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haciendo una reseña en tu blog o foro.
Sinopsis
Su historia es un fenómeno. Su vida es un desastre.
En el mundo real, Eliza Mirk es tímida, rara y sin amigos. Online, ella es
LadyConstelation, la creadora anónima de la increíblemente popular webcómic
Monstrous Sea. Eliza no puede imaginarse disfrutando del mundo real tanto como
ama el online, y no tiene deseos de intentarlo.
Entonces Wallace Warland, el mayor escritor de fanfiction de Monstrous
Sea, se transfiere a su escuela. Wallace piensa que Eliza es simplemente otra
fanática, y a medida que la saca de su caparazón, ella comienza a preguntarse si
una vida offline podría valer la pena.
Pero cuando el secreto de Eliza es accidentalmente compartido con el
mundo, todo lo que ha construido: su historia, su relación con Wallace, e incluso
su cordura, comienza a desmoronarse.
Sinopsis
Índice Capítulo 23
Índice Capítulos 24
DEDICATORIA Capítulo 25
EPÍGRAFE Capítulo 26
Prólogo Capítulo 27
Capítulo 1 Capítulo 28
Capítulo 2 Capítulo 29
Capítulo 3 Capítulo 30
Capítulo 4 Capítulo 31
Capítulo 5 Capítulo 32
Capítulo 6 Capítulo 33
Capítulo 7 Capítulo 34
Capítulo 8 Capítulo 35
Capítulo 9 Capítulo 36
Capítulo 10 Capítulo 37
Capítulo 11 Capítulo 38
Capítulo 12 Capítulo 39
Capítulo 13 Capítulo 40
Capítulo 14 Capítulo 41
Capítulo 15 Capítulo 42
Capítulo 16 Capítulo 43
Capítulo 17 Capítulo 44
Capítulo 18 Epílogo
Capítulo 19 Sobre la Autora
Capítulo 20 Créditos
Capítulo 21
Capítulo 22
DEDICATORIA
Para mis amigos, online y offline
Y para Jack y Norm
EPÍGRAFE
Inspiré hondo y escuché el antiguo estribillo de mi corazón.
Yo soy, yo soy, yo soy.
LadyConstellation**
Administradora
EDAD: oo
UBICACIÓN: Isla Nocturna.
INTERESES: Montar monstruos marinos, trazar estrellar y explorar palacios
mecánicos.
NOVEDADES
Ver novedades anteriores.
14 Oct 2016
¡No se olviden, las camisetas de Monstrous Sea están en oferta esta semana!
Tenemos a Amity, Dallas, Damien, los cuervos del pavor y muchos de los
monstruos marinos. ¡Pasa a verlos! monstroussea.com/store
15 Oct 2016
Vaya, realmente acabaron con las camisetas. ¡Más en camino! (¡Además, no
se olviden el próximo compendio!)
17 Oct 2016
Creo que en verdad van a disfrutar de las páginas de esta noche.
…
18 Oct 2016
Hehehehehe les dije que les gustarían. >:D
19 Oct 2016
Sí, sí, lo sé, soy el diablo.
19 Oct 2016
Les gustaron tanto las camisetas, ¡que estarán en oferta también esta
semana! ¡Recién salidas de la imprenta!
20 Oct 2016
¡Emocionada por Dog Days esta noche! Espero verlos a todos en la sala de
chat.
Cuando se le preguntaba cómo se sintió renacer, Amity solamente podía
responder con “Doloroso”. Una criatura de energía pura se había arrastrado
dentro de ella y rearmado su estructura genética. ¿Cómo podría sentirse? Pero la
gente de la Isla Nocturna era persistente, y profundamente espiritual, y el Vigilante
era uno de sus más grandes guardianes, por lo que finalmente ella cambió su
respuesta a “Iluminador”.
Capítulo 3
La escuela se siente como un castigo más que nunca.
Simplemente no me importa. Me paro junto a mi casillero esta linda
mañana de octubre y miro fijamente por el corredor. Una pancarta de bienvenida
decora la entrada del pasillo, recordándoles a los estudiantes de comprar los
boletos para el partido de fútbol de este viernes en la noche. Alguien puso esa
pancarta allá arriba. Dios, alguien hizo esa pancarta. Alguien la pintó y todo. Los
estudiantes pasan a mi lado usando atuendos para este día en particular de la
semana del espíritu de bienvenida, lo que resulta ser el día del hippie. Muchos
símbolos de paz y ropa teñida casera por ahí. Tanto espíritu escolar.
Apenas llego a acabar mis tareas cada noche; ¿cómo es que alguien más
tiene la fuerza de voluntad para ocuparse así? La gente que más se divierte,
vestida con los trajes más ridículos, son de último año igual que yo. ¿Cómo? ¿Por
qué? Estas son preguntas legítimas: siento como si alguien hubiese contado un
chiste y no entendí el remate, y ahora todo el mundo se está riendo sin mí.
Me paro junto a mi casillero en mis vaqueros estirados y una sudadera
holgada, contando los minutos hasta que tenga que rendirme e ir al salón de
clases. Un grupo de chicos que usan cintas teñidas en la cabeza y gafas color rosa
se amontonan en el casillero junto al mío; uno de ellos lo abre con tal fuerza que
este me golpea en el centro de la espalda. El chico que lo hizo comienza a
disculparse, luego ve que soy yo y pierde su voz hasta ser un resoplido mal
disimulado. Me doy la vuelta y los ignoro hasta que vuelven a irse, cuando uno de
los otros se sube la capucha y actúa como la criatura de las cavernas, su espalda
encorvada y sus manos estiradas en garras torcidas. Los otros chicos se ríen,
como si no estuvieran a mi vista. Me bajo mi propia capucha.
No entiendo este lugar, pero solamente tengo que sobrevivirlo por siete
meses más; siete meses hasta la graduación, hasta la universidad. Y la universidad,
como he escuchado de varias fuentes respetables en el fandom de Monstrous
Sea, es mucho mejor que la preparatoria que es risible.
Quiero estar allí. Quiero estar en el lugar donde la preparatoria sea el chiste,
y no tenga que estar cerca de personas si no quiero estarlo, y a nadie le importe
lo que me ponga o cómo me vea o haga.
Cuando los chicos desaparecen por la esquina y toda la atención sobre mí
desaparece, me giro de nuevo a mi casillero. En el primer año, lo adorné con
gráficos y arte fanmade de Children of Hypnos, mi serie favorita de libros. Algunos
de los primeros bocetos de Monstrous Sea se ocultaban en los rincones, pero eso
fue antes de que Monstrous Sea incluso fuese algo. Ahora, mi casillero está vacío
aparte de las cosas de la escuela. Guardo mis libros de estadísticas e historia en
mi mochila. Meto mi cuaderno de bocetos debajo de mi brazo. La mochila cuelga
sobre mis hombros, y mi dignidad guardada de forma segura.
A clases.
—Oh, Eliza, mira. —La mano de mamá roza mi hombro. Alzo la vista y la
encuentro examinando un cartel sobre el tablero junto a la entrada del gimnasio.
Papá y los chicos ya han ido hacia la cancha de soccer, donde los equipos hacen
el precalentamiento para el juego—. Van a comenzar lecciones de tenis pronto.
En verdad pienso que te gustaría el tenis; es un juego solitario y es un gran
ejercicio.
—No —digo, y regreso a mi teléfono. Se rinde de inmediato.
Hemos desarrollado este proceso constantemente con los años. Cuando
era chica y no opinaba al respecto, mis padres me anotaron en todos los deportes
bajo el sol. Pequeña Liga de Béisbol. Soccer. Básquet. Vóley. Los odié todos
porque yo no tenía, ni tengo, nada de coordinación y no me gustaba, ni gusta,
hablar, así que no jugaba bien, por lo que mis compañeros de equipo querían que
me fuera. La primera vez que le dije a mi papá que quería renunciar a softbol, se
puso como loco y no me habló por una semana. Mamá intentó razonar conmigo
para que volviera.
Construiría carácter. Me ayudaría a hacer amigos. Sería un buen ejercicio.
Me negué. Luego renuncié a todos los otros deportes también. Deshacerme
de ellos fue como deshacerme de una vieja y pesada armadura. Church y Sully
adoran los deportes, por lo que algo del enfoque desapareció de mí, pero mamá
y papá seguían intentando. Si decía que no, seguían intentando. Seguía diciendo
que no.
Ahora estamos en ese lugar donde me sugieren algo y me niego y ese es el
fin del asunto.
Sigo a mamá a la cancha de soccer y me acomodo junto a ella a los pies de
las bancas. Papá está de pie en el lateral, el sujetapapeles de entrenador en mano,
hablándole a un grupo de desgarbados chicos de catorce años para abajo con
uniformes celestes. Saco mis lápices y borrador del bolsillo y entreabro mi
cuaderno de bocetos.
—Desearía que no llevaras eso a todas partes —dice mamá—. ¿Por qué no
puedes ver jugar a tus hermanos?
La miro, luego a la cancha, luego de regreso a mi cuaderno. No hay
respuesta que pueda darle que quiera escuchar, así que no le daré una en
absoluto.
Llegamos a casa a tiempo para Dog Days. Salgo del auto encima de un
sudoroso Church, agarro una botella de agua del refrigerador en mi camino
apresurado a mi cuarto, enciendo la pequeña TV en la punta del escritorio junto
a la computadora y cambio de canales hasta que encuentro el que quiero. Los
créditos de apertura están comenzando. Enciendo la computadora y me apresuro
al sitio web.
Monstroussea.com no es solamente el primer lugar donde encontrar todas
las páginas de Monstrous Sea que he acabado hasta el momento, es también el
link para los foros de fanáticos más grande para el comic y una página de chat
donde una vez a la semana aparezco bajo mi seudónimo para ver Dog Days con
los fanáticos. Esta es la única vez que LadyConstellation habla en vivo.
Una avalancha de comentarios sigue a esos. Por lo general hay tanta gente
en el chat que no puedo responder a ninguno de ellos. Suelto cosas sobre el
programa y los dejo responder. Mantienen conversaciones entre sí. Mayormente
la idea es que esté aquí, y estemos viendo lo mismo, y por una vez nadie esté
hablando sobre Monstrous Sea.
Amo mucho Monstrous Sea, probablemente más, que ellos, pero incluso
yo necesito algo simple de lo qué hablar de vez en cuando.
Un chat privado aparece en mi teléfono, donde todavía estoy conectada a
mi cuenta de MirkerLurker.
Max nunca lo admitirá en público, pero adora mirar Dog Days tanto como
el resto de nosotros. Solamente Emmy y yo lo sabemos, pero ahora Emmy está
demasiado ocupada jugueteando con los otros fanáticos en el chat principal.
Envío algunos emojis sin sentido a Max y comienzo a comentar en el chat
principal a través de las escenas de apertura de Dog Days, donde Spencer
efectivamente descubre que Jane resultó ser lesbiana y ahora está saliendo con
su ex-novia Jennifer. No puedo decir si es un giro argumental sin sentido o si el
programa de verdad está intentando hacer alguna declaración sobre los derechos
homosexuales. Envío eso al chat. Les encanta.
En los primeros comerciales, reviso la nueva página de Monstrous Sea que
he bosquejado en la escuela hoy y la llevo al Photoshop para comenzar con el
trabajo de delineado. El dispositivo de mi bolígrafo me espera como un semental
preciado listo para lanzarse por la puerta, su pantalla duplicando la de mi
computadora. Me pongo mi protector de pantalla, un viejo guante con el pulgar,
el índice y el dedo medio cortados, sobre la mano derecha, para evitar que el
dispositivo del bolígrafo se ensucie y para permitir que mi mano se mueva
suavemente a través de este. Nada arruina una obra más rápido que un pobre
movimiento de mano.
El trabajo de delineado es mi parte favorita de cualquier página. Los
colores son lo segundo, pero el trabajo de delineado tiene una sutileza que no se
iguala a nada. Las buenas líneas harán o romperán una imagen. Además, esta
página tendrá algunas líneas realmente increíbles: en este momento, Amity y
Damien están en el medio de la Batalla de las Arenas, donde los Orcianos y los
Terrianos se enfrentan por el control de la ciudad capital de las tierras desiertas.
Monstrous Sea involucra muchos poderes del tipo elemental, al estilo
anime, por lo que la mayoría de las luchas tienen grandes líneas. Especialmente
cuando Amity y Damien están allí, porque luchan con cristales y niebla. Ángulos
y curvas. Delicioso.
Los comerciales acaban antes de que tenga la oportunidad de realmente
hacer algo. Bajo mi bolígrafo y regreso al chat para descubrir a algunos recién
llegados notables entre la horda.
Vaya escape. Al menos obtuve la carita guiñando allí. Tal vez suene lo
bastante coqueta como para compensar la completa falta de ingenio. Es estúpido
porque eso es lo que me gusta del internet; que te da tiempo para pensar en lo
que quieres decir antes de decirlo. Pero mi cerebro no está funcionando en este
momento, no estoy segura que sea sabio coquetear públicamente con alguien
como LadyConstellation, y ni siquiera sé quién es rainmaker. Podría ser algún
hombre de cuarenta años viviendo en el sótano de sus padres con migas de
Cheetos en sus dedos y una colección vintage de camisetas de Star Wars en las
que su estómago ensanchándose constantemente no quepan.
Regreso a mi arte de delineado. Mis manos temblando se quedan quietas
contra la pantalla del bolígrafo, y las líneas salen suaves y atrevidas. Dibujar me
da algo que hacer mientras pienso en esa carita guiñando, y la carita guiñando
que envié en respuesta.
Amity, con su nube de cabello blanco y sus agudos ojos naranjas, surge
contra el fondo blanco una línea a la vez. No hay color en ella todavía, pero los
veo cada vez que la dibujo. Siempre me he preguntado lo que sería ser la persona
cuyo color viene incluso cuando estás quieto. Ser alguien tan vibrante, que otros
no puedan evitar notarte. No son los ojos de Amity o su color de cabello o incluso
su piel lo que provoca eso. Solo es ella.
Guardo la masa de cristales anaranjados como cuchillos creciendo a lo
largo del brazo derecho de Amity, retirado y listo para golpear a sus enemigos,
para después. El programa está de vuelta.
Rainmaker no ha dicho otra cosa en el chat. Aparezco de vez en cuando
para comentar sobre el programa, pero por la mayor parte me reclino, dejo de
pensar, y disfruto de un grupo de veinteañeros fingiendo ser adolescentes,
tomando decisiones astronómicamente malas y aprendiendo de sus errores. De
vez en cuando, una cuenta troll se apoderará de la ventana del chat gritando en
mayúsculas o dejando una sarta de emoticones, y la cuenta Forges_of_Risht
aparece para bloquearlos.
Un mensaje de Max aparece en mi teléfono.
Max envía más emojis. Una mujer bailando salsa. Uñas pintándose. Un rayo.
Él fastidia rutinariamente a Emmy para hacer a los emojis parte de la capacidad
del chat del foro de Monstrous Sea, y ella se niega porque piensa que es gracioso.
Emmy dice algo en el chat de Dog Days que desencadena una avalancha
de respuestas tan rápidas que no puedo llegar al principio para ver cuál fue el
comentario original.
Max y Emmy no son las únicas personas que ayudan a dirigir los foros, pero
son los mejores. Y son los únicos que me conocen no como LadyConstellation
sino como Eliza. Antes de que Max fuera mi gorila, incluso antes de que
compartiera el link a Monstrous Sea en Masterminds que atrajo a los fanáticos, él
era una neurótico teórico de las tramas en los foros de Children of Hypnos. Y
Emmy, antes de que Emmy construyera monstroussea.com, los foros y la tienda
donde vendo mi mercancía, ella era la vida de la fiesta de Children of Hypnos,
una joven de once años con suficiente energía fangirl como para alimentar una
pequeña ciudad.
De no haber sido por ellos encontrando mi fan art, nada de esto habría
sucedido. Fueron ambos por separado los que encontraron mi tema de dead art
en los foros de Children of Hypnos, y fue en ese tema donde forjamos un pequeño
espacio solo para nosotros.
Tengo amigos. Tal vez viven a cientos de millas de distancia, y tal vez
solamente pueda hablar con ellos a través de una pantalla, pero siguen siendo
mis amigos. No solamente mantienen unido Monstrous Sea. Me mantienen unida
a mí.
Max y Emmy son la razón de que esto exista.
Luego de su segundo nacimiento, había sentido al Vigilante sentado en su
mente, sus ojos vueltos hacia ella. Dentro de ella, por supuesto, él no tenía ojos
más que los de ella, sin embargo así era como se sentía. Un bulto de brasa
ardiente en el fondo de su mente. A veces se aferraba a sus hombros, aunque ella
podía girarse hacia su reflejo y no ver nada allí. Ahora no sabía si esas habían sido
alucinaciones que quedaron de la enfermedad post-renacimiento, o si
simplemente se había acostumbrado a la sensación. De cualquier manera, ya no
lo sentía. Y el Vigilante no había hablado con ella desde ese primer día, cuando
hizo el trato con ella.
Su cuerpo a cambio de su poder.
Capítulo 5
En los siguientes días, acabo dos páginas más. Podría ir más rápido, puedo
acabar una página por día si lo intento, pero la calidad comenzaría a deteriorarse,
y eso es lo último que quiero a esta altura. Hemos pasado a través de tanto en el
comic, solo debería volverse mejor desde aquí, no peor. Bosquejo las páginas en
la escuela, haciendo tanto como sea posible del trabajo de delineado antes de
que llegue a la computadora. Hago esto en clase cuando nadie mira, o en el
almuerzo mientras me siento sola en el patio ventoso afuera de la cafetería. Pronto
hará demasiado frío para sentarme afuera en absoluto, y tendré que buscar una
mesa dentro, lo que debería ser divertido considerando que todas las mesas están
tomadas todos los días cuando entro.
