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OBJETIVO:
Sensibilizar a los agentes de la pastoral vocacional del país acerca de lo que es la cultura
vocacional, para animarlos a una acción concreta con los niños, jóvenes y adultos de ambos
sexos bajo su responsabilidad.
INTRODUCCIÓN
En nuestros días se habla mucho de la nueva cultura del siglo XXI. Casi decimos que estamos
en un mundo nuevo creado por la tecnología, los medios de comunicación social y todos los
avances de la ciencia. Pretendemos decir algo de los fenómenos que constatamos y que nos
interesan para el trabajo que realizamos.
CULTURA:
Conjunto de conocimientos que posee una persona.
CONJUNTO DE CONOCIMIENTOS DE UNA SOCIEDAD O DE UN PAÍS, LO
QUE CONLLEVA UN SISTEMA DE CREENCIAS Y TRADICIONES, UN
SISTEMA DE VALORES Y UN SISTEMA DE ACCIONES.
En ciertos aspectos, cultura es sinónimo de erudición y de civilización, que en el fondo
son siempre forma de cultivo de facultades y conocimientos.
Sinónimo: cultivo, pero es de poco uso.
CULTIVAR:
Trabajar la tierra para que produzca.
Criar plantas.
Desarrollar el talento.
MANTENER, AUMENTAR CIERTAS IDEAS O CUALIDADES.
CULTIVO:
ACCIÓN Y EFECTO DE CULTIVAR
Estas palabras sinónimas nos dan ya una pequeña entrada para comprender nuestro tema. Nos
afirman que cultura es TODO AQUEL CONJUNTO DE CONOCIMIENTOS DE LA
SOCIEDAD QUE CREA UN SISTEMA DE CREENCIAS Y TRADICIONES, CREA UN
SISTEMA DE VALORES Y PROVOCAN UNAS ACCIONES.
Todo esto al cultivarlas, se MANTIENEN O AUMENTAN ESAS IDEAS O CUALIDADES,
y en nuestro caso ¿dónde? En la sociedad, en la iglesia.
Al hacer cultivo de esos conocimientos se provocan ACCIONES Y EFECTOS para crear las
creencias, las tradiciones, los valores y provocar las acciones.
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386: “Con la palabra cultura se indica el modo particular como, en un pueblo, los hombres
cultivan su relación con la naturaleza, entre sí mismos y con Dios GS 53b de modo que
puedan llegar a un nivel verdadera y plenamente humano GS 53a. Es el estilo de vida común
GS 53c que caracteriza a los diversos pueblos; por ello se habla de pluralidad de culturas. GS
53c.”
387. “La cultura así entendida, abarca la totalidad de a vida de un pueblo: el conjunto de
valores que lo animan y los desvalores que lo debilitan y que al ser participados en común por
sus miembros, los reúne en base a una misma conciencia colectiva EN 18. La cultura
comprende asimismo, las formas a través de las cuales aquellos valores o desvalores se
expresan y configuran, es decir, las costumbres, la lengua, las instituciones y estructuras de
convivencia social, cuando no son impedidas o reprimidas por la intervención de otras
culturas dominantes”.
388. “En el cuadro de esta totalidad, la evangelización busca alcanzar la raíz de la cultura, la
zona de sus valores fundamentales, suscitando una conversión que pueda ser base y garantía
de la transformación de las estructuras y del ambiente social”.
Este documento podríamos seguirlo meditando pues nos aporta muchísimo a la reflexión que
nos compete, pero basta que cada quien se remita en su estudio personal a los numerales
dados para comprender mejor lo que diremos.
Nosotros lo referimos exclusivamente para quienes van entrar a un seminario o a una casa
religiosa. Ahora el término VOCACIÖN se extiende y se entiende más ampliamente. Dios
llama porque ama y Dios ama al hombre y lo envía al mundo con una misión.
