Está en la página 1de 415

Página 1

Bird of Stone #1
by Tracey Ward

2
Página
El presente documento tiene como finalidad impulsar la lectura hacia
aquellas regiones de habla hispana en las cuales son escasas o nulas las
publicaciones, cabe destacar que dicho documento fue elaborado sin fines
3

de lucro, así que se le agradece a todas las colaboradoras que aportaron su


Página

esfuerzo, dedicación y admiración para con el libro original para sacar


adelante este proyecto.
Créditos
Moderadoras
Dara & 5hip

Staff de traducción
5hip Dara Rouge82
Palbameca lau_diarader Dark Juliet
Lady_Eithne ariel28ve Anaapauu
Xasdran CamileMarie AariS
Lore

Staff de corrección
LadyPandora flor25 Liss.Briel
Leluli Vickyra Roux Maro
Lsgab38 Liraz peke chan
Francatemartu

Recopiladora Revisión Diseño


LadyPandora Dara Móninik
4
Página
Índice
Sinopsis Capítulo 18 Capítulo 37

Prólogo Capítulo 19 Capítulo 38

Capítulo 1 Capítulo 20 Capítulo 39

Capítulo 2 Capítulo 21 Capítulo 40

Capítulo 3 Capítulo 22 Capítulo 41

Capítulo 4 Capítulo 23 Capítulo 42

Capítulo 5 Capítulo 24 Capítulo 43

Capítulo 6 Capítulo 25 Capítulo 44

Capítulo 7 Capítulo 26 Capítulo 45

Capítulo 8 Capítulo 27 Capítulo 46

Capítulo 9 Capítulo 28 Capítulo 47

Capítulo 10 Capítulo 29 Capítulo 48

Capítulo 11 Capítulo 30 Capítulo 49

Capítulo 12 Capítulo 31 Capítulo 50

Capítulo 13 Capítulo 32 Capítulo 51

Capítulo 14 Capítulo 33 Serie Bird of Stone

Capítulo 15 Capítulo 34 Biografía de la

Capítulo 16 Capítulo 35 autora


5
Página

Capítulo 17 Capítulo 36
Sinopsis
Mi nombre es Alex Mills y tengo un súper poder.

No es para estar celoso, apesta. No puedo controlarlo. Mi mente es una hija


de puta rebelde que toma el control cuando me voy a dormir. Soy sólo una
chica tratando de tomar una siesta mientras mi mente adquiere vida propia
y puede hacerme aterrizar en cualquier parte del mundo.

La base de la Torre Eiffel.

La orilla de la costa de Irlanda.

La tercera base del Wrigley Field1.

Suena fascinante y divertido, ¿verdad? Error. Mi no tan súper poder es


impredecible, incontrolable y molesto a más no poder. También es como
conocí a Nick.

No hay mal que por bien no venga. Nick es mi regalo.

También es extraordinario. No puede sentir miedo. Nunca lo ha sentido,


nunca lo hará. Eso le sirve al ser un paracaidista en las Fuerzas Aéreas, uno
de los trabajos más peligrosos en la milicia, pero donde no es útil es con las
habilidades sociales. Nick es frío, distante y apático.

Y además es mi héroe. Y si le creo, yo soy su heroína.

Lo conocí por primera vez cuando murió y ese ni siquiera fue el momento
más extraño de nuestra relación. Tampoco lo es este momento, aquí y
ahora, atrapados juntos en una isla prisión en el Mar de Bering. Es una larga
y extraña historia, entre su muerte y la prisión. Una llena de ovejas,
muelles, Jabberwocks y una piedra muy especial. Te la puedo contar si
6

deseas escucharla. Tengo tiempo...


Página

1 Wrigley Field: Uno de los estadios de ligas mayores de EUA.


Prólogo
Traducido por 5hip

Corregido por LadyPandora

Nick
La primera vez que la vi, yo estaba muerto.

Estaba serpenteando río abajo con dos monedas para el Barquero,


partiendo hacia el infinito mar negro. Lo peor de todo, me iba sin luchar.

El cómo me encontró, todavía es un misterio o un milagro, depende de tu


perspectiva. De cualquier forma que se mire, tengo suerte de que ella
estuviera allí, aunque mostrar gratitud por ello no sería fácil durante
mucho tiempo después. El cómo me aguantó por el tiempo que lo hizo es
puro milagro, no hay ningún misterio en ello. Es lo más cercano a un ángel
que alguna vez tendré. Cada vez que pienso en ella, siempre recuerdo la
forma en que lucía allí por el río; largo cabello castaño rojizo, brillantes ojos
color avellana y una camiseta que decía “Los zombis odian la comida
basura”.

Cuando se acercó y tomó mi mano, eso hizo añicos mi mundo. Sus ojos y la
tibia presión de su piel contra la mía cambiaron todo. De repente, jadeaba
por aire, luchando por mi vida y cuando bajó el rostro a pocos centímetros
del mío, sentí que mi corazón golpeaba dolorosamente en mi pecho. Abrió
los labios, haciéndome creer que me daría un beso de despedida. Si esa
hubiera sido la última sensación que experimentaba en este mundo habría
muerto como un hombre con suerte. En su lugar, susurró una palabra
7
Página

contra mi boca. Una palabra que empujaría aire en mis pulmones y me


traería de un tirón desde el vacío.
—Respira.

Entonces se fue.

8
Página
Capítulo 1
Traducido por 5hip

Corregido por Leluli

Alex
Me despierto con un sobresalto. Mis ojos encuentran inmediatamente la
calcomanía de gorrión negro volando a través de la pintura blanca de la
pared de al lado de mi cama, lo que calma mi corazón acelerado. Trazo una
con mis dedos, sonriendo a la sensación familiar de sus bordes. Esto es lo
que siempre hago. Esta es la forma en que me dicen que estoy en casa.

De hecho, odio las aves. Son demasiado rápidas y erráticas con sus afiladas
garras y picos. Son como cuchillos voladores que transportan
enfermedades. Pero más que nada, las odio porque me recuerdan al
Dragón.

—¿Estás aquí? —llama Cara.

—Presente y justificada. —Dejo caer mi mano del ave justo cuando mi


puerta se abre. Mi hermana está en la puerta. Viéndome.

—¿Estás bien?

—Sí, estoy bien.

—Me alegro de que estés en casa.

Me rio en silencio. No es necesario que lo haga, pero siempre lo dice.


9

—Yo también.
Página

—¿A dónde fuiste? ¿Quiero saberlo?


—Transilvania. —Miento.

—Está bien, así que no quiero saberlo.

Niego. No. Ella no quiere saberlo.

—Tuve el Sueño del Dragón —le digo cambiando de tema—. Eso me trajo
a casa.

—El Jabberwocky1 —me corrige rápidamente.

Pongo los ojos en blanco.

—No es el Jabberwocky.

—Te he enseñado las imágenes. Se ve exactamente como lo describes.

—Lo sé, pero…

—¿Es o no es la viva imagen del Jabberwocky?

—Lo es —coincido antes de añadir rápidamente:

—Pero ¿cómo habría empezado a soñar con el Jabberwocky cuando tenía


cuatro años? Nunca tuvimos el libro.

—Viste la película.

—Hemos hablado de esto —me quejo—. La Alicia de Disney no tiene al


Jabberwocky en ella. No hay forma. No es él, es sólo un dragón.

—Sería fantástico si pudieses soñar con Pete’s Dragon2.

—¡Jesús, no pongas la idea en mi cabeza! 10

1 Jabberwocky: criatura mítica presente en varios textos de Lewis Caroll, como el poema bajo el mismo
nombre y Alicia en el País de las Maravillas.
Página

2 Pete’s Dragon: Pedro y el dragón Elliott (España) o Mi amigo el dragón (Hispanoamérica), es una
película infantil de Walt Disney.
—¿Qué? ¡Él es amable! Y no es como si te pudieras Deslizar a
Passamaquody3.

Deslizarse es como definimos a lo que hago. De mi tendencia a dormirme y


soñar sobre la ciudad de Nueva York, y despertarme en Times Square en
ropa interior. Mis padres lo llamaban caminar a través de los sueños,
aunque no es del todo exacto. Eso sólo lo hace sonar normal, lo hacía más
fácil para ellos. Me pongo de pie y camino hacia la puerta.

Cuando me deslizo, sueño con un lugar y luego estoy ahí. La base de la Torre
Eiffel. La orilla de la costa de Irlanda. La tercera base del Wrigley Field. Si
bien puede llevarle a mi mente una milésima de segundo levantar
imágenes familiares de la pista de Las Vegas, me llevará días devolver mi
cuerpo a casa desde allí. No entiendo cómo sucede. Nadie lo hace. Es la
mente sobre la materia a la enésima potencia. Es impredecible, aterrador,
y más que nada, molesto.

—Me pateó el trasero —le digo con tristeza pensando en el Dragón. Froto
mi pierna a pesar de que no hay herida en ella. Ya no. No ahora que estoy
despierta.

—Los del Jabberwocky son los peores.

—¡No es el Jabberwocky!

—Claro. Hey, ¿qué vamos a hacer esta noche? ¿Te decidiste?

Pongo mi brazo sobre mi cara.

—Nada, no haremos nada.

—No —insiste tirando de mi brazo—. No íbamos a hacer nada si te


Deslizabas a la Antártida. Pero no lo hiciste. Estás aquí y tenemos que
celebrarlo.

—No es importante. ¿No podemos dejarlo pasar?


11
Página

3 Passamaquody: pueblo pesquero dónde se desarrolla Pete’s Dragon.


—Cada cumpleaños hasta tu vigésimo segundo es importante. Tu vigésimo
segundo es un fracaso. De ahí en adelante no recibes nuevas libertades,
excepto el derecho a envejecer.

—Eso es deprimente.

—Lo es, así que disfruta de los buenos mientras puedas. ¡Estás cumpliendo
veinte! Este es importante. —Ella toma mi mano entre las suyas y la aprieta
afectuosamente—. Además, fuiste engañada en tus últimos cumpleaños.
Deberían haber sido especiales y sé que no lo fueron realmente. Vamos a
utilizar este año para compensarlo.

Para mis dulces dieciséis, mis padres me dieron una orden de desalojo y un
coche nuevo. El Peor Showcase Showdown4 que haya existido. Desde
entonces los cumpleaños me han sido poco atractivos, ya que ahora los
asocio con abandono y soborno.

Mi hermana es ocho años mayor que yo, y ya era un adulto responsable y


establecido cuando me echaron. Era una Contable Pública Certificada, hacía
buen dinero y estaba más que feliz de acogerme. Ella sabía lo que me
pasaba, sabía que tendría que apoyarme económicamente porque no
puedo mantener un trabajo, pero no le importó. Cuando me presenté en su
puerta, un perdido y lloriqueante desastre, ella prometió que siempre
cuidaría de mí. Luego fue a la casa de nuestros padres, tomó mis cosas, les
dijo lo que pensaba y nunca miró atrás. Es ferozmente protectora conmigo
y quiero decirle que me molesta y que puedo cuidar de mí misma, pero
después de haber crecido con una madre que me mantuvo a distancia, el
saber que alguien me respaldaba es indescriptible.

—¿Podemos tirarle huevos a su casa? —pregunto refiriéndome a nuestros


padres.

—No. Pero te voy a comprar un enorme maldito Margarita y te permitiré


tomar tantos como quieras.
12
Página

4 Showcase Showdown: juego especial dónde tres concursantes que han ganado su lugar en el
escenario, compiten en el Precio Justo.
—Hecho.

Estoy de pie en la orilla del río Missouri en Omaha, preguntándome por qué
trabajo tan duro para estar aquí. Debo abrazar el escape y dejar que mi
mente me Deslice lejos, muy lejos a un lugar que es cálido.

Mis manos se están congelando y mis dedos de los pies dolerían si pudieran
recordar lo que era sentir.

Cara me trajo aquí para tratar de utilizar su vieja licencia de conducir para
meterme en los casinos, pero tengo dudas. Dudas a las que me gusta llamar
Mango Margarita: La Bebida del Diablo. ¿O El Bebir Del Diablo5? No sé, no
lo hice bien en español en la secundaria. Me Deslicé a México una vez y fue
un completo desastre. Resulta que hambre6 y hombre7 se confunden
fácilmente y cuando insistes categóricamente en Espanglish que estás en
posesión de uno, no siempre se obtiene un burrito. A veces consigues un
prostituto. ¿Quién sabía que los burdeles tenían un menú de almuerzo?

Cara está dentro del coche esperando a sus amigos de trabajo para unirse
a nosotras mientras yo y mi dudoso estómago damos un paseo hasta el río
en caso de emergencia. No soy aficionada a la idea de vomitar en el
estacionamiento a la vista de todos. Por el momento, no soy aficionada de
nada.

Estoy examinando la playa congelada, buscando un lugar para sentarme y


esperar a mis problemas, cuando diviso el cuerpo. Es un hombre de un
blanco fantasmal y está acostado en las aguas poco profundas del río
helado. Antes de que mi cerebro supiera lo que está pasando, estoy
corriendo hacia la orilla, tropezando con montones de nieve y rocas
heladas y resbaladizas, hasta que caigo de rodillas a su lado.
13

5 N. de Tr: español en el original.


Página

6 N. de Tr: español en el original.


7 N. de Tr: español en el original.
Parece ser de mi edad, su piel pálida contrasta fuertemente con el cabello
negro rapado. Está desnudo excepto por un traje de baño Speedo negro.
Incluso para mi mente borracha, eso parece una vestimenta rara para
diciembre en Nebraska. Rápidamente me quito mi pesado abrigo y lo tiro
sobre su pecho, temblando de inmediato en tan sólo mi camiseta. No veo
su pecho subiendo o bajando, así que agarro su mano para tomarle el pulso.
El alivio fluye a través de mí cuando me encuentro con que su piel está
relativamente cálida y flexible. Espero que esto signifique que todavía no
está muerto.

Al segundo que lo toco, se sacude como si le sorprendiera. Sus brazos y


piernas tienen espasmos salvajes antes de que se incline para toser. Él
termina vomitando casi directamente en mi regazo. Todo es líquido, pero
huelo algo químico en ello, algo vagamente familiar. Me pregunto si se trata
de algún tipo de alcohol.

Se vuelve a caer con fuerza contra las rocas, pero estas no suenan con el
impacto. Observo mientras mira fijamente sin parpadear al cielo, tumbado
tan inmóvil que creo que ahora sí está muerto. Puede que haya sido testigo
del vómito de muerte.

Froto su mano entre las mías y me inclino más cerca, tan cerca que nuestras
narices casi se tocan y mi cabello cae a nuestro alrededor. Sus ojos se
encuentran con los míos y jadeo por lo brillantes que son. Por el luminoso
verde. Por lo totalmente vivos. Le susurro una palabra, lo único que se me
ocurre decir.

—Respira.

Él se desvanece. Mi abrigo yace en las piedras mojadas, mi mano está


sosteniendo el aire frío.

Mi corazón deja de latir. Mi aliento se congela en mis pulmones. Aprieto


mis manos con fuerza, sintiéndolas cosquillear y picar dónde mi piel se
14

encontró con la suya. Él era real. Sostuve su mano y estoy despierta. Sé que
Página

estoy despierta. No hay manera de que fuera un sueño.


—¿Qué demonios? —susurro con voz temblorosa.

Esto es. Esto es cuando la locura toma el control. Estoy perdiendo la


realidad. Estoy perdiendo mi mente, a pesar de que nunca se sintió
plenamente como mía, para empezar.

Temblando por el frío, el susto y un creciente temor, agarro mi chaqueta


para ponérmela. No puedo lograr que mis manos se muevan bien. La
cremallera se siente dolorosamente fría entre mis dedos y abandono toda
esperanza de cerrarlo. Me pongo de pie con rapidez, corro de regreso a
través de las rocas y subo hasta la orilla del coche de mi hermana. Para el
momento en que llego allí, estoy casi hiperventilando.

Sus amigos han llegado y están de pie en el halo de una farola, nubes de
aliento caliente suben a su alrededor en el aire frío. Cara me ve y mi
ansiedad debe estar en mi cara porque se acerca rápidamente.

—¿Qué pasa? ¿Estás enferma? —pregunta mientras toca mi brazo. Frunce


el ceño y retira la mano—. Tu abrigo está mojado.

—Sí.

—¿Te vomitaste en tu abrigo? —pregunta con el rostro disgustado.

Pienso en el chico inclinándose y vomitando agua de río.

—Sí —murmuro.

—Asqueroso. Creo que es todo por ti esta noche.

—Yo también lo creo —digo con impaciencia. Asiento, pero es más una
convulsión y prácticamente corro hacia el auto.

Cara dice un adiós apresurado a sus amigos que se ríen en comprensión.


Una vez dentro, subo la temperatura y me mira, viéndome sacudir.

—¿Estás segura de que estás bien?


15
Página

—Sólo quiero irme a dormir.

—Esa sería la primera vez —dice, pero deja las cosas así.
Con los años Cara ha aprendido que no me gusta hablar de la mitad de lo
que sucede cuando estoy dormida. He visto cosas y estado en lugares que
no me gustaría volver a visitar, recorrer o cómo sea.

—¿Qué es ese olor? —pregunta de repente.

—El regreso de mi cena.

—No, hueles como una piscina. —Arruga la nariz y me mira de reojo—.


Como cloro.

Esta noche se está haciendo cada vez más rara a cada segundo. Juro no
volver a beber.

16
Página
Capítulo 2
Traducido por Palbameca

Corregido por Leluli

Nick
Es mi deber como Rescatador aéreo salvar vidas y ayudar a los heridos.

Estaré preparado para realizar mis deberes asignados de manera rápida y


eficiente, colocando estos deberes por delante de mis deseos personales y
comodidades.

Estas cosas que hago, hacen que otros vivan.

Credo de la Fuerza Aérea de Paracaidistas de Estados Unidos.

Es llamada Escuela de Superman por un motivo. También la llaman El


Conducto, PJ, o Entrenamiento Paracaidista. No importa cómo la llames, es
difícil. Es la cosa más difícil que he hecho en mi vida y sólo acabo de entrar
por la puerta. Me preparé para esto antes de enlistarme en las Fuerzas
Aéreas y todavía me está matando. El entrenamiento básico era pan
comido comparado con esto. Unas vacaciones incluso. Sin embargo, entré
con los ojos bien abiertos. Sabía lo que era este trabajo. Había visto a mi
padre hacerlo durante once años antes de que éste lo matase. Había ido
detrás de las líneas enemigas a ayudar a un piloto herido. El piloto escapó.
Mi padre no.
17

Estas cosas que hago, hacen que otros vivan.


Página
Este programa duraba 17 meses, aparte de las ocho semanas del
Entrenamiento Básico de las Fuerzas Aéreas. Me empecé a preparar para
esto durante mi primer año del instituto. Para mí, las notas eran para llegar
aquí. Para ser aceptado en este programa. Pasé de tener un coche y trabajé
después del instituto simplemente para pagar las clases de buceo. Me salté
fiestas y novias. Solo equipo de natación y pista, era toda mi preparación.

Mi chaqueta de reconocimiento deportivo no significaba nada


comparándola con esto. Comparándola con esta boina granate.

Este curso me llevará a Texas, Florida, Georgia, Washington, Arizona y


Nuevo México para asistir a una serie de escuelas preparatorias. Entonces,
serán cuarenta y dos semanas de entrenamiento especial de combate,
entrenamiento médico y un curso específicamente para el rescate en
paracaídas, al final del cuál seré un EMT (Técnico de emergencias médicas)
certificado y un mal trasero no oficial. Cada destino es una nueva prueba
para ver cuánto puedo esforzarme. Una oportunidad para descubrir hasta
qué punto puedo llegar.

Tan lejos como sea necesario es mi repuesta.

Cada vez.

El curso de Adoctrinamiento es la primera parada y es larga y brutal. Sólo


después de haber terminado este curso seré considerado elegible para el
resto del entrenamiento. Aquí es donde se diluye la escucha.

Ochenta y tres estábamos aquí el primer día. Nos llevaron a tres horas de
evaluación física y mental que te dejaba saber en una tarde si estabas o no
preparado para esto. Vi a veintidós chicos descubrir que no lo estaban.

Estamos entrando en la última semana del Adoctrinamiento y otros treinta


y seis aspirantes se han marchado. Las carreras y el nado se han hecho
progresivamente más largos, el abuso mental más intenso, y los chicos que
18

podían lidiar con el dolor, no pudieron soportar la presión. Esto no se trata


solo de estar en forma, no por mucho tiempo. Es el trabajo del entrenador
Página

encontrar tus debilidades y romperte porque si no puedes manejar esto


aquí, nunca lo podrás manejar afuera debajo del fuego con vidas en juego.
El nivel es alto. Más alto que el de los Rangers del Ejército, los Boinas verdes
o los Marines. Estoy entrenando para ser parte de un equipo que no es
llamado hasta que esos héroes han caído. Cuando un Ranger, Boina o
Marine necesita ser rescatado, yo quiero ser ese salvador y lo voy a ser.

Si puedo evitar ahogarme de nuevo.

Ocurrió el Jueves Negro, el día más temido del Adoctrinamiento. Estás en


el agua durante horas vestido con ropa de combate, un cinturón pesado y
un chaleco flotable. Yo estaba trabajando con un tubo de respiración y
respirando con otro compañero, ambos esperando al “acoso”. Ellos te
roban tu tubo de respiración, te separan de tu compañero y te empujan
hacia abajo sin aire. Quieren que mantengas la calma cuando empieza la
realidad. Eso no debería haber sido un problema para mí.

No puedo sentir miedo.

Es una enfermedad rara, incluso algunos doctores no lo creen. Aquellos que


sí lo hacen lo llaman Enfermedad de Wiethe y la atribuyen al
endurecimiento del tejido del cerebro. Hay una parte en tu cerebro llamada
amígdala que se supone que procesa los recuerdos emocionales y el miedo.
Parece que la mía está rota, irreparable. Algunas personas piensan que eso
podría hacerme un monstruo. Un sociópata sin sentimientos. Algunos días,
me inclino a pensar que pueden tener razón.

Lo que me asusta es la pesadilla. La he tenido desde que tenía alrededor de


cinco años y es siempre igual. Me asusta como el infierno cada vez. Incluso
ahora. Es el único momento en que conozco el miedo. Se lo conté a un
psiquiatra, pero está completamente fuera del registro. En ninguna parte
de mi historial médico dice que haya ido a un psiquiatra. Si lo pusiese
nunca conseguiría llegar a Pipeline. Hablamos en un parque con mi padre
esperando cerca. Estaba preocupado por mi condición, por una posible
19

falta de empatía. Quiso verme regularmente hasta que le conté la pesadilla.


Le expliqué que me despertaba con un sudor frío y con lágrimas calientes
Página

cada vez.
Esto, aunque parezca mentira, lo hizo feliz.

El final de la historia es que me desmayé. Tuvieron que sacarme de la


piscina y resucitarme, que según me dijeron no fue fácil. Afortunadamente
lo logré sólo con el daño de mi ego. Me detuve en la piscina para una
evaluación médica que pasé y, tan pronto como me dejaron estaba de
vuelta en el agua y en los negocios. Si hubiese parado ahora habría tenido
que esperar un año para empezar de nuevo. Sólo tienes dos oportunidades
en el Pipeline y son para siempre.

Mi padre lo hizo a la segunda. Yo lo haré a la primera.

—Te ves bien para un hombre muerto. —Me dice Walters, otro compañero,
mientras tomaba un asiento a mi lado durante la cena esa noche.

Gruñí.

—No estaba muerto.

—Sí, lo estabas —dice Campbell desde el otro lado de la mesa, con la cabeza
gacha, concentrado en su comida.

Estoy sorprendido de que esté comiendo. Ha vomitado en la piscina por el


agotamiento. Yo no sería capaz de tener la comida a la vista por un tiempo.
Por otra parte, es un requisito comer cada alimento que te dan. Eso explica
su concentración. Esto es un esfuerzo para él.

—¿Qué te pasó, hombre? —pregunta Walters mientras revuelve en su


cena—. ¿Por qué trataste de beberte la piscina?

Yo sacudí la cabeza hacia él, eligiendo no responder.

—Vamos. ¿Tu compañero estaba acaparando el tubo de respiración?

—No, fue todo por mi culpa. ¿Podemos dejarlo? No es gran cosa.


20

—Está bien. Pero solo para que lo sepas, el resto de nosotros lo apreciamos.
Página

—¿Qué? ¿Por qué?


—El Chico Dorado cometió un error. —Me dice Walters con una sonrisa
satisfecha—. Estamos todos emocionados.

—Gracias por eso.

Campbell me mira y se encoge de hombros.

—Tu perfección era un poco enervante. Estamos felices de que seas


humano, no de que murieses.

—No morí. —Protesto de nuevo.

—Tu corazón se paró. Te habías ido.

—Bueno, ahora he vuelto.

—Eres como un zombie —responde Walters.

Algo acerca de la palabra 'zombie' me deja frío. Me quedo mirando mi


comida, esperando a que mi cerebro me diga por qué. No lo hace.

—No quiero tener esta conversación contigo de nuevo. —Campbell le


avisa.

—¿Qué conversación? —pregunta Walters.

—En la que tengo que explicarte que sólo porque alguien regrese de la
muerte no lo convierte en zombie.

—¿Y qué más puede convertir a alguien en zombie?

—Sólo un millón de cosas.

Suspiro.

—Pensé que dijiste que no íbamos a hablar de esto otra vez.

—¡Estoy intentando no hacerlo!


21

—No lo estás intentando mucho.


Página

—¿Qué millón de cosas puede convertirlos? —pregunta Walters.


—En serio, amigo —gruño.

—¿Qué?

—Un vampiro, por ejemplo —le dice Campbell rindiéndose—. O un


resucitado, una versión superior de sí mismos.

Señalo a Campbell, dándole a Walters una mirada severa.

—Esto es por tu culpa, imbécil.

—¿Por qué es mi culpa?

—Piensa en Jean Grey que se volvió Fénix en los X-Men o en Gandalf el Gris
que se convirtió en Gandalf el Blanco en el Señor de los Anillos —continua
Campbell—. Es interesante, ¿verdad? que ambos empezaran como Grises y
entonces aumentaran sus poderes después de sus muertes, cambiando sus
nombres y haciendo a un lado las debilidades o cualidades ordinarias
utilizando la palabra 'gris' para reflejar sus nuevas identidades.

—¡Último aviso! —grita alguien—. ¡Terminad! ¡A dormir!

—Gracias a Dios —murmuro mientras me alejo de la mesa y del tema,


dirigiéndome directamente a la cama.

Walters es un idiota. No un idiota que no puede sumar 2+2 incluso con una
calculadora. Nadie que consigue llegar a alguna parte en Pipeline es un
idiota verdadero. Es más bien del tipo de idiota socialmente inepto. Es
ajeno a las claves sociales. También es ajeno al hecho de que es ajeno que
es por lo que yo pienso que es un idiota. Ahora, a esta edad, deberías saber
tus puntos débiles y ajustarte a ellos. Como saber que no sientes miedo y
no dejarte ahogar. También soy un idiota. Soy su amigo porque no se va a
ir. Esa es la razón honesta. Él no va a pillar las pistas que le estoy dejando.
No soy lo suficientemente imbécil para decirle piérdete, así que parece que
está aquí para quedarse. Hay peores personas con las que podría estar
22

pegado. Eso es lo que me digo a mí mismo.


Página

Campbell se sale del cuadro de los genios. Yo soy bastante inteligente. Tuve
notas buenas en el instituto.
Me gradué con un 4.0 (Sobresaliente o A en EEUU, el máximo es un 5). No
está mal. Hablar con Campbell me hace sentir como un mono borracho. El
tipo es fastidiosamente inteligente. Lo sabe todo sobre cualquier cosa
porque lee constantemente y recuerda cada palabra. Quiero darle un
puñetazo, pero me cae demasiado bien. También es un friki colosal. Lee
cada comic y novela gráfica conocida por el hombre. Él me ha hecho un friki
por asociación porque escucho sus divagaciones sobre súper héroes,
villanos y estrellas. Lo absorbo todo y me temo que sé demasiado. ¿Se
volverán sus divagaciones mías? ¿Desarrollaré imparables opiniones sobre
mierda estúpida?

Estoy preocupado, nunca volveré a saber lo que es el toque de una mujer.

Ha sido un día largo y no quiero admitírselo a nadie, pero mi choque con la


muerte me ha dejado débil. Todo se siente más difícil de lo que debería.
Nadie olvida el Jueves Negro y aunque no le tengo miedo al agua porque
simplemente no puedo, sé que recordaré este día cada vez que me meta en
la piscina. Un error como el que tuve podría no sólo matarme de nuevo,
podría hacer que alguien más muriese. Incluso aunque no confíe en los
otros, quiero que ellos confíen en mí.

Abro los ojos, sorprendido de encontrarlos cerrados. No recuerdo haberme


ido a dormir. Cuando se ajustan a la luz me doy cuenta de que
definitivamente no estoy dónde debería. Cada mañana durante semanas
me he despertado en una habitación mal ventilada llena de literas y
hombres. Ahora, sin embargo, estoy sentado al final de un largo y estrecho
muelle con los pies colgando sobre un lago tranquilo. Delante de mí hay
una serie de bajas colinas iluminadas por el resplandor de un sol poniente.
Una brisa fría y refrescante pasa y me hace fruncir el ceño.

No, definitivamente aquí no es dónde debería estar.


23

—¿Qué pasa contigo y el agua?


Página
La voz viene de detrás de mí. Inmediatamente me giro, poniéndome a la
defensiva. Alzo mi brazo para protegerme los ojos. Tengo que
entrecerrarlos ante una brillante luz que apunta directamente hacia mí
como un segundo sol.

Hay una silueta de una chica paseándose por el muelle hacia mí. Es alta,
probablemente sólo unos pocos centímetros más baja que mi metro
ochenta y proporcional a su altura. Veo curvas en lugares que he echado de
menos durante el último par de meses rodeado sólo de hombres. Su largo
cabello castaño se ve de un brillante rojo dónde el sol lo ilumina y
misteriosamente negro dónde no. Conozco ese cabello. Antes de que ella se
acerque lo suficiente como para bloquearme la luz y dejarme ver su cara,
ya sé quién es.

Todo se derrumba de nuevo en mí en un instante; el río negro, el deseo de


dejar que me llevase, y la cálida mano que me retenía.

—Eres tú —digo en tono acusador.

—¿Me reconoces? —Suena sorprendida.

—Sí. Estabas en el río. Me trajiste de vuelta.

—No sé si eso es verdad. ¿Me puedo sentar?

Asiento. Mirándola de cerca me aparto para dejarle espacio. Da otro paso


hacia mí y mientras lo hace, la luz de detrás de ella se apaga. Haciendo una
pausa, sigue mis ojos al lugar dónde había estado la luz. Sólo hay colinas.
Sacudiendo la cabeza, se sienta.

—No te preocupes por eso —me dice con ligereza—. Regla número uno de
los sueños: no trates de darle sentido a nada. Nadie tiene tanto tiempo.

—¿Eso es lo que es esto? ¿Un sueño?

—Sí —confirma con una fuerte sacudida de cabeza.


24

—Antes cuando te vi, cuando...


Página

—Yo no te salvé.
Hago una pausa, frunciendo el ceño.

—No iba a decir que lo hiciste.

Ella frunce el ceño también.

—Oh.

—Cuando tomaste mi mano —le digo claramente—. Eso no era un sueño,


¿verdad?

—Para ser honesta contigo, no sé qué fue eso.

—Eres una alucinación —digo pensando en todo el tiempo que pasé sin
oxígeno.

—No —dice ella pareciendo un poco ofendida—. Soy tan real como tú.

—Eso no tiene sentido.

—Lo sé. Ya te lo he dicho, no sé que pasó. Nunca he experimentado algo


como esta noche o la noche anterior. —Se encoge de hombros con
indiferencia—. Además, estaba borracha.

—¿Qué?

—Lo que has oído.

No respondo. Simplemente la miro. Debo estar frunciendo el ceño


demasiado porque ella lo vuelve a fruncir.

»No juzgues. Era mi cumpleaños. Tú te estrellaste desnudo contra mi


cumpleaños.

—No estaba desnudo.

¿Verdad?
25

—No del todo, pero un traje de neopreno no deja mucho a la imaginación.


Medio desnudo, medio muerto, en medio de la noche. El primer zumbido
Página

de mi vida y lo mataste. —Ella tiene que ser un producto de mi imaginación.


Algo que mi cerebro creó. Tal vez para ayudarme a enfrentar lo sucedido,
aunque no me siento especialmente traumatizado. De hecho, sólo lo
querría olvidar. Estaría genial si el resto del mundo también lo hiciese.

»¿Te importa si te pregunto qué pasó? —pregunta girándose hacia mí y


sonando sospechosamente como una terapeuta.

—Claro —digo secamente, y me callo. Nunca doy nada de forma gratuita.

Mientras el silencio se prolonga, ella sonríe con complicidad.

—¿Qué te pasó?

—Me ahogué.

—No, mierda.

—Cuidado con esa boca.

—No quieres hablar de eso, ¿verdad?

—No.

—Entonces no lo haremos —replica amigablemente.

Le frunzo el ceño, escéptico.

—¿De verdad?

—De verdad.

Ahora me desagrada un poco menos.

—¿Por qué estamos aquí? —pregunto señalando al lago.

Ella frunce el ceño levemente.

—No lo sé. Tú nos trajiste aquí. Creo que conozco este sitio, aunque no
como un lugar, sino como una imagen.
26

—¿Como un cuadro?
Página

—No, como una fotografía. Está en posters de inspiración. Ya sabes, los que
ves en el dentista o en el médico, o con un consejero. Encuentra la paz
interior. Cree en ti mismo y en el centro de tu chi. Toda esa mierda
motivacional hippy.

Tiene razón. Mi reclutador tenía este cartel en su oficina cuando me uní a


las Fuerzas Aéreas. Lo había olvidado completamente hasta ahora. Me
senté y lo miré, desconcentrado mientras divagaba sobre los diferentes
campos de carrera a los que podía acceder. Debería haberse ahorrado el
aliento. Yo sabía exactamente a dónde iba. Lo había sabido durante los
últimos diez años.

—'La tranquilidad de la mente es encontrada en un propósito firme' —


digo, citando el poster.

—Blah.

—Eso fue lo que pensé.

Me roba una rápida mirada y me doy cuenta de que sus ojos son de color
avellana. ¿Lo sabía de antes? No me puedo acordar de ellos la última vez, la
primera vez que la vi. De cualquier manera son suaves y hermosos.

Ella, de hecho, es hermosa. Una apariencia fresca y juvenil, vestida en jeans


y una camiseta casual. No me di cuenta hasta este momento de que yo tenía
un tipo pero lo tenía.

—¿Cómo te llamas? —pregunta ella.

—Nick —digo de mala gana.

Ella sonríe.

—No me vas a preguntar el mío, ¿verdad?

—No.

—¿Por alguna razón en particular?


27

—¿Por qué necesito saberlo? ¿Esto se va a convertir en algo regular?


Página
Espero que no. No me gustó hablar con el terapeuta ese día en el parque,
definitivamente no necesito ser molestado por un diagnóstico mientras
sueño.

—No creo que dependa de mí completamente —dice ella hablando como


una verdadera psicóloga.

—Bueno, si esto depende de mí, lo termino aquí. —Ella se ríe y yo me erizo.

—¿Qué?

—Ya veremos. Y mi nombre es Alex, por cierto.

—Genial.

Ella no responde. Miro hacia abajo, hacia nuestros pies flotando sobre el
agua y me maravillo de la quietud. Parece cristal y pienso que sería capaz
de andar sobre él. No me doy cuenta de que me había echado hacia delante
hasta que habla de nuevo.

—Yo no haría eso si fuera tú —dice en tono cantarín.

No suena preocupada. Suena como si le estuviese diciendo a un niño que


no se trague un cubito de hielo porque se puede helar el cerebro. Eso me
hace preguntarme qué sabe ella que yo me estoy perdiendo.

—¿Qué va a pasar?

Se encoge de hombros.

—No lo sé. Es tu sueño, así que depende de ti. Pero considerando lo que sea
que te pasó la otra noche, yo no me liaría con agua por un tiempo.

No me voy de mi lado al final del muelle. Obviamente no siento miedo, pero


tampoco siento ningún peso por su advertencia. Lo que me pasó, no sigue
conmigo. No sigue conmigo como una bomba de emociones esperando
28

explotar.
Página

—¿Por qué? —pregunto exigiendo una explicación.

Ella suspira, cansada.


—Un sueño puede volverse una pesadilla en un santiamén. Lo que sea que
te pasase, supongo que era bastante importante. El agua te puede parecer
inofensiva en este momento, pero si saltas podrías desencadenar algo.
Tocar un miedo que no sabes que tienes puede hacer que las cosas vayan
mal muy rápido.

—¿Lo dices por experiencia?

—Todo el mundo le tiene miedo a algo —responde ella suavemente. Hace


que mi corazón deje de latir porque estoy muy cerca de casa. O muy lejos,
supongo—. Regla número dos para soñar; no traigas tus miedos si puedes
evitarlo.

—¿Algún pensamiento profundo más que quieras...?

Era el despertador de las cuatro y media de la mañana. La imagen de la


puesta de sol y del lago desaparece de mi visión. Mi pregunta inconclusa
todavía está en mi lengua y en la parte posterior de mi garganta. Ese sueño
era demasiado real. La chica era demasiado real. Puedo ver sus ojos, oír su
voz. Creo que me estoy volviendo loco. Tal vez tengo un daño cerebral
causado por la privación de oxígeno.

Morir puede haber sido más serio de lo que había pensado.

29
Página
Capítulo 3
Traducido por Palbameca

Corregido por Leluli

Alex
—Eso no tiene sentido —dice Cara vertiendo Cheerios en un bol.

—¡Regla número uno! —exclamo, exasperada.

Estoy sentada desayunando con mi hermana, contándole mi primer y


ahora último encuentro con el Capitán Neopreno. Aparentemente no lo
estoy haciendo muy bien. El problema es que no tengo más idea de lo que
está pasando que el resto del mundo. Sólo porque me sucedan algunas
cosas extrañas, no significa que sea una experta en todo lo inusual. ¿Qué es
esto? ¿Soñaste que pusiste a tu gato en la secadora? Seh, no tengo ni idea
de lo que significa, aparte de que no deberías tener un gato. Creo que Nick
esperaba que tuviese todas las respuestas anoche, y siento que lo he
decepcionado. Estaba a media pregunta cuando el sueño terminó.
Probablemente debería haberle advertido de que esas cosas pasaban, ya
que es una de las pocas cosas que sí sé.

Cara para de verter los cereales y me mira.

—¿Por qué me estás gritando?

—Porque nadie me escucha —murmuro.

—Bueno, dices las cosas como encriptadas. Tal vez deberías explicarte
mejor.
30

—¿Cómo se supone que se lo iba a explicar a él?


Página
—No lo sé —replica ella alcanzando la leche—. Explícamelo a mí y te diré
cómo lo has hecho.

—Genial. ¿Dónde dejó de tener sentido?

—Al principio.

—Eso es de mucha ayuda.

—Recibes lo que has dado. Vamos a empezar por aquí: ¿él es real o no?

Hago una pausa, decidiendo cómo explicarlo.

—En el mundo en que estamos ahora mismo, sí. Creo que es real.

—Perfecto, Pinocho es real en el mundo real. ¿Qué era él cuando lo viste en


el río? —pregunta con la boca llena de cereales.

—Cierra la boca. Estás escupiendo nueces con miel.

Cara pone los ojos en blanco y me da un silencio con el que suspiro.

—¿Era... una proyección?

—¿Era un fantasma? —pregunta ella emocionada.

—¡La boca!

—Oh maldita... —murmura ella, pero termina de masticar y traga.

—¿Feliz?

—Encantada. Los modales básicos de mesa me dejan loca.

—Entonces... ¿era un espíritu?

Lo pensé durante un minuto y decidí que no lo sabía. Las cosas que no sabía
ahora mismo podrían llenar un libro y estoy pensando en publicarlo. Cien
Millones de Cosas Que Nunca Sabrás Sobre Soñar: Un Compendio de
31

Preguntas Sin Respuestas. Lo que yo sabía era que: él no estaba físicamente


Página

conmigo esa noche. Su cuerpo estaba en otro lugar del mundo sin aire, no
conmigo a la orilla de un río helado en nada más que en un traje de
neopreno y con el ceño fruncido.

—No lo sé. No sé si es el espíritu de una persona. Imagino que su alma o su


esencia, alguna parte etérea de él se me apareció esa noche mientras su
cuerpo estaba tirado en otro lugar del mundo. —Contesto a Cara,
mordiendo un Cheerio.

—Guau. —susurra—. Viste un fantasma.

—Él no era un... —empiezo a protestar, entonces asiento y lo admito—.


Podría haber sido un fantasma.

—Ves muertos.

Le lanzo un Cheerio a la cara.

—¡Lo sabía! Sabía que dirías eso. Vi uno. En todo caso vi a un muerto.

—¿Le vas a decir qué es lo que pasó?

—De ninguna manera. ¿Cuándo lo voy a ver otra vez para decírselo?

—Soñaste con él una vez. Tal vez lo hagas de nuevo.

—No —digo queriendo afirmarlo—. No lo haré. Y en todo caso él soñó


conmigo. Él eligió el lugar.

—Soñáis el uno con el otro. —Me agarra el brazo—. ¡Es tan romántico! Es
como en La Casa Del Lago.

—¡No es para nada como en La Casa del Lago! Y acordamos no volver a


hablar nunca de esa película.

—Él está bueno, ¿verdad? Dime que está bueno.

—Cara —le digo, mi cara y mi tono completamente serios—. Está muy


32

bueno.
Página

Y enfadado.

—Lo sabía. ¿Cómo es?


Sonrío un poco mientras lo recuerdo, viendo su cara en el resplandor
crepuscular. Puedo oír su voz profunda, lenta y seria.

—Mmm, es alto, creo. Su pelo es negro y corto. Es moreno. Al menos lo era


en su sueño, pero cuando era...

—¿Un fantasma? —pregunta Cara, y ella no está siendo pesada. Ninguna


sabe cómo llamar al chico que vi en la orilla del río.

—Seh, era pálido, pero ¿estaba... muerto? Imagino. Ugh, esto es tan raro.
Más raro de lo normal.

—Podemos manejar lo raro —dice Cara con una sonrisa tranquilizadora—


. ¿Ojos?

—Verdes. Verdes brillantes, no oscuros como los míos. Son intensos.

Cara frunce el ceño.

—¿De forma aterradora? ¿Como el personaje principal de la película


Lifetime?

—No, no así. Más de forma pensativa y penetrante. No creo que me eche de


menos.

—Tal vez tenga más preguntas para cuando lo vuelvas a ver —avisa ella
mientras alcanza su bol vacío y lo coloca en el fregadero—. Prepárate para
eso.

—No voy a soñar con él de nuevo. —No sonaba convincente ni para mí


misma—. Él dejó bien claro que no quería volver a verme.

Cara se apoya en el mostrador.

—No tienes mucho que decir sobre eso, ¿verdad? ¿Te pareció interesante?
¿Atractivo?
33

—Sí —gruño.
Página
—Pues soñarás con él de nuevo. Tu cerebro se asegurará de eso. Y cuando
lo hagas quiero los detalles. —Me froto los ojos con las palmas de las
manos.

—¿No tienes que ir a trabajar o algo?

—Echándome de mi propia casa. Brutal. Pero sí, tengo que irme. —Se dirige
fuera de la cocina por el pasillo hacia su habitación—. ¿Necesitas dinero?
—me llama ella.

Odio eso. No odio que me ofrezca dinero, odio que tenga que cogerlo y no
traer nada a casa. Desearía poder trabajar. Lo he intentado, pero siempre
termino Deslizándome durante días y en ese punto los jefes no están muy
felices. Trabajé como camarera seis meses hasta que me fui demasiado
tiempo y me despidieron. Y ese fue un récord.

Quiero trabajar. Quiero levantarme e ir a un trabajo de lunes a viernes y


salir con amigos los fines de semana. Tal vez incluso ir a la universidad,
tomar algunas clases y construirme un futuro. Pero no puedo y tal vez
nunca pueda y esa es la parte más triste de mi depresiva vida. La mejor
parte y la más brillante es Cara.

—Sólo necesito un poco. Tengo que ir a la tienda de comestibles —le digo.

—Mi monedero está al lado de la puerta. Coge algo más que un poco, Alex.
Ve a ver una película o algo.

Ella sabe que no lo haré. No soy frívola de ninguna manera porque no es mi


dinero, yo no lo gané. Eso es por lo que peleamos y a menudo pierdo yo, lo
que me hace sentir como una gorrona1 y una vaga. Le dije una vez que si mi
problema era el horario flexible podría trabajar de stripper. Juro que casi
me abofeteó.
34
Página

1 gorrón/a: Que vive a costa ajena.


Página 35
Capítulo 4
Traducido por palbameca

Corregido por Lsgab38

Nick
Es nuestro último día en Texas, después iremos a Georgia a la escuela
Armada Aérea. Ahí es dónde aprenderemos a saltar en paracaídas por
primera vez. No puedo ocultar el hecho de que estoy emocionado. Algunos
de los chicos, Walters liderando el grupo, están intentando romperme
recordándome tirar de la cuerda del paracaídas y preguntándome si veo la
luz. Les digo que los informes de mi muerte son muy exagerados, aunque
estoy casi seguro de que Campbell es el único que pilla la alusión.
Independientemente, ellos se ríen y ya no soy considerado un “ducha
tenso” como Walters me dijo que estaba empezando a ser conocido.
Muchos chicos con los que empecé se arruinaron. Sorprendentemente,
Walters no. Sigo cargando con él. Campbell también sigue con nosotros y
estoy agradecido por ello. Es su mejor colega. Estoy intentando conocer
más de los otros chicos que siguen con nosotros. Están bien, pero tengo
problemas a la hora de profundizar con las personas. Por el momento,
Walters y Campbell son todo lo que puedo soportar.

He estado ocupado y cansado, durmiendo fatal. No he tenido la pesadilla en


semanas y estoy preocupado por ello. Tampoco he soñado con Alex. No sé
qué pasaba con eso, pero es una distracción que no necesito, así que hago
lo que mejor sé hacer. Lo entierro profundamente.
36

—¿Dónde está Walters? —le pregunto a Campbell.


Página

—¿Por qué? ¿Lo echas de menos?


Estoy sentado fuera con Campbell, disfrutando del opresivo calor de Texas.
Este es uno de nuestros pocos momentos de inactividad ahora que nos
vamos a ir de aquí y no estaba interesado en pasarlo dentro.

Sonrío.

—Tal vez un poco. Si tienes una piedra debajo de tu zapato mucho tiempo,
te sientes raro cuando se ha ido.

—Está hablando por teléfono con su novia —señala Campbell, pasando la


página de su libro.

—¿Tiene novia? —pregunto incrédulo.

—La misma desde el instituto.

—Pero... ¿ella lo conoce?

—Eso imagino.

Hago una pausa, intentando digerirlo.

—Esto está destruyendo mi mundo, Campbell.

—Mis disculpas. Pensé que lo sabías.

—Nunca le he oído mencionarla. ¿Cómo sabes que existe?

—Vi una foto en su cama cuando estábamos empacando para irnos. Es


mona.

Extiendo la mano y agarro un puñado de hierba, tirando de ella


metódicamente.

—Mira, ahora eso tiene incluso menos sentido.

—¿Por qué? ¿Crees que Walters es un hombre poco atractivo?

—Deja el libro y háblame sobre esto —le digo frunciéndole el ceño.


37
Página

—Te estoy hablando sobre esto.

—Hey, Spock, ¡deja el libro!


Entrecierra los ojos hacia mí.

—¿Spock?

—Hablas raro cuando divides tu cerebro por la mitad. Pareces Spock.

—¿Dividir mi cerebro por la mitad?

—¡Para de repetir todo lo que digo!

Campbell marca una página y deja el libro.

—¿Qué te pasa?

—Nada —contesto bruscamente. Hay un filo en mi voz que no es mi


intención, pero ahí está.

—Vale. Yo no quiero una novia.

Frunzo el ceño.

—¿Qué?

—Ahora mismo el oído de Walters está sudando. Ha estado hablando por


teléfono con su novia durante una hora y ¿sabes de lo que están hablando?
O más bien, ¿de qué está hablando ella? Sus sentimientos. Y ese pobre
bastardo tiene que leer esos signos y sentimientos.

—Walters no puede leer los signos —protesto inmediatamente pensando


en ayer cuando estaba intentando hacer pis, y él estaba de pie junto a mí
dándome voces sobre algún episodio de Deadliest Catch1 durante cinco
minutos.

Campbell sonríe.

—Con el incentivo adecuado, puede ser muy inteligente. ¿Lo has visto
hablar con las mujeres?
38
Página

1 Deadliest Catch: conocida en América Latina como Pesca Mortal y en España como Pesca Radical, es
una serie de televisión documental producida por Original Productions para Discovery Channel. Esta
muestra los eventos reales, que suceden a bordo de los barcos pesqueros en el Mar de Bering, durante
las temporadas de pesca de la centolla de Alaska y el opilio o "cangrejo de las nieves".
—No.

—Pues deberías. Es increible. Es un colega terrible, pero las mujeres lo


aman. ¿Sabes por qué las mujeres no me aman?

—¿Por qué hablas de Spiderman?

—Es porque no me importa. A Walters le importa. Walters puede pasar


horas felizmente aprendiendo el nombre de su primer perrito y por qué el
color violeta la pone melancólica. ¿A mí? A mí no me importa. No mucho. Y
honestamente, a Walters tampoco, pero él escucha de cualquier manera
porque eso las hace sentir especiales ya que la mayoría de los chicos, como
yo, de plano no queremos oír.

—Así que ¿es por eso por lo que no quieres tener novia? —le pregunto
confuso, sin saber cómo habíamos llegado ahí.

—Te dije que no quería tener novia porque parece que quieres que
profundicemos. Quieres que pase horas contigo, horas que no paso incluso
con alguien con tetas y cuando tenga la oportunidad me largo. Así que si
pudieras dejar de ser una puta, sacarte tu tampón y decirme que te pasa
sería genial.

Lo miro, aturdido.

—Eso fue ofensivo —digo finalmente—. Creo que tanto para mí como para
las mujeres.

Campbell resopla.

—No seas egocéntrico. Eso fue un 90% ofensivo para las mujeres.

—¿Debería estar preguntándote qué anda mal contigo?

—Absolutamente no. ¿Quieres hablar de tus sentimientos?


39

—Absolutamente no.
Página
A modo de respuesta, Campbell se sienta y recoge su libro. Nos sentamos
en silencio durante un rato, él pasa las páginas a un ritmo alarmante y yo
veo a las personas pasar por los senderos.

—Mi primer perrito se llamaba Violeta —susurro.

—Aléjate de mí.

Lo que me había estado molestando es esto; estoy solo. De ninguna manera


iba a admitirle eso a nadie. Incluso no me gustaba saberlo yo mismo. Pasé
mucho tiempo preparándome para llegar dónde estoy, pero durante la
mayor para de ese viaje, las chicas estaban en última opción. Tal vez no
haya estado en ninguna relación real, pero de vez en cuando me habría
gustado asistir a una fiesta o ir a un baile. Me gustaría haberme tomado el
tiempo para disfrutar de la sensación de pasar mi mano sobre la piel suave,
o la emoción de hacer que una chica se sonrojara. Oír su voz una octava
más alta que la mía. Correr mis dedos por su suave cabello que parecería
alargarse kilómetros. Mis pensamientos se están convirtiendo en una
novela de Danielle Steel y todavía no estoy seguro de cómo lo sé. El otro día
Campbell me contó la historia detrás de los X-Men Gambit, un ladrón de
Louisiana que podía manipular la energía, y Rogue2, una chica que podía
robar la vida y los poderes de otros con un simple toque.

Ellos iban y venían; en el amor, en el no amor, sin ser capaces de tocarse,


luchando contra el mal, corrigiendo errores. Pensé que la historia era
hermosa.

Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba solo.

No sueño con Alex durante la Escuela de Vuelo, pero tengo la pesadilla.

Empieza igual que siempre, en la oscuridad y en el frío. Puedo oír agua


gotear en la distancia, en algún lugar al fondo en la negrura de la cueva. No
40

tengo ni idea de hasta dónde llega este agujero de conejo. Nunca lo he


Página

2 Rogue (Anna Marie): llamada Pícara en España y a veces Titania en Latinoamérica.


explorado. Incluso nunca me he movido porque no puedo. Estoy
paralizado, siempre lo estoy. Puedo girar la cabeza, pero del cuello hacia
abajo no puedo estar seguro de tener un cuerpo debido al control que tengo
sobre él. Estoy acostado mirando el techo que no es nada más que un débil
resplandor mojado con rocas negras y a mi derecha está la boca abierta de
la cueva. Es casi un semicírculo perfecto de luz a través de la cual no puedo
ver nada. Todo lo que puedo hacer es esperar. A veces dura para siempre,
otras veces pasa rápido. Esta noche se prolonga en un para siempre. Me
quedo tendido escuchando el perpetuo pop, pop, pop, en la distancia y
deseo que pudiese parar. El ritmo debería ser calmante, pero no lo es. Sé lo
que está por venir, qué sonido estoy esperando, y quiero que pase ya para
que pueda terminar. La espera es asesina. Esa es una gran parte de mi
miedo. Lo puedo sentir ahora, esa sensación esquiva que otros
experimentan a diario. No me importa.

Aquí en la cueva, en mi peor momento, puedo admitir que me siento como


un tramposo. Pasar por estos cursos dónde otros hombres han estado
plantando cara a sus miedos mientras que yo he pasado como un turista
sin entender todo el alboroto, me siento como un mentiroso. Mi graduación
en Indoc no se sintió tan dulce debido a esto. Sé que sufro los mismos
dolores. Lo pongo todo en el trabajo, al igual que todo el mundo, pero
siempre siento como si estuviese en la oscuridad. Ellos son mejores
hombres que yo. La mayoría de los hombres lo son. Esto es lo que odio y
por qué sospecho que la pesadilla se alarga. Son estas reflexiones de mí
mismo. Esta cueva es el espejo de quién soy realmente, y siempre me
encuentro ausente. Busco las grietas y expongo mis debilidades en la
deslumbrante luz. Incluso aquí, en la oscuridad.

Lloro aquí. Nunca fuera, siempre en esta cueva, lloro por el hombre que
quiero ser y por el bastardo en el que sé que me estoy convirtiendo. Podría
evitarlo alejándome, pero estoy atrapado y sé que lo estoy haciendo yo
mismo. Tal vez una parte de mí lo necesita. Esta ruptura. Es terapia que mi
41

mente demanda, como Alex. Pensar en ella, recordar su hermosa


Página

perfección me hace sentir incluso menos que un hombre. Fui un idiota con
ella, un niño petulante, y si no puedo ser amable con una chica de mi propia
cabeza, ¿cómo se supone que lo voy a hacer bien con una de fuera? Eso me
pasa porque no confío en las personas. Ni en mí mismo. Es un problema
válido, pero veo que se está convirtiendo en una muleta. Puedo sentir
apoyándome en ella demasiado y si no empiezo a poner presión en la
pierna coja nunca va a mejorar. Nunca confiaré en nadie y nunca dejaré de
ser el hijo de puta en el que me estoy convirtiendo. Esto, pienso, es por lo
que ese psiquiatra estaba preocupado; mi capacidad para sentir. Soy
apático y quiero odiarlo, pero no lo hago porque no puedo. Quiero ser
mejor, pero no lo soy.

Finalmente la luz del exterior empieza a atenuarse y sé que la pesadilla está


llegando a su punto culminante.

Al parecer ya había excavado lo suficiente, ya me había odiado a mí mismo


bastante. Oigo los ruidos que significan que viene. Fwap... fwap... fwap.

Hay silencio durante un latido, mi corazón clama en mi pecho y mi piel


hormiguea con miedo, y entonces las garras masivas empiezan a rascar y
se arrastra contra la entrada de la cueva, acercándose a mí. Ya he sido
reventado por ellas antes y duele como el infierno. No me puedo mover del
camino, así que no me queda otra opción que quedarme ahí y esperar que
no me toque esta noche. Cuando se da por vencido con sus manos, mete la
cabeza dentro de la cueva con un grito terrible y estoy cara a cara con él.

La Bestia.

42
Página
Capítulo 5
Traducido por Palbameca

Corregido por Lsgab38

Alex
Tengo el sueño del Dragón y me Deslizo. Premio doble.

El sueño del Dragón se desarrolla como siempre lo hace. Estoy en un


bosque denso con niebla. Hay árboles altos y delgados en todas partes con
corteza negra y hojas amarillas enfermizas. Si tocas la corteza sientes como
carbón vegetal y en tu mano se queda una mancha negra que nunca se
difumina. En el suelo hay arbustos salpicados con flores de diferentes
colores; rojas, azules, violetas, naranjas, verdes. Su apariencia prohíbe el
centro con ángulos agudos y espinas dónde el polen debería estar y cada
uno es violento a su propia manera. Las flores naranjas te paralizarán
lentamente, las violetas se extenderán con oscuros moratones por tu piel
como una erupción y las rojas te harán sangrar por tus poros. No tengo ni
idea de qué hacen las azules o las verdes porque después de las rojas, paré
de experimentar. Una vez que una chica suda y llora sangre su interés por
la botánica se pone a descansar. He tenido este sueño más veces de las que
puedo contar. Una vez descubrí un río rojo. Suena horrible, pero era
realmente hermoso.

Esta noche decido encontrar el río y andar hasta el final de la orilla. Sigue
por siempre, haciendo un bucle sobre sí mismo una y otra vez sin empezar
ni terminar, como una serpiente comiéndose su cola.
43
Página
Los sueños son así; infinitos y repetitivos, los sueños recurrentes como este
son los peores. Pero no puedo controlarlos y necesito hacer algo mientras
espero al evento principal, así que ando por la orilla del río Ouroboros.

Estoy probablemente en mi cuarta vuelta cuando las luces del cielo


empiezan a atenuarse. No puedo ver nada más a través de la malla de altas
ramas que están por encima de mí. No sé si se trata de las nubes o de la
llegada del Rapto que sumerge el mundo en la oscuridad pero lo que quiera
que sea, es rápido. Como sé lo que viene después rompo en una carrera y
me dirijo directa hacia la cueva.

Tengo que correr y evitar las flores que arañan mis piernas intentando
encontrar agarre en mi piel.

Ahora mismo mi mayor preocupación es la flor naranja porque no puedo


luchar si no puedo sentir mi cuerpo. Y tengo que luchar. Este sueño no
terminará si no lo hago. Alcanzo la cueva y empiezo mi búsqueda. Siempre
es aquí, en algún lugar, solo tienes que ser lo suficientemente paciente
como para encontrarlo. Y lo suficientemente rápida.

Thwap… thwap… thwap.

Aquí viene. Mi corazón se acelera y mis dedos pican, deseosos de hacerse


con lo único que puede detenerlo. Escojo con cuidado a través de los
arbustos, evitando los pinchos y los bordes afilados de las flores.

Thwap… thwap… thwap.

Está cerca y me estoy poniendo nerviosa. Odio cuando aparece y no lo


tengo. Tendré que esquivarlo a él y a las flores mientras busco y tengo
garantizado un golpe de cada uno.

Thwap… thwap… ¡Boom!

Se acabó el tiempo.
44

Busco frenéticamente cobijo y es entonces cuando lo descubro brillando


Página

débilmente en la maleza a mi izquierda. Tendré que saltar un conjunto de


flores violetas para llegar, pero es un pequeño precio a pagar. Cuando
siento el suelo temblar bajo sus pasos, me lanzo a los arbustos para llegar
a la espada. Hago una mueca y chillo con los dientes apretados mientras las
flores se deslizan en mi piel, su veneno entrando en mis venas. Cuando
agarro el mango de la espada, puedo empezar a ver manchas negras y
azules extenderse por mis brazos e inmediatamente me empiezan a doler.
En cuestión de minutos mi cuerpo entero estará cubierto con esas marcas
y me dolerá en todas partes, cada pedacito de tejido dolerá.

Tomando la espada firme en la mano, me giro para enfrentar a la bestia.


Está de pie al lado de la cueva, aguardando. Se gira a mirarme y deja
escapar un grito agudo ensordecedor que me hace estremecer y querer
taparme los oídos.

Su cabeza es enorme y dominada por unos grandes ojos opacos. Babea y


gotea veneno oscuro entre los dientes y cuando me chilla, rocía motas en
mi dirección. Sus brazos me recuerdan a un T Rex; demasiados cortos para
su enorme cuerpo asesino. Su peor parte es la cola, que es casi tan grande
como el resto de su cuerpo, con el cuello de una jirafa incluido. Puede
azotarte y el final de ésta parece un mazo, redondo, y con pinchos. Mi plan,
si quieres llamarlo así, es evitar la cola.

Agarro la espada con fuerza y me muevo lentamente a través de las flores


violetas ignorando los cortes adicionales. Ahora mismo no importan. Todo
lo que importa es conseguir una abertura. Me mira cuidadosamente,
girándose para seguir mi rastro y poniendo su espalda en su preciosa
cueva. No sé qué hay ahí, nunca tuve la oportunidad de descubrirlo. Lo que
quiera que sea, está obsesionado con eso. Lo mantengo girando, intentando
que meta la espalda contra la cueva para que su cola pierda su rango de
movimiento.

Tomando unas respiraciones profundas y haciendo una mueca de dolor


por el dolor de mis músculos, corro hacia él. Voy a toda velocidad,
corriendo con todo lo que tengo. Estoy casi sobre él cuando el hijo de puta
45

se lanza al aire. Es un movimiento brillante porque me confunde un huevo.


Página

Ha dejado la cueva desprotegida y de repente no puedo decidir si debería


girarme y defenderme de su ataque aéreo o tomar ventaja, saciar mi
curiosidad y dirigirme a la cueva. Al final tomé la estúpida decisión.

Me decidí por la cueva.

Ni siquiera me acerqué antes de que sus garras se hundiesen en mis


hombros. Me arrastra en el aire, volando más y más alto. Sé que me va a
soltar y aunque eso no me matará, definitivamente dolerá. Así que hago lo
único que puedo hacer. Tomo una profunda respiración, doblo mis piernas
hacia atrás y me balanceo hacia delante y atrás. Grito desde la parte
superior de mis pulmones mientras sus garras rasgan mi carne, pero
todavía levanto los brazos, con la espada agarrada en ambas manos, y con
toda la fuerza que puedo reunir. Sus brazos cortos son una ventaja y estoy
los suficientemente cerca de su pecho para que la hoja atraviese
limpiamente su dura piel. Su corazón negro. Él grita también y entonces los
dos estamos gritando y cayendo, el suelo acercándose a nosotros.

Me despierto con una sacudida. Jadeando en busca de aire, parpadeo contra


la claridad del sol sobre mis ojos. Estoy fuera en alguna parte.
Definitivamente no en mi habitación. Sentándome rápido para evitar
parecer un vagabundo, miro a mi alrededor. Estacionamiento. Bonito. Qué
lugar tan genial para ser atropellada. Compruebo los coches de mi
alrededor y suspiro.

Placas de Texas en todos y cada uno.

Realmente no estoy segura de cómo terminé en Texas, pero al menos está


en el territorio de los Estados Unidos. Eso siempre es un bonus. No tengo
pasaporte, a pesar de que Cara insiste en que consiga uno, porque
realmente eso no importa. No voy a comprar el billete de un avión en el
último minuto para llegar a casa cruzando el charco así que no lo necesito.
Cuando pasa y estoy atascada en un país extranjero, espero. El
46

todopoderoso dólar se traduce en cualquier lugar y toman débito incluso


Página

en las viejas y estrechas calles de Venecia, así que mientras tenga mi Visa
al lado estaré bien. No es la peor cosa del mundo, pasar un par de días de
ocio en alguna aldea Checa impronunciable esperando por el
Deslizamiento de vuelta a casa. Es un país hermoso y la gente es adorable.
Al menos esa fue mi experiencia. Podría haber sido peor y sin duda es por
eso que no hablo de Rusia.

Así que despertarse en Texas en un cálido día soleado es un trato decente.


El único problema es que estoy en una base militar. Puedo decirlo por la
clase de edificios. La apariencia uniforme y cuadrada, los bloques de letras
estándar que los etiquetan de una manera completamente inútil. Un
mundo de números y siglas que no significan nada para mí y no me dan
ninguna información de dónde estoy aparte de que es un lugar dónde no
debería estar.

Mientras empiezo a caminar, agradezco al Señor haber aprendido a dormir


con las deportivas puestas, miro a mi alrededor y decido que
definitivamente no conozco esta base. No he estado en una en Texas desde
que era una niña así que no es una sorpresa, pero plantea la pregunta de
por qué estoy aquí. ¿Qué desencadenó que me Deslizase aquí?

Anoche después del Sueño del Dragón pensé que se había acabado, pero
entonces un sueño de super alta velocidad pasó en un parpadeo. No lo
entendí y no reconocí nada de él. Era más una impresión que cualquier otra
cosa. Estaba corriendo durante la mayor parte de él, pero no sé si estaba
corriendo de o hacia algo, y dado que no soy de la clase de correr por correr,
tenía que ser lo uno o lo otro. Sin embargo no sentí miedo. De hecho, no
sentí nada. Nada excepto cansancio de correr y falta de aire.

Mientras cruzo el estacionamiento mi teléfono suena. Sé que es Cara.

—Estoy viva —respondo inmediatamente.

—¿Dónde estás?

Esta no es la primera vez que pasa. Tenemos un protocolo.


47

—Texas.
Página

—¿Laughlin?
Sé lo que está pensando. Laughlin AFB fue el primer lugar en el que me
Deslicé.

—No, no lo creo. Aunque no te lo puedo asegurar.

—¿En qué otras bases de Texas has estado?

—Ninguna.

—Tiene que ser Laughlin. Eras muy joven, simplemente no te acuerdas —


insiste ella. Su insistencia me molesta. Dios la bendiga por ayudarme, pero
dame un poco de credibilidad.

—Tal vez —replico vagamente.

—Te compraré un billete de regreso.

—Espera. Tengo que salir de la base primero. Déjame situarme y entonces


lo averiguaré. Los billetes son caros y sería más barato quedarme en un
motel durante una noche o dos e intentar Deslizarme a casa. Siempre llego
al final.

—¿Tienes tu música? —me pregunta rápidamente.

Se refiere a mi iPod y a una lista de reproducción titulada “Casa” que uso


para intentar recordarme a mí misma las cosas familiares y maravillosas.
Es nuestra manera de intentar que me quede o que vuelva a dónde quiero
estar.

¿Ves? Protocolo.

—No —admito con cansancio.

—Entonces las probabilidades de que vuelvas a casa pronto son mucho


más pequeñas.

No es una pregunta así que no respondo. Veo a un hombre joven


48

uniformado venir andando de un edificio marcado con Control de Combate


Página

Paracaidista y decido tomar la oportunidad.


—Mira, te llamaré luego. Tengo que irme —digo rápidamente y cuelgo
antes de que ella pueda responder.

—¡Perdone! —Llamo al chico que anda hacia una gran camioneta plateada.
Él espera mientras troto con una sonrisa cálida y practicada en mi cara—.
—Hola, siento molestarte. Acabo de llegar y estoy totalmente perdida. Se
supone que tengo que encontrarme con alguien en la puerta principal pero
he dado vueltas y vuelvas y no sé por dónde es.

Me mira de arriba a abajo.

—Has dado la vuelta. Estás en la parte opuesta de la base.

—Lo sabía. ¿Me podrías señalar la dirección correcta?

Él no duda en asentir hacia la camioneta.

—Sube. Voy de camino a la base. Te puedo dejar.

—¿En serio? Muchas gracias.

Una vez que estamos los dos dentro, mi teléfono empieza a sonar en mi
mano. Rápidamente lo pongo en silencio. Es Cara y no puedo hablar con
ella en frente de este chico, no sin sonar loca o terminar con una migraña
del esfuerzo de hablar con ella. La llamaré cuando esté en un hotel y sepa
cuál es mi plan.

—¿Novio? —pregunta con una sonrisa.

—Uh no, mi hermana —explicó honestamente—. Está preocupada por mí,


quiere asegurarse de que esté acomodada y en orden.

—Es genial. —¿Lo es?—. Así que, ¿en qué unidad estás?

—Oh —digo como la genio que soy. Puedo hacer esto. Ser vago es lo mejor,
me recuerdo—. Fuerzas de Seguridad. —Elijo éste porque cada base tiene
49

una y es una gran unidad. Él puede decir: hey eso es genial, yo conozco a
Henry, ¿lo conoces? y no sería extraño que no, que no conozca a Henry, ¿pero
Página

conoces a Melissa? ¿No? Eso es extraño.


—Oh. ¿En qué número de unidad estás?

Uh oh.

—No lo sé.

—¿No sabes tu propio número de unidad? —pregunta. Su voz se vuelve


suspicaz y con razón.

—Noooo —digo lentamente—. No lo sé. Al menos no todavía.

Se queda en silencio durante un rato enfocado en conducir y me lo imagino


tratando de decidir si soy estúpida o Al Qaeda o ambos.

—No eres de las Fuerzas de Seguridad —dice.

¿Qué pasa esta mañana con la gente anunciando cosas que deberían ser
preguntas? Dadle a esta chica un descanso, chicos. Me he despertado en el
asfalto caliente hace diez minutos después de viajar a través de las fibras
del tiempo y el espacio usando solo mi mente. ¿Qué has hecho tú? ¿Orinar
y lavarte los dientes?

Felicidades. Anda, tómate una tarta y déjame sola.

Deslizarme me pone de mal humor.

—No, no lo soy.

Suspira pesadamente.

—¿Quién fue?

—¿Quién fue qué?

—¿Qué aviador fue?

—¿Qué aviador hizo qué? ¿De qué estamos hablando?


50

—Mira, no quiero acusarte de estar haciendo el Camino de la Vergüenza.


—¡Guau, sólo lo acabas de hacer!—. Pero es obvio que estás saliendo de la
Página

base porque no estás enlistada.


Mierda. Decido tomar lo que me ha dado y seleccionar la mentira número
2.

—Me has pillado. Tienes razón. No estoy enlistada. Un Aviador me trajo a


la base e... ¿hicimos cosas?

Ahora estoy haciendo preguntas. Es un mal día.

—¿Hicisteis cosas?

—Uh, huh, sí.

—¿Cosas consentidas? Por favor al menos dime que fue consentido y


sobrio. Y si no lo fue también me lo puedes decir.

Suena preocupado, pero serio. Miro su rango y me doy cuenta de que es un


oficial. Él probablemente está a cargo de los jóvenes nuevos y tontos y las
cosas no consentidas son probablemente sus peores pesadillas.

—No. —Le aseguro con firmeza—. Lo... quería. Mucho.

Lo he arruinado.

Él no me responde. Realmente parece que he hecho una confesión de


necesidad lujuriosa. Lo sé y estoy muda.

—Así que, ¿quién era? —pregunta de nuevo, su voz suave. Persuasoria.

—Oh. No me quedé con su nombre.

Puedo sentirlo juzgándome. Infiernos, me estoy juzgando yo misma. Y


mientras nuestros mutuos juicios tejen un tapiz precioso de color escarlata
entre nosotros, contemplo el salto del vehículo por el asfalto.

Pasamos el resto del viaje en un silencio insoportable. Cuando para, para


dejarme salir se ofrece muy amablemente a llevarme a dónde necesite ir.
Viendo que no sé cuál es ese lugar todavía, además de que no puedo pasar
51

otro segundo en un coche con un chico que piensa que soy una puta,
Página

respetuosamente declino su oferta. Puedo verlo en sus ojos mientras me


mira bajar de su camión y no sé si quiere darme un condón o ayudarme a
encontrar a Jesús. Frecuentaré los pensamientos de este pobre chico
durante algún tiempo, puede que incluso sea una advertencia para el
futuro. Es bueno saber que he hecho una diferencia en el mundo.

Busco el hotel más cercano y barato que pueda encontrar en el área y dejo
que el GPS de mi teléfono me guíe ahí. Mientras dejo la base detrás de mí,
miro detrás de mi hombro y compruebo el nombre del cartel.

Fuerzas Aéreas de Estados Unidos.

Base de Fuerzas Aéreas de Lackland.

No de Luaghlin.

—Te lo dije. —Canto para mí misma mientras le envío a Cara un mensaje.

52
Página
Capítulo 6
Traducido por Palbameca

Corregido por Lsgab38

Nick
El recuento al final del indoc1 era de sólo dieciocho. Dieciocho de ochenta
y tres.

A pesar de mis demonios, me siento orgulloso de estar entre uno de ellos.

Aquí en Fort Benning, todo se trata de aprender. La primera semana es la


Semana de Tierra, dónde aprendemos a conocer con detalle nuestro
paracaídas. Descubres todas sus partes, qué lo hace funcionar, y exploras
su profundo deseo de no verte morir. Esta cosa es tu mejor amigo y
aprendes la manera correcta de tratarlo y lo conoces muy bien porque es
todo lo que hay entre tú y una tumba. También pasamos mucho tiempo
construyendo memoria muscular; haciendo saltos de simulación desde una
torre de diez metros. Todo esto está destinado a ayudarnos a manejar
nuestra ansiedad y miedo cuando realmente estemos en la puerta de un
avión a cientos de metros por el aire.

Mientras estoy de pie en la fila esperando mi turno en la torre de treinta y


cuatro pisos, me pregunto si alguien tendrá miedo de hacer este salto. No
lo puedo ver. Sorpresa, sorpresa, lo sé. En cualquier caso esta torre es
importante porque nos enseña cómo aterrizar apropiadamente sin
rompernos un tobillo o la cadera. Estoy prestando mucha atención porque
53
Página

1Indoc: abreviatura de Indoctrination, que significa Adoctrinación. Es un término militar que se refiere
al conjunto de medidas y prácticas educativas y de propaganda encaminadas a inculcar determinados
valores o formas de pensar en los sujetos a los que van dirigidas.
la última cosa que quiero es volarme la rodilla y perder tiempo. Al igual que
en Indoc, no puedo permitirme hacerme una lesión.

—¡Rodillas y pies juntos! —chillan una y otra vez, a cada saltador. Me los
imagino diciéndolo en sus sueños.

El sonido de una risita femenina me hace girar la cabeza. Tres meses


pueden hacerte olvidar. No hay mujeres en PJs, no se les permite estar, así
que durante este entrenamiento de la Armada es la primera vez que
estamos cerca de ellas en tres meses. Puedo ver a Walters en la fuente,
hablando con una aprendiz femenina mientras esperan en la cola. Wow,
Campbell tenía razón. La chica está riendo y sonriéndole a Walters como si
él fuese la cosa más encantadora que ha visto.

¡Se tira pedos cuando duerme! Quiero gritarle a ella, pero lucho contra el
impulso.

—¡Hey! ¡Carver! ¡Presta atención!

Mierda. He estado mirando a Walters hacer su vudú demasiado tiempo y


he perdido la señal de que soy el siguiente. Voy corriendo hacia el
entrenador y murmuro mis disculpas.

—¿Cuál es el problema Carver? ¿Te está robando a tu chica? —pregunta el


entrenador, todavía prácticamente gritando y accidentalmente me encojo
porque sé que Walters y risitas pueden oírlo.

—No, señor. Para nada.

Mi encogimiento y mi negación son como sangre en el agua. Estoy enfadado


conmigo mismo porque sé que soy mejor que eso.

—¿Estás seguro? ¿No quieres ir ahí y luchar por ella?

—No, señor.
54

—Viendo cuánto te gusta perder el tiempo, ¿por qué no te vas al final de la


cola y miras a los paracaidistas, no a las mujeres?
Página
—Sí, señor —respondo rápidamente y empiezo a bajar las escaleras de la
torre.

—¡Esto no es el baile de graduación, chicos! ¡Dejad de haceros ojitos y


enfocaros!

—Si esto fuese el baile de graduación nadie estaría gritando 'mantened las
rodillas juntas' —murmura Walters mientras paso rozándole.

No puedo evitar sonreír.

—¿Qué fue eso Walters? ¿Hay algo que quieras compartir?

—Sí, señor. Le estaba recordando al Aviador Carver que estamos aquí para
aprender, señor.

—¡Siga recto!

—Traidor —le digo mientras paso a la chica, dándome cuenta de lo


pequeña que es. Pequeña y bajita. Mantengo la mirada gacha, pero no veo
su cara mientras corro al final.

Es la hora de la cena y espero encontrar un asiento en algún lugar solo. No


estoy de humor para compañía. Raramente lo estoy. Justo ahora, después
de mi brillante movimiento esta tarde en la torre, no me siento
especialmente social. Pero no tengo suerte. Campbell me hace pasar a una
mesa con Walters, otros paracaidistas de los entrenamientos y una mezcla
de alumnos del Ejército. Sentado junto a Walters, diviso a una pequeña
rubia que es todo sonrisas. Sé instantáneamente que es ella, la del incidente
de la torre.

Genial.

—Estoy esperando con mucha ilusión la torre grande —está diciendo un


55

chico de la Armada cuando nos aproximamos. No lo recuerdo bien, pero


creo que su nombre es Denning.
Página
—No todo el mundo consigue hacerlo —avisa el rubio bajo—. Lo tenemos
que hacer con un tiempo meteorológico determinado y a veces hay muchos
para hacerlo.

