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ENCUENTRO NACIONAL

DE ENCARGADOS DEL CURSO INTRODUCTORIO


Orizaba, Veracruz, del 3 al 7 de Mayo de 2004

EL PROYECTO PERSONAL DE VIDA (PPV)


(A partir de los apuntes del P. Carlos Álvarez)

Introducción

Hablar de un "Pro yecto personal de vida" en un mundo donde lo importante es el


tema de la libertad personal suena extraño. Parecería que es una nueva forma de
opresión y una limitación en la autonomía de la persona. Pero la dificultad es
aparente porque el PPV, en lugar de limitar la acción de la persona, lo que hace es
orientar y animar el ejercicio de la libertad y la responsabilidad personal.

1. ¿Proyecto personal de vida o Plan de vida personal?

Es importante distinguir entre ambos términos porque el segundo corresponde a


una experiencia que bien podemos calificar de pre-conciliar. Y si hablamos ho y de
Pro yecto personal de vida no es simplemente por cambiar de lenguaje y adaptamos al
mundo postmoderno. Es que ambos términos remiten a experiencias completamente
distintas y suponen, a la base, una manera diferente de ver y vivir la vida humana.

1.1. El llamado "Plan de vida personal".

Hasta los años 60s el perfil del consagrado era preciso:

"Se trataba de una persona que había renunciado al mundo, se había apartado
de él, segregada, recogida, obediente con una obediencia ciega: no pedir nada,
no desechar nada; una persona observante, olvidada de sí, de sus padres,
parientes, patria; una persona sumisa, ejercitando las virtudes pasivas; una
persona sacrificada, asceta, cumplidora del deber, piadosa, personalmente
pobre y casta, reduciendo hasta el extremo todo tipo de relaciones con el otro
sexo.

El servicio pastoral exigía estar con la gente, en el mundo, pero había que
hacerlo según las normas y enseñanzas recibidas: en la forma y tiempo más
abreviado, como de paso, volviendo lo antes posible al propio y adecuado
ambiente: la observancia regular... Estaba bien determinado todo lo que había
que hacer: por quién, cómo, cuándo. El sistema era protector. Había que
defenderse de los peligros del mundo, protegerse con garantías y seguridad
normativas. 1"
1
Martínez Mariano Cmf. Los proyectos personales y comunitarios. 2a edición, Publicaciones Claretianas, Madrid, 1994, pg.
1
A este estilo respondía un Plan de vida personal, que se componía
fundamentalmente de dos elementos a conjugar: 1) las ocupaciones que había que
desarrollar la persona, cada día, cada semana, cada mes, cada año; y 2) el orden y el
tiempo en que se habían de ejecutar. Todo lo cual era sometido a la aprobación del
director espiritual.

Este Plan de vida personal, se decía, educaba y robustecía la voluntad, librando


a la persona de la volubilidad y del capricho; pero también ayudaba a emplear bien el
tiempo, con una ocupación precisa y definida que formaba personas dedicadas y
consagradas a la acción, incapaces de perder el tiempo. De esta manera se lograba la
formación de personas serias y maduras, con una profunda paz interior, de equilibrio
y serenidad interior, constantes en la práctica de la virtud y, sobre todo, que lo
hacían todo con un espíritu sobrenatural porque lo hacían en obediencia a su director
espiritual y lo ofrecían con amor para la gloria de Dios.

Las características del Plan de vida personal eran concretas:

• Que supiera distribuir los deberes según su importancia: no anteponer a las


cosas de obligación las de simple consejo o devoción; no dejar lo sustancial
por lo accesorio; ni lo que más aprovecha por lo que más gusta; en igualdad de
circunstancias, preferir lo más mortificativo y penoso; no dejar para después y
sin motivo lo que se puede hacer ahora.

• Que fuera acomodado a las circunstancias y condiciones de la persona, de lo


contrario sería contraproducente.

• Que fuera elástico para que diera lugar a otras actividades imprevistas, sin
alterar la paz espiritual.

• Que no fuera sobrecargado de actividades y pormenores minuciosos, de modo


que la persona se mantuviera con un espíritu de libertad: el sábado se hizo para
el hombre y no el hombre para el sábado.

