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FUNDAMENTOS DE PSICOLOGÍA DINÁMICA

JORGE HUMBERTO VANEGAS OSORIO1


Universidad de Antioquia

Antecedentes históricos de la teoría relacional2

El psicoanálisis relacional es el resultado de la convergencia de distintas


escuelas o corrientes dentro de la teoría y el pensamiento psicoanalítico,
especialmente las teorías británicas de las relaciones objetales derivadas de
Klein y Fairbain.

Un hito importante en el desarrollo de esta perspectiva del psicoanálisis lo


constituyó la publicación, en 1983, de la obra de J. Greenberg y S. Mitchell Object
Relations in Psychoanalytic Theory. Nos recuerdan estos autores que en el
lenguaje freudiano el «objeto» es el objeto libidinal, es decir, el objeto al cual se
dirigen las pulsiones sexuales y agresivas, por lo cual no es una cosa
propiamente dicha, sino sólo el blanco o meta de las pulsiones, sin nada que ver
con el «objeto» de la psicología académica. En
contraposición con ello, algunos autores, como Klein, Kernberg, Kohut, etc., han
creado sus propias escuelas de pensamiento en las que adoptan el concepto
freudiano de pulsión, a la vez que otorgan al objeto la categoría de una entidad en
sí misma. Otros, como Fairbain y Guntrip, prescinden enteramente del estudio de
la pulsión en el sentido freudiano, y dan a las relaciones objetales el carácter de
motor fundamental de la vida psíquica. Por tanto, Greenberg y Mitchell
contraponen dos modelos opuestos de la mente humana: el modelo pulsional y el
modelo de las relaciones objetales. De acuerdo con el modelo pulsional, las
relaciones con los otros, así como las representaciones internas de las relaciones
con esos otros, dependen enteramente de las vicisitudes de las pulsiones, las
cuales, por otra parte, son de origen absolutamente somático. El segundo
modelo, considera que no son las relaciones objetales la motivación
predominante en el funcionamiento mental.

Para Mitchell (1988), la mente es un producto, así como un participante interactivo,


de la matriz cultural y lingüística en la que ha venido a ser. Esta es la matriz
relacional en el seno de la cual todos los seres humanos se desarrollan. El hecho
de establecer la relación como la unidad básica de estudio no elimina los factores
biológicos de la mente para poner totalmente el acento en los culturales, sino que,

1
Ph.D Jorge Humberto Vanegas Osorio
Psicólogo Universidad de Antioquia
Doctor en Psicología Clínica y de la Salud Universidad de Salamanca (España)
Especialista en Psicología Clínica Universidad del Norte
Profesor Universidad de Antioquia
Profesor de la Maestría en Psicología Clínica Universidad del Norte
Coordinador de Posgrados de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia.
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Estos referentes históricos están tomados de libro “La relación paciente-terapeuta” de Joan Coderch
Editorial Paidós, Barcelona, 2001.
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al contrario, combate la habitual dicotomía entre naturaleza y cultura. Desde esta


perspectiva, las relaciones sociales no son algo añadido a las funciones biológicas
primarias, tales como la sexualidad y la agresividad, sino que se encuentran
formando parte del sustrato biológico del organismo. Por tanto, las pulsiones
sexual y agresiva no configuran las relaciones con los otros, sino que,
inversamente, las relaciones con los otros, es decir, la matriz social en la cual
nace y vive el individuo, son las que dan sentido y configuran dichas pulsiones.

Las pulsiones no estructuran la mente de los seres humanos, la matriz relacional


es la que moldea y da expresión a las pulsiones ya las necesidades que de ellas
se derivan. Unas y otras adquieren su sentido dentro de la trama de las
relaciones con los otros; las pulsiones y las necesidades no configuran las
relaciones intrapsíquicas e interpersonales.

Desde este punto de vista, la unidad básica que hemos de planteamos al


estudiar la mente humana no es el individuo como una entidad separada cuyos
deseos entran en conflicto con normas sociales y con la realidad externa, sino
como alguien que forma parte de un campo interaccional, incluido en la matriz
relacional dentro de la cual estos deseos se expresan y buscan su satisfacción a
través de la relación con los otros. El deseo es experimentado siempre en el
contexto de esta relación y este contexto define su sentido.

Dentro del psicoanálisis relacional podemos agrupar autores muy heterogéneos.


