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Unidad IV

ABLACTACIÓN

La palabra ablactación tienen su origen del francés, prefijo latino “ab”, de separación, y “lactare”, dar
de mamar. Este término se refiere al proceso de inicio de la introducción de alimentos diferentes a la
leche en la dieta del lactante; la introducción de estos alimentos se realiza de manera gradual a partir
del cuarto al sexto mes de vida. Lo anterior no significa que se interrumpa la lactancia, sino que “se
complemente” con alimentos adecuados. Así, la ablactación (proceso en la alimentación que expresa
la secuencia en la introducción de alimentos diferentes a la leche) complementa la lactancia y permite
una nutrición adecuada para el desarrollo del lactante. La alimentación durante el primer año de la vida
se lleva a cabo en tres etapas: a) período de lactancia, en el que la única fuente de nutrimentos es la
leche (humana o fórmula láctea), b) período transicional, es el período donde se introducen alimentos
preparados especialmente para lactantes además de la leche humana y se presenta el destete, c)
período de alimentación modificado, en el cual se ofrece al lactante los alimentos disponibles para el
consumo familiar (integración a la dieta familiar). La velocidad a la que progresa un lactante a través
de estos estadios se determina por la velocidad individual de maduración del sistema nervioso y del
aparato digestivo.
Alimentación complementaria. Son los alimentos que recibe un lactante además de la leche humana.
DESTETE. Literalmente significa “quitar la teta”, es la suspensión de la alimentación al pecho materno;
representa una etapa clave en el crecimiento y desarrollo del lactante por su repercusión nutricia,
psicológica y social. En la decisión del inicio del destete intervienen factores biológicos, socioculturales
y psico-afectivos. A partir de ese momento, en la medida en que la alimentación del niño se apoye cada
vez más en la alimentación complementaria, puede llevarse a cabo el destete definitivo. El destete
puede ser gradual cuando se da una disminución de la frecuencia del número de tetadas al día o
completo, cuando se suspende totalmente la alimentación con leche materna.
Características de la alimentación complementaria. Durante el primer año de vida, el lactante inicia la
formación de hábitos y preferencias alimentarias que van a afectar la salud y nutrición futuras. Por ello,
la alimentación complementaria adecuada tiene un papel formativo, porque promueve hábitos de
alimentación saludables. Además, complementa el aporte proteínico-energético proporcionado por la
leche y permite satisfacer los requerimientos nutrimentales adecuados para el buen crecimiento y
desarrollo del lactante.
Por otra parte, un patrón de ablactación inadecuado tiene serias repercusiones en la salud como son:
a) desnutrición, por una alimentación insuficiente, la suspensión del aporte de nutrimentos que provee
la leche humana, u ofrecer una alimentación limitada a alimentos con escaso contenido nutrimental;
b) infecciones de tracto digestivo, al consumir alimentos contaminados; c) alergias alimentarias, por la
relativa permeabilidad de la mucosa intestinal a proteínas antigénicas; d) problemas de deglución, por
ofrecer consistencias inadecuadas o alimentos semisólidos antes del tercer mes; e) sobrepeso,
secundario a mayor aporte energético que el requerido, al abuso de alimentos procesados y al inicio
temprano de la alimentación complementaria; f) riesgo de deshidratación hipertónica, por inmadurez
renal en caso de diarrea cuando hay un exceso en la ingestión de sodio y proteínas y deficiente
absorción, en especial de los almidones.
ABLACTACIÓN: ¿quién decide el inicio y un determinado patrón? Durante los primeros dos años de vida,
los modelos de alimentación cambian de una dieta preferentemente con leche (materna o fórmula) a
dietas variadas con otros alimentos. La madre es la principal responsable del cuidado del lactante y es
quien con frecuencia decide qué alimentos, de qué manera, qué cantidad y en qué momento ablactar
a su hijo. En esta decisión intervienen diversos factores que van desde la experiencia personal hasta las
recomendaciones de personas cercanas (familiares, amigos) o del equipo de salud. En la mayoría de los
casos (50.2%) la madre decide por sí misma, y el médico (37.3%) y la abuela materna (7.0%) son los
consejeros principales aunque en una proporción menor.
Ablactación: contexto nacional.
Diversos estudios han explorado la edad de inicio, los alimentos utilizados y el origen de la información
