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INTERPRETACIONES DEL MITO

Platón pide que nos imaginemos una caverna subterránea que tiene una abertura por la que
penetra la luz. En esta caverna viven unos seres humanos, con las piernas y los cuellos sujetos
por cadenas desde la infancia, de tal modo que ven la pared del fondo de la fruta y nunca han
visto la luz del sol. Por encima de ellos y a sus espaldas, o sea, entre los prisioneros y la boca
de la caverna, hay una hoguera (la luz de un fuego), y entre ellos y el fuego cruza un camino
algo elevado y hay un muro de cierta altura, que hace de pantalla. Por el camino elevado pasan
hombres llevando estatuas, representaciones de animales y otros objetos, de manera que
estas cosas aparecen por encima del borde de la pared o pantalla. Los prisioneros, de cara al
fondo de la cueva, no pueden verse ellos entre sí, ni tampoco pueden ver los objetos que a sus
espaldas son transportados: sólo ven las sombras de ellos mismos y las de esos objetos,
sombras que aparecen reflejadas en la pared a la que miran. Únicamente ven sombras. <Esta
primera descripción de la escena se corresponde a lo expuesto por Platón en 514a-515c.>

Posteriormente, Platón nos propone que imaginemos lo que le pasaría a uno de estos
prisioneros si fuera liberado de sus cadenas y se le dijese que contemplara las realidades de
aquello cuyas sombras había visto anteriormente. El resultado sería que quedaría cegado por
el fulgor de la luz y se figuraría que las sombras eran mucho más reales que los objetos
materiales que proyectaban dichas sombras. Sin embargo, si se acostumbrara poco a poco a la
luz, después de un tiempo sería capaz de mirar los objetos concretos y sensibles, de los que
antes sólo había visto las sombras. Por otro lado, si perseverase y saliese de la cueva a la luz
del sol, vería el mundo de los objetos iluminados por el sol, y, finalmente aunque sólo mediante
un gran esfuerzo, se capacitaría para ver el sol mismo. <Esta segunda descripción de la
escena se corresponde a lo expuesto por Platón en cap. II, 515c-516c.>

A partir de este momento, Platón nos invita a imaginar lo que le ocurriría al prisionero liberado,
que después de haber subido a la luz del sol, volviese de nuevo al interior de la caverna. Sería
incapaz de ver bien, a causa de la oscuridad (se le llenarían los ojos de tinieblas por dejar
súbitamente la luz del sol) y con ello se hará “ridículo”; mientras que si tratase de liberar a algún
otro y de guiarle hacia la luz, los prisioneros, que aman la oscuridad, darían muerte a tal
importuno si pudiesen cogerlo. <Esta tercera descripción de la escena se corresponde a lo
expuesto por Platón en cap. II, 516c-517a.>

Dirección hermenéutica facilitada por Platón (cap. III) .

En el capítulo III, Platón nos facilita la clave interpretativa de los símbolos de la alegoría. Antes
de entrar en este capítulo, sería conveniente que tuviésemos claramente identificados los
elementos, topología, personas, planos y acción propios de la escena-imagen que Platón
somete a su consideración. Una progresiva clasificación de los mismos permitirá identificar las
POSIBLES LECTURAS del texto platónico.

En primer lugar, tenemos el escenario del mito, su narración se encuentra al comienzo del libro
VII de la República (aproximadamente 514a-515c). Pero a continuación del escenario comienza
también el rodaje. Los planos de este rodaje lo constituyen: un prisionero que escapa, la
dificultad de la ascensión hacia la luz, el dolor de los ojos acostumbrados a la oscuridad, el
asombro de ir descubriendo el montaje de la caverna, los deseos de volver al punto de partida,
tan cómodo en el fondo, la duda de si es mejor la luz cegadora y dolorosa que la apacible
oscuridad, el deslumbramiento y la imposibilidad de ver, una vez salido de la caverna y
enfrentado con el sol que ilumina árboles y montañas y casas: los recuerdos de su prisión, la
felicidad, el regreso, la discusión con los que no lograron liberarse, la muerte.

El alto NIVEL SIMBÓLICO de este pasaje salta a la vista: la caverna, los prisioneros, la luz de
un fuego, el camino con el tabique, los portadores, los objetos transportados, los liberados, la
salida de la caverna, la adaptación de la ascensión, la llegada a la luz del sol, el retorno a la
caverna,... Esta simbología de carácter alegórico invita a la INTERPRETACIÓN, con el fin de
dar sentido a cada uno de los símbolos anteriormente citados.
Esta invitación a interpretar queda patente al inicio del Libro VII de la República cuando se
afirma: “compara con la siguiente escena el estado en que con respecto a la educación o la
falta de ella se halla nuestra Naturaleza” (aunque aquí la clave interpretativa se dirige a una
lectura epistemológica y paidéutica, no se agotan aquí las propuestas interpretativas. El
resultado de esta comparación nos conducirá a comprender la gran semejanza que existe entre
el mito descrito por Platón y la Naturaleza humana. A tal efecto, cuando Sócrates acaba de
exponer las primeras líneas del mito, es sorprendido por Glaucón cuando éste afirma: “¡qué
extraña escena describes y qué extraños prisioneros”. A lo que Sócrates responde “iguales que
nosotros ...”.

