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Comenzamos con algunas palabras de la psicóloga Rosa Jové (en su libro La

crianza feliz). “Cuando nace, el bebé viene de alojarse en el mejor aposento de


este mundo: el vientre de su madre. Un lugar en el que no existe el hambre, ni el
frío, ni el calor, ni la soledad... Y cuando sale necesita lo mismo, porque, al fin y al
cabo, un recién nacido no es nada más que un feto con unos segundos más de
vida, y sus necesidades no han cambiado tanto. Requiere un entorno que emule
en lo posible la vida intrauterina. A esto se denomina «exterogestación».

Somos primates; no hace mucho aún nos parecíamos bastante a nuestros primos
los gorilas. Los primates no andan erguidos (de pie) y suelen apoyarse (en mayor o
menor grado) en las manos. Andan como agachados. Imagínese a usted
pasando por un túnel con el techo muy bajito.

Cuando nos pusimos de pie, nuestras pelvis y caderas se vieron en la necesidad


de hacerse más estrechas y basculadas hacia delante para sostenernos de pie. Si
usted se ha imaginado antes andando por el túnel de los pitufos y ahora sale al
exterior, notará cómo su cadera y su pelvis se mueven hacia adelante conforme
se va poniendo de pie. Bien. Ese estrechamiento de las caderas provocó que el
canal del parto (el lugar entre los huesos de la cadera por el que salen los niños)
también se estrechara. ¿Cómo parir bebés cabezones con una cadera estrecha?
Pues adelantando el momento de nacer. Se supone que es por eso por lo que los
humanos nacemos entre seis y doce meses antes de lo que lo hacíamos cuando
todavía no andábamos erguidos.
Otro factor por el que necesitamos esa exterogestación durante los primeros
meses es por el hecho de ser una especie altricial. Los animales tienen varias
formas de poner en práctica la crianza: altriciales, que necesitan el cuidado de
otros para sobrevivir porque no pueden moverse ni alimentarse por sí mismos
durante un periodo sustancial después del nacimiento, como nosotros; y
precociales, aquellos cuyas crías son capaces de ver, oír, ponerse en pie y realizar
las demás funciones propias del individuo adulto desde prácticamente el
nacimiento. Por tanto, estas especies requieren menores cuidados maternos y son
capaces de unirse a las actividades de los individuos adultos en pocos días, como
los caballos.

[Un factor fundamental es] el desarrollo del cerebro en estas edades. Dada su
importancia, lo detallamos en el siguiente apartado.

Esquema de un cerebro humano


La parte que estaría en nuestra muñeca y al final de la palma de la mano sería
nuestro cerebro más primitivo, llamado también cerebro reptiliano. Es el
responsable de nuestras funciones más básicas: nodulación del latido del
corazón, respiración, temperatura, marcha automática... Controla nuestra
supervivencia, autopreservación y reacciones más instintivas. Este primer nivel
cerebral lo tienen todos los animales; nuestro bebé, como descendiente de ellos,
también.

La parte que formaría nuestro dedo gordo es la responsable de nuestras


emociones y sentimientos y de parte de nuestra memoria (la inmediata, la
implícita). Este segundo nivel (el cerebro emocional) también lo tienen los bebés y
los mamíferos, pero no así otros animales «inferiores» en la escala evolutiva, como
peces y reptiles.

La última parte, la más exterior es el cerebro más moderno, aquel que sólo
poseemos los mamíferos y que los humanos tenemos más desarrollado. De él
depende el lenguaje, el razonamiento, el pensamiento, la memoria a largo plazo
y la memoria episódica. Este tercer «cerebro» está incompleto cuando nacemos;
de hecho, la mielinización del córtex cerebral no se da hasta los 2-3 años. Por eso
los niños no hablan correctamente antes de esas edades y por esa misma razón
no podemos recordar nada de nuestra primera infancia.

¿Qué deducimos de todo esto? Que el niño es un ser emocional. Que su cerebro
más desarrollado es el sistema límbico y, por eso, ante cualquier amenaza a su
seguridad va a explotar y a reaccionar con exageración. Por eso los niños lloran
cuando «sólo» tienen hambre o cuando algo les causa dolor, como la simple
rozadura de una etiqueta en el cuello.

Nosotros no entendemos por qué pasa eso; total, no es para tanto. Lo que sucede
es que nosotros sabemos que eso no tiene importancia puesto que más tarde o
más temprano vamos a comer o nos quitaremos el jersey en cuanto lleguemos a
casa. Pero los niños no saben cuándo va a terminar su sufrimiento; dependen de
que alguien haga caso a su llanto y les atienda.

Otras citas sobre exterogestación

"A pesar de que las experiencias intrauterinas pueden ejercer una influencia sobre
el desarrollo posterior del niño, las experiencias que tiene aproximadamente
durante los diez meses después del parto son de mayor importancia. Una relación
simbiótica permanente entre madre e hijo diseñada para perdurar un "continuum"
sin interrupción hasta que el peso del cerebro del bebé se ha más que duplicado"
(Anthony Walsh, Biólogo).
El bebé humano nace usualmente 266,5 días después de la concepción debido a
su cabeza grande y al rápido crecimiento de su cerebro que tiene lugar durante
los últimos tres meses en el útero. El aumento de tamaño del cerebro y la
locomoción bípeda (sobre dos pies y posteriormente un reordenamiento y el
estrechamiento de la pelvis) implica una reducción de madurez al nacer, de casi
todos nuestros sistemas fisiológicos, para poder sobrevivir (Trevathan,
antropólogo).

