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CONTEXTO HISTÓRICO.

El siglo XIX se inicia con la invasión francesa (1808) y la Guerra de la


Independencia contra las tropas napoleónicas. En medio de la guerra, España ve
promulgada su primera Constitución (1812), que elaboran las Cortes de Cádiz de acuerdo
con los principios del reformismo ilustrado, del emergente liberalismo y de las ideas
políticas que cristalizan en la Revolución Francesa.

Una vez terminada la guerra con la derrota de las tropas francesas, el rey Fernando
VII vuelve a España (1814) de su exilio en Francia, anula la Constitución y restablece el
absolutismo.

En este tiempo, muchos liberales tuvieron que exiliarse de España.

En 1833 muere Fernando VII. Su viuda, la reina María Cristina, es nombrada


regente del reino, hasta la mayoría de edad de su hija Isabel II. Durante su regencia, se
inicia el liberalismo moderado y una lenta evolución de la sociedad española.

Entre 1833 y 1840 se produce la Primera Guerra Carlista, que enfrenta a los
liberales y los absolutistas. Entre tanto, en esta primera mitad del siglo XIX, logran su
independencia la mayoría de los países hispanoamericanos. España deja de ser, entonces,
una potencia colonial: únicamente quedan bajo la corona española Cuba, Puerto Rico y
Filipinas.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, además de las diferentes crisis políticas,
estallan también diversos problemas sociales. Este periodo se inicia con el reinado de
Isabel II en 1843 y se caracteriza por ser una época de crisis continuas y de malestar
político. En 1868, comienza el sexenio revolucionario y estos fueron unos años en los que
se suceden el breve reinado de Amadeo de Saboya y la Primera República.

Cuando Alfonso XII muere en 1885, se encarga de la regencia su viuda María


Cristina de Habsburgo y esta etapa termina con la crisis del 98 en la que España perdió
sus últimas colonias: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam.

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MOVIMIENTOS LITERARIOS.

1. EL ROMANTICISMO.

El Romanticismo no fue un fenómeno exclusivamente literario, sino un amplio


movimiento cultural que afectó tanto a aspectos artísticos y estéticos como ideológicos y
sociales. Es un nuevo espíritu que hace que sean el sentimiento, la fantasía, la libertad, el
individualismo y la exaltación del «yo» los que vayan adquiriendo renovado en el
pensamiento y en la creación artística.

En España, un artículo de 1814 publicado en Cádiz por Nicolás Böhl de Faber


«Reflexiones de Schlegel sobre el teatro», abre las puertas a un Romanticismo de tintes
conservadores y nacionales.

La orientación inicial del Romanticismo español es moderada y conservadora. Más


tarde, el liberalismo político impregna en mayor medida los ideales románticos y surge
un Romanticismo más abierto, como refleja, por ejemplo, Espronceda.

Las obras de este periodo presentan los siguientes rasgos:

− Una mayor presencia y aprobación del «yo», que conlleva un mayor


individualismo y que se traduce en la expresión de un alma exaltada y angustiada.
− Una nueva sensibilidad para mirar el paisaje y la naturaleza.
− Un deseo de evadirse en el tiempo o en el espacio.
− Una mirada más cercana, crítica o costumbrista, al mundo circundante.
− Una mayor estimación de la historia y de la literatura nacionales, donde buscan
las peculiaridades de su país o algunos valores del pasado que creen perdidos.

1.1. Poesía, teatro y prosa.


 La poesía romántica.

En la primera mitad del siglo XIX, las obras poéticas de los autores románticos
pueden clasificarse en dos tipos: la lírica y la narrativa.

→ La poesía lírica.

La poesía lírica adquiere los siguientes rasgos:

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− Mayor subjetivismo, el poeta vierte en el poema sus sentimientos, sus emociones,
sus vivencias más íntimas y, a veces, su deseo de libertad.
− La naturaleza y el paisaje son el reflejo del alma del poeta. Predominan el
desorden, las ruinas, la oscuridad, los precipicios,…
− Abunda el tema amoroso, pero también otros de carácter religioso, histórico,
legendario, de ultratumba, etc.
− Se utilizan metros y estrofas distintas en un mismo poema.

Se persiguen grandes efectos rítmicos. El uso de una métrica variada o la


experimentación con nuevos esquemas estrófico es una muestra de la libertad del poema
romántico para elegir nuevas formas que más interesen o convengan a su creación
artística.

José de Espronceda es el poeta más importante de la lírica romántica española de la


primera mitad del siglo.

En la segunda mitad, la lírica romántica alcanza su mejor y máxima expresión


gracias al romanticismo tardío de Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro. Esta
poesía depura las formas, consigue una musicalidad suave y vuelca en el poema un
intimismo más hondo y auténtico y una extremada sensibilidad.

→ La poesía narrativa.

Las características de esta poesía vienen dadas por los siguientes aspectos:

− El contenido. Los poemas están inspirados en gran parte en nuestra literatura


anterior y versan fundamentalmente sobre hechos históricos o legendarios
situados en la Edad Media o en el siglo XVI.
− La versificación. Los poemas acuden al romance como forma estrófica tradicional
y muy apropiada para la narración de historias y leyendas.
− El estilo. Suele ser brillante y colorista, con abundantes imágenes y otros recursos
poéticos que contribuyen a dar fuerza expresiva a la narración o a la descripción
de los personajes.

José de Espronceda, el Duque de Rivas y José Zorrilla son los mejores exponentes
de la poesía narrativa de nuestro Romanticismo.

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 El teatro romántico.

El teatro romántico olvida el didactismo y la perceptiva de la escena del siglo XVIII.


Se caracteriza por los siguientes rasgos:

− Se rechazan las reglas neoclásicas (unidad de lugar, de tiempo y de acción).


− Se mezclan elementos cómicos y trágicos.
− Se muestra predilección por el drama histórico-legendario, caballeresco,
novelesco, en el amor tiene siempre un lugar esencial.
− Los dramaturgos románticos españoles vuelven su mirada hacia temas y
personajes de nuestro teatro clásico, donde pueden hallar en qué inspirarse.
− Se reflejan en escena diversas preocupaciones sociales.
− El héroe y la heroína románticos están llenos de misterio y de rebeldía, ansiosos
de libertad, sujetos a grandes sentimientos o pasiones y señalados por un destino
frecuentemente trágico y nefasto.
− Una misma obra puede estar escrita en prosa y en verso, con gran variedad
métrica.
− Abundan los ambientes sepulcrales o nocturnos, las escenas desarrolladas en
medio de una naturaleza agreste o turbulenta, etc.
− La obra se divide en cinco actos o jornadas.

Los dramaturgos románticos más importantes son el Duque de Rivas, José Zorrilla,
Francisco Martínez de la Rosa, Juan Eugenio Hartzenbusch y Antonio García Gutiérrez.

 La prosa romántica.

Lo más destacable es la literatura costumbrista. Junto a Larra, los autores más


importantes fueron Ramón de Mesonero Romanos y Serafín Estébanez Calderón. Ambos
ofrecen una mirada cercana y amable de la sociedad de la época.

1.2. Escritores románticos.


 José de Espronceda (1808-1842).

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José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda
Delgado fue llamado “el Lord Byron español” por su carácter
revolucionario. Se tuvo que exiliar por sus ideas liberales,
debido a la represión absolutista de Fernando VII. Esto le
permitió conocer el Romanticismo europeo de Inglaterra,
Francia, Holanda y otros países. Su vida amorosa también
resultó bastante agitada, en especial las relaciones con su
amante Teresa Mancha. Murió un 23 de mayo de 1842 a los
treinta y cuatro años.

