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Capítulo 1 Han pasado por lo menos siete u ocho meses Capítulo 131 Elijo a mi hijo
(Lawyer Hero) Capítulo 132 Camino a la fama
Capítulo 2 No puedes hacer nada, excepto fingir ser Capítulo 133 No era apto para ser padre
inocente Capítulo 134 Atrapada
Capítulo 3 Me gusta tu tenacidad Capítulo 135 Plan de venganza
Capítulo 4 Fue muy difícil dejar este lugar Capítulo 136 Samuel y Luna se enfrentan
Capítulo 5 Hizo que Luna se sintiera inferior por un Capítulo 137 Te pondrá los cuernos
momento Capítulo 138 Filmando la serie
Capítulo 6 Por favor, préstame algo de dinero Capítulo 139 El único inversor
Capítulo 7 Era agotador estar embarazada Capítulo 140 Me casé con otro hombre
Capítulo 8 Estaré allí Capítulo 141 No se había olvidado de Emma
Capítulo 9 Tengo algo que preguntarte Capítulo 142 ¿Estás seguro de que es una mujer
Capítulo I0 Felicitaciones por el nuevo bebé desconocida?
Capítulo 11 Gerardo Shao Capítulo 143 Dormiré aquí esta noche
Capítulo 12 Con qué alimentar a su hijo Capítulo 144 ¿Qué te parece si te conviertes en mi amante?
Capítulo 13 No nos volveremos a ver en el futuro Capítulo 145 Enseñarle a Amber una lección
Capítulo 14 Quieres que ella viva afuera Capítulo 146 ¿Estás loco?
Capítulo 15 Como si tú no fueras un cabrón.
Capítulo 147 Déjame cuidar de ti
Capítulo 16 Tendremos una pequeña reunión
Capítulo 148 Te despellejaré si te atreves a cambiar de
Capítulo 17 Seduciendo a su esposa
Capítulo 18 Mi esposa y yo somos muy felices opinión
Capítulo 19 Él será extraordinario cuando sea mayor Capítulo 149 Periodistas causando problemas
Capítulo 20 Srita. Bo, lamento haberla hecho esperar Capítulo 150 La visita de Samuel
Capítulo 21 Había una mujer llamada Emma Capítulo 151 La extraña visita de un hombre en medio de la
Capítulo 22 Tocó el interruptor noche
Capítulo 23 Déjame enseñarte Capítulo 152 Es un honor besarme, ¿sabes?
Capítulo 24 No tienes el derecho Capítulo 153 Mi nombre es Ire
Capítulo 25 El niño que llevaba Capítulo 154 Mientras la abuela sea feliz
Capítulo 26 Vete y cásate con ella Capítulo 155 Dime tu precio
Capítulo 27 A mamá le gusta Emma Capítulo 156 Ella es la esposa de mi nieto
Capítulo 28 ¿Qué trataba de demostrar? Capítulo 157 Preferiría a Luna
Capítulo 29 Hazme masajes en mis hombros, por favor Capítulo 158 Padre e hijo trabajando juntos
Capítulo 30 Era una maldita pesadilla Capítulo 159 Cuide su comportamiento
Capítulo 31 ¿Qué quieres decir con otro? Capítulo 160 Incluso si fueras la última mujer en la tierra
Capítulo 32 Hoy, ella es mi chica Capítulo 161 ¿Qué le sucedió a Luna?
Capítulo 33 Depende Capítulo 162 Amber lamentó sus acciones
Capítulo 34 Necesito un heredero una vez que me case Capítulo 163 No me toques
Capítulo 35 Es un honor para ti Capítulo 164 La confesión de Amber
Capítulo 36 Mientras Emma se haya rendido Capítulo 165 La visita de Luna
Capítulo 37 No más maquillaje en el futuro Capítulo 166 Un oponente astuto
Capítulo 38 ¿Samuel no te enseñó modales? Capítulo 167 Luna estaba enojada
Capítulo 39 Conocerás a alguien mejor Capítulo 168 La tensión incrementada
Capítulo 40 Saber cómo hablar con dulzura a una mujer. Capítulo 169 Nadie se va a librar
Capítulo 41 Sin pimiento rojo Capítulo 170 Psicosis leve-intermitente
Capítulo 42 Odio el engaño ante todas las cosas Capítulo 171 Justo a tiempo
Capítulo 43 ¿La señorita Bo todavía quiere discutir? Capítulo 172 ¿Alguien lo hizo a propósito?
Capítulo 44 Ella era un poco tonta Capítulo 173 Ir al supermercado juntos
Capítulo 45 Directamente a los brazos del Señor Si Capítulo 174 ¿Dejarte ir? ¡Eso jamás!
Capítulo 46 ¿No quiere a su hijo? Capítulo 175 Sólo una semana al mes
Capítulo 47 Estamos bien Capítulo 176 ¿Volverás a casarte con Luna ¿
Capítulo 48 Tu hermano me ha desflorado y Capítulo 177 Deseo
abandonado Capítulo 49 Ella lo escuchó bien Capítulo 178 Cuida bien de tus riñones.
Capítulo 50 Es incómodo cuando mi hijo está allí. Capítulo 179 Adrián se va a casar
Capítulo 51 ¿Cómo te atreves a abusar de tu esposa? Capítulo 180 ¿Y si ella fuera la hija que tanto has anhelado?
Capítulo 52 La abuela te cubrirá la espalda Capítulo 181 No quiero ser un monje
Capítulo 53 Mi marido es tan rico Capítulo 182 Chef Shao
Capítulo 54 Su mujer Capítulo 183 Anhelo por el Sr. Shao
Capítulo 55 Aunque amo a Chuck Capítulo 184 Arruinando Su Compañía
Capítulo 56 Comprometida Capítulo 185 Luna, mi chica
Capítulo 57 Esta perra Capítulo 186 Llevarte de vuelta a País C
Capítulo 58 Bajo la protección de la abuela Capítulo 187 ¿Qué tal Samuel al vapor?
Capítulo 59 Es tan difícil amar a alguien Capítulo 188 ¡Tienes mi palabra!
Capítulo 60 Ha pasado mucho tiempo. Capítulo 189 ¡Qué cariñoso!
Capítulo 61 Por primera vez, Luna salió toda la noche. Capítulo 190 La conspiración
Capítulo 62 No me generes problemas Capítulo 191 ¡La muy descarada!
Capítulo 63 La violencia nunca debe ser una opción. Capítulo 192 Mientras estés feliz
Capítulo 64 El cumpleaños de Luna es el mismo día que Capítulo 193 ¡Ayúdame, Samuel!
el de Emma Capítulo 194 Siempre te apoyaré
Capítulo 65 Te daré un salario mensual de 50.000. Capítulo 195 Ella tiene la última palabra
Capítulo 66 ¿Quién te dejó ir Capítulo 196 Ojalá fuera mi hija
Capítulo 67 ¡Debes estar bromeando! Capítulo 197 Nada nos podrá separar.
Capítulo 68 ¿No querrás quedarte como una mala hija Capítulo 198 Nada mejor que hacer
Capítulo 69 Debe recuperar el amor de Samuel Capítulo 199 Maridos sumisos
Capítulo 70 ¿Estáis buscando problemas? Capítulo 200 No estamos divorciados
Capítulo 71 Perdió el control. Capítulo 201 El titiritero es descubierto
Capítulo 72 Igual que una jefa de la mafia Capítulo 202 Cariño mío
Capítulo 73 Como un padre protegiendo a su hijo Capítulo 203 Recordando tiempos difíciles
Capítulo 74 ¿Esa mujer se parecía a Luna Capítulo 204 La mujerzuela
Capítulo 75 Planeando la venganza Capítulo 205 El menú sopa de mijo
Capítulo 76 No quiero divorciarme Capítulo 206 Los méritos compensan los errores.
Capítulo 77 Ha pasado más de 24 horas. Capítulo 207 Es mi deber
Capítulo 78 ¿Te casarás conmigo? Capítulo 208 No vimos absolutamente nada
Capítulo 79 Muerde si te duele Capítulo 209 No la mates
Capítulo 80 El corazón de Catalina Capítulo 210 Volver de la muerte
Capítulo 81 Una pequeña tragedia Capítulo 211 Anhelaba estar con Leandro hace más de una
Capítulo 82 ¿Podríamos simplemente cada uno década
disfrutar de nuestra propia diversión? Capítulo 212 He vuelto
Capítulo 83 Tomarle el pelo Capítulo 213 Tú eres el padre
Capítulo 84 Hora de venganza Capítulo 214 ¿Por qué pediste perdón?
Capítulo 85 La discusión de la mañana Capítulo 215 El bebé era mío
Capítulo 86 No las dejaré escapar Capítulo 216 Eres el mejor en todo lo que haces
Capítulo 87 Se desata una pelea Capítulo 217 No es de extrañar que seas una superestrella
Capítulo 88 Hablar sobre una separación Capítulo 218 Me voy ahora mismo
Capítulo 89 ¿Por qué tendría fiebre? Capítulo 219 ¿Adónde me llevas?
Capítulo 90 Los hombres engañan por naturaleza. Capítulo 220 Es tu deber
Capítulo 91 De los insultos a las súplicas el plan de Jorge Capítulo 221 Manolo y Luna tienen una aventura
Capítulo 92 Matrimonio arreglado. Capítulo 222 Se resuelve el escándalo
Capítulo 93 Triángulo amoroso. Capítulo 223 Fuiste El chivo expiatorio.
Capítulo 94 Liberándose Capítulo 224 ¿Acaso el Sr. Shao tiene una hija?
Capítulo 95 Una separación y una reconciliación. Capítulo 225 La dolorosa verdad
Capítulo 96 Una cena de amor y odio Capítulo 226 La controlo demasiado
Capítulo 97 Un intento de abuso sexual Capítulo 227 ¿Acaso te importó lo que sentí?
Capítulo 98 Una noche llena de acontecimientos Capítulo 228 Déjame complacerte Samuel
Capítulo 99 Una visita de Leandro Capítulo 229 Tú sabes quién es el padre.
Capítulo 100 Broma fracasada Capítulo 230 Llevando la hija de otro hombre a mi casa
Capítulo 101 La fiesta de aniversario del Grupo Fang Capítulo 231 ¿Son buenos en la cama?
Capítulo 102 La confesión de Adrián Capítulo 232 ¿Quieres que nos congelemos hasta la muerte?
Capítulo 103 Una elección difícil Capítulo 233 ¡No es lo que piensas!
Capítulo 104 Luna se escapó con Gerardo Capítulo 234 No te escondas de mí
Capítulo 105 Luna y Gerardo en Francia. Capítulo 235 El dormitorio
Capítulo 106 Los juegos de los celos. Capítulo 236 Un certificado de coqueteo
Capítulo 107 Maltratada y abusada Capítulo 237 Padre e hijo
Capítulo 108 Pasión confusa Capítulo 238 Llámame papá
Capítulo 109 ¿Por qué me tomas? Capítulo 239 ¡Qué hijo tan cruel tengo!
Capítulo 110 Plan infalible Capítulo 240 Un rostro familiar
Capítulo 111 La prima de Emma Capítulo 241 Cariño, ¡castígame por favor!
Capítulo 112 No tendrás ningún lugar donde Capítulo 242 Te traje el desayuno
esconderte Capítulo 243 Es vergonzoso desperdiciar la comida
Capítulo 113 Esposa entusiasta Capítulo 244 ¿Por qué me sigues?
Capítulo 114 Nada más que pesadillas Capítulo 245 Suelta a mi hija
Capítulo 115 Destinado al fracaso Capítulo 246 Voy a rescatar a mi hermana
Capítulo 116 Ataque contra Luna Capítulo 247 La persona detrás de todo
Capítulo 117 ¿Qué le pasó a Luna Capítulo 248 Tu hija
Capítulo 118 ¿Ella está bien? Capítulo 249 El prisionero se estaba muriendo
Capítulo 119 Trabaja para mí Capítulo 250 La muerte de Catalina
Capítulo 120 Investigación rápida Capítulo 251 Te haré feliz de nuevo
Capítulo 121 Mientras seas feliz Capítulo 252 ¿Habrá una boda?
Capítulo 122 ¿Podemos dejar de hacer esto? Capítulo 253 También quiero una hija
Capítulo 123 Le debo a mi esposa una disculpa Capítulo 254 Tú eres mi novia
Capítulo 124 ¿Por qué estás sonriendo? Capítulo 255 Yang y yo nos casaremos
Capítulo 125 Luna Bo, te amo Capítulo 256 Entendemos que quieres besarla
Capítulo 126 Te mataré yo mismo Capítulo 257 La bienvenida a su nuera
Capítulo 127 Interrumpir el embarazo Capítulo 258 Sospechosa de un caso de asesinato
Capítulo 128 El bebé no es mío Capítulo 259 La defensa propia no es un delito ante la ley
Capítulo 129 ¿Estás seguro de esto? Capítulo 260 Legítima Defensa
Capítulo 130 Era demasiado tarde Capítulo 261 Nota de agradecimiento
Capítulo 1 Han pasado por lo menos siete u ocho meses (Lawyer Hero)

"Estrella, esta es la tía Luna". Lola levantó a Estrella Si para poder mirar directamente a
Luna Bo.

"¡Linda tía, hola!" Dijo Estrella de una manera encantadora.

Sus palabras hicieron que Luna se riera, "Estrella, ¡eres tan sórdida!" Jorge y Lola habían
educado bien a su hija, pensó.

"¡Gracias tía!" Estrella miró la barriga de Luna con curiosidad, preguntándose si la tía
bonita también iba a tener un bebé.

Lola puso a Estrella de nuevo en el suelo y observó a Luna jugando con los gemelos,
"¿Cuánto tiempo ha pasado? Pronto llegará, ¿no? El vientre de Luna era bastante
grande".

Se enderezó y se puso las manos en el estómago, acariciándolo con mucho cariño. "Sí, la
fecha de nacimiento prevista es en menos de dos meses. "Samuel y yo obtendremos
nuestro certificado de matrimonio mañana. Estoy tan feliz."

Su rostro sonriente irradiaba felicidad. Lola observó su cara feliz y le cogió las manos.
"¿Samuel es amable contigo?"

Sabía que Samuel no sentía afecto por Luna, pero al ver esa sonrisa feliz en su rostro,
tuvo que preguntar.

Ni un poco de la sonrisa se desvaneció de la cara de Luna. Pensando en Samuel, pensaba


como se acercaba a él día a día. Ella asintió suavemente. "Pero en los últimos meses,
cada vez que Samuel me visita, solo se sienta aquí por un rato y luego se iba. Nunca se
quedaba allí".

Se sintió terrible al pensarlo. Pero ella debería haber anticipado todo esto, ¿no?

Lola sabía lo que estaba pasando y no le soltó la mano. "No te preocupes", dijo,
"ustedes dos estarán más cerca el uno del otro cuando llegue el bebé". Mientras tuviera
un hijo suyo, por muchas mujeres que estuviera con Samuel, él regresaría a casa con su
esposa y su hijo.
Su consuelo funcionó bien en Luna. Luna también creía que mediante un esfuerzo
persistente, Samuel aceptaría su amor.

Luego, junto con los niños, Lola y Luna fueron de compras, cenaron y terminaron la
noche allí.

Antes de irse, acordaron ir de compras o visitarse cuando tuvieran tiempo.

Lola miró la espalda de Luna y dejó escapar un suspiro. Todo era parte del destino. Ella y
Luna tenían pensamientos similares. Ambas eran brillantes, alegres y francas. Pero Luna
se enamoró de alguien que no la quería. ¡Qué doloroso debe ser eso! Podía ver que
cada vez que mencionaba a Samuel, Luna actuaría inmediatamente de una manera más
femenina... Cómo el amor verdadero cambia a las personas.

Sin embargo, ella nunca se había comportado así delante de Jorge. Así que se preguntó,
¿acaso era demasiado dura?

En Splendid Garden Apartments la siguiente tarde.

Luna, expectante acababa de regresar de fuera. Miró los dos certificados de matrimonio
sobre la mesa y sonrió. ¡Finalmente se casó con su Samuel! ¡Ella sería la señora Shao de
ahora en adelante!

Samuel acababa de decir que ya que estaba embarazada, no debería cansarse


demasiado. Celebrarían la boda después de que ella diera a luz.

Pero estaba bien. Ahora todos sabían que ella, Luna Bo, ahora era la Sra. Shao. Ahora
que todo lo sabrían, todo estaría bien después de que naciera el bebé.

Acarició suavemente su vientre, "Bebé, mamá finalmente puede estar con papá". Solo
ella sabía lo feliz que estaba ahora.

Guardó los certificados de matrimonio en una pequeña caja del armario. Esa era la caja
que contenía sus cosas importantes.

Alguien llamó a la puerta exterior cuando guardó la caja. Ya que tenía ocho meses de
embarazo, le costó mover su enorme vientre para abrir la puerta.

¿Quién sería? ¿Mamá y papá? ¿Hermano mayor? O... ¿Samuel?

Miró por la mirilla y descubrió que no era otra cosa que una mujer.
Abrió la puerta del apartamento. "¿Usted es?" Miró a la bien vestida mujer con
curiosidad.

El cabello largo y ondulado, rubio y ligeramente cubierto sobre su espalda, el maquillaje


aplicado meticulosamente en la cara y el lápiz labial amarillo anaranjado en los labios.

Estaba vestida con un traje de pantalón rojo de pierna ancha, con un abrigo largo negro
y zapatos puntiagudos de cuero negro.

Un bolso de la famosa marca internacional estaba en su brazo, y todas sus uñas eran
largas y estaban pintadas en color cereza.

Luna miró a la mujer al frente, y Emma Gu también miró a la mujer embarazada de pies
a cabeza.

Debido al embarazo, Luna no usaba ningún maquillaje, pero nada podía hacer que su
rostro fuera menos delicado y bonito. Su largo cabello negro estaba casualmente
peinado hacia atrás en un moño, y llevaba un vestido azul marino de maternidad,
pantalones negros y simples zapatos de tela.

Ella fue una gran estrella en las noticias por un tiempo, pero ahora era una mujer común
en su casa. Parecía que pagó un precio muy alto por Samuel.

Emma Gu levantó sus labios naranjas y entró en el apartamento con sus tacones altos.

El apartamento no era ni demasiado grande ni demasiado pequeño, y los arreglos eran


cálidos y acogedores. ¿Pero qué bien podría hacer? Se decía que Samuel nunca estaba
aquí.

"¿A quién estás buscando?" Luna la miró con curiosidad. ¿Fue demasiado descuidada,
abriendo la puerta a alguien?

Emma Gu miró hacia atrás, con una sonrisa aún en su rostro, "Tú eres Luna Bo". Dijo
Emma afirmativamente.

No era raro que la gente la conociera. Porque una vez fue una estrella de segundo nivel.

"¿Qué puedo hacer por ti?" Sin embargo, respondió cortésmente.

Emma se acercó al sofá y se sentó tranquilamente. No habían artículos para hombres en


el apartamento.
"Mírate, ese vientre, ¿han pasado al menos siete, ocho meses?" Miró el vientre de Luna,
con los ojos brillando de envidia.

Luna se puso alerta en ese instante, ambas manos protegiendo su abdomen, "Bastante.
¿Algo más?"

Emma observó su comportamiento vigilante y sonrió, con suaves expresiones en su


rostro, "Samuel ni siquiera fue a buscar el certificado hasta que pasaron siete meses o
más. No debes ser demasiado importante para él".

Cuando Luna escuchó el nombre de Samuel, comenzó a entender por qué la mujer vino
aquí.

"Eso es entre nosotros. ¿Quieres algo más?" Comenzó a entender que la mujer tenía
algún propósito malicioso.

Emma la escuchó, pero no estaba enojada. Se puso de pie y de nuevo se dio la vuelta en
el apartamento.

El maestro Bo, Leandro, un diseñador de renombre mundial, y la señorita Bo, Luna, una
estrella de segundo nivel. Después del embarazo, Luna rescindió el contrato con la
compañía de entretenimiento para quedarse en casa para prevenir el aborto
espontáneo.

Después, fueron por el certificado de matrimonio hoy, y la noticia de que la gran


abogada con la que se casó Samuel no causó gran agitación.

El mundo entero ya lo sabía cuándo la pareja salió de la oficina del registro civil.

La cara de Emma cambió, y el tono de su voz se volvió muy resentido. "Samuel y yo nos
amamos. Si no fuera por su abuela, me hubiera casado con él ", dijo, "¡Debería haber
sido la señora Shao, pero esta Luna Bo se interpuso en mi camino!

Pero Luna tampoco era una mujer sencilla. Con una sonrisa fría en su rostro, ella se
burló, "¡Si ustedes dos estuvieran realmente enamorados, mi esposo no habría sido
domesticado por su abuela!" Ella también estaba muy asustada cuando pensó en la
mirada muy seria de la abuela de Samuel.

Pero la abuela fue muy amable con ella, especialmente cuando se enteró de que Luna
estaba embarazada y se acercó con más frecuencia. ¡Antes de obtener el certificado, la
abuela también le pidió que le prometiera que volvería a la casa de la familia de Shao
después de recibirlo!

¿Su marido? Las dos palabras pusieron a Emma celosa como el infierno, "¿Y qué? ¡Yo les
agrado mucho los padres de Samuel!"
Capítulo 2 No puedes hacer nada, excepto fingir ser inocente
Luna Bo también sabía que, debido a la posición ambigua de sus suegros, su inscripción
en la oficina del registro civil se postergó.

Además, Samuel no estaba a favor de ella, por lo que no se preocupó por obtener el
certificado de matrimonio hasta que sus padres estuvieron de acuerdo.

En la actualidad, dado que el bebé se estaba formando y era su nieto, no tenían más
remedio que aceptar este matrimonio.

Al quedarse en casa estos meses, Luna Bo reflexionó sobre este tema una y otra vez.
Uno estaba destinado a ser herido en este matrimonio condenado.

"¿De verdad? ¿Les agradas? Si es así, ¿por qué no persuaden a la abuela para que
acepte su matrimonio?"

Luna Bo se apoyó ligeramente en la puerta abierta, esperando que Emma saliera lo


antes posible.

La cara de Emma cambió de nuevo cuando escuchó esta aguda pregunta.

¡Esta mujer no era fácil de tratar! Ella sacudió la cabeza y volvió al sofá.

"¿Cómo pudiste quedar embarazada de Samuel? ¡No puede ser por su propia voluntad!"
Dijo eso con firmeza y luego miró a Luna.

Luna no hizo nada. No quería decirle una sola palabra a esta mujer. "El hecho es que me
convertí en su esposa, la señora Shao. Eso es suficiente."

Emma estaba demasiado furiosa como para decir una palabra. El mayor error que había
cometido fue elegir trabajar en Estados Unidos, lo que le dió a esta mujer la
oportunidad de casarse con él.

La noche iba a caer, y la niñera volvería pronto. Pensando en esto, Luna sintió hambre.

Caminó hacia la mesa del comedor y encontró un pedazo de pan, lo comió con gusto, e
ignoró totalmente a Emma.
"No te pongas petulante. Te divorciarás tarde o temprano. Para ese momento, ¡no me
importará criar al hijo de otra mujer!" Emma se levantó del sofá y caminó hacia la
puerta con una sonrisa, que era la misma que llevaba cuando entró.

Luna tragó el pan y dijo con indiferencia: "Por favor, cierre la puerta. ¡Gracias!"

La puerta se cerró de golpe. Luna dejó el pan con los ojos enrojecidos.

¿No era despreciable dormir con él solo por conseguir al hombre que amaba?

¿Esta chica era el verdadero amor de Samuel?

A la hora de la cena, cuando Luna estaba tomando la sopa, golpearon la puerta de


nuevo.

La señora Qi, quien la cuidaba, se apresuró a abrir la puerta. ¡Luna pensó que podría ser
su madre! Continuó enfocándose en su comida, sin girar la cabeza.

De repente, sus ojos brillaron cuando sintió un viento de un familiar olor masculino.

"¡Samuel!" Se levantó y gritó este nombre familiar.

Samuel vino aquí para interrogar a Luna, pero se le hizo difícil abrir su boca cuando vio
su barriga hinchada y sus ojos brillantes.

Luna sintió su infelicidad cuando vio su rostro.

"¿Ya comiste? ¿Comemos juntos?" Le preguntó en voz baja, pensando que Samuel ya
estaba de mal humor, no podía empeorarlo.

Una especie de agitación subió al corazón de Samuel cuando vio que Luna lo estaba
mirando cuidadosamente.

"Emma vino aquí solo para visitarte. ¿Cómo pudiste echarla?" Al principio, no quería
decirlo, pero al estar molesto, no pudo evitar decir estas palabras.

Emma solía ser tan mandona mientras hoy derramaba lágrimas. ¡Samuel pensó que lo
que Luna había hecho fue demasiado lejos!

¿Emma? Luna pensó por un rato. Debería ser la chica que vino hoy aquí, ya que era la
única mujer que la visitó.
¿Era la conocida editora en jefe de la revista Channel Fashion en América?

¿Sacó a Emma? "¡No hice eso!" Samuel se burló de su sonrisa inocente.

"¡No puedes hacer nada excepto fingir ser inocente! ¡Emma nunca me mintió!" ¡Luna
nunca le mentiría tampoco!

¿Pretendiendo ser inocente? Luna estaba tan enojada. Emma nunca le mintió. ¿Por qué
pensó que Luna podría mentirle?

"¡Yo tampoco te mentí!" Miró a los ojos de Samuel directamente. Sus ojos estaban
claros y no había mentira en ellos.

Samuel dibujó una cara larga y avanzó. Luna dio un paso atrás y se apresuró a sostener
la silla a su lado.

Samuel daba tanto miedo. ¿Qué era lo que quería hacer?

"Luna, múdate a la vieja casa mañana. ¡No juegues ningún truco conmigo!" Emma se
sintió abrumada por el dolor cuando supo que él se había casado. ¡Pero aunque se
casara con Luna, en el futuro no le daría nada más que un certificado!

La puerta del piso se cerró fuertemente. Luna se volvió hacia su silla confundida. ¿Qué
quiso decir él?

Al día siguiente.

Algunas personas vinieron a ayudar a mover las cosas de Luna. Debió ser Samuel quien
les pidió que hicieran estas cosas.

La vieja casa estaba ubicada en el suburbio, un poco lejos del centro. Pero aquí estaba
tranquilo y era bueno para alimentar al bebé.

Milanda Han, de pelo gris, estaba tan contenta de ver a su nieta y era totalmente
diferente de lo que ella fue como maestra.

"Ven aquí, Luna. Esta es la habitación de Samuel y ha estado vacante por mucho tiempo.
He ordenado a otros que la limpien. ¡Puedes vivir aquí sin ningún problema!" Luna
sonrió y asintió, mirando alrededor de la habitación de Samuel.
Una habitación de 1, 000 metros cuadrados. El piso estaba decorado con un color
profundo. Muchas medallas se exhibían en el estante hecho de peral y que fueron
testigos de sus logros como abogado.

En la pared colgaba alguna pintura al óleo famosa. El armario negro estaba vacío.
Parecía que Samuel no regresaba muy a menudo.

"Samuel primero trabajó con Jorge en la ciudad D. Más tarde se fue al país A y
finalmente regresó, se casó y comenzó su propio negocio. ¡Estoy muy contenta con
esto!" Milanda Han le echó un buen vistazo a Luna, que era tan delicada, pura y
encantadora.

Emma se sintió afectada y altiva. A ella no le gustaba ese tipo de chica.

Luna sostuvo el brazo de Milanda y dijo dulcemente: "¡Abuela, ¡puedo acompañarle en


el futuro!"

Esperaba vivir una vida sencilla con Samuel y dar a luz a unos pocos bebés,
observándolos correr aquí y allá en el patio. Eso era suficiente.

Milanda estaba loca de alegría. Al tocar su abultada barriga, dijo: "¡Un bebé travieso
está en camino de convertirse en vida!" El ultrasonido mostró que era un niño. Un niño
o una niña estaba bien, ya que cada uno tendría sus propios méritos.

Ella podría tener una niña en el futuro. Un niño y una niña eran mejores para una
familia.

"Sí, escuché que los chicos siempre son traviesos. ¡Para entonces, abuela, debe
enseñarle bien!" En este punto, Luna estaba más ansiosa por tener este bebé.

¿Samuel amaría a este niño? Pero este era su hijo de sangre. Él lo amaría mucho... . .

Milanda y Luna fueron al patio trasero del brazo. "Luna, no deberías ser tan tierna, de lo
contrario los demás te molestarán". Escuchó que al principio de su carrera, otra estrella
femenina la empujó hacia abajo cuando acaba de entrar a ese negocio.

Esta chica debe ser nada diplomática, sin saber cómo evitar ser intimidada.

Charlaron mientras jugueteaban con plantas y Fu a medida que pasaba el tiempo.

Samuel no regresó esa noche.


Capítulo 3 Me gusta tu tenacidad
Luna miró al techo. Pensó que Samuel volvería...

Samuel estuvo ausente esta noche y durante varios días seguidos no apareció.

En la mansión Leroy.

Jorge sacó a Estrella del camión y salió al castillo.

Estrella tuvo un poco de fiebre anoche, así que Jorge la envió de inmediato al hospital
en medio de la noche.

Lola, con Daniel Si en sus brazos, los siguió. Sally Si fue llevada a la vieja casa por Kevin.

"Cariño, ¿estás bien?" Lola había escuchado esta pregunta de Jorge cientos de veces
hoy.

Cuando el doctor les aseguró seriamente que Estrella estaba bien, Jorge le permitió a
Estrella salir del hospital.

"Papi, estoy bien". Estrella apoyó los brazos alrededor de su cuello y apoyó la cabeza en
su hombro obedientemente.

Lola, abrazando a Daniel, los siguió al castillo. "Jorge, ¿puedes preocuparte más por tu
hijo?"

Ella buscó una oportunidad para Daniel. ¿Cómo podría Jorge preferir más a Estrella que
a Daniel?

Al ver que Lola se volvió hostil de repente, Jorge se apresuró a soltar a Estrella y dijo:
"¡Vamos, Daniel, quiero abrazarte!" Tomó a Daniel de los brazos de Lola
obedientemente.

Daniel miró a Jorge. Inesperadamente, Daniel no lloró sino que se chupó el dedo;
obviamente estaba infeliz.

Jorge miró a su hijo triste en sus brazos. En un instante, él tenía una mirada enojada.

Lola no pudo decir nada.


Daniel y Sally eran gemelos. Además, tenía exactamente las mismas cejas que Jorge; ¡De
lo contrario, Lola sin duda haría que él y Jorge se sometieran a la prueba de paternidad!

Jorge tenía que abrazar más a Daniel para hacerlos más íntimos.

De repente, Daniel lloró y murmuró: "Mami..."

Jorge miró a Daniel, "¿Quién te permite molestar a mi esposa? ¡Debo abrazarte hoy!"

Sentó a Daniel en sus brazos, salió del castillo y lo llevó a ver al ligre.

El llanto se estaba alejando. Lola sacudió la cabeza con impotencia y miró a su hija.

"Mami, ¿por qué llora Daniel? ¿No le gusta papá? Cada vez que papá lo abrazaba,
lloraba". Ella no podía soportarlo, ¡así que le dijo que papá era el mejor!

Lola se agachó y miró a su hija. "Porque a Daniel le gusto más yo, igual que a ti te gusta
más papá". Eso sonaba triste.

Estrella no lo entendió del todo, pero asintió con la cabeza. Después de un rato, dijo:
"Mami, ¡yo también te quiero!"

Mirando a su hija inocente, Lola la recogió felizmente. ¡Los niños nunca mentirían!

Por la noche, Daniel se quedó dormido. Lola lo puso en su cama grande. Esta noche,
Sally no estaba en casa, así que quería que Daniel se acostara con ella.

Jorge salió del baño después de su ducha y frunció el ceño al niño en la cama.

"¡Déjalo dormir en la habitación de bebé!" Le dijo a Lola, ¡o si no, Daniel los


interrumpiría!

Lola puso los ojos en blanco, "Jorge, él es tu hijo, ¡no el de alguien más!" Ella enfatizó
solemnemente eso.

Jorge se secó el cabello y se acercó: "¿Te atreves a tener un bebé con otra persona?"
Sentado en la cama, miró a Lola ligeramente.

"Sí..." Jorge fue a besarla. ¡Por ira, ella se atrevió a decir "¡Si lo haría!".

El ambiente de la habitación se volvió sensual con este beso. Jorge iba a hacerlo pronto.

Daniel lloró de repente.


Jorge, que estaba presionando a Lola, miró a Daniel en el centro de la cama enojado. ¡Lo
hizo deliberadamente! ¿No se quedó dormido?

Lola se echó a reír y apartó a Jorge, enderezó su pijama y recogió a su hijo que lloraba.

Ahora creía lo que Jorge decía. "Mi hijo nació para estar en mi contra. ¡Estábamos en
enemistad uno contra otro en una vida anterior!"

Jorge abrazó a su esposa e hijo y olió con avidez el aroma de su esposa.

"Cariño, Luna y Samuel obtuvieron el certificado de matrimonio hace unos días". Lola
pensó en el mensaje de WeChat de Luna, así que se lo mencionó a Jorge.

Jorge escuchó la palabra "cariño" con satisfacción. "Bueno, yo sé."

"¿Por qué no obtuvieron el certificado de matrimonio hasta que Luna quedó


embarazada?" Samuel sabía que ella estaba embarazada, ¿verdad? Y prometió que le
propondría un matrimonio pronto. ¿Por qué no obtuvieron el certificado de matrimonio
hasta ahora?

Jorge se recostó y apoyó la cabeza en la almohada. Dijo seriamente: "Samuel ama a


Emma, no a Luna". Emma y Samuel estuvieron juntos durante sus años escolares. Pero
parecía que rompieron hacía unos años.

La abuela de Samuel no estaba de acuerdo con su matrimonio y Emma siempre se


quedaba en los Estados Unidos. El destino juega a veces trucos crueles.

"A pesar de todo esto, ahora que va a tener un bebé pronto, ¡no puede seguir pensando
en Emma!" ¡Ella había sufrido tales pérdidas!

Jorge sabía lo que pensaba Lola. Hablaría con Samuel sobre eso si tuviera la
oportunidad.

Se acostó más cerca de Lola y olió su aroma. Sólo su aroma lo hacía sentir a gusto.

"Cariño...", Lola pensó en la tierna Luna, y acarició suavemente el pecho de Jorge.

Jorge inmediatamente tomó su mano. "¿Sí? ¿Qué pasa?"

Lola retiró su pequeña mano de su gran palma. "Cariño, ¿crees que yo... soy dura?"
Recordó el pasado. De hecho, ella no era muy gentil delante de él en muchos casos.
Jorge estaba confundido. ¿Qué la irritó? ¿Por qué de repente hizo esta pregunta? Jorge
estaba confundido, pero él respondió: "No, me gusta tu dureza. Me gusta todo de ti". Lo
que dijo era verdad.

"Ámame, ama mis defectos".

Lola miró su hermoso rostro y besó sus delgados labios...

El verano se acercaba.

Luna Bo, que esperaba un bebé, cuidaba las flores en el invernadero y sudaba
profusamente.

Samuel estaba en su habitación. Muchos productos de mujer aparecieron de repente en


su habitación. También había mucha ropa femenina en el armario.

Había un ligero olor por todas partes, y esa ropa y suministros para bebés le recordaron
que pronto daría la bienvenida a un bebé.

Pero la mujer que le permitió apreciar este tipo de alegría no era a quien amaba.

Al acercarse a la ventana del piso al techo, vio a una mujer que se secaba el sudor con
torpeza en el invernadero del jardín trasero.

Su abuela se acercó y le dio un trozo de sandía. Ella inmediatamente dejó la tetera y le


quitó la sandía a su abuela.

Tal vez estaba dulce. Fue un placer comerla.

Ella se mudó aquí más de un mes antes. Después de menos de medio mes... ¡Daría a luz
al bebé!

Sus padres siempre vivieron en el área urbana. No regresaba a menudo. Sólo su abuela y
esta mujer vivían aquí.

Samuel le devolvió la mirada y se dirigió hacia el jardín trasero.


Capítulo 4 Fue muy difícil dejar este lugar
En el jardín de Fu.

Milanda Han sacó un pañuelo húmedo para Luna. "Limpia tu sudor con esto. Las
mujeres embarazadas no pueden tolerar el calor". Mientras decía esas palabras, sacó un
pañuelo de papel húmedo de una bandeja de sandía.

"Abuela, gracias por la sandía". Las dos se quedaban en la vieja casa, mientras los
sirvientes salían a comprar verduras. Luna se sintió mucho mejor después de limpiar el
sudor de sus mejillas.

Milanda Han hizo un gesto para mostrar que no le importaba y dijo: "Es muy fácil cortar
una sandía. ¡La sandía es muy dulce!"

Luna respondió con un gesto de aprobación y colocó la cáscara restante. Cuando estaba
lista para recoger otra porción, escuchó a alguien decir: "¿No sabes que las mujeres
embarazadas no deberían comer demasiada sandía?"

Luna y su abuela se dieron la vuelta al mismo tiempo. Vieron a Samuel en la puerta con
una camiseta blanca.

En este momento, él, con un rostro sombrío, estaba mirando a Luna, quien
subconscientemente estaba protegiendo su estómago.

Sorprendida gratamente por un momento, Luna tuvo miedo de poner la sandía en sus
manos de vuelta en la bandeja de inmediato.

Milanda Han puso una cara larga por un minuto. Con un toque de sarcasmo en su voz,
Milanda Han dijo: "¡Incluso olvidé que también tengo un nieto!"

¡Pobre Luna! Aunque Samuel rara vez le hacía compañía, nunca se quejaba.

Peor aún, ¡Samuel tuvo el descaro de aparecer en las noticias de entretenimiento con
esa mujer, Emma!

La cantidad de personas que querían desenterrar el negocio personal de Samuel


aumentó a medida que aumentaba su fama. Algunas noticias fueron inesperadamente
expuestas en público ayer.
En particular, el provocativo titular: "Famoso abogado tiene un romance con la Editora
Emma, cuando tiene una esposa embarazada en casa".

Luna se molestó tanto al recibir esa noticia, que Milanda Han no sabía cómo consolarla.

Aun así, Luna todavía se sintió gratamente sorprendida cuando vio a Samuel hoy.

El hecho de que ella no se enojara por el comportamiento inadecuado de Samuel era


una prueba de cuánto amaba su nueva nieta a su nieto. Lo pensó, Milanda Han.

"¡Abuela!" Samuel saludó a Milanda Han con respeto.

Milanda Han hizo una mueca e ignoró su llegada. Algo avergonzada, Luna se apresuró a
decir: "Abuela, no te ofendas, ya que Samuel está de vuelta".

Milanda Han fulminó con la mirada a Luna después de escuchar lo que acababa de decir:
"¿Por qué lo llamas Samuel? A debes dirigirte a él como 'marido', incluso en mi
presencia".

Err... ... Err... . La elegante abuela hizo que Luna frunciera sus labios en una sonrisa.

El clima no parecía ser tan sofocante después de que Samuel vio la sonrisa de la mujer
con las mejillas color de rosa.

"Abuela, entremos. Hace un poco de calor aquí". Luna sostuvo a Milanda Han por los
brazos y se dirigieron hacia la casa.

Milanda Han miró a Samuel. Luego le dio unas palmaditas a las manos de Luna, "Luna,
¡no te preocupes por alguien que no te considere digna de su tiempo y no llores con
tristeza por la noche sola! Ahora eres responsable de tu propia salud y de tu bebé".

¿Cómo lo supo la abuela? Avergonzada, Luna rápidamente se negó con una cara
colorada, "No, no, no... ... . No lloré. ¡Abuela, estoy muy feliz de estar contigo y de que
me mimen!" Ante el temor de que el hombre detrás de ella pudiera generar algunas
ideas extrañas, aceleró el ritmo.

Tal vez su embarazo hizo que se volviera un poco sentimental. No pudo evitar derramar
lágrimas en las noches que yacía sola en la cama grande.

Murmuró en su mente: '¿Cómo lo supo la abuela? ¿Lloré bastante fuerte?


Milanda Han suspiró mientras observaba a su nieta. Sabía que a su hijo, su nuera y su
nieto les agradaba Emma. Ella oró para que todo estuviera bien después de que Luna
diera a luz.

Samuel realmente se sintió incómodo, ya que desconocía completamente cómo las dos
se apoyaban entre sí.

Sin embargo, Samuel estaba preocupado por lo que la abuela acababa de decir. ¿Por
qué lloraría esa mujer por la noche? ¿Por su bien? ¿No debería saber que estaba
obligada a pasar esas noches sola? ¿Esperaba que él se quedara con ella?

Luna se sintió mucho mejor después de entrar en la sala de estar con aire
acondicionado.

Después de ayudar a la abuela a sentarse en el sofá, vio a la sombra que se acercaba por
la puerta y luego, con mucho gusto, entró en la cocina para abrir el congelador.

Lavó algunas frutas, las trajo y las puso frente a Samuel, que estaba sentado frente a la
abuela, "Samuel, come algo de fruta". Se inclinó torpemente y luego se levantó de
nuevo, obviamente haciendo un esfuerzo enorme.

Milanda Han sonrió, "Luna, desde que mi nieto regresó, te has estado enfocando en él.
¿Que hay de mí?" Mira, no había fruta para ella.

En este momento, siendo observada por los ojos de Samuel, Luna se sintió algo tímida y
su cara se puso roja, "Abuela, te pelaré un poco de fruta seca". De repente, tomó una
bandeja con algunas frutas secas por puro pánico, y luego tomó un cascanueces para
aplastar las nueces para Milanda Han.

Samuel las miró con indiferencia y pensó: ¿Está tratando de satisfacerlo?

"Abuela, aquí tiene." Su dulce voz interrumpió su pensamiento.

Mientras tomaba la pulpa de nuez y se la ponía en la boca, Milanda Han lanzó una
mirada a su nieto que estaba mirando a Luna.

"Samuel, ¿te irás?" Milanda hizo una pregunta aparentemente inadvertida cuando miró
la pulpa de nuez en sus manos.
¿Se iría más tarde? Después de escuchar lo que Milanda Han dijo, un destello de
decepción apareció en sus ojos, y la sonrisa en su rostro también se desvaneció.

Samuel se apoyó en el sofá, sintiendo que había una pequeña sonrisa en el rostro de esa
mujer. Era demasiado difícil para él abandonar este lugar mientras se daba cuenta de su
estado de cambio repentino.

Acababa de terminar una demanda. Ahora él acababa de volver a ver a su abuela. Emma
todavía lo estaba esperando, así que se iría pronto.

"¡Deberías irte ahora mismo!" El silencio de su nieto hizo que Milanda Han se enojara un
poco.

La sonrisa en los labios de Luna ya no estaba enganchada, y los movimientos de sus


manos comenzaron a ser un poco nerviosos.

"¡Ah!" Un grito agudo salió debido al dolor de su mano. Luna no se enfocó en lo que
estaba haciendo, y agarró sus dedos con una horquilla de nuez.

Milanda Han escuchó el grito de Luna y rápidamente trató de averiguar qué sucedió.
Sorprendentemente, Samuel que estaba al lado contrario fue incluso más rápido que
ella.

Se sentó y alcanzó a Luna en solo dos pasos, agarrando su mano.

Al mirar su dedo rojo, Samuel estaba enojado y su tono se volvió muy directo. "Qué
estúpida eres ¿Cómo puedes lastimarte con solo aplastar nueces?"

Luna había estado pensando en frotarlo, pero cuando Samuel la reprendió, sus ojos se
humedecieron.

Él nunca había hecho esto antes. Cuando todos estaban juntos, Samuel siempre era feliz
y ocasionalmente muy divertido.

Pero desde que estaban juntos los dos, Samuel siempre había sido serio delante de ella.
Incluso ahora era tan frío como un hielo.

Ella se casó con él, privándolo de su amor. ¿No estaba él también sufriendo?

"Lo... Lo siento." Ella apartó la mano de la de él, se levantó torpemente del taburete y
subió las escaleras.
'¿Lo siento? ¿Por qué se disculpó?

Samuel comenzó a preguntarse si la trataba demasiado en serio cuando miró a la torpe


figura de la mujer que estaba arriba.

En retrospectiva, fue él quien se aprovechó de ella.

"¡Samuel, sal! ¡No vengas a verme otra vez!" Milanda Han miró la figura de Luna arriba.
Ella estaba muy molesta. Tenía una mirada angustiada y golpeó su mano sobre la mesa.
Quería echar a Samuel.

Su abuela tenía una cara seria, por lo que Samuel sabía que estaba realmente enojada.
En reacción, se rascó el pelo negro con irritación.

"¡No dije que me iba a ir esta noche!" Luego se recostó en el sofá. La cara de Milanda se
veía radiante después de que escuchó eso.
Capítulo 5 Hizo que Luna se sintiera inferior por un momento
Luna cerró la puerta y se apoyó contra ella. Sus lágrimas cayeron sin cesar.

Lloró unos dos minutos y se secó los ojos. 'Luna, casarte con Samuel ya es lo que
quieres. ¿Por qué sigues llorando?

Ya es un gran paso entre ustedes para poder permanecer en silencio junto a él y


observarlo, ¿no es así?

¿Por qué estás teniendo malos sentimientos ahora? Si Samuel no se hubiera


emborrachado esa noche, ¿se habría acostado contigo? ¿Se habría casado contigo?'

...

Al pensar eso, caminó hacia la cómoda, sacó un pañuelo y se secó las lágrimas.

Abrió su celular, la pantalla aún mostraba la página de noticias con la foto que había
estado viendo toda la noche.

Emma se veía muy contenta mientras tomaba de la mano al apuesto Samuel. Entraron
en una habitación de hotel.

La sonrisa en la cara de Samuel... También se veía tan feliz y alegre.

¿Se había convertido en la tercera en discordia?

Las lágrimas volvieron a aparecer y rápidamente las limpió. Cerró la página web e
intentó no volver a ver la imagen.

Se sintió un poco cansada y se dirigió a la gran cama en la que había estado durmiendo
sola todo este tiempo. Ella se durmió pronto.

La habitación quedó en silencio unos minutos.

La puerta se abrió desde el exterior. El hombre que entró miró a la bella durmiente y dio
un paso ligero.

Caminó hasta su cama. Sus sábanas eran negras o grises.


Pero ahora, de la nada, fueron reemplazadas con unas color rosa. Las sábanas se
extendían cuidadosamente sobre la cama y no encajaban con la decoración de la
habitación.

Parecía que la mujer había estado llorando, porque sus párpados estaban rojizos. Ella
tenía su mano en su vientre.

El aire acondicionado estaba configurado a una temperatura baja, incluso él podía sentir
la frialdad. Pero la mujer llevaba nada más que un vestido de maternidad.

Caminó tranquilamente hacia la cama y extendió la bonita sábana de verano rosa sobre
ella.

Sin embargo, tan pronto como él se dio la vuelta, ella pateó la sábana y cambió
torpemente su postura.

Tuvo que poner la sábana sobre ella de nuevo. Esta vez, Luna sintió que alguien le
estaba poniendo la sábana.

En la última etapa de su embarazo, Luna solo tenía un sueño ligero. Abrió los ojos para
ver qué estaba pasando. Todo lo que vio fue una espalda familiar.

La puerta se cerró en silencio. Luna estaba completamente despierta.

Acababa de ver a Samuel. ¿Entonces él puso la sábana sobre ella?

Pensando en esta posibilidad, Luna se aferró con fuerza a la sábana de verano y su


rostro estaba iluminado por la felicidad.

Cuando Luna se despertó de nuevo, ya eran las cinco de la tarde.

Salió de la cama, se arregló un poco el pelo y salió de la habitación.

En la escalera del segundo piso.

Luna miró al hombre en el sofá que estaba trabajando con su computadora. Por un
momento, pensó que había visto una ilusión.

Se frotó los ojos adormilados y se preguntó si realmente era Samuel el que estaba ahora
en el sofá. ¿Así que no se fue?

Contuvo su alegría y caminó lentamente por la escalera hasta el primer piso.


Samuel se fijó en ella en el momento en que la miró en el segundo piso.

Se concentró en los documentos de su computadora, sin embargo, aún podía ver a la


mujer embarazada que entró en la cocina por el rabillo del ojo.

En la cocina, la señora. Feng y la señora Qi que había estado cuidando de Milanda Han
estaba ocupada preparando la cena. Al ver a Luna, la Sra. Qi gritó, "Luna, ve y descansa.
Pronto estaremos listas para servir la cena".

Por lo general, Luna se levantaba temprano y ayudaba en la cocina, preparando


vegetales. Claramente llegó tarde y la cena estaba casi lista.

"Está bien, voy a ir a buscar a la abuela". Salió de la cocina.

No lejos de aquí, el hombre todavía se estaba enfocando en su trabajo. Luna caminaba


lo más silenciosamente posible a pesar del hecho de que rara vez hacía ruido al caminar.
Esperaba no molestarlo.

Apenas subió un escalón cuando el hombre la llamó: "Solo siéntate en algún lugar,
subiré a buscar a la abuela".

Era tan torpe y con una enorme panza, sería bastante cansado subir y bajar las
escaleras, así que preferiría hacerlo él mismo.

'Escuchó mis pasos... '

"Está bien. Puedes continuar con tu trabajo. No estoy haciendo nada de todos modos".
Era obvio que su rostro estaba iluminado de alegría.

Samuel notó que cada vez que ella hablaba con él, su rostro siempre estaba iluminado
con alegría y cautela. Nunca fue así cuando estuvo con él antes. ¡Este no era el carácter
original de Luna!

Al escuchar su rechazo, Samuel no estaba contento. Dejó su notebook y caminó hacia la


escalera.

Echó un vistazo a su dirección y, sin decir palabra alguna, subió las escaleras.

Luna se sintió un poco incómoda y se tocó la nariz. Se recostó en el sofá como él le había
dicho.
Vio varias carpetas en el escritorio y pensó que debía estar muy ocupado todos los días.

Después de todo, él era un abogado famoso internacionalmente y seguramente muchas


personas querían consultarle.

Por lo tanto, ella debería comportarse y no causar ningún problema, o crear cualquier
cosa innecesaria para molestarlo.

Cuando todavía estaba en la industria del entretenimiento, se enteró de que Samuel ya


había ganado varios casos internacionales.

Luego leía noticias financieras relacionadas o noticias internacionales y se reía como una
niña tonta. En estas fotos de noticias, Samuel siempre estaba vestido con trajes
elegantes y brillaba con confianza.

Cuando su hermano se reunía con Samuel y los demás, a veces la acompañaba. Samuel,
con su elegancia fresca y bromas ocasionales, siempre le atraía profundamente.

La primera vez que ella le confesó su amor era en cinco años antes. En ese entonces, él
estaba con Jorge en un viaje a la ciudad. Hacía tanto tiempo, probablemente él mismo lo
olvidó.

Justo como ella había imaginado, fue rechazada. Fue rechazada muchas veces después.
Siempre tuvo una razón: amaba a alguien más. Alguien más ocupaba su mente.

Ella realmente envidiaba a la persona que ocupaba su mente. Sin embargo, nunca la
había visto.

No fue hasta el incidente en Splendid Garden Apartments que Luna la conoció. Era de
hecho muy encantadora y hermosa. Estaba tan radiante de confianza como Samuel.

Esto incluso hizo que Luna se sintiera inferior por un momento.

...

Samuel miró a la mujer que estaba mirando su computadora. Ella sonrió por un
momento y luego frunció el ceño.

Miró a la pantalla del ordenador. ¡No había nada más que un logotipo!
¿En qué estaba pensando ella entonces? De repente se dio cuenta de que ella era un
poco tonta.

"¡Luna, la cena está lista!" Milanda estaba abajo y Luna se despertó de sus
pensamientos.

Se apoyó en el brazo del sofá y se levantó. Caminó hacia el baño del primer piso.

Samuel entró al baño con ella. Afortunadamente había dos grifos.

Ella sintió al hombre parado a su lado en silencio. Estaba nerviosa aunque no tenía idea
del porqué.

"¡Plaf!" Accidentalmente dejó caer el jabón resbaladizo en el suelo.

Miró el jabón mientras se alejaba y caminó sin poder hacer nada hacia la esquina de la
habitación.

Cuando estaba a punto de levantarlo, una gran mano tiró de su brazo.

Samuel recogió el jabón y lo enjuagó bajo el grifo del agua. Luego se lo entregó a la
mujercita.

Luna se hizo cargo del jabón. Con su vientre contra el lavabo, tuvo que hacer un
esfuerzo para tocar el agua.

Samuel sintió pena por ella cuando vio que tenía dificultades para lavarse las manos
debido al vientre.

Se puso detrás de ella, se apretó contra su espalda y la rodeó con sus brazos. Tiró de sus
manos, les echó un poco de agua y las lavó.
Capítulo 6 Por favor, prestame algo de dinero
El agradable aroma de la mujer saludó su nariz. Él nunca olvidaría su olor esa noche. En
este momento, se sentía inquieto con su mente saltando alrededor.

Luna le permitió arrastrar su mano y lavarla. Lo que él lavó no fueron sus manos, sino su
corazón.

Al ver la sonrisa en su cara redonda en el espejo, él también levantó una sonrisa.

Cerró el grifo, limpió sus manos pacientemente y salió del baño, sosteniendo su
pequeña y gorda mano.

Al ver a la pareja caminar de la mano hacia ella, Milanda sonrió con satisfacción.

"¡Rápido! La cena está lista. Bueno, siéntate aquí, Samuel. Luna, siéntate junto a
Samuel". Milanda deliberadamente puso sus asientos juntos.

Samuel sabía lo que su abuela quería decir. Él no dijo que no, simplemente arrastró la
silla fuera de la mesa hacia Luna.

Él se sentó a su lado después de que ella se sentó.

La cena de esta noche fue bastante abundante, con seis platos y una sopa, así como
gachas de semillas de loto, la favorita de Luna.

Con una mirada a estos platos, Milanda le guiñó un ojo a su nieto. Samuel tuvo que
rellenar el tazón de Luna con platillos.

Al ver la carne de camarón en su tazón, Luna se sintió profundamente conmovida. Eso


era suficiente. Ella estaba satisfecha.

Bajando la cabeza, comió esa carne de camarón felizmente, solo para descubrir que
estaba más deliciosa que nunca. Tal vez, fue entonces cuando comenzó a amar la carne
de camarón.

Durante la cena de esta noche, la alegría de Luna era tan obvia. Estaba sonriendo todo
el tiempo cuando hablaba con Milanda. Comió mucho.
Sin embargo, su apetito fue un shock para Samuel. Dos tazones de avena, seis mini
bollos de sopa junto con otros platos.

¿Era común que las mujeres embarazadas fueran todas grandes comedoras?

Después de la cena, el cielo se oscureció un poco. Milanda le dijo a Samuel: "Ahora que
estás en casa, voy a descansar. Pasea con Luna por un tiempo".

Al escuchar lo que dijo Milanda, Luna miró a Samuel, que estaba listo para comenzar su
trabajo de negocios, y se negó: "No es necesario, abuela. Estoy bien sola".

Hoy ella había sido un gran problema para él. Si había más, estaba obligado a odiarla
más.

Caminó hacia la puerta, se puso sus sandalias, abrió la puerta y salió.

Una ráfaga de viento caliente soplaba en su cara, dejándola con una repentina
sensación de sudoración.

Sin embargo, por su bebé, no tenía más remedio que caminar durante media hora o una
hora.

Cuando salió por la puerta de la familia Shao, vio una figura por el rabillo del ojo.

¿Podría ser él? Estaba tan nerviosa que su corazón latía tan rápido.

Samuel siguió a esta mujer embarazada. Estaba oscureciendo y dejarla salir sola era
bastante preocupante.

Sabiendo que él estaba caminando con ella, no dijo una sola palabra. Tenía miedo de
que él la odiara si decía una palabra.

Este año, el calor llegó bastante pronto. Fue a mediados de abril y la temperatura
alcanzó a los 82. 04 ℉. La fecha esperada del bebé era a principios de mayo. En ese
momento, debería hacer mucho calor.

Afortunadamente, los aire acondicionados ayudarían. Pero como estaría en un mes de


confinamiento, los aire acondicionados no podían usarse todo el tiempo.

Aunque era un suburbio aquí, los proyectos verdes eran bastante buenos. Ella caminaba
por el parque.
Luego se dirigió a la calle. Estaría más atiborrado cruzando la calle.

La gente de aquí terminó la cena hacía poco y salió a dar un paseo.

Caminando hacia el centro de la ciudad, estos dos seguían en silencio. Había demasiada
gente aquí, así que Samuel se acercó a Luna conscientemente.

En la puerta de la tienda de postres.

Luna miró el helado y luego miró a Samuel.

Quería comer helado pero no tenía dinero.

"Samuel..." Miró a su alrededor y no se atrevió a mirarlo directamente a los ojos.

Samuel miró a la mujer que era más baja que él y habían pensado que era su hermana
pequeña. Parecía saber que a ella le encantaban los helados, pero no tenía la intención
de decir eso en voz alta.

"No soy tu Samuel ahora". Lo dijo de repente, fue un poco confuso para Luna.

Samuel miró a esta pequeña mujer desconcertada y se puso muy feliz. "Llámame Sam".

Desde esa noche, cada vez que ella lo llamaba Samuel, él no podía evitar recordar la
noche en que ella estaba debajo de él y lo llamaba de esa manera.

"¿Sam?" Ella lo llamó tentativamente. Él asintió casualmente. ¡Como fuera! Mientras


ella no lo volviera a llamar Samuel.

Luna tartamudeó: "Quiero comer un helado, pero no tengo dinero". Su cara redonda se
sonrojó maravillosamente.

"¿Y qué?" Preguntó deliberadamente.

¿Qué y qué? ¡Entonces, a ella le gustaría comer uno! La expresión de la pequeña mujer
se volvió bastante molesta. "Por favor, préstame algo de dinero". Su voz se volvió oficial,
sin timidez ni inquietud.

Samuel levantó sus tupidas cejas y continuó burlándose de ella, "Yo tampoco tengo
dinero".
Su rostro estaba lleno de decepciones, pero no dejó de preguntar: "¿Trajiste tu teléfono
celular contigo?" ¡Ella incluso se olvidó de traer un teléfono celular, ¡pero él
probablemente lo trajó! ¡El pago por teléfono móvil!

Muy inteligente. Sin embargo, "Yo tampoco traje mi celular". ¡Le parecía bastante obvio
a Luna que lo hizo a propósito! ¿Entonces no estaba dispuesto a comprarle un helado?

Si él no lo estaba, ella se rendiría.

Ella caminó de regreso decepcionada, sin pensar que Samuel estaba bromeando.

Sin embargo, Samuel no vino. Se sintió más decepcionada ya que no vio su figura por el
rabillo del ojo.

¿Estaba pidiendo demasiado? Era lo suficientemente bueno que él estaba dispuesto a


salir a caminar con ella. "No pidas demasiado, Luna". Se advirtió en voz baja.

"Los hombres siempre fueron codiciosos. Cuanto más tenían, más querían".

De repente, una cosa acababa de aparecer y se sobresaltó.

Ella miró más de cerca. ¡Era un helado de mango!

Su cara infeliz se convirtió en una gran sonrisa. Samuel le jugó una broma.

"¿Entonces no puedo juguetear contigo?" Una vez, cuando estaban juntos, como ella
era muy tímida, él siempre se burlaba de ella y bromeaba con ella.

Luna estaba comiendo el helado con satisfacción y no solía responderle a Samuel.

Samuel miró atentamente a la mujercita que estaba comiendo helado. ¿Ahora qué? ¿No
era más importante que su helado?

"Está bien comer el helado, ¡pero no puedes devorarlo!" Un peatón caminó a paso
rápido, mirando su teléfono celular con la cabeza baja. Al verlo casi chocar contra ella,
Samuel la arrastró a su abrazo de inmediato.

El peatón encontró que había una persona delante de él y se alejó. Por lo tanto ella no
fue derribada.

Mirando a ese peatón, Luna descubrió que si no fuera por Samuel, ella se habría
encontrado con él.
"¡Gracias!" Dejó de comer el helado y le dijo eso al hombre.

Samuel la soltó y dijo: "No importa. Siéntate aquí y nos iremos después de que
termines". Señaló el banco a lo largo de la carretera y se sentó con ella.

El hombre estaba elegantemente sentado con las piernas dobladas, atrayendo algunas
segundas miradas. Aunque Samuel no era el más guapo, era bastante guapo.

En cuanto a Luna, al estar embarazada, no podía arreglarse. Si nadie pensara que era
fea, agradecería a Dios, porque no esperaba que nadie elogiara su apariencia.
Capítulo 7 Era agotador estar embarazada
Miró a cada mujer que observaba a Samuel con admiración. Cuando estas mujeres se
encontraron con su mirada, cambiaron sus rostros de inmediato.

Samuel, por supuesto, sabía lo que estaba haciendo. No le importó en absoluto. Solo
miró el helado que desaparecía en su mano.

Cuando se comió la mitad del helado, él lo sacó de su mano sin dudarlo.

"Queda la mitad. ¡Es un desperdicio tirarlo!" A ella le urgía tenerlo de nuevo. ¡Todavía
quería comerlo!

Samuel tomó su cuchara y la comió en segundos. Finalmente tiró la caja vacía. ...

Luna no tenía nada que decir ya que él se comió el resto del helado.

Lo más importante era que el helado eran sus sobras y que ella también usaba la
cuchara. Como ella sabía, él era un pequeño monstruo.

¿No le importaba que su cuchara estuviera llena de saliva?

Samuel miró sus ojos arrepentidos y no pudo evitar decir: "¡Puedes comer todo lo que
quieras después de dar a luz!"

Finalmente Luna asintió satisfactoriamente. En ese momento, el cielo se estaba


oscureciendo.

Caminaron hacia su casa sin decir una palabra, pero el ambiente era agradable.

Cuando entraron en la sala de estar, una ráfaga de viento fresco consoló a Luna.

Se cambió los zapatos y corrió al segundo piso.

Parecía que tenía prisa. ¿Por qué tenía tanta prisa?

Samuel también se cambió los zapatos y se apresuró a seguirla escaleras arriba.

Luna ya estaba cubierta de sudor y se apresuró a tomar una ducha.

Cuando Samuel entró corriendo en la habitación, Luna ya estaba en el baño.


Samuel no la notó cuando entró, por lo que estaba un poco curioso y preocupado por la
razón por la que ella corría tan rápido cuando no podía encontrarla.

Al abrir la puerta del baño, oyó un grito: "¡Ah!"

Cuando Luna se estaba preparando para abrir la ducha, Samuel entró. Por lo general, no
estaba acostumbrada a cerrar la puerta ya que Samuel nunca regresaba.

Samuel estaba aturdido, ya que vio algo que no debería. Mirando sus mejillas carmesí
por timidez, salió del baño como si nada hubiera pasado. ·

Después de cerrar la puerta, Samuel se apoyó pesadamente en la pared.

¡Maldición! ¿Cómo pudo tener una reacción física... . Cuando vio su cuerpo desnudo?.
Agitado, se dirigió al primer piso para recoger su computadora y sus documentos.
Recuperó el aliento después de un rato.

Mientras Samuel salía apresuradamente del baño, Luna se mordió un poco el labio
inferior y pensó: "¡Dios mío! Miró todo mi cuerpo involuntariamente una vez más.

¡Ella juró que no quería hacer eso!

Se envolvió el pelo largo con una toalla que había sido lavada ayer y se dio una ducha
simple para quitarse el sudor.

Cuando terminó, Samuel estaba lidiando con su negocio en la mesa cerca de la ventana.

Al cerrar la puerta del baño, se tendió en su cama directamente sin interrumpirlo.

Samuel sintió el sonido detrás de él y dejó sus documentos. Encontró un par de pijamas
y entró al baño.

Luna sostuvo su teléfono con fuerza. ¿Realmente se quedaría aquí esta noche? No pudo
evitar sonreír dulcemente.

Al abrir el teléfono, vio algunos números de teléfono, todos los cuales eran de su
hermano. Ella volvió a llamar.

"Hermano." Su voz era tan clara y melodiosa. Esta era la verdadera Luna que Samuel
conocía antes.
Al principio, Samuel quería salir del baño y hacer una llamada importante. Cuando
escuchó la voz de Luna, se detuvo.

"Samuel está en casa ... . ¡Regresó! ... Hermano, no tienes que preocuparte por
nosotros. ¡Él es amable conmigo! ... Es verdad. ¡Acabamos de regresar después de un
paseo!"

Luna agradeció que Samuel regresara hoy e hiciera estas cosas por ella. De lo contrario,
no tendría idea de cómo responder a estas preguntas de su hermano.

A través de la línea, Leandro le pidió a Luna que le diera el teléfono a Samuel. Pero Luna
dijo: "Samuel se está bañando. Hermano, no te preocupes por mí. Estoy bien... . ¡Medio
mes! ¡De acuerdo! ¡Nos vemos!"

Samuel nunca escuchaba sigilosamente las llamadas de otros, pero esta vez no pudo
evitarlo. No esperaba que Luna hablara bien de él.

Cuando Samuel salió del baño, Luna estaba mirando su teléfono celular. Parecía estar
abrumada de alegría.

Él dejó de limpiarse el pelo. Antes pensaba que era una niña y no era su tipo.

Pero ahora, parecía que como niña, era encantadora.

No podía concentrarse en su trabajo, así que apagó su computadora y se acostó en la


cama. Luna estaba tan sorprendida que su celular casi se cayó a la cama.

Inconscientemente se movió a un lado y dejó suficiente espacio para este hombre.

Samuel sacó su teléfono y echó un vistazo a la hora. Notó su leve movimiento y apagó el
teléfono.

"¿No tienes miedo de caerte de la cama?" Él no la miró y apagó la luz directamente. Sólo
estaba la iluminación de la lámpara de la cama.

Luna estaba tan nerviosa cuando la habitación se oscureció. Esta era su segunda vez
durmiendo con Samuel en la misma cama.

Se movió hacia él obedientemente y en ese momento su fragancia distrajo la mente de


Samuel.
Ni una sola palabra entre ellos, jugaron con sus teléfonos por un tiempo y luego Luna lo
apagó, preparándose para dormir.

Samuel vio que ella se iba a dormir y también apagó su teléfono, acostado a su lado.

El aire acondicionado funcionaba, así que hacía un poco de frío. La cubrió tiernamente
con una colcha.

Cuando Samuel ya se estaba quedando dormido, Luna se dio la vuelta, mirando el perfil
de este hombre.

No se había atrevido a mirarlo en tal ángulo antes. Sus ojos estaban ligeramente
cerrados, la nariz alta y los labios cerrados fuertemente.

Cada parte de él era tan atractiva para ella.

"¡Duerme!" Aunque la luz estaba apagada, él podía sentir su vista y soltó una palabra.

Al ser atrapada por Samuel, Luna fingió cerrar los ojos de inmediato. Pero no mucho
después, ella se acercó un poco más a Samuel.

Supuso que el abrazo de Samuel debía ser cálido.

La habitación estaba muy tranquila. Luna podía sentir su aliento.

Se dio la vuelta para acostarse de espaldas. En este momento, su cintura comenzó a


doler de nuevo.

Desde hace dos o tres meses, su cintura siempre estaba adolorida. A veces ni siquiera
podía moverse.

Hizo un ademán sin voz. Era tan cansado estar embarazada. Pero afortunadamente iba a
dar a luz pronto.

Pensó en lo que no había preparado para el bebé en su mente y quería ir de compras


mañana.

Se vio obligada a girar su cuerpo otra vez por dolor en su cintura, de espaldas a Samuel.

Samuel sintió que la mujer a su lado no dormía bien. ¿Estaba incómoda?

"¿Qué pasa contigo?" Finalmente habló en la oscuridad.


Luna abrió los ojos de inmediato y se disculpó cuidadosamente: "Lamento mucho
molestarte. No quise hacer eso".

Más tarde ella no se atrevió a hacer ruido y moverse. Contuvo el aliento con cuidado
temiendo que Samuel no durmiera bien y nunca volviera.

Él frunció el ceño. ¿Por qué siempre se disculpaba con él? "No me interrumpiste. ¿Estás
bien? Pareces incómoda".

Luna dudó un momento y dijo: "Tal vez sea porque el bebé está creciendo, por lo que mi
cintura siempre duela si mantengo la misma posición durante mucho tiempo".
Capítulo 8 Estare allí
Una gran palma descansó sobre su cintura. Al sentir la temperatura de su cintura, Luna
abrió mucho los ojos. ¿Qué estaba haciendo Samuel? ¿Le estaba dando un masaje en la
cintura?

Él no estaba calificado. Era solo un masaje ordinario, pero su cintura estaba


significativamente mejor.

Samuel se sentó en la cama y le dio un suave masaje a Luna. Su piel era suave. ¿Su bebé
tendría una piel suave?

Cada lugar tocado por la palma estaba ardiendo.

Unos cinco minutos después, Luna quitó la gran palma de Samuel con la que le dio un
masaje, "Gracias. ¡Samuel, estoy bien ahora, ¡deberías dormir un poco! Su voz sonaba
agradable. Samuel sacó su gran palma de sus manos regordetas y se acostó en la cama
en silencio.

Se sentía vacío. Tal vez dormían en la misma cama pero tenían sueños diferentes.

Después de un largo período de tiempo, Luna todavía estaba despierta, pero no se


atrevía a moverse.

Samuel escuchó la respiración desigual de Luna y supuso que no estaba dormida. Así
que él la tomó en sus brazos y la dejó descansar su cabeza en su brazo.

Con este movimiento, los ojos de Luna se pusieron rojos. Ella se apretó fuertemente en
los brazos de Samuel y apoyó audazmente su mano derecha en su cintura.

Samuel no se negó. Ella levantó las comisuras de la boca y cerró los ojos.

Sería bueno si pudiera dormir así en los brazos de Samuel todos los días.

Samuel olió el aroma de Luna y se arrepintió por un momento. Como un hombre


normal, ¿cómo podría soportar abrazarla?

Samuel se esforzó por pensar en el caso que trataría, la información y la evidencia ...
Luna estaba a punto de quedarse dormida en sus brazos, pero él todavía estaba
conteniéndose.

En este momento, su teléfono celular sonó. Luna, que ya estaba dormida en sus brazos,
se estremeció ligeramente y se despertó.

El zumbido perturbó su sueño. Levantó el teléfono celular en la mesilla de noche,


molesto. ¿Quién llamaba en medio de la noche?

Al ver el identificador de llamadas, los ojos de Samuel se oscurecieron, pero finalmente


presionó el botón de respuesta.

Escuchó la voz de un hombre por teléfono: "Hola, ¿eres amigo de la propietaria de este
teléfono celular?"

Samuel frunció el ceño. ¿Por qué un hombre usaba su teléfono celular?

Luna cambió su posición y dejó sus brazos. Salió de la cama y caminó hacia la ventana.

"Sí."

"Señor, esta es la situación. La dueña de este teléfono celular está borracha aquí, pero
vamos a cerrar pronto. ¿Podría recogerla?" El hombre al teléfono era muy educado.
Debería ser un camarero o algo así.

¿Emma estaba borracha? "Estaré allí".

Después de pedirle al hombre la dirección, Samuel inmediatamente encendió la lámpara


de la mesilla y se puso la ropa.

Luna, en la cama, observaba lo que Samuel estaba haciendo. ¿Se iba? ¿Volvería? Era
llamada de esa mujer, ¿verdad? Cuando se encendió la pantalla del teléfono, vio el
nombre de Emma.

La habitación todavía estaba muy silenciosa. Solo se podía escuchar el sonido de Samuel
vistiéndose. Apagó la lámpara de noche.

En la oscuridad, se detuvo y dijo en voz baja: "Lamento molestarte. ¡Deberías volver a


dormir!" Su extrañeza y cortesía hirieron su corazón.

Luego abrió la puerta y se fue sin mirar atrás.


Pronto, Luna escuchó que él encendió el auto. Salió...

Su olor permaneció en la cama. Luna se acercó a su almohada, se detuvo en ella para


sentir su olor y cerró los ojos.

Una lágrima cayó silenciosamente sobre la almohada y pronto desapareció.

Justo como apareció Samuel, también desapareció rápidamente ...

En Green Sun Private Club.

Samuel estacionó el auto en la puerta del club y se dirigió a una habitación privada en el
segundo piso.

Al abrir la puerta de la habitación, vio que la mesa de vino estaba desordenada y tres
pares de palillos usados fueron arrojados sobre la mesa de vino en un embrollo.

Una mujer yacía sobre la mesa, con los ojos cerrados y la cara rojiza.

"Emma". Sacudió suavemente a la mujer que no respondía. Emma se movió un poco,


cambió de postura y continuó durmiendo.

Samuel, impotente, la levantó por la cintura y salió de la habitación privada.

En Lake Garden.

Normalmente, solo Samuel vivía en ese apartamento de varios miles de pies cuadrados
en el piso 26

Solo su abuela, sus padres y Emma habían venido aquí, mientras que solo él y Emma
habían vivido aquí.

Puso a Emma, que todavía estaba dormida, en la habitación contigua al dormitorio. Ella
se quedaba temporalmente aquí después de regresar.

Samuel puso a Emma en la cama grande y quiso quitarle los zapatos.

Emma se aferró fuertemente a su cuello y se negó a dejarlo ir.

Samuel quiso apartar sus brazos. Abrió los ojos y pareció haberse calmado un poco,
"Samuel". Ella gritó su nombre con sorpresa.

Samuel sonrió, "Bueno, déjame ir. Me quitaré los zapatos".


Emma miró al hombre que le estaba sonriendo. ¿No fue a la vieja casa para acompañar
a su esposa?

No solo no soltó a Samuel, sino que también besó sus finos labios. La sonrisa de Samuel
desapareció.

Saltó de su cuerpo con fuerza.

Miró fríamente al hombre que la estaba evitando y se levantó de la cama, "Samuel, ¿no
me amas?" Ella preguntó fríamente.

Samuel la miró con un toque de complejidad en sus ojos, "Si te amo o no es irrelevante.
Como ahora estoy casado, no podemos estar juntos".

"¿Por qué me trajiste de vuelta?" Cuando él se negó, Emma levantó la voz y su rostro
estaba lleno de dolor.

Se dio la vuelta y se alejó. Emma se apresuró a detenerlo, poniendo sus brazos


alrededor de su cintura.

"Samuel, no te vayas. Me siento mal." Sus lágrimas cayeron por sus mejillas.

Samuel se dio la vuelta para tomar a la mujer que lo detuvo en sus brazos, "Emma ..."

Antes de terminar sus palabras, Emma besó sus labios de puntillas.

"Samuel, quédate conmigo esta noche, ¿de acuerdo?" Él sabía lo que ella quería decir.

Sin esperar a que él decidiera, Emma miró a Samuel, dio un paso atrás y se aflojó el
cinturón de la falda sin dudarlo.

Samuel cambió su semblante y pensó en Luna, que llevaba un bebé y estaba acostada
en la cama en la vieja casa.

Sin mirar atrás, abrió la puerta de la habitación, la cerró y fue a su habitación.

Él y Emma estaban juntos porque la salvó de su tío.

Medio año después de que Emma rompiera con el tío de Samuel, ella comenzó a
perseguirlo. Él se sintió atraído por su sencillez y decisión.

Su novia ideal debería ser una mujer decidida y directa, por eso estaban juntos.
Habían roto y regresado un par de veces en sus años escolares hasta hacía poco.

Sin embargo, nunca habían llegado tan lejos como para desnudarse el uno con el otro.

Como Emma y el tío de Samuel estuvieron juntos una vez, su abuela no estuvo de
acuerdo con su relación.

Sabía que su abuela no estaba de acuerdo, por lo que no estaban juntos en el verdadero
sentido.

El reloj en su muñeca decía que eran las 2 a. m. Mañana se juzgaría un caso, por lo que
no quería volver a la vieja casa.
Capítulo 9 Tengo algo que preguntarte
Emma se frotó suavemente las sienes, sentada en un sillón.

Sabía que esta tarde Samuel había ido a la casa vieja. A pesar de que era de noche, no
había ninguna señal de que regresaría.

También sabía que su esposa estaba en la vieja casa. No podía darle a esa mujer y a
Samuel la oportunidad de llevarse bien.

Así que salió a tomar algo deliberadamente para obligarlo a regresar.

Estaba tan vulnerable ahora mismo. ¿Por qué no la quería? ¿Fue porque le importaba
que ella ya no fuera virgen?

El año en que ella tenía 17 años, el tío de Samuel la forzó. Samuel la salvó
accidentalmente, pero ya era demasiado tarde.

Emma se tambaleó en el dormitorio y cerró los ojos, pensando qué iba a hacer. ¿Debería
dejar ir a Samuel?

Al día siguiente.

Samuel fue a la corte por un caso de fraude internacional. En cuanto a Luna, caminó
hacia el centro comercial, lentamente y sola.

El bebé tenía tanta ropa que la abuela de Samuel le compró. Solo necesitaba comprar
unos delantales para bebés, calcetines pequeños y demás.

Con un pie en el área del bebé, su teléfono celular sonó. '¿Quién me llamaría?'

Se sentó en el banco cercano y sacó su celular.

Era un extraño. "¡Hola!"

"¿Luna Bo?" Una voz fría salió del celular. Si ella estaba en lo correcto, era Emma.

Luna miró la llamada que había recibido. ¡Qué fastidio!

"¿Qué puedo hacer por ti?" Miró una corbata negra en un maniquí masculino cercano,
que tenía un patrón de rayas oscuras. "Eso sería muy bueno para Samuel". Pensó.
Emma escuchó la voz tranquila. En realidad, a ella no le importaba su actitud, "¿Sabes a
dónde fue Samuel esa noche?"

Luna sabía, por supuesto, "Cuando mi esposo atendió la llamada, yo estaba en sus
brazos. ¡Por supuesto que sé a dónde fue!"

Emma apretó el cigarrillo en su mano, "Está bien. ¡Pero fui yo quien estuvo en sus
brazos después de la medianoche!" Ella deliberadamente hizo que sonara dulce.

"¿Y qué? ¡Solo eres una amante! ¿No es así?" Se consideraba que una amante se había
despreciado para siempre.

Emma sonrió. "¿Amante? ¿Incluso te tocó de nuevo, después de que quedaste


embarazada?" Mi pregunta era simple, pero si esa mujer pensaba demasiado, no era yo
quien tenía la culpa.

Luna frunció el ceño. "¿Qué significa eso?" ¿Estaba diciéndole a Emma que estaba
cuidando el deseo físico de Samuel?

"Tenemos mucho tiempo por delante. Si estás dispuesta a ser una amante de por vida,
eso está bien para mí". Luna colgó el teléfono. "¡Esta mujer, Emma, es un fastidio!"
Pensó.

Cuando se colgó la llamada, la cara de Emma se distorsionó con furia. La mente de Luna
se aceleró rápidamente. "Emma me llamó. ¡No es tan simple como eso!"

Después del almuerzo, Luna caminaba en círculos en el comedor para hacer la digestión,
mientras Milanda estaba leyendo el periódico de hoy.

De repente, la puerta se abrió. Luna vio a Samuel entrar. "¿Por qué vuelve ahora?" Ella
no tenía idea.

"¡Abuela!" Samuel saludó a Milanda con una cara inexpresiva. Milanda lo miró y asintió.

Cuando Luna estaba a punto de saludarlo, Samuel volvió su cara nublada hacia ella.

"Sube las escaleras. Tengo algo que preguntarte." Después de decir esto, la arrastró por
el brazo y se fue directamente escaleras arriba.

"¿Por qué, qué estás haciendo, Samuel? Luna está embarazada, ve más despacio".
Milanda dejó el periódico y se acercó.
Al ver esto, su corazón latía con fuerza.

Samuel la levantó, mirando a la anciana detrás de él, "¿Estás satisfecha ahora?"

Al ver esto, Milanda se veía satisfecha. Se cubrió la boca sonriente y se sentó de nuevo
en el sofá.

"Estos dos niños realmente se llevan bien. ¡Buena señal!" Pensó Milanda.

Luna puso sus manos alrededor de su cuello por temor a caer accidentalmente. Ella no
era tonta. Al ver el rostro deprimido de Samuel, sabía absolutamente que no había
regresado por gusto.

Samuel llevó a Luna a la habitación y la cerró.

Cuando él volvió la cabeza hacia atrás, una bolsa apareció en su mano. Ella miró a
Samuel felizmente, "Sam, hoy te compré esta corbata. Echale un vistazo. ¿Te gusta?"

Sacó una delicada caja de la bolsa y la abrió. Era una corbata con patrón de rayas
oscuras. Esperaba que le gustara.

Samuel le dio una palmada a la caja y cayó al suelo. De repente, una corbata salió.

Mirando esa corbata, la cara de Luna se puso pálida. 'Este era el primer regalo que le
compré. Mira cómo terminó eso.' Ella pensó.

Samuel echó un vistazo a la corbata en el suelo y luego a esta mujer pálida. Sintió una
especie de inquietud.

Pero él pensó en lo que sucedió esta mañana y se enojó, "Emma te llamó para decirte
adiós. ¿Por qué dijiste eso para lastimarla?"

Luna movió sus ojos hacia Samuel y dijo con calma: "¿Qué dije?"

¿Llamar para un adiós? ¿Qué, él creyó en eso?

Samuel miró su rostro tranquilo, "¿Por qué me preguntaste? ¿No te conoces a ti


misma?" Levantó la voz y su rostro se llenó de ira.

Esta era la primera vez que Luna veía a Samuel con tanta rabia. ¿Qué dijo Emma en
realidad?
"¿Fue porque la llamé amante? ¿O porque dije que estaba en tus brazos anoche?" Ella
preguntó con calma.

Al escuchar a Luna decir amante, su rostro se volvió más sombrío, "¿Por qué diablos
dijiste que Emma era una amante? Esto es una calumnia. Podrías ser demandada, ¿lo
sabías?" Miró a esta mujer enfrente de él fríamente.

"Oh, ¿entonces no lo es? Estuvo en tus brazos anoche, también, ¿verdad? ¡No dije nada
malo!" Ella se estaba poniendo cada vez más emocional.

"¿De qué estás hablando? Luna, si una de las dos es la amante, ¡esa deberías ser tú!" Lo
que Samuel dijo fue como un cuchillo, apuñalando el corazón de Luna.

¡Sí! Si no se hubiera acostado con Samuel, no habría quedado embarazada y se habría


casado con él, y Emma no habría estado involucrada.

Al ver que la cara de Luna se ponía pálida, Samuel no podía soportarlo. Pero no pudo
evitar decir: "¿Le dijiste a Emma que muriera? ¡Como pudiste! Incluso dijiste que te
amaba. ¡Para ser honesto, amaría a cualquiera excepto a ti!" El hombre se rió con
desprecio.

Luna también se rió. Emma era buena para hacer creer a Samuel lo que fuera. 'Por
supuesto, si dijera la verdad, no me creería. ¡Así que no me molestaré en explicarlo!'
Pensó ella.

"¡Cómo podría no saber qué tan intrigante eres cuando estaba contigo, Luna Bo!" Se
burló con voz fría, pero la mujer se mantuvo en silencio.

Samuel se enfureció. Él agarró su muñeca y dijo: "¿Qué quieres decir con actuar como
una tonta?"

¿Él vino a confrontarla y ella se sintió avergonzada por ese hecho? ¿Avergonzada por lo
malo que había hecho?
Capítulo 10 Felicitaciones por el nuevo bebe
Luna trató de aflojar su agarre en la muñeca y lo miró a los ojos con sinceridad. "Nunca
he dicho esas palabras".

Samuel enojado tiró su mano lejos. Estaba tan molesto que olvidó que estaba
embarazada. La tomó por sorpresa y no contuvo el equilibrio. Ella chocó contra la
cómoda.

"¡Ah!" Su vientre golpeó directamente en la cómoda y al instante sintió un dolor agudo.

Samuel miró sorprendida a Luna, mientras se derrumbaba contra el tocador y le dolía el


vientre.

Samuel miró sus manos temblorosas. ¿Qué acababa de hacer? ¡La empujó y la hizo caer!

"¿Estás bien?" Sin pensarlo, Samuel se acercó a ella rápidamente y la abrazó con fuerza
mientras su cuerpo se deslizaba contra el tocador.

Ella sostuvo sus manos con fuerza. El sudor frío vino junto con el dolor severo.

"Duele..." Pronunció las palabras entre sus dientes.

¿Duele? ¡Mierda! Samuel la levantó inmediatamente y la sacó de la habitación.

En el primer piso, Milanda miró a su nieto que estaba corriendo escaleras abajo y luego
a Luna, que aparentemente tenía un gran dolor. Ella preguntó: "¿Qué está pasando?
¿Ahora qué? ¿Está dando a luz ahora? ¿Cómo puede ser?"

"Creo que sí. Tengo que enviarla al hospital primero". Samuel caminó rápido con Luna
en sus brazos hacia el auto y la puso en el asiento trasero.

'¿Dando a luz? ¿Ahora mismo?' Milanda estaba perdida y no reaccionó rápidamente


ante la situación. Solo se le ocurrió que tenía que llevar cosas al hospital después de
haber recorrido varias veces la sala de estar.

Samuel conducía ansiosamente el auto mientras marcaba el número de Chuck.


"Compañero, ¿sigues en el País C?"
Una vez que obtuvo la respuesta, Samuel aceleró y condujo directamente al Hospital
Privado de Sans.

En el asiento trasero, Luna tenía tanto dolor que tuvo que morderse el labio inferior y
apretarse contra su vientre.

Su cara se veía muy pálida y estaba sudando.

"Necesitas aguantar un poco. Te estoy llevando al hospital ahora mismo". La noche


anterior estaba pensando en llevarla a su apartamento y dejarla dar a luz allí.

En este momento, mientras miraba a la mujer que estaba sufriendo un gran dolor en el
asiento del automóvil, su corazón estaba lleno de pesar y tristeza.

¿Por qué la tiró así? Ella estaba embarazada de su hijo...

Cuando llegaron a la puerta del hospital, Luna sentía tanto dolor que comenzó a gemir.

Samuel estacionó su auto a voluntad, tomó a Luna en sus brazos y comenzó a correr
hacia el hospital.

Chuck había experimentado el incidente con Lola Li. Cuando escuchó lo ansioso que
estaba Samuel al teléfono, supo que algo estaba mal. Cuando Samuel y Luna
aparecieron, Chuck ya estaba esperando allí con médicos y enfermeras.

Al verlos, ordenó a las enfermeras correr con una camilla.

Samuel acostó a Luna en la camilla. Luego la siguió hacia la sala de cirugía.

"¿No deberían faltar dos semanas?" Chuck estaba bastante confundido y le preguntó a
Samuel, porque sabía que normalmente los bebés podían llegar unos días antes, pero
nunca quince días antes.

Samuel recordó lo que pasó en casa y permaneció en silencio.

Chuck miró a Samuel y vio su rostro sombrío. Apenas podía adivinar lo que había
sucedido. Samuel fue detenido frente a la sala de cirugía. Miró la luz roja mientras se
encendía y se sentó en el banco con pesar.

¡Nada debería salir mal con Luna y su bebé!


Los gritos más fuertes de Luna se podían escuchar desde la sala de cirugía. Samuel
estaba muy triste y cerró los ojos mientras se apoyaba contra la pared.

¿Por qué peleó con una mujer embarazada?

En ese momento, una enfermera salió corriendo de la sala de cirugía y le dijo: "Sr. Shao,
el doctor dijo que el bebé está en una posición fetal incorrecta y ahora se necesita una
cesárea".

Al escuchar a Luna gritando de dolor, Samuel apretó el puño y asintió. "¡Dile a Chuck
que proteja a Luna sin importar qué!"

"¡Bueno!" La enfermera respondió y corrió de regreso a la sala de cirugía.

El tiempo pasó tan lentamente. Alrededor de quince minutos después, Milanda llegó
con la señora Qi de prisa.

Entonces Samuel se dio cuenta de que era hora de informar a la familia, así que tomó su
teléfono y los llamó uno por uno.

"Samuel, ¿qué le has hecho a Luna?" Milanda se paró frente a su nieto y miró
seriamente a Samuel, cuya mirada obviamente estaba llena de tristeza.

Samuel cerró los ojos por un rato pero no dijo nada.

Milanda no pudo hacer nada más que pararse frente a él, esperando en vano. Justo en
ese momento, la puerta de la sala de cirugía se abrió.

Primero escucharon el llanto de un bebé. Samuel estaba lleno de sorpresa y alegría


cuando escuchó el sonido.

Luego, un médico sostuvo a un bebé en sus brazos y salió de la habitación. Él les dijo:
"¡Felicidades por el nuevo bebé!"

Milanda estaba muy emocionada y corrió hacia adelante. ¡Qué maravilloso! ¡Su bisnieto
estaba aquí! ¡Él estaba aquí!

Samuel se levantó del banco. Su rostro estaba lleno de asombro y emoción.

Miró al bebé que agitaba las extremidades y lloraba con la boca abierta.
La señora Qi rápidamente sacó una pequeña colcha y envolvió al bebé. Milanda se hizo
cargo del bebé de las manos del doctor. Estaba tan feliz que estaba a punto de llorar.

Samuel detuvo al médico que estaba a punto de regresar a la sala de cirugía y le


preguntó con amargura: "¿Cómo está ella ahora?"

La mujer dentro llevó a su hijo durante casi 9 meses y ahora dio a luz a un bebé sano.
¿Qué podía hacer él para agradecerle?

"El Director ahora está suturando los cortes y heridas de ella. Más tarde será enviada a
la sala".

Al oír que ella estaba bien, Samuel se sintió aliviado.

Se dio la vuelta y vio que Milanda estaba bromeando con gran alegría. Su estado de
ánimo también se encendió. ¡Ahora era padre!

El bebé fue enviado escaleras arriba para bañarse. Milanda y la señora Qi fueron allí
también.

Samuel recibió a Luna cuando la llevaron fuera de la sala de cirugía en la camilla. El


efecto de la anestesia no había desaparecido, pero Luna tenía una mente clara.

Escuchó cuando Samuel le preguntó a Chuck: "¿Cómo está ella ahora?"

Chuck se quitó la máscara y miró a su amigo a los ojos. "Todo está bien ahora. Pero si
llegara cinco minutos tarde, ¡tanto la madre como el bebé habrían estado en peligro! Lo
estaba atenuando un poco; La verdad era que si llegaban cinco minutos después, ¡nadie
podría haber salvado sus vidas!

Samuel miró a la mujer tendida en la camilla. Sus ojos estaban cerrados fuertemente y
su cara estaba tan pálida. Estaba abrumado de arrepentimientos.

"Samuel, ¿has informado al Sr. y señora Bo?" Preguntó Chuck de repente.

Samuel asintió y respondió: "Leandro todavía está en el extranjero. Volverá mañana".

Llevaron a Luna a una habitación exclusiva. Con un esfuerzo conjunto, Samuel y un


médico levantaron a Luna en la cama de la sala sin tocar sus heridas.

Le pusieron un goteo y luego todos salieron de la habitación.


Fuera de la habitación, Samuel estaba a punto de despedir a Chuck. Chuck echó un
rápido vistazo a Luna y susurró: "Sabes, está despierta".

Como amigo cercano, sabía que todo este tiempo a Luna le gustaba Samuel, mientras
que a Samuel le gustaba Emma.

Pero de repente, Luna estaba embarazada del hijo de Samuel y esto sorprendió a todos.

Pero Samuel no estaba muy interesado en Luna. No fue hasta que Luna estuvo
embarazada de ocho meses que obtuvieron el certificado de matrimonio.

¡Su relación debe soportar la prueba de los altibajos!

Sin embargo, fue fácil para él ver a través de la relación de otras personas. Cuando se
trataba de su propia relación, Chuck se agitó bastante cuando se dio cuenta de que él
mismo estaba a punto de casarse.

Samuel tuvo algunos sentimientos encontrados cuando escuchó el recordatorio de


Chuck. ¡Tal vez ella no quería verlo ahora mismo!

Cuando regresó a la cama del pabellón, Samuel miró a la mujer cuyos ojos aún estaban
cerrados y le guardó la colcha.

Tal vez le debía una disculpa. "Lo siento." Se sentó en el borde de la cama y tiró su
flequillo de su frente.
Capítulo 11 Gerardo Shao
Luna se acostó en la cama de la habitación en silencio. Oyó lo que Samuel dijo, pero no
sabía cómo reaccionar.

No pudo contener sus sentimientos y una lágrima corrió por su mejilla.

Ella seguramente no estaba dormida. Samuel secó su lágrima suavemente con su pulgar.

"Luna, ven conmigo a mi apartamento cuando salgas del hospital". Él le acarició las
mejillas con dulzura.

Luna lentamente abrió los ojos y lo miró confundida. ¿El hombre frente a ella realmente
era Samuel? Todo esto la hacía sentir irreal.

Pero sí era Samuel ...

¡Qué inesperado giro de los acontecimientos! Samuel de verdad le pidió que se mudara
con él. ¿Fue porque "un hijo puede hacer que su mamá sea honorable?" Eso era todo lo
que podía pensar.

Samuel se echó a reír y sacudió la cabeza. "Piensas demasiado."

Ella asintió lentamente con la cabeza. Ahora realmente podría estar con Samuel. El
pensamiento la hizo sonreír alegremente.

Por el momento, la infelicidad se había ido y el ambiente de la sala era ligero y relajado.

"¿Dónde está mi bebé?" Chuck solo le permitió echar un vistazo rápido y luego se
llevaron al niño. La cuna al lado de su cama estaba vacía.

"Lo han llevado arriba y ahora lo están bañando". Al pensar a su hijo, Samuel se echó a
sonreír. Sus ojos estaban llenos de alegría.

Después de un rato, Milanda bajó las escaleras con el bebé en sus brazos. Amaba tanto
al niño que tenía que abrazarlo todo el tiempo.

Se acercó a Luna directamente, empujó a Samuel y le dijo alegremente: "¡Mira Luna, tu


bebé!"

Samuel miró a su abuela sin palabras. ¿Por qué fue marginado así?
Luna miró al bebé que dormía profundamente. Ella estaba brillando de orgullo
maternal.

Sus manitas y su carita eran tan adorables.

Este era su hijo. Su hijo con Samuel. El dulce pensamiento la hizo sonreír aún más feliz.

Milanda y la Señora Qi en un momento ya no estaban en la sala. La familia de tres


estaba disfrutando su momento. ·

Samuel se acercó y levantó la otra mano del bebé. Sus ojos estaban llenos de gentileza.

"¿Cómo le llamaremos?" Nunca se le había ocurrido a Luna hasta ahora. Luna siempre
estaba sola, como si Samuel nunca estuviera allí. Nunca se hizo esta pregunta.

Ahora el bebé estaba aquí. Debían enfrentar la pregunta ahora.

"¿Tienes algo adecuado?" El bebé se aferraba al dedo de Samuel. Su corazón casi se


derritió. Samuel sacó su teléfono celular y tomó algunas fotos de su hijo.

Luna miraba a Samuel mientras estaba tomando fotos. En ese mismo momento, ella
estaba realmente feliz.

"No lo sé todavía. Samuel, por favor ponle un nombre ". Su hijo, nombrado por su
padre. ¡Qué maravilloso!

Samuel guardó el teléfono celular, pensó por un momento y luego dijo: "Quiero que
crezca sano y feliz. Llamémoslo Gerardo ".

¿Gerardo Shao? Luna se detuvo un poco y luego le oyó decir: "¡Sí, Gerardo Shao!"

"Gerardo Shao". Ella murmuró el nombre y asintió con la cabeza. Era un bonito nombre.
Se decidió entonces que su hijo se llamaría Gerardo Shao.

El ambiente en la habitación era tranquilo y relajante.

No mucho después, se abrió la puerta y entraron los padres de Samuel.

La madre de Samuel, Violeta Yang, era gerente del banco. Ella tenía un carácter duro e
independiente al igual que Emma. El padre de Samuel, Vicente Shao era el
vicepresidente del banco. Era un hombre práctico y honesto.
Todo lo que Violeta pudo ver fue el bebé desde el momento en que entró en la sala. Ella
se acercó a él y le dijo: "Querido mío, ven con la abuela y déjame verte bien".

"Mamá, papá, están aquí". Luna sonrió y los saludó. Violeta la miró y no reaccionó
mucho. Ella solo asintió y luego se volvió hacia el bebé.

Vicente se preocupó más y le preguntó: "Luna, ¿te sientes mejor ahora?" Originalmente,
la nuera ideal de Vicente era Emma. Pero ahora, ya que Samuel y Luna ya se habían
casado, entonces tenía que dejar que lo pasado fuera lo pasado.

Luna estaba muy emocionada. Miró a Vicente y respondió: "Me siento mucho mejor
ahora. ¡Gracias Papá!"

Violeta, que estaba ocupada cargando a Gerardo frunció los labios cuando oyó su
diálogo. El sentimiento que tenía hacia Luna no era disgusto, pero definitivamente no
era afecto.

Si no fuera por la objeción de Milanda, su nuera debería haber sido Emma. Cuando
pensaba en Emma, Violeta sonrió. Ella era ideal. Emma era hermosa y elegante. Era
independiente en su trabajo y también era hábil cocinando.

Samuel observó las miradas de sus padres y sabía que su madre todavía estaba
pensando en Emma. Este pensamiento le hizo fruncir el ceño. Cubrió a Luna y le dijo:
"Descansa bien. Necesito salir ahora ".

Luna miró a Samuel mientras la ayudaba con el edredón y asintió con la cabeza: "Bien".

Samuel fue a la zona de fumadores y encendió un cigarrillo. Miró al jardín fuera de la


ventana y cayó en pensamientos profundos.

Luna se quedó dormida. Milanda y Violeta seguían abrazando a Gerardo con gran
afecto.

La puerta de la sala se abrió de nuevo. Esta vez llegaron los padres de Luna. La madre de
Luna, Jenny y su padre Ricardo Bo.

El cabello largo y oscuro de Jenny estaba cuidadosamente atado con un nudo en la parte
superior de su cabeza. Llevaba un vestido de seda verde y un pin de pelo clásico era el
único accesorio en ella. En tacones altos, corrió hacia la cama con entusiasmo sin mirar
al bebé primero. Jenny miró a su hija de rostro pálido con gran pena y levantó las manos
con fuerza. Mi pobre hija

"No te preocupes Jenny, Luna está bien. Solo está durmiendo ahora”. Ricardo y Vicente
estaban charlando. Milanda se acercó a ella y se puso a su lado.

Jenny miraba a Luna con gran cariño. Ella no quería apartar sus ojos de su hija. Al
escuchar las palabras de Milanda, asintió, "Milanda, ¿Luna dio a luz de forma natural o
tuvo una cesárea?" Ella recordó eso. La fecha de parto para Luna estaba prevista en dos
semanas.

Con un rostro sombrío, Jenny miró rápidamente a Violeta, que estaba a punto de poner
al bebé en la cuna.

Ella había visitado la casa de la familia Shao unas cuantas veces. Pero no había conocido
a los suegros de Luna. Siempre era Milanda quien la saludaba.

Milanda también se sentía incómoda. Después de todo, fue su nieto quien empujó a
Luna y la hizo dar a luz prematuramente. "Fue una cesárea. El médico dijo que el bebé
tenía una posición fetal incorrecta y que el parto natural sería riesgoso ".

En este momento, Samuel entró también. Vio a los padres de Luna y los saludó:
"¡Mamá, papá!"

Ricardo asintió con la cabeza hacia él. Estaba bastante contento con su yerno. Pero
Jenny no estaba muy contenta. Se veía triste y le preguntó: "Samuel, ¿Luna no debería
dar a luz en al menos dos semanas?" "¿Por qué demonios dio a luz hoy?"

Samuel recordó lo que pasó en la casa y se sintió muy culpable. Les pidió disculpas:
"Mamá, papá, fue mi culpa. Discutí con Luna y accidentalmente empujé su vientre ... "

"¿Qué dijiste?! " Jenny se sorprendió y sus ojos estaban muy abiertos. Ella levantó la
voz. ¿Un pelea? ¿Empujó su vientre?

Violeta notó que Jenny había alzado la voz cuando hablaba con Samuel y no estaba
contenta. "Vamos, Jenny. Samuel ya se ha disculpado ". "No deberías estar enojada con
él". "Además, todo resultó bien, ¿verdad?"

Samuel notó la sequedad del tono de su madre y le guiñó un ojo a Violeta, sugiriéndole
que dejara de hablar.
Jenny se sintió ofendida por el tono de Violeta. Ella ya estaba bastante enojada sobre el
hecho de que esta pareja tardó tanto en casarse. Lo peor era que nunca hubo una
ceremonia de boda. Y ahora había esta noticia de que su querida hija había sido
maltratada, por lo que, naturalmente, Jenny estaba más furiosa.
Capítulo 12 Con que alimentar a su hijo
Jenny dijo con un tono duro: "Samuel, si no deseas estar con Luna, la llevaré a nuestra
casa tan pronto como se despierte. Mi hija es la niña de mis ojos. La criamos con gran
atención. ¡No la dejaremos pasar ningún sufrimiento!"

Violeta escuchó la acusación y se molestó bastante. Antes de que Samuel pudiera decir
algo, se acercó, se paró delante de él y respondió: "¿Qué quieres decir con todas estas
palabras? ¿Qué clase de sufrimiento está pasando Luna ahora? ¿Quién le está haciendo
pasar mal?" Luna debería haber estado hablando tonterías delante de sus padres.

Jenny miró la forma en que actuaba Violeta, grosera y aguda. No se parecía en nada a
una elegante y encantadora gerente bancaria.

Samuel detuvo a Violeta y la hizo pasar a un lado. Se enfrentó a Jenny y respondió:


"Mamá, lo siento mucho. Por favor, no te enfades más. Me aseguraré de que eso nunca
vuelvan a suceder."

El tono sincero en la voz de Samuel hizo que Jenny se enojara menos. Pero cuando
pensó en el hecho de que durante el embarazo de Luna, Samuel nunca apareció,
simplemente no podía dejar pasar las cosas.

Jenny se llenó de ira y dijo bruscamente: "¿Tienes idea de lo difícil que es para una
mujer pasar por un embarazo?" "Cuando Luna estaba en el apartamento, tú siendo su
esposo, nunca estuviste allí, ni un solo día. ¿Qué estabas pensando?" "Si no estás
contento con mi hija, solo dilo. ¿Por qué demonios la haces sufrir? ¿Nacimiento
prematuro?"

Al escuchar sus comentarios, la familia Xue se sintió bastante avergonzada. Era cierto
que habían descuidado a Luna en aquel entonces.

Samuel bajó la cabeza y aceptó la ira de Jenny. No dijo una palabra.

Ricardo se acercó a ellos. Aunque él mismo estaba bastante enojado, hizo un buen
trabajo tranquilizándolos. Con la intención de mediar en la situación, le dijo a Jenny:
"¡Basta, simplemente, olvídalo!" "Tanto tu hija como tu nieto están a salvo, no hay nada
de qué enfadarse".
Jenny normalmente tenía buen genio, pero existía una cosa que no podía soportar: que
trataran mal a su preciosa hija. Tiró el brazo de Ricardo, dejando muy claro que no
estaba dispuesta a dejar que Samuel se librara del asunto.

"Mamá ..." La voz de Luna era tan suave y débil desde la cama de la sala. Su voz casi hizo
llorar a Jenny. .

¡Su preciosa hija! ¡Nunca había dejado que su hija sufriera así o fuera maltratada así!

Samuel se acercó a la cama con Jenny. Las miró, mientras Jenny sostenía la mano de
Luna con fuerza.

Ricardo también se acercó y miró a Luna con suavidad: "Mi querida niña, ¿acabamos de
despertarte?"

Ella negó con la cabeza. Oyó la mitad de lo que decían, pero decidió fingir que no sabía
nada al respecto. Levantó la vista y sonrió: "Mamá, papá, ¿cuándo llegaron? ¿Han visto
a su nieto?"

Jenny levantó la cabeza y contuvo las lágrimas. Miró a su hija y negó con la cabeza:
"Estaba ocupada viendo que estuvieras bien. Todavía no tuve tiempo para él. Ahora
necesito echarle un buen vistazo al bebé".

Jenny soltó la mano de Luna y levantó al bebé dormido. Ricardo también se acercó y
miró con cariño a Gerardo. Jenny se sorprendió y dijo: "Su linda y pequeña boca se
parece a la de Luna, cuando ella era un bebé. Y la nariz, !el parecido es asombroso!"

Las palabras de Jenny pusieron a Violeta bastante molesta. Para ella, era obvio que el
bebé se parecía a su hijo.

Samuel acurrucó sus labios con satisfacción. Luna era muy bella y era bueno que el bebé
se pareciera a ella.

Milanda se sintió aliviada ya que los dos ya no estaban peleando. Hace un momento la
conversación entre ellos era tan intensa que no pudo decir nada.

Sabía bastante bien qué tipo de persona era su nuera. Tenía la boca afilada y era
demasiado obstinada para rendirse. Si no fuera por su carácter inflexible, ella no habría
hecho enemigos en su trabajo y ya podría haber sido promovida de gerente de banco.
Ya se lo había advertido a Violeta muchas veces, pero nunca escuchaba.

Milanda tranquilamente tiró de la manga de Samuel y le guiñó un ojo.

Samuel miró a su abuela en silencio, ya que no necesitaba que le dijeran qué hacer.
Luego, se acercó a la cama de Luna y le preguntó: "¿Tienes sed?"

Luna miró al hombre cariñoso y sonrió. No lo rechazó y asintió suavemente.

Como acababa de ser operada, no era aconsejable que bebiera agua directamente. Así
que Samuel usó un hisopo y lo sumergió en agua tibia para hidratar los labios agrietados
de Luna.

Luna se mordió los labios de sed. Los labios agrietados ahora se veían mejor e
hidratados.

Samuel hizo una pausa, ya que no pudo evitar pensar en la noche cuando se sintió
encantado por su olor ...

Luna notó el calor de la mirada de Samuel y trató de esconderse en la colcha ya que era
tímida. ¿Por qué Samuel la miraba así? Parecía... Un lobo que había visto a su pareja.

"Samuel..." Ella estaba a punto de llamarlo cariño. Pero se dio cuenta de que sus padres
estaban aquí y no podía llamarlo así.

Samuel volvió a sus sentidos y continuó hidratando los labios de Luna. Sin embargo, en
poco tiempo su mente se desvió de nuevo.

Luna miró a Samuel ya que aparentemente no se estaba enfocando en ese momento.


Estaba confundida y pensó: "¿Qué le pasa a Samuel hoy?"

Finalmente, fue el llanto de Gerardo lo que hizo que Samuel volviera a la realidad.

Jenny le dio una palmadita al bebé por un tiempo, pero él simplemente no paraba de
llorar "¡Debe tener hambre!" Milanda les recordó.

Esto hizo que Jenny se diera cuenta de la situación y rápidamente puso al bebé junto a
Luna. Ricardo se sacó un cigarrillo del bolsillo y salió de la sala con Vicente mientras
conversaban.
Luna miró a su hijo llorando y estuvo perdida por un momento. Miró torpemente a su
madre y a su abuela. ·

Milanda se acercó rápidamente y dijo: "Deja que el niño coma algo".

Este comentario hizo que Luna se sonrojara. ¿Iba a amamantar al bebé? Pero Samuel
estaba allí mirándola ...

Milanda miró a la apenada Luna con impaciencia y dijo: "¿Necesitas que la abuela te
enseñe cómo alimentar al bebé?" Ella ignoró completamente la existencia de Samuel.

Jenny se acercó también. Sabía que esta era la primera vez que su hija hacía de madre.
Estaba segura de que no entendía bien de todo sobre la maternidad.

"Ahora necesitas alimentar bien al bebé. Aunque todavía no tengas leche, debes dejar
que succione. Con el tiempo vendrá la leche". Le impartió pacientemente su experiencia
a Luna. ·

Luna seguro que sí sabía todo esto. Pero Samuel todavía estaba allí. Ahora estaba
bastante avergonzada. Samuel estaba completamente confundido en cuanto a con qué
alimentar a su hijo.

Mientras su madre y su abuela la miraban expectantes, Luna se preparó y levantó su


ropa.

El bebé inmediatamente encontró su comida y dejó de llorar. Jenny y Milanda estaban


bastante aliviadas.

Samuel vio todo esto y se quedó de piedra. Casi había olvidado que así es como comen
los bebés.

Levantó la vista hacia la cara sonrojada de Luna y se dio cuenta de por qué estaba tan
avergonzada.

Samuel se sintió incómodo y tosió un poco. Cogió su paquete de cigarrillos y caminó


hacia la puerta de la sala.

Esta vez, Violeta, que estaba sentada en el sofá, lo llamó y le dijo: "Samuel, ahora que
tienes un hijo, debes reducir el hábito de fumar. ¡Especialmente cuando el bebé está
presente, no debes fumar en absoluto!"
Samuel escuchó el comentario y asintió. Pensó: "Voy a prestar más atención por el bien
del niño".

Luna se sintió bastante aliviada cuando Samuel salió. Era realmente muy incómodo el
rato que estaba.

Cuando cayó la noche, Samuel llevó su computadora a la sala y cuidó a la madre y al


niño. Luna dormía la mayor parte del tiempo como su hijo, ya que estaba agotada por el
parto.

Cuando eran alrededor de las ocho o las nueve de la noche, Luna se despertó debido al
hambre. Abrió los ojos y vio la tenue luz. Se dio cuenta de que todavía estaba en el
hospital.

Levantó la cabeza con esfuerzo y vio a su hijo profundamente dormido. Entonces


vagamente vio a Samuel que estaba trabajando en su computadora en el sofá.
Capítulo 13 No nos volveremos a ver en el futuro
Tal vez Samuel estaba demasiado concentrado, ya que ni siquiera respondió cuando
Luna lo llamó suavemente.

La sala estaba tan tranquila que la vibración del teléfono de Samuel fue muy claro.

El teléfono vibró varias veces. Samuel finalmente lo agarró de la mesa. Sus ojos se
oscurecieron cuando vio el identificador de llamadas.

Una suave voz lo retuvo cuando estaba a punto de salir a contestar el teléfono,
"Samuel." La voz de Luna era muy suave, porque estaba demasiado hambrienta para
hablar.

Tal vez su hijo tenía demasiado buen apetito. Ella siempre se sentía hambrienta después
de amamantarlo.

Samuel miró de nuevo el identificador de llamadas en la pantalla, dudó un rato y luego


colgó.

"¿Estás despierta?" Caminó hasta la cama del hospital, se sentó en el borde y miró a la
pequeña mujer que parecía haberse recuperado mucho.

Luna asintió suavemente, y el teléfono de Samuel volvió a sonar. "Puedes contestarlo",


dijo Luna.

Samuel lanzó una mirada complicada a la débil Luna. Esta vez colgó la llamada sin
dudarlo y apagó el teléfono.

Luna miró desconcertada cuando Samuel apagó su teléfono. Pero por un momento
pensó, debía ser Emma.

La sala estaba muy tranquila. Samuel la levantó de su cama y le puso una almohada para
que se sintiera cómoda, "¿Está bien?"

Ella asintió y miró al hombre de cerca. "Tengo hambre."

Al escuchar estas dos palabras, Samuel volvió a sacar la papilla nutritiva del termo. Puso
la papilla en un tazón y luego se lo llevó.
Luna intentó moverse, pero la herida en el abdomen le dolió de inmediato, aunque el
resto de su cuerpo se sentía bien.

Cuando Samuel vio que Luna cerraba los ojos con dolor, su corazón también le dolió.
Una mirada rápida y dolorosa apareció en sus ojos. Samuel se sentó en el borde de la
cama.

Sacó una pequeña cucharada de papilla caliente, sopló y luego la puso en sus labios.

Luna observó su movimiento con emoción. Su querido Samuel la estaba alimentando. Se


sentía casi como un sueño.

Luna abrió la boca obedientemente y se comió la papilla. La papilla calientes se deslizó


hacia abajo, y su estómago hambriento y doloroso se sintió mucho mejor.

De esta manera, comió un tazón entero, y estaba casi llena. Pero cuando Samuel le
preguntó si necesitaba algo más, aún asintió con la cabeza por otro tazón porque le
encantaba cuando él la cuidaba.

Samuel sacó otro medio tazón de papilla y se lo puso cuidadosamente en la boca.

Luna disfrutó del momento con alegría. Mientras tanto, Samuel simplemente se
mantuvo concentrado en alimentarla.

Así que ninguno de ellos notó que había una mujer afuera mirando hacia la sala a través
del cristal de la ventana.

Emma se quedó mirando esta escena, estupefacta. Ese hombre una vez le perteneció.
Pero en este momento estaba alimentando tiernamente a otra mujer. Le dolía el
corazón.

Llamó a Samuel cuando lo vio publicando una foto de bebé en su cuenta privada de
Wechat. Marcó varias veces, pero no contestó ni una vez. ¿Eso significaba que había
terminado con ella?

No se dio cuenta de que las lágrimas cayeron y cubrieron sus mejillas. Luna terminó el
segundo tazón de papilla, y sin querer vio la figura fuera de la sala.

La sonrisa en la cara de Luna se fue. Samuel vio la extraña mirada en su rostro. Él siguió
su mirada y vio a una mujer parada allí, con lagrimas. Era Emma.
Samuel salió casi involuntariamente.

Emma se dio cuenta de que la habían descubierto. Su orgullo propio la hizo salir
corriendo del hospital.

Pero Samuel la alcanzó solo en unos pocos pasos. En ese momento el hospital entero
estaba muy tranquilo.

Samuel llevó a Emma a las escaleras de escape de incendios. Se quedaron allí y se


cruzaron la mirada.

"Emma, vuelve a América. No nos volveremos a ver en el futuro". Samuel la miró


fijamente. Su relación se quedó en el pasado. Se había casado y ya tenía una familia.

No podía engañar a Emma, ni engañar a Luna.

Las lágrimas cubrieron la cara de Emma. Miró el rostro inexpresivo de Samuel con odio,
y preguntó con voz ronca: "Samuel, ¿alguna vez has pensado en mis sentimientos? No
quiero dejarte ir. ¿Lo entiendes?"

Cuando la vio comportarse así, Samuel tampoco se sintió bien. La sostuvo en sus brazos,
pero repitió: "Emma, vuelve a América y olvídate de mí".

Emma estalló en lágrimas y tiró de sus ropas, "¡Samuel, te amo, te amo!"

Él también la amaba, pero se separaron durante demasiado tiempo. Además, ahora


estaba Luna Bo. Él ya no se atrevía a darle ni un poquito de amor. A pesar de su tristeza,
la empujó lejos.

"Emma, olvídame. Mereces más." Después de decir eso, se marchó de las escaleras sin
mirar atrás.

Emma miró la puerta cerrada y se secó las lágrimas. Su pena se había ido a medias
ahora.

Su teléfono estaba sonando dentro del bolso. Miró atentamente el identificador de


llamadas, luego respondió al teléfono con irritación, "¡Podrías dejar de molestarme todo
el tiempo!"

La mujer en el otro extremo gritó descontenta, "¡Emma! Soy tu madre. ¡Ahora me han
estado persiguiendo! ¿Cómo puedo tomarlo con calma?"
Emma cerró los ojos con dolor, sabiendo que el único que podía salvarle la vida era
Samuel. ¡No podía rendirse!

"Estoy intentándolo ahora. Y transferiré 100.000 CNY a tu cuenta mañana, así que no
me exijas más". Samuel era su amor, pero ella era su propia madre. No podía ignorarla.
Así que no lo dejaría ir.

Tomó el teléfono, se secó las lágrimas de las mejillas y salió del hospital, capaz y fuerte
como siempre.

¡Samuel, nunca te dejaré ir!

Cuando Samuel volvió a hablar con Emma, reajustó su estado de ánimo y abrió la puerta
de la sala.

Lo que vio aceleró su paso. .

Su hijo Gerardo estaba llorando tan fuerte, y Luna se levantó de la cama, tratando de
alcanzarlo con mucho esfuerzo y sintiendo mucho dolor. La herida le dolía cada vez que
Luna intentaba moverse. Se apretó los dientes, y finalmente caminó hacia la cuna de su
hijo.

Samuel no dijo nada, solo caminó hacia ellos y llevó a Luna a la cama, luego puso a su
hijo a su lado.

Luna recuperó el aliento y comenzó a alimentar a su hijo, independientemente de la


mirada en los ojos de Samuel.

Gerardo dejó de llorar, y toda la habitación se calmó también. Samuel estaba de pie
junto a la cama, mirando al codicioso hijo chupando el pecho de Luna.

Los ojos de Luna estaban fuertemente cerrados, sin decir una palabra.

El ambiente era un poco raro.

"Solo llámame si necesitas ayuda." Samuel apartó la mirada de Luna, volvió al sofá y
comenzó a trabajar.

No vio que Luna asintió ligeramente.

En la oficina privada de Chuck, el director del hospital.


Chuck terminó el examen médico de Luna por la mañana. Regresó a la oficina después
de asegurarse de que todo estaba bien.

Abrió la puerta de la oficina, y una persona en pantalón vaquero apareció delante de él,
con una pierna le dio una rápida patada en la cara.

Lo hizo varias veces, una y otra vez. El experimentado Chuck agarró fácilmente esa
pierna con las manos.

No la soltó, y se pusieron en una posición extraña uno contra el otro.

Daisy intentó varias veces escapar del control de su gran mano.

Chuck ni siquiera la miró, solo caminó hasta el escritorio de su oficina con un registro
médico en la mano.
Capítulo 14 Quieres que ella viva afuera
"Chuck, ¿quién te ha dado permiso para trasladar a mi madre al hospital del país C?"
Aunque Chuck y ella irían a tramitar el certificado de matrimonio mañana, no tenían
intención de ir a vivir al país C después de casarse.

Chuck abrió el registro médico y sin levantar la cabeza, dijo: "Después de casarnos, serás
mi esposa. No hay necesidad de usar el dinero de otra persona para pagar los gastos
médicos de mi suegra." Sabía que Jorge todavía estaba pagando los gastos médicos de
su madre.

"¿Qué tiene esto que ver con la hospitalización de mi madre?" Incapaz de calmarse,
golpeó el escritorio con ambas manos.

Con esto, Chuck finalmente levantó la cabeza y la miró. "Si continúas viviendo en el país
A después de que nos casemos, ¿para qué me caso contigo?" Su abuelo lo golpearía con
su muleta.

Daisy vaciló. Incluso si obtuvieran el certificado de matrimonio, seguirían siendo un


matrimonio falso. ¿Por qué le importaba tanto?

"Además, tienes una grave bacteriofobia, que ni siquiera dejas que viva contigo. Así que,
¿por qué te tiene que importar dónde viva?" Cuando Chuck la obligó a aceptar sus
reglas, ella quería matarlo con su propio bisturí.

Tenía el presentimiento de que si vivieran juntos después, lo mataría usando su


Taekwondo, ¡o él la mataría con su bisturí!

"Por supuesto que me importa. Debes vivir a mi lado y esperar a que me acueste
contigo en cualquier momento." Como hombre adulto, también tenía necesidades
normales. Desde que se casaran, él tendría derecho a dormir con ella.

Ella quiso golpearlo, pero su puño fue detenido por la palma de él justo antes de que lo
alcanzara. Tomó su puño con gran fuerza, haciendo que su cuerpo se inclinara hacia
adelante.
Estaban tan cerca que él podía ver una pequeña peca en su rostro sin maquillar.
También podía ver que la piel de su rostro era tan suave que cualquiera se sentiría
celosa.

"Vas a sufrir si intentas ir contra mi voluntad". La amenazó fríamente.

Daisy luchó, pero no escapó de su control. "Chuck, te gusta alguien más, ¿verdad? ¿Te
parece divertido obligarme a casarme contigo?" Sería una tragedia obligar a dos
personas que no se amaban a casarse.

"La chica que me gusta ya está casada y disfruta de una vida feliz. Tú no eres más que
una herramienta para mí, así que no me importa si es interesante o no". Chuck admitió
que le gustaba alguien más directamente.

Sus palabras hicieron que Daisy se abrumara de vergüenza y rabia. Ella se deshizo de su
agarre, "¡Chuck, bastardo!" Tan pronto como se detuvo, una tos se oyó desde la puerta.

En la entrada había un anciano delgado con bigote largo y una muleta.

En este momento, con una sonrisa, estaba mirando al hombre y la mujer en la oficina.

Al verlo, Chuck hizo una mueca y dijo con voz sarcástica: "Abuelo, ¿no tienes nada que
hacer o qué?"

¿Abuelo? Cuando el anciano entró, Daisy inmediatamente respiró hondo, dejó de lado
su ira y se puso a un lado.

Eduardo ignoró a Chuck y miró a Daisy amablemente, "Tú eres Daisy, ¿verdad?"

Daisy levantó su cabeza inmediatamente y preguntó confundida, "¿Me conoce?" Pero


ella nunca lo había visto antes.

Eduardo se sentó en el sofá al lado con una sonrisa, "Soy el abuelo de Chuck. Yo seré tu
abuelo a partir de mañana, así que también puedes llamarme 'abuelo' de ahora en
adelante." Ella se veía exactamente igual a la foto. Decían que ella trabajaba como
suplente y que su familia era pobre. Sin embargo, eso no le importaba al abuelo.

Chuck, enojado, miró a su abuelo, "tengo que comenzar mi trabajo. Fuera." Él los
expulsó sin rodeos.
¡Qué buen abuelo! "Abuelo." Daisy lo llamó con respeto. Sus abuelos murieron hace
mucho tiempo. Su padre se volvió a casar varios años después de que su madre se
convirtió en un vegetal.

Su madre había estado en coma en los últimos años, y su hermana menor, que aún era
estudiante, vivía con su abuela. Por eso, casi nunca disfrutó de ningún cariño familiar...

Eduardo asintió con satisfacción y dijo sin pedir la aprobación de Chuck: "Acabas de
venir al país C, ¿verdad? Ven, te llevaré a la casa de Chuck para tomar un descanso".
Entonces, con el apoyo de su muleta, Eduardo se levantó del sofá.

Chuck golpeó el escritorio con un bolígrafo y dijo molesto: "Abuelo, ¿me has pedido
permiso?" ¿Cómo podría dejarla vivir en su casa? ¡Había tantos hoteles!

"Daisy es tu esposa. ¿Quieres que viva afuera?" Eduardo golpeó el suelo con su muleta
para expresar su insatisfacción.

¿Daisy? Chuck levantó las cejas. ¿Cómo pudo su abuelo decir su nombre de una manera
tan amable, como si ya la conociera?

"¡Ve al hotel!" Respondió a la ligera.

Daisy respondió: "¿Quieres que siga viviendo en el hotel después de casarnos?" ¡Este
hombre había ido demasiado lejos!

"¡Sí, por supuesto!" Chuck no estaba completamente preparado para vivir con una
mujer en su apartamento.

Como él no quiere, ella se volvería en su contra a propósito. Ella sonrió y miró a


Eduardo, "Abuelo, iré a su casa contigo".

Como Daisy dijo que sí, Eduard se fue directamente con ella sin hablar con Chuck.

Mirando a sus espaldas, Chuck contuvo su ira. ¡Ellos lo ignoraron totalmente!


Desahogaría su ira con Daisy ...

A petición de Samuel, Luna se quedó en el hospital durante cinco días.

El día del alta, Milanda se mostró muy renuente a dejar a Luna y su bisnieto, pero por un
buen futuro, les permitió ir al apartamento de Samuel.
La señora Qi que había estado cuidando de Luna también se fue con ellos.

Desde entonces, en el apartamento de Samuel hubo cada vez más productos para
mujeres y bebés. Podía oler el espeso sabor de la leche cada día que regresaba.

Sin embargo, Samuel y Luna vivían en cuartos separados. Gerardo todavía era pequeño,
por lo que se acostaba al lado de Luna todos los días.

De hecho, la cama grande en la habitación era suficiente para los tres, pero Samuel
nunca dormía en su habitación.

Un día antes de que Gerardo cumpliera un mes, Leandro apareció en el apartamento de


Samuel después de un largo viaje.

Al ver a Samuel, le dio un puñetazo, pero él no se defendió.

Luna gritó, soltó a Gerardo y apartó al furioso Leandro.

"Leandro, ¿qué estás haciendo?"

Leandro enderezó su ropa. Samuel había presenciado su furia una vez. En ese momento,
cuando dos gamberros acosaron a Luna, se volvió violento y rompió varias costillas de
los pandilleros.

"Samuel, eres mi cuñado y te tomo como mi verdadero hermano. ¡No olvides tu


identidad!"

Samuel se frotó la esquina adolorida de la boca. Tal vez se formarían moretones.

"Leandro, Samuel es bueno conmigo. No seas tan impulsivo". Luna miró preocupada la
sangre en la esquina de la boca de Samuel y no supo qué hacer.
Capítulo 15 Como si tu no fueras un cabron.
Samuel miró a Luna y vio su expresión triste. De alguna manera su cara ya no le dolía
tanto.

Leandro también miró la cara triste de Luna y pensó: "Si no tuviera que asistir a la
prensa internacional en Milán, ¡hubiera vuelto antes!"

"Si mi amigo se atreve a tratar mal a mi hermana, ¡no le permitiré que se salga con la
suya!"

Leandro le dirigió a Samuel una mirada severa y levantó a su sobrino que estaba
pateando sus diminutas piernas en el cochecito.

Su estado de ánimo mejoró cuando vio al adorable Gerardo. Leandro se volvió hacia
Luna y le preguntó: "Luna, ¿cómo se llama?"

Luna todavía estaba enfadada con lo que había sucedido. Miró a su hermano mayor y
dijo: "Gerardo Shao".

Samuel escuchó lo que dijo y levantó las cejas. Se dio cuenta de que Luna usó tonos
completamente diferentes al dirigirse a su hermano y a él mismo.

Ella siempre fue amable y suave cuando hablaba con él. Pero cuando hablaba con
Leandro, sonaba nítida y juguetona.

Leandro parecía muy acostumbrado al tono de Luna. Miró feliz a su sobrino. En teoría, él
debería estar muy feliz por el hecho de que su hermana estaba con su mejor amigo,
pero ¿por qué estaba con Samuel si su corazón estaba por otra mujer?

¡Tal vez todo esto sea el destino!

Leandro miró a Samuel que estaba sentado en el sofá en silencio y dijo: "¿Por qué no se
unen a mí en la cena? ¡Estoy literalmente muerto de hambre!" La voz de Leandro
sonaba cansada.

"¿Que si vamos? Mira lo que le has hecho. ¿Cómo puede él cenar con esta cara?" Luna
le dio a su hermano, quien ahora se había calmado, otra mirada severa y entró en su
habitación. Justo antes de que cerrara la puerta, dijo: "Espérame, voy a cambiarme".
Ella y su hermano discutían a veces, pero entendía que Leandro tenía buenas
intenciones. Así que no importaba quién cedía primero.

Leandro miró la puerta cerrada y se dio la vuelta con Gerardo en sus brazos. Miró a
Samuel seriamente y dijo: "Samuel, sé que has estado con Luna durante mucho tiempo,
pero en realidad no sabes mucho sobre ella. Puedes pensar que es débil y dulce, pero
eso es solo porque le gustas mucho. Si ella estuviera con alguien que no le gustara, ni
siquiera le echaría una mirada".

Luego Leandro miró a Gerardo y continuó: "Ella puede ser bastante tímida a veces, pero
tiene un genio testarudo. Creció con el amor y el cuidado de los padres y de un
hermano. Con ese tipo de ambiente, por supuesto, es un poco mimada y malhumorada.
Pero la forma en que te trata, no veo más que cuidado y respeto".

Al escuchar estas palabras, Samuel ya sabía lo que Leandro quería decirle. Estaba
bastante claro que quería decirle que a ella le gustaba y que debía quererla.

"Ustedes dos ya tienen un hijo juntos. Si puedes tratar a Luna decentemente de ahora
en adelante, todavía podemos ser buenos amigos. ¡Pero amigo de un cabrón nunca lo
seré!"

Samuel miró con desprecio a Leandro y dijo: "¡Pareces como si tú no fueras un cabrón!"
Samuel pensó: "Este tipo cambia de novias más rápido que yo de ropa".

Leandro, con orgullo, negó con la cabeza y respondió: "Soy encantador y lo más
importante, ¡soy soltero sin esposa!"

"Puedo estar con quien quiera".

"Claro, entonces no te quejes cuando te contagies de una ETS". Samuel comentó con
voz fría y sacó a Gerardo de las garras de Leandro. "No contamines a mi hijo con tu cara
sucia".

... ¡Leandro no tenía idea desde cuando Samuel se había vuelto tan irritante hasta que él
tenía que contenerse para no abofetearlo!

La puerta se abrió de nuevo. Luna apareció con una blusa amarilla clara suelta y
pantalones vaqueros. Llevaba un par de zapatos planos. En sus manos, llevaba una gran
pañalera llena de pañales, una botella de agua, pañuelos húmedos, etc. Había
empacado todo.

¡Ahora que tenía un bebé pequeño, ya no podía llevar vestidos y tacones altos!

Miró a los dos hombres en la sala de estar que la miraban en silencio y luego tomó a su
hijo de Samuel y le dijo: "Vamos."

La cara de Luna estaba iluminada de alegría y parecía bastante feliz. Esto puso a Leandro
relativamente aliviado.

Los tres salieron del apartamento. En el ascensor, Samuel tomó al bebé gordito y la
bolsa grande de las manos de Luna.

Durante la cena, Samuel notó el ambiente bueno y relajado entre Luna y Leandro. Era
algo que él y Luna nunca habían experimentado. ·

Con Gerardo a su lado, la comida que tuvieron se hizo muy agradable. ·

Después de la cena, Leandro fue directamente a la casa de la familia Bo. Samuel esperó
a Luna sentarse en el auto y luego le entregó el bebé. Luego se subió al asiento del
conductor. ·

Luna sacó la botella de agua y le dio un poco de agua a su hijo.

El coche estaba tranquilo. Sólo se podía escuchar el sonido de Luna amamantando al


bebé. Sonaba bastante amoroso y pacífico.

"¡Pequeño Gerardo, toma un poco de agua!" "El agua es saludable para tu cuerpo ..."
Gerardo miró a su madre sonriente. Estaba realmente feliz.

Samuel sonrió al escuchar el murmullo de Gerardo. La interacción entre la madre y el


bebé era muy agradable.

Gerardo se quedó dormido mientras aún sostenía la botella. Cuando llegaron al


apartamento, fue Samuel quien lo puso en la cuna.

Luna estaba recogiendo los juguetes dispersos en la sala de estar. Luego se dirigió al
balcón para recoger la ropa seca.
Aunque todas estas cosas las podía hacer la niñera, ella le gustaba ordenar los juguetes
de su hijo y doblar sus ropitas.

Samuel se sentó al lado de la cuna y observó a Luna correr arriba y abajo haciendo el
trabajo doméstico. Por un momento se conmovió y la sensación de felicidad verdadera
le tocó el corazón.

En este mismo instante, trampas y fraudes en las demandas no existían para él. No
necesitaba mirar las caras falsas de la gente. No había términos y condiciones
complicadas que lo molestaran ...

Al ver la cara de su hijo y a su esposa caminando y haciendo los quehaceres, se sentía


bastante relajado.

"¿Todavía te duele la herida?" Preguntó tan repentinamente que Luna se detuvo. Estaba
llenando la botella de agua de su hijo.

¿Se estaba mostrando preocupación por ella? Luna no pudo responder por un momento
y luego tartamudeó: "En realidad no ... A veces duele ... Si no lo toco, entonces está
bien."

Samuel miró a su esposa sonrojada y se levantó de la silla. Tomó la botella de agua de


sus manos y la puso a un lado. ·

Mientras colocaba sus manos sobre los delgados hombros de ella, Luna se aferró con
fuerza a su propia ropa y su corazón casi se saltó un latido.

"Luna, ya eres mi esposa. No tienes que sentirte nerviosa a mi lado. ¿No lo sabes?" Miró
con cariño a la mujer que parecía confundida. Por un instante, le pareció que Luna era
muy linda.

Ella asintió apresuradamente y respondió: "Yo ..." "Lo sé, Samuel".

La habitación estaba en silencio de nuevo. En un dormitorio tan espacioso de 100


metros cuadrados, de alguna manera, Luna todavía se sentía asfixiada.

Había un ambiente inexplicable entre ellos, y Luna abrió la boca y trató de decir algo.
Pero no pudo pronunciar nada.

Samuel miró sus suaves labios rojos y lentamente bajó la cabeza. La besó.
Los ojos de Luna estaban bien abiertos. Delante de ella estaba este hombre tan guapo,
quien ella había anhelado y amado durante años.

Los ojos de Luna estaban enrojecidos. Ella lo abrazó con cuidado y lo acercó más. ·

Quería estar más cerca de él, no solo físicamente sino también emocionalmente. Ójala
que Samuel no la volviera a rechazar nunca más.

El rápido sonido de la respiración hizo eco en la habitación. Sin embargo, pronto fue
interrumpido por el balbuceo de Gerardo desde la cuna.

Luna recobró el sentido inmediatamente y soltó a Samuel. Corrió hacia su hijo con una
cara roja.

"Mi querido, no llores. ¡Deja que mamá te abrace!" Samuel se dio la vuelta y trató de
calmarse. Pero el sonido de Luna amamantando suavemente al bebé lo hizo sentir
realmente atraído por ella ...
Capítulo 16 Tendremos una pequena reunion
Salió de la habitación de Luna y Gerardo, Samuel inmediatamente corrió de regreso a su
habitación y se dio una ducha fría.

Luna también sonreía cuando alimentaba a Gerardo, pensando en lo que acababa de


suceder.

¿Fue un gran paso hacia delante? Si un hombre está dispuesto a besar a una mujer,
¿significa que ya está interesado en ella?

Luna se sintió aún más feliz cuando pensó en eso. Su rostro irradiaba dulce felicidad.

A la mañana siguiente, Samuel se levantó temprano para defender un caso criminal en


el tribunal.

Medio dormida, Luna vio a Samuel entrar a su habitación y besar a su hijo dormido a su
lado.

Luego le dio un beso en la mejilla a Luna también, y salió del apartamento a toda prisa.

Ella sonrió estúpidamente y besó a Gerardo en la mejilla. ¡Estaba tan feliz ahora!

Al mediodía, Milanda se acercó. Venía aquí más a menudo desde que nació Gerardo.

"Luna, ¿está despierto ahora?" No podía esperar a correr a la habitación después de


cambiarse las zapatillas.

Luna puso sus zapatos en orden, "¡Abuela, más despacio! Él está despierto ahora. Está
jugando solo." Luna vio a Milanda correr hacia el lugar donde estaba Gerardo, pensando
que debería enviar a su hijo a la casa de la familia de Shao cuando él creciera, y ella
también saldría a trabajar.

De esa manera, Gerardo podría pasar más tiempo con Milanda y traer más felicidad a su
familia.

Milanda recogió a su querido bisnieto que la saludaba con la mano y se estiraba hacia
ella, y lo besó una y otra vez: "Mi querido, la bisabuela te extrañó mucho".
En este momento, el teléfono de Luna empezó a sonar. Un extraño estaba llamando. Lo
tomó y salió del dormitorio, "¿Hola?"

"¡Luna!" Una voz masculina familiar sonaba desde el otro extremo, pero ella no podía
recordar quién era.

"¿De parte de quién?" Su teléfono apenas sonaba desde que dejó la industria del
entretenimiento.

La voz se rió suavemente, "Soy yo, Adrián".

¡Adrián! Luna gritó de alegría, "¡Adrián, mucho tiempo sin saber de ti!" ¿Dónde has
estado?" Adrián era uno de sus compañeros de clase de la universidad. La cortejó una
vez, pero no logró ganarla.

Entonces se hicieron buenos amigos. Adrián incluso la salvó de los problemas varias
veces.

Pero en los últimos años desapareció. Según otros compañeros de clase, estaba en el
extranjero. Toda su información de contacto se perdió, y nadie se había puesto en
contacto con él desde entonces.

"Fui al extranjero durante unos años y volví hace un tiempo para iniciar mi propia
empresa." Habló brevemente.

Luna asintió, "Está bien. ¿Has vuelto para siempre?" Se sentó en el sofá y observó a la
señora Qi ajetreada cocinando el almuerzo en la cocina.

Adrián dijo amargamente: "Escuché decir que te has casado con Samuel." Ella se había
casado con el mejor abogado internacional. Parecía que llegó un paso tarde.

Le gustaba Luna desde hace siete años. . Cuando se graduó de la universidad, no tenía
nada, ni era capaz de hacer nada, por lo que decidió ir al extranjero para mejorarse.

Ahora regresó como un hombre exitoso, solo para descubrir que su Luna se había
casado con otra persona y había dado a luz a un hijo.

La noticia fue tan fuerte para él que casi se sintió desesperado. Ahora dirigía una
empresa de cientos de empleados. Pero todo lo que hizo fue por ella.

Le costó más de un mes recuperar el valor para llamarla.


Y su coraje vino de lo que había visto. El otro día vio a Samuel con una mujer. Al parecer,
había algo entre ellos. Le preguntó a Luna si estaba feliz con Samuel.

Luna no sabía qué decir. No estaba segura de si a Adrián todavía le gustaba o no. Pero
había pasado tanto tiempo, supuso que él no debería tener tales sentimientos por ella.

"Sí, mi hijo acaba de cumplir un mes de edad." Adrián se encogió ante la felicidad en su
tono.

Después de un largo rato, preguntó con el corazón roto: "¿Tienes tiempo libre esta
noche? Puedes traer a tu hijo aquí, vamos a tener una reunión de compañeros de clase".

¿Por la noche? Samuel rara vez regresaba a cenar, y Milanda solía volver antes de la
cena. Debería de poder ir. Luna estaba aburrida en casa de todos modos.

"Claro, ¿a dónde iremos?"

"¿Tu cuenta de Wechat está vinculada con tu número de teléfono? Te agrego y te


enviaré la dirección". Adrián miró su reflejo en el espejo del gimnasio, su barbilla y sus
largos cabellos despeinados. Se arreglaría antes de ir a su encuentro. Sabía que a Luna le
gustaban chicos limpios y espléndidos. Él no ganaría su corazón si parecía como un
hombre de las cavernas.

"De acuerdo."

"Bien, me pondré en contacto contigo más tarde". Adrián colgó el teléfono de muy buen
humor. Golpeó la bolsa de arena en el gimnasio por felicidad.

Luna agregó a Adrián en su lista de amigos de Wechat y luego miró sus Momentos. Pero
no había nada más que una imagen del paisaje, que se publicó hace dos años.

Puso su celular a un lado y entró en el dormitorio. Gerardo estaba durmiendo ahora en


los brazos de Milanda.

Milanda había escuchado a Luna contestar una llamada telefónica. Cuando la vio entrar,
soltó: "¿Tienes algún plan para hoy?

Luna solo iba a comer con su compañero de clase, por lo que no había necesidad de
esconderse, "Sí, abuela, uno de mis compañeros acaba de regresar del extranjero y
tendremos una pequeña reunión".
Luna tenía muchas ganas de ponerse en contacto con su viejo amigo, porque su relación
solía ser muy buena. El siempre dio la impresión de que era alegre e inteligente.

Milanda asintió, puso al bebé dormido en la cama y salió con ella.

"¿Samuel irá contigo?" Milanda preguntó casualmente de nuevo.

"No lo creo. Él está muy ocupado. Rara vez vuelve para la cena. Le pediré a la niñera que
no cocine esta noche. Cenaremos afuera." Al pensar en Samuel, el corazón de Luna se
llenó de dulce felicidad. Estaba realmente satisfecha de que Samuel estuviera dispuesto
a dar un paso adelante.

Charlaron casualmente y fueron a la sala de estar, luego Milanda le dijo que fuera al
hospital para que la reexaminaran en diez días.

En cuanto a la fiesta de celebración de un mes de edad de Gerardo, Milanda pensó que


todavía era demasiado pequeño; podían celebrar la fiesta cuando cumpliera 100 días.

Cuando preguntó por la opinión de Luna, ella asintió, "Así será".

Por la noche, Luna puso una mochila en la espalda y sacó al bebé del apartamento.

Adrián ya la estaba esperando fuera del vecindario, ella aceptó que Adrián viniera y la
recogiera, ya que estaba con Gerardo, por lo tanto nadie la juzgaría.

Había un nuevo Mercedes negro aparcado en frente del vecindario, detrás del cual
había un hombre con cabello corto. Llevaba una camisa celeste, un traje negro y unos
zapatos limpios de cuero negro.

Cuando vio a una mujer con un abrigo amarillo y pantalones blancos saliendo por la
puerta principal, apagó el cigarrillo y dio un paso adelante.

"¡Ha pasado mucho tiempo, Luna!" Adrián le dio un abrazo, con una gran sonrisa feliz en
su rostro, que mostraba sus dientes de color blanco marfil.

Debido al bebé en sus brazos, Adrián tuvo mucho cuidado cuando la abrazó para
asegurarse de que no lastimarlo accidentalmente.

"Adrián, mucho tiempo sin verte! ¡Eres tan guapo!" Luna le hizo un elogio de cortesía.
De hecho, después de unos años, Adrián se volvió más maduro.
Adrián se puso aún más feliz al escuchar su alabanza, "Por supuesto. Este debe ser tu
hijo, déjame verlo". Adrián cuidadosamente tomó a Gerardo de Luna. Realmente tenía
sentimientos extraños cuando sostenía ese cuerpo pequeño y suave en sus brazos.
Capítulo 17 Seduciendo a su esposa
"¿Sabes cómo sostenerlo?" Luna miró a Adrián, quien también estaba inquieto, por
temor a que el niño cayera sin querer.

Adrián, quien nunca había tenido un bebé tan pequeño, comenzó a sudar justo cuando
tomó a Gerardo. Sin embargo, este sentimiento no era malo!

“¡Oye, se parece a ti!" Adrián miró a Gerardo y Luna. Aprovechó esta oportunidad para
mirarla bien.

Justo después del parto, todavía estaba muy gordita, con una cara redonda, una nariz
pequeña y una boca pequeña. Luna aún era tan linda.

Sin embargo, se volvió más femenina en sus actos y discursos.

Se metieron en el Benz, bromeando y riendo. Luna se sentó en el asiento trasero.


Adrián, con cautela, puso a Gerardo en sus brazos.

En este momento, él estaba tan cerca de ella. La persona que amaba estaba frente a él,
pero solo podía mirarla sin hacer nada más.

Quería abrazarla para sentir su presencia real. Pero no pudo...

Adrián había reservado una habitación privada en un gran hotel. Bromeó con Luna de
camino al hotel.

Después de llegar al hotel, Adrián salió primero. Rápidamente corrió hacia el asiento
trasero, abrió la puerta y tomó al bebé de los brazos de Luna.

Adrián era igual de considerado como lo era en la universidad. Ella bromeó, "Todavía
eres tan considerado. ¡Qué feliz debe ser tu novia!" Entonces ella sonrió y salió.

Mientras bajaba la cabeza, no notó la amargura en la cara de Adrián, pero su sonrisa


volvió rápidamente, "Por supuesto".

"Vamos. Sigues siendo tan narcisista". Luna lo miró fijamente y tomó a su hijo con
cautela.
Adrián cerró la puerta y tocó con la mano el hombro de Luna con suavidad: "Entremos".
Después retiró la mano, ya que siempre se aseguró de no ir demasiado lejos.

Con Gerardo en sus brazos, Luna caminó hacia el hotel con Adrián, riendo y charlando.
Antes de entrar al hotel, vieron a dos conocidos.

Eran alguien familiar.

La sonrisa en la cara de Luna se puso rara. Tomó a su hijo en sus brazos y observó a las
dos personas que se acercaban.

Adrián sintió que algo iba raro. Él siguió su mirada, y vio a Samuel.

Samuel también los notó. Mientras Luna sostenía a su hijo y estaba con otro hombre,
parecía sentirse un poco incómoda.

Los cuatro se pararon frente a frente. Luna apretó su mano sobre su hijo. La felicidad
que Samuel le trajo la noche anterior desapareció sin dejar rastro.

Nadie dijo nada. Adrián también reconoció que la mujer al lado de Samuel era la misma
que tenía enredos con él.

Finalmente, Samuel se acercó a Luna y le sonrió a ella y a Gerardo, "Cariño, ¿por qué no
nos presentamos?" De alguna manera se sintió incómodo desde el principio.

Luna miró los grandes ojos de Samuel. Él... acababa de llamarla "cariño".

Samuel cargó a Gerardo en sus brazos,

"Gerardo, ¿me extrañas?" Samuel hizo caso omiso de la mirada de los demás y se paró
cerca de Luna para abrazar a Gerardo.

Luna presentó de inmediato: "Bueno, Samuel, este es mi compañero de la universidad,


Adrián. Adrián, este es mi... esposo, Samuel".

¿Esposo? Al oír eso, Samuel sonrió y miró a Adrián, "Hola, soy el marido de Luna,
Samuel".

Adrián reprimió la amargura en su corazón, "Sr. Shao, he oído mucho sobre usted". Los
dos hombres estrecharon las manos con fuerza. iSamuel inmediatamente se dio cuenta
de que a este hombre le gustaba su esposa!
Después de soltar las manos, Adrián miró a Emma, que parecía estar avergonzada, "Sr.
Shao, ¿por qué no nos presente esta belleza?"

La sonrisa de Luna desapareció. Samuel dijo sin más: "Esta es mi amiga, Emma".

Emma había perdido. Luna era la esposa legítima de Samuel, pero ella era solo su amiga.

Al final, Samuel le pidió a Emma que se fuera, y él y Luna invitaron a Adrián a la cena.

Samuel y Adrián hablaron de leyes y negocios, por lo que Luna bajó la cabeza y sostuvo
a su hijo con incomodidad.

Ella no pensó que Samuel se quedaría. Samuel colocó una costilla de cerdo agridulce en
su plato, "Come más. No te preocupes solo por Gerardo. Yo me encargaré de él". Como
Luna había comido poca comida, Samuel tomó a Gerardo de sus brazos para que coma.

Al ver que Samuel y Luna estaban tan enamorados, Adrián sonrió. ¿Acaso no sabe
Samuel que así parece que esconde algo a propósito?

Luna en ese momento tenía las manos libres, inmediatamente comió la comida de su
plato. Entonces ella dijo casualmente, "Adrián, come más tú también".

Adrián se alegró al escuchar eso. Samuel se había llenado, por lo que ahora solo podía
ver a su esposa preocuparse por otro hombre.

¡Este sentimiento... fue desagradable para él!

¡Aun si él no amara a Luna, se sentiría celoso por la buena relación entre ellos!

Como abogado, Samuel era hablador y elocuente.

Al escuchar las conversaciones entre Samuel y Adrián, a Luna le llenó de admiración


hacia Samuel. En su mente, Samuel era su ídolo.

Adrián cambió de tema a Luna, que estaba cenando en silencio. "Luna, escuché a Andrés
decir que habría una reunión de compañeros de la universidad dentro de poco. ¿Irás?"

Como Adrián le habló repentinamente, Luna se quedó atónita y asintió sin comprender.

Que Luna también iría le hizo a Adrián muy feliz. Por supuesto, Samuel estaba
descontento. ¿Qué estaba pasando? ¿Adrián estaba seduciendo a su esposa delante de
él?
"Luna, iré contigo entonces." Samuel sostuvo a Gerardo con una mano y tomó algo de
comida para Luna con la otra.

Sonaba decidido.

La sonrisa de Adrián se fue de su cara. Luna también se quedó estupefacta. ¿Samuel


también iría?

"¿Es inapropiado que vaya?" Samuel sonrió y miró a Luna quien estaba estupefacta. La
expresión en sus ojos le estaba dando una advertencia.

Luna miró a los ojos de Samuel. Después de volver a la realidad, miró a Adrián y
preguntó: "¿Puedo llevarlo conmigo, Adrián?"

Adrián levantó las cejas no muy dispuesto, "Parece que no, Le preguntaré a Andrés más
tarde". Él no dejaría escapar la oportunidad de quedarse a solas con ella.

Samuel no estaba enojado, solo seguía mirándola, "Está bien. Te llevaré allí y te
esperaré afuera".

Realmente se sentía incómodo ya que otro hombre estaba mirando a su esposa todo el
rato. Hablaría de eso con Luna después de que llegaran a casa.

Luna ciertamente no rechazaría la amabilidad de Samuel. Asintió felizmente, "¡OK!"


Samuel estaba muy satisfecho con esta respuesta.

Adrián no estaba contento, pero Samuel era su marido. ¿Qué podía hacer?
Capítulo 18 Mi esposa y yo somos muy felices
"Será mejor que Samuel sea más amable con Luna, o aprovecharé cada oportunidad
para ganármela." Pensó Adrián.

La cena de alguna manera terminó de una forma agradable. Después de decir adiós a
Adrián, Luna se metió en el Porsche de Samuel.

"Luna, mantente en contacto. No me voy esta vez. ¡Si necesitas ayuda, házmelo saber!"
Adrián miró a la mujer que estaba en el asiento del automóvil e insinuó algo en sus
palabras.

“¡Plaz!" Samuel cerró de golpe la puerta del auto y cortó la mirada entre los dos.

Miró con desprecio a Adrián y pensó: "¿Acaso soy invisible? ¿Cómo se atreve a decir eso
delante de mí?"

"Incluso si mi esposa necesita ayuda con algo, siempre puede recurrir a su esposo, ¡yo!
No necesitamos molestar al Sr. Su." Samuel dijo a Adrián. Samuel pensó: "¿Luna está
ciega o qué? Este tipo obviamente tiene intenciones. ¡Pero es demasiado ignorante para
verlo ella misma! ¿Por qué demonios habría cenado con él?"

Adrián perdió toda su sonrisa. Ni siquiera trató de ocultar su desprecio y le dijo a


Samuel: "Sales con otras mujeres a escondidas de ella. ¿Cómo puedes hacerla feliz?"
¡Adrián pensó que Luna era inalcanzable para Samuel!

Samuel sabía muy bien que se refería a Emma. Apretó los puños de ira.

"Sé un hombre. Si no puedes darle la felicidad, debes dejarla ir, en lugar de atraparlos a
los dos en la agonía". La mirada de Adrián se detuvo en la ventanilla del coche. Se juró a
sí mismo que si Luna no estaba feliz con Samuel, entonces no la dejaría ir.

"Señor Su, piensas demasiado. ¡Mi esposa y yo somos muy felices!" Con estas palabras,
Samuel se sentó en el coche con decisión y arrancó.

Adrián se quedó allí y observó al Porsche desaparecer en la distancia. Realmente


lamentó haber estado lejos del país C durante todos estos años.
Luna miró a Samuel y notó la ira en su rostro. No se atrevió a decir nada. Se preguntó de
qué estuvieron hablando. Ella comenzó a arrullar a Gerardo para dormir con una
canción de cuna.

Cuando llegaron al apartamento, Samuel dejó el auto. A diferencia de su


comportamiento habitual, esta vez cerró de golpe la puerta y caminó directamente
hacia el edificio.

Luna estaba muy confundida. Se sentó en el auto por un momento y salió con Gerardo
en sus brazos.

Dentro del apartamento.

En realidad, Luna quería preguntarle a Samuel qué estaba pasando. Pero la puerta de su
habitación estaba cerrada; Solo podía regresar a su habitación con el bebé.

Después de que dejara al bebé, Luna entró al baño. No había disfrutado de un buen
baño durante un mes desde que dio a luz. Hoy definitivamente debería tomar un buen
baño.

Abrió el agua caliente y enseguida salió para revisar al bebé. Levantó a Gerardo de la
cama y lo puso en la cuna por si él se lastimaba.

De esta forma, incluso si se despertara de alguna manera mientras ella estaba en el


baño, él no se caería.

Entró en el baño a gusto. Como su herida no estaba completamente recuperada, no se


atrevió a bañarse demasiado tiempo. Después de 20 minutos, salió de la bañera y se
paró debajo de la ducha para lavarse el cabello.

La ducha era lo suficientemente ruidosa como para sobrepasar el llanto de Gerardo.


Luna no estaba al tanto de la situación.

Samuel acababa de tomar una ducha rápida y el llanto de la puerta de al lado lo


preocupó. Se extrañó y se acercó para comprobarlo.

Cortésmente llamó a la puerta del dormitorio, pero no obtuvo respuesta. Abrió la


puerta y entró.
El bebé estaba llorando y pateando en la cuna. ¡Pero Luna no estaba por ninguna parte!
Luego escuchó el agua corriente del baño y se dio cuenta de que debía de estar en la
ducha.

Samuel caminó hacia la cuna a toda prisa y levantó al bebé. Intentó consolar a Gerardo,
pero no funcionó.

Estaba perdido, Luna salió del baño en pijama.

"¿Qué te tomó tanto tiempo? ¡El bebé ha estado llorando!" Samuel ya había perdido la
paciencia.

Luna se sintió un poco triste al escuchar su acusación. Ella no dijo nada, pero
rápidamente envolvió su cabello mojado en una toalla. Entonces tomó a su hijo de las
manos de Samuel.

Samuel miró a Luna y notó su infelicidad. Sintió que había sido demasiado borde con
ella. Luna puso a su hijo en la cama y trajo un pañal nuevo.

Gerardo acababa de hacer caca. Por eso estaba llorando. Luna limpió hábilmente el
trasero de Gerardo y le cambió un nuevo pañal.

Entonces le dio unas palmadas durante un rato. No mucho después, Gerardo se quedó
dormido.

Samuel se quedó allí y la miró. Su largo cabello todavía estaba mojado pero logró hacer
todas las cosas bien. Esto hizo que Samuel reflexionara sobre su propio
comportamiento. "Era una mujer tan agradable. ¿Por qué la estoy tratando así?"

Él se hizo cargo del bebé y le dijo: "Ve y seca tu cabello".

"No hace falta. Ya está dormido. Deberías irte a dormir también". Ella lo rechazó y puso
a Gerardo en la cama.

Luna sintió herida. Parecía que a Samuel no le gustaba mucho . . .

La habitación estaba en silencio. Samuel se sintió incómodo.

Observó a Luna mientras arropaba a Gerardo y luego ella comenzó a secarse el cabello.
Samuel se sentó junto a la cama, miró a su hijo dormido y luego a su esposa, que se
estaba secando el cabello. De alguna manera él era un extraño aquí. Como padre, ni
siquiera sabía cómo cambiar los pañales de su hijo.

Luna se había secado el largo cabello y se dio cuenta de que Samuel todavía estaba
sentado al lado de la cama.

"¿No vas a dormir ahora?" Luna pensó: 'Generalmente estaría bastante ocupado'. Ella
siempre lo había visto ocupado trabajando en el estudio hasta la medianoche.

Samuel miró a Luna y tomó una decisión.

Dejó a Gerardo suavemente en la cuna y se acostó en la cama.

Luna se quedó atónita, incapaz de creer lo que estaba viendo.

“¡No tengas mucho contacto con Adrián!" Se recostó en la cama y le dijo con un toco un
poco de advertencia.

Luna permaneció en silencio. No sabía con certeza si Samuel simplemente no quería que
ella fuera demasiado social o si ahora Samuel estaba celoso.

Estaba celoso... ' ¡Olvídalo! A Samuel ni siquiera le gusto, ¿por qué se pondría celoso?

Sin embargo, asintió con la cabeza. Pero en ese momento estaba bastante confundida,
cuando Samuel sentó en su cama. Entonces, ¿cómo dormiría ella esta noche?

Tenía que sentarse al lado de la cuna de Gerardo y esperar a que Samuel se fuera.
Después de eso, se podría dormir.

Samuel esperó un rato y no la vio venir a la cama.

"¿No te vas a dormir?"

"¿No te vas?" Ella pronunció las palabras.

La cara de Samuel se volvió sombría. Pensó que había expresado su intención


obviamente.

Se levantó de la cama y apagó la luz del techo. Dejó encendida la luz de la mesilla y
luego se fue a dormir.
Después de un rato, Luna se acercó con cuidado a la cama y se acostó lejos de él en la
esquina.

Justo cuando ella tiró de la sábana, el hombre que dormía a su lado se dio la vuelta y la
miró.

Él le puso la mano en la cintura y ella se quedó inmóvil. Luna no se atrevió a hacer nada.

Bajo la tenue luz, Samuel examinó cuidadosamente a la mujer cuyos ojos estaban
fuertemente cerrados.

La silueta de su cuerpo aún no se había recuperado del parto. Todavía tenía algo de
carne suave alrededor de su cintura. Tenía una cara linda y redonda y unos labios rojos y
jugosos.

Luna sabía muy bien que ahora la estaba mirando. También podía sentir su cálido
aliento.

Rápidamente se acercó y lo besó en los labios. Luego tiró sobre la sábana y se cubrió la
cara.

El toquecito rápido en los labios no fue suficiente, Samuel estaba bastante


decepcionado. ¡Esperaba más!

Él retiró la sábana con la que ella estaba tratando de cubrirse la cara. Luna se dio vuelta
al instante. Era muy tímida y no se atrevía a mirarlo más. '¿No pensaría Samuel que soy
demasiado abierta?'

Samuel la giró para tenerla de cara.

A pesar de que la luz era bastante tenue, todavía encontraba su rostro roja
extraordinariamente atractivo. Estaba tan hermosa y adorable en este mismo momento.
En ese momento él comenzó a sentirse atraído hacia ella.

Ya no podía controlarse más y bajó la cabeza para besarla en los labios. Luego, en el
último instante, él susurró la pregunta en sus oídos: "¿Puedo?". Ella asintió...
Capítulo 19 El sera extraordinario cuando sea mayor
Se estaba anocheciendo. Todo quedó en silencio.

Justo en ese momento Gerardo se puso a llorar. Luna tocó sus cansados ojos con
suavidad. Ella tenía mucho sueño.

Samuel estaba de buen humor. Puso a su hijo en la cama, junto a la madre, y luego se
tendió en la cama también.

Al ver a su hijo tumbado entre ellos, comenzó a reflexionar.

A veces, cuando uno comienza con algo, se vuelve adicto y sería difícil de parar. Samuel
se había acostumbrado a esta vida doméstica.

A partir de ese día, Samuel volvió al dormitorio voluntariamente. Su relación con Luna
se fortaleció con el tiempo.

Su vida era simple pero feliz.

En poco tiempo, llegó la celebración del primer mes de Gerardo.

Un hotel de cinco estrellas ya estaba reservado.

Luna llevaba un suéter de puntos morados, rosado en la parte superior y un vestido


negro en la mitad inferior, en los pies calzando zapatos negros.

Con el pelo largo enredado en un moño, parecía una niña universitaria en lugar de una
madre.

En este momento, estaba sosteniendo a su hijo, que mantenía los ojos abiertos,
aceptando alabanzas de diferentes personas en la sala.

"El niño pequeño de la familia Shao es tan encantador. Mira, sus ojos son como los de la
madre. Excepto eso, se parece más a su padre."

Luna se alegró de saber que su hijo se parecía más a su padre.

"Sí, su padre y su madre son de buena apariencia. Su hijo también debe ser guapo."

"El padre es un abogado muy conocido. Deberá ser bueno para persuadir a las niñas
cuando crezca. Jajaja."
Varias damas ricas hicieron bromas sobre Luna. Al oír lo que decían, Luna sonrió.

"Espero que mi hijo sea tan excelente como Samuel. "

Samuel estaba saludando a los invitados en la puerta. Milanda se dirigió a Luna tan
pronto como llegó.

"Buen día abuela." Luna se levantó al instante, sacó una silla de la mesa y se ofreció a
ayudarla a sentarse.

Milanda apretó la mano de Luna y dijo: "Luna, estás sosteniendo a tu bebé. No te


molestes. Puedo sentarme yo misma."

Al ver lo amable que Milanda trataba a Luna, que no era su estilo, todos se llenaron de
envidia.

"A Milanda le debe gustar mucho su nieta. Mira, está sonriendo como una flor." Milanda
escuchó a esa señora rica y dijo: "Por supuesto, mi nieta es tan buena. No podría haber
tenido otra mejor." Milanda estaba satisfecha con Luna.

La gente alrededor se rió. El rostro de Luna brillaba de felicidad.

Ella casualmente miró a Samuel, que estaba ocupado entreteniendo a los invitados en la
puerta. Samuel sintió la mirada. Se volvió y sus ojos se encontraron. Él le guiñó a Luna.
Ella se sintió avergonzada y retiró la mirada.

Milanda vio todo esto. Se echó a reír y le dijo a Luna: "Bueno, mírense ustedes dos
pájaros enamorados."

Al escuchar lo que Milanda dijo, todos siguieron su mirada. Vieron a Samuel todavía
mirando a Luna.

Todas las personas vieron esto. En poco tiempo, los comentarios sobre el afecto de
Samuel hacia su esposa Luna se extendieron rápidamente en el círculo de la clase alta.

Esto desmentiría el rumor de que ellos dos no estaban tan enamorados debido a que no
celebraron la boda.

De repente, hubo un gran tumulto en la puerta. Jorge y Lola habían llegado.

Jorge sostenía a Estrella, que llevaba un vestido de princesa.


Luna le pasó su hijo a Milanda y se dirigió a ellos.

“¡Lola!" “¡Jorge!" Después de escuchar su voz clara y alegre, Samuel, que estaba
sosteniendo a Sally, volvió su mirada hacia Luna.

"¿Cuándo puede Luna sentirse tan relajada conmigo como lo hace con Jorge? ¿Debo
esforzarme más?" Él pensó.

Luna le dio a Lola un gran abrazo. Durante el mes posterior al nacimiento de su bebé, las
dos hablaron mucho en Wechat.

"Felicidades, Luna. Tu bebé cumple cien días. ¿Dónde está?" Jorge siempre mimaba a
Lola. Todos en el País C lo sabían. Uno preferiría ofender a Jorge antes que a Lola.

