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CULTURA VOCACIONAL Y DISCIPULADO


Gabriel Alberto Reyes Tristancho, Cjm

OBJETIVO:
Sensibilizar a los agentes de la pastoral vocacional del país acerca de lo que es la cultura
vocacional, para animarlos a una acción concreta con los niños, jóvenes y adultos de ambos
sexos bajo su responsabilidad.

INTRODUCCIÓN
En nuestros días se habla mucho de la nueva cultura del siglo XXI. Casi decimos que estamos
en un mundo nuevo creado por la tecnología, los medios de comunicación social y todos los
avances de la ciencia. Pretendemos decir algo de los fenómenos que constatamos y que nos
interesan para el trabajo que realizamos.

El diccionario de la lengua nos define la palabra

CULTURA:
 Conjunto de conocimientos que posee una persona.
 CONJUNTO DE CONOCIMIENTOS DE UNA SOCIEDAD O DE UN PAÍS, LO
QUE CONLLEVA UN SISTEMA DE CREENCIAS Y TRADICIONES, UN
SISTEMA DE VALORES Y UN SISTEMA DE ACCIONES.
 En ciertos aspectos, cultura es sinónimo de erudición y de civilización, que en el fondo
son siempre forma de cultivo de facultades y conocimientos.
 Sinónimo: cultivo, pero es de poco uso.

CULTIVAR:
 Trabajar la tierra para que produzca.
 Criar plantas.
 Desarrollar el talento.
 MANTENER, AUMENTAR CIERTAS IDEAS O CUALIDADES.

CULTIVO:
 ACCIÓN Y EFECTO DE CULTIVAR

Estas palabras sinónimas nos dan ya una pequeña entrada para comprender nuestro tema. Nos
afirman que cultura es TODO AQUEL CONJUNTO DE CONOCIMIENTOS DE LA
SOCIEDAD QUE CREA UN SISTEMA DE CREENCIAS Y TRADICIONES, CREA UN
SISTEMA DE VALORES Y PROVOCAN UNAS ACCIONES.
Todo esto al cultivarlas, se MANTIENEN O AUMENTAN ESAS IDEAS O CUALIDADES,
y en nuestro caso ¿dónde? En la sociedad, en la iglesia.
Al hacer cultivo de esos conocimientos se provocan ACCIONES Y EFECTOS para crear las
creencias, las tradiciones, los valores y provocar las acciones.

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Ahora bien, cuando hablamos de: CULTURA VOCACIONAL nos estamos


refiriendo al proyecto de Dios para el hombre que nos llevan a PENSAR, a
CREER, a ACTUAR, a SEMBRAR en el hombre y en la sociedad un estilo de
vida diferente. Con criterios evangélicos y con las enseñanzas de la Iglesia. Al
hablar de cultura vocacional hablamos de un proyecto de vida para el hombre
que genera en él actitudes de entrega y servicio. Por tanto, hablamos de
ACTITUDES INTERNAS, las que están en lo profundo del corazón del
hombre.

Si tomamos el documento de PUEBLA en los numerales 385-419 que cita al Concilio


Vaticano II y la encíclica EN de Pablo VI, cuando plantea la “evangelización de la cultura”
está hablando precisamente de los mismos elementos que queremos ahora enfatizar:

386: “Con la palabra cultura se indica el modo particular como, en un pueblo, los hombres
cultivan su relación con la naturaleza, entre sí mismos y con Dios GS 53b de modo que
puedan llegar a un nivel verdadera y plenamente humano GS 53a. Es el estilo de vida común
GS 53c que caracteriza a los diversos pueblos; por ello se habla de pluralidad de culturas. GS
53c.”

387. “La cultura así entendida, abarca la totalidad de a vida de un pueblo: el conjunto de
valores que lo animan y los desvalores que lo debilitan y que al ser participados en común por
sus miembros, los reúne en base a una misma conciencia colectiva EN 18. La cultura
comprende asimismo, las formas a través de las cuales aquellos valores o desvalores se
expresan y configuran, es decir, las costumbres, la lengua, las instituciones y estructuras de
convivencia social, cuando no son impedidas o reprimidas por la intervención de otras
culturas dominantes”.

388. “En el cuadro de esta totalidad, la evangelización busca alcanzar la raíz de la cultura, la
zona de sus valores fundamentales, suscitando una conversión que pueda ser base y garantía
de la transformación de las estructuras y del ambiente social”.

Este documento podríamos seguirlo meditando pues nos aporta muchísimo a la reflexión que
nos compete, pero basta que cada quien se remita en su estudio personal a los numerales
dados para comprender mejor lo que diremos.

El termino CULTURA VOCACIONAL es muy extenso, abarca un concepto mayor


del que tenemos. Tenemos que afirmar al hablar de VOCACIÓN a “todo aquel estado de vida
elegido como fruto de un proceso de discernimiento y de escucha de la Palabra de Dios”
Pablo Walker. Al referirnos a la vocación cristiana aludimos entonces a la vocación laical,
presbiteral, consagrada, matrimonial, etc. Y en este sentido nos referimos a un “misterio” que
atraviesa y empapa toda la vida de la Iglesia y de la vida cristiana. La vocación así entendida
no es un apéndice, es, por el contrario, aquella dimensión que le da sentido a nuestra
experiencia o praxis cristiana, a nuestra misión en el mundo como discípulos y
misioneros de Jesucristo.

Nosotros lo referimos exclusivamente para quienes van entrar a un seminario o a una casa
religiosa. Ahora el término VOCACIÖN se extiende y se entiende más ampliamente. Dios
llama porque ama y Dios ama al hombre y lo envía al mundo con una misión.

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Esta conciencia de ser amados, llamados y enviados y de sabernos y sentirnos miembros de


un mismo pueblo llenos de carismas y ministerios como lo atestigua 1cor 12, 4-11. 27-30; Ro
12, 3-8; Ef 4, 7-13 evitando todas las exclusividades que en otros tiempos se dieron, va
madurando y se va adquiriendo en una cultura que la favorece. Una cultura que nos
permite reconocernos como tales. Una cultura que permite que la semilla del evangelio sea
sembrada, crezca y de frutos.

