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Cosmovisión del pueblo Comechingón

YUYOS
PAULA MOYANO

Yuyos

1Los
Comechingones fueron grandes observadores y lo
esencial es que tomaban yuyos. Yuyo signi ca comida en
quechua y es maleza para el INTA. Ralph Waldo Emerson
de nió maleza como una planta cuyas virtudes aún no han
sido descubiertas. Una de nición poética sin duda, pero
no del todo cierta. Para los Comechingones ese no
descubiertas estaba lleno de signi cado. Para ellos, las
malezas eran fuente de glucosa, ácidos grasos y proteínas.
La sabiduría que nos regalaron enseña, más allá de la
comprobación cientí ca o académica, que las malezas o
yuyos eran fuente de alimento y medicina.

Las moléculas de cloro la de las plantas son muy


parecidas a las de la hemoglobina. Las células humanas
las reconocen y por eso cuando se toman plantas se
consume oxígeno y el campo de la conciencia se vuelve
más nítido.

Los Comechingones en lugar de hablar, tomaban


yuyos. Usaban las plantas como vehículo para la
transformación espiritual. Para ellos lo más importante era
establecer un vínculo con la planta, tener una intención

1 Extracto del libro «Yo Puedo, una salida de la medicina del miedo» por Paula Moyano

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clara con el espíritu de la planta y con ar en que el cuerpo


más la planta saben lo que hacen.

Hoy en día la mayoría de la toterapia moderna ha


dejado de lado esta cosmovisión espiritual y emplea las
plantas de acuerdo al malestar y así repite y perpetúa el
esquema de la medicina convencional. Si tomamos un té
en lugar de una cápsula estamos suprimiendo síntomas en
lugar de limpiar y dejar ir aquello que ya no sirve más.

Este punto es central para cambiar de paradigma de


una toterapia alopática hacia una toterapia holística que
encara una relación de armonía con las plantas y no solo
de uso y abuso. Si honramos su vida, honramos la nuestra.
Un verdadero servicio para dejar de usarnos y comenzar a
relacionarnos.

Los yuyos despiertan nuevos circuitos neuronales, por


eso los Comechingones cambiaron su conciencia y se
fundieron con la Pachamama. Enseñaron que estar sano es
estar fuerte y para eso se necesitan yuyos, grasas y sal.
Justamente tres requisitos que la medicina moderna,
aliada al mercado y a los medios de comunicación, se
empeña en censurar a través de publicaciones turbias y
creando mitos peligrosos que enraízan con fuerza animal
en lo profundo del ser.
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2
LA LIMPIA
Los Comechingones observaron que para tener un
estado de salud óptimo lo primero que hay que hacer es
limpiar el cuerpo. La medicina moderna interpreta el
funcionamiento del cuerpo, no lo observa. La medicina
aborigen observa lo que sucede y no saca una conclusión
de lo observado, porque la conclusión de lo observado es
un pensamiento que nos hace creer que la conclusión es la
realidad.

Los Comechingones se jaron en los yuyos que limpian


la Pachamama y dedujeron que los yuyos amargos, que
generalmente crecen sobre lugares intervenidos por el
hombre como baldíos y escombros, son los encargados de
recuperar la calidad del suelo. Si la Tierra ha logrado sanar
sus males con la generosidad de las plantas, ¿por qué no
podemos entonces curarnos nosotros mismos con ellas?

Para la medicina aborigen, tradicional, de más de mil


años, la limpia es volver al equilibrio y no tiene ningún
peligro. Esta es la medicina que sigue el ritmo de la
Pachamama. La limpia es un intento del cuerpo para
eliminar toxinas. Con la limpia pueden aparecer reacciones
que son normales, leves y transitorias. Puede haber ebre
o febrícula, mocos en nariz, garganta, oídos y bronquios,
eccemas en la piel, urticaria, diarrea, ujo vaginal, etcétera.

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Todo se debe al genuino proceso de curación interna. Un


reconocimiento donde la enfermedad o desequilibrio solo
es el síntoma de una causa más profunda: alejarnos de
aquello de lo que la vida nos habla y no estamos viendo o
escuchando. No es la enfermedad sino el cuerpo el que
debe ser curado, depurado, liberado de desperdicios y
materias extrañas, de mocos y toxinas acumuladas.