Se dijo que habían vuelto del extranjero hacía unos días.

Luna tomó a Daniel y señaló el asiento de Milanda, ¡Pequeño muchacho guapo! Se


parece mucho a Jorge. ¡El será extraordinario cuando sea mayor!"

Jorge abrió la boca, "La buena apariencia de mi hijo es totalmente heredada de mis
genes." Después de decir esto, levantó a Estrella. A sus ojos, su hija era tan adorable.

Al mirar a su esposo narcisista, Lola puso los ojos en blanco.

Estrella dijo con voz dulce: ‘¡Tía, eres tan hermosa! ¿Podrías darme un abrazo?"

Su voz juvenil hizo reír a los adultos. Tan frío como Jorge, también sonrió.

Luna devolvió Daniel a Lola. "Qué dulce eres, bebé. ¿Te pareces más a mamá o Estrella
dijo con la cabeza ladeada?, "Me veo 50% como papá y 50% como mamá."

Varios adultos al lado se echaron a reír. "Dime, Estrella. ¿Tu padre te enseña a hablar
tan dulce todos los días?" Sally ya reconocía a diferentes personas. Ella volvió a donde
Jorge.

Jorge golpeó ligeramente la espalda de Samuel, "iVamos a ver a tu hijo!" Caminaron


directamente hacia Milanda. Al ver a tantos niños aquí, Gerardo sonrió ampliamente.

"Buen día señora Milanda." Jorge y Lola la saludaron.

Al ver a la pareja modelo de la clase alta, Milanda asintió, "¡Buen día! Siéntese, por
favor."
Lola se llevó a Gerardo de Milanda y se sentó a su lado.

"¿Ves? Jorge es bueno con su esposa. Deberías aprender de él, Samuel". Milanda no
pudo evitar decirle eso a su nieto.

Luna se sonrojó, "Abuela, ahora Samuel es bueno conmigo. No te preocupes."

Samuel agarró el hombro de Luna y la abrazó, "Abuela, ¿ves?" Luego besó la mejilla de
su pequeña esposa.

La gente se echó a reír.

"¡Oh Dios mío, Samuel me besó delante de todos!" Luna se sonrojó y bajó la cabeza, sin
atreverse a ver a nadie.

Lola y Jorge se miraron con un suspiro de alivio.

Al principio, ella pensó que Samuel no sería bueno con Luna. Pero ahora, al ver su rostro
brillando de felicidad, se sintió aliviada.

Más tarde, Chuck y Daisy llegaron aquí con Leandro, quien llegó anoche al País C, junto
con los padres de Luna.

La gente bebía y hablaba. El aire en la habitación era relajado y agradable.

Gerardo recibió muchos sobres de dinero. Lola le dio un cheque con una gran cantidad.

En la esquina, una mujer miró a Samuel, que estaba abrazando a Luna. "Los hombres
siempre son malos. Samuel antes estaba tan enamorado de mi prima, Emma, en ese
momento." Pensó.
Capítulo 20 Srita. Bo, lamento haberla hecho esperar
Sin embargo, Samuel se casó con otra mujer. ¡Si ella solamente pudiera tener una
oportunidad, desde luego no dejaría escapar a Samuel o conformarse con solo verlo ser
feliz!

La cena para celebrar los cien días de Gerardo había terminado. Ellos regresaron a la
casa vieja.

Debido a la petición de la abuela, esa noche, Gerardo se quedaría en la villa por un par
de días.

Lo hizo por dos razones: por una parte, Milanda realmente quería mucho a su bisnieto, y
por el otro, esperaba que Samuel y Luna pudieran pasar más tiempo juntos y a solas.

Luna dudó un poco en cuanto a dejar a su hijo con Milanda, pero lo cierto era que la
niñera estaba ahí para ayudarles y que sus suegros no estaban muy ocupados estos días.
Todos ellos podrían ayudarse entre sí, de ser necesario.

Luna se sentó en la habitación vacía, esperando a que Samuel regresara. Él estaba


ocupado en enviar a la villa algunas cosas que el bebé necesitaba: pañales, mamilas,
ropa y demás.

Después de que Gerardo se quedara con la abuela, Luna se sintió bastante aliviada y
libre de todas sus responsabilidades, pero de alguna manera, también parecía que había
perdido algo o que algo faltaba.

Cuando Samuel regresó, ella ya estaba dormitando, sin embargo, cuando Luna escuchó
sus pasos, se levantó de golpe de la cama.

Rápidamente corrió hacia Samuel, tomó sus manos y le preguntó de manera


impaciente: "¿Está Gerardo llorando? ¿Se está portando mal? ¿Ya tomó su leche? ¿Me
echa de menos o no?"

Samuel se rió y tomó en sus brazos a Luna, que seguía un poco impaciente, "Nuestro
hijo se estaba portando bien, no te preocupes. No estará haciendo travesuras y puedo
suponer que no te está echando de menos." Obviamente, se estaba burlando de ella,
Luna se dio cuenta y le sonrió burlonamente. Ella dijo: "Ese pequeño diablillo, ya no lo
quiero." ¡Por supuesto que bromeaba, ella no quiso decir nada de eso!

Samuel vio a Luna un poco desanimada y le susurró al oído: "No necesitas amarlo.
Obviamente lo amo. Así que lo único que tienes que hacer es amarme, solo a mí."...
Luna se sonrojó completamente, bajó la mirada y recostó su cabeza en el pecho de
Samuel.

¡Sam era tan molesto a veces!

A Samuel le hizo gracia darse cuenta de lo avergonzada que estaba Luna. Él dijo:
"Espérame, solo voy a tomar una ducha rápida", Aunque definitivamente Samuel estaba
insinuando algo detrás de esas palabras. Luna prefirió correr de vuelta a la cama y
esconderse bajo las sabanas, estaba tan avergonzada.

Podía sentir que el corazón de Samuel la llenaba de cariño poco a poco, especialmente
en los últimos días.

Él se había vuelto más cariñoso cuando estaba con ella, este tipo de felicidad la intoxicó
por completo

Y con ese hermoso pensamiento, ella se quedó dormida.

Cuando Samuel salió del baño, encontró a una pequeña mujer roncando en su cama.

Se secó el cabello y la rodeó con sus brazos. Él intentaba despertarla de cualquier


manera.

"Gerardo, basta, necesito dormir un poco más." Luna murmuró suavemente y volvió a
dormirse mientras sostenía la mano de Samuel.

A Samuel le causó gracia darse cuenta que lo había confundido con su hijo, Se fue a
apagar la luz y la arropó.

Pronto Luna despertó de su sueño profundo, en la oscuridad de la noche, vio los ojos
impacientes de Samuel y sonrió en silencio.

Justo cuando Luna pensó que podía ser feliz con Samuel para siempre, Emma apareció y
convirtió sus días felices en una pesadilla.
Cuando Gerardo tenía unos cuatro meses, Luna decidió comenzar a trabajar, Samuel la
apoyó y respetó su decisión, y le aconsejó que trabajara en su propio bufete de
abogados.

Originalmente planeó que ella fuera su asistente personal, pero Luna inmediatamente
rechazó la oferta, ella quería empezar de cero, aprender desde el principio.

En el bufete de abogados de Samuel.

Hoy era el primer día de trabajo de Luna, comenzó como la secretaria de una abogada,
en la firma de Samuel.

Samuel quería que Luna trabajara para él, pero ella se intimidó inmediatamente al
pensar en sus cuatro asistentes personales tan habilidosos.

Samuel estaba de acuerdo en que ella podría venir y trabajar en la firma para poder
matar el tiempo. Él nunca esperó que ella realmente ganara dinero aquí. Samuel asignó
a Luna como la secretaria de Catalina, quien era responsable de todos los casos
comerciales. Catalina también era la única abogada en la firma en este momento.

El bufete tenía también a otra distinguida abogada, Rebeca, sin embargo, se encontraba
estudiando en el extranjero, continuando su formación, y regresaría aproximadamente
en medio año o un año.

Samuel tenía un plan sencillo, quería que Luna trabajara por un tiempo con Catalina y
aprendiera de ella lo más importante, y cuando Rebeca regresara al bufete, él la
transferiría con la abogada Rebeca.

Habían pasado cuatro meses desde que Luna había dado a luz, era la primera vez que
llevaba un vestido en los últimos meses.

Luna apareció con un elegante vestido de marfil en el piso 23 donde se encontraba la


oficina de Catalina, atrayendo la atención de todos.

Se rumoraba que esa mujer era la esposa de Shao. Una secretaria subalterna se acercó
de inmediato a Luna y la llevó directo a la oficina de Catalina.

Luna se paró frente a la oficina y tocó a la puerta, la cual estaba abierta. Había una
mujer con un traje sastre rojo, La mujer la oyó tocar y respondió sin siquiera levantar la
vista. "Adelante." Su voz sonaba tan nítida y segura.
Luna se acercó al escritorio y habló; su voz era suave y dulce: "Hola, Sra. Gu." La mujer
de cabello rubio y largo medio, se quedó sentada escribiendo algo, Catalina siguió
trabajando en silencio, sin prestarle atención en lo más mínimo.

Después de dos minutos, Luna intentó de nuevo, aclaró la garganta y dijo: "Sra. Gu, es
un placer conocerla." 'Sí que está ocupada, estando yo de pie justo en frente de ella y
¿no me presta nada de atención?'

Naturalmente, Catalina dejó una muy mala impresión a Luna.

Ella seguía sin recibir ninguna respuesta, al ver esto, Luna decidió ignorarla también. En
lugar de estar parada, se dio la vuelta y comenzó a examinar la lujosa oficina.

Sobre uno de los estantes, había varios premios y trofeos que habían recibido los
abogados, Catalina tenía de todo; medallas de oro, plata y bronce. A pesar de que ella
tenía menos trofeos que Samuel, Luna aún admiraba su trabajo.

Ella pensó que todos estos premios y trofeos habían demostrado que tan extraordinaria
era Catalina.

Luna esperó por lo menos media hora más. Aburrida, Luna estaba a punto de sacar su
celular para leer algunas noticias, en ese preciso momento, Catalina le habló
serenamente: "Disculpe, estaba ocupada con algo muy importante. Srita. Bo, lamento
haberla hecho esperar." 'Ella dijo que lo sentía, pero su voz no mostraba que lo
lamentara en lo más mínimo.

Lo que más molesta es que ella sabía muy bien que soy la esposa de Samuel, y en lugar
de llamarme Sra. Shao, ella me llamó Srita. Bo.' Luna sabía lo que estaba pasando y
simplemente sonrió: "No se preocupe, Sra. Gu, por favor, asigne un trabajo para mí."

Catherine se sentó en su silla, levantó algunas carpetas del escritorio y las puso frente a
Luna. Ella le dijo: "Imprima todos estos documentos hoy mismo, saliendo de la oficina,
gire a la izquierda, el último cubículo en la quinta fila, ese es su asiento. ¡Adelante!"
Después de esas palabras, Catalina bajó la cabeza y continuó su trabajo.

Ante esa reacción tan desinteresada, Luna respondió con indiferencia: "Gracias", tomó
todas las carpetas y salió de la oficina, y se dirigió a su lugar tal como Catalina le dijo.

Uno dos tres... la quinta fila era de hecho, la última fila, su asiento estaba en la esquina.
Había algunas plantas verdes en el interior de la ventana y algunas impresoras.

Estaba encantada ya que se sentaría junto a la ventana, ahora podía disfrutar de la vista
magnifica del exterior.

La chica que estaba sentada en el siguiente cubículo tenía pecas en todo el rostro.
Saludó a Luna con una sonrisa amistosa en cuanto se sentó.

Parecía ser tímida, pero su sonrisa era muy reconfortante. Luna le devolvió la sonrisa y
encendió la computadora.

Comenzó a trabajar, abrió una carpeta y vio que algunos documentos estaban escritos a
mano. Ella creó un nuevo documento de Word en su computadora y comenzó a escribir.

El tiempo pasaba tan rápido cuando uno se enfocaba en el trabajo, que pronto llegó la
hora del almuerzo.
Capítulo 21 Había una mujer llamada Emma
El teléfono de Luna sonó, era un mensaje de WeChat de Samuel, "Comeré con un cliente
más tarde, y ve por algo de comer".

Con una dulce sonrisa, Luna respondió "De acuerdo".

Reconsideró y le envió otro mensaje de texto: "¿Volverás al bufete por la tarde?" Si él


regresaba pronto, tal vez podrían salir del trabajo juntos esta noche.

Justo antes de que Samuel respondiera, algo malo sucedió: la computadora


repentinamente tuvo un fallo... ¡Oh, por favor! ¡El documento de casi 10.000 palabras
no se había guardado!

Luna revisó ansiosamente la computadora, preguntándose cuál era el problema.

"La Luz se había ido. Alas, ¡mejor vamos a almorzar!" Al escuchar la queja de su colega
del frente, se quedó pasmada, Su teléfono sonó, pero ella no le dio importancia.

Vamos, ella no podía escribir más de 3.000 palabras por hora, realmente le costó cerca
cinco horas escribir esas 10.000 palabras... en verdad tenía ganas llorar, Y aunque triste,
finalmente prefirió salir a comer.

Ya en el restaurante, Luna comió algo rápido y comenzó a trabajar de nuevo.

Esta vez fue más precavida y guardó el documento cada 1.000 palabras. Cerca de las
cuatro de la tarde, Jenifer, la secretaria de Catalina se acercó a Luna y le dijo: "Catalina
me pidió que viniera buscara las carpetas impresas".

Luna imprimió todos los documentos que pudo terminar y se los entregó a Jenifer.

Poco tiempo después, Jenifer regresó y le dio un mensaje de Catalina: "¡Luna, estos
documentos se necesitan con urgencia, y solo escribiste 10.000 palabras en un día,
tienes que quedarte a trabajar horas extras!"

"Pude haber escrito más, pero la luz se fue al mediodía, no guardé lo que había escrito,
así que me retrasé". Luna explicó avergonzada.
Jenifer la miró con desconfianza, "¿Se fue la luz? ¿Y por qué no se fue también en mi
oficina? solo admite que no lo has terminado y ya, no vengas con excusas". Jenifer solía
tener una buena impresión de Luna, pero ahora se había borrado por completo.

Luna prefirió guardar silencio. Bien, ella escribía muy lento, por lo que no debió haber
ninguna excusa, simplemente trabajar horas extras.

Se reclinó en la silla y comenzó a escribir otro documento.

Ya se estaba oscureciendo, otros colegas ya se habían ido del trabajo. Catalina apagó la
lámpara de su oficina y estaba a punto de irse a casa, Pero al ver que Luna todavía
estaba escribiendo en la esquina, la miró con desdén y burla.

¿Ser mi secretaria? ni hablar. ¡Ella no sabe dónde se metió!

¡Hoy tuvo que trabajar horas extras debido al apagón, mañana sufriría de otra manera!

El horario normal para salir del trabajo eran las 6 de la tarde, Luna trabajó horas extras
hasta las 1O de la noche, pero había terminado únicamente dos documentos.

Se levantó para estirarse y relajar los músculos de su cuerpo, echó un vistazo a la


oficina, era la única que estaba ahí trabajando horas extras.

Totalmente agotada, prefirió escribir el último documento al día siguiente, de todas


maneras, ella ya había trabajado cerca de cuatro horas extras. Decidida, recogió sus
cosas y salió de la oficina.

Después de tomar un taxi, ella revisó su teléfono, ¿tenía un mensaje de Samuel que no
leyó en WeChat? Él no regresaría a la compañía hoy

Ni la había contactó a pesar de ella no había regresado al apartamento. ¡Probablemente


él tampoco había llegado a casa todavía!

Así que ella volvió a cenar sola afuera. Camino a casa, ella quería llamar a Milanda solo
para escuchar la voz de Gerardo, pero miró la hora y ya pasaban de las 11 de la noche,
Milanda ya debía estar dormida.

Volvió a poner su teléfono en el bolso, cuando de repente, un hombre y una mujer que
se abrazaron cerca de su apartamento, llamaron su atención, ya que ese hombre se
parecía mucho a Samuel...
Los miró por un minuto. Seguían abrazados. Ella se estremeció, y pronunció su nombre,
"Samuel".

El hombre se giró al escuchar su voz, pero la mujer en sus brazos sostuvo su rostro y
besó su frente.

Samuel y Emma.

Luna estaba muy segura de que eran Samuel y Emma, estaba desconsolada, y la dulzura
en su corazón había desaparecido.

Ellos comenzaron a forcejear entre sí. Al final, Luna caminó junto a ellos y regresó al
apartamento.

Su vida había sido tan pacífica y feliz, solo que se olvidó por completo de que había una
mujer llamada Emma.

Abrió la ventana del balcón, en la planta baja, parecía que Samuel y Emma seguían
discutiendo.

Ella no quiso seguir mirándolos, así que tomó su pijama y se fue al baño.

Cuando Luna salió del baño, Samuel se había quitado el abrigo y estaba recostado sobre
la cama.

Ella se sentó justo frente al tocador, se quitó la toalla y comenzó a aplicarse productos
para el cuidado de la piel, No preguntó ni dijo nada. Su silencio hizo que Samuel se
sintiera un poco irritado y culpable.

Luna normalmente estaría cerca de dos o tres minutos aplicándose productos para el
cuidado de la piel, pero esta noche tardó casi diez minutos.

Ella no sabía cómo enfrentar a Samuel, lo único que realmente deseaba era escapar e ir
a la cama después de que él fuera al baño, Sin embargo, Samuel no hizo nada para
levantarse.

Al ver eso, ella fue directamente a la cama, ignorándolo. Justo después de que se
cubriera con la sábana y se disponía a dormir, Samuel se acercó a ella.

Tenía un fuerte olor a alcohol y un toque de tabaco.


Samuel deslizó su brazo sobre su cintura y besó su rostro. Parecía querer más...

"Ha sido un día difícil, estoy muy cansada." Lo rechazó gentilmente.

Samuel se detuvo un momento, la miró mientras ella mantenía los ojos cerrados y
explicó: "Emma bebió mucho, no volverá a suceder".

¿Ella bebió demasiado? ¿No bebió él también? Si no los hubiera atrapado en el


momento, ¿qué hubiera pasado?

"Oh, ya lo veo." Su voz era la misma de siempre, cosa que ni siquiera revelaba sus
sentimientos. Esto puso muy nervioso a Samuel.

Se levantó de la cama, tomó su pijama y entró en el baño.

La puerta del baño estaba cerrada, mientras, las lágrimas de Luna cayeron sobre la
almohada.

Cuando Samuel salió del baño, ella todavía estaba en esa posición. Samuel la rodeó con
sus brazos, y esta vez, ella no lo rechazó.

A la mañana siguiente, cuando sonó el despertador de Luna, Samuel ya estaba vestido y


justo salía de la habitación de guardarropa.

"Primero iré a desayunar, y nos vamos juntos al trabajo." Él se haría un tiempo para
comprarle un coche.

Luna asintió y Samuel salió de la habitación.

Luna seguía muy triste por lo que vio la noche anterior, así que casi no dijeron nada en
todo el camino.

Samuel se sentía tan culpable como Luna deprimida, él quería salir temprano del trabajo
esta noche y llevarla a cenar para hacerle olvidar lo que había visto.

Al ver a Luna en el piso 23, Jenifer dijo: "Luna, Catalina te está buscando".

A pesar de que Jenifer también sabía que Luna era la esposa de Samuel, Catalina dijo
que solo era "la otra mujer". ¿Se quedó embarazada para atrapar a Samuel? Y lo alejó
de Emma, prima de Catalina, por lo que no era digna de ser respetada.

Jenifer rápidamente divulgó eso por toda la compañía.


Capítulo 22 Toco el interruptor
Luna ya sabía que algo había sucedido cuando estaba de camino hacia la oficina de
Catalina. Llamó a la puerta tres veces. Catalina levantó la vista y su rostro se volvió aún
más sombrío.

"Luna, ¿dónde están los archivos que te dije que imprimieras ayer? ¿Por qué solo hay
dos copias?".

Sabía que venía. Respiró hondo y se enfrentó a la acusación de Catalina. Y explicó:


"Trabajé hasta las diez anoche..."

"¿Y qué? ¡Que trabajes hasta tarde no tiene nada que ver conmigo! ¡Necesito ver tus
resultados! ¿No sabes que necesito todos estos archivos para un contrato que se
firmará más tarde?". Catalina enojada tiró el papel A4 sobre el escritorio y la miró.

De alguna manera, Luna, no podía evitar la sensación de que Catalina la estaba


molestando deliberadamente.

"Disculpe, señora Gu. Perdón, por causarle inconvenientes". Se disculpó con un tono
indiferente.

Catalina la odiaba tanto que tenía que evitar rascarse cada vez que la veía. . "¿De qué
sirve que lo sientas? Ahora anda e imprime todos los documentos que necesito. Si no
puedes completar la tarea en dos horas, ¡deberás pagar por la pérdida que le causes a la
empresa!".

Luna vio su cara furiosa y simplemente dijo: "Bien" y se fue de su oficina.

Ahora, con seguridad, sabía que Catalina sentía un gran rencor hacia ella. Pero no sabía
de dónde venía este sentimiento.

Tan pronto como se sentó en su escritorio, Luna, encendió su computadora y comenzó a


trabajar.

A las diez de la mañana, sintió sed. Así que guardó el documento en su computadora y
se dirigió a la sala de descanso con su taza.
En la puerta de la sala de descanso, escuchó a alguien hablando en voz baja: "Luna, esa
señora, es tan desafortunada. La señora Gu la intimidó en el primer día de trabajo".
"¿Realmente viste que la señora Gu desconectó el interruptor de encendido?".

"Por supuesto. ¡No te diría esto si no lo hubiese visto!".

"¿Señora Gu? ¿Desconectó el interruptor?". En ese momento, todo lo que Luna podía
sentir era rabia acumulada en su interior.

"¡Catalina, te tengo!" pensó, Luna.

Caminó silenciosamente hacia la sala de descanso. Los empleados chismosos, allí


reunidos, dejaron de hablar inmediatamente. Todos volvieron al área de la oficina con
una conciencia culpable.

Luna, finalmente, completó la tarea y le entregó a Catalina la última parte del archivo
antes del mediodía.

Sin embargo, Catalina simplemente respondió con una voz fría: "Ahora no sirven.
Deberás traducir todos los documentos y entregármelos por EOD".

"¿No sirven?". Miró a Catalina, que actuó como si nada estuviera pasando y luego
preguntó: "¿Tiene algo en mi contra?

¿Por qué me intimida de esta manera y hace que pierda todo mi tiempo y esfuerzo?”.

Catalina tiró la carpeta enfrente de ella. Cruzó los brazos, abrió su boca pintada de color
rubí y dijo: "Tú eres la esposa del Señor Shao, ¿por qué tendría algo en contra tuya?". Su
tono estaba lleno de nada más que de burla.

Luna no alcanzó a recoger la carpeta sino que la confrontó directamente: "Así que
desconectaste el interruptor e hice todo mi trabajo en vano? ¿A qué se debió todo
eso?", Además, corre rumores de que soy una amante. Aunque todavía no sé quién los
empezó ' , pensó.

La cara de Catalina se veía un poco retorcida. ¿Cómo diablos se enteró? "Luna, acusar a
alguien sin pruebas, terminará en una demanda judicial".

"¿Demanda judicial?". No quería discutir más con Catalina. Vino aquí para trabajar y no
para causarle problemas a Samuel. Luego, recogió la carpeta de documentos para
traducir. Al salir, le dijo: "Sabes lo que has hecho. Si te veo haciéndolo otra vez, ¡no me
culpes por hacerlo todo personal!".

Después de haber trabajado durante varios años en la industria del entretenimiento,


Luna había aprendido muchas lecciones. Una de ellas fue: Un caballo domado muchas
veces se logra dominar y una persona débil es probable que sea acosada.

Si se daba por vencida ahora, solo terminaría siendo acosada con más frecuencia. Para
evitar ser intimidada, debía mantenerse firme y defenderse.

Sin embargo, Catalina la siguió. Se detuvo junto a la puerta de la oficina, gritándole con
voz muy enojada: "¿Crees que puedes abusar de tu poder por ser la Señora Shao y
acosar al resto?". Su voz era tan fuerte que la gente en toda el área de la oficina podía
escucharla claramente.

De repente, todo el piso quedó en silencio.

Luna se sintió incómoda. Pero se giró hacia Catalina con calma y dijo: "¿Abusando de mi
poder? Claro, te acosé, ¿y qué?". Ya que Catalina la acusó primero de ser una acosadora,
no era necesario que explicara nada. De todos modos, nadie le creería.

Eran un grupo de compañeros de trabajo muy hostiles y que se dejaban influenciar


fácilmente. No había necesidad de que fingiera ser "buena".

Entonces, todas las personas presentes se sorprendieron al ver que Catalina, que se
jactaba de ser dura y profesional, ahora, estaba llorando de ira debido a Luna.

Esto rápidamente la convirtió en una persona horrible. Mucha gente la evitó como si
fuera una especie de serpiente venenosa.

A Luna no le importaban las opiniones de sus compañeros de trabajo. Solo sentía un


poco de pena por Samuel.

Se sentó en su silla y abrió el archivo. Al ver todos estos tediosos términos y


condiciones, sintió fatiga al instante. ¿Cómo demonios iba a traducir todo esto? Apenas
pasó la prueba básica de inglés. Para Luna, traducir era mil veces más difícil que escribir.

Respiró hondo y encendió el programa informático en su computadora. Comenzó a


traducir oración por oración, incluso palabra por palabra.
Cuando sus compañeros terminaron de trabajar y, de manera gradual, dejaban la oficina
uno por uno, solo había hecho la mitad de la traducción.

Luego, a las diez de la noche otra vez, su teléfono comenzó a sonar. Vio el nombre de la
persona que llamaba y pensó en lo que había sucedido la noche anterior. Todavía se
sentía profundamente herida. Pero, aun así, presionó el botón del teléfono y respondió:
"¿Hola?".

Samuel escuchó su voz y sintió su tristeza. Dejó de aflojarse la corbata y se quedó


pensando. “¿Todavía estaba molesta por lo de anoche?”

"¿Dónde estás?".

Luna hojeó los archivos de la ley y pronunció con indiferencia: "La empresa".

"Tal vez estoy exagerando y presionando demasiado. Samuel es muy amable conmigo y
aun así, sigo enojada con él..." pensó Luna.

Al escuchar que todavía estaba en la oficina, Samuel frunció el ceño: "¿Cómo que
todavía, a esta hora, estás en la empresa?

¿Qué está pasando?". Sabía muy bien que, a veces, Catalina podía ser tan adicta al
trabajo como Emma. Pero, aún así, nunca vio que Catalina hiciera trabajar a su personal
hasta tan tarde.

Luna suspiró en silencio y explicó: "No he terminado el trabajo que me asignó la señora
Gu". Con el fin de evitar nuevos conflictos con la señora Gu, sería prudente que,
primero, terminara el trabajo y luego irse a casa.

Samuel no dijo nada más y colgó el teléfono. Miró el teléfono y se sintió un poco abatida
cuando Samuel interrumpió la llamada tan abruptamente. Luego, concentró su atención
en la traducción.

Veinte minutos después, alguien apareció sin hacer ruido en la oficina.

Tomó el archivo en el que trabajaba de repente de la mano de Luna y eso la sorprendió


mucho. Levantó la vista y vio a Samuel de pie junto a ella. Su corazón comenzó a latir
cada vez más rápido.
Toda su fatiga desapareció y su corazón estaba lleno de alegría. Samuel estaba aquí por
ella...

Samuel revisó su traducción. El contenido de este documento era demasiado difícil para
alguien no especializado en la materia. No era de extrañar que Luna, trabajara hasta tan
tarde.

Pero ¿por qué Catalina le dio estos archivos tan difíciles de traducir? Un pensamiento
peculiar cruzó por su mente pero sacudió la cabeza y lo negó.

Ordenó el escritorio, reunió todos los archivos y el papel A4. Los puso todos juntos en
una carpeta y le dijo: "Vamos a casa".
Capítulo 23 Dejame ensenarte
Luna echó un vistazo rápido a la carpeta que tenía en sus manos y dudó: "Pero todavía
no terminé mi trabajo." No le tenía miedo a Catalina. Era más como si quisiera
mantenerse prudente y evitar, además, causarle problemas a Samuel.

Él agitó ligeramente la carpeta y dijo: "Con tu capacidad, podría tomarte toda la noche
para completar la traducción. ¿Estás segura de que quieres trabajar aquí dos días y toda
una noche?" Él nunca permitiría que algo así sucediera.

"Pero la señora Gu quiere este trabajo terminado lo antes posible. Si vuelvo a casa y me
voy a dormir ahora mismo, no podré asumir las consecuencias." Sus ojos estaban muy
abiertos mientras contemplaba al hombre parado frente a ella.

Samuel la levantó de la silla y le dijo: "Deja que tu hombre lo arreglé por ti".

Estas palabras eran bastante comunes. De algún modo, sus ojos se enrojecieron
mientras lo observaba desde atrás.

¡Sobrecargada de felicidad!

De camino a casa, Samuel se echó a reír al darse cuenta de que seguía mirándolo:
"¿Estás observando si soy más guapo que tú?".

Sus palabras hicieron que el rostro de Luna se sonrojara de repente. "Ni siquiera sabía
que eras tan narcisista, Samuel." Luna giró la cabeza y contempló la vista desde la
ventana del automóvil.

Los labios de Samuel se curvaron hacia arriba. Descubrió, en ese momento, que en
realidad ella era bastante interesante.

Cuando llegaron a casa, Samuel le dijo que se duchara primero. Mientras tanto él
encendió su computadora, abrió su carpeta y comenzó a trabajar.

Luna tomó una ducha rápida y luego salió del baño.

Sin levantar la cabeza, Samuel simplemente le dijo: "Mañana te asignaré para que
trabajes conmigo. Estaré a cargo de tu trabajo directamente. Te asignaré algunas tareas
ligeras".
Lo pensó por un segundo y luego rechazó la oferta. Le respondió: "No es necesario. Tu
trabajo es bastante exigente. Requiere mucha atención y elevadas capacidades que yo
no tengo. Si trabajo contigo, no te traeré más que problemas".

Sinceramente, si no tuviera a Samuel o a un bebé en este momento, definitivamente,


volvería a su carrera de actuación.

Pero ahora, las cosas eran diferentes. Tenía a él y a su hijo; ya no soñaba con salir y
actuar.

Samuel no la obligó a que aceptara la oferta. Simplemente le dijo: "Si te encuentras con
algunas dificultades en el trabajo en el futuro, solo sube al piso 68 y pregunta por mí."
Todo ese piso pertenecía a Samuel.

Ella asintió y caminó al lado suyo. Estaba bastante sorprendida por su texto. Le llevó
varias horas traducir dos páginas. Pero Samuel lo hizo durante el tiempo en que ella se
estaba bañando.

Con valor rodeó sus brazos alrededor del cuello de Samuel por detrás y le susurró
suavemente al oído: "Samuel, eres increíble. ¡Traduces tan rápido!".

¡Para un hombre, no hay nada más agradable que ser alabado por su mujer!

El dulce aroma del champú del cuerpo de Luna lo despertó.

Dejó la carpeta, la acercó a su pecho y besó sus labios color rubí.

A la una de la madrugada.

Samuel la tapó con la sábana mientras dormía y fue al baño a ducharse.

Después de salir de la ducha, caminó hacia la cama y besó a la bella durmiente en su


frente. Para no perturbar su sueño, llevó la computadora y la carpeta al estudio.

Al día siguiente, Luna se despertó después de que el despertador había sonado por largo
rato.

Se arregló y salió del dormitorio. Al mismo tiempo, Samuel regresó del gimnasio. Al
verla, la acercó a la mesa y le dijo: "Primero desayuna, iré a darme una ducha rápida".
Una dulce sonrisa adornó el rostro de Luna. . Asintió felizmente con la cabeza mientras
la señora Qi le servía el desayuno.

Después de un rato, Samuel se vistió y salió de la habitación. La vio hablando por


teléfono con su abuela. "Abuela, iré este domingo a visitarte." Su voz era alegre y dulce.
Samuel se dio cuenta de que ella nunca le hablaba así, con ese tono. Este pensamiento
infeliz hizo que su rostro se volviera sombrío por un segundo.

Luna ya había terminado de desayunar. Vio que Samuel estaba sentado a su lado, así
que se ofreció a traerle el desayuno de la cocina.

Ella todavía estaba hablando por teléfono y su sonrisa era dulce: "Claro, lo sé... ¡Escuché
la voz de Gerardo!" Entró en la cocina y sonaba bastante emocionada.

Después de diez minutos, finalmente, colgó el teléfono.

Por ese entonces, Samuel había bebido la última gota de la leche. Luna regresó a la
habitación para buscar su maletín y su bolso.

En el momento que salió del vestidor, Samuel apareció de repente. Cerró la puerta del
dormitorio y la detuvo en la entrada.

"¿Qué pasa? ¡Samuel!" Luna sostenía su maletín y su bolso con ambas manos. Estaba
bastante confundida e inocentemente lo miró. Podría verle aparentemente infeliz.

Él pellizcó suavemente su barbilla y la obligó a mirarlo a los ojos. Luego le reclamó:


"Luna, llámame Sam." Quería escuchar su dulce voz llamándolo así.

Luna estaba aturdida. ¿Qué pasa con Samuel? ¿Le pasa algo raro?

Tomó los dos bolsos con una mano y, con la otra, la extendió hacia él. Bajó la cabeza y le
dijo suavemente: "Basta. Estamos llegando tarde al trabajo." Estaba calculando el
tiempo. Si llegaba tarde, no obtendría el bono completo por la puntualidad.

Samuel recogió la carpeta que estaba en el escritorio y se la entregó: "Ya está todo
hecho".

¡Guauu! ¿Todos traducidos? Los ojos de Luna brillaban de alegría. ¡Samuel era increíble!
Felizmente, extendió su mano para tomar la carpeta.

Sin embargo, el hombre apartó a un lado la carpeta y no logró alcanzarla.


¿Qué?

Lo miró mientras él sostenía la carpeta en alto. Estaba confundida.

Samuel la miró así, desconcertada, y la encontró increíblemente linda. "¿Qué acabo de


decir?" Sostuvo la carpeta en alto y le preguntó con calma.

Luna se dio cuenta de lo que había dicho y su rostro se sonrojó. Bajó la cabeza y no
quiso mirarlo a los ojos. Deliberadamente le dijo: "Acabas de decir que... ...todo está
hecho".

"Antes de eso..." El tono de Samuel se escuchaba lleno de evidente insatisfacción.

¡Bien, bien! Luna tomó coraje y levantó la cabeza. Y lo llamó: "Sam." Sus ojos expresivos
estaban llenos de amor. Samuel la miró y se quedó quieto.

¡Cómo es que nunca había notado que era tan hermosa!

Le correspondió con una mirada bastante tímida. Ella bajó la cabeza y tiró de la manga
de su traje: "Ya lo dije." Obviamente se veía linda, lo que satisfizo mucho a Samuel.

Le entregó la carpeta y le quitó el maletín de su mano.

Luego tomó una corbata y se la entregó.

Luna miró la corbata de color azul fuerte y se detuvo con sorpresa. ¿Quería que lo
ayudara?

"No sé cómo poner..."

Su reacción lo hizo sentir muy complacido. No saber atar una corbata significaba que
nunca había hecho algo así, por ningún otro hombre.

"Déjame enseñarte." Dejó su maletín, su bolso y comenzó a enseñarle, paso a paso,


como atar una corbata.

Samuel lucía una corbata un poco torcida. Después de un rato, ambos salieron de la
casa.

Estacionamiento de la empresa

Luna salió del Porsche y caminó junto con él hacia el ascensor.


"Te compré un automóvil. Si no estoy, puedes conducirlo sola." Sacó una llave de
automóvil de su maletín y se la entregó.

'¿Era este su primer regalo?' pensó Luna. Aceptó felizmente la llave del automóvil y
sonrió: "¡Gracias, Sam!".
Capítulo 24 No tienes el derecho
Samuel estaba feliz porque Luna estaba de buen humor, "El auto está en la tienda 4S en
Donghua Road. Podemos ir a por él hoy o mañana".

Llegó el ascensor. Samuel bloqueó la puerta y entró tras Luna.

Luna asintió, "Está bien." Llegaron al piso 23. Luna lo miró y saludó.

En el momento antes de que el ascensor se detuviera, Luna estaba lista para salir, pero
Samuel la detuvo y la besó en los labios.

La puerta del ascensor estaba abierta. Salió corriendo del ascensor, sonrojada.

Mirando su espalda, Samuel tenía una gran sonrisa.

Cuando Luna le entregó los documentos traducidos a Catalina, obviamente vio un toque
de sorpresa en su rostro.

Pensando en lo excelente que era Samuel, Catalina no se sorprendió.

"Lee este caso y escríbeme un plan." Luna estaba complacida cuando le asignaron un
nuevo trabajo, pero para ella era difícil hacerlo. Ella nunca había comparecido ante el
tribunal ni había participado en el proceso de ninguna demanda... Pensando en eso,
Luna, una novata, se sintió preocupada.

Catalina estaba disgustada por su rechazo a tomar el portafolio y entrecerró los ojos,
"¿Qué estás haciendo? ¿Quieres ser despedida?".

Cada palabra que Catalina decía irritaba a Luna.

Luna se burló, "Catalina, esta es la compañía de mi esposo. ¡No tienes derecho a


despedirme!" Nunca había dicho algo así antes, pero frente a Catalina, tenía que usar el
nepotismo.

Las dos palabras, "mi marido", cortaron a Catalina a secas.

Su prima Emma había estado enamorada de Samuel por muchos años, pero finalmente
Luna se convirtió en su esposa.
"Luna, dijiste que Samuel era tu marido. Pero, ¿estás segura de que él te ama?" Lo que
dijo deprimió a Luna al instante.

Ella no estaba segura de eso...

Al ver a Catalina, Luna sintió que algo estaba mal, "¿Te gusta mi marido?". Luna hizo una
audaz suposición y observó atentamente la reacción de Catalina.

El corazón de Catalina latía rápidamente. Estaba enfurecida, obviamente tratando de


ocultar algo. "Simplemente estoy sintiendo lástima por mi prima. ¿De qué estás
hablando?" ¿A ella le gustaba Samuel? Con la presencia de Emma, nunca se atrevió a
pensar que...

"¿Tu prima?" Estas dos palabras consiguieron desviar la atención de Luna. ¿Quién era su
prima?

Catalina se calmó, "¿Por qué debería decirte eso? ¡Vuelve al trabajo!" Ella recuperó el
aliento habitual y se sentó en su silla. Ya no quería hablar con Luna.

Olvídalo. "¿Realmente quieres que yo, una inexperta, escriba el plan?" No sabía si
Catalina confiaba en ella o simplemente le estaba dando una tarea imposible para
avergonzarla.

"No quiero repetir lo que dije. ¡Sal!" Catalina estaba siendo grosera, lo que hizo que
Luna se enojara.

Luna tampoco quería hablar con Catalina, así que tomó el portafolio y salió de la oficina.

Después de sentarse en su silla, Luna abrió el portafolio y sacó el estuche. Estaba un


poco estupefacta.

Ella entendía la historia de manera aproximada, pero ¿qué se suponía que tenía que
planear?

Finalmente, sin poder hacer nada, envió un mensaje de WeChat a Samuel para pedirle
consejo.

"La biblioteca y la sala de archivos se encuentran en el piso 28. Ve y échale una mirada."
Después de unos minutos, Samuel respondió.

Luna se levantó y caminó hasta el piso 28.


El piso 28 estaba muy tranquilo. Pensó por un momento y decidió ir primero a la
biblioteca.

La puerta de la biblioteca estaba abierta. Luna se sorprendió por la escena dentro de la


habitación.

Lo que vio fue varias docenas de filas de largos estantes llenos de libros.

Todos ellos estaban relacionados con la ley, y estaban clasificados muy claramente. Luna
fue a la fila de libros de introducción. Encontró algunos libros de texto y comenzó a
leerlos en la ventana.

"Hola, ¿puedo sentarme aquí?" De repente escuchó una atractiva voz masculina.

Luna miró al hombre con una camisa negra que señalaba el asiento del otro lado.

Revisó confusamente los asientos en la parte delantera y en la parte trasera. Todos


estaban ocupados.

"¡Ah, vale!" Ella rápidamente movió sus libros a su lado.

"¡Gracias!" El hombre se sentó lentamente y luego puso un libro sobre la mesa.

La biblioteca estaba muy tranquila.

Luna se sentó perezosamente en el sofá, sujetándose la cara con la mano derecha y


finalmente se quedó dormida.

Cuando Eric, que estaba sentado en el lado opuesto, cerró el libro en su mano y fue a
buscar otro, no pudo evitar relrse al verla tomar su siesta.

En ese momento, alguien entró.

La sonrisa de Eric se desvaneció al instante.

Luego abrió otro libro y continuó leyendo.

Samuel miró a Eric con indiferencia y luego volvió los ojos hacia Luna, que estaba
durmiendo la siesta. ¿Por qué se sentaron juntos?

Samuel tomó suavemente los libros de las manos de Luna y los puso de nuevo en los
estantes uno por uno. Luego la levantó y salió de la biblioteca.
Antes de irse, le dio una mirada de advertencia a Eric.

Eric pareció no notar su mirada y bajó la cabeza para seguir leyendo.

Otros colegas que estaban leyendo se sorprendieron al ver a Samuel llevar a Luna en
brazos.

Sin embargo, Luna era la esposa de Samuel, así que no debían de sorprenderse.

Luna se despertó al mediodía.

Estaba acostada en una cama cómoda. Se dio la vuelta y decidió volver a dormirse.

Algo no coincidía. ¿Por qué dormía en una cama? ¿No debería estar trabajando ahora?
¿Estaba en la biblioteca?

Pensando en ello, de repente abrió los ojos y se sentó en la cama.

Confundida miró los muebles a su alrededor. Había muebles sencillos en el gran salón,
una nevera y un estante para vino de caoba en la otra pared.

La cama en la que estaba acostada tenía tres metros de ancho y estaba cubierta con
ropa de cama grisácea.

Entonces, ¿dónde estaba? ¿No estaba en la biblioteca? Se levantó de la cama


rápidamente, se puso los zapatos y abrió suavemente la puerta del salón.

Había una oficina enorme afuera. Algunas personas sentadas en el sofá, obviamente
comentando algo entre sí. .

Cuando se abrió la puerta del salón, todos ellos se dieron la vuelta y la miraron.

Ella vio a Samuel. ¿Esta era su oficina?

Aunque trabajó aquí por unos días, nunca había estado en su oficina.

Después de decir algo a los demás, Samuel se levantó y caminó hacia ella.

"¿Tienes hambre?" Samuel llevó a Luna nuevamente al salón y cerró la puerta.

Luna sonrió y asintió tímidamente, "Sí". La hora del almuerzo ya había pasado.
Samuel levantó la barbilla en una dirección y dijo: "Ve a lavarte las manos". La dirección
que estaba señalando era el baño. Luna se acercó y se lavó las manos.

Cuando regresó, Samuel ya había abierto algo de comida para llevar. La vista de la
suntuosa comida hizo que Luna se tragara su saliva
Capítulo 25 El nino que llevaba
"Sírvete tú misma." Samuel le dio los palillos a Luna y caminó hacia la puerta.

"¿No vas a comer algo?" Luna le preguntó con curiosidad. Cuatro platos y una sopa
estaban sobre la mesa y parecían intactos. ¡Probablemente no había comido nada
todavía!

Samuel se metió las manos en los bolsillos del traje y le sonrió: "Come tú primero.
Todavía tengo trabajo por terminar. Una vez que termine, volveré".

"Entonces te espero".

"No hace falta. Come ahora." No dijo más y salió del salón.

Luna puso un poco de cada plato en su tazón y comenzó a comer lentamente.

A mitad de la comida, su teléfono comenzó a sonar. Luna dejó sus palillos y miró a su
alrededor en busca de su teléfono.

Su teléfono estaba en la mesita de noche, no muy lejos. Lo tomó, vio un número


extraño.

"Hola." Se sentó de nuevo en el sofá.

Entonces oyó la fría voz de Catalina: "Es horario de trabajo. ¿Dónde estás?" Catalina
miró el asiento vacío en la esquina y estaba realmente molesta.

Luna miró su comida y luego miró la hora. El almuerzo había terminado hacía más de
media hora.

"Ya vuelvo." No quería hablar demasiado con Catalina. Colgó el teléfono y comenzó a
devorar su comida.

Cuando Samuel entró, Luna caminaba inquieta hacia arriba y hacia abajo. "¿Qué pasa?"
La miró con confusión y se preguntó qué estaba buscando.

La cara de Luna era rojiza y se dio unas palmaditas en su propio pecho y dijo: "Comí
demasiado rápido, necesito agua..." Todo fue culpa de Catalina. La instó a volver al
trabajo y comió tan rápido que se atragantó.
Samuel caminó hacia un gabinete y lo abrió. En el interior, había una amplia selección de
botellas de agua mineral, perfectamente organizadas.

Sacó una botella, la abrió y se la dio. Luna tomó un sorbo. Samuel le dio una palmadita
en la espalda y le preguntó: "¿Cómo puedes ser tan descuidada?".

Una chica grande como ella ya no debería ahogarse con la comida.

Luna tomó varios sorbos de agua y finalmente se sintió mejor. "Oh, estoy yendo tarde
para el trabajo." Si no, no se preocuparía en absoluto.

Samuel negó con la cabeza y le explicó: "Tú eres la Jefa de esta firma. Puedes venir y
salir cuando tú quieras." En otras palabras, no existía tal cosa como llegar tarde al
trabajo.

¿La Jefa? Este título le encantó a Luna.

Samuel la miró y se divirtió por la manera ridícula en que sostenía la botella de agua. Él
se rió: "Entonces, ¿ya no tienes prisa?"

Luna se dio cuenta de lo que estaba haciendo con su recordatorio. Le dio la botella de
agua a Samuel y salió por la puerta: "¡Adiós Samuel!"

"Samuel..." Las palabras nunca fueron tan encantadoras.

Sin embargo, todavía debía corregir la forma en que ella se dirigía a él. Después de todo,
"Samuel" era demasiado formal y tal vez "cariño" sonaba más dulce.

Luna regresó al piso 23 y caminó rápidamente hacia su escritorio.

Después de aprender conocimientos básicos sobre la ley esta mañana, tuvo una idea
aproximada de cómo iniciar el plan de negocios.

Sin embargo, de camino a su asiento, escuchó algunos chismes susurrados.

"Luna se atreve a ir y venir a su antojo solo porque dice ser la Jefa. ¿Acaso ya se ha
olvidado de que solía ser una mera amante?"

"Eso, eso. Las amantes siempre serán las amantes. Incluso si ahora está casada con él,
su reputación sigue arruinada".
Luna caminaba muy rápido ya que estaba atrasada. Sin embargo, se detuvo cuando
escuchó estas palabras.

Se dio la vuelta y miró a Jenifer, que era muy amiga de Catalina y le dijo: "Está bien. ¿Por
qué no vas directamente con Samuel y le dices esas palabras? Dile que yo era una
amante y que debería deshacerse de mí." Era cierto que usó algunas tácticas para
acostarse con Samuel.

Pero eso era algo entre ellos. ¡No era asunto de otros! Cuando se trataba de Emma,
todavía menos relevante. La abuela había dejado muy claro que nunca aceptaría que
Samuel se casara con Emma.

De todos modos, todo esto era asunto privado. No tenía por qué discutir con nadie de
eso.

Jenifer miró con desprecio a Luna y la desafió: "¿Por qué estarías tan orgullosa de todos
modos? Si el señor Shao realmente te ama, ¿por qué no te da una boda adecuada?
¿Cómo es que ustedes dos tuvieron una simple ceremonia de registro?" Estas palabras
lastimaron a Luna en su corazón.

La gente que estaba allí susurró de acuerdo: "Jenifer tiene razón. Miren a Luna, ni
siquiera tiene un anillo de boda".

"Exacto. No es una cuestión de dinero. El señor Shao es tan rico que ni siquiera dudaría
al comprar cientos de anillos de diamantes, y mucho menos solo uno".

"Por lo tanto, podemos decir que él no la ama. Tal vez se casó con ella por el hijo que
llevaba".

"¿El niño que llevaba?" "Qué mujer tan descarada. Quién sabe qué tipo de astucia usó
para meterse en su cama".

Luna se quedó allí y escuchó los comentarios negativos. Cada uno era peor que el
anterior. Estaban comentando de todo: amante, anillo de diamantes, niño y vergüenza.

En ese momento, se sentía como si fuera realmente descarada.

Respiró hondo para defenderse de los sentimientos difíciles y simplemente dijo con una
voz fría: "Si tienen alguna pregunta, que hablen con Samuel. No hay necesidad de
cotillear detrás de su espalda".
Luego se dio la vuelta y se sentó de nuevo en su asiento.

En realidad, quería llorar, ya que estos comentarios realmente la lastimaron. Pero se


controló a sí misma porque sabía que las lágrimas eran para los perdedores. Si lloraba,
nadie mostraría simpatía por ella, además, la tratarían como una broma.

La mejor asistente de Samuel, Anna, entró y fue testigo de todo. Estaba aquí para
entregar el celular de Luna.

Habían pasado varios minutos desde que Luna regresó a su asiento, sin embargo, estas
mujeres seguían chismeando sobre ella.

"Mujer torcida con moral torcida..." "¡Ejem!" Anna tosió, lo que atrajo la atención de
todos al instante. Todos se callaron tan pronto como se dieron cuenta de ella.

Era la mejor asistente de Samuel. Había estado trabajando en su posición durante seis
años seguidos. Era una mujer dura con disciplinas estrictas. Tenía una reputación tan
alta en la empresa que la mayoría del personal no se atrevía a cruzarse con ella.

Anna caminó elegantemente en sus zapatos de tacón alto hacia Luna y dijo: "Señora, su
teléfono celular se quedó en el salón del jefe. El jefe quería devolverle el teléfono, pero
apareció un cliente importante, así que me envió a mí. Señora, espero que no le
importe".

Estas palabras sorprendieron a todos, ya que escucharon fuerte y claro que Anna dijo
que el jefe quería entregar el teléfono él mismo. Además, devolver el teléfono era una
tarea tan irrelevante. Aun si Samuel estuviera ocupado, no debería molestar a su
asistente principal. En su lugar, él podría enviar a cualquier empresario para hacer el
trabajo.

¡Además, Luna estaba en el salón del Sr. Shao durante la pausa del almuerzo! Cualquiera
que hubiera trabajado en la firma más de tres días sabía que al Sr. Shao no le gustaba
que nadie se acercara a su sala.

Incluso la señora de la limpieza tenía que usar un conjunto completo de protección


especial, incluidos guantes y máscara para entrar en su salón privado.

Todos los presentes se sintieron como si hubieran sido abofeteados en la cara cuando
resultó que el Sr. Shao era bastante amable con Luna.
Luna miró con cariño a la elegante Anna y estaba realmente conmovida. Luna era
acosada en la empresa desde que comenzó su trabajo. Estaba realmente conmovida
cuando alguien por fin salió en su defensa.

"Gracias." Tomó el teléfono de las manos de Anna y le sonrió.


Capítulo 26 Vete y casate con ella
"De nada, señora. Si no necesita nada más, volveré a mi trabajo". Anna tuvo una buena
impresión de Luna, ya que no era soberbia y era muy cercana. Le sonrió amablemente y
dejó el piso 23.

Cuando volvió al piso 68, dudó por un momento. Finalmente, decidió no mencionarle el
incidente a Samuel. Debido a que el personal del piso 23 contó rumores sobre un asunto
privado entre ellos dos, no estaba en posición de juzgar.

Solo esperaba que Luna se valiera por sí misma cada vez que fuera acosada, en lugar de
reprimir sus sentimientos.

Esa noche, Samuel terminó el trabajo temprano y regresó a la villa Shao con Luna.
Gerardo la recibió con una gran sonrisa que derritió su corazón al instante.

"¡Mi querido bebé, mami te extraña mucho!" Samuel se emocionó cuando vio la escena
saludándose entre ellos. También estaba de buen humor.

Milanda notó que algo crecía entre los dos. Los miró y se sentía muy contenta con tal
progreso.

Vicente y Violeta regresaron a la hora de la cena. Como Gerardo se alojaba en la villa de


Shao en estos días, la pareja de ancianos siempre regresaba aquí después de su trabajo.

La familia conversaba y reía durante la cena. El ambiente en el comedor era bastante


relajado y armonioso.

Sin embargo, una llamada repentina en el teléfono de Violeta rompió la armonía.

Miró el teléfono y comprobó el nombre de la persona que llamaba. Luego, contestó el


teléfono sin ninguna preocupación: "Hola, Em".

Samuel escuchó el apodo y frunció el ceño. Luna no sabía a quién se refería Violeta y,
todavía, estaba concentrada en su comida.

"Oh, claro. ¿Samuel sabe algo acerca de esto?". Violeta parecía muy contenta.

Luego, le dirigió una mirada seria a Samuel y le dijo por teléfono: "¿Qué? ¿Bloqueó tu
número? Lo voy a reñir".
Estas palabras finales llamaron la atención de Luna. Miró a Violeta con mucha
curiosidad. Ella se veía alegre. Su suegra nunca mostró antes una expresión tan alegre
como esa, delante de ella.

Luna miró a Samuel y notó que su rostro lucía bastante sombrío y, aparentemente,
comía a un ritmo mucho más lento.

¿Em? ¿Qué quería decir con Em? ¿Era Emma? Se sintió triste al instante cuando se dio
cuenta de eso.

Milanda sabía con quién estaba hablando Violeta y cuando escuchó que Samuel bloqueó
el número de Emma, aplaudía y gritaba en secreto.

Entonces, Violeta habló otra vez: "¿De verdad? ¿Tu empresa quiere cooperar con la de
Samuel? ¡Eso es maravilloso!".

Violeta era la única persona que estaba alegre en la mesa del comedor. El resto no
estaba tan contento. Samuel miró a Luna que estaba cenaba tranquilamente. Luego,
dejó sus palillos pesadamente sobre la mesa.

Todos estaban callados. Esa atmósfera incómoda, ahora, parecía aún más incómoda.

Violeta notó que su hijo estaba molesto. Por eso, terminó la llamada rápidamente: "Em,
estoy en medio de algo en este momento. Te llamo más tarde." La llamada finalmente
terminó. Luna dejó el tazón, los palillos y comenzó a mecer la cuna de su bebé.

"¡Mamá, puedes olvidarte de eso! Ahora estoy casado con Luna. Ya no hay nada entre
Emma y yo".

Los comentarios de Samuel fueron audaces y directos. De alguna manera, esto hizo que
Luna se sintiera mejor.

Milanda dejó sus palillos y respaldó a Samuel: "Violeta, ahora que ya tienen a Gerardo,
todo está establecido. Ya no deberías comportarte así". La voz de Milanda era tranquila
y sonaba con mucha autoridad.

Vicente también sintió que Violeta lo estaba presionando demasiado. Pero no dijo nada.
Milanda y Samuel ya habían dejado sus ideas en claro.
Violeta miró a su suegra, luego a su hijo y se sintió avergonzada porque no quería que la
hablaran así delante de Luna. Esbozó una sonrisa seca y dijo: "Era solo una llamada
telefónica. No es gran cosa".

"Comamos." Sugirió Vicente con voz fría. El tema se terminó Sin embargo, el ambiente
armonioso ya no era igual que hacía bastante tiempo.

Luna rápidamente terminó la comida de su tazón y se limpió la boca. Se levantó y trató


de sonreír: "Abuela, mamá, papá, he terminado de comer. Por favor, Discúlpenme".

Empujó el carrito de Gerardo hacia un lado y luego subió las escaleras con su hijo en
brazos.

Tan pronto como Luna se fue, Violeta volvió a hablar: "Luna es una chica débil y frágil.
No es adecuada para Samuel. Para ser honesta, todavía prefiero a Emma porque es
fuerte e independiente".

Sus palabras hicieron que todos los presentes perdieran el apetito. Ahora Samuel estaba
bastante enojado. Pero se controló porque la abuela estaba presente y dijo con voz
grave: "Si te gusta Emma, ¿por qué no vas y cásate con ella?

"¿No te gusta nada? Creo que te habrías casado con Emma si la abuela lo hubiera
aprobado." Violeta pronunció esas palabras dándole un mordisco a su comida. Pensó
que, simplemente, estaba diciendo la verdad.

Samuel escuchó sus palabras y guardó silencio. Esta vez, él no lo negó. Luego dijo:
"Ahora que ya estoy casado con Luna, ¡realmente deberías dejar de escarbar el pasado!
Es mi esposa. No permitiré que nadie hable mal de ella".

Con estas palabras, se levantó y se limpió la boca: "Estoy lleno. Por favor, Discúlpenme".

Milanda lo vio alejarse y suspiró profundamente. Ella siguió comiendo sin decir nada.

En el dormitorio del segundo piso.

Gerardo tendido en la cama, tomaba su biberón. Sus diminutas piernas pateaban en el


aire. Luna se apoyó en la cama y lo miró con cariño.

Todas las palabras hirientes que sus compañeros dijeron durante el día y, las que Violeta
dijo hacía un momento, la inundaron y la hicieron pensar.
Era tan feliz con Samuel estos días que, de alguna manera, perdió su juicio.

Pensó que Samuel había comenzado a aceptarla. ¡Pero, tal vez, en su mente todavía
estaba Emma!

'No es fácil olvidar a alguien cuando estás enamorado de esa persona'.

Igual que ella. Amaba tanto a Samuel que necesitaba estar con él sin importar nada.
Incluso si eso implicaba mentir o hacer trampa.

La puerta del dormitorio se abrió desde fuera. Se sobresaltó y su corazón dio un vuelco.
Se incorporó directamente en la cama y vio entrar a Samuel.

"Vigila a nuestro hijo, te prepararé un baño". Ella quería hacer más cosas para
complacerlo a partir de ahora. Que se acostumbrara a ella y a su compañía.

Después de decir estas palabras, entró en el baño. Se sentía igual que al princio de su
relación. Fue tímida e intentó complacerlo en todas las formas posibles.

Estuvo en el baño casi veinte minutos. No salía.

Cuando Samuel entró con Gerardo en sus brazos, estaba en cuclillas junto a la bañera.
Parecía distraída.

La bañera estaba casi llena y ni siquiera lo había notado.

Samuel caminó rápidamente hacia el grifo y lo cerró.

Solo recobró el sentido cuando Samuel se paró justo frente a ella. "Oh, Sam... El baño
está listo". Estaba un poco avergonzada porque la bañera estaba completamente llena.
Estaba totalmente perdida en sus propios pensamientos.

Cuando estaba a punto de llevarse a Gerardo, Samuel la agarró de su muñeca y le


preguntó:

"¿Qué pensabas?" Su voz era muy suave y reconfortante. Se detuvo y lo miró. Su rostro
lucía gentil y estaba lleno de amabilidad.

"Nada… Solo pensaba en... en..." No era buena para decir mentiras. Su rostro, incluso
sus orejas ahora se sonrojaron.
Samuel sabía que ella estaba mintiendo. Pero no la desafió al mirarla. Le entregó el bebé
y le dijo: "Ahora me voy a bañar".

Tomó al bebé y salió del baño.

Gerardo bostezaba, por eso, le tarareó una canción de cuna e intentó hacer que se
durmiera.
Capítulo 27 A mama le gusta Emma
Después de que el bebé se durmió, Luna lo puso en el medio de la cama. Colocó un
edredón a lo largo del borde de la cama en caso de que el bebé girara y cayera, luego,
bajó las escaleras.

En la cocina, las criadas seguían ocupadas trabajando. Cuando entró, la ignoraron por
completo.

Debido a la actitud de Violeta, las criadas no la trataron de manera justa.

Sabía de sus actitudes pero no dijo nada. Sacó una botella de leche de la nevera y vertió
un poco en una olla para calentarla.

Una de las criadas no estuvo de acuerdo con eso y murmuró: "Acabo de lavar esa olla..."

Estaba enojada, así que, se dio la vuelta y la confrontó: "¿Y qué? ¿No puedo usar la olla
que acabas de lavar?".

La criada curvó sus labios y se fue sin más palabras.

Luna miró atrás y respiró hondo. ¿Por qué todos la trataron de una manera tan
desagradable? Dondequiera que iba, siempre la despreciaban.

Cuando llevó la leche caliente al dormitorio, Samuel justo salió del baño.

Llevaba una bata gris y se secaba su cabello corto con una toalla.

"Samuel, acabo de calentar leche para ti. Por favor, bébela mientras aún está caliente".
Caminó hacia él con cuidado y le ofreció la leche.

Samuel miró la leche, frunció el ceño y le dijo: "No tienes que hacer estas cosas.
Déjaselas a las criadas." Lo que le trataba de decir era que ella era su esposa y que no
era necesario que hiciera estos quehaceres ella misma.

Sin embargo, Luna hizo una pausa. Pensó que no le gustaba que hiciera estas cosas por
él. "¡Ah, está bien!".

Samuel tomó la leche y arbitrariamente colocó la taza sobre la mesa junto a él. Tenía la
intención de beberla después de secarse el pelo.
Luna confundió su comportamiento y confirmó que no le gustaba que ella hiciera esas
cosas por él. Miró la leche y luego lanzó una mirada triste a su hijo que estaba dormido.
Se sintió un poco deprimida cuando entró en el baño.

En el dormitorio, el teléfono de Luna sobre la mesa comenzó a sonar.

Samuel bebió la leche y levantó el teléfono. Vio el nombre de la persona que llamaba y
su rostro se tornó sombrío al instante.

"Señor Su". Él contestó el teléfono.

Adrián se sorprendió bastante al escuchar la voz de un hombre. Se detuvo por un


segundo y luego preguntó directamente: "Señor Shao, ¿dónde está Luna?".

'¿Luna? ¡Cómo se atreve a llamarla así!' Samuel habló con desprecio: "Mi esposa está en
la ducha. ¿Qué quieres? Si no tienes nada importante que decir, también me voy a
bañar".

Adrián escuchó el tono despectivo de su voz y supo exactamente de qué presumía. Se


detuvo por un segundo y luego dijo: "Bueno, cuando termine, dile que me devuelva la
llamada. Tengo algo importante que decirle".

¿Devolverle la llamada? Samuel pensó que Adrián se había vuelto loco. "Puedes
decírmelo".

"¿Se lo digo a usted? ¿Está actuando en nombre de Luna ahora?".

'Por supuesto!" Respondió Samuel sin vacilar.

Adrián se detuvo de nuevo y luego dijo: "Entonces la llamaré mañana." Luego, colgó el
teléfono. Samuel miró el teléfono y luego bloqueó el número de Adrián.

Cuando Luna salió del baño, no le mencionó nada.

Luna echó una mirada al hombre que navegaba con su teléfono y luego caminó hacia el
otro lado de la cama. Se arrodilló allí y puso cuidadosamente al bebé entre ellos.

Abrazó a su hijo y cerró los ojos. Estaba por quedarse dormida.

De repente, el bebé se alejó de su pecho. Abrió los ojos y vio a Samuel poner a su hijo al
otro lado de la cama.
Luego, se inclinó y la abrazó con fuerza.

Luna olfateó su olor corporal y su respiración se hizo más pesada. Su Samuel no hizo
nada y allí estaba ella, ya enamorada de él. Era irresistiblemente carismático.

"Hablemos".

"¿Hablar?" La imaginación de Luna estaba descontrolada. '¿De qué quería hablar con
ella?'

Samuel vio la expresión nerviosa en su rostro en la tenue luz y sintió pena por ella.

"No pienses demasiado." La besó en la frente y tiró su flequillo hacia atrás. La miró a los
ojos y dijo: "Me casé contigo. Por eso, ya no quiero tener ninguna relación con Emma."
Le tomaría algún tiempo olvidarse de ella, pero estaba dispuesto a hacerlo.

Luna levantó la vista y vio su rostro. Parecía muy sincero y serio. "Pero a mamá no le
gusto..." A Violeta le gustaba tanto Emma que hacía que Luna se sintiera realmente mal
consigo misma.

"No pasa nada. Entonces solo necesitamos evitarla". El hecho de que su suegra prefería
a Emma siempre estaba dando vueltas en su mente y, simplemente, no se le iba por
ahora. Sin embargo, él haría un esfuerzo para mejorar las cosas.

Luna se sintió aliviada por sus palabras. Lo rodeó con sus brazos por la cintura y colocó
la cabeza en su hombro. "Bien." Sus labios se curvaron hacia arriba.

"Pero..." Samuel abrió la boca de nuevo. De alguna manera la ponía nerviosa. "Necesitas
alejarte de Adrián." Parecía enojado y esto la hizo confundir bastante. ¿Por qué
mencionaba ahora a Adrián?

Pero asintió con suavidad y respondió: "Claro." Cualquier cosa que él dijera, ella estaba
dispuesta a obedecerlo.

Las palabras reconfortantes de Samuel la hicieron mucho más encantadora. Luna


tímidamente besó su barbilla. Su barba incipiente le hizo cosquillas.

Rápidamente se recostó sobre la almohada y levantó el edredón para cubrirse la cara.

Samuel estaba bastante entretenido. Levantó el edredón con una sonrisa, la miró
alegremente y dijo: "¿Estás tomando ahora la iniciativa?".
Luna sacudió la cabeza precipitadamente. Estaba de buen humor.

Samuel llevó a su hijo a la cuna, apagó la luz de la mesilla y regresó a la cama para
abrazarla.

No fue hasta la madrugada que finalmente se durmieron.

Luna se despertó por la mañana con el llanto fuerte de su hijo. Abrió sus ojos
adormecidos, notó que Samuel ya se había levantado y cuidaba a su bebé.

Samuel sacudió suavemente a Gerardo para detener su llanto y luego, lo puso en la


cama, justo al lado de Luna.

"Puedes descansar un poco más. Voy a preparar leche para él".

Luna abrazó felizmente a su hijo y lo vio alejarse.

Hacía frío. Cada vez más frío. Samuel todavía estaba bastante ocupado con su trabajo. Si
no se hubiera encontrado con Emma en la empresa, Luna se habría olvidado de su
existencia.

Samuel fue tan amable que ahora había olvidado todas sus preocupaciones. Su mundo
solo estaba lleno de alegría y felicidad.

La mujer que estaba parada frente a ella llevaba un maquillaje muy delicado en su
rostro. Vestía un traje verde, corto y calzaba un par de zapatos negros de tacón alto en
sus pies.

Parecía encantadora y madura, como una verdadera mujer de negocio independiente.

La miró fijamente mientras la mujer miraba hacia atrás.

Emma no veía a Luna desde hacía tiempo. Ella radiaba ahora de felicidad.

Tenía su largo cabello simplemente atado en un moño, en su cabeza. Solo llevaba una
base de maquillaje ligera en la cara y sus labios resaltaban con un color anaranjado.
Luna vestía un traje amarillo claro y calzaba un par de zapatos con taco chino blanco en
sus pies.

Se vestía de forma casual y, sin embargo, se veía increíblemente hermosa.

Especialmente la felicidad que brillaba en su rostro, lastimó profundamente a Emma.


"Señora Bo, tuve una reunión con Samuel hace un momento. Me temo que lo veré en el
futuro con mucha frecuencia." Emma sonaba muy arrogante.

Luna se controló, a pesar de que estaba muy enojada, aún así, sonrió y respondió:
"Señora Gu, no necesita informarme de sus problemas personales. Debe saber que la
única razón por la que tiene alguna posibilidad de hacer negocios con Samuel es porque
él obedece a su madre".

Samuel tuvo una gran discusión con Violeta cuando le propuso realizar una cooperación
empresarial con Emma. Violeta se desmayó debido a su presión arterial alta y esto hizo
que Samuel se rindiera.

Samuel le contó todo ayer a Luna.

Estaba muy contenta de que Samuel compartiera sinceramente todo con ella. Confiaba
en él.
Capítulo 28 ¿Que trataba de demostrar?
Emma sabía a qué se refería Luna. Fue el aporte de Violeta lo que hizo posible la
cooperación con la firma de Samuel. Ese hombre realmente tenía un corazón frío. La
había visto durante tantos años y ahora actuaba como si fuesen extraños.

Todo fue culpa de esta mujer que ahora estaba de pie justo frente a ella. Era la llamada
"esposa" de Samuel...

"Señora Bo, solo quiero hacerle una simple pregunta. ¿Cómo quedó embarazada de
Samuel en ese entonces?" Cuando Samuel y Luna aún no estaban casados, Emma estaba
segura de que él todavía seguía enamorado de ella.

Sabía que era un hombre decente. No le fue posible engañarla.

Pero entonces, Luna dijo que estaba embarazada de hijo de Samuel. Esto aumentó sus
dudas sobre qué tipo de astucia había usado Luna.

Luna escuchó las palabras de Emma y su rostro palideció.

Se suponía que esto era un secreto. Si alguien descubría la verdad, se enfrentaría a


horribles consecuencias.

"Este es un asunto privado. Es entre mi esposo y yo. No es de su incumbencia. Señora


Gu, debería ocuparse de sus propios asuntos." Escuchando estas palabras, Luna caminó
junto con ella y se dirigió directamente al ascensor.

Cuando estaba fuera de la vista de Emma, inmediatamente se acobardó.

Esa pregunta que le había formulado, la perseguía. Rogó que su secreto pudiera
permanecer así, en secreto, para siempre.

Por supuesto, Emma era lo suficientemente inteligente como para notar la reacción de
Luna. Su cara se puso pálida.

Algo no estaba bien. Sintió que tenía que investigar la situación urgentemente.

"¡Luna, completa este archivo y tráelo terminado en media hora!" Catalina salía de su
oficina y detuvo a Luna antes de que se acomodara en su escritorio.
Luna aceptó el papel de su mano y asintió en silencio.

Ahora estaba bastante acostumbrada a este tipo de situaciones. Los tácticas de Catalina
no eran tan difíciles de soportar.

Luna tampoco era estúpida. Si encontraba que algo estaba fuera de sus capacidades,
siempre acudía a su esposo en busca de ayuda. Samuel podía arreglar cualquier cosa por
ella. Esto la hizo sentir extremadamente agradecida y aliviada.

De inmediato, se sentó en su silla y miró fijamente el archivo. Frunció el ceño porque el


archivo le pareció bastante difícil.

Nunca hizo archivos similares antes y Catalina tampoco se había molestado en


encontrar a alguien que le enseñara.

Solo media hora... Tuvo que salir sin que la vieran y buscar la ayuda de Samuel.

Piso 68

Luna saludó a Anna en su camino y llamó a la puerta de la oficina de Samuel.

Escuchó su respuesta y abrió la puerta.

Dentro de la oficina había un hombre de traje blanco sentado en el sofá. Estaba


encantada de verlo.

"iHermano!". Estaba muy feliz de ver a Leandro aquí. Sus ojos se llenaron de alegría y
voló velozmente a sus brazos como una mariposa.

Leandro estaba a punto de bajar a verla en ese momento. Se levantó, abrió sus brazos y
la abrazó con afecto.

Hacía seis meses que no se veían. Se abrazaron con gran alegría y entusiasmo.

Samuel los miró y no se veía muy contento. Se acercó y separó a Luna de los brazos de
Leandro.

"Oye, el saludo es suficiente. No hay necesidad de tantos abrazos." Y miró a Leandro con
bastante insatisfacción. Ni siquiera él podía abrazar a su esposa.

Luna estaba bastante confundida al escuchar las palabras de Samuel.


Miró su rostro y notó que no estaba muy contento. Pero, ¿por qué?

Leandro se rió. Recorrió con la mirada a su hermana de pies a cabeza y quedó muy
satisfecho con lo que veía.

Entonces, era verdad que Samuel la estaba tratando bien. Justo como se lo había
contado a través de Wechat.

Leandro regresó tranquilamente al sofá y se sentó allí con las piernas cruzadas. "Ven
aquí, Luna. Siéntate junto a tu hermano mayor." Leandro le señaló el hueco al lado suyo.

Luna estaba a punto de caminar hacia él cuando Samuel le tomó la mano y le indicó que
se sentara frente a Leandro.

Además de eso, le puso una mano en el hombro para mostrar su postura.

Leandro encorvó sus labios y sonrió alegremente. ¿Qué intentaba demostrarle con esa
actitud? ¿Estaba alardeando?

Él era su hermano. ¿Fue necesario ese gesto? Pensándolo bien, si era tan protector con
ella en presencia de su propio hermano, ¡la protegería, aún mejor frente a otros
hombres! ¡Bien hecho!

Luna miró a Samuel y no tenía idea de lo que estaba pasando.

¿Samuel y Leandro seguían con esas actitudes tensas entre ellos? ¿Por qué Samuel no le
permitió sentarse junto a su hermano? Como sea. Si sentarse junto a Leandro molesta a
Samuel, simplemente se sentaría aquí.

"Hermano, ¿cuándo volviste? ¿Saben nuestros padres que regresaste?" "¿Por qué no
avisaste?" La voz de Luna era relajante y alegre. Se comportaba como una niña jovial
frente a su hermano. Samuel rara vez la veía así.

Leandro sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo y los dos hombres los encendieron.

"Ellos ya lo sabían. Acabo de llegar esta mañana. Estaba a punto de bajar las escaleras e
ir a saludarte cuando apareciste." Samuel tomó el papel que Luna tenía en la mano y
comenzó a leerlo.

En ese momento, cuando Samuel le quitó el papel de la mano, repentinamente recordó


por qué estaba allí.
"Samuel, no sé qué hacer con este archivo. Por eso estoy aquí". Estaba bastante
avergonzada porque siempre lo molestaba con sus trabajos.

En ese momento, Samuel, sospechó que algo no estaba muy bien: "¿Catalina nunca le
pidió a ningún miembro del personal superior que te mostrara cómo hacer las cosas
aquí?". Generalmente, el personal superior brinda ayuda a los principiantes. Sin
mencionar el hecho de que Luna estudió arte y no leyes en la universidad.

¿Catalina? Leandro frunció el ceño cuando escuchó ese nombre. Y dijo con muy mal
humor: "Espera un segundo, Samuel, ¿qué estabas pensando cuando la dejaste con
Catalina?". ¿Estabas tratando de darle de comer un cordero a un tigre?

Su hermana era tan inocente que cuando se enfrentó a un miembro de la familia Gu, ya
estaba condenada al acoso e intimidación.

Samuel hizo una pausa cuando escuchó las palabras de Leandro. Solo tuvo en cuenta
que Catalina era una abogada destacada cuando nombró a Luna para que fuera su
asistente. Nunca pensó en el hecho de que Catalina era la prima de Emma.

Samuel volvió a revisar el archivo que tenía en sus manos. Luego se dio cuenta de que
debió haber sufrido mucho cuando trabajaba con Catalina.

Leandro entonces se volvió hacia Luna y le dijo con voz seria: "Luna, deberías renunciar
a este trabajo. Siempre deseaste volver a la industria del entretenimiento. Te puedo
ayudar con eso".

Luna se sorprendió por las palabras de Leandro. Nunca se le ocurrió que diría su secreto
en voz alta. Se suponía que era solo un secreto entre los dos.

Luna abrió torpemente la boca y trató de callarlo: "Hermano, deja de inventar cosas.
Estoy perfectamente bien aquí." Estaba feliz en este lugar. Veía a Samuel la mayor parte
del tiempo y podía trabajar con él. En cuanto a esos incidentes en el trabajo, no les daba
ninguna importancia.

¿Luna quería volver a la industria del entretenimiento?

Samuel frunció el ceño. La idea de que estuviera con otros actores mientras actuaba en
las películas lo hacía sentir incómodo. Tomó su decisión al momento: "No hay necesidad
de eso. Mi esposa debe trabajar conmigo. Informaré a la empresa más tarde de que
trabajará como mi asistente personal." Ella solo tendría que contestarle sin aceptar
trabajo extra.

Al escuchar las palabras de Samuel, Luna y Leandro tuvieron reacciones completamente


diferentes.

Leandro asintió con la cabeza con gran satisfacción. Estaba muy contento de ver que las
cosas habían mejorado significativamente para esta pareja.

Luna sacudió las manos con ansiedad: "No hace falta, Samuel...".

"¡De ninguna manera!" La interrumpió Samuel directamente. También investigaría


cómo fue tratada en el piso 23 durante su tiempo allí.

"Luna, estoy de acuerdo con la decisión de Samuel. No deberías discutir más". Leandro
nunca permitiría que su hermana trabajara con ningún miembro de la familia Gu.
Capítulo 29 Hazme masajes en mis hombros, por favor
Samuel asintió y se volvió hacia Luna con una cara seria. "¿Estás insinuando que no
deseas quedarte conmigo?" Ignoró completamente la presencia de Leandro. La mirada
de Samuel era intensa y su voz suave.

Al escuchar su cambio de tono, Luna se mostró tímida al instante. Su rostro se enrojeció


y murmuró: "Por supuesto que no." Lo que más deseaba era quedarse con Samuel todo
el tiempo. Pero también le preocupaba retrasarlo en su trabajo.

"Muy bien, te puedes quedar aquí por ahora. Ya no hay necesidad de bajar." Samuel se
puso de pie con el archivo en la mano. Se acercó a su escritorio y apretó un botón.
"Anna, por favor, ven a mi oficina". Su voz era fría y firme, no en la forma en que se
dirigía a Luna en este momento. Sonaba muy formal. Exactamente como un jefe cuando
habla con sus subordinados.

A los treinta segundos, alguien llamó a la puerta de la oficina y Anna entró.

Los vio a los tres sentados en el sofá y sonrió: "Señor Shao".

Leandro había visto a Anna muchas veces antes. La silbó con informalidad y no con un
gesto galante y de caballero.

Luna miró su hermano impactada. ¿Qué le pasa? ¿Intenta coquetear con la bella mujer?

Anna, sin embargo, lo ignoró completamente. Se quedó allí, elegantemente y miró a


Samuel, esperando sus órdenes.

Samuel no tomó en cuenta el comportamiento de Leandro. Hacía seis años, cuando


Leandro vio a Anna por primera vez, se comportó de la misma manera. Nada había
cambiado desde entonces.

"Por favor, devuelva el archivo a la Señora Gu y dígale que mi esposa ahora trabaja en el
piso 68. Que le agradezco por cuidarla todo este tiempo."

Anna miró en dirección a Luna y se sintió muy feliz por ella. Tomó el archivo y
respondió: "Sí, señor Shao".
"Gracias. Eso es todo por ahora." Luego apoyó su mano en el respaldo del sofá de Luna.
Al escuchar los comentarios de Samuel, Leandro notó que los dos eran muy cercanos.

Sintió muy aliviado al ver que su hermana estaba feliz en su matrimonio. De buen
humor, se volvió hacia Anna y le dijo: "Hermosa Anna, ¿qué tal una cena a la luz de las
velas conmigo esta noche?".

Anna no lo miró. Lo ignoró por completo. Y se despidió amablemente de Samuel. "Señor


Shao, seguiré con mi trabajo".

Anna salió, pero en ese momento Leandro se levantó de inmediato y la siguió.

Luna se dio vuelta, miró a su hermano y quedó completamente sorprendida. Sabía muy
bien que su hermano era una especie de playboy. Pero esta fue la primera vez que lo vio
perseguir a una chica.

Anna lo ignoró por completo y, sin embargo, tenía las agallas para perseguirla de ese
modo... ¿Estaría enamorado de Anna?

"¿En qué piensas?" La oficina estaba ahora tranquila. Eran los únicos que quedaban allí.
Samuel encontró la cara de sorpresa de Luna bastante divertida. Se inclinó y le
preguntó.

Su hermoso rostro estaba tan cerca de ella que se sobresaltó. Le respondió


honestamente: "Estoy pensando en mi hermano y en Anna".

Samuel se preguntó desde cuando Luna comenzó a preocuparse por Anna. ¿Ya eran
amigas?

Anna era una adicta al trabajo. No era muy sociable. El trabajo era todo para ella.
Trabajó como su asistente durante seis años. Nunca la vio salir con amigos.

Anna le sonreía a Luna ahora mismo y parecían tener una muy buena relación. Samuel
llegó a la conclusión de que las dos eran muy buenas amigas.

"Tu hermano realmente debería comportarse ya. No tendría que actuar como un
playboy todo el tiempo." Leandro debería seguir el ejemplo de Samuel. Casarse, tener
un hijo y formar una familia. Qué bonito sería.
Luna no podía estar más de acuerdo con las palabras de Samuel. Asintió y dijo: "Me
sentiría muy feliz si Anna fuera mi cuñada". "Si tan solo mi hermano pudiera
comportarse".

¿Anna como su cuñada? Su asistente desde hace seis años, podría convertirse en su
cuñada. Samuel pensó que este comentario era muy extraño.

"Depende de ellos". Si Leandro pudiera establecerse, sentar cabeza, seguramente sería


muy bueno.

Luna asintió con la cabeza. La oficina quedó en silencio. Solo se oía el sonido de la
respiración de ambos.

El corazón de Luna latía rápido. Se levantó del sofá y dijo: "Samuel, ¿qué puedo hacer
por ti?". Su voz era suave.

El aroma de su cuerpo olía a jazmín. Se apartó de él y esto hizo que Samuel se sintiera
un poco triste.

Él también se levantó del sofá, le tendió la mano y la acompañó al escritorio. Cuando se


sentó en su silla, le dijo: "Hazme unos masajes en los hombros, por favor".

¿Hacerle masajes en sus hombros? Luna hizo una pausa.

Samuel levantó las cejas y comprobó su reacción. Sonrió y asintió: "Hazme un masaje
suave y luego hablamos de trabajo." Su trabajo era demasiado complicado para ella de
todas maneras. Contribuiría más mal que bien.

Él le entregaría proyectos más fáciles. No tenía prisa en ello.

"¡Bien!" El rostro de Luna se enrojeció. Colocó las manos sobre sus hombros y comenzó
a hacerle masajes torpemente.

No tenía idea de lo que estaba haciendo. Y no sabía por qué, de repente, Samuel le pidió
esto.

"No siento mucha fuerza aquí. Más fuerte". Samuel le dio órdenes mientras encendía su
computadora para prepararse para su caso, mañana en el juzgado.

Luna apretó los dientes y, realmente, se esforzaba para hacerle masajes en sus
hombros. ¿Cómo era que no sintió ningún dolor?
En el piso 23.

Leandro persiguió a Anna por un tiempo hasta que, finalmente, se dio por vencida y
aceptó cenar con él.

Respiró hondo y recuperó su postura profesional.

Tomó el archivo asignado a Luna y lo llevó a la oficina de Catalina. Lo puso sobre su


mesa y dijo: "Señora Gu, el señor Shao me pidió que le transmitiera su decisión. La
Señora Shao, ahora trabajará en el piso 68. Le agradece mucho por haberla cuidado
todos estos días".

Su tono claro era bastante distante y oficial.

Catalina frunció el ceño cuando supo que Luna ahora trabajaba en el piso 68.

Y preguntó: "¿Cómo es posible? ¿Luna le hizo algún comentario al Señor Shao?".

Anna sonrió y respondió: "No estoy segura si le mencionó algo al Señor Shao o no. Sin
embargo, sé que si no ha hecho nada malo, no tendría nada que comentarle al Señor
Shao." Lo que Anna insinuaba era que el testimonio de Luna no saldría de la nada.

Si Catalina hizo algo injusto, era obvio que Luna se lo mencionaría al Señor Shao.

Anna tenía plena fe en Luna. Pensaba de ella que era una dama generosa y amable.

Pero la verdad era que Luna era tan inocente que probablemente nunca mencionó el
nombre de Catalina frente a Samuel.

Anna hizo lo que Samuel le dijo y caminó hacia el escritorio de Luna. Rápidamente le
ordenó sus cosas y regresó al Piso 68.

Tenía la intención de devolverle sus cosas. Pero al llegar, llamó a la puerta y escuchó la
voz de Samuel desde dentro. "Vuelve más tarde." Su voz era muy extraña.

... Anna era una mujer madura y, de alguna manera, tenía una idea de lo que estaba
pasando allí dentro.

Su rostro se enrojeció cuando regresó a su escritorio. Colocó las cosas de Luna a un lado,
porque por supuesto, ahora estaba "ocupada".

En el Hotel Venecia.
Emma cortó la llamada con un detective privado y, fríamente, miró a la mujer sentada
en el sofá de enfrente.

Jesica Zhao no aparentaba la edad que tenía en absoluto. Aunque tenía casi 50 años, su
rostro no presentaba arrugas debido a su intenso maquillaje. Se miró las puntas de los
dedos, tenía sus uñas bien cuidadas. Luego, con desprecio, dijo: "¡No tienes dinero para
mí, pero sí para los detectives privados!"

A Emma le resultaba bastante difícil aceptar el hecho de que Jesica era su madre.

Cada vez que acudía a ella, le pedía dinero y la amenazaba con el concepto de: "La
sangre es más espesa que el agua, los lazos de sangre son más fuertes que todo".

"Señora Zhao, ¿podría dejarme sola? Estoy bastante molesta ahora, ¿no lo entiende?"
Emma tiró con ansiedad su teléfono sobre la cama y luego se sentó en el sofá.
Capítulo 30 Era una maldita pesadilla
Jesica miró a su hija irritada y se rió con satisfacción: "Oh, mi querida hija, eres muy
bonita y eso lo puedes aprovechar." Samuel tenía mucho dinero. Sería estúpido que
Emma lo dejara ir.

Ahora estaba más enardecida. Por supuesto que ella trataba de seducirlo, pero Samuel
siempre la rechazaba con frialdad.

"No digas más. Deberías irte ahora". Jesica tenía muchas deudas y mucha gente la
perseguía por dinero. Emma odiaba ver a esos cobradores de deudas rudos y brutos.

Jesica se recostó cómodamente en el sofá y se comportó como una niña sin razonar:
"No tengo adónde ir." Ella siguió a Emma a América y luego, de América hasta aquí. Iría
a dónde Emma fuera. Su hija era su fuente de ingresos. ¿Cómo podría vivir sin ella?

Emma se levantó y sacó un grueso paquete de dinero de su bolso. Arrojó el dinero sobre
la mesa y le gritó a su madre: "Estos son todos mis ahorros. ¡Me estás volviendo loca!
¡Tus exigencias irracionales me están matando!"

Jesica se emocionó cuando vio el dinero. Se levantó y comenzó a contar el dinero.

Miró la cara irritada de su hija y dijo con desinterés: "¿Qué te preocupa? ¿No recibiste
mucho dinero del jefe de tu empresa, el señor Fei?" se burló Jesica.

¿Cómo se atrevía a decir esto? Emma se tocó la frente con ansiedad. Se levantó del sofá
y la empujó hacia la puerta con toda su fuerza. Le gritó: "¡Vete ahora mismo de aquí!"
¿Era realmente su madre? ¿Cómo pudo hacerle esto? ¡Era una maldita pesadilla! Si no
fuera por las deudas de su madre, no habría vendido su cuerpo al viejo Señor Félix Fei.

Jesica no la dejaría sola. La miró y dijo: "Soy tu madre. ¿Cómo te atreves a responderme
así?". "¡Una hija tan inútil! ¡Ni siquiera puedes casarte con un hombre rico!".

Sin embargo, todo lo que consiguió fue un portazo. La puerta se cerró de un golpe.

Cuando Jesica se fue, la habitación finalmente se quedó en silencio.

Emma se sentó en el suelo con los brazos alrededor de las piernas. Estaba muy
angustiada.
Pensaba que Samuel era el indicado. Un hombre en el que podría confiar por el resto de
su vida. ¡Pero de alguna manera, su relación se interrumpió por culpa de Milanda, esa
bruja!

Cuando ella estaba con Samuel, él pagaba todos sus gastos.

Él se fue y las pesadas deudas de su madre cayeron sobre sus hombros. Ahora
necesitaba dinero.

Félix, de algún modo, se enteró de su situación y la sedujo con millones de dinero.

Finalmente, se rindió ante la tentación de su dinero y entró en la mansión de Félix.

Cada vez que pensaba en Samuel, el odio hacia Luna crecía más y más en ella. Emma
estaba decidida a destruir a Luna.

Primero, tenía que descubrir cómo se quedó embarazada.

Bufete de abogados de Samuel

Luna se despertó cuando sonó un teléfono. Abrió los ojos y se dio cuenta de que era
bastante tarde. La sala estaba oscuro y afuera estaba completamente de noche.

Samuel no estaba. Cuando Luna pensó en lo que había sucedido esa tarde, su cara se
enrojeció. Estaba bastante callada. Se suponía que era un masaje en los hombros.
¿Cómo era que se convirtió en... ?

Su teléfono volvió a sonar y la hizo volver a la realidad.

Tomó su teléfono y comprobó el número de la persona que llamaba. Era un número


desconocido.

Se aclaró la garganta y respondió: "Hola".

Luego, escuchó la voz de un hombre: "Luna, soy yo". No tenía idea de quién podría ser y
estaba confundida.

"¿Quién es?". Era un número totalmente desconocido.

Adrián sacudió la cabeza y respondió: "Soy yo, Adrián." La había estado llamando varias
veces desde la noche anterior. Finalmente, llegó a la conclusión de que Samuel quizá lo
había bloqueado.
Por eso, compró un nuevo chip para su teléfono y trató de ponerse en contacto con
Luna. ¡Funcionó!

"¡Sí!". "Hola Adrián, ¿Cómo estás? ¿Qué estás haciendo?" Se recostó en la cama
mientras hablaba.

Recordó, no muy preciso, que una vez le mencionó que habría una reunión de la
universidad. Pero luego, nunca más volvió a escuchar sobre eso.

"Estaba ocupado, trabajando. Lamento lo de la reunión. Traté de contactarte pero no


consiguió hacerlo." Él la llamó para hablar sobre la reunión. Pero Samuel interceptó la
llamada.

Luna hizo una pausa y luego dijo: "Nunca cambié mi número. ¿Cambiaste el tuyo? ¿Es
por eso que no me contactaste?" Esta era la única explicación que se le había ocurrido.

Adrián dudó por un momento y luego, decidió contarle la verdad: "Te llamé antes. Pero
Samuel fue quién contestó el teléfono. Le dije que te dejaba un mensaje para que me
devolvieras la llamada." "Samuel es tan posesivo. Era solo una llamada", pensó Luna.

Pero, ¿cuándo respondió Samuel su teléfono? ¿Cómo era que no tenía ni idea de eso?
"Claro, está bien, seguro estaba ocupado y se olvidó de decírmelo." Luna recordó que
Samuel una vez le advirtió que se mantuviera alejada de Adrián.

Adrián podía distinguir que por su tono de voz estaba defendiendo a Samuel. Él esbozó
una sonrisa y dijo: "Entonces, ¿estás libre esta noche?" No esperaba que dijera que sí.

Pero cuando realmente rechazó la propuesta, se sintió herido.

"Lo siento, Adrián. Mi hermano regresó y esta noche debo reunirme con mi familia en
casa." No estaba mintiendo. Sus padres habían llamado antes y la invitaron con Samuel
para una reunión familiar.

Adrián le creyó, pero insistió: "¿Qué tal otro día? Algunos de los viejos amigos de la
universidad realmente tienen ganas de verte".

El tono en el que hablaba, hizo que a Luna le resultara difícil rechazar la invitación. Cedió
y estuvo de acuerdo: "Claro que sí".
Terminó la llamada y se sentó en la cama por un rato. Luego, se levantó y comenzó a
vestirse.

Entró en el baño y se arregló. Luego, abrió la puerta de la sala.

Estaba bastante oscuro afuera. Solo una lámpara de oficina en un rincón estaba
encendida. ¿A dónde se fue Samuel? Miró a su alrededor y vio que la oficina estaba
vacía. Esto la hizo sentir incómoda al instante.

Tomó rápidamente su teléfono y marcó el número de Samuel: "Samuel..." Dijo su


nombre tan pronto como se conectó la llamada.

"Soy yo, Luna. El señor Shao está en una reunión urgente, en este momento." Luna
escuchó la voz clara de Anna.

Se sintió bastante aliviada al saber que Samuel estaba en una reunión. Eso explicaba por
qué no estaba aquí. "Bien. Entonces, lo esperaré".

Colgó el teléfono y volvió a la sala de estar para hacer la cama.

Se quedó en la oficina un poco más y, finalmente, se aburrió. Decidió salir a caminar. Se


aferró a su abrigo. Hacía frío con la brisa del atardecer.

Cuando llegó al frente del bufete, escuchó una voz: "Señora Bo". Luna se dio vuelta y vio
a un hombre.

Todos en el bufete sabían que era la esposa del Señor Shao. Rara vez se referían a ella,
con su apellido de soltera.

Estaba confundida. Miró al hombre y se dio cuenta de que lo conocía. Pero,


simplemente no podía recordar dónde lo había visto antes.

Eric Shao se divirtió al ver su expresión. Se acercó a ella y sonrió con entusiasmo:
"Señora Bo, nos conocimos antes, en la biblioteca".

¡Sí! ¡Ahora lo recordaba! Era el hombre que estaba sentado frente a ella, en la
biblioteca.

"¡Hola!". Ella le devolvió la sonrisa y los dos salieron del edificio.


"¿Vas camino a casa?". Eric la siguió mientras caminaban hacia la plaza del bufete de
abogados.

Luna sacudió la cabeza y respondió: "Estoy esperando a mi marido". Mencionó la


palabra "marido" a propósito.

Eric se rió y luego, miró su rostro con una sonrisa: "Señora Bo, eres tan joven y hermosa.
Es una pena que ya estés casada".
Capítulo 31 ¿Que quieres decir con otro?
Para ser honesta, la sonrisa de Eric era bastante dulce. Pero a Luna no le gustaba.

Escuchó sus elogios, pero no estaba contenta para nada. De forma educada, respondió:
"Gracias. Conocí a alguien que realmente me gustaba. La idea de casarme con él,
simplemente se dio de forma natural." Samuel fue el único hombre que la hizo sentir
ese impulso.

"¿Alguien que realmente te gustaba? ¿Te gusta Samuel?" Su pregunta directa la


ofendió.

Pero, aún así, respondió con una sonrisa forzada. "Sí. Me gusta mucho". Él sabía que su
marido era el Señor Shao, ¿por qué todavía se refería a ella como la Señora Bo?

Su sonrisa le pareció deslumbrante. Eric asintió con la cabeza pero le vino un


pensamiento malo a la mente.

"Entonces, Señora Bo, ¿está sola aquí?" Sabía que Samuel estaba en una reunión, pero
le preguntó a propósito.

La forma en que se dirigió a ella, realmente la molestó. Le dijo directamente: "Si puedes,
por favor, llámame Señora Shao. Me hará mucho más feliz".

Eric reflexionó ante su franqueza. Al cabo de un rato, se echó a reír y dijo: "Bueno,
señora Shao, ¿ya cenó? ¿Qué tal si la invito a comer?".

"No nos conocemos tan bien." Ella no estaba acostumbrada a salir con extraños, así que
rechazó de inmediato su invitación.

"Claro, discúlpeme. Me voy a presentar. Mi nombre es Eric. También soy abogado aquí."
Dijo su nombre muy rápido a propósito.

¿Luna entendió que se llamaba Eddie? Ella pensó por un momento. Le sonaba de algo
ese nombre. Era bastante normal porque el bufete de abogados de Samuel era grande y
tenían un equipo sólido de abogados.

No podía recordar todos los nombres.


"Lo siento, Eddie, necesito irme. Tengo cosas que hacer esta noche." Ella no sabía que
había oído mal el nombre.

Eric Shao no la corrigió. Eso era exactamente lo que quería.

"De acuerdo. Entonces te invitaré a cenar otro día. Adiós señora Bo. Perdón, señora
Shao." No quería insistir demasiado.

Era un fastidio y un poco molesto. ¡Sabía que ella era una mujer casada y, sin embargo,
la invitó a comer!

"Adiós." Luna ya no quería hablar más con él. Se dio vuelta y comenzó a caminar en
dirección opuesta.

Eric la miró, con mala intención.

Luna estuvo esperando, junto a la carretera durante más de media hora cuando,
finalmente, recibió la llamada de Samuel.

Se encontraron y la llevó a la casa de sus padres en su Porsche.

En el camino, pensó en Eddie y con curiosidad, le preguntó a Samuel si su bufete tenía


un abogado llamado Eddie.

Samuel pensó por un momento y negó con la cabeza. Él le preguntó si recordaba su


apellido. Luna negó con la cabeza. Así que dejaron el tema.

Ya era bastante tarde, así que no se molestaron en ir a la mansión de la familia Shao a


buscar a Gerardo.

Cuando llegaron a la mansión de la familia Bo, Jenny ya tenía preparada una mesa llena
de platos exquisitos.

'¡Papá, mamá!" Saludó con mucha calidez a sus padres y luego corrió hacia la mesa del
comedor. Estaba verdaderamente atraída por las delicias que estaban sobre la mesa.

No recordaba cuándo fue la última vez que probó la comida de su madre. ¡La quería
probar!
Jenny tenía otro plato de comida en sus manos cuando entró Samuel. "¡Mamá, papá!"
Samuel también los saludó calurosamente y le entregó a Ricardo un regalo que había
comprado por adelantado.

'¡Para qué te molestaste en comprar regalos! ¡Estamos felices de tenerte aquí!" Jenny
sabía que Samuel trataba bien a su hija en este tiempo. Su actitud hacia Samuel también
había cambiado mucho.

"El gusto es mío." Ricardo puso su brazo alrededor del hombro de Samuel y caminaron
hacia el comedor.

En la sala de estar, Leandro estaba sentado en el sofá, cambiando los canales de noticias
en la televisión.

Cuando vio a Samuel, se animó al instante: "¡Hola, amigo! He quedado con Jorge y
Chuck esta noche, a las nueve, en Storm". Hacía bastante tiempo que no se reunían.
Ahora era un buen momento.

Leandro obligó a Samuel a sentarse en el sofá. Se sorprendió y levantó las cejas: "¿Jorge
Si? ¿Estás seguro de que un marido tan casero como él puede salir a esta hora?".

Todos sabían ahora que Jorge era un marido obediente a su esposa.

"Estaba libre de todos modos. La última vez dijo que Lola estaba ocupada con el
proyecto de la mina y que tenía mucho tiempo libre." Sonaba como si Jorge fuese un
hombre abandonado.

Los dos conversaron un poco más, luego Jenny entró y les dijo que era hora de comer.

En la mesa del comedor, Ricardo estaba de buen humor. Abrió una botella de whisky
bueno.

Jenny miró a Samuel cuando ayudaba a Luna a servir la comida y dijo: "Samuel, Luna,
¿no quieren tener otro?" Milanda estaba cuidando muy bien de Gerardo. Tal vez, era un
buen momento para considerar tener un segundo hijo.

Luna no entendió la pregunta la primera vez. Estaba confundida y le preguntó a Jenny:


"Mamá, ¿qué quieres decir con otro?".

Samuel continuó sirviendo comida y le recordó: "Hijo".


Luna era bastante tímida obviamente. Su rostro se enrojeció al instante y exclamó
tímidamente: "Madre, ¿por qué hablas de esto ahora?". Luego, bajó la cabeza y
comenzó a comer en silencio.

Samuel vio su reacción y sonrió. Respondió en nombre de ella: "Mamá, papá, estamos
trabajando en ello".

...Luna estaba tan avergonzada que mantuvo la cabeza baja. Tiró de la ropa de Samuel
por debajo de la mesa.

Enseguida Samuel le tomó la mano.

Jenny estaba muy satisfecha con la respuesta. Felizmente asintió: "Bien, bien. Es hora de
que tengan otro. Si Luna todavía quiere mantener su trabajo después de tener al bebé,
estaríamos más que felices de cuidarlo. Tanto tu padre como yo nos jubilamos pronto.
Tendremos un montón de tiempo libre de todas formas." Su propio hijo no era tan
maduro como para establecerse. Todavía tenía un yerno con quien podía contar.

Samuel consideró sus palabras seriamente y luego asintió. Después, cambió de tema y
habló con Leandro: "Oye amigo, ¿cómo está todo entre tú y Anna?".

Leandro estuvo en silencio durante todo el tiempo porque no le gustaban las


interrogaciones de su madre y, trataba de evitar la atención durante la cena. Sin
embargo, Samuel continuó.

"¡Eso, Leandro! ¿Puedes madurar? Papá y mamá se preocupan por ti." Luna se
complació mucho al ver a Leandro sufrir y se burló de él.

Leandro los miró severamente y negó: "¿Quién es Anna? No creo que conozca a nadie
llamada Anna." Luna en realidad admiraba la habilidad de Leandro para mentir.

"¡Leandro, eres adulto! Te doy tres meses para casarte. ¡Esta es tu última oportunidad,
de lo contrario, serás echado de la familia Bo!" Jenny estaba realmente molesta.
Leandro ya tenía treinta y tantos años, pero aún estaba soltero. ¿Cuándo tendría más
nietos?

Leandro se sorprendió por el ultimátum de Jenny y suspiró hondo. "Mamá, ¿en serio?
¿Me estás tomando el pelo? ¡Soy tu hijo! Solo porque no estoy casado, ¿me echas de la
familia Bo?"
¿Dentro de tres meses? ¿Dónde podría encontrar una nuera para ella?

¡Jenny ignoró su protesta porque le había pedido que buscara una esposa una
innumerable cantidad de veces! Si ella no lo obligaba, elegiría simplemente seguir
soltero.

"Estamos avergonzados por las noticias de tus escándalos. Siempre cuentan que sales
con jóvenes modelos y otras celebridades de Internet." Dijo Ricardo y expresó su
descontento. Su hijo era como un creador de problemas. No como Luna, que era dulce y
amable. Estaba muy feliz de verla con un matrimonio lindo y tener su propio hijo.

Luna bajó la cabeza para ocultar sus risitas. Samuel vio su cara feliz y, de alguna manera,
también se sintió muy bien.
Capítulo 32 Hoy, ella es mi chica
Atacado por su familia, Leandro respondió indignado con una mano en su pecho:
"Ustedes cuatro se están metiendo conmigo. ¡Oye, amigo, di algo!" Dijo Leandro y miró
a Samuel, con una mirada expectante en su rostro.

Samuel lo ignoró totalmente: "Esta vez no estoy de tu lado". Los dos ancianos estaban
muy de acuerdo con sus palabras.

Jenny miró a su hijo desesperado: "Si no estás casado en tres meses, solo tendremos un
hijo llamado Samuel y una hija, Luna".

Luna miró a Jenny sorprendida. Recordó que cuando tuvo a su hijo, su madre no
aceptaba mucho a Samuel. ¿Desde cuándo comenzó a aceptarlo como si fuera su propio
hijo?

Tal vez, fue como dice el antiguo proverbio: "Para una suegra, cuanto más tiempo pasa
con su yerno, más satisfecha está con él".

Leandro golpeó en la espalda de Samuel. "Amigo, cuida bien a mis padres, me voy".

Un sonido fuerte se escuchó. Jenny presionó los palillos sobre la mesa con tal fuerza que
Leandro y Luna de repente temblaron de miedo.

Mamá estaba enojada. ¡Qué horror!

Samuel dijo tranquilamente: "El cuidado de los hijos hacia sus padres está marcado por
ley. Si es grave, podrían acusarlo de abandono. Según el artículo 261 de nuestro
Derecho Penal, el abandono se castiga con pena de prisión".

...Leandro se quedó sin palabras y miró a Samuel. Seguía tan tranquilo como siempre.

"¿Abandono? Simplemente, no quiero casarme. ¿Es un crimen no querer casarse?"

"Claro que lo es. Si no hay matrimonio. No hay hijos. No estás cumpliendo tu obligación.
Mamá y papá pueden demandarlo y Samuel será su abogado." dijo Luna.

Jenny aplaudió: "Así es. Adelante".

...
"Luna..." dijo Leandro con un tono amenazador. Se sintió acorralado y decidió evitar
todo eso porque estaba en desventaja.

Samuel interrumpió: "De acuerdo con el artículo 293 del Derecho Penal del país, una
persona que cometa amenazas, abusos, agresiones, etcétera, deberá enfrentar un
máximo de cinco años de cárcel. Estás amenazando a mi esposa. Puedo convertir esos
cinco años en una década".

Todos se rieron. El tono serio de Samuel hizo gracia a todos y se rieron, a excepción de
Leandro que estaba muy aturdido.

Fue un momento muy cálido y feliz en la mesa. Mientras la familia se sintiera feliz, a
Leandro no le importaba que Samuel lo molestase.

Eran más de las ocho de la noche. Leandro y Samuel habían bebido, así que Luna tuvo
que llevarlos al club Storm.

Cuando llegaron al lugar, Leandro sintió la necesidad de salir corriendo de allí por lo que
vio.

Jorge y Lola se sentaron cerca y parecían bastante íntimos. Chuck y Daisy no se dijeron
nada. Aun así, también eran una pareja.

Estaban además, su hermana y su cuñado, abrazándose. Leandro sintió ganas de irse del
lugar.

Dijo antes de marchar: "¡Ustedes, las tres parejas, me están matando!".

"Tú también puedes ser uno de nosotros." Dijo Jorge y provocó que Leandro sacara su
teléfono. Llamaría a algunas chicas hermosas para que estos muchachos casados
tuvieran un poco de envidia.

Después de saludarse, las tres parejas tomaron asiento.

Al principio, se sentaron en pareja. Pero más tarde, las tres chicas se reunieron, todas
juntas, en una mesa que pidió Lola.

Las tres mujeres eran sociables y amistosas. Conversaban juntas mientras compartían
muchos temas en común.
Chuck miró de reojo a la mujer que hablaba apasionadamente con Lola y Luna y frunció
los labios con desdén.

Pensó que la mujer era muy sociable.

Leandro y Samuel jugaban a beber. Un camarero abrió la puerta y una mujer apareció.

La mujer tenía un rostro hermoso. Estaba ligeramente maquillada y con un mentón


perfecto. Llevaba una camiseta blanca, una falda negra y un abrigo negro. Se veía
madura y encantadora, pero la expresión de su rostro no estaba muy contenta.

"Anna." Luna se sorprendió un poco, Samuel miró a Leandro que estaba de pie para
saludar a la mujer y se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.

Anna sonrió un poco cuando vio a Luna. "Luna." Y se acercó.

Pero Leandro la sostuvo del brazo: "Chicos, les voy a presentar..."

Los otros tres hombres lo miraron con indiferencia. La mujer era una asistente especial
de Samuel y todos lo sabían.

"Esta es Anna. Hoy, ella es mi chica".

Justo después de esas palabras, un tacón se clavó en su zapato de cuero negro.

Leandro sintió mucho dolor y no habló durante bastante tiempo. Las otras personas se
regocijaban ante el hombre derrotado. Como un playboy, esta vez falló
inesperadamente.

Anna no le respondió y en su lugar eligió sentarse junto a Luna. Mientras la presentaba,


Anna le estrechó la mano de forma muy educada a Daisy y Lola.

Miró a la mujer sonriente y Leandro se sintió sorprendido. No pensó que Anna fuera así
de sociable. Pero si esta mujer era muy desagradable. Fue un mal plan por parte de
Leandro, no debería haberla amenazado con venir aquí.

Se recostó en la silla con muy mal humor y siguió bebiendo con Chuck.

La atmósfera del lugar era buena. Es más, las tres mujeres que conversaban parecían
extremadamente emocionadas. En esta situación, Anna que normalmente era fría y
distante, también habló un poco.
Samuel miró a Luna y su cara se enrojeció de emoción. Luna era así y él lo sabía.

Estaba inquieta como una niña y riendo a carcajadas. Pero también era un poco
obstinada ante opiniones diferentes.

Leandro formó un grupo de WeChat y unió a las ocho personas. Inicialmente, Anna no
quiso participar pero finalmente lo hizo cuando vio que Luna estaba muy contenta
explicándole cómo unirse al grupo.

Leandro cambió los apodos de las ocho personas. Por ejemplo: Jorge, el chico de Lola.
Lola: La chica de Jorge.

Por supuesto, el apodo de Anna fue: La chica de Leandro.

Solo había tres personas que no estaban conforme con esto: ¡Anna, Chuck y Daisy!

Sin embargo, no dijeron nada.

"Chuck, ¿cuándo es la boda?" Preguntó Jorge. En la habitación sonaba música muy


relajante.

Pero la pregunta le recordó algo a Samuel. Se dio cuenta de que había sido muy
desconsiderado y ni siquiera le dio un anillo o una boda a su mujer.

Luna también escuchó su pregunta. Después de una pausa, continuó y agregó a Daisy en
su WeChat.

La boda no era tan importante para Luna. Mientras Samuel la aceptara y la amara, las
otras cosas no tenían importancia.

"No lo sé." Chuck solo dijo tres palabras. En realidad, no estaba mintiendo. Su abuelo se
hizo cargo de la boda. No preguntó nada sobre eso.

Daisy hizo clic en la pantalla del teléfono y agachó la cabeza. Era difícil ver la expresión
de su cara.

Jorge miró de reojo a Samuel que parecía estar perdido en sus pensamientos. Esta vez,
Leandro dijo directamente: "¡Samuel, le debes la boda a mi hermana!" Su tono fue
bastante crítico.

Luna se impresionó mucho por las palabras de su hermano.


Capítulo 33 Depende
Luna estaba nerviosa, así que Lola le acarició la mano y le dirigió una mirada
tranquilizadora.

"Bueno, es mi culpa. Comenzaré los preparativos". Samuel prometió directamente y


Luna se conmovió.

Después de obtener la respuesta que quería, Leandro recogió el vaso y los cuatro
hombres brindaron.

A mitad de camino, el teléfono de Daisy sonó. Tomó el teléfono, se levantó de su


asiento y salió.

Chuck la siguió.

En el pasillo, Daisy susurraba: "Está bien. ¿Cuándo estarás libre? Iré a ver la casa". Al
colgar, noto cómo le quitaban el teléfono.

Chuck apareció: "¿Estás borracha?". Daisy reprimió su ira y lo observó colgar el


teléfono.

"¿Te he permitido alquilar una casa?" Chuck se apoyó contra la pared, borró el número
y apagó el teléfono.

Daisy se enojó. Bajó la cabeza y se cubrió la frente con una mano. ¡Este hombre era
realmente irracional!

"Chuck, estamos casados. Pero nunca me entrometí en tus asuntos. ¡Por favor, déjame
en paz!" Su voz comenzó a temblar.

El mes pasado, una enfermera estuvo en su apartamento y permaneció en su habitación


durante mucho tiempo.

Daisy, su esposa legal, no dijo nada. ¿Por qué le importaba lo que ella hacía?

"Daisy, estoy ocupado. ¡No quiero preocuparme por estas tonterías!". Ella lo quería
dejar, pero él se negaba.
Lo estaba provocando desde el principio. ¿Ahora se quería ir y dejar que se enfrentara
solo con su abuelo? ¡Eso jamás!

"¡Como un médico famoso, estás ocupado! No tienes que preocuparte por estas
tonterías".

Su sarcasmo era como una aguja que clavaba a Chuck. Él sostuvo su muñeca, la llevó a
su lado y dijo bruscamente: "No puedes ir a ningún lado".

En su apartamento, vivían en habitaciones separadas. ¿No era lo mismo que vivir cada
uno por su lado? Sin interferir en los asuntos del otro, podrían hacer callar a su abuelo.

Daisy quería liberarse de su control, pero no la soltó. Ambos se negaron a ceder.

"¡Déjame ir, o te voy a golpear!". Lo único que lamentó en esta vida fue que ella
provocó a Chuck aquel día.

Chuck la miró con desprecio e indiferencia: "¡No seas agresiva! Sé obediente. ¡Tal vez
algún día, permitiré que te vayas felizmente!" Un día, en el futuro, encontraría una
excusa para callar a su abuelo y divorciarse de ella.

¿Tenía que esperar hasta que él estuviera feliz algún día? Ella no lo creía. Él era extraño,
raro. No estaba segura de poder complacerlo.

Pero le dijo que si era obediente, la dejaría ir. Muy bien. Mientras pudiera irse, no le
importaba dar un paso atrás.

Cuando vio brillar sus ojos, parecía que había una esperanza. Cambió de opinión: "No
estoy seguro. Depende".

….Daisy trató de darle una patada. Él la soltó y retrocedió rápidamente. Ella falló.

Forcejearon por un rato. Aunque él no sabía de artes marciales, podía eludirla muy
rápidamente.

Daisy siempre perdía. Ella ganó trofeos de Taekuondo y derrotó a muchos oponentes
antes, si seguía perdiendo, ¡parecería que aprendió en vano!

"¡Cabrón!" Lo insultó Daisy porque no podía pegarle una patada.


Chuck se le acercó rápidamente, agarró su cuello con frialdad y la presionó contra la
pared: "¡Un insulto más y te cortaré las cuerdas vocales!".

"¡Eres un psicópata!" ¡Chuck debía estar enfermo! ¡Debía estar gravemente enfermo!

Chuck aflojó lentamente su cuello, sacudió el polvo de sus manos y dijo de una manera
sutil: "¿Quieres ver al verdadero psicópata esta noche?"

Su voz tenue hizo que Daisy se estremeciera. Ella sabía que era perfectamente capaz de
hacerlo, así que oyó sus quejas y tuvo que callarse. Ella lo apartó y caminó de regreso al
bar.

Miró su espalda y apretó los puños. Chuck estaba de buen humor.

Después de volver al bar, continuó bebiendo.

Eran un poco más de las once de la noche. Todos salieron del bar.

Cuatro mujeres llevaron a cuatro hombres ebrios en diferentes direcciones.

Abajo, en el apartamento, Samuel salió primero. Luna se desabrochó rápidamente el


cinturón de seguridad y ayudó al tambaleante Samuel a llegar hasta el ascensor.

La puerta del ascensor se cerró. Samuel la empujó contra un rincón.

"Samuel, estás borracho". La tierna voz de Luna lo sedujo.

Le sostuvo el mentón para que ella lo mirara. Él también la miró profundamente. Con el
rubor en su cara ovalada, se veía atractiva.

Samuel bajó la cabeza lentamente y ella cerró los ojos nerviosa.

De repente, el ascensor se sacudió de forma violenta y bajó rápidamente.

Samuel se puso serio. Luna se golpeó contra él por esa violenta sacudida. ¿Qué sucedió
con el ascensor?

Samuel la protegió con una mano y presionó los botones con la otra. El ascensor seguía
cayendo. Presionó cada botón e intentó una llamada de emergencia.

El ascensor cayó desde el piso veinte y finalmente se detuvo. Se atascó entre el piso
doce y el once.
Luna casi se cayó al suelo. Si Samuel no la abrazaba con fuerza, se caía.

"Samuel..." Nunca atravesó una situación así y estaba aterrorizada.

La llamada de emergencia no había funcionado. Samuel la tomó en sus brazos y la


consoló suavemente: "Estoy aquí. No tengas miedo".

Luna se calmó, pero las luces del ascensor se encendieron un par de veces y finalmente,
se apagaron.

Comenzó a temblar de nuevo. ¿Iban a morir? No, su hijo... Gerardo...

"Está bien. Estoy aquí. No tengas miedo." Samuel sintió su miedo y la abrazó con más
fuerza.

Presionó el botón de la llamada de emergencia otra vez, pero nadie respondió. No había
señal en el ascensor. No podía usar su teléfono.

Cuando los rescataran, lo primero que haría Samuel sería iniciar una acción contra la
empresa de administración de propiedades.

"¡Samuel!". Estaba abrumada y tenía miedo a morir. Estaba tan asustada que su mente
se quedó en blanco. Ella seguía diciendo: "Samuel".

Este nombre era mágico y poco a poco dejó de temblar.

Alguien finalmente respondió a la llamada: "Soy Samuel. Vivo en el piso veintiséis, del
Edificio seis. El ascensor está atascado entre el piso once y el doce". La voz de Samuel
nunca fue tan fría.

"Entendido. Enviaremos a alguien para repararlo ahora".

Después de colgar el teléfono, esperaron el rescate.

"Mira, alguien viene a salvarnos. No tengas miedo". La voz de Samuel al instante se


volvió suave. Su voz era muy tenue ahora, como cuando hablaba a su hijo.
Capítulo 34 Necesito un heredero una vez que me case
Luna abrazó su cintura con fuerza y asintió: "Samuel, estaremos bien. Necesitamos ver a
nuestro hijo ahora." Ella también se estaba consolando.

"Por supuesto, no permitiré que nada te pase." Le dio unas palmadas suaves en la
espalda. Luna comenzó a respirar normal en la oscuridad, después del pánico inicial.

Muy pronto, escucharon algunos ruidos que venían de arriba. "¡Alguien viene! ¡No te
preocupes, nos van a rescatar!." Ya se sentía mucho mejor y, sin embargo, Samuel
todavía la consolaba. Este comportamiento la conmovió profundamente y tenía ganas
de llorar.

Después de varios pitidos, la luz volvió a encenderse. ¿El ascensor estaba iluminado otra
vez?

Samuel bajó la cabeza y miró a la mujer de rostro pálido entre sus brazos. Su
vulnerabilidad le dio pena.

Secó las lágrimas de su rostro. En ese momento, el ascensor se movió repentinamente


de nuevo. Subió y finalmente volvió a la normalidad. Se detuvo en el piso veintiséis.

Luna estaba tan asustada que sintió que sus piernas pesaban toneladas. Samuel la
levantó y la sacó del ascensor.

Después de lo que había pasado esta noche, la prioridad de Samuel era presentar una
demanda contra la administración de la propiedad. Lo siguiente en su agenda fue
mudarse a una mansión.

Piso veintiséis

Fuera del ascensor, estaba el gerente general del edificio. Se acercó al lugar y se subió al
otro ascensor en el momento en que se enteró del incidente. Tan pronto como vio a
Samuel, se disculpó repetidas veces: "Lo siento, Señor Shao. Lo siento por los problemas
causados. Fue, seguramente, un momento muy aterrador para usted." Este Señor Shao
era un famoso abogado, conocido como el "Gran Arma" dentro de la profesión. Debía
hacer todo lo posible para calmarlo. Si presentara una demanda en su contra, ese sería
el final de su carrera en administración.
"¿Yo, asustado? No, yo no. Mi querida esposa es la que se asustó mucho".

Samuel hizo una pausa y respondió: "Presioné el botón de llamada de emergencia. Lo


hice una docena de veces antes de que alguien me respondiera. ¡Te veré en los
juzgados!". Después de decir estas palabras, ignoró la explicación y las disculpas del
gerente. Caminó directamente hacia la puerta de su apartamento. Escaneó su huella
dactilar y luego entró en el apartamento.

Llevó a Luna a la gran cama del dormitorio y se sentó a su lado. Apartó su flequillo a un
lado y le dijo suavemente: "Todo está bien ahora. Ya estamos en casa".

Luna extendió sus manos y lo abrazó alrededor de su cuello: "Mañana vamos a ver a
nuestro hijo, ¿de acuerdo?" En realidad, dudaba si debería quedarse en casa y cuidar al
bebé en lugar de volver al mercado laboral.

Samuel dejó que apoyara suavemente la cabeza en su hombro y asintió: "Mañana,


después del trabajo, vamos a buscar al bebé. Podemos traerlo con nosotros por un par
de días." Si ella quisiera volver a la empresa, podría traer al bebé. Si decidiera no
trabajar, igual podría quedarse en casa y cuidar de él. Sería su decisión.

Después de que se pusieron de acuerdo, Samuel la llevó al baño.

La boda de Chuck y Daisy se celebró a finales de noviembre. Eduardo decidió que todos
deberían saber que Daisy era la esposa de su nieto.

Por eso, muchas personas asistieron a la boda ese día. También había médicos que eran
muy conocidos dentro de la profesión y otras personas que no eran tan famosas.

Los dos recién casados no estaban muy interesados en la fiesta, pero aparecieron según
las instrucciones de Eduardo.

Sala de la novia

Daisy se sentó frente a la cómoda y se miró en el espejo.

Nunca antes se vio en un vestido de novia blanco. El que llevaba puesto estaba hecho a
medida y era la primera vez que se lo probaba. Parecía todo pureza y castidad...

La puerta de la sala estaba abierta. Daisy se sobresaltó y luego vio a Chuck acercándose
por detrás en el espejo. Vestía un traje negro.
Vio en los ojos de Chuck un grado de aprecio cuando la vio por primera vez. Pero luego
sonrió y pensó para sí: "¿Se molestaría en darle un poco de aprecio?”.

Permanecieron en silencio por un momento. Chuck habló primero y dijo: "Es bueno que
ya estés lista. Ni se te ocurra escapar." El tono de su voz era agudo e hiriente. Destrozó
ese momento apacible y hermoso.

¿Qué es lo que estaba temiendo Chuck? ¿Temía que pudiera salir corriendo y hacerlo
quedar mal? Daisy sonrió con desprecio: "Parece que incluso tienes miedo."

Chuck dio un paso adelante. Sus brillantes zapatos, de cuero negro, se detuvieron justo
frente a ella.

Le levantó el mentón con una mano fuerte. Un par de ojos profundos la miraron
directamente. "No es de extrañar que las mujeres necesiten maquillaje. ¡Te ves muy
bien!".

Entonces, ¿esta era la manera de elogiar hoy su belleza? La cara de Daisy se sonrojó. Era
algo raro porque era una mujer muy orgullosa. Ahora, parecía que se había ruborizado.

Ella encorvó sus labios y lo miró con gracia: "Señor Si, eres bonito incluso sin maquillaje.
Por eso, seguramente, impresionas a todas las enfermeras del hospital".

Chuck era un hombre de buena apariencia. Su tono natural de piel era bastante
atractivo. Pero sus modales eran bastante excéntricos, lo que alejaba a muchas chicas.

¿Bonito? Chuck se apretó la barbilla con firmeza y dijo: "¿Sabes lo que le pasó a la mujer
que me dijo la palabra bonito la última vez?" Su voz era fría y Daisy se estremeció.

Chuck estaba satisfecho de ver el miedo en sus ojos.

Bajó la cabeza y ella literalmente sintió su aliento: "Le corté la cara con un cuchillo de
cirugía. Luego la envié a un cementerio donde la obligaron a vigilar las tumbas durante
tres meses".

¡Chuck era realmente un loco!

Daisy apartó la mano y respiró hondo: "Exijo que vivamos en apartamentos diferentes
después de casarnos." Cada vez que estaba con él, sentía que estaba en peligro y, ¡lo
odiaba por completo!
"Una y otra vez con esa idea. Me aburre eso, ¡incluso debes estar aburrida ya de
repetirlo!". Él le advirtió con desinterés.

"Si no estás de acuerdo, hoy me escaparé de la boda". Lo observó obstinada y su mirada


era seria y decidida.

Parecía realmente muy enojado porque sus ojos estaban completamente abiertos. Pero
ella no retrocedió. Quizá era su última oportunidad para negociar con él.

Chuck se puso de pie, con las manos dentro de los bolsillos de sus pantalones. Su
movimiento involuntario, de alguna manera, impresionó a Daisy. Lo encontró bastante
atractivo...

El sacó su teléfono y marcó un número: "Quiero más seguridad alrededor de la sala de la


novia. ¡Si algo le pasa, todos serán despedidos inmediatamente!".

….Daisy lo miró con ferocidad: "¿No eras médico? ¿Por qué necesitas seguridad? ¿No
sería porque tuviste tantos accidentes en tus cirugías que las familias de los pacientes te
persiguen?" Dijo con un tono deliberadamente sarcástico.

Chuck era conocido como un médico profesional, de primera categoría, dentro de la


profesión. No podía tener accidentes médicos. Mucho menos, ser perseguido por las
familias de los pacientes.

A los ojos de Daisy, todos los demás médicos eran ángeles. ¡Pero este Chuck era
absolutamente un demonio!

Chuck guardó el teléfono en el bolsillo, se apoyó en la cómoda y dijo: "Necesito un


heredero una vez que me case."

Lo dijo muy claro, pero Daisy todavía estaba confundida. "¿Qué tiene que ver eso
conmigo?" ¿Estaba tratando de decir que...?

"Mi heredero debe nacer de mi esposa legal, legítima." Usó las palabras: legítima,
legal... solo para provocarla. Esto fue para dejarle claro que, si no se comportaba, él
siempre podría encontrar otra mujer obediente.

A Daisy le divertían las palabras de Chuck. ¿Quién se creía que era? ¿Por qué debía
hacer lo que él decía? Su rudeza era dominante.
No se amaban, pero bien, podrían fingir que se respetaban y se llevaban bien. ¿Pero
tener un hijo con él? "Estás loco." ¡Eso jamás sucedería!

Sorprendentemente, Chuck esta vez no estaba enojado. Él ignoró su exclamación y


continuó: "No me importa si es un niño o una niña. Le transmitiría mis habilidades y mis
conocimientos. ¿No deberías estar loca de alegría ya?".

Daisy estaba completamente sin palabras. ¿Qué problema tiene este hombre narcisista?
"Tal vez a muchas mujeres les importa tu dinero y tus extraordinarias habilidades
médicas, ¡pero a mí, no!" Literalmente, gritó las últimas palabras.
Capítulo 35 Es un honor para ti
Chuck levantó su barbilla de nuevo. Su rudeza la lastimó esta vez.

Daisy frunció el ceño. Chuck le advirtió: "¡Deberías saber lo que es bueno para ti! ¡Es un
honor para ti tener a mi hijo!"

Daisy se apoderó de su palma y la arrojó. Agarró el vestido de novia y se levantó, lo miró


directamente a los ojos.

Se enfureció y le dijo lentamente, "¡Chuck, sal!"

Chuck realmente quería enseñarle una lección para que aprendiera a ser obediente.

Apoyando la palma de su mano en su cuello blanco, la obligó a venir y la besó en los


labios.

La puerta se abrió de repente. Los padres de Chuck entraron.

"¡Cof! ¡Cof!..." Lidia Yuan, la madre de Chuck, vio esta escena y tosió fuertemente.

Al oír el ruido, Daisy apartó a Chuck rápidamente, bajó la cabeza y se sentó frente a la
cómoda.

Chuck actuó como si nada hubiera pasado, lo que ganó la admiración de Federico Si.
¡Resultó que su hijo era como él, todo un hombre!

Lidia Yuan se burló de Chuck. "Siempre estás serio. Creo que me equivoqué".

...

Daisy casi se ahogó con su saliva. Su suegra era tan... ¡única!

Chuck ya estaba acostumbrado a los chistes de Lidia, por lo que no dijo nada y siguió
apoyado en el aparador.

"Daisy, la ceremonia comenzará pronto. Ven conmigo." Lidia miró felizmente a su linda
nuera. ¡Qué chica tan linda! Su hijo no la merecía.
De hecho, como Chuck era extraño y sufría una grave bacterifobia, ella pensó que
permanecería soltero toda su vida. Solo esperaba que su segundo hijo, que vivía en el
extranjero, pudiera darle un nieto pronto.

La aparición de Daisy le dio esperanza. Eduardo dijo que Chuck y Daisy estaban bastante
unidos. Ella tenía que ganarse a Daisy por su hijo.

Comenzó la ceremonia de la boda. Daisy no le dijo a su padre biológico sobre su


matrimonio. Su madre permanecía inconsciente en el hospital y su hermano menor aún
era joven, por lo que caminó por la alfombra roja hasta el escenario sola con un ramo en
las manos.

El anfitrión en el escenario dijo algo auspicioso a la nueva pareja. En una mesa VIP, Luna,
que estaba sosteniendo a Gerardo, miró a la nueva pareja en el escenario con alegría.

En el lado izquierdo estaba Samuel, que estaba muy absorto en sus pensamientos, y
Jorge y Lola, que venían con su par de hijos.

En el lado derecho estaban Leandro y Anna. Anna se veía descontenta, porque Leandro
la obligó a venir aquí otra vez.

Samuel miró a Luna que estaba sonriendo alegremente. Incluso si ella no lo pidiera, él
debía prepararle una boda.

La ceremonia de boda terminó. Daisy regresó al salón para cambiarse al vestido rojo.
Dirigida por Lidia y Federico, propuso brindis a los invitados.

En la mesa de Luna, Daisy se divertía con tres niños mientras Chuck estaba con sus
amigos.

Entonces la sonrisa de Daisy llamó la atención de Chuck. A Daisy le gustaban los bebés,
¿verdad?

¿Simplemente no quería tener bebé de él? ¿De quién quería tenerlo entonces? Él debía
preguntarle a Daisy sobre eso.

Jorge y Lola eran la pareja modelo en la clase alta. Hacían caridad y mostraban su amor.
Mucha gente estaba celosa. Lidia cruzó la mirada con ellos y le dijo a Chuck: "Aprende
de Jorge y Lola, también de Samuel y Luna".
Al ver a Lola de nuevo, Chuck solo sintió pena. Muchas de sus emociones anteriores se
habían ido, y él podía enfrentarla con calma.

Bebió un poco de licor en su vaso y asintió con la cabeza a Lidia.

Daisy abrazó a Gerardo, y Sally también estiró los brazos. Con la ayuda de Lola, Daisy
sostuvo a Gerardo y Sally juntos.

Sin embargo, los niños estaban bien alimentados, por lo que eran pesados. Al cabo de
un rato, Daisy ya no pudo sostenerlos más.

De repente, Sally agarró la mano de Gerardo y la mordió.

Lola y Luna se sorprendieron. Justo cuando Lola quería regañar a Sally, Gerardo gritó y
agarró con fuerza la trenza de Sally.

Con el dolor, Sally lloró de inmediato. Los adultos se apresuraron a separarlos.

Vieron esta escena claramente. Lola tomó a Sally de los brazos de Daisy. Le dio una
nalgada a Sally, "Tú atacaste a Gerardo primero. ¿Por qué lloras?"

Luna estaba consolando a Gerardo. Al ver el rostro serio de Lola, Luna dijo: "No pasa
nada. Simplemente lo hicieron por diversión." Sally no tenía muchos dientes, por lo que
su mordida no le hizo daño a Gerardo. Gerardo lloró un rato y se paró.

Mientras Lola regañaba a Sally, Jorge protegió a su hija y la tomó de los brazos de Lola,
"Ya, ya".

Lola tomó la mano de Gerardo y sopló sobre ella, "Lo siento, cariño. ¡Me disculpo por
Sally!" Sally tenía solo un año de edad, por lo que no podía pedir perdón. Lola tuvo que
disculparse por ella.

Luna quería decirles que estaba bien, pero Samuel dijo primero: "No importa. Los niños
no tienen miedo al dolor." Como hombre, tal dolor no era nada.

Sin embargo, desde entonces, Sally y Gerardo se peleaban cada vez que se encontraban.

Cada vez Sally atacaba a Gerardo primero. Gerardo lloraba al principio, luego le devolvía
el golpe ligero.

Más tarde ya no quiso ni devolverle el golpe...


El drama de Sally y Gerardo terminó. Solo Daniel se sentó en silencio en la silla de bebé y
los miró seriamente.

Chuck y su familia fueron a brindar con los invitados en la mesa de al lado.

"Daniel está bastante tranquilo. ¡Su rostro serio es exactamente igual que el de Jorge!
Luna puso a Gerardo en los brazos de Samuel y fue a bromear con Daniel, quien
permaneció en silencio, el niño nunca sonrió.

Lola miró la cara de Daniel. Ya se había acostumbrado a ello. "Déjalo solo. Siempre se ve
así." Era como su padre.

"¡Solo tiene un año!" El bebé de un año tenía una cara seria. Luna se maravilló de los
genes.

Después de regresar del hotel, Samuel y Luna se fueron con Gerardo primero.

Samuel estaba conduciendo. Al mirar a su esposa y su hijo en el asiento trasero, dijo con
una sonrisa: "Te llevaré a algún lado".

Luna sostuvo a su hijo soñoliento en sus manos y miró a Samuel con curiosidad, "¿A
dónde?"

Samuel no le dijo nada, pero le devolvió una sonrisa.


Capítulo 36 Mientras Emma se haya rendido
El auto se detuvo en el camino que conducía a la vieja casa, Samuel tomó al niño
dormido de los brazos de Luna y la ayudó a salir del auto.

Un conjunto de casas bastante elegantes estaban frente a ellos. Luna lo pensó por un
rato.

Era probable que fuera un conjunto de casas construidas recientemente por el Grupo
SL. Llamó mucho la atención en internet no hace mucho. Se decía que el terreno era
valorada a precio de oro, por lo que la gente común no podía pagarla en absoluto. ¿Por
qué la llevó Samuel aquí? ¿A quién querían visitar?

Se detuvieron en la puerta de una casa marcada Núm. 8. Samuel puso a su hijo de nuevo
en los brazos de Luna.

Sacó la llave de su bolsillo y abrió la puerta.

Era una casa de tres pisos, cientos de metros cuadrados por piso.

"¿Qué piensas de esta casa?" Samuel sostuvo el hombro de Luna por detrás y la besó en
la mejilla.

¿Samuel planeaba comprar este apartamento? "Es agradable. ¿Quieres comprarlo?" Su


casa es casi nueva y no estaba pensando en mudarse a otra casa.

"Sí, quiero comprarlo para mi esposa y mi hijo". Ya había demandado por lo que pasó en
el apartamento en el que estaban viviendo y la Administración de la Propiedad lo había
compensado. Aunque su intención no era obligar a la Administración de la Propiedad a
compensarlo. Solo pidió reembolsos y, por supuesto, devolvería la casa.

Al sentirse un poco sorprendida, Luna le preguntó: "¿Por qué quieres cambiar nuestra
casa de repente? Nuestra actual casa está bien. ¿Es por ese incidente en el ascensor?"

Samuel no explicó nada, "Si te gusta, me encargaré de los trámites con Jorge". Había
trabajado con Jorge durante tantos años y sentía que merecía un descuento especial.

En realidad, el promotor de este edificio era Lola, en lugar de Jorge. Jorge solo fue el
responsable de la construcción y venta de este edificio.
El incidente ocurrido en el ascensor también asustó a Luna, pero "¡Esta casa debe ser
cara!". Comprar esta casa seguramente le costaría una fortuna.

"Pan comido", dijo Samuel causalmente como si no le importara. Incluso si la casa fuera
valorada en 100 millones, todavía la compraría sin dudar.

Aunque era menos rico que Jorge, aún podía situarse entre los 200 más ricos en la lista
de Forbes.

¿Pan comido? Luna levantó una ceja, "Eres solo un abogado". Él era, como mucho, un
abogado de renombre mundial. ¿Cómo podía ser tan rico?

"Bueno, ¡no menosprecies a los abogados!" Samuel se hizo cargo del niño dormido en
sus brazos y lo besó en la mejilla.

'Por supuesto que no! Pero, ¿cómo puede un abogado ganar tanto dinero?" Esta era la
primera vez que hablaban de dinero. Sabía que Samuel era muy rico, pero no sabía la
cantidad exacta de dinero que tenía.

"Por supuesto que puedo, soy uno de los accionistas de Group SV. Como una celebridad
en esta profesión, por lo general no aceptaba casos pequeños a menos que valiera más
de un millón.

Pero en temporada baja, él podría hacer algún favor para las personas pobres prestando
servicios gratuitos.

Luna comprendió de inmediato por qué era tan rico cuando se enteró de que era
accionista en Grupo SL. A diferencia de otras inversiones normales, el beneficio diario
generado por esta acción era suficiente para cubrir el gasto anual de una familia común.

Después de enviar a Luna y su hijo a la casa, Samuel fue directamente al Grupo SL.

En la oficina, Lola hizo que Sally se durmiera y la puso en el dormitorio mientras Jorge
vigilaba a Daniel.

Samuel tomó Daniel del brazo de Jorge y le silbó: "Ven aquí, ¿qué tal si te conviertes en
mi hijo?" No le importaba tener dos hijos en absoluto.

"¡Llévatelo! Es tuyo." A Jorge se le escaparon las palabras. Mientras tanto, Lola estaba
saliendo del dormitorio.
"¿Llevarte qué?"

Samuel se acercó a Jorge y le dijo: "Prométeme una cosa, de lo contrario le diré a tu


esposa lo que dijiste".

Jorge levantó las cejas y miró a Samuel. ¿Lo estaba amenazando?

"¿Sobre qué?" Ante el temor de que Samuel realmente le dijera a su esposa, Jorge
pensó que sería mejor que aceptara su petición, sea lo que sea. ¡Samuel, no me olvidaré
de esto!

Samuel sostuvo a Daniel en el aire y jugó con él. Daniel seguía riendo, lo que era una
escena muy agradable. Este niño le recordó a Samuel su propio hijo.

"Quiero esa casa. Dame un 50% de descuento".

Jorge sabía a qué casa se refería. Fue él quien le dio a Samuel la llave de esa casa. Lola
miró a estos dos hombres, y luego volvió la vista hacia el niño que estaba riéndose.

Lola le dijo a Jorge disgustada, "Deberías aprender de él. Él sabe cómo jugar con los
niños".

Jorge miró a Lola. ¿Cómo pudo compararlo con otro hombre? ¡Se arrepentiría esta
noche!

"También tengo un hijo. Si no quieres criar a tu hijo, puedes considerar enviármelo".


Dijo Samuel con una mirada seria en su rostro.

Jorge tomó su hijo de Samuel de inmediato. "¡En tus sueños!" Sorprendido por este
movimiento repentino, el niño riendo comenzó a llorar.

Samuel se estaba divirtiendo. Jorge tenía un don natural para hacer llorar a su hijo.

Jorge devolvió Daniel a Lola y se sentó de nuevo en su silla. Le dijo a Samuel con rostro
serio: "¿Quieres la casa? Entonces puedes comprarla al doble de precio".

"¿En serio?" Samuel golpeó la mesa y señaló a Jorge, "¡Buena jugada!".

"¡Gracias por su alabanza!".

Samuel miró a Lola y dijo: "Lola, Jorge dijo que puedo tomar..."
"La mitad de descuento". Jorge pronunció estas palabras a tiempo y al escuchar lo que
dijo, Samuel retiró lo que estaba tratando de decir y en su lugar dijo:

"Puedo traer a mi esposa e hijo aquí para hacerte compañía.

La desprevenida Lola respondió: "Ok. ¿Qué tal mañana? Llamaré a Luna más tarde".
Últimamente, había estado ocupada manejando el negocio y no tenía tiempo para ir de
compras.

Samuel asintió y le dijo unas palabras a Jorge: "Pon la casa a nombre de mi esposa".
Después de decir esas palabras, Samuel salió de la oficina.

'Esta visita valió la pena. Me ahorré más de 10 millones'.

"Cariño, Luna y Samuel parecen estar bien. ¿Samuel sigue contactando a esa mujer
ahora?" Lola preguntó después de que Samuel se fuera.

Al recordar a esa mujer, Jorge se detuvo un momento y dijo. "Mientras Emma se haya
rendido, esta pareja permanecería bien". Dependía de si Emma estaba dispuesta a dejar
ir a Samuel.

"¿Emma lo dejará ir?" Lola conocía poco a Emma y no sabía qué tipo de persona era.

"No, Emma tiene negocios con el despacho de Samuel ahora". Jorge dijo eso con
absoluta certeza. Si Emma se hubiera rendido, no sería ella.

Lola frunció el ceño y preguntó: "¿Qué deben hacer?" Sabía lo odiosa que podía ser la ex
novia y no quería que Luna volviera a tener problemas con Samuel por esa mujer.

Jorge caminó hacia ella y puso las manos sobre sus hombros, "No somos ellos, necesitan
lidiar con eso por sí mismos". Al igual que lo que le había sucedido a él y a Lola, estos
problemas no lo pueden resolver otros.

"Bien." Lo que Jorge dijo era correcto.

Gerardo se quedó con Luna durante un mes. Pero entonces Milanda volvió a echar de
menos a su bisnieto. Así que lo enviaron a su casa.

Luna regresó a la oficina de Samuel y lo ayudó con su negocio. En realidad, todo lo que
hizo fue hacer algunas diligencias y acompañarlo en reuniones y salas de audiencias.
Capítulo 37 No mas maquillaje en el futuro
Hoy, como de costumbre, Luna fue a la sala de conferencias con Samuel. Samuel ya le
había dicho de antemano que hablarían sobre la cooperación con una compañía de
revistas de los Estados Unidos.

Sin embargo, Samuel no le dijo que Emma también estaría presente.

Vinieron cuatro personas de la otra parte y cuatro representantes del bufete de


abogados, eran Samuel, Catalina, Anna y Luna.

Luna se sintió incómoda cuando vio a Emma, pero Samuel habló en inglés con el hombre
que estaba al lado de Emma con calma y con fluidez.

Luna escuchó una parte de lo que Samuel dijo, le presentó al hombre, "... Esta es mi
esposa y asistente. Normalmente me ayuda en la compañía. Esta es Catalina, una
abogada de nuestra compañía..." No fue hasta que Samuel terminó de presentarles
cuando Luna entendió lo que Samuel dijo sobre ella.

Toda la gente se sentó. Luna sintió que alguien la miraba con hostilidad.

Miró a su alrededor y se encontró con la mirada de Emma. Después de echarle un


vistazo, Emma se giró y miró fijamente sus ojos en Samuel.

Luna se sintió incómoda. Luego se movió hacia Samuel y se sentó a su lado.

Samuel sintió su extraño comportamiento. Él no la rechazó, sino que siguió hablando del
contrato.

Después de aproximadamente tres horas, la reunión terminó en la noche en el hotel.

El jefe de Emma y los otros dos asistentes salieron de la sala de conferencias primero. Al
ver a Samuel salir, Emma dijo: "Samuel, quiero hablar de algo contigo".

Samuel caminó más lento, pero no se detuvo, "Adelante". Luna se paró y miró a Emma,
que fijó sus ojos en Samuel.

Al darse cuenta de que Luna no lo seguía, Samuel se detuvo.


Anna y Catalina salieron, pero cuando Catalina caminaba hacia la puerta de la sala de
conferencias, dijo de repente: "Luna, ¿puedes salir? Quiero pedirte un consejo."

¿Quiere que le aconseje? Luna frunció el ceño. ¿Por qué Catalina se mostraba tan
educada?

Luna miró alrededor de la sala de conferencias. Si se iba, Samuel y Emma estarían solos
aquí. No quería que eso pasara...

"Catalina, hablemos de eso más tarde. Tengo que quedarme con mi marido ahora." Ya
que Emma y Catalina compartían el mismo apellido, Luna parecía saber algo. No era
estúpida. Catalina no saldría con la suya.

La negativa de Luna enfureció a Catalina en la puerta. Salió de la sala de conferencias


con sus zapatos de tacón alto.

Al escuchar que Luna se dirigió a Samuel como "esposo", Emma se sorprendió de su


relación íntima y entrecerró los ojos.

"Olvídalo. Con alguien más aquí, no quiero preguntar al respecto. Samuel, quedemos
otro día". Emma no le dio a Samuel ninguna oportunidad de negarse. Tomó su bolso,
salió y corrió para alcanzar a Catalina.

Catalina Gu. Emma Gu. Luna se preguntó si serían hermanas. Si fueran hermanas, sabría
por qué Catalina le hacía las cosas difíciles a propósito.

Cuando Emma pidió una cita con Samuel, Luna se enojó. Secretamente apretó los puños
y decidió que no le daría ninguna oportunidad a Emma.

Samuel no habló. Se dio la vuelta, tomó la mano de Luna y se dirigió al piso 68.

Luna se mantuvo en silencio todo el camino. Después de entrar a la oficina, Samuel


habló primero: "No me reuniré con ella. Incluso si tengo que reunirme con ella por
negocios, te llevaré conmigo." Él le acarició suavemente la cara. No quería que Luna se
sintiera preocupada.

Al escuchar lo que dijo, Luna se sintió aliviada, "Está bien." Con una carpeta en la mano,
se aferró a la cintura de Samuel, apoyándose contra su pecho y escuchando su poderoso
latido.
La oficina estaba en silencio. La pareja íntima se conocía mejor que antes.

A las siete de la tarde.

Al saber que se encontraría esta noche con Emma, Luna se puso un maquillaje ligero
deliberadamente.

Llevaba una chaqueta corta de color naranja, por debajo ropa blanca y negra, y un par
de zapatos de tacón alto de siete centímetros que rara vez usaba.

Al ver a Luna, Samuel se sorprendió. Era la primera vez que Luna se maquillaba sin estar
filmando. Para ser honesto, se veía madura y encantadora, diferente de lo que solía ser.
Samuel apenas podía apartar los ojos de ella.

Su mirada hizo que Luna se sonrojara, "Samuel, ¿no me veo bien?" Preguntó
nerviosamente.

Si él decía que no, ella no se maquillaría nunca más.

Samuel miró hacia otro lado y dijo: "No más maquillaje en el futuro". Era tan hermosa
que él no tenía ningún sentido de seguridad.

"¡Ah, vale!" Ella respondió con poco ánimo. Cuando estaba en la industria del
entretenimiento, otros decían que era hermosa cuando se maquillaba. Ahora que
Samuel dijo lo contrario, otros debían de haberla engañado.

Mientras esperaba en el semáforo, Samuel miró su cara triste y supo que había lo
entendido mal, así que le cogió las manos, "Eres tan hermosa que no quiero ir al hotel".

Quería ir a casa o detenerse ahora.

En realidad Samuel dijo que era demasiado hermosa, lo que la hizo sonrojarse de nuevo.
Dijo que no quería ir al hotel. "¿Por qué no quieres ir al hotel?" ¿Estas dos cosas tenían
alguna relación?

Al escuchar su ingenua pregunta, Samuel no pudo evitar burlarse de ella. Le susurró algo
al oído. Ella se sonrojó y tímidamente dijo, "Samuel..."

Samuel en realidad dijo que quería... Luna se sentía avergonzada. Entonces, ¿estaba
tratando de seducirla?
Un automóvil deportivo BMW se detuvo en el carril junto a ellos. La ventana del lado de
Luna estaba medio abierta, al igual que la ventana del automóvil deportivo BMW.

Emma vio a Luna sonrojada y sintió dolor en su corazón.

Antes de que la luz se pusiera verde, Samuel miró fijamente a Luna que ni siquiera notó
la presencia de Emma.

'Samuel...' Emma cerró los ojos. Cuando el semáforo se puso verde, pisó el acelerador y
se alejó con un rugido.

En el Hotel Zafiro.

Cuando Samuel y Luna llegaron, todos los demás estaban presentes en la sala privada.

Emma podía mirar más de cerca a Luna ahora. En la intersección, ella solo lanzó una
mirada a Luna, que estaba con la cabeza agachada.

Ahora sabía por qué Samuel se enamoró de ella. Solo con maquillaje ligero, Luna era tan
hermosa que nadie apartaría la mirada de ella.

Sus cejas curvas se dibujaron de color marrón, y el delineador negro hizo que sus ojos
fueran más grandes y más brillantes. Su nariz alta y labios con brillo naranja eran
seductores.

El abrigo brillante hizo de sus mejillas rubicundas todavía más bonitas...

Emma estaba celosa y con más ganas de echarla.

Después de algunos saludos, todos se sentaron.

Félix Fei, el jefe de Emma, hablaba mezclando chino e inglés. Siempre había estado
viviendo en los Estados Unidos, así que solo podía hablar un poco de chino. Al ver a Luna
junto a Samuel, elogió: "Su esposa es muy hermosa. Qué suertudo es".
Capítulo 38 ¿Samuel no te enseno modales?
Al escuchar Félix hablar en un chino raro, Luna, quien estaba poniendo comida para
Samuel, dejó los palillos de inmediato y respondió cortésmente: "Gracias, Félix. Emma
también es una dama bella de buena familia".

Lo dijo sinceramente, porque Emma era realmente muy hermosa. Qué suerte tuvo
Samuel de tener una hermosa ex novia.

Luna escuchó que los padres de Emma se divorciaron y que su padre se volvió a casar
después de que se convirtió en un rico nuevo. Su madre siempre iba a lugares como
casinos y clubes nocturnos, por lo que era irónico decir que ella era una dama de buena
familia.

Luna admitió que no era generosa, por lo que no le importaba que la llamaran de mente
cerrada.

A Emma le gustaba su marido, por lo que Luna no podía ignorarla.

Como Luna mencionó a Emma repentinamente, Samuel, quien la conocía bien, se


detuvo. Pellizcó suavemente la mano de Luna debajo de la mesa. Qué traviesa era Luna.

Él no dijo nada. Luna no sabía lo que pensaba. Sin embargo, entendió mal el gesto de
Samuel y pensó que Samuel la estaba culpando y defendiendo a Emma.

Se sentía triste, pero estaba más decidida. Emma había iniciado el ataque al citarlos
aquí, así que no se sentaría solo a mirar.

Le costó mucho casarse con Samuel. No lo dejaría ir sin importar las dificultades que
encontrara en el camino.

Emma seguramente sabía que Luna se estaba burlando de ella. Ella dejó de sonreír. Su
familia era un tema tabú, por lo que se enfureció por el hecho de que Luna mencionó
deliberadamente a su familia.

Antes de que dijera algo, Catalina habló primero.

Quería destrozar la cara orgullosa de Luna, "Luna, ¿Samuel no te enseñó modales?"

Samuel frunció el ceño. ¿Cómo podría juzgar a su esposa?


Luna, avergonzada, trató de responder, pero Samuel dijo fríamente primero: "Catalina,
es hora de cenar. Si te encuentras mal, puedes irte". Perder a Catalina como abogada,
así como el caso presentado por Emma, eran consecuencias asumibles para Samuel.

Sin embargo, Luna era su esposa, por lo que toleraría su voluntad y su temperamento.

Él podía entender a Luna. Si Emma no hubiera hablado con él y ni lo hubiera invitado a


salir hoy, Luna no habría dicho algo tan provocativo.

Si Adrián invitara a Luna a salir, él sería más mezquino que ella.

Además, la otra razón por la que Luna hizo eso fue porque lo amaba.

Samuel sabía todo esto, así que tomó su mano con más fuerza. Luego tomó la comida y
la puso en su plato como si nada hubiera pasado.

Obviamente, Samuel estaba apoyando a Luna. Catalina y Emma estaban avergonzadas.

A Emma le dolía ver que Samuel, en lugar de culpar a Luna, todavía estaba tomando la
comida para ella.

Luna miró la comida en su plato y se emocionó con las lágrimas. Qué amable era
Samuel. La estaba defendiendo y no se cortaba en mostrar su afecto hacia ella...

La respuesta bastante fría de Samuel hizo que la atmósfera fuera un poco embarazosa
para ambas partes.

Anna miró esta escena en silencio. Después de que todos se callaron, lució una sonrisa
profesional y miró a Félix. Habló en un inglés fluido: "¿Le gusta la comida china de esta
noche? ¿Está acostumbrado?"

A Félix le gustaban las mujeres hermosas, y le gustaba tener más contacto con ellas. Se
había ganado los corazones de casi todas las mujeres hermosas que lo rodeaban,
incluida Emma...

Anna tomó la iniciativa de hablar con él, por lo que se mostró muy contento: "¡Es genial!
¿Tú la organizaste?"

El ambiente mejoró con la conversación entre Anna y Félix.


Cuando casi terminaron de cenar, Samuel comenzó a hablar sobre el caso de
cooperación con Félix.

Luna, con una leve sonrisa, pelaba los camarones en silencio. Al poner los camarones en
el plato de Samuel, vio su mirada confiada cuando él estaba trabajando. Era tan
atractivo.

Después de pelar cinco o seis camarones, Luna se limpió las manos y luego se levantó
para salir de la habitación privada.

En el inodoro, Luna apretó un poco de loción para lavar el aceite grasiento de sus
manos.

Abrió el grifo. Mientras tanto, una mujer estaba de pie junto a ella, "Emma será
transferida de vuelta a la compañía en el país C. Una vez resuelto el caso, ella volverá".
Catalina abrió el grifo y se lavó las manos.

Luego entró al baño, como si no hubiera acabado de decir eso.

Luna se lavó las manos lentamente. ¿Emma volvería al país C? ¿Por Samuel? Debería ser
cierto, o Catalina no le diría eso.

Luna suspiró. Parecía que habría una pelea feroz entre Emma y ella en el futuro.

Luna volvió a la habitación privada. Abrieron una botella de licor blanco. Todas las copas
estaban llenas de licor blanco, excepto la de Luna.

Sentada de nuevo en su silla, encontró que los camarones en el plato de Samuel ya no


estaban. Debía de haberlos comido. Al pensar en esto, Luna sonrió.

Después de que Luna se sentó, Félix le habló: "Nos gustaría tomar algo contigo, pero
como te estás preparando para el segundo bebé, quizás sea mejor que no lo hagas".
Luego lanzó una mirada ambigua a Samuel y Luna.

Er... er... ¿El segundo bebé? ¿Cuándo lo decidieron? Luna miró a Samuel de cerca con un
sonrojo. ¿Les contó sobre eso?

Samuel también la miró con una sonrisa.

Luna se levantó y dijo: "Félix, lamento haberte decepcionado. Me gustaría brindar con
una taza de té".
Tintinearon los vasos. Luna tomó un poco de té y se sentó.

Emma bebió varias copas de licor en silencio. Luna vio eso y sintió dolor en su estómago.
¿Emma quería llamar la atención de Samuel haciéndose daño intencionalmente?

A mitad de la discusión, Emma se acercó a Samuel con una copa de vino en la mano y se
tambaleó en su camino.

"Samuel, un brindis por ti. Gracias por manejar este caso". Las mejillas de Emma estaban
rojizas. Estaba de pie junto a Samuel de forma coqueta.

Era la primera vez que Luna veía a Emma tan encantadora, lo que contrastaba con su
imagen habitual de mujer profesional. Ningún hombre rechazaría su invitación,
¿verdad?

Efectivamente, Samuel levantó la copa frente a él y dijo: "Es un placer para mí".
Tintinearon los vasos y bebieron.

Como estaba borracha, Emma hablaba mucho. Llenó su copa con licor blanco otra vez,
"Samuel, después de que se resuelva este caso, volveré a la oficina de publicaciones
periódicas en el país C. Como eres mi ex novio, ¿me darías una bienvenida?"

El ambiente se volvió embarazoso de nuevo.

Las ocho personas en la sala privada ahora sabían que Emma era la ex novia de Samuel.
Capítulo 39 Conoceras a alguien mejor
Cuando Emma no estaba mirando, Félix Fei frunció sus labios y una sonrisa malvada
apareció en su rostro. Así que Emma había sido la novia de Samuel y ahora era la suya.
¡Qué interesante descubrimiento!

"Sra. Gu, bebe demasiado". Samuel escuchó la palabra ex novio y su estado de ánimo
tampoco era muy bueno. Emma levantó la botella y estaba lista para servirle un vaso.
Samuel le dio la vuelta al vaso sobre la mesa y rechazó su oferta.

Emma se tambaleó y cayó hacia un lado, casualmente hacia la dirección de Samuel.

Samuel tuvo que alcanzar y sostener a Emma. Su cuerpo se derrumbó directamente en


sus brazos y él pudo oler el fuerte olor a alcohol que emanaba de ella.

Los otros los miraron en shock. Los asistentes de Félix nunca vieron a Emma
comportarse así. Lo que sucedió después hizo que todos los presentes se quedaran con
la boca abierta.

Emma rodeó con sus brazos el cuello de Samuel y le susurró al oído con voz descarada:
"Sam, estoy mareada. ¿Podrías por favor llevarme a casa?".

Samuel frunció sus cejas con fuerza e hizo todo lo posible para mantener a Emma recta.
Pero en este momento, Emma se comportó como si no tuviera columna y siguió
cayéndose al suelo. Samuel no tenía más remedio que aferrarse a Emma para que ella
mantuviera el equilibrio.

Luna miró todo esto con desdén. ¡Pensaba que estaban aquí por los negocios! Sin
embargo, Emma no se enfocó en los negocios en absoluto. En cambio, ¡estaba mirando
a su marido!

Luna se levantó de la silla y presionó el botón para llamar al servicio. En 30 segundos, la


puerta de la habitación privada se abrió desde el exterior.

"¡Hola! ¿Hay algo que pueda hacer por ustedes?" El camarero miró a Luna, que estaba
varada junto al dispositivo de llamada y le preguntó cortésmente.
Sin tener en cuenta la mirada confusa de todos los demás, Luna abrió su billetera y sacó
todo el dinero que tenía. Metió el dinero en la mano del camarero y dijo: "Ve y busca a
seguridad. Por favor, llévense a esta mujer lejos".

Buscar a los de seguridad...

La sala se quedó en silencio y el ambiente se congeló. El camarero dudó y no se atrevió a


aceptar el grueso montón de dinero en efectivo.

"¿Vas a ir o no? ¡Si no vas a por seguridad, presentaré una queja en tu contra!" Luna lo
amenazó.

El camarero de inmediato tomó el dinero y salió de la habitación con miedo.

Con una cara tranquila, Samuel miró a su pequeña esposa cuando volvió a su asiento.
Luna sacó su teléfono celular y comenzó a revisar las aplicaciones como si no hubiera
notado las miradas de los demás.

Él sonrió en silencio y pensó: "¿Es esta su forma silenciosa de protestar contra mí?"
Samuel levantó a Emma y la puso en el sofá a un lado.

Sin embargo, Emma extendió la mano, se aferró a su brazo y no lo dejó ir.

Emma literalmente se lanzó sobre Samuel y no le importó su estatus como directora de


la compañía.

La puerta de la habitación se abrió de nuevo. El camarero volvió con cuatro hombres de


seguridad.

Luna señaló a la mujer en el sofá y dijo: "Está borracha. Por favor, llévatela lejos".

"Bien, ¿a dónde la llevamos?" ¿Realmente este trabajo requería cuatro hombres de


seguridad?

"Donde sea. Cualquier lugar en la calle". Luna pronunció sin rodeos. En este momento,
perdió la calma. Ella no tenía energía para considerar la postura de Samuel sobre esta
situación. En este momento, lo que quería era que Emma desapareciera.

Los cuatro guardias de seguridad dudaron por un momento y fueron hacia Emma.
Samuel los observó mientras uno de los guardias levantaba a Emma y la llevaba afuera.
Pensó en lo que Emma había vivido en el pasado y los llamó en el último momento:
"Esperen un segundo, por favor".

El humor de Luna cambió súbitamente cuando escuchó sus palabras. Después de todo,
él se preocupaba por Emma.

"Usted vaya y reserve una habitación de hotel. La llevaré". Con estas palabras, Samuel
se hizo cargo de la durmiente Emma de la mano de guardia de seguridad.

Samuel miró a Luna y dijo: "Espérame aquí, la llevaré a su habitación y luego volveré".

Samuel se fue. La sala estaba muy tranquila. Luna se sentía muy triste por lo que lo
siguió.

El camarero pidió rápidamente una habitación en el mostrador y le mostró a Samuel el


camino.

Cuando Luna llegó al ascensor, vió que ya había subido y se detuvo en el piso 18, el piso
de la suite presidencial.

Sin dudarlo, entró en otro ascensor y presionó el botón del piso 18 también.

Emma era una mujer tan descarada que incluso se atrevió a seducir a Samuel frente a
Luna. Luna estaba decidida a ver qué más iba a hacer.

En el piso de la suite presidencial.

Luna miró a su alrededor y notó que a su derecha, el camarero estaba a punto de cerrar
la puerta.

"Espere por favor." Luna, en sus tacones altos, se apresuró a acercarse. El camarero se
dio cuenta de que Luna era la mujer que le había dado una propina enorme, por lo que
dejó la puerta abierta para ella.

Dentro de la habitación, Samuel puso a Emma en la cama grande.

Su corbata se quedó atrapada. Miró hacia la cama y vio a Emma con lágrimas en los
ojos.
"Si estás borracha, entonces descansa bien". Dijo con voz fría y quería recuperar su
corbata.

Pero la mujer simplemente no la soltaba. Ella lo miró directamente a los ojos y lloró:
"Sam, ¿tienes alguna idea de cuánto estoy sufriendo ahora?" Su voz era amarga y débil.

Samuel rara vez la veía comportarse así. Siempre fue fuerte e independiente. Ella no
derramaría lágrimas tan fácilmente. Especialmente delante de él, nunca había
derramado una gota de lágrima.

Desde que se separaron y él se casó con Luna, ella comenzó a llorar de tanto en cuando.

Probablemente estaba demasiado destrozada...

"No necesitas llorar por mí. Conocerás a alguien mejor". Dijo con una voz tranquila y, sin
embargo, su corbata todavía estaba firmemente sujeto en sus manos.

Emma sacudió la cabeza llorando y dijo: "Sam, para mí, eres el mejor. Sam, por favor..."
Se levantó de la cama y rodeó su cintura con los brazos.

Solo su olor corporal podía calmar sus nervios.

De pie en la entrada de la habitación, Luna fue testigo de todo eso. Su corazón estaba
tan adolorido como si millones de hormigas lo estuvieran mordiendo.

Emma se enjugó las lágrimas y se levantó de la cama. Vio por el rabillo del ojo que había
alguien en la puerta.

Sonrió desdeñosamente y luego se tiró hacia Samuel. Lo besó con sus labios rubí.

Tomó a Samuel con la guardia baja cuando él estaba ocupado pensando cómo
deshacerse de ella. Cuando sus labios tocaron los suyos, Samuel trató de alejarla de él.

Pero Emma era increíblemente fuerte en ese momento, por lo que Samuel no logró
alejarla de inmediato.

Una voz aguda penetró en la habitación: "¡Basta!".

En este mismo momento, Luna estaba literalmente reprimiendo las palabras: "Ustedes
dos deberían estar juntos, ¡yo renuncio!" Pero ella no era tan valiente como pensaba.
No tenía las agallas. Simplemente no renunciaría a Samuel.
Las lágrimas corrían imprudentemente de sus ojos. Se dio la vuelta y se escapó de la
escena.

Samuel estaba realmente molesto. Apartó a Emma de sí mismo sin preocuparse por sus
sentimientos y salió corriendo de la habitación para perseguir a Luna.