Tratamos de insertar en el corazón de nuestra iglesia de Colombia y del mundo, de los


creyentes, de la sociedad, la dimensión vocacional de la:

1. Vocación a la vida, que es la primera y fundamental llamada que Dios hace a TODO
hombre. La vida entendida como una posibilidad de dar respuesta a Dios que quiere
del hombre un ser libre. Lo llama a la libertad. El amor de Dios es “débil” como todo
amor verdadero. Ha pensado Dios a un hombre nuevo que sea feliz. Esa felicidad es
plenamente humana y plenamente divina. Vivir con la conciencia de saber quién soy y
para qué sirvo. Lanzados en una tarea que ciertamente nos supera pero que la
realizamos al escuchar la voz del Maestro y en la certeza que cada uno intenta vivir
coherentemente la fe en su realidad y ambiente favoreciendo allí la gestación y
desarrollo de una cultura atravesada por el proyecto de Jesús para el mundo y para el
hombre. Esto desemboca en una cultura vocacional, donde la pregunta por la vida y su
sentido surge casi espontánea y dónde la respuesta se impone como una necesidad a
resolver.

La vocación no se adecua necesariamente a las cualidades, no es una fotocopia exacta de lo


que uno sabe hacer, no se elige en función de las propias dotes y cualidades ni de un test de
aptitud. Dios llama en función de su proyecto y para realizar un designio que, por lo general,
va mucho más allá de lo que el ser humano sabe hacer o en lo que está seguro de tener éxito.
Dios pide siempre el máximo y aún más, si es posible. Por eso NADIE puede excusarse
alegando que no es capaz, que no se siente con fuerzas, que el compromiso es excesivo, que
no tiene la competencia necesaria, que le da miedo, que no coincide con sus gustos, etc. si el
hombre siente interiormente que el proyecto le supera y le asusta, es buena señal: quiere decir
que al menos no procede de él ni es fruto de la emotividad asustadiza, sino que seguramente
viene de Dios.

Atención “la verdad de uno mismo es casi siempre inverosímil, mientras que lo verosímil es
el cliché, es, por consiguiente, falso”. En otras palabras, si el hombre elige como ideal de vida
algo inferior, aunque sea mínimamente, a su posibilidades, o algo fácilmente asequible a sus
medios, o algo simplemente acorde con sus capacidades y su medida, no se construirá a sí
mismo ni su futuro, no descubrirá su verdad y no conseguirá felicidad alguna, sino que estará
condenado simplemente a repetirse, a clonarse, ayuno de toda novedad y sumido en el
aburrimiento del sinsentido, peligrosa y frecuente antesala de la desesperación.

Dios pide el máximo y da, al mismo tiempo, la fuerza necesaria para realizarlo.

2. Vocación a ser cristiano, que es ese don particular para aceptar a Jesús como el señor
de la historia y con El, y como respuesta, hacer al hombre y a la sociedad nuevos,
según Dios. Es una vocación para todos, para el hombre o para la mujer, para el niño,
para el joven, para el adulto o para la persona mayor.

La fe sueña en la alborada de este nuevo milenio en que todo hombre responda al proyecto
para el que ha sido pensado, que la elección del futuro no se reduzca a la elección más o

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menos impuesta, de una profesión o de un oficio, sino que sea, ante todo, opción por un
determinado sentido de la existencia y que cada elección sucesiva (desde la sentimental a la
profesional, desde la del uso del dinero hasta la del empleo del tiempo libre) esté iluminada
por este sentido, que se convierte progresivamente en razón para vivir y abarca todos y cada
uno de los ámbitos de la propia existencia.

Entendida así la vocación ya no es algo que concierna únicamente a los curas, los frailes y las
monjas, sino es lo que señala el camino y marca la elección de todo aquel que se deja llamar
por el creador. Entendámonos, la vocación es la llamada a colaborar al bien de todos. No
acogerse a esta visión es hacer que falte algo a la armonía general.

La fidelidad a la vocación no es sólo cuestión de acceder a la vida eterna, es un factor que


incide ya desde ahora en la calidad de las relaciones, en la vida todos, en la construcción de
una convivencia habitable. La vocación, en suma, es un hecho humano y divino, individual y
comunitario, terreno y celeste, eclesial y civil.

3. Vocación para el servicio o para donarse. El trabajo o el quehacer del hombre se


entienden como una entrega generosa a los demás y como una respuesta al
Seguimiento de Jesús para hacerse servidor de los demás. Así toda profesión es desde
este ángulo una vocación en donde el hombre se realiza como persona sirviendo a los
demás. E inclusive el estado propio de vida, casado o soltero, es visto como una
verdadera vocación de Dios para el hombre.

Que se venga una auténtica cultura vocacional, como cultura de la vida y apertura a la vida,
del significado del vivir y de todo cuanto se opone a esa cultura de muerte que todo lo invade
en nuestros días. Lo percibimos con claridad en nuestro país. Tenemos que llegar a la cultura
de la gratitud, la acogida del misterio, la conciencia de que no se poseen las claves para
descifrar el misterio, el sentido de la limitación del hombre y de su apertura a lo trascendente,
la disponibilidad a ser llamado por otro, a dejarse interpelar por la vida, la confianza en sí y en
el prójimo, la libertad para conmoverse ante el don recibido, ante el afecto, la comprensión y
el perdón. La capacidad para desear a lo grande. El altruismo nacido del descubrimiento de la
dignidad de todos y de cada uno de los hermanos.

4. Vocación específica al ministerio o la vida consagrada. Es una forma ya


especializada dentro de las vocaciones, pero no es la única, es una vocación de entrega
exclusiva al proyecto de Dios.

No es nuestro interés mencionar ahora todas y cada una de las vocaciones, tampoco es nuestro
tema, solo que queremos resaltar que hoy valoramos y consideramos importantes todas y cada
una de las vocaciones que el Señor ha suscitado en la Iglesia y en el mundo, a hombres y
mujeres, que buscan hacer su voluntad por un genuino discernimiento y de escucha de su
Palabra. Tendríamos que hablar de:

5. Vocación al matrimonio
6. Vocación de los profesionales o tecnólogos o comerciantes o de aquellos que
prestan cualquier tipo de acción en la sociedad: los políticos, los militares, los
policías, los bomberos, los panaderos, los conductores, los empleados de las empresas,
etc.

Iglesia significa “PUEBLO DE LLAMADOS”, de creyentes que han escuchado la llamada y


han respondido generosamente a ella. El sueño de la Iglesia es que todos puedan reconocer en

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ella y a través de ella la llamada que viene de Dios, acogerla y decidir realizarla libre y
responsablemente, hasta el punto que cada uno se convierta en llamante y ponga la fidelidad
de su respuesta al servicio del discernimiento de otros llamados o de otras vocaciones.