Es el autor de una novela histórica, de una obra dramática y de un poema épico,


pero en su producción destacan dos tipos de obras poéticas:

→ Sus poesías breves: con estas obras Espronceda inicia su andadura poética dentro del
estilo neoclásico y bajo la influencia del poeta celta Ossian. En las composiciones
cortas, muestra su espíritu de rebeldía romántica y su protesta contra una sociedad
conformista. Canta a seres situados al margen de esa sociedad y de sus
convencionalismos. Algunos de estos personajes son ejemplos de libertad frente a la
rigidez de las normas sociales. A este grupo pertenecen: “Himno al sol”, “Canción
del pirata”, “Canto del cosaco”, “El reo de muerte”, “El mendigo”, “A Jarifa en
una orgía”...
FRAGMENTO DE “HIMNO AL SOL”.
Para y óyeme ¡oh sol! yo te saludo diera también su ardor a mis sentidos;
y extático ante ti me atrevo a hablarte: al rayo vencedor que los deslumbra,
ardiente como tú mi fantasía, los anhelantes ojos alzaría,
arrebatada en ansia de admirarte y en tu semblante fúlgido atrevidos,
intrépidas a ti sus alas guía. mirando sin cesar, los fijaría.
¡Ojalá que mi acento poderoso, ¡Cuánto siempre te amé, sol refulgente!
sublime resonando, ¡Con qué sencillo anhelo,
del trueno pavoroso siendo niño inocente,
la temerosa voz sobrepujando, seguirte ansiaba en el tendido cielo,
¡oh sol! a ti llegara y extático te vía
y en medio de tu curso te parara! y en contemplar tu luz me
¡Ah! Si la llama que mi mente alumbra embebecía![…].

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→ Poemas mayores:
− “El estudiante de Salamanca”, es la mejor y más brillante obra de Espronceda.
Es un largo poema de carácter narrativo estructurado en cuatro partes. Su
protagonista es un personaje con tintes donjuanescos. Félix de Montemar, joven
seductor y libertino que burla y abandona a su amada doña Elvira, que «murió de
amor». Mata después en un duelo a espada a don Diego de Pastrana, hermano de
doña Elvira. Contempla su propio entierro y acaba en una cripta, donde se casa
con el espectro de su enamorada y, finalmente, muere. El autor utiliza gran
variedad métrica. Escribe un texto de rasgos románticos, tanto por las escenas y
el ambiente creado (sombras, tinieblas, cortejo fúnebre, espectros) como por el
tema y el lenguaje poético que emplea.
FRAGMENTO DE “EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA”.
Era más de media noche, y pavorosas fantasmas
antiguas historias cuentan, entre las densas tinieblas
cuando en sueño y en silencio vagan, y aúllan los perros
lóbrego envuelta la tierra, amedrentados al verlas:
los vivos muertos parecen, En que tal vez la campana
los muertos la tumba dejan. de alguna arruinada iglesia
Era la hora en que acaso da misteriosos sonidos
temerosas voces suenan de maldición y anatema,
informes, en que se escuchan que los sábados convoca
tácitas pisadas huecas, a las brujas a su fiesta. […]

− “El diablo mundo”. El poeta, influido posiblemente por el Fausto de Goethe,


quiere hacer de sus versos, también polimétricos, un poema de carácter filosófico
y simbólico sobre la existencia del hombre y el sentido de la vida. La obra,
inacabada, está formada por seis cantos o partes que expresan su pesimismo y
desengaño. En ellas, se nos relata cómo Adán, encarnación del género humano,
debe elegir entre morir y conocer la verdad última, o bien vivir eternamente.
Habiendo escogido la primera elección, Adán renace en un cuerpo joven y fuerte.
Pero todo ello le traerá amargas consecuencias. Espronceda incluye aquí su bello
y emotivo “Canto a Teresa”, dedicado a su amante Teresa Mancha, con quien
mantuvo uno de los idilios románticos más sonados de su época.

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Este autor destaca por:

→ Su gran capacidad imaginativa.


→ Sus aciertos en el uso de la polimetría.
→ Su dominio del ritmo.
→ Su maestría para conseguir la musicalidad.

 El Duque de Rivas.

Ángel de Saavedra (1791-1865), Duque de Rivas fue


poeta y académico de la lengua cuya obra es considerada
emblemática del romanticismo hispano.

→ Obras poéticas:
− “El moro expósito”: es un largo poema narrativo con
momentos de gran lirismo e intensidad dramática.
− Los “Romances históricos” están basados en leyendas e historias medievales y
del siglo XVI.
− En las “leyendas”, utiliza una gran variedad de metros, como, por ejemplo, en
“La azucena milagrosa”.
→ Obras teatrales:
− “Don Álvaro o la fuerza del sino”. El autor divide esta obra en cinco jornadas,
mezcla la prosa con versos de diferentes medidas, rompe con las tres unidades y
plantea una acción muy dinámica, con una rápida sucesión de hechos y de escenas.
La ambientación, el asunto y el lenguaje, más sencillo o más grandilocuente según
lo requiera el momento, son plenamente románticos; también lo son los
protagonistas, sujetos a las pasiones y al fatalismo de un destino aciago y un amor
desgraciado.
Don Álvaro, que es un personaje misterioso, mata accidentalmente al padre
de Leonor cuando intentaba raptarla y cree que su amada también ha muerto. Huye
a Italia y mata en un duelo a un hermano de Leonor. Regresa a España para hacer
penitencia, casualmente cerca de un lugar donde también se había retirado su
enamorada. Allí lo encuentra don Alfonso, el segundo hermano de Leonor, y lo
desafía. Alfonso queda herido de muerte, llega Leonor, su hermano cree que ha

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ido a encontrarse con Álvaro y, antes de morir, la mata. Don Álvaro, desesperado,
se arroja por un precipicio.

FRAGMENTO DE “DON ÁLVARO O LA FUERZA DEL SINO”.

¡Qué carga tan insufrible Parece, sí, que a medida


es el ambiente vital que es más dura y más amarga,
para el mezquino mortal más extiende, más alarga
que nace en signo terrible! el destino nuestra vida.
¡Qué eternidad tan horrible Si nos está concedida
la breve vida! Este mundo, sólo para padecer,
¡qué calabozo profundo y debe muy breve ser
para el hombre desdichado la del feliz, como en pena
a quien mira el cielo airado de que su objeto no llena,
con su ceño furibundo! ¡terrible cosa es nacer!

 José Zorrilla (1817-1893).

Perteneció a la Real Academia Española. Fue un escritor


fecundo y un poeta de verso siempre fácil y fluido, con gran
sentido de la musicalidad.

→ Obras poéticas:
− Las “Orientales”, grupo de poemas líricos o narrativos
en los que se recurre al tópico romántico del exotismo.
− Las “Leyendas”, son lo mejor de su producción poética. Están escritas en metros
diversos y se basan principalmente en temas tradicionales. Pertenecen a esta obra
“A buen juez, mejor testigo”, “Margarita la tornera”, “El capitán Montoya”…
− “Granada”, poema incompleto en el que Zorrilla vuelve al tema oriental, el reino
moro de Granada.
→ Obras teatrales:
− “El zapatero y el rey”, se centra en la figura de Pedro I, visto como un rey
justiciero que protege a todos.

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− “Traidor, inconfeso y mártir”, tiene como base la leyenda sobre el rey don
Sebastián de Portugal, que desapareció en la batalla de Alcazarquivir y a quien la
imaginación popular no daba por muerto.
− “Don Juan Tenorio”, es la obra más famosa de Zorrilla. El autor caracteriza el
personaje de Tirso de Molina, ya de por sí con rasgos románticos (rebelde,
libertino, impetuoso), con otros nuevos (bravucón, apasionado), que implora lo
que antes pudo poseer y que se salva por el amor de doña Inés.
Don Juan Tenorio comienza en una hostería de Sevilla: don Juan gana a don
Luis Mejía una apuesta sobre el número de mujeres burladas en un año. Mejía
propone al Tenorio conquistar a una novicia, y ese acude al convento de doña Inés
y la lleva a su quinta.
Don Juan se enamora de doña Inés, mata en un duelo a don Gonzalo (padre
de doña Inés) y huye. Pasado un tiempo, vuelve a Sevilla, invita a cenar a la estatua
sepulcral de don Gonzalo, que le devuelve la invitación y le da una mano para
llevarlo a los infiernos. Doña Inés, que también había muerto, le tiende, a su vez,
la mano y salva el alma del Tenorio.

FRAGMENTO DE “DON JUAN TENORIO”,


Por dondequiera que fui, Ni reconocí sagrado,
la razón atropellé, ni hubo razón ni lugar
la virtud escarnecí, por mi audacia respetado;
a la justicia burlé ni en distinguir me he parado
y a las mujeres vendí. al clérigo del seglar.
Yo a las cabañas bajé, A quien quise provoqué,
yo a los palacios subí, con quien quiso me batí,
yo los claustros escalé y nunca consideré
y en todas partes dejé que pudo matarme a mí
memoria amarga de mí. aquel a quien yo maté.

Zorrilla es, posiblemente, el mejor autor dramático del Romanticismo español.


