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Revista de Geografía Norte Grande, 50: 135-150 (2011)


Otros temas

Entre la geografía y la arqueología: el


espacio como objeto y representación1

Emilio Alejandro Villafañez2

RESUMEN
La geografía –ciencia del espacio– y la arqueología –encargada del estudio de las
personas a través de sus restos materiales–, en el devenir de su historia han com-
partido mayor cantidad de temas de los que se suele suponer. La necesidad de
examinar los grupos sociales y sus relaciones con el espacio es, en la actualidad,
una de las claves para entender la dinámica de dichos grupos (tanto presentes
como pasados). Si el espacio es un simple “telón de fondo” o una construcción
social, en principio fue un problema solo de la geografía, aunque también in-
fluenció a otras ciencias, como el caso de la arqueología. En este artículo se
brinda un panorama general a través de un análisis bibliográfico de las posturas
teórico-metodológicas acerca de lo espacial, las que han aproximado a estas dis-
ciplinas.
Palabras clave: Geografía, arqueología, espacio, paisaje.

ABSTRACT
Geography, the science of the spatial, and archeology, responsible for studying
people through their material remains, have shared in the course of their history
much more than is commonly assumed. The need to study social groups and their
relationship to space is today, one of the keys to understanding the dynamics of
these groups (both current and past). If space is a mere “backdrop” or a social
construct, is something that at first was a problem only in geography, but which
also influenced other sciences, as in the case of archeology. In this article, we
provide a general panorama, analyzing existing bibliographic material, to review
theoretical and methodological postures about what the spatial have meant to
linking these disciplines.
Key words: Geography, archeology, space, landscape.

La intención de este trabajo es acercar a temas tales como la noción de “espacio” y


dos ciencias sociales con varias afinidades “paisaje”, y en cierto sentido se podría ex-
en el transcurso de su historia, y por diversas presar que la arqueología fue la que tomó
razones esta analogía –tanto a nivel teórico “prestados” dichos conceptos para su uso.
como metodológico– pocas veces se ha ex- Quisiera entonces caracterizar algunas co-
plicitado. rrelaciones que existieron –y existen– entre
ambas ciencias en relación al uso de esta
La geografía, como ciencia del espacio, terminología (Anschuetz et al., 2001; Curtoni,
fue una de las primeras en teorizar sobre 2007; Segura, 2007).

1 Artículo recibido el 21 de diciembre de 2010,


aceptado el 5 de abril de 2011 y corregido el 17 de 2 Museo de Antropología, Universidad Nacional de
mayo de 2011. Córdoba (Argentina). E-mail: emilio81@gmail.com
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La disposición es aclarar que este acer- El positivismo tuvo como principales im-
camiento mencionado anteriormente, se pre- pulsores a Auguste Comte y John Stuart Mill,
senta de variadas formas, sin embargo, este quienes postulaban que la observación es la
escrito se centrará en los estudios respecto base de todo conocimiento. Y aquello factible
del espacio (y del paisaje), que estuvieron en de conocerse son las relaciones o conexiones
sintonía con las revoluciones paradigmáticas entre los fenómenos estudiados, no la esencia
devenidas en las ciencias sociales en general. de las cosas. La neutralidad y la objetividad
Además, debo manifestar que no pretendo son aspiraciones o pretensiones centrales del
realizar una crítica acabada y completa al positivismo. El conocimiento de los vínculos
respecto, en cambio sí anhelo demostrar debe llevar a la formulación de leyes que
cómo en cierto punto estas ciencias se “toca- den cuenta de las nexos constantes existentes
ron” e intentaron un diálogo, de diversa índo- entre los sucesos examinados. Las leyes así
le, según el momento histórico y la región del establecidas tienen como fin la previsión ra-
mundo desde donde se escribe. cional, y puesto que ellas expresan un orden
constante y necesario de dichos fenómenos
El trabajo se organizó en tres secciones. observados, permiten prever el comporta-
La primera (aunque bastante acotada) con- miento futuro. El establecimiento de leyes,
siste en un acercamiento a la historia de las por otra parte, no implica valoración. Los
ciencias sociales, en referencia a cómo algu- juicios de valor, desde esta perspectiva, no
nos paradigmas de moda permitieron a cier- tienen función cognitiva y deben ser evitados.
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tas disciplinas gozar de una mayor relación
entre sí. La segunda sección, vinculada con El neopositivismo o empirismo lógico (re-
la primera, comprende específicamente, los presentado por la escuela de Viena) intentó
inicios de la geografía y la arqueología en el ofrecer una visión general de la ciencia, la
marco de los paradigmas reinantes a lo largo cual abarcaba principalmente sus aspectos
del siglo XX, y cómo han utilizado al “espa- gnoseológicos y metodológicos. Tal vez su te-
cio” y al “paisaje” como unidades de análisis. sis más conocida es aquella que sostiene que
En la tercera parte se pretende analizar las un enunciado es cognitivamente significati-
aproximaciones y distanciamientos en torno vo solo si posee un método de verificación
de estos conceptos entre las perspectivas de empírica o es analítico, postulado conocido
algunos autores y textos que han mostrado como “del significado por verificación”. Sola-
una preocupación por poner en diálogo a mente los enunciados de la ciencia empírica
estas disciplinas, intentando demostrar cómo cumplen con el primer requisito, y solo los
la arqueología anglosajona tiene un vínculo de la lógica y las matemáticas cumplen con
estrecho aún con la geografía, suceso eviden- el segundo.
ciado de forma clara en sus trabajos, concep-
to no aplicable (del todo) a la arqueología En este contexto nacen las denominadas
latinoamericana. nueva geografía y nueva arqueología, según
las cuales, atentas al pretendido monismo
metodológico, la explicación científica debía
A modo de introducción tener la misma forma en cualquier ciencia,
específicamente a partir del ejemplo del mé-
A través de la historia de las ciencias todo de estudio de las ciencias físico-natura-
sociales se puede observar como algunos pa- les. El reduccionismo entonces se había apo-
radigmas de moda establecieron que muchas derado de gran parte de las ciencias sociales,
disciplinas, ya formadas y otras en formación para las cuales la finalidad estaba puesta en
desde mediados del siglo XIX, tendieran a ho- descubrir generalizaciones y formular leyes
mogeneizarse en torno a ciertas formas de ver de comportamiento, siendo la teoría general
e interpretar el mundo. de sistemas, en algunos casos, un medio para
poder lograrlo (Bertalanffy, 1976).
Las influencias más importantes para la
geografía y la arqueología, así como para las A partir de la década de 1960 comienza
ciencias sociales en general, fueron las escue- en el mundo occidental un período de pro-
las positivista y neopositivista hacia mediados funda crisis donde se cuestionarán muchas
del siglo XIX y principios del XX. de las ideas imperantes del modelo anterior,
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consideradas hasta entonces como inamovi- Dos ciencias. ¿Un espacio,