La Iglesia es como un jardín florido en el que la diversidad de las flores manifiesta la riqueza
y complementariedad de las diversas llamadas. Cada vocación es necesaria para que no falte a
la Iglesia don alguno de gracia. Cada vocación es particular por estar hecha a la medida del
don concedido por Dios. De este modo, casados y vírgenes, padres y madres, apóstoles
activos o contemplativos, personas comprometidas en lo social o lo político, los que tienen
oficios o los profesionales, TODOS, absolutamente todos, están llamados a vivir SU
VOCACIÓN EN BENEFICIO DEL CUERPO MÍSTICO, es decir, a favor de la realización y
la felicidad de todos. Pues la VOCACIÓN CRISTIANA ES HACER QUE LA
REALIZACIÓN DE CADA PERSONA COINCIDA CON LA REALIZACIÓN DE LA
COMUNIDAD.

Y para que esto no se olvide es indispensable que haya quienes, con el testimonio de su vida y
de sus opciones contra-corriente, recuerden lo que verdaderamente importa: el sentido de la
vida humana y de la vocación cristiana, el lugar de Dios en nuestra historia, el significado de
los valores humanos y cristianos, sin los que todo se vuelve insípido y vulgar y a veces
absurdo e insensato.

Que siga habiendo quienes se consagren a mantener viva esta memoria y a indicar a todos el
objetivo al que estamos llamados a tender en la vida. Estas son las vocaciones de “especial
consagración” en sus diversas modalidades. Se llaman así, porque no es eso lo que la
inmensa mayoría decide ser en la vida. No es el carácter excepcional ni heroico lo que
importa en esta vocación, ni la necesidad de curas o monjas para evangelizar, lo que importa
es LA CONCIENCIA DE QUE ES POSIBLE DARLE SENTIDO PLENO A LA
EXISTENCIA, que se puede apostar desde la juventud por algo grande, jugándose la
necesidad de afecto, la capacidad de relación, la exhuberancia sexual, la riqueza de la propia
sensibilidad, el saber entregarse con ese misterioso personaje que es Dios, y que se propone
como amigo, esposo, maestro, viviente, como quien puede colmar la profundidad del alma y
responder plenamente a la exigencias de afecto del corazón joven.

En 1.993 el fallecido papa Juan Pablo II con ocasión de la XXX jornada mundial de oración
por las vocaciones, envío el mensaje que tituló UNA CULTURA VOCACIONAL. Es
propiamente cuando por primera vez se utiliza la expresión. Y desde entonces, aunque MUY
POCO, o casi nada se ha reflexionado al respecto. Por menos, en cuanto a la popularización y
divulgación del tema.

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1. LA CULTURA DE NUESTROS DIAS


Y ESPECIALMENTE LA CULTURA DE LOS JÓVENES

Ha cambiado el perfil de los jóvenes con quienes trabajamos. El proceso de maduración nos
lleva ahora más tiempo. Hoy hablamos de los adultecentes: adultos que siguen siendo
adolescentes o de jóvenes que, según los sicólogos, han prolongado su adolescencia hasta los 30
o más años. Lo que enseguida presentamos no es un retrato de toda la juventud. Se trata más bien
de las grandes tendencias que se mueven y fortalecen en el inicio del nuevo milenio. Estas
tendencias ejercen gran influencia sobre los niños, los jóvenes que participan en la Iglesia.
Podemos enunciar:

1.1. LA TENDENCIA DE ACENTUAR LA CULTURA JUVENIL.


Emergió históricamente desde los años cincuenta y en el nuevo milenio su importancia indica
que seguirá creciendo. En una sociedad premoderna los ancianos son muy valorados por su
experiencia y sabiduría. Entrado el nuevo milenio el ideal de vida es ser joven porque simboliza
energía, fuerza física, emociones fuertes, autenticidad, espíritu de libertad y coraje para
cuestionar. Los valores y los antivalores son transmitidos por:

LA MUSICA. La juvenil da a los jóvenes una sensación de poder e identidad y de formar parte
de un grupo social mayor. Ofrece satisfacción inmediata en contraste con los sacrificios exigidos
por los adultos.

LA MODA. La preocupación de los jóvenes con la moda revela una búsqueda de pertenecer, de
ser reconocidos, de tener legitimidad. Se trata de una identidad muy frágil, la moda pasa y no
toca en el interior y significado más profundos.

EL CULTO A LOS HEROES. Los jóvenes buscan héroes que sirvan como modelo y mapas
para mostrar por donde caminar en una tierra extraña. La industria aprovecha esta necesidad
juvenil para presentarle ídolos y vender sus productos. El héroe es objeto de amor y de
identificación; muchos tienen efecto negativo en el proceso de maduración de los jóvenes.

EL MITO DE LA JUVENTUD HOMOGENEA. Consiste en identificar a todos los jóvenes


con algunos de ellos. Dentro de la cultura joven hay otras sub-culturas, los involucrados con
drogas y crímenes en las ciudades, los trabajadores, los negros, los indígenas, los campesinos, los
de clase media y clase alta. La diferencia de clase es tal vez la diferencia más marcada.
Hablamos de juventud como si todo lo que es verdadero para los jóvenes que tienen una vida
más estable es también verdadero para los jóvenes marginados. La cultura juvenil afecta de
modo diferente las distintas clases sociales.

1.2. LA TENDENCIA AL DETERIORO SOCIAL.


Los jóvenes están situados en un contexto social que se deteriora y ofrece pocas perspectivas a
quien se prepara para entrar en el mercado de trabajo. Se trata de una época caracterizada por una
economía global, el triunfo del capitalismo, la muerte del comunismo, el surgimiento de la era
postindustrial y el dominio de las corporaciones multinacionales, el momento del TLC.

El capitalismo tiene otro rostro que se llama capitalismo neoliberal. Claro que el exceso de
participación del estado en el mercado crea burocracia, ineficiencia, dificultad para enfrentar el
cambio y dificultad para hacer las adaptaciones necesarias a las nuevas situaciones: fue el error
del comunismo. El neoliberalismo, propone una doctrina que va al otro extremo: un exagerado
tipo de economía de mercado, que es una de las principales causas del egoísmo, del materialismo

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y del deterioro de los valores en la sociedad. El lucro lo decide todo. El esfuerzo para impedir la
intervención de los gobiernos en los mercados, es tal, que el sector privado determina las reglas
que posibilitan el máximo de lucros, sin el control de leyes que protejan el medio ambiente, la
salud, que imponen criterios de seguridad y protección en el empleo. Como siempre, las fuerzas
desenfrenadas del mercado favorecen a los poderosos y margina a los débiles.