El viernes, el día de nuestro juego de bienvenida, todos están vestidos con
los típicos dorados de Westcliff, adornados con camisetas de fútbol, rostros
pintados y cintas doradas atadas en las coletas. En el pasillo principal, hay cinco
pancartas distintas alentando al equipo de fútbol con LUCHEN POR GANAR. En
mi camino hacia el cuarto período, es la pancarta número tres la que se desprende
de la pared cuando camino junto a esta. El mundo queda en negro. Golpeo la
pancarta para quitarla, y risitas estallan por el pasillo detrás de mí. La pancarta
cae al suelo.
Travis Stone y Deshawn Johnson, los únicos estudiantes de esta escuela
que me asustan incluso en un día bueno, se apoyan contra los casilleros cercanos
y me observan luchar. Travis Stone se ve como un buitre con vaqueros caídos y
un corte de cabello al ras, y Deshawn Johnson es un chico que la mitad del tiempo
es demasiado simpático como para andar con Travis y la otra mitad para nada
simpático. Hace diez años eran dos niñitos dulces en mi escuela primaria que
jugaban a las traes conmigo en el patio, y me ayudarían con esta pancarta en vez
de mirar.
—Lindo cabello —dice Travis. Paso una mano sobre mi cabello y
encuentro una cantidad escandalosa de brillantina atrapado allí. La mirada en mi
rostro provoca nuevas rondas de risas en Travis y Deshawn.
En el baño, intento quitar el fiasco de la brillantina. Todo lo que consigo es
llenar el lavabo con caspa de brillantina dorada y conseguir que algunas de las
otras chicas me den miradas extrañas, como si lo hubiera hecho yo misma. Toda
esperanza de felicidad y un futuro brillante muere.
Salgo al final del día a un cielo plomizo, una brisa intensa y filas de autos
compitiendo por salir del estacionamiento. En pocas horas, todos volverán para
el partido de fútbol, apretujados en el estadio detrás de la escuela, gritando su
apoyo al aire frío de la noche y acurrucados con sus amigos. Habrá un minuto de
silencio y un breve recordatorio por los miembros de la banda que se salieron de
la Curva Wellhouse el verano pasado. Habrá camisetas de fútbol, fiestas y
parrandas hasta altas horas de la noche.
Reacomodo mi mochila en mis hombros y sostengo mi cuaderno de
bocetos con ambas manos. Hay demasiados autos. Apuesto a que la universidad
no tiene problemas de estacionamiento como estos. Apuesto a que la universidad
es genial.
Me doy la vuelta y encuentro a Wallace sentado en el mismo banco otra
vez. Se ha sentado allí cada día de la semana. Descubrí ayer que su apellido es
Warland, lo que parece apropiado para alguien de su tamaño y estatura. Capaz
de infligir destrucción a donde sea que vaya.
Hoy, Wallace Warland no está solo. A cada lado de él están Travis Stone y
Deshawn Johnson, los flagelos eternos de mi existencia. Cruzarme con mis hace
mucho tiempo olvidados amigos una vez al día es lo bastante malo, hacerlo dos
veces es pedir problemas. Deshawn está de pie junto al banco con sus brazos
cruzados, y Travis recostado junto a Wallace como si fueran viejos amigos.
Wallace está sentado con rigidez, con las manos cubiertas de papeles en los que
siempre está escribiendo, sus ojos pegados a la acera en alguna parte a la
izquierda de los zapatos de Deshawn.
Wallace no me parece el tipo de persona que empieza una amistad con
alguien parecido a Travis Stone, al menos no el Imbécil-de-la-Secundaria Travis
Stone. La curiosidad hace que me acerque unos centímetros, fingiendo que me
debato en ir a mi auto. Saco mi teléfono y miro fijamente la pantalla en negro.
—… debe haber escrito esto. Nadie puede escribir tan bien. ¿Me repites
qué es esto?
Travis intenta tomar uno de los papeles. Wallace aprieta su mano hacia
abajo.
—¿Qué lo llamaste? Fan… fan…
—Fanfiction —dice Deshawn.
De ninguna manera en los nueve círculos del infierno. De ninguna manera
Wallace Warland escribe fanfiction. ¿Fanfiction de qué? ¿De qué disfruta tanto
Wallace Warland que le escribe fanfiction? ¿Puedes tener un fanfiction sobre
equipos de deporte profesionales?
—Déjame ver. —Travis intenta tomar el papel otra vez, lo que hace que
Wallace apriete con más fuerza.
—Creo que es por esa cosa online —dice Deshawn, mirando al papel—.
Esa cosa del océano.
Todo el vello de mi nuca se eriza. Mi ritmo cardíaco se dispara. No están
hablando de Monstrous Sea.
Wallace Warland no puede escribir fanfiction sobre Monstrous Sea.
—Déjenlo en paz. —Me he dado la vuelta y dirigido hacia ellos antes de
poder evitarlo. Mi voz sale de alguna reserva oscura de coraje dentro de mí, un
lugar usualmente reservado para clases de oratoria, o ir al dentista sola. Mi rostro
se arruga; mis piernas tiemblan. Mi corazón late como si acabara de correr un
kilómetro.
Travis y Deshawn se giran hacia mí y sonríen; bueno, Deshawn no sonríe
realmente, y todas las sonrisas de Travis parecen miradas maliciosas. Dios,
recuerdo cuando esas sonrisas solían ser agradables. Wallace me mira fijamente,
expresión ilegible. ¿Se da cuenta lo inútil que es esto? Tal vez pueda darle al
menos unos segundos para correr. Lo único que no puedo hacer es permanecer
impasible mientras un fanático (si no es un fanático de Monstrous Sea, entonces
sin dudas es un fanático de algo) es ridiculizado por lo que le gusta.
LadyConstellation no soportaría eso, y en este preciso momento, tampoco yo.
Travis finge sorpresa.
—Oh Dios mío, Murky puede hablar.
Hemos estado juntos en la escuela desde el segundo grado. Sabe que
puedo hablar bien, a diferencia de algunos de nuestros compañeros de clase, que
creen que de verdad soy muda.
—Déjalo en paz, Travis. —Mi voz ya está demasiado débil para esto. Las
reservas de emergencia de coraje se agotaron.
—¿Por qué lo estás defendiendo, Murky? ¿Tienes un enamoramiento?
Mi rostro se pone al rojo vivo al instante. Presiono el borde de mi cuaderno
de bocetos contra mis piernas. Sé que este es su intento de hacer que una chica
deje de hablar o se ponga tan nerviosa que no pueda discutir racionalmente.
Comenzó a usarlo en la escuela media, cuando me volví demasiado rara para
pasar el rato con cualquiera. Si puedo presionar, quizás lo desequilibre de su
juego.
—No, cállate —balbuceo—. Yo solo… tú… déjalo escribir lo que desee.
Sea lo que sea, no es tu asunto.
—¿No es mi asunto? No trato de odiarlo por eso, Murky, ¡solo quiero leerlo!
¿Cuál es tu problema?
—¡Él obviamente no quiere que lo leas!
Wallace me mira fijamente todo el tiempo cuando digo esto, y el calor se
trepa a mis orejas también. Estoy muy distraída cuando Deshawn saca el
cuaderno de bocetos de mis manos.
—¡Oye!
Intento alcanzarlo, pero se echa para atrás, abriéndolo para mirar los
dibujos. Algunas páginas sueltas ondean en la fría brisa pero no vuelan libres.
—Vaya, son realmente buenos —dice Deshawn—. Trav, creo que ella está
metida en la cosa del océano también.
Cierra el cuaderno y lo lanza como Frisbee sobre mi cabeza, fuera del
alcance de mis dedos cuando salto por este, hacia Travis, que se ha puesto de pie
del banco. Travis lo agarra en el aire, enviando a algunas páginas sueltas al viento
y lo abre.
—Oh, por esto lo defendiste. ¡A ustedes les gusta lo mismo!
—¡Devuélvelo! —Se supone que nadie vea en ese cuaderno de bocetos. Es
el que llevo a la escuela, así que es más seguro de los otros que tengo, pero
todavía hay cosas de Monstrous Sea allí, como páginas de comic sin terminar, y
eso podría develar quién soy. Además, no me gusta la idea de los ojos viscosos
de Travis Stone en las cosas que he dibujado. No le dejé mirar mis dibujos ni
siquiera cuando éramos amigos, y no voy a comenzar ahora. Corro hacia Travis
para recuperarlo, pero se lo arroja a Deshawn.
No seré atrapada en medio de un juego de mono. No como estudiante de
último año. No lo haré. Pero Deshawn se para allí sosteniéndolo, hojeando las
hojas, y no se moverá hasta que lo haga. Las lágrimas nublan mi visión. Estupendo.
Ahora también estoy llorando. Empeoremos la situación. Cierro mis manos en
puños y me muevo hacia Deshawn. En cuanto me acerco lo suficiente, se ríe y
lanza el cuaderno de bocetos de regreso.
Me doy la vuelta, lista para gritar de frustración, solo para encontrar a
Wallace parado entre Travis y yo, el cuaderno de bocetos en una mano. Debió
haberlo atrapado en el aire. No pensé que podía moverse así de rápido. Travis
parece sorprendido y vagamente impresionado. Wallace se da la vuelta y lo mira
fijamente. Travis tiene más o menos mi altura, así que cuando ambos están de pie,
Wallace es como media cabeza más alto que él, y mucho más ancho. Travis
parece un retoño parado junto a un roble.
Wallace da un paso hacia él, todo su cuerpo tenso, y Travis alza sus manos
y retrocede.
—Eh. Está bien. Calma, hombre. Maldición. —Mira a Deshawn, sacude su
cabeza hacia el estacionamiento, y los dos se van corriendo. En el camino, Travis
recoge uno de mis dibujos caídos, luego me mira fijamente a la cara mientras lo
sostiene y se lo desliza en el bolsillo.
Wallace ya está caminando a través de la acera frontal para recoger las otras
páginas sueltas. Me arrastro por las pocas que se encuentran cerca de mí, Amity
usando sus cristales para lanzarse hacia el cielo, Damien rodeado por una nube
de niebla y una parvada de cuervos del pavor, y me limpio los ojos.
Wallace regresa pesadamente, sosteniendo mi cuaderno de bocetos como
una superficie de apoyo para que pueda garabatear en una de sus hojas sueltas.
Mete esa dentro del cuaderno junto a todos los dibujos que agarró, luego me lo
entrega. En vez de mirarme como si fuera invisible, no me mira en absoluto; sus
ojos se mueven a la izquierda, luego a la derecha, luego abajo, hasta que tomo el
cuaderno de bocetos. Casi lo dejo caer y tengo que atraparlo contra mi pierna.
Se para allí. ¿Se supone que diga algo? ¿Quiere que diga algo? Se rasca la
parte trasera de su cabeza, deja que su mano caiga a su cuello y respira hondo.
Saco mi teléfono del bolsillo, pero Emmy y Max probablemente no anden
disponibles en este momento. Emmy está en clases y Max está en el trabajo. Mis
dedos se ciernen sobre las teclas sin saber a dónde ir. Wallace sigue parado allí,
pero ahora también ha sacado su teléfono.
Ha sacado su teléfono. No está prestando atención.
Me doy la vuelta y me alejo antes que tenga la oportunidad de alzar la vista
nuevamente. Estoy segura que lo hace, pero no importa porque ya me encuentro
a medio camino del estacionamiento y no me importa si piensa que soy rara,
porque nunca voy a hablar con él otra vez. Cuando llego a mi auto, entro y cierro
con un portazo. El estacionamiento sigue lleno de gente como para irme.
Probablemente debería quitarme la mochila antes de intentar conducir, de todas
maneras.
Muevo la mochila al asiento del pasajero, me abrocho el cinturón de
seguridad y apoyo la frente en el volante. Inhalo. Exhalo. Estoy mareada. Esto no
es bueno. El calor en mi rostro llena el auto, y me baño de un vergonzoso sudor
asqueroso. ¿Por qué Travis y Deshawn tuvieron que elegir hoy para molestar a
Wallace? ¿Por qué Wallace no pudo ocuparse de ellos solo? ¿Por qué tenía que
ser tal vez un escritor de fanfiction de Monstrous Sea?
Levanto la cabeza y miro a mi cuaderno de bocetos. Si no es fanfiction de
Monstrous Sea, sin duda estaba escribiendo algo. Alargo la mano, abro el
cuaderno y tomo el papel que él metió.
Una hoja normal de un cuaderno universitario. En la misma, en una letra
sorprendentemente precisa y prolija para lo rápido que las escribió, las palabras:
Gracias.
Los dibujos son realmente buenos.
emmersmacks: Aguarda
emmersmacks: Espera
emmersmacks: Entonces, ¿lo defendiste?
MirkerLurker: Sí.
emmersmacks: …estoy fallando en ver el problema aquí E
emmersmacks: ¿¿te lastimaron??
MirkerLurker: No… no realmente. Solo tomaron mi cuaderno de bosquejos
y lo arrojaron de un lado a otro un poco.
MirkerLurker: De acuerdo mira sé que no suena tan mal
MirkerLurker: Pero, es que, no entiendes la manera en que este chico me
mira. Él es uno de esos que es como, “Por qué siquiera estás de pie frente a mí,
eres más fea que las cosas que cago luego de comer demasiado Chipotle”.
Lo veo otra vez más tarde, esperando afuera en el banco. Travis y Deshawn
no se encuentran a la vista. Dudo junto a las puertas, luego arrastro los pies hacia
él. Tiene puestos los auriculares y escribe algo. Siempre escribiendo algo.
Le toco el hombro. Esta vez, es quien salta y se quita los auriculares.
Aprieto mis puños alrededor de las correas de mi mochila y los presiono contra
mi estómago para evitar que tiemblen.
—¿Necesitas… necesitas un aventón?
Niega con la cabeza y garabatea rápidamente en la parte superior de su
papel.
Mi hermana viene a buscarme.
—Oh. De acuerdo. —Claro que no necesitaba mi ayuda, qué estúpido
preguntar. No es como si no estuviera allí sentado todos los días de la semana y
consiguiera llegar a casa bien—. Bueno… nos vemos.
No espero a ver si responde algo. Corro hacia mi Nissan y me encierro
dentro. Entonces, finalmente, sonrío.
Nunca antes he conocido un fanático en la vida real. No pensé en ello hasta
ahora y es algo extraño. Todas esas personas que aman Monstrous Sea… son
números en una pantalla. Comentarios, vistos, me gusta. Cuanto más crecen los
números, menos parecen gente. Es sencillo olvidar que son humanos como
Wallace. Como yo. Encontrar a alguien que le guste, que lo ame, lo suficiente
como para hacer su propio arte basado en ello y que de hecho me lo entreguen
en la mano ellos mismos, en vez de enviarlo a un apartado postal o por correo
electrónico, es surrealista en su máxima expresión.
Pero él no sabe que soy yo. No sabe que le entregó su fanfiction a
LadyConstellation. Eso sin dudas está mal. Se siente mal. Pero no es como si fuera
a usarlo para hacerle daño. ¿Y qué se supone que haga? Tal vez si supiera quién
soy, lo habría empujado hacia mí y obligado a leerlo. Nunca he conocido
fanáticos en la vida real. No sé lo que harán si me conocen.
Sé, que si alguna vez conociera a Olivia Kane, la autora de Children of
Hypnos, probablemente habría estallado en lágrimas y desplomado en el suelo a
sus pies. Dudo que Wallace haga eso, pero no quiero arriesgarme.
Interactuar con Wallace sería mucho más fácil si supiera quién era yo.
Controlaría cada conversación. Cada encuentro. Cada acción y palabra que
pasara entre nosotros. LadyConstellation es un dios que crea corrientes en su
propio mundo. Eliza es un pececito siendo llevado por esas corrientes, incapaz
de siquiera ver a dónde la llevan.
LadyConstellation tendrá que esperar. Por el momento, con Wallace, al
menos, tendré que hacerlo con Eliza Mirk.
Capítulo 8
Dos cosas me esperan en casa.
La primera es el paquete de provisiones de Emmy, una pequeña prolija caja
pegada con corazones y cubierta con brillantina.
La segunda es Davy. Cuando atravieso la puerta, su gran cuerpo blanco sale
corriendo por la esquina y choca mis piernas y caderas, haciéndome perder el
equilibro. Él nunca salta, pero se para allí, meneando la colita, esperando a que
lo acaricie. Lo que por supuesto hago, porque ¿quién puede resistirse a acariciar
a su perro cuando se ofrece de esta manera?
Caigo sobre él. Davy me sostiene, jadeando, perdiendo pelo y siendo
adorable.
—¡Alguien regresó del campamento de perros! —Mamá dobla la esquina
tras él, usando su rostro de hablar con bebitos y arrugando los labios haciendo
morritos—. La pasaste bien con tus amigos, ¿verdad, Davy-Dave?
—No tienes que hablarle como si fuera un niño —murmuro contra la piel
de Davy.
—¿Qué fue eso? —dice mamá.
Me enderezo.
—Nada.
—Pasó una buena semana corriendo con la manada, y ahora está de
regreso justo a tiempo para Halloween. ¿Verdad, amigo? Oh, Eliza, recibiste un
paquete. Lo puse en el mostrador de la cocina.
Por la manera en que lo dice, uno pensaría que contiene una bomba.
Solamente pone las cosas en el mostrador de la cocina cuando no está segura si
quiere guardarlas o llevarlas a los contenedores de basura en el garaje.
—Es de Emmy, mamá —digo.
Frunce el ceño.
—De Emmy. ¿Qué es?
—No lo sé todavía.
Suelto a Davy; que me sigue a la cocina, mamá llegando no muy detrás de
él. Agarro un par de tijeras y abro la caja.
Dentro hay una nota de Emmy y una pila de regalos surtidos que uno podría
esperar recibir de una estudiante de catorce años: lápices duros de dibujo que
probablemente consiguió con descuento en la librería del campus, o cautivó a
algún estudiante de arte; una foto de un hombre hecho de un collage de partes
de cuerpos que debió encontrar en revistas y en línea, que de alguna manera
consigue ser anatómicamente correcto; y por supuesto algunos paquetes de
ramen. Mamá hace una mueca ante la imagen del hombre y el ramen. La ignoro y
abro la carta. Está escrita a mano, a Emmy le gusta hacerle corazones a sus I.