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1. Vocación a la vida, que es la primera y fundamental llamada que Dios hace a TODO
hombre. La vida entendida como una posibilidad de dar respuesta a Dios que quiere
del hombre un ser libre. Lo llama a la libertad. El amor de Dios es “débil” como todo
amor verdadero. Ha pensado Dios a un hombre nuevo que sea feliz. Esa felicidad es
plenamente humana y plenamente divina. Vivir con la conciencia de saber quién soy y
para qué sirvo. Lanzados en una tarea que ciertamente nos supera pero que la
realizamos al escuchar la voz del Maestro y en la certeza que cada uno intenta vivir
coherentemente la fe en su realidad y ambiente favoreciendo allí la gestación y
desarrollo de una cultura atravesada por el proyecto de Jesús para el mundo y para el
hombre. Esto desemboca en una cultura vocacional, donde la pregunta por la vida y su
sentido surge casi espontánea y dónde la respuesta se impone como una necesidad a
resolver.
Atención “la verdad de uno mismo es casi siempre inverosímil, mientras que lo verosímil es
el cliché, es, por consiguiente, falso”. En otras palabras, si el hombre elige como ideal de vida
algo inferior, aunque sea mínimamente, a su posibilidades, o algo fácilmente asequible a sus
medios, o algo simplemente acorde con sus capacidades y su medida, no se construirá a sí
mismo ni su futuro, no descubrirá su verdad y no conseguirá felicidad alguna, sino que estará
condenado simplemente a repetirse, a clonarse, ayuno de toda novedad y sumido en el
aburrimiento del sinsentido, peligrosa y frecuente antesala de la desesperación.
Dios pide el máximo y da, al mismo tiempo, la fuerza necesaria para realizarlo.
2. Vocación a ser cristiano, que es ese don particular para aceptar a Jesús como el señor
de la historia y con El, y como respuesta, hacer al hombre y a la sociedad nuevos,
según Dios. Es una vocación para todos, para el hombre o para la mujer, para el niño,
para el joven, para el adulto o para la persona mayor.
La fe sueña en la alborada de este nuevo milenio en que todo hombre responda al proyecto
para el que ha sido pensado, que la elección del futuro no se reduzca a la elección más o
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menos impuesta, de una profesión o de un oficio, sino que sea, ante todo, opción por un
determinado sentido de la existencia y que cada elección sucesiva (desde la sentimental a la
profesional, desde la del uso del dinero hasta la del empleo del tiempo libre) esté iluminada
por este sentido, que se convierte progresivamente en razón para vivir y abarca todos y cada
uno de los ámbitos de la propia existencia.
Entendida así la vocación ya no es algo que concierna únicamente a los curas, los frailes y las
monjas, sino es lo que señala el camino y marca la elección de todo aquel que se deja llamar
por el creador. Entendámonos, la vocación es la llamada a colaborar al bien de todos. No
acogerse a esta visión es hacer que falte algo a la armonía general.
Que se venga una auténtica cultura vocacional, como cultura de la vida y apertura a la vida,
del significado del vivir y de todo cuanto se opone a esa cultura de muerte que todo lo invade
en nuestros días. Lo percibimos con claridad en nuestro país. Tenemos que llegar a la cultura
de la gratitud, la acogida del misterio, la conciencia de que no se poseen las claves para
descifrar el misterio, el sentido de la limitación del hombre y de su apertura a lo trascendente,
la disponibilidad a ser llamado por otro, a dejarse interpelar por la vida, la confianza en sí y en
el prójimo, la libertad para conmoverse ante el don recibido, ante el afecto, la comprensión y
el perdón. La capacidad para desear a lo grande. El altruismo nacido del descubrimiento de la
dignidad de todos y de cada uno de los hermanos.
No es nuestro interés mencionar ahora todas y cada una de las vocaciones, tampoco es nuestro
tema, solo que queremos resaltar que hoy valoramos y consideramos importantes todas y cada
una de las vocaciones que el Señor ha suscitado en la Iglesia y en el mundo, a hombres y
mujeres, que buscan hacer su voluntad por un genuino discernimiento y de escucha de su
Palabra. Tendríamos que hablar de:
5. Vocación al matrimonio
6. Vocación de los profesionales o tecnólogos o comerciantes o de aquellos que
prestan cualquier tipo de acción en la sociedad: los políticos, los militares, los
policías, los bomberos, los panaderos, los conductores, los empleados de las empresas,
etc.
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ella y a través de ella la llamada que viene de Dios, acogerla y decidir realizarla libre y
responsablemente, hasta el punto que cada uno se convierta en llamante y ponga la fidelidad
de su respuesta al servicio del discernimiento de otros llamados o de otras vocaciones.