En la práctica común, la mayor insistencia estaba en las prácticas de piedad,


tanto diarias (Ejercicios piadosos: oración, misa, comunión, lectura espiritual,
visita al Santísimo, rosario, jaculatorias, examen de conciencia), como
semanales (confesión, vía crucis, alguna práctica de la caridad), mensuales (retiro,
revisión de vida) y anuales (ejercicios espirituales) 2.

En resumen, El Plan de vida pretendía organizar el tiempo y las actividades de los


consagrados para llegar a formar personas recias, de voluntad y que fueran modelo
de consagración. Enseñaba a ser activo, comprometido y a no perder el tiempo en
tonterías que distraían la atención de lo fundamental, que era estar siempre activos al
servicio de Dios.

23. Recomendamos este libro para todo lo referente a los Proyectos.


2
I d e m, p g. 1 9 8 -2 0 0 .
2
1.2 El Proyecto personal de vida.

El Pro yecto personal de vida, por el contrario, es bien distinto y queremos


explicarlo de un modo sencillo y asequible. Responde, en efecto, a una doble mirada:

• Una mirada a Dios, a su Plan de salvación, a lo que El quiere de nosotros.


Como tal es una respuesta activa y comprometida a la Voluntad salvífica de
Dios, capaz de plenificarnos y realizarnos como personas y como creyentes en
el mundo.

• Una mirada a nosotros mismos, a nuestra historia, nuestra realidad humana de


personas en camino, de seres-en-proceso de realización, para tratar de
colaborar en ese mismo proceso de plenificación y felicidad. Es una mirada a
la situación personal, con miras a transformarla de acuerdo al plan de Dios.
Como tal es un compromiso efectivo con mi propia realización, una acción
creativa y siempre abierta a lo que la historia personal y los acontecimientos
de la vida me van planteando como exigencia o necesidad.

De acuerdo con esto, y en el contexto del mundo contemporáneo, podemos decir


que una persona sin pro yecto es una persona a la deriva. El Proyecto personal de vida
es, en cambio, voluntad de autenticidad con uno mismo: es autoconocimiento y
discernimiento para abrirse a lo que uno escoja llegar a ser.

La razón última de todo pro yecto es la voluntad de andar en la verdad, de tomar


en serio la propia vida: la voluntad de vivir la propia identidad.

Implica la voluntad de conocerse y aceptarse tal como uno es y discernir los


fondos del propio corazón: ¿Quién soy yo? ¿Cuáles son mis capacidades y mis
limitaciones? ¿Qué idea y valoración tengo de mí mismo y qué es lo que quiero de
verdad en mi vida?

Pero, en el contexto cristiano, El Proyecto personal de vida es la manera concreta


de responder a la pregunta ante Dios: "Señor, ¿qué quieres que haga?" (Act. 22,10),
"¿Cuál es tu plan sobre mí?". Y esta pregunta es precedida por otra: "¿Quién eres,
Señor?" (Act.22, 8). Es que el PPV es una invitación a encontrarse con la propia
verdad que florece cuando hay voluntad de autenticidad: "Que me conozca y que te
conozca" (San Agustín).

El PPV no tiene pleno sentido sino como respuesta al Plan de Dios sobre nosotros.
Y este Plan es tan amplio e integral que cada persona lo asume en su propia historia
y en su propia vida, sin tener que copiar o identificarse con nadie.

Pero, ¿cuál es el Plan de Dios sobre nosotros? ¿Qué es lo que Él sueña y desea para
nosotros y que sabe bien nos realiza como personas?

3
Podemos, entonces, asumir la oración de los Salmos:

"Señor, enséñanos a contar nuestros día


para que adquiramos un corazón sensato'' (Sal. 89,12).

"Señor, sondéame y conoce mi corazón,


ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi caminos e desvía,
guíame por el camino eterno". (Sal. 139,24).

2. Sentido etimológico del PPV.

La palabra "Pro yecto" viene del latín: pro-iectus (estar lanzado a...) Asumir la
vida como pro yecto es, entonces, sentirse lanzado hacia delante y con la capacidad de
crear y construir un camino que transforma y da plenitud. El proyecto es camino.
Cada uno lo va haciendo y modificando en su caminar. Nadie lo puede hacer por otro
ni para otro, no serviría. De ahí su carácter estrictamente personal.