Este nuevo mundo ofrece pocas perspectivas a los jóvenes de Latinoamérica. Solamente los
altamente formados y especializados pueden mirar el futuro con confianza. La mayoría ve
únicamente la perspectiva de desempleo y sueldos bajos. Al impacto de la pobreza y de la
propaganda de consumo el núcleo familiar se desintegra, dejando fuertes cicatrices emocionales
en la personalidad de los jóvenes en un momento crítico de su vida.

Sin embargo, hay claros indicios que el modelo neoliberal comienza a perder mucha de su fuerza
seductora inicial y enfrenta resistencia creciente en todas partes.

1.3. LA TENDENCIA A LA GLOBALIZACIÓN.


La nueva tecnología produce un mundo cada vez más pequeño. Tenemos la dominación
creciente de los MCS. Hay cada vez mayor acceso a la televisión, a los videocasetes, a las
filmadoras, a las computadoras, el teléfono celular comunica con cualquier parte del mundo
mientras se camina por la calle o estando sentado en la playa. Las noticias dan la vuelta al mundo
en segundos. Los jóvenes se entusiasman con este nuevo mundo que nace. “La oposición entre
imperialismo y culturas nacional y populares, además de merecer las críticas al esquema
dependiente en que se nutrió, encubre reorganizaciones del mercado simbólico que no son
visibles bajo esa exposición... pero ese modelo es insuficiente para entender las actuales
relaciones de poder internacional. No explica el desarrollo planetario de un sistema industrial,
tecnológico, financiero y cultural, cuya sede no está en una sola nación sino en una densa red de
estructuras económicas e ideológicas. Aunque sus decisiones y beneficios se concentran en la
burguesía de las metrópolis, su hegemonía se realiza más que por la imposición de las culturas
metropolitanas, por la adecuación de saberes e imágenes internacionales a los conocimientos y
hábitos de cada pueblo”.

Hay un lado negativo en la globalización pues aumenta la brecha entre pobres y ricos.
Globalización significa también economía cada vez más global. Presionando una tecla de
computadora el capital se va para otro lado del mundo en segundos. Una crisis de las bolsas de
valores en un país puede afectar inmediatamente a todos los demás. Las multinacionales tienen
más poder que los gobiernos nacionales. Otra cuestión preocupante es que aquellos que
controlan el “espectáculo electrónico” están determinando la futura dirección de la globalización.

El lado positivo de la globalización es la unificación mundial de la familia humana, el acceso a


las informaciones, la facilidad de las comunicaciones. Dos cosas contradictorias están
aconteciendo: mientras una cultura global se impone en todo lugar, al mismo tiempo hay una
nueva apreciación de las culturas locales.

Los jóvenes necesitan ser preparados para comprender de manera crítica las cuestiones
levantadas por la globalización.

1.4. LA TENDENCIA A LA SUBJETIVIDAD.


Se acentúa cada vez más. La generación de jóvenes de los años 60, 70, 80 que abrazaban un ideal
colectivo de construir un mundo mejor está hora reemplazada por una generación preocupada
con la subjetividad, con sus necesidades personales, con sus sentimientos, con el mejoramiento
de su autoestima, con su confianza, con la liberación de los traumas, etc. Hay un cambio de las

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macro estructuras de la sociedad para los problemas cotidianos. El sentimiento “lo que se
siente”, tiene mucho que ver con los compromisos asumidos. La preocupación esta con el
presente, el bienestar, las sensaciones del momento. No hay valores universales, son subjetivos.
La actitud de muchos jóvenes es “hago lo que me venga en gana”. El criterio de lo que es cierto
o equivocado es lo que siento. Se ignoran las exigencias de la solidaridad y del amor. El
significado de la vida se torna más superficial. No se distingue lo cierto del error, entre el bien y
el mal. Todo vale.

VIVEN EL SEXO SIN TABÚ. No podemos afirmar que sea una consecuencia del anterior
enunciado, pero existe una relación sobretodo si a ello añadimos que en la dimensión de la
afectividad y la sexualidad los jóvenes tienen una gran dificultad para encontrar un cuadro de
valores que dé orientación a sus vidas. Viven el sexo sin tabú, pero con muchos miedos. Sexo sin
moralidad en la calle o sin clara orientación formativa y sí ilustrativa en los colegios ha generado
más confusiones que claridades: abusos generalizados, homosexualidad, pedofilia, embarazos no
deseados, etc. Se trata de una sexualidad que está cada vez más desligada del amor y del
compromiso. Es como una droga que se utiliza cuando se tiene ganas. Solo se quiere tener
experiencias palpables en este campo, sin nada de principios por el respeto propio o ajeno.
Muchos jóvenes descubren, a veces demasiado tarde, que el sexo que puede ser comunión puede
ser también aislamiento, dominación, falsedad, manipulación y alienación. El sexo desligado del
amor y del compromiso trajo EL DIVORCIO, la violencia, el estupro y la soledad. El sexo sin
responsabilidad puede significar la pena de muerte a través del SIDA.

VIVEN EN FAMILIAS DESINTEGRADAS. Lamentablemente la situación que se da en los


hogares de muchos jóvenes de todos los estratos es familias desintegradas. Carecen, por tanto
del afecto, de los apoyos económicos o afectivos o formativos necesarios, de la identificación
con los patrones que dan un sano equilibrio a la personalidad porque falta la figura paterna o
materna. A veces solo tienen la imagen de los abuelos. Los hogares están deshechos y vueltos a
hacer. Se vive con padrastro o madrastra, con medios hermanos(as), o con algún otro familiar
que está supliendo de buena voluntad los apoyos que no se le dieron oportunamente. Aunque
estos nuevos hogares vivan en paz los jóvenes experimentan que están en un lugar y con
personas que no le son propios.

Es una generación sin continuidad con las generaciones anteriores que no se interesa por la lucha
y los sueños de sus padres. Hay que replegarse en el propio mundo y limitar sus horizontes a los
problemas y ambiciones personales. “¿Cómo me voy a preocupar de ayudar a los otros cuando
toda mi energía está siendo consumida en el esfuerzo necesario para no perder el control
completo de mi propia vida?”.

