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De La Ler Girn Espaiioln, 1737 (Edición Del Ayuiitatnienio de Oliva-Uiputacióii de Valencia de 1984, Pig
De La Ler Girn Espaiioln, 1737 (Edición Del Ayuiitatnienio de Oliva-Uiputacióii de Valencia de 1984, Pig
' Edición de Antonio Gallego Morell, Madrid, Gredos, 1972 (sub Desbaie, H.597). Es también notta-
ble lo que dice el Diccioirario de Autoridades, de 1726, pág. LIV, apdo. 20: ((Lengua muerta se llama
a las que como la LAina, la Hebrea y la antigua Gricga, son inmuiables, porque no hablándose ni u s h
dose comúnmeiite, permanecen en su inmutable sern. Véase también Gregorio Mayans y Síscar, Orlgei~es
de la ler~girnespaiioln, 1737 (edición del Ayuiitatnienio de Oliva-Uiputacióii de Valencia de 1984, pig.
215 y sig.: ((0bien se piicde intmdiicir algún vocablo ya ~isadoen otra lengua muerta, como en la grie-
ga o latina ... antes de la lengua latina, como más conocida, que de otra muerta».
8 FRANCISCO RODR~GUEZADRADOS
5 . P. 201 SS.
En Revista de lengua y literatura española, 1, Madrid 2001, p. 9 SS.
rimenta cierta competencia por obra del léxico inglés. Pero en muchas
ocasiones sucede que ese léxico inglés es de origen griego: palabras
como programa o cibernética de ahí vienen.
Y existen palabras cultas, del tipo de democracia o práctica o
simetría o política o teatro que son simplemente griegas, las mis-
mas en todas las lenguas, una vez que se hacen ciertas mínimas adap-
taciones.
Como ya he explicado en otros lugares, de los 200 elementos for-
mativo~que ofrece el DRAE la proporción de helenismos y latinis-
mos es de aproximadamente un 95 por ciento. Son elementos ini-
ciales griegos como a-, aden-, -m-, ana-, anti-, apo-,filo-, etc. etc.,
y otros citados antes, que encuentran paralelos en otras lenguas euro-
peas y que se utilizan constantemente para nuevas creaciones. Y ele-
mentos latinos como in-, circum-. En español, en el DRAE, hay cien
palabras con auto-, 80 con hiper-, 24 con filo-, etc.; y continúan for-
mándose constantemente otras más.
Paralelamente, los elementos formativos finales son, aunque no
con tanta exclusividad, griegos y latinos: sufijos como -filo, -fobo,
-isrno, -ma, -tico, -sico, -sis, que siguen, igualmente, usándose para
nuevas formaciones. Igual que elementos latinos como -men, -osus.
Aquí aparecen ya elementos romances como -able, -dor.
Pero el predominio es el de los elementos grecolatinos, habi-
tualmente llegados por vía culta en fecha ya medieval, ya renacien-
te, ya moderna. Siguen entrando hoy mismo y utilizándose para la
creación de numerosas palabras nuevas.
A veces se trata de palabras o elementos originales griegos y lati-
nos, con igual o semejante forma y sentido. Otras veces, natural-
mente, hay evolución. Arq~teología,biologia tienen igual forma que
en griego, pero diferente sentido. Cosmonauta, dinanzómetro son
nuevos y están bien formados: pero el sentido no es nada griego.
Microbio está mal formado. U se crean monstruos, formas mixtas
con elementos de otras lenguas, tipos burócrata, automóvil, anti-
niebla, comunismo. Lo esencial es esto: estas palabras y sus ele-
mentos griegos y latinos están vivos dentro de nuestras lenguas, se
usan, crecen, evolucionan.
No es lo mismo, insisto, que una lengua albergue un repertorio
de préstamos o fósiles a que estos vivan dentro de ella, creando
derivados y compuestos cada día. En este sentido, están vivos. El
griego y latín están vivos. ¿Cómo no van a estarlo cuando nos ayu-
GRIEGO Y IATÍN ¿LENGUAS MUERTAS? 15
FRANCISCO IRODRÍGUE~ADRADOS
Presidente de Honor de la SlctcC