La Iglesia es como un jardín florido en el que la diversidad de las flores manifiesta la riqueza
y complementariedad de las diversas llamadas. Cada vocación es necesaria para que no falte a
la Iglesia don alguno de gracia. Cada vocación es particular por estar hecha a la medida del
don concedido por Dios. De este modo, casados y vírgenes, padres y madres, apóstoles
activos o contemplativos, personas comprometidas en lo social o lo político, los que tienen
oficios o los profesionales, TODOS, absolutamente todos, están llamados a vivir SU
VOCACIÓN EN BENEFICIO DEL CUERPO MÍSTICO, es decir, a favor de la realización y
la felicidad de todos. Pues la VOCACIÓN CRISTIANA ES HACER QUE LA
REALIZACIÓN DE CADA PERSONA COINCIDA CON LA REALIZACIÓN DE LA
COMUNIDAD.
Y para que esto no se olvide es indispensable que haya quienes, con el testimonio de su vida y
de sus opciones contra-corriente, recuerden lo que verdaderamente importa: el sentido de la
vida humana y de la vocación cristiana, el lugar de Dios en nuestra historia, el significado de
los valores humanos y cristianos, sin los que todo se vuelve insípido y vulgar y a veces
absurdo e insensato.
Que siga habiendo quienes se consagren a mantener viva esta memoria y a indicar a todos el
objetivo al que estamos llamados a tender en la vida. Estas son las vocaciones de “especial
consagración” en sus diversas modalidades. Se llaman así, porque no es eso lo que la
inmensa mayoría decide ser en la vida. No es el carácter excepcional ni heroico lo que
importa en esta vocación, ni la necesidad de curas o monjas para evangelizar, lo que importa
es LA CONCIENCIA DE QUE ES POSIBLE DARLE SENTIDO PLENO A LA
EXISTENCIA, que se puede apostar desde la juventud por algo grande, jugándose la
necesidad de afecto, la capacidad de relación, la exhuberancia sexual, la riqueza de la propia
sensibilidad, el saber entregarse con ese misterioso personaje que es Dios, y que se propone
como amigo, esposo, maestro, viviente, como quien puede colmar la profundidad del alma y
responder plenamente a la exigencias de afecto del corazón joven.
En 1.993 el fallecido papa Juan Pablo II con ocasión de la XXX jornada mundial de oración
por las vocaciones, envío el mensaje que tituló UNA CULTURA VOCACIONAL. Es
propiamente cuando por primera vez se utiliza la expresión. Y desde entonces, aunque MUY
POCO, o casi nada se ha reflexionado al respecto. Por menos, en cuanto a la popularización y
divulgación del tema.
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Ha cambiado el perfil de los jóvenes con quienes trabajamos. El proceso de maduración nos
lleva ahora más tiempo. Hoy hablamos de los adultecentes: adultos que siguen siendo
adolescentes o de jóvenes que, según los sicólogos, han prolongado su adolescencia hasta los 30
o más años. Lo que enseguida presentamos no es un retrato de toda la juventud. Se trata más bien
de las grandes tendencias que se mueven y fortalecen en el inicio del nuevo milenio. Estas
tendencias ejercen gran influencia sobre los niños, los jóvenes que participan en la Iglesia.
Podemos enunciar:
LA MUSICA. La juvenil da a los jóvenes una sensación de poder e identidad y de formar parte
de un grupo social mayor. Ofrece satisfacción inmediata en contraste con los sacrificios exigidos
por los adultos.
LA MODA. La preocupación de los jóvenes con la moda revela una búsqueda de pertenecer, de
ser reconocidos, de tener legitimidad. Se trata de una identidad muy frágil, la moda pasa y no
toca en el interior y significado más profundos.
EL CULTO A LOS HEROES. Los jóvenes buscan héroes que sirvan como modelo y mapas
para mostrar por donde caminar en una tierra extraña. La industria aprovecha esta necesidad
juvenil para presentarle ídolos y vender sus productos. El héroe es objeto de amor y de
identificación; muchos tienen efecto negativo en el proceso de maduración de los jóvenes.
