se tapó la boca.
—¿Es tu jefa? ¿O la hija de tu jefe?
—Buenas conjeturas. En realidad, mi hermano menor está a punto
de casarse con la hija de nuestro jefe. No, es más como si nuestras
familias se odiaran. Si no eres de Tilikum, probablemente suene loco,
pero ha habido una disputa durante más de cien años. 142
—¿Familias enemistadas? Eso es muy Shakespeariano.
—Espero que no. Prefiero no morir.
—No puedo culparte allí.
—De nuevo, lo siento mucho.
—No lo sientas. De hecho, he tenido peores citas. Al menos no
pretendiste salir a la calle para tomar esa llamada y luego huir.
Además, esta será una buena historia.
Era un pensamiento extraño, pero deseaba conocer a alguien que
pudiera estar interesado en Penélope. Parecía bastante genial. Pero
mis hermanos estaban todos con alguien, al igual que la mayoría de
los chicos que conocía en el trabajo. Además, probablemente no
quería que un chico cualquiera cuyo gemelo la había engañado para
una cita que resultó ser falsa, la emparejara con otra persona.
Aun así, esperaba que algún día encontrara al hombre adecuado.
Simplemente no era yo.
—Bueno, si ya tienes a alguien en tu vida, no quiero hacer las cosas
incómodas para ti al ser visto conmigo aquí. —Deslizó sus brazos
dentro de su abrigo—. Pero, ya sabes, si no funciona, tal vez nos
volvamos a encontrar.
—Sí, quizá. ¿Hay algo que pueda hacer? Me siento muy mal por
esto.
Resopló y se rio de nuevo.
—¿Conoces a alguien que trabaje en la escuela secundaria de
Tilikum?
Sonaba como si estuviera medio bromeando. Pero solo la mitad.
Conocía a algunas personas en la escuela secundaria de Tilikum.
Fiel a mi cerebro obsesionado con Annika, la primera persona que me
vino a la mente fue su hermano, Theo. Entrenaba fútbol y
probablemente también enseñaba allí, aunque no lo sabía con certeza.
No es exactamente útil. Pero conocía a algunos otros.
143
—De hecho, conozco a la directora, Regina Larson. Era maestra allí
cuando yo estaba en la escuela secundaria y salvé a su perro, Zephyr,
cuando hubo un incendio en el establo de su vecino hace unos años.
Entró allí de alguna manera y no pudo salir.
—Oh, pobre perrito.
—Por suerte estaba bien. Pero si quieres, puedo hacerle saber a
Regina que estás interesada en el puesto de maestra de arte.
—¿Lo harías?
Agarré mi teléfono.
—Seguro. Le enviaré un mensaje de texto ahora mismo y le daré tu
número para que pueda llamarte.
—Muchas gracias.
Le envié un mensaje de texto a Regina Larson con la información
de contacto de Penélope. Ella respondió de inmediato y dijo que la
llamaría.
—Ahí tienes. —Dejé mi teléfono—. Ojalá eso compense que mi
tonto hermano nos arregló una cita falsa.
—Lo compensa completamente. Merece la pena.
—Genial.
Se puso de pie.
—Te dejaré volver a tu día.
Hice lo mismo y le tendí la mano.
—Fue un placer conocerte, Penélope.
—A ti también, Levi. Buena suerte con la chica.
—Gracias. Buena suerte con el trabajo.
Sonrió.
—Gracias. Te veré por ahí.
144
Me senté y tomé otro sorbo de mi café. Harvey Johnston volvió a
pasar corriendo, esta vez en dirección opuesta, todavía persiguiendo
a una ardilla.
Este pueblo era tan extraño. Penélope no tenía idea de en qué se
podía estar metiendo.
Pero tan pronto como desapareció por la puerta, se desvaneció de
mi mente. Volví a los labios de Annika y me pregunté cómo y cuándo
tendría la oportunidad de besarla de nuevo.

145
Capítulo 14
Annika
La puerta principal de Auto Restauraciones Haven se abrió y Luke
entró. Estaba vestido con una chaqueta de cuero negra y jeans y
llevaba su casco de motocicleta. En lo que a mí respecta, estaba loco,
conduciendo su motocicleta con el frío que hace. Pero a él no parecía
importarle. Le gustaba la velocidad y el peligro.
Me hizo preocuparme por él.
Dejó su casco en el mostrador y me sonrió.
—Buen día.
Miré el reloj. Faltaba un cuarto para el mediodía.
—Apenas.
—¿De verdad me vas a dar mierda por llegar tarde?
—No. Tú eres el jefe. Puedes entrar cuando quieras, pero soy tu
hermana. Tengo que darte mierda por algo.
—Me parece justo.
—¿Qué estabas haciendo esta mañana? ¿Buscando un auto nuevo
para hacer un trato?
—No, solo me quedé dormido.
Le entrecerré los ojos. ¿Se quedó dormido, por qué?
—No me mires así. 146
—¿Qué te traes entre manos?
Con otra sonrisa, tocó la punta de mi nariz.
—Lo que mi dulce hermana no sepa, no le hará daño.
—Pero podría hacerte daño.
Se rio y agarró su casco.
—No preocupes a tu linda cabeza por eso. Estoy bien.
Lo miré mientras se dirigía a la parte de atrás, en dirección a su
oficina. Estaba tramando algo, pero eso no era nuevo. Luke siempre
estaba tramando algo. Tal vez había sido algo normal, como una cita
que había ido bien o tal vez había vuelto a salir con sus compañeros
de carreras.
Velocidad y peligro. Esas eran las debilidades de Luke.
Con suerte, no le traerían sinsabores.
Soy la más joven, pero de alguna manera terminé sintiéndome
como una madre para mis hermanos y no fue solo porque era una
madre real. Había sido así desde que éramos pequeños.
He trabajado en el taller de Luke desde que regresé a Tilikum. Era
solo medio tiempo y había aprendido más sobre autos de lo que
nunca pensé que quería saber, pero me gustó. Me llevaba bien con mi
hermano y amaba al resto de su equipo. Tenía grandes personas
trabajando para él. Entre esto y administrar las propiedades de
alquiler de Josiah, podía pagar mis gastos a mis padres, no era una
aprovechada y gradualmente estaba ahorrando para conseguir mi
propio lugar.
Vender mis manualidades también ayudaba. Ni siquiera estaba
cerca de convertirse en un trabajo de tiempo completo, pero me
encantaba hacerlo, así que, si me ganaba algo de dinero extra, mejor
que mejor. A pesar de que tendía a dejarme un rastro de brillantina
por todas partes. Miré mis manos. Sí, brillantina.
Las froté para limpiarlas un poco, la brillantina nunca desaparecía
realmente, solo encontraba nuevos lugares para esconderse, e hice clic 147
en nuestro software de contabilidad. Tenía más facturas para
ingresar.
El vestíbulo olía levemente a aceite y caucho y al sonido de las
herramientas eléctricas que se usaban en el taller. Luke se había hecho
cargo del negocio de nuestro tío abuelo y todavía teníamos una pared
de fotos antiguas detrás del mostrador. El resto del vestíbulo estaba
decorado con fotos de autos que Luke y su equipo habían restaurado.
Cuando comencé a trabajar aquí, insistí en que se deshiciera de la
triste y vieja cafetera y la reemplazara con una Keurig. Traje tazas de
café de la temporada; en este momento tenían hojas de otoño y
calabazas, pero tenía las de Navidad en la parte de atrás, listas para
usar.
El teléfono interrumpió el ingreso de la factura. Atendí algunas
llamadas y programé una consulta con Luke para un nuevo cliente.
Tenía un Mustang en su granero que había estado sentado durante
una década y quería que Luke fuera y le echara un vistazo.
Mi teléfono vibró con un mensaje de texto, lo que hizo que mi
corazón diera un vuelco. Pero solo era mi mamá, que me envió una
foto de Thomas parado en un taburete en el mostrador de la cocina,
amasando un pequeño trozo de pan. Ella cuida a Thomas mientras yo
trabajo, lo que es absolutamente invaluable. No sabía qué habría
hecho sin ella.
Guardé mi teléfono, tratando de no decepcionarme de que no fuera
Levi.
¿Había sucedido lo de la otra noche en mi balcón? ¿Había pasado
lo del baile? En menos de una semana, parecía que todo había
cambiado.
Y nadie más lo sabía.
Sinceramente, no tenía ni idea de lo que iba a pasar entre nosotros.
Pero tampoco podía negar que sentí algo. Algo grande y real. No
podía ignorar eso o fingir que no estaba allí.
Por eso había rechazado a Kade cuando llamó antes para invitarme 148
a salir de nuevo. No es que pensara que podría salir con Levi. Pero no
podía salir con otra persona sabiendo lo que sentía por él. No habría
sido justo para Kade o para mí o Levi, en tal caso.
Kade se lo había tomado bien. De hecho, había sido tan amable al
respecto, que me quedé preguntándome cuánto le había gustado en
primer lugar. Si realmente hubiera sentido algo, ¿se habría rendido
tan fácilmente? Ciertamente no iba a subir nuestra colina en la
oscuridad y arrojar piedras a mi puerta de vidrio porque no podía
esperar un minuto más para volver a verme.
Aunque no sabía adónde me llevaría esto. ¿Estaba condenada a
suspirar por Levi Bailey, robando besos en la oscuridad hasta que
ambos nos diéramos cuenta de que era inútil y siguiéramos adelante?
Ese fue un pensamiento deprimente y no suelo ser así, por lo
general, era mucho más optimista.
Pero también era realista y de verdad teníamos muchas cosas en
nuestra contra.
Mi teléfono vibró de nuevo. Esta vez era él. Mordisqueando mi
labio inferior, abrí su mensaje.
Romeo: En el trabajo. Pensando en ti.
¿Como logra eso? Unas pocas palabras simples y estaba sonriendo,
esa pequeña gota de tristeza se desvaneció al pensar en él, pensando
en mí.
Yo: Yo también estaba pensando en ti.
Romeo: Me gusta escuchar eso. No puedo hablar ahora, pero quería que
supieras que estás en mi mente.
Yo: Gracias.
—Oh, oh. ¿Con quién estás hablando? —La voz de Luke me
sobresaltó y casi dejo caer mi teléfono.
Oculté mis textos.
—No te acerques sigilosamente de esa manera.
—No lo hice. ¿Pero quién es ese? ¿Kade? 149
—No es asunto tuyo. —Dejé mi teléfono en el escritorio, boca abajo.
—Ahora realmente necesito saber.
—No, no es Kade. Solo estaba enviando mensajes de texto grupales
a Isabelle y Marigold.
Me sentí un poco mal por la mentira. Pero no podía decirle que le
estaba mandando un mensaje a Levi Bailey. Aunque de todos mis
hermanos, Luke podría ser el único que lo entendiera. Ahora no era
exactamente amigo de Evan Bailey, pero los dos habían hecho las
paces, tanto como podían hacerlo un Bailey y un Haven. Al menos se
respetaban.
Pero, aun así. No lo necesitaba indagando en mi vida personal.
—Diles que dije hola. —Guiñó un ojo.
—No me vas a usar para coquetear con mis amigas.
—¿De qué sirves, entonces?
—Me aseguro de que tus clientes te paguen, por un lado.
—Buen punto. —Sonrió y me entregó un sobre—. Hablando de eso,
¿puedes actualizar esta cuenta?
Tomé el sobre y lo dejé a un lado.
—No hay problema.
Un fuerte estruendo afuera me hizo saltar en mi asiento.
—¿Qué fue eso?
—No sé.
Luke entró corriendo al taller. Lo seguí, lanzándome a través de la
ráfaga de aire caliente de uno de los calentadores en el techo. Nada
parecía estar mal. Los cuatro compartimentos albergaban
automóviles en varios estados de restauración y había el habitual
desorden de herramientas y piezas de automóviles.
Parecía que todos habían dejado de hacer lo que estaban haciendo
con el sonido del choque, pero no había venido de aquí. 150
Las puertas del taller estaban parcialmente cerradas para mantener
el calor. Uno de los mecánicos de Luke abrió la del extremo izquierdo.
—Oh, mierda —murmuró Luke.
Alguien había chocado su auto contra un poste de luz justo en
frente del taller.
Luke y su equipo entraron en acción. Alguien llamó al 911 mientras
el resto corrió hacia el auto para ver si alguien resultó herido.
No había nada que pudiera hacer, así que esperé en el garaje. No
reconocí el auto ni a la conductora. Se veía bien cuando la ayudaron
y, según los fragmentos de conversación que pude escuchar, tuve la
sensación de que había estado enviando mensajes de texto. El camino
estaba despejado, sin nieve ni hielo y no parecía haber nadie más
alrededor.
En cuestión de minutos, una ambulancia dobló la esquina, seguida
por un camión de bomberos. Luke y el resto de los muchachos se
apartaron para que los paramédicos pudieran llegar a ella.
Afortunadamente, parecía estar bien, mayormente asustada y
contrariada por lo que pude ver. La acompañaron a la parte trasera
de la ambulancia para revisarla.
Un grupo de bomberos estaba cerca, como esperando a ver si los
necesitaban. Uno dio un paso alejándose del resto y un par de
intensos ojos marrones se encontraron con los míos.
Se me cortó la respiración y un destello de calor me recorrió. Era
Levi.
Se veía positivamente pecaminoso en esos pantalones de bombero
que usaban. Tirantes cruzaban sus anchos hombros y los músculos de
sus brazos se hinchaban. Era literalmente, todas mis fantasías hechas
realidad: musculoso, fuerte e intenso.
Su mirada me mantuvo cautiva. Necesitaba apartar la mirada. Nos
estábamos mirando el uno al otro, justo aquí al aire libre, donde
cualquiera podía ver. ¿Cómo podría alguien pasar por alto el arco
eléctrico entre nosotros? El vello de mis brazos se erizó, mi piel
hormigueaba. 151
Él asintió sutilmente, señalando hacia el costado del taller y
finalmente miró hacia otro lado.
Miré alrededor, esperando ver a Luke observándome. Pero todavía
estaba en el camino de entrada, hablando con uno de los otros
bomberos.
Nadie me prestaba atención, así que me acerqué a la puerta lateral
y salí. Los neumáticos estaban apilados a un lado y un parachoques
oxidado estaba cerca.
Levi dobló la esquina. Antes de que pudiera decir una palabra, me
empujó contra la pared y tomó mi boca en un fuerte beso.
Sus labios se movieron sobre los míos, hambrientos e insistentes.
Nuestras lenguas se rozaron, enviando otra ráfaga de calor corriendo
por mis venas y su gruñido bajo reverberó por todo mi cuerpo. Me
hizo querer hacer algo loco, como arrancarle la ropa aquí mismo en
el callejón frente al taller de mi hermano.
Soltó mis muñecas y sus manos se movieron a mi cintura. Una se
deslizó más arriba, su pulgar trazando el costado de mi seno. Ese
pequeño roce fue suficiente para hacerme gemir en su boca.
¿Qué me estaba haciendo?
Nuestras bocas se separaron lentamente y él lamió sus labios, como
si estuviera saboreándome.
—Lo siento. No pude evitarlo.
—Está bien —susurré.
—Tengo que irme antes de que se den cuenta.
—Sí. Yo también.
—Te ves hermosa hoy. —Presionó otro suave beso en mis labios—
. Hablaré contigo más tarde.
Me soltó y desapareció por la esquina, dejándome sin aliento. Me
desplomé contra la pared, aturdida, con el corazón acelerado.
Toqué mis labios, hinchados por el beso de Levi y tuve la sensación 152
de que estaba en un gran problema.
Capítulo 15
Levi
Encendí la luz del taller al lado de la casa de la Abue. Hacía frío
aquí; con suerte, el polvoriento calefactor aún funcionaba. La música
de la recepción de la boda de Gavin y Skylar flotaba a través de las
paredes y pisé con cuidado mientras me dirigía al interior. No quería
ensuciar el traje.
La vieja camioneta del abuelo, una Ford F-100 de 1960 de dos tonos,
blanco y azul, estaba estacionada a un lado. Las herramientas estaban
colgadas en perchas en la pared y los estantes contenían una
impresionante colección de repuestos para camionetas. El otro lado
del garaje tenía un banco de trabajo, varias sierras y el resto de las
viejas herramientas de carpintería del abuelo. Más estantes contenían
restos de madera, sujetadores en contenedores que no coincidían y
otras cosas pequeñas.
Aspiré el olor familiar de aceite de motor, gasolina y madera. Un
viejo mini-refrigerador zumbaba al lado de la puerta. Lo abrí y
encontré un paquete de seis Coca-Cola Cherry, como las que el abuelo
solía tener aquí. Había actuado como si fuera un gran secreto que le
ocultaba a la Abue: su propia rebelión personal. De vez en cuando,
nos traía aquí para trabajar en su camioneta o ayudarlo a construir
algo y compartía sus provisiones.
Esos habían sido momentos clave para mí.
Cogí una Coca-Cola, abrí la tapa y la levanté en memoria de Frank
Bailey.
153
Lo extraño.
Perder a tus padres cuando eres pequeño puede afectarte y los
cinco lo pasamos mal. Después de la muerte de nuestros padres, nos
vinimos a vivir aquí con la Abue y el abuelo.
Pero perder al abuelo había sido más duro para mí que cualquier
otra cosa.
Cuando era niño, pasaba horas en su taller con él. No me había
importado lo que estaba haciendo, trabajando en su camioneta o
construyendo algo. Todo había sido fascinante para mí y el humor
tranquilo del abuelo me había ayudado a salir de mi caparazón. Aquí
había sido uno de los pocos lugares en los que no me había sentido
perdido en la sombra de Logan.
Ya no me sentía así. Mi hermano era quien era: más ruidoso y
extrovertido que yo y eso me parecía bien. A veces valía la pena ser
el callado.
Pero seguía extrañando al abuelo.
Probablemente le habría hablado de Annika.
El calefactor se encendió con un toque del interruptor y una
bocanada de polvo quemado se elevó en el aire. La boda de Gav y
Skylar había estado bien, en lo que a bodas se refiere. Pero después
de un tiempo, sentí la necesidad de alejarme, aunque sea por un rato.
Todo el asunto había hecho que mi pecho se sintiera apretado y una
sensación de inquietud me recorrió.
Tomé un trago de Coca-Cola y sacudí el polvo de un taburete, luego
me acomodé en él. ¿Qué harían los Haven si compraran este lugar?
¿Derribar el taller? ¿Usarlo para sus propias cosas? ¿Se quedarían con
la casa de la Abue? ¿Quién viviría allí?
La idea de que alguien más que la Abue viviera aquí se sentía tan
mal. Ella y el abuelo criaron a sus hijos aquí y luego nos criaron a
nosotros. Era más que una casa con un montón de hectáreas. Era un
recuerdo. Un legado. Era nuestro, como ningún otro lugar lo sería 154
jamás.
—Hola, Lince.
Miré a la Abue al oír su voz. Estaba de pie justo en el interior del
taller con un chal multicolor envuelto alrededor de sus hombros. Su
cabello negro con mechas plateadas colgaba en una larga trenza por
su espalda y las líneas en su piel oscura se arrugaban con su sonrisa.
—Hola, Abue.
—¿Necesitas un descanso de las festividades?
—Sí. —Por costumbre, moví la lata de Coca-Cola, como si tuviera
que ocultársela—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Oh, solo te estaba buscando.
—Gracias. Volveré en un rato.
—Por supuesto que lo harás. No has probado nada de mi tarta de
manzana. —Sus ojos brillaron—. Es bueno ver a mi Nutria asentarse.
Ella es buena para él.
—Realmente lo es. Con suerte, evitará que se mate
accidentalmente.
—Una buena mujer tiene su forma de equilibrar a un hombre y
estoy feliz de ver a mis cachorros encontrar buenas mujeres.
—¿Es eso una pista de que estás esperando que encuentre una
buena mujer?
—Si lo fuera, ¿qué me dirías?
Miré hacia abajo. No estaba preparado para hablarle de Annika.
Quizá pronto, pero todavía no.
—Diría que no te preocupes.
—Sabes qué dicen. Los que se preocupan sufren dos veces, pero eso
no parece detenernos, ¿verdad?
—No, supongo que no. —Tomé un respiro—. Hay una mujer, pero
es complicado. Realmente no quiero entrar en detalles ahora. 155
—Está bien. —Palmeó mi rodilla—. No voy a entrometerme.
—¿No lo harás?
—No. Me dirás cuando estés listo.
—Gracias, Abue.
Inclinó la cabeza.
—¿Qué más te preocupa, Lince?
Miré alrededor del taller, sumergiéndome en los recuerdos de este
lugar.
—No podemos dejar que pierdas esto. Nada de esto.
—Cosas como esta normalmente resultan como deben ser. Estaré
bien.
De alguna manera, su calma solo avivó mi ira. No contra ella, sino
contra la situación.
—Sí, pero eso no significa que vamos a dejar de pelear. No vas a
perder tu hogar.
—Sería difícil irse. No puedo negarlo.
—Por supuesto que sí. A veces siento que él todavía está aquí.
Se quedó en silencio por un largo momento. Aprecié su silencio. A
veces necesitábamos poder simplemente sentarnos juntos en el dolor
de la pérdida. No era como si pudiéramos arreglarlo.
Pero aún sentía la presencia del abuelo aquí. La evidencia de su
vida estaba en todas partes, desde el mini-refrigerador con Coca-Cola
secreta hasta los muebles que había construido. Su espíritu estaba
aquí. A veces lo sentía, como un roce de memoria en el borde exterior
de mi conciencia. Un suave recordatorio de que todavía estaba con
nosotros, solo que de una manera diferente.
Y podría haber jurado que escuché a la Abue hablar con él cuando
creía que no había nadie cerca para escuchar.
—Todavía está aquí —dijo finalmente—. Me consuela mucho 156
saberlo. Está con tu mamá y tu papá, pero también está aquí conmigo.
Siempre estará.
Aclarándome la garganta contra la oleada de emoción, aparté la
mirada.
—No estés triste por mí, Lince. Frank Bailey vivió una gran vida y
él y yo apreciamos cada momento que pasamos juntos. Mi hora de
dejar este lugar aún no ha llegado, pero cuando lo haga algún día, sé
que me estará esperando. Lo extraño, pero puedo ser paciente.
—Abue, no hables así. Ni siquiera puedo pensar en perderte.
Enderezó los hombros.
—Menos mal que estoy tan saludable.
—Es algo muy bueno.
—Bien, debería volver a la fiesta. Ven cuando estés listo.
—Te acompaño.
Apagué el calefactor y la seguí afuera, accionando el interruptor de
la luz al salir. Me tomó del brazo y la conduje por el sendero hasta el
patio trasero donde se había instalado una gran carpa para la boda de
Gav y Skylar.
Las luces centelleantes colgaban del techo y los calefactores
exteriores mantenían el espacio cómodo a pesar del frío. La música
sonaba de fondo y un puñado de personas bailaba en la pista de baile
de madera instalada en una esquina.
Los invitados ya habían comenzado a diseminarse, pero mis
hermanos y sus esposas estaban todos aquí, sentados juntos en una
de las mesas. La mamá y el padrastro de Grace, Naomi y Jack, habían
llevado a Charlie y Broderick a su casa después de la ceremonia para
que los nuevos padres pudieran disfrutar de la recepción de la boda.
La Abue me soltó el brazo y se desvió para hablar con el jefe y
Caroline Stanley. Agarré una copa de champán y me dirigí a la mesa
para unirme a mis hermanos.
157
Gavin tenía su brazo alrededor de su novia y sonreía mientras
jugaba distraídamente con el nuevo anillo de bodas en su dedo.
Skylar se apoyaba contra él, con una mirada de satisfacción en su
rostro.
Evan aún vestía la chaqueta del traje, pero se había quitado la
corbata y se había desabrochado los botones superiores de la camisa.
Estaba sentado escuchando a Logan hablar sobre el viaje que él y Cara
habían hecho a un pueblo costero para pasar una breve luna de miel,
y parecía más interesado en trazar los tatuajes en el hombro de su
esposa con la yema del dedo que en cualquier cosa que Logan tuviera
que decir.
—Ustedes deberían ir —dijo Logan—. Aunque ahorita el clima es
terrible, sigue siendo un gran lugar para visitar.
Asher estaba igualmente ocupado con Grace, jugando con su
cabello mientras tomaba un sorbo de champán.
Ver a mis hermanos tan obsesionados con sus esposas hizo que mi
estado de ánimo se volviera oscuro. Logan me había tendido una
trampa el otro día, con la esperanza de que trajera una pareja a esta
boda y deseaba haber traído una cita.
Annika debería estar aquí.
Podía imaginarla sentada en el asiento vacío a mi lado y a mí
jugando con las puntas rosadas de su cabello mientras ella sonreía y
charlaba con mis cuñadas. Inclinarme para besar su cuello. Susurrar
algo sucio en su oído para prepararla para mí. Convencerla de que
era hora de irse.
Tal vez llevarla arriba y follarla en mi antiguo dormitorio.
—Ya las tenemos y son increíbles —dijo Cara.
Volví a la realidad. Mierda. Había olvidado dónde estaba por un
segundo.
Cara le tendió su teléfono a Grace.
—Oh —dijo Grace, su voz llena de asombro mientras tomaba el
158
teléfono—. Esta es hermosa.
—No puedo creer lo bien que me hizo lucir —dijo Cara—. Estaba
tan enojada con Logan por hacer la reservación y estaba segura de
que las odiaría.
—¿Y entonces qué pasó? —La presunción en la voz de Logan era
inconfundible.
Cara puso los ojos en blanco.
—Luego fuimos y fue increíble y me sentí como una diosa.
—Así que lo que estás diciendo es que yo tenía razón.
Ella apretó los labios, como si se negara a admitirlo.
—Vamos, Tigre. Tenía razón y básicamente soy el mejor esposo de
todos.
—Bien. —Volvió a poner los ojos en blanco, pero era obvio que
estaba bromeando.
Logan la atrajo hacia sí y la besó en la sien.
Grace mostró lo que había en el teléfono de Cara a Skylar y Fiona.
—Miren esta. Todas tenemos que ir y hacerlo.
Fiona jadeó.
—Eres tan sexy.
Mi frente se arrugó. ¿Qué estaban mirando?
Skylar asintió con seria apreciación.
—Hizo un trabajo increíble.
—Hay más —dijo Cara—. Sigue deslizando.
Grace lo hizo y las chicas exclamaron ooh y ahh.
—Guau. —Gavin se tapó los ojos con una mano—. No creo que
deba estar mirando esto.
159
Asher se inclinó más cerca de Grace, luego apartó la mirada
rápidamente.
—Oh. Bueno. Ya lo creo.
Capté la mirada de Logan y junté mis cejas: «¿Qué está pasando?»
La comisura de su boca se levantó y asintió hacia el teléfono: «Ya
verás».
—Mira tus senos en esta —dijo Fiona—. Tan hermosos.
—Realmente te ves como una diosa —dijo Skylar.
Cara sonrió y recuperó su teléfono.
—Gracias, mis adorables corderitos.
—¿Se terminó? —preguntó Gavin, todavía cubriendo sus ojos.
—¿De qué estás hablando? —pregunté.
E inmediatamente me arrepentí de la pregunta.
Cara puso su teléfono en mi cara y en la pantalla había una foto de
ella. En lencería.
—Guau —dije, haciendo eco de Gavin. Cerré los ojos y levanté la
mano, tratando de apartar el teléfono de mi vista—. No me muestres
eso.
—Son solo fotos estilo boudoir9 —dijo Logan, como si todo el mundo
viendo fotos de su esposa medio desnuda no fuera gran cosa—. Le
reservé una sesión cuando estábamos en Jetty Beach. Les daré el
número del fotógrafo. Háganse un favor y lleven a sus chicas. —Me
miró—. Excepto tú, porque tu culo terco no tiene una chica.
Abrí los ojos con fuerza, esperando que Cara hubiera guardado su
teléfono. Ya lo había hecho.
—Cállate.
—Hice mi parte —dijo Logan—. ¿Pero lo aprecias? Por supuesto
que no.
—Eres un idiota.
—¿Qué pasó? —preguntó Asher.
160

9Sesión fotográfica de semidusnudos en la que se imprime la elegancia y sensualidad. Se recrea


una atmósfera de intimidad y calma.
—Se hizo pasar por mí en una aplicación de citas y planificó una
cita para tomar un café sin decírmelo.
Logan me lanzó una mirada.
—Cuando lo dices así, suena mucho peor de lo que fue.
—Fue así de malo —dije—. La pobre chica condujo hasta aquí
desde Pinecrest por una cita que no era real.
—No es que Pinecrest esté lejos —dijo Logan, como si eso lo
mejorara.
Negué con la cabeza y tomé un sorbo de mi bebida. Le conté a
Annika sobre el incidente y ella se rio, de mí, no de Penélope. Se sintió
mal por ella, aunque me dijo que estaba orgullosa de mí por haberla
puesto en contacto con la directora de la escuela secundaria.
Eso me había hecho sentir genial.
—Bueno, de todos modos —dijo Fiona, como si estuviera tratando
de cambiar de tema—. Cara, tus fotos estilo boudoir son increíbles.
Apuesto a que fue divertido.
No tenía muchas ganas de volver a hablar de Cara en lencería, pero
cualquier cosa era mejor que los intentos de emparejamiento de
Logan.
—Lo fue —dijo Cara—. Lo recomiendo completamente.
Fiona se tocó los labios.
—Me pregunto si el fotógrafo hace sesiones prenatales.
Todos se congelaron. Todos, excepto Evan, que se atragantó con su
bebida.
—¿Qué dijiste? —preguntó Skylar.
Los ojos de Fiona se agrandaron.
—Nada. No. No puedo creer que haya dicho eso. 161
La boca de Cara se curvó en una sonrisa.
—Eso es algo importante. Fiona, mi amor, ¿por qué necesitas saber
si el fotógrafo hace sesiones prenatales? ¿Hay algo que necesites
decirle a tu familia?
Fiona apretó los labios y lentamente volvió la cara hacia Evan.
Cualquier comunicación que pasara entre ellos estaba más allá de mí.
Unos segundos más tarde, con la misma lentitud exagerada, se volvió
hacia el resto de nosotros.
Una vez que comenzó a hablar de nuevo, lo hizo tan rápido que fue
difícil seguirle el ritmo.
—No íbamos a decir nada todavía porque no queríamos eclipsar la
boda de Gavin y Skylar, pero vamos a tener un bebé.
Skylar, Cara y Grace se levantaron de un salto, chillando. Pusieron
a Fiona de pie y de alguna manera lograron abrazarla mientras
saltaban arriba y abajo.
Nosotros, los chicos, fuimos más sutiles en nuestra celebración.
Dijimos felicitaciones, luego Asher le dio un puñetazo a Evan en el
hombro, Gavin hizo lo mismo y yo me incliné sobre la mesa para
estrecharle la mano.
—Bien, brodaddy10 —dijo Logan, asintiendo y dándole una sonrisa
de complicidad.
Estaba feliz por Evan. realmente lo estaba. Al igual que estaba feliz
por Gavin y diablos, también estaba feliz por Asher y Logan.
Pero estaba perdiendo rápidamente la capacidad de fingir que no
me sentía mal por mí mismo.
Porque la verdad era que todos tenían lo que realmente querían.
Familia.
Cuando la celebración hubo terminado, me disculpé por estar
cansado y me fui en silencio. Dudaba que alguien se diera cuenta.
162

10Broma de Logan para referirse a sus hermanos, combinando las palabras hermano y papi en
inglés.
Revisé mi teléfono cuando salí hacia mi camioneta y así, mi estado
de ánimo cambió. Ella me había enviado un mensaje de texto unos
cinco minutos antes, preguntándome si quería llamarla esta noche.
Demonios, sí, quería llamarla. No era besarla, ni ninguna de las
otras cosas que quería, pero era mejor que nada.
Le envié un mensaje de texto rápido diciéndole que estaba de
camino a casa y que la llamaría cuando llegara.
Con una pequeña sonrisa jugando en mis labios, dejé la boda de mi
hermano y me dirigí a casa.

163
Capítulo 16
Levi
Tan pronto como estacioné en mi camino de entrada, busqué el
número de Annika y presioné llamar. Sentí que mi ventana de
oportunidad para hablar con ella ya se estaba cerrando y no quería
perder ni un minuto.
—Hola —dijo—. Estoy tan contenta de que pudieras hablar.
—Yo también. Lo siento, por no responder de inmediato. Estaba en
la boda de mi hermano.
—Lo lamento. Olvidé que era esta noche.
—No te preocupes. Estaba saliendo de todos modos.
—¿Cómo estuvo?
Dudé antes de responder.
—Fue agradable. Estoy feliz por Gavin y Skylar.
—Eso es bueno. Ella parece dulce. No es que la conozca,
obviamente.
—Sí, lo es. Es buena para Gav. Lo mantiene con los pies en la tierra.
—Entré, pero no me molesté en encender ninguna luz. Dejé caer mis
llaves en el mostrador y me quité los zapatos.
—Eso es bueno.
—¿Qué vas a hacer esta noche?
164
—Poco. Thomas se acostó hace un rato y mis padres están fuera.
Me aflojé la corbata.
—De ahí la posibilidad de una llamada telefónica secreta.
Su suave risa alivió la tensión en mi espalda mientras me dirigía a
mi habitación.
—Sí, exactamente. Entonces… ¿qué usan los hombres Bailey para
una boda?
—En este caso, traje y corbata.
Escuché un crujido, como si estuviera en una posición más cómoda.
¿Estaba en su cama?
—Apuesto a que todos se veían muy bien.
—Me veo bien con traje.
Se rio de nuevo.
—Puedo imaginarlo.
Empecé a desabotonar mi camisa.
—¿Y tú? ¿Qué llevas puesto?
—¿Ahora mismo?
—Sí.
—No tenía una boda a la que ir.
—Lo sé.
—Solo quiero decir, lo que estoy usando no es interesante.
—De alguna manera lo dudo. —Me senté en el borde de la cama—
. Vamos a oírlo. ¿Qué llevas puesto?
Tomó aire.
—Llevo una camisa que le robé a uno de mis hermanos.
—Sexy.
Otra risa.
—Sí, claro. 165
—Sigue adelante —le dije—. ¿Está abotonada?
—No, la tengo puesta sobre una camiseta sin mangas.
—Está bien, eso es sexy.
—No sé nada de eso. Pero incluso si lo fuera, el resto
probablemente lo arruinaría.
—Dime.
—Llevo leggings negros, pero… ¿estás listo para esto? Esto es súper
sexy. En la rodilla izquierda tiene un agujero.
Me moví para poder acostarme en la cama.
—Estoy en ello. Ese agujero suena como una oportunidad.
—¿Una oportunidad para qué?
El tono de mi voz bajó.
—Para que toque tu piel.
—Es mi rodilla.
—¿Y? Podría deslizar mi dedo debajo de la tela y acariciar tu piel.
Apuesto a que se sentiría bien.
Tomó un respiro rápido.
—Guau. ¿Cómo hiciste eso?
—¿Hacer qué?
—Hacer que mi atuendo de mierda suene sexy.
—Tal vez no sea tu atuendo. Tal vez solo seas tú.
—No sé. No me siento sexy.
—¿Incluso ahora?
—Tal vez un poco ahora. Pero solo por lo que dijiste. O por cómo
lo dijiste.
—¿Quieres saber lo que pienso?
—Sí. 166
Puse mi brazo detrás de mi cabeza.
—Creo que eres muy sexy, sin importar lo que lleves puesto. Te he
visto en jeans y te he visto en un vestido. Siempre pienso que eres
sexy.
—Guau, gracias. ¿Puedo decirte algo?
—Por supuesto.
Se detuvo por un momento.
—Te veías muy bien cuando llegaste al taller de Luke. No sé cómo
se llaman esos pantalones, pero eran sexys.
Sonreí.
—Se llaman pantalones de protección o equipo contra incendios.
—Sean lo que sean, se ven bien.
—Tengo que admitir que no veo el atractivo. Son voluminosos.
—Lo sé, pero hay algo en ellos. Especialmente con los tirantes sobre
una camiseta.
—Lo tendré en mente.
Ella rio.
—No estoy diciendo que debas usarlos para mí ni nada.
—Bueno, definitivamente quiero que uses los leggings con el
agujero para mí. Entonces, si necesito usar mi equipo por ti, estaré
feliz de hacerlo.
—¿Por qué querrías que usara esto?
—Te dije. Así puedo deslizar un dedo debajo de ellos y tocarte.
Su brusca inhalación envió sangre corriendo a mi ingle.
—¿Cómo haces eso? —preguntó.
—¿Hacer qué?
167
—Hacerme sentir…
Esperé a ver si terminaba. Pero no lo hizo.
—¿Sentir qué, Annika? Dime cómo te sientes.
—No estoy segura de cómo explicarlo.
—Intenta.
— Es sólo que... la forma en que dijiste que me tocarías me hizo
imaginar que realmente me tocabas.
—Yo también. —Moví mi brazo, apoyando mi mano en mi
estómago. Estaba duro como el acero por ella, pero no quería hacerla
sentir incómoda. A menos que… —¿Quieres que te diga lo que haría
si pudiera? ¿Si estuvieras aquí ahora mismo?
—Sí —dijo ella, su voz suave y entrecortada.
—Pasaría mi mano por tu muslo hasta encontrar ese pequeño
agujero. Luego deslizaría mi dedo por debajo y acariciaría tu piel.
—¿Qué otra cosa?
—Besaría tu cuello y me abriría paso hasta tu boca. Pero sentir ese
pedacito de piel no sería suficiente.
—Entonces, ¿qué harías?
—Seguir besándote mientras muevo la mano por tu muslo hasta la
cintura y debajo de la ropa. ¿Cómo crees que se sentiría eso?
—Bien —susurró ella—. Casi puedo sentirte ahora mismo.
—Hazlo. Desliza tu mano debajo de la camisa.
—Bueno.
—Buena chica. Muévela sobre tu estómago primero. Ahora hasta
que ahueques una de tus tetas.
Tomó otro aliento.
—No puedo creer que esté haciendo esto.
—Está bien. Somos solo nosotros. ¿Se siente bien?
—Sí. 168
—No te pediré que hagas nada que no te haga sentir bien. ¿De
acuerdo?
—De acuerdo. ¿Qué estás haciendo?
Dejé escapar un suspiro.
—En este momento, solo imaginando que estoy tocándote. Pero me
gustaría hacer mucho más.
—¿Deberíamos estar haciendo esto?
—Probablemente no. ¿Pero quieres?
—Sí.
—Te voy a poner en altavoz. No te preocupes, te prometo que estoy
solo.
—Está bien, es perfecto.
Puse el teléfono en la almohada a mi lado y me desabroché los
pantalones.
—¿Te estás quitando la ropa? —preguntó.
—Sí. ¿Quieres quitarte la tuya también?
—Sí.
—Hazlo entonces. Quítate los pantalones y luego dime algo.
—¿Qué?
—¿Tus bragas están mojadas?
La tela crujió en su extremo.
—Oh, Dios mío, Levi. Están tan mojadas.
Gemí mientras me quitaba los pantalones y la ropa interior.
—Bien. Tócate a través de ellas. Solo un poco.
Dejó escapar un gemido.
—Oh. Eso se siente bien.
—Apuesto a que sí. ¿Estás lista para quitarte las bragas?
169
—Sí. Dime lo que estás haciendo.
Con un gruñido bajo, tomé mi pene hinchado en mi mano.
—Tocándome.
—¿Está... dura?
— Tan jodidamente dura. —Me acaricié lento hacia arriba y abajo—
. Se me pone dura sólo de pensar en ti. Si vuelves a decirme lo mojada
que estás, puede que me corra encima.
Rio suavemente.
—Nunca había hecho algo así.
—Yo tampoco.
—¿En serio? Eres tan bueno en eso.
—Solo hago lo que se siente bien. ¿Qué te gusta? ¿Cómo te gusta
tocarte?
—Bueno, hum… por lo general tengo un poco de ayuda. Es solo un
pequeño, ya sabes… vibrador.
Mis ojos se pusieron en blanco ante la visión de Annika dándose
placer con un vibrador.
—¿Quieres usarlo ahora? ¿O solo tus dedos?
—No estoy segura.
—Relájate, hermosa. —Me acaricié de nuevo—. Recuerda, esto es
solo entre tú y yo. No tengas miedo. Mueve tu mano entre tus piernas
y dime cómo se siente.
Gimió y me apreté más fuerte.
—Se siente tan bien.
—Dime.
—Estoy deslizando mis dedos sobre mi clítoris. Estoy tan mojada
que se siente increíble.
—Eso es. —Seguí acariciando—. Mi polla está tan dura en este
momento. La estoy acariciando, pero no es suficiente. ¿Qué se siente
si deslizas un dedo dentro de ti misma?
170
—Oh Dios. Esto es muy bueno.
—Desliza otro dedo.
Gimió.
—Buena chica. —La tensión aumentó mientras frotaba mi erección
más rápido—. Apuesto a que tu coño se siente increíble. Solo sigue
haciendo lo que se siente bien.
—Quiero oír lo que estás haciendo.
—Estoy acariciando mi polla. —Gruñí—. Mierda, se siente bien.
Sobre todo, porque estoy imaginando que estoy dentro de ti.
Su gemido aumentó la presión. Probablemente podría excitarme
solo escuchándola respirar así.
—Así está bien, hermosa. —Estiré mi otra mano para tocar mis
bolas—. Froto de arriba abajo, desde la base hasta la punta.
—Me estoy frotando más fuerte. Mis dedos se deslizan hacia
adentro y hacia afuera. Se siente como si fuera a explotar.
—Eso es lo que quiero escuchar. Quiero oírte hacer que te corras,
hermosa.
—¿Quieres?
—Oh, sí —gemí, acariciando con más fuerza a medida que
aumentaba la tensión—. Estoy cerca.
—Yo también.
—Annika, esto es lo más sexy que he hecho. Escucharte así es
jodidamente excitante.
Gimió de nuevo.
—Dios, estoy tan mojada. Todo está caliente y apretado. Siento
tanta presión. Esto se siente tan bien.
—No te detengas, hermosa. —Mi voz estaba tensa por la urgencia.
La tensión palpitante crecía con cada caricia—. Quiero oírte venirte.
—Necesito venirme. Lo necesito tanto. 171
Gruñendo, froté mi pene más rápido y le di a mis bolas un rápido
tirón.
—Oh Dios, Levi. Voy a… sí… oh Dios.
Se estaba corriendo y en ese momento, era como si estuviera justo
aquí, cabalgando mi polla con fuerza.
—Mierda, Annika. Me voy a correr.
La presión explotó cuando comencé a correrme. Gruñí con cada
pulso mientras me la frotaba, dejándola escucharme. El placer rodó a
través de mí en oleadas y sus gemidos en mi oído llevaron mi clímax
a nuevas alturas.
Mierda.
Terminé, todavía respirando rápido, y parpadeé para alejar la
neblina post-orgasmo. Nada era tan bueno como lo real, pero no
podía recordar la última vez que me había corrido tan fuerte.
—Guau —susurró ella—. Eso fue increíble.
—Sí, lo fue.
—Acaso tú…
—Oh sí.
—Lo siento si hiciste un lío.
Miré hacia abajo a mi estómago. Había hecho un lío, pero me
importaba una mierda.
—No importa. Valió la pena. ¿Cómo te sientes?
—Realmente bien. Yo solo deseo…
—¿Qué?
Dejó escapar un suspiro.
—Ojalá estuviera contigo. No me malinterpretes, fue divertido.
Pero se sentiría bien si, ya sabes…
—Si pudiera abrazarte. 172
—Sí. Sé que no todos los chicos son cariñosos, pero me gusta.
—Me encantaría si pudiera envolverte en mis brazos ahora mismo.
—Eso lo hace mejor. Pero de verdad, me siento genial. Nunca he
sido capaz de hacer esto antes. No sin algo que funcione con pilas.
—Me encanta eso. Apuesto a que te ves hermosa en este momento.
Mejillas sonrojadas. Una pequeña sonrisa en tus labios.
Rio.
—Apuesto a que pareces somnoliento. Suenas somnoliento.
—Simplemente relajado.
—Bien. Me gusta eso. ¿Puedo pedirte un favor extraño?
—Hermosa, puedes pedirme casi cualquier cosa ahora mismo.
Se rio de nuevo.
—¿Te quedarás en el teléfono conmigo por un rato? Incluso si no
quieres hablar. Simplemente me gusta oírte respirar.
—A mí también. Por su puesto que lo haré.
—Gracias.
Agarré mis bóxer para limpiar el desastre y los tiré en el cesto.
Luego me relajé contra la almohada y dejé que mis ojos se cerraran.
Solo podía escuchar el suave sonido de la respiración de Annika a
través del teléfono y traté de aferrarme al brillo posterior al orgasmo.
Pero un murmullo de insatisfacción corrompió mi zumbido feliz.
Porque la quería aquí, recostada sobre mi pecho. Quería besar su sien
y pasar mis dedos por su cabello. Esto había sido inesperado y
jodidamente sexy, pero no era suficiente.
Nunca sería suficiente.
Pero todavía no sabía cómo podía tener lo que realmente quería. A
ella.

173
Capítulo 17
Annika
Isabelle sacó un martillo del cinturón de herramientas de cuero que
llevaba alrededor de la cintura. Llevaba el pelo recogido en su cola de
caballo habitual y, como era Isabelle, tenía agujas de pino y una hoja
seca clavada en el pelo. Llevaba una camisa de manga larga y un par
de jeans con suciedad en las rodillas.
—Dos por favor. —Extendió su mano.
Puse dos clavos en su palma. Se metió uno entre los labios, con el
lado puntiagudo hacia afuera y alineó el otro a lo largo del letrero de
madera.
Marigold sostuvo el extremo opuesto del letrero para que
permaneciera en su lugar mientras Isabelle lo clavaba. Veníamos a la
granja de la familia de Isabelle para pasar el rato con ella, pero eso
generalmente significaba que nos iba a poner a trabajar. No es que
nos importara. Sabíamos muy bien lo difícil que era para Isabelle
darse un respiro y fue genial cuando pudimos ayudarla a terminar
los proyectos que se había propuesto para el día.
Hoy estaba colgando un nuevo letrero del Taller de Papá Noel que
estaría en el fondo de las fotos de Papá Noel. Ella misma diseñó, cortó,
ensambló y pintó el letrero, porque por supuesto que lo había hecho
y era adorable.
—¿Todavía lo tienes, Mari? —preguntó Isabelle.
—Sí. —Marigold estaba vestida casi apropiadamente para la tarea, 174
con un abrigo de lana sobre un suéter y jeans. Sus zapatos, sin
embargo, eran menos que ideales. Pero Mari podía hacer literalmente
cualquier cosa con tacones y sus botas rojas de tacón alto eran
preciosas.
Isabelle clavó otro clavo a través del sujetador de metal que colgaría
el letrero
—Puedes soltarlo ahora.
Mari dejó escapar un suspiro y bajó los brazos.
—Gracias a Dios. Eso se estaba poniendo pesado.
Le entregué a Isabelle otro clavo.
—Esto quedó tan lindo. Me encanta el rojo brillante y el verde.
—Gracias. —Clavó un clavo en el sujetador final y luego dio un
paso atrás para admirar su trabajo—. Sí, creo que funciona.
—¿Qué más hay en tu lista de cosas por hacer? —pregunté.
Isabelle deslizó el martillo a través de una presilla en su cinturón
de herramientas.
—Lo creas o no, eso fue todo por hoy. Gracias, a las dos.
La ayudamos a guardar sus herramientas y suministros, luego la
seguimos a través de lo que pronto se convertiría en la Villa Navideña
de Tilikum. Todos los años, la familia de Isabelle convertía parte de
su granja en un país de las maravillas navideñas, con decoraciones
elaboradas, tiendas, fotos con Papá Noel y árboles de Navidad que
podías cortar tú mismo.
La casa de sus padres estaba a un corto paseo por un camino de
grava. El sol de la tarde estaba bajo en el cielo y una amistosa columna
de humo salía en espiral de la chimenea de la casa de campo. Isabelle
nos guio hasta la parte de atrás y entramos por la cocina. Fue
directamente al fregadero para lavarse las manos y luego sacó la
tetera.
—Ve a sentarte —ordenó Mari, con una dulce voz que 175
probablemente pretendía ser severa—. Has estado trabajando todo el
día. Nos haré un poco de té.
—Discutiría, pero mis pies me están matando. —Isabelle se sentó
en la pequeña mesa de la cocina y estiró las piernas frente a ella.
Después de quitarme el abrigo, ayudé a Mari a preparar el té y
busqué algunos bocadillos en la cocina. Crecí con Isabelle y su casa
era como un segundo hogar para mí, casi tan familiar como la casa de
mis padres. Isabelle ya no vivía en la casa principal, pero seguía
viviendo en la granja. Cuando tenía diecinueve años, había
remodelado una cabaña en la propiedad de sus padres y ahora era la
casita más linda del mundo. Isabelle era así de ingeniosa.
Mari sirvió el té en tazas que no coincidían y yo saqué un plato de
queso y galletas saladas. Nos unimos a Isabelle en la mesa.
—Casi odio preguntar, pero tengo que hacerlo —dijo Marigold—.
¿Qué está pasando con Elias?
—¿Aparte de que es un Grinch de la vida real? —preguntó
Isabelle—. O tal vez es Ebenezer Scrooge11. No puedo decidir.
—¿Todavía está en el pueblo?
Suspiró.
—Sí, por desgracia. Me está volviendo loca.
—Siento que estés lidiando con esto —dijo Marigold—. Si necesitas
ayuda para enterrar el cuerpo, sabes que lo haremos.
Isabelle sonrió.
—Gracias. Espero que no llegue a eso, pero te lo haré saber. ¿Cómo
estuvo el baile de máscaras?
Mari suspiró.
—Fue una delicia. Annika fue una cita maravillosa y bailé con
varios caballeros muy agradables.
—¿Por qué eres tan linda? —Luego Isabelle se volvió hacia mí—.
¿Qué pasa contigo? ¿Con cuántos caballeros bailaste? 176

11
nombre del protagonista de la pelicula ”Los fantasmas de Scrooge”. Al principio se describe como un
hombre de corazón duro, egoísta y al que le disgusta la Navidad y cualquier cosa que traiga felicidad.
—No creo que haya bailado —dijo Mari—. ¿O lo hiciste?
Acurruqué mis manos alrededor de la taza de té caliente y negué
con la cabeza. Tengo que decirles. Especialmente después de anoche.
No tenía idea de lo que iban a pensar, pero esto había ido mucho más
allá de los mensajes de texto inocentes. Era hora de sincerarme con
mis mejores amigas.
—No bailé con nadie. Pero chicas, tengo algo que decirles. Es muy
importante.
—¿Qué pasó? —preguntó Mari—. ¿Está todo bien?
Respiré hondo y las palabras parecieron salir de mi boca a toda
prisa.
—Le he estado enviando mensajes de texto en secreto a Levi Bailey
y nunca se los había dicho. En el baile me metió en un armario y me
besó en la oscuridad.
Mari jadeó y se llevó las manos al pecho. Isabelle me miró, con los
ojos y la boca muy abiertos.
—Siento no haberles dicho antes. Sentí que no podía decírselo a
nadie.
—Espera, espera, espera. —Isabelle levantó una mano—. ¿Has
estado enviando mensajes de texto en secreto a Levi Bailey? ¿Desde
cuándo?
—Durante el último año más o menos. De hecho, solíamos
enviarnos mensajes de texto en la escuela secundaria, pero dejamos
de hacerlo después de que fui a la universidad.
—Oh, Dios mío —dijo Isabelle—. Oh. Dios. Mío. ¿Le enviaste
mensajes de texto en ese entonces y nunca nos dijiste?
—Lo sé, lo siento mucho. —Mis hombros se hundieron—. Pensé en
decirles, pero había algo divertido en mantenerlo en secreto entre
nosotros dos. Parecía que, si alguien más lo supiera, la magia se iba a
177
ir.
—Está bien, no tienes que disculparte —dijo Isabelle—. Estoy
sorprendida, eso es todo.
—¿Recuerdan en la clase de inglés cuando teníamos compañeros
anónimos de crítica? —pregunté. Ambas asintieron—. El mío era Levi
y empezamos a dejarnos pequeñas notas en nuestros trabajos. No
supe quién era de inmediato, pero finalmente me dio su número y
comenzamos a enviarnos mensajes de texto. Era divertido tener un
secreto. De todos modos, perdimos el contacto después de que me fui
a la universidad. Luego, hace aproximadamente un año, me envió un
mensaje de texto de nuevo, totalmente inesperado. No estaba seguro
de si todavía era mi número, pero dijo que seguía viéndome por el
pueblo y quería saber cómo estaba. Continuamos de nuevo, como si
nunca hubiéramos dejado de hablar.
—Está bien, pero vuelve a la parte de besarlo en el baile de
máscaras —dijo Mari.
—Pasó y me tocó el brazo —dije y Mari volvió a jadear—. Nuestros
ojos se encontraron y fue como, no sé, como fuegos artificiales dentro
de mí. Me dirigió esa mirada y de alguna manera supe que quería que
lo siguiera. Así que lo hice. Se metió en un armario. Tan pronto como
entré y cerré la puerta, me preguntó si había ido al baile sola y cuando
dije que sí, me besó.
—Guau —susurró Mari.
—Lo sé. Realmente fue increíble. Luego vino a mi casa por la noche
y arrojó piedras a mi ventana y subió a mi balcón y me besó de nuevo.
Marigold suspiró dramáticamente y se dejó caer en su silla.
—¿Me estás tomando el pelo?
—No. Y eso no es todo. Hubo un accidente automovilístico menor
afuera del taller de Luke el otro día y él fue uno de los bomberos que
respondieron. Nos encontramos al costado del taller y me besó de
nuevo. Estoy hablando, de que me empujó contra la pared y me 178
devoró.
—Maldita sea, eso es sexy —dijo Isabelle.
Mari se pasó el brazo por la frente.
—Me voy a desmayar.
—Y luego…
Ambas se inclinaron hacia adelante, como si no pudieran esperar a
escuchar lo que venía a continuación.
—Estuve sola anoche después de que Thomas se fue a la cama, así
que le pregunté si podía hablar. Llamó y nosotros como que…
—¿Qué? —preguntó Isabelle.
—Tal vez tuvimos sexo telefónico.
—No puede ser. —Los ojos de Isabelle se agrandaron.
Mis mejillas se sonrojaron.
—Lo sé, casi no puedo creer que lo haya hecho.
—Es lo más romántico que he escuchado en mi vida —dijo Mari.
—¿El sexo telefónico es romántico? —preguntó Isabelle.
—Obviamente —dijo Mari—. Soy romántica, no mojigata. Son
amantes secretos. Esto es increíble.
—No sé si somos amantes secretos —dije.
—¿De qué otra forma lo llamarías? —preguntó Mari.
Isabelle asintió.
—Definitivamente suena a amantes secretos.
Miré mi té.
—¿Qué voy a hacer? Es un Bailey. Mis hermanos lo matarán.
—No les digas —dijo Isabelle.
Mari señaló con una uña cuidada.
179
—Eso.
—Eso está bien por ahora. Pero ¿cuánto tiempo puede durar una
aventura de amantes secretos si tiene que permanecer en secreto?
—Oh, oh —dijo Isabelle. Ella y Mari intercambiaron una mirada.
—¿Qué?
—Realmente te gusta.
—Sí, realmente me gusta. Ese es el problema. No es un tipo
atractivo cualquiera al que conocí y que es solo una cálida alternativa
a mi vibrador. Él es…
—Adelante —dijo Mari.
—Es dulce y sorprendentemente divertido y también un poco
intenso.
—Y sexy, seamos honestas —dijo Isabelle.
—Tan sexy —dije—. Pero todos conocemos la realidad de la
situación. Con la disputa como está, no podemos estar juntos.
—Siempre deseé que alguien pusiera fin a la disputa —dijo Mari
con nostalgia—. Odio cuando las personas son malas entre sí.
Isabelle la miró.
—Eso es porque tu corazón está hecho de oro puro y sol.
—No creo que nadie pueda poner fin a la disputa —dije—.
Especialmente ahora. Le dije a Josiah que no debería involucrarse con
la tierra de la Abue Bailey, pero ¿me escuchó? No, por supuesto que
no lo hizo. Nunca me escucha.
—¿Por qué la quiere tanto? —preguntó Isabelle—. Tal vez soy
demasiado sensible porque tengo al príncipe de las tinieblas tratando
de quedarse con la granja de mis padres, pero ¿no es un poco horrible
que él esté tratando de comprarla?
—Sé que se ve mal —dije—. Pero él solo está tratando de ayudar a
papá y mamá. La industria maderera ha estado muriendo durante
décadas y Haven Timber también está muriendo. Josiah piensa que
necesitamos hacer la transición a otra cosa. Quizá algo en turismo o 180
recreación. Quiere desarrollar un centro turístico o cabañas o tal vez
ambos, pero toda la tierra que posee Haven Timber es poco accesible.
La tierra de la Abue Bailey comparte frontera con algunas de las
nuestras al otro lado. Pensó que, si ella tiene que venderla de todos
modos, ¿por qué no vendérnosla a nosotros? No es como que si él la
dejaría sin nada, pero le dije que los Bailey nunca estarían de acuerdo.
—Y no es que Josiah tenga las mejores habilidades sociales —dijo
Isabelle—. Debió haber enviado a Luke o incluso a Zachary.
No se equivocaba. El estilo de comunicación de Josiah dejaba
mucho que desear. Tenía la sensación de que su brusquedad estoica,
que realmente rozaba la estupidez, para ser honesta, había
empeorado las cosas.
—No debió hacerlo en primer lugar —dije—. Tiene que haber otra
forma de salvar Haven Timber sin convertir la estúpida disputa en
una guerra.
—¿Pero no lo ves? —Mari se enderezó, sus ojos brillando—. Si esto
es amor verdadero, tendrá el poder de poner fin a la disputa. Solo el
amor verdadero puede hacerlo.
Me reí.
—Sin presiones ni nada.
—No, solo quiero decir que hay esperanza —dijo—. Si esto resulta
ser amor verdadero, no hay nada más poderoso en el mundo entero.
Y si no lo es, bueno, no estaba destinado a serlo de todos modos.
—¿Cómo sé si es amor verdadero? —pregunté.
—Oh, lo sabrás. —Mari asintió sabiamente.
—Regresando de las nubes del romanticismo —dijo Isabelle—. Si
alguna vez necesitas una coartada, solo pídela. Estaré feliz de
cubrirte.
—Yo también. —Mari presionó las puntas de sus dedos y levantó
las cejas—. Sabes, Levi vive a la vuelta de la esquina. Lo he visto a él
y a sus hermanos yendo y viniendo un millón de veces.
181
Me encogí de hombros, como si no fuera muy consciente de ese
hecho y disminuía la velocidad cada vez que pasaba por su casa
camino a la de Mari.
—Sí.
—A nadie la parecería extraño que tu auto estuviera en mi camino
de entrada —dijo.
La boca de Isabelle se curvó en una sonrisa.
—Eso es perfecto.
Las miré. Era perfecto. Podría aparcar en casa de Mari y
escabullirme a la de Levi. Tocaría en su ventana para llamar su
atención. Me apresuraría a entrar y…
—Te estás sonrojando —dijo Isabelle.
Toqué mi cara.
—¿Sí?
—Definitivamente te estás sonrojando —dijo Mari—. Y es adorable.
Respiré profundamente.
—¿Podemos hacer una pausa por un momento para apreciar lo
maravillosas que son? Son las mejores.
Isabelle guiñó un ojo.
—Nosotras nos encargamos.
—¿Entonces no creen que estoy loca por permitir que esto suceda?
—No —dijo Isabelle—. Es complicado, pero no necesariamente
loco. Si es solo una aventura secreta, entonces, por supuesto,
diviértete. Te lo mereces. Pero si va más allá, no mentiré, tienes una
montaña que escalar.
—Pero valdrá la pena —dijo Mari.
¿Valdrá la pena? ¿Y era esto más que una aventura secreta? No lo
sabía.
182
Capítulo 18
Annika
Diminutos copos de nieve flotaban en el aire, apenas visibles en la
oscuridad. Aparqué en el camino de entrada de Marigold, con el
corazón acelerado y miré a mi alrededor. Hacía frío y era lo
suficientemente tarde para que nadie anduviera por ahí. Pero todavía
me preocupaba que me vieran. Todo lo que se necesitaría sería a
alguien ocupado en ver por la ventana y que notara a Annika Haven
escabullirse por la calle hacia la casa de Levi Bailey y estaría jodida.
Porque eso era exactamente lo que estaba a punto de hacer.
No tenía idea de que estaba aquí, estacionada en casa de Mari para
cubrirme, reuniendo el coraje para hacer esto. Había sido tan
emocionante cuando vino a mi casa. Quería sorprenderlo y sabía,
pues hablé con él antes, que estaría en casa esta noche. Pero ahora que
estaba aquí, me sentía tan nerviosa.
Mis padres habían planeado quedarse en casa de todos modos, así
que no les importó cuando les pregunté si podía dejar a Thomas con
ellos. Era el día después de Acción de Gracias, que era el día del año
favorito de mi padre. Tenía el día libre, un refrigerador lleno de
sobras y un pastel de nuez especial que mi mamá había hecho solo
para él.
Pasé el día entre todos mis ruidosos hermanos tratando de no soñar
despierta con Levi y fallando.
Afortunadamente, mis padres me habían ahorrado la necesidad de 183
mentir sobre mis planes. Ni siquiera habían preguntado. Solo les dije
que tuvieran una buena noche y que enviaran un mensaje de texto si
necesitaban algo. Eran tan buenos conmigo.
Salí de mi auto y cerré la puerta, con cuidado de no hacer
demasiado ruido. La puerta principal de Mari se abrió y asomó la
cabeza.
—¿Vas a ir? —medio susurró y medio gritó.
—Shh. —Corrí a su puerta. Su cabello estaba recogido, su rostro
libre de maquillaje y cuando me acerqué, me di cuenta de que no
estaba usando nada excepto una toalla—. ¿Estabas en la ducha?
—No, estoy preparando un baño. No te retendré, acabo de oírte
detenerte. Ve a divertirte con tu amante secreto.
—Silencio. —Miré a mi alrededor, como si pudiera haber alguien
cerca para escucharnos.
—Nadie se dará cuenta.
—Probablemente no. Gracias de nuevo por cubrirme.
—En cualquier momento. —Movió los dedos en un pequeño
movimiento y cerró la puerta.
Pequeños aleteos de emoción hicieron que mi estómago se sintiera
nervioso. Fue un corto paseo hasta la casa de Levi. Su camioneta
estaba estacionada en el camino de entrada. Me dirigí hacia la puerta
principal y me detuve en seco.
Allí estaba.
Su casa tenía una gran ventana al frente y aunque la luz era tenue
adentro, podía verlo. Se sentó en el sofá con los pies sobre una mesa
de café y un controlador de videojuegos en sus manos.
Me acerqué más. Él no pareció notar mi presencia. Una renovada
ola de emoción envió un hormigueo corriendo por mi columna
vertebral.
Dios, era hermoso. Incluso con solo la luz de su televisor
iluminando su rostro, pude ver sus pómulos afilados y su mandíbula 184
fuerte. Esos intensos ojos marrones oscuros y ese cuerpo. Parecía que
llevaba una camiseta y sudadera y no pude evitar preguntarme cómo
se veía debajo.
Mordiéndome el labio inferior, no podía dejar de sonreír, me
acerqué a la puerta principal y llamé.
Escuché sus pasos y un momento después, abrió.
Sus ojos se agrandaron y una sonrisa tocó sus labios. Parpadeó,
como si estuviera despejándose la cabeza y agarró mi muñeca.
—Mierda santa. Entra aquí.
Dejé que me jalara hacia adentro.
—No creo que alguien me haya visto.
Cerró y echó llave a la puerta, su otra mano todavía sujetaba mi
muñeca.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Está todo bien?
—Sí, todo está bien. Dijiste que estarías en casa esta noche y pensé
que sería divertido sorprenderte.
Su sonrisa volvió, una sonrisa lenta que envió un hormigueo
corriendo por mis venas.
—Estoy sorprendido.
—Espero que esté bien que esté aquí.
—¿Estás bromeando? Está más que bien. —Su mirada se hundió en
mi boca y se lamió los labios—. Es genial verte.
—A ti también.
Soltando mi muñeca, se movió más cerca y colocó un nudillo
debajo de mi barbilla para levantarla. Su boca se presionó contra la
mía y una ola de vértigo se apoderó de mí.
Se apartó y miró hacia la ventana delantera.
—La gata de mi hermano no dejaba de trepar por las cortinas, así
que las quité y aún no he puesto otras nuevas.
185
—Probablemente no deberíamos quedarnos aquí, entonces.
—Probablemente no. —Echó otra mirada a la ventana—. No quiero
incomodarte, pero podríamos pasar el rato en mi habitación. Tiene
cortinas y da al fondo.
¿Su dormitorio? Sí, por favor.
—Eso suena genial.
Me tomó de la mano y le seguí por el salón hasta un pasillo. Las
paredes estaban desnudas y dos de las cuatro puertas estaban
cerradas. Pasamos junto a un cuarto de baño y él abrió de un empujón
la siguiente puerta, dejando al descubierto un dormitorio ordenado.
Estaba amueblado con sencillez: una cama de matrimonio, una
cómoda y una mesilla de noche con un despertador y una lámpara
plateada. Una chaqueta del Departamento de Bomberos de Tilikum
colgaba de un gancho en la pared y la puerta del armario estaba
cerrada.
La puerta hizo clic cuando la cerró detrás de nosotros.
—¿Puedo tomar tu abrigo?
—Qué caballeroso.
Me ayudó a quitármelo y lo colgó sobre la cómoda, luego hizo un
gesto hacia su cama.
—Ponte cómoda.
Me subí a su cama mientras él daba la vuelta al otro lado. Se acostó
de lado y apoyó la cabeza en su mano, así que hice lo mismo.
—Me alegro de que hayas sugerido esto —dije—. Me siento segura
aquí.
—Bien. ¿Cómo está Thomas? ¿Está con tus padres?
Me hizo sonreír que pensara en preguntar por él.
—Está bien. Lo llevé a la cama antes de irme, así que espero que
mamá y papá no tengan que hacer mucho más que estar allí. 186
Los ojos de Levi se movieron de arriba abajo y un cosquilleo de
presión estalló entre mis piernas. No sabía qué iba a pasar entre
nosotros esta noche, pero el recuerdo de su voz en mi oído, escucharlo
correrse y verlo en la cama a mi lado fueron suficientes para que mis
mejillas se calentaran y el calor se acelerara por mis venas
—Los estás usando, ¿no? —preguntó, su voz bajando.
Miré la pequeña rasgadura en la rodilla de mis leggings.
—Sí.
Se agachó y me tocó la pierna, dejando que su dedo se deslizara
sobre el desgarro. De un lado a otro, de un lado a otro, hasta que se
enganchó en la tela y la punta de su dedo rozó mi piel.
Jadeé, ese pequeño toque envió una chispa de electricidad
corriendo a través de mí.
—Te dije que te ves sexy en estos. —Me acarició la rodilla—.
¿Quieres que me ponga mis pantalones de bombero? Porque no
estaba bromeando. Lo haré.
Mis ojos recorrieron su cuerpo, desde su camiseta ajustada hasta su
sudadera. Los llena notablemente bien.
—No. Me gusta lo que llevas puesto.
—¿Segura?
—Tal vez la próxima vez —dije con una sonrisa suave.
Dejó de acariciar mi rodilla y pasó su mano por mi muslo,
dejándola descansar sobre mi cadera.
—No puedo creer que estés aquí. Esto es lo mejor que me ha pasado
en mucho tiempo.
—Es agradable, ¿no?
—Muy agradable. —Apretó mi cadera y se acercó más—. Me gusta
poder tocarte.
Pasé mi mano por su amplio pecho.
—A mí también.
187
Empujándome sobre mi espalda, se inclinó y acercó su boca a la
mía. Su beso fue profundo e indulgente. Lento y consumidor. Deslicé
mis manos por su pecho, sobre sus hombros y alrededor de su cuello,
deleitándome en el lujo de tocarlo y ser tocada por él.
Su mano subió por mi cintura hasta tocarme el pecho y su pulgar
trazó un lento arco sobre mi pezón. Gemí en su boca mientras la
presión aumentaba entre mis piernas. Me quitó la camisa del hombro
y me besó el cuello hasta la clavícula. Puse los ojos en blanco cuando
me bajó la camisa y su lengua se deslizó por mi pezón.
Me estaba volviendo loca.
Me retorcí debajo de él y dejé que mis piernas se abrieran más.
Como si ya pudiera leer mi cuerpo y sentir lo que necesitaba, rodó
sobre mí, acomodándose entre mis piernas.
Cuando me besó en el armario de la mascarada, me hizo sentir su
erección. Pero nada podría haberme preparado para la intensidad de
su presión contra mí, dura, larga y gruesa. Mis inhibiciones
desaparecieron y ladeé las caderas, frotándome a lo largo de su
cuerpo, desesperada por más.
—¿Te gusta esto, hermosa? —gruñó en mi oído.
—Sí. —Mi voz no era más que un gemido. Me aferré a él mientras
apretaba su pene contra mí, dándome fricción y presión justo donde
lo necesitaba.
Quería más. Lo quería dentro de mí, pero no podía parar. Sus
caderas se adentraron en mí, su gruesa polla me dio ráfagas
constantes de placer. No nos habíamos quitado la ropa, pero de
alguna manera no importaba. Y por la mirada en sus ojos, tuve la
sensación de que solo me estaba calentando.
Mis manos se deslizaron por su espalda para agarrar su trasero
musculoso. Me tambaleé al borde, lista para perder el control.
—Eso es, bebé —dijo—. Necesitas venirte, ¿no?
—Sí, mucho. 188
Se frotó contra mí e incluso a través de nuestra ropa fue sublime.
—Te haré venir. —Su voz grave reverberó a través de mí—. Te daré
lo que necesitas. Así es, hermosa. Ven por mí. Quiero ver.
Un largo arrastre más de su polla contra mi clítoris y mi mundo
explotó. Grité, gimiendo entre jadeos, el placer ondeando a través de
mí en oleadas.
Regresé de la oleada de sensaciones y parpadeé para alejar la
neblina. Levi me miró fijamente, un surco entre sus cejas.
—Eres tan jodidamente hermosa —dijo.
—Realmente no quise hacer eso. Pensé que podríamos, ya sabes,
quitarnos la ropa.
—Está bien, quería hacerte sentir bien. —La esquina de su boca se
levantó y movió sus caderas—. Además, eso fue solo un
calentamiento.
¿Era siquiera real?
—Me gusta como suena eso.
Se inclinó para besarme, pero justo cuando sus labios se
encontraron con los míos, un fuerte ruido vino de la otra habitación.
Sonaba como la puerta principal.
—Mierda —dijo—. Creo que alguien está aquí.
—¿Levi? —llamó la voz de un hombre, ligeramente amortiguada
por la puerta de su dormitorio.
—Mierda —dijo Levi con los dientes apretados—. Mi maldito
hermano.
—¿Cuál? —susurré.
—Asher. Cerré la maldita puerta. —Respiró profundamente—.
Espera aquí. Me desharé de él.
Levi se levantó de la cama y me senté, arreglándome el sostén y la 189
camiseta sin mangas. Se pasó la mano por el pelo.
—Espera —me dijo y con una mirada de disculpa hacia mí, salió de
la habitación, cerrando la puerta detrás de él.
Una espiral de nerviosismo recorrió mi estómago. No tenía ni idea
de lo que pensaría el hermano de Levi si se enteraba de que estaba
aquí. No podía imaginar que Levi le hubiera dicho a alguien de su
familia sobre mí. Se lo había dicho a Mari e Isabelle, pero no estaban
tan profundamente arraigadas en la disputa como el resto de
nosotros. Eran leales al lado de los Haven debido a su amistad
conmigo, pero no albergaban ninguna animosidad real hacia los
Bailey.
Pero no había motivos para que le gustara a Asher Bailey y lo
último que quería hacer era causarle problemas a Levi con su familia.
Contuve la respiración, escuchando. Pude distinguir a Levi
diciendo que había planeado irse a la cama temprano.
Otro ruido me hizo saltar. Sonaba como la puerta principal otra
vez.
—Oh bien, estás despierto. Hola Ash.
—¿Gav? ¿Qué diablos estás haciendo aquí? —preguntó Levi.
Oh, no. ¿Otro hermano?
Escuché un ruido sordo, como si alguien hubiera dejado caer algo
pesado.
—No respondiste los mensajes de texto, así que solo vinimos.
Tenemos un problema séptico en la casa y no podemos conseguir que
alguien lo repare esta noche. Trajimos un colchón de aire, así que
dormiremos en mi antigua habitación.
Mis ojos se abrieron. ¿Nosotros? Deben ser Gavin y Skylar. Si
necesitaban un lugar para quedarse esta noche, eso significaba que no
se irían.
¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Parecía que alguien había
encendido la televisión y unos pasos ligeros pasaron junto a la puerta
del dormitorio. ¿Skylar, tal vez? No estaba segura. Podía escuchar a 190
Levi y sus hermanos hablando, pero ahora era más difícil escuchar lo
que decían.
Tal vez podría quedarme hasta que Gavin y Skylar se fueran a la
cama y luego escabullirme por el frente. ¿Pero cuánto tiempo estarían
despiertos? ¿Y Asher todavía estaba aquí?
¿Quién iba a aparecer después? Si se parecían en algo a mis
hermanos, a menudo todos descendían al mismo tiempo,
aparentemente al azar.
Miré a la ventana. Era lo suficientemente grande para que pudiera
pasar y estábamos en la planta baja. Esperaría unos minutos para ver
si Levi regresaba, pero salir por la ventana empezaba a sentirse como
un sólido plan B.
—Oh, mierda. —Eso sonaba como Gavin—. La salsa de tomate
acaba de atacarme. ¿Puedo tomar una camisa limpia?
Los pasos se acercaron y salté de la cama.
—¿No trajiste un cambio de ropa? —preguntó Levi.
—No. Pero no te preocupes por eso. Te la devolveré.
Oh, no. Tenía que salir de aquí.
—¡Gav, espera!
Cogí mi abrigo de la cómoda, pero no me molesté en ponérmelo.
Me agaché detrás de las cortinas, abrí la ventana y lo tiré afuera. Una
ráfaga de aire frío me golpeó cuando me levanté sobre el alféizar.
Afortunadamente, el suelo se inclinaba hacia la casa, por lo que la
caída no estaba muy lejos. Me bajé y logré cerrar la ventana detrás de
mí.
Respirando con dificultad, presioné mi espalda contra la pared.
Eso había estado cerca.
Cogí mi abrigo del suelo y lo sacudí. Hacía mucho frío aquí, así que
me lo puse y lo abroché.
Dudé otro minuto, preguntándome si Levi volvería. Pero no podía 191
simplemente sentarme aquí. Hacía demasiado frío.
Con un suspiro de resignación, saqué mi teléfono y le envié un
mensaje de texto a Levi.
Lo siento. Entré en pánico y salí por la ventana.
Esperé, pero él no respondió. Probablemente todavía estaba
hablando con sus hermanos. Odiaba irme sin despedirme como es
debido, especialmente después de que acababa de darme un orgasmo
impresionante, pero no sabía qué más hacer. Tal vez debería haberme
quedado, pero no quería complicarle las cosas.
Si quería contarle a alguien sobre nosotros, lo que sea que
«nosotros» signifique, tenía que ser en sus términos, no porque
alguien me encontrara en su habitación.
—Lo siento, Levi —susurré en la oscuridad.
¿Y qué estaba haciendo realmente aquí, de todos modos?
Entregarme a sentimientos que no podían ir a ninguna parte. Estaba
empeorando esto para los dos, empujándonos más cerca de la
inevitable angustia.
Porque sabía la desafortunada verdad. Levi Bailey me iba a romper
el corazón y yo iba a romper el suyo. No porque ninguno de nosotros
quisiera, sino porque nuestras circunstancias no permitían nada más.