con que cuenta la madre para el inicio de la ablactación. Se ha observado que en niños con desnutrición
proteínica-energética primaria y secundaria grave, los primeros alimentos introducidos son de baja
densidad energética y escaso aporte proteínico. Sólo 20.6 y 47.4%, respectivamente recibieron leche
humana, y alrededor de 75% por un período inferior a tres meses. Muñiz y col., evaluaron los criterios
que usan las madres para el inicio de la ablactación y observaron que el médico (57%) y la abuela (27%)
son las personas que influyen de forma más determinante sobre la decisión de la madre. Los alimentos
que resultaron de inicio temprano (un mes), fueron los jugos de frutas y a partir del tercer mes 37% (n
=140) ya consumía hasta tres grupos de alimentos. Martínez y col., describieron la alimentación
complementaria de niños menores de dos años atendidos por el IMSS Solidaridad en el ámbito nacional;
encontraron que la edad de inicio fue a los cinco meses de vida y los alimentos fueron: la manzana
(11.8%), verduras (9%), plátano (9%), Gerber® (8.7%), frutas
(6.4%), caldo de frijol (5.6%), papilla (5.4%), caldo de pollo (4.1%), sopa (3.2%), caldos (1.5%) y otros
(35.2%). El personal de salud (44%), fue quien proporcionó a las madres las recomendaciones sobre
alimentación complementaria, en 27% algún familiar y la madre lo decidió en 24.3%.
Patrón de ablactación recomendado. De acuerdo al Comité para el Consenso Mexicano de Ablactación
el seguimiento en la introducción de alimentos complementarios deben ser frutas, seguido de verduras,
cereales, leguminosas y carnes. Por su parte, la recomendación de la Secretaría de Salud es por grupos
de alimentos: a) frutas y verduras, b) cereales, c) leguminosas y carnes y d) lácteos, huevo y pescado.
Aunque la ESPGHAN ha señalado que no hay razón para ofrecer una secuencia predeterminada de
alimentos.
Recomendaciones para la ablactación.
La Secretaría de Salud publicó la NOM 043, en donde establece recomendaciones a tener en cuenta
durante la etapa de ablactación.
1. Introducir un solo alimento a la vez. Ofrecerlo durante dos o tres días para comprobar su tolerancia
2. No mezclar los alimentos
3. No forzar su aceptación ni la cantidad de alimento
4. En general, primero ofrecer la leche humana o fórmula y luego el alimento semisólido. Tratar de que
sean complementarios
5. La cantidad de alimento variará día a día e irá en aumento. Poco a poco disminuirá el volumen de
leche consumido
6. Promover el consumo de alimentos naturales
7. Preparar los alimentos sin agregar sal, azúcar u otros condimentos
8. Los alimentos deben ofrecerse primero como papilla, posteriormente se pueden ofrecer picados y a
partir del año de edad, valorar la introducción de alimentos en pedazos pequeños
9. Los alimentos deben prepararse con extrema higiene
10. La alimentación debe ajustarse a la práctica y al menú familiar, así como favorecer la socialización
y el aprendizaje del niño
11. Deben emplearse utensilios adecuados, permitir que el niño intente comer solo aunque se ensucie
12. Los jugos de fruta deben ofrecerse cuando el niño pueda tomar líquidos en taza. De preferencia
naturales, preparados sin cáscara y a partir de los 12 meses de edad
13. Cuando se ofrezcan caldos o sopas, hay que proporcionar el alimento y no solo el líquido
14. De preferencia el alimento debe estar a temperatura ambiente
Modificado de la Norma Oficial Mexicana NOM-043-SSA2-1999
ALERGIA ALIMENTARIA. La enfermedad alérgica puede tener repercusiones en el estado nutricio de los
lactantes con un pobre crecimiento cuando se utilizan restricciones dietéticas extremas, lo cual podría
considerarse un efecto iatrogénico. Es necesario realizar una evaluación adecuada entre los síntomas
alérgicos y el consumo de alimentos complementarios, teniendo en mente que la base fundamental del
manejo de la alergia alimentaria es evitar los antígenos ofensores de la dieta. Es posible que un lactante
sea alérgico a más de un antígeno y la reacción inflamatoria causada por tal situación amplifica el efecto
negativo sobre el estado nutricio. La dieta normal provee componentes que pueden tener un rol
importante en la modulación de la alergia, por ejemplo, los ácidos grasos poli-insaturados,
antioxidantes y micro-nutrimentos, que en lactantes alérgicos pueden estimular el desarrollo y la
respuesta normal del sistema inmune. Un enfoque de manejo activo es incluir la administración de pro-
bióticos que modulan el sistema inmune innato y las vías inmuno-regulatorias.
Vacunación.
Requerimientos de energía, carbohidratos, proteínas y lípidos (Edgar M. Vásquez-Garibay, 2008).

