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Contrato

Aryam Shields M.

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Contrato
Aryam Shields M.

Contrato Aryam Shields

Para todos efectos legales esta obra está protegida bajo derechos de autor desde el dia 12 de
Febrero de 2013

Cualquier reproducción parcial o total es ilegal

Código : 1302124584534

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Contrato
Aryam Shields M.

Dedicado a:
Laura Castiblanco, Veronica Pereyra y Ginette Crismar
Sin su ayuda, paciencia, ánimo y dedicación esto no fuese más que una de las tantas ideas
que inundan mi cabeza.

Contrato es mucho mas suyo que mío porque cada una coloco su grano de arena para que
llegara a ser lo que es.

No hay palabras suficientes para agradecer lo que han hecho por mí…

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La peor prisión es un corazón cerrado.


Juan Pablo II.

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Ediciòn Final

Agradecimientos….
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A todas aquellas personas que con sus comentarios impulsaron a la escritura de esta
historia.

Al grupo que sin conocerme me dio el apoyo que necesitaba.

A las que día tras día me dijeron… Sigue, no desfallezcas, continua.

A las que dijeron que esto era una burda copia de cierto libro… Gracias me hicieron ver las
fallas y aunque fue doloroso me alentaron a más.

A Saku, Ilse, Salem, Eve, Ta, Mari, Evelys, Coudy, Diau, July, Niki, Ailin, Sara, Martha,
Maye, Dianis, Vale y Gaby por sostenerme cuando yo pensaba que esto no tenia sentido.

A Betzabeth Acosta, Ginette Pirela y Adriana porque siempre tuvieron una voz que
desenredaba mis bloqueos

A Monse que me ayudo con toda la parte garfica mujer esta es tu obra.

Gracias… Una pequeña palabra que no abarca lo que siento, pero que expresa mi gratitud
hacia ustedes.

Contenido….
Sinopsis…………………………..…..…………..…..7
Capitulo 1…………………………..…………………8
Capitulo 2……………………………………………19
Capitulo 3……………………………………………32
Capitulo 4……………………………………………54

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Capitulo 5……………………………………………72
Capitulo 6……………………………………………82
Capitulo 7……………………………………………96
Capitulo 8…………………………………………..112
Capitulo 9…………………………………………..120
Capitulo 10…………………………………………130
Capitulo 11…………………………………………140
Capitulo 12…………………………………………152
Capitulo13………………………………………….164
Capitulo 14…………………………………………176
Capitulo 15…………………………………………200
Capitulo 16…..……………………………………..215
Capitulo 17…………………………………………228
Capitulo 18…………………………………………241
Capitulo 19…………………………………………255
Capitulo 20…………………………………………274
Capitulo 21…………………………………………292
Capitulo 22…………………………………………312
Capítulo 23…………………………………………334
Capitulo 24…………………………………………353
Capitulo 25………………………………………….377
Epilogo……………………………………………..393

Sinopsis….
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A veces te das cuenta de tus sentimientos, cuando crees que vas a perder a esa persona
"destinada". Ama sin esperar nada a cambio, vive dando y muere recibiendo. Debería esta
ser una premisa de vida...

¿Como hacer cuando el lado egoísta desea algo mas?...

Cuando un lazo te une más allá de lo imposible. Cuando es la última opción que te queda.
Cuando ya no hay más caminos. ¿Qué estarías dispuesto a sacrificar?.

Katheryne Cortez solo tenia algo en mente Salvar a su hija al precio que fuera, pero su vida
cambia cuando el precio por salvar una vida es destinar la de ella a la oscuridad de un grifo
sin alma..

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Capitulo 1
El Pasado está ausente, el Futuro es incierto pero el Presente, es Tuyo..."

— ¿En realidad lo harás? — Gab me preguntó por enésima vez.

— No encuentro otra opción Gab, es eso o eso — , dije terminando de peinar lo que
quedaba de mi cabello. Había vendido gran parte de él hace unos días, mi hermoso cabello
rubio que llegaba hasta por debajo de mi cintura, ahora a duras penas llegaba a mis
hombros.

— Hay más opciones, podemos trabajar… — dijo mi amigo mirándome a través del
espejo.

— Tú y yo ya trabajamos, Gab. Además tú tienes tus propias responsabilidades, Anto es mí


responsabilidad.

— ¡Pero mujer!... Podemos hipotecar la casa y el negocio, hacer un nuevo préstamo en el


banco.

— Gab, sin peros. No voy a permitir que arriesgues tu negocio y tu casa con una segunda
hipoteca, y sabes que para el préstamo demoran mucho tiempo para al final decirnos que
no. Yo no puedo seguir exponiendo a Anto, cada segundo cuenta Gab. Así que nada me hará
cambiar de idea, ahora sé un buen amigo y dime, ¿cómo me veo?

— Como un conejo asustado —, respondió escaneándome de arriba abajo. Lo miré


interrogante; sí, estaba asustada, no todos los días vendes tu virginidad al mejor postor. Vi
como Gab suspiro sonoramente — Te ayudaré un poco. Siéntate allí — señaló la silla,
luego se colocó frente a mí y en un abrir y cerrar de ojos empezó a maquillarme. Después
soltó mi cabello y empezó a peinarlo retorciéndolo y rociándome laca.

— Gab debo irme, me estarán esperando — , dije mientras lo sentía jalar de mi cabello.

— ¡Lista! Quedaste bellísima, primor — dijo dando la vuelta a la silla, me miré al espejo
asombrada de ver lo que este reflejaba. Era yo, el maquillaje aunque suave resaltaba mis
ojos y escondía mis pecas. — ¿Y bien? — preguntó mi amigo mostrando una gran sonrisa
detrás de mí.

— Gab… — No sabía qué decirle. Mi cabello estaba perfectamente peinado, no era muy
elaborado pero lo hacía lucir bonito y elegante.
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— Mi niña — me giré para ver a Fernando la pareja de Gab y uno de mis mejores amigos
con mi pequeña niña en brazos, — estás guapísima — , sonrió mostrando su blanca
dentadura.

— Voy a colocarme el vestido y ya regreso — les dije con voz cortada. No quería llorar,
Mayerli había confiado en mí al entregarme a su hija, ella era mía, mi responsabilidad, mi
hija. Suspiré mientras tomaba el vestido negro, no era muy elegante ya que no tenía dinero
para malgastar, a parte Maye me había dado este cuando aun vivíamos en Seattle, cuando
ella aun no sabía que estaba embarazada.

Pasé la mano por la tela y luego lo tomé deslizándolo por mi cuerpo. No tenía la gran figura
y tampoco era muy alta pero el vestido parecía resaltar mi piel y el color de mis ojos.
Estaba algo corto pero me sentía bien, caminé hasta el closet y saqué los zapatos de tacón
que había comprado con lo que había sobrado de la venta de mi cabello. Me di una última
mirada en el espejo y salí de la habitación.

— ¡Oh Dios mío! — fue el grito de Fer. — Estas preciosa, muñeca — dijo dándome dos
besos, Antonella, mi hija a efectos técnicos movió sus manitos hacia mí y la alcé dándole
un beso en sus mejillas. Sus negros cabellos estaban sueltos y tenía una batita de Bob
Esponja, al verla, nadie podía imaginar lo enferma que estaba pero la verdad era que su
corazón estaba deteriorado a los dos años de edad.

— Está noche saldré, no sé a qué horas llegue, muñeca. Te quedaras con los tíos, sé buena
con ellos — . Mi pequeñita rió y luego estiro sus brazos a Fer, ella lo amaba.

— Yo te acompañaré — dijo Gab. Negué, lo amaba tanto como a Fer pero esto lo haría yo
sola. — ¡Te vas a meter a la cueva de la loba! Rachel Adams es el ser más perverso que yo
haya tenido el infortunio de conocer. Si no fuera porque es una buena clienta que paga en
efectivo y contra entrega, te aseguro que no le daría ni el saludo — . Quién veía a Gab y a
Fer no se imaginaban que fuesen una pareja gay, ambos eran tan machos y sobre
protectores conmigo y la niña. — Así que yo te acompañaré y es mi última palabra.

Me vi asintiendo antes que terminara, no tenía caso pelear con él.

— Te amo, Antonella — dije dándole un nuevo beso en su cabecita antes de sonreírle a


Fer.

— Mientras ustedes vienen, veremos los Simpson un rato. Suerte pequeña, tú solo relájate
y trata de disfrutar. Ojalá que no te toque un bastardo pesado — acarició mi mejilla con su
mano libre y luego subió las escaleras.

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— Lo odio, ¿cómo puede estar tranquilo y decirte eso? A veces no sé ni cómo estamos
juntos, somos como agua y aceite.

— Quizás respeta mi decisión — dije en un susurro mientras caminábamos hacia la salida


del local. Gab echó llave a la cerradura.

— Yo la respeto pero no la comparto. ¡Es tu primera vez! Se supone que debe ser con la
persona que ames y que te ame, dando todo por el todo.

— ¿Sabías que el 99% de las parejas que hacen el amor solo un 15% se aman?

— La diferencia es que tú no harás el amor, tendrás sexo con un desconocido.

— Gracias por la motivación, Gabriel — bufé y detuve un taxi. The Chalets, no quedaba
muy lejos del Bronx, solo esperaba que no fuera tan desastroso como me temía que iba ser.

De camino al local, Gab se mantuvo callado y yo preferí mirar por la ventana del taxi. Al
bajarnos, le entregó unos billetes al taxista, mi cuerpo no pude evitar el temblor de mi
cuerpo al estar en la entrada de The Chalets.

Erick, el hombre de seguridad, caminó hasta quedar dos pasos sobre mí, su mirada lasciva y
su risa ladeada casi me hace vomitar.

— Hola pequeña — recorrió todo mi cuerpo haciéndome sentir desnuda. — Es una


lástima que los empleados de este lugar no podamos ofertar por ti hoy — su asquerosa
lengua remojó sus resecos labios, — pero ese coñito tuyo me pertenecerá algún día.

Di gracias a Dios, Gabriel apareció a mi lado. — Madame te espera en su oficina, ya sabes


donde es — . Abrió la puerta dejándonos pasar a Gab y a mí.

Caminamos por los pasillos oscuros de The Chalets, hasta llegar a la oficina de Rachel,
toqué tímidamente mientras le pedía a Gabriel que me esperara afuera. No quería que me
acompañara, como supuse el negó con la cabeza y me siguió dentro del salón.

Rachel sonrió socarronamente al verme llegar — Mi mina de oro ha llegado — . Espantó


al chico que estaba junto a ella y me señaló la silla frente al gran escritorio de madera. Me
senté con Gab a mis espaldas. — Este es el contrato que celebraremos entre tú y yo el cual
dice que tengo derecho al 25% sobre la última oferta Katheryne.

— ¿No que era el 15%, Madame? — dijo Gab con voz neutra aunque yo sabía
perfectamente que estaba que se lo llevaba el diablo solo por saber que Rachel había
amentado su porcentaje un 10%.

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— Mi querido Gabriel, este negocio es entre Katheryne y yo. Tú eres un gran estilista y no
me gustaría perderte, dejas a mis chicas espectacularmente bellas, he aumentado el 10%
porque esto no es una casa de caridad. Los hombres más importantes de Nueva York buscan
compañía en mis niñas — , se giró mirándome a mí. — Ahora pequeña Kath, firma aquí
— . Su uña pintada de un color rojo sangre señalo la línea en donde debía firmar.

— Antes quiero pedir algo — dije lo más tranquila que pude aunque en mi pecho mi
corazón latía como mil caballos a galope.

— Claro, si está entre mis posibilidades niña — dijo bebiendo su copa.

— Tan pronto haya un ganador… — me sentí como trofeo, — quiero que se deposite el
dinero a la cuenta de Gabriel — . Mi amigo me miró alarmado. — No me voy a vender
por menos de 450 mil dólares — . Esa era la suma para la operación de Anto.

Mi pequeña había nacido con un defecto congénito en su pequeño corazón ella había sido
un bebé azul pero sin duda, el bebé más lindo que yo había podido tener entre mis brazos.
Su mamá Mayerli, mi mejor amiga, había muerto en el parto así que yo me convertí en su
madre automáticamente. El doctor Thomas había hecho un gran sacrificio al colocar en su
partida de nacimiento que yo era la madre, como Maye había pedido. Él había estado con
nosotras en todo el embarazo de mi amiga, fue el que le dijo que su corazón no aguantaría
el parto, sin embargo mi amiga había luchado por su hija y bajo ninguna circunstancia yo
permitiría que su sacrificio fuera en balde. Si tenía que dar mi vida por Antonella, la daría
con creces.

— Hecho — dijo Rachel con una sonrisa de triunfo. — No pienso venderte por menos de
500 de los grandes, muñeca, ahora firma — . Suspiré fuertemente antes de estampar mi
rúbrica en la línea señalada. — Bien ahora ve a vestuario, el peinado me gusta, sin duda es
una obra de Gabriel pero estás muy vestida para la subasta, niña. Gabriel, tú y yo podemos
esperarla aquí. Desde esta habitación podrás ver todo lo que sucede en la sala continua — .
Tomó un control haciendo mover un gran cuadro, se dejo ver por entre luz una sala. —
¡Todavía aquí!, ve a cambiarte niña en media hora estaremos en la subasta.

Salí del salón donde una chica pelirroja me llevó hasta el vestuario.

— Madame ha escogido esto para ti — . Miré el diminuto bikini de color rojo, enarqué
una ceja. — Te aconsejo que te lo pongas rápido y te cambies los zapatos por estos — , me
mostro unos zapatos de charol rojos impresionantemente altos para mi gusto.

— Me caeré de allí — , dije mirando los zapatos.

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— La primera vez yo también casi me muero, luego te acostumbras a ellos — , dijo con
una tímida sonrisa.

— Tú... ¿Tú también te vendiste? — pregunté insegura.

— Hace un año, supongo que seremos buenas amigas, soy Molly — me tendió su mano.

— No volveré a este lugar, ¡jamás! — aseguré.

— Eso mismo dije yo pero esto es dinero fácil nena y bueno, yo lo necesito. Te dejo sola
para que te cambies — sin más salió de la habitación dejándonos solos, al diminuto bikini
y yo... Esto iba a ser difícil.

Me miraba el espejo cuadrando el diminuto triangulo del bikini en mi pubis, al menos me


había depilado, mis pechos parecían querer salirse del sostén y con mi trasero no podía
hacer nada, el hilo dejaba completamente descubierto mis partes traseras.

Tocaron un par de veces la puerta y corrí al colocarme una bata de seda roja que había en
una silla y el antifaz de plumas que había en el tocador que para variar también era rojo.
¿Qué fetichismo tenían con el rojo en este lugar?

Abrí la puerta lentamente pensando encontrarme con Molly, pero era Erick el que estaba
allí.

— Te esperan en el salón del premio, lindura — , guiño un ojo pícaro. Caminé lentamente
debido a los tacones de muerte que llevaba y cuando por fin divise la puerta de roble
marrón, mi corazón se disparo a mil. Creo que los caballos le quedaban pequeños en este
momento, lo que yo sentía era una estampida de elefantes. Traté de respirar, de relajarme un
poco pero no podía. Rachel abrió la puerta en el peor momento, estaba hiperventilando y
sentía que en cualquier momento me iba a desmayar, su mano helada todo mi brazo
dándome una mirada en la que me decía que no aceptaría una negación de mi parte. Me
coloqué el antifaz y negué con la cabeza.

Recordé a mi pequeña, su respiración acelerada, sus labios azules cuando apenas era un
bebé, la posibilidad que ella por fin tuviese una vida normal como los demás niños: correr,
saltar, hacer deporte sin preocuparme porque su corazón fallara, eso me dio la fuerza
necesaria para moverme del marco de la puerta. Me percaté que había un par de chicas más
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junto a mí pero antes que pudiese siquiera mirarlas bien Rachel me hizo quitarme la bata de
seda y caminar por una plataforma. Traté de no mirar a nadie pero fue imposible, había más
de nueve hombres en la sala, todos lucían trajes de diseñador. Mis manos empezaron a
sudar cuando la verdad me golpeo fuertemente con uno de estos hombres me acostaría hoy.

Mis sentidos se nublaron estaba demasiado nerviosa a ninguno podía verle el rostro ya que
tenían antifaces de colores, miré a la audiencia pero mis ojos se enfocaron en uno de los
hombres, podía sentir su mirada sobre mi cuerpo como un perro viendo un plato demasiado
exquisito, también había otro hombre: uno vestido completamente de gris, su antifaz era
plateado y no muy grande pero cubría sus ojos y su nariz, tenía el cabello rubio pero corto
muy corto, al estilo militar, y una barba prolija y bien arreglada que curvaba sus labios de
manera pecaminosa. Su mano tocó su mentón mientras se ponía cómodo en la silla, me
quedé justo al lado de las dos chicas, también tenían antifaces pero más sencillos que mi
antifaz de lentejuelas y plumas.

Rachel caminó frente a nosotras con un micrófono inalámbrico en sus manos, los hombres
alzaron el maletín que tenían al lado de su silla y sacaron sus Blackberrys.

— Buenas noches, señores — Rachel habló con tono firme y monocorde. — Esta noche
he traído para ustedes estas tres bellezas a las que llamaremos A, B, C — . Lo bueno de
todo es que él nunca sabría mi nombre. — La chica A tiene 25 años, es estudiante de
Ingeniería de Sistemas y está dispuesta a satisfacer sus más oscuras fantasías — . La chica
de cabellos castaños caminó mostrando el diminuto bikini azul que tenia puesto, mire
nerviosa a los hombres frente a nosotras. — La subasta empieza en $100.000 — . Podía
ver a varios de los hombres tecleando afanosamente en su celular. — Tengo $130.000,
¿alguien quiere dar $150.000? — , nuevamente los hombres teclearon — . Tengo
$180.000, ¿Quién da más? $180.000 a la 1, a la las 3… ¡vendida! ¿Podría levantarse el
caballero que se llevará esta noche a esta linda jovencita? — . Un tipo bajo y calvo que no
había visto, ya que estaba hasta el final del salón se levanto, su antifaz era de color verde y
también vestía un traje costoso, aunque tenía la corbata enrollada en su mano. Las arcadas
volvieron a mí pero traté de serenarme, volví a escanear el lugar mientras pedía a Dios que
no me tocase un tipo como ese. A pesar que no podía ver su mirada podía sentir que el tipo
era un sádico y yo esperaba tener un sexo tranquilo, el misionero que había visto en el
Kamasutra me parecía perfecto. La voz de Rachel me sacó de mi divague mental.

— La chica B tiene 24 añitos, es estudiante de enfermería y aun conserva su virginidad


anal. Está deseosa porque alguno de ustedes sea capaz de llenar ese espacio en su vida — .
Tragué grueso. Por ese lugar nada entraba, solo salía. Nuevamente los hombres teclearon en
su celular hasta que Rachel dio la última oferta $250.000 dólares. Un tipo ni tan alto ni tan
bajo, se levantó de su silla y salió por la puerta trasera mientas la chica con cabellos de
fuego abandonaba el lugar.

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Desgraciadamente, había llegado mi hora…

— La chica C es una bebita, tiene 20 añitos señores y es un amor. Si ven su cuerpo es


100% natural no hay mano humana en él y lo mejor de todo es que es pura y virginal — .
Casi me río de lo que había dicho, si bien aun era virgen, debajo de mi cama tenía varios
libros eróticos pero solo tenía la teoría y eso no era tan bueno como la práctica. — La puja
por Katheryne… — ¡Demonios había dicho mi nombre! — ¡Ups! Lo siento corazón, se
me ha escapado… — Quise mirarla de mala gana pero gracias a esta malditas plumas sabía
que ella no me vería. — Como les decía, la puja por esta chiquilla empieza en $350.000
— . Varios de los hombres que habían en la sala se levantaron y se retiraron quedando solo
tres: el extraño vestido de gris, cuyo porte tenso me hacía temblar; el chico vestido de negro
y uno que no había visto estaba vestía una bata blanca y sobre su cabeza había un
turbante…

Es árabe… — , me susurré a mí misma temblando de miedo.

Sabía que ese hombre no sería suave conmigo, sus facciones eran duras y su cuerpo era
demasiado musculoso, calculando creo que podía medir poco más de 1.80 m de estatura y
yo apenas rosaba los 1.65 m.

— Tengo $370.000, ¿alguien me da $400.000? — . El hombre del turbante se levantó de


la silla y salió dejándome respirar, al menos el no sería el que estuviese conmigo esta
noche. Podía sentir el temblar de mi cuerpo pero no podía hacer nada por detenerlo, los dos
hombres se miraron sin verse completamente y el que estaba vestido de gris sonrió de lado,
esa sola sonrisa hizo que mi parte sur temblara de anticipación. Ambos se enfocaron en sus
celulares. — La última oferta que tengo es por $ 420.000 dólares — . El tipo vestido de
negro se levanto del sofá y tiró el celular a un lado.

— $450. 000 dólares — , dijo a una Rachel estupefacta, y bueno, yo también lo estaba.

— $470.000 — , dijo el chico de gris. Su vos tenía un acento extraño pero destilaba tanta
sensualidad a pesar de ser fuerte y ronca, se acomodó mejor en el asiento, subió su pierna
de manera que se veía mucho más cómodo que antes.

— $ 500.000 dólares — dijo entre dientes en hombre vestido completamente de negro, lo


observé a pesar de estar estupefacta con la cifra, tenía cabellos rubios bastante largos para
ser un hombre de negocios, sus pectorales estaban definidos y marcados se podían palpar a
pesar del saco negro que tenia puesto, sus manos estaban en puños mientras miraba al otro
chico.

— $550.000 — dijo el de gris sin siquiera mirarme, su mirada estaba concentrada en el


otro hombre.

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— $620.000 — dijo el rubio echando sus cabellos hacia atrás.

El chico de gris tocó su mentón como lo había hecho minutos antes: — $700.000 dólares.

Mi quijada casi se cae de la impresión eso casi el doble de lo que había pensado
principalmente. Con eso, no solo la operación de Anto estaba cubierta, si no sus gastos
médicos post operatorios y quedaba para pagar la hipoteca del negocio de Gab y sobraba
dinero aun con la comisión que Rachel descontaría. Nuevamente la voz de Rachel me sacó
de mi divagues momentáneamente.

— $700.000 a la 1, a la las…

— ¡$750.000! — gritó el hombre vestido de negro.

De nuevo Victoria habló: — $750.000 a la 1…

— $800.000 — volvió a decir la voz moja bikinis. Hubo un silencio tenso en el salón
hasta que el tipo de negro soltó una maldición y salió del lugar dando un sonoro portazo.

— Es suya, señor H — el tipo volvió a sonreír, esa sonrisa ladeada que estaba tornándose
peligrosa para mi salud mental. Tomó un poco de su copa y luego la dejo en el suelo
levantándose hacia la puerta y saliendo del salón. — Se reunirá contigo en el camerino
donde te vestiste, no tengo que decirte que ha pagado muy bien por tus servicios esta noche
y que debes ser extremadamente obediente con él. El señor H viene hace poco, las chicas
dicen que es algo raro pero que es un maldito Dios del sexo, muy experimentado y nada
suave. No me hagas quedar mal, le daré a Gabriel los $600.000 dólares que te corresponden
después que hable con el señor H. Es la primera noche que quiere tomar una virgen…
¡Hombres!, ellos y su fetichismo… ¡Ve al camerino, niña! — me gritó antes de salir por la
puerta que yo había entrado.

Salí del lugar poco después, llegué al camerino en donde Molly me esperaba.

— Debes cambiarte el bikini, he escuchado que lo harás con H. ¡Joder niña, ese hombre es
un dios arrojado del Olimpo! ¡Su solo caminar hace que se te mojen las bragas! Yo no he
tenido la oportunidad de estar con él pero donde me elija alguna vez te juro que ni le cobro,
solo le digo que le pague su 25% a Rachel y que me permita disfrutarlo muchas veces…
¿Qué te sucede? ¡Pareces un ratón a punto de ser devorado por una serpiente!

— Rachel dijo que él es rudo y bueno… — negué varias veces. — Solo estoy algo
asustada — dije respirando profundamente. Me quite el antifaz y tomé la ropa que Molly
me estaba dando, otro lencería francesa, muy provocativa en un color negro y de encajes,
salí del baño a los segundos.

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— Él solo ha estado con Barbara desde que viene aquí. Lo hace unas dos o tres veces al
año. Es italiano pero habla perfectamente el inglés. Barbie dice que si es rudo pero
excitante, que es un amante generoso y que siempre le proporciona varios orgasmos antes
de venirse él, que nunca lo hace dentro de ella a pesar de que usa condón y Barbara le
muestra analíticas de sangre cada vez que viene. También dice que de vez en cuando no
habla si no solo italiano que es tres mil veces más sensual cuando lo hace, pero lo que más
la asusta es el temible…

Sentimos como tocaban la puerta y mi cuerpo se tenso en el momento. Ahora si me había


llegado la hora.

Afortunadamente era Gab, me tire a sus brazos agradecida que fuese él. — Rachel me ha
dado un cheque por $600.000 dólares, Kath. ¡$600.000 dólares! ¿Quién da tanto dinero por
una virgen, mujer? ¿Quién?

— Al parecer, yo — dijo el temible hombre de gris. Era alto, muy alto, le sacaba una
cabeza a Gab; aun llevaba el antifaz puesto pero recordé que yo no me había puesto el mío.
Busqué en la habitación a Molly pero ella ya no estaba. — Y lo que haga con mi dinero no
le interesa a nadie — , dijo mirando a mi amigo. — Ahora por favor salga que ella y yo
tenemos… — Sonrió de medio lado y podía volver a sentir mi parte sur en problemas,
grandes problemas, — cosas que resolver.

— Te dije que no lo hicieras pero tú eres terca — dijo Gab cerca a mi oído, — por favor
muñeca, si se pasa de pesado métele una patada en las bolas, te juro que se retorcerá de
dolor. Quería quedarme pero Rachel me ha dicho que debo irme. No voy a poder dormir
esta noche, así que te quiero mañana bien temprano en casa. Por Anto no te preocupes, la
cuidaremos bien — . Sin más me dio un abrazo y un gran beso en la mejilla antes de irse
dejándome sola con él extraño hombre de gris.

Cuando Gab cerró la puerta, él caminó hacia mí mientras yo retrocedía unos pasos, hasta el
momento no me había dado cuenta que traía consigo un maletín. Se sentó en uno de los
sofás de la habitación y sacó un sobre marrón tirándolo en la mesita.

— Vengo a ofrecerte un negocio, Katheryne — no quise moverme de la pared en la cual


me había recostado. — Necesito que firmes eso antes de comentarte mi oferta — . Tomé
los papeles lentamente, iba a preguntar qué era pero él se adelantó. — Es un CDC — mi
cara debió ser todo un poema, — un contrato de confidencialidad. Me garantiza que lo que
se hable aquí se quedara entre tú y yo, o si no irás a pasar una larga temporada a la cárcel y
yo me encargaré personalmente que no salgas de allí en mucho, mucho tiempo.

Leí los papeles una y otra vez hasta darme cuenta que en realidad era un contrato de
confidencialidad, firmé donde estaba señalado con un resaltador verde e inmediatamente él
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se quitó el saco gris, dejándolo en un traje de dos piezas. Luego quitó el antifaz
revelándome los ojos verdes más impresionantes que había visto en mi corta existencia.

— Bien, este es el punto: estoy buscando una mujer que se haga pasar por mí prometida
ante la sociedad por esa razón he entrado hoy a la subasta. Por lo general siempre pido a
Barbara cuando estoy en Nueva York, mi residencia actual es Italia. Pero por este año
tendré que quedarme en esta ciudad supervisando... Cosas que no te importan. Hubiese
podido escoger a Barbara pero es muy puta y la mitad de los hombres de Nueva York se
han acostado con ella. Pero tú eres virgen, apenas empiezas en este camino, y tu rostro ha
estado oculto en casi toda la noche, lo que obra a mi favor. Te pagaré la misma cifra que he
dado por ti en la subasta por vivir conmigo durante 365 días y aparentar ante la sociedad
Neoyorkina que estás loca y perdidamente enamorada de mí. Compartirás mi casa, mis
cosas pero lo más importante… Mi cama.

— ¡No soy una puta! — dije enojada, me había comparado con Barbara, ¿qué se creía
este hombre?

— ¿Ah, no? ¿Cómo se le puede llamar a una mujer que da su virginidad a cambio de
dinero? — . Su mano rascó su barba levemente. — Eso es lo que hace una puta,
Katheryne.

— Escúcheme bien ni a usted, ni a nadie le importa por qué demonios estoy haciendo esto.
Limítese a hacer lo que tenga que hacer — . ¿De dónde había sacado tanto coraje? No lo
sabía.

— Tsk, Tsk… Serás una buena adquisición si es que aceptas — , dijo con voz ronca. —
No tienes nada que perder, al menos no tendrás que acostarte con uno y otro. Yo siempre
exijo fidelidad pero eso no quiere decir que yo te sea fiel. Míralo por el lado amable, te
estoy dando mucho más dinero del que podrás conseguir aquí en toda tu vida.

Él tenía un punto a su favor, solo sería sexo. Poner en práctica lo mucho que he leído para
que cuando llegase mi primer amor, todo fuese más sencillo.

— ¿Puedo hacer una pregunta? — dije temerosamente y él asintió. — ¿Por qué un


hombre como usted, necesita contratar una persona para eso?

— Eso es algo que no debe importarte, Katheryne — dijo cuadrando la mandíbula. —


Simplemente tengo tres reglas — dijo mirándome fijamente. Este hombre me hacía sentir
chiquitita y no precisamente por mi estatura...

— Usted dirá — conteste sin saber que decir.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Se supone que eres mi pareja delante de las demás personas podrás llamarme por mi
nombre, sin diminutivos, sin estúpidos apodos cariñosos, mi nombre es Alexander.
¿Entendido? — Asentí. — En fin, mis reglas son básicas y sencillas.

1. No me interesa tu vida, no debe interesarte la mía. Con eso me refiero a que no puedes
meterte en mis asuntos. 2. No sentimientos, siempre tienes que tener presente que te
compré, que tenemos un contrato y que éste caducará a no ser que seas una buena dama de
compañía y quiera renovarlo, otro año más. 3. No reclamos, no me gusta que se metan en
mi vida lo que nos lleva a la regla número uno. Como ves, son reglas muy sencillas, si las
cumples no tendremos ningún problema — llevó su copa a la boca. — Ah, y se me
olvidaba la regla de oro... Siempre debes estar dispuesta para mí, Katheryne. Siempre...

La habitación se sumió en un silencio tenso mientras pensaba en todo lo que ese dinero
podía darle a mis seres queridos. Anto tendría sus estudios pagos de por vida, podría ayudar
a Fer y a Gab, y lo mejor de todo podría comprar una casa e ir a la universidad sin
necesidad de volver al bar donde era mesera o hacer turnos extras para Rachel cuando el
cabaret estuviese lleno.

— No soy un hombre paciente — dijo tamborileando sus dedos en el sofá, — así que,
¿qué decides? — Iba a hablar pero él me detuvo. — Una cosa más… Soy un Dom por
naturaleza, ¿has oído hablar del BDSM? — asentí, sabía perfectamente lo que esas letras
significaban. — Me gusta tener el control del placer, no soy un Dominante excesivo pero
tengo mis momentos efusivos. No soy tierno, ni suave, odio el sexo vainilla y
definitivamente la peor posición del Kamasutra es la del misionero, ¡la detesto! Así que no
solo serás mi dama de compañía, la mujer que caliente mi cama en esta horrible ciudad y la
que se verá perdidamente enamorada de mí cuando estemos en público, serás mi sumisa y
me deberás respeto, obediencia y complacencia. ¿Crees poder con todo, Katheryne? — su
mirada era oscura, tenebrosa pero era casi un millón de dólares. Un millón que no solo
arreglaría todos mis problemas si no que me dejaría pensar en un futuro tranquilo, sin
presiones y lo mejor sin el miedo de que el padre de Antonella apareciera en cualquier
momento, queriendo llevársela con él porque yo no tenía como mantener a la niña.

— ¿Dónde tengo que firmar? — dije con voz temblorosa. Su sonrisa ladina apareció en
su rostro, metió nuevamente las manos en su maletín y sacó otro sobre de color marrón.

— Obediencia y respeto es la clave aquí — dijo tendiendo el sobre. Tomé los documentos
y me fui a una silla para leerlos detenidamente y como el otro solo era un contrato de dos
hojas: una donde decía el valor total a pagar y la otra era donde yo aceptaba sus términos
como… Dama de compañía y sumisa a tiempo completo. Me debatí entre hacerlo o no
hacerlo.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Tsk, Tsk… Si no estás segura de poder llevarme el ritmo, entonces no lo hagas. Yo haré
lo que tenga que hacer y nunca nos tropezaremos en nuestra jodida vida. Tú eres una
sumisa perfecta, te he visto en el tiempo que estuviste en la tarima, tenías pequeños
movimientos que mandaban relámpagos directos a mi entrepierna, por eso oferte tanto esta
noche — . Tomó el contenido de su copa en un sorbo. — Créeme, si no creyera que vales
la pena no hubiese dado tanto por ti. Ahora, ¿vas o no vas a firmar? — me tendió un lápiz
de tinta negra y yo apoyé el papel en la pared, firmando mi sentencia a un año de sumisión.

— Buena chica — dijo cuando entregué los documentos. — Ahora déjame ver lo que he
comprado. ¡Desnúdate!

¡Diablos! era la primera vez que un hombre me vería completamente desnuda.

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Contrato
Aryam Shields M.

Capítulo 2
“El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra
existencia…”
Paulo Coelho.

— ¿¡Qué? — prácticamente grité.

— Dije — su voz salió burlona, — D-E-S-N-Ú-D-A-T-E — separó letra por letra como
si fuese retrasada mental.

— ¿Haremos el amor aquí? — ok, sabía que no podía quejarme de nada pero no había
una cama siquiera.

Fácil, quiere que lo montes — . Susurró mi Subconsciente.

¿Qué lo… qué? —

No seas idiota, Katheryne. Quiere que lo montes… A ver, ¿te explico con crayones? El tipo
quiere que te montes sobre su polla y… — respondió sarcástica.

Moví la cabeza de un lado a otro al escuchar la estridente carcajada del Señor H.

— Yo no hago el amor, Katheryne — volvió a reír. — De hecho nunca lo he hecho, a mí


me gusta el sexo, la dominación, creo haberte explicado ya eso — siguió burlándose. —
Ahora, solo quiero verte — se sentó mejor en el sofá y abrió los botones de su chaleco.

— ¿Aquí? — pregunté torpemente.

No, ¡En Paris idiota!… — dijo mi Sub.

— Pensándolo bien, mejor no, hay una cámara — me señaló arriba en una esquina. — No
me gusta que otros vean lo que es mío y tú lo serás por los próximos 365 días — . Joder,
estaba harta de eso, de que era de él… ¡Yo era mía!

Él está pagando 600.000 dólares por ti... — me respondió mi Sub limándose sus uñas.

Demonios, la maldita voz tenía razón. Un leve toque en la puerta me sacó de mi divagues.
Vi como el señor H se levantó de la silla, sus ojos verdes parecían brillar con el destello de
las luces de la habitación. Abrió la puerta recibiendo una bolsa y una nueva copa de
Whisky.
21
Contrato
Aryam Shields M.

— Espéranos en el auto, Peter — murmuró, se giró mirándome de frente. — Ponte esto


— dijo lanzando la bolsa hacia mí. Abrí la bolsa sacando una gabardina negra larga y que
muy seguramente me quedaría enorme. — Es mía, no pensarás que te sacaré de aquí en
eso, ¿verdad? — su mano subió y bajó.

— Mmm… Mire, no es necesario, tengo un vestido y…

— Solo póntela, ¿quieres? — su voz fue fría, rasposa, mientras se colocaba su saco. Así
que me vi colocándome la gabardina antes que el terminara la oración, cuando estuvo atado
el cinturón a mi cintura, él habló: — Siempre voy delante, Katheryne. Nunca te me
adelantes, puedes ir a mi lado pero siempre asegúrate de ir un paso detrás de mí.

El tipo era un maldito arrogante, ya me estaba arrepintiendo de toda esta locura. Total, si
pasaba la noche con él, ya tenía el dinero de la operación de Antonella.

— ¿Podemos irnos ya? O quieres seguir admirando esta pocilga — dijo con voz dura.
Asentí, él abrió la puerta y salió del lugar, me aseguré que él estuviese siempre un paso
frente a mí. Salimos por la puerta de atrás de The Chalets.

De camino allí, pude sentir la mirada de Bárbara en mi espalda más no le di importancia.


Cuando salimos al exterior, el viento me pegó por completo y ajusté la gabardina a mi
cuerpo, me percaté que un joven de piel casi rojiza y cabello negro como la noche nos
esperaba con la puerta de un lujoso auto, abierta. Traté de mirar el modelo y lo supe: era un
Lexus LFA. Mayerly era una apasionada por la velocidad, así que tenía cierto conocimiento
sobre autos de lujo, pasé mi mirada del auto al chico con cara de piedra y ojos
increíblemente oscuros que me miraban sin mirarme; estaba vestido completamente de
negro. H se subió al coche y luego me hizo un ademan para que subiera junto a él, el chico
de no más de 26 años cerró la puerta y luego tomó su lugar como piloto.

Tenía miedo de preguntar pero al final lo hice: — ¿A dónde… — suspiré, armándome de


valor. ¡Yo no era una cobarde! — ¿A dónde vamos, señor H? — dije tímidamente. Una
nueva carcajada irónica por parte de él me hizo querer encogerme en la silla.

— ¿Cómo me has llamado? — pregunto jocosamente.

— Perdón — , me ruboricé, obvio él no se llamaba señor H. — En el salón, la señorita


Devora lo llamó así y yo… — mis manos comenzaron a temblar.

— Soy Alexander McConner — ahora si quería morirme, no había que ser estúpida para
no saber quién era Alexander McConner.

— El Arqui- Arquitecto y Pre-Presidente de… ¿McConner Corporation? — terminé


tartamudeando, había que ser demasiado tonto como para no reconocer esa compañia.

— El mismo — dijo extendiendo su mano. — ¿Y tú eres? — su mano tomó mi brazo


pegándome a él.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Soy... Soy… — miraba sus ojos verdes casi hipnóticos, sin parpadear. — Laura
Katheryne — tragué grueso, — Cortez, pero prefiero Katheryne.

— Cortez — , dijo mi apellido en un extraño acento italiano. — Bien, Katheryne Cortez


— su mano fue a mi cuello, no pude evitar tensarme. — Relájate — su voz ahora era
suave, — voy a hacer algo, que quiero hacer desde que te vi en esa pasarela… — su rostro
se acercó al mío y pude inhalar su olor, era brandy mezclado con menta.

— Maledicalo! Sei veramente Bella … La Mia Bella Ragazza 1 — no entendía lo que decía
pero sabía que era italiano. Su lengua delineó sus labios mientras su mano apretaba
fuertemente mi cabello, no quería aceptarlo pero me estaba asustando. — Ahora no te
muevas, no digas nada y ni por equivocación se te ocurra dominar. Tú solo relájate y
disfruta — empujó mi cabeza hacia adelante y atrapó mis labios con los suyos en un beso
fiero y demandante. Mi primer beso.

Traté de seguirle el ritmo, primero lentamente, jadeé y su lengua aprovechó para colarse en
mi boca, demandando más de mí. Sentí extrañas cosquillas en mi vientre y de un momento
a otro mis manos tomaron vida propia, tal como leía en los libros, las pasé por su cuello
acercándolo más a mí… ¡Craso error!

La mano en mi cabello tiró de él, separándome al instante, haciéndome emitir un pequeño


gemido de dolor. — ¡Nunca! Entiéndeme bien, ¡nunca! Trates de llevar el control. Ese es
mi placer, Katheryne — su voz fue fuerte y afilada, mis ojos se abrieron asustados, ¿dónde
diablos me estaba metiendo? Soltó mi cabello con algo de rudeza y alisó las arrugas
inexistentes de su saco, cuadró todos sus músculos y luego se enfocó en su BlackBerry.

Muerta de miedo, me arrinconé en el otro lado del vehículo, miré hacia el retrovisor
enfocando mi vista en el chico que conducía, pero aparentemente él no había notado lo
sucedido. Era eso, o simplemente se hacía el de la vista gorda. Miré por las ventanas
aunque no podía ver nada, los vidrios estaban tintados y era casi imposible ver algo con
claridad, abrí mi bolso y saqué mi reloj de pulsera: faltaban diez minutos para las tres de la
mañana. Suspiré llenándome de valor.

Un silencio tenso e incómodo se instaló dentro del coche hasta que el chico habló.

— Señor — dijo sin vacilación. — ¿Desea que lleve el auto a la parte trasera, o lo dejo
frente la mansión?

— Déjalo en frente, Peter y luego lo llevas a la cochera — . No despegó su vista del


celular, el chico giró a la izquierda y pude apreciar la enorme casa de paredes rústicas.
Estaba cercada por una reja muy alta y parecía abarcar medio vecindario. Peter susurró
unas palabras al llegar a la entrada y la reja se abrió, condujo un poco más hasta llegar a la
puerta y luego se bajó, abriendo la puerta para Alexander. Él salió del coche y me esperó

1 !Maldición!, eres realmente bella...Mi chica hermosa

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Contrato
Aryam Shields M.
fuera hasta que yo saliera. Detallé lo más que pude la casa, los dos dragones que hacían de
pasamanos en las escaleras. Cuando Alexander llegó hasta la puerta, un chico de cabellos
castaños la abrió para él.

— Buenas noches, señor — susurró en voz baja.

— Buenas noches, Benjamín — miré al chico, su cara era extremadamente seria. ¿Qué,
acá nadie reía? — Dile a Anna que para mañana quiero huevos con tocino y tostadas
francesas, que saque el té que traje de Italia en mi último viaje y que la fruta sea fresca.

— Sí, señor.

— Y dile que coloque dos puestos en la mesa — caminó hasta las escaleras de la casa, no
quise mirar mucho y mantuve mi cabeza mirando un punto inexistente del suelo. —
Sígueme, Katheryne — . Subimos las escaleras en un abrir y cerrar de ojos, y seguimos
caminando hasta que él se detuvo delante de unas puertas de roble marrón. Las empujó un
poco y ambas se abrieron, dándonos espacio a una estancia, me fijé en los acabados de las
paredes, en los cuadros y en el sofá en forma de "L" que adornaba el lugar, pero lo que de
verdad me impactó fue la pared que colindaba a la parte trasera de la casa, era
completamente de vidrio y se podía ver el inmenso jardín que había tras ella.

— ¿Piensas quedarte allí toda la noche? — la voz de Alexander me hizo girar para verlo,
se había quitado su saco y estaba tratando desesperadamente de sacarse su corbata, que
arrojó a un sofá empotrado en la pared. — Sígueme — susurró abriendo la puerta que
estaba al lado del sofá. Lo seguí como él había dicho y lo vi sentarse en un sofá de cuero
negro. — Esta es mi habitación, una que tú compartirás conmigo de ahora en adelante — ,
desabotonó los dos primeros botones de su camisa blanca, luego se llevó sus manos a los
puños empezando a subirlos hasta dejarlos en su codo. — Quiero que me dejes verte.
Desnúdate ahora, Katheryne — su voz ahora fue sensual, sexy, podría decir que hasta
aterciopelada. — Deseo verte. Estoy muy, muy cachondo, y deseo más que verte. Pero sé
que hoy no se puede, no es necesario que hagas bailes o estupideces, eso lo aprenderás con
el tiempo.

Tragué grueso cuando desanudé la gabardina, no tenía caso intentar parecer moralista, yo
me había vendido para esto. La prenda resbaló por mi cuerpo, dejándome solo en el
minúsculo cachetero y el corsé de encaje negro que me había puesto en The Chalets.

Sentí su mirada verde ardiente recorriendo cada rincón de mi cuerpo, suspiré y cerré los
ojos, cuando los abrí, lo vi acomodarse en el sofá hasta que su cabeza casi tocó el espaldar,
su avariciosa lengua mojó sus labios y sentí como una corriente eléctrica serpenteaba por
todo mi cuerpo, frenando en mi vientre.

— Buena chica, ahora quítate lo demás — mi garganta se hizo un nudo pero aun así lleve
mis manos a la parte trasera del corsé, desabrochándolo poco a poco, hasta que mis pechos
quedaron libres. No era de pechos grandes, eran más bien como pequeñas manzanas. Mis
pezones estaban erectos y rosas por la expectativa, Mi corazón se aceleró bajo la atenta

24
Contrato
Aryam Shields M.
mirada de Alexander. — Muy bien, quítate las horquillas del cabello — dijo con voz
enronquecida, hice lo que me pidió y mi cabello cayó como una cascada de risos Rubios.

— La Mia Bella Ragazza2 — dijo con su voz aterciopelada. — Ahora déjame ver tu
monte de Venus — . Una risilla tonta se escapó de mis labios, pensé que iba a hablar un
poco más fuerte, él no se veía como un hombre que hablara del monte de Venus de una
mujer. — ¿Te parezco gracioso? — negué, su voz perdió toda suavidad y fue como una
daga afilada. — ¡Quita tus bragas! ¡Ahora! — demandó.

Llevé mis manos a los cacheteros y empecé a bajarlos. — ¡No te agaches!, deja que caigan
solos — lo hice como él lo pidió. — ¡Cristo! — Susurró, — no estás completamente
depilada, necesito que lo hagas — . Su mano se metió en medio de sus pantalones y un
gemido ahogado se escapó de su boca, cerró los ojos fuertemente y se levantó del sofá
caminando hasta donde yo estaba. Ahora si era verdad que no podía moverme.

— Ho bruciato nelle profondità dell'inferno3 — susurró mientras tomaba mi mano y la


llevaba a su miembro. — ¿Sientes como estoy, Katheryne? — asentí, muerta de
vergüenza. Su otra mano, acarició los contornos de mi cuerpo hasta llegar a mi muslo,
luego hizo la jodida cosa más exótica que había visto...Inhaló sus dedos como un perro
oliendo carne. — Hueles jodidamente bien — su voz volvía a sentirse ronca, soltó mi
mano y separó la suya de mi cuerpo. — Métete a la cama antes que no responda por mis
actos — . Dio dos pasos y salió a la habitación continua.

Me metí en la cama sin saber bien qué hacer, pasados unos minutos, el sueño me estaba
venciendo y él no entraba en la habitación. Poco a poco me fui quedando dormida.

Desperté la mañana siguiente un poco desorientada, sentía un posesivo brazo pegado a mi


cintura mientras algo duro me tallaba desde la espalda.

— ¡Mierda! — jadeé al recordar la noche anterior.

— No es una bonita manera de empezar los buenos días — dijo una voz ronca y sensual a
mis espaldas. Quise separarme de él pero su brazo aferrado a mi cintura no me lo permitió.
— Hace mucho que no amanezco con una mujer, así que no te muevas, quédate un rato
más.

— Debo ir a casa — susurré.


2 Mi chica hermosa

3 Me quemaré en el más profundo de los infiernos

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Contrato
Aryam Shields M.

— Esta es tú casa ahora — dijo entre dientes.

— No entiendes, tengo obligaciones.

— Y yo debo ir a trabajar. Por cinco minutos más no se va acabar el mundo — . Su mano


se movió de mi cintura hasta atrapar uno de mis pechos, solté un pequeño grito por la forma
de cómo sus dedos jalaban mi pezón y luego lo hacían rodar en su palma, su erección
presionó aún más en mi trasero y me vi buscando aire desesperadamente.

— ¿Vamos a hacerlo ahora? — pregunté con voz ronca, sentía una extraña presión en mi
vientre pero era una deliciosa presión.

— NO — su voz fue tajante y detuvo el movimiento de sus manos.

— ¿Por qué no se cobró su deuda anoche?

— Tienes que hacerte unos exámenes antes.

— Soy virgen.

— Y yo alérgico al látex, no hay nada mejor que la libertad, sentir piel contra piel — me
giró, dejándome frente a él. — Desayunaremos juntos, irás a tu casa y pasaré por ti a
medio día. No es necesario que saques nada, iremos al doctor y luego de compras.

— Pero…

— Complacencia, Katheryne — dijo. — Sumisión — se levantó de la cama dejándome


ver su espectacular, redondeado y firme trasero, sus piernas eran enormes y musculosas,
pero lo que más me llamó la atención fue el tatuaje en su espalda. Era enorme y tan extraño,
no podía definir si era un águila, un león u alguna otra cosa. — Es un grifo — dijo de
espaldas, — una criatura mitológica, mitad águila mitad león. Son guardianes — y sin más
desapareció por una de las puertas. Me levanté de la cama cubriendo mi forma desnuda
hasta llegar a los cacheteros de encaje y el corsé, me los coloqué rápidamente y luego tomé
la gabardina, colocándomela encima. Empecé a detallar la habitación, era una típica
habitación de hombre: un sofá pegado a la pared que estaban pintadas de un blanco hospital
y habían varios cuadros colgados. La cama era amplia pero lo que más me llamó la
atención eran las dos puertas de roble que estaban al final de la habitación.

La de la izquierda era por la que Alexander había desaparecido, antes de pensarlo mis pies
me llevaron a la puerta de la derecha, tomé la manija empujando suavemente para abrirla.

— Solo yo tengo la llave — la voz de Alexander era indescifrable. — Pronto conocerás el


contenido de esa habitación — . Me giré para verlo y por un momento me quede sin aire.
Mis cuerdas vocales colapsaron y mi mirada se perdió en el perfecto cuerpo de Alexander
McConner, su pecho parecía cincelado por los propios dioses, era fuerte de pectorales
marcados y abdominales de muerte, tenía una toalla gris atada a su cintura en donde se

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Contrato
Aryam Shields M.
detenían las gotas de agua que bajaban desde sus cabellos trazando diversos caminos por su
pecho, las venas se marcaban en sus fuertes brazos y tenía otro tatuaje, unas letras chinas, a
Mayerly le gustaba la cultura asiática así que había visto con ella muchas de esas letras.

— En el baño está todo lo que necesitas para asearte — dijo fuertemente.

— ¿Qué significa? — pregunté señalando las letras sobre su pecho izquierdo.

— Nada que pueda importarte, ve al baño — . Este tipo era bipolar, estaba bien y al
minuto parecía querer matarte. Me fui al baño y encontré una bolsa con mi vestido negro y
un par de bragas de Victoria Secret.

Me di una ducha rápida y me coloqué las bragas, noté que no había sostén más no le di
importancia. Cuando salí de la habitación, don todo poderoso no estaba, una chica pequeña
y menuda de cabellos negros entró a la habitación.

— El señor McConner la espera en el comedor, señorita — dijo con voz pausada. Asentí
brevemente mientras salía de la habitación, bajé las escaleras con cuidado y entonces me vi
en un gran aprieto. ¿Dónde diablos estaba el comedor?

— Señorita — alcé la mirada encontrándome con el chico que nos abrió la puerta ayer. —
El Señor la espera, sígame.

Caminamos por un pasillo lleno de cuadros pintados al óleo, el techo era de madera y los
pisos de cerámica negra, brillaban tanto que uno podía tomarlo como espejo. El chico
empujo dos puertas marrones y entramos, encontrándonos con Alexander en una actitud
concentrada en su celular.

— ¿Te perdiste? — la burla en su voz era palpable. Aun así no me miró, su vista se
dirigió hacia el chico — Dile a Anna que ya puede servir el desayuno y tú puedes sentarte,
no muerdo a esta hora del día — me di cuenta que no me había movido de la puerta,
caminé insegura hasta sentarme tres sillas después de él, su vista no se despegó del celular.
El chico se retiró dejándonos a los dos en el gran comedor, la habitación quedó en absoluto
silencio, Alexander movía sus dedos al parecer mandando mensajes de texto y yo me
dediqué a mirarlo a él: vestía de azul oscuro casi tirando a negro, un traje de Armani si no
estaba mal, su corbata negra resaltaba ante su traje, pasó la mano por su cabello y luego
rascó su barba, su ceño se frunció y lanzo una maldición por lo bajo.

La puerta se abrió dando paso a la chica del cabello negro azulado, comimos en silencio,
unos minutos más tarde estábamos en un impresionante Ferrari de color plata como el
Lexus. Entramos al vecindario luego de media hora de viaje, Peter como se llamaba el
chico de piel rojiza, parqueó en la entrada del salón de Gabe.

— Pasaré por ti a medio día, odio esperar así que está lista. Como te dije, no deberás traer
nada ya que compraremos lo necesario para ti — asentí e iba a bajarme del coche cuando
su mano atrapó mi muñeca. — Se te olvida algo — , su mano nuevamente tomó con
fuerza la parte posterior de mi cuello, antes de capturar mis labios en un beso hambriento.

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Contrato
Aryam Shields M.
Esta vez no intente nada, mis manos estuvieron pegadas a mis rodillas. Me dejé llevar
mientras sentía que mi corazón quería explotar en mi pecho. Este hombre tenía la capacidad
de hacerme olvidar que como humanos necesitábamos respirar. Su lengua pidió acceso a mi
boca y no se lo negué, sometió a la mía a un ritmo frenético, su mano se tensó en mi cuello
y tiró de mi labio separándose completamente de mí.

Sentía mis piernas temblar cuando bajé del coche y tuve que recostarme en el poste de luz
que estaba al frente del local. Cuando el coche arrancó, respire fuertemente juntando mis
piernas para calmar la incómoda molestia que se había instaurado allí.

— ¡Katheryne! — Gabriel me gritó desde el balcón. — Mi niña… — bajó y abrió la


puerta en menos de dos minutos, abrazándome como si no me hubiese visto en siglos. —
¿Estás bien, pequeña? ¿Ese bruto no te hizo nada? — medité las palabras de Gabriel… En
efecto, Alexander no me había hecho nada, solo un par de besos que parecían dejarme
completamente atontada.

— Estoy bien — suspiré. — Anto, ¿dónde está mi niña? — pregunté mientras Gabriel y
yo entramos al local y subíamos al segundo piso, donde mi pequeña jugaba con unos
bloques. La alcé y besé sus mejillas haciéndola sonreír.

— ¿Cómo fue? ¿Se comportó bien? ¿Te hizo daño? ¡Habla mujer, por amor a todo lo
sagrado! — dijo Gab zarandeándome.

— No ha pasado nada — dije en un susurro, — pero pasará — . Escondí mi rostro en el


cabello de mi nena.

Fernando salió de la cocina con el biberón de Anto. — Hola pequeña, ¿qué tal tu noche?
— dijo tendiéndome el biberón. Volteé para ver a Gabriel mirándome fijamente.

— ¿Qué has querido decir con "pasará", Katheryne? — dijo Gabriel entre dientes.

— Necesito un favor de ustedes… — dije, empezando a contar todo lo que había sucedido
desde anoche, omitiendo las partes de dominación, sumisión y obediencia.

— ¿¡Que tú hiciste qué! — Gabriel gritó sobresaltando un poco a Anto, que ahora dormía
en mi pecho.

— Seré su dama de compañía por un año — dije sin verlo a los ojos.

— ¡Estás loca niña! — gritó nuevamente. Fernando le colocó una mano en su hombro.

— Entonces necesitas que cuidemos de Anto — dijo calmadamente.

— Yo vendré a verla diario, si no pueden, todavía puedo hablar con él y permitir que ella
venga conmigo pero no me gustaría sacarla y alejarla de todo esto. Por otro lado, vamos a
empezar con todo lo referente a la operación y quiero que Anto esté en un entorno conocido
para ella.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Podemos hacernos cargo — Fernando era mi salvador.

— ¿Qué demonios estás diciendo? — Gabriel se levantó sulfurado. — Ella no puede


simplemente venderse.

— Por si no lo sabes, ya lo hizo, Gabriel — dijo Fernando con voz monocorde.

— ¿Por qué lo hiciste? Se supone que solo era para la operación de Antonella, con el
dinero de la subasta era suficiente para eso.

— Necesito el dinero, chicos. No siempre podré vivir con ustedes, además de que para
poder mantener a Anto necesito una carrera. Ella necesita estabilidad, ustedes pagan una
hipoteca.

— ¿Lo hiciste por la hipoteca? — el rostro de Gabriel estaba de un rojo escarlata.

— Lo hice porque lo necesitamos — exprese alterada.

— ¡Eres una tonta! — gritó saliendo de la sala.

— ¡Gabriel!

— Déjalo, y por supuesto que podemos quedarnos con la pequeña diabla — sentimos la
puerta tirarse fuertemente. — Vendrá en cuanto se le pase la neura. Sabes que está
preocupado por ti, ¿verdad, cariño? — asentí sin saber que decir.

Fui a la habitación y me cambié el vestido por unos vaqueros y un sweater cuello alto, me
deshice de mis tacones y me coloqué unos converse violetas que hacían juego con la
camisa. Salí a la sala y ayudé a Fernando a abrir el local mientras esperábamos a Gabriel,
pero se hizo medio día y el no volvió. Vi el Ferrari color plata aparcarse fuera del salón,
tomé un suspiro muy grande mientras abrazaba a mi pequeña y se la entregaba a Fernando.

— Cuídala mucho — le pedí. — Yo vendré mañana, a la misma hora que hoy y estaré con
ella y dile a Gabriel... — me cortó.

— Le diré que te llame, cariño — su brazo atrapó mi cintura.

— Gracias — dije y vi a Peter bajarse del coche. — Te amo, Antonella — dije a mi


pequeña princesa mientras caminaba en dirección a la salida del salón. Peter abrió mi
puerta y me introduje en el auto. No me había sentado correctamente, cuando Alexander
unió nuestras bocas en un beso igual de salvaje que el de la mañana, mordió mi labio
fuertemente y gemí de dolor, mas él siguió besándome hasta que Peter arrancó el coche.

— Odio esperar, espero que sea la primera y última vez que lo hagas o tendré que
castigarte — dijo agarrando mi cabello fuertemente y unió nuestros labios en otro
demoníaco beso. — Respira… — susurró aun con nuestros labios juntos, luego se separó

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Contrato
Aryam Shields M.
de mí. — Iremos al ginecólogo y luego de allí a comprar lo que necesites, para hacerte
pasar por mi compañera.

Luego no habló más, se enfrascó en su celular hasta que Peter detuvo el coche. Esperó que
le abrieran la puerta y se bajó del coche tendiéndome la mano.

— Recuerda que eres… — frunció el ceño, — algo así como mi novia y también recuerda
estar un paso detrás de mí — . Asentí antes que entráramos a la clínica, subimos al
ascensor hasta el piso 7, cuando las puertas se abrieron sus dedos se anudaron a los míos y
me sonrió de medio lado. Se detuvo cerca del mostrador donde una chica baja, de cabellos
rojos lo miró como una alucinación divina. — Doctor Dimitri Malinov — dijo mirando a
la chica a los ojos.

— Consultorio siete — dijo embelesada, él le guiñó un ojo y caminó buscando el


consultorio del tal Malinov. Su puerta estaba abierta, entramos sin preguntar y casi me
muero de la impresión y no era porque el tipo se veía realmente divino, sino porque el tal
doctor Malinov estaba besando… ¡Qué digo besándose! ¡Estaba comiéndose a una chica
pelirroja!

Eso es un beso… ¡Y qué beso!...

Alexander se aclaró la garganta y ambos se separaron abruptamente, la chica se giró,


viéndonos, y luego limpió el lápiz labial de la boca del doctor.

— Te espero a la salida — dijo el doctor a la chica, ella solo asintió y luego salió del
consultorio.

— Dimitri, ¿qué tal? — dijo Alexander mirando al señor frente a él.

— Alexander McConner — el doctor lo miro sorprendido y caminó hasta quedara frente a


nosotros. — ¿Hace cuánto tiempo no te veía, amigo? — sonrió. — Toma asiento — dijo
mientras se sentaba en su silla de cuero negro.

— Desde la época de la universidad — dijo Alexander devolviéndole el saludo y


sentándose frente a él. — Lamento haber entrado así.

— No interrumpiste nada, ella es mi esposa, solo venía a decirme que tendría guardia hasta
las tres — dijo el doctor sentándose en su silla.

— ¿Te has casado? — dijo Alexander mirándolo incrédulo.

— La gatita supo atraparme, tenemos dos hijos.

— Vaya, no has perdido el tiempo — , el doctor negó. — Entonces has abandonado la


cultura.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Completamente — dijo firme. — Aunque Alejandra se ha adaptado a mis necesidades
— , ambos sonrieron y yo no tenía idea de qué era lo que hablaban.

— Necesito pedirte un favor — el doctor se inclinó hacia adelante. — Ella es… — se


quedó callado mientras me miraba fijamente. — Mi nueva compañera — guiñó un ojo y el
doctor sonrió, como si supiese lo que en verdad era para mí, Alexander McConner. —
Necesito un chequeo general.

— Pasa detrás de las cortinas y ponte la bata que está allí — dijo el doctor mirándome de
reojo. Me levanté de la silla y caminé hasta encontrarme con la bata de hospital.

— ¿Nueva sumisa? — susurró el doctor.

— Estaré aquí un año y odio estar con putas, tú y yo sabemos que es mejor una sumisa —
dijo Alexander de vuelta.

Me desvestí rápidamente y me coloqué la bata, cuando salí detrás de las cortinas, Alexander
y el doctor hablaban en susurros, el doctor sonrió y me condujo a la camilla subiendo mis
pies a los estribos.

— Te va doler un poco — dijo cuándo hizo una ligera presión en mi intimidad. Pasado un
tiempo, bajó mis pies de los estribos y me pidió que me sentara en la cama. —
Aparentemente todo está bien, mandaré a analizar la citología, no demoraran mucho,
mientras podemos hablar de los anticonceptivos — . Alexander asintió mientras el doctor
Malinov quitaba sus guantes y se sentaba en su silla.

— ¿Quieres intentar con pastillas? — no se me pasó que hablaba mirando a Alexander.

— No pastas Dimitri, puede olvidase de tomar una — su voz fue tajante.

— Mi esposa tiene el dispositivo intrauterino — Alexander negó. — Te aconsejo el Evra,


es un parche que puede colocarse en cualquier parte del cuerpo. Libera la cantidad de
hormonas necesarias para que no haya fecundación, es indoloro y debe cambiarlo
semanalmente, lo único es que debe tener mucho cuidado de no dejar que se caiga, debe
colocarse en una parte visible como en su brazo.

— Me parece riesgoso, tú entiendes perfectamente que puede caerse y no darnos cuenta.

— Entonces solo nos queda el Implanon, es como un chip, lo insertaremos en su brazo


derecho y le colocaremos una venda que debe mantener durante las próximas 24 horas, esto
es para evitar un hematoma. El implanon, al igual que el Evra, libera hormonas que
impiden la fecundación. Es por tres años pero puede retirárselo en el momento que ella
desee y solo toma un minuto instalarlo.

— Creo que usaremos ese — dijo Alexander mirándome, yo estaba tan absorta en mis
pensamientos que me pudieron haber dicho que me harían un tatuaje, similar al de su
espalda, y yo hubiese dicho que sí.

31
Contrato
Aryam Shields M.

Me subieron nuevamente en la camilla, mientras me colocaban un analgésico local, suspiré


y di un pequeño brinco cuando con mucho cuidado colocaron el dispositivo. El doctor
colocó la venda, Alexander le dio la mano y abandonamos el lugar. No le iba mentir, me
dolía un poco el brazo.

Del consultorio Peter condujo hasta la quinta avenida, ni en mis más locos sueños había
pensado comprar allí, el todo poderoso me arrastró a varias tiendas y jugó conmigo como
niña con Barbie nueva, perdí la cuenta de cuanta ropa me probé, cuando fuimos a pagar mis
ojos casi se salen de mis orbitas, Jesús María y José con todo lo que se gastó podíamos
darle de comer a una población en África, cuando pensé que la tortura había acabado me vi
arrastrada hasta Jimmy Choo, donde compramos varias clases de zapatos, la mayoría con
tacones de muerte y para completar fuimos a Victoria Secret, en donde compramos toda
clase de lencería. Para cuando dieron las cinco, estaba agotada. Fue solo poner la cabeza en
los asientos del coche para quedarme dormida.

Llegamos a la casa varias horas después, la noche ya había caído y Alexander me pidió que
lo acompañara a su despacho, sacó de un cajón un nuevo folder marrón.

— Necesito que firmes estos documentos — dijo en voz suave.

— ¿Qué son?

— Son los documentos de las transferencias, un nuevo contrato de confidencialidad y unas


formalidades que exige mi abogado: como un seguro para ti durante este año y otras cosas
— firmé cada documento leyendo rápidamente lo que decían. — Este es el contrato en sí
— , dijo mirándome fijamente. — Léelo con calma, dice lo que espero de ti y lo que puedo
hacerte. Yo tengo que volver a salir, por favor dile a Anna que te prepare algo de comer,
estaré de vuelta en unas tres horas — . Y por primera vez besó mi frente antes de salir de
allí.

Leí el contrato con calma, no decía mucho más que el otro, solo que esperaba de mi
obediencia, respeto y sumisión, también decía que tenía todo el día libre siempre y cuando
estuviese en casa a las 5:30 de la tarde, que cuando Alexander entrara a la habitación que
compartíamos debía tener la cabeza gacha en señal de sumisión y que bajo ningún motivo
yo revelaría lo que pasaría entre nosotros. Firmé en la línea punteada y coloqué el sobre en
el escritorio, estaba muy cansada y el brazo me dolía horrores.

Llegué a la habitación contigua, a la gran habitación de Alexander y tomé mi celular para


llamar a Gabriel pero fue Fernando el que me contestó.

Pregunté por Anto y le pedí a Fernando que me pasara a Gabriel, yo le debía mucho a él
pero se negó a tomar el teléfono, diciendo que ya le había llegado el mensaje en donde su
cuenta de ahorros tenía 400.000 dólares más y que él no pensaba tocar ese dinero. Hablé
con Fernando un rato más y colgué. Caminé hacia la pared de vidrio y me dediqué a mirar
al jardín del patio trasero mientras pensaba en lo duro que Gabriel había sido conmigo. Yo

32
Contrato
Aryam Shields M.
solamente estaba haciendo lo mejor para todos nosotros, ¿por qué él no podía ser como
Fernando y simplemente ayudarme?

La puerta se abrió mostrando al todo poderoso Alexander McConner. Su traje ajustado a su


cuerpo, lo hacía ver espectacularmente bien, el hombre tenía lo suyo, al verlo bajé la cabeza
como lo había leído en el contrato, en señal de sumisión. No me gustaba mucho hacerlo
pero ya había empezado toda esta locura, había firmado los trece mil contratos que me hizo
leer y dado la mitad del dinero pactado. Aunque Gabriel había sido tajante al decir que bajo
ningún motivo tocaría ese dinero, si no se presentaba algo con Anto.

— Buena chica — dijo acariciando mi cabeza, solo faltaba que me hiciera menear la cola.
— Te compré un regalo — dijo extendiendo una caja pequeña, forrada en un brillante
papel de color plata.

— ¿Otro? — pregunté pensando en la cantidad de cosas que habíamos comprado esta


mañana. — Creo haberte dicho que con los de esta mañana eran suficientes...

— Obediencia y complacencia, Katheryne... ¿Recuerdas el contrato? Vas a ser mi mujer en


casi todos los sentidos, por los próximos 364 días, me gusta que mis mujeres se vean
bonitas ante mis ojos, elegantes ante los demás, me complace regalarles cosas a mis
mujeres y me complace mucho más que ellas acepten sin chistar. Así que sigue siendo tan
buena chica y toma la caja — su voz aunque suave, tenía un toque de fiereza.

Tomé la caja titubeando, como si en cualquier momento esta me fuese a arrancar la mano.

Alzó su manos en ademan de que desenvolviera lo que fuera que me había comprado, traté
de que mi mano no temblara tanto al rasgar el fino papel de la envoltura. Mis ojos se
abrieron como platos y pude sentir como toda la sangre se me aglomeraba en la cabeza
cuando vi el artefacto: era trasparente, completamente alargado y hasta tenía lucecitas.

— Quería buscar uno de mi talla, pero al parecer es imposible — dijo con una sonrisita
sardónica. Mi habla se había esfumado. — Te dejo para que te diviertas.

— ¿Para qué quiero yo esto? — pregunté en voz baja mirando fijamente el vibrador en
mis manos, antes de que el abandonara la habitación.

— Creo que es claro lo que quiero. No soy suave, mucho menos pasivo y definitivamente,
no soy un puto maestro. Desvírgate y luego ve a mi cama, para eso te lo compré — . Sin
más se metió a la habitación y yo me quede sentada en el sofá, sosteniendo el aparato con el
cual debía desvirgarme.

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Contrato
Aryam Shields M.

Capítulo3
"Cada hombre tiene sus penas secretas las cuales el mundo no conoce, y con frecuencia
llamamos a un hombre frío, cuando él simplemente está triste."
Henry Wadsworth Longfellow

Me tomó sólo un minuto levantarme del sofá y caminar hacia la habitación de Alexander
McConner. El agua de la ducha me decía que estaba bañándose, me senté en la cama
aguantando a toda costa las lágrimas que pugnaban por salir mientras mis manos sostenían
fuertemente el consolador.

— Eso fue rápido — la voz de Alexander me sacó de mis divagues, allí estaba él, cubierto
con una minúscula toalla negra mientras otra guindaba de su cuello, — pensé que quizás te
llevaría más tiempo.

— ¡Eres un bastardo! ¿Lo sabías? — dije con voz ronca y los ojos aguados ¡No iba a
llorar!... Al menos no delante de él.

— ¿Hiciste lo que te pedí? — dijo mirando mis manos.

Negué lentamente — Eres hombre para practicar el masoquismo pero no para desvirgar a
una mujer… — solté.

— Cuida tus palabras — dijo mordaz.

— ¡O qué! ¿Me golpearás?

— ¡No me tientes! — su voz fue dura y sus ojos, de ese verde azuloso que tanto me
gustaba, se habían vuelto un par de Icebergs… Fríos.

— ¿Sabes qué puedes hacer con esto? — Levanté el vibrador, con rabia — ¡Puedes
metértelo por el culo, quizás tú también eres virgen por allí, maldito hijo de puta! — sin
más le lancé el vibrador al pecho, no iba a poder aguantar más las lágrimas y quería por
todo lo sagrado salir de allí. Caminé hasta la puerta bajo la atenta mirada de Alexander, su
cuerpo no se había movido ni un centímetro y parecía que era la primera vez que le decían
algo así. No quise esperar a su reacción, así que salí de la habitación bajando las escaleras
rápidamente.

Tenía ganas de llorar, de matarlo, de… ¡joder! Pasé la mano por mi cabello sin saber qué
hacer, le había gritado, tirado su maldito dildo por la cabeza y había salido de esa

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Contrato
Aryam Shields M.
habitación frustrada, enojada, pero sobre todo, dolida. Yo podía aceptar cualquier cosa
pero… ¡Quitarme mi virginidad con un consolador! Ya era bastante denigrante tener que
vender mi virtud para que ése imbécil quisiera que lo hiciese con un vibrador.

Caminé por los pasillos hasta llegar a la cocina sin darme cuenta que Anna no estaba allí.
La cocina era enorme como toda la casa, en el centro tenía un rústico comedor de granito.
Suspiré fuertemente mientras caminaba hasta llegar al refrigerador de color gris, lo abrí y
saqué una jarra con agua, busqué entre las alacenas un vaso. Necesitaba calmarme y no iba
a llorar. ¡No iba a… Limpié la lágrima que sin permiso había rodado por mi mejilla, me
escurrí entre el refrigerador y el muro de granito dejando caer las lágrimas que no quería
derramar. Gabriel tenía razón, yo no debería estar aquí, yo no debería pasar por esto.

Sólo quería llegar a casa y abrazar a Antonella con todas mis fuerzas, para que me diese
ánimos para continuar. Suspiré tratando de no ahogarme con mis lágrimas pero fue
imposible, quería detenerlas pero parecían mandarse solas así que sólo enterré mi cabeza en
mis piernas dejando que las lágrimas salieran.

Había pasado no sé cuánto tiempo desde que había salido de la habitación, aún estaba
sentada en el frio mármol de la cocina, cuando su aroma inundó mis sentidos.

— Así que aquí estabas… — dijo acariciando mi cabello — Sono una cagna cazzo ha
detto di4 — susurró. — Katheryne… — me negué a levantar la mirada ante él. Mis
lágrimas seguían saliendo como dos cascadas sin freno alguno, — mírame — volvió a
susurrar. — ¡Maledicalo!...5 Mírame Katheryne — levanté un poco mi rostro tratando de
enfocar a través de la cortina de lágrimas, estaba en cuclillas mirándome a los ojos. —
Puedo llegar a ser un maldito cuando me lo propongo, te juro que no fue mi intensión ser
tan brusco — sus dedos retiraron las lágrimas de mis mejillas, — no llores más, tienes que
entender que yo no quiero hacerte daño preciosa — . Era la primera vez que me llamaba
con un apodo cariñoso.

Apenas tenemos dos días aquí, no toda una eternidad — Bufó mi Sub.

Sorbí mi nariz. — Soy rudo, Katheryne, nunca en mis 29 años de vida he estado con una
virgen, pero he escuchado historias...

— No voy a hacerlo con un consolador — dije con voz ronca por el llanto.

Pasó las manos por su cabello y luego acarició su barba, pensativo.

— Te deseo — dijo en voz baja. — Mi cuerpo arde por el tuyo, estoy famélico por ti.
Desde que te vi, solo puedo imaginarte en mi cama, amarrada con mis corbatas mientras mi
polla desaparece en tu cuerpo — , se levantó caminando hacia un lado y otro. — No sabes
lo que daría por arrancarte esos vaqueros y hacerte mía sobre este mesón — se detuvo
4 Soy un maldito hijo de puta.

5 Maldición.

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Contrato
Aryam Shields M.
frente a mí y luego se agachó tomándome por la cintura hasta sentarme en el mesón de
granito. — ¿Has leído el contrato? — su voz se dulcifico ¿Acaso era bipolar?, primero
estaba hablando de follarme y ahora era dulce… — Katheryne — , asentí incapaz de decir
algo. — ¿Tienes alguna pregunta que hacerme? Háblame, no puedo tocarte esta noche —
acarició con suavidad el vendaje que había colocado el doctor Malinov. — Así que solo
tendrás ésta noche para hacer todas las preguntas que tengas en mente.

Me quedé callada. Sí, tenía muchos interrogantes pero no sabía por dónde comenzar.

— Ya te dije que no era un hombre paciente, si no quieres preguntar entonces ve a la


habitación, yo iré al estudio — agarró mi cuello. — Recuerda que debes respirar — mis
ojos se perdieron en los suyos y cuando quise reaccionar, sus labios devoraban los míos con
el mismo ritmo endemoniado de siempre. Su agarre se tensó en mi cuello mientras sus
dedos agarraban mi cabello tirando suavemente de él, abrí mis labios en una invitación
silenciosa a lo que él sonrió aún sin dejar de besarme, su lengua serpenteó hasta enredarse
con la mía y el beso se volvió frenético. Una de sus manos localizó mi pezón y no pude
evitar el gemido que salió de mi garganta. Sin querer me vi pegándome a su cuerpo en
busca de más, tiró de mi cabello dejando expuesto mi cuello y sus labios se dirigieron a él,
chupando cada poro de piel, acariciando con su lengua con cada succión.

Mis manos se aferraron de sus hombros mientras juntaba mis piernas buscando liberar un
poco de la tensión que se había acumulado allí, bajó la mano de mi pezón hasta dejarla en
medio de mis piernas, mientras tensaba más mi cabello.

— ¡No! — susurró con voz ronca. — Yo soy el único que puede darte placer — y su
lengua volvió a torturar mi cuello.

— Que-Querías que... me desvirgara con un… consolador — hablé entrecortado.

— A veces soy algo indescifrable, no trates de entenderme — me miró a los ojos antes de
volver a atacar mis labios pero con menos intensidad, hasta tirar suavemente de mi labio
inferior terminando con el beso. — Se continuiamo così ti porterò a letto dimenticando il
sotto6 — Nuevamente palabras en italiano. — Ve a la cama, desnuda — tensó
nuevamente mi cabello haciéndome verlo a los ojos, — y nunca, ¡jamás! Vuelvas a
alzarme la voz o intentar golpearme, o te pondré sobre mis rodillas.

Lo vi girarse para salir de la cocina.

— ¿Qué tanto sabes de BDSM? — preguntó antes de salir.

— La verdad, no mucho — fui sincera, había leído libros en donde los mencionaba pero
solo tenía el concepto básico.

6 si seguimos así te llevare a la cama olvidándome de tu virtud.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Espérame aquí — susurró, me quedé mirando cómo salía de la cocina, esta era una casa
enorme y no sabía cómo había llegado hasta aquí, me bajé del mesón y abrí el refrigerador
sacando los ingredientes para prepararme un sándwich.

Estaba terminando de colocar la mantequilla de maní cuando lo vi entrar a la cocina


nuevamente, tenía puesta una remera blanca y un pantalón de pijama de cuadros grises y
negros.

— Toma — extendió sus manos pasándome un Ipad — Tiene conexión inalámbrica, tengo
que revisar unos documentos antes de ir a la cama. Sí, mañana quiero pasar el día en casa.

¡Joder!... ¡Él quiere pasar el día en casa! Mañana sería domingo, yo debía ir y ver a Anto, le
había prometido a los chicos.

— Ve a la cama y averigua todo lo que puedas sobre BDSM, mañana tú y yo charlaremos


sobre tus preguntas y luego veremos la manera de deshacernos de tu virtud.

Lo vi salir de la cocina, tomé la tableta y un plato con mi sándwich, y subí las escaleras
hasta llegar a la habitación. Busqué el consolador con la mirada más no lo hallé en ningún
lugar. Suspiré mientras me subía a la cama y abría el servidor de google. Digite
rápidamente BDSM…

El servidor me arrojó una cantidad de sitios con información, pero no sabía cuál era el más
indicado. Comí el sándwich y bajé a la cocina a dejar el plato, de regreso a la habitación
oprimí la primera opción que había en el navegador: Wikipedia.

BDSM: es la denominación usualmente empleada para designar una serie de prácticas y


aficiones sexuales relacionadas entre sí y vinculadas a lo que se denomina sexualidad
extrema convencional.

Bondage: B
Disciplina y Dominación: D
Sumisión y Sadismo: S
Masoquismo: M

Bien, eso ya lo sabía, seguí leyendo poco a poco...

El bondage, es la práctica de encordamientos o ataduras sobre el cuerpo humano, con


fines estéticos o sexuales. Para el arte del encordamiento, se puede conllevar la
inmovilización de la persona pasiva, o no. Así mismo, puede incluir o no la sujeción de
ésta a un elemento fijo, la suspensión parcial o total, etc. También se entiende de forma
extensiva como bondage las inmovilizaciones con esposas, pañuelos, cadenas, etc.

Deslicé mi dedo por la pantalla queriendo leer más.

Disciplina: es un término genérico que describe las actividades de quienes gustan, por
activa o por pasiva, de la flagelación erótica, también llamada la práctica de los azotes

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Contrato
Aryam Shields M.
eróticos. Consiste en el uso de la mano para azotar principalmente las nalgas de la
persona pasiva, o bien usando algún instrumento, en cuyo caso se extiende la zona azotada
a piernas, senos, tórax, etc., y se habla de flagelación. Los instrumentos de azote clásicos
en este último tipo de práctica son los floggers o gatos de cola, la paleta, la canne o vara
fina y flexible de fresno o similar, la fusta y el látigo, entre otros. Y también un sinfín de
instrumentos diseñados en principio con otro propósito, como cepillos para el pelo,
zapatillas, etc.

Recordé las palabras de Alexander… Y nunca, ¡jamás! Vuelvas a alzarme la voz o intentar
golpearme, o te pondré sobre mis rodillas.

Batí mi cabeza de un lado a otro no dejándome intimidar por lo leído.

Dominación-sumisión: es integrada por una parte pasiva, que adopta el rol sumiso, y una
parte activa, que hace lo propio respecto del rol dominante. En todo caso se concreta en
torno a un modelo de Intercambio Erótico de Poder (EPE), basado en el consenso.

El sadomasoquismo, es un término genérico que define relaciones en las cuales el binomio


dolor-placer tiene una gran importancia como medio de materializar relaciones de
intercambio de poder. Se denomina sadismo, por otra parte, a la práctica activa que
realizan las personas que sienten un placer sexual al castigar a otra.

Masoquismo: sería la práctica pasiva, la de aquellas personas que experimentan un placer


sexual al sufrir determinada intensidad de dolor.

Todas las actividades enmarcadas en el BDSM tienen un elemento común: los


participantes construyen, de forma voluntaria y partiendo de una situación de consenso,
relaciones con marcado traspaso de poderes.

Bueno, hasta aquí yo sabía todo eso, con menor profundidad pero lo sabía. Deslicé el dedo
nuevamente por la pantalla:

Palabra de seguridad: La palabra o código es usada por la parte sumisa para indicar de
forma rápida que el grado, las circunstancias o la actividad que se está desarrollando no
es de su gusto y que desea parar. La ética del BDSM prefija que en todo momento la parte
dominante respetará dicha manifestación e interrumpirá la actividad.

Bostecé fuertemente y giré mi reloj de pulsera para ver la hora, era casi media noche y
Alexander aun no llegaba a la habitación. Me levanté de la cama y me quité los vaqueros y
el suéter de cuello alto que tenía puesto, las botas estaban a un lado de la cama, las tomé y
las coloqué en un rincón. Alexander me había comprado una gran cantidad de ropa, pero
Anna las había guardado quién sabe dónde.

Me deshice de mi sostén, pero cuando iba a quitarme las bragas decidí no hacerlo, apagué
la tableta y me metí dentro de las cobijas. No pasó mucho tiempo cuando Morfeo vino a mí.
.
.

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Contrato
Aryam Shields M.
.

— Despierta… — susurró una voz sensual en mi oído antes de succionar el lóbulo


levemente.

— ¡Aaah! — gemí mientras mi cuerpo se pegaba involuntariamente a una superficie dura,


sentía un hormigueo extraño en mi vientre mientras los labios de Alexander recorrían mi
nuca suavemente y su mano trabajaba en mis pecho, acariciando y tirando de mi pezón
derecho. — Ale...Alexander…

— Shutt… — susurró mientras seguía besando mi hombro, y mi espalda se pegaba cada


vez más a su ancho pecho, su mano abandonó mi adolorido pezón, trazando planos
inexistentes sobre mi abdomen. — ¿Por qué tienes las bragas puestas? — Su voz sensual
mandaba latigazos de dolor a mi vientre, — tienen que irse… — sentí la tela rasgarse
mientras sus dedos acariciaban externamente mi centro. — Sin depilar… tsk tsk, estás
comprando todos los boletos para una buena zurra, Katheryne — . Su dedo entró en mis
pliegues — ¡Joder! Eres receptiva, preciosa — pegó su erección a mi trasero, clavándome
su miembro en mis nalgas, gemí ante el contacto mientras sus dedos recorrían lentamente
mis pliegues.

— Ale...Lex…¡Sr. McConner!... — grité al sentir la tortura.

— Relájate…Respira — me recordó a la vez que las yemas de sus dedos acariciaron mi


clítoris y no pude evitar el grito que salió de mi garganta. — Come lista di condanna
mente7 — sentí su dedo curvarse mientras entraba en mí. Para ese momento mi cuerpo
respondía sólo, arqueándose contra la espalda de Alexander. Su bombeo era frenético,
pegué mi cabeza complemente al hueco de su hombro izquierdo mientras gritaba abrumada
por las mil y una sensaciones, mi cuerpo se empezó a contraer… ¡me voy a correr!

— ¡No!... ¡Resiste más! — su orden fue sensual, clara, fuerte y joder… ¿cómo carajos lo
iba a aguantar? — Si te corres, aumentaré los azotes la próxima vez que me faltes el
respeto — . ¡Mierda!, su nariz acariciaba mi cabello, sus besos en mis hombros y sus
frenéticos movimientos me tenían en el bode de un maravilloso orgasmo.

— ¡Resiste!

— No puedo… — lloriqueé, y el aprovechó para agregar un dedo más a la ecuación. —


¡Por favor! — supliqué sin saber qué.

— ¡Aún no! — susurró palabras en mi oído... Italiano… y joder estaba más caliente que
un día en el desierto del Sahara. Su ritmo no había disminuido, sus dedos ágiles se movían
dentro y fuera de mi cuerpo.

— ¡Ahora! — gritó. — ¡Dámelo!... ¡córrete preciosa! — sentí como el espiral que


estaba en mi vientre se rompía en mil pedazos, mi cuerpo se contrajo dolorosamente, mis

7 Tan condenadamente lista.

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Contrato
Aryam Shields M.
músculos se hicieron pesados mientras estaba presa de aquel arcoíris de colores. Lo
siguiente que sentí fue a Alexander encajar sus dientes en mi hombro, haciéndome gemir no
sé si de dolor o placer…

— Eso fue malditamente perfecto — dijo mientras yo bajaba de la milésima nube, sentía
mi cuerpo como peso muerto pero estaba bastante relajada. Podía ver claramente a mi
Subconsciente tirada en el sillón más lejano de mi memoria, quería hablar pero las palabras
no salían así que me limité a tratar de calmar a mi acelerado corazón, los dedos de
Alexander aún se encontraban dentro de mi cuerpo, moviéndose lentamente, su erección
ahora está ubicada dentro de mi nalgas pero sin entrar en mi cuerpo y esperaba
sinceramente que siguiera así. — Bien hecho — sus dedos abandonan mi centro y de mi
garganta sale un pequeño grito.

Levantó sus dedos hasta mi cara, sé que estoy más roja que la nariz de Rodolfo.

— Quiero que aprendas a conocerte — separó los dos dedos que habían estado dentro de
mí. — Odio compartir — su otro brazo me hizo girar quedando frente a frente, sumergida
en ese pozo azul verdoso que son sus ojos. — Chupa — dijo lentamente enseñándome un
dedo. — ¡Hazlo! — moví mi cabeza un poco hasta alcanzar el dedo, introduciéndolo en
mi boca. — ¡Cristo! — murmuró cerrando los ojos. — ¡Little Devil!8.

No tenía mal sabor, era algo entre dulce y salado, no encuentro con que compararlo,
succiono un poco más mientras mi lengua se desliza por su dedo.

— ¡Basta! — dijo sacando sus dedo de mi boca y abriendo sus ojos, el verde azulado se
ha ido dejando un verde intenso. Lleva su otro dedo a su boca y… ¡Mierda! Un pequeño
gemido escapa de su boca mientras su lengua absorbe mis fluidos — Al baño, ahora — su
voz es dura. — Tu virtud peligra — dice cerrando los ojos, — y tu trasero también…

Me levanté de la cama rápidamente, encerrándome en el baño y cerrando la puerta con


seguro. Gradué el agua y me metí bajo el chorro, con cuidado de no mojar el vendaje
puesto por el doctor Malinov, mientras pensaba en lo sucedido minutos atrás. Abrí el
gabinete del baño preguntándome qué había detrás de la puerta que estaba a un costado del
baño, lo revise encontrando lo que necesitaba, solo esperaba que Alexander no se
molestara.

Con mucho cuidado depile mi parte sur, me sentía a la expectativa de todo, cuando estuve
completamente rasurada, dejé caer el agua caliente sobre mi cuerpo.

Cuando salí del baño Alexander no estaba, sujeté bien la toalla a mi cuerpo y caminé hasta
la mitad de la habitación, me senté en la cama recordando nuevamente lo sucedido, y
suspiré resignada al no tener ni idea de dónde podría estar mi ropa.

— Te gusta tentarme, ¿no, Katheryne? — la voz de Alexander tenía un toque de diversión,


me giré para contestarle pero no pude hablar, frente a mi Alexander lucía una sudadera

8 Pequeña diabla.

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Contrato
Aryam Shields M.
negra que colgaba de sus caderas junto con una camisilla blanca, cada uno de sus músculos
se pegaba dolorosamente a la tela, y para completar tenía una toalla en su cuello, estaba
descalzo y… ¡Joder! ¡Se veía espectacularmente bien!

— Yo... Yo sólo… — respiré tranquilizándome. — No sé dónde Anna dejó mi ropa.

El rió, una sonrisa fresca y divertida mientras caminaba al baño.

— Sígueme — dijo en voz baja, volví a tensar el nudo de la toalla mientras lo seguía,
entramos al baño y luego abrimos una de las puertas que estaban allí. — La ropa de la
izquierda es la tuya, escoge algo sencillo ya que ahora en la mañana no saldremos a ningún
lado.

— Verás, yo…

— A ningún lado, Katheryne, obedece. Tengo hambre y Anna ya tiene el desayuno listo —
y se giró para salir del imponente closet.

— En el contrato decía que yo podía salir de 8 am a 5 pm — dije fuertemente.

— Y también decía que era siempre y cuando yo no estuviera en casa.

— ¡Tengo cosas que hacer! — grité, ¿por qué este hombre se empeñaba en joder los
momentos tranquilos?

— Y a mí no me importa si tienes una cita con el vaticano, cancela lo que tengas que hacer
y bajas a desayunar — dijo con voz fuerte, — tienes cinco minutos y van tres, te espero
abajo — . Salió dejándome completamente frustrada, tomé un sweater de algodón y unos
nuevos vaqueros, registré buscando unas bragas, me las coloqué rápidamente y salí de la
habitación.

Para variar, él brillaba por su ausencia, calcé unas bailarinas que había traído de casa y bajé
las escaleras de dos en dos, el omnipotente estaba sentado en la silla mirando su
Blackberry, Benjamín estaba a un lado como una estatua.

— Diez minutos de retraso para unos simples vaqueros y un sweater — dijo sin mirarme.

— Necesito salir — dije sentándome.

— ¡Te dije que no! — su voz se subió dos octavas.

No quería hacerlo, no quería rogarle pero yo necesitaba ver a Antonella.

— Por favor… — susurré.

— Benjamín — miró al chico de ojos purpuras. — Dile a Anna que puede servir el
desayuno — . Benjamín asintió y luego salió del salón. — Katheryne, cuando doy una

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Contrato
Aryam Shields M.
orden no me gusta discutirla — pinchó el puente de su nariz, — si yo digo NO, es simple
y llanamente, no. No vuelvas a preguntar, no me contradigas y no insistas porque no
cambiaré de opinión, sino que al contrario, pones tu trasero en peligro, ¿está claro?

Suspiré aguantando las lágrimas.

— Dije, ¿está claro?

— Sí, señor — dije en voz baja mientras bajaba la cabeza, Anna llegó con Benjamín
sirviendo los platos. — Sírvele al señor, Anna, he… — levanté la cabeza y lo miré a los
ojos, — he perdido el apetito… — me levanté de la mesa dispuesta a salir del maldito
comedor.

— ¿A dónde crees que vas? — dijo taciturno. — Siéntate y come, Katheryne.

— No tengo hambre, quiero retirarme.

— Tienes que comer.

— ¡Ya decidiste tenerme encerrada el día de hoy, es mi problema si como o no! — grité
de vuelta, Anna me miró con los ojos abiertos y Alexander apretaba los cubiertos como si
quisiera doblarlos.

— Siéntate y come — dijo entre dientes. — No lo repetiré, Katheryne.

Sonreí sardónicamente mientras salía del comedor, Benjamín salió tras de mí.

— Señorita por favor — susurró. — No es manera de ganarse las cosas, vuelva a la mesa.

— ¿Por qué le tienen tanto miedo tú, Peter y Anna? — pregunté.

— No es miedo, es agradecimiento. El señor parece ser un ser despreciable pero…

— Es un ser despreciable, Benjamín — dije con voz contenida.

— No, no lo es, su vida no fue fácil, todo lo que ha pasado en ella lo han vuelto un hombre
duro. Cada hombre tiene sus penas secretas las cuales el mundo no conoce, y con
frecuencia llamamos a un hombre frío, cuando él simplemente está triste.

— ¿Triste? ¡Ja! Benjamín no me hagas reír…

— Por favor vuelva a la mesa, señorita — dijo frustrado.

— No lo haré, Benjamín — dije y subí las escaleras. Alexander McConner triste, y yo soy
el hombre de las diez mil cabezas. Abrí la puerta de la habitación y me tiré en la cama,
busqué entre mis pocas pertenencias mi celular y marqué a Gabriel. Pero no me contestó, al

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parecer mi amigo aún estaba enojado, intenté con Fernando pero tampoco tuve éxito, solo
esperaba que Anto estuviera bien.

Volví a marcarle a Gabriel, pero nuevamente me envió a buzón

— Hola, sólo llamaba para ver como estaban, no creo posible ir hoy. Gabriel, no me
juzgues, esto es demasiado difícil como para que también tenga que lidiar con tú
indiferencia. Necesitan el dinero, las hipotecas los van a consumir vivos y lo sabes, yo no
estoy arriesgándome por ustedes y tampoco quiero que me veas como una víctima, soy
consciente que no es la mejor opción y que me estoy vendiendo como una puta cualquiera,
pero entiéndeme… — suspiré dejando escapar unas lágrimas. — Si no fuera por ustedes,
¿qué habría sido de Anto y de mí? Sólo estoy retribuyendo un favor, sé que ustedes
cuidaran bien a mi pequeñita, por favor hazme saber que están bien — , sorbí mi nariz. —
Dile a Anto que mami la ama y que mañana iré a verla.

Anna entró con una bandeja a la habitación. — Le dije a Benjamín que no tenía hambre,
llévate la bandeja.

— Debe comer algo señorita — dijo con voz suave.

— Quizás más tarde, ahora no Anna, por favor llévatela y no vuelvas a decirme señorita,
soy Katheryne.

— El señor no es un hombre malo…

La corté.

— Benjamín ya me dio el sermón del hombre triste y sabes qué, Alexander McConner es
todo menos un hombre triste, llévate la comida ¿sí? — ella asintió y salió de la habitación.
Me recosté en la cama y miré la mesita encontrándome con el Ipad, lo tomé y encendí.

Google: Alexander McConner

Presidente y CEO de McConner Corporation, empresa a nivel mundial con sedes en


América del Norte, España, Londres y cuya casa Matriz radica en Italia.

Dejé que el dedo se escurriera por la pantalla del ordenador, no me interesaba mucho su
empresa, quería saber de él.

Hijo de Brenda Houson y Andrew McConner, huérfano desde los 6 años, criado por su tío
Jean Paul McConner. Estudió arquitectura en Oxford y su maestría de planificación y
diseño urbano la realizó en Harvard. A los 22 años, se hizo su nombramiento oficial como
presidente de McConner Corp., para con el traspasar de los años hacerla una empresa
prospera que provee 3564 empleos por país de ubicación.

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Contrato
Aryam Shields M.
A sus 29 años, Alexander McConner, es el empresario más joven y sagaz en la industria de
la construcción, entre sus proyectos está la remodelación de varios teatros y la
construcción de edificios importantes a nivel de Norte América, España, Londres e Italia…

— Anna me dijo que no habías querido comer nada — alcé la mirada viendo a Alexander
con una bandeja. — Come — su voz no fue alta pero si tenía un tono que no aceptaba
réplicas, lo vi sentarse en un lado de la cama.

— Te diré lo mismo que le dije a Anna, no tengo hambre — dije cerrando la página de
google y sentándome mejor.

— ¿Es porque no irás a verlo? — su voz tenía un toque de… ¿celos? Mi estómago gruñó,
anoche solo había comido un sándwich de mantequilla de maní y hoy no había comido
nada. El hambre me estaba haciendo ver fantasmas ¿Alexander "todo poderoso" McConner,
celoso?

— Necesito salir — dije lastimosamente.

Pasó su mano por sus cortos cabellos y luego delineó su barba.

— Está bien — susurró. — Sólo no te acostumbres. Los domingos estoy en casa, a no ser
que me toque viajar, si estás aquí es para acompañarme, así que los días que esté en casa no
saldrás. Por hoy puedes salir pero te quiero aquí en dos horas — estuve a punto de saltar y
abrazarlo pero me contuve.

— Come por favor — susurró, — y por lo que más quieras, que solo sean dos horas,
Peter te llevará y esperara por ti. Tienes que acompañarme a un lugar esta noche y odio
llegar tarde — se levantó de la cama dejando la bandeja con los dos burritos y el vaso de
jugo en la cama.

— Y antes de irte, cámbiate esa ropa — miré mi ropa, pensando en qué estaba mal, — al
menos ponte una cazadora, hace frío allá afuera. Estaré en el estudio, ven a verme cuando
te vayas — se giró y se fue.

Comí uno de los burritos y la mitad del jugo, salté al baño, me cepillé los dientes y busqué
en el gran closet una cazadora de cuero. Me cambié las bailarinas por mis antiguas botas de
cuero y me maquillé un poco, volví a intentar llamar al celular pero nuevamente se fue a
buzón.

Estaba empezando a preocuparme.

Bajé las escaleras de dos en dos tropezándome con Benjamín en la parte de abajo.

— El señor está en el estudio — dijo en voz baja, a veces este chico daba miedo. —
Corredor izquierdo, tercera puerta a la derecha — dijo leyendo mi mente.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Gracias — dije mientras caminaba hacia el estudio. Toqué levemente y luego asomé la
cabeza, Alexander estaba sentado en una esquina de su escritorio, hablaba por celular, en
italiano maldecía y en su muy fluido ingles intercambiaba palabras con la persona que
hablaba. — Toma el primer maldito avión que traiga tu patético trasero a este condenado
país — gimió antes de trancar la llamada, levanto la vista encontrándose conmigo.

— Ya me voy — susurré.

— Peter te estará esperando afuera. Ven aquí… — palmeó su pierna, caminé vacilante
hasta que él extendió sus brazos alrededor de mi cintura. — Dos horas, Katheryne. No
hagas que me arrepienta de darte libertades — sonrió. — Ahora despídete como se debe…
–su mano subió por mi espalda hasta tensarse en mi cuello, su boca demandante se apoderó
de la mía en un beso frenético que hacía que mi parte sur se contrajera dolorosamente, una
de sus manos bajó hasta mi trasero, inclinándome hacia delante pegando mi muy necesitado
centro a la erección que sobresalía en su sudadera, su beso duró dos largos minutos, una
eternidad para mí, terminó dando pequeños besos en mis labios. — Vete ya.

Salí del estudio algo desorientada, moví mi cabeza rápidamente hasta centrarme en salir de
la mansión. Peter me esperaba en un lujoso Ferrari color gris plateado, había caído en
cuenta que todo lo de este hombre era de esa gama de colores.

Me subí al impresionante coche de asientos de cuero en color piel, mientras un muy serio
Peter conducía sin preguntar a donde, cuando llegué, tanto el local, como el balcón estaban
cerrados.

Y empecé preocuparme, los exámenes para la operación de Anto empezaban mañana a no


ser que…

— Kath — la voz de Fernando me trajo a la realidad. — Pensábamos que ya no venías


pequeña… — dijo besando mi frente.

— Me levanté tarde...

Nos dieron nuestro primer orgasmo… — dijo mi Sub.

Rodé mis ojos por lo directo de mi subconsciente.

— Luego estuve llamando pero no encontré respuesta alguna ¿Dónde está Antonella? —
pregunté.

— Con Gabriel, en el parque. Yo vine a buscar su biberón, los celulares los dejamos, hoy
queríamos un día con la bebita. Fernando abrió el local y entró tan rápido como salió. —
¿Vamos? — Asentí mirando a Peter.

— Peter puedes irte — le dije, a lo que el negó.

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Contrato
Aryam Shields M.
— El señor McConner me ha ordenado expresamente esperarla las dos horas que estará
aquí.

— ¿Dos horas? — Fernando enarcó una ceja.

— Umm… como quieras — lo ignoré mirando a Peter. — Iré con Fernando al parque.

Cuando llegamos, Gabriel no me miró, dejó a Antonella en mis brazos y se alejó del lugar
más no se fue del parque. Fernando salió tras él y los vi discutir, negué con la cabeza
mientras hundía mi nariz en los negros cabellos de mi muñeca.

Las dos horas pasaron tan rápido como cuando uno toma un centímetro cúbico de agua.
Antes de que pudiese preverlo, Peter estaba parqueado en el parque. Le di mi beba a
Fernando, ya que Gabriel había desparecido luego de la discusión con él, deposité un beso
en su cabecita y le dije a mi amigo que mañana a las 10 estaría en la casa. Sabía que solo
Gabriel estaría allí, Fernando era abogado y a esa hora estaría en el bufete.

Media hora después estaba en la mansión, Peter bajó con dos cajas de comida china, ¿en
qué momento la había comprado?

Caminé hasta el estudio y sonreí al ver a Alexander mirando su ordenador, tenía unos lentes
cuadrados con orillas plateadas puestos. Su ordenador era un Apple y como para variar
plateado.

— Ya estoy aquí — dije sin saber por qué, el levantó su vista y me quedó mirando.

— Anna y Benjamín tienen el día libre, Peter trajo comida seguramente, ve y come.

— ¿Y tú? — pregunté.

— Me serviré luego y comeré — levantó sus lentes y acarició sus ojos.

— ¿Por qué no pongo la mesa mientras tú dejas de trabajar por hoy? — estaba feliz de
haber visto a mi pequeña.

— Está bien, igual ya no iba a trabajar más, hay cosas que quiero enseñarte.

Durante el almuerzo estuvimos callados, solo se escuchaban los cubiertos al rozar el plato y
nuestras respiraciones. Al terminar, Alexander se levantó de su puesto y me tendió su mano.

— Quiero que conozcas partes de la casa, esta mañana me di cuenta que no sabes la
ubicación de muchas habitaciones — sonrió. Tomé su mano y sus dedos apretaron los míos
suavemente. Se sentía bien cuando él y yo podíamos hablar como dos personas civilizadas,
salimos de la casa y me llevó hasta la parte posterior del jardín. — Esta es la cochera —
dijo suavemente mientras vi a Peter limpiar un lujoso Lamborghini.

— ¿Es un Lamborghini? — pregunté.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Sí, murciélago 6, todo un bebé con 12 velocidades — parecía un adolescente hablando


de su artista favorito.

— Es… plateado — dije tontamente.

— Tengo un fetiche por las cosas de ese color, no es ni muy oscuro ni muy blanco, ni muy
bueno, ni muy malo, tal como soy yo. Vamos dentro.

Fuimos a la cocina y a su estudio en donde había una puerta al final de la pared derecha;
casi me caigo de la impresión cuando la abrió: era una sala de juegos. Había un
impresionante televisor de 48 pulgadas empotrado a la pared, al lado habían consolas de
video juegos, un Play Station 3 y para terminar, una repisa llenas de películas Blu Ray con
un Dvd. En la mitad había un sofá de dos puestos y una silla reclinable, miré a la izquierda
donde había una pared literalmente llena de libros y la pared de la derecha era como la de la
antesala de la habitación, era en vidrio y daba directamente al jardín.

— Esta es mi habitación de entretenimiento, está al lado de mi estudio porque es algo muy


preciado para mí, es donde puedo quitar el estrés de la jornada laboral. Todas mis casas
tienen una — dijo suevamente. — Puedes venir aquí cuando quieras, Anna tiene una llave
del estudio pero esta puerta permanece sin llave.

Caminó hasta salir de la habitación, lo seguí sumisamente mientras el subía las escaleras
hasta llegar a la habitación que compartíamos. Abrió la puerta que daba al baño y luego
abrió otra puerta que no había visto.

— Este es un pequeño sauna — dijo prendiendo la luz. — Aquí está el Jacuzzi también,
sólo debes graduar la temperatura — observé las butacas de madera y el impresionante
jacuzzi del centro. Tomó mi mano nuevamente y salimos del baño camino hasta la puerta
que estaba al otro extremo de la pared, — y esta es la habitación de juegos — . Lo miré
confundida, ¿qué esa habitación no estaba abajo? — Sólo yo tengo la llave — dijo
sacándome de mi divagues. — Te daré una copia luego. Cuando yo diga que me esperes
aquí, debes venir y esperarme desnuda, arrodillada en el suelo, con los brazos extendidos
hacia adelante, con tus palmas fijas en el suelo y la cabeza gacha ¿he sido claro? — asentí
mirándolo fijamente mientras el sacaba la llave de su pantalón y la giraba en su cerradura.

— Cuando estés aquí dentro voy a someterte, a exigir de ti hasta el último ápice de placer y
entrega que puedas darme. Voy a llevar tus límites hasta donde no puedas soportar. Seré tu
señor o tu amo, dentro de esta habitación no puedes llamarme por mi nombre. Te enseñaré a
satisfacer todos mis deseos, serás parte de mis perversiones, me darás placer y yo te lo daré
en iguales cantidades, me obedecerás y acatarás cada una de mis órdenes ¿entendido? —
volví a asentir. — Si no cooperas, te pondré sobre mis rodillas y azotaré ese respingón
trasero que tienes. Si me haces enojar también lo haré, es una manera de disciplinarte, eso
lo has leído en el contrato — asentí. — El castigo será según la falta que cometas y lo haré
con mi palma o con alguno de mis juguetes — me dio su sonrisa torcida y sentí un
corrientazo que acabo en mi entrepierna. ¡Joder, me estaba excitando su tono de voz! El
saber que me golpearía ¡me estaba volviendo loca! Debería tener miedo que un bastardo me

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Contrato
Aryam Shields M.
golpeara pero estaba aquí, de pie tras él, a la expectativa de qué me aguardaba tras la
maldita puerta. Podía sentir como mi centro se empapaba cada vez más cuando él hablaba,
su voz era baja pero no por eso era menos sexy y provocativa.

Giró el pomo de la puerta y la abrió invitándome a pasar.

¡Ay, joder!... Jesús, Ala, Buda, Poseidón, Thor, Odín y todos los demás dioses paganos y no
paganos…

¡Esa era la habitación del pánico, no el cuarto de juegos como él lo había llamado! Era
grande, mucho más grande que las demás, las paredes eran de color gris y las cortinas en
color negro pero eso no era lo que asustaba, lo que me tenía jodidamente petrificada era la
cantidad de tablas, fustas, flogger, correas, látigos, cadenas… Esto daba miedo, escuche el
click de la puerta al cerrarse mientras los dedos de Alexander hacían un recorrido entre mis
hombros y brazos. Sentía sus ojos clavados en mi cuerpo y saber que estábamos solos y
encerrados, hacía que tuviese un nudo en el estómago.

— No tengas miedo — susurró. — Jamás te haría daño, al menos no intencionalmente, la


mayoría de las cosas aquí presentes son para el placer de ambos — tragué grueso ante la
palabra daño. Seguí detallando la habitación enfocándome en el closet de madera gigante
empotrado a un lado de la pared, Alexander vio mi mirada y habló. — Allí hay cosas que
utilizaremos de vez en cuando, poco a poco, te iré informando de cada una de ellas. Soy
Dominante, Katheryne, pero nunca haremos algo que tú no quieras.

— ¿Qué… — sentía mi boca seca. — ¿Qué hay allí? — pregunté.

— Velas, cuerdas, bolas chinas, esposas, dulces, pinzas, dildos, tacones, ropa, dilatadores,
etc.; cualquier cosa que me proporcione placer, Katheryne — sus dedos en mi brazo
trataban de tranquilizarme pero… ¡joder! Faltaba mucho para que me tranquilizara. —
Relájate, hoy sólo te estoy mostrando — . Exhalé tratando de relajarme.

Noté que el cuarto estaba tapizado con una hermosa alfombra de color negro con rayas
plateadas. Había un gran espejo empotrado a una pared y un banco de terciopelo negro
frente a él. Del otro lado había un sofá de cuero negro, era curvado como el de los salones
de striptease de The Chalet, en el centro un tubo que salía del techo hasta el suelo.

Yo no iba hacerle el baile de tubo… ¡Mierda, ni siquiera sabía hacerlo!

En el centro de la habitación, pegada a la pared, había una cama de madera inmensamente


grande, con dosel, cortinas negras bajaban desde el techo y se unían con las columnas de la
cama con un cobertor negro; y a su lado dos mesas de noche cada una, de una gaveta.

Paradójicamente sobre la cama, empotrado en el techo, había un espejo del mismo tamaño
de la cama…

— Es placer, Katheryne, sólo placer — susurró, quería salir de allí. — Contrataré una
persona para que te enseñe a bailar Vertical Pole, soy bastante fetichista, al igual que un

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Contrato
Aryam Shields M.
entrenador personal. El Ipad que te entregué ayer es tuyo ¿has investigado sobre el BDSM
como te lo sugerí? — asentí. — ¿Tienes preguntas que hacerme? — negué. — Bien,
quiero que investigues sobre los ejercicios Kegel también.

Pude ver a mi Subconsciente escribiendo en sus post-it de colores escandalosos.

— Ajá… — fue lo único que pude articular, buscaba afanosamente algo que hubiese
perdido de vista.

— No hay cámaras de seguridad, ni de video, soy fetichista pero no al extremo. Me basta


con los espejos y mis pequeños juguetes. Vámonos de aquí, tenemos una cena a la que
asistir y necesito que nos arreglemos — suspiró y se pinchó el puente de la nariz. —
Salgamos de aquí, hueles… demasiado apetitosa para tú propio bien, si seguimos aquí, te
follaré como poseso ignorando tu virtud — dijo girándose y abriendo la puerta. Salí como
alma que lleva el diablo de ese lugar.

Cuando llegué a la habitación normal en la que había estado durmiendo todas estas noches,
Alexander no estaba allí, lo busqué con la mirada hasta que salió del baño.

— Me gustaría que te colocaras esto — dijo extendiendo un vestido marrón en la cama,


era sencillo pero elegante. — No te pongas botas, quiero los zapatos que te compre en
Jimmy Choo ayer, los dorados a juego. Voy a dejarte arreglar sola, yo iré a la habitación de
huéspedes. Reúnete conmigo en el estudio en una hora — sin más salió de la habitación.

Me di un baño lentamente, necesitaba comprar un jabón de baño, el de Alexander olía bien


pero era muy masculino para mi gusto, anudé la toalla a mi cuerpo y salí al closet buscando
ropa interior. Tomé una bolsa de encaje negro que era lo que mejor se vería con el vestido,
el sostén era pequeñísimo pero tapaba lo necesario y ni que decir de la tanga.

Me coloqué el vestido y me miré en el espejo. Sonreí, quedaba justo debajo de mis rodillas
y tenía un generoso escote, me hacía ver hermosa y elegante. No podía quejarme, soy mujer
vanidosa y coqueta como todas. Peiné mi cabello anudándolo en una pequeña cola dejando
mechones de cabellos sueltos, me maquillé discretamente y me subí a las armas mortales
que McConner había dicho que usara.

Bajé con cuidado las escaleras hasta llegar al estudio, Alexander se veía impresionante
como siempre. Tenía un traje hecho a la medida de color negro, no plata como siempre, una
camisa blanca y una corbata negra a juego, nuevamente hablaba por celular.

— ¿Conseguiste vuelo? Entonces estarás aquí mañana por la tarde… ¿ella vendrá
contigo?... Sí, ella está aquí… ¡No me jodas Antuan! ¡Controla a la enana que tienes por
esposa o te juro que la mandaré en una cohete a la luna!… Sabes muy bien que puedo
pagarlo… — sonrió. — Sí… Sí, le diré que cenaremos mañana con ustedes y por favor
controla a tu mujer, no quiero preguntas muy subidas de tono, Katheryne es algo tímida…
si y nada de hablarle de mis parejas de Italia.

Carraspeé haciéndome notar.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Antuan tengo que irme… si, ella está aquí… ¡Joder! Cazzo Idiot non stanno andando
fuori a cena, lascia la sciocca e controlla il goblin male è come una donna 9 — colgó. —
Estás realmente hermosa…. mia Bella ragazza10 — dijo con su voz aterciopelada. — Ven
aquí — tendió su mano, — gírate… — ordenó cuando llegué al frente de él. Sentí el
metal deslizarse por mi cuello, me volvió a colocar frente a él. — Bella, cuando lo vi supe
que se vería hermoso en ti…Ven — tomó mi mano hasta dejarme frente a la vitrina del bar,
el collar era sencillo, de oro y con un brillante en forma de media luna.

— ¿Es un diamante? — pregunté acariciando el dije.

— Sí, no quiero objeciones, me complace vértelo puesto — dijo serio, — ¿nos vamos?

Asentí, sin replicar, al final él se pondría en tono mandón y yo no podría hacer nada.

Me colocó un abrigo en la salida de la casa y salimos para encontrarnos con Peter, que nos
esperaba en el Lamborghini.

— ¿Peter no descansa? — pregunté.

— Yo nunca conduzco, Katheryne…

— ¿Nunca, nunca?

— Nunca.

— ¿Por qué?

— No preguntes cosas que no quieres saber…

— ¿Qué te hace pensar que no quiero saber? — Pregunté, — si pregunto es porque


quiero saber.

— Entonces no preguntes cosas que no quiero contestar — dijo tajantemente.

— Tienes una cantidad de autos lujosos y caros, y no conduces. ¡No entiendo!

— Soy fetichista ya te lo dije, y no quiero hablar de eso, ¿sí? — respondió cansinamente


antes de tocarse el puente de la nariz, había empezado a notar que lo hacia cuando estaba
muy cansado… O muy enojado.

9 Pedazo de idiota no vamos a follar, estamos saliendo para una cena, deja las
bobadas y controla a la duende del mal que tienes como mujer.

10 Mi chica hermosa

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Dónde vamos? — pregunte luego de unos minutos de silencio.

— A casa de Dimitri Malinov, fue mi compañero hace varios años atrás y ahora que estaré
aquí me hará bien conversar con él.

Peter aparcó en una casa similar a la de Alexander, varios minutos después de conducir. —
Recuerda por qué me acompañas y asegúrate de estar siempre junto a mí — dijo serio,
antes de que Peter abriera la puerta del coche. Me aseguré de estar un paso atrás de él.

En la puerta nos recibió una señora regordeta con sonrisa amable. La casa era enorme,
blanca con un estilo fresco y juvenil. No podía imaginar que el doctor Malinov viviese
aquí. La señora nos acompañó hasta el living donde el doctor estaba con un pequeño de no
más de 1 año, me recordó automáticamente a Nella y sentí mi peso hundirse un poco, aún
faltaban 363 días para poder estar con mi pequeña todo el tiempo.

— Dimitri ha llegado tu visita — dijo la señora amablemente haciéndonos pasar.

— Toma a Damián y dile a mi esposa que ya llegaron los invitados, debe estar en la
habitación de los chicos — le dio el niño a la señora. — Siéntense — dijo en voz suave,
— veo que aún conservas el vendaje, puedes retirarlo esta noche antes de ir a la cama, esa
herida cierra con rapidez — sonrió, una sonrisa ladeada, coqueta, igual como la que de vez
en cuando Alexander dejaba salir.

Me senté al lado de Alexander y él tomó mi mano suavemente, enredando mis dedos con
los suyos. Lo miré confundida, era la tercera vez que lo hacía el día de hoy.

El doctor Malinov miró nuestras manos y sonrió cuando una chica entró a la sala. —
Siento la tardanza, Daniel es un poquito difícil a veces, lo he dejado en casa de Andrew, y a
Damián en casa de Dante — sonrió antes de acercarse al doctor y darle un beso. La chica
se veía amable, tenía una falda a la cadera blanca y un sencillo sweater azul con unas
bailarinas a juego. Recordé el nombre que ella había pronunciado, Damián, y extrañamente
me hizo recordar a mi amigo. Y lo mal que me había tratado hoy, a veces la indiferencia
duele más que una bofetada…

Alexander me miró serio al notar el cambio en mi rostro, removí un poco mi mano y traté
de sonreír.

— ¿Pasamos a la mesa? — preguntó el doctor, haciendo que Alexander relajara la mayor


parte de sus músculos y se levantara.

La cena estuvo realmente deliciosa, y de postre sirvieron cheesecake de galleta oreo, el


favorito de la señora Malinov. Ellos fueron muy amables y la esposa del doctor se veía
realmente agradable, pasó casi toda la noche hablando de los pequeños y de lo mandón que
a veces era el doctor. Mientras los hombres hablaban de negocios, en algún punto de la
velada luego de la cena, Alexander besó mis nudillos y me susurró que hablaría con el
doctor en privado. Ambos se encerraron en lo que parecía un estudio, mientras la señora

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Contrato
Aryam Shields M.
Malinov me enseñaba su casa y me mostraba fotos de los pequeños demonios, como ella
llamaba a sus hijos y a su esposo.

Eran pasadas las diez cuando Alexander y el doctor salieron del estudio, se estrecharon las
manos y el doctor susurró un "sé amable", quería pensar que no hablaban de mí. Su esposa
lo abrazó fuertemente, miré al doctor, parecía que era capaz de ponerse frente a una bala
solo por protegerla. Algún día me gustaría que McConner me mirara así. Sentí un escalofrió
recorrer mi columna cuando Alexander unió nuestras manos.

— ¿Entonces cuándo me envías el boceto de borrador? — preguntó el doctor rodeando la


cintura de su esposa con un brazo.

— Trabajaré en él mañana y te enviaré un preliminar a primeras luces del martes — dijo


en tono profesional.

— Está bien, lo esperaré. Espero que podamos repetir esta velada — dijo mientras volvían
a estrechar sus manos.

— Algún otro día — la empleada nos dio nuestros abrigos mientras yo daba gracias a Dios
por irnos a casa y descansar mis pies, no estaba acostumbrada a este tipo de alturas.

El camino de regreso a casa fue silencioso, Alexander escribía en su celular y yo miraba por
la ventana. Al llegar, Peter abrió la puerta de Alexander y él me tendió la mano para bajar.

— Ve a la habitación, yo iré en un momento — asentí. — No te desnudes, espera que yo


llegue, puedes quitarte los zapatos. Espero que te acostumbres a ellos, es uno más de mis
fetiches — sonrió, una sonrisa ladeada exactamente igual a la del doctor Malinov, pero en
él lucía diferente. Lucía como un niño pequeño planeando una travesura.

Subí las escaleras, llegando a la habitación continua a la recamara, me senté en el sofá y me


quité las armas mortales más conocidas como zapatos. Subí las piernas al sofá y me quedé
mirando a la luna un rato, siempre me había parecido enigmática, mirándonos desde el
cielo, acechándonos.

Una locura, de pequeña veía un animé que trataba de un imperio en la luna y me gustaba
mucho, pero dejaron de trasmitirlo de un momento a otro, cuando aún yo era feliz, cuando
aún era una niña.

La puerta cerrándose me hizo girar para encontrarme con Alexander, se había quitado el
saco y su corbata negra, parecía… nervioso, algo que me hizo poner en estado de nervios a
mí también.

— He hablado con Dimitri — se sentó a mi lado en el sofá

Mi Subconsciente se mordía las uñas, y cuando él levantó la mano, ella empezó a sudar y
yo también.

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Contrato
Aryam Shields M.
— No puedo esperar más — su voz se enronqueció. — Mi cuerpo me pide que te
reclame, cada mañana es más difícil dejarte ir y atender mi erección, soy un hombre
insaciable — su mano acarició mi mejilla levantando mi mentón. — Tengo más de una
semana sin tener contacto con alguna mujer, solo esta mañana cuando no pude controlar
mis manos... Te vez realmente adorable cuando duermes, la mia Bella ragazza — sus
labios buscaron los míos y accedí, dejé que su lengua acariciara la mía, mientras mi
respiración empezaba a fallarme, mis manos se cernieron a sus brazos, mi corazón empezó
acelerarse y ya casi no sentía aire. Se separó de mí sonriendo.

— Debes aprender a respirar, Katheryne — se levantó del sofá. — Ven… — su mano se


extendió hacia mí. No podía creer que tres letras podían sonar tan sensuales y llenas de
expectativas, tomé su mano indecisa y ambos caminamos a la habitación. — Por ser tu
primera vez, no utilizaremos la habitación de juegos — susurró atrayéndome a él, podía
sentir su erección… ¡Joder estaba más que mojada! ¡Y a la expectativa!

Me dio un nuevo beso, uno voraz, fuerte y demandante y luego se alejó pinchándose el
puente de la nariz.

— ¡Cristo, esto será difícil! — murmuró para sí mismo. — Estoy cachondo y te deseo
como un maldito lobo en celo, como un sediento en el desierto. Voy devorarte, Katheryne,
voy a bebér de tu cuerpo y voy a enterrarme en ti tan duro, tan fuerte… Te haré ver las
estrellas y el final del arcoíris — Dios… su voz era demasiado sensual, me hacía temblar
de anticipación. No sé si por miedo o por excitación.

Volvió a situarse frente a mí, había estado estática desde que el abandonó mis labios, sus
manos se fueron a los botones del vestido desabrochando uno por uno y rosando
deliberadamente mi piel con sus dedos. Su mirada los seguía hasta llegar al último y
empujar la prenda hasta que se deslizara por mis brazos, cayendo al suelo. Mi respiración
se aceleró más cuando sus dedos se ciñeron a mis costados, mi corazón latía como si una
estampida de hipopótamos estuviese dentro de mi cuerpo.

— Cristo... No te olvides de respirar — susurró. — Sei veramente Bella11 — sentí el clic


del sostén. Iba a pasar ¡oh Dios bendito, iba a entregarme a él!

Acarició con las yemas de sus dedos mis pezones, gemí quedito — Disfruta — susurró
con voz ronca, su mano derecha bajo por mi vientre hasta colarse en la diminuta braga que
me había puesto para la dichosa cena. — Buena chica, te depilaste — dijo acariciando
superficialmente mi parte sur. — ¡Dios mío! — Gimió, — la mia morte, il tuo corpo
sarà la mia tomba e seppellirmi felice se muoio con il mio cazzo dentro di te 12 — su voz
era cada vez más ronca, más sensual, iba a morir de combustión instantánea, me alzó de las

11 Eres realmente hermosa.

12 serás mi muerte, tu cuerpo será mi tumba y me enterraré feliz si he de


morir con mi polla en tu interior.

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Contrato
Aryam Shields M.
caderas haciendo que emitiera un pequeño grito, me dejó recostada en la cama. — Mi
inocente Katheryne — susurró antes de quitarse la camisa blanca.

Todo el aire quedó retenido en mis pulmones. Nunca me cansaría de ver su pecho desnudo,
marcado por los músculos que tenía, sus abdominales eran perfectos y sus brazos... ¡Dios!
No quería mostrar lo necesitada que estaba, en vez de tener miedo quería que él me
desvirgara rápido.

Sus manos jalaron su cinturón y desabrocharon el pantalón, dejándolo sólo en unos bóxers
negros de muerte, que tallaban su intimidad perfectamente. Solté todo el aire que tenía
retenido cuando él, sin palabras, me ordenó respirar.

Se subió a la cama lentamente, como un tigre mirando a su presa.

Te recuerdo que él es un tigre y nosotras su presa — dijo mi Subconsciente, mirándome


desde su cama. Ya tenía las piernas abiertas en una invitación silenciosa. — ¡Deja que nos
coma!

— Alexander... — susurré al verlo sonreír, un depredador, ante un conejo asustado.

— Shutt… — sólo sentí que su cuerpo cubrió el mío, y su boca se apoderó de la mía en un
asalto mortal y violento. Tiraba de mi labio superior, mordía el inferior, frotaba su erección
en mi pelvis…

— ¡Jesús! — gemí cuando él hizo más presión en nuestros sexos, — por favor… —
solté un jadeo. Tiró nuevamente de mi labio inferior y me miró a los ojos, los suyos eran
lava, mar endemoniado, brisa fuerte. Jesús, Ala, Buda, Juan Pablo Segundo, José Gregorio
Hernández, Odín y todos los dioses… Mi cuerpo ardía en la lava de sus ojos, quería más.
Llevé mis manos a sus brazos y él las tomó por las muñecas subiéndolas a la altura de mi
cabeza.

— Te voy a follar fuerte, lento, me voy a correr las veces que quiera, tú lo harás cuando te
lo ordene. Me estoy quemando en el quinto infierno por ti, no te corras sin mi autorización,
o te juro por todos los dioses que golpearé tu trasero hasta que mi palma pida clemencia —
dijo con voz gutural, gimiendo en mi oreja. Su respiración casi tan acelerada como la mía,
su corazón latiendo a mil por hora. Apartó un mechón de mi cabello y volvió a estampar sus
labios en los míos, levantó su cuerpo de la cama quedando arrodillado, con mis piernas
entre las suyas, se levantó de la cama y caminó como león enjaulado, luego de verme por
unos minutos se quitó el bóxer.

¡Oh mi Dios!

¡El tipo era enorme!

Miré su impresionante miembro, se alzaba victorioso entre una mata de vello púbico, era
grueso, enorme y largo, muy largo, surcado de venas. La cabeza rosada estaba húmeda por
el líquido pre seminal, joder… Yo había leído esto en algún lado pero no encontraba dónde.

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Contrato
Aryam Shields M.
La punta le brillaba, acarició su erección emitiendo un gemido, gruñido o lo que sea, sus
ojos mar revuelto se volvieron más intensos mientras caminaba hasta alcanzar mis bragas y
destrozarlas de un solo tirón.

¡Madre santa de todo lo sagrado!

Volvió a subirse en la cama, separando mis piernas y aspirando fuertemente justo ahí.

— ¿Confías en mí? — preguntó con voz sensual, sus manos tenían las mías fuertemente
agarradas por encima de mi cabeza.

— No — contesté, mi respiración errática, el peso de su cuerpo sobre el mío, su frente


perlada en sudor y mis pezones endurecidos por tres cosas: el frío de la noche, mi
excitación y sus anteriores caricias.

— Al menos sabrás que no te haré daño, no adrede — su voz ronca, sensual, su erección
golpeando mi pelvis. ¡Este hombre iba a matarme!

— Haz lo que tengas que hacer, cobra tu deuda y salgamos de esto de una vez y por todas
— dije tratando de no evidenciar mi nerviosismo.

— No soy un caballero, al menos no uno bueno, no te dejaré hasta que no me sacie de ti


— ubicó su miembro en mi entrada.

— Sé lo que eres, sé lo que harás. Sólo acaba pronto… — gemí al sentir la presión en mi
parte sur.

Había llegado mi hora…

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Contrato
Aryam Shields M.

Capítulo 4
Si vas a hacer algo relacionado con el sexo, debería ser cuanto menos genuinamente
perverso.
Grant Morrison.

Dejó que su miembro resbalara por mis pliegues golpeando mi clítoris en el proceso y
haciéndome emitir un pequeño gemido.

— Cuando entre en tu cuerpo quiero que muerdas mi hombro — gimió, — con todas tus
fuerzas… — su miembro volvió a realizar el mismo paseo torturador de minutos atrás. —
Voy a soltar tus manos — poco a poco lo hizo, sus ojos se enfocaron en los míos y
entonces me penetró.

Fuerte, potente, desgarrador, las lágrimas se agruparon en mis ojos mientras el ardor barría
con mi interior. Enterré mis uñas en su espalda al sentir cómo me partía en dos ¿o en
cuatro?... ¡Creo que en mil!

Ardía…Como si te estuvieses quemando en el mismísimo infierno. Alexander salió un poco


de mí, haciéndome soltar un jadeo y abrazándolo más fuerte por su cuello.

— Shutt, relájate, no me voy a salir completamente — dijo suave, — relájate Katheryne,


si no te relajas seguirá doliendo… — suspiré fuertemente tratando de relajarme antes de
que su boca buscara la mía, dándome pequeños besos pero dominando totalmente, tiraba de
mi labio inferior, succionaba el superior. Sus fuertes manos tomaron mis caderas y volvió a
entrar fuertemente en mí.

— Estás tan húmeda… — murmuró en mi oído. — ¡Joder! — gritó.

Poco a poco el dolor remitió, dando paso nuevamente al espiral en mi vientre enviando
oleadas de calor y placer por cada una de mis terminaciones nerviosas. Mis caderas se
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Contrato
Aryam Shields M.
movieron por si solas encontrándome con él en cada arremetida, Alexander apoyó sus
manos a cada lado de mi cara, embistiéndome fuerte y lentamente, variando su ritmo
mientras susurraba cosas en italiano. El corazón me latía con fuerza y mucha rapidez, ya no
eran sólo caballos, elefantes, e hipopótamos, creo que toda la selva estaba en estampida.

— ¡Este coño tuyo será mi muerte!... y Satanás me recibirá en las puertas del infierno
cuando termine este año, junto contigo — susurró de manera sardónica. Mi espalda se
arqueó y la espiral en mi vientre cada vez era más fuerte, lo sentía llegar más lejos con cada
arremetida. — Eres tan húmeda, estas tan estrecha y resbaladiza… ¡Joder, Katheryne!

¡Jesús!, iba a acorrerme como en la mañana.

— ¡NO! — gritó acelerando sus movimientos. — Aún no Piccola, falta… — pasó su


brazo por debajo de mi rodilla levantando mi pierna hasta su hombro.