Así pues, en la búsqueda interpretativa que iniciamos hemos de ver en qué consiste esa
semejanza (igualdad) entre la escena-imagen descrita en el mito y la naturaleza humana.

El alto nivel simbólico del que hemos hablado anteriormente ha dado lugar a MÚLTIPLES
INTERPRETACIONES. El profesor Emilio Lledó en su libro LA MEMORIA DEL LOGOS, nos
propone diversas interpretaciones, del conjunto de todas ellas, nos centraremos sólo en las
siguientes:

LECTURA EPISTEMOLÓGICA (interpretación desde la teoría del conocimiento)


LECTURA ONTOLÓGICA (interpretación desde la teoría de la realidad)
LECTURA ANTROPOLÓGICA (interpretación desde la teoría del hombre)
LECTURA PEDAGÓGICA (interpretación desde la teoría de la educación)
LECTURA ÉTICO-POLÍTICA.

Pasemos al análisis de cada una de ellas.

LECTURA EPISTEMOLÓGICA.

Esta interpretación se basa en la comparación del presente pasaje (Mito de la Caverna), con el
pasaje del Símil de la Línea dividida, tratado al final del Libro VI de la República (510a-511e).
Es fácil entrever una comparación entre las partes en que queda dividido el segmento y las
partes en que Platón divide la escena de la caverna.

Analicemos en primer lugar, el pasaje del símil de la línea dividida. En este pasaje Platón
expone, sirviéndose del famoso símil de la línea dividida, los fundamentos de su concepción
epistemológica. Platón nos propone que tomemos una línea y la cortemos en dos segmentos, y
que a su vez, cada uno de estos dos segmentos los volvamos a dividir. El resultado de estas
divisiones es, en primer lugar, las dos grandes secciones del conocimiento que corresponden
una a lo “visible” (sensible) y la otra a lo “inteligible” (eidético).

En segundo lugar, después de volver a dividir cada una de estas secciones, obtenemos cuatro
subsecciones que quieren representaren orden creciente la “claridad” o “verdad”. Esas cuatro
subsecciones representan por una parte GRADOS EPISTEMOLÓGICOS (tipos de objetos que
corresponden a cada grado de conocimiento). A su vez a cada grado ontológico y
epistemológico le corresponderá un determinado tipo de Ciencia. Así, la imaginación –grado
inferior- se alimenta de los objetos sensibles percibidos por la creencia y estudiados por la
Física (que para Platón no tiene la categoría de ciencia (episteme), pues versa sobre objetos
móviles). Por otro lado, al conocimiento discursivo, que versa sobre las entidades matemáticas,
le corresponderá como ciencia la Matemática. Y por último, el conocimiento científico que versa
sobre las ideas, le corresponderá la más superior de todas las ciencias, la Dialéctica.

Caracterizaremos a continuación cada una de estas partes y señalaremos sus relaciones y


diferencias.

Platón distingue dos campos principales en el proceso que va de la ignorancia a la ciencia: la


DOXA y la EPISTEME.

La DOXA u opinión se entiende como un tipo de conocimiento superficial, parcial y limitado,


vinculado a la percepción sensible de manera primaria e ingenua. Se trata de un conocimiento
fenoménico (de lo que se manifiesta a los sentidos) y, en consecuencia, engañoso e incluso
falso (pseudoconocimiento). Para Platón este tipo de conocimiento constituye un conocimiento
inferior, empírico, característico de gente no instruida.

La EPISTEME o conocimiento auténtico, científico (no en el sentido actual del término). Es un


tipo de saber que versa sobre la auténtica realidad y reúne las siguientes características:

es OBJETIVO, porque depende de la auténtica realidad (inteligible) y no de la limitada


información sensible;
es NECESARIO, porque pretende llegar hasta las causas y fundamentos últimos de las cosas;
es SISTEMÁTICO, porque estaba organizado de acuerdo con parámetros lógicos y
absolutamente racionales.

Tal saber no era el resultado de una mera acumulación sin orden ni concierto. En
consecuencia, era un conocimiento pleno, “total”, nunca fragmentario (especializado) ni parcial.

Dentro de la DOXA, Platón distingue dos niveles.

primer nivel: la EIKASIA o conjetura. Es el estado más ínfimo de conocimiento, basado