REQUERIMIENTOS DE ENERGIA

El crecimiento implica síntesis de tejidos y, por lo tanto, una acumulación progresiva de macro y
micronutrientes, los que deben ser proporcionados por la alimentación de acuerdo a los
requerimientos establecidos para cada grupo de edad.
El requerimiento energético del niño puede definirse como la ingesta calórica necesaria para mantener
un estado de salud y crecimiento normal, así como un nivel de actividad física adecuado. Habitualmente
se expresa en función del peso corporal y corresponde a la suma de la energía requerida para
metabolismo basal, crecimiento, actividad física y efecto termogénico de los alimentos.
El metabolismo basal constituye el principal componente del gasto energético, alcanzando un 50% a
60% del gasto total, y representa la energía consumida en el trabajo interno del organismo.
El requerimiento para crecimiento incluye la energía que se almacena como grasas, proteínas e hidratos
de carbono en el nuevo tejido, así como la energía utilizada en la síntesis de las moléculas depositadas.
El costo energético promedio del crecimiento es de 5 Kcal por gramo de tejido depositado, de las cuales
aproximadamente 4 Kcal/g corresponden al contenido energético del tejido y 1 Kcal/g al costo de
síntesis. El gasto energético para crecimiento es máximo durante el primer trimestre de la vida, etapa
en la cual corresponde aproximadamente al 30% del requerimiento total, de aquí en adelante
disminuye en forma progresiva hasta alcanzar no más del 2% en el adolescente. La disminución o
detención del crecimiento es la respuesta más característica a la deprivación calórica, cualquiera sea la
edad del niño. En etapas de crecimiento acelerado o de recuperación nutricional, el gasto energético
para crecimiento aumenta en forma significativa, lo que puede significar un incremento en el gasto
energético total hasta en un 100%.
A la inversa de lo que ocurre con el crecimiento, el gasto energético demandado por la actividad física
es mínimo en el primer trimestre de la vida (5-10 Kcal/Kg) y aumenta en forma progresiva hasta alcanzar
un 25% del gasto total en el segundo año de vida, pudiendo ser aún mayor en escolares y en
adolescentes con gran actividad física.
Los requerimientos energéticos de los lactantes menores de un año se han estimado mediante estudios
de ingesta efectuados en lactantes sanos, con crecimiento normal (Percentil 50 del estándar NCHS),
incluyendo lactantes alimentados con pecho exclusivo y con alimentación artificial.