— Ahh… — gemí, ahora, lo sentía llegar más profundo, era una tortura jodidamente
deliciosa. Su boca bajó mi pecho hasta morder mi pezón fuertemente.

— ¡Alexander! — Grité, — por fa… — arremetida, mi cuerpo imploraba por clemencia.


— ¡Oh, por todos los cielos!... Por favor… — gemí, — ya… por favor, por favor — no
iba a poder retenerlo más. Mi espalda se curvó, levantándome levemente del colchón.

— ¡Dámelo nena! — perdí toda noción del tiempo y el espacio, jadeé, gemí, grité… El
espiral se rompió dando paso a los fuegos artificiales del 4 julio. Mi cuerpo temblaba y se
estremecía sin control, el arcoíris salió después de la tormenta.

— ¡Oh, Jodido Cristo! — un gemido gutural salió de su pecho, antes que su boca se
apoderara de la mía mientras lo sentía pulsar en mi interior.

Su cuerpo cayó sobre el mío, al debilitarse el apoyo de sus brazos, su respiración es casi tan
errática como la mía. Lo sentí suspirar fuertemente antes de volver a apoyarse en sus
brazos, podía sentir su miembro aún palpitante dentro de mí. Bajó su rostro hasta el mío y
sometió mi boca a su santa voluntad, moviéndose muy suavemente sobre mí.

— No me mordiste… — dijo entre beso y beso, quería hablar pero era imposible. Levantó
sus caderas fuertemente y salió de mí.

— Ahh… — gemí por su ausencia. Se levantó de la cama y lo vi caminar al baño mientras


me quedaba allí tirada en la cama, sin moverme, limitándome a calmar el latir acelerado de
mi corazón. Sentía los músculos pesados y mis párpados empezaban a cerrarse cuando sentí
como la cama se hundía nuevamente.

— Aún no es hora de dormir, ragazza — dijo Alexander mientras me alzaba en brazos


hasta llevarme al baño, pasamos las dos puertas hasta encontrarnos en el Jacuzzi, me sentó
en una de las butacas de madera mientas con sutileza se deshacía del vendaje en mi brazo.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Entra en la bañera — ordenó con voz suave cuando ya había quitado el vendaje, hice lo
que me pidió, el agua estaba caliente pero confortable, — dame espacio — murmuró
haciendo que me moviera un poco y situándose detrás de mí, sus brazos rodearon mi
cintura pegando mi espalda a su pecho.

— Estuviste muy bien, pequeña — susurró lavando mis hombros, tenía tanto sueño que
temía quedarme dormida mientras él hablaba. Busqué a mi Sub con la mirada, pero no la
veía por ningún lado, la localicé en un pequeño rincón casi durmiéndose como yo. — No
es hora de dormir, Katheryne — susurró Alexander con una voz endemoniadamente
sensual.

Comenzó a acariciar suavemente mis hombros, mis brazos, pasó a mi cintura y subió
lentamente hasta mis pechos. Su toque era suave, pero estimulante. Sumado a los pequeños
mordiscos en mi cuello y pellizcos en mis pezones, sentía su erección firme en mi espalda,
comenzando a palpitar… Deseosa de seguir.

¿Qué los hombres no se cansaban después del primer round?

Bajó despacio una de sus manos, acariciando sin rumbo mi abdomen, hasta llegar a mi zona
sur, paseó un dedo por mis pliegues haciéndome arquear entorno a él, hasta llegar a mi
clítoris realizando pequeños círculos en él, estimulándome, excitándome… podía sentir
como se unían las moléculas una a una hasta formar la ya conocida presión en mi vientre
bajo.

Mi cuerpo actuó con vida propia moviendo mis caderas, buscando más contacto con su
mano, sus labios se situaron en mi oreja, chupando, mordiendo y succionando el lóbulo
deliberadamente.

El aire empezó a faltarme, mi respiración se hizo superficial: — por favor... — susurré,


— no más tortura, por favor… — hoy había rogado más que todos los días de mi
existencia.

— Dije que no te dejaría hasta que no me saciara de ti — sus manos me tomaron por la
cintura suspendiéndome en el aire, alineando mi sexo con su muy despierta erección.

Su miembro se deslizó dentro de mí, haciéndome gemir por la invasión. Mi Sub abrió los
ojos mientras se relamía los labios dispuesta para la segunda carrera.

Mientras sus manos ahuecaban mis pechos, pellizcándolos y haciéndolos rodar en su palma,
sus arremetidas eran tortuosamente lentas. Mi espalda se pegó completamente a su pecho,
una de sus manos abandonó mi pezón para bajar hasta ejercer una pequeña presión en mi
clítoris, mientras sus movimientos empezaban a aumentar en velocidad…

— Lex… — jadeé, por las miles sensaciones que me embargan. — ¡Aaaaah! — sentí el
placer extenderse por todo mi cuerpo, mis manos sujetas al borde del jacuzzi, el agua
salpicando por cada arremetida. Iba a morirme, — por favor…

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Contrato
Aryam Shields M.
— Vente… ¡Ahora! — el espiral volvió a explotar tan fuerte e intenso como en la primera
vez, dejándome como una muñeca de hule. Sentía mis párpados cerrarse lentamente cuando
él me levantó por las caderas saliendo de mí. — No te duermas — susurró.

— Estoy cansada — le dije de vuelta.

— Vamos a la cama — dijo mientras salía del agua buscando una toalla. Mi mirada se
perdió en el gigantesco grifo de su espalda, lo vi anudarse una toalla a la cintura, mientras
sentía como mis ojos empezaban a cerrarse solos, — ven — salí de la tina torpemente, me
siento como si caminara entre nubes.

Alexander me hizo sentar en el borde del jacuzzi mientras me secaba, tocando mis pechos
con delicadeza, secando mis pies y subiendo por mis piernas hasta llegar a mi cintura, lo
dejé hacer, no pude moverme. Me sentía como si estuviese atrapada en arenas movedizas,
no fui consciente de cuando me tomó en brazos, sólo cuando siento el mullido colchón en
mi espalda y luego el abrazo de hierro de Alexander en mi cintura, poco a poco caí en la
inconsciencia.

Desperté la mañana siguiente sola, desnuda y adolorida, cualquier movimiento parecía


como si mil alfileres se encajaran en mi intimidad.

Me levanté poco a poco hasta sentarme en la cama, las imágenes de la noche anterior
llegaron a mi cabeza como visiones, llevé las manos a mi cabeza y suspiré fuertemente.

Ya no era virgen y había comprobado de primera mano que hay hombres como los de mis
libros, giré mi cabeza hasta encontrarme con la prueba de mi virginidad

La sábana estaba manchada de sangre… Mi sangre…

— Anna cambiará las sábanas cuando tú estés en el baño — dijo Alexander. No me


molesté en mirarlo, mis ojos estaban fijos en la pequeña mancha mientras sentía los colores
subirse a mi cabeza. Podía jurar que estaba peor que un tomate. — Te espero a desayunar
— dijo con voz seria cerrando la puerta.

Me paré de la cama emitiendo un pequeño gemido de dolor, joder… ¡Me dolía todo el
cuerpo! Enrollé las sábanas en mí y caminé hasta el baño, dejando que el agua caliente
relajara todos mis músculos. Cuando salí del baño, las sábanas ya estaban cambiadas, el
edredón gris plata había sido cambiado por otro de color negro con hilos plateados. Me
coloqué una falda a la cadera y un sweater de tiras, no tenía ganas de ponerme las botas así
que me calcé mis bailarinas, até mi cabello en una coleta alta rápidamente y decidí bajar al
comedor.

Alexander estaba impecablemente vestido como siempre, su traje azul oscuro se ajustaba
perfectamente a su silueta, nuevamente las imágenes de anoche se agolparon en mi cabeza.

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Contrato
Aryam Shields M.
Dejó el periódico a un lado y sus ojos se enfocaron con los míos. — Siéntate — dijo, sin
dejar mis ojos. Rodeé la silla para sentarme pero Alexander negó, — desde hoy quiero que
te sientes a mi lado, Katheryne.

Caminé hasta la silla junto a él y me senté sin decir nada, lo sentí suspirar fuertemente antes
que su mano tomara la mía.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó con voz suave.

— Me duele un poco — dije incómoda.

— Anna te dará un par de advils, ¿te quedarás en casa hoy?

— Debo salir.

— Me gustaría que te quedaras aquí.

— No puedo.

— Katheryne…

Anna entró trayendo el desayuno, hotcakes y huevos con tocino. Al dejar mi plato, dejó las
dos pastillas y un vaso con agua. Comimos en silencio, bueno… yo comí en silencio,
Alexander alternaba comer con textear.

— Hoy llegaré temprano, así que espero que estés aquí cuando regrese — su voz fue
mucho más dura que minutos atrás. — Te recuerdo que en nuestro contrato dice que
mientras tú estés bajo mi techo, no puedes estar con más nadie — sin más se levantó de la
mesa y salió del comedor.

Está celoso… —

— Sí, y nos ama… — le contesté a mi Sub rodando los ojos, mientras me levantaba de la
silla para lavar mis dientes e irme con mi pequeñita.

De camino a casa de los chicos, Alexander estuvo ladrando órdenes por teléfono. Al parecer
su buen humor había desaparecido, miraba de reojo a Peter quien mantenía los ojos en la
carretera.

— ¡Despídelos a todos por ineptos! — gritó Alexander haciéndome saltar. —


¡Maledicalo! — tiró su celular y pinchó el puente de su nariz, la vena en su frente
palpitaba y sus manos se hicieron puños, algo realmente malo debía haberle pasado.

El silencio nos envolvió, podía sentir la ira que Alexander tenía, quería tocarlo pero preferí
mirar por la ventana.

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Contrato
Aryam Shields M.
Peter estacionó el coche fuera del salón, miré a Alexander que se había puesto sus RayBan
negros y al no ver la más mínima intensión de su parte, decidí salir del auto. Su mano se
cerró fuertemente en mi muñeca.

— Estaré en casa cerca de las tres de la tarde, Peter vendrá por ti a las dos — asentí, —
despídete como se debe.

Su mano tensó mi coleta y sus labios se apoderaron de los míos en un beso lento, sus labios
acariciaban los míos lentamente, su lengua pidió acceso a la mía y emití un pequeño jadeo
que él aprovechó para someter mi lengua a su voluntad. Sentí la puerta del coche cerrarse a
la vez que los dedos de Alexander movían mis bragas hasta hundir uno de sus dedos en mí
ya húmeda cavidad.

— ¡Dios!...

— Alexander — , dijo con voz burlona. — Me llamo Alexander, aunque con el tiempo
aprenderás a amar mi versión del cielo o del infierno.

Sus dedos bombeaban fuertemente en mi interior a un ritmo desesperado, mientras que yo


trataba de tomar un poco de aire, iba a correrme, estaba a punto… mis paredes empezaron a
cerrarse en torno a su dedo y entonces él se retiró. Jadeé adolorida.

— Eso es para que sepas a quién le perteneces — jaló mi coleta hasta dejarme con la cara
alzada mirándolo a los ojos, — a las dos, Katheryne. Bájate ya, antes de que decida hacerte
mía en el auto.

Respiré fuertemente antes de bajarme del coche, agradeciendo a la divina providencia que
los vidrios estuviesen tintados, cuando vi a Fernando en la puerta.

Peter bajó la cabeza en señal de despedida pero yo no podía hablar. Fernando llegó hasta mí
dándome un gran abrazo, justo y como lo necesitaba, el auto arrancó con fuerza haciendo
chillar las llantas en la gravilla. Respiré fuertemente la loción de Fernando, no era tan fina
como la de Alexander pero lo necesitaba para tranquilizarme.

— ¿Estás bien? Parece que hubieses visto un fantasma — dijo Fernando en su típico tono
burlón.

— ¿Por qué no estás en el bufete?

— Yo pregunté primero — sus manos tomaron mis mejillas y sus ojos se enfocaron en los
míos. — ¡Ya no eres virgen! — no fue una pregunta, fue una jodida afirmación con cada
una de sus letras.

— ¿Quieres un megáfono? — arqueé una ceja.

— ¡Santa mierda!, me lo confirmas… ¿Cuándo fue? ¿Te dolió? ¿Fue tierno?

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Tenemos que hablar eso aquí afuera? — dije exasperada.

— El ogro está adentro… ¿crees qué me dejara preguntar? Satisface mi curiosidad, nena
— en ese momento recordé que Fernando era el del delantal en esa relación, aunque
Gabriel fuese el estilista.

— No puedo, firmé un CDC — dije mirándolo, como abogado él sabía a lo que me


refería.

— ¿Un contrato de confidencialidad? — asentí. — ¡Mierda!

— Te quedarás con las ganas, ahora llévame con mi hija.

Estuve toda la mañana con mi beba y los chicos en el hospital. El doctor Smith realizó cada
uno de los exámenes para que la operación de mi niña fuese en dos meses. A las dos en
punto el Lexus estaba en la puerta.

— Te amo — dije mirando a mi pequeña, — pórtate bien con los tíos y mañana vendré
más tiempo, lo juro.

Gabriel había estado igual de distante conmigo, solo hablándome lo necesario. Me estaba
matando su alejamiento, pero no iba a hacer nada por cambiar su forma de pensar, esto lo
estaba haciendo por todos. No por mí.

Me subí al coche y para mi sorpresa "todo poderoso" McConner estaba allí, su cuerpo se
veía tenso, me senté a otro lado de coche mientras lo veía de reojo, pasó su mano dos veces
por su cabello antes de que su celular empezara a sonar.

— McConner — ladró. — No estoy para tus malditas niñerías… — bufó, — estaremos


allí a las 5:30, no me comuniques con ella, ¡maldita sea Antuan! he dicho que… Lilian…
— su voz se suavizó, — he tenido un día de mierda pequeña, por favor no lo arruines aún
más ya Antuan me ha dicho dónde estarán. Si, ella irá conmigo… Non maledire andare ai
vostri interrogatori iniziare senso13, ¡Mierda si! Lilian Difeo — bufó otra vez, — esta
noche, lo sé, adiós.

Esa había sido una conversación rara…

Pinchó el puente de su nariz, suspiré y miré por la ventana.

13 Maldición, no vayas a empezar con tus interrogatorios sin sentido.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Aún no me has saludado como se debe — dijo haciéndome girar a verlo. — Ven aquí
— palmeó su muslo, me giré lentamente hasta quedar a su lado, me alzó un poco
dejándome completamente sentada en su regazo. — Me aburre estarte diciendo estas cosas,
se supone que eres mi mujer. De vez en cuando te haría bien tomar la iniciativa, siempre y
cuando no estemos en la habitación de juegos o en la alcoba.

Bajé mi cabeza lentamente hasta tocar sus labios con los míos, él tomó el control del beso
como siempre, y su mano se sujetó a mi nuca mientras exigía todo de mí. Nuevamente me
olvidé de respirar mientras Alexander tenía una de sus manos en mi cintura y la otra en mi
nuca. Liberó mis labios tirando de mi labio inferior, me bajé de su regazo algo aturdida.

Peter guió el auto a la urbanización y al llegar a la mansión, abrió la puerta de Alexander.

— Sígueme — dijo el jefe cuando entramos a la casa. Caminamos en silencio hasta su


estudio, — dos personas muy especiales para mi llegaron al país hoy, van a quedarse por
un largo tiempo acá. Antuan es mi mano derecha en Italia y Lilian es su esposa, tiene cinco
meses de embarazo, es pequeña, ruidosa, entrometida y fastidiosa, e irritante pero él esta
hasta los huesos por ella y yo respeto eso. Iremos a cenar con ellos, dentro de tu
guardarropa nuevo recuerdo haber escogido un vestido azul celeste y quiero que uses ese en
la cena.

¿Qué? ¿Él estaba diciendo lo que yo creo que decía?… Me estaba ordenando como debía
vestirme…

— Podrías llevar los zapatos de charol negros que compramos Jimmy Choo, no te
maquilles mucho, me gustas al natural y por favor está lista a tiempo, odio salir retrasado.
Ahora vete, debo trabajar — se quitó su saco y luego se sentó en su imponente escritorio.

— ¿Se supone qué debo colocarme lo que ordenaste? — dije sarcástica.

— ¡Bingo! — Dijo respondió en el mismo tono, encendió su laptop y buscó sus lentes.

— ¿Y si no quiero? — dejé la pregunta en el aire.

— No hagas este día de mierda, peor de lo que ya es. Eres mi sumisa debes cumplir mis
órdenes y mi orden es que vistas con la ropa que acabo de decirte. Ahora por favor, te
retiras — dijo resoplando.

— Alexander…

— No me hagas ponerte sobre mis rodillas, Katheryne — suspiró, — tienes una buena
cantidad de azotes anotados a tu nombre. Puedo ser un maldito bastardo si me llevas la
contraria ahora, así que sólo desaparece hasta las cinco.

— Pero…

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¡Maledicalo!14 ¡Sal de la puta oficina ahora! — gritó haciéndome estremecer.

Me fui directo a la habitación enojada porque no podía hacer nada, saqué de mi bolso el
libro que Fernando me había prestado, según lo que él me había contado era de vampiros y
lobos. Solo esperaba que no fuera la típica historia de amor, quería algo fuerte, de acción…
algo que me hiciera olvidar de mi jodida vida. Me descalcé rápidamente y me subí a la
cama dispuesta a sumergirme en el mágico mundo de la lectura.

Tenía casi una hora leyendo y estaba realmente fascinada; Caleb 15 era hermoso, lo
imaginaba tal cual como la autora lo describía y era tan perverso, tan fuerte, mire el reloj en
mi muñeca.

¡Diablos!

Las 4:00 pm, las manecillas me sonreían como el gato de Alicia en el país de las maravillas,
me bajé de la cama rápidamente y me metí en el baño dándome una ducha rápida, y tomé
ropa interior color blanca de encajes muy bonita. Saqué el dichoso vestido azul
deslizándolo por mi cuerpo, era bonito y sofisticado como el vestido que había usado
anoche, llegaba cuatro dedos antes de mis rodillas.

Este vestido no tenía escote, aun así tomé el collar que él me había regalado y lo deslice en
mi cuello.

Miré los zapatos de charol que él muy amablemente, nótese el sarcasmo, había sugerido
que usase. Pero los deseché, eran impresionantemente altos y yo aún sentía molestias por la
noche anterior, tomé unos zapatos muchos más bajos, 6 centímetros de tacón, y que se
veían perfectos con el vestido, me maquillé superficialmente y ricé un poco mi cabello
dejándolo hacer en perfectos bucles sobre mi cabeza.

Me di una última mirada al espejo y bajé hasta el estudio. Alexander me miró de arriba
abajo fijándose en mis pies.

— ¿Quieres desafiarme, Katheryne? — preguntó con voz contenida.

— Estoy algo adolorida, por… — me sonrojé — anoche, los tacones son muy altos… y
veras yo…

— Está bien — dijo levantándose de la silla. — Ven aquí — caminé hasta llegar frente a
él, abrió un gaveta y sacó una cajita de Tiffany & Co., había una pulsera linda y sencilla de
oro con pequeños diamantes incrustados.

— No más regalos, por favor — dije moviéndome un paso hacia atrás.

14Maldición

15 Personaje de la saga vanir (El libro de jade-Lena Valenti)

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Contrato
Aryam Shields M.
— Compláceme — susurró con voz baja, — no puedo llevarte por ahí usando joyas
baratas o peor, no usando una buena joya.

— ¿Por qué lo haces? No me siento bien recibiendo ese tipo de regalos.

— Escúchame bien — su mano agarró mi brazo, — esto lo hago porque quiero, puedo y
porque me da la gana, eres mi mujer. Eso quedó más que comprobado anoche.

— No soy tu mujer, anoche cobraste una deuda, tú pagaste por mi virtud.

— No me hagas enojar — dijo derrotado.

— Luces cansado — me atreví a decir cambiando de tema, había un buen ambiente y no


quería arruinarlo.

— Hoy no ha sido mi mejor día, trabajo con una partida de idiotas, tengo un maldito grano
en el culo — lo miré fijamente, pinchó el puente de su nariz y sonrió. Sonrió como un niño
pequeño. — Es en sentido figurado, Katheryne, vámonos ya. Peter ha de estar
esperándonos.

Salimos del estudio siempre manteniéndome un paso detrás de él, Peter nos esperaba en un
flamante automóvil.

— Es un mercedes alas de gaviota, te dije que era fetichista — susurró Alexander antes de
darme la mano mientras entraba al coche.

Llegamos al Colandra New Corner rápidamente, Peter bajó y abrió la puerta del coche a
Alexander, lo siguió y luego me dio la mano para que yo saliera. Caminamos hasta el
maître. El lugar era bonito, amplio y se veía elegante y sofisticado. El maître nos llevó al
salón de apartados en donde el amigo de Alexander tenía la reservación. Llegamos y casi
muero al llegar allí. Frente a nosotros estaba un adonis, Dios… era un hombre realmente
hermoso, rubio, de cuerpo trabajado e impresionantes ojos azul mar. A su lado había una
chica más baja que yo, su cabello llegaba casi hasta su cintura, era negro con destellos
azulados sus ojos eran grandes y muy expresivos.

Al llegar a la mesa ella abrazó a Alexander lo más que pudo a pesar de su barriguita,
Alexander se tensó, actuó como un robot, su cuerpo se relajó dándole un precario abrazo.
Luego el chico le dio la mano fuertemente con una sonrisa pintada en su rostro.

— Lilian, Antuan, ella es Katheryne — dijo presentándome, la chica me dio un abrazo


igual de intenso que a Alexander y el Dios personal bajado del Olimpo, me dio una sonrisa
espectacular antes de estrechar nuestras manos y luego llevarse mis nudillos a su boca.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Sei molto Bella questa sera signorina, senza dubbio questo idiota è un bastardo
Fortunato16 — dijo en un fluido italiano.

— Il tuo cazzo17 — dijo Alexander en el mismo idioma.

— !Ancora i due!18 — ¡Oh que lindo!, ella también hablaba el idioma.

Bruta, son de Italia… —

El maître trajo las cartas y me sentí como una completa analfabeta… Joder, el restaurante
era italiano y obviamente el menú estaba en su idioma original. Miré a Alexander
suplicante y la sonrisa ladeada y burlona curvó su rostro, cuando entendió el motivo de mi
mirada.

— ¿Quieres qué ordene por ti, preciosa? — dijo suavemente tomando mi mano sobre la
mesa, asentí como imbécil. Si él no ordenaba me iba a morir de hambre. — Está bien, ¿te
apetece algo en especial? — rodé los ojos, no entendía un comino de lo que aquí decía.

— Confió en tu criterio, Lex — su cara dio una mueca de disgusto, él me había prohibido
utilizar diminutivos con su nombre. Lilian nos miró de reojo y luego volvió la vista a su
menú.

— De aperitivo queremos una Frutta Di Mare, de sopa una Stracciatella y de plato fuerte
un Fettuccine Alfredo — desvió su mirada del maître a mí, — ¿quieres pescado o pollo?
— preguntó.

— Pollo — dije bajito.

— Dos porciones de Pollo Castelli Romani con berenjena a la parmesana Marinara,


Tiramisù veraniego de postre y una botella de Chardonnay, Gallo de Sonoma.

— Muy buena elección, Míster — alabó el maître.

Antuan y Lilian optaron por pedir lo mismo que Alexander había pedido para nosotros, sólo
que para ella pidieron agua mineral por su embarazo.

La cena estaba realmente deliciosa aunque en un momento tenía ganas de reírme, tanta
palabrería para un plato de espaguetis, berenjenas rellenas y pollo.

16 Esta usted muy linda esta noche Señorita, sin duda este imbécil es un
cabrón con suerte.

17 Tu puta madre

18 ¡quietos los dos!

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Contrato
Aryam Shields M.
Mientras los hombres hablaban de negocios, me disculpé para ir un momento al tocador.
Lilian se ofreció a acompañarme a pesar de no haber hablado nada conmigo durante la
cena.

— ¿Cuándo conociste a Alexander? — preguntó seriamente en un fluido inglés.

— ¿Ah? — levanté una ceja interrogante mientras observaba su reflejo por el espejo.

— No te hagas la idiota, simplemente hay cosas que no cuadran. Alexander viaja porque
tiene un maldito problema con su primo y la empresa, y luego llama a Antuan porque se
siente con instintos asesinos ante la porquería de Frederick. Dos días después tiene novia y
viven juntos… Es demasiado extraño, nunca ¡jamás! nos habló de ti y de un día para otro te
ama y te adora.

— No sé de qué me hablas — saqué de mi cartera el brillo labial para aplicármelo, una


forma de evadir su dura mirada a través de espejo.

— ¿Dónde lo conociste? Es una pregunta fácil de responder.

— En el aeropuerto — me gire mirándola fijamente.

— ¿Cuándo? — preguntó con las manos en la cintura y mirada desafiante.

— Hace un par de meses — peiné mi cabello con una de mis manos en un gesto muy de
Alexander. — Si quieres saber algo pregúntale a él.

— Él es un maestro para mentir, lo conozco demasiado bien y sé de sus andadas en Italia.


Él y Antuan eran iguales cuando los conocí, Ann cambió después de nuestro matrimonio…
pero Alexander siguió igual, siempre es tan posesivo, controlador y fuerte con sus parejas, y
ellas parecen unas zorras, que digo parecen… son unas Shifosa*, unas Bagascia*, pero tú…
Tú no pareces una Puttana*19

¡Oh! Te sorprenderías chica… — susurró mi Sub ante la última palabra mencionada, no


había que ser italiano para saber que ella había dicho puta.

— Tengo que cuidarme contigo, las perras sabían lo que tenían. Pero tú eres indescifrable y
no eres para nada como las demás, sólo te voy a pedir un favor, Alexander McConner ha
tenido su cuota de sufrimiento en este mundo: primero sus padres, luego el mal nacido de
su tío, Megan, y el maldito dolor de culo que es Frederick. No lo jodas más — . Sin más, la
pequeña enana salió del baño dejándome desorientada… ¿quién demonios era Megan y por
qué Frederick era un dolor en el culo de Alexander todo poderoso McConner?

De vuelta a la mesa, Alexander susurraba cosas a la pequeña chica en italiano mientras ella
le discutía por algo.

**
19 Significan la misma cosa. Puta, Zorra.. Etc

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Contrato
Aryam Shields M.
La cena terminó normal y cuando quise darme cuenta, ya estábamos de nuevo en casa.

Me quité el vestido y tomé una toalla húmeda para desmaquillarme, como siempre
Alexander estaba en el estudio. Iba a meterme a la cama cuando la puerta se abrió dejando
ver a un Alexander muy cansado. Mi Sub se levantó provocativamente, esperando ver al
Alexander de anoche, pero el sólo se quitó su saco y el chaleco, y los colocó sobre la silla
cerca del tocador. Luego bajó y se quitó los Berluti y el pantalón, desbotonó su camisa
lentamente, mis ojos no se despegaban de cada pedazo de piel expuesta.

“Tengo que cuidarme contigo, la perras sabían lo que tenían, pero tú eres indescifrable y
no eres para nada como las demás… — la voz de Lilian volvió a mí, imagino que las
perras se refería a sus sumisas. — Alexander McConner ha tenido su cuota de sufrimiento
en este mundo: primero sus padres, luego el mal nacido de su tío, Megan, y el maldito
dolor de culo que es Frederick, no lo jodas más”.

Quería preguntar qué había pasado con sus padres o quién era Megan, pero preferí
quedarme callada sólo mirando como sus músculos se flexionaban tras cada movimiento,
grabando en mi mente lo que decía justo sobre su corazón. 知人知面不知心 (se conoce
una persona no su corazón) y lo que estaba escrito con letras pequeñas en su brazo
izquierdo Il tempo guarisce tutti i mali20.

— Alexander — lo llamé. Él levantó su mirada verde enigmática, mirándome sin moverse.


— Qué significa puttana, Bagascia y schifosa.

Él sonrió, una sonrisa torcida y aniquila bragas: — Las tres cosas significan lo mismo, no
creo que quieras saber lo que significa — se giró dejándome ver el animal que me asustaba
y me excitaba de igual manera, y tuve la imperiosa necesidad de apretar mis piernas.
Deslizó su bóxer negro sobre sus piernas y se subió a la cama, dio dos palmadas y la luz se
apagó.

Joder y yo aún buscaba los interruptores cada noche…

Su pecho se pegó a mi espalda, y su brazo se amarró a mi cintura como todas las noches.

— ¿Cómo…Cómo hiciste eso? — pregunté tontamente.

— Tecnología de última generación — dijo suspirando fuertemente, — ¿has leído sobre


Kegler?

— Lo siento, yo... Lo olvidé.

— Recuérdalo mañana — su mano se movía perezosamente por mi vientre y su cabeza se


ubicó en el hueco de mi hombro, sentía su erección tallar mi espalda baja pero no habían
movimientos, sólo la presión de un abrazo de Anaconda. — ¿Tienes alguna pregunta que
hacerme sobre el BDSM?

20 El Tiempo Cura todas las Heridas

68
Contrato
Aryam Shields M.

— Sí, ya he visto y leído cosas, sé que no me harás daño.

— Cierto, no lo haré, aunque disfrute del dolor este debe ser consentido por la pareja —
su voz era suave, pausada. Estábamos rodeados por la oscuridad de la habitación.

— Y además tendré una palabra de seguridad, que utilizaré cuando sienta que no pueda
llevarte el ritmo.

— Así es…

— ¿Cuál será esa palabra, Alexander? — pregunté pegándome más a su pecho, me


gustaba el calor que sentía desprenderse de su cuerpo.

Lo sentí suspirar fuertemente sobre mi hombro: — Amor — dijo entre dientes, como si le
costara decir la palabra.

— ¿Amor? — pregunté tontamente.

— Es una falacia Katheryne, eso es el amor. Se cometen muchos pecados en su nombre.


Un marido celoso mata a su esposa por amor, una madre regala a su hijo por amor, un
maldito ebrio se bebé toda una maldita botella por amor y luego por amor sale a las calles
sin importarle que no deba conducir si está bebiendo — su mano subió hasta alcanzar mi
pecho derecho y acariciarlo suavemente debajo del edredón. — ¿No olvidarás tu palabra
de seguridad?

— No lo haré, también leí sobre un collar de sumisión o algo así — dije.

— No lo llevarás, al menos no aún, hasta que aprendas a confiar en mí.

— No tendrá puntas, ni será muy llamativo, ¿verdad?

— No, iras conmigo a muchos lados, no puedo llevarte con un collar así. Pero será algo
que grite que me perteneces — su boca succionó la piel de mi cuello, — como una marca.
¿De qué hablaron tú y Lilian en el baño? No me mientas.

— Ella dijo las palabras que te comente, y también pregunto cómo y cuándo nos
conocimos, le dije que fue hace unos meses atrás en el aeropuerto. Lo siento, no se me
ocurrió nada más.

— Lo hiciste bien… Lilian siempre ha sido una enana entrometida.

— ¿Tienes más amigos?

— Yo no tengo amigos, Katheryne.

— Ellos…

69
Contrato
Aryam Shields M.

— Son personas especiales e importantes, pero no amigos — dijo en voz baja, — si no


tienes más preguntas que hacerme duerme, Piccola — dio un suave beso donde había
succionado. Lo sentí removerse en la cama y cuando me estaba quedando profundamente
dormida, la cama vibró a mi lado. Abrí los ojos para verlo tomar un albornoz y salir de la
habitación.

Llegué a la casa con el tiempo justo, Peter no había podido ir por mí pero me había llamado
diciéndome que tomara un taxi que él se demoraría con Alexander. Busqué a Anna por la
cocina pero no estaba ella sino Peter.

— ¿Ha llegado Alexander ya? — pregunté, a Benjamín cuando lo vi entrar a la cocina,


había un tráfico de muerte y de mi casa hasta acá eran casi hora y media de viaje. Miré mi
reloj de pulsera, eran las 5:35, el negó y suspiré, el demonio no había llegado aún. Le di una
sonrisa tímida a Benjamín y salí de la cocina, terminaría de leer el libro de los vanirios,
mientras Lexi-Lex regresaba.

Que Dios nos proteja si se entera que estas llamándolo con un ridículo apodo — mi Sub
me miró ceñuda, a lo que yo le saqué la lengua en un acto de total madurez.

Subí las escaleras rápidamente, hacía ya tres días desde que Alexander y yo habíamos
intimado. Milagrosamente no me había vuelto a tocar, algo que no sabía si me tenía triste o
relajada. Abrí la puerta de la antesala a la habitación y pasé de largo para buscar el libro
entre mis cosas, pude sentir como mi cara se sonrojaba cuando entré a la pulcra habitación,
eso pasaba siempre que estaba aquí. Por las noches, Alexander trabajaba hasta muy tarde,
así que me acostaba sola y desnuda, no lo sentía cuando llegaba, pero mañana tras mañana
podía sentir su gruesa erección pegada a mi trasero mientras mi centro se humedecía, y mi
Sub se inclinaba orándole a Freyja que Alexander decidiera jugar un poquito.

Para frustración de mi Sub, él respiraba en mi hombro, se levantaba y se perdía en el baño.


Cuando salía, estaba impecablemente vestido y listo para bajar a desayunar.

Después de nuestro baño juntos, también esperaba que me pidiese que lo hiciera
nuevamente, pero nunca lo hacía. Negué con la cabeza y me dispuse a buscar mi libro, con
él entre mis manos salí a la habitación continua, me descalcé las botas y me subí al sofá.

¿Qué hacemos leyendo esto? Nos pone cachondas y luego Lexy-Lex ni nos mira... — bufó
mi Sub cuando abrí el libro por la página que había quedado.

Caleb empezó a presionar su erección contra ella. A frotarla acompasadamente en círculos


sobre su intimidad. Las fricciones eran cada vez más fuertes y poderosas, y Eileen sintió

70
Contrato
Aryam Shields M.
como un calor húmedo y palpitante se concentraba en su entrepierna. Sin perder el ritmo,
el vanirio dirigió la boca a su cuello. Eileen se estremeció pensando que iba a morderla,
pero sorprendentemente Caleb sólo lamió la sangre que había en aquella zona. Un lametón
largo, como un rasposo satén, para luego cerrar la boca a la altura de la yugular y
succionarla, sólo rozando con los colmillos, no hincándolos.

Eileen cerró los ojos al sentir aquel contacto lleno de calor. Ella era sabrosa, adictiva
como ninguna otra que hubiese probado. Cuando limpió su cuello con la lengua y la boca,
deslizó los labios por su barbilla casi en una caricia y luego ascendió hasta la mejilla. 21

Estaba tan sumergida en mi lectura que di un brinco cuando mi nuevo celular, un lujoso
Black Berry en color plata brillante, sonó inesperadamente.

— ¿Bueno? — pregunté al ver que el número era privado.

— Ya han pasado tres días, estoy a cinco minutos de la casa, sé una buena chica y
espérame en la habitación de juegos, como te lo indiqué — colgó.

Me quedé como tonta mirando al celular… ¿la habitación del Pánico?

De reojo vi a mi Sub poniéndose su corsé de mujer de los años 70, era rojo con encajes
negros… ¡Ella esperaba por esto!

Me levanté del sofá dejando el libro escondido entre los cojines, tuve que apretar mis
muslos un poco, la sola lectura ya me tenía un poco excitada y saber que Alexander me
quería en: "La Habitación del pánico", me tenía entre asustada y excitada.

Me deshice de mis medias, y me quité los vaqueros desgastados que me había puesto en la
mañana, y el sweater cuello alto. Sentí a la puerta de la antesala abrirse, y me apresuré a
quitarme el sostén y las bragas, me arrodillé en el piso con las palmas hacia delante
firmemente pegadas el piso, la cabeza gacha, la respiración a mil por hora, y la estampida
de elefantes corriendo en mi corazón.

Sentí sus pisadas, la manera en la que tiro su maletín al sofá como todas las tardes, el nudo
de su corbata al jalarlo como siempre. ¡Iba a morir de un ataque cardíaco a los 20 años!

Mi Sub asintió enérgicamente, mi entrepierna empezó a humedecerse.

¡Jesús! ¿Por qué se demora tanto? La puerta fue abierta, mi frente descansaba sobre mis
palmas en el suelo…

— ¡Cristo! — susurró con voz enronquecida. — Estuve todo el día imaginando en cómo
sería verte en esa posición, desnuda y dispuesta a complacerme. Ninguna de mis imágenes
se acerca al espectáculo de verte como mi sumisa — se agachó a mi lado y su dedo
recorrió mi columna vertebral, mandando mil espasmos a mi vientre bajo. — Puedo

21 Fragmento del libro de Jade (Saga Vanir-Lena Valenti)

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Contrato
Aryam Shields M.
olerte… — su mano completa acunó mi trasero, deslizándose hasta que sus dedos tocaron
mis húmedos pliegues.

— Sempre pronto per me, questa posizione mi accende il mio piccolo, troppo bagnata per
questi tutto ciò che ho progettato per rendere questa notte 22 — susurró en su perfecto
italiano… joder, debería empezar a aprender el idioma.

Dos de sus dedos empezaron a pasearse alrededor de mi clítoris, pequeños jadeos salían de
mi boca pero aún no levantaba la cabeza, el espiral de mi vientre amenazaba con explotar
en cualquier momento.

¡Dios, apenas si me había tocado!

Hemos pasado casi dos horas leyendo un puto libro erótico... ¡estas son las consecuencias!
— gruñó mi Sub, mientras se retorcía en su cama de hierro.

Los dedos de Alexander seguían explorando lentamente mi muy necesitado centro, de un


momento a otro se detuvo...Mi sub pegó un grito como si estuviese en agonía...

— Siempre lista para mí, ¿te excita esta posición, mia Bella ragazza? Estás demasiado
húmeda, pero esto no es lo que tengo preparado para hacerte esta noche, Kath. No levantes
la cabeza aún — ordenó suavemente, lo vi levantarse y caminar alrededor de la habitación,
sólo podía ver sus zapatos negros caminando de un lado a otro, abriendo gavetas al azar, y
caminando hacia la cama para dejar lo que sea que sacaba de las gavetas.

— Levántate — ordenó con voz gruesa, — te volviste a depilar, esa es mi chica —


sonrió, y yo me di besitos mentales por mi buena decisión de depilarme por la mañana. Se
acercó a mí con su andar felino, mientras desabotonaba su camisa blanca, hice el intento de
mirar hacia la cama. — ¡NO! — su mano tomó mi mentón obligándome a mirarlo
fijamente, su otra mano fue a mi coleta jalando mi cabeza hacia atrás, su lengua delineó su
labio y en una fracción de segundo estaba sobre mi boca, exigiendo, tirando, mordiendo y
sometiéndome a su voluntad, hasta que mis pulmones bramaron por aire. Mis piernas se
sintieron de gelatina y nuevamente el espiral amenazaba con explotar, tiró dolorosamente
de mi labio inferior.

— Ve a la cama — caminé lentamente hasta llegar allí, — recuéstate, ¿sabes que no voy a
hacerte daño? — asentí. — Voy a atarte y voy a exigir de ti mucho placer — su voz se
enronquecía más…

¡Cristo!

Tomó las esposas de la mesita y las colocó en mis muñecas, luego las ató a las cadenas que
estaban en los postes de la cama

22 Siempre lista para mí, esta posición me enciende, estas demasiado húmeda
para lo que yo pensaba hacer esta noche

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Contrato
Aryam Shields M.
— Ahora vendaré tus ojos — su mano se movió hasta alcanzar una pañoleta de color
negra, hasta deslizarla por mis ojos y amarrarla en la parte posterior de mi cabeza. —
¿Recuerdas tú palabra de seguridad? — dijo acariciando suavemente mis pezones, asentí
incapaz de hablar: — Dilo — su voz fuerte me hizo pegar un brinco.

— Amor — dije con voz quebrada.

— Buena chica, ya regreso — se iba a ir y me iba a dejar sola, — prometo no demorarme,


Katheryne, tú sólo… — pude escuchar su sonrisa sardónica, — tú sólo no te muevas.

Los segundos se transformaron en minutos, los minutos en horas…

Exagerada…

Bueno, ya llevaba mucho tiempo aquí, vendada, desnuda y atada en una habitación que
estaba diseñada para la tortura…

Sentí la cama hundirse levemente y luego las manos de Alexander sobre mis muslos.

— Abre las piernas, Bella — dijo con voz baja, ronca y sensual. Obedecí su orden,
abriendo las piernas hasta que su mano abarcó mi sexo. — ¡Oh, Joder!, siempre tan lista
preciosa. Este coño, ya no te pertenece — sus palabras estaban cargadas de sexualidad
mientras abarcaba mi sexo con una de sus manos. — Es mío, y sólo yo puedo darle el
placer que se merece, y lo haré cuando lo considere necesario — sus dedos se adentraron
en mis pliegues haciendo una carrera lenta y tortuosa, un gemido escapó de mi garganta.
Sentía su respiración agitada cerca de mi oído…

Él estaba desnudo, podía sentir el calor de su cuerpo junto al mío.

— Hace dos noches, tuve el inmenso placer de estar en tu interior — su voz aterciopelada
barría con todos mis instintos, mandando oleadas de placer a mi vientre bajo. — No te
muevas, o me veré obligado a atar esas lindas piernas… Non che diavolo ti ha portato a
me, ma io sono la persona più fortunata del mondo maledetto di averti 23 — ¡Puto italiano!
No entendía ni mierda de lo que me decía, pero sonaba tan sexy que estaba segura que era
algo sucio y perverso.

Uno de sus dedos se curvó en mi entrada, haciéndome separar mi espalda del colchón.

— Esta noche quiero probarte entera — susurró, — esta noche te iniciaré al BDSM, me
proclamaré como tu amo, seré tu dominante y tú, mi sumisa ¿entendido?

— Sí, señor — susurré.

23 No sé qué demonios te trajo a mí pero soy el maldito más afortunado en el


mundo por tenerte.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Bien pequeña, no hay nadie en casa así que eres libre de gritar, gemir y jadear como
quieras, no me prives de eso — . Su boca agarró fuertemente mi pezón izquierdo,
haciéndome gemir por la fuerza con la que succionó. Estaba próxima a mis días y mis
pezones estaban más sensibles que nunca. — Bebéré de ti, del sabor de tu piel hasta
saciarme y luego te follaré hasta que el puto mundo reviente para ambos… ¿Estás lista,
Katheryne? — su voz tenía una promesa implícita, mi Sub asentía concienzudamente. —
Contéstame.

— Soy toda suya... Señor — estaba más que excitada y dispuesta.

Capítulo 5
El sexo es como el alcohol, mientras más lo tomas más te embriaga.
Anónimo…

— Es un verdadero placer verte así, Katheryne — , dijo con voz ronca. — No sabes lo
que le hace a mi polla verte tan... expuesta… — la última palabra la dijo en un tono de voz
bajo. — Estás muy tensa, relájate, disfruta… — sus dedos recorrían el contorno de mi
cuerpo suavemente, una caricia sensual e indolora hasta el momento.

Temblaba de deseo mientras estaba a la expectativa, mis sentidos se agudizaron a tal forma
que podía sentir su respiración.

— Estos son míos — , sus manos abarcaron mis pechos, suave y lentamente. — Sólo yo
puedo ponerlos así — . Atrapó mi pezón entre su pulgar e índice, apretando fuertemente.

— Aahh… — gemí de… ¿Placer? ¿Dolor? No lo sabía, sentía mi entrepierna humedecerse


lentamente.

— Eso pequeña, grita — volvió a apretar mi pezón, ¡diablos, dolía!

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Contrato
Aryam Shields M.
Incliné mi cabeza hacia atrás, intentando no olvidar que era necesario respirar, acarició mis
pezones con su palma: — Quiero que me digas si lo que te hago, te gusta o no. Quiero que
grites, gimas y jadees por cada sensación que recorra tu cuerpo — su voz de terciopelo se
escuchaba deseosa, podía sentir el calor de su cuerpo a pesar que el único contacto entre
nosotros eran sus dedos y su voz.

Pellizcó con más fuerza mis pezones, y los hizo girar entre sus dedos, sentí mi espalda
arquearse sobre el colchón. Me mordí el labio buscando sofocar los gritos que amenazaban
por salir de mi garganta.

— Voy a hacerte venir tantas veces, que no habrá poder humano que te saque de la cama
mañana — . En este punto ya temblaba como una hoja entre sus brazos.

— ¿Estas húmeda preciosa? — una de sus manos abarcó mi sexo, dejando que sus dedos
recorriesen mis pliegues.

— ¡Oh! ¡Jodido Cristo! — , mi respiración se volvió superficial, y no pude evitar el grito


cuando uno de sus expertos dedos, se coló por mi entrada.

— ¿Confías en mí, Katheryne? — casi no escucho su pregunta, tanto mi Sub como yo,
estábamos metidas en las múltiples sensaciones que sus hábiles dedos daban a nuestro
cuerpo. — Te he hecho una pregunta, Katheryne — susurró nuevamente.

— NO — , dije en un gemido lastimero. Mi voz salió estrangulada por mis nervios y por
el deseo que se había formado en mi vientre bajo.

— Mmm, sabía que esa seria tu respuesta — unió un dedo más dentro de mí, y sus dientes
mordieron mi pezón derecho fuerte, rudo. Dolió y mi entrepierna se humedeció muchísimo
más de lo que ya estaba.

Mi vientre comenzó a tensarse ante la ya conocida sensación del orgasmo, mientras


Alexander mamaba de mi pecho, y sus dedos entraban y salían de mi cuerpo.

— ¡Basta de juegos! — gimió separando su cabeza de mi pecho.

¿Juegos?

— Pruébate — sacó sus dedos de mi intimidad, haciéndome gemir por la ausencia, —


abre la boca… — demonios, su voz era tan sensual que me vi abriendo la boca, mientras
Alexander introducía sus dedos dentro de ella. — Chúpalos — susurró. Dejé que mi
lengua se deslizara por los dedos, gimiendo ante mi propio sabor. — ¡Detente! — Gimió
con voz queda. — O nada impedirá que te folle hasta al amanecer.

— Tu olor es delicioso, me intoxica, es tan suave y dulce… Como una droga… Heroína,
cocaína pura… Puedo convertirme en un adicto de tu coño jugoso, de tus pequeños
pezones… — uní mis piernas tratando de crear un poco de fricción. — Mantén esas
piernitas separadas, si no quieres que use una barra de estiramiento.

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Contrato
Aryam Shields M.

Abrí las piernas lo más que pude, esa dichosa barra no auguraba nada bueno.

Entonces hizo algo que no me esperaba….Me besó, suave, lento. En una perfecta sintonía,
sus labios jugaban con los míos. Subí mis caderas buscando algo de presión.

— ¿Ansiosa?

Ni muerta le diría que sí…

Sentí la cama moverse, eso era una jodida tortura. Lo sentí colocar algo a mi lado y luego,
algo suave tocó mi vientre... Plumas…

Acarició mi sexo, mis pechos, mi vientre y mis brazos con las plumas, deteniéndose en mis
pechos, haciéndolas girar poco a poco.

¡Maldita sea! Estaba jugando conmigo. No había forma de que yo pudiese saber que haría
conmigo, me estaba enloqueciendo. A esta altura, parecía pez fuera del agua, luchando por
que el oxígeno entrara a mis pulmones, deseando que él... ¡Dios!, deseando que él se
hundiera en mí.

Sentí una leve pero molesta presión en cada uno de mis pezones, como si los pellizcara
hasta más no poder.

— Lex... — , me removí inquieta por la presión que se ejercía en esa zona.

— Son abrazaderas para pezones, puedo graduarlas hasta tener el placer deseado… No te
están haciendo daño, ¿verdad? — la pluma seguía con su recorrido por mi cuerpo.

Negué, porque aunque molestaba, no era doloroso.

— Muy bien… Continuemos — , el corazón estaba a punto de salirse de mi pecho.


Súbitamente, las plumas dejaron de acariciarme, su respiración estaba pesada, parecía que
se contenía. Se separó de mí mientras respiraba fuertemente, algo golpeó mi frente, era
suave, algo extraño. Lo rozó hasta llevarlo por el puente de mi nariz, delineándolo hasta
llegar a mis labios, y golpear mi barbilla nuevamente.

El estómago se me contrajo cuando él lo posó debajo de mi nariz, cuero...

Bajó el objeto extraño por el valle de mis pechos, hasta bordear mi pezón izquierdo con
él… Estaba callado, pero su respiración era tan trabajosa como la mía, sentado a horcajadas
de mí, podía sentir su miembro sobre mi centro, estaba tan concentrada en el calor de su
cuerpo, tan ida en los miles de pensamientos, que brinqué cuando lo sentí.

Un golpe fuerte…Total y brutal, sobre mis ya sensibles pechos. Grité, me removí inquieta,
deseando más… Otro golpe más en mi pezón derecho, uno más en el izquierdo.

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Contrato
Aryam Shields M.
¡Jesús bendito!

— ¡Alexander! — grité su nombre, cuando seis golpes más se situaron en mis pezones,
tiré de las esposas sin importarme el dolor en mis muñecas.

Joder, dolía como la mierda, pero estaba tan excitada. Mi vientre dolía, mi Sub exigía su
liberación desde su cama con postes, levanté las caderas encontrándome con su miembro
duro y grande, deseando que acabara de una vez y por todas.

— ¡Ahh! — gimió ante el contacto. — No, pequeña tramposa — murmuró retirándose.

Quería creer que para él también estaba siendo difícil, pero no, seguramente para Alexander
"soy el puto amo del mundo" McConner, esto era pan comido.

Salí de mis divagues mentales cuando algo frío y húmedo, empapó mi vientre, el olor llego
rápidamente hasta mi nariz.

Whisky…

Mi Sub levantó la cabeza y sus ojos rodaron sobre sus cuencas.

— Abre las piernas — no me había dado cuenta que las había unido, sus manos tomaron
mis rodillas, abriéndolas fuertemente y entonces… un último golpe me hizo desear tener las
manos libres.

Fue fuerte, rápido y muy doloroso… ¡Pero joder! ¡Me había gustado!

— ¿Te gusta? — su voz era irreconocible, y ¡sí, señores!, para mi desgracia la respuesta
era afirmativa. — Responde.

— Sí… — susurré obligando a mis cuerdas vocales a hablar.

— ¿Sí, qué? — el objeto de cuero recorre mi vientre.

— Sí, Señor.

Había golpeado mi clítoris con el cuero, haciéndome rodar los ojos, apretar más mis manos
en puños, y que los dedos de mis pies se retorcieran del dolor y el placer, que disfrutaba a
iguales medidas.

Dio un nuevo golpe sobre mi clítoris, haciéndome gritar en voz alta, e inmediatamente un
líquido corrió sobre mis piernas, ¡el whisky estaba frío!

¡Soy una maldita masoquista!

— Tranquila — ordenó en voz suave, mientras seguía vertiendo el whisky sobre mi


cuerpo.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Mira lo mojada que estás, Katheryne, y no solo es por el whisky — susurra a mi oído,
pudo sentir el vello de su pecho rozando mis pezones, me besa duro. Su lengua invadiendo
mi boca, sometiendo la mía a su santa voluntad, ha estado bebiendo Whisky, su sabor a
menta junto con el licor me hacen gemir quedito…

Sus labios empiezan a bajar a mi cuello, dando besos salteados por la separación de mis
pechos, mi vientre…

— Tu non sai quanto vorrei che la mia Bella (Katheryne) ragazza, la mia dea delle foreste
incantate, ti farò mia immagine e quando si concluderà il tuo anno maledetto, che viene a
me, il mio scopo è la mia speranza che i miei baci ti rueges derritas il mio cazzo di essere
la ragazza più obbediente e sottomessa, che avrebbe voluto, voglio che tu sia l'ultima, che è
sempre con me nella sala giochi … non come e confusa perché ho disperatamente Mi
chiamavi la tua figa vostri appelli del corpo per me ... Che cosa stai facendo con me
piccola cagna ... Tu ... Tu .. Tu mi stai facendo commettere il più grande follia che si possa
immaginare...24

¡Puto italiano!

Sus labios se situaron entre mis piernas, mordiendo y jalando mi clítoris una y otra vez,
succionando en mi entrada; su lengua arremetiendo contra mis labios vaginales, dando
lametones mordaces, saboreando el whisky que había esparcido anteriormente junto con la
humedad de mi excitación. Repite sus suaves lametones en contra de mi clítoris, una, dos,
tres veces.

¡Por Dios Santo!, tiro de mis muñecas jadeando por sus caricias, gimiendo por el dolor.

— Por favor… — le ruego.

El muerde mi clítoris, no puedo, no puedo.

— Por favor, Señor — gimo en voz alta, mi cuerpo separándose completamente del
colchón, Alexander hunde sus manos en mis caderas y yo me dejo ir…

— ¡Diablos! — grité, porque sabía que esto aumentaría el número de azotes marcados a
mi nombre. El espiral se expandió y barrió con cada una de mis terminaciones nerviosas.

24 No sabes cuánto te deseo mi hermosa niña, Yo te haré a mi imagen, y


cuando este maldito año acabe, serás tú la que venga a mí. Es mi propósito, es
mi deseo que ruegues por mis besos, que te derritas ante mi polla, que seas la
niña más obediente y sumisa que hubiese podido desear. Quiero que seas la
ultima, la que este conmigo siempre en este cuarto de juegos… no sé ni cómo,
ni porque me confundes desesperadamente, tu coño me llama, tu cuerpo me
atrae… ¿Qué estás haciendo conmigo pequeña zorra?… Tú...Tú…Tú me estás
haciendo cometer la más grande locura que pueda imaginar…

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Contrato
Aryam Shields M.
— Tu sabor es tan fino, Katheryne, tan exquisito… — Y sin más, sus manos tomaron mis
caderas para penetrarme con una fuerte embestida, empujándome hacia atrás.

— ¡Aaaahhhhggmm! — Gemí… la garganta se me desagarró, mi cuerpo se tensó al sentir


un invasor dentro de él. Doloroso y placentero a la vez, y Alexander McConner se quedó
quieto, enterrado dentro de mi cuerpo como un ancla.

— Me gusta mucho escuchar como ruegas para que te permita tener un orgasmo — ,
susurró. — Sabes perfectamente que tus orgasmos me pertenecen. Levanta tus piernas,
preciosa, envuélvalas alrededor de mi cintura — . Hice lo que me pidió débilmente,
tensando mis piernas a su cintura, doblando los pies justo en el inicio de su trasero, cuando
lo sentí salir un poco y volver a envestirme fuertemente, haciendo que mi cuerpo se
moviera hacia adelante.

Por la cabeza de Thor….

— ¡No te correrás, a menos que yo te lo pida! — Gritó envistiéndome. Puse los ojos en
blanco mientras trataba de seguirle el ritmo, era desesperantemente abrazador. Sus manos
se colaron debajo de mi espalda, alzándome un poco, dándole a Alexander un mejor ángulo
de penetración. Comencé a jadear de forma entrecortada, agarrando las esposas para evitar
hacerme más daño en las muñecas.

El vaivén era tortuoso, desesperado, me estaba volviendo loca de placer, luchando por
respirar, gemir, jadear, y no permitir que el espiral reventara de nuevo, y entonces empezó a
moverse. A moverse de verdad.

Este hombre tomaba red bull, o simplemente se drogaba...

Entraba y salía de mi cuerpo rápidamente, sin consideración alguna. Jadeaba entre dientes,
su carne chocando contra la mía de manera ruidosa, la fricción que su miembro creaba
dentro mi interior…

— Por favor… Señor… Por favor... — Lloriqueé entre jadeos y gemidos, no iba a poder
soportarlo.

— Joder, dime que leíste sobre Kegler — gimió entre dientes. — ¡Dímelo!

— ¡Sí! — grité presa de las sensaciones, perdida en el mar de electricidad que amenazaba
con destruir mi cuerpo.

— Hazlo... Ciérrate sobre mí, ¡joder apriétame, ordéñame! ¡Puta mierda! ¡Hazlo ahora! —
fue una orden agónica y exigente, traté de cerrarme como lo había leído, traté de hacer lo
que había practicado mientras iba al baño, la sensación fue diez mil veces más placentera.

Iba a morir, este hombre acabaría conmigo… Vi a mi Sub escribiendo tortuosamente su


testamento.

79
Contrato
Aryam Shields M.
— ¡Sí! ¡Oh, joder!… Jodido Cristo — , murmuró entre cortado, haciéndome gritar de
forma gutural, — es tan placentero follarte, preciosa… — . Su voz rasgada de placer
acompañó a su movimiento, siseaba entre dientes y gruñía de forma descomunal mientras
no me daba tregua.

Dios… Dios… Dios…

Estaba poseyéndome de forma apremiante, fuerte, ruda y desesperada, sentía un tornado


formarse en mi vientre.

— Nece… Por favor… Por favor… Por favor… — , dije mordiendo mi labio, evitando
por todos los medios que el tornado arrasara. Podía ver a mi Sub con los puños cerrados,
admitiendo unos cuantos azotes más a nuestra cuenta.

— ¡Córrete para mí! — Ordenó en un ronco jadeo. — ¡Córrete!… ¡Hazlo ya!... ¡Ahora!
— ordenó agónicamente.

Me dejé llevar por un nuevo orgasmo. ¡Oh…! ¡Joder! El tornado arrasó y destruyó todo a
su paso: mi voluntad, mi fuerza, mi instinto. Mis piernas se soltaron de su cadera mientras
él seguía envistiendo, lo sentí vibrar con fuerza mientras un gemido animal salía de su
boca. Sus dedos se enterraron en mi cadera mientras todo su cuerpo se tensaba. Soltando
mis caderas para sentir sus manos a cada lado de mi cuerpo, respirando fuertemente sobre
mi pecho, expulsando hasta la última gota de su orgasmo dentro de mi cuerpo.

Sus labios buscaron los míos que se movieron por inercia… Esperaba que no necesitara
más de mí, estaba muerta y follada en toda la extensión de la palabra. Salió de mí despacio,
y se tiró a un lado de la cama, su respiración acelerada y su corazón como mil elefantes en
estampida.

— Bien hecho, preciosa — murmuró entre dientes — ¿Esto ha dolido?

Joder, sí había dolido, pero a la vez había sido tan placentero…

— Contesta…

— Un poco, pero fue tan… No hay palabras — , sus manos acariciaron mi mejilla y luego
subió la pañoleta, quitándola por completo de mis ojos. Me costó medio segundo adaptarme
de nuevo a la claridad.

Alexander sonreía, una sonrisa de "soy el dueño de tus orgasmos", parecía orgulloso de sí
mismo. Sus dedos trazaron planos inexistentes alrededor de mis pechos, y luego quitó las
abrazaderas, haciéndome emitir un pequeño gemido cuando la sangre se reactivó en ese
lugar. Se estiró sobre mí, tomando de la mesa de noche las llaves, y abriendo las esposas de
manera lenta y pausada.

— Debes moverte menos — susurró suavemente, mientras repasaba con sus dedos las
marcas en mis muñecas.

80
Contrato
Aryam Shields M.

Voy a quedarme dormida, es un hecho constatable, estoy totalmente agotada… Mi Sub


levanta la cabeza y hace girar los ojos, dando a entender que ella ha tenido su buena ración
de Alexander McConner. Él me toma, pegándome posesivamente a su húmedo pecho, me
siento pegajosa por el whisky y la cama está completamente empapada.

— ¿Estás destrozada? ¿No es así? — dijo con su voz de "gracias a mí".

No puedo hablar, mis neuronas se niegan a conectarse una con la otra, así que asiento
levemente.

— No he tenido mi cuota de ti todavía, dije que me saciaría de ti, ¿recuerdas?

¡Este hombre estaba loco! Eso, o era un ninfómano sin remedio.

— Estoy agotada, no podría obedecerte ahora — , dije como niño frustrado.

— Quiero más, mucho, mucho más… puedes darme más — susurró lentamente. —
Gírate y ponte a cuatro patas, no me discutas — , ordeno. Ni loca, no puedo mantenerme
en pie, — Katheryne… — , su voz tiene un timbre de advertencia al ver que no me
muevo.

— No puedo… — susurro en un gemido lastimero.

— Gírate y afianza tus manos en el cabecero de la cama, ¡ahora! — . Di un gemido


ahogado pero hice lo que pidió con movimientos torpes y pausados, y me sostuve del
cabecero de la cama. — Abre las piernas — dijo moviendo su pierna entre la mía. —
Después podrás dormir preciosa, tu sei Bella (Katheryne), come una rosa, morbido e
delicato25 — . Su mano golpea mi trasero haciéndome gemir.

Mi Sub se levantó de su cama, haciendo porras con sus pompones, maldita… ella está de
espectadora.

Un nuevo azote golpea fuertemente mi trasero.

— Esto es por haberte corrido sin mi permiso — , su mano acaricia el lugar donde el
golpe fue dado. — Abre más las piernas… — me abro completamente, mientras lo veo
tomar una fusta, es delgada y alargada, parece las que usan para entrenar caballos. Golpea
mi clítoris desde atrás suavemente con ella.

— Ahhhhh… — me inclino hacia delante, presa de sensaciones encontradas... Placer y


dolor...

¡Joder, nuevamente estoy húmeda!

25 Eres hermosa, como una rosa, suave y delicada

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Contrato
Aryam Shields M.
Masoquista… Masoquista, mil y una vez. Masoquista….

Su mano izquierda me hace bajar la espalda sin deshacer mi amarre al cabecero.

— Algún día voy a follarte por aquí… — mi cuerpo se tensó, — no hoy, Katheryne, pero
algún día lo haré — . La fusta hizo círculos sobre mi ano.

¡Oh, no! ¡Azótame, papito! Mi culo es, y seguirá siendo virgen, hasta que me muera…

— Esto va ser rápido, muñeca, tú sólo agárrate fuerte — dijo mientras agarraba mi cabello
con su mano, enredándolo en ella y tirando mi cabeza hasta pegarla con mi espalda. —
¡Sostente preciosa! — gritó, su cuerpo se pega al mío, mientras se introduce en mí de un
solo tirón.

Me envestía de forma frenética, una y otra vez, sin tregua, sin parar. Su miembro se abría
paso en mi interior, tocando un puntito que me estaba haciendo ver estrellas literalmente.
Una de sus manos en mi cadera, la otra en mi pelo tirando de él fuertemente, obligándome a
cerrar los ojos para no caer presa de una combustión. Cada vez lo sentía más adentro, más
profundo.

Jesús, Ala, Buda... ¡Virgen María del perpetuo socorro!

— Voy a correrme — , no le estaba pidiendo permiso, solo avisándolo.

— Es muy pronto — , dijo entre dientes, mientras empujaba sus caderas hacia las mías.

— Por favor...

— Por favor, ¿qué?

— Por favor señor, maestro, amo, dueño, patrón…Dios mío — susurré logrando conectar
todas mis neuronas. Lo sentí sonreír, mientras se movía aún más fuerte y rápido.

Su mano soltó mi cadera, tocando mi clítoris, pellizcándolo, y tirando de él — ¡Cristo va a


matarme!

— Vamos Kath, dámelo… — gruñó entre dientes mientras el tornado, ¡joder! ¡Qué
tornado ni que ocho cuartos! ¡Esto era un Tsunami! ... Sí, uno que sacudía mi cuerpo con
espasmos temblorosos y jadeos ahogados, sentí como él se libera dentro de mí. Mis manos
pierden fuerza y caigo en la cama como peso muerto, mientras Alexander sale de mi cuerpo
y se acomoda nuevamente a mi lado.

Giro mi cabeza viéndolo, entre despierta y dormida.

— Bienvenida al BDSM, cariño — , murmuró colocando mi cabello detrás de mí oreja.


— Creo que necesitas descansar, pero esta habitación no es la indicada para eso — . Se

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Contrato
Aryam Shields M.
levantó de la cama, buscando entre los cajones hasta sacar una sudadera, lo veo colocársela
sin bóxer y luego me toma en brazos.

— Fuiste una buena chica, pero aún no puedes dormir — , susurró en mi oído.

Podré ser muy su esclava, pero ni mi mente, ni mi cuerpo, podrían conseguir otra carrera.

Como en nuestra primera vez, me sentó en una de las butacas de madera del mini sauna,
mientras llenaba el jacuzzi. Tomó mi cabello atándolo a una desordenada e improvisada
coleta, y me estoy quedando dormida, cuando él me levanta en brazos y me deja en la gran
tina.

La temperatura del agua es agradable, y se siente fenomenal en mis partes nobles, sólo
espero que él no quiera un nuevo round, yo ya estoy ponchada. Lo siento pasar la esponja
de baño con suavidad sobre mi cuerpo.

— Recuérdame decirle a Anna que debe comprar un jabón de baño para ti — , dijo con
voz suave. Yo luchaba con todas mis fuerzas por no dormirme, mientras él tenía sumo
cuidado en no mojar mi cabello, la esponja acarició mis muy adoloridos pezones, y gemí de
incomodidad.

— ¿Cuándo viene tu periodo? — preguntó sin dejar de tallarme.

— Siete días — , me esforcé en unir mis neuronas y contestar a su pregunta.

No dijo nada, lavó el otro pecho y luego la deslizó por mi vientre, hasta llegar a mi
intimidad, limpiando lentamente en ese lugar. Me enjuagó el jabón restante y luego me sacó
de la tina, sentándome nuevamente en la butaca, pasando una toalla muy lentamente por mi
cuerpo. Cuando se percató de que estaba seca, me alzó nuevamente en brazos hasta dejarme
en la cama. Miré la mesa de noche buscando la hora, 12:45, más de cinco horas en la
habitación del dolor…

— Descansa, preciosa… — desató mi improvisada coleta, y me arropó con el cobertor. —


Mañana no saldrás de casa — dijo antes de dar media vuelta y encerrarse en el baño.

Estaba muy cansada para discutir sobre mi estadía en casa en la mañana, así que esperaría a
despertar para dejarle los puntos sobre las íes.

Cerré los ojos, entregándome al mejor dios de todos... Morfeo.

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Contrato
Aryam Shields M.

Capítulo 6
El límite entre lo bueno y lo malo, pertenece a ambas definiciones al mismo tiempo.
Anónimo

Desperté sintiéndome terriblemente adolorida, las marcas en mis muñecas eran realmente
espantosas… Alexander tenía razón, estaba demasiado cansada como para siquiera pensar
en levantarme.

Aun así, recordar la carita de mi hija me hizo armarme de valor para caminar hasta el baño,
cada paso que daba era como si enterraran algo en mi cuerpo.

Mi Sub me miraba adolorida desde la comodidad de su cama, pero reuní las fuerzas
necesarias como para llenar el jacuzzi y sumergirme en él.

Salí alrededor de media hora después, cuando el agua empezó a tornarse fría. Llegué a la
habitación para casi morirme de la impresión: el reloj de la mesa de noche marcaba que
eran la 1:35 PM; saqué unos vaqueros desgastados y una camisa de mangas largas. El día
estaba templado eso me daría una excusa perfecta para llevar esta camisa a la vez que
cubría mis muñecas. Si Gabriel las llegaba a ver, era mujer muerta. Calcé mis bailarinas y
me até el cabello en una coleta alta.

Con dificultad bajé las escaleras hasta llegar al primer piso, el Lexus no estaba, así que
tendría que irme en un taxi.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Buenos días, señorita — , la voz de Benjamín me hizo pegar un brinco, un grito de


susto y emitir un gemido de dolor.

— ¡Joder!... Benjamín, voy a comprarte una jodida campana — dije llevándome una
mano al corazón.

— ¿Necesitaba que le subiera algo? ¿Ha estado mucho tiempo llamándome? — dijo
preocupado.

— No, es solo que eres peor que un gato — respire calmándome — demasiado silencioso
— sonreí.

— El señor no está — , su rostro se relajó visiblemente.

— Lo sé, voy a salir, espero llegar antes que él.

— Lo siento señorita, pero el señor dio la orden de no dejarla salir de la casa. Es más,
ordenó expresamente que no saliera de la habitación.

— ¡¿Qué él hizo que?! — Exclame en voz alta

— El señor dijo que-

— Benjamín, voy a salir — lo corte resuelta.

— Lo siento señorita, pero...

— Pero nada, voy a salir y estaré de regreso antes de las 5:30 y me importa un comino lo
que dueño del jodido mundo haya ordenado, ¿¡entendido!? — . Salí dando un sonoro
portazo y caminé hasta salir de la casa y tomar un taxi.

Durante el trayecto sentí mi celular vibrar varias veces pero lo ignoré, seguro era el señor
todo poderoso y no estaba de ánimos para hablar con él.

Cuando llegué a casa Fernando, no estaba. Gabriel atendía a unas chicas en el salón,
prácticamente ni me miró, subí escaleras arriba gimiendo un poquito ante cada punzada,
McConner había sido un completo animal.

— A mí me gustó su lado salvaje — , susurró mi Sub mientras se pasaba pañitos de agua


tibia en su entrepierna. Bufé por lo bajo. — A ti también te gustó, aunque lo niegues —
bufó molesta.

Lo único que pensaba es que no había sido tan malo como pensé que sería…

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Contrato
Aryam Shields M.
Estar con mi pequeña Anto alimentaba mi alma, y saber que en solo dos meses ella tendría
un corazón fuerte y sano era algo que hacía que soportara cada punzada, o el dolor
abrazador, en mis brazos y muñecas.

A las 4:30 Fernando estaba de regreso, le di a la niña con algo de dificultad y él sonrió.

— ¿Cansada…? — susurró con burla.

— Muy…, no sabes por todo lo que pasé anoche — dije alimentando su perversión.

— ¡Oh Mujer! Eres mala, mira que no contarme si el monumento andante es un dios en la
cama… — dijo fingiendo enojo.

— Yo diría más bien un demonio — , dije acariciando mis muslos.

— ¡Jodido Cristo!

— ¡Muy jodido! — dije riendo.

— ¡Oh!... ¿En qué momento pasaste de virgen a pequeña zorra? ¿Qué hiciste con mi
bebita? — dramatizó.

— Desde el momento que me vendí por más de medio millón de dólares — dije triste, Fer
me había hecho caer en una gran realidad, yo era solo una puta.

— Kate… — su mirada y su tono de voz cambiaron, mi amigo me dio un gran abrazo sin
decir nada más.

— Tengo que irme Fernando, cuida de mi bebé.

— Sabes que soy como su madre — , dijo mirándome a los ojos.

— Lo sé — . Bajé las escaleras encontrándome con Gabriel, recogiendo el cabello del


suelo.

— Gabriel… — traté de amistarme

— No Katheryne, si hablo contigo, diré cosas de las cuales me arrepentiré, la niña no nos
hace estorbo, pero deberías pasar más tiempo con ella.

— Yo lo intento pero…

— No quiero tus excusas — dijo antes de subir las escaleras.

Suspiré fuertemente intentando no llorar. Salí y tomé un taxi en la avenida, le di la


dirección de la casa y dejé que mis lágrimas corrieran por mis mejillas.

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Contrato
Aryam Shields M.
El taxi me dejó fuera de las rejas de la mansión, Salude a los guardias y digité la clave me
sentía deprimida así que camine muy despacio hasta llegar a la puerta de la mansión, solo
quería regresar a la habitación y dormir hasta mañana.

La casa estaba sola, por no decir desierta. A pesar de que el Lexus estaba en la entrada,
Peter no se veía por ningún lado. Mire la hora en mi reloj de pulsera, 5:15, era imposible
que Alexander hubiese llegado ya.

Subí las escaleras lo más lento que pude hasta llegar a la última, y respirar llenando mis
pulmones de aire. Empujé la puerta de la habitación y casi muero del susto. Frente a mí,
enfundado en un traje negro de tres piezas, estaba Alexander y su mirada era
indescifrable…

— Ve al cuarto de juegos — , dijo con voz trémula. — ¡Ahora! — gritó.

— Alexander… — traté de decirle que aún estaba adolorida.

— No me discutas Katheryne, ve a la habitación y espérame como es debido — . El tono


de su voz era para no replicar, suspiré fuertemente antes de caminar hasta la habitación del
pánico.

Me descalcé y desabroché el jean dejándolo caer por mis piernas, mientras me recordaba lo
que yo era… Una puta. Una mujer que no tenia derecho a replica por que se había vendido
al mejor postor. Tiré de mi sweater y quité mi sostén.

Con mucho cuidado, me ubiqué en la misma posición que ayer y esperé a que mi amo
viniese por mí.

No paso mucho tiempo cuando lo sentí llegar a la habitación.

— Levántate — , dijo secamente.

— Alexander, yo...

— Tsk, Tsk, Tsk, no solo me desobedeces sino que cometes errores, Katheryne — , su
mano apretó mi quijada, no era un agarre fuerte, pero si incómodo — ¿Quién soy cuando
estamos aquí?

Dios mío…

— Estoy esperando, Katheryne.

Tragué saliva: — Mi… — suspiré. — Mi amo, señor — dije lentamente.

— ¿Y cómo me has llamado?

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Contrato
Aryam Shields M.
— Yo… Lo siento, señor — . Ok, su mirada me estaba asustando. Soltó mi quijada
fuertemente y se dedicó a caminar en círculos a mí alrededor.

Él, tenía una pose tensa y su mirada era más fría y dura que el iceberg que hundió el
Titanic.

— ¿Eres católica, Katheryne? — Mi Sub temblaba levemente, — te he hecho una


pregunta, parece que además de desobediente, eres sorda.

— Sí.

— ¿Si qué, Katheryne?

— Sí, señor — susurré.

— Bien, pon tus manos como si fuese a rezarle al más creyente de tus santos — , vacilé un
poco. — ¡Es para hoy, Katheryne! — expresó en tono fuerte.

Hice lo que me había pedido, él tomó mis muñecas y les dio una mirada. — No vayas a
intentar moverte, Katheryne — . Asentí, mientras él se quitaba su corbata y amarraba mis
manos a una distancia prudente de las marcas de anoche. Caminamos hasta la cama,
dejándome de pie delante del reflejo de mi cuerpo desnudo, gracias al espejo que estaba a
un lado de la puerta.

Alzó su mano dejándome ver algo que no había visto antes... Un arnés.

Mi Sub se encogió en su habitación del molino rojo, mientras que mis ojos trataban de no
derramar una sola lágrima.

Ató una cuerda separando mis manos un poco y luego la sujetó al arnés.

— Esta mañana, dije expresamente que no podías salir de casa — su voz era dura aunque
siseaba entre dientes.

— Debía salir, señor — dije suavemente.

— Baja la cabeza, y no la levantes hasta que yo te lo ordene y levanta los brazos.

Bajé mi cabeza mirando sus zapatos negros de charol, lo siguiente que sentí fue como mis
brazos fueron quedando suspendidos en el aire gracias al arnés.

— Señor yo…

— Calla, no quiero que hables a no ser que yo te lo pida — dijo enojado. — Cuando doy
una orden, espero que se cumpla. Cuando ordeno a mi sumisa, espero que me obedezca
— . Su voz no daba tono a replica. — Te he dado una orden y tú la has incumplido, anoche

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Contrato
Aryam Shields M.
fui claro al decirte que hoy no saldrías de casa — caminó hasta el closet y levanté un poco
la mirada. Sacó una fusta, la misma de anoche, un látigo y una tabla.

¡Nos llegó la hora! — gimió mi Sub en voz baja y atemorizada

¡Joder! ¡Iba a azotarme!

Sentí mi entrepierna empezar a humedecerse. Y mi Sub ya estaba lista, empinando su


respingón trasero.

— Estoy supremamente cabreado, Katheryne, pensé que esperaríamos un tiempo más antes
de esto, pero hoy has agotado mi paciencia — dijo caminando frente a mí con esas tres
cosas en la mano.

— Señor, yo...

— ¿Qué no entiendes? ¿Te he permitido hablar? — su dedo subió mi barbilla hasta que
mis ojos se encontraron con sus esmeraldas — Te quiero callada. Cada grito, aumentará por
dos los azotes a tu nombre. Serán 20 en total, cinco con cada artículo y cinco con mi mano
— . Se quitó su saco y arremango su camisa hasta sus codos.

Se colocó detrás de mí acariciando mis pezones con una de sus manos, mientras que con la
otra, tiraba mucho más de la cuerda, dejándome ligeramente suspendida en los dedos de
mis pies.

Su tacto no era suave, era fuerte y rudo sobre mi adolorido pezón. Sentí el líquido
acumularse en mi centro y uní un poco mis piernas.

— ¡NO! — su mano viajó hasta mi entrepierna. — ¿Te excita esto, Katheryne?

Joder, quería decir que no, pero mi cuerpo era un traidor.

— Sí, señor — susurré con voz ronca.

— Separa las piernas, y no quiero volver a decirlo — . Hice lo que me pidió mientras mi
mirada buscaba sus orbes a través del espejo.

— Los primeros cinco azotes serán con mi mano. ¿Recuerdas tu palabra de seguridad? —
asentí. — ¿Por qué hago esto, Katheryne?

— No lo sé…

— Ohh pequeña no juegues conmigo ¿Por qué hago esto, Katheryne? — volvió a
preguntar más enérgicamente.

— Porque lo desobedecí, señor — respondí con voz temblorosa.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Entiendes que te azotaré con la fusta, el látigo y la pala al final?

— Sí, señor.

— Quiero que mires al frente Katheryne, y ni por equivocación cierres los ojos o grites. Si
lo haces, el castigo se multiplicará el doble, sea cual sea el objeto que esté usando,
¿entendido?

— Sí, Señor.

— ¿Por qué me desobedeciste? — descargó el primer azote sobre mi nalga izquierda. La


sensación fue extraña, entre picazón y calor — . Me mordí el labio para no gemir, el azote
viajó por cada una de mis terminaciones nerviosas estrellándose súbitamente en mi
entrepierna. Acarició mi nalga de forma suave y cuando menos lo esperé, descargó el
segundo azote en la misma nalga.

¡Joder!

Estaba excitada hasta los límites de la cordura. Había olvidado el dolor de mi entrepierna, o
peor, lo había remplazado por ese dolorcito de necesidad que me atacaba antes que él
empuñara su miembro en mi centro hasta su base. Hice todo lo posible por retener el
gemido de dolor y placer que tenía en la garganta.

Un nuevo azote de su parte me hizo gemir: — ¿Por qué me desobedeciste? ¿Qué no


puedes pasar un puto día sin verlo? Te vendió como una maldita puta y aun así lo sigues
viéndolo — dijo entre dientes.

Dios Santo… ¿de qué hablaba este tipo? Un nuevo azote me hizo temblar de deseo y dolor,
sentía como mi lubricación se derramaba por mis piernas.

— Eres tan masoquista que no te bastó con nuestra noche y fuiste a verlo hoy — . No
entendía su reacción, ¿me golpeaba porque me había ido, o porque había estado con los
chicos? Pero él hablaba de un él. Su mano agarraba fuertemente la cuerda que tenía el
arnés, logrando que mis brazos siempre estuviesen arriba mientras la otra volvía a arremeter
contra mi carne.

— Perché diavolo sei arrivato vergine a me perché mi confondere l'inferno così tanto,
perché si può semplicemente cura revuelques con gli altri... ¡diavolo stai facendo con la
mia vita! — sagrado rostro, debía aprender italiano.26

Lo vi tomar la fusta y detallándola bien, me di cuenta que era mucho más gruesa que la de
anoche.

26¿Por qué demonios llegaste virgen a mí?, ¿por qué diablos me confundes tanto?, ¿por qué no puede
simplemente importarme que te revuelques con los demás?…¿¡Qué demonios estás haciendo con mi vida!

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¡No hay un él! — grité sin saber por qué, cuando lo vi impulsar su mano antes de dar
el golpe. — Es mi hermana — mentí, quería a Antonella lejos de todo esto. — Voy todos
los días a ver a mi hermana — . Su amarre en mis brazos se debilitó. — ¡Te juro por Dios
que todos los días salgo de aquí a ver a mi hermana!, tiene un año y dos meses y solo
somos ella y yo, Los chicos solo la cuidan… — me estaba exponiendo a que el castigo con
la fusta fueran no solo cinco azotes.

— ¡Mientes! — sus manos tensaron nuevamente el arnés haciéndome gemir por el dolor
en mis brazos, un par de lágrimas corrieron por mis mejillas.

— Los chicos son pareja — . Gemí cuando azotó mi trasero con su mano, había colocado
un azote más porque yo había gemido cuando el aún me estaba azotando con su mano. —
Ellos solo me ayudan a cuidarla, te lo juro Alexander… — lo vi bajar por mi cuerpo hasta
quedar de cuclillas detrás de mí trasero, mis piernas aún estaban abiertas.

— Mientes — , susurró para sí mismo hasta quedar a la altura de mi trasero, dio un beso
en cada nalga. — ¿Qué estás haciendo de mí? — dijo muy bajo, mucho antes de que su
lengua acariciara mi piel desde la rodilla hasta mis muslos, recogiendo toda la humedad que
había bajado por allí.

Ver lo que hacía a través del espejo era jodidamente erótico…

Su lengua se hundió en mis muy mojados pliegues, lamiendo como si fuese un helado.
Sentía las piernas hechas gelatina, pero el amarre en el arnés era fuerte.

Por todo putos dioses de Asgard…

Lo sentía sorber succionar y tirar con sus dientes, lamer, chupar y morder desde atrás. Mis
pezones estaban tan duros como mi clítoris, mi respiración era rápida y pesada, mi orgasmo
estaba cerca, ya casi podía tocar las estrellas y entonces él se detuvo.

¡Joder! ¿Porque se detiene? — Gritó mi Sub, y yo me hacía la misma pregunta.

Caminó hasta llegar frente a mí y su lengua recogió la humedad que había cerca de sus
labios, pensé que me besaría. La tienda de campaña en sus pantalones era evidente, y
entonces el soltó el arnés.

— De rodillas, Katheryne — dijo con voz entrecortada mientas su mano desbrochaba su


cinturón y abría la cremallera. — Voy a verificar que lo que has dicho es cierto, y si así es,
estarás momentáneamente librada de los azotes. Pero no se irán, nunca los dejo ir,
Katheryne. Los anoto y los reparto como quiero, pero si es mentira… te juro por todo lo
sagrado que aumentarán el doble.

¡Mierda! — Bufó mi Sub.

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Contrato
Aryam Shields M.
Soltó aún más el amarre del arnés dejándome arrodillada frente a él, bajó sus bóxer
liberando su potente erección, las venas se le marcaban y el glande estaba húmedo por el
líquido pre seminal.

— Métela en esa preciosa boca que tienes — gimió levantando mi cabeza con una de sus
manos. Abrí mi boca y la lamí con la punta de mi lengua, era la primera vez que lo hacía,
pero había leído más de una historia sobre esto.

¿Qué tan difícil era mamar una polla?

— Puedes dame más que eso, no eres tan mediocre — . Hierro, eso era su voz, hierro
duro.

El señor H….

Envolví mis labios alrededor del glande y le di una pequeña succión, antes de lamer una
gota de líquido pre seminal. Él era enorme, y yo sabía que no me cabría toda en la boca. Era
difícil sin mis manos, sin embargo relajé lo más que pude mis músculos y avancé de
rodillas hasta poder abarcar más de su erecto miembro entre mis labios. Él era duro y suave
a la vez, tenía un sabor extraño pero no desagradable.

— Oh… — gimió. — Sabía que podías... — su voz salía completamente distorsionada a


medida que más de él entraba en mi boca. — … Podías dar más, Katheryne — . Cuando
ya no pude llevarlo más a fondo, dejé que mi lengua se deslizara por su extensión, cerró su
mano libre alrededor de mi pelo tirando mi cabeza hacia delante.

¡Joder quería ahogarme!

Salí un poco y volví a meter su intimidante polla en mi boca, lo vi apretar los dientes
mientras sus piernas se tensionaban. Dejé que nuevamente mi lengua se enroscara alrededor
de su miembro mientras lo hacía entrar y salir. Ahora solo necesitaba llevar el ritmo.

— Dame más... — susurró.

Me llené de valor empezando a lamer con más rapidez, esto era una paleta… Sí, eso era, me
dije mentalmente mientras cerraba los labios entorno a él y succionaba ayudándome con mi
lengua. Su mano empujó mi cabeza encontrando un ritmo entre rápido y lento que me
pareció fácil. De la boca de Alexander brotaban palabras inentendibles, a parte de una que
otra palabra en italiano. Moviendo su mano en mi cabeza ganando más velocidad y fuerza
con cada empuje.

Decir que esto no me excitaba era mentira… Joder, estaba desesperada. Sentía mi cuerpo
muy caliente, mi entrepierna latía fuertemente y mis pezones se golpeaban con las piernas
de él en cada embestida, encrespé los dedos de mis manos, la sangre corría veloz por mi
cuerpo, el corazón ya no latía… Mi corazón, estaba en una carrera frenética junto con mis
pulmones, luchando por circular sangre y oxígeno por mi cuerpo, mi garganta se relajaba
cada vez más permitiéndome abarcarlo unos centímetros más que al comienzo.

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Contrato
Aryam Shields M.

Alcé la mirada disfrutando ver el estado de Alexander, su mandíbula tensa y cuadrada, las
venas de su frente sobresalientes, los pectorales cincelados... No podía ver su mirada, ¡pero
por Thor!... Sus ojos verdes derrochaban lujuria.

Con mis dientes, acaricié su glande suavemente…

— ¡Joder! ¡Maldita sea! — , gimió entre dientes. El miedo había pasado, dando a mi
cuerpo una sensación orgullosa, era yo la que le proporcionaba placer, era por mí que gemía
y jadeaba sin cesar, era yo la que hacía que hablara entrecortado su idioma de cuna. Él
estaba disfrutando de todo el placer que le daba.

Su polla comenzó a vibrar y a tener pequeñas sacudidas en mi boca, una señal clara de que
estaba muy cerca su liberación. Apreté mis labios contra él, mientras él follaba mi boca, los
labios empezaban a dolerme pero no importaba, no bajaba el ritmo, yo seguía en mi labor.

— ¡Traga! — , dijo con voz estrangulada, su agarre en mi pelo resultó doloroso, y un


profundo y gutural gemido de placer rugió en su pecho justo antes de que su miembro
empezara a chorrear dentro de mi boca.

Espesos chorros de semen llenaron mi cavidad bucal a la vez que seguía succionando y
tragando. — ¡Ah…! Qué buena chica... Joder, tu boca es tan buena como tu coño… — Su
voz era ronca por el placer. Dejé que mi lengua limpiara los últimos vestigios de su
liberación, — muy bien nena... Has sido una muy buena chica.

Su sabor no era del todo asqueroso. Era como si comieses nata, no sabía cómo describirlo,
pero me había gustado. Mi Sub levantó sus pulgares en aprobación antes que Alexander
sacara su miembro de mi boca y se agachara quedando a mi altura. Su mano viajó dentro de
mis piernas, haciéndome soltar un pequeño gritito cuando palpó la humedad en mis
pliegues.

— Tu castigo… — dijo aun buscando su voz, — será quedarte a medias, Katheryne. Eso
te hará entender que nunca debes desobedecer una orden mía — . Sus ojos tenían esa
mirada dominante que me excitaba y me asustaba a iguales maneras, mordí mi labio
sintiéndolo un poco hinchado y adolorido pero no me quejé, lo vi subirse el pantalón y
luego soltó el arnés.

Fue imposible evitar el gemido de dolor cuando mis brazos se vieron liberados de la
presión, soltó mis manos con cuidado, me ayudó a levantar del suelo y me dejó en la cama
de la habitación antes de girarse para salir.

— No quiero enterarme que te has tocado, créeme, yo lo sabré. Esta noche dormirás en
esta habitación. Anna subirá y te traerá la cena, tienes prohibido usar el jacuzzi — . No dijo
más, dio media vuelta y salió de la habitación.

Miré la fusta, el látigo y la tabla… de lo que me había salvado. Mi Sub también las miró de
ladito antes de tirarse en su cama, acaricié mis brazos uno con otro. No me sentía usada

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Contrato
Aryam Shields M.
como se suponía que debía sentirme, estaba aliviada y por otra parte frustrada, aunque
estaba adolorida. Era mil veces mejor sentir el dolor que la polla de Alexander me daba al
salir y entrar de mi cuerpo, que el dolor latente de mi clítoris y el pulsar de mi vientre bajo.

Suspiré sonoramente antes de levantarme con cautela por el pequeño malestar de mis
rodillas debido a la posición y caminar hasta el baño, quizás una buena ducha fría iba a
ayudarme con el latir de mi zona sur.

O al menos eso hacían las protagonistas de mis libros...

Subí las escaleras rápidamente ¡Joder… 6:45 pm! Era una mujer muerta... Toqué
insistentemente hasta que Benjamín me abrió la puerta.

— ¿Ya llego Alexander? — le pregunté entrecortadamente debido a la carrera por las


escaleras.

— Está en el estudio señorita — respondió Benjamín en su habitual tono serio

Joder… ¡nos va a nalguear!

— ¿Hace mucho…? — mi voz tembló un poco y mi cuerpo se tensó notablemente


cuando Benjamín asintió.

No nos vamos a salvar, te lo dije, pero tenías que quedarte más tiempo hablando con él...

Caminé. No, corrí hasta el estudio sin detenerme a pensar una buena excusa para liberarme
una vez más del bendito nalgueo.

— Antes de que aumentes más azotes a mi lista tengo que decirte que… — entré al
estudio sin siquiera mirar, pero él no estaba allí. La puerta del cuarto de entretenimiento
estaba abierta. Alexander casi nunca subía a la habitación tan pronto llegaba, y cuando lo
hacía, me llamaba antes para que lo esperara en la habitación del pánico-dolor-juegos...

Caminé con pasos vacilantes hasta llegar a la puerta, pude ver su figura recostada en uno de
los sofás, en la mesita de al lado había una botella de whisky por la mitad y un vaso medio
lleno. Aún tenía su saco puesto y el cabello aunque le había crecido, aun lo tenía corto.

Alexander jugaba con los ojos pegados al televisor, mientras su personaje, mataba a sangre
fría a quien se le atravesara. Me recosté en el marco de la puerta mientras ideaba una buena
excusa.

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Contrato
Aryam Shields M.
En tres meses, era la primera vez que entraba en esta habitación, es más, era la primera vez
que lo veía jugar. Había cosas en las actitudes de Alexander que no me cuadraban, nunca se
quedaba conmigo después del sexo, siempre me duchaba y luego lo hacía él, yo estaba tan
cansada en esos momentos que por más que luchaba en permanecer despierta, siempre me
dormía.

Sabía perfectamente que él se quedaba un rato viéndome dormir, en mi inconsciencia podía


sentirlo mirarme por largos minutos a la vez que enredaba mi cabello en sus manos e
inhalaba de él.

No todos los momentos eran malos, si bien no tenía ternura y casi siempre era grosero
conmigo Alexander no era un mal hombre, sabía que en el fondo…Muy en el fondo de su
corazón, él no era un hombre malo, y masoquistamente me estaba gustando estar con el…
Mucho más de lo que tenía pensado.

Habíamos experimentado tantas cosas en la habitación del pamico… Qué bueno, ya no me


daba tanto miedo entrar allí.

A pesar de la desconfianza, Lilian había tratado de ser mi amiga, había venido varias veces
a cenar junto a él adonis que tenía como marido y estaba dándome pequeñas clases de
Italiano, lo básico solamente. La operación de Antonella había sido un éxito pero aún estaba
en el hospital. Alexander seguía creyendo que era mi hermana y le había dicho que estaba
en el hospital porque era asmática y en estos días, las lluvias habían sido inclementes con la
ciudad.

El parecía haberlo creído... O eso creía yo.

— Ven aquí — , susurró con su voz suave y aterciopelada. La sala estaba totalmente a
oscuras ya que la pantalla del televisor, aunque grande, no daba mucha luz. Caminé
despacio buscando no tropezarme hasta llegar a su lado. Me tomó de la cintura jalándome
hasta dejarme sobre sus piernas, colocó el control en la mesita a su lado y me abrazó
fuertemente.

Ok, se está volviendo loco — dijo mi Sub entre acalorada y asombrada. Era la primera vez
en tres meses que recibía un abrazo en donde no hubiese tensión sexual.

— ¿Podrías... Olvídalo… — suspiró fuertemente, pegándome más a su pecho. Bueno…


un abrazo no se le negaba a nadie, ni al peor de tus enemigos, así que con movimientos
torpes envolví mis brazos a su cintura... bueno, lo que pude envolver. Él era grande, ancho
y no me refería a...

Pervertida...

Pasamos varios minutos abrazados: — ¿Sucede algo? — susurré en su pecho pero


mirando el juego en el plasma. Joder… hasta los juegos de vídeo de Alexander daban
miedo.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Nada que pueda importarte — , y como siempre, el idiota reventaba la burbuja.

— Seguro — dije moviéndome para levantarme, ya me fastidiaba estar ahí.

— Quieta — dijo con voz gruesa. — Recuerda que tienes una cuenta a tú nombre en
azotes.

— Palabras, palabras, palabras… — dije separándome de él y levantándome de su regazo.


¿De dónde había salido esa mierda? Joder, ahora sí me iba a azotar.

— No me tientes, Katheryne. El hecho que haya sido benevolente contigo, no quiere decir
que no tenga esos Azotes anotados o que nunca vaya a dártelo, te sugiero que no agotes mi
paciencia — . Se levantó del sillón y fue hasta el bar… Genial, mejor me iba.

— ¿A dónde vas? — dijo sirviéndose una copa.

— A la habitación, se ve que no tuviste un buen día, y sinceramente no quiero esos azotes


el día de hoy — contesté con fastidio.

— Quédate — dijo con voz suave, volviéndose a sentar en el sillón de cuero.

— Creo que es mejor que estés solo y…

— ¡Es una orden, no una maldita petición! — dijo colocando el vaso en la mesa y
tomando el control nuevamente.

Jamás en mi jodida vida había visto tanta sangre en un juego de vídeo. Y nunca había visto
a un hombre convertirse en un niño jugando uno de estos. Pero allí, delante de mí, estaba
Alexander Dios del Sexo McConner con 28 años, peor que un crió de 10, jugando el juego
más espantoso que había visto en mi vida.

— Ven — , palmeó su rodilla y volví a sentarme en su regazo. Ahora a horcajadas. —


¿Cómo sigue la niña?- y estos eran los momentos en los que el derretía mi alma

— Cada día mejor.

— Entonces tú estás bien — . Sus manos se hundieron en mi pelo y tiró despacio de él,
forzándome a echar la cabeza hacia atrás.

— Me estas lastimando — , susurré. Su agarre se debilitó pero no del todo, dejó que su
lengua recorriera mi cuello…

¡Oh sagrado y jodido Cristo!

Creo que nunca me acostumbraría a esto, mi entrepierna se humedeció súbitamente y mi


corazón empezó la interminable carrera de siempre. Me sujetó con fuerza por la nuca
mientras su otra mano se cerraba con rudeza sobre mi pecho izquierdo.

96
Contrato
Aryam Shields M.

Gemí...

Y la sonrisa de Alexander "solo yo puedo hacerte gemir" McConner, apareció en su


esplendor a la vez que su ya muy dura erección agujereaba mi trasero.

Mi excitación era innegable, y cuando sus manos se colaron por debajo de mi falda, su
sonrisa se expandió muchísimo más.

— ¿Te excita que sea rudo, Katheryne? — susurró mordiendo el lóbulo de mi oreja.

Uní todas mis neuronas para decir una frase coherente: — No — , ¿qué? era mucho si
contábamos lo que sus dedos estaban haciéndole a mi pobre, hinchado y muy necesitado
clítoris.

— ¿Segura? — , maldita sonrisa de autosuficiencia.

Abrí la boca para decir algo, pero lo que salió fue un grito de júbilo… ¿O un gemido
tormentoso?

Sacó la mano de entre mis muslos y me mostró lo excitada que estaba, sus dedos se
encontraban empapados gracias a mi humedad.

— Puedo olerte desde aquí — . Su boca no se había despegado de mi oreja así que sus
susurros, llenos de pasión, enviaban corrientes eléctricas que se estrellaban directamente en
mi vientre bajo. — Tu olor es casi tan putamente bueno como tu sabor, pero sin duda
alguna, paladearte es lo más putamente excitante en este universo — . ¡Por el amor a todo
lo sagrado!... Iba a tener un orgasmo si él seguía hablando así.

Sus dedos acariciaron mis labios empapándolos con mi humedad y luego tiro de mi cabeza
hasta que sus labios se estrellaron con los míos. ¡Oh joder!... Iba a estallar: el whisky, mi
sabor, el aliento de Alexander, la menta y la hierbabuena, me tenían a punto de un colapso.
Mis pezones estaban duros, mi sexo caliente, eso era mucho para mí.

Contrólate, Contrólate — Gritaba mi Sub mientras se retorcía en su viejo sillón de gamuza


roja. — ¡Por lo que más quieras! Sé fuerte y no te corras!... — sí, fácil decirlo, pero bien
decía Mayerly que del dicho al hecho...

Mordió mi labio fuertemente y clavé mis uñas en sus hombros mientras trataba
afanosamente de seguirle el ritmo al hambriento beso. Mis caderas se movieron por si solas
hasta encontrarse con su ya muy hambrienta y desarrollada erección.

¡Dios!

— Alexander… — dije separando mi rostro del suyo.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Ve a la habitación de juegos y espérame allí, Katheryne... Hoy no he tenido un buen día.
Te necesito dispuesta, desnuda y en la maldita cama — dijo con voz susurrante y agónica.

Subí a la habitación quitando mi ropa de camino, sabía que antes de subir a la habitación
despediría a Anna y Benjamín, ya que cuando estábamos allí, él desocupaba la casa.

Me arrojé al suelo, desnuda y dispuesta a satisfacerlo, todo con tal de no ver la maldita pala
o el látigo.

Sentí sus pasos hasta llegar a la habitación: — Levántate, Katheryne — lo hice


rápidamente. — Hoy ha sido un día malditamente malo, Katheryne, y no estabas aquí
cuando llegue — , dijo suavemente. — Aparte, has dudado de mi control como dominante
y has hecho una vacilación sobre mi castigo. El sexo forma parte de la naturaleza… Y yo
me llevo de maravilla con la naturaleza. Soy un hijo de puta por convicción, y mi
pasatiempo favorito es follar… — se calló mientras agarraba mis pechos. — Esta noche
no es para ti, voy a ser egoísta. Esta noche solo yo importo…

Capítulo 7
"Los placeres violentos poseen finales violentos y tienen en su triunfo su propia muerte, del
mismo modo en que se consumen el fuego y la pólvora en un beso voraz."
William Shakespeare

Había algo en él… Algo, que me atraía de una manera descomunal. Era su aura dominante
la que me enseñaba que él, era el maldito rey del universo, o al menos del mío.

Cada noche luego de cada entrega terminaba tan cansada que me dormía casi
inmediatamente. Alexander me dejaba sin fuerzas, él era como un volcán en erupción,
fuerte, caliente… Pasional.

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Contrato
Aryam Shields M.
Y yo me dejaba fundir. Porque entregaba todo de mí en cada encuentro. Porque aunque me
lo negara, Alexander McConner, se había paseado por mi cuerpo hasta encontrar el eslabón
más débil de mi anatomía, y por allí, se había filtrado haciendo un camino que había
llegado directo a mi alma.

Me sentía fuertemente atraída por el hombre dominante en él que desprendía fuerza y


seguridad en el momento que mis brazos y mis piernas se aferraban en su cuerpo, mientras
estábamos unidos en un acto completamente carnal, mientras me susurraba cosas que yo
supuestamente no debía entender, pero que lo hacía gracias a Lilian. Era el hombre que yo
creía amar, el hombre que pensaba disfrutar por los siguientes 9 meses, pero que
secretamente deseaba tener para toda la eternidad.

Disimular lo que se siente, en ocasiones puede ser bueno. Y con más razón si tuvieras la
certeza de que no te entenderían, ni Fernando y su alegre forma de ver la vida, ni Gabriel
con sus reticencias, ni siquiera Antuan que conocía nuestro contrato al derecho y al revés,
podrían entender la masoquista forma en la que yo me le entregaba a este ser.
Absolutamente nadie podría entender qué era lo que yo sentía por el hombre frente a mí.

— ¿Lo amas? — había dicho Antuan mientras con sus manos peinaba su cabello.
Habíamos hecho una cena en la que habíamos invitado al doctor Malinov y a su esposa.

— Es mi novio, por supuesto que lo amo — dije intentando alejarme de él.

— Conozco a Alexander como la palma de mi mano, ustedes tienen cualquier tipo de


relación, menos la de un noviazgo normal.

— No sé de qué hablas — , me hice la desentendida.

— Esa técnica puedes usarla con Lilian, no conmigo — . Llevo su copa a la boca
mientras yo buscaba a Alexander con la mirada. — No me malentiendas, no voy a
juzgarte, solo quiero saber si en verdad lo amas. Él ha tenido su cuota de sufrimiento,
Megan se llevó lo que quedaba de su corazón — . Vi a Alexander salir con el doctor
Malinov del estudio, traté de llamar su atención, pero él estaba demasiado concentrado en
la conversación, — respóndeme…

— Esta no es exactamente la situación ideal para mí, Antuan. Es… Difícil de explicar…

— Es una pregunta sencilla, Katheryne. ¿Lo amas?

— Esto no es fácil para mí.

— ¿Por?

— Antuan, por favor…

— Respóndeme.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Está bien — , dije frustrada. — Me estoy enamorando del hombre que pagó una
cantidad exagerada de dinero por mi virtud — suspiré. — Él fue claro conmigo. No ama,
sé perfectamente bien que cuando a ella la enterraron, él dejo con ella su corazón y en
verdad me gustaría no poder sentir lo que estoy sintiendo Antuan, pero… ¡Joder, no puedo!

— Quiero a Alexander como un hermano, lo conozco perfectamente bien. Tú eres una


chica inteligente, dulce e inocente, ciérrate a ese amor o apártate de él. Te destruirá si se
siente amenazado.

— ¿Estas lista, Katheryne? — . La voz de Alexander me trajo a mi realidad.

— Sí, señor — dije sin mirarlo, aunque me moría por verme reflejada en ese par de gemas
verdes.

— Ve a la cama y siéntate recostando tu espalda en el cabecero — . Hice lo que me pidió


sin levantar la cabeza. — Quiero que flexiones tus rodillas, que tus pies queden planos
contra el colchón.

¡Joder! ¿Qué nos va a hacer?

— Abre las piernas Katheryne — , lo obedecí. — Mírame — . Su voz era tan


hipnotizante, tenía el poder de que yo cumpliera cualquiera de sus exigencias y no porque
fuera su sumisa. Era algo más, era… — ¿Alguna vez te has masturbado?

¿What? —

Al parecer había exteriorizado la pregunta de mi Sub, ya que el rió mientras soltaba los
botones de su camisa.

— Que te toques, principessa — susurró. — Acaríciate para mí.

Jamás lo había hecho… Sí, era una degenerada, me gustaba el hentai*, había visto unas
cuantas películas porno, era su sumisa y tenía toda una dote de libros eróticos, pero de ahí a
meterme dedo…

— Estoy esperando — , dijo más fuerte mientas su camisa caía al suelo, seguida muy de
cerca por sus pantalones, dejándolo en un bóxer que se adaptaba perfectamente a la tienda
de campaña que era su erección. — Tócate, mia Bella ragazza…

— Alexander, yo... — traté de explicarle.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Nunca lo has hecho? — asentí. Lo vi acercarse a mí, caminando de rodillas en la
cama. — Hoy aprenderás, Kath… — tomó mi mano derecha y la llevó a mi pecho. —
Aprieta — , susurró mientras conducía mi otra mano a mi sexo. — Tócate… — susurró
moviendo mis dedos entre mis pliegues, me sorprendí un poco al sentir el primer latigazo
de placer.

— Lex…

— Shuu… lo estás haciendo de maravillas — . Se alejó. — Hazlo tú, picola. Toma tu


pezón entre tus dedos… Vamos, sé que puedes, se te da tan natural… Sí, así Bella — . Yo
trataba de hacer lo que él me pedía pero sabía que lo hacía torpemente. — Dame más, sé
que puedes — . Dejé que uno de mis dedos se resbalara hacia mi entrada, estaba
completamente empapada.

— Ohh, — gemí pegando mi espalda completamente al cabecero de la cama, mi cabeza se


fue hacia atrás.

— Más rápido, Katheryne — . Movía mi dedo más rápido, pellizcaba mi pezón. Dolía…
Sí, pero era un dolor tan placentero que…

— Ahh… — , me vi gimiendo y levantando mis caderas en busca de más. Sentía la mirada


penetrante de Alexander en mi cuerpo y eso me excitaba mucho más.

— Otro dedo, Katheryne. Mete otro dedo — . Su voz estaba mucho más enronquecida que
de costumbre. — Muévelo más rápido — . Dejé que otro dedo se uniera al que estaba
dentro de mí.

— ¡Dios!... — tenía que probar esto más a menudo, no era ni comparación con el
miembro de Alexander pero… ¡Joder!

— Con tu otra mano toca tú clítoris — . Bajé mi mano hasta mi clítoris. — Presiónalo.

— ¡Diablos! — grité presa de las sensaciones. — ¡Sagrado Rostro!...

— Abre los ojos… Mírame — , ordenaba. Abrí los ojos como pude y la imagen me dejo
aturdida. Alexander estaba desnudo frente a mí apoyado en sus rodillas, su miembro entre
sus manos mientras deslizaba su mano desde su glande hasta su base. — Más rápido,
Katheryne — . Me había quedado congelada mientras lo veía… — No te detengas y no
cierres los ojos — ordenó con voz pastosa. Mis ojos se conectaron con los de él mientras
mis dedos entraban y salían de mi cuerpo. Mi mirada escaneó el perfecto cuerpo que tenía
frente a mí: su nariz perfilada, su barba siempre arreglada, los pectorales de muerte que
tenía, su perfecto abdomen que parecía una tableta del más exquisito de chocolate, la "V"
que se formaba antes de llegar a su entrepierna y su miembro… grueso, palpitante, surcado
de venas que sobresalían cuando se excitaba, la cabeza color rojiza, húmeda por el líquido
pre seminal.

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Contrato
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Tenía la boca hecha agua y… ¡Dios! Me removía inquieta en la cama, mis dedos no tenían
clemencia estaba a punto… tan cerca. Mi espalda se arqueó, mi trasero se despegó del
colchón, cerré los ojos y exploté mientras sentía los chorros calientes del semen de
Alexander marcando mi cuerpo.

Me dejé caer en la cama mientras las piernas de Alexander se debilitaban haciéndolo caer
sobre sus brazos en la cama. Saqué mis dedos de mi centro y lo deslicé por la mancha
blancuzca que cubría mi vientre y parte de mis pechos.

— Gírate — , ordenó jadeando. Me giré rápidamente quedando a cuatro patas en la cama.


Con el pasar de los tiempos, me había dado cuenta que a él le gustaba mucho esta posición
y ¿para qué negarlo?, a mí también. Podía sentirlo más adentro, más al fondo.

— Voy a follar tu culo.

¡Paren ese tren!… — .

— Alexander… — dije titubeando.

— Shuutt, seré suave.

— Por favor, ¡no por ahí! — supliqué. ¡Estaba aterrada!

— No pequeña, quiero que supliques cuando mi polla este enterrada en tu ano. Que
supliques por más, que grites mi nombre. ¿Alguna vez te has sentido completamente llena?

No contesté… Mi atención ahora mismo estaba en el maldito dolor que iba a sentir allí.

— Quiero tu mirada en el espejo, Katheryne. Quiero ver cuando te corras y veas que no
estuvo tan mal.

Sentí un chorro de algo tibio caer directamente en mi espalda y luego las manos de
Alexander acariciar mi trasero.

— Abre más las piernas, pequeña — , susurró en mi espalda. Estaba muy asustada,
siempre había tenido la creencia que ese era un lugar para que todo saliera, no para que
entrara algo, y mucho menos el miembro de Alexander.

— Tienes un buen culo, Katheryne — me dio una palmada, pero no de castigo, era como
si quisiera acariciarme pero… ¡Cristo, iba a enloquecer! — Abre más las piernas — . Sus
manos recorrieron el contorno de mi trasero. – ¡Dios!... Hueles malditamente bien — .
Jugueteó con sus dedos justo en mi entrada desde la parte de atrás, un gemido escapo de mi
garganta pero me concentré en tensar mis brazos para no caerme. — Hoy vamos a jugar,
Katheryne… — . Sacó sus dedos de mi cuerpo y sentí como buscaba algo en uno de los
cajones al lado de la cama, trate de relajarme el dolor era algo netamente mental… ¿cierto?

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Contrato
Aryam Shields M.
Sentí el zumbido y eso me hizo ponerme más alerta. — Este no lo hemos usado aun — me
enseñó en el espejo un nuevo dildo, era una bala color plata. Mi cuerpo volvió a tensarse en
respuesta y cuando él lo encendió pasándolo por mi clítoris fue el puto cielo.

Agonía Vs Placer.

— Alexander… — susurré como mantra mientras sentía la deliciosa tortura. ¡Iba a


matarme de placer! Deslizó el vibrador por todo mi centro.

Gemí. Alto, fuerte, mis manos se hicieron puños en la sábana. Mi cuerpo se impulsaba más
y más, pegándome a su miembro erguido.

— ¡Mírame! — ordenó guturalmente mientras metía el aparato en mí.

El aire empezó a escasearme. Jodida tortura placentera…

Dejó el vibrador sujeto a mi centro y una de sus manos azotó mi trasero haciéndome gemir
una vez más. Llevó su dedo hasta mi entrada anal y lo introdujo poco a poco.

¡Por todos los putos clavos de Cristo!

Mi cuerpo trataba de buscar aire desesperadamente, mientras sus dedos se introducían cada
vez más en mi trasero haciendo círculos, dilatándome y preparándome para su miembro.
Metió un nuevo dedo impulsándome hacia adelante por la pequeña punzada de dolor que
sentía.

¡Quema! ¡Quema! ¡Quema! — gritaba mi Sub entre excitada y adolorida. — ¡Me voy a
quemar en el puto quinto infierno!

Luego de no sé cuantos minutos retiró sus dedos, y suspiré agradecida por ello, hasta que
sentí la punta de su miembro en mi entrada anal. — Has dilatado un poco y me he
lubricado con aceite, solo relájate y yo haré el resto.

Mi Sub me miraba expectante y su miembro comenzó a entrar de a poco…

Dolor…

— ¡Ohh, Mi Señor! Estas tan apretada, Katheryne. Esto es una tortura tanto para ti, como
para mí — entró un poco más.

¡Diablos! Esto iba más allá de mi entendimiento. Mi cuerpo se movió hacia delante
intentando escapar.

— ¡No! — , gimió agarrando mi cadera con una mano mientras con la otra movía el dildo
— Relájate pequeña.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¡Alexander! — grité. Sentía los leves espasmos que avecinaban un nuevo orgasmo, el
seguía entrando, duro como una roca.

— Aahhh… Mírame, Katheryne. Por todos los infiernos, mírame — gimió. Levanté mi
cara enfocándolo a través del espejo, su rostro desfigurado por la pasión, sus ojos
inyectados de lujuria, las venas que marcaban su perfecta frente… — ¿Te gusta lo que
ves, Katheryne? — moví mi cabeza mientras sentía una pulgada más de él dentro de mí.

Va a matarnos, ¡va a matarnos!… —

Dolor. Ardor… Ardía mucho más que mi primera vez, iba a partirme en dos a pesar que
estaba mojada. Pero este dolor iba mas allá de todo raciocinio a pesar que podía sentir el
vibrador en mi coño, goteando por la humedad que salía de mi cuerpo.

Un empujón más.

¡Basta! — gritaba en mi mente, incapaz de decirlo en voz clara y alta.

Sus manos se apartaron de mi cintura y las llevó hasta mi pecho, apretándolos y entonces…
me penetró con fuerza.

Quema…

— ¡Ahhh! — grité por el dolor que cubrió mi cuerpo. Sentí cada uno de mis músculos
tensos por la invasión, me quede completamente quieta, evitando a toda costa que cualquier
movimiento me afectara más de lo que ya estaba.

— Maldita y condenadamente estrecha… — susurró. — Relájate — su mano acaricio mi


espalda. — ¿Te sientes llena, Katheryne? — no dije nada, el ardor remitía y solo quedaba
el placer de sentirme como él decía, completamente llena. El dildo en mi centro, su polla en
mi trasero y el placer que agobiaba cada uno de mis sentidos.

— ¡Alexander! — Chillé de dolor y placer cuando lo sentí salir y volver a entrar. Una de
sus manos bajo hasta agarrar el dildo, para sacarlo y meterlo en mi cuerpo imitando
envestidas, duro y fuerte, adentro y afuera, mientras la otra agarraba mi cabello tensándolo
fuertemente.

— Così caldo, bello e sensibile. Quando sono con te, sono confuso, cosa fare con i miei
sensi? ... Perché il mio istinto domina quando questi accanto alla mia... Io non cadere in
amore con Katheryne... Non, non ti condanno vivere di me, perché non ho il cuore, il mio è
morto sei anni fa, un 6 settembre su una strada in Genova... Io sono un uomo morto
cammina Katheryne... Si spera solo il giorno del giudizio, il giorno di incontrarla, il giorno

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Aryam Shields M.
che il cielo mi permette di vedere così andare giù all'inferno e bruciare per il resto
dell'eternità.27

Había entendido la mitad de sus palabras: no te enamores de mí, no te enamores de mí…


Tarde, Alexander McConner. Tu advertencia llegaba tarde.

La habitación olía a sexo y sudor. Sentía como mi cuerpo se contraía cada vez que
Alexander, sincronizada mente, movía el dildo y su cuerpo a una velocidad alarmante
pegándome a él, gruñendo y gimiendo en mi espalda. Cada estocada era brutalmente
perfecta.

Grité por el dolor y el placer que me daba su arremetida, la fuerza sobre mi cuerpo aun
empapado con su semen.

— ¿Te sientes bien, principessa?, ¿esto te gusta? — dijo con voz distorsionada.

— Dios… No te detengas…Por favor no…Ahhh — pedí entre gemidos.

— ¿Segura, pequeña?

— Si…Segura.

Alexander sacó el dildo de mi centro remplazándolo por tres de sus dedos mientras el
pulgar golpeaba mi clítoris.

¡Oh por Dios! …

— ¿Te gusta, bebé?... ¿Te gusta?

— Siiiiiii… — mi cuerpo empezó a contraerse más fuerte. — A… Lex…

— Ohh nena… Dámelo, córrete para mí — . Mi cuerpo convulsionó ante su última orden.
El orgasmo barrió conmigo mientras gritaba su nombre de manera incoherente, presa del
placer que él me daba, y lo sentía gruñir y empujar más y más y más…

— ¡Ohh Maldición Kath! — era la primera vez que decía mi nombre en medio de su
orgasmo y ¡joder!... Se escuchaba como la puta gloria mientras sentía su miembro pulsar
dentro de mí.

Mi cuerpo se sacudía violentamente, mis manos habían sacado toda la sábana negra de la
cama, mi respiración errática y los caballos ya corrían desbocados dentro de mi corazón…

27 (Tan caliente, hermosa y receptiva. Cuando estoy contigo me siento confundido, ¿qué haces con mis
sentidos?... Porque mi instinto me domina cuando estás junto a mí... no te enamores de mí, Katheryne. No lo
hagas, no te condenes a vivir a expensas de mí, porque yo no tengo corazón, el mío murió hace seis años, un
seis de septiembre, en una carretera de Genova... Yo soy un muerto andante, Kath... Uno que solo espera el
día de su juicio final, el día de poder encontrarme con ella, el día que el cielo me permita verla. Así tenga que
bajar al infierno y quemarme allí por el resto de la eternidad.)

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Contrato
Aryam Shields M.

No te enamores de mí…

Sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas y pestañeé para que no salieran. Alexander
pasó sus manos por mi cintura llevándome con él hasta quedarnos recostados en la cama,
besó el lóbulo de mi oreja aun sin salir de mi trasero, sus fuertes brazos me pegaron más a
él si era posible y descanso su barbilla en el hueco de mi cuello.

— Gracias — , dijo después de unos minutos de silencio. — Diste todo de ti y me


complaciste bien, hiciste un buen trabajo, te lo agradezco — no dije nada, lo único que
quería era llorar.

¿Él me estaba agradeciendo por haber hecho un buen trabajo? ¿Trabajo? ¿Cuándo yo estaba
entregando todo de mí?

Estuvimos varios minutos allí recostados, a medio lado, con él enterrado en mí mientras yo
acariciaba distraídamente mis brazos.

— ¿Estas dormida? — Negué. — Vamos a darnos un baño, empieza a oler — dijo


refiriéndose a su semen en parte de mi vientre y en sus manos. Se separó de mí y no pude
evitar el pequeño gemido, me alzó en brazos como siempre y fuimos al baño.

No usamos el jacuzzi como la mayoría de las veces, Alexander gradúo la ducha de


hidromasajes y nos metimos debajo de los chorros de agua, mientras con la esponja retiraba
los restos de su excitación de mi cuerpo. Luego, en un gesto muy íntimo, tomé la esponja y
lo limpié yo a él.

Su mirada aún se encontraba perdida, su cuerpo estaba conmigo, pero su mente no, pasé
mis dedos por debajo de sus ojos, tenía unas ojeras terribles.

¿A qué horas duermes, Alexander? — quise preguntarle, pero no fui capaz.

Mi dedo bajó hasta su mejilla y luego delineó sus labios, antes que él abriera la boca y lo
succionara.

— No empieces algo que sabes que no puedes terminar — , susurró con voz baja,
haciéndome remover incomoda. — ¿Te he maltratado?

Cerré los ojos, el trasero no me dolía, pero había cierto grado de incomodidad por allí,
tampoco podía decir que la experiencia había sido mala.

— Katheryne — , su voz bajó un par de octavas, antes de tomar mi rostro con sus grandes
manos. — Dímelo.

Negué y el me envolvió entre sus brazos dejándome completamente pegada a su cuerpo


mientras el agua corría sobre nosotros. No supe cuánto tiempo estuvimos en esa posición,
pero mucho tiempo después Alexander cerro la ducha y me envolvió en una toalla, me alzó

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Contrato
Aryam Shields M.
en brazos hasta dejarme en la cama, tomó uno de los albornoces y se lo colocó luego de
secar su cuerpo.

— Debes tener hambre — , me dijo acariciando mi mejilla.

No lo entendía, a veces se mostraba preocupado por mí, en otras, él tomaba la ducha solo, y
hoy estaba tan…

En mi cabeza resonaban las palabras: No te enamores de mí.

Miré a mi Sub casi tan confundida como yo.

— Buscaré algo para que comas — susurró, pero lo tomé de la mano antes que se
levantara.

— No tengo hambre — , le dije suavemente. — Podrías… ¿Podrías abrazarme? — él me


miró sin entender antes de sentarme sobre su regazo y rodearme con sus brazos, toqué el
tatuaje de su pecho.

— Se conoce una persona pero no su corazón — susurré suavemente sintiendo como su


cuerpo se tensaba. — ¿Qué te acongoja, Alexander? Sé perfectamente que me has
comprado, pero a veces me gustaría poder ayudarte más, porque a veces dices cosas que…

— Recuerda las reglas, Katheryne — , me cortó. — No me interesa tu vida, no debe


interesarte la mía. No puedes meterte en mis asuntos.

— No quiero meterme, solo quiero...

— Shuut — me besó. Su lengua invadió mi boca como serpiente en su guarida,


sometiendo a la mía a su santa voluntad. — Recuéstate, yo iré abajo a terminar un asunto
pendiente.

— Quédate…

— No insistas, pequeña — . Me dejó en la cama y luego salió de la habitación.

Me recosté en la cama, estaba cansada, sí, pero no quería dormir. Estos últimos días habían
sido muy difíciles… Antonella tenía quince días ya hospitalizada, y hacía tres le habían
hecho la operación para cerrar su ventrículo izquierdo. Había pasado las dos primeras
noches y casi todo el día junto a ella, y aunque el rey todo poderoso no le había hecho
mucha gracia, se había quedado tranquilo cuando me le había parado firme y le había dicho
por celular que solo muerta me separarían de la cama de mi bebé. Sin embargo las
siguientes 24 horas, eran decisivas para el éxito de la operación. Me sentía mal, mi deber
era estar con mi peque, aunque Fernando y Gabriel estuviesen con ella, yo era su madre
pero por otro lado estaba el contrato que yo debía cumplir.

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Contrato
Aryam Shields M.
Le había dicho a Alexander que mi hermanita estaba un poco enferma a causa del asma, no
quería que él supiese nada de mi pequeña, ¿con qué derechos le pedía yo que me contara
sus cosas?

Me levanté de la cama, bajando las escaleras lentamente, eran las 9 pm y la casa estaba
completamente a oscuras. Caminé hasta la cocina y preparé dos sándwich de jamón y
queso, comí el mío sobre la mesa de granito y luego me encaminé al estudio... Escuché una
extraña canción, era hermosa pero triste y melancólica.

Estaba recostado en la silla con los ojos cerrados y su cabeza hacia atrás, se veía calmado
pero la tensión en su cuerpo era más que evidente. Había una botella de Jack Daniel´s a
medio acabar. Suspiré recostándome en la puerta escuchando aquella melodía triste, pero
que expresaba tanto.

Maldito el momento en que te hice mía


Si dices adiós, te amo todavía
Maldita las ganas de volver a verte
Si ya te he perdido.

Mi mirada vagó por el estudio solo iluminado por una tenue lámpara de mesa, cerré los ojos
frustrada por ver su alma acongojada y sin saber qué hacer para volver a ver el aura
dominante que tenía mi bestia.

Idiota suerte de quererte, aunque se caiga el mundo.


Vivir para ti
Morir cada segundo.
¡Maldita la hora en que nos prometimos alcanzar el cielo!
Y el cielo se desplomó.
Son muchas las vueltas que nos da el camino.
¡Desesperado me ves!

Como me golpeó el destino.


Inmenso vacío.
Maldita suerte Sin banderas-victor manuelle

Entonces esa última frase me lo dijo todo.

Yo no tengo corazón, el mío murió hace seis años, un seis de septiembre en una carretera
de Génova...

— No sé qué haces despierta aun, ¿No estas cansada Kath?

¡Joder! ¿Cómo nos vio? —

— ¿Cómo sabías que estaba aquí? ¿Cómo supiste que estaba en la entrada de la sala de
juegos?

108
Contrato
Aryam Shields M.
— Te huelo, Katheryne. Tu olor es incomparable con cualquier otro, están parecido al de…
— se calló negando con la cabeza entré dejando el sándwich en la mesa y sentándome a
horcajadas en su cuerpo, eran pequeñas libertades que estos tres meses había tomado. Sabía
que le gustaba que tomara la iniciativa siempre y cuando no fuese en el sexo. Tomé con mis
manos su rostro, y el abrió los ojos mostrándome su verde mar revuelto, triste y
melancólico. Bajé mis labios a los suyos y los rocé, sus manos automáticamente fueron a
mi nuca sometiéndome a su exigente beso; no estaba desnuda, había tomado el otro
albornoz pero no tenía ropa interior.

Sus manos cobraron vida y sin importar lo que había pasado hacía una hora, dejé que
tomara mi cuerpo como a él le gustaba: rudo, salvaje y sin ningún tipo de censura.

Sentí como mi cuerpo era dejado sobre la cama.

— No te vayas — , murmuré medio dormida. — Es tarde…

— Es temprano para mí, Katheryne. Si me acuesto contigo ahora solo incomodaré tu


sueño. Descansa tú, principessa. Cuando despiertes, yo estaré a tu lado.

Bajé las manos y cerré los ojos dejándome llevar por el agotamiento físico.

Al día siguiente fui despertada por un torbellino pequeño pero fuerte, no podía entender
como Lilian Difeo, con casi ocho meses de embarazo, podía guardar tanta energía.

— ¡Lilian! — medio gemí, medio grité.

— Es hora de levantarse, Katheryne. El viernes es la gala anual de McConner Corp. —


dijo abriendo las cortinas y dejando que el sol me impactara en la cara. — Estoy segura
que no tienes un vestido para la ocasión.

— Lilian, ¿qué hora es?

— Son las siete de la mañana, ¿has oído ese refrán que dice que cuando uno madruga las
cosas le salen bien? — dijo con su perfecto acento italiano.

— Ann — la llame como llevaba meses haciendolo — es: "al que madruga, Dios le
ayuda" — , dije levantándome de la cama pero cubriendo mi cuerpo con el edredón, las
visitas en el hospital eran a las 8 de la mañana.

— Iremos a comprar el vestido y todo lo necesa…

— ¡Lilian! — , la corté. — Tengo cosas que hacer, no puedo ir a comprar contigo. En el


closet hay vestidos nuevos, además Alexander no me ha dicho nada de una fiesta o gala.

— Alexander… — dijo con voz rota. Su animo de cayo y ya no estaba la Lilian


imperativa, sus ojos se veían tristes apagados — ¿Cómo está?

109
Contrato
Aryam Shields M.
— Raro — , le dije no dándole a entender que era la fecha que era. Vi a Lilian sentarse en
la cama y suspirar fuertemente acariciando su barriguita.

— El sábado se cumplirán seis años desde que nos dejó… — dijo a la nada, luego alzó la
vista. — Yo no debería estar diciéndote esto, eres la pareja de Alexander, no debe ser fácil.

— Megan — , dije sin saber bien si quería saber. — No me molesta que me hablen de
ella... — . Bueno, la verdad, nadie hablaba de ella. Había intentado preguntarle a Peter,
Benjamín y Anna, pero ninguno de ellos la conocía y yo solo había visto la foto que
Alexander guardaba celosamente de ella una vez que entre al estudio para buscar una hoja
blanca para escribir.

— Mi amiga tenía tantas ganas de vivir, Katheryne — volvió a suspirar. — Los primeros
meses me culpé y… — se calló. — Alexander también me culpo a mí y a la madre de
Meg, ya que ella iba a verse con nosotras…

— ¿Cómo murió? — pregunté. Lilian estaba afectada y a la vez, y me sentía como una
perra sonsacándole información pero yo quería saber.

— Un accidente de coche. Ella tomó el auto de Alexander para ir a vernos a su mamá y a


mí. Había decidido vivir con él y se marcharían a Inglaterra, así que era como una
despedida. Cuando bajó al sótano por el auto, el suyo tenía una llanta ponchada así que
tomó el Aston Martin de Alexander… Estaba nevando, y el sujeto de un camión la envistió,
no pudo controlar el auto y este se salió de la carretera, colisionando con un poste de
energía.

— Mmm… — me senté a su lado cuando las lágrimas salieron de sus ojos.

— Quedó inconsciente inmediatamente, y luego entro en coma. Alexander enloqueció,


vivía con ella en el hospital. Por más que Franco el papá de Meg o yo le decíamos que tenía
que salir, él se negó. Siempre le hablaba y ese día… — su llanto se intensificó. — Ese dia
ella movio sus dedos estaba volviendo yo lo sabia, pero se fue para todos fue un golpe duro,
pero para Alexander — Suspiro — Lo hubieses visto, estaba completamente fuera de sí, él
estaba con ella cuando su corazón se detuvo. Destruyó la habitación y se encerró con ella
por horas, hasta que varios médicos derribaron la puerta… Lo encontraron con ella en
brazos en un rincón de la habitación, mientras le exigía despertar. Después del funeral le
perdí el rastro durante casi tres años — se secó las lágrimas. — Cuando volvió fue cuando
conocí a Antuan.

— Lo siento mucho — no sabía que más decir.

— Megan fue muy feliz con él, aunque a veces la asustaba. Ella iba a darle un hijo, pero
tenía mucho miedo de decirle, ella no tenía ni idea de cómo reaccionaría, en esos momentos
Alex estaba pasando por unos momentos difíciles, pesadillas y cosas de su infancia lo
torturaban, el bebé había sobrevivido al accidente. Murió junto con ella… — jadeé. —
Para él fue muy difícil todo, y luego Frederick cara de Culo, empezó a joder.

110
Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Frederick? — pregunté sin saber.

— Es el primo de Alexander, se odian. Lo conocerás en la gala del viernes. — seco sus


lágrimas y sonrió tratando de levantar su ánimo — Hablando de la gala, tenemos que ir por
ese vestido.

— Mmm, no puedo, veras que... — la puerta se abrió mostrando a mi bestia personal


enfundada en un traje gris humo.

Miro a Lilian unos segundos antes de hablar — Enana metiche y entrometida, ¿qué haces
aquí? — Dijo en un tono juguetón, se veía mucho más tranquilo que anoche. — ¿Acaso
tu marido ya no te quiere en casa y te saca temprano de esta? — dijo buscando el maletín.

— Iré con Kate a comprar el vestido para la gala del viernes.

— ¿Kate? — encaró una de sus perfectas cejas.

— Diminutivo de Katheryne… En fin, iremos a dar una vueltita por la quinta avenida,
necesitamos vernos hermosas.