El capitalismo tiene otro rostro que se llama capitalismo neoliberal. Claro que el exceso de
participación del estado en el mercado crea burocracia, ineficiencia, dificultad para enfrentar el
cambio y dificultad para hacer las adaptaciones necesarias a las nuevas situaciones: fue el error
del comunismo. El neoliberalismo, propone una doctrina que va al otro extremo: un exagerado
tipo de economía de mercado, que es una de las principales causas del egoísmo, del materialismo
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y del deterioro de los valores en la sociedad. El lucro lo decide todo. El esfuerzo para impedir la
intervención de los gobiernos en los mercados, es tal, que el sector privado determina las reglas
que posibilitan el máximo de lucros, sin el control de leyes que protejan el medio ambiente, la
salud, que imponen criterios de seguridad y protección en el empleo. Como siempre, las fuerzas
desenfrenadas del mercado favorecen a los poderosos y margina a los débiles.
Este nuevo mundo ofrece pocas perspectivas a los jóvenes de Latinoamérica. Solamente los
altamente formados y especializados pueden mirar el futuro con confianza. La mayoría ve
únicamente la perspectiva de desempleo y sueldos bajos. Al impacto de la pobreza y de la
propaganda de consumo el núcleo familiar se desintegra, dejando fuertes cicatrices emocionales
en la personalidad de los jóvenes en un momento crítico de su vida.
Sin embargo, hay claros indicios que el modelo neoliberal comienza a perder mucha de su fuerza
seductora inicial y enfrenta resistencia creciente en todas partes.
Hay un lado negativo en la globalización pues aumenta la brecha entre pobres y ricos.
Globalización significa también economía cada vez más global. Presionando una tecla de
computadora el capital se va para otro lado del mundo en segundos. Una crisis de las bolsas de
valores en un país puede afectar inmediatamente a todos los demás. Las multinacionales tienen
más poder que los gobiernos nacionales. Otra cuestión preocupante es que aquellos que
controlan el “espectáculo electrónico” están determinando la futura dirección de la globalización.
Los jóvenes necesitan ser preparados para comprender de manera crítica las cuestiones
levantadas por la globalización.
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macro estructuras de la sociedad para los problemas cotidianos. El sentimiento “lo que se
siente”, tiene mucho que ver con los compromisos asumidos. La preocupación esta con el
presente, el bienestar, las sensaciones del momento. No hay valores universales, son subjetivos.
La actitud de muchos jóvenes es “hago lo que me venga en gana”. El criterio de lo que es cierto
o equivocado es lo que siento. Se ignoran las exigencias de la solidaridad y del amor. El
significado de la vida se torna más superficial. No se distingue lo cierto del error, entre el bien y
el mal. Todo vale.
VIVEN EL SEXO SIN TABÚ. No podemos afirmar que sea una consecuencia del anterior
enunciado, pero existe una relación sobretodo si a ello añadimos que en la dimensión de la
afectividad y la sexualidad los jóvenes tienen una gran dificultad para encontrar un cuadro de
valores que dé orientación a sus vidas. Viven el sexo sin tabú, pero con muchos miedos. Sexo sin
moralidad en la calle o sin clara orientación formativa y sí ilustrativa en los colegios ha generado
más confusiones que claridades: abusos generalizados, homosexualidad, pedofilia, embarazos no
deseados, etc. Se trata de una sexualidad que está cada vez más desligada del amor y del
compromiso. Es como una droga que se utiliza cuando se tiene ganas. Solo se quiere tener
experiencias palpables en este campo, sin nada de principios por el respeto propio o ajeno.
Muchos jóvenes descubren, a veces demasiado tarde, que el sexo que puede ser comunión puede
ser también aislamiento, dominación, falsedad, manipulación y alienación. El sexo desligado del
amor y del compromiso trajo EL DIVORCIO, la violencia, el estupro y la soledad. El sexo sin
responsabilidad puede significar la pena de muerte a través del SIDA.
Es una generación sin continuidad con las generaciones anteriores que no se interesa por la lucha
y los sueños de sus padres. Hay que replegarse en el propio mundo y limitar sus horizontes a los
problemas y ambiciones personales. “¿Cómo me voy a preocupar de ayudar a los otros cuando
toda mi energía está siendo consumida en el esfuerzo necesario para no perder el control
completo de mi propia vida?”.