TABLA 1
Recomendaciones de Ingesta calórica en el Primer Año de Vida (FAO/OMS/UNU-1985)
Grupo de Edad Recomendación de Aporte (Kcal/Kg/día)
0-3 meses 116
3-6 meses 100
6-9 meses 95
9-12 meses 100

REQUERIMIENTOS DE PROTEINAS

Las proteínas proporcionan aminoácidos esenciales y no esenciales necesarios para la síntesis proteica,
el crecimiento y la reparación tisular. Los aminoácidos esenciales en el niño son: isoleucina, leucina,
lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptofano, valina e histidina. En recién nacidos, especialmente
en prematuros, se agregan cisteína, tirosina y taurina que se comportan como condicionalmente
esenciales dado que la capacidad de síntesis es insuficiente.
Las necesidades de proteínas en los menores de seis meses, se han estimado por datos de ingesta en
niños alimentados al pecho que crecen a velocidad satisfactoria. En mayores de seis meses, los
requerimientos de mantención han sido calculados mediante estudios de balance nitrogenado de corto
plazo, en tanto que las necesidades de nitrógeno para crecimiento se han estimado considerando la
velocidad de ganancia de peso esperada y la concentración de nitrógeno corporal.
El nivel seguro de ingesta (NSI) se ha definido en dos desviaciones estándar sobre el promedio estimado,
a fin de cubrir los requerimientos del 97% de la población (Tabla 2). Estas estimaciones son válidas para
proteínas de óptima calidad, como las proteínas lácteas y de huevo, y deben ser aumentadas de
acuerdo a la calidad y digestibilidad de la mezcla proteica de la dieta.

TABLA 2
NIVEL SEGURO DE INGESTA DE PROTEINAS (NRC, RDA. 1989)
Grupo de Edad Proteínas (g/Kg/día)
0-3 meses 2,3
3-6 meses 1,9
6-9 meses 1,7
9-12 meses 1,5
Es importante recordar que para que el aprovechamiento proteico sea máximo, debe asociarse a una
ingesta calórica adecuada, pues de lo contrario, parte de los aminoácidos son derivados a la producción
de energía, con el consiguiente desmedro en el crecimiento.

LIPIDOS Y CARBOHIDRATOS

Los lípidos, además de actuar como fuente energética concentrada (9 Kcal/g), sirven de vehículo para
vitaminas liposolubles y son proveedores de ácido linoleico y alfa-linolénico, precursores de la serie
omega-6 y omega-3 respectivamente. Ambos deben constituír el 3 a 4 % de las calorías totales de la
dieta, 4/5 como ácido linoleico y 1/5 como alfa-linolénico. El aporte insuficiente de ellos, especialmente
en los primeros meses de la vida, puede producir detención del crecimiento.
Los prematuros pequeños también requieren aporte de ácido docosahexanoico (DHA), importante para
el desarrollo de cerebro y retina.
Los carbohidratos constituyen la principal fuente energética de la dieta, siendo la lactosa el
preponderante en los lactantes y el almidón en los niños mayores. No tienen un rol destacado como
nutrientes esenciales.

REQUERIMIENTOS DE MICRONUTRIENTES

La ingesta adecuada de vitaminas y minerales también es esencial para el logro de un crecimiento y


desarrollo normales. Muchos de estos nutrientes actúan como cofactores o catalizadores en el
metabolismo celular y otros participan además en el crecimiento de tejidos. Dentro de este último
grupo merecen especial mención: calcio, fósforo y magnesio, que constituyen alrededor del 98% del
contenido corporal de minerales y que son incorporados mayoritariamente al tejido óseo. Esto pone
de relieve la necesidad de mantener una ingesta suficiente de leche o sus derivados durante toda la
etapa de crecimiento.
Hierro y zinc pueden ser limitantes potenciales del crecimiento a partir del segundo semestre de vida y
muy especialmente en etapa preescolar, ya que se ha demostrado que la dieta es deficitaria para ambos
micronutrientes en una proporción importante de esta población, tanto en países desarrollados como
subdesarrollados. En nuestro país, esta situación debería mostrar cambios favorables en los próximos
años, ya que a partir de 1999 comienza la entrega de leche fortificada con estos micronutrientes a los
beneficiarios del Programa Nacional de Alimentación Complementaria.
TABLA 3
RECOMENDACIONES DE INGESTA DIARIA DE MINERALES