En tacones altos, Luna no podía correr rápido. Lo que es peor, por angustia que sentía,
accidentalmente se torció el tobillo.

Cuando Samuel llegó al ascensor, solo vio la espalda de Luna mientras se tambaleaba en
el ascensor. Su corazón la estaba llamando mientras caminaba hacia el ascensor. Pero
de alguna manera, ya era demasiado tarde. La puerta se cerró frente a él.

Presionó el botón varias veces pero no funcionó. Ante su mirada sorprendida, el


ascensor bajó de todos modos.

Estaba realmente preocupado por Luna. Notó que sus ojos estaban rojizos, ya que había
llorado mucho.

Se volvió hacia el otro ascensor y lo presionó. Después de varios segundos, llegó el


ascensor.

Cuando Samuel llegó al vestíbulo del edificio, Luna estaba afuera pidiendo un taxi.
Corrió hacia adelante, abrió sus brazos y se paró justo enfrente del taxi. Logró detener el
auto a tiempo.
Capítulo 40 Saber como hablar con dulzura a una mujer.
"Lo siento." Abrió la puerta trasera, se disculpó con el conductor y sacó a Luna del auto.

Cuando el conductor vio el jaloneo entre esta pareja, supuso que se habían peleado.
Luego suspiró y se fue.

Luna estaba profundamente atormentada, ya que no sabía qué hacer. Realmente no lo


sabía. Lo único que quería era quedarse sola en este momento.

Quitó las manos de Samuel y caminó hacia el otro lado. De repente, un dolor surgió de
su tobillo y casi se arrodilló.

¡Incluso sus zapatos de tacón alto estaban en desacuerdo con ella! En un ataque de ira,
Luna se quitó los zapatos y los tiró directamente a la basura.

A Samuel le estaba divirtiendo un poco al ver el comportamiento infantil de Luna.

Luna estaba a punto de gritar cuando su cuerpo fue levantado del suelo, en shock,
inconscientemente envolvió sus brazos alrededor del cuello de Samuel.

Sin embargo, ella podía oler una fragancia desconocida en Samuel.

"Samuel, déjame ir", dijo secamente.

Samuel sacudió la cabeza y dijo firmemente: "¡Jamás!".

Él la levantó y la puso en el asiento trasero de su auto. Hizo una llamada a Anna para
arreglar su negocio. Entonces, la llevó a casa.

En el camino de regreso, Luna se perdió en sus pensamientos y se quedó callada.

Después de que el auto se detuvo en la planta baja de su apartamento, Samuel la sacó y


la puso en el sofá.

"Luna..." El corazón de Luna estaba como flotando en el cielo cuando escuchó su suave
llamado.

Su nombre parecía tan melodioso cuando Samuel lo dijo.

Samuel se sintió satisfecho cuando vio que Luna estaba tan obsesionada con él. "¿Qué
tal es tu esposo? ¿Me veo guapo?" Él rió, presionando sus dos manos en el sofá.
Luna asintió sumisamente como siempre lo hacía. Sin embargo, después de darse
cuenta de lo que había hecho, ella dijo: "Samuel, no tienes que estar conmigo si tienes
otras cosas que hacer". Se levantó del sofá y caminó hacia el dormitorio con los pies
descalzos. Se sentía menos adolorida en los pies en este momento, así que estiró los
tobillos y fue directamente a su habitación.

Por supuesto, por "otras cosas", se refería a Emma. Al entender lo que quiso decir,
Samuel agarró sus brazos.

"No, me quedaré en casa contigo". Luego la levantó de nuevo y la puso en el sofá.


Después, trajo un par de sandalias para ella.

Colocó las sandalias frente a ella, levantó sus pies lesionados y comenzó a masajearlos
una y otra vez.

"No lleves más estos zapatos." Se veían hermosos, pero tenían más probabilidades de
lesionarse mientras usaban ese par de zapatos.

Al ver que Samuel estaba siendo tan considerado, Luna se mordió el labio inferior. En su
mente no podía dejar de pensar en lo que sucedió hace un momento en el hotel.

"Samuel, ¡no me gusta nada ella!" Entonces miró a Samuel con nerviosismo. Samuel se
detuvo por un momento cuando escuchó sus palabras. Él sabía que ella se refería a
Emma y era normal que no le gustara.

"Está bien, nunca la volverás a ver". Continuó dándole masajes y pensó que podría
terminar su negocio sólo en adelante.

'¿Nunca la volveré a ver? ¿Pero qué hay de él?' Ella dedujo que estaba obligado a
encontrarse con Emma de vez en cuando, ya que son socios comerciales. Pero se
sentiría angustiada si se encontraran solos.

Entonces negó con la cabeza: "No importa, son puramente negocios". No dejaría ir a esa
mujer tan fácilmente la próxima vez si se acercara a Samuel.

Pero parecía que todavía había un lugar para ella en el corazón de Samuel. ¿Qué debería
hacer? Estaba tan angustiada.

Samuel miró a Luna, que era como una niña pequeña, sin saber cómo ocultar sus
emociones.
"¿Todavía sientes dolor?" Si todavía tenía dolor después de su masaje, necesitaba ser
tratada por un médico.

Se puso de pie con la ayuda de Samuel. Se sorprendió al ver que su tobillo se sentía bien
después del masaje. "¡Es asombroso!" Pensaba que tardaría mucho tiempo en
recuperarse.

Luego se puso los zapatos y corrió al baño, donde tomó una toalla mojada para él.

Luna limpió la boca de Samuel con brusquedad sin prestar atención a su mirada de
asombro.

Se acercó a él y lo besó en la mejilla.

"Samuel, solo yo puedo besarte. Me perteneces." Dijo eso con su boca fruncida.

Samuel sonrió y la abrazó en su regazo, "Bien". Esta vez, él tomó la iniciativa y cerró su
boca con la suya.

Este beso quitó todos los malentendidos entre ellos.

Luna saltó de sus brazos cuando Samuel la quiso levantar. "Voy a preparar agua caliente
para tu baño". Corrió hacia el baño con la mejilla enrojecida.

Pero... el hecho era que después de preparar agua caliente, este hombre obligó a Luna a
quedarse en el baño.

Piso 18, Restaurante Blue Gem

Aunque Emma se sintió mareada, logró abrir la puerta para quien estuviera tocando el
timbre.

Cuando vio la cara del visitante, se sorprendió y quiso cerrar la puerta de inmediato.

Pero el hombre forzó su entrada.

Cerró la puerta y miró a esta mujer con frialdad, diciendo: "¿Qué? ¿Quieres dejarme
después de ver a tu ex novio?"

Horrorizada por su tono, Emma dijo: "Fei, habíamos terminado". Su relación terminó
cuando ella se marchó con su dinero.
"¿Terminado? ¿Cómo puedes olvidar nuestro asunto después de ver a Samuel?" Félix
Fei puso sus brazos alrededor de su cintura para forzarla.

Emma intentó apartarse de su abrazo, pero fue en vano. Félix Fei era lo suficientemente
fuerte como para inmovilizarla.

"Félix Fei, ¡déjame!" Ella estaba en el país C ahora y no se atrevía a hacer algo mal por
temor a que Samuel la descubriera, en cuyo caso su relación estaría condenada para
siempre.

"¿Dejarte? ¿No viste lo armonioso que se llevan entre ellos? ¿Por qué sería tan terca?"
Felix Fei se acercó a ella hasta que sus narices casi se tocaron.

Emma volvió la cabeza a un lado y pensó en esas dos personas, y dijo viciosamente: "Yo
soy a quien Samuel ama. ¡Volverá a mí algún día!"

Félix Fei se burló: "¿Y si los dos te amamos?" Félix Fei le había confesado su amor a
muchas personas y sabía cómo hablar con dulzura a una mujer.

"¿Cómo podría ser posible?" Emma miró a este hombre con incredulidad y decidió
creerle, aunque lo dudaba.

Aunque era menos guapo que Samuel, Félix Fei era bastante encantador para ser un
hombre de 34 años.

Pero Emma sabía que tenía un gran problema: era un playboy, y trataba a las chicas
como ropa, cambiandose como a él le gustaba.

"¿Por qué no es posible? Quise conseguirte el momento en que te vi. Desde que
recibiste el dinero y me dejaste, no pude parar de pensar en ti". Él entrecerró los ojos.

Emma volvió a sentirse mareada porque bebió demasiado.

El rostro de Félix Fei parecía superponerse con el de Samuel.

Félix Fei bajó la cabeza y la besó. En un trance, Emma puso sus brazos alrededor de su
cuello y llamó el nombre de Samuel en su corazón.

No dijeron nada en toda la noche.

A la mañana siguiente, cuando Emma se despertó, se encontró sola en la habitación.


Capítulo 41 Sin pimiento rojo
Al sentirse mareada, Emma se frotó la cabeza, hasta que consiguió recordar lo que había
ocurrido la noche anterior. Sintió como si hubiera visto a Samuel anoche. Pero no estaba
tan segura.

¿Quién fue? La cara de Emma se puso pálida cuando vio lo que había sobre el escritorio.
Un cheque por 500.000 USD, en el que se leía la firma: Félix Fei.

¿Qué demonios? ¿Por qué la tomó Félix?

Emma apretó el cheque en su puño. Debe alejarse de él, o habría más problemas.

A las seis de la mañana.

Luna se levantó en silencio, se lavó y fue a la cocina a preparar el desayuno.

Dos tazones de mijo congelado, dos sándwiches y dos huevos fritos en forma de
corazón.

Ella escuchó un leve sonido proveniente del dormitorio. La puerta se abrió. Samuel salió.

"¡Cariño!" Luna trotó alegremente hacia él y lo llamó con deleite.

Samuel sintió que su mañana estaba iluminada. "Buenos días querida." Sostuvo la
cabeza de Luna con las manos, la atrajo hacia él y la besó suavemente.

Luna se sintió realmente satisfecha en ese momento. Esperaba que pudieran estar
juntos en el resto de su vida.

"Cariño, el desayuno está listo. Ve a lavarte y te esperaré en la mesa".

Desayunaron felices, hablando y riéndose, y se fueron juntos a la oficina de abogados.

En la sala de reuniones.

Hoy era la última vez que negociaban con la oficina periódica de Emma sobre los temas
que debían tener en cuenta en el tribunal. Emma sería la demandante en nombre de su
oficina.
Emma no causó ningún problema esta vez, por lo que la reunión se desarrolló sin
problemas.

Luna fue a la sala de té para volver a llenar la taza de Samuel.

Fuera de la sala de reuniones, Anna estaba haciendo una reserva por teléfono para
cenar. "Sin pimiento rojo, por favor, uno de los invitados es alérgico a los pimientos
rojos. Sí. Tampoco cilantro y cebolla verde. Eso es todo."

¿Alérgico a los pimientos rojos? ¿Quién? ¿Samuel? Aunque Luna nunca vio a Samuel
comer ningún pimiento rojo, nunca lo escuchó hablar sobre eso.

"Anna, ¿Samuel es alérgico a los pimientos rojos?" Cuando Anna colgó el teléfono, Luna
preguntó por curiosidad.

Un ligero signo de incomodidad brilló en los ojos de Anna cuando vio a Luna. "La
señorita Gu es alérgica a los pimientos rojos". Anna había trabajado para Samuel
durante seis años, por lo que había visto a Emma mucho antes.

Cuando Emma estaba con él, Samuel le pedía explícitamente a su asistente que
reservase comida sin pimiento rojo, cilantro y cebolla verde.

Por lo tanto, casi todos sus asistentes principales sabían que la Srta. Gu no comía
pimiento rojo, cilantro o cebolla verde.

¿Señorita Gu? ¿Emma Gu? Luna se sintió un poco aliviada al saber que era Emma. ¡Así
que ahora también conocía sus debilidades!

"Ah gracias. Tengo que ir rápidamente a la sala de té". Luna sostuvo la taza de Samuel
en sus manos y caminó pensativa hacia la sala de té.

Cuando ella se fue, Catalina salió de la nada de repente. Después de que Anna y ella se
saludaron, Catalina observó a Luna alejarse.

Era una buena oportunidad, y ella no la dejaría pasar.

Luna repentinamente pensó en otra cosa importante cuando salió de la sala de té.

Si Samuel podía reservar una comida sin pimientos rojos para Emma. ¿Sabría que a Luna
le gustaba la comida picante?
En ese pensamiento, Luna detuvo su paso. ¿Le estaba dando demasiada importancia?

Pero estaba realmente molesta.

Samuel estaba muy ocupado al mediodía, así que le pidió a Luna que almorzara con Félix
en su nombre.

¿Pedirle a Luna que vaya en su nombre? 'Estaba preocupada por no poder contenerse y
metiera los pimientos rojos en la garganta de Emma.' Pensó.

Luna estuvo de acuerdo al final, cuando vio que Samuel estaba ocupado hasta el cuello.
Anna y Catalina se fueron a almorzar juntas.

Emma no estaba muy activa ya que Samuel no apareció. Ella prestó toda su atención a la
comida y, a veces, conversaba con Catalina.

Félix se sentó junto a Emma y también estaba tratando de encontrar algún tema para
hablar con ella.

Luna se fue al baño de damas antes de que todos los platos estuvieran listos. No mucho
después, les sirvieron un tazón de camarones.

Y cuando Luna volvió, todos empezaron a comer los camarones.

Catalina puso un camarón en el plato de Emma, "Toma un camarón, prima". Se veía tan
normal que nadie se había dado cuenta.

Era la una de la tarde cuando Samuel recibió una llamada de Anna. Se acababa de
levantar los palillos y estaba a punto de almorzar.

Frunció el ceño después de escuchar lo que Anna dijo.

Anna ya le había dicho al restaurante que Emma era alérgica a los pimientos rojos. ¿Por
qué sucedería tal cosa? Entonces, alguien debió haberle hecho algo a la comida.

Samuel dejó los palillos, rápidamente tomó su abrigo, se lo puso y corrió hacia el
hospital.

Samuel llamó a Luna de camino hacia el hospital. Ella no fue al hospital. Estaba
regresando a la compañía en este momento.
"Regresa y descansa un poco. Tengo que ir al hospital para ver cómo está." Samuel le
dijo.

Luna asintió, "está bien".

Luna se molestó un poco después del incidente. Ella no sabía por qué.

En el hospital.

Emma se asustó. Se escondió bajo la manta de la cama. Debido a su alergia, su cara


estaba cubierta por una erupción impresionante. No se recuperaría pronto.

Samuel abrió la puerta de la sala a toda prisa y entró. En la sala estaba el gerente del
restaurante, Catalina y Anna.

El gerente le estaba jurando a Catalina con ansiedad: "Habíamos recibido la llamada de


la señorita Yun, y yo estaba supervisando a nuestro cocinero cuando estaban cocinando.
Puedo prometer que no había pimiento rojo en la comida".

Catalina no lo estaba escuchando en absoluto. "¡Mira la cara de mi prima! ¡Te veremos


en el tribunal!"

"¿Qué pasó?" La fría voz de Samuel sonó, y la habitación se calmó.

Anna se acercó a él de inmediato y le informó de lo que había ocurrido al mediodía.

En el almuerzo, Emma comenzó a sentirse mal después de comer la olla de camarones.


No mucho después, su rostro se cubrió de erupciones, y comenzó a notar que había
pimiento rojo en el plato.

Pero era demasiado tarde. Anna y Catalina la enviaron rápidamente al hospital.

Anna comió los camarones, efectivamente tenía un sabor picante.

El gerente se acercó a Samuel, se paró frente a él y le habló con amabilidad: "Sr. Shao,
hemos cooperado con su bufete de abogados durante mucho tiempo y nunca antes
hemos cometido errores. También puedo asegurarle que esta vez no hubo ni la menor
cantidad de pimiento rojo en la olla".

El registro de seguimiento también fue revisado. No se vio ningún signo de pimiento


rojo en el video.
Eso fue muy extraño. Catalina preguntó de repente: "¿Alguien lo hizo a propósito?
¿Dónde está Luna Bo? ¿Por qué no está aquí?"

Samuel frunció el ceño ante sus palabras. ¿Por qué Catherine estaba siempre en contra
de Luna? Luna estuvo con ella hace unos días. Debió de haberla tratado muy mal.

"Señorita Gu, cuidado con su boca. No tienes pruebas. Luna ni siquiera sabe que Emma
era alérgica a los pimientos rojos. ¿Cómo podría hacerle algo a la comida?".

En ese momento, Anna habló con duda: "Sr. Shao, la Sra. Shao sí sabía que..."

Sus palabras hicieron que toda la sala se calmara.


Capítulo 42 Odio el engano ante todas las cosas
Emma, cubriéndose con la colcha, escuchó lo que decían claramente. "¡Debió de ser esa
maldita Luna! Ella siempre estaba tratando de tomar represalias mi contra". Su voz no
era ni fuerte ni baja, pero todas las personas podían oírla.

Hablando de represalias, nadie pensaría que fue exagerada. Especialmente después del
escándalo entre ellas en el hotel anoche.

Luna, como esposa de Samuel, tenía motivos para hacer sufrir a Emma.

"¿Cómo supo eso?" Samuel miró a Anna fríamente.

Anna le contó a Samuel lo que pasó cuando ella pidió el almuerzo. Pero no creía que
Luna pudiera hacer eso. Sin embargo, todas las evidencias apuntaban hacia ella.

No era un gran problema, pero no podía ser ignorado. Emma estaba bien. Ahora todo se
reducía a lo que Samuel haría a continuación.

Samuel caminó hacia la cama con calma, tratando de quitar la colcha de Emma.

Emma agarró la manta con fuerza, "Vete. ¡No quiero que me veas así!"

"Emma". Al oír la voz de Samuel, Emma pareció calmarse.

Destapó sus ojos lentamente. Su frente estaba cubierta de manchas rojas.

"Samuel." Sintiéndose mal, Emma estaba en lágrimas.

"¿Cómo estás?" No había rastro de amor en sus palabras. Él no estaba mostrando


ningún signo de cuidado o gentileza como Emma esperaría de él.

Ella cubrió la cabeza otra vez, "¡Vete! No perdonaré a Luna." Emma estaba convencida
de que fue Luna.

Samuel la miró y no dijo nada, "Descansa mucho. Yo asumiré todos tus gastos".

Él se haría cargo de todos los gastos. Todos supieron lo que Samuel quería decir al
instante.
Estaba defendiendo a Luna. No importaba si Luna lo hizo o no. La cosa era que lo
resolvería en silencio antes de que esto se fuera de su control.

Emma estaba enojada. A pesar de la erupción en su cara, levantó la colcha y se


incorporó, "Samuel, ¿estás realmente tan enamorado de Luna? Incluso si ella me
lastimó, ¿todavía eliges ignorarlo?".

Al escuchar lo que dijo, Samuel se detuvo en la puerta. Pero se detuvo por un segundo.
Pronto dijo sin mirar atrás: "Ella es mi esposa. Por supuesto que la amo".

Emma quiso dar otro significado a sus palabras de inmediato: "¿Así que la amas por un
sentimiento de deber o por amor?

Después de que ella dijera eso, la sala se volvió a quedar en silencio. El gerente del hotel
ya se había escabullido.

Anna y Catalina se miraron y salieron de la sala.

Samuel y Emma se quedaron solos en la sala. Samuel dijo fríamente: "Esto no importa".

"No es importante para ti, pero es muy importante para mí". Emma miró su espalda y se
mordió el labio inferior con fuerza. Respiró hondo y continuó: "Si es lo primero, seré
muy feliz. Samuel. .. "

Esperaba que fuera lo primero. Porque eso significaba que ella todavía tendría una
oportunidad.

Samuel se veía hosco. Dijo: "Descansa." Y salió de la sala.

Después de hablar con el médico que atendió a Emma y asegurarse de que estaba bien,
se dirigió a la compañía.

Se sintió angustiado en su camino. Cuando regresó a la oficina, Luna estaba tomando


una siesta en el salón.

Tan pronto como abrió la puerta, Luna se despertó, "Samuel, ¿cómo está Emma?" Ella
preguntaba por la condición de Emma, porque estaba preocupada por Samuel, sabía
que si algo malo le pasaba a Emma, la compañía de Samuel estaría en problema.

Samuel se quedó mirando su rostro, desde donde veía preocupación y ansiedad.


¿A ella le importaba su rival de amor? ¿Por qué estaba con ansiedad?

"El doctor le ha administrado antibióticos. La erupción desaparecerá lentamente". Dijo


la verdad.

Luna suspiró aliviada. Fue bueno escuchar eso. Samuel no sufriría entonces.

"Bueno, ¿cómo sucedió?" Se levantó de la cama y fue a buscar una botella de agua para
Samuel.

Samuel sacudió la cabeza y no le respondió: "¿No odias a Emma por lo que pasó
anoche?" Samuel se preguntó si quería tomar represalias contra Emma después de verla
coquetear con él.

Luna dejó de abrir la tapa del agua. ¿Por qué Samuel preguntaba eso? ¿Le importaba lo
que ella pensaba?

Con una dulce sonrisa, Luna desenroscó la tapa del agua, se la entregó a Samuel y puso
mala cara. "La odio. ¿No te lo dije?"

Samuel miró su mano sosteniendo su brazo. Se sorprendió al ver que Luna era tan
directa con respecto a odiar a Emma.

¿Fue ella quien hizo eso?

Su repentino silencio hizo que Luna se sintiera nerviosa, "Samuel, ¿estás molesto
porque la odio?" Soltó el brazo de Samuel y le preguntó.

Samuel pensó en Emma quien todavía estaba en el hospital y dijo: "No es necesario
tomar represalias contra alguien a quien odias." No le gustaban las chicas
manipuladoras. Esperaba que Luna no fuera tal persona.

¿Fue innecesario? ¿Qué quiso decir Samuel? Preguntó tentativamente: "¿Es posible que
Emma haya tenido una reacción alérgica porque el chef del hotel le agregó pimiento al
plato?"

Al escuchar lo que ella le preguntó, Samuel cerró la tapa del agua sin beberla, "No,
alguien lo hizo a propósito. Aún están investigando quién fue la persona en específico".
¿Alguien lo hizo a propósito? Luna no era estúpida. Miró la expresión inusual en la cara
de Samuel, "¿Crees que lo hice?" Pensándolo bien, ella era la más sospechosa de todas
las personas que había en la habitación.

Estaba molesta, porque esperaba que Samuel pudiera confiar en ella.

"¿Fuiste tú? Si fuiste tú, debes ir al hospital para disculparte con Emma".

Las consecuencias de esto no fueron muy graves. Él podría perdonarla si se disculpaba


con Emma.

Él no la iba a obligar a hacer eso, pero Luna pensó que sonaba duro.

"¡No lo hice!" Por primera vez, Luna le levantó la voz a Samuel.

Samuel miró a Luna, que parecía enfadada. Quizás la culpó injustamente, "Está bien. Es
bueno que no hayas hecho eso. Odio el engaño antes todas las cosas. Confío en ti." Él
nunca la engañaría, y ella tampoco podría engañarlo a él.

Si algún día descubriera que ella le estaba mintiendo, no sabría qué hacer.

La sostuvo en sus brazos y le dio una palmadita en la espalda con suavidad.

En este momento, Luna estaba inquieta. Samuel dijo que odiaba el engaño ante todas
las cosas. Ella... ¿Qué podía hacer ella? Debe mantener ese asunto en secreto.

La sala estaba en silencio. Ninguno de los dos habló de nuevo.

Después de mucho rato, "Samuel..." dijo Luna suavemente. Su voz suavizó el corazón de
Samuel.

"¿Sí?" Miró a Luna en sus brazos.

"Si alguien te engaña... quiero decir, si eso ocurriera, ¿qué harías con ella?" No se
atrevió a mirarle a los ojos, sino que le preguntó de manera tentativa.
Capítulo 43 ¿La senorita Bo todavía quiere discutir?
Samuel le respondió sin dudar: "Entonces perdería mi confianza para toda la vida, y no
tendré más contacto con ella en el futuro". Si descubriera que alguien le mintió, ya no
tendría más contacto con esta persona.

Luna se estremeció de escalofríos ante el tono repentinamente serio de Samuel. ¿Qué


debería hacer ella? ¿Qué podía hacer? ¿Debería decirle lo que pasó esa noche?

No, no debería, o de lo contrario, Samuel la despreciaría.

Luna respiró profundamente. Con su talento de actuación, levantó la cabeza de nuevo,


se rió y preguntó: "¿Qué pasa si te mentí?"

Casi se ahogó de ansiedad, pero aun así forzó una sonrisa traviesa.

Samuel la escuchó. ¿Y si ella le mintiera? Pensó por un rato. "Depende. Si no es grave,


entonces..." Le susurró unas palabras al oído. Luna rió con timidez. ¡Samuel le estaba
coqueteando de nuevo!

"¿Y si fuera serio?" Ella preguntó. Se metió en su cama, se quedó embarazada de su


bebé y se casó con él... En realidad era grave...

Samuel la miró a los ojos ya que se obsesionó con el tema. "¿Me has escondido algo?"
¿Le hizo algo a Emma?

"¡Por supuesto que no!"

Luna se enderezó, fingiendo una mirada justa en su rostro.

Samuel no pudo evitar reírse de su respuesta: "Si fuera serio... solo piensa en lo que
sucedería al enfrentarte a un abogado de primera en el tribunal". Hablaba con
indiferencia, porque nunca había pensado en lo que haría si ella lo engañaba.

Le recordó a Luna la famosa frase: "Si estás enamorada de un abogado, prepárate para
perder todo, incluso la ropa interior cuando te divorcies".

...
Ella comenzó a entrar en pánico, sosteniendo la cintura de Samuel con fuerza. ¿Debería
confesar?

Tal vez era una buena idea decirle todo. Después de todo, ¿indulgencia con los que
confiesan, severidad con los que resisten? "Sam, yo..."

Cuando estaba por empezar, el teléfono de Samuel vibró. Luna tuvo que detenerse y
esperar.

"Hola, señor Wang". Samuel contestó el teléfono, caminó a su oficina y comenzó a


trabajar.

Luna se sentó en el sofá con frustración, sin la menor idea de qué hacer.

Cayó la noche. Samuel todavía estaba ocupado con el trabajo, por lo que la confesión de
Luna fue cortada de raíz.

En la noche, Samuel llevó a Luna al hospital.

Emma estaba mejorando. La erupción en su cara estaba medio disipada. Estaba sentada
en la cama del hospital, leyendo un documento.

Cuando vio a Samuel entrar, estaba encantada, pero cuando vio a Luna con él, la delicia
se desvaneció. Luna puso una cesta de frutas en la mesita de noche.

"Emma, quizás malentendiste a Luna". La actitud protectora de Samuel hizo que las dos
chicas se llenaran de sentimientos diferentes.

"¿Malentendido?" Emma se burló: "Así que la señorita Bo salió un rato y después


sirvieron el plato. ¿Por qué no explicas eso?" Ella fijó sus ojos en Luna.

Samuel no quería que su esposa fuera culpada por algo que no hizo. Así que trajo a Luna
aquí con él para explicar lo que pasó.

Cuando Emma preguntó, él también miró a Luna, esperando que ella le explicara.

"¿Qué hay que explicar? Acababa de ir al baño de mujeres". ¿Acaso la tomaba por una
tonta?

¿Emma estaba decidida a incriminarla?


Emma dirigió una mirada sardónica a la cara indiferente de Luna: "Señorita Bo, había un
baño en la habitación. ¿Por qué tuviste que salir?" Lo malo fue que el área de cámara de
seguridad solo llegaba hasta el lugar donde se giró, y lo que hizo después no fue grabada
en el video de vigilancia.

"Sólo había un baño unisex. No estoy acostumbrada." Ella siempre iba al baño de
mujeres cuando cenaba en restaurantes.

Pero, ¿su explicación suena poco convincente?

"Samuel, ¿eso te lo crees?" Emma miró al hombre parado en silencio a un lado.

Samuel asintió, "yo la creo". Cuando se iba de fiesta con Luna y Leandro antes, nunca vio
a Luna usar el inodoro unisex.

Emma estaba casi enojada, "Desde cuándo el Sr. Shao es tan protector con la Sra. Shao.
No tengo nada más que preguntar. Por favor sal".

Emma estaba decepcionada con Samuel.

Luna tampoco podía mantener la calma, porque Emma estaba calumniando y dudando
de ella todo el tiempo, "Srta. Gu, si no tiene pruebas sólidas, será mejor que no me
vuelva a cuestionar. Si sigues haciendo esto, será delito de difamación". Habiendo
estado en el bufete de abogados durante algún tiempo, Luna había aprendido mucho
sobre casos legales que no conocía antes.

Samuel tomó a Luna y salió de la habitación. "Señorita Gu, no tiene sentido. No


hablaremos más de eso".

Cuando terminó la frase, Catalina entró.

Cuando vio a Samuel y Luna, miró a Luna con una mirada feroz. "Señor Shao, el
camarero que sirvió el plato ha confesado. ¿La señorita Bo todavía quiere discutir? ".

¿Confesado? Luna frunció el ceño. Estas dos primas debían haberse unido para meterse
con ella.

Catalina sacó una grabadora de voz de su bolso y la encendió. Una voz masculina
comenzó, "Una mujer me dio mil dólares hoy. Me pidió que pusiera chile en el plato. No
quise, pero ella me amenazó... No tenía más remedio que obedecer".
"¿Cómo era la mujer?" Le preguntó al hombre.

"Ella... llevaba un abrigo azul, pelo largo sobre los hombros. Entonces la vi entrar en el
baño de mujeres". La grabadora de voz se apagó.

La mente de Luna se quedó en blanco. Todo lo que podía sentir era una ráfaga de fuego
en su cuerpo.

Agarró la grabadora de la mano de Catalina y la golpeó contra la pared. La grabadora se


rompió.

Se suponía que Catalina debía estar enojada, pero se contuvo al pensar que Samuel ya
lo había oído.

Samuel solo observó la escena y se mantuvo en silencio.

Luna se quedó mirando a Catalina y luego a Emma, "te esforzaste mucho para tenderme
una trampa".

"¿De qué estás hablando? La evidencia está frente a ti. No hay nada que puedas
discutir". Catalina bajó la cabeza para recoger la grabadora rota en el suelo para poder
ocultar sus sentimientos.

Emma también la ayudó en el momento oportuno, "Sam, ¿vale la pena proteger a una
mujer tan calculadora?"

Después de escuchar eso, Luna sonrió débilmente. Miró al hombre que no tenía
expresión en su rostro y se acercó.

A ella solo le importaba su opinión ahora, y nada más importaba. "Sam, ¿me crees?"

La habitación estaba en silencio de nuevo. Todos esperaban la respuesta de Samuel.

"Me preguntaste hoy qué pasaría si me engañaras. ¿Te estabas refiriendo a esto?" Él
siempre ha creído en la evidencia, y ahora Catalina trajo evidencias...

¿Prefiere creer a las dos primas? Luna sintió que le dolía el corazón.

Realmente quería estallar su ira, pero el hombre frente a ella era Sam, no podía...
Capítulo 44 Ella era un poco tonta
Luna respiró hondo y miró a Catalina: "Trae al camarero aquí. Quiero enfrentarlo en
persona". No podía simplemente permitir que la inculpara de esa manera.

Si esta vez dejaba que Emma y Catalina se salieran con la suya, habría una segunda y
una tercera vez, hasta que finalmente Samuel ya no creería en ella.

Catalina dejó la grabadora rota sobre la mesa y miró con desprecio a Luna: "Lo
asustaste. Cuando lo encontramos, se iba deprisa hacia la estación de tren. ¡Creo que
solo tú puedes decir dónde está ahora!".

Luna aplaudió a Catalina, luego no pudo evitar levantar el brazo y darle una bofetada en
la cara. Fue con tanta fuerza, que la cara de Catalina se giró hacia el otro lado. Estaba
absolutamente sorprendida.

"Ven aquí". Samuel tomó a Luna de las manos y la atrajo hacia su lado. Al parecer, había
perdido el control. ¿Y si Catalina la demandara por agresión?

Catalina se lanzó sobre Luna, pero Samuel la alejó a tiempo. Catalina no pudo agarrarla.

"Sam, ¿cómo pudiste tratar a mi prima de esa manera?". Emma salió de la cama y se
enfrentó a Samuel con furia.

El ambiente era bastante intenso en la sala ahora. Se enfrentaban como dos equipos
rivales.

Samuel miró fríamente a Catalina, que estaba muy nerviosa y pensó que mientras él
estuviera presente, nadie le haría daño a Luna.

"Tú, ven aquí, ahora, y discúlpate con Emma". Tiró de Luna que estaba detrás de él y se
dirigió a ella como si fuera una niña traviesa.

"¿Por qué tengo que disculparme con ella?". La desobediencia de Luna le hizo doler la
cabeza.

Puso su brazo alrededor de ella y dijo: "¡Te disculpas cuando te equivocas!". Él no


deseaba quedarse más tiempo aquí. Solo quería resolver el problema y salir lo antes
posible.
Luna no sabía si se sentía feliz o triste por la actitud de Samuel.

Si realmente hubiera hecho lo que decían, la actitud de Samuel la conmovería.

¡Pero la verdad era que ella no lo hizo! "No hice nada malo, no voy a disculparme". ¡Era
muy obvio que no debería disculparse por algo que no hizo!

¡Emma y Catalina, estas dos mujeres, eran sus enemigas! ¡De ahora en adelante, ya no
dejaría que la intimidaran más! ¡No dejaría que eso vuelva a suceder!

"¡Luna!". Su tono ahora era severo, pero aún sonaba como un padre que educa a un
niño pequeño.

Ahora Emma tenía claro que Samuel no quería culpar a Luna para nada. Incluso si
admitiera que Luna estaba equivocada, probablemente la dejaría ir con una simple
disculpa.

"¡No acepto sus disculpas!". Emma pronunció su negativa.

Samuel realmente no quería permanecer más aquí y perder el tiempo. Cuando estaba a
punto de decir algo, Luna se movió.

Alcanzó a Emma y le arañó la cara con sus uñas.

"¡Ay!". Emma gritó de dolor y Catalina rápidamente se adelantó para revisar sus heridas.

Samuel se quedó perplejo. ¿Qué le pasaba a su esposa? ¿Cómo se convirtió en una gata
salvaje? "Luna, discúlpate con Emma ahora". El tono de Samuel era ahora
extremadamente frío.

Luna se libró de la mano de Samuel y salió corriendo de la sala. ¡No había forma de que
ella se disculpara!

Samuel se frotó la cabeza mientras observaba a Luna que salía corriendo. Luego se dio
vuelta y dijo a las otras dos mujeres: "Lo siento. Me disculpo en nombre de mi esposa.
Emma, mejor cúbrete la herida. Cubriré todos los gastos médicos".

Luego, salió de la sala y persiguió a Luna que ya se había ido.

"Prima. Esta Luna llegó demasiado lejos. ¡Realmente te arañó la cara!". Catalina miró la
pequeña herida en el rostro de Emma y exclamó de una manera exagerada.
Emma se frotó la cara dolorida y presionó el botón para llamar a un médico y buscar la
ayuda profesional.

Rápidamente recuperó la calma y se sentó en la cama de la sala. Dijo con voz tranquila:
"A esta mujer, Luna, no la perdonaré".

Lo que más le enojó fue la actitud de Samuel. Era obvio que la protegía todo el tiempo.
¿Qué hechizo lanzó Luna para que Samuel, quien era tan justo, estuviera de su parte
ciegamente todo el tiempo?

"Prima, eres tan inocente. Luna ya te estaba pisoteando y, sin embargo, actuaste como
si nada hubiera sucedido". El tono de Catalina sonaba bastante nervioso. Emma levantó
los ojos y la miró fijamente.

"¿Cómo es que odias a Luna más que yo? ¿Ustedes dos tuvieron algún problema
antes?”.

Catalina se dio cuenta de que reaccionó de forma muy exagerada y respiró hondo para
disimular sus nervios: "No me gusta porque siempre se interpone en el camino de tu
felicidad. Además, cuando era una becaria bajo mi comando, era muy prepotente".

Su explicación hizo que Emma esté menos confundida.

Una enfermera entró con todo lo necesario para curarla. Limpió la herida de Emma con
alcohol.

“¡Ay... me duele!". "¡Con calma!". Emma regañó a la enfermera con mal humor.

Esta era una sala exclusiva y los pacientes que están aquí eran todos VIPs. La enfermera,
en tono de disculpa, la limpió y dijo: "Lo siento. Por favor, tenga un poco de paciencia".

"Prima, demandemos a esta mujer por agresión física." No se quedaría tranquila hasta
que no se deshiciera de Luna.

"¡No te subestimes!" Emma soportaba el fuerte dolor por la herida que tenía en la cara.
Se controló bastante y no se burló de su prima. Descubrió que Catalina no era
demasiado inteligente como para resolver estas situaciones.

Sin duda alguna, era una abogada profesional. Sin embargo, si no fuera por Emma, no
tendría asegurado su trabajo en la firma de Samuel.
Catalina se mordió el labio y dijo: "Pero prima... ¿Estás insinuando que Samuel siempre
la consentirá y la defenderá?" .Sí, esta era la única posibilidad.

"Por supuesto". Mientras tanto, la enfermera ordenó todo y salió de la sala.

Emma puso la carpeta sobre la mesa y continuó: "La capacidad de Samuel es


excepcional y Luna es su esposa, están casados legalmente. ¿De verdad piensas que
puedes demandar a su esposa y ganar el caso?". Además, todo esto es irrelevante con
respecto a los sentimientos.

Catalina dejó de hablar. Era un poco tonta en comparación con su prima.

La sala quedó en silencio. Las dos mujeres ya no hablaban porque ambas tenían algo en
mente.

Samuel intentó comunicarse con Luna por teléfono, pero ya estaba apagado. Samuel
estaba tan enojado que casi quiso dejarla. Cuando su pequeño y hermoso rostro le vino
a la mente, no podía simplemente dejar a un lado todo y no hacer nada.

Regresó a su apartamento y todo estaba muy oscuro. Parecía que ella aún no había
regresado.

Entonces, solo existía una posibilidad: Se fue a la mansión de Shao.

Samuel marcó rápidamente el número de Milanda: "¿Cómo estás, abuela?". Saludó


primero.

"¡Eres tú! ¡Casi nunca me llamas!". Milanda respondió con sarcasmo.

Samuel se sentó en el sofá con emociones contradictorias: "Abuela, ¿cómo está


Gerardo?". También extrañaba mucho a su hijo.

"Tu hijo está jugando".

...

"¡Qué bien! ¿Está mi esposa allí contigo ahora?".

Milanda se alegró al escuchar que mencionaba a Luna como su esposa. Sin embargo,
respondió: "No. ¿Qué pasa?". "¿Tuviste algún problema?".
"No. Todo está bien. Ella mencionó que iba a tu casa a visitar a Gerardo. Pensé que ya
había llegado". Samuel inventó algo para evadir este tema.

Otra vez, marcó el número de Luna, pero no tuvo suerte.

En ese momento, su teléfono sonó. La persona que llamaba era Jorge.

"Jorge, ¿qué pasa? ¿Me extrañaste?". Contestó el teléfono con tono burlón. Mientras,
estaba decidido a encontrar a su esposa.
Capítulo 45 Directamente a los brazos del Senor Si
"Extraño a mi esposa", dijo Jorge. Este tipo de conversación siempre confundía a
Samuel. ¿Por qué lo llamaba a él si lo que extrañaba era a su esposa?

Antes de que Samuel pudiera siquiera tener la oportunidad de hablar, Jorge se quejó
ante él, con desaprobación: "Cuando estaba a punto de encontrar con mi esposa, la tuya
la invitó a salir". Lo había dejado solo otra vez.

¡Oh! Ahora Samuel estaba más aliviado.

"¿A dónde se fueron? Iré ahora mismo y recogeré a mi esposa. ¡Necesito hablar con
ella!". En ese momento, se levantó de la silla y salió del apartamento.

Jorge le dijo el lugar donde las dos habían planeado ir. Samuel frunció el ceño por un
momento, subió al auto, presionó firmemente en el acelerador y condujo hasta donde
él le indicó.

De camino, cuando pasó por un centro comercial, Samuel reflexionó un momento,


estacionó su auto a un lado de la carretera y entró en una de las tiendas.

Diez minutos más tarde.

Puso una pequeña caja de cuero negro en uno de sus bolsillos y comenzó a conducir de
nuevo hacia donde estaba su esposa.

En el bar Twilight.

Las dos mujeres se sentaron en un rincón tranquilo del bar.

Pidieron dos cócteles y comenzaron a conversar entre ellas.

"Entonces, ¿qué hay de nuevo?". Preguntó una de ellas. Lola tomó un sorbo de su cóctel
y miró con curiosidad a la mujer que bebía enfrente de ella.

Luna bebió media copa de golpe, después de dejar la copa sobre la mesa, comenzó a
hablar: "Lola, ¿sabes lo asfixiante que es estar con un hombre que no te quiere?" Luna
comenzó a desahogarse y contar sus secretos.
"Pero os vi muy bien, a los dos, el otro día", respondió Lola. Samuel le compró una
mansión y esto fue solo hace dos días. ¿Qué sucedió entre ellos en este tiempo?

Luna bebió la otra mitad del cóctel y ordenó al camarero que le trajera otro.

Admiraba tanto a Lola y la vitalidad que transmitía con sus mejillas rojas y ruborizadas.
"Fue a causa de su ex novia, y algo sucedió, también..." Luna le contó a su amiga toda la
historia.

Lola estaba confundida. "¿Samuel no te demostró que te ama y confía en ti al comprar


esa casa? ¿Por qué estás tan enojada ahora?" Samuel parecía ser mejor que su Jorge. Él
confiaba absolutamente en su ex novia en ese momento.

Pero ella no le creería. Volvería y lo "torturaría" un poco más esta noche.

Ahora Luna ya había bebido dos cócteles, pero todavía estaba sobria. Agitó la mano y
luego se encogió de hombros: "Si él confiara en mí, no me obligaría a disculparme".

Estaba demasiado obsesionada con su cóctel y no se dio cuenta de que alguien estaba
parado justo detrás de ella. Pero Lola lo vio y rápidamente, le guiñó un ojo para que
dejara de hablar. Pero Luna no entendió su advertencia y siguió hablando.

"Samuel no me cree. ¡No sabes cuánto deseo darle un puñetazo! Si no fuera porque lo
amo, no solo le pegaría a Catalina y Emma Gu, ¡sino que también, le pegaría
directamente!".

"¿Sabes lo mucho que me cuesta soportarlo? Solo porque me gusta y lo amo, todos los
días, frente a él, me comporto como si fuera una oveja tímida".

"¿Sabes lo amargo que se siente? Tantas veces, estuve tan cerca de levantarme, voltear
la mesa y caminar directamente hacia la puerta. Pero lo dejé pasar y aguanté solo por
él".

"¡Mierda, siento que voy a explotar algún día de estos! Y me temo que comenzaré a
golpearlos a todos, si esto empeora".

"¿Qué pasa, Lola? ¿Por qué también me pateas y me culpas? ¿Sabes qué? Que Emma
Gu solo quería reconciliarse con Sam. Incluso trató de seducirlo en el hotel donde
estábamos. Cuando los vi besándose por primera vez, realmente quería apuñalarlos...
Un marido adúltero y una perra asquerosa. Pero tuve que irme sola, con mi corazón
herido...".

Samuel levantó sus cejas gruesas cuando escuchó lo que Luna decía. ¿Finalmente estaba
esta pequeña mujer mostrando su verdadera personalidad?

"¡Soy tan infeliz! ¿Te das cuenta, ahora, todo lo que tuve que sacrificar por amor?

"Me doy cuenta". Una repentina voz masculina se escuchó alrededor de ellas, pero Luna
no lo notó.

“¡Por supuesto! ¡Es muy difícil para mí! Lola, tú sí me entiendes." Luna, contenta, tomó
las manos de Lola sobre la mesa del bar y la miró con ojos cariñosos y confiados.

Lola estaba, en verdad, un poco avergonzada ahora. Sacó una mano y señaló al hombre
que estaba detrás de ella: "Tu esposo".

"¿Mi esposo? Ni siquiera lo menciones. Debe estar en el hospital ahora, besándose con
esa perra de Emma Gu. Y la pobre Lola tiene que escuchar a la aún más pobre Luna,
quejándose de todo lo que está mal en su vida". ¡Maldita sea, qué triste que estaba!

Un diamante brillaba a la luz del bar y luego, vio uno enorme frente a su cara.

"¿Lola? Un diamante... ¡Llueven diamantes por aquí!" Luna tomó la mano de Lola otra
vez, con mucha alegría. Lola miró el rostro ruborizado de Luna y luego, se frotó la frente
con desesperación. ¡Era obvio que estaba totalmente perdida por los cócteles que había
bebido!

"Eso no fue un diamante que cayó del cielo... Tu esposo te lo puso delante".

Después de que Lola le explicó sobre el diamante, una voz de hombre le susurró al oído:
"Tu esposo te compró un anillo de diamantes, ¿te gusta?".

Cuando Luna escuchó la voz de Samuel otra vez, finalmente reaccionó. Se puso un poco
nerviosa y se levantó del lugar donde estaba sentada en el rincón.

Esta vez, vio a Samuel sosteniendo un anillo de diamantes, de pie junto a ella.

"Pero, Sam...". Dijo Luna con vergüenza. ¡Qué dijo hace un momento! ¿No habló mal de
su querido Sam?
Samuel la tomó de la mano y le puso el anillo de diamantes en el dedo. Luna lo miró,
sorprendida: "Cariño, ¿sigues enojado conmigo?". Dijo estas palabras y sintió cómo un
beso cayó sobre su delgada mano blanca.

Luna casi lloró de alegría y sacudió la cabeza con incredulidad.

Un anillo, un anillo de diamantes... Oh mi... Su querido Sam le dio un anillo de


diamantes... Sollozó, se arrojó a los brazos de Samuel y comenzó a llorar.

Lola se quedó allí sentada, se cubrió la boca discretamente con las manos y se rió de
ellos. Le habló con un fingido descontento: "Luna, ahora entiendo, solo me invitaste
para exhibir cariño públicamente".

Samuel sonrió a esto, también. Sostuvo a la mujer que sollozaba en sus brazos y miró a
Lola: "Muchas gracias, Lola. Te llevaré de regreso a tu nido de amor, directamente a los
brazos amorosos del Señor Si".

Lola puso los ojos en blanco al oír estas palabras. "No, gracias, puedo ir a casa sola",
respondió. Pero un hombre alto y distinguido apareció ante sus ojos antes de que
terminara de hablar.

Con un profundo suspiro, se preguntó desde cuándo Jorge era tan apegado.

Solo estuvo fuera menos de una hora y aquí estaba él, otra vez, buscándola.

"Está bien, está bien, no llores". Samuel consoló un poco a la sollozante mujer que
estaba en sus brazos, sacó un pañuelo de papel de la mesa y se lo entregó.

Luna se secó las lágrimas y finalmente, dejó de llorar.

"Cariño". La música en el bar estaba muy fuerte pero, aun así, se escuchaba la suave voz
de Jorge.

Lola lo saludó: "Hola a ti también, jefe Si".

"Eres una niña traviesa", respondió Jorge. Abrazó a Lola y le dio un beso en sus suaves
labios.

Luna se sorprendió por esta escena de exhibición pública y los miró con interés. Al ver
esta escena, Samuel no estaba muy contento con el comportamiento de Luna, ya que
estaba mirando a Lola y a Jorge, en lugar de a él. La obligó a volver a mirarlo.
"Vamos a casa. Hablemos un poco más allí".

Luna asintió lentamente. Si su Sam decía que tenían que irse a casa, se irían a casa.

"Hasta luego, Señor y Señora Si". Samuel les hizo un gesto con la mano y luego dejó el
bar, sosteniendo a Luna con fuerza entre sus brazos.

Jorge y Lola se quedaron allí por un tiempo más. Pronto, Lola no pudo soportar más las
miradas que Jorge recibía de todas las mujeres que estaban en el bar y se fueron.

En el apartamento.

Samuel se sentó con Luna en el sofá, le pellizcó la nariz y preguntó: "¿Te gusta el
anillo?". Se refería al anillo que tenía en su dedo y que le había comprado como una
sorpresa.
Capítulo 46 ¿No quiere a su hijo?
El alcohol ahora había nublado todo los sentidos de Luna, ella reía como una tonta: "Me
gusta... pero me gusta más mi Samuel." ¡Ahora estaba tan feliz y tranquila! ¡Samuel le
había comprado un enorme anillo de diamantes!

¡Estaba tan emocionada! ¿Qué debería Luna hacer ahora?

"¿Cariño, sigues enojada conmigo?" Samuel preguntó. Ella estaba rodeando firmemente
su cuello con sus brazos. Rápidamente Luna negó con la cabeza.

Su Samuel era tan guapo. Ella no pudo evitar y apresurarse a besar sus labios delgados y
suaves.

Esta mujercita. ¿No tenía la paciencia, ni siquiera, de dejar que él le hiciera algunas
preguntas? Samuel no notó aquel brillo de amor que surgió en sus ojos.

No hizo falta decir que pasaron toda una noche romántica juntos.

Al amanecer, Samuel llevó a Luna de la sala al baño, de ahí a la bañera de hidromasaje, y


simplemente bañó su cuerpo. Después de eso, ambos se quedaron dormidos en los
brazos del otro.

Más tarde, en la mañana, Luna simplemente se acomodó en la cama, para volver a


dormir.

La habitación era demasiado tranquila. Cuando abrió los ojos, se dio cuenta que estaba
sola, Samuel ya se había levantado. Encontró el despertador cerca de la mesita de
noche, y ya eran las nueve y media.

Luna se levantó rápidamente de la cama, hoy era el día en que Samuel representaría a la
compañía de Emma en la corte. El juicio ya debió haber comenzado, mientras ella
todavía estaba en casa, durmiendo.

Luna golpeó su frente con frustración. ¿Por qué no la despertó Samuel?

Sin embargo, esa mujer, Emma Gu seguramente estaría allí. Pensó que sería mejor ir
directamente a la compañía.
Miró el anillo de diamante en su mano y recordó con pillería lo que había pasado la
noche anterior.

Con una sonrisa en su rostro, acarició cada centímetro del anillo. Así que después de
todo, lo de anoche no fue solo un sueño.

Después de que se bañara rápidamente, Luna se paró frente al tocador, mirando los
chupetones que Samuel había dejado en su cuello. Luna se sonrojó en cuanto los notó,
abrió un cajón del armario para sacar una bufanda de seda y poder cubrir las huellas de
amor de la noche anterior.

Cuando Luna llegó a la compañía, Anna siguió a Samuel a la corte. Hoy, Samuel no le
asignó ningún trabajo a Luna, así que fue directamente a la biblioteca después de haber
hecho una videollamada a Milanda y a su hijo.

Había muy pocas personas en la biblioteca cuando llegó. Luna encontró algunos libros
sobre estudios de casos, eligió un rincón tranquilo en la biblioteca, se sentó y comenzó a
leer.

No había dormido muy bien la noche anterior y pronto comenzó a sentir un poco de
sueño.

Ni siquiera se percató cuando alguien se sentó frente a ella.

Luna se despertó súbitamente cuando el libro cayó de su mano al suelo. Cuando recogió
el libro, pudo notar que había un hombre sentado justo frente a ella.

"Hola, señorita Bol', dijo el hombre.

Luna miró un poco confundida al hombre que le hablaba, solo pudo recordar que su
nombre era Eddie o algo similar. Pero, ¿no era él un abogado? ¿Por qué siempre venía a
leer aquí?

"Hola." Luna respondió de manera formal, seguidamente se levantó dirigiéndose a la


salida.

Eric sonrió cuando notó que Luna estaba tratando de evitarlo; "Entonces, ¿la Srta. Bo no
está nada preocupada al saber que el Sr. Shao está representando a su ex novia en la
corte?" Como era de esperarse, Luna se detuvo, Su tono cambió a uno mucho más serio:
"¿De qué debería preocuparme? Hay tanta gente ahí afuera, ¿acaso van a hacer algo
impertinente o inaceptable en público?" ¿Quién demonios era este hombre? Podía
sentir claramente que él estaba tratando de acercarse a ella a propósito y con una
intención en mente.

Luna intentó hacer memoria, pero no pudo recordar su apellido, pero estaba segura de
que lo había conocido aquí, en el bufete de abogados, y además estaba segura de que
no lo había visto en ningún otro lado antes.

"Es cierto, pero es injusto para la Srta. Bo que el Sr. Shao deba luchar con tanta
devoción en el caso de su ex novia."

Luna no era estúpida, y supo interpretar inmediatamente lo que este tipo estaba
tratando de hacer, alejarla de Samuel.

"¿Quién eres tú?" Ella lo miró directamente a los ojos. Obviamente, no parecía una
buena persona, mantenía una sonrisa siniestra y burlona en su rostro.

A Eric no le importó en absoluto que Luna hubiera descubierto sus malas intenciones.
Eric se levantó de la silla en la que estaba sentado y mencionó: "El cumpleaños de
Emma se acerca, que yo sepa, todos los años sin excepción, el día 25 de noviembre,
Samuel suele llevarla a la Universidad de Finanzas en país C. Me pregunto si Samuel la
llevará... este año." Él hizo una pausa deliberadamente, y luego se retiró.

Pero esto fue suficiente para que Luna entendiera lo que todas esas palabras
significaban.

Fue curioso saber que Emma y ella compartía la misma fecha de cumpleaños. Luna sacó
el celular del bolso, miró el calendario y contó los días restantes. Faltaban menos de un
mes para esa fecha.

Esta sería la primera celebración de su cumpleaños que pasaría con Samuel, después de
haberse casado. ¿Con quién pasaría Samuel esta fecha tan importante? Luna no estaba
tan esperanzada

Y había algo incluso más triste que se le vino a la mente... Quizás Samuel ni siquiera
recordaría su cumpleaños.

Tuvo que admitir que todas esas palabras del hombre realmente la afectaron.
A pesar de que sabía que lo hizo a propósito solo para molestarla, ella no podía sacar
todo eso de su mente.

Al mediodía.

Todos los casos de Samuel estaban bajo los focos de los medios de comunicación...

Y obviamente, este también. Era tan famoso, que todos sus clientes tenían que pedir
cita con medio año de anticipación si querían que Samuel los representara en la corte.

Pero este caso en particular fue una excepción. Este caso se hizo como un favor y se
agendó especialmente para que él lo pudiera representar. Así que cuando Samuel y
Emma aparecieron, los periodistas inmediatamente los asediaron con preguntas fuera
de lugar.

Samuel también era una figura pública en el país y había sido fotografiado por
periodistas entrometidos mucho antes, especialmente cuando mantenía una relación
con Emma.

Pero ahora estaba casado con Luna, y toda esta información fue de dominio público.

Así que, ninguna de las preguntas que hacían era sobre el progreso del caso en el que se
encontraba Emma, en lugar de eso, indagaron en temas personales, queriendo
encontrar noticias jugosas sobre los dos. Las preguntas venían de izquierda y derecha:

"Sr. Shao, ¿cómo se sintió cuando entró a la corte con su ex novia?"

"Srta. Gu, su compañía está en los Estados Unidos, tuvo que haber viajado una gran
distancia para buscar la ayuda del Sr. Shao. ¿Hay algo que no sabemos?"

"Sr. Shao, se dice que tomó el caso de antemano porque la señorita Gu es su ex novia.
¿Habrá una pronta reconciliación entre ustedes?"

"¿La Sra. Shao sabe algo al respecto?"

"Se dice que usted y la Sra. Shao nunca se han sido vistos en público, únicamente
cuando van directamente al trabajo y en las reuniones de negocio. ¿Cree usted que los
dos ya se han divorciado prácticamente en todo aspecto a excepción del apellido?"
"Se dice que la Sra. Milanda ha estado cuidando de su hijo últimamente. ¿Eso significa
que el niño no fue fruto de su amor? ¿No quiere a su hijo, Sr. Shao?" "¿Y qué hay de la
señora Shao... al menos ella quiere al niño?"

Una pregunta mordaz tras otra, sin cesar. Todas fueron preguntas que vinieron de la
nada y sin ningún argumento sólido. El rostro indiferente de Samuel se volvió más y más
frío por tales preguntas indignantes.

Se detuvo y miró a una periodista que había mencionado anteriormente a su hijo en su


pregunta. "Por la edad que aparentas, debes ser madre de varios hijos. Respóndeme,
¿quiere a su hijo?"

Ahora todas las miradas se enfocaron fijamente en la periodista, que no tenía más de
veinte años y, por supuesto, era muy poco probable que fuera madre de algún niño.

Cuando Samuel Shao le habló de esa manera tan fría, la periodista se avergonzó de tal
manera que casi rompió en llanto. Ella ni siquiera estaba casada aún. ¿De dónde saldría
el bebé? Ella estaba nerviosa: "Sr. Shao, como abogado, debe saber las consecuencias
de las calumnias".

"Entonces, ¿supongo que tú también conoces las consecuencias de la calumnia y de


entrometerse en la vida privada de otros? Lo creas o no, puedo demandarte ahora
mismo", dijo Samuel, agresiva y despiadadamente.

Ahora sí, los ojos de la reportera estaban llenos de lágrimas, y lo único que pudo hacer
la periodista, fue salir de la escena entre sollozos.

Los periodistas comenzaron a entenderlo todo, Samuel solamente estaba protegiendo a


su hijo.Aun así, querían más informaciones: "Sr. Shao, creemos que realmente ama a su
hijo, pero, ¿por qué no ha dicho nada en defensa de su esposa cuando estábamos
hablando de ella? ¿Eso significa que confirma nuestras suposiciones?".
Capítulo 47 Estamos bien
"Sí, Sr. Samuel Shao, parece que no quiere decir ni una palabra sobre los asuntos
relacionados con su esposa. ¿Esto tiene algo que ver con la Sra. Gu?"

...

Emma, que estaba justo al lado de Samuel, estaba completamente en silencio, aunque
definitivamente ella tenía también la misma curiosidad, quería escuchar su respuesta
ahora.

Samuel ni siquiera se molestaría en hablar con los periodistas entrometidos: "¿Por qué
debería tener que responder ese tipo de preguntas tan frívolas? La relación entre mi
esposa y yo es solo entre nosotros dos y nadie más, es nuestra privacidad. Sus supuestos
medios de comunicación están husmeando descaradamente en la privacidad de los
demás. ¿Cumple esto con su ética periodística profesional?"

Su respuesta, en lugar de frenar las preguntas, las intensificó aún más y los medios de
comunicación no paraban de preguntar sobre su relación con su esposa.

"Sr. Samuel Shao, ¿está realmente molesto porque lo han atrapado in fraganti?"

"Si, Sr. Samuel Shao. Ya que usted es una figura pública, sólo estamos haciendo estas
preguntas por un interés mutuo".

Antes de que su auto llegara, Samuel respondió con calma: "¡Soy un abogado, no su vil
entretenimiento! Por favor, centre su atención en mi trabajo, y no en mi vida personal".
Enseguida, subió a su auto junto con su equipo, y salió lentamente de entre la multitud.

Poco después de que se fuera, los videos de su entrevista enardecieron en Internet y se


volvieron virales.

Todos los periodistas criticaron sus acciones y sus frívolas respuestas, pero no se
atrevieron a ir demasiado lejos con ellos, dado su estatus de abogado.

Los internautas, sin embargo, apoyaron fervientemente a cada uno de sus movimientos
y respuestas. Comentaron activamente en la página oficial de East Star News.
"El Sr. Samuel Shao está en todo su derecho de reaccionar así, él fue a la corte por
trabajo y ustedes, los periodistas, estaban exprimiendo toda la información posible de
su privacidad personal, ¡no hay ética profesional en absoluto!"

"¡Apoyo a que el Sr. Samuel Shao presente cargos y lleve a todos esos periodistas a la
corte!"

"¡Para levantar controversia a través de un niño que tiene sólo unos meses de edad!
¿Dónde está su ética?"

"¡Buen trabajo Sr. Samuel Shao! ¡Eso fue bastante impresionante y profesional!"

"Samuel Shao es increíble. ¡Quiero casarme con él!"

...

Esos periodistas fueron tratados como entrometidos, incompetentes y poco


profesionales. Todos querían morir cuando leyeron las críticas contra ellos.

Algunos periodistas que acababan de publicar esta noticia también fueron atacados por
los internautas, por eso, tuvieron que borrar sus microblogs.

Las redes sociales de Luna, Twitter en especial, fueron visitadas de nuevo. Ella no había
vuelto a usar Twitter desde que dejó el sector del entretenimiento.

Había pasado por lo menos un año desde la última vez que accedió a Twitter, pero con
esta situación, resurgió su perfil y fue etiquetada una y otra vez.

Los internautas que apoyaban a Samuel Shao publicaron comentarios en el Twitter de


Luna, deseándoles lo mejor.

Luna estaba desconcertada, no sabía por qué su celular no paraba de sonar, lo hacía
cientos de miles de veces.

Finalmente descubrió que era por la cuenta de Twitter que tema inactiva desde hacía
mucho tiempo.

Cuando la abrió de nuevo, se sorprendió al ver a más de 999 mensajes privados en su


bandeja de entrada. ¿Qué estaba pasando?
Estas cosas sucedían únicamente cuando ella era actriz. Ahora que había desaparecido
de la pantalla desde hace más de un año, ¿cuál había sido la causa de todo esto?

Pero para entonces ya se había dado cuenta de que, gracias a Samuel Shao, estaba
siendo tendencia nuevamente en Twitter.

Mucha gente le envió mensajes privados. La mayoría de ellos fueron bendiciones,


mientras que otros fueron solo insultos y agresiones verbales.

Sólo después de haber visto la entrevista de Samuel, entendió lo que realmente había
sucedido.

En el video Samuel vestía un traje negro y una camisa blanca, parado con confianza ante
las cámaras.

Junto a él estaba Emma con una sonrisa profesional. Estaba maquillada para cubrir las
marcas rojas en su rostro. Y escuchaba las preguntas de los periodistas, con la misma
expresión.

Sin embargo, el semblante de Samuel se tornó frío cuando escuchó que alguien
mencionaba a su hijo. Ella nunca antes había visto ese semblante en la cara de Samuel.

¡Qué malvados y poco profesionales fueron esos periodistas con sus preguntas tan
obscenas! Fue tan desagradable ver cómo fisgoneaban en la privacidad de los demás.

' Mira, lo felices que somos! Eso mismo podría decir justo ahora con mi anillo de
diamantes', pensó.

Sonriendo, Luna tomó una foto de su anillo de diamantes, También seleccionó una foto
de su hijo gateando y las publicó en su perfil.

Ya que ahora que estaban tan interesados, ella les daría una respuesta sólida. Se podría
evitar situaciones similares para aliviar la carga de Samuel con el caso.

"Gracias por su atención. Estamos bien."

Luna de repente se abrió al público después de casi dos años de desconexión de las
redes sociales, Su microblog era como una bofetada a esos periodistas despreciables.

Muchos fans alentaron para que retomara su carrera de actriz, y aunque ella también lo
quería, aún necesitaba comentar este asunto a detalle con Samuel.
Lola también volvió a publicar su microblog y escribió "Sr. y Sra. Shao". Después agregó
tres corazones seguidos.

Lola había estado ocupada recientemente con obras de caridad y había establecido una
muy buena imagen en el dominio público.

Tras volver a publicar en su microblog, muchos más cibernautas lo vieron y enviaron sus
bendiciones a Luna.

Mientras Luna seguía absorta en Twitter, Samuel regresó a la oficina, seguido por Emma
y Anna.

Anna dejó los documentos que llevaba sobre la mesa de la oficina y se retiró.

"Samuel, estás de vuelta." Luna estaba recostada con indiferencia en el sofá.


Únicamente reaccionó cuando vio entrar a Samuel, y saltó sobre él.

Samuel la tomó y la besó en la frente, "¿Por qué no descansaste hoy en casa?", le


preguntó. En lugar de verse fatigada, parecía enérgica y llena de vida. ¿No trabajó lo
suficientemente duro?

Luna soltó lenta y delicadamente el cuello de Samuel y él caminó hacia la mesa de la


oficina. "¿Qué tal si vamos mañana? ¿Qué te parece? Ya quiero ver a nuestro querido
hijo." Ella extrañaba mucho a su pequeño Gerardo.

"Bueno, me parece bien."

Ellos actuaron como si nadie los mirara, lo que le dio a Emma ganas de salir corriendo de
la habitación.

El odio crecía en su corazón y lo demostraba con los puños apretados.

Luna simplemente admitió que hizo todo eso a propósito y justo delante de ella. ¿Quién
permitiría que esa mujer siempre se impusiera entre ella y su marido? ¡Maldita sea!

Samuel Shao seguía discutiendo asuntos oficiales con Emma. Luna estaba tan aburrida
mientras los miraba desde el sofá.

Su celular aún no paraba de sonar, así que tuvo que silenciar el teléfono y las
notificación de Twitter.
Luna estaba muy entretenida con su conversación con Lola, y Samuel le pidió a Anna
que organizara un almuerzo para Emma.

"No te molestes, me aburriría si comiera sola. ¿Puedo almorzar contigo?" Lo dijo


suavemente y de manera tan natural. Luna estaba confundida. Qué insensible y
desconsiderada era esa mujer.

¿De verdad quería meterse en problemas?

Samuel miró a Luna y le preguntó: "Cariño, ¿qué opinas?"

... Emma se ponía cada vez más pálida por cada segundo que transcurría, cerró los
puños con fuerza otra vez. ¿Cómo podría él lastimarla de esa manera?

Luna parecía preocupada y dijo: "Querido, no suelo tener ganas de comer cuando hay
otras personas alrededor".

De repente, sus palabras cambiaron el ambiente de la oficina.

Samuel Shao reprochó su actitud con la mirada, sin embargo, no dijo ni una sola
palabra, su esposa siempre tenía la razón.

Emma sonrió, pero por dentro tenía el corazón roto. Ya no quería desafiar la situación:
"Bueno, Samuel, no te preocupes, cenaré afuera". Ni siquiera Luna podía soportar la
mirada herida en su rostro.

Y como era de esperar, claramente notó algo en los ojos de Samuel, pero desapareció
tan pronto como lo vio. No estaba segura de sí era tristeza o pena.

La respuesta de Emma podría llevar fácilmente a que las personas interpretaran el


comportamiento de Luna como irrazonable, y también estaba la emoción ambigua de
Samuel, que hizo que Luna se sintiera muy incómoda.
Capítulo 48 Tu hermano me ha desflorado y abandonado
Mientras se levantaba, Emma escuchó a Luna preguntarle a Samuel: "¿Escuchaste lo que
hablé con Lola anoche?" Ella no sabía lo que había dicho ayer hasta que se lo preguntó a
Lola nuevamente.

Recordando lo que dijo sobre él ayer, Samuel asintió con una sonrisa.

Luna se sonrojó y se sintió un poco más a gusto. Sin embargo, estaba contenta de no
tener que ocultar más algunos de sus sentimientos.

Se levantó del sofá, caminó directamente hacia Emma, le señaló la punta de la nariz y le
dijo: "Deja de hacerte a la inocente. ¿Aún no te das cuenta de tu posición?".

Lo que dijo no lastimó más a Emma. Pero el gran anillo de diamantes que llevaba en el
dedo sí era, de hecho, un dolor en sus ojos.

Al ver el anillo, que era un regalo de Samuel para Luna, Emma no pudo contener las
lágrimas.

No quería llorar esta vez.

"¿Por qué estás llorando? ¿Te intimidé?" Luna lucía dominante en ese momento. De
hecho, parecía que estuviera intimidando a Emma.

Al ver esto, Anna salió discretamente de la oficina.

Y Samuel miró a Luna, medio enojado y medio riendo. Él suspiró y se levantó.


"Suficiente, solo es un almuerzo y, después de todo, ¿por qué molestarse tanto con
esto?".

Ninguna de las dos sabía a quién hablaba. Pero, en sus ojos, se estaba hablando a sí
mismo.

"Samuel, es cierto, soy tu ex. Pero, ¿cómo puedes permitir que ella me humille así?"
Emma sacó un pañuelo del bolso y se secó las lágrimas. Sus ojos estaban rojos.

"¿Humillarla?" Luna dijo con desprecio. ¿Quién demonios era Emma? ¡La directora de la
oficina central de la compañía de revista internacional Changyue!
Luna hizo sus averiguaciones sobre Emma. Emma era una mujer de hierro en el trabajo y
también era particularmente fuerte de carácter.

¿Cómo pudo Luna humillar a una mujer de hierro como ella?

Emma ahora estaba jugando a la débil e inocente delante de Samuel. Ahora mismo Luna
solo quería arrancarle la cara llorosa.

"¿Dices que estoy haciendo un escándalo por nada?" Luna ahora estaba tan enojada
que incluso fulminó con la mirada a Samuel.

Emma miró a Luna y, de repente, un pensamiento vino a su mente. Tramó y revolvió sus
emociones por un rato y sollozó mientras hablaba: "Fuimos amantes mucho antes de
que él te conociera. Si no fuera por el hecho de que la abuela se oponía a que
estuviéramos juntos, nunca habrías tenido la oportunidad de estar con él en tu vida.
Además, Samuel siempre ha mantenido una vida limpia. ¿Cómo demonios te las
arreglaste para quedarte embarazada de Samuel.

Esta pregunta fue bien pensada y solo se la haría cuando Samuel estuviera cerca para
escucharla. Emma no sabía cómo Luna se lo había explicado a Samuel. Pero ella ya había
hecho investigaciones sobre este asunto y la verdad empezaba a tomar forma y salir a la
superficie.

La confianza de Luna se destruyó por la última pregunta de Emma en un instante e


incluso comenzó a temblar un poco.

Samuel miró hacia abajo, pensando, reflexionando sobre lo que acababa de escuchar.
En la noche de la boda de Jorge, su chofer lo llevó al hotel.

¿Cómo apareció Luna en su habitación esa noche? Él le había preguntado al respecto en


ocasiones anteriores y ella le había respondido que todo fue una mera coincidencia. Se
encontraron en el pasillo del hotel esa noche y él se la llevó a su habitación.

Estaba realmente borracho en esa ocasión. Y él se creyó la historia por completo.

Él no volvió a pensar en eso desde entonces. Pero eso ya sucedió, así que ya no tenía
sentido pensar en ello.

"No necesitamos explicarte esto". Luna intentó detener su temblor. Miró hacia otro lado
y apenas podía mantener contacto visual con Emma.
Samuel masajeó el espacio entre sus cejas y gritó: “¡Basta! Emma, deja de buscar
problemas. El pasado es pasado. Déjalo ir."

Estaba demasiado ocupado con sus asuntos legales como para tener tiempo de pensar
en asuntos como este.

¿Buscando problemas? Emma estaba amargamente decepcionada. El hombre que había


conocido una vez cambió tanto.

Emma ahora le dirigió una mirada feroz a Luna, quien ahora estaba aliviada. Calmó sus
emociones. Retomó su elegante postura y salió de la oficina.

La puerta de la oficina se cerró de golpe detrás de ella. Luna miró a Samuel, que
obviamente estaba triste, y dijo: "Cariño, ya no vendré más a tu oficina antes de que se
cierre este caso. ¿Está bien?". Samuel pareció escuchar sus intenciones y dijo: "No, me
mantendré alejado de ella". Ya no quería que su vida actual estuviera influenciada por
su antigua amante.

Todo estaba bien ahora. Estaba completamente satisfecho con Luna y con cómo iban las
cosas.

Luna se mordió un poco el labio, resistió las ganas de llorar y asintió. '¿Y si le digo la
verdad en este momento?'

"Sam..." Apenas había pronunciado su nombre cuando alguien llamó a la puerta.

El abogado Mulei, que había sido entrenado por Samuel, entró a buscarlo. Luna fue a
buscar dos vasos de agua.

¡Un vaso de agua servida por la Sra. Shao! Mulei se sintió halagado: "Muchas gracias,
Sra. Shao".

"No hay de qué".

Su mente estaba atascada en los recientes sucesos y apenas podía escuchar a Anna
gritar su nombre.

Anna tuvo que acercarse para que la escuchara: "Luna, Luna..."

"Oh, oh..." Luna finalmente reaccionó: "¿Qué? ¿Qué pasó, Anna? "
Anna no pudo contener la risa cuando vio la expresión confusa en el rostro de Luna.
Pero cuando pensó en el hermano mayor de Luna, su sonrisa se desvaneció casi al
instante. "¿Puedes ponerte en contacto con Leandro?"

"¿Mi hermano mayor?" Luna estaba desconcertada. Miró a Anna, que ahora parecía
estar enojada. ¿Qué habrá pasado? "No contacté a mi hermano en casi una semana".

Cuando Leandro estaba diseñando, no era posible localizarlo. No era extraño perder el
contacto con él, incluso un mes entero.

La cara de Anna se oscureció y respondió: "Nada". Él debía estar evitándola.

"Anna, ¿qué pasó realmente?" Luna estaba preocupada. ¿Qué estaba pasando entre su
hermano y Anna?

Anna miró a Luna, pensando si contárselo o no.

Leandro era un idiota que quería jugar con ella. ¡Si él quisiera evitar verla, ella nunca se
lo permitiría!

Anna rechinó los dientes, llevó a Luna al frente de la ventana cercana y comenzó a decir:
"Tu hermano mayor me ha desflorado y abandonado".

Luna sabía que su hermano mayor era un playboy, pero nunca esperó oírlo de la boca de
Anna.

Cuando vio la expresión confusa en el rostro de Luna, Anna repitió: "Tu hermano mayor
me ha desflorado y me ha descartado". Maldito Leandro. Se sintió enojada consigo
misma cuando recordó esa noche.

En la noche de la boda de Chuck, algo que no debería haber ocurrido sucedió en una de
las habitaciones del hotel.

Y a la mañana siguiente, Leandro se desvaneció y la abandonó.

Anna habló con Luna sobre eso, esperando que sus padres encontraran a Leandro. Tenía
que darle una explicación.

Luna se sostuvo de la barandilla, mirando a Anna, que ahora estaba menos seria y más
tranquila. Leandro y Anna... se acostaron.
Después de un rato, Luna comenzó: "Cuñada, no te preocupes. Se arrepentirá si te
abandona. Llamaré a mi padre para que le haga volver de Francia". Luego sacó su
teléfono móvil del bolso y lo llamó.
Capítulo 49 Ella lo escucho bien
Anna miró a Luna y se quedó sin habla. ¿Cuñadas? ¿Un crimen de abandono? El
abandono se refería al delito relacionado con los padres que abandonan a sus hijos o los
hijos que abandonan a sus padres o no darles el apoyo necesario.

En el peor de los casos, Leandro sería un violador o un hombre que engañaba los
sentimientos de las mujeres.

Pero el objetivo que Anna tenía en mente se había cumplido, así que dejaría el resto en
manos de Luna.

Anna escuchó a Luna ponerse al teléfono y exagerar: "¡Papá! ¡Tengo algo importante
que decirte!" Después de su llamada telefónica, regresó a la oficina de los asistentes.

Cinco minutos después.

Luna tomó su teléfono con la mano y corrió hacia Anna: "¡Ann! ¡Anna! ¡Hum! ¡No!
¡Cuñada! ¡Cuñada!" Su voz perturbada hizo que sus palabras sonaran incoherentes.

Tomó a Anna de la mano y la llevó a un lugar más privado y discreto donde pudieran
hablar: "Mamá dijo que papá reservó un billete de avión y que si estás embarazada,
debes venir a nuestra casa. Mis padres se harán totalmente responsables de ti. ¡Oh!
¡No! Quiero decir... ¡Mi hermano asumirá esta responsabilidad por sí mismo!".

¡Luna iba a tener una cuñada! ¡Estaba tan feliz ahora!

¿Embarazada? Anna se extrañó. ¿Cómo podría estar embarazada? Ya no era una niña y
por supuesto que sabía cómo tomar sus píldoras de la mañana siguiente.

Anna solo quería que Leandro le diera una razón de su partida. Quería preguntarle por
qué la estaba evitando ahora, y sobre todo, quería saber si solo estaba jugando con ella.

Nunca pensó en responsabilizar a Leandro por nada de esto y ahora solo asintió
distraídamente a las emocionadas palabras de Luna.

Jenny visitó su empresa por la tarde.

Samuel no estaba allí y Luna estaba en la oficina, ocupada imprimiendo algunos


documentos para él.
Cuando su madre llegó abajo, corrió escaleras abajo para recogerla.

Luna acomodó a Jenny en la oficina, salió y llamó a Anna.

Anna parecía confundida cuando vio a la señora sentada en el sofá, e incluso se asustó
cuando Jenny comenzó a hablar con ella.

"¡Por fin te encontré, mi querida hija!" ¡Estuvo buscando una nuera por más de 30 años!
Jenny estaba tan emocionada que casi gritó cuando tomó las manos de Anna, que era
tan bonita y capaz, ante sus ojos.

Su hijo finalmente se iba a casar y ahora ella podría, por fin, liberarse de la carga de un
hijo soltero.

Hum... m... Luna y Anna observaron la escena con ligera incomodidad. "Mamá, cálmate
un poco. Estás asustando a Ann".

Jenny aun apretaba las manos de Anna: "Sra. Bo..." dijo Anna torpemente. La madre de
Leandro estaba tan ilusionada con ella. Estaba casi abrumada por la emoción.

Jenny se calmó un poco. Dio unas palmaditas a las manitos blancas de Anna y le
garantizó: "Luna me contó lo que pasó entre tú y mi hijo. ¡Si Leandro se atreve a
abandonarte, le romperé las piernas con mis propias manos!" Mientras la escuchaba
decir estas palabras, Jenny comenzó a rechinar sus dientes, Anna estaba confundida
cuando vio que ahora Jenny estaba tan seria. ¿No era este Leandro Bo un mujeriego?
¿Antes de ella, ninguna de sus amantes anteriores volvió a él?

¿O reaccionó Jenny igual con todas las otras mujeres con las que Leandro tuvo
relaciones sexuales?

Luna miró a su madre sentada en el sofá y pensó en Violeta. ¿Por qué no podía tener
una suegra que le gustara tanto?

Jenny comenzó a hablar mucho con Anna. Aunque contra su voluntad, se tuvo que ir del
bufete de abogados después de haberle confesado infinidad de cosas importantes.

Por la noche, Luna recibió una llamada de Samuel. Samuel le dijo que esa noche tendría
una cena de negocios y que ella tendría que volver por su cuenta a casa.
Decidió descansar bien por la noche y visitar su antigua casa al día siguiente y pasarlo
con su hijo.

Samuel no volvió a casa casi hasta la medianoche. La puerta de la habitación se abrió


fuertemente y Luna se despertó.

Miró la hora. Eran casi las doce en punto. Se sentó en la cama, y se dio cuenta de que
Samuel caminaba tambaleándose y estaba desequilibrado.

Podía oler el alcohol en él a una milla de distancia. "¿Estás borracho?" Luna saltó de la
cama y lo sostuvo en sus brazos.

Cuando Samuel la vio, la abrazó de inmediato y la besó suavemente en los labios.

El fuerte olor a alcohol hizo que Luna se sintiera un poco incómoda. ¡Oh Dios mío!
¡Había bebido demasiado!

Apartó al hombre que la estaba abrazando: "Sam, estás borracho. Te haré un poco de
sopa para que te pongas sobrio".

Ayudó a Samuel a acostarse en la cama e inmediatamente se dirigió a la cocina para


preparar su sopa.

Cuando regresó, Samuel estaba acostado en la cama, con la cabeza torcida, durmiendo.

Puso la sopa en la mesa y le dio un suave empujoncito: "Sam, despierta. Toma un poco
de sopa".

Pero entonces sintió que fue agarrada con fuerza y se tambaleó hacia los brazos de
Samuel. Samuel la abrazó tan fuerte.

"Emma..." él susurró. Cuando escuchó ese nombre, se le cayó el cielo encima.

Luna yacía tan tiesa, rígida en sus brazos. Lo escuchó bien, lo que él dijo fue... Emma. Así
que Emma todavía permanecía en el fondo de su corazón. Por mucho que él lo
intentara, todavía no podía olvidarla.

La habitación estaba ahora tan tranquila y Samuel dormía como un bebé. Luna no
intentó despertarlo de nuevo.
Media hora después, apartó los brazos del hombre y salió tranquilamente de la cama.
Ella le quitó los zapatos y la ropa, y luego trató de empujar todo el cuerpo de Samuel en
la cama.

Ya era poco más de la una de la madrugada después de todas estas vueltas en la cama.
Luna se fue al otro lado de la cama y se acostó tranquilamente de espaldas a Samuel.

Cuando Samuel se despertó a la mañana siguiente, Luna ya no estaba a su lado.

Todo el apartamento estaba muy tranquilo por la mañana, casi como si estuviera vacío.
Se frotó las sienes adoloridas. Se había encontrado con algunos compañeros alcohólicos
anoche y había bebido demasiado, ciertamente.

Salió del dormitorio, miró a su alrededor y estuvo seguro de que no había nadie en su
casa, aparte de él. ¿Dónde estaba ella?

Sacó el teléfono para mirar la hora. Ya eran pasadas las 8 de la mañana. Luego intentó
llamar a Luna.

La llamada se había conectado por un segundo y luego se colgó. Samuel estaba un poco
confundido.

¿Pasó algo anoche? Luego llamó a la oficina. El teléfono sonó durante mucho tiempo
antes de que alguien finalmente lo tomara.

Era Anna, no Luna. Anna le dijo que Luna no había llegado a la empresa hoy.

Ah, sí, recordaba ahora, Luna le había dicho que iría a visitar la antigua casa hoy.

Samuel todavía se sentía un poco mareado. Tomó una breve ducha en el baño para
refrescarse y luego intentó llamar a la antigua casa.

Se sintió un poco incómodo ya que no sabía dónde estaba ella.

Señora Qi contestó al teléfono. Samuel se sintió aliviado cuando ella le dijo que Luna
estaba jugando con su hijo arriba.

Su chica traviesa sabía exactamente cómo hacer que se preocupara. Ella ni siquiera le
dijo cuándo ni a dónde se fue.
O... ¿Durmió demasiado profundo, tan profundo como para que ella no pudiera
despertarlo?

Samuel estaba tan ocupado con el caso de Changyue que, una vez más, no se dio cuenta
de que algo le pasaba a Luna.

No fue hasta tres días después, cuando regresó al apartamento vacío en medio de la
noche, que Samuel comenzó a extrañar su presencia. Luego sacó su teléfono celular e
intentó llamar a Luna varias veces. Sin respuesta.

Para entonces, se dio cuenta de que algo estaba mal y comenzó a preguntarse por qué
Luna no había vuelto a casa durante los últimos tres días. Tampoco fue a la empresa.
Pero ella sabía que él todavía estaba trabajando en el caso de Changyue en estos días y
parecía estar interesada en mantener a Emma lejos de él.

¿Por qué no hizo nada todo este tiempo? Incluso permitió que Emma estuviera con él
durante tres días enteros. Samuel no era tan estúpido como para pensar que Luna había
empezado a confiar en él.

Recordó haberle enviado varios mensajes de WeChat en los últimos tres días, pero no
obtuvo respuesta alguna. Pensó que definitivamente algo debía ir mal con Luna y ahora
probablemente estaba más que furiosa con él.
Capítulo 50 Es incomodo cuando mi hijo esta allí.
Entonces, ¿por qué estaba enojada? No podía entender por qué estaba actuando así.
Samuel reflexionó sobre la otra noche antes de que se marchara. ¿Tal vez fue porque
bebió demasiado alcohol? ¿Tal vez no le gustaba cuando él bebía?

No podría ser...

Samuel envió otro mensaje de Wechat a Luna. Esperó ansiosamente pero ella no
contestó.

Entonces, Samuel hizo lo que tenía que hacer y llamó a Milanda antes de las siete de la
mañana siguiente.

"Maldita sea, ¿acaso se te olvidó de cómo hacer una llamada? ¿Todavía crees que estás
soltero, sin esposa ni hijos? Asume tus responsabilidades, Samuel". Mientras contestaba
el teléfono, Milanda lo regañó de pies a cabeza.

"Abuela, ¿qué pasó?" Samuel miró el apartamento vacío, sintiéndose un poco incómodo
y solo.

"¿Qué pasó? ¿Qué hiciste para que Luna se enojara?" Preguntó Milanda en un tono de
desaprobación.

Hace unos días, Luna volvió a su antigua casa. Parecía feliz y estaba sonriente, pero se
veía un poco rara. Milanda la conocía muy bien y sintió que algo estaba mal. Le
preguntaba a Luna si algo malo ocurría, pero ella siempre trataba de evitar el tema.

Samuel estaba más confundido, "Pónla al teléfono, abuela. Ella no responde a mis
mensajes". Era la primera vez que algo así sucedía entre ellos y él también quería saber
la razón. Quería arreglar esto de inmediato. Cada instante sin ella era una tortura.

Después de un rato, escuchó a Milanda hablar con Luna. "Luna, la llamada es para ti.
Déjame sostener el niño primero".

"¿Quién es, abuela?" Entonces él oyó pasos rápidos. Alguien tomó el teléfono y colgó sin
decir nada.
... Samuel miró el teléfono, con los ojos abiertos de incredulidad. Su mujercita se había
vuelto más audaz ahora. No solo no respondió a su llamada, sino que la colgó de
inmediato. Esto se está volviendo surrealista de una muy mala manera.

Samuel se sintió realmente molesto. Decidió tomarlo en serio y se fue temprano esa
noche para ver a Luna en la casa vieja.

Gerardo no dejó de llorar hasta la hora de la cena. Tal vez estaba muy hambriento. Luna
buscó ansiosamente la leche en polvo, preparó la mezcla, probó la temperatura e
introdujo el pezón de goma en la boca de Gerardo. Gerardo dejó de llorar al instante.

Luna se sintió aliviada al verlo felizmente bebiendo la leche. ¡Este pequeño no podía
soportar tener ni un poco de hambre! Pero la sonrisa y las travesuras lindas del niño le
quitaron el dolor y el cansancio.

Oyó que la puerta se abría detrás de ella. Luna no se molestó en mirar. "Abuela, tiene
hambre, y también parece un poco somnoliento". Gerardo casi se quedó dormido
cuando estaba bebiendo la leche, sus ojos ya casi se cerraban.

Pero Milanda no respondió, y solo caminó hacia ella.

"Abuela, tiene un buen apetito. Ya le han dado de comer dos o tres veces esta tarde.
Toma mucha comida y leche últimamente". Ella estaba preparando dos tercios de una
botella de leche cada dos por tres, pero Gerardo parecía no tener suficiente. Tal vez sea
porque era niño.

Pero lo extraño es que la abuela ni siquiera dijo una palabra para responderle. Luna
miró hacia atrás, confundida, y vio una figura alta y familiar.

Samuel apareció de repente. Luna hizo una pausa, pero continuó sosteniendo a su hijo
en los brazos. Su rostro permaneció inexpresivo. Como si ella no lo hubiera visto,
parecía no tener ninguna intención de hablar con él.

En este momento, Samuel estaba muy seguro de que su esposa estaba enojada. En el
pasado, ella siempre se acercaba a él de una manera muy alegre y cariñosa.

"Cariño." Se sentó a su lado y le pasó el brazo por encima del hombro.

Luna estaba alimentando a su hijo. No le quitó la mano de encima, ni siquiera respondió


con un simple asentimiento.
De hecho, toda la ira que trató de reprimir ya se había ido y ni siquiera se sintió molesta.

Samuel no se apresuró a preguntar qué pasaba con ella. Él la besó suavemente en la


mejilla y luego se agachó frente a ella y miró con amor al hijo en sus brazos.

Samuel apretó las lindas mejillas de su hijo y sintió salir todas las emociones de él.
Gerardo abrió los ojos cuando Samuel se agachó.

Todavía estaba bebiendo leche, sorbiendo, sus dos ojos grandes mirando alrededor, a
sus padres. Luna no pudo evitar besarlo en su mejilla. Era tan irresistiblemente lindo.

Y Samuel también lo besó en donde ella besó.

Luna se sonrojó ante este dulce gesto. Para ocultar sus sentimientos, Luna puso la
botella de leche en las manos de Gerardo y se quedó con el niño en sus brazos.

Ella trató de alejarse de Samuel.

Con unos pocos pasos, Samuel le impidió abrir la puerta y tomó a su hijo en sus brazos.
"Espérame aquí".

Sacó a Gerardo de la habitación, lo besó y bajó las escaleras.

Milanda caminaba de un lado a otro en la sala de estar, tratando de escuchar los


sentimientos mutuos de la pareja. Inquieta, se apresuró a ir hacia ellos cuando vio que
Samuel bajó a Gerardo. "¿Por qué has bajado tan pronto? ¿Están ustedes dos bien
ahora?".

Samuel puso a su hijo en los brazos de su abuela. "Por favor cuídalo por un tiempo,
abuela. Es realmente incómodo cuando mi hijo está allí. Volveré y hablaré con ella".
Luego se volvió y subió las escaleras.

Milanda miró preocupada y le dijo: "Hazlo bien. No pierdas la paciencia".

"Claro, abuela". Ella sabía que Samuel tenía mal genio y que ahora no podía enojarse.

En el dormitorio.

Luna estaba doblando la ropa recién seca de su hijo. Se veía normal, pero de hecho,
estaba muy nerviosa.

Ella también estaba preocupada. Estaba pensando demasiado últimamente.


La puerta del dormitorio se abrió silenciosamente y oyó que se cerraba.

Samuel se acercó a ella, tomó las prendas de su hijo y las dejó a un lado.

Atrayéndola a sus brazos, él la besó en los labios. Se estuvo muriendo por hacer eso
desde hacía días.

Sin embargo, Luna lo empujó alejándose. Luego se sentó junto a la pequeña cuna de su
hijo y continuó doblando la ropa.

Samuel tocó su frente con frustración. "¿Qué pasa?" Él se agachó frente a ella y la miró.

"Señor Shao, viviré con mi hijo y lo criaré sola. Ya no voy a jugar con usted, ni usted
conmigo." Quería terminar su relación.

Y también era la primera vez que lo llamó Sr. Shao. La formalidad casi le quita las
esperanzas a Samuel. Él le quitó suavemente la ropa de su hijo y la puso en la cama de
nuevo.

La hizo ponerse de pie, abrazándola con fuerza. "Debes decirme de qué estoy siendo
condenado antes de dictar una sentencia". Luna volvió la cara, pero él le tomó la barbilla
y la hizo mirarlo.

"¿De qué estoy condenado? ¿De qué soy culpable?" Luna sonrió sarcásticamente, "Sr.
Shao, usted es un gran abogado internacional. ¿Cómo me atrevo a ser tan indiscreta
como para demostrar mis toscas habilidades frente a un maestro de negociación como
usted?".

... La paciencia de Samuel estaba a punto de agotarse, "Basta de esto ya. O tendrás que
saltarte la cena esta noche". Luna podía entender lo que insinuaba. Ella sabía a qué se
refería.

Se sonrojó, pero seguía manteniendo una postura obstinada. "¿Ahora qué? ¿Así que no
se me permite tener siquiera un bocado de comida en la casa del Sr. Shao? ¿Estás tan
ansioso por echarme?".

Samuel fingió una cara seria cuando escuchó sus frías palabras: "Luna Bo, te daré una
última oportunidad".
Luna se enojó más al verlo volverse aparentemente molesto. ¿Cómo diablos podría él
estar enojado cuando esto es su culpa? Ella lo empujó. Samuel no esperaba eso,
cayendo directamente sobre la cama que estaba detrás de él.

¿De dónde sacó toda esa fuerza? A pesar de su conmoción, Samuel tenía una sonrisa
juguetona en su rostro, "¿Y bien? ¿No puedes esperar para llevarme a la cama?" Le
gustó eso.

"¡Sal de aquí! ¡Fuera!" Exasperada, Luna agarró la almohada a su lado y la arrojó sobre
él.

Samuel agarró la almohada y la tiró al suelo. Luego la agarró por la muñeca y la arrastró
a la cama con fuerza.
Capítulo 51 ¿Como te atreves a abusar de tu esposa?
Luego se dio la vuelta y sostuvo los brazos de ella sobre la cama para que no pudiera
moverse.

"Vamos, ¿qué pasa?" Él estaba aquí para calmarla, pero... se había acostumbrado a
tenerla. Estos días en los que no estuvo en casa, el apartamento estaba sin vida y muy
incómodo.

Los ojos de Luna se llenaron de lágrimas cuando pensó en lo que pasó la otra noche.
Miró a los ojos de Samuel, "Si todavía te gusta ella... ya no estaré más contigo". Era tan
difícil amar a alguien. Siempre habrá dolor. Siempre era un riesgo a tomar.

¿Sabría Samuel lo dolido que estaba el corazón de Luna cuando dijo eso? Estaba tan
triste...

Las lágrimas corrían por las esquinas de sus ojos y caían por sus suaves mejillas.

Él la besó suavemente en las esquinas de sus ojos. Sus lágrimas sabían saladas... pero el
pensamiento de ella lo consumió. Emma nunca había llorado cuando estaba con él.

Siempre pensó que le gustaban las mujeres fuertes como Emma, pero cuando vio las
lágrimas de Luna, sintió que su corazón no permitiría dejarla llorar, tampoco le
disgustaba. Solo sintió amor.

Solía pensar que sería muy impaciente para cuidar a una mujer delicada y llorona.

Pero descubrió que estaba equivocado. El amor te hace hacer cosas que no hacías antes.
No se sintió irritado ni impaciente mientras la reconfortaba con todo lo que tenía.

Y Luna solo le preguntó si todavía pensaba en Emma... Él tampoco sabía si todavía le


gustaba Emma. Tal vez todavía sentía preocupación por ella. Lo único que sabía era que
realmente amaba a Luna.

"Me he casado contigo. Tú eres mi esposa. No te voy a renunciar". Pensó al principio


que su matrimonio con Luna no duraría demasiado.

Pero ahora, se dio cuenta de que le gustaba la sensación de estar con ella. Era mucho
más feliz cuando estaba con Luna.
Sabía que ella siempre le estaba ocultando su verdadero carácter. Tal vez temía que él
odiara su verdadero yo, por lo que siempre trataba de complacerlo en todo lo que
podía.

Realmente no tenía que estar tan cansada, porque sea como fuera su verdadera
personalidad, él lo aceptaría. Mientras ella no lo traicionara ni lo engañara, él la trataría
bien y la amaría por el resto de su vida.

Luna negó con la cabeza, "No quiero que un hombre me abrace y esté pensando en
otras mujeres, ni que esté llamando nombres de otras".

Él frunció el ceño ante sus palabras. ¿Pronunció el nombre de Emma la noche que
estaba borracho? ¡Oh, no! Si eso era cierto, no lo decía en serio.

Si eso fuera cierto, él podía entender por qué se fue sin decir una palabra, su guerra fría
y silenciosa contra él, y que dijera que quería dejarlo...

"Lo siento". La abrazó con fuerza y se disculpó.

Maldito sea por hacerle esto a ella.

Luna suavizó su postura cuando escuchó sus disculpas. No pudo evitarlo, la persona que
se enamore primero siempre será la que tiene que adoptar una actitud humilde e
indulgente...

Incluso podría sentirse mal con ella misma, pero no pudo evitar amarlo.

En la habitación tranquila, la mujer sollozó bajo sus respiraciones cortas. Lleno de culpa,
la abrazó con fuerza, disculpándose con ella una y otra vez.

Diez minutos después, Luna seguía llorando. Samuel se sintió derrotado. ¿Por qué era
más difícil apaciguar a una mujer que luchar en cientos de juicios complicados?

Con esto bastará. "Ya me estoy preparando para nuestra boda. ¿Cómo podrías ser mi
novia si lastimas tus ojos llorando?" Él le secó los ojos llorosos.

Dijo eso para hacerla feliz, pero Luna lloró aún más. Esto se estaba poniendo muy difícil.

Su Samuel dijo que se estaba preparando para su boda. Estaba tan feliz. Pero también
temía que fuera demasiado bueno para ser verdad.
Samuel estaba aturdido y se quedó sin habla por un tiempo. ¿Cómo pudo ser que llorara
por eso?

El cambió su posición, se acostó a su lado, la tomó en sus brazos y le preguntó con


ansiedad: "¿Ya no quieres casarte conmigo?".

La mujer apoyó la cara en sus brazos y negó con la cabeza.

"¿No quieres casarte conmigo?" Ella ya lo hizo.

Sacudió la cabeza.

"¿Quieres dejarme?"

Luna volvió a negar con la cabeza. Samuel puso los ojos en blanco. El corazón de una
mujer era muy difícil de entender. ¡Es como buscar una aguja en un pajar!

Tres minutos después, Luna se secó las lágrimas y se sentó en la cama.

"Cariño, vamos abajo".

Samuel se impresionó al ver que Luna se veía completamente normal, con la excepción
de sus ojos rojizos.

No intentes adivinar lo que piensa una mujer. ¡Qué frase tan cierta! Lo habrías
adivinado en vano. Lo que adivinaste estaría todo mal.

Samuel se levantó de la cama y la condujo a la puerta.

Luna hizo una pausa, "Espera un minuto, tengo que lavarme la cara." Sería extraño bajar
las escaleras así.

Apoyado en la puerta, él asintió y la vio entrar al baño. Su cuerpo curvilíneo sacaba lo


mejor de él.

Cuando volvieron al comedor, la señora Qi ya estaba sirviendo comida en la mesa.


Gerardo se había quedado dormido y lo pusieron en una pequeña cama que le habían
preparado en la sala de estar.

Milanda los miró con gran preocupación cuando los vio bajar juntos.
Cuando se dio cuenta de que los ojos de Luna estaban rojos, le dio una palmada en el
brazo a Samuel, "¡Tú, mocoso malagradecido! ¿Cómo te atreves a abusar de tu esposa?"
Le habría gritado a Samuel si su bisnieto no estuviera durmiendo.

Samuel se mantuvo firme, inmóvil. Luna rápidamente retiró a Milanda enojada, "Abuela,
abuela, no te enojes. Samuel no me abusó". ¡La abuela fue muy amable con ella! Al igual
que sus padres, Milanda no podía soportar ver a Luna lastimada.

Mirando a Luna proteger a su nieto Samuel de esta manera, Milanda señaló a Samuel y
le dijo: "¡Mira lo considerada que es tu esposa! ¡Aprende de ella! ¡Trátala bien! No
tienes ni idea de lo afortunado que eres".

Samuel asintió alegremente y agarró a Luna por el hombro, "A tus órdenes, abuela. ¡Y te
traeremos una bisnieta pronto!" Samuel también quería otra hija.

Luna tiró tímidamente del borde de sus prendas y protestó en voz baja: "¿Cómo puedes
decir eso?"

Milanda estaba satisfecha, estallando a carcajadas, "Ese es mi nieto. Muy bien. Te


perdonaré esta vez. Ven a cenar". Con eso, llevó a Luna a la mesa del comedor.

Violeta y Vicente tenían una reunión en algún lugar de la ciudad, así que solo estaban
ellos en casa. El ambiente era acogedor y se sentía como un hogar. Y también fue el
momento más feliz para Luna en esta casa. Esta fue la primera vez que se sintió feliz y
contenta.

Después de la cena, la pareja hizo compras en un centro comercial cercano, llevándose a


su hijo con ellos.

Luna había pasado muy poco tiempo con su hijo, por lo que le compró muchas cosas
para compensarlo.

Samuel fingió estar un poco triste porque todo lo que llevaba eran cosas de su hijo.
Llamó a la pequeña mujer que empujaba el carrito de compras frente a él. "Luna".

"¿Sí?" Ella se detuvo y lo miró con cara de duda.

Samuel se acercó a ella: "Tienes a dos hombres a tu lado y solo compraste cosas para el
pequeño que ni siquiera sabe caminar... ¿Dónde está las cosas para mí?" ¡No había nada
para él!
Oh! Ahora Luna entendió. "Tiraste todas las corbatas que te compré la última vez...
Tengo miedo de que no te gusten mis regalos..." De hecho, ella quería consentirlo con
muchos regalos. Pero se había vuelto indecisa ahora. No sabía lo que él siente.

La expresión de su cara era tan atractiva que hizo que Samuel se sonrojara un poco. "No
lo haré más". Él prometió sinceramente. La abuela tenía razón. Él era tan afortunado de
tenerla.
Capítulo 52 La abuela te cubrira la espalda
"¡De acuerdo, vámonos!" Luna sonrió ante su promesa, y dirigió el camino, llevando a su
hijo hacia el área de productos para hombres.

Samuel se quedó atrás. Ya había llegado al punto en que no tenía más remedio que
admirar los cambios de humor de Luna.

Eran más de las nueve de la noche cuando los dos regresaron a su antiguo hogar.

No condujeron, sino que se fueron caminando y estuvieron comprando toda la noche,


así que Luna estaba realmente agotada. Pero ella también se sintió muy feliz y
satisfecha. Solo quería tomar una ducha y acostarse.

Pero antes de eso, fue a la habitación de su abuela.

Milanda sabía que los dos habían regresado. Ella los había esperado antes de irse a
dormir. Se sintió aliviada cuando apagó las luces y se estaba preparando para descansar
cuando alguien llamó a su puerta.

Se incorporó de la cama, encendió la lámpara de la mesilla de noche y se puso las gafas


de leer, "Adelante".

Luna vio a Milanda sentada en la cama y se dio cuenta de que ya se iba a dormir.
"Abuela, lamento molestarte". Dijo Luna en tono de disculpa.

"Está bien. Ven acá, querida." Milanda disfrutaba de estos momentos en que no estaba
sola. Pronto, comenzarán a formar una familia.

Luna abrió su bolso, sacó algunos libros y se los entregó a Milanda. "Abuela, compré
algunos libros para ti. Puedes leer un poco cuando no estás ocupada haciendo tareas.
Espero que te gusten." Milanda era una profesora. Siempre le gustaba leer.

Pero una dama rica como Milanda debía tener de todo. Luna tenía que pensar
realmente en algo para darle. Después de muchas dudas, Luna decidió comprarle
algunos libros. Esperaba que le gustaran. Después de todo, los libros no envejecen.

Cuando Milanda escuchó que le había comprado algunos libros, una gran sonrisa sincera
floreció en su cara. Tomó los libros, los cuales eran ediciones limitadas de los clásicos.
"Gracias cariño. Me gustan. Eres muy considerada". Realmente le gustaban estos libros.
Ella no los tenía en su estantería.

"Bueno, si le gustan, abuela, yo también soy feliz. Descansa temprano abuela. La veré
mañana por la mañana". Luna, pensativa, la cubrió con el edredón y estaba a punto de
marcharse.

Pero Milanda tomó su mano y la hizo sentarse junto a su cama, "¿Estás de buen humor
ahora, querida?" Sabía que Luna estaba un poco triste en los últimos días. Ya le había
preguntado muchas veces, pero Luna nunca respondió, lo que la preocupó mucho.

Luna pensó en Samuel y asintió, "abuela, todo está bien ahora". Ya no estaba enojada
con Samuel ahora.

"Bien, eso es bueno. Ambos son buenos niños. Siempre di lo que piensas. No te lo
guardes. Te matará por dentro". Dijo Milanda con un toque de amor sincero. Palmeó el
dorso de las manos de Luna.

Luna miró su cabello gris. Sollozó de manera imperceptible ya que Milanda todavía
estaba preocupada por ella, "Lo haré, abuela".

"Buena niña. La abuela te quiere. Eres mucho mejor que esa Emma Gu. Hablando de
Emma, la razón por la que no aprobé su relación con Sam no fue solo por las cosas
malas que ella había hecho. Soy vieja y experimentada ahora. Puedo ver que es una
mujer cruel, ambiciosa y astuta. Por eso no quería que estuvieran juntos".

Luna era mucho mejor. Aunque a veces era un poco terca, tenía un corazón agradable y
amoroso. Era una mujer muy sencilla. Amaba a Sam con todo su corazón.

Luna estaba aturdida al escuchar a Milanda hablar así de Emma por primera vez. ¿Emma
había hecho cosas malas? Luna se preguntó qué quería decir con eso.

Sin embargo, Milanda no continuó, y Luna tampoco preguntó. Ella simplemente asintió
de forma educada. Recordó de nuevo lo que había hecho. ¿Debería decirle a su abuela?

¿Pensaría también de ella de la misma manera que pensaba de Emma?

Milanda sintió que algo estaba pasando en la mente de Luna. Ella podía ver la lucha en
su cara.
"¿Qué pasa? Solo dime. Por favor, no lo dudes".

Milanda la miró con aire de preocupación. Era demasiado doloroso para Luna ocultar
esto en su corazón, y ella se estaba convenciendo de que se lo contaría a alguien.

Samuel había estado cuidando a su hijo por más de media hora, pero Luna no había
regresado.

Él esperó otros veinte minutos, pero ella todavía no regresaba.

No pudo evitar ser curioso, fue a la habitación de Milanda y llamó a su puerta. Cuando
entró, vio a Luna secándose las lágrimas a toda prisa.

Milanda se veía en su estado habitual.

"Puedes volver a tu habitación, querida. Veo lo que te pasa ahora. La abuela te cubrirá
la espalda. No te preocupes". Este asunto no era fácil de manejar. Intentaría dejar que
permaneciera como lo estaba ahora, pero si Sam lo supiera...

Luna abrazó a Milanda con agradecimiento, "Abuela, gracias". Le dio las gracias desde el
fondo de su corazón. La abuela era tan amable con ella que realmente la trataba como a
su propia nieta.

Milanda le dio una palmada en la espalda y dijo: "Nunca necesitarás decir eso. Solo
vuelve y descansa un poco. Sam te está esperando".

Samuel tenía curiosidad de lo que estaban hablando, pero sabía que no le dirían nada. Él
no preguntó y llevó a Luna a la habitación.

Cerró la puerta y obligó a Luna a entrar. "¿Podrías decirme de qué estabas hablando con
la abuela?" Nunca había sido tan curioso.

"¿De verdad quieres saber?" Ella preguntó con un obvio tono de ansiedad. “¡Por
supuesto!".

Luna lo empujó lejos. "Bueno, espera. Te lo diré cuando termine de bañarme". En


realidad, ella solo quería tener algo de tiempo para inventar una historia para contarle.

Samuel asintió y se acostó, esperando que saliera y le hablara.

Pero ella simplemente no podía inventar nada.


Cuando salió del baño, Samuel ya estaba ayudando a su hijo a tomar un poco de leche.

Gerardo le balbuceaba, y Samuel respondió con una cara graciosa. Estaban pasando un
buen rato.

Luna estaba muy feliz al ver eso, "Samuel, ¿qué tal si llevamos a Gerardo de regreso a
nuestra casa mañana?" Estarían juntos todos los días.

Samuel pensó por un momento y dijo con calma: "Está bien. ¿Pero cómo podríamos
darle una hermana si está con nosotros? Si sabes a lo que me refiero. . . "

Sería mejor si tuvieran una hija. Podrían traer de vuelta a su hijo y serían una feliz
familia de cuatro.

Luna se sonrojó. Se sentó junto a Samuel, lo tomó del brazo y descansó tranquilamente
en su hombro.

El tiempo pasó lentamente.

Luna puso a su hijo, ya dormido, en la cuna. Mientras Luna limpiaba la botella de leche
de Gerardo, Samuel la sujetó por la cintura y la abrazó por detrás.

"Querida, dime ahora, ¿de qué hablaron?" Él no lo olvidó. Sabía que ella no quería
hablar. Todavía esperaba pacientemente.

El latido del corazón de Luna se aceleró. Puso la botella de leche en el escritorio.

Se dio la vuelta, abrazó el cuello de Samuel y lo besó en los labios.

Realmente no podía inventar una historia y esperaba que esto funcionara.

Tenía razón. Funcionó.

Un ambiente íntimo y apasionado flotaba en el aire. Finalmente hicieron lo que


querían.

Temprano a la mañana siguiente, Samuel salió de la vieja casa con Luna.

Además de asistir a la sesión de la corte, Samuel también tuvo que llevar a Luna para
que viera la nueva casa renovada esta tarde.

Cuando llegaron a la compañía, Emma ya estaba esperando a Samuel en la oficina.


Los rivales en el amor siempre eran enemigos mortales. Era una descripción vívida de
Emma y Luna en este momento.

Luna sacó la bufanda de su cuello, "Sam, cariño, hace mucho calor aquí". Se quitó la
bufanda de seda.

Las marcas en su cuello, así como las del bien dotado Samuel, volvieron a herir a Emma.
Capítulo 53 Mi marido es tan rico
¿Realmente hace calor? Estaba a 20 grados afuera. Pensó Samuel. Aún así abrió una
ventana.

Luna caminó dos veces frente a Emma con un aire de inocencia y sarcasmo en la cara.
Luego se acercó a Samuel y le dijo: "Sam, te esperaré en tu oficina".

Samuel estaba a punto de hablar. Sus ojos brillaron con pasión cuando vio las marcas en
su cuello. Él no podía dejarla cuando ella lo estaba mirando con este atractivo.

Ahora entendió el significado del dicho: "La noche es corta y el sol es alto. Desde
entonces, el rey no tiene ganas de celebrar su corte matinal".

Él no notó las marcas cuando se despertaron. Por eso se extrañó que Luna estuviera
vagando por la habitación toda la mañana en pijama y una bufanda de seda.

Ahora entendía lo que ella quería. Solo quería mostrar a Emma cuánto Samuel la amaba
y se preocupaba por ella. Con un profundo suspiro, decidió dejarla hacer lo que ella
quería.

Emma apretó el puño hasta que salió de la oficina con Samuel y permaneció en silencio
durante todo el tiempo.

Con un bolso en mano, Anna los siguió inmediatamente al área de asistentes.

Fueron a la corte juntos y hablaron sobre el caso por el camino.

Hoy era el último día, y el resultado estaba prácticamente a la vista. Estaban seguros de
que ganarían ya que Samuel estaba con ellos. Él era tan bueno.

Como era de esperar, Samuel recuperó los derechos de autor de Changyue.

La fiesta de la victoria se celebraba esa noche, como nada significativo sucedió en la


tarde. Samuel canceló todo, y se llevó a Luna a su nueva casa.

En la mansión en Royal Valley.

Cuando abrieron la puerta, el interior se veía completamente diferente de lo que vieron


la última vez.
¿Cuántos diseñadores y trabajadores contrató Samuel para completar el trabajo tan
pronto?

Hablando de los diseños, los tapices eran todos de color blanco y marrón claro. Los
muebles eran todos nuevos, pintados en blanco y gris.

La sombra de la cocina era de color marrón oscuro. Los armarios y los mármoles eran
básicamente del mismo color.

Miraban alegremente por la planta baja. Samuel estaba satisfecho de ver el asombro en
los ojos de Luna.

La condujo al segundo piso, utilizando una escalera blanca giratoria. Había seis
habitaciones en total, su habitación era la más grande y hermosa.

Abrieron la puerta del dormitorio. Era espléndido. El interior estaba pintado


principalmente en blanco, beige y café oscuro. El tapiz blanco, el candelabro, la cama de
estilo europeo y la mesa del bar eran de color blanco beige. Las cortinas, el conjunto de
cuatro piezas de ropa de cama y alfombras eran de color café oscuro.

El estilo de decoración era de alto nivel y lujoso, y el guardarropa de 100 metros


cuadrados estaba lleno de muebles de madera beige de color blanco. El armario estaba
vacío, esperando que la anfitriona pusiera todo en uso.

Luna miró hacia el estudio y la habitación del bebé de al lado. La habitación del bebé era
un océano de azul celeste, las paredes cubiertas con un fondo de pantalla lleno de
paisajes de agua.

Los muebles eran todos de azul celeste, y una parte de ellos era blanco. Era muy
relajante.

Contra la pared había una cuna nueva y, al otro lado, una cómoda litera.

Pero todavía no había ropa de cama en ella. "La habitación del bebé todavía necesita
ventilación y pronto, Gerardo podrá usar su habitación". Explicó Samuel.

Luna asintió, "Samuel, has decorado la casa tan espléndidamente. ¿Todavía tienes
dinero? Todo esto debió ser muy costoso". Estaba familiarizado con eso desde su
infancia, y estaba bastante segura de que en esta mansión, todos los muebles, las
lámparas, incluso la ropa de cama, eran de material importado de alta calidad.
En el tercer piso estaban la sala de baile decorada, gimnasio, sala de cine y cuarto de
almacenamiento.

Como respuesta, Samuel se limitó a sonreír. Había una diferencia entre comprar estas
cosas y comprar una casa.

"Las cosas costaron la mitad de precio que la casa. Jorge nos hizo un favor. Y si todavía
tenemos dinero o no, eso depende de cuán gastadora sea mi esposa." Gastó algo más
de dinero después, pero no mucho.

Sus ahorros podrían permitir a Luna toda clase de extravagancias por dos vidas. Estaba
preparado para este tipo de vida.

Luna sonrió, "Mi esposo es tan rico. Ahora me he convertido en una mujer rica". Ella
nunca lo había pensado antes, porque no se casó con Samuel por su dinero.

"Vamos al segundo piso". Él tenía algo que mostrarle.

Subieron juntos al segundo piso, al estudio amueblado de Samuel. Había dos escritorios
y tres computadoras Apple en la habitación vacía.

Una computadora de escritorio, dos computadoras portátiles. Otros aparatos como las
tabletas también se encontraban en el lateral.

Samuel abrió un cajón, sacó una archivadora y se la entregó a Luna.

Luna abrió la archivadora con asombro y sacó un cuaderno de tapa dura. Contenía el
certificado de la propiedad de la vivienda.

Y el nombre de Luna estaba en la primera página. La propietaria de la casa de dos acres


era... Luna Bo.

Las manos de Luna temblaron. Casi tiró el certificado de propiedad de la vivienda al


suelo.

Lo miró sorprendida. Su Sam... Él... le dio la casa... a ella...

"Yo... Tú... Mis ojos no me están engañando... ¿verdad?" Luna estaba tan emocionada
que incluso tartamudeaba.
"Es lo que ves. Esta casa es tuya". Dijo tranquilamente. Ella había hecho demasiado por
él, y él nunca había hecho nada a cambio.

Podía permitirse una mansión y dársela a ella. Incluso así no era suficiente.

Luna se cubrió la boca. ¡Samuel era demasiado bueno con ella!

Con el certificado de propiedad en la mano, sostuvo al hombre frente a ella y dijo de


manera coqueta: "Me compraste un auto, un anillo de diamantes y ahora una mansión.
Pensarían que soy tu amante".

"¿Y qué? Eres mi esposa, te compraré tantas cosas como yo quiera". Ella también
arriesgó su vida para dar a luz a su hijo. Su dinero nunca podría comprar eso.

Luna asintió vigorosamente, "Bueno, gracias, Samuel". Le trataría mejor en el futuro.


Por la noche, le dijo más de una vez que también quería una hija.

Luna siempre recordaría eso.

En menos de una semana, Samuel comenzó a prepararse para la mudanza.

Emma también regresó a los Estados Unidos temporalmente. Todo se veía bien.

En la tarde de la mudanza, Samuel llevó a Luna a una reunión especial con sus
hermanos.

Debido al asunto de Anna, Ricardo no permitió que Leandro saliera de casa. No fue
hasta que Samuel dijo que iban a salir para una fiesta cuando dejaron salir a Leandro.

Esta vez también era en Storm. Jorge trajo a Lola con él y Samuel llevó a Luna. Leandro
estaba solo y Chuck trajo a otra mujer.

La mujer que estaba con él llevaba un abrigo rojo, era muy delgada y frágil, una mujer
bonita a pesar de su pequeña figura.

Se sentó junto a Chuck, con los ojos fijos en él, y no dijo nada.

Luna y Lola se sorprendieron de tal escena.

Chuck podía permitir que otras mujeres le hicieran esto. Era un imbécil, ¿verdad?
¿Dónde está Daisy Tang?
Luna le envió un mensaje de Wechat a Daisy, "¿Dónde estás?".

Ella respondió rápidamente: "En una habitación de hotel con un tipo realmente guapo".

"¿Qué? ¿Daisy está en una habitación de hotel con algún tipo?" ... Luna leyó en voz alta
en evidente shock y desconcierto.
Capítulo 54 Su mujer
Una canción apasionada acababa de terminar. Sus palabras resonaron en la sala, claras y
ruidosas.

Todos los ojos estaban puestos en Luna, y ella se dio cuenta de que todos la estaban
mirando. Se cubrió la boca, pero ya era demasiado tarde.

Con una cara sombría, Chuck se acercó a Luna y tomó su teléfono celular.

La respuesta de Daisy todavía estaba en la pantalla.

Era demasiado tarde para que Luna tomará su teléfono. Era solo una oración, y Chuck la
había leído.

Luego, rápidamente escribió algunas palabras y las envió: "¿Qué hotel?" Chuck fingió ser
Luna.

Luna se acercó a él cuando lo vio enviándole mensajes a Daisy en su cuenta, "¡Chuck!


¡Devuélveme mi teléfono!" Entonces ella trató de alcanzarlo.

"Espera por favor. Necesito ver esto." Chuck mantuvo el teléfono celular en alto para
que Luna no pudiera alcanzarlo.

Justo cuando Luna estaba a punto de abalanzarse sobre él, alguien la retiró. Cayó en un
cálido abrazo familiar.

"¿Qué estás haciendo, Chuck? ¿Estás molestando a mi esposa?" Samuel estaba celoso
de Luna y Chuck. La quería solo para él. Cuando vio lo que hacían, tuvo que levantarse
de su asiento y separarlos.

Un minuto después, sonó el teléfono de Luna. Chuck echó un vistazo, puso el teléfono
móvil en la mano de Luna, abrió la puerta de la sala y salió.

La mujer que vino con él inmediatamente siguió su paso.

Luna miró su teléfono. Daisy respondió: "Estoy en Hotel Sofía. ¿Qué pasa?".

Luego miró ansiosamente a Samuel: "Estas dos personas no van a hacer algo estúpido y
precipitado, ¿verdad? ¿Qué debemos hacer ahora? Samuel, ¿podrías ir y vigilarlos? Esto
podría ponerse feo". Tenía mucho miedo de que Chuck hiciera una escándalo en el hotel
cuando atrapara a Daisy en la cama, y lo que es peor, podrían comenzar a pelearse
entre sí.

"Está bien, iré". Samuel soltó a Luna y recogió las llaves del auto sobre la mesa. "Ustedes
sigan jugando. No me esperen."

Jorge y Leandro se miraron, "nosotros también iremos".

Chuck era algo excéntrico e impulsivo. Quién sabía qué haría a continuación. Como
resultado, la fiesta se trasladó del club al hotel.

En el camino, Luna no se olvidó de enviar un mensaje a Daisy, "¡Vete ahora! ¡Chuck se


dirige hacia el hotel!".

“En la habitación del hotel, Daisy se sentó en el sofá, leyó el mensaje Wechat de Luna y
sonrió. Justo estaba pensando cómo hacer saber a Chuck que estaba durmiendo con
alguien en una habitación de hotel cuando Luna le envió un mensaje!

Ahora había alcanzado su objetivo. ¿Por qué debería irse? Esto era lo que había querido
todo el tiempo.

A su lado, Felipe Qi se cruzó de brazos y se preguntó por qué se metió en serios


problemas ayudando a Daisy en esto.

"Daisy, lo he pensado. Quizás sea mejor que busques la ayuda de algúnos chicos de tu
equipo. Realmente no soy este tipo de hombre. Podría estar en grave peligro." Sí, así
era.

Él no estaba para este drama cornudo. Además, Chuck era uno de los mejores médicos
en el campo de la medicina. Definitivamente no era alguien a quien podía ofender.

"Demasiado tarde. Chuck se dirige hacia aquí." ¿Él vendría? Ella pensaba que no
significaba nada para Chuck y él jamás vendría aquí aun si se enterara.

Felipe se mostró reacio: "¡No vengas a mí en busca de ayuda la próxima vez! ¡No estás
pidiendo ayuda! ¡Me estás tendiendo una trampa!" Como buen amigo de Daisy,
realmente necesitaba ser capaz de todo.
"Saca tu bisturí y prepárate para defenderte". Daisy se levantó del sofá, se acercó a
Felipe y lo arrastró a la cama.

¿Estar preparado para defenderse con su bisturí? ¿Estaba planeando dejarlo pelear con
Chuck con un escalpelo? ¡Ese sería el día de su muerte! Felipe miró a Daisy en shock,
"Oye, ¿vas a enviar a tu mejor amigo a un callejón sin salida? ¿Estás tan loca?".

"Cállate. Una palabra más, y te daré una paliza primero". Daisy es totalmente capaz de
cumplir su palabra, y Felipe la había visto más de una vez hacerlo.

Se calló de inmediato, y dejó que ella le arrancara el abrigo.

Maldita sea, era la segunda vez que lo desnudaba una mujer.

La primera vez fue la esposa del famoso Jorge Si, Lola Li.

La segunda vez que lo despojaban, jera la esposa del famoso Chuck Si, ¡Daisy Tang!

¿Disfrutaban haciendo eso? ¿Era un pato fácil de atrapar?

Felipe estaba realmente enojado. ¡Por lo menos, era un hombre! Él también tenía algo
de orgullo propio. La empujó y se puso sobre Daisy.

"Oye, eso no está bien... Deberías estar en tú debajo". Daisy tiró de su cuello,
preparándose para darle la vuelta.

En ese mismo momento, la puerta de la habitación se abrió con un clic, y ambos miraron
hacia la dirección de la puerta.

Y lo que Chuck vio en la cama era un hombre y una mujer que estaban dando vueltas
como locos.

Una inexplicable emoción oscura corría a través de su cuerpo, y él los miró ferozmente.
Su mujer estaba en los brazos de otro hombre.

Daisy vio que sus ojos se enrojecían de ira, y comenzó a tener miedo.

Pero después de ver a la mujer detrás de él, su ira reemplazó su miedo.

Felipe también estaba en shock. Daisy puso sus manos alrededor del cuello de Felipe, y
le habló de una manera muy seductora: "Felipe, continuemos".
Chuck nunca la había escuchado hablarle en ese tono. Cada uno de sus nervios fue
mordido por los celos. Sacó un escalpelo y lo lanzó hacia Felipe.

Si Daisy no se hubiera dado vuelta y apartado a Felipe, el escalpelo que se quedó en la


cama se habría hundido en su cuerpo.

"¿Qué estás haciendo, Chuck? ¿Quieres asesinarnos?" Daisy apartó al aturdido Felipe y
se levantó de la cama.

Miró a Chuck con ira. ¿Por qué no podía tener otros hombres, cuando él ya se había
acostado con muchas mujeres?

Chuck dio un paso adelante y se detuvo frente a ellos.

Luego tiró de Daisy y le sujetó la barbilla. En un tono más feroz, habló: "¿Eres tan
barata?" ¡Ella se atrevió a engañarlo! ¡No dejaría que esto se quedara así!

"¿Barata? ¿Qué tal si miras a la mujer que está detrás de ti? No eres mucho mejor." La
mujer detrás de él era exactamente la hija de su madrastra, Rosy Tang.

Chuck la empujó a la cama. Si no fuera por su rápida reacción y se movió un poco, se


habría caído sobre el escalpelo que Chuck lanzó en la cama. Estuvo tan cerca del peligro.

"Chuck Si, si no quieres verme, sal de mi vista. ¿Tienes que matarme?" Daisy se puso de
pie y gritó.

Otros llegaron también. Bloquearon la entrada, mirando la dramática escena en la


habitación.

Se sintieron un poco aliviados cuando vieron que todavía Daisy y Felipe llevaban ropa.

En ese momento, Felipe finalmente habló. Mirando el bisturí brillante en la cama,


reaccionó diciendo: "Sr. Si, me has entendido mal. Daisy me trajo aquí para ponerte
celoso. No pasó nada entre nosotros. Ella me obligó a subir a la cama, pero nada más".

Daisy se sintió tan frustrada que casi estaba a punto de toser sangre. "Tú... Tú..." Señaló
a Felipe, su amigo durante años, estaba demasiado enojada como para decir una sola
palabra.
Capítulo 55 Aunque amo a Chuck
Jorge no tenía ningún interés en este tipo de problema. Se acercó a Lola y dijo: ''Cariño,
¿quieres dormir aquí esta noche? Puedo reservar una habitación para nosotros''. Era
como regresar a un mundo donde solo existían ellos dos.

‘‘¡No! Vámonos a casa." Los niños estaban en casa. No podría dormir aquí.

''Cariño... Solo una noche..." Las voces de la pareja se desvanecieron poco a poco.

Samuel Shao también quería irse pero vio a Luna que observaba la escena con gran
interés. Se apoyó contra la puerta con pereza y esperó ansioso el final del espectáculo.

Leandro se despidió con la mano y se fue sin decir una palabra.

Sería mejor que vaya a su casa y se ocupe de sus propios asuntos. No quería meterse en
los problemas de otras personas.

Chuck sacó el bisturí y lo movió de un lado a otro en sus manos. Daisy observó sus
movimientos, temía que pudiera hacer un movimiento repentino.

''Está bien, señor Qi, puede retirarse. Váyase a casa." Felipe tomó su abrigo y corrió
hacia la puerta.

Samuel Shao apartó a Luna hacia atrás para que pudiera pasar.

Rosy todavía estaba mirando y tomaba las cosas en perspectiva mientras estaba de pie
en la habitación mirando atentamente a Chuck y Daisy.

Felipe se había ido. Daisy no soportaba estar sola con Chuck, así que tomó el bolso que
estaba a su lado y se preparó para irse.

Pero Chuck la hizo retroceder: "Todavía no hemos terminado''. No había olvidado que
ella montó una escena deliberadamente para ponerle celoso. Quería saber por qué.

"¿Terminado con qué? No tenemos nada de qué hablar. Tu amante está aquí".

¿La amante? Luna llevó a Samuel Shao fuera de la habitación inmediatamente. Ese fue
el final de la escena. Ella ya había visto suficiente. No se olvidó de cerrarles la puerta.
Ahora, solo había tres personas en la habitación. Rosy, casi a punto de llorar, dijo:
''Hermana, no soy la amante de Chuck. No hubo nada entre nosotros''.

"¿Cómo te atreves a llamarme hermana?". Daisy se rió de su prepotencia. Ella había


visto muchas putas en su vida. Y Rosy era tan tonta. Siempre la había despreciado.

Chuck guardó el bisturí y dijo con voz muy tranquila: "Ya puedes irte".

"¡Bueno, muy bien!" Con su mochila ya en las manos, Daisy caminó rápidamente hacia
la puerta.

Pero él la detuvo. Daisy se dio vuelta y lo miró perpleja. "Me refería a Rosy". Chuck
frunció el ceño. ¡Daisy era tonta o qué!

"Chuck, yo..." Las lágrimas corrieron por las mejillas de Rosy. Daisy sintió pena por ella.

Dijo con emociones contradictorias: "¿Y por qué lloras delante de mi esposo? ¿Quieres
que sienta compasión por ti?".

Chuck siempre se sentía muy bien cuando Daisy lo llamaba esposo.

Rosy negó con la cabeza y respondió aterrada: "No es eso. Aunque amo a Chuck, sé que
está casado. Me voy." Dijo y fue hacia la puerta.

"¡Espera!". Daisy no había decidido dejarla ir. Esta mujer, una vez, pagó a un especialista
de su equipo para que cortara un cable. Cuando ella lo utilizó para subir, casi se mató.

También sacó, sin que nadie la viera, la máscara de oxígeno a su madre en el hospital.
¡Daisy deseaba matar a esta cruel mujer aquí mismo!

Rosy la volvió a mirar, confundida: "¿Algo más, hermana?". Se secó las lágrimas y miró
con tristeza a la mujer que odiaba.

"¿Qué significa cuando dijiste que amas a Chuck? Lo has visto menos de cinco veces en
tu vida y llegaste a la conclusión de que ya estás enamorada de él. Incluso si Chuck
estuviera mal de la cabeza últimamente, no te creería". ¡El amor de Rosy Tang es tan
barato!

Chuck frunció el ceño. ¿Qué quiso decir con eso? Su cabeza no estaba mal.
¿Pensó esta mujer que la estaba consintiendo? No la toleraría actuando como una
tirana.

"No. Trabajé como enfermera en el hospital de Chuck en el país A". Chuck era su
príncipe azul para aquel entonces. Solo se atrevía a mirarlo a distancia. Ella lo admiraba
tanto.

Sin embargo, inesperadamente, su amor se casó con la mujer que más odiaba.

Sin pensarlo, Rosy renunció al trabajo del hospital en el país A y se fue al país C para
trabajar con Chuck en un hospital privado.

Día tras día, hacía todo lo posible por acercarse a él y finalmente, logró su objetivo. Ella
también logró irritar a Daisy.

"¿Cómo? Quieres decir que estabas enamorada de mi marido". Daisy le dio una palmada
en el brazo a Rosy y le dijo: "¡Qué bien!", delante de su cara. "Hermana, mira esto".

Ella se volvió a Chuck, se deslizó en sus brazos y colocó sus propios brazos alrededor de
su cuello.

Pero, en realidad, tenía miedo. Su intimidad con Chuck era muy rara. Lo miró y estaba
nerviosa por lo que Chuck estaba pensando en ese momento.

Él estaba casi a punto de alejarla pero cuando vio el atractivo en sus ojos, de alguna
manera cedió. Decidió ver qué haría a continuación.

Chuck, entonces, entendió lo que estaba sucediendo cuando se acercó a sus labios y lo
besó.

¡Maldita sea esta Daisy Tang! ¡Lo estaba utilizando!

Él tenía un poco de ira en sus ojos y apretó a la mujer con fuerza, cuando ella estaba a
punto de dejarlo. El juego ya comenzó, ¡él es el único que puede ponerle fin!

No sería un hombre si no le daba una buena lección hoy.

Justo antes de que Daisy estuviera a punto de asfixiarse, Chuck la soltó.

Rosy estaba ahogada de tanto sollozar. Se cubrió la boca, con los ojos bien abiertos y
aparente asombro.
"¿Qué es esta cara que pones? Este es mi esposo. Y parece que vieras a tu marido
besándose con otra mujer delante de ti. ¿No estás paranoica? Él es mi marido, no el
tuyo". Daisy habló de forma implacable a esta Rosy que la quería matar a su madre y a
ella.

Esta maldita mujer. Rosy estaba demasiado enojada para decir una palabra pero logró
pronunciar algo. "Chuck, tengo que irme. Te veo mañana".

"¿A quién vas a ver mañana? Te diré una cosa. Si te veo seduciendo a mi marido otra
vez, te romperé el cuello. Soy fiel a mis palabras, recuerda bien eso''. Esta Rosy es
realmente una puta. Ni siquiera sabía por qué esta clase de personas existía en el
mundo.

Chuck se sentó en el sofá y observó, con calma, la pelea de las dos hermanas.

Rosy se sonrojó y avergonzó cuando Daisy habló. Casi quiso desaparecer.

''Hermana, ¿le dijiste a Chuck sobre tu supuesto compromiso de matrimonio?''. Escuchó


eso del padre de Daisy, su padrastro, Luis Tang.

¿Su compromiso? Daisy se quedó en blanco cuando escuchó estas dos palabras. Si Rosy
no lo hubiera dicho, habría olvidado de que su padre ya la había comprometido con
alguien.

Y estas dos palabras también llamaron la atención de Chuck: ''Dilo. ¿Qué es lo que
dices?''. Esta vez, se le preguntó a Rosy Tang.

Ella se secó las lágrimas y miró con arrogancia a Daisy que estaba sorprendida. Dijo: ''Mi
padre tiene un buen amigo y su amigo tiene un hijo de la edad de Daisy. Hace veinte
años, comprometieron a sus hijos. Hay pruebas''. Esta supuesta prueba era un pedazo
de papel en el que los dos adultos sellaron sus huellas, y casualmente Luis Tang lo
guardaba en un cajón inferior en su estudio. Todo estaba a punto de cambiar.
Capítulo 56 Comprometida
"Entonces, Daisy, ¿me ocultaste esto?". La frialdad en sus palabras asombró a las dos
damas que estaban en la habitación.

Cuando ella mencionó eso, todo volvió a Daisy.

Ella no estaba de acuerdo con lo que Chuck dijo. "Chuck, fuiste tú quien me obligó a
casarme contigo".

"Si me hubieras dicho que ya estabas comprometida, no te habría obligado". ¿Creía que
le impondría su voluntad? El abuelo fue quien la obligó, no él.

Ante esa situación, Rosy fue hacia Chuck y le dijo: "No te enojes. Mi hermana me dijo
una vez que eres muy rico y que no te dejaría".

...

Esto era una mentira. Ella estaba acostumbrada a decir mentiras. Es su naturaleza.

Miró la cara extremadamente seria de Chuck, Daisy arrastró a Rosy por la espalda. La
echó de la habitación e ignoró sus gritos histéricos.

El dolor era insoportable y Rosy miró hacia la puerta que se cerró bruscamente.

Casi dos minutos después, se levantó con la ayuda de un camarero. Se frotó el trasero y
entró en el ascensor.

En la habitación, Daisy se limpiaba la ropa como si tuviera algo sucio.

Luego, se dio la vuelta hacia el hombre que la miraba con mucha atención. Parecía
enojado y Daisy no se atrevió a decir ni una palabra en ese momento.

"Me engañaste. Estoy atrapado. ¡Bien hecho, Daisy!" Escuchó su voz fría y Daisy sintió
miedo y retrocedió.

Respiró hondo y dijo: "Chuck, eres muy estúpido si crees lo que dijo".

Él se levantó del sofá y se dirigió lentamente hacia ella. Había un halo de oscuridad en
sus ojos.
Daisy apretó los puños para protegerse.

Sin embargo, ella no era muy fuerte, Chuck sostuvo sus puños y la arrojó sobre la cama.

"Me duele." Aunque el colchón era suave, Daisy sintió mucho dolor por el bolso que
llevaba en su espalda.

Se frotó la espalda y tuvo miedo del hombre que tenía delante.

Chuck ya estaba de pie, junto a ella y la miraba.

"¿Te duele? ¿Me odias?" Le levantó el mentón y la obligó a mirarlo.

"Por supuesto. Quiero matarte". dijo enojada.

"No necesitas matarme. Echame como lo hiciste ahora mismo". Él respondió en un tono
apagado. "Tuviste la fuerza para cargarla y tirarla al suelo. Hazlo conmigo también".
Incluso quiso aplaudir.

¿Pensó que ella no lo haría? ' ¡No soy débil!' Pensó Daisy en silencio. Se escapó de su
mano y se levantó para cargarlo.

Pero para sorpresa de Daisy, Chuck la tenía controlada en la cama. Él levantó sus brazos
hacia arriba y se acercó.

Tiró su bolso con mucha facilidad, a pesar de que ella luchaba frenéticamente.

Luego, se puso de rodilla en la cama y se quitó el cinturón.

Daisy se sintió realmente mal. No la trató como una mujer. Su mente estaba colmada
con cada palabra sombría y actos oscuros que Chuck le hizo.

Casa YuGu

En el estudio, Luna disfrutaba mientras veía un programa de televisión.

Samuel llevaba una bata de baño, entró al estudio y se sentó junto a ella pero no lo
notó.

No había olvidado de que Luna le prometió contarle el secreto de la otra noche en la


casa vieja.
"Mira, Li Youwu es muy gracioso", señaló al actor quien representaba al Pato Feo en el
espectáculo.

Luna entrecerró los ojos y Samuel la hizo sentarse sobre sus piernas. "Esa noche me
prometiste... Es hora de que lo digas..."

No terminó sus palabras porque los suaves labios de Luna lo detuvieron.

Ella acarició suavemente su cuello y con la otra mano, intentó levantar su camisa.

Inmediatamente, se le olvidó de la pregunta.

Solía tratarlo de esta manera en los últimos días porque quería que la mente de Samuel
estuviera ocupada con otras cosas.

Creía que lo olvidaría, con el paso del tiempo.

Ella también podría olvidar todo eso.

Vivía una vida muy feliz y nunca pensó que ese momento oscuro saldría a la luz algún
día.

Emma volvió a la oficina de prensa de Changyue. Era nuevamente la directora de


redacción.

Trabajaba con todos los datos y documentos de la compañía en la oficina.

De repente, su teléfono móvil sonó. Su oficina estaba en silencio, por lo que se


escuchaba muy fuerte.

Estaba nerviosa porque vio el nombre de la persona que llamaba, pero su boca no podía
dejar de sonreír.

"Hola, detective Zhu". Contestó el teléfono con una voz muy suave.

Un minuto después, cortó la llamada y salió de la oficina después de maquillarse.

"Señora Gu, el modelo que espera está aquí." Su asistente la detuvo, cuando salía.

Pero había algo más importante que el trabajo para Emma en ese momento. "Por favor,
dígale que espere en la sala de reuniones y regresaré en un minuto". Después de
arreglarse un poco, fue al ascensor con un par de zapatos de tacón alto.
El detective Zhu le dio buenas noticias. No podía dejar de sonreír.

Así, el asistente se dirigió un poco nervioso hacia la sala de reuniones y pensó cómo
explicarle al modelo que debía esperar un poco porque la jefa de redacción había salido.

La Cafetería Cornor

Llevando un par de gafas de sol, Emma miró alrededor de la cafetería y entró.

"¡Buenos días! ¿Qué va a tomar?". El camarero le preguntó y tomó su pedido. Emma


señaló al azar un café en el menú y el camarero se fue.

Miró al hombre de mediana edad que tenía delante y le dijo: "¿Dónde está?".

Simplemente respondió: "Un millón por la versión original".

"¿Un millón?". Emma se alarmó de repente. "¡Me estás robando!". Ni toda su propiedad
junta valía un millón y quizá necesitaría un préstamo si fuera así.

"Bueno, invertí mucho dinero aquí. Además, con todo el personal, valdrá la pena". Él se
sentó en el sofá de una manera relajada. No estaba preocupado por nada.

Pero Emma se colocó la mano en la frente y acarició su pelo con ansiedad. Para
deshacerse de Luna, haría cualquier cosa. "¡De acuerdo! Dame lo que te pedí ahora
mismo y tendrás tu dinero".

"¿Ahora mismo? ¿Crees que soy tan estúpido?". Si le daba esa información, ¿cómo se
aseguraría del dinero?

Emma tuvo que negociar. "Muéstrame el vídeo al menos. Si es verdad, te daré todo el
dinero".

Le trajeron el café pero Emma estaba tan emocionada que no tomó ni un sorbo. Lo dejó
a un lado y notó que el hombre sacaba su teléfono.

Lo cambió al modo silencioso y le mostró el vídeo.


Capítulo 57 Esta perra
En el vídeo, vio a una mujer asomándose y luego entrando a una habitación.
Definitivamente la conocía. Esa mujer era Luna Bo.

Había encontrado la verdad, y ahora Emma sonreía con satisfacción. "Te llamaré tan
pronto como consiga el dinero".

Emma se levantó de su asiento, tomó su bolso y salió de la cafetería. Miró el cielo


despejado y sintió que estaba de excelente humor.

'¡Luna Bo, perra! ¡Pronto te quitaré esa sonrisa engreída de la cara!' pensó Emma. ¡Y
Samuel volvería a ser de ella!

Cuando Emma llamó a Samuel, él estaba ocupado en su oficina.

"Tengo algo que decirte. Te veré en nuestro viejo lugar de encuentro". Su viejo lugar de
encuentro era un parque donde Samuel solía llevarla a pasear.

Samuel se frotó el espacio entre sus cejas, "No, puedes hablar conmigo por teléfono. No
podemos encontrarnos." Le había prometido a Luna que dejaría de verla.

Ni siquiera quería verla. Emma sonrió amargamente por teléfono: "Se trata de Luna, y es
realmente algo muy serio. Piénsalo. Te esperaré durante una hora". Y entonces le colgó.

¿Era realmente sobre Luna? Diez minutos más tarde, Samuel tomó las llaves del auto,
salió de la oficina y se dirigió al lugar donde Emma le había dicho que lo estaría
esperando.

En el camino, tuvo una extraña sensación de presentimiento. ¿Qué le diría Emma


exactamente de su esposa Luna? Si comenzara a denigrarla basándose en poca o
ninguna evidencia, él estaría muy enojado.

Afuera, el clima era un poco caluroso, y cuando Samuel salió del auto, se aflojó la
corbata que Luna le había atado cuando salió de casa ese día.

No pudo evitar sonreír cuando pensó en esa pequeña mujer de tantas facetas ocultas.

Pero la mujer que ahora estaba cerca del río lo llevó a la realidad.
Emma estaba esperándole junto al río con una cazadora de color caqui, su largo cabello
volaba por el viento nocturno y flotaba suavemente en el aire.

Esta fue una escena que Samuel había visto tantas veces en el pasado, antes le atraía
cada vez que la veía. Pero ahora no se dejaría sentir este sentimiento.

Al ver al hombre se acercaba a ella, Emma reprimió su emoción y lo miró con ojos
tiernos.

Pensó que había una posibilidad de que él volviera con ella, pero el rostro de Samuel
mostraba una expresión de impaciencia.

Emma ignoró este hecho. 'Sam, te extraño mucho', pensó. Habían pasado solo un par de
días desde su regreso de los Estados Unidos. No se habían visto ni una vez desde
entonces, y cada vez que ella le enviaba un mensaje privado en Twitter, él no respondía.

Samuel solo sintió impaciencia en su corazón cuando vio a la mujer cariñosa. "¿Qué
pasa? Dime, rápido".

Ella le mostró una sonrisa amarga: "¿Vas a creerme si te digo lo que sé?" No le mostró la
evidencia que tenía inmediatamente. Ella era inteligente.

"Depende." respondió Samuel. Su respuesta fue ambigua.

"Luna Bo es una perra manipuladora y deliberada. El año pasado, entró a tu habitación


de hotel intencionalmente, y tengo pruebas". Efectivamente le dijo la verdad.

La cara de Samuel casi cayó al suelo cuando escuchó estas palabras. Emma no estaba
segura de sí estaba enojado con Luna o con ella por haberle dado esta mala noticia.

"Señorita Gu, le aconsejo que cuide con su lenguaje". ¿Cómo podría llamar a su esposa
una perra deliberada y manipuladora? Samuel estaba molesto por lo que acababa de
escuchar.

Al ver su reacción, Emma sabía que Luna ya tenía un cierto lugar en el corazón de
Samuel, y que él no estaba del todo preparado para dejarla.

Luego sacó su teléfono.

Samuel estaba impaciente al principio, luego se quedó en silencio, y finalmente su


rostro se volvió más y más austero y grave al ver el vídeo.
¿Cómo podría no conocer a la mujer en el vídeo del teléfono de Emma? ¡Era la misma
mujer que sostenía fuertemente en sus brazos día y noche!

¿Y cómo podía no conocer esa habitación? ¡Era la misma habitación en la que se había
alojado la noche de la boda de Jorge!

Adelantó rápidamente el video después de ver que Luna había entrado en su habitación.

Dos horas más tarde, Luna salió de su habitación, con el pelo desordenado y la ropa
destrozada. Era obvio, y cualquiera podía ver y determinar por lo que ella había pasado.

Traición, mentiras y engaños. La ira brotó con velocidad en su cuerpo y alma.

Apretó el teléfono de Emma, y se acordó del recién extraño comportamiento de Luna.

Le había preguntado qué haría él si fuera ella quien le mintiera.

¡Y la noche que pasó en la vieja casa! ¡Ella definitivamente también había hablado con
Milanda sobre esto!

Samuel rápidamente sacó el teléfono celular de su bolsillo y marcó el número de


Milanda con una mirada cada vez más horrorosa en su rostro.

Incluso Emma ahora estaba asustada. Nunca lo había visto así antes en su relación
pasada. Se preguntó qué pasaría después...

El teléfono se conectó rápidamente. Sonaba como si Milanda estuviera jugando con su


hijo. Su hijo... Samuel cerró los ojos de dolor al escucharla hablar.

“¿Sam?”

"Abuela, la otra noche cuando Luna estaba en tu habitación, ¿te confesó que había
entrado en mi habitación de hotel el año pasado, cuando estábamos en la boda de
Jorge?" Su tono era indudable. Y el alegre humor de Milanda se desvaneció
rápidamente.

"¿Te lo dijo ella?" Pero Luna había decidido no decírselo en este momento en particular.

Samuel lo había descubierto todo cuando la escuchó hablar así. Sus ojos estaban
inyectados en sangre de ira cuando colgó el teléfono.

Luego copió el vídeo de Emma a su propio teléfono y se preparó para irse.


Emma lo tomó por la cintura por detrás cuando estaba a punto de irse: "¡Sam, ahora
sabes lo manipuladora e intencionada que puede ser ella! Cuando la visité y la llamé por
teléfono, no te atreviste a defenderme, a pesar de que ella me trató de esa manera.
Tampoco me creíste cuando ella supo que yo era alérgica al chile y me tendió una
trampa. Sam..." Emma sonaba tan triste ahora, lo que hacía que Samuel se sintiera más
culpable.

"Lo siento, yo... no pude ver quién era realmente, hasta ahora". Samuel se disculpó con
ella.

Luego le quitó las manos de encima y salió del parque sin volver la cabeza ni una sola
vez.

De vuelta a la vieja casa, Milanda comenzó a sentirse preocupada en el segundo


después de que su llamada terminara con Samuel. Inmediatamente quiso llamar a Luna
y preguntarle qué estaba pasando, pero su teléfono celular estuvo apagado todo el
tiempo que intentó llamarla.

Luna estaba ocupada imprimiendo documentos para Samuel en el estudio, y no se dio


cuenta de que su batería se había agotado.

Samuel quería regresar a la mansión y confrontar a Luna, pero temía que la mataría con
ira.

Se dio la vuelta, y en su lugar condujo al club Storm.

En la sala del club.

Samuel pidió botellas y botellas de licor, y miró el video en su teléfono una y otra vez.

Todas las virtudes y cualidades que creía que ella poseía se habían convertido ahora en
un sarcasmo amargo en sus ojos. ¡Esta perra!

"¡PUM!" Samuel tiró y estrelló una botella vacía contra la pared. Todas sus piezas rotas
esparcidas por el suelo.

¡Luna Bo! ¡Luna Bo! ¡Luna Bo! ¿Por qué me mentiste? ¡Le había dicho que lo que más
odiaba en este mundo eran mentiras!

¡Qué irónico era pensar en su sonrisa!


Ja ja ja, Luna Bo, de hecho, ¡realmente tenías los medios para alcanzar tus metas!

... ...

En la casa, Luna había impreso todos los documentos, pero Samuel todavía no había
vuelto.

Eran más de las 11 de la noche, pero Samuel todavía no había regresado a casa. Y
cuando lo llamó, no contestó a ninguna de sus llamadas telefónicas.

Luna salió al balcón. Estaba lloviendo a cántaros afuera. ¡Estaba lloviendo a mares!

Nadie respondió a sus llamadas telefónicas en la oficina, tampoco. Luna de ninguna


manera podía ponerse en contacto con Samuel.

A la una de la madrugada, Luna ya se había quedado dormida y la puerta de la


habitación se había abierto repentinamente.

Se despertó y vio a Samuel de pie en la puerta, con la cara enrojecida y su aliento olía a
licor.

¿Cuánto bebió? ¡Ni siquiera podía caminar derecho!

Pero antes de que Luna pudiera ponerse los zapatos, Samuel se acercó al borde de la
cama.

¿Vio ella la ira en sus ojos?

Al momento siguiente, él comenzó a estrangularla.

¿Qué le estaba pasando? "Sam... tú... ¿Qué está pasando? Por favor..." Luna se las
arregló para decir unas pocas palabras.

Samuel recordó el vídeo de vigilancia de Luna y sus ojos estaban cada vez más
inyectados de sangre y parecía que la ira se apoderaba de él. ¡Esta perra!
Capítulo 58 Bajo la proteccion de la abuela
"¡Maldita puta!" Samuel finalmente soltó su cuello cuando Luna comenzaba a ponerse
morada y estaba a punto de desmayarse.

Tosió y jadeó violentamente buscando aire.

Samuel sacó el teléfono del bolsillo, reprodujo el vídeo y lo lanzó frente a ella para que
pudiera verlo ella misma.

Luna inmediatamente se puso pálida después de ver el vídeo. Cómo puede este vídeo
de seguridad...

Entonces, finalmente había llegado el día.

"¡Qué mentirosa! ¡Bravo!" Samuel agarró furiosamente su teléfono y lo tiró sobre la


mesa que tenía al lado. El teléfono se deslizó sobre la mesa y se cayó al suelo.

A nadie le importó.

Al mirar el rostro pálido de Luna, Samuel aún se enfadó más. Él la apretó contra la cama.

"¡Tú zorra! ¡Déjame ver lo zorra que eres ahora!" Sus ojos estaban rojos de la ira. Él
agarró las manos de Luna por encima de su cabeza a pesar de sus esfuerzos por
defenderse.

"Por favor, no, Samuel..." Luna suplicó, temblando al ver la cara furiosa de su marido.

Ella recordaba claramente que las imágenes de vigilancia del hotel en la noche de la
boda de Lola habían sido eliminadas. ¿De dónde lo había sacado?

En el vídeo, estaba claro que ella se había colado en su habitación...

"¿No?" Pero ese pensamiento no le pasó por la mente cuando se escabullía en su


habitación esa noche mientras él estaba borracho.

Él apretó sus manos fuertemente y la castigó por sus pecados.

...
Sobre las cinco o seis de la mañana siguiente, Samuel cerró la puerta de golpe y se fue,
dejando la casa hecha un completo desastre.

Mientras, en la cama, la mujer que se quedó se acurrucaba, temblando y aterrorizada


por lo que acababa de suceder.

Luna no fue a ningún lugar ese día, y se quedó todo el día en la cama reflexionando.
Seguía pensando una y otra vez si había llegado el final de su feliz vida.

Samuel regresó a su chalet muy tarde por la noche durante los días siguientes y la
torturó cada vez más, castigándole por sus errores. Ninguna cantidad de disculpas podía
arreglar esto.

Esos días se prolongaron durante una semana más o menos, y después Samuel ya no
volvió más.

Entonces Luna se fue a la casa vieja. Antes de eso, fue al hospital para que sus heridas
fueran atendidas y curadas.

Enseguida Milanda notó que algo no iba bien en cuanto Luna apareció por la puerta con
el rostro pálido y sombrío.

"Luna, pareces muy débil. ¿Qué te ha pasado?" Milanda la miró mientras jugaba con el
pequeño Gerardo.

Luna sacudió la cabeza con una leve sonrisa en sus labios: "Abuela, quiero volver aquí".

Samuel ahora estaba disgustado con ella, y definitivamente no regresaría a la villa.


Entonces, ¿por qué se iba a molestar en quedarse allí?

Ella sintió que algo iba terriblemente mal entre los dos: "¿Samuel aún no puede dejarlo
pasar?" Milanda preguntó con cuidado.

"No. Abuela, quiero quedarme aquí, contigo y con Gerardo". Pensando en la pesadilla a
la que había sido sometida durante los últimos días, sabía que no podía soportar la ira
de Samuel durante más tiempo.

Milanda no tenía ninguna razón para rechazarla, y ni tampoco podía hacerlo. Estaba
pensando en llamar a Samuel más tarde. "Entonces quédate. Siempre eres bienvenida
aquí".
Pasaron tres días, y Samuel volvió al chalet aún con rabia en su corazón. Solo que ahora
el chalet estaba vacío.

Su habitación estaba limpia y ordenada. Y las cosas de Luna y de su hijo ya no estaban.

Fue al armario, y pudo ver que la ropa de Luna tampoco estaba.

El vestidor también estaba vacío. No quedaba ninguna cosa de ella.

A excepción de la cama de Gerardo y una pila de ropa cuidadosamente dobladas en una


esquina de la habitación.

Al día siguiente, Samuel llegó a la casa vieja.

Al ver a Luna y Milanda jugando con el pequeño Gerardo, ahora se sentía aliviado.

Aunque sentía pena por Luna, Samuel todavía estaba enfadado al verla de nuevo.

Dejó a Gerardo jugando con Milanda y llevó a Luna escaleras arriba sin pronunciar una
sola palabra.

Recordando los días anteriores, Luna se puso a temblar de miedo. Luna trató de escapar
de Samuel, pero no pudo.

Milanda le gritaba a Samuel desde abajo, pero no le hacía caso.

Se fueron a la habitación. Luna lo miró con ojos arrepentidos: "Lo siento, Samuel, lo
siento mucho..."

Pero él no parecía escuchar una sola palabra de sus disculpas, y la apretó firmemente
contra la puerta: "¿Por qué te fuiste? ¡Dime!" Preguntó despojado de cualquier
sentimiento de amor. Solo exigía respuestas frías y directas.

"No, yo no..." Las lágrimas llenaban y empañaban los ojos de Luna.

Samuel agarró su barbilla y la miró sombríamente: "¿No? ¿Entonces, por qué estás
aquí? Para ayudar a la abuela,

Hablando del rey de Roma, Milanda estaba golpeando a la puerta ansiosamente, como
si estuviera tratando de derribarla: "¡Samuel! ¡Sal!" Recordando el tiempo cuando Luna
dio a luz, Milanda dejó rápidamente a Gerardo al cuidado de la señora Qi y subió las
escaleras para detener a Samuel.
Al oír los golpes salvajes en la puerta, Samuel tomó a Luna en sus brazos.

"Abuela, esto no es de tu incumbencia. Vete abajo y cuida de mi hijo". La cara de

Luna estaba cubierta por los brazos de Samuel. Milanda no podía ver su expresión.

Estaba más que irritada cuando escuchó cómo Samuel le hablaba en ese tono. "¿Cómo
te atreves a hablarme así?" Sabía que era culpa de Luna, pero no se trataba de algo
imperdonable.

Samuel cerró la puerta en su cara, y Milanda se quedó fuera de la habitación y gritó de


nuevo: "Samuel, si te atreves a hacer daño a Luna, te golpearé en la cabeza. ¡Recuerda
mis palabras!".

Dentro de la habitación, Samuel finalmente soltó a la mujer que sostenía en sus brazos y
dijo:

"Escucha, ahora quédate aquí, cuida de mi hijo y espera a que te llegue el acuerdo de
divorcio". Su terrible mirada había asustado a Luna, cuyas manos ahora temblaban por
el sonido de su voz.

Luna se mordió el labio cuando escuchó la palabra "divorcio".

Podía renunciar a cualquier cosa en el mundo, menos a su hijo.

Si se divorciaban, Samuel definitivamente se llevaría a su hijo, y esto era algo que ella no
podía dejar que sucediera.

"Prometo que no volveré a aparecer delante de ti si no quieres verme". Su rostro estaba


blanco y su voz temblaba.

Samuel miró su pobre cara, y supo que ella debía estar diciendo eso por su hijo.

"No pongas esos ojos de pena. No me lo creo". Elevó su voz y se sintió enfadado.

Luna sacudió apresuradamente la cabeza. Ya no estaba llorando y, mientras se secaba


las lágrimas, habló: "Samuel, lo hice porque te quiero mucho..." Trató de explicárselo
todo.

"Para que una mujer como tú me ame, prefiero morir." Samuel se burló.

Estas palabras desgarradoras la dejaron sin palabra.


De hecho, era su culpa, por lo que ahora le tocaba a ella sufrir las consecuencias.

Bajó lentamente la cabeza. En la alfombra bajo sus pies, sus lágrimas cayeron y
desaparecieron rápidamente en el tejido.

Samuel levantó su barbilla y la besó en los labios con rigidez. Y entonces, de repente, la
soltó y rápidamente salió de la habitación sin pronunciar una sola palabra más.

Luna se tocó los labios doloridos, pero lo que más le dolió fue el corazón.

Se decía que Samuel y Luna hacían una buena pareja.

Pero ahora estaba claro que era falso.

Luna estaba canturreando a Gerardo para que se durmiera cuando vio en la televisión a
Samuel con una mujer elegante a la que llevaba del brazo en una fiesta benéfica.
Capítulo 59 Es tan difícil amar a alguien
La fiesta benéfica fue organizada por Jorge en nombre de Lola, y tenía como tema la
protección de los animales salvajes.

El corazón de Luna era como una copa de vidrio caído y roto en miles de pedazos
cuando vio a Samuel.

Esto era solo el comienzo. De allí en adelante, Luna veía siempre a Samuel aparecer en
todo tipo de noticias de entretenimiento con diferentes mujeres.

Habían pasado unos días, y él no regresó más a la casa vieja. Y casi todos los días le
pedía a Violeta que le llevara Gerardo a la empresa para verlo.

Y ella también lo había visto en alguna cita con otra mujer, con su hijo en brazos.

Así que ahora se había hecho viral en las noticias que el señor Shao y su esposa se
habían divorciado. Y la foto en la que salía con otras mujeres mientras sostenía a su hijo
en sus brazos confirmaba la historia.

Mientras Violeta llevaba a Gerardo a la empresa cada vez más a menudo, Luna tenía
menos tiempo para estar con su hijo.

Luna a menudo miraba a los árboles sicómoros por la ventana, perdida y sola con el
pensamiento cansado.

Lola la llamó varias veces y le envió muchos mensajes por Wechat, pero seguía sin saber
cómo explicarle esa situación.

Lola estaba tan furiosa que incluso quiso llamar a Samuel y regañarle, pero Luna la
detuvo.

Le dijo a Lola que todo era su culpa, que Samuel no tenía ninguna culpa.

Lola solo podía invitarla a salir y hablar con ella sobre lo que había sucedido.

Y Luna estuvo de acuerdo. Al día siguiente, después de que Violeta se fuera de la casa
con Gerardo, Luna se cambió de ropa y salió de la casa vieja en la que se había refugiado
durante tanto tiempo.
El sol brillaba fuera. Se encontraron en un café.

Cuando llegó, Lola ya estaba tomando un café.

"La casa vieja está un poco lejos, lo siento. Debes haber estado esperándome por
mucho tiempo". Miró un poco avergonzada a la hermosa mujer frente a ella, quien se
estaba volviendo cada vez más bella día a día.

Incluso se sorprendió cuando Lola le sonrió. ¡Tal vez así debería ser una mujer casada
por amor verdadero!

"No. Cuéntame lo que te pasó". Lola miró ansiosa la pálida cara de Luna.

Luna apretó la taza de café entre sus pequeñas manos y miró la gran pantalla que había
en el cercano centro comercial.

Estaba mostrando un anuncio de una aplicación llamada ManoBook.

El anuncio decía que la aplicación tenían su sede en Fuzhou, provincia de Fujian, y que
ManoBook era uno de los distribuidores más populares de contenido de lectura en toda
China, y que su equipo principal procedía de los gigantes de Internet como Baidu,
Netdragon, 91, etc. La empresa operaba dos principales aplicaciones de lectura:
ManoBook y Android Reading.

Luna miró y leyó todo el anuncio, y después cambió a la siguiente noticia, en la que
mencionaba que Samuel había asistido a la fiesta benéfica. Luna se limpió las lágrimas,
bajó la cabeza y comenzó a contarle a Lola los acontecimientos recientes.

Cuando terminó, tomó un sorbo del café tibio de su taza.

Lola tampoco sabía cómo consolarla: " ¡Lo entenderá con el tiempo! Lo hiciste porque lo
amabas mucho y él ahora no lo entiende". Era tan difícil amar a alguien.

Luna negó con la cabeza, "Ya le dije eso. Pero él no lo entendió. Y estaba furioso
conmigo". Samuel le había dicho que lo que más odiaba eran los engaños, y que ahora
ella había confirmado su culpabilidad.

"Bueno, pero Samuel también se preocupa mucho por ti. Tal vez todo estará bien
cuando deje de estar tan enfadado contigo y se calme un poco". Lola tomó sus manos
en las suyas y la consoló suavemente.
Hablaron durante mucho rato y al final de su charla Luna se sintió mucho mejor.

Cuando casi estaban listas para irse, Lola sacó un bolso de debajo de la mesa y se lo dio:
"¡Luna, feliz cumpleaños por adelantado!".

Luna tomó el bolso y recordó que mañana era su cumpleaños. ¡Estaba tan molesta con
todo lo que había sucedido que incluso se había olvidado de que mañana era su
cumpleaños!

"Gracias, Lola, pero ¿cómo sabías que era mi cumpleaños mañana?" ¿Samuel lo sabía?
Ella no se atrevió a decírselo.

Lola sonrió, "Eras actriz y tu cumpleaños se publica en Internet en todas partes. Lo vi en


Twitter".

¡Oh! Así que ella lo sabía, pero... "Lola, mañana... También es el cumpleaños de Emma
Gu". Cumplía el mismo día que Emma, la ex novia de Samuel.

Lola se frotó la frente. Qué tipo de extraña coincidencia era esa.

"Supongo que Samuel ni siquiera sabe cuándo es mi cumpleaños". Luna sonrió


amargamente mientras pronunciaba esas palabras.

"Puedo decírselo", respondió Lola. No podía soportar verla tan destrozada y molesta.

Luna negó con la cabeza: "No, gracias. Veremos mañana si realmente significo algo para
él". Si realmente sintiera que su esposa significaba algo para él, lo sabría, igual que ella
sabía que su cumpleaños era en febrero.

Ella también le había comprado un regalo de cumpleaños este año, pero como no podía
encontrarlo, tiró el regalo.

A última hora de la tarde.

Luna regresó a la casa vieja en el BMW que Samuel le había comprado.

Antes de entrar por la puerta, escuchó a gente hablando y riendo dentro de la sala de
estar. Escuchó a Violeta, y... Y ella.
En la sala de estar, Samuel estaba sentado perezosamente en el sofá, con los ojos
entrecerrados, mirando a Violeta y a Emma jugando con su hijo.

Gerardo sonrió con ternura a Emma.

El aire se congeló cuando ella entró en la habitación.

Samuel había llevado a su amante a su casa. ¿Estaba él tratando de jactarse de esta


manera decadente?