Tiene otro aspecto negativo: el rechazo de teorías globales, utopías y valores universales. Hay
críticas que favorecen el irracionalismo. Muchos pensadores posmodernos se rehúsan hablar de
valores, de normas, de esperanzas, de metas universales. Argumentan que las teorías y categorías
globalizantes no captan la complejidad de la realidad.
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CONCLUSION
Esta realidad nos muestra que no caminamos hacia UNA CULTURA VOCACIONAL, sino
hacia una cultura GLOBAL, en las que se uniforman los comportamientos, los gustos y los
valores.
Al seleccionar las tendencias que pueden tener mayor influjo sobre el normal desarrollo de la
evangelización de los jóvenes pretendemos abrir los ojos en una tarea que también incumbe a la
PV pues es dentro de ese mundo donde nacen las vocaciones para la Iglesia. La PJ y todas las
pastorales de la Iglesia y el proceso de la nueva evangelización tendrán éxito si somos capaces de
motivar e involucrar a los jóvenes en la medida en que consigamos presentar la persona de
Jesucristo y el Evangelio como respuestas a los grandes interrogantes que se plantean en las
mencionadas tendencias.
Este mundo en el cual se desarrollan los niños o los jóvenes los induce a contentarse con
proyectos muy modestos, que están por debajo de sus posibilidades:
Pero en realidad en los corazones de los niños y de los jóvenes existe la:
Inquietud e insatisfacción ante las conquistad efímeras
Existe el deseo de crecer en la verdad, en la autenticidad y en la bondad
Hay apertura a la voz de Dios que los llama por su nombre
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Esta realidad en niños y jóvenes es señal de la necesidad inalienable de la cultura del espíritu.
La pastoral de las vocaciones ha alcanzado hoy tal DIMENSIÓN HISTÓRICO –
CULTURAL que no solo pone de manifiesto la crisis, sino también el resurgir de hombres y
mujeres con vocación para el servicio.
3.1. La cultura vocacional debe descubrir y orientar el sentido de la propia vida y de la vida de
los demás en clave de “llamada-respuesta”. Esto quiere decir que se debe:
Pasar del vivir de apariencias que es lo mismo que guiarse por la “ética del
radar” (este se mueve según de dónde viene la onda)
o de conveniencias que es lo mismo que guiarse por una “ética estética” (esta
se presenta según le conviene).
Pasar al VIVIR DE VALORES, que es lo mismo que dirigir la vida por una
“ética de la brújula”, con un proyecto de vida que sabe para dónde va y sobre
qué principios se fundamenta,
Y DE CONVICCIONES que es lo mismo que dirigir la vida con una “ética
del sentido”, con un proyecto de vida que sabe lo que quiere, lo trabaja y lo
defiende.
3.2. La cultura vocacional debe plantearse lo que uno quiere en clave “excéntrica” y no
egocéntrica. Es lo que se considera como “identidad abierta”.
Frente al mundo “posmoderno” de “montarse en la vida” como a cada cual le apetece, asumir
una actitud de apertura y de escucha al Otro que es Dios y a los otros preferencialmente a los
pobres y más necesitados.
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La vocación cristiana es “CONVOCATORIA”. Dios llama siempre desde los otros, con los
otros y para los otros.
Como lo analizamos en el numeral 1, cuando los ideales y las utopías pierden influencia,
cobran auge otras formas de buscar sentido a la vida. En nuestra sociedad desarrollada es el
consumismo el que se está convirtiendo en la forma central de encontrar sentido a la vida y
son los MCS Y LA PUBLICIDAD los que generan cambios de valores y comportamientos
adictivos.
Existe una CONFRONTACIÖN directa entre el sistema de valores que ofrece de manera
programada y sistemática LA SOCIEDAD DEL COMERCIO GLOBAL y los valores que
desde el evangelio queremos que personalicen nuestros niños y jóvenes.
3.1. Formación de las conciencias: lo que quiere decir entrar a lo más profundo del hombre
para crear en él actitudes nuevas donde se diferencie el mal del bien y se escoja siempre el
camino del bien.
3.2. Sensibilización ante los valores espirituales y morales: significa que el amor a Dios, la
oración, la justicia, el bien común, el amor, la paz, el respeto, el perdón, la búsqueda constante
de la verdad, la alegría, entran a ser parte del quehacer cotidiano del hombre.