bles. En Estados Unidos se viven dos eventos
políticos claves en los años 70: un movi- un paisaje?
miento por los derechos civiles frente a las
desigualdades producidas por el sistema En este apartado pretendo exponer, en
capitalista de producción y un fuerte repu- parte, cómo en la segunda mitad del siglo
dio a la guerra de Vietnam y las pretensiones XX algunas ciencias (como la geografía y la
imperialistas del capitalismo dominante. En arqueología) flexibilizaron sus límites disci-
Europa sobresale el “mayo francés” de 1968, plinares logrando eliminarlos casi totalmente.
lo cual posibilita, junto a los mencionados Esto puede apreciarse en el uso de ciertos
movimientos, poner en jaque varias ideas términos y metodologías que ya no son pro-
establecidas hasta el momento acerca del es- pios de una sola ciencia y empiezan a migrar,
tatuto de las ciencias sociales y del quehacer adaptándose a otras (Reboratti, 2001). El
científico (Bertrand, 1987; Buzai, 2005). caso particular de los términos de “espacio”
y “paisaje”, los cuales fueron usados por la
Todos estos movimientos radicales con- geografía y luego pasaron a la arqueología, es
vergen en una actitud antipositivista, cuya un claro ejemplo de ello.
base ideológica germina en torno a la escuela
de Frankfurt, una institución preocupada por La geografía y arqueología como ciencias
profundizar en las teorías marxistas y tam- positivas
bién por encontrar soluciones a la postura
del investigador respecto a las teorías y a Si le preguntáramos a cualquier persona
la praxis. La teoría crítica de dicha escuela, (ajena al quehacer científico que estamos
desarrollada por Max Horkheimer, propone tratando) qué es el “paisaje”, nos respondería
integrar la teoría y la acción y establece que casi con certeza, palabras más, palabras me-
el científico y la ciencia no son “neutrales” nos, que es una extensión de la superficie de
sino que forman parte de unas coordenadas la tierra que abarcamos con nuestra mirada
socioeconómicas que los condicionan. Tam- (Farinelli, 2009).
bién se propugnan enfoques más humanos
para intentar comprender el conjunto de las La noción de “paisaje” nació hacia el
ciencias sociales ya que, siendo el hombre siglo XVII en las artes plásticas, a partir de
el principal protagonista de ellas, debía ser la pintura que representaba las escenas de la
tenido en cuenta en toda su dimensión y ser vida cotidiana europea, luego se trasladó a la
considerado no solo como ser productivo arquitectura y después a la jardinería inglesa
sino también como persona en su totalidad (Curtoni, 2007; Andrews, 2009; López Silves-
(Bertrand, 1987). tre, 2009; Renes, 2009). La idea de “paisaje”
empieza a tomar fuerza desde el mismo mo-
Es dentro de este movimiento donde di- mento en que la geografía se institucionaliza
versas ciencias sociales se asientan y surgen como ciencia a principios del siglo XIX, lo
posturas y escuelas radicalmente diferentes cual generó diversas escuelas y hasta hubo
a sus predecesoras. Fueron los nuevos pos- quienes se animaron a hablar de la geografía
tulados provenientes tanto de la teoría social como la “ciencia del paisaje”. Esta última
como del postempirismo, los movilizadores idea servía, en parte, para poder diferenciarse
para que muchas disciplinas adopten di- de otras ciencias a las que también les intere-
ferentes formas de ver el mundo, como la saba estudiar la superficie terrestre, como la
estructuralista, la fenomenología o relecturas ecología (Nogué i Font, 1985).
del marxismo, neomarxismo y en particular la
teoría crítica (Scribano, 1999). Para la Escuela Francesa de Geografía
Regional, instaurada por Vidal de la Blache
Con una base crítica en un comienzo y en la primera década del siglo XX, el paisa-
una fuerte postura teórica, empiezan a circu- je era el reflejo de un estilo particular de la
lar ciertas tendencias que luego se afianza- organización espacial, y aunque para dicho
rían a nivel mundial. La geografía humanista investigador el “paisaje” no era fundamental,
y la arqueología postprocesual forman parte sí lo era como parte del análisis de la región,
de esas corrientes. esto último, objeto de estudio de la geografía
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(García Álvarez, 2006). Lucien Febvre, quien En los años 60 entonces, el estudio de la
se inspiró en la geografía de Vidal de la Bla- región fue sustituido por el de los modelos
che3, fue uno de los máximos exponentes de espaciales dentro de una concepción filosófi-
la Escuela de los Annales, quien centró su ca neopositivista, favorecida por la llegada al
investigación en el “paisaje”, considerándolo mundo anglosajón de intelectuales preceden-
básico para entender las relaciones entre las tes del Círculo de Viena4, produciendo una
sociedades humanas y el medio geográfico. nueva forma de hacer geografía.