únicamente en metáforas y analogías, en informaciones que e creen verdaderas sin verificación
o juicio crítico alguno. El tipo de objetos conocidos en este estado mental no tienen entidad
ontológica por sí mismos, para existir, necesitan de los originales cósicos materiales de los
cuales son simples “copias”, “sombras” o “reflejos”. EIKONES en el decir de Platón. Así pues, la
Eikasia es el estado mental en el que se tiene un conocimiento de imágenes. Platón rechaza la
validez de este conocimiento;
segundo nivel: la PISTIS o creencia. Es un estado superior a la Eikasia, pero es todavía un
conocimiento dóxico (pseudoconocimiento) basado en la engañosa información empírica de los
sentidos acerca de las imágenes que creemos reales y exteriores a nosotros de “los animales,
todas las plantas y todo el géneros de cosas fabricadas” (510a). Así pues, la PISTIS es el
estado mental en el que se tienen fundamentos para “confiar”, se tiene el fundamento porque
es el objeto mismo original el que se nos presenta. Ahora bien, ese conocimiento fiable de las
entidades reales del mundo fenoménico lo es en tanto que objetos sensibles. Hay un texto del
Gorgias que resulta interesante, porque en él Platón alude a la distinción entre Ciencia y
Creencia. La Ciencia y la Creencia no se diferencias por el grado de certeza subjetiva que
poseen: quien las posee está convencido de la verdad. Pero objetivamente la certeza de la
Ciencia se funda en la verdad del Objeto y éste se conoce mediante la Dialéctica; en cambio en
la pistis la verdad objetiva falta y, por ello, la certeza sólo puede estar suscitada por un
mecanismo de persuasión: la RETÓRICA. La creencia requiere persuasión, la Ciencia muestra
por sí misma la verdad del objeto. La síntesis d este texto del “Gorgias” es que hay un
fundamento distinto para ciencia y creencia.

Dentro de la EPISTEME, Platón vuelve a distinguir dos subsecciones o niveles.

-Primer nivel.- La DIANOIA Pensamiento racional o discursivo. Es el tipo de conocimiento "más


claro que la doxá, pero más oscuro que la NOESIS".
La DIANOIA, corresponde al estado mental en el que tenemos que usar las hipótesis como si
fueran principios. Platón parece reconocer que para llegar a la NOESIS o Ciencia absoluta, hay
que pasar antes por la DIANOIA. En la Noesis las hipótesis se tomarán como tales hipótesis, es
decir como supuestos que hay que cancelar, o como pasos empleados para llegar a un termino
que no es ya hipotético. Por el contrario en el nivel de la DIANOIA, se parten de ciertas
hipótesis "procediendo igual que si las conocieran, y no se creen ya en el deber de dar ninguna
explicación ni a sí mismos ni a los demás con respecto a lo que consideran como evidente para
todos, y de ahí es de donde parten las sucesivas y consecuentes deducciones que les llevan
finalmente a aquello cuya investigación se proponían" (510 c-d). Así pues, más concretamente,
la DIANOIA, es un proceso hipotético-deductivo que a partir de axiomas deriva verdades
particulares. En este proceso se emplean objetos físicos del mundo fenoménico o copias
mentales de los mismos como representaciones o imágenes de los objetos eidéticos que se
investigan. Según Platón los geómetras inventan libremente las premisas o axiomas que les
resultan útiles en la deducción de las verdades que intentan demostrar. En función de los
teoremas se establecen los axiomas de una manera no-demostrada, en este sentido son
supuestos, su verdad es supuesta, por ello dice Platón que las premisas son hipótesis, están
puestas "debajo de" al proceso deductivo pero también suspendidas en el aire, sin
demostración. Y en esto está el fallo del método, no tanto en servirse de las hipótesis como en
tomarlas como principios que no necesitan fundamentación. Al darse fundamentados de por sí,
dejan todo el proceso deductivo en el aire. Para Platón, el matemático, hace el camino de
descenso, de deducción desde las hipótesis a los teoremas, pero le falta el camino ascendente
desde las hipótesis hasta los primeros principios. Y este es el camino que le corresponde a la
dialéctica ascendente.
David Ross en su libro Teoria de las ideas de Platón, p. 69, señala los caracteres definitorios de
este tipo de saber:
-En primer lugar, su carácter meramente hipotético, sin fundamentación última. Tanto la
aritmética como la geometría -dice Platón- dan por supuestos "los números pares e impares,
las figuras y las tres clases de ángulos y todas las cosas emparentadas con éstas según sus
disciplinas" (510 c).
-En segundo lugar, su carácter demostrativo: el matemático práctico no se interesa por los
fundamentos de su ciencia, no le interesa la naturaleza última del número (aritmética) o del
espacio (geometría), sino averiguar las conclusiones que se siguen demostrativamente de los
supuestos analizados.
-En tercer lugar, el uso de símbolos y "figuras visibles" en sus razonamientos, "pero no
pensando en ellas mismas sino en aquello a que ellas se parecen " 510 d-e ... 511 a.
-Segundo nivel.- La NOESIS o conocimiento intuitivo intelectual, intelección. Es el grado más
alto del conocimiento, de máxima claridad, que considera a las Ideas en sí mismas, y de las
cuales alcanza una visión intelectiva directa e inmediata (intuitiva) basándose únicamente en el
discurso racional mismo (dialéctica filosófica). Así pues, la Noesis es la visión intelectual de los
primeros principios, y esos son los inteligibles puros, a partir de la cual visión se deducen todas
las restantes verdades sin necesidad de recurrir ya a representaciones o imágenes de ningún
tipo sino tan sólo a "las ideas tomadas en sí mismas, pasando de una a otra y terminando en
las ideas" (511 c). La Dialéctica es el método que permite remontarse desde las hipótesis a los
principios en sentido ascendente. Mientras la DIANOIA se corresponde con el estado
epistemológico de las disciplinas matemáticas, la NOESIS, sería el estado epistemológico
correspondiente a la disciplina filosófica por excelencia, la DIALECTICA.