192
Capítulo 19
Levi
Mierda.
—Espera —dije, con la esperanza de que Asher no decidiera
irrumpir en mi habitación como acababa de irrumpir en mi casa.
Había cerrado la maldita puerta. ¿Cómo había entrado?
Lancé una mirada de disculpa a Annika y la dejé en mi cama.
Annika Haven en mi maldita cama, sus mejillas sonrojadas por el
orgasmo que acababa de darle.
Mierda. De nuevo.
Ajusté mi pene para que mi erección no fuera tan obvia. Mis bolas
ya estaban empezando a doler.
—¿Asher? ¿Qué estás haciendo aquí?
Ya se estaba quitando el abrigo y lo tiró sobre una silla.
—Hola, Levi.
Levanté mis cejas.
—¿Necesitas algo?
—No precisamente. —Pasó junto a mí y se dirigió al refrigerador—
. ¿Cómo has estado?
—¿Qué?
Me miró por encima del refrigerador. 193
—Solo me preguntaba cómo has estado.
—¿Cómo entraste?
Frunció el ceño, como si le acabara de hacer una pregunta extraña.
—Tengo una llave.
—¿Tienes una llave de mi casa?
—Sí.
—¿Desde cuándo?
—Desde, no lo sé. ¿Siempre?
—¿Siempre has tenido una llave de mi casa y ahora me estoy
enterando?
—Tienes una llave de mi casa.
Abrí la boca para discutir, pero eso era cierto. Tenía una llave de su
casa. De hecho, tenía una llave cuando solo era la casa de Grace.
También Logan y Gavin y usamos dichas llaves para entrar cuando
pensamos que Grace necesitaba protección. Recuerdo haber pensado
que eso era algo perfectamente normal y razonable en ese momento.
Ahora entendía por qué había estado tan enojada cuando nos
descubrió durmiendo en su sala de estar.
Cogió una cerveza del refrigerador y me la tendió.
—¿Quieres una?
—No.
—¿Te importa si tomo una, entonces?
Farfullé, tratando de averiguar cómo deshacerme de él, pero no
había mucha sangre en mi cerebro.
—Lo tomaré como un sí. —Cerró la puerta y abrió la cerveza—.
¿Estás bien?
Hice un gran esfuerzo por no mirar hacia la puerta de mi
dormitorio. Resiste, Annika.
—Estoy bien. Me iba a acostar temprano.
194
—Ibas… oh. —Sus ojos se posaron en mi ingle y de regreso—.
Mierda. Lo lamento.
—No, eso no es lo que quise decir.
—Oye, está bien. No te juzgo.
Me pasé una mano por la cara.
—Mira, solo ha sido un día largo.
—Lo entiendo. —Tomó su cerveza y se sentó en el sofá—. ¿Cómo
va el trabajo?
Estaba a punto de responder o, más exactamente, preguntarle de
nuevo por qué diablos estaba aquí, cuando la puerta principal se
abrió de golpe. De nuevo.
Gavin se paró en la puerta.
—Hola, hermanos.
—¿Qué diablos estás haciendo aquí?
Skylar apareció junto a él y me saludó.
Gavin dejó caer una mochila de nailon al suelo con un ruido sordo.
—No respondiste los mensajes de texto, así que solo vinimos.
Tenemos un problema séptico en la casa y no podemos conseguir que
alguien lo repare esta noche. Trajimos un colchón de aire, así que
dormiremos en mi antigua habitación.
—Espero que no te importe —dijo Skylar.
—Por supuesto que no le importa. —Gavin me sonrió—. Además,
trajimos comida. Ash, ¿tienes hambre?
—Podría comer.
—Genial. Son solo perros calientes, así que no es lujoso, pero ¿a
quién no le gustan los perros calientes nocturnos del Zany Zebra,
verdad?
Maldito infierno. ¿Qué iba a hacer? Skylar agarró la bolsa de nailon,
aparentemente ahí estaba el colchón de aire y la llevó por el pasillo
195
hasta la antigua habitación de Gavin. Asher se había acomodado en
un sillón mientras Gavin servía perros calientes en platos de papel en
la cocina.
—Oh, mierda —dijo Gavin desde la cocina—. La salsa de tomate
acaba de atacarme. ¿Puedo tomar una camisa limpia?
—¿No trajiste un cambio de ropa? —pregunté.
—No —dijo, como si fuera algo obvio cuando pasó a mi lado de
camino a mi habitación—. Pero no te preocupes por eso. Te la
devolveré.
—¡Gav, espera!
Demasiado tarde. Abrió la puerta de mi dormitorio.
Me lancé tras él, listo para ir al rescate de Annika, pero no dijo nada
y un segundo después, cuando llegué a mi puerta, me di cuenta por
qué.
Ya no estaba.
Mierda.
—Hace un frío de mierda aquí. —Gavin descorrió la cortina—.
¿Tenías la ventana abierta?
La ventana. Debe haber salido por ahí. Estaba impresionado y
decepcionado.
—Ah, sí, antes.
Se quitó la camisa salpicada de salsa de tomate, tomó una limpia y
se la pasó por la cabeza.
—Gracias, hombre.
«Lo siento, Annika».
—Seguro.
Volvió a sonreír y salió a la cocina, dejando su camisa sucia en mi
piso. Lancé una rápida mirada por encima del hombro y me acerqué
a la ventana, con la esperanza de que todavía estuviera allí.
Nada. Ni rastro de ella.
196
Mi erección se había ido hace mucho tiempo, pero me dolían las
bolas. Hermanos estúpidos. Al menos le había dado un orgasmo,
físicamente, esta vez. Verla correrse había sido irreal. Era tan bella.
Agarré mi teléfono y ya tenía un mensaje de texto.
Julieta: lo siento. Entré en pánico y salí por la ventana.
Yo: Está bien. Lo siento mucho.
Julieta: No te preocupes por eso. En realidad. Estoy bien.
Yo: ¿Regresaste a tu auto?
Julieta: Sí. Calentándolo.
Yo: Está bien. Sólo quiero asegurarme de que estás a salvo.
Julieta: Estoy bien. Me siento mal porque me siento tan bien y tú, ya
sabes, no.
Yo: Estaré bien. Sin arrepentimientos.
Julieta: ¿De verdad?
Yo: Ninguno en absoluto. Valió la pena.
Julieta: Eres un poco increíble. Lo sabes, ¿verdad?
Yo: Realmente me gustas.
—Levi, ¿dónde estás? —llamó Gavin desde la otra habitación—.
Tengo perros calientes.
Dejé escapar un suspiro
—Ahí voy.
Julieta: A mí también me gustas mucho.
A pesar de lo horrible que había resultado esta noche, eso me hizo
sonreír.
Yo: Al menos tenemos eso. 197
Julieta: ¿Te hablo más tarde?
Yo: Definitivamente. Ya te extraño. ¿Eso es raro?
Julieta: Espero que no, porque yo también.
Yo: Que tengas una buena noche, hermosa.
Julieta: Tú también. Buenas noches, Romeo.
Yo: Buenas noches, Julieta.
—Hermano, si necesitas unos minutos, está bien —dijo Gavin—. Lo
siento si interrumpimos tu tiempo a solas.
Me pellizqué el puente de la nariz.
—No lo hiciste. Estoy bien.
—¿Estás seguro? Porque realmente mola. Solía vivir aquí y eso
nunca impidió que ninguno de nosotros lo hiciera, ya sabes, lo que
sea que necesitáramos hacer.
Me levanté y salí a la sala. Gavin se sentó en el sofá con Skylar y
Asher todavía estaba en el sillón. Los tres tenían platos de papel con
perros calientes y me habían traído uno de la cocina.
—Sí, soy muy consciente de eso —le dije—. Al igual que la pared
de tu antiguo dormitorio.
Las mejillas de Skylar se pusieron rojas y se tapó la boca con una
mano.
—Sí, lo siento por eso —dijo Gavin. Él no estaba arrepentido. En
absoluto. Miró a Asher—. ¿Cómo está el Oso Charlie?
Asher sonrió.
—Increíble. Se ríe de todos mis chistes, así que tengo eso a mi favor.
—Ese niño se ríe por todo —dijo Gavin—. Es tan increíble.
Charlie era demasiado joven para entender los chistes de Asher,
pero realmente se reía por todo. Y Gav tenía razón, era increíble.
—Está durmiendo y Grace se acostó temprano, así que pensé en
venir a tomar una cerveza con Levi.
198
—Bien —dijo Gavin—. Me alegro de haber traído perros calientes
extra.
Asher levantó lo que quedaba del suyo.
—Yo también.
Con Annika fuera, decidí rendirme y comerme un maldito perro
caliente. En otras circunstancias, este festival improvisado Bailey con
cerveza y perros calientes habría sido genial. Y si fuera honesto, no
podría enojarme con Asher por irrumpir sin previo aviso. Todavía
recordaba cómo era cuando él no estaba. Cuando no pudo pasar y
tomar una cerveza de mi refrigerador. Y recordé esos primeros días
después de que había regresado a casa, como si no lo hubiera hecho.
Cuando estaba tan jodido por su tiempo en prisión, que apenas lo
reconocíamos.
Era bueno tenerlo de vuelta.
Me senté y le di un mordisco a mi perro caliente. Una gota de salsa
de tomate cayó sobre mi pecho.
—Oh bien, no soy solo yo —dijo Gavin, señalando mi camisa.
—¿Estás seguro de que está bien si nos quedamos? —preguntó
Skylar—. Pensamos en preguntarle a la Abue, pero las luces estaban
apagadas, así que parecía que ya estaba en la cama.
—Está bien —le dije. El momento había sido terrible, pero ¿qué iba
a hacer, negarle a mi hermano y su nueva esposa un lugar para
quedarse? Difícilmente.
—Gracias —dijo ella—. Realmente lo apreciamos.
—¿Te contó Logan sobre la chica que Cara conoció en la clínica del
pediatra? —preguntó Asher.
Mi frente se arrugó.
—No.
—Tal vez se suponía que no debía decir nada.
—¿Qué chica? 199
—Es una enfermera. Nueva en el pueblo. Cara pensó…
—Cara pensó mal.
—Creo que Logan tiene razón —dijo Gavin—. Necesitas una mujer
en tu vida.
Me metí el último bocado del perro caliente en la boca para no decir
lo que estaba pensando. «Tengo una mujer en mi vida y estaba en mi
habitación, jadeando por el primero de varios orgasmos que había
planeado para ella, hasta que ustedes, imbéciles, la echaron por la
ventana».
—Maldita sea —dijo Gavin—. Hemos estado pensando en esto de
la forma incorrecta. Logan no necesitaba usar una aplicación de citas
para encontrar a alguien para Levi. Ya conocemos a una chica
increíble.
—¿Quién? —preguntó Skylar.
—Ginny.
Asher puso su plato de papel vacío en la mesa de café.
—¿Logan no salió con ella?
—Salieron un par de veces, pero no creo que cuente como una cita.
—Skylar jadeó y agarró el brazo de Gavin—. ¿Puedes imaginar? Si se
casara con Levi, no solo se mudaría aquí, sino que sería mi hermana.
—Tan genial —dijo Gavin.
Todos me miraron como si esperaran que accediera y les exigiera
el número de Ginny para poder llamarla y proponerle matrimonio.
—Sé que Ginny es tu mejor amiga, Skylar, así que estoy seguro de
que es genial. Pero no, gracias. Realmente no quiero que ustedes me
emparejen con nadie.
Gavin se inclinó más cerca de Skylar y fingió un susurro.
—No te preocupes. Eventualmente lo desgastaremos.
Negué con la cabeza.
200
No, no me desgastaran. Annika y yo tenemos que escabullirnos
para estar juntos, pero vale la pena. No quería a nadie más. Cada vez
que lográbamos vernos, tanto si nos interrumpían como si no,
afianzaba mi determinación.
Iba a encontrar una manera de hacer mía a Annika Haven.

201
Capítulo 20
Annika
El agua corrió sobre el vaso de plástico azul que tenía en la mano y
el sonido de los dibujos animados provenía de la sala de estar, pero
solo era vagamente consciente de eso. Miré por la ventana sobre el
lavaplatos, mis pensamientos lejos de la mundana tarea de enjuagar
la taza de Thomas.
Estaba pensando en Levi.
Sus labios sobre los míos. Su cuerpo apretado contra el mío. Sus
manos tocándome y su dureza.
—¿Annika?
Jadeando, dejé caer el vaso en el fregadero. Resonó contra la
porcelana con un ruido sordo.
—¿Qué?
—No fue mi intención asustarte —dijo mamá—. Pero creo que el
vaso probablemente ya esté limpio.
—Lo siento. —Cerré el agua, cogí el vaso y lo puse en el
lavavajillas—. Supongo que estaba pensando en otra cosa.
—¿Estás bien?
—Sí, bien. —Cerré el lavavajillas, esperando que mis pensamientos
no estuvieran escritos en mi cara y agarré una toalla para secarme las
manos—. ¿Dónde está papá?
202
—Creo que lo escuché salir.
Una punzada de sospecha recorrió mi espalda, haciéndome mirar
por la ventana. ¿Estaba fumando de nuevo? No estaba segura de si
mamá sabía acerca de la última vez que lo atrapé. No quería delatarlo,
pero si todavía estaba fumando cigarrillos a escondidas, tendría que
involucrar a mamá.
—Necesito preguntarle algo. Vuelvo enseguida, si no te importa
vigilar a Thomas unos minutos. Está viendo su programa.
Ella sonrió.
—Por supuesto.
Dejé la toalla y salí por la puerta trasera.
Una ligera brisa agitó las ramas de los pinos, pero no olí ni una
pizca de humo. Esa fue una buena señal. Caminé la corta distancia
hasta el taller, pero no vi a papá. Eso era extraño. ¿Dónde está?
Los neumáticos crujieron en el camino de grava. Con curiosidad,
me dirigí por el camino hasta el frente de la casa para ver quién estaba
aquí.
Papá estaba de pie con los brazos cruzados sobre su gran pecho
mientras Josiah y Theo saltaban de la camioneta de Josiah. El cabello
de Josiah goteaba agua y su camisa estaba pegada a su cuerpo,
empapada. Theo también parecía haber sido atrapado por una
tormenta, pero no había ni una nube en el cielo.
—¿Qué diablos les pasó a ustedes dos? —preguntó papá.
—Malditos Bailey —dijo Theo.
Me detuve en seco. Oh, oh.
Josiah hizo una bola con la parte inferior de su camisa y la apretó,
enviando un hilo de agua al suelo.
—Solo queríamos hablar.
—Parece que salió bien —dijo papá.
Josiah le lanzó una mirada. 203
Salí de mi parálisis momentánea por haber escuchado el nombre
«Bailey» y me acerqué a mi papá.
—¿Qué pasó?
—Fuimos a la casa de la señora Bailey para hablar sobre nuestra
oferta —dijo Josiah—. Pero esos imbéciles son incapaces de ser
razonables.
Papá gruñó.
—¿Por qué están mojados?
—Grace Miles nos arrojó agua con la manguera —dijo Josiah.
—Se llama Grace Bailey —dije sin pensar.
Josiah y Theo me miraron como si hubiera dicho algo extraño.
—¿Qué? —pregunté—. Es su nombre. Se casó con Asher. Todos
saben eso.
—¿A quién le importa? —preguntó Josiah, con el ceño fruncido.
—Sólo digo. —Agité mi mano como para descartar el tema del
apellido de Grace—. ¿Por qué les tiró agua?
—¿Por qué asumes que hicimos algo para merecerlo? —preguntó
Josiah.
—¿Estás diciendo que te empapó sin razón?
Theo levantó las manos y miró a papá.
—No hicimos nada.
Papá gruñó algo incoherente.
—Solo queríamos hablar —dijo Josiah de nuevo.
—¿Así que te paraste junto a tu camioneta y trataste de tener una
conversación y Grace te roció con una manguera de la nada? —
pregunté.
Josiah abrió la boca como para responder, luego la volvió a cerrar.
Su mandíbula se tensó.
—Ella estaba tratando de mantenernos alejados del porche. 204
Dejé escapar un suspiro.
—En otras palabras, entraste en su propiedad y trataste de
intimidarla para entrar.
—No.
—En realidad, eso es más o menos lo que sucedió —dijo Theo.
Josiah lo fulminó con la mirada.
—No soy el imbécil, en este caso. Ellos son los que ni siquiera nos
hablan.
—¿Alguien está sorprendido? —pregunté—. Debido a la estúpida
disputa, nos ven como el enemigo.
—¿Estúpida disputa? —preguntó Josiah—. ¿Desde cuándo te
importa una mierda?
Mis labios se separaron, pero no salió nada.
«Desde que me enamoré de Levi Bailey».
¿Enamoré? Ay, Dios mío. No, no, no, no podía pensar así. No
estaba enamorada de Levi.
¿Lo estaba?
Tenía tantos problemas.
—Es una locura —le decía Josiah a papá—. No pueden permitirse
el lujo de mantenerla, pero ¿prefieren que vaya a subasta?
—Si va a subasta, aún podríamos conseguirla —dijo papá.
—Lo sé, pero entonces corremos el riesgo de que alguien más haga
una oferta fuera de nuestro alcance —dijo Josiah—. Apenas podemos
sacar esto adelante como está.
—¿Tiene alguna otra oferta? —preguntó papá.
Josiah señaló su ropa mojada.
—No llegamos a hablar con ella sobre eso, ¿verdad?
Una chispa de ira se encendió dentro de mí. En otras circunstancias,
la oferta de Josiah podría haber sido razonable. Pero esto era Tilikum. 205
Nosotros éramos Haven y ellos Bailey. Haven y Bailey no habían
hecho negocios en más de cien años. Y ahora la disputa había pasado
de hombres adultos que hacían bromas estúpidas a abierta hostilidad.
Debería haberlo sabido.
—¿Por qué no dejas pasar esto? —pregunté, mi voz chasqueando
como un látigo.
El ceño de Josiah se arrugó.
—Porque necesitamos esto.
—¿Necesitamos qué? ¿Comenzar una guerra porque eres
demasiado terco para dejarlo pasar?
—¿Soy terco? —Señaló su pecho—. Eso es gracioso, Annika. Esos
idiotas ni siquiera quieren que hablemos. ¿Qué se supone que haga?
—Podrías comenzar por no llamarlos idiotas y no intentar entrar a
la fuerza en la casa de su abuela.
Dio un paso más cerca.
—¿En serio? ¿De qué lado estás?
Lo miré fijamente, la frustración anudándome el estómago. ¿De
qué lado estaba? No tenía muchas opciones, ¿verdad? Soy una
Haven. Mi bando había sido elegido por mí.
Pero iba a defender lo que pensaba que era correcto.
—¿Has pensado en el hecho de que la Abue Bailey es una persona?
¿Una mujer que ha vivido en esa casa y en esa tierra durante décadas?
—Por supuesto que sí —dijo Josiah.
—Entonces, ¿qué se supone que debe hacer? Sigues diciendo que
los Bailey son tercos, pero su abuela está a punto de perderlo todo y
no parece que te importe esa parte en absoluto.
—Vamos, Annika —dijo Theo—. No es como si la echáramos a la
calle.
Crucé los brazos.
—Entonces… ¿a dónde se supone que debe ir? ¿Han considerado
206
eso? ¿O simplemente asumen que uno de sus nietos la dejará dormir
en un sofá hasta que pueda encontrar un nuevo lugar para vivir?
Josiah me miró fijamente.
—Genial, me alegro de que pienses que somos monstruos que
dejarían a una anciana sin hogar. Por supuesto que lo hemos
considerado. Si puede subdividir la tierra, podría conservar su casa.
Y si no, no es como si la fuéramos a echar. Pensaríamos en algo.
—¿Ellos saben eso?
Josiah y Theo intercambiaron una mirada.
—No lo saben, ¿verdad? En lugar de comenzar con explicarles que
tu oferta incluiría una provisión para ella, solo dijiste, oye, escuché
que estás en problemas, ¿qué tal si le vendes tu tierra a tus enemigos
mortales?
Papá suspiró.
—Te dije que esto no iba a funcionar.
—Todavía podría —dijo Josiah—. Si tan solo escucharan.
De repente me alegré de que mi familia no supiera nada sobre Levi
y yo. Esperarían que yo interviniera. Que actuara como conciliadora
y consiguiera lo que quieren. La idea de meterme en esta situación, ir
con Levi y pedirle que escuche a mis hermanos, me revolvió el
estómago. Por mucho que deseo que pudiera haber paz entre
nuestras familias, no podía imaginar decirle esto a Levi y pedirle que
se pusiera de nuestro lado.
Era un desastre.
—Sigo pensando que esto es un error —dije, girándome para
regresar a la casa—. Solo están empeorando las cosas.
—No somos los malos —dijo Josiah a mi espalda mientras me
alejaba.
Tal vez lo éramos o tal vez no, pero no importaba. Para los Bailey,
éramos los malos, al igual que ellos para nosotros. 207
La disputa es estúpida, siempre lo había pensado, pero eso
tampoco importaba, porque era real y ahora estaba atrapada en el
medio y mi familia no tenía idea.
Por un segundo, pensé en parar. ¿Qué pasa si me doy la vuelta y
les digo, aquí mismo y ahora? ¿Qué harían si dijera que no sabía de
qué lado estaba porque tenía sentimientos por un Bailey? Que no
quería estar de un lado; ya no quería que hubiera bandos.
Pero no lo hice. Seguí caminando y entré a la casa.
Amaba a mi familia. Amaba a mis padres y a mis hermanos y
quería lo mejor para ellos. Las finanzas de mis padres estaban
inestables en el mejor de los casos, la empresa que había estado en la
familia Haven durante generaciones estaba al borde del colapso. Y
sabía que mis hermanos solo estaban tratando de ayudar. Querían
que nuestra familia estuviera segura y sabía que, a pesar de lo que
pensaran los Bailey, mis hermanos no echarían a su abuela a la calle.
Pero la lealtad era lo más importante para los Haven y estaba
cometiendo la máxima deslealtad.
Mamá estaba acurrucada con Thomas en el sofá cuando entré, así
que me metí en mi habitación. Necesitaba unos minutos para mí.
La broma de Levi sobre ser compañeros de cuarto me vino a la
mente mientras cerraba la puerta de mi habitación. Admitir que era
amiga de Levi habría sido bastante malo. ¿Pero amantes secretos?
Caos. Sería un caos.
Y no tenía ni idea de lo que iba a hacer.

208
Capítulo 21
Annika
Thomas se sentó en mi regazo, benditamente quieto, mientras
Lorraine Montgomery leía las últimas páginas del libro de cuentos. El
libro incluía un camión de bomberos de color rojo brillante, por lo
que, por supuesto, estaba embelesado.
Un puñado de otras mamás, papás y niñeras estaban igualmente
situados en la sección de niños de la biblioteca de Tilikum, con las
piernas cruzadas en el suelo con niños de dos y tres años en sus
piernas. Las estanterías pequeñas estaban llenas de libros ilustrados
y los muebles eran del tamaño de un niño: mesas bajas con sillas
pequeñas y resistentes y coloridos sillones Puff. Una mesa con una
pista de tren con vías de madera estaba cerca.
La voz suave de Lorraine era el único sonido, salvo el susurro
ocasional de un cliente de la biblioteca o el movimiento de un niño
inquieto. Estaba sentada en una silla para adulto con un vestido floral
y un cárdigan beige. Pasó la última página y leyó las últimas líneas
antes de cerrar el libro y dejarlo suavemente en su regazo.
—Niños y niñas, gracias por venir a la hora del cuento —dijo—.
Todos pusieron mucha atención.
Los adultos del grupo murmuraron «gracias» en voz baja mientras
sus pequeños se levantaban. Algunos se dirigieron a los estantes
cercanos para agarrar libros mientras que otros recogieron sus cosas
y se dirigieron a la salida.
209
Thomas se quedó en mi regazo.
—¿Deberíamos irnos? —pregunté suavemente en su oído—. La
hora del cuento ya terminó.
—¿Acabó? —preguntó Thomas.
—Sí. Ya acabó.
Lorraine se levantó de su lugar con el libro de cuentos todavía en
las manos.
Thomas se bajó de mi regazo y señaló.
—¿Ibro?
Hizo una pausa y le tendió el libro.
—¿Te gustaría verlo?
El asintió.
—Gracias —le dije mientras colocaba el libro en una de las mesas
pequeñas y sacaba una silla para él.
Thomas se dejó caer en la silla y abrió en la primera página.
—De nada —dijo Lorraine—. Siempre feliz de ayudar a fomentar
el amor por los libros.
—Si tiene un camión de bomberos adentro, estará interesado.
Ella sonrió. Aunque tenía reputación de ser severa y mi hermano
Zachary sostenía que era aterradora, siempre me pareció amigable.
Bueno, tal vez no exactamente amigable, todavía tenía esa mirada
estoica de bibliotecaria que te hacía sentir que necesitabas bajar la voz,
pero siempre fue amable con Thomas cuando llegábamos a la hora
del cuento y, en lo que a mí respecta, la mejor manera de ganarse el
cariño de un padre era ser amable con su hijo.
—¿Camiones de bomberos? —preguntó, más para sí misma que
para mí—. Veamos qué más tenemos.
Me levanté y me paré junto a Thomas mientras hojeaba el libro,
asegurándome de que no rompiera ninguna página, mientras
Lorraine buscaba en los estantes bajos. Sacó dos libros más, ambos 210
con camiones de bomberos y los colocó junto a Thomas.
—Gracias —dije.
—No hay problema. —Dudó, como si tratara de decidir si
continuar nuestra breve conversación o continuar con su día—.
¿Cómo has estado?
Su pregunta me tomó por sorpresa. Aunque había hablado con ella
antes, por lo general se trataba de libros ilustrados apropiados para
niños de dos años.
—Estoy bien gracias.
—Lo siento, no estoy tratando de meter mi nariz en tus asuntos.
Solo sé lo difícil que puede ser criar a un hijo por tu cuenta.
Otra sorpresa.
—¿En serio?
Asintió.
—Mi primer esposo decidió que la paternidad no era para él.
Desafortunadamente, tomó esa decisión después de que tuviéramos
a nuestro hijo Rob. Ya es mayor, por supuesto, pero recuerdo muy
bien esos primeros años antes de casarme con Harold. Ser madre
soltera es difícil.
—Realmente lo es. Thomas es maravilloso y no lo cambiaría por
nada del mundo, pero es mucha responsabilidad.
—Por supuesto que sí y puede ser solitario.
—Sí. —Asentí lentamente, una sensación de alivio se apoderó de
mí al tener mis propios sentimientos reflejados. Me sentía validada—
. Es solitario a veces.
—Y tener un hijo hace que cosas como las citas sean mucho más
complicadas. Mientras que otras mujeres de tu edad son libres de salir
cuando quieran, para ti no es tan sencillo.
—No, no lo es.
—Y tienes que ser mucho más cautelosa acerca de a quién dejas 211
entrar en tu vida.
Se me hizo un nudo en la garganta. Espera. ¿Ella sabía algo? ¿Nos
había visto en alguna parte? ¿Fuera del taller de Luke, tal vez? ¿Ya
corrían rumores?
Tragué saliva y me metí el pelo detrás de la oreja. ¿Por qué estaba
siendo tan paranoica? Solo estaba comentándome sobre el campo
minado que era salir para una madre soltera.
—Tener citas es definitivamente un desafío —dije—. Estoy segura
de que te sentiste aliviada cuando conociste a Harold.
—Tuve mucha suerte. Fue bueno para Rob tener un hombre en su
vida.
—Ya lo creo. Los niños pequeños tienen mucha energía.
—Especialmente los niños pequeños, al menos en mi experiencia.
Aunque creo que su etapa de baterista cuando era adolescente fue la
más dura. Incluso Harold no pudo mitigar eso.
—Apuesto a que eso fue bullicioso.
Asintió.
—Demasiado bullicioso. Afortunadamente, él y algunos amigos
intentaron formar una banda de garaje y sus sesiones de práctica se
llevaron a cabo en otro lugar. No estábamos tristes cuando se llevó la
batería.
—¿Tu hijo todavía está en una banda?
—No, eso fue solo una fase pasajera. Ahora es electricista.
Thomas cerró el libro.
—Ya.
—Cuidado con eso, amiguito. —Lo recogí y lo sostuve con los otros
dos—. ¿Deberíamos leerlo de nuevo en casa?
Él asintió, lanzando una mirada sospechosa a Lorraine. 212
—¿Disfrutaste el libro? —preguntó Lorraine.
Frunció el ceño.
Aparté el cabello de su frente, como si pudiera suavizar su mirada.
—Lo siento. Es un poco cauteloso con las personas que no conoce
bien.
—Ah. —Apretó los labios en una sonrisa con la boca cerrada que
no llegó a reflejarse en sus ojos—. Bueno, necesito volver a la
recepción. Disfruta el resto de tu día.
—Gracias y gracias por los libros.
—Un placer.
Thomas siguió mirándola mientras se alejaba.
Nos registramos en la recepción y puse los libros debajo de mi
brazo mientras tomaba la mano de Thomas y lo conducía a mi auto.
El viento se levantó, soplando mi cabello en mi cara.
—Pitón glande —dijo, señalando un camión de bomberos del
Departamento de Bomberos de Tilikum estacionado al otro lado de la
calle.
—Sí, hay un camión grande.
—¿Mamos a ver?
No teníamos prisa y no parecía que pudiéramos hacer ningún daño
con ver el camión de bomberos de cerca. Miré a mi alrededor, pero no
parecía que hubiera nadie allí. Probablemente fueron a almorzar al
otro lado de la calle.
Y, también, una parte de mí esperaba que Levi estuviera allí. No es
que pudiéramos pasar tiempo juntos en público. Pero incluso la
posibilidad de echarle un vistazo era demasiado tentadora para
dejarla pasar.
—Seguro. Déjame poner nuestras cosas en el auto. —Puse los libros
en el asiento trasero mientras él tiraba de mi brazo, inclinando su
pequeño cuerpo hacia el camión de bomberos—. Ya sé, ya sé. Espera. 213
Cerré la puerta del auto y ajusté mi agarre en su mano. Cruzamos
la calle y nos paramos detrás del camión de bomberos para que
pudiera ver más de cerca.
—Pitón glande —dijo con reverencia.
Dejé que me guiara en un lento paseo alrededor del camión de
bomberos para poder verlo desde todos los lados. Tenía la sensación
de que, si lo dejaba, se metería adentro.
—Está bien, pequeño. Hemos visto el camión grande. Hora de
irnos.
—Evi —dijo.
Mi corazón dio un vuelco y respiré rápidamente. Levi estaba
parado a solo unos metros de distancia, luciendo increíblemente sexy
con su uniforme del departamento de bomberos. Sus ojos pasaron de
mí a Thomas y una comisura de su boca se levantó en una sonrisa.
—Hola, hombrecito.
La mano de Thomas se deslizó de la mía. Observé, con la boca
abierta, mientras corría hacia Levi y levantaba los brazos.
Levi no dudó; se inclinó para levantarlo y lo acomodó en su cadera.
Un segundo después pareció darse cuenta de lo que había hecho.
Miró a su alrededor, asegurándose de que nadie estuviera viendo y
me miró a los ojos con un pequeño encogimiento de hombros.
—Pitón glande —dijo Thomas, señalando el camión de bomberos.
Levi enarcó las cejas.
—Sí, es un «camión grande» —dije, enfatizando las palabras.
—¿El pitón glande de Evi? —preguntó.
Me aclaré la garganta, tratando de no reírme.
—Hum, sí, Levi conduce ese camión grande.
—El pitón glande de Evi —dijo y asintió con gravedad.
Levi sonrió y apretó los labios, como si estuviera tratando de no
reír tanto como yo. 214
—Gracias, amiguito.
—Tienes que amar el lenguaje de los niños pequeños —dije.
—Bueno, no está equivocado.
Una sutil sonrisa cruzó los labios de Levi, enviando un hormigueo
por mi columna. Ojalá no nos hubieran interrumpido la otra noche.
Esa pequeña muestra del «camión grande» de Levi me había dejado
con ganas de más, mucho más.
Mi lengua salió disparada para humedecer mis labios y la frente de
Levi se arrugó, sus ojos en mi boca. Un remolino de calor me recorrió,
iluminándome por dentro.
¿Qué me estaba haciendo?
—Tío Galett —dijo Thomas.
Mi espalda se puso rígida y los ojos de Levi se agrandaron ante algo
detrás de mí.
Oh, no.
Thomas se escapó del agarre de Levi. Tan pronto como sus pies
tocaron el suelo, pasó corriendo junto a mí, directo a los brazos de mi
hermano.
Afortunadamente, Garrett estaba en uniforme, lo que significaba
que no podía ser demasiado imbécil con Levi, regla de disputa tácita.
Y no estaba solo. Se detuvo en la acera junto a mí con el alguacil
Cordero.
—Hola amiguito. —dijo Garret. Sus ojos se posaron en Levi, pero
solo por un segundo—. ¿Qué estás haciendo?
—Evi tiene pitón glande —dijo Thomas.
—Camión grande —dije rápidamente, señalando el camión de
bomberos—. Quería ver el camión de bomberos.
—Jack. —Levi saludó al alguacil Cordero y se cruzó de brazos,
manteniendo una postura fuerte. Hizo una pausa y me pregunté si
iba a hacer una broma a mi hermano ignorándolo. Su mandíbula se 215
contrajo—. Haven.
—Bailey —dijo Garrett, su voz de todo menos amistosa. Entrecerró
los ojos—. ¿Por qué estabas cargando a mi sobrino?
—Garrett, no lo hagas —le dije.
La expresión de Levi no cambió. Se limitó a mirar a Garrett, como
si lo desafiara a hacer una escena.
El alguacil Cordero se aclaró la garganta, pero Garrett no pareció
captar la indirecta.
—¿Qué? —Garrett cambió a Thomas—. Solo me pregunto por qué
ese tipo estaba cargando a mi sobrino. Es una pregunta justa.
—Pitón glande de Evi —dijo Thomas.
Presioné mis labios, tratando de no sonreír. Mi mirada se dirigió a
Levi y él me dio un guiño rápido, enviando otra ráfaga de calor y
hormigueo corriendo a través de mí.
Me tomó un poco de esfuerzo no dejar que nada se mostrara en mi
rostro. Lo último que necesitaba en este momento era que Garrett
sospechara. Así que aparté los ojos de Levi y me acerqué a Thomas.
—Sí, todos sabemos que hay un camión grande. Vamos, amiguito.
—Lo tomé de los brazos de Garrett—. Deberíamos irnos.
—Esto parece divertido. —Se acercó otro Bailey con el uniforme del
departamento de bomberos. Pero no cualquier Bailey. Era Logan, el
gemelo de Levi. Él asintió, más al alguacil Cordero que a Garrett—.
¿Hay algún problema aquí, oficiales?
Era extraño ver a Levi y Logan parados uno al lado del otro. Se
parecían mucho, porque por supuesto que lo hacían, especialmente
en uniforme. Pero al mismo tiempo, podía distinguirlos fácilmente.
El cabello de Levi estaba un poco más corto, pero sobre todo era por
su comportamiento. La forma en que se pararon, sus expresiones
faciales, todo.
—Solo me estoy asegurando de que tu hermano idiota no esté
acosando a mi hermana y mi sobrino —dijo Garrett.
El ceño de Levi se frunció de nuevo, su expresión se oscureció.
216
¿Por qué era tan sexy?
—No estaba acosando a nadie —dijo Levi, su voz era un gruñido
grave.
Logan dio un paso adelante.
—Deberías hacerte revisar los ojos, viejo. Mi hermano está en
uniforme. No es que vaya a acosar a tu hermana de todos modos, pero
estoy dispuesto a dejar pasar eso porque estoy de buen humor y
porque parece que Jack me matará si no lo hago.
Garrett dio un paso más cerca de Logan.
—Ustedes dos manténganse alejados de mi hermana y mi sobrino.
—Chicos —dijo el alguacil Cordero, su tono lleno de advertencia.
La boca de Logan se convirtió en una sonrisa. Conocía esa mirada.
Mis hermanos tenían esa mirada justo antes de que decir algo
sarcástico o cínico, algo que sabían que enfadaría a la otra persona.
Zachary era especialmente bueno en eso.
—¿Podemos no hacer esto frente al niño de dos años? —pregunté
antes de que Logan pudiera decir algo.
Levi me miró, luego puso una mano en el brazo de Logan.
—Vamos.
El alguacil Cordero volvió a aclararse la garganta y Garrett dio un
paso atrás.
Logan dejó que su hermano lo arrastrara hacia atrás, aliviando la
tensión por un margen mínimo. Se volvió hacia mí e hizo una
profunda reverencia.
—Que tenga un buen día, señorita Haven.
Levi lanzó otra mirada a Garrett, luego me miró a los ojos.
—Adiós.
—Adiós —dije, mi voz salió más entrecortada de lo que quería.
217
Pero no pude evitarlo. Esos ardientes ojos marrones iban a ser mi
muerte.
—Adió, Evi. —Thomas se despidió.
Garrett y Logan tenían expresiones de confusión a juego.
Las facciones de Levi se suavizaron.
—Adiós, hombrecito.
—Mami, ¿montas el pitón glande de Evi? —Thomas señaló el
camión de bomberos.
«Ay Dios mío».
—Está bien, esa es nuestra señal para irnos. Pórtense bien.
Logan se rio entre dientes, luego él y Levi se giraron para volver al
camión de bomberos. Mientras cruzaba la calle, miré a mi hermano
por encima del hombro, asegurándome de que no se estuviera
quedando para causar problemas. Era dudoso con el alguacil Cordero
allí mismo, pero en estos días nunca se sabía. Afortunadamente, él y
el alguacil ya estaban caminando de regreso por donde habían
venido.
Llegué al estacionamiento de la biblioteca y sentí un cosquilleo en
la espalda. Haciendo una pausa, volví a mirar por encima del
hombro.
Levi se paró al lado del camión de bomberos. Miró a un lado, como
si alguien acabara de hablarle, luego me miró a los ojos y me guiñó
un ojo.
Un remolino de mariposas tomó vuelo en mi estómago.
Desapareció por el costado del motor, dejándome de pie en el
estacionamiento con mi hijo en mis brazos, sintiendo que podría
derretirme.

218
Capítulo 22
Levi
Maldito Garret Haven.
Me subí al camión, una potente mezcla de emociones abrasadoras
se movió a través de mí. ¿Annika y yo no podemos tener un minuto?
No era como si planeaba besarla abiertamente, aunque quería
hacerlo. Pero, por supuesto, no podíamos decirnos más que unas
pocas palabras sin que alguien en este maldito pueblo nos
interrumpiera.
Sin embargo, fue genial cómo Thomas me recordaba. Eso me hizo
sonreír.
Condujimos de regreso a la estación de bomberos y salimos. Todos
hicimos una revisión rápida del equipo antes de desviarnos hacia
nuestras funciones en la estación.
Comencé a dirigirme hacia las escaleras, pero Logan chocó mi
hombro con el suyo.
—Entonces, ¿de qué se trató eso?
—¿Qué? —Yo no era tonto. Sabía lo que quería decir. Pero esperaba
que lo dejara caer.
—¿El niño trató de salir corriendo a la carretera o algo así?
—¿Thomas? No. Solo estaba mirando el camión.
Se cruzó de brazos.
219
—¿Cómo sabes su nombre?
Mierda.
—Todo el mundo sabe su nombre.
—Yo no.
—¿Y? ¿Desde cuándo le prestas atención a los niños que no son
familia?
—Tienes razón, pero ¿desde cuándo lo haces tú? ¿Y por qué sabe
«tu» nombre, «Evi»?
Traté de actuar como si no fuera importante.
—Lo encontré deambulando por la ferretería no hace mucho y lo
ayudé a encontrar a su mamá.
—Oh. —Parecía casi decepcionado, dejó caer los brazos—. ¿Eso es
todo?
—Sí, eso es todo.
Entrecerró los ojos.
—Estás mintiendo.
—¿Por qué me estás molestando?
—Porque te conozco y sé que estás mintiendo. Tal vez puedas
engañar a todos los demás, pero no a mí.
Gruñendo, me di la vuelta.
—Vamos, brodelayheehoo12. Te vi mirándola. No es de extrañar que
su hermano idiota apareciera así. Su radar Bailey probablemente se
estaba disparando como loco, por cómo te estabas follando a su
hermana con los ojos en la calle mientras sostenías a su hijo.
—No la estaba follando con los ojos.
Era una gran mentira. Absolutamente la había estado follando con
los ojos.
—Tonterías —dijo—. No es que nadie te culpe. Todos sabemos que
ella es sexy.
220

12Broma de Logan para referirse a sus hermanos, combinando la palabra hermano en inglés con
yodelayheehoo un canto a la tirolesa.
Lo miré de nuevo, preguntándome si tendría que tirarlo al suelo.
—No hables así de ella.
Me señaló.
—Ahí está.
—¿Ahí está qué?
Se acercó y bajó la voz.
—Ella te gusta. Dije que es sexy y tu primer instinto fue protegerla.
No haces eso por una chica, a menos que te guste.
—¿Lo hiciste a propósito?
—Por supuesto que lo hice a propósito.
Maldito infierno. Logan básicamente tenía visión de rayos X en lo
que a mí respecta. Podía ver a través de mí. Para ser honesto, estaba
sorprendido de haberle ocultado mis sentimientos por Annika
durante tanto tiempo. Debí saber que la primera vez que nos viera
juntos lo notaría.
Aun así, no iba a confesarlo tan fácilmente.
—No sé de qué estás hablando.
—No la estabas follando con los ojos solo porque está buena. Tienes
algo con ella.
—Lo que sea.
—Levi —dijo, su voz seria—. Mírame a los ojos y dime que estoy
equivocado.
Maldición, había usado mi nombre, no una versión estúpida de
«bro13». Eso significaba que no estaba jugando. No había forma de
que pudiera mentirle.
Me encontré con su mirada.
221
—Bien. Ella me gusta.

13 Broma de Logan que significa hermano en inglés.


Farfullando algo que no pude entender del todo, excepto por la
proliferación de maldiciones, me agarró del brazo y me llevó fuera de
la estación.
—¿A dónde vamos?
Se detuvo en la hierba junto al amplio camino de entrada.
—No podemos dejar que nadie escuche. Especialmente Gavin.
Miré alrededor, medio esperando ver al entrometido de Gav
espiándonos.
—Ni siquiera está de servicio.
—No importa. ¿Qué carajo estás diciendo? ¿Sientes algo por
Annika Haven? —Su voz se redujo a un susurro cuando dijo su
nombre.
Me froté la nuca y volví a mirar alrededor. No quería tener esta
conversación con él. Por otra parte, podría sentirse bien finalmente
contárselo a alguien y a pesar de lo mucho que me volvía loco, no
había nadie en quien confiara más que mi gemelo.
—Mira, sé que lo que diré te va a asustar. Así que cállate y escucha
por un minuto, ¿de acuerdo?
Cruzándose de brazos, apretó los labios y asintió.
—Bien. —Respiré profundamente—. Sí, tengo algo con Annika.
Nos hemos estado enviando mensajes de texto en secreto durante
mucho tiempo.
—¿Mucho tiempo? ¿Qué significa eso?
—Comenzó en la escuela secundaria, pero perdimos el contacto
después de que se fue a la universidad. Luego se mudó de regreso al
pueblo y la seguía viendo por ahí. Al principio solo quería saber cómo
estaba, así que le escribí. Empezamos a enviarnos mensajes de nuevo,
pero eso era todo. Solo nos enviábamos mensajes de texto. 222
—¿Era? ¿Como en tiempo pasado? —Levantó las cejas—. Entonces,
¿qué es ahora?
Le señalé con un dedo.
—Es tu culpa por hacerme ir al baile de máscaras.
—¿Qué diablos tiene que ver el baile de máscaras con esto?
—Ella estaba allí y yo solo… —Dejando escapar un suspiro, desvié
la mirada—. No pude resistir más. La llevé a un armario y la besé.
—Está bien, eso es un poco intenso y te veías increíble esa noche.
No me sorprende que ella lo haya hecho.
—Gracias.
—Pero —dijo, señalándome con un dedo acusador—. También fue
una maldita estupidez. ¿Sabes quién es ella?
—Sí, estoy muy al tanto de su apellido y de todos sus hermanos
pendejos.
—Si descubren que besaste a su hermana en el… —Entrecerró los
ojos de nuevo—. Has hecho más que besarla esa vez, ¿no es así?
Asentí.
—Mierda. —Levantó las manos en el aire—. ¿Qué estás pensando?
Sabes lo mal que está la disputa en este momento.
Un carbón de ira ardía en mis entrañas.
—Sí, sé lo mal que está la disputa. Es una mierda. ¿Por qué algo
que sucedió hace más de cien años y que nadie recuerda, no me
permite estar con la mujer que…?
Los ojos de Logan se abrieron de nuevo.
—Mierda, bromeo14. Estuviste a punto de decirlo.
Miré hacia otro lado.
—Maldita sea —dijo, con un toque de asombro en su voz—. ¿Ella
siente lo mismo?
—No sé.
223

14Broma de Logan para referirse a sus hermanos, combinando la palabra hermano en inglés y el
nombre del personaje de Shakespeare Romeo.
—¿Pero estás diciendo que esto es real? ¿No estás jugando con ella
solo porque quieres lo que no puedes tener?
—No soy Gavin.
—Buen punto. —Haciendo una pausa por un largo momento,
asintió lentamente—. Bueno. Podemos trabajar con esto.
—¿Qué quieres decir con podemos?
—No me malinterpretes, no digo que es una buena idea. Es un
maldito desastre y que conste que estoy enojado contigo por meterme
en esto.
—Yo no te metí en nada. Me preguntaste y no me dejaste en paz.
—Pero ahora que estoy dentro, estoy dentro —dijo, básicamente
ignorándome—. Especialmente si estás enamorado de ella, porque
eso es una auténtica mierda.
Hice una pausa, desvié la mirada nuevamente y apoyé las manos
en las caderas.
—No puedo creer que esté a punto de pedirte un consejo sobre
relaciones, pero…
—¿Por qué no? Soy un hombre felizmente casado.
Incliné la cabeza, aceptando su punto.
—Bien. ¿Qué se supone que debo hacer?
—¿Estás realmente enamorado de ella?
Asentí una vez.
—¿Pero no sabes si está enamorada de ti?
—No lo hemos hablado ni nada.
Esperé mientras él miraba más allá de mí, preguntándome si me
daría una respuesta real o simplemente haría una broma. Podría ir en
cualquier dirección con él.
224
—No puedes arriesgarte a hacerlo público si no estás totalmente
seguro —dijo finalmente—. Ella tampoco. Ambos deben estar
dispuestos a arriesgarlo todo porque tan pronto como todos se
enteren, será como si una bomba nuclear explotara en el centro del
pueblo.
—Sí, lo sé.
—Y en este momento, asumo que ustedes solo están
escabulléndose y esa mierda, ¿verdad?
—¿Qué más podíamos hacer?
—Así que tal vez necesiten la oportunidad de ser una pareja.
Escabullirse debe ser jodidamente emocionante, pero si quieres algo
serio con ella, debes saber que va a funcionar. Que valdrá la pena las
consecuencias.
Mi frente se arrugó.
—Sorprendentemente, tiene mucho sentido lo que dices.
—Oye, resolví mi mierda con Cara. Eso básicamente me convierte
en un genio de las relaciones.
Asentí. «No te equivocas».
Levantó la barbilla. «Gracias, hermano».
—Pero no podemos ser una pareja en Tilikum —dije—. Lo que
significa que tenemos que…
—Ir a otra parte. Como llevarla…
—Fuera del pueblo…
—Por un fin de semana o algo así.
—Sí, pero un fin de semana no es la vida real —le dije.
Logan se encogió de hombros.
—Es mejor que nada. Además, nunca te tomas tiempo libre. Te
vendrían bien unas vacaciones.
225
Tenía razón. ¿Y cómo sería estar en otro lugar? Donde nadie nos
conociera; donde nadie miraría dos veces si nos vieran juntos.
Me preguntaba si ella aceptaría.
Sólo había una manera de averiguarlo.
—Gracias, hermano —le dije—. Y hazme un favor, ¿de acuerdo?
¿Podemos mantener esto entre nosotros?
—Por supuesto. Te cubro las espaldas, brodentical.
Por lo general, odiaba todos sus juegos de palabras. Excepto este.
Me gustaba cuando me llamaba así.
No es que fuera a admitirlo ante él. Ya estaba demasiado lleno de
sí mismo.
Sacó su teléfono y comenzó a escribir.
—Te envío el enlace de la cabaña donde Cara y yo nos quedamos
en la playa. Es temporada baja, así que apuesto a que puedes reservar
algo.
—Gracias.
—En cualquier momento. —Guardó su teléfono en el bolsillo—.
Con razón no te gustó la maestra de arte. En mi defensa, no sabía que
andabas a escondidas con una Haven.
—Sé que no lo sabías.
Me dio una palmada en la espalda y se dirigió hacia la estación de
bomberos.
—Buena charla.
Lo seguí, tratando de encontrar el mejor momento para
escabullirme y llamar a Annika. Obviamente no estaba en el taller de
Luke, lo que significaba que estaría trabajando desde casa esta tarde.
Thomas solía tomar una siesta alrededor de…
—Ey, Levi. —Logan se había detenido un par de metros delante de
mí y me miró a los ojos, con expresión seria.
—¿Sí? 226
—Ten cuidado.
—Lo tendré.
Asintió.
—Bueno.
Agradezco su preocupación, pero la verdad era demasiado tarde
para eso. Ya estaba demasiado metido.

227
Capítulo 23
Annika
Mi corazón se aceleraba con emoción y anticipación a medida que
pasaban los kilómetros. Cuando Levi me invitó a salir del pueblo con
él, dije que sí antes incluso de saber cómo podría hacerlo. Pero su
oferta era tan tentadora que decidí en ese momento que encontraría
una manera de hacer que funcionara.
¿Pasar unos días en un pueblo donde nadie nos conocía? ¿Dónde
pudiéramos caminar juntos por las calles, salir a comer y no
preocuparnos de que alguno de nuestros hermanos interrumpiera?
Sí, por favor.
Les había dicho a mis padres que iría a una gran feria de
manualidades en un pueblito de la costa llamado Jetty Beach. No era
una mentira total. Realmente había una feria de manualidades este
fin de semana. Simplemente no era la razón por la que iba. Pero lo
que no supieran no les haría daño. Obviamente, si quisiera algo más
que un romance prohibido con Levi, tendría que sincerarme y
decírselo a ellos y a mis hermanos eventualmente.
Pero era mucho más fácil no pensar en eso y concentrarme en el
hecho de que mis padres cuidarían a Thomas por el fin de semana y
yo estaba de camino a encontrarme con Levi.
Habíamos decidido conducir por separado y encontrarnos allí. Era
un viaje de tres horas hasta la playa, pero pareció que tomó minutos.
En poco tiempo, estaba llegando al pequeño pueblo y siguiendo mi
GPS a la cabaña que había alquilado.
228
La camioneta de Levi ya estaba en el camino de entrada. Estacioné
junto a él, una renovada oleada de anticipación hizo que mi corazón
saltara y mi estómago hormigueara mientras salía de mi auto. La brisa
fría y salada olía a océano y las olas rompían con un estruendo
rítmico. Nubes espesas rodaban por el cielo y el aire era frío, pero no
estábamos aquí por el clima. Así que no me importó.
Salió y rodeó su camioneta para encontrarse conmigo. Mis ojos se
desviaron hacia el bulto en sus jeans y tragué saliva.
¿Estaba lista para esto? ¿Para un Levi Bailey sin obstáculos? ¿Sin
temor de que nos vean o de hermanos entrometidos interrumpiendo?
Levi Bailey, todo para mí.
Oh sí. Estaba lista.
Sus labios se curvaron en una sutil sonrisa y deslizó sus manos
alrededor de mi cintura.
—Hola, hermosa.
Incliné mi barbilla para encontrar su beso y nuestras bocas se
juntaron, suaves y deliciosas. Su lengua rozó la mía, solo una
probadita, y las chispas me iluminaron por dentro.
—Hola —dije, mi voz entrecortada.
—¿Cómo estuvo tu viaje?
—Estuvo bien. Pero esto es mejor.
Me besó de nuevo con sus labios cálidos y suaves, me sujetó con
más fuerza.
—Por mucho que me encantaría llevarte adentro ahora mismo, el
registro no es hasta las cuatro. Pero el dueño dijo que podíamos
estacionar aquí hasta entonces.
Pasé mis manos por su pecho y puse mis brazos alrededor de su
cuello.
—¿Qué podemos hacer mientras tanto? 229
—Pensé que podríamos ir al pueblo. Almorzar temprano si tienes
hambre y luego tengo una pequeña sorpresa.
—Oh, ¿una sorpresa?
Ahí estaba esa sonrisa sutil de nuevo, convirtiendo mis entrañas en
un remolino.
—Sí, pero la guardaremos para más tarde. Por ahora, ¿tienes
hambre?
Asentí.
—Me muero de hambre, en realidad.
—Entonces vamos.
Después de otro beso rápido, abrió la puerta del pasajero de su
camioneta y me hizo pasar adentro. Por mucho que besarlo me dejó
con ganas de más, estaba emocionada de estar en público con él. Nada
de meternos en un armario o dar la vuelta a una esquina para robar
un beso. Sin conversaciones incómodas, preguntándonos quién
podría estar mirando.
Sin hermanos molestos y sobreprotectores.
Esto iba a ser genial.
Condujimos hasta el pequeño centro del pueblo y encontramos
estacionamiento. Mangas de viento multicolores bailaban en el aire
en las esquinas de los edificios, las tiendas y restaurantes tenían un
ambiente fresco y playero. Elegimos un restaurante que se veía bien
y entramos.
Y por supuesto, nadie nos miró dos veces.
Fue increíble comer, hablar y reír juntos sin preocuparnos por
quién estaba alrededor. Nos alimentamos el uno al otro con bocados
de comida y él sostuvo mi mano sobre la mesa, trazando mis nudillos
con su pulgar.
Después del almuerzo, regresamos a su camioneta. Puso una
dirección en su GPS, pero no me dijo cuál era, solo me miró con esa
sutil sonrisa. Decidí seguir la corriente y ver qué había planeado.
230
Condujimos afuera del pueblo y subimos por la costa, luego
giramos hacia lo que parecía ser un camino largo o privado. En un
acantilado con vistas al océano, había un edificio que parecía haber
sido una pequeña iglesia. Un letrero en el frente decía: Fotografías
Ryan Jacobsen.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —pregunté.
—¿Confías en mí?
—Sí —dije, aunque todavía estaba confundida.
—Mantén la mente abierta. Él hace sesiones de fotografía estilo
boudoir. Te reservé una sesión.
Mis cejas se dispararon hacia mi frente.
—¿Fotografía estilo boudoir? ¿Y el fotógrafo es un hombre?
—Lo sé, pero se supone que es increíble y totalmente profesional.
La gente se entusiasma con él.
—¿Qué te dio esta idea?
—Logan y Cara vinieron aquí para una breve luna de miel y ella
hizo una sesión con Ryan. Habló una y otra vez sobre lo bien que la
hacía sentir acerca de su cuerpo y todo.
—Eso es tan dulce.
Frunció el ceño y sacudió la cabeza levemente.
—Lo siento, solo estoy tratando de olvidar la parte en la que Cara
nos mostró a todos sus fotos en la recepción de la boda de Gavin.
Me reí.
—De todos modos —dijo, alargando la palabra, como para eliminar
el recuerdo de haber visto las fotos estilo boudoir de su cuñada—.
Pensé que siempre estás tan ocupada cuidando a Thomas y siendo
mamá, que tal vez disfrutarías algo como esto.
Lo miré por un largo momento, mis labios entreabiertos.
—¿Qué opinas? —preguntó—. ¿Estás lista para esto?
231
—Sí. Lo siento, esta es una de las cosas más bonitas que alguien ha
hecho por mí.
Me tocó la cara y depositó un suave beso en mis labios.
—Me alegro de que estés emocionada.
—¿Qué se supone que debo usar?
—No te preocupes, ellos se encargan de todo.
—Guau. —Mordí mi labio inferior y miré el pintoresco edificio—.
¿Vienes conmigo?
—Oh, sí —dijo con decisión—. Quiero decir, puedo si quieres.
Cuando reservé la sesión, Ryan dijo que no le importa si alguien viene
a mirar, siempre y cuando el cliente esté de acuerdo con eso.
Un agradable calor se extendió a través de mí. ¿Tomarme fotos
sexys con Levi mirando? Sí, por favor.
—Me encantaría que vieras. Si quieres.
Él gruñó, bajo en su garganta.
—Definitivamente quiero mirar.
Por un segundo, no estaba segura de si alguno de nosotros iba a
lograr entrar al estudio o si nos íbamos a arrancar la ropa aquí mismo.
Los ojos de Levi eran oscuros y depredadores, me devoraba entera
con deseo.
Su mirada hizo un barrido lento, viajando hacia abajo, luego de
regreso para encontrarse con la mía.
—Probablemente deberíamos entrar.
Mi corazón latía con fuerza y el calor se extendía por mis mejillas.
Asentí, momentáneamente incapaz de hablar.
Salimos de su camioneta y el aire fresco del océano me ayudó a
recuperar el sentido. Para cuando termináramos aquí, la cabaña
estaría lista y pasaríamos dos noches enteras juntos.
Levi tomó mi mano y me llevó adentro.
El espacio estaba abierto de par en par con altas ventanas 232
arqueadas enmarcadas con detalles de madera. Las luces de los
fotógrafos y los paraguas negros con forro plateado reflectante
rodeaban una variedad de muebles: una cama lujosa, un diván de
terciopelo y un sofá beige con cojines decorativos. Colocaron mesas
auxiliares, jarrones y otros accesorios alrededor del perímetro y un
área con cortinas parecía ser un vestidor.
Una pareja salió a saludarnos. Supuse que el hombre debía ser
Ryan Jacobsen. Tenía cabello castaño, llamativos ojos verdes y vestía
una camisa de punto y jeans. La mujer era una bonita rubia vestida
con un suéter rosa claro.
—Bienvenidos. Deben ser Levi y Annika. Soy Ryan y esta es mi
esposa, Nicole.
Levi dio un paso adelante y estrechó la mano de Ryan.
—Encantado de conocerlos.
—Hola. —Le tendí la mano y él me la estrechó con un apretón firme
pero suave.
—Si quieren sentarse, así podemos hablar un poco sobre qué
esperar. También puedo mostrarles algunas opciones para que
tengan una mejor idea de lo que les gustaría obtener de su sesión de
hoy.
—Eso suena genial —dije.
Ryan hizo un gesto hacia una mesa pequeña y los cuatro tomamos
asiento. Me enseñó un libro de muestras y me hizo preguntas sobre
lo que tenía en mente. Las fotos eran hermosas, sensuales sin
exagerar. Le dije que esto había sido una sorpresa, así que estaba feliz
de dejarlo tomar la iniciativa.
—Creo que vamos muy naturales para ti —dijo Ryan—. Me gusta
la camisa que tienes puesta, el color es genial contra tu piel. Tal vez
comencemos allí, solo tu camisa, sostén, ropa interior y pies
descalzos. Lograremos algunas fotos coquetas que muestren un poco.
Podemos ver a dónde nos lleva eso.
—Eso suena bien. 233
Nicole me mostró el área para cambiarme y se puso a trabajar en
mi cabello y maquillaje. No tomó mucho tiempo. Cuando terminó,
me alegró ver que todavía me parecía a mí, solo que mejorada. Mari
se habría sentido complacida.
Me dejó sola para que me desvistiera. Me quité los zapatos y los
jeans y los dejé en el banco tapizado. Mi sostén y mis bragas no eran
lujosos, solo negros, pero eran a juego y me sentí un poco linda y
coqueta usando nada más que mi blusa rosa holgada.
Respiré profundamente y salí del vestuario.
Los ojos de Levi se abrieron de par en par. No entendía por qué.
No era como si me hubiera puesto lencería de lujo o un corsé o algo
así. Pero la forma en que me miraba con deseo puro me hacía sentir
sexy.
Me gustó.
—Eso es perfecto —dijo Ryan—. Te ves genial.
—Sí, lo haces —dijo Levi.
Me miré a mí misma.
—Gracias.
Ryan me llevó a un sofá beige decorado con cojines. Esperé
mientras tomaba algunas fotos de prueba y Nicole lo ayudaba a
ajustar la iluminación.
—Está bien, Annika. ¿Estás lista?
—Creo que sí.
—No te preocupes, podemos tomarnos nuestro tiempo.
Probaremos algunas cosas diferentes hasta que encuentres tu ritmo.
El objetivo de toda esta experiencia es que te sientas hermosa.
Era consciente de los ojos de Levi sobre mí mientras Ryan me
guiaba en las primeras poses, pero no sentí timidez. De hecho, saber
que Levi estaba mirando me hizo sentir atrevida, incluso un poco
traviesa. La voz suave de Ryan me tranquilizó y me encontré 234
divirtiéndome con la experiencia, incluso coqueteando un poco con
la cámara.
—Estas se ven bien —dijo Ryan, mirando a su cámara—. Pero
quiero probar algo más. ¿Te sientes cómoda quitándote la camisa?
—Seguro. —Me la quité y se la entregué a Nicole.
Los ojos de Ryan se entrecerraron y miró entre Levi y yo un par de
veces.
—Levi, ¿puede ella usar tu camisa? Tengo una idea y creo que te
va a encantar.
Levi se miró a sí mismo y luego comenzó a desabrocharse la camisa
azul.
—Seguro.
—Adelante, póntela, pero déjala desabrochada —me dijo Ryan.
Tomé la camisa de Levi y me la puse, tratando de no desmayarme
por lo bien que olía. Nicole intervino y me ayudó a abrocharme las
mangas, luego me acomodó el cabello alrededor de los hombros. Levi
estaba de pie, sin camisa en toda su gloria de bombero sexy, sus ojos
fijos en mí.
Cada vez me resultaba más difícil concentrarme en la sesión de
fotos con todo ese músculo bronceado justo delante de mí.
Ryan me movió frente a una ventana arqueada y me hizo pararme
de lado con mi cuerpo inclinado hacia la cámara. Pasé mis manos por
los lados de la camisa de Levi, dejando que se abriera más.
Respondiendo a las tranquilas instrucciones de Ryan, pasé de una
pose a otra, a veces mirando a la cámara, a veces mirando hacia otro
lado. Ryan se movía, acercándose para algunas tomas y
retrocediendo para otras. Nicole se acercaba de vez en cuando para
ajustarme la camisa o moverme el pelo.
Cuantas más fotos tomaba, más sentía que mis inhibiciones caían.
Ryan hizo una pausa y bajó su cámara.
235
—¿Cómo te sientes acerca de que les tome algunas fotos juntos?
Me encontré con los ojos de Levi. ¿Fotos de nosotros?
No solo fotos. Fotos estilo boudoir.
Me encantó la idea. Entonces habría una pequeña evidencia
fotográfica de nosotros juntos. ¿Y qué? No estaba tomando estas fotos
para mostrárselas a nadie más. Eran solo para mí. Para Levi.
Para nosotros.
—¿Quieres? —le pregunté a Levi.
Su mirada ardiente me abrasó.
—Todo lo que quieras.
Ryan le indicó a Levi que se sentara en el sofá y me hizo subir a su
regazo, frente a él, con mis piernas a horcajadas sobre sus fuertes
muslos. Deslizó sus manos por mis piernas desnudas e hizo un
gruñido, en la parte baja de su garganta.
—¿Te gusta esto? —pregunté en voz baja.
—Oh sí.
Sus ojos recorrieron mi cuerpo arriba y abajo y su lengua salió
disparada para lamerse los labios. Probablemente Ryan estaba
tomando fotos, pero había desaparecido de mi conciencia. Estaba a
horcajadas sobre Levi sin camisa, vestida solamente con sostén,
bragas y su camisa. Era casi imposible evitar frotarme contra él aquí
mismo.
—Mírate. —Me apartó un mechón de pelo de la cara—. Tan
hermosa.
Nuestros labios se encontraron en un suave beso y mis ojos se
cerraron brevemente.
—Ustedes dos se ven increíbles juntos —dijo Ryan, su voz baja y
relajante—. Levi, ¿qué tal si la pones sobre su espalda y te sostienes
sobre ella?
Me giró sobre mi espalda y se colocó entre mis piernas. Respiré
rápidamente al sentir su peso, la dureza debajo de sus jeans 236
presionando contra mí.
—Perfecto —dijo Ryan—. Ahora solo haz lo que te salga
naturalmente.
Los labios de Levi se torcieron en una sonrisa y movió sus caderas
muy levemente. Atrapé mi labio inferior entre mis dientes,
reprimiendo un gemido. Dios, se sentía bien. Pasé mis manos por su
pecho, sobre sus hombros y alrededor de su cuello, sintiendo sus
músculos esculpidos.
Inclinó su cara más cerca, pasando su nariz por la mía. Cuando
habló, su voz era tranquila.
—¿Cómo se siente estar medio desnuda con un Bailey mientras
alguien toma fotos?
—Increíble —susurré—. Y travieso.
—Bien. Me gustas traviesa.
Ryan continuó tomando fotos y disfruté la experiencia más de lo
que hubiera pensado. Especialmente teniendo a Levi tan cerca. Me
tocó con ternura, pasó sus dedos por mi cabello y depositó ligeros
besos en mis labios. Era muy consciente de que Ryan y Nicole estaban
mirando, pero eso solo parecía mejorarlo. Había algo en deslizar mis
manos por su pecho desnudo y sentir sus labios en mi cuello frente a
otras personas, que era estimulante.
Finalmente, nuestro tiempo se acabó. Le devolví a Levi su camisa
y me vestí. Aunque estaba una vez más con ropa normal, todavía me
sentía iluminada por dentro. Mis mejillas estaban calientes y no podía
dejar de sonreír.
Dimos las gracias a Ryan y Nicole y nos despedimos. La mano de
Levi rozó la parte baja de mi espalda mientras caminábamos hacia su
camioneta.
—La cabaña está lista —dijo—. El propietario me envió un mensaje
de texto con el código de la puerta de entrada. Podemos cenar
primero si quieres o ir directamente allí.
El calor en sus ojos y el bajo timbre de su voz no dejaban dudas
sobre lo que él quería.
237
Yo también.
—Cabaña.
La comisura de su boca se levantó.
—Bien.

238
Capítulo 24
Levi
Sentí la mano suave y cálida de Annika en la mía mientras
manejaba hacia la cabaña en la playa. Tendría que agradecerle a
Logan más tarde por recomendarme a Ryan Jacobsen. Eso no solo
había sido bueno para Annika, lo había hecho para ella. También fue
bueno para mí.
Realmente bueno.
Me encantó verla cobrar vida, ver cómo dejaba de lado sus
preocupaciones y responsabilidades y se convertía en nada más que
una mujer. No una hermana, ni una hija, ni una madre. Sólo ella. Sólo
Annika, bella y pura.
Y sexy. Tan jodidamente sexy.
Levanté su mano y la llevé a mis labios para besarla. El calor ardió
profundamente dentro de mí, un infierno que se había estado
alimentando durante mucho tiempo. No necesitaba una sesión de
fotografía estilo boudoir para desearla. Pero después de mirarla,
tocarla y abrazarla, estaba en llamas.
El leve toque de su olor en la tela de mi camisa me tentaba. Estuve
tentado de dársela, especialmente si la usaba para mí como lo había
hecho en el estudio.
O sin nada debajo. Eso sería aún mejor.
De cualquier manera, se había visto sexy como el infierno en ella. 239
Ryan tenía razón; me encantó.
Seguí el GPS de regreso a la cabaña y estacioné al lado de la
camioneta de Annika. Ella me lanzó una mirada rápida, sus labios se
curvaron hacia arriba en las comisuras.
Las cosas que quería hacerle a esa boca.
—¿Lista? —pregunté.
—Sí.
Me encantó la confianza en su «sí». Ambos sabíamos lo que estaba
preguntando y era más que si estaba lista para entrar. No dudó.
Quería esto tanto como yo.
Esta noche, no habría barreras ni interrupciones. Solo nosotros dos
y finalmente podría darle todo lo que había querido darle durante
tanto tiempo.
Ella sería mía.
El hecho de que esto no duraría, que en un par de días estaríamos
de regreso en Tilikum, trató de ensombrecer mis pensamientos. Lo
empujé a un lado. No iba a dejar que nada arruinara esta noche,
especialmente la disputa. No cuando estábamos a cientos de
kilómetros de distancia de cualquiera a quien le importara una
mierda que ella fuera una Haven y yo un Bailey.
Salimos y agarramos nuestro equipaje. La llevé adentro y encendí
la luz.
Era la cabaña de playa consumada. Paneles de madera encalados,
maderas duras grises y arte hecho con madera flotante y conchas.
Justo después de la entrada había una acogedora sala de estar con
chimenea y una puerta corrediza de vidrio que se abría a las dunas
de arena. La playa se extendía más allá, una extensión plana de arena
gris que conducía a las olas del océano. Una pequeña cocina y
comedor completaban la planta baja y un conjunto de escaleras
conducía a los dormitorios en el segundo nivel.
240
—Esto es adorable —dijo Annika.
Ignorando nuestras maletas, la agarré por la cintura y la arrastré
contra mí.
—Probablemente lo sea, pero en este momento, todo en lo que
puedo pensar es en lo jodidamente sexy que te veías en mi camisa.
—Te veías bien sin ella.
Una comisura de mi boca se levantó.
—Así que te gustó que te tomaran una foto semidesnuda con un
Bailey y ahora te tiene sola en una cabaña en la playa. ¿Cómo te
sientes al respecto?
—Tan bien —respiró.
—Está a punto de mejorar.
Tomé su boca en un fuerte beso, reclamándola con mi lengua. Su
cuerpo se fundió contra el mío, suave y flexible, y envolvió sus brazos
alrededor de mi cuello. La agarré con más fuerza y la dejé sentir mi
sólida erección a través de mis jeans.
Rompí el beso el tiempo suficiente para sacarle la camisa por la
cabeza. En el siguiente aliento, estábamos rasgando botones y
cremalleras, arrancándonos la ropa. Tiré mi camisa a un lado
mientras ella se desnudaba. Desabroché mis jeans mientras ella
alcanzaba su espalda para desabrochar su sostén.
Mis ojos estaban pegados a ella y me congelé. Deslizó los tirantes
sobre sus hombros y lo dejó caer.
Jódeme.
Su postura cambió, sus hombros se inclinaron, como si estuviera
contemplando cubrirse.
—Ellos no son…
—¿No son qué?
—Ya no son, ya sabes, tan firmes como solían ser.
Mi frente se arrugó mientras la miraba de arriba abajo. ¿De qué 241
estaba hablando?
—¿Me estás tomando el pelo? Mírate. Eres perfecta.
—¿En serio?
Me lamí los labios, me acerqué y le pasé una mano por las costillas
hasta tocarle una teta. Aspiró cuando le rocé el pezón con el pulgar.
—Tan perfecta. No pienses ni por un segundo que no lo eres. —
Tomé su mano y la guie hacia mi polla dolorosamente dura—. ¿Ves
lo que me haces? He estado duro por ti muchas veces.
Me apretó a través de mis jeans y gruñí por la presión.
—¿Quieres eso? —pregunté, mi voz un gruñido bajo.
—Tanto —respiró.
Apreté su teta de nuevo, deleitándome con su jadeo entrecortado.
—Te deseo, Annika. Te deseo tanto.
—Entonces tómame.
No tuvo que decírmelo dos veces.
La arrojé sobre mi hombro. Dejó escapar un chillido mientras la
llevaba arriba al dormitorio. La dejé caer sobre la cama y me arrastré
encima de ella, como un depredador que atrapa a su presa.
Apoyándome con un brazo, llevé mi boca a la de ella mientras
deslizaba mi mano entre sus piernas. Mis dedos se deslizaron debajo
de sus bragas para seguir su hendidura. Estaba suave como la seda,
tan mojada y lista para mí.
Podía sentir su necesidad, su creciente desesperación. Gimió en mi
boca mientras la acariciaba, provocándola, dejando que mis dedos se
deslizaran a través de su humedad. Por mucho que quisiera follarla,
y follarla ahora, quería saborear esto. Saborearla.
Moviéndome hacia abajo, besé mi camino hacia sus tetas. Las
prodigué con atenciones, lamiendo y chupando mientras ella
arqueaba la espalda y gemía. Presionó su mano sobre la mía y hundí
mis dedos más profundamente, siguiendo su ritmo.
—Oh, Dios mío, Levi. 242
Me encantaba escuchar mi nombre en sus labios, su voz ronca por
el deseo. Ni siquiera me había quitado los pantalones, pero la toqué
con más fuerza, decidido a hacer que se corriera por mí.
—Así es, hermosa —gruñí, acariciando sus tetas—. Déjame
escucharte.
Me recompensó con un gemido. Aceleré el paso y su mano agarró
la mía.
—No te detengas.
—Ni de casualidad —dije—. Te vas a venir y voy a mirar.
Sus ojos se abrieron, sus labios se separaron con otro gemido
entrecortado. Su coño se apretó alrededor de mis dedos, el calor era
tan tentador que apenas podía soportarlo.
Empezó a cerrar los ojos.
—Mírame —le ordené. Me moví, levantándome sobre un brazo
para tener una mejor vista—. Quiero verte venirte por mí, hermosa.
Su mirada se encontró con la mía mientras su cuerpo se movía. Mis
ojos recorrieron su cuerpo. Sus suaves y redondas tetas. Sus caderas.
Sus piernas se abrieron. Su mano sobre la mía, tomando todo lo que
tenía para darle.
Y recién estábamos comenzando.
Inclinó la cabeza hacia atrás y sus sedosos músculos internos se
apretaron alrededor de mis dedos. Me moví con ella, dejándola rodar
sus caderas y apretar mi mano. Su respiración se convirtió en jadeos
y sus tetas se sonrojaron.
Fue jodidamente increíble.
Saqué mis dedos y los lamí, gimiendo mientras la saboreaba. Sin
perder tiempo, saqué el condón que había escondido en mi bolsillo y
me saqué los jeans y la ropa interior por las piernas. Annika me miró,
sus ojos todavía nublados y desenfocados.
Me arrodillé frente a ella, mi sólida erección sobresalía. Me puse el
condón y su mirada no se apartó de mi polla. 243
— Quítate las malditas bragas —le ordené.
Sus ojos saltaron a los míos y asintió con la cabeza mientras se
quitaba las bragas.
—¿Cómo te sientes? —pregunté.
—Maravillosa, pero…
—Pero ¿qué?
—Pero todavía te necesito.
Pasé mis manos por sus muslos.
—Sé que lo haces, hermosa. Yo también te necesito. ¿Estás lista para
esto?
—Sí. Muy lista.
Las comisuras de mi boca se levantaron.
—Bien. Porque estoy a punto de mostrarte lo jodidamente sexy que
eres.
Agarrando sus caderas, le di la vuelta y la guie bruscamente para
que se arrodillara. Me miró por encima del hombro, se mordió el labio
inferior y luego sonrió.
Con su delicioso trasero en mis manos, alineé mi polla con su
abertura. Ella gimió, arqueando la espalda. Con mi polla todavía en
mi mano, froté la punta arriba y abajo de su hendidura un par de
veces, provocándola.
Realmente me gustaba provocarla.
—Levi. Por favor.
—¿Qué necesitas, hermosa?
—Te necesito.
—Dime. —Apreté mi polla y moví la punta para acariciar su
clítoris.
—Te necesito dentro de mí, Levi. Ahora. Por favor.
Yo también lo necesitaba, pero la forma en que rogó hizo que mi 244
sangre ardiera.
—Pídemelo otra vez, Annika. Quiero que me lo pidas.
—Por favor.
—¿Por favor qué?
—Por favor, fóllame.
Con un gruñido bajo, agarré sus caderas y empujé mi polla dentro
de ella.
Gritó de placer cuando me estrellé contra ella. Ya no había más que
saborear su dulzura. No más provocarla para hacerla rogar. Ahora la
tenía. Estaba conectado con ella de la manera más profunda e íntima.
Ella era mía y me iba a asegurar de que lo supiera.
Sujetando sus caderas con fuerza, entré y salí. La follé con fuerza,
desatándome en ella. Tomando lo que había deseado durante tanto
tiempo.
Pero no solo tomando. También le di. Le estaba dando más que un
orgasmo. Más que la satisfacción de ser follada hasta perder el
sentido. Me estaba dando yo mismo, todo lo que alguna vez había
sentido por ella y no podía poner en palabras.
Era hora de mostrárselo.
Sin previo aviso, salí y la volteé sobre su espalda. Abrí sus piernas
y me deslicé dentro de ella de nuevo. Introduciéndome
profundamente, la besé, dejando que abrumara mis sentidos. Podía
sentirla, olerla, saborearla. Quería devorar cada centímetro de ella,
consumirla hasta que fuera parte de mí.
Creció la presión, pero no quería que esto terminara. Sus manos
agarraron mi espalda, sus dedos se clavaron en mis músculos
flexionados. Besé su boca, su mandíbula, su cuello, hasta llegar a sus
tetas. Mi polla entraba y salía, haciéndola jadear y gemir con cada
embestida.
Sus caderas se movieron con las mías, su cuerpo respondió como si
hubiéramos hecho esto un millón de veces. Como si ya nos
conociéramos por dentro y por fuera.
245
Estaba caliente y apretada a mi alrededor y por mucho que quisiera
seguir follándola para siempre, no podía contenerme. Era demasiado,
ella era demasiado.
Y luego comenzó a correrse de nuevo.
Gritó y su coño se apretó a mi alrededor, apretando mi polla. Me
vine, gruñendo fuerte cuando estallé dentro de ella. Me estrellé contra
ella, gruñendo como un animal salvaje con cada embestida.
Sus brazos permanecieron apretados a mi alrededor mientras mi
orgasmo disminuía. Enterré mi cara en su cuello mientras ambos
recuperamos el aliento, nuestra piel estaba caliente.
Santa mierda.
Me sentí borracho. Nunca me había corrido tan duro en mi vida. La
emoción me atravesó, rompiendo como las olas afuera.
Quería conservarla.
Dejé escapar un largo suspiro y me levanté para mirarla. Toqué su
mejilla y deposité un suave beso en sus labios.
—Eso fue increíble —dijo, las comisuras de su boca se curvaron en
una dulce sonrisa.
—Bien. —La besé de nuevo, lento y perezoso—. Para mí también.
Me levanté para ocuparme del condón, luego volví a la cama y la
cogí en mis brazos. No quería pensar en lo que sucedería cuando
volviéramos a Tilikum, así que no lo hice. Simplemente la abracé, la
respiré, disfruté de que estuviera desnuda en la cama conmigo. Que
acababa de tener el mejor sexo de mi vida. Y tenemos dos días más
juntos antes de tener que regresar y enfrentar la realidad.
No era mucho, pero por ahora, lo tomaría.
Y tal vez cuando ambos nos despertáramos de lo que se perfilaba
como una agradable siesta post-sexo, también la tomaría de nuevo.