El hombre se encuentra en el mundo, no vacío y falto de todo, sino


dotado de una serie de cualidades, habilidades, posibilidades, recursos,
personas que lo rodean, etc. En un momento concreto descubre que,
t o m a n d o t o d o e s t o e n s u s m a n o s ( = a u t o n o m í a ) , t i e n e q u e hacer de sí lo
que quiere llegar a ser. Sabe y se siente de barro (humus), pero con un hálito de vida,
que es Fuerza y Energía de Dios que lo inunda y lo impulsa hacia delante (cfr. Eclo.
17,1-14).

Experimenta la gratuidad de la vida y la existencia, pero también la libertad que


lo enfrenta con la responsabilidad de esa misma existencia. Por eso se decide a
construir valores que lo fortalecen, lo maduran y lo transforman. Estos valores
determinan la calidad de su pro yecto de vida.

3. Necesidad del discernimiento.

Una de las grandes categorías del ser humano consiste en la capacidad de


preguntarse en profundidad, de cuestionarse sobre el sentido de su propia vida, sobre
su futuro y su destino. Cada uno tiene que plantearse qué es lo que quiere hacer de su
propia vida y con su propia vida.

Para hacer un buen PPV se necesita también un buen discernimiento. Discernir


(dis-cernere) es cernir la vida bajo los criterios del Evangelio para ver mejor lo que
cuela y lo que no: lo bueno y lo malo de mi experiencia de vida. La partícula "dis"
señala división, separación; el verbo latino "cernere" tiene su sinónimo en el griego
"krino", que significa separar, purificar, dejando a un lado el objeto elegido y
retirando el no elegido. Es el acto que hace el agricultor con la criba para separar el
grano de la basura. En este sentido, el discernimiento cristiano es un momento
consciente, decisivo e importante que mueve interiormente al hombre a optar por el
4
mejor de los muchos bienes que se presentan en el abanico de sus posibilidades.
Este discernimiento está expresado por Pablo en su carta a los Filipenses: "Todo
cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo
cuanto sea virtud o valor, tenedlo en aprecio. Todo cuanto habéis aprendido y
recibido y oído y visto en mí, ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con
vosotros". (Fil 4,8-9).

El discernimiento "es un ejercicio espiritual en el cual, a través de la percepción


y el análisis de ciertas experiencias, llegamos a sentir y a conocer la acción de Dios
en nosotros y, a partir de ella, deducimos el conocimiento de su voluntad en la
disposición de nuestras vidas, en orden a una dirección" (Jesús Corella).

El objeto del PPV es, así, descubrir cuál es la dificultad central en nuestra
vida, la ignorancia o la trampa consciente o inconscientemente consentida con
la que no quiero enfrentarme y que está bloqueando mi propio crecimiento
personal y mi despliegue vocacional. Pero es también discernir qué elemento
dinamizador tengo que poner en marcha en mi vida para caminar y salir de mi
pequeño mundo de seguridades que dificultan mi conversión y mi obediencia
de la fe.

Para esto se necesita coraje, sinceridad, opción fundamental, saber


centrarse en lo fundamental.

4. Naturaleza del PPV.

E l P r o ye c t o p e r s o n a l d e v i d a e s u n a a yu d a a l c r e c i m i e n t o i n t e g r a l d e l a
persona, una toma de conciencia profunda de la propia identidad y de la
vocación personal. Por eso, supone y exige un análisis y estudio de sí mismo,
en los diversos niveles y dimensiones de la vida, para lograr un diagnóstico
objetivo que posibilite la organización de un plan de crecimiento personal.
Todo lo cual exige honradez consigo mismo, escucha de la realidad,
autodisciplina, compromiso, perseverancia, valores éstos que no son fáciles de
encontrar en la cultura actual.

Desde este análisis serio se formulan los objetivos y valores que se


quieren alcanzar. Valores humanos, evangélicos, eclesiales, que sólo toman
cuerpo en la medida en que son asumidos con responsabilidad.

Luego vienen los medios, que son los elementos que hay que instrumentar
para lograr los objetivos previstos. Los medios están determinados por la
situación personal y los objetivos que se quieren lograr: naturaleza, cantidad,
calidad, funcionalidad.

E l p r o ye c t o e s d i n á m i c o , n o e s t á t i c o y e s t á e n p e r m a n e n t e r e v i s i ó n : l a
evaluación es fundamental, de una manera periódica, para realimentar las
motivaciones y proponer los correctivos del caso.