"Madre." Dijo Luna. Con su corazón roto, tomó a su hijo de los brazos de Emma.

Violeta la regañó molesta: "Emma es nuestra distinguida invitada. ¡Dónde están tus
modales! ¿Ni siquiera sabes cómo decir 'hola?”.

. Invitada de honor, ¿qué honor? Luna se quedó en silencio y estupefacta.

El hombre en el sofá cerró lentamente los ojos cuando la vio entrar en la habitación.Ni
siquiera quería ver su cara, a pesar de que ya había intentado ignorarla lo más posible.

Ella no quería quedarse ahí ni siquiera por una fracción de segundo. Mientras llevaba a
su hijo en el primer escalón de la escalera, se escuchó una voz que gritaba: ¡Para!" La
voz fría de Samuel la hizo detenerse.

"¿No ves que mamá se está divirtiendo con mi hijo? Tráelo de vuelta aquí".

Luna se mordió el labio inferior, avergonzada. Fue tan humillante escucharle decir
palabras como esa.

Devolvió a su hijo a la lívida Violeta: "Madre. Es muy amable de tu parte." Después se


fue arriba derrotada y sola.

Ella no se alejó demasiado, y Violeta y Emma siguieron hablando y riéndose la una con la
otra en la sala de estar.

Incluso escuchó a Violeta decir: "Pronto dejaré que Sam se divorcie y puedes venir aquí
antes y quedarte más tiempo".
"Señora. Shao..." La coqueta voz de Emma hizo que Luna quisiera llorar a mares.

Ahora sabía que definitivamente ya no había sitio para ella en esa casa.

Arriba estaba tranquilo. Llamó a la puerta de Milanda pero no estaba en su habitación.


La abuela no había vuelto a casa todavía. Luna regresó a su dormitorio.

Su hijo siempre estaba fuera de casa estos días, y era realmente aburrido y triste estar
sola. Luna consideró si debería conseguir un trabajo o no.

Acostada en la cama, aburrida, miró el teléfono que tenía en la mano, abrió una
aplicación y buscó un trabajo adecuado para ella.

Su teléfono sonó. Era Adrián quien la llamaba, con quien no había estado en contacto
hacía mucho tiempo. "¡Hola, Adrián!" Trató de que su voz sonara lo más normal e
informal posible .Pero Adrián todavía notaba que ella no estaba bien. Sintió pena por
Luna cuando vio a Samuel con otras mujeres en la televisión.
Capítulo 60 Ha pasado mucho tiempo.
"¿Tienes tiempo para que nos veamos? Quiero llevarte a cenar esta noche". Adrián era
directo y no le gustaba andarse por las ramas.

Los ojos de Luna se llenaron de lágrimas cuando recordó lo que había pasado abajo.
Apenas podía tener la oportunidad de quedarse con su hijo y ya no tenía nada más que
hacer. "Sí."

"Vale, te recogeré. ¿Está bien?" Adrián sonaba emocionado. Pero contuvo la emoción
en su voz y preguntó como un verdadero caballero.

Luna negó con la cabeza. Ahora estaba en la casa vieja, que estaba lejos del centro: "Yo
misma conduciré, gracias. Solo dime cuándo y dónde".

Luna colgó después de acordar la hora y el lugar de encuentro con Adrián.

Buscó trabajos en las aplicaciones pero no encontró nada adecuado para ella en este
momento.

En aquel entonces, en los primeros años, había ido a la Academia de Cine por su propia
voluntad, a pesar de las objeciones de sus padres. Ahora parecía que lo lamentaba, y
sentía que actuar era el único trabajo que podía hacer.

Milanda regresó a la casa al atardecer.

Ella vio a Luna, que estaba bajando las escaleras. Miró la sala de estar con frialdad.
Violeta y Emma se callaron en el momento en que la vieron.

"Luna, ¿vas a salir?" Milanda preguntó amablemente. Vio que Luna llevaba su bolso.

Debieron de haber intimidado a Luna mientras ella estaba fuera, pensó.

Luna caminó hacia Milanda y la tomó del brazo. "Sí, Nanna. He quedado con uno de mis
antiguos compañeros de clase. ¡No cenaré en casa hoy, gracias!" Luna intentó sonreír
cuando vio a la anciana de cabello gris. No quería que la abuela se preocupara por ella
más.

Milanda amablemente le dio unas palmaditas en el dorso de su mano. Esta niña había
estado atrapada en la casa durante demasiado tiempo, y era una buena idea que saliera
a tomar un poco el aire fresco: "Está bien, pero por favor vuelve a casa temprano. De lo
contrario estaré preocupada".

Luna la miró con una sonrisa dulce: "Está bien, Nanna, volveré pronto después de la
cena".

Emma estaba muy celosa al ver esa escena. ¡Qué demonios tenía Luna para que una
mujer tan estricta como Milanda fuera tan amable y buena con ella!

"Vale, conduce con cuidado". Milanda dejó ir a Luna.

"Por cierto, Nanna, ¿podrías cuidar a Gerardo por mí esta tarde?" Dijo Luna con
cuidado, por temor a que Samuel la rechazara de nuevo y se llevara a Gerardo a pasar la
noche.

Milanda entendió lo que estaba diciendo y respondió: "No te preocupes, Luna. Me


encargaré de todo".

Luna asintió. Se fue de la casa sin despedirse de las otras personas presentes.

En el momento en que Luna se fue, Milanda fue a la sala de estar y tomó a su bisnieto
de los brazos de Emma.

"Si tienes algún problema con Luna y conmigo, dilo ahora y termina con esto".

Las palabras de Milanda eran tan serias y fuertes que sobresaltaron a Violeta. De hecho,
ella tenía un problema con Luna, pero no se atrevía a tenerlo con su suegra. "Milanda,
estás pensando demasiado".

Emma se agitó en el sofá. Ella apenas se atrevía a tener ningún contacto visual directo
con Milanda.

Y Samuel se sentó allí y jugó con su teléfono móvil, sin pronunciar una sola palabra.
Actuaba igual, como siempre:

"Samuel, no tienes que salir e ir a trabajar. ¿No estás ocupado hoy? En la oficina no
pueden localizarte, pero ¿ahora tienes tiempo para estar con tu 'concubina'?" Las
palabras de Milanda eran duras y directas. Emma estaba demasiado avergonzada para
quedarse sentada en el sofá.
"Abuela, por favor no te enfades. Me voy ahora mismo." Emma respiró hondo, forzó
una sonrisa en su rostro y se preparó para irse.

'¡Esa vieja bruja!' Pensó ella, '¡llamándome una concubina!'.

"No, esta noche nos quedaremos en la casa vieja", respondió Samuel. Milanda estaba
demasiado enfadada con su respuesta como para decir otra palabra. Sostuvo a su
bisnieto en los brazos mientras lo llevaba al segundo piso.

Violeta conocía suficientemente a su suegra y sabía cómo era. Tenía miedo de que
Emma no pudiera soportarla. Así que se acercó a consolarla: "Está bien, a veces es así.
Samuel dijo que podías quedarte aquí, así que está bien. Señora Qi, prepara una
habitación para Emma, por favor".

"Sí señora." La señora Qi dejó la comida que acababa de comprar en la cocina, se lavó
las manos y subió las escaleras para preparar la habitación.

"Tía, gracias. Has sido muy amable conmigo". Emma miró a Violeta y se sintió
profundamente conmovida. Tenía que ganar el apoyo de su futura suegra para poder
casarse con Samuel con facilidad en el futuro.

En la cena, Milanda no apareció para comer con ellos. Estaba cuidando a Gerardo en su
habitación y no le daría Gerardo a nadie.

Samuel le pidió a la señora Qi que escogiera algo de comida y se la llevara arriba a la


abuela.

Milanda cenó arriba en su habitación.

Hotel Dihao Grant.

Luna finalmente llegó a la habitación privada reservada por Adrián en el tercer piso,
subió con sus tacones de 5 cm de altura.

Antes de entrar en la habitación, todavía se preguntaba por qué Adrián había reservado
una habitación privada sólo para los dos, cuando una mesa en el salón hubiera sido más
que suficiente.

Un camarero le abrió la habitación 366. En la habitación había cuatro o cinco personas


esperándola.
Cuando Luna miró más cerca, se dio cuenta de que estas personas le parecían
familiares.

"¡Aquí llega Luna!" Al ver a Luna, Adrián se levantó para darle la bienvenida.

Una mujer con el pelo rojo corto vino con él. Luna sabía que su nombre era Mónica.
Pero solía llamarla "Mammy Yuan" durante sus años universitarios.

"¡Mammy Yuan!" Al verla, Luna soltó su apodo agradablemente.

Mónica se quedó mirándola y fingió estar enojada: "Luna, ahora soy una madre, y
todavía me llamas así. ¡Ya no me caes bien!" Las dos bromearon, se rieron y se
abrazaron de corazón.

"¡Ah, ha pasado tanto tiempo! ¡Te he echado mucho de menos!" Luna lo decía en serio.
Y pronto se olvidó de toda la tristeza que atormentaba su vida.

"Luna, ven y míranos a todos". Adrián sacó a Luna del abrazo de Mónica.

Había dos hombres y dos mujeres sentados a la mesa.

Un hombre gordito miró a Luna con una risita. Ni siquiera tuvo que mirarle a la cara para
saber quién era, ya que podía saberlo fácilmente solo por su risita: "¡Chubby Yang!"

Él era su antiguo compañero de clase de la escuela secundaria, se llamaba Yang. En la


escuela secundaria, Yang era honesto y tenía buen comportamiento, pero a menudo se
metían con él.

Luna, que era muy justa, no podía soportar eso, así que hizo que alguien le diera una
lección a los matones durante dos o tres días. Desde entonces, Yang estaba más que
agradecido con Luna.

Yang todavía tenía sobrepeso, con una altura de 175 cm y un peso de 90 kilogramos. ¡De
hecho era gordito! Se abrazaron y se regocijaron. Y entonces otra mujer estaba diciendo
el nombre de Luna:

"Luna, ¿cuándo te vas a dar cuenta de que estoy aquí?" Una dulce y delicada voz
femenina atrajo la atención de Luna.

"¡Oh, mi bomboncito, nunca te olvidaré!" La chica era Yasmín Yan. Ahora era modelo y
se había vuelto muy popular en Hollywood últimamente.
Era compañera de mesa de Luna en la universidad, y solían ser compañeras en clases de
baile y actuación. Después de graduarse, Yan emigró a América con su familia y desde
entonces habían perdido el contacto.

Yan abrazó a Luna con fuerza. Muchos habían perdido el contacto desde la graduación.

Habían pasado 5 ó 6 años desde su última reunión. Casi se pone a llorar.

"¡Y yo, yo!" Una voz de repente estalló con entusiasmo e interrumpió su abrazo.
Capítulo 61 Por primera vez, Luna salio toda la noche.
Entonces vio a un hombre alto y delgado. Ese era Santi Hou, también conocido como el
"Mono". Como el otro chico, él también era compañero de clase de secundaria de Luna.

"¡Mono! ¿Dónde has estado todo este tiempo? ¡Nunca respondiste a mis mensajes!"
Luna lo abrazó y le habló molesta.

Santi Hou le dio un gran abrazo alegremente: "Fui a Ciudad D después de nuestra
graduación. Me robaron el teléfono cuando llegué allí, así que perdí todos mis
contactos", le explicó.

"Bueno, no es de extrañar que nunca contestaras". Eso lo explicaba todo.

Luego Adrián sacó una silla para ella: "¡Sentémonos!" Se sentaron en círculo alrededor
de la mesa.

Cuando Luna se sentó, Adrián se sentó a su lado.

Cuando el ambiente comenzó a calentarse en la habitación, Adrián llamó al camarero:


"Dos botellas de su mejor licor y dos botellas de vino tinto, por favor".

Le había costado mucho esfuerzo a Adrián contactar con los ex compañeros de escuela
secundaria y universidad con los que Luna tenía una buena relación para la cena que
habían planeado esa noche.

Adrián puso vino para las mujeres y licor para los hombres. "Señor Su, estamos muy
halagados de tener en nuestra mesa a un CEO llenando nuestras copas". Mónica Yuan
tomó su copa de vino y bromeó.

"No hay de qué. Mañana es el cumpleaños de Luna. ¿Qué os parece si celebramos su


cumpleaños con antelación, eh?" Luna no esperaba eso en absoluto. No tenía ni idea de
que Adrián todavía recordaba cuándo era su cumpleaños.

En ese momento, las otras cuatro personas sacaron regalos y se lo dieron a Luna:
"¡Luna, te deseo un feliz cumpleaños por adelantado!" Los brazos de Luna se llenaron de
regalos de sus ex compañeros en un instante.
Se sintió conmovida y casi sin palabras al ver que le ofrecían sus mejores deseos: "Estoy
muy feliz, gracias... Gracias..." Ella lloró mientras les daba las gracias.

Adrián se apresuró a ayudarla a poner en un lado los regalos y le dio un par de pañuelos:
"Ya eres una niña grande. ¡No puedes llorar así delante de nosotros!" Realmente le dolió
cuando vio sus lágrimas.

"Sí, Luna, ahora eres madre. No puedes comportar más como una niña pequeña".

"No llores Luna, ¿no te alegra vernos?"

... Todos se reunieron alrededor y la consolaron con palabras reconfortantes.

Adrián les explicó de antemano lo que estaba sucediendo antes de encontrarse con
Luna en la habitación del hotel, por lo que sabían que últimamente estaba pasando mal
emocionalmente. Así que ninguno de ellos le mencionó a Samuel.

Ella no quería ser una aguafiestas. Se limpió las lágrimas: "Estoy tan feliz de veros a
todos aquí..." Lo que dijo era más que cierto, y el hecho de que incluso se reunieron el
día anterior a su cumpleaños para desearla lo mejor, la hizo aún más feliz.

"Oye, no viniste a la fiesta de reunión de la universidad la última vez. Todos pensaron


que tu ausencia había sido una pena. Ahora que finalmente nos volvemos a encontrar,
esta vez, vamos a agregarnos en Wechat y guardar el número de teléfono de todos, para
poder hablar entre nosotros de vez en cuando". Todos oyeron las palabras de Mónica
Yuan e inmediatamente sacaron sus teléfonos móviles, se agregaron como amigos de
WeChat e intercambiaron sus números de teléfono móvil.

Luna estaba totalmente ebria después de beber solo dos copas de licor.

Mónica Yuan e Yvonne Yan también habían bebido mucho. Los tres hombres las
acompañaron a su habitación de hotel, y después se sintieron un poco más aliviados.

Los tres chicos también habían reservado otra habitación, junto a la de las chicas, en
caso de que algo sucediera.

De modo que, por primera vez, Luna pasó toda la noche fuera.

A la una de la madrugada, Samuel estaba de pie junto a la ventana de su habitación,


fumando un cigarrillo.
Todavía podía sentir su olor, pero ella no estaba allí.

Anna recibió una llamada de Samuel en medio de la noche. Cuando lo vio,


inmediatamente pensó que sucedía algo urgente.

"Llámala y mira dónde está", dijo Samuel con calma.

Anna sabía a quién se refería, así que dejó escapar un suspiro de alivio. "Bueno".

Cinco minutos después, sonó el teléfono de Samuel. "Señor Shao, el teléfono de Luna
está apagado". La voz de Anna sonaba preocupada al otro lado de la línea.

Hubo un silencio. "Ya veo".

Resistiendo las ganas de salir a buscarla, Samuel se acostó en la cama, dando vueltas,
incapaz de dormir durante toda la noche.

Justo después de amanecer, Samuel se frotó las cejas y se levantó de la cama.

Por primera vez, Samuel no podía dormir ya que su perfume lo rodeaba en la


habitación, pero ella no estaba.

Su teléfono móvil sonó de repente. Era Anna.

"Hola."

"Señor Shao... ¿Ha visto las noticias?" Anna preguntó con cautela. Su teléfono móvil se
llenó de llamadas entrantes justo después de las seis de la mañana.

Samuel terminó la conversación. Abrió su cuenta de Twitter y se encontró con el tema


candente.

"Señora Luna Shao se vio anoche con Adrián Su, el nuevo y rico CEO de la compañía
Mingyue. Se confirma el rumor del divorcio".

"¡La mujer del mejor abogado internacional, Samuel Shao, le ha puesto los cuernos!"

Samuel agarró su móvil con fuerza, y las venas en sus brazos ahora eran particularmente
visibles cuando vio los títulos de las publicaciones.

Después de hacer clic en algunas de ellas, vio varias fotos publicadas. Podía reconocer a
Adrián entrando a un hotel con Luna del brazo.
Con ellos también iba Yvonne Yan, una modelo, del brazo de otro chico. Pero toda la
atención estaba fija en Luna y Adrián, ya que una estaba casada y el otro era un nuevo
CEO prominente.

Decían que las seis personas habían entrado al hotel y no habían salido todavía.

Seis de ellos, tres hombres y tres mujeres... La gente ahora tenía mucho que imaginar
acerca de lo que estaba sucediendo en el hotel...

La cara de Samuel era un poema. ¿Era esto de lo que realmente era capaz Luna? Había
llevado a Emma a casa ayer por la noche porque algo había sucedido en su casa y no
podía quedarse allí, y ahora Luna ya le había puesto los cuernos.

Las siete de la mañana.

Alguien estaba golpeando con fuerza la puerta de la habitación de las tres mujeres.

Luna se despertó primero. Se masajeó las sienes y murmuró descontenta: "¿Quién es?
¡Tanto ruido!"

Entonces Yvonne Yan se despertó. Abrió los ojos y miró el extraño techo de la
habitación. ¿Dónde estaba?

Mónica Yuan se despertó la última. Fue a abrir la puerta: "¿Quién es? ¡Sois tan
pesados!" Se abrió la puerta y los tres hombres que estaban fuera casi se cayeron al
suelo.

"Ahora estamos rodeados de periodistas que buscan a Yvonne y Luna. Teneis que salir
primero. Para evitar sospechas, nos quedaremos aquí hasta el mediodía". Adrián les
informó sobre lo que había sucedido.

Luna estaba casada. Sería una mala imagen para ella si la prensa los atrapaba a los seis
saliendo juntos del hotel.

¿Y estaban rodeados de periodistas? Yvonne Yan se sentó en la cama con el pelo


desordenado. Era alérgica a la prensa. Su corazón comenzó a latir cada vez más rápido
cuando escuchó las noticias.
"Dios mío, ¿qué podemos hacer ahora? ¡Qué tengo que hacer! ¡Mi agente me matará si
se entera de lo que pasó!" Yvonne Yan se levantó de la cama y comenzó a moverse por
la habitación con ansiedad.

Luna era la que estaba más tranquila. A pesar de que no había vuelto a casa por la
noche, Samuel estaba demasiado ocupado pasando el rato con Emma como para tener
tiempo para preocuparse por dónde estaba o qué hacía toda la noche.

"No. Ya que entramos en el hotel juntos, saldremos juntos. Parecería sospechoso si


tratáramos de esconder algo".

Dijo Luna. Luego fue al baño y comenzó a lavarse.

Los otros se miraron y decidieron que eso era lo mejor que podían hacer. Después de
todo, Luna estuvo en el la industria del entretenimiento un par de años.
Capítulo 62 No me generes problemas
Una hora más tarde, las tres mujeres y los tres hombres salieron casualmente del hotel.

Los reporteros, que habían estado esperando un largo tiempo fuera del hotel, corrieron
hacia ellos cuando vieron a Luna e Yvonne Yan.

"Señora Shao, ¿puedes usted decirnos si pasó o no la noche anterior con Adrián?".

"Señora Shao, ¿durmió usted en la misma habitación con Adrián?".

...

Tantas preguntas abrumaron a Luna.

Se sintió muy rara al encarar de nuevo a la cámara y luchó por recordar cómo responder
mejor a aquellos reporteros.

El silencio de ella dio a los periodistas la impresión de confirmar las sospechas y se


volvieron más disparatados.

"Señor Adrián, estaba usted con la señora Shao en el hotel y en la misma habitación?".
Este reportero le había preguntado con franqueza.

"Señora Shao, como la esposa de Samuel Shao, se rumora que su relación está en un
mal estado. ¿Están pasando ahora por el proceso de divorcio?".

"En los documentos oficiales aún no están registrados como divorciados. ¿Ahora está
engañando al señor Shao?".

...

Había tantos reporteros que fue difícil para ellos avanzar.

Luna había planeado no decir nada porque sabía que cuanto más dijera, más difícil era
aclararlo. Pero ante esta situación, ella sabía que los reporteros no la dejarían si no les
daba algo.

Así que tomó un micrófono, los reporteros cerraron sus bocas de inmediato. Ella habló:
"Siempre amaré a mi esposo, no hice y nunca haré algo que involucre en engañarlo.
Puedo jurarlo con mi vida. En cuanto a lo que sucedió ayer, no fue más que una fiesta de
reunión de compañeros de clase".

Los reporteros se pusieron furiosos otra vez: "Si es así, señora Shao, ¿puede usted
explicar por qué el señor Samuel apareció en público con otra mujer el otro día?".

"Y por cierto, ¿por qué su esposo llevó a su hijo con su ex?. ¿Puede usted explicar eso?".

Luna respondió impasible: "Deberías ir a su oficina y preguntarle a él en lugar de a mí.


Gracias". Cuando terminó sus palabras, Adrián la ayudó a despejar el camino frente a
ella y la llevó al estacionamiento donde estaba su auto.

De repente, un Porsche familiar se detuvo justo enfrente del hotel antes de que
hubieran llegado al estacionamiento.

El corazón de Luna latía cada vez más rápido en ese momento. Nada le resultaba más
familiar que este coche.

La puerta del conductor se abrió y Samuel salió del auto.

Los reporteros abarrotaron su auto, mientras las luces del vehículo estaban iluminando
hacia ellos.

Samuel miró a esta mujer con gentileza, con una especie de crueldad que se cernía
sobre sus ojos: "Cariño, despídete de tus compañeros de clase y vámonos a casa".

Luna estaba conmocionada por lo que él había hecho. Ella se sentía como si estuviera
teniendo un sueño cuando vio que Samuel le estaba sonriendo.

Con su brazo alrededor de su cintura, Samuel se acercó al oído de ella y le advirtió en


voz baja: "¡No me generes problemas!". Estas palabras sacaron violentamente a Luna de
su sueño.

Luego se abrazó con Adrián y los demás y se despidió: "Mi esposo vino a buscarme.
Necesito irme temprano. Nos vemos".

Aunque estaba en un desastre total, fingía ser feliz en público. Después de todo, ella era
una actriz y sabía cómo ocultar sus verdaderos sentimientos.
La aparición de Samuel y la despedida de Luna con los demás desconcertaron a los
reporteros. Parecía que la trama en la que habían pensado iba en otra dirección no
deseada.

¿No se rumoraba que la señora Shao había estado engañando a su marido? ¿Por qué
ahora él la estaba recogiendo del hotel?

Mientras tanto, Luna actuó lo más elegantemente posible. Parecía que nunca le había
pasado nada.

Samuel abrió la puerta del asiento del pasajero delantero y luego se ajustó el cinturón
de seguridad.

Condujo el auto lejos, dejando atrás a los reporteros, divagando en lo que acababa de
suceder.

Al mismo tiempo, todos los demás se escabulleron del lugar plagado de problemas en
sus propios autos.

Sin embargo, la calma que Samuel aparentaba no podía calmar esta tormenta que se
había desatado durante la noche. Aunque los reporteros no publicaron demasiado sobre
este tema en las noticias, continuó siendo viral en Internet.

Las personas se dividieron en grupos separados de diferentes opiniones en internet.


Algunas personas creyeron la historia de Luna, mientras que otros la criticaron y
creyeron que era solo un engaño.

Mientras algo de música se reproducía a un volumen bajo en el auto, no hubo una sola
palabra pronunciada entre ellos.

"Samuel, no hice nada malo anoche... Me quedé con Mammy e Yvonne en la misma
habitación". No se atrevió a confesar que estaba borracha, así que eligió contarle solo
los hechos le beneficiaba.

Pero él aun así no decía nada. El silencio continuó llenando el aire dentro del auto.

"Es cierto, te juro que no te estoy mintiendo". Mientras ella hablaba con él, miró al
hombre con rostro inexpresivo que estaba junto a ella.
El silencio entre los dos continuó... Al darse cuenta de que él no quería hablar con ella
en absoluto, Luna dejó de hablar.

Unos minutos después, sonó el teléfono de Samuel:

"Hola... está conmigo en el coche. Bien... De acuerdo". Entonces le pasó el teléfono a


Luna.

Era Leandro. Luna se puso al teléfono: "Hermano".

"Luna, ¿qué te pasó ayer?". Él había intentado llamarla por más de diez veces, pero fue
en vano.

Ella se aclaró la garganta y dijo: "Todo está bien, hermano. Solo fui a una fiesta de
reunión de clase. Los reporteros exageraron lo que vieron". Estos paparazzi ahora
habían ido demasiado lejos. Ella había estado fuera de la pantalla durante mucho
tiempo. ¿Por qué no la dejaban llevar una vida normal?

"Si es así, ¿por qué estabas en los brazos de Adrián?".

Lo que Leandro preguntó era exactamente por lo que Samuel había estado enojado
todo el tiempo, y la razón por la que estaba tan callado en el auto.

"La cosa es... Emmm... Hermano, deja de preguntar. Eso es todo, no quiero hablar más.
Adiós". Luna evadió su respuesta y le colgó directamente el teléfono.

Después de que ella le devolvió el teléfono a Samuel, veinte minutos más tarde, la llevó
a la Mansión Valle Real.

De pie en la puerta y esperando a Samuel, Luna estaba un poco asustada.

¿Por qué la trajo él a esta casa? ¿No deberían volver a la casa vieja?.

Samuel abrió la puerta con su huella dactilar y Luna lo siguió.

En el momento en que ella cruzó la puerta, Samuel la cerró fuertemente.

El corazón de Luna latía más rápido que nunca, así que se cambió los zapatos
apresuradamente y rápidamente corrió escaleras arriba.

Justo cuando ella se puso de pie, su muñeca fue jalada firmemente.


Samuel la obligó a ir a la sala y la arrojó al sofá.

Su mano estaba contra los cojines del sofá. Se cayó sobre ellos pero no dolió demasiado,
ya que eran suaves.

Se frotó la muñeca y miró arriba al hombre que se acercaba delante de ella. Ella se veía
patética.

"¡Deja de actuar!" La ira de él volvió a aumentar cuando vio el rostro y actitud de ella.

La fría voz de él lastimó su corazón de inmediato.

"Samuel, no te había hecho nada malo, ni te había engañado". Ella se apresuró a


contener sus sentimientos y explicó.

Samuel ignoró su explicación y reprendió aún más: "Todavía no estamos divorciados,


¿cómo puedes salir con otros hombres? ¡Cómo te atreves a hacer esto!". Le pellizcó la
mejilla.
Capítulo 63 La violencia nunca debe ser una opcion.
"Solo nos hemos reunido por entretenimiento. ¡Eso es todo!". Ella no debió haber
bebido y perdido la consciencia.

"¿Reunirse? Tres parejas en tres habitaciones. ¡Todo parece claro para mí! ¿Cómo
puedes mentirme de esta manera?". Samuel la levantó y la llevó escaleras arriba.

Luna se puso rojo ya que la ropa la estaba asfixiando. Justo cuando pensó que pronto
iba a sofocarse, fue arrojada directamente sobre una cama grande.

"¡Perra, me fui de la casa vieja por unos días y estás urgida por salir con otro hombre!
¡Cómo te atreves!". Samuel se desató su corbata y la tiró a un lado de la cama.

Tosiendo mucho durante un buen rato, Luna se sorprendió al ver a Samuel desatarse su
camisa delante de ella. Recordando lo que había sucedido hace unos días, Luna saltó
asustada al otro lado de la cama.

"¡No lo hice!". Dijo ella. Pero Samuel se limitó a hacer oídos sordos a sus explicaciones.

Al darse cuenta de lo terrible y enojado que estaba Samuel, Luna retrocedió asustada
lentamente.

Sin embargo, Samuel se subió a la cama y la atrapó de nuevo con facilidad, sin dejarle
ninguna posibilidad de escapar.

"Samuel, déjame ir, ¡por favor! ¡De verdad yo no hice nada malo!". Maldita sea, Luna
ahora gritó con miedo en su voz. Ella no quería que su pesadilla se repitiera de nuevo.

Los celos y la ira habían tomado el control de la mente de él, por lo que no quería
escuchar lo que ella tenía que decir en su defensa. Luna perdió toda su fe en él en ese
momento.

Sus brazos eran como un nudo doble: cuanto más luchaba, más atrapada estaba.

"¿Dejarte ir? Estabas contenta con Adrián, ¿o no? Debes pensar que soy inútil ahora, ¿lo
crees?" No se dio cuenta de lo terribles que eran sus ojos, brillando, destellando con
rabia y odio en ellos.

Luna mordió con fuerza la muñeca de él en venganza.


Pero incluso cuando un pedazo de la piel de Samuel estaba rojo y casi desgarrado,
todavía no quería aflojar su agarre.

"Quiero volver a la casa vieja y nunca más volveré a salir. Prometo que no iré a ningún
lado... Por favor, por favor, déjame." Ahora que sus acciones no parecía funcionar, ella
cambió su estrategia, intentó rogarle con una voz baja y débil.

Su mirada débil y llena de pesar hizo que el deseo de conquistar y controlar se


despertara aún más en él que antes. Dejarla... De ninguna manera.

"¡Luna, te lo dije una vez, nunca te perdonaré por engañarme!". ¡Él quería que ella
supiera las consecuencias y los costos de lo que implicaría engañarlo!

Samuel ya no quería escuchar su voz, así que presionó su boca contra sus labios.

Su beso fue agresivo con el fin de castigarla. El grito de ella era solo el punto de partida
hacia donde su sufrimiento la llevaría ahora.

En el bufete de abogados de Samuel.

Samuel no se presentó hasta casi el mediodía, vestido con su traje.

Despertaba una tormenta de chismes y discusiones donde él pasaba, y los escuchó.

La reacción de su personal era de esperar: "Para aquellos que chismearon sobre mí en la


oficina, despídelos directamente".

Anna asintió para mostrar que comprendía el asunto: "Samuel, no pude contactarte
antes, la señora Milanda te llamó. Pidió que le devolvieras la llamada". En realidad, Anna
olvidó mencionar la llamada de Luna debido a las palabras de Leandro.

Samuel sacó el teléfono del bolsillo y lo encendió.

"Lo sé. Ahora ves a preparar los materiales y no te olvides de ninguna prueba. El caso en
esta tarde es muy importante". Anna asintió con la cabeza y salió de la oficina.

Samuel marcó el número e hizo la llamada.

"iAbuela!".

"¿Dónde está Luna?". Tan pronto como la línea se conectó, pudo escuchar una voz
ansiosa que le hablaba al otro lado.
"Está en la mansión." Samuel estaba satisfecho con el castigo que le dio a Luna esta
mañana.

Milanda bajó la voz porque Gerardo estaba durmiendo a su lado: " ¿Qué pasó?", ¿Por
qué su nuera le dijo que era Luna una infiel?

Estaba tan preocupada, pero no pudo averiguar todo a través del teléfono.

"Está bien. Sé lo que tengo que hacer". Samuel tomó de su escritorio los materiales
necesarios para el caso y los puso en su portafolio.

Milanda sintió la negativa de Samuel para explicarle todo, pero no lo forzó: "Ten una
conversación pacífica con Luna. La violencia nunca debe ser una opción". Recurrir a la
violencia es un tabú para un hombre. Ella sabía que su nieto no haría una cosa así, pero
no pudo evitar darle una advertencia.

"¿Violencia?". Samuel se detuvo por un momento. De hecho, sí castigó a Luna de cierta


manera. Pero no la pegó. Luna no debería exagerar tanto.

"Bien, abuela". Su teléfono volvió a sonar en el momento en que terminó la


conversación con su abuela.

Era Luna. Sus ojos se volvieron oscuros. "¡Dios!". ¿Cómo podría estar tan lunática como
para llamarme?

Él contestó y guardó el silencio. Sin embargo, del otro lado, Luna gritaba histéricamente:
"¡Samuel, cabrón! ¿Por qué me encerraste?". Fuera de la finca ahora había dos guardias,
que le prohibían salir de la casa.

La puso en vigilancia solo por un rato, pero ya estaba más que furiosa. "¿No eras dulce y
amable?". Él se burló de ella.

La confianza de Luna se desvaneció de inmediato. Su imagen de niña encantadora frente


a Samuel fue destruida por ella misma y sus acciones.

Ella estaba demasiado enojada como para decir una palabra más, así que furiosa, dio
una patada a la puerta con su pie. Sin embargo, no se atrevió a patearla demasiado
fuerte. De lo contrario, se habría sentido arrepentida.
"¡Déjame salir!". Gritó ella. Intentó mantener una voz tranquila. No quería estar
encerrada allí y ser torturada por él todos los días de ahora en adelante.

Luna escuchó su risa burlona la última noche: "¿Cómo puedo dejarte salir para que
tengas una aventura con otro hombre?

"¡No lo hice! ¡No lo hice! ¡No lo hice! ¡Lo he dicho muchas veces! Si no confías en ml,
¿por qué todavía me tocas? Levantó la voz y continuó expresando su insatisfacción con
todo esto.

Lo amaba tanto, y era imposible para ella engañarlo. Samuel debería saberlo.

"Tu voz ruidosa no cambiará nada. ¡Quédate en la finca y no generes más problemas!"
El hombre le advirtió con una voz fría y le colgó el teléfono.

Luna volvió a marcar pero fue en vano. Una vez, dos veces... Diez veces... Nadie contestó
el teléfono.

Sentada en el sofá, estaba cada vez más y más angustiada por lo que estaba
sucediendo.

Samuel buscó en internet y encontró que el asunto se estaba haciendo más viral. El
nombre de Samuel y Luna se hizo notorio en internet.

Un trozo de video llamó especialmente su atención. Hizo clic en él y mostró cómo Luna y
los demás salían del hotel.

Luna permaneció tranquila al encarar esas agudas preguntas. Pero, al final, el camino
fue bloqueado por los reporteros, de modo que Luna no tuvo más remedio que decir
algo delante de las cámaras.

La voz frágil de ella llegó a sus oídos y le golpeó los nervios.

"Siempre amaré a mi esposo, y no hice y nunca haré algo que involucre en engañarlo.
Puedo jurarlo con mi vida".

"En cuanto a esta pregunta, deberías ir a su oficina y preguntarle a él en lugar de a mí.


Gracias".
No habían pasado más de dos minutos, y él apareció en esa escena con rabia. En ese
momento, estaba tan encendido por lo que había escuchado que ignoró la reacción de
ella.

Cuando llamó a Luna "cariño", ella parecía tan sorprendida y asombrada.

Esta escena realmente lastimó a Samuel, cerró los ojos y comenzó a pensar en algo.
Capítulo 64 El cumpleanos de Luna es el mismo día que el de Emma

Compañía The Moon.

Adrián revisó su correo electrónico mientras estaba en una reunión en la oficina.

Uno de Samuel le llamó la atención.

El contenido era bastante simple y sencillo, y decía: 'Si te atreves a encontrarte con Luna
de nuevo, te demandaré por acoso sexual o amenazas'.

Adrián se detuvo por un momento y reflexionó profundamente.

Luna estaba aburrida en la mansión. Estaba durmiendo y unos toques en la puerta la


despertó de repente.

¿Quién podría ser? Se levantó lentamente de la cama y abrió la puerta un poco


aturdida.

"Hola, señora Shao. Ya está listo su almuerzo. ¿Quiere que se lo traiga aquí? O, ¿prefiere
bajar y comer en la sala?''. La mujer que preguntaba respetuosamente en la puerta
tenía una voz extraña.

Luna la miró de pies a cabeza: ‘‘¿Quién eres?". Nunca la había visto antes.

"Señora Shao, soy su nueva empleada, Joana Liu''. Samuel contrató a esta mujer y a otra
chica.

Su trabajo era simplemente limpiar las habitaciones porque no quedaba nadie en la


mansión.

¿Empleada? Luna asintió y le dijo: "Gracias, comeré abajo''. Cerró la puerta, se cambió
de ropa y bajó las escaleras.

Allí, vio a una chica que ponía los platos sobre la mesa.

Los platos los eligió Samuel, a Luna le gustaron mucho.

Después del almuerzo, navegó por internet toda la tarde en el estudio.

Había demasiados cibernautas que la maldecían. Luna estuvo a punto de abrir una
cuenta de Twitter para contestarles.
Pero pensó por un momento y lo dejó pasar.

Durante la noche, Joana Liu hizo la cena. Cuando Luna estaba cenando, Jenny la llamó.

Hoy era su cumpleaños. Cuando Ricardo le preguntó por Samuel, Luna le dio una excusa.

Luego colgó el teléfono y sintió que ya no tenía apetito.

Samuel debe estar celebrando el cumpleaños de Emma ahora... Dejó el tazón, volvió a la
habitación y miró con cansancio las publicaciones de Twitter.

Muchas personas le escribieron por mensaje privado y decidió responder uno por uno.

Cuando abrió la nota treinta y seis, solo había una foto. Era Emma que tenía una tarta
de cumpleaños en la mano mientras soplaba sus velas.

Samuel estaba sentado a su lado.

Los ojos de Luna se llenaron de lágrimas y no pudo evitar llorar al ver esto.

Ya no estaba de humor para navegar por internet y por eso, cerró el teléfono y se quedó
mirando el techo de la habitación.

Después de que Milanda convenció a Gerardo para que se durmiera, también estaba
lista para hacer lo mismo. Pero antes de conciliar el sueño pensó que se había olvidado
algo importante.

Dio vueltas en la cama y, ¡finalmente recordó lo que era! ¡Hoy era el cumpleaños de
Luna!

Se levantó de la cama y se puso las gafas. Ya eran las diez.

¡Los jóvenes siempre estaban despiertos hasta tarde de la noche! Intentó llamar a Luna.
Como era de esperar, respondió su llamada de inmediato.

"¡Luna, feliz cumpleaños!". Medio mes atrás, Milanda planeó comprarle un regalo. Pero
hoy, lo olvidó totalmente. Por desgracia, las personas mayores siempre tenían mala
memoria.

Luna se sorprendió cuando recibió los buenos deseos de Milanda: "¡Abuela, eres tan
amable! ¡Recordaste mi cumpleaños!". Incluso la abuela se acordó...
"No, me acabo de acordar. No te compré ningún regalo. Lo olvidé, pero lo haré otro día.
No te enojes conmigo, por favor". Milanda se sintió un poco triste porque no tenía nada
para regalarle.

"No pasa nada, abuela. Ya estoy feliz porque me llamaste". Milanda se sintió más
aliviada después de escuchar la alegre voz de Luna.

"Bueno. ¿Dónde está Samuel?" Milanda pensó que como hoy era el cumpleaños de
Luna... Samuel seguramente debía estar con ella.

Pensó por un momento y le dijo: "Abuela, está con Emma ahora. También es su
cumpleaños hoy...".

Milanda se enojó mucho cuando escuchó esto. ¿Cómo puede ser que Samuel sea tan
vacilante? ¿Cómo pudo celebrar el cumpleaños de su amante e ignora el de su esposa?

Milanda colgó el teléfono sin siquiera despedirse de Luna y llamó a Samuel.

Pero el teléfono sonó durante mucho tiempo y nadie lo respondió.

Milanda estaba apurada, entonces le envió un mensaje a su nieto: "Samuel, hoy es el


cumpleaños de Luna, ¿lo sabias?

Samuel y Emma salieron del club Storm y se despidieron de sus amigos.

Luego, los dos subieron a su automóvil y se marcharon.

"Samuel, estoy muy feliz hoy. Gracias por la pulsera que me regalaste. Me gusta
mucho". Emma miró el brazalete que Samuel le había regalado. Estaba muy feliz.

"Bien, me alegro de que te guste". Samuel le respondió con indiferencia.

Mientras esperaban la luz verde del semáforo, Emma se le acercó y apoyó su pequeña
mano sobre la suya.

Le tocó la muñeca de manera involuntaria y sintió que algo estaba mal. Le levantó la
manga de su camisa y vio una marca de dientes.

Samuel cambió la cara, retiró su brazo y cubrió su muñeca nuevamente.

Emma, por supuesto, nunca creyó que esa marca era la mordida de su hijo.
Aparentemente, lo mordió una mujer.
Ahora estaba enojada: "Samuel, esa mujer te engañó una y otra vez. ¿Realmente
todavía quieres estar con ella?"

Se detuvieron en un semáforo en rojo y tuvieron que esperar diez segundos. Samuel ni


siquiera movió los ojos y la marca de esos dientes estaba escondida cuidadosamente
debajo de su manga.

"Sé cómo arreglar esto". Samuel arrancó el auto de inmediato cuando el semáforo
cambió a verde.

A las dos de la mañana. Llevó a Emma a casa y regresó a su mansión.

En la puerta estaba estacionado el automóvil BMW según las instrucciones dadas por
Samuel. Él salió de su propio auto y luego se subió al BMW para estacionarlo en el
garaje.

Cuando bajó del BWM, le llamaron la atención algunas bolsas de compra.

Pero no pensó demasiado en eso y las tomó pensando que eran cosas que Luna había
comprado ayer.

Llevó las bolsas y salió del garaje.

Era tarde. Luna debía estar dormida con todas las luces apagadas.

Samuel sacó su teléfono y comprobó la hora. Ya eran más de las dos de la mañana.

Tenía un mensaje de la abuela que no había leído. Cuando lo leyó, Samuel dejó de
caminar.

Medio minuto después, se guardó el teléfono en el bolsillo y abrió las bolsas que
llevaba.

El primer regalo era una taza de cerámica importada con algunas letras escritas con un
marcador que decía: '¡Querida Luna, feliz cumpleaños! Te amo. Mamá'.

Luego abrió otra bolsa. Había una falda blanca, con una nota: '¡Luna, te deseo que vivas
una vida feliz y mágica! Mono.'

...

El cumpleaños de Luna era el mismo día que el de Emma.


Entró en la mansión y abrió la puerta de la habitación. La cama estaba vacía.

¿Dónde estaba Luna? Los guardaespaldas estaban afuera de la mansión. Debía estar
aquí.

Fue a las otras habitaciones pero no pudo encontrarla.

Finalmente, se dirigió al estudio y abrió la puerta. Vio que había una luz tenue allí. En el
sofá, al lado de la computadora, yace una pequeña figura conocida.
Capítulo 65 Te dare un salario mensual de 50.000.
La computadora portátil aún no estaba apagada, y cuando Samuel colocó el cursor del
mouse sobre una foto, se vio a sí mismo en ella, y Emma soplaba velas de pastel a su
lado.

Se sintió culpable cuando vio a la triste mujer que dormía en el sofá con la mano
apoyada en un hombro.

Al apagar la computadora, él la levantó.

Luna movió brevemente su pequeña boca. Se había quedado dormida en una posición
cómoda.

Fue solo hasta que Samuel la puso en la cama cuando ella finalmente abrió los ojos.

Miró al hombre al lado de la cama. ¿Ah? ¿Por qué estaba Samuel aquí? Ella pensó que
debía estar en un sueño. Entonces cerró los ojos y volvió a dormirse profundamente.

Samuel se sentó junto a la cama, tocando suavemente su flequillo.

"Luna, lo siento.

Si no me hubieras mentido.

Luna..."

Al día siguiente, Luna se despertó del sueño porque su teléfono estaba sonando.

Abrió lentamente los ojos adormecidos y revisó su teléfono. Era Adrián.

"Hola, Adrián". La voz de ella era ronca, y este tono hizo que Adrián se riera.

"Luna, lamento molestarte". Adrián pensó que ella debía estar despierta ya que eran las
nueve de la mañana.

Luna sacudió su cabeza y miró la hora: "Es hora de levantarse. ¿Qué pasó esta mañana?"
Bostezó y se incorporó de la cama.

La colcha estaba toda hecha un desastre. ¿Samuel regresó de verdad? Recordó que se
había quedado dormida en el estudio. ¿Cómo terminó ella en el dormitorio?
Adrián dijo: "Luna, Luna, ¿estás dormida otra vez?"

La desconcertada Luna se despertó de nuevo de su sueño: "No, no, ¿qué dijiste?". Ella
salió de la cama y abrió las cortinas de la ventana.

Adrián se imaginó su cara somnolienta y sonrió: "Vi tu currículum en Internet. ¿Estás


buscando un trabajo?". Él repitió de nuevo lo que decía, con paciencia.

"¡Ah, sí! Estoy demasiado aburrida en casa y quiero encontrar un trabajo, sí". Luna
estaba un poco avergonzada. Desde que regresaron a la casa vieja, Samuel no la dejó
para nada acercarse a su hijo. Siempre estaba aburrida cuando estaba sola, entonces,
¿por qué no salir y buscar un trabajo?

Sabiendo su condición actual, Adrián no pidió más información y sólo pronunció una
frase que simplemente sorprendió a Luna: "Tú te graduaste del Colegio de Cine y
Televisión. Si quieres volver y trabajar en ese sector nuevamente, puedo invertir en ti".

¿Volver a ese sector de nuevo? Ella, de hecho, pensó una vez en eso. Pero ahora ya no
era adecuada para ese trabajo. "Bueno, ¡será mejor que encuentre otro trabajo!".

¡Ella estaba dispuesta a volver pero ahora no era el momento!

"Bueno, entonces, ¿qué tal si vienes a mi compañía y seas mi asistente? Te puedo dar un
salario mensual de 50.000". Adrián lo había planeado todo en su mente: como Samuel
no la apreciaba en absoluto, no se le podía culpar por su audaz invitación.

¿Su asistente? ¿Un salario mensual de 50.000? "¿No es demasiado alto? ¡No sé hacer
nada!" Luna estaba más que sorprendida. Ella apenas sabía nada sobre cómo ser una
asistente.

"No importa. Eres diligente y una buena aprendiz. Mientras trabajes duro, serás
competente en tu puesto de trabajo". Adrián mencionó algunos de sus requisitos.

¿Diligente? ¿Una buena aprendiz? ¿Trabajo duro? ¡Eso sonaba bastante fácil! No
parecía un trabajo muy difícil.

"Si es así, déjame intentarlo. ¿Te parece bien?" Preguntó.


Adrián se rió con ganas: 'Por supuesto que puedes intentarlo! Si estás disponible ahora,
puedes comenzar de inmediato." Esperaba que ella pudiera estar con él todo el
tiempo...

¿Hoy? Los guardaespaldas seguían de pie fuera de la casa. Ella no sabía si podía salir o
no.

"Déjame echar un vistazo a la puerta, y si puedo salir te devolveré la llamada". ¡Ella no


escatimaría ningún esfuerzo para salir lo antes posible!

"Está bien, ¡te esperaré!".

Al colgar, Luna corrió al baño para limpiarse. Luego bajó las escaleras y abrió la puerta
de la finca. Estaba muy sorprendida por lo que vio en el exterior.

Caminando alrededor de la finca, no encontró ningún rastro de los guardaespaldas.

¡Resultó que Samuel solo tenía la intención de castigarla por un día! Pensaba que nunca
más podría salir de la finca.

Sacó su teléfono y llamó de vuelta a Adrián para pedir la dirección de su compañía.


Después, Luna se cambió de ropa y se fue a su nuevo trabajo. También se llevó más
ropas y decidió que no volvería a la casa en los próximos días.

La Compañía Moon.

Luna estacionó su auto en el parking de la compañía. Adrián la estaba esperando a en la


puerta.

Se sintió avergonzada cuando vio que Adrián había salido para recibirla él mismo.
"Adrián, ¿por qué viniste tú mismo?". Entonces caminaron hacia la compañía.

Adrián le sonrió de buen humor: "Bueno, si la señorita Bo ha prometido venir a mi


compañía, yo debo salir y recibirla personalmente".

Todos los empleados volvieron los ojos hacia ellos. Pensando quién era esta mujer y
cómo podía hacer a su jefe feliz tan fácilmente.

"No me llames así. Vine aquí a trabajar para ti. ¡No tienes que cuidarme!"
"Tonterías, por supuesto que tengo que hacerlo". Ella era la única persona en la Tierra
que él tenía que cuidar muy bien.

Adrián la llevó a su oficina en el piso 12. El estilo de su oficina era casi el mismo que el
de Samuel: predominaban el color blanco y el negro.

Pero su oficina era solo la mitad del tamaño que la de Samuel.

Adrián le sirvió un vaso de agua y lo puso frente a ella: "Ten, puedes beber un poco de
agua primero".

Luna tomó un sorbo de aguay dijo incómodamente: "Vine aquí a trabajar para ti, pero
en lugar de eso, me tratas como a un invitado de honor". Ningún jefe recibiría a su
empleado personalmente abajo y les ofrecería agua o té.

Adrián se rió con hoyuelos poco profundos en sus mejillas: "Tú eres, de hecho, mi
invitada de honor, y he pedido que pongan una mesa de más para que puedas trabajar
aquí en el futuro". El señaló a un lugar vacío, indicando que allí estaría la mesa de ella.

"No hagas eso. Solo necesito un lugar allí fuera". Ella era solo una asistente, no una jefa.

Adrián no la forzó y luego la llevó a ver el área de asistentes fuera de la oficina. Él ya


tenía dos asistentes. Luna era casi inútil aquí.

Después de encontrar un lugar adecuado para ella, Adrián regresó con una gruesa pila
de documentos: "Hoy, tu deber es tener estos clasificados y devolvérmelos después de
que hayas terminado".

Luna vio los documentos sorprendida: "¿Sería eso fácil?". Clasificar... Sonaba fácil.

Adrián se paró a su lado con las manos en los bolsillos: "Sí, parece fácil pero de hecho no
lo es. Si hay algún problema, puedes preguntarme libremente". Entonces llamó a una
mujer para que viniera.

La mujer era joven, tenía unos veinte años. Luna le dijo 'hola'. Adrián le dijo algo a Zhen.
De hecho, le estaba pidiendo que cuidara bien de Luna.

Adrián entró a la oficina y Luna comenzó a trabajar en lo que le habían asignado.

Fue como él dijo, este trabajo sonaba fácil, pero en realidad era difícil.
Luna no paraba de entrar y salir de su oficina el primer día. Sólo después, cuando vio los
ojos de la señora Zhen, se dio cuenta de que estaba demasiado entusiasmada.
Capítulo 66 ¿Quien te dejo ir?
Esta vez, ella anotó todas las preguntas y sólo entró a la oficina una vez en la tarde.

Como Luna había planeado regresar a la vieja casa por la noche, se dirigió a Adrián para
pedirle un favor. Esperaba poder salir del trabajo media hora antes.

Adrián lo aprobó sin ningún problema. Después de un día de trabajo, se despidió de él y


se retiró de la empresa.

Lo que ella no sabía era que la gente comenzaba a especular sobre ellos.

Eran ya las siete cuando regresó a la vieja casa.

Vicente le estaba dando de comer al bebé con sopa de mijo en su periquera. Al verla
venir, dijo: "Luna, quédate con nosotros a cenar. ¿Por qué no nos dijiste que venias?"

Señora Qi puso un plato y un par de cubiertos entre Milanda y Gerardo.

"No te preocupes. He salido tarde. No tienes que esperarme, puedes cenar primero".
Luna abrazó a su hijo y se lavó las manos, luego se sentó a su lado en el comedor.

Milanda le sirvió un poco de sopa y le preguntó: "¿Qué has estado haciendo estos
últimos dos días, Luna?"

Luna le dio a su hijo un poco de pan caliente; se dirigió a su abuela y le dijo: "Conseguí
un trabajo. Hoy fue mi primer día".

"¿Conseguiste un trabajo? Eres bastante independiente ahora". Violeta la interrumpió y


avergonzó un poco a Luna. Luna no entendió lo que quería decir con eso, pero no hizo
más preguntas.

Vicente lanzó una mirada a su esposa y le llamó la atención: "No es asunto tuyo. Come
tu cena."

Violeta lo miró despectivamente y continuó cenando.

Milanda eligió algo de comida para Luna y le preguntó: "¿Por qué quieres tener un
trabajo?".
Luna comió un bocado y le respondió: "No tengo nada que hacer en casa, así que es
mejor que salga y encuentre un trabajo", explicó.

Por supuesto, todos sabían lo que realmente quería decir con esa frase.

"Muy bien, sigue así. ¿Sigues viviendo en la Mansión?" Milanda siempre apoyó su
decisión, sin importar lo que hiciera.

Luna dejó de comer por un segundo y negó con la cabeza: "Estaré viviendo aquí por el
momento, y si el trabajo sale bien, alquilaré una casa después". Tenía miedo de que
Samuel trajera a otras mujeres a la mansión.

Sus palabras silenciaron a Milanda.

Después de darle a su nieto la última cucharada de sopa de mijo, Vicente miró a Luna,
quien se encontraba con la mirada agachada: "¿Aún no están bien las cosas entre
ustedes dos?"

Luna negó con la cabeza cuando finalmente se dio cuenta de que le estaba preguntando
a ella: "No, nuestra casa está un poco lejos de la compañía. Lo más conveniente para mí
sería alquilar una casa". Le tomó media hora conducir hasta la compañía de Adrián. En
realidad, si estaba algo lejos.

Pero Violeta no lo creía. Ella tenía cierto rencor hacía Luna por el escándalo en el que
estaba involucrada. Violeta estaba convencida de que no había nada bueno en Luna.

"Puedes alquilar una casa en otro lugar oculto y hacer algo de lo que no nos
enteraríamos. Es lo más conveniente, por supuesto, para ti". Mencionó 'otras cosas', por
lo que Luna dejó de comer en ese mismo momento.

"Mamá, si te refieres al tan mencionado escándalo que ocurrió el otro día, puedo
explicártelo todo..."

"No necesitas explicarnos. Sabes muy bien todo lo que hay en tu corazón y nosotros
también". Violeta dejo de hablar en ese instante.

Vicente soltó sus palillos con un golpe serio. Su expresión era como la de Milanda, de
alguna manera. "¿Que no puedes cenar tranquilamente?"
Violeta sintió que su marido se estaba enojando, así que dejó de hablar y continuó
cenando.

Al final, terminaron de cenar tranquilamente y sin más discusión.

Ya eran las 11 en punto cuando Samuel regresó a la mansión. Estaba un poco enfadado
cuando vio que la casa estaba vacía.

Sacó su teléfono y le envió un mensaje a través de Wechat que decía: "¿Dónde estás?

Luna estaba tan emocionada cuando vio su mensaje, e inmediatamente respondió: "En
la vieja casa". Ella se encontraba durmiendo con su hijo.

"¿Quién te dio permiso para irte de casa?

Ella se molestó con dicho reclamo.

"¡No es de tu incumbencia!" Últimamente, él comenzaba de nuevo a tener una buena


relación con Emma. ¿Cómo es que se acordaba de ella ahora?

Samuel estaba enojado y le respondió con solo dos palabras: "¡Luna Bo!".

"Samuel, ¿puedes aceptar mis disculpas, por favor?" Sin embargo, no recibió ninguna
respuesta.

Después de esperar casi media hora, se dio por vencida. Con una amarga sonrisa, apagó
su teléfono y se durmió abrazado a su hijo.

En los siguientes días, Luna se adaptó rápidamente al nuevo entorno laboral en el que se
encontraba y pudo terminar pronto su trabajo sin problema.

Sin embargo, los rumores sobre ella y Adrián comenzaron a divulgarse cuando las
personas de la compañía se dieron cuenta de quién era realmente.

En el bufete de abogados de Samuel. Tocaron a la puerta: "Pase". Teniendo el permiso


para entrar, Emma entró.

Samuel alzó la mirada rápidamente y siguió trabajando.

Emma sabía que él no quería hablar con ella. Tenía que encontrar las palabras
adecuadas para decirle: "Samuel, ¿sabes dónde está tu esposa?". Si no fuera por
Catalina, Emma no habría sabido nada al respecto.
Samuel frunció el ceño ante sus palabras. ¿No estaba en la vieja casa?

"¿A qué has venido?" Le preguntó sin mirarla.

Emma se acercó un poco: "Tu esposa te está engañando y pareces muy tranquilo.
¡Tengo que decírtelo! ¿Cómo es que prefieras a esa cualquiera antes que a mí?

"¡Cuidado con tus palabras!" Con una voz penetrante, el hombre interrumpió e hizo que
ella dejara de quejarse en ese preciso momento.

Emma se mordió un poco el labio inferior y concluyó su frase: "Tu esposa se quedará
con su nuevo amante todo el día. ¿Cómo puedes seguir consintiéndola? Me siento
decepcionada de ti."

El hombre levantó la mirada y la observó fijamente. "Pruebas."

Emma había estado esperando que se lo pidiera, y le mostró las fotos que Catalina tenía.
En las fotos, Luna y Adrián salían juntos de la oficina y se reían alegremente.

La evidencia era clara. La expresión de Samuel cambió de inmediato.

Él había pensado que su mujer se encontraba en la vieja casa todo el tiempo. Pero en
cambio, ¡ella estaba saliendo con su amante!

"¡Lárgate!" dijo Samuel con frialdad en sus palabras. Emma no tenía ni idea de lo que él
realmente estaba sintiendo.

Samuel se volvió cada vez más hermético e inescrutable de todas las maneras posibles.
Ella no podía entenderlo en lo más mínimo.

Emma había logrado lo que quería y no dijo nada más, simplemente: "De acuerdo, me
iré". Y salió de la oficina de Samuel.

Después de que ella cerrara la puerta, Samuel lanzó su pluma contra la pared.

Sacando el teléfono del bolsillo, encontró el número de teléfono de Luna y le llamó.

"Hola, soy la compañera de trabajo de Luna. Ella se encuentra en la oficina y está


comentando algo con el Sr. Adrián. Puedes llamarle más tarde". El teléfono de Luna no
paraba de sonar, así que la Srita. Zhen lo respondió por ella.
La llamada se cortó de repente. Zhen miró fijamente el teléfono con una mirada
extrañada en su rostro y volvió a su trabajo.

Veinte minutos después, Luna salió de la oficina. La Srita. Zhen estaba demasiado
ocupada y se le olvidó contarle totalmente a Luna sobre la llamada.

Eran las cinco y media de la tarde. Dio la hora y Luna salió de la oficina.

Caminó hacia su auto y sacó del bolso la llave. Justo cuando iba a abrir el auto, la
sujetaron fuertemente apartándola de la puerta. Su mente estaba en blanco en ese
momento y el sujeto la obligó a subir al vehículo que se encontraba a su lado.
Capítulo 67 ¡Debes estar bromeando!
Lo único que ella quería era gritar... Pero se detuvo al ver a Samuel.

Samuel no se encontraba de muy buen humor. De hecho, estaba furioso. Aterrada, Luna
lo miró, sintiéndose totalmente impotente.

"¿Te sientes culpable?" Samuel preguntó con frialdad. Luna estaba confundida.

Empujó a Samuel un poco, pero él se mantuvo firme, viéndola con una mirada furiosa.

"¿Cómo?". ¿Que si me siento culpable? ¿Por qué?

Samuel se enfurecía más cada segundo que pasaba. Sujetando la mandíbula de Luna con
su dedo índice y pulgar. "¡No finjas Luna! ¡No necesitas fingir que eres inocente!".

Aunque, a decir verdad, si no hubiera sido por la foto, Samuel probablemente le habría
creído.

"Por favor, no entiendo. Explícame por favor. ¿Por qué necesito fingir?" Ella estaba
realmente confundida. ¿Por qué Samuel no podía ser claro?

Luna se comenzaba a molestar por la manera tan desconcertante de su interrogatorio.

Samuel soltó la mandíbula de Luna y señaló el edificio de oficinas detrás del auto: "¿Por
qué trabajas ahí?".

Luna se quedó sin palabras. Ella dijo murmurando: "Es solo trabajo, nada más. Por favor,
no estoy buscando problemas". Luna empujó a Samuel y se deslizó hacia el otro lado del
asiento trasero. Se sentó completamente recta.

Samuel cedió a tal empujón y se dio cuenta en ese momento que Luna no llevaba
puesto su anillo de compromiso. "¿Dónde está tu anillo?", preguntó.

"Nunca lo llevo en el trabajo. No es cómodo", respondió ella. "Siempre lo dejo en casa".


A decir verdad, dejar el anillo en casa tenía sentido. El anillo de Luna había causado
tanta envidia desde el primer momento. Era realmente un hermoso y magnífico
diamante.
La gente le preguntaba sobre el anillo en varias ocasiones. Incluso, algunas personas le
habían preguntado si Adrián se lo había comprado.

"¿Incómoda?", sarcásticamente, Samuel preguntó: "¿No crees que es una molestia


cuando quedas con tu amante?", él continuó. La voz de Samuel se volvió burlona al
cuestionarla. Luna comenzó a molestarse.

Luego se apartó de Samuel, se puso furiosa y dijo, "¿Y si fuera así? ¿Realmente te
importa? Tú también tienes una amante, ¿cómo puedes culparme?". Cerca del coche se
encontraba una pequeña multitud.

Samuel se sintió herido. Él sabía que ella lo amaba, ¿cómo podía decir algo así?

"Eres una perra, debería haberme divorciado de ti", respondió. Samuel estaba que
echaba humo.

Pero, ¿cómo podría llamarle de tal manera? Enfadada, Luna respondió simplemente,
"¿Divorcio? ¡perfecto! ¡De todas formas, ya no te amo!".

Se lo pasaría haciendo juegos inútiles todo el día si él quisiera. Luna, una mujer
orgullosa, no iba a caer en sus juegos.

"¡Genial! ¡Divorcio!", Samuel dijo.

"Bien, puedes quedarte con todo, al fin al cabo no me interesa. ¡Pero quiero a mi hijo!"
¿De verdad quería él el divorcio? Pensó Luna..

"Así que quieres quedarte con nuestro hijo, ¿eh? Eso jamás". Samuel respondió con
frialdad...

"¡Eres un cabrón Samuel, dámelo! ¡Él es mío!" Mientras hablaba, Luna levantó la mano
impulsivamente para abofetear a Samuel.

Samuel le detuvo la mano. "¿Cómo crees que podrías tener al bebé sin mí? ¿O podemos
irnos al juicio?" Samuel se burló de ella.

¿Al juicio? "¡Vete al infierno!" Luna lo miró seriamente. Si se iban a juicio, ella solo tenía
las de perder.

"Luna, no quiero escuchar más al respecto". Samuel frunció el ceño. Estaba


decepcionado con ella.
"¡No quiero escuchar nunca más de ti! Samuel, ¡eres un desgraciado!" Luna no era
tonta, y de repente intentó salir del auto. Tomó la manija y trató de abrir la puerta.

La mano de Samuel la detuvo y la obligó a volver a su asiento. Samuel cerró la puerta


con fuerza. Comenzó a acercarse a ella y colocó las manos en sus piernas.

Ofendida, Luna podía ver lo que quería ahora. Ella intentó escaparse cuando su mano se
deslizó sobre su cintura. Sin mencionar el hecho de que estaban a pocos metros de la
puerta principal de la empresa, en donde se encontraba una luz destellante. Aquí no,
pensó Luna...

"¡Suéltame!" Ella le quitó la mano de su cintura y le mordió la parte más gruesa de su


mano.

A falta de la reacción esperada, ella lo mordió de nuevo con más fuerza. Samuel se quitó
la mano y miró la herida. La marca de la mordida estaba roja y llena de saliva. Con una
reacción muy grosera, le pellizcó la mejilla con sus fuertes y gruesos dedos. "Ahora mira
lo que has hecho. ¡Discúlpate conmigo!" Él le ordenó en un tono despectivo.

'¿Disculparme?' pensó ella. "De ninguna manera, o te divorcias, o enfrenta esto a mi


manera". Ella lo dijo sin remordimiento alguno. Después de todo, él era solo un hombre,
ella sabía que podía vivir sin él.

'¡Por supuesto que lo voy hacer! ¡Y no creas que vas a estar trabajando más aquí!".

Al escuchar esto, Luna inmediatamente se enfureció.

"¿Quién diablos te crees que eres? El trabajo es mi asunto privado. ¡No puedes
controlar eso! Hmm".

Ya casi eran las 6 de la tarde.

Era la hora punta y muchos de los empleados habían notado el Porsche negro parado
frente a la entrada de la compaña.

Algunos de los trabajadores más impertinentes incluso se habían acercado para echar
un vistazo. Sin embargo, la ventana polarizada había ocultado todo lo que sucedía
dentro.
Después de que Luna finalmente se disculpó con él, Samuel se movió al asiento del
conductor y se fue rápidamente, Luna aún se encontraba en el asiento trasero.

En la Mansión del Valle Real.

El auto se detuvo lentamente. Luna no quería salir.

Luna se puso contra la ventana del auto e ignoró a Samuel.

Incluso después de que Samuel terminó de fumar un cigarrillo, Luna se mantuvo


inmóvil.

Cuando Samuel abrió la puerta de repente, Luna casi se cayó al suelo.

Al atraparla, Samuel caminó hacia la casa con Luna en sus brazos.

Ella no se resistió. Samuel la llevó a la habitación y luego se retiró a la otra habitación.

Veinte minutos después volvió.

Le aventó un montón de documentos. "¡Firma tu nombre aquí!" Dijo con una mirada
fría.

Luna dio un rápido vistazo a los documentos. Ella leyó dos palabras claramente,
'Divorcio' y 'Acuerdo'.

Sintió lágrimas en sus ojos que difuminaban su visión. Samuel le lanzó una pluma de
piedras preciosas negra.

Así que realmente quería un divorcio después de todo.

Con las manos temblando, Luna tomó el bolígrafo con la mano derecha y sostuvo la
página con la izquierda.

Al verla dudar, Samuel se inquietó. Comenzó a caminar de un lado a otro, cuando de


repente, sonó el teléfono de Luna.

Era Leandro.

Luna dejó el bolígrafo y dijo: "Hermano". Ella habló suavemente y comenzaron a caer
lágrimas sobre sus mejillas.
Samuel apartó discretamente los papeles del acuerdo de divorcio. Distraída por
Leandro, Luna no se dio cuenta.

"Tú... ¿Qué dijiste?". El repentino cambio en la voz de Luna atrajo la atención de


Samuel.

Leandro repitió lo que había dicho. Luna gritó una vez más, con más intensidad.
"Hermano, ¿estás bromeando?".

De repente, Luna comenzó a llorar histéricamente. Con la repentina intrusión, Samuel


tiró los papeles del divorcio al suelo.

Luna continuó, "Hermano, mamá y papá solo querían que te casaras. ¿Cómo puedes...?
¿Cómo pudiste... decir eso de ellos?" Luna comenzó a tartamudear y parecía quedarse
sin aliento.

Incapaz de soportar ver a Luna de esa manera, Samuel tomó el teléfono de su mano y le
preguntó: "Leandro, ¿qué pasó?".

Al escuchar la voz de Samuel, Leandro recuperó la compostura y comenzó a contarle a


Samuel lo que había sucedido. Luego Leandro le pidió que llevara a Luna al Primer
Hospital. Algo terrible había sucedido. Mamá y papá habían fallecido. Luna necesitaba
darles el último adiós.

Samuel sintió que su corazón se aceleraba. "¿Esto significaba que... sus suegros... habían
muerto?".
Capítulo 68 ¿No querras quedarte como una mala hija?
Luna se levantó de la cama y corrió hacia la puerta sin ponerse las zapatillas.

Samuel colgó inmediatamente el teléfono y corrió tras ella, "Tranquilízate". Samuel


quiso detener a Luna de su frenético caminar y la levantó entre sus brazos.

Luna se lanzó a sus brazos. A pesar de estar descalza, no notó lo frío que estaba el suelo.
"¿Cómo puedo tranquilizarme? ¿No escuchaste a mi hermano? ¡Mis padres han
muerto!".

Sus padres se habían ido y su marido deseaba divorciarse de ella. Sus problemas
parecían interminables.

Ella bajó rápidamente las escaleras, y Samuel la siguió. Él la detuvo cuando ella abrió la
puerta.

"Ponte los zapatos. Yo te llevaré al hospital".

Luna no podía soltarse del brazo de Samuel. Se puso rápidamente los zapatos y esperó a
que Samuel la llevara al hospital que Leandro había dicho.

En el coche.

Luna ahora se encontraba en completo estado de shock. Ella murmuró: "Leandro debió
haber estado discutiendo con mamá y papá... Es por eso que él habló de ellos de esa
manera. ¡Pero él no puede maldecirlos así! Leandro Bo, eres un hijo tan mal
agradecido... Samuel, mis padres todavía están bien, ¿verdad? Leandro sólo bromeaba,
¿no es así?".

A Samuel le partía el corazón verla así.

Tomó su temblorosa mano, y le dijo: "Tienes que enfrentar a la realidad".

"¿Enfrentar a la realidad?". Luna se estremeció de tan sólo pensarlo.

Estaba asustada... Estaba realmente asustada...

Samuel detuvo su automóvil en una calle relativamente vacía y se acercó a Luna. Abrazó
a la angustiada mujer contra su pecho. "Estaré contigo".
¿De verdad estaría con ella? Luna lo abrazó fuerte, "Samuel... Te tengo conmigo... Estás
conmigo... Siempre estarás aquí, no me dejarás, ¿verdad?". El miedo la había estado
consumiendo desde que escuchó las noticias, tanto así que su mente no podía construir
una oración completa.

Olvidando todos los problemas del pasado, Samuel acarició su largo cabello y dijo: "Sí,
siempre estaré aquí". Su presencia reconfortó a Luna.

Samuel tomó un pañuelo para limpiar sus lágrimas, "No llores, vamos a ver qué fue lo
que pasó".

Cuando llegaron al hospital, Leandro estaba en un cuarto con los ojos llorosos, sentado
en una silla junto a una cama de hospital.

En las camas de hospital yacían dos cuerpos, cubiertos en una sábana blanca de pies a
cabeza...

Luna casi se arrodilló al suelo, pero Samuel la agarró a tiempo.

No tuvo el coraje de ir y verificar si eran sus padres.

"Luna, ve y velos por una última vez... los llevarán al tanatorio pronto". Leandro miró a
su hermana menor, con los ojos enrojecidos, le dijo con voz ronca, sonando como el
hermano mayor.

Luna negó con la cabeza. Ella no iría. "Ellos no son... no son mis padres. No lo haré".
Dicho esto, empujó a Samuel y corrió hacia la puerta.

“¡Luna Bo!" Samuel levantó la voz y le gritó, haciendo que Luna se detuviera. Puso sus
temblorosas manos sobre la chapa de la puerta, pero descubrió que no se podía abrirla.

Samuel se acercó y la llevó lentamente a la cama de hospital. "¿Ni siquiera quieres


darles un último adiós a tus padres? ¿No querrás quedarte como una mala hija,
verdad?". Samuel le habló a Luna mientras quitaba la sábana blanca.

Luna vio la cara de Jenny primero.

Ella se veía insólitamente pálida. Luna notó los rasguños y secó la sangre de la cara de
Jenny.

"¡Mamá!" Luna se desplomó sobre Jenny. Lloró, y sacudió fuertemente a su madre.


Samuel la apartó y la acogió entre sus brazos. "Luna, no llores".

Luna lloró durante mucho tiempo. Cuando sus sollozos cesaron, Samuel destapó el otro
cuerpo. Era Ricardo, su padre.

La conmoción de ver a sus padres era demasiado para Luna, que no lo podía soportar. La
oscuridad destelló frente sus ojos, y ella se desmayó.

"¿Luna...? ¡Luna!". Samuel alzó apresuradamente a Luna totalmente inconsciente y salió


corriendo.

Leandro fue detrás, observando a Samuel correr por el pasillo, gritando: "¡Doctor!
¡Doctor!".

Afortunadamente, Luna sólo se había desmayado. No fue nada grave.

Samuel y Leandro se sentaron juntos en un banco que estaba en el pasillo. Parecía que
se le había ido la vida a Leandro. "¿Qué pasó con mamá y papá?", preguntó Samuel.

Leandro pasó las manos por los cabellos y repitió lo que dijo la policía: "Accidente en la
carretera... chocaron con un camión grande... Ellos... murieron en el acto".

Leandro estaba tan enojado que quería matar al conductor del camión.

"¿Conducía en estado de ebriedad, o..."

Leandro movió la cabeza. "La policía sigue investigando. Todavía no me han informado".

Durante los siguientes días, Leandro y Luna estuvieron en la casa de Bo, velando los
cuerpos de sus padres.

Samuel también hizo todo lo posible por ayudar a Leandro con los servicios funerarios.

El culpable había sido arrestado y la policía había concluido su investigación, ya que la


causa había sido por manejar en estado de ebriedad.

Era difícil llevar el conductor al juicio. Tenía dos menores de edad a su cargo.

Leandro no reclamó ninguna indemnización. En su lugar, quiso que el culpable se


arrodillará ante la tumba de sus padres y se disculpara.
Al séptimo día, todos los miembros de la familia y allegados habían ido a mostrar sus
condolencias. Muchos de los que no mantenían una relación cercana con la familia,
también asistieron al servicio funerario para mostrar su más sentido pésame hacía
Leandro y Samuel.

Luna había estado arrodillada frente al retrato de sus padres, observando a la gente ir y
venir, asintiendo con la cabeza en respuesta a sus condolencias.

Milanda, Vicente y Violeta también asistieron. Llevaron a Gerardo con ellos. Luna se
conmocionó cuando vio a su hijo.

"No estés triste, hijita. Tus padres no hubieran querido que sufrieras". Milanda
consolaba a Luna. Pobre chica...

"Sí, abuela, entiendo". Samuel le había dicho eso también.

Aunque Violeta simpatizaba con la difícil situación de Luna, no había querido que
Gerardo viniera. Después de unos minutos, ella tomó a Gerardo de los brazos de Luna,
"Gerardo y yo estaremos afuera".

Gerardo era el único consuelo que tenía Luna ahora. Ella no lo soltó, "Suegra, permita
que se quede conmigo un momento más, se lo llevaré más tarde".

"Gerardo es muy pequeño... No quiero que nada siniestro lo persiga".

"¡Violeta Yang!" Gritó Vicente, "¿De qué diablos estás hablando?".

Violeta lo miró con recelo. ¿Acaso se equivocó? Aunque no muy contenta, no se atrevió
a contradecir a Vicente. Violeta salió de la sala del funeral.

Luna no podía creer lo que Violeta había insinuado. Ella había perdido todo el respeto
por su suegra en ese instante...

Vicente estaba un poco avergonzado. Trató de explicarle a Luna: "Luna, Violeta tiene
creencias diferentes. Por favor, perdónala". Su esposa estaba bien en general, pero no
sabía cómo hablar con la gente.

Luna intentó sonreír, "Entiendo, suegro". Luego observó a Vicente tomar del brazo de
Milanda y sacarla de la sala del funeral.

Un hombre apareció en la puerta. Llevaba un traje negro y una camisa negra.


Puso un ramo de crisantemos blancos frente a los retratos y se inclinó respetuosamente
tres veces.

"Adrián". Luna estaba tan conmovida por su acto. Lo saludó. Desde que sus padres
murieron, Adrián le había llamado frecuentemente para consolarla estos días. Ella
estaba profundamente agradecida.
Capítulo 69 Debe recuperar el amor de Samuel
Adrián se acercó a Luna, jugó un poco con Gerardo en sus brazos. "Luna, piensa sólo en
el funeral de tus padres. No te preocupes por la empresa. Puedes ir a trabajar en
cualquier momento".

"Mi esposa no va a ir a trabajar. Tomaremos este tiempo como un trabajo voluntario",


dijo Samuel. Estaba saludando a los invitados en la entrada principal. Cuando escuchó
que Adrián ya estaba aquí, Samuel se preguntó cuándo había entrado en la casa. ¿Por
qué no lo había visto entrar?

Mirando a Samuel, Luna dijo un poco avergonzada: "Gracias, señor Su. Volveré al
trabajo en breve, después de este tiempo". Samuel estuvo a punto de divorciarse de
ella. Si se divorciaban, ella tenía que trabajar para poder vivir independientemente. Por
lo tanto, no debía tomarse este trabajo a la ligera.

Samuel se acercó a ella y le quitó a Gerardo de los brazos, luego miró a su hijo y le dijo:
"Cariño, sé que te sientes mal. Sé buena. Te cuidaré de ti y de nuestro hijo".

La gente entraba y salía de la sala de luto, observando la situación que estaba


aconteciendo con ojos curiosos. ¿No eran estas tres personas los principales
protagonistas de los últimos chismes que circulaban?

Luna no estaba de humor para discutir o pelear con Samuel, simplemente respondió,
"Señor Su, hablaremos luego".

"Vale". Adrián se fue pronto después de decirles adiós.

Durante todo ese tiempo, parecía haber mucho escándalo fuera. Los recién llegados
eran Jorge, Lola, Chuck y Daisy.

Leandro entró con ellos. Lola abrazó a Luna, que estaba muy pálida, y dijo: "Luna, todo
va a ir bien".

Daisy también se acercó a ella y le dijo: "Luna, no estés triste".

Su consuelo hizo que los ojos de Luna se pusieran rojos con lágrimas.
Samuel sacó el pañuelo de su bolsillo y secó sus lágrimas: "No llores". Luna había estado
llorando durante todos esos días. Él realmente se preguntó si esta mujer estaba hecha
de agua.

Luna tomó el pañuelo de su mano y asintió con la cabeza. El destino es tan impredecible
como el tiempo. Aunque ella sabía eso, pero no es realmente fácil afrontar la realidad.

Las cuatro personas se inclinaron ante el retrato de Ricardo y Jenny, y se fueron después
de hablar un rato.

Cuando la familia de Samuel se estaba yendo, Violeta se acercó y estuvo a punto de irse
con Gerardo.

Luna se sentía mal y quería que su hijo estuviera con ella: "Madre, Gerardo se queda
conmigo hoy".

"¡De ninguna manera!". Dijo en voz alta Violeta, mirando a Luna con incredulidad.

Samuel estaba hablando con un invitado, y después de escuchar la voz de Violeta,


inmediatamente corrió hacia ellos.

"Madre, ¿qué estás haciendo? Todavía hay invitados aquí". Samuel arrugó las cejas.

Violeta sabía que su hijo odiaba a esta mujer últimamente. Señaló a Luna y dijo: "Sus
padres acaban de morir, y Gerardo es muy pequeño. ¿Y si ve algo desagradable?".

Luna se sintió tan enfadada después de escucharla decir esas palabras que deseó no
tener que hablar más con Violeta.

"¡Madre! Gerardo puede estar donde quiera. ¿Por qué estás siendo tan supersticiosa?"
Samuel la reprendió y la sacó de la sala de luto.

Pronto desaparecieron de la vista de Luna. Mirando el retrato de sus padres, Luna se


sintió aún más confundida.

No le caía bien a su suegra, y su marido quería divorciarse de ella. ¿Qué debía hacer ella
ahora... ?

Las lágrimas corrían por su rostro, y una pequeña mano regordeta cubrió sus ojos.
"Mamá, mamá, yah yah yah". Gerardo de repente llamó a su madre, lo que la
sorprendió.
"Hijo, ¿me estás llamando mamá? Dilo otra vez." Gerardo había dicho mamá antes, pero
no tan claro como ahora.

La manita de Gerardo continuó ondeando frente a sus ojos. Luna se preguntó si de


verdad le estaba limpiando las lágrimas.

Se secó las lágrimas con sorpresa y habló con su hijo: "Buen chico. Llámame mamá".

Gerardo mostró sus tres o cuatro dientes encantadores, miró a Luna y dijo claramente:
"Mamá...".

Luna le besó la cara emocionada. Ahora estaba tan feliz de que su hijo la hubiera
llamado mamá.

"Padre, madre, ¿lo habéis visto? Gerardo me ha llamado mamá. Si estuvierais


destinados a iros, ¿por qué no esperasteis a que el hermano se casara y tuviera un bebé,
y Gerardo os llamaría abuelo y abuela?...".

Por la noche, Luna había planeado quedarse en su propia casa. Pero Leandro la rechazó,
y le pidió a Samuel que se los llevara.

Los tres volvieron a la mansión. Samuel fue a su estudio después de ducharse.

Luna durmió en la litera en la habitación del bebé con su hijo. Mirando al bebé dormido,
Luna comenzó a perderse en sus pensamientos profundos.

Sus padres acababan de dejar el mundo, y ella sentía que lo había perdido todo. Su
hermano vivía en el extranjero la mayor parte del tiempo. Si Samuel se divorciaba de
ella, se quedaría sola.

Se decidió e intentó recuperar el amor de Samuel.

Ahora se estaba haciendo tarde. Samuel volvió a la habitación después de terminar todo
el trabajo.

El dormitorio estaba vacío. Samuel abrió la puerta de la habitación del bebé. En la


penumbra, vio que los dos, madre e hijo, estaban profundamente dormidos juntos.

Se quedó sentado junto a ellos un rato, no quiso romper esa armonía y regresó a la
habitación.
Como tenía un caso importante, Samuel se levantó temprano por la mañana.

Después de bajar las escaleras, descubrió que alguien se había levantado incluso antes
que él.

Gerardo estaba mordiendo uno de sus juguetes en la manta en la sala de estar, y Joana
Liu lo estaba vigilando.

En la cocina, Luna estaba friendo un huevo y estaba a punto de calentar la leche. Al ver a
Samuel, ella dijo: "Samuel, espera un minuto. ¿Quieres desayunar? Estará listo pronto".

Samuel miró su reloj y vio que no iba demasiado bien de tiempo. Tenía que ir a la
empresa lo antes posible: "No, gracias. Tengo prisa. Sírvete tú misma".

Luego besó a Gerardo y salió de la villa a toda prisa.

Luna miró el huevo en forma de corazón en el plato, sus ojos se pusieron rojos y se
llenaron de lágrimas. Volvió a poner la leche en la nevera y se comió el huevo frito.

Se aburría en casa por la mañana y decidió ir con su hijo al centro comercial y comprar
algunas cosas que necesitaba en la casa.

Centro comercial SLD.

Luna estacionó su auto y entró al centro comercial con su hijo en sus brazos.

Planta 1 del centro comercial.

Dos mujeres con tacones altos caminaban hacia la boutique: "Catalina, ¿acaso eres una
niña? ¿Por qué tienes que pedirme que vaya de compras contigo?" Emma fue llevada a
una boutique, pareciendo completamente contrariada.

"Tengo que ir a la empresa pronto, pero no tardaré mucho". Catalina vio un llavero azul
celeste que tenía un delfín de cristal con diamantes.

Estiró el brazo derecho para alcanzarlo, pero el llavero de repente fue sacado por otra
persona.

Volvió la cabeza y vio a una persona que le era familiar. ¡La mujer con un abrigo de lana
blanco y sosteniendo a un bebé era Luna! Catalina y su hermana la miraron con
desprecio. ¡El mundo es un pañuelo!
"Señorita Bo, ¡que coincidencia!", dijo Catalina con tono burlón.

Luna miró a las dos primas con indiferencia y evitó hablar con ellas porque estaba de
mal humor.
Capítulo 70 ¿Estais buscando problemas?
Luna mantenía la hebilla de la llave en su mano para atraer la atención de su hijo. Luego
se dirigieron a otro lugar.

Al ser ignoradas, las dos primas se miraron entre sí con rabia en los ojos.

Emma dio unos pasos hacia adelante para detener a Luna, diciendo: "Gerardo, dame un
abrazo". Gerardo miró a Emma con los ojos grandes y no pareció reaccionar ante las
palabras de ella, lo que hizo que Emma se sintiera algo avergonzada.

Al ver que Emma intentó jugar con su hijo, Luna comenzó a hablarle: "Lo siento señorita
Gu, mi hijo no juega con extraños". Luego pasó al lado de Emma para irse.

Sin embargo, Emma estaba tan enojada al ver a Luna que no tenía intención de aún
dejarla marchar.

Tomó a Gerardo directamente de la mano de Luna sin permiso. Lo miró gentilmente,


Emma comenzó: "Gerardo, tu padre y tu madre pronto se divorciarán, y yo seré tu
nueva madre". Lo besó después de decir esas palabras.

Gerardo la miró sin comprender, sin ninguna expresión ni reacción en absoluto. Emma
pensó por dentro si Luna había dado a luz a un idiota. El niño permanecía desinteresado.

En serio, ¿ninguna reacción en absoluto? Emma lo lastimó accidentalmente y Gerardo


se echó a llorar en segundos.

Luna estaba adolorida y ansiosa por llevarse a su hijo, pero Emma se negó a devolverlo.
Catalina miró a su alrededor y descubrió que los gabinetes altos habían tapado la
cámara justamente.

Ella también se acercó y tomó a Gerardo en su mano. Las dos primas pasaban Gerardo
de un brazo a otro, negándose a devolverlo a Luna.

El caos había atraído a la guía de compras para ver qué había sucedido. Pero ella estaba
demasiado ocupada y se fue después de echar un breve vistazo.

Luna ahora estaba enojada: "Estáis buscando problemas, ¿no?". Gerardo lloró más y
más fuerte mientras Luna no podía tomarlo de vuelta.
"Sí. La última vez me causaste la alérgica. Ahora que estás aquí, vamos a resolver esto".
Emma le pellizcó el trasero a Gerardo varias veces para vengarse.

Al ver a su hijo llorar cada vez más fuerte, Luna tomó la hebilla de la llave de la mano de
Gerardo y furiosamente la arrojó a la cara de Emma.

"¡Ah!".

Emma se sintió herida y casi arrojó a Gerardo al suelo, Luna se apresuró hacia adelante y
atrapó a su hijo justo a tiempo.

Entonces Luna se alejó sin dudarlo.

Lo que sucedió aquí ya había atraído a muchos espectadores. Luna se abrió paso entre
la multitud, calmando el llanto de su hijo, y salió de la tienda.

Catalina no tuvo tiempo para preocuparse por Emma, fue inmediatamente tras Luna,
"¡Detente! ¡Luna! No puedes irte todavía". Gerardo aún seguía llorando, ignorando los
esfuerzos de su madre por tratar de consolarlo.

Sintiéndose herida y furiosa, Luna respondió fríamente a Catalina, "¡Vete a la mierda!".

"Nada bueno sale de encontrarse con estas dos mujeres". Luna secó las lágrimas de
Gerardo con preocupación. Dudaba si Emma le había hecho algo malo a su hijo, de lo
contrario Gerardo no habría llorado tan fuerte.

Normalmente, Gerardo no era un niño llorón. No podía entender por qué su hijo ahora
estaba tan triste y no podía dejar de llorar.

Luna se liberó del agarre de Catalina y quiso mantenerse alejada de las dos primas lo
más lejos posible.

Sorprendida por los movimientos repentinos de Luna, Catalina se tambaleó hacia atrás y
su barriga chocó contra la barandilla cercana.

Para cuando se recuperó del dolor causado por la colisión, Luna ya se había ido con su
hijo.

Catalina apretó sus dientes y la fulminó con la mirada. "¡Luna, no te saldrás con la
tuya!".
La cara de Emma fue herida por el diamante del delfín. Ella pagó por la pérdida del
delfín en la tienda y fue al hospital para recibir tratamiento por su herida en la cara.

En el bufete de abogados de Samuel.

Catalina fue directamente a la oficina de Samuel después de que Anna le informara de


lo sucedido.

Samuel acababa de terminar un caso judicial y estaba estudiando un caso internacional


en ese momento.

"Señor Shao". Catalina respiró hondo y se cubrió el estómago con la palma de las
manos, aunque no le dolía nada. Miró al hombre frente a ella con una expresión
agraviada, su corazón saltando cada vez más rápido en su pecho.

Samuel levantó la cabeza y la miró sin expresión ni palabras.

"Samuel, tu esposa ha ido demasiado lejos. Mi prima y yo debemos demandarla."


Catalina respiró hondo y dijo estas palabras de una manera determinada.

Al escuchar el nombre de Luna, Samuel dejó el bolígrafo y preguntó: "¿Qué pasó?”

"Mi prima y yo nos encontramos a Luna en el centro comercial. Emma sólo quería
abrazar a su bebé y de repente, Luna lanzó la hebilla de la llave a la cara de ella. Se
quería ir después de lastimar a Emma. Así que yo la detuve para que se disculpara. Sin
embargo, ¡ella me empujó a la barandilla y mi estómago todavía duele hasta ahora!".
Catalina ahora estaba malhumorada mientras decía estas últimas palabras.

"Señorita Gu, me disculpo en el nombre de mi esposa. ¿Cómo se encuentra Emma


ahora?"

Catalina no estaba contenta de escuchar que Samuel se disculpaba por Luna, diciendo:
"Emma fue lastimada con el diamante en la hebilla de un llavero y ya recibió
tratamiento para las heridas en el hospital".

"Em... señorita Gu, lo siento mucho. Haré que mi esposa se disculpe cara a cara.
También les compensaré por todos los gastos médicos". Luego pensó “¿Qué le pasó a
Luna?”. “¿Acaso lastimó a los inocentes solo porque estaba de mal humor?”.
Después de obtener la garantía de él, Catalina dejó de quejarse porque no quería
levantar sospechas. Ella se mordió el labio inferior con fuerza, asintió con la cabeza y
salió de la oficina.

Después de que Catalina saliera de la oficina, Samuel encendió un cigarrillo y en ese


momento sonó su teléfono.

Lo que apareció en la pantalla del teléfono hizo que Samuel se sintiera un poco
incómodo. Contestó el teléfono justo antes de que el tono terminara.

"Samuel". Emma dijo suavemente a través del teléfono.

“¿Humm?".

"Tía Violeta dijo que... te divorciarías de Luna y yo pasaré más tiempo con Gerardo para
que así podamos tener mejor relación..." Emma se detuvo sin concluir sus palabras
porque Samuel no dijo nada por teléfono. Se sintió avergonzada.

"¿Cómo está tu cara?". Él nunca creyó que su madre pudiera ser tan entrometida.

Emma estaba feliz de escuchar que él estaba preocupado por ella. Respiró hondo y
comenzó a expresar sus verdaderas intenciones por el teléfono "Sam, ya he tomado la
medicina... Solo quería abrazar a Gerardo. Luna se molestó por el llanto de Gerardo y le
pellizcó en el trasero. ¿Cómo puedes dormir tranquilo sabiendo que tu hijo está con esa
mujer cruel?".

¿Pellizcar al bebé? Después de escuchar sus palabras, Samuel apagó la colilla del
cigarrillo en el cenicero. "Emma, ¡ten cuidado con tus palabras! ¿Necesitas que te
enseñe a hablar?".

"Sam, ¿no me conoces en absoluto?". La triste voz de Emma le recordó a Samuel la


mentira de Luna.

Sí, Emma nunca le mintió, mientras que Luna...

"Ya lo sabía e investigaré este asunto de inmediato. Si realmente fuera la culpa de Luna,
la llevaré contigo para que se disculpara por lo que hizo". Samuel cerró el archivo y
apagó la computadora. Él nunca permitiría que nadie lastimara a su hijo. ¡Aun si fuera su
madre!
"Sam, esperaré tu llamada". Emma colgó el teléfono.

En la Mansión de Valle Real.

Luna le dijo a Joana Liu que enviara sus cosas en el baúl a su habitación de arriba. Llevó
a Gerardo, quien ya dejó de llorar, para dormir en la habitación del bebé.
Capítulo 71 Perdio el control.
Mirando a su hijo dormido, Luna se quedó aturdida, sosteniendo sus mejillas en sus
manos.

¿Por qué Gerardo había estado llorando? ¿A él no le gusta Emma? No, no podría ser
eso. No había llorado cuando Emma lo sostuvo en la casa vieja la última vez.

De repente, la puerta de la habitación del bebé se abrió desde afuera. Sorprendida, Luna
miró al hombre en la puerta.

Ella le dio un vistazo a su celular. Eran casi las 12 en punto. '¿Ha vuelto a casa para
almorzar?'.

"Samuel...". Se levantó y caminó hacia él. Después de entrar en la habitación con unos
cuantos pasos pesados, Samuel caminó directamente a la cuna de su hijo.

Ignorando a Luna, levantó la ropa del niño para mirarlo.

Desde el frente, el bebé parecía bien. Sin embargo, cuando Samuel le dio la vuelta y le
quitó el pañal recién cambiado, se sorprendió al encontrar un gran moretón en su hijo.

Por lo que se veía, Catalina parecía estar diciendo la verdad. Como se esperaba, Emma
había dicho la verdad.

Al descubrir Luna el moretón, finalmente entendió por qué el niño había estado
llorando tan insistentemente. '¡Emma había pellizcado a mi hijo! ¡Qué cruel! ¿Cómo se
atrevía a lastimar a un niño?' Pensó Luna.

"¡Esa Emma, voy a pellizcar todo tu cuerpo!". Rechinando los dientes con ira, Luna se
acercó a su hijo y se movió para levantarlo.

"¡Mentirosa!". La sola expresión de Samuel hizo que Luna se estremeciera y se


detuviera.

Con un mal presentimiento en el estómago, Luna sintió hormigas en su piel cuando vio
la frialdad en los ojos de Samuel.

"Samuel, ¿de qué estás hablando?". Ella parecía haber oído a Samuel llamarla una
mentirosa.
Al ver la honesta confusión en su rostro, Samuel casi creyó en ella.

"Luna, ¿de dónde vino este moretón?". La pregunta era retórica. Samuel solo quería
escucharla explicarse a sí misma.

Al ver su expresión, Luna se estaba preocupando. Emma y su prima debieron haber


estado diciendo mentiras a sus espaldas.

"Samuel, ¡yo no lastimé a Gerardo! ¡Tuvo que haber sido Emma! Gerardo no estaba
llorando cuando ella llegó al principio, pero poco después, no pude hacer que parara de
llorar".

"Suficiente." Habiendo sido traicionado por ella antes, Samuel ya no

"Samuel, ¡Yo no lastimé a Gerardo! ¡Tuvo que haber sido Emma! Gerardo no estaba
llorando cuando ella llegó al principio, pero poco después, no pude para de llorar".

"Suficiente." Habiendo sido traicionado por ella antes, Samuel ya no tenía fe en Luna.

Escuchando su explicación apresurada, Samuel solo sintió que le estaba poniendo una
excusa.

En ese momento, Luna sintió romper su corazón. Entonces frunció el ceño. "Si nunca me
ibas a creer, ¿para qué lo preguntas?". Se sorprendió de que Samuel hubiera creído a las
primas.

Samuel recogió al niño dormido y caminó hacia la puerta del dormitorio.

"Samuel, ¿qué estás haciendo?". Ansiosamente, Luna se paró frente a él. ¿A dónde está
tratando de llevar al niño?

Samuel la miró fríamente. " ¡Esto es abuso infantil! Si no quieres que presente cargos
contra ti, ¡entonces quítate ahora del camino!". El abuso infantil no era su especialidad,
Samuel no estaba seguro del proceso exacto para determinar el abuso, aunque sabía
que al menos podía presentar cargos por daño intencionado.

¿Abuso infantil? Luna miró a Samuel con incredulidad. "Samuel, ¿eres estúpido? Él es mi
hijo. ¿Cómo podría yo siquiera hacer algo así? ¡Estás loco!".

El reproche de Luna hizo que Samuel se sintiera mal. "Sé que la muerte de tus padres
fue un shock terrible. Le pediré a mi abuela que cuide de Gerardo por tiempo. Sería
mejor si no lo ves por ahora". Con esto, Samuel empujó a Luna a un lado y salió por la
puerta.

Luna cayó derrotada en el suelo y observó silenciosamente mientras Samuel se alejaba.


¿Estaba esto relacionado de alguna manera con el divorcio?

Recuperando su compostura, ella rápidamente corrió tras él y lo alcanzó. "Samuel, ¡no


puedes hacer esto! ¡Él es mi hijo y me necesita!".

"Luna, es solo por unos cuantos días. No lo mantendré alejado para siempre. Solo
necesitas tiempo para lidiar con todo este dolor". Samuel apartó la vista de ella y siguió
moviéndose.

Samuel parecía insinuar que Luna había perdido el control sobre la realidad tras la
muerte de sus padres. ¿Creía que ella había abusado de su propio hijo por esto?

Bueno, el dolor era real, eso era cierto. Perder a sus padres había sido un duro golpe
para Luna. ¡Pero se había recuperado! Esas dos malditas primas. En su momento de
sufrimiento, ellas habían susurrado chismes en los oídos de él.

“¡Si te llevas a Gerardo, pondré a Emma en problemas!". Después de todo, ¡era su culpa
que Samuel estuviera tratando de llevarse lejos a Gerardo!

"Luna... ¡Estás histérica! Ven conmigo para disculparte con Catalina y Emma esta tarde."
Samuel la esquivó y bajó la escalera.

Luna corrió detrás de él, pero tuvo cuidado en la escalera con Samuel y Gerardo. Detuvo
a Samuel por tercera vez después de que llegaran al primer piso.

"Samuel... Samuel, por favor. Me disculparé con Emma y Catalina, solo déjame tener a
mi hijo... Por favor..." Los ojos de Luna estaban rojos e hinchados. Pero ella podía tolerar
esta injusticia, solo por su hijo.

Samuel la estaba decepcionando.

"Te dije que después de unos días, te dejaré ver a Gerardo de nuevo". Samuel le dio a
Luna una última y solemne mirada, sostuvo al niño dormido en su hombro y se marchó
de la finca junto a Joana.

La puerta principal estaba cerrada y Luna no pudo evitar estallar en lágrimas.


Cuando Samuel regresó de la casa vieja, encontró la casa desierta. ¿A dónde se había
ido?

Probó de llamarla por teléfono, pero la llamada se dirigió inmediatamente al


contestador automático. Samuel se sintió repentinamente preocupado.

Empezó a preocuparse de que tal vez había sido demasiado duro con ella y que podría
hacer algo estúpido otra vez.

Samuel condujo alrededor de la casa buscando a Luna, pero cuando comenzó a caer la
noche, todavía no había encontrado ningún rastro de ella.

Deteniéndose a un lado de la carretera, Samuel fumó un cigarrillo. El humo se elevó


lentamente, envolviendo su rostro.

De repente, el teléfono de Samuel sonó. Rápidamente apagó su cigarrillo y contestó el


teléfono. Era Anna.

"Hola".

"Señor Shao..." Anna pareció pausarse de una forma prolongadamente extraña.

Samuel la presionó para que hablara. "Sí, por favor continúa". Impacientemente, Samuel
se pasó las manos por su cabello. ¿Dónde demonios estaba Luna?

Anna se aclaró la garganta antes de transmitir el mensaje que acababa de recibir. "Luna
acaba de ir a un bar... Y... Bueno, ella peleó con Emma".

Samuel sintió un repentino y agudo dolor en sus sienes.

Se quedó en silencio por unos momentos antes de hablar. Justo cuando Anna
comenzaba a preguntarse si la llamada se había desconectado, él habló. "¿Qué bar?".

Después de marcar la dirección en su GPS, Samuel condujo su Porsche rápidamente por


un camino vacío hacia el bar Twillight.

Esta mujer... Siempre estaba causando problemas. ¿Cómo podría realmente pelear con
otros?

En el bar Twilight.
Todo el bar fue destrozado. Triunfante, Luna estaba en medio de la barra rodeada por
un grupo de extraños. Estaba mirando abajo hacia a otra mujer.

Emma estaba de cuclillas en el suelo. El cabello de ella era un lío de marañas, y su ropa
estaba rasgada en retazos. Sus medias de seda estaban rotas y uno de los tacones de sus
zapatos de diseñador estaba extraviado.

Luna colocó un taburete frente a Emma y se sentó. "Emma, discúlpate conmigo


¡Ahora!".
Capítulo 72 Igual que una jefa de la mafia
¿Samuel quería que Luna se disculpara con Emma? ¡Sigue soñando! No confundas a un
tigre con un gato porque aún no te haya rugido.

Emma se frotó la mejilla dolorida. Cuando recordaba ese momento, cada nervio en el
cuerpo de Emma se llenaba de odio. "Luna, ¿quién te crees que eres? ¿Cómo te atreves
a pedirme que me disculpe?". Emma siempre había despreciado a la mujer que tenía
delante. ¡Había estado tan desesperada por ganarse el amor de Samuel!

"Está bien, Mono. ¡Sigue golpeándola!" Luna se cruzó de brazos y miró con desprecio a
la lenguaraz Emma. ¡Seguramente la golpearía hasta que Emma se disculpara!

Mono, junto con otros hombres de pelo corto y colorido, siguieron adelante. Tan pronto
como levantaron la mano, oyó que alguien gritó: "¡Para!" Una voz fría surgió desde
detrás de ellos.

Al escuchar la voz familiar, Emma inmediatamente cambió su expresión de enfadada a


lastimosa. Pero Luna se sentó en la silla con orgullo, como si fuera una jefa de la mafia.

"Samuel, ayúdame". Una suave voz le suplicó a Samuel. Mirando a Emma, pensó que
Luna había ido demasiado lejos.

Samuel miró fríamente a la mujer tranquila y luego caminó directamente hacia Emma.

"¡Para! No la toques. ¡Todavía no le he enseñado la lección a Emma!" Ahora que Samuel


había visto a Luna así, furiosa y vengativa, no sentía la necesidad de fingir ser amable.

Samuel, que se había sacado la mano del bolsillo para ayudar a Emma, se detuvo a
medio camino. Al oír el tono de Luna, sus ojos se llenaron de ira.

Así que se dio la vuelta y se dirigió hacia Luna.

Miró a la gente que tenía a su alrededor y frunció el ceño. ¿Cuándo se había asociado
con personas como esas?

"Vuelve a casa." Samuel ordenó fríamente. ¡Podía arreglar la situación en casa en


privado!
Luna apartó a Samuel y levantó la voz: "¿Por qué debería ir a casa? ¡Voy a matar a tu
amante a golpes!" Emma se había convertido en su archienemiga.

Los espectadores, al escuchar lo que decía Luna, de repente se dieron cuenta de que la
mujer en el suelo era la amante de Samuel.

Sin embargo, esta amante tenía buen gusto, porque se había fijado en un hombre guapo
y elegante.

La ira de Samuel aumentó, y tiró a Luna violentamente de la silla. Sorprendida por el


movimiento repentino de Samuel, Luna se cayó en sus brazos.

Su olor la calmó, y su ira se esfumó al instante.

"Ya te he dicho esto antes. Si alguien en este triángulo amoroso fuera una intrusa, serías
tú, no Emma..." Samuel susurró en el oído de Luna.

El corazón de Luna se congeló. ¿Cómo se había olvidado de eso? ¿Por qué esperaba que
él la valorara por encima de Emma? Recordó que Samuel le había dicho eso el día que
dio a luz a su hijo...

Enfurecida, Luna empujó a Samuel a un lado y corrió hacia Emma. Antes de que Samuel
pudiera atraparla, Luna levantó la barbilla de Emma con la mano izquierda y levantó la
mano derecha.

El sonido de una bofetada dejó en silencio la habitación. Todos miraron a las dos
mujeres, horrorizadas por las acciones de Luna.

"Ahh!" Emma gritó dolorosamente.

Luna los había sorprendido a todos con su ferocidad. Estaba enfrentándose


abiertamente a la amante en un bar. iQué chica tan fuerte!

Queriendo terminar el drama, Samuel se acercó a Luna.

Mientras Luna luchaba contra su agarre, otro brazo fuerte sostuvo su mano.

Ella miró confundida. "¿Adrián?" ¿Por qué estaba allí?

Adrián tiró de Luna hacia él, y sonrió diabólicamente. "Desahógate, Luna. Yo te cubro la
espalda".
Las palabras de Adrián sorprendieron a Luna. Se había sentido tan sola. Y ahora que
tenía algo de apoyo, las lágrimas llenaron sus ojos.

Admitió que las palabras de Adrián realmente la habían emocionado. Especialmente


bajo las condiciones en las que se encontraba; su esposo estaba protegiendo a su
amante en lugar de apoyar a su esposa. Luna apartó a Samuel y se arrojó a los brazos de
Adrián, en presencia de su marido.

Adrián se sorprendió pero rápidamente abrazó a Luna.

Este enfrentamiento no podría haber sido más raro. ¿Qué estaba pasando aquí?
Primero, Samuel estaba protegiendo a su amante.

Y ahora, la esposa de Samuel se estaba lanzando a los brazos de otro hombre delante de
él mismo... Samuel estaba completamente avergonzado por las acciones de su esposa.

Apretó los puños y apartó a Luna de los brazos de Adrián.

"Mi querida esposa, eres tan traviesa". Aunque Samuel habló con amor, Luna se dio
cuenta de la sutil advertencia.

Incluso llegó a tocar el largo cabello de Luna.

Emma miró la escena delante de ella. Estaba celosa. Su compañera la ayudó a levantarse
del suelo.

Luna apartó la mano de Samuel y quiso abrazar a Adrián de nuevo. Samuel estaba
tratando de controlar su ira. No quería abordar asuntos privados frente a todas estas
personas. Trató de tomar la mano de Luna lo más fuerte posible para evitar que ella
corriera hacia Adrián.

Llamó a un camarero. Le entregó un montón de dinero y una tarjeta de visita de su


cartera. "Lleve a la señorita Gu al hospital. Calcule otras pérdidas, y llámame".

Luna ya no estaba luchando. Miró el dinero que le ofreció al camarero. Lo agarró y lo


sacudió delante de Emma. "¡Ni un centavo del dinero de mi esposo se gastará en otra
mujer!"

A pesar de la cara pálida de Emma, Luna se guardó el dinero en su propio bolsillo y


abrazó a Adrián por tercera vez.
Samuel había tenido suficiente. Agarró a Luna por la muñeca, la levantó en sus brazos y
se dirigió a la puerta del bar.

"Samuel, ¡déjame!" Las protestas de Luna se podían escuchar incluso después de que
ella y Samuel hubieran abandonado el bar.

Adrián observó cómo los dos se iban, y recordó la sensación de Luna lanzándose hacia
él. Estaba de buen humor.

Después miró a Emma. "¿Hablamos, señorita Gu?" Para recuperar a Luna, Adrián
tendría que dejar de lado su odio por esta mujer que había hecho daño a Luna.

"No tengo nada de qué hablar contigo". Emma le dijo a Adrián mientras cuidaba su
rostro magullado. Luna, perra descarada. ¡Se deshará de Luna algún día!

Adrián vio el odio en sus ojos, y sonrió. "¿No estás colada por Samuel? Y yo estoy
enamorado de Luna. Así que...".

Una hora después, Emma estaba de buen humor. Había salido del bar con su compañera
y se dirigía hacia el hospital.

La Mansión Real.

Samuel cerró la puerta de golpe después de sacar a Luna del coche sin piedad.

"¡Suéltame!" Ella gritó con rabia.

Él la miró con frialdad, lo que hizo que Luna se callara de inmediato.

En el pasillo del segundo piso, el hombre todavía tiraba de Luna. "Samuel, ¡dame a mi
hijo!" Luna casi se puso a llorar.

El hombre de repente se detuvo y la miró. Sus ojos brillaron con maldad. "¿Quieres un
hijo?".

Luna no entendía su indirecta, así que asintió. "¡Sí!" ¿Cómo podría ella renunciar a su
hijo?

"Eso es fácil. ¡Podemos tener otro niño!" El hombre arrastró a la mujer ruborizada hacia
el dormitorio.
"¡Oye! Me refiero a mi bebé, Gerardo. ¿No lo puedes entender?" Luna le gritó al
hombre que se estaba quitando el abrigo.

Samuel colgó su traje en la percha. Se aflojó la corbata y la miró inexpresivamente. "No


entiendo. Dime, ¿cómo debo resolver este desastre que has creado?".

Recordando el pasado, desde el momento en que Luna comenzó a trabajar en la


empresa de Adrián, siempre estaba con él.
Capítulo 73 Como un padre protegiendo a su hijo
Luna no solo había golpeado a Emma, sino que había abusado de su hijo y había herido
a la inocente Catalina. Además, hoy se había lanzado a los brazos de otro hombre
delante de él...

'¡Luna, te has metido en un gran problema!' Samuel pensó mientras recordaba todos
sus comportamientos indeseables. Miró a esa pequeña mujer obstinada que tenía
delante. Enfadado, tiró su corbata al sofá.

Antes de casarse con Luna, Samuel era un hombre ingenioso y apasionante que rara vez
se enfadaba. Aunque este maldito matrimonio le había cambiado, nunca había perdido
la paciencia.

Pero ahora, su irritación había abrumado a Luna. Estaba confundida y perdida.

No importaba, ella intentaría mantenerse alejada del hombre enfadado, aunque solo
fuera por un tiempo.

Luna corrió hacia la puerta de la habitación cuando Samuel tiró su camisa al sofá.

Sin embargo, no pudo superar a Samuel.

Tan pronto como puso un pie fuera de la puerta, Samuel agarró su abrigo y la metió
dentro.

Para liberarse de su agarre, se quitó el abrigo.

Samuel dejó caer el abrigo, y la siguió.

Estaba cerca de la escalera cuando la agarró fuertemente.

"¿Todavía quieres huir?" Su voz peligrosa hizo eco en sus oídos, un escalofrío pasó por la
espalda de Luna. ¡Samuel se estaba volviendo horrible!

Se quedó de piedra cuando él la hizo girar, y la levantó sobre su hombro.

"¡Ah! Samuel, déjame en paz..." gritó mientras golpeaba con las manos en su espalda.
Cuando una ola de mareo la inundó, sus manos no tenían fuerzas para continuar con su
asalto.
Samuel sintió una repentina rigidez en su cuerpo cuando la arrojó sobre la cama.

Luna estaba completamente sorprendida por la caída, y se quedó quieta por un


momento.

Samuel la agarró de nuevo.

"Dime, ¿cómo debería castigarte?" Samuel tomó las manos de Luna y las elevó a la
altura de su cabeza y le pellizcó las mejillas en señal de advertencia.

"¿Cómo te atreves a castigarme, no he hecho nada malo?" Luna estaba diciendo la


verdad, aunque Samuel atribuyó su comportamiento a la obstinación.

¿Había sido demasiado bueno con Luna? ¿Era culpa de él que ella no pudiera entender
que no debía lastimar a Emma repetidas veces?

Él le mordió los labios. Luna gimió de dolor y luchó en vano. Le dio una patada con los
pies, pero él atrapó su pie en el aire con facilidad.

Su rudeza encendió ira de Luna: "¡Maldito seas! ¡Si te compadeces tanto de Emma,
entonces vete con ella!"

Pero sus palabras solo provocaron a Samuel a comportarse peor. Sus ojos ardían de
emoción y, toscamente, presionó sus labios contra los de ella.

No se dijeron nada en toda la noche.

Al día siguiente, sintiéndose descansado, Samuel se presentó en la oficina con marcas


de dientes en el cuello. Estas marcas provocaron discusiones en toda la oficina.

"¿No es cierto que el señor Shao y su esposa no se llevan bien?".

"¿O tal vez el señor Shao tiene otra mujer?".

"Podría ser cierto. Escuché que hubo una pelea en el bar Twilight. La señora. Shao
estaba involucrada".

"¿De verdad? ¿Y entonces qué pasó?".

"Se dice que la señora Shao golpeó a la amante del señor Shao, y él apareció, y se la
llevó lejos".
“¿De verdad?" "¿Amante?" "¿Quién es?".

"No lo sé, las noticias están incompletas, nadie se atreve a difundir chismes".

El rostro de Catalina se nubló cuando escuchó las discusiones de sus colegas.

¿Cómo podía no saber lo que había pasado ayer? Tosió ruidosamente para detener las
conversaciones. La multitud regresó a sus áreas de trabajo tan pronto como apareció.

Catalina sujetó el acta de acusación con fuerza y presionó el botón del ascensor para
subir al piso 68.

Entró en la oficina de Samuel después de que Anna confirmara con él que podía pasar.

Al ver el cuello de Samuel, su mente se quedó en blanco. Le dolía el corazón y la


sensación se extendía por todo su cuerpo.

"Señorita Gu". Samuel dejó su bolígrafo y observó atentamente a la mujer que tenía
delante, sin prestar atención a las marcas de su cuello ni a los chismes de otros.

Catalina puso el acta de acusación delante de él.

"ACUSACIÓN" se veía escrito en la parte superior de la página en letra grande, junto con
los dos nombres, Catalina y Emma. Esto hizo que Samuel frunciera el ceño.

Sabía lo que querían, incluso antes de haber abierto el documento.

"Adelante, dime tus condiciones". Puso la acusación a un lado.

Tocó la mesa con su dedo índice y medio mientras esperaba su respuesta.

El hecho de que Samuel se diera cuenta rápidamente de sus motivos despertó su


admiración por él.

"Divórciate de Luna... y cásate con mi prima". Mientras hablaba, observaba


atentamente sus reacciones, al ver que su mano se detenía y sus ojos se estrechaban
mientras la miraba.

Sorprendida por su reacción, Catalina habló: "Realmente no sé lo que estás pensando.


¿Por qué sigues lastimando a mi prima una y otra vez por esa mujer insidiosa?".
"Mi matrimonio no es de tu incumbencia. Señorita Gu, sólo porque pedí que expresaras
tus condiciones no significa que vayas a ganar el caso. ¡Simplemente no estoy de humor
para lidiar con algo tan trivial! Sabes a lo que me refiero", dijo Samuel en tono bajo y
seco, dejando a Catalina mordiéndose el labio inferior.

Por un segundo, Catalina sintió que se había pasado. Samuel era un abogado
internacional de mucho éxito. Podía ganar cualquier caso en el que trabajara!

"He castigado a Luna. Si ha habido alguna ofensa involuntaria, por favor perdónala". En
cuanto a su matrimonio, dependería de la conducta de Luna en el futuro. Volvería a
considerar un divorcio si ella todavía era lo suficientemente infantil como para hacer las
cosas mal.

Para Catalina, Samuel estaba protegiendo a esa mujer como un padre que protege a su
hijo.

Una sonrisa irónica se extendió en sus labios. Ella envidiaba a Luna...

Luna se las arregló para acostarse con él, y finalmente consiguió su protección. ¿Sería
Samuel tan bueno con ella si hubiera hecho lo mismo?

"¿Entonces crees que tu disculpa puede compensar la humillación y los golpes que
sufrió mi prima?" Catalina rompió la acusación delante de su cara.

Samuel miró los trozos de papel en el contenedor y exclamó: "Nos reuniremos con
Emma y haré que Luna se disculpe con ella".

De hecho, Luna es como una niña que siempre se metía en problemas, y eso hace que
Samuel se convirtiera en un marido parecido a un padre, de los que se disculpa en
nombre de sus hijos...

"Entonces, arréglalo con mi prima. Ya no me involucraré". Catalina se dio la vuelta y


abandonó su despacho.

Samuel vio la puerta cerrarse. Después sacó un cigarrillo del paquete y lo encendió, y
pensó en la mujer. ¿Qué intención tenía? ¿Cuál era su motivación?

En la mansión del Valle Real.

A las 13:00 horas.


La mujer tendida en la cama de matrimonio se dio la vuelta. "¡Ay! ¡Qué daño!".

Luna maldijo en silencio a Samuel por milésima vez.


Capítulo 74 ¿Esa mujer se parecía a Luna?
¿No podía este hombre sin corazón mostrar un poco de piedad? ¿Aunque no la amaba?
Era una mujer. ¿Significaba eso que no mostraría ternura a otras mujeres?

Su esposo no confiaba en ella y la castigó por culpa de otra mujer.

¡Sentía que no debería haber sido culpada por crear el escándalo! ¡Quizás no debería
ponerle las cosas fáciles para Samuel!

¡Trató de moverse pero no podía ni levantarse! Luna tomó su teléfono móvil de la


mesita de noche y llamó a Mono.

"Hola Luna, ¿qué pasa?" Se preguntaba por qué Luna no había respondido a sus
llamadas el día anterior.

Luna suspiró. Incluso su amigo se preocupaba más por ella que su propio marido.

"Sí, estoy bien, no estoy muerta. ¿Cómo estás tú?" Si Mono no estuviera en País C por
un viaje de negocios casualmente, tendría que encontrar a alguien que la ayudara a
lidiar con Emma.

Al oír que estaba bien, Mono se sintió aliviado, "También estamos bien. Oí que ayer
alguien llamó a la policía. Pero los hicieron marchar tan pronto como llegaron. ¿Tu
esposo estuvo involucrado?".

¿Podría haber sido Samuel? Luna tampoco estaba segura. "¿Estás libre esta noche?" Ella
quería tomar acción.

"Hmm... ¿Quieres hacerlo otra vez?" Mono pensó que sonaba como si en efecto
quisiera.

Luna se rió, "Bueno, me conoces bien". Había lidiado con Emma, y ahora le había
llegado la hora a Catalina. No dejaría que Catalina saliera indemne.

Mono prometió sin hacer preguntas, "No hay problema. Dame la dirección. Llevaré a
mis amigos por la noche." Mono no era así de bueno con cualquiera. Pero en la escuela
secundaria, Luna a menudo se metía en peleas de pandillas por él.
"¡Eres un buen amigo! Pero... Todo depende. ¡Te llamaré esta noche!" Luna no conocía
bien el horario de Catalina. Así que no podría empezar hasta que tuviera toda la
información.

"Está bien, llámame en cualquier momento".

"Vale". Luna colgó el teléfono, abrió Twitter y buscó las noticias del día anterior.
Afortunadamente, no había ninguna sobre el incidente de la noche anterior. ¿Se debía
quizás a que la gente en el bar no los conocía o que fuera posible que alguien hubiera
eliminado las noticias?

Eso no era importante mientras no existieran tales noticias.

Ahora, había otra cosa que ella necesitaba hacer. Luna hizo un esfuerzo para levantarse.
¡Su primera parada sería el baño!

Joana Liu calentó el almuerzo para Luna al mediodía. Ella se lo comió rápidamente antes
de irse.

Llegó al mercado de motos en taxi. Luna miró la tarjeta de crédito en su mano. Samuel
se la había dado. Dudó unos segundos antes de finalmente entrar en el mercado.

Una hora después, Samuel recibió una alerta en su teléfono: "¡Estimado cliente! Banco
SL le notifica que ha gastado 12 mil..."

Luna tenía esta tarjeta de crédito. ¿Qué había comprado con el dinero? Samuel sintió
curiosidad durante un segundo pero no pensó más en ello. Continuó trabajando.

Después de pasar la tarjeta de crédito, Luna salió del mercado con una moto blanca.

En el despacho de abogados de Samuel, Anna llamó a la puerta antes de entrar.


"Samuel, es hora de reunión con el líder del Grupo Fang".

"Está bien, ya voy". Samuel ordenó su mesa y salió con su maletín.

Después de salir de la oficina, Samuel y Anna se dirigieron al aparcamiento. Anna se


sentó en el asiento del conductor, mientras que Samuel se sentó en el del pasajero.
Tenía documentos que tenía que terminar de leer.

En el cruce de calle Xinhua, estaban esperando los 60 segundos del semáforo, Anna
miró su reloj de pulsera. Por el rabillo del ojo, vio una sombra junto a la carretera.
La mujer en la moto llevaba un abrigo de lana blanco. Se parecía a Luna. ¿Cómo era
posible?

"Samuel, mírala. Esa es..."

Samuel miró en la dirección que señalaba Anna y vio a una mujer que llevaba un casco.
Su abrigo de lana blanco le resultaba familiar. Ella también estaba esperando que el
semáforo se pusiera verde.

Al verla encima de una moto súper potente, la cara de Samuel se oscureció. Tomó el
teléfono y marcó un número.

Luna se quitó el casco cuando oyó que sonaba su teléfono. Se metió la mano en el
bolsillo y sacó el teléfono.

¿Samuel? ¿Por qué le estaba llamando? "Hola." Dijo un poco enfadada.

"¿Dónde estás?" Samuel la vio contestar el teléfono, sosteniendo su casco.

"¿Yo? Estoy en casa. ¿Cómo me atrevo a salir de casa sin tu permiso?" Luna movió la
pierna mientras le contestaba sarcásticamente.

Samuel se rió, "Gírate. A tu izquierda."

Ella de repente tuvo un mal presentimiento. Sosteniendo el teléfono con asombro, se


giró.

Como era de esperar, hicieron contacto visual. ¡Dios mío! ¡Luna casi tiró su teléfono!

La cara de Luna se puso roja porque la había atrapado mintiendo.

En ese momento, el semáforo se puso verde y los demás conductores pitaron molestos.

Luna se puso el casco, dio gas y la moto rugió hacia adelante.

Samuel la vio alejarse a gran velocidad. Sintió un pulso en la sien.

“Síguela!" El hombre lo ordenó con frialdad, y pensó en darle una lección después de
alcanzarla. ¿Había comprado la motocicleta con su dinero?

Anna miró su reloj confundida, "pero... Su cita con el Grupo Fang..."

"Cámbiala a otro día. Elige un momento adecuado más adelante".


Anna, sin decir nada, pisó el acelerador y siguió la sombra blanca que casi había
desaparecido.

Samuel y Anna intentaban seguir a Luna. La persiguieron por una carretera recta, sin
detenerse en el cambio de semáforos. Sin embargo, Luna se tomó un respiro cuando el
semáforo de un giro a la derecha se puso verde. Logró deslizarse, mientras que el
Porsche se quedó parado detrás de dos coches.

Era demasiado tarde para girar. Habían perdido a Luna.

La cara de Samuel se oscureció por completo. ¡Qué mujer más deshonesta! Parecía que
el castigo de ayer no había sido suficiente.

"Vamos al grupo Fang".

Anna se sintió aliviada al escuchar la orden de Samuel.

Al ver que el Porsche no podía alcanzarla, Luna suspiró aliviada y disminuyó la velocidad
gradualmente.

Esta vez estaba condenada. Le había mentido a Samuel otra vez. Él no le dejaría pasar
esto.

Después de pensárselo un rato, Luna decidió encargarse de Catalina primero, y después


volver a la casa vieja para pasar más tiempo con su hijo.

Si Samuel no la dejaba entrar en la casa vieja, le rogaría a la abuela que le llevara a


Gerardo y viviría en una casa de alquiler con él.

¡Hum! ¡Eso es! Ciñéndose a su plan, comenzó a pensar sobre cómo le pediría a Catalina
que saliera.

Luna pasó el resto de su tiempo vagando por el centro. Por la noche, llamó a Mono.

Al haber oído hablar sobre lo de Emma, Catalina estaría a la defensiva. Así que Luna
planeó invitarla a una cafetería.

Le pidió a Anna el número de Catalina y después lo marcó.

"¡Hola!" La voz de Catalina provenía del otro lado de la línea.


Luna se sintió con náuseas y puso mala cara, pero aun así sonrió, "Abogada Gu, soy
Luna".

Catalina se puso a la defensiva en cuanto supo quién llamaba. "¿Por qué me llamas?
¿Qué deseas?" Su tono cambió totalmente.

"Ja ja, solo quiero invitarte a una taza de café y disculparme contigo. Por favor ven".
'Bah, ¿en qué universo tengo que disculparme contigo?' pensó Luna con disgusto. ¡Buen
intento!

Después de escuchar a Luna, la primera reacción de Catalina fue burlarse de ella: "No, tu
disculpa tiene un precio demasiado alto, no puedo pagarlo". ¿Disculparse con ella?
Catalina no se esperaba esto.

Recordó la naturaleza rebelde de Luna y sintió que no podía confiar en ella.


Capítulo 75 Planeando la venganza
¡Mierda! Luna pensó que era una mujer sinvergüenza y se quedó sin paciencia.

"Abogada Gu, usted es una empleada de la compañía de mi esposo. Tenemos que


reunirnos de vez en cuando. ¿Serías tan generosa de considerar mi petición?" La forma
de hablar de Luna se escuchó tan dura debido a su ira.

Catalina recordó que Samuel le dijo que le pediría a Luna que se disculpara. Así que no
discutió más y dijo "La dirección". Recordó lo orgullosa que era y decidió actuar con
autoridad durante la cita.

Luna se sintió esperanzada, y su ira disminuyó. Ella sonrió, "El Dominator en calle
Shengli". Esta cafetería la abrió Jorge para Lola. Era una pequeña cadena, y la tienda
principal estaba ubicada en la Nueva Área, lejos de aquí.

Catalina recordó la pelea de Emma en el bar y se volvió cautelosa. Al oír que la cafetería
estaba en el centro de la ciudad, la mente de Catalina comenzó a tranquilizarse.

"Está bien, ¡te veo ahí!" Colgó sin decir nada más. Luna miró despectivamente al
teléfono.

En la cafetería "El Dominator", Luna se sentó junto a la puerta. La posición era perfecta;
ella podría desaparecer rápidamente, y nadie se daría cuenta.

Pidió una taza de té con leche y tomó un sorbo. Cuando Luna estaba bebiendo lo último
que quedaba del té, y Catalina aún no había llegado.

Al ver que había pasado una hora y media, Luna entró en pánico. Si Samuel no la
encontraba en la mansión, se enojaría mucho con ella.

Él le haría preguntas y Luna se metería en problemas.

Habían pasado dos horas cuando finalmente Catalina apareció.

Llevaba una chaqueta negra muy elegante y una falda negra ajustada.

Luna contuvo su ira, sonrió y la saludó.


Catalina vio la sonrisa radiante de Luna. Ahora entendía por qué esta mujer atraía tanto
a Samuel.

No solo era hermosa, sino que también tenía una sonrisa brillante e inocente...

Catalina se sentó frente a ella. Luna miró en silencio mientras Catalina pidió su bebida.

"Démonos prisa. No tengo mucho tiempo". Catalina bebió de la bebida con impaciencia.

Luna movió la mano y el gesto hizo que el corazón de Catalina se acelerara. Sabía que
estaba en problemas. Catalina fingió estar tranquila y sacó el teléfono de su bolso.

¡Qué perra! ¡Poco fiable, como se lo esperaba! Catalina no esperaba menos de Luna, así
que había puesto el número de Samuel en la marcación rápida antes de entrar.

Volvió a marcar el número de Samuel y bloqueó la pantalla. De repente fue apresada


por varias personas.

Independientemente de si la llamada se había conectado o no, Catalina gritó: "Luna,


¿qué es lo que vas a hacer? Luna..." Y entonces varios tipos la arrastraron hacia un
callejón cercano.

Para evitar que volviera a gritar, Mono le tapó la boca.

El celular cayó al suelo, pero Luna no se dio cuenta. Se acercó a Catalina y le dio una
patada.

"¡Ah!" Catalina mantuvo la mano sobre el pecho y trató de calmarse. Estaba temblando.
Luna era fuerte. '¡Luna, espera y verás! ¡Te haré pagar por tus actos!' Catalina pensó.

"¡Tú y Emma! No me habéis causado más que problemas". Luna agarró la barbilla de
Catalina y le hizo mirar su cara.

Catalina miró furiosa a la mujer y le dijo, "Actúas tan bien frente a Samuel. Tan débil e
indefensa". ¿Débil e indefensa? ¡Humm! "¡Sin embargo, eres una perra!"

¡Luna le soltó una bofetada! Había abofeteado a Catalina, y continuó haciéndolo sin
piedad. "Y si soy una perra, ¿cuál es tu problema? No estás en posición de llamarme
eso". Esta era la primera vez que las dos mujeres se reunían, y Luna estaba agrediendo a
Catalina sin ninguna razón aparente. "¡Luna, eres una zorra! ¡No te saldrás con la tuya!"
Catalina vio que la luz de su teléfono parpadeaba antes de que se apagara por
completo. Entendió que Samuel había estado escuchando y estaba al tanto de la
situación.

Efectivamente, el teléfono de Luna sonó enseguida.

Al ver que Samuel la estaba llamando, Luna le indicó a Mono, "¡Sigue golpeándola!
¡Abofetéala en la cara! ¡No tengas compasión!".

Cubrieron la boca de Catalina. Entonces sintió que varias personas la golpeaban. Intentó
gritar pero fue en vano.

"Hola". Luna contestó la llamada de Samuel muy molesta. Estaba enojada con él por
interrumpirla.

"¡Suelta a Catalina!" La orden tan imponente de Samuel desconcertó a Luna.

¿Cómo podía saber lo que estaba pasando? Luna se giró a ver a Catalina; a quien varios
hombres golpeaban, y se sintió confundida.

Se dio cuenta de cómo se había enterado cuando vio el teléfono en el suelo.

¡Qué mujer tan astuta! ¿Había llamado a Samuel justo antes de que la sacaran de la
cafetería?

"¡Nunca!" Luna negó la petición de Samuel rotundamente. No la dejaría ir tan


fácilmente, no después de tanto esfuerzo para atraparla.

"Luna, ¡No hagas que repita de nuevo las cosas!". Luna escuchó el sonido del motor de
un automóvil a toda velocidad.

Sabía que Samuel venía. No había necesidad de decir nada más. Colgó el teléfono y lo
guardó en el bolsillo.

Samuel estaba tan enojado que ni siquiera podía decir algo después de que ella colgara.
Marcó a otro número, "¡Localice la ubicación de este número de teléfono y envíeme la
dirección detallada".

Luna no se detuvo hasta que Catalina estaba casi lisiada.

La mujer se desplomó sobre el suelo en agonía. Luchó, pero era demasiado doloroso.
"Catalina, eso fue toda una hazaña. Llamaste a mi esposo. ¿Te duele lo suficiente?".
Luna pateó el teléfono hacía Catalina, "Muy bien, puedes llamar a mi esposo de nuevo si
quieres. De cualquier forma, ya nos vamos".

Luna, con orgullo, abandonó el lugar acompañada por las personas que le habían
ayudado a emboscar a Catalina.

Al ver las siluetas alejándose, Catalina se mordió el labio inferior. Habiendo pasado tan
solo un minuto, el teléfono de Catalina sonó. Era Samuel...

"Señor Shao". Su voz era débil y eso lo inquietó. ¡Qué chica tan tonta era Luna! ¿Acaso
quería a matar a Catalina?

"Estoy en calle Shengli pero no puedo verte. ¿Dónde estás?". Había llegado al
Dominator, pero, ¿por qué no la veía?

Catalina hizo una mueca ante el dolor que le invadía y repitió su ubicación.

Sostuvo el teléfono con fuerza, y esperó.

Samuel estacionó el auto cerca de la entrada de la Cafetería y luego caminó


apresuradamente hacia el callejón más cercano. La entrada al callejón estaba oculta por
lo que era más difícil de encontrar.

El corazón de Samuel tembló cuando vio a la mujer tendida en el suelo. iLuna había ido
demasiado lejos esta vez!

Se quitó la chaqueta y cubrió a la temblorosa mujer. Su ropa estaba hecha trizas.

"¿Les ordeno que te... Violaran?". Samuel preguntó nervioso mientras veía que Catalina
se encontraba en peor estado que Emma.

Pensó que Luna era caprichosa. Pero para su sorpresa, era más cruel...

Catalina lloró histéricamente mientras se desvanecía entre sus brazos. “Sr. Shao, por
favor ayúdame! Luna dijo... Ella dijo..." Su corazón se perturbó al ver a Catalina temblar
de miedo.
Capítulo 76 No quiero divorciarme
"Luna dijo que me pegaría cada vez que me viera... Que si me encontraba en la calle,
haría que otros hombres..." Catalina estaba demasiado angustiada para terminar sus
frases. El sonido de un suave llanto llenó el callejón.

La cara de Samuel se descompuso. Él iba a alejar a Catalina, sin embargo, al verla tan
triste y lastimada, la ayudó a levantarse y la envió al hospital.

Era medianoche, aunque Luna había cerrado con llave su dormitorio, tenía demasiado
miedo a dormir.

Se daba la vuelta en la cama. Enseguida escuchó el sonido de un motor de coche. Se


cubrió con la colcha.

Vale, Samuel no podía entrar de ninguna manera. Incluso si lo hacía, ella solo había
pegado a alguien. ¿Samuel la golpearía por esa mujer?

El pomo de la habitación chirrió mientras giraba. El sonido penetrante perturbó la noche


pacífica. Luna se puso nerviosa.

El pomo giró varias veces más. Sin embargo, la puerta no se abrió. Luego se quedó
tranquilo fuera. Ella se sintió aliviada. Al minuto siguiente, escuchó el sonido de la
puerta siendo pateada. Era tan fuerte que Luna se sentó en la cama.

"Samuel..." Era él... pateando la puerta ¿Cómo de enfadado estaba?

El ruido se hizo más fuerte cuando Samuel se empeñó más. Con cada patada, el corazón
de Luna latía salvajemente.

Después de cinco o seis patadas, Samuel, que estaba ardiendo de ira, rompió la puerta
de madera.

De repente, la lámpara del dormitorio se encendió. Luna cerró los ojos por la fuerte luz.

Cuando abrió los ojos, Samuel estaba de pie junto a ella.

La furia reflejada en los ojos de Samuel dejó a Luna muerta de miedo.


Se estremeció. Pero si ella sólo había golpeado a alguien. No podía entender por qué
Samuel estaba tan enfadado.

Antes de que pudiera entenderlo, Luna sintió que le agarraban la muñeca y lanzaban su
cuerpo al suelo.

"¡Ay!" le dolían la cintura y el trasero por el impacto. "Samuel, ¿vas a pegarme a mí, tu
esposa, por una mujer irrelevante?" Si era así, le rompería el corazón.

Antes de que Samuel pudiera siquiera decir una palabra o levantar su mano, Luna
estaba insinuando que estaba cometiendo violencia doméstica.

"Luna, ¡no podía imaginar que fueras tan atrevida!" Samuel se agachó para que sus ojos
estuvieran al mismo nivel que los de Luna. Le apretó la mandíbula y le levantó la cara,
obligándola a mirarlo.

Luna había visto la mirada helada en los ojos de Samuel muchas veces últimamente. ¿Se
lo estaba imaginando o él se enfadaba con más frecuencia?

"Ella me acorraló, y se metió conmigo primero. ¿Estuvo mal pedirle a alguien que la
golpeara?" Ella no sabía kung-fu. Si lo supiera, habría golpeado a Catalina
personalmente.

"¿Sólo le pediste a otros que golpearan a Catalina? ¡Mentirosa! ¡Todavía me estás


mintiendo!" La voz de Samuel se elevó repentinamente, lo que hizo que Luna temblara
de miedo.

Si él no hubiera estado allí para ver cómo estaba Catalina, habría creído a esta astuta
mujer.

"¿Por qué elevas tanto la voz? ¿Qué mentira te he dicho?" Luna lo miró enfadada. Le
dolía la mandíbula, pero no había forma de librarse del agarre de Samuel.

Él se burló, "yo estaba en el Dominator. ¡Lo vi todo! Luna, no podía imaginarme que
pudieras ser tan cruel. ¿Te atreves a pedirle a alguien que viole a Catalina?" A Samuel le
rechinaban los dientes al decir las últimas palabras.

¿Violar a Catalina? Luna estaba asombrada.


Al ver a la cara de Luna, a Samuel no le quedaba nada más que odio en su corazón. No
es de extrañar que fuera actriz antes. Tenía buenas habilidades para actuar.

"Sólo le pedí a alguien que la golpeara. ¿Qué estás diciendo? Samuel!" Luna frunció el
ceño, y se preguntó por qué Samuel decía esas cosas.

Samuel levantó su mandíbula más alto hasta que hicieron contacto visual. Sus ojos
estaban llenos de ira, mientras que los de la Luna estaban llenos de confusión.

"Luna, ¿cómo pudiste ser tan descarada? He visto a Catalina y su ropa rasgada. ¿Qué
más puedes decir?" Luna lo estaba engañando. Era muy astuta. Fingía que no sabía de
qué estaba hablando.

Cuando Catalina lo había llamado, él escuchó la voz de Luna. ¡No podía haber oído mal!

¿Catalina y su vestido rasgado? Luna estaba completamente aturdida. A pesar del dolor
en su mandíbula, repitió las palabras de Samuel: "¿Pedirle a alguien que violara a
Catalina? ¿Catalina y su vestido roto?" Si Luna no hubiera estado allí, no habría podido
entender lo que estaba sucediendo.

Echó la mano de Samuel con una palmada. Se frotó la mandíbula para aliviar el dolor.

Se levantó del suelo y dijo: "¡Catalina me ha vuelto a incriminar! Solo le pedí a unos
hombres que la golpearan. No les pedí que hicieran nada más...”

"¡Suficiente!" Samuel interrumpió su explicación con frialdad. Para él, ella era buena
torciendo las cosas según su propia necesidad. No podía ver que ella estaba diciendo la
verdad.

¿Qué significaba suficiente? ¿Era que no confiaba en ella? La angustia que Luna sintió
cuando Samuel se enfadaba con ella cada vez más comenzó a devorarla.

"¡No lo hice! ¡No lo hice ¡No lo hice!" Luna le gritó a Samuel como un niño.

Samuel se frotó las sienes doloridas, salió de la habitación y después abrió la sala de
estudio.

En el dormitorio, Luna estaba aturdida. ¿Por qué se fue a la sala de estudio? ¿La había
dejado estar? ¡No puede ser! Samuel no podía ser tan bueno.
Luna estaba confundida, hasta que volvió y le lanzó una pila de documentos y una
pluma. Sabía que se había equivocado al pensar que Samuel estaba siendo amable.

¡Estaba equivocada, totalmente equivocada!

Tiró los documentos al aire. Sabía que Samuel acababa de darle el acuerdo de divorcio.
Mientras los papeles se dispersaban por el suelo, Luna saltó sobre la cama y gritó: " ¡No
quiero el divorcio! ¡No hice tales cosas! ¡No quiero el divorcio!”.

Si ella firmaba el acuerdo, significaría que estaba admitiendo que le había pedido a
alguien que violara a Catalina.

Al verla tan molesta, Samuel dijo a la ligera: "No necesito una esposa maliciosa. ¡Firma
los papeles y vete!" Lo había decepcionado demasiadas veces para que siguiera
preocupándose por ella.

"¡Estás soñando! Samuel, soy tu esposa. Dije que no le pedí a los hombres que la
violaran. ¿Por qué no confías en mí?" ¿Acaso no podía confiar en ella una solo vez?

¿No confiaba en ella? "Desde la primera vez que me mentiste, no ha habido más
confianza entre nosotros". Había dicho que lo que más odiaba era la mentira. Pero aún
así le había mentido...

Luna de repente se volvió apática y se arrodilló en la cama. Sus piernas se sentían


débiles.

"¡No firmaré! No le pedí a nadie que violara a Catherine". Repitió esta frase
debidamente. No podía divorciarse o perdería a su hijo. Ella no...

Samuel cerró la puerta de golpe y salió de la mansión. No regresó esa noche.

Ella no sabía a dónde había ido, y tenía demasiado miedo para llamarlo.

Catalina actuó rápida. Fue a la comisaría a la mañana siguiente para denunciar el caso.

Por la tarde, Luna estaba volviendo a la casa vieja. Justo cuando puso en marcha su
BMW, dos policías le bloquearon el camino.

Una orden de detención y una identificación fueron colocadas delante de ella. "Luna Bo,
somos policías. Esta es nuestra identificación. Por favor venga con nosotros".
"¿Por qué?" Luna trató de mantener la calma, ya que era la primera vez que se
encontraba en una situación como esa.
Capítulo 77 Ha pasado mas de 24 horas.
"Alguien te ha denunciado por delito por lesión. La otra parte ha presentado cargos y no
aceptará la mediación privada". Antes de que pudiera comenzar a protestar, Luna fue
obligada a subir al coche de la policía.

Veinte minutos después, las pertenencias de Luna también fueron confiscadas. Después
la colocaron en una pequeña celda extrañamente parecida a las que salían en la
televisión. Una pequeña habitación con barras de hierro.

Cuando Luna fue empujada a la celda, vio a otra mujer sentada en el suelo con los ojos
entrecerrados ante la intrusión.

Luna inspeccionó rápidamente la celda, con su mente en blanco.

Tratando de mantenerse en calma, se agachó en un rincón de la habitación y puso sus


brazos alrededor de sus rodillas.

30 minutos más tarde, una policía de aspecto serio abrió la puerta de la celda y le pidió a
Luna que saliera para declarar.

Los policías se movieron por la comisaría, ocupados en varios asuntos. Varias personas,
claramente lesionadas debido a la extorsión, permanecían allí.

Las dos mujeres se sentaron cara a cara.

"Luna Bo". La policía seria, aunque sin lugar a dudas era una dama hermosa, dijo su
nombre en tono grave.

"¿Sí?"

"La noche pasada, ¿admite usted que, en el callejón adyacente al 'Dominator' en calle
Shengli, atacó a la señorita Catalina Gu y ordenó a un hombre que la violara?".

"Admito la primera parte, pero niego la segunda". La voz de Luna era insensible y sin
emociones. Era buena escondiendo sus sentimientos a los demás.

La policía la miró con curiosidad y dijo en tono aún más serio: "Mostramos indulgencia a
los que confiesan, y severidad a los que niegan".
"Me niego a admitir algo que no hice". Luna sabía lo valiosa que era la castidad para una
mujer, jamás haría lo que mencionaba en la última parte de la acusación. Aunque
odiaba a Catalina, golpearla era suficiente.

"Deja de mentir, solo la honestidad puede salvarte ahora". La policía, aunque era joven,
tenía experiencia. Conocía bien los rodeos de los delincuentes. Dejó el bolígrafo y miró a
Luna, y se cruzó los brazos en los hombros.

Luna se inclinó hacia delante y miró a la policía con una expresión similar y solemne. "Lo
diré otra vez. Admito la primera acusación, pero no la segundo".

Después de aproximadamente media hora, la policía tomó su dispositivo de grabación y


su cuaderno y se levantó. "Entonces espera el proceso de la demanda." Con eso, la
policía se levantó y salió de la habitación. "Llévala de vuelta a su celda".

Una vez más encarcelada, Luna le preguntó al guardia: "¿Cuánto tiempo me mantendrá
encerrada? iYa me han tomado la declaración!" Hizo la pregunta con voz debilitada.
Odiaba la celda fría y húmeda y quería irse a casa.

El guardia frunció el ceño antes de responder: "Todo depende de si ella presenta cargos
o se resuelve en privado"

'Catalina, Catalina, Catalina..' Luna repitió este nombre en su mente una y otra vez.

La primera persona que se dio cuenta de la ausencia de Luna fue Milanda. Se había
preocupado cuando Luna no había regresado a la casa vieja durante varios días.

Milanda había dejado innumerables mensajes en su teléfono, pero Luna lo había tenido
apagado todo el tiempo. Por la noche, cuando todavía no había podido comunicarse con
ella, llamó a la mansión y le preguntó a Joana Liu si la había visto.

Milanda también había probado de llamar al teléfono de Samuel, pero también había
permanecido apagado durante todo el día. Tras investigar más, Anna le había dicho a
Milanda que Samuel no había ido a trabajar ese día.

‘¿Qué pasa con estos dos niños?'

A las 10 de la noche. Sin otra opción, Milanda llamó a Leandro. Le preguntó


inmediatamente si había visto a Luna.
Leandro acababa de llegar a Francia después de terminar de gestionar las pertenencias
de sus difuntos padres.

Estaba cansado del viaje y del jet lag cuando contestó el teléfono.

"Hola abuela." La voz de Leandro era un poco grave debido a la noche de insomnio.

"Samuel y Luna están desaparecidos. ¿Sabes dónde podrían estar?" Cada vez más
preocupada por los dos, Milanda se saltó los saludos y le preguntó a Leandro
directamente.

Sintiendo la urgencia en su voz, Leandro estaba confundido. ¿Samuel y Luna estaban


desaparecidos? Él había hablado con su hermana el día anterior antes de embarcar en el
avión.

"Abuela, cálmate. Haré unas llamadas y los encontraré".

"De acuerdo, llámame más tarde". Milanda colgó el teléfono y miró al bebé Gerardo,
durmiendo tranquilamente a su lado. Ella hizo una rápida oración pidiendo por la
seguridad de los padres del niño.

Samuel y Luna estaban desaparecidos. Finalmente Leandro, a través de Anna, contactó


con Samuel.

Samuel había estado desconectado en su villa privada en la isla del condado C. Había
estado navegando en su yate.

Al regresar a la villa privada esa noche, se sorprendió al ver que el buzón de voz de su
teléfono de la villa estaba saturado de mensajes.

Frunció el ceño, ya que sólo Anna tenía acceso a este número. ¡Le había advertido que
sólo le llamara en caso de emergencia!

En su yate, en el mar, Samuel estaba solo. Las vistas de la villa y la isla eran su escape
personal.

Solo iba ahí cuando realmente necesitaba estar solo. Y Anna claramente había ignorado
esta necesidad suya.

"Hola." Leandro se sorprendió por la repentina respuesta después de tantas llamadas


infructuosas.
"Samuel, ¿dónde estás?" La voz de Leandro sonaba llena de preocupación y ansiedad.
Quería volar a País C inmediatamente para ver a Samuel y su hermana con sus propios
ojos.

"¿Qué pasa?" Samuel ajustó su postura en un rígido sofá de cuero de estilo europeo.

"¿Dónde está Luna? ¿Está contigo ahora?", preguntó Leandro.

¿Luna? Qué estaba pasando ahora, pensó Samuel por dentro. Samuel se sentó de golpe
y respondió con firmeza, "No."

"¡Maldita sea, Samuel! ¿Dónde está Luna?" Al oírle decir que Luna no estaba con él,
Leandro se enfadó mucho.

Después de que Leandro le dijera a Samuel que Luna había desaparecido, tema una
mala sensación en el estómago.

Esto es un disparate, pensó Leandro. "Ya han pasado 24 horas. Si no puedes ponerte en
contacto con ella lo antes posible, llamaré a la policía". Sus padres habían muerto. Luna
ahora solo podía confiar en él y tal vez en Samuel. Leandro se sintió impotente. Ni
siquiera estaba en país C. ¿Cómo podría él ayudarla ahora?

"Tal vez debería trasladar su trabajo al el País C por su hermana pequeña".

¿No pueden ponerse en contacto con Luna? Samuel pensó. ¿Se había escapado de casa?
Rápidamente, despidiéndose de Leandro, Samuel encendió su teléfono móvil del
trabajo.

De repente, aparecieron cientos de llamadas perdidas. Algunas de Anna, algunas de


Leandro, algunas de clientes y muchas de su abuela.

Inmediatamente hizo una llamada a la casa de la villa, donde Joana respondió


rápidamente. Joana le contó la misma historia que le había contado a Milanda y a
Leandro: "El coche de la señora Luna todavía está aparcado en la puerta principal. No la
he visto desde ayer".

De inmediato, Samuel estaba convencido de que algo malo le había sucedido a Luna.

Samuel subió las escaleras y se quitó el traje de navegación. Agarró un bolso y salió por
la puerta de camino a País C.
Eran las 12 de la noche, cuando Samuel finalmente encontró a Luna.

La puerta de la sala de detención se abrió, vio una pequeña y lamentable figura


encorvada en la esquina de la celda.

Consumido por el sentimiento de compasión y autoodio, Samuel sintió que su ira hacia
Luna se había desvanecido.

Cuando escuchó el sonido de la puerta de la celda abriéndose, Luna levantó la vista de


repente.

Un hombre alto parado en la entrada bloqueaba la luz. Así que entrecerró los ojos por
un instante.

Habiendo sido detenida durante más de 24 horas, Luna se sentía desolada.

Sus padres se habían ido, su hermano estaba muy lejos, Luna se sentía sola. ¿Quedaba
alguien a quien le importaba?

Samuel se agachó y recogió a Luna. Ella cerró los ojos y trató en vano de contener las
lágrimas.

Fuera de la comisaría, Luna y Samuel se subieron al asiento trasero del porsche.

Anna dejó escapar un largo suspiro en el asiento delantero. Samuel había movido
muchas fichas para encontrar a Luna.

Habiendo removido todo el país buscándola, nunca había pensado que pudiera estar en
una celda fría y oscura.
Capítulo 78 ¿Te casaras conmigo?
Había pasado media hora.

Dentro del coche, nadie hablaba, Luna se apoyó en una ventana, tan lejos de Samuel
como pudo. Vio cómo la ciudad pasaba por fuera de la ventana.

Samuel se frotó la piel entre las cejas y habló con calma: "Entonces, después de estar allí
todo un día, sabes que es tu culpa, ¿verdad?" Si hubiera sabido lo que Catalina iba a
hacer, nunca se habría ido de su lado. En su momento de necesidad, no estaba allí por
ella.

Sin embargo, tal vez esta prueba no había sido del todo mala. Tal vez finalmente había
atenuado la audaz e impulsiva racha en el carácter de Luna. Tal vez no sería tan
impulsiva actuando de ahora en adelante.

Samuel podía tolerar que fuera infantil y, a menudo, tener las ideas extravagantes de
"castigar" a otras personas. Pero no podía dejarla con esta nueva serie de actividades
delictivas. No, él no soportaría que ella engañara y calumniara a los demás.

Su pregunta pareció caer en oídos sordos. Luna se sentó en silencio, negándose a


responderle. La única persona a la que había amado realmente ya no creía en ella. Ella
no tenía nada que decir.

Una vez fue su piedra angular y protectora, pero ahora en un momento de necesidad, su
Samuel no estuvo localizable en ningún lugar. Estaba ausente. Dudaba de que si no
fuera porque todavía estaban casados, él no hubiera venido.

El coche se detuvo en la puerta de la mansión. "Si me prometes que puedo ver a


Gerardo cuando quiera, aceptaré el divorcio".

Anna, sentada en el asiento del conductor, de repente se sintió incómoda. La


temperatura dentro del coche pareció bajar varios grados.

Anna se estremeció. Eran estas dos personas las mismas que hacía unas semanas
parecían tan felices. La imagen de la felicidad... ¿Quiénes eran estos extraños que ahora
veía en el asiento trasero? Qué rápido se habían movido hacia el divorcio.

Unos minutos después, Samuel salió del auto y cerró la puerta violentamente.
Justo cuando Luna comenzó a relajarse, pensando que Samuel se había ido, su puerta se
abrió sin previo aviso.

La mujer casi se cayó, de hecho, habría tocado el suelo si no hubiera sido porque agarró
la camisa de Samuel.

Samuel la arrojó sobre su hombro y caminó hacia la casa. Luna estuvo muerta de
hambre en una celda de la cárcel durante dos días, casi se desmayó por el agotamiento.

Al entrar en la villa, Samuel le ordenó a Anna: "Dile a Leandro que traje a su hermana de
vuelta, sana y salva". Anna estaba muy sorprendida por el hombre que ahora veía entrar
en la villa. Qué extrañas eran estas personas que conocía de tiempo.

Anna recordaba a Samuel como un hombre paciente y gentil. Qué cruel y temerario
parecía ahora. Reflexionó sobre cómo era él con Emma: amable y gracioso.

¡Pero ella tenía que responder a Leandro!

Marcó rápidamente su número, que después de haberlo marcado tantas veces, ahora se
acordaba de memoria. Una voz masculina contestó desde el otro extremo de la línea.

Su voz era ronca y cansada y solo aumentaba la ansiedad de Anna.

"Luna... la han encontrado. El señor Shao acaba de traerla de vuelta a la villa. Ella está
bien." A decir verdad, Anna no estaba segura de sí Luna estaba realmente "bien".

Al escuchar la noticia, Leandro sintió una gran sensación de alivio. Sin embargo, ya era
demasiado tarde. Él la llamaría al día siguiente para obtener los detalles.

"¿Has pensado acerca de lo que te pregunté?" El repentino cambio de tema sorprendió


a Anna.

Incapaz de ocultar un toque de resentimiento en su voz, Anna sintió una sonrisa amarga
en su rostro. "Sí lo he hecho. Mi respuesta es no. Hasta luego, quiero decir, hasta nunca,
señor Bol'. Anna colgó el teléfono rápidamente. Con el teléfono en la mano, sintió que
empezaba a temblar ligeramente.

Dejó caer su cabeza sobre el volante. Su respiración era corta y rápida.

Recordó lo que Leandro le había dicho hacía unos días. Él le había dicho: "Lo que más
lamento es que mis padres nunca me vieron casarme. Nunca les di los nietos que les
prometí. Señorita Yun, les prometí que también cuidaría de usted". Hablaba con
naturalidad como si estuviera hablando sobre el clima o los deportes.

Anna apretó la mandíbula mientras él continuaba hablando. "Entonces, señorita Yun,


me gustaría pedirle que se case conmigo. Por supuesto, estoy dispuesto a darle algo de
tiempo para pensárselo. Espero que no me decepcione".

¿No decepcionarlo? ¿Quién se creía que era? ¿Acaso ha pensado en lo que ella quería?

Debía de tener un concepto muy alto de sí mismo para pensar que cualquier chica se
inclinaría felizmente solo por la oportunidad de casarse con un hombre como él.

Bueno, entonces Leandro tenía que aprender cómo se siente estar decepcionado.

Cuando su teléfono comenzó a sonar de nuevo, Anna inmediatamente lo colgó y se


subió a su propio coche. Se alejó de la villa.

Lejos, en Francia, Leandro movió la comisura de los labios. Miró atónito al teléfono que
tenía en la mano. ¿No era atractivo? ¿Se estaba perdiendo algo? Leandro sintió que
dudaba de sí mismo. ¿Simplemente era malo con las mujeres?

De repente sintió que realmente necesitaba trasladar su negocio a país C. En la mansión


del Valle Real

Samuel llevó a Luna hasta el dormitorio y la arrojó sobre la enorme cama tamaño king.

Luna todavía estaba mareada por el violento viaje desde el coche. Samuel se metió las
manos en los bolsillos y se puso delante de ella, sacudiendo ligeramente la cabeza.

Después de recuperar la compostura, Luna se levantó y se dirigió al vestidor. Se puso su


pijama y entró al baño.

Luna ignoró a Samuel mientras se movía por la habitación. Samuel se enfureció y tiró su
abrigo a la silla junto a la cama, se quitó la corbata de su cuello y la siguió al baño.

Luna comenzó a llenar la bañera con agua y se dio la vuelta cuando escuchó que alguien
entraba al baño detrás de ella.

Samuel la agarró de la muñeca cuando entró al baño y la mantuvo quieta mientras ella
intentaba alejarse.
"Estás enfadada". Dijo Samuel. Él estaba seguro de eso. Luna no había actuado nunca así
antes.

Sin expresión alguna, Luna sacó su mano de la mano grande de Samuel y lo apartó a un
lado. Se dirigió hacia la puerta del baño.

Cuando estaba abriendo la puerta, de repente fue levantada. Al momento, la tiró dentro
de la bañera.

Su ropa estaba empapada.

Mientras luchaba por salir de la bañera, Samuel saltó sobre ella y le puso las piernas en
el pecho, empujándola hacia atrás.

"Luna, ¿cómo puedes estar tan enfadada? ¡Dímelo ahora!" Su voz sonaba extraña, su
emoción era imposible de identificar.

¿Es esto lo que Leandro le había enseñado a Luna? ¿Aferrarse al pasado? ¿Obsesionarse
con los errores? ¿O era que sus padres la habían mimado demasiado?

Ahora, tanto Samuel como Luna estaban empapados con las aguas crecientes. Luna se
estremeció.

Por fin, Samuel sintió que se relajaba un poco. Se levantó y salió de la bañera.

Reponiendo el agua en la bañera, la sacó y después la puso de nuevo en la bañera.

Dos horas después, Luna se sentó frente al espejo de la cómoda, secándose el pelo.
Sentía debilidad en las rodillas.

Abrió la puerta de la habitación del bebé y cerró la puerta detrás de ella. Se quedó
dormida en la cama de Gerardo.

Mientras tanto, Samuel fue a su propio vestidor y se puso la bata.

Samuel miró la cama vacía y después fue a la habitación de Gerardo y trató de abrir la
puerta. Era obvio. Estaba cerrado.

Pensando en su "guerra fría", Samuel decidió dejar a Luna sola. Regresó sólo al
dormitorio.
Luna se despertó a la mañana siguiente sorprendentemente energética. Fue al armario y
se cambió sin hacer ruido antes de salir de la villa.

Después de unos 20 minutos, regresó a la villa. Tiró una bolsa de medicina antes de
sentarse en la mesa de la cocina.

Samuel bajó las escaleras mientras se ataba la corbata. Pilló a a Luna metiéndose dos
pastillas en su boca. Ella tragó saliva cuando lo vio.

Frunció el ceño ligeramente. ¿Estaba enferma?

"¿Qué pastilla acabas de tomarte?" Al escuchar la voz de Samuel, Luna se estremeció de


miedo. Casi dejó caer el vaso de agua en su mano.

Samuel se quedó horrorizado. Su reacción fue extraña. Samuel pasó por su lado y se
dirigió a la papelera. Sacó la caja de medicina que había tirado.
Capítulo 79 Muerde si te duele
La caja ponía: 'Tabletas de levonorgestrel'.

La cara de Samuel se enmudeció. Se giró hacia Luna repentinamente con una expresión
de horror en su rostro y tiró el vaso en su mano.

El suelo de la cocina era de mármol y el vidrio se rompió al instante.

El sonido de los cristales rotos sorprendió a Joana Liu que estaba trabajando en la
cocina.

Acostumbrada a ser discreta, Joana cerró la puerta y se fue, como si nada hubiera
pasado.

Samuel agarró la cara de Luna con su mano derecha y la miró a los ojos. "¿Quién te dio
estas pastillas?" Los ojos de Samuel parecía que iban a salirse de sus órbitas de la ira.

Luna agarró su muñeca y trató de sacudir su rostro para liberarla de su agarre.

"¿Quién te las dio?" La voz de Samuel se hizo más fuerte cuando sacudió la cabeza de
Luna.

"¿No querías el divorcio? ¿Por qué te tendría que dar otro hijo?" Dijo Luna con dolor. Le
dolía la mandíbula bajo la presión de la mano de Samuel.

Ayer había sido el último día para que le viniera el período. Si no le venía, tendría que
tomar medidas de protección.

Los ojos de Samuel estaban rojos de furia: "¡Es posible que acabas de matar a mi hija no
nacida! ¡Asesina!" Después de decir esta última palabra, la empujó violentamente.

Luna cayó al suelo en cuclillas. Accidentalmente un pedazo de vidrio se clavó en su


palma izquierda.

"¡Ah!" Mordiéndose el labio inferior con dolor, levantó la mano para echar un vistazo.
Varios fragmentos de vidrio se metieron en su mano.

Pequeñas gotas de sangre cayeron al suelo y su rostro palideció.

Al escuchar su grito, Samuel, que se dirigía hacia la puerta, se detuvo y dio media vuelta.
Al ver a Luna sentada sin poder hacer nada, con la sangre goteando en el suelo, el
corazón de Samuel aceleró. Se acercó a ella, le puso el brazo sobre los hombros y la sacó
fuera.

Con un poco de pánico, Samuel puso a Luna en el asiento trasero de su Porsche y marcó
el número de Chuck.

"Id directamente al hospital. Estaré allí en un momento".

Chuck estaba tomando un vaso de leche medio vacío de Daisy.

Al escuchar la urgencia en la voz de Samuel, Chuck soltó el vaso, que a su vez se salpicó
por toda la cara de Daisy. Daisy estaba sentada con la leche goteando.

"¡Chuck!" Daisy le gritó a Chuck, que estaba ocupado cambiándose los zapatos.

Él echó un vistazo a Daisy empapada de leche y le dedicó una sonrisa burlona. Después
continuó saliendo por la puerta y corrió calle abajo.

Daisy se quedó en la cocina maldiciendo a Chuck con cada mala palabra que podía
pensar. Cuando terminó, se puso a limpiar.

En el hospital privado de Chuck.

Samuel pisó el freno del Porsche cuando se acercaban al hospital. La parada repentina
causó que la frente de Luna se golpeara en el asiento delantero.

¡Ahora también le dolía la cabeza! Dolores de cabeza, dolores de manos, dolores de


corazón. Todo le estaba doliendo estos días.

Samuel abrió la puerta trasera del coche y ayudó a la herida Luna a que saliera del
coche. La llevó apresuradamente hacia la puerta del hospital.

Chuck ya estaba en la sala de espera, vestido con una bata blanca. Samuel se apresuró a
entrar.

Chuck miró con curiosidad a Luna, que parecía indefensa en los brazos de Samuel. Un
poco ansioso, le preguntó: "¿Qué ha pasado?" Sólo después de hablar pudo ver el
terrible estado en el que estaba su mano.
Luna siempre había sido como una hermanita para Chuck. Ver su estado hizo que su
corazón se hundiera en su pecho.

Chuck llamó a la sala de enfermería y les pidió que le entregaran un botiquín de


primeros auxilios y el medicamento asociado.

Con suavidad, Samuel dejó a Luna en un sofá y se sentó a su lado.

"Se ha cortado con un vaso roto". Samuel explicó lo que había pasado a Chuck. Se sintió
un poco culpable por toda la situación, aunque trató de ocultárselo a Chuck.

La enfermera le llevó el botiquín de primeros auxilios a Chuck. Sacó pinzas, hisopos de


algodón y algún otro artículo. Miró tiernamente a Luna, "Esto puede doler un poco. Pero
sé que puedes soportarlo".

Samuel desabrochó el botón del puño derecho de su camisa y se subió la manga.


Dejando su brazo al desnudo y lo colocó frente a Luna. "Muerde si sientes dolor".

Chuck los miró solemnemente a los dos. Pensó en su propia experiencia. Al cortarse con
un escalpelo, Daisy le había ofrecido lo mismo.

Estaría emocionado si fuera una mujer. Pero Chuck era un hombre. Para él era
vergonzoso que una mujer le ofreciera tal cosa.

Sintiendo animosidad hacia Samuel, Luna le dio las gracias y le mordió el brazo.

Chuck desinfectó cuidadosamente la herida. La notó temblar cada vez que pinchaba la
herida.

Cuando comenzó a sacar los trozos, Luna mordió aún más fuerte. Su dolor era obvio
para todos.

El otro brazo de Samuel de repente abrazó alrededor de su cintura. Tratando de relajar


la situación, Chuck dijo: "¡Vosotros dos, iros a un hotel!".

