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y otro
s/ ordinario" - CNCOM - SALA D - 03/03/2005
En Buenos Aires, el 3 de marzo de dos mil cinco, reúnense los señores Jueces de esta
Sala D de la Excelentísima Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la
Capital Federal -integrada del modo que surge de fs. 328-, con el autorizante, para
sentenciar en la causa "FLEISCHER MARTA GRACIELA C/ HECTOR CAPORASO
S.R.L. Y OTRO S/ ORDINARIO", registro 56.392/2000, procedente del Juzgado 22 del
fuero (sec. 44)), donde est identificada como expediente 35853.//-
II) La actora demandó una indemnización por daños y perjuicios, por la suma de $
10.000, contra Héctor Caporaso S.R.L. y Héctor Pinto. Sostuvo que había contratado
con la sociedad demandada la compra e instalación de los muebles de oficina que
detalla el presupuesto que adjuntó, entre los que se encontraba una biblioteca
colgante. Añadió que la colocación de las bibliotecas había sido realizada por Héctor
Pinto, quien, según le informaron, era el colocador de muebles de Héctor Caporaso
S.R.L. y al que le abonó el saldo del presupuesto en el momento de la instalación.-
III) Al contestar la demanda Héctor Caporaso S.R.L, tras negar los hechos y la
documentación agregada por la actora, reconoció el presupuesto y las cartas
documento. Sostuvo que no habría habido relación de causalidad entre su obrar y el
daño, pues no () habría habido incumplimiento contractual de su parte. Dijo que el
accionante no había contratado la instalación de los muebles sino que sólo se trató de
una compraventa, en tanto las instalaciones de ellos las "terceriza" en Jaime Correa.
Añadió que fue la actora quien había entregado los tarugos a Pinto, y si ella sabía que
"era cuestión de tiempo" la caída de la biblioteca no debió cargarla hasta que fuese
fijada correctamente a la pared. Observó que Pinto había sido contratado directamente
por la actora para hacer el trabajo de colocación y adhirió a la contestación de dicho
codemandado.-
Finalmente, opuso excepción de falta de acción como defensa de fondo con
fundamento en que la actora no sería titular de la relación jurídica en que fundó su
pretensión.-
IV) En su respuesta, Héctor Fernando Pinto reconoció como suya la firma inserta en el
recibo que adjuntó la actora y dijo que concurrió a su domicilio a entregar los muebles,
no así a instalarlos, desconociendo la documentación acompañada por la parte actora
y negando los hechos invocados en la demanda.-
En lo que es de interés para el tratamiento de los recursos interpuestos, el
codemandado Pinto dijo ser operario de Héctor Caporaso S.R.L., pero que no es
instalador de muebles de su empleadora, sino que dicha tarea está a cargo de Jaime
Correa. Añadió que había recibido orden de su empleadora de cumplir con la entrega
de los muebles detallados en el presupuesto, donde no se indica colocación o
instalación. Empero, al llegar al domicilio de la actora, ésta le habría pedido que fijara
los muebles a colgar que había adquirido;; dijo que ella le habría facilitado los
elementos (tarugos fisher, etc.) y ofrecido una propina que aceptó habiendo fijado los
muebles en presencia de la actora y según sus instrucciones. Agregó que al ser la
actora arquitecta debió conocer mejor que el operario el estado de la pared.
Finalmente, expresó que el resultado antijurídico no deseado pudo ser previsto por la
arquitecta Fleischer, quien no actuó diligentemente, pues por su profesión mayor era
su deber de actuar con prudencia.-
VII) Por su parte, Héctor Caporaso S.R.L. expresó agravios en fs. 312/315.-
En primer lugar, cuestiona el rechazo de su defensa de falta acción. Señala que con la
documentación obrante en la causa se encontraría acreditado que no fue contratada
para colocar los muebles vendidos, que la actora debía probar su afirmación en
contrario y no lo hizo, no habiéndose acreditado que además de la compraventa
hubiera un contrato de locación de servicios o de obra. Se agravia también porque se
habría soslayado la responsabilidad que le cabría a la actora como arquitecta, pues si
dijo ella saber que "la caída del mueble era cuestión de tiempo" no debió colocarle
objetos hasta tanto se lo fijara correctamente. Dice que el resultado antijurídico pudo y
debió ser previsto por actora, dada su profesión. Subsidiariamente, se agravia de la
indemnización fijada en concepto de daño moral por considerar elevado su monto.-
VIII) Examinaré en primer término los agravios vertidos por la demandada respecto del
rechazo de su defensa de falta de acción y la responsabilidad de la actora en el
accidente, pues de prosperar éstos, devendría abstracto considerar aquellos
vinculados con los distintos rubros indemnizatorios; lo atinente a la imposición de las
costas recurrida será tratada al final.-
IX) A mi ver, tal como expresó la a quo, la sociedad demandada debió probar la
tercerización invocada en sustento de su defensa de falta de acción. No sólo por ser
ella quien se encontraba en mejores condiciones de producir esa prueba, pues se
trataba de acreditar la relación de la demandada con un tercero, sino por ser una
carga expresamente impuesta por el ordenamiento ritual en tanto se trataba del
presupuesto de hecho de su defensa (art. 377 2º párr. del Cód. Proc.), carga que no
fue cumplida por la accionada.-
Cabe añadir que no parece factible colegir del presupuesto y demás documental
arrimada a la causa que la contratación concertada no incluyera la colocación de los
muebles. Antes bien, ese hecho parecería corroborado por las declaraciones
testimoniales ( v. fs. 198/200 y 201/202).-
Por otro lado, cabe destacar que la actora adquirió de la sociedad demandada
muebles confeccionados a medida, por lo que una interpretación de buena fe de esta
relación contractual conduce a considerar verosímil que la contratación alegada
incluyera la colocación de aquellos (art. 1198 del Cód. Civil.), sobre todo en los
términos de la redacción anterior de dicho precepto, en tanto decía que "los contratos
obligan no sólo a lo que esté formalmente expresado en ellos, sino a todas las
consecuencias que puedan considerarse que hubiesen sido virtualmente
comprendidas en ellos", términos que en rigor pueden considerarse una especificación
del standard de buena fe hoy explicitado en la norma tras su reforma en 1968.-
Asimismo, es correcta la apreciación de la a quo en cuanto a que tampoco se acreditó
la contratación directa alegada por Héctor Pinto en su contestación de demanda a la
que adhiriera Héctor Caporaso S.R.L.-
XII) En cuanto al agravio vertido por la actora respecto de la imposición de costas por
las actuaciones relativas a la acción instaurada contra el co-demandado Pinto quien
fue absuelto en la sentencia -cuestión que no fue objeto de recurso-, debe ser
desestimado habida cuenta que no se aprecian configuradas circunstancias en la
causa que ameriten apartarse del principio objetivo de la derrota estatuido por el art.
68 del Cód. Proc., por cuanto la demanda incoada contra el Sr. Pinto configuró una
acción independiente de la instaurada contra su principal condenado, dado que la
actora pudo demandar a uno o a otro indistintamente más allá del litisconsorcio pasivo
configurado en el sub lite (ver arts. 1122 y 1123 del Cód. Civil).-
XIII) Por ello, si mi criterio fuera compartido propongo confirmar la sentencia apelada
con las modificaciones señaladas en los puntos XI i) y ii). Las costas de la Alzada
deberán ser soportadas por la demandada Héctor Caporaso S.R.L. con excepción de
las originadas en la apelación deducida por la actora contra la aclaratoria de fs. 291
que serán impuestas a ésta, ambas en su calidad de vencidas (art. 68 del Cód. Proc.).
Así voto.-