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5. Presupuestos que lo justifican.

Son varios y es importante tenerlos en cuenta para un trabajo serio de


formación:

• Una antropología. A la base de todo subyace una visión del hombre como "ser-
en-proyecto", llamado a realizarse plenamente como persona, y sujeto de su
propia transformación y realización.

• Una pedagogía. Un proceso educativo que se ubica entre el ser y el deber-ser


del candidato, en cada situación de su proceso (un punto de partida y un punto
de llegada en un período concreto de su formación). Esto clarifica los
objetivos, los medios y las estrategias para el logro de dichos objetivos. Tiene
en cuenta la situación personal de cada candidato; personaliza la formación.

• Una visión cristiana de la persona que integra los siguientes elementos:


• La vocación de Dios a la santidad y a la realización personal en un servicio
eclesial e histórico, lo que exige rupturas y opciones claras frente a la
manera de ver y decidir la propia vida;

• El seguimiento de Cristo como centro y corazón de la propia historia, lo que


plantea un proceso de continua conversión y un caminar en permanente
confrontación con el estilo y los valores del Evangelio;

• La pedagogía de las primeras comunidades, como enseñanza de la


maduración de la fe mediante el compromiso personal;

• Una praxis del discernimiento, como se entiende hoy el proceso de


formación presbiteral. Todo discernimiento supone un proyecto que, en
primer lugar, es el de Dios con nosotros (su Voluntad en nuestra vida para
que lleguemos a ser a imagen de Jesús) y, en segundo lugar, es la opción
personal o la elección que cada uno hace, en plena libertad, para realizar el
proyecto de Dios en la historia.

6. Elementos que comprende.

Elaborar un pro yecto personal no es tan difícil; lo duro es hacerlo con espíritu
evangélico, con realismo y autenticidad personal. Proponemos los siguientes pasos:

6.1. Analizar la situación personal.

Enfrentar la propia vida, de una manera serena, profunda y objetiva, permite


descubrir cuál es el aspecto más significativo, influyente y dinámico de la misma.
Este aspecto puede ser positivo o negativo. Si se escoge lo primero es para
potenciarlo y mejorarlo; si se asume lo negativo es para afrontarlo y darle una
solución adecuada.
6
Hay una serie de preguntas que pueden ayudar para obtener un análisis más
objetivo y real. Respondiendo a ellas podemos obtener una buena descripción de
nuestra situación:

• ¿Cómo me siento en estos momentos?


• ¿Qué pienso de mí mismo?
• ¿Cómo me sitúo en mi trabajo, en mi servicio, en mi proceso formativo?
• ¿Cuáles son mis características, mis valores, mis debilidades?
• ¿Qué es lo que más me inquieta ahora, o me preocupa o me problematiza?

El análisis puede hacerse por áreas de la formación y en cada una de ellas tratar
de encontrar el punto neurálgico y más importante para el proceso de formación.
Conociéndolo y asumiéndolo es más fácil el afrontarlo con miras a una
transformación personal.

6.2. Proponer unos objetivos específicos de acción.

El objetivo específico trata de ser una respuesta concreta al punto neurálgico de


la situación que se quiere enfrentar. Por eso se elabora a partir de las exigencias de
la situación que se ha analizado. No se trata de proponer ideales u objetivos
generales.

Ha de haber una correlación necesaria entre la necesidad detectada por el


análisis de la situación y la solución descrita en el objetivo. Sin ella no hay
coherencia.

¿Cuántos objetivos? Todo depende del análisis de la situación personal.

6.3. Plantear unas actividades concretas o estrategias.

Se trata de unos medios eficaces para responder a los objetivos propuestos. Estas
acciones han de ser cuantificables o cualificables para poder ser evaluadas. El
realismo que exigen aconseja que, en su planteamiento, se ponga menos de lo que
realmente uno cree que puede y debe hacer. Igualmente, es importante anotar el
tiempo y los recursos con que se cuenta para realizar estas actividades.

Tres preguntas claves ayudarán en la elaboración de estas actividades:

• ¿Qué hacer?
• ¿Cómo hacerlo?
• ¿Cuándo hacerlo?