Irónicamente, dice.
¡¡¡E!!!
¡Más vale que te guste tu paquete de provisiones! Sé que dijiste que
necesitabas algunos lápices, así que espero que no hayas comprado ninguno
todavía. El ramen es para comer, porque sé que olvidas hacerlo a veces. Pero, por
supuesto, ambas sabemos que la mejor parte de esto es el Sr. CuerpoEstupendo.
Sí, tiene nombre. He recogido todo lo que me has dicho sobre tu hombre perfecto
a lo largo de los años y lo he creado para ti. Maravíllate de mi obra maestra. Deleita
tus ojos con mi fantástica creación.
Hablando de ojos… si los ojos se caen, se debe a que me quedé sin
pegamento. Soy estudiante de ingeniería civil, no una tienda de suministros de
manualidades.
2:30 p.m.
emmersmacks: En serio
3:01 p.m.
emmersmacks: ¡¡E!!
3:33 p.m.
emmersmacks: E lo juro por Dios
4:40 p.m.
emmersmacks: ughhhh
Apocalypse_Cow: *prepara los ritos funerarios*
MirkerLurker: ¿No han estado saliendo como por cinco años? ¿Vas a
casarte con ella?
Apocalypse_Cow: ni idea
Apocalypse_Cow: si dice que sí.
emmersmacks: ¡¡PREGÚNTALE!!
emmersmacks: ¿¿¿Qué estás esperando???
Apocalypse_Cow: um
MirkerLurker: Déjalo en paz, Emmy. Si todavía no quiere preguntárselo, no
tiene que hacerlo.
emmersmacks: Boo
Apocalypse_Cow: gracias, eliza.
Apocalypse_Cow: ahora, con respecto a ese caballero con el que pasaste
la tarde…
MirkerLurker: ¡Solo almorzamos juntos!
Apocalypse_Cow: como digas. sin embargo, pretendo llegar a la verdad.
emmersmacks: ¿¿Cuál es su nombre??
MirkerLurker: Wallace.
Apocalypse_Cow: …
emmersmacks: …
Apocalypse_Cow: …
emmersmacks: …
Apocalypse_Cow: …
emmersmacks: …
MirkerLurker: ¿Qué tiene de malo el nombre Wallace?
Apocalypse_Cow: es, uh.
emmersmacks: ¡Sin dudas es tonto!
MirkerLurker: ¡Wallace no es un nombre tonto!
Apocalypse_Cow: me hace pensar en un personaje de dibujos animados.
emmersmacks: Hay varios acérrimos drogadictos en el campus llamados
Wallace
MirkerLurker: ¿Por qué sabes los nombres de los acérrimos drogadictos?
emmersmacks: Porq son amistosos
MirkerLurker: Ahora estoy preocupada por tu conocimiento de los
drogadictos, pero no estoy segura qué quieres respecto al nombre de Wallace.
Apocalypse_Cow: no lo llaman Wally o algo así, ¿verdad?
MirkerLurker: Me dijo Wallace. Entonces, así es como voy a llamarlo.
emmersmacks: Vas a pasar el rato con él otra vez
MirkerLurker: No lo sé. Probablemente. Tengo que devolverle sus cosas.
emmersmacks: Será mejor que nos mantengas al tanto
MirkerLurker: ¿Sobre qué?
Apocalypse_Cow: Secundo eso.
MirkerLurker: ¿Al tanto sobre qué?
emmersmacks: Tengo tarea que hacer
emmersmacks: pero cuando hablemos mañana será mejor que tengas
algunas BUENAS NOTICIAS
MirkerLurker: ¡¿BUENAS NOTICIAS SOBRE QUÉ?!
Capítulo 10
Hay un pequeño monstruo en mi cerebro que controla mi duda.
La duda misma es algo estúpido, sin sentido o sentimiento, ciega y forzada
al final de una larga cadena. Sin embargo, el monstruo es inteligente. Siempre está
observando, y cuando estoy completamente segura de mí misma, desencadena
la duda y la deja correr libre. Incluso cuando sé que viene, no puedo detenerla.
Por ejemplo:
Sé, cuando entro a asistencia y regreso el capítulo de Wallace, que
probablemente me dirá gracias (escrito, por supuesto), y tal vez sonría un poco,
y que ese podría ser el final.
Pero siento, parada afuera de la puerta, que entraré y le daré a Wallace las
páginas y sus ojos me recorrerán con indiferencia porque se ha dado cuenta que
no debería haber desperdiciado su tiempo conmigo. No debió haberme pedido
que leyera su trabajo, porque ni siquiera nos conocemos mutuamente. Ayer fue
una casualidad, un mal movimiento de su parte. Ahora él sabe esto. Debe saberlo.
Eliza Mirk es nadie, para nadie. Deberían hacer de eso el encabezado de Westcliff
Star todos los días. ELIZA MIRK: ES NADIE PARA NADIE.
Uso la manga de mi sudadera para secarme la frente. Mis malditas cejas
están sudando, y ni siquiera puedo contarle a Emmy o Max sobre ello. Unas pocas
personas entran al salón antes que yo, y me arrastro dentro en sus sombras.
Wallace no está allí todavía. Pongo las páginas en su asiento y me acurruco
con mi cuaderno de bocetos. Trazo las líneas en un viejo dibujo, haciéndolas muy
gruesas y muy oscuras. Wallace llega un minuto después y agarra los papeles
antes de sentarse. Los hojea, mira fijamente el dibujo que hice al dorso sobre la
cita de Doctor Fausto. Mi cuaderno de bosquejos se resbala de mis manos y tengo
que atraparlo entre mis piernas.
Entonces Wallace saca un nuevo trozo de papel. Escribe algo, luego lo
desliza en mi escritorio.
Este dibujo es realmente increíble. ¿Sin comentarios sin embargo?
Cierro el cuaderno de bosquejos y dejo de fingir. Mi escritura sale
temblorosa contra el papel.
Solamente uno, pero no quería arruinar tu linda escritura. Gyurhei sale del
océano para tragarse el sol cada mil años, no cada cien.
Cuando lee esto, se cubre el rostro con la mano y sacude la cabeza. No
debí corregirlo. ¿Por qué lo corregí?
Me envía el papel de regreso.
Vaya. Tienes razón.
Luego, debajo de eso:
Mis habituales betas no se dieron cuenta de eso.
Porque tus habituales betas no son los creadores del mundo.
Dudo por un minuto, luego escribo.
Fue realmente bueno.
Empujo el papel hacia él antes que mis dedos tengan un espasmo y lo
rompan en pedazos.
¡Gracias! ¿Te sientes bien? Te ves pálida.
Estoy bien… siempre me veo así.
Como una rata ahogada en pantalones de chándal.
La señora Grier se pone de pie y comienza a tomar asistencia.
De acuerdo entonces. ¿Almuerzo otra vez hoy?
Va a hacer frío afuera en el patio. Viento.
Golpearé a alguien por un asiento en la cafetería. Soy bueno en cosas como
esas.
Después de que leo esto, hace una demostración colocando su codo sobre
el escritorio y flexionando su brazo como si estuviera tensando. Su bíceps se
abulta contra la manga de su camiseta. Entonces su codo se resbala del escritorio
y se recupera, mirando alrededor. Una risa se me escapa.
La señora Grier hace una pausa, regresando la vista con sus aretes de
cebollas balanceándose en sus orejas, y no dice nada. Nunca reta a los
estudiantes por cosas como esta. Aprieto mis labios hasta que continúa leyendo.
Entonces escribo:
No tengo nada que supere eso. Lo siento.
Sonríe y responde:
No puedes superar la genialidad.
Wallace nos encuentra una mesa en el almuerzo, pero se debe a que llega
allí temprano, no porque golpeara a alguien.
La mesa está al final de las filas del almuerzo, así que luego de conseguir
mi comida, está sentado allí mismo, sonriendo como si estuviera orgulloso de lo
que ha hecho. Su almuerzo es el mismo que ayer: dos hamburguesas, dos órdenes
de papas fritas y dos leches. Un dulce Drumstick. Hay papeles en la mesa frente
a él, con una nota pegada al frente.
Solamente si quieres.
En lo alto de la página dice Capítulo dos.
—¿De verdad? —Noto demasiado tarde, otra vez, que lo he dicho en voz
alta. No obstante, a Wallace no parece importarle, agarra otro trozo de papel
donde escribir.
¿Nueva beta?
No tengo un bolígrafo a mano.
—Sí. Sí. Sin duda. —Sé que mi voz es demasiado baja ahora. Cuando no
habla, siento que no debería hacerlo tampoco, como si estuviera arruinando la
atmósfera. Busco en mi bolso mi lápiz, luego alcanzo su papel. Con gusto me lo
entrega.
Lo siento, me olvidé de escribir. Uno pensaría que lo recordaría,
considerando cuánto tiempo paso en línea.
Está bien. No tienes que hacerlo si prefieres hablar.
No sé si lo haría.
Sonríe un poco.
Entonces estás en línea. ¿En el foro de MS?
Sí. A veces.
¿Nombre de usuario?
Le doy el único que puedo, el otro nombre de usuario que tengo.
MirkerLurker.
Déjame adivinar… no posteas mucho.
No si puedo evitarlo. ¿Qué hay de ti?
¿Lees fanfiction de MS?
A veces.
¿Conoces a rainmaker?
Todo el mundo conoce a rainmaker.
Hola.
De ninguna maldita manera. Alzo la vista y él está mirando hacia abajo,
poniendo kétchup a sus papas fritas como si no hubiese dicho nada de
significancia. De ninguna maldita manera esta chico que está sentado frente a mí
es EL rainmaker. El mandamás del fanfiction en Monstrous Sea, la persona más
popular en los foros luego de LadyConstellation, guía de un millón de fanáticos.
Este NO es el tipo que me puso una carita guiñando el ojo la semana pasada.
Escribo:
DE NINGUNA MALDITA MANERA.
Y lo sostengo debajo de su nariz.
Toma el papel con cuidado.
Te mandaré un mensaje después para probarlo.
Casi te creo en este mismo instante porque la gente no miente sobre ser
RAINMAKER. ¡¿Es por esto que te gusta tanto Dallas?!
Me volví rainmaker porque me gustaba Dallas, no al revés.
Miro la cafetería. Alguien más debe estar presenciando esto ahora mismo.
Alguien más debe estar en esta monumental revelación, porque esto no sucede
en la vida cotidiana. Rainmaker simplemente no entra en mi escuela y deja una
transcripción de Monstrous Sea en mi regazo.
Pero lo ha hecho. Y no hay nadie alrededor de nosotros que entienda lo
que acaba de suceder. Nadie en las mesas cercanas sabe quiénes somos o qué
estamos compartiendo.
En este momento, solo somos nosotros.
Aquí.
Wallace toma el papel de regreso y escribe:
¿Qué vas a hacer el viernes por Halloween?
Probablemente esté muerta en mi tumba porque rainmaker va a mi escuela
y no lo supe hasta ahora.
Frunce los labios para contener una sonrisa
En serio.
¿Quiere cambiar de tema así? Bien, como sea.
Probablemente esté escondida en mi habitación viendo el especial de
Halloween de Dog Days.
ESO suena como unas festividades inolvidables.
¿Por qué, qué vas a hacer?
Hay una librería en la que mis amigos y yo pasamos el rato, que da una
fiesta de Halloween todos los años. Vamos a disfrazarnos como los personajes
de MS.
He visto toneladas de fotos de cosplays de Monstrous Sea en línea, y son
todos estupendos cosplay, si se permite decirlo. Pero nunca los he visto en la vida
real.
Déjame adivinar. Vas como Dallas.
Muy astuta. De todas maneras, estaba pensando, si no tienes nada más que
hacer, tal vez quisieras ir. Es una librería, así que no es como si la fiesta se saliera
de control, y todo el mundo allí es gente nerd de libros. Si no quieres ir, está bien.
Quiere que vaya a una fiesta. No he estado es una fiesta desde que el
vecino, Kenny Smith, me invitó a su cumpleaños cuando teníamos ocho, y eso
acabó conmigo siendo empujada en su piscina y todos riéndose hasta que llegué
a casa.
¿Puedo pensarlo?
Sí, claro.
No voy a ir. Me gusta decirme a mí misma que podría ir, me gusta decirme
que puedo hacer muchas cosas, pero mi cerebro, yo y todos los demás saben que
voy a acobardarme al final y atrincherarme en mi dormitorio con un plato de rollos
de pizza y mi suscripción a Netflix.
Me siento mal por escribirlo en el papel, que voy a pensar en ello.
Mensaje Privado Monstrous Sea
rainmaker *
Moderador de Fanfiction
NOVEDADES
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20 Oct 2016
El capítulo siguiente del fanfic Auburn Blue probablemente llegará un poco
tarde. Acabo de comenzar en la nueva escuela. Por lo que, eso es divertido.
Oct 21 2016
¡Gracias a @joojooboogee por mi nuevo avatar! #DallasRainerForever
Oct 23 2016
Si la tarea de matemáticas fuera una persona real, estaría cumpliendo 25
años de prisión a perpetua. #MasacredeMatemáticas
Oct 24 2016
Podría haber otro fanático de MS en esta escuela. GRACIAS JESÚS, ESTOY
SALVADO.
Oct 26 2016
La vida me está destruyendo hoy. Sin tiempo para escribir. Estúpidas
matemáticas. #MasacredeMatemáticas
Oct 27 2016
Sin duda hay otro fan de MS en esta escuela. Pros: Increíble; No más solo;
Chica bonita. Contras: Chica bonita. #Mieeeeeeeerda
Oct 28 2016
Oigan, no hablemos más de la chica, de acuerdo, probablemente está
mirando esto.
Capítulo 11
Wallace piensa que soy bonita.
¿Wallace piensa que soy bonita?
¿Lo puso allí porque sabía que lo vería después? ¿Está intentando atraerme
en alguna especie de trampa? Wallace no parece tan confabulador, pero qué sé
yo, no soy un chico adolescente.
Wallace piensa que soy bonita.
Eso es raro.
Me pongo una sudadera dos tallas demasiado grandes y vaqueros gastados
tan a menudo que no puedes ver la forma de mis piernas dentro de ellos. Mi
cabello está bien, supongo, cuando no está cubierto de brillantina. No es que
piense que soy fea, solo que no pienso en cómo me veo. No vivo allí afuera. Si
me saliera con la mía, no me vería de ninguna manera. Sería una consciencia
flotante libre que también pueda de alguna manera dibujar. No me importa cómo
me veo. No quiero que me importe.
Es raro de su parte señalarlo. Nadie señala cómo me veo. No soy del tipo
de chica de “indica cómo se ve”.
Quiero sacar esto a colación con Emmy y Max para ver lo que piensan, pero
no puedo, porque no quiero que sepan que Wallace es rainmaker. Como contarles
sobre la transcripción, parece como una traición a la confianza. Podría decir que
él me lo dijo a la cara pero sé con certeza que Emmy repasa las actualizaciones
de respuestas de los Ángeles al menos una vez a la semana, y sin duda lo verá en
la página de rainmaker. No requeriría a un prodigio de la ingeniería para sumar
dos y dos.
Pero Wallace me dio otro capítulo de Monstrous Sea, así que no puede
estar bromeando. Le dedicó tiempo y reflexión a esto. Le importa Monstrous Sea,
no lo usaría para lastimar a alguien. ¿Verdad?
Capítulo 12
El miércoles, Wallace y yo pasamos el rato en la escuela como si nada
diferente hubiera sucedido. Y por “pasar el rato” me refiero a pasarnos notas en
el aula de asistencia y sentarnos juntos en el almuerzo. Trato de no emocionarme
tanto con el segundo capítulo de su transcripción de Monstrous Sea. Cuando se
lo paso sobre el banco afuera de la escuela al final del día, alza la mirada y se
despide y no siento la necesidad de correr a mi auto y encerrarme dentro. El
jueves sucede lo mismo, pero cuando llego a casa ese día y reviso mis mensajes
para ver si Emmy y Max han recibido sus paquetes ya, encuentro un nuevo
mensaje de Wallace.
2:47 p.m.
rainmaker: Entonces, ¿qué hay con la fiesta de Halloween? :D
rainmaker: Si no tienes un disfraz, apuesto a que podrías ponerte en la
camiseta un cartel que diga “moderador silencioso”. Sé que mis amigos pensarían
que eso es lo mejor que hayan visto.
rainmaker: por cierto, todos son grandes fanáticos de MS. No sé si te lo
mencioné.
rainmaker: También voy a conducir, así que no te preocupes por llegar allí.
Bueno. Supongo que de verdad quiere que vaya. Esa debe ser una buena
señal. Pensé que era tan callado y raro como yo, pero no lo es en lo absoluto. No
es exactamente el centro de la vida social en Westcliff, pero esto es mucho más
directo de lo que yo sería con cualquiera. Si yo invitara a alguien a alguna parte,
poco probable, y me dijeran que lo pensarían, acabaría encerrándome en mi
cuarto y nunca les volvería a hablar.
Esto es lo que sé hasta el momento sobre esta fiesta:
*Wallace quiere que vaya.
*Los amigos de Wallace estarán allí.
*Habrá cosplay de Monstrous Sea.
*Me perderé el especial de Halloween de Dog Days.
*Será en una librería, lo que no es particularmente fiestero.
2:47 p.m.
rainmaker: Entonces, ¿qué hay con la fiesta de Halloween? :D
rainmaker: Si no tienes un disfraz, apuesto a que podrías ponerte en la
camiseta un cartel que diga “moderador silencioso”. Sé que mis amigos pensarían
que eso es lo mejor que hayan visto.
rainmaker: por cierto, todos son grandes fanáticos de MS. No sé si te lo
mencioné.
rainmaker: También voy a conducir, así que no te preocupes por llegar allí.
3:11 p.m.
MirkerLurker: Claro, seguro. :)
Capítulo 13
No necesito el cartel de moderador silencioso.