— No iremos, Lilian — contesto hosco antes de que su mirada se enfocara en mí y su


sonrisa torcida aparecía en su rostro. — Alístate preciosa, tengo el tiempo justo para
dejarte en el hospital.

— ¿Hospital?... ¿Estás enferma, Katheryne?

— Es mi hi... — Alexander me miró enarcando una ceja, — mi hermana, ha estado


enferma, si me permiten — dije tratando de caminar al baño.

— Entonces iremos al hospital y luego por el vestido — , dijo Lilian levantándose de la


cama.

— ¿Qué parte de no iremos no has entendido duende irlandés? — la voz Alexander se


escucho dura e implacable.

— Eres el presidente y accionista mayoritario de McConner Corp., así que debes ir, es la
gala benéfica.

— No estoy para fiestas.

— Haces esto en honor a ella, ¿recuerdas?

— ¡Cállate! — . Su tono juguetón se había pasado, las venas en su frente se pronunciaban


más de lo debido, y podía ver sus músculos tensos debajo del saco.

¡Este hombre es bipolar!

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Contrato
Aryam Shields M.
Lilian se paró en seco y su rostro perdió todo color. Yo estaba acostumbrada a los bipolares
cambios de humor de este hombre, pero al parecer ella era harina de otro costal.

— No iremos a esa gala, no he ido nunca. No empezaré a ir ahora — , dijo con voz gruesa.
— Te espero abajo, Katheryne, apresúrate — dijo antes de salir dando un fuerte portazo.

— Ann… — traté de hablar pero... ¿qué demonios podía decirle?

— Ve a alistarte, Katheryne. Alexander y yo tenemos que hablar unos asuntos — , dijo


con determinación antes de salir de la habitación.

Esto era una guerra y yo tenía miedo de que corriera sangre.

Me bañé y arreglé lo más rápido que pude, bajé las escaleras de dos en dos hasta llegar al
recibidor y desde allí se escuchaban los gritos.

— ¡Lilian, no acabes con mi paciencia! — Gritó Alexander. — Te respeto lo suficiente


como para no decirte lo que pienso en estos momentos.

— Yo no te tengo miedo, Alexander McConner. Te conozco y tienes que dejarla ir,


Katheryne es una buena chica. No te voy a negar que tuviera mis dudas cuando la conocí,
pero ella no merece vivir bajo la sombra de Megan.

— ¡Que no la nombres!

— Amé a Meg, fue mi mejor amiga desde la secundaria, pero murió Alexander… Murió, y
tú decidiste hacer esa gala en su honor y nunca vas. Pensé que este año por fin irías, ya que
hay una mujer en tu corazón.

Resoplé…

— Pero veo que sigues siendo el niñito de 22 años que eras cuando la conociste. No has
madurado aún, ella te amaba y sé que es feliz porque encontraste a alguien que te ama
como ella lo hacía.

Puff…

— Ahora, Katheryne y yo iremos a buscar un bonito vestido para la gala del viernes. Si tú
no quieres ir, es tú problema.

Me quedé de piedra cuando vi a Lilian frente a mí, sus ojos aunque anegados en lágrimas
no derramadas, tenían una furia y determinación que harían temblar a cualquiera.

Alexander salió justo detrás de ella, su mandíbula estaba tensa y sus hombros cuadrados.

— ¿Estás lista, Katheryne? — . Su voz, aunque controlada, se escuchaba tensa. Suspiré


antes de pasar a su lado caminando hasta el estudio, sentí como sus pasos me seguían.

112
Contrato
Aryam Shields M.

— Ya es bastante tarde, Katheryne. Se supone que tenía una reunión a las 8:00.

— ¿Debo ir con Lilian a comprar ese vestido? — , pregunté sin saber por qué. Él suspiró
fuertemente y luego se encogió de hombros.

— Cuando te contraté te dije que serías mi mujer en la cama y ante la sociedad, en la


cama… — sonrió su sexy sonrisa torcida, — ya eres mi mujer, veamos cómo nos va con
la sociedad — . Sin más, salió de la habitación dirigiéndose al comedor.

Cuando llegamos al comedor, Anna servía el desayuno mientras Lilian estaba sentada sin
articular palabra alguna. Me senté junto a Alexander y en el más absoluto silencio
empezamos a desayunar.

— Te acompañaré al hospital, así conoceré a tu hermanita y a medio día iremos a comprar


el vestido perfecto para ti. Tú sabes, algo que te haga deslumbrar el viernes porque mira
que... — Lilian hablaba y hablaba y hablaba, pero mis ojos estaban enfocados en los de
Alexander que me observaba a través del retrovisor.

— Está en casa temprano — , dijo Alexander cuando Peter aparcó frente al International
Medical Center. Salió del coche y abrió mi puerta para que Lilian y yo bajáramos del
mismo.

Sus manos rodearon mi cintura, y su aliento tibio y mentolado me golpeó cuando su boca se
estrelló junto a la mía en un beso no apto para el público. Mis manos tomaron la solapa de
su Armani, y mis piernas se volvieron gelatina.

Tanto mi Sub como yo, agradecimos que tuviera sus brazos bien aferrados a mi cintura, si
no ya veía los titulares de la prensa la mañana siguiente:

"Mujer se desintegra mientras su Dom la besaba…"

Un pequeño carraspeo nos hizo separarnos, Lilian nos miraba sonrojada, bajé mis manos
del pecho de Alexander alisando las arrugas que había creado en el traje.

— Nos vemos en casa, Principessa — . Tenía varios días llamándome así. — Compra un
bonito vestido, si vamos a ir a la jodida gala, es mejor que impactes — me incliné un poco
sobre mis pies y dejé un casto beso en la comisura de su boca.

— ¿Pueden dejar los arrumacos para después? Digo, no se vale comer pastel delante de
los pobres — , bufó Lilian.

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Contrato
Aryam Shields M.

— No sabía que Antuan no te llenaba en el ámbito sexual — , dijo Alexander con sorna.

— Intenta tener sexo con una pelota dentro de tú barriga… — mi hombre rió, una
carcajada fresca como hacía ya varias semanas no le escuchaba.

Me quedé de piedra… Había dicho mi hombre…

— Hablemos cuando decidan tener hijos — , dijo Lilian. — No te reirás tanto — . La


cara de Alexander se volvió de mármol.

— Yo ya tuve un hijo Lilian, no pienso tener más — dijo con la mandíbula tensa. Se
montó al coche y Peter arrancó.

Lilian estaba petrificada, suspiré antes de caminar a su lado llevándola al interior del
hospital.

..

Capítulo 8
Todo el mundo aspira a la vida dichosa, pero nadie sabe en qué consiste.
Lucio Anneo Séneca
.

Fernando estaba sentado en una banca de la sala de esperas.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Mi niña hermosa — , dijo levantándose y dándome un sonoro beso en la boca. Lilian
arqueó una de sus perfectas cejas.

— Fernando, ella es Lilian, la esposa de un amigo de...

— ¡Del Dios del Sexo! — rodé los ojos, Fernando a veces no tenía filtro en esa bocota
que se mandaba.

— Mmm… si el Dios del Sexo es Alexander McConner, entonces sí, soy la esposa de un
amigo de Alexander y también soy amiga de Katheryne, venimos a ver a su hermanita.

— ¿Hermanita? — . Gabriel me miró duramente mientras sostenía los vasos con lo que
imagino era café.

— ¿Cómo ha pasado la noche Antonella? — hablé rogando a todos los dioses que Gabriel
desviara su rostro, pero no, ahí tenía su mirada de: "me debes muchas explicaciones".

— Ahora mismo está como lo que ella es, un angelito durmiendo. La verdad es que nos dio
algo de lata en la noche, sabes cómo es — , dijo Fernando riendo.

— Voy a verla — Mire a Lilian para que fuese conmigo pero ella negó.

— Ve, yo me quedo con la esposa del amigo del Dios del Sexo — Dijo Fer colocando uno
de esos tonos amigables.

Ambos se quedaron hablando como si se conocieran de años, y yo simplemente caminé


hasta la habitación de mi bebé.

Cuando llegué, ella estaba acostada en su camita de barandales. Sonreí caminando más
suavemente hasta llegar a la cama, acaricié los suaves cabellos negros como la noche y
azulados en las puntas.

Todo valía la pena si ella estaba bien.

— Así que ahora es tu hermana — , dijo Gabriel irónicamente.

— La quiero fuera de esto — , dije sin mirarlo. — ¿Por qué Fernando dijo que había
pasado mala noche?

— Él no dijo eso en ningún momento, dijo que nos había dado lata, pero como para ti es
más importante servirle en la cama a ese hombre que estar con ella aquí…

— No digas cosas que no sabes — . No me giré para hablar con Gabriel.

— Si lo digo es porque lo sé.

— ¡Sabes por qué lo hice! — grité haciendo que mi nena se removiera incómoda.

115
Contrato
Aryam Shields M.

— ¡No había necesidad de hacerlo!... ¡Joder, Katheryne! ¡Te vendiste! ¿Dónde carajos
quedó tu dignidad?... Si Mayerly estuviese viva…

— Pero está muerta — Ataque.

— Pero esa niña sigue siendo su hija.

— No, esta niña es mi hija Gabriel, y si tengo que venderme diez mil veces para asegurarle
un futuro, lo haré.

— Claro, ¿qué conveniente no, Katheryne?, todos creen que te estás sacrificando, cuando
la verdad es que te fascina ser la puta de ese maldito hombre — . No pensé, solo actué. Me
giré e impacté mi mano fuertemente contra la mejilla de Gabriel.

— No sabes lo que hablas, no sabes lo que dices — dije con lágrimas en los ojos. — Tú
no sabes nada.

— ¿Y qué debo saber, Katheryne? Dime que te gusta como ese hombre te somete, la
manera en la que te besa como hace unos minutos… ¡Te vi, maldita sea! ¡Así que conmigo
no tienes que ser la tonta remilgada que se sacrifica por Antonella, cuando sé perfectamente
que tú soñabas con que un ser tan perverso y extraño llegara a tu vida! — . Levanté la
mano nuevamente pero él me atajó rápidamente. — No, Katheryne. Tú querías que
habláramos, lo estábamos haciendo.

— Tú no tienes ningún derecho a hablarme así Gabriel, te quiero muchísimo y estoy muy
agradecida contigo, pero no podemos seguir así. No te permito que juzgues mis decisiones.
Cuando Anto salga del hospital la llevaré conmigo.

— Si yo te lo permito — , dijo serio.

— ¿Y qué puedes hacer para que no lo haga?

— Ingresaré los documentos de adopción, alegaré que tú no eres su madre y que


prácticamente la has abandonado.

— ¡No lo he hecho! — le dije realmente ofuscada, Gabriel no podía hacerme esto. — La


dejé con ustedes, las personas en quien más confío.

— ¡Mientes! — grito sulfurado Gabriel.

— Yo no... — No podía creerlo.

— Katheryne — la voz de Lilian se escuchó mientras abría la puerta, Gabriel caminó


hacia la ventana colocando su cabeza en el vidrio. — Tu amigo el de allá — , señaló la
sala de espera, — me dijo que podía pasar para conocer a la pequeña.

116
Contrato
Aryam Shields M.
— Vendré por la noche — , dijo Gabriel. — ¿O necesitas que me quede?

— Yo estaré con ella todo el día.

— Tú debes ser el hermano mayor de Katheryne — Gabriel bufó. — Te agradecería si te


quedas con la pequeña, Kathe y yo debemos ir a buscar un vestido.

— Un vestido… — dijo Gabriel irónico.

— No, no es necesario.

— Kate…

— Lilian, ya te dije que tenía varios vestidos nuevos, no es necesario ir por otro — , dije
cansada.

— Y yo te digo que ninguno está a la altura de la gala.

— Ve con ella, Katheryne — dijo mi nombre con ironía. — Yo me haré cargo de


Antonella, como en los últimos meses — bufó.

— ¡NO! Y menos después de lo que has dicho.

— Me excedí, ¿vale?… No pienso hacer lo que dije, si tienes que ir, ve — miré al que yo
consideraba mi casi hermano antes de que el saliese de la habitación.

— ¿Cómo dijiste que se llamaba la niña? — dijo Lilian con voz rota acercándose a la
cuna

— ¿Antonella? — dije mirándola fijamente.

— ¿Nella? — Lilian se veía contrariada, mientras acariciaba el bracito de mi bebé.

— Prefiero Anto o Ant…¿Sucede algo Lilian? — ella negó con la cabeza

— Solo es que…Nada, olvídalo — dijo antes de acariciar el bacito de mi bebé

— Somos amigas dime — Le pedí

— Ese fue el nombre que Alexander escogió para el bebé que tuvo con Meg, ella amaba
ese nombre Antonella — llevo su mano a sus ojos y retiro una lagrima esquiva — Lo siento
estoy sentimental ¿Nos vamos? —

— Lilian, los chicos han pasado todas las noches junto con Anto, es mi turno de cuidarla.
Ve tú y escoge un vestido a la altura de la gala.

— ¿Segura? — asentí, confiaba en Lilian.

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Contrato
Aryam Shields M.

Confiar en Lilian… ¡Por Odín!, que jamás de los jamases confiaría en Lilian Lafourture de
Difeo nuevamente…

Había pasado una tarde verdaderamente horrible. Muy a pesar del Señor Todo Poderoso,
había pasado la noche en el hospital con Anto, solo faltaban 24 horas para que mi chiquita
fuese trasladada de la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) a la habitación. Lilian había
ido con un tipo que era más gay que Gabriel y Fernando juntos. Por Alá, el tipo hablaba y
botaba plumas por doquier. Aunque claro, mis amigos parecían de todo, menos una pareja
gay convencional. Ellos eran muy machos, bueno… Fernando tenía sus caídas del banco
como él decía.

Venía más cargada que arbolito en mañana de navidad, me hizo subir a la habitación
seguida del mari… del hombre afeminado, y dos chicas que parecían sacadas de un
programa de esos en donde hablan de anorexia. ¡Joder, esas chicas no se estaban
alimentando bien!, estuve a punto de decirle a Anna que trajera frutas o una merienda
nutritiva.

— Francis nos dejará como principessas, Kate — había dicho Lilian cuando entró y yo
terminaba el quinto libro de mi saga favorita. Joder, necesitaba saber si Miya y Rota 28 se
salvaban de morir a manos de Seiya, el gemelo malvado del protagonista.

Francis, como se llamaba el mari… el estilista, nos hizo cambiar dejándome a mí en una
fina pijama de tirillas y un pequeño short que Lilian había comprado, alegando que había
descubierto que no tenía pijamas cuando revisó mi closet.

No pude evitar que los colores se subieran a mi rostro. Creo que toda la sangre se aglomeró
allí.

Nos sentamos en la ante sala de Alexander, yo en el sofá que daba al jardín y Lilian en el
otro. Ella llevaba un minúsculo camisón de seda que se adhería a su abultado vientre.
— Lilian, ¿qué nos van a hacer? — pregunté mientras veía las dos chicas caminar de un
lado a otro.

— Chocolaterapia en el pelo, una mascarilla de pepino para el rostro, nos van a arreglar las
uñas y por supuesto, depilación total. A Antuan le gusta que esté completamente depilada.

— Menos información, por favor… — cerré los ojos fingiendo dramatismo. Al menos
sabía que Alexander no era el único con ese fetiche.

28 Miya y Rota personajes de la saga vanir parte V-Lena Valenti

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Contrato
Aryam Shields M.
Entonces las chicas se sentaron frente a nosotras junto con un neceser, lo abrieron casi
sincrónicamente y sacaron unas bandas.

— Las amarás — , dijo Lilian. — Al principio duele un poco, pero con el tiempo se
convertirán en tus mejores amigas… — sonrió. — Maddy — , llamó a la chica que estaba
frente a mí, — empecemos por la chocolaterapia, luego la mascarilla y dejamos la
depilación para lo último — . La chica sonrió y ambas sacaron un frasquito y empezaron a
esparcirnos el tratamiento del cabello, y luego colocaron la mascarilla en nuestra cara y un
par de rebanadas de pepino en nuestros ojos. Hasta ahí iba todo perfecto. Entonces llegaron
las malditas bandas de cera depilatoria.

¡Joder!, prefería mil veces que Alexander me azotara, antes de pasar nuevamente por esas
putas bandas. Dolían como el infierno, y era algo que no le veía caso, el vestido era largo y
las piernas no se me iban a notar.

¿Qué jodido problema tenía ella con que mis piernas fueran peluditas?

Luego habíamos pasado tres horas en la habitación mientras Francis me había torturado.
Primero había alisado mi cabello dejándolo como si fuese una china para luego darle
vueltas una y otra vez, según él hasta encontrar el peinado perfecto, dejándome con un
jodido dolor de cabeza. Cuando ya estuvo elaborado mi peinado procedieron a arreglarnos
las uñas de las manos. Al menos allí, no me habían torturado.

Lilian no me había dejado ver el vestido, y yo rogaba internamente porque no fuera algo
muy llamativo, ya que odiaba ser el centro de atención y esta era mi primera vez en
público. Ya iba estar bastante nerviosa porque el Rey del Universo estuviese a mi lado.

Ya les había dicho que no volvería a confiar en Lilian…

El vestido, aunque hermoso, era demasiado para mí. La muy astuta… se había ido antes de
decirme que el vestido y todos sus accesorios estaban en el closet del baño. Así que aquí
estaba yo, frente al espejo, mirando "el vestidito", como ella le había llamado.

Era azul eléctrico, hermoso y elegante con un escote en "V" que no dejaba nada a la
imaginación. La espalda estaba completamente descubierta, cerrándose justo sobre mi
trasero. No llevaba ropa interior, ya que según Lilian, se notaría. Así que debajo de este fino
vestido yo estaba en cueros. Lo bueno era que estaba suelto en la parte de abajo y arrastraba
de lo largo que era, aunque en las armas mortales que según ella, quedaría divino, justo a
mi altura. También había accesorios en murano, y una linda cartera de mano color plata,
igual al color de las armas mortales.

Después de mirarme mil veces al espejo, decidí que era hora de bajar. Si algo había
aprendido en estos tres meses era que al Señor Todopoderoso, no le gustaba llegar tarde a
ningún lado. Bajé las escaleras lentamente, con mucho cuidado de no caerme de los
Manolos que Lilian había comprado. Sabía perfectamente donde estaba Alexander… Y no
me equivoqué.

119
Contrato
Aryam Shields M.
Estaba sentado en su sillón de cuero, su barba había sido levemente retocada, y descansaba
su cabeza en el borde del sillón. Se veía realmente guapo, tenía un traje gris plomo que se
ajustaba a su figura. El saco reposaba en el espaldar del sillón y su cuerpo aunque
tensionado, se veía tranquilo.

— Nunca he ido a esa jodida gala — , dijo sin abrir los ojos. — A Franco y a Lilian les
pareció bien hacerla en honor a Megan, pero a mí me daba lo mismo.

Suspiré…

Él levantó la cabeza y sus gemas verdes se enfocaron en las mías.

— Hermosa, ven aquí — palmeó su pierna y caminé hasta sentarme en el borde del
escritorio, quedando entre sus piernas.

— Olvidemos la jodida gala y vamos a jugar a la sala de juegos… — Sonreí. — No me


gustan esas baratijas que llevas puestas, quítatelas — ordeno suavemente.

— Pero…

— Obedéceme — . Me quité los aretes de murano, eran lindos, y el collar también.


Alexander saco de la gaveta una cajita alargada y plancha, y la abrió frente a mí.

Era un bonito collar.

— Son zafiros, hacen juego con ese vestido — . Me ayudó a colocarme los pendientes en
forma de lágrima y luego ajustó el collar a mi cuello. Tocó levemente mi pezón y éste se
endureció enseguida. — ¡Qué demonios!, ¿no llevas ropa interior? — y nuevamente la
sangre se fue toda a mi cabeza.

— Lilian dijo que se notaría y yo…

— De espaldas, aférrate del escritorio — su voz se volvió extremadamente ronca e hice lo


que me pidió rápidamente. Luego lo sentí subir la falda del vestido, mi cuerpo empezó a
filtrar el ya conocido flujo pre sexo. — Amo cuando te mojas para mí — . Sus dedos
hicieron un leve recorrido por mi intimidad. — ¡Joder, Katheryne! Quería esperar un poco
más para hacer esto — . Tomó el teléfono: — Anna, después que Katheryne y yo nos
hayamos marchado, quiero que Benjamín y tú recojan todas sus cosas y vayan a la casa que
está en el patio frontal… Sí Anna, la que está más alejada de la casa, no los necesitaré hasta
mañana al medio día — . Y colgó.

¡Diablos, iba dejar la casa sola!

— ¿En qué íbamos, Katheryne?

— En que querías esperar más para…

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Contrato
Aryam Shields M.
— Oh si… — me interrumpió abriendo la gaveta y sacando de ella un par bolas plateadas
que estaban unidas por un fino cordón.

¡Triplemente Joder! ¡Por Zeus y todos sus súbditos!

— Estas, son Bolas Chinas, funcionan mediante el movimiento. Las bolas interiores
golpean con las exteriores y realizan una especie de efecto vibratorio, produciendo
sensaciones muy eróticas y placenteras. Sabes que cuando regresemos estaré tan cachondo
que tendremos sexo antes de llegar a la habitación — . Gemí involuntariamente. Cuando él
derrochaba tanta sensualidad en su voz, era inevitable no hacerlo. — Te follaré de manera
salvaje y tú estarás tan necesitada de mi polla, que harás lo que yo te pida. Ahora se una
buena chica con tu amo y abre las piernas — . Hice lo que me pidió. — Más, Kath.

Joder, el vestido no daba para más. Como si hubiese leído mis pensamientos, subió toda la
falda de mi vestido a mi cintura, tomó una de las bolas en sus manos y luego sentí un leve
empujón en mi intimidad. Respingué un poco cuando sentí el aparato dentro de mí.

— Estas tan mojada que no tuve necesidad de humedecerlas — , susurró antes de meter la
otra. — Esto te dejará lista para mí, principessa. Gírate — , me giré quedando frente a él,
sintiendo las bolas dentro de mí, removiéndome incómoda por las miles de sensaciones que
me daban. — Siéntate en el escritorio y sube las piernas abiertas hacia los reposabrazos de
la silla — . Me quedé un momento meditando ¿él quería que yo hiciera qué? —
Katheryne, ya estamos retrasados, haz lo que te he dicho — levanté mis piernas hasta dejar
los tacones de muerte al lado de cada reposabrazos. — ¿Te he dicho que amo cuando tu
coño está recién depilado? — su dedo dio una leve caricia en mi intimidad, abrió otra de
sus gavetas, sacó un par de toallitas húmedas y limpió mi sexo sin ninguna intención
sexual.

Gemí un poco cuando paso la toalla por mi clítoris, y su endemoniada sonrisa torcida hizo
acto de presencia.

— Solo unas horas… — dijo en voz baja antes de bajar mis piernas y darme un beso en la
frente. — ¿Nos vamos? — . Asentí, mientras él me extendía la mano para salir.

Dios, esta noche sería jodidamente larga.

Capítulo 9
"El temperamento te mete en problemas, el orgullo te mantiene allí"
Anónimo.
.

121
Contrato
Aryam Shields M.

La noche estaba bastante fría en Nueva York, sentía la bolas rodar dentro de mí y daba
latigazos de placer que se estrellaban en mi vientre bajo, no era incómodo, solo
malditamente perturbador. Mi bestia tenía esa sonrisa de "cuando lleguemos te haré ver
todo el puto arcoíris y te aseguro que no encontrarás oro al final de él, solo placer".

Internamente deseaba mandar la fiesta al demonio y subir a la habitación del dolor-pánico-


juego, pero conociendo a Lilian Difeo, ella sería capaz de venir a buscarnos.

Peter, nos esperaba en el Lamborghini Murciélago. Estaba vestido de traje y bajo su brazo
portaba un kepi del color del traje.

— Señor, buenas noches — , dijo abriendo las puertas del auto. Alexander me dejó subir
primero y luego subió él. A medida que el coche avanzaba por las ajetreadas avenidas de
Nueva York mi cuerpo se tensaba, ¿qué me esperaría en esa gala?

Alexander tomó una de mis manos dándole un ligero apretón.

— Vas a dañar el esmalte de tus uñas si sigues haciendo eso — dijo con voz suave. —
Espero no se haya filtrado la noticia de que asistiré a la gala o los periodistas estarán más
que dispuestos a obtener una primicia.

— ¿Por qué… — me aclaré la voz. — ¿Por qué nunca asistes?

— Los fondos que recauda la gala se hacen llegar a personas que han tenido que perder
algún miembro por causa de un accidente automovilístico, o van a parar a la fundación que
se especializa en lo mismo, también una parte de estos son destinados al orfanato que
sostiene la empresa. Mi madre, hacía la gala para niños huérfanos, y cuando murió, esta
gala desapareció por unos años. Luego cuando tomé el mando de la empresa entre la esposa
de Franco y Lilian, modificaron la fecha y el fin de la misma. No me gusta asistir, está llena
de periodistas y gente que solo quiere hablar de cuánto dinero tiene en su cuenta bancaria.

— ¿La esposa de Franco?

— La mamá de…

— Megan.

— Sí.

— ¿La conoceré esta noche?

Su mandíbula se tensó antes de negar con la cabeza, me quedé callada, lo último que
necesitaba y quería era agobiarlo más. Peter aparcó el coche frente al imponente Hotel Ritz.

— Espéranos fuera, Peter — , dijo seriamente haciendo que Peter se bajara del coche con
un asentimiento.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Esta noche, harán una subasta para bailar, diez hermosas mujeres se ofrecen para pasar
cinco piezas de baile. Escúchame bien porque no quiero repetirlo — acercó su cabeza a la
mía — . Te prohíbo participar en esa subasta y en todas las que implique que tengas que
estar con alguien más, que no sea yo — su voz tenía un matiz amenazante — ,
¿entendido? — . Asentí — . Mi primo, también estará allí. No te quiero cerca de él, en
estos momentos nuestra relación no es la más familiar, lo quiero fuera de mí empresa y el
maldito empieza a fastidiarme con su 30% y sus malas decisiones. ¿Entendido?

Asentí.

Alexander tocó el vidrio de la ventana del auto y Peter se apresuró a abrir la puerta.

— No mires a nadie directamente, aférrate a mi brazo y da tu mejor sonrisa — murmuró


mientras salía del coche y los flashes empezaban la función. Tomé su mano y él me dio un
ligero jalón para salir complemente del coche, suspiré cuando mis manos se enroscaron en
su brazo y empezamos a caminar a la entrada del hotel.

Las bolas hacían lo suyo, joder, mi cuerpo temblaba en cada rose, apenas había empezado y
ya yo quería llegar a casa.

Mire a mi Sub sentada en su cama con unos ligueros de color negro, unos zapatos de tacón
asesino esperando el momento en que la fiesta finalizara y Lex empezara una mas privada
en su habitación del pánico.

¡Joder, era una puta cachonda!

Alexander paró en la mitad de la alfombra y sonrió, ¡era una de esas sonrisas baja bragas
marca A. McConner!

Tensó su brazo en mi cintura mientras varios periodistas lanzaban preguntas.

— Señor McConner, ¿quién es su acompañante?

— ¿Qué lo trae por acá hoy?

— ¿Qué tiene de especial esta gala, que la ha honrado con su presencia?

Alexander no contestó ninguna pregunta, tensó su mano en mi cintura y empezó su andar,


luego me miró y bajó la mirada a sus pies.

Joder, siempre tengo que estar tres pasos detrás de él, ¿pero cómo coño quiere que lo haga
cuando él tiene su brazo en mi cintura como si fuese una anaconda?

Él sonrió. Ok, mi trasero estaba a salvo, luego retomó su marcha. Dentro del hotel un chico
nos llevó al jardín posterior, donde se llevaba a cabo la gala.

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Contrato
Aryam Shields M.
La decoración era muy fina, aunque sencilla. La mano de Lilian se veía por doquier, la
busqué con la mirada más no la hallé por ningún lugar.

Alexander empezó a sonreír, pero no era una sonrisa genuina, lo podía ver y sentir, sus
músculos se veían tensos y su mandíbula estaba perfectamente cuadrada y en tensión.

Caminamos hasta llegar hasta uno de los salones del hotel.

— Pensé que la gala era en el jardín.

Negó. — Lilian lo hace creer así, pero es mejor estar dentro de un salón por si llueve, o
algo sale mal.

Entrar al salón fue impactante, si el jardín estaba hermoso, el salón era algo indescriptible.
Telas blancas caían desde el tejado, y había pequeñas luces, similares a las que se colocan
en el árbol de navidad. Las mesas circulares estaban al final, había una tarima y varios
instrumentos, la luz era ténue, y en colores claros de muy buen gusto. En una esquina, al
lado de la tarima, estaba un señor entre canoso, vestido de gala.

El salón estaba prácticamente lleno, mi mirada vagó por varios lados pero igual no di con
Lilian.

— Vamos — , susurró Alexander mientras me guiaba hacia las mesas. Vi a varias mujeres
susurrando cosas, seguramente que yo me veía como una garrapata frente a un lobo
siberiano.

— ¿Lilian? — pregunté.

— Antuan no ha llegado pero no debe demorar, sabe que detesto estas galas.

— ¡No puedo creerlo! Alexander McConner de carne y hueso — dijo un señor enfundado
en un traje negro.

— Doctor Phillips, es un placer verle — dijo educadamente.

— Me enteré de la noticia del Edificio Millenium, es una lástima que una empresa tan
respetada, este metida en problemas tan grandes.

— Solo fue error de administración, pero estamos solucionando todo, e indemnizando a los
más perjudicados.

— Eso es bueno saberlo, muchacho. No queremos negar una concesión de su parte por
saber que están haciendo negocios fraudulentos.

— No, para McConner Corp., es importante que sus clientes tengan lo mejor.

— ¿Y esta hermosa señorita? — dijo el hombre extendiendo su mano.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Ella es mi prometida, Kathlyn Le Blanc.

¿What...? ¿A qué jodidas horas me cambié el nombre y el apellido? No es que mi padre


haya sido un santo, pero...

— ¿De los Le Blanc Holding?, buena elección muchacho. Fue un placer, señorita.
Alexander, debo retirarme, si mi esposa se da cuenta que la dejé sola, va a dejarme una
semana durmiendo con el perro — , rió por su broma pero Alexander no lo siguió.

— ¿Kathlyn Le Blanc? — pregunté cuando el hombre se había retirado.

— No quiero que nadie te moleste cuando nuestro contrato se acabe, si damos un nombre
falso, nadie dará contigo.

Cierto, nuestro contrato tenía fecha de finalización.

Suspiré cuando él me miró alzando una de sus cejas, negué con la cabeza justo cuando
Lilian llegaba al salón. Tenía puesto un vestido negro abierto, que tenía un escote en V en
todo su busto, con una faja de gasa negra apretando bajo su busto y de allí caía ocultando
parcialmente su barriguita, también pude apreciar que ella no tenía trampas mortales.

— Lo sabía, perfecto para ti.-exclamó dándome dos besos.

— Ajam — , dije rodando los ojos. Alexander se separó un poco de mí y empezó a hablar
con Antuan. Muy pausadamente, el señor entre canoso subió a la tarima.

— Buenas noches, damas y caballeros, estamos aquí en la cuarta gala benéfica a favor de
las personas que han perdido extremidades en accidentes de coche y los niños que han
perdido hogares a través de los mismos. Como ya saben, esta gala se realiza
simultáneamente en Italia y cada una de las sucursales de McConner Corporation. Es grato
para mí decir, que en la gala de Italia, hemos recaudado novecientos cincuenta mil euros
que serán divididos equitativamente entre las dos causas ya antes mencionadas.

El público estalló en aplausos hasta que el señor nuevamente habló.

— Esta noche, subastaremos cinco piezas de baile con diez lindas jovencitas, y también
varios objetos que nos han donado. Pero antes tendremos unas palabras del presidente y
CEO de McConner Corp.

Alexander enarcó una de sus perfectas cejas en dirección a Lilian, a lo que ella le dio una
asombrosa sonrisa.

— Yo lo hago todos los años, hermano — susurró Antuan.

— Señor McConner — , dijo el amable señor.

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Contrato
Aryam Shields M.
Alexander soltó todo el aire y tomó una copa de champagne cuando un mesero pasó a su
lado.

— Esta me las pagarás, duende — dijo antes de caminar hacia el escenario. El encargado
le tendió el micrófono y Alexander lo tomó pasándose la mano por el cabello.

— No soy muy bueno con las palabras, así que seré breve. Hace muchos años, mi padre
tomo el control de esta empresa fundada por mi abuelo Albert. Debido al buen trabajo-esto
último lo dijo fuerte y claro-, le dio renombre. Mi madre siempre fue muy caritativa y mi
padre supongo que la amaba tanto que le permitió hacer su gala en su empresa, yo solo he
querido seguir la tradición, pero el éxito de esta gala depende de ustedes… Gracias.

Sin más bajó del escenario y caminó hasta Antuan, que palmeó su espalda.

— Abriremos la gala con la subasta del baile, le pido el favor a las hermosas damas suban
al escenario.

Lilian me dio un leve empujón.

— Ve, es por una buena causa — recordé la pequeña charla con Alexander — Yo
participo todos los años, solo que este año el único que quiere bailar conmigo es Antuan —
sonrió acariciando su prominente vientre — . Anda, ve — volvió a empujarme.

— No, Lilian — dije — . No me gusta ser el centro de atracción, además, odio bailar —
Alexander, me miró sobre el hombro de Antuan.

Una a una, fueron pasando las mujeres hasta que ella subió.

¿¡Qué jodidos hacía aquí!?

Sonrió pícaramente en dirección a Alexander y él le devolvió la sonrisa moja bragas, la que


yo pensé que solo era para mí.

La subasta comenzó y una a una las mujeres fueron "vendidas", eso me hizo recordar mi
propia subasta, solo que en esta eran bailes.

Cuando llegó el turno de ella, pasó algo que jamás pensé que pasaría.

— ¡$1000 dólares! — gritó Alexander, y yo me volteé a mirarlo con cara de… ¿What?

Mi Sub se quitó sus zapatos de tacón y lo miró amenazadoramente.

Lilian me miró y yo traté por todos los medios de no mostrar el dolor que estaba sintiendo.

— ¡1500! — gritó otro hombre.

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Contrato
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— ¡1750 dólares! — dijo Alexander aun sin mirarme… Esto era humillante, joder, esto
era... Como si clavara un puñal en mi corazón.

— ¡1850 dólares! — gritó el hombre nuevamente.

— ¡2500 dólares! — dijo Alexander hundiendo cada vez más mi corazón.

— 2500 a la una, 2500 a las dos… Vendida al presidente de McConner Corp., Señorita
Barbara Stuart, puede ir con su comprador.

El nudo que se formó en mi garganta me impedía respirar, veía a Barbara acercarse a él, y
él tenía esa sonrisa tatuada que yo creía que era para mí. Y aquí estaba yo… No podía hacer
nada, maldita sea.

— Tengo que salir de aquí — dije suavemente a Lilian. Ella me miró con… ¿lástima?, sí,
eso era.

Caminé lentamente alejándome del salón, necesitaba respirar, necesitaba… ¡Joder! ¿Por
qué carajos había dejado que mi corazón se involucrara? ¿Por qué demonios había sido tan
estúpida en creer que alguno de mis putos libros podía hacerse realidad en mí?, ¿en que el
dom se enamoraba locamente de su sumisa?

No quería hacerlo, pero la primera lágrima rodó por mis mejillas cuando sentí la música
empezar, sentándome en una de las fuentes del jardín.

— Katheryne… — su tono de voz era bajo y condecendiente.

— Déjame sola, Lilian — dije limpiando la lágrima, pero las muy traicioneras salían una
tras otra.

— Yo lo mato, apenas acabe la música, te juro que lo mato.

— Solo déjame, ¿quieres? — susurré sorbiendo mi nariz.

— ¿Quieres que llame a Peter para que te lleve a casa?, puedes dejarlo aquí solo por
bastardo — bufo frustrada.

Negué. — Entraré al salón cuando hayan pasado las cinco canciones.

— ¿Segura? — Inquirió preocupada.

— ¿Podrías por favor dejarme sola, Lilian? — rogué.

No escuché nada más, me abracé a mí misma y lloré como una maldita tonta.

— Una flor tan bella, no debe llorar — dijo una voz extraña frente a mí.

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Contrato
Aryam Shields M.
Miré los zapatos negros de charol, impresionantemente brillantes, tenía un traje hecho a la
medida de color negro que se ajustaba fijamente a cada músculo de su cuerpo.

— No estoy llorando — , dije limpiando mis lágrimas.

— Entonces, mi Bella señorita, tiene usted una fuga en sus hermosos ojos. Mi nombre es
Frederick, ¿me recuerdas del hospital?-me tendió un pañuelo.

Lo miré bien bajo mis lágrimas, era el chico que había donado la sangre que Anto
necesitaba para la operación, el chico al cual yo no le había agradecido como se debía por
estar corriendo y temiendo al castigo del "Rey del Universo".

Limpié mis ojos nuevamente. — Te recuerdo — , le dije.

— ¿Cómo sigue la piccola? — dijo en un mal acento italiano, no sonaba como él.

Joder, me reprendí internamente, en estos momentos el maldito bastardo debía estar


bailando con la puta más puta de todo Nueva York.

— ¿Está bien la niña? — repitió la pregunta detalle al hombre frente a mí, pómulos
marcados, cuerpo de modelo, cabello rubio cenizo y ojos verdes…En otra ocasión para mi
hubiese sido hermoso, solo que en estos momentos mis ojos no veían mas belleza que la de
Lex McConner.

— Ehh… Este… Sí, lo siento me distraje — reí y le entregué el pañuelo.

— Te hice reír y es mucho mejor que verte llorar, ¿puedo? — señaló el sentarse a mi lado
y yo asentí. — ¿Tú eres…?

— Kate… — , me callé. — Kathlyn Le Blanc.

— Mmmm Le Blanc — saboreó el apellido, su acento era tan extraño.

— ¿Eres italiano? — no pude evitar preguntar.

— Nací y crecí en Italia, pero desde que mi padre murió no he pisado mi ciudad natal.
Trabajo aquí, en Nueva York. Lucho por no perder mi acento, pero aquí todo es muy
Yankee — sonrió.

Era hermoso, muy guapo, no tanto como Alexander pero tenía un cabello rubio y sus ojos
eran dos esmeraldas expresivas.

— ¿Entonces la niña está bien? — inquirió interesado

— Sí, ya la operaron y está en observación. Ya mañana podrán llevarla a piso — respondí


feliz de que mi nena ya estaba a punto de salir del hospital.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Y qué haces aquí? — Pregunto observándome.

— Estoy acompañando a alguien…

— Mmmm… ¿Y ese alguien se molestaría si te invito una copa? — Sonrió nuevamente


— , ¿o quizás si me atrevo a pedirte una pieza de baile?

— Creo que por esta noche paso — , dije mirándolo y levantándome al sentir que
Strangers in the night, que era la cuarta canción, acababa — . Debo regresar, un placer
Frederick — dije antes de entrar al salón.

Busqué a Alexander o a la maldita perra pero no los encontré en la pista, Lilian y Antuan
bailaban mientras él le susurraba algo al oído y ella reía, se veía a leguas que él la amaba
verdaderamente.

Una mujer mayor me hizo señas con sus manos debajo de su ojos, me toqué levemente y
cuando miré mi mano me di cuenta que muy seguramente había corrido mi maquillaje.

Caminé hasta el baño de mujeres y cuando me miré al espejo casi me da un ataque.

Mi delineador estaba prácticamente todo corrido y muy seguramente no podría hacer


mucho por mi maquillaje.

Mi Sub me miraba resoplando.

Tomé una toallita del dispensador y empecé a limpiarme el maquillaje, sentí una leve
incomodidad en mi parte íntima y decidí sacarme las bolas. Si Alexander "rey del mundo"
McConner se molestaba me daba igual. Entré a un cubículo del elegante tocador y me
agaché un poco para alcanzar el cordón que sacaría el molesto y desquiciante juguetito. Y
en eso estaba cuando escuché lo que no deseaba escuchar.

— Ohh, sí señor… no sabe cómo lo extrañé, señor.

¡NO! ¡NO! — gritó mi cabeza. Mi Sub negaba fervientemente, pero era ella… ¡Joder! Yo
la había escuchado más de una vez cuando decidí aceptar el trabajo en The Chalet, podía
reconocer su irritante voz a kilómetros de distancia.

¡Qué demonios!

— Más… — gimió entre jadeos y negué con la cabeza antes de salir de un sonoro portazo.

¡Joder! ¡Alexander McConner, iba saber quién era Laura Katheryne Cortez!

Salí del baño rápidamente, ubicando a Frederick en una esquina.

Caminé fijamente hasta llegar a él.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Sabes… creo que sí aceptaré tu copa y el baile, no pude agradecerte por lo que hiciste
por Antonella — dije con voz coqueta.

Mi Sub me miraba con flamas, me mostraba su trasero y simulaba los azotes que me iba
ganar esta noche.

Pero yo ya había decidido mandar todo a la mismísima mierda, creo que las dos copas de
champagne estaban haciendo su efecto. Frederick me pasó una tercera copa que tomé de un
solo tirón.

— ¡Wooww! Despacio, regazza — joder… su italiano apestaba, ¡pero qué diablos!

— Quiero bailar — le dije en su oído, él me tendió su mano y juntos caminamos hacia la


pista de baile.

A Lilian casi se les salen los ojos de sus cuencas cuando me vio, trató de decirme algo pero
la ignoré olímpicamente antes de girarme y que Frederick me tomara por la cintura y
moverme al compás de la música.

La primera canción llego a mis oídos era: I've got you under my skin, de Frank Sinatra.
Frederick era ágil al bailar, palpé su cuerpo pero no era tan trabajado como el del Maldito
Bastardo.

Mi Sub asintió al nuevo sobrenombre del Rey del Universo.

Lo buscaba con mi mirada, ¿debía salir del maldito baño en algún momento no?

— ¿Estudias o trabajas? — escuché la voz de Frederick lejanamente, todos mis sentidos


estaban alerta a Alexander.

— ¿Mmm? — dije cuando lo sentí hablar otra vez.

— Que si estudias o trabajas — dijo riendo. — Eres una principessa bastante extraña…
¿entonces? — murmuró dando un giro.

— Estoy de vacaciones en la ciudad, llegue aquí por la operación de mi sobrina.

Mi Sub vitoreó con mi fácil escapada.

— Yo soy arquitecto.

¡Qué diablos! ¿Qué todos tenían que ser arquitectos?

— Mi padre tenía una empresa de construcciones, pero luego mi primo las liquidó y me
dio la sucursal aquí en Nueva York. Él está un poco enojado conmigo pero… — dejé de
escuchar, cuando tanto mi Sub como yo olfateamos ese Aroma tan peculiar que tenía

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Contrato
Aryam Shields M.
Alexander. — … hemos tenido problemas últimamente. La verdad es que es un
desagradecido, mi padre lo crió como a un hijo más y…

— ¡Suéltala! — el grito retumbo por cada pared en el salón, vi a Antuan acercarse


rápidamente — . Suéltala ahora — dijo mientras avanzaba hacia nosotros su voz era lava
líquida corriendo por las faldas del volcán. No quería mirar sus ojos, pero joder… toda la
pista se había detenido y miraba a Frederick y a Alexander, alternadamente.

— Cálmate — , exigió Antuan agarrándolo por el hombro cuando él llegó frente a mí.

Las venas de su frente estaban completamente dilatadas, los nudillos en sus manos estaban
blancos por la presión que ejercía en ellos y… ¡por todos los dioses del Olimpo! Sus ojos
eran un tsunami de emociones: ira, enfado, odio... y la lista seguía, y seguía, y seguía.

— No es buen momento, Alexander — dijo cuándo lo vio levantar la mano.

— Vámonos, Katheryne — medio gritó tomándome del brazo. Gemí un poquito por la
forma tan brusca en la que él me jaló.

— Ella está conmigo, ¿qué no ves, imbécil?-Frederick lo empujó del pecho.

Alexander dio una mirada a todos los que estaban en la recepción, a pesar de que la música
seguía sonando todo el salón miraba la escena.

— Lo diré una vez más, Katheryne — sus dedos apretaron el puente de su nariz,
soltándome en el acto. — Vamos a casa, ¡ahora!

— No tienes que ir con él si no quieres, Principessa — dijo Frederick mirándome a los


ojos.

Joder, la ira en los ojos de Alexander aumento la ola del tsunami, era de más de diez metros
y acabaría con todo a su paso.

— Nunca… — dijo entre dientes acercándose a Frederick y tomándolo de la solapa del


saco — . Nunca, en tú jodida y asquerosa vida, vuelvas a llamarla Principessa — , lo soltó
y sus ojos se concentraron en los míos — . Nos vamos ahora, no me hagas volverlo a
repetir.

Se giró sobre sus pies y con un movimiento de hombros apartó la mano que Antuan tenía
sobre él. Su cuerpo se veía rígido de lo tenso que estaba, no se escuchaba absolutamente
nada aunque el salón estaba repleto de gente.

— Kath — , Antuan se paró frente a mí — . Por favor no lo hagas enojar más, es lo mejor
para ti — se giró — . Aquí no ha pasado nada, señores, aún tenemos que recoger dinero —
. Dio una mirada rápida al encargado y este se subió a la tarima inmediatamente.

— Debo irme — , dije con voz baja. — Fue un placer conocerte.

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Contrato
Aryam Shields M.

— ¿Qué quiso decir con que es lo mejor para ti?

— No es nada, solo está celoso.

— ¿Qué eres de él?

— Soy su novia, solo son celos — , dije tratando que mi nerviosismo no se notara, desde
ya podía empezar a sentir su mano azotándome.

— Este es mi número — . Sacó una tarjeta y se la iba recibir cuando Lilian apareció junto
a mí.

— Lilian — dijo Frederick.

— Frederick — contesto el saludo y se giró a mí — . Te está esperando en el auto, te


aseguro que si no sales, va estrellarlo hasta dejarlo inservible.

— Es su coche Lilian, puede hacer lo que quiera — al principio tenía miedo, pero después
recordé lo que él me había hecho a mí y tomé la tarjeta que Frederick me ofrecía antes de
que Lilian me sacara del salón.

— Traté de advertirte, ¿recuerdas Frederick cara de Culo?

Gemí internamente.

¡Va a matarnos! — Exclamó mi Sub sacando toda su ropa del closet y metiéndola a
empujones en una maleta — . Vámonos de aquí, ni por equivocación te subas en ese
coche...

Caminé con la barbilla en alto, al menos yo no me estaba follando una puta en un baño.

Yo no le tenía miedo a Alexander McConner.

Capítulo 10
El dolor y el placer son las dos caras de la misma moneda. Hay muy poca diferencia entre
las dos, más allá de la reacción de los cuerpos.
Anónimo
.

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Contrato
Aryam Shields M.
Alexander ya estaba dentro del coche mientras Peter me esperaba con la puerta abierta,
necesitaba calmarme y no demostrarle que estaba algo asustada, habría sido buena idea
hablar con Fernando ahora mismo.

Me regañé mentalmente al no haberlo hecho antes de salir.

— Señorita.

— Buenas noches otra vez, Peter, puedes por favor decirme ¿qué horas es?

— Es la 1:25 am, Señorita.

— ¿Sabes que mi nombre es Katheryne, verdad?

— ¿Puedes dejar la conversación y entrar de una puta vez al maldito auto Katheryne? —
Ok, estaba más que enojado, suspiré y le sonreí a Peter antes de entrar al coche a su lado.
Su cuerpo seguía con la misma tensión de minutos atrás, no le dije nada, no lo miré, y traté
que mi respiración fuese suave y pausada, aunque las cabras locas tenían una fiesta en mi
corazón.

— Sea una cagna cazzo29 — dijo en su perfecto italiano sin mirarme siquiera, sus ojos
estaban enfocados en la pantalla del Black Berry. Cabe anotar que no entendí nada, sabía
algo de italiano, pero aún me confundía. — Solo ti lasciano in pace in modo che si lascia
dietro ogni cazzo30 — , murmuró entre dientes — . Dannazione perché farlo? Cazzo
avvertito31.

No me giré a verlo, trataba de calmar a mi corazón y dejar mi mente en blanco. Él me iba a


azotar, pero antes le iba decir sus cuatro verdades.

El resto del camino solo fue silencio, la pose de Alexander no había cambiado, seguía
siendo tensa, más yo milagrosamente estaba calmada.

Cuando entramos a la urbanización en donde estaba la mansión, Peter disminuyó la


velocidad hasta llegar la reja de seguridad.

Suspiré fuertemente.

La mirada matadora de mi Sub estaba llena de terror, sabía perfectamente que Lex iba a
azotarnos.

29 Eres una maldita puta-

30 solo es dejarte sola para que salgas de tras de cualquier polla

31 Maldita sea ¿porque él?, joder te lo advertí

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Contrato
Aryam Shields M.

¿Cuántos azotes fueron la última vez? Traté de recordar…

Eran 15, pero nos lo redujo y anotó los otros 10...

¡Oh, joder!

Ok, ya no estaba tan calmada.

Y Peter aparcó el coche.

— Baja del auto, Katheryne — dijo con voz estrangulada.

— Alexander, yo...

— ¡Ahora, maldita sea! — grito haciéndome saltar

— Yo… — debía explicarle…

— Baja del jodido auto en estos momentos, Katheryne. Me desobedeciste, fui claro y lo
hiciste, espérame en la habitación del juego y más te vale por tu bien que estés desnuda y
en posición de sumisión, o te juro por todo lo sagrado que hasta que no vea tus huesos
hecho polvo no acabaré contigo.

— Tú...

— ¡Que te bajes maldita sea, Katheryne!, ¡bájate o me olvidaré que eres una mujer y no
veré hasta que supliques que pare con el castigo!... ¡Bájate del maldito auto! ¡AHORA! —
las venas de su frente se surcaron fuertemente, sus ojos me observaron enloquecidos de una
ira que me decía ya no había volcán ni tsunami, era una mezcla extraña de dolor, ira,
repulsión y decepción. Peter abrió mi puerta y me bajé del coche, pero no quise obedecerlo
si él tenía rabia.

Yo estaba dolida. Yo había estado allí. Era a mí a la que había dejado, solo por irse a follar a
la puta... ¿Qué demonios acaso yo no era suficiente?

Me senté en la escalera dispuesta a esperarlo pero por más que pasaban los minutos él no
aparecía.

Subí las escaleras de dos en dos hasta la habitación en la cual dormíamos. Más minutos
pasaron y él no llegaba, empezaba a ponerme nerviosa, sentí sus fieros pasos sobre la
escalera y la puerta se abrió de par en par mostrándome a una bestia.

Frente a mí no estaba Alexander McConner, estaba un hombre que verdaderamente no


reconocía. Su aura dominante era fuerte, se había quitado el saco y sus músculos se veían
tensos bajo la tela de la camisa, la corbata estaba tirada a lado y lado de sus hombros, su

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Contrato
Aryam Shields M.
rostro era frío e impenetrable... Un salvaje. Sí, esa era su apariencia, las aletas de su nariz se
dilataban por su respiración.

Mi cuerpo entero se puso en estado de alerta y por el rabillo del ojo vi a mi Sub con la
cabeza metida abajo de la cama y el culito parado con calzones negros, ligas y tacones de
muerte mientras temblaba ligeramente.

Este hombre no estaba calmado por mucho que intentara estarlo, su auto control se había
ido por el caño, su frente palpitaba afanosamente, el aura amenazante que desprendía me
tenía ligeramente petrificada. Sus ojos nuevamente eran un mar revuelto que decían tanto y
nada a la vez, no podía prever su reacción pero de algo estaba segura:

Él era un depredador y yo era su presa.

El miedo recorrió cada una de mis terminaciones nerviosas, recordándome que él no me


haría daño a propósito.

— ¿Qué haces aquí? — dijo con voz grave.

— Yo…

— ¿Qué no te dije que me esperaras en la habitación de juegos?

— Alexander, tenemos que hablar, yo no sabía…

Una risa tenebrosa salió de su garganta interrumpiéndome. — No sabías, no sabías… Fui


claro contigo, Katheryne. ¡No me hagas perder la poca paciencia que me queda y ve a la
maldita habitación! Tienes cinco minutos para esperarme como te lo he ordenado.

— ¡No! — me paré frente a él.

Su mirada se oscureció de ira, el volcán hizo erupción en su punto máximo.

— ¿¡Qué has dicho!?

— ¡Que no iré a la habitación! — , intenté que mi voz no se quebrara pero fallé al final,
lo siguiente que sentí fue su mano fuertemente cerrada en mi muñeca.

— Me desobedeces, — empezó a caminar casi arrastrándome — , me retas, dudas de mi


capacidad como tu dominante, me haces caer en ridículo — decía entre dientes mientras
me arrastraba hacia la habitación.

Agarró mis manos con una de las de él y con la otra soltó su corbata, luego me amarró
fuertemente a la columna de la cama dejándome de frente al gran espejo mientras hablaba
frases incoherentes en italiano. Frases que no podía traducir debido a lo bajo y lo rápido
que hablaba.

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Contrato
Aryam Shields M.
El temblor de mi Sub había ganado fuerzas y ahora me miraba por las rendijas de su closet.

¡Cobarde! — Le grité mentalmente, pero joder, yo también estaba igual que ella. Las
manos de Alexander tomaron el vestido con fuerza haciéndolo girones de tela, tensando mi
cuerpo por su brusco movimiento dejándome completamente desnuda ya que no llevaba
ropa interior.

Olas y olas de terror bañaron mi cuerpo, e intenté inútilmente soltarme de la columna pero
su amarre era perfecto. Se fue hasta el closet y por mi mente solo paso una palabra o más
bien un objeto:

La pala.

— Alexander — , lo llamé pero no me miró, siguió buscando lo que fuera que buscaba
— . Señor — intenté nuevamente, más él seguía sin mirarme. Quería llorar pero me
ordenaba no ser débil, a no demostrarle que estaba aterrada, iba a hablar a si fuese yo sola,
pero él hablo.

— En mis años como dominante, ninguna de mis sumisas había llegado tan lejos,
Katheryne. Tú has acabado con mi paciencia, has traspasado todo mis límites, yo no quería
llegar a esto pero tú lo has buscado.

— ¡Te fuiste con ella! — grité.

— ¿Y?

— ¿Y?... — sentí la rabia invadir mi cuerpo. Alejando el temor me removí nuevamente


jalando la corbata. — ¿Y?... ¡Maldita sea, yo estaba ahí!

— Cuida tu vocabulario o te juro que no serán 10 azotes, te los has ganado a pulso.

— No te tengo miedo.

— Deberías.

— Pues goza de la desilusión, maldito bastardo. Porque no te temo.

Sus ojos relampaguearon y sacó el artefacto con el que implementaría su castigo.

— ¿Qué parte del que tú me seas fiel, no quiere decir que yo también la sea, no entendiste
Katheryne? — me miró por medio del espejo y mis ojos se enfocaron a lo que su mano
derecha tenía.

Mis ojos se abrieron al mirar el látigo: era largo, con siete tiras de cuero atadas finamente a
un mando, y en cada una de las puntas habían pequeñas bolitas de cuero. A pesar del miedo
que volvía a sentir, me paré recta sobre los tacones de doce centímetros y lo miré fijamente
a través del espejo. Mi mirada era desafiante y su mirada era indescifrable.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Mírame — , dijo fuertemente cuando sus ojos se encontraron con los míos por el
espejo. En un momento, solo por un segundo, me pareció ver algo diferente a la ira pero fue
demasiado rápido — . Sabes que estoy haciendo esto porque me desobedeciste, me faltaste
el respeto y abusaste de mi confianza. Serán diez azotes, Katheryne y quiero que los
cuentes en voz alta y clara, por cada azote que no cuentes lo multiplicaré por dos y te
aseguro que no te va gustar nada el resultado final. ¿Has entendido? — su voz me hizo
tragar grueso, asentí — . ¿Recuerdas tu palabra de seguridad? — Volví a asentir — .
Aférrate al poste, esto será doloroso — susurró. Me sujeté al poste de la cama, este castigo
no sería como el otro — . No vuelvas a desafiarme — alzó la mano y yo me preparé para el
primer golpe.

Fuerte, duro y ardiente el azote barrió con todas mis terminaciones nerviosas, las siete tiras
de cuero golpearon la sensible piel de mi trasero, dejando al instante que el dolor me
invadiera.

— ¡Cuenta! — gritó. Por medio del espejo podía ver las venas de su frente dilatadas, su
respiración acelerada y sus ojos inyectados de rabia — . ¡Quiero escucharte contar! — su
brazo se flexionó antes de darme el segundo azote.

— ¡Uno! — gemí mientras las primeras lágrimas bajaban por mi mejilla, su mano
acarició mi trasero antes que la otra soltara el tercer azote.

— ¡Dos! — Mis piernas flaquearon por el dolor, mas sin embargo me mantuve de pie.

— Tres… — mordía mi labio fuertemente intentando evitar los gemidos por el dolor
producido, los azotes eran uno tras otro rápidos no podía ver la mirada de Alexander pero
había algo diferente en este castigo...Había dolor y no precisamente el de mi trasero
maltratado.

— ¡Cuatro…! — la piel me ardía, las lágrimas brotaban y el flash back llegó a mí


recordándome mi infancia…

Flash Back

— Corre, Katheryne. Métete a tu cuarto y no salgas hasta que papá se haya ido — , dijo
mi mamá empujándome por las escaleras. Las subí hasta llegar a la mitad…

— ¡Mujer! — Gritó mi padre al llegar a casa, por su tono de voz sabía que había bebido
— . ¡Esto está asqueroso! — Gruñó antes de escuchar a loza quebrarse, empecé
descender las escaleras pero no pude moverme al escuchar el grito estrangulado de mamá.

— No lo hagas Douglas, por favor… — gimió entre sollozos antes de escuchar un nuevo
golpe.

Uno más y otro más, y otro… y otro…

137
Contrato
Aryam Shields M.
.

— ¡Sigue contando! — el grito de Alexander me trajo nuevamente a la realidad — .


¡Cuenta!

Un nuevo azote golpeó fuertemente mi trasero, el objeto golpeó fuertemente las partes ya
adoloridas.

— ¡…Seis! — gemí de dolor, retorciéndome contra la columna, afianzándome más a ella


mientras un nuevo azote me golpeaba.

— Siete… — mis sollozos eran más fuertes, aunque mi vos era más débil, mis lágrimas
caían desbocadas por mis pómulos.

— ¡Ocho! — grité presa de tristeza cuando el octavo azote pegó en una parte demasiado
adolorida.

¿Esto era lo que yo quería?, ¿quería a un hombre como mi padre?… ¡NO!

Yo no merecía esto, Anto no iba a pasar por lo que yo había pasado, sorbi mi nariz y grité
enceguecida de dolor cuando el noveno azote me golpeo en la parte derecha de mi trasero.
Sentí la piel en carne viva como si se rasgara, mi rostro mojado por las lágrimas es la
visión que me da el espejo y el décimo azote llega… lento, letal…

El trasero me duele, el corazón se me rompe… En estos momentos odio a Alexander


McConner, lo odio con cada latir de mi corazón, quiero cerrar los ojos y desparecer…
Cierro mis ojos dejando que dos nuevas lágrimas resbalen por mis parpados.

Siento su frente apoyada en mi espalda, sus manos acarician suevamente la curvatura de mi


cintura antes de tocar mi trasero suavemente.

La habitación se sume en silencio, sus manos en mis caderas y su frente en mi espalda, las
lágrimas que se derraman como un río sin cause, el corazón latiéndome a mil por segundo y
el dolor de mi cuerpo devastado por un castigo que no merecía.

— Lo siento — sus ojos estaban horrorizados. Un gemido escapó desde lo más profundo
de mí ser... Era dolor, pero no dolor físico, era como si me hubiesen quitado una parte
importante de mí — . Yo perdí el control, lo lamento — , dijo suavemente. Mientras sus
manos acariciaban levemente mi trasero. Su voz muestra arrepentimiento pero yo solo
deseo que me suelte, tiro una vez más de su corbata — . ¡Ya basta!, no sigas haciéndote
daño — . Mis manos picaban, tenía una cantidad de insultos en la punta de mi lengua pero
necesitaba estar suelta antes de enfrentarlo — . Déjame atender tus heridas — susurró.

138
Contrato
Aryam Shields M.
— Suéltame, por favor — rogué, mi voz salió amortiguada por el llanto. Su mano acarició
mi espalda antes de elevar su mano y soltar el nudo con una facilidad que si no hubiese
estado tan adolorida, hubiese rodado los ojos.

Cuando me vi libre del amarre, acaricié mis muñecas levemente antes de girarme e
impactar mi mano en su mejilla.

— ¡Eres un maldito, un enfermo, un asqueroso hijo de puta! — cada palabra era


acompañada de un golpe en su pecho. Por mi rostro corrían lágrimas pero no eran de dolor
físico, era que mi dignidad y lo que quedaba de mí autoestima había sido destrozado con
esos diez azotes. Él se dejaba golpear mientras su rostro mostraba culpabilidad — . ¡Eres el
ser más asqueroso que he tenido la desgracia de conocer! ¡Un maldito sínico que necesita
herir para sentir que su vida no es tan miserable! ¡Disfrutas mi dolor, Alexander! ¡Lo
disfrutas! — El intentó agarrar mis manos que seguían inútilmente golpeándolo — . ¡No
me toques, maldita sea! — lloré. — Te odio… te odio… ¡Maldito el día que me crucé en
tu camino, el día que decidí decir sí, el día que me vine a esta casa! — Lo golpeé
empujándolo un poco — , pero más maldigo el día que... — Negué con la cabeza — . Soy
una idiota — volví a golpearlo.

— Cálmate… — me abrazó fuertemente.

— ¡Suéltame! — demandé fuertemente, soltándome de su amarre.

— Katheryne, yo… — trató de tocarme nuevamente pero yo me moví a tiempo y salí


corriendo hacia la habitación continua, encerrándome en el baño. Tenía tantas ganas de
llorar y gritar, quería desaparecer. Me recosté sobre el frío baldosín del baño, sentía mi
trasero en llamas pero eso no dolía tanto como el sentir que me habían quitado algo
importante en mi vida.

— ¡Katheryne! — los aporreos en la puerta eran fuertes y demandantes — . ¡Abre la


maldita puerta ahora, Katheryne! — Gritó, coloqué las manos en mis oídos negando con la
cabeza mientras más lágrimas salían de mis ojos — . Una puerta no va impedir que
hablemos, Katheryne. ¡Abre la puerta o la tiro!

— ¡Quiero que desaparezcas de mi vida! — Grité sin control — . ¡Espero que te mueras y
te pudras en el infierno, maldito bastardo!

Lo odiaba con todas mis fuerzas, odiaba el hecho de que mi dolor fuera su placer, odiaba
amarlo como lo hacía cuando sabía que él era un veneno para mí, odiaba el hecho que parte
de mi corazón, él lo tenía... Pero sobre todo, odiaba el hecho que aun con el dolor físico y
mental una parte de mí, quizás la más masoquista, quería volver a él y hacer el amor como
salvajes. Las lágrimas salieron silenciosas, no iba a poder aguantar un año.

Tirada en su cama boca abajo, mi Sub sollozaba por primera vez.

Me dejé caer de rodillas en la cerámica del baño, mi cuerpo temblaba como una niña
asustada. Por primera vez desde que Mayerly me había dejado, sentí temor de no ser

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Contrato
Aryam Shields M.
suficiente, de no lograr nada. La habitación se sumió en silencio y yo había logrado calmar
mis sollozos, llegué a pensar que Alexander se había ido, pero él hablo.

— Lo lamento — , dijo nuevamente, arrepentido, pero su arrepentimiento me importaba


una mierda. Lo hecho, hecho estaba — . Déjame entrar, debo revisarte las heridas — su
voz teñida con algo similar a la angustia — .Katheryne… — dijo suavemente, podía jurar
que su cabeza estaba pegada en la puerta — . ¡Katheryne!... ¡Maldita sea, no seas terca!
¡Abre la maldita puerta! — Pateó la puerta, mi sollozo se volvió más fuerte, podía sentir su
respiración acelerada — .Kat…

— ¡Jódete, Alexander! — Grité — . ¡Déjame en paz! — empezó a forzar la puerta


mientras decía palabras en italiano, maldijo un par de veces antes de volver a patear la
puerta... Sentí sus pasos alejarse y luego la puerta fuertemente azotada.

Luego de unos minutos abrí la ducha y gemí cuando el agua rozó mi trasero, nuevas
lágrimas se derramaron por mis mejillas mientras tocaba la parte adolorida. No quería
verme en un espejo, sorbí mi nariz y cerré la llave del agua. Colocarme el albornoz fue un
suplicio y cuando asomé la cabeza por la puerta sentí un gran alivio al no ver a Alexander
en la habitación.

Suspiré antes de llegar hasta la puerta y pasar el pestillo, no quería verlo esta noche. No, no
quería verlo nunca…

Tomé el Ipod de la mesa de noche y me acosté sobre mi estómago en la cama, encendí el


aparato y dos lágrimas brotaron de mis ojos al escuchar la canción reproducirse:

Tengo que escaparme de aquí


Alejarme de ti
Escaparme, alejarme, alejarme
Debería de haber sabido que solo fui usada para tu diversión
No podía verlo por todo este humo,
Por toda esta ilusión
Ahora he estado lamiendo mis heridas
Pero el veneno se filtra más profundo
Nosotros juntos podíamos seducir
Pero querido, me tienes prisionera

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Contrato
Aryam Shields M.
Walk Away de Christina Aguilera se reproducía en mi Ipod. Pasé las manos por mis
mejillas, espantando algunas lágrimas. El dolor seguía lacerando mi cuerpo, los recuerdos
laceraban mi alma. Yo no estaba a punto de romperme, yo ya estaba rota. Nunca sería para
Alexander McConner más que su sumisa, el siempre haría cosas como las de hoy en la gala
y si yo lo desafiaba iba golpearme porque según sus reglas eso era lo que tenía que hacer.

Estaba tan perdida en mis cavilaciones que no había escuchado el repique de mi celular
hasta el tercero. Quise ignorarlo, lo más seguro es que fuese Lilian y no tenía ganas de
hablar con nadie ahora mismo, recosté la cabeza en la almohada mientras sentía el teléfono
repicar.

Tomó todo de mi levantarme de la cama hasta tomar la cartera en el sofá, tenía 5 llamadas
perdidas: Fernando.

Un dolor profundo se instauró en mi pecho antes de marcar rápidamente el número de mi


mejor amigo y el contexto al segundo repique.

— Fer…

— Es Antonella, Kath… Es nuestra bebita — dijo mi amigo entre sollozos — . Tienes que
venir, Katheryne, tú tienes… — un nuevo sollozo se escapó de él y yo dejé de escuchar.

Sentí mi corazón acelerarse a mil, me importo muy poco mi dolor mientras sacaba un par
de bragas nuevas del cajón y colocaba una falda amplia junto con un jersey cuello de
tortuga. Tomé mis botas colocándolas rápidamente mientras sentía las punzadas de mi
trasero. Pero mi mente y mi alma estaban ahora mismo con mi bebé.

Bajé las escaleras tensándome a cada tirón de mi piel y estaba por llegar a la puerta cuando
la mano de Alexander me agarró del hombro.

— ¿Huyes? — En sus ojos ya no había ira, el sentimiento había sido remplazado por
varios muy diferentes: asco, arrepentimiento, repulsión y por muy raro que me pareciera,
podía jurar que miedo — . Debo curarte, es mi deber — dijo casi rogando — . ¿Por qué no
dijiste la puta palabra, Katheryne? Yo… — calló — . Yo me habría detenido.

— Peter… — dije mientras dos lágrimas más escapaban de mis ojos.

— ¡No te irás! — su voz salió estrangulada, su aliento tenía un ligero olor a Whiskey.

— Ahora no, Alexander… Tengo que ir con Antonella — susurré limpiando una nueva
tanda de lágrimas. Sin importarme su reacción al escuchar el nombre de mi pequeña — Por
favor… — rogué desesperada.

— Peter no está, le he dicho que puede irse — pude notar la verdad en sus palabras.

— ¡Llévame! ¡Por favor, llévame al hospital! — me agarré de su camisa sollozando. —


¡Por favor, por favor…!

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Contrato
Aryam Shields M.

— Yo no conduzco, Katheryne — dijo frustrado, lo solté rápidamente antes de girarme


sobre mis pies dispuesta a irme — . ¡Espera! — sacó el celular de su bolsillo y marco una
tecla. — Benjamín, te necesito ahora en la casa… ¡He dicho ahora, Maledicalo!

El teléfono en mi mano volvió a sonar.

— ¿Dónde demonios estas? — gritó Gabriel.

— ¡Voy en camino! ¡Voy en camino! — dije, Benjamín llegó jadeando y en pijama.

— ¿Me ha llamado, señor?

— Saca el Lexus de la cochera. ¡Ahora Ben! — vi al castaño moverse rápidamente.

Tan pronto Benjamín aparcó el auto me subí sin importar el dolor lacerante que taladró
cada una de mis terminaciones nerviosas, haciéndome pegar un salto dentro del vehículo.

— Ven — Alexander me habló suave mientras me tomaba en sus brazos, girándome de tal
manera que quedaba recostada en el asiento trasero con la mitad de mi cuerpo sobre sus
rodillas — . Debo curarte — , repitió — . Lo siento tanto, Bella — dijo — . De verdad, lo
siento — . Nada me importaba, lo único que quería era llegar a la clínica rápidamente — .
Tú sabes porque lo hice — decía en susurros mientras sus manos acariciaban mi cabeza.

Yo estaba demasiado preocupada para apartarme, el teléfono nuevamente repico.

— ¡Fernando! — dije sintiendo el dolor más fuerte aún en mi pecho.

— ¡Es más fuerte que ella! — dijo mi amigo sollozando más fuerte aun.

El grito que se formó en mi garganta murió allí, sentí mis ojos inundarse en lágrimas, el
teléfono resbaló de mis manos mientras mi mente negaba.

¡Esto no está pasando! ¡Esto no está pasando! — gritaba mi mente.

Antonella no había muerto, mi bebé no había muerto…

.
.

Capítulo 11
Cuando el corazón y las emociones dominan al cerebro muy pocas decisiones se toman
correctamente.
142
Contrato
Aryam Shields M.
Anónimo

Sentí como el mundo perdía sentido para mí, Anto no podía estar muerta, mi bebé… Había
luchado demasiado para que una maldita esquelética me la quitara.

Cuando Peter aparcó el auto en la entrada del hospital, me importó muy poco mi cuerpo
adolorido. Corrí, corrí sin importarme los gritos de Alexander, corrí mientras mis lágrimas
nublaban mi visión, corrí por mi bebé hasta estrellarme en los cálidos brazos de Gabriel.

— Dime que no es cierto — sollocé en su pecho — . ¡Dímelo! — demandé — . ¡Dímelo,


dímelo! — dos lágrimas surcaron su rostro — . ¡No! — me alejé de él — . ¡No es cierto!,
¡mientes! — grité. Él volvió a abrazarme fuertemente, sentí otro cuerpo pegado junto al
mío pero solo podía llorar… Quería morirme.

— Está viva… — Dijo Gabriel con voz entrecortada — , pero está muy mal, pequeña —
sorbió su nariz. Fernando y él me abrazaban fuertemente, mi mente se había quedado en las
últimas palabras de Gabriel. Mi bebé, estaba viva.

¿Cuánto tiempo estuve entre los brazos de mis mejores amigos? no lo sabía, pero por más
masoquista que fuesen mis pensamientos yo deseaba que fuesen otros brazos los que me
sostuvieran en estos momentos, deseaba que su Aroma me tranquilizara, deseaba que
estuviese aquí como mi pareja, no como mi Señor.

Entre Fernando y Gabriel me habían hecho sentar en una silla, no me quejé cuando mi
trasero chocó contra la dura silla del hospital, mi cuerpo aún temblaba levemente por los
sollozos emitidos

— Ella estaba bien, de un momento a otro su boquita fue colocándose morada y fue
perdiendo color, el doctor Smith dijo que era un código azul y de ahí la llevaron a
quirófano, aún están ahí — terminó Gabriel — . Luego salió un doctor y le preguntamos
por la niña, y nos dijo que la habían perdido…

— Fue cuando te hablé — Fernando se sorbió la nariz con unos klinnex en un gesto muy
amanerado. Sabía perfectamente que Alexander estaba aquí, podía sentir su mirada fija en
mi cuerpo y su Aroma inundando mis sentidos.

Deseaba abrazarlo, pero hasta ahora solo había podido contener mis sollozos y mirar mis
manos, me levanté de la silla gimiendo internamente por el dolor en mi trasero, ese dolor no
era tan fuerte como el dolor que tenía en el pecho, y que no era porque mi nena aún estaba
en quirófano y nadie nos daba noticias.

Algo en mí me decía que mi pequeña iba a estar bien, algo me decía que esta intervención
la haría más fuerte, la vida no podría ser tan injusta como para quitármela de golpe.

143
Contrato
Aryam Shields M.
— Familiares de Antonella Cortez — dijo un señor de aspecto cansado, escuche un
pequeño jadeo detrás de mi pero no voltee toda mi concentración estaba en el hombre
frente a mi él estaba completamente vestido con ropas de cirugía — . Antonella tuvo una
anomalía muy extraña, ¿alguno de ustedes estaba con la niña, antes de que empezara a
presentar los síntomas?

— Yo estaba junto a ella — dijo Gabriel — . Estaba inquieta y empezó a llorar, no podía
calmarla y luego su piel se colocó de ese extraño color azul, como si mi pequeña estuviese
angustiada con algo.

— Eso es prácticamente imposible, es un bebé apenas — manifestó el doctor y luego


suspiro cansado — . Necesito hablar con sus padres — dijo el doctor, vi a Gabriel tragar
grueso.

Sabía perfectamente que él me estaba observando, su mirada era como la de un halcón que
sigue a su presa antes de engullirla, tomé aire fuertemente.

— Yo soy su madre — dije sintiendo la tensión del lugar, por un minúsculo momento todo
fue silencio.

— Sígame, Señora Cortez — dijo amablemente el señor. Caminamos hasta llegar a un


impoluto consultorio, había una chica sentada de espaldas mientras revisaba unas placas.

— Es raro esto, doctor Smith — dijo mirando al doctor — . ¿Katheryne?

— ¿Señora Malinov?

— ¿Qué haces aquí?

— Doctora Malinov, ella es la madre de la menor Cortez.

— ¡Diablos! — chilló — . Perdón, doctor Smith — respondió rápidamente — . Siéntate,


Katheryne — decliné por el bien de mi trasero.

— La doctora Malinov, fue la encargada de la intervención de hoy, ella le explicará qué fue
lo que ocurrió.

— Pues he estado repasando todo el caso, he leído la historia clínica un par de veces y la
válvula fue implantada con éxito. Hubo un fallo en su organismo que la rechazó y eso no
debería suceder, no entiendo porque la pequeña tuvo esa reacción — se levantó de la silla,
joder sabía que ella era doctora pero hablaba con tal seguridad, ¿cuántos años podía tener la
esposa del doctor Malinov? ¿22? ¿24?

— Tengo 25 — dijo ella respondiendo mi pregunta, me ruboricé pensando que quizás lo


había dicho en voz alta — . Aún no soy cardióloga, me faltan unos meses, pero estoy de
prácticas en este lugar, asistí al doctor Smith cuando hizo la primera intervención y fue

144
Contrato
Aryam Shields M.
perfecta. Como dije, la válvula fue cambiada satisfactoriamente, así que no entendemos qué
pudo haber salido mal, lamentamos el hecho de no tener una explicación para lo ocurrido.

Suspiré, recordando lo que había dicho Gabriel…

— ¿Estará bien? — pregunté preocupada.

— Hemos actuado a tiempo, pero aún tenemos que esperar esta noche y todo el día de
mañana, vamos a monitorearla y sedarla. Puedes pasar a verla si quieres — asentí — .
Ahora que sé que es tu hija, estaré mucho más pendiente de ella, me tomaré este caso como
personal — , dijo tocando mi hombro.

Le di un pequeño gracias mudo.

— La pequeña Antonella será una pequeña muy fuerte y traviesa — sonrió dándome
confianza — . Confía en Dios.

Miré por la ventana suspirando fuertemente, mientras veía los primeros rayos del sol.
Suspiré por novena vez en menos de quince minutos, mis sollozos habían pasado y Anto
dormía profundamente, el dolor en mi trasero era igual de lacerante y me sentía con algo de
temperatura. Caminé de vuelta a la cuna y suspiré nuevamente, observando la tranquilidad
con que dormía mi pequeña.

— Te juro mi princesa, que trabajaré fuerte para que nada nunca te falte, tú solo tienes que
ser fuerte, mi niña — dos lágrimas rodaron por mis mejillas mientras veía a mi pequeña
conectada a los monitores, solo tenía puesto un pañal desechable. Volví a quebrarme, había
pasado muy poco en menos de 24 horas. Miré la herida en el pecho de mi bebé y sorbí mi
nariz sacando las últimas rayitas que quedaban de mi fuerza, ambas tendríamos cicatrices
en la vida, pero esas cicatrices nos harían más fuertes.

No quería salir de la habitación, luego de que hablé con la doctora Malinov. Salí a la sala de
espera y hablé con los chicos, Alexander trató de acercarse pero yo solo negué y caminé
directo a la habitación donde estaba mi bebé, sabía perfectamente que él estaba afuera,
esperándome, y deseaba que no fuese así.

— ¿Cómo está? — Gabriel asomó su cabeza entre la puerta, sacándome de mis divagues
mentales.

— Dormida — , susurré. Seguía acariciando el bracito libre de Anto en donde no tenía la


intravenosa, mientras mi amigo entraba a la habitación. — ¿Gabriel? — lo llamé.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Lo siento, Kath — dijo mi amigo a punto de llorar — . Lamento haber actuado como lo
hice — , dijo el mirándome a los ojos — . Yo…

— Ya no importa — traté de sonreír — . ¿Tienes tu chequera aquí? — Pregunté. Él


asintió — . ¿Podrías por favor, darme un cheque por el segundo valor consignado por
Alexander?

— ¿Vas a devolverle el dinero? — Asentí — . Está bien, ¿por qué no vas a casa y
descansas?, te he visto de pie toda la noche.

— Estoy bien así — susurré, enfocando mi mirada nuevamente en mi angelito, Gabriel se


sentó en una de las butacas de la habitación antes de sacar su chequera y hacer el cheque
por la segunda suma.

— ¿Crees que lo acepte? — enarco una de sus cejas mirándome suspicaz.

— No lo sé — volví a susurrar.

— ¿Estás en tus días? — Me preguntó y negué — . Tu falda esta manchada con lo que
supongo es sangre.

Sentí mi cuerpo tensarse pero trate de tranquilizarme lo que menos necesitaba ahora era un
pleito con Gab — Voy a fijarme, ¿te quedas con ella? — él asintió.

Salí de la habitación, justo para encontrarme de frente con Alexander. Hablaba con el
doctor Malinov y su esposa.

Antes que pudiese siquiera pensar en escapar, sus brazos me tenían fuertemente agarrada,
yo necesitaba y quería alejarme, estaba demasiado dolida, pero joder… Masoquista o no,
también necesitaba ese abrazo para conservarlo en mi corazón una última vez.

— ¡Oh, pequeña! — Susurró — , háblame… — No dije nada mientras obligaba a mis


lágrimas a quedarse dentro de mis ojos. Me separé de su abrazo y lo miré a los ojos, traté de
no demostrar nada.

— Tenemos que hablar — le dije suavemente.

— Lo sé — susurró — , pero antes hay que curar tus heridas, principessa — . Su dedo
alzó mi mentón — . Malinov, ¿puedes hacer algo por mí?

— Seguro — el doctor Malinov se separó de su esposa y miró a Alexander — . ¿Qué


necesitas?

— Un lugar donde pueda hablar con Katheryne.

El doctor se giró donde su esposa.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Me pides ayuda demonio? — Dijo ella juguetona, una vez más la envidié — . Puedes
ir al consultorio del doctor Smith, es el seis — dijo ella con una sonrisa.

— Gracias — , contestó Alexander antes de girarse al doctor Malinov — . ¿Dimitri,


podrías acompañarme? — El doctor asintió.

Caminamos hasta el consultorio seis.

— ¡Estas sangrando!… ¡Oh, Katheryne! De verdad lo siento, Piccola — no dije nada, el


doctor Malinov nos abrió la puerta e ingresó con nosotros.

— Ve detrás de las cortinas y colócate una bata, Katheryne — dijo con voz pausada — .
Ya he hablado con Alexander — hice lo que me pidió.

Me quité la falda y el jersey, dejando mi sostén y mis bragas, eran tipo hilo y no molestaban
mis heridas. Cuando volví al consultorio, el doctor y Alexander susurraban, las manos de
Alexander estaban hechas puños y respiraba afanosamente.

Carraspeé un poco haciéndome notar.

— Acuéstate sobre tu estómago, Katheryne — dijo el doctor con voz contenida, me subí
sobre la camilla conteniendo nuevas lágrimas cuando el doctor descubrió mi trasero — .
¡Joder! — No quería mirar, no quería sentir y definitivamente, no quería llorar, pero lo
estaba haciendo — . Debo retirar la sangre seca Katheryne — asentí enterrando la cabeza
en la camilla.

La curación fue dolorosa, e hice todo lo que pude para contener mis lágrimas pero fue en
vano. Una a una, se deslizaron por mis mejillas hasta que el doctor terminó.

— Te enviaré antibióticos, sin la sangre tiene mucho mejor aspecto del que creí en un
comienzo. Sanará rápido chica, solo hay una cortada, lo demás es solo hinchazón de los
músculos que bajarán con desinflamatorios.

— Dale la lista a Benjamín, que vaya a la farmacia y compre lo necesario… Y gracias,


Malinov.

— De nada, Alexander. Solo ten un poco más de control la próxima vez.

¡Próxima vez! Quise reírme. No habría una próxima vez.

— Bueno, yo tengo que ir por mi esposa, me costó mucho sacarla de aquí — dijo el doctor
Malinov, tratando de cortar el espeso silencio que se había formado en la sala.

Traté de levantarme una vez la puerta se cerró.

— Katheryne, yo lo… — lo corté.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Ya no más, Alexander. Lo hecho, hecho está — caminé hasta las cortinas y me cambié
de ropa rápidamente.

Cuando salí él me esperaba sentado en la camilla, su mirada estaba fija en el suelo. Este no
era mí dominante, era un hombre que había quitado sus corazas, o al menos eso quería
creer.

Mi Sub me miraba expectante, rezando a sus dioses para que cambiara de opinión.

¡Maldita cachonda y masoquista sin remedio!

— Fue por ella que subastaste tu virtud — no era una pregunta, era una afirmación — . Lo
que no entiendo es cómo puede ser tu hija — suspiró, — me he rebanado la cabeza toda la
noche y aun no encuentro una explicación lógica para todo esto, yo te tomé siendo virgen.

Levantó su mirada y me miró fijamente.

— Dimitri me ha explicado que la niña sufría de la anomalía de Ebstein, que es una


cardiopatía congénita cianótica en la válvula tricúspide. Me explicó algo sobre que eran
más grandes de lo normal y que esto ocasiona que la válvula funcione de manera deficiente;
y que la sangre se vaya por el camino equivocado de regreso hacia la aurícula derecha,
provocando represamiento del flujo de sangre… y que esto provoca hinchazón del corazón
y acumulación de líquido en los pulmones, o en el hígado…

Asentí, yo misma había visto una y otra vez como mi bebé empezaba a perder color y como
su pálida piel se tornaba azul en ocasiones.

— Antonella también presentaba un agujero en la pared del corazón que separa las dos
cámaras superiores y la circulación a través de este agujero provoca que la sangre
oxigenada vaya hacia la otra cavidad nuevamente. Mayerly tenía esta enfermedad, ella
murió cuando dio a luz, dejándome a mi nena — , dije pegándome en la pared — . ella es
todo lo que tengo y si tengo que vender mi alma al diablo… — Sonreí irónica.
Efectivamente le había vendido mi alma y mi corazón al diablo — , lo haré.

La habitación volvió a sumirse en el silencio, tan denso y espeso que era difícil de respirar
allí.

— ¿Por qué no recurriste a organizaciones? ¿Por qué no buscaste ayuda? — Dijo


seriamente — . ¿Por qué me mentiste? ¿Por qué me dijiste que era tu hermana?

— ¿Te recuerdo tus reglas, Alexander? — Sonreí sardónica — . No me interesa tu vida,


no te interesa la mía.

— ¡Joder, esto es algo diferente! — Gritó — . Hubieses buscado una fundación, ¡algún
lugar que te ayudara!, McConner Corp ayuda a estas causas precisamente, era más fácil
venderte como una…-

148
Contrato
Aryam Shields M.
— ¡Basta! — Le grité de vuelta — . Quería ver a Anto fuera de nuestro contrato, eso solo
nos correspondía a nosotros dos.

— Nos corresponde, Katheryne…

Negué.

— Tienes que aclararme muchas cosas, Cortez — dijo en tono calmado — . Mi cabeza es
un jodido laberinto. Comprendo si quieres quedarte un poco más, yo debo ir a la empresa
pero hablaremos cuando llegue a casa. Tienes cosas que explicarme — su voz era baja y
suave, se levantó de la cama para acercarse a mí y retrocedí.

— No — , dije fuerte — . No volveré — apreté fuertemente mi mano antes de extenderle


el cheque que Gabriel me había dado — . Este es el valor total de tu dinero — tragó grueso
— . Yo no lo quiero.

— ¿Es por el castigo?

¡No! ¡Soy masoquista, me gusta que me golpeen! — Gritó mi Sub molesta.

— Tenías que decir la puta palabra, para eso te la di. Si tú no la dices, yo considero que no
estoy empujando tus limites — presionó el puente de su nariz. — Katheryne… — Trató
de acercarse nuevamente, pero volví a alejarme.

— Por favor, toma el cheque y déjame ir.

— ¡No puedes dejarme! Te recuerdo que tú y yo tenemos un contrato firmado por doce
meses, Katheryne — dijo fuertemente.

— No voy a cumplirlo — extendí nuevamente mi mano, dándole el cheque que él había


girado a la cuenta de Gabriel.

— No, Katheryne. Las cosas conmigo no son así — murmuró — . Eres mía durante los
próximos 178 días, y así va a seguir siendo.

— No quiero estar contigo, me repulsas — dije con un odio que no sentía.

— Y yo no quiero dejarte ir — se sentó en la camilla y acarició su barba — . ¿Leíste las


letras pequeñas, Katheryne? — Negué — . Entonces por más que te repulse mi presencia,
estas atada a mí…

— Dije no más, renuncio, Alexander — dije con voz clara.

El rió, una sonrisa cruel, burlona. — ¿Renuncias? — Volvió a reír — . No Katheryne, tú


eres mi sumisa por un año. Soy consciente que me excedí en el castigo que te impuse pero
si leíste bien el contrato, decía que yo te podía castigar como me pareciese justo, siempre y
cuando me faltaras el respeto.

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Contrato
Aryam Shields M.

— También decía que podía irme, si tenías una falta grave — dije lo más ecuánime
posible.

— Pero no he cometido una falta grave — , dijo cuadrándose de hombros.

— ¿Golpearme hasta sangrar, no es una falta grave para ti? — pregunté indignada en esos
momentos lo que más deseaba era matarlo.

— Fue un castigo, y vuelvo a repetirte que fue tu culpa por no decir tu palabra de
seguridad.

— Toma tu dinero y deja mi vida en paz, Alexander McConner, ¿por qué no vas con
Barbara? ¡Ella quizás quiera ser tu sumisa! — Mi voz se alzó un par de octavas, sintiendo
la rabia en mí, al recordar cómo me había dejado por ella.

— No quiero seguir discutiendo estupideces, nos vemos en la casa, Katheryne — dijo con
voz gruesa.

— ¡He dicho no! — Dije tirándole el cheque en el pecho — . Tengo dignidad, Alexander
y no voy a volver a tu casa.

— Firmaste un contrato.

— No me importa.

— Pues debería…

— ¡Vete al Infierno!

— Hace años que estoy allí — respondió irónico.

— No quiero verte y no lo haré. No volveré contigo por más puto contrato que tú tengas.

— Puedo acusarte de no cumplir con tus obligaciones, puedo enviarte a prisión, y estarás
allí una larga temporada — dijo cínico y sonriendo como si tuviese la última palabra.

— ¿Y que el mundo se entere que el gran CEO, no es más que un maldito maltratador de
mujeres? ¿Qué necesita herir para sentirse macho? — Repliqué.

— No me provoques, Katheryne — dijo entre dientes — . No lo hagas, porque no te


conviene. Hablaremos en la casa, tengo que irme.

— No entiendes, que no iré.

Se acercó a mí, dejándome acorralada entre la pared y su cuerpo, su respiración era pesada
y sus ojos desprendían pequeños destellos.

150
Contrato
Aryam Shields M.

— Escúchame bien, Katheryne Cortez. Odio repetir las cosas dos veces. Y tú, pequeña
niña estúpida, me haces decir varias veces lo mismo. Me excedí, lo lamento, la culpable
eres tú por no haber dicho la minúscula palabra. ¡Maldición!, ¿qué tan difícil era para ti
decir "amor"? Ahora vas a obedecerme por una puta vez desde que firmaste, y llegarás a
casa antes que yo, me esperarás en el maldito estudio y hablaremos de esto.

— No te tengo miedo, Alexander. Esto se acabó — dije rotundamente.

— No, querida — caminó hasta la puerta — . En esta relación el dominante soy yo, yo
elijo cuando esto se acaba… Y yo digo que tú te irás cuando yo lo decida, no cuando tú
creas que ha acabado con dignidad — . Cerró la puerta fuertemente saliendo del
consultorio.

Me quedé un rato más en el consultorio antes de salir y reunirme con mi niña… No iba a
volver a la mansión, no iba a ser su sumisa.

El resto de la tarde la pasé con Fernando y Gabriel. Mi pequeña aún seguía dormida pero
los doctores que entraban cada treinta minutos a monitorearla, me habían dicho que eran los
sedantes. La doctora Malinov se había ido y luego vuelto, para chequear a mi pequeña. Ella
sonreía cada vez que la chequeaba diciendo que si las próximas doce horas seguían así,
todo iba a ser perfecto.

Los chicos se disculparon para ir a la cafetería a buscar algo que comer. Se veían realmente
cansados y los entendía, tenían aquí más de 24 horas, faltaban 20 minutos para las seis y el
celular sonaba insistentemente en una de las mesitas de noche, no sabía qué demonios hacía
aquí.

Alexander.

La puerta se abrió y la doctora Malinov entró sigilosamente, volvió a checar los monitores
revisando las notas de los últimos residentes, me separé de la cama volviéndome a la
ventana a mirar cómo el sol se escondía entre los rascacielos.

— Son difíciles de comprender — dijo ella. Por un momento pensé que hablaba de los
apuntes — . A hombres como ellos, solo hay que darles amor — me giré viéndola
completamente — . Entre Dimitri y yo, no hay secretos — , pude sentir la sangre en mi
cabeza — . Si no le importase, no hubiese estado tan preocupado por curarte.
Afortunadamente, Dimitri y yo, no llegamos hasta esos extremos. No tengo mucha
información acerca de ese tipo de relación, pero hay algo en los ojos de Alexander que me

151
Contrato
Aryam Shields M.
hace recordar mi comienzo con Dim. Sea lo que sea, piensa mucho antes de tomar una
decisión.

El celular volvió a sonar insistentemente mientras Fernando volvía a la habitación. — Tu


Dios del sexo, lo dejó para ti — , dijo tomando el celular — . ¡Wow! Veintisiete llamadas
perdidas, el último es un texto — me tendió el celular y lo tomé sin muchas ganas.
Efectivamente, había veintisiete llamadas perdidas, cuatro correos de voz y quince
mensajes de texto.

Así o más dominante…

Los mensajes eran de Lilian en su gran mayoría, los eliminé sin siquiera mirarlos, ya luego
le hablaría. Igual hice con los mensajes de voz, Antonella se movió ligeramente y enfoqué
mi mirada en ella antes de sentir el aparatito vibrar.

Miré el mensaje rápidamente.

Ya que no quieres contestar mis llamadas, te informo que debo viajar a Italia
urgentemente. Tómate esos días para poner tu cabeza en orden, yo te avisaré cuando
llegue, espero encontrarte en mi habitación de juegos, desnuda y a mi merced.

AMC

¿Qué se creía este hombre?

Eliminé el mensaje sin siquiera contestar.

Los días pasaron, uno a uno, sin ningún miramiento más que Antonella. Quien Estaba
evolucionando satisfactoriamente y eso tenía a los doctores eufóricos. Peter había ido por
mí esa noche que Alexander se había ido, le había devuelto el celular y el cheque con el
dinero.

— Señorita, no lo haga más difícil — susurró cuando le dije que no iba con él.

— Peter, dile a tu jefe que no iré — le dije fuerte.

— Por favor…

Negué antes de girarme y volver a la habitación de mi pequeña.

152
Contrato
Aryam Shields M.

Un mes había pasado y por fin mañana, mi pequeña saldría del hospital. No había sabido de
Alexander, cosa que me tenía entre aliviada y triste. Lo deseaba masoquistamente, si bien
mis heridas físicas se habían curado, aún en mi corazón había dolor... El dolor de haber
visto, que a pesar que me entregué, a pesar que me rendí… para él había sido un trapo viejo
y usable, porque eso era lo que él había hecho conmigo. Me había usado a su antojo.

Al menos agradecía que hubiese dejado mi vida en paz.

Quité los pensamientos de Alexander de mi cabeza y me metí a la ducha, veinte minutos


después estaba lista para empezar un nuevo día.

Los chicos se habían disgustado pero yo quería empezar de cero, así que lo primero que
hice fue buscar un departamento y un trabajo. No me gustaba mucho el trabajo pero no
había podido conseguir más, quería estudiar y poder ser alguien para mi pequeña, y sabía
que poco a poco lo lograría.

Fernando me había ayudado aplicando para unas becas en universidades públicas,


estudiaría Psicología por las noches y trabajaría en las mañanas en la cafetería que quedaba
cerca al puente de Brooklyn.

Dumbo no era un gran barrio residencial pero era tranquilo, había un parque cerca donde
podría llevar a Anto cuando estuviese más recuperada. El apartamento era pulcro e
higiénico: tenía una habitación, lo que para mí era genial ya que solo necesitaba un lugar
para mi nena y para mí. Mi vecina, era una chiquilla loca que amaba la vida y gracias a ella,
tenía trabajo.

Salí del departamento cerrando la puerta fuertemente, justo cuando mi vecina loca lo hacía.

— ¡Hey nena! Mañana es el gran día — dijo con su sonrisa característica, mientras
cerraba su departamento.

— Sí, estoy ansiosa — dije realmente feliz. Había pasado por mucho para poder tener a
Antonella a salvo.

— Si la señora Kroutx me dejara acompañarte — dijo frunciendo el ceño.

— ¿Estarás aquí cuando llegue no? — sonreí.

— ¡Dúdalo! ¡Voy a ser la primera en darle un par de besos a mi nueva sobrina! —


bajamos las escaleras de dos en dos hasta llegar a la calle, ajusté el abrigo a mí cuando el
frío golpeó mis sentidos, noviembre amenazaba con ser uno de los más fríos del año.

153
Contrato
Aryam Shields M.
Afortunadamente el trabajo nos quedaba cerca, giramos a la derecha antes de que mi loca
acompañante me hiciera parar en seco.

— Joder mu, llámame loca o como quieras, pero te juro por el actor papasote que
interpreto al vampiro que brilla, que ese auto nos ha estado siguiendo — , dijo señalando un
auto negro que pasaba por la calle.

— Tanta película de vampiro y tanto libro erótico te está fundiendo el cerebro V — , dije
retomando mi marcha.

— ¡Oye!... La mayoría de mis Porn Books me los has dado tú y es en serio, estoy viéndolo
desde hace una semana.

— Sugestiones tuyas — , dije entrando al local y quitando mí abrigo.

— Debe ser la falta de sexo — bufó — . Tengo que ir esta tarde a comprar baterías para
Mr. Hyde.

— ¿Terminaste de leer al Señor del Dolor?

— ¡Oh, joder! ¡Sí!, mi Sub y yo te agradecemos ese libro — , se colocó el delantal — .


Hemos estado de lo más entretenidas.

— Tenemos que agradecerle a Fernando, él es quien proporciona nuestra lectura.

Mi amiga suspiro. — ¿Sabes, Katheryne? A veces sueño que se me aparezca mi propio


demonio del mal... ¿Habrá alguno por ahí esperando por mí? — Hizo un puchero.

— No sabes de lo que hablas — dije sinceramente.

— ¡Oh, sí! Se quiero un Heathcliff en mi vida — , iba a contestarle pero la señora Kroutx
nos avisó que habían clientes.

— Eres una loquilla — , dije antes de salir a empezar mi día laboral.

La mañana pasó entre pedidos y comentarios chistosos que hacía V. Hacía pocas semanas
de conocerla, pero esta niña era una parte importante de mi vida.

— Kathe — , alcé la vista al ver a la señora Kroutx — . Atiende la mesa siete — sonrió
dulcemente, tomé mi libreta y caminé escuchando Toxic desde mi Ipod, a la mesa siete.

— ¿Puedo ayudarlo en algo señor?, la especialidad del día de hoy es pie de manzana,
tenemos torta de chocolate también.

— Puedes ayudarme en muchas formas, Katheryne — esa voz... Era Él.

154
Contrato
Aryam Shields M.

Capítulo 12
"Muy bien que me tortures hasta la muerte para divertirte, sólo permíteme que yo me
divierta de la misma manera, y guárdate de insultarme tanto como seas capaz"

Cumbres Borrascosas –Emily Bronté

— ¿Qué rayos haces aquí, Alexander? — pregunté reuniendo todo el coraje que pude.

— Vine por lo que me pertenece — sus manos se hicieron puños en la mesa, — y no me


iré hasta obtenerlo.

— Te devolví todo tu dinero, déjame en paz, Alexander McConner.

— ¿Todo bien, Kath? — Gritó V, desde la barra.

— Perfecto, el cliente ya se va — . Dije sarcástica, me di la vuelta dispuesta a irme pero el


agarró mi muñeca. — Suéltame — susurré.

— Me perteneces, Katheryne.

— No le pertenezco a nadie, Alexander. Ahora si me permites, debo trabajar — Me solté


de su amarre con fuerza.

— No tienes que estar trabajando aquí, te pagué dinero suficiente como para no tener que
verte en este lugar — , le dio una mirada asqueada a la cafetería.

— Prefiero ser una simple mesera, que una puta. Ahora tú y yo no tenemos nada más de
qué hablar, te pido que te retires.

— No sin ti — su susurro fue bajo y agónico. — Me debes mucho, Katheryne.

— No te debo nada, tú pagaste por mi virtud y yo cumplí mi parte del contrato.

— Pero aún tenemos uno vigente — su voz destilaba veneno.

— Creo que ese contrato quedó anulado cuando me golpeaste — dije con rabia.

— Fue tu culpa — se giró levantándose. — Tú tenías que decir la palabra.

— Retírate, o llamaré a la policía.

— ¿Y qué les dirás, Katheryne?, ¿qué te exijo cumplir tú parte del contrato?
155
Contrato
Aryam Shields M.

— Vete — , dije viendo como la Sra. Kroutx se acercaba.

— Bien, me iré… Por ahora, Katheryne. Y escúchame bien — se acercó lo suficiente a mí


para escuchar su susurro — , yo siempre recupero lo que me pertenece — . Se giró sobre
sus pies — . Volveré — caminó hasta la puerta, se giró sobre sus pies: — dalo por hecho
que volveré — . Me dio una última mirada, mis ojos estaban a punto de derramar las
lágrimas contenidas pero no lo iba permitir, suspiré fuertemente antes de levantar mi cabeza
e ir a atender otra mesa.

Se me hizo muy rápida la hora para salir de la cafetería, V tomó el autobús que la llevaría
hasta su universidad, mientras yo me dirigí a la clínica.

Al llegar, la doctora Malinov me dijo que todo estaba listo para que mi bebé saliera al día
siguiente. Su cicatriz había cerrado satisfactoriamente y ahora solo quedaba la cirugía
reconstructiva. Cuando dieron las seis de la tarde salí del hospital en dirección a mi casa.

El viaje en metro fue atroz, estaba muy lleno, aun así conseguí una silla libre. Busqué mi
Ipod hasta empezar a reproducir varias canciones, Addicted de Kelly Clarson se coló entre
mis oídos, mientras recordaba a Alexander.

Su rostro se veía abatido, más aún conservaba su aura controladora, dejé que mi cabeza
reposara en el respaldo de la silla mientras veía pasar las estaciones.

Acomodé mi abrigo cuando salí de mi estación y empecé a caminar de regreso a casa. Iba
entretenida en una nueva canción cuando el auto negro de la mañana pasó justo a mi lado.

Estar con V me estaba causando instintos de persecución, suspiré mirando bien el auto
preguntándome si sería Alexander, deseché el pensamiento al acordarme que los autos de
Alexander eran plateados.

Llegué a mi cómodo apartamento faltando siete minutos para las siete.

Abrí el refrigerador sacando todo lo necesario para preparar un omelet de queso y jamón
siendo consciente que partir de mañana debía alimentarme mejor.

Con Antonella, el trabajo y la universidad en el nuevo año, tenía que mantenerme fuerte.
Estaba terminando de comer cuando tocaron mi puerta, pensé que era V, así que abrí sin
siquiera preguntar.

Grave error. Allí, enfundado en su muy tradicional traje gris, estaba él. Mis pernas se
estremecieron y mi Sub se levantó de la cama corriendo hacia el tocador.

La verdad, se veía fatal...

156
Contrato
Aryam Shields M.
Miró el corredor con su mirada de: "puedes vivir mejor conmigo" pero no me importó nada,
iba a cerrar la puerta pero su pie fue mucho más rápido que mi cerebro, bloqueando que
pudiese cerrarla.

— Largo — , dije mirándolo de frente. No podía mostrarle lo consternada que me había


dejado su visita por la mañana.

— No — fue rotundo y no daba lugar a réplicas.

— ¿Qué parte de "deja mi vida en paz," fue la que tú no entendiste Alexander? — Bufé
girándome y caminando hasta la sala.

Lo vi quitarse el saco y sentarse en el pequeño sofá que tenía el departamento.

— Si claro, siéntate y ponte cómodo — dije sarcásticamente mientras rodaba los ojos.

— No ruedes los ojos, Katheryne — medio gruñó.

— ¿Qué quieres Alexander?

— Que vengas conmigo.

— No lo haré — , dije cruzando mis brazos por encima de mi pecho.

— ¿Quieres apostar?

— Mira Alexander, te lo dije una vez, y te lo voy a volver a repetir… No te tengo miedo,
no confío en ti y quiero que salgas de mi casa en estos momentos, o te juro por todo lo
sagrado que voy a empezar a gritar como una loca y no quieres ver tu nombre en el primer
titular amarillista el día de mañana más te vale que te vayas. Tu empresa tiene demasiados
problemas como para que quieras agregarle una demanda por invasión de propiedad, asalto,
abuso de confianza y sexual. A demás de otras tantas que estoy segura que Fernando te
daría gustosa.

— No me amenaces, Katheryne... — se levantó del sofá. En su frente se podían notar sus


venas mientras caminaba hacia mí. Empecé a alejarme hasta que él me encarceló entre sus
brazos y la pared de la cocina.

Mi Sub salió del baño acomodándose sus pechos en el negligé negro de encajes que llevaba
puesto.

— Volverás conmigo.

— NO — grité.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¡Maldita sea, Katheryne! — Rugió — . Te necesito, vuelve a mí — miré la pared de
gemas verdes que había empezado a interpretar por primera vez en mi vida, me negaba a
hacerlo, había tanto allí, miedo y desesperación.

— No quiero.

— Por favor… — . Mi sub se montó en su cama dando brinquitos. La bestia pedía favores
— . Vuelve conmigo — , su nariz hizo un paseo por mi cuello — . Por favor, te daré... te
daré lo que necesitas, todo.

— No puedes darme lo que necesito — su boca voraz abrazo la mía y por un momento,
solo por un momento, quise quedarme así para siempre. Mis manos tomaron su rostro
alejándolo de mí — . No, no puedes — me deslicé debajo de sus brazos hasta salir de su
encierro.

— Tú solo pide... — Se pasó la mano por sus cabellos — . ¿Quieres más... Más… Más
dinero? — Preguntó.

Negué con la cabeza sin saber si debía reír, llorar, o darle una patada por el culo.

— No entendiste nada, Alexander — me senté en el sofá — . No soy una puta — declaré


— . Tenía una necesidad y por eso me vendí... Dios, era mi virginidad, Alexander. Eso
debía decirte que no lo era.

— ¿Entonces qué diablos es lo que quieres? ¿Una casa? ¿Un auto? ¿Estudios pagos para
ti? — Se calló y golpeó la cabeza con la pared — . ¿Un futuro para tu hija?

— ¿Quieres comprarme, Alexander? — Pregunté, aunque sabía la respuesta.

— Quiero tenerte a mi lado.

— Ya te dije que no puedes darme lo que quiero — me pasé la mano por el cabello — .
Vete, por favor — la voz se me quebró sin saber por qué. De un momento a otro solo
quería llorar. ¡Yo lo amaba!

— Pídeme lo que tú quieras y será tuyo. Vuelve a mi cama y te doy el mundo entero si lo
quieres, yo te necesito... Te deseo… — Llegó a mí rápidamente, sentándose a mi lado.

Levanté la cabeza, no lloraría, no lo haría… La primera lágrima se deslizó sobre mi mejilla


derecha.

— ¿Podrás amarme, Alexander? — Pregunté con voz rasposa por el llanto, el nudo en mi
garganta me impedía respirar. Él se había quedado completamente mudo — . Llámame
idiota, masoquista, o lo que tú quieras.

— Katheryne... — Su voz bajó un par de octavas.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¡Contesta mi pregunta! ¿Podrás darme amor, Alexander? — Él volvió a golpear la
cabeza en el respaldo del sofá, la habitación quedó completamente silenciosa a excepción
de los autos de la avenida.

— No puedo prometerte amor, Katheryne — dijo bajando la mirada — . Yo solo sé que te


necesito. Estos días sin ti han sido mi muerte... Y... Yo lo lamento, Kath. Lamento haber
sido tan rudo contigo, haberte... — Negó con la cabeza y se levantó abruptamente del sofá
— .Con te mi sento confuso, quello che stai facendo con i miei sensi? Perché il mio istinto
domina quando questi accanto a me? Non rientrano, per me, Katheryne, un... Non, non
condannano se stessi per vivere a spese di me, perché non ho cuore32.

— No volveré a ti como una sumisa, Alexander... Eso va más allá de mí — sorbí mi nariz.

— Esto es lo que soy yo, esto es lo que puedo darte... Sexo, sin sentimientos de por medio,
eso no puedes pedírmelo a mí, el amor fue arrancado de mi vida y tienes que entenderlo...
— Caminó hasta la puerta.

¡Joder! ¡Se va! ¡Haz algo, maldita sea! ¡No dejes que se vaya Katheryne Cortez! ¡Nos
estamos muriendo sin él, estamos frías sin su calor! Lo necesitamos, su aura dominante, su
mundo oscuro… ¡Es todo lo que siempre habíamos soñado! — Gritó mi Sub mientras él
tomaba el pomo de la puerta.

Era mí decisión. Mi vida. Dejarlo ir y recordarlo cuando Fernando me trajera un libro, o


demostrarle que podía amarlo y que él podría amarme a mí…

Decisiones, decisiones… Mi mente trabajaba a mil, ¿quién era yo para cambiarlo? ¿Para
impedir que siguiera siendo el mismo cabrón arrogante que era? No tenía gran cuerpo, ni
mucha educación. Solo era yo, una mujer enamorada de la lectura, una mujer que soñaba
con algún día dominar a una bestia, una chica normal, común y corriente, que solo deseaba
tenerlo, porque uno no le dice al corazón ama a este o al otro. ¿Quién era yo para tomar su
mano y borrar las crueldades que el mundo le había dado? Yo no era nadie, solo una mujer
que amaba, una que no se rendía pero sobre todo, una que haría lo posible para recuperar al
hombre de 22 años que amaba la vida, y dejar escondido en lo más profundo del corazón a
este de 28 que comparaba su vida con una pila de estiércol. Muy lejanamente escuchaba a
mi Ipod resonar desde los pequeños parlantes.

Yo sé que has sufrido


Pero no quiero que te escondas
Está frío y sin amor
No dejaré que seas negada.
Cálmame.
Haré que te sientas pura
32 Contigo me siento confundido, ¿qué haces con mis sentidos? ¿Por qué mi
instinto me domina cuando estas junto a mí? No te enamores de mí,
Katheryne... No lo hagas, no te condenes a vivir a expensas de mí, porque yo
no tengo corazón.

159
Contrato
Aryam Shields M.
Confía en mí
Puedes estar segura.
Quiero reconciliar la violencia en tu corazón
Quiero reconocer tu belleza, no solo es una máscara
Quiero exorcizar los demonios de tu pasado
Quiero satisfacer los deseos ocultos de tu corazón.

— ¡NO! — Grité.

Su mirada transparente chocó con la mía.

— ¡No te vayas!... Yo… Yo… — Él caminó rápidamente hasta mí.

— Shuu… — Sus dedos taparon mi boca — . No lo digas, por favor no lo digas, Kathe…
No sé qué hago aquí, yo solo puedo dañarte y no lo deseo. Es mejor que nuestros caminos
no vuelvan a unirse.

— Alexander...

— Por ti, por mí y por tu hija, estar conmigo no te hará bien, es mejor que me marche
ahora. Igual yo depositaré el resto del dinero pactado en nuestro contrato, porque soy yo el
que está diciendo basta.

— ¡Déjame hablar Alexander! Maldición, tú no puedes saber lo que es bueno para mí.

— Créeme, sí lo sé — su aura dominante, esa que tanto había extrañado, se alzó


victoriosa. La comisura de su boca se alzó en una pequeña sonrisa... Mi sonrisa moja bragas
— . Yo sé lo que es mejor para ti, principessa, y no soy yo.

Iba irse, iba a dejarme y yo no sabía qué hacer.

No dejarlo ir… — Dijo mi Sub.

— Alexander — lo llamé — . No vas a decirme qué hacer.

— Eres tan desafiante, pequeña — se regresó hasta llegar a mí nuevamente. Su mano se


levantó, tocando mí mejilla — . Tan inocente… — Murmuró — . Soy un ser dañado,
Piccola... Lamento haberte marcado.

— Alexander.

— Non puntare il tuo cuore, perché si partirà, non due 33 — sonrió irónicamente, — lo
hará en mil pedazos. Yo soy destrucción, debes entenderlo.

Retiré su mano de mi rostro y lo besé…

33 No apuestes tu corazón porque se partirá, no en dos

160
Contrato
Aryam Shields M.

Sus manos se aferraron a mi pelo y el beso que empecé yo dominando, muy fácilmente se
tornó en mi contra. Alexander devoraba mis labios con hambre y necesidad, dominando el
beso en un cien por ciento mientras yo me dejaba llevar por ese mar de pasión que solo él
podía darme, mientras escuchaba la letra de la canción, identificándome con ella,
sosteniéndome.

Quiero reconciliar la violencia en tu corazón


Quiero reconocer tu belleza no solo es una máscara
Quiero exorcizar los demonios de tu pasado
Quiero satisfacer los deseos ocultos de tu corazón
Compláceme
Muéstrame como está terminado
Engáñame
Tú eres la única.

No me importó que mi espalda chocara con la pared violentamente. En este momento lo


único que importaba era como sus labios sometían a los míos, como su lengua danzaba
alrededor de la mía, como su anatomía encajaba con la mía, su erección golpeaba mi
vientre bajo y como sus manos acariciaban mis brazos sin clemencia.

— Non so come si voleva34 — su voz era rasposa, podía sentir como mi cuerpo
cosquilleaba por sus palabras, sus caricias.

Mi Sub jadeaba como si hubiese corrido un maratón y por Dios y Cristo Jesús que me iba a
desintegrar.

— ¿Sientes mi deseo, Katheryne? — su cadera embistió las mías fuertemente — . Todas


estas noches… ¡TODAS! Sin ti, sin poder estar con nadie porque tu maldito recuerdo no
me dejaba disfrutar, tu olor estaba en la punta de mi nariz... Tu maldito olor, el que me
controla, el que me hace estar aquí como un imbécil pidiéndote que vuelvas a la vez que me
obligo a mí mismo a dejarte ir.

— Lex...

— ¿Qué quieres, Principessa? ¿Qué deseas?

— No quiero ser tu sumisa.

— Yo no puedo darte más — sus labios descendieron por mi cuello hasta llegar a mis
hombros. Maldije internamente por no tener más que una camisola de tirantes — . Esto soy,
Katheryne... Fuego. Yo no amo, principessa — sus labios seguían bajando, podía sentir
como la piel se me achinaba donde sus labios se posaban — .Non voglio essere amato, così
ho seppellito mio corazónl, non posso più con la morte e se mi ami... Se mi ami si perde e

34 No sabes cómo te deseaba

161
Contrato
Aryam Shields M.
non riuscivo a stare in piedi35 — succionó el camino entre mis pechos — . No me voy a
arriesgar, Katheryne. Yo te necesito... Dispuesta — volvió a succionar y el gemido que
pugnó de mi garganta fue vergonzosamente escandaloso — . Te necesito en mi cama y no
sé por cuánto tiempo.

— Tómame — , dije entre jadeos entre cortados. Lo necesitaba, mi cuerpo pedía por él.

— Si te tomo ahora, volverás a mí…

— No quiero tu dinero, ni tus lujos, te quiero a ti.

— ¿Serás mi sumisa por convicción, Katheryne?

— No permitiré que me vuelvas a castigar — sus labios tocaban cada poro de mi piel, sin
tocar los puntos que más lo necesitaban.

— ¿Sin castigos? — Dijo él con voz ronca mientras subía mi dormilona y besaba mi
vientre — . Solo vuelve a mí… — Susurró antes de arremolinar su lengua en mi ombligo.

Sentí mi cuerpo arder en deseo, los corrientazos de placer eran cada vez más fuertes. Tomó
mi pierna subiéndola a su hombro y pasó su nariz por encima de mis empapadas bragas.

— Hueles tan maldita y putamente bien, Katheryne — olfateó como perro buscando un
hueso, antes de sentir como su húmeda lengua me acariciaba por encima de la tela — .
¿Quieres esto, Piccola?

— Sí…

— ¿Si qué, Katheryne? — Su voz aunque susurrante, fue muy dura.

— Sí, señor.

— ¿Qué quieres que haga, Principessa? — Con sus dientes separó las bragas de mi piel.

— Quiero que me tome, Señor.

— ¿Quieres que te folle?, ¿quieres que mi verga empale tu coñito húmedo? ¿O quieres
que sea mi lengua la que te haga gritar mi nombre?

— Señor… — Murmuré.

— Dime.

35 No quiero que me amen, por eso enterré mi corazón. No puedo con una
muerte más y si tú me amas... Si tú me amas te voy a perder y no podría
soportarlo

162
Contrato
Aryam Shields M.
— Por favor…

Sentí como mis bragas eran desprendidas de mi cuerpo de un solo tirón y luego la lengua de
Alexander sorbía de mis pliegues, mis manos se aferraron a su cabeza mientras su lengua se
introducía dentro de mí, una y otra vez, sin cesar. Pensé que iba a desfallecer, mi pierna
tembló ligeramente y el orgasmo estaba a puertas.

Gemí, jadeé… El nudo en mi vientre empezó a tener su cuenta regresiva y él se retiró.

— Ruega, Cortez.

¿¡Qué!? — Mi Sub levantó la cabeza.

— Ruega, Katheryne, demuéstrame que esto es lo que quieres, demuéstrame que quieres
que te someta a mí.

Me separé de él quitando la dormilona de mi cuerpo y luego caminé los dos pasos que nos
separaban. Dejé que mi cuerpo se postrara de rodillas frente a él, estirando mis brazos y
bajando mi cabeza.

— ¡Cristo! — Susurró — . No hay marcha atrás después de esto que acabas de hacer…
— Su voz enronquecida me tenía en el borde.

Mi Sub gritaba de placer.

Su dedo recorrió mi columna vertebral, mandando mil espasmos por mi cuerpo.

— Ti cazzo proprio qui, la mia Bella (Katheryne) ragazza. Io mi riempire con il vostro
corpo, avete accettato i miei punti e per Cristo! ... Berrò ogni goccia del tuo piacere. Un
mes, Katheryne. Trenta giorni cazzo e cazzo, ora senza di te... E 'stato troppo per me, ho
bisogno del tuo profumo, perché puzzi come lei?, Perché me lo ricordo così tanto? Il mio
amore, il mio unico grande amore, Katheryne36 — Dios… Ese italiano susurrante que me
enloquecía. Su dedo siguió su recorrido, pasando por mi trasero hasta hundirse
profundamente en mí.

— Tan húmeda — susurró — . Extrañé tu coño prieto, affetto37 — el dedo bombeo un par
de veces, antes de salir de mí — . Esta noche voy a permitirte todos los orgasmos que

36 Voy a follarte aquí mismo, mi chica hermosa. Voy a llenarme con tu cuerpo,
has aceptado mis puntos y ¡por Cristo!... que bebéré hasta la última gota de tu
placer. Un mes, Katheryne. Treinta malditos y putos días, horas sin ti… Fue
demasiado para mí, necesito tu olor, ¿por qué hueles como ella?, ¿por qué me
la recuerdas tanto? Mi amor, mi único y gran amor, Katheryne

37 Cariño

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quieras. Has dicho sí, Katheryne. Gírate — hice lo que me pidió con voz rasposa — , abre
las piernas, mírame.

Mis ojos se enfocaron en los suyos, dejé de respirar cuando su cabeza bajó y sus labios
hicieron contacto con mi ardiente carne.

— Ahh… — Gemí con anticipación al sentir su aliento ahí. Mostró sus dientes un poco
antes de morder fuertemente uno de mis labios vaginales.

El dolor viajó por mis terminaciones nerviosas, combatiendo a muerte con el placer que me
daba. Sentir su lengua, que se movió sinuosa hasta encontrar el montículo de carne que
palpitaba por él.

— Córrete cuando quieras, nena — y sin más… Succionó, lamió, embistió y torturó mi
clítoris de manera perversa y agónica, dos de sus dedos se adentraron en mí.

— ¡Dios! — Estaba a punto, lo sentía tan cerca que… ¡joder! — Lex... — Traté de
retirar su cabeza — . Por favor, por favor… — ¡por qué demonios rogaba! — Sí, sí, sí…
¡Mierda! ¡Mierda! — Moví mis caderas de manera casi imperceptible mientras sentía sus
manos aferrándome al suelo y su lengua cada vez más dentro de mí — . Por favor no te
detengas, estoy tan cerca, por favor… — Mi Sub y yo convulsionamos ante el grandioso
orgasmo.

Lo vi bebér hasta la última gota de mi excitación, sus dedos abandonaron mi centro siendo
remplazados por su lengua viperina. ¡Dios!... Sentía el segundo orgasmo a puertas, su
cabeza no se despegaba de mí y exploté nuevamente viendo estrellitas de colores y todos
los putos juegos artificiales de Pekín.

Subió sus labios nuevamente hasta llegar a mis pechos, succionando el izquierdo, mientras
sus manos acariciaban el derecho.

— Quiero todo de ti, Katheryne — volvió a succionar, sus dientes se hincaron en mi


pezón, grité nuevamente por las sensaciones encontradas.

Dolor… Agonía… Placer… Necesidad…

Su lengua invadió mi boca perversa y masoquistamente, dejándome paladear el sabor de mi


sexo.

Ahí, tirada en el suelo de madera, yo me dejaba hacer. Intenté alejarme, intenté rehuirle
pero no podía. Mi cuerpo era suyo, mi alma era suya… Y muy en contra de mi voluntad, mi
corazón también lo era. Dejé que mis manos arañaran el sweater gris que llevaba puesto
mientras mis piernas lo envolvían y me dejaba ir.

— ¡Mía! — Dijo succionando mi cuello, y no estaba muy lejos de la realidad.

Me separó de su cuerpo y se levantó del parqué dándome la mano.

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Aryam Shields M.

— Desvísteme, Katheryne.

Llevé las manos a su sweater levantándolo hasta pasarlo por encima de sus brazos, mis
dedos temblaban mientras desabotonaba su camisa blanca hasta deslizarla por sus hombros.
Actué por impulso y llevé mis labios hasta su tatuaje, yo conocía su corazón… Era negro,
oscuro, y no había luz, pero lo tenía. Él gimió bajo, sus manos se hicieron puños mientras
yo deslizaba las mías hasta alcanzar la hebilla de su pantalón.

Y aquí estaba yo, Laura Katheryne Cortez, desnuda en una fría noche de Noviembre
mientras atendía los deseos de mi amo, con el corazón en brazas y los sentidos nublados
por la necesidad de sentirlo.

— Te necesito — susurró en voz baja — , más de lo que quiero reconocer — abrí su


cremallera dejando salir su erección.

Mi mano acarició su glande recogiendo el líquido pre seminal para darme mayor
lubricación, podía ver sus gestos de placer, haciéndome sentir poderosa. Logré mantener el
ritmo mientras mi otra mano acariciaba sus testículos.

— Te deseo — le dije en voz baja — . Huir de ti fue duro, me lastimaste.

— Lo sé.

— No quiero ser tu sumisa.

— No puedo ofrecerte más, has mostrado tu sumisión a mí. No te dejaré ir — , hablaba


entre cortado gracias a mi manos.

— Déjame cuidarte.

— Ohh… No te detengas — siseó entre dientes.

— Respétame.

— ¡Cristo!

— Ninguna mujer mientras estemos juntos.

— ¡Demonios! A la habitación, Katheryne. ¡Ahora! — Quitó mi mano de un manotón,


moví mis caderas sensualmente… Joder, estar con V era imitar su coquetería y su
determinación.

Cuando entró a la habitación traía el sweater gris que tenía bajo el saco.

— Sabes lo que haré — dijo con su voz sensual — . ¿Estás de acuerdo?

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Contrato
Aryam Shields M.
Asentí.

— Manos juntas, Katheryne y arriba de la cabeza — susurró.

Mi Sub hizo lo que pidió mientras ella misma se amarraba a las esposas pegadas en su
cama.

Hice lo que me pidió y él envolvió mis brazos en su sweater de lana sobre mi cabeza.

— No puedo darte mi corazón — murmuró — , pero te juro que de ahora en adelante,


tendrás mi protección para ti y tu hija — y sin más me besó.

Sentí su erección punzar en mi centro.

— Te necesito, no seré suave, me has negado esto muchos días, Katheryne — asentí — .
Tus ojos en los míos — , ordenó.

Me penetró, la primera estocada fue dolorosa, mi cuerpo nuevamente adaptándose a él.


Grité aferrándome de su cintura, con mis piernas obligándolo a ir más adentro. Colocó sus
fuertes manos debajo de mi cintura yendo más profundo. Seguí gritando con todas mis
fuerzas, sin importarme si mañana no tenía departamento. Los embistes eran rápidos,
constantes y certeros. Su boca succionando mi cuello, sus manos enterrándose en mis
caderas, su polla llegando a límites insospechados.

— ¿Me sientes nena? Esto soy, esto puedo darte todas las putas noches, Principessa.
¡Todas las putas noches!

— Lo acepto — rugí sintiendo mis músculos tensarse.

— Por favor, espera un poco más — rugió aumentando las embestidas solo un poco más.
Sentía las paredes de mi sexo contraerse — . ¿Recuerdas a Kegel?

— Siiiii…

— Hazlo, maldita sea. ¡Hazlo! Ciérrate para mí — comprimí mis músculos lo más fuerte
que pude. El calor era sofocante, me estaba quemando y moría por quemarme entera.

Un gemido gutural escapó de su pecho a la vez que yo gemía su nombre en voz alta y me
entregaba al placer destructor y agotador que me daban cada uno de sus orgasmos.

— Niente mi ha separato da te, Katheryne — dijo con su perfecto acento italiano — . Il


proprio…38

38 Nada me separarás de mi Katheryne... Ni tú misma

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Aryam Shields M.
.

Capítulo 13
Pregúntame todo lo que quieras, y dependiendo de lo que te aprecie, te responderé más
cosas o menos cosas.
“anónimo”

Mientras estaba acostado en mi pecho, acaricié la parte baja de su cabello, su respiración y


la mía eran tranquilas en ese momento. Solo deseaba poder hacer lo correcto para mí, para
Anto, pero sobre todo para él.

— Debo pesar como una tonelada — murmuró contra mi pecho izquierdo.

— Pensé que dormías — susurré de vuelta.

— No duermo, no hasta que sale el sol y solo lo hago un par de horas, dos o tres a lo
mucho.

— ¿Por eso nunca te quedabas conmigo?

— No, siempre tenía algo que hacer.

— ¿Qué haces por las noches, Alexander?

— Trabajo, hago ejercicio… Follo — se acercó a mi pezón mordiéndolo levemente.

— ¿No te cansas?

— ¿De follar? — No dije nada… ¿Habíamos solo follado?, yo sentí algo más — . No
trates de machacar tus neuronas, Katheryne. Yo follo, tengo sexo, no me pongo con
sentimentalismos ni bobadas rosas, esto es lo que soy y tú te has entregado a mí
entendiendo esto — se removió incómodo, así que quité mis manos de su cuello dejándolo
levantarse — . ¿Cuánto pagas por esto? — Dijo mirando el departamento.

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Aryam Shields M.
— Es una renta cómoda — me levanté un poco de la cama cubriéndome con el edredón
mientras lo veía caminar y mirar a todos lados.

— ¿Dónde está el baño? — Preguntó mirándome.

— Saliendo de la habitación — respondí.

Lo vi salir de la habitación, sus piernas tonificadas y su trasero prieto, me había entregado a


él y a todo lo que conllevaba.

Puedes con ello, Katheryne — me dijo mi Sub muy suavemente — . Amor, a hombres
como él hay que darles amor — asentí pasándome las manos por el cabello.

— Esto es realmente una caja de fósforos, Katheryne — bufó mientras entraba a la cama.

Se acomodó de medio lado atrayendo mi cuerpo al suyo. Podía sentir su miembro semi-
erecto en mi trasero, su respiración me producía cosquillitas en mi cuello, miré mi
habitación con suma atención.

Jamás en la vida me hubiese podido imaginar esto.

¡Oh sí que lo imaginábamos! — Mi Sub estaba desnuda desparramada en su cama.

— Alexander — lo alerté cuando sentí su mano moverse entre mis muslos.

— Sabes que podría castigarte por haber descuidado esta área en específico.

— Iba a depilarme mañana.

— No creo que depilarte fuese suficiente — sonrió atrapando el lóbulo de mi oreja y


dando un fuerte chupetón.

— Ahh... no... — Gemí un poco — . Dame un momento, yo necesito… ¡Diablos! — . Su


mano se colocó en mi sexo abarcándolo en su totalidad, separó mis piernas colocando una
sobre su cadera mientras pegaba mi espalda más a su pecho.

— Creo que habría que hacer una tala de árboles aquí — su dedo se coló entre mis
húmedos pliegues — . Desinfectar con veneno… — Lo introdujo en mi cuerpo.

— Exa... — ¡Dios!... Iba volverme loca — . Exageras.

— Exagerar... No principessa, estoy completamente seguro que la selva amazónica es un


jardín botánico si hacemos una comparación con esto — sonrió mordiendo nuevamente mi
lóbulo.

— ¡Alexander! — Jadeé — . Por favor…

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Aryam Shields M.
— ¿Qué quieres mia Bella ragazza? — Susurró nuevamente justo sobre mi oído.

— Tú sabes lo que quiero Bes… Alexander.

— ¿Cómo me ibas a llamar? — Su voz salió juguetona mientras sacaba sus dedos y
acomodaba su miembro justo en mi entrada.

— Bestia… — Gemí al sentir la punta de su glande.

— Oh sí, Katheryne. Eso es lo que soy… Una puta bestia — y se introdujo en mí.

¿Cuántas veces habíamos estado juntos esta noche?, no podía saberlo. Lo único que sabía
era que me dolía hasta la punta del cabello. Estaba quedándome dormida cuando lo sentí
removerse de la cama, alargué mi mano atrapando la de él.

— No — , dije con voz somnolienta. — No te irás.