El patrón que sería normal para completar la mitad del tamaño del cerebro
adulto no es posible antes del nacimiento debido al gran tamaño del cuerpo y la
cabeza del bebé, necesarios para acomodar a su cerebro en desarrollo (Cella
Conde, 94). Se produce entonces un cambio importante en la duración de la
gestación, y debido a este significativo crecimiento del cerebro, el desarrollo del
comportamiento, y la maduración de los sistemas se retrasa totalmente hasta
después del nacimiento. En el útero se interrumpe la gestación y el bebé nace
antes, simplemente por necesidad (Trevathan, antropólogo).

Si los bebés se quedaran en el útero durante un período más extenso de tiempo y


su cerebro siguiera creciendo al ritmo que crece, la cabeza sería demasiado
grande para pasar por el canal vaginal y pondría en peligro la propia vida del
bebé, la vida de la madre, y la de toda la especie humana, por así decirlo. Así, a
pesar de que el bebé no ha madurado suficientemente, nace (Ashley Montagu,
antropólogo).

De acuerdo con el arqueólogo Timothy Taylor, los animales con cerebros más
grandes, como los primates, tuvieron que superar el problema de dar a luz a
grandes cabezas con relativamente pequeñas pelvis. El problema es aún más
pronunciado en los seres humanos cuya pelvis se redujo drásticamente debido a
su bipedestación. En consecuencia, los humanos evolucionaron para dar a luz
mientras que la cabeza del bebé es aún pequeña y el cerebro subdesarrollado.
Esto permite que el cerebro y la cabeza sigan creciendo fuera del útero.

Cuando nuestros primeros antepasados bajaron de los árboles y comenzaron a


comer, preparar, y cazar animales, el cerebro humano comenzó a crecer. A
medida que el cerebro se hizo más grande y empezamos a estar de pie se hizo
más difícil para nuestros bebés nacer a través del canal de parto. Los seres
humanos, ya expertos en el uso de herramientas, estuvieron a la altura y crearon
los portabebés. Fue esta invención, afirma Timothy Taylor, lo que facilitó la
continua evolución de los grandes cerebros homínidos, lo cual, en última
instancia, culminó con la aparición del lenguaje.

El Dr. Heller afirma que "mientras está en contacto con la madre, los sistemas del
bebé se mantienen a un ritmo regular. Pero, además, el recién nacido debe
trabajar el doble para mantener la armonía fisiológica" (Sharon Heller, Doctora en
Psicología y profesora). Montagu defiende "La unidad biológica, la relación
simbiótica, gestionada por la madre y el embrión durante el embarazo no cesa al
nacer, de hecho está naturalmente diseñada para convertirse en aún más
intensamente funcional y comprometida mutuamente después del parto que
durante la gestación en el útero" (Ashley Montagu, antropólogo).

La presencia física de la madre es necesaria para ayudar a regular el desarrollo


de los sistemas de su hijo/a.

El gateo completa la gestación exterior

En 1944 Portmann fue el primero en sugerir que para que un recién nacido
humano alcanzara el estado de desarrollo de un mono recién nacido, la
gestación total sería de alrededor de 21 meses. Kovacs la situó entre los 18 y los 20
meses. Bostok informó de que la gestación ideal para un ser humano recién
nacido sería cuando la locomoción cuadrúpeda (movimiento en cuatro patas)
comienza, lo que significaría el gateo para el bebé humano, siendo capaz de
escapar de un peligro por sus propios medios. Lo que es interesante es que el
tiempo promedio que lleva a un bebé a gatear, o para que la gestación exterior
finalice en términos de Bostok, es de 266 días y medio después de su nacimiento-
exactamente el mismo tiempo que la gestación en el vientre. (Ashley Montagu,
antropólogo). De ahí la idea de "nueve meses dentro y nueve meses fuera".

Los humanos nacen con un 25% del cerebro de un adulto

"Las ventajas del nacer temprano en el ciclo de gestación incluyen una mayor
plasticidad y una exposición precoz a los estímulos ambientales importantes para
el aprendizaje" (Trevathan, antropólogo).

"El bebé no es una criatura pasiva que está determinada por su entorno, sino que
está explorando constantemente, tratando de aprender, y tener el medio
ambiente bajo su control" (Robert Karen, Psicólogo). Haber nacido antes en el
ciclo de gestación nos permite hacer esto más fácil, y nos da una inteligencia
abierta y una lógica flexible. Estar en "desarrollo incompleto" en realidad facilita
más la creatividad y la personalidad individual (Pearce, autor).

Dos tercios del crecimiento total del cerebro finaliza el primer año.

A pesar de que la infancia es responsable sólo de aproximadamente el 2% de


nuestra esperanza de vida, un increíble 80% del crecimiento total del cerebro de
un bebé se llevará a cabo en el momento en que cumple dos años (Sharon Heller,
Doctora en Psicología y profesora).

Necesidad primaria de contacto materno

Dada nuestra exterogestación la separación de nuestro cuerpo antes que


cualquier otro mamífero desafía la lógica" (Sharon Heller, Doctora en Psicología y
profesora). La lactancia y la proximidad a la madre durante tres años o más
pueden ser la norma en la mayor parte del mundo, pero ciertamente no es la
norma en Occidente o en los países anglosajones. Muchos consideran que
llevarlos demasiado, malcriará a sus bebés.