El año pasado, una fanática de Monstrous Sea se disfrazó de uno de los
personajes, Kite Waters, en una convención y posteó fotos del mismo en los foros.
Cuando dije, como LadyConstellation, por supuesto, que era el mejor disfraz de
Kite Waters que había visto, me lo envió por correo. Bueno, le envió el disfraz a
Emmy y ella me lo envió. Es un vestido militar de la Alianza Orciana, un traje
blanco con adornos verdes y botones dorados, desprovisto de cualquier marca
de rango porque Kite no tiene. Incluso incluye las botas de Kite y su sable negro
(hecho de algún tipo de espuma o material de embalar o algo).
La buena noticia es que el disfraz se ve muy diferente en mí, Wallace nunca
reconocerá de dónde proviene. Todo es demasiado holgado. Deslizo el cinturón
en la última anilla y todavía no es suficiente. Ciño más la chaqueta y siento mis
costillas rígidas contra el material. Supongo que está bien, no fue hecho para mí,
de todas maneras.
Me paro frente al espejo y me siento ridículamente vestida como uno de
mis propios personajes, aunque no se ve la mitad de malo. Se sienten como ropas
reales y se ve como ropas reales. La chica (debería llamarla genio, de hecho, una
especie de listilla de la costura) que lo hizo y usó primero era una isleña, Filipina,
creo, como Kite, por lo que se veía bien en ella, la hacía parecer en verdad como
Kite, mientras que en mí parece solo un disfraz.
—TU NOVIO ESTÁ AQUÍ —grita Sully desde los pies de la escalera, y un
minuto después la voz de papá le sigue, diciendo:
—Eliza, tu amigo está en la entrada.
Cuando les dije a dónde iba a ir, mamá y papá se emocionaron como si una
mini maratón llegara antes. Les dije que no tenían permitido hacer preguntas, y
de alguna manera, mágicamente, se contuvieron. Les dije que iba a ir con un niño
de la escuela. Tuve mucho cuidado de no decir “chico de la escuela”, pero Sully
ha convertido eso en un debate polémico.
Agarro el sable negro, el par de billetes de veinte que saqué del banco
antes y mi teléfono, y me deslizo con lentitud de mi cuarto. Mamá y papá están
parados en la puerta, mirando afuera y hablando en voz baja entre sí. Bajo las
escaleras.
—¿Qué se supone que eres?
Church se encuentra en el umbral de la sala, masticando una barra de
granola, pareciendo demasiado desgarbado en sus pantaloncillos de básquet y
camiseta. Sully aparece detrás de él un minuto después. Usando casi exactamente
lo mismo, solo un poco más alto.
—¿Es algo de tu comic? —dice Sully.
Mamá y papá se han dado la vuelta. Estupendo, dejemos que todo el clan
Mirk se meta en esta fiesta de Tomémosle el pelo a Eliza. Privada de mi sigilo,
bajo rápido las escaleras, paso a mis padres y abro la puerta.
—Regresaré más tarde —gruño—. Llevo mi teléfono.
Cierro la puerta detrás de mí y me apresuro a la entrada. Wallace espera al
final en un Taurus verde pantanoso, pero está oscuro y no puedo ver su disfraz.
Mi corazón salta en un ritmo staccato en mi pecho y mi estómago se revuelve
como las grandes olas espumosas de Orcus. Me subo al asiento del pasajero.
—Hola —digo a la vez que me pongo el cinturón de seguridad.
—Hola —responde.
Me detengo. Su cabeza está vuelta hacia mí, pero aparta la mirada, hacia el
tablero, por el parabrisas. Su voz es mucho más suave de lo que esperaba.
Imaginé que sería sumamente ruidoso, tal vez para compensar todo el tiempo que
pasa callado, pero no. Es profunda y suave, como una manta gruesa de lana en
pleno invierno.
—¿Solo hablas a veces? —digo.
Asiente.
—A solas en mi auto está bien. La escuela es… demasiado. Con mis
amigos, sí, y a veces, con extraños. ¿Todavía nada raro?
—No, no raro.
Me mira a los ojos y muestra una pequeña sonrisa.
—Haces de una increíble Kite Waters —dice.
Mi cuerpo se calienta varios grados. Me acuerdo del desodorante.
—Gracias —digo, luego lo miro de la cabeza a los pies—. ¿Pensaba que
ibas a venir como Dallas?
—Lo estoy —dice—. La peluca y la bufanda se encuentran en el maletero.
Son peligrosas de usar mientras conduzco.
—Ah. Buen punto.
—¿Estás lista?
—Bastante lista. Entonces, ¿de dónde te mudaste?
Doblamos la esquina y continuamos la larga carretera que conecta mi
vecindario con el resto de Westcliff. Los faros de Wallace parpadean en la
creciente oscuridad.
—Illinois —dice. Su voz se asienta cómodamente por encima de un
susurro.
—¿Por qué?
—La familia consiguió trabajos nuevos. —Hace una pausa—. Y a mi mamá
le gusta más aquí. Tengo a unos pocos amigos aquí también, así que no es tan
malo.
—Sobre gustos no hay nada escrito, supongo.
—¿No te gusta?
Me encojo de hombros.
—Tal vez, tal vez no. Nunca he estado en otra parte, así que no sé si me
gustaría más alguna otra parte, pero estoy cansada de Westcliff. Estoy cansada de
esa secundaria. Y los sinsentidos de pueblo. Todos sabiendo todo sobre todos.
¿Has leído el Westcliff Star?
—Sí.
—Son cosas como esas. Todas las historias que manejan, ¿sabes cómo han
tenido la historia de la Curva Wellhouse por las últimas semanas? Eso es todo lo
que cubren en esta época del año. Tan poco sucede que tienen que centrarse en
la carretera asesina. Es como… perturbador.
—¿Perturbador?
—Se enfocan tanto en una o dos cosas. Deberían dejar a la gente en paz.
Me echa un vistazo. Sonríe.
—¿Tienes algo que esconder?
—No —respondo—. Solo estoy diciendo que preferiría estar en alguna
parte donde nadie te mire dos veces, sin importar lo que eres.
—Entiendo eso.
Subimos una colina, manejamos a través de un terreno de árboles y
avanzamos por el Puente Wellhouse. Al otro lado del Puente Wellhouse,
iluminado por los faros de Wallace y el sol desvaneciéndose, está la Curva
Wellhouse: una brusca curva en el camino donde el terreno cae.
Las flores y otras decoraciones de la foto en el Star siguen allí, algunas
viejas y marchitándose, otras frescas. Hay una barrera de metal doblado y
destrozado que vuelve a ser colocada cada vez que alguien la atraviesa y se va
por el costado. La pendiente empinada lleva al río de debajo, donde, algunos
dicen, puedes encontrar viejas partes de automóviles incrustadas en el suelo.
Me pregunto si la muerte llega rápidamente para aquellos que se salen de
la curva o si la larga caída hasta el fondo toma años.
Wallace reduce la velocidad hasta casi detenerse en la curva. La mayoría
de la gente reduce la velocidad allí, pero nunca tanto. Y nunca con una rigidez sin
parpadear. Le doy un vistazo a la caída. Incluso bajar a pie la pendiente parece
una idea terrible. Apuesto a que dolería si te resbalaras, incluso un poco.
El rostro de Wallace parece pálido cuando estamos en la curva, pero luego
salimos de ella y estamos bajo la siguiente farola amarilla y está bien de nuevo.
Como si nada hubiese estado mal para empezar.
—Apuesto a que no tienes lugares como ese en Illinois —digo.
Nunca he estado tan feliz de pasar una hora inmersa en Monstrous Sea.
Estoy en el Gran Continente, dibujando nubes en un pálido cielo azul y un
devastado campo de batalla rodeado por alimentadores de carroña. Hywolves,
aves de rapiña, los ratones del campo de batalla KiriKiri con sus colmillos saliendo
de la tierra para rasgar la carne podrida de los cadáveres y arrastrarlos a sus nidos
subterráneos como alimentos para sus crías. Los fanáticos a menudo preguntan
de dónde obtengo las ideas para los monstruos de Orcus. Les digo que no lo sé,
pero es más fácil que se me ocurran monstruos cuando estoy enojada o molesta.
3 Calistenia: sistema de ejercicios físicos con el propio peso corporal; en el sistema el interés está en los
movimientos de grupos musculares más que en la potencia y el esfuerzo.
4 Wookiee: Raza ficticia del universo imaginario en el que están ambientadas las películas de la saga La
rainmaker *
Moderador de Fanfiction
NOVEDADES
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Nov 24 2016
DÍA DE UN PIE DE BATATA.
Nov 28 2016
He comenzado a leer el trabajo de la genialidad humana que es Children
of Hypnos. ¿Por qué nadie nunca me dijo lo genial que es esta serie? Los
estoy haciendo responsables.
Dec 02 2016
¡Tan feliz de que les encante la transcripción! Más capítulos en camino.
Intentaré hacer algo más de Auburn Blue mientras tanto, pero no puedo
prometer nada. También, DEJEN DE HABLAR DE LA CHICA LINDA DE LA
ESCUELA. Dios mío.
Dec 13 2016
Voy a quedarme callado por un tiempo. Estudiar para exámenes
trimestrales. Estaré en los temas, sin embargo.
#MatemáticasAsesino
Dec 19 2016
Como recompensa por sobrevivir a los exámenes, el cuarto libro de CoH.
No, no me importa si la autora está loca. Más vale que esto termine bien.
Dec 19 2016
Sí, fui presentado a CoH por Chica Linda de la Escuela. NO GRACIAS A
NINGUNO DE USTEDES.
Dec 21 2016
Soy un completo despojo humano y en este momento, estoy
completamente bien con ello.
Capítulo 21
Estoy de acuerdo con conocer a la familia de Wallace el viernes antes de
Navidad. Para la cena.
Lavo mi mejor par de vaqueros otra vez así empezarán con su calce más
ajustado y se estirarán a medida que la noche avance, y le robo a mamá una de
sus blusas de encaje. Ni siquiera finjo que me importe lo que la gente de la escuela
piense de mi ropa, pero Wallace se veía bien viniendo a mi casa, entonces voy a
verme bien en la suya.
Antes de irme, mamá me entrega un montón de volantes para su grupo de
ejercicio (“Si algún miembro de su familia está buscando nuevos ejercicios para
hacer, me alegraría tenerlos. ¡Déjales saber! O si trabajan en algún lugar con
tablones de anuncios, ¡haz que los pongan allí!”) y papá me recuerda con una
sonrisa que lo que sea que ellos coman de cena es mi permitido de la semana. A
mis padres les gusta suponer que cualquiera que no esté en nuestra familia come
comida terrible y poco saludable. También se olvidan que asisto a la escuela
pública y por lo tanto, como papas fritas los cinco días de la semana.
Sully y Church, por suerte, están molestándose entre sí por un shooter de
primera persona en la sala y no notan que me voy.
Wallace vive al otro lado de la ciudad en un rancho de un piso con
iluminación de Santa en el patio y una entrada que es más fango que grava. Dos
autos están en fila, probablemente ninguno de ellos hecho luego del 2007; el que
está atrás es el de Wallace, o al menos el que conduce a todas partes, el mismo
que conduce su hermana para recogerlo de la escuela. Me estaciono detrás de
éste. Una luz cálida llega a través de las cortinas detrás de la ventana en la puerta
principal.
Saco mi teléfono.
Emmy y Max no responden. Emmy está en casa por las vacaciones y Max
de licencia, por lo que estamos en ese relajado momento donde pasan el menor
tiempo posible online. No he hablado con ellos en los últimos días, al menos
recordé enviarles sus paquetes de provisiones. Tal vez verán el mensaje mientras
estoy aquí.
Apoyo mi cabeza contra el volante, finjo que estoy haciendo algo en caso
de que alguien esté observando desde la casa, cuento hasta veinte, luego me
obligo a salir del auto, dejando los volantes de mamá en el asiento del pasajero,
y camino hasta la puerta principal.
Wallace responde al primer golpe. Está usando pantalones de chándal y
uno de sus suéteres.
—Es tan injusto —digo.
Sonríe.
—Pensé que dirías eso.
El interior de su casa parece sacado directamente de los años sesenta.
Paredes con paneles de madera, alfombra amarilla. Pero es cálida y acogedora, y
el aroma a grasa chisporroteando llega desde la cocina a nuestra derecha. A
nuestra izquierda hay una pared que divide la entrada de una sala de estar con
una televisión encendida y un pasillo trasero que debe llevar a las habitaciones.
—Así que esta es La Casa Warland, ¿eh? —digo.
—Más como La Casa Keeler —responde. Su voz es más fuerte de lo que
alguna vez lo he escuchado antes, casi tan alta como la de Church y Sully, quienes
todavía no han aprendido el término “voz interna”. Toma mi abrigo y lo cuelga en
la percha junto a la puerta. Me paro incómoda junto a la puerta que da a la sala
hasta que alguien detrás de mí dice:
—¡Oh, tú debes ser Eliza!
Me sobresalto. Una mujer de mediana edad atraviesa la sala en mi
dirección, brazos extendidos. Es baja, regordeta y tiene una sonrisa que parece
capaz de aporrear al demonio hasta las lágrimas. Me da un abrazo. Miro fijamente
a Wallace.
—Eliza, esta es mi mamá, Vee.
—Oh, cariño, en realidad soy su madrastra. No quiero que te confundas.
—Vee me suelta y en cambio toma mi mano, jalándome hacia la cocina. El
movimiento en la sala de estar se vuelve borroso detrás de nosotros, y entonces
hay una chica de la edad de Sully y Church siguiendo a Wallace, con la piel unos
tonos más clara que la de Vee y como un millón de diminutas trenzas recogidas
en una apretada coleta que cuelga más allá de sus hombros.
—Soy Lucy —dice la chica—. Eres más baja de lo que pensé que serías.
Vee me sienta en una pequeña mesa rectangular. Wallace se sienta a mi
lado y Lucy frente a mí. Sus piernas son tan largas que tiene que arrastrar los pies
hacia atrás cuando accidentalmente toca los míos. La mesa está puesta para seis.
Al otro lado del cuarto, algo que huele y suena sospechosamente como tocino
que se cocina en una sartén en la estufa.
—Espero que te guste el desayuno para la cena, Eliza —dice Vee—,
porque es viernes por la noche y ¡sabes lo que significa noche del viernes!
No lo sé, pero Lucy grita:
—¡Huevos y tocino! —Y grita varias veces por si fuera poco.
—No entiendo cómo se supone que alguien reciba un sueño de belleza en
esta casa. —Otra mujer entra a la cocina, manos en sus caderas. Tiene que estar
a principios de los veintes y un grueso cintillo mantiene una magnífica melena de
cabello apartada de su rostro anguloso. Creo que podría quemarme viva cuando
sus ojos aterrizan en mí, pero tras un momento, sus rasgos se suavizan y apunta a
Wallace—. ¿Eres la novia de Wally?
El rostro de Wallace se enciende. Me mira de reojo. No la está corrigiendo.
No la está corrigiendo.
—Um —digo—. Soy Eliza.
Tiende su mano. Su agarre como de un titán.
—Soy Bren. Siento como que te he visto antes, ¿tienes un perro?
—Sí. Davy. Es un Gran Pirineo.
Asiente sabiamente.
—Trabajo para la Guardería de Perros Happy Friends. Tenemos a Davy allí
de vez en cuando.
—¡Estuvo allí en octubre para su carrera en manada de una semana!
—¡Sí, lo estuvo! —Bren se mueve alrededor de la mesa y sienta junto a
Lucy, quien de inmediato intenta meter el dedo en la oreja de Bren. Bren le da
una palmada a la mano distraídamente—. Amo a esos perros. También Wally, le
pagamos para que limpie las perreras y juegue con los perros al final del día. —
Resopla—. Ya sabes, cuando estoy a cargo de ese lugar, voy a alimentarlos a la
mañana y a la tarde, porque una vez al día no es suficiente. En especial no cuando
están corriendo y jugando. Desearía que pudiéramos tener un perro aquí, pero
Luce es alérgica. —Tira de las trenzas de Lucy.
—¿Cómo te gustan los huevos, Eliza? —pregunta Vee.
—Um… de cualquier manera. Fritos está bien.
—Fritos será. —Termina con el tocino y comienza a cascar los huevos en
la sartén.
Bren y Lucy, pero mayormente Bren, pasan por la gama habitual de
preguntas sobre mí. De dónde vengo, cuántos años tengo, cómo nos conocimos
Wallace y yo. Wallace salta ante esa, hablando tan alto que no suena en absoluto
como él.
—Tenía dibujos de Monstrous Sea. Te conté sobre eso, ¿recuerdas? —No
menciona a Travis Stone o Deshawn Johnson, por suerte. No quiero tener que
explicarles a sus hermanas lo magníficamente que fallé al intentar defenderlo, y
tengo la sensación que él no quiere decirles que se sentó allí y lo aguantó hasta
que yo aparecí. Pero ellos probablemente ya saben que él no es del tipo que se
enfrenta a los demás.
—Cierto, cierto. —Bren agita una mano en el aire—. Entonces, estás metida
en eso también, ¿eh? ¿Monstrous Sea?
Me encojo de hombros.
—Sí.
—¿También escribes fanfiction?
—Oh… no.
—Ella hace fanart —dice Wallace—. Sigo intentando que postee algo
online.
—¿Por qué no lo haces? —pregunta Lucy.
Me vuelvo a encoger de hombros.
—Nunca se siente bien, supongo.
Wallace pasa un dedo a lo largo del borde exterior de su plato, sonriendo
un poco.
—Son realmente estupendos —dice, voz suave otra vez—. Deberías
postear algunos. Uno o dos.
Cada vez que habla de esto, voz baja y ojos hacia abajo, sonriendo, quiero
hacerlo. Quiero llegar a mi computadora en este momento y cargar algunos
dibujos, solamente para ver cómo reacciona. Sé que quiere que lo comparta con
todos los demás. Una colaboradora. Sé que quiere que enseñe mi arte, porque
me lo dijo detrás de la escuela media un día, y cada vez que pienso en ello, mi
estómago da saltos y mi corazón se dispara a mi garganta y quiero besar todo su
hermoso rostro con hoyuelos.