6.4. Buscar una Palabra de apoyo.

Para muchos es fundamental encontrar una frase, una idea clave, que a lo
largo del año, o del semestre, mantenga el impulso y sostenga la lucha por
7
lograr los objetivos. Generalmente es una frase de la Palabra de Dios (algunos
utilizan un mensaje distinto pero impactante), que puede ser colocada en un
lugar especial del escritorio o de la habitación para ofrecer concretamente
d i c h o a p o yo e n e l e s f u e r z o d e c a m b i o .

6.5. Evaluar el proyecto y relanzarlo.

Si la vida cristiana es un "caminar en el Espíritu", la evaluación es una


parada en el camino para mirar el proceso, descubrir los valores adquiridos,
revisar y corregir las debilidades, realimentar las motivaciones e impulsar el
proceso de crecimiento o maduración personal.

7. Utilidad del Proyecto personal de vida.

Desde la experiencia, tanto personal como pastoral, podemos afirmar que


la elaboración y ejecución de un proyecto personal de vida tiene unos valores
innegables:
7.1.Es, ante todo, un momento fuerte de revisión de vida y de enfrentamiento
con el Señor y su Evangelio. El creyente se encuentra de nuevo, a solas y en
intimidad, con el Maestro y Señor, retoma el sentido de su vida y vuelve a
centrarse en lo fundamental.
7.2.Es un medio muy apropiado para integrar los diferentes aspectos o
d i n a m i s m o s d e l a v i d a c o n e l f i n d e l o g r a r u n a f o r m a c i ó n u n i t a r i a . A yu d a a
identificar ciertas "lagunas" de la formación y se vuelve creativo, al ofrecer
respuestas concretas a situaciones concretas de la historia personal.

7.3.Es un instrumento (trabajo escrito) que sirve de constante referencia para


el autocontrol y el acompañamiento del proceso durante el tiempo para el cual
s e p r o p o n e e l p r o ye c t o ( u n s e m e s t r e o u n a ñ o ) .

8. Papel del director espiritual o formador.

En la elaboración y posterior evaluación del PPV, el director


espiritual o el formador encargado del grupo tiene un rol importante pero
no acaparador. El primer responsable de su PPV es el candidato: él
discierne los elementos fundamentales en que debe trabajar y deduce sus
compromisos. Pero el director espiritual o el formador "acompaña",
o r i e n t a y guía, primero en el trabajo de elaboración y, luego, en el desarrollo y
evaluación del compromiso.
El papel del director espiritual o formadores, pues, indirecto:

• no conducir a los jóvenes sino enseñarles a conducir,

• no hacer el proceso espiritual por ellos sino con ellos,

• no hacerse el necesario sino el acompañante.


8
Una vez elaborado el PPV por el candidato, y aprovechando la evaluación
mensual del mismo, el director espiritual por su desarrollo, cuestiona y anima para
que, en la evaluación semestral o anual, el candidato pueda reformar sus metas y
pasar a otros asuntos importantes de su proceso de formación. Ante el peligro de
estancamiento, el formador anima y muestra horizontes.

9 El PPV en el Curso Propedéutico.

Además de lo dicho hasta ahora, nos parece conveniente agregar algunas


anotaciones que hacen referencia directa a la experiencia del Curso Propedéutico o
Introductorio.

9.1. La convivencia de elaboración.

Normalmente, para los jóvenes del Curso Propedéutico, la elaboración del PPV
se realiza en el marco de una convivencia de inducción. Esta se lleva a cabo durante
una semana intensa de trabajo, ojalá fuera del ambiente mismo del seminario. Supone
la creación de un ambiente especial

• de oración: dando espacios suficientes para la oración personal, con el fin d e


ayudar a asimilar las orientaciones y crear una disponibilidad de espíritu a la
acción del Señor. Hay, igualmente, la oración grupal que insiste en el tema del
conocimiento vivencial de Jesús. 3

• de confrontación personal: mediante la elaboración de la autobiografía, la


respuesta a una serie de cuestionarios del sicólogo, el diálogo con los
compañeros para expresar sus propias experiencias y el diálogo con el sicólogo
y el formador. Todo vivido en un ambiente de serenidad y paz que permite la
apertura y la comunión.

• de reflexión: Mientras se va elaborando la autobiografía y el PPV, los


orientadores van dando instrucciones sobre el sentido de todo lo que se hace y
profundizan en algunos temas. Por ejemplo: los medios de autoconocimiento,
la autoestima, la disciplina personal, la programación o el proyecto de vida, la
necesidad del acompañamiento espiritual, el tipo del hombre que queremos
construir.