Aunque, a veces, acude a la improvisación, suele plantear bien las situaciones, dotar a la
obra de la ambientación efectista propia del teatro de la época y crear personajes que
encarnan el misterio o la rebeldía del tipo romántico.

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 Mariano José de Larra (1809-1837).

Larra es un escritor que aunque cultivo el género


dramático y narrativo, destaca como autor de textos
periodísticos. Es ante todo un periodista.

Nació en Madrid, pero, por ser su padre afrancesado, tuvo


que de pasar su infancia en Francia hasta los nueve años. Se
dedica en Madrid al periodismo, y publica diversos artículos
con el seudónimo de “Fígaro”. A los veinte años contrae matrimonio con Pepita Wetoret,
que fracasará prontamente. Su ideología liberal se irá radicalizando con el paso del
tiempo. Mantuvo turbulentos amores con Dolores Armijo, una mujer casada. Esa relación
fracasada y su pesimismo ante la situación política y social española, le arrastraron al
suicidio con tan solo veintisiete años.

Escribió tres tipos de artículos:

− Artículos de costumbres, en los que describe los modos de vida de la sociedad


española con un tono crítico, preocupado, pesimista y amargo. Trata temas como:
la poca diligencia de los funcionarios públicos, el casticismo y la mala educación,
el matrimonio inadecuado a una edad temprana… Son: “Vuelva usted mañana”,
“Un castellano viejo” o “Casarse pronto y mal“.
Su palabra es normalmente cuidada y directa, a veces ampulosa. Hace uso
abundante de la ironía y del sarcasmo. Su estilo es sencillo pero elaborado. Larra
escribe no para describir, sino para cambiar la sociedad.
− Artículos políticos, en los que Larra muestra su ideología progresista y liberal,
pero también su desengaño y su desilusión por la situación política de España y la
ineficacia de sus gobiernos. A menudo, sus palabras se dirigen contra el carlismo,
como ocurre en “Nadie pasa sin hablar al portero”, que tiene rasgos de artículo
de costumbres.
− Artículos de crítica literaria, son unos sesenta artículos referidos especialmente al
teatro. Su posición literaria oscila entre las ideas neoclásicas y enciclopedistas,
por una parte, y la paulatina asimilación del espíritu romántico, por otra. Son: “El
sí de las niñas”, “La conjuración de Venecia”, “Los amantes de Teruel” o “El
trovador”.

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FRAGMENTO DE “ARTÍCULOS”.

A todo esto, el niño que a mi izquierda tenía, hacía saltar las aceitunas a un plato de
magras con tomate, y una vino a parar a uno de mis ojos, que no volvió a ver claro
en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución de ir
dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que
había roído; el convidado de enfrente, que se preciaba de trinchador, se había
encargado de hacer la autopsia de un capón, o sea gallo, que esto nunca se supo:
fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos
anatómicos del victimario, jamás parecieron las coyunturas. «Este capón no tiene
coyunturas», exclamaba el infeliz sudando y forcejeando, más como quien cava que
como quien trincha. ¡Cosa más rara! En una de las embestidas resbaló el tenedor
sobre el animal como si tuviera escama, y el capón, violentamente despedido, pareció
querer tomar su vuelo como en sus tiempos más felices, y se posó en el mantel
tranquilamente como pudiera en un palo de un gallinero […].

 Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870).

Es un romántico tardío. Escribe cuando la


literatura se inicia ya en el Realismo.

Nació en Sevilla, queda huérfano de padre y


madre y va a vivir con su madrina, en cuya biblioteca
leer lo mejor de la literatura romántica europea. Se
traslada a Madrid donde colabora en revistas literarias,
en medio de penurias económicas y de salud. Enamorado de Julia Espín, mas no
correspondido, acabó casándose con Casta Esteban. Sus problemas personales y, sobre
todo, su endeble salud, le abocaron a una muerte prematura con tan solo treinta y cuatro
años.

→ Obra poética.
− “Rimas”: poemas breves y en su mayoría asonantados. Combinan
endecasílabos y heptasílabos, con uso del pie quebrado. Se alejan del
efectismo y la sonoridad de la poesía romántica anterior. Su tono es
más intimista y sus versos son más sencillos y leves. Su estilo es

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sencillo, más natural, menos recargado retóricamente que el de los
románticos exaltados. Son frecuentes los paralelismos, las anáforas y
los hipérbatos expresivos.
Solo unos pocos de estos poemas fueron publicados en vida del
escritor. El total de su poesía se recoge en la edición que,
aprovechando un manuscrito autógrafo, “El libro de los gorriones”,
llevan a cabo unos amigos de Bécquer poco después de su muerte.
En este libro aparecen recogidas setenta y nueve rimas en un
orden determinado que se ha mantenido tradicionalmente hasta
nuestros días. Se forman así, cuatro grupos o series de rimas, de
acuerdo con una clasificación temática en la que se aprecia el
desarrollo de una especie de historia amorosa.
 Clasificación temática de las “Rimas”.
Rimas Temas

I a XI El misterio de la poesía, la inspiración, el


genio lírico.
XII a XXIX El amor esperanzado y gozoso.
XXX a LI El fracaso amoroso y el amor
desengañado.
LII hasta el
El sentimiento de soledad y de vacío en un
final tiempo sin amor.
→ Obra en prosa: se compone de cartas del autor, “Desde mi celda”, y un
conjunto de narraciones recogidas en el libro “Leyendas”.
− “Desde mi celda”: magnífica prosa que redacta durante una estancia,
por motivos de salud, en el monasterio de Veruela. Recoge en estas
páginas impresiones diversas sobre el arte, la vida, el paisaje o las
costumbres.
− “Leyendas”: están formadas por un grupo de breves relatos que se
encuadran dentro del gusto tan romántico por lo legendario, lo exótico
y el pasado, especialmente el referido a la Edad Media. Con ellas nos
transporta a un mundo de misterio, donde caben por igual temas como:
 El amor y la muerte.
 El terror y el lirismo.
 La realidad y lo sobrenatural.

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Algunas leyendas son: “El monte de las ánimas”, “El
miserere”, “Maese Pérez el organista”, “El beso”, “El rayo de
luna”, “Los ojos verdes”…

FRAGMENTO DE “RIMAS Y LEYENDAS”.

El conde de Gómara le confiesa a su escudero en el campamento militar.

Yo debo de hallarme bajo la influencia de alguna maldición terrible. El cielo o el


infierno deben de querer algo de mí, y lo avisan con hechos sobrenaturales. ¿Te
acuerdas del día de nuestro encuentro con los moros de Nebrija en el aljarafe de
Triana? Éramos pocos; la pelea fue dura y yo estuve a punto de perecer. Tú lo viste: en
lo más reñido del combate, mi caballo herido y ciego de furor se precipitó hacia el
grueso de la hueste mora. Yo pugnaba en balde por contenerle; las riendas se habían
escapado de mis manos, y el fogoso animal corría llevándome a una muerte segura. Ya
los moros, cerrando sus escuadrones, apoyaban en tierra el cuento de sus largas picas
para recibirme en ellas; una nube de saetas silbaba en mis oídos; el caballo estaba a
algunos pies de distancia del muro de hierro en que íbamos a estrellarnos, cuando...
créeme, no fue una ilusión, vi una mano que agarrándole de la brida lo detuvo con una
fuerza sobrenatural, y volviéndole en dirección a las filas de mis soldados, me salvó
milagrosamente.

 Rosalía de Castro (1837-1885).

Nace en pleno esplendor del Romanticismo. Cursa en


Santiago algunos estudios de música y de francés, y asiste a
actividades y veladas del Liceo de San Agustín. Se casa en
Madrid con el también escritor y periodista Manuel Murguía,
con quien residirá en Santiago, Simancas, Madrid y A
Coruña. Era una mujer de naturaleza enfermiza. Una dolencia
que había contraído hacía tiempo y el dolor y la tristeza que
siente por la muerte de uno de sus hijos aceleran su propia muerte.

Es una de las escritoras más relevantes de la literatura española gracias, sobre


todo, a la poesía romántica. Al igual que Bécquer, escribe cuando ha comenzado el

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Realismo. Sun obras fundamentales son tres libros de versos: dos en gallego,
“Cantares gallegos” y “Follas novas”, y una en castellano, “En las orillas del Sar”.