El psicoanálisis relacional no es una escuela de pensamiento unificada e
integrada, dado que deriva de la aportación de distintas corrientes, ni es tampoco
una posición teórica singular. Más bien agrupa distintas maneras de enfatizar la
importancia de las relaciones interpersonales y su repercusión intrapsíquica, tanto
en el curso del desarrollo como en el del proceso psicoanalítico. Hoy en día hay un
creciente interés por las dimensiones relacionales en todas las escuelas
psicoanalíticas.

CONCEPTO DE PSICOLOGÍA DINÁMICA

La psicología dinámica es una psicología general basada en la articulación del desarrollo


de las relaciones objetales, la psicología del yo, la psicología del self y la
psicología evolutiva que integra el estudio de estados cada vez más complejos de la
separación-individuación.

Por tanto, la Psicología dinámica se fundamenta en tres dimensiones:


representacional, relacional y evolutiva.

CONCEPTOS DE PROCESOS DE ORGANIZACIÓN PSIQUICA

1 COHESIÓN: sumatoria resultante de la asimilación, acomodación y generalización.


Es la capacidad de la función sintética del yo para organizar la experiencia tanto interna
como externa en patrones; es la esencia de la estructuración.
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Es una experiencia psíquica que logra consistencia, solidez; es capaz de subsistir, de


permanecer a pesar a pesar de los conflictos. Por ejemplo: las identificaciones estables, la
imagen corporal, los sentimientos del sí mismo, el rostro de la madre y la función
maternante; la representación de los objetos y las relaciones objetales.
Los sentimientos de cohesión tienen que ver con la confianza básica: la fortaleza, la
seguridad y la consistencia del sì-mismo para enfrentar las dificultades
Las fallas en la cohesión se refieren a la fragmentación del self vivencias subjetivas de
rotura o desmoronamiento, pérdida de la vivencia de consistencia, sentimiento de
desvitalización.

2 DIFERENCIACIÓN: es conocer los objetos y reconocerlos diferentes del self; está


referida a los límites que se van estableciendo entre el yo y no yo. Los diferenciadores
propuestos por Spitz: la sonrisa especifica, la angustia del octavo mes (angustia ante
extraños) y el No: acceso al lenguaje y diferenciación del deseo. Fallas en la
diferenciación general trastornos límite y esquizoide.

3 INTEGRACIÓN: es la combinación de todos los aspectos de la vida psíquica y de


la experiencia afectiva. Es el establecimiento de un self unitario, vivido como continuidad
de existencia; significa la reunión de los componentes psíquicos y somáticos de las
experiencias emocionales; gradualmente esto incluye la orientación espaciotemporal; la
función holding es promover la integración. Fallas en la integración generan desordenes
del carácter

4 ORGANIZACIÓN: Se refiere a la forma como se ha estructurado un individuo


según los procesos de cohesión, diferenciación e integración.

CATEGORÍAS TEÓRICAS DE LA PSICOLOGÍA DINÁMICA

Las categorías permiten agrupar y clasificar conceptualmente unidades de análisis. Las


categorías definidas a partir del marco conceptual de la psicología dinámica son
básicamente tres: las relaciones objetales, las representaciones del self y el desarrollo
evolutivo. Esta última categoría del desarrollo está en la base explicativa de las
relaciones objetales y de la estructuración del self.

1 LAS RELACIONES OBJETALES

La teoría de las relaciones objetales tiene sus fuentes conceptuales en la obra de Freud,
particularmente en “Duelo y melancolía” (1917); “El yo y el ello" (1923); en “Las pulsiones
y sus destinos” (1915)3

La teoría de las relaciones objetales tuvo dos vertientes de estudio: la primera fue el
enfoque de Melanie Klein quien centra su atención en el objeto interno y su efecto
determinante sobre la vida posterior del sujeto.

La segunda vertiente fue propuesta por autores como W. Winnicott (1971), W. Ronald
Fairbairn (1952), Harry Guntrip (1971), y Heinz Kohut (1984), quienes enfatizan que las
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relaciones objetales están determinadas por el ambiente primario del niño y estructuran el
psiquismo.

Otto Kernberg (1976) intenta integrar ambas versiones explicando la interacción entre
sujeto y objeto, entre lo interno y lo externo.

El concepto contemporáneo de relaciones objetales es más abarcativo y definitivo en la


estructuración psíquica. Este concepto no está hoy relegado al listado de las muchas
funciones del Yo: percepción, motilidad, intencionalidad, anticipación, defensas,
adaptación, etc.

Denominamos relaciones objetales a las relaciones dinámicas y estructurales entre las


representaciones del sì-mismo y las representaciones del objeto.