¿Una muestra de cariño, aquí? ¿No pensaba Samuel que era una mujer malvada? ¿No
estaba él impaciente por dejarla? Qué extraño era que él mostrara su afecto después de
todo por lo que habían pasado.

Chuck creyó ver una leve sonrisa en el rostro de Luna cuando dijo su pequeña broma.
Sin embargo la sonrisa desapareció rápidamente. Algo parecía ir mal con Luna.
Rápidamente volvió a echar un vistazo a Samuel, que estaba mirando fijamente la
herida con una expresión lívida.

'Estos dos...', Chuck pensó para sí... Debían tener algunos problemas graves.

"¿Qué estás mirando? ¡Haz tu trabajo, hombre!" Samuel había notado la mirada pesada
de Chuck y lo fulminó con la suya.

¡Qué extraño! Chuck recordaba a Samuel como un hombre alegre y feliz. Nunca antes
había visto tanta hostilidad por parte de este hombre. ¿Tenía esto algo que ver con los
chismes sobre Luna? ¿Era eso lo que había causado esta extraña sensación entre ellos?

Si lo era, Chuck sentía que necesitaba tener una conversación seria con Samuel.

Lentamente, Luna retiró los dientes del brazo de Samuel. Dos filas de pequeñas hileras
de dientes ya se elevaban sobre su piel.

Luna se veía aturdida, aunque no parecía estar molesta por el dolor. Después de todo,
en comparación con el dolor que tuvo últimamente, su mano no era nada.

Después de que Chuck terminara de retirar los últimos fragmentos de vidrio, aplicó
cuidadosamente un antiséptico y le envolvió la mano con una gasa.

"No presiones sobre la herida ni te la mojes. Ven mañana y cambiaremos el vendaje".


Chuck habló a la pareja mientras guardaba sus cosas.

De repente, el bolsillo de Luna comenzó a vibrar. Rápidamente sacó el teléfono con la


mano buena.

Deslizó para contestar mientras salía de la oficina del doctor.

Cuando Samuel iba a seguirla, Chuck dejó de guardar sus cosas. Dijo suavemente,
"Samuel".

Samuel se dio la vuelta confundido. "¿Qué pasa? ¿Quieres los gastos médicos o qué?".

... Chuck sintió el extraño impulso de lanzarle un escalpelo a Samuel. Los dos hombres
se quedaron mirándose el uno al otro.

"¡Dilo!" Samuel estaba claramente en un apuro.


"¿Qué está pasando Samuel? ¿Entre tú y ella?" Chuck no los había visto hacía un
tiempo, pero parecían personas diferentes.

Samuel arqueó una ceja. "Nada. Todo está bien. ¿Qué tal si te preocupas por tu propia
esposa, eh? Estamos bien". Después de todo, los problemas de Samuel con Luna no eran
algo que pudiera resumirse rápidamente.

"Luna es una buena chica. No le hagas daño." Chuck no era el tipo de persona que se
preocupaba por los asuntos ajenos. Si Luna no hubiera sido como una hermana para él,
probablemente habría permanecido en silencio.

Samuel reaccionó a Chuck frunciendo el ceño y burlándose de él. "No te dejes engañar
por lo que ves. Ella no es lo que crees que es". Con eso, Samuel se dio la vuelta y salió de
la habitación. Chuck se quedó detrás, intrigado por lo que había oído.

¡Debía haber algo más detrás de esto! ¿Cómo podría pensar alguien que Luna era un
problema?
Capítulo 80 El corazon de Catalina
Luna estaba en el pasillo hablando con Leandro por teléfono.

"Estoy bien... Leandro, deberías trabajar y ganar más dinero. ¿Quién sabe? Si algún día
me quedo sin nada, necesitaré que me apoyes... ¡Estaba bromeando!" Luna inclinó
ligeramente la cabeza y pateó juguetona su pie derecho en el aire.

Al no notar el par de ojos que la miraban fijamente, Luna continuó hablando con
Leandro. "Por supuesto que llevaré a Gerardo a Francia cuando tenga tiempo. Está en la
oficina de Chuck. Estaba de paso. De acuerdo, adiós, Leandro".

Después de que colgara el teléfono. Luna se quedó mirando la pantalla del teléfono. Si
Samuel realmente la dejara algún día, al menos podría contar con su hermano. Este
pensamiento le produjo un gran alivio.

Después de estar aturdida durante unos minutos. Se dio la vuelta y se dirigió a la salida
del hospital. Un hombre, de repente, se paró frente a ella. Había estado apoyado contra
la pared mirándola.

¿De dónde salió este hombre?

Después de mirarse por unos segundos, Luna saludó brevemente a Chuck antes de
caminar hacia el ascensor.

Samuel también siguió detrás. Luna lo notó acercarse mientras salía de la entrada del
hospital. Ella salió directamente del hospital y bajó a la calle. Mientras la observaba con
atención, Samuel se subió a su coche y condujo detrás de ella.

El Porsche de Samuel se detuvo lentamente a su lado y bajó la ventanilla del pasajero.


"Luna, entra en el coche". Sintió que no podía desafiar su orden.

Sin embargo, Luna no tenía la intención de subirse al coche. Siguió caminando en


silencio.

Justo cuando la voz de Samuel comenzaba a subir, Luna paró un taxi.

Al ver desaparecer el taxi, Samuel golpeó el volante con los puños. ¡Cómo te atreves!
Luna Bo. ¡Tú fuiste la que creaste todo el problema! ¿No sientes vergüenza?
Luna le dijo al taxista que la llevara a la casa vieja. Estaba planeando ver a Milanda y a
Gerardo.

A mitad de camino, recordó el corte en su mano. ¿Cómo iba a explicárselo a la abuela?

¿Podría decirle la verdad? No. No quería preocuparla más.

Luna subió a la puerta principal y llamó al timbre de la puerta. Gerardo conducía un


pequeño coche de juguete y Milanda lo perseguía juguetona.

Al notar algo en Luna, Milanda dejó de jugar de inmediato y fue hacia ella a toda prisa.

"Luna, ¿qué te ha pasado?" Milanda notó los vendajes en la mano de Luna y se preguntó
qué le había pasado.

Sintiendo la ansiedad de Milanda, Luna notó una opresión en su garganta. "No te


preocupes, abuela, solo me lastimé mientras limpiaba un vidrio roto". Había dicho una
media verdad.

"Tú, niña tonta. ¿Qué estabas haciendo limpiando vidrios rotos? Para eso están los
sirvientes. ¿Por qué harías eso tú misma? O... ¿Samuel te acosó?" De repente Milanda
sonaba muy seria. Luna notó cómo temblaba.

Puso una buena cara. "No te preocupes abuela, Samuel siempre es amable conmigo. Es
solo un pequeño corte". Puso su brazo alrededor de Milanda y después caminó hacia
Gerardo y su pequeño coche.

Milanda la siguió y apretó la mano de Luna suavemente. "Luna, ¿qué pasó ayer?

Luna abrió los brazos y levantó a Gerardo. Tratando de ocultar su nerviosismo, comenzó
a inventarse una coartada. "Estuve con un amigo todo el día y mi teléfono estaba
apagado. Lo siento abuela, pero no tenía el cargador". A Luna le resultó difícil levantar a
su hijo con una mano herida, pero lo consiguió y lo besó en la mejilla.

Finalmente, pudo volver a ver a su hijo.

Milanda quería hacerle más preguntas a Luna. "Mamá..." Sin embargo, distraída por la
súbita llamada de Gerardo, dejó el tema.

Le preguntaría otro día. "Gerardo ha estado llamando a su madre todo el día, él también
ha estado preocupado por ti..."
Luna abrazó al niño con fuerza, lo había echado tanto de menos. Aunque solo habían
pasado unos días. Si el divorcio se consumaba, podía no volver a verlo durante mucho
tiempo.

"Gerardo, di mamá otra vez." Entraron en la sala de estar, bromeando con el niño.

En el bufete de abogados de Samuel.

Después de llegar a la oficina, lo primero que hizo Samuel fue pedirle a Anna que
llamara a Catalina.

Pasaron diez minutos.

Catalina abrió la pesada puerta de madera de la oficina de Samuel con su corazón


latiendo rápidamente. Samuel estaba mirando por la ventana francesa de espaldas a
ella.

El sol brillaba a través de las persianas. Samuel se veía glorioso delante de la luz dorada

"Señorita Gu, ¿cuánto tiempo lleva en mi bufete de abogados?" Solo habían pasado
unos pocos segundos antes de que Samuel rompiera el silencio.

La cara de Catalina se puso pálida. Ella no sabía a dónde quería llegar.

"¡Unos siete años!" En varias ocasiones, había tenido la oportunidad de viajar a la


Ciudad Imperial, País A y País C con Samuel y Jorge. Aunque, por supuesto, sus
posibilidades de hablar con Samuel habían sido muy escasas.

Había visto a su prima con él desde la distancia, sintiéndose muy envidiosa...

"Quiero que encuentres un trabajo mejor". Miró a Catalina con indiferencia. Parecía
aturdida, incapaz de creer lo que acababa de oír. Samuel pensó en cuando Catalina
había llegado por primera vez a la empresa con Emma.

Catalina no tenía ni idea de qué decir. De repente se dio cuenta, "¿Me estás
amenazando por Luna Bo?".

Samuel sacó un cigarrillo, se lo metió entre los labios y lo encendió lentamente. Este
movimiento ganó nuevamente el corazón de Catalina.

Catalina no podía evitar admirar la frialdad del hombre.


"Podrías pensar de esa manera si quieres". Dejó que el humo saliera lentamente de su
boca.

Catalina ya no podía contenerse. "Fue Luna quien contrató personas para que me
golpearan. Si no te hubiera llamado, podría haber sido... violada... ¿Cómo puedes
protegerla de esta manera? Samuel. ¿No tienes orgullo?". Catalina sintió que una
lágrima corría por su mejilla.

Se sintió sorprendida y disgustada por el hecho de que Samuel fuera tan lejos para
proteger a Luna.

"Esto no tiene nada que ver con proteger a Luna. Ese no es el tema. El tema es que ella
fue arrestada y encarcelada durante dos días por tu culpa. Además, estás bien. Podemos
resolver esto en privado. No era necesario presentar cargos". Hasta que no firmaran el
acuerdo de divorcio, Samuel no permitiría que nadie abusara de su esposa. Aparte de él
mismo, claro.

No importaba qué tipo de persona fuera su mujer, él le enseñaría la lección. No era de


incumbencia de nadie.

Después del divorcio, dejaría de preocuparse por lo que le sucediera a Luna Bo.

"¿Cómo puedes seguir protegiéndola? Sabes que mi prima te ha estado esperando. ¿No
estás al menos preocupado por lo que le podría pasar a ella?". Catalina no pudo evitar
mencionar a Emma. Samuel podría ser su hombre o el de Emma. Pero Luna Bo no era
ninguna opción.

Samuel arrojó la ceniza, sosteniendo el cigarrillo entre sus dedos. Las palabras de
Catalina lo hicieron perderse en pensamientos profundos.

"Le he dicho que se había acabado. Deberías persuadirla para que encuentre un hombre
mejor". Mientras todavía estuviera casado, Samuel ni siquiera quería pensar en otras
mujeres.

Catalina sintió que le temblaban las rodillas, pero reunió el coraje para soltarle, "señor
Shao, si alguna vez te divorcias de Luna... ¿Me tendrías en cuenta?".

Su voz era tranquila y tímida, pero lo suficientemente clara para que Samuel la
escuchara bien.
Estaba esperando que, sin Emma en la ecuación, tal vez Samuel podría enamorarse de
ella.

Pero Samuel solo había tenido espacio para dos mujeres en su corazón, y Catalina no
era una de ellas. Ahora, sin Emma en el juego, parecía que solo había espacio para una,
Luna Bo.
Capítulo 81 Una pequena tragedia
Samuel miró a la mujer con los ojos enrojecidos y una mirada expectante en su rostro.
Le dio una calada al cigarrillo, "Si la señorita Gu está dispuesta a esperar, puede esperar
hasta que me divorcie de Luna". Haciendo una pausa por un momento, pensó que si
Luna mejoraba su comportamiento, realmente no la dejaría.

Samuel quería que Catalina entendiera que él no la quería. Que ella no debía centrarse
más en él.

Pensó que Catalina lo entendería, pero estaba equivocado.

Con valentía, Catalina dio unos pasos hacia adelante. A esta distancia, Samuel podía ver
claramente el contorno del moretón en su rostro, cubierto de una base gruesa.

Ella le puso la mano en la cintura y le apretó. Notando su aliento, ella le susurró al oído:
"Samuel, estoy dispuesta a esperar." Mientras él estuviera dispuesto a divorciarse de
Luna, ella estaba dispuesta a esperar todo el tiempo que fuera necesario.

La puerta de la oficina se abrió con un crujido, pero ni Catalina ni Samuel oyeron el


ruido. Samuel frunció el ceño a la mujer en sus brazos. Ninguno de ellos notó al hombre
en la puerta, sacando fotos con la cámara de su teléfono.

Samuel aplastó su cigarrillo en el cenicero y empujó a Catalina, "¡Fuera!" Su expresión


fría asustó a Catalina.

¿Qué estaba haciendo ella? La relación entre su prima y Samuel aún no estaba clara. Ella
no debería exponer sus pensamientos.

Además, su divorcio no estaba resuelto todavía. ¿Por qué Catalina tenía tanta prisa y
estaba lanzada?

Catalina se calmó un poco y volvió a su normal y burbujeante personalidad. "Señor


Shao, no seguiré con el asunto. Pero me niego a dejar la empresa. Todo esto es porque
te estoy esperando". Con estas palabras, caminó hacia la puerta.

"No pierdas tu tiempo conmigo. No va a funcionar". Al girar el pomo de la puerta,


Catalina se dio cuenta de repente de que la puerta estaba abierta.
"Funcione o no, conozco la respuesta. Señor Shao, te he amado durante ocho años."
Entonces volvió la cabeza, mirando a Samuel con confianza. No había vuelta atrás ahora.

Después de que Catalina saliera de la habitación, Samuel se sentó en la silla de su


oficina. Él se sorprendió por su descaro. Honestamente, en ocho años de trabajo con
Emma, apenas había notado a Catalina.

Sin embargo, ser amado por Catalina no debía ser nada bueno.

Recordando la sensación de Catalina poniendo la mano en su cuerpo, Samuel frunció el


ceño y decidió cambiarse de traje. Tiró el viejo en un cubo de basura sin pensárselo.

Después del trabajo, Samuel se fue directamente a la casa vieja. Sabía que sus
sensaciones eran ciertas cuando vio a Luna con su hijo.

"¿Sam?" Milanda vio a Samuel primero e inmediatamente lo detuvo mientras estaba


ocupado cambiándose los zapatos.

Samuel dejó escapar un suspiro. Luna debe haberle contado todo a Milanda. Además, la
abuela se preocupaba mucho por Luna.

Samuel sacó a su hijo del cochecito y se sentó junto a Milanda, "abuela". La pareja,
ignorándose el uno al otro por completo, molestó a Milanda, quien era ligeramente
tradicional.

Milanda golpeó el hombro de Samuel. Así que era eso. Abuela debía ya saberlo todo,
incluso sobre el arresto.

"La gente debe tomar responsabilidad por sus acciones. No sirve de nada golpearme
ahora". Milanda estaba confundida de repente.

Luna había querido dejar la habitación. Después de escuchar la reacción de Samuel,


levantó el teléfono y fingió jugar con él en la mano.

"¿De qué estás hablando? ¿Estás hablando de ti mismo? ¡primero Emma y ahora
Catalina! ¿Te olvidaste de tu matrimonio?" Con la última palabra, Milanda sintió la
necesidad de golpear a Samuel con su bastón.
Una hora atrás, Luna había recibido una foto en su teléfono móvil. Luna, todavía débil
del día anterior, se había sentado en el sofá sin darse cuenta del mensaje de texto.
Milanda, sentada a su derecha, reconoció al momento a Samuel en la imagen.

Tras mirarlo más detenidamente, Milanda estaba disgustada al ver sus brazos alrededor
de Catalina, la prima de Emma.

La primera reacción de Samuel fue mirar a Luna. ¿Tenía ella algo que ver? ¿Qué tontería
le había dicho a su abuela?

Al ver que Samuel lo negaba, Milanda se levantó de repente, caminó hacia Luna y le
arrebató el teléfono.

"Abre el mensaje y búscate a ti mismo. Samuel, ¿en qué clase de hombre te has
convertido?" Samuel se estaba volviendo cada vez menos confiable, lo que hizo que
Milada se ahogara de rabia apoplética.

Al ver a Samuel negar la acusación, Milanda quiso salir de la casa.

A pesar de no tener su teléfono, Luna subió las escaleras y se dirigió a la habitación.

Así que Catalina amaba a Samuel después de todo. Ya que se estaban abrazando, tal vez
el sentimiento era mutuo.

Pero Samuel se estaba divorciando de ella en ese momento. Luna no se consideraba


calificada para meterse en sus asuntos.

¡Incluso si Samuel se divorciara de ella para estar con Catalina, se vengaría de esta
mujer! ¿Así que fue Catalina la que la había incriminado? Ella no lo dejaría pasar.

La figura de Luna desapareció de las escaleras. Samuel examinó su teléfono. La imagen


lo envió un número no identificado.

iEra una foto de esta tarde, en su despacho!

Alguien lo había fotografiado con Catalina y le envió la foto a Luna. Samuel sintió que su
sangre comenzaba a hervir.

"No deberías estar enfadado. ¡Debes ser responsable de tu mal comportamiento!"


Milanda quitó a su bisnieto de los brazos Samuel enfadada.
¡Luna debía estar devastada! ¿Por qué no había dicho nada? Estaba muy preocupada
por ellos.

"No he hecho absolutamente nada con esa Catalina". Cruzando las piernas, Samuel
borró la imagen del teléfono. Estaba bastante seguro de saber quién era el fotógrafo.

"Bueno, si no hay nada, ¿por qué no se lo explicas a Luna? ¿Eres un idiota?" Milanda se
había llevado a Gerardo para darle a Samuel la oportunidad de ir tras Luna.

¡Ay! Ella siempre había tratado de enseñarle bien, pero su nieto se había convertido en
un hombre intolerable.

Samuel tamborileaba la mesa con su dedo índice, "No hay necesidad de explicar nada".
No había nada, nada que explicar.

Furiosa, Milanda le devolvió a Gerardo a Samuel y salió de la sala de estar.

Caminando tan rápida, era casi imposible pensar que ya tenía 80 años.

Gerardo miró a su padre y sonrió, mostrando algunos dientes.

Por lo que acababa de suceder, tanto Milanda como Luna se habían olvidado de ponerle
al bebé un pañal. En este momento se produjo una pequeña tragedia.

Gerardo llevaba un pantalón abierto en la entrepierna, Samuel lo puso delante y lo


sentó en su pierna. Mirando a su hijo, Samuel sonrió por primera vez en el día.

Y entonces, de repente. Un chorro de líquido caliente le roció la cara.

...

Le tomó un momento para darse cuenta de lo que había sucedido, entonces miró
enfadado a su hijo.

¿Cómo se atreve Gerardo a orinar en su cara? ¡Debía pegarle en el trasero!

Samuel dejó escapar un largo suspiro, agarró al niño por la parte trasera de sus
pantalones y subió las escaleras.

Gerardo, encantado de estar súbitamente en el aire, se rió todo el tiempo.

En el dormitorio.
Luna estaba soplando una taza de agua caliente cuando Samuel abrió la puerta del
dormitorio desde fuera. A primera vista, podía ver la frustración en su rostro. Su cabeza
y hombros estaban goteando.

¿Qué ha pasado?
Capí tulo 82 ¿Podrí amos simplemente cada uno disfrutar de nuestra propia diversio n?

Al verlo recoger a Gerardo sin cuidado, Luna corrió hacia Samuel.

El niño estaba suspendido en el aire sujetado por solo un botón en sus pantalones. ¿No
le preocupaba que pudiera caerse al suelo?

"¿Qué tipo de hijo es este...? ¿Cómo pudo orinar en la cara de su propio padre?" Samuel
soltó las palabras sarcásticamente. Luna todavía estaba enfadada con él, pero después
de ver lo que Gerardo le había hecho, de repente no pudo evitar reírse en voz alta. Se
estalló de risa.

Luna se acercó y besó al niño en la mejilla. 'Qué buen chico', pensó.

Mientras observaba a Luna con el niño, Samuel se sintió relajado. Tomó una muda de
ropa de su armario y entró en el baño.

Antes de cerrar la puerta, escuchó a Luna murmurar: "Te di a luz, hijito mío. Si a papá no
le gustas, entonces puede darme la custodia completa".

"¡En tus sueños!" Samuel gritó las palabras desde el baño.

Fuera, Luna dejó que su mente vagara por un rato antes de mirar si Gerardo se había
mojado o no.

Colocó al niño en el cambiador y palpó sus pantalones. Sorprendentemente, el chico


estaba completamente seco.

"Hijo mío, tú eres mi mundo entero..." Luna lo besó en la mejilla otra vez.

Cuando Samuel terminó de bañarse, salió al dormitorio. Encontró la habitación desierta.


Caminó hasta la parte superior de la escalera y escuchó las risas de Luna y Vicente
provenientes del primer piso.

Samuel hizo una mueca, muy consciente de por qué los dos se estaban riendo.

"¡Padre!" Saludó a Vicente, que sostenía al bebé en sus brazos.

Cuando Luna notó que Samuel bajaba las escaleras, inmediatamente bajó la cabeza y se
puso a mirar su teléfono móvil.
Violeta no estaba allí, y la sensación en la sala de estar era bastante cómoda.

Cuando Samuel se movió para sentarse junto a Luna en el sofá, de repente sonó su
teléfono móvil.

Luna echó un vistazo rápido a la pantalla de su teléfono. Cuando Luna se movió para
salir de la habitación para responder a la llamada, Samuel rápidamente la agarró del
brazo para evitar que se fuera.

Sorprendida por el acto repentino de Samuel, Luna se sobresaltó y volvió la cabeza hacia
Samuel.

"Dame el teléfono". Samuel le ordenó a Luna con frialdad.

Al escuchar su orden, Luna se soltó suavemente de su agarre. Salió rápidamente de la


habitación.

¿Por qué tengo que escuchar más a Samuel?, pensó para sí misma. Ya que solo era
Adrián. Después de todo, Samuel no había dado ninguna explicación por la imagen del
brazo de Catalina alrededor de su cintura.

Al ver a Luna rechazando flagrantemente su orden, Samuel la siguió más


descaradamente fuera de la habitación.

La pareja joven desapareció de la habitación de repente, eso hizo sentirse mal a las
mayores. Vicente se dirigió a Milanda para pedirle una explicación. "Madre, ¿qué está
pasando con esos dos?

Milanda se puso de pie para mirar por la ventana. Los dos se estaban empujando y
estirándose. "¡Nada, simplemente déjalos estar! No necesitan nuestra ayuda, supongo."

La hubiera entendido o no, Vicente asintió con la cabeza estando de acuerdo.

En el jardín trasero.

Antes de que Luna pudiera siquiera responder a la llamada, sintió la mano familiar de
Samuel agarrando su propia mano derecha.

"¡Suéltame!" Enfadada, Luna intentó sacudir la mano de Samuel.


Con la llamada aún sonando en su mano, Samuel tomó el teléfono y lo lanzó por el
jardín.

Sorprendida por este acto, Luna lo miró asombrada. "¿Qué pasa contigo? ¿Por qué tiras
mi teléfono así?" Levantando la cabeza, Luna reprendió a Samuel enfadada.

Samuel extendió la mano y la agarró de la muñeca. Acercando su cuerpo al suyo, él se


inclinó y la besó en sus labios rojos.

El aroma dulce y masculino del hombre fue demasiado para Luna. Inmediatamente se
encontró perdida en su abrazo, incapaz de pensar.

Una brisa ligera se levantó en el jardín, los pétalos de las flores meciéndose suavemente
de un lado a otro. Parecía que el propio jardín estaba animando a la pareja descarriada.

Pasó el tiempo. La señora Qi salió a llamarlos para cenar y vio la escena. Sonrojada,
regresó sin decir nada.

"No quería molestar a la joven pareja. Los atrapé en el jardín en un momento de


intimidad". La señora Qi informó a Milanda sonrojada.

Milanda lo entendió de inmediato. Sentada en la mesa con entusiasmo, dijo a Vincente


y Gerardo, que estaba en el asiento de bebé, "Podemos comenzar. No hace falta
esperarlos". Deja que se queden ahí un rato. ¡Tal vez les irá bien!

Al ver que su esposa estaba feliz, Vicente también estaba feliz y comenzó a alimentar a
Gerardo.

En el jardín.

El teléfono sonó un par de veces más, pero nadie respondió, de modo que se quedó en
silencio. Justo cuando Luna sintió que estaba empezando a asfixiarse, Samuel la soltó.

Apoyándose contra su pecho, Luna se sentía débil en las rodillas. Agarró su abrigo con
fuerza para estabilizarse. Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, dejó escapar
un profundo suspiro después de respirar hondo.

"¿Qué pasa? ¿Todavía quieres responder a esa llamada?" Mirando profundamente sus
ojos, acuciado por las mejillas carmesí. Samuel apoyó la cabeza de Luna bajo su barbilla
y dejó escapar una queja.
Luna forzó la respiración y soltó a Samuel. Entonces ella caminó hacia el centro del
jardín.

Recogió su teléfono y limpió la tierra que había en la pantalla. Por suerte el teléfono no
estaba dañado. Había un poco de suciedad en él, pero por lo demás estaba totalmente
bien.

Curiosamente, justo cuando Luna se agachó para agarrar el teléfono, comenzó a sonar
de nuevo.

Recordando la lección que Samuel le acababa de dar, Luna rápidamente tomó su


teléfono y quiso volver a la casa.

Con una ligereza rapidez, Samuel corrió detrás de ella y la agarró por la espalda.

"¿Bien? ¿Debo continuar?" Su olor la saturó. Las orejas le picaban. Luna se volvió, lo
miró y dijo: "¿No puedes simplemente dejarme? ¿Acaso no podemos tener cada uno
nuestra propia diversión?

¿Tener cada uno nuestra propia diversión?

Estas palabras hicieron que le creara un nudo en la garganta. Ella seguía siendo la
señora Shao después de todo. ¿Cómo se atrevía a pensar en ponerle los cuernos?

Una vez más, Luna volvió a bajar la cabeza. Rápidamente se tapó la boca con la mano
izquierda. Con los labios cerca de su cara y del teléfono, Samuel miró a Luna. Vio algo
astuto e ingenioso en sus ojos.

"Luna, ¿cómo te atreves?" Sin mencionar lo que les había hecho a Catalina y Emma. Ella
lo había ignorado por completo al tomar esas pastillas. ¡Y ahora esto: respondiendo a la
llamada de otro hombre en su presencia! ¡En su propia casa! Todo eso lo puso furioso.
¿Estaba siendo demasiado bueno con ella todavía?

Luna no estaba segura de sí Samuel estaba siendo sarcástico o serio.

Decidió seguir con elogios. "Bien, gracias Sr. Shao!" Ella lo empujó con la otra mano pero
él se quedó quieto.

"¡Si me empujas de nuevo, te arrepentirás a la medianoche!".

Ella no logró entenderlo al principio, pero cuando él se lo aclaró, Luna lo miró furiosa.
"¡No me abraces porque estoy disgustada con tu cuerpo sucio!" Ella no se atrevió a
moverse. En cambio, decidió luchar con sus palabras.

¿Disgustada con mi cuerpo? Samuel levantó las cejas y dijo: "Tú eres la que hiciste algo
sucio". ¿Cómo pudiste juzgarme? En su mente pensó que estuvo mal el hecho de que
ella pidiera a hombres que humillaran a Catalina.

Luna sabía exactamente de lo que estaba hablando. Se mordió el labio inferior con furia
y dijo: "Por favor, no me abraces. Puedes abrazar a Emma y Catalina, una en cada brazo,
si quieres..." Al ver la mirada en sus ojos, ella dejó de hablar.

Tuvo que enseñarle una lección para hacerla temerosa.

Samuel aflojó su mano, tomó su cuerpo con la mano y caminó hacia dentro del jardín.

Ella se estremeció por la brisa fría en la parte trasera del jardín. "Samuel, ¿qué estás
haciendo?" Se sintió incómoda.

"¿Tienes miedo?" Le iba a enseñar una lección que no olvidaría. A partir de ahora ella
escucharía lo que él le decía.

Luna sacudió su cabeza lentamente de lado a lado. Luego, pensando en lo que le


acababa de preguntar, ella asintió.
Capítulo 83 Tomarle el pelo
Sus palabras la hicieron sentir como un pájaro picoteando arroz.

El hombre se detuvo y la bajó.

Luna corrió inmediatamente hacia la casa. Después de correr más de diez metros, Luna
gritó: "¡Samuel, cabrón! ¡Eres un macarra!" Después de eso, se dio la vuelta y se fue
corriendo.

Samuel miró a Luna corriendo en pánico con satisfacción.

¡Cabrón! Ella lo había llamado así muchas veces. ¡Él le enseñaría una lección más tarde
esa noche!

Golpeando fuertemente la puerta de la sala de estar, Luna se quedó sin aliento. Medio
minuto después, el ambiente tranquilo en la sala de estar la hacía sentir incómoda.

Dándose la vuelta lentamente, Luna encontró a Vicente y Milanda mirándola con


asombro. Uh... Se le olvidó de que estaban en la sala de estar. Luna les sonrió
torpemente y dijo: "Me voy a lavar las manos". Con el aspecto de un niño atrapado con
las manos sucias, entró en el lavadero abatida.

Después de que Luna se lavara las manos, Samuel entró tranquilamente en la sala de
estar.

Sentada al lado de su hijo, Luna agachó la cabeza y comió el arroz de su bol, con sus
pensamientos en otra parte.

Después de un rato, le pusieron un trozo de carne en su bol, esto la sacó de sus


pensamientos.

Sabiendo quién le había puesto la carne en el bol, Luna sonrió a la abuela sentada en el
lado opuesto, "Gracias, abuela".

Milanda estaba a punto de decir algo cuando Samuel abrió la boca: "No soy tu abuela".

...
Luna quería tirar el arroz a la cara de Samuel. ¡Él debía estar molestándola a propósito!
Aunque ella había empezado primero...

"Pensé que la abuela había puesto la carne en mi bol. ¡Eres tan malo! ¡Eres un macarra!"
Miró a Samuel con pesar, con la esperanza de que la gente la apoye.

Luna estaba tan triste. Samuel la debía de acosada todo el tiempo. Milanda dejó los
palillos y dijo seriamente: "Samuel, como hombre, debes ceder ante tu esposa".

Vicente también frunció el ceño a Samuel, "Te estás pasando. Luna es tu esposa.
¡Deberías tratarla bien!"

Samuel miró a Luna, que cubrió su risa comiendo arroz.

En lugar de responder a Milanda y Vicente, Samuel le susurró algo al oído a Luna,


haciéndola bajar la cabeza.

Al ver su cara ponerse roja, Samuel sonrió con satisfacción. Puso algunas verduras en su
bol en señal de triunfo.

Milanda y Vicente vieron la significativa atmósfera entre la joven pareja, no dijeron nada
y siguieron comiendo.

Después de la cena, Luna planeaba sacar a su hijo a pasear en el carrito. Su mano


izquierda estaba lastimada, lo que le hizo difícil empujar el carrito. Pero era demasiado
orgullosa para pedirle ayuda a Samuel.

Se volvió hacia Milanda. "iAbuela, salgamos con Gerardo!".

Samuel se quedó en el sofá y siguió viendo la televisión, como si no hubiera escuchado a


Luna.

Milanda le dio una patada a Samuel en la espinilla: "Sal con tu esposa y tu hijo". Samuel
no respondió.

Luna de repente tuvo una idea. Sutilmente encendió la aplicación de música en su


teléfono.

Al escuchar el tono de llamada de Luna, Samuel frunció el ceño y se preguntó lo


desvergonzado que era Adrián.
"No importa, abuela. Saldré sola". Luna empujó el carro de Gerardo hacia la puerta de la
sala.

Al ver a una figura alta de pie, Luna se echó a reír para sí misma. Apagó la música y
fingió contestar el teléfono. "Hola. Espera. Hablaré contigo cuando salga".

De repente, se le quito el teléfono de la mano.

Samuel tomó su teléfono y vio una pantalla negra. Comprobó los registros de llamadas.
Sólo había una llamada perdida antes de la cena, pero no había ningún registro de la
llamada de hacía un momento.

Al ver su expresión complacida, Samuel se dio cuenta de que le había tomado el pelo.

Él sonrió, sin estar enfadado en absoluto. Puso el teléfono de Luna en su bolsillo y sacó
el carro de la sala de estar.

Después de escuchar que se cerraba la puerta, Samuel abrió la boca. "¡Luna, si mañana
te queda energía para jugar con nuestro hijo, habré perdido!" Luna se puso rígida ante
sus palabras.

Ella no sabía qué decir.

"Además de amenazarme, ¿qué has hecho?" La mujer detrás de él apretó los dientes
con ira. La ignoró y empujó el cochecito de Gerardo con tranquilidad.

"Estoy satisfecho con haberte amenazado con éxito".

De repente, no pudo escuchar ni un sonido detrás de él. Sin girarse, Samuel dijo en voz
alta: "Si te atreves a escapar, no volverás a ver a Gerardo".

Ella estaba a punto de huir al camino lateral. Ante su amenaza, Luna se detuvo. ¡Cómo
se atreve este cabrón a amenazarla con su hijo!

"No tienes poder para privarme de los derechos de visita y la custodia. ¡Gerardo
también es mi hijo!" Caminó frente al cochecito rápidamente, extendiendo sus brazos y
bloqueando el camino.

Se detuvo y resopló, "No importa si tengo el poder o no. Puedes ver si soy capaz de
hacerlo o no".
Luna se quedó sin palabras. Ella sabía que Samuel tenía el poder para hacerlo. No podía
dejar que esto sucediera.

Se puso a un lado, "Encontraré un abogado y te denunciaré. ¡Me engañaste, tuviste


aventuras con otras mujeres y cometiste violencia doméstica! ¡Me voy a divorciar y
luchar por la custodia de Gerardo!" Hablando de violencia doméstica, levantó su mano
izquierda lesionada con satisfacción.

Samuel respondió con desdén: "¡Eres demasiado confiada!" Luego empujó el cochecito
hacia la plaza.

Mirando su figura, Luna se sorprendió por sus palabras. Ella mencionó muchos cargos
contra él. Pero él todavía pensaba que ella era demasiado confiada. ¿Cómo puede estar
tan seguro de sus habilidades profesionales?

¡Y también dijo que despreciaba a otros abogados!

Luna se sentó en el banco y observó al hombre jugando con Gerardo en la plaza. Ella se
admiró a sí misma, planeaba ignorarlo. ¿Por qué no podía resistirse a hablar con él?

En el camino de regreso a casa, Samuel sostuvo a su hijo con un brazo y empujó el


carrito con el otro. Gerardo se fue quedando dormido sobre su hombro.

Al entrar en la sala de estar, vieron a Violeta, que acababa de llegar a casa después de
cenar fuera.

"Madre." Aunque Luna odiaba a su suegra, la saludó cortésmente.

Pero Violeta la ignoró. Ella caminó hacia Samuel y tomó a Gerardo de sus brazos.

"Samuel, ¿sabes con quién estaba ahora?" Mirando su expresión entusiasmada, Luna y
Samuel subieron las escaleras juntos. No hubo necesidad de adivinar de quién estaba
hablando.

En la escalera, Luna lanzó una mirada severa a Samuel. "¿Has olvidado a tu hijo?"
Samuel levantó una ceja. ¿Cómo se atreve a darle órdenes? ¡Muy bien! ¡Una cosa más!

Tomó a Gerardo de los brazos de Violeta y subió las escaleras.

Mirando cómo se retiraban sus figuras, Violeta se enfadó y dijo en voz alta: "¡Estoy tan
contenta de haber cenado con Emma esta noche!".
Capítulo 84 Hora de venganza
Sin embargo, nadie le respondió.

Violeta se sentó en el sofá muy enojada, inmersa en sus pensamientos. ¿Qué podía
hacer para que Samuel se divorciara de esta mujer? Esta mujer tenía infinidad de
planes. ¡Cómo se atrevió a contratar gente para atacar a Emma!

¡Era una mujer muy rebelde! ¡De ninguna manera la toleraría! ¡Tenía que convencer a
Samuel para que se divorciara de ella y se casara con su querida Emma!

En la habitación.

Samuel acomodó suavemente a Gerardo en la cama y lo cubrió con una manta. El clima
estaba más frío últimamente.

Cuando vio el lado amable de Samuel, Luna se quedó sin palabras. Durante mucho
tiempo, el hombre no había sido muy amable con ella.

Miró los ojos de Luna, entonces Samuel atenuó las luces en el dormitorio.

Las luces de la habitación se apagaron y la atmósfera se hizo más íntima.

Luna se dirigió hacia el vestidor a toda prisa. Escuchó pasos atrás y esto hizo que su
respiración se acelerara.

Cuanto más rápido caminaba, más rápido la seguía. Ya estaban a unos pocos pasos y
Samuel se paró frente a ella y le bloqueó el camino.

Dio un paso adelante y miró a Luna que estaba muy nerviosa.

Sintió la agudeza en sus ojos y la mujer, asustada, dio un paso atrás.

Samuel siguió y dio un paso adelante mientras ella seguía alejándose. Pronto, no quedó
espacio para moverse.

Samuel se quitó su chaqueta negra y la tiró sobre el sofá que había en la habitación.
Llevaba una camisa blanca informal.

Estiró los brazos, sobre el armario en el que estaba apoyada Luna y la encerró entre sus
brazos.
"Luna Bo, déjame vengarme''. Su voz era suave, pero tenía un indicio de peligro.

Luna negó con la cabeza de inmediato. Para evitar que continuara le dijo: ''¿No te
sientes mal haciendo esto con una mujer malvada?".

"No. Yo te enseñaré a ser buena''. Declaró con seguridad y se acercó lentamente.

Ya no había más distancia entre ellos.

Luna sintió su aliento, respiró hondo y le dijo sarcásticamente: "¿Enseñarme? No olvides


el antiguo refrán. 'Es fácil cambiar los cursos de ríos y montañas, pero es difícil cambiar
la naturaleza de una persona'. iNo importa cómo lo hagas conmigo, Catalina y Emma se
arrepentirán!".

Samuel frunció el ceño ante sus palabras.

Era muy difícil cambiar la naturaleza de esta mujer. Incluso ahora,¡estaba pensando en
la venganza!

Samuel la mordió, en el labio inferior, sin piedad. El intenso dolor hizo que Luna quisiera
gritar. "¡Déjame!". Ella le gritó.

¡Este cabrón! ¡Solo confiaba en otras mujeres!

"¿Cuánto cuesta contratarte? Quiero que seas mi abogado. ¡Voy a demandar a


Catalina!" Luna apretó los dientes. ¡Esa mujer no era la única que presentaría una
demanda! Sería muy estúpida si no usaba los recursos disponibles.

Samuel se burló. ¿Quería contratarlo? "Los honorarios de consulta más los gastos de la
demanda son veinte mil en total. Si quieres ganar el caso... Alrededor de uno a diez
millones". De repente, bajó la cabeza y se acercó a ella.

Diez mil... ¿Por una consulta? ¿De uno a diez millones para ganar el caso? "Samuel, ¡por
qué no robas un banco!". ¡No podría conseguir ni un millón!

"¿Robar?". El hombre sonrió. No necesitaba hacerlo porque no daba abasto con los
casos que tenía.

El costo de este tipo de demanda civil no era costoso en absoluto. Samuel no le dijo el
costo de un juicio penal internacional, era de al menos cincuenta a cien millones.
"No intentes probar tu inocencia de esta manera. ¡Sé lo que vi!" Samuel lo vio todo. ¡No
era ciego!

Luna estaba tan enojada que quería golpearlo. No dijo ni una palabra. Lo empujó con su
mano derecha y se movió para abrir el armario.

Pero en menos de un segundo, su cuerpo estaba en el aire. Luna gritó y se quedó


atrapada, en el sofá del vestidor.

Él se quitó la corbata, se desabrochó el cinturón y declaró: "¡Hora de venganza!"

"Hijo de... em..."

Llegó la madrugada y finalmente se durmieron.

El cielo estaba gris. Luna apartó el brazo de Samuel de su cuerpo con sus últimas fuerzas
y se quedó dormida.

Gerardo lloró muy fuerte al amanecer, pero ella estaba dormida. Samuel abrió los ojos,
se levantó de la cama y preparó la leche para Gerardo.

Media hora después.

Samuel, sintiéndose renovado, bajó las escaleras y llevaba a Gerardo que bebía de un
biberón.

Los tres mayores estaban sentados a la mesa para desayunar.

La Señora Qi tomó el desayuno de Samuel y lo puso frente a él. El hombre sostenía a


Gerardo con una mano y con la otra, desayunaba.

Violeta tragó su avena y dijo fríamente:

"¿Qué hora es? ¿No se levanta todavía? No va a trabajar ni cuida a Gerardo. ¿Acaso es
una anciana?".

Todos sabían de lo que estaba hablando.

Cuando escuchó las palabras sarcásticas de Violeta, Milanda perdió el apetito.

Samuel dejó el biberón de Gerardo sobre la mesa, le dio un trago de leche y dijo: "Mi
esposa asume la responsabilidad de tener un hijo para llevar el apellido de nuestra
familia. No puede levantarse temprano porque estaba muy cansada anoche. ¿Es eso un
problema? Quiero tener una hija. Madre, ¿te importa?".

Sus palabras hicieron que la cara de Violeta se sonrojara. Lo miró a Samuel y le dijo: "Por
supuesto que no me importa. ¡Pero la madre del bebé no debería ser Luna Bo!".

Samuel le dio el biberón a Gerardo y respondió: "Si mi padre quisiera tener un hijo o una
hija con otra mujer, ¿cómo te sentirías?".

Violeta estaba demasiado enojada para decir algo. ¡Qué hijo tan ingrato y despiadado!
Se olvidó de su madre después de casarse.

Cuando vio a Samuel enfrentar tan bien a Violeta, Milanda sonrió en secreto. Se aclaró
la garganta y le dijo: "Samuel, debes controlarte un poco, aunque eres joven. Todos en
la mansión te oyeron anoche''.

"Abuela, te equivocas. La castigué porque me desobedeció. Si Luna se levanta antes del


mediodía, avísame''. Apostó que ella no podía levantarse como siempre. Pero si se
equivocaba, continuaría hasta que estuviera satisfecho con la hora en que ella consigue
levantarse.

Vicente miró a su hijo de forma extraña y se preguntó cuándo Samuel se había vuelto
tan descarado.

"Samuel, sé amable con Luna. No estés por ahí con mujerzuelas''. Como Samuel era un
hijo excelente, Vicente rara vez lo regañaba.

"Lo sé, papá''. Samuel estuvo de acuerdo con eso. Estaba conforme con Luna en ese
momento y dispuesto a suspender el divorcio.

Violeta se levantó y miró a su hijo con tristeza: "¡Samuel, sabes bien lo que Luna le ha
hecho a Emma! Sabía que era alérgica a la pimienta e la puso en su comida
intencionalmente. También, contrató a unos hombres para que la atacaran. Es una
persona malvada. ¿Estás loco?".
Capítulo 85 La discusion de la manana
Samuel dejó sus palillos y se tragó las empanadillas que tenía en la boca. Miró hacia
Violeta que estaba un poco nerviosa y dijo: "Mamá, ya que tienes presión arterial alta,
sería bueno que no te preocuparas demasiado''.

Sus palabras solo la hicieron exaltar más. "Sabes que estoy mal de salud y tengo presión
arterial alta. Si estás preocupado por mí, es mejor que me escuches y te divorcies de
Luna. ¡Deberías casarte con Emma!" Había otro asunto que Emma le dijo que no se lo
contara a nadie. Luna, aparentemente, maltrató a su nieto.

Pero no pudo evitarlo y lo dijo en voz alta. "Esa cruel mujer maltrató a mi nieto. ¿Cómo
podría ser una nuera de la familia Shao?''.

"¡Es suficiente!". Dijo Milanda, golpeó la cuchara muy fuerte sobre la mesa y se levantó.

Luego, caminó hacia Violeta. "¿Con qué te envenenó Emma para que hables así?
¡Intentas persuadir a tu propio hijo para que abandone a su esposa y se case con una
amante!''. Su nuera la había decepcionado mucho y pasó todos los límites.

La abuela estaba muy enojada y toda la familia se quedó en silencio. Violeta apretó los
dientes y volvió a su lugar.

"Madre, por favor no te enojes''. Vicente se levantó rápidamente y consoló a la mujer


mayor.

Milanda estaba tan enojada que le temblaban las manos. Se sentó junto a Samuel
después de que Vicente la consolara. Se sentía mejor cuando cargaba en brazos a su
bisnieto.

El buen desayuno terminó muy triste por las palabras de Violeta.

Luna estaba dormida y no escuchó nada de lo que pasó en la planta baja. Era ajena a
todo.

Cuando se despertó, el sol ya caía. Se sentó en la cama y miró el reloj a su lado. Eran casi
las cuatro de la tarde.
¡Qué vergüenza! Luna se puso las manos en la frente muy confundida. ¿Cómo podría
salir a la calle ahora?

Sintió que le dolía todo el cuerpo cuando se movía un poco. Recordó la noche anterior y
apretó la delgada manta contra su cuerpo, con la mano derecha.

La vergüenza invadió su rostro y se sintió molesta. Samuel debió de haber hecho eso
para humillarla intencionadamente.

Se levantó de la cama, con dificultad, y se lavó la cara. Recordó la llamada de ayer,


entonces le devolvió la llamada a Adrián.

Él estaba en una reunión en la oficina. Cuando vio la pantalla del teléfono, curvó la boca
y salió a contestarlo para sorpresa de todos.

"Luna, ¿qué te pasó ayer? ¿Por qué no contestabas el teléfono?" Se escuchó la voz
preocupada de Adrián.

Pensó en cómo Samuel no le permitió contestar el teléfono y Luna se inventó una


excusa. "Mi hijo estaba jugando con el teléfono y no me lo dio". Dijo Luna con una
sonrisa un poco avergonzada.

Adrián pensó que estaba rara por el tono de su voz.

Sonrió y cambió de tema. "¿Estás bien últimamente? ¿Cuándo puedes volver al


trabajo?".

"Estoy bien. Todavía necesito un par de días antes de poder volver al trabajo.

Quiero ver a mis padres mañana y al día siguiente...". Pensó en sus padres y los ojos de
Luna se llenaron de lágrimas. Su voz se ahogó en sollozos.

Escuchó que estaba triste y Adrián asintió con la cabeza. La consoló gentilmente. "No
pienses demasiado. Puedes llamarme cuando necesites ayuda".

"Lo haré, Adrián. Gracias". Se secó las lágrimas y decidió invitarlo a comer algún día por
su amabilidad.

Después de la llamada con Adrián, Luna se sintió mal y se quedó en cama por un rato. Se
lavó la cara en el baño otra vez antes de salir del dormitorio.
La mansión estaba en silencio, como si no hubiera nadie aquí. Decidió buscar algo para
comer en la cocina.

Encontró algo de comida en el congelador y se preparó un tazón de fideos para llenar su


estómago.

Cuando se levantó para lavar el tazón, la puerta de la sala se abrió. Se escuchaba que
era Milanda y la señora Qi de regreso con su hijo.

Oyó el ruido en la cocina y la señora Qi entró para ver. "Señora, por favor, deje el tazón
allí, yo lo lavaré". Se arremangó y se acercó a Luna para hacerse cargo.

Luna estaba incómoda con su herida y le entregó el tazón. "Gracias por su ayuda, Señora
Qi". Luego, salió de la cocina.

En la sala de estar, Milanda sonrió de inmediato cuando vio a Luna. "¿No has comido
todavía?".

Luna asintió con la cabeza y quería abrazar a su hijo. "Sí, abuela". Besó a su niño en la
cara.

"Sam... ¿Sam te trató muy bruscamente anoche?". Milanda se burló y Luna se sonrojó
de inmediato. Efectivamente, todos escucharon el ruido.

"iAbuela!". Dijo en voz baja y agachó la cabeza avergonzada.

Milanda se echó a reír. "La abuela es una anciana y lo sabe todo. No seas tímida. ¿Cómo
está tu mano?". Miró con impaciencia la mano de Luna que estaba envuelta en una
gasa.

De repente, le recordó que debía aplicarse el medicamento. "Abuela, si no me hubieras


preguntado, hubiese olvidado de que tengo que ir al hospital". Luego, miró la hora.
Chuck todavía estaría de guardia.

Gerardo la miró con sus grandes ojos. Luna lo empapó con besos.

Milanda se río porque la vio un poco desganada y no quería irse. Le insistió para que
fuera. "Deberías ir al hospital ahora. No vayas con el bebé con la mano lesionada".

En una sala VIP.


Cuando Luna llegó al hospital, Chuck estaba hablando con Samuel por teléfono. Cuando
la vio, le dijo por teléfono: "No es necesario que llames a tu esposa, ya está aquí".

Chuck tenía la cita para Luna. Cuando no la vio, llamó a Samuel.

Luego, colgó el teléfono porque ya estaba aquí.

Llevó la medicina preparada y una gasa, Luna se sentó en el sofá con la gasa húmeda en
la mano.

Chuck frunció el ceño un poco. "¿No te dije que no la mojaras?". Le desenvolvió la mano
y se puso serio cuando vio su herida húmeda.

Luna sonrió avergonzada. "Me la mojé por accidente mientras me lavaba la cara''.

Chuck no dijo nada, pero limpió sus heridas con cuidado. Le dio medicinas y le puso la
gasa nueva.

Sus curaciones suaves le dolieron a la mujer que estaba parada en la puerta desde hacía
un rato.

Sabía que él estaba enamorado de Lola. Podría ser amable con cualquier otra mujer
menos con ella.

Fue Luna quien vio a Daisy primero, cuando Chuck terminó de vendarla.

"Daisy, estás aquí''. Luna la saludó primero y la mujer entró lentamente.

Luego, Daisy forzó una sonrisa. "¿Qué te pasó en tu mano?", preguntó de pie junto a
Luna.

Chuck la ignoró como si no estuviera allí. Limpió y dejó las cosas en el carrito médico
que había en la puerta.

"Estoy bien. Fue solo un vaso roto''. Luna le explicó de manera sencilla y luego recordó
lo que pasó ayer por la mañana. ¿Debería comprar otra caja de pastillas?

Pensó en la ira de Samuel y no se atrevió.

Daisy asintió con la cabeza. Solo pasaba por allí pero no pudo evitar acercarse a ellos.
Capítulo 86 No las dejare escapar
Para ocultar su malestar con Chuck, Daisy le preguntó a Luna: "¿Estás libre esta noche?
Salgamos y vamos a divertirnos''.

Luna pensó por un momento y sabía que Samuel estaba demasiado ocupado para
pensar en ella. Su hijo estaba bien cuidado con tres ancianos, así que creyó que era una
buena idea. "¡Por supuesto!". Aceptó rápidamente.

La muerte de sus padres fue un gran golpe para ella. Catalina y Emma también la
presionaron mucho. Realmente quería salir y relajarse un poco.

Hicieron el plan e ignoraron completamente a Chuck.

Daisy sacó su teléfono y revisó el WeChat. Abrió el grupo de ocho personas y dijo:
"Invitemos a Anna y Lola también''. Cuanto más somos, más nos divertiremos.

Luna estuvo de acuerdo. Se sentaron en la oficina de Chuck y comenzaron a conversar


con Anna y Lola en WeChat.

Conversaban entretenidas entre ellas, de modo que los cuatro hombres que estaban en
el grupo no pudieron participar y tuvieron que mirar en silencio la charla de las mujeres.

Lejos de allí, en el extranjero, el corazón de Leandro estaba impaciente. No sabía lo que


quería, pero se sentía inquieto.

En la zona de asistentes, Anna leía alegremente la conversación. Pensó que tendría que
pedir salir antes del trabajo esta tarde.

En el WeChat, las cuatro mujeres decidieron salir de compras, comer y cantar karaoke.

Escribieron en sus teléfonos, después Luna y Daisy salieron de la oficina.

Estaban tan concentradas que olvidaron que Chuck estaba con ellas. El hombre no podía
creer que Daisy lo había ignorado por completo y se sentía muy molesto.

Cuando salieron del hospital, Luna también agregó a Manolo Li y a Laura Ye a su grupo
de WeChat porque también estaban en el país C.

Así, las cinco mujeres se reunieron en un centro comercial.


Como vivían acomodadas, las chicas se veían más relucientes que los demás.

Las cinco juntas, con su vestimenta de moda y sus bellos rostros, llamaron la atención
de las personas.

Como eran conocidas y famosas, cada vez que entraban en una tienda, disfrutaban de la
mejor atención.

En la tienda de Beautiful Girl.

Catalina estaba libre hoy y así que salió de compras con Emma para ver algo de ropa
para la nueva temporada.

La repentina llegada de estas cinco mujeres llamó la atención de todo el mundo.

Cuando vieron a Luna riéndose y hablando, las caras de Catalina y Emma se


transformaron.

Al mismo tiempo, Luna también se fijó en las primas Gu. ¡El mundo es un pañuelo!

"¿Las viste? Son un par de zorras. Hoy no las dejaré escapar". Luna había olvidado por
completo que la encerraron durante dos días por su culpa.

¿Cómo podía dejarlas ir si luchaban por el afecto del mismo hombre?

Las otras cuatro mujeres eran inteligentes e inmediatamente entendieron a qué se


refería cuando Luna habló.

Emma se estaba probando un largo abrigo de lana blanco que le quedaba bien.

Sin embargo, Luna se burló de ella diciendo, "Señorita Gu, las mujeres con piernas
cortas no deben probar abrigos tan largos". Las cinco mujeres se sentaron en el sofá
mientras hablaba.

Antes de que Emma pudiera decir algo, Lola agregó: "La cintura de la señorita Gu es muy
ancha... Debes evitar los abrigos con cinturones".

La asistente de compras que estaba al lado de Emma se sintió muy avergonzada. Le


quedaba muy bien, pero le decían lo contrario.

Daisy apoyó la barbilla con la mano y examinó cuidadosamente a la enfurecida Emma.


"Señorita Gu, su cutis no es bueno. El color blanco solo te haría lucir más morena".
Todo el mundo odiaban a las mujeres que destrozaban el matrimonio de otros. Laura
dijo con calma: "Señorita Gu, ¿no eres la directora de edición de una revista de moda?
¿Cómo puedes tener tan mal gusto? ¿Te ha vuelto loca la pobreza?".

Emma estaba tan enojada que no pudo contenerse. Miró a Anna, que estaba sentada.
Anna tuvo en cuenta lo que sucedió antes y no quiso elegir bandos. Pero no le gustaba
que la miraran fijamente. Así que dijo, "Señorita Gu, tu cuello no es tan largo.
Desapareció completamente cuando te pusiste ese sombrero".

La asistente de compras observó a las cinco mujeres que fastidiaban a Emma y no se


atrevía a hablar.

Luna concluyó: "Señorita Gu, por esto, no estás en línea. Tal vez, deberías salir desnuda
y creo que sería mejor".

"¡Luna Bo, este comentario es ridículo!". Emma se quitó el abrigo con ira, se lo arrojó a
la asistente y se dirigió hacia las cinco mujeres.

Sabía que estas mujeres estaban respaldadas por hombres poderosos pero aun así no
quería rendirse.

"¿Ridículo? Mi esposo es dueño de este centro comercial, lo que significa que yo


también lo soy. Como propietaria, todavía no he dicho nada. ¿Quién eres tú para decidir
lo que es ridículo y lo que no?" Lola se sentó de forma elegante en el sofá, con las
piernas cruzadas, y miró la última revista de moda.

"Bueno, el abrigo que llevabas fue diseñado por mi novio, el hermano de Luna. Por
supuesto, mi cuñada tiene todo el derecho a expresar su opinión". Como Leandro no
estaba aquí, nadie sabría que Anna estaba diciendo tonterías. Lo hizo por Luna.

Anna siempre prestaba atención a los diseños de Leandro justo a la que los publicaban.
Así que, cuando vio el abrigo, supo que lo había diseñado él.

"Me estoy partiendo de risa. No sé de dónde sacas la confianza para criticar a la Señora
Shao. Luna está casada con el mejor abogado, Samuel Shao. Ella sí podría cruzar las
líneas que quisiera". Laura se puso de pie y miró de manera casual a la ropa en
exhibición.
"Luna, eres demasiado buena. ¿Cómo dejaste que una mujer como ésta te intimidara?".
Daisy tomó la mano de Luna y la miró con simpatía.

"¡Ya lo puedes decir! Pensé que mi marido tenía un problema de vista porque aceptaba
a todo tipo de mujeres". Luna miró a Catalina mientras estaba de pie, en silencio.
Pensándolo bien, se dio cuenta de que ésta era más inteligente y sofisticada que Emma.

Emma estaba demasiado enojada como para decir una palabra más. Llevándose por sus
emociones, sacó el teléfono y buscó el número de Samuel con una sonrisa malvada:
"¿Qué tal si llamo a Sam ahora y que él lo juzgue?".

Luna comenzó a dudar cuando escuchó las palabras de Emma. ¿De qué lado estaría
Samuel? ¿La mujer que amaba o la mujer con quien se casó?

Laura la ayudó: "Luna, deja que llame a Samuel. Si tu marido la escoge a ella, es un
imbécil sin remedio. No pierdes nada si lo dejas''.

Sus palabras tenían razón y Luna sonrió triunfalmente. "Sí, señorita Gu. Apostemos''.

Emma se mordió los dientes y marcó el número de teléfono de Samuel. ¿Creían que
tenía miedo?

La llamada telefónica se conectó: "Sam...'' La voz dulce de Emma casi hizo que Luna
vomitara.

¡Samuel! ¿Cómo se atreve a responder a su llamada telefónica? ¡Ella se acordaría de


eso!

Samuel estaba mirando el vídeo de seguridad de la compañía antes de salir del trabajo.
Descubrió que la persona que fue ayer a su oficina y tomó las fotos era exactamente la
que sospechaba.

Cuando sonó el teléfono, respondió a la llamada sin comprobar quién era.

Cuando escuchó la suave voz de Emma, Samuel se quedó en silencio por un momento,
"Dime".
Capítulo 87 Se desata una pelea
"Samuel, ¿por qué me acosan así?". Samuel frunció el ceño ante sus palabras.

Se estaba dando cuenta de lo que estaba pasando. Emma continuó: ''Luna Bo se está
metiendo conmigo junto a varias mujeres. Samuel, ¿podrías controlarla? ¡Yo no le hice
nada!''.

Emma realmente no tenía ninguna ventaja al enfrentar a estas cinco mujeres peculiares.

"Puedes esquivarlas". ¡Qué simple verdad! ¿Acaso ella no lo sabía? Samuel no quería
involucrarse en la pelea de las mujeres.

Emma se enojó por sus palabras. Pero Luna Bo entró en acción antes de que dijera algo.

Luna se levantó del sofá, tomó el teléfono móvil de Emma y la empujó. La mujer llevaba
tacones altos. No esperaba el empujón y se cayó hacia atrás: "¡Ah! ¡No!''. Samuel la
escuchó gritar.

"Samuel, debes querer proteger a tu débil ex novia, ¿verdad?''. Había un fuerte tono de
sarcasmo en esa voz femenina tan familiar.

Samuel se masajeó la frente dolorida: "No me creas ningún problema''. ¡Esta pequeña
mujer se negó a cambiar de actitud incluso después de tantas lecciones que le ha dado!

"¿Crear problema? Samuel, déjame decirte que hoy precisamente voy a crearte
problemas. ¡Ves yendo al hospital y busca a tu amiguita!''. Después de decir esto, Luna
simplemente tiró el teléfono de Emma dentro del vaso de agua sobre la mesa de té.

El teléfono se arruinó.

Las otras cuatro mujeres aplaudieron: "¡Bien hecho!". Lola le alzó el dedo pulgar en
señal de admiración.

Cuando vieron esto, los dependiente se escaparon. Solo se atrevieron a escuchar a


escondidas pero no se acercaron.

Algunos de los clientes que quedaban también abandonaron el local.


Catalina levantó a Emma. "Luna Bo, te pasaste de la raya. ¿Qué te hizo mi prima? ¿Por
qué la acosas así?''.

¡Bueno! Catalina finalmente habló. Luna se le acercó y sonrió: "¡Señorita Gu, debes
saber perfectamente lo que es la calumnia!".

El corazón de Catalina dio un vuelco: "Por supuesto que lo sé". Pero no sabía qué iba a
hacer Luna Bo.

"Deja la compañía de Samuel o realmente cometeré el crimen que me has inculpado".


Haría realidad esa acusación de "humillarla".

Entonces, el teléfono de Luna sonó de repente.

Ya sabía quién la estaba llamando sin siquiera mirar el teléfono. Luego respondió:
"Señor Shao, estoy ocupada castigando a la amante. ¿Puedes dejarme tranquila?".

Samuel regresó a su oficina, ordenó sus documentos y caminó hacia el estacionamiento.

"No voy a interferir. Pero solo quiero decirte que no te pases, que no vayas demasiado
lejos". Por ejemplo, contratar a personas para humillar a Catalina era ir demasiado lejos.

Luna estalló de ira: "¡Samuel, cabrón! ¿Vas a protegerla?" Cuando escuchó sus palabras,
Emma se sintió orgullosa.

Samuel se quedó sin palabras. ¿Qué dijo él? ¿Por qué pensó Luna de esta manera?

Luego, colgó el teléfono.

Samuel estaba muy preocupado y decidió ir al karaoke.

Catalina y Emma se levantaron y caminaron hacia la puerta. Luna caminó frente a ellas y
les bloqueó el camino.

"Catalina Gu, ¿escuchaste lo que dije?".

"¡Luna Bo, no actúes como un perro rabioso!". Cuando escuchó esto, Luna golpeó a
Catalina.

Ella intentó devolverle el golpe, pero Daisy la detuvo.

Daisy sacudió su brazo y casi derribó a las dos hermanas.


"¡Daisy, vamos a golpearlas juntas! ¡Me haré responsable de lo que pase!". En el peor de
los casos, estaría en la cárcel solo por unos días.

Lola le advirtió a los dependientes: "Cierren la puerta".

"Pero... pero...", los vendedores se miraron y dudaron.

Lola sabía por qué estaban preocupados. Mencionó el nombre de Jorge: "Mi esposo es
Jorge Sí. Si hay algún problema, me hago responsable". Entonces los vendedores
cerraron la puerta. Pero Lola se puso de mal humor.

Ella era más rica que Jorge, pero ese nombre era más poderoso y persuasivo.

Mientras tanto, Emma y Catalina temblaban de miedo.

Querían buscar ayuda, pero la puerta cerrada aisló todo lo que estaban dentro.

"Luna Bo, si te atreves a tocarnos, te voy a demandar". Gritaron las dos primas.

¿Demandar? Esa palabra solo le recordó a Luna que había que cubrir las cámaras en la
tienda con algo de ropa.

Necesitaban pruebas para demandarla. No podían hacer nada si no había ninguna


prueba.

Diez minutos más tarde.

En la tienda Beautiful Girl.

La puerta se abrió muy lentamente. Cinco mujeres salieron y se veían satisfechas.

Salieron del centro comercial y se dirigieron hacia el restaurante que habían reservado.

Veinte minutos más tarde, dos mujeres salieron del centro comercial con chaquetas
nuevas y todo el cabello despeinado.

Samuel, que acaba de encontrarse con Jorge y Chuck, escuchó los sollozos a través del
teléfono en la oficina de Jorge y cerró los ojos.

“…..Samuel, no te imaginas cómo estamos mi prima y yo ahora... Si no la controlas, voy


a pensar que amé al hombre equivocado".

"Samuel, estamos demasiado avergonzadas para ver a nadie ahora. Incluso


Anna apoyó a Luna Bo para intimidarnos...".

Samuel abrió los ojos, tocó el altavoz y puso el teléfono sobre el escritorio.

Los tres hombres en la oficina escucharon el grito y la acusación de Emma.

"Luna Bo arrojó mi teléfono al agua. Daisy sabe kung-fu... No éramos rivales para ellas''.

La puerta de la oficina se abrió, y Manolo entró en el preciso instante en que Emma dijo
el nombre 'Laura' por teléfono.

"La esposa de Manolo, Laura, me denigró y me decía que yo no valía nada. Yo no la


ofendí...''

"No esperaba que la esposa de Jorge, Lola, fuera una cómplice... No puedes imaginarte
la manera en que nos han intimidado''.

"Samuel, te ruego que la controles, que la detengas...''

...

Los cuatro hombres en la oficina se miraron.

Se preguntaban qué las hizo llorar así. No podían imaginar por lo que habían pasado.

Pero nadie las compadecía, porque eran sus esposas las que había hecho esto.

"Samuel, ¿estás ahí?". Un silencio invadió la línea e hizo que Emma se pusiera un poco
nerviosa.

"Entiendo. Pagaré tus gastos médicos''. Samuel finalmente levantó el teléfono y


respondió con indiferencia.

Emma estaba enojada con sus palabras. Se quedó casi sin aliento y luego le dijo:
"¡Samuel, sabes que la cuestión no es el gasto médico!".

"Lo sé. Lo entiendo. Mañana te voy a visitar. Descansa''. Samuel reprimió la irritabilidad
en su mente. Quería colgar el teléfono ya mucho antes.

Sollozando, Emma también cortó el teléfono.


Capítulo 88 Hablar sobre una separacion
"¡Vámonos! ¡Podemos pillarlas en el karaoke todavía!" Samuel se levantó y caminó
hacia la puerta.

"¿Y bien? ¿Vas a dar a Luna una lección por tu ex?" Chuck sintió curiosidad y preguntó,
poniendo su brazo sobre el hombro de Samuel.

Ardiendo de ira, Samuel no respondió.

¡Esta pequeña mujer siempre le metía en problemas! Él debe enseñarle una lección. ¡De
lo contrario su ira no disminuiría!

Los cuatro hombres corrieron hacia el karaoke. Todos estaban decepcionados con lo
que vieron.

Cinco muchachos jóvenes y guapos estaban sentados junto a las cinco mujeres. De las
cinco mujeres, solo Luna estaba en los brazos de un chico.

Aparentemente no se dieron cuenta de la presencia de sus esposos, Luna continuó:


"¡Vamos a divertirnos un poco más tarde!"

Las otras mujeres estaban sentadas allí con indiferencia, sin querer ir más lejos.

Los ojos de Jorge se entrecerraron. Miró con enfado al joven junto a Lola. El pobre
muchacho se levantó de inmediato y salió corriendo en humillación.

El joven al lado de Daisy le sirvió una copa de vino, y ella se la bebió rápidamente.
Después golpeó el vaso sobre la mesa y pidió otro. El hombre obedeció de inmediato.

Manolo se quitó las gafas de sol y se dirigió hacia Laura. Agarró al hombre a su lado por
el cuello y lo sacó de la habitación.

Se sentó junto a Laura y la obligó a permanecer allí. "¿Qué estás haciendo?" Le preguntó
con amargura.

"Nada, sólo tomar una copa de vino". La mirada inocente en sus ojos bloqueó la ira
creciente de Manolo.
Samuel no pudo mantener la calma. Su chica estaba en brazos de otro hombre. ¿Cómo
podía mantener la calma?

Agarró al joven por el cuello de su camisa y lo golpeó.

"¡Samuel!" Gritó Luna, protegiendo apresuradamente al chico, y diciendo


deliberadamente: "Si lo lastimas, ¿con quién voy a tener sexo?"

...

Lola no pudo reprimir su risa. ¡Bien hecho, Luna!

Sus palabras sorprendieron a Samuel. Su esposa estaba coqueteando con un joven justo
delante de él, pero se lo merecía porque no la apreciaba.

Daisy aplaudió fuertemente, "Luna, diviértete. ¡Disfruta de la vida!". Ella fue la que
convenció a Luna de que debía dejar de ceder en la vida.

Parecía contenta y ansiosa por crear problemas. Así que Chuck la apartó y caminó hacia
la puerta.

"¡Suéltame! ¡No hemos cantado todavía!" Daisy se resistió. Sólo había pasado media
hora. ¡No tuvieron tiempo suficiente ni para empezar la fiesta!

"Daisy, ¿qué te pasa? ¿Te gusta causar problemas?" Chuck la llevó a una habitación
desocupada y la empujó hacia dentro.

El joven al lado de Anna vio lo que venía, y le hizo un guiño al hombre que estaba
sentado junto a Daisy. Ambos se levantaron y se escabulleron.

Solo quedaba un chico, detrás de Luna...

El joven también quería huir, pero no pudo porque estaba en un rincón, bloqueado por
Luna.

La cara de Samuel se puso morada de la ira. La apartó y sacó al joven. Iba a golpear al
hombre.

Pero Luna le agarró las manos y lo detuvo. El pobre muchacho se escapó en medio del
caos. 'Qué pena', pensó. Ella dejó a Samuel y siguió al chico.

Cuando llegó a la puerta, la puerta se cerró de golpe.


"Samuel, ¿qué derecho tienes para entrometerte en mi vida?"

"¡Soy tu esposo! Y estoy haciendo lo que se supone que debe hacer un marido".

"Vaya tontería. Siempre has querido el divorcio, ¿verdad? ¡Está bien, y digo que sí!"
Dejó atrás la precaución, lo dijo con todo su coraje. Ya no podía soportar la tortura
mental.

Él la engañó primero, así que, ¿por qué no podía vengarse?

La habitación se quedó en silencio cuando Luna dijo eso. Todos se sorprendieron y se


miraron.

¡Un divorcio! ¿Estaban bromeando? ¿De verdad era tan serio?

Samuel la llevó fuera de la habitación, "Está bien, ¡vamos a divorciarnos!"

"¡Genial!"

Se empujaron el uno al otro y salieron de la habitación, dejando atrás a las otras cinco
personas, que se quedaron estupefactas allí.

Después de una pausa larga, Laura preguntó: "¿Realmente quieren divorciarse?"

Los otros negaron con la cabeza porque ninguno tenía idea de ello.

"¿Qué tal si les llamamos?" Preguntó Lola.

"Ahora no." Jorge reflexionó. Necesitaban tiempo para arreglar esto.

Fuera del karaoke.

Samuel puso a Luna en el asiento trasero antes de poner en marcha el coche y se alejó a
toda velocidad.

El coche iba muy rápido, al menos a 150 km/h. Ella estaba demasiado asustada para
gritar fuerte.

Agarró la esquina de su abrigo, viendo pasar la vista nocturna de la calle.

En un semáforo en rojo.
"Bueno, será mejor que te lo pienses dos veces. ¡Después del divorcio, nuestro hijo me
pertenece!" Su voz sonaba grave y profunda en la oscuridad.

Su hijo, el pequeño, Luna se sintió triste pensando en su bebé. ¿Qué debería hacer ella?
Fue una decisión difícil.

A pesar de que estaba muy molesta, Luna dijo perversamente: “¡Puedes quedarte con
mi bebé, ya tendré diez hijos más con otro hombre!"

¡Tener diez hijos más con otro hombre! ¡Ella preferiría eso antes que tener otro bebé
con él! Los ojos del hombre ardieron al pensar en ella teniendo un aborto.

El semáforo se puso verde.

Samuel hizo un giro brusco y se detuvo.

Agarró con fuerza el volante, "Pídele perdón a Emma y Catalina. Así puedo ignorar lo
que pasó hoy". Samuel cedió después de todo.

¿Se iba a disculpar con ellas? "Samuel, ¿crees que soy una pusilánime?" Preguntó con
calma, muy decepcionada.

"Es tu culpa. ¡Se supone que debes admitir eso!"

La mujer se burló con tristeza: "Venga, vamos al grano. Tú aún la amas".

Samuel cerró los ojos, respiró hondo y explicó: "Eso no tiene nada que ver".

¿Nada? Luna abrió la puerta y bajó del Porsche.

Ella se acercó al lado de su ventana y le dijo: "Samuel, me rindo. Te dejo, eres hombre
libre. ¡Pero me niego a disculparme con Emma!" No había hecho nada malo. ¡Ella no iba
a disculparse!

Samuel se volvió loco, viendo su actitud perseverante.

Se rinde. ¿Qué quiso decir con dejarlo? ¿Hombre libre? ¿Ya no lo amaba?

Arrancó el coche y condujo lentamente. Finalmente, se detuvo frente a ella.

"¡Entra en el coche!" Le ordenó con una voz fría.

Luna quería caminar más allá del coche, pero sabía que él podría atraparla.
Así que se quedó allí así, confrontándolo cara a cara.

Samuel se bajó del coche, cerró la puerta y se acercó a ella.

La obligó a apoyarse contra la puerta.

Pero ella apartó la mirada de él.

"¡Samuel, calmémonos y separémonos por un tiempo!" Tal vez funcionaría estar


separados por unos días.

Su mano se cerró en un puño.

¿Separación? Debía ser difícil pasar la noche cuando ella no estaba cerca, pensó.

"¿Bien? ¿Ese es tu plan? ¿Quedarte con Adrián después del divorcio?" Samuel pensó
que la estrangularía si viviera con otro hombre.

Ella se sorprendió al escuchar ese nombre y se quedó aturdida por un momento.


¿Adrián? ¿Por qué mencionó a Adrián?

Sin embargo, también sería perfectamente aceptable. "Sí, seguro. Vivirás con Emma, y
yo estaré con Adrián. ¡Perfecto!"

Ella sostuvo su muñeca, lista para apartarlo si él intentaba golpearla.


Capítulo 89 ¿Por que tendría fiebre?
Samuel no la soltó. En su lugar, se acercó más a ella y comenzó a besarla rudamente en
sus labios rojos.

Después de un largo rato.

Seguían besándose bajo la tenue luz de la farola, y ambos querían más. El teléfono de
Samuel de repente sonó, sorprendiéndolos. Se separaron.

Las piernas de Luna se sentían como gelatina. Samuel pasó un brazo alrededor de la
cintura de ella y con la otra mano respondió a la llamada telefónica.

"Abuela."

¿Abuela? Luna estaba desconcertada. Eran como las once en punto. ¿Por qué la abuela
no estaba durmiendo?

"Sam, Gerardo está teniendo fiebre. Tu padre lo ha llevado al hospital de Chuck. Será
mejor que vayas allí lo antes posible". La voz de Milanda se escuchaba
extraordinariamente alta y clara en la noche. Y Luna la escuchó también.

¿Su hijo estaba teniendo fiebre? ¿Cómo sucedió?

Cuando Samuel colgó, ella preguntó: "¿Cómo sucedió?". Estaba demasiado preocupada
por su hijo como para seguir enojada con él. Se aferró a la esquina de su traje, con los
ojos llenos de ansiedad.

Él abrió la puerta del copiloto y la subió. "Nadie sabe todavía lo que sucedió. Será mejor
que lleguemos allí lo antes posible". Le abrochó el cinturón de seguridad y cerró la
puerta.

Se metió en el asiento del conductor y manejó.

En el camino hacia el hospital, Samuel llamó a Chuck varias veces. Pero ninguna fue
respondida.

Chuck lo llamó de vuelta cuando llegaron al hospital.

"¿Qué pasa?". Chuck habló con voz ronca.


Samuel ignoró su anormalidad, "Ven al hospital. Mi hijo tiene fiebre".

"De acuerdo, estaré allí pronto". Chuck tomó su abrigo, caminó hacia la puerta de la
habitación, la abrió y salió, como si no viera a Daisy tendida allí.

Salió por la puerta y le dijo al camarero en el pasillo: "No dejes entrar a nadie".

El camarero asintió con la cabeza y se quedó parado fuera. Chuck se puso el abrigo y se
apresuró al hospital.

Después de unos diez minutos, Daisy salió de la habitación y dejó el karaoke


rápidamente con la cabeza agachada y el cabello desordenado.

En el hospital.

Ellos hallaron la sala de los niños. Luna miró dolorosamente el rostro de su hijo
incómodo por la fiebre.

Sostuvo a su hijo en sus brazos. Gerardo pareció sentir el olor de su madre, abrió los
ojos lentamente.

Miró a Luna, agarró un pulgar de Samuel y cerró los ojos de nuevo.

El médico de guardia entró con un termómetro y se lo entregó a Luna: "Primero tome la


temperatura del niño".

Cinco minutos después.

39 grados. Luna casi chillaba.

Miró la cara roja de su hijo y sintió un profundo sentimiento de culpa.

Cuando Chuck llegó al hospital, fue directamente a la sala y escuchó al médico de


guardia decir que la temperatura del niño había alcanzado a los 39 grados.

Le dio una caja de medicamentos antipiréticos, y luego le pidió a la enfermera que


trajera su estetoscopio y examinó los otros aspectos físicos del niño.

"Creo que tiene fiebre normal. Ponle un parche antipirético, dale un medicamento para
bajar la fiebre y limpie su cuerpo con agua tibia". Chuck se sacó el estetoscopio y la
enfermera fue corriendo a buscar el medicamento.
"¿Por qué tendría fiebre?". Luna preguntó con urgencia.

"Hay muchas causas: resfriados, infecciones bacterianas, etcétera. No te preocupes, no


es nada serio". Las palabras de Chuck los reconfortaron. Sintieron aliviados.

Chuck le puso al niño un parche antipirética, le pidió a Luna que le diera un poco de
medicamento y se fue.

Gerardo había estado durmiendo. No lloró ni hizo ruidos.

"Papá, vete tú a casa primero. Nos quedaremos aquí Luna y yo". Samuel miró el reloj.
Eran las doce.

Vicente asintió, "volveré mañana por la mañana".

Samuel acompañó a Vicente a la puerta del hospital. Sólo Luna y Gerardo se quedaron
en la sala.

Luna yacía junto a su hijo, mirando su carita y abrazándolo con fuerza en sus brazos.

Realmente era una madre incompetente. Justo hacía un momento estaba enojada con
Samuel y le dijo que renunciaría a Gerardo.

¿Cómo podría dejar a un hijo tan encantador y bueno ?

La puerta de la sala se abrió. Samuel entró.

Se quedó allí y miró a su esposa e hijo en la cama de la enfermería. Podía sentir el dolor
de Luna por la condición de su hijo. Los recuerdos del día en que su hijo tuvo un
moretón volvieron a él.

Llegó a la conclusión de que Luna estaba demasiado dolorida antes para hacer esas
cosas tan tontas.

Gerardo daba vueltas incómodamente en su sueño con frecuencia.

Así que Luna simplemente sostuvo a su hijo en sus brazos. Después de un rato, Samuel
se lo quitó.

"Duerme un poco". Él se sentó al otro lado de la cama. Gerardo se sintió seguro en sus
brazos y no se movió mucho.
La cama de la enfermería en la sala era tan ancha que podía dormir una familia de tres
allí.

Luna yacía en la cama, completamente sin sueño y pensando en su hijo.

Sus ojos estaban sobre el bebé, que yacía en los brazos de Samuel. Samuel se dio cuenta
de eso. Puso a su hijo en el centro de la cama.

Y también yacía al lado de su hijo. Luna solo podía dormir mientras ponía una mano en
la espinilla de su hijo.

Samuel no durmió. Siguió mirando a la durmiente Luna.

No sabía por qué, pero a pesar de que sabía que ella había hecho muchas cosas
incorrectas, todavía quería abrazarla y amarla profundamente.

Nunca había sentido de la misma manera como se sentía ahora cuando estaba con
Emma. Tal vez era porque Emma era más fuerte que Luna.

Puso una mano en la frente de ella y levantó suavemente su flequillo.

"Samuel..." Luna susurró, movió la mano hacia el brazo de su hijo y volvió a dormirse.

Samuel sonrió un poco y la miró con más gentileza. Luna lo amaba. Él siempre lo supo. Y
eso lo enorgullecía.

Y lo que le hizo ella a Emma y Catalina... Tal vez era porque lo amaba demasiado y de
una manera incorrecta. Así que él debería decirle lo que podía hacer y lo que no.

Temprano a la mañana siguiente.

Milanda le pidió a Vicente que la llevara al hospital. Ella no durmió bien anoche,
preocupada por su bisnieto.

Empujó suavemente la puerta de la sala para abrirla, vio que los tres seguían
durmiendo. Las cabezas de los dos adultos estaban juntas, y el hijo yacía inclinado entre
ellos.

Sin prisa por despertarlos, Milanda palmeó la mano de Vicente y susurró: "Saca el
teléfono y tómales una foto". Sería una pena perder una escena tan cálida.

Pero si se conserva en la foto, sería un hermoso recuerdo.


Vicente sabía lo que ella quería decir. Sacó su teléfono, puso la cámara y presionó el
botón de fotos.

"Click." Vicente se olvidó de silenciarlo. Con el sonido del disparo, Samuel se despertó.

La pequeña mujer a su lado dormía profundamente en su brazo. Lo mismo que su hijo.

Se sentó en la cama suavemente. "Abuela, papá".

"¿Cómo está el bebé?". Milanda susurró, dirigiéndose hacia Gerardo.

La cara de Gerardo había vuelto a la normalidad. Samuel se inclinó para tocarle el frente
y el niño abrió los ojos.

"Aah...", su repentino estallido de llanto asustó a todos en la habitación. Luna, que


estaba dormida, también se despertó.Se incorporó aturdida y abrazó a su hijo.

"Querido pequeño, no llores, no llores". Parecía graciosa cuando ella ni siquiera podía
abrir los ojos, pero aún trataba de calmar a su hijo.
Capítulo 90 Los hombres enganan por naturaleza.
Después de un rato, Violeta se apresuró a venir con las cosas para Gerardo. "Gerardo
debe estar hambriento", dijo la mujer, con una botella de leche y polvo en sus manos. La
familia le dio de comer al niño.

Samuel se lavó. Una enfermera les trajo el desayuno del hospital.

El desayuno era lo suficientemente abundante como para una sala VIP.

Mientras Violeta alimentaba a Gerardo, Luna y Samuel tomaban un desayuno rápido.

La enfermera volvió a entrar para comprobar la temperatura de Gerardo. Se ha reducido


a 37, 7 °C. La enfermera puso otro parche en la frente de Gerardo para bajarle la fiebre.
Antes de salir de la habitación, les recordó que le dieran al niño algunos antipiréticos.

Chuck entró más tarde. Revisó el cuerpo de Gerardo y vio que el niño estaba bien. Si la
temperatura de su cuerpo volvía a los niveles normales, podría irse a casa.

Entonces Luna le dijo a Samuel: "Ahora puedes irte a trabajar. Yo me encargaré de él".
Sabía que estaba algo ocupado esos días y su presencia no era necesaria allí.

Luna había pensado ir al cementerio hoy. Pero tuvo que cambiar de planes, ya que
Gerardo se puso enfermo.

Sacó el teléfono para enviar un mensaje a Adrián.

"No te preocupes. Ya iré a trabajar por la tarde". Samuel sopló el agua caliente y la
vertió en la botella para que Gerardo pudiera beber de ella sin su ayuda.

Luna no dijo nada. Le envió un mensaje de texto a Adrián: "Adrián, se suponía que debía
ir a la empresa mañana, pero mi hijo tiene fiebre. Así que no podré ir hasta que él se
recupere. Lo siento".

Apenas había metido su teléfono en el bolsillo, recibió un mensaje: "¿Gerardo está bien
ahora? ¿En qué hospital estás? Voy a ir a veros".

Sus preocupaciones sinceras la conmovieron profundamente. 'Adrián es tan tierno',


pensó para sí misma.
Pero ella rechazó su amable ofrecimiento enviándole mensajes de texto "No te
preocupes. Gerardo está bien ahora. Se iría a casa esta tarde si las cosas se
normalizaban de nuevo".

Sin embargo, esta vez recibió una respuesta dos minutos después. Mientras tanto,
Samuel entró rápidamente y le tomó el teléfono.

Se desplazó por algunas de sus conversaciones con Adrián y parecía un poco enfadado.

"¿Todavía piensas trabajar en su empresa?" ¿Por qué esta mujer no podía tener en
cuenta las palabras que dijo?

Luna no iba a esconder nada. Admitió: "Sí. Me estoy preparando por si me abandonas
algún día. De todos modos me tengo que mantener a mí misma". Si era posible, le
gustaría ser capaz de cuidarse de ella misma y de Gerardo.

¿Qué demonios significaba "preparada para ser abandonada"? Samuel suspiró y tiró su
teléfono sobre la mesa.

Se paró frente a ella y la miró: "No tienes que estar preparada para eso. Si te portas
bien, te mantendré a ti y a Gerardo todo el tiempo que sea necesario".

"¿No me porto bien?", respondió ella. Fue culpa de él que ella saliera con uno de esos
jóvenes.

"No mantengas ninguna relación con Adrián, no molestes a Catalina y a Emma, y haz lo
que te digo. Esos son mis requisitos para ti". Samuel expresó sus pensamientos con
brevedad. Si ella pudiera hacer eso, le gustaría estar con ella hasta el fin del mundo.

Luna agarró su teléfono e hizo oídos sordos a sus requisitos irrazonables.

¿Por qué nunca se ponía en su posición? ¿O acaso su sufrimiento le ponía contento?

Revisó su Wechat y leyó el mensaje de Adrián: "Cuida a tu hijo y serás bienvenida


cuando quieras venir".

"Tú, ¡Luna!". Samuel la llamó enfadada.

"¡Sí, dime!" Ella contestó sin prestarle ninguna atención mientras enviaba un mensaje a
Adrián "Gracias".
Samuel volvió a agarrar su teléfono y dijo: "¿Acaso estaba hablando con una pared de
ladrillo?" ¡Cómo se atrevía a ignorarlo!

"¿Qué pasa? ¿Tengo que sonreír y soportar las torturas de Catalina y Emma, aunque
quieran matarme?" Ella mantuvo su dolor reprimido y lo miró irónicamente.

Samuel se sentó a su lado y dijo: "Quizás has malentendido a Emma. Bueno, no la


volveré a ver de ahora en adelante".

¿Solo un malentendido? Era mucho más que eso, ¿A ver si se enteraba?

"¡Vete a la mierda!" Ella le gritó y le dio la espalda sin más palabras.

Samuel se quedó mirando su espalda, con cara nublado de ira.

Él tiró de sus hombros y la presionó a la fuerza en la cama del hospital.

Ella luchó, "No hagas tonterías, nuestro hijo está a tu lado". Le advirtió con frialdad.

Luna se mordió el labio inferior y miró al hombre que tenía delante. "¡No me toques!"
Ella también sabía darle advertencias como él lo hacía.

Samuel, sin embargo, no solo puso las manos sobre ella, sino que también la besó.

Luna le pellizcó la cintura con la mano derecha tan fuerte como pudo, pero eso no
significaba nada para Samuel.

"iCof, cof!". La tos seca y ruidosa separó a las dos personas.

Descontento, Samuel miró al hombre que estaba en la puerta y le dijo: "Doctor Si, ¿no
tiene nada más que hacer?". Samuel no podía estar más molesto.

Luna se sintió bastante avergonzada, enterrando su cabeza en la almohada.

"Tengo muchas cosas que hacer. Pero ella insistió en venir al hospital para ver al niño",
dijo Chuck. Caminó hacia el lado lateral de la sala. Detrás de él estaba Daisy, que miró a
Samuel y sonrió.

Se suponía que debía irse con Chuck cuando vio lo que estaba haciendo la pareja. Para
su sorpresa, Chuck fue lo suficientemente descarado como para interrumpirles.
Samuel sacó a Luna de la almohada y le avisó: "La esposa del director del hospital está
aquí".

Luna se sonrojó de vergüenza, mirando a la pareja en la puerta, "Daisy... ¡Qué amable


de tu parte!" Se las arregló para liberarse de Samuel, y caminó directamente hacia
Daisy.

Después de poner sobre la mesa los productos para bebé que ella trajo, Daisy tomó a
Luna de las manos y caminó con ella hacia Gerardo.

Gerardo se había despertado y miraba a su alrededor con los ojos bien abiertos, y seguía
pateando con las piernas.

El lindo bebé enseguida provocó el instinto maternal de Daisy. Ella meticulosamente


sacó a Gerardo de la cama y lo sostuvo con fuerza en sus brazos, mientras jugaba con él.

"jaja..." El bebé se rió entre dientes felizmente, esto hizo que Daisy estuviera aún más
emocionada.

Por un momento, realmente esperaba que también algún día pudiera tener un lindo
bebé con quien jugar todos los días.

"Tú y Chuck podrían intentar tener uno". Samuel se apoyó contra la pared cubierta de
papel pintado, y le dio a Chuck una mirada casual.

"Estamos esforzando en eso", respondió Chuck con calma. Lamentablemente, el estado


del cuerpo de Daisy hacía poco posible que pueda quedarse embarazada. Se trataba de
luchar contra las probabilidades.

"¿Quién está esforzando contigo?" Daisy negó con la cara roja. Miró a Chuck con
frialdad. ¡Qué persona tan descarada!

"Yo no dije con quién me estaba esforzando".

La cara de Daisy palideció al escuchar las palabras de Chuck. Ahora ella lo entendía.
"Resulta que todavía no puedes olvidar a Rosy".

Mientras los dos discutían, Luna notó que Samuel estaba disfrutando mucho con el
drama. Incluso llegó una conclusión, de modo que dijo: "los hombres engañan por
naturaleza".
Daisy la miró y sonrió "Estoy de acuerdo".

La rabia se sembró en el corazón de los dos hombres que estaban sin palabras en la sala.

Gerardo tenía un sistema inmunológico relativamente fuerte, ya que por la tarde ya se


puso bien.

Regresaron a su casa: la mansión.

Cuando Samuel detuvo el coche, sonó el móvil. Luna también se paró cuando vio la
expresión en el rostro de Samuel.
Capítulo 91 De los insultos a las suplicas el plan de Jorge
"Hola..." Samuel contestó el teléfono finalmente, de hecho, ya se imaginaba de qué se
trataba esta llamada telefónica.

"Samuel, ¿no crees que ella necesita disculparse con nosotras?" La voz de Emma era
suave, contraria a su naturaleza mandona. Esto hizo que Samuel se preguntara si era la
misma Emma a la que estaba acostumbrado.

"Estoy ocupado hoy. Tal vez deberíamos hablar de esto en otro momento". Respondió
con indiferencia, sin mostrar ninguna intención de profundizar en el tema.

"¡Samuel!" Emma respondió, su voz sonaba ansiosa, "Escúchame. Si Luna se disculpa


con nosotras, entonces lo dejaré pasar".

Lo que Emma le estaba comprometiendo dejaba a Samuel sin nada que decir. "Bien.
Vendremos a verte, ¿dónde estás ahora?"

Poco después, la llamada terminó.

Miró a Luna y respiró profundamente. Después, dio la vuelta con el coche y siguió las
instrucciones que Emma le había dado.

Luna estaba confundida, preguntándose por qué Samuel había dado la vuelta. "¿A
dónde vamos?" Preguntó con curiosidad. Se sentaron en el coche en silencio por un
rato. Luna no pudo evitar preguntarse qué había ocurrido. ¿Quién estaba al teléfono?
¿Por qué estaba Samuel tan callado? Ella pensó para sí misma.

Justo antes de que pudiera plantear la misma pregunta, Samuel respondió: "Vamos a
ver a dos personas".

Luna quería preguntar quiénes eran estas dos personas, pero sabía por el tono de su voz
que no quería más preguntas. Continuaron en silencio dentro del coche mientras se
acercaban a su destino.

20 minutos después, en la cafetería Dominator.

Samuel guiaba a Luna, quien llevaba en el brazo a Gerardo, a una sala en el segundo
piso.
Al abrir la puerta, Luna frunció el ceño cuando vio a Emma y a Catalina dentro.

¿Así que con éstas son las que nos íbamos a encontrar? Pensó, mientras miraba a
Samuel y le lanzaba una mirada amenazadora.

Samuel ignoró la expresión de su cara y sacó una silla para que ella se sentara. Luna
captó el gesto y se sentó en ella, colocando a Gerardo en su regazo.

Las caras de Emma y Catalina todavía estaban visiblemente con cicatrices, lo que hizo
que Luna se sintiera desahogada.

Un silencio incómodo cayó sobre la habitación, y la tensión entre los cuatro individuos
creció mientras esperaban a que llegara sus cafés.

Mientras Luna entretenía a su hijo sin prisas, Samuel habló en voz baja: "Luna,
discúlpate con Emma y Catalina".

Inmediatamente, los ojos de Luna se dispararon de asombro. No podía creer que él le


pediría que se disculpara con ellas después de todo lo que había sucedido. Su corazón se
rompió al instante, pero no quería que la vieran angustiada. Así que fingió estar
molesta, para evitar llorar delante de ellas.

Desvió sus ojos de las dos primas, que estaban esperando ansiosamente por escuchar su
respuesta. Sin embargo, lo único que vieron fue a Luna sonriendo. Entonces ella dijo:
"¿Así que ustedes, las dos damas, se mueren por tener a este hombre? Bueno, pues
entonces es todo vuestro. No quiero tener nada que ver con él. ¡No me den las gracias!"
Entonces Luna se levantó, apartó la silla, abrió la puerta y salió con su hijo acurrucado
en sus brazos.

Samuel ya sabía que ella sería dura de pelar, de modo que gritó: "Luna". Ella podía
escuchar claramente su voz grave, aunque estaba con un pie fuera de la puerta.

Tratando de contener las lágrimas, Luna se volvió y sonrió. "Samuel, a partir de hoy, ya
no te amaré y quiero el divorcio. Me has traicionado a mí y a nuestro amor. No puedo
aguantar más".

Sus palabras cortaban profundamente como un cuchillo afilado.

Samuel pudo sentir su mundo romperse en pedazos, mientras las palabras se repetían
una y otra vez en su cabeza como un bucle.
"Luna, por favor." Le suplicó.

Pero Luna ya había tomado su decisión. Se dio la vuelta y bajó las escaleras sin siquiera
mirar atrás.

Para cuando se recuperó, Samuel acumuló suficiente impulso, y salió corriendo de la


cafetería, pero Luna ya se había ido. Vio cómo el taxi en el que subió la mujer
desapareció entre el tráfico.

Esa noche, Luna no regresó a la casa vieja.

Samuel caminaba de un lado a otro, un poco ansioso.

Incluso revisó todos los hoteles utilizando sus recursos, sin embargo, nadie había
reservado una habitación con el nombre de Luna Bo.

Para cuando Samuel regresó a la casa vieja, ya eran las 9 de la noche. Encontró a
Milanda en la sala de estar.

"Abuela, ¿sabes dónde está?" Samuel preguntó, notando lo tranquila que estaba la
anciana, cuando su amada Luna y su bisnieto no habían regresado a casa.

La anciana miró a su nieto, que parecía un poco cansado, y dijo: "No tienes que
buscarlos, ya sé dónde están".

"¿Dónde están? ¡Dime!" Samuel respondió, de su voz brotaba angustia.

"Regresarán en un par de días. Así que no tienes que preocuparte por ellos". Milanda
sabía dónde estaban, pero no tenía la intención de decírselo.

Samuel se enfureció con ira, pero sabía muy bien que Milanda no le daría las respuestas
que necesitaba, por lo que decidió dirigirse a su habitación.

La habitación se sentía tan vacía sin ella. Lo único que quedaba era su aroma mezclado
con el del bebé. Ansiaba tanto que volvieran con él. No sabía qué pasaría con él si no lo
hacían.

Recordó las palabras de Luna: "Samuel, a partir de hoy, ya no te amaré..." y apretó los
puños. ¡Luna, qué mujer tan terca! Preferirías irte antes que ceder, rompiendo mi
corazón en pedazos.
Pensó para sí mismo, rezando para que Luna regresara con él.

Tres días después... Luna y Gerardo todavía no habían regresado y Samuel estaba lleno
de preocupación.

Caminó de un lado a otro en su oficina, intentando tranquilizarse a sí mismo de que


estaban bien.

"Realmente no tienes nada que hacer, aparte de ir y venir, ¿eh?" La potente voz de
Jorge llenó la silenciosa habitación.

Samuel levantó la vista, sorprendido.

Las miradas de los dos hombres se encontraron por un breve segundo y después Samuel
enfocó a su escritorio, revisando los documentos. No necesitaba a Jorge detrás de él en
un momento tan crucial.

Samuel permaneció en silencio, ignorando completamente a Jorge. Jorge entró en la


oficina y se sentó en el sofá. Cruzó las piernas y miró con aprensión hacia la dirección de
Samuel. "¿Estás sordo? ¿No has escuchado mi pregunta?".

Samuel levantó la vista, un destello de ira se extendió por su rostro. No quería hacerle
caso en ese momento. Samuel estaba bastante molesto ya con sus propios asuntos
como para hacerle caso.

Con lo que le respondió irónicamente, "Perdón señor Si. Pensaba que estabas de trabajo
hasta el cuello. No sabía que tenías tiempo para preocuparte por mí". Luego desvió su
atención a los documentos del tribunal que tenía delante suyo.

Pero Jorge aprovechó la oportunidad para seguir burlándose de él, "¿Eres tan
incompetente incluso en tu propia casa? No es de extrañar que tu esposa te haya
dejado!" Jorge rió y se levantó. Caminó hacia la barra en la esquina de la oficina de
Samuel y se preparó para sí un poco de té.

Samuel estaba acostumbrado a que Jorge hiciera comentarios malicioso sobre las
situaciones ajenas. Tema una habilidad especial para meterse en los asuntos de todos,
solo porque le daba la gana. A veces Samuel se preguntaba cómo se habían hecho
amigos. Pero hoy, Samuel no estaba de humor para eso, así que decidió ignorarlo otra
vez.
Esta vez, sin embargo, Jorge tenía un motivo para estar molesto. Si no fuera por la
promesa que le había hecho a su esposa de mantenerlo en secreto, habría dicho: "Saca
a tu esposa y a tu hijo de mi casa inmediatamente", en el momento en el que entró.

Después de hervir el agua, Jorge puso un buen té de Tieguanyin en un tazón y vertió


agua caliente en él. "¿Necesitas que vaya a la villa?" Habló, removiendo el té.

Se quedó allí un rato y esperó la respuesta de Samuel, pero todo lo que recibió fue
silencio.

"No sabes lo ruidosos que pueden ser cuatro niños. Además, creo que mi esposa podría
ser bisexual... tiene a otra mujer en casa, a ver si me entiendes".

Ninguna respuesta.

La rabia de Jorge le hervía por dentro.

Quería romper algo allí mismo. ¿Por qué este hombre no entendía su indirecta?

Samuel fijó sus ojos en la pantalla frente a él, esperando que su comportamiento
distante hiciera que Jorge dejara de hablarle. Samuel se esperaba que Jorge se aburriera
y lo dejara en paz.

"Samuel, vamos a tomar una copa en mi casa esta noche, ¡por favor!". De insultos a
súplicas, Jorge nunca dejaba de sorprender a Samuel.

Samuel respondió: "Jorge, por favor, como amigo mío que eres, déjame en paz. Tengo
muchos agobios ahora mismo. Dame un poco de espacio".

Jorge casi se atragantó con su té. La gente rara vez le decía que no, así que fue una
sorpresa cuando Samuel lo hizo. Pero Jorge sabía lo que estaba pasando en la vida de
Samuel y se compadecía de él.

Terminó su té, colocó la taza de cerámica sobre la mesa y se fue, sin decir una palabra
más.

Media hora después.

El teléfono de Jorge sonó. Miró el identificador de llamada y contestó.

"Hola Samuel, ¿has cambiado de opinión acerca de esa copa?"


"Sí. Tú ganas. Me llevaré dos botellas de vodka. Necesito desahogarme,
emborrachémonos en tu casa". Samuel habló al otro lado de la línea.

"Está bien, nos vemos en una hora". Confirmó Jorge.

Jorge podía sentir las ruedas girando, y su plan se puso en marcha. Finalmente, volvería
a tener normalidad en su vida familiar, una vez que Samuel se haya llevado a Luna de su
casa.

Una hora después, Samuel apareció en la puerta del castillo. Jorge abrió la puerta y
exclamó: "Entra". Unas horas más tarde, con vasos de vodka en la mano, Jorge y Samuel
subieron al piso de sala de baile. Harry sabía que las mujeres estarían allí, y eso era
parte de su plan para asegurarse de que Samuel supiera que su esposa estaba allí.

Lola y Luna estaban enseñando a los cuatro niños a bailar en la gran sala de baile. La
habitación estaba rodeada por cuatro espejos gigantes.

Estrella bailaba ballet como una bailarina profesional. Sally y Daniel miraban a su
hermana con admiración. En cuanto a Gerardo, él se arrastraba por el suelo blanco.

Samuel no se dio cuenta de Gerardo al principio, ya que su mirada estaba fija en su


mujer delgada y flexible. Luna no había practicado el baile durante mucho tiempo, por
lo que estaba intentando con los movimientos del baile con la cabeza inclinada hacia
adelante y no vió a los dos hombres entrar. Samuel podía escuchar los bramidos de su
hijo, "Yaa... Pa... Pa... Yee".

Samuel colocó su vaso de vodka en una mesa cercana y recogió a su hijo. Lo meció de un
lado a otro y le hizo cosquillas en sus pies chiquititos, bañándose en la risa de su hijo.
Luego se volvió para mirar a Luna. Esperaba que ella todavía lo amara.
Capítulo 92 Matrimonio arreglado.
"¡Tío Samuel!" La voz de Estrella se llenó de alegría al reconocer a Samuel. Esto
inmediatamente llamó la atención de Luna. Miró hacia arriba, su mirada se fijó en el
hombre que llevaba un abrigo gris, que sostenía a su hijo Gerardo de una mano y
cargaba a Estrella con la otra.

Se quedó quieta y se preguntó por qué él se habría presentado aquí.

Como si no lo viera, Luna seguía estirándose, echando un vistazo por aquí y por allá.

Después de saludar a Lola, Samuel bajó a su hijo y Estrella y luego recogió a Daniel y
Sally.

Luna se hundió en sus pensamientos mientras miraba la cálida escena.

Estaba perdida imaginando a Samuel sosteniendo a sus hijos en los brazos, así que no se
dio cuenta de que Jorge había sacado a Gerardo y Sally del estudio de baile.

Lola tomó a Daniel y Estrella en sus propios brazos, miró y sonrió a Luna, mientras Jorge
le indicaba que lo siguiera.

Pronto, la puerta se cerró detrás de ellos y Samuel y Luna se quedaron solos. Samuel se
volvió hacia Luna y caminó hacia ella, con los pies descalzos.

Se arrodilló al lado de ella y extendió la mano para abrazarla, recostándola sobre su


brazo. Entonces se puso encima de ella, con una mano alcanzó a acariciar su mejilla
mientras que con la otra sostuvo su cabeza. Luego, se movió más cerca para besar los
labios que había extrañado durante tres días.

El contacto de sus labios envió una atractiva sensación que recorría a través del cuerpo
de él. El efecto se intensificaba debido al alcohol que corría a través de su sangre.

La mente de Luna se quedó completamente en blanco, y trató de empujarlo lejos de su


cuerpo. Pero las manos de ella estaban atrapadas en el suelo sobre su propia cabeza.

Al cabo de un rato, Samuel paró el beso y dijo. "Si te atreves a llevar a mi hijo y huir con
él de nuevo, sufrirás las consecuencias de tus acciones, ¿me entiendes?". Luna miró a
Samuel.
Luna cerró sus ojos y trató de resistirse a su encanto.

Cuando abrió los ojos de nuevo, no había nada más que frialdad en los ojos de ella.

"Señor Shao, por favor déjeme", dijo Luna con calma.

Samuel sintió una sensación de hormigueo cuando ella lo llamó "Señor Shao" con una
voz grave, pero la expresión de él permanecía igual.

"¿No me escuchaste? ¡Respóndeme!". Él ronroneó, bañando a Luna con besos en la


frente, mejillas y cuello. Luna retorció debajo de él, confundida. ¿Por qué las palabras de
él contradecían a sus acciones? ¿Estaba siendo tan amoroso y tierno con sus acciones,
pero amenazante y francamente aterrador con sus palabras? Luna pensó para sí misma.

Trató de aflojar el agarre que él tenía sobre ella, pero no era su rival. Samuel le susurró
una advertencia: "Ya que no quieres responderme, te sugiero que no te muevas".

Ella se mantuvo inmóvil al instante. Reconoció ese tono de voz de inmediato y obedeció.
El continuó besándola en silencio, que se sentía casi como una tortura. El tiempo
transcurría, poco a poco, Samuel volvió a la normalidad.

Se levantó de encima de ella. "Vamos, vayamos a casa", dijo el hombre, ajeno a la


expresión de Luna.

"No...", dijo ella obstinadamente.

Samuel no quería discutir con ella, así que la levantó del suelo y la colocó sobre su
hombro.

"¡Dije que no! ¿No me escuchaste?".

Samuel arqueó su ceja. "No creo que vaya a escuchar nada de lo que tengas que decir
hasta que empieces a pensar de manera razonable".

"Me pides que obedezca tus deseos, pero tú nunca respetas ninguna de mis opiniones,
¿por qué debería comportarme de la manera que tú quieres que haga?" Luna se puso
furiosa. Samuel la ignoró y bajó las escaleras. Luna sabía que no tenía sentido luchar.
Esta era una pelea que ella no podía ganar fácilmente.

"No te enojes. Vamos a casa juntos".


Dijo Samuel, dándole palmadas en la espalda juguetonamente. '¿Quería que yo le sea
obediente a ella? ¡Disparates!' Pensó Samuel. Él no quería ser esclavo de su esposa.
Luego pensó en Jorge, quien adoraba a su esposa y hacía todo lo que ella decía. Samuel
consideró esto como debilidad.

Cargando a Luna sobre su hombro, Samuel llegó a la sala de estar y vio a Jorge. Se burló
de él y le echó una mirada en una señal de desacato.

"¿A qué viene eso, Samuel?". Preguntó Jorge, cuando notó la expresión en la cara de
Samuel.

Gerardo y Estrella estaban jugando en la alfombra, así que Samuel puso a Luna junto a
ellos y se dirigió a Jorge. "Nada, solo estaba pensando en lo débil que eres". Samuel no
se contuvo.

Jorge se levantó del sofá y agarró a Samuel por el cuello. "Te mostraré lo que es la
debilidad, imbécil".

Samuel extendió su mano para hacer lo mismo, listo para pelear. "Sí, entonces ven. Haz
tu mejor intento."

"Papá, tío Sam, ¿vais a besaros?" Preguntó Estrella ingenuamente. Esto hizo que la
situación tensa se disipara rápidamente, y Luna y Lola comenzaron a reír. Pronto,
Samuel y Jorge se soltaron de sus respectivos cuellos y dieron un paso atrás. Los dos
hombres también se rieron con ellas.

"¡Mírate, Jorge! Debes de besar mucho a tu esposa delante de los niños. Deberías
procurar tus modales". Samuel se ajustó el traje y bromeaba con Jorge.

"¡Ja! Y a ti qué más te da". Jorge respondió con indiferencia. Entonces cargó a Gerardo y
subió las escaleras.

"Espera, ¿a dónde llevas a mi hijo?". Samuel le gritó a Jorge.

"¿Hay algo de malo en que sostenga a mi yerno? No te preocupes, lo traeré de vuelta


pronto". Dijo Jorge y subió las escaleras.

¿Yerno? Samuel estaba confundido respecto a la situación. Miró a Lola y Luna, que
también parecían un poco desconcertadas por las palabras de Jorge.
"Lola, ¿qué quiso decir tu esposo?". Luna y Lola se miraron entre sí y compartieron una
sonrisa tácita. Samuel caminó hacia Luna sobre la alfombra y le tendió la mano, pero
ella se retiró, se levantó de la alfombra y se sentó junto a Lola.

Él la miró y se sintió frustrado.

"Luna, contéstame". La voz de Samuel se quebró cuando vio lo que estaba sucediendo.
Samuel se sentó en el sofá junto a Luna y buscó respuestas en su expresión. Luna se
acercó más a Lola. "Venga, vayamos a casa ya". Dijo Samuel, negándose a enfrentar la
realidad que tenía delante.

En cambio Lola respondió: "Ella no irá a ningún lado porque se quedará aquí conmigo".

Lola se estiró para tomar la mano de Luna y le dio un beso en la mejilla. Viendo lo que
estaba ocurriendo, Samuel tuvo que preguntar.

"Luna, ¿eres bisexual?". Samuel sintió que su mundo se estaba rompiendo en pedazos
otra vez. Era la segunda vez en una semana que ella había logrado hacer eso.

Luna tomó a Daniel en sus brazos y respondió: "Sí. Me casé contigo para ocultar el
hecho". Luego ella hizo una mueca graciosa hacia Daniel, que parecía solemne.

Ella se resistió a mirar a Samuel, porque sabía que esta revelación lo estaba
destruyendo. Samuel se apoyó en el sofá, se le estaba yendo la paciencia.

Pero dijo, "No me importa. Vamos a casa".

"¡No!". Gritó Luna.

Jorge volvió a bajar con Gerardo en sus brazos justo a tiempo. Gerardo sostenía una
pequeña caja en su manito.

"Mira. Un regalo para mi futuro yerno". Dijo Jorge casualmente. Ese regalo era un
símbolo de la aprobación de Jorge hacia Gerardo.

...

Al ver esto, Samuel susurró: "Bueno, está arreglado entonces".

Jorge le entregó a Gerardo de vuelta a Samuel, quien luego abrió la delicada caja.
Era una llave, hecha de diamantes azules y brillaba con un fulgor arcano. La llave estaba
abrochada a una simple cadena de oro.

Samuel enarcó las cejas y miró a Jorge. Jorge iba a recoger a Sally de la alfombra. "Mira,
hay otra llave, que lo guardo para Sally". El diamante fue encontrado durante una
excavación.

No era un diamante ordinario. Era puro, claro y para nada artificial. Lo que es aún más
importante, era grande.

Samuel miró hacia el collar y pensó que se trataba de un regalo muy valioso.

"¡Parece que entonces debería trabajar duro para ganar suficiente dinero y propiedades
para que mi hijo se case con tu hija!".

"No hace falta que lo hagas. No estoy preocupado. Sé que tus bienes son suficientes
para eso". Exclamó Jorge de una manera natural. Este comentario le tomó a Samuel por
sorpresa. Él estaba seguro de que había tenido cuidado respecto a ocultar sus bienes.

No quería depositar todo su dinero en el banco bajo la administración del grupo SL.

"¿Cree usted que es apropiado revisar mi cuenta sin mi permiso, señor Si?".

Jorge lanzó a Sally al aire y la agarró cuando ella descendió, haciéndola chillar de alegría.
"Creo que es necesario inspeccionar los bienes de mis futuros parientes". Él respondió y
le guiñó un ojo.

"¡Parad de una vez! Pero me alegro de que ya no estéis peleando". Lola habló y se sentó
de nuevo al sofá.
Capítulo 93 Triangulo amoroso.
De hecho, el dinero nunca fue un problema para ellos.

Tanto Jorge como Samuel eran acaudalados, por lo que no tendrían ningún problema en
el futuro.

"Ya que mi esposo es rico, ¿debería hacer uso de su dinero y tener varios amantes por
diversión?". Lola comentó y la sala estalló en risas. El ambiente finalmente se hizo ligero
y alegre. Luna le dio a Daniel un juguete de fresa que estaba a su lado, pero él lo arrojó
con una mirada de disgusto en su rostro.

Luna se sorprendió por el movimiento repentino del chico y pensó que era bastante
distante.

"Estoy de acuerdo", afirmó Jorge.

"Ya que estamos planeando el futuro de nuestros hijos, ¿quizás puedo tener una hija
con algún hombre, y de mayor podrá casarse con Daniel?". Comentó Luna, sosteniendo
a Daniel firmemente en sus brazos.

Samuel miró a Luna, con un brillo malvado en sus ojos. Luna miró a Samuel, y su cuerpo
se hundió visiblemente en el sofá como para esconderse de él. Ella sabía muy bien lo
que esa mirada simbolizaba: "el castigo".

Lola notó esta interacción y se acercó a Luna. "¿Qué pasa? ¿Por qué él te está mirando
así? ¿Está todo bien?". Ella quería averiguar lo que estaba pasando. Las miradas entre
esos dos le despertaron las curiosidades.

Con Gerardo en sus brazos, Samuel se puso de pie y puso a Daniel en los brazos de Lola.
Luego colocó a su hijo en los brazos de Luna. Tomó a Luna por el codo y la hizo ponerse
de pie.

"Gracias por cuidar de mi esposa y mi hijo en estos últimos días. Nos iremos a casa
ahora". Con eso, caminaron hacia el auto de Samuel.

Lola estaba a punto de objetar pero Jorge levantó la mano para detenerla. Lola
sucumbió y los acompañó a su auto. De pie junto a la puerta principal, Jorge, Lola y sus
hijos miraban mientras Samuel y su familia entraban al auto. Luna miró a Lola y dijo: "Te
llamo mañana. Gracias."

"¡Está bien! Eres más que bienvenida a venir aquí si lo deseas. Mi puerta siempre está
abierta". Después de decir esas palabras, Lola los despidió.

Luna bajó la ventanilla y respondió. "¡Por supuesto! Adiós".

"¡Adiós!". dijo Lola.

Ambos esposos estaban enojados con esta escena, Samuel más que Jorge.

Les molestaba el hecho de que sus esposas sean más cercanas entre ellas que con ellos.

Media hora más tarde, llegaron a la casa vieja.

Al ver a Luna y Gerardo, Milanda corrió hacia la puerta para darles la bienvenida a casa.

"Finalmente habéis regresado. Oh, cuánto os he extrañado, ven aquí vosotros dos".
Milanda los abrazó a ambos. Tomó a Gerardo en sus brazos y se dirigió a la sala de estar.

Milanda miró a Samuel por un segundo y notó su expresión sombría. Ella no estaba
segura de cómo abordar la situación. Así que optó por encargarse de Gerardo. Luna se
cambió los zapatos y se dirigió a la cocina.

Era hora de cenar.

Poco después, llegaron también Vicente y Violeta. Todos se sentaron para la comida.

Estaban encantados cuando vieron a Gerardo.

Luna y Samuel se sentaron en extremos opuestos de la mesa del comedor, cada uno en
su propio mundo.

Después de terminar la cena, Milanda encaminó a Vicente y Violeta a la sala de estar.


Samuel se fue a la suite. Luna se excusó y salió con Gerardo en sus brazos. Quería dar un
paseo y despejar su cabeza.

Gerardo se quedó dormido poco después, lo que obligó a Luna en breve interrumpir su
caminata. Necesitaba colocar a Gerardo en su cuna para que él pudiera dormir.
Justo cuando abrió la puerta, oyó la voz de Violeta desde la sala de estar. "Vi a Emma
ayer. Sentí pena cuando vi los moretones en su cara. No puedo creer que Luna haya
hecho eso. ¿Cómo puedes tolerarla? ¿Sabes lo desconsolada que está Emma?".

"Le pedí que se disculpara con Emma, pero luego se enojó y tomó a Gerardo,
¡desapareciendo durante tres días!". Samuel respondió, su voz siendo casi un susurro.

"¡Eso es tan irrespetuoso! ¿Sabes que Emma aún está esperando por ti? Ella llora y me
dice que todavía te ama. ¿Tú ya no la amas?" Violeta era lo contrario. Su voz era alta y
no le importaba si Luna podía oírla. Ella se sentó allí y esperó por la respuesta de
Samuel.

"¿Y qué más da si todavía la amo o no? Nada puede pasar entre nosotros. Soy un
hombre casado". La voz de Samuel sonaba impaciente pero clara.

Luna se quedó quieta mientras pensamientos corrían por su mente. 'Fue por mí y por
Gerardo que él rechazó a Emma, a pesar de que todavía la amaba.' Pensó Luna.

"Todavía puedes estar con ella. Divórciate de Luna y cásate con Emma. De todos modos,
Emma también ama a Gerardo. Ustedes dos harían una pareja ideal".

“¡Mamá….!

"Luna, ¿por qué estás ahí de pie?". La voz de Vicente resonó detrás de ella. Luna no se
dio cuenta de que Vicente también estaba afuera.

Su voz fue lo suficientemente elevado para que Violeta y Samuel lo escucharan, por lo
que la sala de estar se quedó en silencio.

Vicente puso su mano en la espalda de Luna y la hizo pasar hacia la sala de estar. La
mente de Luna se quedó en blanco, su cabeza adormecida por los pensamientos y su
corazón sangrando de dolor.

"¿Qué sucede?". Vicente frunció el ceño al notar el rostro pálido de Luna.

La respiración de ella se volvió poco profunda y sintió que estaba a punto de


desmayarse. Su mundo se estaba cerrando sobre ella. 'Corre, corre, corre.' Las palabras
se repetían en su mente hasta que no pudo hacer nada más que obedecerlas. Le dio a su
hijo a Vicente y salió corriendo.
La puerta estaba cerrada, así que luchó por abrirla, mientras las lágrimas caían de su
rostro.

La puerta finalmente se abrió, pero ella no pudo correr. Samuel la había atrapado y la
estaba sosteniendo por detrás.

Sin embargo, reuniendo toda la fuerza, se liberó y siguió corriendo.

Un rayo de repente iluminó el cielo, seguido de un trueno.

Sin embargo, Luna seguía corriendo, ajena al cambio del clima. Samuel la alcanzó.
"Luna, detente. Vuelve a la casa".

"Samuel, ¡solo déjame ir!". Luna le gritó a Samuel, atrayendo la atención de muchos
transeúntes.

"Por favor, déjame explicarte".

"No tienes que hacerlo. Todo es mi culpa. Me aproveché de ti en un momento de


debilidad y me quedé embarazada. Arruiné tu relación con Emma". Ella no podía
respirar. Sintió un profundo sentimiento de desesperación.

Comenzó a lloviznar ligeramente. Al escuchar las palabras de Luna, Samuel frunció el


ceño y suplicó: "Por favor, vámonos a casa y te lo explicaré. Por favor".

Samuel extendió la mano y la agarró por la cintura. Pero Luna se retorció un par de
veces e incluso clavó sus dientes en el brazo de Samuel. Pero él luchó contra el dolor y
se mantuvo fijo.

"¡No quiero volver a la casa! Te prometo que me divorciaré de ti, para que así puedas
estar con ella. Solo déjame ir ahora". Luna ya no quería vivir más una vida así. Él amaba
a otra mujer y además, no le agradaba para nada a su suegra y esperaba que se
divorciaran lo antes posible.

Cuando sonó su teléfono, Samuel no le prestó atención. Pero seguía sonando. Sostuvo a
Luna con un brazo y sacó su teléfono con el otro. "Dime". Finalmente contestó el
teléfono con una voz impaciente.

Aprovechando esta oportunidad, Luna se libró de Samuel y retrocedió un par de pasos,


quiso escapar de nuevo.
"¿Un accidente de auto?". Él no habló en voz alta, pero Luna podía oírlo.
Inmediatamente, la ira de ella se disipó.

"Llama a Catalina, su prima, esto no tiene nada que ver conmigo. No es asunto mío". Sus
ojos se encontraron y Luna finalmente pudo en su mirada su amor por Emma.

La llovizna se convirtió en lluvia intensa y por azares del destino, el teléfono de Luna
también comenzó a sonar.

Ella miró a Samuel discretamente. "Voy ahora mismo". Respondió a la otra persona en
la línea y colgó su teléfono.

Samuel caminó hacia Luna. "Espérame en casa, necesito ir al hospital ahora. Mi... amigo
ha tenido un accidente y no pueden comunicarse con ninguno de los miembros de su
familia. Por favor Luna. No te vayas de nuevo. Espérame".

La lluvia empapó a los dos. Luna extendió la mano y tocó suavemente la mejilla de
Samuel. Se acercó a él y le preguntó.

"Es Emma, ¿verdad?". La expresión de Samuel cambió, estaba angustiado.

Para este momento, ella estaba dispuesta a dejar de lado su orgullo y ego y mirar más
allá. Podía ver a Samuel sufrir.

De hecho, Luna sabía que él escondía sus emociones cuando se trataba de Emma. Sus
temores se habían hecho realidad.

Luna podía ver claramente cómo él todavía amaba a Emma. Y el hecho de que ella
estuviera en un hospital le dolía profundamente.
Capítulo 94 Liberandose
"Sí, es Emma. Por favor, espérame en casa. Tengo que asegurarme de que reciba una
transfusión de sangre y volveré". Rogó Samuel. Su voz era suave y su rostro denotaba
emoción. Luna movió la cabeza y lo siguió a casa, pero su rostro era inexpresivo, como si
fuera un cuerpo sin aliento.

Cuando llegaron a la casa vieja, Samuel acompañó a Luna a la sala de estar, le dijo que lo
esperara y se fue al hospital.

No mucho después de que él se fuera, Luna también dejó la casa vieja.

Volvió a la mansión.

Subió las escaleras y se preparó un baño. La lluvia había estropeado completamente su


teléfono, así que llamó a Milanda con el teléfono fijo de la casa y le dijo que estaba bien.

Preguntó por Gerardo y, contenta de que él también estuviera bien, colgó el teléfono, se
bañó y se fue a dormir.

El día siguiente fue un día soleado. Luna se levantó y empaquetó sus cosas. Había
tomado su decisión final, y nada o nadie podían hacerle cambiar de opinión.

Tomó un taxi hasta el hospital. La herida de su mano estaba casi curada, pero después
de la lluvia de la noche anterior, parecía haber empeorado. Necesitaba que Chuck se la
mirara.

Cuando llegó al hospital donde trabajaba Chuck, la recepcionista le dijo que Chuck
estaba en la sala del tercer piso.

Luna lo esperó durante casi media hora, pero no bajó. Así que decidió subir las escaleras
para ver qué estaba sucediendo.

La zona de fumadores en el tercer piso.

Samuel apagó otro cigarrillo y entró en una sala privada.

Llevando una máscara, Chuck estaba mirando el equipo médico que estaba junto a la
cama del hospital. Cuando vio a Samuel, dijo: "La condición de la paciente es estable,
excepto el brazo roto, y no tiene nada grave. Se despertará pronto".
Samuel asintió levemente. "Entonces, ¿puedes encontrar dos asistentas para que la
cuiden? Tengo que irme". Le pasaba algo a Luna. Necesitaba volver.

Pero cuando salió de la habitación, Emma se estaba despertando poco a poco. "Sam..."
Su suave voz lo detuvo.

"Está despierta". Chuck lo llamó. Samuel tuvo dudas de si debía volver o no. Su lealtad
estaba dividida.

Se volvió para mirar a Emma y ella lo estaba mirando fijamente.

Significaba que en el fondo, ella todavía amaba... a Samuel.

Samuel cerró los ojos con impaciencia y se dirigió de nuevo a la cama del hospital.

Emma todavía estaba pálida, pero sus ojos estaban abiertos. Parecía emocionada de
verlo.

Chuck evaluó el estado de Emma haciéndole algunas preguntas. Registró sus respuestas
en el historial médico, así como en sus notas.

Emma alcanzó la mano de Samuel y la apretó con fuerza, "¿Voy a morir?" murmuró, con
sus ojos mirándolo fijamente.

"Deja de decir tonterías. Tu situación está estabilizada ahora". Samuel le dio una
palmadita tranquilizadora en la muñeca y luego trató de retirar su mano. Pero ella no lo
soltó.

Fuera, en el pasillo, Luna buscaba en cada sala a Chuck.

Cuando estaba a punto de darse por vencida, vio una figura familiar en la última sala. El
hombre era tan alto como Chuck. Se detuvo y miró de cerca.

Efectivamente era Chuck. Estaba escribiendo algo en un cuaderno.

Junto a él, había un hombre y una mujer, con las manos entrelazadas. El hombre de pie
junto a la cama estaba de espaldas a ella y no podía ver su rostro.

Había querido llamar a la puerta, pero el hombre que estaba de espaldas se volvió de
repente y miró a Chuck.
La mano de Luna se paró en el aire cuando vio su cara. Sus ojos se fijaron en él y apenas
pudo moverse.

Después dejó caer débilmente la mano como si hubiera perdido toda su fuerza. Dos
enfermeras llegaron y Luna se alejó antes de que abrieran la puerta.

La puerta de la sala se abrió, y Samuel miró por encima. Vio una figura corriendo detrás
de las dos enfermeras.

En ese instante, una sensación fuerte lo venció y tuvo el fuerte presentimiento de que
era Luna.

Se quitó de encima bruscamente la mano de Emma y salió corriendo por la puerta.

El pasillo estaba vacío. Corrió hacia el ascensor, pero no pudo volver a ver esa figura.
Samuel negó con la cabeza. ¿Se trataba de una ilusión generada por su falta de sueño?

Tenía que regresar a la sala para decirles que se iba.

Cuando salió del ascensor, una mujer con abrigo blanca salió desde la esquina.

Los ojos de Luna estaban rojos por las lágrimas mientras lo observaba caminar de
regreso a la sala. "¡Adiós Samuel!", susurró.

Salió del hospital hacia el cementerio, con el corazón roto.

En el hospital, Chuck y Samuel salieron de la sala juntos y se separaron. Chuck volvió a


su oficina.

La recepcionista lo detuvo, "Señor Si, una paciente le estaba buscando. Le dije que
estaba en el tercer piso y ella subió arriba. ¿La ha visto?"

"¿Una paciente?" Chuck se quedó perplejo.

"Sí, la chica que vino aquí dos veces para cambiar el vendaje de su mano herida".
Recordaba a esa chica muy claramente porque la última vez había ido directamente a la
oficina de Chuck.

¿Luna? Chuck ya sabía a quién se refería. '¿Pero Luna había subido arriba?', pensó. No la
había visto
Entonces recordó que Samuel había salido corriendo de la sala a toda prisa y había
regresado con una expresión malhumorada en su rostro. ¿Era por haber visto a Luna?

"Entiendo. Gracias." Chuck le dio las gracias con calma, volvió a su oficina y llamó a
Samuel.

Samuel estaba a punto de arrancar su auto cuando Chuck llamó. Apagó el motor y
contestó el teléfono, "¿Qué?”

"Luna ha estado en el hospital justo hace un momento. Fue a la tercera planta a


buscarme. ¿Fuiste tras ella?" Las sospechas de Samuel eran correctas. '¿Luna había visto
a Emma tomar su mano y estaba celosa?' Pensó Samuel.

Tenía que ser ella. Samuel se echó hacia atrás y cerró los ojos.

"Bueno. La llamaré".

Terminó la conversación y llamó a Luna. Pero el teléfono de Luna estaba apagado.

Después llamó a Milanda. Al cabo de un rato, alguien respondió: "Señor Samuel, la


señora Milanda está arriba, por favor espere un momento". Era la señora Qi la que
había contestado a la llamada.

"No, gracias señora Qi. Estoy buscando a Luna. ¿Está ella ahí ahora?

"No, la señora Shao se fue ayer por la noche".

Samuel se preocupó. "¿Sabe la abuela a dónde se fue?"

"¡Oh! Yo estaba allí cuando señora Luna llamó a la señora Milanda. Se fue a la mansión".

Samuel se sintió muy aliviado al saber que había regresado a la mansión. "Ya entiendo,
gracias".

Samuel colgó el teléfono y se dirigió también a la mansión.

Cuando llegó, la planta baja estaba vacía. Se dirigió directamente a la segunda planta.

Pero no había nadie en el dormitorio en la segunda planta. Miró a su alrededor y no


había nadie en ninguna habitación. Así que Luna no estaba en casa.
Y su teléfono estaba apagado. Samuel pensó que era mejor que primero se diera un
baño y se cambiara de ropa.

Cuando salió del guardarropa, la colcha de algodón en la cama estaba doblada


pulcramente, y había una pila de documentos sobre la mesita de noche que atrajo su
atención.

¿No había dejado los papeles del divorcio en su estudio? ¿Cómo podrían estar aquí?

Algo le llamó la atención cuando estaba a punto de volver a colocar los documentos en
su estudio. Rápidamente pasó a la última página y, efectivamente, había un nombre
firmado en la esquina inferior derecha.

Luna Bo.

En el mismo momento, Luna salió del cementerio e hizo una llamada telefónica a su
hermano mayor.

"Hermano, necesito pedirte prestado algo de dinero..." A Luna le costaba pedir ayuda.
Ella siempre había sido independiente. Pero no quería usar la tarjeta de crédito de
Samuel. Y se había gastado todos sus ahorros cuando estaba embarazada. No tenía a
nadie más a quien recurrir.
Capítulo 95 Una separacion y una reconciliacion.
Leandro notó que algo no estaba bien con Luna, "Luna, ¿qué pasa contigo y Samuel?".
Luna se puso más pálida ante su pregunta inquisitiva.

"Por favor, ¿puedes transferir algo de dinero a mi cuenta? Mi teléfono se rompió.


Necesito uno nuevo. Te contaré todo más tarde". Ella lo estaba llamando desde una
cabina telefónica. No había privacidad.

Leandro contuvo su ira, "Está bien, te transferiré algo de dinero. Pero llámame en una
hora".

Luna suspiró al colgar el teléfono. Luego se fue al centro comercial.

Le tomó media hora llegar allí. Sacó su única tarjeta bancaria y comenzó a buscar un
cajero automático.

Las lágrimas brotaron de sus ojos cuando vio que Leandro transfirió un millón a su
cuenta.

Sacó algo de dinero, lo puso en su bolso y se fue a comprar un teléfono.

En el minuto 58, finalmente logró llamar a Leandro con su nuevo teléfono.

"Leandro, soy yo". Caminaba lentamente por la calle fuera del centro comercial.

"Dime lo que pasó, ahora". Leandro estaba reservando un billete de avión en línea. Él
debía volver para ver qué era lo que sucedía.

Luna levantó la cabeza y limpió las lágrimas que salían de sus ojos. "Nada serio. Acabo
de tener una pelea con él". Temiendo que Leandro no le creyera, añadió rápidamente:
"Tengo la tarjeta de Samuel conmigo. No tiene límite de crédito. Pero estoy enojada.
Por eso no quiero usar su dinero".

Ella no le dijo que se estaban divorciando. Su hermano mayor se encontraba en el


extranjero. Así que no quería que se preocupara demasiado.

"¿Por qué te peleaste?" Era bastante normal que una pareja se peleara de vez en
cuando. Pero la seriedad dependía del por qué se hubieran peleado y de las
consecuencias que éstas traían. Leandro sintió que su hermana le estaba ocultando
algo.

¿Por qué se pelearon? La pregunta le recordó a Luna a Emma y Catalina Gu, y a su


suegra. Ella respondió: "Nos peleamos por cosas sin sentido. Los dos tenemos diferentes
caracteres. Nos peleamos por algunos desacuerdos".

Leandro no creyó ni una palabra de lo que decía.

"Ya veo. Ponte en contacto conmigo si hay algo más en lo que pueda ayudarte". Colgó el
teléfono y marcó el número de Samuel.

Pero lo único que escuchó era el mensaje de la línea ocupada.

Leandro estaba molesto. No tenía más remedio que llamar a Anna.

Anna se sorprendió un poco al ver la llamada de Leandro. ¿Cómo es que Leandro Bo la


llamaba?

"Hola". Anna puso el teléfono en su oído y su corazón comenzaba a latir más rápido.

Leandro estaba preocupado por los dos. Sin titubear, le preguntó inmediatamente:
"¿Dónde está Samuel?"

"No lo sé."

"¡Tú eres su asistente! ¿Cómo es que no lo sabes?". La voz de Leandro sonaba llena de
ira.

Anna respiró profundamente y respondió con calma: "Soy su asistente. ¿Se supone que
debo estar con él las 24 horas del día? ¿O acaso él también me tiene que informar sobre
su localización las 24 horas?". Luego colgó el teléfono. Leandro la llamó de nuevo varias
veces, pero ella no contestó.

Luna decidió quedarse en un hotel por el momento y alquilar un pequeño apartamento


cerca de la compañía de Adrián más tarde.

Se registró en un hotel. Durante los siguientes días, solo contactó a Milanda e hizo una
video llamada para comunicar con su hijo.
Finalmente encontró un apartamento a su gusto. Tenía dos dormitorios y una sala de
estar, y estaba ubicado en un bloque cerca de la compañía.

Después de haberse instalado, Luna se puso en contacto con Adrián.

Se reunió con Adrián en la compañía. En los dos primeros días, se fue a trabajar en
autobús.

Adrián la vio bajarse del autobús de casualidad. Inmediatamente le asignó un auto de la


compañía.

Luna se negó al principio. Pero Adrián le dijo que era para asuntos oficiales. Dijo que
también tendría que recogerlo para ir a trabajar. Así que Luna aceptó. Sin embargo,
Adrián nunca le pidió que lo recogiera para ir al trabajo.

En su octavo día en la compañía, Luna regresó a casa después del trabajo. Estacionó el
coche en la planta baja y tomó el ascensor hasta llegar al noveno piso.

El ascensor se detuvo en el noveno y abrió la puerta. Luna salió. Llevaba una chaqueta
ligera.

Sacó la llave de su bolso y se preparó para abrir la puerta. Entonces vio a un hombre
parado frente a ella.

No se habían visto por algunos días.

Se veía como de costumbre, excepto un poco cansado.

Había una docena de colillas de cigarrillos en el suelo. Debía de llevar un buen rato allí
fuera esperándola. Luna volvió a poner las llaves en el bolso.

Se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el ascensor. Pero Samuel la tomó de la
muñeca y la detuvo.

"Abre la puerta". Él ordenó.

Había cámaras afuera. Luna no quería hablar con él ahí. De modo que se soltó de la
mano de Samuel y abrió la puerta del apartamento.

Era un apartamento pequeño, de unos cuantos metros cuadrados.


Pero la decoración en el interior era cálida y dulce, al igual que el otro apartamento en
el que solía vivir.

Ella cerró la puerta. Samuel se sintió aliviado al sentir el olor tan peculiar de Luna
impregnado en el apartamento.

La sostuvo en sus brazos, y Luna no opuso resistencia.

"Querida, hemos estado separados por tanto tiempo. ¿Sigues enojada conmigo?"
Samuel había ido al extranjero por un viaje de negocios durante una semana. Cuando
regresó, estuvo acechando la compañía donde trabajaba Luna por un par de días y
finalmente descubrió dónde vivía.

Estaba feliz de ver que no había salido con Adrián después del trabajo.

"Espere señor Shao. Ya no soy su esposa. Tenga cuidado con lo que hace". Luna lo
empujó lejos. El olor de este hombre podría persuadirla fácilmente.

Puso la llave en el escritorio, luego se quitó la chaqueta y la colgó en un perchero vacío.

Samuel la sostuvo por la espalda y la acarició. "No lo firmé. No cuenta". Así que Luna
seguía siendo su esposa.

Luna hizo una pausa, "No me importa si lo firmaste o no". El divorcio es un hecho desde
el momento que ella había firmado el documento.

"Si yo no firmé, el acuerdo de divorcio no es legítimo". Él la acercó para enfrentarlo.

Luna miró hacia otro lado y desvió la mirada.

"Compartimos la misma cama pero amamos a otras personas. ¿Qué sentido tiene todo
esto? ¿Por qué el señor Shao es tan obstinado?". Había un toque de ironía en su tono.

Él ignoró eso y la besó en sus labios. "Vuelve a casa conmigo".

Pero Luna, enojada, se limpió los labios con su mano, como si algo sucio la hubiera
tocado. Los ojos de Samuel se oscurecieron al ver eso.

Cuando ella bajó la mano, Samuel la abrazó con fuerza y comenzó a besarla
intensamente.
Las manos de Luna lo golpearon con fuerza en el pecho, pero a Samuel no le importó,
obligándola a acercar a la puerta de la habitación detrás de ella.

Samuel estiró la mano, abrió la puerta del dormitorio y entraron a su mundo secreto.

La cama, de menos de dos metros de ancho, estaba cubierta con un juego de sábanas
rosado y blanquecino de cuatro piezas, al lado de la pared.

Dos de las fotografías de Gerardo estaban sobre su tocador.

Ella se cayó a la cama. Y un ambiente romántico se propagó.

La mano de Samuel acariciaba la parte baja de su vientre. Luna tembló y de repente se


dio cuenta de lo que estaba pasando. Ella empujó a Samuel con todas sus fuerzas, y lo
miró sin aliento, "¿Y ahora qué? ¿Será que el accidente de la señorita Gu le ha impedido
satisfacerte y por eso has venido a mí?". ¿Qué se creía que era ella?

Samuel no respondió. Se quitó la chaqueta, la aventó en el sofá junto a él y se desató la


corbata.
Capítulo 96 Una cena de amor y odio
Samuel aventó su corbata al sofá y comenzó a desabotonarse la camisa. El corazón de
Luna latía incesantemente mientras observaba los movimientos de Samuel.

Justo cuando su corazón estaba a punto de salir de su pecho, Samuel se detuvo en el


tercer botón.

Ella suspiró aliviada y se levantó de la cama. Pensando en que su postura era


inapropiada.

Pero Samuel no la dejaba ir. ¡Habían estado separados durante mucho tiempo!

Luna no notó lo que Samuel iba a hacer. Se estaba reajustando la ropa. De repente,
Samuel la levantó por detrás y la arrojó a la cama.

Le tomó a Luna algo de tiempo para superar el dolor, "¡Eres un desgraciado!". Ella
apretó los dientes y lloró.

Cuando abrió los ojos y comenzó a levantarse, Samuel la apretó.

"Luna Bo, vuelve a casa conmigo". Samuel la miró a los ojos y le ordenó. Él no podría
vivir sin ella. Ya se había acostumbrado a su presencia incluso antes de que pudiera
darse cuenta.

"¡No, no lo haré!" Las lágrimas brotaron de los ojos de Luna cuando escuchó sus dulces
palabras.

"No seas mala".

Todas sus ofensas parecían desaparecer debido a su dulzura.

Pero ella negó con la cabeza mientras pensaba en Emma y Catalina Gu.

Sin embargo, empujó a Samuel y lo besó.

...

A las 9 de la noche.
Samuel salió del baño, envuelto en una toalla de baño. Luna salió de la cama para
vestirse. Dijo con voz seria: "Sal de aquí. Ya tuviste lo que querías". ¿No fue eso a lo que
había venido?

Samuel frunció el ceño, ¿qué era lo que pensaba ella de él? ¿Qué pensaba ella de sí
misma?

"Luna Bo, vine aquí para llevarte a casa. He intentado todo lo que pude para
tranquilizarte. ¡No vayas más lejos!". Estaría realmente fuera de lugar si ella lo
rechazara.

Entonces, ¿esa fue su mejor actitud hacia ella? Luna se burló.

"No me importa. ¡Vete!"

¿Le acababa de decir que se fuera? Samuel frotó su pulgar en la esquina de sus labios, y
su mirada malvada hizo que Luna se estremeciera.

"¡Tú... De acuerdo, si no te vas, me voy yo!". Luna se dio la vuelta apresuradamente y


corrió hacia la puerta.

"Espera afuera. Te llevaré a cenar". Samuel le ordenó.

Luna lo ignoró y cerró la puerta de la habitación.

En el Restaurante Felicia.

Samuel y Luna, uno detrás del otro, entraron.

Se sentaron en una mesa cerca de la ventana. El camarero pronto trajo el menú. Samuel
lo tomó y lo colocó frente a Luna, "Pide lo que te guste".

Luna lo miró. ¿Realmente necesitaba mencionar eso?

"Un bistec australiano con pimienta negra, medio cocido, una ensalada de frutas, una
pizza italiana de mariscos, una sopa de verduras y tres bolas de Häagen-Dazs, por favor".
Luna nombró una lista de platos y le devolvió el menú a Samuel.

Samuel le devolvió el menú al camarero y le dijo: "Quiero todo lo que ella acaba de
pedir, excepto el helado. Y una botella de vino, por favor".
Cuando el camarero se fue, Luna miró a Samuel con descontento: "¿Quién te dijo que
ordenaras lo mismo que yo? ¿Quién te ha dado permiso para copiarme?".

Samuel abrió la servilleta frente a él y lo colocó debajo de su plato.

"La cena lo pagas tú". El respondió casualmente.

Luna se sorprendió, "¿Por qué?"

El camarero trajo el vino rápidamente y sirvió un tercio del él en las copas. Después de
ello, el camarero se fue.

"Me tomó mucho tiempo encontrarte".

Tomó su copa y la sostuvo frente a ella. Aunque Luna estaba renuente, aun así tomó su
copa y la tocó con suavidad.

"No te pedí que me buscaras. Después de la cena, regresa a tu casa y yo a la mía". Luna
le dio un sorbo al vino.

Samuel se negó, "¡De ninguna manera!"

Luna estaba enojada y bebió el vino de un trago. Luego volvió a llenar su copa.
Normalmente, solía servir sólo un tercio, pero esta vez se sirvió toda la copa.

Se bebió el delicioso vino, "Samuel, podemos ser buenos amigos. Aunque no éramos
felices cuando estábamos juntos, aún podemos llevarnos bien estando separados". Ella
no volvería a verlo más, como él deseaba, aun cuando vaya a visitar a su hijo.

Samuel movía la copa de vino haciendo círculos con él. El líquido del vino tinto se
deslizaba de lado a lado en la copa. Entonces Samuel habló: "Luna Bo, tú comenzaste el
juego. Pero no eres tú quien pondrá fin a esto. Yo soy el único que puede".

Luna miraba por la ventana el paisaje nocturno. Se sorprendió al escuchar sus palabras.

"¿No quieres terminarlo?" Ella se rió sarcásticamente. Sabía que él tenía una mujer a
quien amaba. ¿Cómo podía ser tan egoísta para pedirle eso?

"Por supuesto, el juego entre nosotros no terminará hasta que yo haya tenido
suficiente". Samuel alzó la mirada, miró a la mujer que tenía enfrente y bebió otra copa
de vino.
Luego frunció el ceño y pensó: aunque era vino tinto y no estaba muy fuerte, sin
embargo no había sido una buena idea haber bebido demasiado.

Pero Luna comenzó a verter el vino en su copa de nuevo. Samuel le quitó la copa y dijo:
"El vino es para probarla, no emborracharse con él".

La cara de Luna ya estaba enrojecida. Tiró un hipo y soltó una risita, "¿Qué hay de malo
con beberlo? Dijiste que la cena la pagaba yo. Así que, aunque beba otras diez botellas,
no sería asunto tuyo".

La cara de Samuel se volvió ligeramente lívida, pero aun así logró mantener la calma, "Sí,
por supuesto. Pero temo que te vayas a arrepentir luego. Esa botella de vino se produjo
en 1982. Cuesta al menos 30 mil".

Luna se atragantó al escuchar esto y comenzó a toser fuertemente. Se tapó la boca con
su mano. ¡Maldita sea! ¿Por qué no se lo dijo antes?

Samuel frunció el ceño de nuevo cuando vio a Luna toser. Tomó un vaso de agua con
limón y se lo dio, "Toma..."

Luna no lo rechazó. Tomó un sorbo de agua para recuperar el aliento.

En este momento, el camarero trajo los platos uno por uno.

Cuando Luna dejó de toser, puso el agua sobre la mesa y miró a Samuel. Él estaba
cortando su filete.

"¿No sabes que odio el limón? Debiste habérmelo dado con alguna mala intención".
Luna intentaba buscar problemas, tratando de molestarlo, para que Samuel la odiara y
la dejara...

Samuel hizo una pausa. El no lo sabía.

"Tendré más cuidado la próxima vez", respondió.

Pero Luna no quería dejar el asunto. Ella continuó, "Oh, está bien. Señor Shao está tan
atento en lo que le gusta y disgusta a la señorita Gu. Por supuesto, él no tiene tiempo ni
energía para fijarse en otras personas". A Luna se le partió el corazón cuando dijo eso.

Samuel sonrió cuando escuchó sus desagradables palabras, "Oh, no me digas que... está
la Señora Shao celosa?".
"'¿Celosa yo?" ¡Estás loco! Luna tuvo que tragarse las últimas dos palabras ya que un
camarero les traía otro plato de comida a su mesa. Ella le lanzó una mirada de furia a
Samuel. ¡Qué escrupuloso que era!

Luego el camarero puso los platos juntos. "Señor Shao, los platos ya están todos
servidos. ¡Que disfruten de la comida!".

Samuel asintió y el camarero se fue de la mesa.

Parecía que era un cliente recurrente aquí. Luna se burló, "Los camareros te han
reconocido. ¿Cuántas mujeres has traído aquí?"

Luna no tenía ninguna intención de comer. Simplemente cruzó sus piernas con elegancia
y mantuvo su mano izquierda debajo de la barbilla, tomando un sorbo de su vino poco a
poco.

"He cenado con mucha gente aquí, pero la mayoría de ellos han sido mis clientes. Si no
estás contenta con eso, puedo llevarte a otro lugar la próxima vez". Evitó su pregunta,
sin admitir que había traído a muchas mujeres aquí, sin negarlo.

Luego puso su corte de bistec frente a ella y tomó su porción. "¡Comamos!", dijo.

Ella bebió otra copa de vino y luego lo observó.


Capítulo 97 Un intento de abuso sexual
Luna dejó la copa a un lado y tomó un cuchillo y un tenedor para comer un trozo de
carne.

La carne estaba deliciosa con un fuerte sabor a pimienta.

"Esta es la primera vez que tenemos una cena como esta desde que nos casemos.
Espero que sea también la última". La voz de Luna sonaba sarcástico. A pesar de que
llevaban casados desde hacía mucho tiempo, esta era la primera vez que tenían una
cena romántica.

Sorprendido por la indiferencia de Luna, Samuel dejó de comer y la miró fijamente.

Samuel estaba confundido por su actitud. De una niña obediente a una chica caprichosa
y ahora a una mujer elegante.

Entonces, ¿cuál era la verdadera Luna?

"Sí, es la primera vez... Es verdad. Pero no será la última vez". Había dicho que él era
quien mandaba en este "juego del amor". Él era el único quien podía iniciarlo o
finalizarlo.

Luna no habló más, pero se bebió otra ronda de vino.

De hecho, no estaba mal cenar con Samuel. Al menos podía beber tanto como quisiera.
No era necesario preocuparse por las consecuencias después de emborracharse.

Sin embargo, si él continuaba persiguiéndola, ella seguiría jugando con él. "Está bien, si
quieres continuar con el juego, no te enfades si me peleo contra los enemigos en el
'juego'."

Su intención era clara y Samuel también entendió el significado. Comiéndose la pizza,


dijo: "No me molesta, Luna".

"Bueno, no estás enfadado aunque me negara a volver contigo. Pero te enfadas tan
pronto como hago daño a tu querida. ¿Estás fanfarroneando?" Aunque estaba buscando
problemas deliberadamente, todavía se sentía molesta cuando Samuel trató de
proteger a Emma.
Luna estaba demasiado deprimida para disfrutar de las delicias.

"Lo que tú digas." Ahora que estaba claro que ella no lo entendía, no tenía ningún
sentido explicar demasiado.

Siempre que ella volviera con él, él se encargaría de los demás asuntos.

Después de una breve pausa, Luna dijo: "Sí, mi opinión no significa nada. La tuya es la
que importa".

Con todo este desafío, Samuel estaba pensando en llevarla a su casa y castigarla
después de la cena.

Desafortunadamente, aunque un poco borracha, Luna todavía mantenía la mente


despierta.

Se fue de la mesa con el pretexto de ir al baño y pagó la cuenta. La cena ascendía a 300
mil yuanes. Luna se sentía desconsolada así que salió del restaurante sin Samuel.

Se metió en un taxi y se fue. Samuel, que todavía estaba esperando que ella volviera del
baño, la vio meterse en el taxi a través de la ventana.

Estaba realmente furioso con sus acciones.

Samuel corrió escaleras abajo rápidamente para pagar la cuenta. El cajero le dijo que la
cuenta ya estaba pagada.

Decepcionado, se metió en su coche y persiguió al taxi que se desvanecía gradualmente.

Por suerte, no había muchos coches que fueran en esa dirección. Encontró el taxi
inmediatamente.

Pronto, el taxi llegó al apartamento de Luna y ella se bajó. Caminó tambaleante hacia el
ascensor. Samuel también llegó al lugar y corrió hacia el apartamento al escuchar el
grito de Luna.

Ya estaba en el ascensor subiendo al noveno piso. El subió en el otro ascensor.

Samuel se puso ansioso cuando escuchó otro grito desde el ascensor.

La escena fuera del ascensor en el noveno piso fue una sorpresa total.
Una mujer golpeaba a un hombre con un abrigo rojo en el suelo.

El hombre se estaba protegiendo la cabeza con las manos y repetidamente decía "Lo
siento".

"¡Hijo de...! ¡Te voy a golpear hasta la muerte!" Aunque borracha, Luna todavía era
fuerte. Luna realmente quería golpear al hombre hasta matarlo, después de todas las
cosas que le habían sucedido ese día.

Pero alguien la apartó de repente. "¿Quién está ahí?" "¡Déjame!" gritó ella.

"¿Qué pasa?" Samuel controló a Luna en sus brazos y evitó sus puños. Habría sufrido sus
golpes si no los hubiera esquivado con destreza.

"¡Déjame! ¡Voy a matar a este pervertido!" ¡Maldita sea! El imbécil intentó


aprovecharse de ella pensando que estaba borracha.

¿Pervertido? Samuel entendió la situación claramente. Miró al hombre tembloroso.

Él consoló a Luna y le dio su abrigo.

Luna lo miró en silencio. Samuel agarró el cuello del hombre y lo levantó.

Soltó una pesada bofetada en la mejilla del hombre. "¡Ah!" Una voz dolorosa resonó por
el pasillo.

Había dos casas en la novena planta. Parecía que nadie vivía en la otra casa.

Por lo tanto, nadie sabía lo que estaba pasando en esta planta.

Luna recuperó la sobriedad, mientras observaba a Samuel golpear al hombre. El hombre


ya estaba sangrando.

Samuel usó toda su fuerza para golpear al hombre. Y Luna sentía que el calor recorría su
cuerpo cuando lo vio hacerlo.

Era bueno tener a alguien que la protegiera.

De repente Samuel se dio la vuelta y le preguntó. "¿Qué mano usó él para to-

"¿Cómo?" "¡Oh!" "Su mano derecha". Ella no estaba segura, pero debía ser la mano
derecha, pensó.
"¡Mentirosa! ¡Fue mi mano izquierda!" ¡El pervertido era claramente un idiota! ¡No
debería haber discutido de esa manera!

Luna se sorprendió por la poca inteligencia y la torpe acción del rufián. Sus acciones
eran suicidas.

Se oyó el sonido de una fractura. La muñeca del hombre se rompió después de un


crujido.

Su rostro se puso pálido. Estaba sudando a mares. Estaba demasiado angustiado para
decir nada.

Samuel lo tiró al suelo, sacó su teléfono y llamó al 110.

Después de decirle a la policía la dirección, tomó su abrigo y señaló la puerta detrás de


Luna. "Entra primero".

Luna asintió, sacó las llaves, abrió la puerta y entró.

Con la puerta medio abierta, miró a través de la grieta.

Vio a Samuel pateando al hombre otra vez y advirtiéndole. "¡Te arrepentirás durante
toda tu vida por molestar a mi mujer!"

"Lo siento..." "Por favor, por favor, perdóname". El hombre luchó en el suelo y suplicó
misericordia.

"¿Ahora conoces tu error?" "¡Es demasiado tarde! Serás procesado, no esperes salir de
la prisión en menos de diez años".

Al escuchar eso, el hombre se dio cuenta de que Samuel no era una persona común y
corriente.

Intentó ponerse de pie y utilizó toda su fuerza para arrodillarse ante Samuel. "Por favor
perdóname..." Samuel dio un paso atrás. El hombre rogó piedad una y otra vez.

Samuel se puso el abrigo y lo pateó furioso. "Levántate si eres un verdadero hombre".

El hombre no se atrevió a ponerse de pie y seguía suplicando. Dos policías llegaron a la


escena.
Capítulo 98 Una noche llena de acontecimientos
Después de una simple declaración, Samuel le dijo a los policías: "Meterlo en la cárcel
unos meses".

Al principio, se mostraron reacios a cooperar con Samuel. Él sabía que pasaría eso y les
mostró su tarjeta. "Estoy ocupado, si queréis que lo demande, os demandaré a ustedes
dos de paso".

Los dos policías cambiaron de actitud de inmediato. "¡Vaya, es usted! Señor Shao. Le
haremos llegar a nuestro superior su opinión"

"Seguro que 'cuidaremos' de este imbécil con atención. Tienes nuestras palabras".

"Muy bien". Samuel respondió con indiferencia y caminó hacia la casa de Luna.
Sintiéndose culpable, Luna no miró más. Corrió al dormitorio y cerró la puerta con llave
cuando Samuel entró en el apartamento.

Después él se dirigió hacia el dormitorio.

Pero la puerta estaba cerrada.

"Cuento hasta tres, si no abres, romperé la puerta de la habitación". Su voz sonaba


seria. Obviamente no era solo una broma. Lo decía en serio.

Luna respiró hondo y abrió la puerta, cuando Samuel solo contó un número.

"¡Qué mosca tan molesta!" Luna miró el aire y agitó la mano con impaciencia, como si
intentara expulsar una mosca.

¿Una mosca? Ella no debería compararlo con algo así. Mirando la expresión de Samuel y
sus ojos, Luna se sintió asustada.

"Me irritas, Luna". Samuel era una persona directa. Él decía lo que pensaba
directamente. Entró en el dormitorio y se quitó el abrigo.

La cama era un poco estrecha para dos personas, pero tenían que arreglárselas esa
noche.
"Señor Shao, ¿disfrutas de mi rechazo? ¿Por qué te lanzas a mis brazos si te irrito? Se
recostó contra la puerta y volvió a sentirse mareada.

¿Lanzarme a sus brazos? Samuel se puso delante suyo y le puso las manos en la corbata.
"Desátala por mí."

"Parece que te has acostumbrado al servicio de Emma, pero no creas que vayas a
disfrutar del trato exclusivo aquí. Impos..." Imposible. Él la besó incluso antes de que ella
terminara de hablar.

Después de un beso cálido, Samuel miró la mejilla roja de Luna y sonrió felizmente.

"No menciones a Emma cuando estamos juntos". Él le advirtió y volvió a poner sus
manos en su corbata.

La mente de Luna se quedó completamente en blanco después de que le diera el beso.


Así que ella le desató la corbata como él deseaba.

Después la lanzó encima del sofá y se dirigió a la cama. No se encontraba bien. Estaba
tan mareada que quería dormir al instante.

Luna no se cambió los zapatos cuando entró en casa. Todavía llevaba los zapatos de
tacón alto.

Hizo todo lo posible para quitarse los zapatos. Cuando se los quitó, tiró uno al suelo y el
otro a los pies de Samuel.

Se quedó dormida rápidamente mientras Samuel recogía sus zapatos de tacón alto y los
colocó en el estante de zapatos al lado de la entrada.

Cuando volvió a entrar, Luna casi se estaba cayendo de la cama al darse la vuelta.

Samuel corrió para evitar que se cayera.

Después de ponerla en la cama, Samuel la miró con atención y pensó que esta mujercita
no parecía una madre.

"Luna". Él le dio una palmada en la mejilla.

Sólo había silencio.

Samuel se quitó el abrigo, apagó la luz y durmió con ella en sus brazos.
Luna de repente se despertó a medianoche.

No tuvo tiempo de pensar en el hombre que yacía cerca de ella, solo quería correr hacia
el baño.

No encendió la luz. Así que no se dio cuenta de que estaba acostada al lado de un
hombre.

Samuel se despertó al instante. Sintió el cuerpo de Luna sobre el suyo.

Ella no tenía idea de que el hombre a su lado se había puesto rígido. Se levantó mareada
para salir de la cama.

Samuel tomó su mano y la atrajo hacia sí. Tan pronto como sus ojos se encontraron,
Luna tuvo una sensación desagradable. "Quiero vomitar..."

Samuel cambió su expresión de inmediato y la dejó caer de la cama. "Ve al baño".

Luna entonces caminó hacia el baño. Después de un rato, se oyó el sonido de vómitos.

Samuel se sintió irritado, ya que siempre había sido un poco delicado con la limpieza.
Por un momento, se quería marchar de allí.

Finalmente, encendió la lámpara de la cama y se sirvió un vaso de agua en la cocina.

El ruido de los vómitos por fin cesó. Y Samuel dio un suspiro de alivio.

Luna abrió el grifo, se lavó los dientes y salió del baño.

Samuel le dio el vaso de agua. Luna se lo bebió.

Después de beber un poco de agua, se sintió mejor. "Lávate los dientes". Samuel dijo
eso y le tiró un par de zapatillas delante de ella. Luna entonces se dio cuenta de que ni
siquiera llevaba zapatillas antes de ir al baño.

No era de extrañar que sintiera frío. Se puso las zapatillas y respondió. "Ya me he lavado
los dientes".

Entonces él la paró y la besó. Sintió el sabor de la menta.

Ella puso el vaso sobre la mesa. Él la levantó y caminó hacia la cama.

"¿Por qué sigues aquí?" Luna preguntó con curiosidad. Eran casi las tres de la mañana.
"No estás segura aquí. Vuelve a la villa conmigo mañana". Mira qué ha pasado hoy con
el rufián que ha aparecido esta noche. Ya está en la cárcel, pero mañana puede venir
otro."

Luna no quería hablar sobre el tema. De modo que no respondió. Simplemente cerró los
ojos.

Samuel comprendió su rechazo silencioso.

"Luna, no abuses de mi paciencia". Samuel podía tolerar su rechazo hasta cierto punto,
pero había un límite.

Luna se sentó y lo miró. "Yo soy así. Y si te estoy molestando, simplemente déjame en
paz". ¿Abusar de su paciencia? El nunca entenderá sus sentimientos a menos que ella se
enamorara de otro hombre.

La expresión de Samuel era fría. Entonces apagó la luz de repente y dejó a Luna sentada
en la oscuridad.

Luego la presionó. "Tienes que sufrir las consecuencias por hacerme enfadar".

Se estaba amaneciendo. Samuel tapó a Luna con una colcha y se fue al baño.

No durmió durante el resto de la noche, pero eso no parecía tener ningún efecto
negativo en él en absoluto.

Salió, miró a Luna y sonrió con picardía.

Samuel se puso la ropa, salió a comprarle el desayuno y luego se fue a trabajar.

Cuando la alarma sonó, Luna no quiso levantarse en absoluto.

Finalmente abrió los ojos después de escuchar numerosas alarmas. Paró el despertador.

Después de echar un vistazo al reloj, se dio cuenta de que eran más de las ocho.

'Oh, Dios mío. Voy a llegar tarde al trabajo.'

Durante varios minutos, hizo todo lo posible por sentarse y finalmente decidió pedir día
libre.
Capítulo 99 Una visita de Leandro
Luna envió un mensaje a Adrián por WeChat, "Señor Su, no me siento muy bien hoy.
¿Puedo pedir la baja para hoy?"

En el momento en que Adrián vio su mensaje, la llamó: "¿Qué ha pasado? ¿Necesitas


que te lleve al hospital?"

Ante la preocupación de Adrián, Luna respiró hondo y respondió: "Gracias, pero no será
necesario. He tomado algunos analgésicos. Supongo que me sentiré mejor después de
un descanso". Dormir toda la noche sería la mejor medicina para ella.

"Vale. Descansa un poco y no te preocupes por la empresa". Escuchar tales palabras


consideradas hizo que Luna se sintiera reconfortada a pesar de su incomodidad.

"De acuerdo, lo sé".

"Si te encuentras mejor esta noche, ¿te gustaría venir conmigo a la fiesta de aniversario
del Grupo Fang? Necesito una acompañante". Cerrando la puerta de su apartamento,
Adrián se dirigió hacia el estacionamiento.

¿Asistir a la fiesta de aniversario del Grupo Fang? ¿Como su acompañante?


"Probablemente no debería... Adrián, se han extendido rumores desagradables en la
empresa desde que empecé a trabajar como tu asistente personal..." Aunque Luna
siempre se había mantenido a una distancia adecuada de Adrián, aún escuchaba
muchos rumores sobre ambos.

Adrián sonrió, "Luna, una mano limpia no necesita lavarse. ¿Por qué molestarse con
estas tonterías?" En verdad, estaría contento si algo sucediera entre él y Luna.

Ante las palabras de Adrián, dejó de preocuparse. Ella pensó que sería incómodo si lo
rechazaba y dijo: "De acuerdo, entonces".

"Vale. Te llamaré cuando salga del trabajo esta noche. Descansa bien, y recuerda
llamarme si pasa algo". Su teléfono estaría disponible para ella las 24 horas del día toda
la semana.

"Gracias Adrián". Luna respondió con gratitud mientras permanecía estirada en la cama.
"No seas tan educada. Nos conocemos desde el colegio. Bueno, debería irme a trabajar
ahora".

Luna asintió mientras la suave voz de Adrián flotaba en su oído, "Conduce con cuidado".

Antes de que pudiera guardar su teléfono, sonó de nuevo inmediatamente al terminar


la llamada.

Ni siquiera tenía fuerzas para abrir los ojos. Sólo quería dormir. Pensando que era
Adrián otra vez, deslizó el botón verde sin mirar la pantalla, "Adrián, ¿qué te pasa?
¿Tienes algo más que declrme?"

El hombre en el teléfono no había escuchado su suave voz desde hacía un buen rato.
Pero el nombre que ella dijo era Adrián.

Él dejó de hablar por un momento. Luna estaba confusa, "Adrián, ¿me escuchas? Te
llamare luego."

"Luna, no has tomado mis palabras en serio, ¿verdad?" La voz fría del hombre hizo que
los ojos agotados de Luna se abrieran de golpe.