— No lo haré — susurró — . Quiero que duermas bien y ya te dije que yo no lo hago


hasta que el sol no haya salido. Duerme tranquila, yo estaré aquí cuando despiertes. Ni
aunque el diablo quiera me separaré de ti, Katheryne, menos ahora que eres mía por
convicción.

Me levanté de la cama tapando mis pechos con la sábana y negando con la cabeza.

— No — me tallé los ojos — . No quiero dormir — lo miré bien, tenía los bóxer puestos
— . Voy a preparar algo de café, ¿puedes pasarme un camisón? — Él sonrío, su sonrisa
ladeada y desintegra bragas, se agachó un poco y tomó su camisa, tirándomela.

— Igual te la quitaré más tarde — volvió a sonreír y por todos los dioses, yo quería que
esa sonrisa fuera permanente.

Me levanté sintiendo una pequeña punzada en mi interior. Sentí sus manos en mi cintura y
juntos caminamos hacia la cocina, se sentó en el desayunador mirando todo.

— Deja de observar mi apartamento como si fuese una pocilga.

— Es una pocilga — murmuró.

— Nop, no lo es — coloqué el café en la cafetera, bostezando.

— Ve a dormir — volví a negar subiéndome en el taburete al lado del desayunador.

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Aryam Shields M.

— ¿Dónde estuviste todo este tiempo? — Le pregunté acariciando su mejilla. Él se dejó


querer.

— En Italia, tenía asuntos que resolver.

— ¿Quieres hablar de ello?

— Fui con Megan — declaró. Mi corazón se encogió un poco — . Siempre estoy con ella
en su cumpleaños.

— ¿Cumpleaños? — Pregunté sin entender.

— Megan murió un seis de septiembre y ella cumplía el diez. Celebro su vida, no su


muerte. No quiero hablar de eso — asentí — . Háblame de tu hija, Malinov me ha tenido
al tanto de su salud, pero quiero saber muchas cosas de ella.

— Es mi hija, es lo único que debes saber.

— Sabes Katheryne, tener una relación Dominante-Sumisa, no solo es tener sexo, yo debo
velar por tu protección y tu salud. Si tú hubieses dicho la palabra de seguridad, yo… — Lo
callé colocando la mano en su boca.

— No quiero recordar esa noche — retiré mi mano suavemente.

— Pero tú me debes algunas explicaciones de esa noche, Katheryne, sobre todo tienes que
explicarme qué hacías con el hijo de puta de Frederick — su voz se fue tornando dura a
medida que hablaba.

— Alexander, yo no...

— Katheryne, no hagas las cosas difíciles — la cafetera empezó a sonar anunciando que el
café estaba listo, tomé dos tazas y luego las llevé al desayunador. Miré la hora en el reloj de
la pared 3:25 am.

— No bebo café, es asqueroso — movió su tasa — . ¿Pasaste tres condenados meses


junto a mí y no sabes que odio el café?

— Pensé que lo bebías, siempre tenías una taza en tu mano.

— Es té de hiervas. He odiado el café desde que tenía ocho años — bufó — . ¿Tienes
algo de bebér?

— ¿Agua?

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Contrato
Aryam Shields M.
— Sin chistes, no te aproveches de mi buen humor — tomé mi taza llevándola a mi boca
— . Katheryne… Estoy esperando que empieces a decirme qué demonios hacías bailando
con Frederick.

— ¿No querías que te hablara de Antonella? — Era mejor desviar la conversación.

— Katheryne… — Su voz no daba lugar a replicas.

— ¡Tú te fuiste con la zorra! — Me levanté de la silla — . ¿Qué esperabas? ¿Qué me


quedara ahí esperando a que terminaras de bailar con ella?, ¿o mejor ¿qué te acompañara al
baño e hiciéramos un trió? — Ahora estaba molesta.

— ¿De qué demonios estás hablando? — Se bajó del desayunador — . Eso no responde
la pregunta que te he hecho.

— Tú te fuiste con Bárbara, así que yo salí a tomar aire porque me sentí humillada — las
lágrimas empezaron a formarse en mis ojos y pestañeé obligándome a no derramarlas — .
Él llegó, cruzamos un par de palabras, no sabía quién era él. ¡Dios! No hablamos mucho
porque cuando escuché que las canciones estaban a punto de terminar, volví al salón, pero
no estabas. Fui a los baños y… ¡Allí estabas tú! — Me giré viéndolo fijamente — . ¡Tú!
— Mi dedo chocó con su pecho — . ¡Con ella, maldita sea! ¡Estabas con ella en uno de los
cubículos del baño! ¡Y no estaban revisándolo precisamente! — Mis lágrimas escaparon de
mis ojos — . Y tú, me juzgas por haber bailado media canción con él, eres un…

No pude decirle más, su boca nuevamente atacó la mía, su lengua sometiéndome, sus besos
dominando, sus fuertes manos agarrando mis muñecas, pegándolas a la pared.

— Yo... — Beso — , nunca… — Beso — , estuve… — Sus labios bajaron a mi barbilla


— , con Bárbara — succionó mi cuello — . Ni siquiera en los bailes — sus manos
soltaron mis muñecas arrancando los botones de su camisa — . Ya nunca podría estar con
ella — acarició mi seno derecho — . Ella no huele como tú — volvió a besar mis pechos
— , no sabe cómo tú, principessa — subió mis piernas, su miembro duro como la roca me
llenó completo — , pero tú si bailaste con él — sus arremetidas eran feroces — . Él te
tocó, puso sus asquerosas manos en ti y eso me volvió loco, nena.

Mi cuerpo entero se erizó al escucharlo, pero mi cabeza estaba en estado de shock. No


podía emitir palabra o gemido alguno... mi olor lo enloquecía, ¿a qué diablos olía yo?

Tomé varias bocanadas de aire mientas nuestras caderas arremetían sin control, mis talones
firmemente en su trasero, mis manos anudadas en su cuello, mis uñas arañando su espalda
en cada una de sus embestidas, su boca poseyendo la mía.

— Oh... ¡Dios! — Grité mientras sentía mi cuerpo empezar a apretarse.

— ¡NO!... Aún no — dijo agónicamente mientas salía de mi cuerpo haciéndome girar y


empalándome desde atrás.

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Contrato
Aryam Shields M.
Me sentí morir cuando sentí sus labios en mi cuello, lamiéndolo, mientras descendía hasta
mi hombro.

— Escucha bien Katheryne, no quiero que nadie más te toque. ¿Está bien? — Susurró en
mi oído. Sus caderas arremetieron sin piedad en mi trasero y ambos gemimos en voz alta
cuando su miembro tocó un punto dentro de mi interior que me hizo ver lucecitas de
colores.

Separó su mano derecha de la mía, tomándome fuertemente del cabello. En vez de dolores,
creí que iba a morir de placer.

Era una masoquista de mierda...

— Bésame — dijo entrecortado mientras giraba mi cabeza e impactaba sus labios con los
míos. Seguía embistiéndome con una fuerza descomunal y por un micro segundo pensé que
iba desbaratarme.

— Alexander — lloriqueé ante la sensación de sentir mis paredes vaginales contraerse.


Había extrañado esto, sentir su poderoso miembro dentro de mi cuerpo.

— Vamos a corrernos juntos, Katheryne. Te prohíbo correrte sin mí — dijo entre gruñidos.
Mi cuerpo temblaba, mis pulmones bramaban por aire, el trasero empezaba a dolerme por
el choque de su carne con la mía... ¡Dios! ¡Este hombre se tomaba la pastillita azul! Lo
sentí rugir contra mi espalda — .Mai ... Mai nella tua vita del cazzo, mi lasci di nuovo.
Dio! Ciò non dovrebbe essere il caso, questo non dovrebbe ... Accidenti! 39 — Gritó — .
Nunca dejes que otro que no sea yo, te toque... Eres mía, Katheryne Cortez, solo mía…
Joder ¡DILO!

— Tuya. Completa, absoluta e irrevocablemente tuya — en este momento él podía


decirme que el cielo era verde y el césped azul y yo le hubiese dicho que sí — . Alexander,
estoy cerca... — Dije en un gruñido — . No voy... No voy a poder aguantarlo más — un
jadeo ahogado salió de mi cuerpo. Mis dedos se flexionaron conteniendo el orgasmo. La
habitación se llenó de jadeos incontrolables, el único sonido que se escuchaba aparte de los
jadeos era el de nuestras carnes golpearse con rigor.

El volcán dentro de mi interior amenazaba con hacer una explosión devastadora.

— Alexander — lloriqueé — , por favor... Por favor.

— Córrete ya, Mía Bella Regazza — esas simples cinco palabras dieron a mi cuerpo el
toque de detonación perfecto. Mis piernas flaquearon pero las manos de Alexander
sostuvieron mi cintura no dejándome caer. — Il mio ... Il mio ...40 — repetía como mantra.
39 Jamás... Nunca en tu puta vida, vuelvas a dejarme. ¡Dios! Esto no debería
ser así, esto no debería… ¡Joder!

40 Mía... Mía... Mía

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Contrato
Aryam Shields M.
Grité como posesa mientras lo sentía embestir un par de veces más, su cuerpo se contrajo y
rugió como animal enjaulado antes de sentir el calor de su semen inundando mi cuerpo.

Descansó su cabeza en mi espalda mientras controlaba su respiración. Suspiré agarrándome


de la pared mientras trataba de colocar nuevamente a los caballos dentro del corral de mi
corazón.

Salió de mi cuerpo y no pude evitar el gemido vergonzoso que salió de mí.

— Vamos a la cama — susurró alzándome y caminando a la habitación, dejando los bóxer


y su camisa hecha pedazos en el piso. Me acostó en la mullida cama y lo tomé por el brazo
antes de que se fuera.

— Recuéstate.

— Dame un tiempo, no soy una puta máquina — rió.

— Pensé que te habías tomado la pastilla azul antes de venir — lo hice recostarse y me
acosté sobre mi estómago, repasando sus abdominales con un dedo.

— Pastilla azul... Joder mujer, hieres mi ego — atrapó mi mano cuando empezaba a
deslizarse por su cinturilla — . Quieta — llevó mi mano a sus labios erizándome todos los
bellos y cuando digo todos, son todos. — ¿Porque mejor no duermes un poco?

— No lo haré si tú no lo haces.

— Duerme, Cortez — su tono de voz era autoritario.

— No quiero...

— No me iré.

— Quiero que dejemos varias cosas claras — dije antes de pegarme más a su cuerpo. Él
me miro a los ojos frunciendo sus perfectas cejas. — No me volverás a castigar.

— ¿Y cómo se supone que he de disciplinarte?

— ¿Nunca te quitaron tu juguete favorito?

— Estas como muy bromista… ¿Hiciste algún curso para decir pendejadas este mes? —
frunció el ceño cruzándose de brazos.

Me levanté molesta de la cama. ¿Qué carajos? Este hombre sí que sabía cómo dañar un
momento.

— NO — su mano sujetó la mía mientras con la otra apretaba el puente de su nariz — .


¿Qué demonios quieres?

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Contrato
Aryam Shields M.

Respiré mientras mi Sub me daba esa mirada de: "o te calmas o te calmo".

— Un nuevo contrato.

— Pensé que no querías dinero — jalé mi mano bruscamente zafándome de su abrazo.

— ¡Y no lo quiero! — Me levanté de la cama — . ¡No soy una puta! — Volví a repetirle


por vigésima vez en esa noche. ¿Qué este tipo era bruto, o sordo? — . Quiero un contrato
donde digas que no volverás a golpearme, ni a castigarme, ni a utilizar ninguno de tus
juguetitos torturadores en mí.

— ¿Ni los dildos? — Preguntó.

— Me refiero a los que empleas para castigar: la fusta, el látigo, la pala y en especial… El
maldito látigo de siete puntas.

Se sentó en la cama mirándome caminar.

— Está bien pero debo disciplinarte si haces algo mal... ¿Puedo usar mi mano?

— No castigos, Alexander. Ninguno en donde me humilles — rascó su barba pensándolo.

— Ninguno... ¿Ninguno?

— Ninguno.

Se dejó caer en la cama. — Bien mujer, tú ganas. Puedo disciplinarte con mil formas
diferentes ¿Quieres algo más?

— No viviré en tu casa.

— Mmm… Me opongo, vivirás allí y dormirás en mi cuarto, todo será jodidamente igual,
como antes.

— Tengo que tener a Antonella junto a mí — recordé aquella amenaza de Gabriel. Aunque
mi amigo y yo estábamos bien, no sabía cómo tomaría que volviese junto a él.

— Nella… — dijo en voz baja — En la mansión hay más de quince putas habitaciones,
podemos adecuar una para tu hija.

— Alexander…

— No voy a ceder en eso, Katheryne.

— No sé nada de ti, eres completamente un extraño. No voy a exponer a Anto a eso, ni


mucho menos a tu casa para que en unos meses nos saques de tu vida y no volvamos a

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Contrato
Aryam Shields M.
vernos jamás — mi verborrea mental se había trasladado a mi boca y había dicho lo que
hasta ahora mi corazón guardaba. Alexander no dijo nada, no me miró, no se movió — .
¿O por alguna extraña razón esto va durar más que un año? — Le grité sintiendo el peso de
mi realidad.

Silencio…

Salí de la habitación y di un fuerte portazo en el baño. Me dejé caer en el suelo mientras


permitía que las lágrimas se derramasen. ¿Por qué demonios tenía que ceder? Esto era lo
que nosotros teníamos, un contrato, un puto contrato con fecha de caducidad.

— Katheryne — su voz fue baja — . Katheryne, no me gusta esta ciudad, la detesto. Yo...
Yo voy a irme tan pronto deje la sucursal en perfecto funcionamiento y encuentre a alguien
capacitado para el cargo. Has vuelto a mí y debes ser consciente que yo seré tu dominante
haya o no castigo, y tú, serás mi sumisa. Esto no es una relación, tú no me amas y yo no
podría llegar a amarte nunca, porque sinceramente desprendí el amor de mi cuerpo cuando
ella murió. Es la tercera vez que te digo esto en menos de veinticuatro horas — rió, pero no
una sonrisa feliz, era más bien una sonrisa irónica — . Yo soy un dominante por
convicción, es este mi estilo de vida, ahora… — Su voz se quebró — . Ahora tienes dos
opciones: ser mi sumisa por lo que resta nuestro contrato, o… — Se calló, como queriendo
no decir lo que en realidad estaba pensando — . Prometiste no dejarme — estaba
confundida, yo no podía dejarlo a él pero el si podía dejarme a mí — . Di algo…

¿Qué podía decir? ¿Sí, Alexander, toma mi corazón y juega con él durante los próximos
siete meses y luego entrégamelo destrozado?

— Abre la puerta, nena — no me moví ni un centímetro — . Una puerta no te va separar


de mí nuevamente. Tienes que aceptar lo que somos, aceptar lo que soy.

¿Podría alguna vez aceptar lo que soy yo para él? Pegué mi cabeza a mis rodillas y me
apreté fuertemente a mí misma. Confundida, mi cabeza daba vueltas y vueltas, y por Dios
que no sabía qué hacer.

Sentí como abrían la puerta y luego sus pasos hasta llegar a mí, sus brazos abrazaron mi
cuerpo y me quebré completamente. Aferré los brazos a su cuello, llorando en su pecho,
mientras él me levantaba y me llevaba de regreso a la cama.

— Se potessi lasciarti andare41 — susurró en su idioma de cuna — ,ma non posso,


almeno non ora42 — separé mi cabeza de su pecho y él limpió las lágrimas con sus dedos.
Sshh… No más llanto, piccola. Ya va salir el sol, debemos dormir — asentí mientras nos
recostaba en la cama, jalándome hasta dejar mi cabeza recostada en su pecho — . Más
tarde hablaremos del contrato que quieres firmar y dejaremos todo de tal manera que nos
satisfaga a ambos.
41 Si pudiera te dejaría ir

42 pero no puedo, al menos no ahora

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Contrato
Aryam Shields M.

— Alexander…

— Más tarde Principessa — sus brazos se aferraron a mi cintura mientras escuchaba el


palpitar de su corazón.

Tocaban la puerta insistentemente, desperté y él aún dormía. Acaricié su pecho antes de


sentir nuevamente el insistente toque, caminé hasta la entrada sintiendo un poco de dolor
por cada paso que daba, tomé mi bata del suelo y la deslicé por mi cuerpo rodando con mis
pies la ropa de Alexander tirada en el suelo y a la vista.

— Dios, pensé que... No pensé efectivamente, se te hace tarde. ¡Caray, Katheryne!


Tenemos que tomar el bus, caminar tres cuadras y... — La cantaleta de V paró, sus ojos
casi se salen de sus cuencas y miró un punto fijo en la pared.

— ¿V? — Pregunté realmente preocupada. Mi pequeña amiga era una parlanchina sin
remedio y verla callada de un momento a otro, era sinónimo del fin del mundo.

— ¡Oh Dios!... ¡Oh Dios!... — Me giré para ver la cara pícara de mi bestia personal,
enfundado solo en su bóxer negros mientas se rascaba el hombro.

— Al parecer se nos hizo tarde, ¿no? — Dijo antes de emitir un bostezo. Llegó hasta mí,
dándome un beso en el tope de mi cabeza. — Alexander McConner, señorita — extendió
su mano. V, estaba paralizada y yo no podía creerlo…

— Soy… V para los amigos — pude ver el sonrojo que cubrió su cuerpo aun con guantes,
gabardina y pasamontañas.

— Un gusto, V — sonrió. Oh sí, podía ver las bragas de mi amiga desintegrándose en


cinco, cuatro, tres… — Voy a darme un ducha en esa excusa de baño que tú tienes — se
giró caminando hasta la ducha. V no respiraba, no se movía y juraba por todos los santos
que el interrogatorio iba ser largo, entonces Alexander puso la cereza — . Te espero
adentro.

Tan pronto la puerta se cerró, mi amiga se giró a mí.

— ¡Diablos! ¡Diablos! ¡Diablos! Eres una perra con suerte, ese es el Heathcliff que yo me
merezco. Eres una muy, muy mala amiga. Me voy a ir ahora y le diré a la señora Carmen
que tú estás enferma... — Hablaba sin parar — . ¡Oh sí! ¡Muy enferma! ¡Qué tuviste una
noche terrible!... ¡Diablos! No quiero ni imaginar tu puta noche — el sonrojo en mi rostro
llegó a límites insospechados — . Seguro fue muy placentera, pero joder… Katheryne, ¡te
juro por todos los putos dioses del Asgard que del interrogatorio no te salvas! Dios, yo
hablando de hombres con el demonio por dentro y tú tenías uno para ti solita y muy bien

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Contrato
Aryam Shields M.
guardado, estoy enojada... Oh sí, ¡muy enojada! — Dijo saliendo del departamento sin
siquiera permitirme hablar.

Escuché una maldición desde el baño y sonreí... La calefacción estaba apagada.

Me quité la bata y lo acompañé en el baño.

— Demonios mujer… — Dijo temblando cuando entre al baño — . ¡Esto está helado! —
dejé que mis manos se deslizaran por sus fuertes brazos.

Moví una pequeña palanca dejando que el agua caliente nos rodeara a ambos, aún me dolía
nuestra conversación de hace unas horas pero por muy perverso que pareciese, prefería
disfrutarlo unos meses que perderlo desde ya. Me incliné un poco alcanzando sus labios a la
vez que sus brazos apretaban mi cintura y sus manos acariciaban mi trasero.

Fue un beso largo, en donde como para variar su lengua sometía la mía, su barba hacía
cosquillas en mis mejillas, mientras sus brazos me tenían unos centímetros alejada del
suelo.

— ¿Tienes algo con lo cual pueda hacer la deforestación del jardín del Edén? — Preguntó
separándose de mí, asentí caminando hasta la repisa y tomando una cuchilla de afeitar, él
sonrió — . Siéntate en el váter — obedecí como un robot, lo vi agacharse un poco frente a
mí — . Abre las piernas, principessa — Dios, no podía creer lo que él pensaba a hacer iba
a…. Su precioso dedo delineó toda la raja de mi intimidad. Subió la mirada dándome una
mirada muy pícara, mientras tomaba el jabón líquido dejando caer un chorro en su palma y
luego esparciéndolo en mi intimidad.

Gemí…

Y el maldito bastardo rió.

— Después, Piccola — volvió a sonreír antes de deslizar la cuchilla en mi centro ardiente


— . Esto es una medida desesperada, affetto — esa palabra era nueva, y era la segunda vez
que se la escuchaba. Nota mental… ¡Dios! ¡Qué nota mental ni que ocho cuartos! Verlo allí
de rodillas ante mí, rasurando mí intimidad, me tenía al borde de un orgasmo — . Haré una
cita para que vaya a casa una de las asistentes de Francis.

¡Las torturadoras! — Gritó mi Sub, pero también estaba hecha melaza con lo que él hacía.
Rasuró los bordes exteriores haciéndome enrojecer, no sé si de excitación o de vergüenza,
dejando mi centro perfectamente depilado a excepción de la línea de bikini.

Su miembro estaba erguido en toda su gloria y yo no podía negar que estaba muy, muy
húmeda, y no a causa de la ducha.

— Verte así ante mí es como una visión, Katheryne. ¿Cosa diavolo è successo a me
quando ti vedo? Non posso innamorarmi di te ... non potevo sopportare se qualcosa di

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Contrato
Aryam Shields M.
brutto dovesse accadere43 — no entendí, lo vi tomar la ducha íntima y la graduó, retirando
el jabón y luego botó la rasuradora. Sus dedos se adentrAron en ms pliegues. Jadeé
aferrándome de sus hombros, le hice subir la cabeza y le besé.

Todo fue muy rápido y cuando quise reaccionar, mi espalda estaba pegada al frio mármol
de la cerámica mientras jadeaba y gemía sin control.

Sip, este hombre tomaba la pastilla azul.

Me había colocado unos jeans deslavados y un jersey cuello alto de color marrón, tenía mis
bailarinas puestas y el abrigo cerca a la puerta para cuando saliéramos. Mi cabello había
crecido de tal manera que ahora sí podía hacerme una coleta y no un remedo de esta.

Alexander tenía puesto su pantalón gris junto con el suéter, la camisa estaba completamente
destrozada y su saco aún reposaba en el sofá mientras yo preparaba algo sencillo: omelet de
jamón y tostadas francesas con jugo de naranja para la bestia y café para mí.

Había perdido la cuenta de cuantas veces ese hombre me había hecho suya, pero el dolor en
mi intimidad me recordaba lo mucho que lo había disfrutado.

Sonreí colocando el plato frente a él, su cara de un momento a otro se había crispado con
preocupación mientras miraba el blackberry.

— ¿Sucede algo? — Pregunté temiendo la reacción.

— Nada que deba preocuparte.

— Sé que soy tu sumisa, pero me gustaría poder ayudarte — susurré acariciando su


mejilla.

— No es nada, solo otro titular amarillista, si seguimos así, McConner Corp. se irá al
infierno. No vamos a tener con qué respaldar los nuevos proyectos, la sucursal de Italia no
puede con toda la mierda que Frederick hizo acá — se frotó la sien preocupado — .
Antuan y yo, hemos hecho lo posible porque el verdadero escándalo no salga a la luz
pública, pero si seguimos así tendré que cerrar esta sucursal. Lo peor de todo es que le
maldito sigue teniendo el 30% de las acciones de la compañía. Pude sacarlo de la
presidencia pero no de la junta directiva — dejó el celular en la mesa — . Si hubiese

43 ¿Qué demonios me sucede cuando te veo? Yo no puedo enamorarme de ti…


No podría soportar si algo malo te llegase a suceder

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Contrato
Aryam Shields M.
sabido que cocinabas tan bien, hubiese podido sacar a Anna de la cocina — , se metió el
tenedor en la boca — .Semplicemente squisito44 — ronroneó en italiano.

Sonreí por su ronroneo.

— Alexander, no tendré mucha información sobre lo que está pasando en tu empresa pero
he leído titulares y visto cosas en estos últimos meses, ¿no puedes decirle a los demás
miembros que él ha hecho malos manejos y…

— No Katheryne, esto no funciona así. Le estoy dando al maldito el valor triplicado de lo


que valen esas acciones y no quiere. Toda su vida se ha dedicado a joderme y por lo que
veo, aún no termina — separó el plato — . Ha sido suficiente para mí.

No había comido nada…

Marcó unos números en su celular. — ¿Estás abajo? — Dijo con voz de hierro — . Dos
segundos — se giró hacia mí trancando la llamada. — Peter está abajo, nos vamos.

— Solo déjame lavarme los dientes.

Asintió.

Salimos del edificio y no pude evitar sentir celos por las miradas que mis vecinas daban a
mi hombre. ¡Dios! Mi hombre… aunque no me amaba, era mío. Me había jurado no haber
estado con nadie en este último mes, a parte había dicho que me necesitaba por como olía,
recordé a Aileen y como Caleb le olía a Mango. Alexander olía a Dolce & Gabanna,
también olía a menta y Whisky, y a sudor después de un fabuloso orgasmo, yo olía… Dios
yo no olía a nada.

Peter sonrió mientras abría nuestra puerta, nos subimos al auto y no pude evitar
preguntarle: — ¿A qué olía Megan?

— Mmm… — Despegó la mirada de su celular.

— Tú dijiste que mi olor era como el de ella y yo…

— Eso es algo que no te diré — y sabía que no me lo diría. Me dejó en el hospital,


afortunadamente yo no trabajaba hoy aunque la loca de V había dicho que le diría no sé qué
cosas a la Sra. Kroutx — . Vendré por ti y la niña, Malinov me avisará cuando firmen la
salida.

— Alexander…

44 Simplemente exquisito

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Aryam Shields M.
— Sin discusión, Katheryne. Sé una buena chica y ven aquí y bésame — me acerqué a él
y dejé que mis labios tocaran los suyos antes de que su beso voraz me consumiera por
completo.

Capítulo 14
Se llega a amar no cuando se encuentra a la persona perfecta, sino cuando aprendemos a
ver de manera perfecta a la persona imperfecta."
-Sam Keen-

Respiré suavemente cuando las puertas corredizas del hospital se cerraron tras de mí.

Calma… — Susurró mi Sub, volví a tomar otra gran bocanada de aire, caminé hasta el
ascensor y oprimí el botón seis.

Saludé a las enfermeras que estaban en el pasillo, después de la complicación de Antonella,


habíamos pasado un largo mes aquí, y conocía a casi todas las chicas.

Llegué hasta la puerta de mi princesita y sonreí al ver a mi amigo con ella en el sofá,
afortunadamente hacía una semana le habían quitado los cables a los que estaba conectada,

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Contrato
Aryam Shields M.
y habían retirado las maquinas despejando un poco el cuarto, solo dejando la pequeña
cuna.

— Qué bueno que llegaste — dijo Gabriel levantándose del sofá, y entregándome a mi
pequeña — . No sé cómo no te matas en ese sofá, es jodidamente incomodo — movió su
cabeza haciendo traquear sus huesos — . ¿No dormiste bien anoche?, tienes una cara de no
haber pegado el ojo...

— Algo así — susurré apretando a Antonella contra mi cuerpo.

— ¿Estas preocupada por algo? — Inquirió encarando una ceja.

— Lo normal, pienso en nuestro futuro.

— Sabes que mi casa es tu casa, a Fer le va hacer mucha falta la pequeña diabla. No tenías
por qué haberte ido.

— Tú me amenazaste con quitarme la única persona que me mantiene cuerda.

— Te dije que eso había sido por la efervescencia del momento — bufó.

— Como sea — me senté en el sofá y mi nena trató de bajarse.

— ¿Crees poder con todo? El trabajo, la universidad, la bebé ...

— Buscaré una guardería.

— Katheryne…

— Gabriel, es mi vida, tengo que empezar a pensar en un futuro. Antonella no va ser una
niña por siempre, y yo tengo derecho a buscar un gran futuro tanto para ella como para mí.

— Eso puedo entenderlo, mujer, lo que no puedo hacer es el entender porque irte de casa,
de nuestra casa.

— Porque debo aprender a enfrentar el mundo.

— ¿No será más bien porque quieres un lugar sola para que el maldito vaya a verte?

Demonios, Gabriel siempre atinaba.

— Es mi vida Gabriel, te pido el favor de que no te inmiscuyas.

— Tengo razón... ¡Joder, Kath! Yo te creía más inteligente, pero veo que eres tan hueca
como todas.

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— Estas ofendiéndome — le dije lo más calmada posible.

— ¡Me importa una mierda!, también te dejaste tentar por la cara bonita y el dinero de ese
hombre. ¿Eso es lo que quieres para un futuro? ¿Ser una puta más para él?

— Sal de la habitación, Gabriel — le dije mirándolo fijamente.

— ¿Qué?

— Ya estoy con Anto, puedes irte — me dolía ser tan cortante con mi mejor amigo, pero
Dios... A veces Gab necesitaba el filtro que Fer botaba con facilidad — . Vete, antes que tú
y yo tengamos una discusión realmente fuerte — me levanté del sofá y dejé a Antonella en
la cunita de barandas.

— Katheryne, yo… Yo no quise…

— Solo vete, ¿vale Gabriel? Hablaremos más tarde.

— Le diré a Fernando que vengamos por ti para llevarte a Dumbo esta tarde — asentí y
luego sentí como la puerta era cerrada, había hablado con Alexander de muchas cosas, pero
seguía en el mismo estatus. Era su sumisa y él, mi dominante. Antonella empezó a tallarse
los ojitos, miré mi reloj de pulsera y la arrullé en mis brazos. Minutos después su pequeña
boquita yacía abierta mientras ella dormía.

Me senté en el sofá y encendí la televisión, CNN mostraba el titular de prensa del New
York Times en la sección de Finanzas:

Otro Escándalo para McConner Corp.. Se rumora que el antiguo presidente de la sucursal
establecida en NY ha hecho malos manejos...

Dejé de escuchar cuando empezaron a mostrar fotos de Alexander, tanto en Nueva York
como en Italia, también había fotos de Antuan y Lilian.

Las cabezas visibles de la organización Alexander McConner y Antuan Difeo han estado
presentes…

El conductor seguía hablando.

¡Diablos, Lilian! Ella ya estaba a punto de tener su bebé, o ya lo habría tenido... ¡Qué mala
amiga había sido yo! Simplemente había desaparecido.

Una nueva fotografía salió en el televisor mientras la chica hablaba, era Alexander, iba de la
mano de una chica de pelo rubio, alta y muy hermosa.

Él te necesita, ¿recuerdas? Nos los dijo mientras nos… — Moví la cabeza mientras
recordaba en qué momento lo había dicho. Llevé las manos a mi cara y revolví un poco mi

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Aryam Shields M.
cabello, suspiré y recosté mi cabeza en el cabecero del sofá y poco a poco el sueño me
venció.

Las horas fueron pasando y la doctora Malinov entró para hacerle una última revisión a mi
pequeña, ella estaba distraída con sus muñecos de felpa.

— Buenas tardes, Katheryne — dijo en su tono profesional — . La orden ya está firmada,


tus amigos están afuera — sonrió alzando a Anto — . Debes pasar por facturación para
finiquitar la salida — sonreí.

— Le diré a Fernando que...

— Ve tranquila, yo me quedo con ella, tiene la edad de Daniel así que puedo con esto —
sonrió nuevamente y la imité, y salí de la habitación. Imaginé todo menos verlo allí,
hablando tan tranquilamente con Fernando mientras Gabriel bufaba y se concentraba en su
celular.

— Me has dado unas excelentes ideas, Fernando — dijo Alexander — . Me gustaría que te
pasaras por la empresa y hablaras con los ineptos que tengo en el ámbito jurídico — se giró
a verme y contuve la respiración, él era tan... Tan... Suspiré.

— ¿Nos vamos? — Dijo Gabriel mirándome fijamente.

— Voy a finiquitar los documentos de salida, debo ir a facturación.

— Te acompaño, además la chequera la tengo yo — Expresó Fernando mientras se


levantaba.

— No es necesario, Fer, solo voy a buscar unos documentos y luego tendremos que
cancelar.

— Eso no va ser necesario — me giré completamente viendo a Alexander, él no acababa


de decir eso — . Las cuentas del hospital están saldadas.

— No lo hiciste, ¿verdad? — Dije mirándolo fijamente.

Él se levantó del sofá con todo su porte de: "No me retes".

— Ya hablaremos después Katheryne — dijo en voz pausada.

— No — dije fuerte.

— Ahora no — Dijo el en un tono que no permitía replicas.

— Sígueme Alexander — Dije girándome, él no podía humillarme así.

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Aryam Shields M.
Caminamos hasta el consultorio del doctor Smith. Cuando la puerta se cerró, sus labios
atacaron los míos fieramente, me tomó todo mi autocontrol, el de mi Sub y el de todas las
mujeres del planeta tierra, no corresponder al demandante, húmedo, exitoso y caliente beso.

— ¿Qué demonios? — Dijo separándose de mí.

— ¿Por qué lo hiciste? — Mi voz salió tan rota… Decepcionada.

— Te lo dije ayer, una relación de dominante y sumisa no es solo sexo. Tengo que velar
por ti y si tú traes una arandela en el camino, también velaré por la arandela.

— ¿Tú acabas de llamar a mi hija, arandela? — Bufó — . ¿Lo hiciste?

— No importa cómo demonios la llamé — dijo enojado — , lo que quiero es que


entiendas que mi papel en esto, es velar por ti, y si tengo que pagar la jodida cuenta de
hospital por ti, lo haré. Tengo dinero como para que las fundaciones que patrocina
McConner Corp. estén vigentes por años como para que me vengas a armar lío por 360.000
malditos dólares, eres mi sumisa, la mujer que comparte la cama conmigo y me importa un
jodido infierno si te parece o no.

— No has entendido nada, ¿verdad?

— ¿Qué diablos tengo que entender, Katheryne? La que no entiende eres tú... ¡Demonios,
es solo dinero! — Gritó, no le dije nada. Salí del consultorio dando un fuerte portazo,
mientras tomaba todo el aire que podía para no llorar, caminé rápidamente hasta llegar
junto a Gabriel.

— Trescientos sesenta mil dólares — le dije. Mi amigo sacó la chequera de la mochila de


Fernando y se apoyó en la mesa haciendo el cheque por la cantidad que había solicitado.

Estaba terminando de firmarlo cuando sentí la presencia de Alexander a mi espalda, Gabriel


rasgó el cheque y me lo tendió, espabilé queriendo no llorar… Una puta, la mujer que
calienta su cama, su sumisa y qué más… ¿Solo eso? ¡Maldita sea! ¿Dónde habían quedado
las putas palabras de anoche? Mi olor, su necesidad...

Me giré con toda la dignidad posible: — Tu dinero — le enseñé el cheque.

— Quédatelo — dijo con voz gruesa.

— No es tu responsabilidad — empujé el cheque hasta su pecho, él bufó y luego recibió el


cheque. Iba sonreír complacida cuando vi lo que hizo, rompió el cheque en dos, luego en
cuatro, seis, hasta dejar solo virutas de papel. Caminó hasta Gabriel y le dio los papeles. —
Yo no lo necesito — se giró sobre sus pies enojado y caminó hacia la salida, su cuerpo
gritaba enojo a los cuatro vientos.

Nos va a nalguear — dijo mi Sub.


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Contrato
Aryam Shields M.
No, no puede — le respondí.

Perdón, ayer dijo muchas cosas que hoy ni sus luces... — replicó.

No va a golpearme nuevamente — aseguré.

No vamos a dejarlo ir, ¿o sí? — su voz comenzaba a sonar desesperada.

— Katheryne — la voz de Gabriel me sacó de mi divagues mental. — Fernando tiene


todo listo para poder irnos, ¿iras a nuestra casa?

— No — miré el pasillo por donde Alexander se había ido — . Iré a mi casa, con mi hija,
y mis planes serán iguales que los que tenía hace dos días — me giré sin importarme que el
magnánimo se largara.

Antonella estaba dormida, había cambiado su ropita por un pijama cómodo y había soltado
los dos cachitos que Fer le había hecho en el cabello. Mis amigos acababan de irse: Gabriel,
Fernando y mi loquis V, me habían hecho pasar un tarde agradable y sin pensar en mi
bestia, aunque mi amiga me había mirado con ojitos de "aún te odio", más sin embargo,
cuando fuimos a la cocina a buscar unas bebidas, ella solo dijo "no es el momento", y salió
contándole uno de sus chistes a Fernando.

Ahora que todos se habían ido, aprovechando que Antonella dormía plácidamente, me
había dado una ducha y colocado un conjunto para dormir. La noche estaba fresca, así que
me cercioré que mi pequeña estuviese realmente abrigada y salí a la sala de estar, me asomé
por la ventana viendo caer los copos de nieve, miré el reloj en la pared y no pude evitar
recordar que ayer a esta misma hora, Alexander McConner, me pedía que no lo dejara y
hoy, él se había marchado.

Suspiré...

Volví a mirar a la calle, si seguía nevando así, habría un gran problema mañana para salir,
aunque mañana tampoco trabajaría así que estaría en casa con mi peque. Hacía tantos
meses que no me quedaba un día en cama con mi peque, que mañana nada me sacaría de la
habitación.

Dos toques en la puerta me hicieron saltar de mi lugar, estaba casi segura que era V, quién
solo estaba esperando que se fueran Gabriel y Fernando para venir a hacerme la
inquisición, pasé las manos por mi cabello y abrí la puerta.

Ni siquiera tuve tiempo de reaccionar, mis labios se amoldaron a los suyos, mis manos se
agarraron de sus hombros mientras mi pecho latía desaforado.
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Aryam Shields M.
— ¡Qué demonios me hiciste, bruja! — Gimió Alexander entre el beso — . Maledicalo,
maledicalo, maledicalo — se separó de mí — . Yo no debería estar aquí — susurró
besándome — Respira Kath.

Se me había olvidado que sus besos tenían la capacidad de sacarme del mundo.

Siguió dentro del departamento y se dejó hacer en el sofá.

Desperté de mi atontamiento. — ¿Qué haces aquí, Alexander?

— Tu mi tiri fuori di proporzione, Katheryne Cortez. Si accende il mio mondo, tu sei come
una droga per me cagna. Ho bisogno dei tuoi baci ei tuoi orgasmi, mi sono maledetto per
causa tua..45 Yo te necesito y haré lo necesario para que te quedes a mi lado, mientras estoy
en este condenado continente.

— Quiero que dejes de tratarme como una puta — llegué hasta su lado y me coloqué de
rodillas en el parqué — . No lo soy, Alexander.

— Si pensase que eres una puta, no te habría elegido, Katheryne, pero lo hice, te elegí y
ahora no sé si hice lo correcto. Estas entregándote a mí de una manera que no merezco, que
no quiero, ni acepto; pero soy un maldito cerdo egoísta que te necesita en la cama — mi
rostro se contrajo — . No como una puta, sino como una mujer dispuesta a entregarme
placer, lo único que puedo ofrecerte es protección por el tiempo que este aquí y dinero.

Me aleje rápidamente de él. — Para ser un CEO brillante eres muy estúpido, Alexander
McConner, no quiero ni tu dinero, ni tu poder. Nada de lo que representa el apellido
McConner, para lo único que el dinero me servía ya estaba cubierto, lo más importante de
mi vida está en esa habitación, lo único por lo que yo respiro y vivo, y luego llegaste tú y...

— Sshh… — Llegó hasta mí — . Por favor no lo digas, Kathe, por favor no lo hagas... Yo
he sido un puto cabrón de mierda contigo, te lastimé y tú vienes a decirme tu palabra de
seguridad, cuando no la necesitas. No lo quiero, no eso, quiero tu cuerpo caliente, quiero tu
coño estrecho y la sumisión de tus besos, pero no eso que tú crees sentir por mí.

Sentí mis ojos llenarse de lágrimas, mi corazón partiéndose en miles de partículas, esta
sería mi vida, lo que él quería para mí... ¿Quería ser yo eso para él?

Mi Sub me miraba sin verme, podía ver el dolor que ella estaba sintiendo también.

— Entonces vete — dije sin verlo — . Déjame, porque yo no puedo extralimitar mis
límites y poner en peligro a la segunda persona que más… Que más amo en este mundo.

45 Tú me sacas de quicio, Katheryne Cortez. Volteas mi mundo, eres como una


puta droga para mí. Necesito de tus besos y de tus orgasmos, estoy maldito
por tu causa.

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— Prometiste no dejarme — alzó mi rostro — . Prometiste no acabar el contrato.

Contrato, eso es lo que éramos, simples pedazos de papel.

— ¿Me dejaras tú una vez lo acabemos?

— Lo haré, en Milán yo... — Se calló y respiró fuertemente — . Yo puedo conseguir una


nueva sumisa una vez esté instalado en Milán.

¡Oh sí, señores! Estaba confirmado, ¿puede el corazón partirse cuando ya está roto?

— Vete de mi casa, Alexander — mi voz salió ronca — . Por todos los dioses, ¡vete y no
regreses!

— Katheryne...

— ¡Vete!... Quiero que te vayas, quiero olvidar que exististe, quiero... — Mis lágrimas ya
salían solas — . Quiero que tú me…

Sus brazos se envolvieron a mi cuerpo. — Por favor, por favor, cumple tu parte. No me
dejes ahora, Katheryne — su voz era desesperada, lloré como niña entre sus brazos
mientras me sostenía contra su fuerte pecho. Lloré porque yo no debía enamorarme y lloré
porque él se negaba al amor — . Solo son siete meses, Principessa — me apretó más a él
— . Ven conmigo a casa, tú y tu hija — dijo en voz baja — , yo las protegeré a ambas, lo
juro — besó mi nariz y sus labios bajaron hasta besarme.

Era un beso cargado de necesidad, de temor y por un demonio yo lo amaba. Lo amaba, no


podía dejarlo aunque mi razón me estuviera dando diez mil razones para dejarlo ir, aunque
mi corazón yaciera en partículas pulverizadas, había que ser realistas y él no me iba a amar.
Él estaba completamente cerrado a esa opción pero me necesitaba a igual manera como yo
lo necesitaba a él.

Tenía siete meses para disfrutarlo, aunque al final del camino de Katheryne Cortez,
quedaran solo vestigios. Lo besé de la misma manera que él me besaba a mí.

— Necesito tiempo — dije cuando nos separamos por falta de aire.

— No — fue tajante — , te necesito demasiado.

— No puedo.

— Lo prometiste.

— Por favor...

— No puedo dejar de verte, no estoy preparado para dejarte ir ahora.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Puedes venir todas las noches y hablaremos, pero no me besaras, no me tocaras, no
nada. Puedo ser tu amiga, Alexander.

— Yo no tengo amigos, Katheryne.

— Sí los tienes, Antuan y Lilian, el doctor Malinov...

— No.

— Sí, déjame ser tu amiga y dame tiempo para asimilar todo.

— Una semana, Katheryne, y vendré todas las malditas noches. Y cuando pase esta
semana, te follaré tan fuerte que no vas querer separarme de ti.

— Lo sé, bestia.

Se levantó del sofá y alisó las arrugas de su saco. — Me voy, Cortez, pero solo es una
semana y luego volverás a ser mía, mi habitación de juegos te extraña, nena, y mi polla
también.

Esa noche no dormí, ¿cómo demonios podía ser su amiga cuando yo quería más? Di vueltas
en la cama mientras divagaba una y otra vez hasta quedarme dormida, desperté con un gran
dolor de cabeza y enfoqué mi vista en la pequeña personita que me miraba con sus grandes
ojos azules.

— Buenos días, tesoro — dije levantándome de la cama. Anto batió sus manitos,
pidiéndome que la alzara y así lo hice, la acomodé en mi cintura como un monito y
caminamos a la cocina.

Saqué un biberón de la nevera, encendí la estufa y coloqué el biberón en agua caliente para
que estuviera al clima adecuado, cuando estuvo listo, caminamos hasta dejarnos caer en el
sofá. Le entregué el biberón a Nella y encendí el televisor pasando distraídamente los
canales, cuando Po el muñeco rojo de los Teletubies apareció en la pantalla supe que estaba
perdida, Anto soltó el biberón y me dio una de sus mejores sonrisas. Gemí internamente,
mientras veía a Lala cantar una canción. Dios, odiaba los teletubies...

Diablos, ¿qué eran ellos extraterrestres? Joder, ni siquiera se movían bien y estaba casi
segura que Pinky Winky era homosexual, usaba una cartera… Se suponía que la única niña
del grupo era Lala.

Salté de la silla cuando mi momento favorito del programa llegó: "Hora de la tubi
despedida, hora de la tubi despedida"... Joder, ¿en qué momento me había quedado
dormida? Bufé mirando a mi bebé palmear, no podía volverme a ocurrir, pero tenía ya
varias noches sin dormir bien.
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Contrato
Aryam Shields M.
Pasé el canal antes que empezara un nuevo programa estúpido, dejé en Bob Esponja, me
gustaba arenita. Después de una mañana de flojera avanzada, en la que me aprendí todas las
canciones de Hi5...

Le di un baño a Anto y un nuevo biberón antes de dejarla en su cunita e irme a bañar, estaba
terminando de arreglarme cuando sentí como tocaban la puerta. Era temprano, apenas si
rebasaban las dos de la tarde, recordé que Fernando y Gabriel vendrían un rato así que me
cerré el botón del jean y me bajé la camiseta, Anto estaba dormida y no quería despertarla.

V me miraba inquisidora mente: — Ok, Cortez — dijo entrando — , ayer venía en la


noche para acá cuando vi a tu Heathcliff caminar, ¡Joder! Amo como ese hombre mueve el
trasero con cada paso — se dejó caer en el sofá — . Mueve tu culo para acá y cuéntame
cómo conociste a ese adonis caído del cielo. Dime algo, ¿sabe mover su serpiente? —
Subió las cejas de manera chistosa.

— ¿Tú no deberías estar en clases ahora, V? — Pregunté.

— El chisme bramaba, así que aquí me tienes. No te hagas la chistosita conmigo y


cuéntamelo todo. ¿Por qué yo que pido un hombre como esos no me llega y tú que no lo
quieres... — Se quedó callada — . Ya decía yo: tu material de lectura, esas no ganas de que
te dominaran... ¡Jesús, María y José! Es un demonio, ¿verdad? ¡Y no tiene una serpiente,
tiene una anaconda! — Gritó y yo solté a reír.

— Ven para acá, pequeña chismosa, que Antonella está durmiendo — dije caminando
hasta la cocina y sacando el bote de helado de la nevera. Le conté todo a V, por primera vez
me olvidé del maldito CDC y le conté a mi amiga lo demonio que podía ser Alexander
McConner. V me miraba con una mezcla de envidia, adoración, veneración, mientras yo le
relataba los cuatro meses que duro nuestro contrato — . Y así lo conocí.

— ¡Es una bestia! — Reí porque así lo llamaba yo — . Uuuff… Kath-Kath, ¿no sabes si
tiene un amigo o algo así? Yo no necesito dinero, lo haría por amor al arte — sonrió
pícaramente llevando una cucharada de helado a la boca.

— ¿Aceptarías que te atara, golpeara y te dijera como debes respirar y cuánto debes tomar
de aire? — Le pregunté, y ella se quedó con la cuchara en la boca pensando. Revolvió su
largo cabello negro con una mano y sonrió.

— Bueno, no sé si eso de golpearme sea bueno, pero joder sí que aceptaría que me
amarrara y usase juguetitos conmigo — sonrió.

— No sabes lo que dices — negué con la cabeza.

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Contrato
Aryam Shields M.
— No, pero sí sé lo que deseo: un hombre oscuro, de ojos azules lujuriosos y cabellos
castaños, que me mire con ojos de "voy a follarte toda la maldita noche". Eso sería el
paraíso — volvía a negar, a V le faltaba una tuerca.

Nosotras queremos lo mismo — bufó mi Sub.

No, yo quiero amarlo — respondí.

El resto de la conversación se centró en cosas banales, a las 5 en punto la puerta volvió a


sonar, y Fernando y Gabriel corrieron donde Antonella que veía atentamente la casa de
Mikey Mouse. Al menos no estaba viendo hi5 o los backyardigans. Cuando empezó la
cancioncita, V cambió el canal, colocando Mikey a mi nena parecía gustarle. Fernando
tomó a mi bebé y se dedicó a bailar con ella, cuando en la TV empezaron a bailar.

Gabriel nos observó un momento y luego se unió a hablar con nosotras, cuando el reloj dio
las nueve, Antonella yacía dormida en brazos de Gabriel. Ese era su trabajo, dormirla y
mirarla por largo tiempo sin decir palabra alguna. Fernando y V parecían dos ebrios
riéndose por todo y por nada, Gabriel se levantó del sofá y llevó a mi nena a la habitación.

— Creo que debemos irnos — dijo mirando a Fernando.

— Oh, tranquilo corazón, no te lo voy a robar — dijo V dándole una palmada a Fernando
en la espalda — . Te amo bebé, eres un amor — dijo a mi amigo — , pero me gustan bien
machos — rió — . Yo sí me voy, sabes tesorooo que vivooo muy lejossss — dijo
alargando las últimas letras de cada palabra, con un beso todos abandonaron mi
departamento.

Caminé hasta la habitación desnudándome, y luego entrando a la regadera. Tiempo después


me puse un pijama calentito, pues la noche estaba fría, me cercioré que Anto estuviese bien
abrigada, pero Gabriel siempre la acostaba y la dejaba bien abrigada a mi bebé. Parecía un
angelito, tenía una piernita sobre el barandal de la cuna y estaba atravesada, lo normal en
ella, caminé hasta el sofá mirando por la ventana los copos de nieve caer. Dos golpes secos
sonaron en la puerta y suspiré.

“Eres su amiga” — me recordé — . “No dejes que te bese. Hagas lo que hagas no lo
toques, o perderás”.

Deja la estupidez que lo extraño — bufó mi Sub, y yo rodé los ojos mientras abría.

Estaba vestido completamente de negro, y solo resaltaba la corbata gris perlada con la que
me ató una vez.

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Contrato
Aryam Shields M.
Caminó con aire decidido y se sentó en el sofá quitándose el saco, por un momento todo fue
silencio, lo vi suspirar pero no pude moverme de la puerta mientras sus ojos verdes
azulados me escudriñaban.

— Háblame de ti — dijo en tono de voz suave — . ¿Quién eres, Katheryne Cortez?

— No... — Me aclaré la voz — . ¿No me investigaste?

— Sí, lo hice.

— Entonces sabes todo de mí.

— Solo sé que escapaste de tu casa siendo muy niña, y que tienes una pequeña que dices es
tuya — pasó las manos por sus cortos cabellos — . Quieres hablar, Piccola, entonces ven
aquí y habla — palmeó el sofá. Caminé lentamente hasta llegar a él y me senté a su lado,
aspirando el aroma que me volvía loca.

— No se por donde empezar...

— Sería bueno si lo haces por el principio.

— Mi padre era un hijo de puta — dije cerrando los ojos — . Golpeaba a mi madre hasta
cansarse, la ensangrentaba, y ella como idiota seguía allí, sirviéndole en todos los aspectos.
Yo lo odiaba, así que un día fui a casa de una compañera de clases, y cuando volví… Mi
madre estaba tirada al pie de las escaleras, no respondía, así que llamé al 911... Murió —
sentí una lágrima rodar por mi mejilla — . Un accidente dijeron, pero yo sabía que él había
llegado, la cama olía a sexo y mi madre había vivido en esa casa toda su jodida vida, ¿se
iba a resbalar y caer así sin más? Al día siguiente de su funeral, tomé mis ahorros que no
eran muchos y un par de conjuntos de ropa y me fui. Tenía 16 años, viajé desde Phoenix
hasta New Jersey, y por azares de la vida conocí a Maye. Ella sufría del corazón,
enfermedad heredada por su madre. Le debo lo que soy a Maye, ella fue mi ángel y yo el de
ella.

Como él no habló, seguí con mi relato.

— El padre de Maye no era muy diferente al mío. Mi padre abofeteaba con golpes, el de
Maye lo hacía con indiferencia, nunca estaba en casa, se iba muy temprano y regresaba
muy tarde ebrio hasta la inconsciencia. Eso me convino, ya que yo pude vivir muchos
meses en su casa sin que me descubriera… A los tres meses de vivir allí, Maye se enamoró,
el chico no era de por ahí pero mi amiga lo amaba. Nunca lo vi, pero varias veces la
acompañaba a los lugares que ella lo veía...

— ¿Cómo jodidos no lo viste nunca? — Enarcó una de sus hermosas cejas.

— Siempre me quedaba lejos de ellos, ya que no quería invadir su intimidad. Maye lo vio
por cinco meses más y luego un día me dijo que no la acompañara, y que me escondiera
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Contrato
Aryam Shields M.
bien por si su padre llegaba, que cuando regresara me lo contaría todo. Daría mi vida por
volver a ver su cara cuando regresó, ella estaba simplemente radiante, tan enamorada que la
envidié porque había encontrado un hombre bueno y cariñoso, que le diera el amor que su
padre le negaba. La madre de Maye murió cuando ella nació y su padre siempre la culpo de
eso... Cliché o no Alexander, pero eso fue lo que pasó, en fin... — Abrí los ojos y pasé las
manos por mi cabello mirando al hombre que me miraba fijamente, sus músculos en
tensión y su respiración acompasada — . Desde ese día dejé de acompañarla, pero dos
meses después, Maye volvió llorando, empacó varias cosas en una mochila y me dijo que
se iba, que nos íbamos… Viajamos desde New Jersey a New York, sí lo sé, no muy lejos
pero fue hasta donde nos alcanzó el dinero. En un hotelucho de no muy buena reputación,
ella me confesó que estaba embarazada y que su novio no era más que un imbécil
pusilánime. Ella había pasado todo el viaje entre lágrimas y yo no quise agobiarla más. Al
día siguiente, empezamos a buscar trabajo, algo difícil pues aún era menor de edad, pero
conseguimos trabajar como meseras en una pastelería.

— Toda la vida has sido una mesera.

— No es un trabajo denigrante, Alexander, es solo un trabajo.

— Continúa.

— Con los meses el embarazo empezó a notarse en Maye, y la despidieron por eso y a mí
por ser menor de edad, ese día en la pastelería estaba Fernando. Él era de muy buena
posición económica y nos ofreció ayuda, Maye no quería, pero yo tenía la mala costumbre
de confiar en mi instinto, así que nos fuimos a su lujoso departamento en Central Park. Allí
vivimos dos meses, No de gratis — Aclaré — Mayerly era muy buena cocinera y yo pues
ayudaba con la limpieza — el me miró fijo y yo me encogí de hombros — Anda dilo, era
una sirvienta… Tampoco es deshonra Alexander.

— No he dicho nada — Dijo serio.

— Pero lo piensas — Bufé.

— Deja de pensar estupideces y continúa.

— Vivimos allí hasta que Fernando conoció a Gabriel y sus padres se enteraron de su
inclinación sexual, querían casarlo con una tipa y él se negó... ¿Puedes creer que no solo
renegaron de él, sino que también le cerraron todas las puertas en bufetes? — Suspiré —
… Fueron meses muy duros, Fernando se negó a dejarnos ir y nos fuimos todos a vivir a
casa de Gabriel, en el Bronx. A Maye no le caía bien Gabriel y él nunca pudo sostenerle la
mirada, una vez llegué y los encontré discutiendo. Maye se negó a hablar y yo nunca la
presioné, quiso que nos fuéramos, pero ella tenía siete meses de embarazo y yo pensaba en
su bebé. Había que hacer controles y Monitoreos, además éramos dos chicas en la gran
selva de cemento apunto de tener un bebé.

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Contrato
Aryam Shields M.
— No divagues Katheryne, me mareas — interrumpió.

— El doctor Thomas, un amigo de los padres de Fernando, nos ayudaba con los controles
y un amigo de él checaba el corazón de mi amiga. Fue un embarazo largo y complicado,
Gabriel hipotecó la casa y el negocio con tal de que Maye tuviese los medicamentos
necesarios y pues… Tuviésemos qué llevarnos a la boca. También compró muchas cosas
para la bebè, cosas que mi amiga nunca le recibió — los recuerdos venían a mí, después de
tanto tiempo — . A los ocho meses, ella estaba muy mal y tuvimos que hospitalizarla. Su
embarazo se complicó por algo, por más que le pedí que me dijera qué había sucedido, ella
no quiso — subí los pies al sofá, pegando mis rodillas a mi pecho — . Maye murió pero
antes le pidió a Thomas que todos los documentos de Antonella salieran con mi nombre,
como si yo fuese su madre. Antes de entrar al quirófano me pidió que cuidase de su bebé,
yo la hice prometer que la cuidaríamos juntas, y ella lo hizo, pero no cumplió su promesa.
Yo estuve allí cuando Anto dio su primer grito en este mundo, y también cuando mi amiga
respiró por última vez — a esta altura ya lloraba.

Alexander bajó su mirada, su respiración se había acelerado, pero no se acercó a darme ese
abrazo que yo quería que me diera.

— ¿Nunca supiste nada del padre de la niña? — Preguntó con voz trémula.

— No, Maye nunca me dijo.

— ¿Y te quedaste así, sin más?

— No lo conocí nunca, ni siquiera supe su nombre.

— ¿No investigaste? — Se levantó de la silla — . Esa niña era su responsabilidad.

— ¡No! — Dije fuerte, levantándome del sofá también — . Esa niña es mí


responsabilidad.

— No, no lo es. Maldita sea, ¿te vendiste por una niña que ni siquiera te pertenece?

— Calla, no sabes nada Alexander. Si tuviese que venderme mil veces más por Anto, lo
haría, porque esa niña es todo lo que yo tengo en este maldito mundo y es mía, es mi hija.

— Buscaré al padre de esa niña — dijo con determinación — . Le haré saber lo que
significa ser un hombre.

— No, no lo harás.

— Tiene que hacerse responsable — su voz subió un par de octavas.

— No, no tiene por qué.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Si fue tan hombre como para follarse a tu amiga, que por lo menos lo sea también para
contribuir a la educación de esa chiquilla, ¿o es que piensas educarla a base de café y
pasteles?

— A ella no le faltara nada, tendrá amor y cariño de mi parte, de Fernando y de Gabriel.

— Con amor no se compran cosas, libros, estudios, ¿crees que podrás darle mucho siendo
una simple mesera de una cafetería? — Espetó cruel.

— Le daré todo lo que pueda darle, y el pago en la cafetería es bueno, y es un trabajo


Alexander, decente.

— Y si su operación falla, ¿iras nuevamente a The Chalets? Ya no tienes nada que subastar,
¿serás una puta, Katheryne? — Mi mano voló a su mejilla tan fuerte que la palma ardía por
el impacto.

— Si lo tengo que ser… — mis lágrimas brotaban de indignación, e ira — . Si tengo que
ser una maldita puta para que a mi niña no le falte nada, lo haré Alexander. A Anto no le
faltará nada porque si tengo que volver a sacrificarme por ella lo haré. Antonella es mi hija,
no mi responsabilidad, y ningún hijo de puta va venir a quitármela, porque nuestro ADN no
es el mismo.

Mi niña presintiendo la situación empezó a llorar, y yo corrí a la habitación porque


necesitaba el refugio que solo el calor de Antonella me daba. Llegué a la cuna y abracé a mi
pequeña, consolándome y consolándola al mismo tiempo, sentí un fuerte portazo y mi
llanto se intensificó, poco a poco mi bebé se quedó dormida.

— Te amo, mi niña, nada nos va separar nunca — susurré antes de acostarla en mi cama y
recostarme a su lado.

El día siguiente empezó horriblemente mal, tenía un leve calambre en mi vientre bajo, no
tenía ni idea a qué horas me había quedado dormida, las ojeras debajo de mis parpados
pesaban como una tonelada.

Me di un baño rápido y desperté a Anto para darle un baño con agua tibia, había amanecido
tremendamente frío y lo que mi niña menos necesitaba en este momento era pescar un
refriado ya que debía llevarla al trabajo, ya que no tenía más días de permiso.
Afortunadamente cuando le había dicho a Sra. Cope, ella no había puesto objeción, terminé
la maleta justo antes que el timbre sonara. A veces me daban ganas de darle una llave a V,
suspiré bajando a Nella de la cama y encaminándome a abrir la puerta.

No era V...

— Buenos días, señorita Katheryne — dijo amablemente Peter — . El señor le ha


mandado esto — me tendió una caja forrada en un brillante papel plateado, este hombre y

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Contrato
Aryam Shields M.
sus fetiches. Por un momento pensaba que iba a encontrarme con un nuevo dildo, pero la
caja era demasiado pequeña como para que cupiese uno — . También me ha dicho que
estoy a su disposición.

— ¿Se atrevió a manejar el todo poderoso? — Peter escondió una sonrisita burlona y
negó — . Sigue adelante, Peter, ¿te apetece una taza de café?

— No gracias, señorita, y en cuanto su pregunta, la respuesta es no, el señor tenía una


reunión con el doctor Difeo y varios de los socios. Debo ir por él a las 17:00 hs en punto.

— Pues entonces tendrás mucho tiempo libre, Peter — dije caminando hasta la cocina.
Tiré la caja en el desayunador y me giré sacando los dos biberones de mi peque — . ¿Qué
es esto Peter? — Señalé la caja.

— No lo sé, señorita, yo debo esperarlas abajo.

— No — Peter me miró con los ojos abiertos — . Vete a McConner Corp. o a la Mansión,
yo no te necesito.

— Pero el Señor dijo que...

— Dile al señor que yo te envié.

— ¿Está segura, señorita?

— Kath Peter, mi nombre es Katheryne. Kath para los amigos, así que vete
acostumbrando — sonreí — . Ve tranquilo, Peter.

— Usted disfruta llevándole la contraria, ¿verdad? — Sonreí.

— Vete ya, Peter — dije negando con la cabeza, cargué a Nella y tomé la mochila antes de
irme. Guardé la caja en el bolso y salí a tocarle la puerta a V que muy seguramente la había
cogido el día.

El día estuvo relativamente tranquilo, y aunque a la hora del almuerzo hubo bastante
movimiento, la Sra. Kroutx estuvo más que distraída con Nella. A las tres en punto colgué
mi delantal junto con V, y ambas caminamos hasta la parada del auto bus que nos llevaría
hasta el metro.

Antonella iba distraída con una punta de mi cabello, y V y yo íbamos hablando del último
capítulo de un libro que estábamos leyendo cuando un auto negro bastante conocido para
nosotras pasó justo a nuestro lado.

— ¡Joder! ¿Ese es el auto que yo creo que es? — Dijo V, mirándome a los ojos. Mi
primer pensamiento nuevamente fue Alexander, pero él no tenía razones para seguirme.
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Contrato
Aryam Shields M.
Además que él no tenía coches negros y por ultimo lo vería en la noche, o al menos eso
había dicho Peter — . Ese auto ya me está dando miedo, Kath — V tomó a Anto de mis
brazos y juntas volvimos a tomar nuestro camino.

Cuando llegamos a la parada el auto negro estaba estacionado en la otra acera, V estaba tan
distraída con mi peque que no lo notó pero a mí me dejo cierto presentimiento en el pecho.

Tomé el metro que me llevaría a casa, mientras V tomó el que la dejaría en su Universidad,
camine rápidamente con Antonella casi ahogándose entre mis brazos y cuando llegué al
departamento cerré con doble llave.

Sabía que ni Gabriel ni Fernando vendrían hoy, así que luego de darle un baño a mi niña, la
dejé jugando con sus bloquecitos de lego en su corral.

Preparé una comida muy rápida, pastas en salsa Bolognesa con carne molida, y saqué una
coca de la nevera. Le di su comida a Anto y nos sentamos a ver Hi5.

Ya me sabía todas las canciones del dichoso grupo. Afortunadamente tan pronto pisaron las
8:30, Anto yacía en los brazos de Morfeo.

Saqué las cosas de la mochila y la caja plateada del bolso, la abrí para encontrarme con un
nuevo celular y esta vez no era un Blackberry, era un Smartphone.

Estuve un rato aprendiendo de mi nuevo celular, hasta que sentí que tocaban la puerta, me
enredé casi cayendo cuando supe quién era.

Abrí rápidamente para ver a mi bestia hermosa parada en el umbral de la puerta, tenía
puesto unos vaqueros, una camisa azul marino por fuera, y una chaqueta de cuero oscura. Si
de traje este hombre era hermoso, sin él era un puto dios bajado del Olimpo.

— Hola — dijo con voz gruesa, Anna me dio un saludo con su mano y me pregunté
internamente qué carajos hacia ella aquí — . Ve a cambiarte, quiero que me acompañes a un
lugar.

Salí de mi estupor inmediatamente. — Alexander yo no puedo, está Antonella.

— Anna se quedará con ella, ve a cambiarte, Katheryne — pasó a mi lado junto con una
tímida Anna — . Es para hoy, Katheryne — murmuró entre dientes, caminé hasta el cuarto
quitándome los vaqueros que tenía puestos y las bailarinas. Me di una ducha express sin
mojar mi cabello, y me vestí con unos nuevos vaqueros, mis botas de gamuza marrón, y un
sweater cuello alto. Tomé mi cazadora de cuero y salí a la sala donde estaba Alexander
mirando por la ventana.

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Contrato
Aryam Shields M.
— No vamos a demorarnos, ¿verdad? — Pregunté. Lo vi girarse y darme mi sonrisa
favorita, sí señor, era la desintegra bragas.

— Solo un par de horas — caminó hacia mí y levantó mi rostro para besarme. Dios sabe
que hice lo que estuvo a mi alcance para alejarlo, pero tan pronto sus labios tocaron los
míos me volví arcilla moldeable en sus manos, exigió todo de mí en ese beso y yo se lo di,
su lengua serpenteó entre mi boca, enredando la mía, sometiéndola en un beso abrazador.
Fuego y hielo sentía derretirse en mi boca, su aliento mentolado con un ligero toque de
brandy. Mis manos se fueron a su cuello apretándolo más a mí sin importarme la presencia
de Anna, y él se detuvo alejándome rápidamente — . ¿Qué te he dicho sobre tratar de
dominar, mia bella Ragazza

— Lo siento — él rió una sonrisa de "no te creo", y la verdad es que no lo sentía para
nada.

Le di unas indicaciones a Anna sobre los cuidados de Antonella, aunque dudaba que ella
despertara hasta mañana a las cinco, salimos del departamento a las nueve en punto.

Peter condujo hasta las afueras de Dumbo, bueno… Muy afuera, hasta un lugar llamado
Luna Negra… ¿Una disco?, había pensado todo menos que Alexander McConner me
llevase a una disco.

— ¿Qué hacemos aquí? — lo miré.

— Quiero enseñarte algunas cosas y este lugar ofrecía algo bueno hoy — dejó salir todo el
aire — . Solo espero que no te asustes — susurró y tocó el vidrio para que Peter abriese la
puerta.

Jamás en mi loca y jodida vida había entrado en un lugar de estos, era parecido a The
Chalets, había música y muchas personas bailando.

— ¿Es un bar BDSM? — Le pregunté. Él asintió — . Quiero irme — tiré de él para salir
de allí.

— No, ayer hablamos e hicimos las cosas como tú querías, hoy es mi turno.

— Esto me da miedo, Alexander. Quiero irme — sostuvo mi mano fuertemente.

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— No me retes, Katheryne — dijo entre dientes jalando mi mano y llevándome dentro del
local.

Dios, ¿por qué cuando yo pensaba que él estaba cambiando se portaba tan jodidamente
cabrón?

— No me gusta esta gente, no me gustan esos collares, nunca usaré un collar de esos.

— No, nunca lo harás — dijo sin vacilación — . Eres mi sumisa, hace unos días te
entregaste a mí por convicción — demonios me estaba arrepintiendo de eso, mi Sub me
miró con cara de "sí, como no" — . Gírate, Katheryne.

¡Qué!

— Que te gires.

— Alexander, no voy a acostarme contigo. ¿Recuerdas qué te dije que... — me hizo girar.

— No voy a follarte, Katheryne. Porque eso es lo que hacemos tú y yo, follamos… — No


debía dolerme pero me dolió, sentí como algo se deslizaba por mi cuello.

— Dijiste que no lo... — Me interrumpió.

— No uno como el de ellos — miré los collares, todos eran horrorosos y denigrantes,
negros de cueros con puntillas. El que Alexander me colocaba era muy fino — siento lo de
ayer.

Y mis piernas se derretían en cinco… Cuatro…

— ¿No buscarás al padre de Antonella?

No negó, pero tampoco asintió.

— Alexander...

— Solo quiero que veamos algo de una antigua técnica japonesa — subimos las escaleras
hasta sentarnos en una de las mesas que tenían vista hacia la pista de baile. Una chica en un
diminuto traje rojo de cuero y tacones de infarto llegó hasta nosotros.

— Buenas noches, estoy aquí para complacerlo, señor — bateó sus pestañas postizas y yo
vi todo rojo, ¿yo estaba pintada en la pared o qué mierda?

Agarré las manos de Alexander sobre la mesa, él observó mis manos y luego sonrió su
sonrisa endemoniada. — ¿Quieres algo? — Preguntó coqueto.

— ¿Una coca? — Dije indecisa, la carcajada de Alexander fue gloriosa.


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— ¿Una coca? — Repitió encarando una ceja.

— Sí, una Coca Cola — le repetí.

— Tráele una Smirnoff Ice y para mí un whiskey doble seco — la chica bateó sus pestañas
nuevamente.

Zorra — pensé.

¿Una qué? — Preguntó mi Sub.

Ni idea... — me hice la desentendida.

— La función debe empezar en unos minutos — miró nuestras manos unidas y alzó una
ceja — . ¿Marcando territorio, Katheryne?

Retiré mis manos de las suyas pero él volvió a unirlas, enredando sus dedos en los míos.

— ¿Función? — pregunté — . ¿De qué se tratará?

— Cómo te dije, es una técnica, principessa. El Shibari es la denominación japonesa para


los atamientos tipo bondage, realizados como práctica de refinada relación sexual.
Contrariamente al bondage... ¿recuerdas lo que leíste acerca de bondage? — Asentí — . Es
algo similar y algo que me gustaría intentar contigo.

Tragué grueso...

— ¿Lo has hecho con alguien? — Pregunté vacilante.

— No, la verdad no me había interesado, pero hoy me han hablado de ella — las luces se
apagaron de un momento a otro, mientras se encendía una luz roja en todo el centro de esta.
Las personas que bailaban despejaron la pista y Closer de Nine Inch Nails empezó a sonar
muy suavemente, mientras un par de chicas más aparecieron colocando una silla en el
centro de la pista.

— ¿Qué van a hacer?

— La función — contestó sin mirarme — , presta atención, Katheryne.

Un chico de mediana edad de cabellera rubia y cuerpo atlético se colocó en el centro de la


pista. — ¿Es un sumiso? — Le pregunté.

— No lo sé — la zorr… digo la mesera, se acercó dejando el vaso con licor para Lex y
para mí una botella con un líquido blancuzco. Alexander bebió de su vaso y me incitó a
bebér de mi bebida, colocando el contenido de la botella en un vaso de vidrio que había
dejado la chica. Tomé un poco y no me supo desagradable del todo, Alexander sonrió. Sí,

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Contrato
Aryam Shields M.
había elegido bien. Miré al chico que ahora había tomado un micrófono y luego de dar las
buenas noches empezó a hablar.

— Podemos definir el Shibari como la acción de realizar una serie de ataduras que a
diferencia del bondage, no tienen por qué implicar la inmovilización y que a su vez poseen
un gran valor estético — una chiquilla de largos cabellos negros y menuda se sentó sobre
la silla, solo llevaba unas bragas de encaje roja, muy pequeña del tipo hilo — . El shibari se
construye por etapas, con una considerable atención a los tiempos: primero se inmoviliza el
tronco, luego las nalgas y el vientre, y finalmente el cuerpo en su conjunto — dos hombres
más entraron a la pista — . Como parte básica de nuestro equipamiento, necesitaremos una
o dos cuerdas de varios metros. El contar con algunas cuerdas cortas, de tres o cuatro
metros, rompe la ortodoxia del bondage tradicional, pero nos ayudará mucho al comienzo
— el chico siguió explicando: — Las 3 prácticas básicas son:

Shinju: bondage de senos - las perlas.


Sakuranbo: bondage de nalgas - las cerezas.
Karada: bondage corporal entero - el cuerpo.

Uno de los tipos saco una cuerda. — ¿La va amarrar? — Pregunté con temor.

Huye Katheryne... Se está instruyendo para ser más monstruoso, nos va cobrar la dichosa
semanita de amigos. Quizás ya no puede nalguearnos, pero es él... ¡La bestia! Va buscar
una forma de darte tu castigo por haberle dado un cheque y no ser una niña buena, y
aceptar que él hubiese pagado la clínica... — Mi Sub se inclinó sobre la barra mirando,
pero yo no quería estar ahí.

— ¡Quiero irme! — Le grité levantándome de la silla, varias personas nos quedaron


viendo pero no me importó. Caminé dos pasos más hasta que sentí su mano cerrarse al
contorno de mi muñeca.

— Espera maldita sea — Bufó frustrado apretándome fuertemente por el brazo, dejándome
encerrada entre su cuerpo y una de las paredes de ese espantoso lugar... Quería llorar.

— ¿Porque me trajiste aquí? — gemí — No soy una Pu... — Me cortó.

— Me estoy cansado de tu jueguito — dijo antes de caminar en dirección al auto, cuando


yo quise llegar, él ya estaba dentro. En el trayecto, Alexander no me miró, ni mucho menos
cruzó palabra conmigo. Cuando llegamos al edificio pasaban de las once, Peter se bajó del
coche.

Pero yo salí antes de que él pudiese abrirme la puerta y caminé enojada hasta mi
departamento. ¿Qué diablos se creía Alexander McConner? Abrí la puerta del departamento
sintiéndolo cerca de mí, y cuando la iba a cerrar su pie me lo impidió.

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Contrato
Aryam Shields M.
Anna se levantó del sofá al vernos llegar. — Baja, Peter te espera — dijo fuertemente,
Anna salió del departamento, justo antes que Alexander me arrinconara contra la pared — .
Te deseo — obvio que me deseaba, no era tonta, había visto su erección desde que salimos
de ese lugar.

— No soy una puta — volví a decirle — , ¿por qué me llevaste a ese lugar?

— Sé que no eres una, te lo dije, solo quería ver la técnica pero no es muy diferente al
bondage — susurró en mi cuello.

— Siempre me quieres hacer sentir como una — dije dificultosamente.

— Tú siempre lo ves así — su viperina lengua se paseó por mi vena aorta haciéndome
sisear — . Te deseo — repitió embistiendo sus caderas contra las mías.

— Amigos, ¿recuerdas? Una semana para ser amigos.

— Al diablo tu maldita semana — tomó mi rostro y me besó fuerte, áspero, sin un ápice
de ternura o romance. Deseo, necesidad, no había nada más en ese beso y era lo mismo que
yo estaba entregando. Eso más el plus de mi corazón en charola plateada.

Sus manos se deslizaron por mis piernas, ajustándolas a su cintura mientras simulaba el
coito aún con nuestras ropas puestas.

— Lex...

— Mi sei mancata46 — gimió en mi oído, succionando fuertemente — . Non voglio


aspettare una settimana cazzo47 — llegó colocando sus manos en mi rostro, y volvió a
embestir mis caderas — . La tua figa calda fare che più desiderate 48 — volvió a embestir
— . Cosí scopare buon49.

Gemí, no había nada más apasionante para mí que escucharlo hablar en el maldito, puto y
excitante italiano.

Sus manos subieron mi sweater hasta dejar al descubierto, el sostén de encajes rosas que
tenía puesto. — La mia ragazza carina verginale e innocente 50 — , acarició por encima del
sostén la piel de mis pechos, sin despegarme de la pared antes de bajar la copa y llevar su
46 Te Extrañe

47 No estoy dispuesto a esperar una maldita semana

48 Tu coño caliente es lo que más deseo

49 Tan jodidamente bueno

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Contrato
Aryam Shields M.
boca hasta la aureola rosada que exigía atención, mientras su otra mano acariciaba el otro
pecho.

¿Qué estupidez estaba pensando cuando dije que podíamos ser amigos? Dios, yo también lo
necesitaba. Me agarré a su cuello dejándolo mamar como niño hambriento, en mi corazón
un tornado empezaba a desatarse haciendo que mi sangre circulara más aprisa, mi
respiración empezó a ser más pesada y el cúmulo en mi vientre hacía pequeños estallidos,
agrandándose para permitirme ver los juegos artificiales.

Sin dejar de mamar, guió su mano hasta mi vientre, acariciando mi ombligo y haciéndome
gemir audiblemente, sin importarme que Antonella estaba a escasos metros de nosotros.
Desabrochó mi pantalón rápidamente y acarició mi sexo por encima de la tela de las bragas.

— Dolce — susurró despegándose de mi pecho para atacar el otro. Estaba en el puto


paraíso. Así era como yo quería estar, con sus labios en mi cuerpo, con sus manos
quemando cada lugar que acariciaba.

Sí, el tipo era un bipolar y lo que sea, y yo era una masoquista, así que éramos una pareja
imperfecta. Su dedo se coló por mis pliegues, obligándome a mandar al diablo todo
pensamiento racional antes de tirar un poco mi clítoris, podía sentir su erección grande y
gruesa golpeando mi pierna. Mi espalda se curvó un poco, permitiendo aún más su toque.
Estaba a punto, iba a correrme, nada podía detenerlo...

— ¿Qué diablos, Katheryne? — Dijo airadamente, separándose de mi cuerpo y casi


haciéndome caer de culo contra el frío suelo — . ¿Qué es esa jodida cosa que guinda de tu
centro?

Oh sí, lo había olvidado… Estaba en mis días. ¡Maldita maldición de Eva!

50 Mi linda chica virginal e inocente

202
Contrato
Aryam Shields M.
.

Capítulo 15
"Dentro del corazón de todos y cada uno de nosotros, existe un deseo de ser comprendido
por alguien que realmente se interesa. Cuando una persona es comprendida, él o ella
puede aguantar casi cualquier cosa en el mundo."

Ed Hird.

Hacía tres días que me había devuelto a su casa. La habitación de Antonella era grande y
espaciosa; y Alexander había colocado comunicadores en la habitación de mi peque y la
que ocuparíamos nosotros. También estaba Janeth, una linda jovencita que podría ayudarme
con mi bebé, sus palabras habían sido: "tendrás a alguien que te ayude", pero yo sabía lo
que implicaban esas palabras, era más bien algo como: "Es alguien que estará con la niña
mientras tú te ocupas de mí"… Oh sí, él pensaba en todo.

Mi semana de amigos se había ido al traste después de aquella noche en ese horrible bar,
Alexander no había preguntado, él había ido hasta mi habitación y me había tirado una
colcha gruesa.

— Cubre a la bebé y vámonos ya, Cortez — había dicho con voz de trueno — . Te estaré
esperando abajo, tienes cinco minutos para despedirte de esa loca amiga tuya y dejarle
dicho que no trabajaras más en esa cafetería.

203
Contrato
Aryam Shields M.
— Alexander, tú no puedes…

— No, Katheryne, ¿me retas? — Encaró una de sus perfectas cejas.

— No te reto — suavicé mi voz sabiendo que imponiéndome no lograría nada — teníamos


una semana de tregua.

— Te dije que tu semana se iba al diablo. Es así de sencillo, o arropas a tu hija y vas donde
tu amiga a decirle lo que te he dicho, o simplemente puedo decirle a Anna que venga por la
bebé y yo mismo sacarte de aquí.

Así que aquí estaba, cuando él hablaba así de lindo era todo un sol.

No había querido ver a Antonella, cuando llegaba a mi apartamento era demasiado tarde y
mi peque ya estaba dormida; y desde que habíamos llegado a la mansión, él simplemente
hacía como si ella no estuviese aquí.

No quiere atarse — dijo mi Sub, mientras leía un libro en la habitación de Anto,


aprovechando las horas de sueño de mi bebita.

Ya que el todopoderoso me había prohibido encender la televisión, como si yo viera mucho


de eso, tampoco navegar por la tableta… El Ipad solo la utilizaba para descargar libros
nuevos.

Antuan y él, habían llegado aproximadamente dos horas atrás, se habían encerrado en el
estudio junto con un señor de cabellera castaña y uno de largos cabellos rubios. Cerré el
libro que estaba leyendo incapaz de poderme concentrar en más de una frase.

Dominada por el deseo51, un excelente libro en donde una periodista se enamora de su


captor y este tipo era un dominante de lo peor, suspiré y revolví mis cabellos, me coloqué
las bailarinas y revisé que Antonella durmiera tan plácidamente como siempre lo hacía.

Mi bebé era un sol, dormía su siesta a las dos en punto, lloviera o relampagueara. Eso sí,
era peor que un reloj despertador, a las cinco estaba despierta y de seis de la tarde a diez de
la noche Janeth se hacía cargo de ella, mientras yo me dedicaba a ver a Alexander matar a
cuanto pobre desalmado se pasara delante de él y su pistola de play3.

Odiaba Grand Theft Auto (GTA)52 había visto juegos jodidamente asquerosos y ese, para
completar los genios, nótese el sarcasmo, de los creadores, habían hecho una versión con
cinco ciudades diferentes:

51 Dominada por el deseo: Libro Erotico del Autor Shaila Black

52 Grand Theft Auto (GTA) es una serie de videojuego, creada por David Jones y luego
por Sam Houser y Dan Houser.

204
Contrato
Aryam Shields M.
Eso era lo que habíamos hecho durante los últimos tres días, él se sentaba a jugar y yo a
leer, lo deseaba, cada poro de mi cuerpo quería sentirlo dentro de mí, maldita Eva… Tantos
árboles en el Edén y ella fijo se metía con el que no debía comer. Ahora gracias a ella
estaba jodida, bueno yo y miles de mujeres en el mundo, y a mi parecer Alexander se
desquitaba matando personajes en su video juego. A las diez en punto, me daba un beso
perturbador y me enviaba a la cama, mientras él encendía su laptop y se colocaba a trabajar.

Bajé las escaleras de dos en dos hasta llegar al recibidor, me extrañó que Benjamín no
estuviera allí, miré por el ventanal para ver si Antuan aún seguía aquí y me extrañé aún más
al ver la motocicleta de Fernando.

Mis pies se dirigieron al estudio donde Alexander maldecía y gritaba como poseso en
italiano.

Escuché la voz de mi amigo suave y calmada, mientras hablaba con Antuan sobre las
demandas que caerían sobre McConner Corp., algo malditamente malo había pasado y por
eso el todo poderoso me había mandado aquel texto en donde decía que tenía prohibido ver
televisión, sentí la silla rodarse y luego los dos señores que no conocía salieron del
despacho, me sonrieron coquetamente y se marcharon, me debatí en entrar o no entrar. Al
final, solo abrí un poco la puerta.

— Como cabeza visible de la organización tienes que decir algo, Alexander — Fernando
estaba de traje, no se veía tan espectacular como mi bestia que vestía ese traje grisáceo que
tenía en la subasta, pero mi amiguito se veía como el profesional que era — . Los medios
van a empezar a hacer especulaciones y es mejor que los frenes antes que se salgan de las
manos.

— Los medios pueden irse a la mierda, Fernando — dijo llevando el vaso con licor a su
boca.

— No es lo mejor para tu empresa — dijo Fer.

— Nada está bien para la empresa, ¿sabes cuántos contratos han perdido las otras dos
sucursales? La casa matriz en Italia, está siendo sometida a auditorías, Fernando — dijo
Antuan con su tono de voz nada calmado.

— Y si no se enfrentan con los medios será peor — Alexander bebió su vaso de un solo
trago.

— ¿Puedes hacerte cargo Antuan? — El rubio asintió — . Si algunos de esos imbéciles


llegase a nombrar a mis padres o a mí, y ligarme con la mierda que hizo Frederick no sé
qué haría…

— Primero debemos calmarnos — dijo Antuan estoico — . Tendremos que indemnizar a


las familias, ¿no Fernando?
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Contrato
Aryam Shields M.
— Sip, eso sería lo ideal, lamentablemente cuando terminen de auditar, se darán cuenta
que los materiales eran de mala calidad y eso va a joder mucho más a McConner Corp.

— Maledicalo, bastardo — bufó en italiano.

— ¿Cuánto tendremos que darles? ¿Crees que podíamos ponernos de acuerdo sin llegar a
un juicio?

Fernando negó. — Son personas, Antuan; y murieron, realmente yo que ustedes estaría
agradecido con Dios de que solo esas dos personas estaban allí negándose a abandonar el
edificio, ¿se imaginan ustedes donde fuesen más?

Vi a Alexander bufar; para él, Dios era un invento de ignorantes…

— No quiero ni imaginarlo — dijo Antuan.

— Cuando lo encuentre voy a matarlo… Lenta y pausadamente — dijo Alexander entre


dientes, su mirada decía peligro a los cuatro vientos.

— No, no lo harás, la última vez que quisiste matar a alguien tuvimos muchos problemas y
la empresa no necesita un puto enunciado amarillista más — dijo Antuan — . Me asocié
contigo porque vi tu capacidad para sortear y destrozar cabezas sin que salpicara sangre
Alexander, y así va seguir siendo; ni mi esposa, ni mi hijo van a quedar desamparados en
un futuro por un puto arranque tuyo — sentenció. Antuan se veía diferente, más maduro,
más… No sabía exactamente qué era.

La habitación se sumó en un silencio tenso, iba a devolverme a la habitación cuando su voz


sonó como trueno.

— ¿Qué jodidos haces escuchando detrás de las puertas, Katheryne? — La mención de


mi nombre me hizo pegar un brinco — . ¿No te enseñó tu madre que era de mala
educación? — Su voz era tan afilada como una navaja recién afinada — . Ven aquí —
ordenó.

— Yo solo… — Fernando me miraba extrañado, suspiré y llené de aire mis pulmones — .


Venía a ver a Fernando y preguntarle si quería pasar un rato con Antonella.

Mi amigo sonrió, él amaba a mi hija, era como si fuese parte de él. — Me encantaría
peque, pero tengo una reunión en veinte minutos con la familia Claister — se giró viendo a
Alexander — . Cuadraré todo para que puedas dar esa conferencia mañana, Antuan.

— Contamos con eso, Fernando — dijo Antuan, mientras servía un nuevo vaso de licor
para él y para Alexander, mi amigo tomó su casco y su maletín, me dio un giño y pasó a mi
lado.
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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿La llevarás el domingo? — Preguntó antes de irse — . La extraño.

— Lo haré — sonreí y vi a mi amigo partir.

Antuan se pasó la mano por su cabello. — Yo debo irme también. — Colocó el vaso en el
escritorio frente a Lex y bebió el suyo haciendo gestos extraños, al parecer estaba fuerte —
Nico tiene su primera cita con el pediatra y Lilian no quiere ir sola — se dieron un fuerte
apretón de mano, antes de que el me diese un abrazo y saliera del estudio dejándonos a
Alexander y a mí, sumidos en el más absoluto silencio, iba a salir a encerrarme nuevamente
con Antonella…

— Odio cuando te quedas escuchando conversaciones que no te incumben, Katheryne.

— Solo venía a ver a Fernando.

— Y yo nací ayer — dijo irónico llevando el vaso a su boca — . Sé que escuchaste casi
todo — suspiró — . Ven aquí — palmeó su pierna.

— ¿Qué sucedió? — Pregunté llegando a su lado.

— Sabes Kath, mi padre siempre decía que la ignorancia garantiza la felicidad, entre
menos sepas más feliz eres — me hizo sentarme en su regazo.

— Quiero ayudarte.

— Y yo que no te metas.

— Alexander…

— Shh… — Sus labios se unieron con los míos — . Ve con Antonella, despacha a Janeth
y quédate toda la noche junto a ella, yo debo trabajar y luego salir.

— ¿Dónde irás?

— No hagas preguntas que sabes que no te responderé, mañana es la gala anual del GEA,
Dimitri y su esposa nos han invitado a unirnos — sus manos tomaron mis caderas,
levantándome de su regazo.

— ¿Estarás bien? — Él asintió.

— Te…

— Por favor, Katheryne — pasó la mano por sus cortos cabellos — . No jodas más el día,
sé la buena chica que me gusta y desaparece de mi vista hasta mañana, ¿quieres? No quiero
desquitarme contigo, Principessa.

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Contrato
Aryam Shields M.
Me arrodillé delante de él y mis manos acariciaron sus mejillas, mi Sub respiraba
trabajosamente. — Estoy aquí, Alexander, para ti, para tus necesidades y tus problemas,
sean los que sean…

— Lo sé… — Suspiró — . Vete ya, nena — me levanté acercando mis labios a los suyos,
su perfecta mano me tomó de la nuca y unió nuestros labios en uno de sus besos
devastadores — . Quédate con la niña, Katheryne — asentí, si él quería silencio y soledad,
yo se lo daría.

Subí las escaleras y me encerré en la gran habitación que mi hija tenía en esa casa, Janeth
estaba con ella, jugando con unos legos en la alfombra.

— Puedes irte Janeth, desde ahora me haré cargo — le dije, ella sonrió.

— Si necesita algo, no dude en llamarme — dijo antes de salir.

— ¿Qué vamos a armar pequeña? ¿Una mini ciudad para los Bacyardigans? — Mi nena
me pasó un bloque — . ¿Un candado para colocar en el corazón de tu madre?.... él va
cambiar Antonella — Suspiré — yo lo sé. Tú y yo lo vamos a hacer cambiar, tú lo amarás
y él te amará cuando te dé una oportunidad — sonreí cargando a mi bebé y llevándola a la
ventana, vi como el Lexus abandonaba la mansión.

— ¨¿Dónde irás Alexander McConner?¨ — Pensé mientras apretaba a Antonella contra


mí.

Sentí un pequeño ruido y me levanté de la cama corriendo a la habitación de Anto, ella


dormía como un angelito y una de sus piernas estaba por fuera de la baranda de su nueva
cuna, sentí nuevamente el ruido y bajé las escaleras solo esperaba que no fuera un ladrón.

En serio… ¿Un ladrón? ¿En esta casa? ¿Con toda la seguridad que el maldito tiene? ¿Esa
cerca inteligente y todo el rollo?

La luz del estudio estaba encendida, caminé lentamente hasta llegar a la entrada, mi bestia
estaba allí. No tenía el saco, ni la corbata, los tres primeros botones de su camisa estaban
abiertos dejando ver sus trabajados pectorales, tenía en su mano un vaso con lo que suponía
era whisky mientras con la otra presionaba el puente de su nariz, miré mi reloj de pulsera
3:45 am.

Su laptop estaba abierta y de allí salía una melodía triste y sombría.

— Jodido Cristo — murmuró — . ¿No te dije que no quería verte hasta mañana,
Katheryne?
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Contrato
Aryam Shields M.
¡Joder! Estaba segura que este hombre tenia un sensor de movimiento integrado a su cuerpo

— Kath, no agotes mi paciencia…

Decidí salir de la oscuridad — Técnicamente ya es mañana.

— Chica inteligente, sal de la oscuridad Kath, y ven, voy a satisfacer tu curiosidad —


cuando estuve cerca halo mi mano dejándome sentada en su regazo.

— ¿Estás bien? — Cepillé su cabello con mis dedos.

— No, esta sucursal se está yendo a la mierda y no puedo hacer nada para salvarla, el
tiempo que estuve en Italia había logrado convencer a varios de nuestros socios pero con el
desplome de ese edificio el día de ayer… La junta directiva quiere cerrar la sucursal,
indemnizar a los empleados, y tratar de hacer lo posible por mantener la casa matriz a flote.

Iba a irse…

— Pero no lo permitiré, solo muerto, Frederick no va a joderme otra vez — murmuró y


dejó el vaso en el escritorio — . Hueles tan jodidamente bien nena — dijo oliendo mi
cuello, su mano derecha subió por mi vientre debajo de la camisola que estaba usando para
dormir, por lo general cuando estaba con él lo hacía desnuda, pero como estaba en mis
jodidos días y él me había dicho que no quería verme, me la había puesto.

Sus labios buscaron los míos y no se los negué, me estaba quemando por sentir cualquier
tipo de contacto de su parte, su tacto era el fuego en mi piel, quemando cada minúscula
partícula de mi cuerpo.

Apresó mi muy sensible pezón, haciéndolo rodar en su palma y causando un gemido


ahogado. — Te necesito, ¿cuantos días mas tendré que esperar para deslizarme en tu
interior? — Murmuró deslizando sus labios por mi vena aorta — . Muero por enterrarme en
ti.

Diablos, literalmente estaba húmeda y no era por causa de mi período… ¿Si lo hacíamos en
la ducha tendría alguna repercusión? Dios, estaba más que caliente, un puto volcán a punto
de hacer erupción era una mariconada al lado mío.

— Respóndeme preciosa.

— Mi último día fue hoy — murmuré incoherentemente mientras apretaba las piernas,
ejerciendo presión en mi muy necesitado centro del placer — , pero tiendo a manchar un
poco la mañana siguiente.

— Shh… Ssh… — La mano que estaba en mi pecho se adaptó perfectamente a la


curvatura de mi entrepierna — . Chica mala, eso no se hace cuando papá no puede jugar —
dijo separando mis piernas. Me tomó de la cintura, subiendo un poco hasta dejarme sobre
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Contrato
Aryam Shields M.
su muy erecto y dispuesto miembro, alzó sus caderas un poco y su nariz recorrió mi cuello
de arriba abajo nuevamente.

— Ti senti come se Bella vuoi, io mi seppellisca in voi e vuole bere fino all'ultima goccia
del tuo fiato gemito voglio che il mio nome ai miei. Arunes esopalda vuole sentire il calore
del tuo corpo si strinse a me, che l'odore che mi avvolgere i pori bagno in voi e con voi fino
a quando il mondo intorno a noi esplode cazzo 53 — susurró en mi cuello. Solté un gemido
ahogado al sentir su trozo hambriento, quizás mucho más hambriento que yo — . Ve a la
jodida cama, ahora.

— Ven conmigo…

— Aún es de noche, nena.

— Por favor.

— Sabes que no lo haré — me levantó de su regazo, dándome una nalgada juguetona — .


Ve a dormir, voy a trabajar.

— Me nalgueaste — dije mirándolo incrédula necesitaba hacer algo por el

— Lo hice — sonrió de medio lado pagado de si mismo.

— Dijimos que…-

— A dormir — dijo con voz de trueno escondiendo una sonrisa.

Me gire viéndolo…

Te amo. Te amo — gritaban mis ojos, pero era incapaz de decirlo.

— A la cama y no cometas la estupidez de decir lo que tus ojos expresan, no conmigo,


Katheryne — . Se acomodó en su silla y enfocó su mirada en el computador.

Suspiré resignada a irme.

— Katheryne… — Me giré — . Cómprate un vestido bonito para mañana, algo que


deslumbre, tengo que salir temprano al terreno donde se construirá un nuevo edificio, pero
Peter estará a tu disposición. Ahora vete.

53 Sientes como te deseo bonita, quiero enterrarme en ti y quiero bebér hasta


la última gota de tus jadeos, quiero que gimas mi nombre, que aruñes mi
espalda quiero sentir el calor de tu cuerpo pegado junto a mí, que el olor que
desprenden tus poros me envuelva, quiero bañarme en ti y estar contigo hasta
que el puto mundo explote a nuestro alrededor.

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Contrato
Aryam Shields M.
.

La mañana siguiente había sido una locura, era sábado. En la noche estaríamos en la fiesta
de GEA y V estaba más intensa que nunca con el tema del vestido.

— Tenemos que comprar un bonito vestido — dijo V mientras le colocaba el pañal a


Antonella — . ¡Ya sé, tiene que ser rojo! — Dio un grito — para que resalte el color de tu
piel — se levantó del sofá — . ¡Mierda! también tenemos que comprar zapatos… Altos,
muy altos — Dios me libre, Lilian recargada — . Sip, que te hagan ver regia al lado de ese
pedazo de hombre… ¡Oh Dios! ¡Puta envidia, Katheryne, eres una muy mala amiga!
Iba a hablar pero una vocecilla muy linda me interrumpió.

— Ella es una muy mala amiga, al menos te has dado cuenta ahora.

— ¡Lilian! — Casi chillé mientras corría a abrazarla, aunque al comienzo Lilian había
sido dura era una gran mujer — . Oh Lilian, lo siento…

— Sabía que tenías algo guardado — dijo mirando a Antonella — . Así que no era tu
hermana…

— Lilian yo…

— Antuan me lo explicó todo, él debe amarte mucho, si te perdonó semejante mentirota


— V me miró con cara de "y esta tipa quién rayo es"…

— Soy Lilian Difeo — dijo extendiendo la mano a mi loquita.

— Yo soy… — V fingió pensar — . Soy V — dijo extendiendo su mano y apretando la


que Lilian le ofrecía.

— ¿V?, Diminutivo de Vanessa o Victoria — una de las cejas rubias de Lilian se inclino
mas que la otra.

— No diminutivo de Ve…

— Solo V — dijo mi amiga interrumpiéndome, enarqué una ceja.

— Entonces es tu hija — dijo Lilian acercándose — . Bien al menos Nico tendrá una
amiga de confianza — peinó su cabello — . Alexander me ha llamado para que te
acompañe a escoger un vestido.

Iba a hablar…

— No me vengas con esa excusa barata que tienes el closet lleno de vestidos — bufó
exasperada.

— Nop, te iba a decir que V me iba a acompañar.


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Contrato
Aryam Shields M.
Mi amiga cuadró su postura quedando perfectamente erguida, ¿qué se supone que era yo?
¿Un hueso entre dos perros?

— Puede venir con nosotros igual — dijo relajándose — . ¿Si quieres venir, no?

— Por supuesto, claro que sí — dijo mi amiga también relajando su postura.

— Alexander también me ha dicho que hay que comprarle ropa a la bebé.

— Antonella tiene suficiente ropa — bufé tomando uno de los vestidos enterizos de mi
hija.

— Tengo que comprar unas cosas para Nico y de paso compararemos para tu bebé y punto
final, Katheryne. Me lo debes por no irme a ver mientras estuve de reposo.

— Dios Ann, lo lamento. ¿Dónde está Nicolás? — pregunte.

— Abajo con Mariana, una chica que Antuan contrató según él para que me ayudara con
Nico, pero apenas llega a casa me quita el bebé de los brazos y Jess se hace cargo de él
hasta la mañana siguiente — ya sabía de dónde había salido Janeth.

— Entonces, ¿dónde vamos a ir a comprar ropa? — Dijo V acomodando su cabello en una


coleta alta.

— Creo que debemos empezar por CH, ella quizás tiene un bonito vestido que te siente
bien.

— ¿CH? — V encaró una de sus perfectas cejas negras.

— Carolina Herrera, yo debo ir a buscar mi vestido, así que por allí empezaremos — dijo
saliendo de la habitación. Tomé a Antonella y suspiré, el día iba ser jodidamente largo…
Salimos de la habitación y Janeth estaba esperándome.

— El señor me ha llamado y me ha dicho que debo acompañarlas — dijo seriamente.

— Déjala que te acompañe — Lilian habló — . No vamos a poder con las bolsas y todo
lo demás.

Me dio miedo Lilian. Cuando ella decía Bolsas y la juntaba con Compras, significaba que
el día iba ser demasiado tortuoso...

Y fue horrible...

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Contrato
Aryam Shields M.
Miles de bolsas, los pies me dolían cuando teníamos todo comprado, y cuando yo pensé
que la tortura había acabado, Lilian me llevó donde mi más grande pesadilla…

¡Francis!

Me tiraron del pelo, hubiese preferido ir con Gabriel pero él estaba hecho un energúmeno
desde que se enteró que había vuelto con Alexander, y esta vez había optado por el
silencio...

Francis me estaba torturando luego de hacerme las uñas y una mascarilla que Lilian y V me
habían obligado a colocarme. Me enfrenté a las benditas bandas de cera depilatorias. Nota
mental no juntar más a Lilian y V... Si por separado daban miedo, juntas eran el demonio.
Trataba de no pensar la cantidad de dinero que habíamos gastado mientras las chicas de
Francis me hacían las uñas.

Cuando llegamos a casa, Alexander y Antuan salían del estudio.

— ¡Jesús, María y José! — Dijo V pegada a mi oído — . Dime por el amor a todo lo
sagrado que ese espécimen hermoso no tiene dueña.

— Pues llegas tarde, corazón — Lilian le giñó un ojo divertida — . Está atado a mi cama
hasta que se muera.

— No… — V tenía un gesto demasiado dramático y cómico soltando las bolsas de las
compras y llevándose la mano derecha a sus ojos.

— Deduzco que has herido de muerte mi tarjeta de crédito Mon Amore — dijo Antuan
mirando a su esposa, ante la risa de mal disimulada de Alexander.

— ¡Quién te oye te cree, exagerado! — Bufó — . Anche comprare un po 'di qualcosa di


godere, dopo la quarantena54 — le susurró en italiano guiñándole un ojo coquetamente, y
Antuan sonrió exactamente la misma sonrisa de mi demonio.

— ¿Tú también compraste algo para después de la gala? — Mi bestia me dio mi sonrisa
favorita. Segunda nota mental, Alexander tiene mejor sonrisa que Antuan, V eligió ese
momento para toser.

— Demasiada tensión sexual en esta sala. Solo me falta traer el violín y tocarles…Eso o
una cámara para grabar una porno — Alexander y Antuan sonrieron.

Yo casi dejo caer a Antonella que venía dormida en mi regazo y podía jurar que Lilian
estaba sonrojada.

54 Además compré una cosita para que disfrutemos después de la cuarentena.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Puritanas… — Bufó — . Me voy, Katie Kath, espero que tengas una noche bastante
movida — movió sus cejas recién delineadas sugestivamente, y yo le di un codazo — .
Procura ponerte la roja. Eso les abre el apetito sexual — dijo en mi oído cuando se acercó a
darme un beso, como si al hombre frente a mi tuviese que abrirle el apetito sexual.

Lilian, Antuan y Nico se despidieron a los minutos que V se había marchado.

Entregué a Antonella a Janeth, y ella nos dejó solos en el recibidor. — ¿Compraste un


bonito vestido? — Dijo Alexander mirándome de arriba abajo. Jesús, parecía un perro
hambriento, su mirada se situó en mis pechos y luego su lengua delineó sus labios, sentí un
azote de deseo recorrerme entera. Dios, quería saltarle y decirle que si nos dábamos una
ducha juntos no importaba si estaba en mis días, solo de imaginar a Alexander desnudo
debajo de la regadera, mientras las gotas de agua recorrían sus perfectos abdominales, me
tenían al borde de un mini orgasmo.

— Voy a estar en el estudio, principessa — caminó hasta llegar a mí y levantó mi mentón


dejándome perder en sus ojos verdes. Bajó un poco su cabeza dejando que nuestros labios
casi se rozasen, me dio una nueva sonrisa deslumbrante — . Ven a mí cuando estés lista, yo
me cambiaré en uno de los cuartos de huéspedes; estoy demasiado controlado pero no sé
que pasaría si te veo desnuda — su voz era lujuria liquida, se apartó de mi girándose sobre
sus talones y se fue.

¿Ni un beso? ¿Toqueteo o algo?

Dios, estaba desesperada, necesitaba sentir sus manos en mi cuerpo.

Subí las escaleras en de dos en dos, y fui al cuarto de Antonella. Janeth ya estaba allí
cambiándole de ropita, miré mi reloj de pulsera y suspiré, tenía el tiempo justo para comer
algo rápido y arreglarme para la gala, le di un beso a mi pequeña y me fui a mi habitación.

Me despojé de toda mi ropa y con mucho cuidado de no dañarme el maquillaje y el peinado


me di un baño sin mojar mi rostro.

Cuando salí, Anna tenía un emparedado para mí.

— El señor quiere que coma algo ligero antes de irse, señorita — asentí puesto que moría
de hambre; cuando terminé, saqué el vestido y los zapatos, y los coloqué en la cama. Debía
empezar a arreglarme antes que se hiciera tarde.

Una hora más tarde suspiré al verme en el espejo. Estaba levemente maquillada, esta vez no
tenía un peinado tan elaborado, era suelto con pequeñas florecitas rojas ubicadas
estratégicamente en la vincha trenzada de mi cabello y como la última vez, me veía
diferente, me sentía hermosa.

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Contrato
Aryam Shields M.
El vestido era de un rojo intenso, completamente descubierto en mi espalda y con un escote
bien pronunciado que marcaba mis... ¡Ustedes ya saben qué! Y que se agarraba a mi cuello.
Por debajo del busto tenía una especie de faja que estaba sujeta al frente con un pequeño
prendedor de pedrería muy delicado. De allí, caía muy suavemente, acariciando mi cuerpo,
hasta mis pies.

Miré los zapatos de reojo colocados sobre la cama, Dios… Iba matarme en esos
impresionantes tacones, solo esperaba no caerme.

Me los coloqué rápidamente, eran rojos igual que el vestido y tenían un tacón de 12 cm
cortesía de V.

Suspiré tomando aire fuertemente antes de salir de la habitación. No fui con Antonella,
sabía que Janeth estaba con ella así que estaba bien, bajé las escaleras con mucho cuidado
de no caerme.

Alexander estaba en el estudio como siempre, llegué justo frente a él. Tenía los ojos fijos en
la pantalla del ordenador, sabía que estaba diseñando ese nuevo hotel del que me había
comentado.

Bien Katheryne, tú puedes, me di animo a mi misma . — Estoy lista — dije con voz
suave. Su mirada se alzó del computador, mirándome desde mis pies enfundados en esos
zapatos de infarto hasta llegar al escote del vestido.

— Jodido y puto Cristo — susurró levantándose y fue mi momento para que mi boca se
abriera hasta el suelo, allí estaba él, enfundado en un traje de tres piezas a rayas de corte
recto, chaqueta con dos botones y chaleco con cuatro botones. Los pantalones no tenían
pliegues y la corbata de seda negra resaltaba. Se veía como bajado del mismo cielo o peor,
expulsado del infierno.

— Cierra la boca nena, lo último que quiero es llevarte al hospital. Hoy que no eres un
animal herido — dijo dándome mi sonrisa preferida. Mis bragas se disolvieron
inmediatamente — . Levanta el vestido, Katheryne — oh sí, su fetiche. Levanté el vestido
dejando ver la obra de arte de V — . Puto infierno... Tenemos que ir a esa maldita gala.

— Tú dijiste que…

— Esta noche te follaré con esos zapatos puestos, nena — me interrumpió.

Mis piernas estaban hecha gelatina, sus ojos prometían una noche demasiado intensa y
estaba segura por la cabeza de Thor, que los míos destilaban la misma lujuria contenida que
los de él... ¡Diablos! Casi una semana sin sentirlo. Mi Sub pedía clemencia, lo vi caminar
hasta llegar frente a mí apoderándose salvajemente de mis labios.

¡Di gracias al inventor del labial que no se corre!

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Contrato
Aryam Shields M.
Su cuerpo se pegó al mío dejándome ver su animal excitado y hambriento. — Quítate las
bragas — su voz estaba demasiado contenida para mi gusto. Dios, esa era la voz de voy a
follarte toda la noche — , Katheryne — murmuró bajo su aliento.

— Vamos a llegar tarde — tenía que detenerlo — . Es la fiesta de tu amigo, le debo mucho
a la doctora Malinov.

— ¡Qué Jodidos!, quítate las putas bragas ahora — dijo caminando hasta su escritorio y
revolviendo unos de los cajones.

— Alexander...

— ¡Maldición, Katheryne! No me retes quítate las bragas ¡Ahora! — Me quité las bragas
como pude ya que el vestido era bastante tallado a mi cuerpo — . Buena chica, ven aquí —
palmeó su escritorio y caminé hasta llegar allí — , dámelas — tomé el pequeño pedazo de
tela roja y se la tendí, mi cuerpo se estremeció al ver que la guardo en el bolsillo de sus
finos pantalones — . De espaldas, Katheryne — me volteé y él delineó mi cintura con sus
manos hasta tomar el vestido y empezar a subirlo.

— Vamos a llegar tar...

— Ssh, depilación total... ¿Quieres matarme, principessa? — Sonrió mientras sus dedos se
adentraban dentro de mí, di un saltito por la impresión — . Stasera come cazzo cazzo con
quelle scarpe, voglio mettere nel mio petto, come il mio membro dentro e fuori del tuo bel
corpo55 — no tenía ni puta idea qué decía. Debía retomar mis clases pero de algo estaba
segura, la noche prometía sexo salvaje, y eso me tenía empapada — . Estas así para mí, mi
nena — estaba así por las malditas 126 horas que tenía sin algún contacto íntimo... Maldije
una y mil veces a los días que Dios había creado para que fuésemos más mujer que nunca
— . Nunca pude disfrutar de las bolas chinas, Katheryne.

— Tu culpa... — Murmuré y él volvió a reír, sentí la silla rodarse y luego su nariz entre
mis piernas.

¡Oh, bendita tortura! ¡Jodido Cristo y todos los putos apóstoles!

— Como siempre hueles malditamente bien…

55 Esta noche mientras te follo con esos jodidos zapatos puestos, quiero que
los pongas en mi pecho mientras mi miembro entra y sale de tu cuerpo,
hermosa.

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Contrato
Aryam Shields M.
Lame, lame, ¡lame! — Gritaba mi Sub mientras él delineaba su nariz en toda la raja de mi
intimidad, abrió mis pliegues con sus dedos y su lengua le dio un leve lametazo a mi
clítoris.

Cristo...

— Sube un pie, Dolcezza — Dios, la voz aniquila bragas estaba instaurada en su cuerpo,
afortunadamente ya yo no las tenía — , el pie — pidió impaciente, así que subí el pie y lo
sentí deslizar algo — . No mires, Katheryne, sé una buena chica y sube el otro pie — hice
lo que me ordenó y lo sentí deslizar nuevamente algo, mordió una de mis nalgas
fuertemente y gemí de dolor y placer — . Voy a follarte como un maldito adicto esta noche
y necesito que tu desesperación por mí sea tal, que cuando entremos a la limosina de
regreso a casa, no desees nada más que mi hambrienta verga dentro de tu muy caliente coño
— susurró y lo sentí levantarse subiendo unas bragas hasta dejarlas perfectamente
colocadas — . Ve a la silla, Katheryne, aún tengo que hacer algo aquí — ni siquiera le dije
que ya estábamos retrasados, mi excitación estaba a mil, pero demonios, había quedado con
la doctora Malinov de asistir a la gala.

Miró un par de cosas en su laptop mientras yo me sentaba en la silla frente a él.

— Alexander...

— Sshh, pronto — levantó la cabeza de la laptop y vi su mirada pícara y su sonrisa de


malicia, recapitulé los hechos, me había olfateado, me había lamido, sus dedos habían
bombeado un par de veces dentro de mí... ¿No había colocado nada raro dentro o sí? No
había terminado de hablar cuando sentí y un corrientazo en mi centro.

— Cristoooo — grité saltando de la silla y de nuevo otro corrientazo, miré a Alexander sin
saber qué pasaba, pero su mirada lo decía todo.

Maldito perro traidor...

Mi Sub frotaba sus piernas una con la otra buscando consuelo.

— Alexander... — Otro corrientazo, este había durado más y demonios, estaba jadeando.

Mostró el pequeño aparatito, era más pequeño que el botón de alarma de un auto, con
botoncito rojo y uno verde. — Esto, Katheryne, es un control, de la tanga estimuladora
que te he colocado. Te dije que te necesitaba más que dispuesta cuando volviera, así que
tendremos una noche muy entretenida — se levantó de la silla y se colocó su saco — .
Vamos, querida, la noche es joven y malditamente larga.

Dios, era mi fin...

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Contrato
Aryam Shields M.

Capítulo 16
"He aprendido por experiencia que la mayor parte de nuestra felicidad o miseria depende
de nuestra disposición y no de nuestras circunstancias."

Martha Washington.

Alexander me ayudó a colocarme el abrigo y luego él se colocó su gabardina negra, me


tomó de la mano y juntos salimos a la terraza.

Estaba nerviosa y no tanto por las bragas estimuladoras que llevaba puesta, la última gala a
la que había asistido había marcado no solo mi cuerpo, mi corazón y mi alma…

Peter nos esperaba fuera de una hermosa limosina negra con la puerta abierta para
Alexander.
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Contrato
Aryam Shields M.
Me ayudó a subir y luego lo hizo él. Sacó de su bolsillo el celular y se dedicó a textear,
suspiré mirando por la ventana los copos de nieve.

Llegar al gran edificio donde se llevaba a cabo la fiesta de aniversario de GEA, fue rápido.
Peter siempre conocía un atajo. o alguna manera para llegar más rápido.

Saqué mi celular de la cartera de mano roja y marqué a Janeth, después de verificar que mi
bebé estuviera bien, salimos del coche.

Alexander entregó la tarjeta y juntos pasamos hasta el salón que estaba perfectamente
decorado con los colores de la organización, blanco perlado y dorado.

Las mesas estaban organizadas de tal manera que rodeaban la pista de baile y la pequeña
tarima donde tocaba una banda.

Caminamos entre las personas hasta encontrar nuestra mesa, la doctora Malinov
rápidamente llegó hasta nosotros.

— Hola — dijo con su sonrisa característica — . Alexander quiero darte las gracias por el
estuche de Dolce & Gabanna que diste para la subasta.

— No es nada, sé que ustedes apoyan a niños huérfanos, es por una buena causa.

— Katheryne, ¡qué bueno verte! ¿Cómo se está portando mi paciente favorita?

— Como un ángel — respondí con una sonrisa — . No tengo cómo agradecer todo lo que
usted hizo por nosotras, doctora Malinov.

— Solo Alejandra, Katheryne, ¡tengo 25 años por favor! — rió — . Ven conmigo — dijo
cuándo el doctor Malinov empezó a acercarse — , te presentaré unas amigas.

Internamente deseé que V estuviese por aquí…

Estaba hablando con las amigas de la doctora Malinov, cuando vi a Lilian llegar. Se veía
realmente hermosa en el vestido ocre que ella había escogido, sus zapatos eran
impresionantemente altos, se acercó a la doctora Malinov y le dio dos besos antes de llegar
a mí.

— Quedaste preciosa.

— Gracias.

— Míralo, no despega la vista de ti.

Miré a Alexander y él me dio su sonrisa moja bragas, lo vi meter la mano que tenía libre al
bolsillo del pantalón… No lo iba a hacer ¿O sí?

219
Contrato
Aryam Shields M.
La respuesta llegó demasiado rápido cuando la maldita braga empezó a vibrar. Quise
desaparecer…

— ¿Kath? — sabía perfectamente que Lilian me hablaba pero mis sentidos estaban
repartidos solo en dos cosas.

Primero. Implorarle con la mirada que parara.

Segundo. Contener el puto gemido que tenía en mi garganta.

Abrí los ojos respirando trabajosamente al sentir como la vibración mermaba… ¡Maldito
bastardo!

Mi Sub estaba en su cama con una sonrisa de felicidad y las piernas completamente
abiertas.

Él volvió a sonreír sin dejar de hablar con los hombres que lo rodeaban.

— ¿Te encuentras bien? — Preguntó Lilian — . Has empezado a sudar y por Cristo, estas
sonrojada.

¡Ábrete tierra y trágame!

— Estoy bien, Lilian — dejé que el aire llenara mis pulmones y lo solté lentamente.

Le di una mirada a Alexander pero él ya no me veía, estaba absorto en lo que Antuan y el


doctor Malinov le decían, mientras él negaba con la cabeza. De un momento a otro él miró
a la entrada y su vista se quedó clavada en la perfecta figura de una mujer.

Era alta, hermosa, de largos cabellos rubios. Tenía un vestido strapless que se ceñía
perfectamente a su figura y unos manolos negros muchísimo más altos que los míos.

Ella caminó provocativamente captando la mirada de casi todos los hombres del lugar,
hasta llegar frente a Dimitri, Alexander y Antuan.

— Como se acerque un poquito más le voy a quitar cada una de las extensiones que tiene
en el cabello — siseó Lilian.

— Si Dimitri sabe lo que le conviene, en estos momentos va mover su trasero hasta la


tarima — dijo seria Alejandra.

¿Qué podía decir yo? ¿Podía exigir algo? La chica se acercó hasta Antuan hablándole muy
cerca del oído.

— ¡Yo la mato! — Dijo Lilian que iba a ir a donde estaban ellos pero yo la tomé del
brazo.

220
Contrato
Aryam Shields M.
— Te cuento hasta cinco Malinov y van tres — dijo Alejandra mirando fijamente a su
marido.

Vimos al doctor Malinov caminar hasta subir a la pequeña tarima.

— Ese es mi hombre — dijo Alejandra pagada de sí misma.

La mujer se acercó de último a Alexander y vi todo rojo. ¡Ese hombre era mío! Él se alejó
rápidamente luego que ella intentara darle un beso en la comisura de su boca.

— Buenas noches — habló el doctor Malinov en tono monocorde — . Es para mí un


honor tenerlos aquí, esto no es una gala benéfica — sonrió — , lo siento princesa pero no
lo es — miró a su esposa — . Pero varios de nuestros amigos han donado cosas para las
fundaciones que manejan mi esposa y sus amigas — se pasó la mano por su cabello rubio
— . En fin, todos tenemos dinero; así que amor, ven aquí y empieza tu subasta a ver si
podemos bailar, comer y beber de una buena vez — todo el mundo sonrió por lo jocoso de
sus palabras.

Alejandra se subió en el estrado y dio una miradita rara a su esposo, me gustaba cómo se
veían ellos dos, ya había dicho que él se veía como si pudiera colocarse frente a una bala
por ella. Sentí el aroma de mi hombre acercarse y sonreí antes de que sus manos me
abrazaran por la espalda dejándolas en mi cintura.

— Si te gusta algo solo dímelo — susurró mandando escalofríos en todo mi cuerpo — .


¡Cristo, mujer!, puedo olerte desde aquí.

— ¿Quién es ella? — Miré a la mujer de cabellos rubios — . ¿Una amiga? — quería


preguntar: ¿una sumisa?, pero esa mujer tenía porte de todo, menos de sumisa.

— Sabes que yo no tengo amigos — susurró — . ¿Estás disfrutando de tus nuevas bragas?
— sonrió cambiando el tema.

— No vuelvas a hacerlo por favor…

— Te dije que te quería dispuesta — su mano subió un poco dejándola debajo de mis
pechos.

— Alexander, por favor…

— Todos miran al frente, principessa.

— Solo lleguemos a casa — está bien, no sabía qué carajos le había dicho, pero sentir sus
manos tan cerca de mis pechos, añadido a sus susurros en mi oreja y el calor de sus duros
pectorales aún con su traje; me estaba haciendo decir incoherencias.

221
Contrato
Aryam Shields M.
Inhaló de mi cuello antes de separarse de mí y tomar una postura rígida, la subasta empezó
con el estuche que Alexander había donado, uno a uno los artículos que estaban en una
mesa se fueron agotando.

— Este es de un donante anónimo — dijo una de las amigas de la doctora Malinov,


mostrado la cadenita. Era pequeñita, muy hermosa, de color plata con un bello dije de
angelito. Me recordó tanto a una que tenía Maye y que tuvimos que vender cuando
llegamos a Chicago, que el corazón se me estrujó y me vi negando antes que un par de
lágrimas abandonaran mis ojos.

Flash Back….

— Pero es de tu mamá — dije mirando los ojos negros de Maye — . No lo hagas.

— Tenemos hambre y el dinero no va alcanzarnos — sonrió, sus ojitos oscuros no se


iluminaron, así que no era una sonrisa verdadera. Se llevó las manos al cuello y desbrochó
la cadenita — . Cuando consigamos trabajo la recuperaremos — dijo ella.

— Sería un bonito recuerdo para nuestro bebé — le dije acariciando su vientre plano — .
Trabajaremos mucho y la sacaremos de aquí.

Mi amiga sonrió. — Mi madre siempre estará conmigo, Kath, tenga o no la cadena. Ahora
mismo importa el presente y el dinero que tenemos no es suficiente.

— Me siento como una completa inútil — bufé y ella volvió a reír.

— Pues mire completa inútil, si usted no estuviese conmigo, aún estaría viviendo con mi
padre, así que me has dado apoyo y para mí eso es importante — entregó la cadenita al
dependiente después de cerrar los ojos y apretarla fuertemente.

Fin Flash Back…

— ¿Te gusta? — Alexander tomó mi mentón haciéndome mirarlo, mis ojos estaban
anegados en lágrimas por los recuerdos. Negué con la cabeza.

— Setecientos dólares — dijo Alexander, mis ojos se abrieron apartando las lágrimas.

222
Contrato
Aryam Shields M.
— El señor McConner ha hecho una buena oferta, ¿puede alguien darnos ochocientos
dólares? — dijo una chica de cabellos negros y menuda mientras el doctor Malinov estaba
atrás y movía su pie impaciente.

— Mil quinientos dólares — dijo Alexander. El doctor Malinov sonrió, una sonrisa ladina
y ladeada.

— Es suyo, señor — dijo la chica dando saltitos. Alexander sacó su chequera e hizo un
cheque rápidamente. El doctor Malinov le entregó la cajita de terciopelo y él la guardó en
su saco.

Alejandra se acercó al micrófono y después de dar las gracias, la orquesta empezó a tocar,
era una canción suave por lo que varias personas se hicieron grupo para hablar en las
respectivas mesas en las que estaban asignados. La mujer de cabellos rubios estaba con una
señora de edad adulta y su mirada estaba enfocada en Alexander, parecía un halcón
vigilando a su presa.

Era hermosa, fina y se veía que muy educada, pero había algo en ella que no me gustaba del
todo. Tenía un aura enigmática, algo en su alrededor decía "peligro", como si fuese una
amenaza, un hombre alto y fornido de largos cabellos castaños se acercó a nosotros,
dejando callado momentáneamente al doctor Malinov y a Antuan.

— Alexander McConner — dijo extendiendo su mano a Alexander — . Soy Demian


Stroux. No me conoces pero he escuchado de ti — me pregunté internamente quién no
había escuchado de él — . Me gustaría asociarme a ti, que hiciéramos negocios juntos.

— Demian Stroux … ¿De Stroux Holding?

— Los mismos.

— ¿Negocios dijo usted? — dijo enarcando una ceja.

— Sé que en estos momentos McConner Corp. está envuelta en problemas, pero también
sé que no son gracias a usted.

— Él es Antuan Difeo, socio y vicepresidente de McConner Corp. — dijo Alexander


presentando a Antuan.

— Me gustaría hablar con ustedes — sacó una tarjeta de su costosísimo traje — . Digan la
hora y en dónde — este hombre no me gustaba, había algo en él que me daba terror,

223
Contrato
Aryam Shields M.
aunque por encimita se veía que no era peor a Alexander y Antuan… A parte, era igual de
hermoso, piel ligeramente bronceada, ojos azules, y cuerpo y culo de infarto. Poseía tanta
seguridad y emanaba de su cuerpo un fuego que abrazaba a su alrededor.

V, lo iba a amar.

— Wow… Eso fue extraño — dijo el doctor Malinov mirando a Alexander — . Creo que
has conseguido un inversionista.

— No lo necesitamos — dijo Alexander a la defensiva, sentí su mirada en mi cuerpo, dura


y enfadada. Me di cuenta que estaba mirando el bien formado trasero de aquel hombre tan
extraño, traté de no sonrojarme pero fue imposible.

¡El tipo estaba buenísimo!... Si bien yo estaba a dieta, eso no me impedía ver la carta de
postres… ¿O sí?

— Siempre es bueno un inversionista, Alexander. Eso le dará credibilidad a tu empresa y


en estos momentos lo necesita. Ahora si me disculpan, tengo una tradición tonta con
Maleja, hay una canción que a ella le fascina y la bailamos en todas las galas del GEA —
el doctor Malinov se levantó de la mesa llegando a donde el chico que cantaba en un fluido
inglés, canciones suaves. Luego se giró y miró con picardía a su esposa antes que ella se
reuniera con él en la pista de baile.

— ¿Quieres bailar amor? — Antuan le preguntó a Lilian acariciando su mejilla con sus
dedos y ella le dio una mirada de amor. Intenté no mirar pero fue imposible, joder… Yo
quería que él me mirara así.

Alexander suspiró, un suspiro largo y prolongado, su vista se enfocó en la de la mujer de


cabellos rubios y ojos enigmáticos, ella alzó su copa diciendo algo que no entendí, pero que
lo hizo bufar.

— Anda, vamos a bailar — dijo levantándose y estirando las inexistentes arrugas de su


saco antes de darme la mano, caminamos hasta la pista de baile mientras una melodía suave
nos envolvía ambos.

Alexander me pegó a su cuerpo, colocando una mano en mi cintura y la otra en mi espalda


descubierta por el vestido. Dejé que mis manos se escurrieran por su pecho, agarrando las
solapas de su traje. Él empezó a movernos suavemente, al compás de aquella canción tan
hermosa que se colaba en mis oídos, mientras veía cómo el doctor Malinov besaba el tope
de la cabeza de su esposa. Recosté mi cabeza en el pecho duro de mi hombre mientras
escuchaba la letra de aquella hermosa canción.

Mi corazón a muchos grados bajo cero,


Congela todo tu recuerdo y no aprendió a decir adiós.
Mi corazón tan dominante y tan pendejo,

224
Contrato
Aryam Shields M.
Le cuesta un mundo ser sincero y a mí mismo me engañó.
Y no fui yo el caprichoso que quería soledad en vez de amor,
Sabes que no...
El que escogió abrazar la ausencia de tu cuerpo en mi colchón,
Fue mi egoísta corazón...
Quién repara este músculo anormal,
Que gobierna mi pecho sin pensar,
Que te echo de menos,
Que mi mundo es pequeño,
Si me dejas de amar... 56

Alexander me apretó más a él como si también estuviese escuchando lo que yo escuchaba,


su cuerpo estaba rígido pero aun así él dominaba completamente el baile, guiándome y
moviéndonos a su ritmo.

Suspiré, inhalando su aroma natural mezclado con la colonia que me volvía loca y
dejándome llevar por la letra nuevamente.

Mi corazón a pocas cuadras del infierno,


al pie de un desamor inmenso,
dio la vuelta y te buscó.
Mi corazón tan dominante y tan pendejo,
le cuesta un mundo ser sincero y a mí mismo me engañó.
Y no fui yo el caprichoso que quería soledad en vez de amor,
Sabes que no...
El que escogió abrazar la ausencia de tu cuerpo en mi colchón,
Fue mi egoísta corazón,
Quién repara este músculo anormal,
Que gobierna mi pecho sin pensar,
Que te echo de menos,
Que mi mundo es pequeño
Si me dejas de amar...

Suspiró y su barbilla se apoyó en el tope de mi cabeza... Dios, quería llorar, maldita


canción, era tan triste y tan hermosa y lo peor, la letra parecía escrita para Alexander
McConner.

Bailamos un par de canciones más, su aroma me tenía completamente drogada. Cada día
más, el amor que sentía por él se expandía, y me dolía saber que él nunca me
correspondería, ¿pero siempre hay una pena de amor no?... Siempre lloramos por un
hombre, la mujer que diga que no lo ha hecho no sabe lo que es amar de verdad, yo lo
amaba. Negro, oscuro y sádico, eso era él, esa era su esencia. Me recosté en su pecho

56 “Mi corazón” del grupo venezolano SanLuis

225
Contrato
Aryam Shields M.
inhalando un poco más de su costoso perfume, dejando que cada poro de mi cuerpo lo
absorbiera y rogándole a mi nariz que mantuviese el olor para cuando él no estuviera.

Mi cuerpo se estremeció recordando nuestro final, Cinco meses y tendría que decirle adiós,
la pregunta del millón de dólares era... ¿Podría hacerlo? Esperaba que sí.

— Vamos a la mesa — susurró Alexander trayéndome de vuelta, antes de tomarme de la


mano y conducirme a la mesa donde ya estaban sentados Lilian y Antuan, el Doctor
Malinov y su esposa aún bailaban. Al final, le dio un tierno beso, las lágrimas querían salir
pero dejé la mente en blanco y busqué aire desesperadamente.

— ¿Estás bien, Kath? — me preguntó Lilian frunciendo el ceño. Asentí, llenando mis
pulmones mientras veíamos al doctor y su esposa caminar a la mesa.

Vi a Alexander cruzar un par de miradas con Antuan y luego mirar hacia la mesa donde
estaba sentada la mujer de cabellos rubios.

Dios, ¡allí había gato encerrado!

— Ey… — me llamó — . Estoy aquí, no allá — tomó mi mentón y dejó que nuestros
ojos se conectaran, sacó de su bolsillo la cajita de terciopelo y la abrió sacando la cadenita...
Era tan parecida, pero no la misma — . Ven, te la pondré — negué — . ¿Qué te he dicho de
no aceptar mis cosas, Katheryne? — murmuró en voz baja.

— No la quería para mí, se parece mucho a una que tuvo Maye, me gusta más para
Antonella.