9.2. La metodología a seguir:

• La elaboración de la ficha sicológica del candidato (si no se ha hecho antes, en


el trabajo de seguimiento de la pastoral vocacional);
• La elaboración de la autobiografía, con la ayuda de los cuestionarios
respectivos;
• Un tiempo especial para determinar las necesidades formativas, a partir del
3
E n a l gu n o s l u g a r e s h a s e r v i d o d e g r a n a yu d a l a e xp e r i e n c i a q u e l l a m a m o s "¿ Q u i é n e r e s t ú , J e s u c r i s t o ? ",
e l a b o r a d a p o r C a r l o s G. Á l v a r e z y e s u n e n fr e n t a mi e n t o d e l a p r o p i a vi d a c o n e l M a e s t r o y S e ñ o r .
9
análisis de su realidad personal, y confrontarlas con el proyecto de hombre que
queremos construir y con las metas que el seminario le propone para alcanzar
en el primer año de formación;
• La elaboración del PPV. con las características que vimos antes;
• La validación del trabajo realizado, en un diálogo fraterno con algunos
compañeros, con el sicólogo y con el formador.

9.3. Acompañamiento de parte del formador.

Cada uno de los candidatos tendrá su PPV como documento de cabecera, a lo


largo del año o del semestre, y hará una relectura y evaluación personal, en un
contexto de oración, cada mes.

El PPV será una ayuda valiosa para el diálogo con el sicólogo, el director
espiritual, pero sobre todo con el director del Curso Propedéutico, quien es la persona
que más acompaña y conoce en este tiempo a los candidatos. Él orienta al joven para
que pueda dialogar sobre tales o cuales áreas de la formación o sobre determinados
asuntos que interesan ser enfrentados con el sicólogo o el director espiritual.

Todo lo cual supone y exige que haya un verdadero equipo de trabajo entre el
director del Curso Propedéutico, el sicólogo y el director espiritual, en función de la
formación del candidato. La comunicación constante entre ellos, respetando el fuero
interno, será fundamental para una verdadera ayuda formativa.

9.4. Control, evaluación, reelaboración del PPV.

Ya dijimos que el PPV es dinámico, como lo es el proceso mismo de maduración


de la persona. Esto exige, entonces,

• Un control permanente del Proyecto, por parte del candidato y del formador;
• Una evaluación al final de cada semestre que apunta a descubrir logros y
fallas y permite motivar para continuar el proceso. En muchos de nuestros
seminarios el candidato realiza o escribe su evaluación personal del semestre;
ésta permite revisar el PPV pero también elaborar, junto con el formador
responsable de su grupo de vida, el informe del estudiante al equipo de
formación y, luego, al obispo o superior respectivo.
• Una reelaboración del PPV, no sólo al comienzo de cada semestre sino durante
él, ya que hay que enderezar a tiempo y cubrir los vacíos que haya en el
proyecto.
A partir de esta experiencia con el Curso Propedéutico, al inicio de cada año
escolar y en el marco de los retiros espirituales, es bueno ofrecer la oportunidad de
espacios amplios de silencio y reflexión para que cada uno reelabore su propio PPV.
Esto mismo nos plantea otra exigencia en el equipo de formación: estar atentos al
proceso global de la comunidad del seminario y asumir en equipo la dirección de los
retiros anuales para acompañar mejor a los jóvenes.

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ELABORACIÓN DEL PROYECTO PERSONAL DE VIDA
(FORMADORES)

Como formadores le vamos a pedir a nuestros jóvenes que elaboren su propio


PPV para un mejor ejercicio de planificación, de exigencia de vida y de caminar en el
Señor. Pero ese esfuerzo no podrá marchar si nosotros mismos no elaboramos nuestro
PPV. Es una "responsabilidad personal".

Proponemos, entonces, un proceso en cuatro etapas, que irás recorriendo a lo largo de


estos días (sin afanes) y marcarán así tu propio "camino" de lucha, de transformación
y de formación permanente.