1.5. LA TENDENCIA A ACENTUAR LO NO-RACIONAL.


Tiene un aspecto positivo: la necesidad de ir más allá de la razón e integrar otras dimensiones de
la persona humana. Existimos en una trama de relaciones que determinan la felicidad, la
autorrealización y la identidad. No depende solo del poder de la razón. Un endiosamiento
excesivo de la razón sacrificará otras dimensiones del hombre. La felicidad y el progreso no
dependen de la razón y de la ciencia; las personas existen dentro de una red de relaciones que
pueden ayudar o aplastar y que pueden determinar la identidad, la felicidad y la autorrealización.
Ninguna persona es una isla.

Tiene otro aspecto negativo: el rechazo de teorías globales, utopías y valores universales. Hay
críticas que favorecen el irracionalismo. Muchos pensadores posmodernos se rehúsan hablar de
valores, de normas, de esperanzas, de metas universales. Argumentan que las teorías y categorías
globalizantes no captan la complejidad de la realidad.

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1.6. LA TENDENCIA DE LA VUELTA A LO SAGRADO.


En el nuevo contexto de la cultura posmoderna hay una sorprendente apertura hacia lo
trascendente y lo sagrado. La crisis de valores ha provocado una vuelta a la religión. Hoy hasta la
ciencia reconoce y esta gestando una conciencia de que el misterio y la trascendencia son
realidades profundas en la vida humana. Si Dios no existe, entonces todo es permitido. Los
valores para la mayoría de las personas tienen su origen y razón de ser en la religión. La mayoría
de los jóvenes creen en Dios. Es como si las personas estuvieran cargando con ellos un vacío
que necesitaba de Dios e intentaban llenar con otras cosas. Ahora toman conciencia de que este
juego ya no funciona más. Mucho del fermento espiritual de este momento está surgiendo fuera
de la religión organizada. Se trata de una religión un tanto superficial, de bajos vuelos. Muchos
jóvenes están buscando razones para vivir sin involucrarse con una Iglesia. Hay una busque da
de espiritualidad en grupos y personas no conectados con la religión institucionalizada. Los
adeptos de la nueva era se preocupan por la espiritualidad, aunque no llegan a la conciencia de
un Dios personal que se reveló en Jesucristo. A veces hay una vuelta a rituales paganos, muchas
personas regresan a manifestaciones seudo-religiosas como el ocultismo, horóscopos, astrología,
etc.

CONCLUSION
Esta realidad nos muestra que no caminamos hacia UNA CULTURA VOCACIONAL, sino
hacia una cultura GLOBAL, en las que se uniforman los comportamientos, los gustos y los
valores.

Al seleccionar las tendencias que pueden tener mayor influjo sobre el normal desarrollo de la
evangelización de los jóvenes pretendemos abrir los ojos en una tarea que también incumbe a la
PV pues es dentro de ese mundo donde nacen las vocaciones para la Iglesia. La PJ y todas las
pastorales de la Iglesia y el proceso de la nueva evangelización tendrán éxito si somos capaces de
motivar e involucrar a los jóvenes en la medida en que consigamos presentar la persona de
Jesucristo y el Evangelio como respuestas a los grandes interrogantes que se plantean en las
mencionadas tendencias.

2. CONSECUENCIAS DE ESTA CULTURA ACTUAL

Este mundo en el cual se desarrollan los niños o los jóvenes los induce a contentarse con
proyectos muy modestos, que están por debajo de sus posibilidades:

 Tener carro, casa y beca, es decir, todo tipo de comodidades


 Poseer mucho dinero en poco tiempo
 Tener lo último en tecnología informática y telefónica
 Ser bellos(as) y todo lo que implica el culto al cuerpo
 Vestir prendas de marca
 Viajar a muchos lugares del mundo
 Disfrutar de los placeres de vida, sin ningún compromiso: sexo, trago, drogas, etc.
 Obtener las distinciones o reconocimientos sin haber realizado los esfuerzos
requeridos

Pero en realidad en los corazones de los niños y de los jóvenes existe la:
 Inquietud e insatisfacción ante las conquistad efímeras
 Existe el deseo de crecer en la verdad, en la autenticidad y en la bondad
 Hay apertura a la voz de Dios que los llama por su nombre

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 Quieren tomar el riesgo de asumir la propia vida con proyecto propio


 Hay anhelos de tomar las propias decisiones aunque ello sea a veces complicado.

Esta realidad en niños y jóvenes es señal de la necesidad inalienable de la cultura del espíritu.
La pastoral de las vocaciones ha alcanzado hoy tal DIMENSIÓN HISTÓRICO –
CULTURAL que no solo pone de manifiesto la crisis, sino también el resurgir de hombres y
mujeres con vocación para el servicio.

Frente a esta cultura actual planteamos la CULTURA VOCACIONAL, donde Jesucristo es el


camino, el centro, el derrotero del hombre. El concilio vaticano II y Juan Pablo II lo han
descrito:
 Jesús, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad
de su vocación GS 22
 Jesús, ha penetrado de modo único e irrepetible en el misterio del hombre RH 8
 La vida es don totalmente gratuito y no existe otro modo de vivir digno del hombre,
fuera de la perspectiva del don de sí mismo. Cristo, buen pastor, invita hoy a todo
hombre a reconocerse en esta verdad. La vocación nace del amor y llega al amor,
porque el hombre no puede vivir sin amor RH 10

3. IMPLICACIONES DE LA CULTURA VOCACIONAL

Hoy es necesario, aventurarnos a PROMOVER UNA CULTURA VOCACIONAL que sepa


reconocer y acoger aquella aspiración profunda del hombre, que le descubre que solo Cristo
Jesús puede decirle toda la verdad sobre su vida. Es decir:

3.1. La cultura vocacional debe descubrir y orientar el sentido de la propia vida y de la vida de
los demás en clave de “llamada-respuesta”. Esto quiere decir que se debe:

 Pasar del vivir de apariencias que es lo mismo que guiarse por la “ética del
radar” (este se mueve según de dónde viene la onda)
 o de conveniencias que es lo mismo que guiarse por una “ética estética” (esta
se presenta según le conviene).

 Pasar al VIVIR DE VALORES, que es lo mismo que dirigir la vida por una
“ética de la brújula”, con un proyecto de vida que sabe para dónde va y sobre
qué principios se fundamenta,
 Y DE CONVICCIONES que es lo mismo que dirigir la vida con una “ética
del sentido”, con un proyecto de vida que sabe lo que quiere, lo trabaja y lo
defiende.

3.2. La cultura vocacional debe plantearse lo que uno quiere en clave “excéntrica” y no
egocéntrica. Es lo que se considera como “identidad abierta”.