Dentro de esta corriente y con anterio- De este modo nace la nueva geografía ba-
ridad al desarrollo de la Segunda Guerra sada en la cuantificación de datos, siendo el
Mundial, la síntesis regional se consideraba abordaje básicamente espacial y con la clave
el trabajo cúlmine del geógrafo (Chicharro central en la relación hombre-medio y en la
Fernández, 1987). En la década del 50 este diferenciación de espacios en la superficie te-
modelo entró en crisis, pues la realidad local rrestre. La región, como objeto de estudio, no
que se describía ya no podía ser explicada se consideraba ya una realidad objetiva, sino
por sí misma en un contexto dominado por la algo que el investigador construía y delimita-
mundialización de las relaciones y, además, ba acorde a sus objetivos y marco teórico. La
el esquema regional ya no ofrecía un marco construcción de modelos era una de las fina-
adecuado para las políticas de planificación lidades de esta nueva corriente, atendiendo
realizadas por los aparatos estatales. a características espaciales generalizables y
usando metodologías rigurosas como las de
Como explica Nogué i Font (1985), fue las ciencias duras (matemática y física), las
el rechazo de la nueva geografía hacia las cuales le ofrecían otro lenguaje y le permitían
posturas historicistas e ideográficas propias un acercamiento a otras ciencias brindándo-
de la geografía regional, lo que llevó a la le, teóricamente, una mayor objetividad (Bu-
sustitución del término de “paisaje” por el de zai, 2005). Así, “la geografía pasó de estudiar
“espacio”, concepto más adecuado a las exi- objetos tangibles representables en el mapa al
gencias positivistas y empiristas de este nuevo estudio de un objeto mucho más abstracto: el
marco teórico. espacio (…) es así que, los nuevos geógrafos
se concibieron a sí mismos como los prota-
gonistas de una nueva revolución científica
donde la ciencia del espacio se liberaba de
su tradicional aislacionismo académico y se
consideraba capaz de producir leyes y de
generar una nueva literatura acumulativa por
3 Lucien Febvre y especialmente Marc Bloch (…) han oposición a la anterior, de carácter aditivo”
seguido atentamente la historiografía social y eco- (Barros y Nastry, 1995: 11).
nómica alemana. (…). Mientras la mayor parte de
los trabajos sobre la historia regional en Alemania se Si bien la geografía recibió aportes de
centraba, en aquella época (primer cuarto del siglo
otras ciencias, como la economía, no dejó de
XX), en la administración y en la constitución, lo
que les interesaba a Lamprecht y a Febvre era la es- influenciar a su vez a otras disciplinas, como
trecha unión de las estructuras sociales, económicas la arqueología.
y políticas con los modos de pensar y comportarse
dentro de una determinada región. A diferencia
de Alemania, en Francia (…) la geografía era un
elemento fijo de la agrégation, el examen que era
prácticamente obligatorio a fin de poder optar a una
ulterior carrera universitaria como historiador. Y la 4 Los miembros del Círculo de Viena publicaron
geografía, que fue desarrollada en Francia por Paul en 1929 su manifiesto programático, titulado la
Vidal de la Blache hacia 1900 (quien en muchos visión científica del mundo. Propusieron utilizar
aspectos siguió la tradición de la geografía alemana un lenguaje común que debía ser elaborado por la
del siglo XIX, encabezada por Carl Ritter), era una filosofía, basándose en el lenguaje de la física, por
disciplina que situaba el espacio geográfico en un ser esta la disciplina científica de mayores avances y
marco histórico-cultural. Vidal de la Blache, tal la que practicaban profesionalmente muchos de los
como fue entendido también por Febvre, evitaba en miembros del Círculo. Para el Círculo de Viena, la fi-
su géographie humaine el determinismo geográfico losofía tiene la acepción de una disciplina más bien
de su contemporáneo Friedrich Ratzel en Alemania ligada a la lógica y el empirismo inglés, que define
(Iggers, 1998: 50). lo relevante de los enunciados.
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La arqueología puede ser definida como de los EE.UU. (Hernando, 1992). Binford
la ciencia social encargada de estudiar a las esquematizó el programa de la nueva arqueo-
sociedades a través de sus restos materiales. logía en dos artículos claves: “Archaeology
Podría señalarse, además, que se caracteriza as anthopology” (Binford, 1962), y “Archaeo-
porque carece de información directa sobre logical systematics and the study of culture
el comportamiento humano, su objeto de es- process” (Binford, 1965). Al considerar la
tudio (Hernando, 1992). cultura como un medio de adaptación al am-
biente, dicho autor sostenía que el cambio no
Aunque con esta evidente “limitación”, la se daba por contacto con otras culturas, sino
arqueología científica de mediados del siglo por influencia del ambiente, lo que llevó a
XIX empezó a interpretar el pasado en base a defender la existencia de procesos generales
los postulados evolucionistas que quedaban de cambio, leyes que permitían entender
“confirmados” por los objetos obtenidos en el el comportamiento humano, acercando el
campo. Así, tomó suma importancia el mode- análisis arqueológico al de las ciencias na-
lo de Thomson, según el cual las sociedades turales (Hernando, 1992), como sucedía en
habrían pasado por tres edades caracteriza- el caso de la nueva geografía y otras ciencias
das por el tipo de tecnología según el mate- sociales.
rial empleado para su realización: edad de
piedra, de bronce y de hierro. Esta posición trajo aparejada una perspec-
tiva positivista para tratar de entender los pro-
Luego de este período, en las primeras cesos socioculturales con un enfoque que se
décadas de 1900, tomó importancia el para- pretendía más objetivo. Esta revolución cien-
digma difusionista, basado en la migración tificista dio cabida a aproximaciones más em-
como factor explicativo, lo cual dio inicio piristas, centrando la visión en las dimensio-
a una proliferación de teorías acerca de los nes físicas y visibles del hombre y su acción
círculos culturales, denominada histórico- sobre el espacio. En estos momentos conver-
cultural 5 , que pretendía la identificación gen tanto las perspectivas ecológico-cultural
de grupos humanos. Esta nueva corriente y funcionalista, la tradición de la “field ar-
dio nacimiento a los mapas de distribución chaeology” británica de los años 50, como
de restos prehistóricos, con el fin de deli- los estudios cuantitativos característicos de la
mitar y seguir el desarrollo de sociedades nueva geografía (Diez Martín, 2007).
específicas, lo cual habría servido a muchas
naciones en plena formación de sus propios La ruptura que significó el paradigma
estados a fortalecer su identidad (Renfrew y de la arqueología procesual surgió con una
Bhan, 2007). eminente vocación cientificista y raciona-
lista, amparada en los enunciados del neo-
En los años 40, el neoevolucionismo se positivismo lógico propuestos por el filósofo
apoderó de la antropología americana y fue alemán Carl Hempel. Según esta perspectiva,
Leslie White (uno de sus máximos exponen- la recopilación de datos empíricos (observa-
tes) quien definió la cultura como un “medio ciones arqueológicas) serviría para establecer
extrasomático de adaptación”. Luego uno de leyes hipotéticas generales de carácter expli-
sus discípulos, Lewis Binford, adopta esas cativo, independientes de las consideraciones
posturas y las inserta en la arqueología, dan- históricas (Binford y Binford, 1968: 5-32).
do lugar al origen de lo que Caldwell llamó Los seguidores de esta arqueología científica
“la nueva arqueología americana”, depen- se apoyaban firmemente en los principios de
diente casi por completo de la antropología la ecología cultural o ecología humana, ini-
cialmente propuesta por Steward y retomada
posteriormente, entre otros, por Karl Butzer
5 (1989).
Uno de los padres del difusionismo europeo fue el
geógrafo alemán Friedrich Ratzel, quien consideraba
que todos los inventos se habían extendido por el A través de la aplicación de los principios
mundo desde centros nucleares por medio de mi- de la teoría general de sistemas al campo
graciones. Definió las áreas nucleares de difusión de las ciencias sociales, los seguidores de la
con el término alemán Kulturkreise (círculos cultura-
les), y configuró un marco teórico de gran influencia nueva arqueología asumen que el sistema
en arqueología. cultural está compuesto por dos subsistemas
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básicos: el puramente sociocultural y el am- análisis locacional, estudios de áreas de cap-