Agua: es un componente esencial de todos los tejidos corporales, como solvente dispone de solutos
para el funcionamiento celular y es el medio necesario para todas las reacciones. También participa
como sustrato activo en las reacciones metabólicas y como componente estructural de la célula. El
organismo no reserva agua, la cantidad que se pierde en 24 horas debe ser restituída para mantener la
salud y eficiencia corporal. El requerimiento de agua basado en el consumo calórico es de 1 a
1.5ml/kcal. Los lactantes tienen una mayor necesidad de agua por la capacidad limitada de los riñones
para controlar carga de solutos, su mayor porcentaje de agua corporal y a su área de superficie grande
por unidad de peso corporal.
Requerimiento de agua el primer año de vida: 150 ml/kg/día (FRANCO, 1998)

IMPACTO DE LOS ALIMENTOS INDUSTRIALIZADOS EN LA DIETA DEL MENOR DE UN AÑO DE VIDA

Los sucedáneos de la leche materna y los alimentos industrializados para bebés se han asociado a la
gran pandemia de sobrepeso y obesidad. Durante el primer año de vida, el lactante inicia la formación
de hábitos alimentarios que serán difíciles de modificar posteriormente. Los bebés se han convertido
en uno de los más grandes negocios ofreciéndoles productos que realmente no necesitan y que ponen
en riesgo su salud, en donde la industria de sucedáneos y el Estado juegan un papel clave al incumplir
las regulaciones nacionales e internacionales.
Uno de los principales riesgos para el bebé es que estas fórmulas no están totalmente estériles. Existe
una bacteria llamada Enterobacter sakasakii la cual sobrevive altas temperaturas como las utilizadas
durante la pulverización. Se han tomado muestras en diferentes fórmulas y se ha encontrado la
presencia del Enterobacter en hasta el 20% de las muestras analizadas. Esto representa un peligro
inminente, nunca se sabe cuándo alguna de las fórmulas estará contaminada. Se ha visto que en
neonatos la infección por el Enterobacter sakasakii es mortal. La OMS ha emitido un comunicado de
alerta para madres de familia y trabajadores de la salud acerca de la importancia que es el comunicar
a las familias el riesgo que existe de infección por Enterobacter sakasakii a través del consumo de
fórmulas lácteas
Por otro lado, existe un mayor riesgo de padecer sobrepeso y obesidad a corto y largo plazo. Esto es
porque, como se mencionó antes, los bebés alimentados con fórmulas a través del biberón no tienen
capacidad de regular la ingesta. Esto provoca distención abdominal lo cual poco a poco irá generando
un mayor requerimiento de volumen a nivel estomacal para poder “llenar” al bebé lo que generará una
mayor ingesta calórica. Por otro lado observamos que las fórmulas contienen azúcares añadidos; el alto
consumo de azúcares añadidos se ha asociado con los altos índices de sobrepeso y obesidad. Un niño
que tiene sobrepeso u obesidad tiene un 60% de probabilidad de padecerlo de adulto. El ambiente
obesigénico que vivimos en la actualidad no sólo en México, sino en muchos países favorece a que el
niño presente mayores factores de riesgo para padecer obesidad a largo plazo.
De esta forma se van perpetuando la presencia de obesidad en la población.
La obesidad se ha asociado positivamente con enfermedades crónicas como la diabetes, pero no sólo
eso sino que recientemente se ha logrado descubrir que existe una asociación directa entre las altas
ingestas de azúcares y la presencia de diabetes mellitus tipo 2. Así mismo, el alto consumo de azúcares
produce adicción. Las fórmulas contienen azúcares añadidos que no están presentes en la leche
materna. La OMS y la UNICEF recomiendan que un infante menor de dos años no ingiera nada de
azúcares añadidos por el riesgo que existe de que se deforme el gusto del infante y por los daños a la
salud que se han demostrado a través de las altas ingestas de azúcar. La OMS establece que los
alimentos o productos elaborados para infantes deben ser totalmente inocuos y libres de aditivos o
ingredientes que puedan ser riesgosos a la salud. Un bebé que no es amamantado tiene una mayor
probabilidad de morir, dependiendo del ambiente en el que se encuentre aumenta este riesgo.
Además, tiene una mayor probabilidad de muerte súbita. Se ha observado que los bebés que no son
amamantados padecen de mayores enfermedades gastrointestinales, diarreas, infecciones como
neumonía, bronquitis, tuberculosis, otitis media, alergias; además de estar más propensos a desarrollar
enfermedades autoinmunes. Así mismo, los niños que no son alimentados al seno materno tienen
mayores probabilidades también de presentar cáncer a largo plazo. Por el contrario, se ha visto que la
mortalidad infantil se reduce con las prácticas de lactancia materna (Ministerio de Salud, 2014).