→ “Cantares gallegos”. En ellos, la autora adopta el aire y el estilo de las


canciones populares de su tierra, que glosa en unos versos que para muchos
suponen el renacer de la literatura en la lengua gallega. Con una visión
nostálgica y amable, describe costumbres, gentes de la aldea, paisajes,
amores, retazos y estampas de Galicia. Aparece, no obstante, un reflejo de la
pobreza de los campesinos o la denuncia por el trato despectivo que el
emigrante gallego recibe de los castellanos.
→ “Follas novas”. Es una obra de carácter más subjetivo e intimista, donde
plasma el dolor o el grito de denuncia contra la injusticia social que sufren
los hombres y las mujeres de su tierra. Emplea una mayor variedad métrica.
→ “En las orillas del Sar”. Es una obra de versos doloridos y llenos de
amargura. Rosalía de Castro vierte sus vivencias tamizadas por su espíritu
melancólico, su hondo y emocionado sentir, su angustia, su lamento sobre la
existencia misma, que, en algún momento, le hace incluso demandar la
muerte. No hay, sin embargo, en sus palabras retoricismo ni altisonancia,
sino un lenguaje que fluye natural y sencillo, que huye del artificio y del
adorno. Los versos, en los que domina la asonancia, son ahora, además, muy
variados. Rosalía ensaya nuevos ritmos, nuevas combinaciones métricas,
que, a la vez que se alejan de las estrofas y de las formas tradicionales,
preludian la renovación que en este sentido llevará a cabo el Modernismo.

“EN LAS ORILLAS DEL SAR”, CÁTEDRA.

Una cuerda tirante guarda mi seno al abrir mi ventana


que al menor viento lanza siempre un veo en Oriente amanecer la aurora,
gemido,
después hundirse el sol en lontananza.
mas no repite nunca más que un sonido
monótono, vibrante, profundo y lleno.
Van tantos años de esto
que cuando a muerto tocan,
Fue ayer y es hoy y siempre:
yo no sé si es pecado, pero digo:
—¡Qué dichoso es el muerto, o qué dichosa!

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2. COSTUMBRISMO.

El costumbrismo es un movimiento estilístico sin los extremos del romanticismo,


que carece del análisis crítico social del realismo, muy propio del siglo XIX, en el que se
destacan los aspectos y tipos de la vida diaria local de una manera complaciente,
exaltando los rasgos típicos regionales. Es propio de autores burgueses que se sienten
orgullosos de su tierra y no quieren entrar en conflicto con ninguna cuestión social.

Su carácter de género independiente y autónomo queda subrayado por el hecho de


que sus cultivadores tuvieron conciencia de escribir algo diferenciado de la novela.

2.1. Autores costumbristas.

 Manuel Bretón de los Herreros (1796-1873).

Dramaturgo, poeta y periodista español. Fue director de la


Biblioteca Nacional y miembro de la Real Academia
Española.

Realizó traducciones en prosa y en verso, entre las que


destacan las que hizo de Schiller, Racine y Voltaire. Además refundió obras del teatro
clásico español.

La vejez de Bretón de los Herreros, misántropo y muy irritable, llegó incluso a romper
con la Academia. Su vejez fue triste. El emperador don Pedro de Brasil le visitó en 1872,
rindiendo tributo a la popularidad de Bretón en aquel país. Murió en 1873 de pulmonía.

Bretón describe las costumbres de su entorno y propone soluciones a los problemas


descritos, soluciones inspiradas en el punto de vista de un conformista y burgués de la
clase media: contra las reformas sociales radicales, a favor del matrimonio de
conveniencias y contra la coquetería y el exceso pasional, rechazo de la moral romántica
importada de Francia, defensor de una vida guiada por el buen sentido común.

Su producción teatral arrancó de la comedia moratiniana con conocidas obras como A la


vejez viruelas (1824). Con posterioridad se hizo perceptible en su trabajo una cierta
influencia del romanticismo, que cristalizó en melodramas como Elena (1835) y Don
Fernando el Emplazado (1837). Pero su expresión más personal se manifestó en el género
costumbrista, con parodias críticas de la clase media, como Marcela o ¿cuál de las tres?

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(1831), su obra más popular; Todo se pasa en este mundo (1835); La redacción de un
periódico (1836); o Escuela del matrimonio (1852).

En conjunto, su obra resulta voluminosa. Escribió más de 150 piezas originales y unas
cincuenta adaptaciones. Refundió obras de Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca y
Juan Ruiz de Alarcón, entre otros, y realizó traducciones de autores como Racine y
Voltaire. Autor de gran amenidad y originalidad, nunca se incluyó en la corriente del
drama romántico, cuyos procedimientos ridiculizó con frecuencia; muy al contrario, sus
obras poseen un carácter intrascendente, satírico y alegre. Como notas dominantes de su
estilo, sobresalen la facilidad y soltura con que compuso sus versos.

 Serafín Estébanez Calderón (1799-1867).

Fue conocido por el seudónimo El Solitario. Estudió Humanidades


y Ciencias en Málaga, así como Derecho en Granada. Rechazaba
el filosofismo del siglo XVIII, de las Cortes de Cádiz y de la
revolución de 1820. Muy español, e incluso iberista, quería unir el
clero católico con la libertad, y afirmaba que la misión filosófica
de la Península era civilizar el África.

Estébanez Calderón fue un bibliófilo y erudito de singular relieve. Se limita a presentar,


con finalidad puramente estética, las fiestas, los tipos y el lenguaje expresivo y pintoresco
de su tierra andaluza.

Su estilo es muy elaborado, de largos periodos y léxico muy amplio y escogido, y se


muestra permeado por la continua lectura y relectura de los clásicos. Abunda en voces y
giros castizos y en detalles prolijos de la realidad observada. Su animado pintoresquismo
y su gracia típicamente andaluza deriva a menudo de chistosas situaciones llevadas a la
exageración.

→ Sus obras más importantes son:


− “Poesías” (1888).
− “Cristianos y moriscos: leyenda lastimosa” (1838). Fue una obra de escaso éxito.
− “Escenas andaluzas” (1847).
− “De los soldados almogávares” (1849).
− “De la conquista y pérdida de Portugal” (1885).

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− “Novelas, cuentos y artículos” (1893).

FRAGMENTO DE “ESCENAS ANDALUZAS”.

En Andalucía no hay baile sin el movimiento de los brazos, sin el donaire y


provocaciones picantes de todo el cuerpo, sin la ágil soltura del talle, sin los quiebros de
cintura, y sin lo vivo y ardiente del compás, haciendo contraste con los dormidos y
remansos de los cernidos, desmayos y suspensiones. El batir de los pies, sus primores,
sus campanelas, sus juegos, giros y demás menudencias, es como accesorio al baile
andaluz, y no forman, como en la danza, la parte principal. La Gallarda, el Bran de
Inglaterra, la Pavana, la Haya, y otras danzas antiguas españolas, fundaban sólo su
vistosidad y realce en la primera soltura y batir de los pies, y en el aire y galanía del
pasear la persona […].

 Cecilia Böhl de Faber, "Fernán Caballero" (1796-1877).

Cecilia Böhl de Faber nació en Suiza. Hija del conocido


hispanista Juan Nicolás Böhl, natural de Hamburgo y cónsul en
Cádiz, y de Francisca Larrea, que escribió con el seudónimo de
«Corina». Pasó sus primeros años en Alemania hasta que regresa
en 1813. En 1816 se casa con el capitán de infantería don
Antonio Planelles y Bardaxí y se marchan a Puerto Rico. Poco
después queda viuda. Pasa en Hamburgo algún tiempo junto a
su abuela, y al regresar a Cádiz conoce a Francisco Ruiz del Arco, marqués de Arco
Hermoso, con el que contrae matrimonio en 1822. Él fallece en mayo de 1835. Dos años
más tarde se casa con Antonio Arrom de Ayala, enfermo de tisis y al que la escritora
costea un viaje a Manila para que se recupere. Acabó por ocupar en Australia el
Consulado de España, pero acabó por suicidarse en 1863. Cecilia fallece el 7 de abril de
1877, a los 80 años. Además de una gran cultura dominaba el francés, inglés, alemán e
italiano.

Cultiva un costumbrismo andaluz, con enfoques sentimentales y moralizantes. Su


producción literaria de está caracterizada por ese tono costumbrista y moralizante que le
fue dictando su progresivo conservadurismo católico.

