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Medicina Aborigen

El camino de la curación
por Omar Riachi

Los brotes tiernos y las hojas representan nuestras ideas,


pensamientos, son la primera manifestación de la planta a partir de
la semilla, es el nacimiento, el origen de la vida y correlativamente
en nosotros, nuestros proyectos y también nuestras creencias. En
general las hojas y las plantas rastreras son las que curan, aclaran
nuestra mente, nos quitan ese eterno diálogo interior, esa voz que en
nuestra cabeza que nos juzga y nos hace perder energía. La mente
no es para pensar, es para que al permanecer silenciosa acumulemos
energía. Tiene una directa vinculación con el estómago, más sucio
está este órgano más enfermante e imparable resulta el diálogo
interno. Una mente quieta y silenciosa además de acumular energía,
nuestro tesoro más preciado, nos brinda una sensación de paz y
vitalidad increíble, allí nos damos cuenta que el famoso "estrés" no
viene de las actividades externas sino del interminable, y por
momentos destructivo, diálogo interno. La yerba del pollo, la
cepacaballo, la nencia, son algunas de las plantas que nos van
eliminando ese diálogo, a la vez que limpian nuestro aparato
digestivo y comenzamos el camino de la curación aborigen.

Cuando el estómago está mas limpio, asimilamos mejor los


nutrientes, nos sentimos más livianos, es el momento de conocernos
profundamente, de llegar al inconciente, a la sombra... allí no solo
está lo que nos gusta de nosotros, allí también podemos encontrar lo
mejor de nosotros. La carqueja es la planta que nos sumerge allí,
tomamos carqueja para conocernos profundamente y también para
limpiar nuestro hígado y vesícula, esos órganos que son el filtro de
nuestras vivencias, no solo digieren grasas sino también emociones y
acumulan rencores y odios. Con el hígado, vesícula y estómago
limpios la mente se aclara, vemos la vida con otros ojos.

Luego se toman antiparasitarios, plantas que no solo matan esos


huéspedes que nos alteran el sistema nervioso, sino que además van
despojándonos de creencias. Las creencias son deseos, ideas auto
limitantes que sirven en un momento para una situación en
particular, pero luego se vuelven una pesada carga, nos exigen un
modo de pensar, actuar y comportarnos, consumen nuestra energía
al igual que los parásitos. Además a esas ideas le depositamos toda
nuestra fe, nuestro poder según los aborígenes, y así vamos
perdiendo poder personal, el poder de autocuración, el poder para
cambiar lo que no nos gusta, los hábitos dañinos, el poder de
sentirse pleno, libre, feliz, presente en mi cuerpo, en mi
cotidianeidad, el poder de enfrentar los miedos, el poder para ser yo
mismo.
El suico, altamisa, aguaribay y paico son las plantas mas usadas para
los parásitos. Cabe destacar aquí que las plantas calientan o enfrían
el cuerpo, así es que quien sufra de calores y sus síntomas se vean
agravados en verano deberán tomar plantas frías, en este ultimo
caso el paico y la altamisa. En tanto quienes sufran el frió y sus
síntomas se agraven en invierno elegirán preferentemente el suico y
aguaribay.

Retomemos nuestro camino. Después de tres meses, increíblemente


movidos, mas limpios y serenos, mucho en nosotros habrá cambiado,
y es hora de hacer un paréntesis, de refrescar la mente, recapitular
lo sucedido con esta incursión distinta en el mundo de las plantas. La
peperina, el te de burro, la menta criolla y el cedrón, se pueden
utilizar para este fin. Se trata de plantas aromáticas (ricas en aceites
esenciales) que empiezan a sanar nuestras emociones, nos llevan a
un sentir claramente diferenciando lo real de lo imaginario, sentir
miedo o angustia cuando hay un motivo real no cuando la mente me
lo hace creer. Por ejemplo, una cosa es sentir miedo y angustia
cuando pierdo el trabajo y otra muy distinta es vivir siempre con
miedo a perderlo.

Las aromáticas nos hacen sentir bien, nos impregnan de ese dulzor
característico de sus flores. Justamente, las flores son la mayor
sutilidad de la planta. Su aroma impregna nuestro querido mundo,
que seria de esta tierra sin flores, sus aromas y colores. La flor
representa en el hombre la emotividad, los sentimientos, tomar una
infusión de flores nos eleva a nuestros más hermosos y altruistas
sentires. La flor de aromito, la flor de palo amarillo, de pasionaria,
todas ellas y muchas otras de nuestras sierras equilibran muy
rápidamente nuestras emociones.