—Pues tendremos que saltar de un avión en su lugar —dice Walters alegre


y ella le sonríe.

No lo pillo. Y realmente quiero entenderlo, pero no creo que lo haga nunca.

—Primero me gustaría pasar todas las torres. Entender la desviación,


¿sabes? —dice un chico que puede ser o no Denning.

—¿Cuál es el problema? —pregunta Walters con una sonrisa—. ¿Te


preocupa ir a la deriva, Denning? ¿Aterrizar en OZ?

¡Bien! Es Denning. Mírame sabiéndome los nombres.

Cuando levanto la vista me quedo embobado con un par de fríos ojos


azules. La rubia me está mirando y cuando la pillo, se sonroja pero no
aparta la mirada. De hecho, sonríe ligeramente. No soy virgen. Conozco esa
sonrisa. Tal vez sea un idiota, pero es realmente extraño: muchas mujeres
hacen eso.

Así que así es cómo me encuentro a mí mismo en la oscuridad aislado en el


pasillo diez minutos más tarde con las manos en las caderas de esta chica
y sus dedos arrastrándose por mi pecho debajo de mi camiseta.

Su nombre es Amber, no sé su apellido. El hecho de que sepa esto y no su


apellido dice algo de cómo la percibo.

No me verás llamándola 'Amber' fuera en la pista de entrenamiento


mañana, no me verás llamándola en absoluto. Apenas la estoy llamando
ahora. Ella me siguió después de la cena y me dirigió aquí, como si
conociera el sitio preciso. Eso también tiene algo que decir en cuanto a
cómo la percibo.
56

Ella es mucho más baja que yo, lo que me hace inclinarme para poner mi
Página

boca en la suya. Eso estuvo bien al principio, pero ahora me está dando un
calambre en el cuello. Tiene un cuerpo bonito, está en forma, pero es todo
líneas planas y bordes afilados. Mis manos no pueden encontrar nada curvo
o blando y créeme, han buscado por todas partes. Es una gran besadora, y
no hay ninguna duda de que sus manos pequeñas y calientes se sienten
increíbles en mi piel. Hay algo que me estoy perdiendo. Tenía la sensación
de que esto pondría fin a la soledad que estaba sufriendo. Tendrá que ser
suficiente porque cuando ella se quita la camiseta y alcanza el borde de mis
pantalones, sin dejar misterio de lo que va a pasar, me freno.

—¿Qué pasa? —pregunta ella sin aliento.

—No tengo condón —digo, pero ese no es el problema. Lo que pasa es que
no quiero hacer esto.

Ella sonríe y alcanza su bolsillo trasero, sacando uno.

—Tengo uno. Está bien, podemos hacerlo.

Ahora lo que está mal es el condón en su mano. ¿Tenía uno en el bolsillo?


¿En la mitad de tres semanas de un curso de entrenamiento dónde se
supone que no debemos fraternizar con el sexo opuesto? Estoy
impresionado por el hecho de que esta chica aparentemente no puede estar
más de dos semanas sin sexo y tiene alrededor de veinte años. Hago
números y todas mis extremidades se alejan de ella.

—No gracias —digo dando un paso atrás y poniéndome mi camiseta.

—¿No gracias? —pregunta con voz chillona.

—Seh, estoy bien.

Así termina nuestra noche, con su ira y sus insultos iracundos sobre mis
preferencias sexuales y yo me dirijo a la cama.

Solo.


57

Las dos semanas restantes en la Escuela de Salto pasaron volando. A la


Página

semana de la Torre le siguió la semana de la Tierra y cada uno de nosotros


obtuvimos nuestra oportunidad en las torres grandes. La que tiene la
estructura gigante roja y blanca que parece que se dispara al cielo y
termina en cuatro brazos que se extienden a los setenta y seis metros en el
aire. Parece un paseo de carnaval, en el que estás atado a un coche en
movimiento en el lado de una torre que te lanza hacia arriba y después de
deja caer libremente hacia abajo. Nos atamos los paracaídas para abrirlos
más tarde, estos están pegados a los brazos dándoles la forma que toman
cuando se realiza un salto. Una vez que los brazos se levantan, se despliega
el paracaídas y nosotros con él, nosotros colgando en el suelo hasta que nos
dan la orden y estamos liberados. Entonces flotas. Vuelas sin motor por el
aire. Es la primera vez que confías realmente en tu paracaídas. Chillan
instrucciones de cómo llegar al suelo a salvo y aterrizar en tu destino.

—¡Bien hecho, bien hecho!

Tiro de las cuerdas en la dirección que me dicen.

—¡Rodillas y pies juntos!

Aprieto mi cuerpo tanto como he sido entrenado y cuando mis pies tocan
el suelo, dejo escapar un grito emocionado. No puedo evitarlo y sé que no
soy el único en hacerlo. Tengo el corazón en la garganta, tan contento. Volé.
Nunca he sentido nada como eso.

—Has estado sonriendo. Mucho —comenta Campbell mientras nos


sentamos y esperamos, con nuestras masivas cantidades de engranajes
enterrándonos en los bancos.

Es la última semana y estamos esperando el salto final. El salto de noche.

El primero pasó muy deprisa. Tal vez no sentí miedo, pero me sentí
emocionado. Mi corazón estaba volando y la sangre me corría por los oídos.
Campbell tiene razón. He sonreído mucho estas últimas semanas. Todo el
mundo está emocionado, tan emocionado como yo. Si tienen miedo, no lo
58

demuestran.
Página
Puede que esté mezclado o enterrado debajo de la emoción, pero incluso
aunque ese fuera el caso no marca una diferencia. Todavía siento como si
estuviese experimentando exactamente lo mismo que el resto, que estoy
montando en las emociones compartidas por todo el que está aquí. Me
gusta. Estoy bromeando con personas y no siento que me esté forzando a
hacerlo. Es cierto que lo intenté en la camarería, pero nunca se sintió como
en el Indoc porque siempre sentí que era un mentiroso.

—No hay de qué —dice Walters.

—¿Qué?

—Le mandé a Montgomery. Es por eso por lo que está sonriendo.

—¿Quién? —pregunto.

—¿Me estás tomando el pelo? —pregunta incrédulo.

—¿De qué me estás hablando?

—¡Montgomery! La chica con la que te liaste. La semana de la Tierra. ¿Te


acuerdas?

Campbell me mira, sorprendido.

—¿Te liaste con una chica?

—Se llama Montgomery —le recuerda Walters.

—¿A quién le importa? —suelta Campbell—. ¿Te acostaste con ella?

—¡No! Me besé con ella, eso es todo. Walters, ¿qué quieres decir con que tú
me la enviaste?

—Campbell dijo que pensaba que tal vez estabas celoso de que tuviese
novia.
59

—Yo no dije eso —niega Campbell con los ojos abiertos.


Página
—Dijiste algo parecido. Así que estaba hablando con Montgomery y ella
está buena y pensó que estabas bien así que... le dije que estabas solo. Que
tal vez necesitabas una amiga, si sabes a lo que me refiero.

Walters me guiña el ojo.

Lo miro.

—Te voy a romper el culo.

—¡Qué! ¿Qué he hecho?

—¿En serio no lo sabes? ¡Trataste de liarme!

—¿Qué? No. Pensé que os gustabais de verdad.

—A ella “le gusta” todo el mundo —le dice Campbell a Walters, imitando su
guiño.

—¡Vamos! Poneos en la línea, ¡cargar los pájaros! —grita un instructor.

La gente alcanza y empieza a liderar una fila única a la puerta, pasando a la


noche cálida. Me puedo sentir sonriendo como un idiota de la emoción.
Miro a Campbell para ver que está haciendo exactamente lo mismo.
Entonces me giro y busco a Walters, pero mis ojos accidentalmente caen en
Amber y el hielo en su cara me deja helado. Después de ese primer salto,
corrió la voz de que ella y Denning se estaban acostando en el baño de
hombres, así que no entiendo el hecho de que ahora esté loca por mí.
Obtuvo lo que quería. Sólo que no de mí.

Estamos de pie en la línea de los aviones, esperando de nuevo. Alguna gente


parece nerviosa a pesar de haber hecho ya cuatro saltos. Creo que es
porque hoy está oscuro. El juego cambia para algunas personas.

Miedo a las alturas, miedo a la oscuridad, miedo a morir. No sé qué es eso,


así que tal vez soy un fraude, pero cuando uno de mis compañeros me
60

agarra de los hombros y me agita con emoción me siento fiable.


Página

—¡Treinta segundos!
Oigo la llamada que nos deja saber que ya estamos casi en la zona de caída,
alcanzo con los nudillos los de otro compañero y los chocamos.

Allá vamos.

61
Página
Capítulo 7
Traducido por palbameca

Corregido por flor25

Alex
Salir de Texas me llevó dos días. No es tan malo. Preferiría no pasar tanto
tiempo ahí, pero una vez me llevó alrededor de dos semanas llegar a casa
así que agradezco los pequeños favores. Ese pequeño Deslizamiento me
llevó desde New Jersey (Gracias, costas de Jersey), a Miami, México, Chicago,
de vuelta a Jersey (Te odio Pauly D., ¡¿Por qué persigues mis sueños?!) a
Seattle y finalmente a casa. Afortunadamente la mayor parte de esos sitios
están en Estados Unidos, así que fui capaz de llamar a Cara y decirle dónde
estaba. En el momento en que estuve de vuelta en Jersey, ella me estuvo
rogando que tomara un vuelo a casa, pero le dije que no importaría. Aun
así, si no había terminado de Deslizarme me despertaría en otro lugar.
Tiene que haber una manera de controlarlo. Sólo que no sé cuál es.

Si pudiese controlarme a mí misma, no soñaría con Nick de nuevo. Pero un


par de semanas después de mi Deslizamiento me encontré en el muelle, el
sol poniéndose en las colinas. Investigué, lo que era estúpido porque saber
demasiado es la clave para Deslizarse. Descubrí que este lago está en el
Reino Unido. En la región de los lagos.

Vaya usted a saber. Vi más imágenes del área que lo rodea y es tan
pintoresco que parece una escena. Colinas verdes suaves salpicadas de
62

casas rulares y cercas de piedra con ovejas y cabras. Puedo oír sus balidos.
En serio, puedo. Mientras camino a donde Nick se sienta, puedo oír ovejas
Página

en la distancia. Estoy un poco asustada porque sé que lo hice con la mente.


—Tú otra vez —dice Nick sin girarse.

—Debes haberme echado de menos —replico con sequedad.

Lo oigo reír en respuesta. Lleva una chaqueta oscura, con las manos
metidas en los bolsillos.

Parece relajado, lo que por alguna razón me pone nerviosa.

—Estoy haciendo que el agua se mueva —dice casualmente.

Miro hacia abajo.

—Oh, mira. Bien hecho. No es fácil de hacer.

—¿A qué te refieres?

—Cambiar algo en un sueño. Es duro —explico. Inmediatamente una parte


de mí se arrepiente de haber dicho nada. Debería haber sonreído y
asentido.

No me mira, pero puedo decir que está pensando.

—¿Tú puedes hacerlo? —pregunta.

—¿El qué? ¿Cambiar algo?

—Sí.

Me encojo de hombros.

—No en este. Este es tuyo. Como tú hiciste que el agua se mueva, no creo
que yo pudiera conseguir que se parase.

—¿Así como yo no puedo hacer que la oveja se calle?

Lo miro dando un respingo.

—¿Tú sabías que yo hice eso?


63

Me está mirando intensamente.


Página
—Empezaron cuando llegaste. Y no lo hice. Pero si es mi sueño, ¿cómo
puedes hacer eso?

—No estoy segura. No conozco todas las reglas.

Nick continúa mirándome. No con sospecha exactamente, sino con algo


cercano a la desconfianza. Más como si yo fuese algo malo. No mal
intencionada, sólo mal informada y no lo culpo porque tiene razón. Nunca
trato de ser críptica. No es que quiera no contárselo, es que simplemente
no lo sé. Pienso en mi libro, Un Compendio de preguntas Sin Respuestas, y
me lo imagino disfrutándolo. Debería dejárselo en su calcetín por
Navidades.

—¿Así que no hay nada que pueda decir para silenciar a tus ovejas?

Sonrío suavemente.

—No que yo sepa. Pero estás invitado a probar.

Nos sentamos en silencio y asumo que, de hecho, lo está intentando. No


estoy segura de lo que eso conlleva, pero al final el resultado es obvio. No
puede hacerlo.

Finalmente murmura una maldición, escaneando la colina detrás de


nosotros.

—Ni siquiera las puedo ver.

—Sí. Me gustan los sonidos, no los animales. Huelen mal y a veces muerden.

—¿No te las podías haber imaginado sin olor?

—No si quería que fuesen auténticas.

—No las puedes ver. ¿Cómo puede ser eso auténtico? —rebate él señalando
la colina vacía.
64

—No lo sé. Tal vez estén en el otro lado de la colina. Sólo porque no puedas
Página

verlas no significa que no estén.

Hace una pausa y puedo oírlo tragándose su molestia.


—Enséñame una. No puedo imaginar un algo que ni siquiera está aquí.

Le lanzo una sonrisa rápida.

—No es mi problema.

—¿En serio? ¿Así es cómo va a ser?

—Trátala como una radio —le sugiero—. Imagina que estás accionando un
interruptor y que se muere el sonido.

Se inclina hacia delante, los hombros cuadrados y se queda en silencio.


Miro divertida los sutiles movimientos que creó en el lago. Realmente no lo
hizo mal. Estoy un poco impresionada. Estoy igualmente impresionada
cuando de repente todo se queda en silencio.

—¡Ja! —grita él mirándome triunfal. Está sonriendo y es adorable y


contagioso.

—Guau, apagaste la radio.

Mueve la mano hacia atrás y delante.

—Más o menos.

—¿A qué te refieres?

—Hice lo que me dijiste.

Ahora era una media sonrisa.

—¿Apagaste un interruptor?

—Dijiste que hiciese que el sonido muriera.

—¡Oh Dios! —jadeo llevando la mano a la boca—. ¡Has matado a mis


ovejas!
65

—Lo hice, sí. —confirma con un asentimiento.


Página

—Vaya. Eso es oscuro.

—Si no lo puedes manejar estás invitada a irte.


—Oh no, —digo cruzando mis tobillos y acomodándome—. Puedo
manejarlo.

—Haz lo que quieras.

Después de un largo silencio, digo:

—Hoy estás más simpático.

Resopla una risa.

—Acabo de matar a un rebaño de ovejas.

Es un punto justo. Él es un asesino.

—Incluso así, eres más simpático hoy.

—No fui un idiota la última vez.

—Sí lo fuiste —digo riéndome de su mentira.

—Tienes razón. Lo fui. Pero ¿qué tal esto? Lo siento, fui un idiota la última
vez.

Decido que eso podría ser verdad, así que acepto su disculpa con un gesto
rápido. No me molesto en preguntar qué ha cambiado. Sigue siendo brusco,
pero no es hostil, no como fue la última vez. Estoy contenta porque no
puedo evitar estar aquí. Además, lo que quiera que sea esta conexión no sé
si es culpa mía. Se me apareció mientras agonizaba, ahora estamos
sentados en un muelle de un sueño que ha creado. Todo lo que puedo decir
es que yo no he iniciado el contacto entre nosotros.

—¿Esto se califica como un sueño recurrente1? —pregunta rompiendo el


silencio.

Me encojo de hombros.
66

1
sueños recurrentes: se repiten con poca variación en la historia o tema. Estos sueños pueden ser
Página

positivos, pero frecuentemente la mayoría de ellos son pesadillas. Los sueños pueden recurrir porque un
conflicto plasmado en el sueño permanece no resuelto e ignorado. Una vez se ha encontrado una solución
al problema, Los sueños recurrentes pueden cesar.
—Tal vez. Dos veces en... ¿qué? ¿Un mes?

—En líneas generales sí. ¿Planeas seguir apareciéndote?

Sacudo la cabeza molesta.

—Ya te lo dije, yo no tengo nada que ver con esto. No más que tú.

Asiente como si aceptase el hecho, pero sé que no lo acepta. Tengo la


impresión de que no es el tipo que cree ciegamente.

—Tengo otro —dice mirándose las manos.

—¿Otra pregunta?

—Otro sueño repetitivo.

Escondo el hecho de que estoy sorprendida por su abierta oferta de


información, pero lo estoy completamente. Estoy aturdida.

—¿En serio?

—Sí. Es... —Mira el paisaje—. No es así.

—El mío tampoco —digo suavemente.

—¿Tú tienes uno? —pregunta. Puedo oír su escepticismo.

—Sí. Esto sucede en un bosque. Un muy extraño bosque.

Sus cejas se juntan mientras piensa. Espero para ver si va a decir algo más,
pero no lo hace. Así que lo insto.

— ¿De dónde viene la tuya ha…

Me despierto mirando a mis pájaros, preguntándome si ese era el


propósito. Él no puede tener esa clase de control. Yo no lo tengo. Pero ese
67

sueño se sintió programado. Ya me parecía raro que pudiese llevar la


Página

conversación. Nunca imaginé que pudiera llevar el sueño entero. Pero el


caso es que no debería tener esa clase de control. Tiene que haber sido una
coincidencia o si acaso, un accidente.

Las emociones juegan un papel muy importante en los sueños. Si él estaba


lo suficiente enfadado o molesto conmigo, podría haber cortado y corrido
sin saber cómo. Me pregunto si alguna vez he hecho algo así sin saberlo.

No sé cuál era la diferencia, pero él estaba más hablador, más relajado.

Incluso divertido. A pesar de lo divertido que ha sido este sueño


comparado con el anterior, la cosa que me tiene toda caliente y mojada es
el hecho de que he añadido algo. Me hace preguntarme qué más puedo
hacer.

Decido empezar a probar cosas. Puede parecer increíble que después de


todos estos años por los que he pasado por esto no haya decidido hasta
ahora empezar a jugar con el mundo, pero salto en mis zapatos. No puedo
controlar nada. Tengo este miedo, este terrible y completamente racional
miedo de que un día me Deslizaré en un sueño que no está basado en la
realidad y que nunca saldré. Ya sé que por alguna razón incontrolable me
gusta mezclar mi realidad con mi locura y vivo con miedo de que un día
vaya a mezclar ambas y mi locura se convierta en mi realidad. Así que no
juego con mis sueños. Son volátiles y mudables y sólo intento superar la
noche y despertarme en mi cama dónde tengo a mis cereales Lucky Charms
esperándome.

—¿¡Estás aquí!? —grita Cara desde el pasillo. Irrumpe por la puerta y se


abalanza sobre mí.

Estoy quebrada.

—¡Uf! ¿Qué pasa? —susurro.

—Estoy tan contenta de que estés aquí. —Cara corre a mi armario,


abriéndolo—. Tienes que vestirte ¡lo antes posible! ¡Tengo tu mochila,
68

vamos!
Página
Saca un maletín pequeño y negro de mi armario, uno que nunca he visto
antes y lo rueda a la puerta.

—Espera ¿a dónde voy? —pregunto empujando mi despeinado pelo de la


cara.

Cara sonríe como el gato de Cheshire.

—Mueve tu culo y averígualo.

Se va con el maletín antes de que pueda preguntar nada más.

Como puedes imaginar estoy adaptada a todos los despertares. Cuando se


va, sigo sus órdenes y entro en acción, poniéndome la ropa y los zapatos
rápido. Creo que combinan, pero no estoy segura. Corro al baño para
encontrarlo sin nuestras cosas.

—¿Dónde está mi cepillo de dientes? —chillo, abro el cajón, vacío—. ¿Y mi


cepillo del pelo?

—Ya los he empacado. ¡Vamos! —Oigo su voz llamándome desde la


entrada.

—Tengo que cepillarme los dientes.

—Tengo chicles en el auto. Tenemos que irnos.

Salgo del baño para ver que las maletas de ruedas se han multiplicado y
que ella está agarrando dos de ellas. Su expresión es emocionada y molesta.

—¿Y cómo ayudan los chicles a mi pelo?

—Eso no lo puedo arreglar —murmura mientras abre la puerta y


desaparece en luz brillante del invierno.

La sigo afuera, tomando lo que es aparentemente un maletín. No hay nieve


en el suelo pero la puedes sentir en el aire. Hay una frescura amarga en él
69

que es producida exclusivamente por la nieve e imagino que mañana


Página

nevará. Llegamos al auto, un viejo Accord negro y cargamos nuestras cosas


en el maletero. Una vez que estamos dentro y sentadas, enciende el motor
y me sonríe.

—Ahora me puedes preguntar.

—¿Preguntar qué?

—¡A dónde vamos!

—¡Oh! ¿A dónde vamos, Cara? —pregunto obediente.

En respuesta enciende la radio, coloca la canción del CD y espera, entonces


sale la música. No la reconozco, pero pillo el anzuelo.

Going to Miami. Bienvenido a Miami.

—¿Vamos a Miami? —pregunto, una sonrisa se extiende por mis dientes


sin cepillar. ¿Dónde está el chicle que me prometió? Empiezo a buscarlo.

—¡Sí! ¿Qué estás buscando?

—Chicle —replico abriendo la guantera y busco. Tres pares de gafas me


bloquean el camino. Oigo a Cara gemir cuando las empujo a un lado,
dejando mis huellas en ellas.

—Está en mi monedero —dice pasándomelo—. ¿No estás emocionada?

—¡Por supuesto que lo estoy! Estoy encantada. Nunca he estado ahí.

—Creo que estuviste una vez. Durante ese salto a Jersey.

—No. —Me pongo el chicle en la boca y me siento al instante menos


desagradable—. Eso fue Orlando. Aunque fue bonito. Me tiré en la playa
todo el día.

Cara asiente, pero está frunciendo el ceño.

—Esperaba llevarte a algún sitio en el que ya hubieses estado. No quiero


70

añadir ubicaciones a la lista.


Página

Entendí lo que estaba diciendo. Ir a un lugar en el que ya he estado no es


gran cosa. Si ya me he Deslizado ahí, las probabilidades de que lo vuelva a
hacer son altas. Visitar un sitio en el que nunca he estado, puede ser un
desastre. Por lo menos a ojos de Cara. Ella cree que si no me expongo al
mundo exterior dejaré de Deslizarme. Iré de sitio en sitio o mi cerebro se
aburrirá, eso piensa, pero yo no creo que funcione así.

—Está bien —le digo alegre tomando una de las gafas sucias y
poniéndomelas con una sonrisa—. Puedo manejar otra playa de Florida.
Con que no me lleves a Canadá o a Groenlandia...

—Trato —dice con una sonrisa débil.

Sé que está preocupada y odio hacerle esto.

—Así que... ¿Cuál es el plan? ¿Cuánto tiempo nos quedamos? —pregunto


tratando de cambiar el tema y conseguir que vuelva su emoción.

—Sólo una noche y no vas a dormir.

—¿Qué?

—No vas a dormir. Yo tampoco. No quiero que te Deslices. Vamos a


exprimir las siguientes treinta y seis horas y vamos a volver a casa
morenas, cansadas y felices. —Me mira y sus ojos son serios, determinados
cuando repite—. Sin dormir.

Sonrío tanto como puedo, tan despreocupada como puedo bajo el peso de
su mirada. Entiendo que necesite esto. Yo probablemente también lo
necesite, siendo sincera, pero sé el hecho de que ella lo necesita.
Preocuparse e imaginándome cada noche tiene que ser duro para ella.
Estar conmigo es estresante, no te lo puedes imaginar, pero al menos
siempre sé dónde estoy. Que estoy viva. ¿Cómo debe ser levantarse,
encontrar mi cama vacía y esperar esa llamada para saber que estoy bien?
O incluso peor, que no llegue la llamada porque estoy demasiado lejos y mi
teléfono no funciona. No voy a dormir en este viaje, de ninguna manera.
Haré lo que sea para mantenerme despierta, para estar con ella porque le
71

debo el mundo.
Página

Asiento una vez, con decisión.


—Trato.

—Welcome to Miami. Bienvenido a Miami.

Cara ha estado cantando eso la última hora. En el viaje al aeropuerto, en el


aeropuerto, mientras nos subíamos a nuestro vuelo. Al principio era mono,
pero ahora quiero matarla.

—¿Qué es esa canción, de todos modos? —le pregunto finalmente


empujando su brazo de mi apoyabrazos. En el otro lado hay uno para ella
sola. Perdí el otro con la mujer centenaria que está a mi lado.

—¿Cómo puedes no conocer esta canción? —pregunta ella incrédula.

—No lo sé, Cara. Es un misterio. ¿Cuál es?

—Es un clásico de Will Smith, es lo que es.

—¿Will Smith? ¿El chico de Soy Leyenda2?

—Más notable, el chico de Fresh Prince of Bel Air3.

Niego.

—Nunca lo había oído. ¿Es otra película?

Me mira con la boca ligeramente abierta.

—¿Es una broma? Crecimos en la misma casa. ¿Quién eres?

—Alguien joven.

—¡Puta! —chilla.
72

2 Soy Leyenda: película de terror de ciencia ficción posapocalíptica, dirigida por Francis Lawrence y
protagonizada por Will Smith.
Página

3
Fresh Prince of Bel Air: (El Príncipe de Bel Air en España, El Príncipe del Rap (en Bel Air) en
Latinoamérica) fue una comedia estadounidense producida por la cadena NBC y emitida entre 1990 y
1996. Estaba protagonizada por Will Smith, un muchacho de Filadelfia a quien su madre envía a vivir con
unos parientes ricos de Bel-Air, en Los Ángeles. Se produjeron 148 episodios en seis temporadas.
Puedo sentir la cara de la anciana de mi lado endurecerse por su lenguaje.
Le abro los ojos a Cara y asiento hacia mi lado.

—Relájate, loca —murmuro.

—Todavía no puedo creer que nunca hayas escuchado esta canción.

—Bueno, probablemente es vieja y te estás avergonzando a ti misma


cantando eso.

—¿De verdad piensas eso? No me avergüenzo fácilmente.

Enarco las cejas.

—¿En serio? Porque estoy bastante segura de que si aquellos chicos de allí
se giraran y te vieran cantando esa canción sin parar, estarías un poco
avergonzada.

Cara mira hacia ahí y ve a los chicos rubios bronceados tomando sus
asientos.

—Buen ojo —murmura.

Me pongo los auriculares y dejo descansar mi cabeza, nerviosa y esperando


el momento en el que me dejen usar mi iPod sin que se caiga el avión. Cara
ya está hablando con el chico más cercano. Su talento natural para atraer a
la gente todavía me parece increíble y lo he visto toda mi vida. Es hermosa
y divertida, una combinación peligrosa, e imagino que es más fácil seguir
una conversación cuando no tienes nada que ocultar.

En el momento que aterrizamos en Miami, Cara había acordado con esos


chicos que nos recogieran en nuestro hotel más tarde y que nos mostrasen
la ciudad por la noche. Intencionadamente intenté dejar caer que soy
menos, pero Cara es rápida cortándome y sonriendo con esa brillante
sonrisa que dice, no te preocupes. Este es su viaje y puede hacer lo que
quiera. Todo en lo que estoy pensando ahora mismo es en tirarme en la
73

playa y tomar tanto sol como mi cuerpo pueda manejar.


Página
Capítulo 8
Traducido por Lady_Eithne

Corregido por flor25

Nick
Odio el Curso de Submarinismo de Combate. No todo, pero hay algunos
puntos clave. El buceo es increíble. Cuando nos sentamos en las aulas para
aprenderlo, algunos de nosotros por segunda vez, me siento engreído. Sin
embargo, no soy el rey de la colina de ningún modo, y lo sé. Nunca he usado
un tanque de oxígeno en combate o chocado contra la superficie del océano.
Esto es algo totalmente diferente y hay un tipo subiendo a la Tubería
conmigo que ya es un Navy SEAL1. Me inclino legítimamente ante su
conocimiento superior.

La parte que odio es que mis entrenadores actuales obviamente han oído
hablar de mi momento de inconsciencia en Texas. Siguen burlándose de mí
por ello. Y no son los únicos. En este punto estamos entrenando con otros
tipos, compañeros de las Fuerzas Aéreas trabajando no para convertirse en
Paracaidistas de Rescate sino en Controladores de Combate. Era bueno
para hablar, comparar notas e historias de horror con ellos. Realmente me
gustaban. Hasta que también les llegó la noticia de mi incidente. Ahora es
todo lo que todo el mundo habla sobre mí. Estoy tan harto que estoy listo
para ahogarme otra vez para escapar de ello. Podría ignorarlo, pero estoy
preocupado. Durante el Chapuzón de Confianza en Solitario2 te ponen en
74

1 Navy SEAL: Los equipos Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados Unidos o SEAL, conocidos
habitualmente como Navy SEALs, son la principal fuerza de operaciones especiales de la Armada de los
Página

Estados Unidos.
2
One Man Confidence Swim: ejercicio de entrenamiento de las Fuerzas Especiales diseñado para
simular las difíciles condiciones que se pueden encontrar bajo el agua y aprender a superar cualquier
incidente controlando el stress y el pánico.
una piscina, con una máscara oscura, nadando en la completa oscuridad.
Puedo hacerlo, sé que puedo. La parte que me preocupa es el río.

Cuando me desvanecí antes y estaba flotando en el negro vacío en ese


cálido y silencioso río, consideré quedarme allí. En realidad ni siquiera lo
consideré, lo estaba haciendo. Estaba completamente feliz de dejarme
arrastrar corriente abajo y una parte de mí sabía a dónde me iba a llevar. Y
aun así, lo permití. Si no hubiera sido por Alex tomando mi mano, estaría
muerto. ¿Estaría ella allí otra vez? ¿Podría salvarme una segunda vez si lo
necesitaba? No quiero descubrirlo, no quiero necesitar ser salvado. Aunque
estoy preocupado. Si ocurre otra vez, aquí o fuera en el campo, ¿intentaré
montar ese rápido otra vez? Quiero decir que no, pero la verdad es que no
lo sé con seguridad. Es una parte bastante grande de mí que no entiendo.
Así que ahora, no solo no confío en otra gente, sino que tampoco confío en
mí mismo.

Si una sola persona más me pregunta si fingí el ahogamiento para


conseguir un boca a boca, explotaré.

—Un tipo ya falló —me dice Campbell en voz baja.

—¿De verdad? ¿Quién fue?

Estamos observando cómo examinan a otro tipo en el agua, sus


movimientos no son nada más que líneas borrosas de color y burbujas en
la superficie. Campbell está en la plataforma y yo estoy en el agujero,
nuestras pruebas llegaran pronto. Ya estoy cansado y puedo decir por el
hundimiento de sus hombros que Campbell también lo está. Es intencional
para que nos haga más vulnerables. Sé que para mí no importa si estoy
exhausto o fresco, no perderé la calma. Hay beneficios en ser un ciborg.

—No sé su nombre. Uno de los Controladores de Combate.

—Qué lástima por él —digo, y lo digo en serio.


75

Fracasar es peor que echarse atrás. Si voluntariamente te rindes, eso es una


Página

elección. Tú decides que el esfuerzo no vale la pena. Aunque si fallas es


diferente. Es alguien diciéndote que no tienes lo que hay que tener para ser
tu sueño. No puedo imaginar lo enfadado que estaría si declararan que he
fallado y dijeran que no puedo hacer esto. Lo siento por el tipo, quien quiera
que sea.

—¿Ves al tipo con el tanque de oxígeno? —pregunta Campbell, señalando


con la barbilla a un pequeño círculo de entrenadores de pie en un lado.

—¿Dónde?

—Hay un tipo en el hueco, escondido en la puerta de entrada.

—¿Cómo te das cuenta de estas cosas? —susurro.

Campbell es Rain Man3, lo sé. Le pregunté una vez si podía contar cartas y
él sólo sonrió, lo que es un sonoro sí en mi opinión.

—Ha estado simplemente ahí de pie, esperando —dice Campbell,


ignorando mi pregunta.

—¿Crees que nos está evaluando? O quizás está evaluando a los


entrenadores. Deben ser revisados de vez en cuando.

—Quizás. —Esto es lo que dice cuando te está diciendo educadamente que


estás equivocado. Ni siquiera me enfado porque probablemente estoy
equivocado—. ¿Pero por qué tiene un tanque de oxígeno? Y sigue
desviando la mirada hacia acá.

—Genial —murmuro, asegurándome de no mirar al tipo de nuevo. No


quiero hacer contacto visual.

—¿Te has dado cuenta ya? —pregunta Campbell.

Mis hombros se hunden ligeramente.

—Has sabido todo el tiempo por qué está aquí, ¿verdad?


76
Página

3
Rain Man: película protagonizada por Tom Cruise y Dustin Hoffman sobre un hombre que tras la
muerte de su padre descubre que tiene un hermano mayor que es autista con síndrome de savant o
síndrome del sabio, que implica, entre otras cosas, que tiene una memoria prodigiosa que le permite
hacer cálculos matemáticos extraordinarios, así como una agudización de todos los sentidos.
—Lo importante es, ¿lo sabes tú?

Cometo un error y vuelvo mi cabeza hacia Campbell. Niega con la suya sin
mirarme y vuelvo a permanecer de pie en posición de firmes, mirando
hacia delante.

—¿Tiene algo que ver conmigo? —Y entonces me llega. Texas—. No.

—Sí.

Estoy lívido. Necesito estar concentrado e inmutable y ahora mismo puedo


sentir mis manos tensándose y mis hombros contrayéndose con la tensión.
Esto, por supuesto, solo me hace estar más molesto. Es un enorme golpe
para mi ego. Walter me llama constantemente “Chico de Oro” y me dice que
la gente me respeta y me odio al mismo tiempo por estar siempre cerca de
lo más alto en las pruebas. Algunos tipos lo clavan en ciertas áreas y casi
fallan en otras, pero mientras que yo nunca estoy en lo alto en nada, estoy
cerca de lo alto en todo. Siempre. Nunca estoy cerca de fallar. No desde la
Respiración Amistosa en el Jueves Negro y aparentemente eso es lo que va
a perseguirme durante todo la Tubería.

—¡Campbell, prepárate! —llama nuestro entrenador mientras que el tipo


delante de él está agarrando su prueba. Luce bien, por lo que puedo ver, y
creo que va a pasar. Espero que lo haga. Es uno de los nuestros.

—Buena suerte, hombre —le digo a Campbell mientras empieza a ponerse


el tanque de oxígeno.

—Gracias. Tú también.

Mientras Campbell se mete en el agua, otro tipo aparece y espera su turno


después de mí.

—¿Consiguió pasar el último tipo? —pregunta a través de sus dientes


apretados, justo como Campbell y yo habíamos hecho unos pocos minutos
77

antes.
Página

—Parecía que sí —respondo—. Tú estás en Control de Combate, ¿verdad?


—Intentando estar.

—Siento oír que uno de los suyos no lo logró.

Resopla por la nariz pero luego se controla y se endereza.

—Está bien. Era un imbécil.

No respondo. Todavía me siento mal por el tipo. Y estoy pensando en todos


los paracaidistas en entrenamiento que probablemente dicen lo mismo de
mí.

Campbell pasa, no es una sorpresa, y pronto estoy sumergiéndome en la


piscina para hacer mi intento. Es extraño vestir la máscara oscura. Ya me
siento desorientado y apenas me he movido. Una vez que estoy dentro y
situado, la espera es tan tranquila y relajante. Tengo que recordarme que
eso no va a durar. Lo horrible de ello, la parte que me tiene tan cercana al
miedo que me pregunto si realmente siento, es que me recuerda al río. Está
oscuro, cálido y en silencio. Relajante en una forma desconcertante. Una
pequeña corriente me roza y sé que es el instructor, pero se siente como el
empuje que el río tenía sobre mí, tirando de mí suavemente. En lo negro de
la máscara, mi mente conjura un cabello largo y ojos cálidos.

Mi cuerpo de pronto está revolcándose y girando por el agua. En el instante


en que para, algo me golpea y me doblo como he sido enseñado para
proteger mis extremidades de que se rompan. Ya no tengo sentido de lo
que es arriba o abajo y el agua pasa rápidamente por mis oídos mientras
soy enviado girando otra vez. Cuando para y considero recuperar mi
orientación, siento que mi boquilla es arrancada. Alcanzo hacia atrás a
donde se une a mi tanque y trazo la línea, tirando del final de vuelta a mi
cara, pero cuando llega allí no hay flujo de aire. Alcanzo detrás de mí para
empezar a comprobar el problema, buscando las válvulas que necesito
ajustar para intentar recuperar mi aire, pero soy enviado girando otra vez
y tengo que doblarme hacia dentro y esperar a que acabe. No puede
78

haberse ido por mucho tiempo, pero mis pulmones comienzan sus súplicas
Página

por aire y estoy chupando la boquilla como acto de reflejo, intentado


conseguir un jalón de oxígeno que sé que no vendrá. No hasta que arregle
el problema. Alcanzo tras de mí otra vez y me ocupo de mi tanque,
finalmente consiguiendo aire de vuelta al tubo y hacia mis pulmones. Este
ciclo sigue una y otra vez, pero soy paciente y estoy en calma a través de
ello. Finalmente tiran de mí hacia la superficie y me quitan la máscara.

Mientras me estoy impulsando fuera de la piscina veo al tipo con el tanque


de oxígeno dar un paso hacia el entrenador que me está evaluando y
asiento hacia él.

—Me alegro de que no me necesitaras —dice sonriendo hacia mí con


suficiencia antes de dirigirse al interior.

Quiero hacerle un comentario sarcástico, pero soy el Chico de Oro con hielo
en sus venas así que me refreno.

—Carver —ladra el entrenador—. Pasaste. Sal de aquí de una vez.

—Sí señor.

Walters está sentado a mi lado en la cena y estoy rezando porque mantenga


la boca cerrada. Incluso aunque pasé el Chapuzón de Confianza todavía
estoy tenso, frustrado por el peso muerto de mi único error que me está
siguiendo a todas partes. El tanque fue simplemente un insulto. Sé
exactamente de qué trata y Walters lo deja claro también cuando habla.

—Es todo lo que tienen sobre ti, Carver —dice manteniendo su voz y ojos
bajos—. Quieren presionarte, pero no pueden encontrar por dónde
empezar. Uno de ellos incluso me preguntó acerca de si tienes o no una
novia.

—A lo mejor está enamorado de nuestro chico —sugiere Campbell


irónicamente.

—No —replica Walters con los ojos muy abiertos sin captar el sarcasmo—
. Estaba buscando información. Pescando en busca de cosas que son
79

importantes para Carver.


Página
—Si están tan desesperados, estoy sorprendido de que ninguno haya
mencionado a mi padre —refunfuño, mis ojos cuidadosamente centrados
en mi plato.

—Creo que un paracaidista caído está sólidamente fuera de los límites —


dice Campbell en voz baja.

—Sí. Podría quebrarte, pero creo que se sentirían como unos idiotas
después —concuerda Walters.

—No me quebraría.

Es verdad, no me dolería oír hablar de él. Él no es la forma de conseguirlo.


Tampoco una mujer. Ni siquiera mi madre es un tema emocional para mí.
Lo único con lo que podrían realmente llegar hasta mí es la única cosa que
absolutamente nadie sabe y que pretendo mantener así.

—Bueno, tienes que hacer algo —dice Campbell llanamente.

—¿Qué se supone que debo hacer? ¿Decirles lo que me pone triste por
dentro y sentarme mientras intentan hacerme llorar?

—Todos hemos llorado, amigo.

—¿Qué?

—Walters, ¿has llorado desde que empezó esto?

Walters asiente, pero permanece inusitadamente en silencio.

—¿Tú has llorado? —pregunto a Campbell con incredulidad.

—En Indoc. En el baño. Como una perra.

—¿Por qué?

—Eso no es asunto tuyo —replica, su voz falta de emoción y me siento


80

como un imbécil por preguntar.


Página

—Lo siento.
—Lo que estoy diciendo es que necesitas mostrar algo. Enfado, frustración,
tristeza. Algo más que la frialdad que has estado mostrando. Si no lo haces,
intentaran tenderte una trampa para que veas a un loquero.

—¿Qué? —pregunto bruscamente—. ¿Por qué diablos harían eso?

Campbell sonríe y me señala con su tenedor.

—Eso es. Mira lo enfadado que estás ahora mismo. ¿Te ha visto un
instructor alguna vez así, como loco? Porque yo no.

—No.

—Muéstrales eso y sabrán que tienes miedo de los terapeutas y


definitivamente terminarás con uno —dice Walters teniendo una
sorprendente cantidad de sentido.

Maldigo durante bastante rato en voz baja, apuñalando mi comida. Tienen


razón. Lo internalizo todo y con el mundo estresante que hemos estado
viviendo durante los últimos meses, debería haber mostrado algo para
ahora. Ya fuera llanto o furia o ambos, no importa. Solo tiene que ser algo.

—Diles que estás teniendo recuerdos del ahogamiento cuando estás en el


agua —dice Walters, leyéndome la mente—. Se tragarán esa mierda
porque ya lo han visto y no te llevará a un loquero mientras les dejes darte
un discurso emocional acerca de gestionar tus miedos.

—En realidad esa es una buena idea —dice Campbell de mala gana.

Suspiro y me froto mis ojos ardientes con la mano.

—Está bien, ¿cómo lo hago?

—¿Sargento? —digo tan dubitativo como soy capaz. Intento parecer


preocupado como Walters y Campbell me enseñaron, pero me siento como
81

un idiota. Siento preocupación en la vida real, sé lo que es y cómo luce mi


Página

cara, pero no soy un actor. No creo que pueda sacarlo adelante.


—No me lo digas, Carver. Estás fracasando. No pensé que oiría esto de ti —
me dice el Sargento Fellows, y me siento casi mal de que parezca
genuinamente consternado. O quizás es que simplemente es mucho mejor
actor que yo.

—No, señor. Por supuesto que no.

—¿Entonces qué quieres?

Me aclaro la garganta e intento recordar lo que Walters y Campbell


ensayaron conmigo, pero todo lo que puedo pensar es en lo terrible que
soy en esto.

—Estoy nervioso, señor.

—¿Acerca de qué? —pregunta, observándome con perspicacia

Frunzo el ceño y no es parte de la actuación, realmente estoy intentado


forzar esto a salir.

—Estoy nervioso acerca de… ahogarme de nuevo.

Me estudia durante largo rato como esperando a que diga algo más, pero
no creo que pueda, así que permanezco en silencio. En esto, en este juego
de esperar, no soy tan terrible. De hecho, soy el mejor en esto.

—Tú eres el que se fue abajo en Texas.

—Sí.

—¿Y todavía estás luchando con ello?

—No creo que fuera hasta el test de Confianza. Todo vino de vuelta
rápidamente. —Pienso en el río y mis preocupaciones legítimas acerca de
cómo lo manejé y de pronto ya no estoy mintiendo completamente.

—No pareces demasiado asustado en el agua.


82

—No estoy asustado, señor. Simplemente… tengo recuerdos de cómo fue.


Página

No quiero que eso me confunda, que me haga dudar.


—Hmm —responde y da un paso más cerca, bajando la voz.

Estamos afuera en campo abierto, lejos de todos los demás, pero tengo que
apreciar su discreción en asegurarse de que esto permanece en privado.
Aunque realmente espero que salga corriendo de su boca más tarde para
que todo el mundo sepa que Carver está dañado.

—Es bueno que permanezca contigo —dice finalmente y su voz no es cálida


pero ha perdido el borde furioso que todos llevan—. Te lo recordará. No
tengas miedo de ello, no dejes que te posea. Pero déjalo estar contigo de
forma que siempre recuerdes.

—¿Recordar qué, señor? —Realmente quiero saberlo. Quiero saber por


qué no debería hacer todo lo que puedo por olvidar ese río, olvidar a Alex
y seguir adelante sin todo el exceso de equipaje de tira de mí hacia abajo.

El Sargento me sujeta por el hombro, sosteniendo mi mirada.

—Recordar que eres humano, Carver.

83
Página
Capítulo 9
Traducido por Lady_Eithne

Corregido por flor25

Alex
Sólo han pasado dos días desde la última vez que soñamos el uno con el
otro o que él soñó conmigo o yo con él, ya no lo sé. Cualquiera que sea la
dinámica, estamos de vuelta más pronto de lo que esperaba. Aunque no
puedo decir que lamente verlo. He estado pensando acerca de la oveja y el
movimiento del agua, preguntándome qué más podemos cambiar. Estaba
asustada de hacerlo sola, pero estoy menos nerviosa acerca de la idea de
hacerlo con él. Está tan seguro de sí mismo y hay algo diferente ocurriendo
aquí que me está dando confianza también. No quiero ponerme demasiado
optimista, pero quizás él pueda ayudarme a tomar el control de las cosas.
Quizás incluso pueda ayudarme a averiguar cómo controlar el
Deslizamiento. Es una apuesta arriesgada y estoy adelantándome a mí
misma, pero una chica puede soñar, ¿verdad?

—Guau, estás quemada —dice Nick inmediatamente mientras me siento a


su lado.

—Lo estoy —acepto bajando la mirada a mi piel rosada por el sol. No es


una mala quemadura, no duele, pero definitivamente estoy achicharrada.
Aunque valió la pena. Pasar ese tiempo con mi hermana relajándome y
riéndome era exactamente lo que no sabía que necesitaba. Ambas volvimos
a casa tal y como ella quería; quemadas, agotadas y felices—. Estuve de
84

vacaciones.
Página

—¿Vacaciones? Te vi hace sólo dos noches.


—Fueron cortas. Sólo un día.

—¿A dónde fuiste?

—Florida.

Resopla por la nariz.

—Original.

—¿Qué? —pregunto con ceño fruncido. ¿De verdad? ¿Ya va a estar así otra
vez? Me pregunto si es grosero preguntar si es bipolar.

—Nada. No me di cuenta de que no tengo creatividad.

—¿Qué quiere decir eso?

—No quiere decir nada. No te preocupes. ¿Lo pasaste bien en Florida?

Dudo, sintiendo como si esta conversación tuviera minas terrestres de las


que no estoy advertida.

—Lo hice, sí —respondo con cautela—. Bastante.

Él no responde, sólo se ríe y tira una piedra al agua. Miro a nuestro


alrededor, intentando averiguar de dónde ha venido. Su mano derecha está
cerrada alrededor de varias de ellas.

—¿Dónde conseguiste esas?

—¿Las rocas? —pregunta, mirando a su mano distraídamente—. No lo sé.


Las quería y aquí están.

Hace saltar otra a través del agua sin esfuerzo. Cuento los saltos, pero me
rindo en catorce cuando continúa hacia el centro del lago. Lo está haciendo
ahora; afectando al sueño. Hace que las cosas pasen fácilmente y me
pregunto si es porque nunca ha tenido miedo de un sueño de la forma en
85

que lo hago yo. Nunca ha estado asustado de estar perdido en nada y en


ninguna parte por toda la eternidad.
Página

—¿Por qué me estás mirando fijamente?


Aparto la mirada rápidamente.

—No me di cuenta de que lo hacía.

—Toma.

Está extendiendo su mano hacia mí. Cuando pongo la mía ahuecada debajo
de ella, deja caer tres piedras planas y suaves en mi palma. Son de perfectas
tonalidades de negro, gris y un blanco casi perlado.

—Son bonitas.

—Sólo son rocas —dice con desdén.

Tomo la piedra negra y la hago rodar alrededor de mis dedos, disfrutando


la superficie perfectamente pulida. La miro fijamente durante largo rato,
concentrándome en su forma. Memorizo las curvas y luego la imagino
cambiando. Estoy cabalgando a lo largo del borde la piedra, emergiendo y
cayendo con su horizonte y está cambiando a mi voluntad mientras avanzo.
Ya no la estoy viendo como un todo. Todo lo que veo son las curvas y
dobleces de cada sección mientras ruedo sobre ella y pasó las puntas de
mis dedos a través de ella, empujando y moldeándola como si fuera arcilla
suave.

—¿Es eso un pájaro?

Su voz me interrumpe de mi trance y mi visión se retrae. Puedo ver la


piedra de nuevo como un todo donde está presionada entre mis dedos y
grito de emoción. Es un pájaro. Se parece exactamente a una versión más
pequeña de los pájaros de mi pared. Los que me dicen que estoy en casa.

—¡Es un pájaro! ¡La convertí en un pájaro! —exclamo, sonriéndole.

El me devuelve la mirada con diversión.

—Realmente te van los pájaros.


86

—No, los odio absolutamente.


Página
Oigo su risita y otra piedra golpeando la superficie del agua, pero estoy
cautivada por el pájaro en mi mano. Lo hice. Tomé algo que él había creado
y lo convertí en lo que yo quería. Es justo como las ovejas.

Las que él mato.

Instintivamente cierro mi mano alrededor de mi pájaro de forma


protectora, y aunque sé que es tonto, furtivamente lo meto en el bolsillo de
mis vaqueros donde él no puede verlo.

—Así que, ¿has estado alguna vez en Florida? —pregunto. Él resopla por la
nariz de nuevo y lo fulmino con la mirada—. ¿Qué te pasa esta noche?

—Nada. Sí, he estado en Florida. Asumo que quieres hablar de ello.

—Ya no, no quiero —murmuro, apartando la mirada.

Estamos en silencio durante un rato antes de que él diga:

—No me gusta.

—¿No te gusta qué?

Suspira, pero responde pacientemente.

—Florida.

—Oh. ¿Por qué no te gusta aquello?

—He estado teniendo una mala experiencia.

—Espera, ¿“teniendo”? ¿Estás allí ahora?

Pone los ojos en blanco. Quiero golpearlo por hacerme sentir como si cada
pregunta que hago es ridícula.

—Sí —responde secamente.

—De acuerdo, en serio, ¿por qué estás siendo un idiota otra vez?
87
Página

—¿Qué quieres decir?


—Por favor, ya sabes lo que quiero decir. Poniéndome los ojos en blanco,
los suspiros, tu tono. ¿Preferirías que no te hiciera ninguna pregunta?

—Preferiría que no hicieras preguntas cuyas respuestas ya sabes. —Su voz


suena molesta.

Parpadeo.

—¿De qué estás hablando? No conozco la respuesta a una sola pregunta


que he hecho. ¡Por eso las pregunté!

—Sabes todo lo que yo sé.

—Oh, vaya —digo en voz baja. Ahora lo capto—. ¿Todavía crees que estoy
en tú cabeza, no? Una alucinación. ¿Crees que tú me has inventado?

—¿Qué otra explicación hay?

—No hay explicación para esto. Simplemente es, pero ya te lo dije antes y
te lo diré ahora otra vez; soy tan real como tú.

—No sé qué quiere decir eso —dice entrecerrando los ojos hacia mí.

Lanzo mis manos en alto en frustración.

—Tampoco lo sé. Estoy intentando averiguarlo, lo mismo que tú.

—Así que estás diciendo que eres una persona real. Al igual que yo.

Sus palabras están empapadas de sarcasmo. Es un reto y soy una inocente,


pero lo acepto.

—Eso es exactamente lo que estoy diciendo. Tengo una hermana llamada


Cara, dos padres espantosos y vivo en Nebraska. ¿Quién inventaría eso?

—¿Vives en Nebraska?

Sonrío.
88

—Bueno, nadie vive realmente en Nebraska.


Página
Sonríe débilmente, estudiándome. Siento mis mejillas calentarse bajo su
escrutinio, pero espero que mi bronceado lo cubra.

—De acuerdo —dice finalmente con un encogimiento de hombros.

—Todavía no me crees, ¿verdad?

Tira una piedra, negando.

—¿Sigues pensando que soy un producto de tú imaginación?

Asiente.

—Eres terco como el infierno.

Asiente de nuevo, más enfáticamente esta vez.

Mientras lanza piedra tras piedra me doy cuenta de que es zurdo. Intento
recordar algo que oí o leí acerca de que la gente zurda es más creativa que
los diestros como yo, pero no me llega nada. Probablemente era una mierda
de todas formas. Por otro lado, puede manipular el sueño más fácilmente
que yo…

—¿Qué es lo que haces? —le pregunto.

—¿Me estás preguntando a qué me dedico?

Rechino los dientes por un segundo y luego respondo calmadamente.

—Sí. Digamos, sólo por diversión, que soy una chica real en una cama en
Nebraska teniendo este sueño contigo y que no sé nada acerca de tu vida.

—No me importaría eso.

—¿No te importaría, qué?

—Si fueras real. Eres guapa. Deberías ser real.


89

Me hace un cumplido tan llanamente, tan casualmente, que me aturde. No


puedo hablar. Me siento estúpida por estar tan afectada por un tipo
Página

diciéndome que soy guapa. Especialmente un tipo que cree que me ha


fabricado para lucir así. Pero la verdad es que lo soy.
—Gracias —consigo decir avergonzada.

Asiente distraídamente y responde.

—Estoy en las Fuerzas Aéreas.

—¿De verdad? Mi padre también.

—Que sorpresa, el mío también.

Sé que está siguiéndome el juego, fingiendo que soy real y que todavía cree
que soy parte de su sueño y nada más, pero no me molesto en pelear con él
por ello. Mientras podamos seguir teniendo este sueño y yo pueda hacer
progresos con mi control, él puede creer que soy un Oso Amoroso1 por todo
lo que me importa.

—¿Vas a lanzar esas piedras? —pregunta, desviando la mirada hacia mí.

—No. ¿Las quieres de vuelta?

—No, quédatelas. Haré más.

—Es increíble que puedas hacer eso —le digo, envolviendo mis dedos
alrededor de las piedras otra vez. Empiezo a rodarlas alrededor en mi
palma. Es extrañamente relajante.

—¿Qué? ¿Hacer rocas?

—Hacer cualquier cosa en un sueño.

—Tú hiciste ovejas.

—Y tú las hiciste callar.

—En realidad lo que hice…


90
Página

1
Care Bear: es una serie de televisión y una línea de juguetes estadounidenses que fueron muy populares
en los años 1980. En España son conocidos como Osos Amorosos y en Latinoamérica su nombre era el
de Cariñositos, aunque popularmente se les llamaba Ositos cariñositos.
—Sé lo que hizo, Sr. Lecter2 —le interrumpo con una sonrisa—. Todos
recordamos exactamente lo que le hizo usted a los corderos.

—¿Todos? —me cita—. ¿Te estás aliando con las ovejas?

—Las ovejas nunca olvidan.

—Esos son los elefantes.

—Oh, es cierto. ¿Cuál es el tema con las ovejas?

—Las ovejas te ayudan a dormir

—Suenas como el Dr. Seuss3 —me rio—. Quise decir lo que dije y dije lo
que quise decir. Una oveja es fiel al cien por cien.

—Esos también son los elefantes.

—Mierda

Nick se ríe. Me atrapo a mí misma sonriéndole. Cuando no está siento


horrible, está bastante bien.

—¿Por qué no te gusta Florida, Nick? —pregunto. Sé que estoy forzando


botones, pero lo hago de todas formas. Tengo una oportunidad del
cincuenta por ciento de que responda o que apague todo el sueño. Decido
que vale la pena tirar los dados.

—Todavía seguimos con esto, ¿eh? —pregunta, su sonrisa


desvaneciéndose.

—Soy como un perro con un hueso.

Se pasa una mano por su pelo oscuro y suspira.

—Ah, qué diablos. Es básicamente como hablar conmigo mismo, ¿no?


91

2
Lecter: Referencia al protagonista de la película El silencio de los corderos, el doctor Hannibal Lecter,
Página

que es un psicópata y asesino en serie que practica el canibalismo.


3
Dr. Seuss: seudónimo de Theodor Seuss Geisel, escritor y caricaturista estadounidense, extensamente
conocido por sus libros infantiles, entre los que destaca ¡Cómo el Grinch robó la Navidad!
—En realidad no es nada como eso. Es como hablarle a otra persona que te
ha hecho una pregunta. Así es como es.

Cuando me mira no puedo leer su expresión pero puedo leer la mirada


prolongada que me está dando. Puede continuar durante mucho tiempo sin
parpadear. Es espeluznante. Finalmente asiento en acuerdo silencioso para
hacia mi inexistencia y él me libera.

—Estoy en entrenamiento —dice.

Esto da comienzo a un prolongado relato detallando para mí sus años de


esfuerzo para entrar en el programa de paracaidistas de las Fuerzas del
Aire. Por lo que entiendo, es intenso y eso tiene mucho sentido porque Nick
es definitivamente eso: intenso. Continúa sin parar de explicándomelo y
son más palabras de las que nunca imaginé que él pudiera decir en voz alta.
Intento no interrumpir con un montón de preguntas o comentarios porque
realmente me gusta escucharlo hablar. Su voz es profunda y grave. Es
agradable cuando tiene poca mordacidad.

El tipo está comprometido en una forma que yo nunca he experimentado.


Las cosas a las que renunció voluntariamente son las mismas cosas que
siento que me estafaron durante mi adolescencia. Incluso a las cosas que
está dispuesto a renunciar como adulto son las cosas por las que lloro y
gimo por no ser capaz de tener. Si entra en el campo profesional, siempre
estará de guardia. Cada noche que recueste su cabeza para dormir no
tendrá garantías de que no será llamado para ir a otra ciudad, estado o
incluso país al amanecer. Sólo porque llegará allí por avión no lo hace
diferente de la forma en la que yo vivo.

Las similitudes en nuestras vidas son sorprendentes para mí y por alguna


razón me ponen bastante triste. No se las menciono porque las desecharía
como si su cerebro me estuviera dando una historia de fondo con la que
pudiera identificarse. Tiene que haber una conexión aquí, algo que
92

explique por qué está ocurriendo esto entre nosotros, y mientras que él
piensa que tiene todas las respuestas y todo está organizado, yo estoy
Página
segura de que soy una persona real y que hay más en esto de lo que él está
dispuesto a buscar.

Nick se vuelve bastante animado cuando me habla de paracaidismo. Es


entonces cuando me doy cuenta de que ambos nos hemos girado en el
extremo del embarcadero para sentarnos con las piernas cruzadas y
encarando el uno al otro.

—El salto nocturno fue increíble —me cuenta, sus ojos verdes
iluminándose con una emoción residual—. No puedes ver el suelo que hay
debajo de ti. Se siente como si estuvieras saltando literalmente hacia la
nada. Simplemente cayendo a un vacío que te traga.

Me estremezco ante la idea mientras que él está básicamente describiendo


mi peor pesadilla.

—¿No estabas asustado? Yo estaría aterrorizada.

—Sí —dice evitando mis ojos—. Es escalofriante. Pero es emocionante


también. Principalmente emocionante.

Sonrío.

—Yo nunca lo haría. Tú eres más valiente que yo.

—Yo no soy valiente, Alex —dice firmemente.

Estoy sorprendida de que haya usado mi nombre. Me esfuerzo por


recordar si lo ha hecho alguna vez antes.

—No estoy segura sobre eso —le digo suavemente—. Lo que estás
haciendo suena bastante…

—Valiente.
93

Estoy mirando fijamente a los pájaros de la pared de mi dormitorio.


Página

Cuando me doy la vuelta y giro sobre mi espalda, estoy impresionada por


dos cosas increíbles al mismo tiempo.
Una, que Nick se ha largado en dos sueños diferentes, mostrándome que
sin lugar a dudas tiene más fuerza de la que jamás he deseado tener. No sé
qué hay acerca de él que tiene mucho más poder en un sueño que yo, pero
sé que quiero aprender. Quiero ser su Saltamontes. Quizás él es como yo,
quizás él también se Deslizaría, pero tiene el control que yo nunca he
llegado a dominar. Si pudiera enseñarme eso, podría salvarme la vida.

La segunda cosa increíble está posada en mi mano temblorosa,


devolviéndome la mirada sin expresión, significando tanto y sin ni siquiera
saberlo.

Dos piedras perfectamente hermosas. Una gris. Otra blanca perlada.

94
Página
Capítulo 10
Traducido por Xasdran

Corregido por Vickyra

Nick
Hacía semanas que no soñaba con Alex, y me molestaba que eso me
molestara. No sabía para qué quería verla. Prácticamente le expliqué la
historia de mi vida la última vez que hablamos, así que no sé qué más hay
que decir. Es buena escuchando, y me siento bien hablando con ella. Eso
me molestaba de sobremanera. Lógicamente, sé que sólo estoy hablando
por mí. Pero mirar sus ojos almendrados y escuchar sus risas, es mucho
más divertido que permanecer en mi húmeda y oscura cueva pensando en
lo mucho que me odio.

Hasta que me dijo que era valiente. Es como si me hubieran abofeteado,


empezaba a pensar que lo estaba haciendo bien. Eso me enfadó, y agradecí
que el sueño se terminara antes de que ella volviera a decirlo.

—Voy a tener que comer termitas, ¿verdad? —preguntó Walters, mirando


su avena sospechosamente.

Campbell gesticula.

—Supongo, si es lo que quieres. ¿De qué estás hablando?

—En el entrenamiento de supervivencia, cuando nos abandonen en el


bosque con nada más que un cepillo de dientes y papel film para sobrevivir.
95

Tendré que comer insectos para mantenerme con vida.


Página
Campbell me mira con compasión, pero se encoge de hombros, ignorando
efectivamente esta conversación. No puedo encargarme siempre de
Walters a estas horas de la mañana. Para mí es un problema de la hora de
la cena.

—¿Un cepillo de dientes y papel film? —pregunta Campbell.

—O lo que sea que nos den, en cualquier caso. Quizás no sea nada de eso,
pero a mí me gustaría tener un cepillo de dientes.

—Hoy tenemos clase todo el día.

—Ya lo sé, pero al final vamos a irnos de allí. Es por eso por lo que nos
trajeron a Washington, por los bosques. Nos van a dejar allí y vamos a tener
que sobrevivir.

—Sí, con el tiempo. Después de que te enseñen cómo hacerlo.

—Y me enseñarán a comer bichos. —Walters pone su mano en su boca, y


yo, me aparto un poco, preocupado de que me vomite encima—. Oh, Dios
mío. No puedo pensar en eso —se queja.

—Entonces déjalo, idiota —le digo mientras aparta mis cereales lejos de su
alcance.

—¡No puedo dejar de preocuparme por eso!

—¿Eso te preocupa? —pregunta Campbell incrédulo—. ¿Eso? ¿Ni el


entrenamiento de aguantar la respiración bajo el agua, o escapar de un
avión que se está hundiendo, ni el salto en paracaídas? Los bichos. ¿Eso es
lo que te hace cagarte en los pantalones?

Walters se pone pálido y decide renunciar oficialmente a su desayuno,


empujándolo lejos y frota sus manos en sus tristes ojos.

—No me gustan los bichos —dice.


96

—Por Dios, debes estar bromeando —murmura Campbell.


Página
—Entonces, podrías comer musgo —le digo a Walters en el tono más
amable que puedo poner a las cinco de la mañana—. U hojas. Ellos nos
enseñarán a comer diferentes tipos de plantas.

—¿Qué pasa si me como la planta equivocada y me muero?

—Entonces no tendrás que preocuparte por comer bichos.

—Sí, porque los bichos se te comerán a ti —dice Campbell tristemente.

—Oh, Campbell, venga ya —gime Walters levantándose rápidamente de la


cama y dirigiéndose directamente al cuarto de baño.

—Necesita madurar —replica Campbell, mientras indaga felizmente en su


desayuno—. Si le vieran actuar así, lo machacarían en el entrenamiento.

—Sí, así que le van a hacer pasar un mal rato, ¿Por qué no lo pasamos
nosotros también? ¿No tendríamos que apoyarle o algo?

Campbell me mira, congelándose en mitad del masticado. Estrecha sus


ojos.

—¿De qué estás hablando?

Froto mis manos sobre mi cara rápidamente y agito la cabeza, sin estar
seguro de cómo responder a eso, porque, honestamente, no sé a dónde
demonios nos dirigíamos.

—Nada —digo—, estoy exhausto y sólo digo locuras.

—Si quieres ser solidario con Walters, ¿por qué no vas al baño y le sujetas
el pelo mientras vomita?

—Cállate.

—Ya tiene una novia, Carver. No necesita otra.

—Deja de comportarte como un idiota —digo en un tono afilado.


97
Página

—Eh, tío, no estoy intentando comportarme como un idiota. Intento ser su


amigo. Quiero decir, necesita madurar sobre este asunto. Como coño crees
que le ayude que corramos a su alrededor y le digamos lo comprensibles
que son sus sentimientos.

—Le estás haciendo pasar un mal rato, ¿es así como le ayudas?

—Mejor yo que uno o todos los otros participantes. Mejor tú y yo que los
entrenadores. Tenemos que intentar que se quiebre, que quiera renunciar.
Porque te guste o no, ya eres parte de este equipo y se lo debemos para
ayudarle a superar esto, y “ser solidario” no es la forma de hacerlo.

Vuelvo a sentarme, un poco aturdido. Siempre me olvido de lo inteligente


que es Campbell. Y tiene razón. En algún lugar a lo largo de la línea, no sé
exactamente dónde, Walters se había convertido en mi amigo. Aunque
siempre sospeché que sería Campbell, asumí que al final perderíamos a
Walters. Pero todavía estaba aquí, y era uno de nosotros.

—Tienes razón.

—Siempre tengo razón —dice Campbell, levantándose de su asiento—.


Intenta recordarlo la próxima vez, y sígueme.

—Está bien jefe.

Walters nunca se comería un bicho. No sé exactamente qué pasó durante


su entrenamiento de supervivencia, pero lo superó con creces, y nadie más
aparte de Campbell y yo, conocía su fobia. Era una victoria sin importar
cómo. Me gustaba el entrenamiento de supervivencia. Probablemente
demasiado. Es mi parte solitaria. Si ser un PJ no funcionaba, creo que
encontraría mi vocación, como uno de esos locos hombres salvajes, que
viven sólo en los bosques. Walters nos informó de que sabe hacer Origamis,
otra cosa que tendríamos que mantener en secreto, y se ofreció a hacerme
un sombrero de papel de aluminio, preparándome para empezar mi vida
de loco solitario.
98

En nuestro último día en Washington, teníamos algo de tiempo libre y la


Página

oportunidad de salir de la base, así que nos fuimos de cabeza a los bares
deportivos más cercanos. Es un viernes por la noche y hay fútbol, cervezas,
nachos y mujeres, todo lo que me hace repensarme lo de hacerme nómada.
Llevo dos cervezas y mi tolerancia al alcohol acaba de morir porque ya
estoy borracho. Walters, sorpresivamente, se abstiene de beber y Campbell
para compensarlo, se bebió la parte que le correspondía. Acababa de
terminarse otra jarra y le decía improperios a una rubia que había en el
bar, dejándonos a Walters y a mí solos. El filtro entre mi boca y mi cerebro
estaba dormido, y me oigo formular una horrible pregunta.

—¿Por qué estabas llorando en la Indoc?

Sé que es una putada preguntar eso a quemarropa, porque Campbell tenía


razón, no era asunto mío. Pero la cosa es que estoy intrigado. Estoy
desconcertado. Estoy sorprendido por esta flagrante emoción y una parte
de mí es demasiado curiosa. Realmente necesito saber qué es lo que había
pasado y Campbell me iba a asesinar si se lo preguntaba otra vez.

—¿En serio? —me pregunta Walters, mirándome como si estuviera loco.

—Sé que es grosero preguntar, pero de todas formas lo hago. Realmente


quiero saberlo, pero no lo consigo.

—No seas idiota —dice tomando un sorbo de su cola y alzando la vista a


los televisores que colgaban del techo.

—No, no, no, no estoy intentando ser un idiota. Realmente quiero saberlo.
No me estoy burlando de ti, tío. Solamente quiero saber qué paso. Que te
llevó a tal extremo.

—No lo sabes, ¿verdad? No te importa nada.

—Eso no es verdad —le digo seriamente—. Me molesta que no me moleste.


Me molesta muchísimo. —Definitivamente estoy borracho, porque estoy
repitiendo muchas veces la palabra “molesta”. Ahora mismo soy como el
maldito Winnie the Pooh.
99

—Eso no tiene sentido.


Página
No sé cómo explicarle que no puedo sentir nada, no como él podría sentirlo.
No sabía cómo explicarle a alguien que existía en un plano totalmente
diferente. Uno intenta hacer lo que se puede, pero nunca consigo llegar. Ese
es el motivo por el que no intimo con la gente. No sirvo para ser social.

Se sienta y se queda mirando fijamente al vacío.

—Iba a renunciar.

—¿Qué? —pregunto con la voz sorprendida. Es imposible que le hubiera


escuchado bien.

—Iba a renunciar. No podía hacerlo.

—No quieres renunciar.

—Ya no, pero quería.

—¿Por qué?

Su mirada se centra en mí y sé que estaba intentando decidir si me estaba


quedando con él o no. Nunca antes le había preguntado algo personal.
Entiendo su preocupación. Me quedo sentado, con el rostro impasible, y
espero.

—No soy un cobarde —dice de repente con voz enfadada.

—¿Quién te ha dicho que lo fueras?

—Nadie. Pero sólo porque seas una maldita máquina, no significa que el
resto de nosotros no pueda tener miedo.

—Sé que la gente se asusta, Walters.

—Sí, pero tu no. Nunca te he visto asustado. Ni de cerca.

No podía negarlo, pero tampoco podía afirmarlo de manera rotunda. No


100

estaba tan borracho.


Página

—Soy un monstruo —digo con una sonrisa torcida.


Se ríe y yo suspiro aliviado internamente. El chico que siempre pensé que
era socialmente ignorante e incapaz de leer a nadie, acababa de dar en el
clavo, con mi secreto más oscuro y profundo. Es extraño y desconcertante.
Es cómo ver a un oso panda haciendo álgebra de manera impecable.

—No tuve miedo hasta el día en el que te ahogaste —dice Walters.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Las cosas que hacíamos en el entrenamiento, son las que nos pasarán en
el mundo real. Estabas entrenando y te ahogaste. Y tú eres el chico de oro,
eres el mejor en esto, pero moriste. Tuvieron que traerte de vuelta. Eso nos
descolocó a muchos. Ese día me di cuenta de que podíamos morir aquí, en
las tuberías en las que se encuentran las redes de seguridad. ¿Qué va a
pasar cuando lo hagamos en serio y no haya redes de seguridad?

Ahora, realmente, no sabía que decir. No puedo creerme que yo sea la razón
por la que está aterrado. Lo suficientemente aterrorizado como para
renunciar. No sé qué es el miedo, pero estoy familiarizado con la culpa y en
estos momentos la estoy sintiendo.

—Mira —digo—. Lo que me pasó a mí fue sólo culpa mía.

—Yo también puedo cometer un estúpido error y no ser yo el que muera.


¿Qué pasa si eres tú, o Campbell, o alguien más? —Deja salir y me doy
cuenta de que ha estado pensando mucho en ello—. Me da miedo morirme.
Me da miedo que mueras. Estoy asustado de que me envíen a salvar a
alguien, meta la pata y muera.

—Esos son muchos miedos.

—Sí —concuerda él—. A veces no sé si soy lo suficientemente valiente para


esto. Quizás soy un cobarde.

—La valentía no es la ausencia del miedo, sino el triunfo sobre él. —Le
101

recito la cita como si fuera un impostor. Yo era la ausencia del miedo. No


tenía derecho a tener esta conversación con él.
Página

—¿Quién dice eso?


Me encojo de hombros.

—No tengo ni idea. Campbell lo sabrá. —Walters no responde, pero puedo


sentir la conversación alejarse de mí—. Está bien, esto es lo que yo sé. Sé
que es bueno que tengas miedo. Tienes que tenerlo. El miedo es la forma
en que tu mente le dice a tu cuerpo que tiene que defenderse, de ponerte
alerta. Tener miedo significa que comprendes la gravedad de la situación
en la que estás. Y en esta línea de trabajo, es importante conocer y
comprender la gravedad del peligro. No hay nadie aquí al que no le de
miedo este trabajo. —Soy un farsante. Estoy mintiendo—. Tienes que mirar
a tus miedos como lo que son; un sistema de ponerte alerta. Es una
herramienta necesaria para llevar a cabo este trabajo; no para hacerte
renunciar. Puedes dominar tus miedos y utilizarlos a tu favor. Te harán más
consciente, más agudo. Te ayudarán a calcular los riesgos de la situación y
a planificar cómo tú y el resto podéis salir de ella sanos y salvos. Tú eres
dueño de tu miedo, no dejes que tu miedo sea tu dueño.

Walters toma otro sorbo de su cola y vuelve a centrar su mirada distante


en los televisores. Sé que está pensando en lo que le he dicho y me gustaría
tener una mejor idea de lo que acaba de salir por mi boca. Nunca había
pensado sobre ello. Cómo había dicho mi propio vómito verbal. No los tenía
bajo control.

—Tienes razón —dice finalmente sonriéndome—. Gracias, tío.

—Sí, cuando quieras.

Me siento más intruso que nunca.

Campbell está de vuelta con una nueva jarra y me acabo lo que quedaba de
mi cerveza en un largo trago. Tiene a la rubia del bar abrazada por los
hombros, ella está saludando a otra chica, una morena. Me sirvo otra copa.
Miro a la chica y recuerdo que hay un montón de maneras de relacionarse
102

con la gente. Algunas veces lo hago fatal, pero otras veces, bueno, otras
veces soy realmente bueno.
Página
Capítulo 11
Traducido por Xasdran

Corregido por Vickyra

Alex
Esto apesta. Anoche me fui a la cama con mi equipo habitual pensando que
estaría preparada. Tenía mi carné de identidad, algo de dinero en efectivo,
una tarjeta de débito y mi teléfono. Todo estaba atado a mi cuerpo y llevaba
puestos mis pantalones de yoga y una camiseta de manga larga, por si acaso
terminaba en un lugar frío. Estaba lista. Ya había pasado por esto cientos
de veces, y salvo un par de contratiempos inevitables, siempre aterrizaba
de pie. Siempre hay un hotel, siempre hay un Denny’s o el equivalente
extranjero, siempre hay un cine para matar el tiempo mientras espero a
que me vuelvan a entrar ganas de dormir e intento volver a casa. Después
de años perfeccionando un sistema imperfecto, Deslizarme ya no es tan
traumático. Hay inconvenientes de salir, pero no son tan horribles. Ya no.

No hasta hoy.

En las profundas sombras de Rusia, intentas evadir a los enfadados y fríos


policías. Aunque, probablemente tendrías que comerciar con algunos osos
y Big Foots para unos cuantos policías enfadados, para que te dejaran
escapar.

Estoy en un denso y musgoso bosque, eso es todo lo que sé. Mi teléfono no


103

tiene cobertura entre los grandes árboles y cuando intento mirar arriba
para buscar el cielo, siento un pequeño déjà vu del Sueño del Dragón.
Página

Siempre va a estar el cielo cubierto, y todo lo que sé es que es de día. Tengo


hojas en el pelo, el rocío cubre todas mis ropas y la perspectiva de hacer pis
detrás de un árbol sin tener ni idea de lo cerca que me encuentro de la
humanidad es realmente desagradable.

¿Qué pasa si hay un grupo de Scouts de acampada y están paseando en


busca de fauna y flora, y me encuentran con los pantalones por los tobillos
y una hoja de arce en la mano? Además, no pienso usar una hoja en vez de
papel higiénico. No sé cuan venenosas pueden ser las hojas de roble y ese
no es un riesgo que esté dispuesta a tomar.

Realmente no sabía cuál iba a ser mi primer movimiento. No estoy segura


de en qué continente he acabado ni en qué dirección se encuentra la
civilización. Tal vez esté a un kilómetro y medio hacia el este y decidí
caminar hacia el oeste, podría estar adentrándome en un peligroso
territorio. ¿Qué pasa si me caigo por un barranco, o en un pozo y Lassie no
puede encontrarme? Decido que mi mejor apuesta es dirigirme a tierras
más altas. Por lo menos si subo por el camino cuesta arriba podré ver el
paisaje y alcanzar una ciudad o la estación del Guarda Bosques. Es mejor
opción que quedarme aquí, el suelo tiembla, así que me pongo en marcha y
empiezo a subir. Hago una nota mental para ver si escucho algún rio o
arroyo, sabiendo que mi primera necesidad, después de hacer pis, va a ser
reponerme con agua fría. Especialmente si voy de excursión. Puedo durar
días sin comida, pero sin agua, estoy muerta.

Escalo por lo que parecen horas, pero mi teléfono me dice que sólo ha
pasado una hora y media. Mis piernas me están empezando a doler y se
sienten como gelatina, creo que necesito más ejercicio en mi vida diaria.
Soy joven y fuerte, y no debería estar tan cansada después de una hora y
media de caminata. Echo de menos mi sofá. Mirando el reloj, que puede
estar dando o no la hora correcta dependiendo de cuantas zonas horarias
haya cruzado es casi la hora de algún retorno clásico en la TBS 1 y estoy
pérdida, haciendo senderismo en una montaña. No es mi mejor día.
104

También sé que no es mi día cuando encuentro un claro donde finalmente


puedo inspeccionar mi entorno, y solo veo más de lo mismo. Muchos más
Página

árboles, árboles y más árboles, y ninguna línea eléctrica o camino de tierra


1 TBS (canal de televisión): canal perteneciente a Warner Bros.
a la vista. Estoy literalmente en medio de ninguna parte, y el hecho de que
esté preparada para todo, hace esto mucho más frustrante. Puedo pasar
aquí todo el día y por la noche, estar durmiendo en mi casa, pero si esto se
convierte en una de mis extensas aventuras, tendré verdaderos problemas.
Hay una montaña a lo lejos, más alta que la de ahora y la cima esta nevada
y rocosa. Probablemente ofrece una mejor vista de los alrededores. Sin
embargo, no tengo ni agua ni comida, y bajar de esta montaña para escalar
la otra, no me llevará a ninguna parte salvo a la muerte. Me preocupa que
por la noche haga frío, ya que no estoy vestida para la ocasión. También es
preocupante el tema de la comida. Claro que puedo sobrevivir días sin
comer, pero definitivamente no quiero hacerlo. Y sobrevivir es diferente
que estar bien. Voy a empezar a sentirme débil y al final acabaré delirando,
y si esta área es tan aislada como parece, habrá depredadores reales por
aquí de los que tendré que preocuparme. Podría subirme a un árbol y tratar
de dormir en él como la chica de los Juegos del hambre, pero estoy bastante
segura de que me caería y me rompería el cuello. Las cuevas quedan
descartadas porque los osos son una putada, y no estoy muy entusiasmada
con la idea de cavar un hoyo con mis propias manos y enterrarme hasta el
cuello para mantener el calor, pero es lo que tendría que hacer.