1. Analizar mi situación actual (Autenticidad)

Has venido a este encuentro para compartir, para trabajar, para aprender. Y lo
primero es el encuentro contigo mismo, con tu situación personal, con tu trabajo
actual y con el Señor, que da sentido a tu vida

Proponemos, primero, una meditación de algunos pasajes de la Palabra, que


fundamenten el análisis:

• Mateo 6,22-23: Mirarnos de frente para descubrir si hay luz u oscuridad en


nuestro interior.
• Jeremías 15,15-20: Oración de Jeremías en tiempo de crisis. "Mi vida ha
perdido sentido. Mi herida es irremediable. Mis dudas son profundas". Pero
Dios le responde: "Vuélvete a mí!".
• Lucas 15,8-10: Se ha perdido el tesoro de la vida (la moneda) y es preciso
encender una luz, barrer la casa, buscar cuidadosamente para reencontrar el
sentido de la acción.

Sugerimos, ahora, que respondas a las siguientes preguntas, ojalá por escrito, con
claridad y con entera sinceridad. Déjate conducir por la primera reacción a la
pregunta y escribe: te encontrarás contigo mismo.
• ¿En qué tónica he venido a este encuentro de formación permanente?
• ¿Cuáles han sido los principales hechos de mi vida en las últimas semanas que
me han marcado?
• ¿Cómo me siento en este momento? ¿Vivo, alegre, feliz, animado... o, por el
contrario, triste, vacío, estéril, desilusionado? ¿Por qué?
• ¿Qué pienso de mí mismo? ¿Cómo me veo? ¿Estoy contento con lo que hago?
• ¿Cómo me sitúo en mi trabajo, en mi servicio, en mi vida consagrada?
• ¿Cuáles son mis características, mis valores, mis debilidades?
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• ¿Qué es lo que más me inquieta ahora, me preocupa o problematiza?
• ¿Qué es lo que con mayor urgencia debo asumir en mi vida para seguir
luchando y trabajando en mi realización personal?

2. Concretar un objetivo (Discernimiento)

Si tu análisis ha sido claro y sincero, es normal que aparezcan varias cosas y


actividades por hacer; pero hay que valorarlas, organizarías, definirlas, en función de
un cambio concreto y real.

Cuando Pablo enfrentó su vida y se encontró con Jesús en el camino de Damasco, fue
derribado por una presencia y enceguecido por una luz. Brotó, entonces, una
pregunta: "Qué he de hacer, Señor?". Y el Señor respondió: "Levántate, vete a
Damasco!... ¿Qué esperas?" (Hechos 22,10-16).

A partir, entonces, del análisis realizado, trata de discernir:

• ¿Qué cosas me hacen daño en mi situación?


• ¿Qué me estorba en el seguimiento del Señor?
• ¿Qué objetivos(s) concreto(s) me voy a proponer para un año?
• ¿Creo que respondo así a la situación que estoy viviendo?

3. Determinar acciones concretas (Adecuación)

Es el paso de la concreción y de la respuesta. Puede servirte acudir a Filipenses 4,8-


9, que es un texto mu y bello sobre los valores evangélicos que debemos buscar.

Es importante clarificar los pasos a dar, las acciones y las experiencias que hay que
realizar, los ajustes, la aceptación de una realidad y del marco temporal para
construir un pro yecto real y efectivo. Tres preguntas claves te ayudarán:

• ¿Qué acciones debo enfrentar para salir adelante? (políticas)


• ¿Cómo hacerlas, de manera que respondan al objetivo que busco? (estrategias)
• ¿Cuándo hacerlas? (tiempo), es decir, /cómo organizar mi tiempo y
comprometerme realmente a ejecutarlas? Determinar horario y fechas.

4. Buscar una palabra de apoyo

La Palabra llama, convoca, mueve, trasfor ma Si cae en tierra abonada, produce fruto ( Me.
4,8).

La Palabra que responde a la situación es muy variada y abundant e. Su búsqueda depende


del análisis realizado y del obj etivo que se propone. Con todo, a modo de s ugerencia,
anotamos al gunas:

