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Ano: 6_2015
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TEMA RELEVANTE
El presente informe ahonda en la determinación del despido decretado por las entidades públicas
en virtud de la configuración de la doble percepción de remuneraciones en la que incurren los
servidores públicos, en contravención de normas taxativas que se pronuncian sobre la
prohibición de la doble percepción de ingresos por parte del Estado. En dicho supuesto se repasa
distinta normativa, así como pronunciamientos jurisprudenciales pertinentes.
INTRODUCCIÓN
El presente caso se suscita cuando la entidad pública del Seguro Social de Salud, a través de su
Presidencia Ejecutiva, toma conocimiento del Informe de acción y control Nº 003-2011-2-0251,
denominado “Examen Especial de Verificación de la supuesta doble percepción de
remuneraciones del Estado por personal asistencial, periodo 2001-2003”, donde se incluyen las
siguientes observaciones:
1. Incumplimiento de la jornada laboral por parte del médico impugnante, al haber realizado
trabajos simultáneos en el mismo horario en dos establecimientos del Ministerio de Salud en el
periodo 2001-2005.
2. Desde que ingresó a laborar a la entidad, informó sobre la prestación de servicios adicionales
en los demás establecimientos pertenecientes al Ministerio de Salud, sin observación alguna por
parte de la entidad, por lo que se aplica el principio de inmediatez.
3. Reviste falsedad el hecho de que no haya cumplido su jornada laboral, ya que, por el contrario,
cumplió con realizar las visitas a los pacientes programados, sin que existan quejas o denuncias
de los pacientes por dicho incumplimiento de visitas programadas.
4. No existe conducta reincidente y, por el contrario, realizó devolución judicial de los montos
recibidos por uno de los establecimientos de salud para el que prestaba labor.
En virtud de ello, el servidor, inconforme con la sanción impuesta por la entidad, presenta
impugnación ante el Tribunal de Servir, argumentando en su recurso de apelación principalmente
que:
- No existe reincidencia en los hechos sancionados, ya que, desde su ingreso a la entidad, laboró
mediante contrato de locación de servicios, y la entidad conocía que el impugnante laboraba en
otros establecimientos de salud estatales; aunado a ello, no presenta deméritos en su legajo
personal.
- Se aplica el principio de inmediatez en virtud de que, desde que ingresó a laborar para la
entidad, informó a esta sobre la prestación de sus servicios adicionales en otros establecimientos
de salud, sin haber sido sancionado oportunamente.
Por otro lado, sobre la percepción de doble ingreso por el impugnante, por jornadas laborales en
la entidad cuestionada mediante la celebración de contrato de trabajo a plazo indeterminado, y
en un establecimiento de salud por servicios no personales, como conducta reincidente; dicha
imputación queda debidamente acreditada con los recibos por honorarios profesionales
correspondientes a los periodos respectivos, remitidos junto con el expediente impugnativo, con
los cuales se acredita la infracción incurrida por el impugnante y tipificada en el artículo 3 de la
Ley Nº 28175, Ley Marco del Empleo Público, dispositivo que prohíbe la percepción de doble
ingreso por parte de algún servidor por servicios múltiples al Estado.
El Tribunal establece que el principio de inmediatez se constituye como un límite expreso al poder
sancionador de todo empleador, cuando tiende a la imposición de sanciones disciplinarias por
los incumplimientos debidamente acreditados respecto de sus obligaciones derivadas de la
contratación efectuada. Del mismo modo, establece que este principio nace en virtud del
elemento de subordinación que se constituye como esencial en toda relación eminentemente
laboral suscitada, siendo debidamente recogido por el régimen laboral privado, establecido por
el Decreto Legislativo Nº 1729. Sin embargo, establece que dicho principio no es ajeno en la
relación laboral del Sector Público, y que se constituye como una pauta orientadora para el
ejercicio de la potestad disciplinaria que se aplica a los servidores y funcionarios de las diversas
entidades estatales, ya que así se dispuso en el numeral 21 de la Resolución de Sala Plena de
SERVIR Nº 003-2010-SERVIR/TSC, la misma que distingue tres etapas para la aplicación
correcta del mencionado principio, las cuales son:
a) Proceso cognoscitivo del empleador, es decir, cuando esta toma conocimiento de la falta.
c) El proceso volitivo a través del cual se activan los mecanismos decisorios del empleador para
configurar su voluntad de despido.