—Odio mi vida —me digo a mi misma.

Entonces lo veo, brillando entre los árboles. Suspiro con algo de alivio. Hay
agua bajando por la colina hacia la izquierda y tendré que pasar caminando
toda la tarde para llegar a ella, al menos, tengo una cosa menos de la que
preocuparme. Empiezo a moverme y me digo que en el futuro iba a dormir
con una barra de caramelo y con una navaja de bolsillo. También quiero un
DVD de Hombre vs. Naturaleza.

Tardo tres horas en llegar hasta el río.

Y pasan otros tres días, antes de que me duerma otra vez.


105
Página
Capítulo 12
Traducido por Xasdran

Corregido por Vickyra

Nick
La escuela de supervivencia, es para mí, el curso más interesante por el que
habíamos pasado de momento. El paracaidismo fue estimulante, el buceo y
el entrenamiento acuático era intenso, pero las cosas que aprendíamos en
las aulas y en los bosques de Washington eran totalmente increíbles. Casi
todo el campamento, ha sido construido de primera mano por veteranos
de guerra que habían sido prisioneros en la guerra o que escaparon
después de haber sido capturados. Las cosas que nos enseñaban y las
historias que nos contaban eran descarnadas, brutales y reales.
Honestamente, no sé si me dispararía una bala en la cabeza antes de ser
capturado sabiendo lo que sé ahora.

Sin embargo, en este momento, estoy sentado al final del muelle. Estoy
realmente feliz de haber vuelto, pero estoy empezando a preguntarme
dónde está Alex. Generalmente, siempre suele aparecer después de que yo
lo haga, pero llevo aquí sentado más de diez minutos, o el tiempo que sea
que haya pasado en la Hora del Sueño, y sigue sin aparecer. Es como si
tuviera que conjurarla, empezaba a disfrutar un poco de su compañía,
entonces nunca aparecería otra vez. Estaba empezando a pensar que
estaba bien, cuando de repente empecé a temblar y pude sentir la lluvia
106

caer.

Es una ligera bruma acompañada por una suave brisa. Me enfrío


Página

instantáneamente. Me ajusto la chaqueta y miro alrededor, observando las


nubes de tormenta. El sonido de la lluvia y el viento me distraen y me giro
abruptamente cuando oigo una tranquila voz detrás de mí.

—Lo siento —dice Alex.

Está horrible. Su pelo normalmente sedoso, es un desastre enmarañado y


está recogido en un descuidado moño. No está vestida para un clima frío
con sus sucios pantalones de chándal y su ligera camiseta. Cuando se sienta,
envuelve sus brazos alrededor de su cuerpo firmemente, temblando por el
frío. Me pregunto por qué no soñaba que tenía puesto un abrigo.

—¿Estás bien?

Sonríe mirando hacia mi lado. Sus ojos brillan en contraste con su pálida
piel. Creo que la última vez que la vi, fue hace algunas semanas, cuando
estaba tan viva y vibrante, con su piel quemada por el sol y con su fluyente
pelo largo. Esta no es esa chica.

—¿No me veo bien? —preguntó sarcásticamente.

—No.

—Ay.

—Estás temblando —le aclaró como si ella no lo notara—. Necesitas una


chaqueta. O algo para contrarrestar este clima. ¿Tú has hecho esto?

—Algo así —respondió—. Pero, no quería hacerlo y ahora no puedo


detenerlo. Por eso he dicho “lo siento”.

—Toma mi chaqueta —le digo. Me la quito y se la paso alrededor de los


hombros.

—¿No tendrás frío?

—No, me haré otra. —Me deja ponerle la chaqueta alrededor de los


107

hombros, pero me doy cuenta de que cambia de posición para alejarse de


mis manos, asegurándose de que no llegue a tocarla—. Así que supongo
Página

que ya no estás en Florida.


—Ja. —Se ríe secamente—. No. No estoy en Florida. Estoy en una especie
de acampada.

La observo, desde su pelo enmarañado que surcaba su pálido rostro, hasta


las ropas sucias que se le ajustan al cuerpo.

—Creo que lo estás haciendo mal —le digo.

Se ríe y suena sorprendentemente fuerte, teniendo en cuenta su estado


actual.

—Sí. Eso está claro. ¿Qué hay de ti? ¿Dónde estás ahora, Nick?

Cuando utiliza mi nombre, me recuerda a la morena del bar de la otra


noche. No quiero pensar en ella mientras estoy aquí con Alex.

—Emm… Carolina del Norte —contesto.

—Has tenido que pensártelo, ¿no?

—Sí, nos movemos mucho, sólo estoy por unos pocos días en Carolina del
Norte, después nos vamos a Yuma.

—¿Qué estás aprendiendo ahora?

Le sonrío.

—Más paracaidismo.

Su cansado rostro se ilumina, mientras se forma una sonrisa emocionada


en él.

—¡Eso es genial! Es tu nuevo pasatiempo favorito, ¿verdad?

—Sí —respondo con una sonrisa entusiasmada.

Está realmente emocionada por mí, y eso me gusta. Era mucho mejor que
108

la reacción de mi madre, que se puso a llorar y a lamentarse de la forma en


la que iba a morir. Era una aguafiestas.
Página

—Así que, ¿cómo es esta escuela de paracaidismo, diferente a la otra? —


pregunta dándose la vuelta para enfrentarse a mí.
—¿Alguna vez has oído hablar del salto HALO?

Sacude su cabeza.

—Todo lo que sé de Halo es que es un videojuego.

—Sí, esto no es eso. Es un salto de gran altura y de baja apertura. También


estamos aprendiendo a hacer HAHO. Saltos de gran altura y de alta
apertura. Es un paracaídas totalmente diferente, para diferentes usos y con
unas reglas totalmente diferentes.

—Y más peligroso, por lo que parece.

—Sí —digo seriamente—. Estos saltos no te dejarían correr los mil metros
lisos.

—Bueno, está bien que seas un yonki de los saltos.

—¿Un yonki de los saltos? —Sonríe—. ¿En serio? Lo soy —admito—.


Afirmativo.

—Es todo tuyo.

Hay una pausa en la conversación en la cual me pilla mirándola. Se ve muy


cansada. Se han formado oscuros círculos bajo sus ojos y parece haber
quemado cualquier exceso de energía cuando mostró su entusiasmo por
mí.

—Oye —le digo con firmeza, captando su atención—. ¿De verdad estás
bien?

Sonríe levemente.

—No realmente. Estoy exhausta. He tenido suficiente acampada. Quiero mi


propia cama.
109

—¿Por qué no vuelves a casa?

—No tengo casa, ¿recuerdas? No soy real.


Página
Suspiro y me estiro hacia adelante, alcanzando una hoja que se desliza
entre los tablones en los que estamos. Empiezo a triturar sus húmedas
fibras.

—Pero, ¿crees que tienes una casa? —pregunto, y cuando asiente digo—:
Entonces tendrías que ir allí. ¿Cómo podemos llevarte allí?

—Nunca es fácil —suspira, cerrando los ojos.

—¿Qué te parecen? ¿Tu casa? ¿Tu cama?

Mantiene los ojos cerrados y veo el surco de concentración surcando su


cara. El viento ha agitado un mechón de su pelo y ahora lo tiene en la cara.
Quiero alcanzarlo para tocarlo, pero recuerdo cómo se había apartado de
mis manos cuando le puse la chaqueta y me detengo. Aquí hay un límite, y
aunque quizás no lo entienda, lo respeto.

—Es un apartamento que comparto con mi hermana. Es mayor que yo.


Ocho años. —De repente abre los ojos y me mira en un intenso escrutinio—
. ¿Cuántos años tienes?

—Veintiuno. ¿Y tú?

Vuelve a cerrar los ojos.

—Veinte. Te estrellaste desnudo en mi cumpleaños ¿recuerdas?

Sacudo mi cabeza aunque no me vea. No estaba desnudo.

—Lo recuerdo. ¿Cómo es tu dormitorio?

—Es más bien pequeño. Paredes blancas y alfombra beige. Es


generalmente bah.

—¿No hay nada que lo destaque? ¿Algo que lo haga tuyo?

—Tengo pájaros en la pared. Gorriones negros.


110

Frunzo el ceño, confundido.


Página

—Pero odias las aves.


—Sí. Pero sus imágenes están bien. Son bastante bonitas.

Su voz tiene un matiz de somnolencia y siento que se va a quedar dormida.


¿Puedes dormirte en un sueño? No tengo ni idea, pero parece que lo va a
descubrir por mí. Decido animarla, hablando de casa y espero que cuando
se termine este sueño, ella esté allí.

Dondequiera o cualquiera que sea su hogar.

—¿Qué más hay allí? ¿Tienes alguna mascota?

—No, no puedo tener mascotas. No puedo confiarme. Sólo somos mi


hermana y yo. —Se detiene abruptamente, bosteza en voz alta y se
tambalea ligeramente—. Es todo lo que puedo tener.

—¿Alex?

—¿Mmm?

—Túmbate. Piensa en casa. Duérmete.

—Choca mis talones tres veces…

—Túmbate —repito firmemente.

Es ridículo. Es como hablar con Walters, pero ella es más guapa.

Hace lo que le digo y se acurruca en las grises y gastadas maderas del


muelle, poniendo su brazo debajo de la cabeza para apoyarse en él. Trato
de imaginarle una almohada, pero no puedo. Todo lo que venía antes
fácilmente, ahora está fuera de mi alcance. No entiendo por qué. Incluso no
puedo imaginar la chaqueta que le digo que me iba a hacer y empiezo a
temblar por culpa del frío y húmedo viento.

—¿Nick? —Sus ojos están entreabiertos, mirándome.

—¿Sí?
111

—Por favor, no me abandones.


Página
No sé a qué se refiere, pero sus ojos están húmedos y suplicantes. No puedo
imaginarme diciéndole que no.

—No lo haré. Te lo prometo.

Cierra los ojos y no pasa mucho tiempo antes de que su respiración cambie
y me diga que está dormida. Mira eso, puedes dormirte en un sueño. Esta
obviamente agotada y lo que sea que sea el asunto ese de la “acampada”,
no es bueno para ella. Me giro de nuevo hacia el lago y sigo escuchando el
sonido de su respiración. He dejado la mente en blanco, luego la lleno de
paredes blancas, una alfombra beige, pájaros negros y un suave pelo
castaño esparcido encima de una suave almohada, de color marfil.

112
Página
Capítulo 13
Traducido por Dara

Corregido SOS por LadyPandora

Alex
Cuando despierto a la mañana siguiente, abro los ojos y veo pájaros. No
pájaros reales en un bosque verde, sino mis pájaros. Extiendo la mano y
paso los dedos por la superficie lisa, ligeramente elevada de las
calcomanías, escuchando el sonido de las sábanas susurrando con mis
movimientos, y sabiendo que estoy en casa.

Mi tiempo en los bosques es nebuloso, mi sueño con Nick, aún más confuso.
Todo lo que recuerdo es a él dándome su chaqueta, y diciéndome que va a
regresar a la Escuela de Paracaidismo.

La puerta se entreabre y no tengo que girarme para saber que Cara está de
pie ahí.

—¿Estás bien?

Dejo caer mi mano y asiento contra mi almohada.

—Sí.

—¿Tienes hambre?

—Me muero de hambre.


113

Hace una pausa y sé que se está conteniendo, diciéndose a sí misma que no


llore, que no diga todas las cosas que tan desesperadamente quiere
Página

decirme.
—Te haré el desayuno mientras te duchas —dijo finalmente—. Tienes
hojas en el pelo, niña.

Sonrío mientras escucho que sale y se dirige por el pasillo a la cocina. No


recuerdo qué día es, pero sé que debería estar preparándose para el
trabajo. Después de haberme ido así, durante días y días sin contactar, ella
se toma el día libre por mi regreso, tanto si se lo pido como si no. Es otra
parte del ritual, otra parte de nuestro protocolo, y no siento la libertad para
estropearlo.

Media hora después, estoy preparada y un poco menos demacrada, aunque


todavía tengo ojeras bajo mis cansados ojos, y estoy vestida con mi cálido
pijama. Cuando entro en la cocina, me encuentro con un sencillo desayuno
de gofres, huevos revueltos y fruta. Agradezco que no se haya pasado.

—¿Dónde estabas? —pregunta comiendo un trozo de manzana.

Tomo asiento.

—No lo sé. Nunca lo supe. En un bosque en algún lugar.

—¿No había señal para el móvil?

Hago una pausa y la miro a los ojos.

—Si hubiera habido, habría llamado.

Ella aleja la mirada.

—Así que, ¿no sabías dónde estabas?

—Ni siquiera sabía en qué país estaba. Probablemente era EE.UU, pero no
lo sé seguro.

—¿No era Rusia de nuevo?

—No lo sé, quizás. Se veía bastante bien.


114

Cara suspira profundamente y yo secundo la moción.


Página

—Realmente esperaba que nunca volvieras a ir allí de nuevo.


—Yo también, hermana.

—Entonces, ¿no te encontraste con nadie?

—No, estaba sola todo el tiempo. Bueno, excepto por el sueño.

Ella se detiene, con una pequeña sonrisa en los labios.

—¿El Sr. Bombón?

Niego con la cabeza, no porque no fuera Nick, sino por el apodo. No puedo
tener eso en la cabeza la próxima vez que le vea.

—Nick. Su nombre es Nick.

—¿De qué hablasteis esta vez? ¿Todavía es un idiota?

Frunzo el ceño. Me siento defensiva con él, aunque en realidad era así como
lo había considerado en un principio.

—No, en realidad es genial.

—¿En serio? Eso es nuevo.

—Sí. Al menos creo que estuvo genial. No me acuerdo de todo. Hacía frío y
llovía, pero me dio su chaqueta.

—Eso es caballeroso —dice Cara con sorpresa.

—Eso pensé.

—¿Alguna pista de cómo estáis conectados?

—No, estaba fuera de mí, y me olvidé de hacerle preguntas. Probablemente


no me habría contestado de todas formas. Lo intentaré la próxima vez.

Cara sonríe con complicidad y yo gimo internamente.

—Me gusta que estés admitiendo finalmente que habrá una próxima vez.
115

—No significa nada —le advierto—. Y si significara algo, sería que estoy
Página

aceptando que hay cosas fuera de mi control. No elegimos encontrarnos


así. Dejó muy claro que prefería que yo no estuviera cerca.
—¿Cuándo fue la última vez que lo hizo exactamente? ¿Antes o después de
darte su abrigo?

—Sólo porque demuestre decencia humana básica no significa que esté


interesado en mí. Ni si quiera sabe que existo. No en realidad.

—Muy bien, punto captado —dijo Cara amigablemente—. Sólo fíjate en mi


punto, yo nunca dije nada de que él estuviera interesado en ti. Eso lo dijiste
tú.

Cierro mis ojos. Cuento rápidamente hasta diez, obligándome a no morder


el anzuelo. Cuando los abro, me la encuentro mirándome con una sonrisa
maliciosa.

—Te odio.

—No, no lo haces —dice comiéndose sus gofres alegremente—. Odias que


tenga razón.

Me paso todo el día en el sofá con Cara viendo la televisión y comiendo.


Nada en particular, sólo comiendo. En un momento, termino con el tarro
de mantequilla de cacahuete y el tarro de mermelada y no te atrevas a
juzgarme porque fue el paraíso absoluto. No hablamos mucho, pero cuando
lo hacemos, es acerca de Nick y los sueños, y por qué todo ocurre. Mientras
sucede todo lo de ver la tele, el cacahuete y la mermelada, y las hipótesis,
Cara recibe mensajes de texto. Lo dejo pasar sin mencionarlo durante casi
tres horas antes de decir algo.

—¿Quién es él?

—¿Qué? —Me mira con sorpresa y mete su teléfono detrás de su


almohada—. Nadie, es trabajo.

—O no es nadie, o es el trabajo. No pueden ser ambos, y creo que teniendo


en cuenta el hecho de que acabas de esconder el teléfono, no es trabajo.
116

¿Quién es?
Página

Cara se sonroja pero se niega a mirarme. Continúa mirando el programa de


cocina que tenemos puesto. Ni siquiera sé por qué lo estamos viendo,
teniendo en cuenta que a ninguna de las dos le gusta cocinar y estos
programas nunca son útiles a una persona promedio. Únete a nosotros en
el programa de hoy donde le enseñamos a hacer cinco comidas sencillas y
saludables para usted y su familia. Sí, simple después de haber ido a la
tienda de comestibles para encontrar todos los ingredientes que estés
utilizando y luego dirigirte a una tienda de comestibles especiales para el
resto que no encuentre, porque una tienda promedio no tiene edamame1,
sea lo que sea eso.

—Sigo esperando —le digo mientras vemos a una tipa con mucha melena
volcar mantequilla en la sartén. Sí claro, como que ella come mantequilla.

—Es Andrew.

—¿Quién es Andrew?

—Ya sabes. De Miami.

Mis cejas se elevan por la sorpresa.

—¿El chico rubio que estaba sentado al lado en el avión?

—Cenamos juntos y fuimos a bailar, sí. Andrew.

—Deja de decir su nombre. Siento como que estamos diciéndolo mucho.

—Él no es Beetlejuice, Alex. No le convocará.

—Entonces, ¿estás saliendo con él? Han pasado tres semanas desde que
estuvimos en Florida y ¿aún os mensajeáis?

Cara saca su teléfono de su escondite y empieza a girarlo en su mano.

—No lo sé, sólo estamos hablando. Supongo que lo estamos averiguando.


Pero me gusta. —Frunce el ceño—. Más de lo que a ti te gusta Jared,
supongo.
117
Página

1Edamame: preparación culinaria de las vainas de soja inmaduras, hervidas en agua con sal y servidas
enteras. Es común en Japón, China, Hawai y Corea.
Jared era otro chico rubio en el avión y en la cena y en la pista de baile. Es
el tipo que me metía mano mientras bailábamos. No te mentiré, se lo
permití. Poner mi lengua en su garganta durante una hora, probablemente,
le animó un poco. Pero eso fue todo, porque soy una dama, muchas gracias.
Una dama solitaria sin vida y que en ese momento vio la oportunidad de
vivir un poco y la tomó. Y ahora mi hermana aparentemente está
juzgándome.

—Aproveché el momento. Soy joven e impulsiva, como siempre quisiste


que fuera.

—¿Habéis…? —comienza ella sugestivamente.

Levanto mi mano.

—Detente. Alto ahí. No vamos a hablar de eso.

No, no lo hicimos.

—¿Alguna vez…? —pregunta ella, con curiosidad implacable y


mortificante. E insultante—. No hablemos de eso.

—Sí, lo capto. Mira, estoy protegida y asustada del mundo, pero también
tengo veinte años, para veintiuno. No tengo vida social, pero tengo una cara
bonita, un cuerpo y una lívido. Las cosas suceden.

Su teléfono suena de nuevo con un mensaje y me sonríe.

—Andrew realmente te debe gustar.

—Al parecer. —Sonríe—. Se ofreció a comprarme un billete de avión para


ir a visitarle.

—¿Qué? —pregunto con mi voz sorprendida—. ¿No querría venir él aquí?

—Claro. Como si esto no fuera un lugar turístico.


118

—Cierto. —Concuerdo mirando hacia la tele. Nos quedamos en silencio un


Página

tiempo antes de que yo hable con seriedad—. ¿Te vas a ir, verdad?

—No puedo dejarte.


Eso escuece. Me dan ganas de llorar, pero respiro profundamente para
esperar a estar bajo control antes de silenciar el televisor y volverme hacia
ella.

—Tienes que ir —le digo con firmeza.

Su rostro se torna con preocupación.

—Podrías venir conmigo alguna vez.

—No, absolutamente no. Esto es como una cita. No puedes llevar a la rarita
de tu hermana a una cita.

—No eres rara —insiste con el ceño fruncido.

Odia cuando me llamo así a mí misma.

—Mira, tienes que ir y no me puedes llevar contigo. Simplemente me


Deslizaré para que podamos estar bien un tiempo. Ahora es el mejor
momento para ir. ¿Cuándo te quiere allí?

Ella sonríe y se ruboriza de nuevo.

—Este fin de semana.

—Vete —le digo riendo y golpeándola—. Dile que sí y ve a empacar tus


maletas y sal de aquí.

—¿Y qué hay de ti? No puedo dejarte sola.

Suspiro.

—No puedes ayudarme siempre. No siempre puedes cuidar de mí. Te


quiero y no puedo compensarte por lo que has hecho durante los últimos
cuatro años, ha sido un infierno constante, pero no puedes poner tu vida
en suspenso por la mía. Te estás volviendo vieja, solterona y tienes que
conseguir chicos mientras todavía puedas.
119

Me mira y luego desbloquea su teléfono y mensajes, presumiblemente para


Página

responder a su llamada a larga distancia. Estoy feliz por ella mientras


observo cómo una sonrisa juega en las comisuras de sus labios. Es una
persona amorosa y feliz. Me alegra que alguien la haga sonreír. Será mejor
que sea dulce con ella y que sea algo más que sexo, pero aunque fuera sólo
eso, al menos estará ahí fuera conectando con alguien. Es más de lo que
puedo decir de mí misma.

120
Página
Capítulo 14
Traducido por Dara

Corregido SOS por LadyPandora

Nick
La segunda ronda de la Escuela de Paracaidismo fue un sueño hecho
realidad para mí. Disfruté cada maldito segundo de ello, pero todas las
cosas buenas deben llegar a su fin. Ahora estoy recorriendo una de las
secciones de nuestro entrenamiento: la médica. Me quedan apenas dos
meses de entrenamiento hasta que termine y me den un certificado EMT.
Toda esta cosa de la Escuela, las clases y los libros de texto, e incluso
aunque lo hice bien en la Escuela, estoy nervioso. Lo físico puedo hacerlo
sin problemas, pero eso de llenar toda mi cabeza de conocimientos y
retenerlos para usarlos en la práctica, me tiene preocupado. Por suerte,
conozco a un cerebrito. Campbell es demasiado inteligente como para ser
real, y tiene una memoria perfecta. Siento que hago trampa ahora por mi
falta de miedo. Puedo pasarlo por alto. Con tal de que me ayude. Walter y
yo nos posicionamos cada uno a un lado de Campbell cuando las clases
comienzan. Estamos preparados para que unos pocos de sus
conocimientos se filtren en nosotros. O por lo menos para copiar sus notas.
Las lleva incluso aunque lo recuerde todo. Eso perturba mi mente hasta que
me explica por qué lo hace: se aburre en caso contrario. Gracias a Dios por
su aburrimiento porque sus notas son tan increíblemente perfectas que
Walter y yo nos echaremos sobre ellas en la noche.
121

—Los pechos son menos atractivos sin la piel —comenta Walter mirando
fijamente al diagrama de músculos de un cuerpo femenino.
Página
—Puedo pensar en al menos tres personas que no estén de acuerdo con
eso —dice Campbell ojeando un comic.

—¿Todos tienen superpoderes? —pregunta Walter con cautela.

Está aprendiendo. ¡Por fin! No tenemos toda la noche para escuchar que la
franquicia de la película Star Trek salió mal o la orgullosa herencia de los
Ewoks, y por suerte tiene el sentido común de intentar cortar esa diatriba
inminente de raíz.

—No, son gente real.

—¿Asesinos en serie? —pregunto también con cautela.

—Sí, ese es otro tema de los que habla Campbell. Se podría pensar que
Bundy fue su guía espiritual por todo lo que sabe sobre el tipo. Intento con
fuerza no considerar el hecho de que algún día puedo estar en un estrado
diciendo: Era un buen tipo. Nunca lo vimos venir. Cuando encuentren el
sótano de Campbell lleno de cosas locas.

—Bingo.

—Sí —le digo sin entusiasmo—. Gané. ¿Podemos volver a estudiar?

—Puedes hacerlo —responde con desdén—. Creo que me voy a dar un


paseo. Salir de este cuarto, ver algunas tetas de verdad con carne fresca de
las que he estado oyendo hablar.

—¿Sabes que eso suena muy mal? —pregunto mientras se dirige a la


puerta.

—Sonar loco hace que las chicas no se apeguen demasiado.

—¡Ocurre lo mismo con tus herpes! —grito en respuesta, mucho más fuerte
de lo necesario. Lo suficientemente alto como para que todo el mundo en
el pasillo me escuche.
122

Me gano una respuesta silenciosa con un gesto con el dedo medio. Walter
Página

y yo volvemos a estudiar pero es un poco difícil absorber la totalidad de lo


que necesitamos sólo de los libros. Mucho de lo que vamos a hacer es de
práctica, y por eso la mejor forma de aprender es con práctica. Pero
primero tenemos horas y horas de aprendizaje por delante, desentrañando
la teoría y lo que hacen unas cosas y dejar de hacernos otras. Es agotador.
Por la noche me encuentro soñando con gente a la que le gusta hablarme
de sus aprendizajes. Mi teléfono vibra debajo de mí y cuando echo un
vistazo a la pantalla, el número que parpadea me hace fruncir el ceño. Es la
chica del bar en Washington la que me envía un mensaje. Me debato sobre
si eliminarlo sin leerlo. Puedo sentir los ojos de Walter en mí, viendo mi
indecisión.

—¿Qué pasa? —pregunta.

—Nada.

—¿Quién te llama? —presiona—. Pareces disgustado.

—No lo estoy… no lo sé. No estoy interesado supongo.

Walter deja su pluma y me presta toda su atención. Gimo interiormente.


Debería haberle dicho que era mi madre y lo hubiera dejado ahí.

—¿Es una chica?

—Sí.

—¿Es Montgomery?

—¿Quién? —Suspira—. Amber.

Frunzo un ceño hacia él.

—¿La rubia de la Escuela de Paracaidismo?

—¿Conoces a otra Amber?

—¿Por qué iba ella a tener mi número, Walters? —pregunto medio


gruñendo. Si ha estado repartiendo mi número intentando prostituirme, lo
123

mataré aquí y ahora.


Página

—¿No se lo diste?
—¿Por qué iba a hacerlo?

Sacude la cabeza y se pasa una mano sobre los ojos.

—Guau.

—Nos besamos una vez —digo a la defensiva. No me parece que sea


realmente necesario el intercambio de números y ser amigos por
correspondencia. Además, cuando la Escuela terminó, me odiaba.

—Eso es muy raro —murmura Walters con sarcasmo dejándome saber


que piensa que una mujer que me odie es cualquier cosa menos rara—.
¿Entonces, es Melody?

Le sonrío orgulloso de que siga esta pista.

—Melanie. Su nombre es Melanie y sí.

Me mira con ojos entrecerrados.

—¿La chica del bar en Washington?

—Sí.

Sacude la cabeza de nuevo.

—Melody.

Mi expresión petulante se tambalea.

—La morena.

—Sí. —Él me está mirando con tristeza. Siento que rompí una ventana en
la casa con una pelota de béisbol y papá está decepcionado de mí. Es
humillante y molesto como el infierno—. ¿No dije bien su nombre?

—Así parece.
124

Parpadeo sorprendido, pero luego me pregunto por qué me sorprende. Me


guste o no, sé lo que soy.
Página

—Es una mierda.


—No —dice Walters recogiendo su pluma—. Tú eres un mierda.

Estoy sorprendido por su insulto. Rara vez se mete conmigo o con


Campbell, y el hecho de que me esté diciendo en la cara lo que no le gustan
mis acciones, me deja en shock. Me doy cuenta de que tengo que tener
cuidado con él, que su lealtad hacia mí no es ilimitada. Walters,
independientemente de sus fallos sociales, es un tipo caballeroso hasta la
médula. Le gustan las mujeres. Es bueno con ellas y no sólo por deseo, sino
por reverencia. En las noches, Walters se muestra como un hombre atento
con la mujer, tratándola con amabilidad y elogios porque quiere tocarla y
espero que consiga hacerlo. Fácil y sencillo. Yo trabajo con el mismo modus
operandi cuando estoy de ánimos. Como después de tomarme unas
cervezas en un bar de Washington.

—Melody sabía que lo era —le digo a Walters sin gustarme su juicio sobre
mí a pesar de tener razón.

—¿Entonces por qué le diste tu número?

No le va a gustar mi respuesta. Me aclaro la garganta.

—Por si necesitaba ponerse en contacto conmigo.

—¿Para qué?

—Por una emergencia médica.

—¿De qué estás hablando?

—Enfermedades de transmisión sexual o embarazos —dice Campbell


desde la puerta, apareciendo de repente en el pasillo.

Cierro los ojos brevemente y luego miro a Walters. Él me mira fijamente,


con el rostro horrorizado. No, no le gusta.

—¿No has usado condón? —grita demasiado alto para mi gusto.


125

—¡Shh! —le advierto que se calle mirando la puerta abierta detrás de


Página

Campbell—. Habla bajo. Y sí, lo hice. Por supuesto que sí.


—Es una chica que conoció en un bar y que le permitirá tener sexo con ella
después de conocerla sólo de dos horas —informa Campbell casualmente,
tomando un sorbo de la bebida deportiva que debe de haber salido a buscar
al bar—. Nuestro chico no es tonto, Walters, no importa lo borracho que
estuviera. Por supuesto que se lo puso.

—Entonces, ¿por qué te está llamando? ¿Y por qué no contestas, si para eso
le diste tu número?

—Yo no dije que le diera mi número por eso —respondo con sinceridad,
aunque no del todo. Walters me mira fijamente y vuelve la atención a su
libro.

—Eres un mierda —repite.

Y nos ignora el resto de la noche tanto a Campbell como a mí. Walters está
realmente molesto conmigo y no debería afectarme. Si me dices hace unos
meses que iba a perder el sueño por una opinión suya, me habría reído en
tu cara. Por supuesto que no. Ahora, sin embargo, me afecta. Él es como una
brújula de la moralidad señalando al Norte y estando con él, me doy cuenta
de cuanto está de sesgado mi sentido de la orientación. No mentí a nadie.
No he hecho nada engañoso y si Melody me lo hubiera pedido directamente
y hubiera querido dárselo, se lo habría dado honestamente. Así que, ¿por
qué me sentía como un estúpido?

126
Página
Capítulo 15
Traducido por Dara

Corregido SOS por LadyPandora

Alex
Él está sentado en el extremo del muelle como siempre lo hace. Me acerco,
vacilante, insegura de cómo exactamente fue el último sueño y
desconfiando de mis recuerdos fallidos del mismo. Sabe que estoy aquí,
sabe que estoy caminando hacia él, pero no se gira o lo reconoce de ninguna
manera. No hasta que me siento a su lado, poniendo la máxima distancia
entre los dos.

—Parece que te sientes mejor —dice con voz neutra.

—Sí, lo estoy. —Casi agrego un gracias y no tengo ni idea de por qué, ya que
es una observación, no un cumplido.

—¿Llegaste a casa?

Me congelo.

—¿Qué? —Ladea la cabeza hacia mí, captando mi expresión de alarma. No


le conté lo de los deslizamientos, ¿verdad?—. ¿Yo?

—¿Llegaste a casa? —repite lentamente, de repente poniéndome especial


atención—. Dijiste que extrañabas tu cama. Que estabas haciendo camping.

—Oh —replico brillantemente—. Sí. Llegué a casa. Del camping.


127

—Bien. —Asiente pero continúa echándome un ojo y su mirada me obliga


Página

a hablar.
—Vi a mis pájaros. Estuvo bien.

—Fotos de pájaros.

No es una pregunta, y no sé qué hacer con ello. ¿Me acababa de corregir en


mi propia narrativa? Creo que sí. Eso me recuerda, sin embargo, alcanzar
dentro del bolsillo de mis vaqueros, la piedra en forma de pájaro a la que
di forma hace un par de sueños.

—¿Qué buscas? —Desearía que alejara su mirada de mí un minuto,


dejándome recuperarme. Su mirada fija es intensa y algunas veces, me hace
sentir incómoda.

—Eh, la piedra en forma de pájaro.

Su mirada también me hace sentir estúpida, al parecer.

—La piedra en forma de pájaro —repite con claridad—. ¿Te refieres a la


que hiciste?

—Sí. Tenía la esperanza de encontrarla aquí de nuevo, pero supongo que


la he perdido.

Me estudia un segundo más, y luego busca en sus propios bolsillos. Observo


mientras él busca y no pasa mucho tiempo antes de que sostenga su mano
hacia mí. Cuando pongo tentativamente mi mano bajo la suya, deja caer una
piedra caliente y negra con habilidad, en mi mano. Yo suspiro. Es mi pájaro.

—¿Cómo lo hiciste? —pregunto sosteniendo el ave hasta mi cara para ver


a ciencia cierta que es el que creé. Por lo que puedo ver, lo es.

—De la misma manera en que vengo aquí. —Me quedo en silencio, y miro
a mi pájaro, feliz de verlo de nuevo e irracionalmente orgullosa. Él lo hizo,
yo sólo le di forma tengo que recordarme a mí misma, pero ese simple acto,
sigue siendo increíble para mí. Esa pequeña piedra significa mucho.
128

Significa un comienzo—. No puedo hacerlo sin ti.

—¿Qué? —pregunto sorprendida sin mirarlo—. ¿Qué quieres decir?


Página
Él me mira de soslayo, mirando el pájaro en mi mano y mi mirada en la
cara. Parece contento. Satisfecho.

—No creo que pueda cambiar o hacer cosas sin ti aquí. O sin tu fuerza.

—¿Qué quieres decir con mi fuerza?

Se acerca y toma el ave suavemente de mi mano, dándole vueltas entre sus


dedos. Examinándolo.

—Lo intenté la última vez, crear piedras como esta cuando te estaba
esperando. Llegaste tarde. No pude hacerlo. Traté de crear otra chaqueta
después de darte la mía, pero no pude hacerlo tampoco. Creo que es porque
estabas débil.

—Lo siento —murmuro no del todo segura de sentirlo. ¿Darme su


chaqueta? ¿Sentirme débil?

Niega con la cabeza rechazando mi disculpa.

—No, está bien. Es bueno. Me mostró los límites. —Sonríe para sí mismo y
con aire ausente dice:

—Lo sé todo acerca de conocer mis límites.

—¿Lo quieres? —pregunto viendo sus grandes manos manoseando mi


pájaro, mientras él lo gira sobre su palma.

—¿Qué? —pregunta mirándome con sorpresa.

—¿Quieres conservarlo? ¿Al pájaro?

—¿Por qué lo haría? —Su tono es directo. Realmente no capta por qué iba
a querer quedarse con él.

—No lo sé. —Miento, pero mis razones para que se lo quede están
129

obviamente a parte de su desconcierto, y tengo que preguntarme a mí


misma por qué quiero que quiera quedárselo.
Página

Me mira, mira a la piedra, entonces se guarda el pájaro en su bolsillo. Lo


está conservando, pero creo que ambos estamos confusos acerca del por
qué. Su mano derecha se llena de piedritas que comienza a lanzar uno por
uno al agua. No les hace saltar como la última vez. Ahora simplemente les
deja hundirse y crear anillos ondulantes, unos sobre otros. Hay un patrón
formado de tamaños ascendentes, de círculos que se entrelazan y se
oscurecen entre sí, convirtiendo algunas zonas en borrones acuosos. Es
preciso con su colocación de cada piedra, cayendo una donde los anillos
están empezando a desaparecer y manteniendo un flujo continuo de
movimiento. Es hipnótico, como ver una danza de fuego.

—¿Cómo haces eso? —le pregunto con envidia.

—¿El qué?

—Las cosas que haces aquí. Las piedras y ahora las ondas.

—No hago las ondas, ocurre al tirar las piedritas dentro. Podría hacerlo
despierto. Toma —dice tratando de darme las piedritas—. Puedes hacerlo.

Niego con la cabeza, rechazando su oferta porque me conformo con mirar.

—Pero hiciste las piedras. Las has hecho del tamaño perfecto para hacer lo
que estás haciendo, igual que las piedras que lanzabas el otro día, ¿cómo lo
haces?

—No lo sé. Lo deseo, lo visualizo y aparece —dice encogiéndose de


hombros.

—Muy bien, así que si desearas que el cielo fuera verde, ¿lo sería?

—Probablemente.

Lo observo, a la espera, pero el cielo sigue siendo del mismo tono. Él


continúa lanzando piedritas al agua, completamente ajeno. Me está
matando.
130

—Está bien, ¿podrías probar?

Me mira confundido.
Página

—¿Por qué?
—Porque quiero ver si puedes hacerlo. Y luego quiero que me enseñes
cómo hacerlo. Tonto.

Nick ladea la cabeza hacia un lado. Considera las piedras en su mano, y


luego lanza otra al agua. Creo que me está ignorando de nuevo, y estoy
abriendo la boca para soltar mis frustraciones cuando todo el lago se
vuelve verde. No turbia pantanosa, en un verde natural, sino más bien
como el día de San Patricio, de duende, de un trébol verde.

—Bien —digo.

Él lanza otra piedrita. El agua cambia de nuevo, esta vez más despacio. El
color amarillo sale desde donde su piedrita golpea la superficie. Se
convierte en color verde con las ondulaciones del agua, que se expanden
más allá de lo que podrían naturalmente. Tomaría tiempo, pero con el
tiempo cubriría todo el lago, convirtiéndolo en amarillo brillante. Antes de
que pueda hacerlo, Nick arroja otra piedrita, enviando ondulaciones
naranjas siguiendo a las amarillas. Luego azules, púrpuras y, finalmente,
rojas. Todo el lago es ahora una masa en movimiento de colores que se ve
como un arcoíris mezclado.

—¿Cómo eres tan bueno en esto? —le pregunto de nuevo.

—No sé —dice mirando el ondular del rojo ramificándose, tratando de


cubrir el lago. Frunce el ceño—. Parece sangre. Es un poco inquietante.

—¿En serio? Creo que en realidad… —Mi voz se va apagando al darme


cuenta de que he visto esto antes. No esto en concreto, sino este tono de
rojo. Este exacto tono de color rojo. En un río.

—En realidad, ¿qué?

—Es bonito —digo lentamente—. Me recuerda a algo que vi en otro sueño


una vez, en un río en el bosque. Un extraño bosque.
131

Ahora me está mirando, poniéndose en alerta por mi seriedad.


Página

—¿Un sueño recurrente? —Sus ojos se ponen más alertas, más


penetrantes—. ¿De qué es tu sueño?
—Un dragón —respondo. Un músculo en su mandíbula salta. Sé que he
dado en el clavo—. ¿De qué van los tuyos?

—Una cueva. —Su respuesta es tan inmediata y dispuesta que me echa


para atrás.

—¿Cuánto tiempo has estado teniéndolo? ¿El sueño? —pregunto.

—Mucho tiempo. Desde que era un niño.

Asiento en un gesto.

—Yo también. Desde los cuatro años. Eres mayor que yo, ¿no? —Él asiente
en un gesto también—. ¿Tenías cinco años cuando comenzaste a tenerlo?
—No contesta. Sólo me mira fijamente, con dureza—. ¿Es sólo de ti en una
cueva? —pregunto pinchando suavemente—. ¿Nada más? —Parpadea,
pero sostiene mi mirada. Estoy tan incómoda con este despliegue de
miradas que toma toda mi fuerza de voluntad no alejarla.

—No voy a hablar de eso —advierte, con su tono disminuyendo.

—¿Hay un dragón en ella, no?

—No es un dragón —dice firmemente. Pero parece fastidiado y mi pulso se


dispara.

Dijo que no era un dragón. No que no lo hubiera. Maldiciendo a Cara, tomo


la oportunidad.

—¿Has leído Alicia en el país de las maravillas?

Su mandíbula no se contrae esta vez. La aprieta y la mantiene así. Me


imagino que sus dientes se están apretando hasta convertirse en polvo por
la ira, lista para atacar.

—Ya te lo he dicho —dice con firmeza—. No hablaré de eso.


132

Lo sé y lo entiendo, pero no soy una cobarde, ni si quiera cuando debería


Página

serlo. Como una idiota, sigo metiéndome derechita en la cueva del lobo.

—¿Sueñas con el Jabberwocky, Nick?


Él abandona el sueño. Sabía que lo haría. Pero tenía que preguntarle y no
es el hecho de que se haya ido, sino que confirma lo que le he preguntado
al hacerlo lo que tiene mi cabeza dando vueltas. La expresión de sus ojos
cuando le hablé del Jword. Es algo que nunca habría pensado de él, algo tan
humano, y crudo y desgarrador, que casi lamento haberle preguntado
nada. En sus ojos, mezclados con rabia y frustración, había miedo.

133
Página
Capítulo 16
Traducido por lau_diarader

Corregido por Liraz

Nick
—¿Sueñas con el Jabberwocky, Nick?

Sobre eso es lo último que quiero hablar con ella. Es lo último sobre lo que
hablaría con nadie. Preferiría discutir sobre la muerte de mi padre antes
que hablar de ese sueño. Es la única grieta en mi extensa armadura, tal vez
la única, y mientras menos personas lo supieran mejor. Me temo que voy a
tener la pesadilla ahora. Ella tiene que olvidarlo. Tiene que dejarlo a un
lado.

Envolví el ave, su ave, alrededor de mi mano, mirando el sol centellando en


ella. Estaba en mi bolsillo cuando llegue aquí esta noche. Podía sentir su
figura contra mi pierna en cuanto llegué. Aunque estoy sorprendido de aún
tener el ave, no estoy sorprendido de estar aquí otra vez tan pronto. Pensé
en ella y la pesadilla todo el día. Estaba por tener el sueño con ella o la
pesadilla y, dadas las opciones, prefería soñar con ella.

—¿Puedo decir algo sin que te enfades y termines yéndote? —dijo detrás
de mí.

Ella está parada como a medio camino hasta el largo muelle, sus dedos
jugando nerviosamente con el cierre de su chaqueta polar. Luce bien, su
134

piel mostrando un bronceado otra vez, su largo cabello lacio y


revoloteando en la brisa. Instintivamente cierro mi puño alrededor de su
Página

ave. Me incomoda que me haya encontrado estudiándola. Ella está inmóvil


mientras espera por mi respuesta, así que tendré que enfrentarla.
—No parece ser así, ¿o sí?

Lo dije en broma, pero cuando ella frunce el ceño me doy cuenta que mi
tono estuvo mal.

—Yo lo mato —dice alto, asegurándose de que su voz llegue hasta mí—.
Cada vez, cada sueño. Agarro la espada, lo apuñalo y el sueño termina.

Me quedo helado, mirándola fijamente, sin saber que responder. ¿Está


diciendo la verdad? Y si lo está, ¿qué significa eso? Mi subconsciente mata
al Jabberwocky para salvarme… ¿De qué? ¿De eso? ¿De mí mismo? Tengo
un montón de preguntas sin responder rondando la pesadilla y ella está
añadiendo más.

El pensamiento es reconfortante, no obstante. Tal vez Alex está allá afuera


en alguna parte, capaz de moverse y encontrar una forma de protegernos
a ambos. El macho dentro mío está molesto con ese pensamiento pero el
solitario, triste y tonto que yace inmóvil está sonriendo.

—De todas formas —dice ella, su voz sonando insegura e incómoda—. Eso
es todo lo que quería decirte. Sólo quería que lo supieras. No sacaré este
tema otra vez. Lo prometo.

Me di cuenta de que no le había respondido. Que tal vez debería.

—Gracias, —grazné y aclaré mi garganta—. Te lo agradezco.

No estoy seguro porqué le estoy agradeciendo; salvarme en la pesadilla o


prometer no volver a hablar sobre esto. En cualquier caso, estoy
agradecido y ella luce casi estupefacta cuando lo expreso.

—No hay problema —responde rápidamente.

Nos quedamos ahí un momento mirándonos el uno al otro. Entre todos los
silencios incómodos, este es bastante impresionante. No me gusta el
135

espacio entre nosotros. Creo que es porque estoy acostumbrado a ella


estando muy cerca de mí. Con la mitad del amplio muelle aún entre
Página

nosotros, ella parece estar a un millón de millas de distancia. Esto me está


molestando más que el silencio.
—¿Quieres…? —Mis palabras apagándose mientras hago un gesto a mi
lado, hacia nuestro lugar de siempre.

—Quiero pedirte un favor —dice rápidamente.

Por la forma en que las palabras salen atropelladamente, suena como si no


estuviese bastante segura de querer decirlas. Entonces le hice decirlo otra
vez.

—¿Qué quieres?

—Ya me escuchaste.

—¿Lo hice?

Ella se detiene, respira, probablemente cuenta hasta diez y vuelve a repetir.

—Quisiera pedirte un favor.

Cruzo mis bazos sobre mi pecho.

—¿Qué tipo de favor?

—Del tipo fácil.

—¿Qué recibo a cambio?

—Nada —dice rodando sus ojos—. Eso es lo que lo hace un favor. Se supone
que no tienes que esperar nada a cambio.

—Yo no hago favores.

—No me digas —dice irónicamente.

—Haré un trato contigo a cambio.

—¿Qué quieres?
136

—No, no. Primero, ¿qué quieres tú?

Ella se detiene otra vez, pero esta vez contiene la respiración antes de
Página

hablar. Cuando finalmente lo hace, su voz es suave y vacilante. Tengo


problemas captando sus palabras desde esta distancia.
—Quiero que me enseñes.

—¿Enseñarte qué exactamente?

—Cómo hacer las cosas aquí.

Doy un par de pasos más cerca de ella y ella hace lo mismo. Cuando habla,
su voz todavía está silenciosa, como si estuviera avergonzada por lo que
está pidiendo.

—Quiero que me muestres cómo crear cosas. Cómo cambiarlas.

—Ya te lo dije —le recordé—. No sé cómo hacerlo. Simplemente lo quiero


y pasa.

—Eso no te asusta, ¿o sí?

Inconscientemente retrocedí un paso, sorprendido.

—¿Por qué iba a asustarme? —pregunté, mi voz dura.

—Porque eso me aterroriza.

—¿Por qué? No es nada. No estás creando nada ni cambiando nada. Es sólo


un sueño. Nada de esto es real.

—¿Y si se vuelve real? —susurró.

Le frunzo el ceño.

—¿De qué estás hablando? ¿Y si el sueño se vuelve real?

—Nada —dice rápido con su espalda enderezándose y su voz ganando


fuerza—. No sé qué quise decir con eso. Tienes razón, no es nada.

—Pero le tienes miedo —digo sin sentirme culpable de dejarlo salir. Hay
algo aquí, algo que es importante. Una vez se descuidó. Tal vez pueda hacer
que se descuide otra vez.
137

—Tengo miedo de… desaparecer. De hacer algo equivocado en el sueño y


Página

cometer un error y luego… ¡Poof!


—¿Poof?

Alex encuentra mis ojos. Veo el miedo en ellos, la duda. Incluso si no lo


entiendo, es muy real para ella.

—Poof… dejo de ser. O poof… estoy perdida, tal vez para siempre.

Por favor, no me dejes.

—¿Como cuando estabas acampando? —pregunto uniendo las piezas.

Ella asiente nerviosamente.

—Sí, eso fue malo. Eso fue… eso fue realmente malo. Hago eso a veces. Voy
a lugares y tengo problemas saliendo.

Su voz está tensa, sus manos retorciéndose violentamente en frente de ella.

—¿Qué quieres decir con que vas a lugares? ¿Como otros sueños?

—Algo por el estilo, si no puedo controlarlo. Sólo pasa. Me Deslizo a algún


lugar en el que no quiero estar, luego yo… no sé. No lo sé. —Entierra su cara
en sus manos.

—¿Entonces qué quieres que haga? —No entiendo de qué demonios está
hablando, pero lo que sí sé es que quiero ayudarla si puedo.

Ella arrastra sus manos fuera de su rostro y descansa la punta de sus dedos
sobre sus labios. Luce como si estuviera asustada de lo que puede
escurrirse fuera de su boca.

—Quiero que me enseñes el control —susurra.

—¿Control sobre qué?

—El sueño. —Deja caer sus manos y toma un paso urgente hacia mí—. Si
pudieras enseñarme el control tal vez luego no me Deslizaría nunca más.
138

Tal vez no tendría que estar asustada todo el tiempo. Quiero que me
muestres cómo hacerlo sin morir, supongo.
Página

La miro con sorpresa.


—¿Eso puede pasar? ¿Podemos morir en un sueño?

—No estoy segura. Tal vez.

—¿Si morimos en un sueño, morimos en la vida real?

Ella se encoje de hombros, el perfecto resumen de todo su conocimiento, y


dice:

—No creo. Creo que es sólo un antiguo cuento de viejas. Como los
calambres después de comer.

—No, no es como eso. De uno te mueres, y del otro te arrepientes de esa


segunda banderilla.

—Pero no creo que puedas morir en un sueño, Nick.

—Pero no lo sabes.

—Te lo he dicho antes, no tengo todas las respuestas.

—A este punto, yo ya habría tenido algunas. Una estaría bien. Tal vez la
respuesta a esta pregunta de vida o muerte.

—¿Qué tal si prometo averiguarlo para ti y seguimos adelante? —sugiere,


su voz volviéndose acalorada.

—¿Cómo? ¿Vas a buscarlo en Google?

—¡¿Sabes qué!?

—¿Qué? —pregunta calmadamente, y es la última gota, como supuse.

—¡Ughhhh! —gruñe y se voltea. Camina rápidamente fuera del muelle y


hacia detrás de éste. Me pregunto qué tan lejos piensa ir cuando de repente
se deja caer sobre su espalda, mirando hacia el cielo. O tal vez cerrando sus
ojos con furia. No puedo decirlo desde aquí.
139

Debería dejarla sola. Debería pasar el resto del sueño por mi cuenta al final
Página

del muelle, balanceando mis pies como siempre e imaginando pilas de


rocas. Debería apilarlas alto, más alto que yo. Debería apilarlas a su lado en
el césped. O debería ir a disculparme.

Cierro el ahora masivo espacio entre nosotros y me paro a su lado, donde


yace en el suelo. Sus ojos están abiertos y me mira apaciblemente cuando
la alcanzo. La disculpa está en mis labios, lo juro, pero no soy bueno con
ellas. Nunca suenan sinceras, y cuando la miro no siento como si ella
necesitara o quisiera una. Ella está mirando arriba, hacia mí, como si nada
hubiera pasado, como si estar tirados en el suelo fuera siempre el plan para
el día. Entonces, en vez de una disculpa que ni siquiera sentiría, me uno a
ella.

—¿Ves aquella nube? —pregunta, apuntando al cielo directamente


encimad de nosotros. Hay una masa de nubes, todas grises y melancólicas.

—¿Cuál?

—La que se parece a un conejo.

Bizqueo tratando de ver lo mismo que ella, pero estoy perdido.

—Ninguna luce como un conejo.

Ella suspira, deja caer pesadamente su brazo a su costado y se siente como


si estuviera dándose por vencida conmigo.

—No importa.

No me gusta la forma en que eso me hace sentir. No quiero que salga y no


es hasta el momento que pienso que ella ya ha tenido suficiente de mí que
me doy cuenta. Sé que necesito esto. Que me gusta esto. Que ella me gusta.
Y ahí está Walters otra vez; una espina en mi costado, una presencia que
no puedo sacudir, y soy un bastardo y gruño ante esta carga, esta
intromisión y estoy tan ocupado estando enojado que no me doy cuenta
que me estoy divirtiendo. Disfruto de esas frívolas y contagiosamente
140

graciosas personas que son todo lo que yo no. Todo lo que nunca podré ser.
Página

¿Pero qué hay de malo en intentarlo?


—¿Te refieres a aquel conejo? —pregunto apuntando a una
repentinamente perfecta inflada blanca nube que se está convirtiendo en
un conejo. Cuando está hecho, es odiosamente adorable.

Echo un vistazo a Alex y veo que su boca se crispa en una reluciente sonrisa.
Viendo una grieta, envío la nube saltando a través del cielo. Brinca de nube
gris en nube gris, su nariz olfateando y retorciéndose. Su sonrisa crece.
Pienso en traerla abajo al suelo con nosotros, dejarla saltar alrededor del
verde pasto, tal vez saltar en su regazo, pero estoy preocupado de que eso
la vuelva como loca así que la dejo en el cielo.

—¿Es eso a lo que te referías? —La provoco, mi cabeza completamente


girada hacia ella ahora mientras miro su rostro.

Ella se vuelve a mirarme y estoy agradecido de que ella no trate de


esconder su sonrisa. Ella es rápida para perdonar. Tan diferente a mí en
tantos sentidos.

… mejor. La mía era diferente. Era…

Levanto mi mano, parándola.

—No me cuentes —digo tan gentilmente como puedo, midiendo mi tono.


Apunto al cielo—. Muéstramelo.

—No sé cómo, ¿recuerdas?

—Yo voy a enseñarte, ¿recuerdas? —digo con una astuta sonrisa. Al menos
espero que sea astuta. Astuta y espeluznante son primos cercanos.

—Creí que habíamos hecho un trato. Nunca dijiste qué querías a cambio.

—Me lo puedes deber.

—¿Algo así como un favor? —Me está mirando enfáticamente.


141

—Sí, y lo sé. Antes de que lo digas, lo sé.


Página

—Eres una persona difícil —dice. No hay malicia en ello. Es una simple
observación, como decirme que soy alto o diciéndome la hora del día.
—No tienes ni idea. —Creo una circular e inflada nube blanca. Una limpia
pizarra para que ella trabaje—. Ahora, mira a esa nube y luego cierra tus
ojos. Imagina que esa nube es un conejo, la forma en que lo imagines
mirando.

Ella hace como le digo sin protestar y en eso veo cuánto quiere esto ella.
Descansa junto a mí con sus ojos cerrados por un largo, largo tiempo. Miro
la nube la mayoría de éste pero eventualmente me aburro y cierro mis ojos
también, dejando mi mente divagar. Quiero imaginar otras cosas para
entretenerme a mí mismo; una radio, una almohada, un libro, una cerveza.
Pero lo dejo todo bloqueado, sin embargo, porque no quiero distraerla o
desanimarla.

Al final golpea mi mano, nuestra piel haciendo contacto por los más breves
segundos. Mis ojos se abren en sorpresa.

—¿Lo hice? ¡Creo que lo hice! —chilla, sus ojos aun cerrados fuertemente.

Busco la nube y encuentro una blanquecina y amorfa masa perezosamente


a la deriva a través del cielo.

—Ehhh —digo sin comprometerme, tratado de pensar como volverlo en


una forma alentadora—. Estás moviendo la nube…

—¿Pero no luce como un conejito, no?

—Definitivamente no, no.

—Ugh. Espera. Lo intentaré más duro.

—Creo que ese es el problema. Creo que estás intentándolo muy duro. No
pienses en nada más. No pensamientos, no emociones. Sólo deséalo.

Ella no responde y me pregunto si siquiera está escuchándome. De repente


la rara y desorientada nube comienza a tomar forma. Es un proceso lento y
142

aun es bastante indistinta, pero mientras más miro, más puedo descifrar su
forma. Es como una verdadera forma de nube en el mundo real. No es una
Página

representación perfecta de un conejo, no como lo era el mío, pero si ladeo


la cabeza, desenfoco mis ojos y dejo mi imaginación tomar el control, puedo
verlo.

Me extiendo para tocar su mano, listo para decirle que abra los ojos.
Cuando mis dedos rozan su piel ella se aleja abruptamente y frota el lugar
donde la toqué como si la hubiera quemado.

—Lo siento —murmuro, inseguro de por qué carajos fue eso. Sabía que ella
tenía límites pero acaba de tocarme dos minutos atrás.

—No, yo lo siento —dice apresuradamente, dándose cuenta de que


sobreactuó—. No puedes… sin embargo, no puedes tocarme, ¿de acuerdo?

—¿Por qué no?

—Es peligroso.

—¿Para mí o para ti?

—¿Importa? Sólo no lo hagas, ¿vale? ¿Por favor?

No quiero presionarla con esto. Quiero saber por qué. Siempre quiero
saber por qué sobre todo, pero estaba demasiado pronto y esto era
obviamente un tema sensible para ella. De hecho, parecía como reacia
sobre muchas cosas esta noche, así que lo dejo ir. Bien, lo dejo ir por ahora
y lo archivo para más tarde. Estoy dando pasos de bebé aquí.

—Lo tienes. —Levanto mis manos en rendición—. Lo que tú digas.

—Gracias —balbucea cautelosamente.

Chica inteligente, sabe que esto no está acabado.

—Estaba tratando de decirte que lo hiciste. Mira.

Estoy sorprendido de que siga ahí después de su impacto cuando la toqué,


pero ahí está. Se ve bastante raro con un enorme colmillo, orejas disparejas
143

de diferentes tamaños y una cola que se arrastra por detrás como ninguna
Página

cola de conejo haría alguna vez. Ella sonríe brillantemente cuando lo ve.

—Es tan feo —susurra cariñosamente.


Yo me río.

—Es más como un combustible de pesadillas que un icono de Pascua, pero


lo hiciste. Tú hiciste eso.

Ella lo mira saltar/tartamudear a través del cielo por un momento luego se


vuelve hacia mí.

—Nick qué…

144
Página
Capítulo 17
Traducido por 5hip

Corregido por Liraz

Alex
—¡No te puedes enredar con esto, Alex! ¡Es irresponsable!

Cara me está gritando. Esto nunca sucede, nunca, pero por como lo está
haciendo me siento como si estuviera justificado. Necesito que alguien me
regañe por esto. Por romper mis propias reglas y tomar decisiones
precipitadas.

La única otra persona que lo sabe es Nick y él nunca entenderá realmente


por qué es una mala idea. Él sabe que tengo miedo, él sabe lo del
Deslizamiento, más o menos, pero lo que no sabe es por qué no voy a dejar
que me toque. Que podría sacarlo del sueño como saqué las piedras. Que
soy impredecible. Fuera de control. Peligrosa.

—No es gran cosa —protesto débilmente. Las dos sabemos que es mentira.

Se me queda mirando durante un largo rato, en silencio y echando humo.


Se siente un poco como cuando Nick lo hace, sólo que él es muuuucho
menos emocional. Nick es un reloj de un paciente tictac donde Cara es un
barril de pólvora y un fósforo.

—¿Qué no es gran cosa? —pregunta, tratando de actuar con calma y


fallando. Está a punto de explotar—. No te puedo creer.
145

—¡Tengo que intentar algo! Si puedo controlar lo que sucede en los sueños
Página

entonces tal vez pueda controlar el Deslizarme. Tengo que empezar en


alguna parte, ¿no?
—Sí, pero hace años acordamos que esto parecía demasiado peligroso. Que
no valía la pena el riesgo.

—Tenía doce años en ese entonces. Estaba aterrada.

—¿Y ahora no estás aterrada?

Atrapada.

Me encojo de hombros.

—Un poco, sí.

—¿Estás un poco aterrada de dejar de existir de un parpadeo? —presiona,


entrando en mi campo de visión y obligándome a mirarla—. ¿Estás un poco
aterrada de quedar atrapada en un sueño para siempre? ¿Estás un poco
aterrada de Deslizarte y nunca volv…?

—¡Está bien, estoy muy aterrada! —grito interrumpiéndola y deteniendo


el desfile del miedo que ha echado sobre todos mis egos—. Pero no me
puedo ocultar de ello nunca más. Si quiero una vida, tengo que controlar
esto.

—Tienes una vida. —insiste, ¿y cuáles protestas son débiles ahora?

Resoplo burlonamente.

—Por favor, no tengo una vida. Estoy viva, pero no tengo una vida. —Inhalo
antes de decir lo siguiente porque nos escocerá a ambas, pero tengo que
decirlo—. Y tú tampoco. Te preocupas por mí todo el tiempo. Sacrificas
todo para cuidar de mí. Soy una sangría financiera para ti y también una
emocional. Nunca tendrás hijos propios si siempre estás cuidando de mí.
Tengo que dejarte sola y permitirte tener tu vida.

—Tengo una vida contigo. Eso es suficiente.


146

—No, no lo es. Debes llegar a enamorarte y casarte, tener hijos y limpiar su


popó. Quiero eso para ti. Nunca voy a llegar a tenerlo, por lo que tú lo
Página

necesitas. Voy a buscar un asiento en primera fila para verlo todo. Voy a ser
la excéntrica y loca tía Alex que va y viene con historias salvajes sobre el
mundo y trae pequeños recuerdos extraños. Eso será suficiente.

Cara se sienta enojada en el asiento frente a mí. Puedo ver en sus ojos que
lo odia, pero es verdad. Nunca me enamoraré. Nunca conoceré a un hombre
ni seré capaz de acercármele lo suficiente para compartir todos mis
secretos. Aunque me las arreglara para tener esa cercanía, esa intimidad,
¿cuáles son las probabilidades de que él se quedara? Soy un bolsillo lleno
de locura, más problemas de lo que valgo, y si encontrara al chico correcto
no le haría pasar por esto. Si me importara lo suficiente como para
compartir mi carga con él, entonces sin duda me importaría lo suficiente
como para querer algo mejor para él.

—¿Cómo está Andrew? —pregunto, conduciendo intencionadamente el


cuchillo a casa.

—Está bien —responde, la sonrisa y el rubor en su rostro desmienten la


respuesta informal. Está tan loca por este chico. Es adorable.

—Bien. —Sonrío—. Me alegro.

Su rostro se entristece.

—Eso no quiere decir…

—Sí, lo hace. —La corto con voz firme—. Sí tiene que decir.

Ese “Sí tiene que decir” significa el fin de una era para nosotras y,
francamente, estoy bien con eso. A veces hay que ceder. Este acuerdo ha
estado funcionando y estoy infinitamente agradecida por todo lo que me
ha dado, pero es hora de que le dé algo a cambio. Andrew es ese algo.

Se comienza a morder la uña y la miro con abierto disgusto hasta que se


detiene.
147

—Me preocupa que te esté abandonando —confiesa.


Página
—Mamá y papá me abandonaron —le recuerdo—. Tú nunca harías eso.
Nunca. Tener una vida propia no significa que me estés decepcionando. En
realidad, significa mucho para mí que lo hagas.

—¿Y qué hay de ti? —pregunta, mirándome astutamente—. Todo esto es


por él, ¿no?

Hago una pausa, sin saber cómo responder sin complicar esto.

—Es por Nick, sí. Porque él me puede enseñar.

—Pero se trata de él.

—Se trata de nosotras.

—Hmm.

—¿Qué? —pregunto con impaciencia.

—Nada —dice, su voz de pronto ligera—. Hablaremos de eso cuando estés


lista.

Eso es de mal agüero.

Sin embargo, no me tomo el tiempo para preocuparme por ello. Ella tiene
una corta capacidad de atención últimamente y todo lo que necesito hacer
es preguntar acerca de...

—Así que, ¿cuándo visitas a Andrew otra vez?

Su rostro se ilumina. Siento que mi corazón se aprieta, estoy tan feliz de


verlo.

—Pronto, espero. Él en realidad habló de… ¿venir aquí?

—¿Es una pregunta? ¿Qué es eso?

—Quería hablar contigo acerca de ello primero ya que él se quedaría aquí.


148

No sabía cómo te sentirías acerca de eso.


Página

Quisiera decir que me siento muy bien al respecto, pero aquí está la cosa;
podría Deslizarme. Sé que eso es lo que a ella le preocupa también. Todos
nos iremos a dormir una noche y luego despertarán y no voy a estar allí.
Cara se estresará, se mostrará en su rostro, y va a tener que inventarse
alguna mentira vaga acerca de dónde estoy y por qué no sabe cuándo voy
a volver. Oh, y por qué mi coche todavía está estacionado afuera. Si esto
sucede, y es muy posible que suceda, va a parecer como si yo fuera un
enorme copo y va a ver el estrés que soy para ella. Su relación justo está
empezando y estoy de equipaje, un ENORME equipaje, y no quiero que eso
lo detenga de perseguirla.

—Desapareceré a propósito —le digo finalmente.

—No, tú… Espera, ¿qué? —pregunta frunciendo el ceño—. No puedes


controlarlo.

Todavía no. Creo que con algo de suerte.

—No, no me refiero a Deslizarme a propósito. Quiero decir que me quedaré


en otro lugar mientras él esté aquí. De esa manera no habrá ninguna
pregunta si de repente no estoy.

—Pero entonces no voy a saber si de verdad te fuiste.

—Te llamaré.

—No siempre puedes llamar.

—Entonces, ¿qué importa si sabes si me fui o no? Estaré bien. Siempre lo


estoy. No te preocupes por mí.

Ella se quita el esmalte de las uñas y se queda mirándolas. Espero


pacientemente por el debate que se aproxima.

—Yo quería que... —Su voz disminuye mientras encuentra las palabras
adecuadas—. Quería que lo conocieras.

—Ya lo conozco.
149

—No, quería que pasaras tiempo con él. Con él y conmigo. Que lo llegaras a
Página

conocer, que le permitieras llegar a conocerte. Ambos sois...


—Los dos somos importantes para ti —proporciono suavemente.

Ella no quiere tener que separarme de su vida y no quiere ocultarle parte


de su vida, la parte sobre mí, a él. No existe una respuesta fácil a esto, ya
que él no puede saberlo. No lo entendería y, desde luego, no se quedaría y
la ayudaría a lidiar con ello. No es que lo esté juzgando o un fallo de mi
mente, es una simple verdad. No soy una píldora fácil de tragar.

Asiente. Entonces me mira con ojos tristes de panda y me tiene.

—¿Qué hay de esto? —digo—. Ceno con vosotros la primera noche,


suponiendo que todavía esté aquí y no me haya Deslizado. Entonces le
diremos que me quedo en casa de una amiga mientras él está aquí para
daros privacidad. —Le doy un guiño exagerado y estoy muy agradecida
cuando sonríe—. Me quedaré en un hotel, y mientras esté cerca, me reuniré
con vosotros y almorzaremos o iremos al zoológico o algo así.

—¿Qué pasa si te Deslizas y de repente te has ido?

Me encojo de hombros.

—Dile que conocí a un chico. O que un novio de repente apareció en la


ciudad y estoy ocupada.

—Puedo decir que su nombre es Ni…

—¡No! —le digo levantando mi palma en advertencia—. Absolutamente no.


Mi mundo ya es lo suficientemente confuso así como está.

Me sonríe, pero puedo decir que está dudando de mi plan.

—Funcionará, pero no me gusta.

—¿Qué no te gusta?

—Que estarás atrapada en un hotel en lugar de tu propia casa. ¿Qué pasa si


150

eso te anima a Deslizarte?


Página

—No sabemos lo que lo activa. Si sólo tuviera un poco de control...

—¡No! —dice imitando mi palma en alto.


Sonrío y pongo mi palma contra la suya, entrelazando nuestros dedos y
sosteniéndolos firmemente.

—Funcionará si lo permites —le digo en voz baja, sosteniendo su mirada


con una intensidad que he llegado a apreciar—. Haces mucho por mí.
Déjame hacer esto por ti.

Me aprieta la mano y asiente.

—Gracias.

—No me lo agradezcas todavía. Vas a pagar por el hotel y soy una adicta al
mini bar.

Resopla una risa.

—Sólo no pidas porno y miraré hacia otro lado. Si veo Romancing the Bone
en los cargos, voy a estar muy decepcionada.

—No prometo nada.

151
Página
Capítulo 18
Traducido por 5hip

Corregido por Liraz

Nick
Me encuentro deseando soñar con Alex una noche hacia el final de mis
clases de Paramédico. Quiero contarle que Walters accidentalmente se
excitó por el maniquí de RCP mientras intentaba salvarle la vida. Cuando le
pregunté qué parte le provocó, la boca, el pecho o la emoción de ser el
héroe, me dijo:

—Que te den. —Campbell y yo no dejaremos, no podemos dejar, esto pasar.

Así que estoy relajado y feliz cuando llegué a la cama esa noche. Estoy en
las últimas fases de mi entrenamiento.

Mis posibilidades de fracasar son inexistentes, si es que alguna vez


existieron en primer lugar. Mi sueño, mi objetivo final, la cosa por la que he
estado luchando desde hacía tanto tiempo como puedo recordar está al
alcance. Estoy volando muy alto a causa de ella. Soy todo sonrisas
últimamente y alegre como el gordo en la víspera de Navidad, porque todo
lo que siempre he querido es casi mío.

Por supuesto, eso es cuando soy pillado por sorpresa por la pesadilla.


152

—Demonios.
Página

Reconozco el interior familiar de la cueva.


Aquí no es donde quiero estar. Nunca lo es, pero sobre todo no hoy. No
cuando me he acostumbrado a estar en otro lugar. Es discordante estar
aquí y estoy enojado. Y asustado. Siempre asustado.

No me puedo mover, por supuesto. Puedo oír el goteo en la distancia como


el tic-tac de un reloj que me dice que lo alcance. El primer lugar al que mi
cabeza va es a Melody, la chica con la que me acosté en Washington. He
enterrado cualquier malestar que he tenido al respecto. Al parecer no los
he entierrado lo suficientemente profundo. En realidad, lo que más me
molesta acerca de la situación es la opinión de Walters al respecto, que es
una locura. No me ha dicho una palabra más allá de que apesto, pero su
disgusto todavía se siente feo con mi conciencia. Melody hace tiempo que
dejó de enviarme mensajes, para mi alivio. Cada vez que me enviaba un
mensaje coqueto me machacaba. Era un recordatorio de que Walters
piensa que soy un idiota. Y tal vez lo soy. Demonios, sé que lo soy, pero
estoy manejando las cosas de la mejor manera que sé. No puedo manejar
una novia. Ni de coña. Veo cómo lo ve Walters y es demasiado para mí. Él
lo ama y eso es genial, pero Campbell y yo, no somos esos chicos. Tal vez
esa es una de las razones por las que elegimos este campo profesional. Nos
exige vivir solos. ¿Qué mujer va a estar bien con la vida que llevamos?
Walters tiene que asegurarle a su novia constantemente que no va a morir
y mi opinión sobre esto es que le está mintiendo. No lo sabe. Ninguno de
nosotros sabe, así que ¿cómo puede hacer esa promesa?

—Él simplemente tiene que decirlo —me explicó Campbell—. Ella sabe que
es mentira.

—Si ella sabe que es mentira, ¿por qué quiere escucharlo?

—Es una mentira tranquilizadora. A ellas les gusta ese tipo.

—Eso es una locura.


153

—Esas son las mujeres.

Todavía no lo entiendo. Probablemente nunca lo haré. Es por eso que estoy


Página

soltero y eso está bien. Lo que no está bien es estar atrapado en esta cueva.
No quiero hacer esto esta noche. No quiero sentarme aquí y pensar en
todas las cosas que no me gustan de mí mismo. Quiero sentarme en el
borde del muelle con Alex y ayudarla a volver el agua de color rosa. Eso es
lo que se supone que íbamos a intentar esta noche. Ella estaba emocionada
por ello y ahora estoy atrapado aquí en una cueva con olor a almizcle en
lugar de ayudarla. Me recuerdo a mí mismo que si lo que dijo es verdad,
ella está ahí fuera en alguna parte. Fuera de esta cueva en la luz del sol con
una espada en la mano y el Jabberwocky en su punto de mira. No sé si me
lo creo o lo que significa si me lo creo, pero la idea es reconfortante. Incluso
si es una mierda.

Tal vez las mujeres no están tan locas.

La luz exterior se oscurece cuando oigo los sonidos que llegan. Las alas
aleteando. Pienso en llamar a Alex, pero mis pulmones de repente están
congelados y apenas puedo respirar, ni que decir de hablar. Me siento como
me sentí en el río cuando ella me encontró, sin poder moverme y
sofocándome. Hace que me den ganas de llamarla a gritos más que nunca.
Me salvó una vez, lo hará de nuevo. Pero mi voz está perdida, mi aliento
está congelado en mis pulmones y no puede respirar. Estoy gritando
internamente, aullando y luchando, pero sin hacer ruido. Este un nuevo
terror, un nuevo giro, y me siento como si fuera un castigo por saber que
ella está ahí fuera. Tan cerca y tan lejos.

Nadie me puede ayudar aquí.

Nadie me puede salvar.

Nunca.
154
Página
Capítulo 19
Traducido por ariel28ve

Corregido por Francatemartu

Alex
No está sentado al final del muelle donde generalmente se encuentra. Está
parado, con su espalda frente a mí como siempre, pero su postura es rígida.
Algo está mal. Respiro una vez para armarme de valor y luego camino hacia
delante.

En el segundo que mi pie toca el muelle, se da la vuelta como si hubiera


estado esperando por mí. Su cara no muestra ninguna emoción, es como
una pizarra blanca que no me dice nada y él tampoco me dice nada. No
tengo ni idea de hacia dónde estoy caminando. Aunque no soy una cobarde,
así que de todas maneras camino hacia allí ciegamente.

—¿Estabas allá? —pregunta. Su tono es tranquilo, pero su pregunta es tan


pesada que aterriza con fuerza entre nosotros y detiene mis pasos.

Sé de lo que está hablando. Es el Sueño del Dragón. Lo tuve la otra noche y


todas mis dudas también se aclararon en cuanto a si estamos conectados a
través de ese sueño. Él también lo tuvo.

Y lo odió.

—Así es —contesto con simpleza.


155

—Intenté gritarte.
Página

—No te escuché. Lo lamento.

—Dije que intenté gritarte.


Me pregunto cuál debería ser mi respuesta a eso. Mantiene su declaración
vaga para que yo descifre su significado. Sé que es una táctica. Está
escudriñando por información porque si no me dice lo que está buscando
es muy probable que yo empiece a decirlo todo para intentar apaciguarlo.
Parte de mí quiere cerrar la boca para mandarlo a freír espárragos a él y a
su supuesta inteligencia, pero no tengo nada que esconder. No me hará
sentir como la villana.

—Intenté llegar hasta ti —le digo y cierro la distancia entre nosotros—.


Siempre lo hago. Intento entrar a la cueva porque el Dragón la resguarda
muy cuidadosamente, pero nunca lo logro. No siempre supe que estabas
allí, pero siempre he intentado entrar.

Me observa con una mirada neutra y sé que el hámster en su cabeza se está


volviendo loco en su rueda. Lo dejo mirarme y hago lo mejor por esperarlo
con paciencia.

—Odio ese sueño —dice en voz baja—. ¿Qué hay de ti? ¿Lo odias?

—Un poco. En realidad no —digo con honestidad, completamente


consciente de que mi respuesta podría molestarlo. Sus ojos se estrechan un
poco, pero es la única muestra de emoción que deja entrever—. No me
gusta exactamente, aunque tampoco lo odio.

Su mandíbula se cierra antes de preguntarme:

—¿No te asusta?

Sonrío débilmente, con tristeza y sacudo mi cabeza.

—Hay cosas peores.

Me da la espalda y me siento extraña. Fría.

—¿Te asusta? —pregunto en voz baja. Es una pregunta muy estúpida, el


156

tipo de pregunta que lo haría tirar la puerta de este sueño directo en mi


cara, pero quiero que me mire otra vez. Así que pregunté eso.
Página
Me mira por encima de su hombro y sus ojos recorren de arriba a abajo mi
cuerpo antes de posarse sobre mi cara, pero no dice nada. Sólo me observa.

—No me vas a responder, ¿verdad? —pregunto juguetonamente. Camino


hasta el final del muelle para que así estemos parados uno al lado del otro.
Mantiene sus ojos en mí y sacude su cabeza, pero veo que su boca se estira
en una de sus esquinas—. Bien. ¿Me enseñarás entonces?

—Sí —responde suavemente y, me atrevo a decir, amigablemente—.


Puedo hacer eso.

—Deberíamos hacer algo pequeño, como cambiar el color del agua, ¿tal
como lo planeamos?

—No, eso no. No esta noche.

—Oh. De acuerdo —digo sorprendida, confundida y un poco


decepcionada—. ¿Qué me vas a enseñar entonces?

—Voy a enseñarte cómo acampar.

—¿Qué?

—Sí —afirma, se da la vuelta y empieza a caminar hacia la salida del muelle.


Hace señas frente a sí mismo y pone su otra mano tras de mí, como si
quisiera empujarme hacia delante, pero tiene cuidado y no me toca.
Caminamos hacia el final del muelle cerca, uno al lado del otro—. No sabes
cómo hacerlo, lo admitiste y lo vi con mis propios ojos. Eras un desastre.

—Claro que no.

—Casi. No quiero ver eso otra vez, así que voy a enseñarte cómo hacerlo
apropiadamente.

—Oh, ¿así que esto es para ti?