El término Relaciones Objétales se refiere a estructuras intrapsíquicas específicas, y no a


las relaciones interpersonales. Sin embargo, estas estructuras intrapsíquicas, las
representaciones mentales del sì-mismo y otros (el objeto), sì se manifiestan en la
situación interpersonal. (Horner 1975)

El objeto se refiere a la persona (o personas) maternante primaria en el ambiente del


bebé y del niño pequeño. La experiencia de la relación con los objetos genera
organizaciones internas perdurables.

Aquí la representación esta referida a una compleja organización de significaciones. El


objeto no está dado sino construido sobre una atribución de significación de una relación
entre partes.

A partir de la interacción, de la intersubjetividad, se irán construyendo para el niño las


nociones diferenciadas de self y de no-self, de lo que es “interno” y de lo que le es
“externo”, configuraciones mentales duraderas. En el desarrollo sano estas estructuras
intrapsíquicas continúan siendo modificadas durante toda la vida por la experiencia.

“La configuración de los esquemas mentales que denominamos el self y el objeto tiene
lugar en etapas jerárquicas. Esta división de las etapas jerárquicas del desarrollo de las
relaciones objetales, es retomada de Mahler y sus colegas y se basa en la noción de
estructura intrapsíquica y sus vicisitudes evolutivas”. (Horner 1975).

2. EL SÌ-MISMO (SELF)

El concepto de sí-mismo fue introducido en el modelo pulsional por Hartmann en su


redefinición de narcisismo, pero no aportó a la conceptualización del self, tal cual aparece
en el trabajo de los teóricos relacionales como Sullivan, Winnicott, Guntrip y Kohut. El
abordaje de Hartmann de la idea del self es mucho más conservador y esquemático, no
sólo carece de un rol en la economía psíquica, sino que tampoco tiene una historia de
desarrollo.

Una adecuada conceptualización sobre las relaciones objetales requiere un concepto del
self. Así como Mahler estableció “Al intentar hablar del desarrollo del self aisladamente del
desarrollo de las relaciones de objeto, se impone una exigencia imposible a la
conceptualización” (Mahler 1982).
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La representación del si-mismo, su consolidación estable, así como la organización de las


representaciones de objeto, son una consecuencia clara del desarrollo emocional, que
depende de las experiencias tanto interpersonales como maduracionales. En el concepto
de separación-individuación de Mahler lo que se separa y se individualiza como resultado
de este proceso, es la persona total, el si-mismo, y el resultado es un coherente sentido
de identidad.

Con las investigaciones de los teóricos relacionales las teorías del desarrollo se han
convertido en una de las fortalezas de la psicología dinámica.

La organización de las representaciones mentales del self y el objeto tiene lugar en


etapas jerárquicas. Estas configuraciones psíquicas se vuelven cada vez más complejas
y más diferenciadas una de la otra.

Representaciones básicas del self : El sentido de existencia, la propia eficacia, el saber


hacer, la creencia en sus capacidades se consolidan a través de la interacción de los
siguientes componentes:

4) Discursos sobre el sujeto por parte de sus otros significativos.


b) La identificación con las representaciones que los objetos externos tienen de sí mismo.
El sujeto toma la identidad del otro como si fuera la propia.
c) Experiencias concretas en que el sujeto se mostró eficaz, tanto en las relaciones
interpersonales como con respecto al mundo en general.

3 LAS FASES DEL DESARROLLO PSICOLÓGICO DE MARGARET MAHLER.

Mahler propone tres fases:


 Autismo Normal
 Simbiosis Normal
 Separación-Individuación con cuatro subfases: Diferenciación, Ejercitación,
Acercamiento y constancia objetal- logro de la identidad-.
Cada fase cumple una función esencial para el nacimiento psicológico del infante
humano. Y en cada una se evalúan aspectos evolutivos y clínicos. En la práctica clínica
se considera qué tipo de falla, en qué grado y bajo qué circunstancias se presenta.

Cada estadio tiene su propio peligro de perdida objetal y cada estadio tiene, así mismo, su
propia solución a ese peligro, de acuerdo con el nivel de organización en el que se
encuentre el sujeto y los recursos que posea.

4 PROCESOS DE APEGO

El apego consiste en la vinculación afectiva, estable y consistente que se establece entre


un niño y su madre, como resultado de la interacción entre ambos.
El apego esta en la base de la organización de las relaciones objetales y del self.