246
Capítulo 25
Annika
Los brazos de Levi se deslizaron alrededor de mi cintura y sus
labios se presionaron contra mi cuello.
—Buen día, hermosa.
Cerrando los ojos, respiré profundamente, saboreando el
momento. Estaba de pie con una taza de café caliente en la cocina de
una cabaña en la playa, vestida con una camisa de Levi y poco más.
Levi no llevaba nada más que su bóxer y todo se sentía tan natural,
como si no hubiera sido solo un fin de semana. Como si fuera nuestra
normalidad.
—Feliz día. —Incliné la cabeza hacia un lado mientras dejaba besos
calientes a lo largo de mi cuello.
No quería pensar en el hecho de que este era nuestro último día
aquí.
El fin de semana había sido glorioso, todo lo que podría haber
querido y más. Habíamos ido de compras, a cenar, a dar paseos por
la playa, todo sin la menor preocupación por quién pudiera vernos.
Me había tocado, besado, tomado la mano, todo en público.
¿Y en privado? Ay Dios mío.
No había duda al respecto. Soy toda suya.
Ahora me enfrentaba a un problema grave. ¿Qué iba a hacer al
respecto una vez que estuviéramos de regreso en Tilikum? 247
Porque después de este fin de semana, no podía fingir que esto no
era real, sin importar las consecuencias en casa.
Después de un último beso en el cuello, llevó la taza de café que le
había servido a la mesa junto a la ventana. Me uní a él, una nube de
tristeza amenazaba con ensombrecer la felicidad de nuestro fin de
semana. No quería que esto terminara.
Pero ignorar la realidad no nos iba a hacer bien a ninguno de los
dos y ciertamente no cambiaría nada.
Abrí la boca para decir que probablemente deberíamos hablar, pero
él habló primero.
—No quiero que esto termine.
Sonreí al escuchar el eco de mis pensamientos.
—Yo tampoco.
—Siempre podríamos huir juntos.
Había humor en su voz, pero la intensidad en sus ojos me hizo
dudar. ¿Se escaparía conmigo si se lo pidiera?
No importaba. Esa no era una opción y ambos lo sabíamos. Él
nunca me pediría que abandonara a mi familia, al igual que yo nunca
le pediría que abandonara la suya.
—Este sería un buen lugar para vivir —le dije—. Pero…
—Lo sé. —Tomó un sorbo de café y dejó su taza sobre la mesa—.
Probablemente deberíamos hablar de… todo esto.
—Sí, deberíamos. —Hice una pausa y sus profundos ojos marrones
se encontraron con los míos. Antes de que pudiera detenerme, las
palabras comenzaron a salir de mi boca—. Estoy enamorada de ti. Lo
cual probablemente sea una locura y tal vez incluso una estupidez
porque soy una Haven y tú eres un Bailey. No sé lo que estás
pensando en este momento, pero en realidad no fue mi intención
decirlo como lo dije y tal vez estabas a punto de decirme que te parece
bien que tengamos una aventura secreta y eso es todo, y acabo de
hacer el ridículo.
248
Me tapé la boca con la mano para dejar de hablar.
Oh, Dios. Acababa de decir que estaba enamorada de él.
En voz alta.
Apenas me permití «pensarlo» y ahí estaba yo, vomitando
verbalmente como un niño con un virus estomacal.
Pero Levi no retrocedió horrorizado ni fue a buscar toallas para
limpiar el desastre. Se inclinó más cerca, con una sonrisa jugando en
sus labios y tomó una de mis manos entre las suyas.
—¿Acabas de decir que estás enamorada de mí?
Con mi otra mano todavía cubriendo mi boca, asentí.
Me miró a los ojos de nuevo.
—Annika, estoy tan enamorado de ti.
—¿Lo estás?
—Oh, sí. Estoy loco por ti.
Con un suave tirón, me guio fuera de mi silla y alrededor de la
mesa. Me subí a su regazo, a horcajadas sobre él, y su gruesa erección
se apretó contra mí. Pasando mis brazos alrededor de sus hombros
desnudos, me incliné para besarlo.
—Te he amado durante tanto tiempo —dijo contra mis labios.
Agarró mis caderas y me frotó contra él. Gemí en su boca mientras
me besaba profundamente. La realidad de lo que estaba pasando me
iluminó por dentro, esparciendo calor por todo mi cuerpo.
Lo amaba y él me amaba también.
Nuestros besos se volvieron frenéticos, detenidos solamente por
más «te amo». Era como si nuestros cuerpos necesitaran hablar entre
sí, de una manera visceral, íntima. No era suficiente decirlo.
Necesitábamos demostrarlo el uno al otro.
Sus dedos se clavaron en mis caderas.
—Los condones están en el dormitorio. 249
—Estoy en control de la natalidad. Si quieres, podemos prescindir
de ellos.
Gruñó, un sonido bajo y sensual en su garganta.
—Mierda. Necesito estar dentro de ti. Ahora.
—Sí —respiré.
Metió la mano entre nosotros, sacó su polla y empujó mis bragas a
un lado. Me deslicé sobre su dura longitud, gimiendo mientras me
abría.
—Te amo —dijo, agarrando mis caderas para guiarme arriba y
abajo—. Te amo mucho.
—También te amo.
La intensidad era diferente a todo lo que había sentido antes. Me
deslicé arriba y abajo, gimiendo mientras empujaba dentro de mí. Me
abrió la camisa y me arqueé hacia él, inclinando la cabeza hacia atrás
mientras tomaba mis tetas y pasaba la lengua por mis picos duros.
Lo monté duro, incapaz de detenerme. La presión aumentó
rápidamente. La tiene tan gruesa y dura. Lo amaba tanto.
—Así es, hermosa. Toma lo que necesites, cariño. Maldición, te
amo.
—También te amo.
—Mírame.
Su voz tenía una nota de mando que no pude rechazar. Al abrir los
ojos, me encontré con los suyos. Su expresión era intensa con un
profundo surco entre las cejas.
Sostuvo mis caderas con un fuerte agarre y empujó hacia mí.
—Voy a correrme dentro de ti con tanta fuerza.
—Sí —gemí.
Me agarré del respaldo de la silla para sujetarme mientras me
deslizaba hacia arriba y hacia abajo. Sus manos fuertes me guiaron y 250
pude sentir sus gruñidos bajos reverberando a través de mi cuerpo.
Mis músculos internos se tensaron a su alrededor. Estaba tan cerca.
—Sí, hermosa —gruñó—. Vente en mí.
No pude contenerme. El orgasmo me atravesó, haciéndome jadear
y gemir.
Volvió a gruñir y su polla latía dentro de mí. Nos unimos, ojos
cerrados, montando la ola de placer como uno solo.
Me desplomé hacia delante y me fundí con él. Envolvió sus brazos
alrededor de mí y me abrazó con fuerza, enterrando su rostro en mi
cuello.
—Te amo —dijo.
—También te amo.
Después de un largo momento, recuperé el aliento y me bajé de su
regazo, luego fui al baño a limpiarme. Cuando salí, me llevó al sofá.
Me acurruqué cerca de él y me rodeó con el brazo.
—¿Qué vamos a hacer? —pregunté, incapaz de evitar que un dejo
de tristeza se filtrara en mi voz—. Nuestras familias se odian.
—Tenemos que decirles.
—Sabes que no es tan simple.
—Es así de simple, pero simple no significa fácil. Va a enfurecer a
muchas personas. Pero no dejaré que la disputa te aleje de mí. —Besó
mi cabeza—. Eres mía, Annika Haven y soy tuyo. Tilikum
simplemente tendrá que aprender a lidiar con eso.
—¿Así que crees que deberíamos caminar hasta el pueblo tomados
de la mano? Comenzaremos una guerra.
—No, tendremos que ser más cuidadosos que eso. ¿Le has dicho a
alguien? ¿A tu mamá o tus amigas o algo así?
—Le dije a Marigold e Isabelle. Espero que esté bien. Lo
mantendrán en secreto.
251
—Por supuesto que está bien. Si confías en ellas, yo confío en ellas.
—Absolutamente. ¿Le has dicho a alguien?
—Logan. Bueno, se dio cuenta cuando nos vio ese día que Thomas
quería ver el camión.
—¿Te refieres al pitón glande?
Se rio suavemente.
—Sí, la gran polla grande. Enorme, de hecho.
—Es bastante sorprendente.
Su brazo se apretó a mi alrededor.
—Gracias. De todos modos, me vio mirándote y se dio cuenta, así
que lo admití. Esta escapada de fin de semana fue en realidad su
sugerencia.
—Tendrás que darle las gracias por mí.
—Lo haré.
—¿Cómo se lo tomó cuando se lo dijiste?
—Dijo que es un maldito desastre.
Me reí.
—Eso no es muy alentador.
—Sí, pero él siempre me apoyará. Simplemente sabe la realidad de
la situación.
—Hablando de la realidad de la situación y de nuestras familias,
siento que debería abordar lo que podría ser un elefante bastante
grande en la habitación.
—Seguro.
Me moví para poder sentarme y enfrentarlo.
—Josiah no está tratando de arruinar la vida de tu Abue. Sé que
desde la perspectiva de tu familia probablemente lo parezca, pero en
realidad tiene buenas intenciones o al menos, no tiene malvadas 252
intenciones.
—Supongo que puedo aceptar que «no son malvadas».
—La verdad es que Haven Timber ha estado en problemas durante
años. Toda la vida de mis padres está envuelta en esa empresa. Josiah
solo está tratando de encontrar una manera de asegurarse de que
estén seguros.
—¿Qué tiene eso que ver con la propiedad de la Abue?
—Su tierra comparte frontera con la nuestra en el otro lado. Josiah
piensa que, si compramos la tierra de tu Abue, nuestra propiedad
sería más accesible y podría usarse para algo más que explotación de
madera. Creo que está imaginando un resort o cabañas de alquiler o
algo así.
—Entiendo de dónde viene, pero estamos tratando de asegurarnos
de que no tenga que vender nada.
—Lo sé y le dije a Josiah que no lo hiciera. Por supuesto, aunque
parece como que está tratando de echar a tu Abue a la calle, él no
haría eso. Ninguno de mi familia lo haría.
Dejó escapar un suspiro.
—No te culpo por nada de esto y realmente no quiero que sea una
brecha entre nosotros, pero no puedo apoyar a Josiah en la compra de
la tierra de la Abue, especialmente si existe la posibilidad de que
podamos salvarla.
—¿Hay alguna posibilidad?
Se frotó la nuca.
—¿Tal vez? Aunque no voy a mentir, suena loco.
Si la abuelita de Levi no tuviera que vender su tierra, eso
significaría que Josiah no podría comprarla, lo que podría significar
que la disputa volvería a ser lo que había sido antes. No era perfecto,
pero esquivar las bromas sería mucho más fácil que tratar de evitar
que nuestras dos familias se mataran entre sí.
—¿Qué? Dime.
253
—Algunos de nosotros pensamos que el tesoro de Montgomery
podría ser algo real y podría tener algo que ver con cómo comenzó la
disputa y si podemos resolverlo todo y encontrar el tesoro, podría ser
suficiente para salvar la tierra de la Abue. —Hizo una mueca—.
Guau, eso suena aún peor cuando lo digo en voz alta.
Mi rostro cayó.
—¿Encontrar el tesoro de Montgomery es el plan de tu familia?
—No, no es el plan. Es más como el plan de respaldo. O tal vez el
plan de respaldo del plan de respaldo. Aunque ya no estoy
completamente seguro de cuál es el plan de respaldo, ya que nada
parece funcionar a su favor.
—¿Qué te hace pensar que el tesoro es real?
—Algunas cosas que mi familia y yo hemos encontrado. Pistas, por
así decirlo.
—¿Y crees que está relacionado con la disputa?
—Puede ser. No estoy seguro. Sabemos que se suponía que la nieta
de Ernest Montgomery, Sarah, se casaría con un Haven, un tipo
llamado John. Pero parece que podría haber tenido una aventura
secreta con una mujer llamada Eliza Bailey, que era amiga de Sarah.
—¿Una Bailey y un Haven tuvieron una aventura secreta? El
escándalo.
La comisura de su boca se levantó.
—Lo sé, ¿verdad? La cosa es que Eliza desapareció y también John.
—La trama se complica. ¿Alguna vez los encontraron?
—No, se suponía que ambos estaban muertos, lo cual es un poco
triste, en realidad. Grace encontró unas cartas de amor anónimas
dirigidas a Eliza escondidas debajo de las tablas del piso de su casa.
Hacen parecer que Eliza estaba teniendo una aventura secreta con
alguien. Ella desapareció y buscaban a John Haven para interrogarlo.
Luego él desapareció después de ganar un montón de dinero en una 254
carrera.
—Tal vez se escaparon juntos debido a la disputa.
—O tal vez se escaparon juntos y comenzó la disputa.
—Si una aventura secreta entre una Bailey y un Haven inició la
disputa, eso no es un buen augurio para nosotros, ¿verdad?
—No cuando lo pones así —dijo con una risa suave.
—Pero ¿por qué eso tendría algo que ver con el tesoro de
Montgomery?
Se movió y la ligera ondulación de los músculos en su pecho y
brazos no escapó a mi atención.
—Se suponía que Sarah se casaría con John Haven, ¿verdad? Eso
habría significado que los Haven habrían heredado la propiedad de
Montgomery, pero John desapareció, Sarah nunca se casó y luego
murió antes de heredar nada.
—Así que los Haven esperaban obtener la fortuna de Montgomery
por matrimonio, pero entonces apareció Eliza Bailey.
—Si ella y John Haven se escaparon juntos, es lógico que su familia
se hubiera enfadado. Podrían haber culpado a los Bailey por arruinar
sus planes para hacerse con el dinero de Montgomery.
—Y ambos lados podrían haber culpado al otro por las
desapariciones de Eliza y John.
—Exactamente. Sabemos que los Haven no heredaron la propiedad
de Montgomery. Parte de eso fue para sus parientes más cercanos,
pero creemos que hay más y que nunca reclamaron.
—De ahí es de donde probablemente viene la historia del tesoro.
El asintió.
—Esto es un poco exagerado, pero sigo pensando: el pueblo fue
fundado por un Bailey, un Haven y Ernest Montgomery. Todos eran
amigos. Pero al final de la vida de Ernest, las tres familias habían
perdido a alguien y la amistad entre los Bailey y los Haven se había
convertido en una guerra. ¿Qué pasa si Ernest ocultó algo, pero no
fue para enloquecer al pueblo con rumores de tesoros? ¿Y si lo hizo
255
para dar una lección a los Bailey y a los Haven? Como si ambas partes
pensaran que obtendrían un pedazo de su pastel, pero él se los
impidió porque siguieron peleando.
—Eso podría haber fracasado y empeorado la disputa.
—Sí. Y provocó los rumores del tesoro.
—Es una historia fascinante, pero ¿cuáles son las posibilidades de
que tengas razón y realmente haya una parte de la fortuna de Ernest
Montgomery que nunca haya sido reclamada? ¿Y que realmente
puedes encontrarla?
—Lo sé, suena loco y tal vez lo sea. Pero no hay nada más que mis
hermanos y yo podamos hacer. Estamos haciendo todas las cosas
normales. Tenemos un abogado, una contadora y mi cuñada loca
pidió un favor a un investigador privado que rastreó al imbécil que
robó el dinero de la Abue y la metió en este lío.
—Espera, ¿en serio?
—Sí, es una larga historia. Desafortunadamente, el dinero se fue
hace mucho tiempo, por lo que todavía estamos atrapados con una
factura de impuestos que no podemos pagar. Su tierra va a ser
ejecutada pronto y probablemente será subastada.
Mi corazón se hundió.
—Y si Josiah la compra…
—La disputa empeorará aún más.
—A ambos lados. Mis hermanos se enfadarán porque tu familia no
aceptó el trato antes de que saliera a subasta.
—Y mi familia estará furiosa de que los Haven sean dueños de la
tierra en la que crecimos.
—Tu teoría sobre la disputa está empezando a tener mucho
sentido. —Me sentí un poco mal del estómago—. Puedo ver
perfectamente cómo una familia que culpa a la otra por perder una
gran herencia podría haberlo iniciado.
—Agrega un par de casos de personas desaparecidas que luego se 256
presumen muertas y nace una disputa.
—Levi, por favor dime el por qué esto no es imposible para
nosotros.
Acomodó mi cabello detrás de mi oreja.
—Porque soy un Bailey y no nos damos por vencidos. Te lo dije,
eres mía. Ahora que te tengo, me niego a dejarte ir. Tampoco me
rendiré con la Abue. Voy a encontrar una manera de salvar su tierra
y vamos a encontrar una manera de hacer que nuestras tercas familias
nos acepten. Así es como va a ser.
Su intensa determinación dispersó todos mis miedos, como el
viento afuera que sopla arena en la playa. Él estaba en lo correcto.
Íbamos a encontrar una manera.
Esto era real. Esto era amor. No se rendiría y yo tampoco.

257
Capítulo 26
Levi
Incluso después de que tuvimos que salir de la cabaña, Annika y
yo nos quedamos en Jetty Beach todo el tiempo que pudimos.
Ninguno de los dos dijo una palabra al respecto de que estábamos
evitando volver a Tilikum. Seguimos encontrando razones para
quedarnos. Buscamos un buen desayuno y encontramos una linda
cafetería. Obviamente necesitábamos dar otro paseo por el pueblo.
No habíamos visitado la galería de arte todavía y ¿cómo podríamos
perdernos eso? El sol había salido, así que claramente eso significaba
que teníamos que ir a la playa. Para entonces, era la hora del
almuerzo. Nos tomamos nuestro tiempo, picoteando nuestra sopa de
almejas, pescado y papas fritas hasta que tuvimos que admitir que era
hora de irnos. Fue un viaje largo y Annika necesitaba volver con
Thomas.
Ojalá pudiera agradecer a sus padres por cuidarlo durante el fin de
semana.
El viaje a casa fue una mierda. El tráfico estaba bien y el tiempo era
bueno, pero ella estaba en su propia camioneta, lo que significaba que
no estaba a mi lado. Mañana, no me despertaría con su olor en mis
sábanas y su rostro somnoliento a mi lado.
Quería eso. Todo eso y más, y las razones por las que no podía
tenerlo me parecían cada vez más mezquinas e insignificantes.
Estúpida disputa de mierda.
258
Estaba tratando de ser paciente. Lo que realmente quería hacer era
entrar en el Timberbeast, en el corazón del territorio de los Haven,
con ella a mi lado y decirles a sus hermanos idiotas que estaba
enamorado de su hermana y que no había nada que pudieran hacer
al respecto.
Por su bien, no lo haría. A menos que ella decidiera que quería que
lo hiciera. Entonces lo haría en un santiamén.
Pero sería mejor para ella, y para los dos a largo plazo, si
adoptáramos un enfoque más diplomático. Tenía que haber una
manera de negociar la paz entre nuestras familias. Si pudiéramos
reducir un poco la intensidad de la disputa, sería más probable que
ambas partes nos aceptaran. No quería que ella tuviera que meterse
en una zona de guerra y declarar su amor por el enemigo.
Así que tuvimos que idear una manera de calmar todo y la mejor
manera de hacerlo, en lo que a mí respecta, era resolver el problema
de la tierra de la Abue de una vez por todas. Incluso si eso no acababa
con la disputa por completo, porque, sinceramente, no creía que nada
pudiera hacerlo, al menos la suavizaría.
Annika iba a hacer lo que pudiera de su parte. No quería que
sintiera que tenía que oponerse a su familia, pero de todos modos no
estaba contenta con la oferta de Josiah de comprar la tierra de la Abue.
Tampoco me gustaba exactamente que mi mejor plan involucrara
un tesoro potencialmente mítico. Sonaba loco y lo sabía. Pero bueno,
yo era un Bailey enamorado de una Haven. Eso era una locura por sí
sola, así que tal vez necesitaba seguir pensando en locuras.
Esto era Tilikum. No éramos exactamente normales.
Para cuando llegué al pueblo, no estaba particularmente de buen
humor, pero tampoco estaba revolcándome en la oscuridad. Tuve un
gran fin de semana con mi mujer y no había duda de que ella era mía.
Si bien nuestro plan para convencer a nuestras familias de que nos
aceptaran no estaba exactamente claro o del todo sólido en este punto,
al menos estábamos en la misma página. Encontraríamos una
manera. Teníamos que hacerlo. 259
¿Y si no pudiéramos? Nadie iba a separarnos. Ni este pueblo, ni la
disputa, ni nuestras familias. Quería que esto sucediera de una
manera que minimizara el conflicto por el bien de Annika y de
Thomas. Pero ella era mía y no había otra manera de que esto
terminara, sin importar las consecuencias.
Me detuve en el camino de entrada y miré hacia la casa de Asher y
Grace. ¿Estaban teniendo una cena familiar de la que yo no sabía? La
camioneta de Evan estaba en el camino de entrada y la camioneta de
Logan y la camioneta de Gavin estaban estacionadas afuera en la
calle.
Mi teléfono sonó. Era Logan. Estacioné mi camioneta y apagué el
motor antes de contestar.
—Hola ¿Qué pasa?
—Ven a la puerta de al lado.
—¿Estabas mirando por la ventana esperando verme?
—Sí. Ven aquí.
—¿Puedo llevar mi mierda adentro primero? Iré en un rato.
—Esto no puede esperar —dijo—. Antes de que te asustes, la Abue
está bien, pero tenemos un problema aquí. He evitado que todos te
molesten todo el día, de lo contrario tu teléfono ya habría explotado.
Así que trae tu culo aquí. Ahora.
Genial, ¿ahora qué? No había forma de que esto fuera una buena
noticia.
—Está bien, ya voy.
Salí y crucé el césped mojado hasta la casa de Asher y Grace. Logan
abrió la puerta principal antes de que tuviera la oportunidad de
llamar.
—Te tomó mucho tiempo —dijo.
Fruncí el ceño y lo empujé hacia la casa. Un estruendo de voces me
saludó, pero eso era típico. Nuestra familia seguía creciendo y la
incorporación de Charlie y Broderick solo nos hizo más ruidosos. 260
Pero este no era el clamor habitual de la conversación. Podía
escuchar la tensión, sentirla en el aire.
Solo había estado fuera unos días. ¿Qué diablos había pasado?
Todos estaban reunidos en la sala de estar. Cara estaba cerca de la
chimenea con Broderick en sus brazos, haciéndolo rebotar y
balanceándose de un lado a otro. Fiona y Skylar se sentaron con Grace
en el sofá. Todos parecían agitados, hablando y gesticulando. Asher
estaba cerca, sosteniendo a Charlie dormido. Parecía enojado. Evan
estaba de pie con los brazos cruzados, un surco de preocupación en
su frente. Logan tampoco parecía feliz. Cerró la puerta y se acercó a
Cara.
Pero fue Gavin quien me hizo detenerme en seco. Estaba sentado
en el brazo del sofá, al lado de Skylar, luciendo un ojo morado.
Ni siquiera tuve que preguntar. Esta no fue una lesión causada por
uno de los nuestros. Las cosas no se habían salido de control en el
gimnasio.
Fueron los Haven. Tenían que haber sido.
—¿Qué pasó? —pregunté por encima del alboroto. Todos se
callaron y cambié mi mirada a Gavin—. ¿Te metiste en una pelea?
Skylar le lanzó una mirada inquieta y él le puso una mano en el
hombro para tranquilizarla.
—No, más bien un tipo se me echó encima de la nada.
—¿Quién?
—No lo sé —dijo Gavin—. Salí del Quick Stop y un tipo me atacó.
Logró darme un golpe porque no me di cuenta de que estaba a punto
de golpearme. Lo derribé, pero se fue tan pronto como se soltó de mi
agarre.
—¿Por qué un tipo te atacaría de la nada?
Levantó las manos.
—Oye, hermano, si estás preguntando qué hice, la respuesta es 261
nada.
—Realmente no hizo nada —dijo Logan.
—Están tomando represalias —dijo Evan, su voz profunda
retumbando—. Piensan que provocamos que cerraran el
Timberbeast.
—¿Desde cuándo está cerrado el Timberbeast? —pregunté.
—El departamento de salud apareció ayer —dijo Asher—. La gente
del pueblo dice que es por las ardillas, pero no es así. Grace habló con
alguien del condado y les revocaron la licencia de licor.
—¿Sabemos por qué? —pregunté.
—Aparentemente se recibieron un montón de quejas —dijo
Grace—. Cosas como ruido excesivo, violaciones de salud y
seguridad, ese tipo de cosas. Fue suficiente como para que les
revocaran la licencia de licor mientras investigan.
—Y los Haven creen que fuimos nosotros —dijo Logan.
No insulté a mi familia preguntándoles si habían tenido algo que
ver con eso. Conseguir el cierre de un negocio sería bajo, muy lejos
del territorio de la disputa, incluso ahora. Ninguno de nosotros lo
habría hecho.
Mi teléfono vibró en mi bolsillo trasero. No tuve que mirar. Ya sabía
que era Annika y tenía la sensación de que acababa de escuchar el
otro lado de esta historia.
—¿Cómo sabemos que por eso atacaron a Gavin? —pregunté.
—¿Por qué otra razón me atacarían? —preguntó Gavin—. Cierran
el Timberbeast, creen que es nuestra culpa y al día siguiente un tipo
me golpea en la cara. Haz los cálculos.
—Todavía no entiendo por qué enviarían a un tipo —dijo Logan—
. ¿Desde cuándo los hermanos Haven mandan a alguien a que haga
su trabajo sucio?
—Es una escalada —dijo Skylar, su voz tan suave que casi me lo
pierdo—. Si contrataron a alguien para lastimar a Gavin, representa
262
un punto de inflexión, un cambio claro en las reglas del juego. Al
menos, sería así en una historia, pero creo que también aplica en la
vida real.
—Skylar tiene razón —dijo Cara, todavía balanceándose y
palmeando la espalda de Broderick—. Simplemente subieron la
apuesta. De nuevo.
—Pero ¿por qué? —pregunté—. Piensan que somos responsables
de cerrar el Timberbeast, así que por supuesto que van a tomar
represalias. Pero ¿por qué contra Gavin? ¿Y por qué no lo hizo uno
de ellos? ¿O todos ellos? ¿Supongo que estabas solo?
Gavin asintió.
—Entonces, ¿por qué no te atacaron en grupo? No es que los Haven
no sean luchadores decentes.
—Tal vez no querían ensuciarse las manos —dijo Evan.
—Eso parece inútil —dijo Logan—. No es que no sea obvio quién
es el responsable.
—Sí, pero si un grupo de hermanos Haven atacan a un Bailey, el
Alguacil Jack los encerraría —dijo Evan—. Contratan a alguien, él
puede entregar el mensaje y desaparecer mucho antes de que alguien
comience a buscarlo. No es que los Haven puedan esconderse. No por
mucho tiempo, de todos modos.
Evan tenía razón. Después del incidente entre Zachary y yo, Jack
no toleraría ni siquiera una pelea entre los Bailey y los Haven.
Pero ¿por qué tomar represalias de esa manera? ¿Por qué no van
detrás de nuestro lugar de reunión, el Caboose? Atacar a Gavin afuera
de una tienda de conveniencia es una forma extraña de vengarse de
nosotros.
Por otra parte, tal vez Evan estaba en lo cierto cuando dijo que
estaban «enviando un mensaje». Si querían ponernos en alerta,
ciertamente habían logrado su objetivo.
El carbón de la ira que llevaba contra la disputa amenazaba con
estallar en llamas. Cuando nos fuimos del pueblo hace unos días, 263
parecía que había esperanza de que las cosas se relajaran,
especialmente si podíamos resolver la crisis financiera de la Abue.
Ahora ambas partes estaban enfurecidas de nuevo, más que antes.
Tal vez sí necesitaba tomar a Annika, a Thomas, y simplemente
irme. Decirle a todos en este pueblo que pueden tomar la disputa y
metérsela por el culo.
El cabello rojo de Broderick me llamó la atención. Maldita sea. ¿Por
qué tenía que amar tanto a ese niño? Charlie también, por no hablar
de la Abue. Amaba a mi familia y sabía que Annika amaba a la suya.
Ninguno de nosotros podría abandonarlos.
Además, no creía en las situaciones sin salida. Las rechazo. Iba a
estar con Annika e iba a mantener mi lealtad y relación con mi familia.
Así era como iba a ser.
Obviamente no iba a suceder hoy, pero lo resolveríamos. A pesar
de que se volvió mucho más complicado.
Como si pudiera leer mi mente y en cierto modo podía, Logan me
miró a los ojos. Él inclinó su barbilla: «Lo siento hermano, sé que esto
apesta».
Le di un breve asentimiento: «Sí, así es».
Levantó las cejas: «Pero ¿fue un buen fin de semana?»
La comisura de mi boca se levantó: «Oh sí».
Él sonrió y me dio un rápido asentimiento: «Increíble».
Sí, me gustaba que lo supiera. Quitó algo de la presión.
Una rápida mirada a Cara y me di cuenta de que ella también lo
sabía. Me pareció bien. Es su esposa, no esperaba que él le guardara
secretos. Pero también sabía, por el hecho de que el resto de la familia
no había saltado sobre mí tan pronto como entré, que Cara no le había
dicho a nadie más.
Levanté mi barbilla hacia ella en agradecimiento.
Asintió a cambio.
Cuanto más conocía a Cara, realmente llegar a conocerla, no solo 264
que existe en un mundo donde vivíamos cerca, más me gustaba. Y me
gustaba que estuviera con mi hermano.
Mi teléfono vibró de nuevo. ¿Los hermanos de Annika realmente
habían hecho esto? No era culpa de ella. No podía controlarlos más
de lo que yo podía evitar que Gavin se volviera loco o que Logan
inventara combinaciones cada vez más ridículas con la palabra «bro».
Me metí en la cocina para revisar mi teléfono. Había cambiado su
nombre en mis contactos. Era como el primer pequeño paso hacia la
rebelión contra la disputa, pero aun así miré por encima del hombro
para asegurarme de que nadie me había seguido.
Annika: ¿Ya escuchaste lo que pasó? Es muy malo.
Yo: Mis hermanos no cerraron el Timberbeast. No sé quién lo hizo, pero
no fuimos nosotros.
Annika: ¿En serio? Mis hermanos están convencidos de que fueron ellos.
Yo: No.
Ni siquiera quería preguntar por Gavin. Casi no quería saber. Pero
teníamos que hablar claro entre nosotros si íbamos a encontrar una
manera de superar esto.
Yo: Odio preguntarlo, pero ¿dijeron algo sobre atacar a Gavin?
Annika: ¡No! ¿Qué pasó? ¿Él está bien?
Yo: Un tipo le dio un puñetazo afuera del Quick Stop. Le puso un ojo
morado. Mis hermanos creen que tus hermanos contrataron a alguien para
hacerlo.
Annika: No dijeron una palabra sobre eso, pero en realidad no me dicen
nada. Estoy tan enojada ahora.
Yo: Yo también. Pero lo arreglaremos de alguna manera.
Annika: Odio sentir que esto nunca funcionará.
Yo: FUNCIONARÁ. Lo prometo. Te amo.
Annika: También te amo. 265
Apretando los dientes con frustración, guardé mi teléfono en el
bolsillo. Maldita sea. ¿Qué íbamos a hacer ahora?
Capítulo 27
Annika
Me costó un esfuerzo considerable, pero dejé mi teléfono sin
golpearlo contra la mesa y relajé mi expresión. No quería que Thomas
me viera enojada.
Pero sí quería estrangular a mis hermanos.
Estaban todos en el taller con papá, discutiendo la situación. Llegué
a casa a lo que parecía ser una reunión familiar Haven, pero tan
pronto como entré para ver qué estaba pasando, dejaron de hablar.
Porque por supuesto que lo hicieron. No podían permitir que la
hermana pequeña se enterara de nada, especialmente cuando se
trataba de la disputa.
Me dijeron que los Bailey habían cerrado el Timberbeast y luego
básicamente me «callaron» diciéndome que se encargarían de eso.
Cuando traté de hacer preguntas, papá me interrumpió para decir
que mi mamá estaba preparando la cena para Thomas.
Descartada.
Estaba «tan» enojada.
Miré a Thomas. Se sentó frente a mí en la mesa de la cocina,
comiendo sus macarrones con queso, sin tener idea de que su pueblo
estaba al borde del caos y que su mami quedó atrapada en el medio.
Un pensamiento extraño apareció en mi cabeza. ¿Thomas crecería
odiando a Charlie y Broderick Bailey? La disputa siempre me había 266
parecido una tontería, pero al ver a mi dulce niño empujar un bocado
demasiado grande en su boca, odiaba la idea de que estaba destinado
a ser enemigo de alguien.
La estúpida disputa tenía que terminar. Simplemente tenía que
hacerlo.
Desafortunadamente, parecía más imposible que nunca.
Levi había dicho que sus hermanos no eran responsables por el
cierre del Timberbeast. Le creí. ¿Habían tomado represalias mis
hermanos? Contratar a alguien para atacar a Gavin parecía tan
extremo. Mis hermanos no habrían hecho eso. ¿O sí?
Odiaba que incluso me pasara por la mente.
La puerta de la cocina se abrió y entró Josiah. Sus ojos se
encontraron con los míos y vaciló, luego cerró la puerta detrás de él.
Lo miré.
—¿Qué? —Revolvió el cabello de Thomas en su camino al
refrigerador.
—Estoy molesta.
—Puedo ver eso. —Metió la mano en el refrigerador y sacó una
cerveza—. ¿Qué hice ahora?
—No eres solo tú. Son todos ustedes. —Hice una pausa por un
momento y puse mi cabello detrás de mi oreja—. ¿Recuerdas cuando
tú y Asher Bailey pelearon afuera del Zany Zebra?
—Un poco difícil de olvidar. Me quebró el brazo.
—Lo sé y eso apesta, pero ese no es mi punto. Yo estaba allí y
cuando traté de intervenir y detenerte, Luke me agarró y me tiró en
la parte trasera de su auto. Luego, él y Reese se apoyaron contra las
puertas para que no pudiera salir.
—¿Y?
—Y, estaba tratando de evitar que te metieras en esa pelea. Si Luke
no me hubiera sacado del camino, no habrías terminado en la sala de
emergencias. 267
—Solo te estaba protegiendo.
—No necesitaba protección. Ambos sabemos que Asher Bailey no
me habría puesto un dedo encima.
Josiah abrió la boca, pero se detuvo.
—Bien, probablemente tengas razón. Pero Luke no iba a dejar que
te arrojaras en medio de dos adolescentes a punto de pelearse. Por
supuesto que te sacaría del camino.
—Fuera del camino es una cosa. Me encerró en el auto.
—Sí, te mantuvo a salvo.
Miré a Thomas de nuevo, sabiendo que estaba escuchando cada
palabra de esto y esperando que fuera demasiado pequeño para
entender.
—¿Qué hay de cuando ustedes estaban planeando la gran broma
de la mantequilla de maní y el alpiste en las cabras? Eso no fue
peligroso, pero ni siquiera me dijeron que lo harían. O prácticamente
cada vez que los Bailey le ponen barba a Lola. Me ofrecí a subir allí y
quitarla y ustedes siempre me ignoraron.
Abrió su cerveza y tomó un sorbo.
—Mira, si quieres subir a una escalera para quitarle la barba a Lola,
está bien, puedes hacerlo la próxima vez.
—No, no lo entiendes. No me importan las estúpidas barbas de la
estúpida Lola.
—Ese es mi punto —dijo—. Nunca te han importado las bromas.
—Simplemente odio sentir que ustedes todavía piensan que tengo
diez años. Cada vez que aparezco, es como si me dieran palmaditas
en la cabeza y me dijeran que me ocupe de mis propios asuntos
porque los grandes están hablando.
—Sabemos que no eres una niña. «Tienes» un hijo. Nunca te has
mezclado en nuestra mierda y realmente no necesitas hacerlo ahora. 268
—Eso es lo que ustedes no entienden. Soy una Haven, estoy
mezclada en su mierda, me guste o no.
—¿No tienes ya suficiente en tu plato? —Hizo un gesto a Thomas—
. Esto se está poniendo feo y no es necesario que te involucres.
Quería preguntarle si ellos fueron los responsables del ataque a
Gavin Bailey. Pero me preguntaría cómo lo sabía.
¿Debería decírselo?
Una parte de mí quería. Echarle en cara que pasé el fin de semana
con Levi Bailey. Que estaba enamorada del enemigo y preguntarle
¿qué pensaba hacer ahora con su preciosa hermanita?
Pero no lo hice. Maldita sea mi naturaleza pacificadora. No quería
ser razonable, pero era como si no pudiera evitarlo. Mis ojos se
posaron en Thomas y supe que ahora no era el momento. No mientras
las tensiones fueran tan altas.
Además, Levi y yo íbamos a decidir juntos cuándo decírselo a
todos. No iba a traicionar su confianza solo porque estaba molesta
con mis hermanos.
Mamá entró justo cuando Thomas declaró que ya había terminado
y recogió su tazón.
—Eso fue rápido. Debes haber tenido hambre.
Josiah echó un vistazo a la olla en la estufa.
—¿Queda algo?
—Son macarrones con queso de caja —dije.
—Lo sé.
—Thomas, ¿has terminado? —preguntó mamá—. ¿O quieres más?
—Teminé —dijo de nuevo—. ¿Gaetas, Nana?
Mamá hizo un gesto hacia los restos de macarrones con queso, pero
Josiah ya estaba tomando un tenedor.
—No tengo galletas, cariño. 269
—¿Po avó? —preguntó Thomas.
—Muy buenos modales, pequeño, pero Nana no tiene galletas. —
Miré a Josiah que estaba comiendo de la olla. Lo juro, mis hermanos
apenas fueron domesticados. Me preguntaba si había alguna mujer
por ahí que soportaría a esos montañeses.
También decidí que, a pesar de que acababa de llegar a casa,
necesitaba salir de aquí.
—¿Deberíamos ir a la tienda y comprar algo? —pregunté.
Los ojos de Thomas se iluminaron y saltó en su silla.
—Sí. Gaetas, po avó.
—Qué buenos modales. —Me levanté y lo ayudé a bajar—. Vamos
a buscar tus zapatos.

Thomas tomó mi mano mientras entrábamos en Nature's Basket, la


tienda de comestibles local. Al igual que la Ferretería Tilikum, era una
de las pocas tiendas donde compraban tanto los Bailey como los
Haven. Nunca había pensado mucho en eso, pero ahora era muy
consciente de que estábamos entrando en lo que se suponía que era
un territorio neutral. Parecía importante, de alguna manera.
¿Aunque todavía había algo neutral?
—¿Gaetas? —preguntó Thomas.
—Sí. Compráremos unas galletas.
La panadería estaba en la parte trasera de la tienda en el lado más
alejado, así que sostuve la mano de Thomas y giré en un pasillo.
Me detuve en seco. Una mujer estaba de pie en el pasillo,
examinando las especias. 270
Era la Abue Bailey.
Su largo cabello negro con plateado colgaba en una gruesa trenza
por su espalda. Llevaba jeans y una sudadera del Departamento de
Bomberos de Tilikum, que me pareció adorable, teniendo en cuenta
que tres de sus nietos eran bomberos.
Demasiado tarde me di cuenta de que estaba inmóvil, mirándola.
Se dio la vuelta y tal vez solo fui yo, pero notaba diversión en sus ojos
marrones.
—Buena noche.
Ajusté mi agarre en la mano de Thomas, sintiéndome
inexplicablemente nerviosa. Aunque tal vez no era tan inexplicable.
Ella era la matriarca de la familia Bailey y la propietaria de la tierra
que Josiah estaba tratando de comprar. Sin mencionar que era la
mujer que había criado a Levi.
También era un rumor bien establecido que la Abue Bailey era
psíquica y mirándola ahora, podía entender por qué. Sentía como si
pudiera ver a través de mí.
—Hum, buena noche —dije.
En ese momento, podría haber pasado junto a ella o darme la vuelta
y buscar un pasillo diferente. No necesitaba nada allí y respondí a su
cortés saludo. Podría darme la vuelta e irme sin ser grosera.
Pero fue como si mis pies estuvieran pegados al suelo. Thomas
tampoco se movió, solo mantuvo su mano en la mía y se mantuvo
quieto, como si estuviera esperando que sucediera algo.
Una extraña muestra de paciencia para mi hijo de dos años.
Sus ojos se dirigieron a Thomas.
—Hola, pequeño Lince.
Se apoyó en mi pierna y respondió con voz suave.
—Hola. 271
—¿Te sientes un poco tímido esta noche? —preguntó—. Eso está
bien, pero no tienes que preocuparte. No te morderé.
—Mami tae gaetas —dijo.
—Bueno, que amable tu mami ¿verdad? También me gustan las
galletas. ¿Cuál es tu favorita?
Su agarre en mi mano se hizo más fuerte y enterró su rostro contra
mi pierna.
—Lo siento —dije—. A veces es tímido con personas que no conoce.
—Está bien, Paloma. —Cogió un frasco del estante que tenía
delante y lo colocó suavemente en la cesta que tenía en el brazo—.
Que tengan una buena noche.
—Usted también.
Le dirigió a Thomas un pequeño movimiento de sus dedos.
—Adiós, pequeño Lince. Disfruta tus galletas.
Volvió la cabeza para mirarla.
—Adió.
Con una cálida sonrisa, caminó por el pasillo y desapareció por la
esquina.
Dejé escapar un largo suspiro.
Guau. Era tan «agradable».
No es que alguna vez hubiera tenido la impresión de que ella fuera
diferente, pero en realidad nunca habíamos hablado. Sabía quién era
yo y no me había mirado con nada más que amabilidad en sus ojos.
Ni rastro de animosidad, ni rastro de disputa.
Por otra parte, tal vez eso no fue significativo. Había sido amiga de
mi madre durante años, aunque solamente se ven en el Stitch and Sip.
Tal vez simplemente no le importaba la disputa.
Me di la vuelta y conduje a Thomas de vuelta por donde habíamos
venido. Todavía necesitábamos conseguir sus galletas.
Era extraño, pero de alguna manera me sentí más ligera. La Abue 272
Bailey no me había mirado con suspicacia o mostrado que albergara
mala voluntad hacia mí, incluso con todo lo que estaba pasando. De
acuerdo, apenas le había dirigido unas pocas palabras, pero sus ojos
habían sido tan genuinos y amables.
Ciertamente era posible que no hubiera sido tan cálida si supiera
sobre Levi y yo. Por lo que sabía de ella, era el tipo de persona que
era amable con todos, incluidos los Haven. Eso no significaba
necesariamente que estaría encantada de saber que su nieto estaba
enamorado de una, especialmente ahora.
Y, sin embargo, sus cálidos ojos marrones habían sido tan
reconfortantes.
Llevé a Thomas a la panadería y le dejé elegir un paquete de
galletas. Luego pagamos y nos fuimos sin volver a ver a la Abue
Bailey.
Pero algo en ese breve encuentro había despertado mi esperanza.
Sí, la disputa era un desastre. Pero tenía que haber una manera de
arreglarla.
Lo que Levi había dicho sobre el tesoro de Montgomery no dejaba
de dar vueltas en mi mente. Era una locura, ¿verdad? ¿Pensar que
después de más de cien años, en realidad se podría encontrar? ¿Y que,
fuera lo que fuese, sería suficiente para salvar la tierra de la Abue
Bailey?
Sí, era una locura. Pero tal vez por eso tenía la oportunidad de
funcionar.
Y si Levi y yo lo encontrábamos juntos, tal vez sería suficiente para
ayudar a nuestras familias.
Una parte de mí sentía que básicamente creía en cuentos de hadas.
¿Cómo podría un tesoro legendario del pueblo realmente salvar a
nuestras familias?
Pero ¿y si pudiera? ¿No valdría la pena?
Puse a Thomas en su asiento del auto, luego saqué mi teléfono para 273
enviarle un mensaje de texto a Levi.
Yo: ¿Cuándo es tu próximo día libre?
Levi: Mi turno termina el miércoles por la mañana.
Yo: Tendré que trabajar hasta media tarde, pero ¿podemos vernos
después?
Levi: Absolutamente.
Yo: Bien. Tenemos que ir a la caza del tesoro.

274
Capítulo 28
Levi
Annika levantó la llave antigua que Logan y yo habíamos
encontrado en la cabaña del crimen.
—¿Cuáles crees que son las posibilidades de que lo que sea que esto
abrió todavía exista?
—No sé. Y si lo hace, ¿cuáles son las posibilidades de que podamos
encontrarlo?
Ella dijo que necesitábamos ir a la caza del tesoro, así que tan
pronto como llegó aquí, repasé lo que sabía. La mayor parte de lo que
mi familia había encontrado estaba esparcido sobre mi mesa del
comedor. Grace tenía el espejo y las cartas de Eliza Bailey, pero había
conseguido copias de los artículos del periódico y les pedí a Logan y
a Cara la llave y el collar que Harvey les había dado.
—Así que no abrió el cofre en la cabaña. —Dejó la llave y recogió
el calco del diseño de la ardilla—. ¿Pero este diseño estaba dentro del
cofre?
—Sí. Y Harvey aparentemente encontró ese en otro cofre en la Casa
Haven.
—Una pista de ardilla parece una broma, ¿no crees?
Levanté el collar de plata que había pertenecido a Sarah
Montgomery hace más de cien años.
—Sí, lo de la ardilla me tiene perplejo. 275
—Te juro que he visto esto en alguna parte. —Ella inclinó la cabeza,
mirando el contorno de la ardilla—. ¿Dónde he visto esto?
—Eso es lo que dijo Logan. Pero lo extraño es que, cuando
encontramos el símbolo coincidente, no estaba a la vista. Estaba en un
cajón con esta llave.
—Entonces, si lo había visto, tenía que haber sido en otro lugar.
—Exactamente. No sabía que el baúl tenía un cajón secreto en el
fondo y no había un diseño de ardilla como este en ningún otro lugar,
pero todavía jura que le resulta familiar.
Sonrió y sus ojos brillaban.
—Esto es increíble.
—¿Qué es increíble?
—Esto. —Hizo un gesto hacia las cosas sobre la mesa—. Es un gran
rompecabezas esperando que alguien lo resuelva.
—Esperemos que haya un premio por descubrirlo.
—¿Verdad? Espera. —Hizo una pausa, sin dejar de mirar el diseño
de la ardilla—. Sé dónde he visto esto. Tal vez.
—No pareces convencida.
—Lo sé, pero tendría que ir a mirar para estar segura.
—¿Dónde?
—El baño de damas en el Timberbeast.
—¿El bar?
—Sí. Hay un tocador antiguo en el baño. Parece fuera de lugar en
un bar, así que le pregunté a Rocco una vez. Dijo que venía con el
edificio, así que lo mantuvo.
Levanté la llave.
—¿Por casualidad tiene cerradura?
—Creo que quizá sí. 276
—Deberíamos ir a mirar.
—Pero el Timberbeast está cerrado.
Aunque por lo general yo era el seguidor de las reglas de la familia,
todavía era un Bailey y nuestra vena traviesa era profunda. Levanté
mis cejas.
—Lo que significa que está vacío.
—¿Estás sugiriendo que entremos?
—Ya eres una chica mala por salir con un Bailey. ¿Qué es un
pequeño delito en comparación con eso?
Rio.
—Buen punto.
—La clave es que no te atrapen. Así que no lo permitiremos.
—Pareces muy seguro de esto.
Me incliné y la besé.
—Confía en mí.

Con el auto de Annika a salvo en casa de su amiga Marigold, nos


dirigimos al Timberbeast. Mantuvo la cabeza baja para que nadie la
viera y aparcamos en la parte de atrás. El parqueo estaba vacío y las
ventanas estaban oscuras. Parecía que teníamos suerte y el lugar
estaba desierto.
Salimos y fuimos a la puerta de atrás. Saqué dos horquillas de mi
bolsillo y me puse a trabajar.
—¿Dónde aprendiste a hacer eso? —preguntó.
—Abrir cerraduras es como una pelea uno a uno. Te garantizo que
cada uno de tus hermanos puede hacerlo. 277
—Esos idiotas. No es de extrañar que siempre se metieran con mis
cosas.
Me reí.
—Me sorprende que no te hayan enseñado.
—Me mantuvieron fuera de la disputa. Para ser justos, siempre les
dije que era una tontería. Pero pensé que era más una cosa de
hombres.
Doblé la segunda horquilla y la inserté.
—Díselo a Grace. Es quien me enseñó a forzar una cerradura.
—No sabía que le gustaban las bromas.
—Oh sí. Ella es buena para mantener su reputación de inocente,
pero detrás de escena, es despiadada. Es impresionante. —Sentí el clic
del mecanismo de la cerradura y empujé la puerta para abrirla—.
Aquí vamos.
Miró a su alrededor, claramente preocupada de que nos vieran.
Miré adentro. Todo el lugar estaba oscuro y silencioso, ni siquiera
se escuchaba el susurro de una ardilla.
—Está todo despejado. Vamos.
Tomando su mano, entré primero, luego la llevé adentro. Cerró la
puerta en silencio, cortando la mayor parte de la luz.
—Los baños están de este lado —susurró.
Era tan adorable.
—No tenemos que estar callados.
—Oh. Bien. Lo siento.
Me incliné y besé su sien.
—Enséñame el camino.
Atravesamos la cocina, con cuidado de no tropezar con nada en la
penumbra. El vago olor a papas fritas flotaba en el aire. Me dio 278
hambre. Otra puerta conducía a un pasillo con los baños a un lado. El
baño de mujeres tenía la silueta de una gata en la puerta, mientras
que el baño de hombres tenía un gallo.
—Está bien, eso es gracioso. —Hice un gesto hacia las puertas.
—El sentido del humor de Rocco no es exactamente sutil.
La seguí adentro y como no había ventanas, encendimos la luz. Era
un baño para un solo ocupante, con el lavabo y el retrete necesarios.
Y tal como ella recordaba, un tocador antiguo con un espejo arriba.
La madera teñida de oscuro mostraba su edad con abolladuras y
puntos desgastados. Si alguien se tomara el tiempo y el esfuerzo de
restaurarlo, sería un hermoso mueble.
—Está destinado a tener una silla frente a él y la dama se sentaría y
se peinaría o lo que sea. —Annika se agachó frente a él—. Ay Dios
mío.
—¿Es una ardilla?
—¡Sí! —Su voz era casi un chillido—. ¡Mira!
Me agaché junto a ella y efectivamente, había un pequeño diseño
de ardilla tallado en el cajón.
Intentó abrirlo, pero estaba cerrado.
—¿Dónde está la llave?
La saqué de mi bolsillo y se la entregué, mi corazón comenzó a latir
más fuerte. No podía ser.
—Aquí vamos. —Annika deslizó la llave en el agujero. Entró.
Intentó girarla, pero no pasó nada.
—No pensé que tendríamos tanta suerte —dije.
—Espera. —Sacudió la llave—. Creo que simplemente está
atascada, como si el mecanismo de bloqueo estuviera pegado.
Movió la llave un poco más y empezó a moverse. Se atascó de
nuevo, pero ella siguió, aflojando suavemente el pestillo hasta que
casi hizo un giro de noventa grados.
279
—Es bueno que estés haciendo eso porque probablemente ya la
habría roto.
—Solo necesita un poco de paciencia.
Con un giro más, lo tenía. El cajón se abrió, aunque raspó los rieles.
Quién sabe cuánto tiempo había pasado desde que alguien lo había
abierto.
—Por favor, dime que hay algo ahí y no solo otro diseño de ardilla
—dije.
—No veo nada. —Inclinó la cabeza y miró en la parte posterior del
cajón—. Algo podría estar atrapado aquí.
Metió la mano y sacó un sobre amarillo desteñido, casi era un
cuadrado y cerrado con un sello de cera roja. Ambos nos pusimos de
pie.
—Guau —dije—. Se ve antiguo.
—Todavía está sellado y Levi, esa es una M. —Lo sopesó en su
mano—. Es extrañamente pesado. ¿Deberíamos abrirlo?
—Sí, obviamente.
Pasó el dedo por el sello.
—¿Estás seguro? Se siente raro, abrir el correo de otra persona.
—Eres tan adorable. —Le di un beso rápido en la cabeza—. No está
dirigido a nadie y sea lo que sea, ha estado ahí por mucho tiempo.
Probablemente no quede nadie que se enoje con nosotros por abrirlo.
—Cierto. —Deslizó su dedo debajo del sello, abriéndolo.
Dentro había un trozo de papel beige doblado. Annika lo sacó con
cuidado y me lo entregó, luego miró dentro del sobre.
—¿Hay algo más ahí dentro?
—No vas a creer esto. —Dio la vuelta al sobre y descargó el
contenido en la palma de su mano.
Era una moneda de oro.
—No voy a mentir, si ese es el tesoro, es muy decepcionante. 280
Se rio y le dio la vuelta.
—Tiene la misma M.
—¿Montgomery?
—Podría ser.
—Sabes que —dije—. Gavin y Skylar encontraron algunas
monedas de oro cuando hurgaban en la Casa Haven antes de que se
incendiara. Dijeron que también tenían una M en ellas.
—¿Qué dice la carta?
Desplegué suavemente el papel.
—Mientras la grieta permanezca, tu búsqueda será en vano. Pero
cuando la reconciliación esté cerca, mira hacia los brillantes prismas
de luz y recibe mi regalo para aquellos que lo logren. Un paso final y
el baile estará completo. Está firmado por Ernest Montgomery.
—Mientras la grieta permanezca. ¿Crees que está hablando de la
disputa?
—Tiene que ser.
—Lo que significa que tu teoría de que tuvo algo que ver con el
triángulo amoroso de Sarah, Eliza y John podría ser correcta.
Asentí.
—Eso y la disputa sobre quién iba a heredar el dinero de
Montgomery.
—¿Sabes lo que pienso? —Pellizcó la moneda de oro entre sus
dedos y la levantó—. Creo que Ernest Montgomery realmente dejó
pistas para que alguien encontrara su dinero y estaba marcado con
estos símbolos de ardillas. Pero ha pasado demasiado tiempo que
algunas de ellas han desaparecido. Apuesto a que había un punto de
partida y conducía a esa cabaña donde encontraron la llave. Y había
otras pistas por ahí, pero se tiraron, se perdieron o algo así. Por eso
Logan pensó que había visto el símbolo de la ardilla antes. Apuesto a
que hay más de ellas en el pueblo.
281
—Entonces, lo que nos queda es como una búsqueda del tesoro,
pero la mayoría de las pistas se han ido.
—Así es o incluso simplemente las movieron. Tal vez esas monedas
que encontraron Gavin y Skylar alguna vez tenían pistas como esta,
pero terminaron en el museo.
—Las pistas podrían incluso haber estado allí. Gav y Skylar no
tuvieron la oportunidad de revisar todo lo que encontraron.
—¿Por qué no?
—No se suponía que estuvieran allí exactamente. Gav dijo que
pensaron que escucharon a alguien arriba, así que se fueron.
—Espera, ¿cuándo pasó eso? ¿Fue justo antes del incendio?
—Más o menos, sí. ¿Una semana o dos antes? ¿Tal vez menos? No
recuerdo exactamente.
—¿Soy solo yo o eso es raro?
—No, no eres sólo tú. Definitivamente es raro.
—¿Qué debemos hacer con estos? —Hizo un gesto hacia la carta y
la moneda de oro.
—Cojamos la carta y dejemos la moneda en el cajón. Lo cerraremos
de nuevo, pero si Rocco alguna vez decide abrirlo, se llevará una
agradable sorpresa.
—Me gusta esa idea.
La besé de nuevo y se me ocurrió que estábamos solos con pocas
posibilidades de que apareciera alguien. El hecho de que
estuviéramos en el Timberbeast hizo que lo que me vino a la mente
fuera aún más tentador.
No solo tentador. Irresistible.

282
Capítulo 29
Annika
Los labios de Levi eran cálidos y suaves. Por un segundo, parecía
que estaba a punto de alejarse, solo un beso rápido antes de que
tomáramos nuestro hallazgo y nos fuéramos.
Pero deslizó sus manos alrededor de mi cintura y me atrajo hacia
él. Su lengua se hundió en mi boca. Me abrí para él, chispas corriendo
por mis venas al sentir sus fuertes brazos a mi alrededor, sus labios
sobre los míos.
Y al sentir su dura erección presionando contra mí.
—¿Recuerdas cuando dijiste que tus hermanos te mantuvieron
fuera de las bromas? —preguntó entre besos.
—Sí.
—Tengo una idea para una grande. —Me besó de nuevo, más largo
esta vez, con las manos extendidas sobre mi espalda—. Y nadie tiene
que saberlo.
Sabía exactamente lo que estaba sugiriendo.
Pero no podíamos.
¿O sí podríamos?
—¿Aquí? —pregunté, mi voz saliendo entrecortada.
—Sí, aquí. Quiero llevarte al bar y follarte contra la pared y cada
vez que vengas aquí, lo recordarás. 283
Mi cuerpo ardió con el calor de su voz áspera.
—¿Qué pasa si nos atrapan?
—No lo harán.
Probablemente tenía razón. Lo más seguro era que nadie vendría
aquí hoy e incluso si alguien lo hiciera, la idea de ser atrapados, de
hacer algo tan travieso con Levi, era insoportablemente tentadora.
—Está bien —susurré en su boca.
Besándome de nuevo, gruñó, bajo en su garganta. Me froté contra
su dura longitud, cada vez más desesperada por él.
Me agarró la mano, abrió la puerta del baño y me arrastró hasta el
bar. Las persianas de las pocas ventanas estaban todas cerradas,
envolviendo la habitación en la oscuridad. Podía ver el contorno
oscuro de la barra y mesas con taburetes y sillas colocadas boca abajo
encima de ellas.
Levi me empujó contra la pared, devorando mi boca con la suya.
Me aferré a él, deseando que estuviera dentro de mí. Lo necesitaba y
lo necesitaba ahora.
Dejando caer sus manos, dio un paso atrás, fijándome con su
intensa mirada.
—Desabróchate los pantalones.
Obedientemente, hice lo que me pidió, desabroché el botón de los
jeans y bajé la cremallera.
—Buena chica. —Sus manos se movieron a sus pantalones e hizo lo
mismo. Bajó la cremallera lentamente, exponiendo el bulto de su
erección debajo de su ropa interior—. Ahora date la vuelta.
Me giré, poniendo mis manos en la pared. Agarró mis caderas y me
inclinó, luego me bajó bruscamente los pantalones y la ropa interior.
Los aparté de una patada y antes de que pudiera respirar, sus dedos
frotaron mi hendidura.
—Ahí está mi chica. Ya mojada para mí, ¿no?
284
Todo lo que podía hacer era gemir.
—No te preocupes, hermosa. Sé lo que necesitas.
Sus dedos se deslizaron dentro de mí y gemí, mis inhibiciones no
estaban por ningún lado. Manteniéndome apoyada contra la pared,
miré por encima del hombro y observé cómo se bajaba los pantalones
lo suficiente para liberar su pene. Frotó sus dedos a lo largo de mi piel
desesperadamente sensible, luego se frotó mi humedad sobre sí
mismo.
—¿Estás lista para esto? —preguntó, dándose largas y fuertes
caricias.
—Sí.
Agarró mis caderas, se alineó con mi abertura y con un gruñido
bajo, se deslizó dentro.
Su circunferencia me abrió y gemí de nuevo, el placer me superó.
Nunca pensé que estar follando contra una pared como esta, podría
ser tan bueno. Pero era todo. La forma en que sostenía mis caderas
con fuerza. La forma en que me penetraba, gruñendo con cada
embestida.
Fue crudo y real. Apresurado y necesitado. Nunca me había
sentido tan viva. Si mis brazos se estaban cansando de sostenerme
contra la pared, no me di cuenta. Estaba demasiado envuelta en la
sensación de la gruesa polla de Levi entrando y saliendo de mí. Del
peligro, de la emoción.
Fue loco y me encantó.
La presión se construía en mi centro. Dejándome ir, rindiéndome a
su cuerpo. A su toque y al sonido de él gruñendo detrás de mí. Mis
gemidos de respuesta fueron fuertes, más fuertes que cualquier cosa
que hubiera dejado escapar antes. Era como si hubiera accedido a una
nueva versión de mí. No la madre soltera, la hija responsable, la
pacificadora. Yo era salvaje, libre y suya.
Toda suya.
Solo suya.
285
Se retiró, dejándome sin aliento. Antes de que pudiera preguntarle
qué estaba haciendo o por qué diablos se había detenido, me dio la
vuelta y me levantó. Con la espalda contra la pared, envolví mis
piernas alrededor de él mientras su polla se hundía profundamente.
Su boca encontró la mía y sus caderas se movieron con fuerza,
follándome sin piedad.
—Eres mía —gruñó en mi boca—. ¿Me escuchas?
—Sí.
—Este coño es mío. —Empujó más profundo, como para acentuar
su reclamo sobre mí.
—Tuyo, Levi.
—Dilo otra vez.
—Tuyo. Soy tuya.
—Quiero follarte así para siempre, no puedo parar. —Su voz era
áspera—. Voy a correrme dentro de ti con tanta fuerza.
—Oh, Dios, sí.
Mi cuerpo corrió hacia el clímax, la presión era tan intensa que
apenas podía pensar, solo sentir. Estaba caliente y apretada a su
alrededor, llorando cada vez que empujaba dentro de mí. Me aferré a
mi vida, dejándolo tenerme. Dejar que me posea.
—Quiero sentir que te corres —dijo—. Necesito que te corras sobre
mí.
Eso no iba a ser un problema. Rápidamente estaba perdiendo el
control.
—No te detengas.
—No lo haré. Te sientes tan jodidamente bien.
Como si de alguna manera supiera exactamente lo que necesitaba,
cambió su agarre y penetró más profundamente en mí. Su grosor era
una bendición, cada arrastre de su polla a través de mi humedad me 286
acercaba más. Cerré los ojos, clavé mis manos en sus hombros y
estallé.
Vagamente, fui consciente de lo ruidosa que era, pero no me
importaba. Gemí con las olas de mi orgasmo mientras me recorrían,
mis músculos internos latían a su alrededor. Gruñó, empujando con
fuerza y su ceño se frunció con un surco profundo.
—Mierda —gimió.
Lo sentí palpitar dentro de mí y me golpeó contra la pared,
corriéndose con fuerza. Justo cuando pensaba que mi orgasmo había
terminado, el suyo estimuló el mío a nuevas alturas. Pulsos
renovados me hicieron apretarme fuerte alrededor de él, quitándome
el aliento.
Cuando terminó, permaneció enterrado profundamente dentro de
mí durante un largo momento. Se inclinó hacia mí, respirando contra
mi cuello. Finalmente, salió y me volvió a poner de pie.
—Guau —dije—. Eso fue intenso.
—Sí. —Se inclinó y rozó un suave beso en mis labios—. ¿Necesitas
ayuda para limpiarte?
—No, lo tengo.
Agarré mi ropa y me metí en el baño, luego me aseguré de que no
hubiera ninguna señal de que habíamos estado allí. Guardé la carta
en mi bolso y salí. Levi me esperó en el pasillo justo afuera.
Con manos firmes pero suaves, me acercó y me besó de nuevo.
—Annika, eso fue absolutamente asombroso.
—Lo fue, ¿no?
—Te amo. Mucho.
Sonreí.
—Yo también te amo.
Se acercó un poco para que sus labios rozaran mi oído. Cuando 287
habló, su voz era un susurro.
—Recuerda. Cada vez que vengas aquí, quiero que mires esa pared
y sepas que eres mía.
Un hormigueo me recorrió la espalda.
—Créeme, lo haré.
Nunca sería capaz de mirar el Timberbeast sin recordar lo que
acabábamos de hacer. Fue suficiente para hacerme querer derretirme
y desmayarme en sus brazos al mismo tiempo.
O tal vez hacerlo de nuevo.
Pero ya estábamos forzando nuestra suerte. Necesitábamos salir de
aquí.
—Probablemente deberíamos irnos —dije.
—Sí, las cosas están bastante mal en este momento. No necesitamos
lanzar esta bomba sobre todos todavía.
—¿Cuándo puedo volver a verte?
—Mañana también estoy libre.
—Tengo que trabajar, pero veré si puedo escaparme por la noche.
Tal vez me escape a tu casa otra vez. Siempre y cuando tus hermanos
no vayan a irrumpir.
—Bebé, bloquearé la puerta.
Me reí.
—Suena bien.
Me besó de nuevo, luego me llevó afuera por donde habíamos
venido. Miramos a nuestro alrededor, pero aparte de una ardilla
trepando por un árbol, el estacionamiento trasero estaba vacío.
Esperaba que no nos hubieran visto.
Aunque me sentía increíble, Levi sabía cómo hacer que mi cuerpo
vibrara, contarles a nuestras familias sobre nosotros me causaba una
gran preocupación. No tenía ninguna duda de que la carta que
acabábamos de encontrar era una pista, pero... ¿qué significaba? ¿Y 288
sería suficiente resolver el misterio del tesoro de Montgomery para
cerrar la brecha entre los Haven y los Bailey?
Tantas preguntas, tan pocas respuestas.
Tendríamos que seguir buscando y esperar que nuestro secreto no
se descubriera demasiado pronto.

289
Capítulo 30
Annika
El fuego crepitaba en la estufa de leña, haciendo que la sala de estar
de mis padres se sintiera cálida y acogedora. Habían salido a una
noche de cita, era tan adorable que todavía hicieran eso, y Thomas
estaba en la cama. Me senté acurrucada en una esquina del sofá,
disfrutando de un breve respiro después de un día ajetreado.
Me las arreglé para escabullirme a donde Levi anoche y,
afortunadamente, no nos interrumpieron. Había sido difícil dejarlo;
tenía muchas ganas de pasar la noche envuelta en sus brazos, pero
debía regresar a casa para evitar levantar sospechas y así podría estar
lo suficientemente despierta para trabajar esta mañana.
Alguien llamó a la puerta principal, pero no esperó a que
respondiera. Marigold e Isabelle entraron. Había invitado a Mari
antes, pero Isabelle era una linda sorpresa. Me levanté mientras ellas
se quitaban los zapatos y los abrigos, dejándolos cerca de la puerta.
Isabelle trajo una botella de vino tinto.
—Necesitamos ver las fotos estilo boudoir.
—¿Cómo te las arreglaste para escapar? —pregunté—. No pensé
que te vería hasta enero.
—Tengo un millón de cosas que hacer, pero Mari me secuestró. —
Lanzó una mirada a Marigold—. Y está bien, puedo admitir que tal
vez necesitaba un descanso.
290
—Niña buena. —Marigold le dio unas palmaditas en la espalda—.
Y tiene razón, necesitamos ver tus fotos.
—Iré a buscar las impresiones —dije.
Mari me quitó la botella de la mano y se dirigió a la cocina.
—Perfecto. Serviré mientras tú las buscas.
—Y trajimos bocadillos —dijo Isabelle con una sonrisa.
Fui a mi habitación y agarré la carpeta que habíamos recogido
donde Ryan antes de irnos del pueblo. También tenía el enlace a las
copias digitales, pero nos había dado copias impresas de algunas de
las mejores. Después de contarles a Isabelle y Mari sobre nuestro fin
de semana afuera, les prometí que las dejaría verlas.
Mari me pasó una copa de vino mientras Isabelle ponía un plato
con nueces y quesos en la mesa de café. Dejé que Isabelle se quedara
con la carpeta y me acomodé en un sillón con la copa de vino. Se
sentaron en el sofá y se apretujaron para poder examinar las fotos.
Un toque de nerviosismo hizo que mi estómago hormigueara. No
estaba segura de sí estaba nerviosa porque eran sexys e íntimas o
porque en algunas aparecía Levi y no les había dicho nada al respecto.
Tal vez debí haberles advertido, pero quería ver sus rostros cuando
vieran las fotos de nosotros juntos por primera vez.
—En esta estás tan hermosa —dijo Marigold—. Me encanta lo
natural que te ves.
—El fotógrafo es un genio —dijo Isabelle.
—Realmente lo es —dije—. Toda la experiencia fue asombrosa.
Pasaron la siguiente, todavía solo aparecía yo, y comentaron sobre
la iluminación, mi pose, el hermoso escenario. Mordí el interior de mi
labio cuando Isabelle pasó a la siguiente.
Los ojos de Mari se agrandaron y la boca de Isabelle se abrió.
—¿Me estás tomando el pelo? —exclamó Isabelle—. ¿Se tomaron
fotos juntos?
—Estas están preciosas —dijo Marigold, con voz asombrada—. 291
Ambos se ven increíbles.
—Gracias.
—Ella no está bromeando —dijo Isabelle—. Esto está muy sexy.
¿Estás usando su camisa?
—Sí. El fotógrafo tuvo la idea mientras estaba tomando las fotos.
—Ustedes dos se ven tan hermosos juntos, me duele el corazón —
dijo Mari—. Odio que tengas que ocultar esto.
—Lo sé. Yo también lo odio. Vamos a encontrar una manera de
decírselo a nuestras familias y hacer que todos estén de acuerdo.
Simplemente no estamos seguros de cómo, todavía.
—¿En serio? —preguntó Isabelle—. ¿Ustedes van a hacerlo
público?
—Eventualmente, sí. Tenemos que hacerlo.
Marigold se llevó las manos al pecho.
—¡Lo sabía! Sabía que esto sería amor verdadero y no solo una
aventura.
Me reí. Ni siquiera iba a negarlo. Esto absolutamente es amor.
—Definitivamente no es una aventura. Chicas, estoy enamorada de
él. Esto es real.
—Se puede ver en estas fotos —dijo Marigold—. La forma en que
se miran el uno al otro. Es a la vez sensual y amoroso. Cuando se
casen, tienen que mandar a ampliar esta en un lienzo y ponerla en su
dormitorio.
—¿«Cuándo» nos casemos? —pregunté—. No sé si estamos muy
cerca de eso.
Ella se encogió de hombros.
—Ustedes lo estarán.
—Una vez más, la creencia inquebrantable de Mari en el amor es
adorable sin medida —dijo Isabelle—. Pero tiene razón, realmente las 292
necesitas en tu pared. Son preciosas.
—Y cuando estés lista para contárselo a todos, sabes que estamos
totalmente aquí para ti —dijo Mari.
—Sí —dijo Isabelle—. No te envidio esa tarea. Sobre todo, con tus
hermanos. Parece que tus padres serán comprensivos, ¿no crees?
Me encogí de hombros.
—Puede que lo sean. Mamá lo será, al menos. Mi papá
probablemente solo gruñirá e irá a martillar algo al taller. Son mis
hermanos los que me preocupan.
—Especialmente ahora —dijo Isabelle—. Todo el pueblo está muy
tenso. Como si todo el mundo estuviera esperando que suceda algo
malo.
Mari agarró un trozo de queso.
—Vi a uno de los Bailey saliendo de Happy Paws el otro día.
Garrett estaba al otro lado de la calle y podría haber jurado que
estaban a punto de apuntarse con sus pistolas.
—Es como el viejo oeste allá afuera. —Isabelle puso las fotos sobre
la mesa y cogió su copa.
Tomé un sorbo de vino, tratando de no dejar que la disputa apagara
la llama de la esperanza.
—¿Por qué los hombres tienen que ser tan irracionales?
—Es uno de los grandes misterios de la vida —dijo Isabelle.
Charlamos un rato, bebiendo vino y picando bocadillos. Marigold
había solucionado con éxito el intento fallido de una cliente de teñirse
el cabello. Isabelle estaba ocupada con la granja de su familia y la Villa
Navideña ahora inaugurada. No mencionó a Elias y Mari y yo
acordamos con una mirada de complicidad no preguntar. O él estaba
fuera de escena y la situación se había resuelto o se había complicado
y ella aún no estaba lista para hablar de eso.
La voz somnolienta de Thomas procedía de su dormitorio.
—¡Mami! 293
—Oh, oh —dije—. Mejor voy a ver qué pasa.
—No te preocupes, mamá —dijo Isabelle—. Tengo que irme de
todos modos. Tengo que levantarme temprano.
—Yo también —dijo Mari.
—No se preocupen por esto. —Señalé el desastre que habíamos
hecho en la mesa de café—. Lo limpiaré.
—¿Segura? —preguntó Mari.
—Definitivamente. Me ocuparé de eso después de que Thomas esté
tranquilo.
—Gracias —dijo Isabelle—. Y gracias por pasar el rato.
Le di a mis amigas abrazos rápidos. Thomas volvió a llamarme, así
que fui a su habitación para ver cómo estaba.
En la tenue luz que arrojaba su lámpara de noche, pude ver que
todavía estaba en la cama, pero había tirado las sábanas al suelo.
—Hola, amiguito —susurré y recogí su manta—. ¿Tienes frío?
Asintió contra su almohada. Lo cubrí y arropé con la manta.
—Ahí tienes. —Me incliné y besé su frente—. ¿Puedes volver a
dormir ahora?
Sus ojos ya estaban cerrados. Probablemente había estado medio
despierto como mucho.
Salí de la habitación y cerré suavemente la puerta detrás de mí,
contenta de que estuviera bien.
—Oye, hermana —dijo Zachary.
Jadeé y puse una mano en mi pecho.
—Oh, Dios mío, no me asustes así.
—Lo siento. —Sonrió—. ¿Mamá y papá no están en casa?
—No, salieron. Noche de cita.
—Qué bien. —Se acercó a la mesa de café y agarró un puñado de
nueces. 294
Me quedé helada. Mis fotos todavía estaban en la mesa.
Tal vez él no se daría cuenta.
—Guau.
Demasiado tarde.
Cogió una de las fotos, no podía decir cuál desde donde estaba
parada.
—¿Quiénes son? Esta es…
Se me cayó el alma a los pies. Sus ojos se agrandaron y su boca se
abrió, luego se cerró de nuevo.
—Z, espera un segundo.
—¿Qué carajo es esto?
—No se suponía que las vieras.
Levantó la foto.
—Eres tú.
Asentí.
—Sí.
—Y este hijo de puta aquí. Ese es el puto Levi Bailey.
Tragando saliva, asentí de nuevo.
—Sí.
—Por favor, dime que esto es una broma y que no entiendo el
chiste.
—No es una broma.

—Entonces, ¿por qué estás semidesnuda en una foto con «él»?


Tomé una respiración profunda y enderecé mis hombros. Cuando
hablé, mi voz salió sorprendentemente clara.
—Porque estoy saliendo con él.
Las cejas de Zachary se levantaron. 295
—¿De qué diablos estás hablando?
—Somos pareja y estoy enamorada de él. Y sé lo que estás a punto
de decir…
—Si sabes lo que voy a decir, ¿por qué diablos harías eso? —Arrojó
la foto sobre la mesa con tanta fuerza que pasó rozando las demás y
aterrizó en el suelo—. ¿Me estás diciendo en serio que estás saliendo
con Levi Bailey?
—Sí, pero…
—Pero... ¿qué? De todos los tipos del mundo, ¿vas a nuestras
espaldas y sales con «él»? —Sacó su teléfono y comenzó a escribir—.
¿Qué diablos, Annika?
La puerta se abrió de nuevo y Theo entró, vestido con una sudadera
de la escuela secundaria de Tilikum y pantalones cortos deportivos.
Cerró la puerta detrás de él y se detuvo, sus ojos moviéndose entre
Zachary y yo.
—¿Qué está sucediendo?
—Ni siquiera quieres saberlo —dijo Zachary, todavía escribiendo.
—¿A quién le escribes? —pregunté.
Zachary me ignoró.
Theo entró en la habitación con el ceño fruncido.
—¿Qué ocurre? ¿Los Bailey volvieron a hacer algo?
Zachary resopló.
—Oh, sí, claro que hicieron algo o, mejor dicho, uno de ellos lo hizo.
La ira y una inusual sensación de desafío surgieron de lo más
profundo de mí. Crucé los brazos.
—A mí. Uno de ellos me lo hizo a mí.
Zachary comenzó a toser y casi dejó caer su teléfono.
Theo se rio.
296
—¿Qué?
—No estoy bromeando.
La sonrisa se derritió de su rostro. Zachary hizo un gesto enojado
hacia la mesa de café y Theo tomó una de las impresiones.
Su mirada de confusión se transformó en horror.
—¿Qué demonios es esto?
Genial, ¿tendría que pasar por esto con cada hermano? Esta iba a
ser una noche divertida.
—Es una foto estilo boudoir de Levi Bailey y mía.
—¿Qué carajo? —Dejó caer la foto, como si lo hubiera quemado y
la dejó volteada hacia abajo sobre la mesa de café—. Nunca seré capaz
de quitarme eso de la mente.
—Oh, Dios mío —dije—. Solo soy yo con una camisa de franela y
ropa interior. Noticia de última hora, soy una mujer adulta y he
tenido relaciones sexuales antes.
—Sí, lo sé, pero eso no significa que quiera pensar en ello —dijo
Theo—. ¿Podemos volver a la parte en la que Levi Bailey tiene sus
manos sobre ti en esa foto?
—Están saliendo en secreto —dijo Zachary, su voz saliendo en un
gruñido bajo—. Van a pagar por esto.
—¿Pagar por qué? —pregunté.
—Esto. —Señaló con el dedo las fotos y luego me señaló a mí—. El
Timberbeast fue un golpe bajo, pero... ¿esto? Acaban de comenzar
una guerra.
—Espera. ¿Estás tratando de decir que Levi está saliendo conmigo
«como una broma»?
—No, esto es mucho más que una broma —dijo Zachary.
Lo miré boquiabierta, tan sorprendida que ni siquiera pude
empezar a gritar. Lo cual probablemente era algo bueno,
considerando que Thomas estaba dormido. Antes de que pudiera 297
hacer algo más que parpadear con la boca abierta, Josiah irrumpió por
la puerta.
—¿Cuál es la emergencia? —preguntó Josiah.
Garrett y Luke entraron detrás de él, mirando expectantes a
Zachary y Theo.
Levanté las manos.
—¿Hablas en serio? ¿Les dijiste que había una emergencia? ¿Dónde
estaban ustedes que llegaron aquí tan rápido?
—Esto es una emergencia —dijo Zachary.
Los ojos de Theo se movieron rápidamente hacia las fotografías
sobre la mesa y se estremeció.
—Él no está equivocado.
De todas las formas en que mis hermanos podían averiguar sobre
mí y Levi, esta estaba tan lejos de ser ideal que me dieron ganas de
gritar. Explicaciones y excusas pasaron por mi mente. ¿Qué podría
decir para calmar las cosas?
Pero... ¿por qué tenía que ser yo la sensata todo el tiempo? ¿La
pacificadora? Nada estaba sucediendo de la forma en que se suponía
que debía suceder y estaban a punto de perder sus cabezas estúpidas,
obstinadas y testarudas.
Así que perdí la mía.
—«La emergencia» —dije, haciendo comillas en el aire—, es que
estoy saliendo en secreto con Levi Bailey. Fuimos juntos a la playa
para alejarnos de este estúpido pueblo y de la estúpida disputa. Y me
compró una sesión de fotografía estilo boudoir y esas son fotos de
nosotros juntos semidesnudos. Luego tuvimos sexo en cada
habitación de la cabaña que alquiló. Cada. Habitación. De. La.
Cabaña. Estamos juntos y no se suponía que se enterarían así, pero,
saben qué, me alegro. Me alegro de que ustedes idiotas sepan la
verdad. Porque yo soy suya y él es mío y no hay nada que puedan
hacer al respecto. —Me giré hacia Zachary, señalándolo—. Y si
alguna vez vuelves a decir que está saliendo conmigo como una
especie de broma enfermiza, voy a golpearte la cara.
298
Nadie dijo una palabra. Simplemente me miraron, como si no
tuvieran idea de quién era yo o de lo que acababa de pasar.
Lancé una mirada alrededor de la habitación, asegurándome de
hacer contacto visual con cada uno de ellos, luego pasé, agarré mi
teléfono del mostrador de la cocina y salí.

