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Humanae Vitae: El amor conyugal fecundo

«En su modo de obrar, Ios esposos cristianos serán conscientes de que no pueden
proceder a su antojo, sino que siempre deben regirse por la conciencia, la cual ha de
ajustarse a la ley divina misma, dóciles al Magisterio de la Iglesia, que interpreta
auténticamente.

Humanae Vitae: El amor conyugal fecundo


«En su modo de obrar, Ios esposos cristianos serán conscientes de que no
pueden proceder a su antojo, sino que siempre deben regirse por la conciencia,
la cual ha de ajustarse a la ley divina misma, dóciles al Magisterio de la Iglesia, que interpreta auténticamente esa
ley a la luz del Evangelio. Dicha ley divina muestra el pleno sentido del amor conyugal, lo protege e impulsa a la
perfección genuinamente humana del mismo» (GS 50).
Hemos hablado ya del tema general de la Humane Vitae, de cómo ésta debe ser leída, y en un principio del amor
conyugal y sus dimensiones dentro de ésta Encíclica, ahora tocaremos el tema de la paternidad responsable.

En el amor conyugal hablamos del amor total que es procreativo y fecundo y es así por la propia naturaleza de un
amor que es de suyo generoso y que vive una realidad de donación. Por tanto el amor de donación conyugal conlleva
en aspecto necesario de procreación, de paternidad, pero no una paternidad egoísta, sujeta al propio arbitrio del
hombre, como si este fuese el único que participara en el acto de la procreación; en la paternidad responsable el
hombre coparticipa del don creador de Dios, “salvaguardando ambos aspectos esenciales, unitivo y procreador, el
acto conyugal conserva íntegro el sentido de amor mutuo y verdadero y su ordenación a la altísima vocación del
hombre a la paternidad” (CIC 2369, HV 12), y por tanto la dimensión de la paternidad responsable debe ser sujeta
a algunos puntos, los cuales desgloso a continuación.

1º. El conocimiento y respeto de los procesos biológicos de la procreación, esto se refiere a descubrir con la
inteligencia las leyes biológicas que forman parte de la persona y que se ordenan a dar la vida. Por tanto los esposos
deben esforzarse en conocer su íntima naturaleza ya que el acto sexual tiene un significado de donación recíproca
y total de dos seres, varón y mujer, y esto es independiente del hecho de que los mismos consideren o no que es,
o puede ser un acto fecundo.

2º. El dominio de la inteligencia y de la voluntad sobre las pasiones y las tendencias del instinto en lo que tiene
que ver con la vida sexual. Ampliando, significa adquirir las virtudes morales de la castidad y el dominio de si entre
otras.

3º. Solo en el último lugar, se señala como implícito de la paternidad responsable la decisión respecto al número
de hijos, es decir, una decisión responsable de la regulación de la natalidad. Puede tratarse, ante todo, de una
decisión bien ponderada y generosa de tener una familia numerosa; puesto que no hay nada más absurdo y contrario
de la paternidad responsable que la idea de limitar los nacimientos de los hijos a un número mínimo. Ya Juan Pablo
II explicaba que la concepción de la paternidad responsable no está únicamente relacionada con el evitar nuevos
nacimientos, sino, hacer crecer la familia según los criterios de la prudencia. Así la Encíclica Humanae Vitae nos
hace una presentación de la paternidad responsable como un alto valor ético.

Sin embargo aborda también la decisión de evitar un nuevo nacimiento, ya sea temporalmente o por tiempo
indefinido, para esto establece que dichas decisiones deben ser tomadas en cuenta bajo ciertos criterios estudiados
en conciencia y de cara a Dios: “En relación con las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales, la
paternidad responsable se pone en práctica ya sea con la deliberación ponderada y generosa de tener una familia
numerosa ya sea con la decisión, tomada por graves motivos y en el respeto de la ley moral, de evitar un nuevo
nacimiento durante algún tiempo o por tiempo indefinido”. (HV 10). La decisión ponderada y generosa deber ser,
como explicaba el Papa Juan Pablo II: ´Bajo esta luz, desde la cual es necesario examinar y decidir la cuestión de
la ´´paternidad responsable´´, queda siempre como central ´´el orden moral objetivo, establecido por Dios, cuyo fiel
intérprete es la recta conciencia´ (La paternidad y la maternidad responsables a la luz de la Gaudium et spes y de
la Humanae vitae (Catequesis del 1/08/84.)

Por tanto es evidente que la paternidad responsable no habla de una limitada visión de la relación conyugal, la unión
y procreación de la vida o de una toma de decisión que correspondería solamente a los esposos, es en realidad una
visión antropológica del ser humano, una visión más allá del quehacer cotidiano, que no se limita al tener menos
hijos para darles más; el crecimiento normal de una familia abierta a la vida supone de si un enriquecimiento pues
se genera de un acto fecundo donde el Dios creador participa. Y donde la Iglesia prevé condiciones graves para
poder decidir cara al Creador el número de hijos que conformará cada familia, ellos y solo ellos (el matrimonio) son
los que pueden decidir en diálogo generoso cuántos hijos tener, y cada cuanto tiempo, la Iglesia no dice a unos
matrimonio que tantos hijos tener y a otros que tantos menos tener, lo que explica ampliamente es que el amor
conyugal tiene un carácter unitivo y por suyo de donación, y es moralmente recto una regulación de la fertilidad que
busca el bien de las personas y a su dignidad.

Por: Cecilia Esther Rdguez. Galván | Fuente: Humanae Vitae


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