De todo este análisis se concluye que DOXA (opinión) y EPISTEME (ciencia) constituyen todo
el campo del conocimiento humano para Platón. La opinión posee como campo propio el
conocimiento sensible, que inserta a la EIKASIA y la PISTIS. Mientras que la Ciencia posee
como campo propio el conocimiento recional, que inserta a la DIANOIA y la NOESIS. Para
Platón el conocimiento no es la percepción sensible, puesto que el verdadero conocimiento
tiene que ser infalible y que tener por objeto lo que "es". Sócrates ya determinó que la
percepción sensible no es todo el conocimiento y que ni aún dentro de su propia esfera la
percepción es conocimiento. La percepción no es todo el conocimiento porque mucho de lo que
sabemos a cerca de los objetos es gracias a la reflexión intelectual y no meramente a la
percepción. Por ejemplo los razonamientos matemáticos no se pueden aprender por los
sentidos. Para Platón, la percepción sensible no es ni siquiera conocimiento porque los objetos
sensibles no son los objetos propios del conocimiento ni pueden serlo, porque sólo hay
conocimiento de lo que "ES", de lo estable, de lo constante y de los objetos sensibles no puede
decirse que sean sino que devienen, que cambian.
El conocimiento tiene que ser infalible y de lo que verdaderamente "ES", el conocimiento no se
halla en la percepción sensible de objetos particulares porque estos están siempre cambiando
y el objeto del verdadero conocimiento debe de ser estable y permanente, tal cual es la
definición universal. Los juicios que pueden alcanzar el conocimiento verdadero son aquellos
que versan sobre conceptos universales. El conocimiento de lo universal será el conocimiento
más elevado, mientras que el "conocimiento" de lo particular sensible será el grado más bajo
de conocer. Esta teoría gnoseológica tiene como conclusión que la naturaleza exterior, el
mundo sensible no es la verdadera realidad, sino una copia más o menos irreal del mundo
inteligible. Con su método gnoseológico Platón dañó mucho el progreso de la ciencia. La teoría
de las Ideas impidió el progreso de la ciencia porque supuso el rechazo del método
experimental. La Idea es perfecta es perfecta e inmutable, es lo que existe. Los sentidos dan
una imagen falsa de la realidad. Platón, al igual que Parménides, consideró que los sentidos no
pueden proporcionar conocimiento. En 1690, Locke publicaba su ENSAYO SOBRE EL
ENTENDIMIENTO HUMANO, donde mantenía que todo conocimiento humano era en último
extremo empírico, procedente de la experiencia, rechazando a su vez el innatismo de las ideas
platónicas. Para Locke, la idea era un contenido mental elaborado a partir de los sentidos. Por
ejemplo, la idea de la belleza depende de los sentidos, pues no podremos formarla si antes no
hemos experimentado cosas bellas. Recoge así la teoría aristotélica que admitía que no había
nada en la mente que antes no hubiera pasado por los sentidos. Locke y Platón están en
desacuerdo en cuanto al método para adquirir conocimiento. Locke apela a la experiencia
coordinada por la razón, Platón apela a la razón, considerando a los sentidos como inútiles
para el conocimiento. El que los puntos de vista de Platón sean hoy insostenibles se debe en
parte a Locke. Sin embargo, no hay que juzgar a Platón sin recordar la indicación de
Collingwood. Hay primero que averiguar que es lo que intentaba hacer Platón. Éste no se
interesaba por el conocimiento de los sentidos, sino por la ESENCIA interna de las cosas,
hablando de estas esencias dice Sócrates en el Fedón: "·¿Habeis visto algun con vuestros
ojos?, ¿Habeis tenido noticias de ellas, por alguno de vuestros sentidos?". La respuesta será
negativa, por ello, sabiendo cual era el objetivo de Platón, es natural ver como rechazó el
empirismo (doctrina epistemológica que admite que el origen del conocimiento humano reside
en la experiencia y en la observación del mundo sensible). A partir de 1690, la filosofía se
dividió en empirista (corriente británica) e idealista (corriente continental). Ejemplos de esta
última línea continuadora de la tradición platónica son Descartes (s. XVII) y Hegel (s. XIX). Para
este último, la IDEA es el universal concreto, culminando en el siglo XIX el idealismo platónico.

Al inicio de la exposición de la LECTURA EPISTEMOLÓGICA, señalábamos la facilidad de


entrever una correspondencia entre las partes en que queda dividido el segmento y las partes
en que Platón divide la escena de la caverna. Pasemos pues, a establecer dicha
correspondencia.

La DOXA (primero y segundo nivel del símil de la línea) estaría representada por la casi
totalidad del interior de la caverna, exceptuando tal vez el espacio que queda entre el fuego de
la hoguera y la subida hacia la salida exterior, lo cual implicaría ya una renuncia al mundo de
oscuridad y una intención de acceso hacia la auténtica realidad. De esta manera podemos
entender que Platón nos diga que "esta imagen hay que aplicarla toda ella a lo que antes
hemos dicho, comparando la región revelada por la vista a la vivienda prisión y la luz del fuego
a la luz del sol" (517b).

