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“ Mi problema es que cuando me trabo, me lastimo”

Sentados uno frente al otro, Valentín mira casi todo el tiempo para abajo; y cuando eleva sus
ojos, lo hace para desviarlos hacia la ventana, diciendo: “el pobiema (por “problema”) es que
iepetí (por repetí) 2 do. Guiaro (por grado)”, “el problema es que me burlan”, “el problema es
que no sé leer”… Valentín con solo 8 años, siente que su mundo está lleno de “problemas”; y lo
expresaba en nuestra primera sesión, a través de crudas frases aisladas, bajando la mirada una
y otra vez.

Sus padres lo traen derivado por una fonoaudióloga, para hacer “una evaluación
fonoaudiológica especializada de su fluidez”, y lo que podía apreciar desde nuestro abordaje
“Estrategias de Con-ciencia”, es que las 5 dimensiones de la Disfluencia (control motor al
hablar, cognitiva, emocional, lingüística y social) llevan un gran peso, un desequilibrio a
profundizar. Sin embargo, lo más impactante era la coincidencia entre las frases de Valentín y el
relato de sus padres: una visión fragmentada sobre sí mismo…

Durante la entrevista inicial, los padres cuentan que estuvo con tratamiento fonoaudiológico
desde los 4 años y desde hace 2, trabaja con una psicopedagoga. Ahora, su trastorno del
lenguaje se ve reflejado en severas dificultades para la adquisición y desarrollo de la
lectoescritura y además, su Disfluencia se manifiesta a través de repeticiones de sonido,
bloqueos, tensión audible, visible, abandono de frases, conductas evitativas y una gran
sensibilidad hacia todo lo que le sucede.
Ambos padres miran aspectos diferentes de Valentín, como realidades aisladas y con un gran
peso hacia todo lo que le falta: él pone el acento en que “perdió todo 1er.grado porque le faltó
practicar y lo pasaron no sé cómo a 2do.”; y la mamá dice llorando “para mí es terrible que
tartamudee, me destroza el corazón”.

Entonces, escuchando atentamente a Valentín, observo la coincidencia (movimiento de síntesis


-“Estrategias de Con-ciencia”) de la mirada de los padres y la de Valentín, y comienzo a
“explicarme” que por esa razón, nada de lo que yo intentaba, lograba aliviar el clima de tensión
en nuestra primera sesión. Por ejemplo, le había contado quien soy y preguntado si sabía
porque razón lo traían, elogié además sus preciosas zapatillas, lo invité a sentarnos en el piso,
le mostré mi notebook (la miraba mucho) con algunas imágenes divertidas que guardo…, pero
Valentín “se estancaba” en sus “problemas”, sin poder salir de ahí. Nada lo motivaba a abrir el
diálogo, a intercambiar… Hasta que en un momento, la explicación apareció:

-¿Tenés amigos Valentín?


-En tercer grado
-Ah… y los ves en el recreo…
-Si…Yo repetí
-Lo sé… Pero ¡qué bueno te encontrás con ellos…
-…….
-¿Y… a qué juegan?
-El problema es que me pongo nervioso cuando hablo
-Entiendo, a muchos chicos que conozco les pasa lo mismo que a vos.
-…..
-¿Y sabés por qué te ponés nervioso?
-…. Porque cuando me trabo me lastimo
-¿Te lastimás?
-Si
- No entiendo… ¿cómo es que te lastimás, Valentín?
- Me clavo las uñas en la pierna o en los brazos para que me salga.

Está demás contar lo que sentí en ese instante. Comprendí su “sufrimiento” y falta de disfrute
al hablar… Primero le agradecí que me lo hubiera contado, ya que era obvio que sus padres no
lo sabían. Lo felicité por su valentía y valoré el contenido de lo que había dicho por sobre cómo
le había salido. Y Valentín me miró a los ojos sostenidamente por primera vez.
Para profundizar ese primer voto de confianza, le dije que estaba segura que él tiene muchas
cosas interesantes para decir. Entonces, decidí mostrarle a través de texturas, diferentes estilos
de fluidez y disfluencias; pero él comenzó a rehuir de la situación mostrando su enorme
sensibilidad una vez más. Era evidente que lo que siente, lo que piensa y lo que le sucede
resultaba aún, demasiado perturbador como para poder hablar abiertamente… Y sería por ello
que quiso desviar mi atención:
- “¿Jugamos?”- me preguntó… Y le ofrecí “Los Buscadores de Quintum”.