299
Capítulo 31
Levi
El olor a pan con ajo quemado impregnaba el aire. Habíamos
comido hace un rato, pero Mason, uno de nuestros compañeros
bomberos, había preparado la cena para los compañeros. Por lo
general, tratábamos de evitar que cocinara, considerando que el tipo
apenas podía hervir agua. Pero aparte del pan con ajo quemado, mi
estómago estaba lleno, así que no me iba a quejar demasiado.
Mi teléfono vibró y supe que era ella. Lo saqué de mi bolsillo y
Logan me miró a los ojos desde el otro lado de la habitación,
estábamos pasando el rato en el piso de arriba en la estación de
bomberos, y de alguna manera él también parecía saberlo.
Levantó las cejas: «Con cuidado».
Le lancé una mirada mientras me levantaba: «Lo sé».
Una de las habitaciones con literas estaba vacía, así que entré, cerré
la puerta y respondí.
—Hola.
—No sé cómo decirte esto, así que solo saldrá y lo diré.
La tensión en su voz hizo que mi espalda y mis hombros se
tensaran.
—¿Qué ocurre?
—Mis hermanos se enteraron de lo nuestro. Le mostré nuestras
fotos de boudoir a Isabelle y Marigold y las dejé en la mesa de café
300
mientras iba a ver a Thomas. Zachary se acercó y las vio y luego
apareció Theo y, para entonces, Z estaba enviando mensajes de texto
al resto de ellos, y ahora están todos enojados. Lo siento mucho, no
quise que se enteraran de esta manera.
—¿Estás bien? ¿Qué hicieron?
—Están siendo unos completos idiotas. Lo cual era lo que me
esperaba, pero todavía estoy furiosa. Zachary incluso tuvo la audacia
de decir que estás saliendo conmigo como una broma.
Apreté el puño y rechiné los dientes.
—¿Qué?
—Lo sé, ¿cómo podría siquiera decir eso? Entiendo que no te
conoce, pero vamos, debería de tener un poco de fe en mí. Yo no
caería en eso. De todos modos, todos preguntaban, «¿cómo pudiste,
es un Bailey?» Así que me enfadé con ellos y les dije todo, que hemos
estado saliendo en secreto y que estamos juntos y que no hay nada
que puedan hacer al respecto.
A pesar de la ira que ardía en mis entrañas, tuve que sonreír. Me
encantó que se defendiera a sí misma y a nosotros.
—Eres tan increíble.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Te mantuviste firme. Eres ruda.
—Gracias. Eso me hace sentir un poco menos mal por todo el
asunto. Se suponía que íbamos a descubrir cómo decírselo a todos
juntos y todo explotó en mi sala de estar.
Tomé una respiración profunda.
—Está bien. Estaba destinado a suceder eventualmente. Odio no
haber estado allí contigo. Quiero ir ahora mismo.
—¿No estás de servicio?
—Sí. 301
—Es mejor si no lo haces de todos modos.
—¿Estás segura?
—No puedes simplemente irte. ¿Y si hubiera una emergencia y te
necesitaran?
—Lo sé, pero... ¿me necesitas?
—Estaré bien. Si vinieras ahora, solo avivarías las llamas.
Necesitamos apagar este fuego, no echarle gasolina.
Odiaba esto. No podía abandonar a mis compañeros, pero quería
estar con ella. Protegerla.
—Te prometo que estoy bien —dijo, como si pudiera leer mi
mente—. Estoy enojada con ellos, pero no es como si fueran a
encerrarme en una torre para mantenerme alejada de ti.
—Será mejor que no.
—No lo harán. Realmente no son diferentes de ti y tus hermanos.
Si ustedes tuvieran una hermana y descubrieran que ella estaba
saliendo en secreto con un Haven, también reaccionarían
exageradamente, ¿no es así?
Abrí la boca para discutir, por supuesto que no lo haríamos, pero
me detuve. Ella tenía razón. Eso haríamos.
—Sí, y podríamos encerrarla en una torre.
Rio.
—Te amo mucho.
Fue bueno escucharla reír. La tensión parecía haberse derretido de
su voz, dejándome con menos urgencia por llegar a ella.
—¿Estás segura de que estás bien?
—Ahora que ya no tengo miedo de que me odies por arruinar esto,
sí.
—«No» te odio. En caso de que aún no lo supieras, estoy locamente
enamorado de ti. 302
—Me encanta oírte decir eso. Me hace sentir un cosquilleo por
dentro y también estoy locamente enamorada de ti.
Eso me hizo sonreír.
—Ves, tenemos esto.
—Lo sé. Tengo que creer que todo esto va a funcionar al final. Solo
tengo la sensación de que va a ser complicado por un tiempo.
—Puede ser, pero estamos juntos en esto. Nunca lo olvides.
—No lo haré. ¿Supongo que esto significa que vas a decirle a tu
familia?
—Sí, quiero que lo escuchen de mí. —Hice una pausa, una sutil
sonrisa se apoderó de mi rostro—. Tal vez deje copias de las fotos de
boudoir afuera. Escuché que es una buena manera de hacerlo.
—No te atrevas.
—Diablos, no. —Mi voz se hizo baja y grave—. Eres toda mía.
—Guau. No sé cómo haces eso, pero acabas de hacer que toda esta
noche valga la pena con esa frase.
—Solo estoy diciendo la verdad, hermosa. Yo no comparto.
Sonaron las alarmas, alertando a la tripulación de una llamada
entrante.
—Me tengo que ir.
—Bueno. Te amo.
—Yo también te amo. Recuerda, esto somos nosotros. Lo
solucionaremos.
Terminé la llamada y bajé las escaleras para prepararme. No había
mucho que pudiera hacer esta noche. Estaba de servicio hasta la
mañana, al igual que Logan y Gavin. Pero todos saldremos mañana.
Reuniría a todos entonces y esperaría estar a la vanguardia de la línea
de chismes de Tilikum y antes de cualquier represalia que los
hermanos Haven estuvieran planeando. Porque no había duda de
que estaban planeando algo. No dejarían que esto quedara sin
respuesta. 303
Necesitábamos estar listos.
Capítulo 32
Levi
El sonido de las explosiones de los videojuegos provenía de mi sala
de estar mientras sacaba unas cervezas del refrigerador. Asher y Evan
estaban jugando y por el sonido de las quejas de Evan, Asher estaba
ganando.
Les envié un mensaje de texto a todos, pidiéndoles que vinieran
hoy, pero por razones obvias no les dije por qué. Fiona me había
mirado con curiosidad expectante cuando ella y Evan llegaron, como
si supiera que algo estaba pasando y esperaba que se lo dijera tan
pronto como entrara por la puerta. Evan parecía mucho menos
interesado, aunque así era mi hermano.
Asher había venido solo desde la casa de al lado. Supuse que Grace
debía tener a Charlie con ella. Logan y Cara habían llegado poco
después. Broderick estaba despierto y miraba el mundo a su
alrededor como si encontrara todo intensamente interesante. Aún no
hay señales de Gavin y Skylar, pero él envió un mensaje de texto para
decir que estarían aquí.
Llevé las cervezas a la sala de estar y le entregué una a Logan,
dejando las otras dos en la mesa de café para Evan y Asher. Ya les
había dado bebidas a Cara y Fiona.
Llamaron suavemente a la puerta y entró Grace. Se quitó el grueso
abrigo y lo colgó de un gancho junto a la puerta.
Asher miró por encima del hombro y sonrió. 304
—Hola, Osita Gracie.
—Hola. —Miró alrededor de la habitación—. ¿Dónde está Charlie?
—Está con Gavin.
—¿Dónde?
—No estoy seguro. Me quedé dormido en el sofá. —Sacó una hoja
de papel de su bolsillo y se la entregó—. Dejó una nota.
Grace la desdobló.
—Ah. Bueno.
Mi frente se arrugó.
—¿Se llevó a tu bebé y dejó una nota y estás de acuerdo con eso?
Se guardó la nota en el bolsillo y se encogió de hombros.
—Es Gavin.
Mi familia era tan rara.
Aunque para ser justos, Gav no dejaría que le pasara nada a nuestro
sobrino.
Mi teléfono vibró con un mensaje de texto. Lo saqué de mi bolsillo.
Era Annika. Tratando de reprimir una sonrisa, me metí en la cocina.
Annika: ¿Todo bien?
Yo: Esperando a que todos lleguen aquí.
Annika: ¿Estás seguro de que no quieres que vaya?
Yo: Sí, creo que es lo mejor.
Annika: Tienes razón.
Hubo una pausa y tuve la sensación de que tenía algo más que
decir. Efectivamente, unos segundos después, ella respondió de
nuevo.
Annika: Vamos a estar bien, ¿no?
Yo: Sí. Lo prometo. Te amo. Nunca lo dudes. 305
Annika: Yo también te amo. Mucho.
La puerta se abrió de nuevo y el sonido de la risa chillona de
Charlie llenó la casa. Al parecer, Gavin y Skylar habían llegado.
Guardé mi teléfono en el bolsillo y volví a la sala de estar. Gavin le
entregó a Charlie a Grace, quien lo sentó en su cadera como la madre
experta en la que ya se había convertido.
Aunque no era solo Grace. Cara también lo había hecho. Cada vez
que la veía con Broderick, me sorprendía lo buena que era en lo de
ser mamá.
Había algo que decir sobre la sencillez de amar a tu hijo. Tal vez
eso era lo que mis hermanos y yo siempre habíamos tenido a nuestro
favor. Perdimos a nuestros padres, pero la Abue y el abuelo nos
querían mucho.
—¿Dónde has estado, bebé? —preguntó Grace. Charlie se rio de
nuevo y pateó sus piernas regordetas.
—Simplemente lo llevamos a dar un paseo por el pueblo —dijo
Gavin mientras se quitaba el abrigo.
—Espero que no estuvieras preocupada —dijo Skylar—. Le dije a
Gavin que debió preguntarle a uno de ustedes antes de irse con su
bebé.
—Está bien —dijo Asher—. Dejó una nota.
Ahora que estaban aquí, era hora de sincerarse.
Logan me miró a los ojos: «¿Estamos haciendo esto?»
Bajé la barbilla: «Tengo que hacerlo».
Su leve mueca no hizo mucho para reforzar mi confianza. Pero era
solo cuestión de tiempo antes de que se enteraran y, como le había
dicho a Annika, quería ser yo quien se los dijera.
—Entonces, hay algo que necesito decirles.
La habitación quedó en silencio y todos los ojos estaban puestos en
mí.
Aquí no ha pasado nada. 306
—Estoy enamorado de Annika Haven.
No había querido decirlo así. Era la verdad, pero tenía la intención
de decir algo como: «Estoy saliendo con Annika Haven» o «Tengo
una relación secreta con Annika Haven».
Pero ahí estaba, la realidad hablada en voz alta. La amo. Eso era
todo, lo más importante de toda esta situación.
Mi declaración pareció flotar en el aire, una nube de sorpresa
flotaba en el centro de la habitación. Todos me miraron sin
pronunciar una palabra. Incluso Charlie se quedó en silencio,
mirando a los adultos, como si pudiera sentir la tensión repentina.
En lugar de esperar la inevitable ruptura del silencio
conmocionado, decidí seguir hablando.
—La he estado viendo en secreto por un tiempo. Hablando con ella
en secreto durante mucho más tiempo y antes de que alguien diga lo
obvio, sí, sé que ella es una Haven. Sé lo que eso significa, pero no me
importa. La amo.
—Espera. —Grace movió a Charlie en su cadera—. ¿Es cierto?
¿Estás saliendo en secreto con Annika Haven?
—¿Qué quieres decir con que es verdad? —pregunté—. ¿Alguien
te lo dijo?
—Estaba en la Steaming Mug y Lacey Hanson me preguntó si ya te
habías ido de Tilikum y cuando le pregunté de qué estaba hablando,
dijo que por Annika.
Dejé escapar un suspiro de frustración. Por supuesto, el pueblo ya
estaba empezando a hablar.
—Sus hermanos se enteraron ayer. No sé cómo se traduce eso en
que Lacey Hanson lo sepa, pero no importa.
Gavin se levantó.
—¿Has estado saliendo en secreto con una Haven y acabamos de
enterarnos de esto?
307
—¿Qué se suponía que debía hacer, llevarla a cenar a casa de la
Abue?
—¿Estás loco? No, ella es una Haven.
—Gracias por reforzar mi punto.
—¿Cómo sucedió? —preguntó Asher.
—Eso es lo que me preguntaba —dijo Fiona—. Pensé que un Bailey
saliera con una Haven sería imposible. Pero tal vez simplemente no
entiendo las reglas de las disputas tan bien como pensaba.
—No, claro que las entiendes —dijo Evan sin quitarme los ojos de
encima—. No debería haber sucedido.
—Especialmente ahora. —Asher sonaba confundido—. Están
tratando de comprar la tierra de la Abue.
—Ella no —dije—. El hecho de que sea una Haven no significa que
sea cómplice de todo lo que no nos gusta. Además, no son
necesariamente los tipos malos que creemos que son.
—¿De qué mierda estás hablando? —preguntó Gavin—. Están
tratando de joder a la Abue.
—Gav, dale un poco de holgura —dijo Logan.
—¿Has estado prestando atención? —preguntó Gavin—.
Simplemente dijo que está tirándose al enemigo.
—Cuidado —espeté.
—Lo sé —dijo Logan—. Ya me lo dijo.
—¿Y tú tampoco dijiste nada? —Gavin levantó las manos—. ¿Qué
diablos está pasando?
Logan se cruzó de brazos.
—No era mi secreto para contarlo.
—Me parece bien. —Asher asintió a Logan como si lo absolviera de
responsabilidad. Su mirada volvió a mí—. Esto es un problema.
—Me doy cuenta de que es complicado…
308
—No, es peor que complicado —dijo—. Hasta ahora, hemos
evitado una guerra total con los Haven. No hay forma de que esto no
lleve las cosas al límite.
—Es por eso por lo que se los dije. Sé que están enojados y tenemos
que estar listos para cualquier cosa.
—No finjas que nos lo dijiste por lealtad de tu parte —dijo Gavin—
. Solo nos estás diciendo ahora porque los atraparon.
—Gav, vamos —dijo Logan.
Gavin dio un paso más cerca.
—¿Me equivoco?
—Íbamos a hacerlo público, simplemente no habíamos decidido
cómo, todavía. ¿Y puedes culparnos? Todos están tan enfrascados en
la maldita disputa que no pueden ver con claridad.
—Ellos son los que cruzaron la línea —dijo Evan—. Vinieron tras
la Abue y ahora la mierda realmente nos va a golpear en la cara.
—La mierda ya está golpeándonos la cara. —Gavin señaló su ojo
morado—. Y esto ni siquiera es lo peor. ¿O te olvidaste de los frenos
de Logan? Podrían haber matado a Cara. Y Broderick.
—No sabemos si fueron ellos.
—¿No? —preguntó Gavin—. ¿Qué hay de la Casa Haven? Vi ese
maldito lugar derrumbarse y casi me lleva con él. Pero estamos
seguros de que no tuvieron nada que ver con eso.
—¿Por qué quemarían un museo? —pregunté.
—Ese es el problema —dijo Asher—. No lo sabemos. No sabemos
si fueron ellos, pero tampoco sabemos si no fueron. Lo mismo con los
frenos de Logan.
—La pregunta es —dijo Evan—, ¿quién más lo habría hecho?
309
—Entonces, por defecto, ¿deben haber sido los Haven? —pregunté.
—No los defiendas —dijo Gavin.
—No lo hago, solo trato de ser lógico. Alguien tiene que serlo.
Gavin puso los ojos en blanco.
—Sí, estoy seguro de que pensar con tu pene te hace súper lógico.
Mi temperamento estalló y mis palmas golpearon su pecho,
empujándolo hacia atrás.
—No se trata de eso.
Skylar se puso de pie de un salto y agarró el brazo de Gavin,
alejándolo de mí. Sus ojos se veían salvajes. Quería golpearme, pero
respondió al toque de Skylar y dio un paso atrás.
—¿Por qué más irías tras una Haven? —preguntó—. No finjas que
tu pene no está tomando las decisiones.
—Gav, acabas de casarte con la hija de nuestro jefe —dijo Logan—
. Creo que podrías entender un par de cosas sobre querer a la chica
con la que se supone que no debes estar.
—Esto es diferente —dijo.
—Tal vez le temes a la verdadera intimidad, por lo que buscas una
relación que sabes que fracasará —dijo Cara—. Y cuando lo haga,
puedes señalar que las fuerzas externas son el problema.
—¿Qué diablos, Cara? —pregunté.
Ella se encogió de hombros.
—Así es como pienso. He recibido mucha terapia.
—Sin embargo, tiene un buen punto —dijo Grace.
—No —dije—. Ustedes no lo entienden. Mi relación con Annika no
va a fallar. Vamos a estar juntos le guste o no al resto de este pueblo.
Y eso los incluye a todos ustedes.
—Está bien, digamos que tus sentimientos por ella son genuinos —
dijo Cara—. ¿Estás seguro de los de ella?
Entrecerré los ojos hacia ella. 310
—¿Qué estas sugiriendo?
Sin dudarlo, respondió.
—Que ella podría fingir que te ama y luego traicionarte.
—Guau, Cara —dijo Fiona, su voz suave—. Eso es un poco oscuro.
—No la estoy acusando de nada. No la conozco, así que tal vez me
equivoque. Pero... ¿sería posible?
La miré fijamente, la ira al rojo vivo abrasándome desde el interior.
—¿Es eso lo que todos piensan? ¿Que soy tan idiota que me
enamoraría de una mujer que solo está tratando de usarme? ¿Y para
qué? ¿Creen que está tratando de espiar a nuestra familia para que
sus hermanos puedan aprovecharse de la Abue?
—Todo lo que digo es que la enemistad solía ser extraña pero
inofensiva —dijo Cara—. Ahora no lo es, entonces, ¿puedes culpar a
todos por asustarnos un poco cuando anuncias que has estado
saliendo en secreto con alguien del otro bando?
—¿No crees que traté de no enamorarme de ella? Me torturé en la
escuela secundaria, enviándole mensajes de texto en secreto,
sabiendo que no podía tenerla, pero no me importaba. Valió la pena
porque ella era la chica más genial que conocía y cuando volvió al
pueblo, traté de ignorarla. Cuando empecé a enviarle mensajes de
texto, seguí siendo solo un amigo. No importaba lo que sentía por ella
porque es una Haven y soy un Bailey. ¿Pero sabes qué? A la mierda
eso y a la mierda la disputa. ¿Alguno de ustedes puede mirarme a los
ojos y decirme que dejaría que el apellido de su chica los mantuviera
separados?
—Es más que un apellido —dijo Gavin.
—¿En serio? Entonces, si Skylar fuera una Haven, ¿la habrías
ignorado y no estarías casado con ella ahora?
—Esa no es una comparación justa —dijo.
—Pero debería serlo. Todo esto está jodido.
—Levi tiene razón en una cosa —dijo Logan—. Tenemos que estar
311
preparados para cualquier cosa que hagan los Haven. No van a estar
contentos con esto y en este momento, no sabemos qué son capaces
de hacer.
Un extraño deseo de defender a los hermanos de Annika se
apoderó de mí. No era solo que Annika me hubiera asegurado de que
no eran responsables de la Casa Haven o los frenos de Logan y que
yo le creí. Era más profundo que eso. Tenía una extraña sensación de
lealtad hacia ellos. Lo cual no tenía ningún sentido. Podría amar a
Annika sin ser leal a su familia o desleal a la mía. ¿O no?
—Mira, no creo que los Haven provocaran el incendio y no creo
que manipularan los frenos de Logan. No son monstruos.
—¿Ven? —Gavin me señaló—. Defendiéndolos.
Asher se puso de pie.
—Levi, eres mi hermano y recibiría una bala por ti. Pero no sé si
podemos confiar en tu juicio sobre esto. Tus lealtades están divididas.
—Ash…
—Sólo escucha. —Estaba erguido, con los anchos hombros firmes,
como si hablara con toda la autoridad de la familia Bailey—. Ninguno
de nosotros te va a decir que no puedes estar con la mujer que amas,
pero tienes que darte cuenta de lo que esto significa.
El problema era que no estaba equivocado. Mis lealtades estaban
divididas. Yo estaba en ambos lados sobre la grieta de la disputa, un
pie en el lado de los Bailey, el otro en el territorio de los Haven.
—Soy muy consciente de la tormenta de mierda que esto va a
causar.
—Bueno. —Asintió, como si pronunciara un veredicto—. Entonces
nos ocupamos de ello.
Me encontré con los ojos de mis hermanos, uno a la vez. Tal vez
esto fue lo único bueno que salió de la disputa: una lealtad feroz.
Éramos leales el uno al otro, sin importar qué.
Me di cuenta de que no les gustaba lo que estaba pasando. Pero me
respaldaban, al menos en lo que respecta a las represalias de los
312
Haven. Sabía que podía contar con eso. Lo cual fue bueno porque lo
iba a necesitar.
Capítulo 33
Annika
Mi teléfono vibró con un mensaje de texto cuando salí de mi auto.
El aire frío de la mañana del lunes rozaba mi piel y las nubes estaban
bajas en el cielo. Teniendo en cuenta que era diciembre, no habíamos
tenido mucha nieve, pero parecía que eso podría estar a punto de
cambiar.
Levi: ¿Cómo estás esta mañana?
Cerré la puerta con la cadera y escribí mientras caminaba.
Yo: Estoy bien. Rumbo al trabajo. ¿Tú?
Levi: Estoy bien. Solo pensando en ti.
Yo: Te extraño.
Levi: Yo también ¿Cómo está Thomas?
Yo: Está bien. Mamá lo está cuidando hoy.
Levi: Bien. Solo quería que supieras que te amo.
Yo: Yo también te amo.
Con un suspiro, deslicé mi teléfono en mi bolso. Él era tan
asombroso.
Tenía que darle puntos a la familia Bailey por cómo habían recibido
las noticias sobre nosotros. Por lo que Levi me había dicho anoche,
estaban sorprendidos, incluso conmocionados, pero no firmemente
en contra de nuestra relación. Eso me dio la esperanza de que había
313
una manera de desenredar este lío.
El resto del pueblo, sin embargo, estaba en llamas con los chismes.
Pasó un auto, que disminuyó visiblemente la velocidad a medida
que se acercaba. Missy Lovejoy, propietaria de Happy Paws, tenía la
cara prácticamente pegada a la ventanilla lateral y me miró mientras
pasaba.
Sí. Esta era mi vida ahora.
Decidí ignorarla y fui a abrir la puerta del taller de Luke, pero la
perilla giró. Eso era extraño. Por lo general, yo era la primera en
llegar.
Entré y cerré la puerta. Las luces del vestíbulo estaban encendidas
y Luke me miró desde detrás de la recepción.
—Estás aquí temprano —le dije—. ¿Está pasando algo?
Había una pizca de molestia en sus ojos. Me recordó la mirada que
solía darme cuando pensaba que lo había delatado.
—No. Simplemente trabajando.
Caminé detrás del escritorio y dejé mi bolso.
—¿Estás seguro?
—Sí, ¿por qué?
—Porque normalmente no estás aquí antes que yo.
Se encogió de hombros.
—Solo tenía algunas cosas de las que ocuparme.
—Bueno. ¿Puedo tener mi asiento?
Sus ojos sostuvieron los míos por unos segundos antes de
levantarse. Tenía la sensación de que quería discutir conmigo sobre
Levi, pero no estaba dispuesta a tener esa conversación con él.
Después de que descubrieron mis fotos de boudoir la otra noche, les
dejé claro a todos que mi relación no estaba en discusión. También les
dejé claro que los asesinaría si iban tras Levi porque estaba saliendo 314
conmigo.
Estaba segura de que habían seguido hablando de mí después de
que me había ido a mi habitación. Pero no había nada que pudiera
hacer al respecto. Podían hablar todo lo que quisieran. No me
alejarían de Levi.
—¿Qué harás para el almuerzo? —preguntó mientras tomaba mi
asiento.
—Mamá estaba pensando en llevar a Thomas al centro, así que
probablemente me reúna con ellos. ¿Por qué?
—Sólo me preguntaba.
Lo miré. ¿Desde cuándo Luke se preguntaba sobre mis planes para
el almuerzo?
Desde que descubrió que estaba saliendo con un Bailey.
Me negué a jugar este juego. Seguí con mis asuntos, encendí mi
computadora e inicié sesión, como si no estuviera sucediendo nada
más. Era solo un día normal.
Luke dudó unos segundos más antes de salir a su oficina.
Volvió a aparecer una media hora más tarde, vagando por el
vestíbulo como si hubiera olvidado algo. Fingí ignorarlo. Lo hizo de
nuevo mientras yo estaba al teléfono, demorándose detrás de mí.
Estaba bastante segura de que estaba escuchando a escondidas para
ver con quién estaba hablando y una vez que descubrió que era una
llamada de trabajo, no de Levi, se fue.
El teléfono volvió a sonar.
—Auto Restauraciones Haven, habla Annika.
—Oh, hola Annika, soy Abe Storemeyer.
—Hola, señor Storemeyer, ¿qué puedo hacer por usted?
—Solo estaba llamando para ver cómo estaba mi Chevy.
Eso era extraño. Había traído su auto para restaurarlo el otro día.
El proyecto llevaría semanas; los muchachos apenas habían 315
comenzado.
—No estoy segura de cuánto progreso han hecho todavía. Si quiere
una actualización detallada, puedo comunicarle con Luke.
—No, no, está bien. No quiero molestarlo.
—Bueno. ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarle?
—No hay nada de verdad en este tonto rumor sobre ti y Bailey,
¿verdad?
Mis hombros se hundieron. Así que por eso estaba llamando.
—En realidad, sí, lo hay.
Dio un gruñido de insatisfacción.
—Eso parece terriblemente fuera de lugar. ¿Un Bailey? Cariño, eres
una Haven.
Como si no lo supiera. Suspiré.
—Sí, lo sé señor Storemeyer.
—Te diré que, si estás tan desesperada por un marido, mi hijo Billy
no es mucho mayor que tú y es soltero.
Rodé los ojos. Billy Storemeyer era casi veinte años mayor que yo
y se había casado y divorciado tres veces. No quería ser juiciosa, pero
eso era mucho equipaje.
Además, ¿desesperada? Vamos.
—Es muy amable de su parte, pero no gracias.
—¿Qué hay del hijo de la señora Clement? ¿Cómo se llama?
—¿No está casado?
—Oh. Quizá lo esté.
Necesitaba terminar esta conversación antes de que se convirtiera
en una letanía de todos los hombres en este pueblo que posiblemente
eran solteros y supuestamente apropiados para una Haven.
—Tengo otra llamada entrante, así que debo dejarlo ir. Que tenga
un buen día. 316
—Gracias, cariño. Pero piensa en Billy, ¿de acuerdo? Cualquier
cosa sería mejor que un Bailey.
—Adiós, señor Storemeyer. —Colgué.
Para cuando llegó el almuerzo, había soportado tres
conversaciones más con chismosos entrometidos de Tilikum. Todos
siguieron un patrón similar, comenzando con la suposición de que no
debía ser más que un loco rumor: «Una Haven no podía estar saliendo
con un Bailey». Cuando les aseguré que sí, que de hecho estaba
saliendo con Levi Bailey, procedieron a ofrecer a sus hijos, hermanos
o primos como alternativas mucho más adecuadas.
Era a la vez ridículo y enloquecedor.
Cuando Harold Montgomery llamó, casi enloquezco. Ni siquiera
podía pretender estar llamando por un auto; nunca contrató nuestro
taller. No porque fuéramos Haven. Los Montgomery eran tan
neutrales como cualquier familia podría serlo en Tilikum, al menos
en lo que respecta a dónde hacían negocios. Pero Harold había sido
mecánico antes de dedicarse a la política y él mismo trabajaba en sus
autos.
Afortunadamente, no ofreció a su hijo como una mejor alternativa
a un Bailey. Solo preguntó si el rumor era cierto con una extraña nota
de autoridad en su tono, como si por ser el alcalde, necesitara abordar
esta novedad en una conferencia de prensa.
Conociendo este pueblo, abordaría el tema en una rueda de prensa.
Colgué y respiré hondo. Era la hora del almuerzo y tendría libre el
resto del día, al menos aquí en el taller. Tenía trabajo que hacer para
los alquileres de Josiah, pero todo eso lo podía hacer desde casa y no
necesitaría contestar llamadas telefónicas de gente entrometida.
Luke asomó la cabeza por la puerta, el sonido de las herramientas
eléctricas inundó el vestíbulo.
—¿Te vas?
Me puse de pie y me puse el abrigo.
—Sí.
317
—¿Sigue en pie reunirte con mamá para almorzar?
Le entrecerré los ojos. Este interés repentino en mi horario era
decididamente desagradable.
—¿Por qué?
—Sólo me preguntaba.
—No te lo estás preguntando. Nunca has prestado atención a mis
planes para el almuerzo.
—Obviamente debí hacerlo.
—No empieces, Luke.
—¿Empezar qué? Yo no soy el que sale con un Bailey.
—No voy a hablar de mi vida amorosa contigo.
—No uses esa palabra.
—¿Qué palabra?
—Vida amorosa.
Me eché el bolso al hombro y me crucé de brazos, tan frustrada que
quería patalear como hacía Thomas cuando tenía una rabieta.
—Vida amorosa son dos palabras y no, no voy a almorzar con
mamá. Voy a bajar a la estación de bomberos para poder colarme por
la parte de atrás y tener un rapidito con Levi. Con suerte, no nos
atraparán.
Entró en el vestíbulo, dejando que la puerta del garaje se cerrara
detrás de él.
—¿Qué?
—Nada. No me sigas.
Sin otra palabra, salí corriendo.
Y choqué con Garrett.
Me agarró de los brazos para estabilizarme.
—¡Guau! ¿Por qué tienes tanta prisa?
318
—Voy a almorzar. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Nada. Solo andaba por el vecindario. —Estaba en uniforme, por
lo que podría haber sido cierto. Él y los otros oficiales a menudo
caminaban por el pueblo mientras estaban de servicio.
Pero hacía mucho frío afuera. Levanté las cejas con escepticismo.
—¿Adónde te diriges? —preguntó—. Caminaré contigo.
Y ahí estaba.
—No necesito una niñera.
—¿Quién dijo que la necesites?
—Luke lo insinuó y el hecho de que tú estuvieras aquí justo cuando
me voy, me dice que crees que la necesito, también. —Empecé a subir
por la acera.
Garrett trotó unos pasos para alcanzarme.
—¿No puedo acompañar a mi hermana a almorzar?
—No.
Aparentemente me iba a acompañar a almorzar, me gustara o no.
Pensé en decirle lo mismo que le había dicho a Luke: «Que iría a la
estación de bomberos para colarme para un rapidito con Levi». Y
luego marchar directamente allí, tal vez incluso hacer lo que dije que
haría.
Pero mi mamá me estaba esperando y tenía a Thomas con ella.
Así que me dirigí al Café Copper Kettle, caminando lo
suficientemente rápido como para que Garrett tuviera que darse prisa
para seguirme. No dijo nada más, pero se asomó dentro del
restaurante cuando llegamos. Mamá ya estaba allí, sentada en una
cabina cerca del frente. Él la saludó con la mano, como si me pasara a
su cuidado y se fue.
Idiota. 319
La hora pico del almuerzo había comenzado y la mayoría de las
cabinas y mesas estaban llenas. La decoración de la casa de campo era
hogareña y acogedora, con madera encalada y cómodos asientos. Las
paredes estaban adornadas con pinturas de paisajes, citas
inspiradoras y una colcha antigua descolorida que supuestamente
había sido cosida por Lucille Haven, esposa de uno de los fundadores
del pueblo, hace más de cien años. Todo el lugar olía a papas fritas y
tostadas, una combinación que me hizo la boca agua.
Thomas se paró en el asiento junto a mi mamá. Le rodeó la cintura
con el brazo para evitar que saltara y corriera por el restaurante.
Vestía una camisita verde y jeans y un mechón de su cabello rubio
oscuro estaba recogido hacia atrás. Mamá estaba vestida con un
suéter rojo y los dos se veían un poco navideños juntos.
—Hola, mamá —dije mientras me acercaba a la cabina—. Hola
amiguito.
Mamá soltó a Thomas y él saltó a mis brazos. Le di un fuerte abrazo
y él me devolvió el apretón.
—Hola, mami.
Mi corazón se sentía como si fuera a estallar. Lo amaba tanto.
Me moví hacia el otro lado de la cabina y lo solté. Se corrió en la
cabina y me quité el abrigo antes de sentarme.
—¿Cómo estuvo tu mañana? —pregunté.
—Hemos estado bien —dijo mamá—. Le dejé comer un tazón
grande de galletas antes de que nos fuéramos, así que no sé qué tanta
hambre tendrá.
Le aparté el pelo de la frente y acerqué los crayones y el menú
infantil de papel para que pudiera alcanzarlos.
—Está bien. Nos pediré algo para compartir.
La camarera se acercó y tomó nuestros pedidos. No me molesté en
mirar el menú. Veníamos aquí todo el tiempo. Pedí un sándwich club
con papas fritas. Mamá pidió la sopa del día y una ensalada.
320
Cuando la camarera se fue, mamá tomó un sorbo de agua y luego
dejó su vaso.
—¿Quieres hablar acerca de ello?
Respiré profundamente. No tenía que preguntar a qué se refería.
Era el tema del pueblo, al parecer y no había tenido la oportunidad
de hablar con ella desde que mis hermanos descubrieron la verdad.
—Siento no haberte hablado de Levi.
Se encogió de hombros.
—Realmente no puedo culparte. Además, sabía que debías estar
saliendo con alguien. Supuse que me dirías si se ponía serio.
—¿Cómo lo supiste?
Levantó las cejas.
—¿Ir a la playa a una feria de manualidades? Sé que amas la
brillantina y las lentejuelas, pero no me convenciste.
—No fue la peor excusa. Papá me creyó. —Golpeé mis dedos sobre
la mesa un par de veces—. ¿Está enojado?
—No contigo.
—¿Qué significa eso?
—Significa que está procesando el hecho de que su hija está
saliendo con un Bailey.
—Ese es un lenguaje muy diplomático, mamá.
Sonrió.
—Ya entrará en razón.
—¿Lo hará? ¿Alguien lo hará? Estoy bastante segura de que Luke
llegó temprano al trabajo para poder vigilarme y Garrett estaba en el
taller cuando salí y me acompañó hasta aquí, como si necesitara una
escolta.
—No me sorprende.
Rodé los ojos.
321
—Se dan cuenta de lo poco normal que es eso, ¿verdad?
—No, no creo que lo hagan.
Gruñí.
—Ellos te aman. No siempre saben cómo demostrarlo
correctamente, pero lo hacen. Eres su hermanita. Solo quieren
mantenerte a salvo.
—No los necesito para mantenerme a salvo. Especialmente no de
Levi.
—Tal vez no, pero… ¿esperabas que se comportaran de manera
diferente cuando se enteraran?
—No, supongo que no, pero eso no significa que tenga que dejar
que se salgan con la suya. ¿Cómo sobreviviste criándolos?
Mamá se rio suavemente.
—A veces, pensaba que no iba a lograrlo, pero son mis muchachos.
Siempre había apreciado como mis padres no nos trataron
diferente a ninguno de nosotros, a pesar de que yo era la única hija
que tenían juntos. Ya fueran sus hijos biológicos o sus hijastros, para
mamá, solo eran sus hijos. Era lo mismo para papá. Destacaba en
nuestra familia porque era la más joven y la única niña, no porque
fuera la única hija biológica de su matrimonio.
La mesera vino con nuestra comida y Thomas inmediatamente fue
por mis papas fritas. Las galletas y las papas fritas no eran
exactamente los ingredientes de una dieta balanceada, pero sabiendo
que comía bien la mayor parte del tiempo; él estaría bien.
—¿Qué tengo que hacer? —pregunté.
—¿Supongo que hablas en serio sobre esta relación?
—Mucho.
Sopló una cucharada de sopa y tomó un sorbo.
—¿Honestamente? No sé. La disputa es una parte tan importante
de este pueblo. Incluso los recién llegados casi siempre terminan de
un lado u otro. 322
—Pero tú y las damas de tu grupo de tejido cerraron la brecha. Eso
prueba que es posible.
—El Stitch and Sip demuestra que las mujeres de este pueblo están
dispuestas a hacer que los hombres se comporten cuando es
necesario.
—Pero las consideras tus amigas, ¿no?
—Por supuesto. Dentro de las paredes de la Knotty Knitter, pero es
como tierra sagrada y no he ido al Stitch and Sip en mucho tiempo.
—Por causa de Josiah. —No era una pregunta.
Ella hizo una pausa.
—Porque no estaba segura de cómo manejar la situación.
Picoteé mi sándwich mientras Thomas comía otra papa frita.
Claramente obtuve mi veta diplomática de ella.
—¿Por qué nadie ve lo ridículo que es todo esto? No deberías
perderte la oportunidad de ver a tus amigas.
—Estoy de acuerdo. Pero eventualmente las cosas se calmarán.
Siempre lo hacen y luego las volveré a ver.
—¿Qué piensa papá sobre el Stitch and Sip?
—Prefiere saber lo menos posible. Creo que finge que no hay
ninguna Bailey allí.
—Casi todas son Bailey, ¿no?
Tomó un sorbo de sopa y asintió.
—Son Bailey o amigas de los Bailey, sí.
—Así que puede hacer la vista gorda ante eso, pero está luchando
por aceptar que estoy con Levi.
—Bueno, seamos justas. Sentarse a tejer con un grupo de mujeres
de vez en cuando no es lo mismo que tener una relación romántica.
No llevaré a casa a las damas del Stitch and Sip para la cena de
Navidad. 323
Le di la vuelta al menú infantil para que Thomas pudiera colorear
el otro lado.
—Quizás deberías. Le darías a este pueblo algo más de qué hablar.
Se rio de nuevo.
—Causaría revuelo.
—¿Y si ese es el problema? ¿Nadie está dispuesto a causar revuelo?
Mira lo que pasó contigo. Las cosas se pusieron tensas y en vez de
aguantar, te alejaste de tu grupo de tejido. No digo que te culpe o que
estés equivocada. Solo digo que la disputa continúa porque nosotros
la mantenemos. La única forma en que va a cambiar es si alguien la
desafía y le muestra al resto del pueblo que la disputa puede ser
desafiada. El continuo espacio tiempo no se romperá si los Haven y
los Bailey dejan de odiarse.
Ella me miró por un largo momento, con una sutil sonrisa en sus
labios.
—¿Por qué me miras así?
—Tienes razón. Esa es la única forma en que las cosas cambiarán.
—¿Pero?
—El cambio es doloroso. No te diré que no deberías estar con Levi
Bailey. Te diré que no será fácil.
—Lo sé. Pero él lo vale.
—¿Evi? —preguntó Thomas y miró a su alrededor.
—Levi no está aquí en este momento —le dije.
Frunció el ceño, como si esa noticia le disgustara, y volvió a escribir
en el menú.
Pensar en el Stitch and Sip me había dado una idea. Si la Knotty
Knitter fuera terreno sagrado y neutral, podría cruzar las líneas
enemigas y tal vez encontrar algunas aliadas.
Necesitábamos causar revuelo. 324
Capítulo 34
Annika
Las ventanas de la Knotty Knitter brillaban con una luz cálida y la
promesa de papel prístino, pegamento de secado rápido y brillantina.
Era mi tienda favorita en el pueblo, aunque no tenía muchas
oportunidades de comprar allí. Llevar a un niño pequeño a una
tienda de manualidades era buscar problemas. Además, ya tenía
tantas cosas para manualidades que era difícil justificar comprar más.
Mamá me había invitado a ir con ella al Stitch and Sip unas cuantas
veces, pero nunca había podido acompañarla. Además, a pesar de mi
amor por las manualidades, no sabía tejer. Mamá siempre me había
asegurado de que eso no importaría y que sería bienvenida de todos
modos.
Hace unos meses, le había creído. Esta noche, no estaba tan segura
de cuán bienvenida sería.
—¿Mamos entá? —preguntó Thomas desde el asiento trasero.
Probablemente se estaba preguntando por qué estábamos esperando
en el estacionamiento.
—Ahora no, amiguito. La tía Marigold vendrá a recogerte.
Sentí una ligera punzada de culpa. Mi mamá había cuidado a
Thomas todo el día y ahora se lo estaba encargando a Marigold. No
es que le importara. De hecho, ella había insistido no solo en cuidarlo
durante un par de horas para que yo pudiera ir al Stitch and Sip, sino
también en quedarse con él toda la noche para pudiera ver a Levi 325
después.
Tenía las mejores amigas.
De alguna manera me las había arreglado para deshacerme de mis
niñeras no deseadas, mejor conocidas como mis hermanos o tal vez
mamá les había dicho que me dejaran en paz. No estaba segura. No
me habían seguido hasta aquí o se habían vuelto exponencialmente
mejores para ocultar que me estaban siguiendo.
Tenía la sensación de que fue por mamá.
Marigold se detuvo en el lugar de estacionamiento a mi lado y salió.
Le di un gran abrazo y le agradecí nuevamente por cuidar a Thomas.
Ella me aseguró que pasarían el mejor momento juntos y que podría
recogerlo en la mañana. Su primer cliente no era hasta las diez, así
que no habría prisa. Puse el asiento de seguridad de Thomas en su
auto y le entregué su mochila con todo lo que necesitaría para una
estadía con la tía Marigold.
Después de darle un beso de despedida a Thomas, estaba
inusualmente sonriente, ya que amaba a su tía Mari, respiré hondo y
me dirigí a la Knotty Knitter.
Abrí la puerta y se la sostuve a Mavis Doolittle, una anciana
menuda con un gorro de punto blanco y un abrigo malva. Llevaba
una bolsa de lona colgando de su brazo que estaba llena de sus
compras.
—Gracias, querida. —Se detuvo, con los ojos muy abiertos—. Oh,
eres tú.
Normalmente, habría asumido que se refería a mi apellido. Mavis
Doolittle y su difunto esposo siempre habían sido amigos de los
Bailey, por lo tanto, no de los Haven. Pero teniendo en cuenta cómo
los chismes volaban por este pueblo, tenía la sensación de que ella
había oído hablar de mí y de Levi.
—Hola, señora Doolittle. —Esperaba que no quisiera detenerse a
charlar sobre mi escandalosa relación.
—Querida, no te culpo ni un poco. Ese Levi Bailey es un trozo de 326
hombre.
Eso fue inesperado. No pude evitar sonreír.
—Sí, lo es.
—Eres una joven afortunada. Aunque espero que no te estés
comportando como toda una dama, si sabes a lo que me refiero. —Me
guiñó dramáticamente.
No estaba muy segura de qué responderle, aunque un recuerdo de
Levi empujándome contra la pared en el Timberbeast pasó por mi
mente.
—Eh…
—Mamadas, querida. Son de importancia crítica. —Me dio unas
palmaditas en el brazo, sin dejar de hablar mientras pasaba
arrastrando los pies—. Qué jovencita tan afortunada por atrapar a un
hombre así. En mi época, te habría dado una dura competencia.
La vi irse, mientras me dejaba con la boca abierta. ¿Realmente me
acababa de decir que las mamadas eran de importancia crítica? ¿Se
suponía que eso era un consejo sexual?
Al menos no me había dicho que me alejara de él porque era una
Haven. Eso era algo.
Entré y dejé que la puerta se cerrara detrás de mí. Los adornos
navideños aún dominaban el frente de la tienda, los pasillos
rebosantes de rojo, verde, plateado y dorado. Las voces llegaban
desde atrás, así que me dirigí en esa dirección. Pasé junto a una
exhibición de papel de álbum de recortes y calcomanías y me detuve,
mi estómago repentinamente se retorció por los nervios. El Stitch and
Sip estaba en pleno apogeo, un pequeño grupo de mujeres reunidas
en un sofá y en sillones alrededor de una mesa de café con bebidas.
Su conversación se detuvo abruptamente y todos los ojos estaban
puestos en mí.
Aunque me movía en un círculo diferente al de la mayoría de estas
mujeres, gracias a la enemistad, Tilikum era un pueblo pequeño, así
que sabía quiénes eran y por supuesto que sabían quién era yo.
327
Cara Goulding, ahora Cara Bailey, estaba sentada de lado en un
sillón, con una copa en la mano. Su cabello rojo cobrizo caía sobre sus
hombros y sus ojos verdes me miraban con curiosidad. Grace Bailey
parecía igualmente curiosa, pero había una dulzura en su expresión
que la hacía parecer más amistosa. Su cabello rubio estaba cortado en
un lindo estilo bob y vestía una camiseta que decía Mamá Osa.
Fiona Bailey, relativamente nueva en Tilikum, estaba sentada junto
a Grace en el sofá. Su cabello oscuro estaba trenzado y tenía un
piercing en el tabique que le quedaba bastante lindo. Habían corrido
rumores por el pueblo de que ella era una novia por correo o una
fugitiva de un culto o que había sido criada en un búnker subterráneo
por extremistas que pensaban que el mundo había terminado. No
sabía mucho acerca de dónde había venido, pero dudaba seriamente
que alguna de esas historias estuviera siquiera cerca de la verdad.
Acurrucada en la esquina junto a ella estaba Skylar Bailey. Tenía el
pelo oscuro y lacio, grandes ojos marrones y vestía un bonito suéter
gris y jeans con agujeros en las rodillas. Sabía por mi madre que era
escritora y todos en el pueblo sabían que acababa de casarse con
Gavin Bailey. Debe ser valiente. Gavin tenía fama de salvaje.
Solo había otra mujer en el círculo esta noche. Estaba bastante
segura de que su nombre era Tillie y solía dar lecciones de piano.
Los labios de Cara se torcieron en una sonrisa, sus ojos todavía en
mí.
—Oh, esto va a estar bueno.
—Cara —dijo Grace, con un ligero tono de madre en su voz—. Sé
amable.
—Bebé, ¿por qué pensarías que sería de otra forma? —La sonrisa
de Cara se ensanchó—. Adelante. ¿Té helado?
—Seguro.
Se levantó e hizo un gesto hacia su sillón.
—Aquí, toma mi asiento. 328
—Gracias.
Me senté en el borde del sillón mientras Cara me servía un trago de
una jarra de acero inoxidable. Skylar jugueteaba con el hilo en su
regazo mientras Fiona me miraba fijamente, con los ojos muy abiertos
y los labios entreabiertos. Grace le dio un codazo y ella jadeó.
—Lo siento —dijo Fiona y no estaba segura de si estaba hablando
conmigo o con Grace—. No sé por qué estoy tan sorprendida de verte.
Las cosas se han vuelto tan raras por aquí últimamente. Soy Fiona,
por cierto. Nos hemos conocido antes.
Le sonreí.
—Por supuesto. Te recuerdo.
Skylar levantó la mano en un pequeño saludo.
—Soy Skylar y esta es Tillie Bailey-Linfield.
Tillie era mayor, probablemente en sus sesentas, y usaba lápiz
labial rosa brillante y anteojos con montura metálica. Tenía su regazo
lleno de tejido y me dio una sonrisa amistosa.
—Somos un grupo más pequeño esta noche. Y, por supuesto,
siempre damos la bienvenida a nuevos miembros. ¿Trajiste un
proyecto?
—Oh. No, me encanta hacer manualidades, pero no soy buena con
el hilo. Mi mamá trató de enseñarme, pero siempre me equivoco.
—Ya somos dos. —Cara me pasó un vaso alto adornado con una
rodaja de limón. Tomé un sorbo y casi tosí cuando la dulzura y el
mordisco del alcohol tocaron mi lengua. No esperaba un té helado
Long Island.
Tillie miró a Cara.
—Has mejorado.
—Eso es dulce de tu parte, pero todas sabemos que no tengo
remedio. Está bien, estoy conforme con eso. —Cara se sentó en el 329
brazo del sofá—. ¿Tu mamá vendrá hoy? ¿O solo serás tú esta noche?
—Sólo yo.
—Audaz —dijo Cara—. Me gusta.
—¿Cómo está tu mamá? —preguntó Grace—. No la hemos visto en
mucho tiempo.
—Está bien. Creo que ha sentido que sería un poco raro si viniera.
—Es comprensible, con su familia tratando de aprovecharse de
nuestra familia y todo eso —dijo Cara, con voz impertinente.
—Cara —repitió Grace.
—¿Qué? —preguntó Cara—. ¿Realmente vamos a pretender que
eso no está sucediendo? No digo que sea culpa de Marlene o de
Annika.
—Está bien —dije—. Así son las cosas y para que conste, les dije
que era una idea terrible.
—¿Entonces no te enviaron a negociar? —preguntó Cara.
—¿Qué? —pregunté—. No.
—Realmente no crees que harían eso, ¿verdad? —preguntó Fiona.
Cara se encogió de hombros.
—No sé. Por lealtad a mi Bebé, siempre he seguido las reglas de la
disputa, lo que significa que la única Haven que he llegado a conocer
es Marlene. Es una muñeca, pero por lo que sé, el resto de su familia
es realmente la encarnación del mal.
—Nunca dijimos que fueran la encarnación del mal —dijo Grace.
—Mis hermanos pueden ser idiotas testarudos, pero no son
malvados —dije—. Y no estoy aquí por el trato de la tierra.
—Testarudos. —Cara se golpeó los labios con el dedo—. ¿A quién
conocemos que se ajuste a esa descripción?
Fiona soltó una carcajada y se tapó la boca con una mano. Skylar
sonrió.
Grace suspiró. 330
—Estoy segura de que todas tenemos que admitir que estamos
familiarizadas con esa raza masculina. Por eso, ahora que lo pienso,
probablemente no debería sorprenderme sobre ti y Levi.
—Es un Bailey —dijo Cara, como si eso lo explicara todo—. Y tiene
el mismo ADN que «mi» Bailey, lo que me hace sentir un poco de
pena por ti y al mismo tiempo no, porque… ya debes saberlo. —La
mirada que me dio no dejó ninguna duda de lo que estaba hablando.
—¿Saber qué? —preguntó Tillie.
—Que Logan y presumiblemente Levi, tienen excelentes pe…
—Bueno. —Grace casi empujó a Cara del brazo del sofá—. Tillie no
necesita una explicación detallada.
—No eres divertida —dijo Cara—. Aunque, él lo tiene, ¿no? Está
bien, puedes decírmelo.
Mis ojos recorrieron la habitación. Estaba acostumbrada a tener
conversaciones directas sobre sexo con mis amigas, pero no estaba
segura de si estas mujeres eran amigas, enemigas o algo intermedio.
Así que me encontré con la mirada de Cara y le di un rápido
asentimiento.
—¿Ves? Lo sabía. La polla mágica de los Bailey ataca de nuevo.
—Oh. Dios bendito. —Los ojos de Tillie se agrandaron.
—Tillie, lamento que hayas nacido una Bailey y no puedas casarte
con uno. —Cara volvió a mirarme. Su expresión cambió, la alegría en
sus ojos se agudizó—. Pero aparte de las pollas mágicas, ¿por qué
estás con Levi?
Ninguna de ellas pareció resistirse a la franqueza de la pregunta de
Cara. No hubo risas incómodas de Fiona o Skylar. Grace no le dio un
codazo a Cara ni le recordó que fuera amable.
Todas querían saber.
No podía culparlas. Cara tenía razón. Debido a la disputa, no me
conocían. Por lo tanto, no sabían si podían confiar en mí o no.
—Porque me enamoré de él —dije—. Sabía que no debía hacerlo. 331
Sabía que sería complicado, pero no pude evitarlo. Él es… todo.
Cara suspiró.
—Esperaba que no respondieras esa pregunta de forma tan
contundente y poder interrogarte un poco más, pero ahí lo tienen
señoras.
—Cara no está tratando de ser grosera —dijo Fiona—. Solo estamos
preocupadas por Levi.
—Ninguna de nosotras quería creer que estabas con él por motivos
nefastos o como parte de una broma —dijo Skylar.
—Está bien, lo entiendo. Créanme, no estoy con Levi como una
especie de broma horrible y mis hermanos no me pusieron a ello.
Están furiosos conmigo por desafiar la enemistad. —Respiré
profundamente—. Es por eso por lo que estoy aquí, para desafiar la
enemistad y voy a seguir desafiándola. Este grupo es lo más parecido
a una institución que desafía la enemistad en este pueblo o al menos
solía serlo.
—¿Estás diciendo que quieres nuestra ayuda? —preguntó Grace,
su voz llena de escepticismo.
—Está bien, mi gatita esponjosa. —Cara acarició el cabello de
Grace—. Nunca te hizo daño ser amigable con Marlene. No te hará
daño ir en contra de la disputa por Levi.
—Puedo ir en contra de la disputa —dijo Grace, como si se sintiera
levemente insultada—. Son los hombres los que están teniendo
dificultades con eso.
—Oh, Grace, mi preciosa osita. Todas sabemos que estás tan
involucrada en la disputa como cualquiera. Era tu forma de
pertenecer a la familia Bailey cuando Asher estaba en prisión.
Grace abrió la boca, luego hizo una pausa y la volvió a cerrar.
—Quiero discutir contigo, pero tienes razón. Aun así, nunca te
conviertas en terapeuta.
—Dios mío no. Soy demasiado directa. Arruinaría a todos mis 332
pacientes.
—Tal vez deberíamos recordar por qué se fundó el Stitch and Sip
en primer lugar —interrumpió Fiona—. Annika tiene razón, es la
única institución que desafía la enemistad en Tilikum y podemos
hacer grandes cosas. Mira qué bien resultó el baile de máscaras.
—No estoy segura de cuánto ayudó, pero fue muy divertido —dijo
Skylar.
—Espera, ¿todas ustedes organizaron el baile de máscaras? —
pregunté—. Pensé que fue la sociedad histórica.
—Técnicamente lo hicieron —dijo Fiona—. Pero intervinimos y nos
aseguramos de que tanto los Bailey como los Haven estuvieran allí.
Pensamos que podría ayudar si todos se reunieran en un entorno
social y divertido. Y si las máscaras dificultaban que las personas se
dieran cuenta de con quién estaban hablando, mucho mejor. Tal vez
un Bailey y un Haven que normalmente no se hablan podrían
entablar una conversación.
—Eso es increíble —dije.
—Fue un evento exitoso —dijo Grace—. Tal vez deberíamos ver si
la sociedad histórica quiere que sea algo anual.
—No, es increíble porque funcionó. En el baile de máscaras fue
cuando Levi y yo empezamos nuestra relación. Nos habíamos
enviado mensajes de texto durante mucho tiempo, pero nunca
intentamos encontrarnos en persona. Fue en el baile que me besó por
primera vez y todo se disparó a partir de ahí.
Fiona jadeó.
—Eso es tan romántico.
—Realmente lo es —dijo Grace.
—Me pregunto si Logan sabe eso sobre el baile de máscaras. —Cara
sacó su teléfono y comenzó a escribir—. Tengo que decirle. Estará
encantado.
—¿Por qué? —preguntó Grace.
333
—Oh, ya sabes, su loca obsesión por encontrarle una esposa a Levi.
Convenció a Levi de ir al baile de máscaras, con la esperanza de que
conociera a alguien. Estaba tan molesto cuando pensó que no había
funcionado.
—Eso es extrañamente dulce —dijo Skylar.
Cara sonrió cuando terminó de escribir.
—¿Verdad que sí? Esos dos son tan raros, pero me encantan. Nunca
tuve hermanos. Logan y Levi son fascinantes, especialmente porque
son gemelos. Son tan diferentes, pero tan parecidos al mismo tiempo.
—Deberías haberlos visto cuando éramos pequeños —dijo Grace—
. Literalmente hablaban su propio idioma. Nadie tenía idea de lo que
decían, pero siempre se entendían.
—Eso no me sorprende —dijo Cara—. Todavía lo hacen, solo que
en su mayor parte se trata de inclinar la barbilla, asentir con la cabeza
y eso que hacen con las cejas.
Un toque de tristeza se apoderó de mí. No sabía eso de Levi y su
hermano. Nuestra relación había progresado en aislamiento, sin que
ninguno de nosotros tuviera la oportunidad de conocer a la familia
del otro.
Eso tenía que cambiar.
—Me doy cuenta de que una relación conmigo no es exactamente
lo que Logan tenía en mente para su hermano —le dije.
Cara bajó su teléfono.
—Seamos francas.
—¿No lo eres siempre? —preguntó Grace.
—Sí, sí lo soy. Nuestra familia no está en contra de que estés con
Levi. Pero los chicos tampoco están exactamente a favor. No creo que
estén convencidos de que funcionará, considerando el odio hirviente
que parece haber infectado la enemistad.
Suspiré. 334
—Lo sé. Es malo.
—Tal vez todo el mundo necesita tiempo para acostumbrarse —
dijo Fiona—. Las cosas pueden cambiar, ¿no?
—Tal vez. —Cara volvió a tocarse el labio—. Pero probablemente
no estaría de más aprovechar nuestro poder colectivo y acelerar ese
proceso.
—¿Cómo? —preguntó Fiona.
—Es simple —dijo Cara alegremente—. Dejan de ser tercos o no
tienen sexo.
—Sí, eso probablemente funcionará —dijo Grace.
—Podría ser si solo se tratara de la relación de Levi y Annika —dijo
Fiona—. Pero la disputa en sí misma es un problema mayor.
—Gav todavía tiene ese ojo morado —dijo Skylar.
Todavía no sabía si mis hermanos eran los responsables del ataque
a Gavin. No quería creer que habían sido ellos, pero tal como habían
estado las cosas últimamente, no podía estar segura.
—Ojalá pudiera decirles que lo que le pasó a Gavin no lo hicimos
nosotros, pero no he tenido la oportunidad de preguntarle a mis
hermanos. Debería haberlo hecho el otro día cuando estaban en casa
de mis padres, pero estaba un poco preocupada por el hecho de que
accidentalmente dejé mis fotos de boudoir en la mesa de café y se
dieron cuenta de quién más estaba en ellas.
—Vas a tener que enseñármelas en algún momento —dijo Cara.
Grace levantó la mano.
—A mí también.
—Pero Annika tiene razón —dijo Cara—. Necesitamos volver a
nuestras raíces del Stitch and Sip. El baile de máscaras estuvo bien,
pero tenemos que dar un paso más y conseguir que nuestros hombres
participen. No podemos allanar el camino para que Levi y Annika 335
estén juntos por nuestra cuenta. Necesitamos que estén tan dedicados
a la causa como nosotros.
—¿Y si no escuchan? —preguntó Fiona.
—Nada de sexo. —Cara se frotó las manos, como si el asunto se
hubiera resuelto—. Una vez que los hombres Bailey estén a bordo con
nosotras, la enemistad estará casi terminada.
No estaba segura de eso. La enemistad estaba demasiado arraigada
en nuestras familias como para que un poco de manipulación sexual
tuviera ese tipo de impacto. Pero no podía hacer daño. Y si esto
ayudaba a los hermanos de Levi a aceptar nuestra relación, eso le
quitaría mucha presión. Quería eso para él. Para nosotros.
Y tal vez mi trabajo sería asegurarme de que un hermano Bailey
tuviera mucho sexo, una tarea que estaba más que feliz de asumir.

336
Capítulo 35
Levi
Los faros destellaron afuera de mi ventana cuando alguien pasó.
Miré hacia afuera. Parecía que Logan se iba a casa. Había estado al
lado en la casa de Asher durante las últimas dos horas, lo cual no era
necesariamente extraño. Lo extraño era que Gavin había estado allí
antes. Evan también y ninguno de ellos había estacionado en el
camino de entrada de Asher. Dejaron sus autos frente a mi casa, pero
se fueron al lado.
En circunstancias normales, los habría ignorado. Quién sabía lo que
estaban haciendo. Pero últimamente, nada era normal. Prácticamente
me había torcido un músculo del cuello, sacudiendo la cabeza hacia
la ventana para mirar afuera cada vez que escuchaba un auto,
preguntándome si eran los Haven. Seguía esperando que
aparecieran, pero hasta ahora, ni rastro de ellos.
No les tenía miedo. Quería que pusieran sus traseros aquí para que
finalmente pudiéramos resolverlo. No me importaba si venían todos
a la vez, me encargaría de todos. A la mierda con esos tipos.
Pero los únicos eventos notables en nuestra calle desde que llegué
a casa esta mañana fueron las idas y venidas de mis hermanos y unos
cuantos vecinos que reducían la velocidad al pasar frente a mi casa,
probablemente intentando ver si Annika estaba aquí.
A la mierda con ellos, también.
Excepto la señora Michaelson del otro lado de la calle. Se había 337
detenido con un gran plato de ravioles, como si yo necesitara una
comida caliente. Sabía que lo había hecho por entrometida. Pasó diez
minutos completos en mi puerta haciendo preguntas sobre mí y
Annika antes de entregarme el plato. Había sido molesto, pero su
comida era tan buena que ni siquiera estaba enojado.
Demonios, habría iniciado rumores sobre mí hace mucho tiempo si
eso significaba que la señora Michaelson me traería comida para
poder hacer preguntas indiscretas. Eso parecía un trato justo.
Aunque no era particularmente tarde, pensé en acostarme
temprano. No estaba en realidad cansado. Solo aburrido. Annika
estaba ocupada esta noche, lo cual no era gran cosa, excepto que me
dejó con la sensación de que no había nada que deseara hacer.
Cogí mi plato de la mesa de café, prácticamente lo había limpiado
con la lengua, y lo llevé a la cocina. Lo enjuagué y lo puse en el
lavavajillas, luego guardé los ravioles sobrantes. Tendría que llevar el
resto a la estación de bomberos cuando estuviera de servicio por la
mañana. La señora Michaelson había traído tanta comida que nunca
podría comerla toda.
Un ligero golpeteo llamó mi atención. Hice una pausa, la puerta del
refrigerador aún estaba abierta. ¿Había oído algo?
Probablemente estaba siendo paranoico, pero la idea de que los
hermanos Haven estuvieran escabulléndose en mi patio trasero para
entrar en mi casa cruzó por mi mente.
¿Harían algo así?
Probablemente solo fue una estúpida ardilla. Estaban
constantemente tratando de entrar.
Cerré el refrigerador y me acerqué a la puerta corrediza de cristal
de la parte trasera de la casa. Encendí la luz del porche. Mi patio
trasero no consistía en mucho, solo algo de césped y arbustos que
probablemente necesitaban ser podados. Más de una vez, miré hacia
afuera, imaginando una valla y un gran columpio con una casa de
juegos para Thomas. Había esbozado todo, sabía exactamente cómo
la construiría y había mucho espacio. 338
Iba a ocurrir. Annika y yo íbamos a resolver esto.
Volví a escuchar el golpeteo, pero sonaba como si viniera de mi
habitación o al menos de esa dirección. Había un arbusto al lado de
la puerta trasera, bloqueando mi vista de esa parte del patio, así que
fui a mi habitación para ver si había algo ahí afuera.
Ahí estaba de nuevo, venía de la ventana. Descorrí la cortina,
medio esperando ver a Zachary Haven tratando de abrirla.
De acuerdo, era Haven. Pero no Zachary. Era Annika.
Sonriendo, me saludó mientras yo me apresuraba a abrir la
ventana.
—¿Qué estás haciendo ahí fuera? —pregunté.
—Vine a sorprenderte, excepto que la ventana estaba cerrada.
Empecé a hacer otra pregunta, pero una ráfaga de aire frío entró.
—Ve a la puerta de atrás. Te dejaré entrar.
Ella envolvió sus brazos alrededor de sí misma.
—Sí, hace frío aquí.
Corrí a la puerta trasera y la abrí. Entró e inmediatamente la atraje
hacia mí, tomando su boca en un fuerte beso.
—Te extrañé —dije contra sus labios, luego la besé de nuevo.
—Yo también te extrañé.
—¿Por qué estabas en mi ventana? —Cerré la puerta.
—Como dije, quería sorprenderte.
—Pero… ¿por qué no viniste a la puerta principal? Todo el mundo
sabe de nosotros.
—Mis hermanos se están portando como guardaespaldas
psicópatas. Continúan siguiéndome a todas partes. Creo que están
tomando turnos.
339
Miré más allá de ella hacia la oscuridad.
—¿Te siguieron hasta aquí?
—No lo creo. Aparqué en casa de Marigold, luego atravesé un
montón de patios traseros para llegar aquí. Si tus vecinos se quejan
de un merodeador, probablemente solo fui yo.
No pude evitar reírme.
—Me encanta que estés aquí, pero me vuelve loco que todavía
tengamos que escabullirnos.
Trazó su dedo por mi pecho.
—Lo sé, pero es un poco emocionante, ¿no crees?
Era emocionante, especialmente por la forma en que sus ojos
brillaban con el deseo no disimulado.
—Eres una chica tan mala. —Deslicé mi mano en su cabello e
incliné su cabeza hacia atrás—. Quieres ser mala conmigo, ¿no?
Su mano se arrastró hacia abajo y frotó mi polla a través de mis
pantalones deportivos.
—Oh sí. Muy mala.
Gruñendo ante su toque, apreté mi agarre en su cabello.
—Eso es, niña traviesa.
—Dormitorio —susurró, apretándome como para enfatizar su
pedido.
No tenía que pedírmelo dos veces.
Agarrando su muñeca, la arrastré a mi habitación. Estaba a punto
de empezar a arrancarle la ropa, y la mía, cuando dio un paso atrás.
Sus ojos se encontraron con los míos y se quitó el abrigo, dejándolo
caer al suelo. Ese simple movimiento me prendió fuego, pero parecía
que no podía moverme. Su mirada acalorada me mantuvo cautivo.
No podía esperar a ver qué iba a hacer a continuación.
Con sus ojos todavía en los míos, se acercó más. Despacio. Su
340
mirada se sumergió hacia abajo, luego de regreso, y su lengua salió
disparada sobre sus labios. Un segundo después, sus manos estaban
debajo de la cintura de mis pantalones y los deslizó hacia abajo.
Mi erección rígida sobresalía entre nosotros y mi respiración era
irregular. Las yemas de sus dedos rozaron la punta, luego se
arrastraron por el eje, su ligero toque me volvió loco.
—Mierda, Annika.
Con una sonrisa, se puso de rodillas frente a mí.
Oh, joder, sí.
Envolviendo su mano alrededor de la base, lamió el eje y luego giró
su lengua alrededor de la punta. Observé, maravillándome de cómo
esta mujer podía provocar tal explosión de sensaciones con solo la
punta de la lengua. Ella apretó y gemí de nuevo, ambos desesperados
por más y amando la agonizante lentitud de sus movimientos. La
anticipación me estaba matando de la mejor manera.
—Esa es mi chica mala —gruñí.
Sonrió y me lamió de nuevo, gimiendo de placer. Deslicé mis dedos
por su cabello y su mirada se levantó hacia la mía mientras deslizaba
mi polla en su boca.
Mis ojos rodaron hacia atrás. Mierda, eso se sentía tan bien. Me
atrajo, rodeándome con una cálida humedad. Abrí los ojos para mirar
y ver su boca a mi alrededor casi me deshizo allí mismo.
Tan jodidamente hermosa.
Con mis manos en su cabello, la guie. No para controlarla. No para
hacerla complacerme. Estábamos juntos en esto. Le masajeé el cuero
cabelludo en agradecimiento mientras me zambullía en ella,
llevándome tan profundo como podía. Gemía mi amor por ella
mientras me atraía rápidamente hacia el clímax.
Bombeando mis caderas, vi mi pene deslizarse dentro y fuera de su
boca y la escuché gemir. Aceleró el paso y yo la seguí, gruñendo
rítmicamente.
—Mierda, te amo.
341
Gimió de nuevo, la vibración ondeando a través de todo mi cuerpo.
Una parte de mí quería parar. Tirarla sobre la cama y follarla hasta
dejarla sin sentido, hacerla sentir todo lo que me estaba dando.
Pero su agarre en mi polla era de hierro y su boca era implacable.
Ella quería esto tanto como yo.
La presión aumentó rápidamente mientras me atraía hacia adentro
y hacia afuera. Mis músculos se flexionaron, la tensión aumentó. La
guie, mi agarre en su cabello fuerte pero suave. Controlando, pero
compartiendo esto con ella.
—Eres tan sexy, chica sucia —gruñí—. Me encanta ver mi polla en
tu boca.
No estaba bromeando. Annika Haven con sus labios alrededor de
mi pene, tomándolo, chupándolo, amándolo, fue la cosa más sexy que
jamás había visto.
Casi en mi punto de ruptura, sacudí mis caderas, gruñendo con
fuerza.
—Bebé, me voy a correr.
Redobló su esfuerzo, deslizando su mano a lo largo del eje,
agarrándome como un tornillo de banco. Mi polla se deslizó a lo largo
del techo de su boca, adentro y afuera, el calor y la presión eran casi
demasiado para soportar.
Mi orgasmo me atravesó, mi polla latiendo en su boca. Gruñí a
través de él, me vine por su garganta, una presión al rojo vivo se
apoderó de mí. Apenas podía estar de pie. Mi espalda golpeó la pared
y mi visión se oscureció.
No esperé a recuperarme. Mi polla se deslizó fuera de su boca, me
quité los pantalones y fui a por ella.
—Tu turno.
Con manos ásperas, le arranqué los zapatos y los pantalones, luego
342
le di la vuelta y la incliné sobre el costado de mi cama.
Me incliné para gruñirle al oído.
—Qué chica tan mala, pero me chupaste la polla tan bien. —Mi
mano se deslizó sobre su nalga—. ¿Debería castigarte? ¿O
recompensarte?
Ella dejó escapar una risita suave.
—Ambas.
—Buena respuesta.
Tiré de sus bragas hacia abajo y le di una palmada en el culo.
Duro.
Su chillido era mitad risa, mitad gemido. La azoté de nuevo, lo
suficientemente fuerte como para que me doliera la palma de la
mano. De nuevo. El fuerte golpe vibró a través de los dos y ella me
miró por encima del hombro, con los ojos llenos de lujuria.
—Hazlo otra vez. Azótame, Levi.
Mierda, sí.
Me moví para golpear su otra nalga, esta vez agarrándola antes de
soltarla. Su espalda se arqueó y lo hice de nuevo, disfrutando la forma
en que jadeaba y gemía.
—Te gusta eso, ¿no es así, chica sucia?
—Mucho.
Deslicé mis dedos entre sus piernas. Estaba empapada, su piel
suave y resbaladiza. Su espalda se arqueó con más fuerza ante mi
toque.
—Necesitas venirte, ¿no es así, bebé?
—Oh, Dios mío, sí —respiró ella—. Haz que me corra.
—Tus deseos son órdenes para mí, hermosa.
Le di la vuelta y separé sus piernas. Antes de que pudiera siquiera
jadear otra vez, me lancé para devorarla.
343
Mi lengua se deslizó por su humedad, acariciándola, buscando
todos sus lugares secretos. Sabía jodidamente increíble. Podría haber
hecho esto toda la noche.
Jadeó cuando encontré su clítoris. Había sido despiadada conmigo,
así que decidí devolverle el favor. Lo moví con la lengua mientras ella
se retorcía debajo de mí, luego lo chupé hasta que estuvo jadeando.
Sus dedos se deslizaron en mi cabello y gimió tan fuerte que me
pregunté si mis vecinos la escucharían.
A la mierda. Esperaba que lo hicieran.
Gruñí en ella, deleitándome con su sabor y la forma en que inundó
mi boca. Mi polla se puso rígida, pero esto era por ella. Quería
volverla tan loca como ella me había vuelto a mí.
Amarla tanto como ella me había amado a mí.
Separé más sus piernas, me puse a trabajar, lamiendo y chupando.
Sentí sus movimientos, escuché sus gemidos e hice lo que sea que la
hiciera más ruidosa. Mis dedos se clavaron en sus muslos, mi lengua
lamió su delicada piel. Soltó mi cabello y agarró las sábanas, como si
tuviera que agarrarse por su vida. No me rendí.
Deslicé un dedo dentro de ella, gimiendo por su humedad. Sus
caderas se movieron conmigo y deslicé otro dedo, dándole presión
donde la necesitaba. Gritó, estremeciéndose contra mí.
Estaba perdiendo el control y me encantaba. No podía tener
suficiente.
—Levi —gimió ella.
La toqué con más fuerza, golpeando su clítoris con mi lengua. Ella
jadeó y gimió, moviendo sus caderas más rápido. Yo era implacable,
lamiendo y chupando mientras ella perdía la cabeza.
Sus sedosos músculos internos se apretaron alrededor de mis
dedos y gritó cuando empezó a correrse. Monté la ola con ella, 344
negándome a parar. La emoción de hacerla correrse con mi boca era
casi tan buena como el orgasmo que acababa de darme.
Lamí y chupé hasta que se quedó sin fuerzas contra las sábanas,
respirando con dificultad.
—Oh, Dios mío —dijo—. ¿Qué me acabas de hacer?
Me limpié la boca con la parte posterior de mi brazo, todavía
disfrutando de su sabor en mis labios.
—Solo amarte, hermosa. Solo amarte.
Sus ojos se abrieron y sonrió.
—Yo también. ¿Fue bueno?
Me subí a la cama junto a ella y apoyé la cabeza en mi brazo.
—¿Estás bromeando? Casi me derribaste.
—Bien. Me gustó hacerlo.
—A mí también. Me encanta hacer que te corras.
Ella suspiró profundamente.
—Y eres tan bueno en eso.
La estreché en mis brazos, acercándola a mí. No sabía lo que había
hecho para merecerla. Parecía que mi vida anterior, mi vida solitaria,
ya era un recuerdo lejano.
Pero una sensación de inquietud amenazó mi dicha posterior al
orgasmo. Obviamente sus hermanos estaban tratando de
mantenernos separados. Eso solo empeoraría. ¿Y en qué andaban los
míos? Algo estaba pasando con ellos y no me gustaba no saber qué
era.
Una sensación de intranquilidad en mis entrañas me dijo que esto
iba a empeorar antes de mejorar.