157

Nos detenemos y no me responde. Creo que se debe a que está irritado


conmigo por las preguntas-acusaciones o quizás está pensando mucho
Página

como lo encanta hacerlo, pero resulta que estoy mal en ambas


suposiciones. Se está concentrando. Descubro en qué cuando de repente se
producen crujidos estruendosos a lo largo de la costa que está llena de
pasto y muchos árboles gruesos y altos se levantan a través del suelo con
violencia y alcanzan el cielo. Nos cubren en un velo de sombras y puntos de
luz. Instantáneamente se esparce un espeso aroma de pino y musgo y
mientras veo cómo más y más árboles se disparan en el aire recuerdo
cuando estuve atrapada en el bosque hace meses. Recuerdo cómo era
incapaz de dormir o Deslizarme. No es un recordatorio agradable. Con
miedo me echo hacia atrás en el muelle y huyo del bosque que crece frente
a mí.

Nick no se da cuenta. Está demasiado ocupado trabajando con su magia y


construyendo el mundo que quiere como el juego más intenso de Sim City
jamás jugado. Esto es muy grande, muy bien elaborado. Tengo miedo de
todas las cosas que podrían ir muy muy mal aquí. Quería hacer una piedra
o volver el agua amarilla, no pensé ni por un segundo que lo estaría viendo
jugar a ser Dios con un bosque de cien acres.

Hay una explosión demoledora en la tierra, por lo que me encojo de miedo,


lanzo mis manos sobre mi cabeza para protegerme y retrocedo todavía más
dentro del muelle. Veo la fuente de la explosión levantarse hasta el cielo,
alcanzando alturas mayores a las de los árboles y devorando el panorama
distante. Es una montaña. Tiene nieve en la cima y es rocosa. Es el vivo
retrato de la montaña que vi cuando estaba perdida en el bosque. Nick
había estado en donde estuve, lo que significa que no era Rusia. Entonces,
¿dónde estaba? Quiero preguntarle, pero no ahora. No mientras está en
este humor. Algo acerca del Sueño del Dragón lo tiene muy estresado y se
siente como si quisiera probar algo. Y sin lugar a dudas lo está haciendo.

El mundo deja de explotar y de construirse y Nick se queda quieto por unos


momentos, quién sabe qué estará haciendo. En algún momento se da la
vuelta hacia donde yo solía estar parada.
158

—Está bien, ¿estás preparada para…? —Deja de hablar con entusiasmo y


me mira, confundido—. ¿Qué estás haciendo por allá atrás? ¿Estás
Página

asustada? —pregunta y se acerca a mí.


—Claro que lo estoy —contesto molesta.

—¿Por qué?

—¿Por qué? Um, porque acabas de hacer un bosque y una maldita montaña.
Te dije que estaba aterrada por estas cosas y eso era cuando sólo
estábamos haciendo olas en el agua, no erigiendo el Everest.

Su cara se suaviza y estoy tan sorprendida por eso como lo estoy de


indignada.

—Lo olvidé. Disculpa.

Frunzo el ceño, insegura.

—¿Lo dices en serio?

—No lo habría dicho si no fuera así. ¿Quieres que lo desaparezca?

—¡No! —grito, camino hacia él e inconscientemente estiro la mano para


tocarlo. Me detengo a tiempo y sacudo la cabeza—. No, por favor no juegues
con las cosas otra vez.

Frunce el ceño.

—Alex, lo tengo bajo control.

—Sí. —Me río—. Así lo crees de verdad.

—Sé que es así —me corrige—. De verdad, lo olvidé y honestamente lo


siento. Estás segura. No te pasará nada, no cuando estés conmigo.

No puedo evitar reírme entre dientes y así mis hombros pierden un poco
de tensión.

—Hace unos meses habrías usado esta oportunidad para guiarme hasta
allá y dejarme por muerta.
159

Él sonríe.
Página

—No me tientes.
—Así que —digo y señalo el bosque—. ¿Cuál es la primera lección?

—¿Estás segura?

—Ya está allí —insisto y me encojo de hombros—. Tenemos que darle uso,
¿no?

—Pensaba que estabas asustada, aterrada.

—No significa que voy a dejar que me venzan mis miedos. Además, confío
en ti.

Espero que él me guíe para seguirlo dentro del bosque pero no se mueve.
Cuando lo miro, lo encuentro observándome con una expresión extraña en
su cara que no puedo descifrar.

—¿Qué?

—Nada —murmura, rápidamente me adelanta y sale del muelle.

Cuando superas el factor miedo, el bosque es realmente hermoso. Me


recuerdo que esto sólo es un sueño, que abandonaré este lugar esta noche
y que no me puedo quedar. Cuando miro a Nick, todo lo que veo es la calma
que lo envuelve y hay algo que casi intoxica acerca de eso. Él cree que nada
puede salir mal y, tan loco como suene, yo lo creo también. No estaba
mintiendo, yo confío en él.

Me guía dentro de lo profundo del bosque hasta que ya no puedo ver ni el


muelle ni el agua. Si no lo conociera mejor, diría que estábamos… esperen,
¿dónde estamos?

—Hey, ¿Nick?

—¿Hmm?

Tropiezo detrás de él, estúpido tronco, y recuerdo que no debo estirar la


160

mano para agarrarlo y apoyarme en él.


Página

—¿Dónde estamos?

—En un sueño.
Gracias, amigo.

—No, quiero decir, ¿dónde estamos? El muelle es un lugar real. Asumo que
éste también lo es.

—Es Washington. Aquí vine para mi entrenamiento de supervivencia.

—¿Hace cuánto fue eso?

Él hace una pausa, hace los cálculos y menciona:

—Hace seis meses, ¿por qué?

—He estado aquí antes.

Se da la vuelta y me mira.

—¿Qué?

—He estado aquí antes, me Deslicé aquí antes.

—¿En este bosque? —Yo asiento y él frunce el ceño—. ¿Qué quieres decir?

Me encojo de hombros.

—Significa que me trajiste aquí. ¿O me enviaste aquí? No sé si todavía


estabas por aquí cuando me quedé atrapada.

—¿Atrapada? ¿Aquí es donde estabas acampando?

—Sí.

Sacude la cabeza y mira a su alrededor.

—No recuerdo haber soñado eso.

Probablemente no lo hiciste. Pienso. Yo tampoco.

No me molesto en decirle que no estuve allí en un sueño. Que estuve parada


161

en el mismo bosque que él en el mundo consciente. No me haría ningún bien.


Él sabe lo de mis Deslizamientos, pero no lo entiende del todo porque se
Página

rehúsa a considerar que yo podría ser real. Y eso está bien. Ese es Nick. No
es un creyente. No todavía.
Aunque no es una coincidencia, como tampoco lo es que yo haya terminado
en Texas casi en el momento en el que él habría estado allí también. Estoy
deslizándome a cualquier lugar a donde él va. No todas las bases, ni todo el
tiempo, pero todavía sigue sucediendo demasiado frecuente como para
que no sea nada. Es una revelación de proporciones masivas. Es una
lástima que no sepa lo que significa.

Esa mañana es con un gran suspiro de alivio que miro a través de mis
sábanas a mis pájaros.

Todo el tiempo que estuve en ese bosque estuve albergando el miedo


secreto y agonizante de que Nick me dejara allí y que estuviera en esos
bosques para siempre. Él me brindó los conocimientos para sobrevivir allí,
pero, ¿por cuánto tiempo? No creo que pueda ser de carrera una campista.
¿Eso es una carrera? Si lo es, no puedo hacerlo, no es para mí.

Nick es genial y según lo que me enseñó podría sobrevivir hasta que él


regresara para ayudarme.

¿Pero quién puede decir que sería capaz de encontrarme otra vez? ¿Quién
dice que lo intentaría siquiera?

162
Página
Capítulo 20
Traducido por ariel28ve

Corregido por Francatemartu

Nick
La graduación.

Infiernos. Sí.

Lo logré. Lo logré después de un solo intento. Obtuve mi boina color rojo


oscuro y oficialmente soy un Paracaidista de las Fuerzas Aéreas de Estados
Unidos. Nada se había sentido tan bien en toda mi vida. Sé que papá estaría
orgulloso. Estoy un poco sorprendido y aliviado de sentir un pequeño dolor
en el pecho porque no está aquí para verlo. Mamá viene a la graduación y
llora y llora. Y llora un poco más. Las demás personas, como los padres de
Walters y de Campbell, sienten que es emotivo y dulce. Yo pienso que es
exagerado y malintencionado. Ella nunca quiso esto para mí. Ella nunca
apoyó esto. Ahora aquí está con otros padres orgullosos y se ve como una
mujer rebosante de alegría cuando la razón verdadera por la que está
llorando es el hecho de que su “bebé” va a morir.

Ella lo sabe. Por suerte, lo mantiene para sí misma y llora en silencio para
que nadie más lo sepa. Nadie más excepto yo. ¿No soy afortunado?

Sueno como un desgraciado. Lo sé. No me importa. Crecer bajo la sombra


de la muerte de mi padre y el luto de mi madre no fue fácil. Soy hijo único
163

así que toda la atención cayó sobre mí. No podía esconderme tras las
travesuras o sueños de alguien más. No, todo lo que mi madre podía ver era
Página

yo.
Lo que estaba haciendo, a dónde iba, si era peligroso o simplemente
demasiado divertido. Y sé que en sus ojos había sobre mi cabeza un reloj
que marcaba tic, tac.

Tic.

Va a morir.

Tac.

Igual que su padre.

No voy a morir. Esto sonará presumido, pero soy muy bueno para morir.
Soy excelente en esto y mi falta absoluta y total de respuesta ante el miedo
salvará mi gracia. He intentado hablar con ella acerca de esto. Le recuerdo
todo el tiempo que no siento miedo y que eso me mantiene concentrado y
sin emociones. Todo lo que es necesario para esta línea de trabajo. Es una
ventaja con la que mi padre nunca contó. Aunque no ayuda tampoco. En
cualquier caso, lo que hace es ponerla a llorar con más fuerza todavía hasta
que ya no puedo soportarlo y me alejo.

Estoy feliz de soñar con Alex esta noche. Estoy tan feliz por mi graduación,
en verdad pensé que no lo lograría porque lo quería demasiado. Le dije a
ella que por eso no tenía control y lo dije en serio.

Estoy muy emocionado como para controlarme esta noche, pero de todas
maneras estoy aquí. Justo donde quiero estar.

—¿Estás… estás sonriendo? —pregunta Alex cuando se encuentra conmigo


al final de nuestro muelle.

Lo estoy, estoy sonriendo como un idiota. Imagino que si alguien ve mi


cuerpo dormido en este momento, estaré sonriendo afuera también.

—Tuve un buen día —comento con vaguedad.


164

—Vaya, debió ser mejor que “bueno” porque esto… —dice y señala mi
sonrisa—, es impresionante.
Página

—Me gradué hoy.


Estoy brillando. Se está volviendo embarazoso.

Su cara se ilumina. Su boca y sus ojos se abren con asombro. Me gusta esta
visión de ella. Ella es hermosa cualquier día de la semana, pero esto, esto
es precioso. Y es por mí.

—¡Nick! ¡Felicidades! —Sus manos aplauden mientras se levanta sobre la


punta de sus pies. Ella quiere tocarme pero se controla—. Me hubiera
gustado saberlo. Hubiera tenido algo para ti.

Me río entre dientes.

—¿Cómo qué?

Ella se detiene y se queda muy quieta, sus ojos se deslizan fuera de foco. Sé
lo que está haciendo. Está intentando conjurar algo. Quiero decirle que se
relaje, pero es muy tarde, ya está en la zona. De repente un solo globo con
un hilo blanco largo aparece y ambos nos estiramos al mismo tiempo para
agarrarlo. Mi mano toca la suya, nuestros dedos se enlazan. No se siente
ningún rayo de electricidad, ningún relámpago revienta y separa al mundo
en dos partes. No tengo ni idea de por qué no tengo permitido tocarla, al
parecer no sucede nada si lo hago.

—Lo lamento, aquí tienes —dice con rapidez y aleja su mano.

—Gracias.

—No se supone que sea color marrón. Además, se supone que deberían
haber sido diez de ellos, no uno, pero soy muy mala en esto así que, sí.

—Eso no es cierto —le aseguro—. Todavía estás aprendiendo y lo


agradezco.

Ella sonríe, sus ojos muestran sorpresa ante mi reacción.

—Bueno, estoy feliz por ti y de nada. —Se sienta y me uno a ella mientras
165

juego con la cuerda del globo que mantiene mis manos ocupadas.
Página

—Entonces, ¿qué hiciste para celebrarlo?


—Cené con mi madre y unos amigos.

—¿Campbell y Walters?

—No tengo otros amigos.

—Eso es muy malo —dice ella y frunce el ceño.

Yo me encojo de hombros.

—¿Por qué?

—No lo sé, sólo lo es.

—No soy un tipo muy agradable —le recuerdo con una mueca.

—Incluso los imbéciles necesitan amigos.

Me río.

—Y yo los tengo. Dos de ellos.

—Tres.

—¿Tres?

—Yo —dice ella con una tímida sonrisa. No soy estúpido, en realidad soy
muy inteligente y sé que esto es una pregunta. Una prueba de fuego. Ella
me considera su amigo, ¿yo la considero mi amiga? No lo he pensado
demasiado, pero cuando lo hago, no me toma mucho tiempo descubrirlo.

—Tres —le confirmo.

No voy a obsesionarme con lo raro que es esto, con cómo me hice amigo de
una chica imaginaria en mi mente porque, ¿qué importa? Ella es divertida
y sencilla y me gusta. También es comprensiva y la comprensión es algo
que yo nunca he necesitado de verdad, pero fue porque nunca me la
166

brindaron, así que aprendí a vivir sin ella.

Ahora que la tengo, empiezo a creer que me gusta. Es un alivio sobre la


Página

carga que no sabía que se estaba volviendo demasiado pesada hasta que
alguien la aligeró.
—¿Ahora qué? —pregunta.

Me encojo de hombros.

—Lo que quieras. No quiero asustarte otra vez.

—No. —Ella se ríe—. ¿Qué habrá ahora para ti en el mundo real?

—Oh, Arizona.

—¿Allí es donde te posicionaron?

—Sí. Me asignaron al ERC 48. “Valor y Honor” —digo citando el slogan de


la unidad.

—¿Qué es ERC?

—Escuadrón de Rescate.

Ella encoje la nariz brevemente y me recuerda a la primera noche en que la


conocí.

—Eso no tiene sentido.

—Fonéticamente lo hace.

—No mucho.

—Lo sé.

—¿Y qué harás? ¿Estarás de turno de aquí en adelante?

Asiento.

—Así es. Iré a mi base, me acomodaré, entrenaré cuando no estemos en


una misión y cuando lo estemos, bueno…

—Irás a hacer lo que sabes hacer. Saltarás y salvarás vidas.


167

—Ese es el trabajo.
Página

—Y es un trabajo muy noble. —Ella me mira a los ojos y su dureza usual no


se refleja en sus ojos—. Deberías estar muy orgulloso.
—¿Lo estás tú de mí? —me escucho preguntarle y mi vergüenza por la
alegría anterior no se compara con esto.

—¿Si estoy orgullosa de ti?

No contesto, ni siquiera asiento. Simplemente espero. Ella sostiene mi


mirada y se concentra en mis ojos.

—Infinitamente —susurra.

Eso no debería importarme. Nada de lo que diga o haga debería


importarme. Nada de lo que mi propia madre dice o hace puede tocarme si
soy cuidadoso al respecto. Incluso cuando Campbell y Walters pueden
ayudarme con algunas cosas, a fin de cuentas no necesito nada de ellos. Y
tampoco necesito nada de ella. Pero no es nada acerca de necesidad.

Me inclino hacia ella.

—Alex, yo quiero…

168
Página
Capítulo 21
Traducido por 5hip

Corregido por francatemartu

Alex
—Así que, ¿donde esta el ahora?

—Texas. Houston, creo.

—¿No lo sabes?

—No lo se todo. No importa.

—Sí, sigue diciendote eso. ¿Todavía estas en negociacion de que no lo


amas?

—Callate.

—Entonces eso es un sí.

—Es un callate, eso es lo que es.

—El amor te pone de mal humor. ¿El lo sabe? ¿Así es como lo tratas?

—Ya no eres mi hermana.

—Estoy tan emocionada porque lo veas y te compongas y dejes de ser una...

—Oh, ¿una que? ¿Que estabas a punto de decir?


169

Sonrío y le guino a Cara.


Página

—¿A que hora aterriza su vuelo?

Me frunce el ceno.
—6:15.

—¿Por que uno tan tarde?

—Tenía que trabajar esta tarde. Y su parada en Texas es larga. —Me rio
entre dientes conmigo misma pero me muerdo la lengua—. ¿Que?

—Nada. Texas, larga, paraaaada. En alguna parte de ahí hay una broma
sucia, solo que todavía no la capto.

Cara me mira fijamente, estudiandome.

—Sabes, tal vez es bueno que no estes aquí mientras esta de visita.

—No quisiste decir eso.

—Puede ser —dice pensativamente.

—Bueno —le digo, levantandome del sofa y lanzandole el control remoto—


. Estoy ansiando un largo fin de semana para mi solita. Solo yo, mala
television y toda la comida grasosa para llevar que tu tarjeta de credito
pueda manejar.

—¿Y Nick? —pregunta, su tono volviendose sugestivo.

Este es mi pago.

—Callate.

—Oh, ahora quien es la enamorada de mal humor.

—No enamorada. ¿Ves como niego y no reflexiono? Es mas convincente de


esa forma.

—Tal vez no estas enamorada, pero ciertamente te gusta.

—Oh por Dios —le digo, mi tono lleno de decepcion—. ¿Estamos de nuevo
170

en la escuela? ¿En que momento paso?

—¿Ves como reflexionas y no niegas? Dices mas de esa forma —dice Cara
Página

con una sonrisa de satisfaccion.


Me atrapo ahí.

—Perra —termino mi pensamiento de temprano.

—Eso es practicamente una confesion justo ahí. ¿Vas a admitirlo?

—¿Vas a admitir que estas enamorada de Andrew?

Entrecierra los ojos en mí.

—No.

—Entonces hemos alcanzado un callejon sin salida. Me largo —le digo


jovialmente, sacando arrastrada mi maleta del pasillo a la puerta de en
frente.

—No te tienes que ir ya —insiste, levantandose de un salto del sillon—. No


me voy a recogerlo hasta dentro de media hora. Deberías venir conmigo.

—No, ustedes pajaritos de amor necesitan tiempo a solas. De todos modos


quiero instalarme en el hotel antes de la cena.

Abro la puerta y ruedo mi maleta al exterior, pero cuando me giro para


cerrar la puerta detras de mí, veo lagrimas en los ojos de Cara.

—¿Que esta mal?

—Esto esta mal —susurra tristemente.

—¿De que estas hablando? Esto esta bien. ¡Andrew viene a verte, esto es
bueno!

Sacude la cabeza debilmente y levanta la mirada, un signo delator de una


mujer tratando de limpiar sus ojos de lagrimas.

—No deberías tener que dejar tu propio hogar. Debería decírselo.

—No —le digo firmemente y le agarro el brazo—. Absolutamente no, no


171

debes decírselo.
Página

—No quiero ocultarle secretos y no quiero que tengas que esconderte.


—No es un secreto que le estas escondiendo a el, es un secreto que estas
escondiendo por mí. No quiero que el lo sepa. No quiero que nadie lo sepa.

—¿Lo sabe Nick? —me pregunta de repente y la pregunta me agarra con la


guardia baja.

—No —miento—. El no cree que sea real, ¿recuerdas?

—Por lo que me has dicho de tus suenos con el, el cree que eres lo
suficientemente real, dulzura.

—Tal vez —digo—. Pero no es algo que quiero compartir con nadie excepto
tu. Por favor, mantenlo así. Por mí.

Cara asiente, dejando el tema. Pese a que se que no se siente bien o incluso
que no esta bien conmigo yendome por el proximo par de noches, lo deja
ir. Me deja ir.

No sueno con Nick esa noche.

Tampoco tengo el Sueno del Dragon.

¿Y si dormí toda la noche y disfrute el maravilloso olvido de ocho horas de


inconsciencia?

No desde que soy una nina. No hay descanso para el malvado.

Me despierto en la oscuridad. En una negrura absoluta que no es de


ninguna manera como me debería despertar, ni en mi casa ni en mi hotel.
Me dormí con el televisor encendido, la debil luz azulada parpadeando
como una lamparita en el cuarto y me hace companía, me mantiene en
tierra. A veces me ayuda a no Deslizarme.

A veces creo que me manda lejos de Nunca Jamas. Hoy en una de esas
172

noches y puedo decir por experiencia, tienes que estar atento a esos Ninos
Perdidos.
Página

Tu subconsciente es implacable. Esta trabajando sin parar, todo el tiempo,


24/7. Sobre todo cuando duermes. Ese es su momento de esplendor
porque tu mente consciente esta inconsciente y tu subconsciente esta de
repente dirigiendo el espectaculo completamente por su cuenta. Es parte
de la razon por la que sonamos y del porque esos suenos son tan raros. Es
porque con tu mente consciente fuera de combate, no hay nadie por ahí
diciendole a tu subconsciente "no, imposible, no se puede hacer". La realidad
pasa a segundo plano y tu mente se va en un viaje de placer por un rato.
Suena divertido, suena muy bien, como si estuvieras desinhibida y todos
los suenos que te atreves a sonar se vuelven realidad. El unico problema es,
al menos para mí, que tu subconsciente es tambien un pequeno bastardo
codicioso que absorbe toda la informacion que puede, incluyendo fuentes
externas. Al igual que un televisor parpadeante en una habitacion
tranquila.

Es un juego peligroso el jugar conmigo misma, lo se, pero me ayuda a


dormir y tengo que dormir en algun momento y debo tener mas cuidado.
Lo escucho, alto y claro. No cambia el hecho de que estoy en un lugar
desconocido y no identificable, aquí y ahora, y estoy bastante segura que
Showtime1 me envio aquí. Lo que sea que se estaba reproduciendo en esa
television, a mi subconsciente le gusto y corrio con ella.

O eso, o estoy siguiendo a Nick de nuevo. Mi corazon realmente corre mas


fuerte con mas... no miedo, pero supongo que preocupacion por ese
pensamiento. He estado haciendo esto toda mi vida. Es loco que lo pueda
manejar. Puedo sacarme de casi cualquier situacion y llegar a casa con vida.
Lo he comprobado una y otra vez. Pero lo que no creo que pueda burlar mi
salida de una confrontacion cara a cara en la vida real con Nick. No me
puedo imaginar algun escenario donde eso terminaría bien.

Este lugar huele muy mal y no se como lo se ya que no puedo ver nada, pero
es enorme y casi vacío. Simplemente se pueden sentir estas cosas, aunque
no entiendo como. Tal vez soy parte murcielago, pero puedo decir, aunque
173

no puedo ver que no hay nada directamente a mi alrededor. No hay paredes,


Página

1
Showtime: marca de televisión por suscripción (premium) distribuida en diversos países del mundo,
principalmente en Estados Unidos.
ni techo.

¿Tal vez oí un eco en alguna parte? No se, pero sí se que tengo que sacar mi
telefono, utilizar mi aplicacion de linterna y orientarme.

Lo que hago primero, sin embargo, es encender mi GPS. Lo hago por dos
razones. Uno, para poder averiguar donde estoy. Dos, en caso de que muera
repentina y horriblemente quiero que Cara sepa a donde fui y tenga una
oportunidad fantasma de recuperar mi cuerpo. Es morboso, pero
necesario. Cuando se inicia y me dice donde estoy, frunzo el ceno, maldigo
y casi me orino del miedo. Y esta es la razon:

Son las 3 de la manana. Estoy en Detroit, Michigan.

En el 2012 se elaboro una lista de los veinticinco barrios mas peligrosos de


los Estados Unidos. Imaginen mi sorpresa cuando en ninguna parte de la
ciudad de Nueva York, anteriormente mi Deslizamiento mas temido,
incluso aparecio en el corte. Detroit, sin embargo, se llevo el oro, la plata y
el bronce, afectivamente barriendo a los Juegos Olímpicos de Barrios de
Mierda. Pon el himno nacional y sacame pitando de aquí. De acuerdo con la
lista, que mantengo guardada en mi telefono para una ocasion como esta,
estoy sentada justo en el epicentro del segundo lugar mas peligroso en los
EE.UU. Necesito moverme.

Si pudiera noquearme a mí misma y saber que me Deslizaría fuera de aquí,


estaría mendigando por un 2x4 en esta tierra sucia y pasandole por encima
a mi propio craneo. Pero no hay garantías y he sido un bicho raro sentada
aquí por mucho tiempo. Decido contra el uso de la aplicacion de linterna de
mi telefono, temerosa de llamar demasiado la atencion hacia mí, y uso el
apagado resplandor de mi pantalla de inicio para guiarme hacia adelante.
Hay un monton de mierda alrededor en el suelo y digo mierda porque huele
a legítimas heces y porque no puedo ver nada lo suficientemente claro
como para saber exactamente lo que es. Tanto mejor, porque es una
174

preocupacion real mía el que podría tropezar con un fugitivo dormido o sin
hogar, tal vez incluso un cuerpo muerto, y no estoy como para hacer nuevos
Página

amigos en este momento. Un almacen abandonado no es un lugar en el que


quisiera estar a la luz del día, por lo que esta visita a la hora de las brujas
esta acabando conmigo.

No tengo idea de cual es el camino de salida o en que piso estoy. Cuando


enciendo mi navegacion y busco rapidamente el mapa de la zona inmediata,
veo en que direccion necesito ir para dirigirme hacia una gasolinera. Puedo
llamar a un taxi para que me recoja allí y parece que la frontera con Canada
no esta muy lejos lo que significa hoteles, Autoridad Portuaria y la policía
estan allí tambien. Ese es mi objetivo, mi zona segura, mi juego final.

Se siente como si me tomara una vida atravesar los restos de este edificio,
pero cuando por fin veo lo que parece ser una salida y reviso mi telefono,
solo han pasado quince minutos. Hago mi camino hacia las grandes puertas
del aparcamiento vertiendo luz alrededor de los bordes y espero que sea
mi salida. No sera hasta mas tarde que tendre la oportunidad de entender
mi ingenuidad y de preguntarme por que no pienso las cosas con mas
cuidado. Usando la luz baja de alrededor de las puertas, corro torpemente
hacia ellas y las abro sonriendo. Ellas hacen un monton de ruido y los seis
hombres sentados alrededor de una mesa improvisada, rodeados de
botellas y lo que parece ser equipo de camping, giraron inmediatamente
para ver quien ha entrado. Así que ahí estoy; joven, fresca e idiota como el
infierno, entregando mi propia mano en bandeja de plata a una guarida de
lobos hambrientos con cara de sueno. Se me quedan viendo asombrados
por solo un segundo antes de que cuatro de ellos comiencen a avanzar hacia
mí. No me tomo el tiempo para darles el beneficio de la duda. De
preguntarme si tal vez son solo algunos buenos hombres con mala suerte y
que tal vez estarían dispuestos a ayudar a una chica como yo, porque uno
de ellos tiene una hija de mi edad, y demonios, muchachos, ellos querían
que alguien la ayudara, ¿verdad? Falso. Dado el hecho de que mi carrera los
envía en persecucion inmediata tira por las ya quebradas ventanas
cualquier posibilidad de ello. Todos nos hemos establecido en nuestros
roles; yo soy la presa, ellos son depredadores y lo que van a hacer conmigo
175

si me atrapan no es algo con lo que me preocupo en este momento porque


Página

todo por lo que me tengo que preocupar es una pequena cosa. Solo una.
Conseguir largarme de aquí.

—¡Oye! —llama una voz detras de mí—. ¡Espera! ¡Dejame hablar contigo!

—Nena, ¡¿hacia donde estas corriendo?!

—¡Hacia ninguna parte! ¡No tiene a donde ir!

Los omito y corro. Me tropiezo con equipo abandonado, esquivo sillas


caídas y montículos de papel podrido, pero me aseguro de nunca tropezar
porque en el segundo en que me deje de mover lo pierdo todo. Nunca he
corrido tan rapido en toda mi vida. Estoy convencida de que estoy a salvo
cuando veo un gran espacio abierto donde una ventana se ha roto por
completo. Huelo el aire exterior empujando, llamandome. Estoy casi ahí,
estoy empujando ciegamente hacia ella con todo lo que tengo, y es entonces
cuando siento una mano cerrandose alrededor de mi bíceps como un torno.
Por puro instinto, uso el impulso que esta creando al tirar de mí hacia atras
y me doy la vuelta para levantar mi codo y estrellarlo justo en su rostro.
Siento sangre caliente salir a chorros a traves de mi frente cuando el grita
de dolor y deja caer mi brazo. Entonces el mismo golpea el suelo, gimiendo.
Le he roto la nariz y he hecho un buen trabajo de ello tambien porque mi
codo esta palpitando, pero no tengo tiempo para preocuparme de eso
ahora.

Escucho mas gritos, siento mas cuerpos acercandoseme, tratando de


rodearme. Ni siquiera lo pienso. Solo actuo. Tengo que abandonar la idea
de la ventana despejada y distante. En cambio me agacho, inhalo y corro
hacia adelante con toda la fuerza que puedo reunir. Salgo disparada
pasando los dos chicos mas cercanos, el del rostro roto todavía sangrando
a mis pies, y me dispare hacia las ventanas mas cercanas. Los cristales son
bastante grandes. Seis rectangulos altos en cada piso hasta el techo y la
mayor parte del vidrio se ha ido. Mi unica preocupacion verdadera, aquella
que no se me ocurrio hasta que estoy tomando ese paso final para empujar
176

a traves de el, es lo que hay al otro lado. Sin embargo, no puedo lidiar con
eso hasta que llegue allí, por lo que me encojo y salto a traves de la ventana
Página

a la noche. Y caigo. Y caigo. Y caigo.


Cuando golpeo el suelo, me maldigo en silencio por no cuestionarme si
estaba o no en la planta baja, que no estaba, y maldigo en voz alta porque
aterrice completamente mal. Me duele como un demonio, pero aun así me
obligo a levantarme. Me obligo a correr con lo probablemente es un tobillo
gravemente esguinzado y agarrandome una muneca posiblemente rota.
Puedo oír a los hombres llamando y riendo despues de mí, pero espero que
hayan abandonado la persecucion, sin ganas de seguir mi salto de fe desde
el segundo piso al pasto crecido de fuera del edificio. No oigo pasos
golpeando la acera detras de mí, pero no dejo de correr como si el diablo y
la muerte estuvieran en mis talones. Le doy todo lo que tengo y algunas
cosas que estoy tomando a credito. Las cosas que se que voy a pagar por la
nariz para mas tarde, mi tobillo es una de ellos.

Cuando la gasolinera viene brillando a la vista como un oasis aceitoso y faro


brillante de esperanza y promesa, empiezo a llorar. No quiero entrar en
todas las razones por las cuales, no conmigo mismo ni con nadie. A medida
que las lagrimas comienzan a brotar de mis ojos, se que nunca quiero
hablar de esto con nadie. Estoy avergonzada, aterrada, aliviada, herida y
muy enojada. Quien sabe lo que pudo haber sucedido allí atras. Tal vez
nada, tal vez todo, y soy brutalmente recordada de lo peligrosa que es mi
vida.

177
Página
Capítulo 22
Traducido por 5hip

Corregido por Liss.Briel

Nick
Está oscuro y estoy cayendo rápido. El suelo se precipita hacia mí en algún
lado en la noche. Incluso aunque no puedo leerlo, sé que está ahí. Sé que
me acerco, pero no estoy preocupado. Esta es mi terapia.

Mi momento zen. Así es como apago el resto del mundo y todo su drama.
Me elevo a nueve kilómetros en el aire, de pie en el borde de la oscuridad,
la noche más oscura que puedas imaginar y salto. Caigo en caída libre a una
velocidad mortal, una velocidad que la mera mención hace a alguna gente
temblar, y aquí estoy cayendo en ella.

Estamos practicando HALOs nocturnos. La mayoría de los chicos odian


estos saltos a oscuras. Sólo yo y un puñado de otros chicos estamos ya sea
locos o somos demasiado estúpidos como para hacerlo más emocionante.
Me gusta pensar que caigo con los más locos pero tal vez mi ignorancia al
miedo significa que soy estúpido. Ahora mismo, estoy demasiado feliz
como para que me importe.

Cuando el altímetro en mi muñeca me dice que se acabó la diversión, jalo


mi paracaídas y siento como mi euforia se nivela. Todavía es sorprendente,
no mentiré, pero hay algo sobre el peligro de la caída libre que la hace por
mucho la mejor parte de un salto. Me entristece que esa adrenalina se vaya.
178

Adicto a los saltos.


Página
Pienso en Alex y sonrío. Amaría esto, al sentir esta altura. Probablemente
reiría y sonreiría todo el descenso. Casi puedo imaginarlo. Casi puedo
escucharla. Casi puedo ver sus brillantes ojos enormes y felices, su...
Mierda.

Algo ha golpeado mi paracaídas y es instantáneamente inútil. Estoy


cayendo de nuevo y estoy demasiado bajo como para que sea seguro. Un
cuerpo choca con el mío y siento el revoltijo del paracaídas y las cuerdas
venir con él.

No algo, alguien ha chocado contra mi paracaídas.

Nos matará a ambos.

Puedo ver al chico dando vueltas, tratando desesperadamente de


desenredarse a sí mismo de las cuerdas. En su pánico ha jalado el
paracaídas principal. Con mis cuerdas envueltas a su alrededor no hacen
nada más que crear un enredo más grande y ambos todavía estamos
cayendo. Ni siquiera le echo un vistazo a mi altímetro porque sé que dirá:
Estás jodido.

Alcanzo mi cuchillo y empiezo a cortar cuerdas, jalando y cortando,


tratando de obtener suficiente espacio libre en la espalda del chico para
que su paracaídas de reserva pueda desplegarse. Desearía poder noquearlo
porque sigue dando vueltas y haciendo mi vida infinitamente más difícil.
Necesitamos arreglar esto y no sé porque no recobra la compostura y me
ayuda a resolver el problema. Si ambos estuviéramos actuando como lo
hace él ahora, fijo ambos estaríamos muertos. Así como están las cosas,
estoy bastante seguro que ambos moriremos de igual forma.

Finalmente consigo cortar las suficientes cuerdas para tener su mochila.


Me estiro por su cordón. Se siente como el examen de buceo a ciegas, en el
que se suponía que conociera mi equipo de arriba a abajo con mis ojos
179

cerrados y navegarlo con mis pies. Por dicha, así de bien conozco estos
paracaídas. Soy capaz de rápidamente agarrar su cuerda de reserva y tirar
Página

de ella. Él sale repentinamente de mis manos y se ha ido, flotando sobre mí


y fuera de la vista. Vivo y seguro.
Dichoso.

Estoy esperando el impacto contra el suelo, mi cuchillo todavía está en mi


mano, cuando alcanzo mi propia reserva y jalo. Soy sacudido de vuelta
dentro de la noche. Exhalo un suspiro de alivio, sin haberme dado cuenta
que estaba aguantando la respiración. No tengo tiempo de ver mi altímetro
y ciertamente no lo vi venir, aunque sabía que debía de estarlo, el suelo. La
superficie de la tierra en la que vivo y camino y he pisado toda mi vida me
toma por sorpresa y caigo sobre mi trasero.

Duro.

Golpeo el suelo perfectamente mal, exactamente como se supone que


nunca tienes que aterrizar. Las palabras “rodillas juntas” golpean a través
de cada hueso en mi cuerpo con el impacto. No estaban jugando. Mi pierna
derecha está jalada en un ángulo incómodo. Se siente como si los músculos
en mi ingle se fueran a desgarrar por la mitad. Tengo un breve pero
violento momento de preocupación de que mi pierna se fuera a quebrar y
despegar por completo y sería dejada atrás en alguna parte de este campo
oscuro. Con suerte el niño que salvé la encontraría y me la traería. El
bastardo me lo debe.

Me siento mareado y hay un persistente y punzante dolor en mi pierna.


Tanteo en la oscuridad y cuando mis dedos aterrizan en algo duro y afilado
que sobresale de mi pierna, suspiro. Mi cuchillo. Soy el muchacho del cartel
de no correr, o volar, con tijeras ya que efectivamente me he apuñalado a
mí mismo en la pierna.

Probablemente una arteria, a juzgar por cómo el mundo se está volviendo


difuso en los bordes. Sólo tengo suficiente sentido para pedir ayuda, para
alertarlos de mi localización, antes de que me desmaye.


180

—Eres un héroe, hijo.


Página

Este es mi infierno.
Estoy mirando el rostro del comandante de mi escuadrón. Necesito
mantener la compostura. No puedo permitirle ver cuánto odio todo lo que
está pasando aquí. Se supone que esté agradecido y orgulloso, no molesto.

—La encarnación del credo de los paracaidistas. Pudiste fácilmente


haberte liberado y ponerte a salvo, pero no lo hiciste. Te quedaste con el
aviador Henshaw. Arriesgando tu vida para asegurarte que él estaba a
salvo.

Técnicamente, todo eso es verdad. Eso es exactamente lo que hice. No me


di cuenta que se podía escoger hacer algo diferente. No sé cómo se suponía
que viviera conmigo mismo sabiendo que me liberé a mí mismo pero dejé
a otro hombre morir. Él era un enredo y yo estaba cayendo con un niño.
Incluso yo no soy un fenómeno lo suficientemente insensible como para
dejar a alguien así detrás. Esto no me hace un héroe.

Eso me hace un humano decente.

Nada más, nada menos.

—Gracias, señor.

—Tendremos una ceremonia de premiación para ti.

—No —digo inmediatamente. Tengo que respirar y tratar de calmarme—.


No, señor, gracias. No merezco un premio. Sólo hice lo que cualquier otro
paracaidista ahí afuera habría hecho.

El comandante me frunce el ceño.

—No, Carver, no creo que eso sea verdad. En una situación como esa creo
que usted encontraría que la mayoría de los hombres se habrían salvado a
sí mismos. Podemos decir que todos haríamos lo que usted hizo y estoy
seguro que todos deseamos que sea verdad, pero simplemente no lo es.
Usted demostró una gran cantidad de coraje al enfrentar el miedo. Eso es
181

algo que necesita ser reconocido.


Página

Me encogí interiormente.
—Gracias.

—Sánate, hijo —me dice jovialmente—. Cuando estés bien tendremos esa
ceremonia. Nos enorgulleces a todos. Recuerda eso.

—Gracias, señor, haré eso mismo.

Tuve una visita del chico contra el que choqué, Henshaw. Esa es casi la cosa
más horrorosa que alguna vez he atravesado. El chico es un lío. Un
lloriqueante y gimoteante lío que quiere tomarse fotos conmigo y promete
ponerle mi nombre a su primer hijo. Cuando me pregunta cuál es mi primer
nombre quiero decirle que es Agnes o algo así para fastidiarlo, pero el chico
es un poco literal. No creo que capte la broma.

Por suerte su madre está con él, y mientras me estrecha la mano y me


agradece repetidamente por salvarle la vida a su hijo, no llora. Al final capta
mi creciente expresión de dolor y saca al chico del cuarto antes de que
pueda ofrecerme su riñón de nuevo.

—Estoy empezando a pensar que era una puta de la atención —me dice
Campbell cuando llama esa noche—. Primero el ahogamiento, ahora esto.

—¿Oh, sí? Porque estoy empezando a pensar que eres una puta promedio.
Tal vez incluso de pacotilla, si los rumores son ciertos.

—No puedo entender eso —dice acaloradamente—. ¿Cómo es eso que si


un hombre besa y confesa, es un cerdo pero si una mujer lo hace, es charla
de chicas?

—Doble moral es lo que es —estoy de acuerdo solemnemente.

—Estoy tan enfermo de la opresión del hombre blanco, ¿sabes?

Bostezo, sintiendo mis medicamentos hacer efecto.

—No te preocupes, la historia es cíclica. Nuestro tiempo vendrá otra vez.


182

—Así que va a nombrar a su primogénito en honor a ti, ¿eh?


Página

—Al parecer.
—En cambio debiste haber averiguado si tenía hermanas. Una chica en
mano vale dos en el arbusto. —Hace una pausa, esperando mi respuesta,
de la cual no hay ninguna. Y añade con fastidio—: ¿Lo captaste? ¿Acerca de
las chicas en el arbusto? Ya que una mujer...

—Sí. Ya sabes, toda esta conversación aquí mismo, esta podría ser la razón
por la que el hombre blanco está en declive.

—Eres ofensivo, bien. Eso significa que lo captaste. Estaba preocupado que
todo este tiempo a solas con Walters estuviera matando a tu cerebro. No te
pongas estúpido conmigo, amigo.

Bostezo de nuevo.

—Walters podría no estar matándome, pero estas pastillas lo están. Estoy


exhausto, me tengo que ir.

—¿Por qué? ¿Preocupado porque dirás algo incriminatorio? Rápido, ¿a qué


saben las bolas de Walters?

—Estás enfermo, hombre.

—Tú eres al que le gusta hacer té. Mira, tengo que irme también. Tengo una
chica que viene en una hora y tengo que hacer que mi apartamento parezca
un nido de ratas.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¿Por qué estoy esperando a una chica? Te has vuelto idiota.

—Que te jodan, sabes lo que quiero decir.

—Tengo que ensuciar el apartamento así parezco impotente. He vaciado


mi nevera y estoy dispersando cajas de pizza. Ella me mirará, el pobre
animal no domesticado que soy, y querrá cuidar de mí. Lo más importante,
me cocinará. Preferiblemente desnuda.
183

—Eso es una locura y desaseado.


Página
—Es brillante y lo sabes. No puedo pagar una sirvienta, así que tengo que
hacerlo. Me voy. Hasta luego, hombre.

—Adiós.

Tan pronto como cuelgo el teléfono me doy cuenta que extraño a Campbell.
Él está asignado a Okinawa, Japón.

Sé que con el tiempo voy a tener que ir a visitarlo para ver Japón, pero
también sé que lo visitaré porque lo echo de menos. Por supuesto que
nunca se lo diré porque nunca va a superar que yo expresara un
sentimiento. No por ello es menos cierto, sin embargo. Extrañaría a Walters
si él no estuviera aquí conmigo. Casi extraño a mi madre y desde la
graduación estoy aceptando el hecho de que extraño a mi padre.

En este momento, sin embargo, y tal vez sean las drogas las que hablan, la
persona a la que más extraño es Alex. No he hablado con ella en más de un
mes. Quería hablar con ella después del accidente. Ella fue en realidad en
la primera persona en quien pensé. Es algún enredo de siguiente nivel
emocional que no sé cómo manejar o qué hacer con él, pero ahí está. Simple
y llanamente.

La echo de menos.

184
Página
Capítulo 23
Traducido por 5hip

Corregido por Liss.Briel

Alex
Cuando llego al muelle esa noche sé inmediatamente que algo está mal.
Está sentado al final como siempre, sus pies colgando sobre el borde y de
espaldas a mí, pero hoy su postura usualmente rígida está inclinada hasta
que sus codos tocan sus rodillas y su cabeza está en sus manos. Puedo ver
a sus largos dedos estirados sobre su corto cabello negro y sé que está
pensando. Analizando y debatiendo, haciendo las decisiones difíciles que
empujan a su muy determinada vida a los lugares sin límites a los que tan
desesperadamente quiere ir.

El sólo pensar en él pensando me cansa.

—Oye —digo en voz baja.

Levanta la cabeza sorprendido, asombrado por el hecho que de pronto


estoy de pie ahí. No me oyó acercarme y eso dice un montón de cuan
internamente distraído está. Este es el chico que usualmente está tan súper
consciente que puede oír a un ratón tirarse un pedo a dos kilómetros de
distancia, pero aquí llego, pisando estruendosamente el muelle justo detrás
de él y está sorprendido de verme.

—Hola —dice, y su rostro, juro que no me lo estoy inventando, se ilumina.


185

Como si eso no fuera suficiente para confundirme, sonríe. Genuinamente,


sonrisa de cien megavatios y es hermosa y quita la respiración. Y chocante.
Página

—¿Qué está mal? —suelto sin tacto.


—Nada. —Endereza la espalda y se mete las manos en los bolsillos de su
suéter. El movimiento es errático, enojado. Está revelando algo y lo sabe—
. Sólo... no importa. Nada.

—¿Qué está mal? —repito, sentándome a su lado.

—¿No puede un chico estar feliz de verte?

—No tú. No así de feliz.

Cuando mi cerebro se pone al día con mi boca, me retracto de decir eso.


¿Está feliz de verme?

—No te preocupes, ya lo superé.

—¿Qué está mal?

—No quier...

—No quieres hablar sobre ello, sí, lo sé. No me interesa. Algo está mal. ¿Qué
es?

Su boca se tensa, sus hombros también y estoy lista para todo. Justo cuando
siento que no me iba a decir nada, sus hombros se desploman.

—Un chico casi muere hace unos cuantos días.

—¿Era Walters o Campbell? ¿Están bien?

—No, no fue uno de ellos.

—¿Quien fue?

Se inclina hacia adelante de nuevo, descansando sus antebrazos en sus


muslos y mira fijamente el agua.

—Sólo un chico.
186

—¿Está bien?
Página

—Sí, está bien.


Un silencio se prolongó por una eternidad mientras me siento aquí como
una estatua y me siento así de útil.

—Estábamos haciendo un salto HALO —dice, sacudo mi cabeza hacia él.


Me está mirando directamente, completamente en mis ojos. Soy un venado
atrapado en los faros de su mirada y arrullado por el bajo timbre de su
voz—. ¿Recuerdas lo que te dije de esos?

—Gran altitud. Poca apertura.

—Sí —dice. Una sonrisa tira de la esquina de su boca brevemente. Mira


hacia otro lado, de vuelta al agua—. Era sólo un ejercicio de entrenamiento.
Algo que hacer para mantenernos listos. Las habilidades como las nuestras
tienen que ser practicadas constantemente, te vuelves descuidado como
paracaidista y gente muere.

—¿Este chico se volvió descuidado?

—No. Se asustó. Era un salto nocturno. Un montón de gente tiene


problemas con esos. Hicimos el salto y todo iba bien. Iba en caída libre,
esperando por el momento cuando se suponía que jalara la cuerda. Jalé mi
paracaídas exactamente cuando se suponía y empecé a planear. Estaba en
ese sentimiento, sobre el que te hablé. Euforia.

—Adicto a los saltos —me burlo ligeramente, sonriéndole.

Me alivia el verlo sonreír también, lo oigo reírse suavemente.

—Es adictivo.

—¿Qué fue mal?

—Él no jaló el paracaídas cuando se suponía que lo hiciera. Se estrelló en


el mío.

—Oh Dios mío —susurro, presionando mi mano en mi boca.


187

—Sí. Eso mató mi paracaídas y él se enredó en las cuerdas. Así que entonces
Página

estábamos cayendo, ya a una baja altitud, y mi primer paracaídas estaba


envuelto alrededor de él.
—Así que él no podía jalar el suyo y tú no podías jalar el de reserva.

—Exactamente. Un paracaídas no puede mantenernos a ambos.

—¿Cómo se desenredaron?

—Bueno, él se asustó como el infierno. Gritando y aterrorizado. Creo que


incluso estaba llorando. Estaba tan asustado como para hacer algo. Así que
agarré mi cuchillo. Lo acerqué a mí, le corté las cuerdas de mi paracaídas y
jalé su cordón. Luego jalé mi reserva. Se sintió como si casi nunca lo
hubieran abierto. Y golpeé el suelo.

—¿Te lastimaste? —pregunto, echándole un vistazo de cerca. Si se lastimó,


él no necesariamente se traería sus heridas consigo, justo como yo con mis
cicatrices de batalla de Detroit.

—Sólo un esguince. Una pequeña laceración —contesta, quitándole hierro


al asunto. Pestañeo, pensando en mi tobillo esguinzado y cuánto aún duele.

—¿Y el otro chico?

—No está herido. Pero dudo que vuelva a saltar alguna vez.

—Lo que significa que ya no será paracaidista.

—Sí.

—¿Estás triste por él?

Me mira abruptamente, sorprendido por mi pregunta.

—No. Sobrevivió. ¿Por qué estaría triste?

—Porque convertirte en un paracaidista es el sueño de toda tu vida, algo


por lo que mataste. Estoy suponiendo que este chico también lo hizo. Yo
estaría triste por ti si ya no pudieras ser un paracaidista y yo ni siquiera
entiendo todo lo que atravesaste para convertirte en uno. Pero tú, tú sabes
188

lo que este chico atravesó. Puedes empatizar.


Página

—Aunque no lo hago.
—¿En serio? ¿No te sientes mal por él en absoluto?

—Él no puede arreglárselas. Hay vidas en juego. Si no puedes arreglártelas,


tienes que irte.

—Eso es duro —murmuro.

—Bueno, esa es la manera en que es. No es un trabajo fácil. Es por eso que
la tasa de fracaso es tan alta. La mayoría de los hombres que lo intentan ni
siquiera llegan a la segunda semana de entrenamiento porque no pueden
arreglárselas. Este chico se quedó inmóvil y casi nos mató a ambos, así que
no pediré disculpas por decir que no tiene lo que se necesita, porque no lo
tiene. —Sacude la cabeza y luego se pasa la mano por el cabello claramente
frustrado—. Dios, la gente simplemente no lo entiende. Todo el mundo está
actuando como si fuera esta triste historia trágica y que soy una especie de
héroe. ¿Y para qué? No quería morir. Eso es todo. No quería verlo
convertirse en una mancha enorme en la hierba, así que le ayudé. Es mi
trabajo. ¿Qué otra cosa se supone que debía hacer? ¿Qué pasa si hubiera
entrado en pánico como él? Ambos estaríamos muertos en el suelo. Así que
sí, tiene que irse para que esto no vuelve a suceder. Esto no es un campo
donde se obtiene una segunda oportunidad y la gente tiene que quitarse de
encima mío al respecto.

—¿Cómo están las personas encima tuyo al respecto? —pregunto en voz


baja.

Él simplemente estalló y estoy absolutamente fascinada por ello.

—Estrechar mi mano, darme palmadas en la espalda y decirme que soy un


caballero con brillante armadura. Un crédito para el campo, el chico dorado
para los paracaidistas, un verdadero hermano para mis compañeros
enlistados —escupe las palabras con tal desprecio que casi me estremezco.

—¿Cómo es todo eso malo? Son elogios. Deberías estar orgulloso.


189

—Bueno, no lo estoy —dice en voz alta. Me mira con ojos duros—. Porque
Página

todo es una mentira. Todo esto de que somos un equipo, somos una familia,
eres nuestro socio; es una mierda de propaganda.
—No, no lo es. Has entrenado y vivido con estos chicos por más de un año.
Salen y ponen en riesgo su vida juntos, dependiendo unos de otros. Les ves
más de lo que ves a tu propia familia. Nick, ellos son tu familia.

—No. No soy uno de ellos.

—¿Qué quieres decir con que no eres uno de ellos? Has trabajado durante
años para convertirte en uno de ellos. Son paracaidistas, eres un
paracaidista. Eres uno de ellos al cien por cien.

Él mira hacia otro lado y niega de nuevo, dejándome saber, como si no lo


supiera ya, que simplemente no lo entiendo. Se pone de pie para irse y
estoy tan molesta con él que podría gritar.

—¿Te alejas? ¿En serio?

Me ignora, caminando por el muelle hacia la orilla. Me levanto de un salto,


gritando detrás de él:

—Nick, ¡detente! ¡Detenta y habla conmigo!

Continúa ignorándome y sigue caminando. Lo pierdo. He terminado. Mi


paciencia no es infinita.

—¡Cobarde!

Se detiene en seco.

—No eres más que un quejica. ¿Cuán difícil es simplemente hablar con
alguien? ¿De qué estás tan asustado?

Nick se da la vuelta y cierra la distancia entre nosotros rápidamente. Su


aliento está en mi rostro, caliente y hostil. Sus ojos verdes son eléctricos.

—No le temo a nada —susurra bruscamente.


190

—Todo el mundo le teme a algo. Le tienes miedo a...


Página
Capítulo 24
Traducido por Lady_Eithne

Corregido SOS por LadyPandora

Nick
—Nada. No temo absolutamente nada —digo enfáticamente. Con frialdad.

Estoy ocupando su espacio. Manteniendo su mirada. Quiero estar cerca.


Quiero que me vea. Quiero que sepa cómo es el vacío.

—Esa es la diferencia, Alex. Eso es lo que va mal en mí. Soy un monstruo.


Soy un robot. Soy un sociópata. Y tú lo adivinaste; soy un cobarde. No siento
miedo. Nunca lo he hecho. No tengo ni idea de lo que es esa emoción. No
entiendo las otras, para ser honesto contigo. Triste, alegre, enfadado; son
simplemente palabras. Expresiones en una cara. Una sonrisa, un ceño
fruncido, una mueca. No significan nada.

—Sabes lo que es ser feliz —susurra en protesta, pero suena insegura.

Debería estarlo.

—Te equivocas.

—No, no lo hago —insiste, su voz ganando fuerza—. Estabas feliz de verme


esta noche. Y estabas feliz la otra noche cuando te graduaste. Estabas
emocionado.

Doy medio paso atrás.


191

—Ese fue un momento excepcional. En el año y pico que hace que me


Página

conoces, ¿cuándo has visto algo como eso?


—Y todas las veces que te largabas en los sueños —continúa, ignorándome
e inclinándose hacia delante para llenar el espacio que dejé entre
nosotros—. Te marchabas porque estabas enfadado.

—Me marchaba porque estaba aburrido —miento.

—¡Y la Escuela de Paracaidismo! Te encantaba. Estabas emocionado por


ello. Lo dijiste tú mismo, te hacía sentir eufórico. ¡Te hacía sentir!

—Eso es bastante extremo, tener que acudir a una pequeña emoción —le
digo, dando otro paso atrás. Ella me sigue, sus ojos ardientes y
emocionados.

—Pero podías sentirlo. Y la cueva. —Mi corazón tartamudea al pensar en


ello—. Dijiste que odiabas ese sueño, que odiabas la cueva. Esa es una
emoción.

—Dije que no siento miedo. No dije que no sintiera las otras.

Frunce el ceño, instantáneamente molesta conmigo.

—Sí, lo hiciste.

—No, no lo hice. Dije que no entiendo las otras, que no significan nada.
Nunca dije que no las sintiera.

—¿Y por qué el miedo? ¿Por qué esa? ¿Cómo es eso posible?

Doy otro paso atrás de nuevo. Esta vez ella lo deja estar.

—No lo sé —admito—. Nunca he tenido una buena respuesta a eso.

—Bueno, no es exactamente algo malo, ¿no?

La miro fijamente, asombrado. ¿Está bromeando? Porque no es divertido.

—¿De qué estás hablando?


192

—No sentir miedo, no es algo tan malo, ¿verdad? Yo preferiría no sentirlo.


Página

Quiero decir, en lo que a perder emociones se refiere, estar sin miedo es


mucho mejor que no sentir felicidad o amor.
No le digo que acaba de golpear en una de mis deficiencias.

No es que no sepa cómo sentir amor porque amo a mi madre y amaba a mi


padre, pero está arraigado en mí. Está desde que puedo recordar. Amarlos
es un hecho natural, como la lluvia y el fuego. ¿Plantar y cultivar esa
emoción por otra persona? ¿Un brote espontaneo de eso? Nunca. Para mí,
la idea de cultivar amor por alguien sería como que me creciera otra
extremidad. Suena como un proceso largo y extenso. Y al final todo lo que
tengo para demostrarlo es una incapacidad.

—Es algo malo, Alex.

—¿Cómo?

—Es que… yo nunca… —Lo intento, pero estoy perdido. Honestamente no


sé cómo hacer esto. Como explicárselo, lo inadecuado y pequeño que me
siento. No sin ser vulnerable y eso es algo que no estoy dispuesto a hacer.
No delante de ella—. Enfrentarse al miedo te dice algo acerca de ti mismo.
No sentirlo significa que hay algunas cosas que nunca sabrás.

—¿Cómo la reacción de luchar o correr?

—Exacto. Yo soy todo lucha. Correr ni siquiera se me pasa por la mente. Y


eso no me hace valiente, me hace ignorante. Si sintiera verdadero miedo,
quién sabe lo que haría. Quizás sería un corredor.

—Pero no lo eres —dice simplemente.

Frunzo el ceño.

—¿Qué quieres decir?

—Que eres un luchador, no un corredor.

—Pero estoy diciendo que si sintiera miedo…


193

—Pero no lo haces, así que, ¿qué importa?


Página

—¿Qué?
—No sabes lo que harías si sintieras miedo, estás preocupado por cual sería
tu respuesta, pero, ¿a quién le importa? Es una nimiedad. Es como si yo me
preocupara por cómo me sentiría y viviría si mi piel fuera de un color
diferente. No lo es, nunca lo va a ser, así que, ¿qué importa?

Dudo, luego murmuro:

—Supongo que nada.

—¿Es esa la única razón por la que es algo malo?

—No.

—¿Qué más tiene de malo?

—Todo.

Me pone los ojos en blanco.

—Eso es convenientemente vago. Ya estamos hablando de esto, así que


vamos. Háblame de ello. ¿Qué más te molesta?

—No soy humano —le digo fríamente—. No siento las cosas de la forma en
que se supone que lo hace una persona.

—Tonterías.

—¿Qué?

—Me has oído. ¿Quién dice que no sientes las cosas de la forma correcta?
¿Cuál es la forma correcta? Yo no sueño de la misma manera que los demás.
¿Soy inhumana?

—No —le digo con firmeza—. Eres todo lo que una persona debería ser.

Se sonroja.
194

—También lo eres tú.

—No, no lo soy. Soy un imbécil.


Página

Se ríe.
—También lo es un montón de gente. Al menos tú tienes una buena excusa.

Su risa suena en mis oídos como una campana. Quiero reírme también,
pero sacudo la cabeza y aparto la mirada.

—¿Te preocupas por mí? —pregunta, sorprendiéndome.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir lo que he dicho. ¿Te preocupas por mí? ¿Te preocupas por
Walters? ¿Por Campbell? ¿Por tu madre? ¿Te preocupas por completes
desconocidos en situaciones desesperadas? ¿Te preocupas lo suficiente
como para arriesgar tu vida para salvarlos?

—Por supuesto que sí, es mi trabajo hacerlo.

—No, no lo es. Es tu trabajo salvarlos, no es tu trabajo preocuparte por


nadie. Eso es emoción. Eso es apego y sentimiento. Es empatía. —Sonríe—
. No hay nada malo en ti, Nick. No eres un bicho raro y no eres un imbécil,
no realmente. De hecho, en verdad eres bastante maravilloso.

Estoy cautivado por sus ojos, por sus palabras. Por su voz. No puedo
apartar la vista. Quiero moverme, caminar, correr, esconderme. Quiero
quedarme. Quiero decirle que está equivocada, pero no puedo abandonar
sus ojos. Más que eso, quiero creer que tiene razón.

—¿Podemos hablar acerca de otra cosa? —le pregunto, mi voz tensa.

—Podemos no hablar en absoluto, si quieres.

Mi cabeza asimila eso como lo que ella no pretende decir. Incluso aunque
sé que no es lo que quiere decir, mis manos están repentinamente ansiando
tocarla y estoy mirando a sus labios. Necesito controlarlo, y rápido. No
estoy seguro de donde viene siquiera esta reacción. Por supuesto ella es
guapa e inteligente, pero también lo son un montón de mujeres que no me
195

hacen sentir así. Cualquiera que sea el origen, fue veloz y agudo, mi cuerpo
respondiendo inmediatamente. Necesito salir más. También necesito
Página

apartarme de ella, si es que es posible.


Empiezo a intentar salir del sueño, pero no puedo hacer que suceda. Estoy
demasiado ansioso, demasiado indeciso, demasiado necesitado de ello, y
nunca va a llegar. Cuando levanto la vista, ella me está mirando fijamente.
No dice nada, pero sé que ve la expresión en mi cara, la que dice que quiero
salir, y cuando sonríe con conocimiento y asiente con la cabeza lentamente,
siento que todo mi cuerpo y mi mente se relajan.

Y justamente así, me he ido.

196
Página
Capítulo 25
Traducido por Lady_Eithne

Corregido por Roux Maro

Nick
Dos meses después de mi gran revelación, estoy tumbado en la hierba con
Alex, ambos actuando como si nada hubiera cambiado en absoluto. Nos
hemos encontrado aquí, en nuestro muelle, al menos una vez a la semana
desde entonces y cada vez es más fácil y mejor que la última. Hemos
establecido una compenetración, una confianza. Le he hablado de mi
madre, de lo enfadada que está por mi elección de carrera. Le cuento cómo
la muerte de mi padre la destrozó. Ella me cuenta que sus padres la
abandonaron a los dieciséis años. La echaron de casa por algo, pero cuando
la presioné, no lo quiso explicar.

—Tan sólo estúpidas cosas de adolescentes —dijo vagamente—. No podían


manejarme, así que me echaron y mi hermana me acogió.

—Desearía que mi madre simplemente se fuera —había murmurado. Ella


permaneció en silencio durante un largo rato y luego, por el rabillo del ojo,
la vi limpiarse la mejilla rápidamente.

—No, no lo deseas —había susurrado.

Esta noche el cielo es oscuro y está lleno de estrellas. Estamos teniendo una
“clase”. La estoy ayudando a conocer constelaciones. Empezó recreando las
197

reales, como El Carro u Orión. Pero resultó que ninguno de los dos está muy
versado en astronomía y todo fue cuesta abajo desde entonces. Se las está
Página

inventando sobre la marcha, creando alocadas historias de amor y traición,


lealtad y odio.
Inventó una acerca de una chica enamorada de un chico que nunca podría
tener porque eran de mundos aparentemente diferentes. Me puse nervioso
por un momento, mis palmas sudando, pero resultó que era un detalle
inteligentemente velado de The Muppets1.

—Tienes que tener una afición —me está diciendo Alex—. Al menos una.

—¿Tengo que tenerla?

—¡Sí!

Me rio ante su intensidad.

—Siento decepcionarte, pero no la tengo. Tengo mi trabajo. Es bastante


exigente.

—Tu trabajo no es tu vida.

—La mía sí. Estoy de guardia todo el día, cada día.

—Sí, estás de guardia. Pero, ¿qué pasa si el mundo no necesita salvación


durante una hora? ¿Qué haces entonces? ¿Te sientas en una esquina en una
habitación vacía con tus maletas hechas y tu teléfono en la mano esperando
la llamada?

—Básicamente, sí.

Suspira.

—Esa es la cosa más triste que he oído jamás.

—Es lo que es.

—Bueno, “lo que es” es triste.

—Gracias.
198

—¿Así que no hay nada que disfrutes? —presiona, ignorándome.


Página

1The Muppets: Los Teleñecos en España es el nombre de un grupo de títeres creados por la compañía
estadounidense Jim Henson. La rana gustavo o la cerdita Peggy...
—Disfruto mi trabajo.

—¡Aparte de tu trabajo! Deja de hablar de tu trabajo. Estoy hablando de tu


vida.

—Mi trabajo es mi…

—No lo digas —me advierte con severidad, haciéndome sonreír—. No lo


digas. No puedo oírlo otra vez. ¿Películas?

—Las veo.

—¿Pero las disfrutas? ¿Obtienes algo de verlas?

—No lo sé —digo encogiéndome de hombros—. Tanto como cualquiera,


imagino.

—¿Qué hay de libros? ¿Lees?

—No mucho.

—¿Deportes?

—Los practico por ejercicio. No los veo.

—¿Qué hay del ejercicio? ¿Disfrutas eso?

—A veces —digo cautelosamente.

—Pero lo haces por trabajo, ¿verdad?

—Sí. No lo dije porque no quería que me gritaras otra vez.

—Muy listo. ¿Música?

—No.

—¿Dibujar?
199

Me rio.
Página

—Uh, no. No soy artístico para nada.


—Así que nada de películas, libros, deportes o arte. ¿Qué hay de
videojuegos o cocinar, o diseño de interiores, escultura con mantequilla,
tráfico humano…? ¿Nada de eso? ¿Nada?

Ahora me estoy riendo a carcajadas (¿qué diablos es escultura con


mantequilla?) y niego con la cabeza.

—Nada.

Suspira otra vez y sé por el sonido que se ha puesto seria.

—Necesitas encontrar algo —me dice suavemente—. Necesitas algo en tu


vida que sea sólo para ti. Y tu trabajo no cuenta porque está definido por
ser altruista y actuar para los demás. Todo el mundo necesita algo que los
centre. Eso los saca del mundo y los mete en sí mismos.

—Eso es muy New Age2 para ti.

—Es la verdad. No estoy intentando empujar el Kumbaya3 por tu garganta,


sólo te estoy diciendo la verdad. Tu trabajo es tan estresante y exigente que
si no tienes algo que te ayude a definirte a ti y recordarte quién eres, vas a
estar perdido. Eres como un paraguas que se saca en un día lluvioso y luego
se queda en el armario cuando el sol sale otra vez. Y no estaba bromeando,
es la cosa más triste que he oído jamás.

Estoy en silencio durante un largo rato y estoy seguro de que ella cree que
me he salido de esta conversación a causa de ello. Estoy preocupado de que
lo que está diciendo acerca de que yo soy un objeto inanimado utilizado
para un único propósito sea verdad. Soy apático, incapaz de relacionarme
emocionalmente en el mundo que me rodea y convertirme en una cáscara
insensible es una idea horrible. Especialmente ahora mismo.

—¿Cuál es la tuya? —le pregunto, genuinamente interesado—. Tu afición.


200

2 New Age: se trata movimiento que se asocia con un aprecio por la bondad y la belleza y una visión
Página

pacífica de un mundo mejor. Sus seguidores tienen un sistema de creencias que se relacionan con la
exploración espiritual, la medicina alternativa y el misticismo.
3 Kumbaya: es una canción tradicional afroamericana de principios de siglo XX. El término se usa a

menudo como sinónimo de un optimismo ingenuo.


—Te reirás de mí.

—Dímelo de todas formas.

—Me encanta… la televisión espantosa.

—Define “televisión espantosa”.

—Reality shows. Todos ellos. Cooking Network, Travel Channel, Discovery,


TLC, MTV, E!, HGTV. Todos ellos.

Frunzo el ceño.

—¿Los ves todos?

—No —se ríe—. Quiero decir que están en todos los canales. No sigo
ninguno de los programas todo el tiempo, pero la belleza de ello es que
siempre hay unos pocos en antena. No importa qué día ni qué hora, siempre
puedes encontrar un reality show en el que alguien está haciendo o
diciendo algo insoportablemente estúpido. Es un desfile de idiotas y me
encanta.

Mi risa de respuesta es profunda y genuina. Le echo una mirada y ella hace


lo mismo, con una pequeña sonrisa en los labios.

—Me gusta tu afición —digo.

Sus cejas se elevan en sorpresa.

—¿De verdad? ¿Le vas a dar una oportunidad?

—Quizás. Probablemente no.

—Deberías. Podrías descubrir que te encanta. Simplemente mantente


alejado de los concursos de belleza infantiles. No sólo te hacen querer tener
a los Servicios de Protección Infantil en marcación directa, sino que, ¿un
201

tipo viendo ese programa a solas un viernes por la noche? No tiene buena
pinta.
Página

—Tomo nota.
—Bien.

Hago una pausa, considerándolo.

—¿Esto cuenta?

—¿Qué?

—Para mi afición. Para centrarme en mi propio ser.

—Eres muy prejuicioso.

—Lo digo en serio. ¿Esto cuenta?

Decido mostrarle lo que quiero decir. Tiro del cielo hacia abajo rápido hasta
que eclipsa todo lo demás. Se extiende como un lienzo justo sobre nuestras
cabezas. Mientras lo hago, la oigo jadear bruscamente y el sonido me deja
sintiéndome vulnerable.

Extiendo mi mano, estiro mi dedo y lo hago rotar a través del vacío. Se


mueve conmigo como si fuera pudding, el trazo de mi dedo es recordado
como un patrón similar a una onda que deja las estrellas desperdigadas y
alargadas.

—Es bonito —susurra.

—¿Pero cuenta?

—¿Te hace feliz?

Gira su cabeza para mirarme. Su rostro y su cabella están iluminados por


brillantes puntos de luz de las estrellas.

—Sí —digo con convicción—. Me hace feliz.

—Entonces cuenta.
202

Ambos apartamos la vista, mirando fijamente al cielo otra vez. Mientras


que ella traza distraídamente su dedo en espirales, haciendo una versión
Página

más pequeña de mi patrón, sé que está pensando en algo. No es ninguna


sorpresa para mí cuando habla de nuevo, pero lo que pregunta sí lo es:
—¿Qué hay de las mujeres?

—¿Qué? ¿Las mujeres son una afición?

—No. —Se ríe, sonando nerviosa—. Eso no es lo que quería decir.

—Claro.

—Está bien, quizás sí lo era. ¿Vas a responder a la pregunta?

—No llamaría a las mujeres una afición. Especialmente no a la cara de una.

—¿Qué les llamarías, entonces? ¿Una distracción?

—No. Definitivamente no son eso.

—¿Entonces qué? Nunca las mencionaste, así que estoy asumiendo que no
ha habido ninguna novia últimamente.

O nunca, en realidad.

—No, no recientemente. Mi vida no es la idónea para novias.

—¿Cómo es que tu vida no es buena para ellas?

—Por causa de mi trabajo.

—Y ahí está otra vez; mi trabajo es mi vida —dice exasperada.

—Que yo no lo diga, no lo hace menos cierto, no importa cuánto te disguste.

—No es que no me guste. Es simplemente… supongo que quiero… quiero


más para ti, es todo.

Frunzo el ceño.

—¿Más para mí como “una mujer”?

—Tu vida puede que no sea buena para una novia, pero una novia podría
203

ser buena para tu vida.


Página

—Realmente estás acumulando declaraciones profundas esta noche.


—Eres imposible —gruñe.

—Otra razón por la que debería estar solo.

—Hay muchas más razones por las que no deberías estarlo —dice en voz
baja.

—Cuidado, eso es casi un cumplido —le advierto alegremente, intentando


aligerar su humor. No responde. Está jugando al juego de la espera, a la
pesca de más que una respuesta y sé exactamente donde lo ha aprendido.
En esta chica es algo natural porque no puedo evitar volverme para
encararla, apoyarme en mi codo y explicarme.

—No quiero a una mujer que juegue a ser la amante con respecto a mi
trabajo. Aunque, siendo un PJ, no puedo ofrecer mucho más que eso. No
tengo tiempo ni espacio para la gente con facilidad. Así que lo dejo estar.

No responde. Apenas respira. Estoy bastante seguro de que es porque estoy


pasando suavemente mis dedos a través de su pelo. No había planeado
hacerlo pero ahora que lo hago no tengo planes de detenerme. No hasta
que ella me diga que lo haga. Su pelo es largo y suave, más suave de lo que
creía que podía ser el pelo, y estoy perfectamente contento con seguir
hundiendo mis dedos en él y observar la luz de las estrellas sacando el
brillo de los mechones mientras los muevo.

—Nick —susurra, sin mirarme—. No deberías tocarme.

—¿Quieres que pare? —pregunto. He estado fuera el tiempo suficiente


como para entender que deberías y puedes no son ni siquiera vagamente
lo mismo.

—No —susurra.

Sonrió mientras continúo deslizando mis dedos por su cabello. Ella yace
204

perfectamente quieta, su único movimiento es el ocasional parpadeo y el


lento subir y bajar de su pecho.
Página

Es diferente esta vez, tocarla. Las otras veces, cuando su piel apenas rozaba
con la mía, no sentí nada. Nada que apoyara su afirmación de que era
“peligroso”. Aunque, ahora, se siente diferente. Mi corazón se está saltando
latidos. No mucho, no es una aceleración, en absoluto, pero de vez en
cuando tropieza y se salta un paso.

Cuando ella vuelve su rostro para mirarme, se salta uno de los grandes.

Sus cálidos ojos están brillando en la luz tenue, sin molestarse en esconder
nada. Todo lo que siente está escrito claramente para que yo lo vea y me
hace sentir bien. Nada profundo.

Simplemente bien.

205
Página
Capítulo 26
Traducido por CamileMarie

Corregido por Leluli

Alex
—¿No lo has admitido en voz alta aún? —pregunta Cara.

—¡Me gusta Nick! —le grito al techo, tirando mi brazo sin ánimos sobre mis
ojos.

—Ahí está.

—No actúes como si estuvieras sorprendida.

—No lo hice.

—Por supuesto que estoy enamorada de él —digo, ignorándola—. Soy una


chica que pasa sus noches en un sueño al lado de un lago en un atardecer
con un caliente y emocionalmente inexistente chico. ¡Y es un maldito
superhéroe! Es Batman. Es obvio que me voy a enamorar de Batman. ¿Qué
mujer americana con sangre roja no lo haría?

—Estoy segura de que habrán algunas.

—Bueno, son idiotas porque él es increíble.

—¿Batman o Nick?
206

—Ambos. Son el mismo chico.

—Tal vez no deberías ponerlo en un pedestal como este —advierte poco


Página

entusiasmada. Estaba desahuciada y ella lo sabía.


—Como si importara. Nada va a salir de esto.

—No lo sabes. Eres hermosa, graciosa e inteligente...

—Gracias, pero no creo que sea acerca de mí. Es acerca de él. Él tiene este
plan, esta meta y la ha tenido prácticamente toda su vida y nadie lo hará
desenfocarse. ¡Y no quiero hacerlo perder su enfoque! Es un objetivo muy
noble y será grandioso en ello pero desearía...

—¿Que deseas, Alex? —presiona Cara gentilmente.

Bajo mi brazo.

—Desearía... No lo sé, supongo que acepto que tal vez haya un lugar para...

—¿Ti?

—Otras cosas. Cosas de la vida. Alguna mujer podría manejarlo, ¿sabes?


Alguna mujer, si ella tratara podría... Podría entender que cuando la señal
de Batman es levantada, él desaparecerá dentro de la noche y hay una
posibilidad de que no vuelva.

Cara hace una pausa.

—Eso es mucho para aceptar. Tal vez alguna mujer crea que pueda
manejarlo pero cuando llegue, tal vez encuentre que no puede hacerlo.
Sería lo mejor para él si ella no se dedicara a la relación para luego
descubrir, en el momento crucial, que no va a funcionar. Un hombre como
él necesita mucho apoyo para hacer el trabajo que va a hacer. El tipo de
apoyo que es fuerte e insuperable.

—Yo soy fuerte —susurro débilmente.

—Eres la persona más fuerte que conozco. —Cara está de acuerdo—. Si


alguien podría soportarlo y lo creo, serías tú. Lo que estoy diciendo es que
207

tal vez ese es el por qué, él mantiene a todos y a todo a distancia. Porque no
se quiere quedar ciego por un lado cuando necesite mantenerse
concentrado.
Página

—Él siempre está concentrado —murmuro.


—Entonces, probablemente tengas razón; va a ser grandioso en esto.

—Sí.

Caímos en el silencio. Ella está esperando y yo estoy pensando. Me gusta


mucho, tal vez más que gustarme y yo sólo iba a encogerme mientras
siguiera soñando con él pero no veía que fuera a terminar pronto. Estoy en
una montaña rusa y no puedo colocar los frenos. Sólo estoy paseando por
fuera de los carriles, con mi estómago dando vueltas. En algún momento
me imagino que me hará sentir enferma.

—¿Le dirás cómo te sientes acerca de él? —pregunta Cara.

Rio.

—¡De ninguna manera! Odiaría escuchar eso. Volvería a la primera marca


con él donde se niega a mirarme y gruñe sus respuestas.

—No lo sabes. Deberías ser honesta con él.

—¿Con qué fin? —le pregunto exasperada. Me siento y miro hacia ella—.
¿Cuál sería el punto de eso? Sólo lo haría sentir incómodo y luego, yo estaría
incómoda y todo estaría en pedazos.

—Probablemente estarías tan mortificada que dudo que le gustarás por


mucho más —dice con un aliento desanimado.

—¿Ésta eres tú ayudando? Porque apesta.

—Lo sé, no estoy tratando por mucho tiempo. Hablaba en serio cuando dije
que deberías ser honesta con él. Al menos dale toda la información, deja
que él mismo tome su decisión. Tal vez te sorprenda. Ciertamente lo ha
hecho antes.

Dudo porque tenía razón, pero al final, yo tenía más razón aún.
208

—Él me evitará. —Digo con certeza—. Y si empiezo con la rutina de


honestidad luego tendré que contarle también lo del Deslizamiento.
Página

Realmente contárselo. Tendré que ser completamente clara acerca del


hecho de que estoy viva y soy rara y lo he estancado dentro de mi raro
mundo. No hay ninguna manera en el infierno de que eso pase.

—Él ya está contigo en sueños. No sé si tú siendo honesta lo hará entrar en


un shock a este punto.

—No le estoy diciendo nada —le digo inflexible.

—¿Acerca del vivir o el amar?

—Ugh, ¡no lo amo ni nada! Me iré a la cama —digo tirando una almohadón
del sofá hacia su cara. Nunca he jugado con nadie, ni siquiera conmigo
misma y ahora, tendría que jugar posiblemente con la persona más
inteligente e intuitiva que alguna vez haya conocido. Estoy harta con todo
el tema.

—¡Dile que digo ¡hola! —grita a mis espaldas.