Sus ojos estuvieron clavados en los míos. — Entonces se la pondrás a Antonella cuando
lleguemos a casa — . Hablamos unos cuantos minutos antes que empezaran a traer la cena.

El bufet estaba realmente delicioso, agradecí las clases que había tomado con Lilian sobre
protocolo y glamour antes del incidente del látigo, sentí la mano de Alexander en mi pierna
y mi cuerpo se tensó.

¡Diablos! No aquí.

Tomé su mano cuando ya iba por mis muslos. — No — articulé sin voz. Él me dio una
mirada de "no me retes", antes de meter su otra mano en el bolsillo.

¡NO! — Gritó mi Sub antes de sentir la tortura placentera de las bragas milagrosas. Cristo,
todos sus amigos estaban aquí, en un evento público.

Sacó su mano de mi pierna antes y tomó el tenedor comiendo como si nada sucediese, mi
mente solo gritaba una cosa.

226
Contrato
Aryam Shields M.
¡Apágalo!

Pero como si leyera mis pensamientos la presión seguía más y más fuerte, enviando oleadas
de placer a mi vientre bajo. Podía sentir las partículas estrellarse unas con otras antes de
unirse al cúmulo de placer que ya estaba lo suficientemente grande y casi a punto de
explotar.

— Por favor — le dije sujetándome de las orillas de la mesa, tratando que ninguno de
nuestros acompañantes notara nada extraño. Lilian hablaba entretenida con la doctora
Malinov y los hombres estaban metidos en una conversación sobre no sé qué diablos a lo
que Alexander respondía con monosílabos.

Jadeé quedadito mientras llevaba una de mis manos a mi entrepierna tratando de quitar el
artefacto infernal que me estaba volviendo loca, pero no tenía ningún éxito, mi
personificación del demonio dio una de sus sonrisas malvadas torcidas de esas que te llevan
al mismísimo quinto infierno... Jesús, Alá, Buda, José Gregorio Hernández… Jodido Odín,
y todos los putos dioses de Asgard... Iba morir, iba...

Lo apagó…

Mi cuerpo pesó como toneladas cuando las vibraciones cesaron, estaba húmeda y
jodidamente adolorida, mi intimidad vibraba ante el placer dado y el no culminado. No
sabía si agradecer porque hubiese parado, o maldecir porque no había seguido.

— Necesi... Necesito ir al baño — murmuré levantándome ante la sonrisa relampagueante


de Alexander, el bastardo lo estaba disfrutando.

Me levanté de la silla tratando de recomponer el latido acelerado de mi corazón y


caminando lo más elegantemente posible para llegar al baño, podía sentir la humedad en
mis partes íntimas, casi goteando por entre mis muslos; caminé hasta llegar al baño
encerrándome en uno de los cubículos.

Sentía mi clítoris hinchado y palpitaba levemente. Diablos, estaba logrando su cometido,


estaba sobreexcitada, creo que si volvía a accionar el aparatito del mal iba a tirarlo sobre la
mesa y pedirle que me follara hasta que se acabara el mundo.

Me reí ante una imagen mía y de él en la mesa delante de todos, saqué de la cartera una
toallita húmeda y bajé las bragas del demonio limpiando levemente mi excitación, ahogué
un gemido, cuando mis dedos tocaron mi clítoris, encontrándolo extremadamente sensible.

Iba quitar esa prenda de mí, las bajé completamente y las saqué de mis piernas, el bastardo
no me iba a torturar jamás. No señor, ya quería ver su cara cuando accionara el aparatito y
no pasara nada.

227
Contrato
Aryam Shields M.
Al final ya no había azotes en mi lista.

Guardé la prenda en mi diminuta cartera de mano, desechando el empaque de las toallitas,


suspiré y acomodé mi vestido, debía salir antes que la bestia le diera por venirme a buscar.

Todo esperé, menos encontrarla a ella allí.

Mi cuerpo entró en tensión, llené de aire mis pulmones y caminé a los lavados todavía
sintiendo su mirada en mí.

— Así que tu eres Katheryne... — Dijo suavemente, levanté mi mirada y mis ojos se
encontraron con los suyos — . Alexander me hablo de ti cuando nos vimos en Italia eres
su… "prometida" — hizo comillas con sus dedos.

No le presté atención y seguí pasando la plumilla con el polvo por mi cara, retocándome el
maquillaje, esa mujer no me daba buena espina.

— Me escuchaste niña — dijo despectivamente.

Suspire fuertemente No conocía a esta mujer pero sabia perfectamente lo que pretendía, y
no estaba dispuesta a caer en su juego.

— Hombres como él no aman. Yo conozco perfectamente a Alexander.

Ignórala... Se irá — asentí a mi Sub, mientras abría la llave de manos para lavarme.

— Es un dios perfecto en la cama, una máquina de gemidos, suspiros y mucho placer.

Mi respiración empezó a ser errática.

Calma, resiste ¡no le dañes maquillaje! — Mi Sub trataba de calmarme.

— Es un Jodido Cabrón. Ya te maltrató, seguro que uso contigo ese látigo de siete puntas,
es su favorito.

Lo sabía, ella había sido su sumisa.

— Creo que mas que su prometida eres una de sus tantas muñecas inflables, una receptora
más de semen — me giré mirándola con los ojos inyectados de sangre — . Te dije que lo
conocía.

— Mire Señora…

— Dominique Swanson.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Como sea, mi relación con Alexander McConner es solo incumbencia de él y mía. Si
soy su puta, o su prometida, eso a usted no le importa — saqué el labial y me retoqué el
maquillaje — . Ahora con todo el respeto que se merece usted, déjeme decirle que no
conoce a ese hombre — me encaminé dispuesta a salir del baño, a la seguridad que me
daba la mirada de mi querida bestia.

Su risa irónica resonó por todas las paredes del pequeño baño, salí de allí deteniéndome
para respirar un poco y calmarme, sentí sus tacones muy cerca de mí y se detuvo unos
pasos detrás.

— Lo conozco, él no era nadie. Yo lo destruí, lo moldeé y le di la forma que tú le vez


ahora, él está hecho a mi imagen y semejanza, y te voy a dar un consejo.

Me giré. — ¿Qué le hace creer a usted que necesito, o quiero un consejo suyo?

— Mira niña, Alexander es un ser de fuego, de infiernos internos y cuartos oscuros. Te


consumirá, jugará con tus límites, te quitará hasta el último ápice de amor, y el consejo es
gratis querida, aplaca tu corazón o serás un ente sin vida una vez él se vaya, porque créeme,
se irá… — Sin más, pasó delante encaminándose hacia el salón.

Llegué hasta la mesa controlando mi respiración y mis lágrimas.

— ¿Estás bien? — susurró por lo bajo, asentí — . Solo una hora más y nos vamos,
bailemos — dijo tomándome de la mano y llevándome al centro de la pista.

Esta vez no me concentré en su aroma, ni en el latir de su corazón, mi mente era un caos


mientras recordaba las palabras de esa mujer.

De cómo decía conocerlo y la verdad que había en sus palabras. Él se iba ir.

— ¿Dónde estas Kath? — en una primera instancia no entendí su pregunta — Te deseo —


susurró en mi oreja, bajando su mano hasta tocar mi trasero — . No sabes cuánto te deseo
— siseó mordiendo el lóbulo de la misma mientras me pegaba a su cuerpo, gemí al notar el
bulto de sus pantalones — . Nos he estado torturando, nena, y lo único que deseo ahora es
tu coño tragándose mi verga — subí mi mirada para conectarme con la de él.

— Llévame a casa — susurré acariciando su mejilla. Solo me bastó decir eso para que su
mano se cerrara fuertemente contra la mía y prácticamente me arrastrara fuera del salón,
caminamos como posesos hasta llegar al elevador y no se había cerrado del todo, cuando
con movimientos bruscos me recostó en la pared metálica dejando que cada hueso de mi
columna se golpeara con la estructura, mientras su lengua arremetía dentro de mi boca en
un beso desesperado, hambriento y doloroso, cuando sus dientes mordían y tiraban de mi
labio inferior.

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Contrato
Aryam Shields M.
Embistió sus caderas en las mías y solté un grito de placer antes de tomar su rostro con mis
manos y entregarme a su beso carnal y violento.

— Dios... Debería azotarte por haberte quitado las bragas... — mordió mi mandíbula
sugestivamente, haciéndome sisear de placer.

— No azotes, ¿recuerdas? — dije entre suspiros volviendo a tomar sus labios.

— No creo poder llegar a casa nena, te necesito ahora — susurró aún con su labios
pegados a los míos.

— Casa — articulé como pude, lo vi sacar su celular del bolsillo y oprimir una de las
teclas.

— ¡Joder! — Gimió cuando enterré la punta del tacón en su trasero — . ¡Maldita sea! ¡Te
quiero fuera del puto edificio, YA! — Gritó antes de cerrar el celular, volviendo a atacar
mis labios ferozmente. Cuando el ascensor paró en el primer piso, volvió a tomar mi mano
hasta arrastrarme fuera de las instalaciones de GEA, vi a Peter aparcar el lujoso auto.

— Entra, nena — me urgió, ni siquiera esperó a que Peter se bajara a abrir su puerta,
cuando estuve yo adentro, él se subió al coche — . Arranca — ladró mientras subía el
vidrio que nos separaba de Peter — . Ven aquí, puto y maldito vestido del demonio — me
subió ahorcajadas sobre su gruesa erección — . Dio voglio voi in modo57 — me besó, su
mano tomó mi nuca fuertemente absorbiendo mis labios, dominando mi lengua, sus manos
trazaron figuras en mis pechos con sus palmas, antes de bajar e introducirlas por debajo del
vestido que estaba enrollado a mi cintura y muslos.

— Intuía que te las quitarías. Te conozco bien, mi nena — sus labios viajaron por mi
cuello succionando mi vena, mientras sus dedos abrían mis pliegues, húmedos por su
anterior beso.

Dos de sus dedos entraron en mí sin contemplación. — ¡Cristo! — Gimió y allí lo perdí,
olvidé que estábamos en un auto, olvidé que Peter conducía, los labios de Alexander
bajaron hasta encontrarse con mi pecho izquierdo y me agarré fuertemente de los asientos
del auto acallando mis gemidos, mordiéndome el labio hasta el punto de sentir el sabor
metalizado en mi boca mientras los dedos de mi bestia hermosa se colaban en mi interior.
Sus labios se apoderaron de los míos absorbiendo mi sangre, mi saliva, dejando que su
lengua acariciara a la mía mientras sus dedos entraban en mí a una velocidad descomunal,
sentía la presión de mis paredes vaginales a punto de colapsar — . Córrete para mí, nena, sé
que quieres hacerlo, baña mis manos con tus jugos, déjame probarte, principessa —
susurró y estallé.

57 Dios te deseo tanto

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Contrato
Aryam Shields M.
Grité como demente poseída por las múltiples sensaciones que me daban sus dedos
saliendo y entrando de mi cuerpo, me dejé caer en su pecho, su respiración casi tan errática
como la mía, el bulto que sobresalía de su pantalón, aún con el corazón latiéndome a mil
por hora llevé mi mano a su protuberante erección y la acaricié por encima de la tela.

— No — gimió siseando — . Quiero descargarme dentro de ti, necesito llenarte, sentirme


en tu interior una vez más — sacó su dedos de mi interior y como siempre me invitó a
probarme.

Dejé que mi lengua se escurriera por sus dedos, saboreándome mientras escuchaba los
gemidos guturales de Alexander y sentí la cabeza de su miembro alineada justo sobre mi
intimidad.

— Peter quiero estar en casa en menos de diez minutos — gritó la orden de manera
forzada — . Acelera — ordenó, antes de que sus manos sacaran mis pechos por el vestido y
él se dedicara a jugar con ellos.

No pasó mucho cuando sentimos a Peter estacionarse, mis pezones estaban rojos e
hinchados, tenían la marca de sus dientes y yo estaba imposiblemente húmeda. La
necesidad de tenerlo enterrado en mi interior estaba a mil, necesitaba sentir su cuerpo
sudoroso sobre el mío, sentir el latido desesperado de su corazón, necesitaba amarlo;
amarlo y olvidar las palabras de aquella mujer aunque supiera que eran ciertas.

Alexander me tendió su gabardina negra ya que estaba prácticamente desnuda, el elegante


vestido estaba enrollado en mi cintura dejándome el torso descubierto.

— Ve a la habitación de juegos y espérame en posición de sumisión pero sentada en la


cama, con tu culillo frente al espejo — dijo acariciando su erección como diciendo "calma
muchacho", sabía que estaba más duro y erguido que la mismísima torre Eiffel — . Ve y no
te quites los zapatos.

Capítulo 17
La felicidad es algo que depende no de la posición, sino de la disposición

John GPollard

Corrí escaleras arriba, tenía ganas de ir a ver cómo estaba Anto pero lo más seguro es que
Janeth estuviese ahí con ella. Llegué a la habitación y me despojé de la gabardina y el

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Contrato
Aryam Shields M.
vestido, quité las joyas que me había colocado y abrí la puerta de la habitación del pánico.
Hacía tanto que no entraba en esa habitación, que me dediqué a observarla por unos
momentos hasta notar que tenía cosas nuevas, látigos y palas más delgadas también. Había
algo que colgaba de una de las vigas techo justo en el rincón opuesto de la cama, dos
espejos nuevos estaban situados en la pared del rincón... Mi cuerpo se estremeció ante lo
que podría hacer él allí, sentí sus pasos en la habitación contigua, así que me subí a la cama
adaptando mi pose de sumisión, dispuesta a complacer a mi amo.

Se acercó a la habitación, mientras sentía mi cuerpo temblando por anticipación.

— Bella — dijo en su perfecto italiano. Me obligué a mí misma a no subir la cabeza


mientras sentía la ropa desprenderse de su cuerpo, caminó hasta el clóset que estaba en una
esquina, y encendió el Ipod que estaba en uno de los compartimientos.

La habitación se llenó una suave melodía

— Ven — me llamó.

Me levanté de la cama llegando a donde él estaba de pie al lado de las cuerdas que colgaban
del techo, tomó mi mano suavemente dejándome frente al espejo.

— Eres perfecta — susurró cerca de mi lóbulo.

Gracias a los tacones, su altura y la mía estaban parejas. Allí estaba yo, Laura Katheryne
Cortez, mirando fijamente el par de orbes verdes que denotaban una lujuria implacable,
llené mis pulmones de aire enfocando mi mirada en el espejo, grabando en mi memoria la
perfección de nuestros cuerpos desnudos. Sus manos subieron por mis caderas hasta
situarse debajo de mis pechos.

— Voglio che tutti voi non solo bruciare il vostro corpo ... — Ahogué un gemido, ante el
placer que era escucharlo parlar en su idioma de cuna — . Ho bisogno di ferire la tua
anima con il mio respiro, rubare il vostro cuore e il proprio corpo, adueñarme della vostra
mente, vuoi che i tuoi sospiri, gemiti adueñarme vostro gusto il respiro, il tuo sentire il tuo
figa stretta e succosa, tu sei la schiava dei miei baci voglio che tu... — Sus manos se
cerraron en mis pechos acariciándolos suavemente mientras sus labios acariciaban mi
cuello, haciendo que mi cabeza se hiciera a un lado — , per me il tuo sangue, rubare in
ogni colpo, condanno nell'inferno cazzo quinta la mia passione, voglio consumarti tutta,
ma non posso... Katheryne — mi nombre, mi nombre en sus labios susurrado tan
sensualmente, hacía que hirviera por más, su aliento húmedo y caliente hacía que cada una
de las partículas de mi cuerpo deseara fundirse con el mío — . Odiano, mi odiano e io
andrò da qui in pochi mesi lasciata nel tuo corpo i segni di odio e di risentimento nei miei
confronti perché non voglio essere amato, non desidera eseguire il destino degli altri, di

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Contrato
Aryam Shields M.
quelli che una volta ha detto ti amo e non tornò più 58 — succionó mi cuello fuertemente
haciéndome pegar un grito, mis piernas se tambalearon antes que sus brazos me agarraron
fuertemente pegándome más a él.

Me hizo girar mientras sus fuertes brazos me tomaron por la cintura suspendiéndome en el
aire, pegando su erección a mi intimidad sin entrar en ella. Agarró mi cuerpo con uno de
sus brazos mientras hacía que mi lengua se rindiera bajo estrictas órdenes de la suya.

— ¿Ves esto? Acarició las cuerdas de cuero que colgaban del techo — . ¿Confías en mí?

Mi mirada subió a su rostro, era una pregunta sencilla: ¿confiaba en él? Después de
haberme golpeado, después de someterme a su voluntad… ¿Confiaba en Alexander
McConner? Él me miraba impaciente... ¿Confiaba en él? La respuesta esta vez fue
afirmativa; en mi interior yo confiaba en el hombre frente a mí, en la persona lujuriosa que
se convertía cuando cruzábamos estas paredes, en el aura dominante que desprendía cuando
estaba cerca de mí, yo confiaba en el cabrón sin alma, confiaba en él de una forma sádica y
masoquista. Lo miré con adoración sin profesar, con el respeto que le debía por ser mi amo
y mi maestro. Su mirada me decía tanto y nada a la vez, haciéndome sentir deseada. Sabía
que él me protegería, sabía que no me pasaría nada a su lado, el verdadero problema sería
cuando él se fuera. Llené de aire mis pulmones, respirando temblorosamente ante la mirada
de escrutinio de mi hombre.

— Confío en usted, señor — las palabras salieron suavemente de mi boca.

Quería decirle que lo amaba, me picaba la lengua y mis cuerdas vocales se negaban a
mantenerse calladas, su mano derecha se cerró en mi nuca y volvió a besarme con hambre
animal, feroz y desesperadamente, como si mi respuesta le fuese de su agrado. Agradecí
internamente que mis piernas estuviesen enredadas en sus caderas, mientras me volvía
masa moldeable entre sus brazos, mientras sentía la cabeza de su miembro empujar mi
intimidad, los músculos de mi vientre contrayéndose levemente por la sensación que
recorría cada célula de mi cuerpo ante la anticipación del placer que me iba a otorgar.

— Sube los brazos, Katheryne — dijo con voz trémula, obedecí inmediatamente dejando
que él amarrara mis manos a dos grilletes de felpa, sujetos con cuerdas que estaban atadas
al techo dejándome indefensa y dispuesta para él — . Esto, Principessa, es un columpio

58 Quiero todo de ti, no solo quemar tu cuerpo... Necesito herir tu alma con mi aliento, robar tu
corazón y poseer tu cuerpo, adueñarme de tu mente, tener tus suspiros, ser el dueño de tus
gemidos, saborear tu aliento, tu olor, tu coño estrecho y jugoso. Quiero que seas la esclava de
mis besos... Quiero hacer mío cada rincón de tu anatomía, robarte suspiros en cada caricia,
quiero condenarte en el quinto puto infierno de mi pasión, voy consumirte entera, pero no
puedo... Me odiarás, Katheryne, me odiarás y yo me iré de aquí en unos meses dejando en tu
cuerpo la marca del odio y el rencor hacia mí, porque yo no quiero ser amado, no quiero que
corras la suerte de los demás, de todos aquellos que una vez dijeron te amo y no regresaron
jamás.

233
Contrato
Aryam Shields M.
erótico, mi último juguete… Aquí voy a follarte. ¿Estás lista? — Asentí entre excitada y
temerosa.

Tomó una de las cuerdas que tenían como una especie de correas y la anudó a mi espalda
por debajo de mis brazos y luego ató la otra que era similar a mi cadera. Sus manos
tomaron mis caderas suspendiéndome en el aire.

— Flexiona una de tus rodillas, tranquila, no te dejaré caer — susurró mientras tomaba
otra de las cuerdas y las pasaba por mi rodilla derecha, por unas azas que culminaban en la
cuerda y luego hizo lo mismo con mi rodilla izquierda dejándome levemente suspendida en
el aire — . ¿Tienes clara tu palabra de seguridad? Esto puede ser un poco extenuante para
ti.

Asentí aunque no la usaría…

— ¿Cuál es tu palabra de seguridad? — Susurró en mi cuello.

— Amor — dije con voz temblorosa.

— Buena chica — su lengua lamió desde mi hombro hasta mi cuello — . Voy a darte tanto
placer que sufrirás una combustión al acabar, piccola — promesas implícitas, eso eran sus
palabras — . Voy a suspenderte ahora, Katheryne, no vas a caerte, confía en mí. Mantén las
piernas separadas para poder ver ese dulce coño que tú posees y sujétate bien de las cuerdas
que tienen tus brazos amarrados — Alexander tomó un pequeño control y las cuerdas me
suspendieron un poco, dejándome a la altura de su cadera, levemente sentada y como había
dicho él, mis piernas estaban abiertas.

Su mirada lasciva me recorrió entera hasta quedarse fija en mi intimidad abierta para él.

— ¿Estás húmeda? — Asentí, sin despegar mi mirada de sus ojos, él llevó su mano a mi
intimidad y la deslizó entre mis pliegues haciendo que mi cabeza se fuese hacia atrás.
Estaba demasiado sensible por todo el jugueteo del auto y por Cristo que lo necesitaba
adentro, bien enterrado en mí. Antes de pudiera disfrutar más, la sacó y luego llevó sus
dedos a su nariz y aspiró fuertemente para luego introducirlos en su gloriosa boca.

Gemí ante la visión de su viperina lengua quitando todo rastro de mi excitación de sus
dedos.

— No tienes ni idea de lo cachondo que estoy — acarició su erección con sus manos,
arriba y abajo, pasando la mano por su glande y esparciendo el líquido pre seminal en su
base — , y me pone mucho más caliente verte allí colgada, dispuesta a entregarte a mi
placer, con esos putos zapatos preciosos.

Acercó la punta de su miembro a mis pliegues dejándola entrar solo un poco antes de
retirarse y deslizarla por mis pliegues.

234
Contrato
Aryam Shields M.
Dios, no quería que jugara, quería sexo, quería que me follara. Yo estaba tan necesitada
como él.

Mi Sub simulaba las embestidas de Alexander con sus dedos.

Nuevamente repitió su acción haciéndome sisear, y agarrando las cuerdas de las cuales mis
manos estaban sujetas.

— Mira como nos vemos de bien nena, tu perfecto coño bañando mi polla con sus jugos
— volvió a deslizar su miembro por mis pliegues, haciéndome mecer hacia atrás un poco
debido a la posición y a las cuerdas.

— Lex… — susurré.

— ¿Me quieres dentro de ti? — Murmuró con voz contenida. Sabía perfectamente que el
bastardo estaba a mil — . ¿Eso quieres? — Su voz tenía una fiereza ardiente — . ¿Lo
quieres, Katheryne? — Su glande entró en mí para luego volver a salir.

— ¡Por un demonio, sí! — Grité, estaba a punto, necesitaba sentirlo.

— Pídemelo, principessa.

— Por favor — dije con voz agónica.

— Sé creativa, pequeña — movía sus caderas acercándolas a las mías a la vez que mi
cuerpo se alejaba hacia atrás.

¡Maldición!

— Vamos, pequeña — susurró nuevamente.

— Maestro, señor, dueño y rey de mi puto universo, deseo que me llene completamente
— Dije con voz agónica, él sonrió complacido, una sonrisita canalla e irónica.

— Viste, puedes ser creativa cuando te lo propones, tesoro — dijo antes de tomar mis
nalgas con sus fuertes brazos y pegarme a su cuerpo, haciendo que su miembro duro y
potente, entrara en mí sin anticipación, abriéndose paso entre mis paredes vaginales,
haciéndome gemir como una puta loba en celo por su intromisión. Mi cabeza se fue hacia
atrás a la vez que Alexander unía nuestras caderas y yo tensaba mis brazos y obligaba a mis
pulmones a seguir llevando oxígeno a mi cuerpo.

— ¿Me sientes, bebé? ¿Sientes cómo mi te lleno? ¿Cómo me recibes completamente


dentro de ti? Abre tus ojos nena… Míranos, míranos — susurró entre dientes, sacó su
miembro un poco de mí y luego embistió duramente sin alejar sus manos de mi trasero.
Entraba y salía de mí a una velocidad fantástica, el columpio se agitaba al ritmo de sus
arremetidas triplicando la intensidad de cada una, haciéndome sentir en un abismo de placer

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Contrato
Aryam Shields M.
torturante y cadencioso mientras yo tensaba cada vez más los brazos agarrándome
fuertemente de las cuerdas, temiendo que si me soltaba iba a desarmarme — . Enrolla tus
piernas a mi cintura, nena — lo hice, las puntas del tacón descansando en su trasero, sus
manos se separaron de mis nalgas para agarrar mis caderas, cambiando el ángulo de sus
frenéticas embestidas a la vez que controlaba más el vaivén del columpio.

¡Jesús, María, José y los pastores de Belén! Este hombre quería partirme en pedacitos,
separar todos y cada uno de mis huesos y esparcirme por cada rincón de esta habitación.

Mi Sub hizo su testamento en sus Post It de colores escandalosos por quinta vez desde que
comenzó toda esta locura, pidiendo expresamente que sus cenizas fueran tiradas en el lugar
donde había grabado la película Moulin Rouge59.

Alexander aumentó la velocidad de sus arremetidas jadeando sobre mi cuerpo, el sudor de


su frente caía en pequeñas gotitas justo sobre mi abdomen, manejaba el columpio de tal
manera que siempre salía al encuentro de sus penetraciones.

Mi boca abierta tratando de tomar aire, mis jadeos y mis gemidos por el dolor tan
placentero que él me estaba dando, les había dicho que soy masoquista. Cerré los ojos
concentrándome en las mil y unas sensaciones que este hombre me daba, sin poder poner
una precisa palabra que describiera lo que yo sentía. Estaba a punto de perder la cabeza, las
piernas y los brazos, decorando el cuarto con partecitas de Katheryne por aquí y por allá.

— ¡Mírame! — Su voz surgió oscura, imperativa y necesitada. Lo obedecí


inmediatamente, volví a abrir los ojos mientras él volvía a empujarse dentro de mí de forma
agónica, las paredes de mi vagina cerniéndose a él anunciaban que el volcán haría erupción
en algún momento, sus brazos firmemente agarrados a mi cadera, el vaivén de nuestros
cuerpos, el choque de nuestras carnes, el bamboleo del columpio… Esto era demasiado
para mí, demasiado. Mi cuerpo se tensionó avisando que la lava estaba en la boca del
volcán ¡Diablos! ¡Iba a correrme!

— ¡NO! — Ordenó soltando mi cadera, tomando mis piernas y apartándome de sus


caderas antes de subirlas y flexionarlas de tal manera que las puntas de mis tacones estaban
en su perfecto pecho, todo esto sin dejar de embestirme.

— Voy a correrme — le avisé.

— Un poco más, solo un poco más — murmuró mientras me embestía — . Ciérrate sobre
mi nena, ciérrate y dame un gran orgasmo, Piccola — comencé a jadear y a gemir,
sobrepasada por las sensaciones que provocaba en mi cuerpo a medida que sus
penetraciones cobraban velocidad y rigor — . Ciérrate, ahora — lo hice, me cerré en torno
59 Moulin Rouge: es un famoso cabaret parisino, construido en 1889 por el catalán
Josep Olle

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Contrato
Aryam Shields M.
a él cuando el volcán hizo erupción haciendo que mi cuerpo vibrara por los temblores que
ocasionaba mi orgasmo.

Alexander jadeó, gritó, bramó como animal enjaulado, antes de lanzar su cuerpo hacia
adelante sin soltar mis caderas, haciendo que mis tacones se hundieran en su pecho
mientras su miembro se descargaba en mi interior.

Se inclinó aún más sobre mi cuerpo capturando sus labios entre los míos, besándome con
necesidad y pasión mientras sentía las puntas de mis zapatos hundiéndose cada vez más en
su piel, hasta que su miembro dejó de sacudirse en mi interior, fue cuando la velocidad de
su beso se redujo quedando solo en pequeños mordiscos y succiones placenteras hasta que
su frente se pegó a la mía, separándose de mis labios y tratando de controlar su acelerada
respiración, mientras yo buscaba mi alma en algún lugar entre esas cuatro paredes.

Aún en la nebulosa espesa creada por mi orgasmo, Alexander salió de mi suavemente y


soltó mis brazos que inmediatamente los llevé a su cuello, algo cansada, recostándome en
él, mientras soltaba las correas de mi cuerpo y luego quitaba las asas de mis rodillas
manteniéndome firme y pegada a él. A pesar de su liberación aún estaba duro, podía
sentirlo como una estaca sobre mi vientre bajo, me desamarró completamente y luego me
alzó hasta dejarme recostada en la cama subiéndose sobre mi antes de volver a embestirme
escondiendo su cabeza en mi cuello, dando pequeñas mordiscos y succionando mi piel
levemente.

— Sé que estas cansada pero yo aún te necesito, nena, y hoy quiero ser egoísta — dijo
moviéndose dentro de mí — . Quiero sentirte nena. Muérdeme, aráñame, succiona mi piel,
entierra esos hermosos tacones en mi pecho otra vez — dijo sin levantar su cabeza — .
Hazme daño, Katheryne, márcame como yo lo hice contigo — mordió mi hombro antes de
salir de mí y volver a entrar tan demoníacamente fuerte que expulsé todo el aire de mis
pulmones.

Su vaivén era frenético, no tan fuerte como en el columpio pero igual de intenso, yo estaba
demasiado sensible, podía sentir su gruesa erección entrando cada vez más profundo en mí,
empujando mis límites más allá de la cordura, rodamos por la cama pero manteniéndome
siempre abajo.

— Mi Dios — susurró antes de tomar mi pierna y subirla a su hombro — . Tan estrecha…


Tan resbaladiza… Es por mí, ¿verdad, nena? Es por mí.

— Por ti — susurré uniendo todas las neuronas de mi cuerpo — , solo por ti Alexander,
soy tuya. Completamente tuya — y lo era. Mi alma, mi corazón y mi cuerpo le
pertenecían.

— Mía… Mi nena, Mi principessa — llevó su dedo a mi clítoris presionando levemente,


volviéndome loca de placer, cerré los ojos ante el dolor y la necesidad de acabar.

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Contrato
Aryam Shields M.
¡Va a matarnos! ¡Un día de estos vamos a caer a la cama con un infarto fulminante! —
Decía mi Sub entre sollozos de placer.

La tortura en mi clítoris era cada vez más fuerte, más detonante, su duro miembro entrando
y saliendo de mí. El nuevo ángulo que le daban la ubicación de mis piernas, una sobre su
hombro y la otra firmemente amarrada a su cadera, los latigazos de placer que hacían que
mis ojos dieran vueltas entre mis cuencas. Mi clítoris latió entre sus dedos, mi cuerpo
retorciéndose bajo el suyo, mis bellos erizados por su calor… Hice un esfuerzo sobre
humano para abrir mis ojos y verlo, la tensión en su cara, las venas dilatadas de su frente,
las aletas en su nariz ensanchándose con cada respiración.

El gimió, gimió mandando el sonido de su gemido por cada poro de mi piel, haciendo aún
más difícil contener el orgasmo.

— Por favor — jadeé entrecortado — . Alexander... — Mis manos se fueron a su cabeza


rasurada dejando que mis labios succionaran su mejilla, que mis dientes aruñaran su
mandíbula, mientras él arremetía sin piedad en mí, delineé como pude su vena aorta,
mientras lo sentía gruñir y jadear forzadamente.

Estábamos al borde, en la punta del precipicio.

Nuestros corazones latiendo frenéticamente, mi sudor mezclado con el suyo, nuestros


jadeos entrelazados.

— Alexander… — Siseé. Mi cuerpo en tensión, su polla entrando hasta el fondo de mi


vagina, la cabeza empezó a darme vueltas… Enloquecí, mi cuerpo se sacudió
violentamente antes de sentir como mis paredes internas se cerraban contra él,
adaptándome a su textura como un guante de seda. Mi tercer orgasmo de la noche arrasó
con mi voluntad, encendió una llama en mí; y cuando quise ver lo que estaba haciendo, mi
hombre soltaba un alarido de dolor y placer, mis uñas enterradas en su perfecto trasero
mientras mis dientes se encajaban en su hombro mordiéndolo fuertemente.

Agonía… Agonía… Agonía.

— Más — susurró — . Vuelve a morderme — sus manos se hundieron en mis caderas,


estaba complemente segura que tendría marcas al día siguiente pero no importaba, él estaba
ahí dándome placer, tomándome sin restricciones, podía sentirlo llegando cada vez más
lejos, mordió mi pecho izquierdo y tiró de mi pezón con alevosía.

El maldito infierno abriéndose ante nosotros, consumiéndonos totalmente.

Pero él se contenía, siguió embistiéndome sin piedad. La habitación se llenó de alaridos por
parte mía o de él cuando como bestias, nos hacíamos daño en medio de nuestro frenesí
orgásmico.

238
Contrato
Aryam Shields M.
— Vado pazzo, pazzo bambino60 — murmuró. Volví a intentar cerrarme en él pero esta vez
no fue tan placentero como la anterior, Alexander gimió, gritó y aulló como un loco — .
Córrete — suspiró ahogadamente — . Dámelo, nena — exploté, mi cuerpo se tensó por
cuarta vez en la noche. Alexander se estiró completamente sobre mí tomando mis piernas y
flexionándolas, alzándolas un poco dejando mi trasero despegado del colchón, embistió un
par de veces más antes maldecir sonoramente, y correrse en mi interior cayendo
desmadejado sobre mi cuerpo.

— Cristo — susurró, antes de salir de mí y recostarse boca abajo a mi lado, pero


mirándome insistentemente. Su frente perlada en sudor, su cuerpo en relajación total y la
carrera frenética de su corazón, me levanté presionando los codos en el colchón admirando
el cuerpo desnudo del hombre que amaba, peleando con el instinto y el corazón para no
demostrar ni sentir lo que quería hacer.

Besar su espalda, recorrer con mi lengua su columna vertebral y decir que lo amaba con
toda mi alma.

— No pienses — soltó todo el aire que tenía retenido y su mano acarició mi brazo con
ternura — ¿Cosa devo fare con te Katheryne?61

— Me gusta cuando hablas en italiano, pero es jodidamente cruel no saber lo que dices.

— Esa es la idea — dijo girándose hasta quedar de espaldas al colchón — . Sé que Lilian
te ha enseñado lo básico. Mi idioma es mi armadura, Katheryne — sus ojos se conectaron
con los míos — . Ven aquí, nena — palmeó su pecho con la mano libre. Arqueé una ceja
— . Vamos, aprovecha — dejé que mi cabeza descansara en su fornido pectoral mientras
su mano bajaba y subía por mi columna mandando pequeños espasmos por todo mi cuerpo.

Pasamos varios minutos en silencio, mi Sub yacía desmadejada en su vieja cama, tratando
de recuperar su corazón y fuerzas con una cara de felicidad en su rostro y el letrero de
"Bien y recién follada", en su frente. Me dediqué a escuchar la hermosa melodía que daba
el palpitar de su corazón, hasta que el suyo y el mío volvieron a la tranquilidad.

— ¿Estás dormida? — Negué con la cabeza — . Vamos a la habitación.

— Quedémonos… — Le dije sin despegar la cara de su pecho, olía a hombre, el sudor y


su colonia me tenían al borde de un abismo.

60 Estoy bebé loco, loco

61 ¿Qué voy a hacer contigo, Katheryne?

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Contrato
Aryam Shields M.
— Entonces quédate tú, yo voy a estar un rato en el gimnasio — dijo intentando
levantarse.

— Quédate — susurré quedito.

— Son las 2:30, descansa — intentó levantarse nuevamente.

— Por favor, quédate — volví a intentarlo.

— No insistas, pequeña.

— Te lo pido, quédate un rato más, solo un rato. No tenemos por qué hablar, solo hazme
compañía hasta que me duerma.

— Hasta que te duermas — susurró. Se sentó en la cama y quitó los zapatos de mis pies
— . Descansa — susurró antes de acostarse nuevamente a mi lado, subí la cabeza
recostándome justamente en su tatuaje y entrelace mi pierna con la de él dejando que mi
centro se restregara descaradamente contra su cadera.

— Sigues caliente allí.

Suspiré.

— La tua figa sarà la mia fine.62

Dejé que mi brazo acariciara su cadera y me pegué mucho más a él recordando todo el
placer que experimenté en el columpio.

Al cabo de media hora sentí su respiración acompasada, me levanté un poco para verlo
profundamente dormido, nunca antes lo había visto. Por lo general siempre se despertaba
primero y nunca dormía antes que yo, se veía realmente hermoso, un niño, un niño
encerrado en miles de capas, su pecho subía y bajaba por su respiración, se veía relajado y
tranquilo.

— Te amo — articulé mientras mis dedos acariciaban sus pobladas cejas — . Te amo tanto
— mi cabeza bajó hasta rozar mis labios con los suyos — . Quisiera poder decírtelo, poder
demostrártelo de alguna manera, pero tú me evitas... ¿A qué le temes?

Mi dedo recorrió su rostro sin tocarlo verdaderamente. No quería que despertara y se fuera
dejándome sola.

Anda, aprovéchalo y duerme tú también — Bufó mi Sub.

Me recosté en su pecho y suspiré antes de caer en una duermevela intranquila.

62 Tu cuerpo va ha ser mi fin.

240
Contrato
Aryam Shields M.
.

— ¡Basta! — El primer grito cargado de terror me despertó automáticamente — . No,


suéltame… — Alexander se removía en la cama — . Déjame en paz, no fue mi culpa — se
quedó callado — . Maldito, maldito, déjame — gritó aún más asustado.

— Alexander — lo llamé, di dos aplausos para que la luz se encendiera — . Lex...

— Suéltame — me empujó — . No te acerques a mí… Soy un hombre, soy un hombre —


gimió — . ¡Vete!... Aleja tus asquerosas manos de mí, Jean Paul, ya no soy un niño... No,
aléjate, te destruiré. Voy a acabar contigo, bastardo. Crecí, te gané, te vas a quemar en el
infierno.

Su cuerpo se relajó y su respiración estaba empezando a encausarse, acaricié su frente


perlada en sudor mientras lo miraba con algo de temor.

— No me dejes… Por favor nena, vuelve... Megan. ¡ME LO PROMETISTE! — Gimió —


. ¡VUELVE!... Vuelve a mí, amor — esa palabra me desgarró — . No me dejes solo tú
también, vuelve a mí, tesoro ¡No te la lleves, Jean Paul! — Gimió como niño asustado — .
No, es mía… Maldita sea, déjala Frederick, ¿qué quieres de mí? Déjala… No, tómame a
mí… A mí, déjala a ella… Meg, mi amor, vuelve — empezó a sacudirse salvajemente.

— Alexander — traté de removerlo y No vi su movimiento, solo sentí su mano impactarse


en mi rostro. Di un grito por el fuerte golpe y solo eso bastó, él abrió los ojos asustado, su
respiración volvió a ser errática mientras me observaba fijamente sentado en la cama. Una
de mis manos trataba de sofocar el dolor en mi ojo derecho.

— ¡Maledicalo! — Gritó — . ¡Tenías que dejarme ir! — Volvió a gritar tomando mis
manos y apartándomelas del rostro — . ¡Madelicalo! — Maldijo al verme, se levantó de la
cama caminando hasta la otra habitación.

¿¡Qué demonios había sucedido!?

No supe cuánto había pasado, miré el reloj para darme cuenta que eran las 3.25 am, no
había pasado ni una hora desde que él se había quedado dormido.

La puerta se abrió mostrando a Alexander supremamente enojado, su cuerpo estaba


completamente rígido y las aletas de su nariz se movían rápidamente, traía en sus manos
una de sus toallas negras de hacer ejercicio.

— Déjame verte — se sentó en la cama a mi lado.

— Estoy bien — le dije bajito.

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Contrato
Aryam Shields M.
— No, no lo estás — bufó colocando la toalla en mi ojo, estaba algo fría — . Debiste
dejarme ir, ¡maldita sea, Katheryne! Yo no duermo mientras hay luna, no lo hago.

— No ha pasado na…

— Te lastimé.

— No eras tú — alcé mi mano para tocar su rostro.

— ¡No quiero tu lastima, Katheryne!

— Yo…

— ¡NO! — Gritó levantándose de la cama.

— Alexander…

Negó con la cabeza y caminó hacia la salida.

— Solo déjame en paz — cerró la puerta de un portazo, suspiré mientras recogía mis
piernas juntándolas con mi frente... Solo una hora. Miré por la ventana la oscuridad de la
noche, el cielo no tenía estrellas, estaba encapotado como si fuese a caer una gran tormenta.

Quería llorar y no por el dolor palpitante en mi ojo derecho, quería llorar por su cara de
niño asustado cuando abrió los ojos, por el dolor y el miedo de sus palabras, quería llorar
por su pasado aunque sabía perfectamente que ya nada podía hacer para cambiarlo, quería
llorar porque aunque lo amaba no podía hacer nada por él. Me levanté de la cama, ya no
quería dormir, caminé hasta el baño y dejé que el agua se llevara mis lágrimas por sentirme
impotente, porque como con Maye, me sentía como una completa inútil.

Salí del bañó minutos después, el cuerpo me pesaba horrorosamente, me coloqué el


albornoz de Alexander y salí de la habitación, caminé hasta la habitación de Anto, abrí la
puerta con cuidado para ver a mi angelito dormir plácidamente, acomodé su piernita y la
cubrí con la colcha antes de bajar las escaleras lentamente y caminar por la casa oscura
hasta llegar al estudio. No estaba allí, encendí la luz y caminé hasta la habitación donde
estaban sus consolas.

¿Dónde estás, Alexander?

Agarré más fuerte el albornoz a mí, dirigiéndome a la salida trasera de la casa, abrí la
puerta con cuidado y allí estaba sentado en los escalones.

— ¿Qué demonios haces aquí? — Dijo llevándose una botella de Heineken63 a la boca
— . Ve arriba.
63 Heineken es una cerveza pale lager con 5,0% alc. vol., elaborada por la
compañía cervecera neerlandesa Heineken International.

242
Contrato
Aryam Shields M.
— Alexander…

— No ahora, Katheryne — aspiró el cigarrillo que tenía en su mano mientras miraba a la


nada — . Déjame solo, ¿sí?

Fui adentro de la casa sin decirle nada, corrí escaleras arriba sin importarme la ya conocida
pulsación de mi centro, busqué una de las cobijas del armario del corredor y luego volví al
jardín trasero, caminé los dos pasos que nos separaban y me senté junto a él en los
escalones, colocando la cobija sobre sus hombros. Estábamos en Diciembre, New York
helaba como el puto polo norte, y apenas eran las 4 de la mañana. Él se encogió de hombros
antes de suspirar y volver a bebér de su cerveza, suspiré quedándonos ambos mirando a la
nada.

— Ve arriba, nena. No es una petición — dijo con voz rasposa y sin mirarme.

— No puedes ordenarme, Alexander, estoy aquí porque lo deseo y aunque eres mi señor,
yo tengo voluntad, y mi voluntad es quedarme aquí con tu silencio.

Él no dijo nada, bebió lo que restaba de su cerveza y terminó el cigarro que estaba fumando
antes de encender uno nuevo.

— ¿Sabías que eso daña tus pulmones? — Él se encogió de hombros — . ¿Cáncer? ¿Has
oído hablar de él?

— De algo debemos morirnos, Katheryne — susurró demasiado bajo, por varios minutos
más estuvimos callados.

Una brisa helada me hizo estremecer y acariciar mis brazos el uno con el otro, Alexander
me miró antes de pasar su mano por mis hombros, la pregunta salió sin siquiera
planteármela.

— ¿Quién eres, Alexander McConner?

— Lo que ves, Katheryne.

Negué.

— Hay más — alcé mi mano acariciando su mejilla — . Quiero ayudarte, déjame hacerlo.

Negó. — Nadie puede...

— Al menos déjame intentarlo.

— Te lastimé — su mano acarició mi ojo derecho. Podía sentir un pequeño escozor y muy
seguramente para mañana iba a estar de color morado pero no me miró, era como si
estuviera y no estuviera allí.

243
Contrato
Aryam Shields M.
— No fue tu culpa — bajó su mano y volvió a mirar a la nada — . ¿Qué te atormenta? —
Moví su rostro dejando que sus dos hermosas lumbreras se conectaran con las mías.

— No quieres saber.

— Te estoy preguntando.

— ¿Estás preparada para escuchar esa historia? — Asentí — . Está bien, tú así lo
quieres... — Me dio una mirada fría e impenetrable, antes de levantarse y caminar hacia la
casa.

Capítulo 18
244
Contrato
Aryam Shields M.
La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a
ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.

Gabriel García Márquez

Me levanté del escalón y caminé hacia la casa hasta llegar al estudio, Alexander estaba allí
sentado con su copa y la botella de whisky sobre el escritorio.

— Ve a la cama, Katheryne — dijo colocando sus dedos en el puente de su nariz — . No


estoy jugando, no quiero verte.

— Te dije que me quedaría y lo cumpliré.

— ¡Joder Katheryne! — Gritó abriendo sus ojos — , ¡esto no es una jodida relación. Soy
tu dominante, tu amo, tu señor y tú, eres mi sumisa, me debes obediencia y sumisión, y no
cumples ninguna puta regla!

No me moví, Alexander recurría al lenguaje grotesco y al mal humor cuando más


necesitaba compañía.

— Prometiste contarme una historia — me senté frente a él — , y estoy aquí para


escucharla — dije firmemente.

Él rió su sonrisa irónica y humillante, llevó la copa a su boca y dejó que su cabeza se
recostara en su trono, cerró los ojos y suspiró.

— Perché ho avuto l'inferno con te.64

— No sé, quizás tu corazón está menos ciego que tus ojos — le dije sin dejar de mirarlo.

— Lilian... — susurró demasiado bajo — . Maldito duende, veo que te ha enseñado más
que lo básico — volvió a bebér de su vaso — . ¿A qué hora has estado practicando,
Katheryne?

— No muchas, querer es poder. No soy tan bruta como tú crees, terminé la secundaria y en
enero pensaba entrar a la universidad. Un hombre pago muy bien por romperme la
membranita inservible — bufé, a lo que él abrió los ojos y me miró con fiereza.

— ¡Maldita sea! — gimió frustrado — . ¿No te irás verdad? — negué — . Entonces


disfruta de la frustración, Katheryne, porque no pienso contarte mi jodida vida. No te
interesa, mis reglas estaban claras y tú decidiste jugar, así que ahora no me vengas con
sentimentalismos imbéciles y con la palabrería barata de querer ayudar cuando la única
64 Eres un idiota, si quieres seguir hundido en tu mierda entonces jódete, mi
hija y yo nos vamos.

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Contrato
Aryam Shields M.
persona que podía ayudarme está metida en una urna en un cementerio de Milán. Te quiero
fuera de esta habitación ahora, o me va importar una mierda nuestro acuerdo de no azotes y
te daré unos cuantos por repelente y malcriada.

Me levanté realmente enojada de la silla. ¿Qué mierda le pasaba a este hombre? ¡Joder!
¡Ella murió!... ¡Murió!, tenía que entenderlo. Me hacía daño cuando la nombraba, yo no era
una puta estaca, tenía corazón y sentimientos. Sí, quizás se los había entregado al diablo
pero quería ayudarlo, quería dejar de sentirme impotente y el muy imbécil levantaba su
armadura negra y me sacaba de su vida… ¡Genial! Si eso era lo que quería, eso haría.
Estaba harta de su mundo, tomé la perilla de la puerta y me volteé a verlo.

— Sea un idiota se vuoi andare nel profondo della vostra merda poi cazzo io e mia figlia
stanno andando65 — no supe cómo las palabras llegaron a mi cabeza y las dije de la
manera más natural posible.

Él levantó la vista mirándome fijamente como si hubiese dicho algo extraño, bueno lo había
mandado a la mierda pero él ya estaba allí.

— Repíteme lo que me dijiste — dijo con voz rasposa.

— Que te fueras a la mierda, que me aburrí y que mi hija y yo, nos vamos en este
momento.

— En italiano.

— Ya te lo dije en mi idioma, ahora me voy — cerré la puerta con un sonoro portazo,


haciéndole creer que estaba enojada, pero me dolía que él aún estuviera prendado de ella,
iba a subir las escaleras cuando su mano cerrada a mi muñeca me detuvo.

— Espera… — dijo con voz ahogada.

— Me cansé — le dije sin verlo — . Me estoy entregando a ti, no como sumisa,


Alexander, estoy entregándome a ti como mujer, pero tú estás metido en un mundo… Te
quedaste con Megan y ella murió, estoy completamente segura que ella descansaría en paz
si tú pudieras avanzar, es más, si querías estar con ella… ¿Por qué diablos entonces no te
hiciste una habitación en el panteón? — exageré mi movimiento de la mano.

Él se quedó callado, sus ojos se veían como mar revuelto como si se debatiese en hablar y
no hacerlo.

— Prometiste no dejarme — dijo antes de soltarme y caminar al estudio nuevamente.

65 eres un idiota, si quieres estar en tu mierda bien, mi hija y yo nos vamos

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Contrato
Aryam Shields M.
La ira recorrió cada una de mis terminaciones nerviosas así que con pies de plomo y
severamente cabreada me volví al estudio.

— ¡Yo no debo dejarte Alexander!... ¡Yo! — grité — . ¡Maldita sea! ¿Tú si me vas a dejar
en cuatro meses, no? Porque eso es lo que falta para que se acabe nuestro jodido contrato,
porque eres un jodido cobarde. Eso es lo que tú eres, le temes a amar — sentía que iba a
reventar si no hablaba — . Temes entregarte otra vez y yo ya no puedo más porque...

— ¡Basta! — me interrumpió pasándose una mano por su corto cabello — . ¡Tú no me


conoces!, ¡no sabes nada! — su respiración se aceleró.

— ¡Sé lo que tengo que saber!, tu novia murió, mi madre también, Mayerly también murió
y todos me dejaron, y aquí estoy… ¡Viviendo!, tú no tuviste que comer basura, tú no tuviste
que vivir de la caridad, tú...

— ¡A TI NUNCA TE TOCARON!

La habitación se sumió en un silencio perturbador

— Alexander yo...

— No sabes lo que es vivir pensando todas las noches que él volverá, que sus asquerosas
manos estarán sobre tu cuerpo, ¿cuántas veces te golpearon con látigos?... No, tú no sabes
lo que es pasar días sin comer, soportar golpes por cosas que no tenías porqué presenciar.
¡No sabes nada!

— Alexander…

— No sabes lo que es vivir con miedo, no sabes lo que es pasar de tener todo a tener nada,
no sabes cómo es ver que tu vida se consume, no sabes lo que es encontrar la luz de la
esperanza y que te lo quiten abruptamente. Megan era mi todo, ella era mi vida, mi luz, lo
que me sacaba de la oscuridad, ¡y murió por mi maldita culpa! — colocó el vaso en el
escritorio con tanta fuerza que este término rompiéndose y se derrumbó sobre el sillón,
pensé que nunca vería este Alexander. Derrotado y destruido donde estaba el hombre que
con voz de trueno hacia que el mundo girara a sus pies. Me acerqué a él envolviendo mis
brazos como pude en su cuerpo, quería consolarlo, quería estar para él, ¡por Dios! Quería
que dejara que lo amara — . Yo no le hago bien a nadie, ¿sabes cuáles fueron la últimas
palabras que escuché de mi madre? "Hoy te prometo amor eterno," ¿ cuáles fueron las
últimas de Meg? "Serás el CEO más grande del mundo, volaran cabezas por donde pases y
yo estaré malditamente orgullosa de ti porque te amo" — se levantó quitándome de su lado
— . Amor — sonrió irónico — , una palabra y cuatro putas letras, Katheryne, la palabra
que más daño me hace, la palabra que me destruye. Tú dices amarme, ¿también quieres
hacerlo? ¿También quieres destruirme? Se si ottiene un cazzo accadere a causa di quello
che dici tu provi per me, andando a distruggere me ... A annientare. Non posso permettermi

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Contrato
Aryam Shields M.
di credere che questo possa essere di più, mi merito di più, e se si comincia a gustarlo ... Io
distruggo66.

Miedo... Eso era todo, él tenía miedo.

— No voy a irme a ningún lado — lo abracé por la espalda, mi ira se había disipado
quedando solo el dolor de sus palabras — . Estoy aquí y te…

— Sshh… Por favor… — tocó mi cara suavemente, sus manos temblaban — . No lo


digas, Katheryne, por favor — dos de sus dedos callaron mis labios y luego me dio un beso
en la frente — . Ve arriba…Obedéceme — pegó su frente a la mía — , solo… Déjame
solo, déjame solo — me incliné en puntillas y alcancé sus labios. Los besé tiernamente y
por primera vez, él no tomó el control del beso, me dejó que cepillara sus labios mientras
mis ojos estaban fijos en los de él, intentando decirle a través de miradas lo que sentía, me
separé lentamente y suspiré.

— Estoy aquí, estoy contigo, y no tengo intensiones de irme, ni alejarte. Te comprendo con
tus mundos oscuros, te comprendo con tus miedos pero no puedes excusarte en Megan, o
en tu pasado para no ver la vida que tienes frente a ti. Quizás tu infancia y tu adolescencia
fueron una mierda; es más, sé que tu presente también lo es, pero puedes hacer algo para
cambiar tu futuro — acaricié su mandíbula — , me encantaría que fuese conmigo, pero
podré entender si nunca llegas a amarme como yo — negué con la cabeza al sentir como su
cuerpo se tensaba — . Solo sé feliz, Alexander, no eres un mal hombre — me separé de él
y caminé hasta la salida del estudio.

— ¿Te irás? — preguntó mirándome.

— Me has pedido espacio y te lo daré, estaré arriba en la habitación. Masoquistamente yo


quiero estar aquí — salí del estudio sintiendo las lágrimas en mis ojos. Necesitaba
respuestas, Alexander me había dicho mucho y nada.

Fui a la cocina, buscando un vaso con hielo, el ojo empezaba a escocerme y no quería que
para mañana estuviese muy hinchado.

Entré a la habitación y busqué una toalla colocando los hielos y luego la puse en mi ojo,
tomé la cartera y con el celular en la mano, marqué a la única persona que podría
ayudarme:

— Antuan — dije después de un hola somnoliento.

— ¿Sucede algo, Katheryne? — preguntó alarmado — . ¿Está bien Alexander?

66 Si te llega pasar una jodida cosa por culpa de lo que dices sentir por mí, vas
a destruirme… A aniquilarme. No puedo darme el lujo de creer que esto puede
ser más, que yo merezco más, y cuando empiece a saborearlo… Me destruyan.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Sí… No.

— ¿Sí o no?

— Antuan, necesito respuestas — le dije desesperada — . ¿Hace cuánto conoces a


Alexander? Una vez tú me dijiste que eras su casi hermano y yo necesito saber qué…

— Ey, cálmate, respira y dime qué quieres saber — me interrumpió.

— Alexander se quedó dormido, se levantó diciendo cosas y cuando despertó…

— Espera… ¿Se quedó dormido de noche?

— Fue mi culpa, Antuan en fin… Cuando despertó, se enojó y ahora está en el estudio pero
no está enojado, solo ahí encerrado en su propio caparazón.

— Voy para allá — dijo Antuan. Se sentía movimiento por lo que imaginé que había
salido de la cama.

— No, espera por favor, no vengas ahora ¿sí? Me pidió espacio y quiero dárselo, pero
tengo una pregunta.

— Dime.

— ¿Sabes si él fue abusado de niño? — pregunté con cierto temor.

— Katheryne… — su voz bajó un par de octavas — . No soy yo quién debe responderte


ese tipo de preguntas. Alexander es mi amigo... No, es mi hermano, me ayudó en muchas
etapas de mi vida y me presentó a la que hoy es la reina de mis días, le debo lealtad y
respeto. Él no habla de esa etapa de su vida y si tú lo amas como creo que lo haces, debes
enfocarte más en el hoy y dejar al Alexander del pasado allí mismo, en el pasado.

— Dijo tantas cosas… — retiré la toalla de mi ojo, dejando los hielos en el vaso.

— Pero te contó algo — Antuan parecía sorprendido.

— Divagó cosas, pero luego me pidió que lo dejara solo y eso hice.

— Déjalo, yo iré a verlo más tarde pero te diré algo: él se encerrará en sí mismo, no trates
de entrar a la fuerza, dale sus tiempos.

— Lo sé, eso haré, Antuan.

— Y Katheryne… Sé paciente, Alexander puede verse muy fuerte y muy cabrón, pero
cuando se enfrenta a lo desconocido... — dejó la frase suelta.

— Te entiendo, disculpa por haber llamado tan temprano — dije mirando el reloj, 4:45 y
aún seguía oscuro.
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Contrato
Aryam Shields M.
— Tranquila, estaba despierto, Nico puede ser muy molesto de noche.

— Te entiendo, gracias Antuan — colgué.

Me recosté en la cama mirando al ventanal, quería estar con él, necesitaba consolarlo.
Había algo dentro de mí que me hacía querer bajar pero también había una fuerza extraña
que me mantenía en la cama, cerré los ojos recordando las palabras que él había dicho,
haciéndome miles de preguntas y todas sin respuestas. Estaba agotada física y mentalmente,
no supe en qué momento me quedé dormida.

Abrí los ojos cuando la claridad del día me pegó en el rostro, no había corrido las cortinas
de la habitación y ahora los rayos del sol pegaban justo en mis ojos, iba a moverme pero
dos brazos estaban atados a mi cintura, giré un poco la cabeza para ver a Alexander
acostado tras de mí. Su cabeza estaba apoyada en mi espalda y estaba en posición fetal,
acaricié sus brazos con la punta de mis dedos, antes de mirar el reloj de la mesita y ver que
eran…

¡Las 11:30!... ¡Mierda Antonella!

Entonces recordé que Janeth estaba con ella siempre y que solo se iba cuando yo entraba a
la habitación, me moví lentamente hasta salir de la cárcel que eran sus brazos, estaba
completamente desnudo y yo aún conservaba el albornoz.

Cuando salté de la cama casi pegué un grito ahogado, me dolían los brazos, las piernas, mi
intimidad… Diablos, el solo pensar en caminar me dolía, giré mi mirada para encontrarme
con Alexander de espaldas, el místico animal tatuado en su piel, las garras de águila y las
patas de león.

Un guardián… Recordé aquellas palabras de Alexander al día siguiente de haber estado con
él.

Los grifos, son guardianes.

¿Protección? ¿Este hombre intimidante y siniestro buscaba protección?

Decidí guardar mis teorías o me volvería loca, arrastré los pies hasta llegar al baño, no pude
evitar mirarme en el espejo. Mis pezones estaban rojos casi como en llamas, pasé un dedo
por mi aureola y siseé por el pequeño escozor, el izquierdo tenía la marca de sus dientes y
también dolía un poco. Mi Sub tenía una sonrisita estúpida pintada en el rostro. Bajé mis
manos por mi plano vientre hasta llegar a mis caderas, me giré un poco viendo los parches
verdosos que empezaban a salir de lado y lado por la forma en cómo él me tomaba mientras
estábamos en el columpio, mi cuerpo estaba adolorido completamente. Volví a fijarme en el
espejo, quizás de todos los hematomas el más feo era el que estaba en mi rostro. Tal como
lo había predicho, una forma oscura empezaba a verse allí, tendría que cubrirlo muy bien
con maquillaje. Suspiré mordiéndome el labio sintiéndolo ligeramente más hinchado,
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Contrato
Aryam Shields M.
Dios… Estaba destruida pero nada me dolía más que el golpe del ojo y no porque escocía,
me dolía más ese por su mirada de anoche. Moví la cabeza de un lado a otro negando, él no
quería mi lástima. Abrí la ducha graduando la temperatura del agua para que me ayudase a
relajar mis músculos, cuando estuve lista, accioné todos los chorros de agua de la ducha de
hidromasajes.

La cabeza me daba vueltas, así que dejé que mi frente descansara en la cerámica del baño.

¿Quién lo tocaba? ¿Por qué se sentía culpable de la muerte de Megan? Estaba tan metida en
mi propios divagues mentales que solo reaccioné cuando sentí unos tibios labios en mi
espalda.

Sus fuertes manos agarraron mi cintura mientras me dejaba sentir el calor que desprendía
de su cuerpo, siseé un poquito por el dolor en mi cintura y él bajó un poco más sus manos.

— Lo siento — besó mi espalda nuevamente — . Gírate, dolcezza — susurró en voz baja


— . Te necesito — me giró sin soltar mis caderas.

La sola visión del agua bajando de su cabeza y recorriendo los contornos de su rostro hizo
que mi vientre se contrajera dolorosamente. — Yo… — Sus labios acariciaron mi cuello
succionando mi piel. Diablos, cuando él hablaba con esa voz rasgada y su boca empezaba a
lamer y succionar, hacía que mi mundo diera vueltas, sus manos estaban firmes en mis
caderas — , sé… — lamida — , que estás destruida — succión en mi pezón derecho.
Podía sentir su barba raspándome cada poro de piel — . Pero yo necesito sentirte — se fue
agachando hasta que su cabeza quedó alienada con mi cintura, su lengua dibujo un camino
— .Tu sei bella, principessa, non lasciare nulla di male, non cambiano mai, ho anche
lasciarti andare io danneggiare la 67 — esta vez no le entendí, habló muy rápido y bajó su
lengua y delineó mi ombligo un par de veces mientras sus manos bajaban de mi cintura
hasta mis glúteos. Su manó bajó por todo mi muslo hasta dejarla apoyaba a la parte trasera
de mi rodilla mientras su lengua besaba mi vientre bajo — . Ábrete para mí, principessa —
abrí las piernas mientras él tomaba una subiéndola a su hombro, su nariz delineó toda mi
entrada sin abrir mis pliegues... Cristo, ¡este hombre ahora sí iba matarme! Lo sentí susurrar
cosas pero en su idioma de cuna muy bajo y cargado de tensión, mi cabeza solo pensaba en
lo que iba a hacer, mi respiración imposiblemente rápida, la expectativa de verlo olfatear y
ver.

Su lengua relamió sus labios antes de que sus manos volviesen a mi trasero, se separó un
poco de mí, dejó su nariz justo sobre mi clítoris. — Y por ti me quemaré en el infierno —
dijo antes de que su serpentera y viperina lengua hiciera un trazo desde mi clítoris hasta mi
entrada.

67 Eres hermosa princesa, no dejes que nada te lastime, nunca cambies, a mí


también me dolerá el dejarte ir.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¡Alexander! — grité presa del placer que recorrió mi cuerpo.

Sus labios rozaron mi excitado y muy sensible clítoris, succionándolo locamente durante
unos maravillosos segundos o minutos, ¡qué diablos! Había perdido la noción del tiempo y
del espacio, solo era consciente de sus labios y su lengua acariciando toda mi intimidad, la
pierna que tenía apoyada en el suelo temblaba levemente cuando él mordía mis pliegues o
lamía mi entrada sin entrar con su lengua en ella, acercándome peligrosamente a un agujero
sin fondo a una velocidad alarmante, su lengua recorría todos mis pliegues e
instintivamente llevé mis manos a su cabello deteniendo sus embistes.

Mi cuerpo estaba en éxtasis total y estaba a punto de rendirme ante el más glorioso de los
orgasmos cuando él se detuvo abruptamente.

Gemí frustrada y abrí los ojos para ver su expresión de placer, su mirada pícara de niño
malvado, el maldito jugaba con mi cuerpo, recordándome quién tenía el control en estos
momentos. Sus dedos tomaron el lugar de su lengua delineando el contorno de mi entrada,
acercándome y alejándome del abismo, se movía con pericia y dominio. Torturándome en
el proceso.

Sus ojos estaban enfocados en los míos, Esmeralda y tierra. Uno de sus dedos me penetró
levemente.

Gemí…

Gemí por el placer de mi carne caliente y palpitante deseosa por recibir todo lo que él
quería darme, situé mis manos a lado y lado de su rostro, dejando su mirada conectada con
la mía nuevamente. Me perdí en sus ojos, le dije con mi mirada lo que él se negaba a
escuchar con palabras.

— Quiero ser perverso, Principessa, voy a ser perverso… Quiero escucharte gritar y pedir
clemencia.

Mi Sub abierta de piernas en su cama rezaba el rosario cambiando las palabras "Dios te
Salve" por "Alexander Fóllame" y no sé qué cosas más. Alexander introdujo dos dedos
más, despacio… Muy despacio dentro, separándose un poco de mi cuerpo y observando
cómo entraban pulgada a pulgada, curvó los dedos haciéndome ver lucecitas por todo el
baño.

Mi pierna flaqueó cuando su lengua volvió a encargarse de mi clítoris.

— Lex … Dios, Alexander… O por favor, para — le dije empujando mis caderas hacia él
— . Por el amor a todo lo sagrado, detente — murmuré.

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Contrato
Aryam Shields M.
Su boca de dedicó a asaltar mi clítoris de manera salvaje mientras sus dedos me infligían un
placer inexplicable, mi pierna volvió a ceder, sentía el orgasmo en la punta de mi vientre
mientras él frotaba mi interior de una forma ardiente, aporreando y tocando ese punto
dentro de mí que me estaba volviendo loca de placer, mi pierna cedió por completo y estaba
preparada para caer pero Alexander me tomó con su mano libre, subiéndola a su otro
hombro. Me estremecí de puro placer contra la pared, mi espalda se arqueó mientras
buscaba de dónde agarrarme pero su cabello era tan corto, que no había posibilidad de
sostenerme de allí, así que lo tomé por las orejas pegándolo mucho más a mi sexo cuando
las poderosas sensaciones amenazaban con volverme más loca de lo que ya estaba. Sentía
el cúmulo de placer expandiéndose en mi vientre, sentía como partícula por partícula se
unían, haciéndolo cada vez más difícil de retener, sentía mi cuerpo temblar…

¿Deseo? ¿Frío? La ducha seguía abierta, el agua cayéndonos desde diferentes ángulos;
estaba siendo salvaje y fuerte, necesitado, urgente, me estaba reclamando, imponiéndose,
mostrándome que él era mi dueño. Alexander sacó sus dedos de mi centro subiéndome con
sus dos manos, despegándome de la pared hasta que su cabeza quedó debajo de mi vagina.

— Abre los ojos — siseó y lo obedecí, sus orbes estaban negras de lujuria y desesperación
y entonces lo hizo.

Sentí su lengua entrando en mi húmeda cavidad, mi cuerpo entero se arqueó dejándolo


entrar con su boca en mí, suspendida solo por sus manos en mi trasero. Lo sentí en mi
vientre y extendiéndose por todo mi cuerpo, miles de espasmos recorrieron mi espalda, mi
vista empezó a ponerse borrosa, y cuando pensé que el placer era infinito, su lengua hizo
camino de mi entrada a mi clítoris y sus dientes me dieron el mordisco más doloroso y
placentero que había recibido en mi corta existencia, enviándome directo a un agujero sin
fondo. Mi cuerpo se estremeció estrepitosamente, estallando, mandando latigazos de placer
por cada una de mis terminaciones nerviosas. Grité como alma en pena, sentía todo mi
interior contraerse y lo perdí, caí directamente en la oscuridad.

Cómo llegué a la habitación no lo sé, pero aquí estaba acostada, con mi cuerpo en modo
perezoso, eran las 2 de la tarde, Alexander había llamado a Benjamín y ordenado traernos
algo de comer a la habitación, también había dicho que Janeth debía quedarse todo el día
con la niña. Estaba… Secuestrada, secuestrada y felizmente adolorida, no habíamos vuelto
a... Follar desde el baño, eso fue hace más de una hora atrás, pero tampoco me había dejado
vestir, así que aquí estaba desnuda mientras la mano de Alexander subía y bajaba por mi
espalda.

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Contrato
Aryam Shields M.
Mi Sub maullaba de puro placer.

Me levanté quedando sentada en la cama mientras miraba fijamente al hombre frente a mí,
mi cara hizo un gesto por la pulsación de mi intimidad a lo que él sonrió.

Bastardo...

¡Pero lo amamos! — Vitoreó mi Sub.

Alexander se veía más relajado, como si se hubiese quitado una gran carga de encima.

¿Cuántos orgasmos le dimos desde anoche?

Bufé a mi Sub, nosotras habíamos tenido muchos más, la vi asentir sinceramente antes de
desplomarse en su cama nuevamente.

— Debo ver cómo está Anto — le dije peinándome el cabello con una mano.

— Está con Janeth — dijo jalándome hacia su cuerpo.

— No entiendes, no podemos quedarnos acá todo el día.

— Sí, sí podemos.

— Alexander…

— No quiero discutir Katheryne, tu hija está bien y con la niñera, tu deber hoy es
complacerme a mí, y a mí me place pasar todo el día en cama con mi mujer.

Dios, se escuchaba tan bien ser su mujer...

— ¿Eso soy para ti? — Intenté, pero no pude evitar la pregunta — . Soy tu…

— Eres la mujer que está conmigo — dijo interrumpiéndome y sentándose en la cama, la


sábana cubría parcialmente su masculinidad, me besó. Uno de sus besos diabólicamente
placenteros, esos que arrasaban con Katheryne, dejando a Kath zorra en modo on, dispuesta
para una nueva ronda aunque sabía que mis huesos se reducirían a polvo.

Mis manos cobraron vida propia acariciando cada pedazo de piel del torso desnudo de mi
hombre, sintiendo como los bellos de su pecho le hacían cosquillas a mis dedos, mimando
cada tetilla, repasando cada cicatriz.

"Látigos…"

Me enfoqué en no pensar en eso, en disfrutar. Mi mano siguió su camino mientras sentía a


Alexander sonreír entre el beso ardiente que me estaba dando, una de sus manos estaba en
mi nuca y la otra en mi cadera.

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Contrato
Aryam Shields M.
Tomé su miembro con una de mis manos y lo apreté levemente haciéndolo sisear, mordió
mi labio y llevó sus manos tras su espalda liberándome un poco, bajé mis labios por su
perfecta mandíbula y delineé su torso hasta llegar donde quería, sin mirarlo quité la sabana
que ocultaba mi tan preciado chupete.

Cerré mis manos alrededor de él, mirándolo bajo mis pestañas, describiéndolo y
acariciándolo con movimientos lentos, él era duro y suave al mismo tiempo.

Alexander se dedicó a mirarme.

Mi Sub se relamía los labios.

Y yo estaba nerviosa, esta era la segunda vez que lo haría y quería hacerlo bien.

— Piensa menos y actúa más — dijo Alexander marcando el acento de su ciudad natal — .
Compláceme con esa linda boquita, tesoro — tragué grueso y relamí mis labios
acercándome a él, mirando fijamente la cabeza de su intimidante lanza, podía sentir el
sudor en mi frente. Di un suspiro largo y entreabrí mis labios acercándolos aún más a su
glande. En ese momento el nervio pasó de lado, él era el hombre que amaba y quise ser
traviesa, así que solo apreté un poco los labios antes de dejarle un pequeño beso en su
uretra — . Chica mala, ¿quieres jugar? — su mano agarró mi cabello en una coleta — .
Anda linda, engulle mi polla en tu boca — negué antes de sacar mi lengua a jugar un rato,
delineando el contorno de su uretra, recogiendo una gota de líquido pre seminal — . ¡Joder!
— murmuró tensando sus piernas — . No juegues conmigo, Katheryne, aún tengo mil
maneras para castigarte sin necesidad de azotes — enrosqué la lengua alrededor y comencé
a acariciarlo con largas lamidas a lo largo de toda su extensión, mientras escuchaba los
guturales gruñidos. Lamí y besé su falo con parsimonia, sintiendo como tensaba su agarre
en mi pelo, provocándolo, sin engullirlo completamente — . ¡Basta de juegos, Katheryne!
— dijo con voz estrangulada antes de separar mi cabeza de su eje.

— Mámamela — dijo fuerte y claro, llevando mi cabeza a su miembro. Cerré los labios
alrededor de él y succioné, ayudándome con mi lengua empezando a sentir el dolor ya
conocido en mi vientre bajo. Concentrándome en lamer, succionar y respirar, sentía mi
garganta cada vez más relajada, dejándome abarcarlo unos pocos centímetros más. Él
estaba tenso, su respiración a mil por hora y la cabeza relajada hacia atrás. Salí
completamente de él y dejé que mis dientes rastrillaran su sensible punta, gruñó y jadeó
sonoramente así que volví a hacerlo antes de dejarlo nuevamente dentro de mi boca,
succionando su falo. Mi lengua volvió a enroscarse sobre él, sacándolo parcialmente de mi
boca y cuando iba a bajar para volver a succionar él me detuvo.

— ¡Cristo! — gritó — . Detente o voy a bañarte, nena — volví a tomarlo con mi mano y
a moverme por su base — . Tú así lo has querido, pequeña — dijo antes de meter con
brusquedad su falo en mi boca — . ¡Maldita sea! — gruñó llevando él el ritmo de las
embestidas casi brutales de su polla en mi boca — . ¡Ah…! Sigue. No te detengas… Qué
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Contrato
Aryam Shields M.
buena chica — su voz ronca por el placer — . Más, dame más… Así, nena… — yo seguía
succionando, concentrada en respirar y moverme, dejé que mis dientes volvieran a acariciar
su polla antes que esta empezara a sacudirse en mi boca, la otra mano de Alexander tomó
mi pelo, llevándome mucho más adentro. Su cadera embistió mi boca en una embestida
brutal, su cuerpo se tensionó y maldijo en italiano antes de sentir la vibración de su
miembro dentro de mí y lo espeso de su semen dentro de mi boca, mientras él gemía como
un loco desesperado. Me tiró del cabello separándome de su ya flácido miembro y no pude
evitar que una pequeña hilera de su semen saliera por una de las comisuras de mi boca,
tragué lo que tenía dentro sin despegar mi mirada de Alexander y luego saqué mi lengua
lamiendo lo que se había salido.

Mi Sub brincaba en su cama con pompones en mano, felicitándome por mi excelente


actuación.

Los ojos de Alexander se oscurecieron de tal manera que cuando quise reaccionar yo estaba
bajo él, con mis manos subidas en la cabeza mientras él me penetraba sin clemencia…

Caímos como muertos después de ese espectacular orgasmo, mi cuerpo estaba laxo y ahora
si estaba segura que no aguantaría otro embiste más por hoy, estaba "fuera de juego."

Solo quedaba mi parte trasera y no pensaba volver a jugar por allí, esperaba de todo
corazón que mi bestia hermosa estuviera completamente complacida.

¡Aunque él era una máquina!

Sentí sus manos debajo de mis pechos que dolían un poco por todos los mordiscos y jalones
que habían recibido entre ayer y hoy, no puede evitar el jadeo.

— Estoy adolorida, creo que se cumplirá tu santa voluntad y estaré aquí por semanas
metida en la cama.

Él sonrió en mi espalda mientras seguía acariciando mis pechos, era solo un roce, una
caricia. — No soy una máquina, Katheryne, pero tampoco estoy satisfecho, solo te dejaré
descansar por los próximos... Cuarenta minutos — besó la piel que se encuentra entre mi
cuello y mi hombro — . Cuéntame algo…

— Dime...

— ¿Cómo fue que te quedaste con la bebé?

— Eso ya te lo conté — dije moviéndome entre sus brazos hasta quedarme frente a él,
acaricié con mi dedo el puente de su nariz, sus labios y su barba — . Maye sabía que iba a
morirse y antes de que entrara en labor, me hizo jurar que cuidaría a su bebé y que no
permitiría que su padre le hiciera daño.

— ¿Pero nunca te habló del padre? — murmuró con los ojos cerrados.
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Contrato
Aryam Shields M.
— No, eso ya te lo dije, ni siquiera sé cómo se llama. Lo único que me importaba era la
sonrisa de Maye, su padre era un cretino con ella.

— Entonces tú, con diecisiete años, te hiciste cargo sola de un bebé enfermo.

— Mmm, no estaba sola, estaban Fernando y Gab. Ellos quieren a Anto como una hija y
pues bueno… No fue fácil. La primera vez que vi a Anto estaba muy dolida por la muerte
de Mayerly, pero mi bebé estaba ahí, tan azul como uno de los personajes de avatar...
Bueno exagero, habían solo parte de su cuerpo más amoratadas que otras, sus deditos de las
manos y la parte baja de su nariz, tenía unas gafas de lana que cubrían sus ojitos y estaba
conectada a tantos monitores… — suspiré — . Se veía tan frágil que no la cargué en el
primer mes, Fernando y Gab se hacían cargo de todo, sobre todo Gab, él la ama tanto…

— Debe amarla — dijo él — , pero es un cobarde — murmuró. Lo que no entendí muy


bien — . Digo, la ha tenido desde que nació.

— Exacto.

— Háblame de ti — dije mientras sentía su mano en mi cadera.

— Katheryne…

— Tú sabes todo de mí y yo no sé nada de ti.

— Así debe ser — mi dedo recorrió sus parpados ahora. Tomó mi mano y besó el
contorno de mi muñeca — . Creo que deberías dormir, así recuperas fuerzas para una nueva
ronda.

— Estoy adolorida — me quejé — . Me gusta esto de hablar, además no creo poder


aguantar otro asalto, a no ser que quieras estar con una muñeca de hule — sonreí y él
también — . Vamos, hablemos… Cuéntame como la conociste, a ella... Megan — su rostro
mostró la tensión de su cuerpo — . Estamos hablando como amigos.

— ¿Amigos que follan? — enarcó una de sus cejas y me dio una sonrisa ladeada.

— Es mejor esa terminología que sumisa y dominante.

— Es lo que soy, Katheryne. Lo que somos.

— Y me gusta lo que eres tú, pero odio lo que soy yo — él sonrió.

— La conocí cuando tenía 10 años y murió cuando tenía 22, eso es lo que debe importarte
— frunció el ceño levantándose de la cama y dejándome bajo su cuerpo.

— ¡Insaciable! — grité al sentir sus piernas separando a las mías.


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Contrato
Aryam Shields M.
— Complacencia, Katheryne — dijo divertido antes de succionar mi cuello.

— ¡Cachondo! — grité por las cosquillas que me daba su barba, mientras pataleaba y
trataba inútilmente de hacerle cosquillas con mis uñas, sus manos tomaron mis caderas
sujetándome a él mientras reía mordiendo mi hombro.

Su risa, quería escucharla todos los días, no quería verlo nuevamente como en la mañana,
acaricié su rapada cabeza riendo igual que él cuando ubicó sus manos cerca de mis costillas
y empezó a hacerme cosquillas.

— ¡Por favor! — gemí — . Lexx... ¡Basta! — hablaba entrecortado, buscando aire


desesperadamente — . Bestia, detén... Dios, Lex… — lo jalé de sus orejas y empecé a tirar
de ellas hasta que él cesó sus movimientos riendo como un niño mientras yo buscaba aire
desesperadamente. Su mano acarició mi roja mejilla derecha antes de que sus dedos
acariciaran mi ojo, yo me dejé querer... Lo amaba, sus ojos enfocándose en los míos, lo
miraba diciéndole lo que mis labios tenían prohibido pronunciar, colocó un mechón de mi
cabello detrás de mi oreja y se inclinó para besarme.

Alcé la cabeza haciendo menos lejos el camino de nuestros labios y entonces su celular
empezó a sonar.

Alexander se movió hasta tomar su celular de la mesa de noche. — Llévala al estudio y


atiéndela, yo bajo en unos segundos, Benjamín — dijo con voz seria, su mandíbula estaba
tensa y su cuerpo rígido, se bajó de la cama susurrando palabras en italiano antes de
encerrarse en el baño.

Intenté llamar a Benjamín pero él se había llevado el celular.

Alexander salió minutos después oliendo a especias y al mentolado de su jabón de baño,


tenía puesta una sudadera negra que colgaba de sus caderas y la toalla enrollada a su cuello,
su cuerpo aún se veía tenso y respiraba dificultosamente.

Me pregunté internamente quién estaba abajo esperándolo en el estudio.

— Alexander — lo llamé cuando lo vi buscar una de sus camisas sin manga en el cajón
del closet, se giró a verme y había algo indescifrable en sus ojos.

— Voy abajo, bajo ninguna circunstancia vallas al primer nivel de la casa, es más,
preferiría que no salieras de la habitación, Katheryne — se colocó sus pantuflas y la
camiseta gris que había sacado del clóset — . No me hagas castigarte, Katheryne, es mejor
que esta vez me obedezcas — sin más, salió de la habitación.

258
Contrato
Aryam Shields M.

Capítulo 19
Los sentimientos ocultos, son los que más tememos que sean descubiertos.

Anónimo

Me levanté de la cama con cuidado y llegué hasta el baño, me di una ducha rápida por lo
que habíamos estado haciendo, y después me coloqué uno de los albornoces de Alexander,
salí de la habitación y caminé hasta la habitación de Anto.

Mi nena batió los brazos para que la alzara.

— Aprovechando que usted está aquí voy por su papilla — dijo Janeth saliendo de la
habitación.

— ¿Cómo amaneció la princesa más bella de todo el continente? — Dije haciéndole


cosquillitas a mi bebé que estaba en un overol color naranja, la risa de Anto era el más
hermoso sonido para mí, miré los ojitos azules de mi nena se parecía tanto a…

Janeth entró a la habitación.

— ¿Volaste? — Le pregunté burlona levantándome de la silla.

— Anna ya la traía, el señor le dijo que me la diera antes de encerrarse en el estudio con la
mujer que vino a visitarlo.

¿Mujer?

— ¿Le dará la papilla usted o prefiere que se la dé yo? — Preguntó Janeth con la mano
extendida hacia mí. ¿Cuánto tiempo llevaba ofreciéndomela? — . ¿Señora?

Moví la cabeza a ambos lados. — Soy Kath, Janeth — dije con la cabeza hecha bolas — .
Dásela tú, yo debo ir a saludar a la amiga de Alexander. Te amo bebé vendré más tarde —
le di un beso a la cabeza de mi pequeña antes de salir de la habitación, bajé las escaleras
con cuidado hasta llegar al estudio.

— ¿Entonces? — Dijo ella mirándolo fijamente, mientras él le ofrecía una copa con licor.

¿¡Qué demonios hacía ella aquí!?

— No te incumbe — el cuerpo de Alexander seguía tensionado, aunque sabía disimularlo


o al menos lo intentaba.

— Te conozco demasiado bien, Alexander.

259
Contrato
Aryam Shields M.
— No, conocías al anterior Alexander, hace muchos años que tú no me has visto para que
sepas quién soy.

— Fuiste a mí hace un mes — replicó.

— Estuve con muchas mujeres hace un mes — dijo colocando su vaso en el escritorio.
Sentí como mi corazón dejó de latir. Hace un mes... Él me había dicho que no había estado
con nadie, recordé aquellas fotografías que había visto por las noticias, la mujer de cabellos
rubios, era ella era... La voz de Dominique me sacó de mi divagues.

— ¿Cuántas maltrataste? — Una sonrisa relampagueante cruzó la cara de Alexander.

— Muchas — se levantó yendo hasta el bar y rellenó su copa de nuevo.

— Conocí a tu... — Se calló y sonrió burlonamente — . Prometida. Es que ahora se le


llama así a las putas — Ella se levantó, caminó hacia él acariciándolo por la espalda,
gracias a sus zapatos altos quedaban casi de la misma altura — . Sabes, todo este mes me
has dejado pensando en ti — su lengua acarició el cuello de él, lo vi tensarse un poco más
antes de apartarse — . Me pregunto qué habría pasado si te hubiese dado ese castigo que
reclamabas — dijo dejándolo ir.

— Te habría follado sin contemplación — dijo él con voz rasposa.

— Mmm hubiese sido una lucha de poderes Alexander — susurró ella — . Hubiese sido
interesante, siempre supe que tenías algo, creo que fue un error haberte dejado ir — volvió
a acercarse a él, más él volvió a apartarse de ella.

— ¿Qué demonios te sucede? — Dijo ella con rabia — . ¿Sucumbiste ante el amor de esa
cosita que tienes por sumisa?

— Deja de hablar cosas que no sabes — se sentó en su sillón de cuero.

— Oh sí, lo sé, tienes es mirada de corderito a medio degollar, estas a punto de ceder a
ella.

La carcajada resonó por todo el lugar. — ¿Ceder? — dijo con voz trémula — . Nunca,
Dominique, yo desterré todo sentimiento de mí. He sido claro con ella, nuestro maldito
contrato se acaba en unos meses, me iré a Italia y será como si ella no hubiese existido
nunca — Dios… Me aferré la mano al pecho, no iba llorar, no iba a... Respirar me dolía
pero estaba allí plantada como si me hubiesen atornillado al piso.

— Entonces… ¿No la amas?

— ¿Otra vez con el mismo tema? — enarcó una de sus cejas — porqué mejor no me
cuentas que rayos haces aquí en New York — dijo él.

260
Contrato
Aryam Shields M.

— Quería ver a antiguos amigos, y me llegó esa invitación del GEA, también tenía
curiosidad por verlos a los tres juntos, sé que no tuve la oportunidad de instruir a Dimitri, el
maldito quería ser un dom desde el comienzo… En cambio Antuan y tú querían aprender,
me dejaban dominar, con Dimitri siempre fue muy difícil pero aún no me has contestado la
pregunta que te he hecho, ¿la amas?

Alexander tomó un sorbo de su copa sin despegar la mirada de ella.

— La última vez no tardaste tanto, es más, contestaste con un no rotundo — se levantó de


la silla donde se había sentado y caminó hasta quedar justo a su lado, su larga uña de color
rojo sangre acarició el mentón de Alexander — . ¿Ha cambiado algo desde hace un mes?
— Le tomó la mandíbula haciendo que sus ojos se conectaran — . ¿Amas a Katheryne
Cortez? ¿Es alguien importante para ti?

El negó con la cabeza. — ¿Importante?… — Rió — . ¿Para mí?… A mí nadie me


importa...Dominique métete algo en esa cabecita que tienes, Katheryne Cortez es una
sumisa más, ella no es nadie, un juguete, una acompañante, un trapito que botaré a la basura
cuando me aburra de jugar, cuando su ciclo de utilidad haya acabado… ¿Amar? Yo soy
Alexander McConner, yo no amo, no siento y no le pertenezco, ni le perteneceré a nadie —
colocó el vaso en la mesa — . No, yo no siento amor ni compasión por nada, yo solo
necesitaba el alimento de mis demonios, alguien que satisficiera mi necesidad, alguien que
me diera placer, un cuerpo desnudo que le de calor a mi cama. Me conoces, soy el diablo, y
me quemaré en el infierno, yo disfruto de mi maldita soledad.

¡Dios!, el aire empezó a escasearme, el nudo en mi garganta me impedía respirar, él no iba


amarme nunca, él… Yo era eso una sumisa, un cuerpo desnudo, un par de piernas
abiertas…

¿Por qué me dolían tanto sus palabras?, efectivamente eso era lo que yo significaba en su
vida, era eso, él me lo había dicho infinidad de veces, no debería doler, no debería…

¡Al diablo! Dolía, una cosa es saberlo y otra escucharlo a él hablar así de mí, era como si
me quemaran en brazas ardientes como si me cortaran las alas, qué estúpida había sido, que
imbécil, me haba engañado a mí misma pensando que tal vez sus sentimientos hacia mí
habían cambiado, ¡lo había visto! Sus ojos nunca me mentían, sus ojos eran transparentes
para mí. La voz de Dominique me hizo nuevamente enfocarme en la escena frente a mí.

— Bésame — le dijo ella mirando su boca — . Si no sientes nada por la poca cosa que
tienes en la cama — él sonrió mí son…

¡Idiota!

Nada de él era mío. ¡Nada!


261
Contrato
Aryam Shields M.
Inspiré profundamente viendo la sonrisa relampagueante de la bestia sin alma, a quien le
había entregado mi corazón, antes de que su mano rodeara la curvatura de su cuello y
pegara sus labios a los de ella.

Verlo era un espectáculo salvaje, ella dominaba pero él no dejaba dominarse complemente,
imponía su ritmo, su fuerza, era una lucha de poderes; una en donde la más perjudicada era
yo.

El grito de decepción quemó en mi garganta, los ojos se me llenaron de lágrimas mientras


veía la escena pero no me permití llorar, el corazón yacía destrozado latiendo lentamente
como cuando estás a punto de morir, mis sueños, mi ilusión y mi amor estaban pulverizados
en algún lugar de esa habitación.

Un gemido lastimero abandonó la boca de ella mientras se sentaba ahorcajadas sobre él,
pasando sus uñas por su pecho y ese fue el detonante para mí.

Me obligué a caminar de nuevo a la habitación, haciendo todo por inercia pero sin permitir
derramar una sola lágrima, empecé a subir las escaleras.

— Señorita — Benjamín se me quedó mirando — . ¿Desea algo de comer?

No podía hablar, mi garganta estaba cerrada a fuego, así que solo negué y seguí subiendo
las escaleras. No podía seguir con esto, yo simplemente no podía seguir tirándome del
acantilado y seguir estrellándome con las piedras que encontraba en la parte de abajo,
buscaba desesperadamente agua pero cada vez las rocas eran más filosas.

No sé en qué momento me vestí, estaba demasiado dolida, solo sé que actué por inercia
cuando la razón quiso llegar a mí, ya estaba frente a la habitación de Anto, una lágrima
rodó por mi mejilla pero la quité rápidamente antes de abrir la puerta.

Janeth estaba arrullando a mi pequeña para su siesta de las dos, mi bebé estaba
prácticamente dormida, y yo la necesitaba en estos momentos, solo ella me mantenía en
pie. Extendí mis brazos hacia ella dejando que Janeth me la cediera y enterrando mi rostro
en su largo cabello negro, llenándome del aroma de inocencia que solo podía darme ella,
sorbí mis lágrimas una vez más sintiéndome como el trapito sucio que era para Alexander,
como el juguete desgastado y roto que desechan cuando ya no sirve para más, me obligué a
mí misma a no desmoronarme. No, aún no.

— Janeth — mi voz salió ronca, así que carraspeé un poco cuando la linda pelirroja
enfoco su vista en mí — . Necesito una mochila equipada para Anto, Voy a salir.

— Si señora, disculpe que le pregunte pero… ¿A dónde vamos?

262
Contrato
Aryam Shields M.
Enfoqué mi vista en un punto fijo en la pared, — Puedes tomarte el resto del día, Fernando
me ha llamado y llevaré a la niña con él, apresúrate — la vi salir de la habitación, apreté a
Anto a mí, repitiendo mi mantra.

No llores, sé fuerte… No llores, tienes a Anto. Busqué a mi Sub por algún lugar de mi
mente pero no estaba en ningún lugar.

Dejé a Antonella en su cuna al ver que mi pequeña había sucumbido ante el sueño pero solo
fue dejarla en la cuna para que ella abriese sus ojos, sus pequeñas manitas agarraron mis
mejillas, consolándome, mientras sus esferas azules me miraban interrogantes.

— Mamá — dijo mirándome.

— Oh Anto — dije acariciando su cabello — , mamá es una estúpida bebé — limpié la


lágrimas que sin permiso se habían derramado justo cuando Janeth entraba.

— He guardado su comida y un biberón — . Saqué una muda de ropa del armario y una
cobija gruesa, tomé la mochila y luego a a mi peque antes de bajar las escaleras sin
importarme la pulsación en mi centro.

Por un momento, por un maldito y mísero momento, quise volver al estudio, encontrar a
Alexander con la cabeza recostada en su sillón mientras bebía su whisky, pero temía que lo
que estaba sucediendo dentro de ese estudio no era nada parecido y no iba a destrozar más
mi corazón.

Así que hice lo que debía haber hecho hace mucho, salir de allí. Afuera, Peter terminaba de
encerar el Lexus.

— Peter — mi voz salió baja e inmediatamente me obligué a mantenerme ecuánime — .


Necesito que me lleves a mí… A la casa de Fernando y Gab.

— El señor no me ha dicho que usted iba a…

— Solo voy a ir un momento, Alexander está ocupado con su vieja amiga y Fernando
acaba de marcarme, ya le he dejado una nota con Ben. Solo me llevarás y luego te hablaré
para que vayas por mí.

— Como usted diga — dijo él tirando la toalla sucia a un balde a su lado antes de abrirme
la puerta.

Durante el camino a casa de Fernando y Gab, mantuve mi mente en blanco, saqué de mi


bolso el maquillaje necesario para cubrir el moretón de mi ojo y suspiré aparentando una
paz y tranquilidad que no sentía, porque lastimosamente estaba derrumbándome por dentro.

263
Contrato
Aryam Shields M.
Me bajé del coche sin despedirme de Peter, Fernando estaba abajo en el salón mientras que
Gab terminaba el planchado de una de sus clientas.

— ¿Estás bien? — Preguntó Fernando mirándome fijamente.

— Lo estoy — mentí — , vine a traerla como te prometí.

— No me digas, necesitas tiempo a solas con el bastardo — bufó Gab.

— Hoy no Gab — mi voz se rompió al final y tomó todo de mí no derrumbarme en ese


momento, y agradecí internamente que Fernando me hubiese arrebatado a Antonella de los
brazos — . Necesito hacer una diligencia, ¿podrían quedarse con Anto? — Sentí a Gab
resoplar pero Fernando asintió rápidamente — . Prometo no demorarme — dije.

— Sabes que amamos a esta pequeña — dijo dándose la vuelta y caminando hacia las
escaleras.

— Nunca se nos ha hecho carga — dijo Gab — . ¿Qué tienes que hacer ahora? ¿Una nueva
gala? Saliste muy elegante en las fotos de la dichosa fiesta de anoche, ¿o mejor una cita
Katheryne? ¿O debería decirte Kathlyn?

— Sabes Gab… — el nudo en mí garganta era insoportable — . Vete al infierno — dije


antes de salir del salón, mis energías eran nulas y mi fuerza se había agotado.

Caminé por horas, llorando, gimiendo internamente, recordando las palabras de Alexander.

¿Cómo llegué a mi antiguo departamento? Supongo que caminé mucho. Subir las escaleras
fue cruel, mi respiración era errática y sentía que no podría soportar por más tiempo, llené
de aire mis pulmones antes de levantar la mano y tocar la puerta dos veces.

Adentro se escuchaba una de las tantas canciones de Muse, el grupo favorito de V.

— ¡Kath! — Mi amiga me abrió sorprendida, pero yo no pude decir nada, me pegué a su


cuerpo como niño buscando calor, dejando la fuerza en un lado y quebrándome
externamente tanto como estaba internamente.

V no dijo nada, me condujo al sofá mientras acariciaba mi cabello y yo dejaba ir el dolor, la


frustración y la impotencia por haber sido tan idiota como para dejarlo entrar en mi vida y
en la de mi bebé, cuando había decidido no hacerlo, cuando él me había hecho daño
anteriormente.

Gemí, lloré y grité ante la mirada complaciente de mi mejor amiga, el ángel que Maye me
había mandado desde el cielo porque nadie, absolutamente nadie, podía entender la forma
tan retorcida en la que V y yo nos compenetrábamos. Era como si ella y yo hubiésemos
estado unidas de por vida a pesar de solo tener un par de meses conociéndonos.

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Contrato
Aryam Shields M.

Ella era mi consejo, mi libro abierto, mi hombro para llorar… Y yo en el fondo de mi alma
esperaba retribuirle igual.

Deseaba ser para ella todo lo que ella era para mí.

— Basta ya de llorar, Katheryne — dijo V después de un tiempo, cuanto había pasado ¿Un
minuto, quizás dos? — . Te he dejado llorar por 20 minutos pero ya fue bastante — dijo
con su voz de "no hay replica". Enfoqué mi vista borrosa por las lágrimas, espabilando para
que dos más cayeran de mis ojos — . Espérame aquí — dijo caminando hasta su cocina y
sacando de la nevera un par de botellas, luego llegó y se desplomó contra el sofá — . Mi
nena, Smirnoff siempre es un buen calmante. Ahora estoy empezando a asustarme, así que
empieza a bebér y cuando quieras hablar, aquí estoy — su pie empezó a repicar con el piso
luego que yo tomara el primer sorbo de la bebida con sabor a limón, había alcohol, podía
sentirlo pero era muy suave. Mi paladar recordó el sabor, lo mismo que había bebido en
aquel bar, las lágrimas nuevamente volvieron a mí mientras recordaba sus palabras.

Un trapito… Un juguete que botaré cuando cumpla su ciclo…

— Ok, quería darte tu tiempo pero no soy tan buena amiga. ¿Qué demonios te ha pasado?
— Se levantó del sofá caminando en círculos y moviendo sus manos exageradamente — .
Y más te vale que dejes de llorar y empieces a hablar, Cortez — se acercó a mí — . ¿Tengo
que darle una patada en los huevos al maldito bastardo? — Más lágrimas seguían saliendo
de mis ojos — . ¡Por un demonio, Katheryne! ¡Estoy empezando a preocuparme! — Dijo
mirándome a los ojos con su par de gemas oscuras enfocados en los míos.

— No le importo — dije sintiendo mi corazón disolverse un poco más. ¿Era mi corazón o


algún otro órgano que sufría conmigo? — . Para él solo soy un juguete, un par de piernas
abiertas, el objeto que da calor a su cama, V.

— ¿Te lo dijo él? — Dijo ella agarrando mis manos — . Yo lo vi ayer, ese hombre siente
algo pero es un hijo de su mamá, se ve que no está acostumbrado a mostrar sus
sentimientos pero allí hay algo…

— Deseo, lujuria… Sexo.

— Sexo, sí. Ese hombre dice te voy a follar con solo mirarte, pero hay algo más — Dijo
mirándome fijamente.

— Yo escuché como le decía… — Dije interrumpiéndola — . Le dijo que yo no era más


que su sumisa.

— Katheryne…

— V, me enamoré, no me preguntes cómo pero lo hice y Dios… Él lo sabe.


265
Contrato
Aryam Shields M.
— Él siente algo por ti.

— No siente nada por mí y yo me cansé, no puedo seguir así, V. Sé que él ha sido claro, ha
dicho infinidad de veces que lo que tenemos es un contrato pero joder, V… Duele, sus
palabras son mucho peor que los látigos.

— Nena.... — V me abrazó.

— ¿Sabes qué es lo que más me duele? — dije separándome de ella — que no sé si


podré separarme de él porque lo amo, masoquistamente lo amo, si estar con él es estar en
medio de un huracán, estar sin él es vivir en medio de un desierto V. — V volvió a
abrazarme — Dolor por dolor. — Susurré.

El silencio nos envolvió a ambas por unos minutos, hasta que v hablo:

— Katheryne, soy tu amiga y te quiero y ahora seré una completa perra contigo, pero soy
así, la vida me ha hecho así, el amor me ha convertido en esto, solo quiero que recuerdes
que yo te quiero mucho — asentí — . Ok, ahí te va, ¡deja de llorar como una estúpida!
¿Quieres estar con él? Pues disfruta lo que te da y cuando se vaya, yo estaré aquí y
saldremos de ésta. Solo piensa, ¿lo dejarás ir? ¿Tú realmente alguna vez deseaste que
cambiara? ¿Tu problema es que esperas que cambie? Y hazte una pregunta, ¿realmente tú
crees que él va a cambiar? Siento ser tan cruel, nena, pero yo te tengo que hacer esas
preguntas para que tú lo pienses, para que cuando tomes una decisión, sepas que lo haces
consciente.

— V, tú no entiendes…

— Escapé de mi casa a los dieciséis años con Jason, mi novio. Vivimos felices tres años
pero su sueño era servir a este maldito país, y cuando estaban reclutando personal para la
puta guerra con Irak, él se ofreció como voluntario. Lloré, gemí, le supliqué… Lo iban a
entrenar seis meses al principio, pensé en irme y vivir sola, pero luego pensé… Y sabía que
no podría hacerlo, porque estaba hasta el tuétano de Jason, así que aun sabiendo que él se
iba para una guerra que no tenía ni pies ni cabeza, me quedé junto a él. Esos meses tenía mi
corazón en brazas, Jas me amaba y yo a él, pero a él le importaba más su puta guerra, es lo
mismo que pasa con tu hombre, Katheryne.

— Y el amor, ¿pudiste dejarlo ir? — V se sentó a mi lado — . Joder, Katheryne, se fue


hace cinco malditos años… Los primeros, lo esperé; el tercer año sin noticia fue horrible
para mí y ya me resigné a dos cosas: la primera que murió y la segunda, que se consiguió
una chica exótica que le mueve las caderas a punto de música árabe, a veces prefiero creer
eso.

— Como hiciste para… — V bebió de su botella.


266
Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Sabes que hacía cada vez que sentía las putas mariposas en mi estómago? — Negué
— . Me tomaba un vaso de agua o lo que fuera necesario para ahogar a las malditas —
sonrió — . Yo soy feliz si tú lo eres, pero no quiero verte mal de nuevo por cosas que tú ya
sabes… — Bebió todo el contenido de su botella — . Mierda, soy una maldita. Se supone
que debería decirte que le patearas el culo y no lo volvieras a ver jamás… ¿Pero por qué
negarte esos cuatro meses que falten, Katheryne? ¿Por estar con sentimentalismos tontos?
Tienes que ser consciente que siempre que te lances de un acantilado… ¿encontrarías
piedras o agua? Con Alexander siempre encontrarás piedras. Ese ha sido tu problema,
lanzarte esperando que abajo haya agua o un jodido trampolín pero no; hay rocas y te
golpeas, y te duele, y quieres morirte como ahora, yo que tú no lo dejo. Si para él eres un
maldito juguete, entonces que él lo sea para ti también. Amarra tu corazón y ahoga las
malditas mariposas porque vas a sufrir, Katheryne, lamento decírtelo pero decidas lo que
decidas, te hará sufrir.

Pasé las manos por mis cabellos, lo que V me proponía era que volviera a casa como si
nada hubiese pasado. No, simplemente no podía, mi cuerpo y mi corazón habían dicho
basta.

— Tengo que irme — me levanté del sofá entregando la botella medio llena a V.

— ¿Iras a verlo?

— No lo sé V, necesito… Necesito pensar antes de tomar cualquier decisión, porque como


tú dices, haga lo que haga la más lastimada voy a ser yo. Lo amo tan masoquistamente que
no me importa seguir destruyendo mi dignidad, seguir recibiendo golpe tras golpe por estar
a su lado, pero alejarme de él me hace el mismo daño, solo quiero pensar.

V caminó hasta quedar frente a mí tomándome por los hombros. — Eres una mujer fuerte,
Katheryne Cortez. Yo he dicho muchas cosas hace unos minutos, estas enamorada y el
amor te vuelve ciego y muy bruto. Somos como unas cucarachas, nos están pisoteando y
aun así estamos dando lucha, entiendo lo que me dices de la dignidad y también entiendo el
dolor del alma y sí, mi historia con JD es muy diferente… Ya me hice bolas — rascó su
cabeza — . Tomes la decisión que tomes, aquí voy a estar.

— Lo sé, V — la abracé antes de caminar hasta la puerta.

Mi cabeza era un caos, mi vida una completa locura, necesitaba una señal, ¡algo! ¡Lo que
fuese! Caminé hasta el parque que había visto la primera vez que visité el barrio,
recostándome bajo el árbol que había sido testigo de muchos pensamientos y lecturas, el
corazón latiéndome a mil por hora, una neblina de resoluciones en mi cabeza y dos caminos
que me auguraban dolor.

267
Contrato
Aryam Shields M.
Respiré profundamente intentando no llorar, viendo a las personas pasar felices y los niños
jugando, de alguno de los locales cercanos se escuchaba una canción, saqué de bolsillo de
mis jeans mi celular y le marque a Fernando.

No contestó.

— Fernando… — empecé hablando — . Cuida a mi bebé mientras no estoy cerca — dije


y colgué.

Cerré los ojos y recosté mi cabeza en el árbol dejando que el viento acariciara mi rostro.

Maye, donde quieras que estés ayúdame — susurré en voz baja. — Dame fuerzas por
favor — Sentí la primera gota en mi mejilla más no me levanté, ¿era esta la señal que yo
pedía?

Mi vida era tranquila y se volvió una tormenta de un momento a otro, una tras una las gotas
de lluvia empaparon mi cuerpo, no me moví, dejé que me cayeran una tras otra sin
importarme que cada vez era más fuerte.

¿Alguna vez amaste a alguien tanto que apenas puedes respirar?


Cuando estás con él.
Lo conoces y ninguno de los dos sabe qué los golpeó
Tienes ese sentimiento raro y caliente
Si, solías sentir esos escalofríos
Ahora te está enfermando mirarlo.
Juraste que nunca lo golpearías; nunca harías nada por lastimarlo,
Ahora están cara a cara tirando veneno en sus palabras cuando las escupen.
Se empujan, se tiran del cabello, se rasguñan y se golpean
Tíralo al piso, clávalo.
Tan perdido en los momentos cuando estás en ellos
Es una carrera y ese es el culpable que controla tu bote
Así que dicen que lo mejor es que cada uno siga su camino
Supongo que no te conocen porque eso fue ayer
Ayer ha terminado; es un día diferente
Suena como canciones rotas sonando otra vez, pero se lo prometiste.
La próxima vez que te resistas
No tendrás otra oportunidad
La vida no es un juego de Nintendo
Pero mentiste otra vez
Ahora te toca mirarla salir por la ventana
Supongo que por eso la llaman ventana del dolor.68

68 Love The Way You Lie Rihanna y Eminen

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Contrato
Aryam Shields M.
Esta era mi vida, una tormenta, una de la cual solo yo podía refugiarme. Dos caminos
llenos de dolor y uno solo por andar.

Me levanté del césped dispuesta a superarme, a no dejarme consumir, el frío estaba


calándome los huesos, tenía la ropa empapada y el corazón destruido. Caminé con pasos
lentos dejando que la lluvia se llevara mis lágrimas, cada peldaño de la escalera que me
llevaba a mi lugar seguro, ya mañana mi vida daría un nuevo giro.

No regresaría, no podía hacerlo, había escogido un camino igual de doloroso que el otro
pero que con el tiempo sería más llevadero para mí. No iba poder olvidar a Alexander
McConner, quedaría grabado a fuego en mi corazón, pero iba a funcionar, necesitaba que
saliera bien.

Llegué a mi departamento dando un último suspiro.

Tú puedes, Katheryne — me dije a mí misma antes de abrir la puerta.

Esperaba todo, todo menos verlo allí… Con Anto entre sus brazos, mi bebé tenía puesto un
vestidito gris acompañado de unas calcetas y un gorrito de lana. Su mirada estaba enfocada
en la carita de mi bebé, en el perfecto puchero que adornaba su rostro cuando ella dormía.

— ¿Qué haces?

— Tienes una bebé muy linda, Katheryne. Tan linda como lo hubiese sido mi Nella — me
acerqué un poco a él sin importarme que el frío fuese insoportable, solo quería ver a Anto.

— ¿Qué haces con ella?

— Fui a buscarla y luego vine aquí, para tener solo un mes de su operación es una nena
muy llena de energía.

— ¿Dónde… ¿Dónde está Fernando?

— Imagino que en su casa, no lo sé — subió su mirada reparando mi ropa — . Estás


mojada — esas solas palabras me hicieron recordar la noche anterior.

Esta vez no Katheryne, esta vez no puedes, ya elegiste.

— Ve a cambiarte, tú y yo tenemos que hablar — su dedo acarició el contorno del rostro


dormido de mi nena.

— Dame a mi hija, Alexander — dije con voz neutra.

— Ve a cambiarte de ropa, Katheryne — dijo duramente.

269
Contrato
Aryam Shields M.
— Yo…

— Sé que escuchaste lo que le dije a Dominique — negó con la cabeza — . ¡Por un


demonio Katheryne! Nunca fuiste realmente mi sumisa — sonrió — . Nunca me
obedeciste, era fácil quedarse en la habitación, pero tú siempre haces tu voluntad y tuviste
que bajar.

— No quiero hablar de esto, quiero que me des a mi hija y quiero que desaparezcas de mi
vida.

— No hablaré contigo hasta que tengas ropa seca, no sería bueno que pescaras un resfriado
— respiré profundamente y caminé hasta la puerta y la abrí.

— Deja a mi hija en el sofá y sal de mi casa — mis labios temblaban por el frío — . Sal de
mi vida… ¡Y por un demonio no vuelvas más!

Lo vi levantarse del sofá y hacer el amago de colocar a Anto en él y luego negó caminando
por el corredor.

— Alexander... Lex… ¡¿Qué demonios crees que haces?! Quiero que te vayas, quiero
que… — Él no me prestaba atención, quitó el gorro que Anto tenía en la cabeza antes de
acostarla en su antigua cuna, miró hacia ambos lados y al no encontrar una cobija se quitó
su saco y lo colocó sobre mi hija.

¿Por qué hacía eso? Eso me confundía, era un momento tan paternal que…

¡Reacciona! — Me grité a mí misma — . Dijimos basta, ¿recuerdas? ¡BASTA!

Cuando se cercioró que mi peque estaba dormida camino hacia mí.

— No te me acerques.

— Tienes que quitarte la maldita ropa y si no quieres hacerlo tú, tendré que hacerlo yo —
dijo duramente llegando frente a mí, me levantó del suelo aferrándome entre sus brazos,
inundándome con su aroma, haciendo que mis barreras se agrietaran...

No, no podía, no más, Katheryne ¡No más!

Caminó hasta el baño mientras yo pataleaba y le pegaba, tratando de hacerle daño


inútilmente. Abrió la puerta del baño y se introdujo conmigo hasta llegar a la regadera, con
una mano aferró mi cuerpo al suyo antes de accionar la palanca dejando que el agua me
mojase mucho más de lo que ya estaba.

— ¡Joder! — Gemí al sentir el agua fría en mi cuerpo minutos antes de sentir el tibio
chorro de agua caliente, ¿siempre tenía que hacer lo que él quería?

270
Contrato
Aryam Shields M.
— Te vas a enfermar maldita sea, y te juro por todos los dioses mundanos que si eso llega a
suceder te azotaré, así después me mandes de vuelta al infierno — dijo dejando mis pies en
el suelo — . Quítate la ropa, ¿o prefieres que te la quite yo? — Alzó una de sus perfectas
cejas, mis ojos se enfocaron en su cuerpo.

¡Masoquista! — Me gritaba algo en mi interior, mientras veía su camisa blanca pegarse a


su pecho y como los pantalones mojados no escondían el bulto de su entrepierna.

No pienses en eso, Laura Katheryne. No vayas por ahí.

Sentí sus labios en los míos pero por primera vez desde que esto había empezado no lo
seguí, sus ojos se abrieron mirándome atemorizados, fue rápido muy rápido, su mirada
cambio al mismo glaciar de siempre antes de soltarme bruscamente.

— Te espero en la sala — dijo con voz de trueno antes de salir del baño, lloré una vez
más, pero era mi decisión y ya no había marcha atrás.

Salí del baño después de estar varios minutos debatiéndome en salir, si de algo estaba
completamente segura era que si no salía él vendría por mí. Fui hasta la habitación y me
coloqué una de mis viejas pijamas, agradeciendo al cielo que aún tuviese una parte de mi
ropa aquí. Di un beso en la cabeza de Anto y no pude evitar que el aroma de su saco me
envolviera por completo.

Una última vez Katheryne — , me dije a mi misma antes de tomar el saco y estrecharlo
fuertemente inhalándolo en el proceso.

Es hora de dejar todo fuera.

Caminé con pasos lentos pero decididos a la sala, sabía que a pesar de que las luces
estuviesen apagadas y que había un silencio denso, él estaba allí.

Y no me equivoqué.

Estaba de pie frente a la ventana, el inmenso grifo en su espalda mirándome con sus ojos
rojo sangre y su mirada retadora, ya que solo tenía una toalla atada a su cintura. Podía notar
la tensión de su cuerpo, el flexionar de sus músculos y sus piernas rígidas.

Estaba concentrada detallando cada uno de los músculos de su cuerpo, grabándolo a fuego
en mi memoria para los días venideros.

— Cuando conocí a Megan era solo una niña — dijo sacándome de mi escrutinio — . Era
tan bella, su piel estaba ligeramente bronceada y su cabello negro caía por su espalda, toda

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Contrato
Aryam Shields M.
una belleza — no se giró — . Sabes, Katheryne, yo dormía en el sótano de la vieja casa de
Jean Paul en Génova, solo tenía una pequeña rendija que daba al césped verde de los
Franco, a Megan le gustaba el sol, así que todas las tardes después que llegaba del colegio
tiraba una manta en el suelo y se recostaba en ella en un diminuto vestido de baño. Como
hombre, su figura esbelta me tenía loco, pero lo que más me atraía de ella eran sus ojos y su
olor.

Suspiró.

— Me enloquecían el par de gemas azules que tenía por orbes, muy parecidos a los de
Antonella y su olor… Dios, las fresas que deprendía su cabello y su cuerpo tenía un aroma
tan extraño era… Supremamente dulce y adictivo — movió su cabeza circularmente —
Un día me descubrió, Jean Paul no me dejaba salir muy a menudo así que mientras él no me
necesitaba, yo estaba encerrado en el sótano estudiando o simplemente espiando a mi
vecina. Desde ese día, Meg llegaba de clases directo a mi canal de aire, solo para hablar
conmigo. Durante años seguimos la rutina hasta que Frederick la separó de mí.

— Luego el bastardo murió, entregándome mi libertad, salí del sótano para encontrarla en
el mismo lugar en donde siempre nos veíamos, su vestido roto y su rostro surcado en
lágrimas. Le prometí protegerla y no lo hice — sus manos se apretaron en puños.

No entendía por qué me contaba todo esto, suspiré llenándome de valor.

— ¿Por qué me cuentas todo esto? No tiene que ver conmigo — dije sin despegarme de la
pared — . No quiero hablar contigo, Alexander, solo quiero que desaparezcas y que te
olvides que existí. Hay muchas mujeres que pueden alimentar a tus demonios — me llevé
la mano al pelo echándomelo para atrás — . Después de todo, tú dijiste que no he sido una
buena sumisa.

La tormenta tomaba fuerza afuera, sentía mi corazón latiendo a mil por segundo pero mis
palabras fueron tranquilas y suaves. Me obligué a moverme al sofá subiendo mi pierna y
apoyando mi barbilla en ellas.

Alexander no movió ni un músculo y el pequeño salón volvió a sumirse en el silencio.

— No me dejes — las palabras brotaron de sus labios suaves e inseguras — No me dejes


— levanté los ojos impactada ante sus palabras — . Sé lo que le dije a Dominique, como sé
que tú estabas ahí. Siempre se cuándo estas cerca. Yo no quiero que te vayas — su espalda
era lo que estaba a mi vista.

— ¿Cómo puedes pedirme eso después de lo que he escuchado? ¿Después de cómo te has
comportado?... ¿Después de lo que vi? — Dije minutos después.

— No conoces a Dominique.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Ni quiero conocerla — suspiré — . Mira, sé que Peter está en algún lugar de esta calle
en el coche. Yo… — Deje el aire salir — . Yo estoy cansada de pelear contra ti, de
entregarme una y otra vez, y golpearme cada vez más fuerte.

— Yo…

— Las palabras pueden dañar, quizás aún más que un golpe — lo vi estremecerse más, sin
embargo no se giró — . Yo simplemente estoy cansada de luchar contra tus monstruos, no
quiero seguir así… — dos lágrimas rodaron por mis ojos, la garganta se me quedó seca y
respiré fuertemente para seguir — . Deseando que en algún momento me correspondas, que
me ames como yo lo hago — sorbí mi nariz ya que después de esas dos primeras lágrimas,
habían seguido muchas más — . Hoy descubrí que no tengo oportunidad, porque tu miedo
es más fuerte que cualquier otra cosa y estas tan ciego, tan absorto en tu oscuridad, que
siento como si me lanzara al vacío una y otra vez, y no puedo seguir. Tus palabras de hoy
fueron como un par de granadas directo a mi corazón — me levanté del sofá caminando a
la cocina buscando una patética excusa, colocar distancia entre nosotros — . Yo
simplemente digo basta — no pude llegar, me quedé con las manos crispadas sobre la
isleta de la cocina.

Su aroma me aturdió por completo dejándome saber que él estaba justo detrás de mí.

— Solo dije lo que Dominique lo que quería escuchar Bella, no la conoces, no iba a irse
— mis labios picaron por decirle unas cosas — . Sé que viste el beso, joder… Yo no debí
haber dicho nada, ni mucho menos besarla pero lo hice, esto soy, Katheryne, nunca te he
mentido.

— Lo sé, es por eso que no puedo continuar aventando mi vida a ti. No cuando yo necesito
más que entregarnos cuando estamos en la habitación del pánico, porque puedes decir lo
que quieras, Alexander — las lágrimas caían silenciosas — . Tus ojos nunca me mienten y
quizás no entiendo tu idioma pero sé que dices cosas hermosas cuando lo parlas. Yo no
puedo seguir entregándome a ti como un cuerpo cuando yo quiero más.

— Katheryne…

— No, Alexander. Se acabó. No puedo. No ahora cuando mi cabeza y mi corazón tienen


una disputa muy grande.

— Ven conmigo… A Italia, olvidémonos del jodido contrato. Eres mía, te entregaste a
mi…

— Y ahora elijo separarme.

— ¡NO! — Me giró entre sus brazos — . No entiendes… ¡Yo te necesito!, yo…

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Para qué? — Mis manos se hicieron puños en su pecho — . ¿Para qué tu cama este
caliente?, ¿para alimentar a tus demonios? — Bajé la cabeza — ¿para mantener un par de
piernas abiertas, para eso es lo que me necesitas? — La voz se me quebró al final, así que
me alejé de él — . ¡No soy de piedra! Yo siento maldita sea, y me duele. Me estas matando,
Alexander, y yo no merezco morir.

— Debiste quedarte arriba — dijo con la cabeza gacha — . ¡Debiste obedecerme, maldita
sea!

— ¿Y seguir siendo la tonta Alexander? ¿Seguir ilusionándome con algo que no va


suceder? — Me dejé caer en el suelo de la sala pegada a la pared — . Tú sabías que yo
estaba allí y no te importó — abracé mis rodillas — . Tú me consumes.

— Katheryne… — Dijo con voz contenida.

— Vete por favor — supliqué — . Olvídate de mí.

— Yo…

— Yo haré como si tú no hubieses existido, salva tu empresa, encarcela a Frederick y vete


lejos de mí.

— No puedo — me tomó de los hombros — . Mírame, Katheryne — no lo miré a pesar


que él me tenía fuertemente sujeta — , Piccola tu mi confondono così tanto ... Mi fai una
persona migliore, tiro fuori l'odio e rancore. La mia oscurità è un faro di luce, quando sei in
giro69 — levantó mi mentón — . No puedes abandonarme tú también… — Juntó su cabeza
a la mía — . Yo… Yo… Yo estoy muy confundido, se supone que esto que me sucede
cuando estás conmigo, no debería suceder.

— ¿Me amas? — Pregunté buscando una luz, una cuerda, algo en que agarrarme para no
dejarlo ir.

— No… — Fue un susurro, uno muy bajo — . Yo no puedo amar, principessa.

— Amaste a Megan…

— Eso fue antes de convertirme en esto. Tienes que entender, Katheryne, que yo no pienso
cambiar, estoy conforme con lo que soy y no quiero volver a ser el Alexander vulnerable
que era antes de que Megan muriera — suspiró — . Lo que siento hacia ti, es muy
diferente, es adicción, necesidad… — se levantó caminando nuevamente hasta la ventana,

69 tú me confundes tanto pequeña… Tú me haces ser una mejor persona, me


sacas el odio y el rencor. Mi oscuridad encuentra un faro de luz cuando estas
cerca

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Contrato
Aryam Shields M.
la lluvia había mermado aunque aún seguía cayendo — . A cambio te ofrezco mi protección
y un futuro mejor para ti y la niña.

— ¿Hasta cuándo, Alexander?, ¿hasta cuándo cumpla mi ciclo de utilidad? ¿O cuándo ya


no pueda darte lo que necesitas y me deseches como un trapo viejo? — Silencio — .
¡Responde! ¿Estarás conmigo hasta que muera de vejes? Yo merezco más que dinero y
protección — caminé hacia él — . Merezco amor, merezco ser feliz y tú me destruyes —
volví a quebrarme.

— ¡No! Yo no quiero destruirte — su voz salía contenida mientras se giraba a verme — .


Por Cristo que no quiero dañarte, yo fui claro, yo te dije como serían las cosas — casi
gritaba.

— Y puedo decirle eso a mi corazón, Alexander. ¡Ni yo sé por qué te amo! Todo fue tan
rápido, tan… — despeiné mis cabellos — . Ni yo sé por qué te amo como lo hago — dije
bajo.

— Tú no debiste enamorarte de mí — dijo él — . No debiste.

— ¡Pero lo hice!

— Yo te dije, siempre te hablé con la verdad.

— Y saber la verdad no significa que no duela, Alexander, que no me marque por dentro.
Saber que no me amas no evita que me duela el pecho por tus palabras, no evita que mi
mente repase una y otra vez el beso que vi con Dominique, no evita que… — No pude
seguir hablando porque sus labios estaban pegados a los míos, besándome con
desesperación y miedo por primera vez, en casi ocho meses Alexander McConner me
estaba dando un beso torpe, torpe y terriblemente necesitado.

Me entregué a su beso, dejando que él llevara el ritmo, torpe y lento, abrazando su cuello
con mis brazos.

Poco a poco soltó mis labios repartiendo besos por aquí y por allá. — Sé que dije cosas
muy crueles, pero créeme tenía que hacerlo — susurró sin dejar de dar pequeños besos en
mi nariz — . Luego del beso le dije que ya tenía a alguien en mi cama, llamé a Benjamín y
le ordené acompañarla hasta la salida, me tomé un par de tragos más y luego subí a la
habitación.

Besó mis labios brevemente.

— Tú no estabas y la nena tampoco, te esperé, y me desesperé luego Peter llegó y me dijo


dónde te había llevado. Sin embargo decidí esperarte un poco más, me encerré en el
estudio, me sentía mal, tenía rabia conmigo mismo, pero soy lo que soy maldita sea, no
puedo cambiarlo, no quiero cambiarlo… Así que fui con Fernando, él tenía a Nella… Mentí

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Contrato
Aryam Shields M.
un poco y le dije que tú estabas en el auto y vine aquí, convencí al encargado para que me
dejara pasar — volvió a besarme — . Y te esperé como un maldito maniático, solo tu hija
me mantuvo en calma, la calma que tú me das, yo voy a ser un maldito por el resto de mi
vida y quizás no puedo darte el amor que tu pides y mereces dolcezza, pero yo te juro que si
me te quedas junto a mí, esta bestia hará lo posible para hacerte feliz. Cuando te dije que
había estado solo en Italia — me tensé — , fue real, me desfogué con muchas, Katheryne,
pero nadie llenó el espacio que tú me das. Nadie me dio la luz que obtengo a través de ti.
No acostumbro a pedir nada, Katheryne, Alexander McConner no pide, pero te pido que no
me dejes — volvió a darme otro beso, este un poco más demandante hasta descansar
nuevamente su frente en la mía — . Por favor…

Y por más decidida que yo estaba a dejarlo atrás yo lo amaba, su miedo era mi miedo, su
dolor el mío y sus demonios mis más grandes contrincantes, y como en todos mis grandes
libros yo quería ser la heroína, la que quería salvarlo. En el momento que su cuerpo
suspendió el mío del suelo y sus labios mucho más dóciles que antes acoplaron los míos, lo
perdí… Mi decisión se fue al traste, mi alma se lanzó al vacío y mi corazón… Mi corazón
volvió a amarlo, sin dejar de besarme me llevó hasta la habitación dejándome suavemente
en la cama.

— Solo tú — dijo mirándome a los ojos — . Te juro que tu olor y tu forma de ser me
tendrán atado a ti — me besó, esta noche quiero tu compañía, mía bella regazza. Solo tú, la
princesa, y este demonio que desea redención.

Me dejó en la cama caminando fuera de la habitación y luego volvió con su Ipod, lo colocó
en el volumen más bajo y lo dejó en el taburete que hacía de mesa de noche y luego se
recostó a mi lado aspirando mi cuello.

— Yo te demostraré que puedo protegerte, que no te lastimaré si te quedas junto a mí, solo
dame tiempo — creí escuchar pero lo dijo demasiado bajo, pegó mi cuerpo al suyo — .
Trae a Anto — dijo empujándome un poco — , está lloviendo fuerte — sonrió, esa sonrisa
ladeada que hacía que mi mundo me diera vueltas, caminé los dos pasos que me separaban
de la vieja cuna de mi bebé antes de tomarla con cuidado y colocarla en medio de la cama,
él la tomó en brazos dejándola sobre su pecho — . Yo no duermo nunca — dijo — , ella es
hermosa y huele como tú — abrió uno de los brazos invitándome a acostarme a su lado.

Lo hice.

Lo sentí enterrar su nariz en mi cabello. — Lo intentaré, esta vez si te protegeré — susurró


— Confía en mí, tesoro no quiero dañarte — dijo antes de estirar su mano libre y encender
su Ipod.

Era tarde y yo había tenido un día muy largo, suspiré aún sin saber si era lo correcto
depositar lo poco que quedaba de mí nuevamente en él, este era mi último juego, la última

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Contrato
Aryam Shields M.
ficha que tenía para jugar en esta ruleta. Cerré los ojos dejándome llevar por la letra de la
canción que se reproducía en el Ipod, la misma que esta tarde en el parque...

Ahora sé que dijimos cosas, hicimos cosas que no queríamos


Y volvimos a caer en los mismos patrones, misma rutina
Pero tu humor es tan malo como el mío
Eres lo mismo que yo
Pero cuando se refiere al amor, eres igual de ciega
Nena, por favor vuelve
No eras tú, nena era yo
Quizás nuestra relación no era tan enfermiza como parecía.
Quizás eso es lo que pasa cuando un tornado encuentra un volcán
Todo lo que sé es que te amo demasiado para irme.
Ven adentro, levanta tus maletas de la vereda
¿No escuchas la sinceridad en mi voz cuando hablo?
Te dije que esto es mi culpa
Mírame a los ojos
La próxima vez que me enoje, mi puño ira contra la pared de yeso
La próxima vez, no habrá próxima vez.
Me disculpo a pesar de que sé que son mentiras
Estoy cansado de los juegos, solo la quiero de vuelta
Sé que soy un mentiroso.
Si ella vuelve a intentar dejarme
La voy a atar a la cama y prenderé esta casa con fuego
Solo vas a quedarte ahí y verme quemar
Pero está bien, porque me gusta como duele
Solo vas a quedarte ahí y escucharme llorar
Pero está bien, porque amo como mientes, amo como mientes
Amo como mientes.
.

Solo esperaba poder vivir si esto no resultaba…

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Contrato
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Capítulo 20
Alguien dijo alguna vez: si deseas algo con mucha fuerza, déjalo en libertad. Si vuelve a ti,
será tuyo para siempre; si no vuelve, no te pertenecía desde el principio.
Demi Moore- Una proposición indecente
.

Desperté la mañana siguiente cuando los rayos de sol golpearon mi cara, la cortina aunque
cerrada, dejaba pasar uno que otro rayo. Abrí los ojos moviendo mi cuerpo rápidamente y
gimiendo un poco por el dolor que me recorría, miré hacia la cuna de Anto, ella no estaba,
la habitación estaba completamente sola y el apartamento sumido en un silencio pesado.

Después de la tormenta llega la calma, decía un viejo refrán, pero yo sabía que mi tormenta
no había pasado… No del todo.

Me levanté maldiciendo internamente por las miles de cuchillas que atravesaban mi cuerpo,
haberme bañado con agua de lluvia no era una muy buena idea y menos cuando helaba en
Nueva York. Inspiré profundamente caminando hasta llegar a la sala. Anto le daba uno de
sus bloques a la Bestia, mi ángel jugaba con el demonio mientras sus ojitos azules miraban
con atención las manos de Alexander, él parecía concentrado construyendo una gran
edificación, tenía puesto los vaqueros de la noche anterior pero estaba sin camisa y
descalzo, parecía una escena irreal. Si mi corazón no hubiese estado tan destrozado, incluso
lo hubiese disfrutado, pero ya no...

Anto giró su carita sonriendo cuando me vio. — Mamá — dijo mirándome y haciendo que
Alexander se girara a verme, su ceño se frunció antes de tomar en brazos a Anto y caminar
hasta mí.

— Mia Bella Regazza, cuánto lo siento — su mano delineó el contorno de mi ojo derecho.
Me aparté de su toque, me quemaba y mi cabeza era aún un sinfín de preguntas sin
respuestas.

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Contrato
Aryam Shields M.
Extendí mi mano hasta Anto que se arrojó a mis brazos riendo. Mi nena, que bello y
especial era ser un bebé; di un beso en su frente antes de caminar a la cocina.

— Ya le he dado de comer — dijo Alexander — . Había leche y alimento en polvo en la


mochila que me dio Fernando ayer, abrí el refrigerador y saqué uno de las botellas con
agua. — Háblame, Katheryne.