Aunque vivamos en la era moderna", nuestro cerebro siguen estando basado en


la Edad de Piedra... casi la totalidad de nuestra bioquímica y fisiología están
diseñadas para las condiciones de vida que existían cuando éramos cazadores y
recolectores.

La naturaleza tiene el propósito de que los bebés estén con sus madres, sobre
todo en los momentos en que su cerebro crecerá más que cualquier otro
momento de sus vidas. Los bebés no podrían haber nacido con un desarrollo
incompleto y permanecer solos o separados de sus madres la mayor parte del día
si tuviéramos que sobrevivir como especie.

La inmadurez apenas respetada de los recién nacidos

Desde la óptica del recién nacido, él ni siquiera es diferente de la madre. Se trata


de una sola unidad, una díada madre-hijo. Sin embargo, a pesar de estos signos
evidentes de dependencia, la inmadurez fisiológica y neurobiológica real del
recién nacido no es respetada. Para un bebé que se convierte prematuramente
en "un individuo" y es separado de su madre en los primeros momentos, días,
semanas o meses después del nacimiento en efecto, es un desafío para su futuro
crecimiento, seguridad y estabilidad como individuo. La importancia de que la
madre y el bebé permanezcan en contacto y juntos durante este período crítico
del desarrollo no se puede alterar demasiado.

"Si los padres comprendieran plenamente el alcance de su influencia sobre sus


hijos, especialmente en el comienzo de su vida, la necesidad del contacto
abundante y el afecto ni siquiera tendría que ser mencionada" (Mariana Caplan,
Psicoterapeuta).
Las madres se benefician física y emocionalmente

No sólo el bebé necesita a su madre, ambos se necesitan mutuamente. Después


del esfuerzo del proceso del nacimiento la madre se tranquiliza con la sensación
de fuerza y plenitud cuando sostiene a su bebé cerca de su pecho. El bebé se
siente reconfortado por el tacto de su madre, el calor de su cuerpo y la seguridad
de ser acunado en los brazos de ella. Después del nacimiento, cuando el bebé se
prende al pecho, las contracciones del útero de la madre comienzan a reducir su
tamaño. La lactancia aumenta la hormona del "amor" o la oxitocina que ayudan
a intensificar la unión de una madre con su bebé y la disposición de la madre
hacia su hijo. Ella se siente cada vez más cautivada por su bebé y su bebé
cautivada por ella. Esta relación de lactancia y la intimidad entre la madre y el
bebé que conlleva desempeña un papel importante en el establecimiento de
una base permanente para los sentimientos de placer, satisfacción y alegría.

Sienta las bases para todo el aprendizaje posterior

En la infancia se sientan las bases para todo el aprendizaje posterior. Cuanto más
trabajo cerebral hace nuestro bebé, más capaz se vuelve de hacer y más ganas
tiene de nuevo conocimiento. La importancia de los primeros años de la vida del
bebé en el desarrollo del cerebro no se puede negar, ya que "directa y
permanente, influye en la estructura y la función final de su cerebro" por lo que es
aún más crítico para un bebé estar sujeto a su madre, sobre todo durante su
período exterogestación, cuando su cerebro está en desarrollo más que en
cualquier otro momento de su vida (Lise Elliot, Profesora de Neurociencias). Para
muchas habilidades el período crítico puede extenderse durante toda la infancia
e incluso hasta la adolescencia, pero para otros, "se cierra en los primeros meses o
años de vida antes de que la mayoría de los padres ni siquiera sabe que el
desarrollo mental de su bebé es aún vulnerable".

Ella dice "Las sinapsis que se activan rara vez - ya sea por lenguas nunca oídas,
música que nunca se hizo, un deporte que nunca jugó, las montañas nunca
vistas, el amor que nunca se sintió- se marchitan y mueren. A falta de actividad
eléctrica adecuada, pierden el ritmo y los circuitos que estaban tratando de
establecer. Mientras un exceso en el número de sinapsis están presentes el
cerebro está en su mayor plasticidad y se puede desarrollar de muchas maneras,
pero una vez que las sinapsis se han ido, el periodo crítico ha pasado y debe
conformarse con los circuitos existentes, ya no hay negociación para un equipo
más rápido" (Lise Elliot, Profesora de Neurociencias).

Eliot no niega que el aprendizaje posterior no sea posible, pero definitivamente


sostiene que el aprendizaje no es tan fácil como lo es para un niño, una razón de
por qué las personas mayores tienden a ser más rígidos en su manera de hacer las
cosas y no tan creativos como los niños pequeños. La experiencia sensorial es
importante en los primeros años, mientras el cerebro está en su apogeo de la
plasticidad.

El entorno infantil no tiene por qué ser estructurado o complejo

"Las experiencias en el entorno no requieren ser elaboradas como la instalación


de los móviles sobre la cuna del niño o la difusión de grabaciones musicales.
Aspectos más bien simples y cotidianos del entorno físico como el ruido, la luz y las
variaciones de temperatura... tocar al bebé, envolverle y sonreírle y por otro lado
hablarle, contribuye al desarrollo "(Bauer, 33).

El cerebro infantil busca instintivamente el estímulo de experiencias muy simples


que le ayudan a organizar el sistema nervioso en lugar de agobiarlo... Los juguetes
son mucho menos importante que un cuidador. Necesitan un entorno que les
estimule a realizar su propia exploración en la manipulación y preguntarse ellos
mismos en lugar de que le enseñen. Los brazos de la madre proporcionan
exactamente esto a la perfección. Como médico psiquiatra de niños y familia
Peter Cook dice "la maduración de un niño se produce en su propia voluntad.
Usted no tiene que hacer que suceda".