Miró su teléfono y vio el número de Samuel.

"¿Cómo has conseguido mi número?" Desde que lo había cambiado, pocas personas lo
conocían.

Samuel golpeó el bolígrafo sobre el escritorio, sorprendiendo a Anna, que acaba de


entrar en su oficina para informarle.

Era raro que Anna viera una mirada tan sombría en su rostro.

De modo que salió inmediatamente de su oficina al verlo hablar por teléfono.

En el momento en que salió por la puerta, vio a Leandro, quien no veía desde hacía
mucho tiempo.

La felicidad en su cara se vio interrumpida al a una mujer junto a él, era una chica
hermosa de largo cabello de color morado.

"El señor Samuel está ocupado ahora. Por favor, espere un momento." Anna respiró
hondo, intentando volver al trabajo.
Pero Leandro la ignoró y se dirigió directamente a la oficina de Samuel después de
empujar la puerta para abrirla.

Antes de que Anna pudiera detenerlos, los dos desaparecieron delante de ella entrando
por la puerta de la oficina.

Fuera de la oficina, Anna se quedó atónita mirando sus espaldas mientras entraban. La
hermosa pareja parecía un dúo perfecto. De repente, recordó que había fingido ser su
prometida para ayudar a Luna en el centro comercial.

Era extremadamente irónico ahora ver a la chica con él.

En la oficina.

De espaldas a la puerta, Samuel seguía discutiendo con Luna por teléfono.

"¡Tu teléfono estaba justo sobre la mesa! No cambies de tema, Luna. Levántate y
tómate el desayuno". Encendió el cigarrillo que tenía en sus labios.

Adrián, Adrián... Samuel susurró el nombre repetidamente en su cabeza. Parecía que


Adrián no había tomado en serio el correo electrónico que le había enviado Samuel.

Luna se burló, "Samuel, ¿me estás amenazando? Pedí la baja hoy por tu culpa. ¿Estás
contento ahora?"

"Lo estoy. Luna, si no te alejas de ese Adrián, ya no jugaré limpio. Iré a tu empresa todos
los días a acosarte". Sintiendo que alguien estaba detrás de él, Samuel giró su silla. Se
sorprendió por la repentina aparición de Leandro.

Pero su asombro solo duró un segundo. Continuó su conversación con Luna.

"Samuel, ¿puedes ser menos estúpido?" Luna se preguntó cómo había estado tan ciega
para haberse enamorado de un canalla así.

Al hacer un aro de humo, Samuel miró a Leandro a los ojos y contestó al teléfono: "Es
totalmente normal hacer estupideces cuando se trata de la esposa de un hombre".

Como esperaba, el rostro sombrío de Leandro se iluminó.

"Y una mierda. Me voy a dormir. Adiós." Quería que Samuel la dejara en paz porque
tema mucho sueño.
"Bueno, descansa un poco. Sé que te agoté anoche". El tono de Samuel de repente se
volvió lascivo. Luna colgó inmediatamente y se quedó dormida antes de poder poner su
teléfono sobre la mesa.

Sin una pizca de vergüenza, Leandro observó tranquilamente a Samuel hablando por
teléfono antes de colgar.

Señaló el sofá cercano, sugiriéndole a su acompañante que tomara asiento. Samuel sacó
algo que había preparado previamente del cajón del escritorio y lo colocó frente a
Leandro.

Echando un vistazo a la tarjeta bancaria sobre la mesa, Leandro miró a Samuel, que
apagó su cigarrillo, "¿Qué es esto?"

"Gracias por ayudar a mi esposa antes. Esto es el dinero que le diste. La contraseña son
los últimos 6 dígitos del número de la tarjeta". Samuel se dio cuenta de que Leandro le
había dado dinero a Luna cuando cenó con ella la noche anterior. Él se mostró escéptico
cuando ella se ofreció a pagar la cuenta.

Durante el embarazo de Luna, Samuel le había dado una tarjeta de crédito sin límite que
nunca usó.

Se mantenía con el dinero que había ahorrado como actriz.

Como una niña mimada, sabía poco sobre la finanza. Pronto se quedó sin dinero con sus
gastos imprudentes.

No fue hasta que nació el bebé cuando Samuel descubrió que se había gastado todo su
dinero y comenzó a usar el de él. Hace unos días, descubrió que la tarjeta que le había
dado no había sido utilizada durante un par de semanas.

Cuando Luna pagó la cena de 300 mil la noche anterior, se dio cuenta de que alguien
debía haberle dado dinero, para que dejara de usar la tarjeta.

¿En cuanto a la procedencia del dinero? Samuel se había enterado esa mañana.

Se sintió aliviado cuando descubrió que era Leandro quien le había dado el dinero a
Luna. Al menos ella no pidió dinero prestado a otros hombres, ni dejó que la cuidaran.
Aunque trabajaba en la empresa de Adrián, se ganaba su salario a través del trabajo
duro.

Leandro fue directamente a la oficina de Samuel en cuanto se bajó del avión. Era
evidente que venía a enfrentarse con él.
Capítulo 100 Broma fracasada
La actitud calmada de Samuel hizo que Leandro se contuviera.

"Dime, ¿por qué os habéis peleado tú y Luna? ¿Por qué estás acosando a mi hermana?"
Leandro no se lo iba a poner fácil. Dio un paso adelante y se sentó en el escritorio de
Samuel, frente a su cuñado.

Samuel sacó otro cigarrillo de la caja y lo encendió.

"Esto es solo una pelea normal de parejas". Las palabras de Samuel hicieron que
pareciera un asunto trivial de parejas, haciendo que Leandro sintiera que estaba
exagerando.

"Si sólo fuera así de simple. Si alguna vez le hace daño a mi hermana por esa Emma, iré
en pos de ti". Leandro tampoco quería molestarlos con sus suposiciones.

Anna era la siguiente persona con la que necesitaba hablar.

Al escuchar a Leandro mencionar a Emma, Samuel pensó que Luna se había puesto así
debido a ella.

"Me ocuparé de resolver lo de Emma". Se juró tanto a Leandro como a sí mismo.

Leandro agarró la tarjeta y se lo devolvió, "Toma esto. Como hermano suyo, hice lo que
tenía que hacer". Él le había dado el dinero, no era un préstamo.

"No, acéptalo. Soy completamente capaz de mantener a mi propia esposa". Ante la


insistencia de Samuel, Leandro cedió y recogió la tarjeta.

Después de hablar con Samuel durante un rato, Leandro salió de la oficina con el brazo
alrededor de la chica con la que había venido.

En la zona de la asistente fuera de la oficina.

Anna se quedó mirando fijamente la carpeta de su escritorio. Permaneció en esa


posición durante un par de minutos. No estuvo al tanto hasta que escuchó el
movimiento de la puerta.
Echando un vistazo a la pareja que salía, agachó la cabeza y continuó marcando la hora
en su agenda y tomando notas sobre el documento en el que estaba trabajando.

Nadie hubiera predicho que Leandro se pararía delante de ella a propósito y le diría:
"Señorita Anna, hacía mucho que no te veía. ¿Mantuviste a mi cuñado a raya?" Le dio a
Anna una mirada de enfado mientras agarraba a la mujer que vino con él.

Anna continuó mirando el archivo sin siquiera levantar la cabeza.

Leandro estaba un poco molesto, "¿Me estás escuchando?" Tocó el archivo tres veces
para destacar su presencia.

Las otras dos asistentes al lado de Anna se sorprendieron de la escena.

"¿Uhhm? Lo siento, ¿tú eres...?" Anna levantó la cabeza y miró a Leandro,


desconcertada, como si fuera un extraño.

Jugando juegos, ¡eh! Leandro soltó a la mujer. Levantó la barbilla de Anna con una
sonrisa, "No me preguntaste quién era yo cuando estábamos en el hotel".

Las otras tres mujeres le dieron a Anna una mirada sorprendida por sus palabras.

La mente de Anna se quedó en blanco por un instante. No esperaba que él dijera eso.

Reuniendo su ingenio, ella apartó su mano y dijo: "Debes haberme confundido con otra
persona. No te conozco en absoluto". Anna continuó fingiendo su ignorancia.

"La señorita Anna no solo es hermosa, sino también es muy hábil. ¡Eres la última
persona que olvidaría!" La cara de Anna palideció al instante ante las crudas palabras de
Leandro.

Los dos asistentes comenzaron a susurrar entre sí. Anna respiró profundamente, "Señor
Leandro, ¿podría irse por favor? Estoy trabajando". Mientras hablaba, bajó la cabeza y
volvió al trabajo, ignorando a Leandro de nuevo.

La hermosa muchacha que iba con Leandro se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.
Dándole a Anna una mirada de celos, se volvió hacia Leandro con una mirada tímida:
"Leandro, ¿no dijiste que me llevarías al centro comercial? Vámonos."
Refrenando su ira, Leandro puso su brazo alrededor de los hombros de la chica otra vez,
"¡Te llevaré al centro comercial más grande y después reservaré una habitación de hotel
para nosotros!"

"¡Leandro, eres tan travieso!"

Anna casi vomitó ante el tono coqueto de la chica. Al ver las dos figuras desaparecer,
Anna se sintió aliviada. Pero pronto sintió una sofocante decepción.

Antes de entrar en el ascensor, Leandro echó otra mirada a Anna.

Anna lo miró cuando sus ojos se encontraron, antes de reanudar su trabajo.

A las 2 de la tarde, Luna se despertó por la sensación de hambre que tenía.

Frotando su estómago hambriento, se lavó la cara. Fue a la cocina para hacerse un bol
de fideos.

Después de terminar de comer, se le ocurrió una idea. Buscó en Google una foto y se la
envió a Samuel por WeChat.

Samuel estaba en una reunión. No tenía intención de leer el mensaje que recibió
cuando su teléfono vibró, pero vio el nombre de Luna en la él.

Cuando apareció la imagen en la pantalla, de repente se levantó de su asiento. Todos los


demás se sobresaltaron. "Continúen con la reunión, volveré en unos minutos". Salió de
la sala de reuniones, con la cara pálida.

Luna se acurrucó en el sofá. La llamada de Samuel llegó dos minutos después de que ella
le había enviado la foto.

Poniendo una sonrisa serena, deslizó el botón verde, "Sí, señor Samuel. No sabía nada
de ti desde hace un buen rato". Aunque su voz era inusualmente suave, su ira no
disminuyó.

"¡Luna, realmente me estás cabreando!" De pie frente a la ventana y contemplando el


paisaje exterior, Samuel mostró una mirada feroz mientras hablaba.

Luna se burló, "¡No estoy interesada en dar a luz a otro bebé para un mujeriego!" La
foto que envió fue un paquete de píldoras anticonceptivas.
Ella estaba extremadamente encantada cuando escuchó su enojado arrebato.

Si Luna hubiera estado ahora mismo delante de él, Samuel podría haberla empujado por
la ventana.

"Adelante, tómatela. Si lo haces, tu hijo encontrará a otra a quien llamar mamá". Él


todavía podía amenazarla aunque no estuviera con él.

Como era de esperar, escuchó a Luna gritar a través del teléfono, "¡Samuel, eres un
mujeriego, pareces un padrastro?

¿Padrastro? "¡Luna, creo que nadie sabe mejor que tú quién es el verdadero padre de
Gerardo!" De eso él jamás dudaría.

Cuando Luna estaba embarazada de Gerardo, Samuel era el único hombre en su


corazón. Cuanto más lo pensaba, más echaba de menos a la Luna de antes.

Él estaba diciendo la verdad. Luna se quedó momentáneamente estupefacta. "Olvida la


foto". Sintiéndose molesta, Luna estaba a punto de colgar cuando Samuel añadió: "Será
mejor que te comportes bien. De lo contrario..."

Luna colgó de inmediato.

Mirando su teléfono con incredulidad, resistió las ganas de tirarlo.

Intentó calmar sus sentimientos de rabia.

Diez minutos después, Samuel volvió a la sala de conferencias. Su rostro aún tenía un
aspecto terrible.

Mientras todos los demás lo miraban con sorpresa, sacó su silla y se tiró sobre ella.

Mirando la expresión seria de Samuel, Catalina supuso que Luna lo había hecho enfadar.

Esta noche era la oportunidad perfecta para acercarse a él.

Al lado de Samuel, Anna habló después de que todos hubieran entregado sus informes,
"Señor Samuel, el Grupo Fang os ha invitado a ti y a la señorita Catalina a su fiesta de
aniversario de esta noche".

"Em..." Samuel respondió evasivo.


"Entonces..."

Samuel entendió lo que Anna quería decir.

Pensando en el mal comportamiento de Luna, dijo: "La señorita Catalina y yo


asistiremos juntos a la fiesta de aniversario. Si no tienes nada más que añadir, esta
reunión ha terminado".
Capítulo 101 La fiesta de aniversario del Grupo Fang
Catalina se llenó de alegría por las palabras de Samuel. Pero se dijo a sí misma que debía
actuar de manera reservada. De modo que reprimió su emoción, mantuvo una
expresión normal y salió de la sala de reuniones con sus colegas.

En el hotel Zafiro.

El Grupo Fang reservó todo el hotel para su 20 aniversario.

El departamento de relaciones públicas llegó al hotel antes que el resto para hacerse
cargo de las decoraciones de la sala y la recepción de los invitados.

A las 7 de la tarde.

Los invitados comenzaron a llegar al hotel. La mayoría de ellos eran hombres de


negocios. Los demás eran personas de todos los sectores de la sociedad que estaban
asociados con el Grupo Fang.

El Grupo Fang invitó a dos estrellas famosas a que amenizarían la fiesta.

La superestrella internacional Manolo fue una de ellas.

Aunque Manolo estaba casado y tenía hijos, todavía era popular entre las mujeres. El
nuevo perfil de Manolo era de un esposo encantador y un padre amoroso, eso le brindó
la oportunidad de explorar personajes de películas que no había probado antes.

La otra invitada especial era Yvonne Ni, la estrella china más popular de Hollywood.

Catalina caminó con sus tacones hacia el vestíbulo del hotel, del brazo de Samuel. Al
entrar Samuel, muchos invitados se acercaron a la pareja para saludarlo.

Catalina se paró junto a Samuel, se quedó mirando a Samuel socializando con otros, y
ella saludaba con la cabeza a las pocas personas que la saludaban de vez en cuando.

Sus ojos se abrieron de repente con pánico cuando vio una figura familiar.

Se soltó el brazo de Samuel y se acercó a la figura, "Hola, Emma". '¿Había estado Emma
asociada anteriormente con el Grupo Fang?' Catalina se preguntó.
Emma inicialmente no planeaba asistir a la fiesta. Pero cuando supo que Samuel iría,
encontró un acompañante para ir con ella a la fiesta.

Como asistía en nombre de su empresa, Emma no le dijo a Samuel que iría. Al ver a
Catalina, sospechó que había venido con Samuel.

"Hola, Catalina. ¿Ha llegado Samuel?" Preguntó Emma, mirando alrededor de la sala
para buscarlo.

Como esperaba, ¿vio a Samuel charlando y riéndose con algunos invitados cerca de él?.

Catalina sabía que no podía evitar que Samuel y Emma se encontraran, por lo que
asintió amablemente, "Sí. Nuestra compañía nos asignó para asistir a la fiesta juntos".

La inocente expresión de Catalina disipó las dudas de Emma. Emma asintió con una leve
sonrisa, "Está bien. Voy a saludar al CEO del Grupo Fang". Y entonces se fue con su
acompañante.

Al ver a Emma caminando hacia el CEO del Grupo Fang, Catalina suspiró aliviada. Ella
volvió con Samuel.

Poco después, el murmullo de conversación junto a la puerta aumentó. Algunos


invitados inicialmente ignoraron el movimiento, pero cuando el ruido se hizo más
fuerte, comenzaron a mirar hacia la puerta.

Una pareja estaba de pie junto a la entrada. La gente los miraba con diferentes grados
de duda, sorpresa e incluso desprecio.

Adrián se veía extremadamente guapo en su traje negro. Prácticamente todos en el


sector del negocio lo conocían.

No era Adrián el que había causado el alboroto, sino la mujer que estaba de pie junto a
él.

Hacía calor en la sala. Quitándose el chal de piel blanco, la mujer se lo pasó a un


camarero.

Llevaba puesto un vestido de fiesta negro sin tirantes y un par de zapatos de tacón de
cristal que hacía que destacara su figura esbelta. Tenía su largo cabello negro recogido.
Con un exquisito maquillaje leve y el atractivo pintalabios rojo, tenía un aspecto muy
elegante.

"¿No es esa la esposa de Samuel, Luna

"Sí. ¿Por qué vienen con otras personas? Eso es raro".

"Mírala, parece escandalosa. Era extraño que Samuel no la hubiera llevado a ella".

"¿Estás celosa? Está impresionante, no escandalosa".

Samuel estaba hablando con algunos hombres de negocio cuando Adrián y Luna
llegaron. Cuando alcanzó a ver a Luna sin querer, su rostro se nubló al instante.

Escuchó unos chismes a unos pasos de distancia, "Parecía ser que Adrián y Luna habían
tenido una aventura antes. No hay humo sin fuego. ¡Ahora, aparecen así! ¿No me digas
que ahora son una pareja?"

"¿Samuel y Luna se han divorciado?"

"Dios mío. ¡Qué le pasó a Samuel por la cabeza para divorciarse de una esposa tan
hermosa!"

Inmersos en los chismes, los invitados no notaron a Samuel parado detrás de ellos con la
cara en blanco.

Lo que sucedió después sorprendió a todos los presentes.

Llevando un vestido de gala de color morado claro, Catalina caminó del brazo con
Samuel hacia Adrián y Luna.

El corazón de Luna se aceleró sin control cuando vio a Samuel acercarse.

Intentando mantener la calma, se dijo a sí misma que debía mantener la cabeza alta
cuando vio la sonrisa de Catalina.

Adrián parecía estar de buen humor.

Los saludó con una sonrisa, "Buenas noches. Señor Shao y señorita Gu". Otros invitados
no podían evitar mirarlos de vez en cuando, chismeando entre ellos.

Luna tomó un vaso de vino de la bandeja de un camarero.


Bajando los ojos, tomó un sorbo de vino. No tenía intención de saludar a Samuel.

"Buenas noches señor Su". Samuel respondió con una leve burla, mirando el vino en su
copa.

"Discúlpenos, señor Shao. Nos gustaría saludar primero al CEO Fang". Dijo Adrián con
una suave sonrisa.

Samuel estaba irritado por el buen humor de Adrián. Agarró el brazo de Luna en el
momento en que se alejó, obligándolos a detenerse.

"Dios mío, ¿se van a pelear?"

"Dos hombres peleándose por una mujer. ¡Esto va a ser emocionante!"

"¿Cómo ha podido Luna Bo estar tan cerca de otro hombre? ¡Es una mujer casada!"

...

La escena atrajo una discusión acalorada.

El agarre de Samuel era tan firme que Luna no tuvo más remedio que soltar a Adrián.
Ella se acercó a Samuel

Y arregló su corbata. "No te preocupes. Volveré pronto." Dijo Luna dándole una
palmada a Samuel en el pecho.

Samuel sonrió, "Está bien. Te esperaré por aquí". Se inclinó y besó a Luna.

"¡Oh, Dios mío! ¿Qué está pasando?"

"Un marido está besando a su esposa. Eso es normal."

"¡Pero la gente dice que ya han perdido el afecto el uno por el otro y están teniendo
relaciones con otras personas!"

"Parece ser solo un rumor".

...

Samuel y Luna se miraron el uno al otro durante su beso. Los invitados no se dieron
cuenta, todo lo que pudieron ver fue a una pareja cariñosa que se besaba.
Cerca, Emma apretó los puños con furia. Su gesto captó la atención de Adrián y le lanzó
una mirada. Él también estaba molesto.

Catalina estaba detrás de Samuel avergonzada. Ella miró hacia otro lado y notó que
Emma miraba a Adrián de forma significativa. Confundida, se quedó contemplando lo
que estaba pasando entre Adrián y Emma con duda.

Cuando terminó el beso, Luna todavía tenía sus brazos alrededor del cuello de Samuel y
él mantuvo sus manos en su cintura.

"¡Bien por ti! Luna", dijo Samuel, mirándola con cariño.

Solo Luna podía saber que Samuel estaba furioso.


Capítulo 102 La confesion de Adrian
Luna respondió con una sonrisa, "Gracias. A ti también, Samuel". No podía liberarse de
las garras de Samuel. Lo único que podía hacer era cooperar con él y terminar el
espectáculo.

Samuel finalmente aflojó su agarre a Luna. Volviéndose hacia Catalina, se alejó con ella
tomando de su brazo.

Adrián y Luna se unieron a los otros invitados después de saludar al CEO Fang.

Después de unos momentos, hubo otro alboroto en la puerta. Manolo y Laura habían
llegado.

Tan pronto como saludó al CEO Fang, Manolo fue rodeado por muchas invitadas.

Laura ya estaba acostumbrada a este tipo de situación. Esquivando a las damas


emocionadas, caminó hacia Luna.

Al ver a Laura, Luna sonrió. Se soltó del brazo de Adrián y le dio un gran abrazo a su
amiga.

Laura miró a Adrián y le preguntó: "Luna, ¿por qué no estás con tu esposo? ¿Dónde está
Samuel?"

Luna inclinó la cabeza hacia Samuel. Mirando hacia la dirección que Luna señaló, Laura
lo vio charlando con algunas mujeres.

"Laura, este es mi jefe, Adrián. También fue mi compañero de clase. Adrián, esta es
Laura Ye. Es la esposa de Manolo. Es posible que ya la conoces."

Luna presentó a los dos.

Adrián y Laura se estrecharon la mano cortésmente.

"Buenas noches señor Su".

Luna tomó un vaso de vino de la mesa detrás de ellos para Laura. Hablaron mientras
disfrutaban del vino.
Yvonne Ni fue la última en aparecer. Después de saludar a algunos conocidos, se acercó
a Luna y la abrazó con fuerza.

Los invitados estaban confundidos con la escena. Se preguntaban cómo conocía Luna a
la superestrella Yvonne, quien a menudo estaba en el extranjero.

Adrián ya se había alejado para unirse a otros empresarios. Luna presentó a Yvonne a
Laura.

Las tres mujeres se sentaron junto a una mesa de postres, charlando y riendo.

En medio de la fiesta, Luna se fue al lavabo de señoras.

En el camino de regreso al salón, vio a Emma también de camino hacia el baño de


señoras.

Luna agachó la cabeza para enderezar su ropa y fingió no verla.

Pero cuando estaban la una cerca de la otra, Emma de repente se torció el tobillo y cayó
sobre el pecho de Luna.

Todo sucedió muy rápido. Luna inconscientemente sostuvo a Emma.

El afilado anillo de metal de Emma rasgó el vestido de Luna. Al ver esto, Emma sonrió.

Sintiendo que el vestido se le deslizaba, Luna de inmediato soltó a Emma para sujetar su
propio vestido.

¡Mierda!

Ella levantó la cabeza y vio a dos mujeres mirándola con curiosidad. Luna estaba
mortificada.

Al ver una figura familiar acercándose, Luna se sonrojó.

"Luna, ¿estás bien?" Adrián se dirigió a Luna con preocupación.

De pie, Emma enderezó su propio vestido y dijo: "Lo siento mucho, señorita Bo. Le
compraré un vestido nuevo". Se alejó sin más miradas.

Al darse cuenta de la forma en que Luna sostenía su vestido, Adrián inmediatamente


comprendió lo que había pasado. Se quitó el abrigo y se lo puso.
"Vayamos a una suite arriba. Le pediré a mi asistente que te traiga un vestido nuevo".

Luna asintió. Adrián llamó a la recepción y reservó una suite.

Un camarero se les acercó rápidamente con una tarjeta de habitación.

Adrián la acompañó al ascensor.

Sin embargo, alguien presenció esta escena. Catalina caminó hacia Samuel, que todavía
estaba molesto. Ella dudó por un momento y le dijo, "Señor Shao, acabo de ver..."

La reticencia de Catalina hizo que Samuel pensara en Luna. Recorrió con la vista el salón
y descubrió que no solo había desaparecido Luna, i sino también Adrián!

"¡Dime!" Samuel exclamó.

Catalina estaba asustada por la ira explícita de Samuel, "De camino al lavabo de señoras,
vi cómo Emma desgarraba el vestido de la señorita Bo... Entonces el señor Su se llevó a
la señorita Bo arriba..."

Samuel sabía que las suites estaban arriba.

Dejó el vaso sobre la mesa más cercana y se dirigió a la recepción.

"¿En qué habitación está el señor Su?

¿Ha subido con Luna Bo?" Samuel estaba detrás de Emma, quien estaba interrogando a
una recepcionista.

Le había puesto a la recepcionista en un compromiso: "Lo siento, señorita. No puedo


darle esa información por la privacidad de nuestros clientes".

"¡Respóndeme! La señorita Bo es mi amiga. Ahora está en una habitación con un


hombre. Si algo le sucediera..." Emma amenazó a la recepcionista. Asustada, la
recepcionista le dio inmediatamente el número de habitación.

Al ver a Samuel caminar hacia el ascensor, Emma sonrió.

Había hecho su parte.

Esperaba que Adrián fuera inteligente y tuviera éxito con su plan.

En la habitación 8306.
Adrián abrió la puerta y dejó que Luna entrara primero.

Siguiéndola, cerró la puerta parcialmente. Dejó un espacio a propósito.

Luna se dio la vuelta, "Señor Su, ¿puedes llamar a tu asistente ahora?"

Adrián tiró la tarjeta de la habitación sobre la mesa más cercana y asintió, "No te
preocupes, Luna. Quiero decirte algo primero", dijo Adrián, mirando a los ojos de Luna
con afecto.

Ante las palabras de Adrián, el corazón de Luna sobresaltó. Recordó que una vez le
había confesado su amor en la universidad.

"Luna, ¿sabes por qué elegí estudiar en el extranjero?" Preguntó Adrián tristemente
mientras se acercaba a Luna.

'¿Por qué se ve tan triste?' Luna estaba perdida en sus pensamientos. Ella no notó que
Adrián se estaba acercando.

"Luna, he estado enamorado de ti durante casi diez años. Quería ser un hombre mejor,
digno de ti, así que decidí ir a estudiar en el extranjero", dijo Adrián, poniendo sus
manos sobre los hombros de Luna.

"Uh..." Luna estaba demasiado sorprendida como para decir algo.

"Pero cuando volví, ya te habías casado con otro hombre. ¿Sabes lo devastado que
estaba cuando escuché la noticia?" Adrián sostenía a Luna en sus brazos.

Luna quería alejarlo, pero no podía soltarse de su vestido.

"Adrián..." Luna estaba molesta. Adrián sabía que estaba casada. ¡Cómo podía abrazarla
de esta manera!

"Luna, cuando descubrí que Samuel Shao todavía estaba saliendo con Emma Gu, decidí
recuperarte. Samuel Shao es un mujeriego. Él no te ama en absoluto. Está enamorado
de Emma Gu..."
Capítulo 103 Una eleccion difícil
Adrián miró a Luna, quien se había puesto pálida debido a la ira y el asombro. Él le
pellizcó la barbilla y la besó en los labios.

¡Qué demonios! ¿Está loco Adrián? Luna estaba muy molesta. Trató de alejar a Adrián
con todas sus fuerzas. Pero no podía. Para colmo, su vestido se cayó al suelo.

Luna se dio la vuelta y se abotonó el vestido rápidamente. Por suerte, el abrigo de


Adrián era lo suficientemente largo para poder cubrirla.

Pero Adrián la giró y la besó de nuevo.

De repente, la puerta de la habitación se abrió con un golpe. Al ver al hombre parado en


la puerta con la cara oscura, Luna se puso rígida de miedo.

Mientras miraba al hombre y la mujer en la habitación besándose, Samuel apretó los


puños. Sus ojos se pusieron rojos.

¡Qué mierda está pasando!

Se apresuró a separar a Luna y Adrián con toda su fuerza.

Luna se asustó: "Samuel, no nos malinterpretes. Ah..." Samuel perdió la cabeza


enfadado. Empujó a Luna lejos con todas sus fuerzas.

La espalda de Luna se golpeó con una pata de la cama. Hizo una mueca de dolor.

No podía moverse. Lo único que podía hacer era mirar a los dos luchando.

Dos mujeres estaban de pie en la puerta y observaban lo que estaba pasando en la


habitación.

Emma cerró la puerta con una sonrisa y se fue con Catalina. "¿Qué está pasando en la
habitación?", preguntó Catalina como si estuviera desconcertada por la situación.

Emma se burló, "¡Bueno, es un castigo para Luna por seducir a mi Samuel!" Cuando vio
a Luna pálida y sentada en el suelo, supo que Samuel estaba furioso como ella esperaba.

Todavía podían escuchar vagamente la pelea en la habitación cuando caminaban por el


pasillo.
En la habitación, Luna estaba sentada en el suelo, flotando la espalda de dolor mientras
Samuel estaba sentado encima de Adrián y le estaba dando un puñetazo con los dos
puños.

Luna luchó por levantarse, se tambaleó hacia los hombres que peleaban y tiró del brazo
de Samuel. "Para, por favor.

No hemos hecho nada, Samuel".

Las palabras de Luna le recordaron a Samuel lo que acababa de ver.

Se deshizo de ella y siguió golpeando a Adrián.

Luna volvió a sostener el brazo de Samuel. "Samuel, por favor, detente. Volveré a casa
contigo y te prometo que no volveré a verlo." Al escuchar la promesa de Luna, Samuel
se calmó un poco y dejó de golpear a Adrián.

"Luna, no seas tonta. Él no te ama en absoluto. ¡Lo único que haría sería engañarte y
herir tus sentimientos!", gritó Adrián. Al escuchar las palabras de Adrián, Samuel levantó
su puño de nuevo. Pero Adrián lo esquivó.

"Luna, te he querido durante casi diez años y nunca he estado con ninguna otra mujer.
Soy el hombre adecuado para ti. ¿No ves eso?" Adrián trató de persuadirla. Al escuchar
las palabras de Adrián, Luna dudó y soltó un poco el brazo de Samuel.

Sabía que Adrián la había amado sinceramente.

Ella pensaba que Adrián tenía una novia antes.

Pero cuando Adrián le dijo que no había tenido novia desde hacía muchos años,
sospechó que todavía la amaba.

No le preguntó a el motivo, porque no quería remover su pasado y temía que su


suposición fuera cierta.

Luna se sentó en el suelo angustiada. No podía entender por qué todavía estaba atraída
por Samuel.

Aunque sabía que Samuel tenía un romance con Emma, nunca había pensado en dejar a
Samuel. En el fondo, ella todavía lo amaba.
Al ver a Luna dudar, Samuel comenzó a preocuparse, "¿Está conmovida por la confesión
de Adrián...?"

De repente, Samuel empujó a Adrián e intentó sacarlo de la habitación.

Adrián, con moretones en su rostro, luchó y gritó: "Luna, no seas tonta. ¡Es un
mujeriego!"

"¡Sal!" Samuel gritó mientras pateaba a Adrián fuera de la habitación. Adrián, que
estaba desprevenido, se cayó. Samuel cerró la puerta y puso el pestillo

Después caminó hacia Luna y le arrancó la chaqueta de Adrián.

Luna permaneció en silencio. Samuel le pellizcó la barbilla y se burló: "¿te has


enamorado de ese tipo?"

Luna no respondió. De repente, Samuel tiró de Luna por la cintura, la arrojó sobre la
cama y se puso encima de ella.

"Luna. ¿Cómo puedes permitir que otro hombre te sostenga en sus brazos y te bese?...",
dijo Samuel mientras frotaba los labios de Luna con el dorso de su mano. Luna se apartó
debido al dolor.

Samuel le pellizcó las mejillas y la obligó a ponerse de cara a él. "¡Estás muerta, Luna
Bo!" Entonces levantó a Luna y la empujó al baño.

Samuel abrió la ducha. El agua fría cayó sobre la cara y el cuerpo de Luna
inmediatamente.

Hacía tanto frío que ella no pudo evitar temblar. Se abrazó y miró al hombre con cara de
póquer, "Samuel...". La voz de Luna era tan débil que él apenas podía oírla.

Los ojos de Samuel se pusieron rojos cuando cambió su mirada hacia los labios de Luna.

Se acercó más a ella y limpió sus labios. Su elegante traje se estaba mojando.

Siguió limpiando los labios de Luna hasta que escuchó su gemido.

Samuel encendió el calentador, se quitó el traje y lo tiró al suelo.

Luna dejó de temblar cuando el agua fría se calentó gradualmente.


Abrió los ojos y miró a los ojos de Samuel.

Ella dejó caer su cabeza por miedo cuando vio la ira en los ojos de Samuel. Samuel, que
ya se había aflojado la corbata, comenzó a quitarse la camisa.

Después le dio la vuelta a Luna, que estaba perdida en sus pensamientos.

Apoyándose contra la pared de baldosas, Luna estaba asustada. Ella rogó, "Samuel. Te
he prometido que no veré a Adrián nunca más..."

Samuel ignoró las súplicas de Luna y comenzó a desabrocharse el cinturón.

...

A la mañana siguiente.

Luna se despertó y descubrió que Samuel ya se había ido.

Se sentía dolorida en cada parte de su cuerpo y luchaba incluso para levantarse.

Entró en el baño mientras seguía maldiciendo a Samuel.

Encontró una bolsa en el escritorio con ropa de mujer cuando salió del baño después de
lavarse.
Capítulo 104 Luna se escapo con Gerardo
Debe ser para ella. Luna se cambió enseguida con la ropa nueva. Miró alrededor de la
habitación, pero no podía encontrar su bolso.

Recordó que Adrián sí trajo su bolso a la habitación anoche. ¿Dónde estaba ahora?
¿Samuel se la habrá llevado?

Luna buscó su bolso por toda la habitación otra vez. Comprobó que efectivamente no
estaba ahí. Luego se dirigió hacia la puerta.

Cuando abrió la puerta, se sorprendió al encontrar a dos hombres con uniforme negro
parados justo afuera de la habitación.

"Buenos días señora Shao. El señor Shao nos envió para protegerla. ¿Podría volver a la
casa de villa con nosotros?".

¿Para protegerla? Luna frunció el ceño dudosa. Aún recordaba lo que sucedió la última
vez cuando Samuel había enviado a alguien para protegerla. ¡Comenzó a dudar de que
lo que Samuel realmente quería era mantenerla bajo vigilancia e impedir su
comunicación con los demás!

"No tenéis que protegerme. Puedo cuidarme por mi misma..."

"Señora Shao, eso sólo fue lo que el señor Shao nos dijo. Quería que supiera que todas
sus pertenencias en el apartamento que alquiló, junto con su hijo, ya han sido enviados
a la casa vieja. Y será mejor que venga con nosotros si quiere volver a ver a su hijo".

Aunque no era su culpa, Luna de alguna manera se sentía culpable por haber sido
besada por Adrián enfrente de Samuel la noche anterior, pero ya no más. Cuando
Samuel la amenazó con su hijo y su libertad, toda la sensación de culpa se convirtió en
una indignación repentina.

Al final, Luna no tuvo más remedio que regresar a la casa vieja bajo la custodia de los
dos fornidos hombres.

Milanda había salido de casa poco antes de que llegaran. Dos sirvientes jugaban con
Gerardo cuando Luna entró. Joana corrió hacia Luna con Gerardo en sus brazos tan
pronto como la vio entrar. Y luego le dijo a Luna, "Mi señora. La señora Miranda acaba
de irse. Ella le había estado esperando durante casi una hora".

Luna asintió y dijo: "La llamaré más tarde". Entonces Luna tomó a su hijo de Joana.

Se sintió mucho mejor cuando vio a su precioso niño.

Después Luna llamó a Milanda y habló con ella durante casi media hora.

Por la tarde, Luna estaba a punto de salir con su hijo cuando fue detenida por los
guardaespaldas en la puerta.

Se puso furiosa. De modo que decidió tener una conversación seria con Samuel cuando
él regresara por la noche.

Pero para su sorpresa, Samuel no regresó a casa esa noche, ni tampoco en las siguientes
noches.

Intentó llamar a su propio teléfono con los teléfonos de la casa vieja. Pero no importaba
cuántas veces haya marcado, su celular siempre estaba apagado.

Día tras día, la única compañía que tenía en casa era Gerardo. Y ni siquiera podía
sacarlo.

Finalmente, a Luna se le terminó la paciencia. No podía soportar más. Ese día, cuando
Gerardo dormía en la habitación de arriba, Luna bajó las escaleras para llamar a Samuel.

Samuel acababa de regresar de un viaje de negocios. Estaba en una reunión cuando


sonó su celular. Al darse cuenta de que la llamada era desde el teléfono fijo de la casa
vieja, la contestó. Apenas había salido de la sala de reuniones cuando casi todos en la
sala escucharon el grito de su teléfono, "¡Samuel! ¡Maldito imbécil! ¡Déjame salir de
aquí!".

Casualmente, Samuel caminó hacia la ventana. Sacó una cajetilla de cigarrillos de su


bolsillo, se puso uno en la boca y lo encendió.

Si no hubiera sido por el sonido del encendedor, Luna hubiera pensado que estaba
hablando con un fantasma.

"¿Me escuchaste o no? Eres un abogado, ¡Y deberías saber exactamente qué es lo que
te pasaría si sigues restringiendo mi libertad!"
Samuel no dijo nada.

Cuando Luna finalmente terminó, de repente se dio cuenta de que simplemente estaba
hablando al aire ya que Samuel la había estado ignorando todo el tiempo.

La situación la irritaba. Entonces ella gritó: "Quiero el divorcio! ¡O te demandaré!". Ella


pataleaba con furia haciendo berrinche de un lado a otro en el sofá.

Samuel abrió la boca por primera vez: "Te esperaré en la corte". Luego colgó sin
dudarlo.

Luna aventó el teléfono hacia el suelo con enojo. Después, furiosa, también rompió
varios jarrones de la sala de estar.

Al escuchar el ruido, Joana se apresuró a la sala de estar y trató de consolar a Luna,


quien estaba diciendo con tono de amenaza: "¡Destruiré toda la casa de villa si Samuel
no me deja salir de aquí!".

Joana se retiró a la cocina y llamó a Samuel: "Señor, la señora Luna está destrozando la
sala de estar". Entonces le repitió palabra por palabra lo que Luna había dicho.

"¿Dónde está Gerardo?" Ignorando la amenaza de Luna, Samuel simplemente preguntó


por su hijo.

"Señor, Gerardo está durmiendo arriba". Joana respondió mientras trataba de ver lo que
pasaba en la sala de estar. Luna continuaba aventando el teléfono con el que acababa
de hablar con Samuel al suelo una y otra vez.

"Dile que Gerardo no puede dormir con todo el ruido que está haciendo". Después
Samuel apagó el cigarrillo y colgó.

Joana regresó a la sala de estar y se detuvo junto a la escalera, que se encontraba


bastante lejos de donde estaba Luna. Y luego ella le dijo: "Mi señora, Gerardo todavía
sigue durmiendo arriba.

Temo que el ruido lo perturbará".

La habitación cayó en un repentino silencio como se esperaba. Pensando en Gerardo,


Luna subió las escaleras para ver si había despertado a su hijo.
Joana suspiró aliviada. La señorita Luna era muy dulce y agradable, excepto cuando
estaba enojada.

Luego comenzó a limpiar la sala de estar hasta que puso todo en su debido lugar.

En los siguientes dos días, todavía no había señales de Samuel. Sin embargo, la buena
noticia era que Luna ya podía salir de la casa de villa con Gerardo.

Solo que dondequiera que iban, los dos guardias los seguían de cerca.

Al octavo día de la ausencia de Samuel, los guardaespaldas lo llamaron para informarle:


"¡La señora Luna ha desaparecido con Gerardo!".

Samuel sintió un dolor muy fuerte en la cabeza. ¡Los dos guardaespaldas bien
capacitados ni siquiera pudieron vigilar a una mujer con un niño! ¡Qué absurdo!

"¡Maldita sea! ¡Vayan y encuéntrala! ¡De lo contrario será mejor que oren por ustedes
mismos!" Inmediatamente después de colgar, Samuel llamó a un grupo de personas
para ayudarlo a encontrar a su esposa e hijo.

Y por la noche, Samuel salió de la compañía mucho antes que otros días y se fue
directamente a la casa vieja.

Faltaban algunas decoraciones en la sala de estar justo como Joana le había informado.
Pero entonces notó algo interesante.

Echó un vistazo a lo que quedaba en la habitación y recordó qué era lo que faltaba.
Claramente, todo lo que Luna había destrozado era lo más barato.

El teléfono en la mesa aparentemente había sido reemplazado por otro nuevo.

El segundo piso estaba vacío como sí Luna y Gerardo nunca hubieran vivido ahí. Se había
llevado todas las cosas de Gerardo. Samuel entonces se dio cuenta de que Luna había
estado planeando su fuga durante bastante tiempo.

Luego sacó el teléfono celular de Luna que él tenía en su bolsillo y lo encendió. El


teléfono pronto comenzó a vibrar con muchas llamadas perdidas y mensajes de texto
enviados con anterioridad.

Miró rápidamente los registros y descubrió que eran casi todos de Laura, Yvonne, Lola,
Milanda y algunos de ellos incluso de Adrián.
Sentado en la cama de su habitación, Samuel se controló y marcó el número de Jorge.

"Es hora de cenar. ¿Quieres cenar conmigo?". Jorge levantó el teléfono y dijo con calma.

"¿Dónde está tu esposa? ¿Y dónde está la mía?". Le preguntó Samuel. Confundido por la
pregunta que salió de la nada, Jorge pensó de nuevo y supo lo que estaba pasando.

"Yo tengo a la mí en mis brazos. En cuanto a la tuya, no tengo ni idea". Parecía que Luna
no se había ido con Lola.

Para cuando Samuel recibió la información, el vuelo que había tomado Luna ya había
aterrizado a salvo en Francia.

Eran aproximadamente las tres de la mañana cuando Samuel recibió la llamada de


Leandro desde el otro lado del mundo. Y Leandro transmitió honestamente lo que Luna
quería de él: "Ella aún quiere el divorcio. Espera que me puedas escuchar y firmar el
papel..." Leandro siguió hablando a lo lejos.

Samuel abrió los ojos con enojo: "Dile a Luna que piense más en lo que le he dicho
anteriormente. Y demandaré a Adrián por acosar a mi esposa. Él será citado dentro de
una semana si no la veo a ella y a mi hijo antes de ese tiempo".

Al escuchar la respuesta de su esposo, a Luna le dio ganas de romper a Samuel y


tragárselo vivo.

Leandro, sin embargo, tenía sus propios asuntos en la cabeza. Ya tenía suficiente y
decidió hacerse la vista gorda ante lo que estaba pasando entre su hermana y Samuel.
Después de ordenar un poco sus ideas, Leandro dejó el tema y comenzó a jugar con su
pequeño y adorable sobrino.
Capítulo 105 Luna y Gerardo en Francia.
Luna estaba tan frustrada que no estaba de humor para hacer nada. Luego decidió que
no podía ser la única miserable en la habitación, así que se volvió hacia Leandro y le dijo:
"Hermano, ¿cómo es posible que te quedes tan tranquilo cuando otros están a punto de
arrebatarte a Anna?"

"¿Quién?" Leandro se detuvo por un segundo y miró a Luna.

Luna en realidad estaba mintiendo. Para evitar que su hermano la viera, Luna miró la
revista en sus manos y respondió tan casualmente como pudo, "Había un CEO de alguna
compañía. Estaba cortejando a Anna según recuerdo. La invitó a salir unas cuantas
veces, a cenar o algo. Pero no es asunto tuyo, ya que de todos modos no te importa
Anna".

Luna estaba realmente inquieta por su hermano. O le gustaba Anna o no le gustaba. ¿De
qué se trataba todo esto?

Sin embargo, Leandro obviamente no estaba contento con lo que acababa de escuchar.
¿Cómo se atreve Anna a salir con otros hombres a sus espaldas? "Bien. Ya veo."
Reclinándose en el sofá, Leandro murmuró y volvió a jugar con su sobrino.

"En serio, Leandro. No entiendo cómo puedes ser más problemático que yo. Ve a por
ella si realmente te gusta. De lo contrario, no la culpes por tener citas a ciegas con otros
hombres".

¿Citas a ciegas? Muy bien. Otra cosa más con la que tendría que arreglar con ella.

"¿Quién te dijo que me gusta?" Las mujeres eran las que siempre perseguían a Leandro.
Era demasiado orgulloso para admitir que se había enamorado de alguien.

Además, Anna nunca había dicho que le gustaba. Entonces, ¿por qué debería ser él
quien exprese su amor primero?

"Bueno, tal vez realmente le gustas. ¿Sabes qué? Incluso le dijo a los demás que eras su
novio, la última vez que estuvimos en el centro comercial. Es una pena. ¡Le había hecho
ilusión y todo!"
Leandro se levantó inmediatamente del sofá y se inclinó hacia Luna con Gerardo todavía
en sus brazos. Y le preguntó con entusiasmo: "¿De verdad dijo eso? ¿A quién se lo dijo?"

Luna estaba absorta en las colecciones diseñadas por Leandro. ¡La ropa era
absolutamente impresionante!

Miró a Leandro. Parecía alegre y con ganas de saber. Pero ella dijo: "¿No acabas de decir
que no te gusta? Entonces, ¿por qué te importa?" Era un mentiroso.

Leandro no preguntó más, pero había ideado un plan en secreto.

Se volvió hacia Gerardo y murmuró: "Gerardo, ¿qué tal si encuentro una tía para ti?
¿Qué te parece, eh?" Leandro recordaba aquellos días en que su madre estaba viva.
Realmente se dedicó a instarle a encontrar una esposa y casarse. Y también recordó lo
molesto que pensaba él de su madre. Y ahora ya no estaba allí y no había nadie que lo
animara de nuevo como lo hacía su madre. De alguna manera, Leandro sintió que algo
se había ido para siempre de su vida con su madre, y de repente no estaba
acostumbrado a la situación.

Sabía cuánto le gustaba a su madre Anna cuando estaba viva. Así que Leandro lo tomó
como una excusa para persuadirse de lo que estaba a punto de hacer. Para completar el
último deseo de su madre, ¡Había decidido que encontraría una manera de resolver las
cosas entre él y Anna!

En los días siguientes, Leandro estuvo ocupado diseñando varios estilos de ropa para su
sobrino.

Y Luna también se estaba complaciendo con las colecciones de su hermano.

La compañía de Leandro en Francia era bastante grande, pero no tan grande como su
estudio personal. Había al menos cientos de prendas de muestra diseñadas por él
mismo.

Luna se podía probar lo que quisiera en el estudio. Y le ayudaba a recuperarse de lo que


sucedió antes.

Eligió un vestido azul de medianoche mientras Leandro cuidaba a su hijo. Había muchas
borlas y elementos tallados en el vestido. Al ponerse un sombrero negro, Luna de
repente se sintió como una supermodelo que estaba a punto de brillar en la pasarela.
Sintiéndose bien con la vestimenta que llevaba, Luna tomó algunas selfies y luego tomó
a Gerardo de Leandro para que hacerse otra foto con los dos.

En realidad Leandro no le gustaba hacerse fotos. A menos que fuera para la promoción
de su trabajo, rara vez tomaba fotos, por no hablar de tales selfies tontas.

De todos modos, la foto que Luna publicó en Twitter resultó ser muy encantadora.

Luna estaba haciendo caras mientras sostenía a Gerardo en sus brazos. Y el bebé le
estaba mostrando ante la cámara sus pequeños dientes blancos y brillantes. De pie
junto a ellos, Leandro acariciaba la cabeza de Gerardo y sonreía. También estaba
indicando que fue Luna quien lo forzó a esto.

Luego, Leandro descargó la foto y la editó con Photoshop. Cortó a Luna de la imagen y
agregó algunas palabras que decían: "Gerardo, ¿ahora dónde está mamá?"

Inmediatamente, un fan comentó con la foto original publicada por Luna y dijo: "¡Luna
está aquí!".

Los tres lo estaban pasando muy bien en Francia. Mientras tanto, Samuel estaba
fumando un cigarro tras otro en su oficina después de ver su publicación.

Estaba solo en el País C.

¡Y su esposa y su hijo se divertían en el extranjero sin él!

Mirando fijamente la gran sonrisa de Luna en la pantalla por un rato, los labios de
Samuel se curvaron levemente. Se le ocurrió algo que podría irritarla...

Todavía recordaba su último post. Había una foto de su anillo de diamantes y su hijo. Y
ella escribió "Estamos bien".

No fue hace mucho, ¡Y claramente ya no estaban tan bien! Él nunca había visto a Luna
llevar el anillo desde entonces.

Luego pensó en aquella noche y en lo que Adrián le había dicho a ella. ¿Cambiaría de
opinión y le dejaría?

¡Samuel se juró a sí mismo que sacaría su corazón y lo cambiaría si fuera necesario!


Con el cigarro en la boca, Samuel hizo clic en la publicación de Luna y la compartió con
un comentario: "Esposo triste y solo. Los extraño tanto a los dos. Vengan a casa conmigo
pronto, mis amores".

Su comentario obviamente había creado otra ronda de estallidos en el área de


comentarios. Y los rumores de que se pelearon entre ellos aparecieron una vez más.

El comentario de Samuel se había convertido en el más popular cuando Luna finalmente


lo vio unas horas más tarde.

Al principio, decidió ignorarlo. Pero cuando volvió a leer su comentario, decidir escribir:
"Dilo directamente si extrañas a tu hijo. No me involucres a mí".

Samuel respondió pronto: "¿No sabes cuánto te he echado de menos, cariño?"

"Ni idea. Con todas las muñecas bonitas alrededor, ¿cómo podría el señor Shao
importarle una vieja como yo?"

Poco después de que Luna envió la respuesta, su teléfono sonó.

Gerardo estaba dormido a su lado. Luna se apresuró a apagar el tono de llamada.

Después de eso, miró con sorpresa el número de la llamada entrante y contestó: "Acabo
de conseguir este número después de aterrizar en Francia. ¿Cómo diablos te has
enterado?" ¡Entonces se dio cuenta de que debió ser Leandro quien la había
traicionado!

"¿Qué más te da?" Samuel respondió con una voz extremadamente fría.

Luna tragó saliva. Respiró hondo varias veces y dijo con calma: "Bueno, no me importa
en absoluto. ¡Adiós!"

"¡Luna! ¿Cómo pudiste ser tan caprichosa y tomar todo por sentado?"

Luna apartó el teléfono para mantener el grito de Samuel lejos de su oído. Y segundos
después, lo volvió a poner cerca.

"Bien señor Shao. ¿Crees que una mujer caprichosa como yo es lo suficientemente
buena para ti? ¿O tu familia? Por supuesto que no lo soy. Entonces, ¿qué tal si solo
firmas nuestro documento de divorcio y listo?" Él nunca la quiso. No confiaba en ella, y
ni siquiera se molestó en volver a casa por ella solo por una noche. Bien, ella entendió. Y
eligió dejarlo. ¿No era eso lo que siempre quiso?

"¿Firmar el papel?" Samuel repitió sus palabras lentamente, y Luna sintió que su
corazón de repente latía con fuerza.

Ninguno de ellos dijo nada. El único ruido que Luna podía oír desde el otro extremo era
el clic de su encendedor.

Lo encendió y lo apagó. Lo encendió de nuevo y luego lo apagó de nuevo...

Luna se sintió como una prisionera esperando su sentencia desesperadamente.

Samuel no respondió. Entonces Luna siguió hacia adelante, "¿No estás enojado conmigo
por lo que hice para atraparte?"

La culpabilidad en su tono hizo que Samuel dejara de jugar con su encendedor.


Capítulo 106 Los juegos de los celos.
"Puedes estar con Emma o Catalina, la que quieras. Y puedes tener otra docena de niños
con ellas tanto como quieras. Si puedes dejarme la custodia de Gerardo, te prometo que
no le buscaré ningún padrastro... Mira, Samuel. Todo fue mi culpa en ese entonces y me
disculpo. Sé que estaba equivocada, y no debería haberte forzado. Puedes dejarnos ir...
a Gerardo y a mí..."

A Samuel le pareció que todo lo que a Luna le importaba era Gerardo. Todo lo que ella
dijo e hizo era por Gerardo y no por él.

"¿No sabes que estoy realmente molesto?" Él la interrumpió rogando fríamente.

Luna se quedó sin habla.

¡Todo lo que acababa de decir no significó nada para él! Luna le respondió airadamente,
"¿Molesto? Entonces, ¿por qué te molestas en llamarme, señor Shao?" En realidad, no
se habían visto en mucho tiempo. Luna no pudo evitar preguntarse si alguna vez la
extrañó durante estos días...

Pero pronto supo que la idea era demasiado tonta. Debe ser muy engreída para pensar
que alguna vez la extrañaría.

"Estoy molesto porque mi esposa es una mujer tan descarriada e impredecible".


Ciertamente, no era fácil ser el marido de Luna.

¿Qué quiso decir cuando dijo que no la involucre? ¿Y que ella era ya "vieja"? Si ella fuera
una vieja, entonces no existiría otra criatura joven y hermosa en el mundo.

Luna se giró sobre la cama para mirar a Gerardo. Al ver a su hijo con ternura, Luna bajó
la voz y dijo: "Sr. Shao, ¿es divertido andar con rodeos de esta manera?"

Samuel enarcó las cejas y le dio una respuesta con un doble significado:
"Absolutamente. Te mostraré personalmente lo que es andar con 'rodeos'".

¿Qué diablos? ¿Para mostrarle personalmente?

¿Por qué esas tres palabras sonaban realmente atractivas saliendo de su boca?
Rodeos... "Samuel, ¡eres un idiota!" La cara de Luna se puso roja de repente por
vergüenza.

¡Nunca quiso decirlo con ese sentido!

"¿Qué está pasando aquí?" Samuel parecía estar totalmente confundido acerca de su
repentina acusación.

"Yo... Tú..." Luna dudó por un momento y luego dejó el tema y continuó, "¡Adiós!"

Sin embargo, Samuel comentó debajo de su respuesta más tarde y dijo: "Eres la mujer
más hermosa del mundo". Pero solo Samuel sabía el verdadero significado del
comentario.

Al decir que era hermosa, en realidad se refería a ese momento íntimo muy especial.

Aunque las cosas no funcionaron como ella quería, Luna se sintió mucho mejor después
de hablar con Samuel.

Y no fue hasta que se acostó esa noche cuando Luna finalmente vio la última respuesta
de Samuel en su publicación.

Entonces rápidamente miró los comentarios a continuación. La mayoría de ellos


hablaban de los dulces que eran el señor y la señora Shao.

En lugar de estar alegre, Luna se sintió bastante triste por la situación.

Samuel había estado creando la impresión de que su matrimonio era tan feliz como
parecía. Sin embargo, solo ellos dos sabían la verdad sobre su matrimonio.

¿Era probable que una pareja feliz hablara de divorcio tan a menudo?

¿Y él simplemente le hizo un cumplido como hermosa? Luna puso una sonrisa amarga.
En lo que respecta a ella, Samuel debía haber estado realmente preocupado por cómo
su matrimonio se veía en público para decir estas palabras. A pesar de que habían
estado casados durante tanto tiempo, Samuel nunca le había dicho una palabra dulce...

Y Luna sabía que probablemente solo le diría esas palabras a Emma.


Y pensó en lo bueno que fue Samuel con ella últimamente. Luna se convenció a sí misma
de que tal vez era porque era su esposa, y no es que él estuviera realmente interesado
en ella o algo así.

De todos modos, no le importaba en absoluto. Y creía que él cumpliría con su deber y


desempeñaría su papel como un buen esposo para quien sea que fuera su esposa.

Todo tenía sentido de esa manera.

La conclusión era que Samuel no la amaba en absoluto. Todavía estaba enamorado de


Emma. Todo lo que hizo por Luna, como comprarle el anillo, la casa y el auto, fue
simplemente porque ella era su esposa. Y esa era la única explicación razonable...

Al darse cuenta de que Samuel nunca la había amado, Luna no pudo evitar sostener a
Gerardo y estallar en lágrimas.

Su teléfono sonó cuando estaba a punto de llorar. Era Samuel otra vez...

Era un hombre tan molesto. ¿Por qué la molestaba una y otra vez cuando obviamente
no le importaba?

"¿Qué?" Al notar su inusual tono de voz, Samuel frunció el ceño y luego curvó sus labios
en silencio.

"¿Por qué estás llorando?" Parecía que él la estaba acosando. Pero en realidad, él era el
que estaba siendo intimidado. Y ella era la que lo estaba engañando a sus espaldas.

"¿Qué quieres? Dilo de una vez o déjame en paz". Luna se levantó de la cama y caminó
hacia el balcón para que el ruido no despertara a Gerardo. Y esperaba que la vista
nocturna de Francia desde allí la ayudara a calmarse.

Luego, de repente, se dio cuenta de que eran las nueve en punto en Francia, lo que
significaba que eran las tres de la mañana en China. ¿No debería estar ya en la cama?
¿Por qué la llamaría a esta hora?

"Luna, dime. ¿Te gusta engañarme a mis espaldas?" Samuel sonaba muy agresivo. Tomó
el vino y volvió a llenar su copa.

Luna no tenía idea de lo que estaba hablando. ¿Cómo podía estar engañándolo a sus
espaldas cuando ella no estaba haciendo nada?
"¿Qué quieres decir con eso?" ¿Así era como la veía? ¿Una adúltera? ¿Quién había
estado aprovechando de todas las oportunidades para engañarlo?

Al pensar en lo que Emma le dijo antes, Samuel cerró los ojos y trató de controlar su
temperamento. Y de repente, rompió la taza con la mano en la pared.

La copa de cristal se rompió inmediatamente en pedazos. Luna se sobresaltó por el


ruido en el otro extremo.

"Adrián te había seguido a Francia desde el momento en que aterrizaste. Luna, ¿ahora
los dos vais a salir por allí en Francia? Muy bien hecho, debo decir". ¿Hacerse la
inocente delante de él? ¿Eso fue todo lo que ella consiguió?

¿Adrián? ¿Y qué hay de él? Luna estaba completamente perpleja. Nunca lo había vuelto
a ver desde aquella noche.

"Samuel, ¿es todo lo que tus chicas son capaces de hacer? ¿Esparcir rumores? ¡He
escuchado suficiente!" Si ella tenía razón sobre esto, la fuente de las noticias debía ser
Emma o Catalina.

Sabía que nunca la dejarían en paz.

"No involucres a otras. Tú eres la culpable."

"Bien, bien, señor Shao. ¡Qué conmovedor! Ni siquiera puedo decir una palabra en
contra de ellas ahora, ¿verdad?" Luna respondió de inmediato con comentarios
sarcásticos.

Después de cerrar los ojos y reclinarse en el sofá, Samuel dijo: "¿Qué? ¿Estás celosa?"

Al escuchar claramente las burlas en su tono, Luna se quedó en blanco por un


momento. Tenía razón al respecto. Estaba celosa.

Samuel sabía cuánto le gustaba a ella después de todo. Luna no vio ningún sentido en
ocultarle sus sentimientos. Así que admitió: "Bien, estoy celosa. ¿Tienes algún
problema? Si te molesta entonces cuelga".

Samuel estaba obviamente complacido con su confesión. "¿Problema? Luna, no sabes ni


la mitad de eso". Él le daría a Luna probar su propia medicina.
¡Divorcio, en tus sueños! Eso nunca iba a suceder, no hasta que él se hubiera cansado de
ella.

Tratando de mantenerse lo más calmada posible, Luna dijo: "Sr. Shao, como abogado,
¿conoces las consecuencias de la difamación?" Ella no tenía que recordárselo.

"¿Tratas de defenderte con las leyes ahora? ¿No sabes que ya estabas condenada en el
segundo que apareciste en mi habitación el año pasado?" Luna nunca se saldría con la
suya si él usara eso en su contra.

Luna se calló de inmediato cuando él mencionó eso.

Entonces murmuró: "¿Por qué aferrarse a eso? Yo fui quien arriesgó todo, y claramente
no tenías nada que perder..."

Ella realmente lo decía en serio. Y esa fue su primera vez con un hombre.

Samuel trató de decir algo, pero Luna se apresuró a interrumpir, "No importa eso. Ahora
volvamos al asunto real. Me has puesto celosa. Entonces, ¿qué tal si a cambio te pongo
celoso?" Ella jugaría también si eso era lo que él quería, pero no con sus reglas. ¡Haría su
propio juego!

Samuel estaba claramente irritado por su amenaza al final.


Capítulo 107 Maltratada y abusada
"¡Compórtate, Luna! Te prohíbo que te veas con Adrián. ¿Me escuchas?" Samuel estaba
enojado, mientras caminaba hacia arriba y hacia abajo, con el teléfono colocado en su
oreja. Deseaba no haber estado tan ocupado esta semana, de lo contrario, habría ido a
Francia a buscarlos.

"¿Me lo prohíbes? Tú no eres mi padre. Haré lo que quiera y no puedes hacer nada para
detenerme". Luna colgó el teléfono, echando chispas. ¿Quién creía Samuel que era él?
Pensó Luna, con la mente divagando entre pensamientos.

Pero el desfase de horario la estaba afectando, y poco después la ira fue reemplazada
por el agotamiento.

Apagó el teléfono y lo arrojó sobre la mesita de noche. Gerardo ya estaba dormido, así
que se acurrucó junto a él, y pronto respiraron al unísono mientras dormían en un
sueño pacífico.

Mientras tanto, Samuel marcó su número una docena de veces, pero no pudo
comunicarse.

Esto lo hizo enojar más, de modo que no tenía más remedio que asignar a alguien que la
observara y la siguiera. Tenía que hacer algo para tranquilizar su mente. "Encuentra
algunos chicos en Francia para vigilar a Luna. Quiero saber todo: a dónde va, a quién
ve... ¿Entendido?"

La llamada telefónica fue breve, pero Samuel sabía que los resultados serían los que él
quería. No esperaba nada más.

Al día siguiente, dos días antes de la fecha límite, Leandro se encontró con Luna y le
mostró una foto. Esto la llevó a comprar un billete de regreso a casa inmediatamente.

Era una foto de acusación sellada, que contenía la acusación de Samuel hacia Adrián.

El sello formal mostraba la seriedad de la situación a Luna.

Y sabía que Samuel no estaba bromeando con ella.

Por lo tanto, reservó un billete de avión y regresó temprano a la mañana siguiente.


Mientras tanto, perdido en sus pensamientos, Samuel miró su teléfono por un buen
rato.

Luna acababa de enviarle un mensaje de texto que decía que estaba de camino a casa y
aterrizó a las 9 de la noche.

Segundos después, se levantó de su posición y llamó al teléfono interno, "Pídale al


abogado Gu que venga a mi oficina ahora".

A las nueve en punto en el aeropuerto del País C.

Después de que el vuelo aterrizó, los pasajeros salieron en grupos de dos y tres.

Luna caminó a la salida, entre la multitud, con Gerardo en sus brazos.

No eran demasiadas las personas que volaban de Francia al País C y Samuel


rápidamente la vio salir por la salida.

Luna vio a Samuel y notó que estaba sonriendo. Su corazón se emocionó al verlo, lo que
la impulsó a caminar más rápido.

Ella temía que él todavía estuviera enojado por lo que ocurrió cuando estaba en Francia.
Pero todos sus temores se fueron cuando vio su sonrisa. Samuel extendió sus manos
para darle un abrazo. Luna acortó la distancia entre ellos. Pero pronto se dio cuenta de
que el abrazo no era para ella, sino para Gerardo.

Se quedó paralizada, a solo un par de metros de Samuel, cuando Gerardo saltó a sus
brazos.

Luna suspiró. Al menos él extrañaba a su hijo, pensó.

"¿Tuvo usted un buen viaje, señora Bo?" Una joven voz femenina cortó la tensión,
sacando a Luna de sus profundos pensamientos. "¡Sí!" Luna respondió con los dientes
apretados al reconocer a la mujer.

Catalina no se molestó demasiado en tratar de complacer a Luna. Miró a Samuel


jugando con Gerardo y se unió a la diversión, echando un vistazo aquí y allá para
observar la reacción de Luna.

Luna miró a Catalina y Samuel, y se arrepintió de su decisión de regresar.


No pudo evitar pensar en lo mucho que parecían una verdadera familia.

Mientras que Luna se sentía como una niñera.

Luna optó por caminar hacia al área de reclamo de equipaje para recoger el suyo.

Se había llevado un bolso pequeño a Francia, pero regresó con una maleta grande, llena
de productos locales especiales y varias prendas hechas por Leandro.

Con la maleta en la mano, Luna trató de alcanzarlos.

Luna caminaba paso a paso arduamente con la maleta, mientras que Samuel no dio
ningún indicio de querer ayudarla... En cambio, se fue con su hijo y la otra mujer.

Ardiendo de rabia, Luna se sentó en un banco y dejó la maleta a un lado.

Cuando no pudo escuchar el sonido de las ruedas de la maleta en el asfalto, Samuel se


volvió para ver por qué se paró.

Vio a Luna sentada en un banco, con los brazos cruzados y los ojos entrecerrados en su
dirección.

El descaro de esta mujer, pensó Samuel, colocó a Gerardo en los brazos de Catalina y
caminó hacia Luna. Esto sorprendió a Catalina, ya que era la primera vez que sostenía a
un niño como él.

Miró a Gerardo con una sonrisa astuta y se sintió irritada tan pronto como pensó en ser
la madrastra del bebé.

Este pensamiento le repugnaba, pero tuvo cuidado de no mostrarlo hasta que


finalmente se casara con Samuel. Su rostro mostraba una sonrisa permanente, ya que
fue testigo de la interacción entre Samuel y Luna. Cuando Samuel llegó a Luna, la agarró
por las piernas y la arrojó sobre la maleta, ignorando sus gritos.

Luego procedió a arrastrar la maleta con la mujer encima, ignorando las miradas que
recibía de los transeúntes.

Luna gritó y se aferró fuertemente a la maleta. Por suerte, Leandro le compró la maleta
más cara. No tenía que preocuparse por su calidad.
Pero era realmente vergonzoso cómo Samuel la estaba tratando. Además, no quería
bajarse por temor a que pudiera caerse y lastimarse.

Así que se aferró fuertemente, y siguió protestando.

"Samuel, maldito seas. ¡Bájame!" Luna gritó con enojo.

En ese momento, Samuel había alcanzado a Catalina y estaban ocupados en una


conversación animada. Ignoraron las protestas de Luna y se dirigieron hacia el auto.

Debido a la posición en la que estaba, Luna sintió ganas de vomitar y se estaba


mareando. Su estómago se tambaleaba hacia adelante mientras la maleta viajaba en la
pista desigual del estacionamiento.

Poco después, la maleta se detuvo y ella se bajó. Se apoyó contra un coche detrás de
ella, tratando de evitar desmayarse por el mareo.

Despreocupado y frío, Samuel le arrojó las llaves del auto. Ella las tomó en la mano
inconscientemente.

"Ves. Conduce." No necesitaba decir mucho. Se subió al asiento trasero de Porsche con
su hijo y Catalina lo siguió.

Luna miró fijamente las llaves en aturdido silencio. Luchó contra las lágrimas y se
preguntó en qué se había convertido su vida. ¿Quién demonios pensó Samuel que era
ella? Ella era su esposa, pero Samuel la estaba tratando como basura. Luna temía por su
lugar en la vida de Samuel.

Su tristeza pronto se convirtió en ira.

Si su hijo no estuviera en el auto, ¡habría arrojado las llaves por la ventana y se habría
ido! Su esposo tenía otra mujer y la usaba como una niñera. ¿Quién no estaría enojado?

Después de consolarse, se sentó en el asiento del conductor, encendió el Porsche y se


desvió con destreza.

Lejos del estacionamiento del aeropuerto y en la autopista.

Era una adicta a la velocidad, y le encantaba conducir rápida, pero considerando a su


hijo, Luna conducía lentamente. Con el ritmo de 100 km/h en la autopista, se dirigió al
centro.
Samuel frunció el ceño y recordó la velocidad cuando Luna montaba la moto.

Él sabía que ella solo conducía lentamente porque Gerardo estaba en el auto con ellos.

Cuarenta minutos después.

En la mansión real.

Luna se dirigió a la puerta principal. Cuando llegó, paró el auto en el estacionamiento y


apagó el motor.

Se bajó del asiento mientras Samuel abría la puerta del asiento trasero. Luna tomó a su
hijo directamente de él y caminó hacia la casa.

Escuchó débilmente que Samuel le decía a Catalina: "Siéntate y te llevaré a casa".

El porsche arrancó de nuevo, y se alejó de la casa.

Luna miró el coche, la tristeza le golpeó el corazón.

Las lágrimas que habían amenazado con escapar antes, cayeron de sus ojos. Gerardo
extendió la mano y trató de frotar sus mejillas, como si estuviera limpiándole sus
lágrimas.

Luna lo miró y dijo: "¡Oh, mi pobre muchacho! Al menos te tengo a ti".


Capítulo 108 Pasion confusa
En la casa.

Según lo ordenado por Samuel, Joana Liu había preparado algunos platos para la cena,
esperando a Luna. A pesar de lo ocurrido, Luna estaba tan hambrienta que cenó
después de pedirle a Joana Liu que le preparara leche para su hijo.

"Mi señora, ¿no va a cenar con el señor Shao?" Joana Liu preguntó con curiosidad.

Luna recogió sus palillos y trató de ignorar la pregunta. Cada vez que pensaba en Samuel
llevando a Catalina a casa, sus labios se retorcían de rabia.

Confundida, Joana fue a preparar leche para Gerardo.

Luna meció a su hijo en sus brazos y continuó disfrutando de su cena. Su estómago se


agazapaba en aprecio por la comida.

Tres minutos después, Joana volvió con la leche de Gerardo y lo alimentó. Podía sentir el
aire tenso que rodeaba a Luna y no quería presionarla con preguntas, por lo tanto, se
sentó allí y alimentó a Gerardo en silencio.

Mientras tanto, fuera de la mansión, Samuel detuvo el automóvil en la carretera y dijo


con indiferencia: "Tengo algo más que atender. Toma un taxi a casa".

"Pero señor Shao, se está haciendo tarde..." Catalina respondió: La sonrisa de triunfo
que tenía en su rostro ahora se desvaneció.

"Me iré después de que te subas a un taxi". Samuel interrumpió.

Su tono era impetuoso y al grano, dejando que Catalina supiera que no tenía más
remedio que salirse del Porsche.

Samuel sacó su teléfono y llamó a una compañía de taxis que usaba habitualmente y en
menos de 3 minutos, el taxi había llegado justo al lado del Porsche.

Después de asegurarse de que Catalina entró, Samuel dio vuelta el auto y se dirigió a
casa. "Mi señora, el señor Shao aún no ha cenado". Joy no pudo evitar recordárselo y se
preguntó si la pareja se había peleado. "No te preocupes. Está con una chica y no
volverá pronto".
Se le fue el apetito. De repente se sintió insensible. Mientras se sentaba mirando su
plato de sopa, la puerta principal se abrió y entró Samuel.

Luna miró su teléfono confundida. No esperaba que él volviera tan pronto.

Cuando volvió a mirar hacia arriba, sus ojos se encontraron, y Luna no pudo evitar hacer
una mueca. La ira y la tristeza que habían estado ardiendo en su interior durante los
últimos 10 minutos mientras comía, amenazaron con explotar. Pero Luna tenía que
controlarse. Era un comportamiento inapropiado confrontar a su esposo frente a la
servidumbre. Luna se levantó de la silla y tomó a Gerardo de las manos de Joana. "He
terminado. Limpia."

"Sí, mi señora." Joana respondió dócilmente, preparándose para limpiar la mesa del
comedor.

"No lo hagas. Déjanos." Samuel ordenó, lo que llevó a Joana a salir corriendo del
comedor para evitar presenciar la guerra que estaba a punto de producirse.

Luna ignoró a Samuel y procedió a subir las escaleras. Samuel acortó la distancia entre
ellos en tres zancadas y la agarró del codo. "Vuelve allí y termina tu cena".

"Ya no tengo hambre. Verte a ti me hace enojar". Luna respondió, pero Samuel la estaba
ignorando por completo.

La llevó de vuelta al comedor y la obligó a sentarse donde estaba.

"Termínalo incluso si no tienes apetito". Samuel la miró con los ojos entrecerrados,
mientras tomaba a Gerardo de sus brazos.

"Devuélveme a mi hijo, quiero abrazarlo". Luna protestó.

"Nuestro hijo, quieres decir. ¿No puede un padre sostener a su hijo también? iCome!"

Samuel procedió a sentarse en el otro extremo de la mesa y llenó su tazón con papilla.
Puso a su hijo en su regazo mientras disfrutaba de la comida.

Luna vio a Gerardo chillar de alegría, mientras Samuel lo hacía subir y bajar en su
regazo.

"¡Bien, pero de hoy en adelante nos ocuparemos cada uno nuestros propios asuntos,
me dejarás en paz!"
Ella volvió a tomar la cuchara y tomó la sopa del plato.

Samuel ignoró su declaración y añadió verduras a su comida.

Mientras comía y jugaba con su hijo, Luna se irritaba cada vez más.

¿Qué es lo que quiere? Luna se preguntó.

Luego Samuel, llevando a Gerardo en una mano y su plato en la otra, se acercó a Luna.

Dejó su plato y puso algunas de las verduras en el plato de Luna. "No gracias. Tu saliva
estaba en esa cuchara. No comeré esto. Dios sabe cuántas chicas has estado besando
mientras estaba fuera. ¡Asqueroso!"

Al escuchar sus palabras, Samuel se detuvo y regresó a su silla.

Continuó su comida, como si nada hubiera pasado. Su indiferencia hizo que Luna se
volviera loca.

Si un extraño observara su interacción, él sería como un hombre noble, amable y


educado, y ella era como una niña traviesa, luchando contra él. Esto enfureció a Luna
aún más, mientras se sentaba en silencio.

En menos de diez minutos, Luna estaba llena y tuvo que dejar sus palillos. Se limpió la
boca y se levantó. En este punto, Gerardo estaba durmiendo pacíficamente en los
brazos de su padre.

Luna recogió a Gerardo y se dirigió a la sala de estar.

Samuel terminó su comida, se limpió la boca con elegancia y se dirigió a la puerta de la


sala de estar para recoger su maleta y subirla.

Luna estaba meciendo a su hijo y mirando por la ventana y no se dio cuenta de él. Pero
cuando se dio la vuelta, Samuel se había ido.

Veinte minutos más tarde, Luna estaba cansada y subió las escaleras con su hijo en
brazos.

Abrió la puerta de la habitación de él, encendió la luz y puso a su hijo en su camita.

Luna miró con amor a su hijo y lo cubrió con la manta.


Salió silenciosamente de la habitación, abrió la puerta de su habitación y caminó
directamente hacia el baño. Quería bañarse antes de dormir.

Dentro de la habitación, Samuel estaba saliendo del baño con la toalla alrededor de su
cintura.

Luna miró su pecho desnudo y luego lo miró a los ojos. A pesar de que estaba herida y
enojada, no podía dejar de admirar los atributos físicos de su marido. Tragó saliva
mientras su corazón se aceleraba incontrolablemente. Podía sentir un rubor rojo
llenando su cara, por lo que aceleró el paso hacia el baño.

En el baño, ella caminaba de un lado a otro mientras la bañera se llenaba de agua.


Inmediatamente cerró el grifo cuando decidió que iba a usar otro baño. Rápidamente
destapó la bañera. Cuando volvió a salir, Samuel se estaba cambiando su bata de baño.

Luna pasó junto a él con la cabeza baja. No fue hasta que cerró la puerta que se sintió
aliviada.

Encontró un baño de visitas que podía usar y decidió dormir en la misma habitación que
Gerardo.

Observó cómo el agua llenaba la bañera mientras su mente vagaba pensando en cómo
su matrimonio se había convertido en un desastre. Tenía ganas de llorar, pero se resistió
a hacerlo hasta que estuvo cómodamente en la bañera.

Después de que la bañera estaba llena, añadió su jabón corporal favorito al agua, y el
agua se volvió jabonosa. Una pizca de aroma a fresa y coco flotaba en el aire. Después
de un rato, satisfecha, salió del baño y se dirigió a la habitación de Gerardo.

Pasó por el estudio de Samuel y notó que estaba abierto. Siguió caminando e ignoró a
Samuel. Pero tan pronto como la vio pasar, Samuel salió y caminó hacia ella.

Antes de que pudiera girar el pomo de la habitación por completo, Luna sintió que
Samuel la envolvía con sus manos.

"Déjame decirte..." Samuel ronroneó en su oído, mientras le besaba el cuello. Su voz


profunda tocó cada nervio de ella.

"Yo... No quiero oírlo..." Luna no podía pensar correctamente. Samuel continuó besando
su cuello, le dio la vuelta, la empujó contra la pared y le besó los labios.
Con la pasión desencadenada, la llevó al estudio y tiró todos los archivos del escritorio.

Y colocó a Luna encima. Sus gemidos apasionados pronto llenaron el aire.

A la una de la mañana.

Luna y Samuel estaban en el sofá del estudio con sus cuerpos entrelazados.

Entonces, Samuel se levantó y llevó a Luna a la recámara.

La colocó en la cama y apagó la luz, y luego, la acercó y la apretó en sus brazos.


Capítulo 109 ¿Por que me tomas?
Justo cuando Samuel se acomodó, Luna se alejó de su abrazo. Samuel se acercó, pero
Luna se apartó de nuevo, casi hasta el borde de la cama. "¡Para! "¡Pórtate bien!" Él
advirtió.

"¡Suéltame! Si no puedes mantener tus manos quietas, entonces no dormiré a tu lado".

Samuel le dio la vuelta para que lo mirara, "No parecías tener problemas antes".
Bromeó, mientras procedía a pasar sus manos por todo su cuerpo. En la oscuridad, Luna
estaba casi perdida en la profundidad de sus ojos.

Luna lo empujó y se levantó de la cama, "¡Para Samuel!", y se dirigió a la puerta.

Luna estaba confundida emocionalmente. Este era el hombre que la había humillado
públicamente al mostrar afecto hacia otra mujer, a propósito. ¿Cómo podía dejarse caer
en su trampa? "¡Luna, no te atrevas a caminar un paso más! ¡Hay cámaras de vigilancia
en el pasillo! ¡Me aseguraré de que capturen nuestra intimidad si continúas siendo tan
beligerante!" Su voz resonante llenó la habitación.

¿Cámaras de vigilancia? ¿Por qué no sabía ella eso? Luna pensó que él podría estar
mintiéndole.

A pesar de su advertencia, Luna abrió la puerta del dormitorio. Pero Samuel fue tan
rápido que la agarró de la muñeca justo a la que salió.

"Samuel, ¡basta!" Presionada contra la pared, Luna observó el pasillo y vio una cámara
de vigilancia redonda en la esquina. Debió de estar grabando cuando la besó.

"Tarado, ¿por qué me besaste debajo de la cámara de vigilancia?" Con las manos atadas
detrás de ella, no podía moverse. Pero levantó el pie para pisar con fuerza el suyo.

Con los ojos cerrados, Samuel bajó la cabeza para besarla. Los intentos de Luna no
consiguieron detenerlo. A Samuel le gustaba burlarse de su esposa, era muy divertido.

"Oh, también me olvidé de decirte. Tengo algunos archivos importantes de la empresa


en el estudio, por lo que también tenemos cámaras de vigilancia allí..."

"¡Samuel, hijo de...!" Su grito enojad


"¡Cállate! Nuestro hijo está dormido. Te lo advierto, si lo despiertas... Nutramos nuestro
amor en silencio por un minuto". Estaba enojado con Luna. Pero la noche tranquila fue
un momento perfecto para nutrir su relación.

"¿Qué amor Samuel?" En lugar de responder, Samuel se limitó a fruncir el ceño. Luna se
estaba enojando. No le gustaba la naturaleza controladora de Samuel, y quería vengarse
por lo que le había hecho antes en el aeropuerto. Ella sabía exactamente qué decir. "En
Francia, conocí a un hombre rubio. Ya sabes, los franceses siempre son exuberantes.
Estaba tan entusiasmada que hicimos..." No quería involucrar a Adrián, así que se le
ocurrió otra mentira.

En verdad, el único hombre que vio en Francia fue Leandro.

Luna observó cómo cambiaba la expresión de la cara de Samuel. Su semblante de


desafío cambió a uno de preocupación. ¿Había ido demasiado lejos esta vez? Pensó.

Con un rostro pálido y espantoso, Samuel apretó su agarre en sus manos y respiró
lentamente antes de llevar a Luna al tercer piso.

En la escalera, Samuel llamó a Joana y le pidió que se llevara a Gerardo.

Luego, siguió caminando con Luna.

"¿Qué estás haciendo, Samuel? ¡Suéltame!" Luna estaba asustada y no pudo evitar
preguntarse si la iba a matar.

Su voz de pena hizo eco en la casa: "Samuel, si me matas, ninguna chica amará o se
casará con un asesino..."

"¡Cállate!" Samuel le devolvió la mirada y la reprendió. Continuó caminando, y aunque


era un paso lento, Luna todavía tenía que trotar para alcanzarlo.

'¿Por qué vamos al tercer piso? ¿Me iba a tirar del techo? Oh no...' Luna se estremeció
al pensar eso. Ella había ido demasiado lejos.

Tenía que decir la verdad, pero antes de que pudiera abrir la boca, la empujó a la sala de
baile.

Samuel cerró la puerta detrás de él y la tiró al suelo sin piedad.

Por suerte, el suelo estaba cubierto de una suave alfombra blanca, que no le hizo daño.
Antes de que Luna pudiera hablar, Samuel señaló los espejos en cada pared, "¡Luna, te
mostraré lo barata que eres!"

¿Qué? ¿Qué quiso decir él? ¿Iba a castigarla aquí? Cuando finalmente se dio cuenta de
lo que iba a hacer, Luna se puso de pie y comenzó a correr por la habitación gritando.
Era como un animal enjaulado que no tenía a dónde correr, así que trataba de esquivar
a Samuel. En unos minutos, la alcanzó.

La colocó en la barra y la dobló hacia atrás. Entonces Samuel la sujetó por la cintura y
volvió a ponerla en sus brazos.

Su nariz golpeó contra el fuerte pecho de Samuel. Ella explicó con lágrimas: "Samuel, lo
siento. Yo no salí con ningún chico. Estaba mintiendo"

"Luna, no es fácil engañarme. Lo sé.' Sus manos sostuvieron la barra alrededor de ella
cuando miró a Luna que estaba frotándose la nariz.

Ella sacudió la cabeza de inmediato, pero se dio cuenta de que la situación en la que se
encontraba no tenía sentido.

¿Por qué estaba enojado si sabía que estaba mintiendo?, Él fue el que coqueteó
abiertamente con Catalina en su presencia y la avergonzó. Luna se enderezó y lo miró
obstinadamente a los ojos.

"¡Samuel, eres un descarado!

¿Tú eres el que trajo a Catalina al aeropuerto y me trataste como a una mierda delante
de ella? ¿Por qué te enojas entonces? ¡Está claro que ya no me quieres!

Samuel la miró divertida. "Como mentirosa, ¿qué derecho tienes a preguntarme?"

No tenía ganas de discutir con ella. En cambio, la llevó de vuelta a sus brazos y estaba
decidido a hacer que ella aliviara su ira.

Antes de que Luna pudiera protestar por su acusación, la sujetó en el suelo. No podía
creer que Samuel no estaba satisfecho con lo del estudio. Y por segunda vez esa noche,
hicieron el amor en la sala de baile.

Al amanecer, Samuel se puso la bata de manera casual, levantó a Luna y bajó las
escaleras.
Cinco minutos después, Luna, que estaba durmiendo profundamente, se despertó, "¿A
dónde me llevas?"

Samuel no le respondió, pero mirando a su alrededor, Luna supo que estaban de vuelta
en la habitación y se dirigían al baño.

"Bájame. No soy una niña, puedo caminar sola". Samuel estaba de pie junto a la bañera,
mirándola con una expresión divertida en su rostro. "Bien." Samuel la soltó y ella se
metió en el agua. Cuando salió, su cara estaba cubierta con su cabello mojado. Se llevó
las manos a la cara y apartó el cabello mojado.

Samuel la miró y sonrió.

"¡Canalla!" Luna lo insultó y procedió a ponerse en una posición cómoda.


Capítulo 110 Plan infalible
Luna se relajó, mientras el agua caliente la envolvía. Después de la noche que tuvo,
estaba agradecida con los efectos del agua. Samuel la estaba atormentando y Luna no
sabía por qué. Además, ella no entendía por qué su cuerpo la traicionó en dos
ocasiones. Es como si estuviera bajo su hechizo, sin saberlo, haciendo lo que él quisiera
para su detrimento.

"Lo ves. Te ves relajada ahora".

"Vete Samuel. No has hecho nada más que frustrarme y lastimarme durante las últimas
12 horas..." Sus palabras se fueron apagando, cuando el sueño la llamó. Justo cuando su
voz se silenció, Samuel se volvió y vio a Luna cerrando los ojos.

"Vamos, terminarás ahogándote".

Samuel la sacó del baño y la envolvió en una toalla.

Le secó el agua del cuerpo y le puso una bata.

Su largo cabello mojado se extendió en los brazos de él. Samuel la tendió en la cama y
puso su cabello en el borde.

Secándole el cabello con una secadora. Luna no se opuso a los mimos.

No podía mantener los ojos abiertos de todos modos.

Samuel envolvió su cabello en una toalla después, se acostó con ella y durmió.

Oficina Jurídica de Samuel.

Con el maletín en la mano, Samuel entró en la oficina.

"Buenos días señor Shao". La recepcionista principal, así como otros que se encontraban
en el camino, lo saludaron. Su respuesta fue un simple gesto con la cabeza.

Samuel entró en el ascensor. Poco después de que la puerta del ascensor se cerrara, sus
colegas comenzaron a chismear.

"¿Viste la marca en el cuello del Sr. Shao?" Un compañero de trabajo preguntó a otro.
"Jaja, sí lo vi. Qué vergüenza, ¿eh?"

El otro compañero de trabajo respondió.

"Vi demasiado. Recuerdas la última vez cuando vino con dos marcas de mordisco en
su..." Otro compañero de trabajo intervino.

Una tos interrumpió su sesión de chismes, e inmediatamente se dispersaron hacia sus


puestos de trabajo.

"Buenos días señorita Gu." Todos saludaron al unísono mientras reanudaban sus
respectivos trabajos.

Catalina fue al ascensor sin saludar a ninguno de sus colegas. Si lo que había escuchado
era cierto, entonces su plan no había funcionado. Ella necesitaba consolidar sus
pensamientos.

En la sala de oficina.

Al entrar en la oficina, Catalina se detuvo cuando vio a una figura familiar dentro.

¿Qué estás haciendo aquí, Eric?" Echó un vistazo fuera de la habitación para ver si había
alguien alrededor, y cuando se convenció de que no había nadie, cerró la puerta.

Eric se puso de pie con calma. "Catalina, estoy haciendo todo lo posible para interrumpir
la relación de Samuel y Luna. Hay algo de progreso. Pero, ahora necesitas mantener tu
parte del trato".

Catalina puso su bolso dentro del gabinete, se sentó y miró a Eric con desdén.

"¿De qué progreso estás hablando? Si acaso Samuel está más enamorado que antes.
¿Cómo esperas que cumpla mi parte del trato, cuando Samuel no está conmigo?"

Catalina lamentó haber contratado a Eric, este hombre ni siquiera podía conseguir a la
chica que amaba, Emma.

Eric se sentó en el escritorio de Catalina casualmente. "Hay algo de progreso. Eres tú


quien no está haciendo su parte. Necesitas estar disponible. No es mi culpa si él no está
contigo ahora. Solo tienes que prometerme que Samuel se mantendrá alejado de
Emma".
"Te diré lo que Emma más desea si terminas el trabajo". Catalina dejó los documentos
que sostenía y miró a Eric con sorna.

Sin pensarlo, Eric asintió con la cabeza y dijo: "Dime ahora". Estaba dispuesto a hacer
cualquier cosa para que Emma lo amara.

Tuvo una oportunidad hace algunos años, pero Samuel entró en escena y se la robó.

Él nunca tuvo otra oportunidad después de ello, pero su amor por ella aumentó cada
día.

Catalina continuó barajando con los documentos ante ella, ignorando a Eric. "Por
favor..." Le rogó Eric, y Catalina sabía que él estaba lo suficientemente desesperado
como para hacer lo que ella quisiera.

"... ¿Qué es lo que más desea Emma?"

"Bien. ¡Es simple, necesita dinero!" Catalina levantó la vista y vio la expresión en el
rostro de Eric. Contuvo una carcajada. Catalina sabía que Eric venía de una familia
adinerada.

Él estaba feliz de escuchar eso y simplemente saltó del escritorio. "Gracias señorita Gu."

"¡No te apresures! Mi condición es..." Catalina se levantó y se acercó a Eric poco a poco.

Con las manos en el bolsillo, Eric se quedó quieto. ¿Qué quería saber ella? Él pensó.

Tanto Catalina como su prima Emma eran el tipo de mujer que prestaba mucha atención
a su trabajo. De hecho, Catalina era más hermosa que Emma, mientras que también era
más insidiosa que Emma.

Algo le advertía al hombre de que esta mujer no era tan simple. Eric se dio cuenta de
que tenía que tener cuidado con Catalina. Esta mujer era capaz de atrapar a cualquiera y
tenderle una trampa. Eric tenía que tener cuidado con cada movimiento que hacía.

“…. Parece que Luna y Samuel están profundamente enamorados. Necesitamos debilitar
este vínculo rápidamente. Tenemos que idear una estrategia infalible".

Dijo Catalina y comenzó a hacer planes para destruir a Luna en su mente. Tenía que
asegurarse de que Luna estuviera completamente destruida, sin ningún recurso para
recuperarse. Catalina se rió un poco. Según Emma, había algo entre Luna y Adrián. Si era
una amistad o una aventura, a Catalina no le importaba, iba a usar esta información
para su beneficio.

Así que todo lo que Catalina tenía que hacer era filtrar a los medios de comunicación la
relación entre Luna y Adrián.

Samuel nunca la perdonaría por sus indiscreciones. Pero ella necesitaba más.
Necesitaba una prueba. Tales trampas no eran suficientes para que Samuel abandonara
a Luna.

Catalina le explicó a Eric su plan. “… después de la exposición a los medios de


comunicación, la opinión pública lo empujaría a abandonar a Luna".

Eric entendió su plan al instante. Sólo las mujeres como Catalina podrían tener una idea
tan maliciosa.

"No va a ser fácil poner ese plan en acción. ¿Cómo propones que lo haga-

Catalina miró a Eric con desdén. Cruzó las manos, "No es difícil. Simplemente compras
algunas drogas y les pones en una habitación, y les tomas fotos. Samuel lo creerá ya que
ya ha habido rumores sobre Adrián y Luna".

Eric asintió con la cabeza, tratando de alejar los temores que pudiera tener. "Eso
también va a ser difícil". Eric le tenía miedo a Samuel.

La última vez que le envió a Luna una foto anónima, de Samuel y Emma abrazándose,
Samuel descubrió que fue él quien se la envió.

Samuel le dio una advertencia y lo amenazó. La razón por la que Eric todavía estaba
trabajando en la oficina de abogados de Samuel era porque la abuela de Eric, al borde
de la muerte, le pidió a Samuel que cuidara de Eric y le ofreciera un trabajo.

Mientras tanto, ella le aconsejó a Eric que aprendiera de Samuel.

De hecho, Eric no tenía ningún interés en el trabajo, pero lo aceptó de todos modos.

Samuel lo confinó para trabajar aquí, principalmente debido al último deseo de la


abuela de Eric. Samuel no quería decepcionarla con lo que le había prometido.
"¿Qué quieres decir? Te estás negando. ¿Ya te estás asustando ahora? Te lo advierto,
Eric, échate para atrás y me aseguraré de que nunca consigas a Emma. ¡Me escuchas!"
Catalina estaba enojada, haciendo que Eric volviera a la realidad.

"Espera, Catalina. No hay necesidad de hacer amenazas. No me estoy retirando.


Tendremos que planearlo, hasta el más mínimo detalle. Para asegurarse de que sea
infalible y que nada salga mal. Me temo que si falla..." La voz de Eric se fue apagando,
pero Catalina pudo fácilmente llenar el silencio.

"Incluso si falla, no te culparan a ti. Estate tranquilo". Ella respondió y sonrió.


Capítulo 111 La prima de Emma
Catalina sonrió alegremente, pero Eric no era estúpido.

"De acuerdo, avísame cuando tengas la oportunidad".

"¡Por supuesto! Samuel se irá a un viaje de negocios de una semana a Corea el próximo
miércoles. Qué pena sería si perdiéramos una oportunidad tan buena..."

Discutieron el plan en detalle durante diez minutos.

Después de eso, Eric retomó su compostura de caballero y salió de la oficina de Catalina


con un documento en la mano. Varias compañeras estaban encantadas mientras se
rozaban contra él.

La mansión real.

Cuando Luna se despertó por la tarde, Joana Liu estaba jugando con Gerardo.

Después de la cena, Luna jugó con Gerardo por un momento antes de pedirle a Joana
que lo cuidara.

"Joana, por favor cuida a Gerardo. Voy a pedir que instalen un asiento de seguridad para
niños en el auto". De esta manera, Gerardo podría sentarse solo en el coche ahora que
se había vuelto más grande.

"Está bien, mi señora."

Luna subió las escaleras para cambiarse de ropa antes de ir al garaje.

Su BMW estaba dentro, pero la moto ya no estaba. ¿Dónde estaba su moto? ¿Cómo
podría desaparecer de repente?

Se sentó dentro del auto y le envió un mensaje a Samuel: "¿Dónde está mi moto?"

Dejó su teléfono a un lado y condujo hacia la fábrica 4S.

Luna revisó su respuesta mientras esperaba en un semáforo rojo.

"La regalé".

...
"¡Cómo pudiste regalar mi moto sin mi permiso!" Luna exclamó enojada.

"No me gustaba". Samuel respondió brevemente.

Luna no quería discutir con un marido tan tacaño como él.

Simplemente se compraría otra moto con la ayuda de su hermano.

Luna volvió a casa después de una hora. Sacó a Gerardo y lo aseguró en el asiento antes
de conducir al centro comercial.

Había un Centro de Aprendizaje para Bebés en el centro comercial, así que Luna llevó a
Gerardo a experimentar una clase.

La maestra le había enviado a Luna la información. Cuando Luna y Gerardo llegaron, la


maestra salió a saludarlos.

"Señora Shao, por favor deme a su bebé". Después de saludar a Luna, la maestra
comenzó a interactuar con Gerardo.

Gerardo era inteligente y lo pasaba muy bien con la profesora.

Luna acarició la cabeza de Gerardo, llena de placer y alegría.

Pasó toda la tarde jugando con su hijo en el centro de aprendizaje.

Con el bolso y el teléfono guardados dentro de un casillero, Luna no pudo contestar la


llamada de Samuel.

Ya estaba oscuro cuando Luna vio a Samuel en una transmisión en vivo. Estaba
asistiendo a una gala benéfica.

Después de presentar a Samuel con entusiasmo, el anfitrión presentó a una abogada.

Era Catalina.

Con un peinado apropiado y un vestido atractivo, Catalina lucía extremadamente


elegante esta noche. Ella sostenía el brazo de Samuel mientras estaba de pie junto a él.

Luna se llenó de decepción. Los hombres cambiaban tan rápido. Samuel estaba
coqueteando con ella hace apenas unas horas.

Pero ahora, otra mujer tomaba de su brazo en público.


Debería haber sabido que él era un amante sin corazón.

Luna se dirigió a la vieja casa.

Al sentirse enojada y molesta, buscaría el consuelo de la abuela.

A su suegra no le gustaba nada en absoluto, pero solo podía ignorarla.

Acababan de terminar de cenar cuando Luna llegó a la vieja casa.

Milanda estaba feliz de ver a Luna. Le pidió a la señora Qi que le cocinara algo delicioso.

Violeta solo le dirigió a Luna una mirada antes de sostener a Gerardo.

En la sala de estar.

Vicente y Violeta disfrutaban jugando con su nieto.

Milanda y Luna se sentaron una al lado de la otra. "Luna, ¿cómo está tu hermano
Leandro? ¿Está bien en Francia?" Sus padres fallecieron al mismo tiempo. Fue un shock
cruel para ambos hermanos.

Luna recordó algo importante cuando

Milanda mencionó a Leandro. "Gracias por tu preocupación, él está bien allí. Me pidió
que te trajera un regalo. Te lo daré la próxima vez".

"¡Oh, qué hombre tan considerado! ¿Y qué hay entre tú y Samuel? ¿Cómo están ustedes
dos?" Cuando Milanda le preguntó sobre la relación entre la pareja, Violeta se animó.
Ella quería escuchar la respuesta de Luna.

Luna no sabía qué decir. "Abuela, por favor mira esto primero". Sacó su teléfono y buscó
el video de la gala benéfica.

Milanda se puso furiosa al ver a Samuel llevar a otra mujer a la gala benéfica. A pesar de
esto, consoló a Luna. "No malinterpretes a Samuel. Debe ser por trabajo. Simplemente
olvídalo, cariño".

Violeta tomó el teléfono de la mano de Milanda. Se sorprendió al ver a Catalina parada


junto a Samuel.
"¿Por qué no está con Emma? Todavía recuerdo... Esta mujer... ¿No es la prima de
Emma?" El recuerdo le llegó a Violeta en fragmentos. Recordaba vagamente a Catalina
cuando se encontró con ella durante su cena con Emma.

En ese momento, no sabía su nombre. Ella solo la conocía como la prima de Emma.

Milanda le devolvió el teléfono a Luna. "Confía en mí, querida. Samuel te ama. Él no te


traicionaría".

Samuel estaba demasiado ocupado para ir a la vieja casa. Pero siempre aparecía cuando
sabía que Luna estaba allí.

¿La amaba él? Pensando en los papeles de divorcio que Samuel imprimió
personalmente, Luna se sintió frustrada y triste.

Gerardo se durmió en los brazos de Vicente. Luna lo levantó para ponerlo en el


dormitorio de arriba.

Milanda estaba sola en la sala cuando Luna bajó a cenar.

Estaba hablando por teléfono. ¿Samuel estaba en la otra línea?

Luna se acercó y escuchó a Milanda regañando a Samuel. "Tú eres el marido de Luna.
Deberías preocuparte por cómo te comportas en el público".

"¿Qué?"

"¡No es apropiado que te presentes con otra mujer ante los medios de comunicación en
público! ¡No uses el trabajo como una excusa para salir de esto!" Entonces Milanda se
dirigió a Luna y le dijo, "Luna, es Samuel el que está al teléfono", le dio el teléfono a
Luna mientras se acercaba.

Pero Luna solo tomó el teléfono para colgar la llamada. Milanda preguntó con cuidado:
"¿Estás enojada conmigo por haber contestado tu teléfono? Lo contesté porque vi que
Samuel te estaba llamando".

Luna le sonrió a su abuela. "Abuela, por favor no te culpes. No estoy enojada contigo en
absoluto". La abuela la trataba tan bien. Luna nunca se enojaría con ella, y mucho
menos la culparía.
Capítulo 112 No tendra s ningun lugar donde esconderte
Al ver a Luna tan tranquila, Milanda suspiro aliviada.

"Estoy tan contenta de que no estés enojada. Vamos a cenar. La señora Qi preparó una
comida muy rica". Milanda la llevó a la mesa.

Luna tomó asiento y se sirvió un tazón de huevo.

Al ver que Milanda se sentó a su lado, se quedó perpleja por un momento y le preguntó:
"Abuela, ¿quieres comer algo más?"

Mientras Luna hablaba, se levantó para tomar otro juego de vajilla de la cocina.

"Oh no. No tengo hambre. Sólo disfruta de tu comida, querida."

Milanda la tomó por la muñeca para detenerla. Ya que la calefacción estaba encendida,
Luna se había quitado el abrigo y solo tenía puesto un suéter. Cuando Milanda tiró de
Luna, levantó su manga sin querer, dejando a la vista su muñeca.

Los moretones que había en la muñeca de Luna dejaron muy sorprendida a la anciana.

"Querida, ¿qué te pasó en la muñeca?" Estaba a punto de subirle más la manga para ver
el resto de su brazo.

Pero Luna rápidamente retiró su muñeca y la cubrió con su suéter ya que no quería que
la abuela viera los otros moretones.

"Abuela, yo... fue un accidente". Tartamudeó mientras trataba de explicárselo. Había


más moretones en su cuello y otras partes de su cuerpo.

Todos ellos fueron provocados por Samuel. Afortunadamente, la ropa gruesa que
llevaba a principios del invierno la ayudó a ocultar los moretones. Con una bufanda de
seda envuelta alrededor de su cuello, los moretones quedaron ocultos.

Milanda se sintió muy afligida ante lo que vio, y no podía entender qué fue lo que
sucedió. Evidentemente eran marcas de dedos. "¡Samuel!" Exclamó Milanda
furiosamente.
Luna agachó la cabeza mirando su plato y dijo: "Abuela, piensas demasiado". Al instante
su rostro se puso rojo. Incluso con la cabeza agachada, Milanda se dio cuenta de eso.

"Luna, sé honesta conmigo. ¿No estás contenta con Samuel?" Milanda miró a Luna con
seriedad.

Luna titubeó. No había nada sobre lo que ella pudiera quejarse. Pero, a veces cuando
Samuel se volvía incontrolable, era difícil no enfadarse.

Después de dejar la cuchara, Luna miró a Milanda. Le preguntó con cuidado: "Abuela...
Si yo me divorciara de Samuel, ¿lo entenderías?"

Su matrimonio estaba en serios problemas. No tenía más remedio que dejarlo.

Se estaba volviendo cada vez más difícil complacerlo y caerle bien.

Samuel la decepcionaba constantemente. ¿Cuánto tiempo más podría aguantarle,


cuando no era un esposo en quien podía confiar ni tampoco la trataba bien?

Milanda permaneció callada. Al continuar comiendo del plato, Luna dijo: "Abuela, era
algo hipotético. Después de todo, ahora tenemos a Gerardo. No podemos simplemente
divorciarnos así de fácil".

Cuando Luna mencionó a Gerardo, Milanda se sintió aliviada. Pero ella tenía una idea
aproximada acerca de qué se trataba todo esto. "Exactamente, tienen a Gerardo. Si
ustedes dos se divorcian, Gerardo será quien sufra más. Tienen que pensar dos veces las
cosas antes de actuar".

Entonces Milanda se levantó y subió las escaleras.

Luna se sintió muy avergonzada mientras veía a Milanda retirarse. Fue demasiado
estúpida por haber utilizado la palabra "divorcio" frente a su abuela. 'La abuela es una
mujer sabia. Debió haber comprendido completamente lo que dije y lo que en realidad
quise decir'. Pensó Luna, y suspiró. Como lo dijo su abuela, tenía que tratar de llevarse
bien con Samuel por el bien de Gerardo.

Después de terminar la comida, Luna se dirigió hacia la cocina con el cuenco en la mano.
De repente, escuchó el sonido de la puerta de la sala que se abría.
Sin saber quién era, puso las sobras de comida en el refrigerador sin preocuparse por la
persona que llegó.

Puso el tazón en el fregadero y rápidamente lo lavó. Cuando salió de la cocina, un


hombre estaba de pie en el comedor, mirándola con las manos en los bolsillos.

Al verlo, Luna pasó por su lado para subir las escaleras.

Cuando llegó al tercer paso, Samuel la cuestionó: "¡Luna! ¿Te parece gracioso quejarte
con la abuela?"

Tomando un gran suspiro, Luna se dio cuenta de que mostrarle el vídeo a Milanda era
como haberse quejado.

Ella sacudió la cabeza y siguió su camino escaleras arriba.

"¿Disfrutaste haciendo preocupar y molestar a nuestra anciana abuela?" '¿Lo hizo a


propósito o sin querer?' Pensó Samuel.

Después de sacudir la cabeza de nuevo, Luna permaneció en silencio.

El repentino sonido de unas pesadas pisadas detrás la asustó, haciendo que acelerara el
paso.

No tenía idea de lo que le aterrorizaba, pero cuando Samuel se acercó, su reacción


inmediata fue... ¡huir!

Samuel apenas dio el primer paso cuando ella desapareció de su vista.

Frunció el ceño y pensó: "¿Me tiene miedo?”

¡Qué ridículo que era Luna, de todas las personas en el mundo, le tenía miedo justo a él!
Ella no ha tenido miedo desde que decidió ser honesta consigo misma. Samuel no se lo
creía, estaba seguro de que ella únicamente lo estaba evitando.

¿Evitando? 'Cuanto más te alejes, más me acercaré. Pronto te atraparé porque no


tendrás ningún lugar dónde esconderte.' Pensó.

Abrió la puerta de su habitación, pero la encontró vacía.

Luna había escapado a la habitación de Milanda con Gerardo en sus brazos lo más
rápido posible.
Cuando Samuel la encontró, estaba acostando a Gerardo en la cama matrimonial de
Milanda. Luna le había pedido a Milanda que la dejara dormir con ella esa noche.

"Abuela." Samuel saludó a Milanda con respeto. Al verlo, ella no dijo nada.

Samuel se acercó a Luna y la tomó por la muñeca, mientras le decía a Milanda: "Duerme
temprano, abuela. Quiero hablar con Luna".

Sacó a Luna de la habitación de Milanda a la fuerza.

Milanda vio la súplica de ayuda en los ojos de Luna cuando Samuel abrió la puerta para
salir.

"¡Samuel!" Su tono serio los detuvo.

"Abuela, " respondió Samuel.

"Soy tu abuela y tienes que escucharme. Debes ser amable con tu esposa. ¡Mira lo que
le has hecho! ¡Te has pasado!" Ella no se habría enterado del sufrimiento de Luna si no
hubiera tomado su muñeca por casualidad hoy. Y no parecía que Luna tuviera la
intención de contársela.

"Lo sé, abuela".

Los dos salieron de la habitación, cerrando la puerta. Milanda suspiró mientras


observaba a Gerardo quedarse dormido.

Caminó lentamente hacia la estatua de Buda en su habitación, orando con las manos
juntas.

"Que Buda bendiga a esta pareja y que todo salga bien. Que puedan superar este difícil
momento en su matrimonio y que toda la familia disfrute de paz y felicidad".

Samuel arrastró a Luna de regreso a su dormitorio. Entonces se fue a cerrar la puerta


desde adentro.

Aprovechando la oportunidad, Luna corrió hacia el armario con todas sus energías.

Pero no fue lo suficientemente rápida. En el momento en que intentó cerrar la puerta


del armario, Samuel se abrió paso hacia adentro con una mirada furiosa en su rostro.

La presionó contra el armario con fuerza.


Cuando le quitó la bufanda de seda alrededor de su cuello, los moretones que tenía
llamaron su atención.

Con una creciente sensación de mal presentimiento, inmediatamente le quitó el suéter,


dejándola solo con una delgada blusa blanca.
Capítulo 113 Esposa entusiasta
Luna se estremecía a pesar de que la calefacción estaba puesta.

Al subirle las mangas, se dio cuenta de que los brazos pálidos de Luna estaban cubiertos
de moretones.

Sin mencionar que su cuerpo estaba lleno de marcas de mordidas. Luna apretó los
dientes con ira y lo fulminó con la mirada, "¡Sabes lo que hiciste anoche!"

Luna se quitó el brazo que la sostenía y dejó caer su ropa sin siquiera mirarlo.

De repente, Samuel levantó su barbilla, y sus miradas se encontraron.

Ella debía estar equivocada. Pensó que vio algo en los ojos de Samuel. ¿Era amor?

'Es imposible. No te hagas ilusiones'. Luna se dijo a sí misma con amargura, e inclinó la
cabeza con una sonrisa sarcástica.

Él la besó suavemente, la tomó en sus brazos y le susurró suavemente en sus oídos:


"Siento haberte lastimado". No sabía qué más podría decir. Lo único que podía hacer
ahora era disculparse sinceramente.

Mordiendo su labio inferior con fuerza, Luna lo miró con desdén, "¿Por qué no fuiste
cuidadoso anoche? Sólo te preocupas por ti mismo".

Al sentir la palma de su mano en su cintura, Luna retrocedió instintivamente.

¡Oh, no! ¡Ella no quería nada de esto en absoluto! ¡La lastimó!

Al darse cuenta de que su reacción inconsciente se asemejaba al miedo, Samuel se sintió


abrumado por el arrepentimiento. Se reprendió mil veces en su corazón.

Alguien llamó a la puerta del dormitorio, y Luna se apresuró a escapar de su alcance.


Abrió el armario detrás de ella, fingiendo estar ocupada buscando su pijama.

Samuel le lanzó una mirada furtiva y salió del vestidor.

Luna salió del armario con su camisón cuando escuchó la voz de Vicente desde el otro
lado de la puerta cerrada del dormitorio.
Una vez más, estaba sola dentro del gran dormitorio. No pudo evitar preguntarse a
dónde había ido Samuel. ¿Ya se fue? ¿Cuándo volvería?

Con una profunda sensación de desilusión, Luna entró al baño con su camisón.

El agua del baño estaba un poco caliente. La piel de Luna parecía fresca y
resplandeciente bajo el vapor, resaltando aún más sus moretones.

Después de remojarse por un rato, Luna se puso de pie. Envolvió su cuerpo con la toalla
que estaba a su lado y salió de la bañera.

Al abrir la puerta del baño, vio al hombre de pie afuera de la puerta. Luna gritó, y
rápidamente se escondió detrás de una pared para cubrirse.

¿Acaso Samuel no se acababa de ir? ¿Quién más entraría al baño? Se suponía que no
debería estar allí ahora mismo...

El baño estaba demasiado tranquilo. Si no hubiera escuchado el ruido detrás de la


pared, Samuel habría pensado que no había nadie allí. Pero el vapor de la bañera
confirmó sus sospechas.

En un instante, Samuel sacó a Luna de detrás de la pared.

La sacó del baño y la puso en la cama grande.

Al ver el miedo en sus ojos, Samuel se sintió culpable otra vez. Entonces decidió
mimarla.

Se quitó el abrigo, lo tiró en el borde de la cama y presionó a Luna debajo de él contra el


colchón.

Puso la palma de su mano sobre sus brillantes labios rojos, mientras que sus dedos
tocaban suavemente su piel. Luna estaba temblando, se sentía nerviosa y excitada.

"Samuel..." Susurró inquieta, ¿qué iba a hacer él? Sus movimientos eran tan suaves, que
no parecía un castigo.

Su dulce voz casi hizo que Samuel perdiera el control con ella.

"Shh..." Puso su dedo índice en sus labios para evitar que volviera a hablar.

Besó suavemente su oreja. La mano de Luna tomó su camisa inconscientemente, "No..."


Aún no se había recuperado completamente de las heridas que él le provocó.

Samuel sonrió levemente, con una mirada de satisfacción en sus ojos, "Todavía no
hemos comenzado".

"¿No quieres esto?" Él miró su rostro sonrojado con una sonrisa maliciosa mientras ella
arrugaba su camisa aún más.

Luna reunió todo su coraje y levantó los ojos para encontrarse con los de él. La mirada
en sus ojos la hizo sentir que se estaba burlando de ella.

Ella apretó los dientes. Después de tomar una profunda bocanada de aire, pellizcó al
hombre por su cintura aprovechando que estaba desprevenido.

"¡Ah!" Samuel exclamó sorprendido.

Pero exageró su grito.

Su repentino grito no solo asustó a Luna. Incluso a Violeta, que estaba sosteniendo a
Gerardo al otro lado de la puerta, frunció el ceño cuando pasó por la habitación

¿Qué demonios estaban haciendo esos dos allí? ¿Por qué gritaría de esa forma Samuel?
Luna no se comportaría violenta con él, ¿o sí?

Violeta volvió a acostar a su nieto en la habitación y le dijo a Vicente que lo cuidara.


Después llamó a la puerta de la habitación de la pareja con inquietud.

"¡Samuel! Samuel..."

Al oír los golpes en la puerta de la habitación, Samuel, triunfante, lanzó otra mirada
juguetona a la mujer que yacía pálida debajo de él.

Se levantó para aclarar las consecuencias de sus acciones. Afuera, Violeta se sintió
aliviada al ver que su hijo estaba bien.

"¿Qué acaba de pasar? Hijo mío."

Milanda también salió del dormitorio vestida solo con su camisón.

Samuel estaba bien vestido y apoyado contra la puerta, sonrió de forma elocuente,
"Mamá, todo está bien. Es simplemente que mi esposa es demasiado entusiasta".
Al escuchar esto desde donde estaba, Luna se sintió mortificada y molesta.
Rápidamente se tapó con la manta.

Violeta también se sonrojó al escuchar el comentario de Samuel. Se fue rápidamente,


murmurando, "Los jóvenes deberían practicar el celibato" y regresó a su habitación.

Milanda se dio cuenta al instante de lo que estaba sucediendo y también volvió a su


habitación para dormir cuando

Violeta se fue.

Todo volvió a la calma. Samuel agarró la medicina que acababa de comprar de la mesa y
la abrió. Fue silbando hasta el borde de la cama.

Levantó la manta que cubría Luna y encontró su rostro en llamas. Se veía aún más
hermosa.

Luna lo miró de forma incómoda y volvió a cubrirse la cabeza con la manta.

¡Qué vergüenza! Samuel arruinó su reputación.

"Vamos, te ayudaré a aplicar la pomada". Sacó uno de sus brazos de debajo de la sábana
y le aplicó la pomada fría.

Veinte minutos después.

Luna se puso el pijama tratando de fingir que no había pasado nada y dijo: "Gracias". Al
decir esto, se alejó de Samuel y se acostó en la cama para dormir.

El siguiente movimiento de Samuel hizo que Luna se sonrojara todavía más.

Cerró la tapa de la pomada y la arrojó sobre la mesa, antes de oler sus dedos en éxtasis.
"Esta medicina huele bien..."

Luna extendió su pie por debajo de la manta para patear la pierna de Samuel. Usó tanta
fuerza que Samuel casi se cayó al suelo.

Después de golpearlo, inmediatamente se movió para recuperar su pierna. Samuel la


atrapó y parecía estar enojado.

"¡Cómo te atreves a patearme! ¿Estás loca?" Luna se cubrió la cara con la manta y trató
de quitarle la pierna de las manos. Finalmente, lo consiguió.
Samuel miró su mano vacía y luego a la pequeña mujer que se había encogido
completamente en las sábanas. Finalmente, dijo: "Te daré una lección cuando termine
de bañarme".

Fue al armario a buscar su pijama y entró al baño. Luna dejó escapar un suspiro de
alivio.

Mientras se escondía bajo las mantas y se cubría su rostro ardiente, Luna no pudo evitar
pensar en la escena de él aplicándole la pomada...

¡Ese maldito capullo! ¡Se acostó rápidamente y lo dejó solo!

Inesperadamente, Samuel no hizo nada esa noche, pero durmió con Luna en sus brazos.

A la mañana siguiente, el cuello de Luna estaba un poco adolorido por haber dormido
en los brazos de Samuel toda la noche.

Cuando se levantó, Samuel salió del vestidor muy bien vestido.

Ella miró a Samuel y recordó que había olvidado confrontarlo la noche anterior.

Aquella noche asistió a una gala de caridad con Catalina.

Se aclaró la garganta con descontento y le dijo al hombre que se acercaba a ella:


"¿Anunciarás públicamente tu relación con la señorita Gu?"
Capítulo 114 Nada mas que pesadillas
Samuel se detuvo por completo. Después de un largo rato, asintió, "¡Exacto!"

Luna se mordió el labio inferior con fuerza. Este hombre era demasiado descarado.
"Señor Shao me has sido infiel, voy a demandarte en la corte!" Si usaba lo que sabía
sobre él en su contra, obtendría la custodia completa de su hijo.

¡Sí, ella iba a utilizar esto! Luna se sorprendió de repente con una idea tan brillante.

Después de arreglar su ropa, Samuel caminó hacia Luna. Ella ya se había sentado, pero
él se acercó tanto que la obligó a acostarse de nuevo.

"Señora Shao, puede demandarme cuando quiera". Mientras se apoyaba con una mano
en la cama, Samuel usó la otra mano para sacar su billetera del bolsillo. Sacó una tarjeta
bancaria.

Puso la tarjeta en la mesita de noche que estaba junto a ella y dijo: "No existe un límite
en la cantidad de dinero que puedes gastar con esta tarjeta. Es suficiente para que
presentes una cantidad ilimitada de demandas, tómalo".

Y después de lanzarle una mira con desdén, se alejó.

Su indiferencia volvía loca a Luna. Realmente quería patearlo una vez más. ¡Qué
presumido! ¿Se cree invencible en el ámbito legal?

Esta mañana Luna se había despertado y se sintió mucho más cómoda que ayer. Tomó
una ducha rápidamente y bajó las escaleras.

En la planta baja, la familia ya estaba desayunando. Samuel se levantó de la mesa,


acababa de terminar su comida cuando Luna apareció.

Se dirigía hacia la puerta de la sala después de darle un beso a su hijo cuando cambió de
dirección.

A pesar de las miradas sorprendidas de su familia, tomó a Luna en sus brazos y le dio un
largo beso antes de alejarse.

Se fue, y dejó a Luna sola y avergonzada con tres ancianos aturdidos...


En la revista Channel.

Cerca del mediodía, muchos colegas se fueron al restaurante.

Emma llevaba un suéter azul marino, y seguía trabajando duro en su oficina de editora
ejecutiva.

Al recoger algunas de las carpetas, presionó la línea interna de la asistente en el


intercomunicador y dijo: "Ven y envía el plan de co-producción de este actor a la oficina
del presidente, gracias". Inmediatamente colgó y siguió trabajando con la cabeza
agachada.

Después de un minuto, una mujer entró. Tomó la carpeta de Emma y se fue.

"Ah, y dile al personal de la editorial que la propuesta debe ser enviada a mi oficina a
más tardar hoy. Si no son capaces de hacer bien algo tan sencillo, ¡serán despedidos!"
En el trabajo, la toma de decisiones de Emma siempre había sido directa.

Incluso ahora, era tan decisiva como siempre.

"Sí, señorita Gu". La asistente salió de su oficina asustada y temblando con los
documentos en los brazos.

Emma no lleva mucho tiempo en el cargo de directora aquí. Pero es rápida y decidida en
su trabajo, cosa que sorprendió a muchos empleados en poco tiempo. Todos la
admiraban.

No era de extrañar que fuera famosa en América, ¡era muy buena en su trabajo!

Con la carpeta en la mano, la asistente fue inmediatamente a la oficina del presidente.


Cuando llegó al ascensor, pasó junto a un hombre.

El hombre caminó hacia la puerta de la oficina de Emma. Alguien llamó de nuevo a la


puerta.

"Adelante." La breve respuesta de la mujer hizo que el hombre sonriera. Esa era su
forma de ser.

La puerta de la oficina se abrió desde fuera. Emma estaba tan ocupada que se limitó
simplemente a levantar los ojos.
Después de un vistazo, ella se sorprendió. Miró dos veces con incredulidad. Al acercarse
el hombre, supo que no estaba equivocada.

Tratando de reprimir su temblor, se puso pálida y preguntó: "¿Qué estás haciendo


aquí?"

Eric se detuvo sobre su escritorio. Miró a la mujer frente a él con los ojos llenos de
pasión y afecto, "Emma, te he extrañado tanto".

Temía que Emma volviera a resistirse a él. No la había visto durante meses.

Antes de que Emma pudiera responder, la puerta de la oficina se abrió nuevamente. La


mujer que entró era otra persona a la que tampoco quería ver.

Con el rostro herido, Jesica corrió al lado de Emma. Sacudió su brazo y dijo: "Mi querida
hija, ¡por favor, ayúdame! ¡van a matarme!"

Emma se levantó, derribando su silla al suelo. Empujó a su madre hacia un lado.

"Mamá, ¿no ves que tengo otro invitado?

A Jesica nunca le había importado nada más que el dinero, "Mi querida hija, mi cara está
desfigurada. Por favor, dame dos millones para que pueda pagar mis deudas".

¿Dos millones? ¡Eso era una locura! Emma miró con incredulidad a esa mujer que decía
ser su madre. Jesica estaba empeorando cada vez más!

"¡Fuera, quiero cortar la relación contigo!" Emma bajó la voz y tiró de Jesica hacia la
puerta.

No esperaba que Jesica se deshiciera de su agarre. La mujer mayor se sentó


desvergonzadamente en el sofá, "Emma, soy tu madre. ¿Cómo podrías deshacerte de
mí?"

Eric se apoyó en su escritorio y escuchaba atentamente la conversación.

Catalina no estaba mintiendo. ¡Lo que Emma más necesitaba ahora era dinero! ¡Y la
razón era por su madre apostadora!

Las acciones de Jesica humillaron a Emma. Su madre era una desgracia.


Casi en la quiebra, Emma tomó su bolso y sacó una tarjeta bancaria. "Este es el último
millón. Lo puedes tomar o no, ¡haz lo que quieras!" ¡Ella solo quería deshacerse de
Jesica!

Jesica miró fijamente la tarjeta bancaria de Emma. Controlando la tentación de tomarla,


dijo: "Si vuelvo con solo un millón de dólares, las personas que me persiguen por mi
deuda me matarán. ¡Necesito dos millones! Mi querida hija, por favor ayúdame..."

En ese momento, alguien le entregó un cheque a Jesica.

Los ojos de Jesica se abrieron ante la cantidad escrita en el cheque. Había un cinco,
seguido de muchos ceros. ¡Mucho dinero! Sus ojos estaban llenos de dinero, brillando
con codicia.

Tomó el cheque sin decir una palabra y parpadeó varias veces. ¡Era un cheque por cinco
millones de dólares!

Pero en el siguiente instante, Emma se lo arrebató. Ella insistió, "Señor Eric Shao, por
favor, no lo necesitamos". Se apartó de él con indiferencia. No quería involucrarse con
Eric en absoluto.

"Emma, ¿eres una idiota? ¿Cómo puedes rechazar tanto dinero?" Después de
arrebatarle el cheque a Eric, quien todavía no lo había tomado, Jesica se levantó y salió
corriendo.

Emma se sintió agotada al verla huir.

"Emma, no te lo tomes demasiado en serio". Eric se acercó a ella, mirándola con afecto.

Molesta, Emma se sintió abatida y le gritó a Eric: "No conoces a mi madre. ¡Me ha
pedido dinero demasiadas veces! ¡Es una vividora!"

Eric miró su impotencia con angustia.

A pesar de que luchaba, él la sostuvo en sus brazos, "Emma, no estés triste". Apretó sus
brazos alrededor de Emma. No podía evitar querer abrazarla más fuerte.

Extrañaba su cuerpo y su esencia. La extrañaba desesperadamente.

"Déjame, Eric. ¡Déjame!" El cuerpo de Emma comenzó a temblar de nuevo, y Eric la


soltó de mala gana.
Dio un paso atrás y sacó una chequera de su bolsillo. Arrancó una hoja en blanco y se la
entregó.

"Emma, puedes escribir la cantidad que quieras en el cheque". Emma estaba


sorprendida por su riqueza. Dejó de temblar.

Sabía que todas las personas relacionadas con Samuel eran ricas, pero no se había dado
cuenta de que Eric también lo era.

"¡No! ¡No puedo aceptar esto!" Sabía que Eric sentía una fuerte atracción por ella, pero
no le gustaba para nada.

¡Lo único que Eric le provocaba eran pesadillas!

Por ejemplo, justo ahora le estaba entregando un cheque ilimitado. Cuando ella estaba
todavía dudando, él la tomó en sus brazos y no le dio ni la oportunidad de negarse.
Capítulo 115 Destinado al fracaso
"Emma, te amo. Por favor, no me rechaces". Eric le rogaba mientras colocaba un cheque
en su mano. No le importaba cuánto dinero tendría que gastar para quedarse con
Emma.

Emma lo miró sorprendida y luego sacudió la cabeza. "¿Es esto lo que piensas de mí,
Eric? No quiero tu dinero ¡Eres un idiota!" Le arrojó el cheque y se liberó de su abrazo.

Eric vio la duda en sus ojos y decidió ser persistente.

Recogió el cheque del suelo, la tomó en sus brazos de nuevo y le preguntó con suavidad:
"¿Sabes cuánto te extrañé? Emma, solo esta vez. Solo quiero poseerte esta vez". Metió
el cheque en su bolsillo.

Emma cerró los ojos, luchando contra la agitación emocional interna que amenazaba
con estallar. También tuvo relaciones sexuales con Félix Fei por dinero, ¿en qué clase de
persona se había convertido?

"Emma, ya perdiste tu virginidad conmigo. No pasa nada, relájate". Eric colocó su boca
cerca de su oreja de forma seductora. La tentación era demasiado para Emma, y
terminó cediendo.

Él bajó la cabeza y la besó apasionadamente. Entonces Eric notó que las cortinas todavía
estaban abiertas. Puso su abrazo alrededor de Emma, caminó hacia el lado izquierdo y
presionó un botón que cerró las cortinas automáticamente.

Al cerrarse las cortinas, la habitación se envolvió lentamente en la oscuridad. Eric


continuó besando a Emma y con sus manos recorrió todo su cuerpo, murmurando a sus
oídos palabras dulces.

"Espera un minuto." Eric la soltó por un momento y fue a cerrar la puerta con llave. No
quería que nadie los interrumpiera. Después de eso, Eric tomó a Emma, cuya cara
estaba llena de lágrimas, la puso en el sofá y se lanzó sobre ella.

A las cuatro o cinco de la tarde, Eric abandonó sigilosamente la oficina de Emma, con un
paso titubeante.

Dentro de la oficina.
Con el cabello despeinado, Emma acomodó su ropa y fue al baño apoyando su mano
contra la pared.

Se miró en el espejo, y la imagen que vio fue vergonzosa. Sus ojos, así como sus labios
estaban hinchados y rojos. Su maquillaje perfecto estaba manchado.

Sacó el cheque arrugado de su bolsillo y lo apretó en su mano.

Entonces murmuró para sí misma: 'Eric tiene razón. No hay diferencia entre la primera y
la segunda vez. Pero ¿por qué me siento tan mal? Nooo... Tengo que dejar de pensar
así. Esta será la última vez.' Trató de consolarse mientras se disponía a arreglar su
apariencia. Estaba decidida a que esta sería la última vez que Eric se aprovecharía de
ella.

Pero no sabía que alguien había tomado fotos cuando Eric la había besado, y cuando
salió de su oficina, unas horas más tarde.

Samuel regresó, después de que Luna había estado en la casa vieja durante unos tres
días.

La vida había estado bastante tranquila hasta el martes por la noche. Luna se había
quedado dormida con su hijo en los brazos y Samuel apareció en su habitación.

Tomó a Gerardo de los brazos de Luna y lo acostó en su cuna. Luna no lo detuvo, ya que
toda la casa era cálida y la calefacción estaba encendida. Samuel la dejó dormir y se fue
a terminar de prepararse para el viaje.

El reloj de la casa sonó al dar la medianoche, justo después de que Samuel había
terminado de bañarse.

Entró en la cama cálida y se acurrucó más cerca de Luna. Él sonrió. Era bueno tener a
alguien en la cama.

Luna se despertó cuando sintió la calidez y las manos de Samuel tocando su largo
cabello, poniéndolo detrás de su oreja.

Sabía lo que Samuel quería, y no se opuso a ello. Nunca tuvo el poder ni la voluntad de
rechazar sus insinuaciones.

Suspiró y se volvió hacia él, colocando sus brazos alrededor de su cuello.


Él susurró: "Estaré lejos en un viaje de negocios a Corea por un par de días a partir de
mañana. Te quedarás aquí hasta que yo regrese".

Luna saltó completamente despierta.

"¿Qué te pasa Samuel? ¿Te vas a ir a un viaje de negocio mañana pero me lo dices
ahora? Suéltame". Luna estaba enojada, y pensaba que a veces sus acciones mostraban
que en verdad no la amaba.

Él miró sus ojos furiosos, sonrió y la abrazó más fuerte. "Escucha, no era mi intención no
decírtelo. He estado ocupado preparándome para el viaje y lo olvidé. No te enfades,
querida".

Ella hizo un puchero juguetonamente, "Parece que solo te casaste conmigo para dar a
luz a tu hijo y calentar tu cama en invierno. Ni siquiera tienes la cortesía de avisarme
cuando me deja durante días por un viaje de negocio".

Samuel frotó su suave cara con el dedo pulgar, "Tonterías. Sin embargo, esas son solo
algunas de las ventajas de estar casado contigo. Ven acá." Samuel la acercó más hacia
él.

Besó sus labios y colocó su mano en el cordel que sostenía su bata.

Ella sabía lo que significaba este gesto, y mientras sus besos la calmaban, le desató la
bata. En ese momento era como un animal salvaje en celo. Solo quería hacerle el amor a
su esposa antes de partir a su viaje de negocio.

La noche era silenciosa, excepto por sus suaves y apasionados gemidos.

Cuando la luz de la mañana comenzó a filtrarse por las cortinas, Samuel se despertó.
Tomó una ducha rápida y se vistió con su traje de negocios favorito. Podía escuchar a
Luna respirar suavemente mientras dormía.

Después de empacar sus artículos de tocador en una maleta pequeña, la cerró y la llevó
hacia la puerta.

Miró a su esposa que todavía dormía, y a su hijo en la cuna al lado de su cama y sonrió.
Se acercó, besó a Luna en la frente y a Gerardo en su mejilla, luego se fue.
Había otras tres personas en este viaje de negocios con él: Anna, Catalina y un asistente
varón.

Tomaron el primer vuelo a Corea temprano en la mañana. Debido a que el caso era
complejo e intrincado, requería todo el enfoque y la atención de Samuel. En la cabina de
primera clase, repasó los datos de todos los documentos de la corte y comenzó a
examinarlos. El avión pronto despegó.

Unas horas después de que el avión de Samuel se haya despegado rumbo a Corea,
Gerardo se despertó y lloró muy fuerte porque tenía hambre. Luna se despertó y lo
alimentó, lo que dejó a Gerardo balbuceando y feliz. Poco después, bajó las escaleras y
le dio a Gerardo a Milanda, quien estaba feliz de cuidar al jovencito. Milanda se acercó
al corralito de juego.

A pesar de que Luna se sentía como una extraña e inoportuna, se quedó en la casa vieja
con su hijo como Samuel se lo había pedido.

Pero estaba decidida a mantener una actitud positiva. Caminaba por la casa sonriente y
alegre y Milanda lo notó.

Observaba gratamente a Luna y se sintió un poco aliviada.

Tres días después de que Samuel se había marchado a Corea, Catalina recibió una
llamada telefónica que la inquietó bastante. Ella fingió enfocarse en el caso que los
había llevado a Corea, pero su atención realmente estaba en la noticia que había
recibido.

Con Luna en la casa vieja, sus hombres no tenían oportunidad de acercarse y ejecutar el
plan. Tenía que haber otra manera, pensó Catalina.

Cinco días después, Emma incitó a Violeta a invitar a Luna a cenar.

Al hacer esto, tenía la intención de mostrarle a Luna lo cercanas que eran Violeta y ella.
Quería ponerla celosa.

Sin embargo, nadie esperaba que esta reunión le arruinara la vida.

En el restaurante occidental.
Con una sonrisa fría en el rostro, Luna observaba a las dos mujeres sentadas frente a
ella, hablando y riendo como si fueran suegra y nuera. Ellas ignoraron completamente
su presencia.

Esto era justo lo que Emma quería.

Había podido resolver todos sus problemas con el dinero que Eric le había dado. Y envió
a su madre a un centro de tratamiento de adicciones en América.

Ahora, podría concentrarse en Violeta con la esperanza de tener un aliado en su intento


para ganar el corazón de Samuel.

"Tía Violeta, todavía recuerdo que Samuel solía traerme a este restaurante porque
estaba acostumbrada a la comida occidental después de haber vivido en Estados
Unidos". Dijo Emma mientras miraba a Violeta con una intensa dulzura y timidez
inusual.

Violeta respondió a Emma con deleite: "Ah, Samuel te cuida mucho. Él nunca me trajo
aquí". El tono de su conversación fue más fuerte esta vez, para que Luna la escuchara
bien. Tanto Emma como Violeta querían saber el grado de impresión que Luna tendría
cuando escuchara la información que se habían dicho.

Luna estaba de acuerdo con Violeta. Samuel la trajo aquí solo una vez. ¿Samuel aún
sentía algo por Emma?

Definitivamente le preguntaría a Samuel sobre esto y averiguaría la razón.

Emma y Violeta siguieron hablando entre ellas.

Sin embargo, Luna no les prestó atención, lo que hizo que Violeta se pusiera furiosa.

El propósito de invitar a Luna a cenar era hacerla enojar, pero parecía que no estaba
funcionando.

Al terminar su bistec y pizza, Luna se limpió la boca y se levantó para dirigirse a Emma y
Violeta. "Gracias por la cena. Lo pasé bien aquí. Pero me tengo que ir ya. ¡Disfrutenla!"

Tomó su bolso y se alejó, dejando a las dos mujeres sentadas allí con expresiones
desconcertadas en sus caras. Ambas se miraron, cada una con sus propias razones, pero
tenían la expresión de shock en sus rostros, sin saber que esa cena tenía otra finalidad.
Capítulo 116 Ataque contra Luna
Como Luna acudió a la cena con Violeta, no condujo su coche, de modo que no tenía
manera de regresar a casa.

Terminó deambulando por las calles descontenta.

Extrañaba a Samuel, y en ese momento solo quería estar con él. Sin embargo, él no
estaba en el país, y ella solo podía verlo por videochat. Se sentía triste en este momento
más que nunca.

Inconscientemente, caminó demasiado lejos y terminó en un callejón oscuro. Cuando se


dio cuenta de ello, se dio la vuelta para volver atrás, dirección hacia la vieja casa.

Pero al girarse, vio a dos hombres fuerte que corrían hacia ella. Antes de que pudiera
reaccionar, perdió el conocimiento.

Después de cargar Luna al auto, uno de los hombres sacó su teléfono celular y marcó un
número, "Está hecho, señora".

"Bien. Llévenla al hotel. La siguiente fase del plan está en marcha". La llamada fue breve
pero había hecho llegar el mensaje deseado.

Luna se despertó aturdida. Sentía como si alguien la estuviera tocando sin cesar.

Tenía problemas para enfocar sus pensamientos porque se sentía mareada.

Sus recuerdos, aunque borrosos, volvieron y supo con toda seguridad que el hombre
que la estaba tocando no era Samuel.

Quería luchar y gritar, pero estaba demasiado débil para hacer nada.

¿Dónde estaba? Recordó estar con Emma y Violeta, y luego vagar por las calles, pero
todo lo que sucedió después quedó en blanco. Miró a su alrededor. Pensó que podría
estar en un hotel.

Luna intentó levantarse de la cama, pero sus esfuerzos se vieron frustrados


rápidamente cuando un hombre se arrojó encima de ella.
Ella lo reconoció al instante. ¿Adrián? Se sorprendió al verlo. Pero también notó que él
tampoco parecía estar completamente despierto. ¿Estaba borracho?

"Adrián... Despierta." Luna quería detenerlo, pero sentía ella tampoco estaba muy bien.
Su voz era débil e inestable.

Su susurro era como un catalizador para Adrián. Bajó la cabeza y la besó.

Hubo varios destellos que iluminaron la habitación, como si alguien estuviera tomando
fotos. Luna vio la luz pero parecía que Adrián no.

Luna mordió a Adrián en los labios, lo que le obligó a soltarla, con dolor. Él hizo una
mueca mientras luchaba por bajarse de ella.

Ella también se mordió la lengua y el dolor la sacó de su delirio. Entonces empujó a


Adrián lejos. Se cayó al suelo con un ruido fuerte. Luna se arrastró fuera de la cama y se
tambaleó hacia el baño.

En el momento en que vio a alguien corriendo hacia ella, cerró la puerta rápidamente.
Estaba confundida.

¿Qué está pasando?

¿Cómo llegó aquí? ¿Qué estaba haciendo Adrián aquí?

La cabeza de Luna palpitaba con todos los pensamientos que recorrían su mente.

No podía comprender lo que estaba pasando. Nada tenía sentido.

De repente, escuchó un fuerte golpe en la puerta. Alguien estaba tratando de romperla.


Dio unos pasos hacia atrás, buscando algo con que protegerse.

Sin embargo, a excepción de las toallas y el gel de baño, no había nada más que pudiera
usar. Solo tomó un peine, que tenía dientes afilados los cuales podían ser lo
suficientemente fuertes como para protegerse.

Con unos cuantos golpes más, la puerta se rompió y cayó al suelo. Luna se pellizcó a sí
misma, tratando de mantenerse despierta.

Con un gruñido en su rostro, un hombre de traje negro caminó hacia ella. El corazón de
Luna latía cada vez más rápido, ya que su cerebro reconoció al hombre.
Los recuerdos inundaron su mente. Recordó lo que pasó. Callejón oscuro.

Dos hombres grandes. Pañuelo que olía dulce y luego no sintió nada. Se estremeció
cuando se dio cuenta de que había sido secuestrada.

Cuando el hombre se acercó a Luna, ella dio un paso adelante y empujó el peine contra
la cara del hombre. El hombre se sorprendió y se movió justo a tiempo, antes de que el
peine le clavara en el ojo. Pero no había escapado por completo de la embestida, el
peine raspó el lado derecho de su cara, a través de su mandíbula.

Gritó de dolor, mientras la sangre comenzaba a gotear de su cara. Luna aprovechó la


oportunidad e inmediatamente salió corriendo del baño.

En el dormitorio, Adrián acababa de levantarse del suelo, pero Luna lo derribó de nuevo.

El hombre de traje negro salió corriendo del baño enfurecido, agarrando el lado derecho
de su cara con una toalla. Luna abrió la puerta de la habitación.

Cuando salió corriendo, no esperaba que hubiera otro hombre afuera. Se sorprendió al
ver la repentina aparición de Luna. Este hombre era igualmente de fuerte y llevaba un
traje marrón con una corbata azul, una extraña combinación. Pero Luna no tenía tiempo
de contemplar su mal sentido de la moda, tenía que escapar de allí.

Vio el ascensor y corrió hacia él. "Atrápala." Una voz fuerte y resonante desde el interior
de la habitación le ordenó al hombre de la corbata azul. Luna corrió tan rápido como
pudo, gritando para pedir ayuda.

Su voz y su cuerpo estaban débiles debido al efecto de las drogas, pero estaba decidida.
Justo cuando el ascensor se abrió, se tropezó y se cayó al suelo. "No..." Gritó cuando
uno de los hombres la alcanzó y tiró de una de sus piernas, arrastrándola de regreso a la
habitación. "¡Que alguien me ayude!" Luchó duro, dividiendo sus esfuerzos entre tratar
de defenderse de los efectos de las drogas y tratar de liberar su pie del hombre que la
sujetaba. Aturdida, vio que alguien salía del ascensor y empujó al hombre que llevaba la
corbata azul.

"Ocúpate de tus asuntos. No sabes con quién te estás metiendo. Aléjate." El hombre de
negro le advirtió al que había empujado a su amigo al suelo. Todavía presionaba su
mejilla con la mano, pero la sangre seguía saliendo. Había algo familiar en el hombre
que había venido a rescatarla, pero ella no podía identificarlo.
"Dejen a Luna en paz." El hombre de pie a su lado habló. ¿Sabía su nombre? Luna lo
miró sorprendida.

"Bien, tú lo buscaste." El hombre de negro habló y golpeó al que estaba de pie junto a
Luna. Este se cayó al suelo de golpe.

Luna luchó por levantarse, mientras su aliado luchaba contra el hombre de corbata azul.
El hombre de negro caminó hacia Luna, pero de repente se cayó al suelo. Sin embargo,
esto no lo detuvo ya que luchaba por arrastrarse hacia ella.

Luna estaba tan asustada que gritó y se retiró a un rincón. Su mente aún no estaba
clara, mientras luchaba una vez más para recuperar sus sentidos. Necesitaba levantarse
y huir. Mientras observaba a los tres hombres peleando en el suelo, la mente le dio la
respuesta que estaba buscando.

El hombre que había venido a rescatarla era Chubby Yang. Luna estalló en lágrimas,
"Yang..."

"¡Luna, corre! ¡Corre!" Sus palabras la devolvieron completamente a la realidad. Se


levantó pero dudó.

Estaba en un aprieto. No quería dejarlo allí. Estaba perdiendo la pelea gradualmente, y


los dos hombres lo estaban golpeando sin piedad. "¡Luna correeeeee!" Yang le ordenó,
justo antes de que el hombre con la corbata azul lo golpeara.

Luna corrió hacia el ascensor, golpeando cada puerta del pasillo. "Por favor, por favor,
ábreme". Suplicó en cada puerta, pero nadie respondió.

En la penúltima puerta cerca del ascensor, donde ella golpeó, un anciano abrió con
pánico. Luna le imploró: "¡Sálvanos, por favor! ¡Llama al 911! Llama a la policía." Pero
cuando el anciano echó un vistazo afuera, cerró la puerta con horror.

"¡Luna, corre! ¡Ve al vestíbulo y estarás a salvo!" Yang le gritó a Luna, mientras sostenía
las piernas de los dos hombres.

Se tambaleó en el ascensor y presionó el botón de la planta baja.

Cuando los dos hombres se dieron cuenta de que Yang no iba a soltarse, el hombre que
llevaba la corbata azul sacó una navaja. Las puertas del ascensor se cerraron justo
cuando había apuñalado a Yang en la mano. Las lágrimas brotaron de los ojos de Luna.
Yang gritó de dolor, soltando las piernas de los hombres. Se aferró a su mano. El hombre
de negro se puso de pie y pateó a Yang en la cara, causando que perdiera el
conocimiento. "Idiota. Vámonos. Tenemos lo que necesitamos".

Los dos hombres caminaron hacia la salida de la escalera y bajaron.

El ascensor se detuvo en la primera planta. Luna estaba tumbada en el suelo, temblando


y llorando. Seguía diciendo: "Por favor, ayúdenme". Las personas que estaban
esperando el ascensor en la primera planta la vieron e inmediatamente fueron a
ayudarla. Presionaron el botón de la planta baja, que era donde estaba el mostrador de
recepción.

En el mostrador de la recepción se formó un círculo con una multitud, mientras


seguridad llamaba a la policía y una ambulancia. "Por favor, hay otro hombre en el piso
12. Está en problemas." Luna le rogó al guardia de seguridad que la estaba sosteniendo.

Solo se calmó cuando escuchó que el guardia de seguridad pidió refuerzos en el piso 12.
"Por favor, ella tiene que ir al hospital ahora. No hay ambulancias cerca, llévenla en un
taxi". La recepcionista principal le gritó al guardia de seguridad. Dos minutos más tarde,
un taxi se detuvo delante del hotel. El guardia de seguridad subió con ella.

En el taxi.

Luna se torcía en el asiento trasero, su cuerpo estaba sufriendo la consecuencia de los


efectos de las drogas y el agotamiento.

"Señor, por favor, ¿puede prestarme su teléfono celular?" A pesar de que sabía que
Samuel estaba en el extranjero, aún así quería ponerse en contacto con él y escuchar su
voz.

El guardia de seguridad le dio su teléfono.

Luna apretó el celular con fuerza en el momento en que lo tocó, luchando por marcar el
número de Samuel. Una vez que pulsó "llamar", contuvo la respiración, "Lo siento, el
teléfono que ha marcado no se encuentra disponible en este momento. Por favor,
inténtelo de nuevo más tarde." El corazón de Luna se rompió.
Capítulo 117 ¿Que le paso a Luna?
El taxi llegó al Hospital Privado de Chuck y el conductor del taxi salió del auto para pedir
ayuda. Luna estaba aturdida, su mente no se recuperaba. Cuando abrió los ojos, ya
estaba recostada en una camilla, siendo trasladada al hospital. Luna tomó la mano de la
enfermera, "Por favor, llama a Chuck por mí..." Ella sabía que él era la única persona en
la que podía confiar en este momento crucial.

La enfermera ignoró su petición y procedió a empujar la camilla hacia la sala de


emergencias.

"Por favor, dile a Chuck, que soy Luna. Por favor. Él me conoce". Luna sintió que se
estaba desvaneciendo y su corazón latía aún más rápido. Casi no pudo controlar el
impulso de quitarse la ropa porque de repente comenzó a sentir mucho calor.

Un médico de cabecera reconoció a Luna y marcó el número de teléfono de Chuck.

En ese momento, Chuck descansaba en su oficina porque acababa de terminar una


operación de 7 horas.

Cuando escuchó que Luna estaba en el hospital, bajó las escaleras rápidamente.

En la sala de emergencias del primer piso, Luna estaba acurrucada en la cama del
hospital, con dolor.

Chuck inmediatamente detectó que algo no estaba bien. "Llévenla a una sala de
pruebas, rápido". Intentó llamar a Samuel, pero tampoco pudo comunicarse. Le ordenó
a una enfermera que siguiera llamando a ese número hasta que pudiera hablar con el
titular de la línea. Entonces corrió hacia Luna, para hacerle un chequeo.

Diez minutos tarde.

La enfermera había marcado el número de teléfono de Samuel una docena de veces


pero no pudo comunicarse. Entró en la sala de pruebas y dijo: "Señor, todavía no hay
respuesta".

"Sigue intentando hasta que consiga", Chuck habló en voz baja, mirando cómo Luna se
dormía. Cuando había entrado en la sala de pruebas, Luna estaba angustiada y parecía
una loca. Tuvo que pedirle a varias enfermeras que la sostuvieran y le pusieran una
inyección. Cuando por fin consiguieron calmarla, le pusieron una bata de hospital.

Chuck no estaba completamente seguro de lo que había ocurrido. Miró el expediente


del hospital, tratando de descifrar lo que la había hecho reaccionar de esa manera.
Aparte de la fiebre que tenía, nada más daba indicios de su estado. Sacudió la cabeza
confundido.

"Enfermera, tome una muestra de sangre. Necesitamos hacer algunas pruebas. No


quiero escribir la causa de este arrebato como psicológico, hasta que descartemos la
posibilidad de una efecto químico".

La enfermera asintió, sacó algunas muestras de sangre y las llevó al laboratorio. "Señor,
han respondido al teléfono". La enfermera encargada de llamar a Samuel entró y le
informó.

Samuel acababa de bajarse del avión de regreso cuando vio decenas de llamadas
perdidas del hospital privado de Chuck. En ese momento llegó otra llamada del mismo
número. "Hola." Respondió apresuradamente.

"Oh... Hola. Espere, le pasó al señor Chuck". La voz en el otro extremo sonaba aliviada.

"Hola, Samuel. Soy Chuck. Es sobre Luna, tuvo un accidente. Ven a mi hospital rápido..."
Y colgó el teléfono. Chuck sabía que Samuel estaría ahí dentro de poco.

Originalmente, Samuel planeó llegar el día siguiente, pero algo le hizo cambiar de
parecer y regresar antes. Quería darle una sorpresa a Luna. De las video llamadas que
mantuvieron esos día, se dio cuenta de la incomodidad de Luna al vivir en la casa vieja y
lo triste que se sentía. Aunque era una experta en fingir, Samuel siempre fue capaz
interpretarla. Así que se ocupó de todos los casos en el menor tiempo posible y voló de
regreso al país C sin hacer ninguna parada.

Como había llegado antes de lo previsto. No pudo esperar al auto que le fue asignado
para recogerlo, así que consiguió un taxi para ir al hospital de inmediato.

Catalina estaba eufórica cuando vio a Samuel irse a toda prisa. Encendió su teléfono
celular y contactó a varias personas en secreto.

En el hospital.
Samuel corrió hacia la sala. Chuck estaba conversando con una enfermera y sostenía el
informe de toxicología en una mano. Tenía una expresión seria en su rostro, que se
convirtió en alivio cuando vio a Samuel. "Está aquí." Chuck señaló la habitación enfrente
de él. Luna estaba en coma. Samuel tiró el portafolio al sofá y corrió a su lado.

El cabello de Luna estaba mojado y su rostro se veía pálido con moretones en la


comisura de la boca.

Samuel tuvo un mal presentimiento. Estaba temblando de miedo y rabia.

¿Quién le había hecho esto?

Sus respiraciones superficiales lo reconfortaron, todavía estaba viva. En su delirio, siguió


murmurando "Adrián, detente... Yang... Ayúdale." Las palabras eran muy débiles, y
Samuel tuvo que agacharse para escucharlas.

Esto lo confundió. Además, tenía un chupetón en el cuello.

Descartó la idea que estaba surgiendo en su cabeza acerca de lo que le había sucedido.

Sus ojos se pusieron rojos. Se dio la vuelta y vio a Chuck de pie junto a la puerta. "¿Qué
le pasó?"

Chuck caminó hacia ellos y respondió: "Según el informe de toxicología, parece que a
Luna la drogaron con cloroformo y le inyectaron otro sedante para mantenerla
inmóvil..."

Chuck dejó de hablar cuando vio la expresión en el rostro de Samuel.

Las manos de Samuel sujetaban el edredón con fuerza, su cabeza estaba abrumada con
pensamientos y emociones. Luchó contra las lágrimas en un intento de mantener la
compostura.

"Le dieron una dosis alta que le causó fiebre y un estado de demencia cuando entró".

"¿Demencia?" Samuel preguntó con voz ronca.

"Sí. Estaba muy inquieta. Tuvimos que darle un sedante para calmarla. Sin embargo, no
estamos seguros de cómo reaccionará cuando se despierte. Te sugerimos que te quedes
cerca, para que ella pueda ver una cara familiar cuando se despierte".
"No me iré a ninguna parte." Lo dijo de una manera natural. El sostuvo la mano de Luna
mientras la habitación quedaba en silencio.

Samuel no supo en qué momento salió Chuck.

Se sentó al lado de ella con los ojos cerrados. Su mano sostenía la de Luna fuertemente.
Estaba en una reflexión profunda.

Una enfermera entró para retirar la aguja, pero aparte de ella, nadie más entró.

Después de un rato, Luna se despertó. "¿Dónde estoy? Samuel... Sálvame." Luna estaba
temblando de confusión. Su suave susurro causó un espasmo en el corazón de Samuel.

"Estoy aquí." Su voz sonaba ronca.

Al oír la voz de Samuel, Luna se dio la vuelta sorprendida. El atractivo rostro de Samuel
la estaba observando, con amor.

Luna cerró los ojos, notó una sensación extraña que la estimulaba en el interior. No
tenía que preocuparse más porque Samuel estaba aquí.

Tocó el rostro de Samuel y lo acercó más a ella. "Haz que mi dolor desaparezca". Estas
palabras le hicieron cerrar los ojos con dolor de nuevo.

Él obviamente sabía lo que ella quería decir. Pero todavía no podía convencerse a si
mismo.

Aceptó el hecho de que la habían drogado, pero todavía no podía convencerse de


hacerla suya. No de esta manera, no ahora.

Él se retiró de las manos de Luna y se levantó bruscamente. Necesitaba un poco de aire


fresco para aclarar su mente.

Al darse cuenta de que Samuel se estaba yendo, Luna saltó de la cama y abrazó su
cintura por detrás.

"Samuel, no me siento bien. Por favor, no me dejes sola. Quédate conmigo. Hazme
sentir mejor." Le rogó, lo necesitaba desesperadamente. Quería olvidarse de lo que
había sucedido unas horas atrás, aunque fuera por un rato.
"Voy a llamar a Chuck. Regresaré en unos minutos." Samuel ignoró sus súplicas. Luego
se dirigió a la puerta.

"¡Samuel! Por favor. Te necesito." Su cara se puso roja otra vez. Cuando estaba en el
baño del hotel, más o menos supo lo que le había pasado.

También se dio cuenta de que la drogaron.

Necesitaba que su esposo le quitara ese dolor emocional.

Solo por este momento. Su dulce voz lo llamó, y él finalmente sucumbió ante sus
súplicas.

Por fin, corrió la cortina detrás de la puerta para cubrir el cristal.

Sostuvo a Luna y la llevó al baño. La puso bajo la ducha y dejó que el agua caliente
cayera sobre ella.

Luna no entendía por qué Samuel hacía eso. Trató de agarrarlo, pero él se apartó.

Esto la puso triste, y se puso a llorar. "Samuel, te necesito... Por favor... Por favor."

Luna repitió las palabras una y otra vez.

Las lágrimas que habían amenazado con salir antes, descendieron por sus mejillas.

...

Luna no supo en qué momento Samuel la había llevado a casa.

Solo sabía que Samuel se había ido cuando ella se despertó.

Se sintió feliz de que él estuviera allí cuando más lo necesitaba.

Sin embargo, su felicidad se convirtió en tristeza y preocupación cuando pensó en Yang.


Bajó las escaleras rápidamente y llamó a Samuel.

En el despacho de abogados de Samuel.

Anna había trabajado para Samuel durante varios años, pero nunca lo había visto actuar
de la manera en que actuaba ese día.
Entró en la oficina, despeinado y con una expresión espantosa a primera hora de la
mañana. Había estado en su oficina durante tres horas y había estado haciendo
llamadas telefónicas todo ese tiempo.

La puerta de su oficina estaba cerrada, lo cual era inusual. Su puerta siempre estaba
abierta. De vez en cuando, lo miraba a través de la ventana, Samuel hablaba
airadamente a través del teléfono.

Tenía miedo de que la ira que había visto se dirigiera hacia ella. Pero necesitaba
entregar los informes financieros que vencían el día de hoy. Finalmente, Anna consiguió
algo de coraje, llamó a la puerta y entró en la oficina.

"Sí... ¿En qué hospital está el hombre ahora?" Escuchó a Samuel preguntar. Se quedó
quieta hasta que Samuel notó su presencia.
Capítulo 118 ¿Ella esta bien?
"Ve y encuentra a un técnico profesional para recuperar el video de vigilancia del hotel,
e interroga a los personales de turno para poder obtener más detalles. Necesito saber
qué sucedió".

Samuel colgó el teléfono y le hizo una señal con la mano a Anna. Dijo con una voz
relativamente suave: "Aplaza los demás asuntos por ahora. Necesito encargarme de
algo importante primero".

Anna asintió. Entonces Samuel buscó el número de teléfono de Violeta y la llamó.

"Mamá, ¿por qué diablos le pediste a Luna que saliera contigo anoche?"

El interrogatorio de Samuel sorprendió mucho a Anna, despertando su interés. Nunca


había visto a Samuel hablar con Violeta de tal manera. Violeta debió haberle dado una
respuesta que no le sentó bien porque su respuesta fue con un tono molesto.

"La secuestraron anoche, ¿no te diste cuenta? Le dije que no saliera de casa y, a pesar
de que siempre la tratas mal, fue a cenar contigo por respeto".

Luna era tan tonta. Sabía que no le agradaba a Violeta y siempre trataba de evitar estar
cerca de ella.

Samuel pensó que, si Violeta no hubiera sido su madre, Luna la habría tratado de la
misma forma que trató a Catalina y Emma.

Anna se sintió preocupada. ¿Acaso le pasó algo terrible a Luna? No es de extrañar que
anoche Samuel no esperara el automóvil de la compañía y saliera del aeropuerto
inmediatamente después de recibir la llamada.

"¿Es Emma? ¿Ella estaba involucrada?" Samuel preguntó intencionadamente.

"Violeta, no solo eres mi madre, también eres la suegra de Luna. Sus padres murieron al
mismo tiempo. ¿No deberías tratarla mejor?" Samuel sintió pena por Luna, y lo menos
que esperaba que hiciera su madre era tratarla como si fuera su propia hija. Pero ese no
fue el caso.
"No expliques nada. Estoy investigando el asunto ahora mismo. Si descubro que tú o
Emma tuvisteis algo que ver..." Samuel le advirtió. Le vino a la mente la condición de
Luna anoche y se enfureció aún más.

Colgó el teléfono sin decir una palabra más y llamó a Emma.

Pero antes de que le contestaran, Samuel se dio cuenta que Anna todavía estaba de pie
frente a él. No estaba seguro de por qué aún seguía allí.

Así que colgó el teléfono, miró a Anna y le dijo: "¿Qué es lo que quieres?"

Anna quería preguntar qué le había pasado a Luna, pero antes de que pudiera decir una
sola palabra, el teléfono de Samuel sonó.

Miró el número en la pantalla. Era una llamada de casa, probablemente de Luna. Dudó
en responder el teléfono o no.

Pero cuando el teléfono volvió a sonar, lo contestó.

"Samuel." Luna pronunció su nombre suavemente. Samuel cerró los ojos con rencor y
prometió vengarse de quien fuera que estuviera involucrado en el secuestro y maltrato
de Luna.

"¿Qué pasa? ¿Todo está bien?" Hizo lo mejor que pudo para mantener la calma.

"Perdí mi teléfono, así que no puedo localizar a Yang. Lo golpearon gravemente anoche
porque quería salvarme.

Estoy preocupada... "

Ahora Samuel sabía que el hombre en el hospital era Yang, el amigo de Luna. Se sintió
aliviado al saber que había ido a rescatarla.

"No te preocupes. Él está en el Hospital Público número 3. Te llevaré allí después del
trabajo", la interrumpió Samuel.

¿Cómo podría Samuel saber esto? Luna estaba desconcertada y se preguntaba si Samuel
estaba investigando lo que había sucedido.

"Samuel, sobre la noche anterior. Necesitamos hablar..."


"No tienes que preocuparte por eso. Estoy investigando el asunto y cuando averigüe
quién lo hizo, los haré pagar". Samuel la interrumpió. No quería que ella se sintiera
deprimida por esto.

Al oír que Samuel lo investigaría por ella, Luna sonrió dulcemente y respondió: "Está
bien. Llámame después del trabajo. Iré a tu oficina".

"No necesitas venir aquí. Quédate en casa y pasaré a recogerte". Antes de encontrar al
culpable, necesitaba asegurarse de que ella estaba a salvo. Por temor a que decidieran
intentarlo de nuevo.

Luna pensó que había algo inusual en Samuel, pero no sabía cuál era el problema.

Después de que colgó el teléfono, Luna se sentó allí en silencio. Estaba absorta en sus
pensamientos, preguntándose por qué Adrián había estado con ella en la misma
habitación la noche anterior. Ella no se atrevió a decirle esto a Samuel.

No había pasado nada, pero le preocupaba que si Samuel se enteraba de que Adrián
estuvo allí, podría generarle una mala impresión.

Le preguntaría a Adrián sobre eso cuando haya conseguido su nuevo celular.

Samuel sostenía su teléfono, que ya estaba casi sin batería, y se cubrió la frente con la
otra mano. Todo era un desastre. Luna hablaba y actuaba como si no fuera consciente
de que la habían violado, lo cual era muy inusual.

Debió haber sufrido una sobredosis, por lo que no sabía lo que había sucedido.

Pero eso sería una buena noticia, ya que de esta manera ella no pensaría en eso. ¿Pero
la violaron? Samuel reflexionó sobre ello. ¿En verdad ocurrió o solo era una suposición
suya?

"¿Qué le pasó a Luna?" Samuel escuchó una voz suave. Era Anna. Casi había olvidado
que ella estaba allí.

Enderezó la espalda y puso su teléfono a cargar. Necesitaba comunicarse con otras


personas más tarde.

"Nada. Estoy tratando este asunto, así que si hay algo de trabajo, posponlo si es
posible".
Anna entendió y revisó los documentos que traía. "A excepción de la reunión de esta
tarde, se puede posponer todos los demás trabajos".

"¿A qué hora comenzará la reunión?" Samuel no levantó la vista y siguió buscando los
números de teléfono que necesitaba en el celular.

"A las dos en punto."

"Ok. Entendido."

Anna terminó de informarle y vio que Samuel había comenzado a llamar a alguien, por
lo que salió de la oficina.

Cuando salió de la habitación, aún se preguntaba qué había pasado. ¿Por qué Samuel se
negó a hablar de eso?

El día pasó rápidamente, y cuando Samuel miró el reloj, ya eran las 6:30 de la tarde.

Salió de la oficina y condujo a la mansión. Fuera de la casa, se tranquilizó a sí mismo y


entró.

Allí, Luna ya se había cambiado de ropa y ahora estaba sentada en el sofá. Estaba
conversando con Milanda y su hijo por teléfono.

Cuando Luna vio que Samuel entró, se despidió de Milanda rápidamente, "Abuela,
Samuel ya regresó, necesito irme. Oh, te iré a ver mañana. Nos vemos." Luego corrió
hacia Samuel en zapatillas.

"Samuel."

Samuel la vio correr hacia él como una mariposa, y su corazón estaba lleno de dolor.

La abrazó con fuerza y pensó por dentro: 'Samuel, debes actuar como si no le hubiera
pasado nada de eso...' Trató de consolarse.

Ya había encontrado algo de información relevante. Todo lo que tenía que hacer ahora
era capturar a los dos secuestradores y luego sabría quién los había contratado.

Violeta lo llamó muchas veces después de la conversación telefónica, e incluso había


pasado por la oficina a las 3 de la tarde. Ella juró, una y otra vez, que no tenía nada que
ver con el secuestro de Luna. Sus intenciones eran genuinas, solo quería llevar a Luna a
cenar.

Por fin había logrado convencerlo, por lo tanto, dejó a Emma como la única sospechosa.

Habitación Deluxe en el Hospital Público número 3.

Los médicos le vendaron la mano a Yang y le aplicaron medicamento en los moretones


de la cara y cuerpo.

Samuel abrió la puerta de la habitación y Luna entró corriendo.

"Yang, ¿cómo estás? ¿Estás bien?"

Cuando vio a Luna, Yang sonrió. La expresión de su cara redonda mostraba que era un
hombre encantador y sincero.