Cada vez que habla de esta manera, mi resolución se torna un poco más
débil.
Nadie será capaz de decir que soy LadyConstellation por unos pocos
dibujos.
—Estaba… estaba pensando en ello —digo finalmente, y eso atrae los ojos
de Wallace hacia mí.
—¿De verdad?
—Sí. Tal vez después.
—¿De verdad?
Me rio.
—Sí. ¿Qué sucede contigo? ¿Te sientes bien?
Se endereza en su asiento como una bola de energía de noventa kilos.
Antes de que pueda decir algo más, la puerta principal vuelve a abrirse.
—¡Tim está en casa! —grita Lucy. Una risa llega de la entrada y un momento
después, un hombre calvo y alto entra a la cocina.
—Desayuno de cena, ¡mi favorito! —Tim pasa junto a la estufa para
depositar un beso en lo alto de la cabeza de Vee, se mueve alrededor de la mesa
para depositar otro en Lucy y Bren también. Entonces toma asiento al final de la
mesa, a la derecha de Wallace y me da una sonrisa amable—. Y tú eres Eliza. —
Alarga la mano a través de la mesa para estrechar la mía; tiene el agarre de titán
de Bren—. Nos alegramos tanto de tenerte para la cena, Eliza.
—Gracias. —Habla muy fuerte y tiene mucha confianza, y me estoy
encogiendo en mi asiento con cada segundo que se fija en mí.
—Lucy, cariño —llama Vee—, ven a ayudarme con la comida.
Lucy se levanta para traer el tocino, salchichas y tostadas a la mesa. Vee
trae los huevos, todos fritos, y comienza a deslizarlos en nuestros platos. Mi
estómago gruñe. Wallace me empuja con su codo, y no puedo saber si es a
propósito o si es porque sus hombros son tan anchos que ocupa todo el espacio
de mi brazo.
—Entonces, Keelers y Warlands —dice Tim, luego de que Vee se sienta en
el otro extremo de la mesa—. ¿Qué logros alcanzamos hoy?
Vee comparte una historia sobre una vieja amiga del instituto con la que se
encontró en la tienda mientras buscaba ingredientes para una nueva receta que
quería probar. Lucy nos entretiene con la investigación que hizo sobre raquetas
de tenis y pasa cinco minutos intentando convencer a Tim de dejarla comprar una
máquina para cambiar cuerdas, a lo que él se niega. Bren se queja de una joven
pareja que abandonó un cachorro en la guardería porque lo recibieron como un
regalo temprano de Navidad pero no querían conservarlo. El resto de nosotros
come mientras la persona habla. Entonces Tim fija su mirada en mí.
—Eliza, ¿te gustaría compartir algo?
—Oh. Um. —¿Qué he hecho hoy? Estuve acostada en la cama y miré
Netflix. Abrí el Westcliff Star de ayer y leí la historia resumida de las muertes en
la Curva Wellhouse como unas doce veces. Luego programé para que la página
de Monstrous Sea se suba esta noche, la única que pude terminar, considerando
el daño que Wallace le había hecho a mi productividad. Luego de eso, pasé unas
horas sudando. Luego me duché. Y ahora estoy aquí.
—¿Por qué no sigo yo? —dice Wallace—. Acabé de comer. —Inhaló su
comida.
Tim se gira hacia él en cambio.
—Ayudé a Bren a conseguir que el Retriever que tenía problemas de
confianza me dejara darle un baño hoy —dice Wallace. Entonces las comisuras
de sus labios se alzan—. Y, uh… vendí dos historias más por encargo.
—¿Dos más? —chilla Vee—. ¡Wally, eso es estupendo!
—¡No me dijiste eso! —dice Bren.
Lucy le arroja su servilleta.
—¿Vas a dejarme leerlas?
Tim sonríe.
—Eso es genial, Wallace. ¿Son estas tus historias de fanfiction?
—Sí. No de Monstrous Sea, sino de algo más.
—¿Has intentando vender alguna de las tuyas?
Wallace se rasca la nuca.
—Así no es cómo funciona. La gente pide historias porque ya conocen a
los personajes, y saben lo que quieren.
—Hmm. —Tim regresa a sus huevos—. Entonces, ¿esto es lo que harías
con tu carrera el año que viene? ¿Escribir fanfiction?
Toda la diversión ha abandonado el rostro de Wallace.
—No, no hacen fanfiction en ninguna carrera de escritura creativa.
—Entonces estarías escribiendo tu propio trabajo.
—Sí.
—¿En qué va a ayudarte, si no puedes hacer dinero de tu propio trabajo?
—Timothy —advierte Vee—. No mientras tenemos una invitada.
Me encojo al lado de Wallace, pero la mirada laser de Tim me encuentra
de todas maneras.
—Eliza —dice—. Planeas ir a la universidad el próximo año, ¿verdad? ¿En
qué quieres especializarte?
Arte parece la respuesta obvia, pero no me he decidido por nada todavía
porque no hay una carrera por dibujar Monstrous Sea. Pero decir “arte” no parece
que me dará muchos puntos en la agenda de Tim.
—Diseño gráfico —digo—. Como para marketing. Y cosas así. —Vaya
manera de culminarlo, Mirk.
—Diseño gráfico —repite Tim—. Ves, Wallace, incluso eso tiene atractivo
comercial. Los diseñadores gráficos pueden hacer buen dinero. No estoy
diciendo que no puedas escribir, solo haz algo de escritura para que puedas
construir una carrera. Escritura creativa no va a llevarte a ninguna parte.
Wallace aprieta la boca y mira fijamente su plato. Lucy mete un trozo de
tocino en su boca y Bren se cubre el rostro con una mano, negando lentamente
con la cabeza.
—Esta cosa del fanfiction es por diversión. Tu madre y yo no pagaremos
por una educación universitaria que respalde un pasatiempo. Queremos que
hagas algo significativo.
Tim continúa. El puño de Wallace se aprieta contra su muslo. Rozo un dedo
contra este, y toma mi mano. Aprieta con fuerza, como si sintiera dolor. Lo aprieto
en respuesta.
—Sé que no te gusta escuchar esto —dice Tim—, pero es la manera en que
funciona el mundo.
Un segundo de silencio cae sobre la mesa cuando Tim regresa a sus huevos.
Después Wallace dice:
—¿Podemos disculparnos?
Tim parece listo para decir que no, pero tiene la boca llena. Vee le lanza
una mirada venenosa desde el otro extremo de la mesa y dice:
—Sí, cariño, tú y Eliza pueden irse. Me encargaré de sus platos.
Wallace se pone de pie y me saca de la cocina.
Capítulo 22
Yendo por el pasillo trasero hay un conjunto de escaleras que llevan al
sótano. Este tiene paredes de ladrillo, alfombrado y más frío que el resto de la
casa. Wallace aprieta un interruptor de luz al final de las escaleras que enciende
unas lámparas suaves y ambientales. La habitación está dividida por la mitad por
una pared con una gran apertura. De este lado hay un sofá comido por las polillas
y una gran y vieja televisión. Wallace me lleva al otro lado de la habitación, a través
de la apertura. El lado más oscuro. Hay un colchón aquí en el suelo, cubierto por
sábanas arrugadas, una lámpara conectada a una regleta, y libros y papeles se
apilan alrededor de la misma, incluyendo la serie Children of Hypnos y los
capítulos de la transcripción de Wallace de Monstrous Sea. Una mesa de billar
ocupa mucho del espacio. Justo a la izquierda de la lámpara en el suelo, hay un
viejo sillón reclinable. Detrás de eso hay un gran cartel de Dallas Rainer de pie en
la playa, con la vista en el océano, y las palabras HAY MONSTRUOS EN EL
OCÉANO escrito en la sombra que él proyecta sobre la arena. Sujeto debajo del
cartel, hay un viejo jersey de fútbol que dice WARLAND y el número 73.
De la apertura en la pared, Wallace saca una puerta corrediza pesada de
madera y la traba en el otro lado del marco. Interrumpe cualquier ruido residual
del piso de arriba, e incluso del resto del sótano. Presiona su frente contra la
puerta y cierra los ojos.
—Lo siento tanto —dice—. No creí que haría algo así.
Me muevo incómoda de un pie al otro. La habitación está fría y mi chaqueta
se encuentra arriba.
—¿Lo hace a menudo?
—A veces. Es… es un gran tipo, y una buena persona, pero detesto cuando
comienza a decir cosas que no tienen sentido. —Aparta su cabeza de la puerta y
comienza a caminar—. Lo siento. Lo siento. No quiero asustarte. No creí que se
portaría así si estabas aquí.
—Está bien. Lo entiendo. —Simplemente me alegro de poder respirar de
nuevo.
Wallace cierra las manos en puños a sus costados. Nunca lo he visto tan
enfadado. No así. Parece como si pudiera romper algo. Tal vez la mesa de billar.
—¿Cuál es el sentido de estar vivo si no haces lo que te hace feliz? ¿Qué
tan buena es una carrera que te da dinero si te odias cada día que lo haces? No
tengo una familia a la que proveer, no tengo cuentas que pagar, al menos no por
el momento. Claro, tendré que pagar los préstamos estudiantiles, pero solamente
tenemos dinero para que vaya a la universidad comunitaria de todas maneras, por
lo que la pagaré con cualquier trabajo que consiga luego de eso. No necesito ser
un médico, o un abogado, o cualquier trabajo importante que él quiera que
consiga. Solo deseo escribir.
Lo observo caminar y me siento madurar en el suelo, los pies enraizados
en el lugar, incertidumbre arrastrándose por mis venas. Nunca lo he visto de esta
manera… no sé qué hacer con él, por lo que permanezco allí y miro fijamente
hasta que alza la vista en mi dirección y dice, “En verdad lo lamento” otra vez.
—¿Necesitas algo donde gritar? —pregunto.
Lo considera.
—Eso estaría bien.
Tomo la almohada del colchón y se la lanzo. La presiona contra su rostro y
suelta un grito ahogado. Probablemente el sonido más fuerte que alguna vez haya
salido de él en mi presencia, y la almohada no lo hace más alto que su normal
volumen de conversación.
Arroja la almohada de regreso en su cama y la sigue. Es mucho menos
intimidante mientras yace de espaldas. Me siento en el borde del colchón y me
vuelvo hacia él.
—Lamento que él sea así —digo.
Wallace se cubre los ojos con las manos. Qué sencillo sería inclinarse y
besarlo en este momento, pero no se siente como que sea el momento. Tal vez
nunca será el momento. Nunca será el momento porque soy Eliza Mirk, una gran
evitadora de la vida y todas sus consecuencias. ¿Cómo puedo querer algo tanto
pero quedarme paralizada cada vez que siquiera pienso en tomarlo?
—Ya he pasado doce años de escuela haciendo lo que otras personas me
han dicho que tengo que hacer —dice—. Y sé qué sucede cuando alguien es
obligado a hacer algo que detesta. ¿Es demasiado pedir unos años de lo que yo
deseo? ¿Tus padres te hacen esto? ¿Realmente vas a especializarte en diseño
gráfico?
—Oh, no. Dije eso para que Tim no me echara de la casa.
Wallace resopla.
—No sé en qué voy a especializarme. Solo no quiero estar… aquí. A mis
padres les gusta recordarme que todavía tengo que terminar la secundaria para
saber si puedo ir a la universidad, y creen que una vez que vaya, me convertiré en
una ermitaña de residencia que nunca deje su cuarto y mire fijamente la pantalla
de su computadora todo el día. Pero no, no me dicen lo que debería hacer, no
todo el tiempo de todas maneras, y supongo que eso es mejor.
Pero la única razón por la que no están intentando obligarme ya, se debe a
que me he enfurecido contra ello por tanto tiempo que los cansé. Todavía lo
mencionan a veces, en las pequeñas pullas de mamá sobre hacerlo mejor en la
escuela, y en las menciones de becas de papá, pero no es el mismo problema.
Mamá y papá no saben cuánto dinero tengo, pero yo sí, y tengo al menos esa
tranquilidad. Wallace solo tiene su fanfiction y eso no puede ayudarlo.
—Lo siento —vuelvo a decir. Baja sus manos, mira fijamente al techo y se
encoge de hombros. Entonces me mira.
—¿Tienes frío?
Mis manos están sujetas alrededor de mis brazos, mi torso apoyado contra
mis piernas para conservar el calor.
—Um.
—Ten. —Wallace se sienta y saca una gruesa manta tejida de debajo de las
otras sábanas de su cama—. Capa de aislamiento térmico. Espero que no huela
feo. —La envuelve a mi alrededor. Ya está cálida. Probablemente cálida debido a
él, considerando que duerme con ella tocándolo cada noche.
—Huele a Primavera Irlandesa y champú aromático de chico —digo.
—¿Eso es bueno o malo?
—Es estupendo.
Nunca he estado así de cerca a algo que huele a Primavera Irlandesa y
champú aromático de chico, a menos que cuentes cualquier cosa a la que mi
padre se acerca, y no lo hago. No estoy del todo segura que mis hermanos se
bañen. Me acurruco en su manta pero permanezco con la cara vuelta hacia el otro
lado.
—No corregiste a Bren cuando ella dijo que era tu novia.
Wallace se mueve detrás de mí.
—Oh. Sí. Bueno, pensé… ya sabes, llevaría a más preguntas que si
respondía… y es algo persistente… y no quería que la situación se tornara
incómoda…
—Oh.
—Hmm.
Alguien descarga el retrete arriba; el agua corre a través de las tuberías del
sótano. Hundo mi cabeza en la manta de Wallace. Él vuelve a moverse detrás de
mí.
—A menos que quieras serlo —dice.
Miro sobre mi hombro.
—¿Qué?
Se sienta contra la pared con los brazos envueltos alrededor de sus rodillas,
sus ojos bien abiertos. Cuando lo miro, baja la mirada a sus pies. Su voz baja, y
sus palabras salen un poco amontonadas.
—No sé si… si quisieras ser mi novia, así que no deseaba meterme en un
tema incómodo durante la cena.
—¿Quieres que lo sea? —digo con la voz ahogada.
Alza la mirada.
—Es decir, sí.
La pelota está en tu lado de la cancha, Mirk.
—Sí —digo.
—¿Sí? —Frunce el ceño.
Aghh. Palabra equivocada.
—Es decir, está bien.
Una pequeña sonrisa aparece.
—¿De verdad?
—Sí.
Se vuelve una sonrisa completa. Baja la cabeza y arrastra ambas manos a
través de su cabello. Alzo mis brazos sobre mí y me oculto en su manta.
Demasiado, demasiado, fuera de control. Un momento después, su pecho se
presiona contra mi espalda y sus brazos me rodean y sus piernas encierran las
mías a cada lado. El peso de su cabeza cae sobre mi hombro.
Un instante de silencio pasa. El mundo no se desmorona. Bajo la manta y
me giro en sus brazos, y me lo permite, y entonces nos estamos viendo cara a
cara.
No quiero ser la chica que se congela cuando se enfrenta a nuevos amigos,
o al mundo exterior, o la más pequeña pizca de intimidad. No quiero estar sola
en una habitación todo el tiempo. No quiero sentirme sola en una habitación todo
el tiempo, incluso cuando hay gente alrededor mío.
Abro la manta y la alzo para que Wallace venga dentro, y cuando me vuelve
a abrazar, apoyo mis brazos sobre sus hombros y nos atrapo a ambos en la
calidez. Suelta un suspiro satisfecho.
Me vuelvo sumamente consciente de mis extremidades, lo rápido que
respiro y cada movimiento de mis labios y dedos. Me ayuda a dejar de pensar en
lo que estoy haciendo. No es demasiado. No estoy fuera de control.
Estoy aquí. Él está aquí.
Capítulo 23
Me despido de los Keelers, y Lucy, quien técnicamente es una Warland,
antes de marcharme. Están todos reunidos en la sala, Lucy metida bajo el brazo
de Tim en el sofá junto a Bren, Vee con gafas de lectura ubicadas al final de su
nariz, entrecerrando los ojos hacia la televisión mientras busca un canal que todos
puedan mirar. Wallace me acompaña a mi auto. Creo que podría sacar un beso
sorpresa entonces, pero no lo hace.
—Me alegra que vinieras —dice, apretando mi mano. Entonces me jala, en
un abrazo.
—Me alegra que me lo pidieras —digo, trabando mis brazos a su alrededor.
Los músculos a lo largo de sus costillas se expanden y contraen con su
respiración. Mi nariz roza su cuello y se estremece—. Probablemente debería
irme —digo.
—De acuerdo.
Me subo a mi auto. Cuando me alejo de la entrada, Wallace está apoyado
contra el parachoques trasero de su auto con las manos dentro de sus bolsillos,
su respiración condensándose en el aire haciendo bruma y me observa alejar.
Cuando llego a casa esa noche, intento rodear la sala donde mis padres
están abrigados mirando su película favorita número uno de todos los tiempos,
Miracle. Es la película que miran en cada cita nocturna, cumpleaños, fiestas y
aniversario. Si no hubiera salido seis años luego de que nací, habría pensado que
estaban mirándola cuando fui concebida. Sin embargo, su dedicación a esta joya
del cine de deportes no hace nada para obstaculizar los sentidos de mis padres.
Cuando paso junto al marco de la puerta, mamá se da la vuelta.
—¿Cómo estuvo?
—Bien —espeto—. Bien. Voy arriba.
—¿Por qué no vienes aquí y nos cuentas? Me gustaría saber de su familia.
¡Y puedes mirar Miracle!
—No, gracias. —Comienzo a subir las escaleras.
—¡Oh, Eliza, por favor, no te metas en esa computadora! Quédate aquí y
habla con nosotros.
—Tengo trabajo que hacer. —Llego a lo alto de las escaleras y corro a mi
cuarto antes de que puedan hacerle agujeros a mi burbuja de felicidad. No quiero
mirar Miracle por milésima vez, alerta de spoiler: derrotamos a los rusos, y no
quiero hablar con ellos sobre Wallace. Ya es bastante malo que mamá me haya
obligado a esa cita con el médico; quién sabe lo que hará si le digo que ahora
estamos saliendo realmente.