biental, los cuales interactúan intensamente tación, los mapas de distribución, estudios
en el desarrollo y evolución de las culturas. de densidad, análisis intrayacimiento o de
De este modo, el estudio del espacio como estructuras…” (Clarke, 1977: 89), se ha seña-
parte fundamental del subsistema ambiental, lado que la mayor parte de estas parcelas de
se convierte en un objetivo preferente. La investigación podrían acomodarse en el mar-
variabilidad en la estructura territorial, pues, co del análisis locacional establecido en tra-
constituye una respuesta funcional (minimi- bajos como los de Haggett, 1976 (De Carlos
zación de costes/optimización de la eficacia Izquierdo, 1992). Entre las aplicaciones de
en la obtención de recursos) destinada a esta perspectiva podemos citar el modelo de
procurar estabilidad frente a los desafíos del vecino más cercano, los polígonos Thiessen,
cambio. la teoría de lugar central y los modelos de
Christaller, el modelo X-Tent o los límites y
Los arqueólogos, influidos por las nue- fronteras culturales (Hodder y Orton, 1990).
vas corrientes cuantitativas de la geografía Todos ellos parten de la extrapolación al
británica (Orejas, 1991), dejarán de lado los campo arqueológico de procedimientos geo-
estudios puramente descriptivos de corte es- gráficos utilizados en el análisis de socieda-
pacial y utilizarán toda una gama de recursos des capitalistas y, por lo tanto, solo pueden
metodológicos, matemáticos y estadísticos, aplicarse (no sin dificultades y críticas) en
destinados a medir y calibrar objetivamente momentos con pautas estables de jerarquiza-
los procesos arqueológicos en estudio. Es en ción espacial y especialización económica,
el marco de la nueva arqueología y de todos esto es, en sociedades preferentemente pro-
sus principios teórico-metodológicos don- ductoras y complejas.
de se asientan tanto el modelo del análisis
de captación de recursos (ACR) 6 como las Por su parte, Renfrew critica los usos que
propuestas incluidas bajo el epígrafe de la se han hecho de estos modelos de Haggett:
arqueología espacial (De Carlos Izquierdo, “El enormemente estimulante libro de Ha-
1990: 87). Tal posición llegó a tomar forma ggett sugiere muchos caminos en los que
a partir de la publicación de los trabajos de los arqueólogos pueden enfocar y analizar
Clarke (1977) y Hodder y Orton (1990). En distribuciones en el espacio de materiales
líneas generales se puede definir la arqueo- arqueológicos (tanto artefactos como de
logía espacial como la “recuperación de in- asentamientos o grupos culturales). No es una
formación relativa a las relaciones espaciales exageración decir que hemos estado trabajan-
arqueológicas y estudio de las consecuencias do sobre problemas que ya estaban resueltos”
espaciales de las pautas de actividad homíni- (Barros y Nastry, 1995: 12).
da del pasado dentro y entre los contextos y
estructuras, así como su articulación dentro Un caso bastante distinto y merecedor
de asentamientos, sistemas de asentamientos de una particular atención, dentro de los
y sus entornos naturales” (Clarke, 1977: 47). estudios macroespaciales y de las corrientes
procesuales, es el de la línea off-site o ar-
El centro de atención fundamental de queología distribucional (Dunnell & Dancey,
la arqueología espacial hace referencia a 1983; Ebert, 1992; Foley, 1981). Los rasgos
las relaciones hombre-hombre (frente a las fundamentales que unifican este tipo de
de hombre-medio del ACR), sea cual sea la aproximaciones son los siguientes: 1) un en-
escala de análisis abordada. A pesar de que foque eminentemente regional, destinado a
en los estudios de corte espacial se ha reco- esclarecer la estructura arqueológica a escala
nocido un variado conjunto de aproximacio- macroespacial y las interconexiones produci-
nes, “…la arqueología del asentamiento, el das entre los vestigios documentados; 2) un
análisis de los sistemas de yacimientos, los uso predominante del registro arqueológico
estudios regionales, el análisis territorial, el reconocido en las superficies contemporá-
neas, sin por ello dejar de lado u obviar las
secuencias estratigráficas disponibles.
6 Esta metodología nace, en el seno de la colabora-
ción entre arqueólogos y geógrafos en la Universi- A pesar de este último rasgo, la arqueolo-
dad de Cambridge (Diez Martín 2007, entre otros). gía distribucional no debe entenderse como
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una mera estrategia de prospección 7 , sino a explicar la organización espacial de las


como una metodología consistente de reco- sociedades basándose en el supuesto de que
nocimiento espacial y territorial. El artefacto, un grupo siempre tiende a maximizar las uti-
no el asentamiento, constituye la unidad lidades y a minimizar el esfuerzo-distancia.
básica de análisis, lo cual subraya la dimen- Estas posturas, tomadas por la nueva arqueo-
sión continuada del espacio arqueológico, su logía, permitieron que los sitios arqueológi-
valor unitario y, por consiguiente, el hecho cos comenzaran a confeccionarse, verse e
de que las altas acumulaciones de artefactos interpretarse como algo más allá que puntos
(los yacimientos tradicionales) solo suponen en un mapa, guiados por ciertos métodos
anomalías en la uniformidad territorial. La operativos.
distribución de artefactos en el paisaje y la
posterior interpretación se evalúan a través La crítica radical y las posturas
del parámetro densidad, esto es, las relacio- humanistas
nes concentración/dispersión y presencia/
ausencia de objetos arqueológicos en el espa- Las críticas a los postulados extremada-
cio regional. Las pautas de desecho a lo largo mente cientificistas llegaron a la geografía
del paisaje se entienden como un proceso –como a todas las ciencias sociales– en los
acumulativo a lo largo de un tiempo deter- 70, considerando que hubo mayor preocu-
minado que indican los comportamientos de pación por las técnicas analíticas que por el
estructuración del espacio y de recurrencia desarrollo y profundización de una auténtica
de determinadas actividades (áreas preferen- teoría geográfica; además, el centro estuvo
ciales y áreas complementarias de actividad); puesto en aspectos formales y concretos to-
atención destacada a los factores postdeposi- mando distancia de los problemas relevantes;
cionales del registro que pueden haber condi- finalmente, se les acusa de caer en el llamado
cionado o determinado las pautas de acumu- fetichismo espacial, convirtiendo el espacio
lación o dispersión observadas y, por ende, en un objeto geométrico, teórico, separado
las inferencias establecidas (Belardi, 2005). de la vida concreta de la gente, justificador
del orden social existente y carente de una
El concepto de espacio comienza a utili- dimensión ética.
zarse de manera clara en este momento, pues
en una primera etapa no había sido objeto de Si la nueva geografía influenció a la nueva
una discusión teórica fuerte, lo que implicó arqueología, fue la geografía humanista aque-
su uso acorde al sentido común propio de la lla disciplina que contribuyó a que el término
sociedad occidental. Algunos autores como “paisaje” tomara fuerza, tanto para su misma
Clarke y Renfrew, exponentes de la nueva ciencia como para la arqueología postproce-
arqueología, fueron seducidos por el enfo- sual8.
que de la nueva geografía (aunque también
críticos del uso exacerbado de algunas de Fueron los convulsionados años 70 los
sus metodologías) y su larga trayectoria en la cuales posibilitan el inicio de posturas más
utilización del término espacio, tomándolo críticas en geografía. Entre estos casos se pue-
como unidad de trabajo (Barros y Nastry, de destacar en primera instancia a la geografía
1995). radical que nace con la aparición de la revista
Antipode en 1969 (Pillet Capdepón, 2004),
Como se mencionó anteriormente, el la cual advertía que esta ciencia, hasta ese
interés por el espacio surgió a partir de los
aportes de la nueva geografía que, influencia-
da por algunas teorías económicas, empezó
8 En sus inicios como investigador, Ian Hodder estuvo
muy comprometido con la arqueología espacial.
Luego de este período marcadamente cientificista
cambia su postura rotundamente, viendo la impo-
7 La prospección puede ser definida como “la aplica- sibilidad de justificar y asumir una racionalidad
ción de un conjunto de técnicas para optimizar la económica moderna en la toma de decisiones de los
probabilidad de descubrimiento de los materiales individuos o grupos sociales, en relación a los mo-
culturales que caracterizan el registro arqueológico delos y técnicas con que trabaja dicha arqueología.
en el ámbito de un espacio geográfico conceptual- Años después dicho autor funda la arqueología post-
mente definido” (Gallardo y Cornejo, 1985: 410). procesual.
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momento, solo había servido para la guerra la “experiencia”, entendida como “la tota-
y para organizar mejor los “territorios” con lidad de nuestras relaciones con el mundo:
objeto de controlar mejor a las sociedades. sensaciones, percepciones, emociones, pen-
Con una base marxista y estructuralista, esta samientos” (Nogue i Font, 1985: 66). Fue Yi
geografía logró poder acercarse a la sociolo- Fun Tuan, en su clásico libro denominado To-
gía, preocupándose por las relaciones entre el pophilia (1974), donde examina las experien-
espacio y el poder, y más concretamente por cias placenteras que ligan a los hombres con
el espacio social, siendo sus máximos expo- algunos lugares, donde la topofilia se contra-
nentes Milton Santos y David Harvey9. pone a la topofobia10, la cual es sinónimo de
aversión o miedo a determinados lugares. En
Otro hecho significativo a tener en cuenta este sentido, al autor afirma que el geógrafo
es la aparición de la geografía humanista. humanista debe tener en cuenta los senti-
Con una base en los postulados de la feno- mientos, conceptos y teorías geográficas que
menología se declara anticientificista, porque posee el hombre y el grupo. Así, no debe des-
a la sistematización del pensamiento humano preciar el mundo de los hechos, sin embargo,
opone el tomar en consideración otras ver- debe tomar en consideración la significación
dades que no sean las demostradas por las hacia los mismos (Tuan, 1976).
leyes; es antipositivista porque considera que
los comportamientos humanos no pueden ser De hecho, muchas de las reflexiones ante-
estudiados según fórmulas matemáticas; y se riores producen el resurgimiento del término
considera antirreduccionista porque no cree de “paisaje” como forma de diferenciación
que todas las actitudes humanas puedan ser del “espacio” de la nueva geografía (Nogue
relacionadas con algún lugar concreto del i Font, 1985). Basado en la fenomenología,
cerebro (Bertrand, 1987). Aunque no se niega el nuevo enfoque abre un amplio abanico
que el hombre sea factible de ser estudiado para estudiar el paisaje como un fenómeno y
desde un punto de vista científico, se estima constructo de nuestra propia actividad senso-
que se deben tomar en consideración otras rial global, y no solo como algo dado o como
variables (Estébanez Álvarez, 2000). un escenario ajeno a las percepciones del
hombre.
Los humanistas tienen como postulado
básico que el “espacio vivido es el mundo de Adentrándonos concretamente en el ám-
la experiencia inmediatamente anterior al de bito arqueológico, la corriente postprocesual,
las ideas científicas” (Sanguin, 1981: 561). con una mirada también fenomenológica
Con este “espacio vivido” como punto de como base teórica, comenzó a realizar un
partida, definen en primera instancia el térmi- análisis crítico en el que consideró que, si
no de “lugar”, que se refiere a “un área deli- bien todas las estrategias propias de la nueva
mitada, a una porción del espacio concreto, arqueología eran sumamente productivas y
caracterizada por una estructura interna dis- satisfactorias, basaban su rentabilidad en la
tintiva y a la que se atribuye una significación ventaja del empirismo, consistente en que
que evoca siempre una respuesta afectiva” al definir y tratar con objetos reales, estos se
(Nogue i Font, 1985: 65); es en el “lugar” pueden cuantificar, explicar, predecir, ma-
donde se encuentra un mundo de significados nipular. Sin embargo, el problema de estas
y sensaciones propias y ajenas. estrategias consistía en el hecho de basarse
Otro concepto clave hace referencia a en un empirismo reducido, en una noción
simplificada de la realidad que no considera-
ba como entidades reales y objetos empíricos
a las dimensiones no visibles. Lo que produjo
9 Estos autores volvieron a revalorizar al espacio el positivismo en la ciencia, desde esta nueva
como objeto de estudio en la geografía. Para San-
postura arqueológica, es que se ha olvidado
tos (1990; 2000), el espacio es un hecho social,
un producto de la acción humana, una naturaleza especialmente de las dimensiones sociales y
socializada que puede explicarse básicamente por
la producción. Harvey (1983), por su parte, veía al
espacio como un producto social e intentó com-
prender su significado simbólico y sus complejas 10 También se pueden encontrar conceptos como topo-
influencias en el comportamiento humano (Pillet latría, que refieren a los sentimientos reverenciales o
Capdepón, 2004). míticos a ciertos lugares.
Entre la geografía y la arqueología: el espacio como objeto y representación 143