El porteo ofrece más oportunidades para la observación y el procesamiento

En un momento en que su cerebro está creciendo más de lo nunca lo hará en su


vida es importante reconocer que se entiende que la gestación exterior tendrá
lugar el cuerpo de la madre, no en un objeto, no estando solo, ni privado de
visión. Un cochecito con juguetes inteligentes que cuelgan de él o unido en una
cuna de plástico con un animal de peluche no es un sustituto cuando se
compara con la visión y todos los estímulos sensoriales variados puestos a su
disposición al ser llevado por su madre.

Llevar un bebé en brazos, naturalmente, aumenta la relación nutritiva entre la


madre y el bebé. Además de ser alimentado tanto física como psicológicamente,
los bebés que se llevan durante el período de exterogestación se nutren de todo
un mundo sensorial que se mueve a lo largo del día y su madre les ofrece.
Cuando es llevado en brazos de su madre un niño consigue un lugar seguro
desde el que ver el mundo. Es desde este lugar seguro y conocido que los bebés
aprenden acerca de lo desconocido. Cuando un bebé está en un estado
tranquilo y alerta y en contacto con su madre, está en el estado óptimo para la
observación y procesamiento de todo lo que sucede a su alrededor. Estas
oportunidades para aprender crean las chispas de las neuronas de su cerebro
que crecen y se diversifican, se encuentran y se entrelazan con otras neuronas.
Cuanto más crecen y se ramifican estas neuronas, mayor es el crecimiento del
cerebro.

Los bebés llevados reciben una estimulación sensorial óptima.

Envuelto, protegido y seguro

En el vientre materno, todas las necesidades del bebé se cumplen


automáticamente. La temperatura es constante, la presión es constante y el
sonido del latido del corazón de la madre y su voz son rítmicos y suaves. El bebé
está envuelto, protegido y seguro. Y entonces "fuera del totalmente protector,
seguro, nutritivo vientre, que nos mantiene en vida y nos alimenta, nacemos,
impotentes" (Linda Palmer, Licenciada en Ciencias de la Biología Humana).

Pero las madres están sintonizadas por la evolución para proporcionar un lugar
seguro mientras sus bebés continúan crecimiento, un lugar donde la nutrición, la
protección, el calor y la proximidad están cubiertos. El ambiente familiar cómodo
del cuerpo de su madre, tranquiliza al hijo diciéndole que está en un lugar seguro,
que está a su alcance, y que ella será el contacto con el mundo y "no estará
suspendido en él a la ligera" (Ashley Montagu, antropólogo). Es a partir de esta
base segura desde la cual la exploración de su mundo puede suceder.

Llevar al bebé imita el espacio cerrado y la presión de la matriz

Llevar un bebé en los brazos o usar un fular portabebé imita el espacio cerrado y
la presión de sostén de la matriz. Y como la matriz esto ofrece un entorno de
protección y seguridad y una excelente ubicación para ver el mundo que es
especialmente importante teniendo en cuenta que el cerebro está creciendo
más rápido en la primera infancia que en cualquier otro momento de la vida de
esa persona. El movimiento de la madre mientras realiza sus tareas es para el
bebé como cuando fue mecido en el útero y es para él tranquilizante y familiar. El
usar el fular conjuntamente el bebé y la madre facilita la lactancia y todos sus
beneficios psicológicos y fisiológicos. Lo más importante es que el bebé recibe
estimulación táctil ya que es tocado, besado, acariciado, y abrazado por su
madre. Él sabe que es amado y confía en que sus necesidades serán satisfechas.
Mientras que un bebé está cargado en un portabebé puede observar el mundo
que lo rodea y aprender mucho. Como dijo el Dr. William Sears, "portear humaniza
al bebé."

Las culturas tradicionales de todo el mundo continuaron llevando a sus bebés


durante 2,2 millones de años. Pero en la cultura occidental la tradición se fue
perdiendo. Portear fue popularizado en los Estados Unidos por William y Martha
Sears en 1985.

La Teoría del apego fue formulada en primera instancia por John Bowlby y
plantea que el ser humano tiene la necesidad innata de vincularse con otros
individuos. Bowlby describe el apego como una conducta instintiva.

La Teoría del apego se resume en:

• El ser humano desarrolla una intensa vinculación hacia una única persona (en
general, la madre) y, una vez establecida se mantiene constante.

• La separación de dicha persona (figura de apego) activa una reacción


afectiva que se manifiesta a través de la conducta y según un patrón constante.

• Este patrón presenta tres fases sucesivas según la separación se alarga. En este
orden: protesta, desesperación-desesperanza y, si es suficientemente larga,
desapego.

• Esta conducta manifiesta la necesidad de apego, que es primaria y, por tanto,


no se “apoya” en otras necesidades básicas (alimentación).

• Las conductas de apego se mantienen a lo largo de toda la vida y son base de


futuras relaciones, “activándose” en determinadas circunstancias.

• Las conductas de apego se desarrollan para mantener la proximidad a la figura


de apego y su función es la supervivencia, según la “selección natural”.

• Son cuatro sistemas relacionados: sistema de conducta de apego, sistema de


exploración del entorno, sistema de miedo a los extraños y sistema afiliativo.

