Está en la página 1de 49

COLEGIO SALESIANO SAN JUAN BOSCO DE GRANADA

SEMINARIO DE HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES

Compendio de textos
filosóficos
FILOSOFÍA I
Seleccionados por Fernando López Acosta
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA GRIEGA TEXTO


Autor Parménides de Elea (515/510? a.C. – 435? a.C. 1
Obra Poema “Sobre la naturaleza” (fragmento)

“Pues bien, te diré, escucha con atención mi palabra, cuáles son los únicos caminos de
investigación que se puede pensar: uno, que es, y que no es posible que no sea, es la senda de la
persuasión, pues acompaña a la verdad. El otro, que no es y que es necesario que no sea; éste,
te lo señalo, es un sendero que nada informa, pues no podrías conocer lo que, por cierto, no es
(porque no es factible) ni podrías mostrarlo. (…)
Esto es lo que hay que decir y pensar: que el ser es porque puede ser, mientras que
“nada” no puede ser. Te mando reflexionar sobre estas cosas. Ésta es, efectivamente, la primera
vía de investigación de que te excluyo. Pero, en segundo lugar, te excluyo de esta otra vía, la
que siguen errantes los mortales que no saben nada, bicéfalos, pues el desvalimiento es el que
rige en el interior de su pecho una mente errabunda: se ven arrastrados, sordos y ciegos a la
vez, pasmados, gente sin juicio, que están en la creencia de que ser y no ser es lo mismo y no lo
mismo, y de que de todas las cosas hay un camino de ida y vuelta. Porque nunca jamás se
impondrá esto: que las cosas que no son sean.
Mas tú ¡aparta tu pensamiento de esta vía de investigación! ¡Que la rutina inveterada
no te fuerce a dirigir por esta vía tu ojo sin mirada, tu oído aturdido y tu lengua, sino juzga con
la razón el muy debatido argumento narrado por mí.
Un solo camino narrable queda: que es. Y sobre este camino hay signos abundantes:
que, en tanto existe, es inengendrado e imperecedero; íntegro, único en su género, inmóvil y
realizado plenamente; nunca fue ni será, puesto que es ahora, todo a la vez, uno, continuo.
Pues ¿qué nacimiento le buscarías? ¿Cómo, de dónde habría crecido? De lo que no
es, no te permito que lo digas ni pienses, pues no se puede decir ni pensar lo que no es. ¿Y qué
necesidad lo habría impulsado a nacer antes o después, partiendo de la nada? Así, es forzoso
que exista absolutamente o que no (exista). Jamás la fuerza de la fe concederá que de lo que es
se genere algo fuera de él, a causa de lo cual ni nacer ni perecer le permite Dike (la Justicia),
aflojándole las cadenas, sino que lo mantiene. Pero la decisión acerca de estas cosas
reside en esto: es o no es. Ahora bien, está decidido, como lo exige la necesidad, dejar un
camino impensable o innombrable (ya que no es un verdadero camino), y admitir el otro que
existe y es verdadero.
¿Cómo podría ser después lo que ya es? ¿Cómo se generaría? Pues si se generó, no es,
ni es si ha de ser en algún momento futuro. De tal modo el nacer ha quedado extinguido y el
perecer resulta inaudito. Tampoco es divisible, ya que es un todo homogéneo, ni mayor en
algún lado, lo que impediría su cohesión; ni algo menor, sino que todo está lleno de ser; por
ello es un todo continuo, pues el ser se reúne con el ser.
Ahora bien, inmóvil en los límites de grandes ataduras, existe sin comienzo ni fin,
puesto que el nacimiento y la destrucción se pierden a lo lejos, apartados por la fe verdadera.”

ACTIVIDADES

Parménides era originario de Elea, en la actual Italia. Fundó una escuela que se llamaba
eléatica en honor al nombre de la ciudad; de ahí también que sus seguidores, Meliso y Zenón,
sean conocidos en la historia de la filosofía con el nombre de los jóvenes eleátas.

Parménides presenta su filosofía por medio de un poema sobre la naturaleza, donde cuenta
cómo es conducido por doncellas solares que le muestran el camino de la luz, para finalmente
llevarlo a la morada de la diosa de la verdad, quien le revelará lo que es el verdadero.

1.- En el primer párrafo de este fragmento la diosa recomienda a Parménides que se ocupe de
estudio de lo que es. ¿Qué argumento utiliza para recomendarle que no intente el conocimiento
de lo que no es? _________________________________________________________
______________________________________________________________________

1
Compendio de textos filosóficos

2.- ¿Crees que la expresión popular “lo que es, es y lo que no es, no es” es acertada? ¿Estás tú
de acuerdo con esta expresión? ¿Por qué? _____________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

3.- En el segundo párrafo de este fragmento, la diosa recomienda a Parménides que no siga el
mismo camino que la mayoría de los mortales, que creen que el no ser, es. En el tercer párrafo
explica por qué los mortales creen eso y explica cuál es la herramienta que tenemos que utilizar
para encontrar la verdad. ¿Qué herramientas para conocer utilizan la mayoría de los mortales?
¿Cuál es la herramienta correcta? ___________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

4.- Una vez dicho que la única verdad es que lo que existe, existe, que el ser es y que la nada, el
no ser, lo que no existe, no existe, la diosa le explica a Parménides qué características tiene el
ser. Enuméralas. _______________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

5.- Podríamos concluir entonces que si el ser es y el no ser, no es, entonces el ser tiene que
tener las características que antes has escrito y no puede tener las contrarias. Sin embargo, si
nosotros observamos con los sentidos lo que existe. ¿Podemos descubrir en lo que existe las
características del ser de Parménides? Y si no podemos descubrirlas ¿qué características parece
tener el ser que captamos con los sentidos? ____________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

6.- ¿Serías capaz, leyendo los párrafos siguientes del texto y utilizando tu propia razón y
argumentos explicar por qué, si utilizamos la razón para analizar las características del ser,
estas no pueden coincidir con lo que captamos por los sentidos, sino que parece que los
sentidos nos están engañando? Intenta argumentarlo que algún ejemplo concreto. Haz lo
siguiente: a) escoge alguna de las características del ser según la diosa; b) intenta argumentarla
racionalmente; c) explica cómo se percibe ese aspecto del ser con los sentidos.
_______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

7.- ¿Qué te ha parecido este texto de Parménides? ¿Has conseguido comprender sus ideas
principales? ¿Cuáles crees que son? _______________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

8.- Escribe alguna de las ideas interesantes que te han surgido mientras trabajabas en este texto.
______________________________________________________________________
_____________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

2
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA GRIEGA TEXTO


Autor Platón 427-347 a. C. 2
Obra “Apología de Sócrates” (fragmentos)

a) “(…) Ya sabéis qué hombre era Querefón, y cuán ardiente era en cuanto emprendía. Un día,
habiendo partido para Delfos, tuvo el atrevimiento de preguntar al oráculo (os suplico que no
os irritéis de lo que voy a decir), si había en el mundo un hombre más sabio que yo; la Pitia le
respondió, que no había ninguno. Querefón ha muerto, pero su hermano, que está presente,
podrá dar fe de ello. Tened presente, atenienses, por qué os refiero todas estas cosas; pues es
únicamente para haceros ver de dónde proceden esos falsos rumores, que han corrido contra
mí.

Cuando supe la respuesta del oráculo, dije para mí: ¿Qué quiere decir el dios? ¿Qué sentido
ocultan estas palabras? Porque yo sé sobradamente que en mí no existe semejante sabiduría, ni
pequeña, ni grande. ¿Qué quiere, pues, decir al declararme el más sabio de los hombres?
Porque él no miente. La divinidad no puede mentir. Dudé largo tiempo del sentido del oráculo,
hasta que por último, después de gran trabajo, me propuse hacer la prueba siguiente: Fui a casa
de uno de nuestros conciudadanos, que pasa por uno de los más sabios de la ciudad. Yo creía
que allí, mejor que en otra parte, encontraría materiales para rebatir el oráculo, y presentarle un
hombre más sabio que yo, por más que me hubiere declarado el más sabio de los hombres.

Examinando pues este hombre, de quien baste deciros que era uno de nuestros grandes
políticos, sin necesidad de descubrir su nombre, y conversando con él, me encontré, con que
todo el mundo le creía sabio, que él mismo se tenía por tal, y que en realidad no lo era. Después
de este descubrimiento me esforcé en hacerle ver que de ninguna manera era lo que él creía ser,
y he aquí ya lo que me hizo odioso a este hombre y a los amigos suyos que asistieron a la
conversación.

Luego que de él me separé, razonaba conmigo mismo, y me decía: Yo soy más sabio que este
hombre. Puede muy bien suceder, que ni él ni yo sepamos nada de lo que es bello y de lo que
es bueno; pero hay esta diferencia, que él cree saberlo aunque no sepa nada, y yo, no sabiendo
nada, creo no saber. Me parece, pues, que en esto yo, aunque poco más, era más sabio, porque
no creía saber lo que no sabía. (…) Desde allí me fui a casa de otro, que se le tenía por más
sabio que el anterior, me encontré con lo mismo, y me granjeé nuevos enemigos. No por esto
me desanimé; fui en busca de otros, conociendo bien que me hacía odioso, y haciéndome
violencia, porque temía los resultados; pero me parecía que debía, sin dudar, preferir a todas las
cosas la voz del dios, y para dar con el verdadero sentido del oráculo, ir de puerta en puerta por
las casas de todos aquellos que gozaban de gran reputación; pero, ¡oh dios!, he aquí,
atenienses, el fruto que saqué de mis indagaciones, porque es preciso deciros la verdad; todos
aquellos que pasaban por ser los más sabios, me parecieron no serlo, al paso que todos aquellos
que no gozaban do esta opinión, los encontré en mucha mejor disposición para serlo.(…)”

b) “(…) tratemos de responder a Méleto, a este hombre de bien, tan llevado, si hemos de
creerle, por el amor a la patria. Repitamos esta última acusación, como hemos enunciado la
primera. Hela aquí, poco más o menos: Sócrates es culpable, porque corrompe a los jóvenes,
porque no cree en los dioses del Estado, y porque en lugar de estos pone divinidades nuevas
bajo el nombre de demonios. He aquí la acusación. La examinaremos punto por punto.(…)”

c) (…)Toda mi ocupación es trabajar para persuadiros, jóvenes y viejos, de que antes que el
cuidado del cuerpo y de las riquezas, antes que cualquier otro cuidado, es el del alma y de su
perfeccionamiento; porque no me canso de deciros que la virtud no viene de las riquezas, sino
por el contrario, que las riquezas vienen de la virtud, y que es de aquí de donde nacen todos los
demás bienes públicos y particulares. Si diciendo estas cosas corrompo a la juventud, es

3
Compendio de textos filosóficos

preciso que estas máximas sean una ponzoña, porque si se pretende que digo otra cosa, se os
engaña o se os impone.

Dicho esto, no tengo nada que añadir. Haced lo que pide Ánito, o no lo hagáis; dadme
libertad, o no me la deis; yo no puedo hacer otra cosa, aunque hubiera de morir mil
veces..(…)”

d) “(…) ¿Creéis que yo hubiera sido condenado, si no hubiera reparado en los medios para
defenderme? ¿Creéis que me hubieran faltado palabras insinuantes y persuasivas? No son las
palabras, atenienses, las que me han faltado; es la impudencia de no haberos dicho cosas que
hubierais gustado mucho de oír. Hubiera sido para vosotros una gran satisfacción haberme
visto lamentar, suspirar, llorar, suplicar y cometer todas las demás bajezas que estáis viendo
todos los días en los acusados. Pero en medio del peligro, no he creído que debía rebajarme a
un hecho tan cobarde y tan vergonzoso, y después de vuestra, sentencia no me arrepiento de no
haber cometido esta indignidad, porque quiero más morir después de haberme defendido como
me he defendido, que vivir por haberme arrastrado ante vosotros. Ni en los tribunales de
justicia, ni en medio de la guerra, debe el hombre honrado salvar su vida por tales medios.
Sucede muchas veces en los combates, que se puede salvar la vida muy fácilmente, arrojando
las armas y pidiendo cuartel al enemigo, y lo mismo sucede en todos los demás peligros; hay
mil expedientes para evitar la muerte; cuando está uno en posición de poder decirlo todo o
hacerlo todo. ¡Ah!, atenienses, no es lo difícil evitar la muerte; lo es mucho más evitar la
deshonra, que marcha más ligera que la muerte. Esta es la razón, por la que, viejo y pesado
como estoy, me he dejado llevar por la más pesada de las dos, la muerte; mientras que la más
ligera, el crimen, esta adherida a mis acusadores, que tienen vigor y ligereza. Yo voy a sufrir la
muerte, a la que me habéis condenado, pero ellos sufrirán la iniquidad y la infamia a que la
verdad les condena. Con respecto a mí, me atengo a mi castigo, y ellosse atendrán al suyo. En
efecto, quizá las cosas han debido pasar así, y en mi opinión no han podido pasar de mejor
modo.(…)”

e) “(…) Es preciso de dos cosas una: o la muerte es un absoluto anonadamiento y una privación
de todo sentimiento, o, como se dice, es un tránsito del alma de un lugar a otro. Si es la
privación de todo sentimiento, una dormida pacífica que no es turbada por ningún sueño, ¿qué
mayor ventaja puede presentar la muerte? Porque si alguno, después de haber pasado una
noche muy tranquila sin ninguna inquietud, sin ninguna turbación, sin el menor sueño, la
comparase con todos los demás días y con todas las demás noches de su vida, y se le obligase a
decir en conciencia cuántos días y noches había pasado que fuesen más felices que aquella
noche; estoy persuadido de que no solo un simple particular, sino el mismo gran rey,
encontraría bien pocos, y le sería muy fácil contarlos. Si la muerte es una cosa semejante, la
llamo con razón un bien; porque entonces el tiempo todo entero no es más que una larga noche.

Pero si la muerte es un tránsito de un lugar a otro, y si, según se dice, allá abajo está el paradero
de todos los que han vivido, ¿qué mayor bien se puede imaginar, jueces míos? Porque si, al
dejar los jueces prevaricadores de este mundo, se encuentran en los infiernos los verdaderos
jueces, que se dice que hacen allí justicia, Minos, Radamanto, Éaco, Triptólemo y todos los
demás semidioses que han sido justos durante su vida, ¿no es este el cambio más dichoso? ¿A
qué precio no compraríais la felicidad de conversar con Orfeo, Museo, Hesíodo y Homero?
Para mí, si es esto verdad, moriría gustoso mil veces. ¿Qué trasporte de alegría no tendría yo
cuando me encontrase con Palamedes, con Áyax, hijo de Telamón, y con todos los demás
héroes de la antigüedad, que han sido víctimas de la injusticia? ¡Qué placer el poder comparar
mis aventuras con las suyas! Pero aún sería un placer infinitamente más grande para mí pasar
allí los días, interrogando y examinando a todos estos personajes, para distinguir los que son
verdaderamente sabios de los que creen serlo y no lo son. ¿Hay alguno, jueces míos, que
no diese todo lo que tiene en el mundo por examinar al que condujo un numeroso ejército

4
Compendio de textos filosóficos

contra Troya o Odiseo o Sísifo y tantos otros, hombres y mujeres, cuya conversación y examen
serían una felicidad inexplicable? Estos no harían morir a nadie por este examen, porque
además de que son más dichosos que nosotros en todas las cosas, gozan de la inmortalidad, si
hemos de creer lo que se dice.

Esta es la razón, jueces míos, para que nunca perdáis las esperanzas aun después de la tumba,
fundados en esta verdad; que no hay ningún mal para el hombre de bien, ni durante su vida, ni
después de su muerte; y que los dioses tienen siempre cuidado de cuanto tiene relación con él;
porque lo que en este momento me sucede a mí no es obra del azar, y estoy convencido de que
el mejor partido para mí es morir desde luego y libertarme así de todos los disgustos de esta
vida. He aquí por qué la voz divina nada me ha dicho en este día. No tengo ningún
resentimiento contra mis acusadores, ni contra los que me han condenado, aun cuando no haya
sido su intención hacerme un bien, sino por el contrario hacerme un mal, lo que sería un motivo
para quejarme de ellos. Pero solo una gracia tengo que pedirles. Cuando mis hijos sean
mayores, os suplico que los hostiguéis, los atormentéis, como yo os he atormentado a vosotros,
si veis que prefieren las riquezas a la virtud, y que se creen algo cuando no son nada; no dejéis
de sacarlos a la vergüenza, si no se aplican a lo que deben aplicarse, y creen ser lo que no
son; porque así es como yo he obrado con vosotros. Si me concedéis esta gracia, lo mismo yo
que mis hijos no podremos menos de alabar vuestra justicia. Pero ya es tiempo de que nos
retiremos de aquí, yo para morir, vosotros para vivir. ¿Entre vosotros y yo, quién lleva la mejor
parte? Esto es lo que nadie sabe, excepto Dios.”