"Luna, estoy bien ahora. Gracias a Samuel. Se aseguró de que me atendiera el mejor
doctor de aquí".

Yang recordó lo que había sucedido y se dio cuenta de que si no lo hubieran enviado a
dejar los documentos a un cliente en ese hotel, no se habría encontrado con Luna y no
la habría salvado.

Luna miró su mano cubierta de vendas, y se llenó de lágrimas. Sostuvo su mano con las
suyas y dijo: "¡Eres tan tonto, Yang!" No podía olvidar lo que había pasado la noche
anterior. Yang, alguien que nunca supo cómo luchar, mantuvo a los dos hombres
musculosos lejos de ella. Recordó la navaja que perforó su mano y el estremecedor grito
que soltó por el dolor.

"Creo que no te he dicho gracias. Así que, gracias, no sé qué me hubiera pasado si..." Se
echó a llorar.

Yang se acercó a ella, "Oye, oye, deja de preocuparte. No es gran cosa. Ahora estamos
bien. Espero que esos cabrones tengan su merecido. Todo está bien." Intentó
convencerla, pero una vez que las lágrimas brotaron, a Luna le resultó difícil contenerse.
Así que la dejó llorar, mientras seguía tranquilizándola.
Capítulo 119 Trabaja para mí
"¿Cómo está tu mano?" La mano de Yang tenía una herida. Luna estalló en lágrimas y
abrazó a Yang. "Muchas gracias".

"Está bien. ¿Te sientes mejor ahora?". Yang le dio una palmada en la espalda a Luna
para consolarla.

Samuel no estaba contento de ver a Luna abrazando a otro hombre. Así que él la alejó
de inmediato.

Estaba molesto por la escena que estaba sucediendo frente a él, Luna sostenía la mano
de otro hombre e incluso tanto así que hasta lo abrazaba.

"Yang, estoy agradecido de que hayas ayudado a Luna. Ahora, debes cuidarte. Le diré a
tu jefe que te dé permiso para poder recuperarte de tus lesiones". Samuel había estado
investigando sobre Yang. Había trabajado durante siete años en una empresa de
traducción como personal general.

"Ok, gracias. Volveré al trabajo tan pronto como me recupere". Yang le dijo a Samuel
con franqueza. Pensó que sería capaz de seguir trabajando, ya que la herida no era tan
grave. Aún podía mover su brazo. Pero no se atrevió a rechazar la ayuda de Samuel.

Samuel vio su nobleza y suspiró silenciosamente.

"Luna, ¿por qué no nos das un minuto? Necesito hablar con Yang en privado". Quería
dejar algo claro.

Luna miró a Samuel con curiosidad y asintió obedientemente. Miró a Yang y le dijo:
"Yang, tómate el tiempo que necesitas para recuperarte. Vendré a visitarte otra vez".
Sus amigos, Yang y Mono aún seguían cuidando de ella como lo hacían antes.

"Sí, no pienses demasiado, descansa. Te veré otro día". Yang se rió y se despidió.

Luna salió y dejó a Samuel y Yang en la sala. Samuel se sentó en el lado opuesto de
Yang.

"¿Cómo conociste a mi esposa?" Las palabras salieron de su boca. Era una pregunta
innecesaria, pero la hizo de todas forma.
"Hemos estudiado en la misma escuela secundaria y nos hicimos buenos amigos. Pero
perdimos contacto después de la graduación". Yang fue tan honesto que aclaró la
situación con tan pocas palabras.

Samuel no vio nada más que una amistad en los ojos de Yang.

Estaba satisfecho con el hecho. Así que hizo otra clase de preguntas. "¿Puedes describir
la situación de anoche en el hotel?".

Yang pensó por un momento y lo describió a detalle.

Samuel se puso furioso después de que Yang terminó. Fue demasiado angustiante.
"¿Cómo se veía Luna... cuándo la viste en el hotel?". Samuel quería tranquilizarse y
saber que Luna no había sido violada por alguno de esos imbéciles.

"Estaba mojada, y su cabello estaba despeinado. No la vi bien, estaba como si toda su


fuerza hubiera sido absorbida".

Yang recordó con cautelo.

La descripción de Yang era similar a lo que vio Samuel en el hospital, a excepción de que
Luna llevaba ropa del hospital cuando la encontró. Yang miró a Samuel, quien se había
quedado callado, con una expresión de frustración en su rostro.

"Samuel, ¿Luna está bien?". Yang miró nervioso a la expresión deprimida de Samuel.

Samuel recuperó la compostura y respondió. "Sí, ella está bien. Por cierto, ¿puedo
preguntar cuánto ganas al mes trabajando en la empresa de traducción?". Aunque Yang
era un poco ingenuo, era una persona honesta.

"Alrededor de 3000 a 4000 al mes". Yang le entregaba el salario a su madre cada mes.
Así que le quedaba poco dinero para él.

"¿Qué te parece si vienes y trabajas para mí cuando te den de alta del hospital después
de la recuperación? Te ofreceré el doble de salario y un plus si obtienes buenos
resultados". Samuel era generoso con aquellos que eran buenos con su esposa Luna.

Yang se sorprendió por la oferta. ¿El doble de salario y un plus? Se preguntó por un
instante si se trataba de una trampa.

Preguntó con cautela. "¿Quiere contratarme?"


Samuel respondió con una ceja arqueada y asintió afirmando.

Yang estaba confundido. "Estoy acostumbrado a trabajar en mi empresa actual y sé que


usted es un abogado. No sé nada sobre leyes. Así que no creo que sea un buena idea".
Yang no soñaba con tener un buen salario. Solo quería vivir una vida normal.

Samuel sabía que Yang podría no estar dispuesto a trabajar para él, por lo que decidió
usar el nombre de Luna para convencerlo. "Está bien. Es más fácil de lo que piensas y
puedes aprender de cualquier abogado. O puedes ser nuestro chófer, de Luna y mío.
¿Qué tal eso?"

Yang sonrió pero todavía estaba renuente a aceptar la idea.

Samuel fingió estar disgustado. "Pensé que como tú y Luna son buenos amigos, no te
negarías a aceptar mi propuesta.

¡Qué pena! Creo que Luna se pondrá triste si se enterara de esto". Samuel no lo
obligaría a hacerlo.

"¿Luna se pondrá triste?" Yang hizo una pregunta tonta. En el fondo, no quería que Luna
estuviera triste.

Entonces Samuel se puso de pie.

"Yang, por favor, piénsalo. Debo irme ahora. Luna me está esperando". Se dio la vuelta y
se dirigió a la puerta.

Yang dijo a toda prisa. "Trabajaré para ti. Solo quiero que Luna sea feliz".

Sabiendo que Yang lo decía de una manera sincera, Samuel aún se sintió incómodo
cuando aceptó su oferta.

Por un momento, se arrepintió de haberlo invitado a trabajar para él porque pensaba


que él solo aceptó su oferta por Luna.

"Muy bien, cuídate. Esta es mi tarjeta, comunícate conmigo cuando te hayas


recuperado". Samuel le dio la tarjeta delicadamente. Yang se sorprendió al ver el título y
el nombre en ella.

"Gracias señor Shao. Me pondré en contacto con usted más tarde". Puso la tarjeta con
cuidado en su bolsillo, ya que no quería estropearla.
Samuel sintió algo diferente al ver la manera de actuar de Yang. Pero no supo qué era.

"Perfecto, hasta luego". Samuel enseguida salió de la sala y se comportó como si nada
hubiera pasado.

Luna esperó a Samuel afuera junto al Porsche. Ella corrió hacia él y le tomó la mano tan
pronto como lo vio. "¿De qué hablasteis durante tanto tiempo?"

"Nada en especial. Lo invité a trabajar en el despacho de abogados". Al verla tan feliz,


Samuel se sintió cada vez más desconsolado.

Estaba decidido a encontrar a la persona que la había secuestrado.

"¿Contrataste a Yang? ¿Pero él no sabe nada de derecho?". Preguntó Luna mientras


Samuel le abría la puerta del Porsche.

Una vez que subió al auto, él cerró la puerta y se dirigió al lado del conductor. Pronto
llegaron en casa.

"Si, lo sé. Bueno, Leandro se quejaba de que Anna siempre estaba ocupada llevándome
a todos los lugares a los que necesitaba ir. Entonces, si Yang puede asumir parte de la
responsabilidad de chófer, ella podrá tener más tiempo libre para salir con Leandro".

Samuel rompió el silencio que había en el auto, dejando a Luna confundida.

Después de un rato, Luna comprendió de qué estaba hablando.

"Si Leandro no hace todo lo posible por mantener la relación con Anna, se arrepentirá".
Luna dijo e hizo una mueca, gesto que la hizo lucir muy hermosa.

Samuel sonrió mientras disfrutaba de la vista. Su corazón se llenó de amor.

De hecho, amaba cada vez más a Luna. Amaba cada acción que saliera de ella.

A pesar de que pensaba que Luna había sido violada, todavía la quería y la cuidaba. Por
otro lado, quería matar al imbécil que le había causado tanto dolor.
Capítulo 120 Investigacion rapida
Como el bolso y el teléfono de Luna se perdieron, Samuel la llevó a comprar un bolso y
un teléfono nuevo al centro comercial después de la cena.

Luna también eligió dos carteras similares en diseño y patrón, eran para parejas. Su
cartera era blanca y la que escogió para Samuel era negra.

Samuel pagó todos los artículos. Así que eso fue un regalo para ambos.

Luna miró a Samuel para averiguar si le gustaba o no su elección. Su expresión no era


impaciente sino relajada. Lo que hizo que Luna se sintiera aliviada porque reflejaba que
a Samuel le gustaba su regalo.

Ella estaba encantada con su reacción.

Luego regresaron a la mansión después de las compras.

Con la calefacción encendida, la casa siempre estaba cálida incluso en invierno. Luna fue
a buscar a Samuel al terminar de bañarse.

Después de revisar el calendario, se dio cuenta de que estaba al comienzo de su periodo


de ovulación.

¿No quería Samuel tener una hija? Podrían hacerlo ahora, era el momento ideal.

Luna decidió actuar. Así que dejó de lado el teléfono y se estaba aplicando la crema
hidratante que delante del tocador.

Incluso roció su perfume favorito, con un ligero olor a rosas, un regalo enviado por Lola
desde Bulgaria.

Era extremadamente caro y a ella le gustaba mucho. Aunque no tenía costumbre de


usarlo, por su querido Samuel, ella haría cualquier cosa que lo hiciera sonreír. ¡Y a él sí
que le gustaba el olor del perfume en Luna!

La pequeña mujer sonrió y caminó hacia el estudio. Abrió la puerta y miró hacia dentro
con cuidado.

Samuel estaba en el teléfono cuando Luna entró. Él sabía que era ella.
Luna abrió y cerró la puerta silenciosamente. Quería sorprenderlo, así que con manos
cubrió sus ojos. Pero no sabía que Samuel estaba sonriendo. Él sostuvo sus manos y la
atrajo a sus brazos.

Él besó su cabello y respiro su aroma, oliendo ese perfume con fragancia a rosa que le
tanto gustaba.

"Sí, lo sé. Me pondré en contacto contigo mañana". Samuel no quería que ella
escuchara de qué estaba hablando, así que colgó.

Luna puso sus brazos alrededor de su cintura. "¡Samuel!" Ella dijo suavemente con una
voz tímida.

Samuel la dejó sentarse en sus piernas.

Olía y jugaba con su cabello. "Hueles bien". Luna normalmente desprendía una aroma
agradable, pero esta noche, olía divina.

Ella le besó los labios suavemente.

Samuel se quedó quieto y pensó: 'qué hermosa y atractiva era la mujer'.

Por la mirada en sus ojos, Samuel supo hacia dónde lo dirigía la noche. Abrazó a Luna
con fuerza, y disfrutó del momento, tratando de alejar los pensamientos de lo que le
había sucedido. Ella merecía su cuidado.

Samuel la sostuvo en sus brazos y caminó hacia el dormitorio.

Tanto Samuel como Luna fueron cariñosos y apasionados esa noche.

Luna se despertó a la hora del almuerzo al día siguiente, de un excelente humor.

Ella tenía un objetivo para hoy, preguntarle a Adrián qué estaba haciendo él en el hotel
esa noche.

Su respuesta sería un factor decisivo, ya que eso determinaría si continuaban siendo


amigos o no.

En la oficina de Catalina.
Catalina cerró la puerta de su oficina. Y entonces comenzó a hablar en voz baja. "¿Qué?
Samuel ya ha iniciado una investigación..." Catalina hablaba por teléfono un poco
nerviosa.

"Cueste lo que cueste, debes eliminar el video de vigilancia. No debe quedar ningún
rastro de evidencia. No dejes que nadie encuentre el video, ¿entendido?". Agarró el
apoyabrazos del sofá con fuerza y su corazón latía rápidamente.

Ella no podía dejar que la descubrieran. No podía permitirse comer este error.

Aunque Adrián no había violado a Luna, Catalina intuyó que Samuel no le creería a Luna
en absoluto, Samuel siempre se fio más de sus propio ojos.

"De acuerdo, dales a los dos hombres que los secuestraron una gran suma de dinero.
Indícales que vayan a Mando Bay".

"No pueden esconderse en Mando Bay". La voz en el otro extremo del teléfono
reflejaba su nerviosismo.

"Entonces mándalos lo más lejos posible, mátalos si es necesario".

No podían dejar ninguna evidencia. Catalina no tenía idea de cómo pudo Samuel iniciar
una investigación tan rápido.

Ella subestimó su poder y a sus conexiones. Pensaba que era sólo un abogado rico.

Pero aun así amaba a este hombre poderoso.

"Por otro lado, debes enviar las fotos a Samuel de forma anónima a su debido tiempo.
Solo hazle saber que la mujer en la foto es Luna".

Estaba seguro de que Samuel estallaría si veía a su esposa teniendo relaciones sexuales
con otro hombre. El no se mantendría tranquilo y dejaría de pensar de forma sensata.
Justo lo que ella quería.

"Tú espera mi señal. Me pondré en contacto con contigo en el momento adecuado".

Catalina colgó el teléfono, partió la tarjeta SIM en dos mitades y la arrojó al inodoro
después de colgar. Debía ser cuidadosa.

En el café "El Dominator".


Luna llevaba una chaqueta de plumas negra y esperaba a Adrián en un lugar discreto.

Después de tres minutos, un hombre entró y vio a Luna sentada en la esquina.

"¿Estás bien?" Adrián se sentó y le preguntó a Luna cautelosamente, lo que hizo que
Luna se entristeciera por un momento.

No pudo comunicarse con Luna después de esa noche. Así que él realmente se
preocupó por ella.

"Adrián..." El camarero llegó a su mesa tan pronto como Luna lo llamó. Adrián pidió algo
rápido para que el camarero los dejara a solas lo antes posible.

"Sé de lo que quieres hablar". Adrián respiró hondo y miró a Luna.

Se veía bien, e irradiaba felicidad.

De hecho, él también quería saber qué le pasó a ella después de lo sucedido.

"Luna, ¿me creerías si te dijera que esos dos hombres me secuestraron y drogaron de
camino al hotel? No tuve nada que ver con eso". Dijo en voz baja. Como un hombre,
Adrián se avergonzó de haber sido drogado y secuestrado tan fácilmente.

Para su sorpresa, Luna asintió con la cabeza y dijo. "Si, lo sé. Te creo. Confío en que
estás diciendo la verdad. Ellos hicieron lo mismo conmigo".

Adrián se sintió aliviado al escuchar su respuesta. Se aflojó la corbata y la puso en el


sofá.

Pero estaba demasiado avergonzado para describir lo que sucedió después esa noche
en el hotel.

Esa noche, se sentía tan débil que, siendo un hombre, no pudo levantarse en lo
absoluto, tuvo que quedarse mirando cómo Luna salía corriendo de la habitación a pedir
auxilio.

Y para colmo, una prostituta pasó por ahí y lo encontró en la habitación...

"¿Entonces ya estás bien ahora?" Luna culpó a Adrián al principio. Pero finalmente eligió
perdonarlo ya que sentía que él también era una víctima.
Incluso parecía cansado y agotado, con los ojos rojos como si estuvieran llenos de
sangre.

El camarero regresó a su mesa con el café que Adrián había pedido. Se lo colocó frente a
él. "Gracias". Dijo Adrián suavemente, y bebió un poco de café.
Capítulo 121 Mientras seas feliz
"No estoy muy bien. Al día siguiente, justo después de que tu esposo me escuchara
diciendo que te amo, he estado atendiendo a inspectores de la oficina industrial y de
comercio, la oficina de impuestos y la oficina de trabajo, de todo tipo de instituciones.
Han estado investigando mi compañía desde entonces. Es bastante molesto. Ellos
pensaron que debí haber hecho algo ilegal".

Afortunadamente, Adrián era un hombre de negocios decente y, por lo tanto, no podían


encontrar nada que usara en su contra.

Sin embargo, siempre habría al menos una oveja negra entre los cientos de empleados
de la empresa. "Todo estuvo bien hasta que se llevaron a mi gerente general y al
director de finanzas bajo acusación de soborno y malversación".

El cargo de CEO hizo que Adrián se involucrara de mala gana en el desastre que sus
subordinados habían creado. Y lo llevaron varias veces para hacerle interrogatorios en la
investigación.

Nunca había imaginado que Samuel estaría detrás de todo esto hasta que la policía le
dijo que se había metido con alguien con el que no debía haberlo hecho. Y esa persona
había dado órdenes estrictas para llevar a cabo una investigación a fondo de la
Compañía Moon. Habría que hacer lo posible para solucionarlo.

Luna no dijo nada después de haber escuchado lo que dijo Adrián. En realidad se
preguntaba por qué Samuel había dejado ir a Adrián tan fácilmente. Resultó que él
había hecho mucho más de lo que ella se podría imaginar a sus espaldas.

La pregunta era: ¿Samuel le hizo todo esto a Adrián sólo porque la amaba o
simplemente por su propio orgullo y ego?

"Sobre esa noche. ¿Sabes quién nos hizo todo eso?". Preguntó mientras miraba a Adrián
con incertidumbre. Todavía no tenía claro qué hacer para resolver las cosas entre ella y
Adrián.

De lo único que Luna podía estar segura era que no quería lastimar a Adrián en lo
absoluto. Pero también sabía que Samuel no estaría satisfecho si Adrián saliera ileso de
todo este asunto. Y si Samuel no estaba satisfecho, continuaría molestando a Adrián. Él
ya había escrito y sellado la acusación, y podía presentarla en cualquier momento que él
quisiera.

Adrián movió la cabeza y dijo: "Estaba planeando hacer una investigación sobre esa
noche. Pero no he tenido tiempo debido a que tengo demasiadas cosas que hacer". A
pesar de que sabía que era urgente, realmente no tenía tiempo ni energía para
preocuparse por eso.

Samuel no lo dejó en paz, incluso después de que la policía había detenido a su gerente
general y director de finanzas. Seguía causando problemas de vez en cuando, y había
afectado seriamente a las acciones de la Compañía Moon de una manera realmente
negativa.

Parecía que Adrián no sabía nada más sobre lo que pasó esa noche. Luna decidió que
debía concentrarse en Emma y Catalina si quería saber la verdad.

Media hora después.

"Adrián, creo que será mejor que nos mantengamos alejados de ahora en adelante. No
te preocupes. Nunca le dije a Samuel que también estabas ahí esa noche". Si Samuel se
hubiera enterado que era Adrián quien casi violó a Luna esa noche, no solo la compañía
de Adrián, sino que él mismo habría sido borrado del planeta.

Sin decir nada, Adrián simplemente miró a Luna. Sentía que su corazón se había
desgarrado y que estaba delirando en agonía.

La había amado durante años, y ella solo le dijo que se mantuviera alejado de ella. Su
mente se aceleró al mismo tiempo que su corazón se partió en dos.

"Luna, ¿realmente amas tanto a Samuel? ¿Vale la pena? ¿Estás dispuesta a renunciar a
tus amistades solo por él?". Adrián levantó su tono emocional.

Luna tomó su taza y bebió un pequeño sorbo de su café. Se estaba poniendo frío. Luego
miró por la ventana y sonrió, "Adrián, lo amo. Y él me trata bien. ¿Sabes lo que me pasó
esa noche después de que salí? Estaba en el hospital, pero no pudieron encontrar la
manera de lidiar con las drogas en mi cuerpo. Y ahí estaba Samuel. Apareció y me salvó
en el último momento cuando se suponía que estaría en Corea".
Sentada frente a ella, Adrián podía ver claramente una sonrisa en su rostro. No era una
sonrisa burlona. Podía decir que era una sonrisa inocente y feliz. Pudo ver en ese
momento que esta mujer amaba a Samuel de verdad.

El suave rayo del sol de invierno brilló a través de la ventana de cristal y cayó sobre
Luna, como una aureola que brillaba a su alrededor esa tarde en el café.

Adrián levantó su taza y bebió el café como si fuera un licor amargo. Si tan solo pudiera
emborracharse en ese momento. El café era amargo, pero obviamente no tan amargo
como se sentía en lo más profundo de su corazón. Adrián se sumergió en su propia
amargura y permaneció en silencio. Frente a él, Luna tampoco mencionó nada para no
molestarlo.

Finalmente, Adrián estuvo de acuerdo y decidió que debía seguir adelante. "Luna,
mientras seas feliz, no pediré nada más". Luego Luna le sonrió cálidamente. De repente,
Luna recordó los días de la universidad tiempo atrás y pensó que Adrián era el mismo
chico sentado frente a ella, no había cambia nada.

"Gracias, Adrián. Seremos amigos para siempre, lo prometo". Luna respondió con
gratitud. Ella realmente lo dijo en serio y nunca quiso perder a un amigo tan leal como
él.

Adrián siempre había sido tan bueno con ella. Y él la había ayudado más de lo que ella
podría haber pedido. Luna recordó cada uno de esos momentos y se juró a sí misma que
algún día encontraría la manera de devolverle el favor.

Adrián tenía algunos asuntos urgentes y se fue temprano después de su conversación.


Luna decidió tratar de ayudar a Adrián a su manera.

Sacó su teléfono y le envió a Samuel un mensaje de texto desde su WeChat, "Samuel,


¿podrías detener tus órdenes en contra de la compañía de Adrián?".

"De ninguna manera". Samuel pronto respondió con esas tres palabras.

Luna suspiró y respondió: "Adrián me ha ayudado mucho a lo largo de mi vida... Por


favor, todo esto me hace parecer tan malagradecida. Te prometo que no lo volveré a
ver".
Luna había decidido cumplir su promesa de nunca volver a ver a Adrián por el bien de
Samuel. Ella sólo lo vería de nuevo a menos que tuviera que hacerlo obligatoriamente. Y
le diría a Samuel antes de verlo, asegurándose de que alguien la acompañara cuando lo
viera.

Esperó bastante tiempo hasta que vio la respuesta de Samuel: "Di que me amas".

Luna no pudo evitar reírse ante su infantil petición.

Sin embargo, con una feliz sonrisa en su rostro, ella le envió un mensaje con lo que él
quería escuchar:

"Samuel, te amo. Samuel, te amo. Samuel, te amo".

Las cosas importantes debían repetirse tres veces, por lo que ella le envió las palabras
tres veces.

Mordiendo ligeramente sus labios curvados hacia arriba, Samuel tomó una captura de
pantalla y guardó la imagen en el álbum de fotos.

Después de enviar los mensajes, Luna de repente se dio cuenta de que Samuel no había
respondido.

¡Era injusto! Luego colocó su celular en el bolso y comenzó a pensar en cómo podría
hacerle decir que la amaba cuando vuelva por la noche.

Adrián había pagado la cuenta cuando se fue. Así que Luna se fue del café y se dirigió
directamente a la oficina de Emma.

Ella podía sentarse y tener una conversación tranquila con alguien que era amable con
ella, alguien como Adrián. ¡Pero ni siquiera consideraría la idea si la persona fuera
Emma o Catalina!

Luna había conseguido previamente la dirección de la compañía de Emma. Así que fue
directamente a la oficina suya después de estacionar su auto en el estacionamiento.

Apenas Luna había entrado a la empresa cuando la recepcionista la detuvo.

Luna suspiró y dijo: "Dile a Emma que estoy aquí. Y me llamo Luna Bo". Luna se presentó
tan arrogantemente que la recepcionista no tenía idea de qué hacer, pero se contactó a
toda prisa con la asistente de Emma.
La asistente echó un vistazo a la oficina de Emma y le respondió: "No lo sé, el señor Fei
está aquí. Están hablando de negocios importantes y ella no se encuentra disponible.
Solo dile que haga otra cita y que se vaya".

La recepcionista transmitió honestamente lo que la asistente de Emma le dijo: "Lo


siento. La señorita Gu está ocupada con el señor Fei. Puede dejarle algún mensaje o
puede volver en otro momento".

¿Cómo podría Luna irse sin al menos haber hablado con Emma? Así que Luna respondió
casualmente, "No pasa nada, está bien, sigue con lo tuyo. Puedo esperar aquí". Dijo
mientras señalaba el sofá en la recepción.

"¡Cómo usted quiera entonces!". La recepcionista la miró y murmuró en silencio, luego


dejó a Luna esperando sola.

Sin embargo, lo que la chica no vio fue que Luna se subió al ascensor justo cuando ella
se giró.

Luna tuvo mucho cuidado y miró alrededor para asegurarse de que nadie la viera antes
de entrar en el ascensor.

Cuando la recepcionista se dio cuenta que Luna ya no se encontraba en la recepción,


simplemente pensó que se había ido. De modo que no le dio gran importancia y
continuó con su trabajo.

Aunque había logrado entrar al ascensor, Luna enseguida tuvo otro problema. Ella no
sabía en qué piso se encontraba la oficina de Emma.

¿Por qué era tan difícil ver a Emma? Comenzaba a parecer una misión imposible,
probablemente sería sólo el inicio de su confrontación. Pensó Luna.
Capítulo 122 ¿Podemos dejar de hacer esto?
El ascensor se detuvo en el segundo piso y entró un hombre. A Luna de repente se le
ocurrió una idea, "Disculpe, ¿puede decirme dónde está la oficina de la señorita Gu?"
Ella sonrió mientras miraba al hombre.

Luna era una mujer atractiva y sabía cómo usar eso para su beneficio. El hombre estaba
encantado de ser abordado por una chica tan hermosa y pronto le dijo lo que quería
saber.

"¡Gracias guapo!"

El hombre estaba aún más emocionado cuando Luna lo llamó "guapo". Eso fue
suficiente para presumir frente a sus colegas cuando regresó a su escritorio y les contó
el tipo de romance que había encontrado.

Luna pulsó el botón del piso 13 como le había dicho el hombre. Y cuando la puerta del
ascensor se abrió de nuevo, salió y siguió el cartel que señalaba la oficina de Emma.

Había dos personas hablando fuera de la oficina, y ninguna de ellas notó que Luna se
escabullía por el pasillo.

Luna en ese momento vio un letrero donde ponía Oficina de la Editora General. Estaba a
punto de llamar a la puerta cuando de repente pensó que Emma no se merecía esa
cortesía en absoluto.

Por lo tanto, Luna giró el pomo y abrió la puerta.

Tal vez Emma y Félix estaban demasiado concentrados en lo que estaban haciendo que
ninguno de los dos notó que la puerta se abría.

Luna escuchó un ruido extraño y al principio no se dio cuenta de lo que era. No fue
hasta que vio lo que estaba pasando en la oficina de Emma cuando su boca cayó abierta
en estado de conmoción.

Ambos estaban de espaldas a la puerta y, por lo tanto, no tenían ni idea de que había un
intruso.
Sintiéndose bastante mal por lo que estaba viendo, Luna sacó su teléfono y les hizo una
foto rápidamente.

Después se escabulló de la habitación tan silenciosamente como había entrado. E


intentó volver al ascensor sin llamar la atención.

"¿Quién eres tú?" Por desgracia, el asistente de Emma vio a Luna antes de que pudiera
llegar al ascensor.

De repente Luna casi podía oír su corazón latiendo locamente. Respiró profundamente y
procuró actuar con calma.

Luego se dio la vuelta con una sonrisa educada y corrió hacia el asistente, "Estoy aquí
para buscar a... Gerardo. Pero parece que me he bajado en el piso equivocado". Luna
respondió mirándole con nervios. Estaba demasiado asustada para mirar directamente a
los ojos del asistente de Emma.

El asistente, sin embargo, no había visto a Luna abrir la puerta de la oficina de Emma
antes. Y era natural que ella se creyera completamente la historia de Luna, así que solo
hizo una pregunta.

"¿Gerardo? Nunca he oído hablar de nadie con ese nombre aquí".

"Bueno, él es nuevo aquí. Voy a echar otro vistazo. No me tenga en cuenta. De todos
modos, disculpe por la interrupción". Luna estaba siendo muy amable y educada como
si simplemente hubiera estado buscando a alguien llamado Gerardo en el edificio. La
asistente no le preguntó nada más y la dejó ir.

Corriendo hacia el ascensor, Luna finalmente dejó escapar un profundo suspiro de alivio.
¡Maldita sea! ¡Casi la pillaba! Emma la habría matado si hubiera descubierto lo que Luna
había hecho.

Ahora que tenía algo contra Emma, Luna estaba emocionada cuando salió del ascensor.

Estaba demasiado entusiasmada con lo que acababa de ver que olvidó totalmente el
hecho de que la recepcionista la había parado antes y que se suponía que no debía
aparecer en el ascensor.

"¡Oye! Pensé que te habías ido. ¿Por qué sales de ese ascensor?" La recepcionista se
apresuró a agarrar a Luna.
La habían atrapado. Pero a Luna se le ocurrió una idea casi al instante. Fingiendo dolor,
se agarró la barriga con las manos y gimió: "Lo siento mucho. Me dolía el estómago, así
que fui al baño.

¡Me iré enseguida!"

Luna era una buena actriz. Aunque la recepcionista la miró con duda, no dijo nada y
simplemente la dejó ir.

En la oficina de Emma.

El olor aún flotaba en el aire a pesar de que ya terminaron con lo que estaban haciendo.
El hombre ya se había vestido del todo. Lanzó una mirada casual a la mujer que todavía
estaba reclinada en el sofá sin fuerzas. El no dijo nada, simplemente dejó un cheque en
su escritorio antes de irse.

"Señor Fei. Mi madre ha vuelto a América. Ya no necesito su dinero. ¿Podemos dejar de


hacer esto?" Emma luchó débilmente para detener a Félix mientras caminaba hacia la
puerta.

Los labios de Félix se curvaron en una mueca. No miró a Emma ni dijo nada. Él
simplemente salió de su oficina.

Emma logró caminar hasta el baño y sentarse en el váter. Las lágrimas comenzaron a
caer por sus mejillas.

Veinte minutos después.

Emma se volvió a poner la ropa y se maquilló, limpió su oficina y abrió la ventana antes
de llamar a su asistente.

"¿Has terminado con el informe?", preguntó Emma con calma.

Nada parecía inusual. Así que el asistente simplemente colocó el informe en el escritorio
de Emma.

Justo después de que estaba a punto de salir, el asistente de repente recordó la llamada
de la recepcionista. Después se volvió hacia Emma y le dijo: "Señora Gu, había una
mujer llamada Luna que la buscaba".

¿Luna? Emma frunció el ceño y se preguntó qué la había traído aquí.


Entonces su corazón se estremeció al pensar en lo que acababa de suceder en su
oficina. "¿Dónde está ella ahora? ¿Ha llegado a subir aquí?"

El asistente negó con la cabeza, "No. Estaba usted en la reunión con el señor Fei, así que
le dije a la recepcionista que no la dejara subir".

Emma suspiró aliviada y se apoyó la frente con la mano débilmente, "¡Ya veo. Puedes
irte ahora!"

¿En la reunión? Emma dejó escapar una sonrisa amarga. Ella realmente quería
deshacerse de Félix para siempre. Nunca pensó que él la habría seguido desde América.

Y lo primero que hizo cuando la vio fue...

El pensamiento era demasiado doloroso. Emma se derrumbó sobre su escritorio


desesperadamente. ¿Cómo podría liberarse de Félix y Eric?

En el BMW de Luna.

Intentó llamar y decirle a Samuel qué tipo de mujer era Emma realmente, y esperaba
que él terminara con ella para siempre.

Pero no fue Samuel quien respondió a su llamada, sino Catalina.

Reflexionando de nuevo sobre lo que Catalina había contestado antes, Luna aceleró el
auto hacia la oficina de Samuel.

"Señor Shao todavía está en su sala privada de descanso..."

Cada vez que pensaba en la frase que Catalina dijo sin terminar, Luna tenía ganas de
perder el control.

Habían pasado unos veinte minutos cuando Luna finalmente llegó a la oficina de
Samuel. Aparcó su coche apresuradamente y no llegó a darse cuenta de que su auto
estaba ocupando dos espacios de aparcamiento. No le importaba para nada su coche en
ese momento. Simplemente salió y se apresuró a subir.

Había mucha gente saludándola en su camino a la oficina de Samuel, "Señora Shao".

"Sí, hola."

"Hola señora Shao".


"Hola". Todos sabían que ella era la esposa de Samuel, así que nadie la detuvo. Luna
pronto entró en el ascensor y llegó al piso 68.

"Ping!" Cuando la puerta del ascensor se abrió, Luna no perdió el tiempo y corrió a la
oficina de Samuel.

Anna se preguntaba por qué Luna tenía prisa cuando la vio correr. Pero no tuvo la
oportunidad de preguntárselo ya que Luna había entrado en la oficina con una misión.

Golpeó la puerta y se dirigió a la sala de descanso personal de Samuel dentro de su


oficina.

Luna abrió la puerta y vio algo que la puso furiosa.

Al oír el ruido que venía de la puerta de atrás, Samuel miró por encima del hombro para
ver qué estaba pasando.

¿Acababa de ver a Luna parada en la puerta? Entonces, ¿quién era la que estaba encima
de él?

Confundido, Samuel se volvió y miró a la persona que tenía en sus brazos. Para su gran
sorpresa, era Catalina.

Apretada por Samuel, Catalina lo estaba mirando fijamente. Y después ella dijo con su
voz vulnerable, "Señor Shao..."

Samuel saltó de la cama y también tiró a Catalina al suelo. Entonces él le gritó: "¡Sal de
aquí!"

Luego trató de sacudirse el mareo en su cabeza. Afortunadamente, ambos todavía


tenían puesta la ropa, sino no sabría cómo explicarle la situación a Luna.

Sentada en el suelo, Catalina sintió dolor y trató de recuperar la fuerza.

¡Maldito sea este hombre! ¿Sabía algo sobre la forma correcta de tratar a una mujer?

Perdiendo el equilibrio, Samuel se tambaleó hacia Luna y trató de tomar sus manos.
Pero Luna tiró de él.
Después caminó hacia Catalina, que estaba reclinada en el suelo con impotencia y con
lágrimas en los ojos. Luna la miró durante un rato y después la abofeteó con fuerza en la
mejilla.

"¡Ah!" Dejando escapar un grito de terror, Catalina giró su cara hacia un lado cuando la
palma de Luna abofeteó en ese lado de su mejilla.

Su mano derecha en el suelo agarraba con fuerza la alfombra.

"¡Luna! ¡Luna! ¡Quién te crees que eres! ¿Cómo te atreves a abofetearme así? ¡Estás
muerta!"

Para ocultar la indignación que ardía en sus ojos, Catalina bajó la cabeza y dejó que las
lágrimas corrieran por sus mejillas.
Capítulo 123 Le debo a mi esposa una disculpa
La escena ante él hizo que Samuel se levantara de golpe.

"¡Luna, Luna!" Corrió hacia ella y la tomó en sus brazos. El aliento de Samuel estaba
lleno de olor a alcohol, lo que hizo que ella se estremeciera.

Lo apartó y le dio una patada a Catalina en la pierna. "¡Catalina, vamos a resolver esto
hoy!"

Catalina cubrió su pierna herida con sus manos, ignorando lo que Luna estaba diciendo.

Con lágrimas en los ojos y el cabello ligeramente desordenado, Catalina se sentó en el


suelo y miró a Samuel, "Señor Shao, ¿por qué me tratas así? ¡Tú eres el que me obligó a
venir a la sala contigo!" Ella no pretendía ocultar su dolor ni su resentimiento.

Poniendo la mano sobre su frente, justo en ese momento Samuel recordó lo que había
sucedido. Pensó que había visto a Luna y, por lo tanto, la atrajo dentro de la sala. ¿Pero
por qué Luna se había convertido en Catalina? Estaba confundido.

A Luna no le importaba quién había llevado a quién dentro de la sala ni tampoco quién
había dado el primer paso, lo que había visto era a esa mujer, tumbada encima de su
marido, y resultaba que ahora actuaba como si fuera inocente. ¿Tan estúpida pensaba
Catalina que era Luna para creerla?

"Catalina, anteayer por la noche, fui drogada y secuestrada. ¿Quién lo hizo? ¿Tú o
Emma?" Luna le preguntó a Catalina. Ella creía que una de las dos era la responsable de
haber organizado el crimen en su contra esa noche.

Samuel frunció el ceño cuando escuchó lo que Luna decía. No creía que Catalina
estuviera involucrada ya que ella estaba con él en Corea esa noche.

"¿Estás loca? ¡Tú eres la que está siendo irracional! Estaba con el señor Shao en Corea
esa noche. ¿Cómo podía drogarte y secuestrarte cuando estaba a miles de kilómetros de
distancia?" Dijo Catalina enojada. Estaba secretamente orgullosa de su actuación.

Ella casi se creía a sí misma en ese momento.


¿Por qué Samuel no le dijo que Catalina estaba con él en el viaje de negocios de Corea?
Se preguntó Luna. Luna miró a Samuel, que estaba claramente con los pensamientos en
su propio mundo.

"Catalina, eres irrespetuosa y siempre estás seduciendo a mi esposo una y otra vez, vez
tras vez. Hoy te lo voy a hacer pagar". Tiró el bolso que Samuel le había comprado sobre
la cama grande y se agachó ante Catalina. Samuel pensó que comenzaría una pelea con
Catalina porque, en esas situaciones, Luna tema una tendencia a ser violenta.

"Catalina, ¿sabes lo bueno que es Samuel?" Sus ojos estaban llenos de maldad. Samuel
se sintió extraño al escuchar sus palabras, sintió que algo no iba bien.

Catalina miró a Luna y pensó que nadie podía negar que Samuel no fuera bueno. ¿No
era el motivo por el que ella se había enamorado de él?

Pero ella no le dijo lo que pensaba y negó con la cabeza para decir que no.

Luna sabía que Catalina en verdad no entendía lo que realmente quería decir, así que se
levantó y tiró de la corbata de Samuel. Miró a Samuel de forma encantadora y, con una
voz excepcionalmente suave, dijo: "Cariño, dile todo lo que consigues de mí cada
noche".

Sus palabras lo confundieron. Se sentía mareado debido al alcohol y estaba tratando


con todas sus fuerzas para controlarse.

Catalina finalmente entendió lo que Luna quería decir. Quería demostrarle por la cara lo
sólida que era su relación.

"Cariño, tenemos sexo maravilloso hasta el amanecer cada noche. Incluso cuando estoy
agotada, todavía quieres más, ¿verdad?"

Catalina maldijo a Luna en secreto dentro de su corazón. "¿Samuel realmente tenía un


fuerte deseo sexual?" pensó Catalina.

Samuel comenzó a experimentar dolor de cabeza, por lo que palpó la mano de su


esposa y la consoló: "Querida, no te enfades más. No tengo nada que ver con la señorita
Gu. Cuando me trajo aquí, debí confundirla contigo".

Catalina se sintió patética cuando escuchó a Samuel decir que había sido un error.
"No era de extrañar. ¡Cariño, la próxima vez, hazme saber que me echas de menos!"

Luna respondió con ojos cariñosos, y luego miró a Samuel de nuevo cuando Catalina no
la veía.

Samuel no pudo evitar reírse cuando la expresión de su cara cambió tan de repente.

Para calmarla, Samuel la siguió: "Te echo de menos ahora mismo".

Al escuchar a la pareja decir palabras dulces, Catalina luchó por contener su impulso
asesino. Quería levantarse y matar a Luna.

Estuvo sentada en el suelo durante mucho tiempo, pero Samuel no parecía tener la
intención de ir a ayudarla a levantarse. Y la culpa era de Luna.

"Señorita Gu, discúlpanos y gracias por acompañarme". Aunque estaba hablando con
Catalina, estaba mirando a Luna todo el tiempo.

Catalina se levantó con su mano cubriendo su cara hinchada. Ella sollozó, "Señor Shao,
¿cómo puedo irme así?"

Samuel habría tratado de intentar hablar con ella y tranquilizarla, pero con Luna en sus
brazos, que seguía seduciéndolo, solo quería que Catalina se fuera.

"Señorita Gu, te llevaré al hospital más tarde, pero por favor, déjanos primero tener un
momento a solas". Sabía lo que Catalina estaba pensando, así que dijo esas palabras a
propósito para hacer que se fuera.

Como era de esperar, Catalina asintió y salió de la sala cuando supo que la llevaría al
hospital.

Tan pronto como Catalina se fue, Luna se liberó de su abrazo. Tomó su bolso y se
dispuso a seguir a Catalina fuera de la sala.

Samuel se apresuró a agarrar su muñeca y dijo: "Cariño, te debo una disculpa". Debía
pedirle perdón porque sabía que había cometido un error.

El mal genio de Luna estaba a punto de estallar, por lo que no prestó atención a sus
disculpas. Ella no estaba de humor.

Samuel no la dejaría ir después de que ella lo hubiera excitado tanto.


La besó, la tomó en sus brazos y se dirigió a la cama.

Luna parecía disfrutar de eso y no se resistió a él.

El comportamiento de Luna lo hizo feliz y él la abrazó aún más fuerte.

Cinco minutos después.

Luna salió del salón apresuradamente y agarró el pomo de la puerta con fuerza sin
soltarlo.

Después corrió hacia la puerta de la oficina.

Perdida en sus pensamientos profundos, fue al ascensor sin darse cuenta de que Anna le
estaba hablando.

Fue gracioso pensar en cómo se comportó Samuel. Se echó a reír.

"Luna, ¿por qué te ríes?" La repentina voz hizo que Luna volviera a la realidad.

Unos segundos después, Luna se dio cuenta de que Anna le estaba hablando.

Agarrándola de la mano, Anna la llevó a un lugar bastante tranquilo y quiso preguntarle


qué le había sucedido en los últimos días.

Dentro de la sala.

El hecho de no poder tener sexo con Luna le hizo sentir rabia y disgusto. Se dio la vuelta
en la cama. ¡Luna! Parecía tener una relación de amor-odio con su esposa.

Estaba a punto de tener un orgasmo cuando ella lo mordió y se escapó.

Estaba bastante enojado.

Él obligaría a Luna a compensarle por la noche y podría hacer lo que quisiera.

Desconocía el hecho de que Luna todavía estaba en su compañía. Si no, la encontraría y


la arrastraría a su oficina de nuevo.

Por la ventana.

Anna miró a Luna con preocupación. Parecía que no le había pasado nada porque
estaba muy contenta.
"¿Qué pasa Anna?" Luna preguntó primero porque notaba que algo le preocupaba.

Anna era una mujer tan buena que si el hermano de Luna no conseguía conquistarla, se
arrepentiría de por vida.

"¿Qué te ha pasado en los últimos días?" Anna habló al fin de lo que le preocupaba,
esperando que su pregunta no molestara a Luna.

¿Qué ha pasado? Luna miró a Anna con curiosidad, "¿Cómo lo sabes?"


Capítulo 124 ¿Por que estas sonriendo?
Anna pensó un momento y decidió no decirle a Luna lo que había oído en la oficina de
Samuel.

"No importa. Cuéntame qué sucedió exactamente. Estoy tan preocupada".

"Nada serio. Simplemente me secuestraron y me llevaron a un hotel. Pero no te


preocupes, me rescataron pronto". Un pensamiento de repente vino a su mente.
¡Espera! ¿Por qué escogieron a Adrián y no otra persona? Sólo unas pocas personas
sabían de mi relación con Adrián, pensó Luna para sí misma.

Luna estaba cada vez más segura de que habían sido Catalina y Emma las que habían
conspirado para secuestrarla.

Emma debió haberme visto con Adrián, así que es muy probable que mis sospechas
sean ciertas. Luna pensó un poco más. Estaba empezando a tener sentido.

"¿Te hicieron daño?"

"No. Estoy ilesa".

Al oír que Luna estaba bien, Anna se sintió aliviada, por lo que decidió cambiar de tema.

"Me voy a Francia en un par de días". Anna dijo mientras se sonrojaba.

Luna miró a Anna con los ojos entrecerrados con una sonrisa, "Se trata de mi
hermano...?"

Anna asintió y le explicó con orgullo: "No tenía intención de prometerle esto. Pero él
amenazó con..."

"Oh, estás hablando en serio... No esperaba que mi hermano pudiera persuadirte para
que te fueras a Francia. ¡Bien por él! Por cierto, Anna, será mejor que le digas que sí a
mi hermano, de esta maneras le pondrás bajo tu control, de lo contrario él empezará a
jugar con otras mujeres". Luna dijo mientras agarraba el brazo de Anna con entusiasmo.

Luna y Anna estaban charlando mientras disfrutaban de las vistas del exterior.
Después de un rato, Luna dijo con una sonrisa, "Si Catalina vuelve a entrar a la oficina de
Samuel de aquí en adelante, prométeme que me llamarás y le dirás que primero
necesita mi permiso". Como era su esposa, Luna pensó que tenía derecho a hacer tal
petición.

En cuanto a Samuel, Luna había decidido que le haría el vacío durante unos cuantos
días.

Anna estaba de parte de Luna, así que estuvo de acuerdo con Luna sin dudarlo.

Luego se volvió al trabajo después de despedirse de Luna.

Pocos segundos después de que se sentara, su teléfono sonó. Era Samuel. Anna entró
en la oficina de Samuel, "Señor Shao, ¿cómo puedo ayudarle?"

Samuel, que estaba inclinado sobre su escritorio, miró a Anna, "Por favor, cómprame
una bebida que me haga poner sobrio"

"Sí, señor Shao".

"¿Por qué estás con esa sonrisa?" Notando la cara sonriente de Anna, Samuel levantó la
cabeza de nuevo y preguntó.

Lo que Anna dijo a continuación hizo que Samuel se arrepintiera de no haber perseguido
a Luna.

"Estaba charlando con Luna. Se acaba de ir." Tuvieron una larga conversación tranquila.

Ante las palabras de Anna, Samuel mostró una cara sombría. Luna, ¿cómo te atreves a
divagar por allí después de lo que has hecho?

La cara de póquer de Samuel asustó a Anna. '¿Habré dicho algo malo? ¿Por qué el señor
Shao parecía enfadado?' Anna estaba confundida.

"Oh, ya veo. Puedes ir a buscarme la bebida ahora", dijo Samuel mientras trataba de
sonar lo más normal posible.

Después del trabajo, Samuel envió a Catalina al hospital de Chuck. Un médico comprobó
el brazo y la pierna izquierda de Catalina, que Luna había pateado.
Por suerte, Catalina sólo tenía algún traumatismo en la piel. Nada serio. Luego una
enfermera le puso algo de hielo en la mejilla de Catalina.

Después de enviar a Catalina a casa, Samuel condujo directamente a la casa vieja.

Al entrar en la sala de estar, Samuel vio que Luna se estaba divirtiendo con Gerardo
bailando. Samuel sonrió, sabía que Luna seguramente estaría en la casa vieja.

Samuel alimentó a Gerardo mientras conversaba con Milanda cuando cenaron más
tarde, como solían hacer.

Más tarde esa noche, después de llevar a Gerardo a la cama, Samuel volvió a la
habitación de él y de Luna. Pero encontró que la puerta del dormitorio estaba cerrada
con llave.

Al oír que Samuel golpeaba la puerta, Luna se puso detrás de la puerta, sin querer
abrirla.

No quería dejar que Samuel entrara en la habitación fácilmente. Si no hubiera ido a la


empresa de Samuel hoy, su marido podría haber tenido relaciones sexuales con
Catalina. Este pensamiento hizo que Luna se enfadara mucho.

Samuel sabía que Luna podía oírlo llamarla, "Luna. Contaré hasta tres. o abres la puerta
o yo..."

¡Imbécil! Luna quería gritar.

"Uno, dos..."

Crack. La puerta estaba abierta. Samuel sonrió triunfante. Él siempre tenía varias
maneras de tratar con Luna.

Luna miró a Samuel, se dio la vuelta para recoger su pijama de la cama y luego caminó
hacia la puerta.

"¿A dónde vas?", preguntó Samuel.

"Estás sucio. No quiero dormir contigo. Me voy a dormir con la abuela". Luna se dio la
vuelta y miró a Samuel.
Los ojos de Samuel se abrieron como platos. '¿Cómo podría esta mujer decir que estoy
sucia?' pensó él.

Samuel no pensaba dejar ir a Luna. "¡Ojala que todos los días Luna fuera tan decidida
como anoche!", pensó él.

Se acercó a Luna, la sostuvo en sus brazos y olió su fragancia. "He tirado la ropa que
llevaba puesta hoy, así como las sábanas y la funda de la cama en la oficina. ¿Estás
satisfecha con eso?"

"¡No!" Luna respondió en voz alta sin ninguna vacilación.

Samuel sabía que no era fácil convencer a Luna. Así que le prometió, "¡No beberé más!"
Samuel no era él mismo cuando estaba borracho.

Era una suerte que Luna se hubiera presentado a tiempo hoy o no sabía qué habría
pasado. Se estremeció pensando en eso.

'¿Cómo podría Samuel abstenerse de beber? Es un hombre de negocios y asiste a


muchas cenas, donde el alcohol está presente siempre en abundancia', pensó Luna.

"No tienes que hacer eso. ¡Pero tienes que hacérmelo saber antes de beber!" Teniendo
en cuenta que Samuel era lo suficientemente sincero, Luna decidió perdonarlo.

"¡Sí señora! Ahora mi problema está resuelto. ¿Qué pasa con tu problema?", se lo
preguntó.

"¿Mi problema?" Luna murmuró para sí misma.

Apartó a Samuel, se sentó en la cama y preguntó: "¿Qué problema tengo yo? ¿Acaso soy
demasiado buena contigo?"

Samuel la torturó toda la noche después de ver como Adrián la besaba.

No. No va a dejar que Samuel se salga con la suya tan fácilmente. Luna estaba perdida
en sus pensamientos.

"¡Ah!" Luna gritó. Samuel empujó a Luna sobre la cama y se puso encima de ella.

"Tienes que compensarme por lo que me hiciste hoy en la oficina".


Luna empujó a Samuel a un lado y se levantó. Y fingió hablar en serio, "Samuel, ¡no
puedes hacer eso!" Luna actuó como si fuera una anciana dando una lección a un joven.

Samuel arqueó las cejas y dijo: "Adelante, dime tu teoría".

"Como hombre, debes aprender a controlar tus deseos para no agotarte".

...

Samuel entrecerró los ojos en dirección a Luna. "... No puedo dejar que te des el gusto".
Luna continuó. ¡Qué excusa tan ridícula!

"¿Has terminado con tu discurso?"

"¡Sí!"

Cuando terminó de hablar, Samuel empujó a Luna hacia abajo y se puso encima de ella
de nuevo. "Primero da a luz a diez bebés para mí, luego tendré en cuenta tu consejo".

...

"¡Espera! Me olvido de una cosa importante". Luna de repente pensó en lo que había
visto hoy.

Apartó a Samuel de nuevo y le dio una palmadita en la mano a Samuel con entusiasmo:
"Voy a decirte algo. ¡Es muy asqueroso!"

Samuel puso los ojos en blanco, "Entonces no lo hagas". Luego trató de ponerse encima
de Luna de nuevo.

Luna intentó detenerlo, pero fracasó. Samuel era mucho más fuerte que ella.

"¡Hoy, vi un espectáculo en directo!" Al escuchar las palabras de Luna, Samuel frunció el


ceño y dejó de desabrochar los botones de su vestido.

"De hecho es asqueroso. Pero ese no es el tema. ¡El tema era que había un hombre en
el espectáculo!"
Capítulo 125 Luna Bo, te amo
"¡Simplemente olvida lo que viste!" Samuel dijo en un tono dominante. No dejaba a
Luna que viera ningún espectáculo de otros hombres.

Cuando escuchó lo que Samuel dijo, Luna frunció los labios y dijo: "¿No crees que es
interesante?"

"Sí. Pero si dices que es repugnante, entonces tienes que olvidarlo o tendrás una
pesadilla". Samuel trató de persuadir a Luna.

"Esa mujer..." Luna todavía estaba emocionada y quería compartir lo que había visto con
Samuel.

"¡No empieces! No estoy interesado en otras mujeres. Si te interesa mucho, podemos


filmarnos más tarde a nosotros mismo. ¡Entonces puedes ver el video todos los días!"
Samuel interrumpió a Luna con una sonrisa malvada.

...

Luego besó a Luna en sus labios. Luna sabía que Samuel no entendía lo que quería decir.

Luna lo empujó lejos y gritó "¡Esa mujer era Emma!"

Samuel hizo una pausa.

Al ver la reacción de Samuel, Luna pensó que él todavía se preocupaba por Emma.

Se levantó con la cara fea. Pero Samuel estiró de ella para volverla a tumbar a la cama.

"No tiene nada que ver conmigo. Emma tiene derecho a buscar su propia felicidad. Me
alegro por ella", dijo Samuel.

"¿No te sientes triste o enfadado cuando te enteras que ella ha intimado con otro
hombre?" Luna preguntó con suspicacia.

"¡De ningún modo! ¿Por qué debería?" Samuel parecía ser honesto. Pero si esa mujer
hubiera sido Luna, habría estado enfadado y con una profunda tristeza. Al pensarlo,
Samuel frunció el ceño.
Juró encontrar a los secuestradores lo antes posible o su Luna podría estar en peligro
otra vez

Al ver a Samuel fruncir el ceño y con una expresión fría, Luna se sintió decepcionada.

Luna pensaba que Samuel estaba enfadado por lo que le había contado sobre Emma.

Alejó a Samuel una vez más, se levantó de la cama, tomó su pijama y fue al baño sin
decir nada.

"¡Luna Bo, para!", espetó Samuel. El silencio de Luna lo inquietó.

¿Está pensando que estoy enfadado por lo que me ha contado sobre Emma? Se
preguntaba Samuel.

Sabía que Luna ignoraría a cualquiera que la molestara, incluido a él mismo.

Samuel se estaba enfadando por el abuso emocional de Luna. El extendió la mano para
abrazarla, y procedió a tirarla sobre la cama y fingió que la iba a castigar.

Pero en el momento en que levantaba la mano, Luna se puso a gritar fuertemente.

Samuel cubrió la boca de Luna con la palma de la mano para silenciar su voz: "¿Estás
tratando de despertar a la abuela y hacer que ella se enfade conmigo?" Apretó los
dientes mientras miraba a Luna quien no parecía tenerle miedo.

Luna apartó la mano de su boca con toda su fuerza y sonrió, "Sí. Quiero que la abuela
sepa que ibas a abofetearme! ¡Woo! Samuel me va a pegar... Ayuda..." Al escuchar el
aullido de Luna, Samuel le tapó la boca una vez más.

Empujó a Luna sobre la cama, la acostó y le besó la frente, la nariz y los labios.

"No me beses con los mismos labios con los que besaste a Catalina". Gritó Luna
mientras le tapaba la boca con la mano.

Recordando lo que sucedió durante el día, Samuel decidió burlarse de Luna.

"Sí. Estaba planeando besar a Catalina. Pero apareciste inesperadamente". Samuel dijo
con una sonrisa mientras miraba a los ojos de Luna.

Al escuchar las palabras de Samuel, Luna se enojó. Sus ojos se pusieron rojos inyectados
de sangre. Luna se dio la vuelta y dijo bruscamente: "Quítate de encima mío. ¡Idiota!"
¿Cómo podría Samuel estar intimando con otra mujer solo pocas horas después de que
me obligara a decir que lo amaba?

Vaya mujeriego que está hecho. ¡No debería haber perdido mi corazón por él! Luna
estaba absorta en sus pensamientos.

Cuando Samuel le mordió en el cuello. Luna gritó: "¡Samuel Shao! ¡Tú! ¡eres un perro!"

No podía creer que Samuel la acabara de morder. '¡Entonces no me culpes por causar
problemas!' Pensó Luna con una sonrisa malvada. "¡El señor Shao va a abusar de su
esposa! Me va a pegar..." Luna se preparó para correr hacia la ventana del dormitorio
para gritar fuera en voz alta. Samuel se acercó a Luna y la besó en los labios para
detenerla.

Después de un rato, Samuel la soltó y le dijo con afecto: "¡Luna Bo, te quiero!" Luna se
detuvo sorprendida.

Miró a Samuel, quien la estaba mirando con afecto.

"¿Es un sueño?" Luna estaba tan emocionada que se echó a llorar.

"¿Por qué estás llorando? ¡Dije eso para complacerte!"

Samuel estaba ansioso por consolar a Luna. Él dijo que la amaba. ¡Estaba tan feliz!

"Si no quieres que lo diga, no lo volveré a decir", dijo Samuel mientras besaba los ojos
de Luna.

Se dice que las mujeres están hechas de agua. Todo tiene sentido ahora. Pensó Samuel.

"¡No! ¡Tienes que decírmelo todos los días!", dijo Luna mientras pasaba sus brazos
alrededor del cuello de Samuel.

Samuel mostró una sonrisa cariñosa, "Vale. Mientras me obedezcas, te lo diré toda la
vida". Él la amaría y la cuidaría toda la vida, si ella le dejaba.

"¡No! ¡Eres tú quien debe obedecerme a mí!" Luna se puso de morros.

"Tú eres una mujer. Debes obedecer a tu hombre. ¡Es la tradición en este país!" Samuel
siempre había tenido puntos de vista androcéntricos, pensaba que las mujeres eran más
débiles que los hombres en más de un sentido. O sea que, las mujeres debían escuchar a
sus hombres.

Luna tenía maneras de persuadir a Samuel.

Se escabulló para apagar la luz.

Luego buscó a tientas a Samuel y lo besó en la oscuridad.

Cinco minutos después.

"Señor Shao, ¿vas a escuchar a tu esposa en el futuro?" Preguntó Luna con una sonrisa.

"Sí. Lo haré, temporalmente". Samuel, que estaba sudando profusamente, respondió de


manera sucinta.

"¡Oh, en serio, entonces voy a buscar a mi hijo!", dijo Luna mientras se sentaba en la
cama.

"Sí. ¡Escucharé tus palabras para siempre!" Samuel estaba desesperado.

Escuchando las palabras de Samuel, Luna sonrió.

Una hora después.

"Luna Bo, ¿vas a ser obediente a tu esposo?" Samuel preguntó con voz ronca.

"¡Qué descarado que eres, Samuel Shao! ¡Eso es lo que me prometiste a mí!" Luna le
gritó a Samuel.

Samuel arqueó sus cejas. Parecía que necesitaba trabajar más duro para convencerla.

Dos minutos después. "Luna, ¿vas a ser obediente con lo que yo te diga en el futuro?"
Samuel le preguntó de nuevo.

"Sí..." Luna gimió. ¡Samuel Shao, eres un idiota! Luna maldijo a Samuel en su corazón.

Al escuchar las palabras de Luna, Samuel la abrazó con satisfacción.

...

El tiempo feliz pasó volando.

Dos días después.


En el despacho de abogados de Samuel.

Samuel frunció el ceño mientras escuchaba al hombre al otro lado del teléfono: "¿Es
esta la única prueba que has conseguido? ¡Dijiste que eres un genio de los ordenadores!
¿Cómo has podido dejar que esto suceda? ¡Dame algo útil!"

Después Samuel sacó un cigarrillo del paquete, lo encendió y dio una calada: "¿Dónde
están esos dos hombres ahora? Uno de ellos tiene cicatrices en la cara. ¿No puedes
encontrarlo ni con una característica tan reconocible?" Samuel estaba enfadado.

"¿Qué? ¿Lo encontraste? ¿Pero huyó lejos? ¿Cómo?"

"No me pongas más excusas. Ahora que el video de vigilancia no está disponible, ¡sigue
buscándolos!"

Después de colgar el teléfono, Samuel dio una profunda calada al cigarrillo. ¡Cómo es
eso posible!

Parece que el enemigo es poderoso. Samuel pensó, veinte días más tarde, los dos
hombres habían sido encontrados en la frontera del País C y uno de ellos había sido
capturado.
Capítulo 126 Te matare yo mismo
El hombre había sido asesinado antes de que Samuel pudiera interrogarlo.

Samuel estaba furioso en la oficina, "Ya no necesitaré más de tus servicios. Me has
fallado".

Se frotó las sienes que le estaban palpitando después de colgar el teléfono. Después
comenzó a llamar a otros mercenarios internacionales.

Había pasado un mes y medio desde el incidente de Luna. Lo único que Samuel tenía
como evidencia eran varias fotos en su teléfono móvil.

Las fotos eran de una mujer con un hombre medio desnudo encima de ella, bajo las
luces tenues.

La mujer parecía estar inconsciente. Era obvio que era Luna ya que estaba de frente a la
cámara.

Samuel no sabía si era debido a la tenue luz o era a propósito, pero no podía identificar
al hombre en la foto porque se ocultaba.

Cuando intentó llamar al número que envió las imágenes, resultó ser un número no
válido.

Cuando pidió que se localizara la última ubicación, resultó que el último lugar estaba
junto al mar. Pensó que la tarjeta SIM ya debería haber sido arrojada al mar.

Furioso, rompió su teléfono contra la pared. No sabía por qué esa persona había
enviado esa foto.

Era como si esa persona quisiera confirmar a Samuel que Luna había sido violada.

Aunque lo había pensado, Samuel todavía sentía el dolor.

No podía esperar para vengarse.

Después de haberse comprado un teléfono móvil nuevo, inmediatamente llamó a Emma


y le dijo que lo esperara en el sitio donde se veían antes.
Emma le había estado llamando durante un mes, pero Samuel no había contestado
nunca. Cuando recibió esa llamada, tuvo un mal presentimiento. Pero decidió quedar
con Samuel de todos modos.

En la orilla del río.

Era un invierno frío en diciembre y la superficie del río estaba congelada.

Sería año nuevo en medio mes. Emma se puso sentimental al pensar en su madre Jesica,
que estaba en América.

¿Era posible que pueda pasar las vacaciones al lado de Samuel?, pensó para sí misma.

Mientras fantaseaba, una fuerza la levantó y la apretó contra la barandilla con la cabeza
inclinada hacia abajo.

"¡Ah!" Emma gritó porque entre el río y la orilla estaba a solo tres metros. Si se caía se
haría daño.

¿Quién podría ser? ¿Por qué alguien querría hacerle eso?, pensó, con un gran
desconcierto. El miedo estaba devorando sus nervios, poco a poco.

"Emma, ¿le pediste a alguien que secuestrara a Luna hace un mes y medio?" Con el ceño
fruncido, Samuel no mostró ternura hacia Emma que tenía rostro lívido. Sentía el deseo
de matarla cada vez que pensaba que ella podría ser la persona que había hecho daño a
Luna.

Emma casi sufrió una crisis nerviosa después de escuchar la voz de Samuel. ¿Cómo pudo
él hacerle esto? Apenas podía creérselo. Sobre todo porque ella ni siquiera sabía de qué
estaba hablando.

"No, no. No lo hice." En el momento en que Emma lo negó, Samuel la empujó hacia
adelante. Dos terceras partes de su cuerpo estaban ahora sobresaliendo de la
barandilla. En cualquier momento se caería al río.

"¡Samuel, te digo la verdad, no lo hice! No sé de qué estás hablando. Por favor...


¡Samuel!" Emma estaba tan asustada que chilló fuerte. No sabía que Samuel podía
llegar a ser tan horrible.
La mujer que podía hacerle volverse loco y hacerle querer matarla resultó ser Luna. Por
un momento se sintió desilusionada.

"Eres muy tozuda, ¿eh? Te daré una última oportunidad. De lo contrario te arrojaré al
río". La voz de Samuel era incluso más fría que el aire que los rodeaba.

Las lágrimas de Emma comenzaron a caer de sus ojos y sus labios comenzaron a
temblar. Respiró hondo y dijo: "Samuel, de verdad que no le hice nada a Luna". Habló
con tal certeza, que Samuel la creyó. Él sabía que no mentía, así que la echó hacia atrás.

Samuel miró a la temblorosa Emma que se había desplomado en el suelo. Habló


ásperamente: "Emma, si descubro que tuviste algo que ver con esto, ¡te juro que tú y tu
madre arderéis en el infierno!"

"Samuel... Te dejo, te dejo en paz... ¡Y nuestro amor termina aquí!" Antes de que
pudiera recuperar su sentido común, Emma ya quería dejar de tener ningún tipo de
relación con Samuel.

No quería amarlo más.

Como no tenía que preocuparse más por el dinero, no le importaba dejarlo. ¡Emma no
quería estar con un demonio!

"Si descubro que estás detrás de esto, te mataré yo mismo". Samuel lo dijo con
hostilidad, y después se fue sin mirar atrás.

Samuel se alteró aún más después de que sus intentos con Emma no tuvieran ningún
resultado.

Parecía que Emma no había tenido nada que ver. Entonces, ¿quién había sido?

¿Catalina? ¿O Adrián?

Pero Catalina había estado trabajando con él toda esa semana. Las reuniones que
tuvieron habían sido intensivas y Catalina había asistido a todas. Era imposible que fuera
ella.

En cuanto a Adrián, había estado ocupado trabajando, tratando de administrar la


Compañía Moon, especialmente estando ausentes los altos directivos por la inspección
que tuvieron. No tenía energía extra ni tiempo para nada más.
Golpeó el volante muy fuerte con el puño. "¿Quién demonios lo hizo?" Samuel buscó en
su cabeza la respuesta.

Cuando regresó a casa, Luna había preparado varios platos caseros para él, que pronto
hicieron olvidar a Samuel ese mal rato.

Pensando en la foto, Samuel se durmió con sus manos alrededor de Luna.

Al día siguiente, Samuel se fue a trabajar como de costumbre.

Luna se levantó inmediatamente cuando se fue, sacó un kit de prueba de embarazo del
cajón y se fue al baño.

Tres minutos después.

"¡Ah!" Luna gritó con emoción después de ver las dos rayas en el kit.

" ¡Sí, sí sí!" ¡Estaba en éxtasis!

Después de refrescarse, se dirigió al hospital más cercano para realizarse la prueba


oficial. Tenía que confirmar los resultados de la prueba de embarazo.

No se desvió hacia el hospital de Chuck porque quería saber el resultado lo antes


posible.

Una hora y media después.

Luna besó la hoja de resultados una y otra vez, con una alegría que aceleraba su
corazón.

¡Estaba embarazada de nuevo! Según el médico, parecía que el bebé había sido
concebido días después de que Samuel hubiera regresado de Corea del Sur.

Después se subió al coche y lo puso en marcha. Luna quería sorprender a Samuel. ¡El
pequeño Gerardo iba a tener un hermano!

En la oficina de Samuel.

Samuel estaba fumando en su oficina. Cada vez que comenzaba y terminaba su trabajo,
en el rato libre que tenía no podía dejar de pensar en la humillación que sufrió Luna
durante esa noche.
Lo recordó de nuevo cuando terminó de hacer el seguimiento de un caso. Mirando el
paisaje fuera de la ventana, parecía pensativo.

Ni siquiera se había dado cuenta de que la puerta de la oficina se había quedado


abierta.

Se dio la vuelta cuando su instinto lo alertó.

Su repentino movimiento sobresaltó a Luna, que estaba tratando de darle una sorpresa.

"Luna, ¿por qué has venido aquí?" Al mirar a la mujer sorprendida, a Samuel le pareció
algo gracioso. Supuso que Luna debía haber querido asustarlo, pero en cambio, fue Luna
misma la que se asustó.

Luna estaba un poco molesta al principio, pero pronto sonrió cuando pensó en lo que
tenía en la mano.

Tomó su mano y le hizo un gesto para que se sentara frente a su escritorio, "Samuel,
siéntate, tengo un secreto que contarte".

Curiosamente, Samuel hizo lo que le pidió. "¡Ahora cierra los ojos!"

Él la miró y cerró los ojos. Quería saber qué estaba haciendo Luna.

Luna puso la hoja frente a él con emoción "Ahora puedes mirar".

'¿Cómo reaccionaría él a eso?' se preguntó. Luna creía que él estaría más feliz que ella.
Se rió por dentro.

Al mirar la hoja, Samuel no comprendió del todo de qué trataba la imagen en el informe,
pero supo lo que significaba después de leer la siguiente línea, "Embarazada, 6
semanas". Su rostro se puso pálido al instante al leer la fecha.

Estaba extremadamente encantado con eso, pero su sonrisa se congeló gradualmente, y


luego se desvaneció, cuando vio la fecha de la concepción.
Capítulo 127 Interrumpir el embarazo
Seis semanas.

El momento coincidió, casi exactamente, con su fecha de regreso de Corea y la noche en


la que Luna fue violada.

¡Esto significaba que existía la enorme posibilidad de que no fuera el padre del bebé!

Apretó los puños después de pensar en esto.

Intentó con todo esfuerzo que Luna quedara embarazada otra vez. Sin embargo, no
había tenido éxito durante varios meses.

Pero, ahora, estaba embarazada después de ser violada... No existía ninguna posibilidad
de que ese bebé fuera suyo.

Luna miró su cara y le preguntó por curiosidad: "Samuel, ¿no estás feliz por la noticia?".

¿Cómo podría estar feliz? Si el bebé fuera suyo, definitivamente, lo estaría aún más que
ella.

Le tomó mucho tiempo poder aceptar el hecho de que Luna había sido violada. ¿Pero
cómo recibiría la noticia si después de nueve meses de embarazo resultara que no era el
padre del bebé?

Por lo tanto, tomó una decisión. Ese bebé no debe nacer.

"Debes interrumpir el embarazo. Debes abortar''. Le dijo con mucha frialdad. Luna
escuchó estas sencillas palabras y sintió que se le cayó el mundo encima.

Luego, miró a los ojos inquebrantables de Samuel. Unos minutos después, torció la
comisura de su boca y dijo con pesadez: ''Samuel... ¿Qué acabas de decir?". Intentó
convencerse de que había escuchado mal. ¿Cómo podría Samuel decir tales palabras?

"Luna, debes abortar". Lo repitió, con la agonía en su corazón.

Luna se quedó muda, no tenía palabras. Si pensaba que escuchó mal la primera vez,
entonces, ¿Ahora...?

Su amado Samuel, acaba de decirle que quería que abortara a su bebé.


Se sintió débil y le preguntó mientras las lágrimas caían por sus mejillas: "¿Por qué?''.

Samuel sacó un cigarrillo en ese momento y lo fumó intensamente. Un rato después, le


respondió: "Cariño, debes escucharme esta vez. Debes ser obediente''.

¡Qué irónico que fue! O sea que serle obediente implicaba abortar su bebé.

"¿Por qué?".

"Luna, no podemos tener este bebé. Escúchame... una vez que te recuperes, podemos
tener otro, en otro momento''.

Esas palabras hicieron eco en la mente de Luna.

De repente quiso reír delante de él.

Le estaba diciendo que debía abortar ahora. Que necesitaba recuperarse y que podían
tener otro bebé en otro momento.

"Ja, ja, ja". Luna comenzó a reírse. "¿Soy solo una chica tonta para ti?". Se lo preguntó.

¡Cómo podía dejarse engañar por una razón tan infantil!

Samuel casi quiso borrar esas palabras cuando vio que la cara pálida de Luna.

Apagó el cigarrillo, caminó hacia ella y la sostuvo entre sus brazos.

"Luna, debes escucharme esta vez, por favor".

"No, no. ¡No lo haré!". Luego, de repente, lo golpeó en su pecho con mucha fuerza.

Se sentía como una tonta. Había creído en él y en su amor por ella.

"Luna, te amo".

Si Samuel la amaba, ¿por qué le diría que abortara a su hijo? ¿Por qué le diría algo así?

¡Era muy ridículo!

"Cálmate y escúchame". Samuel tenía la intención de persuadirla.

Sin embargo, Luna se giró y salió corriendo de la oficina.


Inmediatamente, Samuel tomó las llaves de su auto, su teléfono móvil y corrió para
alcanzarla.

Sorprendidos, algunos asistentes que estaban afuera vieron cómo Luna lloraba y salía
corriendo. "Qué le pasó a la señora Shao?". Se preguntaban sorprendidos. Entonces,
vieron al señor Shao que salía corriendo también tras ella.

Sin embargo, Luna ya estaba dentro de un ascensor. Samuel siguió presionando los
botones, pero ambos ascensores estaban descendiendo en ese momento.

Por lo tanto, cuando Samuel llegó frente la puerta principal de la compañía, bajo la
mirada de todos, la perdió de vista.

Tomó su teléfono móvil y la llamó, pero Luna cortó. Luego lo intentó dos veces más pero
le fue imposible comunicarse. 'Luna seguramente bloqueó mi número', pensó.

Solo podía llamar a Anna. Se comunicó con ella, le pidió que llamara a Luna y tratara de
tranquilizarla.

Luego llamó a Lola, que todavía estaba en Islandia con Jorge.

Samuel llamó a la señora Qi después de hablar con Lola. Le pidió que le avisase si Luna
regresaba a la casa vieja.

Su teléfono móvil sonó poco después de finalizar esa llamada.

"Hola". Se dirigió hacia su Porsche. Tenía que encontrarla.

Hacía mucho frío afuera y podría congelarse.

"Hola, señor Shao, soy Yang". Su ingenua voz se escuchó a través del teléfono.

Samuel pronunció: "Sí..." y luego preguntó: "¿Te has recuperado?".

Yang respondió: "Así es, señor Shao. Ya estoy listo para comenzar a trabajar ahora". De
pie, junto a Yang, su madre se interesó en escuchar de qué hablaba su hijo.

"Bueno... ¿tienes automóvil?". Samuel puso en marcha el motor y salió del


estacionamiento.
Yang respiró hondo. No sabía a qué se refería Samuel, pero aun así, asintió y dijo: "Sí,
tengo un Audi". Dudó durante mucho tiempo antes de comprar ese automóvil de
segunda mano.

"Ahora tu trabajo es encontrar a Luna. No te preocupes por las facturas de gasolina. Yo


lo cubriré. ¿Está bien? ¿Entendido?”

"Claro... ¿Encontrar a Luna? ¿Dónde está?". Yang preguntó de manera muy inocente y
Samuel colocó sus manos en la cabeza. Qué pregunta más tonta. Si supiera dónde
estaba, no le habría pedido que la buscara.

"Solo necesitas saber que tu trabajo es llamarme en cuanto la encuentres".

"Bueno. Ya voy a empezar a buscarla".

Después de colgar, su madre le preguntó sonriente: "¿Qué dijo ese hombre rico?".

"Mamá, tengo que trabajar ahora. Te diré después. Voy a buscar a la señora Shao".
Recordó muy bien la petición de Samuel.

"¿Encontrar a la señora Shao La mujer estaba confundida. "¿Te refieres a esa muchacha,
Luna?". Recordó que Yang le había hablado sobre ella.

“SI” . Luego tomó las llaves del auto y salió.

"¿Tu trabajo es encontrar a personas?". Su madre apenas podía creerlo. "Hijo, ¡debes
ser muy cauteloso!". Lo exhortó muy preocupada.

"No te preocupes. Mi jefe es el marido de Luna. No hay forma de que él me mienta".


Seguramente, quién esté con ella debía ser una buena persona. Pensó para sí mismo.

Después de dos horas de búsqueda, Samuel todavía no había encontrado ningún rastro
de Luna.

Comenzó a entrar en pánico. En ese momento, su teléfono móvil sonó. Era desde la
mansión.

Samuel deslizó el botón verde al instante y condujo de regreso a la casa. "Señor Shao,
ella está aquí. Pero, realmente no se ve muy bien...'' Joana Liu estaba muy preocupada
por Luna porque su cara estaba extremadamente pálida.
"Ya veo. Voy hacia allá ahora. Si quiere salir, por favor, deténgala''.

"Sí, señor Shao''.

Después de que la llamada terminó, se comunicó con Yang nuevamente y le dijo que
dejara de buscar.

Luego, le pidió que fuera a la compañía y le pidiera a Anna que organizara el trabajo por
él.

Cuarenta minutos más tarde, llegó a la mansión.

Joana Liu vigilaba a Luna desde la sala de estar. Temía que se escapara, si no estaba allí.

Se sintió muy aliviada cuando vio entrar a Samuel.

"¿Dónde está?". Samuel se puso las pantuflas y miró hacia la sala.

"Está en el segundo piso, señor. Pero no sé en qué habitación se encuentra''. Joyana


estuvo en la sala de estar todo el tiempo.

"Está bien. Creo que sé dónde puedo encontrarla''. Luego Samuel caminó hacia el
segundo piso.

Tuvo la intención de abrir la puerta de su habitación primero, pero creía que no estaría
allí mientras aún estuviera enojada.

Así que, se dio vuelta y abrió la puerta del cuarto infantil. Como esperaba... Luna estaba
sobre la cama de su hijo.
Capítulo 128 El bebe no es mío
Cerró la puerta y caminó en silencio hacia Luna.

Luego se sentó en el borde de la cama y la miró. Luna tenía los ojos cerrados. Al
principio, Samuel no estaba seguro si ella estaba dormida. Pero la descubrió cuando la
vio parpadear, de forma involuntaria, unas cuantas veces.

Se acomodó, la levantó y la tomó de su torso entre sus brazos.

Pero Luna rechazó este gesto.

Samuel no se rindió tan fácilmente. Lo intentó tres o cuatro veces más. Tal vez porque
estaba agotada, finalmente, se rindió ante Samuel.

"Luna...''

"Si has venido a persuadirme para que aborte, es mejor que renuncies a esa idea
estúpida''. Decidió hacer lo que fuera necesario para proteger a su hijo por nacer.

Samuel besó su largo cabello y se sintió desesperado. Dudó en decirle la verdad o no,
porque temía que la verdad solo la lastimaría más.

"Luna, este niño no vino en un momento oportuno. Tienes que escucharme, por favor.
Solo quedan quince días antes del Año Nuevo chino. Vayamos al hospital lo antes
posible. Así, saldremos del hospital bien, a tiempo para el Festival de Primavera''.

Cuando escuchó sus palabras, Luna forcejeó con fuerza para liberarse de sus brazos. Una
mano de Samuel golpeó la cama con un ruido sordo.

Luna sintió pena, pero aun así, fingió ser indiferente y lo rechazó. "Eres un
irresponsable. Por favor, sal de la habitación''. No quería verlo más.

"Luna, ¿por qué no escuchas lo que te estoy diciendo?".

"¡Vete al diablo, imbécil! ¡Debo haber estado ciega para enamorarme de ti!''. Todavía
estaba tratando de empujarlo lejos.

Samuel abrió sus brazos y la atrajo hacia él. "Luna...''.


Por el momento, no le interesaba escuchar lo que tenía para decir. Todo lo que quería
era que se apartara de su vista.

"¡Samuel, vete! ¡Vete al diablo, no quiero verte más! ¡Lárgate!". Luna le gritó a Samuel
que parecía ser indiferente.

Su paciencia se estaba agotando con toda esa situación.

Samuel estaba muy molesto porque no le daba la oportunidad de decir ni una palabra.

"¿Cómo puedes ser tan obstinada? ¿No sabes que este niño quizá no sea mío? ¿Quieres
que críe a un hijo de otro hombre? ¡Yo no puedo hacer eso!". Dijo Samuel finalmente
sin dudarlo.

Sí, lo admitió. Era demasiado intolerante para dar la bienvenida a un bebé de otro
hombre.

Ni siquiera pensó en enviar al niño a un orfanato. Quería solucionarlo antes, en lugar de


sentirse culpable después.

Luna se sorprendió por sus palabras. ¿Qué quiso decir Samuel cuando dijo que estaría
criando al hijo de otro hombre?

"¿Me estás diciendo que crees que el niño que llevo no es tuyo?". Se sorprendió por lo
que estaba insinuando y lo miró a ese hombre asediado, como una leona que estaba a
punto de mostrar sus dientes.

Samuel asintió y creyó que su franqueza podría salvarlo de ser culpado en el futuro.

"¡Desgraciado! ¡Desaparece, cabrón!". Luna comenzó a golpearlo con sus puños


ferozmente y Samuel no esperaba esta reacción.

"¡Estás loca, mujer! ¿Qué estás haciendo?". Intentó controlar sus manos que se agitaban
de una manera salvaje.

Luna miró al hombre frente a ella y con lágrimas en su rostro le dijo: "Nunca hice nada
para lastimarte. ¿Por qué dices que este niño no es tuyo?". Luna se sintió muy
desconsolada y desesperada, y el odio inundaba su corazón.

"No te culpo por lo que sucedió cuando te secuestraron el mes pasado. Te drogaron y
abusaron de ti. No te puedo culpar por eso". Samuel se apresuró y le explicó.
¿Cuándo pasó esto? Luna sabía que describía lo que había sucedido el mes pasado.
¿Pensó que había sido violada?

Quizá por eso actuaba de forma extraña cuando ella lo buscó esa noche y los días
siguientes.

Se limpió rápidamente las lágrimas de sus ojos: "Samuel, no me obligaron a hacer nada,
no sucedió nada esa noche...".

Miró su expresión ansiosa y Samuel pensó que ella realmente no sabía nada. Esto lo
lastimó por dentro.

"¡Qué tonta eres! En ese momento, no estabas consciente y no te culpo". Luego la


abrazó y la consoló suavemente.

Luna sacudió la cabeza con desesperación y dijo: "No, Samuel. En realidad, no pasó nada
esa noche. Créeme". Después de que se salvó, Yang la rescató.

Miró a la mujer con pena y Samuel sintió aún más dolor. Dudó y pensó en las fotos que
alguien le envió de forma anónima ayer.

Claramente, Luna se había desmayado y no sabía nada de lo que le pasó.

"Luna, escúchame, despertaste más tarde, pero antes de eso...". Dudó en terminar su
frase, porque no quería causarle ningún dolor.

Luna no creyó su historia. No recordaba absolutamente nada. ¿Fue porque la droga que
usaron era demasiado fuerte? ¡No! ¡Esta explicación era insostenible!

"Samuel, eso no es cierto. Créeme". Luna lo agarró del brazo y lo miró con sus ojos
suplicándole.

Samuel asintió: "Sí. Confío en ti". Pero realmente no creía en lo que estaba diciendo.

"Entonces, no es necesario un aborto, ¿verdad?". Le preguntó con timidez y luego se


frotó el brazo con nerviosismo.

'Samuel, no me decepciones... Samuel', pensó Luna y deseó que Samuel entendiera la


situación.
Él sacudió la cabeza y le dijo: "Luna, sé buena. Vamos al hospital. Trata de ponerte en mi
lugar". Era un hombre orgulloso. No quería que todos supieran que tendría que criar al
hijo de otro hombre.

¿Ponerme en su lugar? Pero si su idea era deshacerse de este niño cuyo padre era él
mismo...

Se calmó un poco y miró a Samuel muy seriamente. "Parece que no me cree... ¿por qué
insiste en que interrumpa el embarazo?".

Rogó una y otra vez, en su corazón, y esperaba que Samuel no la decepcionara. 'Por
favor, mi amor, no me hagas esto', pensó ella en su interior.

Samuel cerró los ojos para ocultar su dolor. Cuando los abrió, tenía una expresión muy
seria. "Luna, creo en ti, pero el niño es otra historia", dijo finalmente.

Su rostro palideció de repente y se preguntó cuál era la diferencia entre abortar a un


niño y creer en ella.

"Muy bien. Ahora deberías irte. Vete''.

Luna se sentó tranquilamente en su cama. Tal vez porque se sentía débil, terminó
acostada en la cama de espaldas a Samuel.

Samuel se sentó a su lado y le tomó la mano. "Luna, llamaré a Chuck para decirle que
prepare todo para la operación. Cuando termine la cirugía, podemos tener otro bebé,
¿de acuerdo?'', le dijo. Intentó calmarla.

Luna asintió con la cabeza, pero no habló.

"Luna, sé que seguramente no te sientes bien por dentro y por eso, estoy aquí. Después
de las vacaciones de Año Nuevo, organizaré unas vacaciones solo para nosotros dos''.

Luna asintió.

Cuando notó su mal humor, Samuel no dijo nada más y comenzó a acariciar su largo
cabello.

Se acomodó en la cama y solo quería quedarse en silencio, a su lado, por un rato.

Luna no se negó y esto le preocupó un poco.


Ella cerró los ojos y se quedó entre sus brazos. Samuel sintió mucha pena por ella.

Cuando todo esto se resuelva, comenzaría a planear su boda.

No podía prometer una boda tan grandiosa como la de Jorge y Lola, pero se
comprometió a organizar una celebración sensacional en el País C.
Capítulo 129 ¿Estas seguro de esto?
"Luna, por favor, no me culpes. Del mismo modo que nunca te culparía por esa noche.

¿Recuerdas que dijiste que deseabas que te escuchara más? Te lo prometo, lo haré. Y
seré mejor contigo después de que hayamos acabado con esto. Haré lo que me pidas.

Luna, te amo...''

Samuel le murmuró al oído suavemente hasta que escuchó que su respiración era más
tranquila. Luego salió de la cama y la arropó antes de salir del cuarto del niño.

Luna fingía estar en un sueño profundo y tan pronto como Samuel se fue, abrió los ojos,
que brotaban de dolor y de odio en la oscuridad.

Odiaba a Samuel porque él decidió no creerle.

Tuvieron sus altibajos antes y no le importaba si discutían un poco, porque eran


pequeñeces. Sin embargo, ahora mismo Samuel le estaba dando la espalda en un
asunto muy importante.

¿Qué más podría decir o hacer? ¿Encontrar a Adrián para probar su inocencia?

Eso nunca iba a funcionar. Luna sabía que si involucraba a Adrián, Samuel solo lo
golpearía en cuanto lo viera. Además, estaría convencido de que Adrián era el
verdadero padre del bebé que estaba esperando.

Pero, incluso si realmente fue violada, ¿cómo puede Samuel estar tan seguro de que se
quedó embarazada esa misma noche?

Todo esto la llevó a pensar que, tal vez, en el fondo, simplemente Samuel no la amaba.

Quizá amaba a Emma o a Catalina, pero claramente, no a ella.

Las lágrimas de Luna comenzaron a caer una vez más, dejando nada más que manchas
de agua en su almohada.

Entonces pensó en su interior: 'Samuel, me decepcionaste'.

En el estudio.
De pie, inmóvil frente a la ventana, Samuel marcó un número en su teléfono.

"Sam''. Chuck terminaba de quitarse su bata de cirujano después de terminar una


intervención. Había también otra esperándolo en unos minutos. Tomaba un descanso
en ese momento cuando Samuel lo llamó.

"Chuck, ¿tienes tiempo mañana?". Ahora que habían decidido hacer el aborto... cuanto
antes lo hagan, mejor.

Chuck repasó su agenda mentalmente. Tenía tiempo por la tarde, pero le había
prometido a alguien que iría de compras con ella.

"¿Qué pasa?". Samuel no lo llamaría por algo insignificante. Así que, Chuck decidió
escucharlo antes de tomar cualquier otra decisión.

Samuel hizo un silencio. En lugar de contestarle, sacó el paquete de cigarrillos del


bolsillo, se puso uno en la boca y lo encendió.

Después de retirarlo de su boca, Samuel le dijo: "Quiero que hagas una cirugía para
Luna".

Chuck hizo una pausa y le preguntó sorprendido: "¿Para Luna? ¿Qué le pasó? ¿No se
siente bien?''. Chuck estaba bastante seguro de que nunca oyó hablar de que estuviera
enferma últimamente.

Samuel exhaló el humo y tomó otra bocanada en silencio para calmarse: "Luna está
embarazada. De seis semanas. Calculando las fechas, coincide con el mes pasado
cuando la secuestraron".

Ninguno de los dos dijo nada para romper ese incómodo silencio.

Chuck vio lo mal que se veía cuando la enviaron al hospital. Ni siquiera él podía decir,
con seguridad, si la violaron o no. "¿Sospechas que podría no ser tuyo?".

Fuera de la ventana, la nieve se arremolinaba en el aire. Era la primera nevada de ese


año.

Sin embargo, nadie estaba de humor para disfrutar de la delicadeza y la belleza de ese
espectáculo de invierno, ni siquiera Daisy, que acababa de encontrar los papeles del
divorcio, en uno de los cajones del apartamento de Chuck. Y ya estaba firmado. Todavía
trataba de recuperarse de la conmoción.

"Sí. Hay un cincuenta por ciento de posibilidades. Pero no puedo correr el riesgo y dejar
que tenga a este bebé".

Samuel sostenía el cigarrillo con su dedo índice y dedo medio, y se detuvo. Luego miró
fijamente el extremo del cigarro encendido en la oscuridad.

"¿Luna está de acuerdo contigo?". Chuck suspiró y le preguntó por ella. Sabía que
Samuel tenía razón.

Pensó en lo difícil que fue convencer a Luna en su última conversación y Samuel no


estaba seguro de qué estaba pensando su mujer realmente. Luego dijo: "Sí... La llevaré
al hospital mañana".

"Bien. Estaré aquí para vosotros a las dos de la tarde. Pero Samuel, ¿estás realmente
seguro de esto?" Chuck sabía lo quería decir cuando se refirió a cincuenta por ciento de
posibilidades, porque Samuel se presentó en el último minuto y estuvo con Luna aquella
noche.

Después de colgar el teléfono y apagar el cigarrillo. Samuel se quedó parado frente a la


ventana y se perdió en sus propios pensamientos por un largo tiempo.

No fue a trabajar a su compañía a la mañana siguiente y pasó toda la mañana en casa


con Luna.

Estaba recostada en la cama y tenía la mirada perdida cuando Samuel salió de su


estudio y entró en el dormitorio.

La llevó hasta el baño.

Le cepilló los dientes y le lavó la cara. Luna se apoyó contra Samuel y era como una
muñeca sin vida, que no podía decir nada y ni hacer nada por sí misma.

Luego el hombre se cambió de ropa y la llevó abajo para desayunar.

Luna comió lentamente porque no tenía nada de apetito. Simplemente masticó su


comida y la tragó tristemente.
Ya habían pasado las diez de la mañana cuando terminaron de desayunar. Samuel la
llevó nuevamente al segundo piso.

En el dormitorio.

Luna se sentó en silencio en el sofá y jugó en su teléfono móvil.

Samuel la tomó en sus brazos e hizo que se sentara sobre sus piernas.

Trató de consolarla: "Luna, vamos. No estés triste". Sabía exactamente cómo se sentía
en ese momento. Debía de ser muy duro para ella. Después de todo, a ninguna madre le
gustaría tener que abortar su propio bebé. Pero Samuel quería ser egoísta, aunque sea
solo por una vez. No podía soportar que Luna llevara en su vientre al hijo de otro.

Sabía que era una mujer llena de vida y alegría. Y ahora, verla tan callada. Estaba, en
realidad, más silenciosa que cuando estaba embarazada de Gerardo. Esto lo asustó
mucho a Samuel...

Luna apoyó dócilmente la cabeza en su hombro. Recordó lo mucho que quería que él la
abrazara así...

Pero cuando su deseo fue finalmente concedido, también vio la verdad. Este hombre
que tenía delante podría darle su hombro, pero nunca le daría su amor.

Para él, ella se había convertido en un objeto dañado. Había sido muy bueno con ella en
estos últimos días, a excepción del hecho de que no quería que ese bebé estuviera
dentro de ella. ¿Debería reír o simplemente llorar con amargura?

Samuel apretó suavemente su delicado rostro y la obligó a mirarlo.

Estaba muy cerca de él.

Samuel no pudo evitar inclinarse hacia adelante. La besó con mucha ternura, una y otra
vez, en sus labios rosados. Estaba perdido en su dulzura y anhelaba más.

Luna puso sus brazos alrededor del cuello de Samuel y le devolvió el beso, lo que casi
hizo que perdiera el control de si mismo una vez más.

Después del almuerzo.

Samuel la ayudó a colocarse las botas y la llevó fuera de la mansión.


La mujer esperó en la puerta mientras iba al garaje y traía el vehículo.

Hacía mucho frío afuera. La noche anterior hubo una pequeña tormenta de nieve y en
ese momento comenzó a nevar, otra vez, mientras lo esperaba. Los copos cayeron sobre
su abrigo blanco y rápidamente desaparecieron.

El Porsche se detuvo justo frente a ella mientras estaba perdida en sus pensamientos.
Cuando Samuel llegó, salió del auto, abrió la puerta del lado del acompañante para Luna
y la acercó hasta el automóvil.

Le abrochó el cinturón de seguridad con cuidado y le dio un tierno beso en la frente


antes de acomodarse en el asiento del conductor.

Era muy amable con ella. Jamás se atrevió a soñar que podría tratarla así, ni siquiera en
sus sueños más ambiciosos. Para evitar que Samuel notara sus lágrimas, se movió hacia
un lado y miró por la ventana.

Había hecho todo lo que se le ocurrió por Luna. Lo hizo porque quería que no tenga a
ese bebé.

La verdad es que sus comportamientos le parecieron bastante irónicos a Luna.

Ambos permanecieron en silencio en el camino. Unos veinte minutos después, el auto


de Samuel se detuvo frente al hospital de Chuck.

Aunque había estado allí varias veces, Luna nunca lo observó detenidamente. Era
bastante normal porque casi nadie disfrutaba ir un hospital. Luna no planeaba perder su
tiempo en algo que no le interesaba para nada.

Pero esta vez, se sentía totalmente diferente de otras veces que había estado allí.

El hospital de Chuck era el mejor del país C. Se ubicaba en el centro de la ciudad y


ocupaba un área de aproximadamente cien acres con más de tres mil camas.

Había notables profesionales y profesores en cada departamento. Chuck no escatimó


dinero en la decoración.

Era un obsesivo-compulsivo con las normas sanitarias. Por lo tanto, su hospital era el
más limpio y mejor decorado de todo el país C.
Miró el edificio, que tenía más de treinta pisos y estaba aturdida. Luego murmuró:
"Samuel, no quiero entrar''.

Por última vez, se desabrochó el cinturón de seguridad y se arrojó a los brazos de


Samuel y le suplicó: "¡Samuel, por favor! ¡No quiero hacer esto!''.

Sonaba tan débil y frágil, que el corazón de Samuel le dolió una vez más.
Capítulo 130 Era demasiado tarde
Colocó la palma de su mano sobre su delgada cintura y, una vez más, Samuel repitió la
frase que había dicho un millón de veces, durante los últimos días: "Luna, solo
escúchame...''

En ese momento, la mujer abrió la puerta y salió del auto. Luego, se dirigió hacia el
edificio sin mirarlo.

En la oficina de Chuck.

Unos veinte minutos antes de su cita programada, entraron en la oficina.

Ambos parecían bastante apagados. Chuck se levantó de la silla y sostuvo suavemente el


hombro de Luna: "Vamos, primero te llevaré para hacerte algunos exámenes''.

Samuel sabía que el único responsable que le había hecho esto era la persona detrás del
secuestro.

Luna no había hecho nada malo, ni su bebé ni Samuel. Pero así de cruel puede ser el
destino...

Samuel se sentó solo durante treinta dolorosos segundos en la oficina de Chuck. Luego
decidió levantarse y seguir a los dos caminando hacia delante.

Chuck llevó a Luna para realizarse todos los exámenes previos a la cirugía y media hora
más tarde, ya habían terminado.

En la sala de cirugía.

Fuera de la habitación, Samuel se apoyó débilmente contra la pared y miró a las


enfermeras que se preparaban para el procedimiento quirúrgico.

'Luna, lo siento mucho...'

Luego, una mujer vestida de uniforme de enfermera, con su cofia y su máscara, bajó la
cabeza y siguió a otras a la sala de cirugía.

La mujer miró a Chuck mientras éste iba a la habitación estéril para cambiarse de ropa.

Luego, miró a la mujer que estaba acurrucada sobre la mesa de operaciones.


Sus ojos no la engañaron después de todo. Efectivamente era Luna.

Todos en la sala estaban ocupados preparando lo necesario. Chuck pronto se cambió y


entró en la habitación.

Luna estaba aterrada por esas máquinas que estaban a su alrededor y se levantó de la
mesa de operación de repente.

Ignoró las miradas sorprendidas de todos, corrió hacia Chuck, apretando sus mangas y le
rogó: "Chuck, por favor. No quiero hacer esto. ¿Me puedes ayudar?". Las lágrimas de
Luna corrían por sus mejillas.

Se escondió detrás del personal que estaba allí. En la sala también estaba la mujer que
se infiltró allí, Daisy, fingió que organizaba los instrumentos y se preguntó por qué Luna
estaba actuando así.

Chuck hizo un gesto a los otros para que abandonaran la habitación por un momento.

Se quedaron solos en la sala de cirugía, y Daisy se escondió afuera, en la puerta y


escuchaba a escondidas.

"Chuck. No quiero abortar. Por favor, ayúdame". Luna le suplicó con angustia. Chuck no
pudo evitar acariciar su cabeza con ternura.

Era como una hermana pequeña para él. Le rogaba que no matara a su bebé. ¿Cómo
podía hacerle una cosa así?

"Luna..." Por primera vez, Chuck no sabía qué decir para consolarla.

Seguía rogándole una y otra vez. Casi se arrodilló para pedirle que salve a su bebé.

"Chuck, sé que debe haber algo que puedas hacer. Por favor, te lo ruego. Chuck..."

Daisy se sorprendió por lo desesperada que parecía estar Luna.

Luego recordó que vio a Samuel fuera de la sala de cirugía. ¿Qué demonios estaba
pasando entre ellos? Parecía que Luna estaba embarazada, pero Samuel no quería
quedarse con el niño. Pero ¿por qué?

"Chuck, por favor. Ayúdame y salva a mi bebé... No ha hecho nada malo. Es inocente y
no podemos simplemente asesinarlo. Por favor..."
Chuck miró hacia el techo y luego cerró los ojos. La acercó, la tomó entre sus brazos y le
acarició la espalda con suavidad.

"Ahora no llores. Veré lo que puedo hacer".

Cuando obtuvo la promesa de Chuck, Luna finalmente se derrumbó en sus brazos.

Las paredes de la sala tenían un aislamiento acústico, por lo que Samuel no tenía ni idea
de lo que estaba pasando dentro de la sala de operaciones.

Pero pasaba el tiempo y se estaba poniendo muy nervioso.

Estaba muy angustiado cuando pensó en lo que Luna podría estar pasando allí adentro.
¡Maldición! ¡Simplemente déjala tener el bebé si eso es lo que ella quiere!

Después de tomar esa decisión, Samuel estaba a punto de tocar la puerta y suspender la
cirugía cuando, en ese instante, una joven enfermera salió de la habitación y le dijo:
"Señor Shao, el procedimiento quirúrgico ya está a punto de terminar. La paciente
necesitará algo de comer, ¿puede ir a comprarlo?".

Ya era demasiado tarde.

Samuel estaba confundido con lo que la enfermera le pidió. Sin embargo, no conocía
bien el procedimiento y decidió hacer lo que le dijo.

Daisy miró desde la abertura de la puerta y suspiró aliviada cuando vio a Samuel entrar
en el ascensor.

Pero lo que no vio fue que Samuel se paró en la primera planta, pensando que sería
mejor volver arriba y estar con Luna cuando saliera de la sala de operación. De modo
que volvió a subir, llamó a Anna y le dijo que viniera al hospital y trajera lo necesario.

Poco después de subir las escaleras, la luz de la sala de cirugía había desaparecido.

Chuck salió primero de la habitación. Samuel se acercó de inmediato y preguntó:


"¿Cómo está ella?".

Chuck se quitó la máscara y le respondió: "Todo está terminado". Luego, una enfermera
siguió al médico, saliendo con una bandeja en sus manos.

Esa maldita cosa ensangrentada apuñaló los ojos y el corazón de Samuel.


Eso fue lo que quitaron del cuerpo de Luna. Ni siquiera podía pensar ni imaginar cuánto
dolor sentía ella.

Lo invadió un sentimiento de culpa repentino y fuerte.

La enfermera pronto se llevó la bandeja. Chuck lo miró y dijo: "¡Samuel, ve y espera en


la habitación individual, en el octavo piso. La llevarán allí en un momento!'.

Entonces, salieron juntos por el pasillo.

Detrás de ellos iban dos mujeres secretamente. Se escabulleron fuera del hospital, a
través del pasillo para transportar los desechos médicos que conduce a la puerta
trasera.

De la mano, las dos corrieron todo el camino y no se detuvieron hasta que el hospital se
quedó atrás.

"Luna, ¿lo pensaste bien?". Daisy volvió a preguntarle.

Asintió con decisión: "Sí, Daisy. Llévame dónde Samuel nunca pueda encontrarme". No
tenía necesidad de quedarse porque Samuel la había tratado con crueldad.

"¡Entonces huyamos!". Daisy había planeado escapar de Chuck de todos modos. Así
que, podrían irse juntas.

Luna paró un taxi, regresó a la mansión y rápidamente empacó sus cosas y luego se
dirigió a la antigua casa. "Gerardo, mi querido Gerardo...". Sostuvo a su hijo entre sus
brazos y lo besaba envuelta en lágrimas.

Pobre Gerardo. Dejaría de estar con él durante mucho tiempo y solo podía rezar por su
salud y seguridad.

Quería llevarse a Gerardo, pero... sabía que sería difícil y simplemente, no lo


conseguiría.

Daisy llamó a la puerta rápidamente, luego la abrió y dijo: ''Luna, acabo de escuchar a la
empleada que hablaba por teléfono. Era Samuel. Date prisa ya, por favor''.

Luna le dio el niño a Milanda muy triste. La mujer no tenía idea de lo que había
sucedido, pero sabía que algo estaba mal, de lo contrario, Luna no estaría llorando de
esa manera: "Espera. Dime lo que pasó''.
"Abuela, por favor, cuida a Gerardo por mí. Me pondré en contacto contigo tan pronto
como pueda''. La miró a Milanda y la abrazó con fuerza.

"Abuela, gracias por ser siempre tan buena conmigo. Nunca te olvidaré y encontraré la
forma de devolverte todo lo que has hecho por mí''.

Milanda estaba cada vez más ansiosa porque no entendía por qué ella actuaba así:
"Luna, ¿qué demonios está pasando aquí? Dímelo ahora, por favor. ¿Alguien te acosó?
¡Haré todo lo que pueda para ayudarte si es eso!''.

Luna simplemente negó con la cabeza y comenzó a llorar: "Abuela, ya es demasiado


tarde. Demasiado tarde...''

Sí. Lo era. Samuel había escogido no creerla, todo estaba terminado.

"Abuela, espera mis llamadas. Te prometo que te llamaré''.

Luego Luna volvió a besar a Gerardo y salió de la casa vieja con Daisy.

Anna llamó a Samuel justo en el momento cuando él estaba buscando a Luna por todas
partes: "Señor Shao, ¿ha visto la última publicación de Luna en Twitter?''.

Los comentarios de su publicación explotó en el minuto que lo publicó. Todos estaban


involucrados: Samuel, Leandro y Lola.
Capítulo 131 Elijo a mi hijo
Samuel se preocupó por lo que Anna le había dicho. Inmediatamente colgó el teléfono y
miró la página de Luna en Twitter.

Sus temores se confirmaron. Vio dos imágenes con la siguiente frase debajo: 'Samuel y
yo nos divorciamos'.

Una fotografía era la primera página de su Acuerdo de divorcio. La otra, la última que
contenía las firmas. Además de su nombre estaba la firma de Luna.

En menos de una hora, hubo más de un millón de comentarios debajo de su publicación.

Comentarios como: '¡Ya no creo más en el amor!'. '¿Qué pasa ahora?'. '¿Dónde está
Samuel?'. '¡Por favor, dime que no es verdad!'.

... ...

Samuel sostuvo el teléfono móvil de Luna con fuerza.

Ella lo había apagado y se lo había dado cuando entró para la operación.

Por lo tanto, no podía contactarse con ella para preguntarle por la situación.

'Luna, ¿eso es lo que quieres? Divorciarte de mí por un bebé que quizá no sabes ni quien
es el padre'. Pensó Samuel sarcásticamente.

Poco después, Milanda lo llamó.

"Samuel, ¿qué demonios está pasando ahora? Luna empacó sus cosas y se fue de la
casa''.

¿Luna se fue? Samuel estaba sorprendido. "¿A dónde se fue?". Estaba muy confundido.

"No sé lo que está pasando. No sé dónde está. Acaba de salir de casa con su equipaje.
Debes pedirle que regrese porque...''.

Samuel colgó antes de que Milanda pudiera terminar su frase.

Realizó varias llamadas telefónicas a los socios comerciales del aeropuerto, autobuses y
trenes y les advirtió que no deberían dejar que Luna saliera del país.... ...
Tres días después, Chuck llamó a Samuel.

"Mi esposa también se había ido''. ¿Era una coincidencia?... ...

El círculo de la alta sociedad se sorprendió por el divorcio de Samuel y Luna.

Estaban locamente enamorados hacía varios días y se divorciaron inesperadamente.

Muchas personas hablaban sobre eso. Se convirtió en un tema popular. Era un asunto
candente dentro de la alta sociedad.

Samuel estaba buscando constantemente a Luna, pero los medios de comunicación


interrumpían sus esfuerzos en numerosas ocasiones. Con el tiempo, Samuel se estaba
volviendo cada vez más airado.

Después de un año, Samuel comenzó a salir en público con su hijo y otras mujeres. Él
era el único que sabía cuáles eran el verdadero motivo de estos actos.

Después de un año y medio, Milanda comenzó a llevar a Gerardo de viaje al extranjero


de vez en cuando Samuel estaba ocupado con el trabajo.

A veces, la señora Qi los acompañaba.

Después de dos años de la desaparición de Luna, el mal temperamento y la desolación


de Samuel se disiparon gradualmente y sorprendió a los medios de comunicación con la
cantidad de mujeres que solía salir.

A los tres años, Samuel subió dos fotos en su Twitter. Eran las mismas imágenes que las
de Luna dos años antes.

Solo había una diferencia. En el documento de divorcio se agregó el nombre y la firma


de Samuel también.

El divorcio era definitivo, las imágenes rompieron el corazón de la mujer que escondía
en el extranjero.

Después de más tres años, Samuel comenzó a establecerse.

Estaba cansado de estar con diferentes mujeres y decidió tener una relación estable con
una, Catalina Gu.

Poco después, Leandro y Anna se casaron.


Tanto Samuel como Chuck se presentaron en la boda pero...

Daisy e incluso la propia hermana de Leandro, Luna, jamás se presentaron.

Muchas personas conjeturaron que había desaparecido.

Después de tres años y medio, algo más sucedió en el país C. Samuel se comprometió
con Catalina.

Al ver la noticia, la mujer que vivía en el extranjero volvió a sentirse desolada.

Después de un tiempo, una actriz se hizo muy popular en Hollywood.

Su nombre era Luna Bo y era muy conocida en la industria del entretenimiento.

Especulaban que un hombre rico gastaba mucho dinero para cuidar de ella.

Se rumoreaba que mantenía relaciones con muchas celebridades y millonarios.

Pero nadie se atrevió a hablar de su exmarido, Samuel Shao. Al menos, nadie en el país
C.

Samuel se enfurecería inmediatamente si escuchaba el nombre de Luna.

A pesar de esto, su carrera seguía creciendo con éxito. El nombre de Samuel estaba
entre los más ricos del mundo y era el tercero más rico del país.

La primera fue Lola Li; el segundo, Jorge Si; el tercero, Samuel Shao; el cuarto, Chuck; el
quinto, Leandro y así sucesivamente.

Cuatro años después, en Hollywood.

Un automóvil Buggati Veyron rojo se detuvo frente a una mansión de tres pisos. Una
mujer salió del lado del conductor.

Estaba vestida con un vestido rojo y zapatos de tacón alto y el pelo recogido con un
moño.

Entró muy rápido en la mansión.

En la sala de estar.

Una niña pequeña se sentó al lado de un niño en la terraza.


Lloraban y se miraban el uno con el otro. La niña se levantó y corrió hacia la mujer tan
pronto como la vio venir.

"¡Mamá! ¡Gonzalo me molestó de nuevo!".

También el niño se puso de pie rápidamente y corrió hacia ella.

La mujer abrazó a los dos niños al mismo tiempo. Gonzalo le dijo enojado: "Fue Irene,
ella comenzó. Arruinó mi robot".

Luna hizo todo lo posible por calmarlos. "¿No me digáis que es por esto que no queréis
ir a la escuela?".

"No, mamá, la escuela es aburrida. Yo ya me sé todo. No sirve de nada ir". Irene dijo con
orgullo. Luna pensó en lo mucho que se parecía a su padre y se le formó un nudo en la
garganta.

Gonzalo se burló de Irene. "Crees que sabes mucho, pero yo sé más cosas que tú''.

Las dos niñeras que se encargaban de su cuidado escucharon todo y no sabían qué
hacer.

Los dos eran niños muy inteligentes. Era difícil a veces tratar con ellos.

De repente, comenzaron a llorar en voz alta.

Luna los volvió a llevar a la terraza. "Estaba filmando una película y tuve que pedir
permiso para salir por vosotros dos''.

"Fue Gonzalo".

"Fue Ire".

Se culpaban mutuamente y cada uno trataba de asegurarse de que su madre no se


enojara con ellos.

Luna casi comenzó a reír mientras miraba a los niños. "Si seguís actuando así, perderé
mi trabajo. Entonces, nadie tendrá dinero para compraros todos esos juguetes por los
que estáis peleando ahora''.
"Mamá Luna, ¿puedo ayudarte a ganar dinero? Ya ves, soy muy guapo, puedo estar en
una película como tú''. Gonzalo posó y atenuaba sus hermosos rasgos para presumir un
poco.

La pequeña Irene se burló, se levantó y dijo suavemente: "Soy muy bonita y


encantadora. Le gustaré al director tan pronto como me vea. Seré una estrella infantil
famosa".

Las dos niñeras se rieron y miraban a los dos hermosos niños que trataban de competir
entre ellos.
Capítulo 132 Camino a la fama
"¡Muy bien! Lo que vosotros dos necesitáis hacer es estudiar mucho. No necesitáis
preocuparos por ganar dinero ahora. Mamá Daisy y yo ganaremos suficiente dinero para
todos nosotros, ¿entendido?"

Ellos sabían que sus dos mamás ganarían dinero más que suficiente para cuidarlos a
todos. Lo que querían era que simplemente que no estuvieran tan cansadas.

"¡Muy bien, mis niños! Ahora os contaré una buena noticia".

Luna estaba pensando en Gerardo, lo que la hizo sonreír.

"Tu hermano mayor Gerardo vendrá a Los Ángeles dentro de tres días".

"¡Wow, mi querido hermano mayor Gerardo vendrá a verme!"

Tanto Gonzalo como Irene exclamaron al unísono.

... Luna se asombró por su acuerdo tácito. Aunque tenían padres diferentes, se
entendían bastante bien.

"Así que, ahora necesitáis ir a la escuela y yo tengo que regresar al trabajo. Mamá Daisy
dormirá con vosotros esta noche". Luna estaba demasiado ocupada para encargarse de
todo esto ella sola.

"¡Bueno! ¡Adiós, mamá!" Irene le dio un beso en la mejilla a Luna.

"Mamá Luna, cuídate, ¿de acuerdo?" En lugar de besar a Luna como un niño inocente,
Gonzalo le dijo a su madre que tuviera cuidado. Esto la hizo sonreír.

El clima era muy sofocante fuera de la casa.

Luna volvió a su Bugatti Veyron y regresó al lugar donde estaba filmando la película.

Hace cuatro años, Daisy y ella se escaparon del país C hacia Francia en el avión privado
de un amigo.

Daisy sabía que Luna estaba embarazada, por lo que decidió comenzar a ganar dinero
por su cuenta.
Pero desafortunadamente, Daisy se dio cuenta que también estaba embarazada
después de trabajar durante dos meses.

Las dos mujeres embarazadas no sabían qué hacer. Así que finalmente recurrieron a
pedirle ayuda a Leandro y, a su vez, él les ofreció puestos de trabajo.

Inicialmente, Leandro quería ayudarlas financieramente hasta que sus hijos fueran a la
guardería.

Pero ellas no estuvieron de acuerdo con su idea. Finalmente, Leandro abrió una florería
y les permitió trabajar para él.

De esta manera, las dos mujeres embarazadas sobrevivieron con éxito en Francia.

Luna comenzó a hacer videollamadas con Milanda y Gerardo sin la aprobación ni el


conocimiento de Samuel. Poco a poco, Gerardo aprendió a caminar y pronto él aprendió
a hacer videollamadas solo.

Luna extrañaba tanto a Gerardo que los videollamadas ya no podían satisfacerla.

Entonces, Milanda y la señora Qi decidieron llevar a Gerardo a Francia con la excusa de


viajar.

Fueron una o varias veces en un año.

En menos de dos años, Samuel y Chuck habían descubierto dónde estaban Luna Y Daisy.

En ese momento, los dos niños ya aprendieron a caminar.

Decidieron huir de nuevo. Esta vez, eligieron Los Ángeles.

Después de eso, Milanda y la señora Qi comenzaron a llevar a Gerardo a Estados Unidos


ocasionalmente.

Todo estaba bien hasta ahora.

En una ocasión Irene salvó la vida de un anciano, cuyo hijo era un famoso director en
Hollywood, su nombre era Zack. Tenía un renombre muy importante en Hollywood.

Cuando las conoció, Zack pensó que Luna e Irene se harían populares si entraban en la
industria del espectáculo. Pero Luna se negó a ello.
Zack hizo todo lo posible para persuadir a Luna de que continuara con su carrera de
actriz, donde la había dejado cuando estaba en el país C. Ella trabajaba como actriz
antes de conocer a Samuel.

Luna aceptó la oferta después de tomarse una noche para pensar en los beneficios.

El regreso de Luna atrajo gran atención y discusión.

Ella solía disfrutar ser parte de eso, pero cuando se casó y tuvo que dejarlo todo,
siempre pensó que con el tiempo volvería. Ahora que estaba divorciada, era el
momento perfecto para reincorporarse a la industria.

Al principio, muchas personas la criticaron. Sin embargo, una vez que recordó cómo
funcionaban las cosas, su habilidad excepcional demostró que todos ellos estaban
equivocados.

Luna dejó de pensar, y condujo atentamente.

Vio su anuncio en la pantalla grande mientras se detenía en el semáforo. Ese fue su


primer anuncio de perfumes y su primer trabajo desde que se reincorporó a la industria
del entretenimiento.

El nombre del perfume era “T EARS”., el cual se convirtió en el perfume más deseado
solo después de medio año. La marca que produjo el perfume se convirtió en un éxito
de la noche a la mañana.

Ella estaba agradecida con Sean, el gerente de publicidad de la marca de perfumes,


quien le ofreció este primer papel publicitario.

En ese momento, la marca de perfumes era pequeña y, por esta razón, muchas
celebridades se negaron a participar en la campaña publicitaria.

Luna no lo dudó y aceptó la oferta de inmediato cuando Sean se lo pidió.

Con el cabello largo y rizado, la minifalda negra, la sombra de ojos negra brillante y los
labios rojos, su sentido de la moda era muy sensual y seductor en la pantalla de diez
pulgadas de altura que estaba en la calle.

El modelo masculino a su lado era un joven estadounidense, y también ganó fama


gracias al anuncio.
El anuncio se volvió muy popular y, en consecuencia, la marca agotó el perfume “T
EARS”., en solo un año. Fue tan popular que se volvió viral y una tendencia
internacional.

Incluso en su país de origen, Milanda, sentada en la sala de estar de la vieja casa, y


Samuel, en su despacho de abogados, observaban cómo prosperaba Luna en la pantalla.

Samuel rompió su cigarro en varias partes, se quedó mirando la pantalla durante media
hora.

El anuncio se repetía como un bucle. Samuel se enfurecía cada vez más cuando lo veía.

Esa mujer lo había abandonado durante cuatro años.

Buscó a Luna Bo en internet y encontró el anuncio, que acababa de llegar al país y no se


había hecho tan popular.

Pero en Hollywood, ella ya había filmado muchos anuncios y desempeñó papeles como
invitada en varios programas de televisión y películas.

Tiempo después, Chuck lo llamó.

"Tal vez Luna y Daisy se escaparon juntas." Hace cuatro años, Daisy desapareció junto
con Luna y Chuck dudaba que hubieran huido juntas. Pero a medida que pasaban los
años, comenzó a reconsiderar esa posibilidad.

Samuel miró la pantalla y no dijo nada. Todavía estaba furioso.

"Samuel, viajaré a América. ¿Y tú, te vienes?"

"¡Nunca iré a América para buscar a esa mujer!" Él respondió furioso.

Se habían divorciado, ella sólo era su ex esposa.

"Está bien, volveré antes del día de tu boda". Chuck reflexionó.

Como a menudo iban a beber juntos en aquellos años en que sus mujeres se los habían
dejado, a Samuel le gustaba referirse a Luna como "esa mujer".

Chuck sabía con certeza que estas dos palabras lo usaba para referirse a su ex esposa,
Luna.
Finalmente Samuel cerró el video publicitario y encendió otro cigarro. "Te llamaré con
antelación".

"Muy bien."

Samuel colgó el teléfono, sus pensamientos vagaban.

En Los Ángeles.

Luna llevaba ropa deportiva negra y un par de zapatos blancos. Su rostro escondía tras
unas gafas de sol y una mascarilla.

Sosteniendo a Irene y Gonzalo en cada brazo, apareció en el aeropuerto.

Dos niños chinos lindos atrajeron mucha atención.

Luna encontró a Milanda y Gerardo entre la multitud.

Ella gritó de alegría. Gerardo había crecido tanto que ya no parecía un niño de cinco
años.

"¡Abuela!" Luna abrazó a Milanda, que parecía más mayor esta vez. Luna se sintió
abrumada por el sentido de culpa.
Capítulo 133 No era apto para ser padre
Los tres niños y las dos mujeres se regocijaron en su reencuentro, abrazándose y
gritando sus nombres el uno al otro con entusiasmo.

Milanda le dio una palmadita a Luna en la espalda y dijo con una sonrisa: "Luna, parece
que estás muy ocupada últimamente, ¿eh?" Milanda siempre estuvo al tanto de las
noticias de Luna. La abuela era testigo de primera mano de lo lejos que había llegado
Luna en su nueva carrera.

"Sí, abuela. Pero ellos son mi sol. Me aseguraré de visitarte en el país C, para que no
tengas que sufrir con un viaje tan largo". Entonces Luna levantó a Gerardo. Por
desgracia, el niño había crecido tan rápido que ya pesaba un poco para ella.

"Mamá." Gerardo rodeó a Luna con sus brazos y apoyó la cabeza en su hombro.

"Mi niño, ¿me extrañaste?" Aunque llevaba una mascarilla que cubría su boca, Luna no
dudó en besar su niño.

Gerardo asintió con la cabeza a la afirmativa. La extrañaba tanto que deseaba quedarse
al lado de Luna para siempre.

Algo llamó la atención de Luna. La señora Qi no estaba acompañándolos esta vez, en su


lugar, había una joven a quien Luna no conocía.

Al notar su desconcierto, Milanda le explicó: "La señora Qi no está aquí porque tiene
algunos asuntos personales que atender. Esta chica es la nueva empleada y me ayuda
mucho, así que le pedí que me acompañara en esta ocasión".

Luna asintió y se metió en su auto con los demás.

En el asiento trasero, Milanda estaba rodeada de tres niños lindos que rieron todo el
camino hasta llegar a casa.

Luna se quitó la mascarilla y condujo con cuidado a la casa.

Daisy sabía que Milanda y Gerardo vendrían esa noche, así que salió del trabajo
temprano y compró algunas cosas para preparar la cena para ellos.
Cuando Milanda y los otros llegaron a la casa, ya habían servido una comida deliciosa en
la mesa.

Con los tres niños animados alrededor, todos estaban riéndose y hablando hasta que
fue hora de irse a la cama.

Como Luna estaba demasiado ocupada en el trabajo, no solía regresar a casa por las
noches, por lo general, Daisy arrullaba a los dos niños para dormir.

Pero esta noche, ya que Milanda y Gerardo estaban aquí, Daisy tomó a Gonzalo en sus
brazos y regresó a su habitación.

Luna durmió con sus dos hijos, Gerardo e Irene.

Irene se quedó dormida a las 9:00 p.m., pero Gerardo se acurrucó junto a Luna, no se
quería dormir.

Luna no tuvo más remedio que seguir hablando con Gerardo. Sin darse cuenta, Gerardo
habló sobre Samuel y lo que estaba sucediendo en el país C. Luna lo escuchaba con
curiosidad.

Gerardo se quejó con Luna: "Le he dicho muchas veces que no me agrada la señorita Gu,
pero él simplemente ignora todo lo que digo. No quiero ir a cenar con él, pero me
obliga. Rara vez se quedaba en la casa. Compró otro apartamento y siempre va con la
señorita Gu.

Escuchar todo esto hizo que Luna pensara sobre lo confusa y triste que podría ser la vida
de Gerardo con Samuel. Gerardo miró a Luna y le preguntó: "Mamá, ¿qué tal si me
quedo aquí contigo?

Luna le besó la frente con lástima. Ya que Gerardo estaba extremadamente insatisfecho
con Samuel, se quejó de él toda la noche.

"Gerardo, este no es el momento adecuado. Cuando mamá tenga suficiente dinero, te


traeré conmigo, ¿de acuerdo?" De hecho, Luna no estaba segura, ya que no tenía idea
de si Samuel estaría dispuesto a dejarla criar a Gerardo sola.

O tal vez sí, pensó Luna, después de todo, él tiene una novia y se casará pronto.
"Mamá, eso no es justo. ¿Por qué Irene puede estar contigo todos los días y yo no?"
Gerardo hizo un berrinche. Estaba celoso de Irene porque ella podía quedarse con su
madre todos los días.

Luna sonrió, "Gerardo, eres un niño fuerte, y podrías vivir una vida feliz sin mí a tu lado.
Pero Irene es pequeña para pasar por algo así".

Gerardo miró a Luna, "Mamá, ¿por qué no podemos vivir los cuatro juntos?" Todos los
niños en la escuela de Gerardo vivían con ambos padres, excepto él. Solo vivía con su
padre.

¿Una familia de cuatro? Sus palabras sorprendieron a Luna. No, ellos son cualquier cosa
menos una familia. La relación entre ella y Samuel había terminado desde hacía tiempo
e Irene no tendría ninguna conexión con él.

"Gerardo, por favor ten paciencia. Pronto estarás conmigo todos los días, lo prometo".

…. Se sentía miserable por tener que ver a su propio hijo a escondidas. Debería parecer
la peor madre del mundo.

Después de arrullar a Gerardo para dormir, Luna fue a la habitación de Milanda.

Milanda aún no se había dormido debido al cambio de horario.

"Abuela." Luna se sentó en el borde de la cama. Milanda se quitó las gafas de lectura y
apagó el teléfono.

"¿Ya se durmieron los niños?"

"Sí, abuela, ¿cómo has estado estos días?

Milanda se había cortado el cabello nuevamente, esta vez más corto de lo que
normalmente solía tener.

Milanda tomó la mano de Luna y le dio unas palmaditas confortablemente, "Todo está
bien. ¿Qué hay de ti? Recientemente, ha habido muchos rumores en internet acerca de
ti que me molestan. Algunas de las cosas que se dicen en internet son mentiras".

Luna era una mujer increíble, pero Samuel no la apreció. Incluso si lo intentara, no había
nada que pudiera hacer para arreglar su relación.
Luna sonrió: "Abuela, no te molestes. El Internet es un lugar muy común donde esas
personas crean historias de la nada. Por supuesto que son mentiras".

Al escuchar sus palabras, Milanda sonrió. Luego miró a Luna con una expresión seria en
su rostro, "¡Luna, tienes que decirme lo que sucedió hace cuatro años!" Luna no habría
dicho nada sobre su matrimonio a pesar de que le había preguntado varias veces, lo que
la preocupaba.

Luna suspiró y le contó todo lo sucedido hace cuatro años.

"¡Lo sabía! Fue Samuel, es estúpido.

¿Cómo se atrevió a obligarte a abortar? ¿No sabe que cualquier daño hacia ti, también
me duele?" Milanda estaba indignada. Luna la consoló de inmediato, "Abuela, no te
enojes. Tuve la suerte de que Chuck me haya ayudado en el último minuto. Ahora ves la
niña encantadora en la que se ha convertido Irene".

Ciertamente, Chuck ayudó a Luna en ese momento. No le realizó el aborto y encontró


un espécimen de feto que podría engañar a Samuel.

Esto fue parte de la razón por la que ella salió del país C a toda prisa.

"¡Ese idiota! Solo mira a Irene, si Samuel no es su padre, ¿quién más podría serlo?"
Irene se parecía mucho a Samuel, Luna lo supo bien desde el principio.

Luna inclinó la cabeza, "Abuela, por favor, perdóname. Aunque Irene es su hija, ella
tiene que llevar mi apellido. No puede usar el suyo". Ella apreciaba la amabilidad y el
apoyo de Milanda.

Milanda levantó la mano y puso el flequillo detrás de la oreja y dijo: "Mi querida, soy yo
quien debería agradecerte por mantener a esta niña alejada de la familia".

Samuel debería ser castigado por su error, pensó Milanda, mientras trataba de controlar
su ira.

"Mi compañía está cooperando con Manolo en una nueva película. Por lo tanto, tengo
que volver y quedarme en el país C por un tiempo, pero no sé si debería llevar a Irene
conmigo". Había estado indecisa durante mucho tiempo.
Irene se parece tanto a Samuel que Luna temía que alguien que la conociera le contara a
Samuel sobre su hija. Si Samuel, que había anhelado tanto tener una hija, se enteraba,
no la dejaría volver a Estados Unidos con Irene.

Ella preferiría morir antes que entregarle Irene a Samuel, porque fue él quien la obligó
matar a su propia hija. No era apto para ser padre, solo por esa razón.

Milanda entendió su preocupación y pensó por un momento, "Lleva a Irene contigo.


Tengo un familiar que vive en la ciudad. Me quedaré allí con Irene y Gerardo cuando
vayas a trabajar".
Capítulo 134 Atrapada
Nuestra casa... Los ojos de Luna se humedecieron porque en los últimos años, cada vez
que Milanda mencionaba algo sobre los Shao decía: "nuestra familia".

Asintió como una niña pequeña y le dijo: "Abuela, te llamaré cuando vaya al País C".

"Tengo una pregunta que hacerte''.

"Abuela, sí... dime".

Después de respirar profundamente, Milanda le preguntó: "Han pasado varios años. ¿Lo
perdonaste a Samuel? ¿Existe la posibilidad de que te vuelvas a casar con él?''.

Aunque Milanda sabía que Samuel estaba comprometido con Catalina, nunca la
aceptaría como la esposa de su nieto.

En su corazón, Luna era la única mujer que podía ser la esposa de Samuel.

Luna también había considerado esa posibilidad. En medio de la noche a menudo


pensaba en él.

Sin embargo, no podía evitar que la ira y el odio se apoderaran de ella cada vez que
pensaba en Irene.

"Abuela, tiene una novia y se casará pronto. Es imposible que nos volvamos a casar
ahora''. Le murmuró.

Para sorpresa de todos, Catalina derrotó a Emma y se comprometió con Samuel.

Luna sabía de lo que era capaz.

Sin embargo, no era tan astuta como Catalina en ese entonces.

"Mientras puedas perdonarlo, intentaré que rompa su compromiso con esa mujer. Si se
niega, entonces le daré una paliza hasta que diga que sí''. Milanda era consciente de que
su nieto aún sentía algo por Luna, pero no sabía si ella también.

Fue muy seria al respecto. Sin embargo, se apoyó en su hombro y le dijo: "Abuela, no
hace falta eso. Los dos estamos bien ahora. Pero todavía puedes golpearlo si me impide
verte. Estar soltera no es tan malo. No necesito romperme el cerebro para complacer a
otro hombre o estar irritada y mentalmente torturada''.

"Todo depende del destino. Pero pase lo que pase siempre serás como mi nieta''.

"Gracias, abuela''.

Dos horas después, finalmente Luna salió de la habitación de Milanda. Sostuvo a sus
hijos en los brazos y permaneció despierta toda la noche.

Cinco días después era hora de que Gerardo y Milanda se fueran.

Los cuatro se separaron a regañadientes. Luna le dijo a su hijo: "Cariño, sé un buen chico
y obedece a tu abuela. Tu hermana y yo te visitaremos muy pronto''.

Cuando escuchó esto Gerardo estaba extremadamente feliz: "Sí, mamá. Os estaré
esperando".

"Bueno, Luna, el vuelo ya está por salir. Deberíamos irnos ahora". Le dijo Milanda y
contuvo las lágrimas. Luna se despidió también con sus ojos llorosos mientras la veía
subirse al avión y sostenía la mano de Gerardo.

Milanda le recordó en el avión al pequeño: "Si tu papá pregunta dónde estuvimos


cuando regresemos, no digas que vimos a mamá, ¿de acuerdo? Dile que fuimos de visita
a numerosos sitios en Los Ángeles".

Aunque Luna se lo había recordado eso a su hijo antes, Milanda temía que Samuel
pudiera descubrirlo. Si eso sucediera, Samuel intentaría evitar que volvieran a viajar y no
verían a Luna nunca más. Por eso quería que su bisnieto estuviera preparado.

"No te preocupes, abuela, ¡no se lo diré!". Nunca lo haría.

Samuel fue a esperar a su abuela y su hijo en persona al aeropuerto en el País c.

"Abuela". Apagó el cigarrillo y lo arrojó a un cenicero urbano. Luego tomó en sus brazos
al pequeño Gerardo que era cada vez más pesado. "Creciste bastante en cinco días.
¿Qué le diste de comer en América?". Samuel preguntó de manera graciosa.

Milanda no quería hablar con su nieto. Cuando lo miró, todo lo que podía ver y pensar
era en la pequeña Irene.
Indignada, subió a su nuevo Maserati. Samuel se sintió confundido y acomodó a su hijo
en el asiento trasero del automóvil. Luego otra empleada le entregó el equipaje y lo
cargó en el maletero.

Cuando llegaron a la casa vieja, Samuel se ofreció para ayudar a Milanda con las
maletas, pero ella se negó. Había muchas cosas que Luna les regaló y numerosas
fotografías que se tomaron juntas.

Desconcertado, Samuel se fue a su habitación con su hijo acurrucado entre sus brazos y
lo acomodó en la cama. Luego se miraron fijamente.

"Señor Samuel, ¿no estás muy ocupado?" Gerardo quería que su padre se fuera y así
poder jugar con los juguetes que su madre le había comprado.

"¿Por qué me llamas así? Llámame papá". 'Este niño era tan terco como su madre',
pensó en su interior.

Gerardo lo ignoró, luego se tiró sobre la cama y comenzó a jugar con su iPad.

Lo miró y lo vio muy feliz y Samuel se sintió confundido.

Algo no estaba bien. Pensó en silencio.

La abuela odiaba viajar mucho. Pero desde que las mujeres se fueron hace cuatro años
comenzó a viajar al exterior y llevar a Gerardo con frecuencia.

Fueron a Francia hace dos años y luego fueron a América dos años después. ¡América!
Luna estaba allí. Todo comenzó a tener sentido ahora.

"Gerardo". Cuando escuchó la voz seria de Samuel, se sobresaltó.

La expresión sombría de Samuel lo asustó un poco porque nunca antes había visto a su
padre así.

"¿Qué?". Se armó de valor, respondió y trató que no le temblara la voz.

"¿Qué hicisteis cuando estuvisteis en América con tu bisabuela?". Miró a su hijo e


intentó no perderse un solo cambio en su expresión. Sin embargo, Gerardo se quedó
inmóvil al principio y luego se bajó de la cama y salió corriendo.
Gritó mientras corría: "¡bisabuela, Samuel está a punto de golpearme! Samuel está a
punto de pegarme..."

Miró la figura de Gerardo que retrocedía y de repente recordó una escena que resonó
en su mente. "Samuel me va a golpear, Samuel me va a golpear...". Eran muy similares.

Gerardo entró en la habitación de Milanda tan pronto como se abrió la puerta.

Cuando Samuel también entró, comenzó a hurgar en el equipaje sin importar la


oposición de Milanda.

Encontró algunos juguetes, ropa, zapatos, comidas y bebidas. Luego se dio cuenta que
había varias fotos en el fondo de la maleta. En ese momento, Milanda gritó con
desesperación por primera vez en su vida: "Quita las manos de mi equipaje".

Pero era demasiado tarde. Samuel ya había visto la foto que estaba en la parte superior.
Era una mujer que sostenía a un sonriente Gerardo y montaba un tiovivo en un parque
de atracciones.

Su brillante sonrisa hizo que Samuel apretara los puños.

Milanda aprovechó la oportunidad para recuperar las fotos y tenía la intención de


guardarlas tan pronto como abriera el armario. No quería que Samuel encontrara las
fotos de Irene en la parte inferior.

Samuel se sorprendió, se quedó quieto, pero luego se enojó. ¡Qué mujer tan inteligente!
Sabía que sería mucho más fácil ver a Gerardo con la ayuda de Milanda. Pensó en
silencio.

Entonces vio el nuevo teléfono móvil de su abuela.

Lo agarró y deslizó la pantalla de bloqueo.

La única aplicación de comunicación era WeChat.

El nombre del contacto en la parte superior era L. Tenía que ser ella. Samuel apretó los
dientes con mucha ira.

Luego comprobó su historial de conversaciones. Estaba claro que había videollamadas


con duraciones de más de media hora cada dos días.
Ahora todo tenía sentido cuando la abuela le pidió que le comprara un teléfono móvil
más moderno. ¡Hacía videollamadas con Luna! De repente se dio cuenta de todo.

Después de que Milanda cerró el armario, se movió y vio que Samuel estaba revisando
su teléfono.

"Samuel. ¡Tonto! ¡No invadas mi privacidad! ¡Es un delito!".

Luego tomó su teléfono rápidamente. Pero era demasiado tarde porque Samuel ya lo
sabía todo.

Durante esos cuatro años, a través de videollamadas, esa mujer planeó con éxito que su
abuela y Gerardo fueran al extranjero y se encontraran con ella.

'¡No tiene derecho a ver a su hijo desde que lo abandonó así!', Samuel gritó en su
corazón, pero no pronunció lo que había en su mente.

Finalmente salió de la antigua casa sin decir ni una palabra.


Capítulo 135 Plan de venganza
Milanda se sintió aliviada porque pensó que Samuel no había descubierto su secreto.

Las cosas volvieron a la normalidad. Sin embargo, tres días después de que Milanda y
Gerardo se fueron, Daisy no estaba y tampoco había regresado a casa. Esto era algo muy
inusual.

Esa noche, Luna se fue a casa temprano porque no estaba ocupada pero no la había
visto en toda la noche. Llamó a su teléfono móvil pero fue imposible comunicarse.

Luna estaba extremadamente preocupada porque Daisy nunca había desaparecido así.

El cuarto día, mientras todos consideraban si debían llamar a la policía o no, Daisy la
llamó.

"Daisy, ¿dónde estás? ¿Estás bien? ¿Qué pasa?". Preguntó Luna tan pronto como deslizó
el botón verde.

Después de unos segundos de silencio, una voz de hombre se escuchó a través del
teléfono: "Luna, me llevé a Daisy".

Se sobresaltó y al instante reconoció esa voz. Era Chuck.

'¿Cómo supo dónde estaba Daisy?'. Se preguntó Luna. '¿Las había encontrado por el
anuncio que ella filmó?'. Siguió pensando.

"Chuck, por favor, ¿puedo hablar con Daisy?".

Entonces Daisy le habló a través del teléfono: "¡Luna, perdona, debiste haber estado tan
preocupada!". Daisy tampoco sabía que Chuck había planeado secuestrarla.

"Daisy, lamento mucho que estés involucrada en esto". Luna se sintió muy culpable.

"No, no es así. Chuck, él... Sabía dónde estaba hace mucho tiempo''. Daisy trató de
alejarse mientras hablaba por teléfono.

"¡Detente!". Chuck no permitiría que se apartara de él y se escapara de nuevo.

Luna se sintió aliviada cuando la escuchó que estaba sana y salva.


"¿Cómo está Gonzalo?". Daisy se lo preguntó en voz baja.

"Cuídalo por mí mientra esté...". Lo explicó de una manera sencilla. Luna pronto lo
entendió porque Chuck todavía no sabía que Daisy tuvo un hijo suyo.

"Está bien, ¿vas a volver con él?". Había dos niñeras en la casa. Podían cuidar muy bien
de los dos niños sin que se preocupara.

Daisy puso una cara triste: "No quiero...''.

Entonces Luna escuchó a Chuck que le advertía sobre algo y la comunicación terminó.

Desde esa llamada, Daisy desapareció durante casi quince días.

Luna intentó contactarla, pero Chuck rechazó sus llamadas.

El hombre no sabía por qué se escaparon, pero no se le perdonaría aunque eso no fuera
idea suya.

El horario de Luna se volvió vertiginoso porque no solo tenía que seguir filmando la
película, sino también tenía que intentar volver a casa temprano para llevar a los dos
niños a la cama.

El tiempo voló rápido. Pronto, ya era hora de que Luna se fuera al País C según lo exigía
el contrato.

Después de llamar a Milanda con anticipación, Luna hizo lo que le dijo su abuela según
los planes. La única diferencia era que había dos niños, Gonzalo e Irene, en lugar de solo
uno.

Milanda dijo que estaba de acuerdo porque así Irene tendría compañía. Con otra
empleada más, tres niños no serían un problema para ellos.

Además de los dos pequeños entusiasmados, su agente Edén también estaba en el


avión rumbo al País C con Luna.

Como habían acordado, después de bajarse del avión Luna pasaría por el acceso de la
sección VIP para reunirse con sus fans, el agente sacaría a los dos niños del aeropuerto a
través del acceso normal y los llevaría en el auto que Milanda les envió.

La enorme multitud en el aeropuerto estaba más allá de las expectativas de Luna.


Dos tercios de ellos eran sus fans y el resto era periodistas que simplemente tenía
curiosidad por la ex esposa de Samuel.

Aunque Edén no estaba allí para ayudarla, Stars Shining Entertainment Company, la
compañía con la que tenían contrato Manolo y Luna, les envió a varios guardaespaldas
para protegerla.

Luna llevaba una falda roja ajustada y un par de zapatos de tacón blanco con gafas de
sol que cubrían sus ojos.

Su apariencia correspondía con la imagen que se reflejaba durante los últimos meses:
sensual, encantadora y femenina.

Con sus labios color carmesí arqueados, le sonrió a sus admiradores y a los medios de
comunicación.

Mientras aceptaba los regalos que le daban, seguía diciendo: "Gracias. Gracias por su
apoyo".

Los fans entusiastas continuaban entregándole regalos, hasta el grado que casi no podía
sostenerlos.

En el bufete de abogados de Samuel.

El hombre miraba en vivo a Luna por la computadora mientras fumaba.

Para tener una buena conexión de transmisión en este sitio web, Samuel incluso gastó
dinero expresamente para comprar la membresía vip y saltarse los anuncios
comerciales, solo para ver a Luna en directo.

Pensó: 'Mi ex esposa realmente es muy buena'. Tenía muchos admiradores a pesar de
que se había hecho popular en solo medio año.

Sin embargo, la mujer en la pantalla pronto volverá a ser suya, porque había escogido
regresar al País C.

'Luna, no me culpes por esto. Fuiste tú quien me abandonó y se encontró con mi hijo sin
mi permiso. ¡Esta será mi venganza!'.

La asistente de afuera era otra porque Anna había ido a Francia con Leandro después de
casarse.
Presionó el botón de la línea interna y llamó a Elisenda, su nueva asistente.

"Sí, señor Samuel". Elisenda ya llevaba dos años trabajando con él. Cuando se cambió a
este sector, no esperaba que el mundo fuera tan pequeño como para terminar
trabajando para Samuel.

Después de que escuchó que se había divorciado de Luna, nunca más le mencionó a su
ex esposa y fingió que no la conocía.

"Ve y dile a la señorita Gu que asistirá conmigo a la fiesta de Stars Shining Entertainment
Company esta noche".

Jorge también era propietario de esta compañía y fue hace solo un par de años que
Manolo firmó un contrato con ellos y más tarde trajo a Luna.

Fue Jorge quien le habló de la fiesta de esa noche.

"Sí, señor Shao". Elisenda salió para contactar a Catalina como Samuel le había pedido.

Le resultaba extraño que siempre le pidiera que la llamara en vez de hacerlo


personalmente, se supone que estaban comprometidos hace mucho tiempo.

Después de encender un cigarrillo, Samuel llamó a Jorge: "Quiero invertir en la serie de


televisión de SSEC que organiza la fiesta esta noche". 'Luna, me voy a vengar', pensó
Samuel mientras esperaba que Jorge respondiera.

"No me importa que sea demasiado tarde. ¿Me vas a ayudar o no?". Arrojó cenizas al
cenicero y Samuel comenzó a hablar sobre la condiciones de inversión con Jorge. Tenía
que asegurarse de poder hundir sus garras lo más profundo posible.

Finalmente, Samuel se convirtió en el mayor inversor de la próxima serie de SSEC: ''La


concubina favorita del Príncipe Jin''. Nadie sabía cuánto dinero gastó en esta serie de
gran presupuesto. Seguramente no sería menos de diez millones o incluso cien.

A las siete de la tarde.

Un crucero llamado "View of Beauty" estaba anclado en la costa.

Un gran número de limusinas se alineaban en el estacionamiento cerca del mar.


Hombres y mujeres se dirigían hacia el barco.
El crucero era propiedad del Grupo SL y el lugar donde las celebridades organizaban
fiestas privadas. Ningún paparazzi o medios de comunicación estaban permitidos entrar
allí.

Las risas invadían todo el barco. Muchas de las más exclusivas celebridades estaban allí.

Con maravillosos vestidos, las estrellas femeninas caminaban del brazo con sus
compañeros por la pasarela.

Después de llegar al País C, Luna fue a visitar a las tumbas de sus padres primero. Luego
fue a Youmi Studio para prepararse para la fiesta de la noche.

Luna apareció del brazo de Edén con un vestido color zafiro.

Como todavía no era una celebridad de la lista exclusiva en ese país, simplemente se
sentó en silencio en un rincón después de saludar a la persona a cargo.

La multitud se encendió cuando apareció Manolo, que era el actor principal de la serie.

"¿Sabes que el mayor inversor de la serie ha cambiado?''.

"Sí, lo sé. Pero no sé quién es. Es muy misterioso''.

No muy lejos de Luna, dos actrices que aparecían con frecuencia en la televisión
cotilleaban entusiasmadas.
Capítulo 136 Samuel y Luna se enfrentan
Luna no estaba interesada en los chismes. Después de todo, ella no era la protagonista.

En cuanto a la actriz principal, alguien dijo que era una chica joven con una apariencia
angelical llamada Amber, que hacía poco que se había convertido en una súper estrella
en el continente.

Ahora, aunque el actor principal Manolo estaba allí, Amber no estaba, lo que dio a
entender a todo el mundo que la actriz se sentía superior y que era arrogante.

En voz baja, Luna le estaba preguntando a Edén sobre los niños, cuando un grupo de
mujeres chilló al unísono, frente a ellas, obligándola a detener la conversación.

"¡Oh Dios mío! ¿Por qué está Samuel aquí?"

"¿No es ese un abogado famoso a nivel mundial?"

"¡Sí! ¡Es él! ¿Ves a la chica que está a su lado? Esa es su prometida". Hablaban en voz
alta muy emocionadas.

De repente, una de ellas miró en dirección a Luna.

Luna se quedó perpleja. '¿Por qué me estaría mirando?', pensó.

Luna no estaba de mal humor al ver a Samuel aparecer con Catalina de la mano.

Apenas conocía a gente aquí, así que sería divertido gastarle alguna broma pesada a
Catalina más tarde cuando estuviera aburrida.

En la distancia cercana, Samuel y Manolo estaban hablando y riendo alegremente.

Tres minutos después de la aparición de Samuel, finalmente apareció Amber, del brazo
de un popular modelo masculino.

Con un vestido de noche blanco, parecía más angelical de lo que se decía. Su pequeña
figura esbelta podía despertar fácilmente el tierno afecto de los hombres.

La gente se sorprendió de que Amber saludara a Samuel primero y después a Manolo.

Parecía muy claro que la aparición de Samuel era bastante importante en el evento.
Agitando su copa de vino en aburrimiento, Luna reanudó su conversación con Edén.

En ese momento, dos actrices se acercaron a ella. Eran conocidas como las dos
chismosas de la industria de entretenimiento, siempre metiendo la nariz en los asuntos
de otras personas.

Había un pasillo a la derecha que conducía al jardín del patio trasero y al baño.

Luna se movió ligeramente hacia dentro, para dar espacio a las dos actrices para que
pudieran pasar.

Sin embargo, fueron en dirección a Luna, lo que la llevó a pensar que se estaban
acercando para hablar con ella.

"¿Eres la actriz segundaria de la serie, Luna Bo?" Uno de ellas miró a Luna con los ojos
muy abiertos.

Estas dos mujeres eran simplemente actrices de reparto, pero eran muy hermosas.

Entonces ella sonrió levemente, "Sí. Soy yo."

"Escuchamos que eras la ex esposa de Samuel, ¿es eso verdad?" preguntó la otra
directamente.

Luna se sorprendió un poco por su pregunta directa, cuando de repente una figura
familiar apareció en el rabillo de sus ojos.

Con una sonrisa encantadora, Luna tomó de la copa de vino y respondió: "¿Samuel?
¿Ese abogado sinvergüenza? No lo conozco en absoluto".

¿Sinvergüenza?

Eso llamó la atención de Samuel y se detuvo en seco, su cara se puso roja por la ira.

Las dos actrices no tenían idea de que Samuel estaba detrás de ellas. Se sorprendieron y
volvieron a preguntar: "¿No lo conoces? Si no lo conoces, ¿cómo puedes saber que es
un sinvergüenza?

Buena pregunta. Luna fingió pensarlo un momento y luego dijo: "Una de sus muchas
novias me lo dijo".
Sí. Ella misma había sido una de sus novias antes. Luna después tomó un sorbo de vino.
Samuel podía ver su perfil lateral claramente.

No se habían visto en cuatro años. Ahora, cada uno de sus movimientos era atractivo,
sexy y encantador.

Samuel sonrió y dijo con calma: "Oh, es cierto. Después de nuestro divorcio, la señorita
Bo ha tenido muchos amantes. No es de extrañar que no pueda recordar a su ex
marido".

¿Después de su divorcio?

Samuel era realmente bueno en burlarse de ella, pero sus palabras no recibieron
ninguna reacción de Luna.

Sin embargo, las dos actrices estaban bastante sorprendidas y miraron a Samuel.
Estaban demasiado impactadas para creer lo que Samuel acababa de decir.

¡Estaba revelando algunos chismes jugosos!

Ya había muchos rumores sobre Luna. Muchos creían que aprovechó de su cuerpo sexy
y encantadora para convertirse en un éxito de la noche a la mañana en la industria del
entretenimiento. Ahora, las palabras de Samuel podrían considerarse como una
evidencia directa de los rumores sobre el éxito de Luna. Que ella podría haber obtenido
su éxito a cambio de tener relaciones sexuales o ser la amante de algunos hombres
poderosos de la industria.

Luna dejó el vaso vacío y cogió otro nuevo, enfrentándose a Samuel y Catalina, e
intentando luchar contra sus emociones.

Luna y Samuel se miraron el uno al otro, de manera amenazante, con tensión entre
ellos.

La interacción entre la antigua pareja atrajo la atención de muchas personas.

"Señor Shao, no arruine su reputación por una simple difamación". La suave y tierna voz
de Luna podía provocar fácilmente que todos los hombres se pusieran nerviosos.

Samuel se burló, sin hacer caso a Luna, y miró hacia atrás para hablar con Catalina, en
voz baja.
Catalina sonrió y asintió. Estaban listos para ir al otro lado e ignorar a Luna.

Tuvieron que pasar por delante de Luna, por lo tanto, cuando Catalina pasó, Luna pisó
con fuerza su dobladillo.

"¡Ah!", gritó Catalina, quien perdió el equilibrio y cayó hacia adelante.

Por poco se iba a convertir en el hazmerreír de todo si no fuera porque Samuel la abrazó
en el último minuto.

Todos sabían quién había pisado su vestido.

Sin embargo, cuando miraron hacia atrás, Luna ya había desaparecido.

Catalina se mordió el labio inferior con fuerza y pensó, maldita Luna, ¡qué perra! ¿Por
qué volvió?

Después de ayudar a Catalina a levantarse, Samuel se aflojó las manos y caminó hacia el
baño.

Catalina arregló apresuradamente su aspecto y siguió a Samuel.

Sólo cuando Samuel y Catalina se habían alejado, las personas a su alrededor


comenzaron a discutir lo que acababa de suceder.

"Escuché que Samuel era el principal inversor de esta serie".

"No es de extrañar que Samuel esté aquí".

"¿No crees que es raro que él, un abogado, haya invertido tanto dinero en una serie de
televisión?"

"Tal vez se debe a que tiene demasiado dinero". Las conversaciones reunieron a los
invitados con curiosidad.

Luna había salido de la sala y no escuchó las conversaciones.

Cuando Manolo vio que Luna se iba, se excusó de las personas con las que estaba
hablando y la siguió.

"Hola. Luna". Manolo se acercó a Luna para hacerle algunas preguntas, a petición de su
esposa.
Luna se dio la vuelta. Cuando vio a Manolo, sonrió, levantó su copa de vino y brindaron.

Después de un sorbo de vino, Luna dijo: "Señor Li, sigues siendo tan popular, incluso
después de varios años en la pantalla y siendo padre de dos niños. Debes ser
afortunado". De hecho, Manolo y Laura habían tenido su segundo bebé el año pasado.

Al pensar en sus dos dulces hijos, Manolo sonrió. Se inclinó sobre la barandilla, miró el
paisaje lejano de la noche y le preguntó: "Sí, sí, debo ser muy afortunado. De todos
modos, mi esposa Laura quiere que te pregunte dónde has estado. ¿Por qué rompiste
con Samuel tan repentinamente? Y si te vas a ir de nuevo" Manolo hizo todas sus
preguntas de una vez.

Luna estaba profundamente conmovida por su atención y sonrió. "Fui a Francia al


principio, y luego a América. Rompimos por nuestras personalidades conflictivas. Me iré
tan pronto como la serie termine". Luna también fue directa. Respondió a todas las
preguntas de Manolo.

¿Personalidades conflictivas? Manolo pensó en eso durante un rato, y se dio cuenta de


que quizás Luna no quería hablar sobre la razón de su separación. Así que cambió de
tema.

"¿Has estado en contacto con Lola?"

"Sí. Mantengo contacto con ella en Wechat, desde hace unos dos años". Al hablar sobre
Lola, Luna sonrió. Tener tantos amigos hacía que su vida valiera la pena.

"Eso es bueno." En ese momento, el crucero se movió de repente. Luna agarró la


barandilla con fuerza. Se sintió mareada cuando la nave aceleró.

Sin embargo, el mareo se desvaneció en menos de un minuto, y después Edén vino y les
dijo que la fiesta había comenzado.

Luna entró en el salón donde la música era suave y lenta y vio que las luces brillantes
que iluminaban todo el salón, antes de salir, ahora se habían atenuado.
Capítulo 137 Te pondra los cuernos
Era hora de baile en el salón. Luna no tenía mucha gana de hacerlo, pero todos los
demás fueron a la pista de baile.

De modo que cedió y junto a Edén se unieron al resto.

Sin saber cuánto tiempo había pasado, cuando Luna escuchó a una pareja hablar en voz
baja. Inmediatamente reconoció quiénes eran.

"Volvamos a la casa vieja mañana. Es el cumpleaños de mi madre''.

"Por supuesto''. La mujer respondió con astucia.

Cuando escuchó eso, Luna cambió de lugar con Edén, usó todas sus fuerzas y pisó a
Catalina. La mujer gritó de dolor.

Después, Luna volvió a moverse y cambió nuevamente de lugar. Edén notó lo que Luna
había hecho, pero se mantuvo en silencio. Ella había pisado los pies de Catalina con sus
zapatos de tacón alto de siete centímetros.

"¡Oh, Dios mío, eres una perra!". Samuel le susurró a Luna.

Tal escena a los ojos de los demás era muy sospechosa.

Samuel hizo un cambio de pareja de baile cuando vio que Catalina ya no podía bailar
más.

Para su sorpresa, Samuel se paró frente a Luna.

Nadie notó esta interacción porque había una luz muy tenue en el lugar.

Samuel tomó a Luna en sus brazos de manera involuntaria y le advirtió: "¡No te atrevas
a hacer nada para hacerle daño!".

Su aliento se sintió sobre la oreja de la mujer y ella comenzó a sentir picor.

Había algo en la forma en que le susurró al oído que le hizo perder la cabeza por un
momento.
Samuel sintió lo mismo. Si no fueran porque estaban allí, habría tenido sexo con ella
para liberar su rabia.

Luna levantó sus labios, puso las manos alrededor de su cuello y se aferró fuertemente a
él.

Para su sorpresa, Luna sintió que algo se agitaba en su interior.

Con su rostro ruborizado, dio un paso atrás. Tuvo que tratar de evitar esa sensación y
recordar qué cosas ese hombre le había hecho.

¡Muy bien! Luna levantó la cabeza, se puso de puntillas y acercó la boca al oído de
Samuel: "No. La torturaré y haré que te ponga los cuernos. No hay nada que puedas
hacer al respecto. ¡Te pondrá los cuernos!

¿Los cuernos?

Samuel avanzó y la besó. Luna quedó conmocionada.

El hombre se convirtió en un hombre libertino después de estos años.

Pero ya no era su problema porque estaban divorciados.

Luna lo empujó lejos: "Eres mi ex marido, icompórtate!". Le dijo, se levantó el vestido y


luego caminó hacia la barra donde la luz era mucho más brillante en comparación con el
área de baile.

Tomó un vaso de vino y lo bebió de un sorbo para reprimir su pánico.

Cuando Samuel la vio alejarse, se lamió los labios y recordó sus palabras de advertencia.
¡Muy interesante!

La música terminó e indicó que la primera parte en el baile de salón estaba terminando.

Las luces en el pasillo se volvieron más brillantes y todos comenzaron a hablar y reír
nuevamente.

Luna cerró los ojos y fingió que no había pasado nada.

Manolo y Amber cantaron juntos una canción de amor que era el siguiente espectáculo
de la noche. Su actuación calentó todo el ambiente en la sala.
Edén finalmente encontró a Luna, bajó la voz y le dijo: "Oye, ¿sigues involucrada con tu
ex marido? No te acerques mucho a él. Si los ven juntos, solo dañará tu imagen a partir
de ahora. Deja de emocionarte por su presencia".

Luna miró hacia el pasillo y vio a Samuel y Catalina que estaban hablando y riendo.
Algunas estrellas femeninas muy populares los rodeaban.

"Está bien, tienes razón, Edén. Pero, ¿por qué está aquí Samuel?".

Aun si fuera el abogado de Star Entertainment Company, no tenía sentido que asistiera
a esta fiesta.

Edén también se dio cuenta de que muchas personas acompañados por un asistente se
acercaban a conversar con Samuel.

"Voy a averiguar por qué".

Luna y Edén llegaron de América ese mismo día y todavía no estaban al tanto de muchas
cosas.

Luna lo detuvo: "No hay necesidad de hacer eso. No estoy interesada en saber por qué
está aquí".

Solo quería terminar la velada y marcharse.

Ahora Samuel estaba comprometido. Era mejor no tener ningún contacto con él.

Pero no era estúpido. Luna no quería correr el riesgo de que se enterara de la existencia
de Irene.

Sin embargo, estaba decidida a vengarse de Catalina y Emma.

Edén la llevó a brindar con el director y el productor.

Forzado por Lola, Jorge habló con el realizador de la serie y le pidió que cuidara a Luna.

Así, cuando el director la vio, su actitud fue bastante buena.

La persona a cargo se los presentó. Luna estaba en su mejor momento y caminó hacia el
escenario y saludó a todos.

Se sabía que Samuel era un inversor de la serie.


Sin embargo, le ordenó a la persona a cargo que no mencionara este hecho.

Luna no tenía idea de que era un inversor.

Le provocó una gran sorpresa verlo allí.

Muchas estrellas concurrían a este tipo de fiestas, pero los eventos siempre eran
bastante similares y pronto la gente se aburrió. Por lo tanto, no era de extrañar que
cuando el crucero llegó a la orilla una hora después, las personas se fueran.

Luna tomó la mano de Edén, se despidió del director y de Manolo y se fueron.

Cuando bajó del crucero, una ráfaga de viento frío la hizo estremecer. Su vestido era sin
tirantes y por eso sus brazos estaban expuestos.

Edén se quitó la chaqueta del traje negro y la colocó sobre sus hombros.

"¿No sientes frío también?".

Luna estaba a punto de devolverle la chaqueta, pero Edén la detuvo.

La miró y le respondió: "No. No te preocupes. No queremos que te resfríes".

Luna temblaba un poco de frío nuevamente mientras miraba a Edén.

"Bueno, ya está bien. Solo te preocupas por mi estado físico para que siga trabajando".
Le dijo, pero se sentía mejor con el abrigo que la cubría un poco.

"Mi trabajo es asegurarme de que estés bien y lista para cumplir tu contrato".

Luna estuvo de acuerdo. Siguieron caminando con los brazos entrelazados.

Luna caminó más despacio cuando escuchó la voz de una mujer que le resultó conocida
detrás de ella. La mujer dijo: "¿Vendrás a mi casa esta noche?".

"De acuerdo''.

El hombre respondió sin pensarlo dos veces, colocó su brazo alrededor de la cintura de
la mujer y la abrazó con fuerza.

Catalina forzó una sonrisa y miró a Samuel que era quien la abrazaba.
Nunca se había comportado así. Tenía la sensación de que su comportamiento tenía
algo que ver con Luna.

Los ojos de Luna brillaron cuando vio una silueta familiar de pie junto a un Maserati.

Dejó a un lado a Edén y corrió hacia el hombre.

"¡Yang!".

Se detuvo ante él con mucha emoción y alegría en su corazón.

Yang se frotó los ojos para asegurarse de que no estaba alucinando.

"¿Luna?"

Ella lo abrazó con mucha felicidad: "Yang, te extrañé mucho".

Perdió el contacto con él durante los cuatro años que estuvo en el extranjero. No
esperaba verlo aquí.

Yang se rió: "Luna, ¿dónde estabas?".

Ya habían pasado varios años desde la última vez que la vio. No habían tenido contacto
nunca más y pensó que Luna había desaparecido.

"Yo...''.

"Luna, vuelve a tu lugar. Necesitas comportarte porque estamos fuera del crucero''.

Edén la apartó de los brazos de Yang y comprobó discretamente si había alguna cámara
alrededor.
Capítulo 138 Filmando la serie
Luna agitó las manos hacia Edén con desdén y continuó hablando con Yang. "He estado
en el extranjero. ¿Cómo has estado últimamente?"

Luna miró al Maserati detrás de él y se preguntó si estaba trabajando como conductor.

Yang asintió alegremente con la cabeza. "Muy bien. ¿Vas a volver a los Estados Unidos?"

Samuel caminó hacia el Maserati, se detuvo cuando escuchó las palabras de Yang. Pero
intentó comportarse como si no lo hubieran molestado y abrió la puerta trasera del
auto.

"Ten cuidado." Dijo, colocando una mano en la puerta del auto y sosteniendo la mano
de Catalina con la otra. La ayudó a subir al coche con ternura.

Luego se deslizó a su lado.

A pesar de que había cerrado la puerta, todavía podía escuchar la voz de Luna. "Sí,
volveré a los Estados Unidos después de que termine de filmar la teleserie".

Yang se sintió triste después de escuchar sus palabras, pero se emocionó cuando
recordó algo. Miró a Luna y dijo: "Ahora eres una estrella famosa. Eso es genial. Dame
tu número de teléfono para que podamos mantenernos en contacto".

Luna dijo su número en voz alta mientras Yang lo escribía y lo guardaba en su teléfono, y
viceversa.

En el coche, Catalina miró a Samuel, que tenía los ojos cerrados, y se preguntó en qué
estaría pensando.

"Yang". Samuel lo llamó levemente, pero su voz resonó en todo el coche y cerró la
ventana de nuevo.

Yang se despidió de Luna y se sentó en el asiento del conductor.

Luna y Edén también regresaron a su coche y fueron detrás de ellos lentamente.


En el coche, Luna seguía pensando en lo que Catalina había dicho. Catalina le había
pedido a Samuel que fuera a su casa esa noche. '¿Cómo estaba su relación?', pensó ella.
Se habían comprometidos y posiblemente vivían juntos.

Samuel abrió los ojos, sacó su teléfono celular y guardó el número de Luna. Él había
estado escuchando a propósito cuando ella se lo había dicho a Yang.

Al observar los movimientos de Samuel atentamente, Catalina apretó su mano izquierda


en un puño con fuerza.

'Nunca te dejaré arruinar mi felicidad Luna. ¡Nunca!'. Catalina pensó para sí misma.

Después de cuarenta minutos, el Maserati se detuvo frente a una puerta, al igual que el
auto de Mercedes detrás de ellos.