Frente al mundo “posmoderno” de “montarse en la vida” como a cada cual le apetece, asumir
una actitud de apertura y de escucha al Otro que es Dios y a los otros preferencialmente a los
pobres y más necesitados.

3.3. La cultura vocacional debe reconocer la importancia y necesidad de las “mediaciones”.


Dios llama a cada quien a un servicio concreto y lo hace a través de las personas, de los
signos que nos deja en la vida o de las experiencias o acontecimientos de la vida.

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La vocación cristiana es “CONVOCATORIA”. Dios llama siempre desde los otros, con los
otros y para los otros.

4. ACTITUDES PARA GENERAR UNA CULTURA


VOCACIONAL

Como lo analizamos en el numeral 1, cuando los ideales y las utopías pierden influencia,
cobran auge otras formas de buscar sentido a la vida. En nuestra sociedad desarrollada es el
consumismo el que se está convirtiendo en la forma central de encontrar sentido a la vida y
son los MCS Y LA PUBLICIDAD los que generan cambios de valores y comportamientos
adictivos.

Al crear la cultura vocacional nos comprometemos a generar un determinado tipo de valores


que hagan concebir la vida como respuesta al don que es la vida misma y en función de la
misión que el Señor confía a cada persona para construir el proyecto del reino de Dios.

Existe una CONFRONTACIÖN directa entre el sistema de valores que ofrece de manera
programada y sistemática LA SOCIEDAD DEL COMERCIO GLOBAL y los valores que
desde el evangelio queremos que personalicen nuestros niños y jóvenes.

Para generar una cultura vocacional se hace necesario volver a la:

3.1. Formación de las conciencias: lo que quiere decir entrar a lo más profundo del hombre
para crear en él actitudes nuevas donde se diferencie el mal del bien y se escoja siempre el
camino del bien.
3.2. Sensibilización ante los valores espirituales y morales: significa que el amor a Dios, la
oración, la justicia, el bien común, el amor, la paz, el respeto, el perdón, la búsqueda constante
de la verdad, la alegría, entran a ser parte del quehacer cotidiano del hombre.
3.3. Promoción y defensa de los ideales de la fraternidad humana: la convivencia y
respeto de los pueblos, la justicia social, la igualdad de oportunidades para todos los hombres,
etc., se convierten en pilares para la nueva sociedad.
3.4. Carácter sagrado de la vida humana: es el don más precioso del hombre recibido de
Dios y que nada ni nadie puede impedir desarrollarlo.
3.5. Solidaridad social: que hace del hombre un ser capaz de acoger al otro, de sentir sus
necesidades y ayudar a solucionarlas, entrar con instituciones nacionales o internacionales a
ayudar a los pobres, a los que sufren cualquier tipo de desgracias naturales.
3.6. Orden civil: entender, respetar y acoger las instituciones que rigen los destinos de los
pueblos, sus constituciones y leyes, y colaborar para que la sociedad funcione bajo los
requerimientos del bien común.

Se trata, por tanto, de permitir al hombre moderno de:

 Volver a encontrar a sí mismo


 Recuperar los valores personales y del otro, como el amor, la amistad, la oración y la
contemplación.
 Percatarse del testimonio de hombres y mujeres de buena voluntad consagrados a los
altos y sagrados valores espirituales, que animen a otros a las conquistas del espíritu.

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5. ASPECTOS A DESARROLLAR PARA GENERAR UNA


CULTURA VOCACIONAL

Hablar de esta CULTURA VOCACIONAL constituye el fundamento de la cultura de la vida


nueva, que es vida de agradecimiento y gratuidad, de confianza y responsabilidad. En el
fondo, es CULTURA DEL DESEO DE DIOS, que da la gracia de apreciar al hombre por sí
mismo, y de reivindicar constantemente su dignidad frente a todo lo que puede oprimirlo en el
cuerpo y en el espíritu.

En este sentido la Iglesia, nosotros como comunidad de bautizados, debemos estar:

 Hablando un lenguaje sencillo y próximo a la sensibilidad de los niños y de los


jóvenes
 haciendo uso inteligente de todos los medios modernos de comunicación social
 Facilitando con los responsables de los medios de comunicación social un diálogo con
los niños y con los jóvenes
 Haciendo que la pastoral con los niños y jóvenes sea explícitamente VOCACIONAL
 Buscando que los jóvenes experimenten y gusten la grandeza de la entrega, como
proyecto permanente de vida
 Discerniendo en su mente y corazón para conocer lo que es bueno para el hombre, es
decir, discernir con espíritu crítico las ambigüedades del progreso, los pseudo valores,
las asechanzas de las cosas engañosas que algunas civilizaciones hacen brillar ante los
ojos
 Rechazando las tentaciones de los materialismos o las ideologías pasajeras.
 Definiendo y profundizando con un sólido fundamento teológico la cultura vocacional

En el III Congreso nacional de las vocaciones, reunido en Bogotá del 24 al 27 de junio del
2003, planteamos como OBJETIVO GENERAL

Promover UNA CULTURA VOCACIONAL EN COLOMBIA que responda a los retos del
nuevo siglo y el nuevo milenio partiendo del análisis de la realidad de la Familia, la escuela y
la parroquia como ambientes primarios de la opción vocacional
.

La OPCION 2 del documento final del III Congreso habla de generar una cultura vocacional
asumiendo la espiritualidad de comunión, la LINEA DE ACCIÖN 6 también habla de
impulsar una cultura vocacional, y el objetivo DEL PLAN GLOBAL habla de impulsar una
cultura vocacional.

De lo que hemos hablado es colocar un grano de arena para trabajar en este sentido,
planteando algunos elementos que nos pueden ayudar a crear esa cultura vocacional en estos
ambientes mencionados que nos urgen la llegada del hombre nuevo y de una sociedad nueva y
más justa, donde se faciliten las opciones vocacionales. Como en el congreso lo trabajamos
vamos a SEMBRAR la buena semilla del reino de Dios.