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Es una de las pioneras de la narrativa femenina española, y tal vez en la primera mujer
que en España se dedicó profesionalmente a las letras. La gran aportación de Fernán
Caballero a las letras españolas fue el haber renovado la narrativa que había ido
languideciendo durante el siglo XVIII a fuerza de repetir y anquilosar los géneros creados
durante el siglo de oro.

El elemento narrativo le sirve de marco para describir la vida íntima del pueblo español
con sus creencias y tradiciones, tomando siempre partido por lo castizo y tradicional
encarnado en la vida del campo andaluz, frente a la influencia corruptora de la ciudad.
Sus obras están presididas por una intención docente de signo católico, contrario a la
ideología enciclopedista y de acuerdo con el romanticismo nacionalista y conservador.

→ Sus obras más importantes son:


− “La hija del Sol” (1851).
− “Cuadros de costumbres populares andaluzas” (1852).
− “Lucas García” (1852).
− “Clemencia” (1852).
− “Lágrimas” (1853).
− “La estrella de Vandalia” (1855).
− “La gaviota” (1856).
− “Cuentos y poesías populares andaluzas” (1859).
− “Cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares” (1877).
− “Pobres y ricos” (1890).
− “El refranero del campo y poesías populares” (1914).

 Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882).

Era conocido con el seudónimo de “El Curioso Parlante”.


Fue funcionario e inspector de obras públicas municipales por lo
que participó en la renovación urbanística del siglo XIX de la
capital de España. Creador del costumbrismo romántico y
cronista periodístico de la capital que a pesar de proceder de una
familia acomodada no recibió una formación superior. Adquirió su base cultural a través
de la observación y de la comunicación oral. Contribuyó a la nueva fundación del Ateneo
de Madrid en 1835, del que fue secretario y luego bibliotecario. En 1839 se le nombró

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Académico de la Española, y se le concedió la Gran Cruz de Carlos III. Como
representante de una familia acomodada, Mesonero defendió los valores burgueses del
trabajo, el ahorro y de la apertura a las innovaciones técnicas. Sentía una gran aversión
por el compromiso político, lo que no le impidió preocuparse por la modernización de su
ciudad y por elevar el nivel cultural de sus habitantes.

Mesonero estuvo fuertemente influido por el teatro clásico español y por la


literatura picaresca. Llegó a publicar numerosos artículos sobre Tirso de Molina, Lope de
Vega, Alarcón, Moreto y Calderón. Se centró en las variedades románticas y en su
relación real o posible con la tradición del Siglo de Oro. Su interés estaba focalizado en
mostrar los cambios paulatinos que se estaban produciendo en la sociedad española, a
través de la sociedad madrileña, tanto en las formas de actuación como en el pensamiento.
Como representante de una familia acomodada, Mesonero defendió los valores burgueses
del trabajo, el ahorro y de la apertura a las innovaciones técnicas, lo cual no fue óbice
para que evitara que sus ideas políticas se manifestaran en sus escritos, de forma que
prefería omitir los comentarios a las circunstancias políticas en que se desarrollan sus
bosquejos. A pesar de esta identificación burguesa recopiló en La romería de San Isidro,
Las Ferias, El martes de Carnaval y el miércoles de ceniza muchas de las costumbres de
las clases bajas madrileñas. A través de un lenguaje de gran viveza y casticismo logra
solucionar los pequeños enfrentamientos surgidos entre los personajes.

→ Sus obras más importantes son:


− “Mis ratos perdidos o ligero bosquejo de Madrid” (1820 y 1821).
− “Manual de Madrid” (1831).
− “Obras jocosas y satíricas de El Curioso Parlante” (1832-1842).
− “Panorama matritense: cuadros de costumbres de la capital observados y
descritos por un curioso parlante” (1835).
− “Recuerdos de viaje por Francia y Bélgica” (1840 y 1841)
− “Tipos y caracteres: bocetos de cuadros de costumbres” (1843 a 1862).
− “Escenas y tipos matritenses” (1851).
− “Nuevo manual histórico-topográfico-estadístico, y descripción de Madrid”
(1854).
− “El antiguo Madrid” (1861).
− “Memorias de un setentón, natural y vecino de Madrid” (1880).

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 Antonio María de Trueba y de la Quintana (1819-1889).

Hijo de campesinos muy pobres, su vocación literaria se


despertó con los romances de ciego que le traía su padre cuando
venía de visitar una feria. Abandonó pronto la escuela para
trabajar la tierra y en las minas de su lugar natal. Huyendo de la
primera Guerra Carlista (1833 y 1840), marchó a Madrid a
trabajar en la ferretería de su tío. Empieza a leer de forma
autodidacta a los autores románticos. Logra un puesto burocrático
en el Ayuntamiento de Madrid y se consagra a la literatura. En 1862 es proclamado
Cronista y Archivero del Señorío de Vizcaya y se instala en Bilbao. Tras la segunda
Guerra Carlista, durante la cual debió marchar a Madrid (1873) acusado de simpatía hacia
el carlismo, volvió a Bilbao donde fue rehabilitado y nombrado Padre de la Provincia
(1876) y desarrolló una gran actividad.

Produjo sus obras esenciales entre 1850 y 1860. Sus idealizadas descripciones del
paisaje vascongado vienen a coincidir con las que Fernán Caballero hizo del de
Andalucía, aunque resulten inferiores.

Autor de una producción literaria de carácter popular y tono moralizante que hunde
sus raíces en los principales modelos formales y temáticos del costumbrismo romántico
español. Sobresalió entre los escritores de su época por sus magníficos relatos
costumbristas, género en el que se mostró como un consumado maestro.

→ Sus obras más importantes son:


− “Libro de los cantares” (1851).
− “Arte de hacer versos al alcance de todo el que sepa leer” (1905).
− “El Cid campeador” (1851).
− “La paloma y los halcones” (1865).
− “Cuentos campesinos” (1860).
− “El gabán y la chaqueta” (1872).
− “Cuentos populares” (1853).
− “Cuentos color de rosa” (1864).
− “Cuentos de varios colores” (1866).
− “Cuentos de vivos y muertos” (1866).
− “Nuevos cuentos populares” (1880).

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 Luis Taboada (1848-1906).

Nació en Vigo. Trabajó en los Ministerios del Interior y de


Obras Públicas de Madrid. Escribió crónicas para Madrid Cómico
y artículos costumbristas en Nuevo Mundo, El Imparcial, El
Duende, ABC y Blanco y Negro.

Costumbrista y humorista, en sus obras satiriza de forma ligera la clase media


madrileña. Como narrador atacó con humor e ingenio a la clase media madrileña, llegando
en ocasiones a lo grotesco.

→ Sus obras más importantes son:


− “Errar el golpe” (1885).
− “Madrid en broma” (1890).
− “Siga la fiesta” (1892).
− “Madrid alegre” (1894).
− “La viuda de Chaparro” (1889).
− “Memorias de un autor festivo” (1900).
− “Pescadero, a tus besugos” (1906).

3. EL REALISMO.

El realismo surge en Francia y se desarrolla en Europa y América durante la


segunda mitad del siglo XIX. Concibe el arte y la literatura como espejos de la realidad
contemporánea, de modo que la imagen reflejada permita una visión crítica pero
objetiva.

3.1Poesía, teatro y novela.


 La poesía realista.

Los versos que se escriben en este tiempo de tendencias realistas y de mentalidad


burguesa están faltos de espíritu creador y de verdadero aliento lírico. Los dos autores
más representativos son:

→ Los poemas de Ramón Campoamor que tuvieron cierto éxito en su momento.


Publica diversas obras como “Doloras”, “Pequeños poemas” y “Humoradas”,

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alejadas de la vena lírica, y escritas, principalmente con el deseo de resaltar el
contenido, las ideas.
→ Gaspar Núñez de Arce que por su parte, cultiva por un lado, una poesía
grandilocuente y retórica en la que suele dar rienda suelta a sus preocupaciones
cívicas y morales, y por otro, una poesía a la que imprime un tono sentimental.
Sus obras principales son: “Gritos de combate”, “La última lamentación de Lord
Byron” y “Un idilio”.

 El teatro realista.

El teatro de esta época, conocido como “alta comedia”, pone freno a la exaltación
del drama romántico y adopta las nuevas tendencias realistas.

Las características de las obras de teatro de esta época son las siguientes:

→ Están correctamente construidas.


→ Los asuntos son contemporáneos.
→ Tienen un propósito moralizador.
→ Su lenguaje es sobrio y cuidado.
→ Utilizan en mayor medida la prosa.