Una persona considerada sana sufre un


almacenamiento crónico de residuos alimenticios, venenos
y drogas. Esto es su enfermedad latente que cuando es
estimulada, por ejemplo, por un resfrío, la persona expulsa
gran cantidad de moco y se siente infeliz en vez de
alegrarse por este proceso de limpieza de la naturaleza. Si
el trabajo de eliminación se intensi ca, especialmente en
un importante órgano como el pulmón, se elimina de
golpe excesiva cantidad de mocos y venenos y la
circulación tiene que trabajar con gran fricción lo cual
produce calor ( ebre). Los doctores diagnosticarán
neumonía, cuando en realidad se trata de un esfuerzo de la
naturaleza para liberar al órgano de sus impurezas. Cada
vez que la naturaleza intenta salvar la vida humana por
medio de esfuerzos orgánicos tendientes a eliminar mocos
y productos tóxicos, se habla de limpia en medicina
aborigen, y de enfermedad aguda en la medicina
moderna. Este esfuerzo de autocuración es di cultado o
suprimido largo tiempo por la acción de drogas. Con tal
desventaja la naturaleza no puede trabajar e cientemente,
requiriendo por lo tanto más tiempo para actuar; en este
caso se habla de enfermedad crónica.
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Cuando existe mucha cantidad de basura en el cuerpo,


la única opción es quemarla. La ebre es una gran
quemazón y no tiene ningún riesgo. La ebre cura todo. La
ebre se produce por sustancias liberadas por células de la
respuesta in amatoria que inician cambios metabólicos en
el termostato del hipotálamo que establece un nuevo nivel
de temperatura. La ebre destruye tumores, aniquila
células en mal estado, mata parásitos y todo lo que no
interesa. Resetea el organismo, lo hace crecer y deja
residuos como prostaglandinas y eicosanoides que son
valiosos y esenciales. Es un mecanismo fantástico que
tienen todos los mamíferos y se presume que es la razón
por la cual éstos sobrevivieron y los dinosaurios no. Si
nunca hay ebre es porque el mecanismo está dañado por
el bombardeo constante con antibióticos o antipiréticos. La
acción tóxica de los medicamentos, que nunca son
reconocidos y aceptados por la célula, es precisamente el
agente que deprime y anula la fuerza curativa natural que
posee todo organismo.

Nunca hay que reprimir el síntoma, porque el síntoma


no es el problema. Toda anormalidad tiene una sola y
única naturaleza, es un desarreglo funcional del cuerpo.
Los yuyos saben lo que hacen y tratan de sacar la toxemia
del cuerpo. La medicina moderna lo único que hace es
tapar la limpia.

Puede pasar que los ltros por donde se eliminan las


toxinas estén tan sucios que el cuerpo no pueda limpiarse,
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entonces aparece in amación. In amación no es
enfermedad. El cuerpo está tratando de limpiarse y
presiona hasta que se abran las salidas. In amación es una
rigidez en alguna parte del cuerpo que calma cuando se
masajea y se activa la circulación. Si el dolor es jo, fuerte y
no calma con la frotación, entonces es mucha la toxemia y
hay apostema o tumor. Algunos apostemas drenan hacia
fuera y otros hacia dentro y ahí el sistema inmunológico se
encarga de limpiar. Para los Comechingones, y para la
mayoría de la medicina aborigen, no existe la enfermedad
ni la curación, solo la limpia. Siempre el cuerpo busca la
limpia y el yuyo ayuda a sacar eso que bloquea la limpia.

Los Comechingones reconocían las plantas primero de


acuerdo a su olor y segundo por el sabor. Así encontraron
que una planta que huele rancio es tóxica, por ejemplo:
Bejuco (Ipomoea grandifolia), Hediondilla (Solanum
argentinum) o Lagaña de Perro (Caesalpinia gilliesii).
Ningún animal come plantas rancias. Nosotros estamos
acostumbrados al olor rancio porque es el olor de la leche
o de los quesos. Si una planta huele aromática es una
planta que dan ganas de tomar en infusión, es remedio,
por ejemplo: Palo Amarillo (Aloysia gratissima), Burro
(Aloysia polystachya) o Poleo (Lippia turbinata). Una planta
que huele vegetal da ganas de comerla y tiene todos los
nutrientes, por ejemplo: Zinnia (Zinnia peruviana) o
Espinillo (Acacia caven). Una planta que huele picante o
que al probarla es picante, es remedio, saca toxinas para
afuera, desbloquea, desintoxica, por ejemplo: Jarilla
(Larrea divaricata). Una planta que huele a podrido es muy
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buen remedio, por ejemplo: Ortiga (Urtica urens). Si la


planta no huele a nada, es mejor tenerle respeto,
generalmente produce un efecto rápido y profundo, por
ejemplo: Retamilla (Cassia aphylla), que es purgante.

Nuestro sentido del olfato está muy deteriorado, pero si


nos entrenamos podemos recuperarlo. Una planta que no
huele rancio se prueba primero con la punta de los dientes
de adelante y después con los de atrás. Las plantas
amargas como Altamisa (Ambrosia tenuifolia), bajan la
energía, la ansiedad, limpian todos los órganos, el
palabrerío interno y la basura informática. Nos sumergen
en un estado de más observación, más quietud. Las
plantas de olor vegetal y sabor ácido como Espinillo,
Moradillo (Schinus dependens) y Piquillín (Condalia
microphylla) son las más nutritivas de todas, tienen todo lo
necesario para vivir, llevan la energía de afuera hacia
adentro, de la piel a los órganos. Las plantas saladas como
Cola de Caballo (Equisetum giganteum) ablandan los
tejidos, son excelentes para contracturas o dolores
musculares, hidratan y nutren los huesos, intestinos y riñón.
Las plantas dulces como el Suico (Tagetes minuta) son
tónicas.