—Mi hermana dice hola —le digo mientras tomo mi lugar a su lado en el
muelle.

Sus cejas se juntan profundizándose.

—Tu hermana Cara, ¿verdad?

—Sí, sólo tengo una hermana.

—No, lo sé. Sólo soy malo con los nombres. Lo siento.

Parpadeo, sorprendida por la disculpa y el hecho de que el Sr. Malo Con Los
Nombres, quién sigue creyendo que soy su amiga imaginaria, recuerde el
nombre de mi hermana.

—Está bien —digo rápidamente—. Lo recordaste bien.

—Bien.
209

—Entonces, ¿qué haremos esta noche?


Página

Nick mira hacia arriba, a las nubes grises que están sentadas sin emoción
alguna en el cielo. Lucen llenas y listas para hacer llover. Imagino que la
lluvia estaría caliente y veraniega, dando ese sentimiento de estar mojada
como en un baño de agua haciéndote pensar si el relámpago no está en tu
camino.

Antes de que pueda detenerlo, el cielo se abre y somos bañados. El agua


está caliente, justo como la quería y el aire se siente pesado con
electricidad. Estallo riendo y mirando a Nick frunciendo a su empapada
ropa.

—No era realmente lo que tenía en mente —murmura.

—Lo siento. —Me disculpo. Ambos sabíamos que no lo decía realmente.

Hay líneas de luces en la distancia a través del agua y Nick alza su cabeza
cuando escucha el bajo retumbar de un trueno.

—No harás que nos mate, ¿verdad? Jury dice que si sigue así o no, mueres
en la vida real si mueres en un sueño.

—Te dije que es un viejo cuento de abuelas. Y no, no nos matará.

—¿Tienes el control de ello? —pregunta dudoso, viendo el relámpago


viniendo cada vez más y más cerca.

El trueno estalla fuertemente. Salto.

—Tal vez debería mantenerla en el otro lado del lago.

—Buena idea. —Está de acuerdo—. ¿Y cuánto tiempo planeas que se


mantenga la lluvia?

—Oh, por siempre. Me encanta.

—Huh.

Nick se imagina una sombrilla para sí mismo, una sombrilla negra y sus
210

ropas están inmediatamente secas debajo de esta.

—Tramposo —murmuro.
Página

—Recursivo —corrige.
Nos sentamos en silencio y vemos la tormenta rugir a través del lago. Es
hermoso y poderoso. Estoy orgullosa de su estallido, pero también
empapada hasta los huesos y se está volviendo viejo bastante rápido. Estoy
empezando a envidiar a Nick, su sombrilla y más que todo a su ropa seca,
pero soy muy orgullosa para decírselo. En cambio, trato de conjurar mi
propia sombrilla o al menos, bloquear un poco la lluvia pero es un desgaste
de energía; nada cambia. Hay algo que estoy perdiendo, algo que Nick
claramente tiene y yo no, porque el chico siempre está al control de todo.

—¿Quieres algo de ayuda?

—No —respondo inmediatamente, aunque sí la necesitaba.

—¿Estás segura?

Me siento en silencio.

—Tomaré eso como un sí. Toma —dice, alternando la sombrilla y viniendo


cerca de mí—. Entra aquí abajo. Es lo suficientemente grande para los dos.

Está sonriendo, el maldito bastardo.

Dudo, preocupada acerca de nuestra proximidad, pero estar seca es mucha


tentación para resistir. Me muevo más cerca como él ordena y frunzo el
ceño hacia él cuando deja ir su manejo de la sombrilla y casualmente mete
sus manos en sus bolsillos. La sombrilla, por supuesto, flota exactamente
donde él la deja. Es tan bueno en esto que es inspirador y enfurecedor a la
misma vez y creo que eso es como yo categorizaría a Nick.

Inspirador y enfurecedor.

—No es un pecado pedir ayuda, sabes.

—No me gusta recostarme a otras personas.

—Sí, puedo entender eso.


211

—No estoy sorprendida. Pareces como un lobo solitario.


Página

—Yo definitivamente lo soy.


—Es porque eres rudo y condescendiente. Y un sabelotodo.

Nick se ríe entre dientes

—¿Estás tratando de herir mis sentimientos?

—No sé lo que estoy haciendo —murmuro con la verdad más honesta.

—Yo tampoco.

—¡Ja! Eso es una mentira y lo sabes. Tienes un plan para todo.

Me mira por un largo tiempo, de la manera en que lo hace cuando está


pensando. Peleo para mantener su mirada. Es tan intenso que es
intimidante. Al final, me ruborizo y tengo que mirar hacia otro lado.

—No puedes tener un plan para todo —me dice con su voz volviéndose
seria.

No trato de mirarlo de nuevo. En cambio, aclaro mi garganta y enderezo


mi espalda, enfocándome en la tarea de mi mano y menos en el calor
irradiando desde su cuerpo a mi derecha.

—Está bien, puedo hacer esto. Voy a parar la lluvia. Piensa en cosas secas
conmigo —le digo y cierro mis ojos para concentrarme.

—O sólo podrías dejarlo.

—¿Qué? No. Necesito controlar esto. Tengo que aprender —insisto,


apretando mis ojos fuertemente mientras me concentro.

Lo intento, realmente lo hago, pero todo lo que obtengo es un corto arrullo


bajo la lluvia antes de que vuelva a golpear de nuevo. Voy a provocarme
una migraña, estoy intentándolo fuertemente. Estoy pensando en desiertos
y arena, cualquier cosa seca, ahora estoy frustrada.
212

Abro mis ojos con un gemido.

—¿Cómo va eso?
Página

—Cállate —gruño—. Sólo apágalo por mí.


—No puedo.

Miro hacia él.

—Por supuesto que puedes. Eres un niño pródigo en estas cosas.

Él sonríe y alza sus cejas.

—¿Un niño pródigo?

—Tú sabes lo que significa.

—Lo hago, sólo estoy sorprendido de oírlo de ti.

—No soy una idiota —digo pesadamente.

Estoy de bastante buen humor esta noche, lo estoy notando.

—Sé que no lo eres.

—Sí por qué piensas que soy como tú.

—No. Por qué dices palabras como GAGILLION, entonces oírte decir 'niño
pródigo' es un poco fuera de lo común. Tienes que concederme eso.

Está en lo correcto pero no se lo admitiré.

—Lo que sea —digo gruñendo.

—Caray, estás alegre esta noche.

—Tú estás alegre cada noche.

Se atraganta con una risa pero no dice nada. Tampoco se levanta y se va


dejándome atrás. El Nick que conocí hace meses me habría dejado a la señal
de mi primer ceño fruncido. Demonios, probablemente me habría dejado
cuando empecé la lluvia, pero está sentado a mi lado cuando estoy siendo
una completa idiota y se está riendo de todo. Me puso en mi lugar más que
213

cualquier otra cosa. Por alguna razón admitir que me gusta me hace ser
hostil frente a él y no es su culpa. Necesito parar de desahogarme en él.
Página

—Perdón por actuar tan cruel.


—Todos tenemos malos días —responde encogiéndose de hombros.

Mira alrededor y me atrapa observándolo. Me deja mirarlo, con la


tranquilidad de ser mirado como si estuviera bajo un microscopio. Hay
tanta confianza allí. Tanta que una vez la confundí con arrogancia, pero
ahora sé que es su manera de ser.

Capaz.

Seguro de sí mismo.

Hermoso.

De repente soy consciente de lo cerca que estamos bajo la sombrilla, del


permanente tamborileo de la lluvia en su superficie. Es tan calmada y
rítmica, haciéndome querer cerrar los ojos y recostarme sobre Nick. No
para besarlo, ni siquiera tocarlo, sólo para sentirme cerca de él. De alguien.
Cara es todo lo que tengo y la estoy perdiendo. Últimamente puedo sentir
esa verdad presionando en mí desde todos los lados, encerrándome y
apretando hasta que mi pecho se cierra y lágrimas brotan de mis ojos. Miro
lejos de Nick rápidamente, aclarando mi garganta, pero no soy lo
suficientemente rápida. Nunca soy muy rápida con él.

—¿Estás bien?

—Sí, estoy bien —respondo cuidadosa de mantener mi tono


despreocupado y fácil. Hago gestos hacia la lluvia y el relámpago—. Sólo
estoy frustrada, eso es todo.

No me arriesgo a mirarlo por que dudo que se lo esté creyendo. Está muy
lejos de ser estúpido.

—¿Quieres que la apague por ti? —ofrece.

—No, seguiré intentándolo.


214

—No. Haremos otra cosa. Se supone que tiene que ser divertido, no es para
hacerte llorar.
Página

—No estoy llorando.


—No aún.

Suspiro y lo miro.

—¿Qué otra cosa podríamos hacer?

Toma el control la sombrilla y la empuja directo en el aire. El negro se


expande y corre a través del cielo, embotellando la lluvia, las nubes, los
rayos, todo hasta que todo lo que puedo ver es negro y estamos envueltos
dentro de una perfecta oscuridad.

Sacudo mi cabeza con sorpresa y susurro:

—Eres increíble.

Nick no responde. El tiempo pasa, sintiéndose como eterno en este


aposento que creo improvisadamente. Puedo escuchar el agua
golpeándose contra la orilla y rompiendo gentamente debajo del suelo,
pero eso es todo. Ni siquiera estoy segura de que Nick siga aquí conmigo.

—¿Nick?

—Estoy aquí.

Su voz es baja y cercana, más cerca de lo que recuerdo estar cuando las
luces se apagaron. Pero la oscuridad es traicionera como eso.

—¿Que estamos haciendo? —susurro, girándome frente a él.

Siento su respiración caliente contra mi cara y me congelo. Sin duda, está


más cerca ahora. Mientras el tiempo pasa, lo escucho tomar respiraciones
profundas en repetidas ocasiones, sintiendo sus calientes exhalaciones en
mi cara.

—No lo sé —responde, su voz baja y ronca.

Yo sí. Incluso en la oscuridad, con nada para avanzar excepto mis agallas y
215

su voz, sé exactamente lo que estamos haciendo. Y él también lo sabe.


Página

Un pensamiento suena en mi mente fuerte y claro.


Quiero esto.

Lo quiero a él. Todo de él. Quiero sus manos tocándome, sus labios
besándome y sus terribles y crudas palabras para hacerme sonreír.

Sigo su respiración mientras me guía más cerca de su cara, saltando cuando


nuestras narices se rozan. Nick se acerca más. Puedo sentir su mano
descansando en el muelle al lado de la mía, sus yemas apretando las mías.
Mi respiración golpea cuando él las enlaza y no puedo apartar nuestras
manos.

—¿Puedo besarte? —susurra.

Sus labios se mueven contra los míos con cada palabra y pienso que ese
movimiento no cuenta como un beso realmente.

Sonrío al afectado sonido de su voz. También lo siento. También lo deseo.

Pero no podemos tenerlo. Pienso en las piedras de mi vestidor,


recordándome lo peligrosa que soy. Salvaje. Incontrolable. No puedo
arriesgarlo, no puedo arriesgarme a perderlo. Si lo empujo de este sueño
de la manera en la que lo hice con esas piedras, todo se dañaría. La realidad
nos arruinaría.

No le he respondido y siento su mano tensarse sobre la mía. No hay duda


acerca de lo que va a pasar. Entro en pánico. Por primera vez de todas mis
peleas puedo concentrarme, estar en control y lo mantengo fuerte. Estoy
alejándome, sintiendo la pérdida, pero sé que es lo correcto.

Me voy del sueño violentamente.


216
Página
Capítulo 27
Traducido por CamileMarie

Corregido por Leluli

Nick
Traté de besarla. No puedo recordarme a mí mismo que me importe si no
es real. Ella es lo suficiente real. Está en mi mente todo el tiempo. No puedo
sacarla de ahí y no puedo recordar exactamente cuándo paré de quererlo.

—¿Quieres salir este fin de semana? —pregunta Walter, pasando los


canales salvajemente.

—¿Y hacer qué?

—No lo sé. Ir a un bar. Seré tu socio.

—No, está bien.

Walter me mira de reojo.

—Amigo, necesitas un socio. Eres terrible con las mujeres.

Sonrío con suficiencia hacia él.

—No lo endulces ni nada.

—Lo siento, pero sé que estoy en lo correcto.

—Sí, lo sé. No quiero ir a ningún bar.


217

—No vas a conocer a ninguna mujer pasando aquí conmigo todo el tiempo
Página

—advierte.
—Lo sé. Hey, ¡para! —le digo, alcanzándolo y quitándole el mando de sus
manos.

Alcanzamos un maratón de un reality show. Walter y yo vemos en silencio


hasta que hay una pausa para publicidad, ambos fascinados y disgustados
por lo que acabábamos de ver.

—Carver, ¿qué estamos viendo? —pregunto tranquilamente.

Sacudo mi cabeza.

—No lo sé. Alguien me dijo que tratara de ver algo, aquí estoy.

—Bueno, estoy sorprendido.

—Yo también.

—¿Cuál es el punto de este programa?

—No lo sé. ¿Son celebridades o sólo pueblerinos? ¿Qué está pasando? — le


pregunto.

—¡No tengo ni idea! No podía entender una palabra de lo que decían. —


Walter me mira extrañamente. Sé lo que está por venir. Soy un idiota por
decir eso—. ¿Quién te dijo que vieras esto?

Me encojo de hombros, fingiendo indiferencia.

—No me dijeron que viera esto específicamente.

—Está bien, pero, ¿de quién estamos hablando?

No respondo. Sigo viendo mientras el espectáculo vuelve al aire y alguien


trata de meter todo el queso de WalMart que fuera posible dentro de su
boca. Es horrible.

—Oh Dios mío, ¡es una chica! —exclama Walter.


218

Demonios.
Página

—Sí, lo es —respondo brevemente.


—¿Cuál es su nombre? Por favor, dime que sabes su nombre.

Frunzo el ceño hacia él. ¿Es mi historial tan malo como eso? Recuerdo y me
doy cuenta de que sí. Si lo es.

—Su nombre es... Alex. —Dudo antes de comentar esto.

Así es como se siente esto; tengo una vida en línea que pretendo que es real
con una mujer que realmente nunca he visto. La buena noticia es que sé
exactamente como luce y tengo por hecho que no es un travestí de 130 kilos
en un psiquiátrico en Brooklyn. La mala noticia es que no es un
enamoramiento online ni una mujer que respira y vive. No sé qué es más
triste.

¿Me detiene eso de que ella me guste? No. ¿Me detiene para dejar de soñar
con ella? Absolutamente no. Esto en lo que puedo manejar en este
momento. Es la relación perfecta para la vida que manejo y la única cosa
que podría hacerla mucho mejor es si ella me dejara tocarla.

—Alex es una chica, ¿verdad? —pregunta Walter.

—Sí, es una chica. Es la abreviación para... —Oh rayos, no sé para qué es la


abreviación. Así que lo finjo—. Alexandra.

Walter estrecha sus ojos hacia mí.

—Estás dudando antes de los nombres. ¿La estás inventando?

Ríe entre dientes.

—No, es real. Su nombre es Alex y vive en Nebraska.

—¿Cuánto tiempo has estado saliendo con ella?

—No diría que estamos saliendo.


219

—Por supuesto que no —murmura.

—¿Qué significa eso?


Página

—Nada. ¿Qué dirías que has estado haciendo, entonces?


—Diría que la he visto. La he visto por casi... —Paro para pensar sobre eso
y cuando hago la suma, me congelo—. La he conocido desde el final de
Indoc. Hace un año, ahora.

—Espera, espera, espera. ¿Has estado viendo esta chica mientras


coqueteabas con Amber y Melody? —pregunta Walter. No se molesta en
cubrir su tono de reproche.

—Eso es el por qué dije ver, no salir. No es exclusivo y es... Ni siquiera estoy
seguro de lo que es.

—¿Te gusta?

—Sí, por supuesto que me gusta.

—¿La amas?

Lo miro en blanco, manteniendo mi expresión intencionalmente pasiva.


Esa pregunta es tan cargada como el infierno. ¿La amo? ¿Estoy enamorado
de ella? ¿Me preocupa ella? ¿Me preocupo por ella? La semántica es una
perra tramposa y alguien le gusta que apenas entienda el concepto de una
emoción que ciertamente no tiene interés en bailar con ella.

—Saltaremos esa pregunta —dice Walter—. Entonces, ¿te gusta ella y la


has visto cerca de un año? ¿Por qué no he oído de ella hasta ahora?

Alzo mis cejas hacia él.

—¿Qué? ¿No leíste acerca de todo esto en mi blog? ¿Qué tal mi diario? Lo
mantengo abierto en mi escritorio por las noches así mis pensamientos
pueden pensar y hacer deseos en las estrellas.

—Eres un idiota.

—Me lo dicen bastante.


220
Página
Capítulo 28
Traducido por CamileMarie

Corregido por Leluli

Alex
Estoy yendo por los diez kilómetros. Es una meta elevada, una que dudo
alcanzarla, pero ese el punto de las metas, ¿no es así? Si fuera algo que estás
segura que puedes alcanzar con ningún problema sería una tarea. Un
quehacer. Las metas están hechas para estar más allá de los límites de
nuestras perceptivas habilidades. Un empujón de nuestros límites para
hacernos ir más allá y sentirnos más satisfechos.

Pero no lo haría, no hoy, no por un largo tiro, y está bien porque tal vez lo
haré mañana. La cosa importante es que corrí, que mi resistencia creció,
porque hay bosques y almacenes abandonados, ahí afuera en el mundo.
Cuando es sobre volar o pelear, volar es mi opción de arma.

Mi audífono da un tirón desde mi oído izquierdo y casi colapso con


sorpresa. Soltando un pequeño grito del cual estoy inmediatamente
avergonzada, giro para encontrar a Cara frunciendo su ceño hacia mí.

—¿Estás escondiéndote de mí?

Suspiro y empujo el audífono restante de mi otro oído, lentamente paso a


una caminata rápida. No, no cumpliría mi meta hoy.
221

—No, no estoy escondiéndome. Estoy corriendo. ¿Por qué me escondería?

—Por qué no quieres hacerle frente a esto.


Página

Levanto mis cejas hacia ella.


—¿Quieres enfrentarte a esto?

—No, particularmente no quiero. Pero lo necesitamos.

—¿Podemos hablar de esto luego? —lloriqueo.

—Ya es realmente tarde. Hemos estado ignorándolo por mucho tiempo.

—Ugh —gruño. Alejo la urgencia de parar en la máquina—. Está bien,


hagamos esto.

Nos miramos la una a la otra por un largo tiempo, ninguna queriendo


empezar voluntariamente.

—Deberías venir conmigo —dice finalmente.

—Sería raro, no.

—Podrías tener el apartamento.

—Demasiado caro para ti, no.

—Podrías irte a casa con mamá y papá.

Frunzo el ceño hacia ella. Ese es un golpe bajo.

—Nunca me tendrían, no. —Cara empieza a hablar pero yo no he


terminado—. Sería desmoralizador volver con ellos, no. Me mataría vivir
con ellos sabiendo lo que piensan de mí, no.

—De acuerdo, sólo era una sugerencia —dice frustrada—. Sé que nunca lo
harías, pero teníamos que ponerlo en la mesa, ¿correcto?

—No creo que tuviéramos que hacerlo, no.

—Deja de hablar así.

—Deja de decir esa mierda loca.


222

—Cuida tu boca.
Página

Pongo mi cabeza en mis manos y respiro profundamente, tratando de


mantenerme calmada. Esto no nos está llevando a ninguna parte.
—Mira, no tenemos que decidir esto hoy. Lidiaremos con esto cuando
ocurra. Ahora mismo sólo estáis buscando casas, ¿correcto?

Cara asiente renuente.

—Correcto.

—Está bien, entonces cuando tú y Andrew encontréis la casa soñada y


cuando sea el momento de nosotras para dejar el apartamento, resolveré
hacia dónde ir.

—Resolveremos hacia donde irás.

—Seguro, sí, resolveremos todo. No te preocupes por eso. Ve y ten algo de


diversión.

Cara muerde dentro de su mejilla, pensando:

—Tal vez tome un tiempo. Encontrar una casa lo hace. Tal vez no
encontremos nada por un año o más.

Niego pesadamente.

—Sí, lo recuerdo. Sólo lo has dicho unas cien veces ya.

—¿Por qué no estás preocupada acerca de esto? ¿Crees que no va a pasar?


—pregunta preocupada.

—Cara, va a pasar. Creo que es grandioso que vayáis a vivir juntos. Habéis
salido por un año. Es tiempo.

—Es estúpido terminar mi vida por un chico cuando ni siquiera estamos


comprometidos.

Ella me ha dicho estas palabras más veces de lo que se ha preguntado


acerca de buscar casas. Está preocupada acerca de cómo se ve, que se vea
223

estúpida por arriesgar todo por amor. Pero cuando la ves a ella y a Andrew
juntos, no hay duda de que es la decisión correcta. Él la adora y ella está tan
Página

grotescamente enamorada de él que es difícil de mirar.

—Ni siquiera quieres estar comprometida. —Le recuerdo.


—No todavía, no.

—Entonces, ¿por qué te importa?

—No me importa.

—Entonces no importa. Si no te importa ni a Andrew, no tiene por qué


importar.

Ella duda y cuando hablo, sus palabras casi me golpean hasta caer al suelo.

—A mamá no le gusta.

La miro. O tal vez lo estoy haciendo.

—Has hablado con mamá —digo tranquilamente.

Cara asiente. Cuando mira para encontrarse con mis ojos, hay
arrepentimiento en ellos.

—Es una decisión grande en la vida, Alex —dice con su voz suplicante—.
Entré en pánico. No sabía qué hacer.

—Así que hablaste con mamá. Está bien. Nunca te he pedido que no lo
hagas —respondo calmadamente.

Por dentro, mi corazón está corriendo.

—Preguntó sobre ti.

Y ahora mi corazón se detiene.

—¿Que le dijiste? —pregunto fríamente.

—Vamos, dame algo de crédito.

—Cara.
224

—Le dije que estabas bien —dice sonando a la defensiva—. Le dije que
estábamos bien.
Página

—¿Preguntó acerca del Deslizamiento?


—Me preguntó si aún tenías problemas al dormir.

Bufo.

—¿Sus palabras?

Cara sonríe tristemente.

—Sí.

Sacudo mi cabeza, perdida sobre lo que debo decir.

—Conoció a alguien —dice dudando—. Dijeron que podían ayudar.

Frunzo el ceño hacia ella.

—¿De qué estás hablando? ¿Cómo disminuirlo?

—No, ella dijo que es un doctor. Un especialista del sueño. La contactaron


hace poco.

—¿En serio? —pregunto sin creerlo—. ¿Fuera del azul? ¿Por qué no me lo
dijo?

—Por qué le dijiste que no te volviera a hablar de nuevo.

—Es lindo de su parte por concederme ese último deseo.

—Ella cree que este especialista puede realmente ayudarte. Si ellos pueden
curarte tu...

—¿Curar esta enfermedad que todos sufrimos? —pregunto


sarcásticamente, mi voz quebrándose.

—Nunca tuviste un problema odiando tu “condición” hasta ahora —atacó


Cara.

Miro a otro lado, molesta porque tiene razón.


225

—¿Podemos no hablar de esto tampoco?


Página

Cara suspira.
—Que no hables de estas cosas no las hará irse lejos.

Sonrío con poco entusiasmo.

—Lo hará por poco tiempo.

—Alex.

—Cara.

Suspira de nuevo, más fuerte esta vez y puedo oír su cansancio.

—Bien. Trataremos esto cuando vuelva de Florida.

—No puedo esperar.

226
Página
Capítulo 29
Traducido por CamileMarie

Corregido SOS por LadyPandora

Nick
Cuando escuché sus pasos en las tablas detrás de mí no estaba seguro de
qué debía esperar. No estoy arrepentido por lo que hice pero me pregunto
si se supone que tenga que decir que lo estoy. Le he dicho cosas más rudas
que ¿puedo besarte? y ella nunca necesitó una disculpa, pero esto se siente
diferente.

—En todo el tiempo que hemos estado viniendo aquí, nunca hemos estado
ni una vez en el agua. ¿Te das cuenta de eso?

Alex viene directamente a mi lado. No me está mirando. Eso no puede ser


bueno. Ella está inspeccionando el agua, tratando de parecer casual y
mirando tensamente su creación.

—No lo he hecho hasta ahora, no —respondo—. Mira, quería disculparme.

Ella sonríe luciendo entretenida.

—Lo haces, ¿no?

—Pensé que debería.

—Oh, ves, eso es diferente —dice finalmente mirándome—. Tú no quieres


227

disculparte, sólo pensaste que deberías.

Me encojo de hombros.
Página

—No estoy arrepentido.


—No, pero al menos eres honesto.

—¿Lo eres?

—¿Soy qué? ¿Honesta?

—¿Estas arrepentida?

Presiona sus labios juntos libremente, convirtiéndolos de un rosado pálido


a un casi blanco.

—Deberíamos ir al agua hoy —dice al final.

—¿Vas a responderme?

—¿Puedes hacernos un bote? —pregunta, ignorándome fácilmente—. Lo


intentaría pero creo que ambos sabemos cómo saldría eso.

Sin pensarlo conjuro un blanco y pequeño bote de remos al final del muelle
debajo de nosotros. Ella sonríe agradecidamente y se sienta a mi lado,
preparándose para deslizarse dentro de éste. Lo empujo lejos del muelle,
enviándolo lejos de su alcance.

—¿Qué estás haciendo?

—Responde a mi pregunta.

Frunce su ceño hacia mí.

—Esto es un chantaje.

—Lo sé. Responde a mi pregunta y puedes tener el bote.

—Yo no te presiono cuando me ignoras.

—El mundo es de todo menos justo.

Gime.
228

—Bien. ¿Estar arrepentida por qué? ¿Porque te dejé tocar mi mano? No.
Página

¿Porque esperé y dejé que te animaras? No. ¿Porque casi nos besamos? Sí,
estoy arrepentida de eso.
Me congelo.

—¿Por qué sólo por eso?

—Porque no lo dejarás pasar ahora. Fue como la puesta de un desafío para


ti. Debí dejar que me besaras y podríamos haber terminado con esto, pero
ahora es como un negocio sin terminar y eso nunca hará que me sienta bien
contigo. —Toma una profunda respiración, observándome. Estoy
retrocediendo por lo vulnerable que se ve—. Y soy una meta que no está
cubierta. Dime que no te vuelve loco.

Busco en su cara, pero estoy sin palabras. ¿Soy tan simple que con un no
me hace querer algo aún más? Como si no fuera lo suficientemente raro,
pienso en los comics de Campbell. En Rogue y Gambit de X-Men, quienes
nunca pudieron tocarse sin alguna consecuencia. Me pregunto, ¿ellos
realmente se amaban o sólo eran buscadores de emociones como yo?, ¿lo
querían tan apasionadamente simplemente porque no lo podían tener?

Nunca me ha gustado nadie en la manera en que lo hace Alex. Esto es


complicado y complejo al punto en el que no sé exactamente qué es lo que
siento. Nunca he tenido ansias de la compañía de alguien de esta manera,
nunca sonreí tan fácilmente o me sentí cómodo en mi propia piel. Nunca le
he dicho a nadie las cosas que le he dicho a ella. Tampoco, nunca me detuve
a preguntarme por qué es esto.

Llamo al bote devuelta.

—Lo siento —digo en voz baja.

—De verdad lo haces, ¿no?

Le sonrío con suficiencia.

—No lo diría de otra manera.


229

Sonríe. No es una sonrisa brillante, sino algo triste.

—Saltaré y te ayudaré a subir —digo, moviéndome hacia abajo para


Página

lanzarme dentro del bote que esperaba—. Puedo manejarlo. Seré bueno, lo
prometo.

—No es por eso. Es porque tú no puedes tocarme.

—¿Me dirías por qué?

Se movió en sus pies, mirando hacia otro lado.

—Es por el Deslizamiento.

Me congelo.

—¿El Deslizamiento?

—La cosa de los sueños que hago. Moviéndome a través de ellos. No puedo
controlarlo, ninguno de ellos. Estoy preocupada de que si me tocas me
Deslice, te lleve conmigo. —Su mirada encuentra la mía, viéndose triste—.
Podríamos terminar en cualquier lugar. Podríamos perdernos. No quiero
hacerte eso.

Tampoco quiero que ella me haga eso, pero no estoy preocupado, no en la


manera que ella lo está. Me lo ha dicho muchas veces antes y lo siento; yo
tengo control. No creo que sea capaz de moverme. Tal vez sea mi ego o tal
vez sea la verdad.

Sólo hay una manera de averiguarlo.

—¿Bajarás o no?

Ella salta hacia abajo torpemente justo al lado donde estoy parado. Eso
hace que el bote se balancee peligrosamente. Lo alcanzo con mi mente para
detener el barco y con mis manos para sostenerla antes de que se caiga.
Cuando tomo sus codos, ella se apoya en mis antebrazos, pero está
congelándose hacia mí. Tan pronto como está estable la suelto, alzando mis
manos en una muestra de inocencia.
230

—¿Preferirías que te dejara caer por la borda?


Página

Ella no responde con otra cosa sino sentándose y mirándome


cuidadosamente.
Su abierta desconfianza me hace sonreír.

Nos pongo a navegar sobre el agua, lentamente deslizándome en mi silla


frente a ella con una liviana gracia, sin mostrar importancia por los
movimientos del barco.

Alex rueda sus ojos hacia mí.

—Estás literalmente haciendo un circo en el bote.

Sonrío de nuevo.

—¿Porque incluso tiene los remos? —pregunto haciendo gestos donde se


arrastran sin uso alguno a través del agua detrás de nosotros.

—No sería autentico sin ellas.

Trata de mirar hacia otro lado antes de sonreír, pero no es lo


suficientemente rápida.

Paseamos en silencio por un rato. Dejo que el sol se meta mientras vamos.
El cielo cambia de un gris negruzco a un negro terciopelo y hago que salga
una delgada luna creciente rodeada por un millón de estrellas, ambas
juntándose y espaciándose a través del cielo. El tipo de cielo que sólo
puedes encontrar en el campo o en un desierto. Te deja sin aliento y es un
caos titilante. Cuando detengo el bote y este se detiene en el agua, se refleja
todo lo que nos rodea en un calmado espejo en su superficie.

—Caray —susurra.

Esta chica es preciosa. Su piel se ilumina por la tenue luz, su cabello es una
oscura y ondeante masa larga cayendo sobre sus hombros. Y sus ojos. Si
tuviera que elegir sólo una parte de ella para recordarla por siempre,
escogería sus ojos. Definitivamente. Ella pone todo en ellos sin dudar un
momento. Es una clase de honestidad en la que ni siquiera puedo soñar.
231

Me atrapa mirándola, pero ella es la que se ruboriza y mira lejos.


Página

—Estás haciendo esto a propósito. —Me acusa.


—Hacer ¿qué?

—Esto. Todo esto. Estás haciéndolo intencionalmente...

Ladeo mi cabeza hacia ella.

—¿Qué, Alex? ¿Que estoy haciendo?

—Tú sabes muy bien qué es —murmura.

—Lo hago, pero quiero escucharlo de ti.

—Romántico —escupe tratando de mirarme.

Me río sacudiendo mi cabeza.

—Lo he llamado muchas cosas pero 'romántico' nunca ha sido una de ellos.

—Sí, bueno, no me refiero a ello como un cumplido.

—Nunca lo tomé como uno.

—El chantaje no funcionó, así que en vez de eso, estás tratando con esto.
Eres implacable. Y no muy sutil.

—No tengo paciencia para sutilezas —digo. Me siento hacia adelante


descansando mis codos en mis piernas.

—¿Y si no tengo paciencia para esto?

—La tienes.

—No lo sabes.

—Sigues aquí, entonces, sí, sé eso.

—No tengo el control de irme como tú —me recuerda.

—Pero sabes cómo nadar, ¿no?


232

Alex alza sus cejas.


Página

—Eso suena como un truco.


Rio entre dientes.

—Cuando el chantaje y el romance fallan... Y eso es una mentira, de todas


maneras. Tu sí tienes el control para irte. Lo probaste la otra noche.

Suspira suavemente.

—Y claramente no obtuviste el toque.

Mi risita se convierte en una sonrisa.

—No tengo paciencia para sutilezas —repito.

Se congela.

—Cuando dejamos el muelle pensé que tú lo habías lanzado.

—También yo.

—¿Que cambió?

—Tienes unos hermosos ojos —le digo solemnemente.

Los estrecha hacia mí.

—Son los mismos ojos que tenía cuando lo lanzaste. No han cambiado.

—No digo que lo hayan hecho. Pero ellos son la razón que tengo.

Alex cierra sus ojos, escondiéndolos de mí y sacude su cabeza.

—¿Qué es lo que quieres de mí, Nick? —susurra.

Camina hacia ella tan silenciosamente como puedo. Estabilizo el bote para
que esté quieto, ordenándole que no se mueva. Alcanzo sus manos y
descanso las mías gentilmente sobre las suyas, encogiéndome cuando ella
salta por mi toque. Rápidamente, Alex se recupera y se relaja, manteniendo
sus ojos cerrados. Tomándolo como una buena señal el hecho de que no me
233

hubiera cacheteado aún, me muevo más cerca, hasta que sus rodillas están
contra mi estómago. Me presiono contra ellas suavemente y rio entre
Página

dientes cuando las separa dejando que me mueva entre sus piernas. Mi cara
está al nivel de la suya y deseo que sus ojos estén abiertos, mirando hacia
los míos, diciéndome lo que está pensando. Pero los mendigos no pueden
ser escogidos. Y así es como me siento ahora, como un hombre rogando en
sus rodillas porque eso es exactamente lo que soy.

—Lo que sea, me lo darás voluntariamente, Alex —susurro en respuesta a


su pregunta.

Presiono mi frente contra la suya, dejándola saber lo tan cerca que estaba.
Paro ahí, esperando para que ella me empuje. Pero no lo hace. Permanece
perfectamente quieta, apenas respirando. Tomo ventaja antes de que
cambie de parecer. Me muevo rápidamente, sin interesarme en ser cortado.

Cuando mi boca se cierra sobre la suya, es como si la hubiera prendido en


fuego. Aleja sus manos de las mías y las presiona a los lados de mi cara,
pasándolas sin cuidado sobre mis oídos y alrededor de la parte trasera
donde se juntan y me sostiene contra ella. Sus piernas que casi caen
renuentemente abiertas para mí, se están apretando en mis caderas y
empujándome más cerca hasta que casi las tiene envueltas alrededor de
mí. Estoy sorprendido, pero no dudo en ayudarla a acercarse hacia mí.
Agarro sus caderas y las empujo hacia adelante, apretando mis brazos
alrededor de su cintura y apretándola fuerte hacia mí.

Nuestras lenguas se encuentran, sólo porque ella va a por ello. Con gusto.
Esto es todo lo que ella muestra en este punto y soy un participante muy
voluntario. Soy el más grande friki del control en este planeta, pero mi
mano está alegremente sobre las riendas mientras trata de devorarme.

Estoy siendo comido vivo por un tigre hambriento y estoy sonriendo de


todas maneras.

Cuando mi mano se desliza bajo su camisa y mis dedos escarban sobre su


piel en la parte baja de su espalda, ella se aleja. Acepto la pequeña derrota.
Lo esperaba, pero soy un chico y lo tenía que intentar. Empujo de vuelta,
234

colocando mis manos en sus caderas. Respiro profundamente. La observo,


esperando que abra sus ojos. Cuando lo hace, me deja anonadado.
Página

Están afligidos.
No era la respuesta que estaba esperando en absoluto y estoy sin palabras
para enfrentarlo. Esto coloca un nuevo significado a su ferocidad. Incluso
antes de que abriera su boca para hablar, puedo sentirlo en el aire
alrededor de nosotros.

—Quería hacer esto al menos una vez —susurra, su voz rota y ronca.

Uso mi pulgar para secar una lágrima que está sobresaliendo en la punta
de su ojo.

—¿Por qué suena eso como un adiós?

Sonríe tristemente y otra lágrima se desliza a través de su mejilla, seguida


por otra.

—No es un adiós. No puedo parar estos sueños más de lo que tú puedes.


Pero esto... no puede pasar de nuevo. Nunca.

Sacudo mi cabeza y presiono mi frente contra la suya.

—No puedo hacer que esto no pase.

—Sí, tú puedes. Eres un héroe. Puedes hacer cualquier cosa.

Alex saca mis manos de su cara y me empuja hacia atrás hasta que estoy
sentado en mis pantorrillas. Me suelta, pero no me mira. Está tan cerca pero
a la vez tan lejos.

—Alex.

—Lo has sacado de tu sistema —dice abruptamente—. Serás capaz de


dejarlo ir ahora. Regresaremos en la manera que era antes y estará bien.

Me congelo.

—No hay 'manera de antes'. Estos es lo que es ahora entre nosotros. Aquí
235

es donde estamos.

—Bueno, necesitamos regresar.


Página

—No puedes regresar. Así no es como la vida funciona.


—Estoy no es la vida real, es un sueño y tú controlas todo en él, ¡así que
puedes regresarnos!—insiste, esquivando mis ojos—. ¡Sólo regrésanos de
vuelta, Nick!

—¿De qué estamos hablando?

—¡Regrésanos al muelle! Quiero regresar. Haz que el sol salga de nuevo y


haznos regresar ¡Por favor! —Llora. Esta frenética ahora, apretando sus
manos y derramando sus lágrimas corriendo por su rostro serio.

—Alex, ¿qué está pasando?

Me mira y sus ojos son piscinas de café, verde y con pena.

—Por favor.

Es todo lo que dice y es todo lo que necesito escuchar. Me siento de nuevo


en mi silla. Mientras conduzco de vuelta hacia la orilla, el atardecer aparece.
Alejo las estrellas.

236
Página
Capítulo 30
Traducido por CamileMarie

Corregido SOS por LadyPandora

Alex
—Suena como que eso salió bien —me dice Cara.

—¿Sí? —pregunto sarcásticamente—. Porque siento que tal vez fue un


gran desastre…

Hubo una pausa.

—Pudo haber ido peor.

—Te reto a que me digas cómo. Chillé, Cara. No lloré. Puedes llorar con
dignidad. No, yo chillé.

—Él significa mucho para ti. Por supuesto que lloraste.

—Chillé.

—Lo que sea. No es nada para estar avergonzada.

Aprieto el teléfono en mi mano, frustrada más allá de la razón por la calma


que demuestra sobre esto. Cometí un gran error, uno que nunca podré
arreglar. Me vi como una provocadora en su mejor momento y una lunática
en el peor.
237

—Nunca volveré a dormir —digo—. Estoy más asustada de soñar con él


que de tener un Deslizamiento.
Página

—¡Te besó de vuelta! ¿Por qué estás tan preocupada? Lo que sea que
quieras, cariño, él también lo quiere.

—¡Él no cree que sea real!

—¡Muéstrale que lo eres! —grita Cara de vuelta—. ¿Cuánto tiempo he


estado diciéndote que seas honesta con él? Él fue honesto contigo acerca
de la cosa del miedo. Tal vez sea hora de que trates de devolverle el favor.

Muerdo mi uña y gruño.

—Se lo dije. Le expliqué lo del Deslizamiento y él lo aceptó, pero sigue


creyendo que no soy real. No puedo probarle que soy real, incluso si
pudiera no querría que lo supiera.

—Sí puedes y sí lo harás —dice suavemente—. Da miedo, lo entiendo, pero


puedes hacerlo. —Cara duda pero saca sus grandes agallas—. No todos son
mamá y papá, Alex.

Cierro mis ojos, dejando que una lágrima se deslice por un lado de mi cara.
Estoy derramando muchas últimamente.

—Si él reacciona en la manera en la que ellos lo hicieron...

—¿Quieres una foto de él o lo quieres a él?

Abro mis ojos y frunzo el ceño hacia el techo.

—¿Qué?

—¿Quieres una foto de él, sólo un recuerdo, o lo quieres a él?

—Lo quiero a él.

—Entonces ve por él. Díselo, cuéntale todo. Colócalo todo en la línea y haz
una jugada para tenerlo, porque si te cierras como lo estás haciendo ahora,
todo lo que harás será terminar todo esto con un recuerdo. Nunca tendrás
238

la cosa real, y si eso no es lo que quieres, entonces necesitas hacerlo pasar.


Él ha hecho todo lo que puede, el resto ya va por tu cuenta.
Página

—¿Qué pasa si se enoja cuando sepa que soy real? —protesto tristemente.
—Él movió el sol, la luna y las estrellas para seducirte y tener un beso. Sólo
un beso. Si no piensa realmente que eres real, entonces jodidamente
segurísimo que quiere que lo seas.

Sonrío.

—Cuida tu boca.

—Ve por tu hombre —demanda. Puedo decir que también está sonriendo.

—Hablando de hombres, ¿cómo está el tuyo? —pregunto, limpiando mi


cara en mi antebrazo, feliz de hablar sobre temas más livianos.

Cara ríe con nerviosismo. Como una chica de secundaria.

—Está increíble.

—Estás tan tontamente enamorada.

—Debería sentirme insultada por eso, pero también estoy feliz. Somos una
de esas asquerosas parejas que se toman de la mano y comparten comida.

—Asqueroso.

—Lo sé —hablo efusivamente—. Es tan grandioso.

—¿Cómo va la búsqueda de casa?

Duda por tanto tiempo que tengo que mirar mi teléfono para ver si no ha
colgado la llamada.

—¿Cara?

—Estoy aquí —dice renuentemente—. Está yendo bien. Hemos... Hemos


reducido nuestro presupuesto. Empezamos a buscar lugares más
pequeños. Diferentes vecindarios.
239

Me siento sobre la cama. Concienciada hacia donde está yendo esto.

—¿Qué pasó? ¿Por qué tuvieron que hacer eso?


Página

Hay una pausa de nuevo. Justo antes de que yo diga su nombre, habla.
—Hemos estado hablando sobre todo. Sobre tú y yo y nuestra situación. Él
realmente lo entendió, tan comprensivo, hemos estado de acuerdo en
mantener mi apartamento en Nebraska.

—Oh Dios mío, es por mí —grito, sintiéndome enferma del estómago.

—¡No! No todo. Es también porque estoy nerviosa. ¿Qué pasa si no


funciona? Me gustaría tener algún lugar a donde ir.

—Cara.

—Es por mí y por ti —insiste.

Presiono mi cara contra mi mano sintiendo que voy a llorar de nuevo

—¿Le hablaste de lo mío?

Su silencio lo dice todo.

—Oh Dios mío —grito de nuevo.

—No todo. No aún. Le dejé trabajo preliminar, es todo. Él sabe que tienes
algunos problemas de salud y que no puedes vivir sola y que nuestros
padres no ayudan. Eso es todo.

—¿Tengo problemas de salud o problemas mentales?

—Problemas de salud —dice Cara, sonando molesta—. Dame algo de


crédito, Lex.

No digo nada. Estoy perdida porque esta es mi pesadilla; diciéndole a la


gente lo de mi 'problema'. Odio esto. Odio recostarme en Cara, odio a mis
padres por deshacerse de mí, odio a Nick por no creer en mí, odio a Andrew
por llevarse a Cara lejos de mí. Soy una gran bola de odio. No es saludable,
pero tampoco lo son los Doritos y sigo comiéndolos, así que me dejo flotar
en mi odio y autocompasión hasta que mis dedos se vuelven morados.
240

—¿Sigues ahí? —pregunta Cara sonando molesta.


Página

—Algo así.
—¿Estás lista pata algunas buenas noticias más?

—Agh.

—Mamá llamó de nuevo. Quiere saber si estas yendo voluntariamente a ese


especialista.

—¡Agh! —grito y me lanzo dentro de la cama.

—¿Quieres saber lo que pienso? Pienso que deberías hacerlo. ¿Qué podría
doler?

¿Qué podría doler? Quiero empezar a hacer una lista de todas las cosas que
podrían doler, pero al final, ninguna de ellas importa. No dentro de la gran
foto en alguna manera. Si ellos pueden ayudarme a resolver este problema,
entonces Cara podría seguir con su vida sin preocuparse por mí. Puedo
seguir con mi vida y tener una. No sé cómo Nick podría alguna vez caber
dentro de ella, pero él tal vez sea una causa pérdida de todas maneras, así
que, ¿qué tengo para perder?

—Iré —murmuro.

—¿En serio? —pregunta Cara sonando sorpresivamente emocionada.

—¿Tengo que hablar con mamá si lo hago?

—No —dice inmediatamente—. Organizaré todo. Lo haremos cuando


vuelva, ¿está bien? Oh, Alex, creo que esto es un cosa muy buena para ti.

Sonrío pálidamente.

—Yo también.

Me deslizo el día que ella vuelve a casa. Es rápido y es local. Termino en el


zoológico de Omaha, lo cual suena divertido sólo porque estoy atrapada en
241

una de las jaulas. Por suerte no es la de los gorilas o los grandes simios
Página

porque estaría muerta y nada sería peor que una pesadilla que encontrar
tripas destrozadas a la mañana siguiente. Estoy con los pingüinos y aunque
hace frío, es la cosa más genial. Son adorables con sus inseguras volteretas
y sus pequeños esmóquines. Y les gusta tratar de compartir su pescado, lo
que es dulce pero asqueroso.

Por la mañana trato de ocultarme detrás de un pequeña y falsa colina


cuando un empleado del zoológico viene para revisar a los animales antes
de que pueda dejarlos, tomar un bus y hacer mi camino a casa. Todos en
todo, considerando un día usual en mi vida, no es una mala manera de
pasar una mañana de sábado.

Cuando llego a casa, limpio el apartamento, así que cuando Cara vuelva esta
noche no camine en mi desastre. Normalmente soy una persona aseada,
pero déjame completamente sola por unos días y me dejaré a mí misma y
a lo que me rodea descuidarse un poco. Y ¿por qué no? ¿A quién tengo que
impresionar?

Hago la cena y pongo sobras en el refrigerador para Cara en caso de que


esté hambrienta cuando llegue a casa. Cuando estoy por salir para el
aeropuerto para recogerla, mi teléfono suena. Es un número desconocido
y pienso en dejarlo ir al correo de voz, pero dudo.

—¿Hola?—respondo.

—¿Alex? —pregunta la voz de un hombre débilmente.

—Sí. ¿Quién es?

—Soy Andrew.

—Oh, ¡Hola! —digo animadamente, sorprendida de que me esté


llamando—. Déjame adivinar, ¿Cara perdió su vuelo?

—Sí, ella no va en el avión —dice sonando confundido.

—De acuerdo, bien, ¿En qué vuelo estará? ¿Por qué no me llamó?
242

Hubo una pausa.


Página

—Alex... ella...
Me congelo y una parte de mí ya lo sabe. Parte de mí ya está realmente
sumergiéndose, ahogándose en la nada.

Aprieto mis llaves dolorosamente en mi palma.

—¿Qué pasó? —susurro.

—Tuvo en un accidente. En su taxi hacia el aeropuerto. Él trató de pasar a


alguien y... no lo lograron.

El mundo está girando. Tengo que sentarme.

—¿Cómo que no lo lograron? Como no lograron pasar al otro auto o no


lograron... —No podía terminar la frase. Ni siquiera podía terminar el
pensamiento, pero Andrew sabía a lo que me refería.

Andrew tose. O tal vez sorbe.

—No lograron salir del auto.

Un llanto rompe libremente desde mi garganta y alzo mi mano para cubrir


mi boca. Una pequeña línea de sangre corre de mi palma a mi muñeca. Me
corté con mis llaves, las había estado apretando muy fuerte.

—No —grito. Lágrimas corriendo por mi cara mientras yo me encojo.


Tratando de no vomitar.

—Alex, lo siento tanto. —Escucho a Andrew hablar con su voz rota y ronca.
Sé que está llorando ahora mismo conmigo.

Eso no me hace sentir menos sola.

Cara se ha ido.

Andrew trae su cuerpo. Hace todos los arreglos en Miami y la trae a casa.
243

Los encuentro en el aeropuerto. Nos abrazamos manteniendo nuestros


ojos secos. El tiempo de llorar para ambos se ha terminado y no ha llegado
Página

de nuevo aún. Estamos en el interino, en el confortante olvido de tareas que


haber terminado y arreglos para hacer. Si lo haces bien no hay tiempo para
lágrimas.

Me he encontrado con mis padres para discutir el estado de Cara.


Insistieron en hablar con un abogado para asegurarse que todo estaba en
orden. En la reunión me coloqué uno de los trajes de pantalón de Cara que
usaba para su trabajo y me senté lo más lejos posible de mis padres. No se
quejaron o preguntaron nada.

Mi hermana había sido una mujer muy organizada financieramente, sin


sorprenderme considerando el campo de su carrera, tenía un seguro de
vida. Sentí punzadas de lágrimas en camino cuando el abogado leyó el año
en que ella lo adquirió. Fue el mismo año en el que cumplí dieciséis. El
mismo año en el que vine a vivir con ella. Y soy la única beneficiaria.
También me dejó todo de su compañía 401K, el título de su auto y las
escrituras de su apartamento, incluso cuando obviamente no estaba
completamente pagado. Nada excepto alguna reliquia familiar que habían
sido dadas a ellas con el pasar de los años fueron dejadas a mis padres.
Todo sumado, menos el pago del apartamento, me deja con una
considerable suma de dinero. Lo que significa absolutamente nada para mí
y con un hoyo en la boca de mi estómago.

No estoy comiendo o durmiendo, no más que una o dos horas por


momentos. Me estoy volviendo delgada, pero no es a propósito. No puedo
Deslizarme. No ahora. Tengo que estar ahí para Cara cuando el funeral
llegue. Tengo que decirle adiós.

Estoy aterrada para deslizarme, pero quiero soñar con Nick. Estoy
completamente sola en mi dolor, y pensar que dejé a mi madre abrazarme
brevemente en la oficina de Attorney, me siento dolorosamente separada
del resto del mundo. Ella había sido mi compás, mi línea de vida y mi amiga.
Ahora se ha ido y yo estoy a la deriva. Pérdida en un océano. Si pudiera
encontrar a Nick le diría todo; todo sobre mi, sobre Cara, sobre él y lo que
244

ellos dos significan para mí. Ni siquiera estoy preocupada acerca de lo que
vaya a hacer cuando sepa la verdad. Yo sólo necesito a alguien para hablar,
Página

pero no puedo llegar hasta él y sus palabras hacen eco en mi cabeza


siempre que me levanto decepciona.
Lo quieres demasiado.

245
Página
Capítulo 31
Traducido por Lore

Corregido SOS por LadyPandora

Nick
He recibido órdenes hoy. Estoy desplegando por primera vez como un
Paracaidista. Es una notificación repentina y creo que estoy tomando el
lugar de otra persona, pero no lo sé a ciencia cierta. Todo lo que sé es que
me voy pronto, dirigiéndome directamente a la lucha. Estoy tan
emocionado que no puedo pensar con claridad. Walters no va y estoy un
poco decepcionado. Primero Campbell termina en un país diferente, ahora
estoy separándome de Walters también. Sé que los chicos con los que voy,
somos todos de la misma unidad, pero no soy cercano con ninguno de ellos
de la manera que lo soy con Walters. Él me señala que tengo que trabajar
en mis habilidades con la gente mientras estoy fuera.

—No te hará daño de conocer a otras personas —me dice en el gimnasio


una tarde.

Niego con la cabeza bruscamente.

—La gente apesta.

—Tú pensabas que yo apestaba cuando nos conocimos. Y míranos ahora.

Sonrío con la mirada.


246

—Tú todavía lo haces por momentos.


Página

—Bueno, tienes un montón de momentos y todavía estoy aquí. La gente no


apesta tanto como piensas.
Lo que creo que es, pues, de Alex y cómo la traté cuando nos conocimos.
Era muy parecido a la forma en que traté a Walters y ambos todavía siguen
aquí. Al menos espero que ella todavía esté alrededor. No he soñado con
ella en más de una semana, y aunque eso no es completamente fuera de lo
común, la forma en que nuestro último sueño terminó me tiene
preocupado.

Yo tenía mis dudas en el muelle sobre por qué estaba tan firme sobre
perseguirla. Yo mismo me había convencido de que era sólo porque me
dijeron que estaba fuera de los límites o porque era una solución fácil y sin
riesgos a la soledad que me sigue sorprendiendo. Pero cuando vi su mirada
fija en el cielo con asombro, sabía que no era eso. Ella es hermosa, abierta,
sincera e inocente. Claro que no es una santa, pero ella no está enojada o
amargada. No está hastiada como yo. Pero lo más importante, ella es Alex.
Si me mostraras a otra chica tan hermosa, tan abierta y sincera e inocente
como Alex, yo no la querría.

Hay algo innombrable específico y exclusivamente en ella que tan sólo me


llama.

Cualquiera que haya estado alguna vez convencido de que encontró a la


indicada sabe exactamente de lo que estoy hablando.

247
Página
Capítulo 32
Traducido por Lore

Corregido por flor25

Alex
—Te puedes alojar en el apartamento, ya sabes —le digo a Andrew,
estremeciéndome mientras lo digo.

Él duda. Su expresión incómoda hace que me arrepienta de todo.

—Lo haré mejor en un hotel, creo. Gracias.

—Sí —respondo. Suena y se siente como si estuviera ahogándome con la


palabra.

Él me mira de reojo, tratando de ser discreto pero no estoy ciega. Él oyó mi


voz quebrándose y mi rostro se enciende en llamas de la vergüenza y la
turbación. No quiero lástima. No de él. De nadie.

—¿Todavía vas a quedarte allí, verdad?

—Es mi casa. —Mi voz suena tan pequeña—. Por supuesto que me voy a
quedar allí.

Duda de nuevo y me siento incómoda en el silencio. Estoy tratando de


pensar en algo que decir para llenarlo, para hacer que esta conversación
desaparezca cuando dice:
248

—Me quedaré allí contigo. Puedo dormir en el sofá.


Página

Es lo que yo quería, lo que esperaba, pero no me gusta cómo lo conseguí, y


de repente ya no lo quiero. No de esta manera. No con lástima y molestia
de parte de él. Él está sufriendo también, en duelo por su pérdida como yo,
y no puedo ponerlo a través de más de lo necesario.

—No, está bien. Creo que prefiero estar sola esta noche. Tengo que decir
adiós.

Me mira de nuevo, probablemente tratando de decidir si estoy siendo


honesta. Mantengo mi cara cuidadosamente compuesta y resignada.

En verdad, es lo que quiero. Ahora. Ahora que sé que se quedaría sólo para
apaciguarme, por el amor a su hermana loca, para hacer mi vida feliz por
una breve noche. Y lo haría. Tener a alguien más allí me haría sentir
infinitamente mejor. Me siento un millón de veces menos he perdido todo
lo que alguna vez he tenido y amado, porque no puedo encontrar a Nick, no
importa cuánto lo intente y me está matando. Me está matando que lo
necesito, que lo quiero y no puedo encontrarlo para salvar mi vida o mi
mente. No hay manera de que sea capaz de llegar a él, el anhelo por estar a
su lado es grande, no puedo evitarlo. Quiero ver sus ojos verdes serios,
escuchar que su voz me diga que voy a estar bien, porque si puedo oírlo de
él, sólo de él, me lo creeré.

Si alguien puede hacer que esto mejore, esto que ha sucedido, esto que es
tan intenso y agudo, es Nick.

Me aclaro la garganta, pongo mi sonrisa triste y le deseo a Andrew una


buena noche. Él va a cenar con mis padres esta noche antes de volar
mañana para regresar a casa. Con el funeral hecho y con Cara enterrada, no
tiene necesidad de estar aquí. Me siento mal por él y por el futuro que
podría haber tenido con ella. Ella habría sido tan buena con él. Ella lo
hubiera sido siempre, porque él es un buen hombre y se merece nada
menos que un amor como el de mi hermana. Espero que algún día lo
encuentre de nuevo porque eso es lo Cara hubiera querido.
249

Cuando entro en el apartamento oscuro dejo todas las luces apagadas.


Necesito dormir y si me deslizo esta noche, no me importa en lo más
Página

mínimo. Me quito el vestido negro que tomé prestado de un armario de


Cara y lo cuelgo cuidadosamente. Las medias de nylon que destrocé la
despego de mi piel y las tiro a la basura en el baño. Busco en el botiquín por
las pastillas para dormir que ella siempre tenía a mano. Se preocupaba
mucho por mí y a veces necesitaba ayuda para conciliar el sueño cuando yo
no estaba. ¿Eso sólo me hace sentir como una mierda al horno? Estaba
matando a esa pobre mujer. Ese taxista me ganó de mano.

Hago estallar en mi boca dos de las pastillas a pesar de que dice que sólo se
debe tomar una, pero, hey, soy una Maestra del Sueño, Hechicera del Sueño
y una mera dosis para un mortal no lo hará conmigo. Me dirijo a mi
habitación, me pongo un pijama y me acurruco bajo mis sábanas para
esperar el sueño. Esperar a desvanecerme.

No me molesto en usar mis zapatos o mi Identificación o el cabestrillo para


el dinero.

Si me Deslizo, y espero que lo haga, estoy haciéndolo sin nada.

Lo veo de pie en el extremo del muelle. Casi me echo a llorar, pero he


terminado con lo de llorar y no quiero que me vea así. Hago una pausa para
tomar unas cuantas respiraciones profundas. Él está aquí. Estoy aquí con
él, por fin, y sólo la visión de él amenaza con desgarrarme y juntarme de
nuevo.

Sonrío, mi primera sonrisa genuina en semanas y lo llamo.

—¡Nick!

Cuando se vuelve para mirarme a la cara, con una sonrisa torcida en los
labios y esa luz en los ojos, me pongo a correr. Parece sorprendido pero se
mantiene firme, cuadrando los pies, abriendo los brazos y a la espera del
impacto. No lo decepciono. Me estrello contra él y lo envió tambaleándose
hacia atrás un paso, casi cayendo los dos por el extremo del muelle. Mis
250

brazos están bien envueltos a su alrededor cuando llego hasta presionar mi


cara contra la suya. No duda en abrazarme, enrollando sus fuertes brazos
Página

alrededor de mi cintura y sosteniéndome fuertemente contra él.


—Hola —digo, mi voz suena alta y emocionada.

Su pecho retumba con la risa y puedo sentirlo que vibra en mi contra. Me


da escalofríos.

—Hola —responde, con voz sorprendida pero contenta—. Esto es un...


¿estamos de acuerdo con esto?

—Sí —le digo enfáticamente, apretándolo más fuerte—. Estamos muy de


acuerdo con esto.

—Está bien.

—¿Estás de acuerdo con esto?

Él se ríe.

—¿Con sostenerte y abrazarte? —Asiento, la cara todavía apretada contra


la suya—. Sí. Soy bueno con esto.

No sé cuánto tiempo nos quedamos allí de esa manera. El tiempo suficiente


para que mis pies empiezan a arder por estar sobre mis dedos. El tiempo
suficiente para que él afloje su agarre sobre mí y comience perezosamente
a pasar la mano por mi espalda, acariciando mí cabello.

—¿Estás bien? —me pregunta en voz baja.

Aflojo mi agarre sobre él, pero no lo dejo ir.

—Ya lo estoy ahora.

—¿Vas a decirme qué pasó?

Niego minuciosamente.

—No esta noche.


251

—Está bien. —dice, y apoya la barbilla en la parte superior de mi cabeza—


. ¿Hay algo que pueda hacer?
Página

—Lo estás haciendo.


El tiempo es una cosa divertida cuando estás en un sueño. Es aún peor
cuando estás feliz. Vuela cuando debería gatear, correr lejos de ti cuando lo
que quieres es atraparlo. Finalmente Nick me saca de sus brazos y camina
hasta el final del muelle. Allí está un hermoso velero pequeño que él llama
un tornado. No es nada lujoso, sólo dos pequeños pontones con una
plataforma estirada entre ellos y una gran vela blanca alta hacia el cielo.
Nos acostamos en la plataforma y se crea una brisa firme para empujarnos
sin rumbo por el lago. No hablamos mucho y no nos tocamos más que para
sostener la mano del otro. Me da vergüenza, pero le pido que establezca el
sol y traiga a las estrellas de nuevo, lo que hace con una astuta sonrisa de
complicidad.

Le hablo de Cara. Nada significativo, no que ella se ha ido, sólo historias de


nosotras cuando éramos pequeñas y pedazos de historias de nosotras
viviendo juntas. Hablo de ella en tiempo presente y me duele, pero me
gusta. Creo que lo necesito. La perdí tan de repente, que una parte de mí
quiere un momento para pretender que todavía está aquí para que pueda
estar preparada para decir adiós. Nick es la única persona que conozco en
el mundo con la que puedo hacer esto porque es el único amigo que tengo
que no sabe la verdad. Mientras que eso no sólo me hace sentir como un
fraude y una mentirosa, sino que también se siente bien. Es un momento
en préstamo. Es tiempo que estamos robando del mundo real, y
honestamente, ¿no es lo que cada uno de estos sueños que hemos tenido
juntos ha sido de todos modos?

Me cuenta historias sobre crecer con y sin su padre, lo difícil que fue siendo
hijo único, a continuación, acerca de las cosas locas que él y sus primos
hicieron cuando era más joven. Me habla de Campbell y Walters, historias
que aún no he escuchado y que me hacen reír y fruncir el ceño. Walters
suena como un amor y Campbell suena como una verdadera pieza de
trabajo. No estoy segura de si quiero decir eso de una manera despectiva o
252

no.

Así de pronto, él dice que quiere que los conozca y ambos nos quedamos
Página

en silencio.
Y ahí está el problema.

Podemos estar aquí y pretender que este lago y este sueño es todo el
mundo que alguna vez conoceremos, pero ambos tenemos que darnos
cuenta de que es una mentira que nos estamos diciendo a nosotros mismos.

—¿Dónde estás ahora? —le pregunto de repente, un pensamiento loco


formando en mi mente.

—Estoy aquí en un lago contigo.

Pongo los ojos en blanco.

—Sabes lo que quiero decir.

—Lo sé —responde en voz baja, y me aprieta la mano—. Y quise decir lo


que dije. Aquí es donde estoy. Aquí. Contigo.

Me muerdo el interior de mi labio porque me dan ganas de llorar o dejar


escapar la verdad o besarlo. Tal vez las tres cosas.

—Lo siento —dice, dejando ir mi mano—. No estoy tratando de empujar


tus límites ni conseguir que te enojes. Estoy en Arizona.

Cojo su mano antes de que realmente la retire y miro por encima de él.

—No estoy enojada, para nada. —Me mojo los labios nerviosamente y me
armo de valor. Esto podría ir tan mal—. De hecho, ¿puedo pedirte un favor?

Él asiente.

—¿Qué necesitas?

Mi corazón está clamando en mi pecho, golpeando de manera irregular y


mi piel se estremece con la adrenalina y el miedo. Cuando hablo, mi voz no
es más que un susurro entrecortado.
253

—No te sueltes de mí.


Página

Empiezo imaginando Arizona. Me imagino todo lo que sé al respecto.


Desierto y las malezas.
Él sonríe torcidamente.

—Yo no había planeado hacerlo.

Pueblos pequeños y rústicos, grandes ciudades bulliciosas. Todo ello


rodeado de arena y artemisa.

—¿Me abrazas más cerca? —pido, tirando suavemente de su mano. Él viene


de buena gana.

Laderas rojas y anaranjadas, formaciones rocosas altas llegando a un cielo


azul claro.

Sus brazos van a mí alrededor. Apoyo mi cabeza en su hombro. Coloco mi


pierna sobre la suya.

El calor resplandeciente de la acera en las ondas, bailando en el aire.

Lo siento tomar una respiración profunda.

—Alex… —comienza.

Las serpientes entre las rocas. Pájaros en el cielo.

Pájaros negros.

¡Oh, no!

254
Página
Capítulo 33
Traducido por Lore

Corregido por flor25

Alex
—Alex.

Primero oigo mi nombre, siento la cálida presión de una mano grande,


callosa al segundo sobre mi rostro. Ni siquiera tengo que abrir mis ojos,
porque conozco esa voz, esa mano. Él está aquí y eso significa que lo hice.
Controlé un Deslizamiento. Fui con él a través del sueño. Poco a poco abro
mis ojos y mi vista borrosa está llena de su rostro. Sonrío más amplio,
acariciando mi mano en su palma de la mano haciéndolo sonreír también.
Se le ve somnoliento, sus ojos sólo medio abiertos, su color verde fuerte un
sorprendente contraste en contra de la funda de almohada de color
púrpura.

Justo cuando eso comienza a parecerme extraño, veo los gorriones negros
detrás de él.

¡No!

Me incorporo rápidamente y miro a su alrededor para confirmarlo, pero ya


lo sé. Estamos en mi habitación y esto no es un sueño. Se estira a mi lado y
hace un tipo de gemidos y murmullos de la manera más linda. Trato de
disfrutar de todo; su rostro tranquilo y movimientos pausados, la sonrisa
255

aún permanecía en sus labios, porque en unos diez segundos va a cambiar.


Página

Lo saqué del sueño.

Lo traje conmigo.
Y él va a estar enojado.

Termina de estirarse y me alcanza entonces, tratando de tirar de mí hacia


abajo en la cama con él.

—Ven aquí —dice en voz baja y ronca—. Quiero abrazarte mientras pueda.

Quiero recostarme de nuevo con él y disfrutar esto hasta el último segundo


posible porque sé que una vez que él entienda lo que ha pasado, todo se
habrá ido. No hay forma de que me mire de la misma forma una vez que
sepa lo que pasó. Lo que acabo de hacer. Nadie lo hace. Estúpidamente
pensé que si me iba con él a Arizona que tal vez luego podría explicarlo.
Pero esto, venir aquí...

Oh Dios, no.

Me muerdo el labio para evitar que tiemblen. Sé que estoy a punto de


perderlo y me está matando.

—Hey —dice en voz baja, frunciendo el ceño con preocupación—. ¿Qué


pasa?

—Todo —susurro con voz temblorosa. Respiro hondo y suelto el aire


lentamente, controlándome. Quiero darle un beso de despedida, pero me
siento como que estaría robándolo—. Estás despierto.

—¿Qué quieres decir?

—Estás despierto. Esto es real.

Me mira durante un momento bien largo. Casi puedo oír el giro de los
engranajes en su cabeza. Él mira a su alrededor a la habitación,
absorbiendo el entorno desconocido, entonces me mira un poco más.
Tengo que morderme los labios de nuevo para contener la risa cuando se
pellizca el brazo.
256

—¿Esto es real? ¿Eres real? —me pregunta.


Página

—Sí. —Asiento, tímidamente metiendo mi cabello detrás de mis orejas.


Tengo la vana preocupación que me veo diferente aquí que en nuestros
sueños. Por un lado, probablemente tengo un nido de ratas en la cabeza
que él nunca antes ha visto.

—Tú eres real —dice. Y hay tanto asombro en su voz y la sonrisa más feliz
que he visto en su rostro. Me dan ganas de gritar porque él está encantado
y si hubiéramos aterrizado en Arizona tal vez él se hubiera quedado así. Él
toca mi cara otra vez, susurrando:

—¿Cómo es esto posible?

—Estás en Nebraska. —Dejo escapar. Agarro su muñeca para detener su


mano. No puedo dejar que me toque de nuevo, no de esa manera. No
cuando él me mira de esa manera. Como si fuera la cosa más increíble que
jamás haya visto en toda su vida.

—¿Estoy en dónde? —me pregunta, su tono pasando de maravilla a


preguntarse qué carajos.

Suelto su muñeca. Cae a la cama, sin vida. Totalmente sé que no quiero,


pero lo miro a los ojos y lo repito.

—Estás en Nebraska.

Salta fuera de la cama y corre hacia la ventana, descorriendo las cortinas.


Afuera, sé que sólo va a ver un aparcamiento y una gran cantidad de nieve,
pero la nieve debería ser suficiente para decirle que no está en Kansas. O
Arizona, por así decirlo.

—Que mie… —murmura, y luego se vuelve y me mira de nuevo, sus ojos


diferentes. Esta mirada, esta es una con la que estoy familiarizada. Está
enojado y confundido y asustado de mí.

Bienvenida a casa, Alex. ¿Disfrutaste de tus vacaciones? Porque se acabó.

—¿Qué diablos estoy haciendo en Nebraska? —exige saber.


257

—Confía en mí —le digo, levantándome de la cama para mirarlo—. Yo me


hago la misma pregunta todos los días.
Página

—Esto no es gracioso, Alex —dice, su ira hirviendo—. ¿Cómo llegué aquí?


—Te he traído aquí —contesto en voz baja. Sueno como una cobarde, pero
por lo menos soy honesta.

—¿Me has traído aquí? ¿Cómo? ¿Me secuestraste? —Él se mira a sí mismo
y parece agradecido al ver que está usando ropa. A pesar de mi inocencia,
el gesto aún me hace sentir como una pervertida.

—No, yo no te secuestré.

—¿Me has drogado?

—No te di drogas. Nos Deslizamos —le digo en voz baja.

Levanta la cabeza para mirarme. Puedo verlo en su cara que sus instintos
le dicen que golpee mi culo y salga de allí, irse lo más lejos posible de mí,
pero él está deteniéndose.

—¿Nos Deslizamos? —Su voz es firme y controlada.

Sería sabio irme al otro lado de la habitación.

—No quise traerte aquí. —Empiezo, hablando lentamente, tanto como para
mantenerlo en calma y darme tiempo para encontrar la manera de decir
esto—. Ayer por la noche, metí la pata. Lo pasé mal y yo... Cuando el sueño
terminó estabas sosteniéndome y... —Hago un gesto débil alrededor de la
habitación como si esto lo explicara todo.

No puedo encontrar las palabras que no me hagan parecer una loca.


Empiezo a preguntarme si realmente hubiera ido mucho mejor si
hubiéramos despertado en su cama en lugar de la mía.

—Tú eres real —dice con incredulidad.

—Sí —repito. Extiendo mi antebrazo hacia él—. ¿Quieres pellizcarme


también, para asegurarte de que lo soy?
258

Se supone que debe ser una broma, aunque inoportuna, y sé que no debería
haberla dicho en el segundo en que sale de mi boca. Nadie se está riendo.
Página
—Prefiero darte un puñetazo —dice. Sus ojos se mueven de mi brazo a la
puerta de la habitación cerrada, la ventana. Está planeando su escape.

—No estoy reteniéndote aquí. La puerta está abierta, estoy desarmada y


estamos solos. —Doy un par de pasos hacia atrás y pongo las manos en el
aire para demostrar que no soy una amenaza.

Él me mira con cuidado en esa manera pensativa de él que me corta en lo


más profundo. Estoy sorprendida de ver su cara suavizarse. No es mucho,
todavía está sin duda en guardia, pero parece darse cuenta de que no soy
un peligro inmediato para él.

—Tengo que salir de aquí. —Su voz es ronca. Todo seriedad—. Estoy
ausente sin permiso en estos momentos. ¿Lo entiendes?

—Ausente sin permiso —recito asintiendo. Él se ve sorprendido por un


segundo y le digo:

—Mi padre era…

—Lo recuerdo —dice rápidamente. Él me sigue estudiando por otro


segundo luego mira hacia otro lado, explorando la habitación—. ¿Tienes
una computadora? Tengo que comprar un billete de avión para salir de
aquí. Hoy.

—No puedes. —En el momento en que lo digo me doy cuenta de que


debería haberlo expresado de una forma diferente. Mira por encima del
hombro hacia mí bruscamente. Levanto mis manos de nuevo—. ¡No quiero
decir que vaya a detenerte! Sólo quiero decir que tu billetera no está aquí.

Maldice, pasándose la mano hacia atrás y hacia adelante sobre su estrecho


pelo corto. Se detiene con la mano en la parte posterior de su cuello.

—Mira, no entiendo nada de esto, pero si no me estás deteniendo, ¿me


259

puedes ayudar? Necesito comprar el billete de avión. Voy a encontrar una


manera de pagarte por ello.
Página

Me río por accidente y me llevo la mano a la boca. Él me mira.


—Lo siento. No me estoy riendo de ti. Yo... bueno, de alguna manera lo
estoy. Es mi culpa que estés aquí y de algún modo sigues siendo un poco...
un caballero.

—Te dije que quería darte un puñetazo en la cara —argumenta.

—Guau, dijiste “puñetazo”. Nunca especificaste.

—En la cara —dice sin dudarlo—. Habría ido directamente a la cara.


Rompiéndote la nariz.

—Gráfico. Me encantaría comprarte un billete de avión y llevarte a tu casa,


pero hay otro problema. En realidad, el mismo. No tienes tu billetera.

Comprensión aparece en su rostro. Se sienta con fuerza en el borde de mi


cama, con el rostro entre las manos.

—Mi identificación —se queja.

—No se puede subir a un avión sin una.

Me siento mal por él porque sé exactamente lo que está pasando. Las


primeras veces que me deslicé me quedé varada y sin un centavo o un
nombre. Es un sentimiento de miedo, sobre todo cuando no tienes ni idea
de dónde estás.

Por lo menos me tiene a mí. Pienso con tristeza, sabiendo que él no


comparte ese sentimiento.

Él maldice de nuevo, su voz ahogada en sus manos.

—Te llevaré —digo.

Él arrastra su mano por la cara lentamente.

—¿Cuánto tiempo en coche es eso?


260

Me encojo de hombros.
Página

—Vamos a ver.
Dejo la habitación sin mirar si él me está siguiendo. Me imagino que podría
querer un minuto lejos de mí para pensar las cosas. Cuando llego a la sala
de estar sola me entero de que tengo razón. Me siento y espero
pacientemente a que el sistema se active y luego hago una búsqueda en
Google maps. Omaha, NE a... mierda.

—¿Cuál es el nombre de tu base en Arizona? —grito sin apartar la vista de


la pantalla.

—DM —responde, su voz detrás de mí.

—¡Jesús! —grito, saltando un metro en el aire—. Me has asustado.

—Lo siento —dice, con una sonrisa.

—¿Te enseñaron eso en tus cursos de formación? ¿Sorprender a la gente y


asustarlas hasta la muerte?

—Entre otras cosas.

Respiro hondo y vuelvo a la pantalla del ordenador, tecleando “DM AFB


AZ”. Davis Monthan Air Force Base aparece inmediatamente.

—Es alrededor de veinte horas conduciendo. No está mal. Podríamos


hacerlo en dos días. Tal vez tres —digo con optimismo, pero ambos
sabemos que estoy tratando de obtener oro de la mierda.

—Sí. —Él está de acuerdo a medias—. Yo estaba en el final de


procesamiento y estamos casi al fin de semana. Probablemente estaré en
problemas por no reportarme en un par de días, pero tal vez no sea el final
de mi carrera.

—Lo siento mucho —dejo escapar, volviéndome para mirarlo—.


Realmente. No era mi intención que esto sucediera. Sé lo importante que tu
carrera es para ti.
261

Se queda en silencio durante un minuto sin mirar en el mismo lugar por


mucho tiempo antes de soltar un suspiro de exasperación.
Página

—Yo ni siquiera sé lo que “esto” es. ¿Qué hiciste?


—Es el Deslizamiento —digo débilmente—. A veces, cuando sueño con un
lugar, me despierto allí. Voy allí físicamente. Al igual que con el bosque en
Washington.

—¿Estuviste realmente allí? ¿Físicamente te quedaste atascada en ese


bosque?

Asiento.

—Durante tres días. Y ahora, contigo... accidentalmente te traje de vuelta


aquí conmigo.

—Eso es una locura.

Me estremezco al oír la palabra, pero asiento.

—Lo sé. Lo es. Pero aquí estás.

—¿Estás diciendo que me sacaste de tu sueño? —dice con incredulidad.

—No sé si era tu sueño o el mío. He estado confundida desde el primer


momento. Pero, en esencia, sí. ¡Espera aquí! —Corro a mi habitación y
agarro las dos piedras de mi tocador. Los que más me he traído conmigo—
. ¿Reconoces estas?

Las dejo caer en su mano de la misma manera que lo hizo cuando me las
dio, con cuidado de no tocarlo. Las mira por un largo tiempo.

—Eso es imposible —murmura al final. Rápidamente me las entrega de


nuevo, como si estuviera ansioso por no estar tocando esta prueba sólida.
Como si él mismo no fuera prueba suficiente.

—Sí. —Estoy de acuerdo con suavidad, envolviendo mi mano protectora


alrededor de las piedras—. Te dije que te aferraras a mí. Intenté ir contigo,
llevarnos a Arizona, donde dormías, pero... no funcionó de esa manera.
262

Se sienta en el sofá de la habitación.


Página

—Así que todas esas conversaciones que tuvimos, ¿esa eras realmente tú?
¿Yo no te inventé?
Sonrío un poco y niego.

—Si ese fuera el caso, entonces tú me sacaste de un sueño y esto es todo


culpa tuya.

Se ríe un poco. Estoy tan contenta por ello que casi me pongo a llorar.

—No nos soñaría en Nebraska. Esto es todo lo que sé.

—Una vez más, lo siento mucho.

Él vuelve a caer en los cojines y suspira.

—No puedo creer que esté hablando sobre esto.

—¿Me crees? —susurro.

Él está en silencio por un largo, largo tiempo. Es mucho pedir de él, que
crea en esto con lo que he vivido toda mi vida y todavía no entiendo.