Destacan autores como Ventura de la Vega, López de Ayala, Tamayo y Baus y José
Echegaray.

 La novela realista.

El movimiento realista se produce en el último tercio del siglo XIX, especialmente gracias
a la influencia de la narrativa francesa.

La novela realista se distingue por:

→ Representar la realidad inmediata, lo cotidiano.


→ Expresarse con objetividad.
→ Dar mucha importancia a la descripción, a la caracterización y a veces también al
estudio psicológico de los personajes.
→ Describir gran variedad de ambientes, urbanos y rurales.
→ Tender a la novela de carácter regional.

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→ Idealizar la realidad y los conflictos que surgen entre el individuo y la sociedad o
plantear una visión más crítica.
→ Presentar un estilo sobrio y distintos registros lingüísticos dependiendo de la
condición de los personajes.

3.2Escritores realistas.

 Benito Pérez Galdós (1843-1920).


Es uno de los mejores novelistas europeos del siglo XIX.

Nació en Las Palmas de Gran Canaria. Se trasladó a


Madrid para estudiar Derecho, convirtiéndose esta ciudad
en el centro de sus observaciones sobre la realidad
española. Fue lector voraz y agudo, y escritor infatigable.
De ideología liberal, fue diputado republicano y miembro
de la Real Academia Española. Murió en Madrid, en la
penuria y ciego, sin haber obtenido el merecido premio Nobel, que sí se llevó Echegaray.

→ Obras narrativas:
− “Episodios nacionales”: Trafalgar, Bailén, Gerona, La batalla de
Arapiles, El equipaje del rey Jose, etc. Están formados por cuatro series de
diez episodios cada una y una quinta, incompleta, de solo seis. Galdós
plasma un panorama histórico-novelesco de la España del siglo XIX,
desde la guerra de la Independencia hasta Cánovas del Castillo. La serie
más atractiva es la primera, de mayor carácter épico.
− Obras de la primera época:
 “Doña Perfecta”, es una obra centrada en el problema de la
intolerancia político-religiosa en una ciudad provinciana. El autor
busca mostrar que solo la comprensión y la intolerancia abrirán
camino al futuro del país.
 “Marianela”, es una novela de carácter más idealista. Al hilo de
la historia, resalta la bondad y la belleza espiritual de este
personaje, uno de los más delicados y tiernos creados por Galdós.
− Novelas españolas contemporáneas: en esta etapa Galdós escribe más de
veinte novelas, en las que da cabida a algunos aspectos naturalistas. Esta

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nueva orientación narrativa se abre en 1881 con la publicación de “La
desheredada”, referida a una mujer que, engañada, imagina ser la heredera
de un título nobiliario.
A partir de este momento, el autor abandona el carácter más abstracto
de la novelas de tesis y va a hacer de sus personajes una figuras más
humanas y cercanas a la inmediata realidad. Adquieren mayor relevancia la
pintura de ambientes y la representación de las diferentes clases sociales.
“Fortunata y Jacinta” es una obra larga y compleja que culmina el
gran universo novelesco de Pérez Galdós. El autor nos presenta el Madrid
comercial de la época, la moral de clase y el singular espacio
socioeconómico de la burguesía. Todo ello contrasta, por ejemplo, con el
ambiente de “Miau”, novela referida a un pobre funcionario “cesante” que
acaba suicidándose; o con el de “Misericordia”, obra en la que la vieja y
bondadosa “Benina” se mueve entre los mendigos madrileños y recorre los
ambientes más miserables, sórdidos y desoladores de la capital española.

FRAGMENTO DE “DOÑA PERFECTA”.

Doña Perfecta habla con Pepe Rey. Tras acusarle de ateo y materialista, le dice a su
sobrino que no quiere que se case con su hija. Prosigue la conversación.

—¿No entiendes lo que te he dicho? —repitió ella—. Que se acabó todo, que no hay boda.

—Permítame usted querida tía —dijo el joven, con entereza— que no me aterre con la
intimación. En el estado a que han llegado las cosas, la negativa de usted es de escaso
valor para mí.

—¿Qué dices? —gritó fulminante doña Perfecta.

—Lo que usted oye. Me casaré con Rosario.

Doña Perfecta se levantó indignada, majestuosa, terrible. Su actitud era la del anatema
hecho mujer. Rey permaneció sentado, sereno, valiente, con el valor pasivo de una
creencia profunda y de una resolución inquebrantable. El desplome de toda la iracundia
de su tía que le amenazaba no le hizo pestañear. Él era así.

—Eres un loco. ¡Casarte tú con mi hija, casarte tú con ella, no queriendo yo!...

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Los labios trémulos de la señora articularon estas palabras con el verdadero acento de
la tragedia.

—¡No queriendo usted!... Ella opina de distinto modo.

—¡No queriendo yo!... —repitió la dama—. Sí... y lo digo y lo repito: no quiero, no quiero.

—Ella y yo lo deseamos.

—Menguado: ¿acaso no hay en el mundo más que ella y tú? ¿No hay padres, no hay
sociedad, no hay conciencia, no hay Dios?

—Porque hay sociedad, porque hay conciencia, porque hay Dios —afirmó gravemente
Rey, levantándose y alzando el brazo y señalando al cielo—, digo y repito que me casaré
con ella.

 Clarín (1852-1901).

Leopoldo Alas, Clarín, nació en Zamora, aunque, tras


pasar por Madrid y otros destinos, vivió ovetense. Fue
republicano liberal, y crítico con la Iglesia. Murió en su
Oviedo (La Vetusta de “La Regenta”).

Es un gran novelista del siglo XIX. Su obra narrativa


no es extensa. Escribió unos cuentos y relatos cortos (“Pipá”; ”Doña Berta”; “¡Adiós,
Cordera!”, etc.) y dos novelas (“Su único hijo” y “La regenta”).

FRAGMENTO DE “¡ADIÓS, CORDERA!”.

El prao Somonte era un recorte triangular de terciopelo verde tendido, como una
colgadura, cuesta abajo por la loma. Uno de sus ángulos, el inferior, lo despuntaba el
camino de hierro de Oviedo a Gijón. Un palo del telégrafo, plantado allí como pendón
de conquista, con sus jícaras blancas y sus alambres paralelos, a derecha e izquierda,
representaba para Rosa y Pinín el ancho mundo desconocido, misterioso, temible,
eternamente ignorado. Pinín, después de pensarlo mucho, cuando a fuerza de ver días y
días el poste tranquilo, inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de aclimatarse en
la aldea y parecerse todo lo posible a un árbol seco, fue atreviéndose con él, llevó la
confianza al extremo de abrazarse al leño y trepar hasta cerca de los alambres […].

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Rosa, menos audaz, pero más enamorada de lo desconocido, se contentaba con arrimar
el oído al palo del telégrafo, y minutos, y hasta cuartos de hora, pasaba escuchando los
formidables rumores metálicos que el viento arrancaba a las fibras del pino seco en
contacto con el alambre […].

La Cordera, mucho más formal que sus compañeros, verdad es que, relativamente, de
edad también mucho más madura, se abstenía de toda comunicación con el mundo
civilizado, y miraba de lejos el palo del telégrafo como lo que era para ella,
efectivamente, como cosa muerta, inútil, que no le servía siquiera para rascarse. Era una
vaca que había vivido mucho. Sentada horas y horas, pues, experta en pastos, sabía
aprovechar el tiempo, meditaba más que comía, gozaba del placer de vivir en paz, bajo
el cielo gris y tranquilo de su tierra, […].

Aquella paz sólo se había turbado en los días de prueba de la inauguración del
ferrocarril. La primera vez que la Cordera vio pasar el tren, se volvió loca. Saltó la sebe
de lo más alto del Somonte, corrió por prados ajenos, y el terror duró muchos días,
renovándose, más o menos violento, cada vez que la máquina asomaba por la trinchera
vecina. Poco a poco se fue acostumbrando al estrépito inofensivo. Cuando llegó a
convencerse de que era un peligro que pasaba, una catástrofe que amenazaba sin dar,
redujo sus precauciones a ponerse en pie y a mirar de frente, con la cabeza erguida, al
formidable monstruo; más adelante no hacía más que mirarle, sin levantarse, con
antipatía y desconfianza; acabó por no mirar al tren siquiera.

En sus cuentos demuestra una gran maestría en el lenguaje, en el desarrollo de la


trama y en la técnica narrativa. Abundan el humor y la ternura. Sus páginas están pobladas
de diversos personajes: lo mismo populares y sencillos que de mayor relieve social e
intelectual.