345
Capítulo 36
Levi
La bola blanca rodó por la mesa de billar y se estrelló contra la
número cinco con un chasquido agudo. Evan frunció el ceño como si
pudiera intimidarla hacia la tronera de la esquina. Su mirada enojada
no funcionó, la pelota rodó hasta detenerse con al menos quince
centímetros hacia el final, y dio un paso atrás para dejar que Gavin
tomara su turno.
La cara hosca de Evan era normal en él, pero el humor gruñón de
Gavin estaba fuera de lugar. Su frente parecía haberse arrugado en
un surco permanente, lo que lo hacía parecerse mucho más a Evan de
lo que solía ser. Hizo su tiro, falló y prácticamente tiró el taco a la
pared.
—Buen tiro, broflake15 —se quejó Logan por lo bajo.
—¿Quieres llevar esto afuera? —preguntó Gavin.
Normalmente hubiera asumido que era una broma, pero no parecía
que estuviera bromeando.
Logan lo ignoró y se levantó para tomar su turno. Me lanzó una
mirada, aunque no tenía ni idea de por qué.
—¿Qué? —pregunté.
Él no respondió.
Asher se sentó en un taburete cercano, enfurruñado con su cerveza.
Su pierna temblaba, como si estuviera agitado por algo. 346

15Broma de Logan para referirse a sus hermanos. En este caso significa hermano y hojuela en
inglés.
Como los cinco estábamos aquí, jugamos billar asesino, una versión
de billar para múltiples jugadores. Por lo general, era divertido, pero
mis hermanos se comportaban de forma rara. Los peores estados de
ánimo de la historia. En lugar de una competitividad fraternal,
nuestro juego había generado miradas hoscas y malas palabras
quejumbrosas. Les pregunté cuál era su problema, pero ninguno me
respondió. Sólo un montón de «nadas» murmurados.
El ambiente en el Caboose coincidía más conmigo que con ellos.
Hank había colocado una variedad aleatoria de adornos navideños:
guirnaldas alrededor de las vías del tren y un pequeño árbol de
Navidad con luces parpadeantes en la barra. Dos parejas jugaban en
la mesa junto a nosotros, las chicas sonreían y los chicos claramente
disfrutaban del espectáculo mientras sus mujeres se inclinaban sobre
la mesa para hacer sus tiros.
La nube oscura de mal humor se había quedado sobre nuestra
sección del bar, dejando a todos los demás en aparente felicidad.
Logan falló, me indicó que tomara mi turno y se sentó en un
taburete.
Podrían revolcarse en cualquier mierda en la que estuvieran esta
noche. Me sentía muy bien y no iba a dejar que me deprimieran.
Silbando, me dirigí a la mesa y lancé. Metí la número tres en la
tronera de la esquina, eliminando la última bola de Asher. Eso
significaba que estaba fuera.
A él no pareció importarle. Vio entrar la pelota, puso los ojos en
blanco y tomó un trago de su cerveza.
—Patearles el trasero no es muy satisfactorio cuando se comportan
como unos bastardos gruñones. —Metí la última bola de Evan y
quedó fuera.
Evan solo gruñó.
Me cuidé de alinear mi siguiente tiro. A Logan le quedaban dos
347
bolas sobre la mesa y ambas serían más fáciles de meter que la de
Gavin. En este punto, quería terminar el juego para poder enviar a
mis hermanos gruñones a casa. Sus esposas podían tratar con ellos.
Ciertamente yo no quería.
—Mierda —dijo Logan cuando hundí su segunda bola.
Hice un trabajo rápido con Gavin, pero él ni siquiera me insultó.
—Por muy poco divertido que haya sido, igual aceptaré su dinero.
—Extendí mi mano. Cada uno sacó sus billeteras y tiró un billete en
mi palma.
Gavin comenzó a alinear las bolas.
—¿Otro juego? No tengo dinero en efectivo, pero soy bueno para
pagar mis deudas.
Le miré de reojo.
—Estoy fuera. Están demasiado cabreados esta noche.
—No estoy cabreado —dijo Gavin, con la voz más cabreada que
jamás había oído salir de su boca.
—Sí, lo estás. —Silbando de nuevo, agarré mi abrigo de una silla—
. Me voy a casa antes de que tu mal humor se me contagie.
Gav entrecerró los ojos hacia mí.
—¿Eso que tienes en el cuello es brillantina?
Me froté el cuello y me miré la mano. Tenía razón, había brillantina.
No pude evitar reírme. Annika dijo que la brillantina siempre se
adhería a todo sin importar cuán cuidadosa fuera. No es que me
importara. Podía ponerme toda la brillantina que quisiera y no me
importaba quién se diera cuenta.
—¿Por qué estás tan feliz? —preguntó Asher.
—No sé.
—¿Por qué estás tan enojado? —preguntó Gavin, volviéndose
hacia Asher—. Él tiene razón, estás de un humor de mierda total. 348
Asher lo miró fijamente.
—Tú también. ¿Cuál es tu problema?
—Nada. —Gavin se cruzó de brazos.
Evan miró a su alrededor, como si estuviera esperando que le
preguntaran por qué estaba de tan mal humor esta noche. Nadie lo
hizo.
—¿Qué pasa contigo? —le pregunté—. ¿También nada?
—No, estoy jodidamente duro —dijo Evan, sentándose en un
taburete—. Mi esposa me lo está negando.
—¿No me jodes? —preguntó Gavin—. También Skylar.
—Entonces, ¿por qué dijiste que no pasaba nada? —preguntó Evan.
—No quería admitirlo —dijo Gavin, como si fuera la cosa más
obvia del mundo.
—¿Ustedes también? —preguntó Asher—. Grace me está sacando
de quicio. Desde que empezó a decir que «no», es como si todo lo que
hace me provoca correrme. Tuve que salir de la casa.
—Al menos Grace no está tratando de volverte loco —dijo Logan—
. Cara hizo su misión volverme loco. Salió de la ducha esta mañana,
jodidamente empapada, y no me dejó tocarla. Simplemente se quedó
allí con las manos en esas malditas caderas. Y sus tetas son increíbles
en este momento. Siempre lo son de todos modos, pero estoy bastante
seguro de que no había alimentado a Broderick solo para que sus
armas estuvieran completamente cargadas.
—¿Entonces no es solo Fiona? —preguntó Evan.
Asher negó con la cabeza.
—Apostaría dinero a que están todas juntas en esto.
—No me jodan con que lo están —dijo Logan—. Podría haberles
dicho eso.
Mi mirada recorrió a mis hermanos.
349
—¿Ninguna de sus esposas se está acostando con ustedes?
Todos se lanzaron miradas avergonzadas, seguidas de un coro de
«no, no, no, no» entre dientes.
—¿Por qué?
Sus ojos volaron hacia mí.
—¿Qué? —pregunté—. Yo no hice nada.
—Oh, sí lo hiciste —dijo Gavin—. Empezaste a salir con una
Haven.
—¿Qué tiene que ver Annika con esto?
Logan me miró como si esa fuera la pregunta más tonta que jamás
había escuchado.
—¿Qué «no» tiene que ver ella con esto?
—No tengo idea de lo que estás hablando.
—Cara dijo que hasta que tú y Annika puedan ser una pareja al aire
libre, sus piernas están cerradas —dijo Logan.
—Fiona también. —Eva se cruzó de brazos.
—Sí —dijo Gavin, mirándome como si eso fuera de alguna manera
mi culpa.
—Debí haberlo sabido —dijo Asher—. Por supuesto que se les
ocurrió esto juntas. Maldito Stitch and Sip.
Logan asintió.
—Fue justo después del Stitch and Bitch que todo esto comenzó.
Oh, mierda. Annika había ido al Stitch and Sip el lunes pasado. No
me había dicho mucho al respecto y yo no había hecho muchas
preguntas. Una vez que me aseguró que todas habían sido amables
con ella, no me preocupé por eso. La forma en que habló hizo que
sonara como cosas de chicas que no eran asunto mío.
—No me culpen. —Levanté las manos en un gesto de rendición—.
Yo no tuve nada que ver con esto.
—Seamos honestos —dijo Logan—. Probablemente fue idea de
350
Cara.
—No sé por qué esta es nuestra responsabilidad —se quejó Gavin.
—Ellas no van en serio, ¿verdad? —preguntó Evan, con el más
mínimo indicio de pánico en su voz—. Realmente no esperan que
arreglemos esto antes de que volvamos a tener sexo.
Mis hermanos se miraron los unos a los otros, su incomodidad
escrita en sus rostros.
De repente tuve un nuevo afecto por mis cuñadas.
Evan sacó su teléfono y frunció el ceño mientras leía algo.
—Podríamos tener un problema.
—Ya sabemos que tenemos un problema —dijo Logan.
—No, me refiero a otro problema.
—¿Dónde? —preguntó Asher.
—Aquí.
—¿No me jodas? —Asher se enderezó—. ¿Cuántos?
—Los cinco.
—Eso es una estupidez —dijo Gavin—. ¿Por qué vendrían ahora?
Fregaremos el suelo con ellos.
—Recuerdas que uno de ellos es oficial de la policía, ¿verdad? —
preguntó Logan.
—¿Qué significa eso? —preguntó Gavin—. ¿Pueden patearnos el
trasero y no podemos contraatacar?
—¿Qué diablos está pasando? —pregunté.
Evan miró a su alrededor, evitando mis ojos, y me di cuenta de que
lo que estaba pasando no era nuevo y no me habían mantenido
informado.
—¿Está pasando algo que yo no sepa? —pregunté.
—Noooo —dijo Logan—. Todos descubrieron que un Bailey se está 351
tirando a una Haven. Por supuesto que está pasando una mierda.
Me acerqué y mi voz bajó.
—No hables así de ella.
Levantó las manos.
—No quise decir eso. Solo digo que nos hemos estado rompiendo
el trasero para que no te metas en problemas. Muestra un poco de
aprecio, bromeo16.
Las cosas estaban teniendo un poco más de sentido.
—¿Por eso siguen estacionándose afuera de mi casa? ¿Están
montando guardia o algo así?
—Sí, y es jodidamente agotador —dijo Logan—. Afortunadamente,
Gavin convenció al jefe para asegurarse de que uno de nosotros esté
siempre de servicio contigo.
—¿Qué demonios? —pregunté.
—Es solo cuestión de tiempo antes de que hagan algo —dijo
Evan—. Pensamos que tratarían de llegar a ti cuando estuvieras solo.
Si están de camino hacia aquí, no sé qué diablos están haciendo.
—¿Cómo sabes dónde están? ¿Tienes a alguien espiando para ti?
Evan se movió incómodo.
—No exactamente. Es más, como cortesía profesional.
—Luke dijo que le avisaría a Evan con anticipación si podía —dijo
Asher.
—Pero eso es todo —dijo Evan—. No es como si seamos amigos. Si
quieren pelear, él probablemente vendrá por mí primero.
Dejé mi abrigo en un taburete, una sensación de resolución se
derramaba a través de mí.
—Así que los hermanos Haven están de camino hacia aquí. ¿Por
qué están actuando como si esto fuera algo malo? Tal vez esto es lo
que necesitamos. Podemos solucionarlo de una vez por todas,
patearles el trasero y ponerle fin.
352

Broma de Logan para referirse a sus hermanos, combinando la palabra en inglés hermano y
16

Romeo.
—Dos problemas con eso, brochacho17. —Logan levantó dos
dedos—. Uno, no quiero pasar la noche en la cárcel y todos sabemos
que, si Jack nos pilla peleando, nos encerrará. Dos, nos atrapen o no,
mi esposa me matará. De hecho, le tengo más miedo a ella que a la
cárcel, para ser honesto.
—Si los Haven se dirigen hacia aquí ahora mismo, obviamente no
tienen miedo de ir a la cárcel —dije.
—La mayoría de ellos todavía viven con el abandono imprudente
de ser solteros —dijo Logan—. Además, Asher no puede participar,
pase lo que pase, así que somos cuatro contra cinco.
—No seas idiota —dijo Asher—. No me quedo al margen.
—Sí, lo harás —dijo Evan—. Deberías irte a casa ahora.
El rostro de Asher se endureció y sus puños se apretaron. Tenían
razón, si los Haven querían pelear, Asher no podía involucrarse. Con
su historial, si lo atrapan peleando nuevamente, podría meterse en
serios problemas.
No había manera de que dejara que eso sucediera. Di un paso hacia
él.
—Ash. Vete a casa.
—No.
—Vete, hombre —le dije—. Si uno de nosotros tiene que sacarte a
rastras de aquí, seremos tres contra cinco. A ninguno de nosotros nos
gustan esas probabilidades.
—A la mierda con eso —dijo Gavin—. Logan, lleva a Ash a casa.
Podemos contra esos imbéciles.
—¿Por qué soy yo el prescindible? —preguntó Logan—. Si todo se
va a la mierda, ustedes me necesitan.
—Tu hijo también —dijo Evan. 353

Broma de Logan para referirse a sus hermanos combinando las palabras hermano en inglés y
17

muchacho en español.
—¿Qué creemos que es esto, una guerra de pandillas? —
pregunté—. No vienen aquí a asesinarnos.
Mis hermanos intercambiaron miradas, como si no estuvieran tan
seguros de ello.
Esto se estaba poniendo ridículo.
—Miren, están enojados conmigo por salir con su hermana. Tal vez
incluso quieran patearme el trasero por eso. Bien. Pero estos son los
Haven. Los mismos tipos que sueltan cabras en el estacionamiento de
afuera y ponen mermelada de frambuesa en las manijas de las puertas
de todos nuestros autos.
—Las cosas son diferentes ahora —dijo Evan.
—Sí, pero no es como si tuvieran navajas en sus bolsillos.
—De todas formas. —Asher se puso de pie, con la espalda recta, y
su tono llevaba todo el peso de la autoridad de ser hermano mayor—
. No deberíamos dejar que nada suceda aquí. Si quieren una
confrontación, llevémoslos a otro lado.
—La arena —dijo Gavin—. También hay menos posibilidades de
interrupciones.
Dejé escapar un largo suspiro. Asher tenía razón, necesitábamos
alejarnos del Caboose. Si estallaba una pelea, no quería dañar nada
más que la cara de los Haven. La de Zachary si tuviera elección.
¿Pero la arena? Era un lugar alejado en un viejo camino de tierra
donde mis hermanos y yo resolvíamos nuestros desacuerdos, con los
puños. Pero no sabía si alejar a los Haven de la civilización y de la
aplicación de la ley mejoraría o empeoraría la situación.
Probablemente la empeoraría.
Me sentí como si estuviera en un tren, corriendo hacia un
acantilado sin puente. La vía terminaba allí en alguna parte y
salíamos a toda velocidad por el borde.
354
Pero en este punto, los frenos estaban apagados. No podríamos
detenernos, aunque quisiéramos.
Capítulo 37
Annika
La camarera trajo dos copas de vino de Salishan Cellars. Lo pedí
por el nombre: Cookie. También se sintió como un pequeño acto de
desafío. Grace Bailey estaba relacionada con la familia Miles, los
dueños del viñedo, y aunque técnicamente no estaban involucrados
en la disputa, estaban conectados con los Bailey a través de Grace. Me
hizo querer comenzar a comprar su vino y dejarlo por la casa de mis
padres para que mi papá y mis hermanos lo notaran.
Tomé un sorbo. Estaba delicioso.
Tal vez haría exactamente eso.
La otra copa era para Marigold. Decidimos reunirnos para tomar
una copa y un aperitivo, pero ella me envió un mensaje de texto para
avisarme que se retrasaba y me pidió que ordenara por ella. Mamá y
papá estaban en casa con Thomas, quien ya estaba acostado en la
cama, y Levi estaba pasando el rato con sus hermanos esta noche.
Aunque las tensiones entre nuestras familias seguían siendo altas,
los tres habíamos pasado tanto tiempo juntos como podíamos. Era
asombroso ver el vínculo que ya se estaba formando entre Thomas y
Levi.
Eché un vistazo a mi teléfono para ver si Marigold me había
enviado otro mensaje de texto, pero no tenía ningún mensaje nuevo.
La mesera regresó con nuestra bruschetta y me pregunté si debería
haber esperado más para ordenar. 355
El restaurante estaba tranquilo esta noche, medio lleno. La última
vez que había estado aquí, había sido con Kade. Se sentía como hace
una vida. ¿Realmente hubo un momento en que dejé que mis
hermanos me arreglaran una cita?
¿Un momento en el que Levi y yo todavía estábamos convencidos
de que no podíamos estar juntos?
Lo reconozco, no había sido fácil. Los rumores seguían circulando
por el pueblo, desde que nos habíamos fugado a Las Vegas hasta que
yo estaba embarazada. De hecho, alguien me había detenido hoy para
preguntarme cuándo iba a nacer el bebé y si sería lo suficientemente
valiente como para incluir al padre en el certificado de nacimiento.
Era ridículo.
Al menos no me habían sugerido a alguien más para salir. Eso era
algo.
La puerta se abrió, pero no era Marigold. Harold y Lorraine
Montgomery entraron, ambos vestidos con abrigos de lana y
bufandas carmesí a juego. Los ojos de Lorraine se encontraron con los
míos y sonrió. Di un pequeño saludo.
En lugar de seguir a la anfitriona y a su esposo a su mesa, Lorraine
se desvió hacia mí.
—Vaya que te ves bien esta noche —dijo.
Miré hacia abajo a mi suéter.
—Gracias. Me gusta tu bufanda.
—Gracias. No te retendré. —Sus ojos se dirigieron al lugar de
Marigold—. Obviamente estás ocupada. Solo pensé en decir hola. No
te he visto en la biblioteca recientemente.
—Supongo que ha pasado un tiempo desde que traje a Thomas
para la hora del cuento.
Ella se encogió de hombros.
—Es una época ocupada del año. ¿Cómo has estado? 356
Su pregunta era un poco extraña, considerando que ella debe saber
sobre Levi y yo. Tal vez eso era lo que quería decir: «¿Cómo has
estado, considerando que tu vida amorosa es esencialmente noticia
de primera plana?»
—He estado bien. A veces la vida en Tilikum es… interesante.
Volvió a mirar el lugar de Marigold.
—Ciertamente lo es.
Me preguntaba qué pensaría Lorraine sobre una Haven saliendo
con un Bailey. La familia Montgomery siempre había mantenido la
neutralidad en las disputas. Mencionaban a su antepasado, la amistad
de Ernest Montgomery con los otros dos fundadores del pueblo,
Frederick Bailey y Arthur Haven, como su razón para mantenerse al
margen. Pero todos sabían que los Montgomery a veces ayudaban
discretamente a un lado o al otro con bromas. Simplemente se
quedaban callados al respecto.
¿A Lorraine le importaba que yo estuviera saliendo con Levi? ¿Su
neutralidad de Montgomery se extendía a una relación entre una
Haven y un Bailey? Su expresión no delataba nada.
Antes de que pudiera preguntar, aunque no estaba muy segura de
cómo hacer esa pregunta, Marigold entró por la puerta principal
trayendo una ráfaga de aire frío con ella. Se acercó a la mesa y le
dedicó a Lorraine una sonrisa amistosa.
—Hola. Oh, Dios mío, lo siento, llegué tan tarde. —Se desabrochó
su muy lindo abrigo de lana rosa y lo colocó en el respaldo de su
silla—. Mindy Jones pensó que me había reservado para todo el color,
pero solo la tenía para un corte de pelo. ¿Pero honestamente?
Necesitaba el color. No podría enviarla fuera del salón sin él. Me
apresuré lo mejor que pude sin comprometer lo que resultó ser un
balayage absolutamente hermoso.
—Debería ir a mi mesa —dijo Lorraine—. Que tengan una buena
noche, chicas.
—Tú también —dije.
357
—Buenas noches —dijo Marigold con una sonrisa y tomó asiento—
. Guau, ella es mucho más agradable fuera de la biblioteca que cuando
uno está ahí, ¿no es así?
—Supongo que lo es. Aunque es amable con los niños cuando hace
la hora del cuento.
—Eso es bueno al menos. —Mari se estremeció—. Lo siento, solo
estaba recordando lo mucho que me asustada cuando iba a la escuela
secundaria. Pasé mucho tiempo en la biblioteca cuando estaba
haciendo mi proyecto de último año. Era aterradora. De todos modos,
realmente lo siento por llegar tan tarde.
—No es gran cosa. Prueba el vino. Es asombroso.
Ella tomó un sorbo.
—Tienes razón, esto es genial. Entonces, ¿debería felicitarte por los
gemelos que estás esperando u ofrecerte mis condolencias?
—¿Condolencias por qué? ¿Por los falsos rumores de un embarazo?
—No, por tu papá. Aparentemente, cuando descubrió que estabas
saliendo con un Bailey, cayó muerto.
La miré boquiabierta.
—Qué cosa tan horrible dicen.
—Lo sé.
—¿Y gemelos? ¿Quién dijo que iba a tener gemelos?
Tomó otro sorbo de vino.
—¿Importa?
—No precisamente.
—Entonces, ¿cómo lo llevas? No puedo imaginar que sea divertido
ser la noticia del momento.
—Estoy bien. Podría vivir sin todas las miradas. Pero al menos
358
hemos podido pasar tiempo juntos sin andar a escondidas. Él y
Thomas son tan lindos juntos que podría morir. Como el otro día,
pasaron horas construyendo torres de bloques juntos y
derribándolas.
—Eso es adorable. ¿Cómo lo está manejando la familia?
—Mas o menos lo que se puede esperar.
—¿Entonces tu mamá es genial, tu papá finge que no está pasando
y tus hermanos están siendo odiosamente sobreprotectores?
—Nos conoces tan bien.
Ella rio.
—Sí, bueno, hemos sido amigas desde el jardín de niños.
—Hablando de amigas, ¿Isabelle te ha enviado pruebas de vida
recientemente?
—No, pero pude verla ayer. Creo que iba a la ferretería. Pero ya
sabes cómo es. Ella no se detiene hasta el año nuevo.
—Deberíamos tratar de convencerla de un día de spa en enero o
una cata de vinos. Eso podría ser más lo suyo.
—Definitivamente el vino. Aunque si puedes convencerla de que
vaya al spa, estoy dentro. Sabes, le encantaría un tratamiento facial
que ella misma pueda aplicarlo y justo tengo uno.
Mi teléfono vibró a través de mi bolso, así que lo saqué.
—Solo quiero asegurarme de que no es un mensaje de mamá. Está
en casa con Thomas.
—No te preocupes —dijo Marigold alegremente.
No era de mamá. Decía: Cara Bailey.
¿Desde cuándo tengo el número de Cara?
Eso era raro. Abrí su texto.
Cara: Hola, copo de nieve bonito. Me agregué a tus contactos en el Stitch 359
and Bitch en caso de que tuviéramos algún problema. Lo cual tenemos.
Yo: ¿Qué pasa?
Cara: Tus hermanos fueron vistos dirigiéndose al Caboose. Todos ellos.
¿El Caboose? Allí era donde estaban Levi y sus hermanos.
Oh.
Oh, no.
Yo: Voy en camino.
Cara: Nos encontraremos allí.
—Mari, lo siento mucho, pero tengo que irme. —Metí mi teléfono
en mi bolso y recogí mi abrigo—. Mis hermanos podrían estar a punto
de hacer algo estúpido.
—¿Quieres que te acompañe?
—Estoy bien, puedo manejarlo. Te enviaré un mensaje de texto
cuando sepa lo que está pasando.
—No te preocupes por esto. Yo me encargo. —Hizo un gesto hacia
el vino y el aperitivo—. Ve y mantén a esos chicos Haven fuera de la
cárcel.
—Gracias, cariño. Te amo.
—Yo también te amo.
Salí corriendo del restaurante y me subí a mi auto. Cuando encendí
el motor, tenía otro mensaje de texto.
Cara: Van hacia otro lugar. Te estoy enviando la ubicación.
El pin en el mapa parecía estar en medio de la nada. ¿Adónde iban?
Lo configuré como la ubicación y encendí la navegación.
No me detuve a preguntarle a Cara cómo sabía dónde estaban mis
hermanos o por qué iban a un lugar al azar que probablemente estaba
en un camino de tierra. Me daría cuenta de los detalles más tarde.
Por ahora, solo quería evitar que hicieran algo estúpido.

360
Capítulo 38
Levi
Una caravana de autos avanzaba a trompicones por el camino de
tierra que conducía a la arena. Salimos al estacionamiento del
Caboose y esperamos a que aparecieran los Haven. Sin palabras,
aceptamos que esto estaba sucediendo y nos siguieron hasta aquí.
Mi corazón latía con fuerza y un zumbido de adrenalina llenaba
mis venas. Probablemente no debería querer que esto pasara, pero así
era. Mi determinación se había endurecido como el acero. Iba a
defender a mi mujer, decirles, en términos muy claros, que ella era
mía. Si querían pelear por eso, bien. A la mierda. Pelearíamos.
Y ganaríamos.
Logan estacionó su nueva camioneta en la tierra cerca de los límites
de la arena. La anterior había sido destrozada en el accidente de Cara.
Annika juró que sus hermanos no eran responsables y yo le creí, en el
sentido en que creí que ella creía eso. Ella no me mentiría.
Pero… ¿y si ella estaba equivocada? Si sus hermanos fueran los
responsables, ¿le habrían dicho la verdad?
La ira por el accidente automovilístico de Cara, cuando estaba
jodidamente embarazada, alimentó mi rabia. Tal vez no habían sido
los Haven, pero algo estaba pasando en este pueblo. El incendio. El
accidente de Cara. Ese tipo que atacó a Gavin. ¿Era todo esto producto
de la disputa que había ido demasiado lejos?
¿Cómo había llegado a esto? 361
Salí al aire frío de la noche, mi cuerpo relajado y listo. Flexioné los
puños y moví los hombros mientras mis hermanos y los de Annika
salían de los autos. El sonido de las puertas de los autos cerrándose,
una tras otra, hizo eco en el silencio.
Los faros bañaron el claro con luz. Formamos dos filas, una frente
a la otra. Josiah se paró en el medio, entrecerrando los ojos hacia
nosotros, con Luke y Garrett a su izquierda. Zachary lo flanqueaba a
su derecha, seguido de Theo. Estaban hombro con hombro, vestidos
con abrigos de invierno y jeans. Garrett no vestía su uniforme de
oficial.
Esta noche era un asunto de enemistad. Los trabajos diarios no
importaban.
Zachary se quitó el abrigo y lo tiró a un lado. Yo hice lo mismo.
Probablemente empezaría a nevar, pero no lo sentí. El carbón caliente
de la ira ardía, calentándome por dentro.
En última instancia, eran estos hombres los que se interponían en
mi camino. El resto del pueblo podía irse a la mierda, pero estos tipos
eran su familia. Los que le importaban. Estaba así de cerca de tener
todo lo que siempre había querido y si tuviera que, sobre ellos para
conseguirlo, eso sería lo que haría.
De la nada, el estridente sonido de la alarma de un auto cortó el
silencio y la creciente tensión. Todos miramos a nuestro alrededor,
preguntándonos qué diablos estaba pasando.
—Lo siento. —Logan apuntó el llavero a su camioneta. Presionó un
botón, pero no se detuvo. Los faros destellaron a un ritmo constante
y sonó la alarma.
—Amigo, ¿en serio? —murmuré.
—Vete a la mierda, es nueva. —Logan presionó un botón de nuevo
y finalmente se detuvo, el silencio resultante llenó el espacio como
una ráfaga de viento.
Gavin se echó a reír, luego tosió para disimularlo.
362
Por un segundo, me pregunté si todos nos echaríamos a reír.
Destellos de diversión cruzaron los rostros de los Haven. Logan
suspiró mientras metía las llaves en su bolsillo, como si su camioneta
fuera un niño ingobernable que nunca lo escuchaba.
El momento pasó. Un latido después, las caras se volvieron pétreas,
y todas esas miradas duras cayeron sobre mí.
«Aquí vamos».
Josiah dio un paso adelante.
—Creo que todos sabemos por qué estamos aquí.
Di un paso, asumiendo la responsabilidad.
—Lo sabemos.
—Te pasaste de la raya, Bailey —dijo Josiah—. Las reglas tácitas
siguen siendo reglas y violaste la más sagrada de todas.
—Oh, al diablo con eso —dijo Gavin—. ¿Quién cruzó la línea
primero? Nosotros no fuimos, imbéciles. Fueron ustedes.
—Las represalias son una cosa, pero nunca debiste involucrar a
nuestra hermana —dijo Luke.
¿Represalias? ¿Eso es lo que pensaban que era esto? Quería
lanzarme hacia él y aplastarle la cara, pero antes de que pudiera hacer
un movimiento, Logan habló.
—Es un golpe bajo, incluso para ustedes, los Haven. Levi no está
con su hermana para vengarse. Está con ella porque le gusta. Creo
que todos podemos estar de acuerdo en que está loco, pero a veces el
amor vuelve loco a un hombre.
—No tan loco —dijo Zachary.
—¿Qué sabrás al respecto? —preguntó Gavin—. ¿Tienes una chica
en casa esperándote? No lo creo.
—Vete a la mierda —respondió Zachary.
Esto no nos llevaría a ninguna parte. 363
—¿Qué diablos estamos haciendo aquí? —pregunté—. ¿Qué es lo
que desean?
Josiah miró a sus hermanos, como si confirmara que todos estaban
en la misma página.
—Queremos hacer un trato.
—¿Qué trato?
—Retiraremos la oferta por las tierras de su abuela. Es jodidamente
estúpido porque a menos que ocurra un milagro, todavía irá a
subasta, pero nos retiraremos. No la compraremos.
Asher habló.
—¿Qué quieren de nosotros?
Los ojos de los hermanos Haven se volvieron hacia mí. Sabía lo que
Josiah iba a decir antes de que lo dijera.
—Terminas tu relación con Annika.
Brazos me sujetaron por ambos lados antes de que me diera cuenta
de que había tratado de lanzarme hacia él. Estaba actuando por puro
instinto animal. Era como si acabara de amenazar la vida de Annika
y haría cualquier cosa para evitar que la lastimara.
—Vete a la mierda —gruñí con los dientes apretados, luchando
contra el agarre de Evan en un lado, Logan en el otro.
—Mira hombre, sabes que esto no va a terminar bien. —Era Theo
esta vez, con el tono que usa un entrenador con sus jugadores—. No
hay forma de que una relación entre una Haven y un Bailey pueda
funcionar.
—Solo estamos tratando de proteger a nuestra hermana —dijo
Garrett.
—Además, te odiamos —agregó Zachary—. Así que está eso.
Josiah puso los ojos en blanco.
—No estas ayudando, Z. 364
—No. —La voz de Asher me sorprendió. No solo porque había
hablado, sino porque su tono tenía un claro mensaje de firmeza, esa
única palabra intransigente.
—Él no va a terminar con ella —dijo Evan desde mi izquierda.
Logan todavía me sostenía a mi derecha, aunque había dejado de
forcejear.
—De ninguna manera.
—Pueden meterse su trato por el culo —dijo Gavin.
Me relajé y Evan y Logan me soltaron. Todavía quería golpear a
Josiah y a Zachary en la boca. Pero el hecho de que mis hermanos me
cubrieran las espaldas me mantuvo en calma.
Esto era lo que hacíamos. Lo que siempre habíamos hecho, desde
que éramos pequeños.
Enderezándome, moví mis hombros.
—No hay trato y es un insulto tanto para mí como para su hermana
que lo sugieran.
—Bien —dijo Zachary—. Insultar es lo que buscábamos.
—Z, cállate —dijo Josiah.
—En serio, ¿qué estaban pensando? —pregunté—. En caso de que
no lo hayan notado, Annika es una mujer adulta. No pueden hacer
tratos a sus espaldas que afecten su vida. Eso está mal.
—Solo la estamos cuidando —dijo Luke—. Incluso si vas en serio
con ella, ¿cómo funcionaría? Eres un imbécil preparándola para
romperle el corazón.
—Si podemos evitar que eso suceda —dijo Josiah—, lo haremos.
—Y si la llamo ahora mismo y le digo que se acabó, ¿no crees que
eso le rompería el corazón? —pregunté.
—Mejor ahora que más tarde —dijo Garrett—. No tiene sentido
continuar una relación con el tipo equivocado.
—Ustedes no lo entienden —dije—. No soy el tipo equivocado. Soy 365
el tipo correcto, porque la amo. Nadie se interpondrá en nuestro
camino. No creen que una Haven pueda estar con un Bailey y hacer
que funcione porque no saben nada sobre amar a alguien. Realmente
amar. Haré cualquier cosa por ella, renunciaré a todo si es necesario.
Lucharé contra cada uno de ustedes por ella si es necesario.
—Ese es un trato con el que todos podemos estar de acuerdo. —
Zachary avanzó, arremangándose—. Hagámoslo.
Josiah y Theo cruzaron un brazo sobre el pecho de Zachary y lo
detuvieron en seco. Evan y Logan me agarraron de nuevo, pero no
mordí el anzuelo.
—Esto es una pérdida de tiempo —dije—. Ustedes deberían retirar
su oferta sobre la tierra de la Abue porque es lo correcto, no como una
especie de mierda manipuladora para mantenerme alejado de su
hermana. No voy a ir a ninguna parte.
—Eso es todo —dijo Zachary—. Terminaré con este tipo.
Se desató el caos. Zachary se abalanzó sobre mí. Josiah y Theo lo
agarraron, pero tenía demasiado impulso. Evan y Logan parecieron
vacilar por una fracción de segundo, como si decidieran detenerme o
prepararse para pelear. La expresión de Luke pasó de la sorpresa a la
resolución y Garrett flexionó los puños, sus ojos escanearon la
formación de los Bailey frente a él, como si decidiera tras cuál ir
primero.
Un nuevo par de faros destellaron en el claro y un auto patinó hasta
detenerse. Sonó una bocina, pero esta vez, no era la alarma de Logan
sonando sin razón.
Annika saltó de su camioneta.
—Alto. Todos ustedes.
Algo en su voz atravesó la violencia que estaba a punto de estallar
y todos nos quedamos helados. Incluso Zachary.
—¿Qué diablos creen que están haciendo? —Se acercó para pararse
entre las dos filas de hombres. Se puso las manos en las caderas y
miró a sus hermanos—. ¿Qué es esto? 366
—¿Cómo supiste dónde estábamos? —preguntó Luke.
—Eso no es importante —dijo—. ¿Qué están haciendo?
—No te preocupes por eso —dijo Josiah.
—Demasiado tarde para eso. Porque parece que estaban a punto
de comenzar una pelea. ¿Tengo razón sobre eso?
—No estábamos empezando una mierda —dijo Zachary.
—De hecho, realmente lo estabas haciendo —dijo Theo.
—Sí, pero no es mi culpa. —Zachary me señaló—. Él es quien se
está metiendo con nuestra hermana.
—¿Tu hermana, que es una mujer adulta y puede salir con quien
ella elija? —El tono de Annika fue cortante—. ¿Y olvidaste que ya no
tengo dieciséis años?
—Solo estamos tratando de protegerte —dijo Josiah—. Vas a salir
lastimada. No queremos que eso suceda.
—¿Por qué asumes que voy a salir lastimada?
—Porque eres una Haven —dijo Josiah—. Y él es…
—Oh, Dios mío, sí, lo sabemos —dijo Annika—. Es un Bailey. Vaya,
no tenía ni idea.
—Annika, no puedes seguir fingiendo que esto no es un problema
—dijo Luke—. Y deberías haberlo sabido para no ponerte en esta
posición.
—No, deberías saber que no puedes controlar mi vida. Esto es
increíble.
—Espera hasta que escuches cómo intentaron hacer un trato para
que Levi rompiera contigo —dijo Gavin.
Oh, por el amor de Dios. Dejémosle esto a Gav quien no tiene filtro.
Annika lo miró por encima del hombro, con los ojos llenos de
fuego.
—¿Qué trato? 367
—Probablemente no debería haber dicho eso.
—No, dímelo.
Abrió la boca, pero Josiah respondió:
—Dijimos que rescindiríamos nuestra oferta sobre la tierra si…
Ella volvió lentamente su rostro hacia él.
—¿Si qué?
Josiah respiró hondo.
—Si Levi rompía contigo.
—¿Qué? —gritó.
Otro auto se detuvo y de repente había mujeres Bailey por todas
partes. Grace corrió hacia Asher y le puso las manos en el pecho,
obligándolo suavemente a retroceder unos pasos. Fiona y Skylar se
pararon a ambos lados de Annika, como para crear una barrera más
entre las familias enemistadas. Cara se acercó al centro, puso las
manos en las caderas y nos miró a todos como si estuviera decidiendo
si estar irritada o divertida.
—¿Qué está sucediendo? —preguntó Grace.
—Nada. —Asher sostuvo suavemente sus muñecas—. Solo
estábamos teniendo una conversación.
—¿En la arena? —preguntó.
—¿Por qué sabe ella sobre la arena? —preguntó Gavin.
—Todas conocemos la arena —dijo Cara—. ¿Se suponía que era un
secreto?
Logan levantó los brazos en el aire.
—¿Ustedes sabían? Sí, se supone que es un secreto.
—Más importante aún —dijo Josiah, con el ceño fruncido
profundamente—. ¿Cómo supieron dónde encontrarlos?
Fiona sacó su teléfono y lo sostuvo en alto.
368
—Tengo una aplicación.
Zachary se rio de Evan.
—¿Ella tiene una aplicación para espiarte?
—Vete a la mierda —dijo Evan—. Me gusta saber dónde está.
—Sí, en realidad es muy conveniente —dijo Logan.
—¿Ustedes también la tienen? —Gavin sonrió, como si fuera una
noticia emocionante—. Me encanta. Siempre estamos como «oye,
estás en Quick Stop, ¿puedes traer a casa algunas palomitas de maíz?»
—Exactamente. —Asher apartó el cabello de la cara de Grace—. Y
cuando estoy pensando en ella, puedo abrir la aplicación y ver dónde
está y es como si yo estuviera allí con ella.
—Sí, hombre. —Evan asintió solemnemente—. Así es.
Fiona se acercó sigilosamente a Evan y le rodeó la cintura con los
brazos.
—Eres tan lindo, especialmente cuando intentas no serlo.
—¿Qué diablos está pasando? —Zachary miró a su alrededor, su
expresión desconcertada.
—Lo que pasa es que tu hermana está furiosa contigo —dijo
Annika—. Y van a dejar de actuar como idiotas y dejar de
entrometerse en mi vida.
Sus hermanos intercambiaron miradas culpables e incluso Zachary
parecía escarmentado. Murmuraron disculpas y retrocedieron.
Dejé escapar un suspiro. La adrenalina aún corría por mis venas,
pero parecía que las cosas no se estaban poniendo feas esta noche. No
estaba seguro si estaba aliviado o decepcionado.
Un poco de las dos.
Annika me miró a los ojos, su expresión llena de fuego. Y así, supe
exactamente lo que tenía que hacer.
En el baile de máscaras, había decidido desafiar la enemistad.
¿Pero ahora? Era hora de apostar todo. Hora de poner patas arriba 369
a Tilikum.
No iban a saber qué los golpeó.
Y Annika tampoco.
Capítulo 39
Annika
El estacionamiento del Timberbeast no solo estaba lleno, estaba
repleto. Era su primera reapertura nocturna después de los informes
falsos del departamento de salud y la mitad de Tilikum parecía haber
salido a celebrar.
La mitad que era de los Haven, para ser específicos.
Aparqué en la calle y salí al frío. Había nevado más temprano hoy,
dejando un brillo blanco reluciente sobre el pueblo. El aire gélido
rozaba mi piel, así que me apresuré hacia la entrada.
Una noche en una taberna, incluso en esta taberna, no estaba
exactamente una prioridad en mi lista. Pero mis hermanos
básicamente me habían suplicado que viniera. Sabía que estaban
tratando de hacer las paces después de su truco con Levi y sus
hermanos la otra noche. Y sí, todavía estaba enojada. Pero no quería
pelear con ellos para siempre. Lo último que necesitaba este pueblo
era otra enemistad. Así que a pesar de la parte de mí que quería
guardar rencor, aquí estaba yo.
Aun así, iba a hacer que trabajaran por ello.
Alguien salió cuando me acerqué a la entrada. El calor y el ruido se
derramaron en la oscuridad. Sostuvo la puerta para mí y me metí,
contenta de dejar el frío.
El bar estaba repleto de gente y todo el mundo parecía estar
pasándolo muy bien. Unos grupos estaban reunidos alrededor de las 370
mesas, otros jugaban al billar y vi a Zachary jugando a los dardos con
algunos amigos. Las voces casi ahogaban la música rock que sonaba
de fondo, aunque podía escuchar el ritmo debajo del resto del ruido.
Mis ojos inmediatamente se dirigieron al lugar cerca de los baños.
«El» lugar.
Un hormigueo me recorrió la columna y estalló entre mis piernas.
Levi había prometido que cada vez que entrara aquí, lo recordaría.
Cada vez.
Todavía no podía creer que había hecho eso. Pero había sido tan
bueno. Y fuimos tan malos.
Muy, muy, muy malos.
Dándome una pequeña sacudida, traté de dejar ir el recuerdo de
Levi follándome contra la pared, y busqué al resto de mis hermanos.
Mi cuñada Taylor llamó mi atención, pero no estaba con Garrett.
Estaba hablando con un tipo que no conocía y por la expresión de su
rostro, y el de él, no solo estaban charlando. Él estaba coqueteando
con ella.
Un sentimiento de malestar se apoderó de mí. ¿Dónde estaba
Garrett? O no estaba aquí o no la había visto. Soportaba mucho de
ella, pero no habría tolerado que su esposa dejara que otro hombre le
coqueteara.
Cada vez me resultaba más difícil no odiar a Taylor.
Por un capricho, me acerqué a ella. Nunca había interferido en la
vida o las relaciones de mis hermanos, pero ciertamente no me
extendieron la misma cortesía. Así que, que se jodan.
—Hola, Taylor. —Tuve que alzar la voz para que me escucharan
por encima del estruendo—. ¿Has visto a Garrett?
El tipo vestía una sudadera gastada y jeans, y sostenía una cerveza
en una mano. Me miró con irritación.
Me giré hacia él, encontrándome con su mirada molesta.
371
—Garrett es su esposo.
La boca de Taylor se abrió y puso sus manos en sus caderas. El
veneno en sus ojos fue suficiente para matarme en el acto.
—No, no sé dónde está.
Sin una palabra, el tipo se fue.
—Solo estábamos hablando —dijo Taylor, su tono frívolo.
—Claro que sí. Realmente estoy buscando a Garrett. Si lo ves,
¿puedes hacerle saber que estoy aquí?
—Lo que sea. Me voy a casa.
Pasó a mi lado y desapareció entre la multitud.
Suspiré. Esperaba no haber empeorado las cosas para Garrett. Su
relación nunca había sido la mejor, pero... ¿cómo podía ella ser tan
mala con él? Era un gran tipo. Tendría que hablar con él sobre ella
más tarde, preferiblemente en privado.
—Ahí estás —dijo Luke detrás de mí.
Me di la vuelta y le di mi mejor mirada de mamá.
Hizo una mueca.
—Ya sé, ya sé. Vamos, tenemos una mesa aquí.
Lo seguí hacia el otro lado de la barra donde encontré a todo el
grupo de hermanos Haven, fornidos y vestidos con camisas de
franela.
Todos excepto Reese, por supuesto. Era extraño cómo podía
aparecer en mi mente en los momentos más aleatorios. Me
preguntaba cómo estaba, dondequiera que estuviera.
Zachary había dejado su juego de dardos y se apoyó con el
antebrazo en la mesa larga de la altura de una barra. Theo no vestía
ropa de gimnasia por una vez en su vida, aunque la camisa de franela
de cuadros rojos y los jeans seguían siendo informales. Garrett parecía
distraído con su teléfono, probablemente Taylor diciéndole por
mensaje de texto que se había ido. Me pregunté si recogería a Owen
de camino a casa, él y Thomas estaban con mamá y papá o si dejaría 372
a su hijo con sus abuelos y se iría a casa sola.
La chaqueta de cuero de Luke estaba sobre uno de los taburetes
altos. Su camisa de franela era azul, resaltando el azul de sus ojos,
incluso en la tenue luz del bar. Josiah vestía de verde y su camisa
estaba abierta, revelando una camiseta oscura debajo.
—Está bien, chicos, ¿qué estoy haciendo aquí?
Josiah sacó una bolsa de regalo rosa de debajo de la mesa y la colocó
encima.
—Una ofrenda de paz.
—Es lindo, pero si creen que pueden comprar mi perdón, lo están
haciendo mal.
—No se trata de eso —dijo Luke—. Es solo una pequeña muestra
de aprecio por nuestra hermana. Nos damos cuenta de que todavía
tenemos mucho trabajo por hacer.
Mi mirada recorrió a los cinco.
—Mucho.
—Sí, lo sabemos —dijo Theo—. Solo esperábamos que esto hiciera
que nos odiaras un poco menos.
Acerqué la bolsa de regalo.
—No los odio, chicos. Estoy enojada con ustedes. Hay una
diferencia.
La bolsa era sorprendentemente pesada para su tamaño. Metí la
mano y saqué un paquete de lentejuelas, similar al que Mari y yo
habíamos usado para decorar nuestros antifaces para el baile de
máscaras. Luego había un paquete de brillantina multicolor, luego
varios carretes de listones de tela. Había marcadores de punta fina,
un pequeño paquete de pinturas, un cuaderno, hojas con diseños
navideños, un juego de cuatro tazas para café en color blanco y una
pistola y barras de silicón. Era como si hubieran vagado por la sección
de manualidades en la Knotty Knitter y hubieran agarrado cosas al
azar que pensaron que me podrían gustar.
373
En realidad, eso era muy probablemente lo que habían hecho.
Sabía que el regalo había sido diseñado para ablandarme y aceptar
sus disculpas y tenía que admitir que estaba funcionando. Era
adorable.
—Esto es realmente dulce.
Josiah se aclaró la garganta.
—Lamentamos haber interferido.
Dudé, levantando las cejas y esperando a que continuara. No lo
hizo. Aparentemente, eso era todo lo que pensaba que necesitaba
decir.
Por otra parte, Josiah siempre había sido un hombre de pocas
palabras.
Luke saltó.
—No queríamos lastimarte o enojarte. Simplemente no podíamos
ver cómo esto entre tú y Bailey iba a terminar bien.
—Para ser justos, todavía no lo hacemos —dijo Theo.
Zachary resopló.
—Eso es un jodido eufemismo.
Le lancé una mirada.
—Tuvimos buenas intenciones —dijo Luke—. Y lo sentimos.
—Pero insisto en que pelearé contra Levi cuando esta mierda vaya
mal —dijo Zachary, con la comisura de su boca curvada en una
sonrisa.
—Eres imposible. —Respiré profundamente—. Bueno. Los
perdono. Pero tienen que prometerme que no se entrometerán en mi
vida de esa manera. Nunca. Tratar de hacer un trato con mi novio
para que rompiera conmigo fue algo terrible.
—Bueno, sí, cuando lo dices así —dijo Garrett. 374
—Eso es lo que hicieron.
—Lo sé, pero sonaba mejor cuando lo planeamos —dijo Garrett—.
Ya sabes, salvar a nuestra hermana de un Bailey y todo eso.
—Eso es lo que ustedes no entienden. No necesitan salvarme de
Levi.
Se intercambiaron miradas escépticas. Todavía no me creían. No
sabía qué iba a hacer falta para demostrarles que Levi y yo
hablábamos en serio. Que necesitaban aceptarnos como pareja
porque él no se iba a ningún lado.
Luke abrió los brazos.
—¿Un abrazo?
Suspiré de nuevo, pero me acerqué a su abrazo. Al menos esto era
un comienzo.
Todos mis hermanos me abrazaron y Josiah murmuró otra
disculpa. Cuando llegué a Zachary, me sonrió, como si no fuera el
mayor instigador de problemas en el grupo.
—Sé amable —le dije.
—Siempre soy amable —respondió, como si estuviera ofendido por
la mera sugerencia de que podría no serlo.
Cuando salí del abrazo de oso de Zachary, un murmullo recorrió la
taberna. La energía en la habitación cambió palpablemente. Miré a mi
alrededor, preguntándome qué estaba pasando. Casi esperaba ver a
alguien parado en la barra o en un taburete, tratando de llamar la
atención de todos. Las conversaciones se extinguieron, reemplazadas
por susurros, mientras todos los ojos se movían hacia la entrada
principal.
La multitud se separó y vi lo que había conmocionado a todo el
lugar en silencio.
Levi Bailey.
375
Estaba de pie junto a la puerta, su mirada recorriendo a la multitud.
Tenía el ceño fruncido y la mandíbula apretada en una línea dura.
Todo su comportamiento hablaba de desafío: hombros anchos hacia
atrás, brazos musculosos a los costados, mentón levantado. Su cuerpo
comunicó el mensaje, «no me jodan», mejor que las palabras.
La gente se quedó boquiabierta cuando se quitó el abrigo de
invierno y se lo puso sobre el brazo. Sus movimientos eran casuales y
relajados, no los de un hombre que acaba de entrar en territorio
enemigo. Caminó por la taberna con total confianza, como si tuviera
todo el derecho de estar aquí.
El silencio creció y alguien incluso apagó la música. Podrías haber
escuchado a una ardilla corretear por el suelo.
Yo estaba cautivada. Se veía increíble, vestido con un suéter azul
marino sobre una camisa abotonada y pantalones. Sus ojos se
quedaron en mí, como si no existiera nadie más. Como si no hubiera
docenas de personas aquí que estarían felices de arrastrarlo afuera.
Se detuvo, a escasos centímetros de distancia. Dejó su abrigo. Y
luego hizo lo impensable. Deslizó ambas manos en mi cabello y me
besó.
No fue solo un beso. Fue una experiencia que me detuvo el corazón
y me derritió el cuerpo. Metió su lengua profundamente en mi boca,
reclamándome frente a todos. Sus manos eran firmes, sus labios
insistentes. Mis entrañas se volvieron líquidas, mi cuerpo se derretía
contra el suyo.
El conmocionado silencio que nos rodeaba no se rompió. Incluso
mis hermanos se quedaron callados.
Poco a poco se alejó y me apartó suavemente el pelo de la cara.
—Te amo. Te amo con todo mi corazón y con todo lo que soy.
Mi respiración se detuvo en mi garganta. ¿Qué estaba haciendo?
—Yo también te amo.
Las comisuras de su boca se levantaron en la insinuación de una
sonrisa. Una sonrisa secreta, reservada solo para mí.
376
Y luego hizo algo que no esperaba.
Lentamente, se inclinó sobre una rodilla.
Le tomó un segundo a mi cerebro darse cuenta de lo que estaba
sucediendo. Un grito ahogado atravesó la multitud, todos
conteniendo un suspiro de sorpresa.
Con mis hermanos mirando, junto a docenas de personas que
habían pasado sus vidas en el lado Haven de la disputa, Levi Bailey
sacó un anillo de compromiso y me lo mostró.
—Annika Haven, ¿quieres hacerme el hombre más feliz del mundo
casándote conmigo?
Las lágrimas brotaron de las esquinas de mis ojos y asentí.
—Sí. Sí, me casaré contigo.
Era vagamente consciente de los confusos murmullos que nos
rodeaban. Algunas personas comenzaron a aplaudir, luego se
detuvieron. No me importaba. Levi deslizó el anillo con un diamante
en mi dedo, besó el dorso de mi mano y se levantó.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello, me lancé hacia él. Me
rodeó con sus fuertes brazos y me levantó, dejando mis pies colgando
sobre el suelo.
—Te amo —murmuró en mi cuello—. Te amo mucho.
—Yo también te amo.
No sabía si estaba riendo o llorando. Probablemente una
combinación de ambas. Me bajó y me besó de nuevo, luego limpió
suavemente las lágrimas de mis mejillas.
—Hablé con tu papá.
Mis ojos se abrieron.
—¿Qué? Estás bromeando.
—No, realmente lo hice. Solo quería que supiera cuánto te amo y
que prometo cuidarte por el resto de nuestras vidas.
377
—¿Qué te dijo?
—¿Qué dice un hombre cuando otro hombre ama tanto a su hija?
No puedo estar totalmente seguro porque en su mayoría gruñía, pero
creo que podríamos haber tenido un momento.
Me reí.
—Es un poco cavernícola con los gruñidos.
—Sé que todavía tenemos mucha gente a la que convencer, pero en
este momento no estoy dispuesto a esperar. Eres mía. Quiero que seas
mi esposa. Todos los demás pueden ponerse al día más tarde. —Sus
ojos se posaron en mis hermanos de nuevo.
Oh, Dios mío. Esto iba a ser interesante.
Lentamente me di la vuelta. No se habían movido, como si ver a
Levi Bailey proponerle matrimonio a su hermana pequeña los
hubiera convertido a todos en piedra.
Sorprendentemente, ninguno de ellos parecía estar listo para
asesinarlo. En su mayoría parecían sorprendidos, como si nunca se
les hubiera ocurrido que él realmente se casaría con su hermana.
Incluso Zachary se quedó boquiabierto, con los ojos muy abiertos, sin
siquiera una pizca de agresión en su expresión o postura.
Por mucho que me hubiera encantado verlos bajar la guardia y
darle la mano a Levi, no esperaba eso de ellos, todavía. Solo les sonreí,
la felicidad burbujeante brotaba dentro de mí demasiado para
contenerla.
Iba a casarme con Levi Bailey.
Deslizó su mano en la mía y se acercó a mi oído.
—¿Puedes venir conmigo?
—Por supuesto. ¿A dónde vamos?
Ahí estaba esa sutil sonrisa otra vez, haciendo que mis entrañas
hormiguearan. 378
—Necesito presentarte a alguien. Oficialmente.
Capítulo 40
Levi
Mis ojos recorrieron a los hermanos Haven, desafiándolos a
joderme. Annika tenía mi anillo en el dedo y no podían hacer nada al
respecto.
Después de la otra noche, me preguntaba si estaba loco por hacer
esto aquí, en su territorio. Especialmente solo. Fácilmente podrían
sacudirse la sorpresa, arrastrarme afuera y patearme el trasero. Pero
de alguna manera lo sabía. Sabía que sería apropiado, un paso para
mostrarles a ellos, y a todos en este pueblo, que Annika y yo íbamos
a estar juntos, al diablo la enemistad.
Los Haven no se movieron. Sólo me miraron.
Bien.
Apreté la mano de Annika y la conduje a través de la multitud. Sus
hermanos no eran los únicos que nos miraban en estado de shock.
Nadie parecía saber qué hacer. Los murmullos corrieron entre la
multitud, sin duda los comienzos de los rumores que todos en el
pueblo escucharían mañana. Algunas personas habían aplaudido
torpemente, pero ahora solo nos miraban irnos, estupefactos.
Cuando salimos, me volví a poner el abrigo y pulsé el control
remoto para desbloquear mi camioneta. Salimos a la calle donde
había aparcado, el Timberbeast estaba repleto esta noche, y le abrí la
puerta del pasajero.
—Dejé el regalo que me dieron mis hermanos —dijo al entrar. 379
—¿Quieres que vaya a buscarlo?
—No, creo que arruinaría el efecto. Estoy segura de que alguno de
ellos lo traerá.
Me incliné y la besé. Mi mujer. Mi prometida.
Logan podría haber tenido razón sobre todo el asunto de la esposa.
Ni siquiera estábamos casados todavía, pero ese anillo en su dedo lo
había cambiado todo. Nunca había sido más feliz en mi vida.
Un sentido de urgencia me llenó. Quería casarme con ella ahora.
Pero no quería asustarla. Tal vez ella querría una gran boda y eso
tomaría tiempo para planear.
Aun así, ahora que la decisión había sido tomada, estaba listo.
Quería que ella fuera mi esposa. Lo antes posible.
—¿Eso de verdad acaba de pasar? —preguntó.
—Apuesta a que sí, hermosa.
Di la vuelta al otro lado y entré. Aire caliente salió a chorros por las
rejillas de ventilación cuando encendí el motor. Annika extendió las
manos para calentarlas y luego abrió los dedos de la mano izquierda,
admirando su brillante anillo de compromiso.
—Es tan lindo.
—¿Te gusta? El tipo de la joyería dijo que podemos cambiarlo por
otro si no te gustaba este.
—No, lo amo. —Ella inclinó la cabeza—. Es absolutamente
perfecto.
Salimos del estacionamiento y me estiré para tomar su mano en la
mía.
—No puedo esperar para decírselo a Thomas —dijo—. Va a estar
muy emocionado. Aunque no creo que lo entienda enseguida.
Probablemente no tenga idea de lo que es una boda.
—Él tampoco sabe lo que es tener un papá —dije en voz baja—. 380
Pero lo va a tener.
Annika me miró fijamente, con lágrimas brillando en sus ojos.
—Ay, Levi.
—Él también es mío. Quiero que sepas eso. —Besé su mano de
nuevo.
—¿Por qué eres tan maravilloso?
Sonreí.
—Solo dices eso porque te puse un anillo en el dedo.
—Eso tiene algo que ver.
—Por cierto, ¿escuchaste sobre las arañas que se comprometieron?
—No. ¿Qué hay de ellas?
—Se conocieron en la web18.
Ella sonrió.
—Broma clásica de papá.
—Aunque es algo apropiado, ¿no?
—Muy apropiado. —Se inclinó más cerca y apoyó la cabeza en mi
brazo—. Vamos a ir a casa de tu Abue, ¿no?
—Sí.
—¿Ella sabe?
La comisura de mi boca se levantó.
—Aún no.
Annika tomó aire.
—¿Irá a estar feliz o esto va a ser realmente incómodo?
—Va a estar feliz. Estoy seguro de ello.
—Espero que le guste.
—Ella te va a amar. —Llevé su mano a mis labios y besé el dorso 381
de sus dedos—. Te lo prometo.

18 Web, haciendo referencia a citas en línea, que también significa tela de araña en inglés.
Una sensación de paz se apoderó de nosotros mientras conducía
hacia la casa de la Abue. No le había dicho a nadie que iba a
proponerle matrimonio, pero no me habría sorprendido que la Abue
ya lo supiera. Tenía un sentido de las cosas que bordeaba lo
espeluznante.
De todos modos, quería que fuera ella la primera de la familia en
escuchar las noticias.
Nos detuvimos frente a su casa y estacionamos. Ver el brillo
amistoso de la luz en las ventanas envió una oleada de nostalgia a
través de mí. Este lugar era mucho más que una casa. Era un
sentimiento, eran recuerdos. Era seguridad y amor.
Era un hogar como ninguna otra casa podría serlo.
Y mirarla me recordó que todavía teníamos que encontrar una
manera de salvarla. Incluso si los hermanos de Annika retrocedieran,
no tendríamos mucho tiempo antes de que saliera a subasta.
Besé la mano de Annika de nuevo. No iba a fijarme en eso esta
noche. Esto era sobre nosotros.
—¿Lista?
Respiró profundo.
—Creo que sí.
Salí y le abrí la puerta, luego tomé su mano mientras subíamos los
escalones hacia el porche delantero. Llamé a la puerta antes de entrar,
pero no esperé una respuesta, ninguno de nosotros lo hacía.
—¿Oye, Abue? —llamé.
Su respuesta provino de la sala de estar.
—Aquí, Lince.
Llevé a Annika adentro, apretando su mano para tranquilizarla.
Encontramos a la Abue en su sillón favorito, tejiendo una manta de 382
color rosa suave y blanco. Su larga trenza estaba sobre su hombro y
sus profundos ojos marrones eran cálidos. Un fuego crepitaba en la
estufa de leña y las luces de su árbol de Navidad iluminaban toda la
habitación.
Ella me dio una mirada que reconocí al instante. Una que decía: «Sé
que has estado tramando algo».
Le devolví la sonrisa.
—Bueno, ¿no es esto una agradable sorpresa? —dijo—. Aunque
deberías haberme dado algún aviso. Tendría algo en la cocina para ti.
—Está bien, no vinimos por el postre —dije—. Abue, no sé si
ustedes dos se han conocido oficialmente, pero ella es Annika Haven.
—Sí, conocí a Paloma y su pequeño no hace mucho tiempo —dijo
la Abue—. Compraron galletas en la tienda, si no me equivoco.
Espera, ¿la Abue acaba de llamarla Paloma? ¿De dónde ha venido
eso?
—Hola —dijo Annika—. Es bueno verte de nuevo.
Annika no pareció darse cuenta del apodo. Y ella no podía saber lo
que significaba. ¿La Abue había usado ese nombre antes? ¿O era la
primera vez?
Me aclaré la garganta. Necesitaba concentrarme.
—Abue, esta noche le pedí a Annika que se casara conmigo y dijo
que sí.
Una lenta sonrisa se deslizó por el rostro de la Abue, haciendo que
sus ojos se arrugaran en las esquinas.
—¿Otra boda? Esa es una noticia maravillosa.
Sentí que Annika se relajaba. Yo también lo hice. No es que
esperara que la Abue se opusiera a nuestro matrimonio. Aun así, fue
un alivio verla realmente feliz por nosotros.
Dejó su tejido a un lado y se puso de pie, extendiendo las manos. 383
—Ven aquí, cariño.
Annika se acercó y la abrazó. La Abue la abrazó durante un largo
momento y tuve que aclararme la garganta de nuevo, esta vez por
toda la emoción que brotaba.
La Abue la soltó y Annika se pasó la mano por debajo de los ojos.
—¿Por qué no toman asiento ustedes dos? —La Abue hizo un gesto
hacia el sofá.
Nos sentamos y puse la mano de Annika en mi regazo.
La Abue se recostó en su silla, dejando su tejido en la canasta.
—¿Cuántas historias debo esperar mañana cuando vaya a la
ciudad?
—Muchas —dije—. Le propuse matrimonio frente a un salón
repleto en el Timberbeast.
—Bien hecho, Lince. —Sus ojos brillaron con diversión—. ¿El resto
de esos animales a los que llamas hermanos ya lo saben?
—Aún no.
Ella asintió lentamente.
—No creo que te metas en muchos problemas allí. Mis chicas
parecen tener las cosas bajo control.
Ahogué una risa. ¿La Abue sabía sobre la conspiración sin sexo?
Probablemente lo sabía.
—Supongo que el salón repleto en el Timberbeast incluía a los
chicos Haven —preguntó la Abue.
Annika asintió.
—Mis hermanos estaban allí. No creo que supieran qué los golpeó.
Probablemente todavía no lo hagan.
—Esa era la idea —dije.
—Me recuerdas mucho a tu abuelo. —La Abue me miró por un
384
momento, luego sus ojos se movieron hacia Annika—. Frank Bailey
fue un terco. Obstinado como nadie. Una vez que se proponía algo,
no había nada que pudiera interponerse en su camino.
Annika apretó mi mano.
—Debe haber sido un hombre increíble.
—Ciertamente lo fue. Tengo mucha suerte de haber sido la chica de
Frank Bailey. Y afortunada de tener mis cachorros y ver crecer a
nuestra familia. Bodas y bebés. Es una cosa hermosa. Me alegro de
que tendremos otra.
—¿Quién hubiera pensado que alguna vez me casaría? —pregunté.
Quería que fuera irónico, pero había mucho de verdad en ello. Una
parte de mí no esperaba casarse nunca. Me había sentido solo durante
tanto tiempo que comencé a creer que esa era simplemente mi
realidad.
—Logan podría haberse preocupado por ti, pero yo no —dijo la
Abue—. Eres un Bailey. Tarde o temprano, ibas a romper los muros
entre tú y la mujer que amas. Ese fuego en tu vientre es demasiado
fuerte como para contenerlo por más tiempo.
Como siempre, la Abue tenía una forma de decir la verdad.
—Gracias, Abue.
Recogió su tejido en su regazo y cuando habló, casi sonó como una
ocurrencia tardía.
—Supongo que querrás tener la boda pronto.
Miré a Annika y algo se agitó muy dentro de mí. La Abue tenía
razón. No quería esperar.
—Todavía no hemos llegado exactamente a los detalles.
—No quiero un compromiso largo —dijo Annika y no estaba
seguro de si le estaba respondiendo a la Abue o hablando conmigo.
—¿No?
—No. Creo que deberíamos hacerlo lo antes posible, incluso si eso 385
significa que no tendremos una gran boda.
La comisura de mi boca se levantó.
—Estás bromeando.
—No, no lo estoy. Espera, ¿te estoy asustando?
Toqué suavemente su rostro, vagamente consciente de que la Abue
nos estaba sonriendo.
—No me estás asustando en absoluto. Me casaría contigo esta
noche si pudiera.
—¿En serio?
—Absolutamente.
—A menudo, cuando nuestros corazones anhelan un nuevo
comienzo, es mejor dejar que se salgan con la suya —dijo la Abue en
voz baja.
—Eso es exactamente lo que pienso —dijo Annika, sin dejar de
mirarme—. Estoy lista para ese nuevo comienzo. Estoy lista ahora.
Me volví hacia la Abue.
—No te sentirías abrumada con otra boda, ¿verdad? No ha pasado
tanto tiempo desde Logan y Cara, y luego Gavin y Skylar. Además,
estamos en medio de la temporada navideña.
Levantó los ojos mientras sus agujas de tejer chasqueaban.
—No seas tonto.
—¿Cuánto tiempo necesitas para planear una boda? —pregunté.
Annika se encogió de hombros.
—Supongo que depende de la boda.
—Entonces, ¿qué piensas de que nos casemos el día de Año Nuevo?
Sus ojos se iluminaron.
—Para simbolizar un nuevo comienzo. Me encanta tanto esa idea.
Puse un suave beso en sus labios.
—Entonces hagámoslo.
386
La sonrisa de Annika era como el sol. Ella agarró mis dos manos.
—Tengo que llamar a Marigold.
—Adelante.
Prácticamente saltó del sofá y corrió a la cocina.
La Abue me dio otra sonrisa divertida.
—Cuéntaselo al mundo, Lince. Demuéstrales quién eres.
—Gracias, Abue.
Levantó la manta en la que había estado trabajando. Era rosa suave
con blanco, como algo para una niña.
—Necesito terminar esta para poder hacer una que ya se pueda
usar. No espero que Evan y Fiona necesiten color rosa.
—Todavía no saben lo que van a tener, ¿verdad?
—No. Pero es un niño.
No tenía ninguna duda de que la Abue tenía razón.
Poco tiempo después, Annika terminó su emocionada llamada con
Marigold y regresó. Nos despedimos de la Abue y salimos a mi
camioneta. Los copos de nieve revoloteaban en la oscuridad, pero no
parecía que íbamos a acumularlos mucho esta noche.
—Entonces, ¿qué piensa Marigold?
—Está tan emocionada que no sé si podrá dormir esta noche.
Básicamente está obsesionada con las bodas, así que esto ya la está
llevando a un frenesí de planificación.
—¿Eso significa que ella ayudará?
—¿Ayudará? Ella ya se está haciendo cargo. No sé si me dejará
hacer algo.
Sonreí mientras conducía por el camino de tierra que me alejaba de
la casa de la Abue.
—Parece una muy buena amiga. ¿Está intimidada por la apretada
línea de tiempo?
387
—Ella es la mejor. Y no, sobre todo porque le dije que solo
queremos casarnos. No tengo mi corazón puesto en detalles
específicos ni nada. Me llamará por la mañana y comenzaremos a
hacer un plan real.
—Suena genial. Solo déjame saber cómo puedo ayudar.
—Lo haré. Estoy tan emocionada que tampoco creo que pueda
dormir esta noche. —Hizo una pausa—. ¿Estamos locos?
—¿Por qué? ¿Por comprometernos cuando nuestras familias han
estado peleándose durante más de cien años o por tratar de planear
una boda en dos semanas?
—¿Ambas?
Le sonreí.
—Probablemente.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Por supuesto.
—¿Por qué la Abue me llamó Paloma?
—Porque eres mía.
Ella me miró.
—¿En serio?
—Sí, en serio. Ella nos puso apodos a mí y a mis hermanos cuando
éramos bebés, supongo. Me ha llamado Lince desde que tengo
memoria. Logan es Cuervo, Gavin es Nutria, Evan es Lobo y Asher
es Oso. También llamó a Grace, Osita, desde que éramos pequeños.
U Osita Gracie, para ser específicos. No solía pensar mucho en eso,
pero luego Evan conoció a Fiona y la Abue la llamó Grillo. Fue
extraño porque nunca le había dado a nadie más un nombre de
animal.
—¿Entonces significaba que Evan y Fiona se iban a casar?
—Algo como eso. Comenzó a llamar a Skylar, Gorrión, y luego hizo 388
que todos se volvieran locos cuando llamó a Cara, Tigre. No esperaba
que te diera un nombre tan rápido, pero ahí lo tienes. Y ella siempre
tiene razón. Paloma es perfecto para ti.
—Ella me ha llamado así antes.
—¿En serio? ¿Cuándo?
—Me la encontré en Nature's Basket hace un tiempo. No pensé
nada de eso en ese momento. De hecho, no estaba segura de haberla
escuchado correctamente. Pero definitivamente me llamó Paloma.
Negué con la cabeza lentamente.
—¿Cómo hace eso?
—Y llamó a Thomas pequeño Lince.
Casi me detuve en medio de la calle.
—Estás bromeando.
—No, en serio. Lo dijo más de una vez. Pensé que era lindo, pero
no tenía idea de que fuera algo tan significativo.
Pensé en Thomas con su cabello rubio oscuro que caía sobre su
frente. Sus grandes ojos azules y mirada seria. No se parecía a mí, por
supuesto, pero en realidad era un pequeño lince. Tal como yo.
Irreal.
—Muy significativo. Con razón no pareció sorprendida cuando le
dijimos que nos casaríamos. Ella sabía. Y ya te había adoptado como
suya.
—Basta, me vas a hacer llorar de nuevo. —Se secó las esquinas de
los ojos.
Tomé su mano y la besé, una y otra vez alrededor de su anillo. No
necesitaba las extrañas habilidades proféticas de la Abue para
decirme que Annika estaba destinada a ser mía. Yo lo sabía. Ella lo
sabía.
Y se lo íbamos a decir al mundo.
389
Capítulo 41
Annika
Solo mi hijo podría estar en el lugar más feliz y navideño del pueblo
y estar mirando todo con el ceño fruncido. Sostenía su camión de
bomberos de juguete favorito en una mano y examinaba la Villa
Navideña con escepticismo levemente gruñón.
—¿Evi? —preguntó.
—No, amiguito, Levi no está aquí. Pero lo veremos pronto.
Habíamos pasado la primera parte del día con Levi, decorando el
árbol de su casa. Thomas no quería irse, lo cual era adorable y
frustrante. Había pisoteado todo el camino hasta el auto. Pero Levi
tenía cosas que hacer y yo había hecho planes con mis padres.
La nieve había caído esta mañana, dejando un resplandeciente
brillo blanco sobre los edificios y los árboles. Isabelle y su familia se
habían superado con las decoraciones este año. Había árboles de
Navidad, guirnaldas, coronas, bastones de caramelo y luces por todas
partes. Era como caminar a través de una versión de libro de cuentos
del polo norte.
Veníamos con mi mamá y mi papá, uniéndonos a una multitud de
personas de Tilikum y sus alrededores. Había sido idea de papá, que
nos había sorprendido tanto a mí como a mamá. Por lo general, no
era él quien sugería salidas familiares divertidas. Pero esta parecía ser
su forma de conectarse, especialmente después de mi compromiso
con Levi. 390
El hecho de que Levi hubiera hablado con él antes de proponerme
matrimonio había contribuido en gran medida a cambiar la opinión
de mi padre sobre él. Aunque tenía la sensación de que todavía estaba
procesando el hecho de que su hija estaba a punto de convertirse en
Annika Bailey.
Con la Navidad a solo unos días de distancia y nuestra boda solo
una semana después de eso, las cosas habían estado agitadas. Era
agradable salir al aire fresco del invierno y pasar tiempo con mis
padres. Durante una hora más o menos, no tuvimos que
preocuparnos por las listas de tareas pendientes, las pruebas de
vestuario o las invitaciones.
No es que yo misma estuviera haciendo gran parte del trabajo. Los
preparativos de nuestra boda parecían hacerse como por arte de
magia, gracias a la genialidad de Marigold.
Thomas se detuvo frente a un grupo de pingüinos felices que
patinaban sobre hielo junto al camino. El Taller de Papá Noel estaba
más adelante y, sorprendentemente, no había fila para las fotos de
Papá Noel.
—¿Quieres ir a ver a Papá Noel? —pregunté.
Thomas me miró y sacudió la cabeza.
—Etá bien. No tenemos que hacelo.
Ese había sido un error que no volvería a cometer de nuevo.
Cuando era un bebé, pensé que una foto con Santa sería una gran
idea. Tan pronto como se lo entregué a Burl Sanderson, que tenía una
barba blanca real y se disfrazaba de Santa todos los años, Thomas se
echó a llorar. Ahora que tenía la edad suficiente para comunicar su
opinión, incluso con un simple movimiento de cabeza, iría con lo que
él quería y evitaría las lágrimas.
—¿Qué tal una galleta? —preguntó mamá.
Eso hizo que esbozara una sonrisa y asintió.
—Ya me lo imaginaba. Vamos, Nana te llevará. —Extendió su
mano y tomó la de él. Sus ojos se levantaron para encontrarse con los 391
de papá—. ¿Qué pasa contigo? ¿Quieres una galleta?
Papá esbozó el más leve atisbo de una sonrisa.
—Quiero tu galleta.
—Paul —dijo ella, su tono burlonamente regañando—. Detente.
—¿Galleta, Nana? —preguntó Thomas.
—Sí, cariño. Vamos.
Papá tomó la otra mano de mamá y los tres se dirigieron a una de
las tiendas que venden galletas y otras delicias.
Marigold apareció de la nada, con su «Carpeta de boda de Annika
y Levi». Estaba vestida con un abrigo de lana rojo con una bufanda a
rayas de bastón de caramelo y un adorable gorro rojo.
—Te lo digo, esta boda estaba destinada a ser.
Me reí.
—¿Qué te hace decir eso?
—Todo está saliendo tan fácilmente, especialmente considerando
que es de último minuto.
—Eso es porque eres una genio.
Ella sonrió.
—Gracias, pero no soy yo. ¿Te gusta el lugar? Grace me puso en
contacto con su cuñada, Zoe Miles, y casualmente hablé con ella justo
después de que su viñedo tuviera una reciente cancelación. En el día
de Año Nuevo. Encontrar un lugar para celebrar la boda era una de
mis mayores preocupaciones y prácticamente nos ofrecieron el lugar.
Zoe es genial, por cierto, te va a encantar.
—Grace dijo lo mismo.
—Hablando de eso, Grace es un amor. ¿Puedo ser su amiga ahora?
¿Cómo funciona todo esto? Porque realmente quiero ser su amiga.
—Por supuesto que puedes. Incluso si la disputa sigue siendo rara,
siempre puedes unirte al Stitch and Sip. Mi madre ha sido amiga de 392
varias señoras durante años, incluida Grace y la Abue Bailey.
Los ojos de Mari se iluminaron.
—Buen punto. Hablando de las señoras del Stitch and Sip, Grace y
Cara están trabajando con el viñedo en las decoraciones. —Abrió su
carpeta y pasó el dedo por una lista—. Vamos con plata y oro con
mucha brillantina, ya que es el día de Año Nuevo. Y porque te
encanta la brillantina. Fiona y Skylar se encargarán del pastel y
trabajan con Zoe en el menú de catering. Y creo que ya sabes que Tillie
Bailey-Linfield se ofreció a hacer los cambios en tu vestido.
Tan pronto como le conté a Marigold sobre nuestro compromiso,
ella se declaró mi organizadora de bodas y las damas del Stitch and
Sip se convirtieron en su comité de planificación no oficial. Las otras
mujeres inmediatamente adoptaron a Mari en su círculo y saltaron
para ayudar.
Me hizo pensar que realmente podríamos cerrar la brecha que era
la disputa de los Haven y los Bailey.
Organizar una boda en tan poco tiempo era un desafío, pero
ninguna de nosotras se desanimó. Además, no necesitábamos una
gran boda elegante. Solo queríamos casarnos.
—Sí, Tillie ya tomó todas mis medidas.
Marigold sacó un bolígrafo de su bolso y escribió una marca en su
lista.
—Perfecto. Creo que realmente vamos a lograr esto.
—Por supuesto que lo haremos, especialmente contigo a cargo.
—Gracias —dijo alegremente y cerró su carpeta—. Entonces, ¿qué
está haciendo el novio hoy?
—Dijo que tenía algunas cosas que hacer, ya que está fuera de
servicio. Thomas y yo decoramos el árbol en su casa esta mañana, así
que fue divertido.
—Un par de sus hermanos están aquí. Los vi junto a los renos. Por
un segundo, pensé que era Levi, pero debe haber sido el otro. 393
Me reí.
—Eso me recuerda. Levi me contó que su hermano Gavin intentó
montar uno de los renos cuando era niño.
—¿Los chicos de Amy Garrett no hicieron eso una vez?
—Creo que sí, sí.
Algo, o alguien, detrás de mí llamó la atención de Marigold. Se
frotó los labios, como si acabara de pintarse los labios, y sus mejillas
se sonrojaron.
Miré por encima del hombro. Eran Zachary y Luke.
Luke vestía una cazadora de cuero y un gorro de punto azul
marino. El abrigo de Zachary era negro y su gorro gris oscuro estaba
ligeramente torcido.
—Hola, hermana. Hola, Mari —dijo Luke. No parecía tener
dificultades, como el resto de mis hermanos, para aceptar mi
compromiso con Levi.
Zachary, por otro lado, estaba en el extremo opuesto de ese
espectro. No estaba abiertamente en contra de nuestra boda, pero
sabía que estaba luchando con eso.
Aunque lo estaba intentando. Tenía que darle crédito por eso.
—¿Dónde está Thomas? —preguntó Zachary.
—Fue con mamá y papá a buscar una galleta.
Sus ojos se iluminaron. Lo mismo hizo Luke.
—¿Galleta?
—Saben, ustedes son adultos. Podrían ir a comprar galletas. Nadie
los va a detener.
—Buen punto. —Zachary se volvió hacia Luke—. ¿Tienes algo de
efectivo?
Luke puso los ojos en blanco. 394
—Sí. Las compraré.
—Que dulce. —La sonrisa de Zachary desapareció y entrecerró los
ojos hacia mí—. ¿Todavía te vas a casar?
—Sí, Z, todavía me voy a casar.
Tomó un respiro profundo.
—Bien.
Me reí.
—Eso es muy magnánimo de tu parte. Gracias, Z.
Una comisura de su boca se torció en una pequeña sonrisa.
—En cualquier momento.
No era mucho, pero era mucho mejor que la hostilidad abierta.
Quién sabe, tal vez para el día de nuestra boda, Zachary podría estar
realmente feliz por mí.
Mis hermanos se alejaron en busca de galletas y vi a mamá y papá
con Thomas. Tenía una galleta de muñeco de nieve que era casi tan
grande como su cara. Con su camión de bomberos de juguete todavía
en una mano, se metió la galleta en la boca con la otra. El pequeño
surco gruñón había desaparecido de su frente y mamá se detuvo para
señalar un gran oso polar inflable con un gorro de Papá Noel.
Papá se acercó a mamá y dijo algo, luego se alejó en la dirección
opuesta.
—Bueno, debería irme —dijo Marigold—. Tengo una cliente en
media hora.
—Suena bien. Gracias de nuevo por todo.
Ella se acercó para darme un abrazo.
—De nada. Dile hola a Isabelle si la ves.
—Lo haré.
Me acerqué a mi mamá y Thomas y me detuve para tomar una foto
395
de él con su enorme galleta. Tenía el sombrero de copa del muñeco
de nieve en la boca y el ángulo de la foto hacía que la galleta pareciera
aún más grande de lo que realmente era. Se la envié a Levi.
Levi: Él debe ser el niño más feliz del planeta.
Yo: Lo sé, ¿verdad?
Levi: Déjame adivinar, ¿Nana y Papa?
Yo: ¡Sí!
Levi: Para ser justos, también le habría comprado esa galleta.
Yo: Por supuesto que lo harías. Al menos parece que se está divirtiendo.
Levi: Él lo hace. No puedo esperar a verte más tarde.
Yo: A ti también.
Levi: Los amo a los dos.
Mi corazón se derritió. Él realmente amaba a mi hijo. Nunca se
había resistido a la idea de casarse con una madre soltera y
convertirse en padrastro. Y cada vez que los tres pasábamos tiempo
juntos, estaba claro cuánto lo amaba Thomas. Eran dos guisantes
amantes del pastel de manzana en una vaina.
Se necesitaba ser un tipo especial de hombre para abrazar a un niño
que no era suyo y no solo estar dispuesto a criarlo, sino querer
hacerlo.
Levi era ese hombre.
Yo: Yo también te amo.
Alcancé a mamá y seguimos vagando por el camino mientras
Thomas masticaba su galleta. Por muy tentador que fuera, decidí no
entrar en Rustic Noel, una pequeña tienda que vendía lindos adornos
navideños. Los adornos que hice se vendían allí, pero era el resto de
la tienda lo que me encantaba curiosear. Podría perderme allí durante
horas.
—¿A dónde fue papá? —pregunté.
—Ay, no lo sé. Lo conoces, siempre está tramando algo. 396
La sospecha repentina hizo que mi espalda hormigueara. Hacía
tiempo que no le pillaba fumando, pero el otro día encontré una
colilla detrás de la tienda. Podría haber sido vieja. Pero, de nuevo, tal
vez no.
El más leve indicio de humo me hizo cosquillas en la nariz. Podría
haber sido cualquiera. Estábamos cerca de las afueras del pueblo y
fácilmente alguien podría haber estado fumando un cigarrillo en el
estacionamiento. No estaba lejos.
Pero yo sabía que era papá. No estaba segura de cómo lo sabía, pero
lo sabía.
—Maureen —dijo Vicky Gonzales mientras se acercaba a mi mamá.
Tenía más o menos la edad de mi mamá, vestía un abrigo amarillo
brillante y un gorro. Lanzó una rápida mirada preocupada en mi
dirección antes de volverse hacia mamá y poner una mano
comprensiva en su brazo—. ¿Cómo lo llevas?
Me contuve de poner los ojos en blanco. «¿Cómo lo llevas?» Como
si mi mamá necesitara condolencias, no felicitaciones. Thomas
levantó la vista y suspiró, como si entendiera y estuviera de acuerdo
conmigo. Sonreí.
Chico dulce.
El olor a humo voló hacia mí de nuevo. No me lo estaba
imaginando. Mamá estaba hablando con la señora Gonzales sobre la
boda, ignorando sus intentos de presentarlo como una mala noticia.
Mamá se quedó con el ángulo de: «Soy la madre de la novia que está
emocionada», Dios la bendiga.
Me acerqué unos pasos al Rustic Noel, un pequeño edificio
parecido a una cabaña con una gran corona brillante en la puerta y
campanas que sonaban cada vez que alguien entraba o salía. ¿Papá
había ido por la parte de atrás? No podía evitar la sensación que tenía.
Mirando por encima de mi hombro, miré a Thomas. Estaba junto a
mamá, conduciendo su camión de bomberos por el asiento de un
banco de madera, con la galleta a medio comer en la otra mano. 397
—Mamá, vuelvo enseguida.
Me miró a los ojos y asintió.
La nieve crujía bajo mis pies mientras corría detrás del Rustic Noel.
Solo echaría un vistazo rápido. Probablemente estaba siendo tonta.
Quizá no era papá.
Excepto que lo era.
Con un cigarrillo
—¡Papá!
Dio un respingo y miró el cigarrillo que tenía en la mano, como si
se estuviera preguntando si podía ocultarlo. La mirada culpable en
su rostro era casi graciosa, tan infantil, incluso con su barba canosa.
—Era solo uno —refunfuñó, dejándolo caer al suelo y apagándolo
con la bota.
Suspiré.
—Papá, ya sabes lo que dijo el médico.
Gruñó, sin mirarme a los ojos.
—Sé que dejar de fumar apesta, pero esas cosas literalmente te van
a matar.
—Lo sé, lo sé.
—¿Mamá realmente no se da cuenta? ¿No puede olerlo?
—Mientras no lo haga con demasiada frecuencia, ella finge que no
lo hace.
Sacudiendo la cabeza, me reí. Pero se me ocurrió un pensamiento
y mi sonrisa se desvaneció.
—¿Esto es porque estás estresado por mí y Levi? ¿Te hice empezar
a fumar de nuevo?
Se acercó y puso sus manos en mis brazos.
—No. Sé que es un Bailey, pero maldita sea, soy demasiado viejo
para esa mierda. Eres mi niña. Yo sólo quiero que seas feliz.
398
—Gracias papá. —Entré en su abrazo y me dio un buen apretón—.
Solo prométeme que intentarás dejarlo para siempre.
—Sí, sí. Lo prometo.
—Bien. Deberíamos ir a rescatar a mamá de Vicky Gonzales.
Papá hizo una mueca.
—Ah, diablos.
Me reí de nuevo. Los vecinos parlanchines eran la criptonita de
Paul Haven.
Efectivamente, cuando doblamos la esquina desde detrás de la
tienda, la señora Gonzales todavía estaba charlando. Por la expresión
en el rostro de mamá, estaba a punto de terminar con la conversación,
pero no había sido capaz de decir ni una palabra.
Me detuve en seco, mi corazón de repente se desplomó hasta los
dedos de mis pies. No vi a Thomas.
—Mamá, ¿dónde está Thomas? —pregunté, sin importarme que
estaba interrumpiendo descaradamente a la señora Gonzales.
Mamá miró hacia abajo.
—Él está justo…
Oh, no.
—Oh, Dios mío —dijo mamá—. ¿Thomas? Él estaba aquí. ¡Thomas!
Escaneé el camino en ambas direcciones. No estaba a la vista.
—¡Thomas! —llamé, ya formulando un plan de búsqueda
impreciso en mi mente—. Papá, ve por ese camino. Iré en esta
dirección. Mamá, quédate aquí. No puede haber ido muy lejos.
Nos separamos, llamándolo por su nombre. Era vagamente
consciente de que la señora Gonzales se había ofrecido a ayudar, pero
no tenía tiempo para ella. Necesitaba encontrar a mi hijo.
¿Cómo podría estar pasando esto de nuevo? Y aquí, donde no había
puertas que pudieran cerrarse y entradas que pudieran vigilarse. 399
Peor aún, Levi no estaba aquí para encontrarlo mágicamente.
Me apresuré por el camino, gritando su nombre. Revisé por todas
partes: detrás de las decoraciones, en las áreas acordonadas, en la
pequeña tienda donde había comprado su galleta. Ni rastro de él.
Mi corazón latía más fuerte y una sensación de pánico creció.
¿Dónde estaba? ¿Por qué lo había dejado parado allí? Le pregunté a
algunas personas si habían visto a un niño pequeño, pero nadie lo
había hecho. Alguien dijo que buscaría ayuda. Apenas los escuché.
¿Dónde estaba mi hijo?