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• "No temas , que estoy contigo!" (Is. 41,10)
• "Tú eres precioso a mi s ojos, eres estimado, y Yo te amo!" (Is. 43,4)
• "He aquí que Yo renuevo todo. Ya está en marcha. ¿No lo reconocen?" (Is. 43,19).
• "Les daré un corazón para conocer me... Y s erán mi pueblo y Yo seré su Dios !"
(Jer. 24,7).
• "Sólo en Dios encuent ro paz, porque de Él viene mi salvación!" (Sal 62,2).
• "Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos " (Jn. 8,31).
• "Si el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres!" (Jn. 8,36).
• "Separados de mí, no podéis hacer nada!" (Jn. 15,5).
• "Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Rom. 8,31).
• "¿Quién nos separará del amor de Cristo?" (Rom. 8,35).
• "Habéis sido bien comprados. No os hagáis esclavos de los hombr es!" (1 Cor. 7,27).
• "Por la gracia de Dios soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha si do estéril en mí"
(1 Cor. 15,10).
• "Mi gracia te basta. Que mi Fuerza se realiz a en la debilidad" (2 Cor. 12,9).
• "No nos cansemos de obrar el bien!" (Gal. 6,9).
• "Olvido lo que dejé at rás y me lanzo a lo que está por delante...al premio en Cristo
Jesús" (Fil. 3,14-15).
• "Todo lo puedo en Aquel que me conforta!" (Fil. 4,13).

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MODELO DE PROYECTO PERSONAL DE VIDA

Nombre: Edad:

Escribe, al estilo de una carta (con destinatario concreto) el desarrollo de los siguientes
puntos:

1. ¿Cuáles son los propósitos o metas que pret endes lograr en tu vi da?
2. Describe las diferentes acciones que vas a r ealizar para lograrlo ( ten en cuenta cada una
de las áreas de formación: humano-afectiva, comunitaria, es piritual, intelectual,
apostólica)
3. ¿Qué vas a hacer para saber si lo que estás haciendo es consistente con tus metas
( medios y for mas de evaluación)
4. Para este semestre, en concreto, ¿qué te propones lograr al ter minarlo?
5. Describe una experiencia pasada que apoye t us metas
6. Ahora, de una manera esquemática, realiza tu Proyecto Personal de Vida. El siguiente
esquema te puede ayudar.

1. Objetivo General de t u f ormación:

2. Objetivo específ ico para este año:

3. Área humano-af ectiva:

3.1. Metas a lograr. Escribe dos, bien concretas:

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LOS INFORMES, SU ELABORACIÓN Y MANEJO

Es necesario elaborar un informe, sea semestral o anual, de cada uno de los candidatos para acompañarlos
seriamente en su proceso formativo.

En la elaboración del informe, sea semestral o anual, se debe aprovechar la información obtenida por los
diversos medios que se hayan empleado durante el semestre o año (las entrevistas personales y las notas tomadas
a partir de ellas; los cuestionarios aplicados y las observaciones sobre ellos; los "tests" y sus reportes; los
resultados de las evaluaciones realizadas en las diversas dimensiones de la formación, etc...).

La "Pastores dabo vobis" ha logrado una muy buena síntesis de las experiencias y avances de la formación a lo
largo de los últimos años. A partir de ella se puede afirmar que un Seminario serio y bien estructurado gira
alrededor de las cuatro dimensiones: humana, espiritual, intelectual y pastoral. Estas cuatro dimensiones han de
dar estructura básica a los contenidos del informe, el cual ha de concluir con la apreciación respecto a la
pertinencia de que el alumno pase o no a la siguiente etapa de formación.

Es conveniente, desde la experiencia, que el informe sea elaborado según los siguientes pasos:

1. Cada seminarista hace su auto-evaluación. En ella ha de tomar en cuenta su propio PPV.


2. El responsable de grupo (director, asesor, prefecto...) elabora la evaluación de cada estudiante.
3. En diálogo sencillo y fraterno, formador y seminarista integran las dos evaluaciones anteriores y de ahí
sale un borrador de informe que es entregado a todos los miembros del equipo de formación.
4. En reunión, el equipo de formación pone en común el parecer sobre cada candidato, a partir del
borrador de informe. Con los aportes, dicho borrador se corrige, se amplía, se mejora.
5. El responsable del grupo elabora el informe final y es firmado por él mismo y por el Rector del
seminario.
6. El responsable del grupo comparte con el seminarista el informe final.

El informe final pasa a formar parte del expediente del alumno en secretaría y se entrega una copia al asesor de
la siguiente etapa a fin de favorecer la continuidad en la formación. En cuanto al manejo del informe,
recordemos que estos Informes son confidenciales y sólo deben enviarse al obispo (o superior mayor) y a los
rectores de seminarios o casas de formación que lo soliciten.

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