Valentín me miró fascinado al abrir la caja y encontrar el tablero del castillo de Quintum, pero
al ver la escritura de las tarjetas verdes, rojas y amarillas, se recostó en el respaldo de la silla.
Entonces, sin desanimarme le ofrecí elegir su tesoro a rescatar y rápidamente volvió a
iluminársele el rostro.
-¡Ah un dado!...-dijo entusiasmado
Los dos nos movimos con el dado por las torres del castillo y ambos respondimos, cada uno a
su turno, las diferentes tarjetas con consignas. Como yo me ofrecí a leer las suyas, Valentín se
sintió aliviado y en medio del juego comenzó a tomar sus tarjetas para intentar leerlas solo.
A medida que avanzábamos sus respuestas eran más largas y complejas, por lo cual, su
habilidad lingüística se desplegaba en medio de una gran motivación por ganar antorchas y
diamantes para rescatar su tesoro: el “Delfin de Cristal”
Durante mis turnos para responder las consignas, alzaba su mirada mientras escuchaba mis
respuestas y hasta se animaba a contarme su propia experiencia frente a esa misma consigna
estableciéndose un verdadero intercambio.
Algunas de las 150 consignas del sentir, del pensar y del hacer, que le tocaron fueron:
“¿QUÉ HAGO CUANDO ALGO NO ME SALIÓ COMO YO QUERÍA?”
“LO QUE MÁS ME GUSTA HACER CON MI FAMILIA ES….”
“¿ALGUNA VEZ HICE ALGO QUE ME HIZO SENTIR MAL?, ¿LO PUEDO DECIR?”
“A MI LO QUE MÁS MIEDO ME DA ES…”
“¿ALGUNA VEZ ME BURLARON? ¿QUÉ SENTÍ?”
“¿QUÉ COSAS ME HACEN SENTIR NERVIOSO? PUEDO PENSAR EN SITUACIONES
O PERSONAS ?”
“¿PARA QUÉ SIRVEN LOS LIBROS? ¿TENGO ALGUNO PREFERIDO?”

Sus expresiones eran tan espontáneas como su motivación y esto me permitió comenzar a
“estudiar” verdaderamente su habilidad lingüística, sus posibilidades de fluidez y su
Disfluencia. Las consignas rojas pertenecen a información relacionada con las emociones y
Valentín evidenciaba un registro muy claro de ellas. Las verdes se relacionan con el hacer
cotidiano y pude integrar lo que le sucede en la escuela relacionado con su Disfluencia. Por
último, las amarillas son del orden del pensar y a Valentín le tocó solo una: “¿PARA QUÉ SIRVEN
LOS LIBROS? ¿TENGO ALGUNO PREFERIDO?”, a lo que él respondió: “Si los de muchos dibujos”

Con la información obtenida, era posible comenzar a armar “mapas multidimensionales”


(Abordaje “Estrategias de Con-ciencia”) para conocer la integración de las 5 dimensiones de la
Disfluencia.
Al terminar el juego, Valentín había transformado su actitud y el gesto de su rostro. Le pedí que
saliera a la sala de espera a buscar a sus padres y que él se quedara un ratito afuera. Al entrar
su mamá me dijo: “¿qué paso que le gustó tanto?...”
Iniciamos la evaluación de su Disfluencia desde un lugar de comodidad: de respeto por sus
tiempos al hablar y de atención sostenida en la esencia de su SER. Utilizó su habilidad
lingüística para comunicar más allá de su Disfluencia, se sintió valorado como oyente y como
hablante por sus contenidos, puso en palabras creencias y emociones que le aparecen
mientras habla, identificó actitudes que modifica en lo cotidiano por su Tartamudez y me
permitió descubrir su potencial socioemocional para poder desarrollar el camino que le espera
en adelante. Y lo más importante: sus manos no tuvieron necesidad de crisparse y cometer
daño alguno, solo las usó para sostener las tarjetas y su tesoro el “Delfín de Cristal” y como
“buscador” ir al encuentro de un premio mayor: el rescatarse a sí mismo.

Lic. Fga. Mariela Ginhson

Lic. Fga. María Marta Gebara y Lic. Fga. Mariela Ginhson


“Estrategias de Con-ciencia” Abordaje Fonoaudiológico- Multidimensional de las
Disfluencias
Workshoppers de la Universidad de la Northwestern, USA
Fundadoras de la Asociación Argentina de Tartamudez
Creadoras de “Los Buscadores de Quintum”

www.tartamudez.com.ar
www.buscadoresquintum.com.ar

Para contactarse: gebarayginhson@yahoo.com.ar

“Los Buscadores de Quintum”


El juego que despliega habilidades comunicativas y socioemocionales.
Palabra, mente y corazón en un espíritu de Unidad

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