• Las relaciones paternofiliales y el modelo de apego tiene consecuencias en la


salud física, emocional y psicológica del bebé durante toda su vida.
Mary Ainsworth, quien establece los patrones de apego. El apego seguro
garantiza un correcto desarrollo. La psicóloga Rosa Jové lo resume de este modo:
“El apego seguro es una vacuna que protege al niño de muchas enfermedades
mentales”.

Para establecer un patrón de apego seguro el bebé necesita que su figura de


apego tenga disponibilidad constante, le de apoyo cuando lo necesita y juego
interactivo y placentero.

Desde el punto de vista de dicho adulto se traduce en: tener gran capacidad
reflexiva sobre sus propios deseos, conductas y situaciones; constancia y
estabilidad en su presencia; disponibilidad afectiva y emocional de forma estable
y respuesta sensible a las necesidades (percibirlas adecuadamente, interpretarlas
y satisfacerlas con rapidez).

Los Cuidados Madre Canguro (CMC) son las atenciones que se realizan a los niños
prematuros manteniéndolos en contacto piel con piel con su madre.

Se trata de un método eficaz y fácil de aplicar que fomenta la salud y el bienestar


tanto de los recién nacidos prematuros como de los recién nacidos a término. Sus
principales características son:

• Contacto piel con piel en la sala de partos (en caso ideal) o cuando la salud
del bebé lo permita, continuo y prolongado entre la madre y el bebé.

• Lactancia materna exclusiva (en el caso ideal).

• Inicio en el hospital y puede continuarse en el hogar.

• Las madres que se encuentran en su hogar precisan de apoyo y seguimiento


adecuados.

• Se trata de un método amable y eficaz que evita el ajetreo que predomina por
norma general en una sala de pediatría ocupada por bebés prematuros.

A finales de los años 70 se iniciaron en el Instituto Materno Infantil de Bogotá


(Colombia) por el Dr. Edgar Rey, los llamados CMC en los bebés prematuros. Se
realizaban bajo la ropa de la mamá o el papá, con el bebé desnudo y todo el
tiempo que fuera posible en sesiones mínimas de una hora y se estudió el
beneficio del contacto piel con piel y se demostró:

• Ser tan eficaz como la incubadora en el mantenimiento de temperatura.


• No desestabilizar al niño prematuro ya estable.

• No aumentar el riesgo de apnea o reflujo gastroesofágico.

• Disminuye la respuesta al dolor y el estrés, y mejora la recuperación.

• Mejora la organización del sueño.

• Hace que la alimentación sea una experiencia alegre y agradable.

• Es una herramienta viable y disponible para el transporte.

• Mejora el desarrollo neurológico.

• Capacita a la madre y a la familia en el cuidado del bebé y evita los


sentimientos de impotencia y la ansiedad de separación.

• Fortalece el papel de la familia en el cuidado del bebé.

• Promueve la participación de la madre y el padre en el cuidado del bebé.

• Promueve la iniciación, la exclusividad y el mantenimiento de la lactancia


materna.

• Promueve el alta precoz y reduce la estancia hospitalaria.

Los cochecitos sólo tienen 180 años de uso y fueron inventados en la época
victoriana, en Europa (reinado de Victoria I (20 de junio de 1837 — 22 de enero
de 1901). La época victoriana de la historia del Reino Unido marcó la cúspide de
su revolución industrial y del imperio británico. La sociedad en la época victoriana
estaba exacerbada de moralismos y disciplina, con rígidos prejuicios y severas
interdicciones. Los valores victorianos se podrían clasificar como "puritanos"
destacando en la época los valores del ahorro, el afán de trabajo, la extrema
importancia de la moral. Los varones dominaban la escena tanto en los espacios
públicos como en la privacidad, las mujeres se debían a los lugares privados, con
un estatus de sometimiento y del cuidado de sus hijos y del hogar.

Para los Victorianos la familia era el eje central de sus vidas, y el hogar, el lugar
idílico donde cuidarla. El modelo familiar de esta clase media y alta era la propia
Reina Victoria y su amado esposo Alberto. En el rol familiar el padre era el
encargado de mantener a la familia, y sus decisiones eran incuestionables. El
papel de la mujer era el de ser buena esposa y madre – de hecho hasta 1882 una
mujer casada era propiedad de su esposo.

Las familias eran, frecuentemente, numerosas y los niños eran criados con reglas
estrictas, donde la obediencia era parte esencial de su educación. La vida de los
niños se desarrollaba en las habitaciones de juegos o nurseries, donde las niñeras
o nannies se ocupaban de sus lecciones, juegos y comidas.

Los niños a menudo experimentaban la violencia en el hogar, la escuela y el


trabajo. Muchos chicos pobres y huérfanos sobrevivían uniéndose a las bandas
callejeras y tomaban la senda del crimen o la prostutición. En la novela de Oliver
Twist, Dickens describe como los chicos se organizan en bandas de carteristas
controladas por adultos.

Al comienzo del siglo XIX los niños criminales eran castigados del mismo modo que
los adultos. Enviados a prisión podían ser incluso sentenciados a muerte.

Los niños pobres eran obligados a trabajar desde muy pequeños. Oliver Twist no
existió, pero la miseria y la explotación infantil de muchos niños europeos fue real.
En la "maravillosa" época victoriana el 15% de los críos moría al nacer.

Origen de los cochecitos

Los cochecitos de niño se hicieron populares en el Reino Unido a partir de 1840.


Incluso está documentado que la Reina Victoria adquirió tres coches de bebé de
la “Hitchins Baby Store”. Sin embargo, recién desde 1920 se hicieron los cochecitos
accesibles para las familias de clase media.