400
Capítulo 42
Levi
Los caminos estaban resbaladizos por la nieve que había caído esta
mañana. Había estado ayudando a la Abue a colocar el resto de sus
adornos navideños, particularmente las cosas que no podía alcanzar.
Su casa olía a pan de jengibre, pero me echó antes de que pudiera
robarme alguna de las galletas recién horneadas.
Eso estuvo bien. Esperaría por la tarta de manzana.
Doblé en mi calle y mi teléfono sonó. El hermoso rostro de Annika
apareció en mi pantalla y sonreí.
—Hola hermosa, ¿qué es…
—Thomas no está.
Mi espalda se puso rígida y una inyección de adrenalina corrió por
mis venas.
—¿Dónde estás? ¿Sigues en la Villa Navideña?
—Sí. Estaba con mi mamá, comiendo una galleta. Solo me fui por
un minuto. —Su voz estaba un poco sin aliento, como si estuviera
caminando rápido.
Miré por el retrovisor para asegurarme de que no había nadie
detrás de mí e hice un giro brusco en U en medio de la calle.
—Estoy en camino. ¿Has llamado a la policía?
—Llamé a Garrett. Él y Jack están en camino. 401
—Bien. Llamaré a mis hermanos para que vengan a ayudar. ¿Qué
está usando él?
—Su abrigo de invierno y un gorro. Ambos azul oscuro.
—Entiendo.
—Gracias. Me estoy esforzando mucho para no enloquecer.
—Vamos a encontrarlo —dije, deseando que fuera verdad—. Estoy
a solo unos minutos de distancia.
—Bueno. Seguiré buscando. Llámame cuando llegues aquí.
—Lo haré.
Colgó e inmediatamente llamé a Logan.
—Brodiddly19 —respondió.
—¿Dónde estás? Thomas ha desaparecido en la Villa Navideña.
—¿No me jodas? Gav y yo estamos aquí.
—¿Están? ¿Sólo ustedes dos?
—Sí. Venimos todos los años. Es impresionante.
—Bueno, como sea. Annika está allí y no puede encontrar a
Thomas. Ella dijo que estaba con su madre, comiendo una galleta y se
alejó o algo así. Estoy en camino.
—Estamos en ello, hermano —dijo Logan—. ¿Quieres que pida
refuerzos?
—Hazlo. Lleva un abrigo de invierno azul y un gorro.
—Entiendo. Gav les está enviando mensajes de texto. No te
preocupes, probablemente lo encontraremos antes de que lleguen.
—Gracias.
Terminé la llamada y respiré hondo varias veces. Necesitaba
mantener la calma, pero la idea de que algo le pasara a Thomas hizo
que me invadiera una profunda sensación de temor. Ese dulce niño
con su expresión estoica. Cuando sonreía, te hacía sentir como si 402
hubieras ganado la maldita lotería. Amaba a ese niño. Si alguien lo
tocaba, lo mataría.

19 Broma de Logan para referirse a sus hermanos, en este caso significa el hermano por excelencia.
Él era mío.
Mis manos agarraron el volante, mis nudillos se pusieron blancos
y mi corazón latió con un ritmo constante de resolución. Él iba a estar
bien. No iba a dejar que le pasara nada.
El estacionamiento afuera de la Villa Navideña estaba repleto.
Encontré un lugar cerca de la carretera y prácticamente salí volando
de mi camioneta. Tenía el corazón en la garganta, pero me obligué a
mantener el miedo a raya, dejando que mi entrenamiento entrara en
acción. Como en cualquier emergencia, necesitaba mantener la
cabeza fría.
No fue fácil.
Saqué mi teléfono y llamé a Annika.
—Todavía no lo he encontrado. —Su voz sonaba más aterrorizada
que antes.
—Estoy aquí. ¿Dónde estás?
—Afuera del Salón Peppermint.
Giré en dirección a la tienda de dulces, entrando y saliendo de la
gente que deambulaba por el camino.
—Quédate donde estás. Estaré allí en un minuto.
—Bueno.
La mantuve al teléfono hasta que la vi.
Por un segundo, mi corazón se detuvo.
Se paró frente a un bastón de caramelo gigante con rayas rojas y
blancas, pareciendo un ángel con un abrigo de invierno color crema
y un gorro blanco. Su cabello rubio con puntas rosadas caía en
cascada alrededor de sus hombros, pero fueron sus ojos, azules y
aterrorizados, los que agarraron mi pecho y lo apretaron.
403
Corrí hacia ella y la tomé en mis brazos. Por un segundo, ella se
relajó contra mí. Ella contaba conmigo, confiaba en mí. No iba a
decepcionarla.
—Logan y Gavin ya estaban aquí —dije—. Están buscando y mis
otros hermanos están en camino.
—Mis padres están buscando, además de Luke y Zachary. Josiah
acaba de enviar un mensaje de texto diciendo que está aquí y los
demás deberían estar aquí en cualquier momento.
—Bien. —Toqué su cara—. Vamos a encontrarlo.
Ella asintió y la esperanza desesperada en sus ojos apretó mi
corazón de nuevo.
—Annika —llamó su amiga Isabelle mientras corría hacia nosotros,
vestida con un abrigo de lana estilo de hombre demasiado grande
para ella y botas color canela—. Tengo al personal revisando el
estacionamiento y vigilando las entradas. ¿Alguna señal de él?
—Todavía no —dijo Annika.
Un hombre con una camisa verde, visiblemente sin abrigo, estaba
justo detrás de ella. Me resultaba familiar, pero no podía ubicarlo. No
es que me importara particularmente, pero me recordaba a alguien
de la escuela secundaria.
Los ojos de Annika se agrandaron.
—¿Él es?
Isabelle parecía estar tratando de ignorarlo.
—No preguntes.
—Elias Stoneheart —dijo, asintiendo a Annika.
—Te recuerdo —dijo ella—. Gracias por tu ayuda. Me estoy
esforzando mucho para no enloquecer. Se ha alejado antes, pero
nunca tanto.
Elias me miró a los ojos. Los dos pensábamos lo mismo. ¿Y si no se
hubiera alejado? ¿Y si alguien se lo llevó?
404
—Hemos alertado a los empleados —dijo Isabelle—. Están
vigilando la entrada y toda la Villa. Pero hasta ahora, nadie recuerda
haberlo visto, excepto Doris Tilburn, quien le vendió la galleta a tu
mamá.
Josiah corrió hacia nosotros seguido de cerca por Luke y Zachary.
Logan y Gavin se apresuraron, viniendo de la dirección opuesta.
Una chispa de tensión iluminó el aire cuando todos nos miramos.
Los ojos de Zachary se estrecharon hacia mí. Dio un paso más cerca y
abrió la boca como si fuera a decir algo, probablemente algo de
mierda, pero pareció pensárselo mejor.
—Fuimos hacia el establo de renos, pero no lo vimos —dijo Logan.
—Revisamos todos los lugares donde venden galletas o dulces —
dijo Zachary—. Él no estaba allí.
—O al menos no lo estaba cuando miramos —dijo Luke.
—Buen punto —dije—. Si está en movimiento, va a hacer esto más
difícil.
—¿Ya lo encontraste? —La voz de Asher llamó detrás de mí.
Me di la vuelta. Asher tenía a Charlie en un portabebés en la
espalda. Evan estaba con él.
—Aún no.
—Llegaron aquí rápido —murmuró Zachary en voz baja.
No estaba seguro de por qué sonaba irritado por eso, pero decidí
ignorarlo.
Garrett y Theo llegaron, haciendo preguntas incluso antes de que
dejaran de caminar. Todos comenzaron a hablar a la vez: Annika
tratando de explicar lo que había sucedido, mis hermanos y los suyos,
explicando dónde habían buscado, Isabelle ofreciendo sugerencias
sobre dónde podría estar, y esa sensación de tensión se elevó en el
aire nuevamente.
Entré en medio de todos y alcé la voz.
—Necesitamos un plan.
405
—¿Quién diablos te puso a cargo? —preguntó Zachary.
—A quién le importa, imbécil —dijo Gavin—. Él no está
equivocado.
—Basta ya —dije, mirándolos a ambos.
Por un segundo, pensé que las cosas estaban a punto de explotar.
El peso de la enemistad, llevado por generaciones, era fuerte. ¿Íbamos
a adherirnos a eso? ¿Arriesgar la vida de un niño porque no podíamos
trabajar juntos?
A la mierda eso.
—Esto no se trata de la maldita enemistad —dije—. Tenemos que
encontrar a Thomas.
Josiah me miró a los ojos y asintió solemnemente. Sabía
exactamente lo que significaba. Él estaba conmigo y se aseguraría de
que sus hermanos hicieran lo mismo.
—¿Cuál es el plan?
—Dividamos la Villa en secciones y separémonos. Llámenme a mí
o a Annika si lo encuentran o encuentran a alguien que crea haberlo
visto. Isabelle, conoces este lugar mejor que nadie. Divídenos.
—Está bien, Garrett y Theo, tomen el estacionamiento —dijo
Isabelle—. Luke y Zachary, revisen dos veces las tiendas. Josiah,
deberías ir con ellos. Hay muchos lugares donde un pequeño podría
esconderse. Y no olvides revisar el taller de Santa. Logan y Gavin,
regresen al establo de los renos, pero no intenten montar uno.
Todos miraron a Gavin.
—¿Qué? —preguntó, fingiendo inocencia—. Yo no haría eso, ahora
soy totalmente maduro.
Asher resopló.
—Asher y Evan, tomen la sección norte de la granja de árboles. Levi
y Annika pueden tomar la sección sur. La forma más rápida es por
ese camino. —Apuntó—. Elias y yo nos dirigiremos a la casa
principal, en caso de que se haya salido de la Villa.
406
—No sé dónde están mamá y papá, pero si alguien los ve, díganles
lo que estamos haciendo —dijo Annika.
—Está bien, gente —dije—. Busquemos a Thomas.
Nos separamos, cada uno en dirección a su respectiva sección de la
Villa. Annika y yo corrimos por el camino hacia la granja de árboles.
Me vino a la mente un recuerdo aleatorio de marchar por este mismo
camino con el abuelo. Veníamos aquí todos los años para cortar un
árbol de Navidad. Prácticamente podía verlo con su gorro de lana y
guantes, una sierra apoyada en su hombro.
Era algo extraño en lo que pensar en medio de una crisis.
Annika y yo llamamos a Thomas mientras avanzábamos, mirando
detrás de las decoraciones y deteniéndonos brevemente para
escuchar su voz. El camino se abría a un amplio claro donde los
trabajadores del lote de árboles estaban ocupados ayudando a los
clientes con sus árboles. El olor a pino y aserrín flotaba en el aire y se
escuchó el chirrido de una motosierra.
—¿Crees que le asustaría el ruido si viniera por aquí? —pregunté.
—Posiblemente, aunque no se asusta fácilmente.
Les preguntamos a los trabajadores si habían visto a Thomas, pero
nadie lo había hecho. Y con las familias yendo y viniendo, muchas
con niños pequeños a cuestas, hubiera sido fácil no verlo, incluso si
hubiera venido por aquí.
Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, cada latido era siniestro,
como si contara los segundos que Thomas se había perdido. Sabía que
cuanto más duraba esto, mayores eran las posibilidades de que algo
terrible hubiera sucedido. Pero en lugar de dejar que el miedo me
impulsara, lo usé para agudizar mi enfoque. Deje que la adrenalina
que corre por mi sistema elevara mis sentidos.
No estaba en el pequeño edificio donde los clientes pagaban sus
árboles, ni cerca del puesto donde un par de adolescentes repartían
tazas de chocolate caliente o sidra de manzana. A partir de ahí,
comenzamos a revisar las hileras de árboles, trotando a través de la
ligera capa de nieve, gritando su nombre. 407
La temperatura parecía haber bajado. Mis manos estaban tan frías
que me dolían y mi nariz se sentía entumecida, pero ignoré la
incomodidad, mi único pensamiento era encontrar a Thomas.
Seguimos subiendo y bajando las hileras de árboles. La voz de
Annika sonaba cada vez más aterrorizada mientras lo llamaba. Revisé
mi teléfono para asegurarme de que no tenía llamadas o mensajes
perdidos. Nada.
¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo podría un niño de dos años
desaparecer en el aire?
Doblé una esquina y casi choco con Harvey Johnston. Estaba
vestido con un abrigo voluminoso y jeans. En lugar de su típico
sombrero de ala ancha, usaba un gorro de invierno con orejeras.
—Lo siento, Harvey —le dije.
—¿Cuál es la prisa? —preguntó.
—Estamos buscando al hijo de Annika. ¿Recuerdas a Thomas? ¿Lo
has visto?
Harvey arrugó la nariz, como si estuviera pensando.
—Conozco al muchacho, pero no lo he visto. No, no, no lo he visto.
Annika dejó escapar un suspiro.
—Bueno. Gracias de todos modos, Harvey.
—Hay algunas buenas noticias —dijo.
—¿Cuáles son?
—Es demasiado grande para que lo carguen las ardillas.
—Correcto —dije—. Tenemos que seguir buscando. Hasta luego,
Harvey.
—Te ayudaré —dijo mientras pasábamos junto a él—. Estoy seguro
de que está por aquí en alguna parte.
Dejamos a Harvey atrás, murmurando para sí mismo sobre cuántas
ardillas se necesitarían para levantar a un niño.
—No quiero ser mala, pero no estoy segura de cómo me siento
408
acerca de él ayudando con la búsqueda —dijo Annika—. Parece un
mal presagio.
—¿Por qué? ¿Porque pasó su vida buscando el tesoro de
Montgomery y nunca lo encontró?
—Sí. Y porque pensó que era una buena noticia que Thomas sea
demasiado grande para que lo lleven las ardillas.
Fue casi divertido.
Casi.
Me detuve en seco, otro recuerdo repentinamente inundó mi
mente. No estaba seguro de por qué la idea de las ardillas me había
hecho pensar en eso. Pero había un lugar que no habíamos revisado.
—¿Qué ocurre? —preguntó Annika.
—Tengo una idea. —Tomé su mano—. Vamos.
La conduje más allá de las hileras de árboles donde una vieja cerca
marcaba el límite de la granja de la familia de Isabelle. Solo tenía la
altura de la cintura, la madera estaba grisácea y desgastada por el
tiempo. Salté por encima y ayudé a Annika a subir al otro lado.
Había un camino, pero no quería perder el tiempo buscándolo en
la nieve. Salimos a través de un campo abierto, la tierra se elevaba
hasta la cima de una colina. Justo al otro lado, pudimos ver un viejo
granero, la pintura roja descolorida se destacaba en el mar de blanco.
Las huellas de animales y los caminos arados cortaban la nieve por
todas partes. Quien fuera dueño de esta tierra tenía ganado y caballos.
Un ciervo sin duda había hecho otras huellas. Pero era el granero lo
que quería ver.
—¿Por qué estamos aquí? —preguntó Annika—. No pudo haber
vagado tan lejos.
—No sé. Instinto, supongo. ¿Recuerdas la historia que te conté
sobre Logan y yo pensando que le estábamos gastando una broma a
nuestra familia?
—¿La vez que tus abuelos pensaron que habías desaparecido y que
409
todo el pueblo te estaba buscando?
—Esa es. Estábamos escondidos en ese granero.
No tenía sentido. Este era un largo camino para que un niño
pequeño caminara solo. Logan y yo éramos mayores cuando hicimos
nuestra broma, no dos años y medio. Pero cuanto más nos
acercábamos al granero, más me gritaban mis instintos. Thomas tenía
que estar aquí.
—¿Thomas? —llamé, comprobando la puerta lateral del edificio.
Bloqueada.
Annika rodeó el frente.
—¿Thomas?
La puerta corrediza en el frente del granero estaba abierta solo un
poco. Intentó abrirla, pero no se movía.
—¿Thomas? —llamó a través de la brecha.
Una pequeña voz vino desde adentro.
—¿Mami?
—¡Thomas! —Annika empujó la puerta, tratando de forzarla para
que se abriera—. Thomas, espera. Ya voy.
Una extraña sensación de claridad y calma se derramó sobre mí.
Suavemente tomé a Annika por los hombros y la alejé de la puerta.
Luego me preparé lo mejor que pude en la nieve resbaladiza, me
agarré al costado de la puerta y empujé.
Tan pronto como estuvo lo suficientemente abierta para que
Annika se deslizara, lo hizo.
—¿Thomas? ¿Dónde estás bebé?
La abrí un poco más y me lancé dentro.
—Annika, ten cuidado.
El granero estaba oscuro, iluminado solo por pequeños rayos de
luz que se filtraban entre las tablas. Alcancé a Annika y saqué mi 410
teléfono para usarlo como linterna.
—¿Thomas?
—Evi. —Su voz procedía del pajar.
Una embriagadora sensación de alivio me invadió al escuchar su
voz, especialmente la forma en que dijo mi nombre.
—Sí, hombrecito. Somos Levi y mami. Quédate donde estás, iremos
a buscarte.
—Bueno.
Annika corrió hacia la escalera que conducía al desván. La detuve
con una mano en su hombro y bajé mi voz a un susurro.
—Déjame ir primero en caso de que no esté solo.
Sus ojos se agrandaron, pero me dejó ir adelante de ella.
Subí rápidamente, sentí los peldaños fríos como hielo en mis
manos. Tan pronto como llegué a la cima, lo vi. Estaba sentado con
las rodillas pegadas al pecho, su pequeño camión de bomberos
agarrado en la mano. Un mechón de cabello sobresalía de su gorro de
invierno y sus ojos estaban muy abiertos.
Mi pecho se sentía como si fuera a estallar de alivio mientras
trepaba el resto del camino por la escalera. Miré a mi alrededor en
busca de alguna señal de un secuestrador, ¿cómo diablos había
llegado Thomas aquí?, pero estaba solo.
—Oh, Dios mío, amiguito. —Corrí y lo recogí, envolviéndolo en
mis brazos—. Estábamos tan preocupados por ti.
Un segundo después, Annika estaba allí. Tomó a Thomas y lo
abrazó con fuerza mientras él le devolvía el abrazo. Las lágrimas
rodaron por sus mejillas y tuve que aclararme la garganta varias veces
antes de poder hablar claramente de nuevo.
—Thomas, ¿cómo llegaste hasta aquí? —preguntó Annika.
—No hay pitón glande. —Sacudió la cabeza como si estuviera
triste.
—¿Camión grande? —preguntó—. ¿Qué camión grande? 411
—Ve pitón glande. En gadash.
—¿Querías ver un camión grande en un garaje? —Sus cejas se
unieron en confusión.
El asintió.
—No pitón glande. Todo se ha ido.
—¿Tal vez pensó que esto era una estación de bomberos? —
pregunté—. Es rojo.
—Evi gadash. Evi pitón glande.
—Cariño, no entiendo. ¿Pensaste que esto era un garaje?
—Evi pitón glande —dijo de nuevo, su voz insistente—. Ve pitón
glande. Pitón glande de bombedos.
—¿Estás diciendo que estabas buscando el camión de bomberos de
Levi? —preguntó.
El asintió.
—Evi pitón glande. Lleva mí.
¿Llevarme? ¿Está diciendo que lo traje aquí?
—Amigo, no te traje hasta aquí.
Asintió de nuevo.
—Evi lleva mí.
Los ojos de Annika se encontraron con los míos, una vez más
abiertos por la alarma.
—Levi no estaba aquí, amiguito. No podría haberte traído.
—Evi lleva mí. Ve pitón glande.
Una ola de náuseas me recorrió el estómago. Annika no podía
pensar…
—Yo no lo traje aquí —dije—. Annika, te lo juro…
—No. —Acomodó a Thomas en su cadera—. Sé que no lo hiciste.
Pero no sé por qué cree que fuiste tú.
412
—Yo tampoco. —Miré alrededor, medio esperando que alguien
saltara y nos atacara, aunque no había ningún lugar donde
esconderse. El desván estaba vacío—. Salgamos de aquí y digámosles
a todos que lo encontramos.
Ella dejó escapar un suspiro y asintió.
Envié un mensaje de texto rápido a Logan, haciéndole saber que
encontramos a Thomas. Pasaría la voz al resto de ellos.
Mirando hacia arriba, me encontré con los ojos de Annika. Ellos dos
eran míos. Estábamos a punto de convertirnos en una familia. Envolví
mis brazos alrededor de ambos y los sostuve cerca.
Nunca los dejaría ir.

413
Capítulo 43
Annika
La combinación de alivio y preocupación me estaba dando dolor
de estómago.
Me senté en la cocina de los padres de Isabelle con una taza de sidra
de manzana caliente que no estaba bebiendo. Thomas estaba en mi
regazo, con su bocadillo de galletas saladas y jugo en la mesa frente a
nosotros. Masticó felizmente, aparentemente ajeno al caos que había
estallado a su alrededor ahora que estaba a salvo con su familia.
Levi se paró detrás de mí, sus manos sobre mis hombros. Su toque
fue tranquilizador, su presencia constante ayudó a calmar mi
acelerado corazón.
«Thomas está bien. Él está aquí. Él está bien».
Había estado repitiendo esas palabras como un mantra desde que
lo encontramos en el granero. Mi alivio al verlo vivo y bien latía a
través de mí al mismo tiempo que los latidos de mi corazón.
Pero ¿cómo había llegado allí?
Mis hermanos, todos excepto Garrett, que había salido para
atender una llamada, se apiñaron alrededor de la mesa con Isabelle y
Elias, bebiendo sus tazas de chocolate caliente y sidra. El señor y la
señora Cook, los padres de Isabelle, habían insistido en que todos
entráramos y nos calentáramos. Nos trajeron bebidas calientes y
luego volvieron a trabajar en la Villa. Todos los hermanos de Levi se
habían ido, después de asegurarse de que Thomas y yo estuviéramos 414
bien, al igual que mis padres. Tenía la sensación de que mi papá
quería una bebida que fuera mucho más fuerte que el chocolate
caliente.
Por lo general, la cocina de los Cook era un lugar cómodo. Había
compartido incontables meriendas con Isabelle en esta misma mesa
cuando éramos pequeñas, y más de una cena con pizza en nuestra
adolescencia.
Pero no podía tranquilizarme. Alguien se había llevado a Thomas.
¿Quién agarraría a un niño de dos años y lo dejaría en un granero? ¿Y
por qué?
Tan aliviada como estaba de que no había resultado herido, no
podía evitar la sensación de que algo andaba muy, muy mal.
—¿Podemos dejar de fingir que no sabemos quién hizo esto? —
preguntó Zachary, rompiendo el silencio momentáneo.
Mi espalda se puso rígida. Levi le dio a mi hombro un apretón
tranquilizador.
—No sabemos quién lo hizo —dije, mi voz firme.
Los ojos de Zachary se posaron en Levi y luego en mí.
—Odio decirte esto, pero tu novio acaba de hacer la peor broma en
la historia de Tilikum.
—Soy su prometido y no fui yo —dijo Levi—. Yo no tuve nada que
ver con eso.
—¿No? ¿Qué hay de tu hermano? Tener a otro tipo con tu cara
seguro que es conveniente. Y ya sabemos que estuvo aquí.
—Ninguno de nosotros se metería así con el hijo de alguien.
—¿Entonces estás diciendo que es una coincidencia que Thomas
fuera encontrado en el mismo granero donde tú y Logan estaban
escondidos esa vez que el pueblo entero básicamente cerró para
buscarlos?
—Sí, es una coincidencia —dijo Levi—. Esto no fue una broma de
los Bailey. Quien haya hecho esto no fue uno de nosotros. Esa es una 415
línea que nunca cruzaríamos.
—¿En serio? Porque pensé que acostarte con mi hermana pequeña
sería una línea que no cruzarías, pero aquí estamos.
Le lancé una mirada y señalé a Thomas.
—¿Te detendrás?
Levi respiró hondo. Estaba tan agradecida por su autocontrol.
Probablemente quería golpear a mi hermano en la cara, por supuesto,
yo también, pero eso no iba a ayudar.
Isabelle dejó su taza y alcanzó a Thomas.
—¿Qué tal si vamos a la otra habitación y vemos una película?
Thomas levantó los brazos hacia ella y ella lo cargó.
—Gracias —dije y miré a Zachary de nuevo.
—No hay problema —dijo Isabelle—. Estaremos en la habitación
de al lado sin escuchar a los adultos actuar como niños.
—No estoy actuando como un niño —dijo Zachary.
Ignorándonos al resto, Elias parecía ignorar a todos excepto a
Isabelle, agarró el resto de la merienda de Thomas y siguió a Isabelle
a la otra habitación. Un minuto después, escuché que se encendía la
televisión.
—Levi no tuvo nada que ver con esto —le dije.
—Mi sobrino dice lo contrario —dijo Zachary—. Pero supongo que
no lo estamos escuchando.
—Sabes que no es tan simple.
Realmente no lo era. Thomas había repetido su historia de que Levi
lo había llevado a ver el camión grande. Pero también dijo que Levi
era un «hombre de camión de bomberos». No culpaba
completamente a mis hermanos por pensar que podría ser una
broma. Logan podría haberse vestido con su uniforme del
Departamento de Bomberos de Tilikum y convencido a Thomas de
que era Levi. Pero sabía que no lo había hecho. No solo porque Levi
confiaba en sus hermanos. Yo también lo hacía. 416
—No sé, me parece simple —dijo Luke—. Thomas conoce a Levi,
¿verdad?
—Sí, pero eso no significa que esté siendo claro —dije—. Tiene dos
años, no tiene exactamente un vocabulario sofisticado. Podría querer
decir que alguien vestido como Levi lo llevó. Seguía diciendo hombre
del camión de bomberos. Eso podría significar que era alguien que
vestía un uniforme.
—Eso es lo que estoy pensando —dijo Levi—. Podría haber
confiado en un tipo vestido como un bombero.
—¿Y el hecho de que Logan Bailey trabaje para el departamento de
bomberos no está activando las alarmas para nadie más que para mí?
—preguntó Zachary—. Uniforme. Misma cara.
La voz de Levi era un gruñido bajo.
—No. Fue. Logan.
Garrett volvió adentro antes de que Zachary pudiera seguir
discutiendo.
—Jack y un par de oficiales están registrando la Villa y hablando
con la gente. Están tratando de encontrar a alguien que realmente
haya visto algo, pero hasta ahora no han tenido suerte.
—¿Cómo puede un tipo agarrar a un niño e irse con él y nadie lo
ve? —preguntó Theo.
—Thomas obviamente lo acompañó de buena gana —dijo
Garrett—. Estaba todo lleno. Muchas familias paseando. Un tipo con
un niño no se destacaría.
—Sigo diciendo que deberías estar cuestionando a los Bailey —dijo
Zachary—. Y al resto del departamento de bomberos, ya que estás en
eso.
—Gracias por explicar cómo hacer mi trabajo —dijo Garrett.
—Odio preguntar —dijo Josiah, su voz grave sorprendentemente
suave—. ¿Hay alguna posibilidad de que haya sido Josh?
417
Una mayor sensación de tensión llenó la habitación. Si había
alguien en este mundo que mis hermanos odiaban más que a los
Bailey, era a Josh, el padre biológico de Thomas.
—Vaya —dijo Theo, levantando las manos—. Pensé que habíamos
acordado no pronunciar su nombre.
—Es posible que desees mantener tu superstición deportiva fuera
de la vida real —dijo Luke—. No es como si al decir su nombre en voz
alta se convoca como a un demonio.
—¿Estás seguro? —preguntó Theo.
—No he tenido noticias del «donante de esperma» —dije,
enfatizando el hecho de que no estaba diciendo su nombre por el bien
de Theo—. Desde que renunció a sus derechos de paternidad después
del nacimiento de Thomas. Incluso entonces fue a través del abogado.
Estaba feliz de deshacerse de nosotros. No puedo imaginar por qué
aparecería ahora y mucho menos que aparecería e hiciera algo tan
extraño.
—Yo también pensé en eso —dijo Garrett—. Pero Jack ya rastreó su
paradero. Está en su trabajo. En California.
—Así que el imbécil supremo no lo hizo —dijo Theo—. Supongo
que eso es algo.
Zachary se rio entre dientes, probablemente por el comentario del
imbécil supremo. También Levi, lo que pareció enojar a Zachary. Su
mirada volvió a Levi.
—Tal vez no deberíamos estar hablando de esto con ciertas
personas presentes.
—¿En serio, Z? —pregunté—. ¿Puedes dejarlo ir? Nos vamos a
casar. Te das cuenta de eso, ¿verdad?
—¿Podemos enfocarnos en una crisis a la vez? —preguntó Zachary.
Estaba siendo un imbécil, pero había un toque de humor en sus
ojos. Estaba tratando de ver hasta dónde podía empujar a Levi antes
de estallar.
Pero yo era la que estaba a punto de estallar.
418
Levi apretó mis hombros de nuevo, como si pudiera sentir cómo se
me escapaba el control de mis emociones. Cuando habló, su voz era
profunda con convicción.
—Mira, lo entiendo. No te gusto. Tenemos generaciones de
animosidad que superar. Bien. Pero necesito que todos me escuchen
ahora mismo. Me encanta ese niño de ahí. Thomas no es solo un
complemento o algo con lo que tengo que lidiar si quiero estar con
Annika. Él es mío. Haría cualquier cosa por él. Moriría por él. Así que,
si crees que haría algo que pudiera lastimarlo, estás loco. Y si pensara
por un segundo que mis hermanos habían hecho eso, sería el primero
en la fila para hacerlos pedazos. No fuimos nosotros. Y podemos
seguir perdiendo el tiempo discutiendo si esto fue una broma o no,
que no lo fue, o podemos centrarnos en encontrar quién es realmente
el responsable.
Me giré en mi asiento para poder mirarlo, mi corazón estaba a
punto de estallar. Lo amaba tanto.
—Tiene razón —dijo Josiah.
—¿De qué lado estás? —preguntó Zachary.
—Estoy del lado de no ser un idiota —dijo Josiah—. No creo que
fueran los Bailey. No secuestrarían a un niño.
—Ustedes deben dejarnos esto a nosotros de todos modos —dijo
Garrett—. Estamos investigando todas las posibilidades.
—Bien —dijo Zachary, como si magnánimamente concediera un
punto menor—. Tal vez no fue una broma de los Bailey.
—Oh, ¿eso te dolió? —pregunté.
Puso una mano en su pecho.
—Sí, más o menos.
—Eres un idiota.
419
Se puso de pie y agarró su abrigo del respaldo de su silla.
—Pero si resulta que esto fue una broma de los Bailey, todos están
muertos.
—De acuerdo —dijo Theo mientras se levantaba.
Luke y Josiah hicieron lo mismo. No podía decir lo que Luke estaba
pensando. ¿Le creyó a Levi? ¿O todavía albergaba dudas? Mantenía
sus cartas cerca; a menudo no sabía lo que estaba pasando en esa
cabeza suya. En cuanto a Josiah, estaba siendo inusualmente
diplomático. Tal vez la lógica finalmente estaba ganando.
Y tal vez había esperanza de que los Haven y los Bailey se
reconciliaran.
No quería adelantarme. Pero habíamos trabajado juntos para
encontrar a Thomas. Eso tenía que significar algo.
—Llámame si descubres algo nuevo —dijo Josiah. Se volvió hacia
mí—. ¿Necesitas algo esta noche?
—Gracias, pero estaremos bien.
El asintió. Sus ojos se movieron hacia Levi y le dio un rápido
movimiento de barbilla. No era exactamente un abrazo fraternal, pero
era algo.
Todos mis hermanos salieron al frío, dejándonos a mí y a Levi en
la cocina con el sonido de una caricatura navideña entrando a la
deriva desde la otra habitación. Me pregunté si Thomas todavía
estaría despierto. Se había perdido su siesta.
Levi acercó una silla a mi lado y me tocó suavemente la cara.
—¿Cómo lo llevas?
—Estoy bien, creo. Aunque siento que me voy a desplomar pronto
por todo el estrés.
—Ven y quédate conmigo esta noche. Tú y Thomas. Los quiero a
ambos lo más cerca posible de mí.
—Amaría eso. Solo necesito correr a casa y recoger algunas cosas.
—Te acompaño. 420
Sonreí. Podría haberle dicho que no era necesario, pero no quería
estar lejos de él ni por un segundo si no fuera necesario.
—Bueno.
Me apartó el pelo de la cara y me dio un suave beso en los labios.
—Gracias —susurré.
—Quise decir lo que dije. —Su voz era suave y baja—. Haría
cualquier cosa por él. Ambos son míos.
Las lágrimas brotaron de mis ojos. No sabía cómo había tenido
tanta suerte, de tener un hombre que nos amaba a mí ya mi hijo. Pero
estaba tan agradecida.
—Te amo mucho. No sé qué más decir.
—Eso es todo lo que necesitas decir, hermosa. Yo también te amo.
Me besó de nuevo y respiré hondo. Necesitaba aguantar el tiempo
suficiente para llevar a Thomas a casa, alimentarlo con algo parecido
a la cena y meterlo en la cama. Podría desmoronarme cuando él
estuviera dormido por la noche.
Me levanté y Levi me siguió a la sala de estar. De hecho, Thomas
estaba dormido en el sofá, con la cabeza apoyada en una almohada
de cuadros verdes y rojos.
Isabelle saltó del sofá como si la hubiera asustado. Elias se quedó
dónde estaba, al lado de donde ella había estado sentada, pero se
lamió los labios de una manera que me hizo preguntarme…
Ay, Dios mío. ¿Se habían estado besando?
Levanté las cejas hacia Isabelle, pero ella me dio una rápida
sacudida con la cabeza. Tendría que preguntarle más tarde, qué
estaba pasando. A pesar de lo curiosa que era, después de todo, ella
era mi mejor amiga, estaba tan exhausta que todo lo que podía pensar
era en llegar a casa.
O lo que sería pronto mi casa. Nuestra casa. Con Levi.
La realidad de lo que estábamos a punto de hacer me inundó, 421
haciendo que todos mis miedos y ansiedades se fueran volando como
nieve fresca. Levi iba a casarse conmigo y ser el padre de mi hijo. Él
nos amaba a los dos. E íbamos a ser una familia.
Claro, mis hermanos, Zachary, en particular, todavía estaban
escépticos. Y claro, la línea de chismes de Tilikum iba a estar en llamas
con historias sobre lo que había sucedido hoy. Pero me traía sin
cuidado. No tenía importancia. Levi y yo éramos los que importaban.
Y esta noche, iba a descansar en sus brazos, segura y protegida, con
mi hijo, nuestro hijo, durmiendo cerca. Y no había ningún lugar en la
tierra en el que preferiría estar.

422
Capítulo 44
Annika
Me desperté con la sensación de los brazos de Levi a mi alrededor.
Me acurruqué contra él, amando su calidez y cercanía. No se filtraba
la luz a través de la cortina, pero a estas alturas del año, el sol no
saldría hasta bien pasadas las siete.
Me acercó más y me habló suavemente al oído.
—No quiero moverme.
—¿Es de mañana?
—Sí.
Thomas y yo nos habíamos quedado con Levi de vez en cuando
desde el incidente en la Villa Navideña. En las noches que Levi estaba
de servicio, volvíamos a la casa de mis padres. De lo contrario,
estábamos aquí. Y había sido asombroso. Pasamos tiempo saliendo,
solo nosotros tres, e incluso tuvimos nuestra propia pequeña
celebración navideña. Anoche habíamos ido a cenar al Caboose, un
restaurante tradicional de los Bailey en el que nunca había estado. Las
miradas y los susurros aún nos seguían por el pueblo, pero decidimos
ignorarlos.
Lo sentí tomar una respiración profunda, su pecho subía y bajaba
contra mí.
—Mañana.
Una sonrisa apareció en mi rostro. 423
—Mañana.
Mañana era el gran día. Nuestra boda.
Con otro fuerte apretón y un ligero beso en mi oreja, se levantó. El
jefe Stanley había modificado el horario de Levi para que pudiera
tomarse un tiempo libre para la boda, pero eso significaba que tenía
que estar de servicio hoy. Estaría libre a las ocho de la mañana, lo que
nos daría mucho tiempo.
Me subí las sábanas hasta el hombro e inmediatamente extrañé su
calor.
Pero así es la vida y no podíamos estar todo el día en la cama.
Especialmente porque era probable que Thomas se despertaría en
cualquier momento.
Habíamos arreglado la antigua habitación de Gavin para Thomas
y le encantó. No entendía exactamente lo que significaba que mamá
y Levi se iban a casar, aunque parecía gustarle la idea de mudarse a
una nueva habitación en la «casa de Evi». Una cosa era segura,
confiaba en Levi, lo cual era enorme para un niño como él.
Y para mí.
Me levanté mientras Levi se duchaba y pronto salió Thomas. Levi
tenía que llegar a la estación de bomberos, así que después de que se
despidió de los dos, básicamente derritiendo mis ovarios con la forma
en que levantó a Thomas y lo abrazó, preparé el desayuno. Pequeños
estallidos de alegría me invadieron mientras me movía por la cocina.
Esto ya me resultaba muy familiar.
Después del desayuno, decidí regresar a la casa de mis padres.
Todavía tenía que empacar, sin mencionar los detalles de última hora
de la boda.
Los caminos estaban despejados, aunque se pronosticaba nieve
para el final de la tarde. Aparqué enfrente, junto al auto de mi madre,
y llevé a Thomas adentro.
Mamá estaba en la cocina y Thomas corrió hacia ella antes de que
pudiera quitarle el abrigo y las botas. Ella lo levantó y lo abrazó. 424
—Ahí está mi dulce niño —dijo—. ¿Te divertiste con Levi?
El asintió.
—Quiero bodillo.
—¿Ya quieres un bocadillo? —pregunté—. Acabas de desayunar.
—Bodillo —dijo con confianza.
—Te lo juro, siempre tiene hambre. —Colgué mi abrigo en un
gancho. Todavía necesitaba sacar su mochila del auto, pero lo haría
más tarde.
—Espera a que sea un adolescente. —Mamá lo puso en una silla en
la mesa de la cocina—. No estoy segura de cómo logramos alimentar
a seis adolescentes a la vez.
—No sé cómo hiciste algo con seis adolescentes.
—Es como cualquier otra cosa. De alguna manera te las arreglas,
incluso cuando miras hacia atrás y no estás segura de cómo lo hiciste.
—Sacó una naranja del refrigerador y la puso sobre la encimera.
Mamá se había disculpado profusamente por haber perdido el
rastro de Thomas ese día. Le aseguré que no estaba enojada. Podría
habernos pasado a cualquiera de nosotros. Sabía muy bien lo fácil que
podía desaparecer.
—Puedo hacer eso. —Tomé la naranja y comencé a pelarla.
—¿Alguna noticia de Garrett?
—No. Hablé con él ayer y no tienen ninguna pista. Y en caso de que
Zachary no esté convencido, descartaron a todos los hermanos de
Levi.
—Por supuesto que lo hicieron. Todos sabemos que los Bailey no
secuestrarían a un niño.
—Díselo a Z.
Ella suspiró.
—Es demasiado impulsivo para su propio bien. 425
Puse los trozos de naranja en un plato y lo puse frente a Thomas.
—Ojalá tuvieran una pista. O algo.
—No es tan sorprendente. La gente viene de todas partes para
visitar la Villa Navideña. Quienquiera que haya sido, probablemente
se fue mucho antes de que encontraras a Thomas.
Probablemente mamá tenía razón, pero era muy inquietante.
Alguien había agarrado a mi hijo y lo había dejado en un granero.
¿Para qué? ¿Para asustarme como el infierno? Misión cumplida.
¿Y por qué Thomas había dicho que era un hombre de camión de
bomberos? ¿Había estado vestido con un uniforme del Departamento
de Bomberos de Tilikum? ¿Simplemente había visto el camión de
bomberos que Thomas llevaba y lo había usado como cebo?
Todavía había tantas preguntas y me preguntaba si alguna vez
íbamos a obtener las respuestas.
Estar con Levi había hecho mucho para aliviar mis miedos. Me
sentía segura con él. Si había alguien merodeando por Tilikum,
esperando otra oportunidad para arrebatarme a mi hijo, Levi se
aseguraría de que no sucediera. Pero no podía estar con Levi cada
segundo de cada día. Él tenía que trabajar. Yo también, una vez que
las cosas volvieran a la normalidad después de la boda.
Respiré hondo para calmar la creciente ola de miedo y le di a
Thomas un vaso de agua. Ciertamente estábamos a salvo aquí y no
tenía que ir a ningún lado hoy. Podríamos refugiarnos en la casa de
mis padres y podría hacer algunas maletas. Garrett y el resto del
departamento del sheriff estaban haciendo todo lo posible.
El resto de la mañana pareció pasar en un abrir y cerrar de ojos.
Thomas jugó con sus juguetes mientras yo empacaba mis materiales
de manualidades. Papá llevó a Thomas afuera a jugar en la nieve por
un rato. Cuando entraron, preparé para todos un almuerzo tardío y
después, puse a Thomas a dormir la siesta. Tenía la sensación de que
iba a dormir por lo menos un par de horas. Estaba exhausto de tanta
diversión al aire libre con papá.
426
Levi envió un mensaje de texto para ver cómo estábamos. Le
aseguré que estábamos bien.
Inmediatamente después del mensaje de texto de Levi, recibí una
llamada de Marigold.
—Hola —respondí.
—Hola, mi pequeña y encantadora futura novia. ¿Cómo estás?
—Estoy bien. ¿Realmente me voy a casar mañana?
—Seguro que lo harás. Solo llamaba para decirte que hoy no tienes
que mover un dedo. Quiero que no hagas absolutamente nada más
que relajarte.
—Y empacar.
—Bien, puedes empacar. Pero no hagas demasiado. ¿Cómo está
Thomas?
—Está durmiendo la siesta después de jugar en la nieve con papá.
—Qué lindo —dijo ella—. Así que odio sacar el tema, pero...
¿Garrett ha encontrado algo?
—Aún no. Dijo que hablaron con alguien que podría haber visto a
un tipo cargando a Thomas a través de los árboles que pueden cortar
los visitantes, pero su descripción era muy vaga. Supuso que era solo
un padre con su hijo, así que no miró de cerca ni nada.
—Es tan espeluznante que un tipo simplemente lo cargó y se fue
con él. Lo siento, no quiero hacerte sentir peor.
—Estoy bien. Tienes razón, es espeluznante. Me estoy volviendo
loca, no sé por qué alguien haría eso. Obviamente estoy tan contenta
de que no hayan lastimado a Thomas, pero... ¿por qué dejarlo en un
granero? ¿Cuál era el propósito?
—Tengo una teoría. —Hizo una pausa—. Esto va a sonar loco, pero
escúchame.
—Bueno.
427
—Entonces, al principio tus hermanos culparon a Levi y sus
hermanos, ¿verdad?
—Principalmente Z, sí.
—¿Y si ese fuera el punto? Estaban tratando de incriminar a los
Bailey y hacer que pareciera que lo habían hecho como una broma.
Mi frente se arrugó.
—¿Por qué alguien haría eso?
—El motivo es donde mi teoría falla, lo cual, lo admito, la hace
bastante débil. Solo estaba pensando, si alguien quisiera irritar a tus
hermanos, hacerlos enojar con los Bailey sería una buena manera de
hacerlo.
—Eso es cierto. Simplemente no sé por qué alguien querría causar
problemas con la disputa.
—Yo tampoco lo sé. Pero… ¿no te parece curioso que hayan
sucedido cosas extrañas de las que ninguna de las partes se atribuye
el mérito? Como los frenos de Logan Bailey. Tus hermanos nunca
harían algo así, pero... ¿y si alguien quisiera intensificar la disputa?
Así que trataron de hacer que pareciera que tus hermanos hicieron
algo horrible.
—De nuevo, ¿por qué alguien haría eso?
—Probablemente estoy equivocada. No sé quién querría empeorar
la enemistad. ¿Pero y si alguien lo hiciera?
—Esa sería la manera correcta de hacerlo.
—Esta es una pregunta extraña y probablemente he estado leyendo
demasiado suspenso romántico últimamente, pero... ¿tus hermanos
tienen enemigos? Quiero decir, además de su animosidad desde hace
muchos años con los Bailey.
—Ninguno que yo sepa.
—¿Qué pasa con Levi?
—No. Definitivamente no los tiene. No estoy segura acerca de sus
hermanos, pero él nunca mencionó a nadie. 428
—Me preguntaba si podría haber un motivo allí en alguna parte.
Ya sabes, alguien que intenta crear problemas y usa la disputa para
hacerlo.
—Esa en realidad no es una mala teoría. Simplemente no lo sé.
Hablaré con Levi al respecto. Quizá tenga algunas ideas.
—Bueno. No tienes que hacerlo si crees que suena tonto. Solo
estaba pensando.
—No es tonto. Tenemos que pensar afuera de la caja. Como dijiste,
todo esto es tan espeluznante.
—Quién sabe —dijo, su voz frívola—. Tal vez alguien está tratando
de evitar que tú y Levi se casen.
Me reí.
—¿Por qué? ¿Para asegurarse de que la disputa nunca termine? ¿O
porque Levi tiene una admiradora secreta que lo quiere para ella?
—Tal vez tienes un admirador secreto que te quiere para él.
—Ahora estás siendo absurda.
—Lo sé, lo sé. Solo… ten cuidado si vas al pueblo o algo así.
Especialmente si estás sola.
—Lo haré. No te preocupes por mí. Estaré bien.
—Oh, mi próxima cliente acaba de entrar. Tengo que irme.
Llámame si descubres algo nuevo. De lo contrario, te veré mañana en
la viña.
—Suena bien. Adiós Mari.
Terminé la llamada y dejé mi teléfono.
Gracias a Mari, no tenía mucho que hacer para prepararme para la
boda de mañana. Pero quería empacar un poco más mientras Thomas
dormía la siesta.
Eso me recordó. Había dejado la mochila de Thomas en mi auto.
Necesitaba lavar una carga de su ropa. El chico parecía pasar por una
docena de camisas a la semana. 429
La nieve caía afuera, grandes copos caían a la deriva a través de los
pinos que rodeaban la casa de mis padres. Salía humo de la chimenea
del taller. Al parecer, papá estaba jugando con algo. Pensé en
comprobarlo para asegurarme de que no estaba fumando cigarrillos
a escondidas, pero decidí dejarlo en paz al respecto. Si iba a renunciar
definitivamente, tenía que decidir hacerlo por sí mismo.
Salí a mi auto y aparté la nieve que ya se había acumulado en la
manija de la puerta. Antes de que pudiera abrirla, un movimiento en
el rabillo del ojo me llamó la atención, como si alguien estuviera
caminando por nuestro largo camino de entrada.
Mi corazón dio un vuelco y una oleada de adrenalina me atravesó.
Me di la vuelta, pero no había nadie allí.
Genial, ahora estaba viendo cosas. Había estado
comprensiblemente nerviosa desde el secuestro de Thomas, pero esto
se estaba volviendo ridículo.
Una mano grande me tapó la boca desde atrás y tuve el
pensamiento más estúpido, «oh bien, no estaba viendo cosas.
Realmente había alguien».

430
Capítulo 45
Levi
Cogí una pala llena de nieve y la tiré a un lado. Logan y yo
habíamos retirado toda la nieve, despejando la acera desde el
estacionamiento hasta la entrada principal de la estación de
bomberos.
Logan se detuvo con la hoja de su pala de nieve hacia abajo.
—Hace un frío de mierda aquí.
Hacía frío, pero no me importaba. Trabajar duro ayudaba a pasar
el tiempo entre llamadas. Y nunca había estado más ansioso por que
terminara un turno.
Me casaría con Annika mañana. El tiempo no podía pasar lo
suficientemente rápido.
—Ya casi hemos terminado —dije.
—Sí. ¿Cómo están Annika y el pequeño?
—Están bien. Se quedarán en casa de sus padres por la noche.
—Bien. No quiero que estén solos. —Paleó un montón de nieve—.
¿Estás seguro de que están a salvo allí? ¿Necesitamos intervenir y
tomar turnos o algo así?
Le sonreí. Definitivamente, las cosas estaban empezando a cambiar
si Logan quería reunir al escuadrón de guardaespaldas Bailey para
una Haven.
431
—Estarán bien. Dudo que sus hermanos estén dejando algo al azar.
—Me parece bien. Sin embargo, está jodido, ¿verdad? ¿Todavía no
saben quién lo hizo?
—En serio jodido. Pero estoy convencido de que quienquiera que
fuera vestía una chaqueta del Departamento de Bomberos de
Tilikum. O al menos algo que se pareciera a una.
—Supongo que no sería tan difícil conseguir una. Lo que no puedo
entender es por qué. ¿Por qué agarrar a un niño y llevarlo a un
granero y luego dejarlo allí?
—Es casi como si trataran de hacer que pareciera una broma a
propósito.
—¿Crees que nos tendieron una trampa?
—Sé que suena loco, pero sí. Tal vez.
—No crees que sus hermanos lo hicieron, ¿verdad?
—¿Por qué, para que pareciera una broma de los Bailey y Annika
me odiara y cancelara la boda?
—Claramente has pensado en esto —dijo.
No se lo había admitido a Annika, pero la idea cruzó por mi mente.
Los hermanos Haven, especialmente Zachary, no querían que me
casara con su hermana. Se apresuró a culparnos y llamarlo una
broma.
—Sí, lo he pensado. Pero Thomas conoce a sus tíos. No habría sido
tan ambiguo, llamando al tipo «hombre del camión de bomberos». Él
habría sabido quién era.
—Aunque dijo que eras tú, y obviamente no lo eras, así que tal vez
Annika necesite que le revisen los ojos. —Me señaló con el dedo—. O
tal vez fue Reese Haven. Probablemente Thomas nunca lo haya
conocido.
—Si Reese Haven estuviera en el pueblo, eso causaría casi tanto
cotilleo como una boda de un Bailey con una Haven. Lo sabríamos.
—Cierto. 432
Un pensamiento apareció en mi cabeza.
—Tal vez fue otra persona, vestida para que Thomas pensara que
era un bombero. Alguien que Thomas no conocía. Como el…
—Tipo que golpeó a Gavin…
—Afuera de Quick Stop —terminé.
—Mierda, Sherlock Brolmes20. Ese podría ser el tipo. Le pagan para
atacar a Gav, luego lo traen de vuelta para incriminarnos por una
broma demasiado pesada.
Tomé una respiración profunda. Tiene sentido. Pero algo al
respecto no cuadraba bien.
—No sé. Simplemente no puedo verlos haciéndole eso a su
hermana. La aman, no la harían creer que habían secuestrado a su
hijo.
—Tendré que creer en tu palabra con eso. No los conozco lo
suficiente como para afirmarlo. —Se enderezó y entrecerró los ojos,
sus ojos en algo detrás de mí—. Hablando de los hermanos Haven,
creo que al menos uno de ellos acaba de aparecer.
—¿Qué?
Me di la vuelta justo cuando la camioneta de Zachary se deslizó
hasta detenerse en la calle frente a la estación de bomberos. Pero no
estaba solo. Luke y Theo salieron de la camioneta con él. Los tres
hermanos Haven se concentraron en mí y comenzaron a caminar
hacia nosotros. Y claramente no estaban contentos.
—¿Qué carajo? —murmuró Logan.
Era una pregunta justa. Parecía que querían pelear y eso nunca
había sucedido cuando estábamos de servicio. Era una regla tácita de
la disputa.
Por otra parte, eso fue cuando no estaba saliendo con nadie del otro
bando.
—¿Dónde está ella? —gritó Zachary.
Dejé caer la pala. 433
—¿Qué pasó?

20Broma de Logan para referirse a sus hermanos, en este caso combinando la palabra en inglés
hermano y Sherlock Holmes, el detective británico.
—¿Qué diablos hiciste con ella?
Mi corazón se aceleró.
—He estado de servicio desde las ocho de la mañana. ¿Qué pasó?
—No podemos encontrar a Annika. —La voz de Theo era un poco
menos antagónica que la de su hermano—. ¿Sabes dónde está?
—Está en casa de tus padres.
—Estaba —dijo Luke—. Pero ya no está. Hemos buscado por todas
partes.
Me acerqué, la adrenalina corriendo por mis venas.
—¿Dónde está Thomas?
—Está bien —dijo Luke—. Se despertó de su siesta y empezó a
preguntar por ella. Nuestra mamá pensó que estaba en su habitación,
pero no estaba allí.
—Bailey, lo juro por Dios, si la lastimas, te mataré —gruñó Zachary.
—Él ha estado aquí, imbécil —dijo Logan—. No pudo haberle
hecho nada.
—Podría haber contratado a alguien —dijo Zachary.
—¿Qué, como cuando contrataste a un tipo para secuestrar a tu
propio sobrino para que pareciera que lo hicimos nosotros? —
preguntó Logan.
—¿Qué? —preguntó Zachary—. ¿Por qué diablos haríamos una
mierda como esa?
—Para meterse en los asuntos de tu hermana y evitar que se case
con Levi —dijo Logan, como si fuera la cosa más obvia del mundo.
—¿Qué demonios? —preguntó Theo—. ¿Crees que fingiríamos un
secuestro?
—No lo sé —dijo Logan—. Contrataste a un imbécil para atacar a
434
Gavin. Tal vez lo harías.
—No contratamos a nadie para atacar a Gavin —dijo Luke—.
¿Dónde escuchaste eso?
—Nos culpas por el cierre del Timberbeast, luego atacan a Gavin
—dijo Logan—. ¿Cómo es eso una coincidencia?
—Lograron cerrar el Timberbeast —dijo Zachary—. Eso fue bajo,
pero no nos rebajaríamos a su nivel.
—No tuvimos nada que ver con el Timberbeast —dijo Logan,
alzando la voz.
—Entonces, ¿quién diablos lo hizo? —preguntó Theo.
—Diablos, si tan solo lo supiera.
—Cierren la puta boca —grité—. No me importa quién hizo qué.
¿Cuánto tiempo ha estado desaparecida Annika?
—Probablemente unas pocas horas —dijo Luke.
—Su auto todavía está en casa de nuestros padres —dijo Theo—.
Estaba abierto y ella tenía cosas en el asiento trasero.
—¿Qué pasa con su teléfono?
—En la casa —dijo Theo—. También está el abrigo que mamá dijo
que estaba usando cuando llegó a casa esta mañana.
—¿En serio no sabes dónde está? —El tono de Zachary traicionó
una pizca de miedo.
—No. Te lo dije, he estado de servicio desde esta mañana. ¿Han
llamado a sus amigas?
—No la han visto —dijo Luke—. Marigold habló con ella hoy
temprano pero no sabe dónde está ahora. Dijo lo mismo que tú, se
suponía que debía estar en casa de nuestros padres.
—¿Qué pasa con las huellas de los neumáticos? ¿Alguien llegó a la
casa de tus padres? 435
—No vieron a nadie —dijo Theo—. Y no hay huellas, aunque ha
estado nevando durante horas. Sería difícil saberlo.
Mi corazón se aceleró y el miedo me llevó a imaginar lo peor.
Primero Thomas, ¿y ahora esto? No podía ser una coincidencia.
—Creo que alguien nos está jodiendo —dije—. A todos nosotros.
Pero primero, tenemos que encontrar a Annika.
—Voy a decirle al jefe —dijo Logan—. Y llamaré a mi esposa. Con
suerte, tiene algún amigo mercenario aterrador que esté lo
suficientemente cerca como para venir a ayudar.
—Gracias. —Me volví hacia los hermanos de Annika—. Por favor,
díganme que miraron en ese granero afuera de la Villa Navideña. Si
es el mismo tipo que se llevó a Thomas, tal vez la llevó allí.
—Nuestro papá y Josiah están allí ahora —dijo Luke—. Ella no
estaba.
—Mierda. —Quería arremeter y golpear algo, pero perder los
estribos no ayudaría a encontrarla—. Llamaré a Evan. Su perro podría
ser capaz de olfatear algo. ¿Alguien revisó mi casa?
—Papá y Josiah lo hicieron, antes de ir a la Villa —dijo Luke—. No
pudieron entrar, pero no parecía que hubiera alguien allí.
—Asher vive al lado. Haré que la revise para asegurarme. —No
pensé que la encontraríamos en mi casa. ¿Para qué iba a ir allí y cómo,
si no había cogido su auto? Además, no se habría ido sin Thomas—.
Deberíamos hacer que la gente revise el centro. ¿Llamaron a la
policía?
—Oh sí. El alguacil Cordero está en eso.
Los miré a los tres.
—¿Ustedes realmente no atacaron a Gavin?
—No —dijo Luke, su tono decisivo.
—¿Ustedes realmente no cerraron el Timberbeast? —preguntó
Zachary. 436
—No —dije.
—Entonces quizás tengas razón —dijo Zachary—. Tal vez alguien
nos está jodiendo.
Asentí.
Zachary dio un paso adelante y me tendió la mano.
—Primero encontraremos a Annika. Luego encontraremos a los
hijos de puta que hicieron todo esto.
Tomé su mano y la estreché.
—Se arrepentirán del día en que se cruzaron con nosotros.
—Mierda, sí, lo harán.
Fue la cosa más extraña. La electricidad parecía crepitar en el aire,
como si se hubiera cruzado una línea. Se había logrado algo que
nunca se había hecho antes.
La disputa entre los Bailey y los Haven acababa de zanjarse.
¿Duraría? No tenía ni idea. Pero lo que había comenzado cuando
trabajamos juntos para buscar a Thomas cobró nueva vida cuando
Zachary me estrechó la mano. Tenía la sensación de que Tilikum
nunca volvería a ser el mismo.
Todo eso pasó por mi mente en un instante. Primero,
necesitábamos encontrar a Annika y necesitábamos encontrarla
ahora.

437
Capítulo 46
Annika
Este era el secuestro más extraño del que había sabido.
Un hombre me agarró justo afuera de la casa de mis padres y me
arrastró detrás de mi auto, fuera de la vista de las ventanas. No es que
nadie lo hubiera visto suceder. Mamá estaba viendo una película y
trabajando en una manta tejida y papá ocupado en el taller.
Solo había vislumbrado brevemente a mi atacante mientras me
ataba las muñecas y los tobillos y me amordazaba con un paño. Lo
suficiente para saber que llevaba un pasamontañas y gafas de sol
antes de ponerme una bolsa de tela en la cabeza.
Me recogió, me llevó a un auto y me dejó en el maletero. Luego me
llevó a alguna parte, me sacó del maletero y me llevó adentro.
Adentro de dónde, no lo sabía. Pero hacía algo de calor y yo estaba
en un sofá.
Por alguna razón, esa fue la parte más rara. ¿Por qué me había
puesto en un sofá?
Todavía estaba atada con bridas, amordazada y cegada por la bolsa
de tela sobre mi cabeza. Me pregunté ociosamente si era una funda
de almohada negra. Al menos no olía mal. Cada vez que había visto
un secuestro en las películas donde a la víctima le ponían una bolsa
en la cabeza, siempre parecía ser algo asqueroso y sucio.
El hecho de que no fuera una bolsa apestosa no ofrecía mucha 438
comodidad. Me dolía la mandíbula por la mordaza y tenía la boca
horriblemente seca. La sensación inicial de terror paralizante se había
desvanecido y ahora tenía una mezcla de miedo y confusión.
¿Dónde estaba? ¿Y por qué?
Era difícil discernir el paso del tiempo, pero parecía que había
estado aquí por lo menos una hora o dos. Después de que mi atacante
me llevó adentro, me colocó en este sofá y, sin decir una sola palabra,
se fue.
Tantos miedos se arremolinaron en mi mente. ¿Thomas estaba
bien? Aunque sabía que estaba con mis padres, no pude evitar
preocuparme por él. ¿Alguien se había dado cuenta de que me había
ido? ¿Estaban buscándome?
¿Iba a morir aquí?
Era un pensamiento tan horrible que tuve que apartarlo. No podía
morir ahora. ¿Qué le pasaría a Thomas? Y estaba a punto de casarme
con el hombre de mis sueños.
Tomé algunas respiraciones profundas para aliviar el creciente
pánico. El aire era cálido y sofocante alrededor de mi cara y las bridas
se clavaban en mi piel. Isabelle una vez nos había mostrado a
Marigold y a mí un video de cómo romper las bridas. ¿Por qué no
había prestado atención?
¿Quién hubiera pensado que alguna vez lo necesitaría? Yo no era
el tipo de persona que es secuestrada. Soy solo una madre soltera
normal que vivía en un pueblo pequeño y tenía dos trabajos de medio
tiempo. Solo una chica tratando de hacer lo mejor que puede. ¿Por
qué alguien haría esto?
No podía entenderlo.
¿Levi sabía que estaba desaparecida? ¿Estaba buscándome?
El pánico trató de apoderarse de mí nuevamente, mis extremidades
comenzaron a temblar y mi corazón se aceleró. Me dije a mí misma
que mantuviera la calma, pero no estaba funcionando. Se sentía como
si estuviera girando en la cima de una cascada de miedo. Había
estado flotando en el agua, de alguna manera me mantuve alejada de
439
la caída rugiente. En cualquier segundo podría perder la batalla y caer
al precipicio del terror.
Un ruido metálico sordo me sacó del borde, dándome algo más en
lo que concentrarme. Un segundo después, la puerta se abrió,
trayendo consigo una ráfaga de aire frío de invierno. Me invadió una
intensa necesidad de correr, pero no podía. No podía ver, no podía
levantarme, realmente no podía hacer nada. Así que metí mis piernas
atadas debajo de mí, vagamente deseando poder desaparecer entre
los cojines del sofá.
La puerta se cerró y unos pasos fuertes se acercaron.
—No voy a lastimarte —dijo una voz masculina. No lo reconocí—.
Voy a quitarle la bolsa y la mordaza. Si cooperas, incluso te desataré.
¿Entiendes?
La perspectiva de poder ver y quitarme el horrible trapo de la boca
era extrañamente emocionante. Asentí.
Sacó la bolsa y parpadeé a la luz. A través de la borrosidad
momentánea, pude ver a un hombre que llevaba un pasamontañas y
gafas de sol. Parecía un pequeño cliché, pero ciertamente no podía
ver su rostro. Ni siquiera sus ojos. Metió la mano detrás de mi cabeza
y desató la mordaza.
Moví mi mandíbula un par de veces, haciendo una mueca por la
rigidez.
—Lo siento por eso —dijo.
¿Estaba arrepentido? Me secuestró, me ató, me amordazó, me puso
una bolsa en la cabeza y me arrastró a alguna parte, ¿y lo lamenta?
—¿En serio? —pregunté—. ¿Lo siente?
Se encogió de hombros, como si realmente no le importara.
—Te traje una hamburguesa y papas fritas. Eso es todo lo que
tendrás por esta noche, así que, si quieres ser una mocosa y tirarlas al
suelo o lo que sea, solo debes saber que no volveré con más comida
hasta mañana. 440
Ahora que lo mencionó, pude oler el grasiento aroma de una
hamburguesa y papas fritas de comida rápida. Eso y el humo rancio
del cigarrillo.
—¿Me está alimentando?
—Sí. —Su voz era indiferente y señaló una pequeña mesa con una
bolsa manchada de grasa—. La comida está ahí. Hay un baño a través
de esa puerta. No pierdas el tiempo revisando los armarios, están
vacíos. Me aseguré de que hubiera papel higiénico, así que de nada.
Lo miré boquiabierta.
—¿De nada? ¿Me secuestró y se supone que debo estar agradecida
de que haya traído papel higiénico?
Se volvió hacia mí.
—Oh, sí.
—¿Quién es usted? ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué estoy aquí?
—En realidad no crees que voy a decirte nada de eso, ¿verdad?
No, probablemente no lo haría. Y sin la más mínima idea de lo que
estaba pasando, no podía pensar en ninguna pregunta para hacerlo
tropezar o formas de engañarlo para que me diera información.
—Está bien, entonces me trajo comida y papel higiénico. ¿De
verdad va a desatarme o tengo que descubrir cómo orinar con las
manos atadas?
Se cruzó de brazos. Estaba vestido con un abrigo gris oscuro, jeans
y botas negras. Más o menos lo mismo que la mitad de Tilikum usaba
en invierno, menos el espeluznante pasamontaña y las gafas de sol,
por supuesto.
—¿Te vas a comportar?
¿Me iba a comportar?
Él era un hombre grande. No tenía idea de dónde estábamos.
Parecía una casa pequeña o una choza, pero no había ventanas y las
paredes estaban revestidas con lo que parecían paneles alfombrados.
Una sola luz en el deslucido techo del cielo falso iluminaba el 441
pequeño espacio. El piso también estaba alfombrado y había algunos
estantes vacíos y un armario en una pared. Una puerta conducía a un
baño. Aparte de eso, no había nada aquí. Solo el sofá en el que estaba
sentada y la mesita con la bolsa de lo que aparentemente era mi cena.
No había armas potenciales. Nada suelto que pudiera agarrar para
golpearlo en la cabeza. Si intentaba correr hacia la puerta, me ataría
de nuevo.
No tenía muchas opciones.
—Bien.
Sacó un cúter de su bolsillo. Esa era un arma, pero él la tenía y las
posibilidades de que pudiera tomarla eran bastante bajas. Se acercó a
mí sin ninguna preocupación aparente de que pudiera hacerle daño
y cortó las ataduras de mis muñecas y tobillos.
Giré mis manos y flexioné mis pies.
—¿Y ahora qué?
Hizo un gesto hacia la mesa.
—Puedes comer si quieres. Después de eso, realmente no me
importa. Regresaré mañana para ver cómo estás y traer algo más de
comida.
—¿Me dejará aquí?
—Sí, obviamente.
—¿Cuánto tiempo me retendrá aquí?
—No te preocupes por eso. Solo coopera y pasa el rato aquí por un
tiempo y estarás bien. Nadie tiene que salir lastimado.
—¿Se supone que debo sentarme aquí hasta que decida dejarme ir?
—Sí.
Esto era tan extraño.
—Estoy confundida.
442
—Mira, esto no es personal. Son solo negocios. Hay mucho dinero
en juego. —Bajó la voz, como si hablara consigo mismo—. Mas vale
que haya.
—¿Qué dinero? Si cree que mi familia va a pagar un gran rescate o
algo así, eligió el objetivo equivocado. Nosotros no tenemos nada.
—No trates de salir. La puerta se cierra desde el exterior. Y no
pierdas el tiempo pidiendo ayuda a gritos. El lugar está insonorizado.
Nadie puede oírte. Como dije, si cooperas, te traeré comida y agua.
Estarás en casa en poco tiempo.
—¿Y si no coopero?
Suspiró, como si todo esto fuera un gran inconveniente.
—Realmente no quiero lastimarte. Simplemente no vayamos allí,
¿de acuerdo?
—¿Quién es usted?
—De nuevo, no tengo idea de por qué crees que respondería eso.
Me desplomé contra el sofá, sintiéndome derrotada. Me sentí
aliviada de que no pareciera tener la intención de matarme, es decir,
si pudiera creer todo lo que dijo. Era un secuestrador, después de
todo. Eso no lo hacía exactamente digno de confianza.
Pero estaba tan confundida. ¿Por qué alguien me haría esto? ¿De
qué dinero estaba hablando?
—¿Puede decirme cuánto tiempo me va a tener aquí?
—No.
—Usted no lo entiende. Me caso mañana.
—Sí. Lo sé. Puedes reprogramar o algo así.
—Es horrible, ¿lo sabía? No sé qué le pasó para convertirse en un
ser humano tan horrible. Tal vez su mamá no lo amó lo suficiente o
tiene problemas con su papá o su novia de la secundaria lo engañó y
le rompió el corazón, pero sea lo que sea, no hace que esto esté bien.
No puede simplemente secuestrar a una mujer y retenerla en una
choza espeluznante. Alimentarme tampoco lo hace mejor. 443
No se movió por un largo momento. Sólo me miró. O al menos,
supuse que me miraba fijamente. No podía estar segura, ya que no
podía ver sus ojos.
—Lo que sea. —Se volvió hacia la puerta—. Come. No comas. Me
importa una mierda. Te veré mañana.
—Espere, no…
Salió y cerró la puerta detrás de él.
El sonido metálico que escuché antes debe haber sido él abriendo
las cerraduras. Era apagado y apenas audible. Eso probablemente
significaba que no estaba mintiendo acerca de que este lugar estaba
insonorizado.
¿Quién tenía una habitación insonorizada en Tilikum? No
habíamos estado en el auto el tiempo suficiente para ir muy lejos.
Parecía que aún estábamos en el pueblo o al menos en las afueras.
Pero no conocía un lugar con insonorización.
Con una sensación de resignación cansada, estaba bajando toda la
adrenalina, me levanté para usar el baño y tomar la comida que había
traído. Probablemente no estaba envenenada.
Aunque sabía que no tenía sentido, sacudí el pomo de la puerta, en
caso de que todo esto fuera una broma extraña y no estuviera
realmente encerrada.
Lo estaba. Y nadie que yo conociera haría una broma como esta. No
mis hermanos. No los Bailey. De ninguna manera.
¿Qué estaba haciendo Thomas en este momento? ¿Y qué hay de
Levi? Un pensamiento horrible se abrió camino a través de mi mente.
¿Y si Levi pensara que lo dejé? Que me escapé por alguna loca razón
y no quería casarme con él. Lógicamente, sabía que eso era ridículo.
Como mínimo, sabría que nunca dejaría a mi hijo.
¿Pero me estaba buscando? Si lo estaba, ¿había alguna posibilidad
de que me encontrara? ¿O estaba atrapada aquí hasta que el
espeluznante tipo del pasamontaña decidiera dejarme ir?
Dejé la comida donde estaba. No tenía apetito. Lo último que 444
quería ser era una damisela en apuros. Ser madre soltera me había
enseñado mucho sobre cómo cuidarme, asumir la responsabilidad de
mi propia vida y ser mi propio héroe.
Pero ahora, me sentía tan impotente. Realmente necesitaba un
héroe que me salvara.

