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“Dos hijos perdidos, un

padre amoroso, y la
invitación a una gran fiesta”
La parábola del Dios pródigo

“…ambos hijos representan dos


modos equivocados en los que los
hombres se relacionan con Dios; y a
partir de los cuales conciben la vida
misma. Jesús nos muestra cómo
ambos caminos son callejones
espirituales sin salida, expresiones
distintas de verdadera muerte
espiritual.
Además, esta parábola nos empuja a
ver nuestra necesidad de otro camino,
que es el camino del “evangelio”, el
camino que corresponde a la Persona
y obra de Jesucristo.”
“Se acercaban a Jesús todos los publicanos y
pecadores para oírle,
y los fariseos y los escribas murmuraban,
diciendo:
Este a los pecadores recibe, y con ellos
come.
Entonces él les refirió esta parábola,
diciendo: (…)”. v.1-2

Aún cuando históricamente se ha enfatizado la gracia del padre para con el


hermano menor, la clara intención de Jesús es dirigirse a los hermanos mayores
– a los escribas y fariseos. (…)

Jesús desea mostrar a los fariseos que su religiosidad moralista les aparataba
de Dios, tanto o más, que la inmoralidad del hermano menor. A diferencia del
énfasis habitual – que recae en el hermano menor –, el propósito de esta
parábola es despertar la conciencia del “hermano mayor”, de los escribas y
fariseos; y empujarles del moralismo, al evangelio.
El primer acto

En este primer acto Jesús les enseña a los fariseos que “el amor y el
perdón de Dios pueden absorber cualquier tipo de pecado o fechoría…
no hay mal que el amor del padre no pueda perdonar y cubrir; no hay
pecado que esté más allá de su gracia.”

“Jesús describe al padre abalanzándose sobre su hijo con amor, no solo


antes de que tenga la oportunidad de enmendar su vida y demostrar un
cambio en su corazón, sino incluso antes de que pueda pronunciar su
discurso de arrepentimiento. Nada, ni siquiera la más humilde
contrición, merece el favor de Dios. El amor y la aceptación del Padre
son absolutamente gratuitos”. Timothy Keller
El segundo acto
“Ninguno de los dos quería o amaba al padre – ambos querían solamente sus
riquezas; la diferencia es que uno buscaba alcanzarlas mediante la desobediencia, y
el otro lo hacía mediante la obediencia – uno mediante la rebelión, y el otro por la
moralidad.”
“Los corazones de los dos hermanos son iguales. A ambos les molesta la autoridad de
su padre y buscan la forma de quitársela de encima. Cada uno quiere alcanzar una
posición desde la cual pueda decirle al padre lo que debe hacer. En otras palabras,
cada uno se rebela, pero el uno lo hace siendo muy malo y el otro siendo
extremadamente bueno. Ambos se alejan del corazón del padre; ambos son hijos
perdidos”. (p.40). Keller
Dos clases de personas
Jesús utiliza al hermano mayor, y al hermano menor, para describir los dos caminos
fundamentales a través de los cuales las personas tratan de encontrar la felicidad y
la realización personal: el camino de la conformidad moral (moralismo), y el camino
del autodescubrimiento (libertinaje).

“Cada uno actúa como un lente que colorea todo lo que vemos en la vida, o como un
paradigma que moldea nuestra comprensión de todo. Cada uno es una forma de
encontrar el significado y el valor personal, de abordar los males del mundo, y de
diferenciar el bien del mal” (p.35).

Jesús afirma que tanto el “hermano menor” – el


libertino – como el “hermano mayor” – el moralista
– están perdidos; que ambas son solamente dos
maneras distintas de expresar las miserias del
corazón. Por lo tanto, somos empujados a realizar un
trabajo de redefinición del pecado, para que
podamos entender verdaderamente el evangelio.
Redefiniendo el pecado

El pecado no solamente consiste en romper las normas divinas,


sino en obedecerlas con una motivación equivocada. Los
hermanos mayores obedecen a Dios como una forma de
obtener ventaja sobre Él, controlarlo, y poner-Le en una
posición tal, que al final Él esté en deuda con ellos. Al intentar
controlar a Dios mediante su obediencia, lo que quieren los
hermanos mayores es que Dios sea un medio para alcanzar sus
verdaderos anhelos y deseos – “el becerro gordo”; y eso es
pecado.
Rasgos del hermano mayor
1. Profundo enfado cuando la vida no va bien.

2. Responden a la crítica con agresividad, o


quedando completamente devastados.

3. Los hermanos mayores oran, pero no saben


qué significa intimidad y deleite en Dios.

4. Les es imposible dejar de aborrecer a los


demás.

5. Los hermanos mayores viven la religión del


cansancio, del servilismo, del orgullo, del temor
y de la inseguridad.
El verdadero hermano mayor
“Necesitamos un “hermano mayor” que no solo vaya a un país lejano
para encontrarnos, sino que venga desde el cielo hasta la tierra.
Necesitamos uno que esté dispuesto a pagar no solo una cantidad finita
de dinero, sino el costo infinito de su propia vida para llevarnos a la
familia de Dios, pues nuestra deuda es mucho mayor. Bien sea como
hermanos mayores o menores, nos hemos rebelado contra el Padre, y
merecemos el aislamiento y el rechazo. El meollo de la parábola es que
el perdón siempre supone un precio: alguien tiene que pagarlo. No hay
forma de que el hermano menor regrese a casa a menos que el
hermano mayor pague el precio. Nuestro verdadero hermano mayor
pagó nuestra deuda en la cruz, asumiendo nuestro lugar.”

Timothy Keller.

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