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EL SEÑOR DE SIPAN

Hace algo más de 23 años (1987) se descubrieron los restos de


uno de los hombres más poderosos de la antigüedad: el Señor
de Sipán. El hallazgo puede compararse con el de las momias
egipcias, por el significado que tuvo para su pueblo y por la
riqueza que le acompañaba.

El Señor de Sipán fue un rey de la cultura Mochica, desarrollada


en territorio del actual Perú. Su fabulosa tumba fue hallada en
la región Lambayeque y su antigüedad llega a los 1.600 años. El
sitio arqueológico se compone de tres pirámides ubicadas al
norte del pueblo de Sipán, a 26 km. al este de la ciudad de
Chiclayo. El complejo arquitectónico se encuentra comunicado
entre sí por plazas y puentes en una demostración de
refinamiento y avanzada ingeniería para la época.

La pirámide más importante es la más pequeña y aislada,


donde se han encontrado las tumbas reales. Allí fue enterrado
el Señor de Sipán, junto con otras 8 personas de su séquito
incluyendo: dos mujeres jóvenes, su esposa, un niño, un jefe
militar, el portaestandarte, el vigía, el guardián de la tumba,
dos llamas y un perro.
La tumba de este poderoso rey Mochica es la más rica de las
descubiertas en América y se salvó milagrosamente del saqueo
y el expolio hasta que fue descubierta. Es un espacio de unos 5
metros de lado cubierto por una techumbre de 16 vigas de
algarrobo colocados en sentidos opuestos y cubierto con tierra
y bloques de adobe.

Para visitar el Museo Tumbas Reales de Sipán y ver el sitio


arqueológico, hay que volar hacia Lambayeque y de allí por
tierra unos 35 kilómetros hasta el corazón del valle.
En el museo se exponen más de 2000 piezas de oro, momias
y adornos de todo tipo. Fue diseñado por el arquitecto peruano
Celso Prado y su estructura se inspira en las pirámides
truncas que los mochicas erigían como centros ceremoniales.

Allí podemos aprender que “La cultura Moche o Mochica, surge


y se desarrolla entre los siglos I y VI d.C., teniendo como
escenario la larga y angosta franja desértica de la costa norte
del Perú, extendiéndose desde Piura por el Norte hasta
Huarmey por el Sur, en unos 600 km. donde compartieron una
cultura basada en una organización de pequeños reinos o
señoríos locales. “
Los Mochicas fueron un pueblo de agricultores, artistas,
pescadores y guerreros que alcanzaron un alto desarrollo y
compleja organización, siendo el más conocido y singular
legado, su artística cerámica, mayoritariamente depositada
como preciada ofrenda a los muertos.

La tumba del Señor de Sipán no fue la única ubicada en este


sitio. También pueden verse otras 12 tumbas mochicas,
algunas saqueadas y otras con extraordinarios tesoros.
LA SEÑORA DE CAO
Desde el descubrimiento del Señor de Sipán no ha habido un
hallazgo arqueológico tan importante como la que hoy
tenemos, el primer gobernante del antiguo Perú, La Señora de
Cao.

Es increíble cómo un fardo de un poco más de cien kilos,


enterrado hace unos 1.700 años, mantenía oculto uno de los
más apasionantes capítulos de la historia moche.

En su interior, una poderosa dama dormía un sueño del que ha


despertado hace poco para revalorar el papel de la mujer en
nuestra historia y mostrarnos que también ellas supieron
gobernar en el pasado.

La Señora de Cao es para su descubridor, el arqueólogo Régulo


Franco de la fundación Augusto N. Wiese, un hito en nuestra
historia, ya que confirma en parte sus teorías acerca de esta
antigua sociedad preínca y demuestra que la mujer ejerció el
poder político y religioso en el valle de Chicama.

¿Quién era la Señora de Cao? Su descubridor y un equipo de


arqueólogos trabajan en encontrar una respuesta científica a
esta pregunta, pero el ajuar, la zona en donde estaba
enterrada, el mausoleo y el contexto histórico que la rodeaban
nos describen un personaje que ostentó el poder en un pueblo
bien organizado y temeroso de sus dioses.

La tumba ha sido hallada en la huaca de Cao Viejo, ubicada en


el Complejo Arqueológico El Brujo, que se levanta en el distrito
de Magdalena de Cao, en el departamento de La Libertad.
Este descubrimiento arqueológico también es importante por
el casi perfecto estado de momificación del cuerpo de la
soberana, así como por la belleza de su ajuar que incluye
collares, narigueras y pendientes, hasta los enormes báculos
que representaban el poderío de gobernante.

Esta es la Señora de Cao y esta es su historia que nuevamente


comienza a escribirse 1.700 años después de su muerte.

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