3.3. Promoción y defensa de los ideales de la fraternidad humana: la convivencia y
respeto de los pueblos, la justicia social, la igualdad de oportunidades para todos los hombres,
etc., se convierten en pilares para la nueva sociedad.
3.4. Carácter sagrado de la vida humana: es el don más precioso del hombre recibido de
Dios y que nada ni nadie puede impedir desarrollarlo.
3.5. Solidaridad social: que hace del hombre un ser capaz de acoger al otro, de sentir sus
necesidades y ayudar a solucionarlas, entrar con instituciones nacionales o internacionales a
ayudar a los pobres, a los que sufren cualquier tipo de desgracias naturales.
3.6. Orden civil: entender, respetar y acoger las instituciones que rigen los destinos de los
pueblos, sus constituciones y leyes, y colaborar para que la sociedad funcione bajo los
requerimientos del bien común.
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En el III Congreso nacional de las vocaciones, reunido en Bogotá del 24 al 27 de junio del
2003, planteamos como OBJETIVO GENERAL
Promover UNA CULTURA VOCACIONAL EN COLOMBIA que responda a los retos del
nuevo siglo y el nuevo milenio partiendo del análisis de la realidad de la Familia, la escuela y
la parroquia como ambientes primarios de la opción vocacional
.
La OPCION 2 del documento final del III Congreso habla de generar una cultura vocacional
asumiendo la espiritualidad de comunión, la LINEA DE ACCIÖN 6 también habla de
impulsar una cultura vocacional, y el objetivo DEL PLAN GLOBAL habla de impulsar una
cultura vocacional.
De lo que hemos hablado es colocar un grano de arena para trabajar en este sentido,
planteando algunos elementos que nos pueden ayudar a crear esa cultura vocacional en estos
ambientes mencionados que nos urgen la llegada del hombre nuevo y de una sociedad nueva y
más justa, donde se faciliten las opciones vocacionales. Como en el congreso lo trabajamos
vamos a SEMBRAR la buena semilla del reino de Dios.
4.1. EN LA FAMILIA
Nada más estabilizador y formador para el ser humano que un hogar, donde el calor, la
armonía y sinceridad le ayuden a hacerse al propio proyecto de vida. Por eso el hogar debe:
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Tomar conciencia que en el bautismo nace la vocación común cristiana y de allí surgen
los brotes de toda vocación
Hacer que sea el espacio donde se aprenda a amar y a ser solidario por la fraternidad
que en él se vive
Dar cabida al proyecto de vida abierto a la vocación específica de cada uno de los
hijos
Ayudar y apoyar a los hijos a reconocer la voz del Señor que los llama por su nombre
Enseñar y ayudar a que los hijos tomen sus propias decisiones
Generar espacios en el hogar para el silencio y la reflexión
Crear los espacios para el diálogo familiar donde niños y jóvenes puedan ventilar las
inquietudes y problemas de sus propias vidas
4.2. EN LA ESCUELA
El segundo ambiente donde se ha de formar la conciencia en los valores y principios
cristianos del hombre, también ha de facilitar los momentos para que los niños y jóvenes
decidan su propio proyecto de vida. Por eso, la escuela debe:
Saber dar respuestas en todos los niveles, con sus educadores, a las aspiraciones y a la
sensibilidad de los niños y jóvenes
Crear la cultura vocacional a través de todos los maestros desde su propia llamada
bautismal y cristalizarla en vocaciones específicas diferentes
Crear experiencias comunitarias fuertes que den un marco de referencia para tomar
decisiones con los criterios de solidaridad y bien común.
Ser críticos frente a la idea de la vocación que pasa por lo laboral tanto en los docentes
como en los niños y jóvenes
Generar en todos los sectores de la escuela espacios para integrar a los padres en el
proceso de aprendizaje para la toma de decisiones
Sistematizar en forma coherente, progresiva y acorde a la edades, el trabajo sobre los
valores, desde cada una de las áreas de formación escolar para facilitar la toma
decisiones
Crear propuestas integradas y eficaces en el ámbito institucional que faciliten la
participación en las decisiones de tipo comunitario, en un marco de vida fraterno
Tener procesos de toma de decisiones claramente establecidos en el cual participen los
niños, los jóvenes y los adultos
Inyectar en las propuestas curriculares obligatorias procesos de toma de decisiones,
con docentes que sean concientes de su VALIOSO TRABAJO FORMATIVO
Conformar un equipo estable que trabaje con continuidad y compromiso en el plan de
pastoral vocacional en la escuela
Establecer espacios donde los alumnos sientan que eligen libremente cosas
significantes para su vida
Educar con ESTRATEGIAS que logren que los alumnos tomen decisiones que
abarquen toda la institución educativa
Crear los caminos para encontrar el sentido de la vida y de la realización en ella
Enseñar los formadores de las nuevas generaciones a escuchar la voz de Dios quien
los llama por su nombre.