De este modo, la aplicación de este principio en el Sector Público deviene en necesaria cuando
las entidades responsables dentro de las entidades públicas conduzcan procesos administrativos
disciplinarios que se ciñan estrictamente a los principios de impulso de oficio, celeridad,
simplicidad y uniformidad con los derechos y garantías de todo debido procedimiento, tal como
lo establece el artículo IV del Título Preliminar de la Ley Nº 27444. En tal sentido, en el presente
caso, el Tribunal establece que, a través de la hoja informativa Nº 006-GCC-OCI-ESSALUD-
2009, emitida a propósito de la denuncia en contra del impugnante, la entidad toma conocimiento
de las irregularidades en las que incurrió este, al haber desempeñado múltiples funciones en
diversos establecimientos de salud del Estado, lo que dio pie a la realización de un informe
especial al respecto, el denominado “examen de Verificación de la supuesta doble percepción
de remuneraciones del Estado por personal asistencial”. Es a partir de dicho informe de control
que la entidad toma conocimiento de ello y encuentra los elementos suficientes para imputar las
presuntas faltas cometidas por el impugnante para, posteriormente, configurarlas dentro de las
infracciones que le fueran tipificadas y notificadas, configurando así el proceso de cognición
respectivo. Es a partir de allí que finalmente se le aplica la sanción de destitución, mediante carta
debidamente notificada en el año 2011.
1. Consideración inicial
A su vez, la Ley N° 28175, Ley Marco del Empleo Público, en su artículo 3, enfatiza la prohibición
de doble percepción de ingresos, al precisar que ningún empleado público puede percibir del
Estado más de una remuneración, retribución, emolumento o cualquier tipo de ingreso, salvo los
que provengan de la función docente y la percepción de dietas por participación en un directorio
de entidad o empresa pública. Asimismo, ratifica la incompatibilidad de la percepción simultánea
de remuneración y pensión por servicios prestados al Estado. En esta oportunidad, el legislador
ha precisado que la prohibición de doble ingreso para los empleados públicos involucra a toda
denominación que pudiera tener el segundo ingreso.
A la fecha, el Tribunal Constitucional ha venido emitiendo sendas ejecutorias en procesos de
amparo, donde ha efectuado un concienzudo análisis respecto al tema en estudio, por lo que
pretendemos esbozar los aspectos más resaltantes de los pronunciamientos recaídos en los
Expedientes N°s 02887-2008-AA/TC (caso Cueva Aguirre) y 03480-2007-PA/TC (caso Medina
Morán), incidiendo en las normas legales que han efectuado labor de leyes de desarrollo
constitucional en lo que se refiere al artículo 40 de la Constitución vigente, para finalmente
compartir las conclusiones a las que hemos arribado al final de la presente investigación.
Carrera Administrativa
Artículo 40.- La ley regula el ingreso a la carrera administrativa, y los derechos, deberes y
responsabilidades de los servidores públicos. No están comprendidos en dicha carrera
los funcionarios que desempeñan cargos políticos o de confianza. Ningún funcionario o servidor
público puede desempeñar más de un empleo o cargo público remunerado, con excepción de
uno más por función docente. No están comprendidos en la función pública los trabajadores de
las empresas del Estado o de sociedades de economía mixta. Es obligatoria la publicación
periódica en el diario oficial de los ingresos que, por todo concepto, perciben los altos
funcionarios y otros servidores públicos que señala la ley, en razón de sus cargos.