culturales de los fenómenos que consideraba, Son las comunidades quienes transforman
de todas aquellas dimensiones que no tienen los lugares físicos en espacios llenos de
un carácter efectivo y físico concreto. Este contenido.
tipo de elementos, al no ser controlables ni – El paisaje, al formar parte de las activida-
predecibles de modo directo, son más difíci- des de una comunidad, no solo es un es-
les de manejar de forma eficaz e introducen cenario construido por ellos, sino el lugar
indeterminación y márgenes de error en la donde viven y se sustentan.
investigación y en sus aplicaciones, razón – Los paisajes son construcciones dinámicas
por la que tradicionalmente se han dejado de en las cuales cada comunidad y genera-
lado (Thomas, 2001). ción imponen su propio mapa cognitivo,
y establecen principios organizativos para
Esta visión más “abarcadora” de la ciencia la forma y estructura de cada sociedad
arqueológica, la cual niega las posturas de (Anschuetz et al., 2001).
un positivismo extremo, permitió el acerca-
miento de la disciplina en los componentes Así pues, una arqueología total del paisa-
simbólicos del hombre y la manera en que je, en realidad se combina entre una “arqueo-
crea, produce y reproduce el mundo en el logía ambiental”, una “arqueología del pai-
que vive. saje social” (parte de una arqueología social)
y una “arqueología del paisaje imaginario”
Saliendo de los límites de la perspectiva (perteneciente a una arqueología simbólica).
empirista que toma al paisaje como una reali- Algunos de los problemas de diversas estra-
dad ya dada, se empieza a explicar el paisaje tegias de análisis espacial y de un estudio ar-
como el medio y a la vez el producto de los queológico del paisaje, derivan precisamente
procesos sociales. Dentro de esta tendencia, del hecho de haberse centrado de manera ex-
Criado Boado (1999) propone concebir el clusiva en una de esas orientaciones y haber
paisaje como “el producto socio-cultural elegido una sola de esas dimensiones como
creado por la objetivación, sobre el medio y representación de la globalidad del paisaje
en términos espaciales, de la acción social (Criado Boado, 1999; Criado Boado, 1995).
tanto de carácter material como imagina-
rio…” (Criado Boado, 1999: 5). Esta acción Esta arqueología estudia al paisaje como
social está constituida tanto por las prácticas un producto humano, quienes utilizan el es-
sociales como por la vida social misma. pacio físico como una realidad dada, creando
una nueva: el espacio humanizado, social,
A partir de esta conceptualización de pai- económico, mediante la aplicación de un
saje se establece claramente que, a diferencia orden imaginario, simbólico, sentido, percibi-
de otros seres vivos, los seres humanos no do, pensado (Tilley, 1994).
solo viven en el entorno, sino que crean su
propio entorno para vivir o, dicho de otro Encuentros y desencuentros
modo, construyen su propio medio socio-
cultural. El estudio de este fenómeno desde entre la geografía y la
el punto de vista arqueológico constituye, arqueología
de hecho, la arqueología del paisaje (Criado
Boado, 1995). El llamado “giro espacial”, producido en
estas últimas décadas en las ciencias sociales,
El paisaje, en cuanto producto social, ha desatado un acercamiento en estas cien-
se encuentra en realidad conformado por la cias, convirtiendo la transdisciplinariedad y la
conjunción de diferentes elementos, lo cual interdisciplinariedad en piezas claves enten-
produce una nueva manera de ver el mundo didas como una “espacialidad explosiva” por
que nos rodea: Hiernaux y Lindón (2006). El giro cultural,
por otra parte, permitió que muchas discipli-
– Un paisaje no es sinónimo de medio am- nas y autores tomen los conceptos devenidos
biente. Son los sistemas culturales quienes de la geografía, siendo uno de los casos más
organizan y estructuran las interacciones destacados los aportes de la geografía del
entre la gente y el medio ambiente. tiempo de Hägerstrand tomados por Giddens
– El paisaje es una construcción cultural. (Lindón, 2006), quien ha efectuado uno de
144 Revista de Geografía Norte Grande