Las plantas se mueven dentro del cuerpo y siguen al sol


o a la luna. La savia de los vegetales en luna llena está
arriba, entonces es bueno recolectar frutos y ores. En luna
menguante va bajando y es conveniente juntar cortezas. En
luna negra la savia está abajo lo cual es propicio para
recoger raíces y plantar semillas. En luna creciente vuelve a

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subir y es útil acopiar hojas y tallos. La luna mueve los


líquidos y es por eso que los análisis no son con ables
porque en luna llena los niveles dan más altos que en luna
negra. Las plantas lunares como Poleo y Verbena (Verbena
o cinalis) son más femeninas, regulan el útero y el ánimo.
Las plantas solares como Burro, Salvia Lora (Buddleja
mendozensis), Berberis (Berberis vulgaris) y Salvia Azul
(Salvia guaranitica), son plantas que nos dan energía, son
más masculinas.

También los yuyos se clasi can en fríos, calientes o


neutros. Las plantas amargas y frías son para los que sufren
calor, acidez estomacal, llagas en la boca, necesidad de
bebidas frías, irritabilidad, cara y ojos rojos. Algunos
ejemplos son Altamisa, Marrubio (Marrubium vulgare) y
Bardana (Arctium lappa). Las amargas calientes como
Artemisa (Artemisia vulgaris) y Ajenjo (Artemisia
absinthium), son para los que sufren frío, cara y labios
pálidos, necesidad de alimentos y bebidas calientes o
contracturas que se alivian con el calor. Las amargas
neutras son Canchalagua (Scoparia montevidensis), Yerba
del Pollo (Alternanthera pungens) y Amor Seco (Bidens
pilosa). En Córdoba predominan los yuyos fríos y en la
Patagonia los yuyos calientes.

Al principio conviene tomar los yuyos en infusión, con


el tiempo se los puede hervir desde el comienzo. Se hierve
un litro de agua ltrada, se coloca un puñado de yuyo seco
y se deja reposar quince minutos (fuego apagado). Luego
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se cuela y se toma el litro de té durante el día. Que el
momento de tomar el té sea estar con el té.
Otra forma de tomar yuyos es el uso de extractos
hidroalcohólicos de buena calidad, hechos a partir de
plantas recolectadas en su justo momento y forma. Se
toman tantas gotas diarias como kilogramos de peso tiene
la persona. Al combinar dos extractos, se tomaría quince
gotas de cada uno, dos veces por día. Las tinturas
conservadas bien envasadas, tapadas herméticamente y al
abrigo de la luz, si están bien ltradas, no suelen precipitar
y se conservan muchísimo tiempo. Las plantas son seres
vivos, son nuestra única fuente de vida, y saben lo que
hacen; si están en mal estado o mal preparadas, no se
logrará el efecto esperado.

Existe una cantidad monumental de yuyos comestibles


y medicinales. Aprender el nombre de mil o dos mil
plantas, solo sirve para vertebrar una competencia poco
práctica. Lo primero es conectar con las plantas del lugar
donde uno reside. Vivir en un monoambiente en pleno
centro de Buenos Aires no debería funcionar como un
impedimento para abrazar la hermandad yuyera. La
conexión con las plantas va más allá de nuestro cuerpo
físico. Es una vibración del campo no visible impresa hace
miles de años, y solo tenemos que abrir nuestro corazón
para celebrar el cruce. En mi caso, reseño las plantas con
las que me relaciono, y mejor con las que crecen cerca de
mi casa, porque esas plantas viven en un ecosistema con
otras plantas e insectos y tienen los mismos con ictos que
tengo yo. Las plantas de nuestra zona tienen un rastro de

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los tóxicos absorbidos del ambiente y del suelo que puede
actuar como información útil para el sistema inmunitario
de manera similar a la medicina homeopática. Esta
interacción bioquímica ecológica puede revelar otros
destinos de las plantas.

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YUYOS PARA LIMPIA

Altamisa Marrubio Bardana

Artemisa Ajenjo Nencia

Canchalagua Yerba del Pollo Diente de Leon

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¿CUÁNTO TIEMPO?
En la Pachamama el tiempo es cíclico. Entonces para la
Limpia lo ideal es hacer 3 ciclos lunares. Mínimo un ciclo
lunar (28 días). Conviene comenzar en luna negra para
después seguir con la desparasitación.

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