El fracaso en el proceso de apego causa cierto cuadro clínico. Al relacionar los conflictos
del paciente con un fracaso en el vínculo de apego, debemos considerar factores tales
como la edad del niño, la calidad del vínculo madre – hijo, la existencia de otros vínculos
de apego, tales como aquellos con el padre o hermanos, y la disposición de una figura de
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apego sustituta y la calidad de esa relación. Existen factores que mitigarán o intensificarán
los efectos masivos de la separación de la figura de apego.

La patología del apego puede ser pensada en las siguientes formas, cada una tiene sus
propias repercusiones con respecto al desarrollo subsecuente:

1. Deficiencia para construir vínculos por deprivaciones tempranas.


2. Desorden del apego temprano. A causa de una madre abandónica o intrusiva
3. Apegos múltiples y desintegrados. Muchas figuras de apego no integradas
4. Apego a través de un falso self. Un sujeto sobre adaptado al deseo del objeto.

5 NIVELES DE ANSIEDAD

La ansiedad aparece en el niño como reacción ante la separación física real o ante la
ausencia emocional de la madre.

La angustia de la separación refleja la consolidación de la conducta de apego hacia una


figura específica y el dolor ante la pérdida de esta figura, la reacción más temprana de
perplejidad y la subsecuente separación de la conducta de apego surgieren que el
potencial integrativo del niño esta siendo forzado a través de su capacidad de
arreglárselas sin un déficit estructural residual.

Los niveles de ansiedad corresponden a las etapas evolutivas y madurativas en el


proceso de separación-individuación, a la vez que remiten etiológica y cronológicamente a
las respuestas defensivas dadas por el individuo en su adaptación al medio que según el
grado de flexibilidad o rigidez serán adaptativas o patológicas. Los niveles de ansiedad
van desde el temor de aniquilación hasta el temor del súper yo, pasando por el temor a la
perdida de objeto, temor a la perdida del amor del objeto y el temor de castración.

Temor de aniquilación: Se refiere al temor original del desamparo. Este nivel de ansiedad
en los adultos esta asociado a la psicosis. El yo es tan débil que no tiene recursos para
defenderse de la angustia y queda a merced de lo que Winnicott calificó como “una
angustia inimaginable”

Temor a la perdida del objeto: El sujeto queda en estado de necesidad del objeto, toda
separación es vivida como perdida. Es una dimensión de apego no diferenciado.
Requieren de la compañía permanente y de que el objeto les ayude a sortear las
exigencias del medio. Se sienten incapaces de vivir sin el objeto y pretenden de él la
constante satisfacción de necesidades.

Temor a la perdida del amor del objeto: Es la angustia que acompaña la conciencia de
separatividad del objeto y la indefensión de sí mismo. Las separaciones del objeto son
sentidas como abandono. Es indicativo de que el estado emocional predominante es
narcisístico, de que el mundo le pertenece y que tiene poder afectivo sobre el objeto. Sin
embargo, las ausencias del objeto son vividas como una amenaza de perdida objetal.

Temores de castración. Es indicativo de que el sujeto ha logrado la constancia objetal, y


su separación-individuación le ha permitido la interacción en relaciones triádicas, esta
asociada al campo edípico. El sujeto se siente inferior ante el objeto y disocia la
representación objetal: el objeto malo es hostil, persecutor y castrador. Si el objeto es
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sentido como descalificador, difícil o imposible de satisfacer la angustia es mas


tormentosa y la ambivalencia provocará reacciones agresivas defensivas.

Temores del superyo: El nivel de ansiedad en este caso es proporcional al grado de


vigilancia, de autoobservación, de severidad o de tolerancia, o de sadismo, de la función
crítica del superyó

6 EL SUPERYÓ

Al examinar la estructura del superyó, podemos distinguir la existencia de:


a) Mayor o menor tendencia a la autoobservación y autoevaluación. En cuanto a esta
dimensión, digamos que la función de vigilancia del superyó tiene múltiples causas de
reforzamiento: por un lado, el nivel de control, de observación que los padres hayan
tenido sobre las cualidades y conductas del niño. Por el otro, al ser el superyó una
organización defensiva que vigila desde dentro del sujeto intentando adelantarse a una
posible objeción exterior, en la medida en que se esté más inseguro, que más se tema a
las figuras externas, en esa misma medida el sujeto irá a la búsqueda de sus posibles
fallas, incrementando la vigilancia.