—Sí, te creo —dice finalmente en voz baja. Inclina la cabeza hacia atrás.
Cierra los ojos—. No debería porque no hay manera de que esto sea
posible, pero tampoco hay manera que fuera posible que nos hayamos
estado reuniendo en sueños durante el último año. Sé que lo hicimos, sin
embargo, porque te conozco. Yo te conozco. —Él guarda silencio durante
un rato y luego se inclina hacia adelante, abriendo los ojos y mirándome
con fuerza—. Yo creo que no lo hiciste a propósito. No sé cómo lo hiciste y
creo que tú tampoco. Sin embargo, realmente no puedo preocuparme por
eso ahora. Ahora, tengo que volver y continuar con mi vida. Y en el futuro,
te agradecería que no me visites más. En cualquier lugar.

Siento que mi corazón se hunde, pero no me sorprende. Está tomando esto


con más gracia y comprensión de que lo que esperaba. Sabía que esto iba a
suceder. Sabía que al final me lo diría y que sería el fin. Ahora que estamos
aquí, sin embargo, es mucho peor de lo que imaginaba.
263

—Está bien —digo rápidamente—. No siempre puedo controlarlo, pero si


por accidente te “visito”, voy a asegurarme de permanecer lejos y nunca
Página

tocarte. No voy a moverte de nuevo.


—Gracias —dice con un gesto brusco y se levanta—. Tengo que usar el
baño y después debemos salir. Cuanto antes mejor.

Señalo al baño sin decir nada. Cuando se va me muevo rápidamente a mi


habitación para empacar algunas cosas. En el momento en que vuelve a la
sala ya estoy allí, algunas lágrimas derramadas y las mejillas secas,
esperando con mi bolso y las llaves del auto en la mano.

264
Página
Capítulo 34
Traducido por 5hip

Corregido por flor25

Nick
Estoy seguro de que me he vuelto loco. Estoy sentado en una camioneta
Impreza1 azul, comiendo un McMuffin2, obsequio de mi novia imaginaria,
quien está conduciéndonos a través de las calles de Omaha. No hay un giro
lógico para esto. Tuvo que detenerse en Target3 para conseguirme unos
zapatos cuando se dio cuenta de que sólo tenía lo que estaba usando
cuando me quede dormido, y ¡sorpresa! No duermo con zapatos. También
regresó con una gruesa sudadera gris con capucha y un par de pantalones
de ejercicio negros debido a que duermo en pantalones cortos y aquí está
nevando. Es considerada, debo reconocerle eso, pero estoy muy seguro de
que también está loca. Me secuestró, eso es seguro.

Un poco menos preocupante que el cómo llegué aquí, es el hecho de que


estoy sentado junto a la encarnación viviente de la chica de mis sueños. No
se supone que ella sea real, pero está ahí sentada, dándole sorbos a su jugo
de naranja y llevándonos por la congelada autopista.

Desperté esta mañana y mi primer pensamiento, antes de abrir los ojos, fue
para ella. Y luego, ahí estaba. Pensé que seguía soñando. Podía soñar con
ella cada noche y nunca cansarme de verla. Es así de hermosa. Así de
sorprendente. No se supone que sea real. Es un invento de mi imaginación.
265

Algo con lo que soñé para llenar el vacío de mi soledad. He estado en


Página

1
Impreza: Modelo de automóvil fabricado por la marca japonesa Subaru.
2
McMuffin: Producto de McDonald´s. Se trata de una hamburguesa que en lugar de carne posee un huevo.
3
Target: Cadena de tiendas departamentales estadounidense.
entrenamiento por un año y medio y a pesar de que no he sido un monje,
no he estado cerca de nadie de la misma manera en que estaba con Alex.

Hacerla reír me hacía sentir más como un hombre que salta de un avión
con un arma y una granada. Y esta chica, la que está sentada junto a mí,
tiene su risa. La risa de Alex. No puedo conciliar la idea de que esta Alex y
mi Alex sean la misma. Me duele la cabeza de intentarlo, pero no puedo.
Tiene su rostro, su cuerpo, su voz.

No puede ser ella.

Sé que tiene que serlo.

La he visto al menos una que otra semana durante el último año. La


reconocería en cualquier parte.

—Puedes hacer lo que quieras con la radio —me dice, su voz rápida e
insegura. ¿A quién le importa la radio? ¡Me secuestraste!

Decido no decirlo en voz alta. Ni siquiera me molesto en mirarla o


contestarle en absoluto. Sé que es grosero, pero no sé qué decirle que no
sea incluso más grosero que el silencio. No quiero decir nada. Quiero volver
a la base y olvidar que esto alguna vez sucedió. Olvidar que ella alguna vez
existió, en mis sueños o de cualquier otra forma. Estoy enojado como el
infierno e igualmente triste, quizá incluso más. Siento que perdí algo
realmente importante hoy. Me siento traicionado, a pesar de no saber
específicamente por qué. Mirando atrás, ella nunca me mintió.

Soy tan real como tú.

Sigo enojado. Quizá estoy enojado conmigo mismo por siquiera participar
en esto. Interactué con ella. Me enamoré de ella. Es embarazoso de admitir,
incluso si es sólo a mí mismo.
266

Al menos sólo le hablé a Walters de ella y muy vagamente. Lo más


inteligente que queda por hacer ahora es simplemente alejarme de ella tan
pronto como pueda.
Página
Puede que esté completamente loca. Puede que me asesine mientras
duermo. Me pregunto si me observó dormir anoche. Quizá tomó fotografías
para su álbum.

Tengo suerte de estar vivo.

Hemos estado conduciendo casi una hora, con diecinueve más por delante.
No regresaré esta noche, lo sé y estoy aterrorizado por la idea de pasar otra
noche con ella. Posiblemente dos. Gracias a Dios es una camioneta. Puedo
bajar los asientos y extenderme en la parte de atrás.

Quizá un desquiciado vagabundo me mate antes de que ella tenga la


satisfacción de hacerlo.

267
Página
Capítulo 35
Traducido por 5hip

Corregido por Vickyra

Alex
Hemos estado en el auto por una hora. Sólo yo misma, Nick y un opresivo e
incómodo silencio. Puse la radio en una emisora al azar que reproducía
música pop y le dije que podía tener el control de lo que íbamos a escuchar
pero él no había tocado ni un botón. O ama el pop o no está escuchando.

—Entonces —digo, sin darme cuenta de que había planeado hablar. Creo
que el silencio me ha roto—. ¿Conducir todo seguido? ¿Las veinte horas
completas?

Espera eternamente, probablemente para castigarme, luego sacude la


cabeza.

—No, no puedes hacer eso. Es peligroso conducir tanto tiempo. Yo diría que
nos detengamos y así te dejamos descansar un poco más allá de Denver.

—Espera, ¿voy a conducir todo el trayecto?

—No tengo mi licencia. No puedo conducir.

—No había caído en cuenta de que eres todo un Boy Scout.

—No es que sea un “Boy Scout”. —Su voz está a la defensiva y usa comillas
en el aire, sólo para molestar—. Si nos detienen mientras yo voy
conduciendo y no puedo entregar ninguna identificación, nos van a
268

arrestar. Y luego tendré que decirles quién soy y tendré que contactar a mi
comandante.
Página

—Y ahí perderemos el control.


—Sorprendentemente, más de lo que ya está.

—Dije que lo sentía.

—Puedes seguir diciéndolo. No me molesta escucharlo.

El silencio vuelve a caer sobre nosotros mientras nos comemos más


kilómetros. Él está tan tranquilo y silencioso que miro para revisar que no
se haya quedado dormido. Sus ojos están abiertos y mirando directamente
al frente. Estoy segura de que se encuentra en su propio mundo así que no
intento hablarle. En vez de eso me enfoco en el hecho de que tengo que
orinar y estoy nerviosa de decírselo porque tengo el presentimiento de que
es del tipo de persona que maneja durante horas antes de detenerse. Pero
la vejiga quiere lo que la vejiga quiere y estoy a punto de decir algo cuando
él me obliga a ello.

—¿Haces esto a menudo? —pregunta secamente.

—¿Hacer qué?

—Ya sabes. Irrumpir en la mente de los hombres. Arruinarles la vida. —


Ahora me mira y sus ojos tienen una expresión severa. Es algo a lo que ya
no estoy acostumbrada.

—Todo el tiempo —respondo impertinentemente—. Es un pasatiempo.


Como el Bridge1.

—¿Quién juega Bridge estos días?

—No lo sé. Estoy muy ocupada soñando sobre acosar soldados para
averiguarlo. Consume mucho tiempo.

—¿Estabas en mi cabeza cuando no me di cuenta? —pregunta, su tono de


voz sube, poniéndose feo.
269

—Constantemente, me estaba escondiendo detrás del Ficus.

—¡¿De qué demonios estás hablando?!


Página

1
Bridge: juego de cartas inglesas.
—¡¿De qué demonios estás hablando?! ¡No! Nunca estuve en tu mente sin
que lo supieras. Y sólo para que quede claro, ¡estuviste tanto en mi cabeza
como yo en la tuya!

—¿Qué significa eso? —Su voz todavía muestra signos de enojo, pero ha
bajado el volumen.

—Significa que no era ni tu sueño ni mi sueño, era nuestro sueño.


Estábamos en territorio neutral. No estaba en tu cabeza así que no podía ir
a curiosear sin que te dieras cuenta, no es que alguna vez lo hiciera y
tampoco puedes hacerlo en mí. No sé nada de ti aparte de lo que me has
dicho.

—Te he contado mucho.

—Yo también lo hice —respondo bruscamente. Está quieto de nuevo y dejo


que el silencio corra mientras dejo que mi temperamento se caliente hasta
que no puedo contenerlo y dejo que fluya—. Gracias, por cierto, por
llamarme una puta de sueños.

—¿Una qué?

—Me escuchaste.

—No te llamé una puta de sueños.

—Sabía que me escuchaste —murmuro en voz baja.

—¿Qué dijiste?

—¿Haces esto a menudo? —digo, imitándolo en un tono bajo y lerdo.

Nick se pasa las manos sobre el rostro toscamente.

—No lo dije en ese sentido.


270

—No existe otro sentido. Insinuaste que hago esto por diversión con
múltiples hombres.
Página

—No era mi intención herir tus sentimientos.


—No lo hiciste —digo bruscamente. No responde, sólo me mira
pacientemente y renuncio—. Está bien, lo hiciste. Fue cruel y lo dijiste en
ese sentido.

—Lo sé —admite en voz baja.

—Eres el único —digo casi susurrando. Me aclaro la garganta y continúo,


mi voz sigue demasiado baja—. Nunca he experimentado en mi vida lo que
pasó contigo. Desde la primera vez que te vi ha sido...

—Excepcional.

—Sí —digo en una exhalación. Tengo miedo de inhalar de nuevo, porque


probablemente será temblorosa y no quiero llorar. No quiero que ninguno
de nosotros sepa cuánto voy a extrañarlo.

Continúa mirándome, pero es obvio que está sumido en sus pensamientos.


Me pregunto si siquiera me sigue viendo. Como sea, mantengo mis ojos en
el camino y lo ignoro. Al final se vuelve a pasar la mano por el rostro, jura
y se gira para mirar por la ventana del copiloto. El silencio está de vuelta.
Pero no me molesta demasiado.

271
Página
Capítulo 36
Traducido por Rouge82

Corregido por Vickyra

Nick
Elegí pelear con ella. Fue un movimiento de mierda y ella tenía razón.
Básicamente la llamé puta. La agredí verbalmente, lo cual no es
exactamente lo que suelo hacer, pero en mi defensa debo decir que hay
buenas razones.

¿Qué se supone que debo hacer con eso? Sonreír y decir, genial, está bien,
eres real y me teletransportaste a través de los Estados Unidos, no hay
problema nena, aun así quiero estar contigo.

El problema es que creo que lo hago, creo que aun así quiero estar con ella.
Las horas pasan sigilosamente, y mientras lo hacen, a medida que
comenzamos a hablar, la veo. Alex. Mi Alex. La que sonríe, hace que mi
corazón se apriete porque es tan irreal y tan perfecto que este aquí
conmigo que incluso cuando me grita, algo que casi nunca sucede, puedo
verlo, obviamente está tratando de manejar sus sentimientos hacia mí,
cuando sus ojos se ponen tensos al escuchar el tono de mi voz, como si
estuviera a punto de estremecerse pero tratando con todas sus fuerzas de
reprimir ese impulso, y que cuando actúo como un idiota, me lo dice sin
titubear. Esa de ahí, la del innegable temple de acero, esa es la chica que
conozco.
272

Esa es ella. Mi chica. Tengo que centrar mi cabeza en ello y dejar de lado mi
Página

ira. Ella esta finalmente aquí, frente a mí, en persona. Es algo que jamás creí
posible y no estoy seguro de como sentirme acerca de ello. Puedo
acercarme y tocarla ahora mismo, sentir su piel, presionar sus labios bajo
los míos y tirar de ella estrechamente hasta que cada centímetro de su
cuerpo se encuentre pegada a mí.

Podríamos ir al cine o de excursión a una montaña, podría estar a su lado


más de diez minutos seguidos y escucharla reír. Considerando todo eso,
supongo que podría decir que me siento bastante bien al respecto.

Logísticamente, esto podría funcionar, aunque no veo cómo. Una de las


cosas que hace a Alex tan perfecta es que no le importa que nunca esté
cerca. Una mujer real quiere que estés ahí para su cumpleaños, para los
aniversarios y las celebraciones y yo no podría prometer eso, ser un
rescatador aéreo significa que no hay horarios ni seguridad. No es
realmente lo ideal para una relación recién salida de la cárcel. Lo que
teníamos es básicamente todo lo que puedo dar y no creo que sea suficiente
para ella, no quiero que lo sea, ella merece tener a alguien con quien contar.

Eso sin mencionar su enfermedad o habilidad, como sea que lo llame. Lo


que ella necesita es alguien que esté allí cada día para ayudarla a tratar con
eso. Parece que ella cae demasiado y yo no puedo estar ahí para atraparla.
Desearía ser ese chico, pero no lo soy. Estoy siguiendo mi propio camino,
uno que elegí hace tiempo, y he trabajado tan duro y llegado tan lejos que
no puedo simplemente dejarlo ahora, incluso si es por ella.

Desearía que Alex nunca me hubiera traído aquí con ella y que jamás me
hubiera hecho saber esto.

Estaba perfectamente feliz tal como estaba viviendo, emocionado incluso,


finalmente tenía la meta de toda mi vida en las manos además de una
hermosa mujer que me entendía y me apoyaba. Nunca me pedía más de lo
que podía dar. No importaba que ella no fuera real, aun así era perfecta y
era mía.
273

—¿A dónde te has ido? —me preguntó a través de la mesa en la que


cenábamos, su hamburguesa a medio camino de su boca.
Página
Mis ojos se enfocaron en su cara. He estado mirando fijamente al espacio,
probablemente por un tiempo. Miré hacia abajo y noté que había estado
triturando mis patatas fritas con los dedos metódicamente.

—No lo sé, sólo estaba pensando —asiente y no me pregunta nada más. No


es estúpida. Sabe que estoy pensando—. ¿Dónde estamos ahora?

—Ogallala —contestó arrugando la nariz.

—Todavía en Nebraska, ¿cierto?

—Sí.

—Este Estado parece no tener fin —farfullé, mientras me comía una patata
frita y miraba por la ventana. Tengo que entrecerrar los ojos a través del
sol de la tarde para ver la infinita extensión de paisaje blanco que hay
afuera.

—Que pesimista.

—Soy realista.

—Eres deprimente.

—Auch —repliqué con una mueca.

Sonrió y señaló a nuestro alrededor, al deteriorado restaurante con


muebles antiguos en colores pasteles masivamente obsoletos. No es viejo
de la forma retro, sino simplemente viejo.

—No puedo creer que no veas el lado bueno de esto —dijo—. ¿Cómo
puedes no disfrutar de este viaje?

—¿Tu lo estás disfrutando?

—Oh, demonios no. Pero comparado con la “Recuperación” no es ni la


mitad de malo.
274

Fruncí el ceño, confuso.


Página

—¿Recuperación?
—Sí, esto es-mmm, es como le llamo al tiempo que me toma regresar de
mis excursiones. —Limpió sus manos rápidamente con la servilleta y
rebuscó en su bolso por un segundo escondiendo su cara con su cabello—.
Toma —dijo dándome su cartera—. Hay dinero ahí, ¿Podrías pagar la
cuenta? Necesito usar el baño. Deja una pequeña propina, esa mujer sólo
se ha dejado ver una vez en todo el tiempo que hemos permanecido aquí,
he estado chupando cubitos de hielo de una taza vacía durante diez
minutos.

—¿Confías en mí?

Dejó de intentar salir de la mesa y se sentó nuevamente, sus ojos


escrutando los míos por un segundo, su cara seria, entonces buscó dentro
de su bolsa y saco las llaves del auto colocándolas en medio de la mesa,
luego se fue sin decir una palabra.

Miré fijamente las llaves. No estaba dispuesto a tocarlas, pero tampoco


estaba dispuesto a dejar de mirarlas. Podía irme ahora. Nunca verla de
nuevo, ni volver a tratar con toda esta mierda. Abrí su cartera y miré
dentro. Había mucho dinero dentro, suficiente para lograr volver a la base.
Podía tomar lo que necesitara y dejar el resto para que Alex pudiera
regresar a casa. Ella tenía su identificación y suficiente dinero, está
solamente a cinco horas de su casa y no debería ser demasiado difícil tomar
un autobús de regreso. No siento que me esté probando, siento que me está
dando una elección y sería un tonto si no sopesara mis opciones. ¿Tan
enojado estoy con ella? ¿Tan loco? ¿Alguna vez querré hablarle de nuevo?

Estoy congelado en mi lugar, enojado conmigo mismo por no saber qué


hacer. Siempre sé lo que quiero. Siempre estoy seguro. He sabido cómo
sería mi vida desde que era niño y esta cosa que tengo con ella no era parte
del plan. Ella tiene tanto equipaje emocional que no puedo siquiera llegar
a comprender.
275

Sé lo que debería hacer, lo más inteligente por hacer. Cinco horas atrás lo
habría hecho sin dudarlo. Tengo que preguntarme... ¿qué ha cambiado en
Página

ese corto lapso de tiempo?


Maldiciendo en voz baja me levanto y me acerco al mostrador a pagar la
cuenta.

Agarrando las llaves de la mesa a medida que avanzo.

276
Página
Capítulo 37
Traducido por Rouge82

Corregido por Vickyra

Alex
Me tomó dos segundos absorber el hecho de que se había ido. Dos segundos
escudriñar rápidamente el pequeño restaurante y ver que no estaba por
ninguna parte. Tampoco mi cartera o mis llaves, pero eso no es lo que me
molestaba. El hecho de que se haya ido, fue lo que provocó que mi estómago
saliera de mi cuerpo y se quedara tirado en el sucio piso del restaurante.
Me arriesgué. Le di los medios para escapar porque estaba cansada de
sentirme como una ladrona y ahora no lo haría nunca más. Ahora me sentía
como una chica a la que su novio había dejado, que es sin duda mucho
mejor. Al menos de esta manera sé dónde estoy parada.

Si amas algo, déjalo ir. Si roba tu auto, nunca le gustaste realmente.

Comienzo a sentirme deprimida. Deprimida en un destartalado


restaurante de Ogallala es más de lo que puedo soportar ahora. Tengo una
tarjeta de crédito escondida en mi bolso, sólo para emergencias y debe
haber una estación de tren o de autobuses cerca de aquí, o puedo
simplemente conseguir un cuarto en un hotel, dormir y ver donde aterrizo.
Con mi suerte será Tucson, Arizona y así no refutaré sus teorías sobre mí
siendo una acosadora después.
277

Hay un destello de luz azul afuera, puedo verlo por la ventana.


Inmediatamente lo reconozco como mi auto y pienso lo genial que es el
Página

hecho de que podré verlo irse. Pero no se mueve otra vez. Está estacionado
justo en medio de la puerta y la niebla que sale de la parte de atrás me dice
que está encendido. Esperando.

Me dirijo hacia la puerta sonriendo a nuestra mágicamente desaparecida


camarera, quien a su vez me frunce el ceño. Parece que Nick me hizo caso
con respecto a la propina. Definitivamente es momento de irse. Corro
rodeando el auto cuidadosamente para no deslizarme y morir, y cuando me
zambullo en el interior, estoy muy agradecida por diferentes razones.

Él todavía está aquí.

No me odia completamente

Precalentó el auto.

—Eres un poco impresionante ¿sabes? —pregunto mientras me abrochaba


el cinturón de seguridad.

—Casi te dejo aquí. —Su voz es extraña. Muy avergonzada y un poco


sorprendida. No me sorprende que casi me dejara, me sorprende que no lo
hiciera.

—Podrías haberlo hecho, yo estaría bien, aún podría estarlo si quisieras…

—No —me interrumpió, sus cejas cayendo hacia abajo.

No puedo leer su expresión. Está confundido o molesto o algo más que no


puedo identificar. Lo único que sé es que está pensando. Nick está siempre,
siempre pensando. Y si lo entiendo correctamente tengo que dejar que
Scooby Doo resuelva sólo este misterio. Tiene que ver conmigo, lo sé, pero
eso no significa que yo le ayudaré a resolverlo.

Enciendo el auto y salgo del estacionamiento, aceleramos para dejar


Nebraska atrás. Me muero de ganas de ver esa señal que dice Bienvenido a
Colorado.
278

—¿Dónde quieres pasar la noche? —me pregunta de pronto.


Página

Cuando lo miro su expresión es normal. Calmado. Cualquier conflicto


interno que hubiera podido tener está resuelto, supongo. Nick es el tipo de
chico que piensa demasiado las cosas, incluso el cereal que va a desayunar
representa una gran decisión, por lo tanto no estoy segura de si debo o no
estar preocupada.

—Bien —contesto alcanzándole mi teléfono—. ¿Cuánto de lejos estamos


de Denver justo ahora según el GPS?

—Tres horas y Colorado Springs está justo a una hora más hacia el sur. ¿Te
parece bien conducir durante otras cuatro horas más?

—Claro, pero Nick, puedo conducir todo el camino, si descanso de vez en


cuando, podemos hacerlo de una sola vez.

Él está sacudiendo la cabeza incluso antes de que termine de hablar.

—De ninguna manera. Incluso si te ayudo a conducir, no deberíamos


hacerlo. Llegaríamos allí, en medio de la noche o temprano y tendríamos
que esperar para que pueda entrar a la base, así que, ¿por qué presionarnos
de esa manera? O presionarte, supongo.

—¿Cómo vas a hacerlo de todas maneras? Entrar a la base.

—Voy a tratar de ponerme en contacto con Walters, el me ayudará a entrar


y mantendrá la boca cerrada al respecto, yo estaba en el calendario para
procedimientos fuera, así que mientras no hayamos sido llamados por
alguna emergencia debería poder salir ileso de esta.

Cuando llegamos a Colorado Springs estaba oscuro y ambos estábamos


enfermos a morir de estar dentro del auto. Encontramos una tienda e
hicimos una parada en nuestro viaje para conseguir algo de comer, bebidas
y sándwiches. Incluso me las ingenié para comprar algunos artículos de
higiene personal porque no podía pasar un día más sin sentirme limpia.
Cuando llegamos al hotel, conseguimos una habitación individual con dos
camas matrimoniales. Nick, en un principio, discutió conmigo acerca de
279

ello, puesto que alegaba que él podía dormir en el auto y dejar el cuarto
sólo para mí, sin embargo dejó de hacerlo en cuanto le recordé lo frío que
Página

estaría el auto sin el motor encendido y que todo esto habría sido para nada
si él moría en la noche.
—Hey —me llamó mientras me deslizaba fuera del auto con mi pequeña
bolsa de dormir—. ¿Qué hay acerca de esta noche? ¿Dejarás las llaves del
auto en algún lugar del cuarto, sólo en caso de que te vayas a casa por
accidente?

—Sí lo haré, pero no creo Deslizarme otra vez.

—¿En serio? ¿No preferirías estar en casa con tu hermana que atascada
aquí?

Tomé una pequeña respiración sintiendo mi garganta cerrarse.

—Ella no estará ahí, se ha ido.

Mi voz tembló. No hay duda de que escuchó, lo que significa que sabe.

Inmediatamente después de entrar en la habitación, agarré la bolsa de


artículos de tocador que había comprado y murmuré algo acerca de la
ducha, desapareciendo en el cuarto de baño sin mirarlo.

Antes de abrir la ducha esperé escuchar el sonido de la televisión al ser


encendida o de él acomodándose, pero no hubo nada. Sólo silencio. Me
duché lentamente, tomándome mi tiempo, esperando que cuando saliera
él estuviera dormido.

Apenas me estaba envolviendo en una toalla cuando tocaron la puerta del


baño.

—¿Sí? —titubeo abriendo la puerta—. ¿Necesitas usar el baño?

Me bloquea el paso con su cuerpo mientras intento salir del baño sin
mirarlo.

—Cuando dices “ido”…

Intento respirar profundamente, pero todo lo que sale de mí es un


280

tembloroso suspiro y no puedo detener las lágrimas que llenan mis ojos,
derramándose sobre mis pestañas y cayendo por mis enrojecidas mejillas.
Página

—Alex —dice, su voz llena de simpatía.


Su tono es mi perdición. Me doblo sobre mí misma cruzando mis brazos
sobre mi estómago y sollozando. Nick pone sus manos en mi espalda, sobre
la toalla y traza pequeños círculos sobre ella. Permanecemos de esa
manera por no sé cuánto tiempo, cuando comienzo a recobrar el control,
mi garganta duele y mi cara se siente como un pequeño saco hinchado y
húmedo.

Me levanto y le doy la espalda, intentando cerrar la puerta con mi pie, pero


él no me deja.

—Espera, háblame Alex —insiste sosteniendo la puerta ligeramente


entreabierta. Viniendo de él, esa petición casi me hace reír—. ¿Por qué no
me lo dijiste?

—Quería —murmuro.

—¿Hace cuánto?

—Tres semanas.

—Jesús. En serio, ¿Por qué no me lo dijiste?

—No te había visto, no hasta anoche.

Hace una pausa por un minuto.

—Es por eso que me sujetaste.

Asiento.

—Fue estúpido y desesperado, pero… pensé que me llevarías, nunca pensé


que yo te llevaría a ti.

—¿Querías que te llevara?

—Había estado en nuestro apartamento, su apartamento, sin ella por


semanas y era tan solitario y horrible. No tengo a nadie ahí. No puedo ir con
281

mis padres, se deshicieron de mí por lo que puedo hacer. Nunca pude hacer
Página

amigos realmente. —Me odio por lo patética que sueno y esa es la razón
por la que no se lo dije. Es la razón por la que apenas hablo de mi vida
personal. Soy una historia tan triste que me enferma escucharme—. Ella
siempre se preocupó por mí, cada mañana despertaba y le preocupaba que
no estuviera ahí. Nunca fue al revés, nunca me había preocupado que al
despertarme ella se hubiera ido.

Nick no dice nada, lo cual es perfecto porque… ¿qué más hay que decir?

—¿Puedes cerrar la puerta, por favor? Me gustaría vestirme.

Titubea, pero finalmente cierra la puerta suavemente. Lavo mi cara con


agua fría y cepillo mi cabello esperando que me ayude a sobreponerme.
Una vez que me pongo el pijama salgo del baño para enfrentarme a él
incómodamente. Ha apagado las luces y sólo la suave luz de la silenciosa
televisión ilumina la habitación. Está recostado sobre su espalda por
encima de las mantas de la cama más alejada del baño y sus brazos están
cruzados debajo de su cabeza. No se gira a verme cuando salgo, por lo tanto
puedo deslizarme silenciosamente bajo las mantas de mi cama, lejos de él.

—Agradezco que lo hicieras —dice suavemente.

—¿Hacer qué?

—Llevarme.

Me giro en la cama para verlo mientras lo escucho, y lo encuentro


mirándome fijamente, adopto la misma posición que él, poniendo los
brazos debajo de mi cabeza y de la almohada.

—¿Lo estás? —titubeo. No le creo. Hace diez horas creo que él tampoco lo
creía.

Asiente, sus ojos nunca dejan los míos.

—Me necesitabas.
282

Un sollozo se arrastra hacia arriba en mi garganta y me ahogo visiblemente.


Una lágrima se escapa de mi ojo y cae en la almohada.
Página

—Lo hacía —gimo, molesta conmigo misma por verme tan rota pero sin
poder reprimirlo. Él es todo lo que me queda.
—¿Puedo ir ahí contigo? —pregunta gentilmente. Mi cabeza asiente incluso
antes de que mi cerebro haya procesado la pregunta.

Rodea la cama y lo siento recostarse detrás de mí. Se acerca rápidamente


hasta que cada centímetro de su cuerpo queda pegado al mío, su calor
filtrándose por las mantas que actúan de barrera entre su cuerpo y el mío.

Me estremezco cuando usa los dedos para poner mi cabello detrás de mi


oreja y recorre con ellos mi cuello. Luego pasa su mano por mi costado
hasta llegar a entrelazarla con la mía por debajo de la almohada, este
abrazo es más de lo que yo esperaba, no tenía ni idea de lo que significaba
para él, pero para mí lo es todo.

Le advertí que podía llevármelo cuando me durmiera. No podía


arriesgarme a llevarlo conmigo otra vez. Quién sabe dónde podríamos
terminar. A regañadientes se alejó de mí pero no dejó la cama, no me dejó.

283
Página
Capítulo 38
Traducido por Mayarian

Corregido SOS por LadyPandora

Nick
Sostengo su mano mientras duerme. Tengo que esperar hasta que está
fuera de combate para que no pueda detenerme, pero soy un hombre
paciente. Una vez que escucho su respiración cambiar a ese ritmo
constante y profundo, me acerco y entrelazo mis dedos con los suyos. Si se
Desliza, me llevará con ella. Es todo lo que me advirtió no hacer y todo lo
que genuinamente entendí que no debería hacer, pero tengo que hacerlo.
No quiero que desaparezca esta noche. No quiero que desaparezca pasado
mañana cuando me esté dejando y regrese a Nebraska. No sé cómo esto
podría funcionar alguna vez, pero soy un tipo listo. Encontraré la manera.
Ya usé su teléfono para enviarme un mensaje al mío, asegurándome de que
tengo su número.

No voy a perderla.

No pasa mucho tiempo antes de que sus ojos se muevan por debajo de sus
párpados y sé que está soñando. Puedo admitirme a mí mismo que pienso
en dejar ir su mano. A donde ella ya me está llevando podría arruinar mi
carrera. Hay una mínima posibilidad de que pasaré a través de esto sin
repercusiones. Si me voy con ella de nuevo, no hay duda de que estaré
acabado.
284

Así que sí, pienso acerca de ello largo y tendido. Sopeso todas mis opciones,
Página

considero todas las consecuencias. Sin embargo, aún sostengo su mano. No


puedo decir porqué, porque honestamente no lo sé. Si la dejo ir ahora no
debería ser un gran problema. Ella ha pasado por esto antes, lo ha hecho
toda su vida, y sé que puede cuidar de sí misma. No me necesita para
salvarla. No me está pidiendo que sea su héroe. Si me pongo a pensar en
ello, no me ha pedido nada. Lógicamente hablando, no hay razón para
tomar esta temeraria elección de aferrarme a ella.

La razón por la que lo hago de todos modos, la única razón que yo mismo
puedo entender, es que hay algo aquí entre nosotros. Algo que nunca he
conocido y me preocupa que si la pierdo ahora, perderé esto para siempre.

Así que cierro mis ojos, sostengo su mano firmemente y dejo ir al resto del
mundo.

Alex se encuentra al final del muelle. Viste una falda hasta la rodilla de
colores primaverales brillantes y una camiseta blanca con los pies
descalzos. Es un gran vete al demonio hacia el clima que tenemos en este
momento y entiendo el mensaje; aquí las cosas son diferentes. Aquí las
cosas son como queramos que sean y no como son. Aprecio el sentimiento
porque allá afuera todo es confuso, pero aquí, con ella luciendo tan libre y
hermosa, es bastante simple.

Luce seria, más de lo que alguna vez la he visto. Imagino que es como luzco
la mitad del tiempo y ahora lo entiendo, lo que la gente me dice, es intenso.

Cierro la distancia entre nosotros. Sus ojos están casi nivelados con los
míos, sin parpadear y abiertos. Honestos. La estoy viendo aquí por primera
vez sabiendo que es real y quiero golpearme por haberlo dudado en algún
momento, por no haberlo sabido antes.

—Lo siento —digo. Lo digo en serio Por muchas cosas. Demasiadas para
nombrar esta noche.
285

Ella sonríe, sacudiendo la cabeza. Tan indulgente.

Me acerco para poner mis manos a los lados de su cuello, mis pulgares
Página

inclinando suavemente su cabeza hacia atrás y hacia un lado. Sus labios se


separan. Puedo sentir su pulso latiendo en su cuello bajo mis palmas.
Estable y seguro. Cuando nuestras bocas se encuentran, ella
inmediatamente se apodera de mis brazos y clava sus dedos en ellos,
acercándome más. Con ella en esta camiseta puedo sentir mucho de su piel.
Tengo que parar y tomar un respiro para frenar mis manos. Es más real
esta vez. Mucho más real que la última vez que nos tocamos aquí y sé que
es porque ahora la conozco. La he visto en la luz del sol, la vi temblar por el
frío, la he escuchado reír bajo las estrellas y pegar su piel a la mía. Presiona
su frente contra la mía y nuestras respiraciones chocan contra el otro,
cálidas y tensas. No sé por qué, pero es este momento, este tiempo de
espera, que me dice que no estamos parando esto. Tal vez porque ella me
responde aliento con aliento, caricia con caricia. Tal vez porque mi camisa
está tan desacomodada como la suya, sus manos tan desesperadas por mí
como las mías por ella. O tal vez es sólo porque no quiero que se detenga.
Voy a ir al ritmo que ella necesite, haré o no haré lo que ella me diga porque
esto se ha estado construyendo durante demasiado tiempo. En este
momento no sólo la deseo.

La necesito.

Alex debe leer mi mente porque se aleja un poco para mirarme. Realmente
mirarme, sus ojos buscando los míos. Quiero decírselo en ese momento.
Quiero decir lo que nunca he dicho. No soy un cobarde, no tengo miedo a
nada, pero con ella sé lo que es ser vulnerable. Sé lo que es valorar algo,
nunca querer perderlo y preocuparte hasta la muerte de que tal vez lo
hagas. Espero que mientras observa mi rostro lo vea. Quiero que encuentre
lo que está buscando porque estoy tratando como el diablo de dárselo. Lo
veo en su cara. En la seriedad que es tan ajena a ella, pero tan
dolorosamente perfecta, que me avergüenza. Y aun así no me pide nada.

Envuelvo mis brazos alrededor de ella y entierro mi cara en su hombro,


incapaz de mantener esa mirada. Esa es una primera vez para mí. No soy
286

suficiente. Lo quiero todo y ella me lo está dando. Sin preguntas. Casi la


detengo cuando tira de mis hombros. Casi digo que no cuando ella
Página

retrocede y se agacha, tirando de mí hasta que se encuentra recostada


debajo de mí en las cálidas tablas grises. Estoy abriendo la boca para decirle
que espere cuando ella agarra la parte inferior de su camisa y la comienza
a subir. Pero entonces ella me sonríe, la seriedad se ha ido, y ahí está Alex.
Sin intensidad. Sin presión. Simplemente Alex con sus ojos cálidos y
brillante sonrisa. Es tan familiar que me olvido de porqué me estaba
alejando.

En ese momento estoy perdido.

Mis manos y labios descubren los picos y valles de ella. Exploro las curvas
que me llevan de arriba hacia abajo y luego de vuelta otra vez. Susurra mi
nombre y quiero que sea la última vez que lo escucho ser pronunciado, es
tan perfecto. Sus manos son lentas, dejando quemaduras y escalofríos en
su estela. Salto y me estremezco por su toque y me sentiría así para siempre
si pudiera.

Me deslizo dentro de ella; mi aliento, mi cuerpo, mi ser. Necesito estar cerca


de ella, necesito sentirla, y más que nada, necesito mostrarle todas las cosas
que no sé cómo decir. Ella me rodea, me envuelve. Estoy rodeado por todos
lados por todo lo que es ella. Veo sus ojos ampliarse, la oigo contener el
aliento, saboreo sus labios, huelo su piel y la siento en todas partes. En mis
manos, en mi cabeza, en los latidos de mi corazón. Ella me está dando todo,
absolutamente todo, y por una vez en mi impulsiva, ciega y forzada vida es
suficiente. Más que suficiente. Estoy completo. Estoy en casa. Me estoy
ahogando. Perdiéndome y encontrándome en la misma medida. Estoy
muriendo de una manera completamente diferente que antes. Mientras
entierro mi cara en su cuello y la respiro como si fuera mi último aliento,
me pregunto de cuántas maneras diferentes esta mujer puede salvarme.
287
Página
Capítulo 39
Traducido por Mayarian

Corregido SOS por LadyPandora

Alex
Por la mañana, mientras nos preparamos para salir, hay un silencio entre
nosotros que es difícil, pero no incómodo. No hemos hablado una palabra
de lo que pasó la noche anterior porque, honestamente, es demasiado para
hablar de ello. Es enorme, gigantesco, monstruoso y perfecto. Estoy
sonriendo como una idiota, sonrojándome como si fuera mi primera vez.
Quiero tanto esconderme de él como observarlo por siempre, porque la
forma en que está mirándome ahora es tan cruda que no sé qué hacer
conmigo misma. Espero que nunca se detenga porque cuando sus ojos
encuentran los míos me siento viva y verdaderamente vista. Es increíble lo
que me ha hecho. Cómo me hace sentir. Absolutamente ridícula, inocente,
mareada y libre del mundo.

Me estoy atreviendo a tener esperanza porque él está viendo mi rostro


como si fuera la cura para el cáncer. Cuando cierra sus brillantes ojos
verdes para besarme, siento como si estuviera encerrándonos de todo lo
demás en el mundo y soy todo lo que conoce. Está tan enfocado en todo lo
que hace y ahora mismo está muy, muy centrado en mí. Mientras me besa,
mientras me sostiene, me toca, me respira, sé que me está memorizando
por completo y a donde quiera que vaya desde aquí, no importa lo lejos que
288

viaje o a donde pueda deslizarme, me está llevando con él. Nunca voy a ser
olvidada. Nunca me perderé en el vacío, porque si algo sé, es que este
Página

hombre es invencible. Eterno.

—Estoy muriendo —dice Nick.


Sonrío, mientras voltea su cabeza en el respaldo del asiento para mirarme
con tristeza. Está usando la misma ropa que ayer, porque es todo lo que
tiene y no se ha afeitado por más de un día, dándole una ligera y oscura
sombra de barba en su rostro. Me dijo que nunca está sin afeitar y lo está
volviendo loco. O matándolo, si su última declaración es para creer. Él
nunca actúa dramático ni se queja, por lo que yo sé, pero míralo ahora
tratando de probar cosas nuevas.

—Te ves bien haciéndolo —le digo centrándose de nuevo en la carretera.

Lo digo en serio, el chico se ve bien. Tal vez mejor de lo que lo he visto en


mi vida. Es porque está relajado. Está despeinado, algo que nunca le sucede.
También porque él es mío. Probablemente no para siempre y tal vez ni
siquiera para mañana. Pero en este momento es mío y yo soy suya y puedo
ir tranquilamente en esa buena noche sabiendo que tuve esta única cosa
verdadera y era real.

—Te voy a dar 50 dólares cuando lleguemos a mi base si te estacionas y me


compras crema de afeitar y una maquinilla.

—No. No hay tiempo para acicalarse, princesa.

—Me veo como un vagabundo. La gente pensará que te he tomado como


rehén.

—Eso sería un buen cambio de roles para nosotros.

—Me veo como si oliera a whisky barato y fogata —refunfuña—. Búscame


un barrio de chozas. Voy a establecer una residencia.

—Lo siento, no hay tiempo. Tenemos que devolverte, ¿recuerdas? ¿Ausente


sin permiso oficial? ¿Fin de la carrera?

—¿Estás tratando de deshacerte de mí?


289

—¿Por qué no habría de hacerlo? Obtuve lo que quería.

—¡Oh! —exclama sentándose con la espalda recta—. ¿En serio? Sólo era
Página

sexo, ¿eh?
Es la primera mención de cualquiera de nosotros de lo que pasó en el
sueño. A pesar de que soy una mujer adulta y ciertamente no una virgen, la
palabra sexo en sus labios hace que me sonroje.

—Bueno, eso y secretos nacionales. Inteligencia militar. Códigos de


lanzamiento. Lo que tengas.

—Sabes —advierte—. Se supone que debo reportarte por decir cosas como
esas. Incluso en tono de broma.

—Hazlo. Ninguna prisión me puede retener.

Un silencio cae entre nosotros. Lamento haberlo dicho. Me arrepiento de


mencionar el elefante rosa en la habitación, más rosa incluso que el hecho
de que tuvimos sexo en un sueño. Me preocupa que haya provocado una
conversación pesada entre nosotros que no estoy lista para tener aún. Ayer
mi Deslizamiento era una molestia para él, una traición incluso. No tengo
ni idea de lo que significa para él hoy. Me preocupa que pudiera ser La Cosa.
La gran, enorme, fea, horrible Cosa que será lo que nos separe, porque
todavía no he descartado esa posibilidad.

—A Campbell le encantaría conocerte —dice Nick haciendo conversación.


Estamos dejándolo por ahora.

Bien.

—¿Por qué?

Siento el peso familiar de sus ojos en mi rostro.

—Tienes súper poderes —dice como si dijera lo obvio—. Tú validas horas,


tal vez años de lectura de cómics.

—Mi súper poder es una mierda —me quejo.


290

—¿Estás bromeando? Alex, puedes teletransportarte.

—Y no puedo controlarlo. Es inútil. Soy el Aquaman del mundo de los


Página

superhéroes.
Nick me mira fijamente.

—¿Qué?

Él sonríe.

—A Campbell le encantaría conocerte —repite.

Toma todo ese día y la mitad del otro para llegar a Tucson, pero lo
logramos. Es domingo y Nick ha estado utilizando mi teléfono para revisar
sus mensajes. Hasta ahora, todo bien; nadie ha llamado para regañarlo por
desaparecer. Sin embargo, está bastante seguro de que Walters está en
pánico sobre él estando desaparecido en acción por tres días. A pesar de
que no hay mensajes de voz, parece seguro de que tendrá al menos diez
mensajes por parte de él. Sus sospechas se confirman cuando finalmente
llama a Walters para venir a buscarlo.

—Hey, hombre, soy yo... Sí, yo... Debería haberlo hecho, lo sé... No le dijiste
a nadie que estaba desaparecido, ¿no?... Sé que no eres un idiota, sólo
estaba preguntando... No, no tengo mi teléfono. Este es el número de un
amigo... ¿Cuántos mensajes es “jodidamente muchos”?... ¡Maldita sea,
Walters!... ¡Bueno, si yo estaba muerto en una zanja en algún lugar todavía
no podría haber respondido a ellos!

Después de una acalorada discusión, Walters acepta reunirse con nosotros


en un Denny’s local. Cuando entra siento como si ya lo conociera. Es
exactamente como me imaginaba con su sonrisa amplia y sincera y grandes
ojos de cachorro.

—Tú debes ser Alex —dice. Extiende los brazos para un abrazo.

Echo un vistazo a la mesa a Nick inquisitivamente, insegura de abrazar a


un extraño. En realidad no es lo mío. Pero él asiente alentador.

—Mejor hazlo o él nunca va a sentarse —dice con ironía.


291

El abrazo de Walters es firme y sorprendentemente reconfortante, como


Página

abrazar a la familia. Cuando me alejo, hábilmente me sienta al lado de Nick


y toma mi asiento vacío en frente de nosotros.
—Eres más real de lo que esperaba —dice, sus ojos escaneando mi cara.
Con esa frase, al instante, mi pulso empieza a volar antes de que él diga:

—Estaba convencido de que él estaba inventándote para deshacerse de mí.

Nick pasa su brazo detrás de mí sobre el respaldo del asiento.

—No me habría servido de nada. Hablar de ella sólo te hace hacer más
preguntas.

—¿Has hablado de mí? —pregunto a Nick, sorprendida.

Él sonríe y juro que se sonroja un poco.

—Te mencioné.

—Apenas —confirma Walters—. Pero sabía tu nombre y eso es un gran


avance para él.

Nick mira a Walters, sosteniendo la mirada en silencio hasta que Walters


comienza a retorcerse.

—¡Le dije que era una buena cosa! —exclama Walters finalmente—. Sabías
que su nombre completo es Alexandra. Para ti, eso es enorme. Del tipo de
enorme escogiendo modelos chinos.

—¿La gente todavía hace eso? —pregunto.

—Voy a matarte —le dice Nick.

—La gente rica —me responde Walters con un encogimiento de


hombros—. Las avispas.

—Deja de hablar, hombre muerto —dice Nick.

—Bueno, de todos modos, mi nombre completo no es Alexandra. Es Alexia.


Así que, técnicamente… —digo, sonriendo a Nick—. Él no sabía mi nombre.
292

Walters ladra una risa.


Página

—¡Estás 0 a 3!
La cara de Nick es asesina. Sinceramente creo que Walters sufrirá más
tarde cuando yo no esté cerca. Quiero preguntar quiénes eran los otros dos,
pero sé que ninguno de los dos me va a contestar. Y, realmente, ¿Qué
importa?

Comemos el almuerzo, aunque los chicos rotundamente niegan que sea


almuerzo de domingo Brunch. Al parecer, eso es algún tipo de violación a
la Tarjeta de Hombre. Estoy feliz de que la conversación fluya fácilmente.
Walters es maravilloso y adorable. Él pone a Nick tan hilarantemente
enojado. Me encanta verlos juntos. Sé que Nick tiene dificultades para
hacer amigos y entiendo perfectamente por qué; puede ser un contundente
y sardónico idiota. Tienes que poner tiempo de tu parte, ganar su confianza.
Cuando lo haces el aún es un contundente y sardónico idiota, pero con un
corazón de oro. El punto es, que el vale la pena. Incluso si él no lo piensa.

Cuando llega la hora de irnos y estamos en el estacionamiento


despidiéndonos, mis nervios se disparan. Nick y yo no hemos dicho nada
sobre cómo estamos dejando las cosas entre nosotros. Creo que el silencio
podría hablar por sí mismo.

—Supongo que esto es todo —digo, jugueteando nerviosamente con mis


llaves—. Cuídate en tu despliegue. Cuídate mucho.

—Lo haré, gracias. Conduce seguro en tu camino a casa.

Estamos ahí, ninguno de los dos se mueve. Me empiezo a sentir como una
idiota.

—Está bien —digo brillantemente, sonriendo y dándole un pequeño


saludo—. Nos vemos.

Nick roza sus labios con los míos. Es apenas un beso, pero me detiene.

—No me encantan las muestras públicas de afecto —explica en voz baja.


293

Suena como una disculpa—. Soy nuevo en esto. Vas a tener que darme
tiempo. Ser paciente.
Página

—Yo… ¿Nuevo en qué exactamente?


—Esto. Una relación.

—¿Eso es lo que es esto? —le pregunto, relajándome al instante.

Nick está con el ceño fruncido.

—Eso pensaba. ¿No es eso lo que quieres?

—Lo hago, es que... nunca hablamos de ello.

Da un paso más cerca, invadiendo mi espacio y susurrándome:

—Alex, hemos estado en esto por un año ahora. Te presenté a uno de mis
amigos más cercanos. Tuvimos sexo hace una noche. Por no mencionar el
hecho de que te quería cuando eras un sueño. Ahora que sé que eres real,
no hay manera de que me aleje de ti.

—Yo no quería asumir —susurro de vuelta—. Lo que yo hago... Es una


especie de razón para terminar. Es mucho para manejar y yo no quiero...
No sé. Mis propios padres no me entienden. ¿Cómo podría esperar que tú
lo hagas?

—Tus padres son unos bastardos.

—No son tan malos —digo débilmente—. Mi madre está tratando de


ayudarme ahora. Ella ha estado hablando con un especialista.

Parece confundido.

—¿Qué tipo de especialista hay para esto?

Me encojo de hombros.

—No lo sé. Pero ella les dijo lo que hago, exactamente lo que hago y están
ansiosos de verme.

—¿Confías en ella?
294

—No —Me río.


Página

—Entonces no deberías ir.


—¿Por qué no? Quiero decir, si me pueden ayudar valdría la pena. ¿Qué
daño haría hablar con ellos?

La razón que no le doy es que Cara me pidió que lo hiciera y le prometí que
lo haría. Nada me va a disuadir de al menos intentarlo. Le debo eso.

—¿Y si están tratando de encerrarte en una sala de psiquiatría? Tu


hermana ya no está cerca para cuidar de ti y ellos obviamente no tienen
ningún interés en hacerlo. ¿Qué mejor manera de enviarte lejos?

Sus palabras duelen, pero sólo porque son verdad.

—Puede que tengas razón —murmuro.

Nick mira ansiosamente a Walters que espera en su coche.

—Infiernos, Alex, me tengo que ir. Lo siento. Pero prométeme que no


tomarás ninguna decisión al respecto, todavía no. Si necesitas dinero,
ayuda o cualquier cosa, llámame, ¿de acuerdo? No vayas a ellos en busca de
ayuda y no dejes que nadie te convenza de algo que no sientas que está
bien.

Si necesitas dinero, ayuda... Ese momento, esas palabras, son las que sellan
el acuerdo para mí. Sé que voy a llamar a mamá de camino a casa y decirle
que estoy lista para conocer al médico. Necesito poner esta cosa bajo
control, cortarlo fuera de mi cerebro o ser encerrada en una celda
acolchada. Cualquier cosa para evitar que me convierta en un peso muerto
sobre otra persona que me importa. Le hice una promesa a Cara de
intentarlo, pero más importante, estoy haciéndome una promesa a mí
mismo para tomar el control de mi vida.

—Voy a conseguir toda la información sobre ello. Tendré cuidado —le digo,
evitando hacer ninguna promesa.
295

No es estúpido, él sabe lo que estoy haciendo, pero asiente en acuerdo.


Luego da un paso adelante, toma mis manos entre las suyas y deja caer su
frente en la mía. Sonrío.
Página
—Esto es peligrosamente cercano a un despliegue público de afecto —le
advierto calladamente.

Lo veo sonreír también. Lo memorizo para que pueda hacerme compañía


de camino a casa.

—Mi chica —susurra.

Él me besa de nuevo rápidamente. Entonces se va.

296
Página
Capítulo 40
Traducido Dark Juliet

Corregido por peke chan

Nick
Ha pasado una semana desde que vi a Alex. Hablé por teléfono y me
mensajeé con ella todos los días de esta semana, pero sin verla. Me
preocupa que sabiendo que es real me impida soñar con ella. Una especie
de bloqueo mental.

Le mando un texto a Alex para decirle por qué estoy preocupado. Me


recuerda que hemos pasado mucho más tiempo que éste sin visitar nuestro
muelle. Me dice que los sueños son todos acerca de lo imposible.

Alex: La lógica no vive aquí.

Yo: ¿Has estado allí sin mí?

Alex: Nunca. ¿Tú?

Yo: Nunca. ¿Cuál sería el punto?

Alex: ¿Ni siquiera con Cosa Uno y Cosa Dos?

Yo: ¿Qué?

Alex: 0 a 3. Sé que el tercero es tan...


297

Me recuerda golpear el culo de Walters.

Yo: ¿Ésta eres tú actuando celosa? Es sorprendentemente Seussian.


Página

Alex: ¿Por Seussian quieres decir adorable?


Es adorable, pero nunca voy a decirle eso. Me imagino que lo adorable de
los celos tiene una corta vida útil.

Yo: Se les llama monstruo por una razón.

Alex: Zas, en toda la boca.

Yo: ¿¿¿Qué???

Alex: ¡Qué nada, ve televisión! Involúcrate en la cultura pop. Es bueno para


el alma.

Yo: Igual que recostarme bajo las estrellas contigo. Prefiero hacer eso.

Alex: ¡Nick! Eso fue muy dulce :)

Yo: Prométeme que vas a usar una falda de nuevo.

Alex: Eso es menos dulce...

Yo: Y encuéntrame sobre la hierba. Ese muelle me dejó astillas.

Alex: Voy a usar la falda si te pones el Speedo.

Yo: ¡¡¡Trato!!!

Alex: ;)

Ese estúpido guiño sonriente hace que mi corazón se acelere.

Lo que no hablamos es sobre el “especialista”. No toco el tema porque no


quiero molestarla sobre eso, pero me preocupa. No conozco a sus padres,
pero definitivamente no confío en ellos. La echaron de casa por tener una
enfermedad. No puedo entenderlo. Si ella tenía cáncer y se pusiera
demasiado brutal, ¿la habrían echado entonces también?
298

Pregunté a algunas personas aquí y allá sobre su capacidad y ella me habló


de alguno de los lugares a los que fue. Sé que no estoy recibiendo la lista
Página

completa o la historia completa, sin embargo. Está empeñada en ser


independiente y parece pensar que manteniéndome en la oscuridad bajo
el agua de su capacidad lee ayudará a conseguir eso. Odio admitirlo, pero
ella está probablemente en lo cierto. Si supiera que algo verdaderamente
horrible pudiera sucederle no estoy seguro de lo que haría, pero sería
drástico.

No hay mucho en esta tierra que no hiciera por esta mujer.

El procesamiento fuera de mi base va sin problemas y holgazaneo


esperando para subir al avión para salir de aquí. Estoy emocionado de
tener finalmente la oportunidad de ir a hacer mi trabajo, pero también soy
cuidadoso por dejar a Alex.

Me preocupo por dejarla sola en el apartamento que compartía con su


hermana. Sé que le entristece estar allí. Me arrepiento de no pedirle
quedarse, diciéndole que conseguiría un hotel y quedarme en Arizona
hasta que me fuera. Pensé en ello, pero cada manera en la que planeaba
decírselo sonaba raro. Como si le estuviera pidiendo que fuera una groupie.
Que se aferrara a mí hasta que mi autobús se pusiera en marcha.

Hay groupies de los paracaidistas reales. Chicas que crecieron en la


comunidad militar o trabajan alrededor de nosotros y saben lo que
hacemos. El peligro de nuestro trabajo es un giro al parecer.

—¡Es un lanza bragas! —me explica Campbell por teléfono—. No creerías


la cantidad de juego que estoy recibiendo aquí.

—Probablemente no. No creo la mitad de lo que dices.

—¿Me estás llamando mentiroso, Carver?

—Sí. He aquí lo que realmente está sucediendo. Te sientas en tu pequeña


habitación en ropa interior en la oscuridad comiendo fideos o leyendo
Manga.
299

Dejo caer la bomba Manga luego me siento y espero los fuegos artificiales.

—Eres un hijo de puta. ¡Sabes que no toco ese lío extranjero! Soy un purista.
Página

Estrictamente vieja escuela, de vaqueros malos. Superman, Batman,


Capitán América, Iron Man, X men...
—Murica1 —le digo con acento sureño—. Bolitas de mantequilla fritas.
Chocolates caducados.

—Eres un ser humano sin esperanza. Entonces, ¿qué es ese ruido que
Walter está lanzando sobre ti desapareciendo y apareciendo con una chica?

Pongo los ojos en blanco.

—Por supuesto que lo dijo. ¿Vosotras, damas, no tienen nada mejor que
chismorrear?

—No seas demasiado engreído, sólo hablamos de las cosas raras que haces.
¿El Chico Dorado desaparecido en combate por una mujer? Eso es raro.
¿Cómo se llama?

—Walters te dijo su nombre —refunfuño.

Campbell deja escapar un suspiro exagerado.

—Debe de ser horrible si no estás dispuesto a hablar con tus dos mejores
amigos de ella.

—¿Oh, en serio? ¿Eso es lo que somos?

—No estoy usando este collar de mejor amigo para nada —dice
secamente—. Con lo que, me está aburriendo preguntar. ¿Quién es esta
chica?

Al diablo, ya sabe acerca de ella y Walters la conoció. Además, es Alex. ¿Por


qué iba a querer esconderla?

—Su nombre es Alex —empiezo.

Así comienza una larga conversación de una hora con Campbell sobre la
chica de mis sueños. Pregunta una sorprendente cantidad de preguntas,
algunas realmente apropiadas. Amenazo con colgarle por lo menos cuatro
300

veces durante el bombardeo de las inadecuadas. Tiene una mente sucia. Si


Página

1 Murica: forma de mencionar de los sureños de los Estados Unidos América (Ahmurica)...lo que se
relaciona para describir algo que es extremadamente estadounidense, cayendo en lo grotesco.
hubiera estado frente a mí, podría haberle golpeado por alguna de las cosas
que dijo.

—Fuiste bastante hermético con ella —observa.

—No sé si fui hermético.

—Mantén tu cabeza en el juego cuando estés en el trabajo —manda con


firmeza—. Piensa en todo lo que quieras durante tu periodo de inactividad.
Garabatea su nombre en tu diario y puntea cada i con un corazón, pero
cuando estés en el campo te olvidas de ella. Fuera de allí, ella no puede nada
por ti salvo hacer que te maten. ¿Entendido?

Hago una pausa, luego murmuro:

—Entendido.

—Bien.

—Hey, Campbell. —No me atrevo, pisando territorio desconocido—.


Gracias. Eres un buen amigo.

Le oigo reírse.

—Esa chica tiene que ser diferente.

301
Página
Capítulo 41
Traducido por Dark Juliet

Corregido por Liraz

Alex
Esta oficina está demasiado limpia.

Cualquiera de la profesión médica debe tener una oficina limpia y


ordenada. Ayuda a tener la gente más calmada. Les anima porque si puedes
mantener tus plumas y Post-its en orden, hay buenas probabilidades de
que encontrarás sus páncreas sin matarlos. Entiendo por qué la oficina está
limpia.

Pero esta oficina está demasiado limpia. No hay ni una mota de polvo en
ningún lugar. No hay fotos personales en las paredes, no hay certificados
de escuelas médicas de prestigio. No hay ni siquiera una computadora en
el escritorio. Hay libros en los estantes, pero no puedo leer los lomos. Me
pregunto si saco uno, sería real o sería de cartón hueco.

Esa es Bandera Roja #1.

—Este lugar me pone nerviosa —murmuro, moviéndome en mi asiento.

Mi madre y yo hemos estado sentadas aquí en sillas de cuero por más de


treinta minutos. Estoy perdiendo la paciencia con esta cosa que en realidad
no quiero estar haciendo.
302

—Es agradable. Acogedor —dice mamá, mirando a su alrededor.


Página
No está equivocada, es agradable. Tiene el toque decorativo de estudio de
un hombre. Todo de madera oscura y piel. Pero es como que está tratando
demasiado duro.

—Siento que debería haber una cabeza de alce en la pared.

Me sonríe.

—O un cuervo disecado posado en el escritorio.

—Nunca más —digo de acuerdo.

Me mira y es la primera vez desde que llegamos aquí. Mirando a mi madre


es como mirarse en un espejo. Ella está envejeciendo bien, gracias a Dios.
Eso es un buen augurio para mí. Tenemos el mismo brillante, cabello
castaño y estructura ósea, pero es de mi padre donde conseguí mi altura.
Mi madre es pequeña y menuda. Como era Cara.

—¿Todavía lees mucho? —pregunta, incitado por mi referencia a Poe.

—Sí, todo el tiempo.

Su rostro se ablanda.

—Siempre te encantó leer. Eras una chica muy inteligente.

Se aprieta mi pecho. En vez de triste, me siento enojada.

—Resulta que yo era demasiado inteligente, ¿eh? Llegó al punto que nadie
me entendía más.

Ella mira hacia otro lado rápidamente.

—Él estará aquí pronto —dice con amargura. Como si posiblemente


pudiera saber eso.

Resulta que tuvo razón. Diez minutos más tarde, un hombre irrumpe a
303

través de la puerta detrás de nosotros, sobresaltándonos a ambas.


Página
—¡Alexia, querida! —exclama con grueso acento británico. Él viene por la
habitación para estar delante de mí, donde extiende la mano para estrechar
la mía. Vacilo.

—Alex. —Mi madre regaña en voz baja.

—Lo siento —digo rápidamente, recordándomelo. Pongo mi mano en la


suya. Está fría.

—No es necesario, ninguna necesidad. —Él agarra mi mano con firmeza


entre las suyas y me mira directamente a los ojos. Sus ojos marrones son
intensos como los de Nick y, al igual que Nick, siento que este hombre no
se pierde nada. Es mayor, probablemente de unos sesenta años, muy alto y
finamente delgado. Me imagino que si él tuviera el pelo estaría perdiéndolo
rápidamente, pero está rapado casi calvo—. Estoy encantado de conocerte
al fin.

Miro con desconfianza a mi madre.

—¿Cuánto tiempo ha estado esperando?

—Oh, no mucho —dice a la ligera, luego sonríe—. Pero cualquier tiempo


esperando a una mujer hermosa es una eternidad.

Mi madre se ilumina ante su encanto.

Está sonriendo hacia mí, todavía agarrando mi mano y me aclaro la


garganta intencionalmente. Su sonrisa cambia, se vuelve firme. Pero
entonces él me aprieta la mano otra vez y me deja ir.

—¿Comenzamos? —Cruza la habitación para sentarse detrás del escritorio


de roble. Hay un solo archivo colocado en el centro, prácticamente la única
cosa en el escritorio. Lo abre con una floritura—. Alexia Marie Mills. ¿Según
tu madre, has tenido sonambulismo desde que tenías... cuatro años de
304

edad?

Miro a mi madre.
Página

—¿Lo llamaste sonambulismo?


Ella me frunce el ceño y desata una sensación de déjà vu. Sí, ya sé que eso
luce bien.

—Podemos usar tu palabra, si eso te hace feliz —dice, ya exasperada


conmigo. Habla con el Dr. Evans—. Ella prefiere llamarlo Deslizamiento.

Me mira con curiosidad.

—Interesante. ¿Y por qué lo llamas así?

Tomo una respiración calmante, pero lo que quiero hacer es correr. No


quiero hablar de esto. Hace poco tuve que hablar con Nick y él sólo me
creyó porque lo vivió. Todavía estoy en estado de shock que no hubiera
corrido por las colinas para esconderse de mí. También estoy recordando
lo que dijo Nick acerca de ser encerrada en una sala de psiquiatría. De
repente parece muy realista que ahí es donde se dirige esto.

—Alexia —comienza el Dr. Evans, cerrando mi archivo lentamente.

—Alex —dejo escapar.

Él sonríe.

—Señorita Mills. Quiero que sepas que te creo. Totalmente, cien por ciento
te creo. Tu madre —dice, señalándola—. Te cree también. Ella lo ha visto
con sus propios ojos. No estás hilando fantasías. Sabemos eso. Cuando
duermes, tu cerebro se hace cargo y sin tu permiso te remueve de tu
realidad y te inserta en otra. Te lleva del punto A al punto B en cuestión de
segundos, sin importar la distancia. ¿Estoy en lo correcto?

Mi pecho sube y baja rápidamente, mi respiración volviéndose corta y


rápida. Asiento bruscamente.

Coge la carpeta de nuevo y la analiza.


305

—¿Por qué me cree tan fácilmente? —pregunto impaciente.

Espera un momento antes de volver su mirada a la mía, pero cuando lo hace


Página

es sorprendentemente seria.
—He visto cosas que desafían la lógica. Que desafían la naturaleza, la
ciencia y a Dios mismo. El mundo es de hecho un lugar extraño y
misterioso, pero no casi tan extraño ni misterioso como la mente humana.
Hay callejones y avenidas del cerebro que nunca entenderemos. Hay los
que creíamos haber ordenado, sólo para descubrir una década o un día o
sólo un minuto más tarde que no sabemos nada. En mis estudios, sin
embargo, he encontrado que en un fracaso hay un gran descubrimiento.
Puertas se abren que parecían cerradas, pasajes que nunca hemos soñado
están repentinamente allanados antes que nosotros y sólo tenemos que
tener los medios para explorarlas. Es aquí, explorar estos secretos, caminos
ocultos que han visto grandes secretos del cerebro abierto y testigo de la
expansión de las capacidades del hombre.

Trago saliva, mirando al hombre apasionado sentado frente a mí. Me


pregunto si es brillante o demente. De cualquier manera, él tiene mi
atención.

—¿Cree que puede ayudarme a explorar mi condición? —pregunto,


sintiéndome sorprendentemente esperanzadora.

Él ladea la cabeza hacia mí con curiosidad.

—¿Condición? ¿Estás enferma? —No le contesto. Sostengo su mirada y


espero. También pienso en Nick y todo lo que me ha enseñado, incluso
cuando no lo intentaba—. No tienes ninguna condición médica, señorita
Mills. Sin enfermedad. De acuerdo a tu expediente, eres una mujer joven y
fuerte y saludable que también está en posesión de capacidades únicas. Si
me lo permites, me gustaría mucho explorar contigo la profundidad de esas
capacidades.

No se me escapa notar que nunca me menciona lo de curarme. No tiene


intención de limitarse a hacer que esto desaparezca, y después de su
306

discurso sobre los misterios de la mente y lanzando puertas abiertas, estoy


nerviosa por dejarlo en cualquier lugar cerca de mi cerebro.
Página
—Quiero encontrar una manera de hacer que se detenga —digo, mi voz
cada vez más dura—. No estoy interesada en investigar más
profundamente en ello. Quiero que desaparezca.

Suspira ligeramente y se inclina sobre la mesa, acercándose a mí.

—Si fueras capaz de volar, ¿te gustaría que te quitara esa habilidad?
¿Simplemente porque te hace diferente?

—No quiero que se vaya porque me preocupe ser diferente. Quiero que
desaparezca porque está arruinando mi vida. Y, sí, si pudiera volar pero no
pudiera controlarlo, me gustaría que usted lo parara. Es peligroso y va a
conseguir que me maten un día.

—¿Y si te propongo un trato? —pregunta, su voz repentinamente amable.


Como si estuviéramos haciendo una apuesta amistosa sobre el fútbol y no
mi vida.

—¿Qué tipo de trato?

—Tú vienes a mi clínica y dejas que te examine. Pasamos algún tiempo


investigando tus capacidades. Vamos a averiguar por qué puedes
“Deslizarte” y en ese proceso vamos a descubrir el secreto de cómo
detenerlo. Por lo menos, vamos a encontrar una forma de controlarlo. Te
daré la cura si me das el tiempo para descubrir el cómo y el porqué de lo
que puedes hacer. —Él extiende su mano sobre la mesa y levanta una ceja
en desafío—. ¿Tenemos un trato?

—¿Me dará una cura para esto? ¿Tengo su palabra? —pregunto con
escepticismo.

—Si hay una cura que debas tener, la tendrás. —Me asegura, pero luego
levanta su dedo en señal de advertencia—. Ten en cuenta que puede haber
una solución. Puedes venir con las manos vacías y yo puedo hacer lo mismo.
307

Hay muchas posibilidades de que aprenderé nada más de estudiarte


porque, como ya he dicho, la mente es un misterio. Ella guarda bien sus
Página

secretos.
Echo un vistazo a mamá. Ella sonríe tranquilizadoramente. Piensa que esta
es la mejor idea.

Bandera Roja # 2.

Tiendo mi mano, que el Dr. Evans toma con avidez.

—Tiene un trato —digo.

Dr. Evans se mueve rápido y no toma mucho tiempo para que los arreglos
se hagan. Me encerré y voy a su clínica. Estoy sorprendida al descubrir que
no está en los Estados Unidos. Mi madre, al parecer, lo sabía, o bien se había
vuelto mucho más adaptable de lo que recuerdo. Está imperturbable
cuando él menciona alguna isla remota en un tramo del Mar de Bering, que
se encuentra entre Alaska y Rusia. Mencionan Rusia y mi sangre corre fría,
casi me envía fuera de la habitación en ese momento. El doctor Evans ve mi
preocupación y la agita lejos.

—No es en realidad suelo ruso —explica—. Es propiedad privada. En


verdad, es apenas una isla. La clínica ocupa la mayor parte de los bienes
raíces.

—¿Por qué no está en los Estados Unidos? ¿O Inglaterra? —pregunto.

Sonríe con tristeza.

—Demasiado papeleo.

Durante los próximos cuatro días me mantengo ocupada con evaluaciones


médicas preliminares y pruebas. Toman más sangre de la que sabía que
tenía en mí y me pidieron que orinara en tazas a diario. Están cosechando
mi orina como si fuera la fuente de la juventud y les diera la Vida Eterna.
Me aseguro de no preguntar lo que realmente están haciendo con
ella porque me temo que realmente me lo digan. Mientras estoy en la
308

clínica satélite, la elegante, oficina fría donde mamá y yo conocimos al


doctor Evans, me encuentro con los miembros de su personal. En
particular, me encuentro con Liam. Liam es el protegido del Dr. Evans, su
Página

hijo y un hombre ridículamente guapo. Él es muy alto y enjuto, como su


padre, pero teniendo sólo veintiocho años aún le otorgaba un cierto bulto
en la forma de los músculos y una gruesa cabeza de reluciente cabello
rubio. Tiene los ojos de su padre, y aunque no son tan intensos, no son
precisamente cálidos tampoco. Él es muy distante. Muy brillante y
tranquilo. Es algo a lo que estoy acostumbrada y mientras él pone a las
enfermeras al borde, me parece que su presencia en la sala es
extrañamente calmante. Estoy un poco aliviada al saber que él es la única
persona de esta instalación que viene con nosotros a la clínica.

El tiempo vuela. En este punto, Nick se ha ido en su despliegue y no lo pude


alcanzar. Me preocupo por él todos los días. Han pasado semanas y su
preocupación por que no soñábamos el uno del otro se está convirtiendo
en mi preocupación también. Una parte de mí sabe, sin embargo, que todo
se reduce a una regla simple: lo queremos demasiado. Estoy empezando a
preocuparme de que no lo voy a ver antes de irme y voy a tener que explicar
la situación en un correo electrónico. He tratado de escribir ese mensaje en
mi cabeza cientos de veces y nunca funciona.

Querido Nick,

¿Cómo está el Oriente Medio? ¿Salvada alguna vida ya? Estoy bien.
Preparándome para ir a una isla de propiedad privada en el medio del
océano a tener electrodos atados a mi cabeza y mis patrones de sueño
analizados por un grupo independiente, ingobernado de expertos médicos.
Mis padres los checaron en Internet, así que qué podría ir mal, ¿verdad?

La buena noticia es que es adyacente a Rusia.

Me voy en un par de días. Dudo que mi teléfono funcione en la isla del Dr.
Moreau, así que por favor no te preocupes.

Recuérdame con cariño,


309

Alex

Esa es la versión buena. Si eso es todo lo que tengo para dejarlo, sería mejor
Página

solo desaparecer en el mar. Por último, la noche antes de irme, le doy una
oportunidad más. Está llena de medias verdades y omisiones. Me duele que
después de venir limpio con él estar empacando alrededor de un secreto
más, pero la verdad no es mi amiga ahora. Si le digo lo que realmente está
sucediendo, me hablará de ello. Y tengo que hacer esto. Por mí, por él y por
Cara. Yo le hice una promesa y tengo la intención de mantenerla.

Nick,

Espero que estés bien y tan seguro como puedas estar. Sé que nos pusimos de
acuerdo en que no me digas dónde estás para evitar resbalones, pero donde
quiera que sea, me gustaría estar contigo. Cualquier lugar valdría la pena.
He estado hablando con el especialista que mis padres encontraron y parece
genuinamente interesado en ayudarme a solucionar mi condición. No te
preocupes, nunca te mencionaré. Estaré entrando en un estudio del sueño
intensivo a partir de mañana. Tenía la esperanza de hablar contigo y
decírtelo en persona, pero me parece que no puedo llegar al muelle
últimamente. Pronto podremos, sin embargo. Lo sé.

Estaré fuera de contacto por teléfono o por e-mail durante el estudio así que
por favor no te preocupes.

Te echo de menos.

Estoy orgullosa de ti.

Alex

310
Página
Capítulo 42
Traducido por Dark Juliet

Corregido por Liraz

Nick
¿Quién pone curry en los espaguetis? Los cocineros desastrosos de
Afganistán. Alguien debería decírselo a Italia.

Probablemente se unirían a la guerra. Tuvimos pollo parmesano ayer con


salsa de tomate en lugar de pasta de tomate. Salsa de tomate. Eso es como
sustituir queso cottage por queso crema. Yo casi prefería comer cocina
local, pero como que es mucho cereal seco. No te puedes equivocar con
Crunch Berry.

He estado siendo agradable con los chicos con los que estoy desplegado,
hablando de mi vida en pedazos sobre pilotes y piezas. No tengo ni idea si
estaría haciendo esto si no fuera por Alex, pero incluso aquí, en el desierto,
está conmigo. Cambia las cosas. Walters, ese pervertido, tomó una foto de
nosotros con su teléfono mientras nos despedíamos. Puso una impresión
de ella en un marco pequeño y claro y me lo dio antes de irme. Yo estaba
un poco molesto de que tomara una foto de un momento tan personal. Pero
ahora que estoy aquí y ella está a miles de kilómetros de distancia en un
ciclo de sueño haciéndolo diferente por lo que nunca llegaría a verla, estoy
agradecido por ello. Esa imagen de nosotros de pie delante de su coche azul
sucio, nuestras frentes presionadas juntas, es lo que me llevó a hablar con
311

los otros chicos aquí. Comenzó por ella, pero una vez que había compartido
mucho, un poco más no parecía tan terrible.
Página
Pasamos mucho tiempo aquí sentados y esperando. Es mórbido que
estemos esperando que algo salga mal, pero eso es el trabajo. Soy uno de
los dos chicos que nunca han estado en una misión. Puedo decir que está
tan ansioso como yo. Quieres conseguir el primero bajo tu cinturón y
asegurarte de que puedes hacer esto de verdad. Para demostrar a todo el
mundo que puedes.

Cuando la alarma comience a sonar, estoy más que listo para ir.

Mi Líder de Equipo, el sargento McDaniel, pernos y cabezas para el


Escuadrón de Rescate. Es donde procede la información de las personas en
el campo puesto en la petición de ayuda y tenemos una dosis pequeña, de
información preliminar; recuento, gravedad de las lesiones, causa de las
lesiones. Nos pone en el aire, pero puedes estar seguro de que la
información va a cambiar antes de que lleguemos a donde vamos.
Recuentos suben o bajan, las lesiones se actualizan y la clarificación viene
a través de lo que fue la causa. Cuando McDaniel nos encuentra en el
helicóptero, nos permite conocer el resultado.

—¡Explosión en un puerto! ¡Tres Charlie! ¡Cuatro Alfa! ¡Enemigos en la


zona! —grita por encima del estruendo del helicóptero mientras nos
preparamos. Una de las pequeñas Bases de Operaciones Avanzadas se ha
visto afectada. Hay tres heridos no críticos y cuatro extremadamente
críticos.

Nuestros dos equipos van al cielo, nuestro pájaro toma posición como el
Líder y el segundo después de nosotros como el rastro. Las puertas
laterales están abiertas. Todos tenemos nuestras armas desenfundadas,
mientras que hay un chico manejando una de las ametralladoras calibre 50
montadas a cada lado de la nave. Miro a mi alrededor, mirando a los otros
tres paracaidistas sentados en el suelo del helicóptero conmigo, y me
pregunto si lo sienten también. La descarga de adrenalina y emoción. Esta
312

es la culminación de todo lo que he trabajado y mi corazón se acelera en mi


pecho. ¿Es esto lo que sienten? ¿Lo llaman miedo?
Página
Estamos diez minutos fuera de la base. No parece mucho, pero estamos en
la Hora Dorada. Es el momento ideal entre la lesión y la atención
hospitalaria, y el reloj está acabando.

—Zona de aterrizaje en tres minutos. —El piloto actualiza, dejándonos


saber la zona de aterrizaje se acerca. Puedo ver hacia dónde nos dirigimos
por que el humo negro sigue flotando en el cielo. Justo cuando lo veo, nueva
información viene por la radio del Centro de Operaciones Tácticas. La
explosión ocurrió a las afueras de las puertas donde un IED1 fue detonado
en el camino. Los heridos y los hombres con ellos están puestos en un
tiroteo. Dos Charlie. Seis Alfa.

Como helicóptero Líder, lo que tenemos que hacer ahora es volar en medio
de esta lucha, tierra, estabilizar y cargar tantos heridos como podamos, a
continuación, tomar el aire de nuevo. Todo tratando de no recibir un
disparo. Una vez que estemos en posición y poder dar cobertura, el
helicóptero Trail repetirá el proceso, reuniendo los restantes heridos.

—¿Ha habido un barrido de IED? ¿Está la zona de aterrizaje despejado?—


pregunta el sargento McDaniel al piloto.

—No estoy seguro. Están inmovilizados, así que voy a decir que no. —Hay
una pausa antes de decir:

—Anden suavemente, paracaidistas.

Sin barrido de explosivos en la zona de aterrizaje significa que podríamos


estar aterrizando en un campo de minas. Es peligroso para el piloto y su
oficio, es peligroso para nosotros y es peligroso para los hombres que
estamos tratando de rescatar. 313

1
IED: artefacto explosivo improvisado, dispositivo explosivo usado frecuentemente en la guerra no
Página

convencional o guerra asimétrica, por fuerzas comando, guerrillas y terroristas. Se le conoce también con
el nombre IED (del inglés Improvised Explosive Device) o bomba caminera, nombre usado por los medios
periodísticos para referirse a ellos.
Tampoco había nada que hacer al respecto. Un barrido de explosivos es
ideal y estos hombres están en un tiroteo, por lo que esta situación es todo
lo contrario.