Me encierro en mi habitación, ignorando la música resonando de la
habitación de Church y Sully, y compruebo mi teléfono. Ni Emmy o Max han
respondido a mis mensajes todavía, pero está bien. Es un viernes por la noche,
los verán a la mañana. Saco mi cuaderno de bocetos y paso a través de los dibujos
de Monstrous Sea. Escaneo tres de ellos en la computadora. Uno de un agitador
del ocaso surgiendo del océano oscuro, el agua deslizándose por sus espinas
afiladas; uno de Damien mirando al cielo con las estrellas reflejadas en sus ojos;
y uno de Amity balanceándose encima de un pilar estrecho de cristal, enmarcada
por el sol. Me conecto a los foros con mi cuenta MirkerLurker, encuentro los
subforos de fan art y comienzo un nuevo tema.
Las tres imágenes se suben. Cierro el navegador antes de que alguien pueda
responder, y me lanzo en la cama con la ropa puesta.
Capítulos 24
A la mañana siguiente, despierto con veintidós mensajes de Emmy y Max.
Por separado. Y ninguno de ellos son sobre yo estando nerviosa por comer en la
casa de Wallace anoche.
LadyConstellation:
Hola todos, lamento el post faltante de anoche. Algo salió mal y no se
posteó según lo programado. ¡Está listo ahora!
¡Sip!
¿Solamente una página?
¡¡Whoo!! ¡¡Finalmente!!
¿Cuánto puede salir mal con la programación de un post?
Solo me alegra que no estés muerta.
Justo a tiempo. Hombre, tanto trabajo para postear una página, ¿eh?
Wallace está sentando en la sala jugando video juegos con mis hermanos.
Está atrapado entre ellos, silencioso y concentrado en la televisión, mientras Sully
y Church se gritan entre sí por encima de su cabeza. Entonces algo sucede, y
ambos gruñen y Wallace sonríe.
—¿Cuánto tiempo has estado aquí? —pregunto. Me mira y me ve allí por
primera vez y suelta el control del juego.
—Unos minutos —dice, viniendo hacia mí.
—¡Juega otra ronda! —Sully señala la televisión y luego a Wallace con un
largo arco de su brazo, como si pudiera hacer regresar a Wallace.
—Tenemos que irnos —digo. Sully me fulmina con la mirada. Arrastro a
Wallace fuera de la casa, hacia su auto.
—¿Te encuentras bien? —pregunta.
—Sí. Estresada.
—¿Por qué?
Me encojo de hombros.
—Cosas.
Nos subimos al auto, nos quedamos en silencio. Wallace frunce el ceño a
la vez que retrocede de la entrada y arranca para dirigirse a Murphy’s. Cuando
pasamos sobre el Puente Wellhouse, reduce la velocidad hasta casi parar así
puede tomar la Curva Wellhouse. Lento y constante, como siempre. Demasiado
lento. Demasiado constante. Tiene más miedo de caerse sobre el borde que
cualquiera que haya conocido. Miro hacia el lateral, como siempre lo hago y
enfrento la caída hacia abajo.
Es calmo allí. Incluso si la muerte no llega rápidamente, apuesto que casi
vale la pena por la paz y la calma.
Cole y Megan ya se encuentran en Murphy’s cuando llegamos y están
hablando de las páginas faltantes. Las páginas faltantes… página, porque solo
hubo una, que se subió esta mañana, pero que aparentemente la gente está
llamando las Páginas Faltantes porque es un maldito fiasco.
—Es la primera vez que sucedió desde que el comic comenzó —dice Cole
desplazándose a través de los foros para más posts sobre el tema—. Todos están
hablando de ello. Es un evento. Miren, incluso hay un fanfiction sobre los
personajes entrando temporalmente a un vacío sin escape entre el momento en
que las páginas supuestamente iban a subirse y cuando realmente lo hicieron. Es
hilarante.
Nos lo muestra. El fanfiction, los foros, todo. Mantengo mis ojos apartados.
Wallace lo revisa por un segundo, luego se encoge de hombros.
—Es decir, es gracioso, pero parece un poco tonto por un día de páginas
faltantes.
—Página —lo corrige Megan, dándole a la niñita Hazel un nuevo libro de
imágenes para que hojee—. Solo una página. Al menos tenía algo de acción en la
misma, pero esas páginas individuales son difíciles de superar. Nada sucede.
Adoro el comic tanto como cualquiera, pero trabajo quince horas al día y cuido
de este monstruo —agarra la coronilla de Hazel—, y cuando llego al final de la
semana todo lo que quiero hacer es sentarme con un té y algunas páginas de
Monstrous Sea. Preferiblemente un capítulo completo.
Sí, Megan, déjame improvisar una docena de páginas para ti. No es como
si LadyConstellation tenga otras cosas en mente, tampoco. No leo los
comentarios, pero sé que muchos de los fanáticos son así. No los culpo. Fui de
esa manera hace un tiempo también, con Children of Hypnos. Estaba enojada con
Olivia Kane tanto como cualquiera.
No los culpo, pero eso no evita que sea agotador.
Ellos hablan, y con el tiempo se ponen en contacto con Leece y Chandra
en la computadora de Cole, lo que comienza una nueva ronda de discusión sobre
las páginas, y apoyo mi cabeza en la mesa, fingiendo dormir. Me dejan en paz.
Algunas veces los dedos de Wallace rozan mi rodilla. Lo permito. No me
muevo.
Saco mi teléfono para escribirle a Emmy y Max y no encuentro la fuerza de
voluntad. Vuelvo a bajar el teléfono.
Cuando Leece y Chandra tienen que irse, Megan sugiere un cambio de
escenario. Tiene tres juegos gratis en los bolos de Blue Lane, gracias a su segundo
trabajo allí. Cole aprovecha la oportunidad de inmediato, pero antes de que
acepte Wallace pregunta si quiero ir.
Comienzo a decir que no, entonces me detengo. Tengo que intentarlo.
Tengo que intentarlo, porque lo estoy haciendo de nuevo: cerrándome a todo
porque estoy frustrada y porque el mundo real es difícil y preferiría vivir en uno
hecho por mí. Pero no puedo. Estoy aquí y tengo que intentarlo.
Media hora después estoy parada al final de la pista de bolos, intentando
alinearme con los pinos. Wallace está en la mesa de refrigerios. Megan sentada en
la mesa detrás de mí, haciendo rebotar a Hazel en su regazo. Cole está de pie a
mi lado, los brazos cruzados sobre su pecho, una mirada demasiado intensa en
su rostro para una bolera.
—Los bolos es como cualquier deporte —dice, y creo que mayormente
está hablando consigo mismo—. Los profesionales lo hacen ver fácil, así
cualquiera piensa que puede hacerlo. Pero no es fácil. Piensas demasiado y de
pronto la bola está disparándose hacia la cuneta y volando tres carriles abajo y
eres expulsado de la bolera por imprudente.
Aprieto los labios para contener mi risa.
—No soy muy buena en los bolos, pero creo que nunca haya arrojado la
bola tan fuerte que saltara tres carriles más.
Cole mira estoico el carril.
—Bueno, sucede.
—¿Has hecho eso antes?
—No te preocupes por ello.
Ruedo la bola. Se dirige directamente a la canaleta derecha, pero a medio
camino se dobla hacia atrás y golpea el primer pino. Caen hasta que solamente
dos en la parte trasera quedan de pie.
—¡Funcionó! —Giro mi cabeza para para observar un pequeño ocho
ponerse junto a mi nombre en la pantalla encima de nuestro carril.
—No suenes tan sorprendida —dice Cole.
—¡Nunca he golpeado tantos a la vez! Al menos no con un tiro real. —Dejé
de ir a los bolos con mi familia cuando Sully y Church crecieron lo suficiente
como para burlarse de mis tiros de abuelita. Tal vez ahora pueda competir con
ellos.
Lanzo mi segunda bola. Roza uno de los pinos, pero ambos quedan de pie.
—Observa. —Cola agarra su bola y me roza el hombro al pasar—. Es hora
de sacar algunas papas fritas del agua.
Regreso a la mesa con Megan y Hazel. Wallace regresa de la barra de
refrigerios con tres órdenes de nachos, dos hot dogs, un pretzel y dos refrescos
grandes. Me entrega uno de los refrescos, pone uno de los nachos entre Megan y
yo, uno de los hot dogs frente al asiento vacío de Cole, luego acomoda el resto
en frente de sí mismo. Entonces presiona las manos juntas, mirando alrededor a
su festín como si no estuviera seguro por dónde quiere comenzar.
—Será mejor que empieces a jugar fútbol americano de nuevo pronto —
dice Megan—, o vas a despertar un día y pesar trescientos kilos.
Wallace le sonríe con la boca llena de pretzel.
Hemos estado aquí por media hora y ya no estoy segura por qué no quería
venir aquí. Nadie ha dicho una palabra sobre las páginas faltantes desde que
dejamos Murphy’s, y me siento ligera, como si burbujas llenaran mis
extremidades.
Es mucho mejor de lo que sería estar en casa sola, sumida en la ansiedad.
Capítulo 25
—Eliza, tienes que dejar de estar sentada en la computadora. Te dañarás
los ojos.
Mamá ha pasado la cabeza y los hombros a través del umbral. Debí haber
cerrado y puesto llave a la puerta antes de comenzar a dibujar. Me enderezo y
aparto la mirada de la pantalla. Mi espalda baja se queja. Mis ojos están irritados.
—Estoy bien. —Tengo cuatro páginas más de Monstrous Sea que terminar
antes de que este capítulo esté listo. Lo planifiqué todo; si hago al menos cuatro
páginas a la semana, puedo terminar para la graduación. Me mantendrá cuerda a
través de este último semestre olvidado por Dios de la secundaria y mantendrá a
los fanáticos felices luego del desastre de las Páginas Faltantes. He pasado los
últimos tres días sin hacer otra cosa que no sea dibujar—. ¿Puedes, por favor,
cerrar la puerta?
—No. Tienes que salir de la computadora ahora mismo. —Usa su voz de
madre. La que me da acidez estomacal al instante.
—Estoy trabajando —digo sin mirarla.
—Incluso los trabajadores dedicados se toman un descanso a veces.
—No puedo tomarme un descanso. Tengo que terminar esto.
—Eliza.
—Mamá, ¿qué piensas que estoy haciendo aquí? —Giro mi rostro hacia
ella—. ¿Parece que estoy de paseo por el parque? ¿Que me estoy divirtiendo?
Porque no me estoy divirtiendo. Tengo que acabar esto. La gente lo está
esperando. La gente que compra mercancía. Esa gente va a pagar mi educación
universitaria.
—¡Eliza Mary Mirk!
—¿Qué quieres que haga una vez que deje la computadora? ¿Vaya a hacer
deportes con Sully y Church, aunque odio cuando juegan porque yo no tengo
coordinación? ¿Mirar la tele, aunque es cien veces peor en embotar la mente de
lo que estoy haciendo ahora? ¿Jugar juegos de mesa contigo y papá? ¡Sabes cómo
va eso!
Siempre termino enojada. Y si lo comienzo enojada, como ahora, no puede
augurar nada bueno para el resto del juego.
Sin nunca retroceder de un desafío, mi madre se mantiene firme.
—¡Quiero que salgas! ¡Hables con tus amigos! ¡Hagas algo! ¡Métete en
problemas, por Dios santo!
—¡Mis amigos están aquí! —Alzo mi teléfono, donde Max y Emmy han
estado en silencio por días—. ¡Hablo con ellos todo el tiempo y siempre me dices
que pare!
—¿Qué hay de Wallace? ¿Qué está haciendo?
—¡En este momento está trabajando! Y más tarde, adivina qué… estará en
la computadora, escribiendo algo. Probablemente su transcripción de esto, que
mucha gente está esperando, igual que están esperando por esto. Y estaremos
hablando en la computadora. No entiendo por qué es tan difícil entender el
concepto.
—Eliza, no puedo creerte ahora. —Sacude la cabeza, las manos en sus
caderas. Todavía usa sus pantalones de yoga y chaqueta de correr por el
vecindario—. ¿De qué se trata todo esto? ¿Te sientes bien? ¿Está pasando algo
en la escuela?
—No.
—Entonces, ¿qué es?
Me aparto de ella, quitándome el guante de mi mano derecha para
limpiarme el sudor.
—Son solo cosas de Monstrous Sea. No tienes que preocuparte por ello.
Se queda callada. Vuelvo a ponerme el guante y comienzo a trabajar en el
siguiente panel. El vello de mi cuello se eriza.
—Tu padre y yo estamos realmente orgullosos de ti por eso, sabes —
dice—. Sé que no lo entendemos realmente, pero estamos orgullosos. Y estamos
felices de que ames hacerlo. Solo te molestamos porque nos preocupas.
—De acuerdo —digo.
—¿Bajarás y abrirás tus regalos, al menos?
Me giro para mirarla de nuevo.
—¿Regalos?
—Sí, Eliza. Es Navidad.
Miro fijamente, seguro está bromeando, luego echo un vistazo a la pantalla
de la computadora y descubro que no, en verdad es veinticinco de diciembre. La
comprensión casi hace que salte de mi silla.
—¿Es Navidad? —Mi propia voz suena como el balido moribundo de una
cabra a mis propios oídos. Pensé que faltaban dos días. O fue hace dos días.
Como sea.
Ella asiente.
—Seguimos adelante y dejamos que tus hermanos abrieran sus regalos,
porque no estábamos seguros si ibas a bajar. O cuándo.
—Oh.
—Entonces, ¿bajas?
—Yo… sí, bajaré en un minuto. Lo siento.
—Está bien. Hay algunos huevos duros en la nevera para ti cuando estés
lista para ellos también.
Se marcha.
Miro fijamente el reloj en mi computadora.
25/12.
Compruebo los mensajes de mi teléfono y me doy cuenta que Emmy y Max
han estado hablándome. Los dos dijeron Feliz Navidad, y preguntaron qué
estaban haciendo y hablaron entre sí sobre sus recesos. Les envío unos mensajes
rápidos, luego aparto el teléfono y bajo apresurada. Mamá y papá me esperan en
la sala, donde está puesto el árbol. Papá tiene la cámara de video.
—Lo siento —vuelvo a decir.
—Está bien, Huevos —dice papá—. Por qué no abres lo que Santa te trajo
y luego podemos hacer que tus hermanos vuelvan a bajar para algunos juegos de
mesa.
Abro lo que Santa me trajo. Sé que es de Santa porque tiene SANTA escrito
en todas las tarjetas con la letra de mamá. La mayoría se trata de ropa nueva. Ropa
que puede quedarme bien de hecho.
—Te estabas quejando de no tener nada que usar el mes pasado —dice
mamá—, así que pensé en conseguirte algunas cosas. Podemos conseguir más en
la primavera y entonces tendrás todo un guardarropa nuevo para la universidad.
Sin embargo, no te preocupes… guardé las facturas, así que si no te gustan
podemos devolverlas.
—Gracias —digo, con la voz lo bastante baja que no pueden escuchar a mi
voz romperse.
Es la primera vez que he sido feliz de conseguir ropa para Navidad. No
pedí nada, porque lo que sea que necesitara puedo comprarlo, salvo la ropa. Las
compras de ropa no funcionan para mí. Mamá y yo las doblamos en sus cajas y
las subo a mi cuarto, donde agarro el único regalo de Navidad que puedo pensar
en conseguir para cualquier en mi familia: Monopolio. Requiere tanto tiempo
jugarlo, que la unión de su familia nunca tendría que terminar.
Papá arrastra a Church y Sully de su habitación y los obliga a jugar. Se
quejan al principio, hasta que se dan cuenta que pueden llevarse a la bancarrota
entre sí. Mamá gana, porque es la única de la familia con sentido monetario. Toma
como cuatro horas. Comemos la cena. Luego papá hace galletas y nos sentamos
y miramos Miracle juntos.
Ni siquiera sabía que era Navidad.
Faren volteó el libro en sus manos. Cuentos de Hadas Terrianos. El primer
libro que Amity había liberado de una tienda, el que ella había usado para
aprender a leer. Faren dejó que el libro se abriera en la página más gastada y allí,
en el centro de la página derecha, estaba el nombre de ella.
—Amity y el Monstruo del Océano.
—A veces —dijo ella, trazando las letras con un dedo—, creo que los
Terrianos mintieron sobre este libro. No creo que estas historias provengan de la
tierra.
Al final de la historia, la Amity del cuento de hadas mataba a un trepador
marino siendo más astuta y aplastándolo con una roca grande.
El segundo nacimiento de Amity en la playa, hace años, había terminado
en cierta manera parecido, pero había sido un agitador del ocaso en vez de un
trepador marino, cinco veces más grande y cinco veces más sanguinario; éste
había ido tras Faren, no ella, porque él estaba más cerca del borde del acantilado;
y mientras ella permanecía de pie allí, horrorizada, observando a la bestia tragarlo,
el vigilante la había encontrado y le propuso su trato.
Ella había aceptado y masacró al monstruo con la ayuda del Vigilante.
Luego de eso, había cortado a Faren de su enorme garganta, inconsciente.
Mientras estaban sentados y miraban el libro, Faren la besó y dijo:
—Si esto es lo que sientes que necesitas hacer, entonces hazlo. Sé que eres
lo bastante fuerte. Si alguien puede detenerlo, tú puedes.
Entonces la dejó leyendo y con la sensación de que no era cuestión de
necesitarlo en absoluto.
Ella no necesitaba hacerlo.
Ella tenía que hacerlo.
Capítulo 26
Antes de ir a la cama esa noche, recibo un correo electrónico de Wallace.
No un mensaje de texto o un mensaje en el foro. Un verdadero correo electrónico.
No reenvía las cosas. No envía cadenas. Si quiere decirme algo, o lo envía en vivo
o me lo dice en persona.
Pero veo su nombre aparecer y hago clic en el mismo sin duda.