b) Conciencia crítica, sistema evaluador que acepta o, por el contrario, no tolera el


apartamiento de las representaciones del self respecto a las ambiciones o ideales.
Pueden existir elevadas normas de observancia -metaideales: "no dejarás de ser cómo
tienes que ser, estás obligado a cumplir con tus ideales..."- de modo que cada conducta
es juzgada para ver si se ajusta o no a las metas, a las ambiciones e ideales. Si de la
evaluación surge que el sujeto cumple con las ambiciones o ideales, entonces se acepta a
sí mismo o, incluso, entra en momentos de exaltación narcisista. El estado de ánimo de
este tipo de personas se caracteriza por la ciclotimia entre momentos de depresión y de
exaltación narcisista.

c) Dominio del sadismo permanente contra sí mismo, una intencionalidad agresiva que
moldea y guía al proceso de evaluación, marcando siempre una distancia entre la
representación del sujeto y los ideales. El sujeto eleva las metas o rebaja la imagen de sí
mismo, siempre bajo la intencionalidad de atacarse. El sujeto ha internalizado una forma
de relacionarse consigo equivalente a la manera con que sus figuras significativas,
guiadas por el odio. el sujeto, aplastado por su superyó, encuentra sólo satisfacción en el
ejercicio de la actividad autoagresiva, que puede alternar con momentos de proyección
de la insatisfacción sobre las figuras externas, a las que se ataca también sádicamente.

d) "superyó moral" que impone la prescripción de "cuidarás al otro, no lo dañarás,


evitarás su sufrimiento...", y que ante las infracciones a esos ideales/mandatos se
generan sentimientos de culpabilidad e impulsos a la reparación de los daños reales o
imaginarios infligidos.

e) En algunas personas, existe un "superyó narcisista" cuyos mandatos son del tipo
"serás el mejor, perfecto, no cometerás errores, debes triunfar...", tematizados como
alcanzar niveles excelsos de belleza o perfección física o intelectual, de logros sociales, y
que ante el no cumplimiento de esos mandatos determina el surgimiento en el sujeto de
sentimientos de inferioridad. En este caso, la preocupación por el objeto pasa a un total
segundo plano. Es la dimensión narcisista, en que la posesión del objeto de amor no
resulta del placer sensual/sexual que pudiera deparar el poseer al objeto de amor sino del
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triunfo sobre el rival, siendo el objeto erótico-sexual sólo un medio y un testimonio de la


perfección del sujeto.

7 SOBRE EL COMPLEJO EDÍPICO

Los conflictos que surgen en los vínculos triangulares, se centran en intensos


sentimientos de inclusión/exclusión; idealización/denigración; ilusión/desilusión.

Esta categoría establece la dinámica de la ambivalencia con relación a los objetos y por
tanto la calidad de los vínculos del sujeto.

La imposibilidad de percibir situaciones triangulares, con interacción entre sus miembros,


está relacionada con dificultades preedípicas, ya que no logra ampliar las relaciones
objetales más allá del vínculo diádico. Su conflictiva será entonces vivida en forma
diádica, a través del vínculo original con el objeto.

Kohut4 diferenció un “estadío edípico”, correspondiente a un estado normal, donde los


padres responden empáticamente al self en expansión del hijo, en contraposición al
“complejo de Edipo”, la versión patológica, donde la ausencia de identificación de los
padres con el pequeño hijo da lugar al cuadro de celos, sexualidad desorganizante y
competitividad. La falta de empatía paterna ante el desarrollo del self del hijo es lo que
crearía ese camino patológico del desarrollo.

8 FUNCIONES YOICAS

Leopoldo Bellak en su texto “Evaluación de las Funciones del Yo” hace un completo
análisis de las funciones del yo en cada estructura, las siguientes son las funciones que
incluye:

El término “yo fuerte” se refiere a la solidez y disponibilidad del yo para recurrir a


estas funciones

Funciones del Yo Componentes


1. Prueba de Realidad Distinción entre estímulos internos y externos. Exactitud de
percepción.
Conciencia reflexiva y prueba de realidad interna.
2. Juicio Anticipación de consecuencias. Manifestación de esta
anticipación en la conducta. Adecuación emocional de esta
anticipación.
3. Sentido de Realidad Grado de desrealización
Grado de despersonalización
Autoidentidad y autoestima
Claridad de los límites entre sí mismo y el mundo.

4
KOHUT, H. (1982) Introspection, empathy and the semi-circle of mental health. Int. J. Psycho-
Anal.,63
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4. Regulación y Control de Que tan directa es la expresión del impulso.