Artículo 7.- Ningún servidor público puede desempeñar más de un empleo o cargo público
remunerado, inclusive en las empresas de propiedad directa o indirecta del Estado o de
economía mixta. Es incompatible asimismo la percepción simultánea de remuneraciones y
pensión por servicios prestados al Estado. La única excepción a ambos principios está
constituida por la función educativa en la cual es compatible la percepción de pensión y
remuneración excepcional.
A su vez, el Reglamento del Decreto Legislativo Nº 276, aprobado por Decreto Supremo Nº 005-
90-PCM, estableció lo siguiente en su artículo 139:
Artículo 139.- Mientras dure su relación laboral con la Administración Pública, a través de una
entidad, tanto los funcionarios como los servidores están impedidos para desempeñar otro
empleo remunerado y/o suscribir contrato de locación de servicios bajo cualquier modalidad con
otra entidad pública o empresa del Estado, salvo para el desempeño de un cargo docente2.
(…)
Por otro lado, con la expedición de la Ley Marco del Empleo Público, vigente desde el 1 de enero
del año 2005, se estableció en su artículo 3 lo siguiente:
Ningún empleado público puede percibir del Estado más de una remuneración, retribución,
emolumento o cualquier tipo de ingreso. Es incompatible la percepción simultánea de
remuneración y pensión por servicios prestados al Estado. Las únicas excepciones las
constituyen la función docente y la percepción de dietas por participación en uno (1) de los
directorios de entidades o empresas públicas.
Ahora bien, en el año 2006, con la entrada del gobierno aprista, en un contexto netamente
político, se expidió el Decreto de Urgencia N° 020-2006, el mismo que tenía por finalidad “dictar
medidas de austeridad y racionalidad en el gasto público”, estableciéndose topes máximos a los
ingresos que, en muchos casos, generaron la reducción de remuneraciones del personal del
Estado, y además, se dispuso lo siguiente:
Artículo 7.- Incompatibilidad de ingresos
En el Sector Público no se podrá percibir en forma simultánea pensión y honorarios por servicios
no personales o locación de servicios, asesorías o consultorías, y aquellas contraprestaciones
que se encuentran en el marco de convenios de administración de recursos y similares; salvo
por función docente y la percepción de dietas por participación en uno (1) de los directorios de
entidades o empresas públicas. No se encuentran comprendidos en los alcances de esta
disposición los pensionistas beneficiarios del Decreto Ley N° 19990, Decreto Supremo N° 051-
88-PCM y los provenientes del Sistema Privado de Administración de Fondos de Pensiones, los
cuales se regulan por sus propias normas.
No obstante, consideramos que el empleo del Decreto de Urgencia para extender los alcances
de lo señalado en el artículo 40 de la Constitución Política deviene en un acto inconstitucional;
no obstante, el Tribunal Constitucional, lejos de declarar la inaplicación de las referidas normas,
se ha pronunciado por su validez y aplicación.
(…)
19. Dictar medidas extraordinarias, mediante decretos de urgencia con fuerza de ley, en materia
económica y financiera, cuando así lo requiere el interés nacional y con cargo a dar cuenta al
Congreso. El Congreso puede modificar o derogar los referidos decretos de urgencia.
Asimismo, en el artículo 74 de la Constitución Política del país, se precisa que los decreto de
urgencia no pueden contener materia tributaria. En tal sentido, para el abogado constitucionalista
Dr. Eguiguren Praeli4, el fundamento que justifica la concesión al Ejecutivo de la facultad de
expedir decretos de urgencia radicaría en:
Por ende, válidamente podemos concluir que los decretos de urgencia se constituyen como
instrumentos normativos, cuyo empleo es eminentemente excepcional ante la urgente necesidad
de regular aspectos económicos y financieros de interés nacional, al no ser posible esperar la
intervención del Congreso. A su vez, el carácter de fuerza de ley de los decretos de urgencia se
encuentra reconocido expresamente en el artículo 118, inciso 19, de la Constitución Política del
país.