“Su único hijo” es una novela que fue publicada algunos años después de “La
Regenta”. El autor se mueve entre el tono realista-naturalista y romántico-idealista para
bordar el tema de la paternidad. El protagonista es el pobre Bonifacio Flores, y la obra
nos narra una historia de traiciones y de desengaños amorosos.

− “La Regenta”.

Ana Ozores, es una mujer joven, hermosa y casada con un hombre mayor. Se siente
infeliz y frustrada en su matrimonio, en el que no ha podido tener hijos. Busca, entonces,

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refugio espiritual en el ambicioso Fermín de Pas, joven sacerdote que tiene el cargo de
Magistral en la catedral de Vetusta y secretamente enamorada de ella. Ana Ozores
terminará entregándose a Álvaro Mesía, una especie de donjuán provinciano. Cuando el
marido Víctor Quintanar, que había sido el regente de la ciudad, descubre el adulterio de
su esposa, se siente ultrajado en su honor y se bate con el amante de su mujer. Quintanar
muere en el duelo, Mesía huye, Ozores se ve despreciada por la sociedad vetustense y
queda más ahogada que nunca en el agobiante espacio físico, social y espiritual de la
ciudad.

Es una obra larga, densa y compleja. Se estructura en dos partes, diferenciadas en


el ritmo narrativo y en el periodo de tiempo que se novela, pero en perfecta correlación.

 Los capítulos 1-15 abarcan solo tres días, tienen un ritmo lento, en ellos se
presentan los personajes y los ambientes y se esboza la acción; hay numerosas
descripciones y existen abundantes reflexiones de los personajes.
 Los capítulos 16-30 abarcan tres años, aunque ocurren saltos temporales;
predomina en ellos, sobre todo, la acción y se desencadenan los hechos.

Destacan dos personajes:

 Ana Ozores, frustrada en su maternidad, necesitada de afecto, sensible y


romántica, cansada de la soledad de Vetusta, que le aburre y por la que solo siente
desdén.
 Fermín de Pas, el Magistral, sacerdote hecho a sí mismo, brillante orador,
inteligente y muy ambicioso.

Junto a ellos, el marido de Ana, mucho más que esta, buen hombre, entregado a sus
aficiones más que a su esposa, y Álvaro Mesía, persona mediocre, donjuán provinciano
dedicado a la política.

En ellos se apoya Clarín para tejer un argumento sencillo: un adulterio. La


descripción de los personajes nos descubre una gran penetración psicológica. La novela,
sin embargo, desborda la simple anécdota de los hechos. Mediante estos cuatro personajes
principales y una amplia galería de secundarios, Clarín nos presenta todo un cuadro
humano y social que bulle y agoniza en la rutina de una ciudad provinciana, y de una
sociedad degradada e hipócrita, falta de auténticos valores religiosos, morales, sociales o
políticos. La propia ciudad adquiere dimensiones de “protagonista” e influye en los

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personajes. Es la sociedad vetustense donde se enmarca la peripecia narrativa y
sentimental, pero es la sociedad española de la época la que critica acerbamente a Clarín.

“La Regenta” tiene tintes naturalistas y sobresale también por su magnífica prosa,
el humor y la ironía. Otros de sus rasgos más relevantes son las minuciosas y plásticas
descripciones y la riqueza de los diálogos.

 Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891).

Es un narrador que carece aún de fuerza descriptiva y de


profundidad en el análisis de los personajes. Sus relatos, sin
embargo, están muy bien construidos, tienen fundados
elementos novelescos y un gran vigor narrativo, lo que supone
un avance dentro de la técnica realista.

Entre su producción se encuentran novelas como: “El


sombrero de tres picos”, “El escándalo” y “El niño de la
bola”.

FRAGMENTO DE “EL SOMBRERO DE TRES PICOS”.

Por donde quiera que pasaban el personaje y su apéndice, los labradores dejaban sus
faenas y se descubrían hasta los pies, con más miedo que respeto; después de lo cual
decían en voz baja:
-¡Temprano va esta tarde el señor Corregidor a ver a la señá Frasquita! […]
-Oye, tú, Manuel: ¿por qué irá solo esta tarde el señor Corregidor a ver a la navarra? -
le preguntó una lugareña a su marido, el cual la llevaba a grupas en la bestia. […]
-¡No seas mal pensada, Josefa! -exclamó el buen hombre-. La señá Frasquita es
incapaz...
-No digo lo contrario... Pero el Corregidor no es por eso incapaz de estar enamorado de
ella... Yo he oído decir que, de todos los que van a las francachelas del molino, el único
que lleva mal fin es ese madrileño tan aficionado a faldas...
-¿Y qué sabes tú si es o no aficionado a faldas? -preguntó a su vez el marido.
-No lo digo por mí... ¡Ya se hubiera guardado, por más Corregidor que sea de decirme
los ojos tienes negros!
La que así hablaba era fea en grado superlativo.

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-Pues mira, hija, ¡allá ellos! -replicó el llamado Manuel-. Yo no creo al tío Lucas hombre
de consentir... ¡Bonito genio tiene el tío Lucas cuando se enfada!...
-Pero, en fin, ¡si ve que le conviene!... -añadió la tía Josefa, retorciendo el hocico.
-El tío Lucas es hombre de bien... -repuso el lugareño-; y a un hombre de bien nunca
pueden convenirle ciertas cosas...

 Juan Valera (1824-1905).

Fue un hombre culto, miembro de la Real Academia,


preocupado por el arte, la estética y el estilo. Entiende la narración
como una forma de idealizar y de embellecer la realidad. De ahí su
crítica al Naturalismo. Sus obras pretenden, ante todo, conseguir
una finalidad artística y, a veces, están dotadas de un fondo moral.

Las novelas de Valera consideran preferentemente conflictos y problemas


individuales, de tipo amoroso y religioso. Esto le lleva a realizar un minucioso y detallado
análisis psicológico de los sentimientos y del mundo interior de sus protagonistas.

El marco andaluz le sirve a Valera para situar los hechos y los personajes.
Adquieren más relevancia las mujeres, aunque no en una dimensión social, sino,
principalmente, en lo que concierne al tema amoroso o al matrimonio.

− “Pepita Jiménez”, cuya primera parte está escrita en forma epistolar,


presenta a un ser que se debate intensamente entre el amor divino y el
humano. Este tema lo abordará de nuevo el escritor en otras obras.
− “Juanita la Larga”, es una novela con un mayor matiz social. Plantea la
relación amorosa entre una joven y un hombre maduro, de cierta posición
en el pueblo, don Paco.

FRAGMENTO DE “PEPITA JIMÉNEZ”.

Al entrar, Pepita y yo nos damos la mano, y al dárnosla me hechiza. Todo mi ser se muda.
Penetra hasta mi corazón un fuego devorante, y ya no pienso más que en ella. Tal vez soy
yo mismo quien provoca las miradas si tardan en llegar. La miro con insano ahínco, por
un estímulo irresistible, y a cada instante creo descubrir en ella nuevas perfecciones […].

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No es ella grata a mis ojos solamente, sino que sus palabras suenan en mis oídos como
la música de las esferas, revelándome toda la armonía del universo y hasta imagino
percibir una sutilísima fragancia, que su limpio cuerpo despide […].

 José María de Pereda (1833-1891).

Fue un hombre de ideas tradicionales, rasgo que se


refleja en diversas obras. Destaca por la pintura de tipos y
ambientes, pero, sobre todo, por la fuerza y la grandiosidad
que, en algunas de sus mejores novelas, imprime a la
descripción de la naturaleza y del paisaje de su tierra,
Cantabria.

Sus obras más relevantes son:

− “Sotileza”, la novela del mar, se centra en la peligrosa vida que llevan los
pescadores.
− “Peñas arriba” se desarrolla en el mundo rural, en la montaña, cuya belleza y las
costumbres de las gentes de la aldea acaban conquistando al joven Marcelo, que
procedía de Madrid.

FRAGMENTO DE “SOTILEZA”.