La EIKASIA (primer nivel) queda representada por los prisioneros encadenados tras el muro y
obligados a mirar las sombras reflejadas en el fondo de la caverna, "tales hombres sólo
considerarían real y verdadero las sombras de los objetos fabricados" (515c). Estos prisioneros
representan para Platón a la mayoría de la humanidad, sumida en la más profunda ignorancia y
en el error. Su opinión sobre el mundo está deformada por sus propias pasiones y prejuicios,
aceptando lo que se les dice o se les muestra de manera pasiva y acrítica.

La PISTIS (segundo nivel) está simbolizada por aquellos hombres que se encuentran al otro
lado del muro, los que transportan los objetos fabricados, que se reflejan en la pared del fondo
de la caverna. Parece que Platón está denunciando a aquellos que creen únicamente en la
realidad obvia que se muestra empíricamente a los sentidos y que además convencen a los
demás -queriendo o sin querer- de que ésa es la auténtica realidad. Estos transportistas
parecen ser una alusión a los sofistas y al uso deformador y engañador de sus enseñanzas y
de su lenguaje. Visto así, el lenguaje, lejos de ser un vehículo de comunicación, se convierte en
un "muro" detrás del cual se esconde el engaño y los intereses de aquellos que lo utilizan para
manejar a las masas ignorantes.

La EPISTEME (tercer y cuarto nivel del símil de la línea). Parece ser que Platón identifica la
parte inferior de la línea -el segmento de lo visible- con la escena del interior de la caverna.
Mientras que el segmento que representa lo inteligible se puede relacionar con el símil de la
caverna con la subida al exterior (después de la hoguera) y el mundo externo mismo.

La DIANOIA: este grado de conocimiento aparece representado en el mito de la caverna como


una transición, como un ascenso al auténtico saber. Así dice Platón: "en cuanto a la subida a la
región superior y a la visión de las cosas de ésta, si reconoces ... el ascenso del alma al mundo
inteligible, no errarás según yo espero" (517b).
Así, esta transición cumple el papel de "adaptación de la mirada", o lo que es lo mismo,
preparar al intelecto para que pueda acceder y comprender la auténtica realidad. Esta
transición o preparación al auténtico saber lo cumplirán las disciplinas de la Dianoia (aritmética,
geometría, astronomía y música), a través de las cuales tiene que ir ascendiendo el alma
progresivamente hasta llegar al grado del saber (la NOESIS). De la misma manera, el
prisionero liberado, no conforme con la luz del fuego del interior de la caverna, tiene que hacer
un ascenso por la "dura y escarpada" subida al mundo interior, que representa la auténtica
realidad, alcanzando el auténtico estado de sabiduría cuando se pueda contemplar
directamente la luz del sol, que representa simbólicamente la idea del Bien.

Así como el aritmético y el geómetra (y en general las disciplinas de la Dianoia) se sirven de


imágenes sensibles para hablar de lo puramente inteligible (510 d-e), de la misma manera, al
"liberado", una vez ya en el exterior, "le haría falta acostumbrarse ... en un primer momento
vería con más facilidad las sombras, y luego las imágenes de las sombras y de todas las
demás cosas reflejadas en las aguas, y después las cosas mismas. A continuación los objetos
del cielo y el cielo mismo los contemplaría más fácilmente por la noche... más bien que de día,
en el sol y a la luz" (516a-b). Así pues, en este ascenso desde el interior al exterior y la
consiguiente adaptación a la nueva realidad vemos simbolizado en la escena de la caverna el
tercer segmento del símil de la línea que representa el tercer grado de conocimiento en la
epistemología de Platón, esto es, la DIANOIA.

La NOESIS es el cuarto y más alto grado de conocimiento. Está representado en el símil de la


línea por el cuarto segmento (segundo de lo "inteligible") y en la escena de la caverna se refiere
a la última fase. En este último nivel, la vista se dirige, ya en el exterior, hasta la contemplación
del sol, que da simbólicamente la razón auténtica de todo lo existente. Sólo al final del proceso
de adquisición progresiva del conocimiento se puede alcanzar este grado, y ello exige el total
dominio de la razón sobre los sentidos. Sólo cuando esto se haya conseguido le será posible al
filósofo captar intelectualmente la idea máxima y absoluta del Bien. De igual manera, sólo al
final del proceso de adaptación de la mirada del prisionero liberado al exterior puede
contemplar éste, por fin, el sol. "Por último, según creo, sería el sol y no sus imágenes en las
aguas o en otro lugar (como se hacía en el nivel anterior) al sol mismo en su propio dominio y
tal cual es lo que podrían mirar y ver" (516b). Sólo cuando se ha alcanzado este nivel se
alcanza también la verdadera, auténtica y única realidad. Sólo entonces alcanza la razón de
todo, el conocimiento más alto" (516c).

LECTURA ONTOLÓGICA.