445
Capítulo 47
Levi
Cada músculo de mi cuerpo estaba tenso. Mis manos agarraron el
volante mientras seguía a Zachary hacia la casa de los Haven, una
fuerte resolución fluía por mis venas. Íbamos a encontrarla. No había
otra opción.
Asher y Grace habían revisado mi casa, dejándome agradecido por
una vez de que tenían una llave, pero estaba vacía, sin señales de que
alguien hubiera estado allí. No esperaba que la encontraran allí, pero
el pequeño atisbo de esperanza de que todo esto fuera una especie de
loco malentendido y que ella aparecería en un lugar normal, con una
explicación perfectamente buena de cómo llegó allí, se estaba
desvaneciendo rápidamente.
Ella había dejado su auto. Su teléfono. Su bolso, con su billetera,
identificación y tarjetas de crédito. Ni siquiera se había llevado un
abrigo, que yo supiera.
Y ella nunca, nunca dejaría a Thomas así.
Gavin estaba de descanso hoy, por lo que él y Skylar se reunirían
con Luke para buscar en el centro. Revisarían los restaurantes y las
tiendas, preguntarían si alguien la había visto y correrían la voz de
que estaba desaparecida. Aparentemente, la Abue estaba con ellos;
ella había insistido. Asher y Grace se habían unido con Theo para
buscar en el área alrededor de la Universidad de Tilikum.
Aún no había tenido noticias de Logan. El jefe nos había liberado a 446
ambos del servicio, pero Mavis Doolittle había presentado otra queja
dudosa, por lo que Logan tuvo que esperar a que nuestros
reemplazos llegaran a la estación de bomberos antes de irse. Lo
último que supe fue que Cara estaba en camino a recogerlo y
planeaban buscar en algunas de las áreas más remotas, como la
cabaña del crimen y el lago. Paul y Josiah estaban revisando la granja
de árboles de Navidad y los huertos circundantes.
El largo camino de entrada de los Haven estaba lleno de baches y
resbaladizo por la nieve y el hielo. Maldita nieve. Todavía estaba
cayendo y las huellas de neumáticos o huellas estarían cubiertas
desde hace mucho tiempo. Esperaba que Sasquatch pudiera
encontrar algo, al menos darnos una idea de dónde buscar a
continuación. No fue entrenado específicamente como perro de
búsqueda y rescate, pero Evan y Fiona dijeron que era excelente en lo
que llamaban «trabajo de nariz». Esperaba que eso significara que
sería capaz de reconocer y seguir su olor.
Aparqué entre los otros autos frente a la casa de sus padres. Garrett
estaba en el porche, en uniforme, hablando con alguien por teléfono.
A juzgar por su expresión preocupada, no había habido ningún
avance.
Mierda.
Garrett guardó su teléfono mientras Zachary y yo salíamos.
—¿Sin suerte?
—No —dijo Zachary—. Los Bailey tampoco saben dónde está, pero
todos la están buscando.
—Evan está en camino con su perro —dije—. Solo necesito algo con
su aroma.
Zachary y Garrett intercambiaron una mirada, como si decidieran
si me dejarían entrar a la casa.
—Entra —dijo Garrett—. Su habitación está al final del pasillo.
—¿Thomas está bien? —pregunté.
Garrett asintió.
447
—Ha estado preguntando por ella, pero mamá lo tiene distraído
con una película. Estamos tratando de evitar que se dé cuenta de que
algo anda mal por ahora.
Pasé junto a Garrett y entré. Marlene estaba sentada con Thomas
en el sofá. Miró por encima y una mirada de alivio suavizó sus rasgos.
—Thomas, mira quién está aquí. —Ella lo empujó suavemente.
Se retorció en su asiento y su rostro se iluminó con una sonrisa.
—¡Evi!
Mi corazón se derritió en mi pecho. Amaba tanto a este niño.
—Hola, hombrecito.
Saltó del sofá y me encontré con él a mitad de camino, levantándolo
en mis brazos. Lo sostuve cerca por un largo momento.
—¿Ir a casa de Evi?
—No ahora.
—¿Mami?
Tuve que aclararme la garganta para que mi voz no se rompiera
por la emoción. «Voy a buscar a tu mami. Lo juro».
—Mami volverá pronto. Necesito algo de su habitación. ¿Quieres
venir conmigo?
El asintió.
Marlene me dio una sonrisa con los ojos llorosos. Asentí con la
cabeza, deseando poder ofrecerle más tranquilidad, y acomodé a
Thomas en mis brazos. Lo llevé por el pasillo y encontré la habitación
de Annika.
Solo había visto un atisbo de esta habitación desde el exterior, la
noche en que subí a su balcón para besarla. Todo era tan claramente
ella. Desde los colores suaves, las cajas de suministros para 448
manualidades empacados, hasta los pedacitos de brillantina que
atrapan la luz.
Puse a Thomas en la cama y miré a su alrededor, preguntándome
qué debería agarrar para que Sasquatch lo olfatee.
—¿Casa de Evi?
—Vendrás a mi casa pronto.
—Bueno. ¿Pitón glande?
Me encantaba que este niño pudiera hacerme reír en medio de una
crisis.
—No traje el camión grande. Pero lo veremos pronto. Quizá hasta
demos un paseo. ¿Sería divertido?
—¿Montar pitón glande?
Me reí de nuevo. Tal vez necesitaba encontrar otra forma de
expresarlo hasta que aprendiera a decir la palabra camión
correctamente.
—Sí, hombrecito.
Su almohada estaría saturada con su aroma. La recogí y la sostuve
en mi cara, respirando profundamente. Oh, joder. Olía tan bien que
mis ojos se pusieron en blanco.
—Mami —dijo Thomas, señalándola.
—Sí. ¿Puedo tomar prestada esta?
Frunció el ceño, como si no entendiera por qué necesitaba la
almohada de su mami, pero asintió.
—Gracias amiguito. Vamos a ver a Nana, ¿de acuerdo?
—Película.
—Sí, puedes terminar tu película.
Metí la almohada de Annika bajo el brazo, cogí a Thomas y lo llevé
a la sala de estar.
449
—Tengo que volver a salir un rato —dije—. Quédate aquí con
Nana, ¿de acuerdo?
Envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y apretó, haciendo que
mi garganta se endureciera.
—Adió, adió, Evi.
—Adiós, Thomas. Te amo, hombrecito.
—Ti amo tú también. —Plantó un gran beso infantil en mi mejilla.
Exhalando un suspiro para mantener mis emociones bajo control,
se lo entregué a Marlene.
—Te mantendremos informada.
El miedo brillaba en sus ojos, pero estaba haciendo un buen trabajo
manteniendo la calma por Thomas.
—Bueno. ¿Y Levi?
—¿Sí?
—Gracias.
—Ella va a estar bien. —Puse tanta seguridad en mi voz como pude
reunir.
Ella asintió y llevó a Thomas de vuelta al sofá.
Saqué la almohada afuera para esperar a Evan. Garrett y Zachary
estaban parados en el porche, Garrett manteniendo un aire de
tranquilo profesionalismo, mientras Zachary caminaba de un lado a
otro, luciendo como si fuera a salirse de su propia piel.
Se escuchó una voz en la radio de Garrett.
—Tenemos un informe de actividad sospechosa en Alpine.
Otra voz respondió.
—¿Es Mavis Doolittle otra vez?
—Eso es correcto —dijo la primera voz.
—Entendido. Me pasaré y veré qué está mal esta vez.
450
Garret negó con la cabeza. Parecía molesto.
—¿Mavis Doolittle también los llama a ustedes? —pregunté.
—De vez en cuando —dijo—. Nunca hay nada malo. Tenemos un
caso real de persona desaparecida y el tiempo corre, pero ahora
tenemos que enviar a alguien para decirle a Mavis que no hay un
ladrón en su sótano. La última vez que tuve que contestar una
llamada en su casa, prácticamente me manoseó.
—¿No me jodas? —pregunté—. Me hizo lo mismo a mí.
Zachary esbozó la más mínima sonrisa.
—¿Ambos fueron tocados por Mavis Doolittle?
—Peor —dije—. Prácticamente me ofreció una mamada.
Zachary y Garrett se estremecieron.
—No, gracias —dijo Zachary.
Los tres giramos hacia el camino de entrada al oír el sonido de un
auto. Evan y Fiona se detuvieron en su camioneta y estacionaron.
Fiona saltó, vestida con un abrigo de invierno negro, botas para la
nieve y un gorro tejido de Restauraciones Bailey. Evan parecía estar
desafiando el clima invernal, vistiendo una camisa de franela gruesa,
jeans y botas de trabajo. Su único guiño a la nieve fue una gorra de
Restauraciones Bailey que hacía juego con la de Fiona.
Sasquatch saltó de la camioneta y, a una orden baja de Evan, se
sentó a sus pies.
Les llevé la almohada.
—Esto es de ella.
Al más puro estilo Evan Bailey, no perdió el tiempo conversando.
Solo tomó la almohada con un breve asentimiento mientras Fiona
estaba cerca, retorciéndose las manos con preocupación. Se agachó y
la sostuvo para que Sasquatch la oliera.
—Buen chico, Sasquatch —dijo Fiona—. ¿Tal vez sacarlo de la casa
para empezar? Su olor probablemente esté por todas partes. 451
—Sí. —Evan condujo a Sasquatch hacia el medio del camino de
entrada y lo dejó oler la almohada nuevamente antes de dársela a
Fiona—. Sasquatch, encuéntrala.
Respondiendo a la orden, Sasquatch comenzó a oler el suelo.
Olfateó los pies de Evan y luego los de Fiona.
—Encuéntrala, Sasquatch —dijo ella.
Siguió olfateando, moviéndose en lo que parecía un patrón
aleatorio. Me pregunté si sería capaz de oler algo en la nieve o si
simplemente nos llevaría a la casa.
La aleatoriedad del camino de Sasquatch pareció cambiar y se
dirigió directamente a su auto. Dio una vuelta, olfateando alrededor
del perímetro, luego comenzó a bajar por el camino de entrada hacia
la carretera.
Santa mierda. ¿Había encontrado su rastro?
Evan y Fiona lo siguieron y yo lo seguí con Garrett y Zachary. El
perro bajó la colina, con el hocico pegado a la nieve. Definitivamente
olía algo que tenía su interés. Algunas veces se detenía y daba una
vuelta antes de continuar.
Nuestras botas crujieron a través de la nieve y el sonido de un auto
se extendió por el silencio del bosque que rodeaba la casa de los
Haven. Sasquatch nos guio todo el camino hasta la carretera
principal, luego dio unas cuantas vueltas a un lado antes de sentarse
a los pies de Evan y dejar escapar un gemido.
—Sasquatch, ¿puedes encontrarla? —preguntó Fiona.
Volvió a oler el suelo, moviéndose en círculos, antes de volver a
ellos con otro gemido.
—¿Qué significa eso? —pregunté.
—El rastro termina aquí —dijo Evan.
Un montículo de nieve sucia bordeaba el camino por donde habían
pasado los arados y la amontonaban. El lado de la carretera en sí
estaba cubierto con una nueva capa blanca, pero había huellas de
neumáticos que iban desde el arcén hasta la carretera, como si alguien
452
hubiera estacionado allí y luego se hubiera marchado.
—Huellas de neumáticos —dijo Garrett, haciéndose eco de mis
pensamientos.
—Ella podría haber venido aquí y subirse al auto de alguien —dijo
Evan.
Miré arriba y abajo del camino.
—O alguien la trajo aquí y la metió en un auto.
—Eso es lo que estoy pensando —dijo Garrett—. Las vías conducen
al pueblo.
—Así que un auto se fue por ese camino. —Zachary hizo un gesto
hacia el camino—. Ahora, ¿qué diablos hacemos?
—Puedo consultar con el señor Miller al otro lado de la calle —dijo
Garrett—. A ver si vio algo.
Eso no sonaba como una gran pista. La casa del señor Miller estaba
al otro lado de la calle, con árboles al frente. Pero si Sasquatch no
podía rastrear su olor más allá de esto, estábamos justo donde
comenzamos, básicamente en ninguna parte.
—Como de costumbre, no pasa nada en casa de Mavis Doolittle —
dijo una voz desde la radio de Garrett.
Un pensamiento me golpeó.
—¿Cuál era su queja?
—¿Quién, Mavis? —Garrett tecleó su radio—. Kade, ¿qué dijo la
señora Doolittle que vio?
—Afirma que había alguien vestido de negro caminando detrás de
su casa —dijo—. Pero no vi ninguna prueba de que alguien hubiera
estado allí. Y ahora no hay nadie.
—Gracias, Kade.
Algo en eso no me sentaba bien. Mavis llamaba para cosas que ni 453
siquiera se acercaban a emergencias reales, pero siempre había algo
que la impulsaba. La última vez que Logan y yo habíamos estado allí,
ella había visto humo. De acuerdo, había sido el humo de su vecino
quemando los escombros del jardín, pero ella no llamaba al 911 de la
nada.
—Sus vecinos son el señor y la señora Willard, ¿verdad? —
pregunté—. ¿No pasan los inviernos en Arizona?
—Sí —dijo Garrett—. Por lo general, se van después del Día de
Acción de Gracias.
—Así que, si Mavis vio a alguien, no fueron sus vecinos —dije.
—Kade no vio nada, aunque ha estado nevando —dijo Garrett—.
Las huellas estarían cubiertas en su mayoría.
—¿Y con qué cuidado crees que miró, considerando que es una
llamada de Mavis Doolittle?
—Buen punto. Probablemente miró hacia atrás y le dijo que todo
estaba bien. —Las ruedas parecían estar girando en la mente de
Garrett—. Y los Willard tienen un montón de edificios anexos en su
propiedad.
—Exactamente —dije—. Sé que es una posibilidad remota, pero
deberíamos comprobarlo. No es como si tuviéramos otras pistas.
—Y tal vez Sasquatch capte su olor —dijo Fiona.
Garrett miró a Zachary y ambos asintieron.
—Vamos a hacerlo.
—Sasquatch ven. —Evan comenzó a subir la colina con Fiona
mientras su perro trotaba a su lado.
Caminé a través de la nieve hacia mi camioneta, un sentido elevado
de urgencia me estimulaba.
«Resiste, Annika. Vamos en camino».

454
Capítulo 48
Levi
La casa de los Willard estaba a oscuras, las cortinas de las ventanas
delanteras estaban corridas. Ciertamente parecía que la habían
cerrado por el invierno. El camino de entrada estaba arado, pero
probablemente le pagaron a alguien para que lo mantuviera
despejado y revisara su casa mientras no estaban. Si Mavis Doolittle
hubiera visto a alguien, podría haber sido quienquiera que los
Willard tuvieran cuidando el lugar. También tenían un hijo adulto
que ya no vivía en el pueblo, que yo supiera. Tal vez había sido él.
Nos detuvimos frente a la casa y estacionamos: Evan y Fiona en su
camioneta, Garrett y Zachary en la patrulla de policía de Garrett y yo
en mi camioneta. Mavis Doolittle ya estaba en su ventana delantera,
observando todos nuestros movimientos. Porque por supuesto que lo
hacía. Parecía que estaba hablando por teléfono, probablemente lista
para contarle cada uno de los movimientos del drama del vecindario
a una de sus amigas en el pueblo.
Salí del auto, preguntándome ociosamente qué tipo de rumores iba
a provocar esto. Pero más que eso, una pregunta candente seguía
atormentándome. ¿Por qué? ¿Por qué alguien secuestraría a Annika?
¿Qué estaban tratando de lograr? Sus padres eran dueños de Haven
Timber, pero todos en el pueblo sabían que su empresa estaba
pasando por dificultades. La industria maderera había estado en
declive durante décadas. Ella no podría haber sido secuestrada por el
dinero del rescate, ¿o sí?
455
¿Su familia tenía enemigos de los que no sabíamos? ¿Alguna
desavenencia más allá de la enemistad?
En este punto, estaba convencido de dos cosas. Alguien la había
secuestrado y lo habían hecho intencionalmente. La habían atacado a
propósito.
Pero no sabía por qué.
Tampoco sabía por qué alguien habría manipulado los frenos de
Logan, o provocado un incendio en la Casa Haven, o presentado
quejas falsas para que cerraran el Timberbeast, o secuestrado a
Thomas y dejarlo en un granero. Demonios, incluso el ataque a Gavin
no tenía una explicación. ¿Estaban las mismas personas detrás de
todo esto?
Tenía la sensación de que la respuesta era sí. Y ahora se habían
llevado a mi chica.
La nieve crujía bajo mis botas cuando salí. Evan y Fiona sacaron a
Sasquatch con su correa. Esperaba que pudiera captar su olor de
inmediato y tratar de seguirla, pero se sentó cerca de los pies de Evan,
con las orejas girando mientras captaba los sonidos que nos rodeaban.
Tan pronto como Garrett y Zachary salieron del auto de Garrett,
Mavis Doolittle asomó la cabeza por la puerta principal.
—Estoy tan contenta de que ustedes, los hombres, estén aquí —
gritó—. Él va a venir por mi casa después, estoy segura.
—¿Qué vio exactamente, señora Doolittle? —preguntó Garrett.
—Un ladrón —dijo con un asentimiento decisivo—. Probablemente
robó todas las joyas de la señora Willard. Si tiene alguna.
—¿Lo vio entrar a la casa? —preguntó Garrett.
Ella miró hacia otro lado por un segundo.
—Bueno no. Pero estoy segura de que no estaba tramando nada
bueno.
—Si no estaba en la casa, ¿dónde estaba? 456
—Lo vi a través de la ventana de mi cocina. Entra y te mostraré.
Garrett y yo intercambiamos una mirada. Si entrábamos a su casa,
nos mantendría allí para siempre.
—Gracias, señora Doolittle, pero vamos a echar un vistazo —dijo
Garrett.
—Espero que hagas un mejor trabajo que el último oficial que
enviaron. Apenas miró.
Garrett tecleó su radio.
—Estoy frente a la casa de los Willard, echando un segundo vistazo
a la queja de Doolittle.
—¿Se nos permite registrar su propiedad sin una orden judicial? —
preguntó Fiona.
—No puedo entrar en ninguno de los edificios sin una orden
judicial o permiso. Pero puedo echar un vistazo afuera, ya que estoy
respondiendo a la queja de una vecina. El resto de ustedes está
técnicamente entrando ilegalmente.
—No me importa —dije—. Vamos.
Caminamos por el camino de entrada y luego alrededor del costado
de la casa. Su propiedad estaba abierta de par en par, sin áreas
cercadas. Detrás de la casa, tenían un taller grande con una puerta
alta, probablemente donde estacionaban una casa rodante y una
puerta más pequeña. También había un viejo gallinero que no parecía
haber sido usado en mucho tiempo y un par de cobertizos de jardín
en diferentes estados de reparación.
Miré por una de las ventanas sucias del cobertizo de jardín, pero no
parecía que hubiera nada más que herramientas. Desde luego, ni
rastro de Annika.
Evan y Fiona dejaron que Sasquatch caminara por la casa y los
edificios anexos, pero él no parecía estar percibiendo ningún olor. Dio
varias vueltas, luego se sentó a los pies de Evan y dejó escapar un
gemido, como si estuviera tan frustrado como nosotros.
Volví a mirar hacia la casa de la señora Doolittle. Estaba inclinada 457
de tal manera que no tendría una vista clara de esta parte de la
propiedad de los Willard desde la ventana de su cocina. Caminé más
cerca de su casa, hasta que pude ver su ventana, luego me giré para
mirar lo que vería. ¿Dónde había estado mirando cuando
supuestamente había visto a alguien?
El campo abierto se transformó gradualmente en un bosque de
pinos, y justo dentro de los primeros árboles, había otra construcción.
No era grande, pero sí más grande que los cobertizos de jardín, más
como una pequeña cabaña o choza. Desde mi punto de vista, no podía
ver ninguna ventana, pero, por un lado, podía distinguir lo que
probablemente era la puerta.
La señora Doolittle había dicho que vio a alguien en el patio de su
vecino, no en el bosque detrás de su casa. Pero no era precisamente
conocida por su fiabilidad. Tal vez había visto a alguien en el bosque
y exageró la verdad cuando llamó para que pareciera que su
propiedad estaba en peligro.
—¿Qué es eso? —Señalé la construcción—. ¿Está eso en la
propiedad de los Willard?
—No estoy seguro de dónde está el límite de la propiedad —dijo
Garrett—. Pero los lotes aquí son todos de dos hectáreas como
mínimo. Podría ser.
—La señora Doolittle dijo que vio a alguien por la ventana de su
cocina. —Hice un gesto, indicando su línea de visión—. Estaría
mirando por ahí.
Mientras miraba la choza, una extraña sensación de hormigueo me
recorrió la columna. Sin otra palabra, me dirigí hacia ahí, caminando
a través de la nieve.
Mi corazón latía con fuerza y cuanto más me acercaba, más
adrenalina corría por mis venas. Ella estaba ahí dentro. No sabía
cómo lo sabía, pero lo sabía. Era como si pudiera sentirla. Como si
ella se acercara a mí y algo dentro de mí respondiera.
Podía oír su llamada silenciosa.
—¿Annika? —llamé, aumentando mi ritmo a una carrera—.
458
Annika, ¿estás ahí?
Sasquatch pasó corriendo junto a mí, saltando a través de la nieve.
Llegó a la construcción y husmeó alrededor, girando directamente
hacia la puerta.
—¿La encontraste, Sasquatch? —preguntó Fiona.
Ladrando, golpeó la puerta, luego se sentó y dejó escapar un largo
gemido.
Me apresuré a alcanzarlo. Mis sentidos parecían haberse
agudizado, todo mi enfoque en Annika. El viento cortante y la nieve
profunda no importaban.
Todo lo que importaba era ella.
La puerta estaba cerrada con cerrojo con un gran candado.
Sasquatch lo manoteó y volvió a ladrar.
Golpeé la puerta.
—¿Annika? ¿Estás ahí?
Una voz débil respondió, como si algo estuviera amortiguando el
sonido.
—¿Levi?
—¡Está aquí! —grité a los demás—. Necesitamos cortadores de
pernos.
—Estoy en eso. —Zachary se volvió para dirigirse a uno de los
cobertizos.
—Annika, vamos a sacarte —dije, levantando la voz para que
pudiera oírme a través de la puerta—. Aguanta ahí bebé.
—Levi, oh Dios mío, ¿eres tú?
—Soy yo. Espera. Tenemos que cortar el candado.
Probablemente Zachary tardó todo un minuto en encontrar un
juego de cortadores de pernos en el cobertizo de los Willard, pero la 459
espera fue angustiosa. Corrió de regreso a través de la nieve y me los
entregó, lanzando una mirada cautelosa a Sasquatch. No lo culpé. El
perro de Evan era intimidante.
Coloqué las mordazas de los cortadores de pernos alrededor del
grillete del candado y apreté las manijas. El candado se rompió y lo
arranqué, dejándolo caer al suelo con un ruido sordo.
Tan pronto como abrí la puerta, Annika voló a mis brazos.
La levanté del suelo, abrazándola tan fuerte como pude. Sus brazos
se envolvieron alrededor de mi cuello y sentí su cuerpo temblar con
sollozos.
—Shh. Estás bien. Te tengo.
—Oh, Dios mío, Levi. Me encontraste.
—Por supuesto que lo hice. —La agarré fuerte. Nunca quería
dejarla ir—. Por supuesto que te encontré.
Vagamente, me di cuenta de que Garrett informaba a la estación en
su radio. De Zachary, Evan y Fiona haciendo llamadas telefónicas
frenéticas, corriendo la voz de que la habíamos encontrado.
Estaba a salvo.
—¿Estás herida? —pregunté, aún sin dejarla ir.
—No, estoy bien. —Su voz tembló—. Solo me asusté. Estoy tan
contenta de que estés aquí. ¿Thomas está bien?
—Está bien. Está con tu mamá.
Finalmente la solté, pero solo porque necesitaba ver su rostro.
Cepillando su cabello hacia atrás, la besé.
—¿Estás segura de que estás bien?
—Estoy bien ahora que estás aquí. ¿Cómo me encontraste?
Volví a mirar a Garrett y Zachary, de pie con Evan y Fiona,
mientras Sasquatch le tocaba la pierna con la nariz.
—Fue un esfuerzo de equipo. ¿Quién te hizo esto?
—No sé. Llevaba un pasamontaña. Quienquiera que haya sido, me
460
secuestró cuando fui a sacar la mochila de Thomas a mi auto. Me ató,
me cargó colina abajo y me metió en un baúl. Luego me trajo aquí.
La idea de que alguien atara a mi chica me calentaba la sangre de
rabia.
—Quienquiera que sea, lo voy a matar.
—No digas eso en voz alta frente a Garrett —susurró.
Dejé escapar un suspiro. Probablemente tenía razón. Pero aún
quería asesinarlo.
—Vamos a sacarte de aquí.
—Gracia a Dios.
Annika abrazó a sus hermanos y yo miré a mi alrededor,
preguntándome si nos estarían observando. No vi ninguna cámara,
pero eso no significaba que no estuvieran allí.
¿Quién nos estaba jodiendo?
Lo iba a averiguar.

461
Capítulo 49
Annika
Justo cuando pensaba que mi día no podía ser más extraño, estaba
rodeada de los Haven y los Bailey.
En casa de mis padres.
Después de rescatarme, Levi me había llevado a casa y todos
nuestros hermanos se habían congregado aquí. Lo que significaba
que estaba sentada en la sala de estar de mis padres entre los hombres
de ambos lados de la disputa.
Además de sus esposas. O al menos, las esposas Bailey. Taylor no
estaba aquí, porque por supuesto que no estaba. Evitaba las reuniones
familiares siempre que podía.
Esperaba estar rodeada de esta gente mañana en la boda. Pero no
en la sala de estar de mis padres.
Garrett había salido para recibir una llamada de alguien en la
estación. Esperaba desesperadamente que lo llamaran para decirle
que habían atrapado a mi secuestrador. Había repasado lo que había
sucedido, desde el tipo que me sorprendió afuera de la casa hasta que
me dejaron sin contemplaciones en una choza cerrada con candado,
sola. Lo describí lo mejor que pude, lo cual sabía que no iba a ayudar
mucho. Entre el pasamontaña y las gafas de sol, no le había visto la
cara. Y el resto de su ropa había sido tan anodina.
El departamento del sheriff había establecido vigilancia alrededor
de la choza para que estuvieran listos cuando el tipo regresara. Me 462
había dicho que me vigilaría y llevaría más comida al día siguiente,
así que dudé que volviera a aparecer antes de eso. Me pregunté si iría
o si se daría cuenta de que el lugar estaba siendo vigilado. Era difícil
de saber.
Esperaba que lo atraparan. Odiaba la idea de que mi secuestrador
siguiera andando libre. ¿Y si lo intentaba de nuevo?
La fuerte presencia de Levi me mantuvo en calma. Tenía su brazo
alrededor de mí y me apoyé contra él, dejando que el calor de su
cuerpo se filtrara en mí. Papá se sentó en el sofá a mi otro lado. Tan
pronto como lo vi, me abrazó tan fuerte que prácticamente me sacó el
aire de los pulmones.
Mamá había puesto a Thomas en la cama, después de que me
acurruqué con él en el sofá hasta mucho después de su hora de
acostarse. No tenía idea de que su madre había sido secuestrada, ni
que su futuro padrastro la había rescatado. Había estado tan aliviada
de verlo de nuevo, había sido difícil evitar llorar. Pero lo último que
quería hacer era asustarlo. Afortunadamente, se había ido a dormir
sin ningún problema.
Ahora mamá estaba sentada en la cocina con nada menos que la
Abue Bailey, bebiendo té.
Tan raro. Bonito, pero raro.
Hablé con Isabelle y Marigold poco después de llegar a casa y les
conté todo lo que había sucedido. Ambas me habían preguntado si
todavía quería continuar con la boda mañana.
No había forma de que la pospusiera. No dejaría que ese idiota del
secuestrador arruinara mi boda y no iba a esperar para convertirme
en la esposa de Levi.
Nada iba a impedir que esta boda sucediera.
Josiah se paró frente a la estufa de leña.
—Creo que es hora de que pongamos todo sobre la mesa.
—Estoy de acuerdo. —Levi me dio un apretón, luego se puso de
463
pie.
—Nada de tonterías. —Los ojos de Josiah recorrieron la habitación
hasta nuestros otros hermanos y finalmente se posaron en Zachary—
. Y nada de peleas.
Papá le dirigió una mirada dura. Zachary levantó las manos, como
si se rindiera a lo inevitable.
—Está bien —dijo Josiah—. No fuimos responsables del incendio
en la Casa Haven y no tuvimos nada que ver con los frenos de Logan.
—O el tipo que te puso un ojo morado. —Luke hizo un gesto hacia
Gavin—. No fuimos nosotros.
—No buscamos que se cerrara el Timberbeast —dijo Levi—. No
secuestramos a Thomas y ciertamente no tuvimos nada que ver con
lo que le sucedió a Annika hoy.
—¿Qué pasa con las cabras en el estacionamiento de Caboose? —
preguntó Logan.
—Oh, sí, fuimos nosotros —dijo Zachary con una sonrisa.
—Esa fue realmente buena —dijo Logan.
Levi y sus hermanos asintieron con la cabeza.
—Fue un dolor de cabeza limpiar —dijo Asher—. Pero fue una
buena broma.
—¿Donas de mayonesa? —preguntó Luke, levantando las cejas.
Gavin se rio entre dientes.
—Sí. Es clásica. Y ustedes caen en la trampa cada vez.
Mis hermanos se encogieron de hombros y asintieron,
reconociendo la broma.
—El truco del autocine que hicieron también fue bastante divertido
—dijo Theo—. Un punto para ustedes. Esa fue buena.
—No permitiremos que nadie arrincone a Gavin —dijo Logan con 464
una sonrisa.
Eso hizo reír a todos. No había estado allí la noche en que los Bailey
se apropiaron del autocine y pusieron su propia versión de Dirty
Dancing, con Logan y Gavin recreando la escena del levantamiento
en el agua. Pero lo había oído todo. Mis hermanos habían actuado
enojados, como siempre lo hacían después de una broma. Pero me di
cuenta de que habían pensado que era divertido, aunque no habían
estado dispuestos a admitirlo.
—También estamos retirando la oferta sobre la tierra de la señora
Bailey. —Josiah bajó la mirada y se aclaró la garganta, como si lo que
estaba a punto de decir fuera a doler—. No quisimos hacer daño, pero
no deberíamos haberlo hecho en primer lugar.
Lo miré fijamente, mis labios separándose. ¿Se acababa de
disculpar con los Bailey?
Levi dio un paso hacia él y le tendió la mano.
—Gracias, hombre.
Josiah la tomó y las estrecharon. Entonces papá se puso de pie y
también estrechó la mano de Levi. Regresó a su asiento a mi lado y
me guiñó un ojo rápidamente.
Un silencio momentáneo cayó sobre la habitación, la gravedad de
lo que acabábamos de presenciar se apoderó de cada uno de nosotros.
Volví a mirar hacia la cocina. Mamá le sonreía a la Abue Bailey. La
Abue pareció captar la atención de Josiah y asentir solemnemente.
—No lamento haberme enamorado de tu hermana —dijo Levi.
Josiah le sonrió y todos se rieron suavemente.
—Esto es tan lindo que podría llorar —le susurró Cara a Grace,
aunque lo hizo lo suficientemente alto como para que todos la
escucháramos.
Fiona suspiró y se secó debajo de los ojos.
—Estoy llorando.
Evan la rodeó con sus brazos y la atrajo hacia sí. 465
Zachary miró a las mujeres como si estuviera confundido por su
demostración de emoción.
—Está bien, eso es… lindo. Entonces, tenemos que hablar sobre el
hecho de que alguien se está metiendo con nosotros. Con todos
nosotros. Porque si no les hicimos todas esas cosas de mierda y
ustedes no nos hicieron esas cosas de mierda, ¿quién lo hizo?
—¿Y por qué? —añadió Levi.
—El tipo que me llevó dijo que había dinero de por medio —dije—
. Le dije que, si estaba intentando que nuestra familia pagara un
rescate, se había equivocado de víctima. Pero en realidad no
reaccionó cuando dije eso.
—No recibimos ninguna demanda de rescate —dijo Josiah—.
Supongo que es posible que simplemente no hayan logrado lo que
quieren todavía. Pero tal vez el rescate no era su ángulo.
La puerta principal se abrió y Garrett volvió a entrar. A juzgar por
la dureza de su mandíbula, estaba frustrado.
—¿Hay algo? —preguntó Josiah.
—No mucho. La choza donde la encontramos está en la propiedad
de los Willard. Aseguran que siempre la mantienen cerrada y nadie
tiene acceso a ella, ni siquiera su hijo. En cuanto a él, ha sido
localizado. Está pescando en Alaska, así que no fue él.
—Todo lo que alguien necesitaría para acceder a esa choza es un
juego de cortadores de pernos —dijo Levi—. Reemplazan el candado
y de repente tienen el lugar perfecto para esconder a una víctima de
secuestro.
—Y si la única persona alrededor es la señora Doolittle, no hay
muchas posibilidades de que alguien escuche a la víctima —dijo
Garrett.
—Además, el tipo me dijo que estaba insonorizado —dije—. Tal
vez estaba mintiendo para evitar que gritara, pero las paredes estaban
revestidas con paneles de algún tipo.
466
—Eso es raro —dijo Levi.
—En realidad no lo es —dijo Garrett—. Los Willard dijeron que
construyeron la choza cuando su hijo era adolescente e intentaba
formar una banda de garaje. La insonorizaron para que los vecinos
no se quejaran.
—Espera, ¿una banda de garaje? —pregunté.
—Eso es lo que dijeron.
Las cejas de Levi se levantaron, como si ya supiera a dónde iba mi
mente.
—Necesitamos averiguar quién más estaba en esa banda. Habrían
sabido que estaba insonorizada.
—Yo conozco a uno de ellos —dije—. El hijo de Lorraine
Montgomery, Rob. Una vez ella me dijo que él pasó por una fase de
baterista y que quería formar una banda de garaje y se alegró cuando
empezaron a realizar prácticas en otro lugar.
—Ese otro lugar podría haber sido en casa de los Willard, con su
hijo —dijo Levi.
—No prueba que Rob Montgomery lo haya hecho, pero sería una
de las pocas personas que sabrían que la choza está insonorizada.
—¿Tiene la misma edad que el hijo de los Willard? —preguntó
Josiah.
—Podría ser —dijo Garrett—. Probablemente ambos tengan
cuarenta y tantos ahora.
—El tipo que me secuestró podría haber tenido unos cuarenta años
—dije.
—El hecho de que este tipo haya estado en una banda con el hijo
de los Willard no significa que secuestró a Annika —dijo Logan.
—Sin motivo —dijo Garrett.
—¿Qué pasa si lo hay, sin embargo? —pregunté—. Tal vez estoy
loca, pero... ¿y si…
467
—El tesoro de Montgomery —dijo Levi, terminando mi
pensamiento.
—No te sigo —dijo Josiah.
Levi se volvió hacia Gavin.
—El incendio de la Casa Haven fue justo después de que tú y Skylar
encontraran algo en el sótano. Algo que podría haber sido una pista
para encontrar el tesoro, ¿verdad?
—Sí —dijo Gavin—. Quién sabe qué más había en ese cofre.
Levi se volvió hacia Logan.
—Ustedes estaban buscando el tesoro justo antes de que alguien
manipulara sus frenos. Hablaste con Harvey Johnston y luego Cara
publicó ese aviso ofreciendo una recompensa por información.
—Santo cielo —dijo Logan, sus ojos se movieron hacia la cocina—.
Quiero decir, sí, eso es cierto.
—Y ustedes tuvieron un incendio en la casa. —Levi hizo un gesto
a Asher y Grace—. ¿No fue eso después de que Grace comenzó a
investigar a Eliza Bailey y John Haven?
—Pero el investigador dictaminó que fue un incendio eléctrico —
dijo Grace.
—Lo sé, pero no sería la primera vez que un incendio provocado se
disfraza como un incendio eléctrico —dijo Levi.
Los ojos de Asher ardían de rabia y apretó los puños. Grace frotó
su brazo y le susurró algo al oído.
Jadeé y mi mano voló a mi boca.
—¿Qué? —preguntó Levi.
—Rob Montgomery es electricista —dije—. Lorraine también me
dijo eso.
—Esas son definitivamente algunas coincidencias extrañas —dijo
Theo—. Pero nadie de nuestro lado ha estado tratando de encontrar
el tesoro de Montgomery. Entonces, o el truco del Timberbeast no está
relacionado o hay un motivo diferente en juego. 468
—Tal vez fue una distracción —dijo Evan.
—O una forma de mantenernos en la garganta del otro —dijo
Logan.
Josiah se frotó la barba.
—Así que tal vez quien se llevó a Thomas realmente estaba
tratando de hacer que pareciera una broma de los Bailey.
—Es casi como si alguien estuviera tratando de mantenernos
peleando —dijo Logan.
—Contéstame a esto —dijo Theo—. ¿Alguien alguna vez les dio a
ustedes un poco de ayuda anónima con sus bromas?
Levi y sus hermanos se miraron, como si decidieran en silencio
revelar información confidencial.
—Sí —dijo Logan—. A veces.
—A nosotros también —dijo Theo.
—¿Quién? —preguntó Logan.
Theo se cruzó de brazos.
—Tú primero.
—Vamos, muchachos, pueden hacerlo —dijo Cara—. Díganlo
juntos.
Logan y Theo se miraron a los ojos, abrieron la boca y hablaron al
unísono.
—Los Montgomery.
—No fue solo a ustedes—dijo papá, cruzando sus brazos velludos
sobre su pecho—. Así era también en mi época. Siempre supimos que
los Montgomery eran buenos para un trato a puerta cerrada cuando
se trataba de bromas, siempre y cuando nos quedáramos callados al
respecto. Y siempre sospeché que estaban ayudando al otro lado
cuando no estábamos mirando. 469
—Son como traficantes de armas corruptos —dijo Evan—.
Suministrando a ambos bandos para que la guerra continúe.
—Pero… ¿por qué? —preguntó Theo—. ¿Por qué les importaría a
los Montgomery si seguimos haciéndonos bromas?
—¿Y por qué arriesgarían la vida de las personas para evitar que
busquen el tesoro? —preguntó Josiah.
—Suponiendo que todas estas cosas estén conectadas, y creo que lo
están —dijo Grace—, significa que el tesoro y la enemistad también
están conectados.
—Y probablemente todo se remonte a Eliza Bailey y John Haven —
dijo Cara—. Y los orígenes de la enemistad.
—Miren, todo esto es interesante, pero no es suficiente para poder
ir a interrogar a los Montgomery —dijo Garrett—. Harold es el
alcalde, si me presento en su puerta, la fábrica de rumores del pueblo
se volverá loca. Puedo investigar el paradero de Rob por la choza y la
conexión de la banda de garaje. Pero más allá de eso, todo esto suena
bastante descabellado.
—Sé que lo es —dijo Levi—. Pero si los Montgomery han estado
tratando de mantener la disputa, deben tener una razón.
—Proteger el tesoro de Montgomery sería una razón —dijo
Josiah—. Si fuera real.
—Creo que es real —dijo Levi—. Y todos sabemos que el dinero
puede hacer que la gente haga cosas terribles.
—Pero si los Montgomery saben dónde está el tesoro, ¿por qué no
lo encuentran y lo reclaman? —preguntó Josiah.
Levi negó con la cabeza.
—No sé. Tiene que haber algo más. Pero creo que sé lo que tenemos
que hacer.
—¿Qué? —preguntó Josiah.
—Encontrar el tesoro. Creo que, si lo encontramos, averiguaremos 470
por qué los Montgomery intentan detenernos y tal vez incluso por
qué están tratando de echar gasolina al fuego de la disputa.
—Ustedes recuerdan que se supone que se casarán mañana,
¿verdad? —preguntó Zachary.
—Oh, Z. —Incliné la cabeza y junté las manos frente a mi pecho—.
¿Estás preocupado por mi boda? Eso es tan dulce.
—Cállate, boba —dijo con una sonrisa—. Pero en serio, ¿cómo se
supone que vamos a encontrar el tesoro de Montgomery? La gente ha
estado buscando desde siempre.
Levi me miró con el mínimo atisbo de una sonrisa y me guiñó un
ojo.
—Annika y yo encontramos una pista en el Timberbeast.
Todos mis hermanos me miraron. Tosí, tratando de cubrir la
repentina oleada de calor al recordar lo que Levi y yo habíamos hecho
ese día.
—En cierto modo irrumpimos cuando estaba cerrado. Pero tiene
razón, encontramos una pista. Parece que podría apuntar al tesoro,
como una pista final, pero no estamos seguros de lo que significa. Iré
a buscarla.
Fui a mi habitación y saqué el sobre del cajón donde lo había
guardado. Lo saqué y desplegué la nota.
—Mientras la grieta permanezca, tu búsqueda será en vano. Pero
cuando la reconciliación esté cerca, mira hacia los brillantes prismas
de luz y recibe mi regalo para aquellos que lo logren. Un paso final y
el baile estará completo. Firmado, Ernest Montgomery.
—Seguro que sabían cómo usar el lenguaje en ese entonces —dijo
Grace—. Tan hermoso.
—Pero… ¿qué diablos significa? —preguntó Josiah.
Levi se encogió de hombros.
—No lo sabemos. 471
—Sin embargo, parece que podría ser la pista final —dijo Fiona—.
Puedo ver por qué pensaron eso.
—Suena como un montón de tonterías floridas —dijo Zachary—.
No significa nada.
—Sí, estoy un poco contigo, broski21 —dijo Logan.
—Mientras la grieta permanezca —dijo Asher—. ¿Creen que la
grieta es la enemistad?
—Debe ser —dijo Levi.
—Parece que nadie encontrará el tesoro hasta que termine la
enemistad —dijo Grace—. Pero… ¿cómo es posible?
—No lo sé —dijo Levi—. Pero podría explicar por qué los
Montgomery han estado tratando de mantener la enemistad.
—Es un acertijo —dijo la Abue. Se tocó la barbilla con la punta de
un dedo—. La nota es un acertijo que alguien en la época de Ernest
Montgomery habría podido resolver.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Levi.
—Mira hacia los brillantes prismas de luz —dijo—. Eso suena como
un lugar.
La miré.
—¿Dónde hay brillantes prismas de luz?
—Una cascada cuando sale el sol —dijo Grace.
—Un vitral —dijo mamá.
—¿Qué tal un espejo? —preguntó Theo.
—Espera —dije, mi mente dando vueltas—. También dice que el
baile estará completo. ¿Y si eso es parte de la respuesta? Si es un lugar,
¿dónde puedes mirar hacia arriba y ver brillantes prismas de luz
mientras bailas?
Levi y yo nos miramos, con los ojos muy abiertos.
—¿Estás pensando lo que estoy pensando? —pregunté.
472

21 Broma de Logan que significa hermano.


—El Hotel Grand Peak, donde celebraron el baile de máscaras —
dijo—. Ahí está ese gran candelabro en el salón de baile.
—Prismas de luz —dije—. Hay que mirar hacia arriba para verlos.
Y bailas debajo de él, especialmente en la época de Ernest
Montgomery.
—Pensé que ibas a decir que tiene algo que ver con el brillo —dijo
Zachary—. Pero eso en realidad tiene sentido.
—¿Deberíamos ir a comprobarlo? —preguntó Josiah.
Miré el reloj. Eran casi las once.
—Tengo la sensación de que el personal del hotel no nos dejará
hurgar en su salón de baile a las once de la noche.
—Si es que te dejan hurgar en su salón de baile en absoluto —dijo
Josiah.
Vi que los ojos de Levi se posaron en los de Logan y ambos
asintieron rápidamente.
—Lo harán —dijo Levi—. Pero tiene razón, esta noche es
demasiado tarde. Además, si esta es la última pista sobre el tesoro de
Montgomery, hay alguien más que debe estar allí cuando lo
encontremos.
Me sonrió y supe exactamente de quién estaba hablando. El
hombre que había pasado la mayor parte de su vida buscando el
tesoro.
Harvey Johnston.

473
Capítulo 50
Levi
El Hotel Grand Peak estaba en las afueras del centro de Tilikum,
apartado de la carretera por un amplio camino circular. La última vez
que estuve aquí, había estado inseguro en el mejor de los casos,
malhumorado en el peor. Pero había resultado ser una de las mejores
decisiones que había tomado. Había besado a Annika esa noche y
nada había vuelto a ser igual.
Annika y yo salimos de mi camioneta al aire frío de la mañana.
Logan se detuvo detrás de mí y estacionó. Ambos nos habíamos
vestido con chaquetas del Departamento de Bomberos de Tilikum en
caso de que necesitáramos tirar el peso del departamento de
bomberos para tener acceso al salón de baile. Gavin ya estaba aquí,
su camioneta estaba estacionada junto a la mía. Me pregunté si ya
había entrado al salón de baile con palabras dulces.
Probablemente.
Harvey Johnston salió de la camioneta de Logan. Miró a su
alrededor, como si viajar en un auto lo hubiera dejado desorientado.
—Hola, Harvey —le dije—. Gracias por venir.
—La señorita Cara dijo que encontraste otra pista. —Se palmeó el
pecho, como si buscara algo en sus bolsillos—. ¿Dónde estamos?
—En el Hotel Gran Peak. —Hice un gesto hacia la entrada—. ¿Has
estado aquí antes?
474
Entrecerró los ojos al verlo.
—Seguro, seguro. Hace mucho tiempo.
—¿Recuerdas el collar de ardilla que encontraste en la Casa Haven?
—Lo siento, lo siento. Tenía la intención de devolverlo.
—Sé que sí. No te preocupes por eso. Logan y yo encontramos un
cofre con el mismo símbolo y tenía una llave adentro. Se la enseñé a
Annika y recordó un tocador antiguo que está en el baño de damas
en el Timberbeast. Tenía un cajón cerrado con llave y, efectivamente,
la llave lo abrió. En el interior, encontramos una moneda de oro con
una M estampada, como las que vieron Gavin y Skylar en el sótano
de la Casa Haven y también encontramos esto.
Saqué la nota de mi bolsillo y la sostuve en alto.
Los ojos de Harvey se iluminaron de emoción.
—¿Otra pista?
—Exactamente. Y creemos que conduce aquí. Adelante, echa un
vistazo.
Le entregué la nota a Harvey. Sus ojos se movían rápidamente de
un lado a otro del texto. Pareció leerlo varias veces antes de mirarme.
—¿La grieta?
—Creemos que eso significa la enemistad. Pero esta parte, sobre los
brillantes prismas de luz, creemos que podría significar el candelabro
en el salón de baile. Especialmente porque la nota también hace
referencia al baile y este hotel existía en ese entonces.
Harvey asintió lentamente.
—Bien. Sí, bien. Digno de una mirada. Las pistas se suman.
—Eso espero. No estamos seguros de lo que significa el resto,
acerca de que la búsqueda fue en vano. Pero entremos y echemos un
vistazo.
Me miró directamente a los ojos, su mirada repentinamente clara y
penetrante.
—Eres un Bailey. 475
—Sí, lo soy.
—Y ella es una Haven.
—Sí, lo es.
—La gente dice que ustedes dos están juntos.
Sonreí.
—Lo estamos. De hecho, nos vamos a casar esta noche.
Una lenta sonrisa se dibujó en el rostro de Harvey.
—Entonces lo arreglaste.
—¿Qué? ¿La enemistad? —Miré a Annika—. No sé si lo hemos
arreglado, pero supongo que es mejor de lo que ha sido en mucho
tiempo.
Se palmeó el pecho de nuevo y miró a su alrededor.
—¿Dónde está mi pico?
—No creo que lo necesites—dijo Annika.
—Entonces, ¿cómo vamos a encontrarlo?
—Vamos a echar un vistazo alrededor y vamos a partir de ahí —le
dije.
Annika se acercó y bajó la voz.
—¿Crees que realmente nos dejarán entrar al salón de baile?
—Gavin puede ser muy persuasivo. Apostaría por él siempre.
Tomé la mano de Annika y entramos por las grandes puertas
dobles. El vestíbulo tenía techos altos con molduras de corona
festoneadas. Grandes ventanales dejaban pasar la luz y había un
candelabro colgado en el centro de la habitación. Esperaba que
tuviéramos razón sobre la referencia al baile en la nota, y este fuera el
candelabro en cuestión. Sería mucho más difícil registrar el vestíbulo
sin despertar sospechas.
Y no era como si pudiéramos admitir lo que estábamos haciendo.
Pensarían que estábamos locos.
476
Para ser justos, podríamos haberlo estado. Prismas brillantes de luz
sonaba como si pudiera referirse al candelabro del salón de baile. Pero
podríamos habernos desviado del camino y haber arrastrado a
Harvey hasta aquí por nada.
Sólo había una manera de averiguarlo.
Además, habíamos sido llevados tan lejos por cosas como
emblemas de ardillas, llaves ocultas y un tocador antiguo en el baño
de una taberna. Todo estaba siendo una locura.
Gavin asomó la cabeza por las enormes puertas del salón de baile.
—Ahí están. Vamos.
La mujer de la recepción nos miró confundida. Acompañé a Annika
y Harvey a través del vestíbulo hasta el salón de baile, tratando de
evitar el contacto visual con ella.
Entramos y Gavin cerró la puerta detrás de nosotros.
El salón de baile parecía cavernoso sin la multitud de invitados
disfrazados que habían estado allí para el baile de máscaras. Si había
habido una fiesta de Nochevieja la noche anterior, todos los restos de
esta ya habían sido quitados y guardados.
—¿Qué les has dicho? —pregunté.
—Oh, ya sabes, inspección de rutina contra incendios —dijo Gavin
encogiéndose de hombros casualmente.
—No es de extrañar que la señora de la recepción se viera tan
confundida —dijo Annika—. ¿Por qué Harvey y yo estaríamos aquí
para una inspección de incendios?
—Sí, se van a preguntar sobre eso —dijo Gavin—. Deberíamos
apurarnos.
—¿Qué se supone que hagamos? —preguntó Logan.
Harvey caminó hacia el centro de la habitación y miró hacia arriba.
—No puede estar ahí arriba. 477
Miré a mi alrededor, no muy seguro de mí mismo.
—Supongo que buscamos escondites. Tal vez haya un panel suelto
en una de las paredes o algo así.
—Si yo fuera un viejo rico —dijo Gavin, girando en un círculo
lento—, ¿dónde escondería mi tesoro?
—Separémonos y esperemos que Ernest Montgomery no tuviera la
intención de que alguien cometiera vandalismo. —Le guiñé un ojo a
Annika—. Comenzaré con el armario de suministros de allí.
Ella sonrió.
Me incliné más cerca de Logan y bajé la voz.
—Deberíamos vigilar a Harvey.
Ambos lo miramos. Todavía estaba mirando el candelabro.
—Sí, no dejaré que intente hacer un agujero en la pared ni nada.
—Bien.
Nos desplegamos y registramos la habitación, pasando las manos
por las paredes, revisando los rincones y grietas en las molduras,
buscando aberturas ocultas o piezas sueltas de madera. El armario no
tenía nada interesante, excepto el recuerdo de besar a Annika en el
baile de máscaras. Tenía un piso de concreto y no había señales de
una posible abertura que pudiéramos ver.
Mientras buscábamos, seguí mirando hacia el candelabro. La nota
decía mira hacia arriba. ¿Significaba literalmente mirar al techo?
—¿En qué estás pensando, Marco Brolo22? —preguntó Logan.
—Me pregunto qué hay en el techo.
—Solo hay una manera de averiguarlo.
—Estoy en ello —dijo Gavin. Corrió hacia las puertas que
conducían al vestíbulo y desapareció.
—¿A dónde va? —pregunté.
Logan me palmeó la espalda.
—Probablemente lo mejor sea no hacer preguntas.
478

Broma de Logan para referirse a sus hermanos, combinando la palabra en inglés hermano y
22

Marco Polo.
—¿Esto es una locura?
—Oh sí. Esto es una locura.
Le fruncí el ceño.
—Pero en serio, ¿cuánto tiempo más vamos a seguir así? Es el día
de tu boda.
—Lo sé. Tendremos que terminar pronto.
—¿Alguna noticia de Garrett sobre el secuestrador?
Negué con la cabeza.
—Nada aún. Probablemente descubrió que Annika no está allí. Que
yo sepa, no ha vuelto a la choza.
—Maldición.
—Lo sé. Créeme, no me gusta el hecho de que quienquiera que
secuestró a mi chica siga por ahí. Pero sigamos buscando. No tenemos
mucho tiempo.
Miré hacia el techo de nuevo. ¿Nos habíamos desviado por
completo? Los brillantes prismas de luz podrían significar cualquier
cosa. O nada.
Tal vez Ernest Montgomery había hecho la broma más grande de
todas: convencer a todo un pueblo de buscar un tesoro que no existía.
Annika se acercó y deslizó su mano en la mía.
—Lo encontraremos.
—¿Qué pasa si no hay nada que encontrar?
—Tiene que haber.
—Realmente no creemos que haya un cofre de oro escondido en el
techo, ¿verdad?
Ella miró hacia arriba. 479
—No sé. Sin embargo, sería genial si lo hubiera.
Sería genial. Dejando de lado todas las preguntas que
inevitablemente iban a surgir sobre el propietario de lo que
encontráramos, y esas eran grandes preguntas, si en realidad
localizábamos el tesoro, esperaba que fuera suficiente para salvar la
tierra de la Abue. Y que de alguna manera nos diera las respuestas
que buscábamos.
Aunque, aquí de pie en medio del salón de baile de un hotel con
Harvey Johnston vagando por ahí murmurando que necesitaba su
hacha, estaba empezando a pensar que Logan tenía razón. Esto era
una locura.
Gavin volvió a abrir la puerta del salón de baile.
—Lo tengo.
—¿Tienes qué?
Empujó un elevador hidráulico azul dentro de la habitación y lo
colocó debajo del candelabro.
—¿De dónde sacaste eso? —preguntó Logan.
—Del sótano. Tienen que reemplazar esas bombillas de alguna
manera, así que pensé que tendrían algo que pudiera hacer subir a un
tipo.
—Déjame adivinar —le dije—. ¿Dejaste una nota?
Gavin sonrió.
—No. Le pregunté al chico de mantenimiento. Dijo que estaba bien.
Logan y Gav bloquearon las ruedas en su lugar. Le hice un gesto a
Harvey para que subiera a la plataforma conmigo.
—¿Cómo estás con las alturas? —le pregunté.
Se subió al elevador.
—No tengo miedo.
Subí detrás de él y pulsé el botón para activar el sistema hidráulico.
Nos elevó lentamente, justo a un lado del candelabro, para que 480
pudiéramos llegar hasta el techo. Cuando estuvimos lo
suficientemente cerca como para poder alcanzarlo fácilmente, detuve
el elevador.
—Ten cuidado ahí arriba —gritó Annika.
Empujé el techo, esperando que fuera sólido. Pero se movió.
—Creo que este panel está suelto.
—Tiene sentido —dijo Logan—. Necesitarían una forma de acceder
al cableado.
Presioné contra el panel y lo moví hacia un lado, dejando un
espacio en el techo. Harvey se agachó mientras yo subía el elevador
lo suficiente para que pudiéramos mirar a través de la abertura.
—Nos estamos muriendo aquí abajo —dijo Gavin—. ¿Ves algo?
Asomé la cabeza por el hueco y miré a mi alrededor. Había gruesos
manojos de alambre unidos a grandes vigas y conductos metálicos
para la calefacción y el aire acondicionado. Saqué mi teléfono y
encendí la luz, entrecerrando los ojos para ver. Pero no había nada
fuera de lo común. Sin sobres, llaves o símbolos de ardillas. Y
ciertamente ningún cofre lleno de monedas de oro con sello M.
Nada.
—No veo nada —dije hacia abajo—. Es solo un gran espacio en el
ático. Alambres, conductos metálicos. Eso es todo.
—¿En serio? —preguntó Logan—. ¿Nada?
Me agaché y negué con la cabeza.
—Nada.
—¿Puedo ver? —preguntó Harvey.
—Sí, hombre. Adelante.
Me aparté de su camino para que pudiera mirar, sintiéndome como
un idiota. ¿Qué estaba haciendo aquí arriba? La gente había estado
buscando este supuesto tesoro durante cien años. Annika y yo nos
íbamos a casar esta noche. Debería haber estado con sus amigas, 481
haciendo lo que hacían las novias el día de su boda para prepararse.
No deambular por el salón de baile de un hotel, buscando algo que
tal vez ni siquiera exista.
—¡Ardilla! —gritó Harvey y comenzó a trepar por el agujero en el
techo.
—¡Espera! Harvey, detente.
El viejo era más fuerte de lo que parecía. Sus pies desaparecieron
por el hueco.
—Mierda —murmuré y subí detrás de él—. Cuidado donde pisas.
—¡Ardilla! —gritó de nuevo.
Me puse de pie. El espacio del ático sorprendentemente grande
había sido revestido con madera contrachapada, probablemente para
que los trabajadores pudieran tener fácil acceso a los conductos y el
cableado. Harvey salió disparado, todavía gritando sobre la ardilla.
—¡Harvey!
Lo seguí, pero desapareció detrás de un gran poste. Logan, Gavin
y Annika gritaron preguntas desde abajo, sus voces cada vez más
débiles a medida que avanzaba.
—Harvey, ¿dónde estás?
Rodeé el poste y lo encontré. Se había detenido, afortunadamente,
y me daba la espalda.
—Lo sabía —dijo—. Les dije a todos que eran unas ladronas.
—¿De qué estás hablando?
Señaló algo frente a él.
—Mira.
Di unos pasos más y apunté con la luz de mi teléfono.
—Mierda santa.
Un montón de chatarra se encontraba amontonada en la esquina
del ático. La mayor parte parecía basura: envoltorios de dulces y
papas fritas, cajas masticadas y otros pedazos de basura. Pero entre
482
ellos pude ver lo que parecía ser la billetera de alguien, un juego de
llaves y varios juguetes y animales de peluche. Era como el tesoro de
un pequeño dragón.
—Es su escondite —dijo Harvey, su voz asombrada—. Lo sabía.
Siempre lo supe.
—¿Un escondite de ardillas? Tienes que estar bromeando.
Se agachó y comenzó a cavar en la pila, murmurando para sí
mismo.
—¿Qué estás haciendo?
—Buscando mi hacha. Las ardillas se la llevaron. Pequeñas
cabronas, sé que lo hicieron.
Miré a mi alrededor, preguntándome cómo eran capaces de entrar.
—Hum, Harvey, no creo que las ardillas puedan levantar un hacha
para subirla aquí.
—Trabajan juntas. —Siguió cavando, arrojando envoltorios,
periódicos, una revista masticada y un folleto descolorido de la
Universidad de Tilikum detrás de él—. Están organizadas.
—En serio, hombre, deberíamos salir de aquí. No creo que vayas a
encontrar tu hacha.
Siguió cavando, murmurando furiosamente.
No quería intentar gritar a través del techo, así que llamé a Logan.
—¿Qué diablos están haciendo ustedes ahí arriba? —preguntó.
—Harvey vio una ardilla y creo que encontramos su escondite.
—¿Las ardillas tienen un escondite?
—Sí. Hay un montón de mierda aquí arriba. La mayor parte es
basura. —Cogí la cartera y la abrí. La identificación decía Joel Decker
y todavía tenía dinero—. Aunque acabo de encontrar la cartera de Joel
Decker.
—Gav, no subas al elevador. Oh mierda, aquí viene el gerente.
—Consígueme algo de tiempo. Harvey todavía está cavando.
483
—Entiendo.
Terminé la llamada y guardé mi teléfono en el bolsillo.
—Harvey, tenemos que irnos. El gerente del hotel está allá abajo y
no creo que esté feliz de tenernos deambulando por aquí.
—Tengo que encontrar mi hacha. —Arrojó un calcetín viejo sobre
su hombro.
Con un suspiro de resignación, me agaché junto a él y comencé a
mover las cosas de la pila. Si pudiera mostrarle que su hacha no
estaba enterrada bajo toda esta mierda, tal vez podría convencerlo de
que baje.
La colección de basura al azar de las ardillas era bastante
impresionante. Entre la basura, encontré otro juego de llaves, adornos
navideños, bolígrafos, cuadernos rotos y descoloridos, cartas que
nunca se habían abierto y un pequeño vaso de plástico que quizás
alguna vez tuvo un logotipo. Pero ningún hacha.
Porque, por supuesto, no había ningún hacha. Las ardillas podrían
llevar todas estas pequeñas cosas. ¿Pero cómo diablos iban a meter
un hacha en el ático encima del salón de baile del Hotel Grand Peak?
Estaba a punto de volver a intentar convencer a Harvey de que no
encontraríamos lo que estaba buscando cuando algo en el montón me
llamó la atención. No era su hacha, pero era una caja de madera.
¿Cómo habían conseguido las ardillas subir eso aquí?
Era del tamaño de una caja de zapatos, por lo que no era
particularmente grande. Pero a menos que hubiera ardillas mutantes
con súper fuerza o brazos anormalmente largos, no podía imaginarlas
cargando la caja y colocándola en cualquier agujero por el que
estuvieran metiéndose para entrar.
La acerqué y sacudí el polvo y la suciedad de la parte superior.
Sentí que mi corazón dio un vuelco y la miré con incredulidad. La
tapa estaba grabada con una ardilla.
Santa mierda.
484
Saqué mi teléfono y tomé una foto.
—Eh, ¿Harvey?
—¿Dónde está? Sé que está aquí.
—Harvey, tal vez quieras echarle un vistazo a esto.
Se detuvo y miró la caja, con los ojos muy abiertos.
—¿Está cerrada? No tengo la llave.
Levanté el pestillo. Sin problemas.
—No tiene llave.
—¿Ni siquiera la cerraron?
—Honestamente, Harvey, no es tan pesada. Esto podría no ser
nada.
—Deberíamos llevarla a donde haya más luz.
—Sí, estoy de acuerdo.
Cogí la caja y volvimos al elevador. Harvey salió primero, luego lo
seguí.
—¿Encontraron algo? —llamó Gavin mientras maniobraba el
elevador hacia abajo.
—Esta caja tiene una ardilla, al igual que las otras cosas.
—¿No me jodas? —preguntó Gavin.
Llegamos hasta abajo y salimos del elevador.
—¿A dónde fue el gerente? —pregunté.
—Recibió una llamada telefónica importante —dijo Logan—. Una
antigua huésped que tenía algunas quejas serias.
Levanté mis cejas.
—¿Cara?
—Sí. Ella lo mantendrá ocupado por un tiempo.
—Gracias. —Sostuve la caja frente a mí mientras los demás la 485
miraban.
—Ábrela. —Harvey hizo un gesto, con los ojos aún muy abiertos—
. Ábrela.
—No, hazlo tú. —La puse en el suelo a sus pies.
Se frotó las manos y crujió los nudillos, luego se agachó y levantó
la tapa. Sostuve mi teléfono, listo para tomar una foto y registrar el
momento del triunfo de Harvey.
—¿Qué mierda es esto? —Sacó un sobre sellado.
Mis hombros se hundieron. ¿Era solo otra pista?
—Ábrelo.
Abrió el sello y sacó un trozo de papel doblado. Se parecía al que
habíamos encontrado en el Timberbeast. Esa era una buena señal al
menos.
—¿Qué dice?
—Bufete de Abogados Novak —dijo Harvey—. Con domicilio en
Echo Creek.
—¿Eso es todo?
—No. Toma, puedes leerla.
Me entregó la nota.
—Mis asociados en el Bufete de Abogados Novak tienen lo que
buscan. Pero los términos se han establecido y no se pueden cambiar.
Ernest Montgomery.
Harvey resopló y no supe si era por diversión o por disgusto. Quizá
un poco de ambos.
—¿Qué demonios significa eso? —preguntó Logan.
—Ni idea.
—Hay más aquí. —Harvey dio la vuelta al sobre y sacudió algo en
la palma de su otra mano.
Era una pieza de metal de forma ovalada, como algo que podría
usarse en un collar. Incluso tenía un círculo en la parte superior para
486
que pasara una cadena. Me lo entregó y le di la vuelta. Grabado en el
frente había una ardilla, como las otras que habíamos visto antes.
—¿Se abre? —preguntó Harvey, señalando un pequeño broche en
un lado.
—Creo que sí.
Apreté el pestillo y se abrió sobre pequeñas bisagras. Era un
relicario con una foto descolorida en un lado y algo grabado en el
otro.
—¿Quién son ellos? —preguntó Harvey.
La foto era un retrato de una pareja. Parecía que podría haber sido
de los años veinte, pero no podía asegurarlo. Pasé el pulgar por el
otro lado para ver si podía leer lo que decía.
—John y Eliza Haven —leí—. Esto dice San Francisco. Y hay una
fecha.
Había algo sobre esa fecha. Hojeé las fotos en mi teléfono hasta que
encontré las fotos que había tomado de sus certificados de defunción.
La fecha del relicario era posterior a las fechas de los certificados.
—Ellos no murieron —dije—. Quiero decir, probablemente lo
hicieron eventualmente, pero no de la forma en que todos pensaban.
John Haven no mató a Eliza Bailey, se casó con ella. En San Francisco,
aparentemente.
—Se escaparon juntos —dijo Annika, con asombro en su voz—.
Pero… ¿por qué está eso en el mismo sobre con una nota de Ernest
Montgomery?
—El bufete de abogados todavía existe. —Logan levantó su
teléfono—. Tienen un sitio web. Dirección de calle diferente pero aún
en Echo Creek. Dice que fueron fundados en 1901.
—Así que habrían existido durante la época de Ernest Montgomery
—dijo Annika—. En realidad, podrían tener lo que sea a lo que se
refiere la nota.
487
—¿Hay un número de teléfono? —pregunté.
—¿Crees que están abiertos? —preguntó Annika—. Es un día
festivo.
—Probablemente no, pero al menos puedo dejar un mensaje.
Logan me lo dictó y marqué. Sonó y sorprendentemente una mujer
descolgó.
—Bufete de Abogados Novak, esta es Teresa.
—Oh, hola, no esperaba que contestaran. ¿Su oficina está abierta
hoy?
—En realidad no lo está, pero respondí por costumbre.
—Lo lamento.
—No te preocupes por eso. Soy la única aquí, pero puedo tomar un
mensaje.
—En realidad no estoy seguro de con quién necesito hablar. Esto
va a sonar extraño, pero mi nombre es Levi Bailey y encontré una nota
muy antigua de un hombre llamado Ernest Montgomery. Dice que
llame a su bufete de abogados.
—¿Dice de qué se trata?
Miré a Annika. No podía creer que estaba a punto de decir esto en
voz alta.
Ella me dio un asentimiento alentador.
—Hum, creo que podría tener que ver con lo que la gente de aquí
llama el tesoro de Montgomery.
—¿Un tesoro? —preguntó ella, su voz llena de escepticismo.
—Lo sé, dije que sonaría raro. Soy de Tilikum y…
—No importa. Eso lo explica todo. Le haré saber al señor Novak
que llamaste.
—Dale mi número también —dijo Annika—. Por si acaso.
—Sí, gracias. Puede llamarme a mí o a mi prometida, Annika
Haven. —Le di a Teresa nuestros números, pero me preguntaba si en
488
realidad los estaba escribiendo o simplemente me estaba siguiendo la
corriente.
No es que la culpara. Probablemente sonaba como una broma.
Me despedí y terminé la llamada.
—Bueno, eso fue raro.
—¿Crees que ella te creyó? —preguntó Annika.
—No sé. Supongo que lo averiguaremos si ese tipo Novak alguna
vez llama de vuelta.
—Podemos llamarlo la próxima semana si no lo hace —dijo.
—O simplemente conducir hasta allí —dijo Gavin—. Tal vez las
oficinas del Bufete de Abogados Novak deban someterse a una
inspección de incendios de rutina. Conozco a algunos de los chicos
del departamento de allí. Ellos nos ayudarán.
Toqué la cara de Annika y le acomodé el cabello detrás de la oreja.
—Esto ha sido un poco anticlimático. Siento haber desperdiciado
parte de tu día.
—No fue un desperdicio. Podríamos haber encontrado algo.
—Aun así, debería devolverte. Marigold debe estar explotando tu
teléfono.
—Sí, ella totalmente lo está haciendo.
Me acerqué y le di un suave beso en los labios.
—Nos vamos a casar hoy.
Ella sonrió.
—Lo sé. No puedo esperar.
Yo tampoco podía esperar. Todavía quería descubrir la verdad
sobre el tesoro, pero hoy, esto era lo que importaba. Annika, Thomas
y yo nos convertiríamos en una familia.
Hoy iba a ser el mejor día de mi vida. 489
Capítulo 51
Annika
Todo mi cuerpo se estremeció de emoción cuando la cuñada de
Grace, Zoe Miles, jefa de eventos en Salishan Cellars Winery, me
condujo por el pasillo desde la habitación de la novia. Tenía la
completa confianza de alguien acostumbrada a discutir un millón de
detalles en el día más importante en la vida de sus clientes.
Era difícil de creer que hace solo veinticuatro horas, estaba siendo
rescatada del cautiverio en una choza insonorizada en el patio trasero
de alguien. O que justo esta mañana, había estado hurgando en el
salón de baile de un hotel, buscando un tesoro y la respuesta a un
misterio de más de cien años.
Casi más difícil de creer era que una Haven estaba a punto de
casarse con un Bailey.
El último par de semanas había sido un torbellino de locura. Pero
en pocos momentos, nada de eso iba a importar. Porque estaba a
punto de convertirme en la esposa de Levi Bailey.
Mamá y papá estaban parados cerca de la puerta con Thomas entre
ellos, tomándolo de la mano. Se veía absolutamente adorable con su
pequeño esmoquin negro y su característico ceño fruncido. No estaba
tan seguro de esto de la boda.
—Hola, cariño. —Me agaché y aparté un mechón de pelo de su
frente—. ¿Caminarás por el pasillo con mami o quieres que Nana te
lleve? 490
—Con mami.
—Bueno, está bien.
—¿Vedemos a Evi?
Sonreí.
—Sí, vamos a ir a ver a Levi. Mami y Levi se van a casar,
¿recuerdas?
—Mami, ponito vetido.
—Sí, estoy usando un vestido especial hoy. Me alegro de que
pienses que es bonito. Gracias.
Me puse de pie y alisé mi vestido, luego tomé su mano.
Papá se acercó y se inclinó para besarme en la mejilla. Luego se
aclaró la garganta.
—Estás preciosa.
—Gracias, papá.
—Realmente lo estás —dijo mamá—. Absolutamente perfecta.
—Gracias por todo —dije—. A los dos. Sé que esto no ha sido fácil.
Mamá agitó su mano.
—Solo porque esto no sea lo que habíamos imaginado, no significa
que no esté bien. Te amamos y queremos que seas feliz. Eso es todo
lo que importa.
—Y él es, hum… —Papá se aclaró la garganta de nuevo—. Un buen
hombre.
Viniendo de mi padre, ese era el mayor cumplido que cualquier
hombre podía recibir y no digamos de un hombre que era un Bailey.
—Muy bien, ¿estamos listos? —preguntó Zoe amablemente.
Asentí.
—Sí, listos.
—Excelente. Por cierto, me disculpo de antemano, pero estoy
491
bastante segura de que toda mi familia se invitó a tu boda. Decidieron
que, dado que el novio es el cuñado de Grace, eso significa que todos
son familia, lo que significa que todos están invitados. No te
preocupes, no te cobraremos por la comida extra.
Me reí.
—Está totalmente bien. Ustedes han sido muy serviciales.
—El placer es nuestro. Me alegro de que esto haya funcionado. —
Recogió un trozo de pelusa de mi vestido y me acomodó el velo—.
Perfecto. Está bien, mamá y papá, estamos abriendo las puertas.
Ustedes dos son los primeros.
Las puertas se abrieron y miré a Thomas. Observó la habitación
llena de gente con escepticismo. Me preguntaba si entraría de buena
gana o decidiría mostrar su obstinada niñez a todos los invitados a
nuestra boda.
Si lo hiciera, tendría que cargarlo y llevarlo. No sería el fin del
mundo.
Mamá tomó el brazo de papá y caminaron juntos por el pasillo.
Cuando llegaron al frente, se hicieron a un lado para tomar sus
asientos.
Fui vagamente consciente del fotógrafo, que había estado tomando
fotos discretamente. Y de todos los invitados a la boda, levantándose
de sus sillas y mirándome.
Pero, sobre todo, vi a Levi.
Estaba parado al frente con un elegante esmoquin negro, luciendo
más guapo de lo que jamás lo había visto. Nos miramos el uno al otro
durante un largo momento y fue como si todo lo demás en el mundo
se desvaneciera. Éramos solo nosotros. Amigos secretos convertidos
en amantes que estaban a punto de dedicarse la vida el uno al otro.
Cada mensaje de texto, cada beso robado y cada anhelo silencioso
de mi corazón me habían llevado a esto. A Levi.
—¡Evi! —exclamó Thomas. Su mano se deslizó de la mía y antes de
492
que pudiera agarrarlo, echó a correr por el pasillo.
La sonrisa de Levi derritió mi corazón, y mis ovarios, mientras se
agachaba para tomar a Thomas en sus brazos. Lo levantó y lo
acomodó en su cadera, luego me dirigió esa increíble sonrisa.
Con lágrimas en los ojos, avancé por el pasillo hacia los dos
hombres más importantes de mi vida.
Todos me sonrieron mientras caminaba y no se me escapó la
enormidad de lo que estaba pasando. Nuestras dos familias estaban
aquí. Los Haven y los Bailey. Y no habían sentado a los invitados
basándose en «el lado de la novia y el lado del novio». A pedido
nuestro, habían sentado a las personas a medida que llegaban. No
solo habían asistido los Haven y los Bailey, los Haven estaban
sentados justo al lado de los Bailey. Y nadie peleaba.
De hecho, todos parecían felices.
Incluso Zachary.
Mis hermanos se sentaron en la segunda fila, justo detrás de la
Abue Bailey y algunos miembros de la familia de Levi. Zachary me
guiñó un ojo cuando me acerqué, la comisura de su boca se torció en
una sutil sonrisa.
Está bien, tal vez no era un gran idiota después de todo.
Marigold e Isabelle se sentaron juntas con nada menos que Elias a
la derecha de Isabelle. Habían desafiado probabilidades casi tan
grandes como Levi y yo para estar juntos de nuevo. Y yo estaba tan
emocionada por ella.
Pero esa era otra historia.
Llegué hasta Levi y Thomas al final del pasillo. El plan había sido
que Thomas se sentara con mis padres, pero dudaba que se separara
voluntariamente de Levi. Su frente se había alisado y miró a la
multitud con interés, pero sin preocupación ni angustia. Se sentía
seguro y protegido en los brazos de Levi.
493
Justo como debería ser.
Entonces, cuando el oficiante comenzó la ceremonia, los tres nos
paramos al frente. Juntos. Como una familia.
Miré a Levi y por el rabillo del ojo pude ver a los invitados. Lancé
una rápida mirada a mis hermanos. Todos se veían tan guapos en sus
trajes, una gran diferencia de sus jeans y camisas de franelas
habituales.
Había un gran grupo de caras hasta atrás que no reconocí. Deben
haber sido la familia de Grace: su hermana, sus hermanos y sus
cónyuges. Y al otro lado del pasillo estaba…
Espera.
Mi corazón se sentía como si se hubiera quedado atrapado en mi
garganta y una ola de miedo me recorrió.
¿Por qué estaban aquí Lorraine y Harold Montgomery?
¿Y quién era el hombre que estaba sentado con ellos? ¿Era ese su
hijo, Rob?
Miré a Levi, con los ojos muy abiertos.
—¿Qué ocurre? —susurró.
—Los Montgomery. Al final. En la última fila.
Levi miró.
El hombre se levantó.
El caos estalló frente a mí. Levi gritó algo a sus hermanos mientras
bajaba a Thomas y se colocaba frente a nosotros, usando su brazo para
mantenernos detrás de él. Sus hermanos reaccionaron, volando de
sus asientos, mientras que mis hermanos hicieron lo mismo.
El hombre, que solo podía suponer que era Rob Montgomery,
caminó por el pasillo, sacando una pistola de su bolsillo. Los gritos se
alzaron entre la multitud. Algunas personas fueron hacia la puerta,
pero Harold Montgomery se interpuso en su camino. ¿Él también
tenía un arma? No sabría decir.
Oh, Dios mío, ¿qué estaba pasando? 494
—Guau. —Levi extendió las manos—. No hay necesidad de eso.
—Esto hubiera sido mucho más fácil si te hubieras quedado quieta
—dijo el hombre, aparentemente hablando conmigo—. Te lo dije, si
cooperabas, nadie tendría que salir lastimado.
¿Dónde estaba Garrett? ¿Tenía su arma encima? ¿Estaba aquí el
sheriff Cordero? No podía ver lo que estaba pasando. Me quedé
agachada y acerqué a Thomas.
—¿Pitón glande, mami? —preguntó Thomas.
—Shh, cariño. Ahora no.
—Baja el arma —dijo Levi—. Entonces puedes decirnos qué estás
haciendo aquí.
—Oh, por el amor de Dios, Rob —dijo Lorraine—. No estamos aquí
para tener una charla con los vecinos. Sácalos ya.
—Vamos —dijo Rob—. La novia y el novio, vámonos. El niño
puede quedarse.
Su voz. Era él. Él me había secuestrado.
—No vamos a ir a ninguna parte —dijo Levi.
Rob apuntó con el arma a Levi.
—Puedes venir conmigo o puedo dispararte en la pierna y
arrastrarte afuera. Tu elección.
—Mami, hombe de pitón de bombedos glande —dijo Thomas—.
Ve pitón glande.
Sostuve a Thomas cerca, incapaz de evitar temblar.
—Shh, amiguito, ahora no.
—Lleva mí.
—Te estoy abrazando, cariño —susurré—. Solo por favor cállate.
No podía creer que esto estaba pasando. No sabía si quería correr,
gritar, llorar o desmayarme. Nunca había estado tan aterrorizada, ni
495
siquiera cuando me secuestraron y metieron en el maletero de un
auto. Entonces, había estado en peligro, pero sabía que mi hijo estaba
a salvo. Este era un nuevo nivel de terror.
Por un momento angustioso, nadie se movió.
Sentí a Levi reaccionar antes de que pudiera ver algo. Me aferré a
Thomas, tratando de cubrirlo con mi cuerpo, mientras Levi se
abalanzaba sobre Rob.
Gritos y gritos resonaron en la habitación. Observé con asombro
cómo Josiah y Logan agarraban a Rob por detrás justo cuando Levi lo
alcanzó y le arrebató el arma de la mano. El arma cayó al suelo y Levi
la apartó de una patada, luego golpeó a Rob en la cara sin
contemplaciones.
Luke y Theo, junto con Gavin y Evan, corrieron hacia la parte de
atrás, uniéndose a lo que parecían varios de los hermanos de Grace
para someter a Harold. En segundos, estaba en el suelo con las manos
atadas a la espalda.
No tenía idea de cómo lo habían hecho tan rápido. O que tenían
cuerda a mano.
Grace y Cara sujetaron a Lorraine mientras Garrett se hacía cargo
de la situación, confiscó las armas y ordenó que los tres Montgomery
fueran llevados a la parte de atrás.
Levi se apresuró y me ayudó a ponerme de pie.
—¿Estás bien?
Asentí, todavía sintiéndome temblorosa.
—No estoy herida. ¿Estás bien?
Cogió a Thomas y flexionó el puño.
—Sí, bien.
—Lleva mí —dijo Thomas—. Ve un pitón glande.
—Te está abrazando, amiguito. —Lo miré fijamente, mi boca
abriéndose con sorpresa—. Espera. Ir a ver el camión grande.
Thomas, ¿ese es el hombre que te llevó a ver el camión grande en la 496
Villa Navideña?
Thomas asintió, su rostro serio.
—Lleva mí. Ve pitón glande. Di adió, adió.
—Creo que Thomas acaba de identificar a su secuestrador —dijo
Levi.
—Tenemos que decírselo a Garrett y definitivamente él es quien me
secuestró. Recuerdo su voz.
Mis padres vinieron a ver si estábamos bien. Después de
asegurarles que estábamos bien, llevaron a Thomas a su asiento con
ellos. El resto de los invitados se arremolinaron alrededor, hablando
en bajos murmullos.
Zoe se acercó, su expresión llena de preocupación.
—¿Todos están bien aquí al frente?
—Estamos bien —dijo Levi—. Me disculparía por todo esto, pero
no tengo idea de lo que está pasando.
—Está bien. La policía estará aquí en cualquier momento. Estoy
segura de que lo solucionarán. —Miró hacia el fondo de la
habitación—. Mi esposo y sus hermanos están llevando a, supongo
que los llamaremos sospechosos, al vestíbulo. Allí los vigilarán hasta
que llegue la policía.
—Gracias —dije.
—Por supuesto —dijo Zoe—. Me alegro de que nadie haya
resultado herido. Seamos honestos, eso fue jodido, no hay otra forma
de decirlo. Lo que suceda a continuación depende totalmente de
ustedes dos. Si todo esto fue demasiado, podemos reprogramar. O si
quieren seguir adelante ahora que no parece haber ningún psicópata
armado para interrumpir la boda, también podemos hacerla. Sin
embargo, no hay prisa por decidir nada, y si quieren que me dirija a
los invitados, háganmelo saber.
—Puedo decir algo. —Levi se movió para quedar frente a los
invitados y levantó la voz—. Disculpen. Hola a todos. ¿Puedo tener 497
su atención por un minuto?
El murmullo bajo de la charla se apagó.
—No estoy muy seguro de qué decir sobre lo que acaba de suceder.
Pero gracias a todos por la reacción rápida. —Se acercó y tomó mi
mano—. Ojalá pudiera decirles por qué alguien intentó detener
nuestra boda a punta de pistola, pero sinceramente no lo sé.
Aparentemente había más fuerzas en contra de un matrimonio entre
un Bailey y una Haven de lo que creíamos.
Lo que le valió una risa tranquila.
—Si a todos no les importa tomar sus asientos, solo estamos
tratando de reagruparnos y decidir si continuamos.
Un hombre en el fondo de la sala levantó la mano. No tenía idea de
quién era.
—Disculpa. Lamento interrumpir, pero... ¿puedo sugerirte que
continúes con la boda?
—¿Quién eres? —preguntó Levi.
—Soy Brian Novak del Bufete de Abogados Novak. Dejaste un
mensaje en mi oficina hoy temprano.
—¿Qué tiene eso que ver con nuestra boda?
—Legalmente, no puedo decírtelo hasta que se celebre la boda o
hasta la medianoche del tres de enero, lo que ocurra primero. Pero me
gustaría recomendarte encarecidamente que procedan.
Miré a Levi y me reí. ¿Qué más podía hacer?
—Vamos a casarnos.
—¿Sí? —La comisura de su boca se curvó en una sonrisa—.
¿Segura?
—Absolutamente. Hemos llegado hasta aquí. No nos detengamos
ahora.
—Perfecto. Bueno, amigos y familiares, ya escucharon a la novia.
Tengamos una boda. 498
Zachary comenzó a aplaudir. Un segundo después, el resto de mis
hermanos se le unieron, y muy pronto, toda la sala estalló en
aplausos. Alguien en la parte de atrás silbó y, a pesar de lo loco que
había sido, no podía dejar de sonreír.
Levi se volvió hacia el oficiante.
—Señor, si fuera tan amable.
El rostro del oficiante estaba bastante pálido, pero asintió
fuertemente a Levi.
—Quizá vayamos directamente a los votos.
Tomando mis manos entre las suyas, Levi me miró. Nuestros ojos
se encontraron y el caos se desvaneció.
Era hora de convertirnos en marido y mujer.