4.3. EN LA PARROQUIA
Es el tercer ámbito donde los niños y los jóvenes se forman en los valores y principios
cristianos. Es el lugar para la experiencia fuerte con el Señor. Como en los dos anteriores, la
parroquia debe:
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Narrar con valentía y claridad por medio del párroco, los laicos comprometidos y los
padres de familia como llamados por Dios, su propia aventura vocacional injertada en
Jesús
Motivar a través del párroco, los presbíteros y los(as) religiosos(as) que habiendo ya
oído y reconocido la llamada del buen pastor, a quienes por ellos hoy llama a seguirle
Crear la cultura vocacional en todos los agentes de pastoral de la parroquia desde la
propia llamada bautismal y cristalizarla en vocaciones específicas diferentes
Crear todos los caminos para encontrar el sentido de la vida y de la realización en ella
Hacer de la pastoral juvenil, la catequesis, los diversos grupos apostólicos parroquiales
los espacios privilegiados donde se ayude a escuchar la voz de Dios.
Conformar el equipo vocacional que trabaje con continuidad y compromiso en el plan
de pastoral vocacional de la parroquia y en consonancia con la diócesis
Brindar espacios y tiempos para la reflexión, los retiros espirituales de niños y
jóvenes, con los agentes de la misma parroquia
Crear medios adquirir fondos de ayuda a las actividades vocacionales y al
sostenimiento de las vocaciones del lugar
Comprometer a toda la comunidad en el trabajo y la oración incesante por las propias
vocaciones de la comunidad parroquial
Establecer días fijos de oración por las vocaciones a la vida ministerial y consagrada
Siendo entonces la vida un misterio, ¿quién mejor que Dios para desvelar el sentido de
la misma y el lugar que debe el hombre ocupar en ella?
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3. El discípulo sabe que “en todo amar y servir”. La gramática elemental del sentido
de la vida es ese. La vida es un don de Dios, es algo dado y por su naturaleza está dada
para darse, para ofrecerse, para entregarse. La vida es plena cuando se ofrece. Las
grandes entregas se preparan con las entregas cotidianas. Entendida entonces así la
cultura vocacional y el discipulado no se refieren solo a un estado de vida
(matrimonio, laico,…), es el fruto de la historia del hombre con Dios, es la lucha por
descubrir la palabra, el gesto, la acción de Dios en la vida a través de lo aparentemente
“ordinario” de cada día. En resumen lo que se es y lo que se vive va señalando la
vocación, el origen, el camino y la meta. Todo absolutamente todo, podemos decir, se
convierte en el lugar teológico, desde donde Dios continúa amando, llamando y
enviando.
6. El discípulo vive en conversión, posee una vida nueva. La cultura vocacional debe
propiciar cambios de dirección absolutamente definitivos en la vida de las personas y
de las sociedades con los criterios del evangelio. Cada hombre, cada comunidad
cristiana, cada núcleo humano ha de desarrollar el proyecto de Dios, de modo que sea
visible a todos lo que anuncia la parábola del grano de mostaza o la levadura en la
masa.
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9. El discípulo sabe y conoce que todo es proceso. La cultura vocacional nos exige
entonces avanzar. Como lo planteamos en eso de ARAR, SEMBRAR, REGAR,
COSECHAR. Hay un trabajo por desarrollar con nuevos métodos, ardor y nuevas
visiones. Esto lleva tiempo pero trabajo de inmediato. No habrá cosecha si no
empezamos arando. Si no hay trabajo duro y por etapas, con metas, con objetivos, con
dirección.
CONCLUSIÓN GENERAL
Bibliografía consultada
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