En intima relación con la interpretación epistemológica, de igual manera podemos ver en el


símil de la caverna una metáfora que representa los distintos grados ontológicos que distingue
Platón .
En primer lugar, parece lógico pensar que la simbología caverna/muros exterior está en
relación directa con lo que en el símil de la línea llama Platón "segmento visible" y "segmento
inteligible". Y ambos pares de metáforas estan sugiriendo la división establecida por Platón
entre los dos tipos de "mundos", el mundo sensible y el mundo de las ideas. Así pues, podemos
decir que el mundo de la caverna no es sino que "mala" copia (mundo sensible) del auténtico
mundo exterior (mundo inteligible).
Dentro del mundo sensible (metafóricamente el interior de la caverna) aún distingue Platón dos
niveles ontológicos, es decir, dos niveles distintos de realidad.
(a).- El primero se refiere a los objetos conocidos en el primer nivel de conocimiento
(EIKASIA) , representado por los prisioneros. Estos objetos no son en sí mismo nada. No
tienen entidad real, son puros reflejos o sombras (EIKONES), imitaciones de imitaciones.
(b).- El segundo se refiere a los objetos conocidos en el segundo grado de conocimiento
(PISTIS), representados por las figuras de objetos y animales que transportan los porteadores.
Este tipo de objetos tienen ya una entidad por sí mismos pero no son "totalmente" reales. Y
aunque actúen como modelos de los EIKONES del fondo de la caverna, son a su vez, meras
copias de los auténticos modelos situados en el mundo exterior.
Dentro del mundo inteligíble (exterior de la caverna) Platón también establece una diferencia de
grado entre dos tipos de objetos: los conceptos matemáticos (NOETA INFERIORES) y las
Ideas propiamente dichas (NOETA SUPERIORES).
En la alegoría, la distinción entre estos dos tipos de objetos está señalada metafóricamente en
el pasaje anteriormente citado 516 a,b,: imágenes de los hombres y de las cosas reflejadas en
las aguas, la contemplación del cielo por la noche (NOETA INFERIORES), y por fin, el sol
mismo (la idea máxima del Bien) y no su imagen en las aguas.
En síntesis, Platón nos representa dos grandes regiones; LO SENSIBLE Y LO INTELIGIBLE,
simbolizadas en el interior y el exterior de la caverna. En la región superior están los modelos
inteligibles absolutamente originales, y dentro de estos el mas original del cual dependen: el sol
(idea de Bien). La región superior actua de modelo de la región inferior, dándose la relación de
mímesis: sol/fuego, animales y hombres/estatuillas transportadas. Y a su vez, en esta región
inferior se vuelve a dar otra relación más degradada, hasta llegar al grado ontólogico más
ínfimo de las sombras (EIKONES).

LECTURA ANTROPOLÓGICA.
El profesor Emilio Lledó propone también una lectura antropológica. En la alegoria de la
caverna aparecen reseñados varios tipos de hombres en relación simbólica con el estado en
que se encuentran.

1.-Primero los PRISIONEROS, que representan una existencia "encadenada", pero


inconscientes de ella (514 a). Estos personajes representan a los hombres acomodados en su
ignorancia, que constituye su verdadera cadena. Están habituados a mirar solamente en una
dirección determinada. Sin embargo, estos hombres se sienten felices en su ignorancia, en
gran parte porque no conocen, ni tampoco quieren conocer otro tipo de existencia. Incluso
llegarían a despreciar a cualquiera que intentase sacarlos de su estado: "... ¿no daría que reir y
no se diría de él que por haber ido al lugar de arriba ha vuelto con los ojos llenos de luz y que
no vale la pena ni intentar subir a tal lugar? ¿Y a quien tratase de desatarles y hacerles subir, si
pudieran hacerse con él y matarle, no le matarían?" (517a).
Es esta una referencia a la acomodada sociedad griega de su tiempo y a la injusta condena de
Sócrates.

2.- En segundo lugar, aparece otro tipo de hombre, los engañadores, los hombres que
transportan objetos al otro lado del muro (514c-515a). Podríamos pensar que estos hombres
son más libres que los prisioneros encadenados, pero no es cierto. Si nos paramos a pensar,
ellos también están presos de su tarea de recorrer una y otra vez la misma ruta continua y
monótona. Su misión es en el fondo patética y es la de colaborar en el engaño, son los
mediadores del engaño. Pero en el fondo ellos resultan ser a la postre los engañadores
engañados.

3.- Parece lógico suponer que haya otro tipo de hombres. Los auténticos engañadores (los que
deben alimentar el fuego), los auténticos artífices de todo el teatro del interior de la caverna y
con los que colaboran consciente o inconscientemente los porteadores de estatuillas.