ACTIVIDADES

Platón es posiblemente uno de los filósofos más importantes de la historia de la filosofía. Para
algunos como Whitehead toda la filosofía posterior no es más que un conjunto de notas a pie de
página de la filosofía de Platón. Platón construyó todo un proyecto filosófico global movido
por el interés de encontrar el tipo de gobierno perfecto para la ciudad. Sin embargo Platón no
hubiera sido el mismo si no hubiera sido discípulo de Sócrates. En las obras de Platón, Sócrates
aparece como el gran maestro que desde el reconocimiento de su ignorancia nos ayuda a todos
a buscar la verdad.

Sócrates no escribió nada. Sus pensamientos nos han llegado a través de las obras de Platón y
otras fuentes diversas. Una de las primeras de estas obras es “La Apología de Sócrates”, el
texto del que nos ocupamos ahora. En esta obra Platón cuenta el jucio en el que Sócrates tuvo
que defenderse de las graves acusaciones que finalmente le costaron la vida.

1.- Tras la lectura del fragmento a) responde a esta pregunta: ¿En qué consiste la sabiduría de
Sócrates? ¿Cómo descubre que en el fondo es más sabio que otros?_________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

2.- Tras la lectura del fragmento b)… ¿De qué se acusó a Sócrates? _________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

3.- Tras la lectura del fragmento c)… ¿Crees que lo que dice Sócrates que hace puede
entenderse como corromper a la juventud? ¿Por qué? ____________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

5
Compendio de textos filosóficos

4.- Tras la lectura del fragmente d)… Cuando Sócrates es condenado a muerte ¿qué ideas
intenta transmitir a aquellos que le han condenado? _____________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

5.- Tras la lectura del párrafo e) … ¿Teme Sócrates a la muerte? ¿Por qué? ¿Temes tú a la
muerte? ¿Por qué ¿Los argumentos de Sócrates te ayudan a no temer a la muerte o temerla
menos? ________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

“La muerte de Sócrates” David, 1787

6
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA GRIEGA TEXTO


Autor Gorgias 485 a. C.-c. 380 a. C 3
Obra “Elogio de Helena” (fragmentos)

“Si fue la palabra lo que la convenció y engañó a su alma, tampoco en esto es difícil defenderse
y disipar la culpa, de la siguiente manera: La palabra es un gran soberano que con un cuerpo
pequeñísimo y totalmente invisible realiza acciones divinas. Puede, en efecto, hacer cesar el
miedo, eliminar el dolor, provocar la alegría, inspirar la compasión. Cómo sucede voy a
explicarlo. Es preciso que lo explique para la opinión de los oyentes. Considero, así como lo
digo, que cualquier clase de poesía es un discurso con medida; a quien la escucha penetra un
escalofrío lleno de terror, una compasión que arranca las lágrimas, una codicia derretida de
nostalgia; por efecto de la palabra el alma sufre un sufrimiento peculiar en relación a la suerte y
al fracaso de hechos y personas ajenas.
Ea, pues, volvamos al discurso que llevamos. Los hechizos inspirados por medio de las
palabras se convierten en creadores de placer, eliminadores de tristeza. Pues, mezclada con la
opinión, la fuerza del encantamiento del alma la hechiza, persuade y transporta por su
seducción.
Dos artes de seducción y de hechicería se inventaron: son los errores del alma y los engaños de
la opinión. Cuántos han persuadido a cuántos sobre cuánto, y siguen persuadiendo forjando un
discurso mentiroso. Pues si todo el mundo poseyese de todas las cosas el recuerdo de las
pasadas, (la conciencia) de las presentes, la previsión de las futuras, el mismo discurso no sería
como es: para nadie hay ahora la posibilidad de recordar el pasado ni de examinar el presente
ni de adivinar el futuro. De manera que, sobre muchas cuestiones, la mayor parte de la gente
entrega su alma a la opinión como consejera. La opinión, por ser vacilante e insegura, proyecta
en quien se sirve de ella unas situaciones vacilantes e inseguras.
¿Qué motivo impide, pues, creer que Helena fue impelida por las palabras, pero no por la
propia voluntad, como si fuese arrebatada por la violencia? Así se puede ver la fuerza de la
persuasión: no tiene forma de inexorabilidad, pero tiene su potencia. La palabra, pues, que ha
persuadido a un alma coacciona al alma que ha persuadido a cumplir los dictados y a consentir
en los hechos.
Aquel, pues, que persuadió es el culpable, puesto que actuó forzando; quien obedeció es
injustamente difamada puesto que se vio forzada por la palabra. Y puesto que la persuasión,
cuando se añade a la palabra, moldea el alma como quiere, es preciso aprender, en primer
lugar, los discursos de los meteorólogos, los cuales eliminando una opinión, construyendo otra,
hicieron aparecer a los ojos de la opinión cosas increíbles y oscuras; en segundo lugar, los
inevitables debates oratorios en los que un solo discurso, aunque no pronunciado según verdad,
pero redactado con arte, deleita y convence a una gran multitud; en tercer lugar, las contiendas
de los discursos filosóficos: en ellas se pone de manifiesto con qué rapidez el pensamiento hace
cambiar las creencias de la opinión. Hay una analogía entre el poder del discurso respecto
de la disposición del alma y el poder de las medicinas en la regulación de los cuerpos. Algunas
medicinas eliminan de los cuerpos ciertos humores y otras otros, y unas pueden hacer cesar el
dolor, pero otras cesan la vida, así mismo, unos discursos pueden provocar pena, otros deleite,
otros terror, otros disponen a los oyentes a la valentía, y otros, a través de una cierta persuasión
nefasta, pueden drogar y seducir el alma.
Así pues, ha sido demostrado que si se la persuadió con la palabra, Helena no es culpable, sino
infortunada.(…)
¿Cómo, pues, se puede tener por justo el vituperio de Helena, la cual, tanto si hizo lo que hizo
plenamente enamorada o persuadida por un discurso o raptada por la violencia, o bien forzada
por una fuerza divina, ha de ser absuelta totalmente de la culpa ineluctable?
Eliminé con este discurso el deshonor de una mujer, me mantuve en la norma que había
establecido al iniciar el discurso. Intenté abolir la injusticia del vituperio y la nescencia de la
opinión. Quise escribir este discurso como un elogio de Helena, como un juego para mí.”

7
Compendio de textos filosóficos

ACTIVIDADES

¿Conocéis quién fue Helena? La mujer de Menelao de Esparta, que, al marchar con el príncipe
París de Troya, fue de manera indirecta (¿o directamente culpable?) la causante del final de
dicha ciudad, destruida por el ejército griego que partió a su rescate. La mitología y la realidad
se mezclan en una historia en la que participan dioses y hombres, héroes y mujeres y que aún
muestra su reflejo en nuestros días (¿recordáis la película Troya?).

En este fragmento atribuido al célebre sofista de Leontini, Gorgias defiende a Helena, quien se
fue a Troya con Paris, según Gorgias o por disposición de los dioses, o arrebatada por la
violencia, o persuadida por razones o cautivada por amor. En los cuatro casos debería ser
considerada inocente e infortunada, nunca culpable. El texto que presentamos muestra cómo la
fuerza de la palabra es tal que cuando se emplea con persuasión puede mover a la acción al
margen de la voluntad. Gorgias, en cualquier caso, defiende una tesis contraria a la
convencionalmente aceptada. Este ejercicio no es sino un juego para él, capaz de convencer a
cualquiera de cualquier cosa, usando la palabra como una poderosa herramienta de convicción.

Gorgias era Sofista y como tal consideraba que la principal función de la educación es dotar a
los individuos de las herramientas necesarias para conseguir sacar adelante sus propias
opiniones por encima de las de los demás. Y la principal de esas herramientas es la palabra.

1.- Describid tres situaciones reales vividas por vosotros en las que la fuerza de las palabras
haya sido suficiente para haceros cambiar de opinión, animaros a hacer algo que no queríais o a
no hacer lo que queríais, cambiaros el estado de ánimo, provocaros risa, llanto, miedo….

a) ____________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
b) ____________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
c) ____________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

2.- ¿Os habéis sentido manipulados o engañados alguna vez por alguien que utilizaba muy bien
las palabras? Describe una situación real vivida por ti en que ocurriera esto.
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

3.- ¿Has utilizado alguna vez las palabras de un modo tan eficaz que has conseguido que otra
persona cambie de opinión, deje de sufrir, recupere la esperanza…? Describe una de esas
experiencias.
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

2.- En vuestra opinión ¿fue Helena culpable de sus actos o más bien fue engañada, manipulada,
obligada por la fuerza de las palabras de Paris para abandonar a su marido y marcharse con él?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

8
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA GRIEGA TEXTO


Autor Platón 427-347 a. C. 4
Obra “La República” Libro VII 514a-517c

(514a) -Después de eso proseguí compara nuestra naturaleza respecto de su educación y de su


falta de educación con una experiencia como ésta. Represéntate hombres en una morada
subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz. En
ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer
allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en derredor la cabeza.
Más arriba y más lejos se halla la luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y
los prisioneros hay un camino más alto, junto al cual imagínate un tabique construido de lado a
lado, como el biombo que los titiriteros levan-tan delante del público para mostrar, por encima
del biombo, los muñecos.- Me lo imagino.- Imagínate ahora que, del otro lado del tabique,
pasan hombres que llevan toda clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales,
hechos en piedra y madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros
callan.- Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.- Pero son como nosotros.
Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o unos de los otros, otra cosa que las
sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna que tienen frente a sí?- Claro que
no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.- ¿Y no sucede lo mismo con los
objetos que llevan los que pasan del otro lado del tabique?- Indudablemente.- Pues entonces, si
dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando a los objetos que pasan y
que ellos ven?- Necesariamente.- Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen
frente a sí, y alguno de los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían
que lo que oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos?- ¡Por Zeus que sí!- ¿Y que
los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los objetos artificiales
transportados?- Es de toda necesidad.- Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas
y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de
ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la
luz, y al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir
aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese
que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio está más próximo a lo real,
vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los
ob- jetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre loque
son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía
eran más verdaderas que las que se le muestran ahora?

- Mucho más verdaderas.- Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos
y trataría de eludir-la, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que
éstas son realmente más claras que las que se le muestran?- Así es.- Y si a la fuerza se lo
arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes de llegar hasta la luz del sol,
¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos de
fulgores que le impedirían ver uno solo de los objetos que ahora decimos que son los
verdaderos?- Por cierto, al menos inmediatamente.- Necesitaría acostumbrarse, para poder
llegar a mirar las cosas de arriba. En primer lugar miraría con mayor facilidad las sombras, y
después las figuras de los hombres y de los otros objetos reflejados en el agua, luego los
hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo y
el cielo mismo, mirando la luz de los astros y la luna más fácilmente que, durante el día, el sol
y la luz del sol.- Sin duda.- Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el
agua o en otros lugares que le son extraños, sino contemplarlo como es en sí y por sí, en su
propio ámbito.- Necesariamente.- Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo
que produce las estaciones y los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún
modo es causa de las cosas que ellos habían visto.- Es evidente que, después de todo esto,
arribaría a tales conclusiones.- Y si se acordara de su primera morada, del tipo de sabiduría
existente allí y de sus entonces compañeros de cautiverio, ¿no piensas que se sentiría feliz del

9
Compendio de textos filosóficos

cambio y que los compadecería?- Por cierto.- Respecto de los honores y elogios que se
tributaban unos a otros, y de las recompensas para aquel que con mayor agudeza divisara las
sombras de los objetos que pasaban detrás del tabique, y para el que mejor se acordase de
cuáles habían desfilado habitualmente antes y cuáles después, y para aquel de ellos que fuese
capaz de adivinar lo que iba a pasar, ¿te parece que estaría deseoso de todo eso y envidiaría a
los más honrados y poderosos entre aquéllos? ¿O más bien no le pasaría como al Aquiles de
Homero, y «preferiría ser un labrador que fuera siervo de un hombre pobre» o soportar
cualquier otra cosa, antes que volver a su anterior modo de opinar y a aquella vida?- Así creo
también yo, que padecería cualquier cosa antes que soportar aquella vida.- Piensa ahora esto: si
descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría ofuscados los ojos por las
tinieblas, al llegar repentinamente del sol?- Sin duda.- Y si tuviera que discriminar de nuevo
aquellas sombras, en ardua competencia con aquellos que han conservado en todo momento las
cadenas, y viera confusamente hasta que sus ojos se reacomodaran a ese estado y se
acostumbraran en un tiempo nada breve, ¿no se expondría al ridículo y a que se dijera de él
que, por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la
pena intentar marchar hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo
matarían, si pudieran tenerlo en sus manos y matarlo?- Seguramente.

- Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha
sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada-
prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el
ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito
inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír.
Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro
de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de
concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha
engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la
verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría
tanto en lo privado como en lo público.- Comparto tu pensamiento, en la medida que me es
posible.

ACTIVIDADES
“La República” es un diálogo escrito por Platón en su época de madurez, en el que desarrolla
los temas más importantes de su teoría política, de su teoría del conocimiento y la realidad, de
su teoría del hombre.
Este párrafo que comentamos es la “alegoría de la caverna”, “el mito de la caverna” para todos
aquellos que se han acercado a este diálogo desde entonces.
Este es una de las más importantes alegorías de la historia de la filosofía y su importancia está
precisamente porque no ha perdido vigencia a lo largo de la historia. No es difícil, una vez que
se lee el texto y se comprende lo que nos quiere transmitir, encontrar ejemplos actuales a los
que adaptar este extraordinario mito.
Una vez que ya hemos analizado este mito a través de la rutina del pensamiento
correspondiente y de la dinámica de trabajo cooperativo, no nos queda más que intentar
responder a la siguiente pregunta del modo más completo posible, para que el trabajo sobre
este texto nos proporcione verdadera riqueza intelectual.