Veo a nuestros muchachos en un clúster loco, parapetado detrás de un


vehículo Stryker volteado. El camino es un desastre de escombros detrás
de ellos. No conozco el cálculo del tamaño que los explosivos tendrían que
haber sido, pero ese es un vehículo de diecisiete toneladas que ha sido
arrojado en su lado como un coche Matchbox. Estoy imaginando que la
zona de explosivos era bastante grande. La información que el Centro de
Operaciones Tácticas está recibiendo es incompleta porque puedo ver
otros dos Strykers todavía en posición vertical. Están estacionados en
ángulos, tratando de proporcionar cobertura para el vehículo dañado con
sus ametralladoras M2. Parece que al menos uno de ellos tomó una
explosión también. Las bombas deben haber sido creadas en una conexión
en cadena, la intención de salir mientras un convoy como éste pasaba con
la esperanza de golpear a todos los vehículos.

Igual que descubro los parches de humedad, arena marrón y procesa mi


cerebro lo que eso significa, estamos siendo atacados. Nuestro artillero
envía devolver el fuego de nuestra ametralladora. Supongo que el Trail está
haciendo lo mismo, silenciando los tiros irregulares del enemigo.

—Treinta segundos. Descarga de puerta izquierda, izquierda descarga de


puerta —nos dice el piloto. El helicóptero baja hacia al suelo y comienza el
conteo—. Cinco... cuatro... tres... dos... refuerzo.

Estamos abajo y hacia fuera de la puerta inmediatamente, armas en ristre.


Hay una espesa nube de arena y polvo levantado por nuestro destino,
entonces el sargento McDaniel da la señal para mantener y esperar a que
se aclare.

Es extraño detenerse en esta ciega e insustancial burbuja y escuchar el caos


314

fuera de ella. Hay más disparos en la distancia, el ping de balas


impregnando metal, entonces el pesado golpeteo de la ametralladora del
Página

Trail. Mis oídos recogen en el ritmo de las aspas de un helicóptero por


encima de mí, un whomp constante... whomp... whomp. No es ni de lejos el
mismo sonido que el thwap horrible que estoy acostumbrado, pero rompe
mi calma. El sudor corre frío en mi espalda. Una vez lo suficiente del polvo
se ha asentado, hacemos nuestro camino rápido y bajo hacia los heridos.
Cuando salimos de la nube, los pocos hombres ilesos apresuran para
ayudarnos a reunir al peor de los Cat Alfas. De los seis de ellos, vamos a
tomar cinco.

—¡¿Quién es el médico?! —grito, acercándome al grupo.

—¡Aquí! —llama un soldado, corriendo hacia mí.

—¡¿Qué tenemos?!

—¡Metralla en la pierna derecha y el torso! —me dice mientras mueven un


soldado inconsciente ensangrentado de nuevo al helicóptero.

—¿Le diste algo? —pregunto. Necesito saber si lo han medicado y con qué,
así no doblo la dosis ni le doy algo contrario.

—¡No hay tiempo! —responde.

Él me da la carrera hacia abajo en cada paciente que los hombres van y


vienen llevando a los heridos. Mi Líder de Equipo y Erickson, el otro
paracaidista, nos pasan llevando otro hombre para el helicóptero. Sangre
empapa un vendaje apresurado girando sobre su cabeza y su brazo está
colgando en un ángulo imposible. Cada parte de mí quiere seguir y
establecer ese brazo, tratar de aliviar el dolor del chico. Pero sé que no
puedo. Todavía no. Con nuestro propio artillero y el artillero del Trail
proporcionando cobertura, más hombres de los Strykers menos dañados
caen de nuevo a ayudarnos a cargar a los heridos. La mayoría de los chicos
son rápidos y eficientes, haciendo lo que hay que hacer. Pero hay un par
que a veces parecen perdidos. Me pregunto si no soy el único aquí viendo
acción por primera vez. Cojo un tipo parado totalmente erecto, el arma
315

apuntando al suelo. Él está de pie justo fuera de la cubierta mirando


fijamente el suelo, donde uno de los Cat Alfa heridos había estado yaciendo.
Página

Cuando se tiñe el suelo y humedece.


—¡Hey! —le grito. No obtengo ninguna respuesta. Lo agarro por el brazo,
tirando de él abajo mientras los disparos resuenan a nuestro alrededor—.
¡Al suelo! ¡¿Qué estás haciendo?!

—¡Estoy bien! —grita de vuelta, pero él está mirando a la nada, al parecer


confundido.

Frunzo el ceño ante él.

—¿Cuál es tu nombre?

—Voy a enfermar —murmura.

No sé si está herido, en estado de shock o algo más. Saco mi pluma de luz y


agarro su cara, tirando de él hacia mí. El uso de la luz para estimular sus
pupilas, consiguiendo mi respuesta.

—¿Te diste un golpe en la cabeza? —le pregunto, liberando su rostro.

Se tambalea un poco sobre sus rodillas. Una fuerte brisa podría golpear a
este tipo.

—No lo creo.

—Siéntate abajo, quita tu casco para mí.

Frunce el ceño, todavía sin mirarme, pero él levanta su arma.

—Las aves están llegando con los paracaidistas. Tengo que ayudar a
mantener la fortaleza hasta que lleguen aquí.

—Ellos ya están aquí y dijeron que te quitaras tu maldito casco —le digo,
tratando de alcanzar la correa para liberarlo yo mismo. Él no lucha
conmigo. Cuando saco el casco se confirman mis sospechas. La parte
posterior de su cabeza cubierta de sangre. Ha estado goteando por el
interior de su casco, escapando por la parte posterior de su uniforme. O no
316

lo llevaba puesto cuando su vehículo se volcó o no lo tenía asegurado y se


alejó de él, mientras que caían. Cualquiera sea la razón, tenemos otro
Página

lesionado. Tres Charlie, seis Alfa.


—¡Mírame! —exijo. Finalmente lo hace—. Estás lesionado, ¿entiendes? Al
siguiente helicóptero que baje, te metes en él.

—¡Carver, sigamos! —grita el sargento McDaniel, dirigiéndose hacia mí.


Parece enojado como el infierno.

Me dirijo a él y extiendo el casco, lo que muestra la sangre. Veo su boca


formar una maldición que no puedo oírle sobre el caos.

—¡¿Contusión?!

Asiento.

—Y una laceración desagradable en la parte posterior de la cabeza. Va a


necesitar puntos de sutura.

—¡Médico! —Nuestro contacto médico viene corriendo otra vez—.


Llévenlo al próximo pájaro. Él tiene una herida en la cabeza. —Se vuelve
hacia mí—. ¡Buena captura, Carver, pero sal del infierno en esa nave!

—¡Sí, señor! —respondo, ya corriendo hacia la puerta abierta del


helicóptero esperando.

Ahora está lleno con tres de nosotros y los heridos yaciendo esperando
tratamiento. Nos ponemos a trabajar realizando barridos de sangre, en
busca de heridas ocultas adicionales. Básicamente una versión detallada de
lo que acabo de hacer con el chico con la conmoción cerebral. Cuando un
hombre está dentro y fuera de la conciencia y no le puede decir dónde está
herido, su sangre dirá la historia por él.

Nuestra prioridad con cualquier paciente es conseguir su respiración y


detener el sangrado. Todo lo demás puede esperar, pero su cuerpo no va a
durar mucho tiempo sin oxígeno o sangre. Transfusiones y despejar las vías
respiratorias son los tratamientos más comunes. Si crees que no suena tan
mal, intente perforar con una punta de aguja en una vena en un vehículo en
317

movimiento o mantener una respiración del paciente jadeando mientras se


sube más y más alto en el cielo, adelgazando el aire a medida que avanza.
Página

—¿Paracaidistas, listos para levantar? —pregunta el piloto.


—Listo —le responde Erickson, aplicando un torniquete en la pierna de un
hombre.

McDaniel cierra la puerta cerrada detrás de nosotros.

—Nos vamos. Romeo dos, ruedas hacia arriba.

Estoy pasado y sé que voy a dormir como los muertos. Mi primera misión
fuera y fue brutal. Nos llevó una eternidad limpiar toda la sangre del
helicóptero, de mi uniforme y de mis manos. Siempre estuve tan listo para
la respuesta de miedo que sabía que no tendría, nunca me preparé para las
respuestas emocionales que tendría. No sé si todos los chicos que
recogimos se salvarán o no, pero está fuera de mis manos ahora. Quiero
pensar que todos lo lograrán. Quiero esperanza.

Antes de ir a mi litera verifico mi correo electrónico, con la esperanza de


ver algo de Alex. Estoy cansado más allá de toda razón, pero cuando leí el
mensaje de ella estoy bien despierto. Ella entró en un estudio del sueño.

Pensé que tendríamos la oportunidad de hablar de ello más antes de que


tome una decisión. Estoy nervioso sobre quiénes son estas personas, sobre
todo cuando dice: No te preocupes, nunca te mencionaré. Como si me
estuviera protegiendo. No me fío de todo esto y si quiere admitirlo o no,
obviamente no confía completamente tampoco.

Lucho con lo que decir en respuesta. Es su vida y yo soy nuevo en ella, así
que sé que no tengo derecho a exponer todos mis juicios sobre lo que está
haciendo. Eso no significa que no los tenga. Estoy cansado y preocupado
por ella así que decido que no estoy en un gran estado de ánimo para
responderle. No es que importe ya que dijo que estará fuera de contacto
electrónico; ni teléfono ni internet. Pero tal vez esta noche es la noche que
lleguemos al muelle. Por segunda vez en dos horas, me encuentro lleno de
318

esperanza.
Página

Antes incluso de abrir los ojos, lo oigo.


Goteo... goteo... goteo.

Estoy hueco, vacío, temblando.

319
Página
Capítulo 43
Traducido por Dark Juliet

Corregido por Liraz

Alex
—Alexia.

Oigo mi nombre primero, siento la presión fría de una mano en mi frente.


Hago una mueca, mis ojos todavía cerrados. Algo no está bien.

—Señorita Mills, despierte —insiste el Dr. Evans, moviendo su mano de mi


frente a mi hombro y empujándome suavemente.

Me esfuerzo por abrir los ojos. Se sienten pegados. Cuando me muevo, mi


cuerpo está rígido y me pregunto cuánto tiempo he estado durmiendo. No
puede ser que ya hayamos llegado porque todavía siento el movimiento y
vibraciones a través de la ventana de mí en la que mi cabeza está apoyada.
Finalmente, con un gruñido, soy capaz de revolotear mis ojos abiertos y
sentarme con la espalda recta. Oigo una grieta distinta y sé que mi cuello
dolerá durante días.

—Ahí lo tienes. Estábamos empezando a preocuparnos por ti.

Me froto las manos sobre mi cara y miro alrededor. Lo que veo me deja
muerta.

—¿Qué demonios? —murmuro, mis manos todavía presionadas contra mi


320

boca.
Página

—¿Estás bien?

—Estamos en un coche.
—Un Jeep, para ser exactos —dice Liam a mi lado.

Le disparo una mirada rápida y capto su mirada justo cuando está mirando
a otro lado. Miro hacia atrás al Dr. Evans, que está sentado en el asiento
delante de mí, su brazo colgando casualmente sobre la parte posterior del
mismo por lo que me puede hacer frente.

—¿Ya estamos aquí?

—Oh, sí. Has estado durmiendo desde hace bastante tiempo.

Pienso de nuevo, tratando de conseguir un asimilamiento del momento en


que me desmayé. Recuerdo llegar al aeropuerto, diciendo un adiós rígido a
mis padres, a bordo de un avión privado elegante, comer el desayuno y
charlando con el Dr. Evans, luego... nada. Salimos temprano por la mañana,
justo cuando el cielo se va del gris al azul. No pude dormir mucho la noche
anterior pero este era un vuelo de veintiséis horas con paradas para
reabastecerse.

No podría haber estado despierta durante más de cuatro horas del mismo.
La parte más extraño de todo esto es que no recuerdo haber tenido un solo
sueño.

—¿Me dormí en el avión? —pregunto. Mi boca se siente seca.

—Sí, por supuesto. Estabas bastante agotada y es un terriblemente largo


vuelo —explica el Dr. Evans. Cuando no respondo, él sonríe—. Todos nos
dormimos un poco, señorita Mills. No es necesario sentirse avergonzada.

—No me da vergüenza, estoy confundida. ¿Cómo entré en un coche?

—Liam fue lo suficientemente bueno para llevarte.

Miro a Liam cautelosamente. Se queda mirando por la ventana ahora,


fingiendo que no estoy allí.
321

—¿Y dormí todo eso?


Página

—Parece que tienes bastante el sueño pesado. —Él hace un guiño—.


Información muy útil para el estudio.
—Sí. —Me froto los ojos legañosos—. ¿Cuánto tiempo más hasta que
lleguemos allí?

—Estamos aquí —responde Liam, su voz tranquila.

Miro por la ventana del Jeep rebotando y obtengo una visión de piedra gris
fría y cemento.

Estamos en la base de una montaña, su lado un lío irregular de piedra dura.


Hay un acantilado muy arriba en la cara de ella, y luego una caída en picado
hasta la base donde una serie de paredes rodea. Las paredes que llegan
hasta el cielo y se rematan por rollos de alambre de púas. Hay torres de
vigilancia, al menos dos de ellas, pero eso es sólo lo que puedo ver desde
aquí. Sospecho que hay más. Nos acercamos a una pesada puerta grande,
de, barras de acero negro donde varios hombres en uniformes negros que
no reconozco montan guardia en el exterior. Aún más de pie listos en el
interior. Fuera de los muros, el paisaje es rocoso y árido.

—Esto no es una clínica, es un compuesto.

Parece una prisión.

—Es un centro médico altamente vigilado —corrige el Dr. Evans con un


gesto de la mano.

—¿Por qué está tan fuertemente custodiado? Este lugar es más seguro que
Alcatraz.

Él se ríe alegremente en respuesta. Liam no dice nada.

A medida que nos acercamos a la puerta, los soldados se ajustan a la


atención, la espalda recta dolorosamente. Las puertas se tiran lentamente
abiertas y nuestro Jeep jala a través de ellas, las ruedas dejando la
carretera, con baches ásperos en la que hemos estado viajando y
322

suavemente rodando sobre el asfalto nivel en el patio compuesto. No sé lo


que me esperaba que este lugar pareciera, pero no era esto.
Página

Hay una serie de edificaciones bajas, todas grises y tristes, mezclando en la


roca de la montaña en las que se respaldan en contra. Las murallas que
rodean también terminan en la ladera de la montaña y no creo que el
acantilado y la pared de roca sean formaciones naturales. Parte de esta
montaña estaba maldita o el trabajo se quedó dormido para crear el área
plana de esos edificios agachados dentro.

Nos dirigimos a la entrada de una cueva. Se asienta en el centro de la fila de


edificios y la visión de ella envía un escalofrío por mi espalda, los pelos
finos en mi brazo se paran rectos. Es como ver un fantasma y me recuerda
que anoche tuve el sueño. Es por eso que no pude dormir bien antes de
abordar el vuelo. Esta no es la cueva, no exactamente, pero es como ver algo
por primera vez, que sólo te ha sido descrito antes. Es extraño, pero
también inmediatamente familiar, una especie de déjà vu. A medida que
nos acercamos a él, con la clara intención de entrar, tengo que parar mi
comprobación de los cielos.

—¿Está bajo tierra? —pregunto cautelosamente.

El Dr. Evans sonríe como un orgulloso papá.

—Sí, es bastante dramático, ¿no? Determinantemente muy establecido.

No estoy completamente escuchándolo. En cambio, estoy entrecerrando


los ojos hacia uno de los soldados que rodamos por delante de él. Él está
usando un parche con una insignia en él, pero se ha ido antes de que pueda
lograr salir. Por lo menos sé que no era un emblema politsiya.

La Madre Rusia está demasiado cerca para la comodidad en el momento.


Puedo sentir el frío. Saborear el hambre mordaz.

Bandera Roja # 3.

El interior del coche se vuelve negro y me muerde de nuevo un grito


ahogado. Hemos entrado en la cueva. Los faros del Jeep son toda la luz que
tenemos que seguir y me sorprende que no haya iluminación interior. No
323

hay largas halógenas en el techo, no hay péndulos oscilantes siendo


espeluznantes, sombras en movimiento. Ni siquiera una antorcha
Página

encendida medieval en la pared. La oscuridad hace que este túnel se sienta


interminable. Empiezo a preguntarme cuán profundo vamos a este monte
cuando doblamos una esquina y el mundo explota en luz. Los techos son
altos y ahora están cubiertos de una serie de ardientes luces blancas. Como
estrellas demasiado agresivas. Entramos en un pequeño aparcamiento
donde está pintado el suelo blanco rígido, asumo para reflejar y amplificar
los generales. Hay otros coches aquí, jeeps y camiones más de grado
militar, todos los colores grises pintadas. Cuando el motor se corta, el Dr.
Evans prácticamente salta del vehículo. Él golpea su puerta cerrada y abre
la mía por mí mientras Liam sale lentamente a mi lado.

—Vamos, vamos, señorita Mills —insiste el Dr. Evans, extendiendo su


mano para ayudarme a bajar—. Estoy tan emocionado de que veas esto.

Tomo su mano y estoy agradecida por la sensación fresca y seca de su piel.


La mía es caliente y húmeda, como si estuviera ardiendo con un poco de
fiebre. Me pregunto si es sólo nervios o si me estoy enfermando. Él
graciosamente envuelve mi mano alrededor de su codo y acaricia mis
dedos suavemente, llevándome hacia adelante.

Nos dirigimos a un edificio bajo, de color gris que es casi un hermano mayor
idéntico a los de afuera. Es tan uniforme y cuadrado que me pregunto qué
es exactamente lo que es el Dr. Evans está encantada para que vea. Hay más
guardias alrededor. Al pasar por las puertas quiero robar otra mirada a las
insignias de sus uniformes, pero están demasiado cerca ahora. Estoy
nerviosa de mirar directamente a ellos. Decir que todo esto es muy
intimidante es la mayor subestimación de mi vida.

—Por aquí —dice el Dr. Evans contento, tirándome hacia abajo a lo largo
de un pasillo gris interminable—. Te llevaremos directamente al
laboratorio. Permitirte ver como todo nuestro trabajo será hecho.

—Padre —dice Liam con firmeza, capturando su mirada—. Ha sido un


largo viaje. Me imagino que la señorita Mills prefiere ver sus aposentos y
refrescarse. Tal vez tener la oportunidad de comer algo primero.
324

Mi estómago ruge ante la mención de la comida y me doy cuenta de que


Página

estoy muriéndome de hambre.


—Oh, querida, tengo que pedir disculpas —dice el Dr. Evans, liberando mi
mano de su brazo—. Él tiene toda la razón, debes estar hambrienta. Por
favor, por favor, ve con Liam. Te mostrará todo.

Liam frunce el ceño, pero su padre ya ha comenzado a retroceder, en


dirección al final del pasillo en dirección al laboratorio.

—Asiéntate y ponte cómoda. Vamos a comenzar por la mañana. ¡Buenas


noches!

Me sorprende su repentina salida, pero cuando miro a Liam veo que no soy
la única afectada. Él está con el ceño fruncido a su padre.

—Lo siento —digo en voz baja.

Sacudiendo la cabeza hacia mí, pareciendo sorprendido de encontrarme


allí.

—¿Por qué?

—Te ves molesto porque tienes que jugar al guía turístico por mí.
Honestamente, si me puede señalar en la dirección de un sándwich y un
cuarto de baño, puedo cuidar de mí misma.

Sus rasgos instantáneamente cambian, convirtiéndose apacibles. Presionó


su mano ligeramente en la parte baja de mi espalda para guiarme.

—No estoy molesto. Estoy feliz de ayudarte y lo que necesites. Esta


instalación es un laberinto de pasillos que parecen todos iguales. —Él me
mira con sus grandes ojos marrones y sonríe—. No me gustaría perderte
cuando acabamos de encontrarte.

La comida aquí es... interesante. No es mala, simplemente extraña. Con


todos los guardias que he visto y el personal médico revestido de blanco
que he pasado en los pasillos, me imagino que la población de este lugar es
325

bastante alta. Sin embargo, no hay ninguna zona común. Ninguna que me
hayan mostrado. Me esperaba una gran cocina y bulliciosa cafetería, pero
Página

cuando Liam me muestra dónde encontrar algo de comer, se ve como una


cocina regular. La única diferencia es que hay dos microondas en el
mostrador y dos refrigeradores contra la pared.

—No comas nada del de la derecha —advierte Liam.

—¿Por qué no?

—Más vale prevenir que lamentar —responde enigmáticamente. Señala el


otro a la izquierda—. Puedes tomar lo que quieras de ese. Hay productos
secos en los armarios y hay una despensa por allí con más. No te preocupes
por limpiar después de ti. Hay un equipo para eso.

—¿Hay un equipo de limpieza, pero no hay personal de la cocina? ¿Cómo


esta cocina posee suficientes alimentos para todos aquí?

—No es así.

—He visto fácilmente un centenar de otras personas en todo este


compuesto. ¿Dónde comen todos?

Se encoge de hombros descuidadamente, dirigiéndose a la puerta.

—En otros lugares. Te mostraré tu habitación. Es cercano. Tú podrás


fácilmente encontrar tu camino de vuelta aquí y puedes comer después.

Vamos a mitad de camino por el pasillo cuando se detiene en una puerta


sin marcar al azar y se pasea dentro. La habitación está pintada de un verde
silenciado con una colcha a juego cubierto de flores negras y grises. Hay un
hermoso aparador de madera de cerezo, mesas de noche y estantería. La
estantería está llena y yo inmediatamente voy a ella, tirando uno abajo.

—Es real —murmuro para mí misma.

—¿Qué otra cosa podría ser?

No le contesto, pero pongo el libro de vuelta y me dirijo a inspeccionar el


326

resto de la habitación. No hay vestidor, pero un gran armario destaca


contra la pared del fondo. Al lado una puerta abierta parece conducir a un
Página

baño de color blanco brillante. Me detengo cuando veo un gran cuadro


colgado en la pared frente a la cama. Liam traza mi línea de vista a la misma.
—Pensamos que te haría sentir como en casa. Tu madre dijo que amas los
pájaros, que tu habitación está decorada con ellos. —Él me mira y frunce el
ceño—. ¿No te gusta?

No lo hace. Es enorme, dominando casi toda la pared, y la forma de que está


todo mal. No está planteado en alza vuelo como mis gorriones en casa. Está
en una posición adjunta; alas abiertas, la cabeza y el pico curvado hacia
abajo y sus garras llegando hacia mí. Entiendo que está destinado a mirarse
majestuoso.

Pero para mí, sólo se ve enojado y violento.

—Es una maravilla —miento, sin querer ser desagradecida.

Liam me mira por un momento y luego vuelve a mirar la pintura.

—La odio —dice, con una voz sorprendentemente dura.

—¿Por qué?

Se aclara la garganta.

—¿Tienes todo lo que necesitas? Tus bolsas serán traídas en breve. Ya


sabes dónde está la cocina.

Está fuera de la puerta y se va antes de que pueda decir una palabra.

Más tarde ese día o noche o mañana, no puedo saber con seguridad porque
no hay ventanas ni relojes, escucho un suave golpe en mi puerta.

—Adelante —digo, sin saber si debo permitir simplemente a alguien aquí


o no.

El Dr. Evans entra por la puerta. Él está mucho más moderado que la
327

primera vez que lo conocí, pero todavía sonriéndome como si fuera la


mañana de Navidad.
Página

—¿Cómo estás encontrando todo? ¿Es de tu agrado? —pregunta,


señalando la habitación.
—Es perfecto. Gracias. —Tengo el libro que he estado leyendo para que
pudiera ver—. Aprecio los libros.

Deambula a la estantería, asintiendo con aire ausente.

—Sí, tu madre dijo que disfrutarías de ellos. Envié a Liam a recoger algo
para ti. Me preocupaba más con lo que iba a volver.

Sonrío.

—Creo que tiene toda la lista Bestseller del New York Times aquí.

El Dr. Evans frunce el ceño.

—Parece ser una gran cantidad de pelusa.

—Sucede que disfruto de la pelusa.

—Bueno, él hizo su trabajo entonces, supongo. —Él me mira, su cara


suavizándose—. Alexia, quería agradecerte haber venido aquí. Es un acto
de valentía lo que estás haciendo.

Me río nerviosamente.

—Yo estaba pensando que era más temerario que nada.

—¿Estás asustada de estar aquí?

—No, pero probablemente debería estarlo —le digo, y sólo medio en


broma.

—Como ya he dicho, es muy valiente de tu parte.

Me encojo de hombros.

—He estado en sitios peores en situaciones peores. Además, no tengo nada


que perder.
328

—¿Te refieres a la pérdida de tu hermana, Cara? —pregunta con cuidado.


Página

Siento lágrimas pinchando mis ojos pero las parpadeo de vuelta.

—Sí. ¿Cómo se enteró de eso?


—Tu madre.

—Estuvo muy habladora, ¿no? —murmuro.

El Dr. Evans se ríe ligeramente.

—No hay amor perdido entre ustedes dos, ¿no?

—Tenemos nuestras razones.

—Entiendo eso. Me dijo que te fuiste de casa a los dieciséis años, pero eso
es completamente la verdad, ¿no?

—No.

—¿Ellos te echaron?

Asiento, demasiado avergonzada para mirarlo. Siempre he sentido tanta


vergüenza por lo que hicieron, como si hubiera hecho algo malo. Como si
me lo mereciera de alguna manera.

—Tal cosa terrible —dice el Dr. Evans en voz baja—. Echar una niña
superdotada como tú.

Resoplo.

—No soy dotada. Estoy maldita. Soy un bicho raro.

—Hija, tú no eres nada menos que extraordinaria. Eres un milagro.

Ahora realmente no sé qué decir. Miro a cualquier lugar menos a él. Incluso
al pájaro horrible de la pintura presa que amenaza con comer mi alma
mientras duermo. Esas son palabras bonitas las que está diciendo, pero sé
la verdad acerca de mi condición. Sé los estragos que pasan a la gente a mí
alrededor y, finalmente, tanto él como Nick lo sabrán también. Hasta
entonces, voy a seguir esperando a que el otro zapato caiga.
329

—No todo el mundo estaría de acuerdo con eso —le digo.


Página

—Tú incluida, ya veo. —Cuando no respondo, suspira—. Es una pena.


Espero poder ayudarte a cambiar esa opinión de ti misma. Encontraremos
ese control que buscas, te lo juro. No creo que seré capaz de separarte de
tu capacidad. Francamente, no me importa hacerlo. Sería como cortarle los
colmillos a un elefante o los pies a un guepardo. Eres demasiado
majestuosa para tal brutalidad. Pero te voy a mostrar tu propósito, porque
tienes uno.

No me atrevo a mirarlo porque sus palabras han traído lágrimas a mis ojos.
Pocas veces he estado hablado de esta manera. No desde Cara. Me está
matando.

—¿Qué propósito es ese? —pregunto en voz baja.

Le oigo reír.

—Todo a su tiempo, querida. Todo a su tiempo.

330
Página
Capítulo 44
Traducido por anaapauu

Corregido por francatemartu

Nick
Mamá,

Vivo y bien. Me mantengo a salvo.

Nick.

Esto es palabra por palabra casi el mismo e-mail que envío a mi madre
todos los días cuando termino mi turno. Ella responde con el mismo estilo
de carta, algo parecido a:

Nicky,

¡¡Estoy tan agradecida de que estés bien!! ¡Ven a casa pronto!

Besos y abrazos,

Mamá.

Nicky. Tengo permanentemente diez años a sus ojos.

—Hey, Carver, ¿qué pasa? —pregunta Erickson, tomando asiento en el


ordenador en frente a mí.

Estamos en un área de la oficina donde unos pocos ordenadores estaban


331

dispuestos para el trabajo, pero es donde todos nosotros hablamos con


nuestra familia y hacemos nuestra correspondencia también. Enviar una
Página

carta real de papel nunca pasa por mi mente. Si pasara veinte y cuatro
horas sin enviar un e-mail, mi madre estaría histérica. Esperaba encontrar
un e-mail de Alex, pero no había nada. Han pasado tres semanas y eso es
todo lo que he visto, nada.

—No mucho —le digo, estirándome. Ha sido un largo día. Estoy exhausto—
. Listo para ir a dormir.

—¿No vas a hablar con tu familia?

—Nah, sólo está mi madre.

Erickson asiente en comprensión. Le he hablado de mi madre y su reacción


sobre lo que hago. No es tan raro, creo. A su padre tampoco le gusta eso.
Piensa que él es amante de la adrenalina o sólo está en ello por la gloria. Él
quería que Erickson hiciera algo más sensato como ser un mecánico como
él.

—¿Qué hay de tu chica? —pregunta, tecleando sus contraseñas,


preparándose para hablar con su familia.

—No está alrededor.

—Dices mucho eso. ¿Dónde está?

Me detengo. No hay una buena forma de responder eso. No una forma


simple al menos, así que voy con medias verdades.

—Está en el hospital.

Erickson mira alrededor de su monitor hacia mí.

—Vaya, ¿está bien?

Me encojo de hombros.

—No está en riesgo su vida. Tiene una enfermedad. Una rara. Están
332

realizando un montón de pruebas. Lo último que escuché fue que ella se iba
y no obtuve ningún margen de tiempo de cuando volvería. Hasta el
Página

momento, ninguna palabra.

—Ouch, hombre. Eso es mortal. Espero que esté bien.


—Sí, gracias. Yo también.

El servicio de teléfono por internet empieza a sonar. Pienso que viene del
ordenador de Erickson, pero entonces mi pantalla se iluminó. Estoy
recibiendo una llamada y mi corazón se detiene por un fracción de
segundo, pensando que puede ser Alex. No tengo esa suerte. La cara
pretenciosa de Campbell aparece.

—¿Qué pasa, hombre? —contesto.

—Carver, pequeña zorra, ¿cómo estás? ¿El trabajo te hizo perder el


conocimiento ya? ¿Vomitando?

—No todavía.

—¿Alguna pesadilla? —pregunta, su voz brevemente seria.

Decido ser honesto.

—Sí, una.

—Una es salir bien parado. Hablando de eso, ¿te dejó Alex mantener tus
bolas contigo en el desierto o eres un unich?

—Nah, las dejé en la mesita de noche de tu madre por seguridad. Sabía que
iba a regresar allí pronto.

—Tú trátala bien, ¿me escuchas? Meredith Campbell es una dama.

—Esa no ha sido mi experiencia.

—¿Te ha llamado Walters?

—No, ¿por qué lo haría?

—Por la misma razón que te llamo yo. Él es tu amigo, genio.


333

—Está bien.

—Realmente eres terrible en esto.


Página

—¿En qué?
—Personas.

—¿Por qué todo el mundo me dice eso? —pregunto, sintiéndome


exasperado.

—¡Porque eres terrible con las personas!

—¿Qué fue lo que dijo Walters cuando te llamó?¿Hay un punto en esto?

—Siempre hay un punto. Él llamó porque se va a casar.

Me detengo, estupefacto.

—¿Él qué?

—Él lo propuso y aquella hermosa pequeña idiota dijo sí. Walters se va a


casar.

—Guau. Bien por él, ¿supongo?

—Buen trabajo, esa es una respuesta normal. Un poco más convincente


cuando se lo digas a él, sin embargo.

—¿Cuándo se lo voy a decir a él?

Campbell suspira pesadamente.

—Cuando te llame.

—¿Se volverá loco ya que me lo has dicho?

—Creo que quería que te lo dijera primero.

—¿Por qué?

—Piensa en esto como un ensayo general y cuando hables con Walters, eso
es en directo. Hazlo mejor en directo, ¿bien?
334

—Él no quería soportar mi ensayo general —murmuro, entendiéndolo.

—Es insoportable, no lo culpo. Así como es, o me debe una cerveza por esta
Página

sesión de entrenamiento.
—Pagaré su deuda. La próxima vez que estemos en la misma ciudad, las
bebidas son mi parte.

—Preferiría tener mis bebidas en Alex.

—Te mataré. Quiero decir, te mataré lentamente con mis dos manos
desnudas.

Campbell se ríe entre dientes.

—Me encanta lo que esta chica te ha hecho. Es divertidísimo.

—Sólo espera hasta que seas tú. Veremos quién se reirá entonces.

—Nunca seré yo.

—¿Nunca? ¿Estarás solo para siempre?

—Nunca estoy solo. Pero no, nunca estaré saliendo. Nunca me casaré, eso
es seguro. Es una farsa. No confío en ello.

—Tus padres están felizmente casados —señalé.

—Por treinta y siete años —confirmó Campbell orgulloso—. Mi padre


masticó tabaco por cuarenta y dos. Eso no significa que yo vaya a empezar.

—Si esto es cómo te sientes sobre el matrimonio, entonces, ¿cuál fue tu


respuesta cuando él te lo dijo?

—Felicidades, hombre. Ya estoy planeando la fiesta de despedida de


soltero. ¿Ves qué fácil fue?

Gimo.

—Eso sí que es insoportable. —Pienso en Alex y en la úlcera que estoy


teniendo esperando escuchar de ella—. Las personas son penosas.
335

—Eso no es mentira —concuerda Campbell—. Pero sólo espera por el


llanto.
Página

—Espera, ¿qué?
Walters llora cuando me lo dice. No abiertamente llorando o incoherente,
pero él se atragantó por la emoción y tuvo que parar algunas veces para
conseguir decir algo. Expuse la cantidad justa de entusiasmo, o tal vez fue
demasiado, porque cuando le digo ella tiene suerte de tenerte, no puede
hablar casi por un minuto.

—¿Estarás en la boda, verdad? —pregunta, una vez que recobra la


compostura.

—Claro, si quieres que vaya —digo, aunque estoy inseguro por qué querría.

—No te preocupes, no te voy a pedir que seas El Mejor Hombre o algo así.
Tú sólo te quedarás allí en tu traje azul y trata de verte feliz por mí.

—Estoy feliz por ti.

—Gracias, pero no eres muy bueno mostrando esas cosas en tu cara. Sólo
no fulmines con la mirada a mi madre ni frunzas el ceño a la cámara y lo
harás bien.

Lo cual significa que voy a tener que pintar la sonrisa del muñeco Ken en
mi rostro y aguantarla por horas.

Las personas son muy, muy penosas.

Lo hago con el sueño esa noche. Puedo sentir el muelle por debajo de mí
antes de abrir los ojos. Los mantengo cerrados un poco más y disfruto del
sentimiento. El agua está haciendo el sonido de chapoteo alrededor de mí
y nunca me di cuenta antes, tal vez porque no estaba allí, pero había un olor
en este lugar. Pasto recién cortado y flores silvestres, dulce y amargo al
mismo tiempo.

Hay un sentimiento aquí. Uno que apenas puedo darme cuenta antes pero
336

del que soy bastante consciente de esta noche. Se siente como la marea
balanceando dentro y fuera y sé que son los altibajos del sueño. Puedo
Página

sentir la corriente empujando ahora, lejos hacia el mar, pero también


puedo sentir el deseo de ondular de regreso. Hay un aparente balanceo en
este péndulo. Al final tiene que regresar. Si me enfoco en ello, tirando
contra ello, puedo pararlo. Puedo mantenerlo en este lejano punto y
suspenderlo allí, pero no para siempre. Mi control no es infinito, podría
parecerlo, e incluso no puedo detener la marea de moverse.

—Pensaba que nos encontraríamos en el césped.

Me congelo cuando la veo. Ella está usando la falda otra vez.

Estoy devorando la distancia entre nosotros a pasos largos, mi sonrisa


desaparece. Mi rostro es todo negocio e intención pesada. Ella sonríe ante
mi reacción y espera pacientemente, sus brazos se extienden. Mis brazos
rodean su cintura, tirando de ella contra mí mientras presiona sus labios
en los míos. Gimo cuando salta y rodea con sus piernas mi cintura,
trepándome.

—¿Dónde está el Speedo? —murmura contra mi boca.

Sonrío.

—Tendrás que buscarlo.

Ella sonríe, besándome largo y despacio. Después hace una pausa en su


boca caliente a través de mi mandíbula, abajo a mi garganta.

—¿Dónde, oh, dónde podría estar? —cavila, tirando de mi camiseta hacia


arriba.

No hay vista en el mundo, real o imaginario, que pueda competir con Alex
acostada a mi lado. Su largo y brillante cabello extendido sobre el césped,
es cálido color intercalado con frío, paleta verde. Sus mejillas están
sonrojadas por un secreto que sólo nosotros sabemos y sus labios gruesos
están hinchados y rosas. Pero son sus ojos, siempre son sus ojos, lo que
337

guardo dentro de mí y no lo dejo ir. Todo está allí. Todo lo que ella está
sintiendo, pensando y deseando. Todo lo que tengo que hacer es mirar en
Página

ellos y lo sabré.
Lo sé entonces. Lo he sabido antes, pero justo ahora lo sé como sé mi propio
nombre. Está en la punta de mi lengua, en la cúspide de mi alma, pero aún
no puedo sacarlo. No estoy hecho para esto. No estoy equipado para ser
suficiente para ella, pero demonios, quiero estarlo.

—Te he echado de menos —murmura, alzando su mano y trazando mi


rostro con la punta de sus dedos.

Esto puedo manejarlo. Sé que necesito decirlo ahora porque puedo sentir
la marea retrocediendo. Lo intento tanto como puedo, no puedo detenerlo.

—Te extraño todos los días.

Ella sonríe y me inclino hacia abajo para besarla suavemente.

—¿Así que el estudio está terminado? —pregunto, acostándome de regreso


a su lado.

Ella duda. Cuando habla, su voz es tranquila.

—No, aún estoy en ello.

—¿Cuánto tiempo has estado allí?

—Es difícil de decir.

—¿Qué es difícil de decir?

—Um, no salgo de la clínica y…

Espero, pero ella no dice nada, lo cual me hace sentir nervioso.

—¿Y qué?

—Y que allí… no hay ventanas ni relojes —dice sin aliento.

Me siento y mira abajo a ella, ceñudo.


338

—¿Qué?
Página

Ella encuentra mis ojos cuidadosamente.

—No sé qué día es, o incluso si es de día. Tal vez es de noche. No lo sé.
—¿Es eso parte del estudio?

—Supongo que sí.

Ella se encoge de hombros y mira hacia otro lado.

—Alex, no me gusta esto. ¿Dónde está ese lugar? ¿Está en Omaha?

—Sus oficinas lo estaban, aquella donde en primer lugar conocí al Dr.


Evans. Ellos hicieron todas mis pruebas allí también. Después nosotros…
nos fuimos.

—¿Se fueron a dónde?

—A la clínica principal.

—Alex —digo, mi voz tensa. No me gusta este juego que estamos jugando.

—¿Qué?

—¿Qué es lo que no me estás diciendo?

Ella suspiró.

—La clínica donde estoy… no está en Estados Unidos.

—¿Dónde está? —pregunto calmadamente, lo cual no estoy para nada.

—Está en el mar de Behring, en una isla justo al este de Rusia.

Cierro mis ojos y respiro profundamente. Increíble.

—Tu madre encontró un especialista que entiende tu habilidad, quien


realmente cree en tu habilidad, y además sólo ocurre que tiene oficinas en
tu ciudad natal en Nebraska. Entonces, después de conocerlo por unos
cuantos días, ¿le permites que te lleve a una isla cercana a Rusia donde te
está manteniendo desorientada y encerrada?
339

Ella no me contesta enseguida. Abro mis ojos para encontrarla mirando


fijamente a las nubes en movimiento. Ellas han crecido tormentosas desde
Página

que llegamos y no estoy seguro de si es ella o yo haciendo eso.


—Bueno cuando lo dices de esa forma… —responde suavemente—. Suena
bastante mal.

—Necesitas salir de allí. A cualquier parte menos allí. Infiernos, te diré


dónde estoy y puedes venir a mí.

El mar está cerrándose, la espuma acercándose a toda prisa a la orilla.


Empujo tan duro como puedo, pero no puedo mantenerlo.

Ella sonríe débilmente.

—Eres como un héroe.

—Déjame ayudarte.

—No —dice firmemente, sus ojos duros como acero—. Puedo cuidar de mí
misma. Esta fue mi elección y voy a pasar a través. Si hay al menos media
oportunidad de que ellos puedan ayudarme a tomar el control de esta cosa,
voluntariamente los seguiría al infierno y de regreso.

—No vale la pena el riesgo.

—Lo vale para mí. No quiero que nadie más tenga que tener que cuidar de
mí.

—Yo quiero cuidar de ti.

—No como esto. No hasta este punto. —Ella se detiene y traga con fuerza—
. No quiero ser débil contigo.

—Tú sobreviviste esta cosa peligrosa desde que eras una niña, Alex. No
estás en ningún lado cerca de ser débil.

—Me sentiría débil dejándote cuidar de mí. Dejándote ayudarme siempre.


Sé que entiendes eso.
340

Y lo hago. Si nuestros roles estuvieran a la inversa, me sentiría exactamente


de la misma forma. Tomaría exactamente los mismos riesgos. No significa
Página

que me guste.
—Si se vuelve demasiado, ¿escaparías? —le pregunto. Tengo cuidado en
mantener mi tono bajo y persuasivo, pero me siento agitado. Las olas están
viniendo para llevarnos lejos—. Encontraremos otra forma. Al menos
déjame ayudarte a hacer eso. Si esta cosa empieza a asustarte o si algo no
se siente correcto, por favor, escapa y trabajaremos juntos para encontrar
otra forma.

—Está bien.

Alzo una escéptica ceja.

—Prométemelo.

Ella sonríe.

—Lo pro…

341
Página
Capítulo 45
Traducido por anaapauu

Corregido por francatemartu

Alex
Estoy sobre mis cereales en la cocina, intentando reunir apetito para
comerlos. No se está haciendo fácil. Mi estómago está rebelándose en
contra mía, enfado por el recuerdo de mi sueño.

Mi sueño con Nick terminó tan diferente como nunca antes. Simplemente
no terminó, se transformó en algo más y la parte más terrorífica fue que no
sabía cómo cambiarlo para mejor. Le hice mi promesa a él que intentaría y
escaparía si las cosas se volviesen raras, y quería decirlo. Entonces le
pregunté cómo iba su despliegue y si él estuvo en alguna misión ya. Él
empezó a describir la base para mí, diciéndome sobre los chicos con los que
trabaja y cómo era una típica misión. Sus descripciones empezaron a ser
realmente gráficas, y mientras me sorprendí de él contándome todo esto,
lo escuché silenciosamente, pensando que estaba atrapado en su memoria.
Él tenía un trabajo sucio y nunca quise que se sintiera como que yo quería
mantenerme al margen de ello o que él tuviera que esconder algo de mí.

Él estaba jugando con mi mano mientras hablaba, entrelazando nuestros


dedos juntos, después separándolos, pasando la punta de sus dedos a lo
largo de mi palma. Entonces, cuando él estaba describiendo un brazo roto
en un soldado, él tiró de mi dedo anular. Se rompió limpiamente. No sentí
342

ningún dolor, pero miré abajo a mi dedo doblado con horror.


Página

—Nick, ¿qué has hecho? —jadeé.


Él se movió a mi dedo meñique. Rápidamente rompió ese también. Esta vez
sentí el dolor. Grité y traté de apartarlo, pero él agarró mis hombros y
presionó mi cara cerca de la suya.

—Si no puedes soportar esto —gruñó, su voz fuera de sí mismo—. Nunca


lograrás salir con vida.

Él me tiró hacia arriba como si no pesara nada. Entonces me lanzó como


una muñeca de trapo, tirándome a lo largo de la ladera.

Me desperté del sueño cuando era lanzada de la cama, electrodos y


monitores desgarrando lejos de mí. Me he caído en una unidad de depósito
de acero unos buenos cuatro pies y me desplomé en el suelo. Yo estaba
temblando y llorando mientras gentilmente probaba mis dedos anular y
meñique, comprobando la rotura o dolor. Estaba bien, yo estaba intacta,
pero era un desastre.

Y aun lo soy. Han pasado horas desde que desperté de la pesadilla y aún no
estoy bien.

—¿Cómo te sientes? —pregunta Liam. Él aparece en la puerta, parado allí,


mirándome.

No miro hacia arriba.

—Nunca mejor.

—Tus cereales se están volviendo pastosos.

—Me gustan pastosos.

—A nadie le gusta pastoso. ¿Estás lista para contarme de qué iba el sueño?

Me negué a hablar de ello inmediatamente después. Ellos han estado


monitoreándome y picos en mi ritmo cardíaco y Dios sabe qué más. Uno
fue por ver a Nick, sabía eso. Otra fue probablemente por… otras cosas
343

relacionadas con Nick y lo último fue definitivamente por mis dedos rotos.
Página

—No realmente. Pero sé que lo necesito —digo de mala gana.


Él se detuvo.

—Sabemos que el sueño fue… de naturaleza personal.

Estrecho mis ojos hacia él, mi ritmo cardiaco en aumento.

—¿Y cómo es eso?

—Algunas partes de tu cerebro se iluminaron y se volvieron estimuladas


durante varias actividades físicas.

Me ruborizo con dureza, enterrando mi cara en mis manos.

—¿Actividades físicas de naturaleza personal?

—Sí.

—Vaya, esto es vergonzoso —murmuro en mis palmas

—No hay nada de malo en ello, Alex. No deberías avergonzarte.

Yo estoy mortificada.

—Toda una sala llena de médicos y científicos me vieron soñar sobre… Oh,
mierda.

—Fue bastante informativo, si eso ayuda algo.

—Para. No, no está ayudando. —Dejo caer mis manos para mirarlo. Él está
completamente sin inmutarse por todo esto. Sólo se queda parado allí con
toda su tranquilidad, magnífica gloria. Eso lo hace mucho peor—. Si sabes
de qué trataba el sueño, ¿por qué necesitas que hable sobre ello?

—Sé sobre una parte del sueño. El principio es muy claro, pero entonces te
volviste asustada. Muy asustada. Eso es que lo quiero que me cuentes.

—Entonces puedo hacerlo —digo, inclinándome hacia atrás en mi silla.


344

Él saca rápidamente un bolígrafo y viene a sentarse en frente mía, el bloc


de notas listo.
Página

—¿Qué te asustó?
—El sueño cambió. Fue sobre… una cosa… y después se volvió en algo más.
Fue sin interrupciones. No sabía que algo había cambiado, no al principio.

—¿Qué te advirtió sobre el cambio? —pregunta, garabateando


indescifrables notas.

—Él me hizo daño —balbuceo.

Liam alza su mirada rápidamente, sus ojos castaños en los míos.

—¿Él te hizo daño?

—Sí.

—Y esta persona, con la que estabas soñando, ¿no haría eso normalmente?

—Sacudo mi cabeza con rapidez. —Nunca. No en un millón de años.

—Este hombre —se detuvo, viéndose inseguro por un momento—. ¿Él es


real?

Esto es un momento peligroso, incluso si no se siente como uno. Titubeo


sobre qué decirle, divagando entre querer ser honesta por el bien del
estudio o querer mantener a Nick tan lejos de todo eso como pueda. La
parte difícil es, Nick es una gran parte de esto. Es como contar a alguien el
argumento de una película, pero sin mencionar al héroe o al villano.
Repentinamente no tiene ningún sentido.

—Él es real, pero no quiero hablar sobre él.

Liam se ve molesto.

—Eso hará las cosas difíciles.

—¿Cómo? ¿Cómo puede importar mi vida personal en todo esto?

—Bueno eso es todo, ¿no es así? No sabemos qué es lo que importa. Eres
345

única, Alex, y nosotros somos los pioneros en este campo. No sé si él


importa o no, pero bien es posible. Tenemos que tener en cuenta todo.
Página

No dudo.
—No quiero hablar sobre él.

Liam suspira y mira hacia sus notas.

—Como quieras.

Él lo está dejando ir, pero se siente como cuando Nick lo hace.

Esto no es lo último que escucharé sobre esto.

Para el próximo mes, la mayoría de las mañanas son como esto. Liam y yo
sentados en la pequeña mesa redonda y discutiendo mi actividad nocturna.
Después de comer, él me lleva al gimnasio donde nos sentamos en unas
colchonetas y me enseña a meditar. En cierto modo lo odio porque es
demasiado de la Nueva Era para mí, pero una vez que me dejo ir y le doy
una oportunidad, encuentro que realmente lo disfruto. Él dice que me
ayudará con el deslizamiento y supongo que debe tener razón porque no
lo he hecho desde que he llegado aquí. Ni una vez. Estos dos meses, que son
locos para mí. Normalmente, tendría un deslizamiento sobre tres o cuatro
veces en un mes, así que dos meses enteros sin movimientos, eso es grande.
Mencioné eso a Liam, pero él no parecía tan impresionado como yo.

—¿A dónde irías? —pregunta.

Sé que la pregunta es retórica, quiere decir hacer el punto en el que


básicamente he estado en privación por los últimos dos meses, pero
respondo de todas formas.

—Nunca ha importado antes. Mi cerebro siempre encuentro algún lugar


para ir.

Él se encoge de hombros, aún garabateando notas y apenas escuchando.

—Eso sólo significa que estamos haciendo nuestro trabajo correctamente.


No queremos que te vayas ahora mismo. No aún.
346

Le frunzo el ceño. Esta es del tipo de cosas crípticas que ellos siempre me
dicen. Hay un plan en camino, aparentemente, pero no estoy al corriente.
Página

Por ahora, mi mundo es todo sobre ir a dormir en el laboratorio


enganchada a un millón de monitores, despertar para desayunar con Liam
y discutir los eventos de por la noche, mi sangre y orina continuamente
siendo recogidos, después matando el resto del día hasta que me duerma
otra vez. Normalmente voy a un pequeño gimnasio que ellos tienen debajo
de la entrada y corro por un rato. Cualquier cosa para quemar el exceso de
energía que crece y me hace sentir nerviosa. Entonces o bien deambulo y
me pierdo en el laberinto o bien leo.

No desaparecer se siente genial. Las pesadillas que estoy teniendo, sin


embargo, eso no puedo deshacerlo. Son violentas y espantosas y me
pregunto de dónde mi mente consigue esas ideas para ellas. Nunca he
soñado como esto antes. No estoy seguro de a qué culpar. Mencioné a Liam
que es inusual para mí y él me pregunta un montón de cuestiones, toma un
montón de notas, pero nunca ofrece una teoría de por qué está pasando. Es
un poco exasperante estar rodeada por estos brillantes y perspicaces
personas quienes nunca te dicen nada. Ellos sólo se sientan alrededor
asintiendo sabiamente y realizando anotaciones. Eso pasa como un reloj
una vez a la semana con el Doctor Evans cuando tenemos una reunión para
discutir mi progreso. Por “discutir” quiero decir que le digo cosas y él toma
notas y nunca comparte sus pensamientos. De tal palo, tal astilla. Además
de estas reuniones, veo al Doctor Evans en los pasillos esporádicamente o
entrando en la cocina. Pero la mayor parte de mi tiempo lo paso con Liam.
No es algo malo. Él es amable y fácil de mirar, pero sin sueños de Nick y el
vacío dejado por Cara aún doliente. Estoy empezando a sentirme realmente
sola.

Pregunto si hay algunos otros pacientes aquí en la clínica y me emociona


cuando Liam dice sí, los hay.

—Hay otros dos aquí por el momento —dice, tomando un breve descanso
de su bloc de notas para comer avena. Le pedí que comiera Lucky Charms
conmigo una vez. No terminó muy bien. Yo estaba castigada por comer
347

azúcar en el desayuno.
Página

—¿Puedo conocerlos?
Él suelta una risita entre dientes, sin embargo no entiendo qué es gracioso.

—No.

—¿Eso es todo? ¿Sólo “no”?

—Sólo no.

—¿No sientes que me debes más explicación que eso?

Él suspira, llevando una cucharada de avena a sus labios.

—No.

Le lanzo una nube de trébol hacia él.

—¿Pueden ellos hacer lo que yo? —pregunto—. ¿Es por eso que están aquí?

Se detiene, masticando su comida pensativamente. Sé que está ganando


tiempo para formular una respuesta.

—Ellos no pueden hacer lo que tú haces.

Espero por más, pero claro, no obtengo nada.

—¿Qué pueden hacer ellos?

Se levanta para ir al fregadero y enjuagar su plato.

—Varias cosas. Cosas que no entendemos todavía, como en tu caso. Nos


encargamos de varios pacientes. Más de lo que posiblemente puedas
pensar, todos quienes tienen habilidades de la misma forma que tú tienes.
Como mi padre indudablemente te dijo, probablemente varias veces, la
mente es muy misteriosa. Concede un don a unos y lo niega a otros, todo
aparentemente al azar. Lo que estamos haciendo es intentar entender por
qué es eso y si podemos cambiarlo. No todos los dones son bienvenidos por
el recipiente, algo que estoy seguro que puedes entender. Trabajamos con
348

personas como tú para conseguir comprender de qué son capaces e


intentar ayudarlos a emplear sus habilidades en lugar de ser esclavos de
Página

este capricho.
Miro fijamente a su espalda por un largo tiempo y al final él se gira para
enfrentarme, encontrando mis ojos con fría indiferencia.

—Tú sólo acabas de decir un montón de cosas, pero no me has dicho nada
realmente —acuso.

Él me sonríe con suficiencia y se encamina hacia la puerta.

—Mi madre quería que fuera político.

—Puedo ver por qué —digo después de él—. ¡Eres como una sombra de
Kennedy!

Escucho su risa haciendo eco por el pasillo.

Y esto es cómo funciona por otro mes. Lavar, enjaguar, repetir. Es todo muy
aburrido. No sé si estamos haciendo progresos o parados o si nada de valor
ha sido aprendido para nada. No es hasta que caigo dormida en la cuarta
noche de la cuarta semana del tercer mes donde las cosas empiezan a ser
reales.

349
Página
Capítulo 46
Traducido por AariS

Corregido por francatemartu

Nick
He empezado a sentirlo cuando un sueño está viniendo. Justo como puedo
sentirlos terminar. Tal vez podía sentirlo antes y simplemente no sabía lo
que era, pero ahora lo entiendo. Durante todo el día podía oler la hierba
cortada y las flores silvestres del sueño. Estaba dondequiera que iba. Tenue
pero definitivamente ahí. Como perfume en el viento. Soñaré con ella esta
noche y mientras eso debería hacerme feliz, me siento intranquilo. No me
gusta su situación. Ni un poco. Si por mí fuera, estaría en esa clínica esta
noche arrastrándola fuera de allí. Ahora que sé lo que se siente cuando un
sueño termina, sé cómo permanecer lejos de ella y no tocarla cuando casi
ha terminado. Eso si no quiero seguirla. Si no quiero despertarme a su lado.

No estoy loco, sin embargo. Mantendré la distancia. Ella es inflexible acerca


de la necesidad de esto y definitivamente no quiero echar a perder lo que
estoy teniendo aquí. Secuestrarme en los Estados Unidos era una cosa.
¿Sacarme de un despliegue en el desierto? No hay vuelta atrás de eso. Y si
la traigo aquí no habría ninguna explicación. No, tengo que mantenerme
alejado. Tengo que evitar llegar a ella esta noche porque la tentación de
aferrarme es demasiada. Tengo toda la intención de permanecer fuerte y
hacer lo que siento que es correcto.
350

Pero la carretera al Infierno está pavimentada de buenas intenciones, y


esta noche todo va a cambiar.
Página


—Pensé que podríamos salir al agua de nuevo esta noche —le digo cuando
oigo sus pasos.

En realidad, no necesito oírla. Puedo sentirla. Sé cuando ha entrado en el


sueño y sé dónde está parada. Dice que ya soy bueno es esto, pero puedo
decir que me estoy volviendo mejor.

—Eso me encantaría.

—¿Quieres la noche? —pregunto, cambiando la puesta de sol por el


luminoso cielo nocturno.

—No —dice suavemente. Está de pie junto a mí ahora, mirando hacia


arriba—. ¿Podemos tener una tarde brillante y soleada? No caliente, sólo
soleada.

Aprieto la mandíbula brevemente, tragándome la irritación.

—¿Echas de menos la luz del sol? —pregunto de modo tirante.

Ella vacila. Imagino que puede descifrar mi tono.

—Sí. Usan bombillas especiales así no nos ponemos todo extraños sin ver
la luz del sol, pero no es lo mismo. Echo de menos el cielo azul más que
nada.

Transformo el cielo de noche a día, tomándome mi tiempo a propósito para


permitir que disfrute del cambio. Se aclara de negro a púrpura, a azul
cobalto y finalmente a un perfecto azul celeste. Jirones de humosas nubles
blancas surcan el cielo y la veo concentrándose con fuerza. Sé que esas son
suyas. Puedo decir por sus esfuerzos que no están del todo bien. Soplo
hacia ellas, esponjándolas como almohadas hasta que se convierten en
grandes, hinchadas y perfectamente blancas.

—Gracias —susurra, sonriéndome.


351

Sonrío.
Página

—Cuando quieras.
—¿Vamos a coger nuestro velero?

—Pensé que podríamos coger el bote de remos —digo, trayéndolo al lado


del muelle.

—Ah —dice a sabiendas—. Así que sin descanso. Quieres hablar.

—Eso no lo sabes.

—¿No lo sé?

—¿No quieres hablar conmigo, Alex?

Cuando habla, su ligereza se ha ido.

—Siempre quiero hablar contigo, Nick. Cada día.

Saltamos hacia abajo al barco. Tengo que estabilizarla brevemente, como


lo hice la primera vez. Estaba siguiendo sus reglas cuando la solté entonces.
Esta noche estoy siguiendo las mías. Cuando nos sentamos, realmente
tomo los remos en mano y comienzo a alejarnos manualmente del muelle.
Necesito la distracción. Necesito algo que hacer con mis manos.

Ella se inclina hacia atrás sobre sus codos y vuelve su cara hacia el sol,
absorbiendo los rayos con los ojos cerrados y una sonrisa jugando
libremente en sus labios. Es toda piel suave, largas líneas y alegres curvas.

Remo más duro.

—¿Qué hay en tu mente? —pregunta en voz baja.

—¿Ahora mismo? No sería muy caballeroso de mi parte decirlo.

Abre un ojo para mirarme.

—¿En serio? Ves, ahora estoy intrigada.


352

—Me estoy preguntando cómo sabe tu piel calentada por el sol.

—¿Cómo haces que lo sucio suene tan dulce?


Página

—Es un don.
—Hmm —contesta, cerrando el ojo de nuevo—. Uno de tus muchos
talentos. Pero mi piel tostada al sol no es lo único en tu mente. ¿De qué
querías hablar?

No dudo.

—Quiero que te Deslices fuera de ahí.

Frunce el ceño y luego se sienta erguida, mirándome a los ojos.

—No puedo controlarlo.

—¿Dónde has estado Deslizándote últimamente? Dondequiera que sea, si


es relativamente seguro, intenta quedarte ahí.

Su ceño se profundiza.

—No he estado Deslizándome a ninguna parte últimamente.

—¿Es eso normal?

—Nada de esto es normal —murmura.

—No voy a jugar a este juego, Alex. Sólo respóndeme directamente. ¿Es eso
normal para ti?

—No. Ni de cerca. Han sido tres meses…

—Más de tres meses. Casi cuatro.

—¿Qué?

—Mi despliegue está casi a medias. Has estado ahí todo el tiempo que yo
he estado fuera. Han sido casi cuatro meses. —Estoy preocupado de que no
sepa esto.

—Debo estar contando mal —dice, sonando confusa—. De cualquier


353

manera, normalmente me Deslizo una vez cada par de semanas o así.

—¿Te sientes diferente? ¿Te han hecho algo? —pregunto, mi cuerpo


Página

tensándose.
—No, me siento bien. Me he sentido realmente bien de no haberme
Deslizado. Simplemente voy a volverme loca estando dentro todo el
tiempo. Liam y yo meditamos, dice que ayuda con el Deslizarse. Y corro
mucho en la cinta de correr.

Frunzo el ceño ante el nombre de Liam, pero lo ignoro por ahora.

—¿Has hecho eso antes?

—¿Hacer qué? ¿Correr?

—Correr un montón. Me dijiste una vez que odiabas correr.

—No, lo hago. Lo odio. Sólo solía hacerlo para mantenerme en forma en


caso de que me encontrara en problemas. Solía establecerme estas metas
locamente altas y nunca las he alcanzado. Me he aburrido. Pero ahora tengo
toda esta energía reprimida de estar atrapada dentro, así que me subo ahí
y simplemente camino. —Frunce el ceño de nuevo—. Camino durante
horas.

—¿Podría ser porque no te estás Deslizando? ¿Estás poniéndote nerviosa


y tensa porque no estás liberando esa energía que solías cuando te
Deslizabas?

—Supongo. No lo sé. Podría estar simplemente aburrida, sin embargo.

—Dijiste que correr te aburría. ¿Ahora es tu pasatiempo favorito y lo haces


durante horas? Algo no está bien acerca de eso. Necesitas Deslizarte.

—Tú sólo quieres que me Deslice para que deje la clínica.

—Eso también —digo sin remordimiento.

—No puedo irme. No he encontrado un modo de controlarlo aún, en


realidad no.
354

—Ellos sí.
Página

Presiona sus labios juntos apretadamente. Puedo ver que quiere discutir
conmigo, pero tengo razón y lo sabe. Están de algún modo deteniéndola de
ir a ninguna parte. Deslizarse era su única salida si necesitaba una. Era su
escenario de En Caso de Emergencia Rompe el Cristal. Ahora ha
desaparecido. Está atrapada en ese lugar y puedo ver en sus ojos que lo
sabe.

—Mierda —murmura, frotándose la mano sobre la cara.

—¿Te dijeron que iban a hacer eso? ¿Han estado poniéndote inyecciones
de algún tipo?

—No. Nunca dijeron nada y sólo alguna vez me sacan sangre. Nunca me
inyectan nada.

—¿Los miras cada vez? ¿Ves la aguja entrar en tu piel?

Se ve como si fuera a vomitar.

—No, odio las agujas. Les pedí que me dijeran cuando van a hacerlo así
puedo mirar a otro lado —duda—. Estuve teniendo pesadillas. Sueños
realmente horribles sobre personas haciéndome daño. Nunca he tenido
sueños como esos antes.

Cierro los ojos brevemente, respirando profundamente. ¿Qué demonios


están haciéndole a mi chica?

Cuando abro los ojos, estoy luchando por calmarme.

—¿Quieres Deslizarte?

Me mira divertida, casi avergonzada.

—¿Es raro si digo que sí?

—No, no es raro. Es a lo que estás acostumbrada. Creo que lo necesitas.

—Lo echo de menos. No sé cómo es posible, pero realmente lo extraño.


355

—Entonces hazlo. Sal de ahí.


Página

—No puedo —dice suplicante, rogándome que lo entienda.

—¿No puedes o no lo harás?


—No puedo.

Estoy aliviado de que al menos quiera salir. Me deslizo hacia delante en el


bote, aterrizando de rodillas delante de ella.

—Te ayudaré —le digo.

—¿Cómo?

—Lo hice una vez antes. ¿Recuerdas cuando estabas acampando y no


podías volver a casa? Soñaste conmigo y te pedí que describieras tu
habitación. Mientras dormías a mi lado me la imaginé contigo en ella.
Llegaste a casa esa noche, ¿verdad?

Asiente pensativamente y veo esperanza en sus ojos. Esperanza y algo más


que no entiendo.

—Imagínatela ahora —le digo suavemente, inclinándome más cerca. Soy


cuidadoso de no tocarla—. Puedo verla más clara ahora ya que he estado
allí. Te llevaremos a casa. ¿Quieres irte a casa?

—Sí —susurra. Puedo sentir su aliento en mi boca. Sus ojos buscan los míos
y una sonrisa se desliza en sus labios—. ¿Me harás un favor primero?

—Lo que sea.

Sus ojos caen medio cerrados y se inclina hasta que nuestros labios están
rozándose.

—Bésame —respira.

Dudo, deteniéndome para comprobar la sensación de la marea. No puedo


estar tocándola cuando suba precipitándose de vuelta y necesito tiempo
para ayudarla a llegar a casa. Pero las olas están rugiendo a lo lejos en la
distancia y parece que tiempo es algo que tenemos en abundancia.
356

Cierro esa distancia infinitesimal entre nosotros, besándola lenta y


prolongadamente. Somos cuidadosos de no tocarnos demasiado. No
Página

podemos dejar que esto se convierta en algo mayor, no hay tiempo para
eso. Las puntas de los dedos rozan la piel, acarician su cabello, y cuando su
lengua se desliza a través de mi labio inferior, suspiro y me aparto. Hemos
alcanzado el borde de mi autocontrol.

—Eres tan fácil —me dice con una sonrisa, sabiendo lo que ese pequeño
acto me ha hecho.

Sonrío y me inclino hacia atrás.

—No tienes idea.

—¿Adónde vas? Pensé que querías probar mi piel.

—Ahora estás siendo maliciosa.

Suelta una risa y luego planta un rápido y casto beso en mis labios como
disculpa.

—Bueno, ¿cómo hacemos esto?

—Nos imaginamos tu habitación, si ahí es donde quieres estar —dudo—.


Saben dónde vives. Puede que vengan buscándote.

Asiente, sus ojos intranquilos.

—Está bien. No me volveré con ellos.

—Puede que no pregunten.

—No sé si son tan maliciosos como todo eso. Honestamente, no han sido
nada más que amables conmigo.

—¿Entonces por qué estás tan dispuesta a dejar que te ayude a huir de
ellos?

—No siento que esté huyendo de ellos, no exactamente. Pero creo que
tienes razón, están impidiéndome Deslizarme de algún modo y necesito
hacerlo. Puedo sentirlo en mi pecho, esta presión y acumulación que
357

necesito liberar. Sé que Deslizarme lo hará. Ni siquiera me importa adónde,


sólo necesito esa sensación.
Página
No es la respuesta que estoy esperando. Si llegan llamando a su puerta y
hablando dulcemente, ¿volverá de buena gana con ellos? Espero que no,
pero no es un tema que quiero presionar por el momento. Sacarla de ahí es
mi prioridad. Es como hacer una extracción como paracaidista. Sacarlos del
terreno y meterlos en el helicóptero. Todo lo demás será abordado más
tarde.

Compruebo la marea. Está empezando a subir, pero aún tenemos algo de


tiempo. Empujo contra ella, parándola tanto como puedo, y me concentro
en Alex.

—Imagina tu habitación. Estás en tu cama. Se siente familiar, huele familiar.

Cierra los ojos y dice:

—Veo mis pájaros. Los gorriones.

—Bien —digo mientras mi mano va a mi bolsillo, de repente curioso. Ahí


está. La suave forma del pájaro de piedra negra que hizo. No lo he buscado
en lo que parecen años, pero cuando lo siento entre las puntas de mis
dedos, sonrío.

Me concentro en su habitación e imagino lo que recuerdo. Las simples


paredes blancas, el pequeño escritorio, la alfombra color crema. Y ella. Alex.
Tumbada junto a mí, sonriendo adormilada en los momentos anteriores a
que todo fuera mal. Lo congelo enmarcado ahí, en ese momento, y a todo
nuestro alrededor el lago comienza a desvanecerse a blanco. Las cuatro
paredes de su habitación presionan contra nosotros. Puedo ver su cama
entrando en foco. Ella mantiene los ojos cerrados, pero veo la habitación
construirse. Fomento los detalles y sugestiono el espacio a la existencia.

—Puedo olerlo —susurra sorprendida—. Huelo mi detergente para la ropa


y mi loción.
358

No digo nada. Me mantengo concentrado y empujo contra la rugiente


marea mientras intenta subir. Sólo necesito algunos segundos más. Ella
Página

está casi ahí.


Estoy cegado cuando una ola de tsunami viene estrellándose hacia mí y el
tiempo termina instantáneamente. Sus ojos se abren con sobresalto y
miedo cuando es arrancada violentamente de mí mientras las paredes de
la habitación se vienen abajo a nuestro alrededor. Ningún sueño ha
terminado nunca como este y siento como si una puerta acabara de haber
sido cerrada de golpe en mi cara.

También sé que estoy impotente.

Ella se ha ido, no puedo alcanzarla y me pregunto si lo volveré a hacer


alguna vez.

359
Página
Capítulo 47
Traducido por AariS

Corregido por Liss.Briel

Alex
Mi pecho se siente como si fuera a explotar y ya no es la presión de la
necesidad de Deslizarme. Me lanzo incorporándome en la cama, jadeando.
Siento ganas de gritar pero no puedo conseguir el aire en mis pulmones
para hacerlo. Mis ojos explotan con la luz, queriendo cerrarse y esconderse
pero no pueden. Cada pulgada de mí está electrizada y viva hasta el punto
del dolor.

Mi visión comienza a regularse y aclararse, los destellos de luz


desvaneciéndose. Respiro profundamente para alimentar mis hambrientos
pulmones. Estoy en la habitación en la que me quedé dormida, la misma en
la que ahora duermo cada noche. Es monótona y uniforme, llena de
parpadeantes y pulsantes máquinas y cables. Junto a mí puedo ver una
figura, alguien ahí parado. Una mano es presionada firmemente en mi
espalda, ayudándome a sentarme.

—Qu-Qué —intento decir, parpadeando furiosamente. Miro a la figura y la


reconozco inmediatamente. Es Liam—. ¿Qué ha p…?

—Está bien, sigue respirando. —Dice calmadamente, su mano comenzando


a hacer lentos círculos en mi espalda. —Casi te perdemos ahí por un
360

segundo.

—Casi me pierden… —Me esfuerzo para ponerme al día con lo que está
Página

ocurriendo, mi mente y mi corazón latiendo aceleradamente. Estaba con


Nick en el bote de remos y me besó y… e intentamos Deslizarme a casa. Yo
estaba allí. Al menos, estaba tan bien como allí. Luego… esto. Estoy de
vuelta aquí en la clínica y mi cabeza duele y mi corazón duele. Ni siquiera
metafóricamente. Mi corazón duele realmente y…

Miro hacia abajo a mi pecho, luego veo la aguja gigante en su mano. Me


apuñaló en el corazón con un chute de adrenalina. Esa enorme y
amenazadora aguja estaba en mí. En mi corazón.

Me giro e inmediatamente vomito por todas las piernas y los zapatos de


Liam.

—Santo… Alex, Jesús —exclama, huyendo demasiado tarde de la rociada.

No levanto la mirada. Le saco el dedo y me aseguro de que lo ve,


presionando mi temblorosa mano en su cara. No me importa porque
realmente se merece ambas cosas.

La puerta al otro lado de la habitación se abre y una enfermera de cara


pálida asoma la cabeza dentro.

—El doctor Evans quiere verlos a ambos en su oficina —dice con ansiedad.

—Gracias, Elaine —dice Liam educadamente, recuperando la


compostura—. Alex, ¿estás lo bastante bien para ser movida a una silla de
ruedas?

Lo miro fijamente.

—¿Por qué harías eso?

Me devuelve la mirada con calma.

—Me fueron dadas órdenes estrictas de que si empezábamos a perderte,


tenía que mantenerte con nosotros. Por todos los medios necesarios.

—¿Me estaba muriendo? —pregunto, completamente confundida.


361

La puerta se abre de nuevo y una enfermera diferente, menos nerviosa


Página

pero también haciendo menos contacto visual, empuja una silla de ruedas
dentro de la habitación. La estaciona junto a mi cama. Liam le da las gracias
y me hace señas para que me acerque y le deje ayudarme a sentarme en la
silla.

No quiero ir a ningún sitio con él. No quiero ver al doctor Evans. Quiero
estar en mi habitación en mi casa en Nebraska. Estaba tan cerca y no sé si
es la adrenalina residual corriendo a través de mí o si fue la emoción de
casi Deslizarme, pero todo mi cuerpo está zumbando. No necesito la silla; a
este paso podría volar.

Al final, voy con él. En realidad, ¿qué elección tengo? Si no voy con él, al
final el doctor Evans vendrá a mí. No me puedo esconder de esto. Además,
quiero respuestas. Liam me empuja en la silla de ruedas por los
interminables e idénticos pasillos hasta que alcanzamos la familiar oficina
del doctor Evans. Está sentado en su escritorio, recorriendo una
desordenada pila de papeles y es lo más caótico que he visto jamás su
espacio. Es normalmente tan organizado. Tan rígido. Pero lo que sea que
está buscando, lo tiene lanzando un ataque.

—Alexia, ¿cómo estás? —pregunta sin levantar la mirada. A juzgar por su


tono de voz, realmente no le importa.

—Me siento como una mierda, doc —le digo cándidamente.

Eleva la mirada brevemente, haciendo contacto visual primero con Liam,


luego conmigo. Después nos ignora a los dos.

—¿Cómo es eso, querida? ¿Qué ha pasado? —pregunta, leyendo lo que


parece ser un gráfico de barras.

Miro sobre mi hombro a Liam.

—¿No se lo has dicho?

Me frunce el ceño.
362

—He estado contigo desde que ocurrió.

—Afortunada de mí.
Página
Suspira con disgusto y da la vuelta para inclinarse contra el borde del
escritorio de su padre, mirando sobre el hombro del doctor Evans a los
gráficos. El doctor Evans se detiene, olfatea y mira alrededor de la
habitación.

—¿Qué es ese olor?

—Vomitó sobre mí —le dice Liam.

— ¡Tú me apuñalaste en el corazón con una aguja!

El doctor Evans le dispara una mirada a Liam.

—¿Por qué la necesitaba?

—Ella no la necesitaba —le digo.

—Se estaba yendo —responde Liam, ignorándome.

—¿Estuvo cerca? —pregunta el doctor Evans con entusiasmo.

—Mucho.

—Bien hecho entonces.

—Fue un movimiento controlado.

—¿En serio? ¿Cómo se las arregló para eso?

—Sabes que ella está sentada justo aquí —les digo, apuntando a mi pecho.
Justo sobre donde fui apuñalada.

—Él —responde Liam en voz baja y su voz suena casi herida.

El doctor Evans se inclina hacia atrás con fuerza en su silla y asiente.

—Es como pensamos, entonces. Liam, esto es maravilloso.


363

—¿Lo es? Él no participará de buena gana.

El doctor Evans me mira. Es muy rápido, pero es suficiente.


Página

—Creo que lo hará.


Paro de intentar entrar en su conversación porque ahora sé de lo que están
hablando. Me gustaría que se hubieran detenido. Sin embargo, mi silencio
habla por sí solo, y Liam me mira duramente. Mi pulso se acelera y mi
cansado corazón no puedo soportarlo. Me siento mareada, como si fuera a
enfermarme de nuevo. Liam debe verlo en mi cara porque se levanta y trae
un bote de basura para situarlo junto a mí. Me inclino lejos de él cuando se
acerca. Él se detiene, sus ojos encontrando los míos, luego se endereza y se
dirige de nuevo a su padre.

El doctor Evans ordena sus papeles y los deja ordenadamente delante de él


en el escritorio. Tiene de vuelta el control de las cosas ahora.

—Ambos nos debemos una explicación el uno al otro. ¿No está de acuerdo,
señorita Mills? —pregunta educadamente.

Sacudo la cabeza.

—No sé lo que tengo que explicar.

—¿No lo sabe? —pregunta. No contesto—. Bueno, yo empezaré entonces y


veremos si le apetece corresponder. Hemos estudiado su condición
durante los últimos veintitrés años y en ese tiempo hemos hecho muy poco
progreso.

—¿Veintitrés años? —pregunto, incapaz de detenerme—. Yo sólo tengo


veintiuno.

—Usted no es la única con sus capacidades.

—Pensé que dijo que mi condición era única.

Sonríe condescendientemente.

—Sí, única. No una singularidad. Tú y Liam sois los únicos capaces de ello.
Hasta ahora.
364

—¿Liam? —pregunto, mis ojos lanzándole dardos.


Página

Él permanece de pie estoico junto al escritorio de su padre, su expresión


no revelando nada. Podría también estar hecho de piedra.
—Sí, él fue el primero. Lo iniciamos cuando tenía doce.

—Diez —corrige Liam.

El doctor Evans parece sorprendido.

—¿Tan joven? ¿Estás seguro?

—Sí.

—Bueno, no importa. Liam tenía diez, aparentemente, cuando comenzó


este ensayo.

—¿Había otros? —pregunto.

El doctor Evans parpadea, luego miente.

—No. Como estaba diciendo, comenzamos con Liam. Estábamos


intentando expandir los caminos de la mente. Crear conexiones que
estaban perdidas, avenidas más amplias para un mejor transporte de
información.

—Estaban creando genios.

Sonríe de alegría.

—En pocas palabras, sí. Y tuvimos bastante éxito. Liam es un excelente


ejemplo. Su inteligencia rivaliza con la mía. Es verdaderamente un chico
muy brillante.

Es una cosa muy extraña que decir acerca de un hombre de casi treinta
años y veo los hombros de Liam tensarse. Pero todavía no dice nada.

—¿Es eso lo que me hicisteis? ¿Caminos ampliados? —pregunto.

—Sí. Liam fue un éxito, como habíamos esperado y entonces recibimos una
sorpresa extra de él. Era capaz de Deslizarse, como tú lo llamas. No le tomó
365

mucho tiempo ganar control. En menos de un año era capaz de dominarlo.


