Está en la página 1de 2

 Apólogo VII: De lo que aconteció a doña Truana

Este ejemplo trata de que el conde Lucanor le pide consejo a su fiel consejero, Patronio. Le cuenta que
un hombre le ha mostrado un asunto y una manera de cómo podría ser y el conde piensa que el hombre
se quiere aprovechar de él. Entonces Patronio le pone como ejemplo la historia de una señora que era
muy pobre y empezaba a tener esperanzas de hacerse rica gracias a una olla q llevaba en la cabeza.
Empezó a pensar que la podía cambiar por unos huevos y que de éstos nacerían gallinas y así compraría
ovejas hasta que al final ganaría muchas ganancias y se haría rica y de tantas esperanzas que se dio
empezó a reírse y se dio en la cabeza de forma que la olla acabó en el suelo rota igual que sus
esperanzas.

Moraleja: A las cosas ciertas os dedicad

Y las esperanzas vanas dejad.

Quiere decir que más vale conformarse con lo que tienes y dejar de hacerte ilusiones con otras que no
sabes si vendrán, porque muchas veces cuando te haces ilusiones por algo desaparecen y ni siquiera
te dejan lo que ya tienes.

 Apólogo X: De lo que aconteció a dos hombres que fueron muy ricos.

En este ejemplo el conde Lucanor le propone como problema a Patronio, que a pesar de que Dios le ha
hecho muchas cosas buenas por él, como su hacienda, se siente apremiado por la pobreza. Entonces
Patronio para consolarlo, le cuenta la historia de dos hombres que fueron muy ricos. Uno de ellos era
tan pobre que mientras se acordaba de su riqueza y ahora era tan pobre y se moría de hambre que tenía
que comer altramuces. Mientras los comía y lloraba tiraba las cortezas al suelo y cuando se dio cuenta
de que tenía un hombre a su lado que le dijo que era mucho más rico que él y ahora tenía que comerse
las cortezas que él tiraba. Cuando vio que comía los altramuces en vez de las cortezas que eran peor,
entendió que había gente más pobre que él. Y con este consuelo se esforzó y buscó manera de salir de
aquella pobreza hasta que al final lo consiguió.

Moraleja: Por pobreza nunca desmayéis,

pues otros más pobres que vos veis.

Cuento X

El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido
para pedir su opinión. El conde pasaba por malos momentos financieros lo que le producía unas ganas
de dejar este mundo. Patronio, más sereno, le explicó este cuento: Dos hombres eran muy ricos. Una
de ellos había llegado a tal pobreza que sólo tenía para comer unos altramuces y, aunque antes fue rico,
no le quedaba más remedio que comérselos. Pero se dio cuenta de que no era tan desgraciado ya que
otro que fue más rico que él estaba comiéndose las cascaras de los altramuces y gracias a esto salió
con esfuerzo de la pobreza y se convirtió en rico otra vez. Patronio entonces le explicó que debía luchar
por salir de esa situación y lo consiguió.

Cuento XVI
Cansado ya el conde Lucanor, quiere descansar libre de preocupaciones. Al pedirle consejo a Patronio
le contó la respuesta que dio el conde Fernán González a Nuño Laínez, su pariente. Y es que Nuño
Laínez le dijo al conde Fernán que después de todas las guerras podría descansar. Respondió Fernán
que sino descansar moriría el hombre pero no su nombre. Moraleja: si por descanso pierdes la fama
luego quedarás deshonrado al morir.

También podría gustarte