los desarrollos más importantes de la idea ción y el paisaje como un elemento activo y
de espacio-tiempo en la teoría social con- holístico (Tilley, 1994; Thomas, 2002). Ade-
temporánea. Espacio-tiempo constituye un más, y pese a no ser demasiado explicitado,
contexto dentro de los cuales son posibles, se muchas de las aproximaciones que confor-
sitúan, extienden y extinguen prácticamente man la arqueología del paisaje se apoyan en
todos los fenómenos sociales, con los cuales los estudios de geógrafos humanistas como
trabaja la teoría de la estructuración (Piazzini Buttimer, Mugerauer, Pickles, Relph, Seamon
Suárez, 2006). A su vez, la geografía huma- y, sobre todo, Tuan, o en trabajos como los
nista encuentra todo su potencial en la teoría de Williams (2001) en un intento por otorgar
social, además de servirle como una forma de mayor significación a los elementos arqueo-
legitimarse como ciencia social (Hiernaux y lógicos que integran el paisaje. Es cierto que
Lindón, 2006). en ocasiones se ha generado una arqueología
de los espacios vividos (Bender, 2002), sin
Estimo que esta “espacialización” dada embargo, y a diferencia de los estudios hu-
en las ciencias sociales influyó de manera manistas de los años 70 y 80 en los cuales
profunda en arqueología, aunque a través la orientación predominante era lo particular
de las lecturas hechas en geografía son es- (Tuan, 1974), el énfasis que algunos arqueó-
casas las menciones11 del impacto que tuvo logos están incorporando en la última dé-
–y aún sigue teniendo– la cuestión espacial, cada ha apartado la búsqueda de imágenes
produciéndose un olvido –por parte de los individuales o de experiencias particulares,
geógrafos– de las influencias que tuvo en la con el fin de ahondar en aproximaciones ale-
arqueología. jadas del modelo de paisaje eurocéntrico, y
en las cuales el interés se centra tanto en las
En la bibliografía anglosajona se recono- formas en que los paisajes son generados his-
ce la inspiración fundamental que algunos tóricamente como en su interconexión con
enfoques geográficos, principalmente los de la construcción de identidades (Soler Segura,
la geografía humanista, han ejercido en los 2007).
estudios del paisaje en arqueología, permi-
tiendo resaltar las formas en que los lugares Aunque junto a estas influencias, que en
se constituyen como espacios de significa- líneas generales pueden rastrearse en una
amplia variedad de autores, existen otras
que afectan de forma más individualizada.
Deben destacarse, por la repercusión que
11 Aunque no es el tópico de esta presentación, quiero tienen sus estudios dentro de la bibliografía
destacar el caso de algunos geógrafos que se han especializada, las orientaciones explícitas
preocupado por la arqueología y la necesidad de un
trabajo interdisciplinario, por ejemplo Carls Sauers, que muestran determinados autores (Christo-
quien se interesó por tener un diálogo constante pher Tilley desde la fenomenología o Julian
con la arqueología y fue sin lugar a dudas, uno de Thomas con la hermenéutica), así como la
los grandes innovadores en el estudio de la relación influencia que en los estudios y reflexiones
diacrónica y sincrónica entre el hombre y la tierra;
arqueológicas comienzan a tener las obras de
estudio realizado a través de su propuesta sobre la
geografía cultural, con conceptos y metodologías sociólogos como Pierre Bourdieu, Anthony
muy particulares, que son a la vez de una gran am- Giddens, o bien las de filósofos como Jacques
plitud y constituyen parte inherente a este enfoque Derrida, Michel Foucault, Jürgen Habermas,
de frontera, caracterizado por ser en sí mismo inter- Martin Heidegger, Jean-François Lyotard, Paul
disciplinario, al incluir aspectos básicos que articu-
lan la naturaleza con la cultura. También se pueden Ricoeur, Richard Rorty o Gianni Vattimo. Esto
rastrear algunos trabajos de David Harvey (ver Riley parece evidenciar el reconocimiento, por una
y Harvey, 2005). En el caso citado, estos autores se parte muy importante del colectivo investiga-
han preocupado por describir cómo la metodolo- dor, de la necesidad de contar con un utillaje
gía de la historia oral puede relacionarse con los
teórico y filosófico que permita superar las
ámbitos del paisaje y los estudios de arqueología
y patrimonio. Por último quiero resaltar también el dificultades y límites que actualmente presen-
caso del geógrafo argentino Carlos Reboratti quien ta el trabajo arqueológico. Pese a no ser una
ha tenido un inusitado interés hacia la arqueología, novedad esta instrumentalización de la teoría
mostrando cómo el concepto de paisaje ha ido mi- en arqueología (recordemos tan solo los prés-
grando de una ciencia a otra sin dejar relegada a la
arqueología (para un ejemplo de ello ver Reboratti, tamos de la nueva arqueología), parece que
S/D). a diferencia de épocas pasadas, actualmente
Entre la geografía y la arqueología: el espacio como objeto y representación 145

asistimos a una proliferación en el número de los de la “geografía agraria” (Vicent García,


