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La búsqueda de amor
Su padre –de ascendencia noruega– ejerció mayor influencia en ella. Cuando Horney nació,
él tenía 50 años y era capitán de un barco. Su madre tenía 33 años y un temperamento muy
diferente. Él era religioso, dominante, autoritario, pausado y callado; en cambio, ella era
más atractiva, vivaz y flexible. El padre pasaba largas temporadas en el mar, pero cuando
regresaba a casa la pareja discutía con frecuencia. La madre no ocultaba su deseo de ver
muerto al marido. Le confesó a Karen que no se había casado por amor, sino por temor a
ser una vieja solterona. En 1904 sus padres se divorciaron.
Las raíces de la teoría de la personalidad propuesta por Horney son muy visibles en sus
experiencias. Pasó la mayor parte de su niñez y adolescencia dudando de que sus padres la
quisieran. Creía que amaban a Berndt más que a ella. A los 16 años escribió en su diario:
“¡Por qué me han sido concedidas todas las cosas bellas de la tierra, pero no lo más noble,
no el amor! Mi corazón lo necesita tanto” (Horney, 1980, p. 30). Aun cuando deseaba
desesperadamente recibir el amor y la atención de su padre, él la intimidaba. Con sólo
recordar sus ojos atemorizantes y su gesto duro y exigente, ella se sentía despreciada y
rechazada debido a los comentarios negativos que siempre soltaba acerca de su aspecto
físico y su inteligencia.
Con la intención de conservar el amor de su madre, representaba el papel de una hija que la
idolatraba, y hasta los ocho años fue una niña modelo, apegada a ella y obediente. Pese a
sus esfuerzos, no sentía que estuviese recibiendo suficiente amor ni seguridad. Como ni su
conducta ejemplar ni su sacrificio rendían fruto, cambió de táctica volviéndose ambiciosa y
rebelde. Decidió que, si no podía obtener amor y seguridad, se vengaría de sus sentimientos
de inadecuación y falta de atractivo físico. “Decidí que, si no podía ser hermosa, sería
inteligente” (Horney, citada en Rubins, 1978, p. 14).
Cuando estudiaba medicina Horney conoció a dos hombres; se enamoró de uno y se casó
con el otro. Oskar Horney estudiaba un doctorado en ciencias políticas y, una vez casado,
se convirtió en un exitoso hombre de negocios. Karen Horney destacó en sus estudios y
obtuvo el título de médico en la Universidad de Berlín en 1913.
Los primeros años de matrimonio fueron sumamente difíciles. Tuvo tres hijas, pero se
sentía muy triste y oprimida. Padecía ataques de llanto, dolores de estómago, fatiga crónica,
conductas compulsivas y frigidez, y sólo quería dormir e incluso morir. El matrimonio
llegó a su fi n en 1927, después de 17 años.
Cuando comprendió que esas relaciones poco duraderas no aliviaban su depresión ni otros
problemas emocionales, decidió someterse a psicoanálisis.
Psicoanálisis y compensación
Horney acudió a Karl Abraham (un fi el seguidor de Freud) y el terapeuta atribuyó sus
problemas a la atracción que sentía por hombres dominantes que, según le explicó, era un
residuo de la atracción edípica por su padre prepotente. Abraham dijo: “La tendencia a
abandonarse a manos de esas figuras autoritarias fue delatada cuando olvidó su bolsa de
mano [según Freud, una representación simbólica de los genitales femeninos] en la primera
visita al consultorio” (Sayers, 1991, p. 88). El psicoanálisis no tuvo éxito. Horney decidió
que le ayudaba muy poco y, así, optó por el autoanálisis, ejercicio que realizó a lo largo de
su vida.
Horney continuó su interminable búsqueda de amor y cada vez escogía a hombres más
jóvenes, muchos de ellos psicoanalistas que ella estaba formando. Sin embargo, los trataba
con frialdad. En cierta ocasión, hablándole a una amiga de un joven, le confesó que no
sabía si casarse con él o si comprarse un cocker spaniel. Optó por el perro (Paris, 1994).
De 1932 a 1952 formó parte del cuerpo docente de institutos psicoanalíticos de Chicago y
Nueva York. Fundó la Associaton for the Advancement of Psychoanalysis y el American
Institute for Psychoanalysis. En 1941 inició el American Journal of Psychoanalysis.
Durante muchos años fue una popular conferencista, escritora y terapeuta.
BIBLIOGRAFIA
Horney, K. (1980). The adolescent diaries of Karen Horney. Nueva York: Basic Books.
[Diarios escritos en 1899-1911.]
Rubins, J. L. (1978). Karen Horney: Gentle rebel of psychoanalysis. Nueva York: Dial
Press.
Sayers, J. (1991). Mothers of psychoanalysis: Helene Deutsch, Karen Horney, Anna Freud,
Melanie Klein. Nueva York: Norton.