¿Qué es el porteo? y ¿qué es portear bien?

El porteo es un sistema de transporte que asegura un contacto constante entre el


bebé o el niño (porteado) y el adulto o porteador. No hay límite de edad o peso
y, en raras ocasiones, es desaconsejable. Para que pueda aportar todos sus
beneficios, el portabebés utilizado debe ser ergonómico; es decir, que respete la
fisiología y fisionomía del bebé y del adulto. Por tanto, el porteo es un sistema de
transporte, que asegura un contacto constante y una postura adecuada, tanto
para el bebé como para el adulto.
Beneficios de ser porteado

Para los bebés, ser porteados aporta una larga lista de beneficios: los de ir en
brazos o los de cualquier otro tipo de contacto afectivo (caricias, masaje, etc.).
Estos efectos positivos son, presumiblemente, mediados por la oxitocina, tanto en
los padres como en los bebés. El contacto es imprescindible para la auto-
organización física, sensorial y sensomotriz, así como de la formación de la
personalidad y de las relaciones sociales del bebé.

Sensación de seguridad. Tras el parto, el bebé reconoce el cuerpo de su madre


como su hábitat, sintiéndose seguro. Conforme crece, esta sensación de
seguridad en contacto con su madre se mantiene y, poco a poco, se amplía al
resto de los cuidadores habituales.

Tranquilidad. Al sentirse seguro, el bebé está tranquilo. Sabe que su supervivencia


está asegurada, por lo que no activa sus sistemas de alarma. Es un mecanismo
evolutivo: cuando los seres humanos eran cazadores-recolectores, un bebé solo,
estaba en grave peligro. Al sentirse tranquilo y evitar el estrés, el bebé puede
dedicar esas energías a crecer.

Mejora la calidad del sueño. A un bebé nervioso le cuesta más dormir. Un bebé
tranquilo, que se siente seguro, concilia el sueño con más facilidad y tiene, por
tanto, más oportunidades de dormir. El resultado es que los bebés tranquilos y
seguros suman, al final del día, más horas de sueño y de mejor calidad. Esto último
es especialmente importante, ya que el cerebro humano organiza las
experiencias vividas durante el sueño.

Mayor bienestar físico. La instintiva flexión de las piernas del bebé junto con el
reflejo plantar y palmar sugieren que los bebés están adaptados a ser llevados en
posición vertical. El bebé espera estar sobre el cuerpo de su madre y no tiene
sentido nada de lo que hace, si no es desde ese punto de vista. La relación
madre-bebé proporciona la regulación fisiológica al bebé. Un bebé separado de
su madre experimenta disminución de la frecuencia cardíaca y de la
temperatura, trastornos del sueño y cambios en el electroencefalograma, es
decir, un deterioro en los procesos de autorregulación.

En cambio, sobre el cuerpo materno, los sistemas del bebé funcionan


óptimamente.

• Consumen menos oxígeno y gestionan más eficazmente el gasto energético.

• Termorregulación más eficaz y “sincronía térmica”: si el bebé se enfría o


calienta, la temperatura materna variará hasta un grado para compensarlo.
• Sistema digestivo: gracias al masaje de contacto y al aumento de temperatura
que el bebé experimenta cuando es llevado en brazos o porteado, unido a la
postura fisiológica (ver Beneficios del porteo ergonómico), favorece la expulsión
de gases y deposiciones y alivia el reflujo.

• Sistema circulatorio: la ausencia de estrés garantiza un ritmo cardiaco estable.


Esta estabilidad en el sistema circulatorio es fundamental para el correcto
desarrollo del bebé, especialmente del SNC.

• Sistema respiratorio: el patrón respiratorio del recién nacido es inmaduro.


Necesita la cercanía de un adulto para sincronizar su respiración y adquirir su
propio patrón.

• Sistema vestibular: el constante movimiento al que está sometido un bebé


llevado en brazos o porteado, estimula el desarrollo de su sistema vestibular (el
aparato vestibular está relacionado con el equilibrio y el control espacial).

• Sistema nervioso (ver Adaptación al entorno).

• Sistema inmunológico: las hormonas del estrés inactivan el sistema


inmunológico, así que a menos estrés mejor funcionamiento del sistema inmune.

• Sistema locomotor y desarrollo óseo (ver Beneficios del porteo ergonómico).

• Mejora la respuesta ante el estrés: los bebés toleran mejor el dolor.

Potencia el apego seguro. El contacto constante (o el porteo) con el bebé


fortalece los procesos de apego seguro entre padres e hijos. Pasar mucho tiempo
en contacto directo con el bebé, permite aprender intuitivamente su repertorio
de señales de aceptación y rechazo. Así, están mejor preparados para
interpretarlas y responder rápida y eficazmente, lo que proporciona al bebé
apego seguro, autoestima y un modelo social saludable. Como consecuencia,
darle al bebé “muchos brazos” y satisfacer sus necesidades optimiza su desarrollo
físico, intelectual y emocional y lo convierte en un adulto más independiente y
seguro.