1.- Describe con tus propias palabras cuál es a tu parecer el significado profundo de esta
alegoría. ¿Qué nos quiere transmitir Platón al narrarnos este mito?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
_______________________________________________________________________

10
Compendio de textos filosóficos

______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

2.- Hemos comentado más arriba que este texto es de absoluta actualidad. Investiga a través de
la red cuáles pueden ser las diferentes actualizaciones de este mito y describe algunas de ellas
de una manera muy breve.
a) ____________________________________________________________________
______________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
______________________________________________________________________
b) ____________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
c) ____________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

3.- Ahora es el momento de describir minuciosamente la actualización del mito que más te
haya llamado la atención, que te parezca más completa. Una vez que la escribas es necesario
que expliques por qué te parece tan interesante.
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

11
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA GRIEGA TEXTO


Autor Epicuro de Samos 341 a. C. 270 a. C. 5
Obra Carta a Meneceo
Epicuro a Meneceo, salud.
Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar
se canse. Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es demasiado viejo ni demasiado
joven.
Quien afirma que aún no le ha llegado la hora o que ya le pasó la edad, es como si dijera que
para la felicidad no le ha llegado aún el momento, o que ya lo dejó atrás.
Así pues, practiquen la filosofía tanto el joven como el viejo; uno, para que aún envejeciendo,
pueda mantenerse joven en su felicidad gracias a los recuerdos del pasado; el otro, para que
pueda ser joven y viejo a la vez mostrando su serenidad frente al porvenir. Debemos meditar,
por tanto, sobre las cosas que nos reportan felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo
poseemos todo y, si nos falta, hacemos todo lo posible para obtenerla.
Los principios que siempre te he ido repitiendo, practícalos y medítalos aceptándolos como
máximas necesarias para llevar una vida feliz. Considera, ante todo, a la divinidad como un ser
incorruptible y dichoso -tal como lo sugiere la noción común- y no le atribuyas nunca nada
contrario a su inmortalidad, ni discordante con su felicidad. Piensa como verdaderos todos
aquellos atributos que contribuyan a salvaguardar su inmortalidad. Porque los dioses existen: el
conocimiento que de ellos tenemos es evidente, pero no son como la mayoría de la gente cree,
que les confiere atributos discordantes con la noción que de ellos posee. Por tanto, impío no es
quien reniega de los dioses de la multitud, sino quien aplica las opiniones de la multitud a los
dioses, ya que no son intuiciones, sino presunciones vanas, las razones de la gente al referirse a
los dioses, según las cuales los mayores males y los mayores bienes nos llegan gracias a ellos,
porque éstos, entregados continuamente a sus propias virtudes, acogen a sus semejantes, pero
consideran extraño a todo lo que les es diferente.
Acostúmbrate a pensar que la muerte para nosotros no es nada, porque todo el bien y todo el
mal residen en las sensaciones, y precisamente la muerte consiste en estar privado de
sensación. Por tanto, la recta convicción de que la muerte no es nada para nosotros nos hace
agradable la mortalidad de la vida; no porque le añada un tiempo indefinido, sino porque nos
priva de un afán desmesurado de inmortalidad. Nada hay que cause temor en la vida para quien
está convencido de que el no vivir no guarda tampoco nada temible. Es estúpido quien confiese
temer la muerte no por el dolor que pueda causarle en el momento en que se presente, sino
porque, pensando en ella, siente dolor: porque aquello cuya presencia no nos perturba, no es
sensato que nos angustie durante su espera. El peor de los males, la muerte, no significa nada
para nosotros, porque mientras vivimos no existe, y cuando está presente nosotros no
existimos. Así pues, la muerte no es real ni para los vivos ni para los muertos, ya que está lejos
de los primeros y, cuando se acerca a los segundos, éstos han desaparecido ya. A pesar de ello,
la mayoría de la gente unas veces rehuye la muerte viéndola como el mayor de los males, y
otras la invoca para remedio de las desgracias de esta vida. El sabio, por su parte, ni desea la
vida ni rehuye el dejarla, porque para él el vivir no es un mal, ni considera que lo sea la muerte.
Y así como de entre los alimentos no escoge los más abundantes, sino los más agradables, del
mismo modo disfruta no del tiempo más largo, sino del más intenso placer.
El que exhorta al joven a una buena vida y al viejo a una buena muerte es un insensato, no sólo
por las cosas agradables que la vida comporta, sino porque la meditación y el arte de vivir y de
morir bien son una misma cosa. Y aún es peor quien dice:
bello es no haber nacido
pero, puesto que nacimos, cruzar
cuanto antes las puertas del Hades
Si lo dice de corazón, ¿por qué no abandona la vida? Está en su derecho, si lo ha meditado
bien. Por el contrario, si se trata de una broma, se muestra frívolo en asuntos que no lo
requieren.
Recordemos también que el futuro no es nuestro, pero tampoco puede decirse que no nos
pertenezca del todo. Por lo tanto no hemos de esperarlo como si tuviera que cumplirse con

12
Compendio de textos filosóficos

certeza, ni tenemos que desesperarnos como si nunca fuera a realizarse. Del mismo modo hay
que saber que, de los deseos, unos son necesarios, los otros vanos, y entre los naturales hay
algunos que son necesarios y otros tan sólo naturales. De los necesarios, unos son
indispensables para conseguir la felicidad; otros, para el bienestar del cuerpo; otros, para la
propia vida. De modo que, si los conocemos bien, sabremos relacionar cada elección o cada
negativa con la salud del cuerpo o la tranquilidad del alma, ya que éste es el objetivo de una
vida feliz, y con vistas a él realizamos todos nuestros actos, para no sufrir ni sentir turbación.
Tan pronto como lo alcanzamos, cualquier tempestad del alma se serena, y al hombre ya no le
queda más que desear ni busca otra cosa para colmar el bien del alma y del cuerpo. Pues el
placer lo necesitamos cuando su ausencia nos causa dolor, pero, cuando no experimentamos
dolor, tampoco sentimos necesidad de placer. Por este motivo afirmamos que el placer es el
principio y fin de una vida feliz, porque lo hemos reconocido como un bien primero y
congénito, a partir del cual iniciamos cualquier elección o aversión y a él nos referimos al
juzgar los bienes según la norma del placer y del dolor. Y, puesto que éste es el bien primero y
connatural, por ese motivo no elegimos todos los placeres, sino que en ocasiones renunciamos
a muchos cuando de ellos se sigue un trastorno aún mayor. Y muchos dolores los consideramos
preferibles a los placeres si obtenemos un mayor placer cuanto más tiempo hayamos soportado
el dolor. Cada placer, por su propia naturaleza, es un bien, pero no hay que elegirlos todos. De
modo similar, todo dolor es un mal, pero no siempre hay que rehuir del dolor. Según las
ganancias y los perjuicios hay que juzgar sobre el placer y el dolor, porque algunas veces el
bien se torna en mal, y otras veces el mal es un bien.
La autarquía la tenemos por un gran bien, no porque debamos siempre conformarnos con poco,
sino para que, si no tenemos mucho, con este poco nos baste, pues estamos convencidos de que
de la abundancia gozan con mayor dulzura aquellos que mínimamente la necesitan, y que todo
lo que la naturaleza reclama es fácil de obtener, y difícil lo que representa un capricho.
Los alimentos frugales proporcionan el mismo placer que los exquisitos, cuando satisfacen el
dolor que su falta nos causa, y el pan y el agua son motivo del mayor placer cuando de ellos se
alimenta quien tiene necesidad.
Estar acostumbrado a una comida frugal y sin complicaciones es saludable, y ayuda a que el
hombre sea diligente en las ocupaciones de la vida; y, si de modo intermitente participamos de
una vida más lujosa, nuestra disposición frente a esta clase de vida es mejor y nos mostramos
menos temerosos respecto a la suerte.
Cuando decimos que el placer es la única finalidad, no nos referimos a los placeres de los
disolutos y crápulas, como afirman algunos que desconocen nuestra doctrina o no están de
acuerdo con ella o la interpretan mal, sino al hecho de no sentir dolor en el cuerpo ni turbación
en el alma. Pues ni los banquetes ni los festejos continuados, ni el gozar con jovencitos y
mujeres, ni los pescados ni otros manjares que ofrecen las mesas bien servidas nos hacen la
vida agradable, sino el juicio certero que examina las causas de cada acto de elección y
aversión y sabe guiar nuestras opiniones lejos de aquellas que llenan el alma de inquietud.
El principio de todo esto y el bien máximo es el juicio, y por ello el juicio –de donde se
originan las restantes virtudes- es más valioso que la propia filosofía, y nos enseña que no
existe una vida feliz sin que sea al mismo tiempo juiciosa, bella y justa, ni es posible vivir con
prudencia, belleza y justicia sin ser feliz. Pues las virtudes son connaturales a una vida feliz, y
el vivir felizmente se acompaña siempre de virtud.
Porque, ¿A qué hombre considerarías superior a aquel que guarda opiniones piadosas respecto
a los dioses, se muestra tranquilo frente a la muerte, sabe qué es el bien de acuerdo con la
naturaleza, tiene clara conciencia de que el límite de los bienes es fácil de alcanzar y el límite
de los males, por el contrario, dura poco tiempo, y comporta algunas penas; que se burla del
destino, considerado por algunos señor absoluto de todas las cosas, afirmando que algunas
suceden por necesidad, otras casualmente; otras, en fin, dependen de nosotros, porque se da
cuenta de que la necesidad es irresponsable, el azar inestable, y, en cambio, nuestra voluntad es
libre, y, por ello, digna de merecer repulsa o alabanza? Casi era mejor creer en los mitos sobre
los dioses que ser esclavo de la predestinación de los físicos; porque aquéllos nos ofrecían la
esperanza de llegar a conmover a los dioses con nuestras ofrendas; y el destino, en cambio, es
implacable. Y el sabio no considera la fortuna como una divinidad -tal como la mayoría de la

13
Compendio de textos filosóficos

gente cree- , pues ninguna de las acciones de los dioses carece de armonía, ni tampoco como
una causa no fundada en la realidad, ni cree que aporte a los hombres ningún bien ni ningún
mal relacionado con su vida feliz, sino solamente que la fortuna es el origen de grandes bienes
y de grandes calamidades. El sabio cree que es mejor guardar la sensatez y ser desafortunado
que tener fortuna con insensatez. Lo preferible, ciertamente, en nuestras acciones, es que el
buen juicio prevalezca con la ayuda de la suerte.
Estos consejos, y otros similares medítalos noche y día en tu interior y en compañía de alguien
que sea como tú, y así nunca, ni estando despierto ni en sueños, sentirás turbación, sino que,
por el contrario, vivirás como un dios entre los hombres. Pues en nada se parece a un mortal el
hombre que vive entre bienes imperecederos.
ACTIVIDADES
La Carta a Meneceo es el documento fundamental de la ética epicúrea que ha llegado hasta
nosotros, pues en ella ofrece Epicuro un resumen de su concepción ética. En esta carta Epicuro
le explica a Meneceo qué factores son los que influyen a la hora de encontrar la felicidad.

Nuestra actividad frente a este documento es fundamentalmente investigadora. Una vez leída la
carta, intenta responder a esta pregunta. ¿Cuáles son los consejos que Epiduro da a Meneceo
para vivir una vida feliz? ¿Cuál es tu opinión sobre estos consejos? ¿Cuáles creen que son
verdaderamente útiles para llevar una vida feliz? ¿Cuáles no?

1.- El trabajo con este texto es el siguiente. Intenta completar esta tabla lo más seriamente
posible. En la primera columna enumera los consejos que da Epicuro y resumiéndolos en una
frase. En la segunda te pido que para cada consejo escribas dos argumentos a favor, en la
tercera, dos en contra. Finalmente en la cuarta columna te pido que indiques qué consejos
consideras realmente útiles para hacer tu vida más feliz y cuáles no. Da a cada uno de los
consejos una nota del uno al cinco significando el uno que no crees que sea nada útil para ti; el
dos que puede ser algo útil; el tres medianamente útil; el cuatro bastante útil; el cinco
imprescindible.

Consejo Argumentos a favor Argumentos en contra Puntuación del 1 al 5

14
Compendio de textos filosóficos

15
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA ROMANA TEXTO


Autor Séneca (1-4 a. C.-65 d. C) 6
Obra Sobre la brevedad de la vida (Exordio y La humana locura)
1. La mayor parte de los mortales, Paulino, se queja a una voz de la malicia de la naturaleza
porque se nos ha engendrado para un período escaso, porque el espacio de tiempo que se nos da
transcurre tan veloz, tan rápidamente que, con excepción de unos pocos, casi todos los demás
quedan inhabilitados ya en la propia preparación de la vida. Y ante este mal, que según creen es
general, no solloza solamente la masa y el vulgo necio, también este mismo sentimiento ha
sacado quejas de personajes esclarecidos.
2. Viene de ahí aquella proclama del más grande de los médicos de que la vida es breve, la
ciencia larga. Viene de ahí aquel pleito tan poco propio de un hombre sabio que Aristóteles
planteó a la naturaleza, pues sería que ella le ha regalado a los animales una edad tan larga que
alcanzan cinco o diez generaciones, mientras que en el hombre, engendrado para tantas y tan
grandes empresas, el límite se ha fijado mucho más acá.
3. No tenemos un tiempo escaso, sino que perdemos mucho. La vida es lo bastante larga y para
realizar las cosas más importantes se nos ha otorgado con generosidad, si se emplea bien toda
ella. Pero si se desparrama en la ostentación y la dejadez, donde no se gasta en nada bueno,
cuando al fin nos acosa el inevitable trance final, nos damos cuenta de que ha pasado una vida
que no supimos que estaba pasando.
4. Es así: no recibimos una vida corta sino que la hacemos corta; no somos menesterosos de ella
sino derrochadores. Tal como unas riquezas cuantiosas y principescas, cuando caen en manos
de un mal amo, en un instante se disipan, y al revés, cuando, pese a ser escasas, se entregan a un
buen custodio, crecen al emplearlas, igualmente la existencia se le expande mucho a quien bien
la organiza.
1. ¿Por qué nos quejamos de la naturaleza? Ella se porta benévolamente; la vida, si sabes usarla,
es larga. Pero al uno una avaricia insaciable, al otro una actividad ajetreada los mantienen en
tareas superfluas; el uno se empapa de vino, el otro languidece en la holganza; a éste le fatiga
una ambición siempre pendiente del sentir ajeno, a aquél una codicia desatada lo
lleva con su afán de lucro por todas las tierras y todos los mares; a algunos los atormenta la
afición a la guerra y están siempre empeñados en los riesgos ajenos y angustiados por los
propios; están los que por culpa de una frecuentación de sus superiores no correspondida se
consumen en una servidumbre voluntaria; a muchos los retiene el sentimiento de la suerte ajena
o la queja de la propia; a los más, que no persiguen ningún fin claro y seguro, una frivolidad
tornadiza, mudable y descontenta de sí misma les lleva a cambiar continuamente de propósito; a
algunos no les agrada ninguna orientación que puedan dar a sus vidas y la hora fatal los
encuentra mustios y dando bostezos, de manera que no cabe dudar de la verdad de aquello que,
como un oráculo, dejó dicho el mayor de los poetas: «De la vida es escasa la parte que vivimos.
Porque todo el espacio restante no es vida, es mero tiempo.
3. Les acosan y asedian vicios por todas partes y no les dejan levantarse ni alzar los ojos a la
contemplación de la verdad. Los empujan para hundirlos y sujetarlos en sus ansias, nunca se les
permite recurrir a sí mismos. Si alguna vez acaso les toca en suerte algún descanso, como en
mar profundo en el que incluso tras la ventolera sigue el balanceo, sobrenadan agitados y jamás
para ellos hay descanso de sus ansias.
4. ¿Crees que estoy hablando de esos cuyos males son notorios? Mira aquellos otros a cuya
prosperidad se arriman todos: se ven ahogados por sus bienes. ¡Para cuántos y cuántos las
riquezas son pesadas! ¡A cuántos les cuesta sangre su facundia y el afán diario de exhibir su
talento! ¡Cuántos están pálidos por sus voluptuosidades continuas! ¡A cuántos no les deja nada
de libertad la masa de clientes que los rodea! Repasa en fin la nómina de todos ésos, de los más
bajos a los más altos: uno pide asesoramiento y otro lo presta, aquél es sospechoso y el de más
allá defende, aquél hace justicia pero ninguno se reivindica a sí mismo, cada cual se consume
para otro. Pregunta acerca de esos cuyos nombres se aprenden de memoria, verás que se les
distinguen por las siguientes señas: éste es del círculo de aquél, este otro de las de un tercero,
ninguno del suyo propio.
5. La indignación de algunos es completamente demencial además: ¡se quejan del desdén de los

16
Compendio de textos filosóficos

superiores, porque cuando quieren verse con ellos no tienen tiempo! ¿Se atreve a quejarse de la
arrogancia de otro alguien que nunca tiene tiempo para sí mismo? No obstante aquél a ti, seas tú
quien seas, te mira con expresión insolente, es verdad, pero te mira alguna vez, aquél rebaja sus
oídos a tus palabras, aquél te deja ir a su lado: tú no te has dignado mirarte nunca, no te has
dignado escucharte. Así que no tienes por qué imponer tales obligaciones a nadie, puesto que
ciertamente, cuando obrabas así, no querías estar con otro, sino que no podías estar contigo
mismo.
ACTIVIDADES
1.- ¿Puedes reformular con tus propias palabras esta idea de Séneca?
“(La mayor parte de los mortales se queja porque) el espacio de tiempo que se nos da transcurre
tan veloz, tan rápidamente que, con excepción de unos pocos, casi todos los demás quedan
inhabilitados ya en la propia preparación de la vida”
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

2.- ¿Qué nos hace, según Séneca, desperdiciar la vida? (enumera las causas)
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