Sin embargo, era demasiado mayor, demasiado desarrollado y establecido
Página

en sus métodos, supongo, para ser capaz de usar el don verdaderamente.


—¿Qué quieres decir?

—No puedo ir a ningún lugar en el que ya no haya estado —explica Liam


fríamente, casi mirándome ferozmente.

Le frunzo el ceño en respuesta.

—¿Es eso culpa mía?

El doctor Evans se ríe ligeramente.

—No, querida, pero él resiente tu capacidad de hacer lo contrario. Contigo


empezamos pronto, cuando eras sólo una niña pequeña. Cuando tu mente
estaba aún deliciosamente maleable e inconclusa. Estabas absorbiendo
todo a tu alrededor, empapándote del mundo y las limitaciones que nos
ponemos a nosotros mismos como personas más tarde en la vida no se
aplicaban a ti entonces. En lo que a ti respectaba, realmente podías ir a
cualquier parte en cualquier momento. Era perfecto. Todo lo que tuve que
hacer fue darle a tu mente un pequeño empujón, abrirla un poco más allá,
y entonces… magia.

Habla con tanta reverencia, me mira con tanto anhelo, que empiezo a
sentirme muy incómoda. Hay algo que quiere de mí ahora, o tal vez algo
que quería de mí hace diecisiete años, que sé de hecho que no estoy
dispuesta a dar. No me ve como una persona. Me ve como un resultado.
Algo que él hizo, algo fabricado en su casa de la risa de los horrores con
nada más que un escalpelo y un complejo de Dios.

—Así que, ¿resulté como quería? ¿Entonces por qué me liberó y me dejó
para vivir con esto sola por tanto tiempo?

Frunce el ceño, sus ojos increíblemente tristes.

—No resultaste como quería, no exactamente. Al principio pensé que eras


366

perfecta. Hicimos todo correctamente contigo lo que habíamos hecho mal


con Liam, pero aun así, no fue suficiente.
Página

—O fue demasiado —prácticamente gruñe Liam.


—Cállate —dice el doctor Evans severamente, mirando a su hijo. Suspira,
sus hombros agitándose y continúa:

—Tú fuiste otro fallo, pero no uno al que estábamos dispuestos a renunciar
aún. Te observamos, como observamos a todos nuestros sujetos de prueba.
No hiciste nada extraordinario, me temo. Nada en absoluto. Todos estos
dones que te dimos, toda esta inteligencia y potencial, y tú ni siquiera
asististe a la universidad.

Siento mi cara arder de indignación.

—No pude porque nunca supe dónde estaría de un día para otro —le digo
acaloradamente—. Ese es el don que me dio. Una vida invivible.

—Mis disculpas —responde con la máxima falta de sinceridad.

—Métaselas por el culo, porque no las quiero.

Oigo a Liam bufar, pero mis ojos están fijos en su padre. Desafiante.
Inquebrantable.

Justo como Nick me enseñó.

—Como he dicho —responde fríamente—. Toda una decepción. Tanto


potencial malgastado. Este es por qué verdaderamente te ignoramos.
Habías ganado las habilidades de Liam, sí, pero no podías controlarlas
como hacía él. Intentamos ayudarte al principio. Tratamos de enseñarte a
manejarlas como lo hace Liam, pero no eras capaz. Era una causa perdida.
Cuando el programa se clausuró, te enviamos en tu camino.

—Si el programa se clausuró hace casi veinte años, ¿entonces qué es todo
esto? —pregunto, gesticulando a la oficina y la estructura laberíntica a su
alrededor.

—Te lo dije, este estudio está ahora financiado privadamente.


367

—¿Quién lo financiaba antes?


Página

—Una rama muy específica del ejército de los Estados Unidos.


—¿Cuál?

El doctor Evans sonríe, pareciendo complacido consigo mismo, pero no


responde.

—Vale, así que me despediste. No he tenido más control ahora del que tenía
cuando era niña así que, ¿por qué venir a buscarme?

—Por tu relación con el señor Nicholas Carver.

Mi corazón y mi alma se estrellan y se hacen añicos a mis pies. Contemplo


inclinarme y usar el cubo que Liam me trajo. Lo saben. Saben lo de Nick.
Saben lo de Nick y es todo culpa mía.

—¿Cómo sabéis lo de él? —pregunto tranquilamente. No tiene sentido


negar nada ahora. Ya lo saben. Es sólo cuestión de cuánto y cómo.

—Conocimos a Nicholas mucho antes que tú —explica el doctor Evans


calmadamente—. Estaba en un grupo de prueba un año antes que tú. Un
estudio completamente diferente, un contrato diferente, pero aun así, muy
valioso. Algo de nuestro trabajo con él nos llevó a lo que hicimos contigo.
De hecho, él fue una experiencia de aprendizaje. Sus fallos nos ayudaron
con varios otros estudios.

—Sus fallos.

—¿Disculpa?

—No fueros sus fallos. Fueron los de ustedes.

—Estamos buscándole los tres pies al gato. Lo importante es que


avanzamos. ¿Asumo que te dijo lo de su condición?

—Dijiste que no es una condición. Que no estamos enfermos.

—Dije que tú no lo estabas —responde, su voz dura—. El señor Carver es


368

un infortunio. Un flagrante error. Era el perfecto ejemplo de los peligros de


ir demasiado lejos.
Página

Sonrío.
—Parece bastante bien para mí.

—Entiendo que estás enamorada de él pero ten en mente, señorita Mills,


que es un hombre peligroso. Insensible, indiferente, incapaz de emociones
de ningún tipo. Deberían haber acabado con él, no poner un arma en su
mano.

Continúo sonriendo, en parte porque parece enfadar realmente al buen


doctor, pero más que nada porque estoy feliz. Estoy feliz de que estén
equivocados y creen que tienen tanta razón. Es bueno saber que han
subestimado a Nick. Eso les costará.

—Tratamos de salvarlo —continúa—. Le habíamos quitado el temor y


sabíamos los peligros de ello, las repercusiones que tendría en un niño aún
desarrollándose. Así que hicimos la única cosa humana.

—¿Y qué fue eso?

El doctor Evans me mira a los ojos. Me está mirando fijamente,


desafiándome a decirle que estaba equivocado.

—Se lo devolvimos.

—Le dieron… ¿su pesadilla? ¿Le dieron eso? —pregunto con incredulidad.

—¿Te habló de eso?

Vacilo, siendo cuidadosa con lo que digo porque obviamente no saben que
Nick y yo estamos conectados también en la pesadilla. Me gustaría
mantenerlo de ese modo.

—Sí, me lo contó.

—Estoy sorprendido —dice, observándome curiosamente—. Estaba tan


avergonzado de ello cuando era niño. Trataba de esconder el hecho de que
369

la tenía absolutamente.

—¿Cómo se la dieron para empezar?


Página
—Hipnosis sugestiva. En realidad fue bastante sencillo. ¿Así que aún la
tiene? Eso es extraordinario.

—Eres repugnante. Era sólo un niño.

—Un niño que no podía experimentar el miedo. Teníamos que mostrárselo


de algún modo.

—¿Y esa fue su brillante solución? Dices que eres un genio, pero
verdaderamente no lo estoy viendo. Todo lo que sigo escuchando es acerca
de intentos fallidos en esto y errores en aquello. Dime algo, doctor, ¿tienes
historias exitosas en absoluto?

Espero que esté herido. Espero que haga una mueca de dolor o parpadee o
frunza el ceño porque realmente pienso que lo tengo calado. Pero estoy
equivocada y me doy cuenta de lo que es cuando sonríe. Ahí es cuando sé
que hay otros. Mintió acerca de Liam siendo el único en su estudio y puedo
sentir que había más en el mío también. Probablemente en el de Nick
también. No habrían puesto toda su fe en un niño. Tenía que haber varios.

He visto cosas que desafían la lógica. Que desafían a la naturaleza, la ciencia


y Dios mismo.

¿Qué más le ha estado haciendo a la gente? ¿A niños?

—Tu conexión con Nick es bastante singular —dice de repente—. La


encuentro muy intrigante. Él te llama, ¿no? Lo seguiste a varias ubicaciones
—dice, abriendo un archivo. No debería molestarse. Sé lo que dice—.
Texas, Florida, Washington. Luego la cosa más emocionante ocurrió. Lo
trajiste hasta ti. Eso es en lo que estoy más interesado, Alexia. Tu capacidad
de tirar de la materia a través de un sueño. Lo he visto sólo una vez antes,
con fines catastróficos. Pero ahora es diferente, ¿no? El señor Carver te
ofrece alguna sensación de control, alguna pizca de restricción y eres capaz
de manejarlo elegantemente.
370

—No me Deslicé a Florida. Volé —le digo, ignorando todo su comentario


Página

sobre mis habilidades.


—Y sin embargo, todavía terminaste cerca de él.

—Mi hermana lo organizó. No fue mi elección.

—El destino no se preocupa por las elecciones. Elige por ti. Parece que el
destino le ha elegido para ti.

No tiene ni idea.

—Nunca fui hacia él a propósito —digo débilmente. Sé que sólo estoy


exponiendo su punto pero lo digo de todos modos. Lo digo como disculpa
hacia Nick porque no pude salvarlo de esto. Sé que tenían sus garras en él
mucho antes de que le conociera, pero ha estado fuera de su radar toda su
vida y ahora, por mi culpa, lo atraerán.

—No, por supuesto que no. Dime algo. ¿Cómo se conocieron el señor Carver
y tú?

Moriría antes que contarle eso. Nick tuvo que morir para que eso sucediera
y sé en mi corazón que si lo saben, lo probarán. Nick será traído aquí y su
corazón será detenido una y otra vez hasta que consigan sus respuestas o
él esté muerto para siempre.

—Fue sólo un sueño —le digo firmemente—. Compartimos un sueño. Él ni


siquiera pensó que yo era real.

Me observa cuidadosamente durante mucho tiempo antes de sonreír


jovialmente.

—Chico tonto —dice entre risas.

Yo no me uno.

—Bueno —dice, cruzando las manos e inclinándose hacia delante sobre la


mesa—. Exploraremos eso más tarde. Ahora tenemos trabajo que hacer.
Ahora comienza el verdadero experimento.
371

—¿Qué vamos a hacer ahora? —digo vacilante.


Página

—Vamos a privarte de sueño, para empezar.


Parpadeo, sorprendida. Había pensado que me dormirían
permanentemente, tratando de inducir un Deslizamiento o hacerme soñar
con Nick. Mantenerme despierta es la única cosa que aseguraría que no voy
a ninguna parte.

—No te preocupes, querida —dice, notando mi confusión. Me ofrece una


delgada sonrisa—. Hay un método en mi locura.

372
Página
Capítulo 48
Traducido por Lore

Corregido SOS por LadyPandora

Nick
Odio a Campbell por tener razón. Afuera, en el campo no es el lugar para
perder el enfoque y eso es exactamente lo que hice.

Estábamos llevándonos a los civiles heridos en la escena de una explosión


de IED cerca de una plaza de la ciudad, el aire podrido con olor a humo y el
polvo de la explosión. Y a hierba recién cortada. Fue sólo por el segundo
más breve que lo olí, pero me agarró con la guardia baja. Me hizo dudar.
Hizo que mi mente divagase.

Los Soldados de Afganistán de la escena estaban sacando heridos hacia el


helicóptero. Se suponía que debíamos desarmarlos y buscar a los heridos
en busca de explosivos ocultos. No es raro que ellos pongan trampas
explosivas a sus propios heridos si sirve para derribar una de nuestras
naves.

¿Por qué les ayudamos de todos modos?

Porque no somos los demonios que dicen que somos.

Yo en blanco, me equivoco. Yo los dejo sin un segundo vistazo, allí de pie


373

olfateando el viento como un perro. De repente mis auriculares están


resonando con palabras, el artillero del helicóptero gritándome que los
Página

detenga, para que los busque. Para no lo matarán. Entro en acción,


corriendo a los dos hombres transportando a los heridos hacia la nave y
hago que se detengan. Están demasiado cerca, sin embargo, y el piloto y el
artillero están mirándome como si me hubiera vuelto loco. Es su trabajo
cuidar nuestras espaldas y llevarnos dentro y fuera con seguridad, pero es
mi trabajo para mantener a raya el peligro aquí en tierra. Y yo sólo fallé en
mi trabajo. No es raro para nosotros los novatos olvidarnos de los pasos y
ser recordados. No me van a juzgar con demasiada dureza por ello, no por
mucho tiempo. Pero yo lo haré. Yo no me equivoco. Yo soy el muchacho de
oro, la leyenda de Indoc. Yo no cometo errores, pero acabo de cometer uno
bien grande.

Regresamos a la base después de dejar a los civiles en el hospital Afghany


y nadie dice una palabra sobre mi error. De alguna manera, eso lo hace
peor. Es todo lo que puedo pensar, que es refrescante porque hasta esta
tarde, Alex era todo en lo que podía pensar. ¿Y no es ese el problema? Tengo
que conseguir aclarar mi cabeza. No puedo hacer nada por ella ahora
mismo, no importa cuánto lo quiero, y concentrarme en ella sólo va a hacer
que me maten.

Por difícil que sea, la puse fuera de mi mente.

El resto de mi turno es tranquilo. Ya hemos estado en dos llamadas y no


hay otra. Paso mi puesto a la tripulación de la noche y salgo a buscar algo
de comer. Estoy fuera de servicio, pero todavía no pienso en ella. Me paso
el tiempo recordando escenarios, ejercicios y trabajos anteriores. Ejercito
mi mente para recordar que lo que estamos haciendo aquí y por qué es
importante. Me centro.

Ella se ve como el infierno. De inmediato me recuerda al momento en que


estuvo atrapada y no podía llegar a casa. Ella me dijo más tarde que se
trataba de Washington, que había estado en el bosque en el que había
entrenado. También me habló de la otra vez, cuando ella se deslizó a Texas
374

justo después de que había estado allí. Yo no lo sabía entonces, pero debo
haber estado tirando de ella hacia mí. No tengo idea de cómo lo hice y es
Página

probablemente lo mejor. Yo lo haría ahora si pudiera.


Ella ya estaba allí esperándome. Es una cosa tan rara que me hace dudar.
Ella está de pie allí enfrentándome y sus hombros se hundieron, el pelo
suelto y despeinado. Las ojeras están marcadas bajo sus ojos, haciendo que
su piel se vea desesperadamente pálida.

—¿Qué te han hecho? —le pregunto, caminando hacia ella. Mis músculos
duros y enojados.

—Nada —dice y me da una sonrisa triste—. Simplemente no estoy


durmiendo bien.

—Eso es mentira.

—Es la verdad. No estoy durmiendo. —Se frota los ojos—. Demasiadas


pesadillas, no quiero dormir.

—¿Están de alguna manera dándote pesadillas?

—Sí. Son ellos.

—¿Cómo es eso posible?

Hace un gesto hacia las colinas y el lago. Para ella y para mí.

—¿Cómo es todo esto posible? Lo posible desapareció hace mucho tiempo.

Doy un paso más cerca de ella, con ganas de tocarla, pero no estoy seguro
si debo hacerlo.

—Vamos a tratar de conseguir que te Deslices de nuevo.

—No —dice con firmeza, con la mano apretada contra su pecho—. No


hagas eso. Lo vieron venir y lo detuvieron.

—¿Cómo?

Ella toma una respiración profunda.


375

—Ellos me inyectaron adrenalina para despertarme.


Página

Hiervo de nuevo con furia, y luego lo controlo y lo entierro. Extiendo mi


mano para apoyarlo sobre la de ella. Por encima de su corazón.
—Te vamos a sacar de allí esta noche. Te vienes conmigo.

—No sé dónde te encuentras.

—Afganistán. Kandahar.

Cierra los ojos y sé que le cuesta algo saber esto. Ella quiere Deslizarse allí,
ir conmigo, pero se va a poner feo para mí si lo hace.

—No puedo hacerlo. No puedo hacerte eso.

—Alex, mírame. —Abre los ojos. Están brillando con lágrimas—. Necesito
que hagas esto por mí. No puedo dejarte allí. No puedo pensar con claridad
contigo en peligro de esta manera.

—No sé si estoy en peligro.

—Te están torturando —digo, mi voz cortada, duramente.

Se muerde el labio inferior por un momento y luego suspira con voz


temblorosa.

—Yo no... Yo no quiero arruinarte —susurra, una lágrima corriendo por su


rostro—. Eres un héroe con tantos lugares más a donde ir, así como muchas
más personas por salvar y no puedo ser la razón por la que nunca llegues a
ellos.

Entrelazo mis dedos con los de ella todavía presionando sobre su corazón
y la decisión ya está tomada.

—Yo arriesgo mi vida todos los días para salvar a extraños. Podrían ser
borrachos o abusadores o algo peor, pero aun así me gustaría cambiar mi
vida para salvar la suya. Tú eres, por lejos, la mejor persona que conozco.
¿Cómo se supone que voy a esperar y no intervenir por ti?

—Mi vida no está en peligro. No me van a matar. Soy demasiado valiosa


376

para ellos.
Página

Doy un suspiro tembloroso. No me gusta el sonido de eso en absoluto.


—Iría tras las líneas enemigas para detener a un soldado de ser capturado
y torturado. No veo ninguna diferencia.

—Vas a perder tu trabajo, esa es la diferencia.

—Podría perder mi vida por alguien más.

—Tú has trabajado muy duro para esto, Nick. Es todo lo que has querido
durante tanto tiempo.

—Tienes razón, he querido este trabajo. Ahora voy a hacer mi trabajo.

—¡Yo no soy tu trabajo! —me grita, retrocediendo y dejando caer la


mano—. ¡Yo no soy tu responsabilidad!

—Como el infierno que no lo eres —le digo con dureza, dando un paso
hacia ella e invadiendo su espacio—. Siempre has estado ahí para mí. Desde
que éramos niños, aun cuando no lo sabíamos, me estabas salvando.
Entonces esa noche en el río cuando me sacaste y todos los días desde
entonces. Has estado conmigo toda mi vida, Alex. Yo no estaría cuerdo y yo
no estaría vivo si no fuera por ti, así que déjame hacer esto por ti.

—No me debes nada —me dice en voz baja.

—Lo sé. —Estoy de acuerdo, y mi corazón golpea violentamente en mi


pecho—. Pero te amo, y no hay nada más para mí que tú.

Nunca he dicho esas palabras en mi vida. Ni siquiera a mi madre y, por


desgracia, nunca a mi padre. Yo era un retrasado pequeño roto que creció
siendo un joven obtuso, enojado y esas tres pequeñas palabras nunca
encontraron un lugar en mi vocabulario. No sabía que aún podía sentirlo,
no así. No hasta que ella apareció. Pero un día lo estaba y no era tan
complicado y ridículo como yo pensé que sería. Era simple y fácil
enamorarse de ella. Casi como si siempre lo hubiera estado, incluso antes
de conocerla. Como si estuviera esperando a que ella apareciera. Para que
377

ella me encuentre en un río y me recuerde lo que es respirar.


Página
Alex parpadea y me mira fijamente, conmocionada. Yo no la culpo. Estoy
un poco sorprendido yo mismo y mi corazón todavía tiene que retomar un
ritmo normal.

—Ven conmigo. —Le pido.

Ella asiente con la cabeza y sonríe, otra lágrima deslizándose por su mejilla.
Yo no pregunto de qué se trata, pero tampoco la limpio. Es una emoción
que está sintiendo sólo por mí y quiero recordarlo. Envuelvo mis brazos
alrededor de ella como ella hace conmigo. Puedo sentir la marea a lo lejos
y me preparo por ella.

—¿Estás lista? —le pregunto en voz baja.

—¿Estás seguro? —pregunta, sonando asustada.

Meto la mano en mi bolsillo y saco el gorrión de piedra. Su primer éxito, la


primera vez que probó su control. Sé que puede hacerlo de nuevo. Ella
sonríe cuando lo ve. Lo presiono en su palma, cerrando sus dedos
alrededor de él.

—Tú eres fuerte, podemos hacer esto. Yo confío en ti —le digo. Luego me
tira cerca, presiono mis labios a los suyos y se estrellan las olas por encima
de nosotros.

Hace más frío de lo que debería hacer. Kandahar nunca tiene este aire
acondicionado, del frío tipo seco. Es la forma en que sé que hicimos algo
mal. Fuimos por el camino equivocado y en vez de venir conmigo, ella me
trajo con ella. Mi corazón se hunde por la realización. Una parte de mí
todavía tenía una loca esperanza de que si podía llevarla a Kandahar quizás
podría esconderla en algún lugar hasta que pudiera ayudarla a volver a
Estados Unidos. Mi carrera no tenía que verse afectada si tenía cuidado.
378

Pero esto, venir con ella, no voy a salvarme de esto. Tengo que estar en mi
turno en cuestión de horas, y cuando miro alrededor del cuarto estéril en
Página

un bunker en algún lugar en el mar de Behring, tengo la sensación de que


no voy a llegar a tiempo.
Una puerta se abre y entra un hombre mayor, seguido por una versión más
joven de sí mismo como si fueran dueños del lugar. Supongo que
probablemente sí lo son. El anciano endereza su bata blanca y me sonríe
fríamente.

—Sr. Carver —dice—. Qué bueno que finalmente se una a nosotros.

379
Página
Capítulo 49
Traducido por Lore

Corregido SOS por LadyPandora

Alex
Era como el Deslizamiento en Nebraska. Estaba imaginando donde tenía
que ir, imaginando el calor seco y desierto sin fin, pero no nos podía llegar.

Soy débil.

No podía hacerlo.

Soy indigna de confianza.

Estamos en la oficina del Dr. Evans y tengo que decir que estoy empezando
a resentir este lugar. Estoy tomando asiento frente a él, sentada frente a su
escritorio como siempre lo hago. Nick, recordándome brevemente a Liam,
permanece de pie a un lado frente a los dos. También está frente a la puerta
y sé que no es por casualidad. El Dr. Evans me está mirando con una delicia
salvaje que está inquietándome. Les puedo decir que está molestando Nick
también, porque cuando no está mirando la puerta, él está mirando al
doctor.

—Señorita Mills —dice con tanta alegría—. Mi querida niña.

—¿Qué? —pregunto envenenada.


380

—No tienes idea de lo que has hecho, ¿verdad?

Echo un vistazo a Nick y me duele el corazón.


Página

—Sé exactamente lo que he hecho —digo con remordimiento.


Nick niega con la cabeza minuciosamente. Él no lo siente. Eso está bien.
Estoy lo suficientemente mal por los dos de nosotros.

—Lo que has hecho —dice el Dr. Evans—. Cambia todo.

—¿He hecho? —pregunto, desinteresada.

—Oh, sí. Mucho. Reunirte con el Sr. Carver en un sueño, fue lo


suficientemente genial, pero realmente transportar materia a través del
sueño... me has dejado sin palabras. Es demasiado perfecto para
comprender. —Me mira a los ojos y se lame los labios nerviosamente—.
¿Lo has hecho exitosamente antes que él?

Pienso en las dos hermosas piedras en mi escritorio en casa y me pregunto


si lo sabe.

—No —miento—. Yo nunca lo había hecho antes.

Se ve un poco desanimado, como si yo fallara algún tipo de prueba que no


sabía que estaba tomando. Pero él se sacude fácilmente y aplaude con sus
manos juntas.

—Es este chico —dice, moviendo su dedo a Nick en un regaño simulado—


. Es todo por culpa de este jovencito. Y pensar que lo habíamos considerado
una pérdida. ¡Uno nunca sabe! Uno simplemente nunca sabe.

—¿Cómo es posible que sea debido a Nick?

—Él te está arrastrando, querida. Él está sacando de ti lo que durante


mucho tiempo ha sido enterrado. No sé cómo lo hace, pero estoy ansioso
por descubrirlo.

Nick ríe.

—¿Hay algo gracioso, Sr. Carver? ¿Desea contribuir a la conversación?


381

—En realidad no, no —dice Nick simplemente.


Página

—¿No hay nada divertido o no, no desean contribuir?

—Ambos.
El Dr. Evans le frunce el ceño a Nick pero yo sonrío. Nick puede ser
realmente irritante. Es divertido cuando no está ocurriéndole a uno.

—Tengo una pregunta, sin embargo —dice.

—Por favor, pregúnteme.

—¿Qué demonios me hiciste a mí?

—Esa es una pregunta muy buena. Cuando tenías tres años tus padres te
matricularon en nuestro estudio. Se los recomendó tu pediatra en la clínica
de la base.

—¿Fue reclutando a los hijos de militares a propósito?

—En cierto sentido, sí. Pero no por otra razón de que son más fáciles de
seguir. Una familia de militares de carrera está siempre en gran medida en
el radar y los hijos de militares son más propensos a alistarse en el ejército
ellos mismos. Usted, Nicholas, no me decepcionó —dice con una sonrisa
satisfecha—. Te he rastreado a través de tu padre a lo largo de su carrera,
y cuando falleció, te localizamos mediante el desembolso de sus beneficios,
hasta que te convertiste en mayor de edad y te uniste a la Fuerza Aérea. Lo
hiciste casi demasiado fácil. Como un perro quedándose permanentemente
en el talón.

—Vete a la mierda —dice Nick con fuerza.

—Fue un cumplido.

—No, no lo era. ¿Qué implica el "estudio"?

—Fue un intento de erradicar el trastorno de estrés postraumático.

Nick resopla.

—¿Espera que me crea que sus metas eran tan nobles como eso?
382

—Nos pagaban bastante bien para hacerla nuestra meta.


Página

—Eso tiene más sentido.


—Al principio, estábamos trabajando en entender el miedo y cómo se
gestiona en el cerebro. Una parte de tu cerebro, la amígdala, le dice a tu
cuerpo ya sea que se defienda o no. Sea o no una amenaza es real o
percibida. El problema con el TEPT1 es que hace difícil decir que el cuerpo
que se calme, que está seguro. Las víctimas están condicionadas a tener
miedo, dispuestos a luchar, todo el tiempo. Buscábamos aliviar eso.

—¿Quería que el tiempo de apagarse de una emoción fuera más rápido? —


pregunta Nick.

—Exactamente —responde con entusiasmo, contento con su alumno


atento. —Verás, incluso si se encuentra una amenaza que se perciba y no
un verdadero peligro, al cuerpo todavía le toma bastante tiempo para
regularse a sí mismo y volver a la normalidad. Hay un aumento en los
latidos del corazón, aumento de la presión arterial, a veces sudando; la lista
sigue y sigue. Todo debido a los efectos persistentes de la emoción y todo
para nada. Si pudiéramos simplificar el proceso podríamos acelerar el
tiempo de recuperación.

—¿Así que decidió porque ser sutil y arrancó la emoción del todo? —
pregunto.

—Nosotros no queríamos eliminar la emoción. Eso nunca fue nuestra


intención. Estábamos preocupados en lo que eso le haría a una
personalidad. Nos preocupaba que si no sentían temor no podían entender
a los demás y no estábamos buscando fabricar sociópatas. No queríamos
crear una falta de empatía, haciendo las cosas sustancialmente peores para
el paciente. Todo lo que queríamos hacer era acelerar ese proceso de
apagar las emociones.

—No funcionó de esa manera, ¿verdad? —pregunta Nick, su voz ganando


calor.
383

—Como bien sabes, no lo hizo. Pensamos que lo habíamos hecho bien


contigo. Nos quedamos encantados inicialmente. Cuando la amenaza era
Página

1 TEPT: Trastorno de Estrés Post Traumático.


falsa tu cuerpo casi al instante se relajaba. Pero entonces se detuvo la
preparación para defenderte en absoluto. No estabas aprendiendo cómo
reaccionar al miedo y pronto nos dimos cuenta de que no lo sentías más.

—Lo has hecho un robot —digo con desdén. Por el rabillo del ojo veo a Nick
bajar la cabeza y me arrepiento de mis palabras inmediatamente.

—En esa área, sí —responde el médico, sin dejar de mirar a Nick—. En el


proceso de acelerar el tiempo de recuperación también... ajustamos sus
reflejos. Más aún cuando dejó de responder a las situaciones de miedo. No
estabas defendiéndote. Se convirtió en peligroso para ti.

—Espere —dice Nick, levantando la cabeza—. ¿Usted aceleró mis reflejos?

—¿Para qué? —exclamo, perdiendo la paciencia también—. ¿Por qué todo


esto? ¿Cuál fue el fin del juego? ¿Todo esto sólo para quitar el TEPT de la
foto?

El Dr. Evans cruza las manos juntas en el escritorio mirando satisfecho.

—Bueno, eso y para producir la próxima generación de soldados. Más


rápidos, más astutos, audaces. Los daños de la guerra serían eliminados y
los hombres serían más feroces. Sin embargo, cuando el programa se
derrumbó y quedó privado de fondos, su estudio no fue elegido. A pesar de
que todavía está sirviendo a su finalidad prevista, Sr. Carver. Bien hecho.
—Vuelve su atención hacia mí y me mira hambrientamente—. El tuyo, sin
embargo, se convirtió en nuestro buque insignia, y ahora vosotros estáis en
el timón. Tú tienes las habilidades para llevar a cabo un servicio público
único. Sólo necesitamos aprovecharlos, contrólalos, y serás imparable.

Yo lo miro astutamente.

—¿Qué tipo de servicio público?

—Durante nuestro período de financiamiento del gobierno, su propósito


384

fue tu inteligencia. Tu ingenio, nada más. Desde que hemos sido


contratados de forma privada, la unidad y el enfoque de nuestro estudio ha
Página

cambiado. Debo decir que estoy muy entusiasmado con sus aplicaciones.
—Vaya al grano —dice Nick, mirándolo—. ¿Qué quieres de ella?

—Lo que quiero… —dice el Dr. Evans, su voz desdeñosa—. Es que ella sirva
a su prójimo, tal como lo haces. Tantas vidas se pierden cada día. ¿Cuántos
hombres, mujeres y niños tratas a diario? Demasiados, estoy seguro.
Demasiados inocentes atrapados en el fuego cruzado. Lo que todos
queremos es que ella sea una herramienta de precisión, el bisturí en un
mundo de batallas y bombardeos.

Yo frunzo el ceño, confundida. Nick, sin embargo, no lo está.

—Usted quiere que sea una asesina —dice, con la voz muy baja.

—Eso no tiene ningún sentido —digo, mirando hacia atrás al Dr. Evans—.
No sé cómo luchar. ¡Ni siquiera puedo disparar un arma! No me irá mejor
por ahí que a los civiles de los que estás tan preocupado.

—Nunca te enviaríamos al campo de batalla —dice, sonando sorprendido


por la idea—. Eres demasiado valiosa. Además, sería un esfuerzo inútil.
¿Por qué te hacerte caminar y luchar tu camino para eliminar una amenaza
cuando simplemente puedes parpadear y ya está allí?

Me siento de nuevo con fuerza, entendiendo ahora.

—Usted quiere que yo sea una asesina.

—Sí —dice, sonriendo con entusiasmo.

—No—le digo con firmeza.

Nick se recuesta contra la pared creo que ha aliviado, pero veo sus
músculos todavía apretados y listo para moverse en cualquier momento.

—No creo que entiendas lo que estoy pidiendo —dice el Dr. Evans
lentamente.
385

—¿Está realmente pidiendo? Debido a que no suena como si lo hiciera.


Parece que ya has decidido y me está informando, y lamento decepcionarle,
Página

pero no puede obligarme a matar gente.


Lanza una mirada a Nick y casi me subo encima de la mesa para arañar su
cara.

—Él no está involucrado en esto —digo con los dientes apretados.

—Oh, pero lo está —dice el Dr. Evans, sus ojos volviendo a mí—. Porque lo
necesitas para controlarlo. No hay esperanza para ti sin él. Pero con él,
bueno, todos hemos visto lo que viene de eso. Por supuesto, si piensas que
no lo necesitas, que no es parte de esto, entonces es de ninguna utilidad
para nosotros ni a nadie, ¿verdad?

—No lo haga —digo seriamente—. No lo amenaces para manipularme.


¡¿Qué es lo que le pasa?!

—¿Qué te pasa? —Tira hacia atrás, mostrando su ira—. ¿Dónde me


equivoqué contigo?

—¡En todas partes! Nunca debió acercarte a mí. Debería haberme dejado
ser una chica normal, no convertirme en un experimento científico que
salió mal.

—No. Pensamos que habíamos fracasado contigo, pero no lo hicimos. Muy


lejos de eso. Eres la perfección, Alexia. Exactamente lo que el mundo
necesita. Puedes ser un héroe si acabas de escuchar a la razón y buscar más
allá de ti misma por el bien común.

Resoplo con incredulidad.

—Al convertirme en una asesina. ¿Quieres que me Deslice en casas de la


gente y matarlos a sangre fría, y para qué? ¿Así usted puede hacer dinero
con la contratación de mis servicios?

—Estas personas, no son inocentes. Son asesinos en sí mismos.

—Honestamente dígame que no obtendría ni un centavo de ello, y lo


386

consideraré. —Yo lo reto, sabiendo que nunca voy a tener que hacerlo
valer, porque no hay manera de que no esté recogiendo un cheque de pago
Página

por eso. ¿Cuántos serían los países o grupos radicales que pagarían para
tener una asesina de precisión de mi talla que haga el trabajo sucio? ¿Tener
a alguien que pudiera llegar a cualquier persona en cualquier lugar en un
abrir y cerrar de ojos? Demasiado para él como para rechazarla.

—Por supuesto que se pagaría una tarifa, pero…

—No —digo con firmeza—. Nunca lo haré. No puedo matar a nadie y, desde
luego, no lo haré por gente como usted.

—Ella no va a ser su experimento de ciencia por más tiempo, doctor —dice


Nick, su voz engañosamente incluso—. Ni yo. Nos gustaría irnos. Ahora.

El médico suspira tristemente, mirando a cada uno de nosotros.

—Lamento escuchar eso. Tenía la esperanza de que con este avance, con
esta conexión entre los dos, un interés se había provocado en ti. ¿No
quieres saber por qué? ¿Por qué has sido capaz de comunicarte con los
otros? ¿Por qué se han encontrado el uno al otro? ¿Por qué tienes las
habilidades inesperadas que posees?

—No —decimos al unísono.

El Dr. Evans frunce el ceño hacia nosotros. Le hace un gesto a la cámara en


la esquina del techo, que yo ni siquiera me había dado cuenta de que estaba
allí.

—Eso es una pena —dice mientras abre la puerta. Un guardia entra, con su
punto de interés de inmediato en Nick. Nick lo mira de arriba a abajo y
luego le sonríe. El médico pasa junto al guardia y sale de la habitación sin
decir nada más. Lentamente es seguido por el guardia que se mantiene
mirando a Nick con hostilidad.

Por último, cuando la puerta se cierra y se bloquea detrás de él, Nick baja
los brazos, relajándose visiblemente.

—Él no parecía tan malo antes —digo débilmente.


387

Nick resopla como respuesta.


Página

—¿Qué? —pregunto.
—Es un científico malvado con una bata blanca y un acento británico. Es un
poco obvio, ¿no te parece?

No puedo dejar de sonreírle.

—Este edificio está construido en la ladera de una montaña.

—¡Honestamente? ¿Es un volcán apagado ahuecado?

—No estaría siendo un verdadero Bond de lo contrario.

Él me sonríe.

—Me vendría bien un martini y me gustaría lucir bien en un esmoquin.

—Sí que lo harías.

—Te verías mejor con un vestido negro ceñido, cubierto de diamantes.

—Oh, ¿yo soy una chica Bond ahora?

—La más caliente que he visto en mi vida.

—Esa es la cosa más dulce que nadie me ha dicho nunca.

—No soy nada si no encantador.

Me rio.

—Tú eres un montón de cosas, pero encantador definitivamente no es una


de ellas.

—Extrañé eso —dice, su voz suave.

—¿Qué?

—Tu risa. —Sus ojos, esos ojos verdes serios, enterrándose en mí. No me
estremezco o retuerzo bajo su mirada, ya no. He aprendido a deleitarme en
388

ella, disfrutar de la intensidad y estar agradecida por cada segundo que soy
mirada por él—. He echado de menos oír reír.
Página

—Lo siento —digo con tristeza—. Por muchas cosas.


—Ni siquiera empieces. No quiero escucharlo.

—Pero no estarías aquí si no fuera por mí.

—Yo no sería un montón de cosas si no fuera por ti.

Le sonrío.

—Nick, yo…

La puerta se abre y Liam entra, dos guardias sobre sus talones.

—Oye, amigo —digo con sarcasmo—. ¿Llego tarde a meditación?

Liam me ignora mientras coloca un pequeño estuche negro en el escritorio.


Cuando lo abre, quiero desmayarme.

Está lleno de frascos y agujas. Agujas largas.

—¿Me vas a apuñalar de nuevo?

Nick da un paso adelante.

—¿Este es el tipo?

Los guardias dan un paso entre Nick y Liam, bloqueando su camino. Están
armados, las manos sobre las armas en sus caderas y Nick pone sus manos
en alto. Pero él no retrocede.

—Ambos están yendo hacia abajo —dice Liam enérgicamente.

Me pongo de pie, llamando la atención de los guardias. Nick aprovecha la


oportunidad para dar un paso más. Está al alcance del brazo de cada uno
de ellos ahora.

—¡Alto! —grita uno, mirando hacia atrás y adelante entre nosotros.

—¿Qué quieres decir que vamos abajo? ¿Nos estás poniendo a dormir? —
389

le pregunto a Liam, ignorando al guardia.


Página

—En un sentido —dice, tirando del émbolo en una aguja y succionando en


un líquido claro—. Dame el brazo, Alexia.
—Oh, ahora soy Alexia, ¿verdad? ¿Por qué no saltar a señorita Mills, para
realmente distanciarte de mí? Un paso firmemente en los zapatos de papá.

—No será difícil —dice en tono cansado—. Dame tu brazo.

—Ven y cógelo.

Él me mira por un momento, luego da unos pasos hacia mí. Me lanzo, a la


espera de que esté a medio paso y me desequilibro antes de chocar contra
él. En el último segundo que está listo para mí me agarra por el cuello con
su mano libre. Su agarre es como una cerradura. Yo me atraganto contra la
fuerza de la misma. Pero no dejo de moverme y no me preocupo por que él
me libere, no todavía. Le pego duro en la espinilla y él se estremece y
maldice en voz alta. Mientras está distraído, echo mano a la mano con la
aguja y la agarro con las dos mías. Nunca voy a conseguir que caiga de su
mano, lo sé, y él estaría esperándolo de todos modos. Lo que hago en
cambio, es darle un tirón a su mano hacia mí, hacia la mano que está
agarrando mi garganta. Él debe darse cuenta de lo que estoy haciendo
porque comienza a tratar de tirar de ella, pero me inclino hacia atrás,
tirando de mi peso y cayéndonos hacia el suelo. Yo no me preocupo por la
caída o el hecho de que vaya a aterrizar en mí.

Todo en lo que me centro es en la aguja. Cuando nuestro impulso me ayuda


a conducir en línea recta en la parte interior de su muñeca. Sonrío mientras
yo jadeo en busca de aire. Retira la mano de mi cuello y le grita con
sorpresa. Libero una de mis manos y lo uso para empujar el émbolo hacia
abajo, liberando el líquido que era para mí en él. Nuestros ojos se
encuentran y ambos nos paralizamos.

—Tú fuiste inyectado —le susurro.

Sus ojos están tratando de hacer foco y niega con la cabeza, en busca de
claridad. Lo único que logra decir es:
390

—Alex.
Página

Se derrumba encima de mí. Tomo una respiración profunda, luego lo


empujo fuera de mí. Él queda a un lado y cuando me incorporo veo que Nick
ha estado muy ocupado. Uno de los guardias todavía está armado y uno de
ellos no parece estar sosteniendo una muñeca rota. Nick ahora se
interpone entre ellos y yo, de espaldas a mí y un arma apuntando a los dos.

—No saldremos de esta oficina. Más guardias vendrán por esa puerta en
cualquier momento. Ya lo sabes, ¿verdad?

Me levanto y miro hacia abajo a Liam.

—Lo sé. Pero yo le debía una.

Voy al escritorio, agarro los frascos de la caja y luego los lanzo contra la
pared. Se estrellan y pulverizan en pequeñas cantidades de líquido por las
paredes. Detrás de mí, oigo la puerta abrirse.

—Señorita Mills, ¿de verdad crees que eso es todo lo que tengo de sueros a
mi disposición?

Me dirijo al Dr. Evans y me encojo de hombros.

—No, pero me sentía con ganas de echar a perder su perfecta oficina.

Extiendo mi mano y tiro una lámpara Tiffany de la esquina de su escritorio,


haciéndola añicos en el suelo. El Dr. Evans me mira.

—No seas infantil. —Él mira hacia abajo y ve a su hijo inconsciente en el


suelo. Su única reacción es un pequeño movimiento de cabeza, y luego se
dirige a los guardias que entran detrás de él y hace unos gestos hacia Nick.

—Pónganlo a él bajo control.

—¿Cuántos, Alex? —me pregunta Nick, sin molestarse en girar.

—Cuatro.

—Maldita sea.
391

Nick hace girar el arma en la mano, la sostiene por el cañón y la entrega por
la culata al hombre de la que la tomó. Cuando sus manos están vacías, los
Página

pone detrás de la cabeza y espera. Mientras los guardias le colocan las


esposas de muñecas, me dirijo a Dr. Evans.
—¿Qué va a hacer con nosotros ahora? ¿Qué más quiere saber?

—Te he hecho una pregunta antes y creo que me has mentido —responde.

—Usted podría estar refiriéndose a muchas cosas.

—Ya veo. A lo que me refiero ahora esa la cuestión de cómo se conocieron


ustedes dos.

Echo un vistazo rápido a Nick y su rostro está en blanco. Trato de hacer lo


mismo, pero me preocupa que todos puedan ver mi miedo.

—Se lo dije, era un sueño. Sólo un sueño.

—Y bien podría haber sido más que eso. ¿Pero el desencadenante? ¿Lo que
los puso en el camino para encontrarse a sí mismos?

—Usted —dice Nick con desprecio.

—Tal vez. Sin embargo, pasaron diecisiete años sin que se conocieran. ¿Por
qué ocurrió cuando lo hizo? Tenía curiosidad, así que empecé a examinar
esa misma pregunta. La primera vez que Alexia viajó hacia usted, Sr.
Carver, fue en Texas. Fue en la Base Lackland Air Force, específicamente.
Esa fue la primera vez que sus caminos se cruzaron, por lo que está reunión
inicial debe haber pasado a la vuelta de ese tiempo. Nada importante
ocurrió en la vida de Alexia, así que comencé a estudiar la tuya. Estabas en
el Curso de Entrenamiento de Rescatadores Aéreos, ibas muy bien, nos
dijeron. Justo hasta que algo muy sorprendente sucedió. Algo por lo que
sus instructores se sorprendieron. —El Dr. Evans parece mirar a Nick
duramente—. Usted se ahogó.

Esto es todo. Esta es mi pesadilla. Lo que quieren hacer, no voy a dejar que
suceda.

Me lanzo hacia Nick, sorprendiendo a todos en la sala, incluido a él. Le


392

agarro sus manos con las mías, deslizando una piedra lisa, negra entre sus
palmas.
Página

Aprieto mi boca a su oído y le susurro:


—Jabberwock.

A medida que me alejan de él, atrapo su mirada. Me mira confundido. Me


preocupa que lo no entienda y no lo culparía porque es sólo un plan a medio
formar en mi propia mente.

Pero luego su rostro se aclara y asiente con la cabeza hacia mí una vez.

393
Página
Capítulo 50
Traducido por Lady_Eithne

Corregido por LadyPandora

¡Ten cuidado con el Jabberwocky, hijo mío!

¡Las mandíbulas que muerden, las garras que atrapan!

—Lewis Carroll, A Través del Espejo.

Nick
Nos llevan a través de un largo corredor, a mí esposado con Alex
caminando justo delante de mí. Creo que se supone que ella tiene que ser
un recordatorio, algo para mantenerme controlado. Si ese es su plan, está
volviéndose en su contra porque cuánto más la miro, más siento la
necesidad de sacarnos de aquí. Observar como la hacen avanzar a través de
este lugar con una aguja en el brazo y que el sueño forzado está esperando
por ella está haciendo poco por calmar mi sangre. Dejaron al tipo alto
durmiendo en el suelo de la oficina. Imagino que cuando despierte estará
avergonzado de cómo lo derribaron. Debería sentirse afortunado de que
Alex llegara a él primero. Si hubiera sido yo, podría no despertarse en
absoluto.

Nos guían hacia el interior de una habitación que parece casi idéntica a
aquella en la que despertamos, sólo que esta tiene dos camas en lugar de
una y dos veces más monitores. No sé qué pretenden hacer con nosotros
394

aquí, pero Alex parece que sí. Está tan perturbada por ellos que quiere que
nos lleve de nuevo a la pesadilla. No estoy muy seguro de lo que pretende
Página

hacer una vez que estemos allí, pero si tiene aunque sea el espectro de un
plan, es más de lo que tengo yo.
Me quitan las esposas y voy voluntariamente, dejando que me amarren a la
cama. Echo un vistazo a través de la mezcla de cuerpos donde puedo ver
que Alex está también tumbándose. No la sujetan. Hizo caer al hombre alto
por su cuenta en el corto tiempo que me llevó desarmar a un guarda, pero
todavía no es considerada una amenaza. Idiotas.

—Anestésienlos a ambos y preparen la segunda inyección para el Sr.


Carver —le dice el doctor a una enfermera de pie junto a mí.

La enfermera desliza una aguja en mi brazo. Observo cómo otra detrás de


ella prepara una segunda aguja con un líquido amarillo. Si la primera tiene
como intención ponerme a dormir, tengo curiosidad que se supone que
hace la segunda.

—Alex.

—Todo irá bien —responde, su voz fuerte y segura.

Me rio.

—Iba a decirte lo mismo.

—Tan sólo recuerda lo que dije.

Los bordes de mi visión se están volviendo negros, creando un túnel y


enviándola lejos de mí. Quiero llamarla, hacerle saber que intentaré hacer
lo que pidió, pero ya no puedo hablar. La oscuridad está a mi alrededor, la
única luz que queda está rodeando su cara antes de que estalle y ella se
haya ido.

Estoy en la cueva. Nunca he venido aquí a propósito. No estaba seguro de


que pudiera. No puedo soñar con Alex cuando quiero, pero este lugar
aparentemente está siempre disponible. No sé por qué estamos aquí
395

porque yo estoy paralizado y no puedo hacer nada para ayudarla. Sé que si


a ella también la están durmiendo estará aquí pronto, si es que no está ya.
Página
Oigo el goteo… goteo… goteo en la distancia y hasta ahora todo es como
debe ser, tanto si me gusta como si no. Entonces se detiene. La cueva está
en silencio. La luz de fuera no se desvanece; se apaga totalmente. Contengo
la respiración, escuchando por si el goteo empieza otra vez, esperando a
que regrese la luz. Justo cuando pienso que no lo hará, todo explota. La
velocidad del goteo aumenta y se hace más y más rápido hasta que es un
sonido continuo, como una sirena gimiendo. Hay un boom desde el exterior
de la cueva. Estoy aterrorizado y luchando por moverme, inseguro de lo
que está sucediendo, cuando oigo a Alex gritándome.

—¡Despierta!

Estoy mareado mientras vuelvo en mí, luchando por abrir mis ojos. Mis
brazos se sienten como de plomo y me pregunto si todavía estoy en la
cueva. Parpadeo para eliminar la neblina de mis ojos e intento levantar la
cabeza, finalmente consiguiendo elevarla. Lo que veo no tiene sentido.

La pared a mis pies ha desaparecido totalmente. Una sección del techo se


ha ido con ella. El sonido de sirena que oí en la cueva es real y suena con
estridencia de forma incesante, como la alarma de un reloj para la que no
puedo encontrar el botón de apagado. Todo en mí quiere volver a dormir.
Y lo haría, pero no después de verlo.

Su largo cuello hace serpentear su cabeza a través del agujero que ha


quedado en la pared desaparecida, sus ojos blancos escaneando la
habitación con interés. Sigo su mirada y veo a Alex desplomada en el suelo
junto a mi cama. Una de mis manos está suelta, la que está más cerca de
ella. In ella hay una espada, brillando ligeramente en la débil luz de la
habitación en ruinas. Aparte de nosotros, la habitación está vacía.

Sólo somos yo, Alex y el Jabberwocky.


396

Él se acerca caminando con pesadez, presionando su cuerpo contra lo que


queda del techo y haciendo que se desplome. Cierro los ojos contra la nube
Página

de polvo y escombros que levanta y toso cuando golpea mis pulmones.


Desvía la mirada hacia mí brevemente, luego vuelve a mirar a Alex. Se
arrastra hacia ella. Su boca se abre con amplitud, sus dientes goteando algo
negro sobre el suelo blanco de baldosas que la rodea.

—¡No! —grito, mi miedo elevándose y ahogando mi garganta.

El Jabberwocky vuelve sus ojos hacia mí. Incluso con la brillante luz de la
colgante y dañada lámpara de techo, me aterroriza casi hasta la muerte.
Nunca sentí miedo fuera de la pesadilla, no que pueda recordar, y estoy
extrañamente sorprendido de que se sienta igual. Esperaba que de alguna
forma fuera diferente, pero no es nada nuevo. La única diferencia es que
estoy asustado también por Alex, no sólo por mí.

Sigue estudiándome. Veo su larga cola moverse rápidamente tras él,


enviando un carrito con ruedas volando a través de la habitación, chocando
contra la pared. Estoy respirando con pesadez y de forma superficial,
demasiado temeroso de decir nada más o moverme. Finalmente se aburre
de mí. Se vuelve otra vez hacia Alex.

Instintivamente levanto la espada y hago un movimiento cortante hacia él,


trazando una línea invisible entre el Jabberwocky y Alex. Retrocede,
entornando los ojos ante el brillo de la espada. Gruñe con enfado.

Así que incluso tú tienes miedo de algo. Creo. Muevo la espada hacia él otra
vez.

El Jabberwocky da un paso atrás. Yo arremeto tan hacia delante lejos de la


cama cómo puedo, dándole una tímida cuchillada. Retrocede y brama hacia
mí, rociando el fluido oscuro sobre Alex y sobre mí, y luego sale de la
habitación, llevándose otra pared con él. Oigo gritos y disparos más lejos
por el pasillo.

El Jabberwocky brama de nuevo, luego ruge a través del edificio dando


persecución. Nos deja solos por ahora, pero no sé cuánto tiempo durará.
397

Con la forma en que está destrozando las paredes y el techo tampoco sé


cuánto tiempo resistirá el edificio.
Página
Desengancho las ataduras en mi otra muñeca, luego libero mis piernas.
Cuando salto al suelo para echar un vistazo a Alex ya estoy en modo
paracaidista de rescate. Eso es bueno, porque el Nick paracaidista es
calmado, eficiente y seguro de sí mismo, mientras que el Nick que está
enamorado de Alex es exaltado y vengativo. Con cuidado la hago rodar
sobre su espalda, teniendo en cuenta su cabeza y su cuello. Hago una
inspección en busca de sangre, buscando señales de heridas. No encuentro
ninguna. Palpo sus huesos y articulaciones, comprobando roturas, pero
está de una pieza. Está inconsciente pero respira con facilidad.

—Alex —la llamo, dando golpecitos en sus mejillas, tratando de


despertarla. Levanto su mano y pellizco con fuerza la punta de sus dedos.
No responde. Usando mi nudillo, froto el hueso de su esternón, apretando
fuerte.

—Ay —murmura, dando un débil golpe a mi mano.

—¿Puedes oírme?

—Sí. Ay —dice otra vez, frotando su mano sobre su esternón y


parpadeando fuerte—. ¿Qué estabas haciendo?

—Viendo si podías responder al dolor. No sabía lo lastimada que estabas.

—Ahora más. —Sus ojos se abren—. ¿Qué ha ocu…? ¡Nick! —dice


repentinamente, agarrando mi mano fuerte—. ¿Lo viste? ¿Sigue aquí?

Asiento con gravedad.

—Sí, está aquí. Habría estado bien que me hubieras dicho que ibas a traer
a la vida a mi peor pesadilla.

—En cierto modo lo hice. No podía ser específica. La sorpresa era todo lo
que teníamos.
398

Miro hacia la destrucción que el Jabberwocky ha causado.

—No sé si eso es verdad.


Página
Hay un ruido que suena más como una granada explotando y menos como
Godzilla en Tokyo. El suelo bajo nosotros vibra.

—Tenemos que irnos. Ahora —le digo, ayudándola a ponerse en pie.

Lo intenta pero sus piernas están temblando. Ceden bajo ella


inmediatamente, dejándola apoyando todo su peso sobre mí. No es tan
pesada, pero no puedo cargar con ella todo el camino para salir de aquí. La
siento sobre la cama, donde se desploma, incapaz de sostenerse en alto.

—¿Cómo de lastimada estás?

—No lo estoy —dice débilmente—. Sólo estoy cansada. Es él. Me llevó


mucho esfuerzo traerlo. Mucho más que lo que hicieron las piedras.

—Y mucho más que yo.

Frunce el ceño.

—Sí, eso es verdad. Pensé que quizás sólo era porque él es enorme y está
vivo, quizá eso lo hizo más difícil, pero entonces, ¿por qué tú eres tan fácil
de mover?

—Quizás porque moverme es todo lo que haces —le digo, moviéndome


lento y con cuidado hacia la siguiente sala a través del agujero—. Yo ya
existía. Él no.

Echo una ojeada a la vuelta de la esquina cuidadosamente, sin querer


encontrarme con el Jabberwocky o con ningún guarda ahora mismo.
Afortunadamente, la costa está despejada y encuentro lo que estoy
buscando. Tiro de la silla de ruedas desde debajo de algunos escombros del
techo desplomado. Está un poco golpeada y una rueda está doblada, pero
rodará. Tengo que levantarla sobre algunos escombros para meterla en la
siguiente sala. Me preocupa cómo estará el resto del edificio. La silla no será
399

de mucha ayuda si el camino hacia la salida luce como esta habitación.

—Supongo que es así —concuerda Alex, intentando incorporarse—.


Página

Recuérdame que no lo haga otra vez. Me siento resacosa.


La ayudo a deslizarse hacia la silla.

—Lo que hiciste fue impresionante, Alex. Me acojonó despertar cara a cara
con él en la vida real, pero sigue siendo increíble. —Capto su mirada y
sonrío—. Gracias por la espada, por cierto.

Me devuelve la sonrisa y estoy aliviado por lo fuerte que parece.

—De nada. Mantenla con nosotros. Podríamos necesitarla.

Una vez que está segura en la silla, le entrego la espada que extiende sobre
su regazo. Rápidamente nos empuja hacia la puerta, que
sorprendentemente todavía está intacta, y la abro para comprobar el
vestíbulo.

—Despejado —digo reflexivamente.

—Tenemos que volver a la oficina.

La miro con incredulidad.

—No puedes decirlo en serio. ¿Por qué? ¿Por ese tipo?

Frunce el ceño.

—¿Qué? No, por archivos. Hay otros, Nick. No somos los únicos a los que
les han hecho esto. Le pregunté si había más y mintió. De hecho Liam me
dijo directamente que hubo otros pacientes aquí en determinado
momento.

—¿Qué vamos a hacer? ¿Llevarnos su computadora también? Seremos


afortunados si salimos de esto vivos tal y como estamos ahora mismo. No
podemos arrastrar una torre con nosotros.

—No, no estarían en una computadora. Al menos no enteramente. Sólo le


he visto usar una computadora una vez. Es de la vieja escuela. Te lo
400

prometo, lo que tiene todo escrito en alguna parte.


Página

Sacudo la cabeza, incapaz de creer que estemos debatiendo esto.


—No podemos hacerlo. Tenemos que salir de aquí ahora. El Jabberwocky
está ocupado, pero quién sabe cuándo va a volver y hay guardas corriendo
por todas partes. Estamos en la única y desafortunada posición de que todo
el mundo aquí está decidido a atraparnos. Es hora de irnos.

Ella aprieta los labios como hace cuando está frustrada, pero finalmente
asiente mostrando su acuerdo.

Reviso el pasillo otra vez y luego la empujo hacia él. Las cosas están feas
aquí fuera. Nos hace ir despacio intentando serpentear y esquivar sobre las
enormes marcas de garras escarbadas en el suelo. Secciones de paredes
están derrumbadas y el techo no es nada más que un recuerdo. Puedo ver
arriba el interior del sistema de cables y ventilación sobre nosotros, todos
arruinados por el enorme y furioso cuerpo que destrozó este pasillo. Alex
tiene que dirigirme y espero que sepa a dónde va porque todo parece lo
mismo para mí. No hay etiquetado nada, ni una sola puerta o intersección.
Se siente como si fuera diseñado para confundir a una persona. Alcanzamos
la puerta que lleva al exterior y nos dirigimos al aparcamiento en una
enorme caverna abierta.

—¿Crees que habrá llaves en alguno de esos Jeeps? —pregunta Alex,


mirando nerviosa sobre su hombre detrás de nosotros.

—No importa.

Me mira con sorpresa.

—¿Sabes hacerle un puente a un coche?

Le guiño un ojo, pero no digo nada.

Alcanzamos el Jeep más cercano justo cuando el Jabberwocky aparece


violentamente a través de la puerta, arrancándola de sus bisagras. Derrapa
y hace saltar chispas a través del pavimento hacia nosotros. Malgasto una
401

mirada hacia él y desearía no haberlo hecho. La mera visión envía


escalofríos por mi cuerpo y estoy temblando mientras corro. Ya no está
Página

encorvado por las limitaciones del edificio. Está de pie en toda su altura,
flexionando sus enormes alas de piel y dándoles una batida cortante. Una
racha de viento corre hacia nosotros. Siento que mi sangre corre fría. Voy
a ayudar a Alex a meterse al Jeep cuando deja salir un chillido.
Involuntariamente cierro los ojos.

—Nick —dice Alex. Su voz es tranquila y reconfortante, como si la peor


pesadilla que haya tenido no estuviera descendiendo sobre nosotros. Abro
los ojos y miro a los suyos, tan cálidos. Tan tranquilizadores. Me pasa la
espada, envolviendo mi mano izquierda alrededor de ella con firmeza—.
Tienes esto.

Niego con la cabeza, luchando por conseguir aire.

—Alex —grazno—. No puedo. De ninguna manera.

—Yo lo haría por ti, pero no puedo. Ni siquiera me aguanto en pie. Pero tú,
tú eres la persona más valiente que…

El Jabberwocky ha alzado el vuelto y en un rápido movimiento ha


aterrizado con fuerza en el Jeep junto a nosotros. La masa de metal cruje
fácilmente bajo el peso de la bestia que ahora está de pie a unos
centímetros de distancia de mí. Alcanzo a cubrir a Alex, a lanzar mi cuerpo
sobre el de ella en cualquier tipo de protección que pueda ofrecer, pero la
fuerza del coche desplomado ha tirado la silla y la ha enviado a estar tirada
sobre el pavimento. Se mueve, escapando hacia atrás todo lo rápido que
puede. Mientras lo hace veo que el blanco pavimento está rojo donde ella
yace. Un trozo de metralla del Jeep está clavado en su brazo. Los cristales
de las ventanas se han hecho añicos y cortado sus manos y rodillas
mientras intentaba escapar.

—¡Nick, corre! —grita.

Pero no lo hago porque no puedo. He tenido la vida de un hombre en mis


manos, tenido un arma apuntando a mi cara, visto un misil aterrizar en un
402

helicóptero en el que estoy montado y nunca he sentido miedo. Me enfrenté


a todo con una fría indiferencia que la mayoría malinterpretaron como
valentía ante la cara del peligro, cuando yo sabía muy bien que no lo era.
Página
Pero aquí está Alex, yaciendo en un charco de su propia sangre, agotada,
temblando, incapaz de defenderse, y es tan fiera como un puto león.

La valentía no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él.

Se lo dije a Walters una vez y ahora estoy mirando a esa definición. Es


poderosa, bella y mía. Y quiero mantenerla así, prefiero recobrar la
compostura y ser el hombre que ella no deja de decir que soy.

Mis entrañas están llenas de piedras pesadas, pero pongo un pie frente al
otro. No sé cómo usar una espada, soy mejor con balas, pero estoy
entrenado para el combate mano a mano. También tengo unos reflejos
excelentes, lo mejor que puede construir la ciencia, si se puede creer a ese
científico loco. Es hora de ponerlos a prueba.

Rebano al Jabberwocky, cortando su pierna y apartando su atención de


Alex. Se lanza a por mí, casi atrapando mi brazo entre sus mandíbulas, pero
salto hacia atrás y evito su alcance. Me sigue bajando de lo que queda del
Jeep, sus garran haciendo ruido sobre el pavimento y resonando a través
de la caverna. Suena como si estuviera en todas partes. Cientos de ellos
rodeándome, encajonándome. Tengo que decirme a mí mismo que no mire
por encima de mi hombro.

—¡Cuidado con la cola! —oigo gritar a Alex desde fuera de mi campo de


visión.

—¿Algún otro consejo? —grito en respuesta, echando una ojeada a la cola


con cautela mientras fustiga de un lado a otro tras él.

Alex hace una pausa, luego grita.

—¡Ve a por el corazón y no dejes que te toque!

—¡¿Diecisiete años de esto y eso es lo mejor que tienes?!


403

—¡¿Quieres mi ayuda o no?!

El Jabberwocky golpea con fuerza hacia mí, sus garras casi atrapándome.
Página

Cuando salto a la derecha, su cabeza está esperando y me golpea la pierna.


Me tambaleo, pero también muevo rápidamente la espada. Consigo
deslizarla por su cara, dibujando una larga línea atravesando su hocico.

—¡Sí! —grito sin aliento, recuperando el equilibrio—. ¡¿Cuándo vas a


empezar a darlo todo?!

—¿Estás vigilando la cola?

No lo hago.

Azota desde mi lado izquierdo, tomándome por sorpresa. Sólo consigo


esquivarla al saltar más cerca del cuerpo del Jabberwocky. Ahora estoy
dentro del alcance de sus cortos brazos y la cabeza está viniendo hacia aquí,
moviendo su largo cuerpo como una serpiente. No tengo elección. Corro a
acercarme a él, lanzándome sobre su acuclillada pierna escondida. Me
escabullo todo lo rápido que puedo, tirando de sus escamas y oliendo su
esencia de humo y fuego. Trata de hacerme caer, sacudiéndose
salvajemente, pero me sujeto fuerte. Cuando estoy sobre su espalda y
levantando en alto la espada, listo para dar en el blanco y perforar a través
de su corazón, oigo un silbido que viene hacia mí. He conseguido olvidarme
de la cola otra vez. Me golpea desde atrás, clavándome al cuerpo del
Jabberwocky y arrancándome la espada de la mano. La oigo repiquetear en
el suelo. Gruño y ruedo alejándome de su espalda, cayendo junto a la
espada.

Me he quedado sin aire y mi visión es una mancha borrosa. La bestia se alza


sobre mí, los talones de sus manos merodean sobre mi cara. Estoy seguro
de que será mi final. Luego siento la espada bajo mi hombro. Reúno las
agallas para gastar el último cartucho. Ruedo justo cuando el Jabberwocky
se inclina hacia abajo para agarrarme con sus manos. Agarro la espada al
mismo tiempo y cuando su cuerpo se acerca, cuando sus talones arañan
sonoramente contra el pavimento, alcanzando la zona donde yo estaba
tumbado, arremeto. Dirijo la espada profundamente dentro de su pecho.
404

Pensé que gritaría, haciendo algún horrible sonido que me atormentaría


Página

por el resto de mis días, pero no lo hace. Cae a un lado, aterrizando con un
golpe que reverbera a través del garaje y activa las alarmas de los coches.
Y entonces se ha acabado.

Mi pesadilla finalmente ha acabado…

405
Página
Capítulo 51
Traducido por Dara

Corregido por LadyPandora

Alex
Nick se acerca por el lado del Jeep por el que estoy con la frente presionada,
pareciendo como me siento; acabada.

—¿Cómo lo hiciste? —pregunto con curiosidad.

Él se arrodilla y comienza a examinar mis heridas.

—Traté de no dejar que me tocara. Le apuñalé en el corazón.

—Parece que también te hirió a ti —digo con tristeza pasando los dedos
sobre la herida de su frente—. ¿Fue la cola?

Me mira con atención. Sonrío, pero me trago el te lo dije.

—Gracias.

—¿Por qué? —pregunta volviendo mi atención a mis lesiones.

—Esto, lo que estás haciendo en este momento. Por arriesgarlo todo. Por
enfrentar tu miedo más grande para salvarme.

—Yo no estaría tan agradecida por el momento. Esa cosa era un problema.
Todavía tenemos muchos otros. El cristal en tus manos es uno, el metal en
406

tus bíceps es otro, mi terrible dolor de cabeza probablemente sea una


conmoción cerebral, y el hecho de que todavía estemos en una isla con un
Página

ejército bien armado y furioso que no quiere rendirse, y que yo maté a


nuestro casi único aliado.
Suspiro e inclino mi cabeza hacia atrás al lado del Jeep.

—¿No podrías simplemente decir de nada?

Él se ríe. Luego saca de un tirón el metal de mi brazo. Yo grito tan fuerte


que mi garganta se cierra. Me doblo de dolor. Mi visión se oscurece y me
preocupa desmayarme.

—Respira. —Me recuerda tomando mis hombros y me sostiene con


firmeza—. Trata de respirar.

Es fácil para él decirlo. Mi brazo arde. Puedo sentir la sangre caliente


corriendo por codo.

—Sangro. —Me las arreglo para susurrar presionando mi frente contra su


hombro y respiro temblorosamente.

—Está bien. No fue una arteria, no te desangrarás. Voy a vendártelo con


fuerza y el sangrado se detendrá.

—Me duele. —Me quejo.

—Lo sé —dice consoladoramente dándome un beso en la parte superior


de mi cabeza—. No podía dejarlo. Era más peligroso dentro que fuera.

Mientras mi respiración se estabiliza, suelto una larga retahíla de


maldiciones, utilizando algunos clásicos e inventándome algunos nuevos.
Puedo sentir a Nick riéndose silenciosamente de mí.

Cuando me recompongo, Nick venda mi brazo con una toalla que encuentra
en el Jeep en el que estoy apoyada y me mete dentro. Puede hacer un
puente en un auto y parecer una de las cosas más sexys que he visto.
Incluso saca la punta de su lengua entre sus labios al concentrarse, lo cual
es simplemente adorable.
407

Cuando el motor cobra vida, parece triunfante y se da cuenta de que yo lo


observo.
Página

—¿Qué? —pregunta.
—Te amo.

—¿Sí? —me pregunta con una sonrisa.

—Sí. Lo hago. De verdad.

—Eso es bueno —dice con sencillez y da marcha atrás al Jeep.

Arrancamos del parking, dejando el cuerpo del Jabberwocky detrás.


Cruzamos el túnel interminable que conducía fuera de aquí. Estoy nerviosa
y agotada, una terrible combinación. Tomamos una curva y podemos ver la
luz por delante. No puedo esperar a ver la luz del sol, la luz del sol
verdadera, y sentir el calor en mi piel. Estamos conduciendo hacia la luz
cegadora, incapaces de ver el mundo exterior mientras nuestros ojos se
sorprenden por el repentino cambio. Mientras nos acercamos al final del
túnel, me inclino hacia delante en mi asiento, ansiosa por el aire fresco.

Nick frena en seco girando el volante. El Jeep patina hasta detenerse en un


ángulo, el mundo exterior está al lado del auto. Abro la boca para
preguntarle qué pasa, pero mis ojos se acostumbran y puedo verlo. Están
esperando por nosotros. Filas y filas de uniformes negros de la guardia de
la clínica están esperando y con las armas preparadas.

Hay otros vehículos como el nuestro y creo que veo un tanque, o al menos
un camión muy bien fortificado. Me pregunto durante un momento si no
están esperando por nosotros. Tal vez todo era por el Jabberwocky.

—¿Crees que podemos decirles que lo mataste y podremos conseguir salir


de aquí? —pregunto a Nick con ironía.

—No creo que sea lo que les preocupe.

—¿Por qué no? Yo lo estaba.

Nick me mira con seriedad.


408

—Están más preocupados por quién le hizo real.


Página

—¿Por mí? —pregunto con sorpresa—. Esto no es todo por mí.


Nick se encoge de hombros.

—Por ambos entonces, pero no es casualidad. Les asustamos. —Me mira


de lado y su rostro es sombrío—. ¿Tienes un as bajo la manga?

Niego con la cabeza.

—Estoy golpeada. No podría Deslizarme ahora ni aunque pudiera


controlarlo. ¿Y tú?

—No. Mis trucos no funcionan en la realidad.

Una fila de guardias se nos está acercando. Nos vencerían con facilidad.
Seríamos llevados de vuelta a la clínica, o transportados a una en la que no
pudiéramos desatar un infierno. El Dr. Evans estará enfadado con nosotros
y no mostrará más amabilidad. Ni piedad. Liam estará buscando venganza
y seré un blanco fácil para él. Nick morirá. Ellos buscarán alcanzar ese
difícil momento cuando él desafió al éter y me encontró escuchando. Lo
pondrán a prueba tantas veces como les fuera posible, pero un día sus
soldados de juguete se quebrarán y lo echarán a un lado, buscando algo
nuevo con lo que jugar. Me sentaré en mi celda y me aferraré a mi pájaro, y
me preguntaré todos los días cómo podría haber actuado de otra manera.
Cómo podría haberlo mantenido con vida. Mi pájaro. Busco frenéticamente
en mis bolsillos.

—¡Salid del auto! —grita un guardia con un arma apuntando hacia


nosotros.

—Hazlo despacio, Alex. No les des una razón —dice Nick en voz baja y
resignada.

¡Nick! Nick tiene el pájaro.

—El gorrión ¿dónde está? —grito agarrando su brazo para que dejara de
409

abrir la puerta.

Frunce el ceño.
Página

—¿La piedra? La tengo en mi bolsillo. ¿Por qué?


—Dijiste que tus trucos no funcionan en el mundo real —digo rápidamente
viendo que los guardias comienzan a rodear el vehículo—. No funcionan en
la realidad. El pájaro no es real. O lo es, supongo, porque lo traje y lo hice
real, pero es de un sueño. Es como el Jabberwocky. Nosotros lo hicimos.
Nick, ¡tú lo hiciste! Lo hiciste y lo moldeaste y no es real. Es un pedazo de
un sueño. Las reglas no se aplican a él. ¿No lo entiendes? Es lo que haces.

Nick saca la piedra de su bolsillo y la mira. Su rostro parece inseguro, algo


raro en él, tengo que sacudirle y hacer que sea él mismo ahora. El engreído
y arrogante que conozco y amo.

—Es imposible —murmura.

—No. Nada es imposible. El Jabberwocky debería haber sido imposible.


Deslizarse debería ser imposible. Tú y yo, nosotros somos imposibles, pero
es verdad y real. Esto puede serlo también. —Él no contesta. No me mira.
Me preocupa estarle pidiendo demasiado—. Inténtalo —susurro con
urgencia.

Se queda mirando su mano. Espero, sabiendo que nuestro tiempo casi se


ha agotado. Se están acercando lentamente y tenemos poco tiempo antes
de ser sacados del auto.

Mis ojos vuelan salvajemente a cada ventana, preguntándome quién


avanzará a nosotros primero.

En mi periferia puedo ver movimiento cerca de Nick. Tiro de nuevo de él,


con la boca abierta y el corazón en la garganta.

—¿Se mueve? —Respiro.

Mi puerta se abre. Estoy en el asfalto antes de que Nick pueda responder.


Soy empujada al suelo sobre mi vientre, todo antes siquiera de que Nick sea
sacado del auto dando peso a su teoría de que soy considerada la amenaza
410

aquí.
Página
¿No creen que si yo fuera a hacer algo ya lo habría hecho? Si tuviera a
Gamara con correa y esperara en sus alas, habría dado la orden de atacar
hace diez minutos, antes de que me atraparan a punta de pistola.

—¡Quédate abajo! —me grita un guardia.

—¡Sal del vehículo, ahora! —otro le grita a Nick.

No puedo ver más que sus pies bajo el Jeep. Sé cuándo Nick sale y se
encuentra frente al guardia. Le empujan bruscamente, va arrastrando los
pies y se tambalea antes de recuperar el equilibrio.

—¡Las manos detrás de la espalda! —Les oigo gritar, y solo un momento


después—. ¡Tras tu espalda, no tu cabeza! ¡Pon las manos tras tu espalda,
ahora!

Hay un instante de silencio, luego veo los pies del guardia arrastrándose
rápidamente hacia atrás, alejándose de Nick.

—¿Qué demonios le has tirado? —grita.

Otro par de pies le sigue, moviéndose alejándose de Nick, que no se ha


movido ni un solo paso.

—¿Qué está pasando? —pregunta otro de los guardias.

—Lanzó algo, creo que fue una piedra.

—¿A quién le importa? Espósale.

—A mí me importa. Estos dos no son normales.

—Gallina de mierda —murmura mi guardia bajo su aliento.

Hay sonido de botas corriendo y gritando desde la cueva seguidos por


gemidos humanos. Levanto mi cabeza para mirar, pero mi guardia pone su
bota tapando mi visión.
411

—Quédate abajo —dice de manera agresiva, pero sonando distraído.


Página
El aire empieza a sentirse espeso y pesado. Se siente como si las paredes se
estuvieran estrechando. El sonido se distorsiona. Oigo gritos y más gritos,
podrían ser de hombres o de metal. De cualquier manera, algo se rompe,
desgarrándose, y no lo hace en silencio. Hay una explosión. Me tapo la
cabeza encogida en el suelo mientras pies pasan corriendo cerca de mí,
dirigiéndose más profundo en la cueva. Hacia la oscuridad, donde no saben
si el Jabberwocky está muerto. ¿Qué podría asustarlos más que eso?

Abro los ojos y miro debajo del Jeep buscando a Nick, pero no le veo. Me
arriesgo a levantar mi cabeza para buscarle. Nadie me grita, así que asumo
que me han abandonado. Haciendo una mueca por el dolor del cristal en
mis manos, me pongo de rodillas.

Nick está parado en la entrada de la cueva, con la cabeza girada hacia el


cielo. A su alrededor hay caos; hombres disparando y corriendo, vehículos
rugiendo a la vida y dirigiéndose hacia la puerta. Autos volcados a los lados,
uno envuelto en llamas, y puedo ver sangre en el suelo. Es un
pandemónium, pero Nick permanece inalterado. Me preocupa que esté en
estado de shock, pero luego veo lo que está mirando. Con lo que está
hablando.

Haciendo un largo arco, barriendo el cielo gris nublado, hay una gran figura
negra. Está tan silenciosa como una tumba, tan elegante como la Muerte. Es
más grande que cualquier pájaro o bestia debería ser. Y es nuestro. Suyo y
mío. Nuestra creación y nuestra salvación.

Nuestro pájaro de piedra.

412
Página
Serie Bird of Stone
#2 Fearless
Mi nombre es Nick Carver, y tengo un
superpoder.

Ponte celoso. Muy, muy celoso. Sólo he


empezado a investigar la superficie del
poder que reside en mi interior. Nadie sabe
de lo que soy capaz. O lo lejos que puedo
llegar, y yo menos. Eso me debería asustar,
pero para ser sincero, nada me asusta.

Ni si quiera el hecho de que me estoy


muriendo. De nuevo.

Ella me salvó una vez, tengo toda la fe de que


puede salvarnos a todos de nuevo. Si hay
una cosa en el mundo en la que crea, es Alex.

Probablemente te estés preguntando cómo hemos llegado hasta aquí.


Cómo pasamos de una isla congelada a medio camino entre Rusia y el
trasero de un oso polar, a este paraíso tropical mortal en la Polinesia
Francesa. Cómo formamos nuestro grupo de superhéroes inadaptados y
enfadados, y llegamos hasta aquí. Cómo después de todo lo que pasamos,
he terminado de vuelta donde empecé, jadeando mis últimos suspiros solo
en el frío. Te lo contaré con mucho gusto, pero escucha atentamente. Presta
atención. No tengo mucho tiempo…
413
Página
Biografía de la autora
No escribo romances, escribo sobre relaciones.
Una es bonita y perfecta y todo lo consume. La
otra es real.

Crecí en Eugene, Oregón. Asistí a la Universidad


de Oregón (¡Arriba Ducks!), y estudié Literatura
Inglesa.

Me gusta escribir todo tipo de géneros, desde YA


Distópicos, hasta Romances NA. El punto en
común entre ellos es tener personajes fuertes
que evolucionan y buenas dosis de humor.

Estoy casada con mi mejor amigo, el más


comprensivo del planeta.

Cualquiera de la jerga militar en esta historia es


gracias a él y sus años de servicio desinteresado
en el ejército. Y si Nick parece sarcástico, terco, dulce y divertido, es
también debido a él.

Las páginas de diálogo borrado, las tuve que recrear de memoria pero
afortunadamente terminaron mejor que en las originales, gracias a mi
hijito que solo quería ayudar de la manera más destructiva posible.

Mi marido, mi hijo y mi perro son mi mundo.


414
Página
Traducido, corregido y diseñado en…

http://thefallenangels.activoforo.com/forum

¡Esperamos nos visites!


415
Página

También podría gustarte