A Andrés le parecían siglos los minutos que llevaba corridos en aquel trance espantoso,
tan nuevo para él; y comenzaba a aturdirse y a desorientarse entre el estruendo que le
ensordecía; la blancura y movilidad de las aguas, que le deslumbraban; la furia del
viento que azotaba su rostro con manojos de espesa lluvia; los saltos vertiginosos de la
lancha, y la visión de su sepultura entre los pliegues de aquel abismo sin límites. Sus
ropas estaban empapadas en el agua de la lluvia y la muy amarga que descendía sobre
él después de haber sido lanzada al espacio, como densa humareda, por el choque de las
olas; flotaban en el aire sus cabellos goteando, y comenzaba a tiritar de frío. Ni intentaba
siquiera desplegar sus labios con una sola pregunta. ¿Para qué esta inútil tentativa? ¿No
lo llenaban todo, no respondían a todo cuanto pudiera preguntar allí la voz humana, los
bramidos de la galerna?[...].

4. EL NATURALISMO.
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El Naturalismo es una tendencia literaria derivada del Realismo, cuyos postulados
y concepciones lleva al extremo. Este movimiento arraigó especialmente en Francia.

Rasgos del Naturalismo:

− Incorpora una visión materialista del ser humano, por ejemplo, el comportamiento
y la conducta de la persona pueden explicarse gracias a causas orgánicas o
fisiológicas.
− Plantea una concepción determinista del ser humano, al que presenta
condicionado por el ambiente y la herencia biológica.
− Coloca a loa personajes en situaciones que permiten seguir y explicar su conducta,
destacar los aspectos más degenerados y bajos del individuo o recrear con detalle
los ambientes sórdidos y degradados.
− Acude a las teorías sociológicas, fisiológicas y científicas que se están
desarrollando en el siglo XIX para llevar a cabo sus planteamientos.
− Utiliza hasta sus últimas consecuencias las técnicas realistas de observación y
documentación.

En España no existió una verdadera “concepción naturalista” como en Francia,


porque no se aceptaban los dogmas del materialismo no del determinismo.

El máximo representante del naturalismo en Francia fue Émile Zola (1840-1902).


Este autor pretende utilizar el método experimental en la creación de los personajes de su
obra narrativa. Reduce lo psicológico a lo puramente fisiológico o presenta al ser humano
indefectiblemente determinado y condicionado por los aspectos biológicos y el medio.

En su narrativa abundan tipos miserables y degradados física, psicológica, social o


moralmente, y ambientes en extremo míseros y desagradables.

4.1Escritores realistas.

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 Emilia Pardo Bazán (1851-1921).

Fue autora de cuentos y novelas, periodista e


intelectual gallega. Poseía hondas raíces y formación
cristianas. Se interesa muy pronto por el naturalismo de la
narrativa francesa. Divulga sus doctrinas (positivismo y
determinismo), a la vez que critica diversos aspectos de
esta corriente literaria mediante un conjunto de artículos reunidos bajo el título de “La
cuestión palpitante”. Pese a estas críticas, sus mejores novelas serán de corte naturalista,
aunque suavizado por sus creencias religiosas.

Es una autora de gran fuerza descriptiva y de estilo cuidado, aunque tampoco elude
la expresión espontánea.

− Su novela “La tribuna” es una narración de corte social y protagonista colectivo.


− Las páginas de “Los pazos de Ulloa” reflejan la fuerza de la naturaleza y de los
instintos del ser humano, y nos presentan la decadencia de la aristocracia rural
gallega.
− Su continuación, “La madre Naturaleza”, trata del amor entre dos jóvenes que
no sabían que eran hermanos.

FRAGMENTO DE “LA MADRE NATURALEZA”.

A la escalera salieron a hacerle los honores el Gallo y su esposa, la ex-bella fregatriz


Sabel, causa de tantos disturbios, pecados y tristezas. Quien la hubiese visto cosa de diez
y ocho años antes, cuando quería hacer prevaricar a los capellanes de la casa, no la
conocería ahora. Las aldeanas, aunque no se dediquen a labrar la tierra, no conservan,
pasados los treinta, atractivo alguno, y en general se ajan y marchitan desde los
veinticinco. Sus extremidades se deforman, su piel se curte, la osatura se les marca, el
pelo se les vuelve áspero como cola de buey, el seno se esparce y abulta feamente, los
labios se secan, en los ojos se descubre, en vez de la chispa de juguetona travesura propia
de la mocedad, la codicia y el servilismo juntos, sello de la máscara labriega. Si la
aldeana permanece soltera, la lozanía de los primeros años dura algo más; pero si se
casa, es segura la ruina inmediata de su hermosura. Campesinas mozas vemos que tienen
la balsámica frescura de las hierbas puestas a serenar la víspera de San Juan, y al año

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de consorcio no es posible conocerlas ni creer que son las mismas, y su tez lleva ya
arrugas, las arrugas aldeanas, que parecen grietas del terruño. Todo el peso del hogar
les cae encima, y adiós risa alegre y labios colorados. Las coplas populares gallegas no
celebran jamás la belleza en la mujer después de casada y madre: sus requiebros y
ternezas son siempre para las rapazas, las nenas bunitas.

Sabel no desmentía la regla. A los cuarenta y tantos años era lastimoso andrajo de lo
que algún día fue la mejor moza diez leguas en contorno. El azul de sus pupilas, antes
tan claro y puro, amarilleaba; su tez de albérchigo era piel de manzana que en el
madurero se va secando; y los pómulos sobresalientes y la frente baja y la forma
achatada del cráneo se marcaban ahora con energía, completando una de esas cabezas
de aldeana de las cuales dice cualquiera: «Más fácil sería convencer a una mula que a
esta mujer, cuando se empeñe en algo».

 Vicente Blasco Ibáñez (1967-1928).

Fue un hombre de espíritu revolucionario. En Valencia


fundó el periódico republicano “Pueblo” y durante seis
legislaturas fue diputado por su tierra natal.

Fue novelista fecundo y de gran éxito en el extranjero. Su


novela “Los cuatro jinetes del Apocalipsis” fue llevada al cine en
Hollywood. Sus novelas más representativas son, posiblemente, las primeras, de ambiente
valenciano y tono naturalista, publicadas a finales del siglo XIX o primeros años del XX.
El pesimismo, la crudeza y el instinto de los personajes se asientan en estas páginas,
escritas siempre con viveza y dinamismo. A veces, se le achaca cierto descuido en el
estilo.

Novelas más importantes:

− “Arroz y tartana” desarrolla la inevitable caída de la pequeña burguesía.


− “La barraca” dibuja un tenso mundo de venganza y odio que discurre por
la huerta valenciana.
− “Cañas y barro”, que, como las dos obras anteriores, tiene también un
trágico final, se centra en la vida de la Albufera y en la pasión amorosa.

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FRAGMENTO DE “LA BARRACA”.

Le habían herido; tal vez iba a morir. ¡Recristo! Un animal tan necesario para él como
la propia vida y que le había costado empeñarse con el amo... Miró en torno, buscando
al criminal. Nadie. En la vega, que azuleaba bajo el crepúsculo, no se oía más que un
ruido lejano de carros, el susurro de los cañaverales y los gritos con que se llamaban de
una barraca a otra. En los caminos inmediatos, en las sendas, ni una persona.

Batistet intentó disculparse ante su padre de este descuido. Cuando corría hacia la
barraca, asustado por los gritos de su madre, había visto venir por el camino un grupo
de hombres, gente alegre que reía y cantaba, regresando, sin duda, de la taberna. Tal
vez eran ellos.

El padre no quiso oír más... ¡Pimentó! ¿Quién otro podía ser? El odio de la huerta
le asesinaba un hijo, y ahora aquel ladrón le mataba su caballería, adivinando lo
necesaria que era para su existencia. ¡Cristo! ¿No había ya bastante para que un
cristiano se perdiese?...

Y no razonó más. Sin saber lo que hacía, regresó a la barraca, cogió su escopeta de
detrás de la puerta y salió corriendo, mientras instintivamente abría la recámara de su
arma para ver si los dos cañones estaban cargados. Batistet se quedó junto al caballo,
intentando restañarle la sangre con su pañuelo de la cabeza. Sintió miedo viendo a su
padre correr por el camino con la escopeta preparada, ansioso de dar desahogo a su
furor matando.

Era terrible el aspecto de aquel hombretón, siempre tranquilo y cachazudo.


Despertaba la fiera en él, cansado de que lo hostigasen un día y otro día. En sus ojos,
inyectados de sangre, brillaba la fiebre del asesinato; todo su cuerpo se estremecía de
cólera, esa terrible cólera del pacífico, que, cuando rebasa el límite de la mansedumbre,
es para caer en la ferocidad […].

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