Por su parte, el Tribunal Constitucional refiere que los decretos de urgencia cuentan con dos
características particulares:
En relación a los requisitos de forma y fondo que deben ser cumplidos para expedir válidamente
los decretos de urgencia, el Tribunal Constitucional5 ya ha venido sentando criterio al respecto,
precisando que los mismos son previos y posteriores a su promulgación. Tales requisitos pueden
ser resumidos de la siguiente manera: (ver cuadro Nº 1)
De lo expuesto, podemos concluir que los Decretos de Urgencia Nºs 020-2006 y 007-2007 no
resisten un análisis de constitucionalidad a partir de lo previsto por el Tribunal Constitucional;
toda vez que regular la prohibición de percepción de doble remuneración o pensión, haciendola
extensivo a otros conceptos como los contratos por servicios no personales o los contratos de
locación de servicios, involucra, en realidad, normar fuera de los alcances que la Constitución
Política, ha reservado para este instrumento normativo. Debe quedar claro que no son objeto de
cuestionamiento los alcances y la finalidad de la norma, sino, propiamente, el medio empleado
para dicho cometido.
Por su parte, EsSalud precisó que se despidió al actor por poseer empleos en dos entidades
públicas sin tener en cuenta que ningún funcionario o servidor público puede desempeñar más
de un empleo público remunerado, a excepción de uno más por función docente; y que la
percepción de doble remuneración por parte de un trabajador está expresamente prohibida por
el inciso ñ) del artículo 20 del Reglamento Interno de Trabajo para los trabajadores comprendidos
en el régimen laboral de la actividad privada de EsSalud.
Para el Tribunal Constitucional, no existe violación de sus derechos constitucionales, toda vez
que a partir de lo señalado en el artículo 22 del Decreto Supremo N° 003-97-TR, donde se
dispone que para despedir a un trabajador sujeto al régimen de la actividad privada que labore
cuatro o más horas diarias para un mismo empleador, es indispensable la existencia de una
causa justa contemplada en la ley y debidamente comprobada.
Por su parte, los artículos 23 a 25 enumeran taxativamente las causas justas de despido
relacionadas, respectivamente, con la capacidad y la conducta de trabajador.
Para el Tribunal Constitucional, el análisis parte de las obligaciones recíprocas que emanan de
la relación laboral entre empleador y trabajador, y en lo que se refiere al trabajador, impone que
se desarrollen conforme a las reglas de la buena fe laboral, hasta el punto que la transgresión
de este deber se tipifica como una falta grave (artículo 25, inciso “a” del Decreto Supremo Nº
003-97-TR), lo cual constituye una de las causas justas de despido relacionada con la conducta
del trabajador (artículo 24, inciso “a” de dicha norma laboral). El hecho que justifica un despido
acorde a Ley radica en que la falta grave atribuida al recurrente se sustenta en que suscribió con
el INEN otro contrato de trabajo, contraviniendo con ello lo dispuesto por el inciso ñ) del artículo
20 del Reglamento Interno de Trabajo para los trabajadores comprendidos en el régimen laboral
de la actividad privada de EsSalud, aprobado por la Resolución de Presidencia Ejecutiva Nº 139-
PE-ESSalud-99, de fecha 21 de junio de 1999, que establece que está expresamente prohibido
a los trabajadores percibir doble remuneración o pensión, salvo aquellos casos permitidos por la
ley; situación que no ocurre en el caso materia de autos.
De manera inicial, consideramos que el Estado, en calidad de Empleador sometido por propia
voluntad al Régimen Laboral Privado, no tiene prerrogativas sobre otros empleadores, por ende,
el Reglamento Interno de Trabajo no puede limitar que el trabajador pueda sostener una relación
laboral con un segundo empleador. Ahora bien, el mandato constitucional previsto en el artículo
40 de la Constitución, así como el artículo 3 de la Ley Marco del Empleo Público, debe ser
aplicado en sus términos expresos; no obstante, si bien, establece prohibiciones cuando se trate
de percepción de una doble remuneración o pensión; no se establecen sanciones a tales
cometidos, es decir, existe una suerte de vacío normativo, y dado que tales conductas se
enmarcan dentro de un proceso disciplinario, debe prevalecer el principio de tipicidad y
taxatividad, el cual permite a todo servidor conocer la sanción legal que se atribuye al desconocer
el mandado normativo al que hacemos referencia.