Desarrollo óptimo del sistema nervioso. El sistema nervioso del recién nacido es
inmaduro, por lo que gran parte de su desarrollo se produce fuera del cuerpo de
la madre. En brazos o en el portabebés, el bebé recibe la “estimulación
temprana” adecuada a su nivel de desarrollo. Estímulos adecuados en
intensidad, variabilidad y duración, puesto que son los que elige el bebé según su
nivel de desarrollo e interés. Es una estimulación multisensorial, que no solo incluye
estimulación visual y auditiva sino también estimulación vestibular, olfativa y
táctil(22). Por último, el bebé en brazos o porteado, pasa más tiempo en alerta
tranquila, el estado ideal para el aprendizaje.
Adaptación al entorno. Desde el lugar seguro de los brazos de sus padres, el bebé
conoce el mundo: su familia y su rutina, pero también los lugares dónde va a vivir
y la sociedad en la que está inmerso. Y el contacto acelera su desempeño social,
así como las expectativas de sí mismo como agente activo en las interacciones
sociales. Aprende a diferenciar situaciones amenazantes de las que no lo son,
porque reciben la información filtrada a través del adulto que le lleva. De otra
manera, estará en alerta hasta que por sí mismo consiga averiguar si está en
peligro o no.

Disminución del llanto. Los bebés que pasan mucho tiempo en brazos o en
portabebés lloran menos. El llanto es la manifestación más intensa de la falta de
bienestar: supone un aumento del estrés y del gasto energético.

Favorece la lactancia materna. El contacto pone en marcha las mismas


hormonas que promueven la lactancia: oxitocina y prolactina. El contacto piel
con piel estimula su secreción. En la madre, el contacto con el bebé incrementa
el nivel de dichas hormonas. Así, a mayor contacto, mayor presencia de oxitocina
y prolactina, favoreciendo la lactancia. Por otro lado, ir cerca del pecho fomenta
la succión a demanda, base de un correcto establecimiento de la lactancia.

Beneficios del porteo ergonómico

No es necesario tener un portabebé para que el bebé disfrute de todos esos


beneficios, ya que los brazos son el portabebé del que nos ha provisto la
naturaleza y, por tanto, el ideal al que queremos aspirar cuando se portea. Las
ventajas que se enumeran a continuación, corresponden tanto a llevar al bebé
en brazos como al porteo ergonómico.

Previene las plagiocefalias posturales. Están identificados los factores de riesgo de


la plagiocefalia (un trastorno caracterizado por la distorsión asimétrica
(aplastamiento lateral) del cráneo) fundamentados en la permanencia postural
de la cabeza hacia el lado derecho, el lado izquierdo o en decúbito supino,
preferentemente durante el sueño, para la prevención del Síndrome de Muerte
Súbita del Lactante y el sexo masculino, habiendo un aumento de incidencia en
los últimos años. Además, en decúbito supino, sobre una superficie parcialmente
mullida y sin control cefálico, el recién nacido apenas tiene oportunidades de
movimiento. En cambio, cuando el bebé va en brazos o en un portabebés
ergonómico, la cabeza va apoyada en el pecho del porteador, donde tiene
mayor movilidad gracias a la posición vertical y ventral. En el portabebés la
cabeza puede ir sujeta por una tela, que supone un sostén flexible, que se adapta
a la forma de su cabeza y no al revés.
Protege el desarrollo de la espalda. El dorso del recién nacido es cifótico, en toda
su extensión, y desarrolla la lordosis cervical cuando comienza a levantar la
cabeza al tercer mes y la lordosis lumbar cuando comienza a sentarse y a
caminar, entre el sexto mes y el año de edad. En el plano frontal, la alineación ha
de ser completamente recta. Se puede interpretar entonces que las curvaturas
vertebrales son el producto de sucesivas adaptaciones para cumplir con la
función de bipedestación.

Cuando el bebé es sostenido en brazos, adopta naturalmente esta posición


recogida cifótica o “en C”, cuanto más tiempo se mantenga esta postura
fisiológica, mejor para su desarrollo. Portear al bebé o llevarle mucho tiempo en
brazos, le da más posibilidad de movimiento que tumbado, ya que es la postura
(ventral y en vertical) en la que tiene mayor competencia motriz, mejorando el
tono muscular. La espalda en C evita la hiperextensión cefálica, protegiendo la
zona cervical.

Protege el desarrollo de las caderas. La posición fisiológica típica del recién


nacido es, junto con la cifosis del dorso, la posición de las caderas en “postura
ranita”: 100º flexión y 45º de abducción. Permite a los bebés ser porteados
fácilmente a la cadera, el sitio “normal” de acarreo de bebés en los humanos. En
esa postura, la cabeza del fémur apoya contra el fondo del acetábulo,
permitiendo el correcto desarrollo de la cadera y evitando problemas como la
displasia. Así colocado y con las rodillas flexionadas, es la posición adecuada y no
hay tensión en el cuerpo del bebé.

Beneficios de portear

Se han descrito las ventajas de contacto y del porteo para el bebé, pero para los
cuidadores, el porteo y el contacto tienen otros muchos beneficios.

Favorece las relaciones sociales. El contacto potencia el vínculo materno. Pero


esta práctica supone, además, una excelente manera de introducir a otros
cuidadores y figuras de apego, como el padre, en la vida del bebé: el
portabebés es el objeto de confianza del bebé ayudando a introducir otras
personas en su círculo.

Favorece la lactancia materna. No solo desde el punto de vista del bebé


(ver Beneficios de ser porteado: Favorece la lactancia materna), sino también
desde el de la madre.

Aumento del desempeño ma-paternos. Los bebés se encuentran más tranquilos,


duermen más y mejor y lloran menos (ver Beneficios de ser
porteado: tranquilidad, mejora la calidad del sueño y favorece la lactancia
materna) y, para el adulto, esto se traduce en una mayor sensación de
competencia parental y, por tanto, aumenta la autoestima.