Instintos, Afectos e Impulsos Eficacia de los mecanismos de demora.
5. Procesos del Pensamiento Memoria, concentración y atención.
Capacidad para conceptuar
Proceso primario-secundario
6. Función Defensivas Debilidad o inadecuación de las defensas.
Éxito y fracaso de las defensas.
7. Barrera a los Estímulos Umbral para los estímulos. Eficacia en el manejo de la
estimulación excesiva.
8. Función Autónoma Grado de libertad a partir del deterioro de los aparatos de
autonomía primaria.
Grado de libertad a partir del deterioro de autonomía
secundaria.
9. Función Sintético-Integrativa Grado de reconciliación de las incongruencias. Grado de
agrupamiento activo a los sucesos.
10. Dominio-Competencia Que tan competente. Que tan electivo en dominar el ambiente.

OTRAS FUNCIONES DEL YO APORTADAS POR HEINZ HARTMAN

Hartmann y sus seguidores pusieron ahínco en investigar el yo, sus mecanismos de


funcionamiento, su desarrollo y la relación de éste con las demás instancias del aparato
psíquico y con la realidad. De allí que hicieran importantes aportaciones teóricas sobre el
yo, que pasó a constituir su principal centro de interés.

Algunos planteos de Hartmann son ahora menos utilizados e inclusive han perdido
vigencia, pero no se puede desconocer la utilidad de otros, tales como: El área libre de
conflicto, la adaptación, la regresión al servicio del Yo, neutralización de las energías se-
xuales y agresivas, y su propuesta de líneas de investigación sobre el desarrollo y la
maduración del niño. Bases para los trabajos de Mahler, Spitz y otros.

REGRESIÓN ADAPTATIVA AL El retorno al proceso primario podría permitir al yo la utilización


SERVICIO DEL YO de estas energías para catectizar las representaciones del
proceso secundario.
El proceso primario es aquél en el cual las energías se
desplazan libremente de una a otra representación. En este
estado, además, e tiempo, el espacio y la contradicción lógica
son dimensiones que no tienen el valor que les adjudicamos
habitualmente. En los sueños se manifiesta el proceso
primario. Estar y no estar en determinado sitio, aparición
simultánea de personas cuya presencia real en nuestra vida no
coincidió temporalmente, un lugar que reúne por condensación
las características de muchos lugares diferentes. El
inconsciente está estructurado de acuerdo al proceso primario.
El proceso secundario, por el contrario, se caracteriza por el
hecho de que los afectos están ligados a determinadas
representaciones; no pueden, por lo tanto, desplazarse
libremente. En estas circunstancias el tiempo, el espacio, la
contradicción, no son vulnerados. El proceso secundario es el
que caracteriza nuestro pensamiento conciente.

Relajación progresiva de la agudeza cognoscitiva. Nuevas


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configuraciones. Creatividad.
ADAPTACION Hartmann enuncia: “...un hombre está bien adaptado si su
productividad, su habilidad para disfrutar de la vida y su
equilibrio mental no están trastornados”.
la adaptación debe valorarse desde la perspectiva del
funcionamiento interno y externo del individuo a quien se
examina. Lo que cuenta para describir el grado de adaptación
es el logro que tiene cada sujeto de la función sintética e
integradora del yo. Una persona estará tanto más adaptada
cuánto mejor pueda armonizar sus propias necesidades
pulsionales con la realidad y con las metas ideales que se
propone.
Es posible distinguir tres modalidades adaptativas: el individuo
puede optar por cambiar él mismo para adecuarse al medio,
puede también intentar la modificación del medio para lograr
que éste se adecue a él y, por último, puede decidir el cambio
de ambiente hacia uno que le resulte más adecuado. Las dos
primeras modalidades fueron mencionadas por Freud, quizás
siguiendo a Ferenczi (Strachey, A.E. XIX, Pág. 195), como
“cambios autoplásticos” y “cambios aloplástícos”
respectivamente. La última es una aportación original de
Hartmann.

NEUTALIZACION La neutralización consiste en descatectizar las


representaciones cargadas con energía agresiva sexual
provenientes de las pulsiones y usar esas catexias (energías)
para fines sublimatorios o defensas adecuadas.
Para Hartmann (1955, Pág. 204) el papel de la neutralización
de las energías sexuales y agresivas es un elemento
primordial en todo el funcionamiento del yo. De ella depende la
instauración del principio de realidad, el pensamiento, la acción
y la intencionalidad. Con este planteo Hartmann le da al yo y a
su función de neutralización la dirección de toda la
personalidad.
la neutralización de las catexias debe involucrar no sólo a las
energías libidinales sino también a las de índole agresiva.

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