Iba a abrir la boca cuando el timbre sonó insistentemente, Alexander se dio media vuelta
antes de encaminarse a abrir.

— ¡Dios Mío! ¿Quieres matarme? Por lo menos ponte una camisa, ¿qué no vez que es
muy temprano para estar medio desnudo por ahí? — Chilló V, golpeándolo en el pecho
— . El chico buenote que tienes como tu chofer traía esto para acá, — le entregó una bolsa
de papel — no te molestes, lo invité a mi departamento a desayunar conmigo. Vine por
Anto como me lo pediste.

Salí de la cocina mirando a mi amiga.

— Ven con la tía V — dijo sacando a Anto de mis brazos — . Habla con él — susurró
antes de darme un beso en la mejilla y salir del departamento con mi hija en brazos.

— Le dije a Peter que nos trajera algo de comer — dijo Alexander acercándose a mí.
Instintivamente me alejé dos pasos de él — . Katheryne…

Mi nombre bailó en sus labios mientras yo suspiraba antes de caminar hacia el sofá, él no
caminó tras de mí.

Como era mi costumbre subí las piernas en el sofá descansando mi frente en mis rodillas.
Dios… Estaba tan confundida que lo único que quería era volver a la cama y no despertar
en unos cinco o seis años… Quizás no despertar hasta que el dolor remitiera.

— Debes comer algo, Piccola — susurró suavemente. Lo sentí colocar la bolsa de papel
en la mesita de centro — . Sabes Katheryne, no es fácil para mí estar aquí.

— Nadie te retiene — le dije con voz ahogada.

— No entiendes nada, mujer… — Se sentó a mi lado — . Perdí a mis padres cuando tenía
siete años, eran buenos sabes, demasiado amorosos. Andrew amaba a Brenda, para él ella
era como la luz que iluminaba su camino y justo ese día yo quería ver E.T. — se levantó
caminando hasta la ventana — . Cuando el coche se volcó, papá me llamó y me dijo que
mamá estaba asustada y que yo como hombre debía pedir ayuda. Mamá estaba llorando —
ahogué un gemido y levanté la cabeza para verlo mejor — . Salí del coche buscando una
salida y entonces todo se volvió confuso — su cuerpo estaba rígido — . Mamá me había
prometido que la cigüeña me traería un hermanito, pero el maldito pájaro se la llevó a ella y
a papá.

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Contrato
Aryam Shields M.
No dije nada, ¿él se estaba abriendo a mí?

— Luego conocí el infierno de primera mano y por diez largos años, nunca pensé que
encontraría esa luz que me daba mi mamá. Fue cuando `Megan apareció en mi vida, como
pareja, ella era mi todo y yo daba mi vida por ella. Me sacaba del profundo abismo en el
que me sumergía una vez se cerraba mis ojos, ella me amaba y yo la idolatraba. Ese día en
que se fue, ella había estado preguntando cosas, habíamos estado acostados por horas
combinando nombres, me dijo que si era niña debía llamarse Antonella…Ella siempre
había amado ese nombre … Mi alma murió con una vida desarrollándose dentro de ella, el
infierno no se abrió ante mí pero me condenó a estar en el maldito purgatorio, es por eso
que yo no quiero amor — dijo la palabra con dificultad — , porque ya lo tuve y fue el
jodido paraíso. ¿Sabes lo que significa que te arrebaten el mundo dos veces? Estoy cansado,
Katheryne, me gusta ser lo que soy. No siento, no duele, no existo.

Limpié las lágrimas que sin querer se habían derramado de mis ojos. — Ninguno de los
golpes que me dio Jean Paul fue tan doloroso y cruel cómo perder a Megan aquella tarde —
silencio — . Yo te necesito porque aunque ha sido difícil, he de reconocer que posees esa
luz que tenía mi madre. Lo supe desde que tropezaste conmigo en The Chalets, y luego
cuando te vi en esa tarima no solo fue la forma en la que mi cuerpo se estremeció ante tu
ingenuidad, o la forma en cómo mi olfato reaccionó a tu olor, había algo más, algo que
hasta el momento no he podido entender.

Se giró mirándome.

— Te he herido de todas las maneras posibles, pero no ha sido por gusto. Soy un
caparazón, Katheryne, soy carne y músculos — llevó la mano a su pecho — . Pero aquí no
hay nada, eso me lo enseñó Dominique.

— Tú…

— Sshh. No voy a permitir que nada me haga daño, Katheryne, mucho menos la maldita
palabra que empieza con "A". ¿Me entiendes? Me cansé de sufrir y me convertí en esto, soy
lo que soy, y eso nada ni nadie va cambiarlo.

— Tienes miedo de… — Me interrumpió.

— Tu hija me ha llamado papá hace unos minutos — no me sorprendió que Anto lo


llamara papá, ya que lo hacía también con Fernando y Gab, pero si pude ver como el rostro
de Alexander se suavizó — . Es una niña excepcional, si mi tesoro estuviese viva tal vez yo
no fuese esto. — Silencio — ¿Sabes qué es lo que me sorprende? — Sonrió, esas
sonrisitas irónicas y de autoflagelación — . Que yo era mucho más sádico antes de ti y en
estos momentos me siento en paz conmigo mismo a pesar de todo. Es la última vez que te

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Contrato
Aryam Shields M.
lo voy a pedir, Katheryne Cortez; quédate a mi lado, con mis reglas, podemos firmar un
contrato más si eso es lo que deseas. Mientras atiendas mis necesidades, tendrás mi
fidelidad, podré disciplinarte sin necesidad de humillarte, te protegeré a ti y a tu pequeña
niña, y estarás conmigo hasta el día del juicio final y yo te respetaré, lo juro. Esas son mis
garantías es lo que puedo darte, un futuro y protección, lo que sí no puedo y pienso permitir
es que me ames — tragó grueso — , porque puedes tener la certeza que yo nunca te amaré.

— ¿Me permitirás curar tus heridas, Alexander?

— No — bajó su cabeza y luego volvió a subirla — . Yo necesito que esas heridas sigan
abiertas, soy demasiado egoísta como para dejarlas cerrar, así como me niego a dejarte ir.
Por eso quiero que vengas conmigo a Milán.

— Eso es algo que no puedo decidir ahora — le dije con voz calmada — . Ha pasado
mucho entre tú y yo; y como dijiste, me has lastimado tanto que no sé si mi corazón puede
soportar más.

— Eres una chica fuerte, tan fuerte como mi tesoro. No voy a tratar de pedirte más lo que
ya sabes que deseo y puedo darte, porque no soy yo el que está aquí frente a ti. Los
vestigios del antiguo Alexander son los que te han hecho peticiones, pero estoy tan seguro
como el infierno que cuando cruce esa puerta mis demonios me consumirán si no consigo
una respuesta afirmativa de tu parte, y entonces que McConner Corp EU. se vaya a la
mierda, porque este país me asfixia y sin ti ya no quiero estar en él.

Si antes estaba confundida ahora estaba peor.

— Come — ordenó en voz baja antes de sentarse en el otro sofá y tomar uno de los vasos
— . Peter compró Cocoa, sé que te gusta y yo lo tolero.

— ¿Y qué hago con mi amor Alexander? — Pregunté sin mirarlo.

— El amor es una enfermedad que te penetra, envenena el corazón y la mente, te hace


jugar con tus instintos y te mantiene en una falacia, Katheryne. Tú no estás realmente
enamorada de mí, te atraen mis mundos oscuros, mis demonios hambrientos y el animal
que enaltece mi espalda, pero no es jodido y bruto amor lo que te hace estar a mi lado. Eres
masoquista y sádica como yo, mi placer es el tuyo.

— Te equivocas. Yo te amo, Alexander McConner.

— Entonces estás más condenada que yo y lo lamento profundamente, porque sufrirás


tomes la decisión que tomes — iba a decir algo más pero su celular conectado a la toma
corriente de la cocina empezó a sonar, se levantó de la silla y caminó hacia él — .
McConner — ladró — , sí… — Caminó de vuelta a la sala — . ¿Estás seguro? — Su
mano acarició su cabeza rapada — . Entonces la rata asquerosa dejó mierda a su paso, yo

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Contrato
Aryam Shields M.
sabía que su cabeza no podía darle para tanto — suspiró — . En media hora estoy allí,
Antuan — colgó.

Su rostro a pesar de la tensión parecía tranquilo.

— Al parecer Frederick no es tan inteligente como creyó. Yo debo irme pero piensa en lo
que te he dicho — tomó su camisa y se la colocó aferrando los botones uno a uno. Presionó
una de las teclas de su celular — . Mueve tu trasero al coche, ahora — volvió a colgar, se
sentó a mi lado y se colocó sus zapatos — dio otro gran suspiro antes de soltar la coleta
que ataba mi cabello agarrándome por la nuca, juntando nuestras frentes y haciendo que
todos mis vellos se colocasen en estado de alerta — . (1)Non voglio farti del male dolce,
principessa, ma dovete capire che non vi è potere nel diavolo volete che io mi separi da te
per scelta70 — entre abrió sus labios levemente hasta dejarlos a la par de los míos y me
besó.

Como la idiota que era correspondí a su beso cargado de la misma necesidad y dominación
de siempre, hasta que el cuerpo nos bramó por aire.

— Respira — susurró antes de tirar de mi labio inferior — . Peter vendrá en un par de


horas con una caja para ti. Si has tomado una decisión quiero que te vistas con el contenido
que hay dentro de la caja y vayas con él a un lugar, yo estaré allí; si no vas entenderé que
has tomado el camino que mi mente grita que tomes y entonces, esto será solo un recuerdo
que olvidaremos con el paso del tiempo; y yo Katheryne, te borraré de mis memorias,
volveré a mi mundo de sufrimiento, placer y dolor — mordió mi mandíbula antes de
separarse de mí, tomó su saco y caminó hasta la puerta, giró el pomo y salió de allí
dejándome en al borde del caos.

Recosté mi cabeza en el sofá. ¡Quería dejar de sufrir!, quería que el corazón no me doliera,
una vida sin amor... Tenía a Anto pero toda mujer merece caricias tiernas, besos suaves, y
palabras cursis susurradas al oído, con él nunca iba a tener eso.

El teléfono celular sonó estridentemente, no me había dado cuenta que entre la revolución
de mis pensamientos, el llanto y la decisión que tenía que tomar, me había quedado
dormida.

— Gab — contesté al ver el nombre en la pantalla del teléfono.

70 Yo no quiero hacerte daño dulce princesa pero tú tienes que entender que no hay poder en el
maldito infierno que quiera que me separe de ti por voluntad propia

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Dónde diablos te habías metido? — Gritó encolerizado — . Ese hombre vino y se
llevó a mi bebé desde anoche, y tú no te osas a contestar el maldito celular. Él puede hacer
lo que quiera contigo y tú con él, pero ninguno de los dos puede decidir por la vida de mi
bebé y además...

— ¡Gabriel Daniel's! — grité cortándolo. Les debía mucho a Gab y Fernando, les debía
esta vida y la otra, pero estaba harta de su bipolaridad, harta de que él quisiera meterse en
mi vida — . En primer lugar deja de gritarme, ¡No soy tu jodida hija! En segundo el celular
lo había dejado con V y ella me lo trajo esta mañana — mentí, lo había escuchado sonar un
par de veces mientras estaba en el parque y en la noche, pero no tenía ganas de hablar con
nadie — . Mi bebé — hice hincapié en que Anto era mía — , está bien, está conmigo, con
su mamá. Espero que sea la última vez que me grites maldita sea, estoy harta que todos
quieren dominar en mi vida y el único que tenía derecho a hacerlo lo mandé por un tubo sin
regreso cuando huí de casa, así que te pido el favor Gabriel que si vas a seguir con ese tira y
afloje hacia mí, creyendo que puedes meterte en mis asuntos y mis decisiones cortemos
esto de tajo y se acabó. No los necesito, ni a ti ni a nadie, tomo mis decisiones y soy
consciente de todo lo que representa cada una — colgué exaltada, el teléfono sonó un par
de veces más pero no vi quien era, la cabeza me dolía así que me tomé un par de pastillas y
fui por Anto.

— Imagino que no has comido nada — dijo V cuando me abrió la puerta de su


departamento, efectivamente aún en la mesa reposaban los vasos con cocoa y la bolsa de
papel que Alexander había puesto antes de hablar — . La princesa está viendo a Doki, el
perrito parece gustarle y prefiero mil veces que vea los badyardigans a que vea los
teletubies maricones — un temblor fingido recorrió su cuerpo — . Vamos creo que aún hay
un trozo de pizza de anoche en el refri.

Caminamos hacia la cocina, me dejé caer en uno de los taburetes de la isleta mientras V
sacaba la pizza del refrigerador y la colocaba en el microondas.

V tenía su mini laptop encendida y de ella salía una melodía que no era precisamente su
estilo de música.

Y gritar, y gritar, y gritar, y cederle al coraje un lugar


Y ponerle nombre al miedo
Y arrancarle un rayo al cielo ser feliz aunque pueda fallar
Porque un nudo en la garganta no se suelta si se aguanta
Las espinas no se deben tragar
Las palabras tienen filo y a mí nadie me ha prohibido gritar.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Si es loco — dijo ella sin mirarme — . Ni yo sé porque me gusta la canción. ¿Quieres
gritar, Katheryne? — Dijo con voz amortiguada ya que su cabeza estaba dentro el
refrigerador — . ¿Coca o cerveza?.

Sinceramente no tenía ganas de bebér.

— Coca — le dije al tiempo que el pitido del micro nos avisaba que la pizza estaba lista.

V puso el plato frente a mí pero aunque no había comido en casi 12 horas, lo moví
apartándolo de mi lado mientras afirmaba los codos a la mesa y dejaba que mi cabeza se
apoyara en mis palmas.

— Mmmm, me parece que estás haciendo una tormenta en un vaso de agua.

— Me pidió que fuese con él a Milán.

— Eso significa que a la pelo de estropajo no le importa.

— Es más que eso, es irme a un país en donde estaré sola si algo pasa…

— Sabes Katheryne, llámame loca o descerebrada pero yo me iría con él — dijo


sentándose a mi lado — . Ese hombre está un una batalla interna que ni él mismo puede
controlar. Su estado es de absoluta negación. No puedo decirte que te ama, allí no meto mis
manitos, pero de que siente algo lo siente. A ver… Míralo, es alto, dolorosamente hermoso
y está forrado en dinero, un hombre como él puede tener a la mujer que quiera con solo
chasquear los dedos, pero no, él te lo ha pedido a ti.

— Después de besuquearse con otra.

— ¿Te dijo si al menos sintió algo? — Inquirió haciéndome levantar la cabeza — . Digo,
porque si sintió algo con ella y contigo no siente nada, mándalo a la porra. Llama a los
chicos que vengan por Anto, y tú y yo nos vamos a bebér a un bar, yo quiero experimentar
y tú debes... — Fingió pensar — . No sé, olvidarte del bastardo.

— No es fácil — escuchamos el llanto de Anto por lo que ambas nos levantamos y


caminamos hacia la habitación, tomé a mi bebé en brazos.

— Ya te expliqué lo que me pasó con Jason y no pienso decirte más nada.

— Ayer había decidido no volver con él, pero hoy...

— Lo amas y te sientes como idiota porque habías tomado una decisión y ahora estas
reconsiderándolo — dijo V sonriente — . No lo niegues aquí la Psicoloca soy yo.

— Me voy a casa antes que sigas psicoanalizándome, necesito tomar un par de aspirinas.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Te acompaño así tú descansas un poco y yo que me quedo con la diabla y me aseguro
que comas algo.

— No quiero comer V, pero si me gustaría estar contigo hoy — la abracé.

Subimos a mi departamento entre pasos pesados y pausados, la cabeza aun martillándome y


sin una decisión tomada.

Según V necesitábamos una tarde de chicas y que mejor que la manicura para ello...

V preparó tortillas rellenas de jamón y queso mientras se me secaban las uñas de los pies.
Eran de color negro, no me gustaba pero mi amiga era medio gótica y hoy dejaría que
hiciera conmigo lo que ella quisiera. La verdad no quería hacer nada pero ella se empecinó
en que una mujer debía ser primero un cadáver antes de estar mal arreglada, eran las seis
treinta de la tarde y había logrado comer la mitad de lo que había en el plato que V me
había preparado.

— Sabes que a pesar de que nos conocemos hace poco menos de un mes te quiero como la
hermana que no tuve — me dijo mi amiga sin mirarme.

— Yo también te quiero V, aunque no sé quién eres — ella me miró con fingido enojo — .
Para empezar no te llamas V.

— Odio mi nombre y lo sabes, me gusta V resume las cuatro V que mi linda madre agrupó
y me dio por nombres. En fin, eso no es lo que quería decirte, lo que yo quiero saber es…
— Un leve toque en la puerta nos exaltó a ambas — . ¿Esperas a alguien? — V encaró una
de sus cejas.

— No — peiné mis cabellos hacia atrás con una mano — . Es lunes así que Fernando está
en el bufete y tuve una pequeña discusión con Gab.

— ¿Alexander? — Ella alzó una de sus cejas, sentimos otro toque — . Bueno voy a ver
— se levantó de la silla, la sentí hablar con alguien y luego cerró la puerta — . Peter trajo
esto para ti, dice que su jefe ya te dijo.

— ¿Peter? — alcé una ceja ante la familiar forma en como lo había llamado.

— Es mi amigo depravada — dijo V riendo.

Colocó la caja en la isleta de la cocina, era blanca y tenía un lazo negro. Una tarjeta con la
muy estilizada letra de Alexander que recitaba:

Te espero en el Barbetta a las 8. Peter estará esperando que bajes…


A. McConner

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¡Ábrela! — Apremió V curiosa. Solté el nudo del lazo y destapé la caja mirando lo que
tenía dentro, el silbido de V me hizo reaccionar — . Amiga saca todo — Dios, se parecía a
Lilian cuando íbamos de compras.

Saqué la suave tela de seda quedándome maravillada ante el vestido, era un lindo strapless
con un fajón grueso en lentejuelas, se veía que era entallado y corto, unos cuantos
centímetros antes de la rodilla.

— ¡Hay más! — Chilló V sacando una caja más pequeña — . Oh, bendito Dios, he
muerto — dijo dramáticamente sacando el par de armas mortales. Eran unos Manolos
negros completamente cerrados, podía calcular unos 18 centímetros de alto.

¡Quería matarme!

El tacón era una fina puntilla de color plata brillante, miré dentro de la caja buscando algún
papel, pero solo encontré una cartera de mano negra junto con una cajita de Tifanny, tomé
la caja con cuidado y la abrí, encontrándome con un par de finos aros con incrustaciones en
piedras de color negro igual de finos a una pequeña gargantilla y un reloj.

— ¿Es todo? — Pregunto V. Negué entre las virutas de papel había otra bolsa, la tomé
sacándola y desenvolviendo lo que estaba dentro: un conjunto de encajes de La Perla, era
una micro tanga y un sostén — . La noche parece prometer — dijo V haciéndome mirarla
fijamente.

— No pienso ir, basta de auto flagelarse, no soy mártir ni mucho menos estoy pagando una
manda.

— ¿Cómo dices que dijiste?.... Wákala soné como Hanna Montana, puajj — V hizo
gestos graciosos — . Katheryne no vez lo que yo veo, el hombre está desesperado mujer. Es
tu oportunidad, él quiere que viajes con él a Milán y tú te mueres por hacerlo aunque digas
que no pero no se lo dejes tan fácil — la miré sin entender — . Ve a esa cita y hazlo pagar.

— V, V, V, V — ella me miró ceñuda — . No te sigo.

— A ver, Katheryne. ¿Qué es lo que quieres de él?

— ¿Qué me ame? — Ella me miró mal.

— Sabes que no lo hará — no pude evitar el gesto de dolor que atravesó mi rostro — . Lo
siento pero soy realista, al menos no te lo dirá, pídele algo que tú quieras a cambio de que
te vayas con él.

— No quiero dinero — le dije cansada.

— No te dije que sea dinero, te dije pídele lo que tú quieres, a ver amiguita piensa…

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Contrato
Aryam Shields M.
— Ya te dije V, quiero que me ame.

— Entonces pídeselo.

— ¿Crees que no lo he intentado? — Me levanté de la silla — . Dios, me ofreció un


nuevo contrato con tal de que vaya con él.

— Entonces has un contrato tú. Voy a volver a preguntarte, ¿qué es lo que más quieres de
él?

— Quiero amarlo, quiero que me ame, como una pareja normal — V sonrió.

— Entonces tú tienes el poder, Katheryne. ¡Juega!

Eran las 7:30 cuando sentimos el leve toque en la puerta, no había que ser videntes para
saber quién era, me miré por última vez en el espejo, V había hecho maravillas conmigo: el
maquillaje me hacía ver diferente, aún frente al espejo ni yo podía reconocerme, había
alisado mi cabello dejándolo suelto y sin ningún tipo de adorno, el vestido se entallaba
completamente a mi cintura y la faja daba realce a mis pechos, el color negro contrastaba
con lo pálido de mi piel y las joyas eran lindas pero no muy llamativas.

— Quedaste woww… — Dijo V haciendo un cuadrado con sus dos manos imitando al
lente de una cámara — . ¿Recuerdas todo lo que hablamos? — Asentí — . No permitas que
te lleve a casa, debe ser un lugar único, tampoco se vengan para acá, recuerda que esta
noche tú debes mandar — frunció el ceño e hizo una mueca graciosa — . Bueno déjalo
mandar a él pero mandando tú... ¿Me entiendes? Éxitos mi nena — dijo dándome dos
besos — , de Anto ni te preocupes. Esta belleza se va a ver una maratón de Pocoyo con su
tía favorita.

— Que no te escuche Fernando — le dije de broma, a lo que ella farfulló algo que no
entendí, tomé el sobre marrón en el que V y yo habíamos trabajado en las últimas dos
horas, suspiré una vez más y salí del departamento, bajé las escaleras hasta llegar al auto.

Peter me esperaba ataviado en un traje entero negro.

— Se ve usted muy hermosa, Señorita Cortez — sonreí, de nada valía volverle a decir a
Peter que mi nombre era Katheryne.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Gracias, Peter — él me abrió la puerta y luego se subió al coche. Mientras pasábamos
por las calles mi mirada iba centrada en la ventanilla, esperaba que Alexander aceptara lo
que pensaba proponerle.

Peter se detuvo cerca del teatro de Manhattan, cerca de la calle 46, abrió mi puerta
dejándome ver el lugar, se veía antiguo pero elegante, y lleno de historia. Adornado
armoniosamente con luces y árboles, y un letrero luminoso que decía Barbetta.

— Debe entrar y preguntar por la reservación del Sr. McConner — dijo Peter cerrando la
puerta y sacándome de mi estupefacción, subí los peldaños dejándome llevar por la magia
del lugar, un chico vestido con un elegante traje abrió la puerta para mí, apreté el sobre
marrón suspirando fuertemente cuando llegue frente al maître.

— Reservación para el Sr. McConner — dije lo mejor que pude, guardando mis nervios.

— El Sr. McConner llegó hace unos minutos, está en uno de los reservados, sígame
Señorita Cortez — dijo en un fingido italiano. Mientras caminábamos hacia el reservado
no pude evitar observar el lugar, estaba adornado con muchas antigüedades y candelabros,
había una lámpara de araña en toda la mitad del lugar, las mesas eran cuadradas adornadas
con manteles de lino blanco y sobre manteles en color oro, con muebles y cuadros rústicos
y olía maravillosamente bien a especias y pasta de tomate; una esquina estaba adornada por
un piano en un blanco marfil y un chico tocaba melodías suaves y hermosas.

Por uno de los ventanales pude apreciar una pequeña fuente adornada con luces y
querubines, pasamos el salón principal a uno un poco más pequeño, las mesas estaban una
más lejos que la otra. En el rincón del final, visiblemente tapado por una planta estaba él.

El corazón se me detuvo al verlo, tenía un traje de tres piezas de color azul oscuro y se veía
tan malditamente sensual como el día de la gala de McConner Corp, curvó su rostro en su
sonrisa torcida, esa que hacía temblar hasta el último vello de mi cuerpo y se levantó para
darme la mano cuando llegue a él.

— Me alegro que vinieras — susurró sensualmente mientras el maître retiraba mi silla — .


Dile a mi mesero que puede traer el champagne — dijo sin mirarme.

No había pasado ni dos minutos cuando un chico nos trajo una pequeña cava con hielo y la
botella dentro, sacó la botella y sirvió dos copas, Alexander me tendió una.

— Porque te ves realmente hermosa vestida de negro — dijo antes de llevarse la copa a la
boca.

Mis piernas eran gelatina, agradecí mentalmente estar sentada, el chico nos dio los menús y
como la primera vez, no entendía ni una puta palabra.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Quieres que pida por ti? — Me dijo con su sensual acento italiano, amaba cuando él
lo entonaba.

— Por favor — dije en un susurro tomando un trago de mi copa.

— Tráenos feta de jamón crudo, con queso de campo, más caviar de entrada acompañado
de un Rayun Cabernet Sauvignon del 2007. Para plato fuerte queremos filete de cordero a
la plancha con salsa de pimienta picante y ensalada de hortalizas verdes acompañado de un
Inglenook Cabernet Sauvignon Napa Valley de 2008 — se giró mirándome y sonrió...
¡Dios pensaba matarme con esa maldita sonrisa! Mi Sub se limpiaba la baba que salía de la
comisura de su boca — . ¿Te gustaría comer algo de postre? — Me encogí de hombros — .
Y una porción de crostata de duraznos — entregó los menús al chico y este se retiró con un
asentimiento de cabeza.

Suspiré por... Ya había perdido la cuenta de cuánto había suspirado, el celular de Alexander
vibró y él leyó el mensaje sonriendo, al parecer había una buena noticia. Tomé un poco del
contenido de mi copa, no transcurrió mucho tiempo cuando el chico colocó el primer plato
en nuestra mesa, estaba finamente decorado, las lonjas de jamón en el centro junto con el
queso una hoja de lechuga levemente roseada con aceite de oliva y el caviar sobre esta,
también tenía una pizca de albahaca y aceite decorando los espacios vacíos del plato, el
mesero llenó nuestras copas de vino y luego se marchó.

— Cuando vivamos en Italia, harás un curso básico de italiano, Katheryne. — dijo


catando el vino.

— Veras Alexander, yo quería...

— Después de la cena hablaremos, come — ordenó. Tomé el tenedor y empecé a comer.

La entrada había estado deliciosa y el plato fuerte era sencillamente exquisito, la cena
estaba transcurriendo con calma pero demasiado silenciosa para mi salud mental, a pesar de
que me sentía mucho menos nerviosa gracias a las dos copas de vino y la copa de
champagne que me había bebido.

— ¿Cómo les fue con lo de Frederick? ¿Encontraron algo? — Pregunté tímidamente,


Alexander dejó su tenedor a un lado antes de limpiarse con su servilleta.

— Frederick nunca fue demasiado inteligente, por eso Antuan y yo decidimos enviar a un
infiltrado a la empresa, cuando nos dimos cuenta que estaba haciendo malos manejos — lo
miré sin entender — . Veras, Katheryne, construir un edificio no es tan sencillo como unir
un par de bloques de lego, se necesita hacer estudios de suelo y entorno, también calibrar
materiales. Frederick estaba comprando materiales de mala calidad, como por ejemplo:
cemento mezclado con polvo entre otras cosas. El infiltrado nos lo dijo todo y entonces yo
decidí viajar a pesar de lo mucho que detesto esta ciudad — llevó la copa de vino a su boca

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Contrato
Aryam Shields M.
antes de continuar hablando — . Esto hubiese sido mucho más sencillo si hubiésemos
tenido algo con qué hundirlo, pero la rata había hecho las cosas demasiado bien, no había
huella alguna de él en los documentos y las firmas. Antuan ha estado revisando todo muy
minuciosamente y ayer hemos encontrado la prueba reina para que el maldito se pudra tras
las rejas, no solo estaba construyendo con materiales de mala calidad, también estaba
haciendo negocios ilícitos bajo el nombre de McConner Corp. El miércoles tenemos
reunión de socios y se dirá el veredicto final de Frederick.

— ¿No lo llevaran ante las autoridades?.

Rió irónicamente. — Katheryne, en mi mundo la autoridad soy yo. Soy un hombre de


negocios, su patética libertad a cambio de su 30% de McConner Corp. y hablando de
negocios, si estás aquí es porque tomaste una decisión — dijo con voz baja, su lengua
delineó sus labios provocativa y sensualmente.

— Efectivamente la he tomado — el mesero llegó retirando los platos, el apartado nos


mantenía lejos de todo, solo él y yo — .

Mi propuesta… — Suspiré fuertemente antes de deslizar por la mesa el sobre marrón — .


Has sido claro conmigo. No quieres amarme, ni quieres mi amor.

— Exacto.

— Seremos amigos en condiciones de derecho y…

— No — Dijo rotundamente — . Seremos dominante y sumisa, Katheryne. Todo seguirá


tal cual como hasta ahora con la diferencia que será un contrato sin fecha de caducidad. Yo
me comprometo a serte fiel siempre y cuando tú mantengas cubiertas mis necesidades. He
prometido no utilizar nunca más la fuerza en ti y nunca disciplinarte severamente, pero si
cometes un error yo deberé castigarte, es mi naturaleza.

— Quiero algo a cambio — él tomo la botella de vino y volvió a llenar nuestras copas — .
Te escucho…

— Abre el sobre — le dije bebiendo un poco más de la mitad de mi copa, mientras lo veía
tomar el sobre y sacar las cuatro hojas que reposaban dentro de este.

— ¿Un contrato? — Preguntó alzando una ceja.

— Es lo que pido por ser tu sumisa por lo que resta de nuestras vidas.

— Sabes perfectamente que solo serás mi sumisa dentro de mi habitación de juegos, fuera
de ella serás la mujer que elegí…

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Contrato
Aryam Shields M.
— Nadie sabe lo que sucede detrás de las cuatro paredes de una casa — susurré.

Alexander empezó a leer el contenido de los documentos, su rostro adquirió varios gestos
mientras leía, para cuando terminó su cuerpo estaba rígido. Su mandíbula cuadrada y la
vena de su frente sobresalía palpitante.

— No puedo aceptar esto — dijo antes de colocar los documentos dentro del sobre — .
Katheryne, tienes que entender que…

— Alexander — lo interrumpí — . Tengo 20 años, toda mujer sueña con ese momento
aunque sea una vez en su vida. A veces soñamos nuestra primera vez así — bajó la mirada
apretando fuertemente el mantel de la mesa — . No puedes negarme eso que pido.

— Yo he sido claro contigo, Katheryne. Yo no hago el…

— Lo sé — volví a interrumpirlo — . Tú tienes sexo y follas, nunca haces el amor porque


no está en ti pero es lo que yo quiero. Caricias y palabras cursis, besos tiernos y susurros en
el oído.

— ¿Y para qué lo quieres? — Cuestionó molesto — . ¿Para qué quieres que sea un cursi
de mierda si a la mañana siguiente seguiré siendo quién soy? Seguiré follando, atando y
lastimando, Katheryne; utilizando mis juguetes y jactándome de placer… No te equivoques
conmigo, Cortez.

— Entonces no tenemos nada más que hablar Alexander, esa es mi condición — me


levanté de la silla y caminé lo más erguida que pude hasta la salida, esperaba que su
necesidad por mi fuese tal que me siguiera pero no lo hizo.

No iba a llorar, no era una estúpida, yo sabía a lo que me enfrentaba y sabía perfectamente
quién era él. Iba a doler, por supuesto que dolería pero sería mejor dejar todo atrás.

Subí al taxi dándole una última mirada al restaurante, con el corazón encogido, pero entera.
Ahora lo más importante para mí sería Anto.

Era sábado en la tarde, Fernando había venido a buscar a Anto alegando que necesitaba
estrechar lazos tío/sobrina, razón por la cual se la llevaba todo el fin de semana. Había
esperado ver titulares de McConner Corp., pero lo único que habían dicho era sobre la
venta de las acciones de Frederick McConner al presidente de la compañía. No había
sabido nada de Gab, él no me había llamado y yo sinceramente no tenía muchas ganas de
hacerlo. Me senté en el sofa abriendo el último libro erótico que Fernando me había traído,
había leído la primera parte en cuestión de horas debido a que V estaba realmente intensa
con que se la pasara.
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Contrato
Aryam Shields M.
V, me había dado su hombro para llorar después de aquella última vez que había visto a
Alexander, se había quedado a dormir en el departamento y a la mañana siguiente tenía una
montaña inmensa de waffles con mucha miel. El refrigerador estaba lleno de dulces porque
según ella tusa no era tusa si no se subían unos kilos, había venido al departamento cada día
después de clase, no hablábamos de él… Dolía hacerlo y prefería escaparme al mundo de la
lectura, un mundo donde los dominantes aman.

Ethan Blackstone me contaba su historias, abrían mi mente dejándome sumergir en ese


mundo en donde nadie desea escapar, un mundo que te envuelve de tal manera que te
absorbe de toda la realidad. Él no había llamado, todo se había hecho como él lo había
querido y ahora muy seguramente estaba con su nueva sumisa.

Mi Sub lloraba de pena, pero a la vez estaba aliviada de que el daño no fuese irreparable,
tenía puesta una camisa demasiado grande para mi gusto y estaba tirada en su cama
rememorando viejos tiempos, comiendo helado y chocolate.

Mi Ipod estaba conectado, podía escucharse muy suavemente la melodía de Roxatte.

No sé si es amor
Pero lo parece.
Con él soy feliz
Pero vivo sin él.
No sé si es amor
Pero crece y crece
Tan dentro de mí,
Que se ve a flor de piel.
¡A Qué curioso!
Siempre juntos,
Él con nadie
Yo con él
Y se me escapa
Entre los dedos.
Medio ángel, medio cruel.
Eso es amor o no es amor,
Yo no lo sé.

Sí, la música no combinaba cuando uno leía un libro que llevaba por nombre Desnuda, pero
nadie iba a saberlo. Tirada en el sofá trataba de no rememorar nada aunque mi Sub me diera
recuerdos muy vívidos de nuestra última noche juntos. Moví mi cabeza de un lado a otro
releyendo por quinta uno de los fragmentos.

292
Contrato
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.

— Cristo… — susurré cerrando los ojos y golpeando mi cabeza con los cojines, el timbre
de la puerta sonó y me levanté sabiendo quién era.

— Anda di que sí… — Dijo V haciendo pucheros — . Por favor, van a ir chicos lindos de
mi facultad…

— Te dije que no estaba para salidas — le dije amarrando mi cabello en una coleta suelta.

— Pero ni siquiera has hecho el intento de…

— V — la llamé — , en serio tengo que hacer — señalé el libro — . Ve a la fiesta,


diviértete, échate un polvo, bebé, que se yo… Ya te has preocupado por mi toda esta
semana, yo estoy bien — ni yo me creía eso. Fui a la cocina buscando el medio pote de
helado de brownie que aún me quedaba, V me miró mal y rodó los ojos ante mi eufemismo
de estar bien — . No me mires así, tú trajiste el helado.

— Me preocupas — dijo seria — . Amas demasiado a ese hombre y solo te he visto llorar
el lunes después de la cena.

— Tengo los lagrimales resecos después de llorar casi todo el domingo y gran parte del
lunes — bromeé — . Vamos V, llorar no va hacer que vuelva a mí, ni que me ame. Además
no puedo derrumbarme, estás tú y Anto que son lo que más quiero aparte de él. Ve a tu
fiesta y lígate a alguien mujer.

— Seguro, quiero tener un buen revolcón con un chico que siempre me encuentro en la
cafetería, sé que estudia finanzas o algo así, trataré de hacer mi puja hoy.

— ¿El chico de las fotos del celular? — Dije mirándola divertida.

— Te amaré toda la vida por haberme dado esa hermosa herramienta, mi celu era un trasto
viejo que no servía para nada — sonreí — . Mmm… ¿Segura que estarás bien si te dejo
solita hasta mañana? — Preguntó preocupada.

— Sí, mami — bufé — . Tengo para entretenerme — señalé la pequeña pila de libros
cortesía de Fernando.

— Bueno — suspiró derrotada — . Quiero estrenarme esos lindos zapatos que la bestia te
envió el lunes.

— Están en la caja debajo de la mesa de noche — V dio un brinquito antes de salir


disparada para el cuarto, sentí el sonido de mi celular era un texto de Lilian.
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Contrato
Aryam Shields M.
"Sé que las cosas no están bien entre ustedes pero soy tu amiga. Antuan puede quedarse
con Nico y Anto esta noche, y tú y yo salimos por ahí… O mañana de compras, como
quieras, te extraño. Lilian."

Le respondí inmediatamente…

Esta noche no, sé que somos amigas Lilian eso no lo va a cambiar nada ni nadie, ¿te
parece si le digo a V y vamos mañana las tres de compras?

No tenía mucho dinero, pero solo quería ver a Lilian necesitaba hablar un poco.

Hagamos algo mejor, vamos a almorzar las tres. Yo invito. Hay que celebrar que Frederick
ha salido de McConner Corp. y Alexander puede volver a Italia, es más tranquilo cuando
está en Milán. Odia esta ciudad.

Leí el mensaje sintiendo la ya conocida opresión en el pecho.

…Lo siento No quise decir eso. En fin, mañana a las dos, puedes llevar a Anto mi niñera
puede con ambos niños...

Contesté...

Anto está con mis amigos, le digo a V y te confirmo, dale besos a Nico.

Pulsé la tecla enviar justo antes que V saliera del dormitorio con los Manolos puestos. —
Me veo más hermosa — dijo mirándose en el espejo. Sonreí — . Mantén el trasto viejo que
Fernando te dio por celular cerca, estaré llamándote cada media hora.

— Sí, ma… — bromeé.

— También cierra bien las puertas y no le abras a nadie.

— Lilian Andrea de Difeo nos invita a almorzar mañana, tengo unos ahorros y quiero
comprar algo lindo de navidad a Anto.

— Ok, prometo estar aquí antes del mediodía y vamos a hacer las compras navideñas. Te
quiero, pequeña Padawan.

— Me too, Sensei — dije antes de cerrar, me llevé la última cucharada de helado a la boca
y dejé el pote vacio en la isleta antes de tomar el libro del suelo y retomar la lectura.

.
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Contrato
Aryam Shields M.
Había avanzado cinco capítulos y culpado a la protagonista por ser tan idiota, y huir cuando
el más la necesitaba, estaba metida de lleno en la lectura cuando el timbre volvió a sonar,
bufé molesta al tener que dejar de leer en el mejor momento.

— V, no me digas que la fiesta estuvo tan mala que solo duraste menos de dos horas en ella
— dije abriendo la puerta riendo. La risa no me duró mucho.

No era V…

— La mia bella bambina quanto ho perso71 — dijo antes de abalanzarse sobre mí, sus
labios capturaron los míos haciéndome entender que no era simplemente yo la que lo había
extrañado. Allí estaba todo resumido, su necesidad, su poder y su aura controladora. Llevé
mis manos a su espalda besándolo tan intensamente como él lo hacía conmigo pero
dejándolo tener el control como sabía que lo gustaba — . ¿Quieres una noche con jodidas
flores, Katheryne? Es tuya. ¿Quieres que sea un maldito dulce? Te causaré un coma
diabético, pero no seré yo, mantenlo presente. Montaré todo el show, tendrás las malditas
velas, los pétalos de flores en la cama y la puta música góspel, pero no seré yo. Yo no soy
dulce, yo no soy suave. Será un espectáculo, guárdalo en tu memoria porque será la primera
y última jodida vez que veas esa faceta en mí — su voz salió ronca y suave a la vez, sus
manos apretaban mi cintura mientras sus dedos subían mi vieja camiseta acariciando la piel
de mis costados, pegándome más a su cuerpo.

Y eso era todo lo que me importaba de él, había cedido. Él me había buscado y aunque él lo
negara, yo le importaba y ya estaba dicho, me dejaría llevar. Desde hoy, Katheryne Cortez,
moría para ser una extremidad más de Alexander McConner. Me perdería en él, su mundo,
su vida, sus cosas, su cuerpo, su mundo oscuro me absorbería y aunque estaba segura que
mi corazón quedaba detenido en este momento…

Yo quería consumirme…

71 Mi pequeña niña hermosa cuanto te he echado de menos.

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Contrato
Aryam Shields M.

Capítulo 21
A veces te das cuenta de tus sentimientos, cuando crees que vas a perder a esa persona.
Ama sin esperar nada a cambio, vive dando y muere recibiendo. Debería esta ser una
premisa de vida... pero, ¿Cómo hacer cuando el lado egoísta desea algo más?... y por
desear más corras el riesgo de perderlo "todo", aunque ese todo siempre haya sido una
simple ilusión...

Aryam A. y Ginette Bri..

— Alexander — jadeé entre el beso agónico y demandante mis manos se deslizaron desde
su cuello hasta su pecho el beso estaba siendo demasiado violento, había tanta necesidad en
el que hubiese podido llorar de la emoción, pero todas mis neuronas estaban enfocadas en
recibir aire y tratar de seguirlo, la imperiosa necesidad de tomar aire me hizo separarme.

— Vuelve a mi cama nena, vuelve a mi cama — dijo colocando su cabeza en mi hombro-


yo te daré lo que me pides pero vuelve a mi cama.

296
Contrato
Aryam Shields M.
A mi cama no…a mí…

Me separé un poco de él revolviendo mis cabellos con una de mis manos.

— Te amo — las palabras salieron suavemente, en un susurró casi espontáneo.

Pude ver la expresión de horror que se instaló en su precioso rostro, dio dos pasos hacia
atrás y luego caminó hasta sentarse en el sofá, era como si le hubiese tirado una lanza
directo a su corazón.

— Malgastas tu amor conmigo — murmuró — Nunca voy a amarte — negó con la


cabeza — ¿Por qué no lo entiendes de una maldita vez?, no quiero compromisos
Katheryne.

— El amor no es un compromiso Alexander.

— No, solo da el poder a los demás para volverte mierda y es un puto fantasma todos
hablan de él pero nadie lo ve.

— Tú lo viviste, lo sentiste — cerré la puerta y me recosté en ella — Con Megan.

— Y se desapareció como con un acto de magia.

— El amor es libertad Alexander y tú no puedes evitar que yo te amé.

— Pero puedo tratar de protegerte y lo hago mejor si sé que nada nos une.

— ¿Por qué accedes a darme la noche que te pido?, si no crees en el amor.

— Soy un hombre de negocios Katheryne y tú me has entregado un contrato, una noche de


cursilería a cambio de tú vida.

— ¿Es así como lo ves? — no pude evitar el toque de decepción.

— Eso es lo que es Katheryne, tú me das una cosa a cambio, yo te entrego otra — suspiró
y enfocó sus ojos en los míos — ¿cambiaste de opinión? — Negué — Entonces ven aquí
nena mi cuerpo necesita exorcizarse.

No me moví...

— ¿Quieres algo más? — Había olvidado que mi IPod estaba encendido hasta que
escuche esa canción... Miénteme, eso era lo que yo quería.

— Quiero una noche de amor, quiero sentir que soy para ti más que la mujer que calienta
tu cama, quiero que esa noche me engañes y finjas amarme.

297
Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Por qué haces esto?, ¿Por qué te auto flagelas?, ¿Por qué quieres que finja algo que no
va pasar nunca? A veces no te entiendo mujer y no sé qué demonios hago aquí cuando sé
perfectamente que no puedo entregar lo que tú tanto ansias.

Se pasó la mano por la frente deteniéndolas en el puente de su nariz.

— Podrías al menos fingir que me amas — mi petición salió como un ruego involuntario,
él me observó de una manera fría, controladora, haciéndolo lucir como el más vulgar de los
ruegos.

— Ya te dije que te causaré un puto coma diabético, además soy un buen actor — se
levantó del sofá — ¿Dónde está Anto?

— Con Gab y Fernando — Caminé hacia él al ver que susurraba y maldecía muy bajo —
¿Sucede algo? — Negó — Lex..

— Me voy Katheryne — llegó hasta quedar frente a mi mientras sacaba del bolsillo de su
pantalón un papel doblado — Ocho en punto nena, ni un jodido minuto más, ni un jodido
minuto menos — dijo en voz baja — Mi cuerpo está famélico por ti... — sus dedos
tocaron mis labios haciéndome temblar por ese mísero toque — Mis demonios necesitan
alimentarse — ¡Dios! su voz aniquila bragas iba a matarme — y el grifo extraña tus
bonitas uñas enterrándose en él — introdujo uno de sus dedos en mi boca y gimió cuando
mis dientes y mi lengua lo envolvieron — (1)cattiva ragazza72... — Susurró — Peter
vendrá por ti... Abrígate bien, han dicho que esta noche será muy fría — sacó su dedo de
mi boca y delineó mi mejilla acariciando la piel hasta llegar a mi cuello, su mano abarcó mi
nuca y sus ojos azules se enfocaron en los míos — Shh, quieta... — susurró con voz
endemoniadamente baja, su rostro acercándose al mío... Odiaba el poder que esos ojos tan
verdes como un par de esmeraldas tenían en mí, era como si me paralizara, como si... Sus
labios tibios y demandantes se pegaron a los míos sometiéndome, apresándome, tirando
levemente del inferior... ¡Cristo!... — Te espero nena… — sin más me soltó y salió del
departamento.

Cerré la puerta tras su salida y me tiré al sofá… ¿Qué era todo lo que había pasado?, él
había venido a mí, se había entregado y rendido, ¿Eso no era lo que yo quería? si era lo que
quería. ¿Entonces por qué estaba dudando?

Giré la cabeza hasta que mi vista quedo clavada en el reloj de pared. 5:35 pm. Tenía casi
dos horas para meditar bien las cosas, quería llamar a V, pero si la interrumpía en media
faena iba a matarme y más si se encontraba con su chico finanzas, no, esto tenía que
decidirlo por mí misma, tomé mi libro del suelo y traté de concentrarme en la lectura…
Diez minutos después Desnuda de Raine Miller yacía tirado en algún lugar de mi pequeña
pero acogedora sala mientras yo me levantaba del sofá.

72 Chica Mala

298
Contrato
Aryam Shields M.
¡Maldito Alexander! Maldita yo, por dejarme influenciar por su embriagadora presencia.

Solté mi cabello y tome mi celular no era tan elegante como el Smartphone que el todo
poderoso me había dado pero era un buen celular, recibía y enviaba mensajes de texto y me
servía para llamar ¿Qué más puede uno pedirle a un celular?

Que tenga una cámara decente y acceso a Facebook — chilló mi Sub — eso es lo mínimo
tu sabes hay cositas agregadas el whatsapp o el Pin, también que grabe videos, uno nunca
sabe que va encontrarse por la calle.

¿A Rob Pattinson quizás? — sonreí ante mi pelea conmigo misma y digité los números de
Fernando.

— Soy Fernando Artiegui, en estos momentos no puedo atenderte, si deseas déjame un


mensaje con tu número telefónico y tan pronto pueda te contestare.

Iba a dejar un mensaje en la contestadora pero negué inmediatamente, desconecté la


llamada y lancé el celular al otro sofá.

Sentía los músculos tensos como si hubiese hecho tenido mucha actividad física, mire el
reloj una vez más 5:45 ¡Diablos!, me levanté del sofá caminando hacia el baño, un buen
baño podría ayudarme a relajarme, sí, eso era lo que necesitaba relajación.

Dejé que mi vieja camiseta cayera en cualquier parte de mi habitación mientras bajaba mis
jeans rápidamente.

Encendí mi Ipod dejando que la suave música de Ángel llenara la pequeña habitación
mientras ajustaba la calefacción, cuando el agua estuvo tibia me metí bajo los chorros de
agua permitiendo que ésta me relajara un poco no solo mis músculos sino también mi
mente, cuando vi que mis dedos empezaron a arrugarse cerré la llave y me envolví en una
toalla, abrí mi pequeño closet aun sin pensar que me depararía la noche, me quede
observando mi ropa, no tenía nada bonito aquí aparte del vestido que Alexander me había
obsequiado para la anterior cena así que mi "basto" guardarropa no eran más que unos
vaqueros y varios suéteres de cuello alto. Tome uno de los vaqueros, el menos desgastado y
un suéter negro tejido y de cuello alto y los arrojé a la cama, caminé hasta mi gaveta de la
ropa interior y tomé un sostén de encaje negro y un unas bragas tipo hilo, tomé mis viejas
botas negras gamuzadas y el bote de crema, dejé caer la toalla esparciendo lentamente la
crema en mi cuerpo y pensando en lo que estaba a punto de suceder…

Una vez lista, me observé en el espejo, había subido un par de kilos, quizás uno o dos pero
seguía teniendo buena figura respiré. Mordiéndome el nudillo del dedo índice, un nuevo
habito adquirido gracias una de las protagonistas de uno de mis libros favoritos, me había
dado cuenta que empezaba a mordisquearme los nudillos del dedo meñique cada vez que
estaba nerviosa.

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Contrato
Aryam Shields M.
Busqué mi reloj de pulsera y me di cuenta que eran casi las 7 me coloqué la ropa interior,
los vaqueros, las botas, ajuste mi cabello a una coleta alta y me coloqué el rímel, cambié el
suéter negro por uno de color rojo, me mire nuevamente en el espejo y sonreí no me veía
como una chica que iba a pasar su primera y única noche de amor con un hombre como
Alexander McConner, pero esta era yo.

El timbre de la puerta me hizo salir de mi estupidez momentánea, tomé la gabardina negra


antes de salir a la sala, abrí la puerta y un tímido Peter me sonrió.

— Buenas noches señorita Katheryne, el señor me ha enviado a buscarla.

— Buenas noches Peter — devolví el saludo, antes de devolverme por mi mochila, no


sabía a donde me llevaría Alexander ya que en el papel solo había una dirección, Peter
abrió la puerta para mí al llegar al coche — ¿Sabes a dónde vamos Peter? — era una
pregunta estúpida lo sabía pero deseaba que él me dijera alguna pista.

— ¿Dónde el señor la espera? — sonrió a través del retrovisor.

— Muy chistoso Peter, obvio que donde Alexander me espera la pregunta del millón de
dólares es ¿dónde?

— Ya verá usted cuando lleguemos señorita — bufé antes de recostarme en la tapicería de


cuero del Lexus.

No pasó mucho tiempo cuando el auto se detuvo, debido al tinte de los vidrios del auto no
sabía a ciencia cierta donde nos encontrábamos, pero era un lugar de muchas luces y
aparentemente elegante. Peter bajo del coche e inmediatamente abrió mi puerta.

— El señor está en el Penthouse, cuando usted entre a recepción le darán una clave que
debe colocar en el elevador — dijo Peter seriamente.

— ¿No iras conmigo? — pregunté con voz baja.

— Lo siento señorita pero el señor fue muy claro y preciso con sus órdenes.

Asentí suspirando fuertemente podía ver a mi Sub fumarse el décimo cigarrillo desde que
nos habíamos subido al coche, decir que estaba nerviosa era quedarse corto, antes los
terribles espasmos que producía mi cuerpo antes la anticipación de saber lo que estaba
dispuesto Alexander a hacer por mí…

Al llegar a la recepción una chica menuda y pelirroja me entregó un sobre cerrado — Es la


clave que debe digitar cuando llegue el piso veinte señorita Cortez — volví a asentir
mientras me encaminaba al elevador, estaba empezando a transpirar… Mientras me veía en
el espejo del elevador me di cuenta que debí haberme colocado algo más atrevido, se
supone que hoy habría algo más que gemidos, jadeos desesperados y ordenes, golpeé mi
cabeza con la pared del elevador. Esto era lo que yo quería, una noche para sentirme amada,
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Contrato
Aryam Shields M.
definitivamente y ante los recientes acontecimientos me consideraba una verdadera
masoquista por convicción, mañana estaría bien si volvía a la habitación del pánico y
Alexander quería atarme y jugar con sus juguetitos.

"Sí, Katheryne esto es lo que tú quieres" me dije mentalmente, mientras el elevador


ascendía, saqué mi celular y le envié un mensaje a V.

Estoy bien decidí ir a casa de Fernando, extrañaba a Anto disfruta la fiesta y lígate al
hombre de tus sueños…

Kath :P

Pasé mis dos manos por mi cabello y solté mi coleta volviéndomela hacer, cuando por fin
llegamos al piso diez, digité la clave y el elevador siguió su curso hasta detenerse segundos
después, las puertas se abrieron directamente en una habitación oscura iluminada
simplemente por velas ubicadas estratégicamente… Sentí mis ojos aguarse cuando miré al
balcón y vi la silueta del hombre por el cual estaba dispuesta a vender no solo mi vida sino
también mi dignidad.

¿En qué momento me había yo enamorado de él? No lo sabía. Nunca se había comportado
cariñoso conmigo, en ningún momento habían salido de sus labios pecaminosos alguna
palabra de amor, él no era tierno, ni suave, ni dulce… Alexander McConner era fuego,
pasión, ira, erotismo y lujuria, mas sin embargo aquí estaba en una habitación iluminada
por velas que olía a fresas y vainilla…

— Llegaste — dijo en voz baja, fui consiente que en medio de mi verborrea mental había
caminado hasta llegar a las puertas corredizas del balcón. Alexander no se giró, tenía las
manos dentro de su pantalón azul oscuro y parte de la corbata salía de su bolsillo derecho.

— Si… Llegué — dije sintiéndome tonta — esto es… — no habían palabras para
describir no solo la habitación, era la vista, las luces, Nueva York rindiéndose ante él.

— Cuando cumplí 22 años, ya vivía con Megan, ella amaba esta ciudad viviríamos aquí
una vez ella y yo termináramos los estudios, mandaría a Frederick de regreso a Italia y yo
trataría de encontrar una vida aquí, pero ella se fue — No sabía que decir, ¿Por qué la
nombraba tanto últimamente?, No me sentía celosa a pesar de que ella había tenido lo que
yo tanto anhelaba… Corrección ella aún tenía lo que yo deseaba de él — ¿Vez las luces
Katheryne?… — suspiró, podía ver el aire congelado alrededor de él — se burlan de mí,
del niño idiota que una vez pensó que el jodido mundo por fin no conspiraba en contra de
él, en fin — Se giró — espero te guste el espectáculo — sin más paso por mi lado
entrando a la habitación.

Te daré el maldito show, pero no seré yo… — recordé sus palabras.

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Contrato
Aryam Shields M.
Sentí mi corazón oprimirse ante el pensamiento pero lo deje pasar, era obvio que él no iba a
acceder así como así, lo vi sentarse en una mesa que no había visto, o prestado atención
estaba decorada con un pequeño ramito de flores y un candelabro con dos velas, habían dos
platos servidos cubiertos con tapas de peltre y varias piezas de cristal, una botella de lo que
parecía champagne y una de vino tinto, Alexander volteo su mirada enfocando sus orbes en
los míos.

— ¿Piensas quedarte toda la jodida noche allí? — dijo mordaz.

Caminé vacilante hasta sentarme en la silla frente a él.

— Quítate la gabardina, o ¿piensas tenerla puesta el tiempo que estaremos aquí? — su


tono de voz no era suave pero tampoco duro como momentos atrás.

Me levanté de la silla soltando los botones de mi gabardina negra y luego caminando hasta
el perchero que había cerca a la entrada, una vez ya lista caminé hasta quedar nuevamente
frente a él.

— Comamos — dijo tomando la botella de vino y sirviendo en las dos copas antes de
destapar su plato, hice lo mismo y destape el mío, era una cena sencilla, había un corte de
lomo al vino, con puré de patatas y una ensalada verde — Come Katheryne — dijo sin
mirarme, me di cuenta que llevaba un poco más que sesenta segundo mirando el plato
frente a mí, tomé el tenedor y comencé a picar lo que había en el plato, un silencio muy
tenso nos envolvía, tan tenso como la postura rígida que Alexander tenia, muy
disimuladamente mi vista vago por su cuerpo, se había vuelto a cortar el cabello, lo sabía
porque las puntas de los mismos se veían como erizos, su barba estaba perfectamente
retocada lo que significaba que había ido con su estilista antes de llegar a este lugar.

Alexander levanto su rostro — ¿Te gusta lo que ves? — preguntó con voz ronca antes de
rellenar nuestras copas.

— Me gustas tú — le respondí, el soltó su tenedor y se levantó de la mesa rápidamente.

— No empieces mujer — dijo quitándose el saco, me levante de la mesa — mientras


estamos Fo… — buscó las palabras — En la cama — terminó diciendo — No quiero que
digas la palabra con "A", a no ser que este empujando tus limites, cosa que no pasara
porque tú quieres que yo sea un jodido cursi.

— Esta es mi noche Alexander, puedo decir y hacer lo que yo quiera, porque esta noche no
estás aquí como dominante y ni yo siendo tu perfecta y jodida sumisa, estamos aquí como
una pareja — finalicé respirando profundamente tratando de tranquilizarme, cosa que
parecía imposible, ya que sus palabras eran tan duras…

Sonrió, su sonrisita sarcástica e irónica.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Cree lo que quieras creer — dijo antes de sentarse y enfocarse en la comida.

La cena continuo tensa y silenciosa... di mi último bocado en la ensalada antes que


Alexander suspirara frustrado y levantara la vista hacia mí — Ven, terminemos con esto de
una buena vez — dijo levantándose de la silla y tendiendo su mano hacia mí. Limpié mi
boca con la servilleta que estaba a un lado del plato y me levante tomando su mano, el calor
de su cuerpo y la pequeña corriente que me atravesó en ese momento me hizo estremecer,
pero antes que pudiera si quiera pensar que hacer él apretó mi mano levemente y empezó a
guiarme dentro del Penthouse.

Caminamos por el pequeño corredor hasta llegar a una rústica puerta de roble marrón, el
corazón me latía a mil por hora y estaba empezando a respirar entrecortado, ¿así sin más?
¿Qué me deparaba dentro de esa habitación?

Alexander me jaló un poco dejándome delante de él antes de girar la perilla y dejarme


entrar a la habitación… La palabra hermosa resultaba ínfima ante la magnitud de lo que yo
estaba viendo.

La habitación era algo fuera de cualquier imaginación, grande, enorme, blanca con un
pequeño sofá y tapizada en una alfombra que se veía suave había unas puertas corredizas de
vidrio que daban a un balcón similar al de la sala en las paredes habían cuadros muy
bonitos y aparentemente costosos, y una cama tamaño King decorada con un bello cobertor
color negro con hilos dorados, pero eso no era lo que podía calificarse como más que
hermoso, lo realmente alucinante eran las velas, como en la sala ubicadas estratégicamente
alrededor del lugar y los pétalos de rosas blancas y rojas que decoraban no solo la cama si
no también los muebles y la alfombra.

— Esto es… — No existían adjetivos para describir la perfección del lugar —


Demasiado…

— Cursi — mi burbuja se reventó — Anna lo hizo mientras yo trabajaba — No era que


esperar que lo hiciera el, algo tan bello y dulce no podía salir del demonio que estaba tras
de mí, pero ¡¿por qué demonios tenía que reventar mis burbujas de felicidad?!

Que no te importe recuerda para lo que estamos aquí… Nuestra noche de amor, miel y
dulces.-dijo mi Sub con sus dos trenzas y su uniforme de colegiala

— Iba a decir que era hermoso — dije caminando hasta el centro de la habitación
aspirando el aroma, me di cuenta que eran las velas las que lo desprendían, sentí a
Alexander suspirar fuertemente antes que sus manos apretaran mis caderas pegándome a él
y a su muy despierto animal, con sus dedos acarició mi cuello bajando un poco el suéter
antes de que su boca hambrienta y desesperada se hiciera camino por él, sus labios tibios
acariciaron cada poro de mi piel.

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Contrato
Aryam Shields M.
— No puedes pedirme algo que no soy Katheryne, pero trataré de Intentarlo… Desde que
Meg, se fue, nunca he intimado con alguien, siempre he sido fuego y pasión, pero quiero
darte gusto, aun en contra de mis demonios quiero darte tu jodida, ridícula y cursi noche de
dulces — su voz era ronca y sosegada porque estaba besando mi piel… Mis piernas no
eran gelatina… No señores mis piernas eran agua líquida luchando para mantenerse
erguidas.

Él lo estaba intentando…

Se separó de mí y caminó hasta tomar el mando del control remoto del minicomponente
que estaba en una de las esquinas de la habitación se encendió, y de él salió la melodía muy
linda si no me equivocaba, una de las tantas letras de un cantante Mexicano… Alejandro
Fernández.

Si tú supieras que tu recuerdo me acaricia como el viento que el corazón se me ha quedado


sin palabras para decirte, es tan grande lo que siento.

Alexander se estremeció al escuchar la letra de la canción e inmediatamente apagó el


equipo… En otro momento me habría parecido hermosa, quizás si él no fuera él, pero la
tensión que había en la habitación no estaba para una de esas jodidas canciones de amor —
¡Cristo! — suspiró recostando su espalda a la pared, estaba muy tenso como si por primera
vez en su vida no supiera que hacer.

Esta es mi noche — me dije mentalmente, antes de caminar hasta donde él.

— Relájate — mis manos acariciaron su pecho, quitando el saco que aun traía puesto —
Soy yo, solo tú y yo, esta noche tú serás mío y luego yo seré tuya por el resto de la
eternidad Alexander y nos consumiremos en el infierno, tu por tu forma retorcida de ser y
yo por seguirte hasta el reino de Satanás — sentencié antes de empinarme y envolver mis
labios con los suyos, traté de demandar y dominar pero él estaba allí como un maniquí sin
moverse, sin seguirme con sus manos a lado y lado de su cuerpo, puse más empeño en mi
beso dejando que mi lengua se escurriera dentro de su boca.

Él gimió y su pequeño gemido me supo a gloria, a victoria y a fantasía de una noche


marcada por el amor y no por la lujuria que desbordaba este hombre cuando el momento
era netamente sexual.

Las manos de Alexander cobraron vida propia deslizándolas suavemente por mis brazos
pero luego me soltó, volvió a ponerlas a lado y lado de su cuerpo, empuñándolas cerca de
él, sus labios dejaron de responder mi demandante beso, esto era una pantomima… Se
estaba restringiendo y yo no quería eso… No lo quería.

Si era sincera conmigo odiaba que él estuviese tan pasivo, me separe de él mirándolo a los
ojos, estaba impenetrable, a pesar del beso su cuerpo estaba aún en tensión, sus labios

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Contrato
Aryam Shields M.
levemente hinchados se volvieron una fina línea tensa antes de apartar sus ojos de mí… Me
di cuenta que esto había sido una soberana estupidez.

Suspiré hondo llevándome el flequillo hasta atrás cuando rastrillé mis cabellos —
Alexander — lo llamé, mas él no me miró, esto no era lo que yo quería en mi noche de
amor, mirando la habitación caí en cuenta de otra cosa.

Nada de esto era él… ¡Y yo era una jodida masoquista!

Caminé hasta salir de la habitación.

Como para variar quería llorar…

— Katheryne… — mi nombre bailó entre sus labios — Yo…

— Llévame a casa Alexander, no quiero obligarte a nada — dije con voz ronca por el
llanto retenido, él no se movió así que yo tomé mi gabardina y empecé a caminar en
dirección al elevador. No había nada más que hacer aquí.

Para bajar no había que digitar ninguna clave cuando estaban a punto de cerrarse las puertas
del ascensor el pie de Alexander se coló por el elevador, retuve mis lágrimas a toda costa
mientras miraba las inexistentes pelusas de mis botas, podía sentir su cuerpo aun tensionado
a un lado mío, pero no levante la cabeza y no me permití llorar delante de él… Por Odín
que no lo haría.

El camino de regreso a casa fue horriblemente devastador, estaba emocionalmente cansada


y la mente me daba vueltas una y otra vez. Peter me observaba de reojo por el retrovisor del
Lexus mientras Alexander repasaba cosas en su celular, un gigante elefante rosado estaba
en medio de los dos, mis ojos se enfocaron en las avenidas de Nueva York que estaban
abarrotadas de coches y personas, era relativamente temprano 9:45 apenas.

Mi mente recordaba el patético intento de beso y la forma en que sus labios se movían
contra los míos. Fríos y cuadriculados, cerré los ojos no queriendo recordar más, esta noche
había sido un completo fracaso.

Tan pronto Peter aparcó el coche, salí corriendo escaleras arriba en dirección a mi
departamento, el nudo que tenía en la garganta me impedía respirar y necesitaba tomar un
vaso de agua y ahogar las malditas mariposas, grillos, parásitos o lo que sea que me hacía
pensar que yo tenía derecho a ser más que un frasco receptor de semen para él.

Abrí la puerta con manos temblorosas tocando el interruptor y encendiendo una de las
luces, importándome poco si cerraba o no la puerta, la cuestión estaba sencilla aquí acababa
todo.

Caminé hasta la cocina tomando un vaso y llenándolo de agua tomándomelo casi sin
respirar, sentí sus pasos y el olor a su colonia me envolvió completamente antes de que el
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Contrato
Aryam Shields M.
me girara y sus labios hicieran contacto con los míos de una forma que debería estar
prohibida.

Su toque era suave pero enérgico a la vez, era demandante y cariñoso, sus manos apretaron
mis caderas y su lengua pidió acceso a mi boca, estaba tan encismada en la punta del monte
Olimpo que el vaso resbaló de mis manos haciéndose astillas en el suelo.

— Lo siento — susurró separándose un poco — Lo siento… (2)Io Vedo il futuroTi voglio


qui con me Ne ho bisogno in modo non pensare non pensare al mattino amiamo oggi ora
vivono.73

Sus labios nuevamente acapararon los míos antes de alzarme en sus brazos y caminar
conmigo hacia la habitación.

— Tu noche principessa — Dijo antes de deslizar sus manos por mis costados hasta dejar
que mi gabardina negra callera por mis hombros, sus labios volvieron a bajar juntándose
con los míos en un beso suave pero que marcaba las pautas sobre quien tenía el poder en
esos momentos.

Y señores no era yo.

Sus manos acariciaron mis brazos cubiertos por las mangas de mi suéter hasta tomar el
doblez de mi camiseta y sacármela por los brazos — bella — susurro — Mia bella
regazza — dijo antes de desabrochar mis jeans y deslizar la cremallera.

Era la primera vez que Alexander McConner me desnudaba sin prisas, disfrutando cada
rose de mi cuerpo. De algún lugar de mi edificio, salía una melodía, una canción que no
podía sonar en mejor momento.

No soy lo suficientemente fuerte para alejarme,


No puedo correr de ti
Siempre regreso a ti
Como la malta me estoy derramando por tu flama
Di mi nombre, pero no es lo mismo
Tu miras en mis ojos y estoy desnudo de mi orgullo
Y mi alma se rinde y tu traes mi corazón a mis rodillas74

73 Yo no veo el futuro, yo quiero tenerte aquí conmigo, lo necesito así pienses,


mejor no pienses en el mañana vamos a amarnos hoy, ahora es momento de
vivir.

74 not strong enough--apocalyptica

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Contrato
Aryam Shields M.
Mis manos se movieron nuevamente por su pecho soltando cada botón de su camisa blanca
vanagloriándome una vez más de sus fuertes abdominales y del vello que cubría su pecho,
saqué la camisa de sus pantalones mientras nuestras miradas se conectaban, me incliné
ofreciéndole mis labios y el los tomo gustoso mientras era mi turno de deslizar su camisa
por sus hombros.

Y lo hice, jamás me cansaría de ver el torso desnudo de este hombre.

— Io sono un uomo dolce, ma amo accanto a me, con me non avrai cuori dolci e posso
solo di proteggere, non avrà parole di formaggio e ridicolo, ma vedrò la notte paradiso
cazzo dopo notte, non ti amo, ma io darò il mio calore non voglio essere schiavo del tuo
amore ma io sarò il esclavod ed il vostro piacere il nostro piacere, perché ho intrufolato
nella mia bella bambina, ti sembra che non hai mai voluto, bambina non lo so, ma io
dipendo da te ... e ho il terrore, per Cristo e Satana, che mi rifiuto di continuare a sentire
cose che non dovrei sentire ... 're il mio ... da oggi fino al Lucifero sembra separare ...75

— Shs — Lo tomé de la mano mientras caminaba hacia la cama, dejándome caer en ella e
invitándolo a proseguir — No pienses Alexander... Siente, solo eso, soy tuya, mi cuerpo y
mi alma te pertenece, te amo y no me importa si tú nunca me llegas a amar, soy consciente
de lo que eres y lo que puedo obtener contigo y lo acepto.

Él se arrodillo sobre la cama mientras yo observaba su pecho, sus increíbles abdominales la


"V" que se formaba justo en sus caderas. V tenía razón en algo él era hermoso, hermoso
podía tener a quien quisiera con un tronar de dedos, sin embargo estaba aquí, conmigo en
contra de sus instintos — No te contengas — susurré ante su mirada — te quiero igual,
quiero que seas tú y quiero que me hagas sentir lo que estoy segura ningún otro podría, eres
tú, son tus desplantes, tus manías, tus locuras... Tus demonios lo que cada vez me acercan
más a ti — me besó no dejándome continuar.

Y me estás matando cuando estas lejos, no me iría y no me quedaría

Estoy confundido, tan difícil es escoger

75 No soy un hombre tierno, pero te quiero a mi lado, conmigo no tendrás


corazones ni dulces yo solo puedo protegerte, no tendrás palabras cursis y
ridículas, pero te hare ver el puto paraíso noche tras noche, no te amaré pero
te daré mi calor, no seré un esclavo de tu amor pero seré el esclavo de tu
placer, de nuestro placer, porque te colaste en mí niña hermosa, hiciste que
sintiera esto que nunca quise, no lo sabes pequeña niña pero dependo de ti... y
estoy aterrado, por Cristo y Satanás que me niego a seguir sintiendo cosas que
no debo sentir... eres mía... desde ahora y hasta que Lucifer se aparezca para
separarnos...

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Contrato
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Entre la presión y el dolor
Y sé que está mal, y sé que está bien
Incluso si intento ganar la pelea, mi corazón ganaría a mi mente
Y no soy lo suficientemente fuerte para alejarme

— Shs — puso sus dedos en mi boca — No sabes lo que pides nena, No lo sabes.

— Sé lo que quiero, sé lo que necesito y para sentirme amada y deseada solo te necesito a
ti, tu fuerza, tu lujuria… y ¿sabes que es lo peor?... — le dije mientras mi mirada se
centraba en él y algo en mi interior decía que la entrega no sería solo de mi parte, a pesar de
toda la diatriba que pudiera tener, él se entregaría así como yo lo hacía — No me importa
tener boleto sin retorno al infierno, con tal de que esta noche seas realmente mío.

Sin más acerqué mis labios necesitados de su contacto..., era el momento de enseñarle de lo
que una mujer que ama es capaz por el hombre de sus pesadillas...

Porque él, no era de los protagonistas de lindos sueños de amor... él era el dueño de mis
más oscuras y terribles noches de terror, mi más real y hermosa pesadilla... yo no era una
princesa... Ni tampoco una niña gótica, ahora yo era una extensión de él y de sus batallas
internas. Nuestros labios se amoldaron perfectamente como un herraje que finalmente
encontraba su llave maestra... sus manos acariciaban mi costado delicadamente, cada roce
asemejaba el movimiento exacto y necesario del arco de un violín con el instrumento para
lograr la más hermosa melodía que pudiera escuchar jamás... de un instante a otro, rápido,
pero delicado como solo él podía actuar sus dedos se deslizaron hasta llegar a la pretina de
mis jeans que como mantequilla ante el más caliente contacto se deslizaron por mis piensa
piernas hasta volver a la pretina.

— Después de esto nena... Después de...

— Calla y ámame Alexander — . Volvió a besarme, lento. Agónico. Torturante...

Sus labios descendieron suavemente por mi barbilla, lamiendo mi cuello lentamente, sentía
su viperina y serpenteante lengua dejando su rastro cálido por mi piel hasta que cruzo el
valle de mis pechos, suspiro dejando su frente recostada allí, quería levantarme pero solo
me limite a controlar mi respiración — Tu sei il faro nella mia oscurità76 — susurró antes
de continuar besándome hasta llegar con su boca al lugar donde estaban sus manos, sentía
el deseo correr por mis venas acelerado… Veloz. Era como si una avalancha estuviese
corriendo por mi torrente sanguíneo, sus dedos se fundieron en mi piel, levanté mis caderas
dejando que se deslizara mis vaqueros llevándose en el trayecto mis sencillas braguitas

76 Tú eres el faro en medio de la oscuridad.

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Contrato
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acariciando mis piernas y sacando mis botas en el proceso — Mía cara... La mía
principessa forte e determinata77 — murmuró dejándome prácticamente desnuda.

— Mi piace il cazzo di universo — le dije lentamente cuando sus ojos aunque enfocados
en mi cuerpo parecían no verme — per sempre.78

Solo eso bastó, se cernió sobre mí separando mis piernas con sus rodillas y luego llevando
sus dedos a mi intimidad. La abrió deslizándolos arriba y abajo para ese entonces yo ya
estaba húmeda para él — Cristo... — su susurro fue ronco excitante, sus dedos acariciando
mis labios vaginales sin tocar mi clítoris pero pasando muy cerca de él.

Temblorosa llevé mis manos hasta la pretina de su pantalón desabrochándolo y


empujándolo un poco, ayudándome con una pierna para bajarlo, sus dedos me acariciaban,
sus ojos me envolvían mientras él con una absoluta destreza bajaba sus pantalones
dejándolo completamente desnudo.

Escuché su risa, clara sin intención a burla cuando mis ojos se quedaron enganchados en su
entrepierna — ¿Algo ha cambiado en esta semana? — enarcó una de sus cejas mirándome
interrogante.

Trague grueso efectivamente nada había cambiado — ¿Me besas? — Pregunté


tontamente, su sonrisa ladina iluminó su rostro mientras sus labios se unían a los míos y sus
manos ahora atendían mis pechos, sobre la tela de encaje — el broche está enfrente —
murmuré cuando lo sentí escurrir su mano entre mi espalda y el colchón.

Cubrió su cuerpo completamente con el mío alineando la punta de su miembro en mi


entrada mientras besaba mi hombro con devoción.

— E io bruciare all'inferno cazzo79 — susurro deslizándose en mi interior, cerré los ojos de


puro placer él lo había hecho suave, sin prisas dejándome sentirlo pulgada a pulgada, mi
cuerpo reconoció a su visitante asiduo adaptándose complemente a él, envolviéndolo en mi
interior, Alexander suspiró fuertemente y se detuvo por ¿Minutos? ¿Segundos?...

Sin abrir los ojos me moví bajo su cuerpo pidiéndole silenciosamente que por favor se
moviera. — Mírame nena — pidió — Disfruta de esto porque no sé si pueda volver a

77 Mi niña, mi princesa fuerte y determinada

78 Me gusta el puto universo…. Para siempre

79 Y me quemare en el Infierno

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Aryam Shields M.
dártelo — su voz era rasposa — Manos arriba preciosa — involuntariamente subí mis
manos — tranquila — susurró antes de entrelazar nuestros dedos y volver besarme…

— No te detengas — Jadeé — déjame verte — con mis manos toqué su rostro, cuando el
despegó su cara de mi cuello — Je t'aime — Lo había leído en la mañana y sabía lo que
significaba — Je t'aime Alexander… Cristo… Mas, No te detengas por favor — estaba
viendo al malnacido de Odín… necesitaba que Alexander fuese más a prisa pero no lo
reconocería, su verde esmeralda enganchado en mis orbes oscuros, la manera en la que su
boca se contraía para no gemir y maldecir, — Yo voy a cuidar tus pasos — Me mordí el
labio cuando sentí un estremecimiento por todo mi cuerpo — No me puedo desprender de
ti, Ya no Alexander, Yo curare tu soledad, Yo estaré aquí para ti… No tengas miedo de
sentir Je t'aime — dije por última vez, mientras veía la vena de su frente dilatarse, mientras
escuchaba sus jadeos roncos, mientras nuestras manos estaban fuertemente unidas, el calor
de su cuerpo sobre el mío, mis ganas de gritar mientras nuestras caderas se unían en el baile
más antiguo del mundo.

— Shss — sus manos delinearon mi cara — No más Dolcezza — susurró bajo.

— Je t'aime — dije otra vez, — Por favor…

Él continúo con su torturante vaivén, moviéndose en mi interior y frunciendo el ceño para


controlarse sabía que ir a ese ritmo no era fácil para él y saber que lo hacía por mí le daba el
sentido a esta noche. Sentía mi cuerpo pesado las pequeñas partículas uniéndose una a una
después de estrellarse contra las paredes de mi vientre bajo, mientras mis ojos capturaban la
belleza casi salvaje de mi hombre, la forma en como sus manos abrazaban las mías, seguía
siendo posesivo y controlador, en mi interior una vocecita de felicidad decía que yo merecía
ser amada de esta manera por él solo por él, su frente estaba perlada en sudor, su vena
palpitaba para mí y aunque me gustaba este ritmo yo simplemente necesitaba más.

— Alexander — lo llamé con voz sesgada, él enfoco nuevamente su vista en la mía — Sé


la bestia que amo — eso fue todo lo que necesitó para finalmente dejarse llevar.

Su cuerpo se envaró antes de soltar un grito agónico, tomó mis piernas flexionándolas
levemente y me embistió con fiereza, este era mi hombre, esta era su fuerza, su pasión, su
esencia... Sus embestidas fueron endemoniadamente perfectas, feroces y rápidas yo estaba
en mi límite caminando en medio del arcoíris que el colocaba frente a mi cada vez que se
anclaba en mi interior, él gemía descontrolado, mientras se clavaba en mi interior de forma
ruda y posesiva, mi cuerpo se arqueaba con cada envestida, mientras sus labios atacaban los
míos de forma violenta.

En un repentino instante sentí como Alexander tiraba de mi labio inferior causando una
combustión a mi cuerpo entero ante el fuerte y potente mordisco que regalaba. Grité
mientras mis músculos internos lo apresaban con fuerza y alcanzaba el más magnífico de
los orgasmos... No pasó mucho tiempo para que él alcanzara su propia liberación.
310
Contrato
Aryam Shields M.
Su cuerpo cayó sobre el mío y en ese momento hubiese podido morir de felicidad, apresé
mis piernas a sus caderas mientras mis manos acariciaron su espalda sintiendo bajo mis
dedos las cicatrices que ocultaba el grifo. Él intentó moverse pero no se lo permití, quería
disfrutar de su sudor envolviéndome de su respiración agitada en el hueco de mi cuello, del
latir acelerado de su corazón justo sobre mi pecho… Ahora más que nunca estaba segura de
lo que V tanto me había dicho en esta última semana... En algún lugar de su corazón debajo
de la armadura y las mil corazas auto impuestas Alexander McConner sentía algo por mí…
Necesidad, Locura, Obsesión o amor ya no me importaba lo que fuera, lo único que
importaba en este momento era que yo me aferraría a ese sentimiento fuese cual fuese para
aprovecharlo a mi favor…

Giré mi cabeza besando el lóbulo de su oído que era lo que tenía a mi alcance, a la vez que
trataba de besar su mejilla, lo sentí endurecerse en mi interior así que contraje mis músculos
vaginales un poco haciéndolo sisear.

— Te amo — susurré y mi burbuja se reventó.

Alexander se removió inquieto — ¡Suéltame Katheryne! — Aunque su voz fue suave


tenía una dureza implacable — Anda nena, no quiero ser brusco — dijo aun con la cabeza
en mi hombro, solté mis piernas de su cintura y quité las manos de su espalda.

Él se levantó y se sentó en la orilla de la cama, sentí como mi sub me comía con la mirada
por haber arruinado el momento — ya tuviste lo que querías si quieres que podamos tener
algo fijo es mejor que nunca vuelvas a decir esa jodida palabra — Se levantó de la cama y
caminó en dirección a la ventana.

— Alexander — Me levanté de la cama caminando hasta él y pegando mi cuerpo al suyo


— No puedo negar lo que siento por ti — dejé que mi frente descansara justo sobre el grifo
— quizás tu no lo quieres pero yo…

— ¡Basta! — Gritó — ¡Basta Katheryne! — Se giró tomándome bruscamente de las


muñecas — ¿Qué demonios nunca lo vas a entender? mi corazón es un maldito veneno
para ti nena, te lo he repetido hasta el cansancio, no quiero, deseo, ni merezco tu amor y sé
que soy un maldito cerdo egoísta al pedirte que seas mía en las condiciones que exijo —
sus manos soltaron mis muñecas y se dirigieron a mis mejillas — pero mientras nuestro
clímax arrasaba tu y yo hemos firmado el último contrato de nuestras vidas —
(8)purtroppo ho legato a me per sempre, una vita senza amore80 — Me besó, su lengua fue
inclemente en contra de la mía, sus dientes mordisqueaban mis labios hinchado por los
besos ya dados, me subí en la punta de mis pies enredando mis brazos en su cuello y
dándole todo de mi… Él tenía razón, habíamos firmado el último contrato de nuestras
vidas, mi felicidad a cambio de su necesidad.

80 Desgraciadamente te he amarrado a mi para siempre, una vida sin amor.

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Contrato
Aryam Shields M.
Juntó nuestras frentes cuando se dio cuenta que ya no podía seguirle el ritmo — Yo te haré
feliz — le dije mientras sus dedos tocaban mis labios, estábamos de pie frente a la ventana
a tres escasos días de navidad, desnudos y entregándonos en mitos silenciosos — Yo te
haré feliz — le repetí.

— Mientras acates mis órdenes, me complazcas y seas la buena chica que me gusta, será
suficiente para mí.

Negué — Yo te haré feliz — parecía disco rayado.

— He aprendido con golpes que la felicidad no existe, — suspiró — y si existe, no se


hizo para mi Katheryne...

— Shs — Fueron mis dedos los que callaron sus labios — Ven.

— No voy a dormir.

— Lo se… Solo ven — Volví a decirle — quiero sentir tu cuerpo junto al mío, si es
necesario ninguno de los dos dormirá esta noche.

— Katheryne…

— Aun es mi noche, ven, volvamos a la cama, Hablemos.

— No voy a contarte más de lo que ya sabes de mi vida — dijo con voz fuerte levantando
su rostro.

— Hablaremos de cualquier cosa, lo que tú quieras, solo permíteme sentirte — tomé su


mano y lo guié a mi cama me acosté a medio lado dejando que cada poro de su piel se
pegara a la mía, sus manos se cernieron a mi vientre y me dediqué a acariciar sus brazos.

— Mañana iremos por tu hija — dijo apartando mi cabello y dejándolo caer por un lado
de mi cabeza — No me gusta que este con Gabriel.

— ¿Qué te problema tienes con Gabriel?

— No tengo ningun problema con... Gabriel.

— Parece que te desagrada y que no quisieras que estuviese cerca de Antonella.

— Solo no me gusta que pase tanto tiempo con personas que no la merecen, ella debe estar
contigo, tú eres su madre.

— Podrías explicármelo, no entiendo bien que quieres decir con personas que no la
merecen, esta con Gab y Fernando ellos la han amado desde que ella llegó al mundo.

— No me prestes atención Piccola — suspiró y continuó besando mi cuello.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Todo salió como querías con Frederick? — me animé a preguntar si no hablaba me
quedaría dormida y era seguro que una vez yo entrara a los brazos de Morfeo él se
levantaría de la cama y no quería eso.

— Es un gallina, tan pronto Antuan y yo lo desenmascaramos y le mostramos las pruebas


que teníamos en su contra me cedió el 30% de sus acciones a cambio de no pasar lo que le
queda de patética vida en la cárcel.

— ¿Así sin más? — pregunte extrañada.

— Sí, el maldito ha desfalcado a la empresa por años Katheryne, tiene dinero como para
vivir esta vida y la otra, lo dejamos marchar con todo con tal de sacar sus asquerosas garras
de mi compañía.

— Ahora tú tienes un 30% más de acciones, que los demás…

— Solo el 15%, el restante son de Nicholas, Antuan las administrará hasta que él cumpla la
mayoría de edad.

No iba a decirlo pero Nico y Anto lo tenían en la palma de la mano.

— En tres días es navidad…

— Nunca la he celebrado, para mí es un día normal como cualquier otro — Traté de


removerme para girarme pero él no lo permitió — Quieta…Me gusta así.

— Los chicos siempre celebran la navidad con nosotras.

— No saldrás de mi casa una noche mientras estés junto a mí.

— No quería salir, solo hacer una cena con los chicos, V, Lilian, Antuan y Nico.

— No…

— Alexander. — insistí.

— No insistas, a Antuan tampoco le interesa celebrar esa tradición estúpida y vacía.

— No es vacía — esta vez sí me gire mirándolo a los ojos — Es más que dar regalos y
cenar, es estar en familia.

— Yo no tengo una familia, perdí la mía hace ya veinte un años y cuando creí poder volver
a tener una también la perdí.

— Me has pedido que me quede junto a ti por el resto de mi vida, atada a mi vida hay una
pequeña de cabellos negros y ojos turquesas, ella y yo somos tu familia ahora — deslicé mi
mano hasta acariciar su mejilla, él cerro los ojos y suspiro fuertemente

313
Contrato
Aryam Shields M.
— No podemos quitarle a Anto el significado de la navidad.

— ¿Qué es lo que quieres?

— Ya te lo dije, una cena con nuestros amigos, celebrar que Frederick cara de culo salió de
tu empresa y de tu vida para siempre y que no va a joderte más de lo que ya lo ha hecho.

— Está bien, programa todo con Benjamín y Anna, solo no te acostumbres a hacer tu santa
voluntad Katheryne — Bien, había cedido, mi sub daba brinquitos en su cama.

— Gracias — Me impulsé y dejé un casto beso en sus labios.

— Gírate como estabas — murmuró, hice lo que me pidió y sus manos volvieron a
acariciar mi vientre.

Un silencio cómodo nos absorbió por un momento.

— Mañana voy a ir con V y Lilian a comprar los regalos de navidad de los bebés.

— Cómprate algo bonito.

— Alexander…

— No vengas con tus pretextos, compláceme y ya.

— No, era eso lo que quería decirte, veras cuando nos separamos después del incidente del
látigo — Lo sentí tensarse — ya pasó, en fin, cuando pasó me postulé para varias becas
para ingresar a la universidad.

— ¿Has obtenido ya respuesta de alguna?

— No. Pero aún estoy a tiempo así que…

— No la necesitaras.

— Alexander…

— Terminaré de arreglar todo lo que hace falta aquí, además de tramitar tus documentos y
los de Anto, en un mes o dos nos iremos de esta maldita ciudad, si quieres estudiar en Milán
hay buenas universidades, no me negaré a eso siempre y cuando cumplas con tus
obligaciones conmigo y no descuides las tuyas.

— Pensé que no te gustaría la idea que estudiara — Me relajé en sus brazos,

— No entiendo porque quieres ir a una universidad, si yo estaré al pendiente de tus


necesidades, pero si eso te hace feliz es lo que puedo darte a cambio de una vida atada a mí.

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Contrato
Aryam Shields M.
— No digas eso, no me estoy atando, yo quiero estar junto a ti, además no quiero tu
dinero, te lo he dicho muchas veces, me gusta que no te parezca mal, ya no podrá ser en
este semestre pero puedo postularme en becas públicas una vez nos hayamos radicado en la
ciudad.

— ¿Públicas? — Indagó — No vas a estudiar en una jodida escuela pública, mi mujer no


estará mendigando por una puta beca cuando yo tengo el dinero para pagar los estudios de
los tataranietos de Nella.

— No voy a aceptar tu dinero.

— Lo harás y fin de la discusión — gruñó apretándome más a él.

Estuvimos hablando por largo tiempo hasta que el silencio volvió a embargarnos, era fácil
estar así con él, mis dedos acariciaban sus fuertes brazos y podía sentir su reparación en mi
hombro.

— Alexander… — Susurré, cuando su respiración se hizo débil.

Me giré como pude quedando nuevamente frente a el — Yo vigilaré tus sueños mi amor —
dije al verlo profundamente dormido, me levanté de la cama, sentándome en la silla del
tocador mientras lo miraba dormir, la sábana cubría su virilidad, estaba a medio lado
abrazando una de mis almohadas, verlo allí en tanta paz era casi perfecto. Su cuerpo estaba
relajado y su respiración era tranquila, estuve mirándolo por largo tiempo rememorando su
toque en cada momento de la noche, tomé su camiseta dejándola deslizarse en mi cuerpo,
salí de la habitación y miré el reloj colgado en la pared 2:25 am, fui a la cocina y busqué un
poco de agua, tenía la boca seca de tanto hablar, busqué mi cartera y miré mi celular tenía
un mensaje de texto de V y uno de voz de Fernando.

Abrí el mensaje de Fernando primero.

Hola hermosa, ¿Sucedió algo? tengo varias llamadas perdidas de tu parte, dejé el celular
en casa fuimos con Anto a comprar su regalo de Navidad, después Gab y yo fuimos a ver
una película con la mostra pero ella estaba dormida, supongo que montarse en las
atracciones mecánicas fue agotador, aunque no se quien se agotó más si ella en el carrusel
o Gab gritando que no fuera a dejarla caer, en fin. Espero que estés bien y te esperamos
mañana quizás podamos ir al parque como en los viejos tiempos Te quiero mi nena.

Psdta: Lástima que a ese celular que tienes no puedo enviarte las fotos que le tome a la
pequeña.

Sonreí y abrí el mensaje de V

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Contrato
Aryam Shields M.
Diabla ¿Por qué te fuiste? te necesitaba, un maldito bastardo hijo de puta me dañó la
noche, el muy idiota pensaba que iba a irme con él a quien sabe dónde, solo porque tiene
un coche bonito y apariencia de Ken… Sí, Ken el marido de la Barbie, ese que siempre de
pequeña dije que era Gay, es un engreído un típico niñito rico con aires de grandeza y
superioridad, quería sentarme contigo a leer desnuda Y comer helado, estoy triste mi polvo
de la noche se fue a la mierda cuando este idiota hizo su aparición, tenía a mi chico
números y próximo CEO casi a punto de caer ante mis encantos, pero nooo tenía que
llegar este arg! Estoy enojada y frustrada sexualmente, creo que tendré que usar a Mr
Hyde otra vez, pasa buena noche con la muñeca y dale muchos besos de su tía V.

Tomé el vaso dejando que el agua bajara lentamente por mi garganta, estaba a punto de
regresar a la habitación cuando lo escuché-

— ¡Lárgate!, — Su grito fue agónico desgarrante — con ella no maldito, — corrí lo más
rápido que me dieron las piernas, como la última vez su frente estaba perlada en sudor
mientras manoteaba y gemía — con ella no… No me la arrebataras Jean Paul, ella es
mía… Mía — su respiración estaba acelerada pero al parecer volvía a quedarse en calma
encendí la luz justo antes del siguiente grito — ¡Nena! — grito más fuerte — !Nena
¿dónde estás?!, !dolcezza!, no te escondas de mi… No, aléjate de él principessa… !Vete!, te
he sacado de mi vida, te he destrozado como tu padre Frederick, lárgate maldito… tu padre
está en Italia enterrado en mierda como estuvo siempre imbécil… Noo, déjala ella está
afuera de esto… Corre Katheryne — ¿Yo? — Maldito… Maldito — me subí en la cama
cuando vi que su cuerpo se estremecía, estaba exponiéndome a un nuevo golpe pero no me
importaba.

— Alexander despierta — le llamé a una distancia prudente — Alexander — Me acerqué


más mientras lo veía pelear con alguien invisible en un ataque de valentía me tiré sobre su
pecho — Sus ojos se abrieron con furia y en cuestión de segundos sus manos me tenían
con las manos arriba de mi cabeza mientras mi cuerpo estaba bajo el suyo.

— Katheryne... — su reparación era jadeante, rápida y arrítmica, sus ojos mostraban tanto
miedo, desesperación y odio que solo reaccioné cuando sentí que sus labios bajaron a los
míos fuerte y demandantes y lo entendí, el me necesitaba, así que lo dejé que tomase de mi
cuerpo lo que él necesitaba en esos momentos.

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Contrato
Aryam Shields M.

Capítulo 22
Muchos problemas tienen la misma raíz: El miedo. El miedo desaparece gracias al amor…
Pero, el amor nos da miedo.

Anthony de Mello

Me encontraba despierta, después de ese último asalto no había podido dormir… Alexander
tampoco, sin embargo podía sentir la perezosa mano de él en mi espalda mientras mi
cabeza descansaba justo sobre uno de sus tatuajes "se conoce una persona pero no su
corazón" recordé en ese instante.

Yo conocía el corazón de este hombre, el silencio entre nosotros en este instante no era
cómodo, resultaba malditamente perturbador, podía sentir su cuerpo tenso y mi respiración
entrecortada, en la habitación había una nebulosa espesa y sin sentido.

El sol ya asomaba sus primeros rayos, me removí entre sus brazos hasta sentarme en la
cama sin la vergüenza de cubrir mis pechos de él, sus ojos verde esmeralda me observaban
sin mirarme realmente, suspire fuertemente sabiendo que después que mi boca se abriera él
tomaría sus cosas y adiós noche nueva.

— Jean Paul te violó. — No pregunté fui directo al punto, él no se movió, su cuerpo se


tensiono aún más si es que era posible — . Cuando eras niño él abusó sexualmente de ti.

Alexander se envaró, su mandíbula cuadrada se tensó y la vena en su frente estaba tan


sobresalida que temí que llegase a reventarse, trató de levantarse y se lo impedí.

— Me has dicho que seré tu mujer, mi cabeza está llena de miles de preguntas, no te estoy
pidiendo que me cuentes tu vida... Sé que no lo harás, pero si tu no me dices nada seguiré
teniendo interrogantes y al menos debería haber confianza entre nosotros — seguí
hablando, mientras la mirada de Alexander estaba perdida en algún lugar de la habitación
— puedo tener mi propia respuesta a cada interrogante pero créeme que no sería como si tú
me hablaras… — genial estaba hablando con una piedra — Alexander…

— No — dijo tajante — Nunca abusó sexualmente de mí.

— Pero siempre que te duermes…-

— Mi padre estaba loco — ahora sus ojos estaban puestos en mí, sus dedos colocaron un
mechón de mi cabello tras mi oreja — muy loco cuando firmó el poder donde decía que si

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Contrato
Aryam Shields M.
algo llegase a sucederle sus dos amores quedarían en manos de la única persona en la que
podía confiar… Su medio hermano.

Se quedó callado y yo decidí darle sus tiempos.

— Jean Paul no era más que un maldito narcotraficante, un perro más en el escalafón de la
droga, su posición era el cateo — lo miré sin entender — pasaba largas horas probando
que los proveedores le dieran cocaína de alta calidad, para cuando llegaba la hora de dormir
estaba tan envuelto en su mundo que bajaba al sótano y se dedicaba a tocarme y a hacerme
tocar… — me estremecí de asco y dolor, el solo tenía seis años — las primeras noches
lloré, lo que me hacía merecedor de varios golpes luego solo me apresuraba por hacerlo
llegar al orgasmo así se iría más fácil, ¿sabes lo que es para un niño que un hombre adulto
se corra en sus manos? — Cerré los ojos aguantando mis lágrimas, él no quería mi lástima
— satisfecho se subía los pantalones y se iba, unos meses después yo ya sabía lo que me
tocaba hacer y durante diez largos años yo tuve que proporcionarle placer a ese hijo de
puta, el día que murió fue el día de mi liberación un jodido proveedor había dado polvo
mezclado con alguna otra sustancia, tan destructivo que al maldito se le reventaron las
venas de la nariz, nadie debe alegrarse de la muerte ajena decía mi madre, pero por Cristo
que ese fue el día más feliz de mi patética existencia — se quedó callado nuevamente —
¿he satisfecho tu jodida y retorcida curiosidad? — finalizó de mala gana.

— Yo… — tragué grueso ante la imperiosa necesidad de llorar — No era…

— Calla — dijo jalándome nuevamente contra su pecho — No quiero volver hablar del
tema Katheryne.

Nuevamente la habitación estuvo en silencio.

— Háblame de Dominique.

— Pensé que no querrías saber de ella.

— Quiero saber de ti.

— No. No quieres saber de mí…

— Si te lo pregunto…-

— ¿Quieres saber por qué ella me besó y su empeño en que quiera que la folle?

Exacto… Pero no lo reconocería.

— Ella quiere saber si puede volver a ser mi dominante...Esta no es la primera vez que lo
intenta, el error fue mío al buscarla cuando estuve en Italia. Lo que ella no sabe es que me
instruyó bien, además que quiere saber si tengo algún punto débil, así ella tendría poder
sobre mí.
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Contrato
Aryam Shields M.

— ¿No entiendo?..

— Dominique es una mujer fría, una anaconda ella no te consume, ella te digiere entero, te
envuelve en su sensualidad, quiebra tu autoestima y luego te engulle. Yo acababa de perder
a Megan cuando la conocí, Franco estaba haciendo lo posible por mantener McConner
Corp., a flote mientras yo terminaba de educarme, cosa que no era sencilla debido a la
cantidad de negocios ilícitos que el maldito bastardo tenia, usando como fachada la
constructora de mi abuelo.

Hizo una pausa y suspiró larga y sonoramente, yo aproveché para pegarme más a él y
entrelazar nuestras piernas.

Acaricié su brazo jugando con el escaso vello que tenía en sus manos — ¿Te lastimó? —
pregunté sin saber bien si quería escuchar esa respuesta.

— Sí — volvió a quedarse callado por varios minutos — . Te dije que Dominique tiende a
quebrar tu autoestima, a diferencia con Antuan yo no tenía autoestima ya, la había enterrado
junto con otras tantas cosas el día que enterré a Megan en Genova. Yo no quería existir,
porque sabes Dolcezza, yo no era más que un niñito cobarde cuya ciudad lo absorbía, cuyas
noches eran eternas y cuya existencia era sostenida por la frágil línea de la única mujer que
estaba para ayudarlo.

Silencio…Jodido y puto Silencio…

Suspiré… E iba a hablar cuando él retomó la conversación

— Cuando me tatuaron el grifo fue sin anestesia. — Mi cuerpo se estremeció y el aferro


más su brazo a mi cintura — Fue jodidamente placentero sentir dolor, así que cuando
Dimitri nos habló de la "cultura" para mí fue fácil entrar, remplazar la cocaína por la
satisfacción que te proporciona un golpe.

Dominique nos destruía a su manera, no sabes la cantidad de juguetes que esa mujer utiliza
para su placer. Antuan al principio quería aprender, sus padres son una completa mierda,
fueron los típicos padres que traen un niño al mundo por las apariencias, la sociedad o
sencillamente porque se equivocaron en las cuentas, para él la dominación era algo nuevo
que quería experimentar, pero cuando Dominique nos arrojó bajo su mundo él se prendo de
ella; él entregaba su corazón en cada golpe mientras que yo le daba mi placer sádico y
masoquista. Para mí fue mi maestra no mi señora ya que yo necesitaba alguien que me
enseñara y me hiciera sentir…

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Contrato
Aryam Shields M.
…Para Dominique solo soy un sumiso que resbaló de sus manos y el motivo por el cual se
encuentra tan encaprichada a mí por decirlo de alguna manera, para mi ella es la razón por
la cual yo me quede vagando en este mundo… Ella me enseñó a sobrevivir.

Silencio…

— Desde la universidad vez a Dominique…

— Estuvimos con ella en el transcurso de nuestras carreras, luego ella objeto haberse
aburrido de nosotros, sin embargo nos encontramos unos años después en Milán.

— ¿Fuiste su sumiso en ese momento?

— No su sumiso, fuimos iguales… Dolor por parte y parte.

— Te la follaste — No fue una pregunta.

— Hay muchas maneras de infringir dolor sin llegar al contacto íntimo.

— No te entiendo.

— ¿Recuerdas cuando te castigue?…

Sí que lo recordaba la cicatriz en mi glúteo derecho me hacía morisquetas cuando estaba


cerca al espejo, se notaba claramente como su maldito látigo me había marcado.

— Por tu silencio puedo darme cuenta que si…, Tu dolor fue mi placer aunque lamento
que yo te…-

— Basta de disculpas, eso ya pasó.

— Cuando necesito un castigo siempre voy con Dominique.

— ¿Por qué?

Silencio…

— Alexander...

— Shh, no empujes mis límites tesoro.

Quise preguntar nuevamente pero me quedé callada esperando que él continuara y me


contara lo que quisiera contarme… Pero él no habló otra vez.

Suspiré sonoramente antes de preguntar… Aun temía que cualquiera de mis preguntas
levantara al animal enjaulado y lleno de ira.

— ¿Por qué un grifo? — Alcé la cabeza mirándolo fijamente.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Desde que tengo seis años nunca duermo mientras haya luna, al principio Jean Paul no
me dejaba, luego yo temía que regresara, a los diez solía quedarme dormido a causa del
cansancio pero él volvía y me despertaba, a veces solo se sentaba en la cama y me
observaba. En fin… — suspiró — otros días las malditas pesadillas dónde tenía todo y me
lo desgarraban en segundos se burlaban de mi… cuando fui con el tatuador habían varios
dibujos, yo necesitaba uno grande que me hiciera sentir, habían dragones, súcubos,
demonios, gárgolas, Ave Fénix y el maldito animal que me llamaba… Un guardián, mi
propio Ángel…

Pensé en decirle que su tatuaje parecía todo menos un ángel. Volví a acomodarme sobre su
pecho y él aferró su brazo a mí pegándonos aún más.

— Katheryne — Su mano alzó mi barbilla — ¿Por qué demonios estás llorando?, odio
que lo hagas — su voz fue dura.

Pasé las manos por mi mejilla, efectivamente habían un par de lágrimas.

— Si te conté mi maldita vida no es para que llores o te sientas mal — miró mis ojos —
No quiero lastima, ni la tuya ni la de nadie, mi vida no fue un jardín de rosas — sonrió con
sorna — Sí… Pensándolo bien si fue un puto jardín de rosas, uno marchito y lleno de
espinas — me removí de su abrazo de hierro levantándome sobre mis codos.

Me acerque a él y deposite un beso sobre sus labios — Ninguna vida es un jardín de rosas
Alexander o todas lo son — me pase la mano por el cabello echándolo todo hacia atrás — .
No te tengo lástima... Al contrario, me duele y me molesta que te hayas tropezado con un
ser tan retorcido como Jean Paul, el maldito ya se murió y ahora seguramente se está
quemando en el infierno, ahora aunque tú no me ames estamos Anto y Yo y vamos a estar
junto a ti por lo que resta de la maldita eternidad — él levanto su mano hasta dejarla en la
parte trasera de mi cabeza.

— Bésame Katheryne Cortez — Ordenó empujando sus manos hasta que nuestros labios
se encontraron en el más profundo, sexual y devastador de los besos…

— Iremos por Nella y luego tú y ella irán a mi casa. — Ordenó cuadriculadamente


sentado en la isleta de la cocina mientras tomaba un vaso con agua, eran casi las doce del
mediodía.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Te dije que iría con V y con Lilian a comprar y a almorzar quedamos de vernos a las
dos, por supuesto me llevaré a Anto.

— ¿Dónde estarán?

— No lo sé Alexander, aun Lilian no llama y…-

— Llámala tu — dijo pasándome su celular.

— Veras ella dijo que…-

— ¡Hazlo! — Tomé el celular y busqué entre los números hasta dar con el Lily, después
de una breve charla quedamos en encontrarnos a las 3 p.m., en el centro comercial,
Alexander había salido del departamento y Peter nos esperaba fuera del Lexus.

Alexander se enfrasco en su celular mientras Peter conducía en dirección a la casa de


Gabriel

— ¿Qué soñabas anoche? — pregunté mientras viajábamos por las calles de Nueva York.

Alexander no contesto enseguida, seguí observando los autos pasar hasta sentir un largo
suspiro — Nunca recuerdo lo que ocurre en mis sueños — dijo tenso.

— Soñabas conmigo — dije — me llamaste…

Él me miró por unos segundos — No quiero hablar de eso — su mandíbula estaba


perfectamente cuadrada, enfocó su vista al celular y me ignoró por el resto del camino.

Gabriel estaba fuera del salón limpiando una ventana cuando llegué detrás de él, no me
gustaba pelear con uno de mis mejores amigos así que apreté su cintura fuertemente y
aunque se tensó un poco se relajó cuando le dije que era yo.

— Hola pequeña — se giró riendo y me dio un beso en la frente, había hablado con Gab
antes que Fernando fuese por la pequeña y sin gritos, ni reproches habíamos arreglado
nuestras diferencias — la beba está con Fernando arriba, ¡Dios! está mucho más tremenda
que antes — Sonrió mientras hacia un gesto dramático con sus manos y yo sonreí con él
— Esta realmente hermosa Katheryne se parece tanto a… — Su sonrisa se desvaneció
cuando sentí el portazo de un auto y la colonia de Alexander inundo mis sentidos.

— ¿Qué hace ese hombre aquí? — Lo miré y suspiré — ¡Estás con él! ¡de nuevo! —
Afirmó.

— Gab…-

— Me dijiste que lo habías dejado Katheryne — me soltó de su brazo.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Gabriel — me llevé el cabello hacia atrás — No empieces porque...-

— !Por un demonio! ¿Qué tienes en la cabeza muchachita estupida?

— Gab, es la decisión que he tomado, él me necesita y yo estoy dispuesta a ayudarlo…

— ¿Y arrastraras a Antonella contigo? — Me interrumpió — No eres una jodida súper


heroína Katheryne.

— Tampoco una cobarde — la voz de Alexander tenía un matiz extraño, era dura, marcada
y muy fuerte a pesar de haber hablado en tono bajo — No eres quien para juzgar las
decisiones de las personas cuando en tu vida tus decisiones han sido una completa mierda.

— Con todo el respeto que usted no se merece pero que como hombre…-

— ¿Hombre? — Lo interrumpió — No me hagas reír — dijo sarcástico.

— Alexander — me giré enfrentando al hombre frente a mí, su cuerpo estaba rígido y sus
manos hechos puños apretadas tan fuertes que sus nudillos eran tan blancos como la cal.

— Ve por la niña Katheryne — Su voz fue hierro, duro y sin quiebres, no me miró, sus
ojos escudriñaban a Gabriel — Obedéceme — murmuró entre dientes pinchándose el
puente de su nariz.

— La niña no sale de aquí si te vas con él — Sentenció Gabriel que también estaba tenso,
me giré completamente mirándolo incrédula.

— ¿Qué has dicho? — dije mirando a Gab.

— Lo que has oído Katheryne, no voy a permitir que Antonella viva con este hombre —
Gab apretaba el trapo que tenía entre sus manos tan fuerte que si no fuese tela ya la hubiese
reventado.

Suspiré fuertemente llenando de aire mis pulmones y tratando de no agravar el problema


— Gab, ¿sabes que te amo verdad? — comencé a hablar en tono dulce.

— Katheryne no me vas a venir con...-

— No me interrumpas, hablamos hace unos días sobre mi vida y la de Anto, sabes


perfectamente que ella lo es todo para mí.

— Tanto como para mí — Alexander resoplo, y se rió, una sonrisita irónica y burlesca
pero sin decir nada.

Coloqué la mano en la mejilla de mi mejor amigo — Los tres la amamos, cada uno a su
manera pero la amamos y ella es todo lo que yo tengo, no quiero dañar nuestra amistad y

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Contrato
Aryam Shields M.
mucho menos deseo separar a Anto de ti así que no me obligues a hacerlo, voy por Anto —
entré al salón buscando a Fernando y a mi bebé que se tiró en mis brazos tan pronto me vio.

Cuando salimos del salón Alexander y Gabriel parecían discutir, vi a mi hombre pasarse las
manos por sus cabellos en un vano intento por controlarse, bufó sonoramente antes de decir
algo entre dientes y se alejó hacia el auto, Gab cargó a Anto y le dio dos besos en sus
mejillas.

— ¿Vienes para la cena de navidad? — preguntó Gab.

— Mmm.

— ¿Mmm? — Gab enarcó una de sus cejas, mientras entregaba a Anto a Fernando.

— Veras… Me ofrecí a hacer la cena en casa de Alexander irán V, Lilian, Antuan y un


nuevo accionista de Alexander, también invitamos a los doctores Malinov pero ellos están
fuera de la ciudad, obviamente ustedes también están invitados.

— Claro allí estaremos — Dijo Fernando dándome a Anto.

— Habla por ti, no pienso pisar la casa de ese cretino — Entró a la casa dando fuertes
zancadas.

Fernando suspiró — Trataré de convencerlo, cuida a mi bebé — me despedí de mi amigo


y caminé hacia Alexander que dio un beso en el tope de la cabeza de mi bebé.

Estábamos en casa cuando llego V, Lilian había llamado media hora atrás diciendo que ella
pasaría a buscarnos así que había llamado a V para que nos encontráramos. Cuando llegó
fuimos a la habitación de Anto donde el interrogatorio fue largo y tortuoso…

Afortunadamente Alexander entró cuando las preguntas estaban subiendo de tono — .


Necesito que compres un nuevo celular y un vestido para la cena que quieres hacer mañana
— metió la mano en su saco y me tendió un tarjeta negra — compra todo lo que necesites
con eso.

— Tengo mi dinero.

— No vamos a discutir por el jodido dinero Katheryne, sé una buena chica y no agotes mi
paciencia — dijo cuándo intenté hablar nuevamente — . Solo toma la tarjeta y has tus
compras — me entregó la tarjeta que tomé a regañadientes y salió de la habitación, él había
estado tenso desde su no discusión con Gabriel.
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Contrato
Aryam Shields M.
Lilian había llamado al celular de V diciendo que nos esperaba en la puerta de la mansión,
en el recibidor Alexander y Antuan recibían a un hombre que yo conocía, V solo podía
mirar al extraño, y ella estaba viendo lo mismo que yo, el tipo no estaba bueno, estaba
buenísimo ese trasero yo lo conocía.

— Ya se van señoritas — Dijo Antuan mirándome y sacándome del trance del trasero con
patas — Me alegro que hayas vuelto — me guiñó un ojo, y luego se giró hacia el hombre
frente a él — Demian vamos al estudio — cuando los hombres se retiraron Alexander
siguió mi mirada y luego me vio duramente.

— Mmm te espero afuera — dijo V saliendo de la mansión.

— Compra cosas bonitas y vuelve antes de seis — me besó, fiera y demoniacamente y


luego se alejó caminando hacia el estudio.

V no estaba afuera… — con besos como ese yo también aguanto al maldito, me dio calor
de solo verlos — Sonreí — pero ese ya es tuyo, dime como se llama trasero lindo.

— Su nombre es Demian Stroux, al parecer quiere invertir en McConner Corp.

Bajé los peldaños de la mansión hasta llegar al auto de Lilian, Mariana había entrado a la
casa y estaba con Janeth, así que las tres nos encaminamos al centro comercial.

— Creo que hemos vaciado media tienda — Dijo V sentándose en una de las mesas de la
plazoleta de comida — Dios amo las compras ¡pero venir contigo es un suicidio!

Lilian se sentó a su lado riendo — Mis padres me enseñaron muy pequeña que el
verdadero poder de una mujer lo hace esta cosita tan insignificante — mostro su tarjeta de
crédito dorada, — Antuan, entiende lo que significa que yo tenga este poder, es el único
que puedo tener — sonrió — ahora eso es exageración solo compré regalos para todos.

— Sí, para toda la población de este país.

— ¡Exagerada!

— ¡Compradora compulsiva!

Y antes que fuesen a iniciar una guerra las detuve — ¡Basta!

325
Contrato
Aryam Shields M.
Me senté dejando las bolsas en la mesa, la gran mayoría eran de Lilian, había comprado una
corbata azul para Fernando, un nuevo rizador para Gab, la muñeca de Anto, uno de esos Cd
´s de los Rolling Stone para V y mi nuevo celular por orden expresa del amo del universo.
Agradecí mentalmente que Janeth se hubiese quedado con mi bebé en casa, mi bolsa era
realmente pequeña en comparación con las de V y las de Lilian que ya había guardado unas
cosas en el baúl de su coche

— Yo creo que ya hemos comprado todo — dijo Lilian

— ¿Crees? — V enarcó una de sus negras cejas y luego clavó sus ojos en mi figura,
suspiré mientras jugaba con la tarjeta negra brillante que Alexander me había dado — ¿Tu
no tenías que comprarte un vestido?, porque hemos recorrido mil tiendas y aun no has
comprado nada para ti.

— No necesito nada...

— Ohh vamos Kath, la bestia dijo que quería verte con un bonito vestido, además lo
necesitas para la cena de navidad, dime una cosa ¿Trasero lindo estará allí? porque joder
ese hombre tiene todo donde corresponde.

— ¿Quién es Trasero lindo? — Lilian me miró y detuve el movimiento de mis manos.

— Es el nuevo inversionista de McConner Corp. — dije restándole importancia.

— Es moreno, tiene ojos azules, alto y posee un cuerpo y culo de infarto — V llevó una
mano a su pecho — Todo lo que me recomendó el doctor.

— El pastel de dulce que estaba en la gala del GEA — Lilian no pregunó, me vi


asintiendo — Lo más seguro es que Alexander lo invite, así que vamos hay que comprar
ese vestido mujer.

V la miró con cara de ¿Qué?

— ¿Qué? no me mires así hay que comprar un lindo vestido para mi amiga — me abrazó.

— En estos momentos tengo hambre, no daré un paso más hasta no comer — V se plantó
en la mesa haciendo berrinche como una niña pequeña.

— Está bien, comamos — dijo Lilian de mala gana llamando al mesero.

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Contrato
Aryam Shields M.
La comida fue sencilla, sin querer nos habíamos sentado en un puesto de crepes, así que eso
terminamos comiendo, cuando V estuvo satisfecha, salimos a una de las tiendas que estaban
más cerca, allí compré mi precioso vestido a pesar de las malas caras de Lilian y Verónica.

El vestido era bastante sencillo y corto de un color rosa pálido y entallado en las partes
necesarias, para complacer a Lilian compré unos zapatos de 14 cm de alto de color plata.

Íbamos saliendo del centro comercial cuando me di cuenta que V se había quedado atrás

— ¿V? — llamá a mi amiga, caminando hacia ella pero su mirada estaba enfocada en el
local de al frente — ¡V! — volví a llamarla chasqueando mis dedos delante de ella, su
cabeza negó varias veces antes de que tomara mi mano y nos metiéramos al local.

— Justo aquí — dijo V señalando su pecho al dependiente.

— ¿Estas segura? — Dijo Lilian en un vano intento por hacerla cambiar de opinión, yo
estaba muda — Mira que yo tengo un bebé y si duele como el demonio cuando te toca
alimentarlos, no quiero imaginarme lo que es que perforen y te metan un pedazo de metal
justo allí.

— Soy una mujer fuerte — se quitó su playera negra, mostrándonos su piel blanca casi
traslucida, tan pálida como la mía un pequeño destello en color negro colgaba de su
ombligo, V, se bajó la copa de su sostén y respiró fuertemente. El chico frente a nosotros se
encogió de hombros mientras tomaba y limpiaba el área a perforar, tomó la aguja y V se
agarró fuertemente del sillón mientras miraba al chico tomar el arito y prepararse para la
perforación, cerró los ojos y para qué negarlo Lilian y yo también...

— ¿No te duele? — preguntó Lilian con recelo, mientras salíamos del local de tatoo y
piercing.

Caminamos un poco hasta sentarnos en unas pequeñas bancas que estaban alrededor del
centro comercial.

— Claro que sí, pero hace mucho que quería hacerlo — suspiró — Ahora podemos ir a
casa.
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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Estas segura? sé que si hablamos con Alexander no habrá problema en que te quedes
en una de las habitaciones... — Me quede fría al recordar que no había comprado nada para
él.

— Sí, estoy segura, ¿Sucede algo Katheryne?

— No he comprado nada para Alexander.

— ¿Qué?

— Compré para todos menos para él — dije sintiéndome mal, había comprado para V
porque ella estaba conmigo, al igual que un carro a control remoto para Nico, había
apartado unos zapatos altos para Lilian y el dinero se me había escurrido de los dedos.
Estaba ilíquida ya que no había usado su tarjeta.

— ¿Qué tenías pensado comprarle? — preguntó Lilian seria.

— ¿Qué se le puede regalar al todopoderoso? — Dijo V mirándonos fijamente.

Mi sub pensaba lo mismo desde algún lugar de mi memoria.

— Había pensado en unos pañuelos — dije llevándome el cabello hacia atrás.

— ¿Para qué te olvide? — V rió y Lilian y yo la miramos — ¿qué? eso decía mi madre
que cuando te regalan pañuelos es para que te olviden.

— ¿Una corbata nueva? — pregunté viendo a las mujeres.

— ¿Has visto cuantas corbatas tiene Alexander? — chillo Lilian.

— Siempre le veo una gris, al menos en las ocasiones más importantes como en The
Chalets.

— ¿The Chalets? — Lilian me miró con gesto adusto.

— Fue en el restaurante en donde nos conocimos — mentí rápidamente, fue el turno de V


para mirarme extraño,

— ¿Qué no se habían conocido en el aeropuerto? — ¡Mierda! Piensa rápido Katheryne…

— The Chalet es un restaurante de comida japonesa que hay en el aeropuerto — V zanjo


el tema — en fin quieres regalarle una corbata — Ame a mi amiga aún más por sus astuto
giro de la conversación.

— Aunque le regales mil va seguir usando esa corbata gris se la regalo Franco cuando
lideró su primera junta de accionista y la escogió Meg, es de seda italiana — No pude
evitar el gesto en mi cara… — ¡Mierda!, ¡Mierda! ¡Mierda! — Lilian tomó mi mano —

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Contrato
Aryam Shields M.
Lo lamento Kath, pero Megan era mi mejor amiga, ella y yo vivimos muchas cosas, y
aunque ella ya no está sigue ligada con él.

— Lo entiendo — dije, en ese momento el ambiente se tornó tenso.

— Bueno son las cinco de la tarde y tenemos que pensar que regalarle al demonio, tiene
que ser algo único — Dijo V — debe ser algo inolvidable que lleve tu marca.

— ¡Ya sé! — Exclamó Lilian riendo emocionada como si hubiese descubierto alguna
vacuna contra el cáncer — ¿qué tal un baile erótico? — finalizó riendo, V abrió los ojos
desmesuradamente sus ojos verde bosque mirándome con malicia…

— No — dije a lo que fuera que su mente estaba pensando.

— Soy inocente.

— No, tu mirada me dice que estás pensando en algo muy perverso — dije levantándome.

— No fui yo la que sugirió un baile erótico — dijo cruzándose de brazos.

— Ve a la gaceta de seguridad y pide un micrófono así quizás se entera todo el centro


comercial — bufé rodando los ojos.

— No seas idiota Katheryne, Dios tu hombre es un chico pervertido.

— Debe serlo si es amigo de Antuan — dijo Lilian sonriendo como el gato de Alicia en el
país de las maravillas.

— Dije que no — dije plantándome frente a ambas.

— Sé dónde podemos comprar todo — dijo V levantándose de la banca.

— Pero antes debemos dejar esto en el coche odio comprar cosas cuando ya tengo las
manos llenas — Lilian miró a V.

— ¿Qué parte de NO, no han entendido ustedes?

— ¿Qué parte de que le darás el mejor regalo de navidad a la bestia, algo único e
inigualable no has entendido tú? — V me golpeó en el pecho con su dedo índice.

— Chicas de verdad.

— ¡Calla! — dijeron ambas al mismo tiempo.

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Contrato
Aryam Shields M.
— No voy a entrar allí — dije mirando a Lilian con ojos entrecerrados.

— Oh vamos Katheryne no seas puritana, hasta yo tengo una cuenta aquí — dijo Lilian, la
miré arqueando una ceja — ¿!Qué!? Antuan es un hombre muy exigente a la hora de
intimar y yo soy una mujer dispuesta y muy complaciente — giñó uno de sus ojos y V rodó
los ojos.

— Jesús, María y José — dijo V haciéndose la señal de la cruz — por favor no coman
frente al pobre — hizo un cómico puchero — creo que debí aceptar el polvo que me
ofrecía el nene cara de Ken, entremos, yo no tendré marido pero si necesidades — sin más,
la más loca de mis amigas entró a Sin Tabú… Todo para el placer sexual.

No podía creer que estábamos en una Sex Shop.

— ¡Compra el de enfermera complaciente! — gritó V

— ¡No el de colegiala traviesa!! — gritó Lilian

— ¡El de conejita Play Boy! — gritó V de nuevo

— ¡Compra el de Puta de Cabaret! — gritó Mi sub

— ¡Chicas basta! — Les dije observándolas mientras se movían de un lado a otro


tomando lo que parecía ser todas las prendas de la tienda — No voy a disfrazarme por
Dios, solo quería un obsequio de navidad.

— Por eso nena — V me habló como si fuese retrasada, mientras tomaba mis hombros
entregándole el disfraz de colegiala traviesa a Lilian — Vamos a darle a Alexander un buen
regalo de navidad, ¿hay algún tuvo recto en casa del demonio?.

Recordé la pequeña tarima de Vertical Pole — Sí la hay — le dije, en ese momento su


sonrisa creció a límites insospechados.

— ¿Alguna vez has bailado?

— De niña iba a clases de Ballet, pero eso fue hace más de diez años.

— Tienes nociones que es lo importante — habló Lilian dejando los disfraces de conejita
y enfermera en sus lugares.

Suspiré complacida por eso.

— Solo tenemos dos días así que te enseñaré lo básico y tu tendrás el resto por tu cuenta,
ahora centrémonos en lo importante vestuario, música y ambientación ¿Confías en mí? —
V puso su mejor cara de gato con botas de Shrek.

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Contrato
Aryam Shields M.
Diablos que tenían estas mujeres y sus fascinaciones con los gatos de películas…

Lilian se encargó de comprar no sé qué cosas mientras que V escogía lo que en sus palabras
sería mi vestuario, no podía negarles que estaba algo intimidada, casi en igual medida que
emocionada.

Al final V escogió una falda de jean según ella minifalda, según yo micro falda, una camisa
roja de satín que cubría solo mis bubis tenía un par de tiras que se anudaban por la parte de
adelante

— Un piercing se te vería hermoso en ese abdomen de lavadero — Ni loca me iba a hacer


una perforación — No me decido con que se vería mejor ese atuendo si con unas botas de
tacón alto que te lleguen a las rodillas o unos lindos Manolos de 18 cm — se colocó una
mano en la barbilla pensante.

— Prefiero los manolos V — dije sin querer que me viese muy emocionada, mi hombre
tenía un fetichismo por ese tipo de zapatos aunque no sabría si podría bailar con ellos,
Lilian se acercó a nosotras con una bolsa llena de cosas mientras V le mostraba las
milimétricas prendas.

Luego de cancelar todo Lilian y V me llevaron de cabeza a una tienda de zapatos


excesivamente altos y costosos, creo que el dependiente iba a matarlas ambas pidieron
zapatos negros de tacón alto y el dependiente había buscado más de seis pares pero ninguno
parecía gustarles, fue entonces cuando los vi, estaba segura que iba a matarme si llegaba a
caerme de ellos pero eran perfectos para esta locura, parecían cubiertos de escarcha, el
tacón era una puntilla jodidamente delgada y eran del mismo color rojo de la camisa, Lilian
y V sonrieron malignamente cuando le pedí al dependiente que me los mostrara.

Íbamos de camino a casa en el auto de Lilian cuando V soltó una risa estridente, tanto
Lilian y yo la observamos con cara e wtf — Somos idiotas no compramos nada de música.

— Puedo traerla mañana — dijo Lilian, yo creo que ya es algo tarde para empezar con la
parte práctica hoy.

— Sí, además el chico de los tatuajes dijo que no debía Serenarme, creo que tomaré en
consideración tu propuesta de quedarme en casa del Rey del Universo — V se acomodó
entre los paquetes — así podemos empezar a trabajar cuando él se haya ido a la oficina.

Asentí sin saber bien en donde me estaba metiendo.

Al llegar a la casa Mariana salió con Nico entre las cobijas mientras Peter nos ayudaba con
las bolsas de las compras, sabía que Alexander aún estaba en casa y esperaba que no se
molestara por haber llegado después de las seis y que V estuviese en casa aun, después de
darle una visita a mi bebé y ayudar a Anna a acomodar a V en una de las habitaciones bajé
al estudio donde sabía que se encontraba mi hombre.
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Contrato
Aryam Shields M.

Efectivamente estaba sentado con su cabeza recostada en el sillón de cuero y los ojos
cerrados.

— ¿Compraste todo lo que necesitabas nena? — Sonreí no había entrado y él ya sabía


que yo estaba allí — ven aquí Katheryne — Entré a la habitación y caminé hacia él
acariciando con mis dedos las pequeñas hebras de su cabello a pesar de tenerlo aún muy
corto estaba algo más largo que de costumbre.

Sus manos atraparon mi cintura dejándome sentada sobre sus piernas — Si compre todo y
algunas cosas para la cena del día de navidad, espero que Fernando logre convencer a
Gabriel de venir.

— Él vendrá — sus ojos aún estaban cerrados, sus brazos aferradas a mí y su cabeza
recostada en el sillón.

— ¿Esta todo en orden? — pregunté sin apartar mis dedos de su cuero cabelludo.

— Dentro de lo que cabe si — enfocó su mirada verde intensa en la mía — No preguntes


— un pequeño gemido de satisfacción escapó de su boca debido a las caricias que mis
dedos le daban a su cabeza.

— V, va a quedarse esta noche, sé que es tu casa y que debí preguntarte pero…-

— ¿Su habitación está lejos de la de nosotros?

— Anna le dio la habitación más lejana del corredor.

— Bien, no tengo problemas con que uno de tus amigos se quede aquí, ¿atendiste a Nella?
— Estaba llamando a mi hija como habría llamado a la suya, pero aunque pareciese extraño
no me molestaba.

— Sí, Janeth esta con ella ahora junto con V, ¿invitaste al señor Stroux a cenar con
nosotros en la cena de navidad?

— ¿Para que sigas viéndole el culo? — Dijo tenso, dejé de respirar — Antuan lo invitó,
pero quiero que entiendas una cosa, no permitiré que estés viendo el trasero de ningún otro
hombre, no en mi presencia — su brazo se aferró en mi cintura — Ahora bésame Cortez…

Y sus deseos eran órdenes para mí…

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Contrato
Aryam Shields M.
Habíamos desayunado y estábamos esperando a que Lilian apareciera, llegó con Nico, y
ordenó a Mariana subir a la habitación de Anto junto con Janeth.

— Traje varios Cd´s pero no sabía cuál escoger.

— ¿Qué trajiste? — V arrebató la bolsa — ¿Crees que esto nos sirva? — dijo sacando
los acrílicos.

— Bueno me imagino que es un baile sensual no, Shakira sabe mover las caderas y Britney
tiene música que sirve para estos propósitos.

— Britney pasó de moda hace años luz, la onda de hoy es Pink o Rihanna — se quejó V.

— Brit tiene buena música Toxic me encanta, se lo he dedicado mil veces a Antuan —
Lilian se ofuscó — También traje Moulin Rouge.

Pasamos toda la mañana mirando los videos y la película, sabiendo que jamás de los
jamases podría moverme así.

— ¡Voy a matarme! — gemí internamente cuando V me obligó a subirme en los que hasta
ayer me parecían unos muy bonitos zapatos, estábamos utilizando uno de los cuartos de
huéspedes, ya había escogido la canción con la cual bailaría, Lilian además había traído un
escenario de Pole Dance armable, según ella quizás lo necesitaríamos.

El resto del día V me estuvo dando pequeños consejos y estuvimos practicando varios
pasos que según ella eran básicos y sencillos, ¡obvio! ella no era la que estaba encaramada
en dos peligrosas armas mortales, para cuando Alexander llegó a casa Lilian se despedía,
dejaría a V cerca del departamento y luego se iría a casa con Antuan.

La cena estuvo tranquila y antes de irnos a acostar Alexander hizo algo que no había hecho
desde que habíamos llegado a esta casa, entro al cuarto de Anto cuando ella estaba a punto
de dormirse.

— ¿Puedo? — preguntó estirando una de sus manos a lo cual Anto tomó mucho antes que
yo asintiera, él la tomó en brazos y caminó hasta el ventanal de vidrio de la habitación
mientras miraba la espesura de la noche, suspiró audiblemente antes de darle un beso en el
tope de sus negros cabellos y arrullarla susurrando lo que parecía una canción de cuna, mi
vista estaba enfocada en lo que para mí era una perfecta imagen, quizás Alexander no lo
sabía pero él sería un gran padre… Esperaba ser yo la madre de sus hijos, Lo deseaba con
el alma. Luego de no sé cuantos minutos, él detuvo su cantar, miró a Anto que estaba
profundamente dormida entre sus brazos le dio un nuevo beso y camino hacia mi
entregándomela — Esta noche trabajaré hasta tarde, duerme, — Acarició mi mejilla con
sus dedos — no me esperes como anoche, no sé a qué hora vaya a la cama — Asentí
sabiendo que iría a la cama cuando ya el sol estuviese asomando sus primeros rayos y

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Contrato
Aryam Shields M.
desafortunadamente yo estaba realmente cansada, su mano agarró mi nuca antes de
besarme brevemente y salir de la habitación.