Adoro eso de Max y Emmy. Semanas sin tener una charla larga y dejan que
regrese al redil como si nada hubiera cambiado.
El sol se encuentra debajo de los árboles para cuando las tiendas están
puestas y papá está encendiendo una fogata. Arrojo mis cosas dentro de la tienda
más pequeña y entro luego.
—Gracias por ayudar a ponerla, Huevos Podridos —grita Sully desde su
posición junto al fuego, enseñándome el dedo medio.
—¡Sullivan! —Mamá le abofetea la mano.
En cambio saca la lengua en mi dirección. Lo ignoro a la vez que bajo la
solapa de la tienda y extiendo mi bolsa de dormir en el centro. El poliéster no
hace nada por mantener fuera los sonidos del bosque y no planeo dormir cerca
de una de las delgadas paredes por si algo decide atacarnos. Probablemente
nada nos atacará, pero no voy a arriesgarme.
Mientras me estoy deslizando dentro de la bolsa de dormir, mamá mete su
cabeza en la tienda.
—¿No vas a comer s’mores?
—No —digo.
—¿Te sientes bien?
—Bien.
Se queda callada.
—¿Esto es por tu teléfono?
—Estoy cansada.
—Queremos que pases más tiempo aquí, en el mundo real. Tu papá no
quiso molestarte, pero nosotros…
Su voz se desvanece cuando me aparto de ella y levanto la bolsa de dormir
para cubrirme la cabeza. Suspira.
—Sabemos que no quieres estar aquí. Y tal vez… tal vez no lo entendemos
bien. Nada de ello. Los amigos online, el webcómic, incluso el dibujo. Hemos
intentado descifrarlo. Queremos entenderlo, saber por qué significa tanto para ti.
Nos asusta, cómo te involucras y lo poco que sabemos sobre eso. No podemos
conseguir que nos expliques, por lo que estamos navegando en la oscuridad.
Hay un instante de silencio donde espera a que me dé la vuelta. No lo hago.
Entonces vuelve a suspirar y pone de pie. Sus botas crujen en la tierra y ramas de
regreso a la fogata.
Los cuatro hablan y ríen por otra hora o dos. Mi estómago se queja. Comen
la cena también, no solamente s’mores. Mamá finalmente los envía a la cama.
Finjo estar dormida cuando Church y Sully entran a la tienda y se extienden a cada
uno de mis lados.
—¿Cómo es que ya está dormida? —susurra Sully—. En casa se queda
despierta hasta como las dos a.m.
—Probablemente estaba cansada —susurra en respuesta Church.
—¿De qué, de subir una colina?
Church no responde. Se meten en sus bolsas de dormir y susurran como
por media hora sobre la temporada de fútbol soccer en el exterior que está a
punto de empezar. No me había dado cuenta que la temporada en el interior
había acabado, mamá y papá solo me decían cuando necesitaba llevarlos a la
práctica o recogerlos. No sabía cómo les había ido. ¿Hubo algún torneo? ¿Trofeo?
Tras un largo período en silencio, Sully dice:
—Entonces, ¿audicionaste para el musical de primavera?
Church no responde por un segundo.
—Sí. ¿Por qué?
—Solo me lo estaba preguntando. ¿Por qué no me dijiste?
—Porque lo habrías relacionado con Macy Garrison.
—¿No… no lo está?
—No.
—Oh. ¿Pero vas a hacer pruebas para el coro?
—Tal vez.
—¿Por qué? —Solo la más ligera mofa entra en el tono de Sully.
—Porque me gusta —espeta Church—. No tenemos que hacer todas las
mismas cosas. Haz pruebas para las olimpiadas de matemáticas o algo así. Te
gustan las matemáticas. Eres bueno en ello.
—Las olimpiadas de matemática son para nerds.
—Sull, hay algo que deberías saber.
—No lo digas.
—Eres un nerd.
—No soy un nerd. Eliza es una nerd.
—De hecho, creo que Eliza es una geek. He visto sus notas. Comparada
con nosotros, es horrible en la escuela.
—Eres un nerd por conocer la diferencia.
—Está bien.
Sully no hace un sonido, pero puedo sentirlo enfadado en la oscuridad. No
sabía que Church podía meterse bajo la piel de Sully tan fácilmente. No sabía que
a Sully le gustaban las matemáticas. No sabía que ninguno de ellos era tan bueno
en la escuela. No sabía que Church ya sabía que era bueno en cantar… o que
estaba interesado en el teatro musical.
He estado viviendo con ellos todas sus vidas, pero hasta ahora, se sienten
como extraños.
Dejo que mis ojos se abran por un momento. Estoy acostada de frente a
Church; me está mirando. Vuelvo a cerrar a los ojos. Finjo que no vi nada. Finjo
que sigo dormida.
Sully vuelve a traer a colación el fútbol, intentando revivir la conversación,
pero Church deja de responder. Entonces Sully se detiene también y gira con un
gruñido. La tienda queda en silencio. Ojalá tuviera un cuenco con huevos duros.
Mis dedos anhelan mi teléfono, mi computadora, mi lapicera, mi algo. Hay tanto
de nada aquí que no puedo entenderlo. Nada más que tierra, olor a fogata y
s’mores hechos con galletas húmedas Graham. Nada más que mis hermanos, que
de pronto se ven menos como gemelos.
No duermo bien esa noche.
Con toda probabilidad mi teléfono habría muerto antes del final del
campamento. Eso no hace que sea más fácil marchar a través de la zona remota.
En el primer día, caminamos sobre algunas colinas realmente fascinantes, porque
Indiana no podía manejar una montaña o dos. Casi me ahogo con mis propios
espasmos pulmonares. Sully y Church se burlan de mí. En la mañana del segundo
día, visitamos algunas cuevas, y al menos mamá y papá me permiten no participar
de ello, de ninguna manera conseguirán meterme dentro de un lugar tan apretado,
oscuro y confinado. No me importa si realmente no están haciendo espeleología,
he visto las suficientes películas de terror para saber qué tipo de leyendas urbanas
cuelgan invertidas en las cuevas.
Me siento afuera de la cueva y dibujo a Amity y Damien en la tierra con un
palo. Ninguno de ellos tenía padres para decirles qué hacer o a dónde ir. Alguien
me preguntó eso una vez, de hecho, por qué tantos de los personajes no tienen
padres. Amity fue separada de su familia. Faren era un huérfano en la Isla
Nocturna. Los padres de Damien y Rory murieron cuando ellos comenzaban su
adolescencia. No todos ellos se trataron de personas horribles, tampoco; no era
como si estuviera compensando alguna agresión subconsciente de mis propios
padres. Simplemente estaban ausentes.
No sé por qué. Tal vez era algo subconsciente.
Claro que lo era. Todo arte es subconsciente.
Clavo el extremo del palo con demasiada fuerza en la tierra y la punta se
quiebra. Lo arrojo a través del claro y busco uno nuevo.
Me pregunto lo que está haciendo el fandom. Me pregunto lo que Emmy y
Max están haciendo. Emmy probablemente está lidiando con el idiota del
profesor de cálculo y Max sin duda alguna intentando conseguir a su novia de
regreso. O tal vez no están haciendo eso… tal vez Emmy está comiendo Starburts
y mirando las repeticiones de Dog Days, y Max ha lidiado con la situación de su
novia y se haya movido a aventuras más emocionantes, como reorganizar su
colección de figuras de acción de los Power Rangers. Seré capaz de averiguarlo
mañana, cuando mamá y papá me regresen mi maldito teléfono.
Amity y Damien enfrentan la misma dirección, atacando algún enemigo
desconocido, así que frente a ellos dibujo un agitador del ocaso de cuello largo
alzándose, con la mandíbula abierta y los colmillos extendidos. La escala está mal
al principio, así que lo borro con mi pie y me pongo de pie para dibujar al
monstruo marino en su verdadero tamaño.
Extraño a Wallace. Extraño a Max, Emmy y al fandom también, pero
extrañaría a Wallace incluso si tuviera mi teléfono y pudiera hablar con él. Extraño
sentarme a su lado en Murphy´s, arrinconada contra la pared por su gran cuerpo.
Extraño la manera en que mete ambos extremos de sus rollos de sushi en salsa
de soya cuando salimos a comer. Extraño cómo se aparta el cabello de la frente
con el extremo de su bolígrafo cuando está escribiendo algo, porque ha crecido
desde octubre y ahora tiene que hacer eso.
Dios, ni siquiera han pasado cuatro días desde la última vez que lo vi. Esto
es ridículo. Me voy a la cama pensando en él; despierto pensando en él. Quiero
dibujarlo, pero no lo he intentado todavía. Solía sentirme de esta manera
solamente por Monstrous Sea. Sigo obsesionada con ello. Y eso tiene sentido,
¿verdad? Porque lo creé. ¿Quién no está obsesionado con las cosas que crea, que
aman? Las ideas son la reproducción asexual de la mente. No tienes que
compartirlas con nadie más.
Pero Wallace… comparto a Wallace con mucha gente. Wallace no es mío
más de lo que soy suya, pero lo quiero. Quiero abrazarlo, quiero estar cerca de
él, quiero arrastrarme dentro de su mente y vivir allí hasta que entienda la manera
en que funciona. Quiero que sea feliz.
Me pregunto lo que pensaría de esta imagen que dibujé en la tierra.
Probablemente diría que es bueno, pero me olvidé de los cuernos del agitador
del ocaso.
Añado los cuernos del agitador del ocaso.
Mi familia sale de la cueva. Church y Sully corren a los árboles, gritando
algo sobre el lago. Papá se apresura detrás de ellos, gritándoles que no corrieran
en el bosque. Mamá sale última y su mirada pasa sobre mi dibujo antes conseguir
deslizar mi pie por el medio. Un movimiento de limpieza con el pie grande y
arqueado. Maldito monstruo marino gigante.
—¿Sigues enojada con nosotros por quitarte el teléfono? —pregunta
mamá. Suavemente, como si pudiera morderla en la cara.
Me encojo de hombros. No tengo permitido decirle que no a ella, y no voy
a mentir para hacerla sentir mejor.
—No hacemos esas cosas para castigarte, sabes.
Ya me he gira hacia los árboles para seguir a papá.
—Eliza, estoy intentando hablar contigo.
Me detengo y giro para enfrentarla. Pone las manos en sus caderas.
—No me mires de esa manera —dice.
—¿De qué manera? —digo.
—Como si estuviera desperdiciando tu tiempo. Te traje a este mundo, lo
menos que puedes hacer es escucharme por dos minutos.
—Bien, estoy escuchando.
Se cubre el rostro con las manos. Aparta los mechones sueltos de su
cabello. Una mancha de tierra se arquea sobre su sien izquierda.
—A veces…. —Suspira. Suspirar significa que quiere lanzarse en lo que
cree que es una larga y sincera conversación, y al final de la misma, si no estoy de
acuerdo con ella, entonces soy una niña desagradecida—. A veces —vuelve a
decir—, no sabemos qué hacer contigo. Tus hermanos son fáciles. Ellos quieren
jugar deportes y juegos de video y comer mucha comida. Nos cuentan sobre la
escuela y sus amigos. Son como tu padre y yo solíamos ser cuando éramos
jóvenes. Nunca tuvimos internet en la secundaria. No teníamos Smartphones.
Incluso si teníamos, no creo que los usáramos tanto como tú. Oh… lo siento, eso
sonó terrible. Pasas tanto tiempo en línea, nunca sabemos si estás bien o no. No
sabemos lo que está pasando contigo. Eres tan callada, y pasas tanto tiempo sola;
cuando Wallace comenzó a venir, fue un verdadero alivio. Lo que estoy
intentando decir es que no sentimos como que te conociéramos. No sabemos lo
que quieres.
Se detiene, me mira fijamente y espera.
Digo “Monstrous Sea”, porque no salen otras palabras.
Asiente.
—Y estamos orgullosos contigo por eso. Pero… ¿eso es todo?
Me encojo de hombros.
—Hay más en la vida que las historias, Eliza.
Lo dice como si fuera simple. Lo dice como si yo tuviera elección.
Hay nuevamente frustración, ardiente y preparada, y está el mejor amigo
de la frustración, el enojo, y también hay mis manos cerrándose en puños y mi
estómago retorciéndose y mi mandíbula apretándose con tanta fuerza que mis
molares chillan en protesta. Mamá retrocede un paso y luego avanza uno. Podría
intentar abrazarme. No quiero que nadie me toque ahora.
—Me voy al lago —digo y me doy la vuelta.
Esta vez no me detiene.
Sully, Church y papá ya se encuentran en el borde del lago con los
suplementos de pesca. Debe hacer demasiado frío para pescar. Están pescando
de todas maneras. Mamá se une a ellos.
Me siento en un afloramiento de la roca encima del lago e intento estar
molesta, pero no puedo aferrarme el sentimiento. Necesito volcanes haciendo
erupción, huracanes, terremotos enormes. De estar trabajando en Monstrous Sea
en este momento, los monstruos de Orcus sangrarían por toda la página en busca
de carne. Necesito justificación. No necesito pajaritos gorjeando sobre una
amplia extensión de lago reluciente y un ligero viento alborotando mi cabello.
La naturaleza desafía mi enojo. La naturaleza desafía cada emoción que
tengo. No puedo quejarme a la naturaleza, o apelas a ella, o enfurecerme con ella.
A la naturaleza no le importo.
Mensaje Privado Monstrous Sea
6:43 p.m. 21 - Mar -17
Eliza Mirk.
Estamos muy orgullosos de nuestra Eliza. Es nuestro primogénita y es tan
terca y apasionada ahora como siempre lo ha sido. Estos dieciocho años han sido
un largo camino, llenos de muchos giros, pero ella nos ha enseñado tanto sobre
ser padres, y sobre ser gente. Adora los huevos duros, los calcetines ajustados y
escuchar música tal vez un poco demasiado fuerte (¿pero qué adolescente no?).
Lo mejor de todo, ella es una artista, y lo que ama más que nada es su webcomic,
Monstrous Sea. Ha gastado tanto de su tiempo trabajando en esta historia, vertido
tanto de sí misma en esta, y construido algo por sí misma desde los cimientos.
Sabemos que no importa a dónde vaya o lo que haga luego de esto, tendrá éxito.
Eliza, te amamos.
Peter y Anna Mirk
LADYCONSTELLATION REVELADA
Posteado a las 11:03 a.m. el 06 - 05 - 2017 por BlessedJester
Damas y caballeros, en este día de todos los días les traigo una información
largamente esperada por los internautas. La verdadera identidad de
LadyConstellation, la conocida artista por mantener su anonimato, ha sido
revelada por nada menos que una fuente de noticias locales. Clic en la foto
y se sorprenderán.
ElizaMirk.jpg
Hola, Eliza,
No me conoces, pero soy una gran fan de Monstrous Sea. Probablemente
la mayor fan. Solamente lo he estado leyendo por seis meses, pero es lo que más
me gusta de todo. Amo tu arte y espero poder dibujar como tú algún día.
¡Mejórate pronto!
Listria_Dreams
PD: Sé que te gusta preguntar quiénes son nuestros personas favoritos…
¡El mío es Rory!
Señora Kane,
Mi nombre es Eliza Mirk. No le estoy escribiendo para hablar sobre
Children of Hypnos, aunque soy una gran fan. Soy la creadora del webcomic
Monstrous Sea, y recientemente mi identidad fue revelada a mis fanáticos. El día
que esto sucedió, tuve un ataque de pánico, me tropecé y quedé inconsciente
por una mesa de cafetería.
Soy patética, lo sé.
Desde entonces, he sido contactada constantemente y por todos los
medios posibles, incluyendo mensajes online, correos electrónicos e incluso
notas metidas en mi casillero en la escuela. Algunos son muy agradables, y otros
no. Siento como si la gente siempre estuviera observándome, siempre consciente
de mí, incluso si estoy sentada sola en mi habitación. No he estado comiendo ni
durmiendo bien y no sé qué hacer conmigo misma.
Luego de dos semanas en casa, estoy de regreso en la escuela ahora, pero
mi piel está hormigueando constantemente y se siente como si estuviera en el
borde de un mareo sin poder respirar, como si ese pánico pudiera alargar la mano
y agarrarme en cualquier segundo. Quiero ir a casa. Nunca quiero abandonar mi
habitación.
Sé que esta no es exactamente la misma situación que la suya, pero la peor
parte de todo esto es que no puedo terminar Monstrous Sea. Estaba tan cerca del
final y ahora la motivación se ha ido. Como un pozo seco. No sé cómo volver a
llenarlo y no sé si quiero, pero tengo que hacerlo. Existen tantas razones para
tener que acabarlo. No debería sentirme así, ¿no? No debería sentirme tan
atacada. Con esto lidian las figuras públicas. Tengo miedo de que haya algo malo
conmigo y no sé cómo arreglarlo. Tengo miedo de llegar a estar así para siempre.
Tengo tanto miedo, todo el tiempo.
No sé si puede ayudarme, o si incluso sabe de lo que estoy hablando, pero
eras la única persona que pude pensar que podría entender.
10:08 p.m.
MirkerLurker: Solo es que estoy
MirkerLurker: teniendo algunos problemas
MirkerLurker: con todo
10:10 p.m.
MirkerLurker: está bien
10:21 p.m.
MirkerLurker: Tengo que irme.
Capítulo 42
Me siento en mi auto al otro lado del Puente Wellhouse, mirando fijamente
a la Curva Wellhouse. Las palabras de Wallace resuenan en mi cabeza. Traen a la
superficie todos los post del foro, todos los correos, todos los mensajes de gente
que quiere saber quién soy, qué soy y cuándo voy a terminar Monstrous Sea. Estoy
sola aquí en el medio de la carretera, pero no se siente como si fuera así.
Las cintas gastadas por el clima atadas a la cruz en la cima de la Curva
Wellhouse están inmóviles. El cielo es de terciopelo negro, perforado por
estrellas.
Los neumáticos de los autos chirrían en la distancia. Me congelo, un rayo
en mis venas y temor enroscándose en mi pecho. Cualquier que ve un auto
detenido en la Curva Wellhouse sabrá lo que estoy haciendo aquí.