Las plantas tienen tres fuerzas de crecimiento, la contracción, la


torsión y la expansión; tres movimientos que se asemejan a nuestro
crecimiento, cuando crecemos física, emocional y espiritualmente,
podemos experimentar miedo (contracción), angustia "nos
retorcemos " (torsión) y/o ansiedad (expansión). Algunas plantas
desarrollan mas un movimiento o fuerza que otro, así por ejemplo el
palo amarillo y la pasionaria se expanden, tienen un crecimiento
notable, son las plantas que mejor equilibran nuestras ansiedades,
nuestra tendencia expansiva. La carqueja y el manzano de campo,
tienen un crecimiento con un movimiento de torsión, nos enseñan a
transitar esa torsión. Por último algunas plantas se contraen, se
cierran sobre si mismas como la sanguinaria o la oenothera, ellas nos
ayudan con nuestros miedos.

Como vemos, una profunda observación de las plantas nos puede


revelar mucho acerca de este mundo en que vivimos, donde todo
existe correlacionado e interdependiente.

Los frutos representan la maduración de la planta, el objetivo


logrado, el alimento, la nutrición, nosotros los comemos o
consumimos en decocción para nutrir nuestro cuerpo, volvernos más
fuertes, obtener glucosa que transformaremos en energía. En las
sierras los frutos son pequeños pero muy nutritivos como el de
mistol, muy rico en hierro y tónico inmunológico, el fruto de la tuna,
excelente antirreumático, depurativo y refrescante, el de la tala, para
los empachos ayuda a asimilar nutrientes, el fruto del molle,
diurético y refrescante, los comechigones hacían "chicha" con su
fruto maduro y lo bebían en fiestas y contra la insolación. También
hacían chicha de algarroba y lo molían para luego hacer el famoso
"patay", alimento muy nutritivo y rico, parecido al chocolate..
además se usa para curar enfermedades venéreas y eliminar
arenillas del riñón.

Cuando los frutos caen al suelo, se pudren, transforman la tierra, la


vuelven mas rica en nutrientes, es la época de la canícula, fines del
verano, época de lluvias y humedad en las sierras. Eso favorece aun
más la transformación, los árboles desprenden sus hojas y corteza. El
otoño es una especie de muerte para las plantas, todo el crecimiento
experimentado en el año ensancha el tallo, sin embargo algunas
plantas desprenden la corteza, se despojan de toda esa experiencia
acumulada.

Llegamos así, tomando las hierbas, a un punto en que debemos


abandonar nuestro ego (la mente, el cuerpo, las emociones), ya
estamos más íntegros, tal vez estemos más amorosos, incluso con
nosotros mismos, pero hay que desprender la corteza, hay que lograr
la transformación de la tierra en espíritu. Tomando entonces
"chañar", su corteza que se recolecta en otoño, aprendemos,
vivenciamos "dejar de ser yo para empezar a ser nosotros", una
autentica transformación espiritual alejada de dogmatismos, una
autentica modificación en nuestra conciencia. La vivencia es tan
significativa que nos hace sentir de nuevo en casa.

Y después que?.. Llega el invierno, la planta desciende su savia, la


vida, a las raíces, se aletarga en lo que representa el sueño, la
introspección, el recogimiento interior que ilumina, una autentica
meditación para dar semillas de las cuales en la primavera surgirán
nuevas plantas, esta vez mas sanas, mas integras. La raíz de
zarzaparrilla, la raíz de "patito", charrua o milhombres, nos llevan a
tener sueños lucidos que pueden darnos soluciones a viejos y nuevos
conflictos, habremos descorrido el velo que nos separaba de nosotros
mismos.

Todo un año, todo un ciclo solar, no solo cumplimos un año más de


vida, lo habremos vivido, nos sentiremos transformados y más sanos
con las plantas.

Allí no termina, allí empieza la vida, la verdadera vivencia de vivir en


un mundo hermoso si es que nosotros estamos dispuestos a
descubrirlo, sin negar la sombra, la misma que brindan las plantas y
tanto agradecemos cada día caluroso.
Y si cuento esta forma de tomar las hierbas enseñada por los
comechigones es para que quienes se sientan atraídos por esta
autentica medicina tradicional primitiva, quienes ya hayan leído
hasta aquí, prueben las plantas de este modo, porque sino será solo
un conocimiento mas para agregar a nuestra atiborrada mente. La
transformación espiritual es el punto más trascendente, la mayor
inflexión en nuestras vidas. Invito al lector a vivenciarlo como
enseñaban nuestros antepasados camiares (hombres de la montaña).

No se terminan los conflictos pero sabremos acceder a lo mas sabio


de nosotros mismos para resolverlos, no se acaba el individualismo
pero puedo ser también pluralista y olvidarme de mi para pensar en
nosotros.
No es que dejemos de pensar las cosas ni de tener deseos pero
cuando no necesitamos la mente no la usamos y estamos en paz, y
dejamos de creer que del otro lado de la cerca el pasto crece mas
verde que aquí donde yo estoy.

Texto de Omar Riachi

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