4.- Por último, aparece la sugerente hipótesis de que existiese (515c-e) un tipo de hombre
autoliberado y liberador: es el verdadero filósofo. Este tipo de hombre debería cumplir la
ingente tarea doble de: primero, educarse y educar su propia "vista", es decir, liberarse; y en
segundo lugar, para que el proceso quede concluído, deberá conducir a los demás hasta la
auténtica realidad, liberándolos, aunque les pese, de las cadenas que los retienen. Esta
interpretación nos sugiere también una interpretación política.

a.- Los prisioneros pueden ser entendidos como la sociedad ateniense engañada por el poder
de los políticos corruptos.
b.- Los porteadores pueden interpretarse como los sofistas y todos aquellos "colaboradores" de
tales regímenes políticos.
c.- Los políticos serían los que auténticamente generan tal suerte de engaños simultáneos
alimentando el fuego de la caverna y sirviéndose de los que generalizan el engaño entre la
masa social ignorante.
d.- Por fin, la figura del posible liberado hace referencia al "crítico" del poder, ya sea
interpretado como una alusión a Sócrates como "aguijoneador" y "abejorro" de los políticos de
su época, ya sea como una autoalusión del propio Platón como reformador político. De manera
más atemporal y universal, el prisionero liberado representa a todos los hombres y mujeres
"libre-pensadores", independientes y conscientes de su realidad sociohistórica y, por tanto,
comprometidos con ella.

(d).-LECTURA PEDAGÓGICA.
Por último, parece que Platón mismo sugiere una lectura interpretativa desde la "paideia"
(educación). Dice al comentar el texto: "compara nuestra naturaleza, en lo que respecta a la
educación (paideia) y la carencia de educación (apaideusía) con la escena que voy a
describirte" (5I4a). Es posible interpretar que hay simbolizadas dos formas contrapuestas de
entender la educación:
1.- La primera, representada por los transportistas del interior de la caverna, que parecen aludir
a los sofistas ya su función falsamente educadora según Platón.
(A). Representa un concepto de educación conservadora, que, lejos de modificar eI status de
conocimiento da las gentes, lo que hacen es mantenerlos inconscientemente en su ignorancia.
(B). Tal concepto de educación cumple el papel de ser mantenedor del sistema establecido
desde el poder. Tales educadores, que actúan en la caverna cual titiriteros (514b), en realidad
son a su vez "títeres" del poder, que se sirve de ellos para controlar o manipular a aquellos que
gobiernan.
(C) Este concepto de educación no requiere esfuerzo por parte del individuo, sino simplemente
adaptación o acomodación a una situación social dada, por antinatural que ésta sea.
(D) Por ello, en lugar de liberar a los individuos, en lugar de ampliar "la mirada", lo que hace es
"encadenar" a los prejuicios del sentido común.
(E) Éticamente no supone renovación personal alguna, ni reflexión crítica, simplemente
acomodación a las costumbres impuestas por la tradición. No se trata de reflexionar sobre lo
que se hace, sino de repetirlo. La ética, desde esta perspectiva, se convierte en simple
costumbrismo localista (los sofistas defendieron el relativismo y el convencionalismo ético
frente a la posibilidad de un discurso ético válido universalmente).
(F) Política y socialmente supone educar hombres acríticos, manipulados y manipulables, que
hagan perdurar las estructuras ya establecidas.

2.- La segunda concepción de educación es la que aparece representada por el prisionero


"autoliberado" primero y "liberador" después, haciendo referencia a la concepción del filósofo
por Platón.

Se exige aquí un elemento implícito que actúa como principio generador básico de todo eI
proceso educativo: Ia inquietud por conocer otras realidades, eI inconformismo con la realidad
que se tiene delante. Es esa atracción, ese "eros" por el conocimiento, Io que hace iniciar al
prisionero el proceso simbólico de ascenso en la caverna.
Tal concepto de educación requiere un gran esfuerzo por parte del individuo, es un proceso
"doloroso", en palabras de Platón: "cuando uno de ellos fuese desatado y obligado a levantarse
súbitamente y volver el cuello y andar y mirar la luz, al sentir dolor por todo ello..." (515 c), "y si
alguien se le llevara de allí a la fuerza, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida...
¿no crees que sufriría y se indignaría del trato recibido...?" (515 e).
Lejos de ser un proceso fácil es un tránsito difícil y paradójico, durante el cual el individuo
puede llegar incluso a la desazón y al desencanto: "¿No crees que se sentiría perplejo y que lo
que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que ahora le mostraban?"
(515 d).
Tal ascenso paidético no significa únicamente una acumulación de conocimientos teóricos y
técnicos, sino que fundamentalmente debe ser un ascenso o perfeccionamiento ético
(recordemos que la idea de Bien es la idea máxima en el sistema platónico de la República).
Por ello, sería mejor utilizar el término "saber" en sentido pleno cuando hablamos de paideia,
en lugar del término "conocer". El término "saber" (sabio) no exige el conocer teóricamente,
sino que además requiere un cierto saber-hacer ético.
Finalmente, para que tal proceso sea realmente fructífero, debe significar un compromiso de
responsabilidad para con la sociedad, que "obligue a la transformación y reforma de las
estructuras mediante la participación de aquellos que ya han recorrido tal proceso en la
formación paidética de otros individuos y en las tareas de gobierno y legislación socio-política.
En suma, la auténtica paideia no sólo tiene un sentido de liberación individual, sino que acaba
siendo el elemento de perfeccionamiento progresivo de una colectividad.
Para finalizar, nos centraremos en el análisis del capítulo III. En este capítulo podemos
distinguir al menos tres pasajes con una unidad temática interrelacionada: la aplicación de la
alegoría de la caverna a los filósofos (este tema se continuará capítulos IV y V). Estos pasajes
son: Primer pasaje, desde el inicio del capítulo hasta 517c. El segundo pasaje desde 517c
hasta 518a. Y, por último, el tercer pasaje, desde 518a hasta el final del capítulo.