4.1. EN LA FAMILIA
Nada más estabilizador y formador para el ser humano que un hogar, donde el calor, la
armonía y sinceridad le ayuden a hacerse al propio proyecto de vida. Por eso el hogar debe:

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 Tomar conciencia que en el bautismo nace la vocación común cristiana y de allí surgen
los brotes de toda vocación
 Hacer que sea el espacio donde se aprenda a amar y a ser solidario por la fraternidad
que en él se vive
 Dar cabida al proyecto de vida abierto a la vocación específica de cada uno de los
hijos
 Ayudar y apoyar a los hijos a reconocer la voz del Señor que los llama por su nombre
 Enseñar y ayudar a que los hijos tomen sus propias decisiones
 Generar espacios en el hogar para el silencio y la reflexión
 Crear los espacios para el diálogo familiar donde niños y jóvenes puedan ventilar las
inquietudes y problemas de sus propias vidas

4.2. EN LA ESCUELA
El segundo ambiente donde se ha de formar la conciencia en los valores y principios
cristianos del hombre, también ha de facilitar los momentos para que los niños y jóvenes
decidan su propio proyecto de vida. Por eso, la escuela debe:

 Saber dar respuestas en todos los niveles, con sus educadores, a las aspiraciones y a la
sensibilidad de los niños y jóvenes
 Crear la cultura vocacional a través de todos los maestros desde su propia llamada
bautismal y cristalizarla en vocaciones específicas diferentes
 Crear experiencias comunitarias fuertes que den un marco de referencia para tomar
decisiones con los criterios de solidaridad y bien común.
 Ser críticos frente a la idea de la vocación que pasa por lo laboral tanto en los docentes
como en los niños y jóvenes
 Generar en todos los sectores de la escuela espacios para integrar a los padres en el
proceso de aprendizaje para la toma de decisiones
 Sistematizar en forma coherente, progresiva y acorde a la edades, el trabajo sobre los
valores, desde cada una de las áreas de formación escolar para facilitar la toma
decisiones
 Crear propuestas integradas y eficaces en el ámbito institucional que faciliten la
participación en las decisiones de tipo comunitario, en un marco de vida fraterno
 Tener procesos de toma de decisiones claramente establecidos en el cual participen los
niños, los jóvenes y los adultos
 Inyectar en las propuestas curriculares obligatorias procesos de toma de decisiones,
con docentes que sean concientes de su VALIOSO TRABAJO FORMATIVO
 Conformar un equipo estable que trabaje con continuidad y compromiso en el plan de
pastoral vocacional en la escuela
 Establecer espacios donde los alumnos sientan que eligen libremente cosas
significantes para su vida
 Educar con ESTRATEGIAS que logren que los alumnos tomen decisiones que
abarquen toda la institución educativa
 Crear los caminos para encontrar el sentido de la vida y de la realización en ella
 Enseñar los formadores de las nuevas generaciones a escuchar la voz de Dios quien
los llama por su nombre.

4.3. EN LA PARROQUIA
Es el tercer ámbito donde los niños y los jóvenes se forman en los valores y principios
cristianos. Es el lugar para la experiencia fuerte con el Señor. Como en los dos anteriores, la
parroquia debe:

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 Narrar con valentía y claridad por medio del párroco, los laicos comprometidos y los
padres de familia como llamados por Dios, su propia aventura vocacional injertada en
Jesús
 Motivar a través del párroco, los presbíteros y los(as) religiosos(as) que habiendo ya
oído y reconocido la llamada del buen pastor, a quienes por ellos hoy llama a seguirle
 Crear la cultura vocacional en todos los agentes de pastoral de la parroquia desde la
propia llamada bautismal y cristalizarla en vocaciones específicas diferentes
 Crear todos los caminos para encontrar el sentido de la vida y de la realización en ella
 Hacer de la pastoral juvenil, la catequesis, los diversos grupos apostólicos parroquiales
los espacios privilegiados donde se ayude a escuchar la voz de Dios.
 Conformar el equipo vocacional que trabaje con continuidad y compromiso en el plan
de pastoral vocacional de la parroquia y en consonancia con la diócesis
 Brindar espacios y tiempos para la reflexión, los retiros espirituales de niños y
jóvenes, con los agentes de la misma parroquia
 Crear medios adquirir fondos de ayuda a las actividades vocacionales y al
sostenimiento de las vocaciones del lugar
 Comprometer a toda la comunidad en el trabajo y la oración incesante por las propias
vocaciones de la comunidad parroquial
 Establecer días fijos de oración por las vocaciones a la vida ministerial y consagrada

6. CULTURA VOCACIONAL Y DISCIPULADO

Estamos en este momento, escuchando los resultados de la reunión de los Obispos de


Latinoamérica reunidos en Aparecida. Tema “Ser discípulos y misioneros de Jesucristo para
que nuestros pueblos en Él tengan vida”. Un ser y hacer discípulos entendidos en este ámbito
de la cultura vocacional ¿qué implicaría? ¿Qué itinerario tendríamos qué desarrollar para
fomentar una cultura vocacional en este ambiente de discípulos y misioneros? Resaltamos
algunos puntos:

1. El discípulo siempre cuestiona y suscita preguntas por la vida. Una CULTURA


VOCACIONAL es tal cuando invita y conduce a hacernos preguntas vitales y cuando
también da pistas y herramientas para responder a ellas. El hecho de constatar que hay
preguntas que nos indica que estamos ante un ambiente que favorece la gestación de
ellas y por lo tanto que pone el sentido de la vida como telón de fondo a las búsquedas
y a las respuestas de estas preguntas vitales. Podemos afirmar que la pregunta es el
motor que nos impulsa y nos mueve a buscar. Sin preguntas no hay búsqueda, y si no
busco, la vida se vuelve plana, chata, sin horizontes que me desafíen a la aventura.

2. El discípulo desarrolla el sentido de la vida: la vida que se sostiene en el misterio de


Dios y por lo tanto, no está toda ella en mis manos. El hombre se conoce, se define, se
proyecta desde la llamada de Dios. Si Dios es un misterio, yo también soy un misterio.
La vida viene y tiene su fuente en el amor gratuito y desbordante de Dios. Aceptar este
misterio es rechazar una concepción repetitiva y pasiva, aburrida y trivial de la vida.
Cuando el hombre pierde el sentido del misterio la vida pierde la novedad que le
propia y la hace chata y hasta predecible.

Siendo entonces la vida un misterio, ¿quién mejor que Dios para desvelar el sentido de
la misma y el lugar que debe el hombre ocupar en ella?

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La vocación nace de la in-vocación. La oración es el camino para ir haciendo el


descubrimiento de la propia vida a la luz del misterio de Dios.