Un minuto pasa. La noche está silenciosa de nuevo.
Mi cuerpo llega a un acuerdo y el temor se desvanece, dejando solamente
esa tensión en mi estómago que no ha desaparecido completamente desde que
mi nombre fue revelado. No estoy bien. Sé que no estoy bien y que hay maneras
para que vuelva a estarlo, pero no puedo esperar tanto tiempo. No valdrá la pena
volver a estar bien, porque la gente todavía me odiará. Siempre seré la desilusión,
la chica rara, la villana de bajo nivel en las alcantarillas.
Todo funcionará mejor cuando me vaya, de todas maneras; no estaré cerca
para arruinar el tiempo de unión familiar, o molestar a Max y Emmy con mis
problemas, o recordarle a Wallace todo lo que pudo haber tenido.
Estoy tan cansada. Estoy cansada de la ansiedad que retuerce mi estómago
con tanta fuerza que no puedo mover el resto de mi cuerpo. Cansada de la
constante vigilancia. Cansada de querer hacer algo por mí misma, pero siempre
tomando el camino más fácil.
Pensé que este lo sería. Miro la Curva Wellhouse, y ésta me ignora como
ignora a todo el mundo. Cuando conduje por aquí hace una hora, parecía tan
conveniente. Providencial incluso. Tantas veces miré a la Curva Wellhouse y pensé
que podría ser lindo volar. Y aquí estaba, justo cuando lo necesitaba. Hace una
hora, cuando me detuve, pensé que sería una decisión fácil apoyar mi pie en el
acelerador y sostener el volante derecho. Pero solo pensar en ello: la velocidad,
la aceleración, la caída; no, no es nada fácil. Cualquiera que piense que es un
camino fácil no ha tenido que enfrentarlo.
Todo estará bien, digo para mí misma, entonces suelto una risita histérica.
Estoy pensando en suicidarme. Claro que no estará todo bien.
Entierro mi cabeza en mis brazos. Ya no lo sé. No lo sé, no lo sé, Dios, estoy
tan cansada. Extraño a Davy, y mi agradable cuarto silencioso donde nadie sale
lastimado y el perpetuo zumbido de mi computadora. Quiero estar allá.
Entonces tal vez debería irme. La idea mitiga los bordes de mí pánico.
Podría irme a casa. Solo por esta noche. Estoy más estresada sentada aquí de lo
que estaría en casa, de todas maneras, y no tengo que precipitarme con esto. Por
el momento, puedo dormir, y al menos esas son unas horas que no tengo que
pensar en nada.
Sí. Eso es lo que haré.
Bajo mis piernas y busco la palanca de cambios. Nunca quito mis ojos de
la Curva Wellhouse, como si fuese un dragón dormido que podría despertar y
atacarme. Hoy no, pienso en él y su bello monumento. No puedes tenerme hoy.
Las palabras envían un escalofrío por mis brazos. Hoy no.
Unos neumáticos crujen en el asfalto. Faros aparecen adelante, llegando de
la curva. Las luces me ciegan mientras busco a tientas el cinturón de mi asiento y
las llaves.
El otro auto se detiene en el medio de la curva, cerca del monumento. La
puerta del conductor se abre y una figura corpulenta y oscura sale tan rápido que
tropieza y se tiene que agarrar antes de golpear el pavimento. Corre a través de
mis faros: Wallace, moviéndose lo más rápido que lo he visto moverse antes, y se
detiene y casi arranca mi espejo lateral.
Revisa el interior. Nuestros ojos se encuentran. Golpea la ventana.
—¡SAL DEL AUTO!
No me espera. Abre la puerta, empuja a un lado mi cinturón a medio poner
y me alza como si fuera tan pesada como una bolsa de hojas. Me deposita sobre
mis pies afuera y de inmediato me suelta.
—Deberías haber estado en casa ya. No respondías tu teléfono. —Su voz
sale rasposa con cada respiración brusca. Ojos amplios, rostro ruborizado—.
¿Por qué no respondías tu teléfono?
—Lo apagué. Voy a casa ahora. —No tengo que decirle toda la verdad. Ya
la sabe. La veo en sus ojos mientras estos se llenan de lágrimas.
Entonces soy aplastada en sus brazos. Se ha olvidado lo grande que es; me
inclino hacia atrás para encajar en la curva de su torso, el aliento siendo exprimido
de mí, hormigueos propagándose desde la coronilla de mi cabeza hasta las
plantas de mis pies por lo agradable que es ser abrazada.
No me muevo. No puedo, de todos modos.
—Estabas enojado. —Mi voz no sale mucho más fuerte que un susurro.
—Jesús, Eliza, no. —No retrocede para decirlo, pero sus brazos se
aprietan. Su voz se rompe una y otra vez, en sucesión. Todo su cuerpo se
estremece—. No, no me importa nada de eso. ¿Viniste aquí por mi culpa? Fui un
idiota. Debí ver… vi lo que estaba pasando, pero no… ni siquiera intenté ayudar,
fui tan estúpido y me concentré en lo que quería… —Sorbe las lágrimas, con
fuerza, su voz rota y alta—. Por favor, no. Por favor. No puedo perder a nadie más
en esta estúpida curva.
Entonces comprendo lo que estaba a punto de hacer, y lo que eso le habría
hecho a Wallace, y comienzo a llorar también.
Lo terrible que hubiese sido si efectivamente hubiera hecho lo que
pensaba. Lo terrible que es que me descubriera aquí, pensando en ello.
—Lo siento. —Las palabras salen entremezcladas con hipo—. Yo no… no
tuve la intención… no pensé. No estaba pensando. No debí… no aquí.
—No, no. —Me agarra por la nuca. Sus dedos son fuertes y tranquilizantes,
evitando que yo ponga distancia entre los dos—. Me alegra que estés viva. Eso es
todo. No eres una mala persona. Por favor, no pienses eso.
—Pero te mentí. Y la transcripción es importante. —Mis manos se arrastran
por sus costados, alrededor de su espalda, a sus hombros—. Escribir, universidad
y hacer lo que amas. Eso es importante.
Me aprieta, con fuerza. Caemos contra mi auto y nos desplomamos hasta
el suelo.
—No tan importante como tu vida. —Vuelve a sorber, fuerte, luego se
reclina y me deja ir. Me muevo hacia él, luego me obligo a sentarme también.
Wallace usar el cuello de su camiseta para limpiarse el rostro—. Maldita sea, voy
a sacarme los ojos, estoy temblando con tanta fuerza.
Me rio, solo un poco, porque aunque todavía me siento como una persona
de mierda e incluso una amiga peor, estoy temblando también. Es un constante
temblor por los nervios estando tan tensos por tanto tiempo, y esto irradia desde
la base de mi cráneo a través del resto de mi cuerpo.
—¿De verdad ibas a ir a tu casa? —pregunta.
—Sí.
—Por favor, no regreses aquí.
Asiento. No quiero. No lo haré.
Wallace toma mi mano y la sostiene con las suyas contra su estómago.
Cierra los ojos. Sus palmas están ásperas de cuando cayó sobre el pavimento.
—Tenía tanto miedo.
—Lo sé. Lo siento.
—También lo siento. —Wallace intimida cuando se sienta con su cabeza
inclinada así, y sus manos empequeñecen las mías. Manos grandes, muñecas
grandes brazos grandes. Cada parte de él se estremece con culpa, y también cada
parte de mí. No hay correctos y equivocado entre nosotros ya. Al menos, espero
que no los haya.
—Wallace.
Alza la mirada.
—Quiero ser feliz —digo.
—Yo también —dice.
Nos sentamos en silencio por varios largos minutos, hasta que ambos
dejamos de temblar. Me pongo de pie y lo llevo conmigo, pero con su peso es
más como si me estuviera inclinando en el aire hasta que se levanta. Me vuelve a
abrazar, más suave esta vez.
Me observa subirme al auto y dirigirme a casa. Despierto cuando Sully me
lanza un sobre en la cara.
La luz del sol fluye a través de la ventana de mi habitación. Davy está
acostado a mis pies. Sully deja la puerta abierta, dejando entrar los sonidos de
mamá, papá y Church moviéndose abajo. En el frente del sobre está mi dirección,
y una dirección de retorno que solo es un P.O. BOX sin nombre. La letra es fluida
en tinta gruesa. Abro la solapa y saco una nota escrita en un grueso pergamino.
Sé de quién será la firma en la parte inferior antes de que mis ojos lleguen
allí, pero no lo hace menos increíble.
Querida Eliza,
Muchas gracias por tu carta. No escribo cartas a menudo, y ha pasado un
tiempo desde que me he escrito con alguien fuera del radio de cinco kilómetros
de mi casa, así que discúlpame si algo de esto te resulta extraño.
Debería empezar diciendo que no eres patética. No te conozco, sin
embargo sé que de ninguna manera eres patética. La mayoría de la gente no lo es,
y solamente piensan que lo son. Quedarte inconsciente por una mesa de cafetería
no te hace patética. (Aunque estoy segura que no pudo hacerte sentir bien).
Estar expuesta al público sin dudas es lo bastante difícil sin también estar
en la secundaria. Y siendo una adolescente, nada menos. Fui una adolescente en
la secundaria una vez, y no la recuerdo cariñosamente. Mi hermana amaba la
secundaria. Yo no tuve su habilidad para manejarme con los deberes,
extracurriculares y círculos sociales, a menudo todos a la vez. No obstante, nunca
la envidié por esto, porque yo fui capaz de escapar con mi escritura.
Siento que este puede que no sea el caso para ti. Mi popularidad no vino
hasta más tarde en la vida, cuando estaba bien asentada y no había pensado en
la escuela por muchos años. La tuya ha estado contigo todo este tiempo; por lo
que he recabado en los pocos artículos que me han remitido a ti, has estado
trabajando en esta historia la mayoría de tu tiempo en la secundaria. No puedo
imaginar lo que debe haber sido mantener ese secreto mientras compartías esta
parte de tu corazón con tanta gente.
Crear arte es una tarea solitaria, razón por la cual nosotros los introvertidos
disfrutamos de ella, pero cuando tenemos fanáticos sobre nosotros, se convierte
una soledad distinta. Nos volvemos animales enjaulados vistos por los visitantes
del zoológico, y esperan que actuemos para que la multitud no se aburra o enoje.
A veces lo hacemos bien, y la jaula se siente más como un pedestal.
Espero no haberte espantado con esta metáfora del zoológico. No
esperaba que resultara tan resentida como lo hizo. Esta es parte de la razón por
la que nunca terminé Children of Hypnos, en ese tiempo sentí como si mi escritura
estuviera experimentando un cambio, y temí que el quinto y final libro no sonara
como los demás. Tenía miedo de que los fanáticos lo notaran y lo odiaran. Tenía
miedo de que nunca comprarían otro de mis libros. Eso fue básicamente lo que
me detuvo a seguir: miedo. El miedo se llevó mi motivación y amor por la historia.
Creo que lo que tienes que preguntarte es, si realmente quieres acabar lo
que empezaste, ¿por qué te detuviste? ¿Fue miedo? ¿Pura apatía? ¿O algo más?
Me temo que no puedo responder esta pregunta por ti, pero puedo decirte que
si se debe a algo dentro de ti, si no hay alguien en el mundo físico sosteniendo
un cuchillo en tu garganta y amenazándote de muerte si no sigues escribiendo,
entonces puedes resolverlo. Sea lo que sea, pasará. Mi miedo a la reacción por el
quinto libro de Children of Hypnos se ha ido hace ya varios años, y cada pocas
semanas mi interés en él se reaviva. La pequeña llama en mi pecho parpadea por
unas horas, esperando por más leña. Si lo alimento, el interés sigue. Si la privo de
alimento, el interés disminuye.
Si quieres que la motivación regrese, debes alimentarla. Aliméntalo todo.
Libros, televisión, películas, pinturas, obras de teatro, experiencias de la vida real.
A veces alimentarlo simplemente significa trabajar, trabajar a través de la no
motivación, trabajar incluso cuando lo odias.
Creamos arte por muchas razones, riqueza, fama, amor, admiración, pero
encuentro que la única cosa que produce los mejores resultados es el deseo.
Cuando deseas aquello que estás creando, la belleza de esta brillará, incluso si
los detalles no están del todo en orden. El deseo es el combustible de los
creadores, y cuando tenemos eso, la motivación vendrá a su tiempo.
Perdí el deseo de crear Children of Hypnos. Podría hacerlo todavía; podría
escribir el libro final. Pero no sería tan bueno como lo fue una vez, mis fanáticos
no estarían contentos con él, y sentiría que los decepcioné a ellos y a mí misma.
Preferiría que especularan incesantemente sobre el final a tener un pobre final
que no se merecían. Más importante aún, un pobre final que yo no merecía: la yo
más joven que creó esta historia originalmente, que tenía un amor por la misma
que apenas estoy comenzando a recobrar.
Espero que no pierdas tu deseo de crear Monstrous Sea. Parece una
maravillosa historia.
Mucha esperanza,
Olivia Kane
PD: A decir verdad, no me molesta responder esta pregunta. Children of
Hypnos puede que no tenga un final que sus fanáticos puedan leer, pero tuve uno
en mente mientras lo escribía. Creo que siempre lo tenemos, en alguna parte en
nuestras cabezas, incluso si no los consideramos seriamente. Como la vida, lo que
da a una historia su significado es el hecho de que termina. Nuestras historias
tienen vida propia, y depende de nosotros hacerlas significar algo.
Mensaje Privado Monstrous Sea
LadyConstellation **
Administradora
EDAD: 18
UBICACIÓN: Indiana
INTERESES: Dibujar. Pasear a mi perro. Huevos. (También, todavía montar
monstruos marinos).
NOVEDADES
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25 Aug 2017
Ve allí. Lee esto. Agradéceme luego.
monstroussea.com
Epílogo
Les muestro a Max y Emmy las páginas antes de subirlas, por supuesto. No
soy por completo una amiga terrible. Max exige que las suba de inmediato. Emmy
está delirando tanto por el final como para decirme que no haga más que volar
hasta California con un galón de helado y la abrace.
No miro los comentarios. No voy a los foros. No quiero ver lo que la gente
está diciendo sobre mí o mi historia. No estoy lista para eso aún, pero estoy lista
para que esto termine.
Max y Emmy vigilan todas las discusiones, y Wallace me reporta sobre el
estado de los fanáticos.
—Van a volverse locos —me dice la noche que las páginas son subidas.
Tengo su conversación por cámara en una ventana y el buscaminas abierto en
otra. Mira hacia un lado, haciendo clic a través de los foros de Monstrous Sea.
Detrás de él hay una pequeña habitación, una cama alta con el escritorio de su
compañero de cuarto debajo de esta, y una televisión colocada precariamente
encima de una cómoda cubierta con fideos ramen y cajas de cereales abiertas.
Me gustaría culpar del desastre en su cuarto a su compañero, pero si es comida,
probablemente sea de Wallace.
—La mayoría de la gente lo está leyendo todos los días. Mucho más que
nunca antes en el fandom. Y la gente que escribió artículos sobre tu identidad por
mayo; están hablando de esto ahora. Que el comic está regresando, que es su
final. Es algo, Eliza. Leer Monstrous Sea es lo que hace la gente. No solamente la
gente a la que le gustan los comics sino… sino todo el mundo. Está por todo el
internet.
Despejo una esquina del Buscaminas.
—Imagina lo que van a hacer cuando escuchen de tu transcripción.
Wallace sonríe.
—Mi editora dice que vamos viento en popa para tener copias anticipadas
del primer libro listo antes de la convención. —Comienza a hacer clic a través de
algo en su pantalla—. Esto es lo que dijo: “Tus capítulos ya estaban tan limpios,
que las ediciones serán bastante ligeras”. Y sigue preguntándome si creo que voy
a tener tiempo para hacer mis ediciones con toda mi tarea. —Su sonrisa crece—
. Como si mis profesores pudieran asignarme suficiente tarea como para
mantenerme alejado de esto.
—Si lo hacen, conozco a alguna gente que podría estar dispuesta a ayudar
con eso.
—Espero que no estés hablando de que alguien haga mi tarea.
—¿No escuchaste? Soy famosa. Puedo hacer lo que quiera.
Wallace ríe.
—¿Quién es famosa? —El compañero de Wallace, Tyler, entra en el cuarto
detrás de Wallace llevando una canasta de ropa sucia. Wallace explica
rápidamente la conversación; cuando menciona Monstrous Sea, Tyler se agacha
ante la vista de la cámara web.
—¿Tú inventaste Monstrous Sea? —Entonces vuelve a mirar a Wallace—.
¿Tu novia inventó Monstrous Sea?
—Su nombre es Eliza —dice Wallace.
—Tienes que estar bromeando. —Tyler deja caer el cesto de ropa sucia y
sale corriendo del cuarto. Un minuto después, regresa con una multitud de
estudiantes universitarios charlando sobre Monstrous Sea.
Wallace los maneja bien. Los bloquea de la computadora al principio,
dejándolos trabajar en sus preguntas preliminares, y luego, los deja verme. Me
deja verlos.
No son monstruos. Son personas. Nos saludamos, son amables y quieren
saber cómo se siente ser yo.
—Mucho mejor de lo que solía —digo.
Creo que esto saldrá bien. Creo que será extraño, y probablemente dé
miedo, y creo que habrá veces todavía donde piense que soy la peor persona del
planeta. Pero creo que también me amaré y a lo que he hecho, y sabré sin duda
alguna que esas son dos cosas separadas.
Soy Eliza Mirk, hija, hermana y amiga.
Soy Eliza Mirk, madre de un fandom.
Soy Eliza Mirk.
Sobre la Autora
Francesca Zappia vive en el centro de Indiana.
Cuando no está escribiendo, está dibujando sus
personajes, leyendo o jugando videojuegos. También es
autora de Made You Up y la favorita de Eliza Mirk, The
Children of Hypnos, una novela en serie quincenal
publicada en Tumblr y Wattpad.
Créditos
Moderación y Traducción
Flochi
Diseño
Genevieve