PRIMER PASAJE (517b-c)

Señalaremos tres aspectos a tener en cuenta en este pasaje.


En primer lugar, está íntimamente relacionado con la teoría de las ideas y la división de los dos
mundos, así como con el pasaje de la línea del final del libro VI. En segundo lugar, aparece una
correlación simbólica clara entre el sol (helios) y el Bien (agathon) (517c). Según David Ross
(Teoría de las ideas de Platón, pp. 59-60), la idea máxima del bien aparece como principio
explicativo de la teoría de las ideas y es a la vez el principio fundamentador en tres aspectos:
(a) aparece como principio y meta epistemológica. Como principio y fuente de todo
conocimiento, dice Platón que "hay que concluir que es la causa de todo lo recto y lo bello...".
Como meta, como grado sumo de conocimiento, nos dice que "entre lo cognoscible, la idea de
bien es lo último que se alcanza...". (b) Aparece como origen del ser del mundo de las dice ,que
"entre lo cognoscible, la idea de Bien es lo último que se alcanza.." (b),aparece como origen del
ser del mundo de las ideas,es decir, como principio ontológico de las demás ideas: "ella es la
señora y la que produce la Verdad y la Inteligencia..." (c) aparece también como principio ético
tanto a nivel individual como a nivel social, por eso dice Platón que: "precisa verla quien se
proponga obrar sabiamente tanto en lo privado como en lo público...". En tercer lugar, respecto
a la identificación que se da entre Sol/Bien, hay que precisar algunos matices: (a) puede ser
posible que Platón recogiera esta simbologia de Ios ritos órficos a través de la escuela
pitagórica, puesto que el orfismo concedía al sol el valor de divinidad. (b) Algunos autores han
interpretado que la idea de Bien platónica se puede identificar a idea de Dios. Esta
interpretación según David Ross es insostenible por dos razones: la primera es que para Platón
cualquier Idea es siempre universal, es una naturaleza en si misma (Bien, Verdad, Belleza...).
Por el contrario, cuando habla de Dios ( theos ) denota un ser que tiene una determinada
naturaleza (ser bueno, pero no la bondad). Según Platón en Fedó 97b, c), la razón divina ( el
Demiurgo) contempla y sigue los dictámenes de la idea de Bien para gobernar el mundo. Así
pues, las ideas, y más todavía la idea de Bien, son modelos ejempares que tiene que seguir y
acatar el ente divino. No es correcto pues identificar la idea de Bien con la divinidad. La
segunda razón, es que en Republica apenas aparece el concepto de Dios. Hay que esperar a
diálogos posteriores -Sofista,Timeo,Las Leyes- para ver que las ideas son relegadas a un
segundo plano y Dios ocupa el puesto central del pensamiento platónico.

SEGUNDO PASAJE. (517c-518a).

Este pasaje se centra en explicar desde una perspectiva político social el descenso simbólico a
la caverna. Hay una correlación directa entre 517c,d, e, y 516 d. Platón introduce aquí un tema
capital en su obra: la necesidad de que gobiernen los filósofos sabios aunque a estos les pese
y no sea de su agrado. Respecto a estos señalaremos dos puntos:
(1) Platón establece aquí un límite en el ascenso educacional. Una vez alcanzado este límite en
el desarrollo y formación individual, se debe comenzar el proceso de proyección social y
dedicación al perfeccionamiento de la colectividad, aunque no resulte agradable. Por ello dice
Platón: "no te extrañes de que los que han llegado a ese punto no quieran ocuparse en asuntos
humanos (participación en la vida pública de la polis); antes bien, sus almas tienden siempre a
permanecer en las alturas, y es natural, creo yo, que asi ocurra, al menos si también esto
concuerda con la imagen de que se ha hablado" (517d). (2) Habría que destacar también el
profundo sentido de la responsabilidad ético social de la formación propia. El saber, el
conocimiento, es siempre un saber comprometido socialmente. Platón se muestra contrario a la
idea del intelectual como individuo aislado de la sociedad y de sus problemas. Aunque Platón
comprende que ese "descenso" es desagradable, lo cree absolutamente necesario, es la
esencia misma del filósofo.
TERCER PASAJE (518a-final)

Platón intenta explicar y justificar simbólicamente -mediante la ofuscación que produce el paso
de las tinieblas a la luz y de la luz a Ias tinieblas- los posibles errores y la posible
desvinculación que produce el proceso educativo respecto de la realidad circundante ( "asuntos
humanos"). A pesar de ello en este pasaje Platón considera preferible que gobierne un filósofo
(ofuscado por el paso de la luz a las tinieblas) aunque no tenga costumbre de ocuparse de los
asuntos humanos, a que lo haga alguien que no ha accedido al saber. En definitiva, es
preferible que gobierne la razón aunque sea "ofuscadarnente" a que no gobierne en absoluto.

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