3. El discípulo sabe que “en todo amar y servir”. La gramática elemental del sentido
de la vida es ese. La vida es un don de Dios, es algo dado y por su naturaleza está dada
para darse, para ofrecerse, para entregarse. La vida es plena cuando se ofrece. Las
grandes entregas se preparan con las entregas cotidianas. Entendida entonces así la
cultura vocacional y el discipulado no se refieren solo a un estado de vida
(matrimonio, laico,…), es el fruto de la historia del hombre con Dios, es la lucha por
descubrir la palabra, el gesto, la acción de Dios en la vida a través de lo aparentemente
“ordinario” de cada día. En resumen lo que se es y lo que se vive va señalando la
vocación, el origen, el camino y la meta. Todo absolutamente todo, podemos decir, se
convierte en el lugar teológico, desde donde Dios continúa amando, llamando y
enviando.

4. El discípulo conoce y vive las exigencias de la fraternidad para cambiar la


sociedad. El Papa Juan Pablo II dice: “la vida consagrada posee ciertamente el mérito
de haber contribuido eficazmente a mantener viva en la Iglesia la exigencia de la
fraternidad como confesión de la Trinidad. Con la constante promoción del amor
fraterno en la forma de vida en común, la vida consagrada pone de manifiesto que la
participación en la comunidad trinitaria puede trasformar las relaciones humanas,
creando un nuevo tipo de solidaridad”. Lo válido para unos consagrados veámoslo
ahora con nuestras familias, comunidades eclesiales, casas de formación. Exigencias
de fraternidad para todos como profesión en un Dios que es comunidad. Vida
consagrada No. 41

5. El discípulo tiene la experiencia personal de Dios. Una cultura vocacional no


subsiste si el hombre no ha encontrado en su vida de modo claro y personal al Dios de
la vida. Si su vida no ha sido interpelada por el Señor Resucitado. La experiencia de
los discípulos de Emaús tristes y sin visión, ofuscados por los acontecimientos de la
vida nos invita a suscitar una auténtica experiencia con el Dios Vivo que da la vida,
que entrega el sentido a todo, que da ganas de salir a compartir con los demás, que
abre horizontes para la entrega.

6. El discípulo vive en conversión, posee una vida nueva. La cultura vocacional debe
propiciar cambios de dirección absolutamente definitivos en la vida de las personas y
de las sociedades con los criterios del evangelio. Cada hombre, cada comunidad
cristiana, cada núcleo humano ha de desarrollar el proyecto de Dios, de modo que sea
visible a todos lo que anuncia la parábola del grano de mostaza o la levadura en la
masa.

7. El discípulo esta en permanente preparación, actualización. Estudiar e investigar


más y más. Una cultura vocacional para un discípulo y misionero es una exigencia por
conocer la realidad donde vive más y mejor. No puede eximirse de la responsabilidad
de analizar los principios y valores, las actitudes y comportamientos de la sociedad en
que vive.

8. El discípulo vive de la eucaristía: el papa Benedicto, ha hablado sobre la importancia


de la eucaristía para la iglesia. Habla de la eucaristía como misterio que se ha de creer,
celebrar y vivir. En el numeral 85, tiene una expresión que para el tema de la cultura
vocacional es de mucha trascendencia “El cristiano que ofrece su vida en el martirio

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entra en plena comunión con la pascua de Jesucristo y así se convierte él en


eucaristía”. Está hablando de eucaristía y testimonio. Observemos que esto va
implicando entonces lo que hemos venido hablando: experiencia con el resucitado,
conversión, sentido total de entrega al otro, sentido de la vida, caminar con otros
haciendo fraternidad. La eucaristía es entonces para el discípulo y misionero del Señor
Resucitado una fuerza y una exigencia de vida. Hay que creerla, celebrarla y vivirla.
Hasta las últimas consecuencias.

9. El discípulo sabe y conoce que todo es proceso. La cultura vocacional nos exige
entonces avanzar. Como lo planteamos en eso de ARAR, SEMBRAR, REGAR,
COSECHAR. Hay un trabajo por desarrollar con nuevos métodos, ardor y nuevas
visiones. Esto lleva tiempo pero trabajo de inmediato. No habrá cosecha si no
empezamos arando. Si no hay trabajo duro y por etapas, con metas, con objetivos, con
dirección.

CONCLUSIÓN GENERAL

Hemos pretendido presentar en qué consiste LA CULTURA VOCACIONAL, y motivarlos a


asumir acciones concretas donde podamos ser los constructores de esa anhelada NUEVA
CULTURA DE VIDA que haga de nuestros niños, jóvenes e incluso los adultos, seres capaces
de ser PERSONAS, que asumen el proyecto de Dios para ellos y para la sociedad y lo llevan a
feliz término. De este modo podremos ver como cada quien encuentra su PROPIA Y
VERDADERA VOCACIÓN y la realiza, con parámetros de entrega, entusiasmo y
generosidad. Ojalá que muchos de ustedes motiven a otros a unirse a este proyecto de trabajar
por LA CULTURA VOCACIONAL desde la familia, la escuela y la parroquia, desde
cualquier ambiente de la sociedad actual. Que nuestras diócesis y comunidades religiosas,
obispos, presbíteros y laicos, hombres y mujeres, todos los agentes de pastoral de la iglesia
comprendan que entramos ya en un nuevo concepto, la CULTURA VOCACIONAL.

Bibliografía consultada

 Biblia de Jerusalén, edición de 1.998


 Diccionario de la academia de la lengua
 MEMORIAS DEL III CONGRESO nacional de vocaciones: Conclusiones 2003
 II CONGRESO NACIONAL DE VOCACIONES: conclusiones 1.992
 ICONGRESO REGIONAL DE PASTORAL VOCACIONAL, zona centro 2004
 Documento de Puebla números 385-443
 Revista MEDELLIN volumen XXIV, no.94 de Junio de 1.998 “Las grandes tendencias
de la situación juvenil: Jorge Borán”
 Revista TESTIMONIO marzo-abril del 2003 “Cultura vocacional: Pablo Walker”
 ALGUIEN TE LLAMA: Amedeo Cencini, Sal térrae, España 2000
 MENSAJE en la XXX jornada mundial de oración por las vocaciones Juan Pablo II
1.993
 NUEVAS VOCACIONES PARA UNA NUEVA EUROPA, In verbo tuo, Roma enero
6 1.998
 ENCUENTROS VOCACIONALES CON JÓVENES: Secundino Movilla, editorial
CCS, Madrid 2001
 PERPLEJIDAD ANTE LAS VOCACIONES: Sáez-Sánchez, Desclée, Bilbao 2004

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 CELAM: “Documento de participación”, “fichas de trabajo”, Hacia la V conferencia


del episcopado Latinoamericano y del caribe, Bogotá, 2005
 SACRAMENTUM CARITATIS, Benedicto XVI, librería vaticana 22 de febrero 2007

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