3.- En este texto que hemos leído, Séneca hace un diagnóstico de aquello que nos hace creer
que la vida es corta. Aunque su opinión aparece resumida en esta líneas, será en el resto del
texto que no hemos leído donde la explique detenidamente. Aprovecho esta ocasión para
animarte a leer completas las obras de las que hemos extraído todos los textos que trabajamos
en estas páginas. Ahora responde esta pregunta. En tu opinión ¿crees que hay alguna diferencia
entre vida y paso del tiempo? ¿Estás de acuerdo con Séneca en lo que nos hace desperdiciar la
vida? ¿Piensas más bien que vivir es también aquello que rechaza el autor? En definitiva ¿Qué
es para ti vivir? Elabora un texto breve en el que des respuesta a todos estos interrogantes
argumentando con claridad tu opinión
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
________________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

4.- No te lamentes porque los demás no te prestan atención cuando en realidad tú eres el
primero que no te la prestas a ti mismo. Esta viene a ser el consejo que se desprende del último
párrafo de este texto. ¿Qué crees que puede significar no prestarse atención a uno mismo?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

17
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA ROMANA TEXTO


Autor Marco Aurelio (121-180) 7
Obra Meditaciones (Libro I)
1. De mi abuelo Vero: el buen carácter y la serenidad.
2. De la reputación y memoria legadas por mi progenitor: el carácter discreto y viril.
3. De mi madre: el respeto a los dioses, la generosidad y la abstención no sólo de obrar mal,
sino incluso de incurrir en semejante pensamiento; más todavía, la frugalidad en el régimen de
vida y el alejamiento del modo de vivir propio de los ricos.
4. De mi bisabuelo: el no haber frecuentado las escuelas públicas y haberme servido de buenos
maestros en casa, y el haber comprendido que, para tales fines, es preciso gastar con largueza.
5. De mi preceptor: el no haber sido de la facción de los Verdes ni de los Azules, ni partidario
de los parinularios ni de los escutarios1; el soportar las fatigas y tener pocas necesidades; el
trabajo con esfuerzo personal y la abstención de excesivas tareas, y la desfavorable acogida a la
calumnia.
6. De Diogneto: el evitar inútiles ocupaciones; y la desconfianza en lo que cuentan los que
hacen prodigios y hechiceros acerca de encantamientos y conjuración de espíritus, y de otras
prácticas semejantes; y el no dedicarme a la cría de codornices ni sentir pasión por esas cosas;
el soportar la conversación franca y familiarizarme con la filosofía; y el haber escuchado
primero a Baquio, luego a Tandasis y Marciano; haber escrito diálogos en la niñez; y haber
deseado el catre cubierto de piel de animal, y todas las demás prácticas vinculadas a la
formación helénica.
7. De Rústico: el haber concebido la idea de la necesidad de enderezar y cuidar mi carácter; el
no haberme desviado a la emulación sofística, ni escribir tratados teóricos ni recitar discursillos
de exhortación ni hacerme pasar por persona ascética o filántropo con vistosos alardes; y el
haberme apartado de la retórica, de la poética y del refinamiento cortesano. Y el no pasear con
la toga por casa ni hacer otras cosas semejantes. También el escribir las cartas de modo sencillo,
como aquélla que escribió él mismo desde Sinuesa a mi madre; el estar dispuesto a aceptar con
indulgencia la llamada y la reconciliación con los que nos han ofendido y molestado, tan pronto
como quieran retractarse; la lectura con precisión, sin contentarme con unas consideraciones
globales, y el no dar mi asentimiento con prontitud a los charlatanes; el haber tomado contacto
con los Recuerdos de Epicteto, de los que me entregó una copia suya.
8. De Apolonio: la libertad de criterio y la decisión firme sin vacilaciones ni recursos fortuitos;
no dirigir la mirada a ninguna otra cosa más que a la razón, ni siquiera por poco tiempo; el ser
siempre inalterable, en los agudos dolores, en la pérdida de un hijo, en las enfermedades
prolongadas; el haber visto claramente en un modelo vivo que la misma persona puede ser muy
rigurosa y al mismo tiempo desenfadada; el no mostrar un carácter irascible en las
explicaciones; el haber visto a un hombre que claramente consideraba como la más ínfima de
sus cualidades la experiencia y la diligencia en transmitir las explicaciones teóricas; el haber
aprendido cómo hay que aceptar los aparentes favores de los amigos, sin dejarse sobornar por
ellos ni rechazarlos sin tacto.
9. De Sexto: la benevolencia, el ejemplo de una casa gobernada patriarcalmente, el proyecto de
vivir conforme a la naturaleza; la dignidad sin afectación; el atender a los amigos con solicitud;
la tolerancia con los ignorantes y con los que opinan sin reflexionar; la armonía con todos, de
manera que su trato era más agradable que cualquier adulación, y le tenían en aquel preciso
momento el máximo respeto; la capacidad de descubrir con método inductivo y ordenado los
principios necesarios para la vida; el no haber dado nunca la impresión de cólera ni de ninguna
otra pasión, antes bien, el ser el menos afectado por las pasiones y a la vez el que ama más
entrañablemente a los hombres; el elogio, sin estridencias; el saber polifacético, sin alardes.
10. De Alejandro el gramático: la aversión a criticar; el no reprender con injurias a los que
han proferido un barbarismo, solecismo o sonido mal pronunciado, sino proclamar con destreza
el término preciso que debía ser pronunciado, en forma de respuesta, o de ratificación o de una
consideración en común sobre el tema mismo, no sobre la expresión gramatical, o por medio de
cualquier otra sugerencia ocasional y apropiada.
11. De Frontón: el haberme detenido a pensar cómo es la envidia, la astucia y la hipocresía

18
Compendio de textos filosóficos

propia del tirano, y que, en general, los que entre nosotros son llamados «eupátridas», son, en
cierto modo, incapaces de afecto.
12. De Alejandro el platónico: el no decir a alguien muchas veces y sin necesidad o escribirle
por carta: «Estoy ocupado», y no rechazar de este modo sistemáticamente las obligaciones que
imponen las relaciones sociales, pretextando excesivas ocupaciones.
13. De Catulo: el no dar poca importancia a la queja de un amigo, aunque casualmente fuera
infundada, sino intentar consolidar la relación habitual; el elogio cordial a los maestros, como
se recuerda que lo hacían Domicio y Atenódoto; el amor verdadero por los hijos.
14. De «mi hermano» Severo : el amor a la familia, a la verdad y la justicia; el haber conocido,
gracias a él, a Traseas, Helvidio, Catón, Dión, Bruto; el haber concebido la idea de una
constitución basada en la igualdad ante la ley, regida por la equidad y la libertad de expresión
igual para todos, y de una realeza que honra y respeta, por encima de todo, la libertad de sus
súbditos. De él también: la uniformidad y constante aplicación al servicio de la filosofía; la
beneficencia y generosidad constante; el optimismo y la confianza en la amistad de los amigos;
ningún disimulo para con los que merecían su censura; el no requerir que sus amigos
conjeturaran qué quería o qué no quería, pues estaba claro.
15. De Máxirno: el dominio de sí mismo y no dejarse arrastrar por nada; el buen ánimo en todas
las circunstancias y especialmente en las enfermedades; la moderación de carácter, dulce y a la
vez grave; la ejecución sin refunfuñar de las tareas propuestas; la confianza de todos en él,
porque sus palabras respondían a sus pensamientos y en sus actuaciones procedía sin mala fe; el
no sorprenderse ni arredrarse; en ningún caso precipitación o lentitud, ni impotencia, ni
abatimiento, ni risa a carcajadas, seguidas de accesos de ira o de recelo. La beneficencia, el
perdón y la sinceridad; el dar la impresión de hombre recto e inflexible más bien que corregido;
que nadie se creyera menospreciado por él ni sospechara que se consideraba superior a él; su
amabilidad en...
16. De mi padre: la mansedumbre y la firmeza serena en las decisiones profundamente
examinadas. El no vanagloriarse con los honores aparentes; el amor al trabajo y la
perseverancia; el estar dispuesto a escuchar a los que podían hacer una contribución útil a la
comunidad. El distribuir sin vacilaciones a cada uno según su mérito. La experiencia para
distinguir cuando es necesario un esfuerzo sin desmayo, y cuándo hay que relajarse. El saber
poner fin a las relaciones amorosas con los adolescentes. La sociabilidad y el consentir a los
amigos que no asistieran siempre a sus comidas y que no le acompañaran necesariamente en sus
desplazamientos; antes bien, quienes le habían dejado momentáneamente por alguna necesidad
le encontraban siempre igual. El examen minucioso en las deliberaciones y la tenacidad, sin
eludir la indagación, satisfecho con las primeras impresiones. El celo por conservar los amigos,
sin mostrar nunca disgusto ni loco apasionamiento. La autosuficiencia en todo y la serenidad.
La previsión desde lejos y la regulación previa de los detalles más insignificantes sin escenas
trágicas. La represión de las aclamaciones y de toda adulación dirigida a su persona. El velar
constantemente por las necesidades del Imperio. La administración de los recursos públicos y la
tolerancia ante la crítica en cualquiera de estas materias; ningún temor supersticioso respecto a
los dioses ni disposición para captar el favor de los hombres mediante agasajos o lisonjas al
pueblo; por el contrario, sobriedad en todo y firmeza, ausencia absoluta de gustos vulgares y de
deseo innovador. El uso de los bienes que
contribuyen a una vida fácil y la Fortuna se los había deparado en abundancia, sin orgullo y a la
vez sin pretextos, de manera que los acogía con naturalidad, cuando los tenía, pero no sentía
necesidad de ellos, cuando le faltaban. El hecho de que nadie hubiese podido tacharle de sofista,
bufón o pedante; por el contrarío, era tenido por hombre maduro, completo, inaccesible a la
adulación, capaz de estar al frente de los asuntos propios y ajenos. Además, el aprecio por
quienes filosofan de verdad, sin ofender a los demás ni dejarse tampoco embaucar por ellos;
más todavía, su trato afable y buen humor, pero no en exceso. El cuidado moderado del propio
cuerpo, no como quien ama la vida, ni con coquetería ni tampoco negligentemente, sino de
manera que, gracias a su cuidado personal, en contadísimas ocasiones tuvo necesidad de
asistencia médica, de fármacos o emplastos. Y especialmente, su complacencia, exenta de
envidia, en los que poseían alguna facultad, por ejemplo, la facilidad de expresión, el
conocimiento de la historia, de las leyes, de las costumbres o de cualquier otra materia; su

19
Compendio de textos filosóficos

ahínco en ayudarles para que cada uno consiguiera los honores acordes a su peculiar excelencia;
procediendo en todo según las tradiciones ancestrales, pero procurando no hacer ostentación ni
siquiera de esto: de velar por dichas tradiciones. Además, no era propicio a desplazarse ni a
agitarse fácilmente, sino que gustaba de permanecer en los mismos lugares y ocupaciones. E
inmediatamente, después de los agudos dolores de cabeza, rejuvenecido y en plenas facultades,
se entregaba a las tareas habituales. El no tener muchos secretos, sino muy
pocos, excepcionalmente, y sólo sobre asuntos de Estado. Su sagacidad y mesura en la
celebración de fiestas, en la construcción de obras públicas, en las asignaciones y en tras cosas
semejantes, es propia de una persona que mira exclusivamente lo que debe hacerse, sin tener en
cuenta la aprobación popular a las obras realizadas. Ni baños a destiempo, ni amor a la
construcción de casas, ni preocupación por las comidas, ni por las telas, ni por el color de los
vestidos, ni por el buen aspecto de sus servidores; el vestido que llevaba procedía de su casa de
campo en Lorio, y la mayoría de sus enseres, de la que tenía en Lanuvio. ¡Cómo trató al
recaudador de impuestos en Túsculo que le hacía reclamaciones! Y todo su carácter era así; no
fue ni cruel, ni hosco, ni duro, de manera que jamás se habría podido decir de él: «Ya suda»,
sino que todo lo había calculado con exactitud, como si le sobrara tiempo, sin turbación, sin
desorden, con firmeza, concertadamente. Y encajaría bien en él lo que se recuerda de Sócrates:
que era capaz de abstenerse y disfrutar de aquellos bienes, cuya privación debilita a la mayor
parte, mientras que su disfrute les hace abandonarse a ellos. Su vigor físico y su resistencia, y
la sobriedad en ambos casos son propiedades de un hombre que tiene un alma equilibrada
e invencible, como mostró durante la enfermedad que le llevó a la muerte.
17. De los dioses: el tener buenos abuelos, buenos progenitores, buena hermana, buenos
maestros, buenos amigos íntimos, parientes y amigos, casi todos buenos; el no haberme dejado
llevar fácilmente nunca a ofender a ninguno de ellos, a pesar de tener una disposición natural
idónea para poder hacer algo semejante, si se hubiese presentado la ocasión. Es un favor divino
que no se presentara ninguna combinación de circunstancias que me pusiera a prueba; el no
haber sido educado largo tiempo junto a la concubina de mi abuelo; el haber conservado la flor
de mi juventud y el no haber demostrado antes de tiempo mi virilidad, sino incluso haberlo
demorado por algún tiempo; el haber estado sometido a las órdenes de un gobernante, mi padre,
que debía arrancar de mí todo orgullo y llevarme a comprender que es posible vivir en palacio
sin tener necesidad de guardia personal, de vestidos suntuosos, de candelabros, de estatuas y
otras cosas semejantes y de un lujo parecido; sino que es posible ceñirse a un régimen de vida
muy próximo al de un simple particular, y no por ello ser más desgraciado o más negligente en
el cumplimiento de los deberes que soberanamente nos exige la comunidad. El haberme tocado
en suerte un hermano capaz, por su carácter, de incitarme al cuidado de mí mismo y que, a la
vez, me alegraba por su respeto y afecto; el no haber tenido hijos subnormales o deformes; el no
haber progresado demasiado en la retórica, en la poética y en las demás disciplinas, en las que
tal vez me habría detenido, si hubiese percibido que progresaba a
buen ritmo. El haberme anticipado a situar a mis educadores en el punto de dignidad que
estimaba deseaban, sin demorarlo, con la esperanza de que, puesto que eran todavía jóvenes, lo
pondría en práctica más tarde. El haber conocido a Apolonio, Rústico, Máximo. El haberme
representado claramente y en muchas ocasiones qué es la vida acorde con la naturaleza, de
manera que, en la medida que depende de los dioses, de sus comunicaciones, de sus socorros y
de sus inspiraciones, nada impedía ya que viviera de acuerdo con la naturaleza, y si continúo
todavía lejos de este ideal, es culpa mía por no observar las sugerencias de los dioses y a duras
penas sus enseñanzas; la resistencia de mi cuerpo durante largo tiempo en una vida de estas
características; el no haber tocado ni a Benedicta ni a Teódoto, e incluso, más tarde, víctima de
pasiones amorosas, haber curado; el no haberme excedido nunca con Rústico, a pesar de las
frecuentes disputas, de lo que me habría arrepentido; el hecho de que mi madre, que debía morir
joven, viviera sin embargo, conmigo sus últimos años; el hecho de que cuantas veces quise
socorrer a un pobre o necesitado de otra cosa, jamás oí decir que no tenía dinero disponible; el
no haber caído yo mismo en una necesidad semejante como para reclamar ayuda ajena; el tener
una esposa de tales cualidades: tan obediente, tan cariñosa, tan sencilla; el haber
conseguido fácilmente para mis hijos educadores adecuados; el haber recibido, a través de
sueños, remedios, sobre todo para no escupir sangre y evitar los mareos, y lo de Gaeta, a modo

20
Compendio de textos filosóficos

de oráculo; el no haber caído, cuando me aficioné a la filosofía, en manos de un sofista ni


haberme entretenido en el análisis de autores o de silogismos ni ocuparme a fondo de los
fenómenos celestes.
Todo esto «requiere ayudas de los dioses y de la Fortuna».
ACTIVIDADES
1.- Reconocer aquello que hemos recibido de otros, aquello que nos ha ido construyendo como
personas. Agradecer de algún modo esa herencia. Eso es lo que viene a hacer el filósofo estoico
al tiempo que emperador de Roma, Marco Aurelio. Y eso es lo que os pido a vosotros. Que,
intentando imitarle en su estilo, elaboréis vuestro propio Libro I. Pensad un buen rato. ¿por
quién sois como sois, pensáis como pensáis, valoráis lo que valoráis?. Describidlo y escribidlo.
No escatiméis en espacio. No os pongáis límites de tiempo o espacio. Cuando tengáis el libro
resuelto y escrito subidlo a nuestra red Filosofiesta. Para ello uníos al grupo “Al estilo de…” y
escribid, como comentario al foro “Al estilo de … Marco Aurelio”, vuestra propia meditación.