499
Capítulo 52
Levi
—Y ahora los declaro marido y mujer.
Eran las palabras más hermosas que jamás había escuchado. O tal
vez las segundas más hermosas. Las primeras fueron las palabras «te
amo», cada vez que Annika me las decía.
Y ahora, ella era mi esposa.
La atraje hacia mí y tomé su boca en un beso. ¿Era un beso de boda?
Difícilmente. ¿Me importaba? No, no lo hacía. Estaba besando a
Annika frente a todos.
Vítores y aplausos se alzaron entre los invitados. No dejé de
besarla.
Lo habíamos hecho. Habíamos desafiado las probabilidades al
enfrentar la enemistad. Una Haven se había convertido en una Bailey.
Con nuestros invitados aun aplaudiendo, caminamos juntos por el
pasillo, tomados de la mano. Zoe nos hizo pasar a la habitación del
novio para que pudiéramos tener un momento para nosotros.
Tan pronto como la puerta se cerró detrás de Zoe, volví a besar a
Annika.
—¿Estás segura de que estás bien?
Ella me sonrió, sus ojos azules brillaban.
—Estoy bien. No, estoy más que bien. Estoy fascinada. Acabo de 500
convertirme en Annika Bailey.
Toqué su cara.
—Te ves increíble.
—Gracias. ¿Todo eso acaba de pasar? ¿Los Montgomery realmente
nos amenazaron a punta de pistola?
—Eso realmente sucedió.
Parpadeó, como si estuviera desconcertada, y sacudió la cabeza
lentamente.
—¿Qué está sucediendo?
—No lo sé, pero me siento mucho mejor sabiendo que esos tres
idiotas están bajo custodia.
—Yo también. Y supongo que es una buena historia. Un día
podremos contarles a nuestros hijos sobre la vez que tres locos
intentaron detener nuestra boda.
Me incliné y rocé sus labios con los míos.
—¿Nuestros hijos?
Ella sonrió contra mi suave beso.
—Sí. Creo que Thomas será un gran hermano mayor, ¿no crees?
Era difícil imaginar algo mejor que casarse con esta mujer. ¿Pero
hacer crecer nuestra familia juntos? Eso podría haber encabezado la
lista.
—Será el mejor hermano mayor. Te amo mucho.
—Yo también te amo.
Hubo un golpe suave en la puerta y Zoe asomó la cabeza.
—Hola. Siento interrumpir, pero se ha solicitado su presencia.
Tomé la mano de Annika y seguimos a Zoe a otra habitación.
Nuestras dos familias estaban congregadas allí, incluidos todos
nuestros hermanos, los padres de Annika y la Abue. De pie a la
cabeza de una gran mesa de conferencias estaba Brian Novak.
501
—No se preocupen por sus invitados —dijo Zoe—. Nuestro
personal está manteniéndolos cómodos a todos con vino y aperitivos.
Y la policía está manejando el resto de la situación.
—Gracias, Zoe —le dije.
Se fue, cerrando la puerta detrás de ella.
—Me disculpo por otra interrupción —dijo Brian, atrayendo la
atención de todos en la sala—. Pero hay un asunto legal del que debo
ocuparme.
—¿Cómo supiste que estábamos aquí? —pregunté.
—Recibí el mensaje que dejaste con Teresa en mi oficina hoy
temprano. Escuché los nombres de Bailey y Haven y no creerías lo
emocionado que me sentí. Llamé a un asociado en Tilikum que me
indicó la dirección correcta. Pero me estoy adelantando. Esto es algo
así como una larga historia y debería empezar por el principio.
—Por favor —dije—. Infórmanos.
—Hace más de cien años, el bufete de abogados de mi familia fue
contratado por un caballero llamado Ernest Montgomery para
realizar algunos cambios significativos en su plan patrimonial. Parte
de su riqueza se distribuiría entre sus parientes más cercanos, en
particular sus acciones, bonos y tenencias en efectivo. El resto de su
riqueza consistía en bienes inmuebles. Era dueño de una parte
significativa del área que rodea el pueblo de Tilikum, y dicha
propiedad se colocó en un fideicomiso con algunas estipulaciones
bastante singulares en cuanto a su eventual herencia. Es por eso por
lo que estoy aquí.
—Espera, ¿estamos hablando del tesoro de Montgomery? —
preguntó Logan.
Brian sonrió.
—En efecto. Creo que la historia creció y cambió a lo largo de los 502
años, pero en el fondo es la fortuna de Montgomery.
Logan me miró, con las cejas levantadas: «En realidad lo
encontramos».
Me encogí de hombros: «¿Lo hicimos?»
—Lo siento —dijo Logan, señalando a Brian—. Continúa.
—Como dije, el fideicomiso tiene algunas estipulaciones únicas. En
pocas palabras, las instrucciones establecen que nadie heredará la
propiedad hasta que suceda una de dos cosas. O el fideicomiso expira
o alguien de la familia Bailey se casa con alguien de la familia Haven.
Y luego de un matrimonio válido y legalmente vinculante, la pareja
misma recibe la propiedad del fideicomiso.
—Lo siento —dijo Annika—. ¿Qué?
Sonrió y golpeó la carpeta de cuero.
—Lo sé, suena inverosímil. Pero el bufete de mi familia ha estado a
cargo del fideicomiso desde su creación. Está todo aquí. El
fideicomiso expira a la medianoche del tres de enero, por lo que les
sugerí que siguieran adelante con la ceremonia. Técnicamente
podrían haberse casado en cualquier momento entre ahora y
entonces, pero tenía la sensación de que, si la posponían, perderían la
fecha límite.
—¿Qué podría haber pasado? —preguntó Josiah.
—La propiedad habría ido a los próximos herederos vivos.
Negué con la cabeza.
—Déjame adivinar. Harold y Lorraine Montgomery.
—Efectivamente —dijo Brian.
—¿Por eso estaban tratando de detener nuestra boda? —preguntó
Annika—. ¿Ellos sabían?
—Y debe ser por eso que Rob te secuestró —le dije—. Iba a retenerte
en esa choza hasta que expirara el fideicomiso.
Ella me miró, con la boca abierta.
503
—Esos idiotas.
—Entonces deben tener una copia del fideicomiso —dije—. Tenían
que haberlo sabido.
—No estoy seguro de qué documentos se han conservado, aparte
de los que están archivados en nuestra oficina —dijo Brian—. Pero
está claro que los Montgomery conocían los términos y trataban
activamente de mantenerlo en secreto. Intentaron impugnar el
fideicomiso en los tribunales hace varios años. Pero considerando que
no son los primeros en hacerlo, el juez ni siquiera escuchó su caso.
—¿Otras personas intentaron impugnar el fideicomiso? —
preguntó Annika.
—Absolutamente —dijo Brian—. Se remonta a generaciones.
Alguien aparece cada dos décadas pensando que puede anular el
fideicomiso y reclamar la herencia. Mi familia ha estado lidiando con
los Montgomery durante mucho tiempo.
—Realmente estaban tratando de mantener la disputa —dijo
Josiah, su voz ligeramente asombrada.
—Y tratando de evitar que se casaran —dijo Logan—. Sin
mencionar que mantenían en secreto la verdad del tesoro.
—¿Te imaginas si se hubiera sabido? —preguntó Luke—. Los
Haven y los Bailey se habrían unido unos con otros para casarse, solo
para reclamar la herencia.
—Pero… ¿qué hay de las pistas? —preguntó Annika—. ¿Ernest
Montgomery realmente dejó esas notas? ¿A qué se debió todo eso?
—Según la documentación complementaria que tenemos, el señor
Montgomery se sentía particularmente agraviado por la rivalidad
familiar que había estallado en Tilikum. Después de la muerte de su
nieta, decidió formar el fideicomiso con la intención de volver a unir
a las dos partes. Pero, para evitar cualquier tipo de matrimonio falso,
mantuvo los detalles en secreto y plantó pistas que llevarían a alguien
a nuestro bufete.
—Pero… ¿y si alguien hubiera seguido las pistas y se hubiera
puesto en contacto contigo, pero no hubiera habido un matrimonio 504
entre un Bailey y una Haven? —preguntó.
—Nos proporcionaron copias de una carta del señor Montgomery
en caso de que eso sucediera. Esencialmente dicen «buen intento»,
aunque en un lenguaje más elocuente.
—Montgomery bro suena como un sabelotodo —dijo Logan.
Brian sonrió.
—Esa ha sido la opinión general en mi familia durante unos cien
años.
—Pero… ¿y si hubiera habido un matrimonio antes entre una
Bailey y un Haven pero no encontraban las pistas? —preguntó
Annika—. ¿Habrías salido de la nada con una copia del fideicomiso?
—No, alguien hubiera tenido que contactarnos para reclamar el
fideicomiso. Si no hubieran llamado a mi oficina, no habría podido
distribuirles el fideicomiso, incluso si supiera de su boda. Habría ido
todo a los herederos sobrevivientes. —Abrió la carpeta de cuero, sacó
un sobre amarillento y me lo tendió—. Esta es la carta que escribió
Ernest Montgomery para acompañar el papeleo del fideicomiso.
Cogí el sobre y rompí el sello, una gota de cera roja quebradiza con
una M estampada, igual que la que habíamos encontrado en el cajón
del tocador, aunque este sobre era más grande. Todos en la habitación
parecieron contener la respiración cuando saqué la carta y leí el
contenido.
A aquellos en posesión de esta carta:
permítanme primero ofrecerles mis felicitaciones. Espero sinceramente
que su unión logre lo que yo mismo no pude lograr. El saber, del final de la
disputa de los Bailey y los Haven.
Debo confesar el papel que jugué en el comienzo de la enemistad. Cuando
mi nieta, la señorita Sarah Montgomery, se me acercó y me confió que no
deseaba continuar su compromiso con el señor John Haven, me encontré en
una posición difícil. Como su tutor, dependía de mí guiarla hacia un
matrimonio adecuado. Pero su insistencia fue firme y soy un hombre de
505
corazón tierno. No podía obligarla a casarse contra su voluntad.
También me confió que su amiga más querida y compañera de la infancia,
la señorita Eliza Bailey, estaba enamorada del señor Haven y que los dos
deseaban casarse. Es aquí donde me equivoqué y donde la historia toma su
giro oscuro.
En lugar de consultar de inmediato a mi viejo amigo, el señor Arthur
Haven, sobre el asunto, ayudé a Sarah a hacer arreglos para que la joven
pareja llevara a cabo su relación amorosa en secreto. Me resistía a anunciar
la ruptura del compromiso entre mi nieta y el señor Haven, por temor a que
los lazos de amistad que me habían unido a la familia Haven se tensaran.
Sentí que era necesario un tiempo antes de que se hiciera este anuncio.
Desafortunadamente, el destino intervino y los jóvenes amantes fueron
descubiertos. El señor John Haven, siendo un hombre de gran pasión, declaró
su amor eterno por la señorita Bailey frente a todo el pueblo.
Inicialmente, Sarah estaba eufórica, creyendo que su querida amiga ahora
podría comprometerse con su amante, y su compromiso no deseado sería
cancelado. Pero pronto quedó claro que ambos bandos se habían ofendido
mucho. La familia Haven culpó a los Bailey por poner fin al compromiso de
su hijo con Sarah y así evitar que un día heredara mi propiedad. La familia
Bailey se ofendió por la insinuación de que Eliza no era apta para casarse con
el señor Haven. Al final, la codicia y el orgullo se infiltraron en lo que debería
haber sido un asunto sencillo, y la situación escaló más allá de lo que podría
haber imaginado.
A nadie le interesaba escuchar a este anciano que intentaba decirles la
verdad. Tampoco les interesó el testimonio de mi nieta, que se esforzó tanto
por arreglar las cosas.
Al final, Eliza y John optaron por dejar Tilikum y a sus familias, creyendo
que no había esperanza de reconciliación o aceptación de su unión. Aunque
hice todo lo posible para disuadirlos de su plan, ellos estaban decididos. En
secreto eligieron dejar todo lo que conocían, sin dejar rastro de su paradero.
Tal era la violencia y la ira entre sus dos familias.
Mientras escribo esto, me estoy acercando al final de mi vida y mi mayor 506
arrepentimiento sigue siendo la grieta que plaga el pueblo que amo. El pueblo
que fundé de manera conjunta con la familia Bailey y la familia Haven. Mi
único consuelo es saber que el señor Haven y la señorita Bailey, ahora el señor
y la señora Haven, pudieron dejar este lugar y comenzar de nuevo, viviendo
una buena vida juntos en San Francisco.
Envían sus mejores saludos y dan su bendición a mi plan. Un plan loco,
puede ser. Pero los rumores sobre mi herencia solo han agregado combustible
al fuego de la disputa. Así que aquí, declaro, que nadie heredará mi fortuna
hasta que Bailey y Haven se unan en matrimonio.
En cuanto a aquellos que están de codiciosos esperando mi muerte, con la
esperanza de tener una parte de mi patrimonio, he escondido una serie de
pistas. En muchas he usado el emblema de una ardilla, muestra de la amistad
de Sarah y Eliza que llevaban en colgantes a juego. Otras pistas son
engañosas, diseñadas para desviar a los buscadores.
Pero nadie reclamará el tesoro que he dejado hasta que la enemistad haya
terminado.
Atentamente, Ernest Montgomery.
Bajé la carta.
—Ernest Montgomery realmente hizo la broma más grande de
todos los tiempos. Convenció a todo un pueblo de que había dejado
un tesoro que cualquiera podía encontrar.
—Pero la disputa tenía que terminar antes de que alguien pudiera
reclamarlo —dijo Annika.
Miré a la gente reunida en la habitación. Los hermanos Haven. Paul
y Marlene. Mis hermanos y sus esposas. La Abue. Todos aquí en un
solo lugar para celebrar nuestra boda. El mayor desafío de la disputa
que jamás había tenido lugar.
La Abue me sonrió, sus ojos marrones brillando.
—Nunca te rendiste, Lince. Sabías que valía la pena luchar por el
amor.
—¿Podemos volver a la parte donde Levi y Annika acaban de
heredar el tesoro de Montgomery? —preguntó Gavin.
507
Skylar le dio un codazo.
—Shh.
—Lo siento, este ha sido un día realmente emocionante.
—La propiedad en el fideicomiso vale… —Brian hizo una pausa
como si eligiera sus palabras con cuidado—, una cantidad
considerable. Voy a tener mucho papeleo para ustedes, pero puede
esperar. Felicidades y deberían ir a disfrutar de la recepción de su
boda.
—Gracias. —Parecía inadecuado, pero no sabía qué más decir.
—Espera, solo tengo una pregunta más —dijo Annika—. Si Levi y
yo somos dueños de la propiedad, ¿eso significa que podemos hacer
lo que queramos con ella?
—Dentro de los límites de los reglamentos locales y las leyes de
urbanismo, sí —dijo Brian.
Ella me miró.
—¿Te das cuenta de lo que esto significa? Podemos vender y usar
el dinero para salvar la tierra de la Abue.
Un murmullo bajo se extendió por la habitación.
La miré. Mi bella esposa.
—Tienes razón y ayudar a tu familia también.
Logan levantó los brazos, como un árbitro declarando un
touchdown.
—Lo predije. Sabía que el tesoro era real y que lo encontraríamos.
Lo miré a los ojos y levanté la barbilla hacia él: «Diablos, sí, lo
hiciste».
Echó la barbilla hacia atrás: «Gracias, bro».
Observé a todos en la habitación de nuevo. Los ojos de la Abue se
llenaron de lágrimas.
Lo habíamos logrado. De alguna manera, lo habíamos logrado 508
todo. La Abue iba a estar bien. Annika era mi esposa. Los Bailey y los
Haven estaban juntos en una habitación, llevándose bien.
Fue nada menos que un milagro.
Acerqué a Annika y la besé.
—Muy bien, familia. Vamos a celebrar.
Una vez más, estallaron los vítores. Sostuve a Annika cerca, con
una gran sonrisa en mi rostro. Ella era el mayor milagro de todos. Me
había sacado de las profundidades y me había dado algo por lo que
tener esperanza. Su amor me había curado de maneras que solo
estaba empezando a entender.
Y era solo el comienzo de nuestro felices para siempre.

509
Capítulo 53
Levi
Era notable cuánto había cambiado Tilikum en solo seis meses. Un
forastero probablemente no lo habría notado, pero para aquellos de
nosotros que crecimos aquí, parecía un pueblo diferente.
Las líneas que habían dividido a nuestra comunidad se estaban
volviendo cada vez más borrosas. Los Haven jugando al billar y
comiendo aros de cebolla en el Caboose. Los Bailey tomando una
cerveza en el Timberbeast. Mis hermanos y los de Annika abrieron el
camino, mostrándole a la gente que ya no necesitábamos tomar
partido. Podíamos comer, beber y comprar donde quisiéramos. Lo
reconozco, había un montón de reticencias. Y dudaba que alguna vez
confiaría en Bruce Haven, el dueño de la peluquería Dame and
Dapper, con un juego de tijeras cerca de mi cuello. Me quedaría con
Gerald en The Art of Manliness.
Pero las cosas estaban cambiando para bien.
Aunque las ardillas todavía eran pequeñas ladronas. Una le había
arrebatado una paleta de la mano a Thomas el otro día.
Y todavía íbamos a ponerle barba a Lola, la gran estatua de chica
pin-up vintage en el centro del pueblo. Eso era solo por tradición en
este punto.
De hecho, el final de la disputa no había puesto fin a las bromas.
Volvieron con más fuerza. Pero ya no había animosidad detrás de
ellas. La verdad era que éramos dos grandes familias con muchos 510
muchachos que habían crecido perfeccionando el arte de hacer
bromas entre ellos.
Ahora solo eran por diversión.
Y hoy, íbamos a conseguir que fueran buenas.
Sostuve la mano de Annika con la izquierda y la de Thomas con la
derecha mientras caminábamos por el pueblo hacia el parque
Lumberjack. El sol de verano era agradablemente cálido y las plantas
floreaban dentro de barriles en cada esquina de la calle. Alguien había
puesto una calcomanía de «Camino Bailey» en el cartel que debería
haber dicho «Calle Principal». Alguien más había reemplazado el
letrero de «cruce de calles» con una calcomanía que decía «Avenida
Haven». Sonreí y sacudí mi cabeza. Algunas cosas nunca cambiarían.
Thomas se detuvo y señaló.
—Papi, pitón glande.
Cada vez que me llamaba así, mi corazón se derretía. No le
habíamos dicho que lo hiciera. Comenzó a hacerlo por su cuenta
después de que le leímos un libro ilustrado sobre un niño y su
padrastro. Era un niño tan inteligente que hizo la conexión al instante,
al darse cuenta de que el hombre con el que su mamá se había casado
ahora era su padrastro. Me había estado llamando «papi» desde
entonces.
Fue lo mejor de todo. Amaba tanto a este niño.
También iba a ser una realidad legal pronto. Estaba en proceso de
adoptar oficialmente a Thomas como mi hijo.
El camión de bomberos estaba estacionado afuera del parque
Lumberjack. Todavía era una de las cosas favoritas de Thomas. Lo
había llevado a dar un paseo una vez y no había dejado de hablar de
ello durante semanas.
—Sí, ahí está el camión grande.
—¿Montar en pitón glande?
Me reí.
—Hoy no, hombrecito.
511
—Está bien, papi.
—Al menos agregó la palabra «en» a esa oración —dijo Annika en
voz baja—. Suena mejor que cuando solía decir «montar pitón
glande».
—No puedo decidir si espero que supere la forma en que dice
camión o no. Siempre es gracioso.
Vendimos la propiedad que heredamos del fideicomiso de
Montgomery. O algo así, al menos. Había tanto terreno que pudimos
dividirlo. Una parte la convertimos en una designación de tierra
forestal, por lo que permanecerían sin desarrollar. Otra parte fue para
los Haven, bajo la propiedad de una nueva empresa que habían
formado. Josiah tenía planes de desarrollarlo para la recreación y el
turismo, brindando a su familia una nueva fuente de ingresos y
ayudando a asegurar la jubilación de sus padres.
El resto lo vendimos y las ganancias fueron más que suficientes
para pagar la deuda de la Abue. De hecho, sobró lo suficiente como
para crear un nuevo fideicomiso para hacerse cargo de los impuestos
y el seguro de su tierra. Nunca más tendría que preocuparse por eso.
Ella estaba segura.
Lo último de los ingresos fue para Harvey Johnston. Había tratado
de negarse, alegando que no lo necesitaba. No había estado buscando
el tesoro para hacerse rico. Había estado haciéndolo para demostrar
que su abuelo tenía razón y por la satisfacción de ser quien lo
encontrara.
Pero habíamos insistido. Mantuvo viva la historia y allanó el
camino para que lo encontráramos. El tesoro de Montgomery había
sido real y, a pesar de que no era un cofre de oro, había hecho un bien
increíble a las familias Haven y Bailey. Era lógico que también le
hiciera bien a Harvey Johnston.
Nuestra única estipulación era que no podía usar el dinero para
intentar exterminar a todas las ardillas de Tilikum. Él estuvo de 512
acuerdo.
De mala gana.
En cuanto a los Montgomery, habían planeado huir del país una
vez que detuvieran nuestra boda y expirara el fideicomiso. Habían
contratado a un abogado para manejar la transferencia de cambio de
dueños de la propiedad, prometiéndole una parte de las ganancias
una vez que se vendiera. Habían planeado usar el resto para financiar
sus vacaciones permanentes en México.
En cambio, iban camino a la prisión.
Su hijo Rob los había arrojado debajo del autobús, confesando
haber iniciado los incendios en la casa de Asher y Grace y el Museo
de la Casa Haven, así como los secuestros de Thomas y Annika. Había
admitido haber atacado a Gavin y afirmado que su padre había sido
el que manipuló los frenos de Logan.
El departamento del sheriff había registrado su casa y la de sus
padres y encontró el pasamontaña que había usado cuando secuestró
a Annika, así como una vieja chaqueta del Departamento de
Bomberos de Tilikum que usó cuando secuestró a Thomas.
Pero la mente maestra había sido Lorraine. Tanto su esposo como
su hijo dijeron que ella había sido la que había planeado todo. Tal vez
solo era arrogante o tal vez estaba un poco loca, pero según Garrett,
no había negado nada de eso. Con orgullo le había dicho a Jack que
su plan debería haber funcionado, y culpó a su esposo e hijo por
arruinarlo.
Afortunadamente, los Montgomery ya no eran nuestro problema.
Llegamos al parque y nuestras dos familias ya estaban allí,
distribuidas en pequeños grupos. Algunos se sentaron sobre mantas
con canastas de picnic y hieleras. Otros habían traído sillas plegables.
Asher sostenía los dedos de Charlie mientras caminaba con piernas
inestables. Había cumplido un año hace aproximadamente un mes y
estaba tan cerca de caminar. Grace bromeaba diciendo que sus
piernas estaban demasiado gorditas para usarlas todavía, pero que lo
conseguiría. Seguía siendo uno de los bebés más felices que jamás 513
había visto. Para sorpresa de nadie, hace unos meses Asher y Grace
habían anunciado que estaban embarazados de su segundo bebé.
Luego, para sorpresa de todos, Cara y Logan habían seguido ese
anuncio con uno propio. Iban a tener otro bebé y en realidad lo habían
hecho a propósito esta vez. Broderick tenía nueve meses y gateaba
por todos lados. Todos teníamos la sensación de que iba a ser el Gavin
de la próxima generación. El chico no parecía tener ni una pizca de
miedo. Le había deseado a mi hermano mucha suerte con el segundo
hijo. Iba a necesitarla.
Evan y Fiona se sentaron hacia las afueras del grupo. Nadie sabía
si la distancia que mantenían entre ellos y los demás era por el bien
de Evan, o porque tenían a Sasquatch con ellos. Su bebé iba a nacer
en menos de un mes y, a pesar de lo embarazada que estaba, Fiona
parecía tan feliz y agradable como siempre. Tanto Evan como
Sasquatch miraban al resto del mundo como si estuvieran listos para
arrancar gargantas si alguien se acercaba a Fiona.
Completando la explosión de bebés Bailey estaban Gavin y Skylar,
quienes también anunciaron que estaban embarazados hace unos
meses. Debía dar a luz este otoño y Gavin estaba convencido de que
era un niño. También la Abue, así que todos asumimos que tenían
razón.
Además, los Bailey siempre tenían niños. Era sorprendente.
Aunque las líneas divisorias en nuestro pueblo no eran tan fuertes,
la familia de Annika se había congregado junta en el césped, cerca de
la mía. Su sobrino Owen ya había cerrado la brecha de la enemistad
al hacerse amigo del bebé Charlie. Caminó como un pato frente a
Charlie, haciéndolo reír mientras Asher lo ayudaba. La mamá de
Owen, Taylor, no estaba a la vista, pero Garrett estaba aquí. Josiah,
Luke y Theo se sentaron en sillas plegables, cada uno disfrutando de
una cerveza. Zachary estaba cerca con Paul y Marlene. Me miró
mientras nos acercábamos y me dio un asentimiento con la barbilla.
Habíamos recorrido un largo camino desde que me casé con su
hermana. Incluso habíamos salido a tomar una cerveza juntos un par
de veces.
514
Y sentada justo en medio de todos estaba la Abue.
Sus manos estaban cruzadas serenamente sobre su regazo y parecía
disfrutar de la energía colectiva de sus nietos, las esposas de sus
nietos y su creciente prole de bisnietos.
El hecho de que ella estuviera literalmente en el medio planteaba
un pequeño problema logístico. Miré a Annika. Lucía inquieta, pero
decidí no preocuparme por eso. La Abue era dura. Ella estaría bien.
La mano de Thomas se deslizó de la mía. Corrió hacia la Abue y se
subió a su regazo.
—Ya era hora de que llegaras. —Logan hábilmente agarró a
Broderick antes de que pudiera tirar la bebida de alguien y lo levantó.
Annika apretó mi mano.
—Nos estábamos tomando nuestro tiempo. Es un día tan
agradable.
Le devolví el apretón para que dejara de hablar. Parecía demasiado
nerviosa. Iban a sospechar algo.
Gavin entrecerró los ojos. Demasiado tarde.
—¿Qué está sucediendo? —preguntó.
—Nada —dijo Annika, su voz se volvió aguda.
—Apuesto a que van a hacer un anuncio. —Todos escucharon el
intento de Gavin de susurrarle a Skylar.
Todos los ojos volaron hacia nosotros.
Sí, pensaron que habíamos sugerido un picnic en el parque para
ambas familias para poder anunciar que estábamos embarazados.
Fue el montaje de broma perfecto.
—Tenemos un anuncio —dije y hubo un grito ahogado colectivo—
. Pero no es lo que piensan.
—Vamos, Annika, únete al club. —Cara guiñó un ojo y se frotó la 515
barriga.
Annika se rio nerviosamente.
—Sí, sí. —Agité la mano—. No estamos aquí para decirles a todos
que estamos embarazados. De hecho, he estado trabajando en un
pequeño proyecto en el taller del abuelo y pensamos que lo
presentaríamos aquí.
—¿Qué es? —preguntó Gavin.
—Está por allá. —Hice un gesto hacia un grupo de arbustos detrás
de mí. Habíamos arreglado las cosas temprano esta mañana, antes de
que alguien estuviera cerca, y cruzamos los dedos para que ninguno
de nuestros hermanos entrometidos u otra gente del pueblo, se diera
cuenta y lo arruinara—. Es solo algo que hice. No sé, tal vez sea una
tontería, pero estoy bastante orgulloso de ello.
—Oh, Levi, eso es genial —dijo Grace—. Vamos a verlo.
—Gracias, Grace. —Solté la mano de Annika y di la vuelta detrás
de los arbustos, hacia la carretilla cubierta con una lona grande. Sin
destaparla, la moví frente a nuestras familias—. ¿Listos?
Miré a Annika y le guiñé un ojo. Ella se mordió el labio y sonrió.
Agarramos la lona y la arrancamos. Pero no era un proyecto que
había hecho en el taller del abuelo. Eran un montón de pistolas de
agua de gran tamaño.
Y las habíamos llenado con crema batida.
Antes de que alguien pudiera reaccionar, Annika y yo tomamos
una pistola de agua y comenzamos a disparar sobre todos.
Les tomó un segundo reaccionar, pero tan pronto como se dieron
cuenta de lo que estaba sucediendo, estalló el caos. Las chicas
gritaron, Sasquatch ladró, Charlie y Broderick se rieron a carcajadas
y Owen saltó frente al torrente de crema batida. Hice lo mejor que
pude para evitar manchar a la Abue directamente, pero tanto ella
como Thomas resultaron salpicados.
—¡A recargar! —grité, dejando caer la pistola de agua y recogiendo 516
otra de la carretilla.
Logan y Gavin corrieron directamente hacia mí. Los atrapé lo mejor
que pude antes de que me derribaran al suelo. Miré hacia el cielo y
Asher apareció en mi campo de visión.
Había agarrado una de las otras pistolas de agua.
Oh, oh.
Me reí y traté de alejarme rodando, pero Logan y Gavin me
sujetaron mientras Asher me cubría con crema batida.
La risa de Annika vino de algún lugar a mi izquierda. Alcancé a ver
a Luke y Zachary luchando con la pistola de agua lejos de ella. Tenía
crema batida en el pelo. Thomas saltó sobre el césped frente a la Abue,
lanzando puñados de crema batida al aire. La mayor parte parecía
estar aterrizando en su cabeza.
La Abue ni siquiera se había movido. Ella era tan ruda.
Finalmente, las pistolas de agua se vaciaron. Nadie se había
salvado. Incluso Paul y Marlene tenían crema batida en la ropa. Los
hermanos de Annika habían sido aniquilados, al igual que los míos.
Charlie y Broderick se sentaron en la hierba, lamiéndose los dedos y
las manos y todos se reían.
Asher extendió una mano para ayudarme a levantarme. Me puse
de pie y él me palmeó la espalda.
—Bien jugado.
Le di una palmada en el hombro.
—Gracias.
La sonrisa de Annika era tan brillante como el día de verano. Tenía
crema batida por todas partes: en el cabello, en la ropa, incluso en la
cara.
Besé la crema batida de su nariz y pasé mi lengua por sus labios
para lamer más. 517
Ella se rio.
—Por cierto, también tengo una sorpresa para ti.
La acerqué más.
—¿Para mí? No puedo esperar.
—Puedo mostrártela ahora.
—¿Aquí? —Miré a mi alrededor—. ¿En frente de todos?
—No es ese tipo de sorpresa.
—¿Qué tipo de sorpresa es?
—¿Sabes que todos esperaban que hiciéramos un anuncio hoy?
—Sí.
Sacó un sobre cuadrado de su bolsillo trasero.
—Tengo un pequeño anuncio para ti.
—¿Qué es esto?
—Ábrelo.
Tomé el sobre y saqué lo que a primera vista parecía una foto. Le
di la vuelta y me tomó un segundo procesar lo que estaba mirando.
Una imagen de ultrasonido.
—Espera, ¿esto es?
Sus labios se curvaron en una sonrisa y asintió.
—Fui esta mañana cuando estabas desayunando con Thomas. No
quería decírtelo hasta que estuviera segura.
—¿Estás embarazada?
Ella asintió de nuevo.
—Es muy reciente, pero sí. Definitivamente estoy embarazada.
Miré el ultrasonido, una profunda sensación de asombro me
atravesó. Íbamos a tener un bebé. Thomas iba a ser un hermano
mayor. 518
—Te amo mucho. —La agarré y la levanté del suelo, abrazándola
fuerte—. Vamos a tener un bebé.
—Vamos a tenerlo. Pero Levi, necesitas ver más de cerca.
La dejé.
—¿Ver más de cerca qué?
—En la imagen del ultrasonido.
Miré de nuevo, sin entender muy bien lo que quería decir.
—¿Qué me estoy perdiendo?
—Bueno, puedes ver la forma del bebé. —Trazó el contorno—. Y
justo aquí está el corazón. Lo vi latir, fue increíble.
Ahora que ella lo señaló, podía ver al bebé. Una cabeza diminuta y
un pequeño lugar donde ella había visto los latidos del corazón. Me
estaba volviendo loco. Este era mi bebé. Nuestro bebe.
Pero… ¿por qué había otra silueta al lado? Si este era el bebé…
Y entonces lo vi. Mi respiración quedó atrapada en mi garganta y,
a pesar de mis mejores esfuerzos para mantener la hombría, las
lágrimas brotaron de mis ojos. Porque en la parte superior, junto al
nombre de Annika y la fecha, había una palabra que nunca soñé que
vería en este contexto.
Gemelos.

519
Epílogo
Levi
Con un «ding», las puertas del elevador se abrieron. Thomas jadeó
como si esto fuera una nueva maravilla del mundo que nunca había
visto antes. Ya lo había hecho, pero tal vez las puertas de los
elevadores nunca pasan de moda cuando tienes tres años.
Lo miré.
—Genial, ¿eh, hombrecito?
Él asintió, su expresión seria.
—Genial, papi. Me gutan los evadodes.
—Yo lo sé. Entremos y subamos.
—¿Puedo pesionar el botón?
—Claro que puedes hacerlo. —Con su mano todavía en la mía, lo
entré al elevador—. ¿Puedes presionar ese?
Sacó el dedo meñique y apretó el botón.
Thomas estaba a solo unos meses de su cuarto cumpleaños y su
vocabulario se había disparado. Parecía que había pasado de frases
cortadas a oraciones completas, incluso párrafos, de la noche a la
mañana. Todavía no pronunciaba todo correctamente, pero todo era
normal para su edad.
Y podía decir «papi» perfectamente, lo que me parecía bastante
asombroso. 520
Lo levanté, notando su peso, estaba creciendo mucho, y lo acomodé
en mi cadera. No necesitaba cargarlo, y él no me lo había pedido, pero
a veces un padre necesitaba estar cerca de su hijo y Thomas era mi
hijo en todos los sentidos de la palabra.
Annika y yo nos habíamos adaptado fácilmente a la vida como
familia. Una vez que descubrimos que estaba embarazada no de uno
sino de dos bebés, decidimos mudarnos a un lugar más grande. La
casa que una vez compartí con mis hermanos no estaba mal y nos
encantaba vivir al lado de Asher y Grace y su creciente familia. Pero
estábamos a punto de pasar de una familia de tres a una familia de
cinco. Necesitábamos más espacio.
Por suerte, habíamos encontrado la casa perfecta justo al final de la
calle. Todavía estaba a poca distancia de Asher y Grace, además
estaba cerca de la amiga de Annika, Marigold. Tenía espacio más que
suficiente para nosotros y cualquier otra personita que pudiera
aparecer en el futuro.
Mi esposa literalmente acababa de tener gemelos y yo ya estaba
pensando en tener más bebés algún día. ¿Estaba loco? Probablemente.
Pero estábamos en la misma página. Los dos queríamos una gran
familia.
El elevador se abrió y salimos a un vestíbulo vacío. Eso no iba a
durar mucho. Sabía que no tenía mucho tiempo antes de que una
horda de Bailey y Haven descendiera al ala de partos, todos ansiosos
por ver a los nuevos miembros de la familia. Thomas había ido a casa
de Nana y Papa Haven anoche cuando nos dimos cuenta de que
Annika estaba de parto. Ahora que los bebés estaban aquí, quería
darle la oportunidad de conocerlos primero, antes de que el caos de
sus muchos tíos, tías y primos se hiciera cargo.
—Papi, ¿dónde están los bebés? —preguntó Thomas.
—Están con mami, justo al final de este pasillo.
Caminé con él hasta la habitación donde había dejado a Annika
para que durmiera un poco. Se había roto el culo anoche, dando a luz 521
a gemelos y esperaba que hubiera podido descansar.
Entramos y me asomé por la cortina. Annika estaba despierta,
aunque todavía acostada. Me dio una sonrisa cansada.
—Hola —susurré.
—Hola. —Sus ojos se posaron en la cuna del hospital junto a la
cama.
Y allí estaban. Mis dos hijas.
Eran lo más hermoso que había visto en mi vida.
Éramos los primeros de nuestra generación hasta ahora en tener
niñas. El segundo bebé de Asher y Grace fue un niño. Logan y Cara
también le habían dado un hermanito al pequeño Broderick. Evan y
Fiona tuvieron un niño, al igual que Gavin y Skylar. La Abue había
predicho a todos.
Y, por supuesto, ella había predicho que íbamos a tener gemelos y
que serían niñas.
Gavin también lo había hecho, lo cual había sido extraño.
—¿Hermanitas? —preguntó Thomas, señalando los dos pequeños
bultos en la cuna.
—Sí, esas son tus hermanitas. ¿Quieres conocerlas?
Frunció el ceño y se inclinó un poco más cerca. Quizá no estaba tan
seguro de esto.
—Está bien. —Annika se movió para estar sentada—. Puedes mirar
desde allí.
—¿Podemos nombrarlas bombero? —preguntó.
Me reí.
—Esa es una opción interesante. ¿Quieres nombrarlas a ambas
bombero?
El asintió.
—¿Les gusta el camión de bomberos?
—Son tan pequeñas que aún no conocen los camiones de bomberos
522
—dijo Annika—. Tendrás que enseñarles.
Debo admitir que extrañaba la fase de «pitón glande» de Thomas.
Era menos incómodo ahora que podía decir las palabras más
claramente. Pero seguro que había sido divertido.
Al menos la Abue todavía llamaba a sus pollos «pollas». Siempre
tendríamos eso para alimentar nuestro inmaduro sentido del humor.
—¿Cómo les vamos a llamar? —pregunté, mirando sus pequeños
rostros dormidos.
Teníamos listas de posibilidades, pero no nos habíamos decidido
por sus nombres. Habíamos decidido esperar a que nacieran para
mirarlas y ver si algo nos llamaba la atención. Pero ahora parecía una
gran responsabilidad. ¿Y si elegimos mal?
—Honestamente, creo que el nombre del bebé A es Emma —dijo
Annika—. Pienso en eso cada vez que la miro.
—¿Cómo el de la Abue? Me encanta.
—Bien. Me encanta también. Creo que le queda bien.
Thomas empezó a retorcerse, así que lo puse en el borde de la cama
junto a Annika. Ella lo acercó más y lo besó en la parte superior de su
cabeza.
—¿Bebé Emma? —preguntó Thomas.
—Así es —dijo Annika, sonriendo a nuestro hijo—. Una de tus
hermanas es Emma.
Me acerqué a la cuna y me incliné para besar la cabeza de Emma.
—Hola bebé Emma. Tienes razón, es perfecto.
—Yo también lo creo.
Inclinándome de nuevo, besé a su hermana. La miré por un largo
momento cuando me di cuenta.
—Sé cuál es su nombre. 523
—¿Cuál?
Levanté los ojos hacia mi esposa y sonreí.
—Juliet.
Annika se rio.
—Oh Dios mío. Sí. Por supuesto, su nombre es Juliet.
Alguien llamó suavemente a la puerta y entró la Abue.
—Espero no estar interrumpiendo.
—No, pasa por favor —dijo Annika.
La Abue sonrió.
—Gracias, Paloma. Espero que te encuentres bien.
—Estoy cansada, pero me siento bien, considerando todo.
—Bien. Pequeño Lince, ¿qué piensas de todo esto?
—Tengo hermanitas —dijo Thomas.
—Sí, así es. Qué hombrecito tan afortunado eres. —Se acercó a la
cuna—. Y aquí están. Que bebas tan hermosas.
Annika y yo nos miramos. Este era un gran momento.
¿Qué apodos le daría la Abue a nuestras niñas?
Mis hermanos y yo habíamos crecido con nuestros apodos de
animales. No se me había ocurrido que hubo un momento en que ella
nos los dio por primera vez. Pero ahora que todos estábamos teniendo
nuestros propios bebés, dar los apodos se había convertido casi en
una experiencia espiritual en nuestra familia.
A veces, los apodos de los animales de la Abue eran los mismos
que los de los padres. El hijo de Asher y Grace, Charlie, había sido
Oso desde su nacimiento y el hijo de Gavin y Skylar, Lincoln, había
heredado el nombre de su padre, Nutria. Pero otras veces, a la Abue
se le ocurría algo más y, sin embargo, cada nombre tenía perfecto
sentido. Cuando nació el segundo bebé de Asher y Grace, Austin, la
Abue lo llamó Tejón. El hijo de Logan y Cara, Broderick, era Gato 524
Montés y su segundo bebé, Carson, era Coyote. El hijo pequeño de
Evan y Fiona, Calvin, había sido apodado Alce, y no podíamos
imaginar que lo llamaran de otra manera.
Hacía tiempo que le decía a Thomas, Lince, igual que a mí. Loco,
considerando que ella lo había llamado Lince antes de saber que
Annika y yo éramos amigos.
Por otra parte, esta era la Abue. Tal vez ella siempre lo había sabido.
—Son un par de dulces pajaritos, ¿no? —dijo la Abue en voz baja.
Cogió a Juliet y la acunó durante un largo rato—. Arrendajo azul. Me
preguntaba si veríamos otro.
Mi mamá había sido Arrendajo Azul. Se me hizo un nudo en la
garganta al escuchar a la Abue decir eso.
—Aquí tienes, Lince. —Me entregó a Juliet y me aseguré de que su
cabeza estuviera apoyada en el hueco de mi brazo—. Tu pequeño
Arrendajo.
A continuación, levantó con cuidado a Emma de la cuna y la
acomodó en su bien practicado abrazo.
Emma se retorció en sus brazos y parpadeó para abrir los ojos.
—Oh —dijo la Abue, como si algo la hubiera sorprendido—. Mira
esto.
Annika y yo nos miramos.
Una lenta sonrisa se extendió por el rostro de la Abue mientras
miraba a la pequeña niña que llevaba su nombre.
—Una dulce lechuza.
Mi boca se abrió. La lechuza era el animal de la Abue y acabamos
de llamarla Emma, en honor a la Abue.
Pero la Abue no lo sabía.
Entonces, ¿cómo?
Decidí no cuestionarlo.
—Nos gustaría llamarla Emma —dijo Annika—. Si te parece bien. 525
La Abue le sonrió a su bisnieta.
—Es un nombre encantador. Siempre me sirvió bien. Me siento
honrada, Paloma.
—Y esta es Juliet —dije, acunando a mi dulce niña en mis brazos.
—Hermosos nombres para hermosas niñas —dijo la Abue—. Bien
hecho, ustedes dos. Ya era hora de que alguien tuviera niñas en esta
familia.
—Lo sé —dijo Annika con una sonrisa—. Estaba tan sorprendida
de que fueran niñas. Supuse que los Bailey siempre hacen niños.
—A menudo lo hacen —dijo la Abue—. Pero ellas dos son
especiales. Son dulces pajaritos, de hecho.
—Abue, ¿hiciste pastel? —preguntó Thomas.
Ella le sonrió.
—De hecho, lo hice, pequeño Lince. Tarta de manzana. ¿Quieres
venir conmigo a mi casa y comer un poco?
Los ojos de Thomas se agrandaron y le guiñé un ojo.
—Nuestra favorita.
Volvió la cara hacia arriba para mirar a Annika.
—¿Mami?
—Si a la Abue no le importa.
—Ni un poco. —Suavemente volvió a dejar a Emma en la cuna.
—Gracias, Abue. —Puse a Juliet en la cuna junto a su hermanita y
ayudé a Thomas a bajarse de la cama—. Puedo recogerlo más tarde.
—Tómate tu tiempo. —Estrechó la mano de Thomas—. Tendremos
una agradable tarde y puedo enviarlo a casa de Gavin y Skylar si se
hace demasiado tarde.
—O simplemente llama a mis padres —dijo Annika—. O a
cualquiera de mis hermanos. Están por todas partes.
526
—¿Ven? Mucha familia para tener. —La Abue tomó la mano de
Thomas—. ¿Listo?
Asintió con tanto entusiasmo que su cabello rubio oscuro se
alborotó sobre su cabeza.
—Sé bueno y escucha a la Abue —gritó Annika cuando se fueron—
. Te amo.
—Ti amo también, mami —dijo Thomas—. Ti amo, papi.
—Te amo, hombrecito. Diviértete.
Se detuvo y se volvió.
—Ti amo bebé Emma. Ti amo bebé Juliet.
Annika se frotó debajo de los ojos.
—Guau.
Tuve que aclararme la garganta antes de poder responder.
—Sí, eso me golpeó justo en el pecho.
Miró a nuestras niñas.
—Esto va a ser salvaje, ¿no?
—¿De verdad van a dejar que nos quedemos con ellas?
—Ellos realmente lo harán. Creo que deberíamos disfrutar este
momento cuando ambas duermen tan plácidamente. No va a durar.
Sentado en el borde de la cama, tomé sus manos entre las mías.
—Te amo mucho.
—Yo también te amo.
Toqué suavemente su rostro y besé sus dulces labios.
Yo no era su Romeo. Resulta que era algo mejor. Romeo y Julieta
habían muerto trágicamente, pero no éramos amantes
desafortunados. Habíamos reescrito las estrellas. Annika y yo íbamos
a vivir felices para siempre, junto con nuestros hermosos hijos. Y sí,
iban a crecer en un pueblo loco con vecinos entrometidos, historias
527
increíbles y bromas ridículas entre los dos lados de su familia.
Pero también era un pueblo donde iban a estar rodeados de gente
que conocía sus historias y los amaba ferozmente. Con las pollas de
la Abue y las ardillas ladronas y los tíos y las tías y los primos. Tantos
primos más por venir, y la mayoría de los hermanos de Annika aún
no estaban casados.
Tilikum era nuestro hogar. Nuestro lugar. Eliza Bailey y John
Haven habían huido de este pueblo para estar juntos. Annika y yo
nos quedamos y peleamos. Y me gustaba pensar que todo el pueblo
era mejor por ello.
El amor había ganado oficialmente.

528
Epílogo adicional
Asher
La conversación y las risas llenaron el patio trasero de la Abue. Una
brisa relajante cortaba el calor del sol de verano y la cerveza helada
en mi mano goteaba condensación. El aroma de las flores llenaba el
aire. El jardín de la Abue estaba en plena floración, con flores
multicolores mezcladas entre hileras de vegetales en camas de cultivo
y saliendo de macetas que colgaban del porche cubierto.
Un niño que reía, que no era uno de los míos, pasó junto a mis
piernas y chilló cuando Gavin rugió detrás de él. Tomé un trago y me
hice a un lado para que Gav no me chocara mientras perseguía a uno
de nuestros sobrinos. El mechón de cabello rojo me dijo que era uno
de Logan y Cara, Carson, el más joven.
Miré a través de la extensión de hierba hacia el arroyo. Grace estaba
allí con Charlie y Austin. Nuestro tercer bebé, una niña esta vez, hacía
notar su presencia en la hinchazón de su vientre. Más o menos
habíamos dejado que las cosas sucedieran en lo que respecta a los
bebés. Tuvimos una pérdida temprana cuando Austin tenía dos años,
lo que fue duro para los dos. Sin embargo, de alguna manera, nos
había fortalecido. Superamos el dolor con un vínculo aún más
profundo que antes.
Y ahora aquí estábamos, con dos niños sanos y una niña en camino.
La vida era así, había aprendido. Llena de altibajos. Con desafíos y
angustias junto con mucha alegría.
529
Podría enfrentarlo todo con Grace a mi lado.
Fiona estaba en el arroyo con Grace, vigilando a Calvin. Se parecía
tanto a Evan, desde su altura, ya era más alto que Charlie, hasta sus
ojos oscuros, pómulos afilados y cabello espeso. Un Bailey, de
principio a fin. Evan estaba cerca sosteniendo a su hija de dos años,
Summer. Le quitó las gafas de sol de la cara y se las puso sobre las de
ella, al revés. Evan sonrió y se las arregló, luego le hizo cosquillas,
haciéndola reír y chillar. Ella era la viva imagen de Fiona y tenía a su
papá envuelto alrededor de su dedo.
Tomé otro trago de mi cerveza cuando Logan se me acercó.
—¿Has visto a mis hijos? —preguntó.
—Carson estaba corriendo con Gavin, pero no he visto a Broderick.
—Eso es lo que me temía.
—¿Has revisado el techo?
Se volvió hacia la casa y se levantó las gafas de sol.
—Él no está de este lado, pero debo mirar al frente.
No habría sido la primera vez que encontrábamos a Broderick en
un techo. O tan alto en un árbol que no teníamos idea de cómo había
llegado allí. Logan bromeó diciendo que el niño no tenía ni siete años
y que ya le había dado cuarenta y tres infartos. Afortunadamente para
él, y Cara, Carson era un poco más tranquilo. Aunque los dos juntos
eran todavía más traviesos. Niños increíbles, pero traviesos.
No es que mis hijos fueran muy diferentes. Bulliciosos, llenos de
energía y ruidosos. Al menos no habían heredado el gen sin miedo de
Bailey. Nunca había encontrado a Charlie o Austin en un techo.
Aun así, Grace y yo habíamos dicho más de una vez que nuestra
pequeña iba a nacer en una familia bastante grande.
Aunque no era la única chica. Las gemelas de Levi y Annika, Emma
y Juliet, tenían cinco años, y Evan y Fiona tuvieron a Summer. Gavin
y Skylar habían agregado otra niña a la mezcla, Ava de tres años,
junto con un bebé, que nacería en un par de meses. Como si no
hubiera suficientes Bailey dando vueltas, Levi y Annika también
530
tenían otro niño, Will, que acababa de cumplir dos años.
Con una docena de bisnietos Bailey, con dos más en camino, la
Abue nunca había sido más feliz.
Como si supiera que estaba pensando en ella, captó mi mirada con
un gesto sutil. Crucé el patio, con cuidado de no pisar todas las
herramientas de jardín de plástico para niños y otros juguetes
esparcidos por el césped. Con tantos niños en la familia ahora, Levi y
yo le habíamos construido a la Abue un nuevo cobertizo solo para
guardar todos los juguetes que había acumulado.
Los escalones del porche se sentían sólidos bajo mis pies y el
recuerdo de la Abue cortándolos con una motosierra para evitar que
Levi y yo discutiéramos volvió. No había pensado en ese día en años.
Me hizo reír ahora, aunque no había parecido gracioso en ese
momento.
La Abue se inclinó adelante y atrás en su mecedora, con las manos
apoyadas en los reposabrazos. Alguien, probablemente Emma o
Juliet, le habían dado unas cuantas flores para que las colocara detrás
de la oreja.
—Hola, Oso.
Sonreí.
—¿Puedo traerte algo?
Hizo un gesto distraídamente hacia el plato vacío en una mesa
auxiliar junto a ella.
—No, estoy bien.
Acerqué una silla y me senté con la cerveza en la mano.
—¿Has tenido un buen día?
—Un día encantador. —Su rostro estaba sereno mientras miraba
hacia el patio, a todos los niños corriendo—. Aunque creo que mis
pobres pollas se sienten excluidas.
531
Llevábamos a sus gallinas al gallinero antes de que llegaran todos.
Eso siempre era más fácil cuando todos los niños estaban aquí a la
vez.
—Creo que te perdonarán.
—De hecho. —Inclinó la silla con los dedos de los pies, un
movimiento lento y relajante de un lado a otro. Tan familiar—. Me
alegro de que hayas venido, Oso.
—¿Qué quieres decir?
—Después de que llegaste a casa. ¿Crees que algo de esto habría
sucedido si no lo hubieras hecho? —Movió la mano con un
movimiento lento, observando todo el patio y la gente que había en
él.
Miré a Grace, aún junto al arroyo. Estaba hablando con Fiona,
sonriendo, con la mano apoyada en su vientre embarazado. Echó una
rápida mirada a nuestros hijos, el instinto de una madre. Estaban
chapoteando en el agua fría con Calvin.
—Casi hacías que me perdiera esto. Todo ello.
—Yo también me alegro de haber venido. Aunque incluso si no lo
hubiera hecho, habrías tenido muchos bisnietos.
—Tal vez. —Sacudió la cabeza lentamente—. Pero no estoy tan
segura. Fuiste el eje, Oso. Las cosas fueron difíciles cuando te fuiste.
No empezaron a mejorar hasta que volviste. Hasta que te volviste a
encontrar.
Tomé una respiración profunda.
—Hasta que Grace me ayudó a encontrarme a mí mismo.
—Mi Osita Gracie siempre fue dulce como un pastel de fresas y
dura como un clavo de ferrocarril.
—Todavía lo es.
—Por supuesto que lo es. Está casada contigo.
—Gracias a Dios por eso. —Me detuve por un momento y observé
la escena frente a mí. Mis hermanos y sus familias. 532
Logan había encontrado a Broderick. Él y Cara se rieron mientras
se metían en el arroyo y salpicaban agua a sus hijos. Evan dejó a
Summer en el suelo y ella echó a correr por la hierba para unirse a
Emma y Juliet en su recolección de flores. La Abue tenía macetas de
flores enteras solo para los bisnietos.
Thomas pasaba el rato cerca de sus hermanas, vigilándolas sin
admitir que las estaba vigilando. Era una locura cómo se parecía a
Levi, aunque no estaban relacionados biológicamente. Su color y
rasgos eran diferentes: ojos azules y cabello rubio oscuro, como su
madre. Pero sus gestos eran tan parecidos que nadie habría adivinado
que Thomas no era un Bailey de sangre.
No es que importara. Era el hijo de Levi, lo que lo hacía nuestro.
Levi estaba de pie en el césped con Annika, viendo jugar a sus hijos.
El más joven, Will, lo siguió detrás de Thomas. Todavía era temprano,
solo tenía dos años, pero todos nos preguntábamos si también había
heredado el gen de Bailey de no sentir miedo. Era lo opuesto a su
padre y su hermano mayor: sociable, extrovertido y conocido por
escalar cosas como su primo, Broderick.
Skylar se sentó en una tumbona bajo una sombrilla para tener
sombra, trabajando arduamente en su último libro. Sus dedos
volaban sobre el teclado de su computadora portátil. Probablemente
tenía una fecha límite. Gavin había dejado de perseguir a Carson y
levantado a su hija, Ava. Señaló a las niñas que recogían flores y él la
llevó para que se uniera a ellas. Eligió una gran flor amarilla y la puso
detrás de la oreja de su papá.
Su hijo Lincoln se unió a sus otros primos en el arroyo, saltando con
todo su entusiasmo por el agua. Cada familia tenía un niño que
siempre se mojaba. Lincoln era de los nuestros.
De acuerdo, un día de verano en casa de la Abue significaba que la
mayoría de nosotros nos mojábamos en algún momento. Niños y
adultos.
Como si fuera una señal, Gavin tomó a Ava en sus brazos y corrió
hacia el arroyo mientras ella chillaba por el chapoteo del agua. 533
No sabía si la Abue tenía razón acerca de que yo era el eje. Mi vida
podría haber ido en una dirección completamente diferente, casi lo
hizo, pero... ¿mis hermanos? ¿No se habrían casado con sus esposas
y tenido sus familias, independientemente de lo que yo hubiera
hecho?
Era difícil de decir.
Afortunadamente para mí, Grace me había ayudado a encontrarme
a mí mismo. Su amor inquebrantable nos había salvado a ambos. Solo
esperaba poder seguir siendo digno de ello. Ser digno de ella.
Observándome, me miró a los ojos y sonrió. Una oleada de emoción
me recorrió, haciendo que mi pecho se apretara. La amaba tanto.
Habían pasado más de nueve años desde que volví a casa. Casi una
década. El Asher que había salido de esa prisión creía que se había
convertido en un monstruo. Que su vida había terminado.
Resultó que acababa de empezar.
Mi teléfono vibró en mi bolsillo. Tenía la sensación de que sabía
quién era y por qué me estaba enviando mensajes de texto.
Josiah Haven.
No fui el único que recibió un mensaje de texto. Riendo entre
dientes, vi a mis hermanos tomar sus teléfonos mientras yo sacaba el
mío de mi bolsillo.
Josiah: ¡Imbéciles!
Un segundo después apareció una foto. Era la camioneta de Josiah,
envuelta en plástico. De hecho, habíamos envuelto todos los autos de
los hermanos Haven esta mañana, pero aparentemente Josiah fue el
primero en darse cuenta.
Gavin: Oh no, ¿quién hizo eso?
Logan: Parece minucioso. Buena suerte quitando todo eso.
Josiah: Theo acaba de enviar un mensaje de texto. ¿Le hicieron esto a
todos?
534
Levi: No tengo idea de lo que estás hablando, hermano. Hemos estado en
casa de la Abue todo el día.
Josiah: Sí, claro.
Evan: Es verdad
Yo: Puedo confirmarlo.
Josiah: Se dan cuenta de que esto significa que vamos a ir todos, ¿verdad?
Miré a la Abue y levanté las cejas.
—¿Envolvieron sus autos con plástico? —preguntó.
—¿Cómo supiste?
Su boca se torció en una pequeña sonrisa.
—Gavin vino esta mañana y tomó mi última caja. Dejó una nota
diciendo que lo reemplazaría.
Negué con la cabeza.
—Por supuesto que lo hizo.
—¿Están en camino?
—¿Te importa?
—Cuantos más, mejor.
Volví a mirar mi teléfono.
—Levi ya les dijo que trajeran su propio pastel.
Ella rio suavemente.
—Hice un montón.
—Siempre lo haces.
Noté que Levi le lanzó un guiño a Annika mientras guardaba su
teléfono. ¿Quién hubiera pensado que Levi sería el que terminaría con
la disputa al enamorarse de una Haven?
La Abue probablemente lo sabía, pero eso no contaba. Ella lo sabía
todo.
La disputa había terminado hace mucho tiempo, pero los Bailey y 535
los Haven todavía nos hacíamos bromas los unos a los otros. Sin el
trasfondo de animosidad entre nuestras dos familias, las cosas habían
cambiado. Nuestras bromas y travesuras ahora eran muy divertidas.
¿Estábamos todos envejeciendo un poco para eso? Tal vez. Pero la
siguiente generación no estaba del todo lista para retomar la
tradición.
Además, era divertido.
La puerta trasera se abrió y el jefe Stanley salió al porche. Su cabello
era mayormente gris, pero sus ojos oscuros eran tan agudos como
siempre. Llevaba una camiseta azul marino, pantalones cortos tipo
cargo y sandalias.
—Hola, jefe —le dije.
—Abue. —Asintió hacia ella—. Asher. Lindo día.
—Ciertamente lo es —dijo la Abue—. Hay comida en la cocina.
Prepárate un plato y quédate un rato.
—Lo haría, pero solo vine a hablar con Asher. —Hizo un gesto
hacia la casa—. ¿Tienes un minuto?
—Seguro. —Me levanté.
La Abue me dio una sonrisa críptica, como si supiera algo, y seguí
al jefe adentro.
Cerró la puerta de la cocina detrás de mí. Un jarrón de flores recién
cortadas añadía su perfume al aroma del pan que flotaba en el aire.
La gran mesa de la casa estaba dispuesta con suficiente comida para
alimentar a dos de nuestras familias, algo bueno, ya que los Haven
vendrían pronto.
—¿Qué pasa, jefe?
Había algo en sus ojos. El jefe Stanley era un hombre de pocas
palabras y tan firme como estas. Pero había una pizca de entusiasmo
en su expresión que no estaba acostumbrado a ver.
—Recientemente hubo algunos cambios en la ley estatal. No tuvo
mucha prensa, pero es algo que estaba siguiendo de cerca. 536
No tenía idea de a dónde iba con esto.
—¿Qué bien?
—Podría entrar en detalles, pero eso no es importante. El resultado
es lo que importa.
—¿Qué resultado es ese?
—Finalmente puedo contratarte.
Al principio sus palabras no se registraron del todo.
—¿Contratarme? ¿Para qué?
La comisura de su boca se levantó.
—Como bombero, Ash. A tiempo completo.
—Pero tengo antecedentes.
—Estoy al tanto. Como dije, ha habido cambios en la ley. Tu
condena es lo suficientemente antigua y no has reincidido, te hace
elegible para un empleo en el Departamento de Bomberos de Tilikum.
Mis cejas se juntaron y la importancia total de lo que estaba
diciendo me golpeó como un choque en el pecho. Cambios en la ley.
Contratarme. A tiempo completo.
¿Podría volver al departamento de bomberos?
—Jefe, ¿habla en serio?
—Sabes que no inventaría eso. Voy a perder a dos chicos el próximo
mes, pero lo que es más importante, Mac quiere jubilarse en un par
de años. Ha sido inspector de incendios durante mucho tiempo y
necesito a alguien en quien pueda confiar para ese puesto. En el
pasado, ese era mi plan para ti. Resultó que ese plan se torció un poco,
pero ahora que eres elegible… —Se encogió de hombros, como si todo
esto no fuera gran cosa, su boca aún levantada en una leve sonrisa.
Lo miré fijamente, sin saber cómo manejar todas las emociones que
brotaban dentro de mí. El día que fui a prisión, pensé que lo había
perdido todo. Mis sueños, mi futuro y, sobre todo, a Grace, el amor
de mi vida. Grace había luchado mucho por nosotros, por mí, y no 537
estaba más que agradecido. Por ella, por todo.
Pero pensé que este sueño se había ido para siempre.
Pasé la mayor parte de los últimos nueve años como entrenador.
Me mantuvo activo y fue el sustento para mi familia. Incluso me
ayudó a mantener a raya a mis viejos demonios. Pero nunca había
sido mi sueño.
Ahora el jefe Stanley estaba de pie frente a mí, ofreciéndome mi
sueño perdido, como un regalo.
—No sé qué decir.
—Eso es bastante fácil, si me preguntas. Podrías decir que sí.
—¿Eso es todo? ¿Me contratarás?
Se encogió de hombros.
—Bueno, ya sabes, hay un proceso de contratación. Pero con dos
lugares abiertos, diría que tienes una buena oportunidad. Y a Mac le
quedan al menos dos años completos antes de que esté listo para
entregarlo. Mucho tiempo para reforzar tu entrenamiento y hacer que
trabajes con él por un tiempo.
Extendí mi mano y él la tomó con firmeza.
—Gracias.
—De nada. —Guiñó un ojo—. Y ya era hora.
—¿Estás seguro de que no quieres quedarte? —Asentí hacia toda la
comida.
—Me encantaría, pero le prometí a mi esposa que sería todo suyo
esta tarde.
—No puedo discutir con eso.
—Ven a la estación de bomberos el lunes. Pondremos en marcha el
proceso.
—Lo haré jefe. Y de verdad, gracias. Por todo.
Sonrió de nuevo y se acercó para un abrazo. Le devolví el abrazo al 538
hombre que había sido el mejor amigo de mi padre. Que nos conocía
a mí ya mis hermanos desde que nacimos y que había sido un mentor
y una figura paterna para cada uno de nosotros.
Parpadeé para contener algunas lágrimas. El jefe me soltó y me
hizo un favor fingiendo no darse cuenta.
—Te veo el lunes. —Me dio una palmadita en el hombro, luego se
dio la vuelta y se fue.
Dejé escapar un largo suspiro y volví a salir.
Grace todavía estaba junto al arroyo. Fui directo hacia ella. Abrió
la boca para decir algo, pero antes de que pudiera pronunciar una
palabra, la cogí en mis brazos y la abracé con fuerza.
—¿Estás bien? —preguntó suavemente.
Enterré mi cara en su cuello y asentí.
—Sí. Necesito un minuto.
Me abrazó, acariciando la parte de atrás de mi cuello con sus dedos.
Tomé unas cuantas respiraciones profundas, inhalando su aroma,
dejando que su suavidad me calmara.
—¿Estás seguro de que estás bien? —preguntó.
Me aparté y le toqué una mejilla.
—El jefe acaba de pasar. Dijo que ha habido un cambio en la ley
estatal y soy elegible para trabajar en el departamento de bomberos.
Sus ojos se abrieron.
—¿Qué?
—Me reuniré con él el lunes para comenzar el proceso de
contratación.
Sus ojos brillaron.
—Oh, Dios mío, Asher. Estoy sin palabras.
—Yo también. ¿Cómo te sientes al respecto? Significaría muchos
cambios en mi horario.
539
—No te preocupes por eso, lo solucionaremos. Esto es increíble.
Tomé su otra mejilla.
—Te amo mucho.
—Yo también te amo.
—Gracias. —Incliné mi frente hacia abajo para tocar la de ella—.
No estaría aquí si no fuera por ti. ¿He mencionado últimamente lo
contento que estoy de que nunca te hayas rendido?
—Y nunca lo haré. —Tomó una de mis manos y la guio hacia su
vientre—. La niña te escucha. Comenzó a patear tan pronto como
escuchó tu voz.
Sentí el bulto distintivo del pie de nuestra bebé. O codo. Siempre
era difícil saberlo. Con una mano en su vientre, sintiendo las patadas
de nuestra bebé, la sostuve cerca, absorbiendo el momento.
El sonido del grito repentino de Austin me sacudió. Estaba parado
a unos metros de distancia, empapado, las lágrimas en sus mejillas
mezclándose con el agua del arroyo.
Calvin dio un gran paso hacia atrás, como si temiera que lo
culparan por lo que fuera que había hecho llorar a Austin.
Charlie levantó las manos.
—No fui yo.
Me acerqué y él subió a la orilla.
—¿Qué pasó, pequeño?
—Me lastimé el dedo del pie.
—Odio cuando eso ocurre. —Me agaché para echar un vistazo.
Probablemente solo lo había golpeado con una roca, pero eso todavía
podía doler como el infierno, especialmente cuando tenías cinco
años—. No creo que estés sangrando. Pero… ¿deberíamos cortarlo,
solo para estar seguros?
Eso le hizo esbozar una sonrisa.
—No, papi.
540
—¿Estás seguro?
Sollozó.
—Sí.
Palmeé mi bolsillo. Sí, todavía tenía algunos. Saqué una barra de
chicle.
—¿Ayudaría la goma de mascar?
Su sonrisa se ensanchó y asintió.
—¿Prometes que no te lo tragarás?
—Nunca trago chicle. Soy lo suficientemente grande.
—Sí, lo eres. —Lo desenvolví y lo sostuve.
Tomó la barra y la partió por la mitad.
—Charlie, ¿quieres un poco?
Charlie chapoteó y le tendió la mano.
—Gracias.
Ambos empujaron sus medias barras de chicle en sus bocas y
comenzaron a masticar. El dedo del pie de Austin parecía haber
sanado milagrosamente y se unió a su hermano en el agua
nuevamente.
Grace se acercó sigilosamente a mi lado y puse mi brazo alrededor
de ella.
—¿Chicle? —preguntó.
—La goma de mascar arregla muchas cosas.
—Lo recuerdo.
Teníamos toda una vida de recuerdos juntos y muchos más por
venir. Grace y yo habíamos pasado por mucho, toda nuestra familia
lo había hecho. Y no tenía dudas de que habría más desafíos que
enfrentar. Así era la vida.
Pero nos teníamos el uno al otro. Teníamos nuestras familias. Y
teníamos amor. Muchísimo amor. Y eso lo era todo.
541
Nota de la
autora
Querido lector,
Este fue, sin lugar a duda, el libro más difícil que he tenido que
escribir. No porque la historia fuera desafiante, que lo era, o porque
fuera el último libro de la serie y hubiera tantos cabos sueltos que atar,
lo cual era cierto.
Escribí este libro en medio de la experiencia más dura y peor de mi
vida.
El 2 de junio de 2021 perdí al amor de mi vida, mi amado esposo,
David.
No entraré en todos los detalles, pero fue repentino, inesperado y
traumático.
David y yo empezamos a salir cuando solo teníamos quince años.
Salimos durante la secundaria y la universidad. A los veintidós años,
me convertí en su esposa. Fue uno de los mejores días de mi vida.
Varios años después, tuvimos tres hijos juntos.
Era mi mejor amigo, confidente y protector. Éramos muy, muy
felices juntos. Lo amo más de lo que las palabras pueden decir.
Perderlo me destrozó. Todavía estoy terriblemente quebrantada, 542
pero soy una mujer de fe, y Dios gentilmente ha sostenido mis piezas
juntas. Él me da la fuerza que necesito para levantarme y presentarme
todos los días. Incluso cuando no quiero.
Había escrito alrededor de un tercio de este libro cuando mi vida
se vino abajo. Obviamente, terminarlo no estuvo en la parte superior
de mi lista de prioridades por un tiempo. Pero es difícil no estar
ocupada o siendo productiva. A medida que la bruma del dolor
inicial comenzó a despejarse, me di cuenta de que necesitaba algo que
hacer. Mis hijos volvieron a la escuela, proporcionando rutina y
estructura a mis días, y no podía dejar este libro sentado por más
tiempo. Mi cerebro necesitaba estar ocupado y Levi y Annika
necesitaban una historia.
Pero aquí está la cosa. «Era» una historia desafiante y era el último
libro de la serie con muchos cabos sueltos que atar. En circunstancias
normales, este habría sido un libro difícil de escribir. Con mi vida
como estaba, honestamente no sabía si sería capaz de terminarlo.
¿Podía seguir escribiendo una historia de amor cuando la mía había
sido arrebatada trágicamente?
La familia, los amigos, los seres queridos y los lectores que me
apoyaron me ofrecieron su amor, apoyo y fe en mi capacidad para
hacer precisamente eso. Hubo absolutamente días en los que estaba
convencida de que esto era todo. Este era el momento del fracaso. No
había forma de que pudiera sacar esto adelante.
Pero seguí en ello. Poco a poco, palabra por palabra, línea por línea.
Cuando estás profundamente afligido, tomar las cosas un día, o a
veces, una hora o un minuto, a la vez puede salvarte la vida. Apliqué
la misma idea a mi escritura. No sabía cómo iba a terminar, pero abría
el manuscrito todos los días sabiendo que no tenía que escribirlo todo
ahora. Sólo tenía que escribir un poco más. Si hiciera eso suficientes
veces, eventualmente tendría un libro.
Y saben qué, funcionó.
Todavía hay una parte de mí que no puede creer que haya
terminado. Había aspectos de esta historia que parecían tan
desalentadores. ¿Cómo lo sacaría? ¿Cuál era la respuesta a esta 543
pregunta tan importante o a esa parte del misterio? Soy una
planificadora general, pero no una planificadora detallista, en el
sentido de que no planeo libros, o series, para el caso, con mucho
detalle. Hay tantas cosas que descubro mientras escribo. Así es como
funciona mi cerebro.
Por ejemplo, no supe dónde estaba la última pista del tesoro hasta
casi el final. Seguía esperando descubrirlo, pero durante mucho
tiempo, realmente no sabía cómo encontrarían el tesoro o dónde
estaría.
Sin embargo, sabía lo que era. Eso lo sabía desde el principio.
Y sabía que las ardillas estaban involucradas. Pequeñas apestosas
molestas.
Terminar y publicar este libro ha sido una experiencia
increíblemente agridulce. Sé que estoy haciendo exactamente lo que
David quiere que haga: vivir. Él querría que terminara este libro y lo
lanzara al mundo. Y él querría que siguiera escribiendo. Antes del
final, me dijo, en términos muy claros, que, si no llegaba a casa, quería
que yo siguiera viviendo. A seguir escribiendo y amando y
avanzando.
Así que eso estoy haciendo.
Ojalá estuviera aquí para verlo. Ojalá pudiéramos salir a cenar para
celebrar el lanzamiento y diseñar estrategias sobre campañas
publicitarias y hablar sobre el próximo libro que escribiré. Por
supuesto, podría llenar una biblioteca de libros con todas las cosas
que deseo y nunca tendré.
Pero esto es la vida. No todo es comodidad y días felices. A veces
es difícil. A veces no es solo difícil, es desdichada y miserable. Es
agotador para los huesos y demasiado pesado para llevar. Y, aun así,
seguimos.
Si esto les pasa a ustedes, si están teniendo el peor día de su vida,
deben saber que no están solos. Todos sufrimos angustia y dolor. Es
una experiencia humana universal.
Pero también lo es el amor. Todavía no estoy exactamente segura
544
de lo que se supone que debo hacer aquí en esta roca en la que
vivimos, pero tal vez una cosa sea esparcir un poco de amor. Tal vez
brillar con un poco de luz y difundir algo de esperanza. Porque aún
en medio de mi mayor tristeza, tengo esperanza. El amor es real y es
la fuerza más poderosa del mundo. Es para lo que estamos hechos.
Espero que hayan disfrutado este libro. Espero que les haya dado
un escape necesario y le haya dejado con una sonrisa. E incluso me
atrevo a esperar que signifique algo para ustedes, más allá de unas
horas de entretenimiento. Me dio algo que necesitaba durante un
momento increíblemente difícil. Espero que haya hecho lo mismo
para algunos de ustedes.
Con mucho amor,
-Claire

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Claire Kingsley

Claire Kingsley es una de las autoras más vendidas de Amazon de


novelas románticas y comedias románticas sexys y sinceras. Ella
escribe heroínas atrevidas y extravagantes, héroes deslumbrantes que
aman grandes, románticos felices para siempre, y todos los grandes
sentimientos.

Lectora de toda la vida, se crió en libros como El Hobbit, Las crónicas


de Narnia y El jardín secreto. Su amor por la lectura se convirtió en
amor por la escritura y pasó gran parte de su infancia creando
historias. Todavía es una ávida lectora, disfruta de todo, desde
fantasía épica hasta suspenso y romance, además de mucha no
ficción.

Vive con su familia en Pacific Northwest. Cuando no está escribiendo,


está ocupada discutiendo con tres niños, paseando a su perro y
manteniendo a su gato fuera de problemas, todos los cuales son
trabajos de tiempo completo. 546
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