Debemos recordar que el Reglamento del Decreto Legislativo N° 276 establece en su artículo
151 que: “Las faltas se tipifican por la naturaleza de la acción u omisión. Su gravedad será
determinada evaluando las condiciones siguientes: a) circunstancia en que se comete; b) la
forma de comisión; c) la concurrencia de varias faltas; d) la participación de uno o más servidores
en la comisión de la falta; y e) los efectos que produce la falta. Por su parte, el artículo 152 del
referido cuerpo normativo establece que: “La calificación de la gravedad de la falta es atribución
de la autoridad competente o de la Comisión de Procesos Administrativos Disciplinarios, según
corresponda”.
Es decir, finalmente, la imposición de la sanción debe obedecer a un análisis de los elementos
descritos, siendo potestad discrecional. Consideramos sujeto a un análisis de razonabilidad y
proporcionalidad que la imposición de la sanción final no necesariamente pueda ser la
destitución, en el Régimen del Decreto Legislativo Nº 276, o el despido, en el caso del Decreto
Legislativo Nº 728.
Ahora bien, aun cuando se justificara la aplicación del Reglamento Interno de Trabajo para la
dilucidación de la presente controversia, el Tribunal Constitucional homologa, sin explicación
alguna, la remuneración a un honorario profesional producto del contrato de locación de servicios
suscrito con el INEN. Pareciese que el Tribunal, en esta oportunidad, realizó una equivalencia
tácita entre locador y trabajador, quizá justificando que esta era una modalidad contractual
empleada por el Estado para contratar trabajadores; sin embargo, insistimos en que la
remuneración como tal tiene una naturaleza jurídica diametralmente diferente a la
contraprestación económica como honorario en un contrato civil. Un hecho que denota la
imprecisión del Tribunal es que el Colegiado no habría reparado en remitirse a lo previsto en el
Decreto de Urgencia Nº 007-2007, donde se alude expresamente a la locación de servicios, y se
debe recalcar que cuestionamos la constitucionalidad de esta norma, por no ser el instrumento
normativo que la Constitución reserva para regular materias como la presente.
CONCLUSIONES
- Si bien, existen diversas normas que regulan tal prohibición, la misma que ha sido extendida a
través de decretos de urgencia, ellas no establecen la sanción que corresponde a quienes
infringen tal prohibición, lo que genera un vacío normativo que sitúa en estado de indefensión a
quienes se ven inmersos en situaciones como la que es descrita.
________________________________
(*) Abogado, asesor de Soluciones Laborales. Titulado en Derecho por la Facultad de Derecho
de la Universidad de San Martín de Porres, especialista en Derecho Corporativo, miembro de la
Orden en el Colegio de Abogados de Lima.
(**) Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Postítulo en Derecho Procesal
Constitucional otorgado por el Tribunal Constitucional y la Pontificia Universidad Cátolica del
Perú. Cursa estudios de maestría en Derecho del Trabajo y Seguridad Social en la Escuela de
Posgrado de la Universidad de San Martín de Porres. En la actualidad se desempeña como
asesor del Servicio Nacional de Adiestramiento en Trabajo Industrial - Senati. Ha sido abogado
de la Presidencia del Consejo de Ministros a cargo de los procesos laborales del Despacho
Presidencial, la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas - Devida, y el Instituto
Nacional de Estadística e Informática - INEI.
4 EGUIGUREN PRAELI, Francisco. Los retos de una democracia insuficiente. Comisión Andina
de Juristas, Lima, 1990, p. 211.
5 Dicha interpretación se desprende de las sentencias recaídas, entre otros, en los siguientes
expedientes: Exp. N° 0008-2003-AI/TC (fundamento 60), Exp. Nº 00025-2008-PI/TC
(fundamento 5) y Exp. N° 00007-2009-PI/TC (fundamento 9).