2.- Muchos son los aprendizajes de Marco Aurelio. Muchos son sus maestros, sus modelos, sus
inspiradores. Pero tal vez no todo aquello que Marco Aurelio entiende digno de ser reconocido
hubiera sido reconocido por vosotros. Os propongo un ejercicio. Releed el texto y seleccionad
aquellos aprendizajes que para vosotros NO son especialmente valiosos, aquellos que NO os
agradan y que vosotros NO agradeceríais. Al mismo tiempo identificad aquellos aprendizajes
especialmente valiosos, los que más os agradan, los que más agradeceríais haber recibido.
Completad esta tabla con vuestra opinión. Cinco aprendizajes que nos os agraden y los diez
aprendizajes que serían más valiosos para vosotros.

LOS MENOS VALIOSOS LOS MÁS VALIOSOS

21
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA MEDIEVAL TEXTO


Autor San Agustín (354-430) 8
Obra “Confesiones” Libro I (fragmento)
Introducción
Antes de comenzar la lectura del siguiente texto y el breve trabajo de análisis y
comentario que te propongo que hagas, te recomiendo lo siguiente: prepárate. ¿Cómo?
Concentra tu mente, serénala, haz un paréntesis en tu vida y disponte a escuchar algo
muy hermoso, las palabras que un hombre envía a Dios, sus temores, sus dudas.
Posiblemente el texto de San Agustín del que seleccionamos el principio sea la más
hermosa oración de la historia del pensamiento. En ella San Agustín se abre totalmente
a Dios y le ofrece su corazón desde el reconocimiento de sus pecados, sus errores. Pero
antes de hacerlo escribe las palabras que aquí te presento. Léelas desde el respeto. Si
crees, porque llenarán tu corazón. Si no crees, porque te resultará seguramente
interesante intentar ponerte en el lugar de quien cree, mirar desde su sitio en el mundo,
sentir la presencia de Dios como un hombre plenamente convencido de que más allá,
mejor dicho aquí, está Dios. Y es que a veces la filosofía tiene como objetivo
acercarnos a ese Dios.
LIBRO I

1. Grandes eres, Señor, y muy digno de alabanza; grande tu poder, y tu sabiduría no


tiene medida. Y pretende alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación;
precisamente el hombre, que, revestido de su mortalidad, lleva consigo el testimonio de
su pecado y el testimonio de que resistes a los soberbios. Con todo, quiere alabarte el
hombre, pequeña parte de tu creación. Tú mismo le estimulas a ello, haciendo que se
deleite en alabarte, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta
que repose en ti (quia fecisti nos ad te et inquietum est cor nostrum, donec requiescat in
te).

Dame, Señor, a conocer y entender qué es primero, si invocarte o alabarte, o si es antes


conocerte que invocarte. Mas ¿quién habrá que te invoque si antes no te conoce?
Porque, no conociéndote, fácilmente podrá invocar una cosa por otra. ¿Acaso, más bien,
no habrás de ser invocado para ser conocido? Pero ¿y como invocarán a aquel en quien
no han creído? ¿Y cómo creerán si no se les predica? Ciertamente, alabarán al Señor los
que le buscan, porque los que le buscan le hallan y los que le hallan le alabarán. Que yo,
Señor, te busque invocándote y te invoque creyendo en ti, pues me has sido ya
predicado. Te invoca, Señor, mi fe, la fe que tú me diste, que tú me inspiraste por la
humanidad de tu Hijo y el ministerio de tu predicador.

2. Pero, ¿cómo invocaré yo a mi Dios, a mi Dios y mi Señor?, puesto que, en efecto,


cuando lo invoco, lo llamo [que venga] dentro de mí mismo (quoniam utique in me
ipsum eum vocabo, cum invocabo eum) ¿Y qué lugar hay en mí adonde venga mi Dios
a mí?, ¿adónde podría venir Dios en mí, el Dios que ha hecho el cielo y la tierra? ¿Es
verdad, Señor, que hay algo en mí que pueda abarcarte? ¿Acaso te abarca el cielo y la
tierra, que tú has creado, y dentro de los cuales me creaste también a mí? ¿O es tal vez
que, porque nada de cuanto es puede ser sin ti, te abarca todo lo que es? Pues si yo
existo efectivamente, ¿por qué pido que vengas a mí , cuando yo no existiría si tú no
estuvieses en mí? No he estado aún en el infierno, mas también allí estás tú. Pues si
descendiere a los infiernos, allí estás tú.

22
Compendio de textos filosóficos

Nada sería yo, Dios mío, nada sería yo en absoluto si tú no estuvieses en mí; pero, ¿no
sería mejor decir que yo no existiría en modo alguno si no estuviese en ti, de quien, por
quien y en quien son todas las cosas? Así es, Señor, así es. Pues, ¿adónde te invoco
estando yo en ti, o de dónde has de venir a mí, o a que parte del cielo y de la tierra me
habré de alejar para que desde allí venga mi Dios a mí, él, que ha dicho: Yo lleno el
cielo y la tierra?

3. ¿Te abarcan, acaso, el cielo y la tierra por el hecho de que los llenas? ¿O es, más
bien, que los llenas y aún sobra por no poderte abrazar? ¿Y dónde habrás de echar eso
que sobra de ti, una vez lleno el cielo y la tierra? ¿Pero es que tienes tú, acaso,
necesidad de ser contenido en algún lugar, tú que contienes todas las cosas, puesto que
las que llenas las llenas conteniéndolas? Porque no son los vasos llenos de ti los que te
hacen estable, ya que, aunque se quiebren, tú no te has de derramar; y si se dice que te
derramas sobre nosotros, no es cayendo tú, sino levantándonos a nosotros; ni es
esparciéndote tú, sino recogiéndonos a nosotros. Pero las cosas todas que llenas, ¿las
llenas todas con todo tu ser o, tal vez, por no poderte contener totalmente todas,
contienen una parte de ti? ¿Y esta parte tuya la contienen todas y al mismo tiempo o,
más bien, cada una la suya, mayor las mayores y menor las menores? Pero ¿es que hay
en ti alguna parte mayor y alguna menor? ¿Acaso no estás todo en todas partes, sin que
haya cosa alguna que te contenga totalmente?

4. Pues ¿qué es entonces mi Dios? ¿Qué, repito, sino el Señor Dios? ¿Y qué Señor hay
fuera del Señor o qué Dios fuera de nuestro Dios? Sumo, óptimo, poderosísimo,
omnipotensísimo, misericordiosísimo y justísimo; secretísimo y presentísimo,
hermosísimo y fortísimo, estable e incomprensible, inmutable, mudando todas las
cosas; nunca nuevo y nunca viejo; renuevas todas las cosas y conduces a la vejez a los
soberbios, y no lo saben; siempre obrando y siempre en reposo; siempre recogiendo y
nunca necesitado; siempre sosteniendo, llenando y protegiendo; siempre creando,
nutriendo y perfeccionando; siempre buscando y nunca falto de nada. Amas y no
sientes pasión; tienes celos y estás seguro; te arrepientes y no sientes dolor; te aíras y
estás tranquilo; cambias de acciones, pero no de plan; recibes lo que encuentras y nunca
has perdido nada; nunca estás pobre y te gozas con las ganancias; no eres avaro y
exiges intereses. Te ofrecemos de más para hacerte nuestro deudor; pero ¿quién es el
que tiene algo que no sea tuyo? Pagas deudas sin deber nada a nadie y perdonando
deudas, sin perder nada con ello? ¿Y qué es cuanto hemos dicho, Dios mío, vida mía,
dulzura mía santa, o qué es lo que puede decir alguien cuando habla de ti? (aut quid
dicit aliquis, cum de te dicit?) Al contrario, ¡ay de los que se callan acerca de ti!, porque
no son más que mudos charlatanes.

5. ¿Quién me concederá descansar en ti? ¿Quién me concederá que, vengas a mi


corazón y le embriagues, para que olvide mis maldades y me abrace contigo, único bien
mío? ¿Qué es lo que eres para mí? Apiádate de mí para que te lo pueda decir. ¿Y qué
soy yo para ti, para que me mandes que te ame y si no lo hago te aíres contra mí y me
amenaces con ingentes miserias? ¿Acaso es ya pequeña la misma miseria de no amarte?
¡Ay de mí! Dime, por tus misericordias, Señor y Dios mío, qué eres para mí. Di a mi
alma: «Yo soy tu salvación». Que yo corra tras esta voz y te dé alcance. No quieras
esconderme tu rostro. Muera yo para que no muera y para que lo vea.

6. Angosta es la casa de mi alma para que vengas a ella: sea ensanchada por ti. Ruinosa
está: repárala. Hay en ella cosas que ofenden tus ojos: lo confieso y lo sé; pero ¿quién la

23
Compendio de textos filosóficos

limpiará o a quién otro clamaré fuera de ti: De los pecados ocultos líbrame, Señor, y de
los ajenos perdona a tu siervo? Creo, por eso hablo. Tú lo sabes, Señor. ¿Acaso no he
confesado ante ti mis delitos contra mí, ¡oh Dios mío!, y tú has remitido la impiedad de
mi corazón? No quiero contender en juicio contigo, que eres la Verdad, y no quiero
engañarme a mí mismo, para que no se engañe a sí misma mi iniquidad. No quiero
contender en juicio contigo, porque si miras a las iniquidades, Señor, ¿quién, Señor,
subsistirá?

7. Con todo, permíteme que hable en presencia de tu misericordia, a mí, tierra y ceniza;
permíteme que hable, porque es a tu misericordia, no al hombre, que se ríe de mí, a
quien hablo. Tal vez también tú te reirás de mí; mas vuelto hacia mi, tendrás compasión
de mí.
ACTIVIDADES
1.- Lee atentamente el texto: Lo primero que tienes que hacer es lograr comprende todas sus
palabras. Para ello identifica aquellas que no comprendes y escribe su significado:

1ª 4ª

2ª 5ª

3ª 6ª

2.- Intenta resumir en una sola frase el contenido de cada uno de los párrafos del texto. Su idea
principal

3.- Ahora viene lo mejor. Primero has de saber que este comentario no me lo tienes que entregar
para que yo lo lea. Tan solo, cuando lo tengas terminado, lo traerás a clase y me lo mostrarás
para que, sin leerlo, al menos constate que lo has terminado. Eso será suficiente para calificarte
positivamente. Si no quieres realizar la actividad puedes perfectamente disimularlo para que no
me dé cuenta pero en realidad a la única persona que engañarías es a ti misma. La propuesta de
este ejercicio es muy sencilla. Confiesa por escrito algunas de esas cosas de las que no estás
orgulloso, bien porque hiciste o dijiste lo que sabes que no debías haber hecho o dicho; bien
porque no hiciste o no dijiste lo que sabes que debías haber hecho o dicho. Si crees, enfoca este
como una confesión a ti mismo y ante Dios. Si no eres creyente enfócalo simplemente como el
reconocimiento que todos debemos hacer de vez en cuando de aquellas cosas que no hacemos
bien a conciencia con vistas a mejorar nuestra vida y acercarla un poquito más a la felicidad

Tienes toda la página siguiente para hacerlo, si es que lo deseas. Y recuerda: solamente tú leerás
lo que escribas.

24
Compendio de textos filosóficos

_______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

_______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

_______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

_____________________________________________________________________________

_____________________________________________________________________________

_______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

_____________________________________________________________________________

______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

_____________________________________________________________________________

______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

______________________________________________________________________

25
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA MEDIEVAL TEXTO


Autor San Agustín (354-430) 9
Obra “La ciudad de Dios” Libro XIX Capítulo XII (fragmento)
La paz, aspiración suprema de los seres
Quienquiera que repare en la cosas humanas y en la naturaleza de las mismas, reconocerá
conmigo que, así como no hay nadie que no quiera gozar, así no hay nadie que no quiera tener
paz. En efecto, los mismos amantes de la guerra no desean más que vencer, y, por consiguiente,
ansían llegar guerreando a una paz gloriosa. Y ¿qué es la victoria más que la sujeción de los
rebeldes? Logrado este efecto, llega la paz. La paz es, pues, también el fin perseguido por
quienes se afanan en poner a prueba su valor guerrero presentando guerra para imperar y luchar.
De donde se sigue que el verdadero fin de la guerra es la paz. El hombre, con la guerra, busca la
paz; pero nadie busca la guerra con la paz. Aun los que perturban la paz de intento, no odian la
paz, sino que ansían cambiarla a su capricho.
Su voluntad no es que haya paz, sino que la paz sea según su voluntad. Y si llegan a separarse
de otros por alguna sedición, no ejecutan su intento si no tienen con sus cómplices una especie
de paz. Por eso los bandoleros procuran estar en paz entre sí, para alterar con más violencia y
seguridad la paz de los demás. Y si hay algún salteador tan forzudo y enemigo de compañías
que no se confíe y saltee y mate y se dé al pillaje él solo, al menos tiene una especie de paz, sea
cual fuere, con aquellos a quienes no puede matar y a quienes quiere ocultar lo que hace. En su
casa procura vivir en paz con su esposa, con los hijos, con los domésticos, si los tiene, y se
deleita en que sin chistar obedezcan a su voluntad. Y si no se le obedece, se indigna, riñe y
castiga, y si la necesidad lo exige, compone la paz familiar con crueldad. Él ve que la paz no
puede existir en la familia si los miembros no se someten a la cabeza, que es él en su casa. Y si
una ciudad o pueblo quisiera sometérsele como deseaba que le estuvieran sujetos los de su casa,
no se escondiera ya como ladrón en una caverna, sino que se engallaría a vista de todos, pero
con la misma cupididad y malicia. Todos desean, pues, tener paz con aquellos a quienes quieren
gobernar a su antojo. Y cuando hacen la guerra a otros hombres, quieren hacerlos suyos, si
pueden, e imponerles luego las condiciones de su paz.
Todos, incluso los animales, aspiran a la paz
Supongamos a uno descrito con las pinceladas de la fábula y de los poetas. Quizá por su
invariable fiereza prefirieron llamarle semihombre a hombre. Su reino sería la espantosa soledad
de un antro desierto, y su malicia tan enorme, que recibió el nombre griego xaxos (malo). Sin
esposa con quien tener charlas amorosas, ni hijos pequeñitos que alegraran sus días, ni mayores
a quienes mandara. No gozaba de la conversación de algún amigo, ni siquiera de Vulcano, su
padre, más feliz al menos que este dios, porque él no engendró otro monstruo semejante. Lejos
de dar nada a nadie, robaba a los demás cuando y cuanto podía y quería. Y, sin embargo, en su
antro solitario, cuyo suelo, según el poeta, siempre estaba regado de sangre, sólo anhelaba la
paz, un reposo sin molestias ni turbación de violencia o miedo. Deseaba también tener paz con
su cuerpo, y cuanta más tenía, tanto mejor le iba. Mandaba a sus miembros, y éstos obedecían.
Y con el fin de pacificar cuanto antes su mortalidad, que se revelaba contra él por la indigencia
y el hambre, que se coligaban para disociar y desterrar el alma del cuerpo, robaba, mataba y
devoraba. Y aunque inhumano y fiero, miraba, con todo, inhumana y ferozmente por la paz de
su vida y salud. Si quisiera tener con los demás esa paz que buscaba tanto para sí en su caverna
y en sí mismo, ni se llamara malo, ni monstruo ni semihombre. Y si las extrañas formas de su
cuerpo y el torbellino de llamas vomitado por su boca apartó a los hombres de su compañía, era
cruel no por deseo de hacer mal, sino por necesidad de vivir. Mas éste no ha existido o, lo que
es más creíble, no fue tal cual lo pinta el poeta, porque, si no alargara tanto la mano en acusar a
Caco, serían pocas las alabanzas de Hércules. Este hombre, o por mejor decir, este semihombre,
no existió, como tantas otras ficciones de los poetas. Porque aun las fieras más crueles -y éste
participó también de esa fiereza, se llamó semifiera- custodian la especie con cierta paz,
cohabitando, engendrando, pariendo y alimentando a sus hijos, a pesar de que con frecuencia
son insociables y solívagas, son no como las ovejas, los ciervos, las palomas, los estorninos y
las abejas, sino como los leones, las raposas, las águilas y las lechuzas. ¿Qué tigre hay que no
ame blandamente a sus cachorros y, depuesta su fiereza, no los acaricie? ¿Qué milano, por más