Algo le sucedía pero ¿Qué?, arrullé a Anto un poco más y cuando me cercioré que estaba
profundamente dormida la recosté en su cama, le di un beso de buenas noches y caminé
hasta la habitación, más específicamente hacia el baño despojándome de toda la ropa y
preparando el jacuzzi, mis músculos pedían algo de relajación, una vez listo mi baño tomé
el I-pod y lo coloqué en mis oídos mientras dejaba que mi cuerpo se relajara con el agua
mientras escuchaba la canción que sería para el regalo de Alexander y repasaba con mi
mente uno a uno los pasos de la coreografía ensayada.

Cuando el agua se tornó fría, quite mis audífonos tomé uno de los albornoces y me cubrí
con él, dejando el i-pod en uno de los bolsillos, saqué de la maleta que había traído de casa
uno de los libros que estaba leyendo era bueno, muy pícaro y esa protagonista estaba loca,
me subí a la cama dejando mis pies contra el colchón y tratando de concentrarme en la
lectura, pero definitivamente tenía otras cosas que pensar, pateé el edredón bajándome de la
cama y caminando hasta la habitación del pánico.

No estaba segura si estaba abierta así que tomé la perilla con precaución… para mi buena
fortuna no tenía cerrojo.

Entré con pasos vacilantes y aplaudí dos veces para que las luces se encendieran… Suspiré
cuando me encontré con mi objetivo la barra... Saqué el i-pod colocándolo en la canción
que había escogido y me lo coloqué en los oídos… Quería que saliera perfecto.

Dos horas después completamente agotada y con un poco de dolor en mis brazos decidí
irme a la cama… No te escondo nada, aún estaba esperándome, tome el libro y me dediqué
a leer… A qué horas me quede dormida, no lo sé, solo sé que sentí como el brazo posesivo
de Alexander se apretaba contra mí y como sus labios dieron un beso húmedo en mi cuello.

Desperté la mañana siguiente con un pequeño ruido, la cama del lado de Alexander estaba
fría como si él no hubiese dormido allí pero yo lo había sentido y además estaba desnuda y
estaba segura que me había acostado con el albornoz puesto.

La puerta se abrió mostrando a mí ser perfecto… Bueno casi perfecto, suspire mirándolo
tenía una sudadera negra que colgaba de sus caderas y una camisilla blanca, su tradicional
toalla negra en su cuello su frente estaba perlada en sudor, sencillamente apetecible, mi
vientre se contrajo cuando él se volteó y me dedicó una de esas sonrisas marca de la casa.

— Buenos días — su voz salió suave y sexy, mis ojos se quedaron prendidos en el par de
orbes verdes que me tenían colgando de una fina línea porque sí estaba completamente
embrutecida por él, se sentó a un lado de la cama y su mano subió hasta acariciar mi rostro
— te ves adorable cuando despiertas…

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Contrato
Aryam Shields M.
Mi sub se levantó alarmada de la cama… Adorable no era una palabra que él usara
frecuentemente…

— ¿Te has levantado hace mucho? — dije completamente atontada.

— Hace unas horas, tenía mucho tiempo sin ejercitarme. Sabes tengo un regalo para ti.

— Los regalos se entregan en la noche — él me ignoró completamente, se levantó de la


cama caminando hasta el closet y regresó con una cajita de terciopelo negro.

Suspiré levantándome hasta quedar sentada en la cama con la sabana cubriéndome los
pechos.

— ¿Recuerdas la palabra clave? es complacencia — dijo en voz baja — Ábrelo — mire


la cajita negra con aprensión — No muerde Katheryne — dijo tomándola y abriéndola
sacando de ella un lindo collar, era sencillo con pequeños brillantes.

— Son… — Dios me aterraba decirlo…Que no fuera lo que yo pensaba.

— Diamantes.

— Alexander yo...-

— Sin replicas Katheryne, sabes que lo detesto.

— Ya perdí la cuenta de cuantos collares me has obsequiado, es como si…-

— Te atara…

Asentí

— Eso hago Katheryne… Te ato a mí, cada joya, cada collar es una forma de decir que te
he amarrado a mí — su voz bajo varios niveles — déjame colocártelo — lo sacó de la
cajita y deslizó sus brazos por mi cuello hasta abrochar la fina cadenita, su mano bajo hasta
retirar la sábana de mis pechos que estaban obscenamente erectos ante la cercanía de su piel
— bella... La mia bella ragazza — acarició con sus dedos el contorno de mi pecho derecho
hasta llegar al brillante más grande del collar — Il tuo sangue canta per me, la tua vita è
legata alla mia, faccio errore dopo errore in cerca di te, ma tu sei ora il mio faro Mi hai
fatto bambino?81 — susurró subiendo su mano hasta sujetar mi barbilla.

Mi respiración era errática y estaba a punto de sufrir un colapso.

— Quiero intentar algo — sus dedos delinearon mis labios — No te muevas — acercó su
rostro al mío — quieta — su aliento mentolado me golpeó haciéndome acercar mi rostro

81 Tu sangre canta para mí, tu vida está ligada a la mía, cometo error tras error
buscándote, pero tú eres ahora mi faro ¿Qué hiciste conmigo nena?

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Contrato
Aryam Shields M.
al de él, sus labios se encontraron con los míos suaves, era un rose, sin afán, sin ritmo
demoniaco y salvaje — mi Sub estaba pletórica mientas sus labios se movían suaves sobre
los míos, desafortunadamente el beso no duro mucho, Alexander se separó de mi antes de
inhalar — eso no soy yo, esto no soy yo, lo siento — repitió entre dientes y su boca volvió
a la mía fuerte mordiendo succionando y lastimando mi labio inferior, su cuerpo entero se
posicionó sobre el mío mientras sus manos aplastaban fuerte y rudamente mis pechos,
separó con una de sus manos la sábana y sin dejar de besarme se quitó su camisilla.. Todo
era demasiado rápido, salvaje y desesperado sus labios bajaron por mi mandíbula,
mordiendo la piel encajando sus dientes en mi hombro, mientras su mano derecha abría mis
piernas y colaba sus dedos entre mis pliegues sin lubricar… No era deseo, ni pasión, él
estaba lastimándome, estaba fuera de sí como comprobando algo. ¿pero qué?. Yo estaba
aquí, Yo era suya.

Esto estaba más allá de mis límites, me estaba haciendo daño — Alexander — traté de
decirle que fuese más despacio — Lex… — sus dientes lastimaban ahora mis pezones —
¡AMOR! — grité con lágrimas en los ojos cuando dos de sus dedos entraron a mi cuerpo
fuertemente — Amor — las primeras dos lágrimas escapaban de mis ojos no por el dolor
que sus fuertes caricias me habían dado, mis lágrimas eran porque había usado la palabra
que tenía prohibido usar, Alexander se levantó de mi rápidamente, sus ojos se habían vuelto
tan oscuros como el carbón, su respiración agitada, la vena en su frente se contraía
salvajemente.

— Perdón — se pasó las manos por su cabello — perdón — aunque estaba algo asustada
salí de las cobijas y me aferré a su cintura al ver su cara estupefacta y su cuerpo
estremecido.

— Shh — lo apreté aún más — estabas siendo muy rudo, pero estoy bien — caminé
hacia atrás hasta que mis piernas se tropezaron con la cama — Recuéstate, estoy bien —
su mirada estaba en cualquier parte de la habitación, era como si su cuerpo estuviese aquí y
su alma... su alma quien sabe dónde — Alexander mírame, — sus ojos subieron hasta los
míos tan llenos de temor que no pude hacer nada más que abrazarlo más fuerte, él se
recostó en la cama a medio lado y yo camine hasta el closet buscando una camisola y
regresé con él — aquí estoy — le dije, a lo que él tembló un poco.

— Yo no soy Jean paul… No soy él nena, no soy el — cerró los ojos y yo coloqué mi
cabeza en su brazo… "el tiempo cura todas las heridas" besé las letras tatuadas en su piel,
¿algún día el curaría todas sus heridas?

— No, no eres él… — acaricié su cabello.

— Yo lo siento pequeña, lo siento tanto — silencio — Usaste tu palabra de seguridad,


nunca la habías usado, ni con los látigos, ni con… Soy una bestia una maldita bestia —

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Contrato
Aryam Shields M.
Coloque mis dedos en su boca y el suspiro antes de besarlos — perdóname nena —
murmuro suavemente yo...

— Shh... — Acaricié su cabello — ¿Ya desayunaste? — no negó ni afirmó, tomé su


celular y marqué a Benjamín para que nos subiera algo de comer, lo último que quería era
dejarlo solo.

Para cuando Benjamín quiso traer la bandeja con el desayuno Alexander se había quedado
dormido, así que me di una ducha rápida y salí de la habitación en busca de Anto, ella
parecía tranquilizarlo.

Estuve con mi bebé un rato y luego bajamos ella, Janeth y yo a la cocina para que junto con
Anna dispusiéramos lo necesario para la cena de esta noche, llevábamos casi media hora en
la preparación del pavo cuando Alexander entró a la cocina con su rostro duro y tensionado.
Podía ver cada músculo de su cuerpo en rigidez, tenía un traje de tres piezas en color negro
y una corbata color vino finamente anudada a su cuello.

Janeth y Anna nos dejaron complemente solos mientras el caminaba hasta la sillita de
entrenamiento en la que Anto estaba sentada jugando con unos palitos de zanahoria y apio.
Acarició la cabecita de mi bebé que le ofreció uno de sus palitos de zanahoria previamente
sazonado con babas, él lo miro con algo de aprensión antes de tomarlo y caminar hacia mi
ofreciéndome.

Abrí mi boca y mordí la zanahoria sazonada con la saliva de mi hija, él sonrió antes de
morder el pedazo restante

— Debo ir a la oficina, tengo reunión con Antuan y Demian llegaremos para la cena
Katheryne — se acercó un poco y me preparé para su beso a pesar de que podía sentir mis
labios aun hinchados el suspiro — Yo…-

— Por favor no vuelvas a disculparte — sus manos me agarraron por mis brazos
descubiertos por la franelilla que tenía puesta; Alexander se agachó un poco y pegó sus
labios en mi frente por varios segundos.

— Se ti lascio andare il mio dolce tesoro, ma non posso chiedere il diavolo non riesce a
liberarsi del suo angelo — se separo de mi 82 — Nos vemos en la noche Katheryne.

Después de mediodía V y Lilian llegaron a la casa a las 3 mientras V entretenía a Anto, ya


que Janeth se había ido con su familia yo llevé la bolsa con todo lo necesario para el baile a
la habitación del pánico, ubiqué las velas y los inciensos y dejé todo ubicado. Solo esperaba
que no fuera demasiado para él, con lo que había ocurrido en la mañana era suficiente.

82 Debería dejarte ir mi dulce tesoro, pero no puedo no puedes pedirle al diablo dejar ir su ángel.

337
Contrato
Aryam Shields M.
Luego de recordar los pasos del baile en la habitación de huéspedes Lilian y V se
despidieron con la promesa que en un par de horas estarían nuevamente aquí mientras yo
tomaba a Anto y la vestía como la princesita que era.

Con mi pequeña lista fue mi turno para ser princesa…

Alexander subió a la habitación con Anto entre sus brazos mientras yo terminaba de darle
los últimos toques a mi maquillaje.

— Te vez hermosa Dolcezza — dijo complacido al verme luciendo su obsequio. El collar


que me había dado en la mañana.

— Tú también te vez bien — bien era un eufemismo… uno muy malo.

— Antuan, Lilian, V y Demian están abajo.

— ¿Gabriel y Fernando? — Alexander pasó a Anto de un brazo a otro.

— No, ellos no han llegado, aun… — camino hacia mí — No creo que ellos vengan
Dolcezza — dijo acariciando mi rostro con su pulgar.

— Son mis amigos, ellos vendrán — extendí mis brazos para tomar a Anto que rascaba
sus ojitos.

— Bajemos — dijo antes de tomarme de la mano y salir de la habitación.

Estábamos todos en la sala y V había entablado una conversación con el señor Stroux sobre
edificaciones y lugares de Europa mientras que Antuan y Alexander hablaban del trámite
que necesitarían para trasladar McConner Corp., a una sucursal en San Francisco de la cual
Demian se haría cargo y controlaría los negocios de este lado del mundo, Antuan tenía a un
Nico muy dormido en brazos, Anto llevaba varios minutos luchando por seguir despierta.

Un chico de cabellos rojizos repartía champaña y una chica que no había visto en la casa
daba pequeños tentempiés en una charola mientras esperábamos la hora de la cena.

El timbre de la puerta sonó mientras un Benjamín elegantemente vestido salía a recibir a los
invitados, me levanté de mi asiento pensando que podrían ser mis amigos mientras daba
gracias a Dios que la cena aún no estaba servida, pero cuál fue mi sorpresa al no ver ni a
Fernando ni a Gab… En cambio vi a una mujer alta, hermosa y enfundada en un sexy y
elegante vestido negro…

¿Qué Diablos hacia Dominique Swanson aquí?...

338
Contrato
Aryam Shields M.
.

Capítulo 23
El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el presente.
Gustave Flaubert

Miré a Alexander preguntándole con la mirada si él la había invitado, pero el verde flama
que sus ojos me mostraban me decían que no estaba muy feliz de ver a esa mujer aquí.

En ese momento, Benjamín dio una disculpa muda antes de retirarse.

— Querido — dijo acercándose a Alexander mientras contoneaba sus caderas la muy


Zor… él volteo la cara para que su beso fuese en el aire, detrás de ella pude ver a la misma
señora que la acompañaba en la gala del GEA.

— ¿Qué haces aquí Dominique? — dijo con voz fuerte e intimidante pero tratando por
todos los medios que su mal genio no se saliera de su cauce, me imagino que porque el
señor Stroux estaba cerca.

— Vine aquí a despedirme…. — dijo riendo — Sabía que Antuan también estaría aquí, es
como un perro rastrero ¿no?

Lilian estaba que le saltaba a la yugular y no era para menos, Antuan se apretó el puente de
la nariz y entregó a Nico a su mujer en una pobre excusa de intentar calmarla.

— Bien, ya puedes marcharte — respondió, su tono de voz seguía siendo el mismo —


Igual podías llamar o enviar un texto.

— Quería despedirme personalmente de tan buenos… — sonrió — amigos.

Antuan se aclaró la garganta — Como dice Alexander ya te has despedido, puedes


retirarte.

— Shh… No estoy hablando contigo corazón — Antuan apretó sus manos en puños
cuando ella llegó a su lado — Alexander y yo tenemos... Cosas que finiquitar.

V me miraba sin entender, Antuan solo negaba y Demian Stroux nos miraba a todos con
una mueca burlona. ¿Qué podría estar pasando por su mente?

— Tu y yo no tenemos que finiquitar nada — dijo Alexander entre dientes antes de


caminar hacia ella tomándola de manera nada sutil del brazo y caminando hasta la salida de
339
Contrato
Aryam Shields M.
la sala de estar. Lo miré a los ojos cuando paso justo por mi lado — Vuelvo en un
momento Cara…

Él no podía pretender que yo me quedara de brazos cruzados con esa mujer allí.

Le di a Anto a V que estaba a mi lado y salí detrás de él caminando hasta llegar al estudio.

— ¿Qué demonios quieres? — Soltó él bruscamente — Fui bastante claro la última vez
que estuviste aquí Dominique, volveremos a vernos cuando yo te necesite — ¡qué! Él no
podía estar hablando en serio.

— ¿Y se supone que yo debo obedecerte?, No te olvides de quien soy y que puedo llegar a
ser.

— No me retes Dominique… Tú tomaste tu decisión y yo disfruto de lo que soy.

— Es bueno saber que caíste como un perro — dijo ella con voz burlona — Esperaba más
de ti bestia.

— No sé de qué hablas.

— La amas… — se burló — Aunque lo niegues sientes por ella más de lo que se debe
sentir por una Puta — finalizó en tono despectivo.

— ¡Lárgate! — rugió cuando ella dijo lo que sea que haya dicho.

Dominique dio una carcajada burlona y grotesca nada elegante para una mujer de su porte y
belleza.

— Caíste como el más vil de los idiotas, pero mientras lo reconoces la lastimarás o la
perderás como todo lo que tocas.

— ¡Benjamín! — gritó temblando de ira, en ese momento logré visualizar como sus
manos estaban hecha puños y sus nudillos se veían blanco, Benjamín apareció pálido y
asustado me dio un seco asentimiento y entró al estudio dejando la puerta entre abierta —
La señorita… — su tono de voz fue despectivo y cruel — se retira acompáñala a ella y a su
acompañante a la puerta y dile a los imbéciles de portería que su presencia no es bien
recibida en este recinto.

— Si torna da me 83… — Dijo en su fluido italiano.

— Primero divago en los nueve anillos del purgatorio — contestó.

83 Tú volverás a mí

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Contrato
Aryam Shields M.
— Sal de tu escondite. Maldita sea Katheryne — su grito me hizo dar un brinco, entré a la
habitación y levanté mi barbilla observándola desafiante cuando di un paso dentro del
estudio.

Ella volvió a reír burlona — Siempre serás mi juguete favorito, el que nunca dijo su
palabra clave — trató de tocarlo una vez más pero él se alejó.

— Benjamín acompáñala a la puerta. — dijo observando al pobre que parecía temblar


ante sus palabras y expresión de furia.

— Señorita, ¿me acompaña? — dijo Benjamín tartamudeando, Dominique se giró


caminando hacia donde le mostraba Benjamín, pero al llegar a mi lado se detuvo.

— Te destruirá, te hará polvo, él es como un carroñero, su alma esta negada a amar por eso
nuestro juego es tan placentero — ¿a eso se resumía todo? ¿a un juego? — lastimar, herir,
el placer en el dolor… Cuando el acabe contigo seremos él, yo y mi cuarto de juegos… —
finalizó guiñándome un ojo.

— Eso si yo lo permito — dije seriamente.

— Así que la gatita sabe jugar, lo veremos querida, pero recuerda il tempo viene per chi sa
aspettare84 — dijo antes de salir del estudio.

Caminé vacilante hasta llegar a Alexander que estaba sentado en el escritorio como si
hubiese librado una gran batalla... — No se dará por vencida…

— ¿Te ama? — pregunté fuerte a pesar de que mi voz fue pequeña.

Alexander río levantando su cabeza de forma burlona, tal cual como Dominique lo había
hecho antes — Creo que no la has escuchado claramente Katheryne, Dominique no ama…
Ella lastima y a mí me gusta su forma de herir… ella es la mejor dando placer en el dolor…

— Yo te daré placer de otra manera Alexander me has elegido a mi…

— Y no tengo ni la más mínima idea de porque lo hice, cuando tú no puedes soportar la


carga de mi mundo.

— Tienes mi amor, que ha soportado muchas cosas Alexander ¿Crees que no es suficiente
dolor que mi corazón lata así por ti? — dije tomando su mano y colocándola justo sobre mi
corazón — Te he entregado mi vida y ya no me importa si me amas o no, mi amor es
suficiente para los dos, quieres dolor yo puedo soportarlo por ti — subí mis manos hasta
colocarlas de lado a lado en sus mejillas — Quieres placer… Yo seré tu esclava — uní mis
labios a los de él en un leve rose. Él emitió un profundo suspiro antes de empezar a
besarme como solía hacerlo, con deseo apremiante y lujuria palpable, dejando que su
84 El tiempo llega para los que esperan

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Contrato
Aryam Shields M.
lengua sometiera la mía y haciendo que mis bragas se empaparan solo por la presión que
ejercían sus labios sobre los míos y sus manos en mi nuca.

— Perdón, señor… — Benjamín se quedó mudo cuando Alexander dejó de besarme y con
su mano lo alentó a seguir — Su visita ya se ha ido y Anna le manda a informar que la
cena ya está lista — con mi dedo retiré el labial que estaba en la boca de mi hombre.

— Dile a Anna que avise a nuestros invitados y ya vamos hacia allá — respondió antes de
capturar mi dedo y succionarlo en una promesa implícita… No podía dejarme caer, tenía
que darle mi regalo primero.

Salimos del estudio y llegamos hasta el comedor.

— ¿Anto? — pregunté a V que estaba sentada a mi lado.

— Dejó de luchar con Morfeo y se quedó profundamente dormida, Lilian me ha ayudado a


cambiarla y la hemos llevado con Nico a su cama.

Anna entró junto con la chica que estaba laborando ese día dejando los platos sobre la mesa
ya servidos.

La cena estuvo tranquila a pesar de la desagradable visita, la ira de Lilian y las


insinuaciones y miradas coquetas de V al señor culo lindo, al cual yo por mi parte trate de
no mirarlo mucho ya que Alexander tenía sus ojos puestos en mí, además estaba muy
nerviosa pensando en el baile. Fernando y Gabriel no habían venido lo cual me tenía algo
triste pero no podía hacer que Fernando eligiera entre su pareja o nosotras.

Después de la cena los hombres se disculparon y se retiraron al estudio a fumar un puro. Vi


como V le daba un papel al señor Stroux antes de que ellos se marcharan, Ángela recogió la
mesa junto con Salem una de las chicas que hasta ese día me daba por enterada que
trabajaba en la casa.

Más tarde luego de desearnos Feliz Navidad Benjamín y Anna se retiraron a su casa en los
jardines de la mansión.

Lilian, V y Yo nos fuimos a la sala de estar, ellas querían subir y ayudarme a arreglar la
habitación para el baile pero no podía hacer eso, No cuando sabía lo intimidante que podía
ser ese lugar en primeras vistas, subimos a ver a los bebés dejando a V en la antesala
tomando una copa de vino tinto, cuando bajamos Alexander, Antuan estaban allí y el señor
Stroux ya se iba.

Subí las escaleras cuando el señor Stroux se despedía ofreciéndole a V llevarla hasta su
casa mientras Antuan y Alexander se despedían, Lilian se acercó a mí guiñando un ojo y
entregándome una cajita roja, fui hasta la habitación de Anto que estaba dormida y abrigada
en su cunita, coloqué la muñeca que le había comprado y un par de osos de Felpa que V y

342
Contrato
Aryam Shields M.
Lilian le habían dado, sabía perfectamente que Alexander no subiría enseguida; era casi la
una de la mañana pero aún era temprano para él, por lo que tenía dos horas para terminar de
arreglar todo y calmar mis nervios que nuevamente salían al ruedo.

Me desvestí con parsimonia dejándome los aretes y el collar de diamantes que Alexander
me había dado por la mañana, caminé hasta el baño y me di una ducha colocando especial
interés en deslizar la esponja con jabón olor a fresas por partes estratégicas de mi cuerpo.
Quería usar el jacuzzi pero no podía darme el lujo de no sentir si él decidía subir antes de la
hora que yo tenía prevista, cubierta con un albornoz caminé hasta la habitación del pánico
encendiendo los diferentes inciensos y velas que había comprado especialmente para la
ocasión.

Tomé la bolsa donde estaba el atuendo y la caja que Lilian me había dado antes de subir.
No pude evitar que toda la sangre se me subiese a la cabeza cuando vi la diminuta prenda
de encaje roja y la nota que traía:

"¡Son comestibles, por si se pone juguetón! mátalo nena!

LD"

Sonreí ante la nota y me desnudé deslizando las minúsculas bragas sobre mis piernas y la
micro falda tal como lo suponía parecía más un cinturón que una falda, tomé la camiseta y
me la anudé al frente dejando mis pechos altos y mucho más rellenos de lo que en verdad
eran. Mi teléfono sonó desde la cama y lo cogí abriendo el mensaje era Fernando.

"Lo intenté… Lo lamento, feliz navidad mi niña te quiero, mañana iré a ver a la muñeca.
Fernando"

Suspiré y salí de la habitación del pánico sentándome frente al espejo del tocador ricé un
poco mis cabellos dejándolo con pequeñas ondas en las puntas y me maquillé con los tonos
que V y Lilian, me habían sugerido. Una vez lista volví a la habitación y me dispuse a
acomodar el sillón frente a la barra y una mesa donde coloqué una copa de whiskey,
conecte el I-pod a las bocinas, y me enfundé en los no tan preciosos tacones que usaría para
el show, volví a suspirar poniéndome en manos de Jesús y los doce apóstoles, de Odín y
todos sus dioses y de todos los súper héroes animados y no animados, me persigné
rápidamente mirando el reloj en la pared cuando sentí unos fuertes pasos y como la puerta
de la habitación principal se abría… había llegado el momento...

— ¿Katheryne? — su voz fue suave, lo sentí caminar por la habitación que se encontraba
en penumbra. y luego escuché como abría la puerta del baño buscándome.

343
Contrato
Aryam Shields M.
— Estoy aquí... — mi voz salió temblorosa así que me obligué a respirar profundamente,
pegué mi espalda a la barra metálica y lleve mis manos hacia atrás.

Mi respiración quedó atorada cuando lo vi... su traje negro se pegaba a su cuerpo haciendo
imposiblemente hermoso su cabello corto y su perfecta barba, su mirada intensa recorrió mi
cuerpo fijándose en los zapatos de muerte que yo llevaba puestos, subió la mirada
lentamente hasta encontrarse con mis ojos, sacó su viperina lengua remojándose los labios
y luego pasó una mano por sus cabellos.

Su sonrisa sexi y ladina adorno su perfecto rostro — ¿Qué es todo esto nena? — dijo
caminando dos pasos hacia mi…

— Su regalo de navidad mí Señor — susurré en voz sensual, mientras quitaba las manos
del tubo, con un caminar lento y un contoneo de caderas, lo vi tragar fuertemente mientras
me acercaba a él — siéntese y póngase cómodo — dije tomándolo de la corbata
arrastrándolo hacía el sillón, Alexander sonrió abriendo los botones de su saco y
aflojándose la corbata mientras yo tomaba el vaso de whiskey que estaba sobre la mesa a su
lado y se lo colocaba en su mano...

En el segundo siguiente me ubiqué en lo que sería mi posición inicial, accione el I-pod y la


sensual melodía dio inicio...

I know I may be young, but I’ve got feelings too.


And I need to do what I feel like doing.
So let me go and just listen.

Inicié el baile caminando lentamente alrededor de la barra, acariciándola suavemente


mientras la música inundaba mis sentidos, dejándome llevar por la música di vuelta
recordando los pasos que V había marcado para mí y pegué mi trasero a la barra
deslizándolo de arriba abajo, dejando una mano sobre mi cabeza que acariciaba el tubo a
medida que yo descendía con suavidad, esa era la técnica, rozar, acariciar, imaginar que era
él y que la barra era una extensión de su cuerpo.

All you people look at me like I’m a little girl.


Well did you ever think it be okay for me to step into this world.

Always saying little girl don’t step into the club.


Well I’m just tryin’ to find out why cause dancing’s what I love..

344
Contrato
Aryam Shields M.
Volví a girar sobre el tubo tomando el impulso para el primer giro y quedar colgada de la
barra V había dicho algo de esto, le había nombrado, creo que era un giro en ascenso.
Aferré mis manos al metal y me impulsé tratando de quedar lo más alta posible y
descendiendo con suavidad y sensualidad con mi pierna derecha enrollada del tubo, al
llegar al final de este quedé agachada completamente con mis piernas abiertas hacia él, bajé
mi cabeza haciendo que mi cabello cubriera mi rostro y luego la giré en un sexi
movimiento, cuando alcé la mirada me encontré con el par de gemas azules que me
encantaban, estaban encandiladas como las flamas de una hoguera.

Get it get it, get it get it (WHOOOA)


Get it get it, get it get it (WHOOOOOA)(Do you like it)
Get it get it, get it get it (OOOHHHH)(This feels good)

Jadeé imitando el tono que sonaba en la canción, a lo que Alexander respondió con un
gruñido que conocía perfectamente, se estaba excitando… Me separé del metal moviendo
mis caderas y mi vientre de un lado a otro para él mientras colocaba mis manos sobre mi
cabeza, giré sobre mi cuerpo dándole una buena vista de cómo se movía mi trasero y di el
único paso que me separaba del tubo, me preparé para el siguiente salto para el cual debía
quedar trepada en la barra a una altura considerable, cuando lo conseguí me di por
satisfecha.

I know I may come off quiet, I may come off shy.


But I feel like talking, feel like dancing when I see this guy.

What’s practical is logical. What the hell, who cares?


All I know is I’m so happy when you’re dancing there.

Arqueé mi espalda sosteniéndome solamente con mis piernas moviendo mis manos en una
técnica árabe tan vieja como la misma biblia, mientras conectaba mis ojos con los suyos
amaba ver su deseo por mí, la satisfacción que le daba mi regalo, verlo allí sentado
bebiendo de su whiskey con la corbata al lado de su pecho y su erección marcada en sus
pantalones, lo cual me hacía sentir victoriosa.

I’m a slave for you. I cannot hold it; I cannot control it.
I’m a slave for you. I won’t deny it; I’m not trying to hide it.

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Contrato
Aryam Shields M.
Coloqué mis dos manos en el metal y suspendiéndome hasta quedar ahora apoyada por mis
brazos, mientras la música seguía sonando yo trataba de parecer lo más segura posible y a
la vez natural, no era una tarea fácil. Di otro giro colgada de la barra hasta caer agachada en
el suelo, me erguí levantando mi trasero provocativamente y volví a pegar mi espalda al
tubo ascendiendo pegada a él. En mi mente había una sola imagen que me prendía: la barra
era su cuerpo contra el mío.

Baby, don’t you wanna, dance upon me,


(I just wanna dance next to you)
To another time and place.
Baby, don’t you wanna, dance upon me,
(Are you ready)
Leaving behind my name, my age

Un giro más sosteniéndome solo de mis brazos acariciando la barra metálica hasta caer al
suelo, quedé de espaldas a él. Moví mi trasero imitando unas embestidas al ritmo de la
música y di un giro más, en esto consistía este baile, en girar, en rozar... en seducir y
disfrutar, su mirada tan penetrante lanzando llamas como siempre, era él, su poder la
manera en la instaba mi cuerpo a bailar a seguir seduciendo, doblegando mis fuerzas,
haciéndome sentir, la música, el baile, todo... Mi demostración de amor y entrega total.

— Desnúdate... — Su maldita voz aniquila bragas me hizo trastabillar, suspiré


fuertemente y negué con la cabeza mientras volví a girar, lo vi desabrochar su cinturón y
dejar el vaso en la mesa. Tragué grueso cuando liberó su erección, su coronilla ya se
encontraba húmeda por su excitación — Entonces sigue bailando para mi nena... Pero
cuando termines... Dejaré tus huesos reducidos a polvo — ¡Dios otra promesa! levanté mi
mirada a sus ojos... Si quería terminar debía mirar sus ojos no su erección.

I really wanna dance, tonight with you.


(I just can’t help myself)
I really wanna do what you want me to.
(I just feel I let myself go)

I really wanna dance, tonight with you.


(Wanna see you move)
I really wanna do what you want me to.
(Uh Uh Uh)

Coloqué mis manos nuevamente en la barra, estaban sudando y concentré toda mi atención
en la música en la sensualidad que Britney destilaba, traté de recordar algún paso de uno de
los videos que las chicas me había obligado a ver pero nada llegaba a mi mente, el incienso

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Contrato
Aryam Shields M.
parecía haberse evaporado y solo estaba la imagen de la dura, gruesa y larga erección de mi
hombre... Mi vagina clamaba por ella y Mi sub se revolcaba en su cama diciendo que me
dejara de tonterías me inclinara frente a él y llevara su dureza a mi boca.

Baby, don’t you wanna, dance upon me,


(I just wanna dance next to you)
To another time and place.
Baby, don’t you wanna, dance upon me,
(Are you ready)
Leaving behind my name, my age.

I’m a slave for you. (Take that) I cannot hold it; I cannot control it.
I’m a slave (It just feels right) for you. (It just feels good)
I won’t deny it; I’m not trying to hide it. (Baby)

Get it get it, get it get it (WHOOOA)


Get it get it, get it get it (WHOOOOOA)
Get it get it, get it get it (OOOHHHH)
[Panting]

Acaricié mi abdomen mordiendo mi labio mientras veía el movimiento de sus brazos,


estaba acariciándose... Cristo, quería matarme viva, volví a suspirar y me sujeté
nuevamente a la barra jadeando un poco... Provocación mujer... Provocación, sin dejar de
moverme contra la barra solté el botón de la micro falda de Jean y dejé que descendiera por
mis pies y jadeaba para él mientras sus ojos me consumían.

— Sigue nena — me alentó — ¡oh, por Cristo! Malditas y preciosas bragas — su mano
continuaba acariciando su miembro.

¡Por un demonio! ¡No mires o todo se irá al caño! — gritó mi Sub.

Moví mis caderas circularmente, mis ojos encontrados en los de él, di una vuelta sobre mi
misma ¡maldición! estaba improvisando no podía recodar lo que venía, mi mente estaba fija
en él en su mano... El maldito estaba jugando sucio, me detuve abruptamente cuando su
boca rugió, un gemido que hizo sentí que mi pobre corazón iba a explotar.

— Baila... No te detengas, sigue bailando — con la respiración acelerada, me separé del


tubo moviendo mis brazos y mis caderas mientras miraba sus orbes, todo era putamente
sensual y fantástico.

I’m a slave for you. (Here we go now)


I cannot hold it; I cannot control it.
I’m a slave for you. (Here we go) I won’t deny it, (Yeah)
I’m not trying to hide it.)

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Contrato
Aryam Shields M.
Di un nuevo giro sobre mí y me giré dándole la espalda nuevamente alzando mi culo a su
vista mientras descendía suavemente hasta tomar con mis manos nuevamente el metal y
girar moviendo mi cabeza hacia ambos lados, podía sentir las gotas de sudor recorriendo mi
cuerpo y no sabía si era por excitación o cansancio, me encontraba excitada a límites nunca
antes vistos, mi centro palpitaba por él, mi espalda nuevamente quedó recta y alineada con
la barra de metal y me deslicé por ella quedando agachada en el suelo. Podía sentir como
las bragas se empapaban con mi lubricación.

Subí las manos a mi cabeza contoneando mis caderas, moviendo mis manos por mis
muslos, subiendo por mi vientre acariciando mis pechos suavemente hasta y siguiendo un
camino hasta mi cuello… Mirándolo incitándolo el fuego vivo en sus orbes... Su cuerpo se
tensionó y lo vi levantarse como un toro furioso, caminó hacia mí y yo caminé hacia atrás
hasta que mi espalda quedo nuevamente completamente pegada al frio metal, moví mis
caderas circularmente antes de tomarlo por los dos lados de la corbata y estampar mi boca
en la de él.

Mi columna entera chocó contra la barra de vertical pole mientras las manos de Alexander
me quemaban como si fuesen brazas ardientes tomó mis muslos impulsándome para que
mis piernas se entrelazaran en su cintura, su mano subió hasta acariciar mi trasero
colándose entre mis minúsculas braguitas, estaba perdida extasiada en el beso sin tregua
que nuestras bocas estaban dándose las cuales eran una mezcla y hacían la perfecta
sincronía entre la exigencia y la agresividad. Era lo que nos rodeaba pasión y lujuria
desenfrenada un hombre capaz de arrasar todo con su presencia, una mujer capaz de ir al
mismo infierno por entregarle paz, sentí como las bragas eran desprendidas de mi de un
tirón y como Alexander movía sus labios besando mi barbilla, estiré mi cuello para que sus
labios descendieran mientras sus caderas me envestían sin penetrarme aun, me agarré de
sus hombros y busqué sus labios pero él me los negó, sus dedos trazaron líneas sobre mis
pliegues, me estaba quedando sin aire cuando sentí la cabeza de su miembro alinearse con
mi entrada ardiente y deseosa de él, impulsó sus caderas hacia adelante y me penetró hasta
el fondo podría jurar que tocaba el cuello de mi matriz, de mi boca brotó un gemido fuerte
y agónico su boca cubrió la mía succionando, mordiendo y apresando mientras sus manos
me deslizaban sobre su extensión.

Sus besos volvieron a descender hasta el valle de mis pechos — bella, mia bella ragazza
— con su boca los sacó de la camisita y Los lamió y pellizcó. Los mordió y los tomó, con
hambre voraz consumiéndome con cada succión.

— Alexander — lo llamé con voz ronca — por favor — halé sus cabellos haciendo que
el levantara su rostro — Más… — mi cabeza se fue hacia atrás ante el exquisito rose de
nuestros cuerpos — ¡Dios!...

— Alexander — bufó como cada vez que nombraba a Dios en nuestros Encuentros, el
gimió embistiéndome — Mi nombre es Alexander…
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Contrato
Aryam Shields M.
— Lex… Ahh, ahh…-

— Tan estrecha… Para mi nena… Mi nena bonita, me aprietas como un puño, eres un
perfecto guante para mí — sus jadeos entrecortados, mi respiración a mil por segundo
mientras mi vientre dolía fuertemente — tú — su respiración era sosegada como la mía
— Y yo — beso — estamos hechos — embestida — para ser uno — mordió mi cuello
— eres — iba a matarme — Y serás por siempre… ¡mía!... — gimió — Dilo —
succionó mi labio superior y lamió el inferior. Luego me mordió, mordió y tiró de él,
haciendo que mi cuerpo se tambaleara.

— Tuya — Gemí y acaricié su cabello — por siempre — lo hice mirarme — mi Dios…


Mi amo, el único en mi — respondí buscando sus labios mientras me besaba y sentía como
su miembro entraba cada vez más fuertemente en mí, jadeos, gemidos y pequeñas
maldiciones, nuestros cuerpos golpeando una con otro a pesar de que aun estábamos
vestidos, el deseo inundando nuestros cuerpos, la adrenalina recorriendo cada una de mis
terminaciones nerviosas, el I-pod reproducía otra canción ahora Toxic… Narcótico,
Toxico… Él…

— Vente para mí nena, córrete, exprímeme, ordéñame — mis manos trataban inútilmente
de agarrarme de algún lugar y sus manos se aferraban en mis caderas ayudándome a
impulsarme sobre él mis piernas cerradas sobre su trasero, aun medio vestidos en un
abismo de pasión desenfrenada, un par de embestidas más y me deje ir mientras las
maldiciones brotaban de la boca de Alexander y rugía como animal salvaje.

Cuando los espasmos dejaron de recorrer mi cuerpo aferré mis manos a su espalda y dejé
que mi cabeza se recostara en su hombro.

Sentía los ojos pesados mientras Alexander con una mano en mi espalda y la otra debajo de
mi trasero, trataba de calmarse ya que respiraba casi tan agitadamente como yo, podía sentir
su corazón latir desaforado contra el mío… Luché contra todos, contra mis fuerzas, sacando
todo lo que aún quedaba en mí, pero el día estaba cobrándome factura… una muy elevada.

La cena…

Los ensayos…

Dominique…

El baile…

Sin poder evitarlo segundos después caí en la inconsciencia.

349
Contrato
Aryam Shields M.
.

Los rayos del sol que se filtraban por la pared de vidrio me golpearon directamente en el
rostro, estaba boca abajo entre las sábanas de seda vino tinto, levanté mi cuerpo mirando
primero hacia un lado de la cama en donde localicé mi ropa de anoche.

— Hasta que despiertas… — la voz fue baja ronca y susurrante — buenos días Dolcezza.

— Buenos… — me giré para encontrarme con él y sí que eran buenos días… tragué
grueso cuando vi a Alexander que estaba sentado en la parte baja de la cama en el mismo
sillón donde había estado anoche mientras yo bailaba.

Sentí como los colores subían a mi cabeza, mientras mis ojos miraban cada parte de su
piel… Él estaba desnudo y en su mano tenía una copa de whisky la misma copa que yo le
había dado anoche…

— ¿Qué… Qué hora es?

— Temprano para muchos, tarde para otros — bebió de la copa — todo depende para que
deseas saber la hora, por ahora… mejor… porque no levantas ese lindo coño que tienes y
vienes a mi Katheryne — su voz era baja y susurrante, sensualmente adictiva — Anoche
no terminaste tu regalo.

Anoche… ¡Me había quedado dormida en su hombro! con su cuerpo aun anclado en mí.

— Ven… Gatea a mi principessa — me levanté de la cama gateando hasta llegar a él


plenamente consciente que podía ver mi trasero expuesto al aire por el espejo empotrado en
la pared de la cabecera.

Sonrió, sexi y pícaramente antes de llevar la copa a su boca mientras yo llegaba hasta el
final de la cama y solo entonces fui consciente de la erección de mi hombre.

— Sabes tesoro, no puedes bailar como anoche y esperar que un hombre como yo se rinda
con un solo asalto… — sonrió pagado de sí mismo — y que… si bien lo comparamos con
otras ocasiones no resulto satisfactorio del todo, ya que… faltó la conclusión del mismo…
Ven aquí Katheryne tienes una deuda que saldar — palmeó su pierna a la vez que colocaba
el vaso en la mesa y con la otra mano acariciaba su erección — de chico me daba asco
hacerlo yo mismo — mis ojos y mi anatomía entera estaba tensa y fija en solo un lugar de
su cuerpo, su brillante, dura y potente erección — Estoy insatisfecho Katheryne… A pesar
del fabuloso baile de anoche te quiero aquí ¡ahora! — rugió haciéndome pegar un salto de
la cama — ven nena, has sido una nena muy mala al quedarte dormida y tengo ganas de
unos azotes… — su otra mano tocó su barbilla — pero no puedo azotarte así que no hagas
mi deseo más alargado, ven aquí — me bajé de la cama llegando hasta él — mírate en el
espejo — susurró antes de que yo me girara y él mordiera uno de mis glúteos — ¿estás
excitada cariño?, porque tus pezones me dicen que estas casi tan excitada como yo, con la
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Contrato
Aryam Shields M.
diferencia que yo estoy muy frustrado — su dedo recorrió mi columna haciéndome sisear
por el dolor cuando tocó una parte especifica — ¿Cuánto estas dispuesta a soportar por mi
Katheryne? — volvió a apretar ese lugar en mi columna.

— Soy tu esclava… — dije y gemí cuando el repitió la acción. Mierda dolía, debía tener
un lindo morado allí de cuando él me empujó contra la barra, sus manos se despegaron de
mi cuerpo, vi a través del espejo como sacaba los hielos de su bebida y luego los colocaba
en donde dolía — Ohh — gemí, más por el frío que por la presión que ejercía en esa área,
el hielo tatuó dibujos inexistentes en mi espalda hasta la curvatura de mi trasero en donde él
lo soltó y acarició levemente mi trasero subiendo hasta que vi a través del espejo sus manos
en mis caderas trazando un camino hacia mis pechos, cuando llegó justo a la parte baja su
lengua acarició mi columna lamiendo el área lastimada.

— Siéntate en mis piernas Dolcezza — me senté sobre sus rodillas, él abarco mis pechos
con sus manos — perfectos, ¿quieres medir el dolor en el placer Katheryne?… Anoche
dijiste que tú podías darme lo que necesitaba…

— Y… — tragué grueso para que mi voz no fallara — y puedo hacerlo señor…

— Bien… Prepárate, recuesta tu espalda en mi pecho — lo hice dejando mi cabeza en su


hombro mientras él continuaba masajeando mis pechos en un ritmo normal ni muy suave ni
muy brusco, tenía su erección entre mis nalgas e internamente pedía que no se le ocurriera
meterse en mi trasero nuevamente, era placentero no lo voy a negar pero también era muy
doloroso — muero por azotarte mi nena… — y yo haría todo por él…

Coloqué mis manos sobre las suyas y las aparté de mis pechos me levante de sus piernas
inclinando mi trasero hacia él y apoyando mis manos en la estructura de madera de la cama
— Si es su placer, hágalo señor.

— Por amor a todo lo sagrado, no me tientes — su lengua lamió la cicatriz en mi trasero


— No hagas algo de lo cual puedes arrepentirte…

— Por favor…

— ¿Quieres esto nena? — Asentí — Abre tus piernas preciosa — abrí un poco mis
piernas y salté cuando su mano acarició mis pliegues desde atrás, mojando sus dedos con
mi lubricación, sacó su mano de mí y lo sentí chupar sus dedos causando otro
estremecimiento y fue cuando lo sentí… El primer azote llegó sin advertencia, mi cuerpo
tembló nuevamente pero no fue de ira o rabia… había algo más, estos azotes no eran como
los primeros que me había dado, ni como el látigo eran… un nuevo azote me saco de mi
divagues — inclínate un poco más — dijo colocando una de sus manos en mi espalda baja
— Compláceme pequeña — ¡maldito manipulador! Y maldito mi cuerpo por obedecerlo
— Abre más tus piernas — Y por Cristo que lo hice — el otro azote fue diferente fue muy
cerca de mi entrada sus dedos anular y índice casi golpearon mi clítoris y no pude evitar el

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Contrato
Aryam Shields M.
gemido que bramo de mi interior — me gusta el color rojo en tu trasero — se inclinó hasta
volverme a morder y volvió a azotarme…

Ahora entendía el concepto de que en el dolor ésta el placer, por muy retorcido que
pareciese mi cuerpo pedía por mas, sus manos subieron a mis caderas — Ven — me dejó
nuevamente sentada en sus rodillas — Siente como estoy nena… ¿Eso no te ha dolido
verdad?

Negué lentamente.

— ¿Te gusto? — su mano se coló hasta acariciar mi clítoris nuevamente.

— Alexander…

— Respóndeme — dejó mis piernas abiertas dejando mi coño expuesto al espejo.

— Sí… — ¡Y fue así como la maldita masoquista que habitaba en mí y sin ningún pudor
respondió!

Su otra mano tanteo la mesa — ¿Las recuerdas? Dijo mostrándome el par de pinzas…
¿era normal que mi cuerpo se estremeciera tanto? rápidamente colocó cada una de las
pinzas en mis pezones y luego apretó mi clítoris haciéndome gritar de dolor cuando me di
cuenta que había otra pinza presionando mi botón del placer.

— ¡Diablos!

— A tus órdenes preciosa… — podía ver su rostro sobre mi cuello a través de espejo —
Cuando sientas que no puedas más… Di tu palabra de seguridad — ¡primero muerta! lo vi
meter sus dedos en la copa y luego trazar mi clavícula, mis ojos trataban de observar lo que
él hacía a pesar de la terrible presión que tenían mis partes nobles sus dedos se colaron en
mi centro y me penetró con dos de ellos suavemente los dos dedos que habían estado dentro
de su copa y que estaban fríos por el licor fue introduciendo centímetro a centímetro, frio y
calor haciéndome arquear mi espalda mientras sus labios quitaban el rastro de whisky que
habían hecho sus dedos — Tan malditamente hermosa — mordió mi hombro sin dejar de
penetrarme con sus dedos.

No pasó mucho tiempo para que mis gemidos se hicieran presentes, y el Tsunami en mi
torrente sanguíneo empezar a avanzar más a prisa, haciéndome gemir y bufar cuando sus
dedos salieron de mí con rapidez — ¿Te gusta esto nena? — Me tomó de las caderas y
ubicó su miembro en mi entrada deslizándome suavemente hasta que él estuvo
completamente dentro de mi… — Somos malditamente perfectos juntos nena — podía ver
lo rojo que estaban mis pezones y casi ya no soportaba el latente dolor de mi clítoris cuando
retiro la pinza.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Vamos a movernos juntos tesoro, trata de seguir mi ritmo — susurró succionando el
lóbulo de mi oreja — No me sobrepases, ni juegues con mis límites, tú has hecho una
concesión y es mi deber hacer otra — asentí mientras empezaba a rotar sus caderas —
pega tu espalda a mi pecho bebé — hice lo que me pidió mientras el vaivén comenzaba —
te sientes tan bien, ohh por Cristo — sus caderas impulsaban las mías y cuando él subía yo
bajaba, ya no estaba su rabia era solo el sentir de las pieles y los roces de nuestros genitales
juntos, podía ver todas sus expresiones por el espejo, como su vena se contraía y la manera
en que sus ojos me observaban, subió una de sus manos sin dejar de moverse hasta aferrar
mi pezón y sus labios volvieron a apresar el lóbulo de mi oreja, su mano acariciando mi
cabello mientras las embestidas subían de intensidad, remplazando el cálido rose por un
fuego abrazador entre ambos. Alexander bajo sus manos hundiéndolas en mí mientras se
recostaba aún más en el sofá y movía sus caderas de forma apremiante, arqueé mi espalda
separándome de su pecho mientras escuchaba sus gruñidos en mi cuello y de mi boca salían
jadeos entrecortados.

— ¡Maldición! — gruñó entre dientes cuando empecé a usar en el la técnica de Kegel —


eso es mi nena apriétame tesoro más, maldita sea más, dime que me sientes nena… Dímelo
— ordenó.

— Te siento… Maldición, sí que te siento…

— Eso es bonita… No vayas a correrte. Apriétame nena — volví a contraer mi pelvis —


Si, si, si, si… más, dame más…

— Alexander, permíteme llegar por favor, lo necesito…-

— ¡NO! — rugió y volvió a aminorar su velocidad.

— ¡Por favor! — Lloriqueé — Por favor más rápido — quería ser yo la que llevase el
ritmo pero sus manos atadas a mis caderas como ancla me lo impedían, él volvió a acelerar
violentamente.

— Así bebé… Así nena…

— Si maldición así… Déjame correrme por favor — sentía los espasmos en mi vientre a
punto de explotar, — Por favor señor permítame llegar — el dolor de mis pezones el placer
del roce interno, su aroma a almizcle mesclado con sudor…

Iba a matarme… a enloquecerme, mi orgasmo anunciando la detonación con o sin su


permiso los latigazos de energía que inundaban mi cuerpo avecinando que esta tormenta
fundiría todas y cada una de mis neuronas… o las pocas que quedaban de ellas, con mi
último ápice de fuerza lo apreté tan fuerte, tan intenso que le costaba moverse, gruñó,
maldijo, gimió y la espiral que azotaba mi cuerpo en cada envestida lo aprisionó aún más
reventando cuando mi burbuja se explotó en mil pedazos, el clímax arrasó con mi voluntad,

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Contrato
Aryam Shields M.
mi fuerza y la del hombre tras de mí. Su cuerpo entero convulsionó vibrando mientras él
aullaba como lobo herido antes de encajar sus dientes en la curvatura de mi cuello y su
semen inundaba mis entrañas

Placer/Dolor….

La navidad había pasado junto con el Año Nuevo y yo tenía ya dos semanas sin ver a mis
amigos, bueno a Gab, Fernando había venido después de Noche Buena para traer los
obsequios de Anto, cuando le pregunté sobre Gabriel él me dijo simplemente que no lo
había convencido de que lo acompañase, suspiré y abracé a mi mejor amigo mientras él se
apoyaba en mí.

— Está tan extraño Katheryne, de un tiempo para acá no es él, todo le parece mal, todo le
molesta.

— ¿Sabes si tiene algún problema? — pregunté sin entender la reacción de Gabriel.

— No le he preguntado, la hipoteca está paga, el negocio va bien, es simplemente como si


algo le faltara.

— Como si Anto le faltara — dije sabiendo que era eso, Fernando asintió.

— Hace mucho que no somos pareja — No pude evitar que los colores se me subieran a la
cabeza, Fernando peinó sus cabellos negros y se levantó... — Debo irme muñeca — besó
mis cabellos y se fue...

Desde ese entonces no había tenido noticias de ellos y esperaba de todo corazón que ambos
estuviesen bien.

Lilian y Antuan estaban en Milán, era la primera semana del nuevo año y Alexander estaba
con todos los trámites de mis documentos y los de Anto para poder irnos al lugar donde él
vivía, ahora que Demian Stroux sería el encargado de McConner Corp., Alexander se veía
más relajado, habíamos intimado un par de veces más pero nada parecido a lo que había
sucedido esa mañana, él había sido suave, me había susurrado muchas palabras en italiano,
había hecho un camino de besos húmedos sobre mi cuerpo, succionando y lamiendo cada
pedazo de piel que sus labios tocaban, sus embestidas habían sido lentas mientras me
miraba a los ojos... Sin juguetes, sin prisas habíamos sido solo él y yo, y por primera vez yo
había sentido más que su lujuria volcánica y su deseo abrazador...

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿En qué piensas pervertida? — V me había tirado uno de los muñecos de goma de
Anto haciendo que mi pequeña riera como si no hubiese mañana.

— En que va ser muy duro despegarme de ti… de ustedes… Gab, Fernando — le devolví
el muñeco y ella lo esquivó magistralmente.

— Sí... Ya te creí — cargó a Anto sentándola en sus piernas — Tu madre cree que soy
estúpida, seguro estaba pensando en la anaconda que tu futuro padre tiene entre las piernas.

— ¡V!

— ¡Qué! — Me miró sorprendida — ¿Sabes Anto? ellos creen que gobiernan el mundo,
pero hay que dejarlos que se lo crean, igual las que usamos las dos partes del cerebro somos
nosotras — se acercó al oído de Anto — Aunque entre tú y yo, creo que a tu madre se le
fundió una.

— Dame a mi hija — dije riendo quitando a Anto de sus piernas y dejándola en la


alfombra jugando con los muñecos de felpa.

Janeth entró a la habitación con la compota que había mandado a buscar para Anto.

— Tardaste — le dije alzando una ceja y riendo para que no lo viese como un reclamo.

— Lo siento es que… — se revolvió las manos nerviosas entregándome la compota y la


cuchara.

— Es que... — la alentó V.

— El señor — se calló.

— Alexander está abajo — pasé a Anto a V levantándome del suelo para salir a verlo, se
supone que hoy le entregaban los pasaportes.

— Señora yo creo que no es conveniente que usted… — fue entonces cuando escuche.

— Ella no irá contigo a ninguna parte.

— ¿Ese es Gabriel? — preguntó V arqueando sus cejas, le di la compota a Janeth y salí


de la habitación bajando las escaleras rápidamente, podían escucharse los gritos de parte de
Gabriel y Alexander no se dejaba intimidar su tono de voz era duro y hasta cruel.

— ¡Si lo haces juro que llevaré esto a los tribunales! — bramó Gab dejándome paralizada
a mitad de las escaleras yo podía verlos pero ellos estaban tan absortos el uno con el otro
que no me habían visto. Alexander se dio media vuelta en dirección al estudio ignorándolo
completamente — Tú no eres nadie, me entiendes nadie, no te permitiré que te la lleves, no
puedes elegir en su vida — Gabriel lo siguió.

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Contrato
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— Tu bien lo has dicho, es su vida — dijo sin voltear a verlo.

— ¡Su vida y una mierda! — Gritó Gabriel colérico — Tú no eres nadie en su vida ni en
la vida de mi pequeña — Alexander se giró a mitad del corredor sus ojos gritaban peligro
el mar estaba revuelto y el volcán a punto de hacer erupción.

— ¿Tu pequeña? — Su voz a pesar de la furia que podía notarse en la entonación fue baja
— No me hagas reír Gabriel... Qué cómodo ¿no? tu Pequeña, se te llena la boca diciendo
esas estúpidas palabras.

— Por favor Gabriel vámonos — dijo Fernando del cual no me había percatado de su
presencia hasta ese momento tomándolo del brazo.

Gab se soltó del amarre de Fernando — Tú no te metas Fernando, por tu culpa él piensa
llevárselas.

— ¡Mi culpa! — Alexander rió — es más fácil culpar a los demás de las malas
decisiones que tomas ¿no Gabriel?, te hace las cargas más llevaderas, como fue culpa de
una pobre chiquilla que te acostaras con ella, fue culpa de tu padre que la dejaras sola y
embarazada — retrocedí mientras veía la cara de mi amigo palidecer — Fue culpa de tu
familia que huyeras — Alexander empezó a acercarse a él — Fue culpa de otra chiquilla
que se te haya arrebatado lo que creías tuyo — dejé de respirar — y es mi maldita culpa
que yo quiera separarte de ella, ¡cuando el único maldito culpable de todo has sido tú! —
gritó señalándolo con su dedo índice.

— ¡Tú no sabes nada... Nada!

— No, pero si me sé una historia ¿Quieres que te la cuente?

— No eres quien para infiltrarte en mi vida…

— Ni tu para inmiscuirte en la mía Gabriel, quizás yo no sé nada pero es fácil deducirlo, tu


padre se dio cuenta de tus inclinaciones — subió las manos haciendo teatro — que su
único hijo estudiara estética... No, No podíamos hacerle eso al gran Andrés, entonces fue
fácil para ti buscar a una chiquilla idiota que creyera en ti, una chiquilla con la moral tan
baja y tan necesitada de amor que con un par de palabras lindas te entregó su corazón, fue
tan fácil que…

— Cállate.

— ¡No! — Alexander gimió embravecido — Fue fácil para ti invitarla a un asqueroso


motel y arrebatarle su virtud para luego darte cuenta que preferías ser ¡tú al que
embistieran! — acuso.

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Contrato
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Gabriel se inclinó a darle un golpe a Alexander pero él lo esquivó fácilmente.

— Conociste a Fernando y él te hizo decidir, hablaste con la pobre chiquilla y le dijiste que
no eras más que un maricon sin remedio y entonces ella desapareció, hasta que Fernando
aparentemente de buena fe la encontró y le dio cobijo — Gab intentó golpearlo
nuevamente, fue un certero golpe de Alexander en su estómago el que lo hizo retroceder
agarrándose la parte golpeada — ¿Te cuento como terminó la historia pedazo de imbécil?
fuiste tan cobarde que preferiste mantenerte en silencio y dejar que una pobre chiquilla
fuese como un cordero al matadero por algo que debías resolver tú.

— No sabes nada…

— El que no sabe nada eres tú… Escúchame bien, Katheryne y yo nos iremos al finalizar
el mes a Italia y si quieres ir a los tribunales tengo una plaza de abogados dispuesta a
acabarte.

— Esa niña es mi hija y tu no me la vas a apartar de mi lado — la forma en como salieron


las palabras me hizo quedarme de piedra y entonces entendí todo… La repulsión de Maye,
su afán porque saliéramos de la casa de Fernando, la reacción cuando conoció a Gabriel, la
noche que los encontré discutiendo y la desesperación de mi amiga de dejar a su bebé a mi
cargo.

— Eso no es cierto — dije mirando a los tres hombres frente a mí — Dime que no es
cierto Fernando — vi a Fer bajar la cabeza — Gabriel — Mi amigo me miró con ojos
tristes.

— Anda, se hombre por primera vez en tu patética existencia y dile la verdad —


Alexander lo miró con desprecio — Anda ¡díselo! — Ordenó.

Miré a mi amigo negando con la cabeza — Lo siento... De verdad lo siento…

— No — dije fuerte.

— Yo soy el padre de Anto…

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Contrato
Aryam Shields M.

Capítulo 24
El perdón y el olvido son la armadura que te protegen de las bajezas del destino

Anonimo

— Repite lo que acabas de decir — dije con voz temblorosa mientras bajaba los últimos
escalones de la escalera.

— Anto es mi hija — Dijo Gabriel mirándome, sus ojos se veían abatidos, miré a
Fernando de soslayo que tenía la cabeza gacha y movía su pie de un lado a otro. — Yo lo
siento Katheryne... yo-

— ¿Lo sientes? — dije entre dientes, sin poder evitar una sonrisa sardónica de mi parte
— ¡Lo sientes! — me paré frente a él — ¡Qué demonios es lo que sientes! — Grité —
¿haber engañado a Maye?, ¿haber jugado con ella?, ¿embarazarla?, ¿!hacerla sufrir!? —
Sentía las lágrimas caer por mis mejillas.

— Katheryne yo...-

— !TÚ!, tú eres un maldito hijo de puta! ¡engañaste a Mayerly!

— No es así... — Gabriel alzó su voz un par de octavas — No puedes hablar de lo que no


sabes... ¡De lo que no entiendes! — expresó con desesperación.

— Tú solo tienes que tratar de entender cómo-Intersedio Fernando.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Qué es lo que debo entender Fernando? — me giré mirando los ojos azules de
Fernando — ¿qué me engañaste?, ¿qué ambos jugaron conmigo?¿O que mi mejor amiga
está muerta por la culpa de este…? — no encontraba calificativos que quedara a la altura
de lo que en estos momentos me hacía sentir Gabriel.

— Yo traté de hablar con ella, yo intenté — Gab caminó hacia mí y yo retrocedí dos
pasos.

— Intentaste... — dije sarcástica — ¿Que intentaste Gabriel? ¡Ahora entiendo el afán de


Maye siempre me decía que debíamos irnos de tu casa Fernando!.

— Yo solo quise hacer lo mejor para todos — señaló mi amigo — Que Maye y tú
tuviesen un hogar para cuando la pequeña llegara, además Gabriel merecía conocer a su
hija.

— ¿Y Antonella?, ¿Qué merece Antonella, Fernando?, que fácil para ustedes esconderse
en las sombras, Maye dio su vida por su hija y yo he dado todo por ella — Alexander me
observaba desde su puesto, parecía no haberse movido ni un milímetro.

— ¡Yo me he sacrificado más que tú! — Gritó Gabriel — he tenido que estar en su vida
como un extraño cuando soy su padre ¡Maldita sea!

— No eres Nadie… — Dije con repulsión — Solo una muestra de esperma… Nada más,
escúchame bien Gabriel, Anto es mi hija, ¿me entiendes? ¡Mía!, he sido yo la que ha estado
allí en cada recaída, en cada noche de hospital.

Gabriel rio interrumpiéndome cruel y sardónico — ¿Tú Katheryne? — negó con la


cabeza burlándose — ¡Tú! — me señaló — te recuerdo que hace unos meses la niña
estaba con nosotros mientras tú estabas aquí con este tipo. O tengo que recordarte que la
noche que casi muere tú estabas feliz siendo Kathlyn la misteriosa novia de Alexander
McConner — Señaló a Alexander — ¿Cuál ha sido tu puto sacrificio?, ¡ese que tanto
pregonas!

— Cállate — dije entre dientes.

— Te duele la verdad ¿no Katheryne?, dices que te sacrificaste por Anto ¡cuando eres feliz
siendo la puta de este maldito hombre!

Mi mano fue más rápida que mi cerebro y antes de emitir palabra alguna se había
impactado fuertemente en la mejilla del que hasta hace unos minutos atrás consideraba mi
mejor amigo.

— No eres quien para juzgarme — pronuncié con indignación.

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Contrato
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— ¡Y tú sí! — Gritó él exasperado de vuelta, — ¡Tú sí puedes juzgarme a mí!, ¿Con qué
derecho? Lo que hagas con tu vida me importa muy poco, lo realmente importante aquí es
que esa niña, es mi hija y que no voy a permitir que este hombre se la lleve lejos.

— Fuera de mi casa — dijo Alexander fuerte pero sin gritar. — Y ya te dije Gabriel,
tengo una plaza de abogados que puede destruirte en cualquier momento — Su furia era
palpable, la vena en su frente se dilataba y su respiración era rápida y errática, él se había
mantenido callado hasta el momento, en ese momento dos hombres de seguridad entraron a
la casa.

— También puedo pelear Alexander — Dijo Gabriel — tengo argumentos y esa niña lleva
mi sangre…

— No tientes al diablo Gabriel, puedes salir quemado y muy… Muy mal parado.

— No te tengo miedo hijo de puta, podrás tener mucho dinero y poder pero no sabes amar
y eso cualquiera puede verlo.

— ¡Fuera ahora!

— La verdad duele, ¿no McConner? — Gabriel se rio de él. — No eres más que un pobre
niño rico.

Alexander caminó hasta él agarrándolo de las solapas de su chaqueta — Un niño rico que
va hacerte polvo si quieres llegar a los tribunales — lo soltó bruscamente.

— Esto es una Guerra — Gabriel lo miró y luego a mí. — Yo no quería esto Katheryne,
pero tú no vas a separarme de mi hija… — me hablo fuerte — Y a ti cabrón, nos vemos en
la corte.

— Y yo soy un muy buen jugador, fuera de mi casa, de mi vista y mantente alejado de


Katheryne y Antonella… Si sabes lo que te conviene — miró a los chicos de seguridad —
¡llévenselo! — rugió antes de dar medio vuelta y encerrarse de un sonoro portazo en el
estudio.

— Suéltenme, conozco la salida — dijo Gabriel zafándose de los dos guardaespaldas, y


caminando hacia la salida.

— Pequeña — Fernando me llamó y yo giré mi rostro dejando caer mis lágrimas. —


Kathe-

— Vete Fernando…

— Nosotros, déjanos explicarte…

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— Llévenselo — dije a los dos chicos que lo esperaban — No quiero escucharle, no
quiero verle-

Fernando suspiró fuertemente — Katheryne por Dios….

— ¡Vete! — Mi voz aunque fuerte salió rota — ¡Por el amor de Dios vete y no vuelvas!
— Grité con ira mientras sentía que mi corazón se estaba cayendo a pedacitos, nuevamente
estaba sola…

— Esto no debió ser así — susurró Fernando. — Tranquilo chicos ya me voy…

Me dejé caer en el escalón más pequeño de la escalera agarrando mis rodillas y dejando que
mi dolor fluyera, me sentía herida, traicionada, engañada y la lista seguía y seguía, recordé
muchas cosas.

Maye pidiéndome que nos fuésemos de esa casa… Ella estaba muy débil y mi trabajo no
era muy bueno. No me gustaba mucho ser arrimada, lo hacía por ella y por nuestro bebé. Yo
debí ver las señales, su odio visceral hacia Gabriel, su reacción cuando lo conoció luego
que Fernando lo perdió todo y tuvimos que ir a vivir con Gab, todo estaba claro y yo había
sido una ciega, sentí un par de brazos rodearme fuertemente, enterré mi cabeza en su pecho
mientras gritaba y gemía de frustración, pena y dolor… Dolor porque no solo Gabriel y
Fernando me habían traicionado, Maye me había engañado, mentido y ocultado muchas
cosas. A parte el día que más temía había llegado, el padre de Anto había aparecido
amenazando con robarme a mi niña hermosa.

V se dedicó a acariciar mi cabello, ella no era muy buena con las palabras y a la final yo no
necesitaba palabras en estos momentos, no supe cuánto tiempo estuve allí pero respiré
fuertemente no dejándome vencer una vez más, había dicho muchas cosas hoy y solo una
de ellas era cierta; Anto era mi hija, y las leonas peleamos por nuestros hijos con uñas y
dientes.

Suspiré sacando fuerzas de donde no tenía, dejando que la ira recorriera mi cuerpo yo no
era débil, yo iba a proteger a mi hija a como diera lugar y nadie la iba a separar de mí.

Despegué mi cabeza del pecho de V y limpié mis lágrimas con mis manos — Basta de
llanto — dije para mí misma mientras me levantaba de la escalera…

V me miró y colocó un mechón de mi cabello detrás de mí oreja — ¿Qué harás? — me


preguntó cuándo estuve de pie frente a ella.

— Ve a la habitación de Anto, toma a mi niña y llévala a tu departamento.

— ¿Estás segura? — preguntó V indecisa.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Tan segura como que me quemaré en el infierno y que Gabriel no me quitara a mi
niña… — limpié otra lágrima que había rodado por mi mejilla — Necesito saber si puedo
contar contigo…

— La pregunta me ofende — dijo V con el ceño fruncido — ¿Qué quieres que haga?.

— Necesito que lleves a Antonella a tu departamento y no permitas que nadie se la lleve de


allí — sentencié.

— ¿Y tú dónde irás?

— Yo… debo ir a un lugar.

— Katheryne no estás pensando con claridad. ¿No crees que es mejor que hables con
Alexander? Él dijo que podía ayudarte, Yo creo que tú y yo no podem…-

— Bien, es bueno saber que ni contigo puedo contar.

— Oye bájale a tu sarcasmo, estas actuando como una niña — bufó molesta — voy por la
nena y la llevaré a mi departamento.

— Bien yo tengo que hacer unas cosas, nos vemos en tu departamento esta noche, por
favor, está haciendo frio pídele a Janeth la mantita de lana de Antonella, dile que tú y yo
vamos de paseo y ella puede tomarse el resto del día.

— Solo voy a decirte algo porque te quiero… Alexander va a molestarse.

— Alexander puede irse a la mierda — le dije fuertemente.

— Eso dices ahora porque la rabia nubla tus sentidos te lo digo como consejo piensa bien
lo que sea que vayas a hacer, huir como una cobarde, no solucionara nada.

— Gracias por el consejo que no necesito ahora, si en verdad quieres ayudarme ve por
Antonella quédate con ella hasta que yo vaya a buscarla.

— Estas insoportable... — dijo V antes de subir los escalones e ir a buscar a mi pequeña.

Suspiré fuertemente peinando mis cabellos hacia atrás mientras caminaba en dirección al
estudio, tal como lo había escuchado la puerta estaba cerrada y con seguro.

— ¡Alexander! — llamé tocando la puerta, él debía explicarme muchas cosas.

— Ahora no Katheryne, déjame solo — gruñó.

— Tenemos que hablar — Golpeé la puerta aún más.

— ¡He dicho que me dejes solo! — rugió embravecido — ¡Vete!

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Contrato
Aryam Shields M.
Quería estar solo… Genial le daría lo que quería. Cuando volví al recibidor V bajaba las
escaleras con mi bebé traía su bolsa y mi cartera.

— Vamos — le dije quitándole a mi pequeña de los brazos.

— Ey, aguanta tu camión — Dijo V agarrándome del brazo — quiero saber ¿dónde
demonios vas a ir?

— Necesito respuestas V… E iré a buscarlas.

— Respuestas ¿Dónde? ¿Hablaste con el Sr todopoderoso?

— Está encerrado, no preguntes más V, siento como si me ahogara, quiero irme de aquí,
vamos por favor — dije mirando a mi amiga a los ojos, ella me dio un fuerte abrazo antes
de cubrir a Anto con su mantita de lana y salir de la mansión.

Peter estaba limpiando el lexus cuando nos vio salir, dejó la esponja en un balde y se secó
las manos antes de acercarse, sabía que él no me dejaría ir sola, Alexander no era tonto, era
de pocos empleados pero los que tenía eran más fieles que un perro guardián.

— ¿Dónde las llevo señoritas? — Peter me sonrió pero no pude devolverle la sonrisa.

— Vamos a Casa de V, Peter puedes quedarte — le dije con una tranquilidad que no
sentía, necesitaba que me dejara ir sola.

— Lo siento señorita el señor fue muy claro cuando dijo que usted no debía salir sin mí, así
que le agradezco me deje llevarlas.

Suspiré — Con la condición que una vez me dejes allí te devuelvas a casa, luego yo te
llamaré para que me vayas a buscar — dije resignada.

Me sorprendía mi forma de actuar aún estaba dolida y muy herida pero me mostraba fuerte
como si nada hubiese pasado como si mis mejores amigos no me hubiesen traicionado.

Mientras Peter conducía en dirección al departamento de V atrajé a Anto a mi pecho


mientras le daba besos en su cabeza… Nadie me separaría de mi hija, quizás yo no la había
parido, pero había sido yo la que había estado con ella, la que había abandonado mis sueños
y metas, cuando la cargué la primera vez, había sido yo la que la había salvado, la que había
luchado con la muerte por ella… No, Gabriel no me quitaría mi nena, si tenía que huir lo
iba a hacer…

Anhelé cerrar los ojos y despertar en el justo momento en que Janeth me dijera que
Alexander había llegado, deseaba con toda mi alma que esto solo fuese un mal sueño, pero
cuando Peter detuvo el auto supe que este era un golpe más, esta era mi realidad.

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Contrato
Aryam Shields M.
Bajé con Anto en brazos, a pesar de ser temprano aun helaba un poco así que ajusté la
mantita al cuerpo de mi pequeña y esperé que Peter arrancara el coche para pasársela a V.

— Cuídala… Por favor — dije dándosela a mi amiga.

— Sabes que lo haré, pero me preocupas tú — Tomó a mi bebé de mis brazos — ¿iras a
hablar con Gabriel?

— Gabriel y yo ya hablamos lo suficiente, no me importa nada de lo que tenga que


decirme, pero debo ir a un lugar.

— ¿Y si tu bestia llama?, ¿O viene por ti?

— V, dile la verdad, yo necesito pensar, necesito… — peiné mis cabellos y deje un beso
en la cabeza de Anto antes de empezar a caminar, eso siempre me ayudaba y me hacía
sentirme entera.

Cuando llegué a la sexta avenida tomé un taxi que me llevara justo donde quería llegar… El
Cementerio Woodlawn.

Caminé entre los árboles que adornaban el lugar entre lapidas y lapidas hasta encontrar la
que yo buscaba.

Mayerly A. Cortez.
Amiga y Madre

Marzo 19 de 1991-Febrero 12 de 2009

Fue solo llegar allí para que toda mi fuerza se fuese al suelo, me dejé caer en el césped
mientras gruesas lágrimas corrían por mi rostro.

— ¿Por qué no me lo dijiste? — dije golpeando levemente la lápida — ¿Por qué me


engañaste? ¡Yo confiaba en ti! Si me lo hubieses dicho yo hubiese entendido Maye ¡porqué
lo hiciste! — grité volviendo a llorar… La entereza nunca me duraba mucho y esta no sería
la primera vez… — Maye… Maye, necesito tantas respuestas, estoy tan herida, me siento
traicionada, confundida ¿por qué nunca confiaste en mí?

Muchos recuerdos llegaron a mi mente, en especial el día del nacimiento de Anto…

— Nunca me entiendes ¡Nunca! — fue el grito de mi amiga que me hizo correr hasta
donde ella estaba.

364
Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Sucede algo? — Miré a la pareja de Fernando y a mi amiga discutir… — ¿te sientes
bien?

— ¡No soporto vivir aquí! — gritó dejando que un par de lágrimas surcaran su rostro,
Miré a Gab y a mi amiga ambos se veían frustrados — Quiero ir a la habitación — dijo
Maye con voz cansina, dejé las bolsas que traía junto con Fernando en la mesa de la
cocina y ayudé a mi amiga a llegar a la habitación que compartíamos.

Cuando ella estuvo recostada sobre la cama saqué la bolsa de M&M que ella tanto amaba
— Mira lo que tengo para ti — dije sonriendo.

— No quiero que molestes, desearía sentirme mejor para podernos ir de esta casa.

— No entiendo tu insistencia en querer irte, Fernando y Gabriel se han portado muy bien
con nosotras, aunque te lleves mal con él… ¿Lo conoces? — pregunté abriendo la bolsa
de chocolates y dejando unos cuantos en mi mano antes de pasársela a Maye — ¿Maye?

— No — dijo después de mucho tiempo. — Solo no me gusta vivir de arrimada y lo


sabes.

— A mí tampoco, pero confió en Fernando — dije comiéndome uno de los chocolates —


Además ahora mismo solo importa nuestra pequeñita.

— Prométeme que apenas nazca nos iremos de aquí — Maye me agarró las manos —
Prométeme Katheryne que si algo llega a sucederme te alejarás de Fernando y Gabriel —
mi amiga empezó a sobresaltarse.

— Maye…

— ¡Prométemelo! — Gritó ahogándose, corrí a la mesita de noche pasándole su


inhalador.

— Está bien tan pronto la bebé nazca buscaremos un trabajo y un lugar donde irnos, —
traté de tranquilizarla — deja de decir que algo te va pasar, cuando no va pasarte nada
— le quité el inhalador y lo guardé en la gaveta, estaba menos pesado por lo que supuse se
estaba agotando, tendría que decirle a Fernando que me prestara para comprar el otro
mientras me pagaban en la pizzería en donde trabajaba, la habitación se sumió en silencio
mientras mi amiga trataba de tranquilizarse. — Dime la verdad Maye¿qué sucede?

— Solo… No soporto a los hombres…

— No todos son como el hijo de puta que fue tu novio, o tu padre o el mío… Dios
deberíamos volvernos lesbianas — Bromeé pero ella no rio conmigo.

365
Contrato
Aryam Shields M.
Maye cerró los ojos y suspiró — Kath — me llamó — Prométeme que pase lo que pase no
entregarás tu corazón al primer hombre que te diga palabras bonitas.

— Por supuesto que no — comí otra bolita de chocolate. — Aunque sí quiero saber qué
fue lo que te hizo ese remedo de hombre — dije acariciando su mejilla… — Nunca me has
contado.

— No… No quiero recordar, estoy cansada Katheryne — dijo antes de acomodarse para
dormir.

— Esa fue nuestra última conversación, te di una oportunidad ¿por qué no fuiste sincera
conmigo Maye? — me había recostado sobre la lápida acariciando la fría piedra como si
mi amiga estuviese allí a mi lado como cuando nos acostábamos una al lado de la otra,
estaba frustrada pero no podía culpar a Maye — No cumplí muchas de las promesas que te
hice, me quedé con Gabriel y Fernando luego de tu muerte y entregué mi corazón a un
demonio — Sonreí sardónicamente — ya veo porque ocultaste cosas, — negué con la
cabeza — te juro Maye que nada ni nadie me separará de Antonella, si Gabriel va pelear yo
también pelearé… — me limpié las lágrimas dispuesta a no llorar más — Descansa en paz
Maye A. Tunner, tu hija estará bien a mi lado, yo trataré de ser la madre que tu hubieses
podido ser y solo sobre mi jodido cadáver Gabriel me quitará a mi pequeña.

Me levanté de la grama y limpié mis jeans, ya no importaba mi dolor, lo realmente


importante era proteger a mi bebé de todo lo que nos rodeaba.

El cuerpo me pesaba espantosamente tenía la cabeza embotada, los sentidos a flor de piel y
la mente con mil sentimientos encontrados.

Gabriel y Fernando me habían engañado pero Alexander... Alexander se había metido con
lo más importante en mi vida...

Llegué hasta mi calle en medio de una densa neblina y mi mirada se perdió cuando vi el
auto negro que tenía días sin ver, un señor alto de contextura gruesa salió del coche

366
Contrato
Aryam Shields M.
abriendo el capo y mirando la parte interna de su auto con sumo interés, negué con la
cabeza antes de entrar al edificio aun no eran las seis, suspiré fuertemente antes de subir las
escaleras y llegar hasta mi departamento, en un par de horas bajaría por Anto, la necesitaba
cerca, pero primero quería darme una ducha y tratar de buscar un porque valido, busqué
entre mi cartera la llave para abrir mi departamento, tan pronto entre noté un ambiente
extraño, era como si alguien hubiese estado allí, pero todo estaba tal cual como lo
recordaba.

Moví mi cabeza negando antes de percatarme del papel doblado en el suelo.

La bebé puede quedarse conmigo esta noche, llama a Alexander esta como un toro furioso y
va a tomarla contra Peter, le dije que no sabía dónde estabas, pero espero llegues bien,
envíame un texto para saber que estas en casa... V

Saqué mi celular de la cartera y miré las veintisiete llamadas pérdidas de Alexander más
unos cuantos textos... Suspiré fuertemente antes de textear rápidamente.

Gracias, estoy en casa no sé si me siento bien o mal... la vida es una completa mierda V. No
podemos confiar en nadie, quédate con mi peque unas horas más...

Tiré el celular al otro sofá y caminé hasta mi habitación... Nuevamente la sensación de que
alguien había estado allí.

Ahora aparte desconfiada. Paranoica...

Me desnudé completamente ingresando al baño para darme una ducha rápida,


afortunadamente el departamento estaba pago hasta fin de mes, dejé mi frente recostada en
los adoquines del baño mientras dejaba que el agua caliente me diese algo de confort.
Estaba triste, desorientada y en un estado que ni yo misma podía darle un nombre… Como
cuando el cielo se carga con una gran tormenta pero no llueve… Sí así me sentía, el dolor
en el pecho era profundo e innegable pero la única persona que podía darme explicaciones
ya no estaba ahí.

Cerré la llave del agua y anudé una de mis viejas y raídas toallas a mi cintura camine a la
habitación y me coloqué uno de mis viejos camisones y unos short sin bragas, amarré mi
cabello en una coleta alta y salí a buscar un vaso con agua, no tenía hambre, la verdad había
perdido todo el apetito desde medio día, solo quería dormir y quitar de mi la pesadez que
me embargaba.

— ¿Escondiéndote Katheryne? — dijo esa voz aterciopelada… me giré automáticamente


para enfocar mi mirada en dirección de aquella voz, estaba sentado en el sofá, tenía un traje
azul eléctrico sin corbata y su mirada era completamente indescifrable para mí, había miedo
y angustia aunque su cuerpo se vía completamente rígido.

367
Contrato
Aryam Shields M.
— Se me hacía raro que no estuvieses aquí cuando llegué — caminé hasta la cocina
buscando un vaso en la repisa y abriendo la llave del fregadero.

— Te vi entrar, pero tuve la ridícula idea que solo iras por Anto — Se levantó del sofá y
caminó hacia mí.

— Vete Alexander no quiero hablar contigo — le dije sin emoción en mi voz.

— ¿Y se supone que yo debo irme? ¿por qué no quieres verme… — Sus manos se
colocaron en el granito de la isleta frente a mí. ¿En qué momento se había acercado?

— Me mentiste, me engañaste… — dije entre dientes — ¡Se acabó! — Coloqué el vaso


en la isleta de la cocina — conmigo puedes hacer lo que quieras pero no con Anto.

— Puedo entender tu enojo, pero creo que le hablas a la persona equivocada — comentó
entre dientes.

— No. Sé perfectamente bien a quien le estoy hablando Alexander y te estoy hablando a ti.

— Pues yo no fui quien te engañó y te tomó por estúpida Katheryne — expuso


fuertemente — Dejemos las payasadas ve por la niña, ponte algo decente y salgamos de
aquí.

— Puedes irte cuando quieras...

— ¡No colmes mi paciencia maldita sea! — Gritó — Ve por la niña y salgamos por una
jodida vez de este lugar

— ¡No! — hablé fuerte. — No me iré, Me cansé de ser la estúpida que pelea por todos
¿y que recibo a cambio Alexander? ¿Tú placer?, que la conciencia de Gabriel este bien
porque tiene a Anto cerca, o peor que Fernando me haya visto la cara de idiota ¡Además
que mi mejor amiga me haya ocultado algo tan importante como quien era el padre de su
hija!, ¿Por qué?, ¿Por qué todos me rompen el corazón?, ¿por qué amo y me traicionan?,
amaba a mis padres y ellos no supieron serlo, amaba a Maye y me defraudó!, amaba a
Gabriel y Fernando y me engañaron — Sorbí mis lágrimas y las limpié de un manotazo —
¡Te amo a ti y me destruyes! — ¿Por qué te tuve que entregar mi corazón? ¿Por qué me
duele que tú lo hayas sabido y hayas callado? ¿por qué lo investigaste? !Ya no más! —
golpeé su pecho fuertemente — ¿sabes cómo demonios me estoy sintiendo en este
momento? — limpié una lágrima que se había derramado en mis mejilla. — Me siento
como una basurita que va vagando por el mundo esperando que alguien la acepte ¡y me
cansé!… Yo quiero gritar, quiero que me dejen tranquila a mí y a mi hija-

— ¿Y qué Gabriel se quede con la niña? — dijo el sin dejar de mirarme.

— Primero muerta — inquirí entre dientes — Antes tomo a mi hija y desaparezco.

368
Contrato
Aryam Shields M.
— Ohh por Dios podrás ser más estúpida…

— ¡Quiero que te vayas! — grité — ¡de una vez y para siempre!, te lo pedí Alexander, te
supliqué que no buscaras al padre de Anto ¡y lo hiciste!

— ¿Y qué pretendías Katheryne? que mañana cuando la niña estuviese más grande llegara
un imbécil a separarla de nuestro lado, parece que no me conocieras, aun con los meses que
llevamos en este maldito contrato… Siempre voy un paso más delante de mis enemigos,

— ¿Y por esa razón Dominique se pasea por tu casa cada vez que le viene en gana?

— Dominique no es mi enemiga, es mi igual y por eso las cosas con ella son a otro precio,
— Explicó — si tu pensabas que me iba a quedar con los brazos cruzados estás muy
equivocada, y que es esa estupidez de irte lejos… ¿Huir Katheryne?, pensé que eras mucho
más inteligente y no como todas las chicas tontas y sin gracia que están en este país, eres
una chiquilla imbécil y berrinchuda.

— Si para proteger a mi hija tengo que hacerlo lo haré, huiré lejos de todo y todos, por
Anto hago lo que sea Alexander, no soy yo la cobarde que por miedo no se arriesga.

— Entonces yo si soy un cobarde… ¿Eso intentas decirme?

— Piensa lo que quieras… Pero vete de mi casa.

— Bien, me iré, si tu estas harta yo también lo estoy, me llamas cobarde pero no te das
cuenta que la única que se está comportando como una chiquilla cobarde estas siendo tú,
¿de verdad crees que un juez va darte la custodia de la niña? Con esa actitud infantil…

— Anto es legalmente mi hija, Maye…

— Una prueba de ADN puede hacer que ese documento que Maye firmó sea nulo, joder
Katheryne que no vez las cosas, compórtate como la mujer adulta que crees que eres, me
firmaste los documentos necesarios para ser el tutor legal de Anto, su representante ante la
Ley, mentimos y dijimos que la niña era mi hija.

Claro que recordaba.

— Estás dándome a entender que si quieres puedes quitarme a mi hija…

— No me interesa quitarte a tu hija, joder !solo quiero protegerla! pero estoy cansado, no
necesito una niña estúpida para que me sirva en la cama, cuando puedo buscar una nueva
sumisa en cualquier lugar donde me encuentre, yo no ruego Katheryne, las mujeres están
conmigo porque quieren, no porque yo las necesite.

Sus palabras fueron como una gran bola de hierro golpeando a mí ya muy estropeado
corazón.

369
Contrato
Aryam Shields M.
— Me iré y te olvidaras de mí, porque yo también lo hare, te lo dije una vez Katheryne,
puedo cerrar los ojos y hacer como si jamás hubieses existido en mi vida, puedo con un
solo segundo volverte algo sin sabor y arrancarte de mis memorias y tú me estas pidiendo
eso, así que te lo concedo, en dos semanas yo me iré a Milán y olvidaré completamente esta
maldita ciudad mientras que Gabriel te hace picadillo en un tribunal — se acercó hasta mí.

Sentía un nudo de impotencia en el estómago, pero respiré profundamente — Anto es mi


hija.

— ¿Y cómo se supone que la mantendrás?… ¿Cómo una puta? — esas cuatro letras me
hicieron reaccionar, él era mi amor y yo ¿que era?... Una puta… Solo eso, me abalancé
contra el golpeándolo con toda mi fuerza en el pecho dejando que mi frustración saliera, él
soportaba mis golpes uno a uno (Quedaría mejor: “cada uno de mis golpes”). Sabía que
aunque estaba utilizando mi mayor fuerza mas sin embargo no le hacía nada, su pecho era
duro como una piedra, sus brazos me apretaron fuertemente justo cuando un grito
desgarrador abandonaba mi pecho y me dejaba abrazar por él.

— …Sentirás más dolor, sufrirás más. Necesitabas esto pequeña, necesitabas que te
rompieran el corazón para que seas fuerte, en la vida no se puede confiar Katheryne, esa es
tu debilidad, confías demasiado que yo cambie, que Maye era más que tu amiga, que
Fernando y Gabriel eran dos hermanos más… No te digo que no confíes solo que seas más
precavida principessa… — acarició mi cabello. — Shtss llora, desahógate, yo estoy aquí,
contigo y nadie va a separarte de tu nena, eres su madre Katheryne te has ganado ese título
a pulso — Quando sei con la mia principessa io proteggere il mio stipendio a proteggere il
vostro amore che ... tua figlia, ha fornito è nelle mie mani Mi prenderò cura di bambina, mi
proteggerà te e tua figlia, come ho fatto con Hot y il mio ragazza 85 — susurraba hablaba en
italiano, demasiado rápido como para poder si quiera llegar a entenderle — Supe de
Gabriel cuando te investigue a ti, había algo que no me gustaba, su posesividad con Anto,
— no supe cómo pero ahora estaba sentada en la isleta de la cocina, las lágrimas seguían
bajando por mis pómulos mientras sus brazos me aferraban al pecho de él… ¿Alexander
estaba dándome explicaciones?

— Yo no quiero robarme a tu hija Katheryne, soy su padre legalmente solo por los trámites
de documentación, en el estudio uno de mis abogados redactó un documento notarial que
dice que si tú y yo no seguimos juntos perderé todo el derecho que me da ser el tutor legal
de Antonella — me separó de su pecho. — Shtss, no más llanto Katheryne demuestra que
eres una mujer fuerte.

85 Mientras estés junto a mi princesa yo te protegeré es mi retribución a tu


amor, protección a ti… A tu hija, siempre que esté en mis manos yo te cuidare
pequeña niña, yo te protegeré a ti y a tu hija como no lo hice con y mi niña

370
Contrato
Aryam Shields M.
— Gabriel…. — dije con voz entrecortada.

— Gabriel no te quitará a tu hija — señaló duramente. — Tienes la planta de abogados de


McConner Corp. a tu disposición y él solo tiene a Fernando, si es inteligente como él cree
que es sabrá llegar a un acuerdo.

— ¿Por qué me investigaste? — pregunté con voz lastimera.

— Lo hago con todas mis sumisas, tú estabas limpia Katheryne pero aquella vez que me
contaste del novio de tu amiga surgieron en mí dudas y no me gusta caminar a ciegas dolce,
me gusta el control, por algo siempre busco que todo esté a mi alcance.

Recosté mi cabeza a su pecho sintiendo el latir de su corazón mientras sus manos


acariciaban mi espalda… ¿A quién quería engañar?, no quería que él se fuera, sus brazos
me hacían sentir segura y protegida, sabía que debajo de ellos nada me pasaría ni a mí, ni a
Anto.

Me sentía física y mentalmente agotada, sentí como Alexander me levantó en sus brazos y
caminaba conmigo hasta llevarme a la cama, me acomodé en posición fetal, sentía las
lágrimas salir de mis ojos y rodar por mis mejillas una y otra vez, la vida me golpeaba y yo
me sentía sin fuerzas para seguir.

Alexander tenía razón, había descargado mi ira con él, la diferencia era que esta vez él no
había hecho nada para herirme... Cerré los ojos tratando de descansar, Alexander acarició
mi cabeza una vez más antes de levantarse de la cama.

— Quédate — me giré susurrando — por favor — mis manos se agarraron de su camisa


blanca. — Por favor…

— Shtss — dijo acostándose a mi lado, me moví hasta que mi cabeza quedo justo sobre su
pecho, sus fuertes brazos apresaron mi cintura mientras los míos hacían lo mismo
apretándome a él... Lo necesitaba hoy más que nunca lo necesitaba junto a mí.

Alexander acarició mi cabeza y poco a poco mis ojos fueron cediendo dejándome en una
duermevela intranquila.

— !Basta!... !no!, es mi hija... Anto no...

— Despierta — Alexander acarició mi mejilla con las yemas de sus dedos — fue una
pesadilla — dijo suavemente, mis ojos se conectaron con los suyos.

— ¿Dónde está Antonella? Gabriel…-

371
Contrato
Aryam Shields M.
— Shtss — su dedo se escurrió callando mis labios... — Nella esta con V, ya te dije que
nadie va a separarte de tu hija — sentí la necesidad de sentirlo más cerca de mí así que me
incliné hasta rozar sus labios sintiendo como sus dedos se deslizaban hasta mi nuca, su beso
aunque suave fue demandante y lujurioso me subí sobre él buscando más… Lo necesitaba,
mi cuerpo lo pedía a gritos.

Mi Sub se colocaba su lencería más fina mientras retocaba sus labios rojos.

Mis manos buscaron los botones de su camisa abriéndolos desesperadamente mientras el


beso cobraba velocidad y ferocidad.

— Detente — dijo Alexander con voz entrecortada — No estás bien — tomó mis manos
alejándolas de su cuerpo — No vas a poder darme lo que yo necesito Katheryne, y yo no
soy tan bastardo como para exigirte algo que psicológicamente no puedes darme... — Bajó
mis manos y luego acarició mi rostro quitando la lágrima que había derramado... — Ven
aquí dolcezza — me apretó a su pecho — Llora. Llora hoy Katheryne, porque mañana
quiero que saques a la mujer por la cual estoy en esta cama y seas tan altanera como
siempre has sido, quiero que seas la mujer que me lanzó un vibrador a los pocos días de
conocerme, quiero que retomes la entereza, que seas como el ave fénix destrúyete y luego
vuelve mejor que nada y nadie.

— Por favor — susurré en su pecho — Yo te necesito... Yo-

— Shtss — alzó mi rostro con uno de sus largos dedos.

— Alexander — me incliné nuevamente para besarlo, jalando en el proceso su cabello y


dejando que mi lengua invadiera su boca, nunca lo había hecho, él nunca me dejaba
hacerlo, por alguna razón que no conocía él estaba haciéndolo hoy...

Mis manos bajaron hasta quedar en sus hombros mientras rozaba su erección con mi pelvis
— Yo… — me separé de sus labios — yo necesito olvidar, necesito sentirme — lo besé
— segura…tus brazos me protegen… — besé su mejilla — tu boca me hace olvidar —
dos lágrimas descendieron por mis mejillas — sé que no tengo… No tengo derecho de
pedirte nada, soy tu — lo besé — soy tu esclava pero por favor Alexander… — me estaba
ahogando con mi propio llanto, ¡ya no quería llorar más! — por favor hazme… — no me
tocó decir nada más, en una fracción de segundo estaba bajo su cuerpo mientras su boca
devoraba mis labios de la misma manera violenta de siempre.

— Shtss, será a mi manera Katheryne, soy tu señor, y todo se hará tal cual como yo diga y
quiero.

— Solo por favor…- — me besó.

— Shtss, silencio, solo quiero oír tus gemidos Katheryne, si vas a suplicar que sea por más
— su boca se lanzó a la mía nuevamente mientras sus manos se colaban por mi camisa, la
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Contrato
Aryam Shields M.
alzó hasta sacármela por completo, sus piernas a lado y lado de mi pelvis, su erección
presionada contra mi vagina…

Mi sub jadeando victoriosamente por haber logrado su cometido.

Alexander se sentó sobre mi cadera apoyándose en sus rodillas, — Sei proprio bella la mia
principessa, ma tu sei così debole, così fragile che non sono sicuro se si può prendere una
vita accanto a me, io sono cattivo, io sono egoista male, ma più sereno, hai deciso di
giocare il fuoco Spero solo può salvare da bruciare inferno86 — su boca cubrió la mía esta
vez mucho más suave y agonizante, sus labios se movían con maestría sobre mi piel
succionando cada poro expuesto mientras mis jadeos iban en aumento y mi corazón
empezaba la carrera a galope que iniciaba al sentir sus manos en mi piel sus dedos trazaron
planos inexistentes en el valle de mis pechos, suave, sin prisas hasta que su boca se apoderó
de uno de ellos succionando al punto de hacerme arquear la espalda en busca de más, su
barba picaba en mi piel pero más que una picazón desagradable era como si su el fino vello
alojado en su mandíbula me diera una caricia — questi seni mi appartengono87 — Dios él
y su maldito italiano en estos momentos necesitaba entenderlo — Solo io posso farti
sentire in questo modo88 — su lengua se arremolino en mi aureola haciéndome sisear de
placer cuando la punta de esta lamió mi duro pezón, su mano izquierda acariciaba
suavemente mi pecho derecho, podía sentir su erección apretada contra mi húmedo centro.

— ¡Cristo! — jadeé cuando sus dientes tiraron levemente de mi carne antes de repetir el
mismo tratamiento al otro pezón, mis manos automáticamente tomaron su cabello, jugó,
lamió, torturó y mordisqueó mis pezones antes de empezar a descender, besó mi vientre
suave y pausado tomándose su tiempo para reconocer cada parte

— ¿Una cicatriz? — preguntó pasando sus dedo por mi pequeña y casi imperceptible
cicatriz.

— A…Apendicitis… — Susurré mientras su lengua delineaba el contorno de la cicatriz.

— He sido descuidado contigo en muchas maneras, no es de mí, ni de un Dom hacerlo, te


he maltratado, he exigido cualquier cosa de ti y aun estas aquí… Te debo una disculpa —
86 Eres realmente hermosa mi princesa, pero eres tan débil, tan frágil que no
estoy seguro si puedas llevar una vida a mi lado, soy malo, perverso pero
sobretodo soy egoísta Katheryne, tú has decidido jugar con fuego, yo solo
espero poder salvarte de quemarte en el infierno.

87 Estos pechos me pertenecen.

88 Solo yo puedo hacerte sentir de esta manera.

373
Contrato
Aryam Shields M.
su voz salía tan cargada de sensualidad y erotismo que con cada palabra que él decía mi
centro se humedecía más y más, bajó la pretina de mi short cambiando su postura
dejándome ahora a mí con las piernas a lado y lado de su cadera — Estás depilada preciosa
— sonrió a medio lado, — siempre complaciente Katheryne… Siempre mía — abrió las
piernas dejándome expuesta ante él — tu sexo brilla para mi hermosa — dijo antes de
dejar que su dedo se escurriera entre mis pliegues…

— Por favor… — susurré apretando las sábanas — Alexander… — la voz me salía entre
cortada y muy temblorosa.

Su dedo solo me acarició de arriba abajo ignorando mi clítoris que pedía ser tocado a gritos,
sacó sus dedos empapados por mis fluidos hasta llevárselos a la boca y disfrutar de ellos —
Oh mi Dios… — susurró antes de posar su frente en mi vientre — Sabes tan bien, nena
sabes tan maldita y jodidamente bien — Inspiró sobre mi centro y luego sopló haciendo que
todo mi cuerpo temblara de anticipación, — Voy a comerte mi caramella89, voy a
disfrutarte a empalagarme de ti … Voy a-

— ¡Alexander! — Grité cuando su lengua húmeda barrió mis pliegues completamente.


— ¡Dios!... — sentía el remolinar de la lengua incansable recorrer cada parte de mi vagina
mientras mi cuerpo hervía en un frenesí de sensaciones encontradas el placer endemoniado
recorría por mi sistema circulatorio, acabando con mis fuerzas, haciendo que mi corazón
estuviese desaforado, él seguía acariciando, lamiendo chupando… Jesús, María y José…
iba a morir, mis manos se trasladaron hasta su cabello acariciando con las yemas de mis
dedos su cuero cabelludo buscando inalcanzablemente un lugar en donde aferrase.

Su dedo anular se introdujo en mi cuerpo mientras su él serpentear lengua daba pequeños


golpes a mi clítoris.

Mi cuerpo entero entumecido, en la sintaxis de un placer abrazador en ese momento deje de


ser Katheryne Cortez, la chica que se sentía rota y engañada para ser la mujer que se
entregaba en cuerpo y alma a un grifo sin corazón, pero fuerte y pasional como un volcán
— Voy a correrme… — dije entre jadeos — Alexander…

Él no dijo nada sus dedos empezaron a penetrarme con más rapidez su lengua se movía con
más ahincó y yo lo perdí… El orgasmo barrió mi cuerpo como la ola de un Tsunami
arrasando con mis miedos y mi dolor, mi cuerpo por completo se elevó ante las mil y una
sensaciones que la lengua y los hábiles dedos que mi hombre me daban; me perdí, me
destroce y como el ave fénix volví a nacer…

No estoy segura de cuantos minutos pasaron hasta que mi corazón se calmó, la lengua de
Alexander aun daba pequeños golpes en mi carne caliente recogiendo cualquier gota de mi
lubricación, su mirada azul intensa se encontró con la mía, nos mantuvimos la mirada unos

89 Caramelo

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Contrato
Aryam Shields M.
minutos antes de que él subiera hasta mis labios besándome con su mismo poderío y fuerza,
enrede mis brazos alrededor de su cuello y mis piernas en su cintura mientras él me besaba
como si fuese a desaparecer y yo seguía tormenta sus instrucciones.

Alexander rugió de placer contenido — Addictive, incredibile, vera magia, perfetto per
Cristo ... ¿che diavolo te ne vai piccolo?90 — maldijo en su idioma antes de separase de mí
y caminar como león enjaulado por la habitación, me tomó cinco minutos levantarme e
inclinarme para besarlo, su pasión estaba ahí, su deseo también pero algo pasaba él se
resistía a mí — No — me separó de su cuerpo — Era para ti, no para mí — dijo pasando
las manos por sus cabellos — Vuelve a la cama principessa, no estás en condiciones para
atenderme a mi… Obedéceme Katheryne — Bajé mi mirada a sus pies aun cubiertos por
sus zapatos.

— Solo quédate junto a mí — Tomé su mano — Por favor…

Suspiró fuerte y pausadamente antes de caminar conmigo hacia la cama, lo obligué a


sentarse y quité de sus pies sus zapatos, no me importaba mi desnudez, con él ya no sentía
vergüenza o pudor, él era mi maestro conocía mi cuerpo al derecho y al revés, aunque
nunca hubiese notado mi cicatriz… y hoy había hecho algo por mí, porque yo se lo había
pedido, terminé de soltar los botones de su camisa dejándolo solo en sus pantalones negros
e incitándolo a recostarse, tomé mi camiseta holgada y me la coloque acostándome a su
lado.

— Duerme pequeña — dijo mientras acariciaba mi brazo con sus dedos, esta vez no me
costó obedecerlo cerré los ojos y caí en la inconsciencia.

La música sonaba muy suavemente desde algún lugar de mi departamento el I-pod de


Alexander reproducía una canción que no conocía.

Salí de la cama palpando el lugar donde él había estado acostado en la noche, estaba frio y
por un momento pensé que él se había ido hasta que escuché el agua de la regadera correr.

Me despojé de mi improvisada pijama y decida a unirme a él en la ducha, necesitaba


retribuir lo que él había hecho por mí en la noche.

90 Adictiva, alucinante, real, mágica, perfecta… por Cristo ¿Qué demonios voy
hacer contigo pequeña?

375
Contrato
Aryam Shields M.
.

Habíamos tenido que suspender el viaje a Milán, Alexander no estaba muy feliz con eso
sin embargo tenía a toda la planta de abogados de McConner Corp., trabajando en el caso
de Anto, no había sabido nada de Gab y Fernando había intentado dialogar conmigo un par
de veces… No se lo había permitido.

Lilian y Antuan continuaban en Milán y según Alexander no volverían hasta la junta de


socios para la proclamación de Demian como presidente en E.E.U.U de McConner Corp.

Casi una semana había transcurrido desde que había sucedido todo y no había visto a V,
desde la cena de navidad ella y Demian Stroux tenían su asunto escondido, mi amiga se
veía como niña haciendo travesuras y sus visitas habían cesado un poco, Alexander aunque
más relajado aun habían momentos en los que volvía a hacer el Alexander de los primeros
días… habían días que llegaba directo a la habitación de Anto la alzaba en brazos y
susurraba palabras, otras en que entraba a la hora de dormir y la arrullaba, decir que mi hija
no lo amaba ya tanto o más que yo sería mentir, solo bastaba que él entrara en su periferia
para que sus ojitos se iluminaran y empezara a balbucear.

"papá" se había convertido en su nueva palabra favorita, aún seguía teniendo a Janeth y ella
me acompañaba a casi todos los lugares que iba, al parque, las consultas de Anto, había
visto el auto negro un par de veces más, pero no había dicho nada; era un mercedes negro
como los que seguramente abundaban en la ciudad no quería estresarme con más cosas que
la audiencia por la custodia de mi hija.

Las cosas entre Alexander y yo estaban normales, hablando en nuestro lenguaje sexo, deseo
y lujuria. Las noches en la habitación del pánico eran simplemente maravillosas, habíamos
probado un par de juguetes nuevos y un nuevo dildo que tenía una especie de control
remoto con los que mi bestia se divertía mientras jugaba con mi placer…

Pero sin duda lo que más disfrutaba era las mañanas cuando mi cuerpo despertaba con la
gloriosa visión de su animal hermoso y aterrador o cuando simplemente nuestras piernas
yacían enredadas mientras nuestros cuerpos estaban desnudos, cada día lo amaba más, cada
día estaba más segura que mi amor era suficiente para ambos.

Esa mañana abrí los ojos enfocándome a la claridad que los rayos del sol le daban a la
habitación, Alexander no se había acostado conmigo como en las últimas noches, tenía
pesadillas con Fernando y Gabriel quitándome a mi nena por eso muchas de las noches yo
misma lo llevaba a la habitación del pánico y era su sumisa, me entregaba al dolor de la

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Contrato
Aryam Shields M.
tortura mientras el alimentaba su placer… Alexander estaba junto a mí, su cuerpo estaba en
relajación total acostado boca abajo desnudo y malditamente hermoso.

Mis dedos rrecorieron el contorno del tatuaje sin llegar a tocarlo, eran solo las siete y
seguramente él no tenía ni dos horas de haberse acostado, me salí de la cama caminando
hacia el baño y cuando quise salir él me miraba con los ojos entrecerrados.

— ¿Qué haces despierta? Aún es temprano — Bostezó — Ven aquí nena — me llamó
mientras caminaba hacia él. — Gírate — dijo dejándome a medio lado antes de colocarse
en mi espalda entrelazando nuestras piernas.

— Sé que estas nerviosa, pero no va a sucederte nada, nada te va a separar de Nella, yo


siempre cumplo mis promesas.

— Estoy asustada.

— No pienses esas cosas — besó mi cuello — ¿Confías en mí?

— Con mi vida… — sujeté sus brazos con mis manos.

— Entonces créeme cierra los ojos y vuelve a dormir Principessa — me dio un beso en el
tope de mi cabeza y pronto sentí su respiración acompasada, me quedé junto a él pero yo no
podía dormir, los abogados de Alexander habían logrado frenar la demanda impuesta por
Gabriel y Alexander y yo hablaríamos con el Juez en la tarde…

Volvimos a despertar cuando eran pasadas las diez de la mañana, lo bueno de tener como
inversionista a Demian Stroux era que él ahora se hacía cargo de todo McConner Corp., así
que Alexander podía dormir un poco más, aunque no siempre lo hacía.

Nos dimos una ducha juntos entre gemidos, jadeos y oleadas de lujuria y frenesí
desenfrenado.

Como todas las mañanas fui a ver a mi pequeñita a la habitación para llevarla a desayunar
junto con nosotros.

— Señora — Benjamín llegó sobresaltado y nervioso — El señor le pide que por favor se
quede en la segunda planta con la niña — dijo apresuradamente.

— Sabes que no lo haré, ¿Quién está abajo Benjamín? — él me observo nervioso…

— Señora por favor…

Afiancé a mi bebé a mi cintura y pasé al lado de Benjamín caminando escaleras abajo, de


pie a un lado de la escalera estaba Alexander su cuerpo estaba rígido y sus manos al lado de
su cuerpo hechas puño, Gabriel no estaba mejor que él…

Mi ex amigo subió la mirada encontrándose con la mía y la de mi pequeña.


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Contrato
Aryam Shields M.
— Anto — dijo en un susurro entusiasta.

— ¿Por una maldita vez puedes hacer lo que se te ordena Katheryne? — La voz de
Alexander salió carente de emociones.

— Dame la oportunidad de explicarte todo — Dijo Fernando — Danos la oportunidad de


hablar Katheryne.

Las lágrimas picaban por salir.

— ¡Ve arriba ahora! — rugió Alexander mas no lo obedecí, bajé los dos peldaños que me
acercaban hasta él y toqué su hombro, Anto al verlo abrió sus bracitos para que Alexander
la alzara, sabía que con Anto en brazos él se calmaría…

— "Papá" — balbuceó mi hija haciendo que Alexander se girara y la tomara en brazos.

La tristeza que se reflejó en los ojos de Gab, me dolió a pesar del engaño y las mentiras, yo
no podía dejar de recordar el apoyo y sostén que ellos habían significado en mi vida.

— He retirado la denuncia — dijo Gab en voz baja, había algo raro en él, estaba
notoriamente más delgado que la última vez que lo había visto.

— Hablé con el Juez, le dije que Gabriel y tu habían llegado a un acuerdo — hablo
Fernando — nosotros no queremos hacer esto un circo, solo… solo queremos que no nos
alejes de la niña, que no nos alejes de su vida…

— Ella es mi hija y estará donde yo esté, tenemos todo listo para viajar a Milán una vez se
haya resuelto todo.

— ¿Qué tengo que hacer para que no la apartes de mí lado? — expresó Gabriel
tristemente.

— No soy yo la que la apartó — expliqué. — Fueron sus engaños, sus mentiras, no yo.

— Katheryne…

— No van a separarla de mí, quizás no fui yo la que la trajo al mundo pero yo soy su
madre, así por sus venas no sea mi sangre la que corra.

— Lo sabemos — Inquirió Fernando — Si hemos retirado la denuncia es porque


entendemos eso Katheryne, Antonella estará mucho mejor contigo que con alguno de
nosotros a pesar de que la amamos como lo hacemos, esta semana ha sido la muerte para
nosotros — sacó de su maletín un documento, iba a tomarlo pero Alexander aun con Anto
en brazos fue mucho más rápido que yo — es un documento notarial en donde certifica
que Gabriel no está interesado en la custodia legal de la niña pero como padre quiere estar
presente en su vida.

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Contrato
Aryam Shields M.
Negué…

— La niña y yo nos iremos a Milán, con Alexander — dije cansinamente. Era mi vida mi
decisión…

— ¿Es eso lo que quieres? — Gab preguntó.

— Ustedes me conocen y saben que cuando tomo una decisión no doy marcha atrás.

— Lo sabemos, lo que queremos es derecho de vacaciones, que la niña también pueda


compartir con nosotros.

— ¿Y todo esto a cambio de? — interrumpió Alexander — ¿Qué hay detrás de todo
esto?

— No todos somos como tú — escupió Gabriel con sorna.

— Solo ser personas presentes en la vida de Anto, somos sus padrinos después de todo —
Fernando me miraba a mí a pesar de hablar a Alexander.

— ¿Renuncias a los derechos de tu hija? — Alexander habló incrédulo — No sé porque


no me extraña.

— Porque no te callas — Dijo Gab tratando de controlarse

— Ella va a estar mejor contigo, — Fernando Intervino

— Tú la amas tanto como la hubiese amado Maye, ella arriesgó su vida por Anto, yo
simplemente … — Gabriel no dijo más nada.

— Solo piénsalo, y perdónanos — apuntó Fernando. — Nosotros te amamos tanto como


Anto — Miré a Alexander que luchaba por leer el documento y que Anto no se lo
arrebatara de las manos, la mirada de Gabriel estaba fija en mi pequeña.

— Aparentemente es legal, se lo daré a Richardson para que lo revise — apunto Alexander


pasándome el documento.

— ¿Lo pensarás Katheryne? — Fernando se veía esperanzado

— Lo pensaré — suspiré resignada, evitar un juicio era lo que más quería.

— ¿Nos perdonas? — Fernando se acercó dos pasos y yo retrocedí.

— Aún es muy pronto…

— Déjanos explicarte como-

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Aryam Shields M.
— No… Nada justifica lo que hicieron, me engañaste Fernando y tú me mentiste — miré
a Gabriel.

— Al menos puedo… — Gabriel miró a Anto de soslayo y el gesto arrugó un poco más mí
ya maltrecho corazón.

— Ni lo pienses — masculló Alexander.

— No ahora — dije — pronto, tengo… Tienen que darme tiempo.

Alexander me miró como preguntando si estaba segura, a lo que asentí.

— ¿Cuánto? — Fernando se veía aliviado, — una semana, ¿dos? — asentí.

— No lo sé, necesito curarme…

— Nosotros nos vamos… — dijo Gabriel — ¿puedo darle un beso? — Negué — Por
favor…

— Pronto… — susurré. — Los llamaré pronto.

— Ok, cariño, yo… lo lamento — dijo antes de dar media vuelta y salir, me recosté a la
pared más cercana tratando de asimilar lo que había sucedido.

— Los de seguridad dijeron que la señora los había llamado señor, por eso los dejaron
pasar — dijo Benjamín nervioso, tomé a Anto de los brazos de Alexander y me aferré a su
cuerpecito antes de sentir los brazos de Alexander rodearnos.

— Richarson leerá ese documento nena, vamos a desayunar yo debo ir a la oficina, dio un
beso en el tope de la cabeza de Anto y se alejó en dirección al comedor.

Una semana había transcurrido desde aquella visita de Gabriel y tal como había dicho
Fernando era un documento legal y de renuncia de derechos, no sabía a ciencia cierta qué
había sucedido con Gabriel para que cambiara de opinión, pero mi corazón aún estaba
dolido como para llamarlos, si de algo estaba segura era que el perdón iba a tardarse pero
los dejaría ver a mi nena antes de irnos a Milán.

Alexander había estado cuatro días en San Francisco visitando las nuevas instalaciones de
McConner Corp., había llegado en la mañana y ordenado expresamente que yo debía ir
junto con Peter a buscarlo al aeropuerto así que luego de buscarlo y que me diese uno de
sus besos de esos que embotan todos mis sentidos había pasado casi todo el día junto con
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Contrato
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Alexander comprando ropa acorde al clima de Milán tanto para Anto como para mí, había
perdido la cuenta de cuantas bolsas llevábamos. A la hora de regalos Alexander era peor
que V y Lilian Juntas.

V, la había visto un par de veces mientras ella babeaba por el trasero de Demian y lo peor
era que Culo lindo no estaba mejor que ella, la química y la electrostática entre ellos era
innegable.

— ¿No podemos comprar una y ya?

— No, Maye la tejió, además V me dijo que la había dejado en uno de los viejos cajones
de mi departamento.

— Ex departamento, en unos días se acabara lo que habías pagado por renta y te juro que si
vuelves a huir y llegar aquí destruyo el edificio piedra por piedra — dijo serio a lo que reí.
— No estoy jugando Katheryne.

— Está bien, está bien… — nuestra relación o lo que sea que teníamos estaba
encaminada, Alexander se comportaba con Anto como un verdadero padre, a pesar de
mantener su carácter bipolar y sus locas ganas de controlar lo que nos rodeaba — ¿Por qué
demonios no trajiste a Anto?...

— Te comportas como un padre sobre protector — bufé — solo voy a subir y buscar la
cobija — en ese instante su celular empezó a sonar.

— Richardson, ¿Tiene que ser ahora? acabo de llegar de San Francisco, mándamelo por un
correo.. ¿Qué demonios? ¡Demian puede firmarlo! está bien iré y firmaré el maldito
documento, — Miro su reloj y luego a Peter por el retrovisor.

— Veinte minutos señor — dijo el chico.

— Veinte minutos, sí, nos vemos — Colgó la llamada — sube por la maldita cobija.

— Porque mejor no vas a la oficina y luego me recoges, mientras me quedo con V, desde
que empezó ese extraño amorío con el señor Stroux casi no la he visto — su ceño se
frunció — Anda es lo mejor, Peter y tu pueden pasar por mí en una hora.

— Cuarenta y cinco minutos — dijo entre dientes — Ven aquí y bésame Cortez — Me
acerqué a él y dejé que sus manos apresaran mi nuca.. ¿Quién besaba a quién?, como para
variar mi cuerpo se olvidé que sin oxígeno mis pulmones no trabajan — !Cristo! te
necesito desnuda y en mi cuarto de juegos !ya!...

— ¿En la habitación de pánico? ¿o vamos a jugar Resident Evil 6? — Miré a Peter por el
retrovisor y sonreí.

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Aryam Shields M.
— Estas demasiado chistosa… Sube por la maldita cobija y vámonos de aquí — dijo
exasperado, salí del coche subiendo las viejas escaleras de mi edificio, pensé en saludar a V,
pero lo último que quería era interrumpir lo que fuera que estaba haciendo con Demian...

Negué con la cabeza y sonreí estaba feliz. En dos días viajaríamos a Milán, Alexander
estaba cambiando a pasos más lentos que Anto pero mi pequeña lo tenía envuelto en su
dedo meñique, saqué las llaves de la bolsa.

Cuando entré al departamento un viento extraño me hizo temblar, acaricié mis brazos antes
de dejar el bolso en el sofá y correr a mi antigua habitación, necesitaba recuperar la cobija
que Maye le había tejido a Anto, abrí el cajón para sacar la cobija y entonces me di cuenta
que algo no estaba bien ... Todo estaba revuelto como si alguien hubiese rebuscado entre
mis cosas.

V, pensé tomando la cobija y girándome para salir fue entonces cuando lo vi... ¿qué
demonios hacia él aquí?

Frederick...

Capítulo 25
La venganza solo es dulce para aquellos a los que el rencor les ha tergiversado el gusto.

Jaime Tenorio Valenzuela

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Contrato
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Frederick — mi voz fue baja suave y controlada ¿Qué demonios hacia este tipo aquí?

— Veo que me recuerdas principessa. — no pude evitar mi gesto de repulsión al


escucharlo hablar, su acento continuaba siendo un asco.

— Claro, estoy muy agradecida por lo que hiciste por mi hermanita — fingí indiferencia
con una sonrisa.

— ¿Tu hermanita o tu hija…? — ¡Diablos! Él lo sabía…

— Mi hermana — dije con voz calmada — Anto es mi hermana.

— Tsk, Tsk, Tsk, una ragazza tan linda como tú no puede estar mintiendo así.

— No sé qué demonios harás aquí, y la verdad tampoco es que me importe, yo solo subí
por esto — dije mientras levantaba la mano con la frazada de mi pequeña — y ahora debo
marcharme, así que, sí me permites... — Me giré para salir huyendo de ahí lo antes posible,
no sabía porque ni de dónde habían salido esas palabras, pero él no se veía igual que en
nuestros encuentros anteriores, lucía diferente... quizá, mas desquiciado de lo normal...

— No, no, no… tú no vas a ningún lado — Sentí el sonido de un revolver, — Date la
vuelta y toma asiento. — Al girarme y observar su rostro enfermo me topé con una sádica
sonrisa.

¡Dios mío! Por favor… — susurré en voz baja.

— Ahora…Suelta lo que llevas en las manos — dijo con una dulzura tan falsa que me
ocasiono náuseas.

— Es simplemente la cobija de mí-

— ¡Qué la sueltes Puttana! — dejé que la cobija se deslizara entre mis dedos respirando
fuertemente, miré a Frederick a los ojos, el hombre que tenía frente a mí no era el mismo
que hace unos meses en la Gala de McConner Corp.

Estaba flaco, ojeroso y considerablemente demacrado, su cabello no tenía ese brillo que
había visto las dos únicas veces que me lo había encontrado y sus ojos…Sus ojos estaban
irritados, como si…Como si estuviese ingiriendo algún tipo de estupefaciente.

— Aléjate de la puerta Kati-Kath — dijo con burla señalando el sofá a su lado…Caminé


vacilante alejándome de la puerta aun cuando lo que más deseaba era salir de ahí, tenía que
saber cómo actuar, a esta hora mi edificio se encontraba completamente vacío, a no ser que
V estuviese en el departamento de abajo lo cual era poco probable. El señor Welling y su
esposa trabajaban, y Hanks el chico del cuarto piso aún estaba con sus padres por las

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Contrato
Aryam Shields M.
vacaciones. Sí debía ser cuidadosa, quizás con un poco de suerte podría ganarme su
confianza y tratar de quitarle el arma, y…

Ni lo sueñes — Mi Sub me observaba con los brazos cruzados, en ese momento me odié
por haberle dicho a Alexander que se marchara y luego viniera por mí.

— Camina hacia mí…Tienes mucha ropa puttana, — me señaló con el arma — quítatela
— el aire se retuvo en mis pulmones — ¡Ahora!...¿Sabes qué puedo matarte aquí mismo y
nadie se enteraría…? — Besó la punta de la pistola, pude observar el pequeño cilindro
negro en la punta — así que mejor… — giró la cabeza de lado a lado — ¿por qué no nos
dejamos de formalidades o tonterías y terminas de hacer lo que te ordeno?

Un silenciador…

Mierda sí que puede matarnos…

— Ahora, la ropa…¿Qué esperas? — Suspiré fuertemente forzando a mi corazón


mantenerse calmado antes de quitarme la gabardina negra que me cubría del frio quedando
así en unos Jeans tipo pitillo mis botas y suéter negro — detente… — dijo cuándo la
gabardina cayó al suelo… — Tengo una mejor idea, esperemos que venga el maldito de mi
primo, será más divertido si él está aquí.

— ¿Por qué haces esto? — aunque traté que mi voz sonara fuerte sé que se escuché como
un murmullo tembloroso.

— ¿Has escuchado el refrán "ojo por ojo, diente por diente"? — Asentí — Pues el niño
lindo me jodió la vida, así que ahora es mi turno de joder todo lo que él quiere.

— Te equivocas…Alex… Alexander, — me corregí rápidamente — él no me quiere yo


solo soy su dama de compañía.

— A veces, no hay peor ciego que el que no quiere ver y ¿sabes? yo soy un halcón. Ve al
sofá — señaló nuevamente con el arma el sofá, en ese instante mi celular empezó a sonar
Addicted de Kelly Clarkson V había dicho que esa canción era perfecta y ella misma lo
había colocado de tono para reconocer sus llamadas.

— Ay pero que ternura, una canción bastante apropiada… — soltó una extraña sonrisa —
Todos en esta vida somos adictos a algo — traté de moverme haciendo el intento en vano
de sacar mi celular de la parte trasera de mis jeans — ¿Qué crees que haces zorra?

— Mi Celular...

— Sé perfectamente que tu celular está sonando...Eso no quiere decir que lo vayas a


contestar ¿crees que soy estúpido?

— ¿Vas a Secuestrarme?
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No, que va , vamos a ir a dar un paseo idiota ¡obvio que va a secuestrarnos!.-bufó mi Sub

— No…

— ¿No? — pregunté sin entender.

— A ver, mejor aclaremos esto… Tú pequeña Katheryne no eres más que un simple
anzuelo, el típico momento y lugar equivocado — mi celular continuaba repicando, sabía
que si Alexander seguía marcando y no contestaba él iba a regresar, lo que significaba que:
Ya no tendría una hora — ¡Bingo! — Dijo Frederick como si leyese mis pensamientos, —
y es así como al no contestar atraerás al bastardo. — Fijó su mirada en el techo y cuando
volvió a mirarme su mirada de comprensión fue escalofriante — ¿Acaso no soy jodido un
genio? — rio frenéticamente — sí, un puto genio — tocó su cabeza con el arma.

— Entonces, esperemos a que Alexander llegue y así yo podré marcharme... — sabía que
no era tonto, pero al observar lo desquiciado que se veía intenté persuadirlo de alguna
manera.

— No soy estúpido muñeca...tengo todo fríamente calculado — caminó hacia mí y por


inercia me moví hacia atrás hasta que mi espalda se pegó completamente a la pared — eres
una cosita muy linda — su aliento golpeó mi rostro dejándome sentir el olor de algún tipo
de alcohol, tragué saliva mientras trataba por todos los medios de calmar mi desesperado
corazón — Ven con papi muñeca — su mano se cerró en mi muñeca fuertemente
haciéndome sisear de dolor mientras me sentaba junto a él en el sofá...

Minutos que parecían horas, segundos que se sentían como milenios... Eternidad de un
simple instante en el que tú alma pende de un hilo y no tienes ni puta idea de que hacer para
retrasar un destino del que tanto se había huido... No sabía cuánto tiempo había transcurrido
desde que Alexander me había dejado, o cuando fue la última vez que mi teléfono había
sonado, lo único que sentía era la asquerosa mano de Frederick rozar mi muslo sobre la tela
de mis jeans, subiendo por mi vientre hasta tomar mis pechos y apretarlos rudamente, de mi
garganta escapo un grito de dolor, él iba a violarme, lo sentía cada vez que su asquerosa
mirada de lujuria recorría mi cuerpo, el bulto en sus pantalones me lo confirmaba. En ese
instante tomé la determinación de desconectar mi cuerpo de mi mente, no quería sentir... No
quería saber, traté de recordar todos aquellos momentos que había vivido con el único
hombre que había amado, sentí la tela de mi camisa romperse y me perdí en los recuerdos,
mi mente gritaba un débil "No por favor" pero mi boca parecía estar sellada, mis cuerdas
vocales inmovilizadas... este tipo iba a torturarme su lengua delineó el contorno de mi
rostro y entonces su mano se cerró en mi coleta fuertemente.

Una cruel carcajada resonó en cada rincón del departamento — ¿Tienes miedo puttana?
— Sonrió ladinamente y luego coloco el arma en mi barbilla — eres demasiado tentadora
para tu propia bien muñeca... Pero esto va ser mucho más divertido con el bastardo
enfrente, además… en realidad no creo que tengas tanta suerte… — finalizó hundiendo
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Contrato
Aryam Shields M.
nuevamente el arma en mi barbilla. Mi cuerpo estaba ahí, pero ni mi mente ni mi alma se
encontraban conectados… entonces un golpe seco y certero me trajo de vuelta a la realidad.

— ¿Estás ahí? ¡Maldita sea abre ahora Katheryne! — La voz de Alexander se escuchaba
agitada mientras azotaba la puerta — abre Katheryne — siguió golpeando fuertemente.

— Es hora de la función gatita — dijo Frederick riendo antes de levantarse de la silla y


tomarme a la fuerza por el brazo caminando hasta quedar frente a la isleta de la cocina,
pasó uno de sus brazos por mi cuello dejándome verle el rostro y colocó el gatillo del arma
en mi sien...

Se escuchó un estruendo y la puerta abrirse violentamente antes de que mis ojos se


enfocaran en la contextura de mi bestia.

Su mirada barrió el living del departamento antes de encontrarse con la cruel sonrisa de su
primo.

— ¡Katheryne! — Alexander quedó frente a nosotros.

— Pero miren quién ha decidido honrarnos con su presencia, atención dama — hizo un
gesto burlón dirigiéndose a mí — La espera ha valido la pena, ante nosotros el príncipe de
los McConner — finalizó haciendo un gesto de reverencia obligándome a hacerlo con él.

— Suéltala — Exigió.

— Tsk, tsk, tsk, que tal si observas la situación, quizá te des cuenta que no estás en
capacidad de exigir cosas principito… — Hundió el gatillo de la pistola en mi sien...
Haciéndome sisear un poco antes de girarme y dejarme ver a Alexander — Está bonita la
puttana, ¿No primito?, — Negó con su cabeza, su brazo en mi cuello me estaba matando,
tenía la respiración acelerada y mi corazón... Mi corazón latía a mil por segundo, Frederick
rio hundiendo aún más el gatillo en mi piel — ¿Es buena mamándola primito...? —
Alexander apretó los puños — Megan era buena...

— ¡Cállate Bastardo! No te atrevas a nombrarla.

— Mejor cálmate, tampoco es para tanto, no era más que otra shifosa…¿Me pregunto
muñeca sí vales lo que este imbécil pago por ti? — Mis ojos y los de Alexander se abrieron
al escucharlo — Ay… — suspiró cansado — sí, yo lo sé todo muñeca… Eras la ratita
asustada y virgen de The Chalets.

Mi respiración empezó a fallarme mientras recordaba ese día…

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Aryam Shields M.
.

— $ 500.000 dólares — dijo entre dientes en hombre vestido completamente de negro, lo


observé a pesar de estar estupefacta con la cifra, tenía cabellos rubios bastante largos
para ser un hombre de negocios, sus pectorales estaban definidos y marcados se podían
palpar a pesar del saco negro que tenia puesto, sus manos estaban en puños mientras
miraba al otro chico.

— $550.000 — dijo el de gris sin siquiera mirarme, su mirada estaba concentrada en el


otro hombre.

— $620.000 — dijo el peli plata echando sus cabellos hacia atrás.

El chico de gris tocó su mentón como lo había hecho minutos antes: — $700.000 dólares.

Mi quijada casi se cae de la impresión eso casi el doble de lo que había pensado
principalmente. Con eso, no solo la operación de Anto estaba cubierta, si no sus gastos
médicos post operatorios y quedaba para pagar la hipoteca del negocio de Gab y sobraba
dinero aun con la comisión que Rachel descontaría. Nuevamente la voz de Rachel me sacó
de mi divagues momentáneamente.

— $700.000 a la 1, a la las…

— ¡$750.000! — gritó el hombre vestido de negro.

De nuevo Victoria habló: — $750.000 a la 1…

— $800.000 — volvió a decir la voz moja bikinis. Hubo un silencio tenso en el salón
hasta que el tipo de negro soltó una maldición y salió del lugar dando un sonoro portazo.

— Conmigo hubieses disfrutado más…Pero a mi primito le gustan las putas ¿No es así
Lexie?, Megan también era una perra.

— No, ella no era así, Megan…-

— Creo que me gustaría ver cómo me la chupas… — Interrumpió Frederick — ¿Tú no


quieres ver primito?... — Me giró entre sus brazos quedando frente a frente colocando la
pistola entre mis cejas — Inclínate y déjame ver que hace esa maravillosa boquita — Iba a
hacerlo lo que sea con tal que este hombre nos dejara en paz, pero Alexander habló.