VACUNACIÓN
Es de vital importancia vacunar a los niños durante los primeros meses de vida. La mitad de todas las
muertes provocadas por la tos ferina, una tercera parte de todos los casos de poliomielitis y una cuarta
parte de todas las muertes por sarampión se producen dentro del primer año de vida.
Es de vital importancia que cada niño reciba la serie completa de vacunas, pues de lo contrario éstas
podrían no surtir efecto.
Para proteger al niño durante su primer año de vida, es necesario administrarle las vacunas que se
indican en el siguiente calendario. Las vacunaciones son más efectivas si se administran a las edades
que se especifican en el calendario (pág. 69) o lo más cerca posible de estas edades.
Si por cualquier motivo no se le han administrado al niño todas las vacunas antes de cumplir el primer
año de vida, es de vital importancia llevarlo a vacunar lo antes posible o durante los Días Nacionales de
Inmunización.
En algunos países se ofrecen dosis suplementarias de vacunas, denominadas dosis de refuerzo, durante
el primer año de vida. Estas dosis hacen que la protección que ofrece la vacuna resulte aún más eficaz.
Edad Vacunas
Al nacer tuberculosis**, polio y, en algunos países, hepatitis B
6 semanas difteria, tosferina, tétanos, polio y, en algunos países, hepatitis B y Hib
10
difteria, tosferina, tétanos, polio y, en algunos países, hepatitis B y Hib
semanas
14
difteria, tosferina, tétanos, polio y, en algunos países, hepatitis B y Hib
semanas
Sarampión (12-15 meses en los países industrializados) y, en algunos países, fiebre
9 meses
amarilla, paperas y rubéola.
(UNICEF)

Bibliografía
Edgar M. Vásquez-Garibay, E. R.-V. (noviembre-diciembre de 2008). Esquemas de alimentación saludable en
niños durante sus diferentes etapas de la vida. Parte I. Primeros dos años de vida. Medigraphic, 65, 593-
604. Obtenido de http://www.medigraphic.com/pdfs/bmhim/hi-2008/hi086o.pdf

FRANCO, L. V. (1998). La nutrición en el primer año de vida. 2-17. Obtenido de


http://www.facmed.unam.mx/deptos/salud/censenanza/spi/unidad2/primer.pdf

Ministerio de Salud. (2014). Los riesgos de las fórmulas y alimentos industrializados para bebés: análisis del
contenido de azúcares y la ausencia de regulación. La alimentación industrializada: El nuevo
meganegocio, 1-13. Obtenido de
http://www.ministeriodesalud.go.cr/gestores_en_salud/lactancia/articulos/CNLM_alimentacion_indus
trializada_lactante_nino_pequeno.pdf

UNICEF. (s.f.). La inmunización. Obtenido de http://www.unicef.org/spanish/ffl/06/1.htm

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