26
Compendio de textos filosóficos

solitario que vuele sobre la presa, no busca hembra, hace su nido, empolla los huevos, alimenta
sus polluelos y mantiene como puede la paz en su casa con su compañera, como una especie de
madre de familia? ¡Cuánto más es arrastrado el hombre por las leyes de su naturaleza a formar
sociedad con todos los hombres y a lograr la paz en cuanto esté de su parte! Los malos
combaten por la paz de los suyos, y quieren someter, si es posible, a todos, para que todos
sirvan a uno solo. ¿Por qué? Porque desean estar en paz con él, sea por miedo, sea por amor.
Así, la soberbia imita perversamente a Dios. Odia bajo él la igualdad con sus compañeros, pero
desea imponer su señorío en lugar de él. Odia la paz justa de Dios y ama su injusta paz propia.
Es imposible que no ame la paz, sea cual fuere. Y es que no hay vivir tan contrario a la
naturaleza que borre los vestigios últimos de la misma.
ACTIVIDADES
1.- ¡Cuál es tu opinión sobre la siguiente frase de San Agustín: “el verdadero fin de la guerra es
la paz”? ¿Cuál es el argumento que el autor utiliza para llegar a esta conclusión?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
2.- ¿La paz de los malvados? En el segundo párrafo del texto el autor parece querer explicar que
también los malvados buscan la paz. ¿Qué argumentos utiliza para ello? __________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
3.- En el tercer párrafo San Agustín imagina la existencia de un hombre malvado e intenta
demostrar que también busca la paz. En este ejercicio tienes que hacer lo siguiente. En la tabla
de más abajo hay tres columnas. En la primera quiero que escribas los argumentos de San
Agustín. En la segunda, si estás de acuerdo con ellos o no. En la tercera quiero que argumentes
tu opinión. ¿Por qué estás de acuerdo o por qué no?
LOS ARGUMENTOS DE SAN AGUSTÍN Favor / contra TUS ARGUMENTOS

27
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA MODERNA TEXTO


Autor René Descartes (1596- 1650) 10
Obra Meditaciones Metafísicas (Primera Meditación)

ESTA ACTIVIDAD ESTÁ EXTRAÍDA DE UN MÁGNÍFICO TRABAJO DE

Christopher Biffle

(Paseo guiado por las Meditaciones Metafísicas)


Este texto que en relación con los demás es un poco largo, es seguramente uno de los textos más
influyentes de la Historia de la Filosofía Moderna, por eso te animo a que lo leas y lo trabajes
con interés. En la primera columna te pondré el texto y en la segunda las indicaciones que hace
Biffle para trabajarlo. Complétalas. Al final pondremos una batería de actividades muy
interesantes porque intentan acompañarte a meditar al estilo de Descartes para comprenderlo
mejor.

MEDITACIÓN PRIMERA

En Meditación I Descartes
pasa de la certeza a la duda.
Traza una línea en la página
cuando comience con un
nuevo argumento.
De las cosas que pueden ponerse en duda
He advertido hace ya algún tiempo que, desde mi
Más temprana edad, había admitido como verdaderas
muchas opiniones falsas, y que lo edificado después
sobre cimientos tan poco sólidos tenía que ser por
fuerza muy dudoso e incierto; de suerte que me era
preciso emprender seriamente, una vez en la vida, la
tarea de deshacerme de todas las opiniones a las que
hasta entonces había dado crédito, y empezar todo de
nuevo desde los fundamentos, si quería establecer
algo firme y constante en las ciencias. Mas
pareciéndome ardua dicha empresa, he aguardado
hasta alcanzar una edad lo bastante madura como
para no poder esperar que haya otra, tras ella, más
apta para la ejecución de mi propósito; y por ello lo
he diferido tanto, que a partir de ahora me sentiría
culpable si gastase en deliberaciones el tiempo que
me queda para obrar.

Así pues, ahora que mi espíritu está libre de todo


cuidado, habiéndome procurado reposo seguro en
una apacible soledad, me aplicaré seriamente y con
libertad a destruir en general todas mis antiguas
opiniones. Ahora bien, para cumplir tal designio, no
me será necesario probar que son todas falsas, lo que
acaso no conseguiría nunca; sino que, por cuanto la
razón me persuade desde el principio para que no dé

28
Compendio de textos filosóficos

más crédito a las cosas no enteramente ciertas e


indudables que a las manifiestamente falsas, me
bastará para rechazarlas todas con encontrar en cada En vez de refutar cada una
una el más pequeño motivo de duda. Y para eso de sus creencias
individualmente, Descartes
tampoco hará falta que examine todas y cada una en
decide__________________
particular, pues sería un trabajo infinito; sino que, por ________________________
cuanto la ruina de los cimientos lleva necesariamente ________________________
consigo la de todo el edificio, me dirigiré en principio ________________________
contra los fundamentos mismos en que se apoyaban
todas mis opiniones antiguas.
Todo lo que he admitido hasta el presente como más
seguro y verdadero, lo he aprendido de los sentidos o
por los sentidos; ahora bien, he experimentado a
veces que tales sentidos me engañaban, y es prudente
no fiarse nunca por entero de quienes nos han
engañado una vez.
Descartes ha decidido que,
Pero, aun dado que los sentidos nos engañan a veces, mientras que sus sentidos
tocante a cosas mal perceptibles o muy remotas, pueden estar equivocados
acaso hallemos otras muchas de las que no podamos acerca de ________________
razonablemente dudar, aunque las conozcamos por su ________________________
medio; como, por ejemplo, que estoy aquí, sentado ________________________
junto al fuego, con una bata puesta y este papel en , no lo pueden estar acerca de
mis manos, o cosas por el estilo. Y ¿cómo negar que ________________________
________________________
estas manos y este cuerpo sean míos, si no es
________________________
poniéndome a la altura de esos insensatos, cuyo ..
cerebro está tan turbio y ofuscado por los negros
vapores de la bilis, que aseguran constantemente ser
reyes siendo muy pobres, ir vestidos de oro y púrpura
estando desnudos, o que se imaginan ser cacharros o
tener el cuerpo de vidrio? Más los tales son locos, y
yo no lo sería menos si me rigiera por su ejemplo.
En este párrafo Descartes
cambia de opinión sobre
Con todo, debo considerar aquí que soy hombre y,
_________________________
por consiguiente, que tengo costumbre de dormir y _________________________
de representarme en sueños las mismas cosas, y a _________________________
veces cosas menos verosímiles, que esos insensatos Porque ___________________
cuando están despiertos. ¡Cuántas veces no me habrá _________________________
ocurrido soñar, por la noche, que estaba aquí mismo, _________________________
vestido, junto al fuego, estando en realidad desnudo y
en la cama! En este momento, estoy seguro de que yo
miro este papel con los ojos de la vigilia, de que esta
cabeza que muevo no está soñolienta, de que alargo
esta mano y la siento de propósito y con plena
conciencia: lo que acaece en sueños no me resulta tan
claro y distinto como todo esto. Pero, pensándolo
mejor, recuerdo haber sido engañado, mientras
dormía, por ilusiones semejantes. Y fijándome en
este pensamiento, veo de un modo tan manifiesto que
no hay indicios concluyentes ni señales que basten a
distinguir con claridad el sueño de la vigilia, que
acabo atónito, y mi estupor es tal que casi puede
persuadirme de que estoy durmiendo.
Aunque sueñe, Descartes

29
Compendio de textos filosóficos

Así, pues, supongamos ahora que estamos dormidos, decide ahora que puede
y que todas estas particularidades, a saber: que estar seguro de que
abrimos los ojos, movemos la cabeza, alargamos las ._______________________
manos, no son sino mentirosas ilusiones; y pensemos __________________________
__________________________
que, acaso, ni nuestras manos ni todo nuestro cuerpo
__________________________
son tal y como los vemos. Con todo, hay que
confesar al menos que las cosas que nos Vuelve a leer este párrafo y
representamos en sueños son como cuadros y los dos anteriores.
pinturas que deben formarse a semejanza de algo real Los pasos que ha dado ya
y verdadero; de manera que por lo menos esas cosas Descartes son
generales —a saber: ojos, cabeza, manos, cuerpo ______________________________
entero— no son imaginarias, sino que en verdad ____________________________
existen. Pues los pintores, incluso cuando usan del ____________________________
mayor artificio para representar sirenas y sátiros ____________________________
mediante figuras caprichosas y fuera de lo común, no ____________________________
pueden, sin embargo, atribuirles formas y naturalezas
del todo nuevas, y lo que hacen es sólo mezclar y
componer partes de diversos animales; y, si llega el
caso de que su imaginación sea lo bastante
extravagante como para inventar algo tan nuevo que
nunca haya sido visto, representándonos así su obra
una cosa puramente fingida y absolutamente falsa,
con todo, al menos los colores que usan deben ser
verdaderos.

Y por igual razón, aun pudiendo ser imaginarias esas


cosas generales —a saber: ojos, cabeza, manos y
otras semejantes— es preciso confesar, de todos
modos, que hay cosas aún más simples y universales
realmente existentes, por cuya mezcla, ni más ni
menos que por la de algunos colores verdaderos, se
forman todas las imágenes de las cosas que residen
en nuestro pensamiento, ya sean verdaderas y reales,
ya fingidas y fantásticas. De ese género es la
naturaleza corpórea en general, y su extensión, así
como la figura de las cosas extensas, su cantidad o
magnitud, su número, y también el lugar en que
están, el tiempo que mide su duración y otras por el
estilo.
. La geometría es más cierta
Por lo cual, acaso no sería mala conclusión si que la astronomía porque
dijésemos que la física, la astronomía, la medicina y _______________________
todas las demás ciencias que dependen de la ___________________________
consideración de cosas compuestas, son muy dudosas __________________________
e inciertas; pero que la aritmética, la geometría y __________________________
demás ciencias de este género, que no tratan sino de
cosas muy simples y generales, sin ocuparse mucho
de si tales cosas existen o no en la naturaleza,
contienen algo cierto e indudable. Pues, duerma yo o
esté despierto, dos más tres serán siempre cinco, y el
cuadrado no tendrá más de cuatro lados; no
pareciendo posible que verdades tan patentes puedan
ser sospechosas de falsedad o incertidumbre alguna.
Subraya cada una de las
conclusiones importantes
Y, sin embargo, hace tiempo que tengo en mi espíritu

30
Compendio de textos filosóficos

cierta opinión, según la cual hay un Dios que todo lo que extrae Descartes acerca
puede, por quien he sido creado tal como soy. Pues de Dios en este párrafo y en
bien: ¿quién me asegura que el tal Dios no haya el siguiente.
procedido de manera que no exista figura, ni
magnitud, ni lugar, pero a la vez de modo que yo, no
obstante, sí tenga la impresión de que todo eso existe
tal y como lo veo? Y más aún: así como yo pienso, a
veces, que los demás se engañan, hasta en las cosas
que creen saber con más certeza, podría ocurrir que
Dios haya querido que me engañe cuantas veces
sumo dos más tres, o cuando enumero los lados de un
cuadrado, o cuando juzgo de cosas aún más fáciles
que ésas, si es que son siquiera imaginables. Es
posible que Dios no haya querido que yo sea burlado
así, pues se dice de Él que es la suprema bondad. Con
todo, si el crearme de tal modo que yo siempre me
engañase repugnaría a su bondad, también parecería
del todo contrario a esa bondad el que permita que
me engañe alguna vez, y esto último lo ha permitido,
sin duda.
"Sin embargo", "quizá" y
"pero" son las palabras que
Habrá personas que quizá prefieran, llegados a este encabezan estos tres
punto, negar la existencia de un Dios tan poderoso, a párrafos. A lo largo de la
creer que todas las demás cosas son inciertas; no les Meditación, señala
objetemos nada por el momento, y supongamos, en con un círculo las palabras
favor suyo, que todo cuanto se ha dicho aquí de Dios clave como estas que
es pura fábula; con todo, de cualquier manera que muestren donde la discusión
supongan haber llegado yo al estado y ser que poseo pasa a una nueva dirección.
—ya lo atribuyan al destino o la fatalidad, ya al azar,
ya en una enlazada secuencia de las cosas— será en
cualquier caso cierto que, pues errar y equivocarse es
una imperfección, cuanto menos poderoso sea el
autor que atribuyan a mi origen, tanto más probable
será que yo sea tan imperfecto, que siempre me
engañe. A tales razonamientos nada en absoluto
tengo que oponer, sino que me constriñen a confesar
que, de todas las opiniones a las que había dado
crédito en otro tiempo como verdaderas, no hay una
sola de la que no pueda dudar ahora, y ello no por
descuido o ligereza, sino en virtud de argumentos
muy fuertes y maduramente meditados; de tal suerte
que, en adelante, debo suspender mi juicio acerca de
dichos pensamientos, y no concederles más crédito
del que daría a cosas manifiestamente falsas, si es
que quiero hallar algo constante y seguro en las "Aquellas viejas y ordinarias
opiniones" se refiere a
ciencias.
_________________________
___________________________
Pero no basta con haber hecho esas observaciones, ___________________________
sino que debo procurar recordarlas, pues aquellas ___________________________
viejas y ordinarias opiniones vuelven con frecuencia
a invadir mis pensamientos, arrogándose sobre mi
espíritu el derecho de ocupación que les confiere el
largo y familiar uso que han hecho de él, de modo
que, aun sin mi permiso, son ya casi dueñas de mis
creencias. Y nunca perderé la costumbre de

31
Compendio de textos filosóficos

otorgarles mi aquiescencia y confianza, mientras las


considere tal como en efecto son, a saber: en cierto
modo dudosas —como acabo de mostrar—, y con
todo muy probables, de suerte que hay más razón
para creer en ellas que para negarlas. Por ello pienso
que sería conveniente seguir deliberadamente un
proceder contrario, y emplear todas mis fuerzas en
engañarme a mí mismo, fingiendo que todas esas
opiniones son falsas e imaginarias; hasta que,
habiendo equilibrado el peso de mis prejuicios de
suerte que no puedan inclinar mi opinión de un lado
ni de otro, ya no sean dueños de mi juicio los malos
hábitos que lo desvían del camino recto que puede
conducirlo al conocimiento de la verdad. Pues estoy
seguro de que, entretanto, no puede haber peligro ni
error en ese modo de proceder, y de que nunca será
demasiada mi presente desconfianza, puesto que
ahora no se trata de obrar, sino sólo de meditar y
conocer.

Así pues, supondré que hay, no un verdadero Dios — Este es uno de los
que es fuente suprema de verdad—, sino cierto genio fragmentos más famosos de
las Meditaciones. Lo que
maligno, no menos artero y engañador que poderoso,
pretende Descartes al
el cual ha usado de toda su industria para engañarme. suponer la existencia de
Pensaré que el cielo, el aire, la tierra, los colores, las "cierto genio maligno", que
figuras, los sonidos y las demás cosas exteriores, no le engaña, es _________________
son sino ilusiones y ensueños, de los que él se sirve ___________________________
para atrapar mi credulidad. Me consideraré a mí ___________________________
mismo como sin manos, sin ojos, sin carne, ni sangre, ______________________________
sin sentido alguno, y creyendo falsamente que tengo _____________________________
todo eso. Permaneceré obstinadamente fijo en ese
pensamiento, y, si, por dicho medio, no me es posible
llegar al conocimiento de alguna verdad, al menos
está en mi mano suspender el juicio. Por ello, tendré
sumo cuidado en no dar crédito a ninguna falsedad,
y dispondré tan bien mi espíritu contra las malas artes
de ese gran engañador que, por muy poderoso y
astuto que sea, nunca podrá imponerme nada.