referentes teóricos empleados por los arqueó- 1991). De este modo, considera que “la geo-
logos, los cuales indudablemente enriquecen grafía, en cuanto ciencia social del paisaje,
la disciplina (Soler Segura, 2007). tiene su propia dinámica teórica, paralela, en
cierto modo, a la de la arqueología. Cuando
En la literatura de habla hispana nos en- los arqueólogos adoptamos un enfoque geo-
contramos con algunos referentes a tener en gráfico debemos tener esto en cuenta: nuestra
cuenta, ante todo quisiera destacar el caso percepción de nuestro espacio geográfico…”
del arqueólogo español Vicent García (1991) (Vicent García, 1991: 35).
que planteó un programa de investigación
denominado “arqueo-geografía12”, mediante El autor continúa expresando que al
el cual proponía, a través de los principios de exponer el concepto de “arqueología del
la geografía agraria, estudiar la prehistoria de paisaje”, establece una cierta oposición con
las sociedades campesinas del sureste de Es- la “arqueología medioambiental” vincula-
paña. Con una fuerte base marxista, este au- da a los paradigmas ecológico-culturales y
tor señala que si bien los objetos son la base evolucionistas. Debe entenderse que esta
primaria con que trabaja el arqueólogo, son oposición sitúa a la “arqueología del paisaje”
tan solo una parte de los medios de produc- en el terreno de los problemas y métodos
ción; esta restricción impide poder estudiar de la geografía, en cuanto ciencia social del
en su totalidad los problemas de las relacio- espacio, sacándola del dominio teórico de
nes de producción, motivo por el cual toma la ecología. Esta afirmación lleva a plantear
a la tierra como un factor de producción algunos problemas, siendo el más importante:
determinante, y es allí donde entra en juego ¿cómo puede verse este espacio social? Para
lo que él denomina “arqueología del paisaje esta pregunta sugiere dos posibles respuestas:
agrario”, cuyos fundamentos teóricos son la primera hace referencia a los estudios pa-
leoclimáticos (estudios de polen) y la segunda
a trabajos actualísticos (o sea la posibilidad
de extrapolar los datos climáticos actuales al
12 Por su parte, Javier de Carlos Izquierdo (1990) pre- pasado). Vicent García esgrime que la priori-
sentó una tesis denominada “La Arqueogeografía (un dad práctica de las condiciones de observa-
procedimiento para el estudio del espacio prehistó-
bilidad de los elementos del paisaje primitivo
rico)”, en donde se exponía en su introducción de
manera resumida, muchos de los temas planteados es solo aparente, y queda subordinada a un
en el presente trabajo: “En aquellos momentos problema teórico de la geografía agraria, que
[1987, 1990], los arqueólogos nos afanábamos no es otro que la propia elaboración con-
de leer la literatura geográfica con la finalidad de ceptual de su objeto: el paisaje agrario. La
encontrar algún trabajo que pudiera adaptarse a
nuestro objeto de estudio; a partir de ahí comen- evidencia paleoambiental posee en este enfo-
zó la reflexión que dio lugar a esta tesis. Durante que un carácter de referencia de control más
aquella época una cierta sensación de frustración que de base de contrastación. Ahora bien,
llegó a presidir la labor de los arqueólogos que se obviamente esta función es crucial. En con-
ocupaban de adaptar los avances de la geografía a
secuencia, la lectura arqueológica del paisaje
la arqueología prehistórica. Fue entonces cuando
comencé a asistir al seminario del Departamento de agrario actual no es posible sin el desarrollo
Geografía Humana de la Universidad Complutense, paralelo de una amplia estrategia de investi-
dirigido por el Dr. R. Méndez: la reflexión sobre los gación paleoambiental y paleogeográfica.
Procesos de Organización del Territorio debatidos
en esas reuniones fue la verdadera piedra angular de
este trabajo”. La cita expuesta tiene más de autobio- La exposición anterior lleva a conside-
gráfica que un aporte esencial para el trabajo; decidí rar al espacio agrario como resultado de la
agregarla aquí pues algo similar me ha sucedido. acción económica sobre el espacio natural,
Cuando aún veía a la geografía solo como un ma- siendo sus componentes estructurantes una
nual de donde sacar nombres de ríos y montañas,
serie de elementos (agentes externos al pai-
participé en un curso de postgrado dictado por el
geógrafo Carlos Reboratti, denominado “Concep- saje, o sea aquellos rasgos observables que
tos transdisciplinarios: paisaje, ambiente, escala y permiten describirlo) y factores (componentes
territorio”, y fue entonces cuando comprendí todos explicativos de los elementos).
los aportes teóricos que la geografía ha brindado
a las ciencias sociales, abriéndome un abanico de
elementos teóricos y metodológicos que ahora con- Para la descripción de estos elementos y
sidero fundamentales. factores, el arqueólogo toma una postura de
146 Revista de Geografía Norte Grande

la geografía prospectiva13, cuya finalidad es geografía cuantitativa o nueva geografía, sin


la explicación de la variabilidad paisajística, embargo, también aclara que “estos modelos
estableciendo para ello las relaciones deter- deductivos no han sido concebidos, en prin-
minantes entre la variabilidad de los factores cipio, como una instancia explicativa, capaz
y la morfología de los elementos. de dar cuenta positivamente de los “patrones
dé asentamiento”, sino como un “dispositivo
La excusa para emplear esta metodología normativo”, diseñado para resolver proble-
es que en la práctica, la localización de los mas concretos de decisión. Esto significa que
asentamientos prehistóricos, con las limi- no deben ser usados como explicaciones ad
taciones correspondientes a los niveles de hoc de las configuraciones espaciales obser-
información accesibles, es el único elemento vadas, sino como un dispositivo de control,
fósil del paisaje agrario primitivo, en la medi- que permite aislar las desviaciones entre los
da en que pueda ser categorizado como una patrones observados y los predichos por las
representación de la distribución del “hábitat hipótesis” (Vicent García, 1991: 48).
rural” y utilizado en la descripción morfológi-
ca y funcional de los componentes del mismo Otro autor importante es Emilio Piazzini
(casas, agrupamientos, etc.). Esto nos obliga a Suárez, quien tiene una visión específica del
construir toda nuestra metodología de acceso tema espacial en arqueología desde Latino-
al paisaje primitivo a partir de este tipo de da- américa. El investigador nos explica que, en
tos, lo cual explica que el análisis locacional esta parte del mundo “las relaciones entre
sea el único campo de la geografía prospec- arqueología y espacio han sido abordadas,
tiva que ha producido una cierta interacción fundamentalmente, desde una perspectiva
metodológica con la arqueología. Estos mo- que enfatiza el tratamiento metodológico de
delos son, por ejemplo, los análisis de Von este último (…) los análisis espaciales, in-
Tunen y Christaller, por mencionar algunos. corporados y ajustados a partir de modelos
desarrollados por la geografía y la ecología,
En resumen, la propuesta de Vicent García son un acervo metodológico de la discipli-
se inicia con un planteo que podría resultar na. No obstante el planteamiento de estas
obvio: la necesidad de estudiar el espacio relaciones en el plano epistemológico y an-
siguiendo los principios de la ciencia que tológico no han sido frecuentes”. Y continúa
se encarga de estudiarlo, o sea, la geografía. formulando que “esto parece relacionarse
Acercarse al paisaje agrario en base a los con una concepción implícita del espacio
postulados de la geografía agraria es eviden- en su versión cartesiana, como extensión y
te, aunque tiene una postura marxista, para soporte geofísico en el cual se desarrollan las
diversas explicaciones usa los modelos de la prácticas y procesos sociales, y de la geogra-
fía y la ecología como saberes positivos sobre
ese espacio y sus contenidos”. Esta última
cita remarca la clara falta de discusión teóri-
13 VicentGarcía (1991:47) aclara que: El enfoque ca sobre el espacio, visto como un “telón de
prospectivo en geografía se asocia normalmente a
fondo”, y la subordinación de este al tiempo,
las corrientes neopositivistas –“Nueva Geografía”–
(Estébanez, 1984), señalándose igualmente sus im- y cómo dichos términos fueron tomados por
plicaciones teóricas “neodeterministas” (Díaz Álva- la arqueología como conceptos separados (y
rez, loc. cit.). En el presente contexto, el término se hasta opuestos en cierto sentido), con la mo-
debe tomar en un sentido más amplio, que denota, dernidad se habían operado dos transforma-
por oposición al “enfoque descriptivo”, un objetivo
explicativo y predictivo de los fenómenos geográ- ciones: primero, el sentido de lugar se separó
ficos, vinculado a categorías teóricas no necesa- del espacio al incrementarse la relación entre
riamente funcionalistas o evolucionistas, aunque sí ausentes, y segundo, espacio y tiempo se se-
materialistas. En este sentido, cabe distinguir el en- pararon en la medida en que tomó fuerza la
foque neopositivista de la geografía prospectiva, que
regulación de las actividades sociales confor-
tiene su inicio en el célebre artículo de F. Schaefer
“Exceptionalism in Geography” (1953) –por tantos me a un tiempo homogéneo que no dependió
conceptos paralelos al “Archaeology as Anthropo- de su localización (Piazzini Suárez, 2006).
logy” de Binford (1962)–, desenfoque prospectivo,
en sentido genérico, que tiene su origen en la obra Un cambio importante para el autor es el
de J. H. von Thünen Der isolierte Staat in Bezeihung
auf Landwirtschaft und Nationaloekonomie (1826 y ya comentado giro espacial, lo cual permitiría
1850)”. tener en cuenta al menos tres observaciones.
Entre la geografía y la arqueología: el espacio como objeto y representación 147