— Déjala ir, tu pelea es conmigo — Siseó con las manos empuñadas.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Nooo — Alargó la O, — Quiero divertirme un poquito…¿Nos divertimos muñequita?
— Me tomó del pelo con su mano libre bajando el arma hasta volverme a colocar en la
posición inicial, parecía imposible pero a pesar de todo estaba más relajada, su presencia
allí me daba fuerzas para soportar su asqueroso olor y la opresión del arma — ¿Eres
estrecha carrello? — su lengua lamió la parte derecha de mi rostro y gemí de asco y
repulsión.

— ¡Déjala ir! — Alexander intentó caminar hacia nosotros.

— Atrás o te juro que la mato...Igual no sería la primera vez que lo hago — sonrió, no
podía verlo pero estaba segura que era una sonrisa cruel — Estás enamorado de ella... ¿De
la puta? — se burló al ver que Alexander apretaba la mandíbula.

— No sé de lo que hablas — dijo él secamente.

— La miras como si fuese un ratoncito… ¡Como mirabas a mi mujer!, ¿Amas a la puta?


— dijo burlón vi como Alexander se pasó la mano por el cabello podía ver lo impotente que
se sentía, mientras yo trataba desesperadamente de decirle con mi mirada que todo estaría
bien...

Que eufemismo... ¡Estamos cogidas por las bolas! — Bufó mi Sub — Este tipo está
demente.

— Ella no es nadie… — las palabras de Alexander fueron crueles pero sabía que estaba
fingiendo a pesar de que él intentaba no hacer contacto visual conmigo.

— ¿Es decir que si la mato aquí no va afectarte como con Megan, primito?

— Rata-

— Shhh, no te conviene que yo me enoje Lexie, Lexie — dijo como si le hablara a un


niño pequeño — Soy un puto genio…Voy a hacer lo mismo que hace seis putos años…Te
destruiré principito… — Lo vi apretar el gatillo y cerré los ojos…te amo Alexander pensé
para mí misma antes de escuchar el clic del arma… No pasó nada… la carcajada de
Frederick sonó por cada rincón de mi departamento — Debiste ver tu cara de niña
bastardito…Y eso que no sientes nada por la puta, de haber sabido que esto iba a ser así de
divertido, hubiese hecho lo mismo tiempo atrás — empezó a caminar junto conmigo,
Alexander trató de moverse — ¡Quédate ahí maldita sea! ¡Te mueves un paso y te juro que
le vuelo los sesos!

— ¿Qué quieres decir con años atrás? — expresó Alexander mirándolo desafiante.

— Siempre fuiste un lelo — Frederick movió la mano en donde tenía el arma — aunque
supiste sacar provecho cuando mi padre murió, tenías el mejor auto… MI novia.

— ¡ Megan Nunca fue tuya!


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Contrato
Aryam Shields M.
— ¡Lo era!... Lo era hasta que tú le mentiste sobre mí… la muy puta-

— No hables así de ella.

— ¡Yo la amaba! — gritó Frederick — y la muy puta se quedó contigo ¡Tú la apartaste de
mí!... — meneó el arma frente a él.

— ¡La amabas tanto que la violaste! — gritó Alexander de vuelta a lo que Frederick rio.

— ¿Sabes qué fue lo que más disfruté?. — Dijo riendo mientras me apretujaba a él — los
gritos de la zorra mientras desgarraba su vestido — volvió a lamer mi mejilla y entonces lo
vi, el dolor se transformó en ira, la decepción en venganza... Sus ojos, su cuerpo y todo él
se preparó para luchar, estaba empezando a asustarme, Megan era un tema delicado para
Alexander y podía ver como su cuerpo empezaba a tensionarse. — Cuando la penetré
como un demente, cuando rompí su barrera de niña y la hice ¡MI MUJER!

— ¡Ella nunca fue tuya!… — el dolor en su voz era palpable.

— Ni tuya primito…Por eso la maté — suspiró dramáticamente — si ella no era para mí…
No iba ser para nadie, ¿Has escuchado la frase por la plata baila el perro? — Volvió a
sonreír — ¿A que no sabes cuánto pagué por la insulsa existencia de Megan?

— Eres un maldito hijo de perra — los ojos de mi hombre se volvieron vidriosos, su


respiración se agitó y caminó tres pasos hacia nosotros.

— Quieto ahí, no te muevas — me apretó más a su cuerpo — Megan no debió morir — su


voz bajó un par de octavas — ¡el que tenía que morir eras tú perro! Así quedábamos todos
felices, tú muerto como debiste hacerlo con tus malditos padres, toda la fortuna McConner
pasaría a mí, por ser el único miembro de la familia y Megan volvería a ser mía; el plan
estaba perfecto, pero no… tú tenías que darle tu maldito coche — Frederick estaba
completamente loco — al final no fue tan mala idea…La perra lo hizo mejor de lo que yo
podría haberlo imaginado — su voz tenía un toque irónico y sarcástico — No solo se
murió, estuvo cinco meses en coma haciéndote creer que ella y el engendro que habían
creado iban a vivir… — rio — Fue genial ¿no primito? que ella moviera unos dedos y al
día siguiente ¡puff se murió!

— Voy a matarte Frederick…

— Tsk — Chasqueó su lengua — ¿Quién tiene el arma aquí McConner?¿Quién nunca


aprendió como defenderse?

— ¿Por qué?... — susurró Alexander derrotado.

— Porque era mi derecho… ¡Yo también soy un McConner!


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Contrato
Aryam Shields M.
— Tu padre fue un maldito…

— No — Su brazo fijo en mi cuello debajo de mi barbilla — el maldito fue tu padre que le


robó todo al mío…

— Mi padre no le robó nada al malnacido de Jean Paul,, fue el abuelo Frank quien decidió
todo.

— ¡Mi padre era el primogénito!

— ¡Era un bastardo! — Gritó Alexander — Un maldito drogadicto.

— ¡Tenía derechos! Pero tu padre se los quitó y por eso — reacomodó el arma dejándola
en mi mejilla, sentía el frio metal aturdiéndome los sentidos pero mis ojos estaban puestos
en los de el hombre frente a mí, no sabía porque pero presentía que cuando Frederick
abriera la boca le daría un duro golpe — ¡Por eso los mando a matar! Pero por Cristo ¡tú
eres un puto gato! Porque sobreviviste…Lástima que tus papitos no pudieron hacer lo
mismo — Alexander se quebró, vi en sus ojos como toda su vida pasaba por delante de él y
no pude evitar que por primera vez en la noche las lágrimas surcaran mi rostro.

— Eres un… — La rabia y el dolor se dejaba entrever en sus gestos, sus palabras — más te
vale que yo no salga vivo de esta puta habitación o te juro por mis padres que no me rendiré
hasta no matarte con mis propias manos.

— Palabras…Palabras Lexie…¿A quién mato primero? ¿Tú o la puttana? Decisiones…


Decisiones…No sabes cuánto tiempo llevo esperando este momento !Meses!, — brinqué
por su último grito — Oh nena eres tan inocente… — acarició mi mejilla con el revolver
— No darte cuenta cómo te seguía — Alexander me miró a los ojos — Tsk — Chasqueó su
lengua — Primero pensé en meterme con la bastardita… — me tensé ante la posibilidad
que fuese Anto y no yo la que estuviese aquí — por eso fui al hospital, pero es que no hay
un momento en que esa niña este sola…Así que decidí esperarte…Mira tú, no tuve que
esperar tanto…

Alexander me miró a los ojos tratando de decirme algo con la mirada.

— ¡No! — Articulé sin voz — por favor — volví a mover mis labios, él fijo su mirada en
mí y luego la bajó a su mano, tenía la palma abierta pegada completamente a su muslo,
abrió y cerró sus manos dos veces, Frederick parecía ajeno a lo que él hacía; hablando y
hablando cosas que mi sentido auditivo no captaba ya que yo me encontraba enfocada en lo
sea que él iba a hacer, Alexander encogió uno de sus dedos y yo negué con la vista, encogió
otro y mis ojos se abrieron, su mirada ya no estaba en mi si no en el hombre a mis espaldas,
un tercer dedo se encogió y empecé a sudar.

Sus ojos tan claros me pedían a gritos que hiciera algo que no lograba comprender… Ese
algo era conseguir la manera de alejarme de él, quité mi mano de su brazo y la dejé caer a
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Contrato
Aryam Shields M.
mi costado, flexionándola un poco con mi mirada fija en los dos dedos que aún estaban
extendidos.

— Sí, yo maté a Megan y a su bastardito — la mirada de Alexander se enfocó en mi


cuerpo y yo empuñé mis dos manos, esto era un juego donde Alexander era un ratón y
Frederick se creía gato… cuando el último dedo se encogió su mirada penetrante se
apoderó de la mía en un claro "Ahora".

Flexioné mi brazo antes de darle con todas mis fuerzas a Frederick en el estómago con mi
codo, él trastabillo un poco soltándome bruscamente y retrocediendo unos pasos los cuales
yo aproveché para dejarme caer en el suelo.

— ¡Puta! — Gritó Frederick antes que Alexander lo golpeara, se había movido realmente
rápido golpeándolo en el rostro mientras yo trataba de colocar distancia.

Lo vi volver a lanzarse sobre él haciendo que Frederick soltara el arma, que rodó hasta
debajo de uno de los sofás, golpes iban y otros volvían, rodaron varias veces por el suelo…

Frederick quedó sobre el golpeándolo una y otra vez en el rostro — Nunca supiste pelear
principito — dijo dándole un nuevo golpe, estaba petrificada viendo como lo golpeaba una
y otra vez — siempre fuiste un jodido maricón — volvió a golpearlo esta vez muy fuerte en
el estómago, antes de levantarse y patearlo un par de veces…

Su mirada se conectó con la mía y sacó su lengua limpiando un hilillo de sangre — Vas a
pagar muy caro tu atrevimiento maldita idiota — gritó antes de caminar hacia mí, estaba a
solo dos pasos de mí cuando Alexander se lanzó sobre él nuevamente.

— ¡Eres un maldito bastardo! — Gritó derrumbándolo — La mataste maldito, —


nuevamente una ronda de golpes por ambas partes, — Yo llevo años culpándome, cuando
el único maldito culpable ¡eras tú! — Gimió con dolor mientras lo golpeaba pero no tan
bien o fuerte como Frederick.

Reaccione y corrí hasta donde había visto caer el arma, la busqué como posesa pero no la
hallaba por ningún lugar, cuando por fin la encontré Frederick tenía a Alexander recostado
a la pared mientras le daba un golpe tras otro en su estómago.

— ¡Suéltalo! — Grité con todas mis fuerzas — suéltalo o te juro que te mato maldito —
dije temblando como una hoja en plena tormenta, Alexander me miró a los ojos, su rostro
estaba golpeado, su ceja y labio partido — Vete — gemí — Frederick sonrió antes de
asentarle un nuevo golpe a Alexander en su mandíbula. Golpe que lo derrumbó por
completo.

— Tsk, tsk… — Frederick chasqueó su lengua a mí — No. — Dijo severamente — No se


empuña un arma cuando no se está dispuesto a dispararla gatita… — explicó como si fuese
retrasada.
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Contrato
Aryam Shields M.
— Atrás, aléjate o te juro que disparo — dije mientras caminaba en dirección a Alexander

— Mira putita — No pensé, accioné el gatillo y el disparo impacto en la pared — ¡Tienes


agallas!... — sonrió a medio lado — No sabes cómo me excita eso muñeca — volvió a
sonreír — después que acabe con el bastardito podremos jugar tu y yo…

— Prefiero arder en el infierno — dije asqueada al momento que llegaba a Alexander —


¿estás bien? — le pregunte dándole la espalda a Frederick… grave error…

Sentí su mano envolverse en mi pelo antes de acercarme nuevamente a el — Nunca le des


la espalda a uno de tus enemigos muñeca — habló fuerte — Alexander gimió antes de
levantarse — ¿Sabes primito? cada vez me gusta más tú mujer… Quiero follarte muñeca,
pero primero hay que acabar con el bastardo — me quitó el arma fuertemente y lloré de
frustración al sentirme tan débil e inútil — Despídete del mundo idiota — dijo apuntando
hacia él…

No sé de donde me llegó el coraje pero no iba a permitir que le pusiera otro dedo encima,
no iba a matarlo, no si yo podía impedirlo. Subí mi pierna derecha y lo pisé con todo lo que
pude antes de girarme y golpearlo con toda mi fuerza — ¡Madelicalo! — maldijo en
italiano antes de darme una fuerte bofetada y empujarme fuertemente en dirección a la
isleta de la cocina.

Sentí como mi cabeza golpeaba con algo frio y duro, el dolor recorrió cada una de mis
terminaciones nerviosas como si me enterraran miles de agujas en cada parte de mi cuerpo,
mis brazos quedaron laxos a cada lado de mi cuerpo, mis piernas se hicieron gelatina y
sentí como caía al piso fuertemente.

El dolor me impedía gritar, moverme, con la respiración entrecortada y el corazón a mil por
hora vi como Alexander se levantaba del suelo y tomaba a Frederick por la solapa de su
camisa hasta empujarlo y golpearlo fuertemente con la pared.

Los golpes volvieron a hacerse presentes, Alexander esquivaba uno tras otro mientras
trataba de golpearlo, su cuerpo estaba tensionado y su mirada gritaba odio; mientras decía
palabras que no lograba captar, volvió a tomarlo de la camisa y a golpearlo una y otra vez
con la pared, la vista se me volvió borrosa y a pesar que un sueño extraño me embargaba
luchaba por mantener los ojos abiertos, sentí el sonido de un disparo.

Sé que grite, pero el grito nació y murió en mi garganta.

Y un par de pasos correr hacia mí, no pude evitar que mis parpados se cerraran, seguía ahí
pero ahora un sonido de pitido estaba instalado en mis oídos mientras el dolor se
intensificaba…

Alguien me tomó en brazos, respiré tratando de reconocer a la persona… era su aroma


quería pasar mis brazos por su cuello, quería recostarme en él. No podía.
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Contrato
Aryam Shields M.
Mi cuerpo pesaba como una tonelada, el dolor invadiendo todos mis sentidos mientras
sentía como el mundo daba vueltas en mi interior, todo empezó a ponerse negro y fue
cuando su voz me trajo de vuelta.

— ¡Por un demonio despierta! — gritó zarandeándome — No puedes dejarme no ahora,


maldita sea Katheryne si te mueres voy a ir al puto cielo y te voy a arrancar de las manos de
Dios o el que se interponga en mi camino — me pegó a su pecho — La vita tutta la mia
vita, cazzo ero sicuro che Megan era la mia altra metà, la parte che avevo bisogno e
quando ti ho incontrato... Diavolo, non si può morire tesoro è il tuo profumo sei...
Completa me, ho dovuto consumare alcahueteas voi e il vostro li ho consumato con i tuoi
baci... ¡Donna Cristo, mi è stato fatto per essere il tuo modo che non puoi lasciarmi ora,
accidenti... credo... credo che sveglia! fuck up Katheryne...91 No te vas a morir —
escuchaba sus susurros, palabras que a pesar de no entender me daban una paz que
necesitaba para darme las fuerzas y así mantenerme despierta aunque mi cuerpo deseara
dejarse ir finalmente… — No voy a permitirlo si tengo que pelear con el puto Lucifer lo
haré pero no te iras — sentí como me levantaba del suelo. — No te dejaré ir, tú eres mía
me perteneces — sus labios se juntaron con los míos en un beso demasiado suave, algo
húmedo chocó con mis mejillas — abre los ojos principessa por favor — fue lo último que
escuche antes de perderme en un agujero negro en el que no había salida alguna...

Al abrir mis ojos e intentar enfocar mi vista en algún punto fijo noté que me encontraba en
un lugar extraño, tranquilo y hermoso... Un prado, con flotes silvestres y césped demasiado
verde...

— ¡Katheryne! — alcé mi rostro cuando escuche mi nombre.

— ¿Maye? — grité al enfocar a mi amiga, estaba lejos de mi cruzando un pequeño puente


de aguas claras, corrí hacia ella, Maye se veía realmente hermosa, su cabello color caoba
caía en rizos sobre sus hombros y sus ojos verdes brillaban con alegría. — Maye — la
abracé fuertemente, su vestido blanco irradiaba frescura y tranquilidad — Anto — la miré
asustada.

91 Toda la vida, toda mi puta vida estuve seguro que Megan era mi otra mitad,
la parte que me faltaba y cuando te conocí... Diablos, no puedes morirte tesoro
es tú olor eres tu... Me complementas, me alcahueteas te tenía que consumir y
tú me consumiste, con tus besos... ¡Cristo mujer, yo nací para ser tuyo así que
no puedes dejarme ahora! maldita sea...Creo que...Creo que…despierta por
una puta vez.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Shss — ella colocó unos de sus dedos en mi boca — Ella está bien — sonrió —
alguien quiere verte — se despegó de mi cuerpo dejándome ver a una mujer detrás de ella.

— ¿Mamá? — pregunté con la voz entrecortada — ¿Mami eres tú? — dos lágrimas
resbalaron por mi mejilla antes de sentir el fuerte abrazo de mi madre.

— No llores mi nena bonita y fuerte... No llores — Dijo mi madre en arrullos.

— ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste? — pregunté abruptamente, tenía tantas dudas
por resolver.

— Shss, ya no importa mi niña — mamá me limpio las lágrimas mientras Maye pasaba sus
dedos por mis cabellos.

— Katheryne... — Maye me llamó — ella no es la persona que quiere verte — la miré a


Maye sin entender... entonces la vi, ella era realmente preciosa, cuerpo bien definido
cabello negro y largo, hasta su trasero y sus ojos ella era dueña de los ojos turquesas más
hermosos que hubiese jamás... ese rostro, esos ojos yo los había visto en la fotografía del
estudio ella era...

— Hola Katheryne — su voz se escuchó como murmullos, sonrió y extendió su mano


hacia mí.

Las miré detenidamente, mamá, Maye y... Megan...

— ¿Estoy muerta? — pregunté con las lágrimas en mis parpados.

— Eso depende de ti — expresó Maye encogiéndose de hombros.

— No le digas eso — Megan miró a Megan y luego a mí

— Megan — habló mi amiga — sabes que no podemos interceder en las decisiones de


los….-

— ¡Ella no puedes dejarlo! — Interrumpió Megan que me observaba casi rogándome con
su mirada — No puedes darte por vencida, no cuando él te ha encontrado.

— ¿Él...? — dije sin saber que decir.

— Podrían... — Megan vio a las mujeres — ¿Podrían dejarnos solas por favor? — Dijo
suavemente

— Megan… — Lita habló — tú sabes qué…

— Por favor solo necesito hablar con ella — mi amiga asintió y luego miró a mi madre
que acarició mi mejilla con su dedo mientras Maye soltaba mi mano despareciendo en un
santiamén…
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Contrato
Aryam Shields M.
Dios...

— Él te idolatra — le dije mirándola a sus ojos, su rostro era como el de un verdadero


ángel, lucía un vestido blanco similar al de Maye y mi madre ¿Estaba en el cielo?

Ella negó con la cabeza — Non ce ne sono così cieco di chi non vedrà 92 — dijo con su
perfecto acento italiano — Cuando lo vi por primera vez era un niño asustado, un niño que
se ha forjado con crueldad y hierro, sabes solo una vez me dijo que me amaba y estaba
dormido — sonrió nuevamente.

— Tú crees que Él me...-

— Eso no puedo decírtelo yo, debes averiguarlo, él prefiere destruirse antes que sufrir
nuevamente, tiene fantasmas muy oscuros demasiado...Densos...

— Creo que estoy muerta — dije sin mirarla, no había que ser tan genio para deducir que
mis chicas habían venido por mí. Había visto a mi madre, abrazado a Maye y estaba aquí de
frente con el amor de la vida del hombre que amo.

Megan sonrió — ¿Lo amas tanto o más que yo verdad? No estás muerta te lo puedo
asegurar, este es el momento transitorio antes de… pero te puedo asegurar Katheryne que
este no es tu momento, ¿ves aquel lugar? — me mostró una pequeña cerca.

— ¿Dónde están Maye y mi madre? — pregunté.

— Se supone que debes pasar por allí para morir, pero yo estoy aquí para impedírtelo, para
suplicarte que no la cruces, aunque se supone que no debo hacerlo.

— ¿Por qué?... ¿Por qué lo haces?

— No es tu momento... No cuando tienes razones poderosas para quedarte, — dijo


desesperada — tienes a Anto y a mi niño sin corazón esperando por ti... ¡Lucha Katheryne!
Lucha… hazlo feliz, todo lo feliz que yo no pude hacerlo...vuelve por él y demuéstrale que
aún existe alguien que puede amarlo y que no se separara de su lado.

— Yo no...

— ¡Tienes que hacerlo! — Gimió tomando mis manos — Por favor, él no lo soportara…
No de nuevo — se escuchaba frustrada — Yo lo intente, luché con todas mis fuerzas,
fueron cinco meses escuchando su dolor y el mío propio ¿crees que yo quería cruzar? pero
era el momento de marcharme...

— ¿Cómo sabes que no es el mío?

92 No hay peor ciego que el que no quiere ver

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Contrato
Aryam Shields M.
— Tienes razones poderosas que te obligan a volver.

— Tú también las tenías.

— Nella, mis padres y mi amor... — por su rostro se dejó ver un gesto de dolor — Pero él
no me permitió volver, él me empujó hacia la cerca.

— ¿Frederick? — ella asintió.

— Espero que estuviese sola — cerró los ojos y luego los abrió su mirada intensa frente a
la mía — Si tan solo Alexander hubiese permitido que me revisaran pero él estaba tan
dolido, si los médicos me hubiesen hecho los exámenes reglamentarios él no había cargado
con la culpa, si tú te vas él va a destruirse — sus manos me apretaron sin hacerme daño —
Por favor vuelve... te lo suplico.

Maye se acercó a nosotros y colocó una de sus manos en el hombro de Megan — Ya es


hora — murmuró.

— Por favor, — Megan apretó mis manos... — Lucha por él Katheryne, si en verdad lo
amas lucha por él.

Todo se volvió confuso y negro; Maye, mi madre y Megan desaparecieron dejándome en


aquel paraíso de paz y tranquilidad.

Cuando abrí los ojos nuevamente Maye estaba conmigo, seguíamos en aquel prado donde
me había dejado Megan.

— ¿Y mamá? — pregunté mientras ella acariciaba mis cabellos.

— Volvió a nuestro lugar junto con Megan.. — suspiró.

— Te quedaste...

— No puedo hacerlo todo el tiempo, también tengo que irme.

— ¿A dónde?

— A nuestro lugar, has estado dormida mucho tiempo — Yo lo sentía como si hubiesen
sido solo minutos — Hay un hombre abajo amenazando con acabar toda la planta de un
hospital — sonreí mientras lo imaginaba.

— ¿Anto? — Pregunté — ¿dices que he dormido mucho tiempo que ha pasado con Anto?

— Gab...

— No me lo dijiste — dije levantándome de su regazo — me lo ocultaste — expresé con


dolor.

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Contrato
Aryam Shields M.
— No era sencillo.

— Pero era tu amiga — ella negó.

— Eres mi hermana, solo no quería enfrentarme con la verdad, fui yo la que propició todo
con Gab.

— Pero…-

— Katheryne — ella me tomó de los hombros — el tiempo se agota debes decidir…

— ¿Decidir?

— Irte conmigo o volver con Alexander y Anto…

— ¿Siempre te permiten decidir? — Pregunté curiosa.

— Es tu decisión cruzar el túnel o no hacerlo.

— ¿Por qué lo hiciste?, tenías a Anto…

— No estaba bien, mi niña iba a estar mejor contigo.

— No quiero que me dejes.

— Esa es tu decisión.

— Anto tiene a su padre, él la ama...

Maye se levantó del césped y me tendió la mano, me levanté limpiando mi vestido blanco y
caminé junto a ella. Podía sentir el silencio a mi alrededor, era no sentir, no respirar y no
saber, era sentirse feliz sin alguna razón... nada dolía, no habían recuerdos ni desazón era
un buen lugar, entonces lo escuche.

— Piccola — su voz tan cargada de dolor me hizo detenerme justo antes de llegar a la
cerca — No puedo más — susurró — No quiero verte en una urna así que voy a hacer lo
que yo creo que es conveniente — sus manos tocaron las mías, a pesar de estar lejos pude
sentir su toque, su tacto se sentía tibio... No, su tacto era caliente como si quemara —
¡Maldición Katheryne, yo sabía que no debía sentir nada por ti! ¡Que no podía permitirme
nada!, yo sabía que al final no podría protegerte como lo hice con mamá y Megan... Pero tú
siempre estuviste allí y yo que pensé que tenía el corazón marchito, que nunca más sentiría
la palabra con A, vienes y vuelves mi mundo de cabeza... Y ahora te vas y no soy tan fuerte,
maldita sea... No soy tan fuerte y primero muerto antes que soportar enterrar a otra persona
que significa tanto para mí... porque te saliste con la tuya pequeña chiquilla imbécil... —
pegó su cabeza a mi vientre sin despegar mis manos de su cuerpo — unë të dua...ég elska

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Contrato
Aryam Shields M.
þig...ljubim...jeg elsker deg...jeg elsker deg... Maldición S'ayapo93-dijo con voz ahogada, él
estaba llorando... Alexander McConner lloraba — Te quiero y tú has decidido dejarme y
yo… yo no puedo soportarlo... — su voz se escuchaba cargada de dolor y pena — No. no
puedo, — Miré a Maye y solté mi mano de la suya — no soy tan fuerte ragazza, así que es
hora de dejarte ir mia ragazza bella, no soy más que un cobarde que no acepta y se niega a
recibir más dolor, mi cuerpo te extrañará y mis demonios te recordaran como la chica que
enseñó al grifo a sentir nuevamente, esto no me destruye… Me muestra una vez más que
soy un maldito que debe estar solo — Soltó mi mano... "No te vayas" grité, o al menos eso
intenté ya que mi voz no lograba salir, "aquí estoy, no te dejaré" — Tenías que irte para que
yo pudiese entender que necesitaba vivir en las tinieblas para encontrar tu luz, aun sabiendo
que te destruiría. Lo intenté, te juro que lo intenté pero como siempre fracasé como el
maldito bastardo que soy... No merezco nada ni tu compañía ni tus sentimientos, ya no hay
más nada que hacer aquí... No quiero estar aquí cuando tu alma se vaya de esta habitación,
si te vas estando presente voy a hacer arder el puto hospital por incompetentes... Cuando el
verdadero incompetente aquí he sido yo — sentí sus finos y tibios labios en mi frente —
L'amore è un ingrato che ti porta per un po', e si crolla, perché se...L'amore è due in uno
che alla fine ne sono, e si abituano a mentire...L'amore è la bellezza che trae dal dolore, e
la fine è sempre in corso...94 — su calor me abandonó, y en ese momento reaccioné... No
quería irme, quería amarlo aunque él siguiera con su estupidez del “yo no amo”... Yo sabía
que me amaba, a su manera pero ¡lo hacía! me giré completamente y grité, grité, corrí,
peleé con el viento, me enredé en el césped, traté de agarrarlo, de llegar al otro punto del
puente.

No te vayas, por favor te amo, te amo no me dejes… gritaba en mi interior ¡Escúchame


maldita sea! gemí... Escúchame Alexander por favor escúchame… — sentí el fuerte golpe
de una puerta al cerrarse y el frio dominó mi cuerpo... Él no se había ido... Él no... No
después que había dicho que me amaba, no después que yo luchaba para volver a él.

Un viento helado rodeó mi cuerpo y fue allí cuando lo supe. Aquí acababa todo, mi lucha,
mis fuerzas, este era el final...

Era nuestro Fin... Él finalmente me había dejado….

93 Te quiero en Noruego y otros idiomas

94 El amor es un ingrato que te eleva por un rato y desploma porque si... El


amor es dos en uno que al final no son ninguno, y se acostumbran a mentir... El
amor es la belleza que se basa en el dolor, y el final es siempre se va…

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Contrato
Aryam Shields M.

Epílogo I Parte

Las cicatrices jamás se borran, son recuerdos constantes de lo que se aprendió, sufrió, de
lo que se vivió... son recuerdos de quienes fuimos y quienes somos ahora.
Gabriel Emerson-Sylvain Antonard

— Hola Bonita, — Andrew llegó dándome dos besos — ¿Lista para comerte a todos esos
idiotas? — Bromeó, — ya sabes, tú solo concéntrate en respirar, has trabajado mucho en
esto, ¿vale? — Asentí sintiendo como tomaba mis mejillas — ahora va Daniels y luego tú,
tranquila, adentro estamos todos los que te apreciamos y un par de hijos de puta — sonrió,
su sonrisa era hermosa no como la de aquel grifo que se había llevado parte de mi alma con
su partida, pero era tan… — te veré adentro.

— Seré la que esté delante — dije con una sonrisa nerviosa.

— Mmm eso fue muy crepúsculo — sonrió, — No te deseo suerte, eso es para
perdedores… Éxitos princesa… — traté de no arrugar la cara ante el último apodo
cariñoso.

Habían pasado tres años desde que había despertado del coma en el cual me había dejado
Frederick, casi cuatro años desde que él me había dejado.

Nadie puede imaginar el gritar en silencio y el dolor lacerante que se puede sentir… Las
personas en estado de coma profundo pueden entender, escuchar y ver sin observar, eso lo
había aprendido yo de primera mano.

Pero no es tanto el dolor de saber que la persona a la cual le habías dado no solo tu corazón
sino tu vida, se iba dejándote sola y en un estado prácticamente catatónico, lo realmente
fuerte fue despertar y no poder reconocer su aroma entre la bruma, no poder observar sus
orbes entre la multitud…

Recuerdo que cuando desperté todos lucían aliviados, yo en cambio me encontraba tan
retraída que ni siquiera me había preocupado por saber qué fecha era, había perdido ocho
meses de mi vida mientras estaba en aquel prado precioso junto con Mayerly… Al final no
había querido cruzar la cerca pero tampoco había querido regresar…

No tenía porque...

Quizás muchos pensaran que estaba Anto mi hija hermosa, pero sabía de primera mano que
ella sería feliz con Gab y Fernando, pero ¿quién garantizaba que yo iba ser feliz sin él?
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Contrato
Aryam Shields M.

Lo busqué como una estúpida tan pronto estuve fuerte pero él no estaba.

“Y será como si no hubiese existido este tiempo” había dicho él una vez y vaya que lo
había cumplido, McConner Inc. seguía funcionando en el mismo lugar, pero ni él ni Antuan
estaban allí, ni siquiera Peter, Ana o Benjamín. Era como si los últimos once meses
hubiesen sido un sueño… Error hubiesen sido una pesadilla.

Pero si pensaba que eso era lo peor que podía sucederme, estaba muy equivocada…

Tres meses después de haber despertado, la vida me dio una bofetada cruel, vivía junto con
V en su departamento, Anto vivía con Fernando y Gabriel, apenas podía mantenerme en pie
entre la depresión y el vacío. No solo abandoné a mi pequeña, abandoné mi vida, mis
amigos, mis sueños, días y noches encerrada y V siempre estuvo ahí, apoyándome,
cuidándome… Hasta ese día…

El día en que la muerte volvía a burlarse de mí, caminé desesperada por los pasillos del
hospital hasta llegar a la habitación que Fernando me había enviado por texto, entre
dubitativa, mirando fijamente a mi amigo.

— Gabriel… — susurré haciendo que tanto él como Fernando me miraran, ¿Qué había
sucedido con mi mejor amigo?... Gabriel moría, mientras yo estaba hundida en mi propia
depresión mi mejor amigo luchaba con todas sus fuerzas para salvar su vida, Gab siempre
había sido un hombre fuerte, pero el cáncer es un jodido parásito, come de ti y cuando
menos crees ya es dueño de tu cuerpo.

— Estas aquí… — dijo con voz pausada, quitándose la mascarilla del rostro, me acerqué
con pasos vacilantes hasta la camilla — déjanos solos amor — dijo mirando a Fernando
— Kath y yo debemos hablar — Fernando se levantó de la silla dándole un beso breve en
los labios a Gabriel, mi amigo se veía triste, abatido, el dolor en sus ojos era tan fuerte
que sentí como mi pecho se oprimía al verlo, me dio un ligero abrazo antes de salir de la
habitación.

Gabriel y yo hablamos por horas, mientras él me contaba su historia con Maye y el tumor
que tenía alojado en el hemisferio sur de su cerebro, un tumor inoperable que estaba
acabando con su vida, lloramos, reímos y sobre todo prometí cuidar a Antonella con mi
vida si era necesario, aunque no había que prometérselo para hacerlo.

Tres semanas después Gabriel había muerto, dejando a Fernando completamente


destrozado y sintiendo un nuevo vacío en mi vida.

¿Quién sería el siguiente?

Fernando no podía hacerse cargo de Anto, mi amigo estaba tan roto que empacó varias de
sus cosas y decidió ir al lugar donde todos podemos ir cuando estamos mal… A casa…

400
Contrato
Aryam Shields M.
Fue entonces cuando decidí que había que pasar la hoja, si Alexander McConner se había
olvidado de mí, entonces yo también podría hacerlo.

Una falacia más en mi vida, tres años después estaba aquí, apunto de sustentar mi tesis
como un salvavidas más para excusar patéticamente su abandono, la vida se divide en
cuatro partes amar, sufrir, luchar y vencer, el que ama sufre, el que sufre lucha y el que
lucha vence.

Yo había luchado lo suficiente, era hora de simplemente vencer.

— Señorita Cortez — Sophie me llamó para hacerme pasar, suspiré fuertemente antes de
caminar frente a las personas que me evaluarían.

Llené de aire mis pulmones antes de entrar al salón.

Sentía una mirada penetrante sobre mí, así que le di un vistazo rápido al auditorio, Mathew,
mi profesor de tesis sonreía con orgullo, V, Fernando y mi pequeña muñeca estaban allí
para darme ánimos junto con Richard, la nueva pareja de Fernando, al principio fue difícil
para mi amigo volver a darse una oportunidad en el amor, pero Riki era un buen hombre,
abogado como él y con casi los mismos gustos, estaban los profesores que calificarían mi
presentación y el decano de la universidad.

— A continuación, la alumna Katheryne Cortez presentará la defensa de su tesis,


“Neurosis Obsesiva”, basada en las teorías de Freud, Laplanche y Pontalis — me
presentó Sophie solemnemente.

— Buenas tardes — dije con voz nerviosa, suspiré una vez más para controlarme, seguía
sintiendo esa mirada penetrante que me estaba marcando a fuego lento, cerré los ojos era
hora de comenzar — Para dar inicio al tema de análisis que escogí para esta tesis quiero
dejar en claro que la Neurosis Obsesiva es un problema que afecta, de diferentes maneras al
ser humano, unos ni siquiera se dan cuenta que realmente padecen esta enfermedad, según
el diccionario psicoanalítico de Roudinesco, “la neurosis obsesiva (o neurosis de coacción)
es junto con la histeria, la segunda gran enfermedad neurótica de la clase de las neurosis”.
Tiene por origen un conflicto psíquico infantil, y una etiología sexual.

…Laplanche y Pontalis dicen que la definición de la neurosis es “Una afección psicógena


cuyos síntomas son la expresión simbólica de un conflicto psíquico que tiene sus raíces en
la historia infantil del sujeto y constituyen compromisos entre el deseo y la defensa”.

…Otro teórico que realizó trabajo investigativo y de campo referente al tema es Freud,
quien aduce que “la histeria es la consecuencia de un pánico sexual pre sexual mientras
que, la neurosis obsesiva, es la consecuencia de un placer sexual pre sexual que se
transforma más tarde en reproche.”

…La neurosis obsesiva, se basa en conflictos sexuales infantiles que han sido reactivados,
perturbaciones de un equilibrio hasta ese momento eficazmente mantenido, entre fuerzas

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Contrato
Aryam Shields M.
represoras y reprimidas, aumentos, ya sea absolutos o relativos, en la fuerza de los instintos
rechazados, o de las angustias que a ellos se oponen.

…Se puede apreciar que una seria de sentimientos van manifestándose con mayor
intensidad, el miedo que se pudo haber sentido hacia los padres se exagera y el odio sentido
hacia ellos se convierte en culpa. Los castigos impuestos por los padres se vuelven
autocastigo.

En ese momento aproveché de tomar aire para proseguir con la defensa… — Durante la
posición depresiva, el niño trata de reparar los objetos que fueron dañados en su fantasía a
través de la proyección y de la introyección. Es en esta posición cuando se empieza a
formar la tercer instancia psíquica llamada SUPERYO, el niño al sentir demasiada angustia
por el daño a sus objetos, empieza por tratar de eliminar la tensión y lo puede hacer a través
del pensamiento y del uso de mecanismos de defensa muy rígidos, toma actitudes o
conductas inflexibles debido al temor a mostrar la agresión hacia el objeto y que este lo
abandone o sea destruido totalmente, lo cual le produce sentimientos de culpa y ansiedad.
Por otro, lado lucha por reprimir los afectos para tener control sobre él mismo y sobre el
medio, es por esto que el neurótico obsesivo tiene una estructura consolidada a través de
sus mecanismos de defensa y de la separación entre lo que piensa y lo que siente.

…La neurosis obsesiva, consiste en la formulación de un pensamiento que se presenta de


forma repetitiva y persiste, sin que el individuo pueda apartarlo de su mente. El
pensamiento obsesivo es aquel en el que la persona afectada realiza un discurso
interminable, y con frecuencia cíclico, de forma reiterada, sin que ello le permita llegar a
ninguna conclusión práctica ni desviar su atención del tema, con lo que le impide
concentrarse en otros pensamientos o acciones. Cuando el individuo afectado se halla en un
estado depresivo, con frecuencia, los pensamientos obsesivos giran en torno al tema de la
muerte y del suicidio.

…Sus principales características son: perfeccionamiento, obstinación, frialdad relacional,


duda y rigor moral. El perfeccionismo consiste en que la persona obsesiva está
exageradamente pendiente de los detalles, los procedimientos, el orden y la organización,
frecuentemente en detrimento del resultado final.

…La obstinación consiste en que la persona obsesiva es testaruda, insiste obstinadamente


para que las cosas se hagan como él las entiende y según sus reglas. La frialdad relacional
implica que la persona obsesiva tiene dificultad para expresar emociones cálidas, es a
menudo muy formal, frío y envarado.

…La duda tiene que ver con la dificultad en tomar decisiones, por temor de cometer una
equivocación, tergiversa y racionaliza exageradamente. El rigor moral implica que la
persona obsesiva es concienzuda y escrupulosa en extremo. Piensan en negativo, son los
que siempre ponen "peros", encuentran fallos, dificultades inesperadas, aunque éstas sean
absolutamente improbables.

…Su trato suele ser distante, poco afectuoso, severo, convencional, formal, excesivamente
rígido, si bien en el fondo suelen ser extraordinariamente sensibles para cuestiones de tipo

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Contrato
Aryam Shields M.
afectivo con personas cuya relación tengan en cierta consideración. Les resulta difícil
mostrarse cariñosos y afectuosos, incluso con su cónyuge o sus hijos, a pesar de que suelen
quererles mucho y estar entregados a la responsabilidad de padres. Suelen ser muy
exigentes consigo mismos y con los suyos en materia de responsabilidades, aunque con
tendencia a la sobreprotección de los hijos.

Continué con la defensa de mi investigación exponiendo cada punto y detallando a


profundidad el comportamiento de cada individuo que sufría de este comportamiento por
un período aproximado de una hora, ya llegando a la conclusión final me fijé en el rostro de
mis amigos que brillaba de orgullo lo cual funcionó como aliciente para dar por concluida
mi participación.

— Para finalizar podemos concluir que el sujeto, al igual que la personalidad, no cambia,
solo se adapta a las necesidades biopsicosociales requeridas o consideradas aceptables por
la sociedad en que se desenvuelve.

Respiré al decir la última palabra... y antes que las pocas personas que estaban en el
auditorio aplaudieran. Esta era mi investigación, basada en él... Siempre en él. En cada
segundo, en cada minuto en cada respiración Alexander McConner marcando mi vida, alma
y corazón a fuego en brazas.
.
.
.
Me había graduado con honores gracias a mi tesis, pero a pesar de la mención de honor que
había recibido me sentía extraña, desde aquella vez en el auditorio de la universidad, sentía
como si alguien me observara, por muy idiota que pareciese, no había querido decirle a
nadie no quería preocupar a Fernando o a V, simplemente era más precavida ahora. No
tenía enemigos y el único hombre que quizás podía haberme hecho daño era mi padre y
tenía cinco años sin recibir noticias suyas.

Moví la cabeza de un lado a otro espantando las ideas locas que a veces se me ocurrían
antes de entrar al nuevo departamento de V.

— ¡¿Entonces vienes este fin de semana?! — Demian, esa vocecita de nenita buena V
solo la ponía con él — Genial te espero en el aeropuerto — enrolló el cable del teléfono
en su dedo, — rindo la próxima semana Dem, así que no podré quedarme el domingo —
pensó unos segundos — Vale está bien , pero temprano... Ok entonces en el hotel... —
sonrío — Ok baby, te espero — colgó tirándose en la cama con una sonrisa estúpida.

— ¿Demian llega el fin? — pregunté solo para confirmar.

— Sipirili — contesto risueña — , pero no tendrás que irte, quiere que nos veamos en el
hotel dice que así no te incomoda a ti ni a la pitufa.

Cada vez que Dem venía yo prefería huir, era mejor para mi salud mental pasar esas dos
noches con Fernando y Riki, además la adoración que Anto sentía hacia Fernando era algo
difícil de explicar.

403
Contrato
Aryam Shields M.

Recordé la última voluntad de Gabriel “nunca le digas que yo fui su padre pero hazle saber
que la amé como a nadie".

— Tierra llamando a Katherylandia — dijo V sacándome de mi divagaciones — te


preguntaba cómo te había ido.

— Soy recién graduada y en las dos empresas a las que llevé el currículo piden
experiencia, ¡¿Cómo rayos quieren que la adquiera si en todos dicen no?! — me quite los
tacones, había pasado un mes desde mi graduación y necesitaba trabajar.

— Debes tener paciencia nena, no es una carrera fácil, menos mal que Dem me orientó
cuando vi que lo mío no era psicoanalizar a las personas, además la recesión económica
tiene a muchas empresas muy jodidas.

— Gracias por los ánimos V — bufé.

— Si quieres puedo preguntarle a Demian si necesitan una auxiliar en su departamento de


talento humano.

— No — dije rotundamente, — quiero que sea algo que me gane por mis logros no por
mis contactos, además no quiero trabajar para McConner Corp.

— Demian también es accionista de otras empresas aparte de grifito Corp., además no seas
tonta un empujón le hace bien a cualquiera — iba a rebatir su punto de vista cuando el
sonido en mi celular me alerto de un nuevo mensaje de texto.

Bonita necesito hablarte es importante, ahorita estoy en una conferencia pero estaré libre
en una hora, es acerca de una vacante. Nos vemos en el Starbucks que está cerca de la
universidad,
Mathew
.

Miré el mensaje sonriendo.

— Y esa sonrisita de estúpida a medio enamorar.

— No digas cosas que no son — bufé — Es simplemente un mensaje de Matt, diciendo


que necesita hablar conmigo.

— Ajummm con que Matt — Arqueo una de sus cejas — creo que me he perdido de algo
porque hasta hace un mes era profesor Campbell.

— Hasta hace un mes era un profesor, ahora es un amigo.

— Ohm, vamos Kate — V se levantó de la cama quedando sentada con las piernas
cruzadas en una posición india mientras amarraba su largo cabello negro en una coleta alta

404
Contrato
Aryam Shields M.
— ese hombre te gusta, y si no lo hace te atrae, ¡demonios mujer! Ese hombre te mira con
hambre.

— No inventes.

— Puedo jurar que el día de la presentación de tu tesis te violó como veinte veces mínimo
en su mente — dijo dramáticamente — te gustan los oscuritos yo lo sé — no pude evitar
el gesto que cruzó mi rostro.

— Sabes perfectamente que entregué mi corazón años atrás — dije en voz baja — y él se
lo llevó dejándome rota.

— Laura — V me cortó, llamándome por mi primer nombre — Debes dejar el pasado


atrás de una buena vez y comenzar a vivir, apenas tienes veinticinco años — le di una
sonrisa a V, tenía veinticinco era cierto pero me sentía de cincuenta, me levanté de mi
cama.

— Voy a reunirme con Mathew para una entrevista de trabajo y...

— Necesitas que vaya por Antonella — la habitación estaba tensa, habíamos decidido no
hablar de él, mucho menos nombrarlo, solo Dios sabía cuánto había deseado que él
apareciese, que me llamase pero no había sucedido ni lo uno ni lo otro, V suspiró —
¿quieres que le pregunte a Demian si sabe algo de él? — negué.

— Yo voy por Anto a la guardería y luego a casa de Fernando, regreso en la noche, ¿traigo
pizza?

— Sí, tengo que estudiar para el examen de mañana — resopló mientras me metía al baño,
con los jeans y una polera en manos.

Cinco minutos después estaba lista, así que me despedí de V y salí a mi encuentro con mi
ex profesor.

Al llegar a Starbucks vi a Matt, en una de las mesas de las esquinas.

— Hola — saludé con una sonrisa, Matt era un hombre hermoso sus ojos eran verdes
como el mar, no verdes penetrantes como los que yo solía... Suelo amar…

— Hola bonita — Matt me dio una sonrisa ladeada mientras me sentaba al frente de él —
¿Cómo has estado?... ¿Dónde dejaste a tormenta? — sonreí ante el apodo de mi hija.

— Bien, todos bien, Anto está en la escuela aun. Me dijiste que tenías una oferta para mí…

— Sí, pero antes bebamos algo ¿no?, ¿Moca descafeinado como siempre? — asentí antes
de verlo caminar hasta la caja, pensando en lo que V había dicho en el departamento, ya era
hora de dejar a Alexander atrás e intentar vivir, había leído muchos libros todos los que
tenían que ver con trastornos de personalidad o neurosis, intentando justificar su actuar,

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Contrato
Aryam Shields M.
pero no se puede justificar lo injustificable, vi como Mathew se acercaba a la mesa con los
dos cafés y una bandeja con muffins de arándanos — bueno — colocó la bandeja en la
mesa y se sentó a mi lado — hay una fundación nueva que se llama Open Heart. Se
encarga de ayudar a los niños que tienen malformaciones congénitas en el corazón, es una
fundación nueva pero tienen un donador anónimo que es fuerte porque en solo unos meses
han operado completamente gratis a más de 100 niños — Inmediatamente me emocioné
por esos niños, Dios sabe que yo hubiese dado mi vida por una ayuda de ese tipo, pero no
entendía que tenía que ver eso conmigo — en fin — había olvidado que Matt estaba
hablando, — una amiga me ha dicho que necesitan un psicólogo para ayudar con las
familias, apenas me dijeron pensé en ti.

— Ohm, no sé qué decirte... — lo corté esbozando una sonrisa.

— Espera no te he contado la mejor parte de todo, el fundador está en Nueva York este fin
de semana, dicen que es un hombre huraño pero ella ha logrado convencerlo que te dé una
oportunidad y quiere verte mañana a las 6:00 de la tarde en el restaurante Barbeta, el tipo es
italiano y al parecer tiene un fetiche especial por ese lugar — expresó divertido pasándome
una tarjetita.

No sabía que decir estaba conmocionada eso era lo que yo necesitaba una oportunidad.

— ¿Y bien? — dijo Matt mirándome a los ojos.

— Eres un Amor Mathew Campbell — dije antes de abrazarlo fuertemente, él se


sorprendió un poco pero me respondió el abrazo de la misma manera, estuvimos un par de
minutos abrazados hasta que caí en cuenta de lo que hacía, él no me dejo alejarme… Al
menos no completamente.

Su mano acarició íntimamente mi mejilla manteniendo muy cerca nuestros rostros —


Tienes unos ojos realmente hermosos Katheryne Cortez — dijo con voz suave, sus ojos
verdes eran tranquilos y su mirada era dulce, no lo vi solo sentí sus labios suaves, húmedos
y carnosos acariciar los míos lentamente; era un roce suave sus labios cepillando los míos
sin intenciones a mas su mano sujetando mi mejilla mientras inclinaba un poco su cuerpo
para besarme mejor, un beso demasiado diferente a los que ya estaba acostumbrada a los
que habían tatuado mis labios una y otra vez.

— Matt — dije apartándolo de mi cuando el beso empezó a cobrar intensidad.

Él suspiró fuertemente y presionó el puente de su nariz — No voy a disculparme por eso,


llevo meses queriéndolo hacer… me gustas Kathe…

Sonreí — Conozco tus andadas en la universidad, a ti te gusta hasta la escoba si le


ponemos una falda — dije divertida no quería arruinar el momento, simplemente yo aún no
estaba preparada para tener algo con alguien. Por mucho que quisiera dejar el pasado atrás.
— No te diré que soy un santo… Tampoco muy fiel — sonrió — joder soy un puto perro
— dijo para sí mismo a lo que asentí — pero puedo intentarlo… — Arqueé una ceja —
¡Mujer de poca fe! — Sonrió antes de tomar un muffin y llevarlo a su boca — entonces

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Contrato
Aryam Shields M.
mañana estarás en Barbeta, espero que Ámbar no se haya equivocado — agradecí al cielo
el cambio de conversación.

Estuve varias horas con Matt, ninguno de los dos hablo del besó o de sentimientos, cosa
que me relajó un poco, luego fui por Antonella a casa de Fernando y Riki.

Fernando no salía del bufete aun así que Anto estaba con Riki...

— Mamiiii mira — Anto llegó saltando como la pequeña bailarina que era mostrándome
un hermoso conejo de peluche — el señor de ojos lindos dijo que era para mí — lo apretó
contra su pecho — se llama Tommy — me lo enseñó — miré a Riki enarcando una ceja
mientras tomaba el peluche, era blanco y con unos impresionantes ojos verdes y una nariz
rosa — ¿Cierto que es bonito mami?

— Ant — coloqué mi voz de mamá — ¿De quién es este conejo amor?

— Es mío mami — me dijo con vocecita pequeña — el señor de los ojos lindos me lo dio
y dijo que era para mí — repitió.

— Le pregunté a la maestra y dijo que no había visto a nadie cerca de Anto en el receso
escolar.

— Ant — me agaché a la altura de mi bebé entregándole el conejo — si este conejito es


de alguno de tus compañeritos tienes que devolverlo — acaricié su mejilla.

— Pero mami — su ceño se frunció — es mío, me lo regalaron — pateó el suelo con su


piececito mientras apretaba el muñeco.

— Mami nada, si no es de ninguno de tus compañeritos te quedarás con él — mi voz salió


algo fuerte y mi nena me miró con temor, suspiré fuertemente antes de decirle con voz más
dulce — ¿conoces al señor de los ojos bonitos?

— No — negó con la cabeza — tenía unos pantalones como el tito Riki, — Riki vestía
vaqueros y una camisa gris con una chaqueta y un gorro en su cabeza — fingió pensar —
¡Y unos lentes! — Dijo sobresaltada — pero luego se los quitó y tenía unos ojos lindos —
terminó, escuchamos que empezaba el programa que veía y ella se fue dejándonos a
Richard y a mí muy confundidos.

— Mañana averiguaré en la guardería — Riki y yo nos quedamos hablando un par de


cosas más hasta que fue el momento de pasar por las pizzas e ir a casa.
.
.
.
Habían pasado ya varios días y el fin de semana llegó a pasos agigantados, era sábado en la
mañana y V se había marchado al hotel donde Dem se hospedaba.

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Demian Stroux era un hombre extraño y por Dios que no tenía ni idea que tipo de relación
tenían él y V pero parecían complementarse el uno con el otro, estaba alistando la maleta
mientras que Riki estaba con Anto en la sala.

Cerré los broches y caminé fuera de la habitación Riki tenía a Anto en sus piernas mientras
ambos veían al Chavo del ocho — Listo — Anuncié haciéndolos girar, Anto se levantó de
la silla seguida de Richard, — pasaré por ella mañana en la noche.

— Ok Kath — Riki sonrió — le diré a Fernando que tenga todo listo, está muy nervioso.

— Sé que lo harán bien chicos — susurré y él asintió antes de tomar la mano de mi hija
para irse, me agaché a su altura dándole un sonoro beso… — Te amito bebe, pórtate bien
en casa de los titos — mi nena asintió con su cabeza.

— Nos vemos Kath — expresó Riki.

— Chau mami — dijo Anto antes de desaparecer por la puerta.

Debía ponerme manos a la obra si quería llegar temprano a mi entrevista.


.
.
.
Demoré casi una hora cambiándome ya que nada me parecía apropiado afortunadamente
llegue a Barbeta a las 5:45, era mejor estar ahí cuando el Sr...

¡Diablos no sabía su nombre!, intente comunicarme con Matt pero el teléfono se iba a
buzón así que después de mucho pensarlo decidí entrar y preguntar por la reservación.

— Buenas tardes señorita — dijo el maître en un fluido italiano, recordé que hace casi
cuatro años atrás le había pedido en este restaurant a Alexander que me hiciera el amor,
negué con la cabeza antes de preguntar.

— Reservación a nombre de Open Heart — dije con una sonrisa.

— La están esperando señorita, sígame... — el Maître empezó a caminar hacia los


apartados y temí un poco, ¿qué clase de entrevista se hace a esta hora y en un restaurante?,
pero era una amiga de Matt así que traté de relajarme, suficiente tenía con mis nervios,
cuando llegamos a la mesa esta estaba sola.

— Pensé que me esperaban — expresé al maître — mientras me sentaba y el me pasaba


el menú.

— Llevo tres malditos años haciéndolo — dijo una voz a mi espalda, mi cuerpo entró en
tensión al reconocer esa voz... Habían pasado casi cuatro años desde que no la escuchaba,
cuatro y ahora que estaba dispuesta a dejarlo ir él volvía, mi cabeza giró rápidamente
encontrándome con los ojos Verdes mar que tanto había extrañado.

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— Lex — mi voz salió ronca, asombrada, cerré mis ojos varias veces pensando que esto
era un espejismo o un sueño, mordí mi mejilla internamente... pero no estaba soñando él
estaba ahí frente a mi después de todo este tiempo.

— Buenas noches dolce — susurró en italiano, podía sentir mi corazón latir con fuerza, la
boca se me secó mientras veía al hombre que había amado con locura.

— ¿Qué… ¿Qué hace aquí Alexander? — dije enojada cuando logré articular palabra,
Alexander se había sentado frente a mí y leía el menú como si no se hubiese ido cuando yo
más lo necesitaba, como si no me hubiese abandonado cuando me había hecho prometer
que estaría junto a él por el resto de la eternidad.

Nunca nos prometió nada... Mi sub dijo mientras se arreglaba para él, a veces la odiaba.

¡Tú cállate! — mascullé enojada.

— Tráenos, brucheta especial, ensalada mixta y capellini pomadora, para tomar un Vino
Barbera de Alba Suoli — expresó en un fluido italiano mientras entregaba al maître el
menú, no pasó por desapercibido que dijo tráenos y no tráeme...

El maître se retiró y fue mi momento de hablar — ¿Qué haces aquí Alexander? — Volví a
preguntar — Estoy esperando a alguien.

— Oh… sí, me esperas a mi… — contestó socarrón.

— ¡¿Qué?! — mi voz subió un par de octavas.

— Me esperabas a mí, Co-fundador de Open Heart estamos en una entrevista de trabajo


señorita Cortez — dijo seriamente — pero tengo hambre y primero cenaremos — ordenó
suavemente.

— ¡Esto es una trampa!, — Sentí la rabia bullir dentro de mí, tres años habían
transcurrido, tres malditos y dolorosos años — Me engañaste... Hiciste todo esto para,
¡¿Para qué demonios hiciste todo esto?! — exploté levantándome de la silla y dando
gracias a Dios porque era un privado.

— Siéntate, baja la voz y no me hagas enojar nena, no te conviene dolce, vamos a comer y
luego hablaremos.

— ¿Luego hablaremos?, ¡luego hablamos y un cuerno Alexander! — grité una vez más
— ¡a mí no me amenazas tu y yo no somos nada!, te recuerdo que tú me dejaste cuando
estaba en coma, cuando más te necesitaba; no puedes pretender regresar como si fueses mi
amo y señor — negué con la cabeza — estás muy equivocado Alexander McConner, que
tengas buen provecho — terminé antes de girarme y empezar a caminar en dirección a la
salida, tenía tanta rabia que en cualquier momento iba a llorar, el nudo en mi garganta cada
vez se apretaba más impidiéndome respirar, necesitaba huir ya que no sabía si tirarme a sus

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Aryam Shields M.
brazos y besarlo como hacía años soñaba o darle una fuerte patada en su exquisito culo por
cobarde, arrogante y cabrón.

Pase por el lado del maître, bajando mi cabeza para que no viese mi cara, las lágrimas
picaban por salir pero negaba rotundamente a dejarlas escapar, llegué a la avenida y paré un
taxi, justo cuando iba a subirme sentí como su mano sujetaba fuertemente mi muñeca y su
olor... ese que me hacía derretir ante él, se colara en mi nariz.

— En tres años no has tenido a nadie — dijo en voz baja apretándose fuertemente a mí.

— ¿Y por eso supones que soy la misma de hace tres años?... — su mirada era
impenetrable — Pues no lo soy, cambie, me hiciste cambiar el día que me dejaste, el día
que no te importo mi amor, el día que dijiste Je t'aime... El día que dijiste que me amabas y
¡como el maldito cobarde que eres huiste!, huiste de mí, tú el gran Alexander McConner
dueño del universo, el imbécil que días antes de abandonarme me pedía que luchara por mi
hija que no te dejara solo ¡me abandonaste!, no tienes ningún derecho a venir a destruir mi
vida Alexander... — la primera lagrima se deslizo por mi mejilla — ¿Para qué diablos
regresaste?, — el no contesto, se limitó a arroparme con sus brazos fuertemente
pegándome a su pecho mientras las lágrimas caían — déjame ir por favor, ya lo hiciste una
vez. Me dejaste — limpié la lágrima mi rostro con mis manos — déjame ir por favor —
mi voz se quebró en un último instante.

— Tú y yo volveremos a vernos — dijo roncamente mientras su amarre en mi muñeca se


debilitaba soltándome completamente, caminé rápido y sin mirar atrás ya que no podía
hacerlo, tomé el primer taxi que pasó por la avenida; por mi mente pasaban las imágenes de
cuando desperté, mi desesperación por saber de él, había escuchado un disparo y era lo que
más recordaba, las miradas de todos y la única frase que V me había dicho…

"Salió de acá y no volvió Kate".

Intenté hablar con Demian, con Lilian pero no estaba nadie, mi corazón se había destrozado
y ahora que estaba unido por banditas, llegaba él a volverlo a partir...

Lo amaba, con cada respiro, con cada palpitar de mi corazón pero si volvía a suceder algo
similar a lo de tres años atrás iba a morir y Anto me necesitaba fuerte.

Llegué a casa en una nebulosa de confusión, me quité el vestido negro que V me había
prestado y coloqué mi pijama, aún era temprano pero yo solo quería dormir, dormir y que al
despertar solo fuera un sueño, que él no estuviese aquí y que esto no había sucedido.

Desafortunadamente no había sido un sueño, me levanté temprano al día siguiente luego de


dar miles de vueltas en la cama, tenía un mensaje en la contestadora de Fernando.

Nena la hermana de Riki se ha puesto de parto, él se ha ido pero necesito que vengas por
la muñeca…. te quiero.
Miré el reloj dándome cuenta que no eran las seis de la mañana como pensé.

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Contrato
Aryam Shields M.
Me di un baño lento luego de llamar a Fernando y quedar en pasar por Anto en una hora,
mientras el agua rodeaba mi cuerpo me dediqué a pensar en lo que significaba el regreso de
Alexander... Nada, él era pasado, un pasado que yo había decido enterrar en más de una
ocasión... Sin éxito alguno.

Cerré la llave del agua y me sequé completamente, aunque aún lo amara si Alexander
McConner pensaba que aún tenía control de mi vida, Estaba muy equivocado.

Me coloqué unos jeans y un suéter acompañado de mis bailarinas, até mi cabello a una
coleta alta, y tomando mi mochila decidí que era hora de ir por Antonella.

Abrí la puerta para irme y esperé todo menos encontrarlo allí frente a mí.

Sin mediar palabras sus labios chocaron fuertemente contra los míos, una de sus manos
sujetó mi cadera mientras la otra agarró mi nuca pegándome más a él, su lengua invadió la
mía en un beso cargado de necesidad, afecto y arrepentimiento... Cedí a su fuerza y mi
lengua salió al encuentro de la suya, el corazón me latía frenéticamente mientras luchaba
por respirar y seguirle el ritmo.

Whisky, menta y hierbabuena... Una maldita adicción. La mano que había estado en mi
cadera subió hasta posesionarse en mi pecho derecho, gemí por las sensaciones que tenía
años sin sentir, fue entonces cuando reaccioné.

La bofetada resonó por cada pequeño rincón del living mis ojos enfocados en la mueca
sardónica de Alexander mientras se acariciaba la mandíbula.

— Has sacado garra estos años y eso me gusta dolce — dijo suavemente antes de dar un
paso en mi dirección.

— No tienes ningún derecho de venir a mi casa y usarme con si fuese de tu propiedad si


estas de paso en Nueva York te informo que Bárbara aun es una puta y tú sabes dónde
encontrarla, ahora vete.

— Tú y yo tenemos que hablar Katheryne — dijo mirándome.

— Tu y yo nada, no existe un tú y yo Alexander, ¡tú lo rompiste! Y ahora regresas después


de tres años y pretendes que todo sea como antes, no sé si eres muy iluso o si me consideras
muy estúpida Alexander... — dije antes de dirigirme a la salida, si él no iba irse lo haría yo,
su mano sujetó mi brazo pero lo jalé fuertemente sin importarme el dolor, corrí escaleras
abajo; Alexander McConner no volvería a lastimarme.

Me sentía una puta cobarde al no poder enfrentarlo, pero no estaba preparada para esto…
fueron tres años, los peores tres años de mi vida, dónde por no ser gracias al apoyo de V,
Fernando y Mathew no estaría donde me encontraba en estos momentos, así que
definitivamente no podía permitirme volver atrás…

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Contrato
Aryam Shields M.
Llegué a casa de Fernando y Richard Media hora después, había estado en la puerta del
edificio intentando serenarme. Fernando había vendido la antigua casa de Gabriel, nos traía
recuerdos dolorosos y aunque me había negado había abierto una cuenta a nombre de Anto
y había depositado el dinero de dicha venta ahí, un abrazo fuerte por parte de mi peque me
hizo lagrimear pero logré recomponerme antes de que Fernando se percatara.

— ¿Crees que seré un buen papá? — preguntó mientras terminaba de arreglar la


habitación del pequeño Gabriel. Rachell la hermana de Riki había servido como vientre de
alquiler, habían hecho una inseminación artificial con ovulo de un donante anónimo, V y yo
nos habíamos ofrecido pero ellos no lo habían aceptado, querían algo que fuese de ellos.

Así que lo entendimos.

— Kath — miré a mi amigo — ¿qué crees?

— Ant — llamé a mi pequeña bailarina


.
— Mamii — mi nena llegó corriendo.

— El tío Fernando quiere un beso y un te amo — mi nena corrió hasta donde Fernando
que estaba doblando la ropita y lo abrazó fuertemente.

— Te amiito con toditito mi corazón, eres el mejor tito del mundo mundial — dijo con voz
suave abrazándolo, Fernando la apretó fuertemente y luego se fue a ver televisión.

Fernando me dio una sonrisa — Ves Antonella te ama Fernando, tu hijo también lo hará
— me acerque a él y lo abracé.

— No puedo creer que ella me ame tanto, mas cuando yo la abandone cuando Gabriel…
— mi amigo bajó la mirada y suspiró, lo atraje hacia mí y lo abracé fuertemente, no
necesitábamos palabras

— ¿Te sucede algo? — preguntó Fernando unos minutos después, ¿qué acaso era un
jodido libro abierto? — ¿Cómo te fue en la entrevista de anoche?

— Creo que bien — mentí inútilmente — esperaremos a ver qué pasa — peiné mis
cabellos hacia atrás y decidí cambiar el tema de conversación — ¿por qué no estás tú en el
hospital?.

— Dimitri me ha dicho que se toma entre cuatro y ocho horas, ¡si estoy allá la espera va a
matarme! Y voy a terminar volviéndome loca — no pude evitar reír y mire a Fernando
enarcando una ceja — sí Kath mas loca — ambos reímos — Riki me llamará cuando ya
esté a punto de nacer.

Estuvimos un rato más con Fernando hasta que Riki lo llamó el pequeño Gabriel iba a
nacer así que mi amigo debía volar hasta el GEA si quería llegar al nacimiento de su hijo.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Mami — Anto me llamó mientras íbamos a casa — ¿podemos ir al parque? Por
favorcito mamii — tenía ojitos de borreguito a medio morir y juntaba sus manitos.
Brincando en su asiento, mire la hora y era relativamente temprano así que asentí.

El parque cerca a nuestro edificio era pequeño pero tenía una pequeña plaza en donde
habían palomas y mi hija amaba tirarles pan, a sus cinco años Anto se había convertido en
toda mi vida, su corazón crecía fuerte y aunque era consiente que había que hacer una
nueva intervención estaba tranquila ya que para ello faltaban algunos años y esperaba tener
todo el dinero para esa fecha y si no siempre podía recurrir a un banco o una fundación, ya
me había informado sobre varias, además que Anto era paciente especial de la doctora
Malinov.

Me recosté en uno de los arboles mientras me sentaba en el césped, era un ritual cada vez
que veníamos a este parque, eche de menos no tener un libro ahora mismo, aun así saqué
mi IPod mientras veía a mi nena alimentar las palomas, cerré los ojos un instante sintiendo
como el viento golpeaba mi rostro.

— Kath — su voz, su maldita, suave y aterciopelada voz…

— Alexander por favor — susurré al sentir su aroma, no tenía que mirarlo para saber que
él estaba ahí — por favor déjame en paz.

— Me estudiaste mejor que los muchos psicoanalistas que me han tratado nena... —
susurró cortándome, el auditorio, la presencia intimidante que me observaba era él... — Tu
tesis fue asombrosa Katheryne... Cristo, realmente necesito que me escuches nena... — su
voz había bajado un par de octavas, abrí mis ojos para verlo pero no estaba frente a mí,
estaba a mi lado con su cuerpo totalmente recostado al árbol, con un jean deslavado y una
polera gris, en ese instante recordé la descripción de Anto y un susurro de su parte confirmo
lo que tanto temía, él era “el señor de los ojos lindos” — Yo no quería enamorarme,
necesito que entiendas desde la muerte de Megan, nunca estuve interesado en ello. Cuando
amas das el todo por todo, te subes a la nube de falacia más grande que existe y cuando
todo acaba te sientes que caes en un precipicio sin fondo...

— No me interesan tus excusas Alexander — miré a Anto jugar a lo lejos — Antonella no


te alejes mucho amor — grité al verla correr más hacia la calle, pude ver como las
comisuras de la boca de Lex se inclinaban un poco mientras miraba a mi bebé, pasé una
mano por mi rostro cansada del juego del gato y el ratón — Nadie... Nadie en este mundo
ni Mayerly, ni mi padre, ni siquiera Gabriel, nadie Alexander me ha hecho tanto daño como
tú, yo solo quise hacerte feliz, pero tú te negaste completamente y lo lamento, pero mi
período de estupidez ya pasó... No volveré a ti Alexander si acaso es eso lo que pretendes
acosándome, porque tú señor perfecto me destruiste.... Aplausos al señor McConner — dije
sardónica — al final consiguió lo que tanto anhelaba — respiré fuertemente — Me
consumiste, me marchitaste — un lágrima rodó por mi mejilla y la quité de un manotazo
— No quiero verte más en mi vida Alexander y por tu bien mantente alejado de Anto... Ya
no soy la tonta de hace tres años atrás y si una vez estuve dispuesta a amarte sin importar lo
que tu sintieras por mí — me levanté del pasto y lo miré fijamente sin importarme su rostro
distorsionado por mis palabras, sin importarme a quien le dolían más — Esta vez no. —

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Contrato
Aryam Shields M.
Expresé fuerte, me giré para llamar a Anto e irnos a casa pero ella no estaba en la pequeña
plaza — !Antonella! — La llamé corriendo hasta la plaza — Antonella... — no me
importó dejar a Alexander detrás de mí, respiré profundamente antes de empezar a
preocuparme Anto nunca se alejaba — ¡Ant! — volví a gritar con el corazón latiéndome a
mil.

— ¡Nella! — Escuché el grito de Alexander, pero mi bebé no aparecía, solo la había


perdido un segundo de vista... ¿dónde se había podido meter? — Dolce... Escúchame
dolce... Katheryne reacciona — Me zarandeó — Estás entrando a un ataque de pánico,
debemos buscarla, voy a ir hacia la avenida, busca alrededor del parque — limpió mis
lágrimas... ¿En qué momento había empezado a llorar? — Va a aparecer dolce, Alexander
sacó su celular, — Victor, Daniel necesito que busquen a Antonella por los alrededores del
parque — Ordenó al móvil, no me importó saber quiénes demonios eran Victor y Daniel,
Alexander empezó a caminar hacia la avenida y yo a correr hacia el parque.

Busque casi por todos lados pero mi nena no estaba y ya estaba empezando a
impacientarme, corrí a la avenida quizás Alexander ya la había encontrado.

El alma volvió a mi cuando vi a mi pequeña en los brazos de Alexander...

— Anto — mi corazón salto aliviado.


— Mami... El señor gato no quería que lo atrapara y se iba a ir a la calle solito, pero el
señor de los ojos lindos me ayudó a atraparlo — se explicó.

— Anto — la tomé de los brazos de Alexander llenándola de besos sin importarme la bola
de pelo blanca, amarilla y negra que tenía entre sus bracitos — Anto jamás óyeme bien
jamás vuelvas a alejarte — le di un par de besos más.

— ¿Puedo quedarme con el gatitu mami? — Preguntó mi pequeña — por favorcito — me


hizo un puchero.

— Hay que preguntarle a la tía V mi amor — dije apretándola fuertemente a mí —


Gracias Alexander — suspiré aliviada.

— De nada mía bella ragazza, yo solo… necesito hablar contigo.

— Te lo agradezco de verdad Alexander, pero te repito, aunque no lo creo realmente


necesario te recuerdo tú y yo no tenemos nada que hablar, tu tomaste tu decisión y yo he
tomado los mías, — me giré, no sabía cuánto me duraría la fuerza de voluntad de decirle
que se alejara cuando lo que mi mente pedía a gritos era que me estrechara entre sus brazos
y me diera uno de esos besos que hacían que me olvidara que existía el mundo, suspiré
besando la mejilla de mi muñeca y empecé a caminar... Sí así es como debía ser…
.
.
.

414
Contrato
Aryam Shields M.
Varias semanas habían transcurrido sin tener noticias y sin que se me hubiese aparecido
Alexander... Al menos no había intentado acorralarme en la calle o simplemente llegado al
departamento, le había comentado a V pero no a los chicos, ellos estaban bastante
enrollados con el pequeño Gabriel. Anto seguía en la guardería normal... Y no era estúpida,
un hombre vestido de negro me seguía, se había reportado como Victor Smith
guardaespaldas del señor McConner, le había pedido que se fuera que me dejara en paz,
pero él no lo hizo así que después de pelear tres días con el decidí ignorarlo.

Tarjetas empezaron a llegar, regalos costosos que no servían para nada, un celular nuevo,
las llaves de un coche... Yo no necesitaba eso, yo no quería nada que viniese de él... Bueno
lo quería a él, pero estaba demasiado herida como para perdonarlo.

— Pero yo me quiero quedar con el tito mamii — se cruzó de brazos haciendo un


berrinche de los que muy pocas veces hacía y no podía culparla Gabriel era hermoso, tenía
los ojos Azules muy parecidos a los de Fernando mezclados con la piel canela de Richard,
quien había sido el donador, a pesar de ser un pequeñito de un mes nos tenía a todos en la
palma de su mano.

— Anto — bajé a la altura de mi hija — Tito Fernando y tito Riki están ocupados con
Gabriel.

— Deja que se quede Kath — Riki salió de la cocina limpiando uno de los biberones de
Gabriel.

— Chicos… — intenté objetar, no podíamos darle a la princesa todo lo que quisiera.

— Vamos nena — Fernando reviró desde el sofá con el bebé en brazos — sabes que
quiero que ellos sean como hermanitos además yo amo a la diabla, así que déjala nos hará
bien.

— ¿Están seguros?, Fernando tu sabes lo que fue estar con Anto-

— Estoy Seguro — me cortó — Tan seguro como que Gabriel se levantara dentro de dos
horas por un nuevo biberón.

— ¿Entonces si puedo quedarme? — los ojitos de Anto eran emoción pura.

— Sí, pero tendrás que hacerte cargo de los pañales sucios — Riki rio cuando Anto arrugó
la cara.

— No tito eso lo haces tú — gruñó antes de salir corriendo hacia la habitación del
pequeño Gabriel.

— ¿Están completamente seguros? — pregunté una vez más.

— Vete ya que se hace tarde y te irás en metro — asentí, Fernando le pasó el bebé a Riki
antes de tomar su billetera.

415
Contrato
Aryam Shields M.

— No Fernando no lo harás — me negué al ver su intención — el metro aun es seguro.

— Dame paz mental mujer — me entregó el dinero, — toma el puto taxi y me pagas
cuando empieces a trabajar, aun puedo hablar con Ámbar…

Ámbar el nombre me sonaba…

Negué, quería conseguir las cosas por mí misma.

Me despedí de los chicos y mi pequeña consentida y bajé las escaleras de dos en dos. La
calle estaba sola casi desierta y ningún taxi pasaba por allí podía sentir la mirada del tal
Smith, decidí caminar un poco apenas eran las nueve así que podía caminar hasta una
avenida con mayor tráfico de personas.

Saqué mi celular enviándole un mensaje a V.

Tráfico pesado, me demoro un poco más.

Éramos como madre e hija informándonos donde estábamos, guardé el celular y me detuve
cerca de la carretera

Todo lo demás fue demasiado rápido, el auto paró y me empujaron hacia dentro, luché,
forcejeé un poco y pensé lo peor antes de caer en un abismo oscuro y sin fondo…
.
.
.
Abrí los ojos adaptándome a la poca luz, Dios ¿dónde estaba?

Que no cunda el pánico… Me dije a mi misma mientras veía a mi sub correr histérica por la
habitación, agradecí mentalmente no tener a Anto junto a mí.

— Despertaste… — Esa voz.

— ¿Alexander? — dije dubitativa.

— Soy yo dolce, tranquila, puedes levantarte no estas atada — su voz era suave, ronca y
profunda.

Me levanté de la cama y miré a todos lados. Alexander estaba pegado a una ventana, olía a
sal y se escuchaba… — ¿Dónde estamos Alexander? — mi voz subió un par de octavas.

— Dawson, mi último psicoterapeuta me dijo que hiciera las cosas con calma, que fuese a
tu tiempo y lo intenté dolce… lo intenté — no se giró lo vi tomar una copa de la mesa de al
lado — pero tú no quisiste y yo tenía que hacerlo… Necesito que vuelvas a mí… Me
consumo sin ti Katheryne, lento, estos años han sido una maldita tortura ¡pero tenía que
hacerlo!, el dolor y los recuerdos estaban acabando conmigo ¡y nadie lo entiende!

416
Contrato
Aryam Shields M.

Sentí la rabia subir a límites insospechados dentro de mí — ¡Y por eso tenías que
secuestrarme maldito neandertal! — Grité — porque me has tomado en contra de mi
voluntad y eso Alexander se llama secuestro aquí y en la China.
— ¡No sabía que más hacer, maldita sea! — Gritó encarándome, — necesitaba hablar
contigo ¡necesito que me escuches por un demonio!, ¿Crees que dejarte fue fácil?... ¡No lo
fue!, ¿Crees que darme cuenta que eras más que una sumisa fue sencillo?

— ¡Así que te tomó tres malditos años hacerlo! — hasta ese momento me di cuenta que
había música…. Muy suave Kelly Clarkson y su lado oscuro resonaban por la habitación.

Silencio….

— ¿Qué me garantiza que en un par de años el dolor no te consuma?… ¿Crees que para
mí fue fácil despertar y no tenerte?, maldición Alexander ¡yo te amaba!, porque te empeñas
en seguir hundiendo el puñal en la herida… ¿Por qué? — Lágrimas corrían por mis
mejillas — ¿por qué llegas cuando mi vida empieza a tomar su cauce?… ¡Porque insistes
en partir mi corazón si nunca me amaste!

— ¿Por qué no me entiendes? — expresó frustrado — era lo mismo… Lo mismo


martillándome en la cabeza, el coma, tu amor, la misma maldita escena repasándose en mi
cabeza y el día que casi mueres… el día que empecé a sentir-

— Decidiste que no valía la pena esperarme y huiste como un maldito cobarde cuando te
diste cuenta que te estabas enamorando de mi — reproché.

— No era... — pensó la palabra — No era ese sentimiento yo-

— Claro que no, ¡se me olvidaba que el grifo sin alma es incapaz de amar! ¿Qué es esta
vez?, adicción o necesidad o simplemente te aburriste de andar de sumisa en sumisa,
¡porque no creo que hayas sido célibe todos estos putos años! — Grité ahogada —
Contéstame algo Alexander ¿Por qué regresaste? — sorbí mi nariz.

— Por ti dolce — dijo en voz baja.

— ¿Por mí? — Reí sarcástica — ¿te diste cuenta que me amabas, o ninguna de esas
sumisas te dio lo que necesitabas?

— ¡Maldita sea, porque me importas! — espetó acercándose a mí — todos estos años


luchando conmigo mismo para no venir y arrastrarte hasta el infierno, todos estos años
intentando ser mejor sin éxito alguno, sumisa tras sumisa, dolor y placer, Dominique y su
maldito látigo y en todas ellas tu maldita sea ¡tú! — Me tomó por los hombros, — te
colaste en mi pequeña insulsa ¡desde aquella vez que te vi en el maldito burdel sirviendo
bebidas!

Mis ojos se abrieron al escuchar lo que haba dicho.

417
Contrato
Aryam Shields M.

— No lo sabias ¿verdad dolce?, yo iba y te veía, tenías la mirada de Megan, su forma de


ser tímida y explosiva y yo estaba tan confundido.

— Megan, Megan, no soy Megan ¡soy Katheryne! — repliqué.


— Lo sé, ahora lo sé… No fue mi culpa que Meg y Nella murieran, no fue mi culpa dolce,
pero si fue mi culpa que Fred las tomara a ambas para vengarse de mí, me importas más de
lo que deseo y quiero dolce porque maldición sigo siendo el mismo carbón arrogante
egoísta que conociste años atrás sigo siendo el mismo hijo de puta que se alimenta del dolor
y del placer, no he cambiado nada, absolutamente nada, solo he modificado y aceptado
cosas que antes me negaba a mí mismo, una de esas la más importante, tu… tú me importas
más de lo que yo quiero reconocer — sus manos tomaron mis mejillas pero me alejé.

— Que alguien te importe no significa que lo ames, Alexander — susurré en voz baja —
Yo necesito algo más, no quiero volver a repetir los mismos errores que ya cometí, tengo a
Anto y es mi deber velar por su estabilidad.

— Cristo nena — me abrazó a él — Yo te necesito dolce… Te necesito — mis manos


picaban por enredarse en su espalda pero me abstuve quedando rígida en su abrazo — No
me pidas más piccola, no me pidas que te diga a diario la maldita palabra porque no puedo,
no soy yo… Tú me importas demasiado y eso es todo lo que te puedo ofrecer, no te amos,
no te quieros, ni palabras cursis al oído, debes confórmate con saber que eres importante
para mí, solo yo y mi oscuridad principessa — dijo él.

¿Me querrás?

Todo el mundo tiene un lado oscuro


¿Me quieres?
¿Puedes querer el mío?
Nadie es una imagen perfecta,
Pero merecemos la pena,
Sabes que merecemos la pena.
¿Me querrás?
¿Incluso con mi lado oscuro?

No salgas corriendo,
No salgas corriendo,
No salgas corriendo,
Promete que te quedarás.

Lo alejé de mi… — No es lo que quiero Alexander ya vivimos esto una vez y yo


simplemente no lo quiero — me alejé aún más de él viendo su cuerpo derrotado, sus
hombros caídos y su triste mirada — No sé dónde estamos, pero llévame a casa Alexander,
y por favor vuelve a irte… No me hagas más daño por favor.

La habitación volvió a sumirse en silencio, me senté en la cama dejando que las lágrimas
fluyeran, no podía permitir esto… Simplemente no podía tropezar con la misma piedra…

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Contrato
Aryam Shields M.

No sé cuánto tiempo permanecí sentada y llorando, solo vi como Alexander se levantaba


hasta colocarse frente a mi cayendo de rodillas y dejando su cabeza en mis piernas antes de
empezar a hablar — No puedo hablarte de amor, no puedo prometerte amor, pero puedo
prometerte un junto a ti para siempre — subió su cabeza dejándome ver sus manos y lo que
había en una de ellas — Katheryne Cortez, nunca podré decirte que te amo, pero eres lo
más importante… Eres lo único importante que tengo en esta vida y no quiero perderte si
esta es una manera de decirte lo que siento sin palabras — estaba muda mi respiración
atorada y mis ojos fijos en la pequeña alianza de oro blanco que reposaba en su mano —
Yo... — tragó grueso — No puedo prometerte una historia de hadas, porque no soy un
puto príncipe, dolce, no puedo asegurarte un futuro lleno de felicidad, porque ni siquiera
puedo asegurar mi propia dicha, solo puedo decirte que creo en ti, en lo que dices o decías
sentir por mí, en como este músculo que está aquí — golpeó su corazón — dejo de doler
mientras tú estabas junto a mí, en como entendí, que yo necesitaba vivir en mundo de
tinieblas para encontrar el faro que guiara mi destino… Cásate conmigo dolce, se mía para
siempre… Hasta que te consuma al punto de llegar al infierno o me redimas para poder ir al
paraíso junto a ti…

Dicen que las mujeres nos sentimos sutilmente atraídas por los hombres con pasados
oscuros, tenemos complejo de heroínas… Alexander McConner era mi Sr. Darcy, mi
cazador oscuro, mi vanirio encolerizado, mi maestro, mi amo, mi señor… Yo quería
volverle a gritar que se fuera que se mantuviera alejado, pero al mismo tiempo me
preguntaba qué sería de mí si él se alejaba nuevamente, quería… No, anhelaba sentir sus
brazos rodeando mi cuerpo, quería que me cubriera la boca con sus besos terriblemente
salvajes, quería ser nuevamente su esclava, su sumisa… Su mujer para efectos prácticos, mi
mente era una nebulosa cargada y pesada no sabía que hacer o que decir, él se había
destruido ante mí y Dios… ¿Cómo obligas al corazón a sentir algo que no siente?, ¿Cómo
fuerzas a tu mente a que olvide a aquel ser que hacia martillar tu corazón?, ¿Cómo
controlas las lágrimas cuando sientes que todo se desgarra?, ¿Cómo niegas un sentimiento
cuando es más fuerte que tu propia voluntad?, cuando vez que al único hombre que has
amado destruido ante tus pies, puedes no sentir, puedes no llorar, puedes negarte amar, pero
el sentimiento está ahí vivo, latiendo con fuerza dentro de ti.

Suspiré fuertemente… No podía engañar a mi corazón, no podía engañarme a mí misma


yo… simplemente lo amaba, una excusa pobre a los ojos de muchas personas, yo no quería
pensar, solo quería sentir, mis manos tomaron sus mejillas mientras sus ojos aun trancados
en los míos me pedían que no lo dejara — ¿Me estás hablando en serio Alexander? ¿Me
estas pidiendo que sea tu mujer?

El negó con la cabeza — No… te estoy pidiendo que seas mi sumisa siempre, la mujer que
alimente mis demonios y me dé el placer que necesito nena — murmuró — te estoy
pidiendo que no me dejes, solo que te quedes conmigo y mi lado oscuro, a eso vine dolce,
por ti, por Anto — No pude contenerme más y acerqué su rostro al mío uniendo nuestros
labios en un beso suave.

419
Contrato
Aryam Shields M.
Alexander dejó que cepillara sus labios un poco antes de que sus manos agarrasen mi
cintura dejándome caer a horcajadas en sus piernas y dominando completamente el ritmo
del beso hasta que el cuerpo me bramo por aire…

— Ti amo mia bambina — dijo suavemente mientras colocaba mis cabellos detrás de mis
orejas una vez terminábamos el beso — Per favore, non lasciarmi anche tu... Non
respingermi da te, non uccidere il mio cuore ancora una volta Sere ragazza, stare con
me ... sempre.95

— Shss — coloqué uno de mis dedos en su boca — hazme el amor Alexander — dije
pegada a sus labios — hazme olvidar estos tres años de vacío, de soledad — mis labios
besaron su barbillas — hazme ver porque regresaste por mí, ámame sin tiempos, ámame
no solo con tu cuerpo ámame con tu alma… Demuéstrame que no voy a ser tu esclava,
demuéstrame que quieres que sea tu mujer, tu igual… — lo besé…
.
.
.
Poco más de un año había transcurrido desde que habíamos tenido aquella conversación en
el yate de Demian, un año desde que era la señora McConner. Extraño ¿no?, sí muy
extraño... cuando Alexander había puesto esa diminuta alianza frente a mi pensé que estaba
loco, la boda había sido sencilla en el salón del hotel donde Demian se quedaba
frecuentemente, por lo civil, cargada de miradas silenciosas y palabras sin decir, Fernando,
Riki y Veronica me llamaron loca, descerebrada pero al final entendieron, si bien solo una
vez había dicho la palabra con A podía decir que era feliz con lo que tenía.

— Mami — alcé la vista del libro que estaba leyendo para ver a mi bebé en el umbral de
la habitación.

— ¿Sucede algo princesa? — pregunte haciéndome a un lado de la cama y golpeando las


sábanas para que ella viniese junto a mí, ella corrió abrazándose a tommy el conejo de
peluche que Alexander le había regalado tiempo atrás.

— Hay truenos — dijo cubriéndose con el edredón — ¿Puedo dormir contigo esta
noche? — Sonreí antes de darle un beso en la frente — te quiero mami — bostezó,
mientras se acomodaba en las almohadas — ¿cuantos días faltan para que venga papá?

— Tres bebe — le respondí, Alexander había viajado a Tokio hacia dos semanas a revisar
las obras del último proyecto en el que trabajaba.

Anto bostezó — ¿Falta mucho para eso? — Negué — ex... — bostezó otra vez —
extraño a papi, mami — yo también lo extrañaba — ¿Crees que este aquí para la cena de

95 por favor, no me dejes tú también... No me alejes de ti, no mates mi corazón una


vez más niña hermosa, quédate conmigo... Siempre.Por favor, no me dejes tú
también... No me alejes de ti, no mates mi corazón una vez más niña hermosa,
quédate conmigo... Siempre.-

420
Contrato
Aryam Shields M.
Noche Buena?, este año el tío Fernando no vendrá, solo el tío Antuan y la tía Lilian con
Nico.

— Creo que si llegará a tiempo mi amor — susurré — hora de dormir Anto — pase una
mano por sus ojitos cerrándolos — que sueñes con tus ángeles mi amor — volví a abrir el
libro y bajé el brillo de la luz, si la casa de Nueva York, era jodidamente moderna y
equipada con la mejor tecnología esta era simplemente asombrosa.

Un par de horas después el cielo había dejado de cantar, como le decía a mi hija cada vez
que había truenos, cerré el libro dispuesta a dormir cuando la vibración de mi celular me
hizo tomarlo.

"Quería darte una jodida sorpresa, pero estoy famélico dolce, en diez minutos estoy en
casa, se la buena chica que me gusta, espérame en nuestra habitación, espera a tu amo
nena, ardo por ti".

¡¡Ardo por ti, joder!! Triplemente joder, yo ardía por él.

Diez minutos, ándate Katheryne — gimió de excitación mi sub.

Tomé a Antonella de la cama que siseó un poco por el movimiento y la llevé a su


habitación, encendí levemente la música por si empezaba a tronar nuevamente, mientras
rogaba a todos los santos que no sucediera, Anto nunca había interrumpido alguna de
nuestras sesiones pero siempre hay una primera vez en la vida, deseaba con todo mi
corazón que esa primera vez no fuese hoy, si Alexander ardía yo estaba simplemente
calcinada por él y el libro que estaba leyendo no ayudaba mucho a mi libido.

¡Deja de psicoanalizarte y mueve el trasero joder! — volvió mi sub al ataque, la muy


perra ya tenía su corsé de batalla, corrí de regreso a la habitación despojándome de mi
pijama de dos piezas y metiéndome en el baño, el puto correcaminos era una versión
ridícula a mi lado, diez condenados minutos.

Seis — en esos momentos odiaba a mi sub con toda mi alma.

El baño fue rápido y a pesar de que sabía que el regresaba en tres días estaba depilada
completamente, salí del baño con un albornoz negro y corrí hasta la habitación del pánico;
sequé mi cuerpo, apliqué la crema.

Maldito Peter con razón había estado sonriendo estúpidamente mientras traia a casa luego
de la jornada laboral en Masen Corp, había discutido bastante con Lex sobre trabajar al
final el había accedido permitiendo que lo hiciera a cambio de que trabajara en la torre de
Masen Corp como jefe de recursos humanos, aunque intente empezar por otro cargo, no
hubo poder humano ni juguete erotico que lo hiciera cambiar de opinòn.

Sentí como abrían la puerta de la antesala y me despojé del albornoz completamente solté
mi cabello del moño que me había hecho y me arrodillé sobre a la mullida alfombra

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Contrato
Aryam Shields M.
esperando a mi señor cerré los ojos enfocándome en el sonido casi silencioso de sus
pisadas, la puerta se abrió y pude escuchar su pequeño gemido estrangulado.

— Oh mío piccolo dolce e delizioso, non mi stanco di vederti così determinata con mia
grande gioia, ho voluto sapere quanti voi piccoli, dieci giorni senza il tuo corpo... senza il
tuo amore, baby mi sono perso... te, il tuo corpo, la tua anima, i tuoi baci 96 — se acercó
hasta mí, dejando sus rodillas en el suelo antes de dejar un beso casto en mi tatuaje — Il
tuo la regina della mia vita, il mio dolce, mio dolce esotico, la mia anima, la mia
sottomissione, il mio amante... Mia moglie97 — Se levantó hasta llegar al sofá de cuero que
adornaba la habitación — Vieni alla mia dolce, vieni in mio amante ... 're disposti a favore
vostro bambino il tuo dolore è il mio piacere, lo sguardo e mi guarda 98 — Me levanté
mirándolo, sus ojos verdes ardían en un mar de lava ardiente que gritaba entrega, placer y
dolor — Lo sai che non mi farà male bambino, ma ue necesitoq essere disposti al mio
polso. Cazzo di edificio... Ho bisogno di te baby, ho bisogno che tu compiacente per me,
non farmi aspettare... venire.99

Caminé hacia él, postrándome de rodillas frente a sus piernas — Ho perso il mio signore100
— dentro de estas cuatro paredes no éramos marido y mujer éramos amo y esclava, quite
sus zapatos negros y sus medias antes de subir mis manos por sus piernas haciéndolo
jadear entrecortado — Questa casa, questa stanza e questo cuore è vuoto senza di te101 —
mis dedos se movieron sigilosos por su cinturón desabrochándolo rápidamente, mientras
sentía sus manos en mi cabeza, mis dedos se toparon con su dureza lista para mí.

96 Oh mi pequeño y exquisito dulce, nunca me cansaré de verte así de


dispuesta para mi placer, sabes cuantas ganas tengo de ti pequeña, diez días
sin tu cuerpo... sin tu calor, estoy perdido nena.. Solo tú, tu cuerpo, tu alma,
tus besos.

97 Tú la reina de mi vida, mi caramelo, mi dulce exótico, mi alma, mi sumisa,


mi amante... Mi mujer.

98 Ven a mi dulce, ven a mi amante... estas dispuesta a complacer a tu amo tu


dolor será mi placer, levanta la mirada y mírame.

99 Sabes que no te hare daño nena pero necesito que seas la muñeca
dispuesta a mí. Jodida edificación... te necesito bebe, te necesito complaciente
para mí, no me hagas esperar... Ven.

100 Lo he extrañado mi señor.

101 Esta casa, esta habitación y este corazón está vacío sin usted

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Contrato
Aryam Shields M.
— dolce Carissima, mi sei mancata troppo102, — acarició mi cabeza, envolviendo mi
cabello en su mano — portarlo alla bocca e il bambino engullelo 103 — hice lo que me
pedía, saqué su falo ardiente de sus pantalones, la punta brillante me invitaba a probarla
suavemente, yo era su dulce, él era mi maldita droga... mi lengua se deslizo sobre su eje
recogiendo la pequeña gota de líquido pre seminal, gemí al sentir su sabor en mi lengua
viendo con satisfacción como él se tensaba, abrí mi boca relajando mi garganta hasta
tenerlo dentro, antes de dejar que mi lengua se enrollara en su carne — Tu boca nena… Tu
maldita y deliciosa boca — Succioné el glande suavemente — Cristo… Esto es tan bueno
dolce… Ohh si — su mano se cerró en mi cabello halándome fuerte pero sin causarme
dolor, arremoliné mi lengua en la punta succionando más fuerte mientras le escuchaba
jadear — ¡Mierda bebé no te detengas! — lo introduje más en mi boca, tratando de
abarcarlo todo, sintiendo como se agrandaba y se contraía en mi boca. Estaba demasiado
cerca, pero no se dejaba ir, subí mi mano hasta sus bolas y las acaricié levemente —
Jodido Cristo nena... — Siseó — detente ahora maldita sea — murmuró entre dientes
separando mi cabeza de su falo... antes de agacharse un poco y devorar mis labios entre los
suyos.

Como quedamos a la misma altura no lo sé, lo único que sentía era sus manos en mi trasero
apretándolos fuertemente mientras jadeaba en mi boca y mordía mis labios con pasión y
lujuria me depósito en la cama y se alzó detallando mi cuerpo.

— He traído — su voz era ronca mientras metía las manos en su saco, mis ojos recorrían
su cuerpo aun cubierto de la cintura para arriba — un regalo de Tokio — susurró antes de
sacar unas esferas similares a las bolas chinas, de su que habíamos usado años atrás —
Gírate nena — murmuró roncamente, hice lo que me pidió quedando frente a uno de los
espejos, esta habitación era diferente a la que tuvimos en Nueva York... Esta estaba rodeada
de espejos que eran iluminados por pequeñas luces que colgaban del tejado, lo vi
desprenderse de su saco y camisa dejando al desnudo su torso musculoso y su nuevo
tatuaje... Amaba ese tatuaje era el mismo que yo tenía una mujer y su grifo, él y yo...

Lo vi caminar hasta el closet de madera negra que estaba empotrado en una de las paredes,
tomando algo de él que no alcanzaba a detallar, su miembro estaba erguido hasta lo
imposible y no tenía que decir que yo estaba más que lista y preparada para él, pero como
siempre se tomaba sus tiempos y eso generaba algo malditamente placentero... Expectativa.

— Alza el trasero dolce, apóyate en tus rodillas y alza tu culo respingón para mí — Cristo
si tuviese bragas ya estuviesen desintegradas, su voz era suave pero rasposa, calentaba
hasta el último rincón de mi cuerpo, subí mi trasero dejándolo al aire para él y mis rodillas
contra el mullido colchón de la cama, lo vi moverse por la habitación y cerré los ojos por la
agonía en la que me estaba sometiendo… ¿No ardía por mí? ¿Entonces porque demonios
no venía y me tomaba como a él y a mí me gustaba?

102 Mi muy querido dolce, yo también te he extrañado.

103 Llévalo a tu boca y engúllelo nena.

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Contrato
Aryam Shields M.
— ¿Impaciente mia bella ragazza? — iba a contestar pero el azote que le propinó a mi
trasero me hizo gemir y no precisamente de dolor.

— Ohh Dios mío Alexander — susurré contra la sábana, su mano acarició la parte donde
me había azotado.

— Amo el color que adquiere tu trasero luego de un buen azote nena — movió sus dedos
hasta dejarlo justo sobre mis pliegues — Por el amor a todo lo sagrado dolce, ¿te derrites
por mi bebé? — No dije nada y el introdujo uno de sus dedos en mi más que húmeda
cavidad — Responde nena… ¿Es por mí por quien estas así?…

“No imbécil es por tu hermano gemelo”

— No me tortures Alexander por favor… — susurré.

— Mírame Katheryne — enfoqué mi vista en la suya a través del espejo — Tan


jodidamente caliente, y estrecha... — gimió antes de sacar sus dedos de mi interior y
llevarlos hasta su boca, gemí no de frustración y necesidad — Dolce… dipendenza,
dipendenza104 — murmuró, antes de alzar su mano izquierda mostrándome lo que había
sacado de su saco minutos atrás — estas son bolas anales principessa — me tensé al
escuchar la palabra “Anal” no voy a mentirles disfrutaba el sexo anal con él pero por Dios
que era doloroso al comienzo… — No te haré daño, ¿lo sabes? — asentí incapaz de hablar
al ver como el empapaba las dichosas bolas con lubricante… Jesús, María y José él no
pensaba meter esas putas bolas en mi…

“¿Son bolas anales donde más crees que van?”

Mi cuerpo se tensionó completamente…

— Shss… — se subió a la cama con una de sus bufandas ¿a qué horas había tomado la
bufanda? — Voy a vendarte bebé ¿confías en mí? — Volví a asentir mientras dejaba que la
seda cubriera mi visión — su mano derecha acarició mi columna vertebral desde la
clavícula hasta el coxis — voy a dilatarte primero nena… córrete hacia delante y abre bien
las piernas.

Hice lo que me pidió, camine de rodillas en la cama dos pasos hasta quedar casi en el otro
extremo…

— Abre las piernas principessa — abrí las piernas todo lo que podía, sentí como se movía
nuevamente por la cama.

Si antes estaba excitada, el saberme vendada y dispuesta me hacía sentir peor… iba a morir
de necesidad, un soplo helado directamente en mi clítoris me hizo sisear de dolor… — !
Alexander! — gemí entrecortado antes de sentir sus dos manos en mi trasero apretándolo
fuertemente mientras su lengua invadía sin reparos mi intimidad.

104 Dulce y adictiva

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Contrato
Aryam Shields M.

Jesús, María, José y todos los doce puto apóstoles, este era el fin del mundo… juro que los
ojos me rodaron dentro mis cuencas mientras me tensaba ante cada lamida o succión,
Alexander quería matarme… Lo sabía estaba pegado a mi intimidad como un niño
sediento, su lengua sorbía mis fluidos entrado y saliendo de mí, lamiendo cada rincón entre
mis pliegues.

Iba a correrme sentía el orgasmo cerca de mí, muy cerca y entonces él lo hizo, una a una mi
cuerpo se tensaba dolorosamente mientras recibía todo el placer que él me daba y el dolor
al que me sometía, gemía, jadeaba y maldecía sin control, mientras cada bola entraba en mi
interior, dolor… Sí… Diez esferas en total, fueron introducidas, el cúmulo de placer estaba
en un punto de no retorno, iba a estallar, a pulverizarme, dos succiones más hicieron que
viera puntitos de colores en la bufanda atada a mis ojos mientras me corría en un
maravilloso orgasmo mientras Alexander jalaba las esferas de un tirón haciéndome
maldecir por lo malditamente placentero que se sentía.

Caí como peso muerto sobre mis codos y antebrazos mientras trataba de controlar el latir
frenético de mi corazón, Alexander seguía lamiendo de mi centro recogiendo con su
deliciosa lengua todo lo que salía de mí.

— Delizioso — susurró en su sensual acento… — Squicito dolce — sus manos estaban


ahora en mi cadera sosteniéndome, de allí no sabía si para que mi cuerpo no cayese
desmadejado completamente sobre él o para sostenerme a mí, sentí como la cama se movía
nuevamente antes de tomarme nuevamente de las caderas y girarme dejándome boca arriba
para él — Amo ver tus formas desnudas principessa, fue jodidamente cachondo eso que
hiciste ayer piccola — ayer recordé levemente la sesión que habíamos tenido ayer por
Skype… Y el solo recordar como su mano subía y bajaba por su falo ardiente me tenía al
borde de un nuevo precipicio.

Sí, era una jodida ninfómana…

Sentí una vibración, era pequeña y chillona — Cristo Alexander — susurré — por favor
te quiero a ti…

— ¿Sabes piccola?, en Japón el sexo no es tabú, las tiendas de ropa están casi al lado de
los Sex Shop, conseguí un par de cosas interesantes allí y quiero probar unas cuantas esta
noche — la vibración chillona seguía más cerca y con más intensidad, antes de sentirla
directamente en mi muy sensible capullo.

— ¡Dios! — chillé de placer.

— Alexander principessa, Alexander, ¿crees que Dios podría hacerte sentir así?

— Cristo… — ahora si iba a matarme… — Alexander — traté de tomarlo del brazo.

— Manos arriba bebé no quiero amarrarte, necesito estas manos enterrándose en mi


espalda cuando este dentro de ti bebé, mi dolor, tu placer nena… — la vibración era

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Contrato
Aryam Shields M.
horriblemente torturadora, el placer estaba en los límites de la cordura — el vendedor me
dijo que era un cepillo vibrador… — susurró con voz ronca — ¿te gusta nena?, porque
maldita sea me tienes en el borde, verte ahí retorciéndote como una serpiente ante el placer
que yo te doy es más de lo que puedo soportar dolce — lo introdujo en mi vagina y chillé
levantando mi espalda de la cama, aferrando las manos fuertemente a las sábanas para no
detenerlo, podía sentir las cercas vibrando en mi interior.

— ¡Alexander por favor! — grité cuando mi interior explotó, no había terminado de


recuperarme cuando mi cadera fue tomada fuertemente dejándome en la punta de la cama
mientras lo sentía deslizarse dentro de mí — ¡Ohh Gracias! — pensé mientras sentía su
frenético vaivén, sus labios en mis pechos mientras mis piernas se habían anudado a su
cadera, sus estocadas eran rápidas, certeras y delirantemente deliciosas, jadear, gemir y
maldecir estaba sobre valorado en este momento, sus manos se colaron por mi espalda
alzándome un poco de la cama y dejándome sobre sus erección , cambiando completamente
el ángulo de sus embestidas dejándome bajar cuando el subía por mi pegando mis pechos a
su torso, nuestros jadeos entrecortados cada vez que nuestras carnes se encontraban, el
sudor de su cuerpo pegándose al mío, subió su mano por mi espalda antes de jalar
fuertemente la bufanda de mis ojos que se encontraron con ese par de orbes verdes que
tanto amaba y que me decían sin palabras que era reciproco.

— Vamos nena hazlo polso — Este era él… Él, — ¡Nena! — gimió desesperado y lo
hice, enterré mis uñas en su espalda rasguñándolo mientras mordía fuertemente su hombro
acallando mis gemidos en su piel mientras sentía como una vez más el mundo desaparecía
para mí, dos embestidas más y él rugió como poseso descargándose en mi interior…

Me dejó caer en la cama quedando sobre mí, Dios, Dios, Dios, el sexo con este hombre
nunca sería rutinario, estaba segura que en una de esas quedaría muerta.

— ¿Estás bien dolce? — dijo mirándome mientras se separaba de mi sin salir de mi


interior.
— ¿Aun estoy en una pieza? — le pregunté con una sonrisa mientras enredaba mis dedos
entre su cabello, él sonrió… Una sonrisita marca de la casa.

— Deduzco por tu sonrisa que te gustaron los nuevos juguetes — salió de mi interior
suavemente y luego me acomodó sobre las almohadas.

— Me pregunto — dije mientras se acostaba a mi lado, — ¿Crees que algún día


tendremos algo normal en esta habitación, tu sabes, nata, chocolate, fresas?... — enumeré.

— Deja de leer tanto jodido libro — sonreí mientras me lazaba para besarlo en la barbilla,
él tenía una sonrisa juguetona...

— ¿Todo bien en Tokio? — su mano subía y bajaba distraídamente por mi brazo.

— Sí, debo viajar en un mes para hacer la última revisión… Tú y Anto vendrán conmigo.

No dije nada ya que yo lo acompañaría hasta el fin del mundo si era necesario.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Ella ha estado preguntando por ti, hace poco la he llevado a la cama — susurré en su
pecho.

— Lo imaginé cuando vi los truenos del aeropuerto para acá — dijo él, la reciente
actividad y su mano ahora acariciando mi espalda me tenían somnolienta, así que no pude
evitar el bostezo que escapó de mi boca — Duerme ragazza — dijo antes de intentar
levantarse.

— Conoces las reglas Alexander… — susurré aguantándolo a mí.

— No me presiones mujer — dijo entre dientes.

— Hasta que me duerma señor bestia — dije dándole un beso en su pecho… Amaba
conocer el corazón de este hombre…

— Entonces duérmete de una jodida vez — murmuró y no pude evitar reírme, no sería él si
no tuviese un toque de bipolaridad.
.
.
.

Un nuevo trueno resonó por toda la habitación el cielo se coloreó blanco mientras el rayo
emitía su luz, alumbrando la habitación debido a que Alexander no cerraba las persianas lo
poco que dormía, me senté en la cama dándome cuenta que ahora estaba en mi habitación,
sola y desnuda… Otro trueno me hizo pegar un brinco, no iba a tardar mucho para que Anto
apareciese por la puerta.

Dos truenos más me recordaron que debía mover el trasero si no quería que mi hija me
encontrase desnuda y en la cama, lo último que necesitaba era una ronda de ¿Porqués?, así
que caminé al baño sintiendo la ya conocida molestia en mis partes íntimas y me envolví en
uno de los albornoz de Alexander, tenía los míos pero los de él olían jodidamente mejor,
regresé a la cama esperando los pasitos de mi nena pero no llegaban, así que me levanté de
la cama y salí de la habitación justo para ver a Anto caminar en puntillas pegado a la pared
aferrando su cobijita de lana y a Tommy fuertemente.

Decidí ver hasta dónde iba a llegar, ella no sabía que Alexander había llegado, así que lo
más lógico era que fuese a mi habitación, pero no lo había hecho, estaba bajando las
escaleras y caminando hacia un lugar en el que tenía prohibido entrar…

— ¿Papi? — vi como Anto lo llamaba desde el umbral de la puerta, en su voz había


sorpresa y emoción — ¿puedo pasar? — Preguntó — Tengo miedo — susurró apretando
fuertemente a su mantita y su muñeco de peluche.

— ¿Cómo sabias que estaba aquí piccola? — preguntó Alexander sin dejarla pasar al
estudio, podía escuchar su voz suave y pausada.

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Contrato
Aryam Shields M.
— No sabía, — murmuro — solo quería estar cerca de ti, mami dijo que vendrías en tres
días — la vi agarrar su manta y juguete con una mano antes de que otro trueno la hiciera
saltar.
— Ven aquí Principessa — dijo Alexander antes de que ella entrara, la tormenta había
subido de intensidad, vi a mi nena correr dentro del estudio y suspiré fuertemente antes de
caminar con pasos vacilantes hasta las puertas de roble.

Estuve pegada en la pared fuera del estudio por no sé cuánto tiempo, Alexander había
empezado a cantar una canción de cuna en Italiano, Anto a sus casi siete años de edad
siempre le pedía que cantara algo para ella desde aquella primera vez que despertó asustada
por los truenos, cuando ya no sentí ruido de parte de ninguno de los dos suspiré fuertemente
antes de asomarme, Alexander estaba sentado en su trono como yo lo apodaba, tenía a
Anto entre sus brazos mientras su barbilla reposaba en el tope de la cabeza de mi hija... Mis
ojos se llenaron de lágrimas, en el tiempo que teníamos juntos él siempre había mantenido
un trato especial para con Anto, a tal punto que mi hija lo había empezado a llamar papá
nuevamente... La primera vez se asustó, su rostro quedó impávido y no dijo nada,
simplemente se levantó del comedor y caminó hacia su estudio y no supimos nada de él
hasta el día siguiente, Alexander no había cambiado, al menos no en su forma de ser, seguía
siendo el hombre retraído y oscuro del cual yo me había enamorado y del que aún estaba
enamorada. Seguía usando sus métodos a la hora de hacer el amor o follar con gusto como
él lo llamaba.

Miré a Anto acurrucarse más a él cuando un relámpago coloreó de blanco la negrura del
cielo seguido muy rápidamente de uno de esos truenos que la hacían llorar.

— Estoy aquí junto a ti y mientras yo esté nada malo va a sucederte Nella — susurró
abrazándola aún más fuerte, nunca me molestó que el llamase a mi hija como llamaba a la
suya — yo voy a protegerte, voy a protegerlas — mi bebé subió su carita y él le limpio las
lágrimas, las mías se desbordaron de mis ojos sin poder hacer nada por evitarlo — Ti amo,
piccola principessa, darei la mia vita per te105...

No supe por cuantos minutos estuve allí solo mirando como mi hija se aferraba a él, quizás
ella estaba más perdida que yo, nos sentíamos masoquistamente atraídas por su oscura
esencia... Amor.

No necesitaba la palabra cuando el demostraba con pequeños hechos que nos amaba, lo vi
suspirar fuertemente y quitar los cabellitos del rostro de Anto que se había quedado
profunda en su pecho — Me pregunto si algún día te cansarás de espiarme — dijo sin
mirarme — Entra dolce — salí de la oscuridad de mi escondite y vi como sus dos orbes
verdes se encontraban con los míos — Ven aquí — ordenó con voz suave enderezándose
en la silla.

Caminé hasta él sentándome en la orilla del escritorio — Luces cansado — susurré


acariciando su mejilla, alzó su mano tomando la mía antes de darme un beso en la palma
abierta...

105 Te quiero pequeña princesa, yo daría mi vida por ti.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Déjame llevarla a la habitación — Negó — ¿Por qué no subes y descansamos? —


volvió a negar.

— Debo terminar — soltó mi mano y corrió su ordenador, una gran edificación se alzaba
majestuosa — Es una de maqueta en escala para lo que será un nuevo proyecto en
Chicago.
— ¿Volveremos a Nueva York? — pregunté sin ocultar mi emoción, un silencio cómodo
nos envolvió y Anto se removió incomoda.

— Quizás... — dijo minutos más tarde — Parece que ya la tormenta ha cedido, llevémosla
a descansar — asentí levantándome para tomar a mi pequeña — Yo la llevo, — Volví a
asentir.

Subimos las escaleras hasta la habitación de princesas de mi nena, Alexander la dejó


suavemente en la cama y un suave "papá" brotó de los labios de mi pequeña, Alexander
sonrió, una sonrisa sincera de esas que él muy escasamente daba, la cubrió con su colcha y
dejó un beso en su frente, yo me había quedado en el umbral esperando mi turno, pero
cuando Alexander pasó a mi lado no pude evitar tomarlo por la mano y enredar mis dedos
entre los de él.

— Ven... — dije jalándolo hacia la habitación.

El negó con la cabeza pero insistí, y finalmente cedió un poco al dejarse arrastrar por mí,
llegamos a nuestra habitación y lo hice sentar en la cama antes de levantar mi camisola
quedando solamente con un juego de bragas verdeses.

El levantó una ceja y me dio mi sonrisa marca registrada… — Odio hacerlo en esta
habitación nena — dijo antes que sus manos acariciaran mis muslos, conocía sus
movimientos, los conocía de memoria, así que cuando llegó a mi cintura retuve sus manos
ahí.

— Estoy sana... Puedo quitarme el Evra e intentarlo — sus ojos me miraron fijamente,
miedo, tensión, trató de quitar sus manos pero las mantuve ahí — Anto nos hace feliz es
nuestra hija a efectos técnicos, y la amamos pero podemos tener algo que sea
verdaderamente nuestro.

— No digas cosas que...-

— Shss, solo piénsalo — me dejé caer de rodillas quedando nuestros rostros a la misma
altura y colocando mis manos en sus mejillas — Te amo y yo quiero hacerlo, tenemos
derecho y no quiero forzarte, quiero que sea una decisión en conjunto, yo no voy a irme, no
voy a dejarte, si tengo que encerrarme en estas cuatro paredes mientras él o ella llegan lo
haré, pero esto es una decisión entre ambos, bebé y solo será si tú quieres, amas a Anto
mucho más de lo que me amas a mí, a ella se lo dices y a mí, a mí me basta con saberlo y
yo... — me cortó colocando una de sus manos en mi boca.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Yo... — su mano acarició mi mejilla suavemente — Yo...

— Shss, lo sé — dije — No tienes que decir la palabra con A...

Él sonrió — Te quiero — dijo con voz ronca... — y, sí — su voz fue un murmullo si no


hubiésemos estado tan cerca, no lo hubiese escuchado — Sí quiero — y eso fue todo lo
que yo necesité, uní sus labios a los míos mientras sentía su mano en mi nuca, su lengua
invadió mi boca y gemí entre sus brazos de hierro y su pasión desmedida...

Este era mi hombre... El dominante, el cruel, el que nunca parecía quebrarse y estaba
absolutamente enamorada de él, tal cual como es, si pudiera revivir nuestra historia no
cambiaría absolutamente nada porque todo lo que vivimos fueron ladrillos que nos
ayudaron a construir lo que tenemos ahora.

…Extra..
"La familia es algo así como armar un edificio de juguete sin manual de instrucciones."
Ammunni Bala Subramanian

.
.
.

Caminé inseguro por los pasillos del hospital mientras mantenía las manos en mi cabeza y
fruncía el ceño de vez en vez…

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Contrato
Aryam Shields M.
El doctor había salido de la habitación hacia unos minutos atrás diciéndome que cuando las
enfermeras saliesen yo podría entrar, en ese momento un escalofrío recorrió mi cuerpo al
darme cuenta que por primera vez en toda mi maldita vida estaba aterrado.

Lo habíamos intentado por varios meses, hasta que por fin lo habíamos logrado, para ese
momento había estado asustado pero no como hoy, dejé que mi frente golpease la pared
mientras respiraba fuertemente y sentía como abrían la puerta de la habitación de mi dolce.

— Ha nacido tu hijo — dijo Lilian con una sonrisa en los labios mientras tocaba mi
hombro… Sentí que el corazón me latía más aprisa y respiré antes de girarme.

— Ella… ¿está bien? — pregunté mirando fijamente a Lilian, ni ella ni Fernando, y


mucho menos Antuan tenían que saber que estaba asustado hasta el tuétano.

— Sí, algo cansada fue un parto difícil, tu hijo no estaba en la posición correcta — dos
enfermeras salieron de la habitación y sin decir nada le di un beso en la frente a Lilian antes
de caminar hacia mi mujer. Necesitaba verla.

Cuando había sacado el anillo esa vez en el yate de Demian, lo hice como una medida
desesperada a que ella me aceptase de vuelta, la manipulé, la coaccioné y gané… suena
asquerosamente horrible, pero la manipulación era una de mis armas y esa mujer era lo más
importante en mi vida, así que usé todas mis cartas.

Al entrar a la habitación noté que Katheryne dormía, su respiración estaba acompasada y su


rostro se veía desencajado y agotado, hacía más de nueve horas desde que ella había
empezado el trabajo de parto, afortunadamente Fernando y su pareja estaban en casa por ser
el cumpleaños de Anto…

Me acomodé en un rincón de la cama y acomodé los cabellos que estaban fuera de la coleta
de mi mujer… Mía y que el infierno se abriera y me consumiera lentamente si algún día la
dejaba ir de mi lado.

Katheryne me había dado más de lo que un hombre como yo merecía o que algún día había
soñado tener luego de la muerte de Megan.

Cuando ella preguntó si quería tener un bebé, algo en mi pecho explotó, no sabía que quería
un hijo hasta que ella lo preguntó y aunque en primera instancia no lo quería era solo ver el
brillo de sus ojos para saber que ella lo anhelaba, yo soy un ser egoísta por naturaleza pero
jamás podría negarle algo a la mujer que dejo todo por mí.

Yo la amaba aunque no se lo dijera, la amaba a mi manera ruin y mezquina, además nada


me impedía dejarla embarazada, así que acepté y a cambio ella me entregó su cuerpo, su
alma y su vida una vez más esa noche de tormenta.

Verla llorar cuando mes tras mes su período llegaba tal cual, destrozaba una pequeña parte
de mí que no sabía que existía, quizá pude parecer un monstruo sin sentimientos al no
haberla consolado, pero la conocía y sabía perfectamente que ella no era débil, simplemente

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Contrato
Aryam Shields M.
la dejaba llorar hasta que al día siguiente seguía siendo la misma, la mujer que trabajaba
para beneficio de mi empresa, la dama que me acompañaba a los malditos eventos públicos,
la madre que tenía todo organizado para Nella y para mí en la casa y la sumisa de mi
habitación de juegos, mi esclava a la hora de amar… y después de mucho llanto observar su
rostro lleno de felicidad al darme la noticia de que ella lo había conseguido, me dio
tranquilidad y paz, la luz en su rostro no tenía precio…

No fue un embarazo difícil, al menos nunca me habló de un antojo a pesar de que más de
una vez Peter tuvo que hacer un par de viajes al supermercado en la madrugada, sabía
perfectamente que ese era mi trabajo, pero ella no me lo pedía a mí, ella entendía mis
silencios yo sus decisiones.

Y ahora esta mujer valiente me había dado un hijo, uno que aún no conocía y que me
aterraba conocer.

Amaba a Antonella, ella era la niña que el destino y el bastardo de Frederick me habían
quitado, pero era una niña grande, una niña que aunque dependía de mí y siempre estaba
observándome cuando estábamos en casa era autodependiente, pero este bebé…

Negué con la cabeza y me levanté de la cama, caminando hasta llegar a la ventana ¿podría
ser yo un buen padre para ese bebé?... Hasta hace un par de años mi vida era una completa
mierda, una neblina que absorbía mis ganas de vivir, nunca en mi vida había pensado en
hijos y ahora no tenía solo uno… Tenía dos…

Nella y ese bebé…

Mi pequeña principessa, picara y audaz… Cristo la primera vez que me llamo papá, me
dejó helado, estábamos cenando y ella con su vocecita de niña pregunto que si podíamos ir
juntos al día de la familia de su colegio porque ya tenía un papá… el tenedor quedó a medio
camino y mis ojos se abrieron apresuradamente, ella me había llamado un par de veces de
esa manera pero era una bebé… Pero esa vez se sintió diferente. Ella me estaba escogiendo
a mí como padre, ella me estaba dando un título que yo no pensaba tener. Me levanté del
comedor y me encerré en el estudio sin ver a ninguna de las mujeres de la mesa y no salí de
allí hasta el día siguiente por más que Katheryne insistió en entrar.

Cuando Antonella me vio un par de días después se aferró a mis piernas mientras me decía
con lágrimas en sus ojos y su vocecita rota que no la dejara sola.

Solo me agaché frente a ella y dejé que sus bracitos y su inocencia me rodearan
abrazándome con toda su fuerza mientras la tomaba en mis brazos. Ese día me juré que
Nella sería mi hija así mi sangre no fuese la que corriera por sus venas, ese día me di cuenta
cuán grande había sido el amor de Katheryne por esa niña y porque había hecho lo que hizo
para salvarla, yo hubiese hecho lo mismo e incluso mucho más.

Ella era mi hija… No a efectos técnicos, como Katheryne había dicho una vez, Nella era mi
hija porque quería, podía y me daba la gana que lo fuera.

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Contrato
Aryam Shields M.
Sentí como abrían la puerta, me giré para ver a una enfermera…

— ¿Cómo está? — pregunté mientras la enfermera acomodaba la almohada de mi


esposa… Mi esposa, era la primera vez que lo decía siempre me refería a ella como Mi
Mujer…

— Bien, solo cansada, fue un parto largo y extenuante si usted desea puede pasar a la
sección de neonatos y ver a su bebe señor McConner — Asentí, pero sinceramente no
quería verlo… No aún — su esposa va a dormir toda la noche no es necesario que se quede
junto a ella.

— Prefiero hacerlo — dije en voz baja, la enfermera anotó algo en la historia y luego se
marchó, me senté en el sofá de la habitación. Era más de la media noche cuando junté mis
manos colocándolas debajo de mi barbilla mientras mis ojos estaban fijos en el menudo
cuerpo que estaba en la cama.

Los minutos se transformaron en horas, las horas se me hicieron eternas no pude evitar caer
rendido en algún momento de la madrugada.

— Hey — abrí los ojos mirando a Lilian, — Antuan y yo nos vamos Nico y Gabriella
necesitan de nosotros, sobre todo Gaby — sonrió, Gabriella era la pequeña principessa de
Antuan, era tan vivaz como su madre — fui a verlo, es una hermosura de bebé, deberías ir
a conocerlo.

— Luego — la corté — Cuando Katheryne esté despierta — Lilian se sentó a mi lado y


dulcemente tomo mis manos.

— A mí no puedes engañarme-

— Enana no sé de qué-

— Te conozco, estás asustado — me cortó — Tu lo quisiste y sé que ahora te preguntas


que tan buen padre puedes ser, conozco tu pasado pero eso es Alexander, pasado, y allí es
donde debes dejarlo. Megan y Nella fueron parte de tu vida y aunque se fueron, la misma
vida te dio a una mujer que te ama y te acepta como eres y a una pequeña que ve por tus
ojos, que para ella eres su héroe, a mí la vida me dio la amiga que me había quitado —
Miró a Katheryne — No las estamos reemplazando Alexander simplemente seguimos
caminando, las amamos, las recordamos y nunca las olvidaremos pero esta es la vida y ella,
Anto y ese bebé están aquí y son tuyos Lex — ella apretó mi mano y yo di un beso en su
frente — ¿A propósito como van a llamarlo?

— No lo sé… — dije sin mirarla, yo había acompañado a Katheryne a todos los controles
excepto a los que se hacía cuando estaba fuera de la ciudad, sabía que sería un niño, le
había dado una tarjeta para que comprase todo, pero nunca me había preguntado cómo
llamarlo o si ella ya tenía un nombre.

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Contrato
Aryam Shields M.
— Imagino que Kath tiene uno — sonrió — Llamé a V, me dijo que vendría tan pronto
Demian tuviese tiempo — su mano acarició mi mejilla — Ve a ver a tu hijo, no la hagas
sentir mal con algún tipo de rechazo hacia ese bebé… Él no lo merece — Soltó mi mano y
salió de la habitación.

No, yo no estaba rechazando al bebé, yo simplemente… Cristo, pegué mi cabeza a la


cabecera del sofá, yo simplemente no quería ser una mala influencia para él, llené mis
pulmones de aire antes de encaminarme fuera de la habitación.

— ¿Quieres que te acompañe? — dijo una voz a mi espalda.

— Pensé que te habías ido con tu mujer — Antuan Sonrió.

— Y yo pensé que quizás mi amigo me necesitaba así que aquí estoy — se acercó a mí —
¿quieres que te acompañe? — preguntó nuevamente, negué esto era algo que debía hacer
yo solo.

Caminé hacia dónde me habían dicho quedaba el área de neonatos, se escuchaba el llanto
de muchos bebes cerca así que me guié por eso hasta llegar a una habitación con muchos
bebes en cuneros que se podían ver a través de un vidrio grueso, aflojé mi corbata mientras
veía a dos hombres más frente al vidrio señalando a dos bebés que lloraban a todo lo que le
daban sus pulmones.

Me acerqué vacilante al vidrio y busqué entre las tarjetas de los cuneros hasta dar con la
que decía McConner…

No lloraba pero sus ojitos se abrían y cerraban observando todo lo que estaba a su
alrededor, era casi tan blanco como Katheryne, no tenía gorro así que pude observar un par
de mechones rubios como los de mi dolce.

No supe en que momento los dos hombres que me acompañaban se retiraron, mis ojos
estaban fijos en los del bebé frente a mí… Mi hijo…

Tan Mío como Katheryne y Nella…

— Sabes, siempre cuando los vez allí y caes en cuenta que él será tu responsabilidad, por
muy hombresote que te creas, da algo de susto, pero luego cuando empiezan a crecer y los
vez caminar o sonreír, te das cuenta que el miedo que sentías es algo efímero, la familia es
algo así como armar un edificio de juguete sin manual de instrucciones Alexander, y tú y
yo lo que mejor sabemos hacer es armar edificaciones — Antuan me dio dos palmadas y
yo suspiré hondamente… Era cierto si algo sabía hacer yo en mi vida era construir buenas
edificaciones.

. — Hola — le dije con voz baja cuando sus ojos se encontraron con los míos — ¿Cómo te
sientes? — acaricié su mejilla como un acto reflejo.

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Contrato
Aryam Shields M.

— Como si me hubiese caído un yunque pero estoy feliz — dijo acomodándose en la


cama hasta quedar sentada, sus manos tomaron mis mejillas algo rasposas por la barba y
junto nuestras frentes — ¿Estás bien tú? — preguntó.

— Lo estoy, perdóname si no fui el apoyo que necesitabas.

— No te pido más de lo que puedes darme, no eres perfecto pero yo conozco lo que hay
aquí — toco mi corazón — yo estaré junto a ti siempre porque así te amo.

— Yo…-

La puerta se abrió y una enfermera entró sonriendo hacia mi esposa, detrás de ella otra
chica traía a él bebe… Mi bebé. Me separé de Katheryne, levantándome de la cama y
mirando hacia el ventanal.

— Debe darle de comer — dijo suavemente mientras lo dejaba en brazos de mi mujer —


Katheryne le sonrió antes de que la enfermera dijera algo más y luego se fuese.

— Ven aquí — la voz suave de Katheryne se escuchó por la habitación — Vieni que
amore mio106 — me dijo en italiano, — somos tu familia Lex, estamos aquí para ti — su
voz era suave y tranquilizante — Tu hijo quiere conocerte — me giré dejando que mis
ojos se encontraran con los de ella, el miedo carcomiendo cada terminación nerviosa, el
vampiro, el grifo y el monstruo atemorizados por una pequeña cosita que no pesaba más de
tres kilos, suspiré fuertemente y avancé nuevamente hasta la cama. Me senté frente a ella
sin dejar de mirar sus ojos y el maravilloso brillo que tenía desde que había despertado —
Tómalo — dijo tendiéndolo hacia mí.

Negué con la cabeza más sin embargo ella insistió, así que lo hice.

¿Qué demonios tenía esta mujer que lograba convencerme de todo lo que ella quisiese?

— Anto, él y yo te amamos, tal como eres — dijo acariciando mi brazo — Solo míralo
— una de sus dedos acariciaba el cachetito del bebé, bajé mi vista encontrándome con el
par de orbes oscuros del niño en mis brazos, él bebe bostezó antes de enfocar sus ojos en
los míos y moverse incomodo entre mis brazos, Katheryne guió su dedo hacia su boquita
acariciando su labio inferior y haciendo que él abriese su boca y succionara su dedo —
Creo que tiene hambre — asentí antes de dejarlo en sus brazos y que ella destapara su
pecho para darle de comer — debemos de ponerle un nombre ¿has pensado alguno? —
preguntó.

— Pensé que tú tenías uno para él — Negué.

— No podemos seguir llamándolo bebé — sonrió.

106 Ven aquí mi amor.

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Nuevamente la puerta se abrió y esta vez una pequeñita de cabellos negros se asomó a la
habitación, Katheryne sonrió nuevamente y no me cansaba de observar lo mucho que sus
ojos brillaban.

— Tío Fernando me trajo — dijo antes de mirarme — ¿puedo pasar papi? — papi… Fue
en ese momento cuando comprendí lo que Antuan me había dicho anoche, me levanté de la
cama y caminé hacia mi hija alzándola como hacía de vez en vez hasta volver a la cama
donde Katheryne acariciaba al pequeño.

— Thiago — dije antes de besar la cabecita de Antonella ante la atenta mirada de


Katheryne.

— Me gusta — estiró su mano hasta tocar el brazo de Nella — Antonella, él es tu


hermanito… Thiago — Nella tenía la mirada anclada en el pequeño — Gracias —
susurró sin voz.

Apreté a mi pequeña pricipessa fuertemente a mí, ellos, los tres eran míos — Ti amo
principessa, la mia dolce far, entrò nella mia vita e hai lì, per sempre bambino, mai a piedi
da me107 — susurré en voz suave.

— Mai, io sarò con voi tutti i giorni 108 — dijo ella mirándome a los ojos y yo me
encargaría que eso fuese verdad.

107 Te amo princesa, mucho mi dolce, entraste a mi vida y te metiste ahí, para
siempre bebé, nunca te alejes de mí.

108 Nunca, estaré junto a ti siempre.

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