Pero un designio tal es arduo y penoso, y cierta Las principales "dificultades


que acabo de promover"
desidia me arrastra insensiblemente hacia mi manera
son: __________________________
ordinaria de vivir; y, como un esclavo que goza en _______________________________
sueños de una libertad imaginaria, en cuanto empieza _______________________________
a sospechar que su libertad no es sino un sueño, teme _______________________________
despertar y conspira con esas gratas ilusiones para _______________________________
gozar más largamente de su engaño, así yo recaigo
insensiblemente en mis antiguas opiniones, y temo
salir de mi modorra, por miedo a que las trabajosas
vigilias que habrían de suceder a la tranquilidad de
mi reposo, en vez de procurarme alguna luz para
conocer la verdad, no sean bastantes a iluminar por
entero las tinieblas de las dificultades que acabo de
promover.

32
Compendio de textos filosóficos

PENSANDO SOBRE LA PRIMERA MEDITACIÓN

33
Compendio de textos filosóficos

34
Compendio de textos filosóficos

35
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA MODERNA TEXTO


Autor David Hume (1711 – 1776) 11
Obra Tratado de la naturaleza humana (fragmento)
Parte Primera
De las ideas: su origen, composición y abstracción
Sección Primera
Del origen de nuestras ideas.

Todas las percepciones de la mente humana se reducen a dos géneros distintos que yo llamo
impresiones e ideas. La diferencia entre ellos consiste en los grados de fuerza y vivacidad con
que se presentan a nuestro espíritu y se abren camino en nuestro pensamiento y conciencia. A
las percepciones que penetran con más fuerza y violencia llamamos impresiones, y
comprendemos bajo este nombre todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones tal como
hacen su primera aparición en el alma. Por ideas entiendo las imágenes débiles de éstas en el
pensamiento y razonamiento, como, por ejemplo, lo son todas las percepciones despertadas por
el presente discurso, exceptuando solamente las que surgen de la vista y tacto y exceptuando
el placer o dolor inmediato que pueden ocasionar. Creo que no será preciso emplear muchas
palabras para explicar esta distinción. Cada uno por sí mismo podrá percibir fácilmente la
diferencia entre sentir y pensar. Los grados comunes de éstos son fácilmente distinguidos,
aunque no es imposible en casos particulares que puedan aproximarse el uno al otro. Así, en el
sueño, en una fiebre, la locura o en algunas emociones violentas del alma nuestras ideas pueden
aproximarse a nuestras impresiones del mismo modo que, por otra parte, sucede a veces que
nuestras impresiones son tan débiles y tan ligeras que no podemos distinguirlas de nuestras
ideas. Pero a pesar de esta próxima semejanza en pocos casos, son en general tan diferentes que
nadie puede sentir escrúpulo alguno al disponerlas en dos grupos distintos y asignar a cada uno
un nombre peculiar para marcar esta diferencia.

Existe otra división de nuestras percepciones que será conveniente observar y que se extiende a
la vez sobre impresiones e ideas. Esta división es en simples y complejas. Percepciones o
impresiones e ideas simples son las que no admiten distinción ni separación. Las complejas son
lo contrario que éstas y pueden ser divididas en partes. Aunque un color, sabor y olor particular
son cualidades unidas todas en una manzana, es fácil percibir que no son lo mismo, sino que
son al menos distinguibles las unas de las otras.

Habiendo dado por estas divisiones orden y buena disposición a nuestros objetos, podemos
aplicamos a considerar ahora con más precisión sus cualidades y relaciones. La primera
circunstancia que atrae mi atención es la gran semejanza entre nuestras impresiones e ideas en
todo otro respecto que no sea su grado de fuerza y vivacidad. Las unas parecen ser en cierto
modo el reflejo de las otras, así que todas las percepciones del espíritu humano son dobles y
aparecen a la vez como impresiones e ideas. Cuando cierro mis ojos y pienso en mi cuarto las
ideas que yo formo son representaciones exactas de impresiones que yo he sentido, y no existe
ninguna circunstancia en las unas que no se halle en las otras. Recorriendo mis otras
percepciones hallo aún la misma semejanza y representación. Las ideas y las impresiones
parecen siempre corresponderse las unas a las otras. Esta circunstancia me parece notable y
atrae mi atención por un momento.

Después de una consideración más exacta hallo que he sido llevado demasiado lejos por la
primera apariencia y que debo hacer uso de la distinción de percepciones en simples y
complejas para limitar la decisión general de que todas nuestras ideas o impresiones son
semejantes. Observo que muchas de nuestras ideas complejas no tienen nunca impresiones que
les correspondan y que muchas de nuestras impresiones complejas no son exactamente
copiadas por ideas. Puedo imaginarme una ciudad como la nueva Jerusalén, cuyo pavimento
sea de oro y sus muros de rubíes, aunque jamás he visto una ciudad semejante. Yo he visto
París, pero ¿afirmaré que puedo formarme una idea tal de esta ciudad que reproduzca

36
Compendio de textos filosóficos

perfectamente todas sus calles y casas en sus proporciones justas y reales?

Por consiguiente, veo que, aunque existe en general una gran semejanza entre nuestras
impresiones e ideas complejas, no es universalmente cierta la regla de que son copias exactas
las unas de las otras. Debemos considerar ahora qué sucede con nuestras percepciones simples.
Después del examen más exacto de que soy capaz me aventuro a afirmar que la regla es válida
aquí sin excepción alguna y que toda idea simple posee una impresión simple que se le
asemeja, y toda impresión simple, una idea correspondiente. La idea de rojo que formamos en
la obscuridad y la impresión de éste que hiere nuestros ojos a la luz del Sol difieren tan sólo en
grado, no en naturaleza. Es imposible probar por una enumeración particular que sucede lo
mismo con todas nuestras impresiones simples e ideas. Cada uno puede convencerse, con
respecto a este punto, recorriendo tantas como le plazca; pero si alguno negase esta semejanza
universal, no veo otro modo de convencerle más que pidiéndole que muestre una simple
impresión que no tenga una idea correspondiente, o una idea simple que no tenga una
impresión correspondiente. Si no respondiese a este desafío, como ciertamente no lo hará,
podremos, dado su silencio y nuestra propia observación, establecer nuestra conclusión.

Así, hallamos que todas las ideas o impresiones simples se asemejan las unas a las otras, y
como las complejas se forman de ellas, podemos afirmar en general que estas dos especies de
percepciones son exactamente correspondientes. Habiendo descubierto esta relación, que no
requiere un examen ulterior, siento curiosidad por encontrar algunas otras de sus cualidades.
Consideremos qué sucede con respecto de su existencia, y con respecto a estas impresiones e
ideas también cuáles de ellas son causas y cuáles efectos.

La detallada indagación de esta cuestión es el asunto del presente TRATADO, y, por


consiguiente, nos contentaremos aquí con establecer la proposición general de que todas
nuestras ideas simples en su primera apariencia se derivan de impresiones simples que son
correspondientes a ellas y que ellas representan exactamente. Al buscar fenómenos que
prueben esta proposición los hallo solamente de dos géneros, pero en cada género los
fenómenos son patentes, numerosos y concluyentes. Primeramente me aseguro por una nueva
revisión de lo que ya he afirmado, a saber: que toda impresión simple va acompañada de una
idea correspondiente, y toda idea simple, de una impresión correspondiente. De esta unión
constante de percepciones semejantes concluyo inmediatamente que existe una gran conexión
entre nuestras impresiones e ideas correspondientes y que la existencia de las unas tiene una
considerable influencia sobre la de las otras. Una unión constante tal en un tal número infinito
de casos no puede jamás surgir del azar, sino que prueba claramente la dependencia por parte
de las impresiones de las ideas o de las ideas de las impresiones.

Para que yo pueda saber de qué lado esta dependencia se halla considero el orden de la primera
aparición y hallo, por la experiencia constante, que las impresiones simples preceden siempre a
sus ideas correspondientes y que jamás aparecen en un orden contrario. Para dar a un niño la
idea de escarlata o naranja o de dulce o amargo, presento los objetos, o, en otras palabras, le
produzco estas impresiones, pero no procedo tan absurdamente que intente producir las
impresiones despertando las ideas. Nuestras ideas, en su aparición, no producen sus
impresiones correspondientes y no podemos percibir un color o sentir una sensación tan sólo
por pensar en ella. Por otra parte, hallamos que una impresión, ya del alma, ya del cuerpo, va
seguida constantemente de una idea que se le asemeja y es solamente diferente en los grados de
fuerza y vivacidad. La unión constante de nuestras percepciones semejantes es una prueba
convincente de que las unas son causas de las otras, y la prioridad de las impresiones es una
prueba igual de que nuestras impresiones son las causas de nuestras ideas y no nuestras ideas
de nuestras impresiones.

Para confirmar esto consideraré otro fenómeno manifiesto y convincente, que consiste en que
siempre que por un accidente las facultades que producen algunas impresiones se hallan fuera
de función, como cuando una persona es ciega o sorda de nacimiento, no sólo se pierden las

37
Compendio de textos filosóficos

impresiones, sino también las ideas correspondientes, de modo que no aparece jamás en la
mente el más pequeño rastro de unas y otras. No sólo esto es cierto cuando los órganos de la
sensación se hallan totalmente destruidos, sino también cuando no han sido jamás puestos en
acción para producir una impresión particular. No podemos formarnos una idea precisa del
sabor de un plátano sin haberlo probado realmente. (…)
ACTIVIDADES
David Hume es un filósofo empirista británico que defiende en sus textos algunas ideas muy
interesantes. Una de ellas es que no existen las ideas innatas, que nuestra mente al nacer es un
“white paper” que se va llenando gracias a los datos que nos proporcionan los sentidos.

Por eso es muy importante para el autor dejar claro desde el principio de su obra más
importante que las percepciones de la mente pueden dividirse en _______________ e
____________ según el grado de _________ y ____________.

Así, las que penetran con más fuerza y violencia en nuestra mente son las ______________
Y entre ellas podemos incluir _________________________________________________

Del mismo modo, las imágenes débiles de las impresiones son las llamadas _____________.

Inmediatamente después de estas distinciones y aclaraciones Hume explica que todas las
percepciones de nuestras mente, esto es _____________ e __________ pueden dividirse según
su grado de vivacidad en ______________ y ______________

1.- ¿A cuáles llama Hume percepciones simples y a cuáles complejas?


_______________________________________________________________________
_______________________________________________________________________
_______________________________________________________________________
2.- ¿Qué le llama a Hume poderosamente la atención, según explica en el tercer párrafo?
________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
3.- ¿Qué ejemplos pone Hume para demostrar que no existen ideas que correspondan
exactamente con las impresiones complejas pero que a cada impresión simple corresponde una
idea compleja y viceversa?
________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
4.- Según presenta Hume ¿las ideas pueden causar impresiones o necesariamente es lo
contrario, que toda idea deriva de una impresión? ¿puedes encontrar alguna impresión que
derive de una idea? ¿y al contrario? Escribe algunos ejemplos:
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
5.- ¿Has comido alguna vez saltamontes? ¿Si no lo has comido, puedes formarte una idea
precisa de su sabor? Intenta describir su sabor, si no lo has probado. Después comprueba si has
acertado buscando la información de su sabor en inernet. Escribe dicha descripción.
Tu descripción: ____________________________________________________________
_________________________________________________________________________
La descripción encontrada en internet: __________________________________________
________________________________________________________________________

38
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA DE LA ILUSTRACIÓN TEXTO


Autor Immanuel Kant (22 de abril de 1724-12 de febrero de 1804) 12
Obra Respuesta a la pregunta ¿Qué es la Ilustración?” (fragmento)

“La Ilustración es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad. La minoría de edad
significa la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro. Uno mismo
es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no reside en la carencia de
entendimiento, sino en la falta de decisión y valor para servirse por sí mismo de él sin la guía
de otro. Sapere aude! [¡Atrévete a saber!] ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento!,
he aquí el lema de la Ilustración.

La pereza y la cobardía son las causas de que una gran parte de los hombres permanezca,
gustosamente, en minoría de edad a lo largo de la vida, a pesar de que hace ya tiempo la
naturaleza los liberó de dirección ajena; y por eso es tan fácil para otros el erigirse en sus
tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un director
espiritual que reemplaza mi conciencia moral, un médico que me prescribe la dieta, etc.,
entonces no necesito esforzarme. Si puedo pagar, no tengo necesidad de pensar; otros asumirán
por mí tan fastidiosa tarea. Aquellos tutores que tan bondadosamente han tomado sobre sí la
tarea de supervisión se encargan ya de que el paso hacia la mayoría de edad, además de ser
difícil, sea considerado peligroso por la gran mayoría de los hombres. Después de haber
entontecido a su ganado particular y de haberse asegurado con cuidado que esas criaturas no se
atrevan a dar paso alguno más allá de las andaderas que los retienen, les muestran entonces los
peligros que los amenazan. Pero ese peligro no resulta ahora muy grande, pues ellos
aprenderían fácilmente a caminar con algunos contratiempos; un solo ejemplo de este estilo
previene y por lo general atemoriza de cualquier otro intento posterior.

Por tanto, es difícil para todo individuo lograr salir de esa minoría de edad, casi convertida ya
en naturaleza suya. Incluso le ha tomado afición y se siente realmente incapaz de valerse de su
propio entendimiento, porque nunca se le ha dejado hacer dicho ensayo.[. . .]

Por eso, pocos son los que, por esfuerzo del propio espíritu, han conseguido salir de esa
minoría de edad y proseguir, sin embargo, con paso seguro.

Pero, en cambio, es posible que el público se ilustre a sí mismo, algo que es casi inevitable si se
le deja en libertad.”

ACTIVIDADES
Este es el comienzo del que probablemente es uno de los textos esenciales de la Ilustración. Un
texto que ha marcado la Historia de las ideas.
Hagamos una lectura pausada de lo que nos quiere transmitir.
1.- ¿Podrías transmitir con tus propias palabras lo que crees que Kant nos quiere transmitir
cuando utiliza la expresión “Sapere aude”?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
2.- ¿Por qué cree Kant que los seres humanos preferimos no ser “mayores de edad”?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
3.- ¿Crees que la naturaleza ya te ha dado las herramientas necesarias para ser mayor de edad?
¿Te sientes mayor de edad? ___________________________________________________
_________________________________________________________________________
4.- ¿Qué significa para ti ser mayor de edad? _____________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

39
Compendio de textos filosóficos

5.- Escribe algunos ejemplos de ocasiones en las que has preferido renunciar a tu mayoría de
edad y escribe las razones de tu decisión.
________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
6.- ¿Por qué crees que la pereza perjudica la ilustración? ____________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
7.- ¿Por qué crees que la cobardía perjudica la ilustración? ___________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
8.- Leyendo a Kant. ¿Qué es para ti la ilustración? ¿crees que se puede alcanzar?
________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
________________________________________________________________________
8.- ¿Te has encontrado a lo largo de tu vida personas que han impedido tu ilustración?
¿quiénes? ¿cómo lo hicieron? ¿en qué ocasión? ¿por qué crees que lo hicieron o hacen?. No
escribas de manera general. Piensa en personas concretas, escribe sus nombres, el momento y
la explicación.

¿Quién? ¿Cómo? ¿Por qué?

9.- ¿Puedes comprender sus razones? ¿Tú harías lo mismo si fueras ellas?
_________________________________________________________________________
__________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
________________________________________________________________________

40
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA DE LA ILUSTRACIÓN
Immanuel Kant (22 de abril de 1724-12 de febrero de TEXTO
Autor 13
1804)
Obra La paz perpetua (fragmentos)

ARTÍCULOS PRELIMINARES DE UNA PAZ PERPETUA ENTRE LOS ESTADOS

1º- No debe considerarse como válido un tratado de paz que se haya ajustado con la reserva
mental de ciertos motivos capaces de provocar en el porvenir otra guerra.
2.º- Ningún Estado independiente -pequeño o grande, lo mismo da- podrá ser adquirido por otro
Estado mediante herencia, cambio, compra o donación...
3.º- Los ejércitos permanentes -miles perpetuus- deben desaparecer por completo con el tiempo.
4.º- No debe el Estado contraer deudas que tengan por objeto sostener su política exterior.
5.º- Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y el gobierno de otro
Estado
6.º- Ningún Estado que esté en guerra con otro debe permitirse el uso de hostilidades que
imposibiliten la recíproca confianza en la paz futura; tales son, por ejemplo, el empleo en el
Estado enemigo de asesinos (percussores), envenenadores (venefici), el quebrantamiento de
capitulaciones, la excitación a la traición, etc.