En primera instancia sería necesario partir de Consideraciones finales


una consideración del espacio como sujeto,
y del sujeto como algo especializado, tratan- En este trabajo resultó importante mostrar
do de construir un pensamiento del afuera, cómo dos ciencias sociales como la geografía
que surja de estimar que nuestra experiencia y la arqueología han tenido un vínculo real-
es forzosamente espacial. En segundo lugar mente mucho más estrecho de lo que diver-
se tendría que problematizar la oposición sas personas suponen. Aunque la vigencia y
espacios objetivos y subjetivos, sin llegar a aporte mutuo entre la geografía y la arqueo-
ningún extremo ya sea al tratar al espacio logía anglosajona es evidente, no sucede lo
desde un punto de vista cartesiano o explicar
mismo en esta parte del mundo. A pesar de
su existencia desde visiones del todo fenome-
los esfuerzos realizados por algunos investi-
nológicas. En último lugar hay que intentar
gadores para demostrarlo, considero que el
entender que la aparición del giro espacial
devenir de la historia de la ciencia, a través
no implica la muerte del tiempo, sino el ejer-
del continuo paso de un paradigma a otro, ha
cicio de repensar las relaciones entre espacio
hecho que dicha relación se vaya olvidando
y tiempo.
o, en el peor de los casos, que no haya resul-
tado relevante.
Para finalizar, y para tratar de dar una
solución a lo planteado, se pregunta ¿cómo
Algunos investigadores afirman que la
ir más allá del discurso que predica la ne-
arqueología aún no ha logrado tener un mé-
cesidad de utilizar paralelamente el tiempo
todo propio a nivel espacial, pero ¿es esto
y el espacio?, Piazinni Suárez no duda en
realmente necesario? Estimo que es válido en
citar a uno de los geógrafos más destacados
arqueología hacer uso de las teorías prove-
en las últimas décadas, Milton Santos, quien
nientes de la geografía, siempre y cuando se
propone emplear las categorías de espacio y
usen a conciencia, pues el desfase que existe
tiempo según parámetros comparables; esto
entre ambas disciplinas es notorio.
puede lograrse mediante una “empirización”
del tiempo cuyo arraigo en el principio de
En el primer cuarto de nuestro siglo,
sucesión, y no de simultaneidad (como ocu-
Barrow (1923) publicó “Geography as has
rre con el espacio), lo concibe más abstracto.
Tal “empirización” del tiempo sería posible al human ecology”, pero la arqueología no se
aproximarse a la materialidad de las técnicas incorporó totalmente a esta corriente antro-
como dato constitutivo del espacio y tiempo pológica hasta que tuvo lugar la segunda
operacional y del espacio y tiempo constitu- invectiva geográfica con la presentación de
tivos. “En este argumento se hace evidente la “Geography as human ecology”, de Schnore
íntima conexión de las materialidades con el (1961); en aquellos momentos Binford (1962)
problema general del espacio-tiempo en una publicó “Archaeology as Anthropology”. Del
perspectiva que involucra directamente a la mismo modo la arqueología espacial de Clar-
arqueología… En este sentido se puede espe- ke (1977) fue presentada académicamente un
rar que, en principio, el estudio arqueológico decenio después que Haggett (1965) publi-
de las materialidades pueda conducir a través cara “Locational analysis in human geogra-
de las interpretaciones de las relaciones y phy”. Esta misma tendencia ha continuado,
prácticas sociales en las cuales intervienen y en 1987, Rowlands, Larsen y Kristiansen
los artefactos, a la comprensión de experien- se ocuparon del modelo centro y periferia,
cias específicas de espacio-tiempo” (Piazzini que ya había sido propuesto a mediados de
Suárez, 2006: 13). los 70 por Wallerstein (De Carlos Izquierdo,
1990: II).
Si quisiera seguir hablando de encuentros
y desencuentros, podría escribir muchas lí- La manera en que los estudios arqueoló-
neas más de las aquí expuestas, pero solo he gicos han fluctuado según las orientaciones
señalado algunas cuestiones fundamentales que tomaba la geografía, es notorio, aunque
en relación al tema, que dan cuenta de las según propia interpretación, es más clara la
diversas formas de las arriba mencionadas: disociación (en algunas regiones) estableci-
transdisciplinariedad y la interdisciplinarie- da entre la geografía y la arqueología (salvo
dad entre geografía y arqueología. pocos casos como ya se expuso). Si muchas
148 Revista de Geografía Norte Grande

otras ciencias (como la sociología y la an- BENDER, R. Time and Landscape. Current
tropología) supieron sacar provecho al “giro Anthropology, 2002, vol. 43, p. 103-112.
espacial” en las últimas décadas y les ha
dado resultados más que prometedores, no BA R R O S , C . y NA S T RY, J . E s t u d i o
encuentro motivo para que la arqueología no Preliminar. En: BARROS, C. y NASTRY, J. La
pudiera anhelar la misma suerte. perspectiva espacial en arqueología. Buenos
Aires: Centro Editorial América Latina, 1995,
Actualmente existe un amplio consenso p. 7-26.
en considerar al espacio geográfico y arqueo-
lógico como un espacio social. Es entonces BELARDI, J. Paisajes arqueológicos: un
un producto de la acción humana, de allí que estudio comparativo de diferentes ambientes
no sea una realidad dada ni preexistente, sino patagónicos. Oxford: BAR International Series
que se produce socialmente y, como tal, tam- 1390, 2005.
bién históricamente.
BERTALANFFY, L. Teoría general de
“El espacio como producto social es un sistemas. Buenos Aires: Ed. Fondo de Cultura
objeto complejo y polifacético: es lo que Económico, 1976.
materialmente la sociedad crea y recrea, con
una entidad física definida; es una repre- BINFORD, L. Archaeology asanthopology.
sentación social y es un proyecto en el que San Diego: Ed. Academic Press, American
operan individuos, grupos sociales, institu- Antiquity 11, 1962.
ciones, relaciones sociales, con sus propias
representaciones y proyectos. El espacio se BINFORD, L. Archaeological systematics
nos ofrece, además, a través de un discurso and the study of culture process. In: LEONE,
socialmente construido, que mediatiza al M . ( e d . ) . C o n t e m p o r a r y A r ch a e o l o g y .
tiempo que vehicula nuestra representación Carbondale: University of Southern Illinois,
y nuestras prácticas sociales. Es un producto 1965, p. 125-132.
social porque solo existe a través de la exis-
tencia y reproducción de la sociedad. Este BINFORD, S. & BINFORD, L.
espacio tiene una doble dimensión: es a la Archaeological theory and method. In: SALLY,
vez material y representación mental, objeto R. & BINFORD, L. (eds.). New perspectives
físico y objeto mental” (Ortega Valcárcel, in archaeology. New York: Ed. Aldine, 1968,
2004: 33-34). p. 1-3.

La definición precedente es interesante B E RT R A N D, C . E l S e n t i d o d e l a


por la riqueza y novedad de contenidos teó- naturaleza: síntesis del pensamiento
ricos y porque permite presentar, de modo occidental y chino y su expresión en la
resumido aunque en sentido amplio, resulta- pintura del paisaje. Tesis doctoral. Madrid:
dos y aportes de diversos autores dentro de Universidad Complutense, 1987.
las perspectivas actuales, tanto de geógrafos
como de arqueólogos. BUZAI, G. Geografía Cuantitativa 2000+.
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