Aumento de la autonomía y movilidad. Con la ayuda de un portabebés, el


cuidador no necesita ayuda para hacer actividades de la vida diaria. La
sensación es de logro y adaptación a la nueva situación, en lugar de frustración.
El portabebés aporta las manos libres, ya que “devuelve los brazos” al adulto sin
quitárselos al bebé. Además, un portabebés evita gran parte de las barreras
arquitectónicas que dificultan la movilidad con un carrito: ausencia de rebajes en
las aceras o vehículos aparcados en las mismas, obras, escaleras, dificultades en
los transportes públicos, etc.

Menor prevalencia de depresión postparto. Como el hábitat del bebé recién


nacido es el cuerpo de la madre, es de esperar que el cuerpo de la madre esté
fisiológicamente preparado para tener un bebé encima. Se ha explicado
también que el contacto y la lactancia implican un equilibrio endocrino
particular, dominado por la oxitocina y la prolactina. Por tanto, sin contacto ni
lactancia (o no los suficientes) hay un desequilibrio endocrino que puede llevar a
una depresión postparto (el cuerpo materno identifica que el bebé ha
desaparecido).

Higiene postural para el adulto. Portear no tiene un impacto tan negativo como
se podría suponer en la higiene postural del adulto, siempre y cuando se use un
portabebés ergonómico y que sea bien utilizado. Para usar adecuadamente un
portabebés ergonómico es necesario mantener una buena postura, además hay
que tener en cuenta que el recién nacido pesa menos que el peso que la madre
ha cogido durante el embarazo, el cuerpo materno está ya preparado para
cargar ese peso. Conforme va creciendo, si el porteo es constante, la
musculatura se va adaptando progresivamente, lo que junto con la buena
postura, resulta un ejercicio de cuidado de la espalda. El porteo si se inicia en el
recién nacido, no hay límite de tiempo, se puede portear todo el tiempo que se
desee. Sin embargo, si el porteo no se inicia con el recién nacido sino con un
bebé mayor, es necesario tener más precauciones cuanto mayor sea el peso:
empezar poco a poco, en periodos de tiempo cortos, y con un portabebés de
uso y ajuste sencillo.

Un porteo correcto no solo aporta beneficios, sino que es seguro. Las muertes
registradas por asfixia en portabebés se han debido al uso inadecuado de estos.
Estas son las normas para un porteo seguro (Fig. 1):

Figura 1. A. La región del la cadera a la rodilla, el muslo, no está apoyada. Las fuerzas resultantes sobre la
articulación de la cadera pueden contribuir a la displasia de cadera. B. La región de la cadera a la rodilla, el
muslo está apoyada. Las fuerzas en la articulación de la cadera son mínimas porque las piernas se extienden
apoyadas y la cadera se encuentra en una posición más estable. (Imagen tomada de International Hip
Dysplasia Institute)
• Colocar al bebé en la postura fisiológica descrita. Idealmente, en vertical, ya
que en posición tumbada no se pueden mantener las rodillas separadas una de
otra. Además los bebés con reflujo van incómodos tumbados. La posición
horizontal o cuna sólo es recomendada por Babywearing International para el
momento de amamantar.

• Para una correcta posición de la espalda y caderas, la cadera del bebé ha de


ir basculada hacia delante, con su periné parcialmente apoyado en el adulto, no
apoyando el pubis completo.

• El portabebé ha de ir bien tenso, dando apoyo a todos los puntos de la espalda


(si el bebé cae a un lado o se redondea en exceso, habrá que volver a tensar).

• La cabeza del recién nacido o de un bebé dormido, ha de ir firme pero


suavemente sujeta contra el cuerpo del adulto.

• La barbilla tiene que ir separada del esternón para evitar riesgo de asfixia por
bloqueo de vía aérea. En la nariz del bebé ha de haber espacio para que circule
el aire, incluso si el bebé va con la frente apoyada en el adulto.

• La región abdominal del bebé ha de estar en contacto con el cuerpo del


adulto, nunca el costado o la espalda. Así, el cuerpo del adulto evita que la
cabeza del bebé se flexione hacia su pecho, evitando el riesgo de asfixia.

• La cara del bebé siempre tiene que estar visible.

• El adulto ha de estar muy pendiente de que la boca y nariz no pegan contra el


cuerpo del adulto y de que la respiración del bebé es rítmica.

El porteo ergonómico, respetuoso y seguro acompaña el desarrollo evolutivo del


bebé, favoreciendo siempre la posición adecuada:
Portabebés ergonómicos

Un portabebé ergonómico tiene que cumplir los siguientes requisitos:

• Respeta las normas del porteo seguro (posición fisiológica del bebé, correcta
tensión y ajuste, la región abdominal debe ir contra el cuerpo del adulto, cabeza
correctamente sujeta, vías respiratorias despejadas).

• El bebé queda a la altura correcta (las nalgas del bebé nunca deben ir por
debajo de la región umbilical del adulto y, en bebés pequeños, que se le pueda
dar un beso con comodidad en la cabeza pero no darle con la barbilla).

• Soporte de la espalda adaptable, de modo que un bebé con un grado de


movilidad mayor, pueda tener mayor libertad de movimientos. Pero siempre se ha
de poder sostener toda la espalda del bebé, hasta la cabeza, si se duerme.

• Tiene que ser cómodo para el porteador, respetar su fisonomía y resultar sencillo
de usar.

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