ACTIVIDADES

1.- Tras leer detenidamente cada uno de los artículos, quiero que imagines las razones por las
que crees que Kant establece estos artículos y que posteriormente des tu propia opinión sobre si
esos artículos contribuirían a establecer la paz perpetua entre los estados.

RAZONES DE KANT TUS RAZONES


(según tu opinión)
Artículo 1

Artículo 2

Artículo 3

Artículo 4

Artículo 5

Artículo 6

41
Compendio de textos filosóficos

2.- Busca en internet las aclaraciones que hace Kant a cada uno de esos artículos en el texto del
que los hemos extraído. ¿Qué razones no coinciden con las que te habías imaginado? ¿Cuáles
sí?
RAZONES QUE COINCIDEN RAZONES QUE NO COINCIDEN
Artículo 1

Artículo 2

Artículo 3

Artículo 4

Artículo 5

Artículo 6

42
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA DE LA ILUSTRACIÓN TEXTO


Autor Jean Jacques Rousseau (junio de 1712- julio de 1778) 14
Obra Emilio o la educación (fragmentos)
Libro 1

Todo está bien al salir de las manos del autor de las cosas: todo degenera entre las manos del
hombre. Fuerza a una tierra a nutrir las producciones de otra; a un árbol a llevar los frutos de
otro. Mezcla y confunde los climas, los elementos, las estaciones. Mutila a su perro, a su
caballo, a su esclavo. Transforma todo, desfigura todo: ama la deformidad, los monstruos; no
quiere nada tal como lo ha hecho la naturaleza, ni siquiera al hombre: necesita domarlo para él,
como a un caballo de picadero; necesita deformarlo a su gusto, como a un árbol de su jardín.
Sin esto, todo iría aún peor, porque nuestra especie no quiere ser formada a medias. En el
actual estado de las cosas, un hombre abandonado a sí mismo entre los otros desde su
nacimiento sería el más desfigurado de todos. Los prejuicios, la autoridad, la necesidad, el
ejemplo, todas las instituciones sociales en las que nos hallamos sumergidos, ahogarían en él la
naturaleza y no pondrían nada en su lugar. Sería entonces como un arbolillo que el azar hace
nacer en medio de un camino y que los transeúntes hacen perecer sacudiéndolo por todas partes
y doblándolo en todos los sentidos.
¡Es a ti a quien me dirijo, tierna y previsora madre, que supiste apartarte de la carretera, y
proteger el arbolillo naciente del choque de las opiniones humanas! Cultiva, riega la joven
planta antes de que muera: sus frutos harán un día tus delicias. Haz temprano un cercado
alrededor del alma de tu hijo: otro puede marcar su circuito, pero sólo tú debes poner ahí la
barrera.
A las plantas se las forma mediante el cultivo, y a los hombres mediante la educación. Si el
hombre naciese grande y fuerte, su talla y su fuerza serían inútiles hasta haber aprendido a
servirse de ellas; le serían perjudiciales, impidiendo a los demás pensar en ayudarle, y
abandonado a sí mismo, moriría de miseria antes de haber conocido sus necesidades. ¡Suelen
quejarse del estado de la infancia! No comprenden que la raza humana habría perecido si el
hombre no hubiera empezado por ser niño.
Nacemos débiles, necesitamos fuerzas; nacemos desprovistos de todo, necesitamos asistencia;
nacemos estúpidos, necesitamos juicio. Todo cuanto no tenemos en nuestro nacimiento y que
necesitamos de mayores nos es dado por la educación.
Esta educación nos viene de la naturaleza, o de los hombres o de las cosas. El desarrollo
interno de nuestras facultades y de nuestros órganos es la educación de la naturaleza; el uso que
nos enseñan a hacer de tal desarrollo es la educación de los hombres; y la adquisición de
nuestra propia experiencia sobre los objetos que nos afectan es la educación de las cosas.
Así, pues, cada uno de nosotros es formado por tres clases de maestros. El discípulo en el que
sus lecciones diversas se oponen se halla mal educado, y nunca estará de acuerdo consigo
mismo. Aquel en quien todas ellas coinciden en los mismos puntos y tienden a los mismos
fines, va solo a su meta y vive consecuentemente. Sólo éste se halla bien educado.
De estas tres educaciones diferentes, la de la naturaleza no depende de nosotros; la de las cosas
sólo depende en ciertos aspectos; la de los hombres es la única de la que somos realmente
dueños; todavía no lo somos más que por suposición, porque ¿quién puede esperar dirigir por
entero las palabras y acciones de todos cuantos rodean al niño?
Dado que la educación es un arte, resulta casi imposible que triunfe, puesto que el concurso
necesario para su éxito no depende de nadie. Todo lo que puede hacerse a fuerza de cuidados
es acercarse más o menos a la meta, pero se necesita suerte para alcanzarla.
¿Cuál es la meta? La misma de la naturaleza, como acabamos de probar. Dado que es necesario
el concurso de tres educadores para su perfección, hay que dirigir hacia aquella sobre la que
nada podemos las otras dos. Pero quizás esa palabra, naturaleza, tenga un sentido demasiado
vago. Trataremos de fijarlo aquí.
La naturaleza, nos dicen, no es más que el hábito. ¿Qué significa esto? ¿No hay hábitos
impuestos a la fuerza que no siempre ahogan a la naturaleza? Tal es, por ejemplo, el hábito de
las plantas cuya dirección vertical se entorpece. La planta liberada mantiene la inclinación que

43
Compendio de textos filosóficos

se le ha obligado a tomar; pero no por ello la savia ha cambiado su dirección primitiva, y si la


planta continúa vegetando, su prolongación vuelve a ser vertical. Lo mismo ocurre con las
inclinaciones de los hombres. Mientras se permanece en el mismo estado, pueden guardarse las
que resultan del hábito, las menos naturales para nosotros; pero tan pronto como cambia la
situación, el hábito cesa y lo natural reaparece. La educación no es, desde luego, más que un
hábito. Ahora bien, ¿no hay gentes que olvidan y pierden su educación? ¿No hay otras que la
conservan? ¿De dónde procede esa diferencia? Si hay que limitar el nombre de naturaleza a los
hábitos conformes con la naturaleza, podemos ahorrarnos este galimatías.
Nacemos sensibles, y desde nuestro nacimiento somos afectados de diversas maneras por los
objetos que nos rodean. Tan pronto como poseemos, por así decir, conciencia de nuestras
sensaciones, estamos dispuestos a buscar o a rechazar los objetos que las producen: en primer
lugar, según sean agradables o desagradables; luego, según la conveniencia o inconveniencia
que encontramos entre nosotros y esos objetos, y por último, según los juicios que tengamos
sobre la idea de felicidad o de perfección que la razón nos da. Estas disposiciones se extienden
y afirman a medida que nos volvemos más sensibles y más esclarecidos; pero, coaccionadas
por nuestros hábitos, se alteran más o menos con nuestras opiniones. Antes de esa alteración,
esas disposiciones constituyen lo que yo llamo en nosotros la naturaleza.
A esas disposiciones primitivas deberíamos, por tanto, remitirlo todo, y ello sería posible si
nuestras tres educaciones sólo fueran diferentes; pero, ¿qué hacer cuando son opuestas, cuando
en lugar de educar a un hombre para él mismo se le quiere educar para los demás? Entonces el
acuerdo es imposible. Forzado a combatir la naturaleza o las instrucciones sociales, hay que
optar entre hacer un hombre o un ciudadano; porque no se puede hacer uno y otro al mismo
tiempo.
ACTIVIDADES
Tras la lectura de los dos primeros párrafos, responde a esta pregunta:
1.- ¿Por qué recomienda Rousseau a las madres que pongan cercados alrededor de las almas de
sus hijos? ______________________________________________________________
______________________________________________________________________
Continúa leyendo el siguiente párrafo.
2.- ¿Por qué crees que escribe Rousseau que “la raza humana hubiera perecido si el hombre no
hubiera empezado por ser niño? _____________________________________________
______________________________________________________________________
Cuando más adelante el autor escribe que “todo lo que necesitamos de mayores nos es dado por
la educación, ¿a qué se está refiriendo? _______________________________________
______________________________________________________________________
4.- ¿Qué tres clase de maestros tenemos cada uno de nosotros? ¿Qué nos aporta cada uno de
ellos? _________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
5.- Explica con tus propias palabras a qué llama Rousseau la naturaleza en el hombre. Y añade
tu propia aclaración sobre lo que el autor quiere transmitirnos cuando escribe que la meta de la
educación debe ser la misma que la de la naturaleza.
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
_______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
6.- Lo que te pido a continuación es que tomes partido por una de estas dos afirmaciones e
intentes explicar las razones de tu elección. a) “el ser humano es bueno por naturaleza pero la
educación nos corrompe y nos hace separarnos de esa bondad innata, enseñándonos estrategias
de supervivencia social corruptas” b) “ el ser humano es peligroso por naturaleza para los otros
seres humanos y solo mediante la educación podremos garantizar la convivencia” _____
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________

44
Compendio de textos filosóficos

FILOSOFÍA DE LA ILUSTRACIÓN
Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de TEXTO
Autor 15
Montesquieu (enero de 1689 — febrero de 1755)
Obra Del Espíritu de la Leyes (fragmentos)
Hay en cada Estado tres clases de poderes: el poder legislativo, el poder ejecutivo de los
asuntos que dependen del derecho de gentes y el poder ejecutivo de los que dependen del
derecho civil.
Por el poder legislativo, el príncipe, o el magistrado, promulga leyes para cierto tiempo o para
siempre, y enmienda o deroga las existentes. Por el segundo poder, dispone de la guerra y de la
paz, envía o recibe embajadores, establece la seguridad, previene las invasiones. Por el tercero,
castiga los delitos o juzga las diferencias entre particulares. Llamaremos a éste poder judicial, y
al otro, simplemente, poder ejecutivo del Estado.
La libertad política de un ciudadano depende de la tranquilidad de espíritu que nace de la
opinión que tiene cada uno de su seguridad. Y para que exista la libertad es necesario que el
Gobierno sea tal que ningún ciudadano pueda temer nada de otro.
Cuando el poder legislativo está unido al poder ejecutivo en la misma persona o en el mismo
cuerpo, no hay libertad porque se puede temer que el monarca o el Senado promulguen leyes
tiránicas para hacerlas cumplir tiránicamente.
Tampoco hay libertad si el poder judicial no está separado del legislativo ni del ejecutivo. Si va
unido al poder legislativo, el poder sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario,
pues el juez sería al mismo tiempo legislador. Si va unido al poder ejecutivo, el juez podría
tener la fuerza de un opresor.
Todo estaría perdido si el mismo hombre, el mismo cuerpo de personas principales, de los
nobles o del pueblo, ejerciera los tres poderes: el de hacer las leyes, el de ejecutar las
resoluciones públicas y el de juzgar los delitos o las diferencias entre particulares. (…)
El poder judicial no debe darse a un Senado permanente, sino que lo deben ejercer personas del
pueblo, nombradas en ciertas épocas del año de la manera presentada por la ley, para formar un
tribunal que sólo dure el tiempo que la necesidad lo requiera.
De esta manera, el poder de juzgar, tan terrible para los hombres, se hace invisible y nulo, al no
estar ligado a determinado estado o profesión. Como los jueces no están permanentemente a la
vista, se teme a la magistratura, pero no a los magistrados. (…)
Puesto que en un Estado libre, todo hombre, considerado como poseedor de un alma libre, debe
gobernarse por sí mismo, sería preciso que el pueblo en cuerpo desempeñara el poder
legislativo. Pero como esto es imposible en los grandes Estados, y como está sujeto a mil
inconvenientes en los pequeños, el pueblo deberá realizar por medio de sus representantes lo
que no puede hacer por sí mismo. (…)
La gran ventaja de los representantes es que tienen capacidad para discutir los asuntos. El
pueblo en cambio no está preparado para esto, lo que constituye uno de los grandes
inconvenientes de la democracia. (…)
El poder ejecutivo debe estar en manos de un monarca, porque esta parte del Gobierno, que
necesita casi siempre de una acción rápida, está mejor administrada por una sola persona que
por varias; y al contrario, las cosas concernientes al poder legislativo se ordenan mejor por
varios que por uno solo.
Si no hubiera monarca y se confiara el poder ejecutivo a cierto número de personas del cuerpo
legislativo, la libertad no existiría, pues los dos poderes estarían unidos, ya que las mismas
personas participarían en uno y otro.
Si el cuerpo legislativo no se reuniera en asamblea durante un espacio de tiempo considerable,
no habría libertad, pues sucedería una de estas dos cosas: o no existirían resoluciones
legislativas, en cuyo caso el Estado caería en la anarquía, o dichas resoluciones serían tomadas
por el poder ejecutivo, que se haría absoluto. (…)
Si el poder ejecutivo no posee el derecho de frenar las aspiraciones del cuerpo legislativo, éste
será despótico, pues, como podrá atribuirse todo el poder imaginable, aniquilará a los demás
poderes.
Recíprocamente el poder legislativo no tiene que disponer de la facultad de contener al poder

45
Compendio de textos filosóficos

ejecutivo, pues es inútil limitar la ejecución que tiene sus límites por naturaleza; y además, el
poder ejecutivo actúa siempre sobre cosas momentáneas. (…)
Pero si en un Estado libre el poder legislativo no debe tener derecho a frenar al poder ejecutivo,
tiene, sin embargo, el derecho y debe tener la facultad de examinar cómo son cumplidas las
leyes que ha promulgado. (…)
He aquí, pues, la constitución fundamental del Gobierno al que nos referimos: el cuerpo
legislativo está compuesto de dos partes, cada una de las cuales tendrá sujeta a la otra por su
mutua facultad de impedir, y ambas estarán frenadas por el poder ejecutivo que lo estará a su
vez por el legislativo.
Los tres poderes permanecerían así en reposo o inacción, pero, como por el movimiento
necesario de las cosas, están obligados a moverse, se verán forzados a hacerlo de común
acuerdo.
ACTIVIDADES
1.- ¿Cuáles son los tres poderes del Estado, según Montesquieu? ___________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
2.- ¿Qué ocurriría si los poderes ejecutivo y legislativo los ejercieran las mismas personas? __
______________________________________________________________________
3.- ¿Qué ocurriría si los poderes judicial y legislativo los ejercieran las mismas personas? ___
______________________________________________________________________
4.- ¿Qué ocurriría si los poderes judicial y ejecutivo los ejercieran las mismas personas? ___
______________________________________________________________________
5.- ¿Qué ocurriría si los tres poderes estuvieran controlados por las mismas personas? ___
______________________________________________________________________
6.- ¿Quién debe ejercer el poder judicial? ¿Por qué? _____________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
7.- ¿Quién debe ejercer el poder legislativo? ¿Por qué? __________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
8.- ¡Quién debe ejercer el poder ejecutivo? ¿por qué? ____________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
9.- ¿Qué ocurriría si el cuerpo legislativo no se reuniera durante un tiempo? ___________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
10.- ¿Por qué el poder ejecutivo debe controlar al legislativo? _____________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
11.- ¿Cómo puede controlar el poder legislativo al ejecutivo?_____________________
______________________________________________________________________
Como suele ser habitual, es bueno leer el texto para tener claro los que tantas veces nos han
contado sobre lo que dicen los autores. Leer de primera mano sus obras para comprenderlos
mejor. Pero no completaríamos un análisis pleno si no actualizáramos los pensamientos de
estos autores. Por eso voy a pedirte que hagas un esfuerzo de actualización y construyas una
opinión argumentada sobre el siguiente tema.

¿Te parece que en la España actual se produce esta separación de poderes de la


que habla Montesquieu?

Investiga a través de las redes sociales la situación actual de dependencia o independencia de


los tres poderes en nuestro país. Haz una crítica al respecto en la siguiente página. Expón lo
que ocurre y opina al respecto.

46
Compendio de textos filosóficos

ESPAÑA Y LA SEPARACIÓN DE PODERES


____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

47
Compendio de textos filosóficos

48

También podría gustarte