Luna vio cómo el Maserati se desvió hacia la zona residencial.

Sorprendentemente, se entristeció al desviarse su coche hacia el hotel.

El Maserati se detuvo frente a un apartamento. Catalina miró al hombre, que estaba


sentado todavía, y le preguntó con cuidado. "Sam..."

"Ve al apartamento y descansa. Tengo un trabajo que tratar en el bufete".

Samuel cerró la aplicación que estaba mirando, guardó su teléfono móvil y cerró los
ojos, apoyando la cabeza en el asiento trasero.

Al darse cuenta de que el hombre no quería hablar con ella, Catalina hizo lo que le pidió
en lugar de rogarle que se quedara con ella. "Bueno. Cuídate bien y asegúrate de
regresar temprano".

Catalina salió del coche. Al ver cómo se alejaba en el coche, sacó su teléfono y marcó un
número.

"Hace mucho tiempo que no te veo... He escuchado que estás familiarizado con la
industria del entretenimiento. Me podrías ayudar..." Catalina habló por teléfono, con
determinación.

Luna había estado ensayando el baile durante los últimos cuatro días en País C. En el
quinto día, estaba filmando la escena de la danza para la serie de televisión antiguos
llamado "La concubina favorita del Príncipe Jin".
Manolo actuaba de emperador y Amber era la heroína Cristal. Luna, la segunda
protagonista, interpretaba a Lily, que era una belleza encantadora y sexy de un país
extranjero.

La escena de Lily atrajo los ojos de todos los hombres. Sus movimientos de baile eran
elegantes y atractivos. La gente se quedó encantada mientras se movía de una esquina
de la habitación a la otra.

Sin embargo, el papel de Lily era trágico desde el principio. Luna amaba a Leo Jin, su
Alteza Real, que era su enamorado en la obra, pero ella había sido entregada al
emperador como regalo.

El emperador amaba mucho a Cristal y simplemente trataba a Lily como un peón.

Lily no pudo controlar su amor por Leo Jin, por lo que se acercó a él en numerosas
ocasiones. Sin embargo, la tercera dama reveló este hecho y el emperador tuvo que
fingir darle la muerte a Lily.

Más tarde, Lily se casó con Leo Jin bajo una nueva identidad. De esta manera, se
convirtió en la esposa del príncipe Jin.

Luna terminó de maquillarse y se puso el traje rojo de seda antigua. De acuerdo con el
calendario de filmación de hoy, iba a rodar la escena donde bailaba frente a una
multitud y mostraba sus hermosos y exquisitos movimientos de baile.

El emperador y sus funcionarios recibieron embajadores extranjeros en el palacio real.


Manolo se sentó en el trono. Se veía maduro y elegante durante toda la escena.

Manolo se sentó allí con su traje amarillo de emperador, escuchando los elogios
dirigidos hacia él, pronunciados por los embajadores.

Después de eso, los embajadores regresaron a sus asientos y la música comenzó a


sonar.

Una mujer, vestida de un elegante traje rojo, entró en el vestíbulo acompañada de


música ligera.

Tenía un velo rojo que cubría su rostro, haciéndola parecer misteriosa.


Después, alrededor de una docena de mujeres, vestidas de trajes blancos, la rodearon
en el centro de la sala.

La música llegó a su clímax y Lily dio varias vueltas como una bailarina profesional. Su
delgada cintura se balanceó y su cabeza, aunque llevaba joyas pesadas, se inclinó hacia
atrás con facilidad.

Luego se puso de pie, se inclinó de nuevo, y se enderezó otra vez, repitiendo ese
movimiento dos veces.

Se dio la vuelta y extendió la manga roja directamente al emperador, pero lo retiró


rápidamente, justo cuando estaba a punto de tocar al emperador.

Con la ayuda de varios cables, Luna voló alrededor de la habitación y se retiró a la


puerta del pasillo.

Los suaves y sedosos velos del traje llenaron el aire, agregando un sentido mixto de
belleza y serenidad a la escena.

Su pelo largo y negro bailaba contra el fuerte aire.

Su máscara de velo cayó ligeramente al suelo cuando se movió de la puerta al centro de


nuevo.

Su extrema belleza estaba descubierta, encantando a todos los asistentes.

Leo Jin estaba asombrado.

Después de diez minutos, Lily terminó su baile y se arrodilló obedientemente, como una
señal de respeto al emperador.

"¡Corten!" El director Xiao llamó. Todos respiraron aliviados.

"Buen trabajo a todos. Luna, fantástica como siempre". La fuerte voz del director Xiao se
oía por todo el pasillo.

Luna se puso de pie y un asistente de maquillaje corrió hacia ella para arreglar su
maquillaje de inmediato.

El baile se completó en una sola toma. La frente de Luna había exudado gotas de sudor.
Tomó el agua que Edén le dio y la bebió. El asistente de maquillaje absorbió el sudor de
su frente con almohadillas de algodón.

"Luna, ven aquí. Hay algo que tienes que tener cuidado..." El director Xiao le pidió a
Luna que se uniera a él para discutir dónde necesitaba mejorar.

Luna no estuvo ocupada con la obra durante los primeros días. Por la noche, Edén la
llevaba a la casa de la ciudad para ver a los niños.

Los tres niños jugaban alegremente con otros en el patio de la casa de la ciudad. Todo
iba bien, algo que consoló a Luna.

En el tercer día, estaban filmando las escenas íntimas. En ese momento, Lily se hacía
llamar como dama Li, después del baile.

Esta noche, Lily estaba vestida con un traje rojo claro en lugar de los atuendos extraños
del país extranjero de donde era. Luna llevaba un maquillaje natural que exaltaba su
belleza.

En ese momento, Cristal se había quedado en el palacio durante varios días y solo se
había reunido con el emperador algunas veces. Sin embargo, se habían visto muchas
veces fuera del palacio. Ambos se habían enamorado el uno del otro.
Capítulo 139 El unico inversor
Cristal se negó a tener relaciones sexuales con el emperador porque no le había
revelado su verdadera identidad.

El emperador se molestó por el comportamiento de Cristal y para enfurecerla, tuvo


relaciones sexuales con Lily.

Cristal los miró, rodando en la cama, el emperador agarraba a Lily celosamente.

Luna tenía un aspecto afligido.

El emperador rasgó la ropa de Lily bruscamente. Aunque estaba un poco agitada, Lily
hizo todo lo posible por mantener la calma.

Fingió tener miedo durante un rato y poco a poco se volvió seductora. Luna sostuvo su
cuello y dijo. "¡Oh, qué hombre más travieso estás hecho!"

Luna se sintió náuseas en el estómago cuando se escuchó su propio tono de voz, aunque
tenía claro que era parte de su papel como actriz.

Lily se burló de Cristal, pero de repente vio una figura familiar por el rabillo del ojo, que
hizo que se le helara la sangre.

Él la miró con indiferencia. Luna no pudo mantener su personaje y se olvidó de lo que


tenía que hacer a continuación.

Se suponía que Lily debía evitar el beso del emperador. Pero Luna estaba demasiado
distraída para apartarse, por lo que el emperador terminó besándole el cabello.

Manolo se sintió confundido al darse cuenta de que Luna no seguía la secuencia. El


director Xiao de repente gritó "¡Corten!" y Manolo soltó a Luna.

Luna permaneció en silencio, mientras su ayudante la sostenía. El director Xiao tenía


muchas ganas de gritar a Luna por haberse equivocado, ya que como su ropa había sido
rasgada, tendría que cambiarse de ropa para filmar nuevamente.

Pero se calmó cuando recordó las palabras de Jorge, además, Samuel, el principal
inversor estaba presente y los estaba observando.
Jonathan Xiao, un director famoso y popular, nunca había sentido la necesidad de
aguantar a nadie hasta ahora. Pero hizo todo lo posible por controlarse y esperó que
Luna se esforzara y mejorara su actuación en las siguientes escenas.

Luna se cambió de ropa y volvió a filmar la escena.

Poco después, Manolo se dio cuenta de lo que estaba sucediendo cuando vio a Samuel
de pie junto al director.

Se sintió incómodo al filmar la escena con Luna, la ex esposa de Samuel.

"¡Acción!" gritó el director. Comenzaron a filmar desde el momento en que el


emperador capturó a Lily abrazándola.

Después, procedió a arrancarle la ropa.

Luna estaba aterrorizada por Samuel. Entonces cuando dijo: "qué hombre más travieso
estás hecho", lo dijo con voz temblorosa.

Lily se detuvo de repente cuando estaba a punto de besar al emperador.

Se suponía que el emperador tenía que besar a Lily pero Manolo también tuvo miedo
por la presencia de Samuel.

"¡Corten!", gritó el director por segunda vez.

"¡Corten!" Poco después, volvió a gritar por tercera vez.

La voz de Jonathan Xiao subió de volumen cada vez más. Nadie se atrevió a hablar en la
habitación.

Amber le gritó a Luna. "Luna, ¿qué estás haciendo? Si no puedes entender bien las
señales, sal de aquí y deja de hacernos perder el tiempo". Su voz aún sonaba dulce a
pesar de la tensa situación.

Luna caminó hacia Jonathan. "Director, ¿podría por favor vaciar la gente de la
habitación?"

Jonathan la fulminó con la mirada y dijo enfadado a todos los asistentes. "Fuera de aquí.
Volver cuando os llame".
Todos los asistentes se fueron. Jonathan, Manolo, Samuel y Amber se quedaron dentro
de la habitación.

Luna miró a Samuel confundida. ¿Por qué no había salido?, pensó.

Jonathan la instó a seguir con la filmación. Luna ya no podía controlarse más. Tenía que
preguntarlo. "¿Por qué no te vas? ¡Todas las personas irrelevantes tienen que salir de
aquí!" Todos quedaron asombrados por el tono sonoro y arrogante de su voz dirigida a
Samuel.

Amber se acercó y tiró de Luna. "¿Qué estás haciendo? ¿Cómo te atreves a utilizar ese
tono con el presidente Shao?

... ¿Presidente Shao? Luna miró a Amber perpleja. ¿Cuándo había cambiado él su
carrera?

Pero a Luna no le importaba si él era el presidente de la compañía o un abogado. Luna


no podía seguir filmando con él alrededor. "Señor Shao, por favor, salga. Estás
interrumpiendo procesos muy importantes aquí".

Jonathan miró a Luna. "¡Luna! ¿Cómo te atreves a hablarle así a nuestro distinguido
señor Shao? Si no fuera por él, no cobraría nadie. Él es el principal inversor de nuestra
película. ¡Muestra algo de respeto!"

Aunque estaba conmocionada, Luna no quería discutir con Jonathan. Así que se quejó
en voz baja.

Samuel dijo con orgullo. "Está bien, Jonathan, le permitiré que me falte al respeto sólo
por esta vez. Además, soy el único inversor de esta película, estás atrapado conmigo, te
guste o no".

¿El único inversor?

Luna se quedó sorprendida al escuchar eso. Sin ningún tipo de duda eso era una mala
noticia para Luna.

¿Cómo pudo suceder eso? ¿Cómo se había convertido en el único inversor del
proyecto?

Samuel estaba encantado de ver la expresión de sorpresa de Luna.


"Así que no pierdas el tiempo y vuelve al trabajo". Samuel se burló de Luna y gritó.

Luna quería darle un puñetazo y tirarlo al suelo. Pero finalmente se calmó y caminó
hasta su posición inicial para continuar con la filmación.

Para esta vez, Luna pensó que actuaría incluso mejor que antes, solo para fastidiar a
Samuel.

Luna se puso cómoda y se metió en el personaje. Esta vez, Luna lo filmó todo de una vez
sin perderse ninguna secuencia.

Samuel estaba tan celoso que quería matar a Manolo.

Estaba frustrado por el encanto y la delicadeza de Luna.

Al quinto intento lo consiguieron, dejando a Samuel furioso. Se fue resoplando y con


Amber siguiéndole detrás en estado de confusión.

Al quinto intento lo consiguieron, dejando a Samuel furioso. Se fue resoplando y con


Amber siguiéndole detrás en estado de confusión.

Todo el mundo se sintió aliviado. Y Luna actuó bastante bien, especialmente cuando
Samuel se fue. A Jonathan poco a poco se le pasó su enfado.

Incluso la elogió por su destreza.

Pasaron los días. Durante esos días, Samuel llamó a Milanda varias veces para ir a
recogerla.

Pero Milanda lo rechazó en todas las ocasiones. Quería permanecer donde estaba más
tiempo.

Aunque no era lo que él quería, Samuel, tuvo que dejar que la abuela y Gerardo vivieran
en la ciudad.

En el hospital privado de Chuck.

Chuck llevó a Daisy a la sala de examen. Daisy siguió luchando, y todos los médicos y
enfermeras estaban asombrados por la escena.

La colocó en la cama junto a los instrumentos de inspección. "Te prometo que si te


mueves otra vez, te voy a..."
Daisy bajó su tono y dijo avergonzada. "¿Puedes hablar en voz baja? Hay muchas
enfermeras fuera".

Chuck le quitó la mano. "¡Te lo preguntaré una vez más! ¿Cómo te has hecho esa cicatriz
en el abdomen?"

Como médico, estaba seguro de que la cicatriz era por una cesárea.

La noche anterior Daisy lo había negado, y hasta la había llegado a cubrir con la mano,
cuando tuvieron relaciones sexuales.
Capítulo 140 Me case con otro hombre
Ella aún no quería admitirlo. Pero como había máquinas de ecografía cerca, solo era
cuestión de tiempo antes de que descubriera que había dado a luz a un bebé.

La obligó a acostarse en la cama. Pero Daisy se levantó, saltó de la cama y corrió hacia la
puerta.

Chuck sabía lo que ella pretendía hacer. Saltó rápidamente de la cama y la detuvo justo
antes de que llegara a la puerta.

Chuck la sostuvo con un brazo y cerró la puerta con el otro.

La miró con furia mientras la apoyaba contra la puerta.

"Daisy, si eliges no decir la verdad y no responder a mis preguntas, buscaré las


respuestas yo mismo". Le advirtió por última vez.

Daisy pensó por un momento y dijo. "Está bien, te lo diré. Yo... Me corté con un pedazo
de vidrio. ¡Ah!" Chuck la tiró de nuevo en la cama y le puso las manos sobre el cuello.
Daisy sostenía sus dos manos para liberar la presión de su cuello. "¡Está bien, te diré la
verdad!"

'¿Qué debería hacer? ¿Qué debería hacer? ¿Debería decirle? Al final ya no podré huir
más, entonces mejor se lo digo ahora.' Pensó Daisy.

"Contraje matrimonio cuando estaba en el extranjero y di a luz a un bebé. Ahora tiene


tres años".

Sus manos agarraron su cuello por completo y la estaba presionando.

"¿Te casaste con otro hombre? ¿Diste a luz a un bebé?" Dijo Chuck en voz baja. Pero
sonaba como si tuviera malas intenciones. Ella estaba muerta de miedo.

"¡Muy bien! Te lo diré todo". Chuck comenzó a apretar su cuello y Daisy gritó de
inmediato. "Tuve un bebé tuyo hace cuatro años. No estoy casada. ¡Ahora él tiene más
de tres años!"

Se detuvo cuando ella gritó.


Chuck se quedó sorprendido por sus palabras.

No pudo evitar echarse a reír y terminó besándola con pasión.

"Te lo he dicho todo honestamente". Daisy suplicó.

La sala de pruebas quedó en silencio. Daisy dijo en voz baja "¡No!" Ella no quería tener
sexo con él aquí.

"Necesitas decirme dónde está mi hijo ahora". El corazón de Daisy latía rápidamente
después de escuchar sus palabras.

Daisy lo empujó, tomó su teléfono y llamó a Luna a regañadientes.

Luna acababa de terminar de filmar un par de escenas y estaba en su descanso. Edén le


dio su teléfono, que estaba sonando.

Luna, ¿dónde está Gonzalo?" Chuck se puso de pie frente a ella en silencio.

Luna se alejó de Edén. "¿Qué sucede? ¿Qué está pasando?"

Daisy había estado sin contactarla durante mucho tiempo, así que ¿por qué la estaba
llamando justo ahora? Pensó Luna.

Daisy lo miró con enojo y mantuvo una distancia. Chuck acortó la distancia entre ellos
con un solo paso y la abrazó de repente.

…. "Todo está bien aquí. Chuck ya se enteró de que tiene un hijo". Ella evitó sus brazos y
siguió hablando con Luna.

Chuck sonrió al pensar en su hijo. Quería verlo con desesperación.

Luna le envió a Daisy la dirección donde se estaba quedando Gonzalo e Irene. Después
de colgar, llamó a Milanda y le dijo que Daisy iría a recoger a su hijo.

Luna sonrió con amargura, mirando hacia el cielo azul.

Caminó de vuelta y se sentó en su silla un poco triste. Le dio su teléfono a Edén y se


quedó mirando fijamente a sus alrededores.

Daisy se había llevado a Gonzalo, porque ahora Chuck sabía de su existencia. Ahora
Gonzalo tenía un papá. ¿Qué hay de su hija, Irene?
¿Podrá Irene algún día también tener un padre quien puede amarla y protegerla?

A Luna se le cayeron las lágrimas mientras pensaba en esto. Un fotógrafo de su


compañía de filmación capturó el momento que Luna lloró y subió la foto en la cuenta
de Twitter de la compañía de películas.

Debajo de la imagen había un tweet, 'Lily sumergida en su personaje'.

Subió seis fotos en Twitter. Esta imagen de su lloro conmovió a una gran cantidad de
personas.

'Sigue luchando Lily, estamos contigo'.

'¡Eres la mejor en nuestro corazón! ¡Te apoyaremos siempre!'

'Qué hermoso personaje. ¡Te amo!' Esos fueron algunos de los comentarios que muchos
de sus fans escribieron debajo de las fotos.

Sentado en su oficina, Samuel miró con desprecio los tweets y cerró la aplicación.

Claramente, ella estaba tratando de llamar la atención al subir esas fotos para ganar
simpatía.

Sin dejarse perturbar por la situación, Luna siguió con su vida normal.

Se mudó a un apartamento alquilado por la Compañía Starr.

Contrató a una niñera antes de traer a su hija de vuelta de donde se estaba quedando
con Milanda.

Milanda iba al apartamento de vez en cuando, incluso a veces dormía allí.

Esto confundía a Samuel y Vicente. Pero Milanda se inventaba razones aleatorias y


excusas para ocultar la verdad.

Durante una semana completa, Samuel no se presentó en el rodaje, lo que alivió a Luna
enormemente.

Luna necesitaba filmar unas escenas hoy por la noche. Siguieron trabajando hasta
pasada la medianoche.
'Lily no pudo contener su emoción. En silencio, buscó al príncipe Jin en medio de la
noche. Rompieron en llanto y se besaron en el momento en que se vieron.'

Las escenas de besos en la película no eran reales, pero fingían pasión para hacerlo
creíble.

Esa noche, Samuel se presentó porque sabía que todavía estaban filmando.

Vio la escena, y en menos de dos minutos, se fue muy enfadado.

A las dos de la mañana, Luna por fin terminó de filmar.

Luna se sentía tan cansada que caminó lentamente hacia su auto y se quedó dormida
rápidamente dentro mientras estaban de camino a casa.

De repente, su conductor pisó los frenos. La cabeza de Luna se golpeó contra el asiento
de enfrente.

"¿Qué pasa?" Le preguntó al conductor con nerviosismo.

Entonces alguien golpeó la puerta. Luna abrió los ojos y una figura familiar apareció
delante de su ventana.

Luna se calmó, abrió la puerta y echó un vistazo con cuidado. Miró atentamente
alrededor del coche.

No había nada en especial, excepto el Maserati que había bloqueado su camino.

Estaba tan cansada que volvió a cerrar los ojos.

Entonces Samuel abrió la puerta de su coche de nuevo, tiró de ella y la llevó dentro del
Maserati.

Edén estaba impactado por la escena. Recordó que el ex marido de Luna era abogado.

Pero ¿por qué estaba actuando así? Edén pensó.

El conductor miró sorprendido a Edén.

Pero él también estaba desconcertado. El Maserati se fue rápidamente. "Déjalos.


Vámonos." Edén gritó al conductor.

En la mansión real.
Samuel sacó a Luna del coche y entraron en la casa.

Sin encender las luces, Samuel cerró la puerta y empujó a Luna hacia la sala de estar.
Capítulo 141 No se había olvidado de Emma
Luna aún no estaba preparada, así que tropezó en la oscuridad y tuvo que recuperar el
equilibrio apoyándose en la columna que estaba detrás de ella.

"Samuel, ¿qué pasa contigo?"

Samuel se aflojó la corbata y caminó hacia ella lentamente.

La ira en su rostro obligó a Luna a retroceder, paso a paso.

"¿Qué pasa conmigo? ¿No te habías marchado? ¿Por qué volviste? ¿Eh?" Detrás de ella
estaba la pared del pasillo, así que no había escapatoria.

"Tú no eres el rey de este país. Puedo volver cuando yo quiera. ¡Eso no es asunto tuyo!"
Luna hizo todo lo posible por recuperarse, y ahora estaba demasiado nerviosa como
para sentirse cansada.

La atmósfera cambió de repente mientras Samuel se acercaba en la oscuridad.

Estaba parado justo frente a ella, dejando poco espacio entre ellos. Incluso podía
percibir el débil aroma a vino proveniente de él.

Ella lo miró con desdén cuando pensó en las promesas que él le había hecho hacía varios
años, él le había prometido que nunca volvería a beber sin su permiso.

Sin embargo, ahora, después de su divorcio, quedó libre de tales promesas y debió
haber vivido una vida sin restricciones. Como ya no lo molestaba, él debía ser realmente
feliz, pensó Luna.

Samuel se aferró a ella y continuó interrogándola: "¡Te estoy preguntando! ¿Cómo te


atreves a volver? ¡Te fuiste!" Levantó su voz gradualmente en un ataque de ira.

"¿Estás ciego o qué? ¿No sabes que volví únicamente para filmar la película? Cuando
termine mi trabajo, me iré de aquí. No te molestaré nunca más". Ella era lo
suficientemente madura como para dejar de perseguirlo como una idiota, ya no era la
chica que fue.

'Samuel, no tienes por qué preocuparte, porque no te molestaré más', pensó.


Samuel vio la obstinación en sus ojos, y recordó su mansedumbre, su consagración, su
malicia, sus mentiras y sus... Recordó cada impresión que ella le había dejado antes de
marcharse, hacía cuatro años.

Todo el odio y el amor que había experimentado en los últimos cuatro años se
despertaron en ese momento, por lo que le pellizcó la cara.

Su cara ahora poseía una suavidad atractiva, ya que se había quitado el maquillaje antes
de abandonar el estudio.

"¡Me estás lastimando, Samuel! ¡Estás loco! ¡Déjame!"

Luchó por apartar sus manos y escapar de él, pero no lo logró.

Aunque no decía nada, tenía la boca abierta, como si esperara un beso.

Al ver esto, Samuel la besó, absorbiendo su aroma y sabor.

Luna agarró su ropa y lo estaba soportando. No podía hacer nada.

En este momento, sabía que sería una tontería volver a irritarlo, ya que eso solo lo
pondría más agresivo y violento.

Él colocó sus manos alrededor de su cintura. Esta acción la calmó un poco. Luna giró la
cara para recuperar el aliento y dijo: "Samuel, no olvides que tienes una prometida. ¡Lo
que estás haciendo y lo que vas a hacer no humillará a nadie más que a ella!"

La cara de Catalina pasó por la mente de Samuel, y él miró con desdén.

"Eso no es asunto tuyo, Luna. ¡Lo que quiero que hagas es que seas mi mujer!" Tanto él
como Luna sabían el significado de esas dos palabras "mi mujer", Samuel no le estaba
pidiendo que fuera su esposa o su novia, le estaba pidiendo que fuera su amante.

Esto enfureció a Luna. Golpeó sus manos y se liberó de su control. Mientras caminaba
hacia la puerta, dijo: "Sr. Shao. ¡Si quieres que esto suceda, será mejor que vayas a
dormir y lo intentes en tus sueños!"

"Te advierto, si sales de esta habitación, te convertirás en el titular de las noticias


mañana por la mañana".

Al escuchar esta amenaza tan explícita, Luna apretó los puños con fuerza.
Sin embargo, de repente sonrió.

Se dio la vuelta y caminó hacia Samuel.

Con una actitud seductora, colocó su brazo alrededor de su cuello y sacó el teléfono
móvil del bolsillo de Samuel con la otra mano.

Tecleó el cumpleaños de Emma y el teléfono se desbloqueó fácilmente. No tenía idea de


cuántos teléfonos móviles había usado Samuel durante los últimos cuatro años, pero
obviamente, había usado la misma contraseña en todos ellos y nunca la había
cambiado.

Este hecho lastimó a Luna profundamente. Aún no se había olvidado de ella, pensó.

Revisó su lista de contactos y luego agitó el teléfono ante él con orgullo.

"Samuel, si te atreves a tocarme, la llamaré..." Encontró el número de Catalina en los


registros de llamadas recientes y luego movió su dedo sobre él como si fuera a hacer la
llamada.

"¿Me estás chantajeando?" Resopló desdeñosamente.

Rodeó su cintura otra vez y presionó su boca contra sus labios rosados como desafío.

¡Bueno! 'Si lo que querías era una guerra, entonces la tendrás', pensó Luna.

Presionó el botón y ambos escucharon claramente el tono de llamada de Catalina.

Algo horrible emergió de la mente de Samuel, ¡porque ya le había advertido a Luna que
no se atreviera a lastimar a Catalina! ¡Pero ella tomó sus palabras como una simple
tontería!

La llamada fue rápida y Catalina respondió con una voz algo ronca, "¿Samuel?" Parecía
que estaba durmiendo. "Tú..." Samuel trató de quitarle el teléfono a Luna antes de que
pudiera decir algo más.

Por supuesto que Luna no lo dejaría agarrarle el teléfono, inclinó su cuerpo y escapó de
él. Los beneficios de haber practicado baile para la película habían dado sus frutos.

"¡Oye, se paciente, por favor!"

La voz sexy de Luna despertó a Catalina de inmediato y la hizo levantarse de la cama.


Luna se alegró al ver la furia en el rostro de Samuel. Ella dijo: "Cariño, ¡para! Samuel, tus
besos... ¡Eso es demasiado!".

La dulce voz de Luna hizo que Catalina se estremeciera de ira.

Incluso un tonto podría darse cuenta qué estaría haciendo un hombre y una mujer en la
misma habitación tan tarde en la noche, pensó Catalina.

En la casa, la escena era diferente de la imaginación de Catalina. Samuel se apoyó contra


la puerta y fue testigo de la gran actuación de Luna.

En la oscuridad, su voz evocaba algún tipo de imaginación sexual.

"Luna, ¡no seas una perra!" Catalina no pudo evitar gritar. ¿Por qué volvió Luna después
de cuatro años? ¿Por qué no se murió en algún lugar y los dejó solos?

Luna se rió, "Catalina y Emma, dos primas que luchan por mi ex marido. ¿No te da
asco?"

Estas palabras provocaron a Samuel. Después de varios intentos por fin logró quitarle el
teléfono y lo apagó.

Después de que Samuel puso su teléfono en el bolsillo del traje, Luna bostezó, "Estoy
cansada y aburrida. Adiós." Pasó junto a Samuel y abrió la puerta de la casa, pero
Samuel cerró la puerta de golpe. Cuando la puerta se cerró, Luna se sintió como una
oveja en la cueva de un tigre.

"¿Te quieres marchar? ¿Después de hacerme enojar?" Samuel le dio la vuelta y la obligó
a enfrentarlo cara a cara.

"¡Huh! ¡Tú lo pediste!" Su único propósito para volver al país era trabajar en la película y
nunca lo había molestado. Fue él quien la buscó y la trajo de vuelta a este lugar. Ella no
había hecho nada.

Samuel apretó sus muñecas contra la puerta y sonrió cruelmente, "Sí, yo pedí esto,
porque quiero hacerte el amor. Después de todo, no he disfrutado de tu cuerpo en
cuatro años..."

"¡No!" Luna lo abofeteó. De repente, el silencio los envolvió.


Estaba aturdida y miró su mano derecha que aún estaba adormecida. Ella acababa de
abofetearlo.

Antes de que pudiera notar la expresión de su rostro, la empujaron contra la puerta con
fuerza.

Samuel se desabrochó el cinturón y presionó la cabeza de Luna hacia él.

...

A las 5:00 de la mañana

"¡Fuera de aquí!" Gritó Samuel. Después de escuchar lo que le gritó, Luna se mordió el
labio inferior con amargura.

Nunca había imaginado que Samuel la trataría de esta manera. Tomó la chaqueta de su
traje para cubrir su cuerpo, porque su vestido estaba desgarrado.
Capítulo 142 ¿Esta s seguro de que es una mujer desconocida?

Luna salió temblando de la Mansión. Mientras bajaba los escalones, sus piernas se
sentían débiles y frágiles haciendo que se cayera de rodillas.

¡Ay!... Sintió mucho dolor pero Luna prefirió controlar su llanto. Logró ponerse de pie,
con la ayuda de sus brazos sobre el suelo.

El amanecer estaba a punto de llegar. Luna se cubrió su cuerpo con el abrigo de Samuel
y se dirigió a la puerta.

Después de maldecir a Samuel repetidas veces, Luna recordó que su celular se había
quedado en el abrigo.

Sus manos comenzaron a buscar en todo el abrigo, que estaba hecho de materiales
costosos, y de repente sintió el celular en el bolsillo derecho del abrigo.

Prendió el celular y llamó a Edén. Sabía su número de memoria.

Eden dormía profundamente y en cuanto escuchó el teléfono sonar, comenzó a


maldecirla. Pensó que, quien fuese que lo llamara estaba totalmente loco. "¿Quién
habla? ¿quién llama a esta horas de la madrugada?". Gritó Edén a través del teléfono
dejando casi sorda a Luna.

"Cálmate, soy yo. Ven a recogerme".

Al escuchar la voz de Luna, Edén se quedó desconcertado por un momento: "¿Luna?".


Se quedó mirando al extraño y desconocido número, y se preguntó en qué momento
Luna había cambiado su número de teléfono.

"Soy yo, si no llegas en 30 minutos, apareceré en primera plana de todos los periódicos
de la ciudad", gritó Luna. Maldito Samuel. Luna decidió tomar venganza y hacerle pagar
a Samuel lo que le había hecho sufrir.

Luna sobo su adolorida boca y caminó durante 20 minutos. Necesitaba llegar a casa lo
más pronto posible.

Habiendo pasado 30 minutos, Edén llegó a la puerta de la Mansión.


A pesar de que no había nadie en el camino, Luna no quería arriesgarse a ser vista. Así
que, se escondió en un arbusto alto.

En cuanto vio a Edén, salió de su escondite rodeada por mucho pasto alto.

El cabello de Luna era un desastre. Se encontraba envuelta en el abrigo de Samuel y su


falda estaba algo arrugada. Al verla salir, Edén pensó en lo peor.

"Deja de pensar en tonterías. Llévame a casa ahora". Luna se sintió avergonzada al ver la
forma en que la miraba Edén. Se cubrió su cara con el abrigo y caminó hacía el carro.

¡Qué vergüenza!

Luna hizo caso omiso a todas la preguntas que Edén hacía camino a casa. "Pide un
permiso por mí para esta mañana. Di que estoy enferma o algo y que no podré ir hoy".

Al llegar a su apartamento, la niñera le abrió la puerta. Se dirigió directamente hacía su


cuarto y vio a Irene dormir profundamente en su cama.

Le dio un beso a su hermosa bebé y se dio un baño.

Después de bañarse, tiró el abrigo de Samuel a la basura, apagó su celular y lo dejó en el


tocador.

Y por último, se durmió profundamente abrazando a su pequeña.

Ya más tarde, Luna se despertó más o menos alrededor de la 5 de la tarde. Los ruidos de
sus pequeños jugando fue lo que hizo que ella se despertara.

Al ver la hora, salió corriendo de inmediato de la cama.

Se dirigió a la puerta con su cabello hecho un desastre y la abrió.

Gerardo estaba en su apartamento, Milanda lo había llevado después de salir de la


escuela. Sus dos pequeños corrieron hacía Luna en cuanto la vieron salir.

Luna se puso en cuclillas y abrazó a sus hijos llenando su corazón de felicidad.

"¿Por qué no vas a dormir un ratito más? ¿Te despertaron sus ruidos?", Milanda
preguntó preocupada. La niñera le contó que Luna había llegado a casa muy temprano
por la mañana así que ella se imaginó que Luna había estado trabajando en el set de
filmación durante toda la noche.
"Ya he dormido lo suficiente abuela. Gerardo, juega un rato un con tu hermanita
mientras me doy un baño, ¿te parece?". Gerardo e Ire corrieron hacía la sala de estar a
jugar y Luna regresó a su habitación a bañarse otra vez.

Al entrar a su habitación, tomó el teléfono de Samuel y lo encendió inconscientemente.

Innumerables mensajes de texto comenzaron a llegar enseguida, indicando que había


varías llamadas perdidas. Uno de ellos decía: "Envía mi teléfono de regreso antes de las
6 p.m. o si no..."

Por el tono del mensaje, Luna intuyó que venía de Samuel.

"¿6 p.m.?" Ya eran las 5:30 de la tarde y Luna necesitaba bañarse primero. Era imposible
mandar el teléfono de regreso en menos de media hora.

Optó por no pensar más en eso y aventó el teléfono en la cama y se metió a bañar.

Abrió la ducha y comenzó a bañarse, sin darse cuenta de que el teléfono había estado
sonando por mucho tiempo.

Milanda alcanzó a oír el tono del teléfono que sonaba desde la habitación de Luna y al
asomarse encontró aquel teléfono negro sonando con insistencia.

Lo tomó de la cama y vio que era Yang, pero, notaba que el teléfono le parecía familiar.

Continuaba sonando, de modo que Milanda no tuvo más remedio que responder a la
llamada: "Hola, Luna se está bañando. Si quieres dejarle un mensaje, le informaré y ella
le llamará más tarde".

"¿Abuela?"

Al escuchar esta palabra, Milanda se sorprendió y casi aventó el teléfono.

¿Cómo podría ser su nieto?

Y la situación empeoró cuando Irene entró a la habitación y gritó, "Bisabuela, ¿quién


es?". Samuel alcanzó a escuchar la dulce y tierna voz de una niña e hizo que su corazón
se estremeciera.

¿Por qué Luna estaba con la abuela? ¿Y por qué había un niña pequeña con la abuela?.
Del otro lado del teléfono, Milanda se puso muy nerviosa y de inmediato tapó la boca de
Irene mientras Samuel continuaba hablando en el teléfono.

Ella colgó el teléfono de inmediato. Al poco tiempo, el teléfono comenzó a sonar otra
vez.

Continuó sonando por varios minutos más y después de un tiempo, dejó de sonar.

Milanda se sintió aliviada, entonces regresó a la sala de estar. Pero el teléfono que
estaba en el escritorio de la sala comenzó a sonar de nuevo.

Y antes de que Milanda pudiera contestar, Gerardo lo tomó y dijo: "¿Bueno?, ¿en qué
puedo ayudarle? ¿Para qué necesita a mi abuela?".

"Gerardo, soy yo, tú papá. ¿Dónde estás ahora?", preguntó Samuel.

Gerardo usó su excusa de siempre y muy tranquilo dijo: "Estoy jugando con mi
bisabuela".

"¿Dónde estás jugando?"

"¿Afuera? Dime dónde estáis ahora mismo". Quería descubrir qué estaba pasando y
llegar al fondo del asunto.

Gerardo pensó antes de hablar. Y le dijo, "En el parque de atracciones, estoy jugando
con una niña pequeña".

No hubo más que un pequeño silencio del otro lado del teléfono. Así que Samuel
preguntó: ¿Entonces cómo es que tu bisabuela tiene mi teléfono?".

Luna era quien tenía su teléfono y de eso estaba muy seguro. ¿Podría ser que estuvieran
juntos en ese momento?

"Papi, una mujer desconocida le dio su celular a la bisabuela". Gerardo no tenía más de
5 años pero su inteligencia era más alta que el de todos sus compañeros. Y por esa
razón, pudo contestar rápidamente y decir pequeñas mentiras sin siquiera pensarlo.

"¿Una mujer desconocida?". Samuel se rió y dijo: "Gerardo, ¿estás seguro que era una
mujer desconocida?". Samuel no sabía qué pensar sobre lo que le había dicho Gerardo,
él conocía a bien a Luna.
Sabía lo que vio en la foto la última vez, era Luna junto a su hijo Gerardo. 'Llegaré a
fondo de todo esto, Luna me conocerá tarde o temprano', Samuel pensó para sí sólo.

Sin embargo, pensó en lo que había sucedido con Luna la noche anterior y estaba muy
complacido.

Conocía la naturaleza orgullosa y salvaje de Luna, estaba decidido a enseñarle una


lección, por eso la echó esta mañana.

"Samuel, ¿quieres hablar con la bisabuela?". Gerardo era muy inteligente y prefirió no
responder a la pregunta de Samuel. Y pensó que sería mejor que un adulto lidiara con la
situación.

A Samuel no le importó que su hijo lo llamara por su nombre.

"No, más tarde iré a la casa vieja a recoger mi teléfono". Poco después de haber dicho
esto, Samuel se dio cuenta que se estaba olvidando algo en ese momento.

"Adiós, papi Samuel", dijo Gerardo colgando el teléfono rápidamente. Y se giró para ver
a Milanda y ella le levantó el dedo pulgar en señal de aprobación por lo que había dicho
al teléfono, al mismo tiempo que cubría la boca de Irene.

"¡Bien hecho Gerardo!" Pudo engañar a su papá a pesar de que solo tenía sólo 5 años.
Tales dones lo harían el mejor abogado, incluso mejor que a su padre.

Gerardo se sentó en el sillón mientras su corazón latía cada vez más rápido. De hecho, le
tenía miedo a su papá. Si Samuel hubiera estado ahí y lo hubiera mirado a los ojos
directamente, Gerardo no hubiera atrevido a decir ni una sola palabra.
Capítulo 143 Dormire aquí esta noche
Gerardo decidió mantener la distancia con su padre. No sabía si podría mentirle una vez
más. Después de que mamá se fuera, su padre siempre bromeaba con golpearlo.

"Bisabuela, tenemos que irnos a casa más temprano esta noche. Papá vendrá a buscar
su teléfono". Después de que Gerardo terminó de hablar, no obtuvo respuesta

Se giró y vio a Milanda que estaba mirando a su hermana pequeña. Se miraban sin
comprender la situación y Gerardo no tenía idea de lo que estaban haciendo.

"Irene, ¿por qué el teléfono de tu padre está en la casa de tu madre?" ¿Eso significa que
se habían visto? Esa era la única explicación razonable, pensó Milanda.

Irene no tenía idea de quién era su padre, tampoco tenía una idea de cómo era de
apariencia, porque su madre nunca le había contado nada sobre él.

Gracias a su hermano mayor, solo podía ver la foto de su padre en secreto.

Su padre era guapo y ella se parecía a él.

"Tal vez papá le dio su teléfono a mamá, para que podamos contactarlo de forma más
cómoda". Todo en lo que Irene pensaba era en Samuel. Se preguntaba por qué su padre
las abandonó a su madre y a ella.

¿Fue porque era muy traviesa cuando era pequeña que su padre decidió abandonarla?

Ella había deseado por mucho tiempo tener un padre. Quería llamarlo "papá", pero no
sabía si lo tenía permitido.

Por otro lado, escuchó que su hermano podía ver a su padre con frecuencia. Ella lo
envidiaba por esto.

Aunque podía ver a su padre en la televisión y en las fotos, esas figuras inanimadas no
podían generar en su mente un sentido real de paternidad.

No. Quería decirle a su hermano que la llevara a conocer a su padre. Aunque solo fuera
para mirarlo en secreto.
Al haberse decidido, Irene corrió hacia Gerardo con su pequeño y lindo cuerpo
tambaleando, y la abuela observó la expresión de tristeza de su rostro con confusión.

Milanda siempre había prestado atención a las reacciones de Irene. Los niños no podían
ocultar sus expresiones y sus caras siempre revelaban la verdad sobre lo que estaban
sintiendo en ese momento.

A veces estaban felices, otras veces dudosos y otras veces tristes. Tal enredo puso a
Milanda bastante angustiada.

¿Era porque Irene extrañaba a su padre? Irene nunca había podido ver a su padre desde
que nació. ¿Qué debería hacer ella?

Luna se vistió y salió de la habitación. Encontró a Irene y Gerardo hablando, pero


Milanda no estaba a la vista.

Los dos niños pequeños murmuraban el uno al otro, sentados cerca en el sofá. Luna
caminó hacia ellos y escuchó a Irene decir: "¿Puedes encontrar el camino a la oficina de
papá, Gerardo?"

'Por supuesto que puedo!" Dijo Gerardo con orgullo.

De repente, Luna los interrumpió, "¿El camino a dónde?"

Gerardo e Irene se asustaron y se quedaron callados, sacudiendo la cabeza al mismo


tiempo.

"Mamá, es un secreto entre Irene y yo. No deberías preguntarnos más sobre eso". Antes
de que Luna dijera algo más, a Gerardo se le ocurrió una excusa.

Luna trató de decir algo pero luego se rindió. Su hijo era tan listo que ella no podía
objetar su excusa.

"Bien. No les preguntaré más sobre eso. Vengan, vamos al supermercado". Ella
planeaba pasar el rato con sus dos hijos ahora que estaba libre.

Al salir del otro baño, Milanda escuchó el plan de Luna y dijo: "Luna, ya tengo que irme a
casa con Gerardo".

"¿Qué pasa?"
Entonces Milanda le contó a Luna lo que había pasado. Luna asintió y dijo: "Está bien,
entonces. Abuela, ve con Gerardo y devuélvele el teléfono a Samuel, pero ¿qué dirás si
te pregunta dónde te encontré?" Necesitaban dar la misma respuesta.

"Gerardo dijo que lo llevé al parque de atracciones y ahí es donde me encontraste".

"Bueno. Vamos a llamar a un taxi para llevarte a casa". Luna no tenía auto para llevarlos
a casa ya que su estancia era solo temporal en el País C.

Milanda apartó a Luna a un lado y le susurró: "Estuviste con Samuel la noche anterior".
No fue una pregunta, sino más bien una afirmación.

Al pensar en lo que pasó anoche, Luna se sonrojó: "Sí. Me lo encontré de casualidad".


Ella ocultó la verdad.

"¿Te encontraste con él accidentalmente? Entonces, ¿por qué su teléfono está aquí?
Además, el traje en el cesto de basura de tu dormitorio es de Samuel, ¿verdad?" Aunque
Milandaya era mayor de edad, sus ojos y su mente eran tan claros como los de una
persona joven.

Al no encontrar una excusa razonable,

Luna no tuvo más remedio que decir coquetamente: "Abuela, realmente fue por
accidente. Deja de preguntar, mi querida abuela, por favor. Déjame llamar un taxi para
ti". Algunas cosas eran demasiado avergonzadas para hablarlas en voz alta.

¿Qué podría decir? ¿Que la secuestró Samuel, la llevó a la casa y la humilló?

No. Ella nunca lo olvidaría, pero la abuela no tenía por qué saberlo.

Sabiendo que Luna no quería hablar sobre lo que pasó y que parecía tímida, Milanda
pensó que no había sucedido nada malo y dejó de presionarla para obtener una
respuesta.

Después de acompañar a Gerardo y Milanda al taxi, Luna se fue al supermercado con


Irene.

Luna llegó a casa más tarde esa noche. Recibió un mensaje de un número extraño:
"¡Luna, te advierto que no vuelvas a ver a mi hijo!"
Luna miró de cerca el número de teléfono y se dio cuenta que era el de Samuel. No lo
había cambiado en todos esos años.

¡Advertencia, una advertencia más!

¡Luna, te advierto que no le hagas daño a Catalina!

¡Luna, te advierto que no vuelvas a ver a mi hijo!

¿Había algo más que Samuel pudiera decirle a parte de las advertencias?

¡Sí! También le había dicho algo más. También le gritó "¡Fuera de aquí!"

¡Fuera de mi vista! Luna le respondió con la misma expresión.

Gerardo era el hijo de Samuel, pero también era hijo de Luna. Él ya la había privado de
su derecho a criar a su hijo, y ahora la estaba privando de su derecho a seguir viéndolo.

Ella nunca había visto a un tirano como Samuel. ¿Cómo se enamoró de él? ¿Acaso
estaba ciega, o era una idiota en aquel entonces?

En un dormitorio de la casa vieja, Samuel fumaba cigarro tras cigarro, de pie junto a la
ventana y miraba fijamente la respuesta de Luna.

Esta mujer era demasiado rebelde, igual que lo era hace cuatro años. Ahora se habían
vuelto a encontrar y Samuel sentía que era más difícil lidiar con ella ahora que antes.

Sin embargo, no importaba lo difícil que fuera, estaba seguro que volvería a ganar su
corazón.

Ella se había atrevido a abandonarlo durante cuatro años. Samuel se prometió que le
haría saber cómo era un verdadero tirano.

Alguien llamó a la puerta.

"Adelante."

Una pequeña figura entró. Era Gerardo.

"Papi, me voy a dormir. ¡Si quieres irte, sal de aquí cuanto antes, por favor! " Gerardo
estaba acostumbrado a dormir solo. No le importaba si su papá dormía a su lado o no.
Sin embargo, cuando se trataba de su madre y su hermana pequeña, era diferente.
Adoraba dormir con ellas.

Samuel miró a su hijo con ojos fríos y dijo: "Dormiré aquí esta noche".

Gerardo se subió a la cama y frunció el ceño, un gesto que, de hecho, se parecía al de


Luna, y se quejó: "¡Samuel, no vuelvas a fumar en mi habitación!"

También se parecía a esa mujer cuando estaba enojado.

Samuel apagó el cigarro, abrió la ventana para ventilar un poco de aire fresco y le
recordó a Gerardo con calma: "Esta es mi habitación".

"Tienes muchas casas. ¿Por qué te estás peleando conmigo por esta habitación?"
Mientras abrazaba el juguete de Totoro, Gerardo miró a Samuel.

"Pequeño mocoso, hay muchas habitaciones en esta casa. Ve y elige una".

"¡No! ¡Aquí puedo sentir el olor de mamá!" Gerardo estaba tan ansioso que expresó sus
verdaderos sentimientos.

Hubo un silencio en el dormitorio. Era la primera vez que Samuel escuchaba a Gerardo
decir la palabra "mamá" en los últimos dos años.

Cuando Gerardo era un bebé, no sabía nada y solía decir "mamá" "mamá", aunque Luna
no estuviera allí. Pero apenas volvió a pronunciar esa palabra después de que cumplió
dos años.
Capítulo 144 ¿Que te parece si te conviertes en mi amante?
A Samuel no le tomó importancia eso hasta que encontró el historial de llamadas de
videochats de la abuela con alguien llamado L. Sabía que probablemente L era Luna. No
solo la abuela, sino que Gerardo también habían estado en contacto con Luna.

Además, Luna debió haberle pedido a Gerardo que mantuviera en secreto sus llamadas.

'Luna Bo, qué mujer tan astuta que eres! ¿Cómo es que sigues ganando el afecto de
Gerardo después de desaparecer durante cuatro años?' Samuel pensó.

Después de que el humo en la habitación se disipó, se levantó para cerrar la ventana y


se dirigió al baño.

Gerardo ya se había quedado dormido cuando salió del baño.

Apagó la lámpara de la cama, se acostó junto a Gerardo y lo sostuvo cerca de él.

Al acariciar el cuerpo regordete de Gerardo, Samuel no pudo evitar mostrar una sonrisa.

Gerardo se retorció para buscar una posición cómoda en los brazos de Samuel y
murmuró mientras dormía: "Mamá... Ire... "

Al escuchar a Gerardo murmurar acerca de Luna, Samuel quedó inmerso en el


abatimiento, tanto que no se dio cuenta que Gerardo mencionó el nombre "Ire".

Samuel y Gerardo se habían mudado fuera de la Mansión Real desde el momento en


que Luna se fue.

Así que, en los últimos años, la mayor parte del tiempo, Gerardo se quedaba en la casa
vieja con su bisabuela, participando en banquetes con Samuel o vagando en compañía
de Samuel para matar el tiempo.

Era la primera vez que Samuel entraba en la mansión en cuatro años.

Pero no tuvo la oportunidad de subir las escaleras.

Samuel estaba convencido del viejo dicho de que un padre estricto cultiva a un hijo
sobresaliente, pero él había sido un padre amoroso que hacía todo lo posible por
satisfacer todas las peticiones de Gerardo a lo largo de los años.
Descubrió que Gerardo era inteligente pero también un poco precoz.

Samuel pensó que vivir sin el cuidado de una madre era la razón de la precocidad de
Gerardo.

Al principio, pensó que Gerardo podría haber estado inconscientemente presionándose


a sí mismo para hacerse más maduro.

Pero descartó esta suposición poco después de enterarse que Gerardo había estado en
contacto con Luna.

El reloj en la pared sonaba con ese molesto tic tac, lo que no dejaba a Samuel dormir.

Así que soltó a Gerardo, tomó su teléfono móvil de la mesita de noche y lo desbloqueó
mientras caminaba hacia la sala de estudio. Samuel no pudo evitar abrir Wechat e
ingresar el nuevo número de teléfono de Luna en el cuadro de búsqueda. El resultado
fue el usuario llamado L, como lo esperaba.

Envió una solicitud de amistad a L con un texto que decía: "¡Tu hijo te echa de menos!"

'El único que le importa en esta familia ahora es Gerardo. Para ella, no soy más que un
imbécil que la obligó a abortar hace cuatro años'. Samuel estaba perdido en sus
pensamientos.

Inesperadamente, Luna aceptó su solicitud. Pensó que Luna ya se había quedado


dormida.

Pero ninguno de los dos se saludó.

Samuel revisó el álbum de Wechat de Luna. La mayoría de las fotos eran de ella misma
filmando películas y participando en eventos.

Pero también había varias fotos de una niña pequeña de espalda o de lado, frente a la
cámara.

“ ¿Quién es esta niña? ¿Será su hija? ¿Tuvo una hija con otro hombre?'

Samuel se puso furioso al pensar en eso. Regresó a la página de chat y le envió un


mensaje a Luna: "¿Estás saliendo con otro hombre?"
Samuel miró fijamente la pantalla, esperando ansiosamente la respuesta de Luna. '¡Si se
atreve a responder con un sí, mataré a ese hombre!' Apretó los dientes y pensó.

Al ver la pregunta de Samuel, Luna, que estaba acostando a Irene para dormir en la
cama, se quedó confundida. Estaba desconcertada acerca de por qué Samuel le
preguntó eso.

Al pensar en Catalina, ella respondió, “SI” . 'Hay rumores que circulan en Internet sobre
mí y muchos famosos guapos, por lo que esta respuesta será convincente para Samuel'.
Luna pensó con una sonrisa amarga en su rostro.

En su opinión, incluso si le decía a Samuel que no, aun así sospecharía de ella.

Más tarde, cuando Luna estaba a punto de quedarse dormida, sonó su teléfono móvil en
la mesita de noche, indicando que tenía un nuevo mensaje de WeChat.

"¿Eres la amante de un tipo rico? ¿Esperas que te pueda brindar oportunidades en el


sector de entretenimiento?"

Al ver las preguntas de Samuel, Luna se sintió decepcionada y desconsolada. '¿Es esto lo
que piensa de mí?' Pensó

Luna. Respiró hondo y respondió: “SI”.

Luna esperó alrededor de media hora antes de recibir la respuesta de Samuel.

"¿Qué tal si vienes a dormir conmigo esta noche?, consideraré invertir en otra película y
dejaré que tú seas la protagonista"

Al ver la respuesta de Samuel, los ojos de Luna se ensancharon de ira. Hizo todo lo
posible por mantenerse tranquila y respondió: "¡Eres asqueroso!"

Luna pensó que tendría que esperar mucho tiempo antes de recibir la respuesta de
Samuel. Pero Samuel respondió a su mensaje más rápido esta vez.

"Pero tu reacción de anoche me dijo que disfrutaste mucho de mi servicio".

"Samuel Shao, te pido que me dejes en paz. Por favor..."

Luna esperó otra media hora antes de recibir la respuesta de Samuel: "Entonces... ¿Qué
opinas de mi propuesta? Me gustaría que respondieras ahora".
Luna miró el teléfono con desagrado. Respondió: "Será mejor que primero obtengas la
aprobación de tu novia".

Que ridículo era Samuel Shao. ¡Esperando que su ex esposa se convierta en su amante!'
Pensó Luna.

"Estarás de acuerdo con mi propuesta algún día. ¡Solo espera y verás!" respondió
Samuel.

Luna ya no respondió más. Era demasiado tarde por la noche y tenía sueño. Volvió a
poner el teléfono móvil en la mesita de noche, abrazó a Irene y se quedó dormida poco
tiempo después.

Ya eran las dos de la mañana cuando Samuel terminó su cigarro. Volvió al dormitorio, se
acostó junto a Gerardo y poco a poco se quedó dormido.

Al día siguiente por la mañana, Luna se dirigió a la filmación temprano.

Tomó una siesta antes de filmar las escenas de lucha en la tarde.

Una concubina imperial metió cizaña entre Cristal y Lily. Engañaron a Cristal para que
peleara con Lily.

Tanto Cristal como Lily eran buenas en artes marciales, por lo que el jardín estaba hecho
un desastre.

Al escuchar que las dos concubinas estaban peleando en el jardín, el emperador se


apresuró hacia ellas. Al ver al emperador, Lily se distrajo y su espada falló en herir a
Cristal y arañó el brazo de la actriz Amber.

"¡Ah!" Amber gritó.

Los miembros del equipo de filmación estaban todos confundidos. Según el guión, se
suponía que el rasguño era muy leve. Pero ¿por qué Amber gritó tan fuerte?

Entonces el brazo de Amber comenzó a sangrar. La sangre se salió y empapó la tela


alrededor de la herida.

Al ver eso, todo el equipo se asombró y corrieron hacia Amber. La espada solo era de
utilería y se suponía que no debería tener filo. ¿Cómo fue eso posible?
Al ver a Amber sangrando, Luna se asustó.

Un asistente corrió hacia Amber con una caja de primeros auxilios.

El director caminó hacia ellas, miró la espada en la mano de Luna y dirigió su vista hacia
Luna. Luego se dirigió a la multitud y preguntó: "¿Quién está a cargo de las herramientas
del escenario?"

Una mujer se acercó al director, "Soy yo, director Xiao".

"¿Por qué está afilada la espada? ¿Quién preparó esto? ¡Están despedidos!"

Un hombre delgado corrió hacia el director, "Lo siento, director. Es mi error. Por favor,
perdóname solo esta vez... "

El hombre le rogó por su trabajo, mientras continuamente le guiñaba un ojo a Luna. Al


ver eso, Luna estaba totalmente confundida. '¿Quién es este hombre? ¿Por qué sigue
guiñandome un ojo?' Luna se preguntó.

Otros miembros del equipo de filmación notaron el comportamiento del hombre y


comenzaron a mirar a Luna de manera sospechosa.
Capítulo 145 Ensenarle a Amber una leccion
Amber fulminó a Luna con la mirada.

Después de haber estado desconcertada durante varios minutos, Luna finalmente se dio
cuenta de lo que estaba pasando.

¡La estaban inculpando!

Efectivamente, el hombre puso sus ojos en Luna. "Luna, habla con el director y aboga
por mí, por favor. El dinero que me diste es mucho menos que el salario de mis dos
meses de trabajo. Me quedaré en la calle si me despiden..."

Al oír lo que dijo el hombre, Amber se levantó de la silla, caminó hacia Luna y la
abofeteó.

"Luna, ¿por qué hiciste esto, eh?" Aunque estaba enojada, la voz de Amber seguía
siendo bastante coqueta.

A estas alturas, todos en el lugar ya se habían reunido alrededor de ellas y se quedaron


sin aliento cuando vieron que Amber abofeteó a Luna.

"Srta. Amber, fue Luna quien me pidió que cambiara la espada de utilería por una real.
Desde hace mucho tiempo que usted no le agrada".

Amber era una gran estrella y las personas de su edad sentían mucho respeto por ella.

La gente comenzó a murmurar entre ellos sobre lo que el hombre había dicho.

Luna no dijo nada mientras se cubría la cara con la mano.

"Luna, eres tan malvada." Luna solo podía ver rabia en los ojos de Amber.

Estaba convencida de que Luna tenía celos de ella porque era mejor actriz.

Eso no importaba. Luna se frotó el rostro adolorido, de repente levantó la mano y le dio
una bofetada a Amber.

El rostro tierno y suave de la chica se puso rojo inmediatamente.

Amber comenzó a llorar. Se veía tan patética que la gente sintió pena por ella.
"¡Dios! ¿Acaso Luna está loca? ¿Cómo se atreve a abofetear a la señorita Amber?"

"Eso es. Ella es mucho mayor que la señorita Amber. Seguramente pidió que cambiaran
la espada por la envidia que siente de la juventud y belleza de la señorita Amber, ¿no
crees?" Los murmullos de la multitud se hicieron cada vez más fuertes mientras
observaban.

...

El director estaba demasiado enojado como para decir algo. Aunque para empezar, era
difícil decir quién tenía razón y quién estaba equivocado, no estaba nada contento de
ver tanta discordia entre su equipo de filmación y los actores.

"Tú, ¡dinos qué pasó!" Jonathan Xiao señaló nuevamente al hombre.

Al verse rodeado por otros, el hombre delgado se asustó demasiado como para decir
una palabra.

Se giró a ver a Luna con una mirada suplicante como si le estuviera diciendo "Ayúdame,
por favor".

Luna lo ignoró y miró a Amber. Era mucho mayor que ella, por lo que Luna decidió darle
una lección. "Te abofeteé para que aprendas que nunca debes atacar a otras personas
antes de averiguar qué está pasando. Primero debes conocer la verdad. ¿Entendiste
niña?"

Parecía una madre estricta. Amber se sintió como una tonta y dejó de sollozar.

Tenía 19 años y, si recordaba correctamente, Luna era diez años mayor que ella. Por su
apariencia, era difícil decir que Luna tenía casi treinta años.

Podría sentir que de los ojos de Luna emanaba un sentido de severidad.

Entonces, Luna miró al hombre con desprecio. "Es difícil creer que hayas trabajado con
el equipo de filmación durante tanto tiempo. Tu actuación es horrible. ¿Cómo puedes
inculpar a otros cuando hay tantos fallos en tu historia.

Parecía que el hombre delgado quería defenderse, pero Luna no le daría la oportunidad
de hablar.
"Te hiciste notar demasiado pronto, me miraste inmediatamente y traicionaste a la
persona que te pagó demasiado pronto, eso es demasiado poco creíble. Confesaste
todo tan pronto como el director dijo "despedido", pero en ese momento no sabía que
eras tú quien manipuló la espada, simplemente estaba preguntando por el culpable.
Eres muy estúpido al confesarlo de inmediato."

La gente a su alrededor asintió. Lo que Luna decía era bastante razonable.

Jonathan le dio una patada al hombre delgado. "Imbécil, dime, ¿quién está detrás de
todo esto?"

Normalmente, la gente sospecharía de Amber, que en ese momento ya no se atrevía ni


siquiera a llorar. No podían pensar en otra persona que tuviera motivos para inculpar a
Luna.

Solo unas pocas personas astutas se dieron cuenta que la persona que está detrás de
esto quería poner a Amber en contra de Luna.

El hombre delgado trató de luchar. "No me importa si me creen o no. De verdad fue
Luna quien me pidió que hiciera eso. ¡Dijo que Amber era tan obstinada e irrazonable
que debía enseñarle una lección!"

Esas palabras provocaron que Amber se sintiera avergonzada.

"Entonces vale. Según lo que dijiste, quería enseñarle una lección, entonces, ¿por qué
no hice nada cuando te descubrieron? Además, tu dijiste que te di algo de dinero,
entonces presenta algunas pruebas como el registro de la transferencia, por ejemplo".
Luna llevaba un vestido de cardenal del palacio y su rostro brillaba con confianza e
indiferencia. Parecía una reina, sin mencionar su extravagante maquillaje.

La gente a su alrededor asintió y miró a ese hombre, cuya expresión cambió de la


vergüenza a la ira. "Luna, te atreves a hablar pero no quieres asumir la responsabilidad
de tus actos. ¿Cómo pude aceptar ayudarte si sabía quién eres realmente?" Terminó de
hablar y se escapó, fue tan repentino que la gente se quedó estupefacta.

Ahora, el hecho era claro. La gente sabía que estaban inculpando a Luna.

Luego Jonathan envió a alguien para que investigue al hombre y descubrió que era
huérfano y huyó después de que lo descubrieron.
Sin embargo, Amber no era lo suficientemente madura como para perdonar a Luna por
el dolor que le causó al herir su brazo y rostro. Por lo tanto, se dejó llevar por la
manipulación de la persona que estaba detrás de todo eso y no volvería a hablar con
Luna en privado.

Luna pensó en el plan para inculparla durante varios días y no pudo averiguar quién
estaba detrás de eso.

Aunque era popular entre el equipo de filmación, tampoco era molesta. ¿Quién podría
inculparla?

Sin embargo, sin importar quién estaba detrás de eso, Luna decidió tener más cuidado a
partir de ahora.

Después de que Luna agregó en Wechat a Samuel, Gerardo se conectaba con Luna para
hacer videochats desde el estudio de Samuel en la casa vieja.

Luna estaba desconcertada. Samuel le había advertido una y otra vez que no viera a su
hijo, pero ahora le permitía a Gerardo hacer videochats con ella.

¿Era un hombre contradictorio?

Por la tarde ya había terminado de trabajar y el director propuso una cena de equipo.

Luna quería irse a casa y pasar tiempo con su hija ya que salió temprano del trabajo,
pero Jonathan la valoraba demasiado y no estaba de acuerdo con que se ausentara la
fiesta. Luna no tuvo más remedio que cambiarse de vestido e ir a la fiesta.

Hotel Zafiro.

Al ver el glorioso hotel, Luna se sintió profundamente conmovida. Habían pasado cuatro
años desde su última estancia aquí.

Ahora, habían renovado el hotel Zafiro y se había vuelto más lujoso.

Se reunieron en un gran salón, con más de treinta asientos alrededor de una mesa
grande.

Asistieron casi treinta personas y el ambiente era agradable debido a la presencia de


varias estrellas jóvenes como Amber.
Como veterano en la industria del entretenimiento, Manolo estaba gastando bromas
con Amber y otra actriz haciendo que se ruborizaban sus rostros.

Luna sabía que si Manolo no estuviera casado, incluso Amber se enamoraría de él.

Durante la cena, Luna se fue en silencio.

Quería tomar un poco de aire fresco y sabía que había un balcón al final del pasillo del
sexto piso.

Habían propuesto varios brindis durante la cena, así que Luna también había tomado
algo de licor.
Capítulo 146 ¿Estas loco?
Una suave brisa soplaba en la terraza, lo que hizo que la cara de Luna se pusiera más
roja que antes.

De repente, algunos susurros cerca atrajeron su atención.

No muy lejos de donde estaba ella, una pareja se estaba abrazando. Al ver esto, Luna
pensó que eran una pareja amorosa y desvió su camino para evitar molestarlos.

"Sam, ¿por qué no viniste a ayudarme cuando el Sr. Fang me dijo esas cosas terribles?
¿Te hice enojar?"

¿Sam? Luna se detuvo en seco y miró hacia atrás. El hombre que la estaba mirando no
era otro sino Samuel.

Catalina no la vio porque Samuel la estaba abrazando con fuerza.

Luna los miró con desdén. ¡Que decepcionante! A Luna no le importaba, así que decidió
irse.

Se dio la vuelta y se fue en silencio, como si nunca hubiera estado allí.

Si no fuera porque vio a Luna con sus propios ojos, Samuel no se hubiera dado cuenta
de que los estaba mirando.

Aunque Catalina todavía se sentía triste en sus brazos, Samuel no estaba de humor para
animarla.

"Entonces ya no te traeré a este tipo de eventos". Empujó a Catalina a un lado


sutilmente, encendió un cigarro y caminó hasta el borde de la terraza.

Catalina lo siguió apresuradamente pensando que podría estar enojado. "Sam, está
bien. Estoy dispuesta a que me falten el respeto, solo lo hago por ti".

"Vale." El hombre le dio una respuesta indiferente y dejó de hablar, lo que hizo que
Catalina se sintiera un poco avergonzada.

Tenía que pensar sobre varios temas para mantener la conversación.

Sin embargo, Samuel solo respondía con una o dos palabra: "Bueno". "Vale".
Después de que Samuel terminó de fumar su cigarro, regresaron a su habitación
privada, cuando vieron a Luna al otro lado del pasillo.

Catalina puso su mano en el brazo de Samuel de forma posesiva, mientras miraba a


Luna complacientemente.

Luna maldijo desde dentro y desvió su camino hacia la habitación privada a la derecha
de Samuel.

Samuel y Catalina entraron a la habitación privada en su lado izquierdo. Cuando


entraron, el Sr. Fang del Grupo Fang los miró fijamente de forma ambigua. "¿Dónde han
estado, amantes felices?"

Al escuchar eso, Catalina inmediatamente ignoró las palabras humillantes del Sr. Fang y
bajó la cabeza para fingir timidez.

Después de sacar su silla, Samuel se sentó sin cederle el asiento a Catalina.

Catalina no sabía si los demás notaban la forma indiferente en que la trataba Samuel.
Sin valor para levantar la vista, se sentó a su lado con nerviosismo.

Samuel respondió. "Estábamos tomando un poco de aire fresco en la terraza".

El señor Fang se rió con los demás y luego cambió de tema.

En la habitación privada de al lado, Luna no estaba de humor para nada después de


regresar y hablaba mucho menos que antes.

Amber y una actriz de reparto estaban cantando una canción de amor popular, mientras
que otros miembros del equipo de filmación se reían y charlaban.

Finalmente, la fiesta terminó. Amber propuso cantar en el karaoke y muchas personas


aceptaron de inmediato para adularla.

Luna habló con Jonathan y se excusó. Tenía que irse a casa.

La gente salía de la habitación una tras otra. Luna se despidió del director y de algunos
buenos amigos que formaban parte del equipo de filmación y caminó hasta la acera de
la carretera para llamar a un taxi.

Sin embargo, no había ningún taxi disponible y Luna tuvo que caminar por la carretera.
Un Cadillac nuevo de color negro arrancó del frente del hotel y salió del
estacionamiento.

Luna seguía caminando, mientras buscaba algún taxi disponible. Solo quería llegar a casa
lo antes posible y dormir con su querida Irene en brazos.

El coche negro se detuvo frente a ella, en un cruce.

Luna no sabía de quién era el coche, así que lo ignoró y cruzó la calle.

Sin embargo, cuando llegó al otro lado, el auto la siguió y se detuvo frente a ella
nuevamente.

La ventanilla del asiento del conductor bajó, y Luna vio a Samuel, vestido de una camisa
blanca, en el asiento del conductor.

Luna lo ignoró y rodeo el auto otra vez, pero Samuel la siguió y bloqueó su camino.

Finalmente, Luna golpeó la ventanilla de su auto y gritó, fingiendo fiereza.

"¿Estás loco?"

"¿Qué pasa si estoy loco?"

…. Luna lo miró sin decir nada. "¿De qué estás hablando, déjame en paz? Vete y deja de
obstruir mi camino".

Al pensar en Catalina, Luna se enojó porque Samuel resultó ser tan idiota que pretendía
salir con dos chicas al mismo tiempo.

"¡Entra al coche!" El hombre se lo ordenó con calma.

Al no recibir respuesta, Samuel tuvo que usar a su hijo como excusa. "Gerardo te
extraña". Eso no era una mentira. Ciertamente, Gerardo extrañaba a Luna todos los
días.

Al oír esto, Luna pensó que la llevaría a ver a Gerardo, así que se subió al auto y se
preguntó en qué momento Samuel se había vuelto tan considerado.

Samuel entendía lo que Luna estaba pensando. En lugar de decirle la verdad, Samuel la
llevó a su casa.
En la Mansión Real.

Samuel se detuvo frente a su casa y salió del auto junto con Luna.

Luna estaba encantada al pensar que vería a su hijo.

Cuando se dio cuenta de lo emocionada que estaba, Samuel la llevó a dentro.

Luna pensó que Gerardo estaría en el segundo piso, por lo que no notó que el primer
piso estaba muy oscuro.

Corrió hacia el segundo piso apresuradamente después de ponerse las sandalias.

Sin embargo, Samuel la tomó por la muñeca. Entonces ella cayó en sus brazos. En ese
momento, Samuel la besó.

Todo lo que Luna podía pensar era en su hijo, así que no estaba de humor para besarse
con Samuel.

Trató de empujarlo varias veces pero no consiguió alejarlo. El hombre era tan firme
como una roca. Trató de empujarlo más fuerte, pero él la presionó contra un pilar.

"Samuel, quiero ver a mi hijo. Aléjate..." Luna luchó con descontento. Ciertamente era
verdadero el dicho que dice que todo lo que un hombre piensa es en sexo.

Samuel susurró y dijo: "Gerardo está en la casa vieja".

Luna estaba tan enojada que incluso quería matarlo. Sin embargo, pensó en lo que
Samuel le había dicho y se dio cuenta que en realidad nunca dijo que Gerardo estuviera
en la mansión.

Luna fue tan estúpida como para subirse al auto y dejar que Samuel la trajera aquí sin
ninguna resistencia.

¿Había alguien tan estúpida como ella? Era tan idiota que se presentó ante este hombre
como una oveja que entraba en la guarida de un lobo.

"Luna, promete ser mi amante, o arruinaré tu nombre en la industria del


entretenimiento". Abrazó a Luna con fuerza y absorbió su aroma.

Todavía recordaba esa noche hace cuatro años, cuando ella tomó la iniciativa para
satisfacerlo.
¡Otra advertencia! Luna quería abofetearlo nuevamente, pero dudó.

"¿Por qué debería creer que un abogado como tú puede interferir en la industria del
entretenimiento?" Luna lo despreciaba, pero sabía que las palabras de Samuel podían
ser ciertas.

Después de todo, el dinero domina a la sociedad. Con el suficiente dinero, uno puede
hacer cualquier cosa que quisiera.

Samuel entrecerró los ojos. Parecía que Luna lo estaba menospreciando.

"¿Te gustaría intentarlo?" Sedujo a Luna con su voz agradable.

"¡Haz lo que te dé la gana!"

Sin embargo, en el siguiente momento, la levantó. Luna puso sus brazos alrededor del
cuello del hombre a toda prisa para evitar caerse. "¿Qué estás haciendo, Samuel?" Su
acto la confundió.

"Dijiste que hiciera lo que me daba la gana, ¿no?" El hombre caminó hacia las escaleras
con Luna en sus brazos.

"¡Suéltame! ¡No voy a subir las escaleras! Samuel, ¿por quién me tomas?" Luna luchó y
saltó de sus brazos.

Sin embargo, Samuel todavía la sujetaba con fuerza.


Capítulo 147 Dejame cuidar de ti
"¿Por quién te tomo? Mi ex mujer" Dijo con indiferencia, haciendo que a Luna le
resultara difícil descifrar sus sentimientos.

"Tienes razón, ex. Cuida tus palabras y tu comportamiento por favor. ¡Si me obligas a
acostarme contigo otra vez, te demandaré!" Ella miró al hombre con arrogancia.
Aunque las luces de la casa estaban apagadas, aún podían ver la expresión en sus
rostros bajo la luz de las farolas de la calle.

"¿Demandarme? Luna, qué poco has progresado en los últimos cuatro años. ¿Qué has
estado comiendo estos años? ¿Sesos de cerdo?" Samuel la miró con desprecio. También
dijo que lo demandaría hace cuatro años y ahora estaba repitiendo las mismas palabras.
¿Qué tan estúpida podría ser?

¿Sesos de cerdo? Esto fue un insulto directo a Luna, decirle que era tan estúpida como
un cerdo. Luna luchó por salir de su fuerte agarre, quería escapar de allí. Samuel no hizo
nada hasta que ella llegó a la puerta.

"Gerardo está arriba." Él comenzó a subir las escaleras cuando dijo eso.

Poco después, Samuel escuchó unos pasos que resonaban detrás de él, cada vez más
cerca. "Oye, ¿no dijiste que él estaba en la casa vieja? Entonces cómo podría estar
arriba?".

Samuel no respondió.

Así que Luna no tuvo más remedio que seguir a Samuel y continuó preguntando: "¿Cuál
es la verdad?"

"Samuel, si te atreves a mentirme otra vez..." De repente, Samuel se dio la vuelta, besó
sus labios rojos y la hizo callar.

Dos segundos después, Samuel pateó la puerta de la habitación y la arrojó sobre la


cama. "Gerardo está en la casa vieja". Dijo Samuel. Él tenía razón. Ella no había comido
nada más que sesos de cerdo en los últimos cuatro años ya que la engañó fácilmente.

Luna estaba irritada. Encendió la lámpara de la mesilla sin ninguna dificultad, para ver a
Samuel claramente y tratar de impedir que se comportara como un descarado. Sin
embargo, al ver los adornos de la casa, se quedó sin palabras. Nada había cambiado en
los últimos cuatro años desde que ella se había ido.

"Deja de mirar. Esta casa ya no es tuya desde hace muchos años".

Lo que dijo ese hombre la devolvió a la realidad.

Luna quería decirle algo, ya que sus labios se movían ligeramente, pero al final decidió
no hacerlo. En cambio, volvió a abrir la boca y dijo con una voz seductora. "Señor Shao,
¿no te daría miedo si volviera a llamar a tu novia?

Las palabras "Señor Shao" irritaron a Samuel.

Se acercó a ella lentamente, sacó su teléfono del bolsillo y lo arrojó sobre la cama.

Justo antes de que Luna alcanzara el teléfono, se lanzó sobre ella y la presionó contra la
cama.

"Luna, si logras alcanzar mi teléfono, admitiré que perdí este juego de ahora en
adelante." Él sujetó sus manos sobre su cabeza y la miró bajo la luz tenue.

Después de cuatro años de estar separados, no la había mirado tan de cerca desde su
reencuentro.

Ella llevaba un maquillaje sutil. El delineador que se inclinaba hacia arriba hacía que sus
ojos se vieran más encantadores.

El lápiz de labios cardinal que llevaba, aunque se borró durante la cena, todavía hacía
que sus labios se vieran deliciosos.

Luna era más atractiva que antes. Como un espíritu maligno, todos sus movimientos lo
seducían.

Luna se sintió avergonzada por su mirada ardiente y se giró la cara. "¿Qué? ¡Suéltame
ahora!"

"Te suelto, ¿para que puedas llamar a mi novia?" Le besó el lóbulo de la oreja, y esto la
hizo temblar ligeramente.
"Samuel, ¿sabes que tienes una prometida? Pero ahora estás abrazando a tu ex esposa.
Eres un idiota, ¿verdad?" Ella se mordió el labio inferior con fuerza, mientras luchaba
por evitar sus besos.

Samuel sonrió como un rufián y admitió con franqueza. "Sí. Soy un idiota, ¿y qué?

Ahora que a Catalina no le importaba lo que estaba sucediendo, ¿por qué deberían
preocuparse ellos?

Luna lo miraba sin poder creerle. Estaba en shock al ver que él había admitido ser un
idiota.

"Nunca quisiste dejarme ir, ¿verdad?"

"¿No lo supiste hasta ahora?" Él la convenció de que fuera a su habitación, paso a paso,
y había decidido que nunca la dejaría ir de nuevo.

Luna cerró los ojos y los abrió de nuevo. Entonces dijo de forma seductora, "Bueno,
entonces me gustaría disfrutarlo en lugar de luchar contra ti".

Samuel sonrió como un demonio encantador. "Aquí me tienes."

Luego liberó sus manos y jugueteó de forma inquieta con su cabello sedoso que estaba
cerca de sus oídos.

Luna quería agarrar el teléfono. Sin embargo, Samuel se dio cuenta de su intención de
inmediato y sostuvo su brazo tan pronto como ella lo levantó.

¡Qué idiota!

"Señor Shao, primero debes ir a bañarte, te esperaré". Ella trataba de huir porque no
quería tener relaciones sexuales con Samuel otra vez.

Aunque Samuel estuvo de acuerdo, lo que hizo sorprendió a Luna, la tomó y la llevó a la
ducha.

Cuando se enteró que Luna estaba de vuelta en el País C, Samuel contrató a empleados
para que limpiaran cada rincón de la casa a diario sin decirles la razón.
Ahora, de repente todo tenía sentido y se dio una palmadita con orgullo como un
hombre que podía predecir el futuro. Podían usar el dormitorio y la ducha cuando
quisieran.

'Luna, sé mi amante y déjame cuidarte'.

'Luna, eres una mujer sin piedad, ¿cómo pudiste abandonar a tu esposo y a tu hijo
durante cuatro años?'

'¡Luna, ahora que has sucumbido ante mí, haré cualquier cosa para recuperarte!'

Antes de que se durmiera, todo en lo que podía pensar era en la forma en que él le
hacía el amor y las palabras que decía.

Al día siguiente, Luna volvió a pedir permiso para faltar al trabajo. Algunas personas
comenzaron a disgustarse porque pensaban que era más arrogante que Amber.

Sin embargo, se rumoreaba que no fue su asistente, sino un hombre misterioso el que
pidió permiso en su nombre.

El director no dijo nada sobre eso, y procedió a omitir las escenas que necesitaban el
personaje de Luna, y a filmar las demás.

Por lo tanto, cuando Luna llegó al sitio de filmación el día siguiente, encabezaba el tema
de conversación en un grupo de personas que formaban parte del equipo de filmación y
que discutían sobre su ausencia.

"Parece que todos los rumores acerca de sus aventuras son verdaderas. Así fue cómo se
convirtió en una estrella popular."

"Sabía que ella pretendía ser una mujer ambiciosa. ¡Lo sabía! ¿Solo una mujer como ella
podía caracterizar a Lily de una manera tan perfecta?"

"¡Cierto! Tal vez la persona que llamó ayer al director era su amante".

Quería aplaudirles porque quien fuera que dijo la última frase, adivinó la verdad.

Ayer por la mañana, escuchó aturdida que Samuel llamó al director y le dijo que Luna
faltaría por razones de negocios y que volvería al trabajo hoy.

El director estuvo de acuerdo sin hacer ninguna pregunta.


Entonces suspiró en silencio, se puso su atuendo para la película y se subió a la
furgoneta para ir a la escena de rodaje.

Hoy, estaban trabajando en algunas tomas exteriores en el borde del acantilado en las
afueras del País C. En esta escena, Lily se caería del acantilado para salvar al Príncipe Jin.

Después de subirse al auto, Luna se sentó y comenzó a navegar por las redes sociales.

El automóvil se dirigió al área de las afueras, después de que todos los personales se
subieron.

El paisaje en las afueras no era malo y el acantilado era exactamente igual a los de la
televisión.

Las tomas de acción de hoy no eran sobre los dos protagonistas, sino sobre personajes
secundarios y algunos actores y actrices de apoyo. Después de aplicar el maquillaje,
Luna se colocó junto al acantilado y dejó que los trabajadores la aseguraran con un
arnés que estaba conectado a los cables, soportado por rocas y vigas.

El actor secundario estaba luchando con otros y Lily empujó al príncipe Jin con todas sus
fuerzas.

Sin embargo, perdió su fuerza y cayó por el acantilado.

El príncipe Jin se colapsó.

Gritó el nombre de Lily con un dolor extremo mientras las espadas le cortaban la
espalda, una y otra vez. Sentía tanta pena por el dolor que le infligían.

Luna estaba rápido cayendo por el precipicio. Sin embargo, de repente vio que el
delgado cable de acero que la sujetaba estaba cortado. ¿Cortado? ¿Cortado? Las
palabras resonaron en su cabeza.

El miembro del equipo del departamento de accesorios, responsable de garantizar la


seguridad del cable, se dio cuenta del cable cortado. Lo notó a través del video de
vigilancia y gritó de repente: "¡Mierda! ¡Director! Luna en verdad se está cayendo, el
alambre de acero está cortado! "

Sus palabras asustaron a todos.

Las cámaras dejaron de filmar inmediatamente y enviaron gente a buscar a Luna.


Luna seguía cayendo por el aire. ¿Iba a morir? ¡No! Ella no quería dejar a su querido
Gerardo, a su dulce Irene, y sorprendentemente, no quería dejar a Samuel, a su ex
marido.
Capítulo 148 Te despellejare si te atreves a cambiar de opinion

'Crack.' Luna hizo una mueca de dolor, mientras su cuerpo se golpeó en una roca. Su
cara estaba adolorida al golpear la superficie afilada de la roca.

Luna estaba demasiado asustada para abrir los ojos, mientras continuaba cayendo por
el acantilado.

'¡Bang!' ¡Su espalda golpeó otra piedra y eso la lastimó mucho!

Quedó rápidamente abrumada por el miedo a la muerte.

'Mamá, papá, ¿ya es mi hora?' Luna susurró. Pero ella no quería irse todavía. No quería
irse y dejar a sus dos hijos atrás.

'¡Crack!' Algunas ramas se rompían mientras ella estaba cayendo.

'¡Bang!' "¡Ah!" Luna gritó de dolor. Su cuerpo entero le dolía insoportablemente, y poco
después perdió el conocimiento, aterrizó con un golpe seco en una gran rama de árbol
en la parte inferior del acantilado.

Había pasado mucho tiempo.

Más tarde, ese mismo día, en el canal de noticias de entretenimiento, un periodista


comentó: "Ahora estoy en el lugar donde se está filmando la Concubina favorita del
Príncipe Jin y, según fuentes confiables, Luna, la segunda actriz de la película, ha sufrido
un accidente. Se cayó de un acantilado. Ya se tomaron todas las medidas necesarias
para rescatar a la actriz. Oramos para que se encuentre sana y salva. Nuestros
reporteros nos proporcionarán más información del incidente".

El segmento de noticias mostraba escenas de ambulancias y bomberos corriendo para


rescatarla.

El video se hizo viral en Twitter en pocos minutos. A medida que pasaba el tiempo, el
hashtag #Lunacayódeunacantilado se volvió tendencia.

En este momento, muchas personas dejaban comentarios en su Twitter, enviando sus


rezos y bendiciones.

Tanto los que la querían como los que no compartían los mismos sentimientos.
'Que Dios te bendiga con larga vida y paz. ¡Luna, aguanta!'

'Oh, Luna, debes regresar sana y salva'.

'¡Oramos por tu seguridad!'

Había muchos comentarios positivos, pero también hubo algunos comentarios


negativos. Por ejemplo, el quinto comentario más leído provocó indignación. Decía "El
mundo estará mejor sin una mujer tan frívola".

......

Un grupo de fieles seguidores de Luna comentaron en el Twitter de Samuel.

'Señor Shao, por favor envíe rápidamente a más personas para salvarla. Después de
todo, ¡Luna es su ex esposa!'

'Señor Shao, Luna es una mujer fantástica, ¡no la abandone! ¿Acaso está ciego?'

'Puede que no sepamos lo que pasó entre ustedes dos, pero usted es su ex esposo y ella
es la madre de su hijo. Haga algo.'

Cuando pasó el incidente de Luna, Samuel se encontraba en la corte, en medio de un


juicio de demanda, con su teléfono celular apagado.

No sabía lo qué había pasado.

Por la tarde finalmente rescataron a Luna, que había estado colgada en una rama.
Estaba en coma y la llevaron rápidamente al hospital.

La encontraron en un estado peligroso y deprimente. Su traje se había rasgado, su piel


estaba expuesta y la sangre manchó todo su cuerpo.

Daisy fue la primera en enterarse de este percance. Inmediatamente llamó a Chuck,


quien estaba con su hijo en el laboratorio.

"Luna tuvo un accidente. Acabo de ver que va en la ambulancia. Eres el mejor doctor del
país, por favor, debes salvar su vida".

Su tono de ansiedad hizo que Chuck entendiera lo que había sucedido.

"No te preocupes, entendido."


"Chuck, en los últimos cuatro años, especialmente cuando tuve a Gonzalo, si no hubiera
sido por Leandro y Luna, tu hijo y yo habríamos muerto de hambre en la calle". Daisy
recordó la ayuda que Leandro y Luna les habían dado, y comenzó a sollozar.

Cuando supo que estaba embarazada, se asustó. Estaba completamente perdida.

Era muy difícil para una mujer embarazada encontrar un trabajo. Leandro le
proporcionó el dinero para ayudarla a mantenerse junto con Luna durante ese difícil
período en su vida.

Cuando Daisy dio a luz, Luna le pidió ayuda a Leandro. Leandro les dio cinco millones a
Luna y a ella.

Leandro fue quien le dio a Daisy y a Luna las condiciones más idóneas para tener el
bebé. Aunque Daisy le debía su deuda más grande a Leandro, sabía que su hermano lo
hizo todo esto porque era amiga de Luna.

Después del nacimiento de Gonzalo, Luna contrató a dos niñeras para que cuidaran de
su hija y del hijo de Daisy para que las dos pudieran ir a trabajar con tranquilidad.

Por lo tanto, en los últimos cuatro años, la amistad entre Daisy y Luna se hicieron más
fuertes que nunca, estaban unidas para apoyar a sus dos hijos.

Hubo silencio desde el otro lado del teléfono. De hecho, Chuck se molestaba cada vez
que alguien mencionaba a Leandro.

Porque en los años en que se encontraba buscando a Daisy, Leandro, que sabía dónde
estaba, no dijo una sola palabra.

Al oír lo que dijo Daisy, comprendió de inmediato toda la historia.

El sospechaba que durante esos cuatro años, las dos mujeres con dos hijos solo habían
podido sobrevivir con la ayuda de Leandro.

"Entiendo. No necesitas sentirte mal, y Luna también es como una hermana para mí,
haré todo lo posible por salvarla". Chuck rara vez consolaba a los demás. Sollozando en
el otro extremo de la línea, Daisy lo obligó a hacerlo.
"Sí, Chuck, siempre y cuando prometas que Luna estará bien. Te escucharé en todo, y no
me iré a ningún lado”. Daisy lo pensó con cuidado. A pesar de ser un poco molesto, lo
cual era un gran defecto en su personalidad, Chuck era bastante bueno con ella.

Cuatro años después, cuando la volvió a encontrar, el amor y la ternura de sus ojos
hablaban por sí mismos. Todas sus emociones eran tan obvias para ella.

Sin embargo, los hombres eran demasiado orgullosos y él seguía torturándola, lo que la
molestó.

Si la extrañaba, debería expresarse. ¡Qué hombre tan desagradable!

Daisy no vio que Chuck sonrió después de terminar esta frase.

"¡Quién te necesita! Sin embargo, ya que has hecho una elección, te despellejaré si te
atreves a cambiar de opinión". Llevó a su hijo fuera del laboratorio. La fiereza en su tono
hizo que Gonzalo lo mirara con desprecio.

Recientemente conoció a su padre, que era médico, y aunque estaba enojado la mayor
parte del tiempo, era muy bueno con su madre. Realmente no sabía por qué diablos a
veces sus padres actuaban como lo hacían.

"¡Ve y espera a la ambulancia!" Daisy se secó las lágrimas y sonrió.

La llamada no se detuvo. El ambiente cálido y feliz permaneció entre los dos.

"De acuerdo", Chuck finalmente colgó el teléfono y fue a la estación de enfermeras.

La ambulancia que llevaba a Luna se acercaba al hospital general, pero de repente dio
un giro en una esquina, cosa que confundió a los reporteros.

Solo cuando llegó al Hospital Privado de Chuck, todos pudieron entender la maniobra
anterior.

Chuck ya estaba preparado, junto con su equipo, antes de que llevaran a Luna a la sala
de operaciones. Junto a él estaba Gonzalo. Se vio obligado a ver a su padre realizar una
cirugía, y estaba desesperado e indefenso.

El niño llevaba un traje desinfectado ancho y estaba sentado en un taburete, miró a la


persona que estaba siendo transportada.
"¡Es Luna!" Cuando Gonzalo vio a la paciente en la mesa de operaciones,
inmediatamente saltó de la silla en estado de shock.

El traje era tan grande que accidentalmente lo pisó y cayó.

Chuck miró a su hijo y le pidió a la enfermera que lo ayudara a levantarse.

"¡Cálmate! Todo estará bien. ¿Vale?" Por el momento, Chuck parecía serio. Observó a su
hijo sentarse en el taburete y comenzó a inspeccionar y luego operar a Luna.

Después de una hora, se apagó la luz de la sala de operaciones y sacaron a Luna.

Edén preguntó ansiosamente: "Doctor, ¿cómo está ella?"

Chuck se quitó la mascarilla cubrebocas. "¿Quién eres tú?" Le preguntó con calma a
Edén, que parecía preocupado.
Capítulo 149 Periodistas causando problemas
"Doctor, yo soy su agente y asistente. ¿Cómo está Luna? Por favor, dígame que está
bien”. Edén rezó para que Luna estuviera bien.

Gonzalo también se quitó la mascarilla cubrebocas y le sonrió a Edén. "Edén, mamá


Luna pronto estará bien". Ahora Gonzalo admiraba más a su papá, después de verlo en
acción.

Edén miró a Gonzalo con asombro. Solía verlo mucho en América cuando visitaba a Luna
en su casa.

Además, él fue quien envió a Gonzalo a la ciudad con Milanda. Así que compartían una
estrecha relación.

Echó un vistazo a Chuck, luego miró a Gonzalo, "Gonzalo Tang, ¿lo conoces?"

Al escuchar que llamaba a su hijo "Gonzalo Tang", Chuck frunció el ceño. Se dio cuenta
que los dos parecían estar bastante familiarizados entre sí.

"Edén, él es mi padre Chuck, y ahora soy Gonzalo Si". Gonzalo parecía estar muy
orgulloso cuando presentó a su padre.

'¡Papá es genial!' Pensó Gonzalo. Aunque algunas partes del cuerpo de Luna estaban
gravemente golpeadas y sangraba mucho, su padre había limpiado las heridas con calma
después hacer el tratamiento, las había aplicado ungüento medicinal y se las había
vendado.

¿Chuck? Edén se paralizó por un momento. '¿Este niño sin padre resultó ser el hijo de
Chuck Si? Eso es una locura. Y el padre de Irene es aquel famoso abogado. Estos dos
niños realmente tienen unos antecedentes muy inusuales'. Edén pensó mientras estaba
en estado de shock.

"Bueno, ¿quieres ver a mamá Luna?" Una enfermera había llevado a Luna a una
habitación VIP.

"¡Sí!" Luego Gonzalo siguió a Edén.


"Doctor Chuck, ¿cómo está Luna?" Edén y Chuck caminaron por el pasillo, hombro con
hombro.

Chuck hizo retroceder a su hijo, que caminaba frente a ellos, luego puso sus manos en
los hombros de Gonzalo, "Los moretones sanarán pronto. Limpiamos las heridas que las
serpientes venenosas provocaron en su brazo y apliqué un ungüento médico para
acelerar el proceso de curación. Aunque la herida en su frente es un poco profunda, no
quedarán cicatrices. Las demás heridas no son nada de qué preocuparse".

Luna tuvo suerte de quedarse colgada en las ramas de un árbol, todavía tenía algunos
moretones por los golpes. Pero desaparecería en un par de días, después de aplicar el
ungüento.

"Entonces, ¿por qué perdió el conocimiento?" Preguntó Edén confundido.

Chuck se echó a reír, "A causa del dolor". A pesar de que el nivel de dolor que sintió
Luna no era lo suficientemente alto como para que alguien perdiera el conocimiento,
Luna siempre había sido muy sensible al dolor.

Chuck recordó la última vez que le hizo la cura en la mano. Aunque solo le estaba
quitando algunos fragmentos de vidrio, desinfectando y aplicando una pomada
medicinal, ella mordió el brazo de Samuel muerta de miedo.

Cuando salió del hospital, una multitud de periodistas se acercaron y rodearon a Edén.

"Señor. Edén, ¿puede informarnos sobre la condición actual de Luna?"

"Señor Edén, ¿La Sra. Luna está despierta?"

"Muchas personas están muy preocupadas por ella, ¿puede darnos algo de
información?"

Edén estaba encantado al ver a la multitud de periodistas reunidos. La popularidad de


Luna había crecido más allá de lo que esperaba, ya que muchos periodistas ansiaban
cualquier información nueva sobre ella.

Se aclaró la garganta y dijo: "Luna y yo estamos muy agradecidos por todo su apoyo. El
doctor Chuck fue quien realizó su operación. Por el momento, Luna está fuera de peligro
y ya se está recuperando. Estará bien después de un período de recuperación".
"¿El doctor Chuck Si hizo la cirugía?" La multitud estalló en murmullos. Los periodistas se
aferraron a cada palabra que dijo Edén: "Sr. Edén, es verdad que la Sra. Luna tiene
buenas relaciones con el doctor Chuck, Jorge, su ex marido Samuel, su hermano Leandro
e incluso con Manolo."

Edén frunció el ceño ligeramente. ¿Qué estaba tratando de insinuar ese reportero al
decir que Luna compartía buenas relaciones con varios hombres? Pensó.

Mencionar a Leandro y Samuel era bastante ambiguo. Parecía que este periodista
pretendía desviar la atención hacia otros asuntos y comenzar nuevos rumores al
mencionar a Jorge, Chuck y Manolo.

"Creo que olvidaste decir que la Sra. Luna también tiene grandes amistades con las
esposas de los caballeros que has mencionado. Gracias por tu preocupación."

Se dirigió hacia su auto después de terminar su comunicado, pero los medios de


comunicación no querían dejarlo ir. "¿Su ex marido, el Sr. Shao aparecerá con su hijo
para ver a la Sra. Luna después del incidente?

"Todos en este país saben que el Sr. Shao era su marido. ¿Todavía se mantienen en
contacto?"

Al desviar el tema al ex marido de Luna, Samuel, los periodistas continuaron planteando


preguntas.

"No sé si el Sr. Shao traerá a su hijo a ver a Luna. Pero te sugiero que te concentres en el
trabajo de Luna en lugar de su vida privada". Después de que Edén terminó de hablar, se
abrió paso entre la multitud y se subió al auto.

A pocos kilómetros del hospital, Edén miró por el espejo retrovisor y aún podía ver a la
multitud de periodistas.

Esto lo confundió.

Samuel no salió de la corte hasta el anochecer, debido a la complejidad del caso.

En el momento en que salió, una multitud de periodistas lo rodeó.

Le hicieron una serie de preguntas al mismo tiempo, y después de unos pocos segundos
confusos, Samuel comprendió por qué estaba recibiendo tanta atención de los medios.
Resultó que los periodistas querían saber si él visitaría a Luna después de que ella cayera
por un precipicio cuando se encontraba filmando.

'Esta estúpida mujer, ¿no puede tener cuidado mientras filma?' Las quejas de Samuel se
quedaron en la punta de su lengua.

Después de reprimir sus emociones, Samuel sonrió: "Si la visite o no, eso depende de mí
prometida". "¿Necesita la aprobación de su prometida? ¿Significa que ya no siente nada
por la Sra. Luna?"

"¿Acaso la Sra. Luna se molestará si se entera de esto? ¿No cree que está siendo muy
cruel con ella?"

La sonrisa de Samuel se volvió aún más notable porque eso era exactamente lo que
quería.

Sin embargo, debía rezar para que la condición actual del cuerpo de Luna sea capaz de
tolerar su venganza y aflicción. Sin responder más a sus preguntas, se metió en su
Cadillac y encendió su teléfono.

Frunció el ceño cuando vio el video de mayor tendencia en Twitter. No se dio cuenta
que Elisenda estaba sentada en el asiento del copiloto al lado de Yang y lo estaba
mirando a través del espejo retrovisor.

Luego llamó a Chuck, "¿Cómo está Luna?"

"Finalmente, el ex llamó. ¿Qué, quieres que te ayude a montar una rueda de prensa?"
Chuck se burló inusualmente de Samuel porque se sentía bien al tener a su hijo a su
lado.

Después de escuchar el tono de la voz de Chuck, Samuel adivinó la situación de Luna.


Luego colgó sin responder a las palabras burlonas de Chuck.

Mientras se apoyaba en el asiento trasero, reflexionó un momento. Luego le dijo a


Elisenda: "Llama a Catalina y dile que venga conmigo al hospital".

Elisenda se quedó sin palabras por un momento porque Samuel siempre le pedía que se
pusiera en contacto con su prometida en vez de hacerlo él mismo.
Sintió simpatía por su amiga Luna mientras llamaba a Catalina. No pudo evitar
preguntar, "Sr. Shao, ¿todavía ama a Luna?"

'Luna'. Samuel abrió los ojos y cambió de su estado de relajación debido a su pregunta. .
"La conoces." No fue una pregunta sino más bien una afirmación.

Cómo es que no sabía que Elisenda, quien estaba casada y había estado trabajando para
él durante dos años, conocía a esa mujer. "Sí, éramos compañeras en la universidad".
Reconoció su relación con Luna con franqueza.

Antes de eso, Elisenda pensaba que no había necesidad de mencionar a Luna si ella ni
siquiera estaba allí. Ella definitivamente no mentiría ya que Samuel se lo preguntó.

"Entonces, ¿estás de su lado?" Samuel puso una sonrisa de burla y continuó hablando
sin esperar la respuesta de Elisenda. "¡Bien hecho, Luna!"

'Las tres personas en este auto están relacionadas contigo. ¿Cómo es que no sabía que
mi esposa tenía tantos amigos?' Se preguntó retóricamente.
Capítulo 150 La visita de Samuel
Yang, su conductor, fue compañero de clases de Luna en la escuela secundaria. Y ahora
Elisenda, resultó ser su compañera de clases en la universidad.

"Absolutamente." Elisenda soltó una risita. Samuel no sabía que a Elisenda le daban
ganas de poner los ojos en blanco cada vez que veía a Catalina.

Ella se sentía aliviada porque se había dado cuenta que Samuel siempre había sido un
poco frío con Catalina. Era simplemente una relación unidireccional entre ellos.

Samuel dejó de hablar, mientras su mente vagaba entre pensamientos sobre si esa
mujer había enviado a Elisenda para vigilarlo.

En el hospital privado de Chuck.

Luna se despertó alrededor de las 7:00 p.m.

Al ver el hermoso techo y el elegante tapiz, reconoció que era el estilo del hospital de
Chuck.

'¡No estoy muerta! ¡Gracias a Dios!' Sus palabras permanecieron en su interior.

"Luna, ¿estás despierta?" Inmediatamente, Daisy, Lola y Gonzalo se reunieron alrededor


de la cama. Laura también estaba a su lado.

Al ver a las tres mujeres que la veían con preocupación, Luna sonrió y pensó: '¡Tengo
tanta suerte de tenerlas!'

"¡Las extrañé mucho!" Luna dijo de repente. Al escuchar esto, las tres mujeres la
miraron boquiabiertas, luego todas se echaron a reír a carcajadas.

"¡Estoy bastante segura de que está bien ya que dijo eso!" Lola y Laura ayudaron a Luna
a sentarse en la cama, y Gonzalo puso una almohada detrás de su espalda para que se
pudiera apoyar en ella.

Luna hizo una mueca de dolor cuando se sentó, luego miró a las chicas, que estaban
tratando de mantenerse serias. Ella fingió estar descontenta y dijo: "¿Qué clase de
amigas son ustedes? ¿Solo se ríen mientras yo estoy sufriendo con gran dolor?"
Mientras lo decía, le hizo una seña a Gonzalo, que estaba junto a la cama. "¡Mamá
Luna!" Gonzalo se acercó y la llamó dulcemente.

"Gonzalo, eres el mejor." Luna consideraba a Gonzalo como su propio hijo ya que lo vio
crecer.

"Luna, te has vuelto tan popular. Cuando entramos, todas nos vimos obstaculizadas
durante un buen rato por los medios enloquecidos". Laura tomó una manzana de la
mesa, con la intención de pelarla para Luna.

"Sí, vimos los videos y algunos periodistas diciendo que tienes "buenas relaciones" con
nuestros esposos. Así que, aquí estamos, para apoyarte". Lola no pudo evitar reir. Se
sentía afortunada de tener un asistente tan inteligente que sabía cómo lidiar con esos
periodistas irritantes.

'¡Por supuesto! ¿Cómo no voy a ser popular, teniendo a la esposa del CEO de SL Group,
la esposa del súper estrella Manolo y la del director de un Hospital Privado como mis
amigas?" Al ver que Luna casi se las comía con la mirada, las chicas pronto se echaron a
reír juntas.

De repente, la puerta se abrió. La sonrisa de Luna se paralizó de inmediato al ver entrar


a Samuel.

Samuel apareció en la puerta, llevaba un traje y sosteniendo a su hijo en sus brazos.


Catalina estaba junto a ellos, y pronto sería la anfitriona de la familia Shao.

Sonriente, Catalina miró a la mujer que estaba acostada en la cama. Estaba


extremadamente complacida por lo que Samuel había dicho frente a los medios de
comunicación.

Sintió una gran alegría, especialmente cuando Samuel la acompañó a ella y a Gerardo al
hospital frente a los medios de comunicación.

"Mamá." Gerardo saltó de los brazos de Samuel y corrió hacia Luna tan pronto como la
vio.

La dulce voz de Gerardo rompió la atmósfera helada en la habitación. Luna abrazó a su


hijo y lo besó una y otra vez, mientras soportaba el dolor en todo el cuerpo.
"Samuel, la trajiste aquí a propósito, ¿verdad?" Lola quería echar a Catalina de la
habitación en cuanto la vio.

Siendo una mujer tortuosa, Catalina franqueó a Luna y Emma con éxito y se puso al lado
de Samuel.

Samuel avanzó unos pasos con una leve sonrisa en su rostro, lo que dificultó que los
demás percibieran sus emociones "Sra. Si, debió haber entendido mal. Solo estoy aquí
por las peticiones de los cibernautas demasiado entusiastas y tratando de evitar
malentendidos innecesarios. Así que traje a mi prometida. ¿Hay algo malo con eso?"

En realidad eso sonaba razonable ya que Samuel y Luna ya no estaban casados.

Era necesario evitar malentendidos.

Echando un vistazo a las mujeres en la habitación, incluida la que miraba amorosamente


a su hijo, Samuel le hizo un cumplido a Luna dentro de su corazón.

'Lola, Daisy, Laura, Elisenda, Yang, todos ellos eran sus amigos. Luna es realmente
popular'.

"No hay ningún periodista ahí afuera en este momento. Sr. Shao. ¿Me harías un favor y
le pedirías a esta mujer que se vaya? Porque me duele la cabeza mientras ella esté
aquí". Luna dijo esto, mientras pellizcaba la nariz de su hijo.

'Así que apareció solo para responder a las peticiones de los medios de comunicación y
los cibernautas. Qué irónico.' Pensó.

Catalina estaba avergonzada, pero era una mujer astuta, "Sam, puedo esperar afuera.
Así no tendrás que dejar que ella te avergüence".

'¿Así no tendrás que dejar que ella te avergüence?' Al escuchar esas palabras, las chicas
no pudieron evitar cambiar sus miradas hacia Catalina.

'Qué mujer más repelente'. Todas pensaron lo mismo, casi como si tuvieran una
conexión telepática.

Ignorando sus miradas, Catalina le dijo a Luna con una sonrisa en su rostro, "Luna, que
tengas un buen descanso. Creo que debería irme".
"Pues date prisa, y llévate a tu prometido". Luna no quería corresponder a su
preocupación de manera untuosa, así que dijo lo que sentía.

Laura partió la manzana pelada por el medio y se la dio a los niños.

Después de echar un vistazo a Samuel, Catalina miró el rostro sin expresión de Luna y de
repente entendió algo.

La sonrisa de Catalina se puso rígida cuando salió.

Fuera de la habitación, Catalina sacó su teléfono y envió un mensaje de texto, luego se


sentó en el banco con una sonrisa triunfante en su rostro.

En la habitación.

Mientras sostenía las manos de los dos niños, Daisy les dijo a Lola y a Laura:
"Deberíamos salir un rato y volver después".

Las demás comprendieron al instante y salieron con ella.

Todos salieron y dejaron a Samuel en la habitación. Luna se quitó la almohada de la


espalda con dolor.

"Aún no estoy muerta. Puedes irte ahora Sr. Shao". Ella se deslizó dentro de la colcha y
se cubrió la cabeza.

Samuel caminó hacia ella mientras cambió la emoción que expresaba en su rostro. Él la
miró y le dijo: "¡Llamarte idiota en realidad es un cumplido! Nunca pensé que fueras lo
suficientemente estúpida como para caerte de un precipicio durante el rodaje".

El rostro del hombre se veía extremadamente sombrío, pero si uno miraba más de
cerca, había sentimientos de preocupación y amor debajo de esa oscuridad.

¿Estúpida? La furia comenzó a llenar su corazón. '¿Cómo puede culparme de esto,


cuando lo que se rompió fue el cable?' Luna se enojó. "Sí, sé que soy la mujer más
estúpida del mundo, por eso me enamoré de ti".

Luna tenía el presentimiento de que no fue un accidente y que alguien había


manipulado el cable.

Sin embargo, tenía la intención de realizar una investigación por sí misma.


Ella había dejado de buscar pistas sobre los hombres que la secuestraron hacía cuatro
años, porque habían desaparecido, así que esta vez estaba decidida a llegar al fondo de
esta situación en sospechosa.

Cuando sus ojos se encontraron, estallaron chispas de furia.

"Luna, ¿por qué estás siendo tan ingrata?" Sacó su mano derecha de su bolsillo y
sostuvo la mandíbula arañada de Luna.

Samuel había llamado "ingrata" a Luna un millón de veces. Ciertamente, ¡esta mujer era
una ingrata!

"¡Ah!" El dolor hizo que sus ojos se cerraran. En ese momento, Luna se dio cuenta de
que Samuel era cruel. ¿En qué se diferenciaba esto con echar sal directamente en sus
heridas?
Capítulo 151 La extran a visita de un hombre en medio de la noche

Volvió abrir los ojos con su mente en blanco, Luna le dijo: "Señor Shao, Deja de fingir
que llores por mí. ¡Sólo eres un lobo disfrazado de oveja, eres muy bueno escondiendo
tus sentimientos!".

Cuatro años atrás, cuando ella hizo público los papeles que firmó del divorcio, todo
mundo llegó a pensar que no valoraba las cosas buenas que tenía en su vida.

Llegaron a pensar que ella era la mala del cuento al pedirle el divorcio a un hombre tan
atento y amoroso con ella.

¿Un lobo disfrazado de oveja?

Samuel soltó un poco su mano y la miró a la cara llena de moretones y su frente


envuelta en gasa.

Después le levantó el edredón bruscamente e hizo que ella se asustara.

Por suerte, le habían cambiado la bata de hospital cuando se encontraba en coma


gracias a la ayuda de las enfermeras.

Todo lo que Samuel pudo ver fue un cuerpo lleno de cortaduras profundas e hinchadas.

Al instante, Luna se acomodó su bata y se cubrió de inmediato con la sábana como si


hubiera sufrido humillación por parte de Samuel, así que le dijo: "¡Vete!".

Pensó que había sido muy descortés de su parte al portarse así con ella mientras su
prometida se encontraba afuera.

Quedó totalmente sorprendida al ver que se marchó de verdad, sin haberse despedido.

Mientras lo veía cerrar la puerta, Luna se sintió muy dolida.

"¡Lárgate, lárgate!". Sus palabras resonaron sobre la paredes incluso cuando él ya se


había ido.

"¿Para qué rayos vino si se iba ir tan pronto? ¿Para mantener su reputación delante de
los medios? ¡Claro, eso debía ser! ¡Samuel, eres un imbécil!", murmuró mientras mil y
un pensamientos venían a su mente.
Al no tener nada que hacer, Luna se puso a ver todos los vídeos que hablaban de ella
después del accidente que sufrió.

Incluyendo las más recientes noticias publicadas por los reporteros y las entrevistas que
se les hicieron a Edén, a Samuel e incluso a sus amigas Lola, Laura y Daisy.

Lo único que tenía presente de los vídeos eran las palabras de Samuel diciendo: "Todo
depende de mi prometida".

¿Así que el motivo por el cual Samuel la había ido a visitar era porque los reporteros
vieron que Samuel sólo iba si tenía el permiso de su prometida?

Ella no se sentía bien de tan sólo pensar que eso era cierto.

Tal cosa la había hecho pensar tanto que ni siquiera se dio cuenta de que Lola, Laura y
Daisy habían vuelto con el pequeño Gonzalo.

Lola preguntó con curiosidad, "¿A qué hora se fue Samuel?".

"No hace mucho". Luna se lo dijo a sí misma.

Se salió de sus redes sociales y apagó su teléfono mientras las miraba.

"No pierdas de vista a Catalina, parece ser una mujer bastante peligrosa, sabes a lo que
me refiero".

Laura la entendió perfectamente y Luna asintió. Ella sabía que eso era cierto, desde que
Catalina la había acusado de haber contratado a hombres para violarla y así poder
meterla a la cárcel. Sus acciones fueron totalmente incoherentes.

Y Luna incluso llegó a pensar que, probablemente también había tenido que ver con el
accidente que sufrió ahora, pero lamentablemente no tenía pruebas aún.

"Muy bien, le daremos una lección en el momento que nos la encontremos, así como la
vez que nos la encontramos en el Centro Comercial". La forma tan pelicular con la que
Daisy dijo hizo reír a todas.

Platicaron por un rato y después Daisy ofreció para cuidar de Ire. Por el momento no
trabajaba y tenía el tiempo suficiente para poder cuidar de los dos pequeños.
Todos sabían de la pequeña Irene y también de cómo se sentía Luna y de que no quería
que Samuel se enterara de su existencia.

Lola miró a Laura como si tuvieran algo que decirle a Luna: "Ire puede quedarse
conmigo también o con Laura, mientras este en buenas manos".

Luna estaba sumamente conmovida por todo el apoyo de sus amigas, sin embargo dijo:
"No es necesaria tanta molestia, contraté una niñera para Ire y la abuela pasará a verla
junto con Gerardo en un ratito".

Daisy se molestó un poco y en un tono de desacuerdo, dijo: "No es una molestia. Pues
tanto Ire como la niñera son más que bienvenidas en mi casa. Y cuando la abuela quiera
verla, también puede ir con Gerardo a mi casa".

Daisy continuó insistiendo en llevar a Ire a su casa y a Luna no le quedó otra más que
aceptar.

El atardecer llegó a su fin y Luna se quedó sola de nuevo.

Era casi medianoche cuando Milanda escucho lo que sucedió con Luna. Así que
inmediato hizo una videollamada con ella para ver cómo estaba.

Estuvieron hablando durante un poco más de 30 minutos y después de un rato una


enfermera le llevó una deliciosa cena. Le quedó un poco de comida. Y más tarde, vio a
Edén dirigirse hacia su cuarto.

"Luna, te estás haciendo famosa. ¡Me han contactado varias empresas diciendo que
quieren que seas su imagen!"

Edén le contó sobre las buenas noticias que estaban pasando tan pronto como llegó a su
habitación.

Vale,respondió Luna sin mostrar interés alguno.

"Es más, tienes una larga lista de propuestas ofreciéndote papeles principales en
películas de las que tú puedes elegir, claro después de haber concluido con las filmación
de esta serie”.

Edén tomó una silla y se sentó junto a ella.

“¡No estaba nada mal!" Se alivió un poco y le respondió a Edén con una sonrisa.
“¿Conoces a Amber?, me preguntó por mensaje en el grupo de Wechat si eras la ex
esposa de Samuel. No me lo podía creer. ¿Cómo se habría enterado?"

Luna también se dio cuenta del mensaje en el grupo y vio que alguien más le había
respondido.

Entonces, ¿cuál era el problema si ella era la ex esposa de Samuel?

Las personas no tenían nada mejor que hacer que siempre estar buscando la manera
relacionarla con Samuel. Parecía que ellos pensaban que Luna se había hecho famosa
gracias a Samuel, lo cual era totalmente falso y eso la hizo molestar mucho.

Sería algo genial que Luna alcanzará la fama y eso complacía mucho a Edén. E I se quedó
platicando con Luna por un largo tiempo antes de irse.

Todo se encontraba en silencio en medio de la noche y mucha gente ya se había


quedado dormida.

Luna no pudo conciliar el sueño debido a que no estaba muy cómoda en el hospital.

De pronto, a fuera de su cuarto se escuchó el rechinido de unos zapatos hechos de


cuero y el eco se esparció por todo el pasillo.

En el pasillo, un hombre abrió la puerta de la habitación donde estaba Luna, y entró.

Vio a la mujer envuelta en sábana durmiendo profundamente.

La miró con lástima. ¿Cómo una actriz que estaba a punto de saltar a la fama ahora se
encontraba herida en una cama de hospital?

¡Qué mujer tan tonta! Pensó.

La vio tan profundamente que en ese instante Luna se despertó como si hubiera sentido
que alguien la estaba mirando.

Sus miradas se encontraron.

Luna se asustó al ver alguien junto a su cama en medio de la noche.

"¿Acaso estás loco?".

Respiro un profundo bocado de aire antes de volver a la normalidad.


Después de sentarse junto a ella, el hombre dijo con apatía: "¿Ahora no puedo venir al
hospital?".

"¿Qué estás haciendo aquí en medio de la noche?", dijo ella enojada, mirándolo con
recelo y después apartó su vista de él.

"Vine a verte, a petición de los internautas".

...

"¡Vete!", Luna se sintió muy incómoda al verlo y se tapó con la sabana. Intento ignorarlo
y volver a dormir, pero el hombre se levantó, caminó hacía el otro lado de la cama y se
recostó. La acurruco en sus brazos.

"Samuel, ¡qué atrevido eres!".

Sin poner más resistencia, se destapó poniendo las sábanas a un lado y miró a Samuel ya
con los ojos cerrados.

Lo habría echado de la cama si no fuera porque se sentía muy adolorida.

Samuel abrió sus ojos y colocando su dedo índice en sus labios le dijo: "Silencio, cierra
los ojos y duerme, si no te besaré hasta que te duermas".

Luna sabía que era capaz de hacer lo que había dicho. Estaban tan cerca el uno del otro.
Ella lo miró y movió sus ojos en señal de que se le había ocurrido una idea.

Luna le quitó el dedo de su boca, lo acercó más a ella y lo dio un apasionado beso.

Su beso lo incitó y él la beso también.

Al oler su embriaguez, ella lo mordió fuertemente en sus labios. "¡Auch...!"

Su mordida lastimó a Samuel y se levantó rápidamente de la cama mientras su labio


sangraba.
Capítulo 152 Es un honor besarme, ¿sabes?
Samuel miró a la mujer atrevida y descubrió que se había enterrado nuevamente en la
colcha.

Destapó la colcha a través de un hueco que Luna había dejado inconscientemente.


"¡Dios! ¡Quítate de encima! ¡Vete!" Ella se rió y gritó.

Samuel sostuvo a Luna en sus brazos y la besó de nuevo.

Un ligero sabor a sangre se extendió por la boca.

"Eh..." El extraño sonido de vómito que ella hizo provocó que la cara de Samuel se
volviera negra de ira. La soltó al instante.

Luna lo hizo a propósito. Se rió, lamió los labios y fingió disfrutar del sabor de la sangre
que Samuel había dejado en sus labios.

"¡Maldita sea! ¿Tan consentida estás tú? Besarme es un honor para tí, ¿sabes?" Samuel
miró a la mujer que se reía con desprecio. ¡Qué ingrata era!

¿Un honor para ella?

Todo lo que Luna quería hacer era reír a carcajadas. Si no hubiera estado en ese
momento en el hospital, lo habría hecho.

"Samuel, ¿por qué no había notado antes de hoy toda tu arrogancia y amor propio?"
Debía ser porque se había escondido de una manera tan perfecta, que la había
embrujado.

Llevando un traje, el hombre se apoyó en la cabecera de la cama, con una leve sonrisa
en la comisura de su boca.

¿Qué podía hacer? Se alegró al ver a Luna, sobre todo al ver que se estaba consiguiendo
hacerla enfadar por sus burlas.

"Hay muchas cosas de las que tú todavía no te has enterado". Por ejemplo, sólo él sabía
si su divorcio era válido o no.

¿Ex marido y ex esposa? Interesante. Le gustaría seguir jugando a este juego con ella.
Él se ganaría el respeto de ella y más tarde ya corregiría las percepciones e ideas
erróneas que ella tenía en su cabeza.

A él ya no le preocupaba lo más mínimo Catalina, ya que ella tenía muy claro lo que
estaba pasando entre ellos.

Luna estaba demasiado cansada para pelearse con él. Se durmió rápidamente con la
cabeza inclinada y respirando de manera uniforme.

El hombre se inclinó, apoyó la cabeza de Luna contra su pecho, se acostó a su lado y


miró a la mujer dormida.

Habían pasado cuatro años, pero no había señales de que hubiera pasado el tiempo en
su rostro. Ella era un poco más madura que antes. Pero mucho más atractiva.

Sin embargo, Samuel estaba bastante molesto cuando pensó que ella aún lo odiaba por
haberla obligado a abortar.

Pensó que tal vez, no la habría perdido si ella no hubiera abortado.

Ahora él tenía más de treinta años. De hecho, si lo pensaba con cuidado, nunca debería
haberla rechazado ante la insistencia de ella de dar a luz a aquel bebé.

Después de todo, ella era una madre. Él no debería haberla obligado a matar a su propio
hijo.

Poniendo sus manos fuertes sobre la cara lastimada de Luna, Samuel la miró fijamente,
con una mezcla de emociones, amor y pena, llenando su corazón.

'Luna, tú me abandonaste a mí y a tu hijo durante cuatro años. ¿Lo has lamentado?


Aparte de echar de menos a Gerardo, ¿me echaste de menos a mí?' Sus preguntas
quedaron sin obtener respuesta.

Al día siguiente, Luna se despertó y descubrió que ya era tarde por la mañana. La
enfermera había puesto el desayuno al lado del microondas.

Samuel había desaparecido. Luna habrí a pensado que la noche anterior había sido un
sueño si no fuera por el leve olor de la colonia que a Samuel le gustaba ponerse flotando
en el aire y en su sábana.

Poco después, se abrió la puerta. Milanda y Gerardo entraron.


“¡Mamá!" Gerardo estaba feliz de ver a su madre y corrió hacia Luna inmediatamente.

Abrazó a Gerardo, aliviada, y saludó a Milanda. "Abuela, no deberías haber venido aquí.
Estoy bien, de verdad".

Milanda había traído una sopa que la señora Qi había hecho temprano por la mañana, y
se dirigió a colocarla sobre la mesa.

"¿Cómo podría dejar de preocuparme por ti sin verte?" Caminó hacia Luna, angustiada
al ver las heridas en su rostro.

"Estoy mucho mejor ahora". Luna le sonrió a Milanda. El medicamento prescrito por
Chuck había sido bastante eficaz. Las heridas le dolían menos cuando se había
despertado por la mañana.

Milanda asintió y notó que Luna cerraba los ojos de dolor cuando se levantó de la cama.

"¿Estás bien? ¡Deberías descansar en la cama!"

"No te preocupes. Me arranqué las heridas sin querer. Siéntate aquí un rato, abuela, iré
a lavarme".

Había nuevos artículos de aseo en el baño. Luna entró y salió después de un breve
lavado.

Milanda había puesto la sopa en un tazón y había puesto el desayuno en el microondas.

Gerardo caminó para abrazar a Luna justo antes de que la puerta se abriera.

Entró Edén en ese momento. Se quedó perplejo por un rato cuando vio a Milanda y a
Gerardo.

No había conocido a Milanda antes. Milanda no estaba la última vez que había llevado a
Gerardo a casa, por lo que Edén no la conocía.

Luna hizo las presentaciones. "Abuela, este es mi agente y asistente, Edén. Edén, esta es
la abuela".

"¡Ah, un placer conocerte abuela!" Edén sonrió y saludó a Milanda de inmediato. Al


instante supo que la anciana era la abuela de Samuel.

Milanda sonrió y asintió cuando miró a Edén, arriba y abajo, sutilmente.


Después de haber hablado un rato con

Gerardo, Edén sacó el desayuno del microondas.

Después de un desayuno sencillo, Edén le dijo a Luna que la gente de su equipo de


filmación la visitaría más tarde.

Sabiendo que Luna estaría ocupada en ese momento, Milanda fue lo suficientemente
considerada como para irse del hospital en compañía de Gerardo.

Llegaron a eso de las nueve. Luna se sorprendió de que Jonathan también fuera a
visitarla.

Al venir el director a verla, todos los actores, sin importar si eran actores principales o
actores secundarios, también vinieron, incluido los dos superestrellas Manolo y Amber.

"Luna, descansa bien y no te preocupes por la filmación. Grabaremos tus escenas


cuando te hayas recuperado" Después del accidente, Jonathan finalmente se enteró de
que Luna y Samuel habían estado casados.

Jonathan también entendió el motivo por el que Samuel había invertido en su obra y
cuando Samuel le llamó y le pidió día libre en nombre de Luna ese día.

El invirtió en su obra para nadie más que para Luna.

"Bueno. Gracias, señor director", respondió Luna cortésmente.

Amber estaba bastante silenciosa y seguía mirando a Luna de una manera extraña. No
decía nada, mientras miraba a otras personas que saludaba a Luna, finalmente se fue
con todos.

A Luna eso no le importaba. Después de que se hubieran ido, ella puso las flores que le
habían regalado sus compañeros de trabajo en un jarrón.

El despacho de abogados de Samuel.

Dos pequeñas figuras entraron en la empresa de Samuel tomadas de la mano.Después


de asegurarse de que los dos niños habían entrado a salvo, Daisy entró en el coche con
Gonzalo y los esperó.
Toda la gente en la empresa de Samuel conocía a Gerardo. Por lo tanto, la recepcionista
presionó el botón del ascensor para subir al piso 68 cuando lo vio.

"Gracias, señorita" Gerardo era un niño pequeño educado y encantador, y la


recepcionista se sintió halagada por él.

Miró a la niña pequeña con una mascarilla y un sombrero al lado de Gerardo, con
sorpresa, y luego se fue.

El piso 68.

Elisenda caminó hacia Gerardo cuando lo vio. "Gerardo, ¿por qué traes a esta pequeña
niña aquí sola?"

Gerardo paró a Irene y le dijo a Elisenda: "Tía Eli, me gustaría ver a mi papá. La tía Daisy
me ha traído aquí y ahora me está esperando abajo".

¡Ah! Elisenda entendió lo que le decía y llamó a la puerta de la oficina. Gerardo entró a
la oficina de Samuel con Irene detrás.

Después de cerrar la puerta, Elisenda todavía se preguntaba quién era la niña. '¿Era la
pequeña novia de Gerardo? Interesante', pensó para sí misma.
Capítulo 153 Mi nombre es Ire
En la oficina de Samuel.

Samuel estaba hablando por teléfono y en cuanto vio a Gerardo entrar con una pequeña
niña, alzó la mirada ligeramente. Así que pensó lo mismo que con Elisenda, "¿Acaso
Gerardo me va a presentar a su pequeña novia?".

Ire reconoció a Samuel de inmediato y se agarró de Gerardo muy nerviosa.

¿Este hombre tan guapo su padre? Incluso más guapo en la vida real que en la
televisión.

Llegaron y se detuvieron frente a su padre. ¡Ella tenía muchas ganas de decirle 'Papá'!

Samuel colgó el teléfono y camino hacía los dos pequeños. Se puso en cuclillas al nivel
de los niños y miró de pies a cabeza a la pequeña niña; quien traía puesto una mascarilla
y un sombrero.

Ella era llenita y chaparrita y lucía muy adorable en su pequeño vestido blanco con rosa.

Pero, ¿por qué llevaba un máscara y un sombrero? Sus ojos eran tan familiares. ¿Dónde
los había visto antes?

"Gerardo, ¿quién es tu amiga?" Samuel miró muy atento a Gerardo esperando que le
presentara a su pequeña novia.

Quería decirle que aún era muy pequeño para tener novia pero prefirió esperar y
conocer la verdadera identidad de la pequeña.

Sin embargo, la respuesta de Gerardo sorprendió a Samuel que incluso le tomó algunos
minutos para asimilarla. "Papi, ella es mi hermanita, yo la veo como si fuera mi
hermanita".

Muy mal, Samuel se sintió culpable por haber pensado cosas que no. De todo modo,
¿hermanita? ¿Cómo Gerardo podía llamarla hermanita?

Samuel miró a los dos pequeños con mucho cariño, en especial a Irene.
"¿Dónde están tus padres?". Su curiosidad era demasiada por esta pequeña niña y
quería saber cómo era en realidad después de quitarle la mascarilla y el sombrero.

Su plan salió como lo había planeado e Ire respondió, "Mi mamá está trabajando y no
tengo papá".

Tan pronto como Ire dijo eso, ella se pensó: "¡En realidad si tengo papá y está justo
frente a mi ahora".

Su voz tan dulce y tierna derritió el corazón de Samuel. De repente pensó que su voz
sonaba igual a la de la pequeña niña en el teléfono la vez pasada.

Espera, ¿dijo qué ella no tenía papá? Pobre pequeña.

Acarició el cabello de Ire muy suavemente. "¿Cómo te llamas pequeña?".

"Mi nombre es Irene, me puedes llamar Ire", respondió ella y en silencio pensó, "Papi".

"¿Cuántos años tienes?", preguntó Samuel.

E Ire respondió: "Tengo 3 años", y pero en su pequeña cabecita, no podía dejar de


llamarle 'Papi'.

"Muy bien, y ¿podrías decirme por qué traes puesta esa pequeña mascarilla y ese
sombrero?" Samuel no pudo evitar sostener a Ire en sus brazos.

¿Cuándo llegaría el momento en que él pudiera tener una niña tan linda?

Se sintió tan bien al ser abrazada por Samuel. Ire estaba tan contenta que su sonrisa era
tan grande como sus bellos ojos.

"Estoy enferma, y me salieron unas cosas extrañas en la cara, no quiero que me vean
así".

Ire se sentía tan feliz al igual que Samuel. Se sentó con Ire en el sillón olvidando a su
pequeño Gerardo.

Ire abrazo a su papá y se sentó en sus piernas.

"Y bueno, ¿ya fuiste al doctor?" Esta pequeña niña parecía tener un don maravilloso
sobre Samuel, ella lo atraía con tanta facilidad y él se sentía tan a gusto a su lado.
El poder que la niña tenía sobre él era el mismo que Luna tenía, él seguía sintiendo una
atracción hacia su mujer después de tantos años, la perdonaría sin importar lo que
hiciera.

"Si, ya fui a ver al médico y me dijo que me recuperaré pronto". Le contestó la pequeña.

A Ire le agradaba mucho estar con su papá y cada vez que contestaba a sus preguntas
ella le llamaba "papi" en su corazón.

Gerardo miraba a su papá tiernamente y pensó que no se imaginaría la reacción de


Samuel si supiera que Ire en realidad era su hija.

Gerardo estaba sentado en la silla del escritorio. Miraba a su papá y su hermanita,


mientras escuchaba sus conversaciones y de un momento a otro comenzó a aburrirse.

"Y dime, ¿vas al mismo guardería que Gerardo? ¿U os habéis conocido en el parque de
diversiones?" intuyó Samuel. Irene era un nombre muy lindo y tierno, el indicado para
ella.

Ire movió su cabecita y le preguntó con sutileza, "Tío Samuel, ¿crees que nos podrías
llevar a cenar a Gerardo y a mí

Samuel aceptó sin dudarlo, "Claro que si, ¿qué os gustaría comer?".

La pequeña Ire pensó por un momento qué podrían comer. No podía quitarse la
mascarilla ni el sombrero, así que mejor decidió que fuera comida para llevar.

"Me gustaría comer KFC".

Eso era comida chatarra, por lo que

Samuel le preguntó amablemente, "¿Qu é te parece pizza?".

"Me parece bien, me gustaría comerla en casa".

“¿No quieres comerla con nosotros?". Cuando más veía los ojos de Ire, más cariño
sentía por la niña. ¿Acaso se habían visto antes?

Ire movió la cabeza y miró a Samuel con tristeza.

Notó una mirada triste en sus ojos y Samuel se sintió angustiado por no saber qué es lo
que pasaba.
“¿Qué sucede? Dime". Quizá se encontraba en problemas y él podía hacer algo para
ayudarla.

"Tengo que llegar a casa temprano".

Inventó cualquier excusa.

Sin embargo, su excusa parecía ser aceptable y Samuel le creyó.

Luego salió de la oficina junto con los dos pequeños

Mientras pasaban por el estacionamiento, Gerardo hizo una señal de victoria a Daisy a
los lejos.

Al haber visto que el plan había funcionado y Samuel se había con los dos niños, Daisy se
fue a casa con su hijo.

Ella sintió compasión por su hijo e Ire, al pensar que habían crecido sin sus padres justo
cuando más los necesitaban.

Gonzalo, el hijo de Daisy, si tenía a su padre ahora pero el padre de Ire aún no sabía de
su hija. Daisy sintió pena por la pequeña.

Todo lo que le quedaba hacer era orar para que los obstáculos y malentendidos en la
vida de Luna y Samuel se arreglaran lo más pronto posible y volvieran a llevar una vida
feliz como antes, por su bien y por el de Ire, así la niña podría llamar a Samuel 'Papi' en
voz alta.

Samuel pidió mucha comida para los pequeños y pidió que se la pusieran para llevar.

Después le pidió la dirección a Ire y al escucharla, estaba un poco confuso. ¿Por qué Ire
vivía en la misma zona residencial que Chuck?

Cuando llegaron a la puerta de la comunidad de Chuck, una niñera ya los estaba


esperando.

Samuel salió del auto y bajó a Ire del asiento trasero.

“¿Puedo darte un beso?" preguntó Ire.

Samuel sonrió y bajó su cabeza para que Ire pudiera darle el beso. Ire le dio el beso aun
con la mascarilla puesta y al instante sus ojos se engrandecieron de la emoción.
"Muy bien, ahora ve a casa, pero recuerda que puedes venir a mi casa cuando quieras".
A Samuel le agradaba mucho la pequeña Ire. Deseaba poder verla de nuevo en otra
ocasión.

Ire aceptó muy emocionada. "Gracias". Luego se dirigió hacía la niñera, pero no tenía
ganas de despedirse.

Se giró a ver de nuevo a Samuel y se despidió de él una vez más. "Nos vemos tío
Samuel", dijo en voz alta y se metió a la casa.

Esa misma noche, después de haber llevado a Gerardo a la casa vieja, Samuel se fue al
hospital directamente.

Ya era algo tarde esa noche, entró en la habitación de Luna. Samuel la abrazó y ella lo
empujó de la cama muy confundida.

Lo que él deseaba era tener una hija con Luna.

"¿Acaso estás loco Samuel?". ¿Qué es lo que pasaba con él? ¿Se habrá enojado con
Catalina y por eso vino aquí?

Estaban apunto de terminar de hacer el amor cuando Samuel le dijo Luna muy
seriamente. "Ni se te ocurra tomar pastillas anticonceptivas".

...

Luna no le hizo caso y en señal de eso, mordió el hombro de Samuel y sus ojos se
estremecieron. No tenía que tomar ninguna pastilla anticonceptiva pues su período
acaba de terminar.

Luna se quedó en el hospital una noche más y después fue dada de alta.

Al saber que Luna pronto saldría del hospital, Daisy le pidió a la niñera que llevará a Ire a
su casa, antes de que Luna llegara.

En el momento que Luna llegó a su apartamento, Ire ya se encontraba jugando con sus
juguetes.
Capítulo 154 Mientras la abuela sea feliz
Luna no había visto a Ire por varios días y al verla, lo único que quería hacer era
abrazarla muy fuerte y no dejarla ir.

Tenían mucho de qué hablar para poderse poner al día. "¡Mamá, el tío Chuck habla muy
bien inglés!".

Cuando vivían en Estados Unidos, Ire y Gonzalo fueron a una escuela para niños chinos y
casi todos los alumnos eran chinos.

Así que, los dos pequeños hablaban muy bien tanto el inglés como chino.

"¡Por supuesto, tío Chuck es genial!, ¿no te peleaste con Gonzalo estos días?". Ire y
Gonzalo no solían llevarse muy bien y en ocasiones peleaban.

"Gonzalo iba a la guardería o al hospital todos los días y me dejaba solita, incluso
estando en casa", Ire suspiro profundamente.

Luna miró la carita enojada de Ire, se rió y le dijo: "Gonzalo es así, no te enfades".

En el buffet de abogados de Samuel.

El hombre miraba hacía la ventana apreciando la hermosura de la noche. Contestó el


teléfono...

"¡Es posible que los cables se hayan roto por la fuerte fricción que tuvieron contra las
piedras!"

Al escuchar tal cosa comenzó a reírse. "¿Y la policía ya cerró el caso de una forma tan
precipitada? ¿Eso todo? ¿No hay nada más que puedas decirme?".

"..."

"Entendido". Samuel colgó el teléfono muy molesto.

¿Los cables se había roto debido a la fricción contras la piedras? ¿Quién rayos los
compraría? Y no obstante, los cables se rompieron sin algún motivo que lo justificara. El
autor del crimen debía ser un tipo muy poderoso.
Se puso el abrigo y se dirigió afuera con la llave de su auto en la mano. Iba a ir de viaje
de negocios mañana por la mañana. Así que llamó a Luna.

"¿Hola?", una pequeña niña había contestado el teléfono, a lo que Samuel se quedó
confundido. Frunció el ceño en señal de sospecha.

¿Por qué una niña estaba contestado el teléfono de Luna? Independientemente de eso,
ya era muy tarde.

"Hola", él respondió dudoso.

'Creo que era papá'. Ire se sorprendió y se tapó la boca con su pequeña mano de
inmediato.

Se levantó de la cama rápidamente y se lo llevó a Luna; quien había ido por agua a la
cocina.

Luna miró la pantalla del teléfono. ¡Era Samuel!... ¡E Ire le había contestado!

¡Dios mío! Luna se quedó paralizada, no supo qué hacer ni qué decir.

Samuel continuaba en el teléfono y al escuchar su voz, Luna se vio obligada a contestar.


"Señor Shao", su voz hizo que Samuel sospechara aún más.

"¿Dónde estás? ¿Por qué una niña contestó tu teléfono?”.

Luna pensó rápido y respondió sabiamente, 'Estoy en la casa de una amiga y contestó su
hija". Su corazón latía tan rápido e incluso Samuel pudo haberse dado cuenta de su gran
mentira si lo hubiera tenido enfrente.

Sin embargo, su mentira parecía haber funcionado. "Pues vete de la casa de tu amiga y
ven para acá de inmediato", dijo Samuel.

“¡Ni lo sueñes!", Luna se negó inminentemente ya que no dejaría sola a Ire.

El hombre se molestó mucho, no le gustó que Luna se negará a su petición.

'¡Luna, no me hagas enojar! De lo contrario, sufrirás las consecuencias', pensó en su


mente.

"¿Por qué no vas con tu prometida y me dejas en paz?", Luna colgó el teléfono en
seguida y colocó la mano en su pecho tratando de calmarse.
Al ver los hermosos ojos de Ire llenos de confusión; Luna se arrodilló a la altura de su
pequeña y le dijo: "Ire, no puedes estar contestando las llamadas de mamá así porque
sí, ¿entendido?”.

Si Samuel se enterara de que tenía una hija, se la llevaría de inmediato.

Y, obviamente Luna no dejaría que eso pasara. En cuanto terminara la filmación, Luna
tenía planeado irse de la ciudad de inmediato.

Ire asintió y se puso más nerviosa de tan sólo pensar que tendría que contarle a su
mamá sobre la visita que le hizo a su papá en la oficina.

En el momento que Luna colgó, Samuel aventó su teléfono al otro asiento y regresó a la
casa vieja.

Milanda aún se encontraba despierta, le dio la bienvenida y lo llevó al sillón para que
conversaran un rato.

"Abuela, ¿qué pasa?”.

Pese a que él iba con otro motivo, Milanda se acercó y le dijo: 'Ya falta sólo una semana
para mi cumpleaños y aquí está la lista de invitados que me gustaría invitar", y le dio una
lista a Samuel.

Ella cumpliría 83 años la próxima semana. Samuel se preguntó por qué su abuela quería
una fiesta de cumpleaños si nunca había tenido una antes.

Samuel miró a Milanda con desconcierto y giró para ver la lista de invitados.

En la parte superior de la lista estaban las amistades de Milanda de hace mucho tiempo.
Pero, un nombre a mitad de la lista le llamó la atención a Samuel... era Luna.

Levantó ligeramente la cabeza y miró a la abuela rápidamente y pensó cómo es que a la


abuela le agradaba tanto esa mujer. ¿Por qué la abuela invitaría a Luna a pesar de que
sabía ya no era su esposa?

"Mientras la abuela sea feliz para mí es más que suficiente". Le devolvió la lista a
Milanda.

Después se acomodó y dio pequeños golpecitos con su dedo índice en el reposabrazos


del sillón mientras pensaba profundamente.
Milanda se puso muy contenta al ver que su nieto no se opuso al ver que invitaría a
Luna. Y subió las escaleras mientras cantaba en voz baja.

No podía esperar para hablar por videollamada con Luna. "Luna, en el día de mi
cumpleaños como madre de mi bisnieto, debes vestirte como tal para la ocasión!”.

"Estoy segura que Violeta vendrá con Emma así que tienes que lucirte”.

"Aunque eso no es necesario Luna, tú eres más hermosa que Emma incluso cuando no
llevas maquillaje. Esta fiesta de cumpleaños es una gran oportunidad para que regreses
a esta familia como la madre de Gerardo”.

Sentada desde el sillón de la sala de estar, Luna escuchó lo que la abuela le decía por
teléfono.

Y a Luna se le llenaron los ojos de lágrimas.

"Abuela, ¡gracias por todo lo que has hecho por mí!", ella dijo en voz baja para sí misma.

'Luna, ¿aún sigues ahí?, ¿por qué no dices nada?". Y Milanda se acercó a la pantalla para
escuchar si Luna seguía ahí.

Luna se limpió las lágrimas. "Aquí estoy abuela, te estoy escuchando”.

"¿Recuerdas lo que te acabo de decir?", preguntó Milanda.

"Sí abuela, haré lo que me dijiste, me arreglaré muy bien para tu día de cumpleaños".
Sin embargo, ¿cuál era el motivo para arreglarse? Ella sólo era la mamá de Gerardo en
esa familia.

La mujer que realmente estaría a un lado de Samuel sería Catalina, su prometida.

Los siguientes tres días Luna se presentó en el set para la filmación de sus escenas.

Ella tenía que compensar el tiempo que estuvo en el hospital, así que tenía que ir a toda
prisa.

Estaba tan enfocada en su trabajo que, prácticamente se olvidó de todos sus problemas

Era sólo durante sus descansos en donde ella pensaba en aquel hombre que se había
ausentado por varios días.
¿Se habrá enojado porque ella le colgó el teléfono esa noche? ¡Claro, seguramente era
eso! De lo contrario, él hubiera ido a verla. O tal vez, sólo estaba pasando tiempo con su
prometida. Eso era otra de las probabilidades por lo que Samuel no se había presentado
por varios días.

Luna acababa de grabar un comercial de una marca de diamantes. Lola le pidió que
fuera la imagen de la empresa Diamonds Group SL.

Luna aceptó sin dudarlo. Y también se tomó el tiempo para unas fotos promocionales
que haría en las calles de la ciudad.

Antes de su lanzamiento oficial, las fotos fueron publicadas en redes sociales y causó
mucha sensación ya que ella lucía fantástica.

Después de un largo y arduo día de trabajo, Samuel echó un vistazo a las espectaculares
fotos de Luna dentro de su Cadillac.

En la primera, Luna lucía un maquillaje cargado y llevaba unos pantalones grandes de


color rojos posando de pie en las calles de la ciudad.

En las siguientes fotos, Luna también lucía un maquillaje extraordinaria pero con
prendas de vestir de diversos colores y texturas. La mujer lucía increíble.
Capítulo 155 Dime tu precio
En una de las fotos, ella se encontraba parada frente a la ventana, la foto era de un
estilo muy vintage; vestía un elegante vestido blanco con los hombros descubiertos,
luciendo su hermoso largo cabello justo por debajo de la cintura y sus labios parecían
cerezas con ese labial rojo brillante con un cigarrillo entre ellos.

Luna lucía totalmente irresistible. La foto era en realidad una imagen sexy y muy
fantasiosa en todos los sentidos.

En última foto, ella vestía un vestido negro sexy, sus labios tenían un color cobrizo muy
exagerado y su cabello era perfectamente rojizo.

Ella había mirado a la cámara como si lo hubiera estado viendo a él. Colocó uno de sus
dedos un sus labios suavemente, luciendo un bello anillo de diamantes. No había
palabras para describir la atracción que él sentía.

Samuel sostuvo su celular firmemente y guardo todas las fotos.

En seguida, marco un número.

"Señor Shao, ¿qué sucede?". Lola contestó con un tono burlón que se podía escuchar
desde el otro lado del teléfono.

"Me gustaría comprar todas las fotos que Diamonds Group publicó de Luna. Lo que sea
que cuesten, no hay problema". ¿Acaso Luna había perdido la cabeza? Al ser su ex
esposa, ¿cómo pudo haber tomado unas fotos tan sexies y dejar que las publicaran en
internet? ¡Él debería tener una conversación muy seriamente con ella! Samuel se quedó
pensando profundamente.

Lola se rió entre dientes y dijo, "La publicidad de nuestra campaña es tan buena que no
está a la venta".

Samuel cerró sus ojos y dijo: "Pide lo que quieras. Pagaré cualquier precio para que
puedas tomar otras fotos igualmente de buenas y prometo que saldrás ganando".

Él quería tener esas fotos antes de que alguien las descargue y las retoque.

Lola preguntó: "Pero estás divorciado de Luna, ¿para qué las quieres?".
"Pide lo que quieras, lo pagaré. Ponle número a tu precio".

Samuel repitió esas palabras en tres ocasiones y su paciencia comenzó agotarse.

"Está bien, un millones por cada foto". Ella aprovechó la oportunidad para chantajearlo.

"¡Trato hecho!"

Lola se quedó impactada ante su respuesta rápida. "No, no, no, era broma. Hablaré con
mi esposo al respecto más tarde". Ella no podía tomar esa decisión sin consultarlo. Si
ella tomaba el dinero que Samuel le estaba ofreciendo, su hija sufriría cuando se casara
con Gerardo cuando sea mayor. Lo decía en broma, nunca pensó en aceptarlo.

"¡Gracias!, estaré pendiente de tu llamada".

Cuando terminó de hablar por teléfono, alcanzó a ver a Yang entrar al estacionamiento
del apartamento que recién había comprado."Conduciré el auto esta noche. Puedes
tomar un taxi a casa".

Yang asintió y salió del auto. Le dio las llaves a Samuel y tomó el taxi para volver a casa.

Samuel sacó su teléfono y abrió la aplicación de WeChat, envió un mensaje y en menos


de tres minutos ya había localizado a Luna.

Arrancó el auto y se dirigió hacia la ubicación donde se encontraba el equipo de trabajo


de Luna.

Encontró a Luna en el estudio filmando. Ella no se había dado cuenta que alguien la veía
de cerca.

Luna estaba en el papel de Lily, vestía una blusa blanca y tenía la espada del emperador
apuntando hacia su cuello.

Unas cuantas concubinas se encontraban a su lado mientras que Cristal observaba la


escena desde una puerta secreta.

“¿Cuál es tu propósito aquí?", la voz de Manolo era majestuosa. Su rostro era frío y
duro, y todos a su alrededor podían notarlo.

La cara de Lily se puso pálida. Ella había perdido su encanto habitual y no se atrevió a
dar ni un solo paso.
"Su Majestad, si piensa que voy a lastimar a la reina, ¡puede matarme con esta espada!"
Ella no podía estar con el Príncipe Jin de todos modos, así que no tenía sentido para ella
seguir viviendo.

“¿Crees que no te mataría?" El emperador movió la mano que sostenía la espada hacia
ella, tocando ligeramente el cuello de Lily y haciendo que apareciera una gota de
sangre.

En ese momento, se suponía que Cristal huiría, pero después de una larga espera no
había forma de que la encontraran.

“Corte" La voz del director resonó en el estudio, sacando a Amber de su estado de


ensueño. Ella estaba mirando a Samuel.

"Amber, es esta tu escena. ¿Dónde está s?" El productor gritó y Amber entró
rápidamente.

Amber miró a todos los ojos confundidos en la habitación. Luego miró al director sin
comprender qué es lo que sucedía: "Director, comience de nuevo. Estoy lista". Amber
volvió a su posición y miró al hombre de pie en la oscuridad.

'¿Habrá venido a ver a Luna?' ella se preguntó.

Al finalizar, ya eran más de las doce de la noche.

Luna se dirigió a su camerino, se quitó el maquillaje, se cambió de ropa y luego se fue.


Estaba muy cansada pero logró caminar hasta el auto.

De repente, en oscuro estacionamiento, alguien la agarró de la mano.

"¡Ahl" Consciente de que iba a gritar, Samuel le tapó la boca de inmediato.

Luna gritó al principio. Pero cuanto olió ese aroma familiar, entonces dejó de intentar
escapar, dio un suspiro de alivio. Era él de nuevo.

Edén escuchó el grito de Luna. Levantó la cabeza del auto para ver qué era lo que estaba
pasando.

Vio a Samuel y a Luna. En ese mismo instante vio lo que estaba sucediendo y le dijo al
conductor que se fueran.
Después de que el auto que esperaba a Luna se fuera, Samuel la llevó en su Cadillac y se
alejaron del lugar lo más rápido posible.

De pronto, una mujer escondida en la oscuridad salió y observó cómo se alejaba el


automóvil. Caminó hasta su Ferrari y llamó a su asistente: "Dame el número de Catalina"
y colgó el teléfono. Mientras tanto, Amber observó la dirección que tomaba el auto. Ella
tocó su firme rostro asombrada y se preguntó por qué ese hombre era su primer amor.

No sólo tenía una prometida, sino que también tenía una aventura con su ex esposa.
"¿Era el tipo de hombre que engañaba y jugaba con los sentimientos de las mujeres?"

El Cadillac se dirigía hacia la Mansión Real. Luna estaba demasiado cansada para
preocuparse por lo que Samuel estaba a punto de hacer.

Cerró los ojos y se quedó dormida. No abrió sus cansados ojos hasta que el auto se
detuvo. Luego ella salió del auto, cayendo en los brazos de Samuel al instante.

"Te ves tan débil. ¿Cómo podrías darme otro hijo en esa condición?" Podía ver
claramente el cansancio en sus ojos.

Luna respondió: "Señor Shao, tienes a la persona equivocada para ser la madre de tus
hijos".

Luego recordó la cantidad de mujeres que deseaban tener hijos con Samuel, eran
probablemente las suficientes para llenar todo el planeta. Ella solía ser una de ellas.
Pero en ese momento ya no.

“¡Luna, cuanto más actúas así, menos quiero dejarte!" Tenía que encontrar una forma
de amansarla.

Luna cerró los ojos y dejó que la llevara al segundo piso inconscientemente. De repente,
abrió los ojos y miró a su alrededor.

"¡Señor Shao, por favor déjame ir!" ella suplicó. El la abrazó con fuerza. Sin embargo,
ella se acurrucó en sus brazos y seguía suplicando suavemente.

El hombre sonrió juguetonamente: "En este momento, es más probable que tu


apariencia inspire el deseo de control de un hombre, ¡lo que me hace aún más difícil
dejarte ir!”.
Eso llamó la atención de Luna. Ella intentó alejarse de él y le gritó: "¡Eres un
desgraciado!". Eso lo sorprendió. Él no la soltó, sino que la abrazó con mucho más
fuerza.

"Luna, ¿cuántas veces me has maldecido? ¿Eh?". Recordó que ya habían sido varias
veces últimamente. Era hora de vengarse.

Era verdad, lo había maldecido muchas veces en su corazón. De pronto, él abrió la


puerta de la habitación del segundo piso. Luna se hizo la víctima. Cerró los ojos y fingió
quedarse dormida.

Samuel fingió que no había visto lo que ella había hecho. Continuó caminando con Luna
todavía en sus brazos. Cuando él la recostó en la cama, ella se dio media vuelta e
intentó alejarse de él.

Samuel la ignoró y se llevó la bata al baño. Luna dio un suspiro de alivio y se durmió
rápidamente ya que estaba demasiado cansada.

Después de un rato, Luna se despertó. Ella no se sentía bien, no sabía qué era lo que le
sucedía y se quedó acostada en la cama.

Luna no se levantó hasta que la puerta del baño se abrió y el hombre salió.

Sus ojos se encontraron. Samuel miró a la chica que se había sentado de repente. Estaba
confundido porque ella había dicho que tenía sueño y se preguntó por qué se habría
sentado de repente.

Entonces, Luna se levantó de la cama y corrió hacia Samuel. Algo que lo confundió
todavía más, él enarcó las cejas preguntándose por qué la mujer iba corriendo hacia él.

Pronto, supo lo que estaba pasando. Luna pasó por su lado y se fue directamente al
baño.

Después de un largo tiempo, Luna gritó "Señor Shao..." Se escuchaba nerviosa y


angustiada.

"¡Samuel!" El hombre se acercó al baño en silencio.

"¡Por favor, ex...!" Samuel abrió la puerta y entró.


Capítulo 156 Ella es la esposa de mi nieto
Luna se asustó y se sintió incómoda y al instante se sonrojó. "Vete, vete, ¿qué estás
haciendo aquí?".

"¿No me acabas de llamar? ¿Ya se te olvidó?". Apoyado contra la puerta del baño,
Samuel la miró con nostalgia y respondió en un tono tranquilo.

Ella no dijo nada. Después de dos incómodos minutos en silencio, Luna finalmente
habló: "Necesito que me compres algo, ¿puedes?".

Samuel no dijo nada, pero la miró dudosamente.

Ella habló en voz baja, "Compresas..."

Hicieron contacto visual y un momento incómodo se interpuso entre ellos.

Luna vio cómo la buena apariencia de Samuel se convirtió en un rostro oscuro.

"Emm..."

'¿Diría que no sólo para provocarme'", se preguntó ella. '¿No estaría dispuesto a
hacerme este favor?".

"Ruégame que te ayude", Samuel miró a Luna orgullosamente. La expresión en el rostro


de Luna cambió, se estaba enojando.

Los hermosos ojos de Luna miraron a Samuel con ira. Si le dieran la oportunidad, lo
quemaría vivo.

Apretando los dientes, ella dijo: "¡Ni lo sueñes, déjate de aprovechar de mí!".

Samuel no dijo nada, cerró la puerta del baño y se fue. Luna se sorprendió ante su
reacción.

La habitación se quedó en silencio durante unos minutos. Luna gritó: "Está bien, tú
ganas entonces. ¡Te lo ruego, te suplico que me ayudes, por favor!".

Estando de pie detrás de la puerta, Samuel sonrió, "Muy bien. ¡Vuelvo en seguida!".

Luna se quedó sin palabras. Samuel salió de la habitación y cerró la puerta.


'¡Ese maldito hombre!', pensó. "¡Imbécil!", dijo en voz alta sus pensamientos.

Mientras tanto, Luna esperó hasta casi quedarse dormida en donde estaba sentada. De
pronto escuchó a alguien afuera de la puerta.

La puerta del baño se abrió y una bolsa negra se le fue entregada.

Ella abrió la bolsa. Contenía varios paquetes de compresas. Era su marca favorita. Ella
miró sorprendida a Samuel mientras él cerraba la puerta.

'¿Fue una coincidencia? ¿Cómo supo él la marca que suelo usar', ella se preguntó.

También había dos conjuntos de ropa interior colocados debajo de las compresas. Luna
estaba tan conmovida por su gentileza que sus ojos se humedecieron.

Si esto hubiera sucedido hace cuatro años, ella se habría lanzado a sus brazos y le habría
dicho que lo amaba.

Pero ahora las cosas habían cambiado y todo era diferente.

Ella ya no era la misma persona y tampoco Samuel. Así era la vida ahora.

Cuando Luna salió del baño, Samuel ya estaba en la cama mirando su teléfono.

Cuando Samuel la vio salir apagó su teléfono.

Agarró un vaso de agua caliente y se lo dio a Luna: "Tómatelo mientras todavía esté
caliente”.

Era un vaso de agua caliente con azúcar morena. '¿Por qué hace esto por mí?', ella se
preguntó mientras tomaba el agua.

Samuel se metió en la cama y tomó de nuevo su teléfono. Comenzó a leer las ú timas
noticias legales.

Luna bebió el agua que le preparó en silencio. Ella estaba mirando a Samuel y se olvidó
de dejar a un lado el vaso.

Samuel dejó el teléfono y señaló el hueco a su lado en la cama para que Luna se sentara.

Luna parecía estar confundida al principio. Luego recobró los sentidos y puso el vaso
vacío sobre la mesa junto a la cama. Se metió en la cama y se acostó tranquilamente
junto a Samuel. Después de haber pasado un rato, se movió un poco y cayó en los
brazos de él.

Por un momento, intentó liberarse, pero Samuel la abrazó con fuerza. Él no la dejó ir sin
importar cuanto esfuerzo hiciera.

"Samuel, no quiero que me abraces".

Luna sabía muy bien los encantos de Samuel. Se convenció a sí misma para poder
mantenerse la distancia con él.

Pero Samuel aún la abrazaba y se estiró para poder apagar la lámpara del tocador que
estaba de su lado. Finalmente la habitación quedó completamente oscura.

Besó los labios rojos de Luna saboreando la dulzura de su boca.

Obviamente Luna se resistió, pero Samuel no la dejó ir. Al contrario, recostó a Luna
debajo de él.

Él sostuvo sus manos y las puso encima de su cabeza.

Después de un largo tiempo, toda la habitación se llenó de sus apasionados besos.


Samuel se deslizó a un lado de ella, y con su voz grave dijo: "Buenas noches".

Luna cerró los ojos tratando de estabilizar su respiración. Después Samuel se sentó a su
lado, ella estaba a punto de preguntarle qué iba a hacer cuando vio que se iba al baño.
Al instante supo que no tenía sentido preguntarle nada.

Ella había vivido con Samuel antes y sabía por qué iba al baño.

Como era de esperarse, Samuel se dio una ducha.

….Luna tenía mucho sueño. Se dio la vuelta y cayó en un profundo sueño.

En el Vision Bay Hotel.

Hoy era el cumpleaños de Milanda. Su nieto Samuel había reservado el salón más
grande con antelación.

Al mediodía, muchos de los familiares y amigos fueron invitados.


Milanda lucía un vestido clásico en tono azul marino y estaba rodeada de muchas
personas en el salón privado. La habitación estaba llena de voces de personas que
conversaban y se reían.

Violeta llevaba un vestido morado claro y estaba al lado de Milanda. La suegra y la nuera
fueron muy solicitadas por todos los invitados.

"Violeta, tú y mi tía tienen una muy buena relación. Nunca las he visto discutir en todos
estos años". La prima de Vincente sostuvo la mano de la sonriente Violeta con
admiración.

De hecho, ella tenía razón. Milanda y Violeta ternan una muy buena relación. La familia
vivía felizmente en la casa vieja, nunca tuvieron discusiones excepto por sus diferencias
de opinión en cuanto a la mujer con la que Samuel debía estar.

Aunque Violeta era caprichosa, Milanda era quien tenía más carácter. Ella sabía poner a
Violeta en su lugar.

Por lo general, cuando Violeta se molestaba con Milanda, no se atrevía a responderle.


Así que no había grandes disputas entre ellas.

En ese momento, Milanda se reía alegremente, "Mi nuera es una mujer muy
trabajadora y buena con los mayores. Con los años, ella ha llegado a ser como mi propia
hija”.

"Mamá, debo decir que siempre has sido tolerante conmigo y nunca le has dado
importancia a cosas insignificantes. Esa era la verdadera razón por la que vivimos en
armonía". Las palabras de Violeta eran la mitad ciertas pero, sin embargo, sinceras y
respetuosas.

Violeta pensó que Milanda era muy buena, a pesar de que quería mucho a esa Luna.

Fue algo muy prudente que ninguna de las dos hablara del matrimonio de Samuel. Era lo
único en que las dos mujeres no estaban de acuerdo.

No pasó mucho tiempo antes de que la conversación se tornara hacia Samuel: "Milanda,
¿dónde está tu nieto y bisnieto? ¿Por qué no los hemos visto aquí? ¿En qué momento
llegarán?" Las preguntas vinieron de la ex compañera de Milanda, con quien tenía una
buena relación.
Milanda se rió aún más ante la mención de su nieto y su bisnieto, "Samuel salió con
Gerardo hoy por la mañana. Supongo que llegarán pronto".

Su ex compañera le preguntó a la abuela con cautela: "¿Y Samuel traerá a su prometida


el día de hoy?". Siendo figura pública, mucha gente sabía que Samuel estaba
comprometido de nuevo.

Milanda se molestó al pensar que Samuel traería a Catalina a la fiesta, pero no lo


demostró. "Samuel es un adulto y nosotros ya somos mayores. No interferiré en sus
asuntos personales, pero la madre de mi bisnieto Gerardo también estará aquí hoy".
Milanda sonrió al decir eso.

"¿La mamá de Gerardo es Luna? ¿Es ella la famosa modelo sexy?". Una joven que estaba
parada ahí cerca interrumpió la conversación repentinamente.

Milanda sonrió y alzó la mirada. Recordó que la joven era la nieta de su prima. "Sí, ella
es una actriz. Es su trabajo. ¡Y en su vida personal, ella sigue siendo la esposa de mi
nieto!".

Esto hizo que la sonrisa de Violeta fuera insostenible.

Cuando Luna se fue de la vida de Samuel, Emma, la chica que Violeta quiso para su hijo,
le había dicho que ya no le gustaba Samuel. Violeta estaba muy enojada cuando se lo
dijo.

"¿La esposa de su nieto? Abuela, ¿Acaso no estaban ya divorciados?". Eric Shao escuchó
a Milanda hablar al entrar al salón.

Emma, quien venía con Eric sosteniendo de su brazo, saludó a Violeta con una incómoda
inclinación de cabeza.
Capítulo 157 Preferiría a Luna
Milanda no estaba contenta con Eric, pero ella no demostró sus sentimientos. Después
de todo, eran familiares. Sin embargo, cuando vio a Emma a su lado, no pudo mantener
su sonrisa.

"Eric, ¿cómo pudiste...?" Antes de que ella pudiera decirle algo, Eric trajo a Emma
delante de todos. Era obvio que Emma estaba avergonzada, entonces le entregó el
regalo a Milanda.

"Milanda, ¡Feliz Cumpleaños!". Emma sabía que a Milanda no le agradaba, así que no
intentó fingir emoción.

Ella conocía bien el genio de Milanda. En realidad, Milanda no quería agarrar el regalo al
principio. Aunque, en este maravilloso día, no era una buena idea decepcionar a los
invitados, así que lo aceptó.

"Gracias. Eso es un bonito detalle de tu parte. Eric, quiero recordarte que, aunque
Samuel y Luna se hayan divorciado, para mí, ¡Luna sigue y siempre seguirá siendo mi
nuera!". La declaración de Milanda provocó una intensa conversación entre la gente.
"¿Acaso Luna era tan perfecta que incluso su divorcio con Samuel no pudo cambiar la
forma de pensar de Milanda?", se preguntaban.

Eric sonrió, no se molestó por el comentario de la abuela, simplemente dijo "Sí, abuela.
Si quieres que Luna sea tu nuera, entonces así será. ¡Estaremos bien mientras seas
feliz!". Para Eric, Emma ahora era su novia, por lo que no le importaba Samuel ni Luna
en absoluto.

De repente, la ex compañera de Milanda gritó: "Miren, ¿no es ese Samuel?".

Todos voltearon. Justo enfrente de la puerta estaba Samuel con Gerardo en sus brazos y
Catalina en un vestido color púrpura de pie junto a él.

Samuel había llevado a Gerardo al Youmi Studio de Leandro para cortarle y arreglarle el
cabello y a comprarle ropa. El pequeño vestía un traje negro y una camisa blanca con
una corbata negra. ¡Todo un apuesto y guapo hombrecito! El niño bien educado entró al
salón en lo brazos de su padre.
Mientras tanto, Emma miró a Catalina a lado de Samuel. Su inesperado compromiso la
había sorprendido.

Su prima pequeña parecía estar enamorada de Samuel. Pero, ¿cuándo sucedió esto?
¿Cómo no lo notó antes?

¿Era su prima inocente o era una hipócrita?

Catalina se dio cuenta de que Emma estaba ahí, volvió la cabeza y la miró. En sus ojos,
había una complacencia implícita.

Mientras las dos hermanas hacían contacto visual, Gerado se soltó de los brazos de
Samuel y corrió hacia la multitud. Estaba buscando a Milanda.

Se detuvo frente a Milanda y dijo con emoción: "¡Feliz cumpleaños, bisabuela l",
mientras sacaba una hoja doblada de su bolsillo, la abrió y se la dio.

Era una imagen familiar dibujada por él e Ire, en la cual siete miembros de su familia
jugaban afuera en el jardín.

El dibujo no era perfecto ya que las figuras eran irreconocibles. Milanda entendió
perfectamente lo que los dos niños quisieron expresar.

Gerardo susurró al oído de Milanda: "Bisabuela, mi hermanita y yo dibujamos esto. Es


un regalo de nosotros”

Milanda dobló el encantador dibujo y lo guardó en su bolso. Después abrazó a Gerardo y


comenzó a reírse: "Mi querido bisnieto, es perfecto. ¡Me gusta mucho!”.

"¡Es un chico tan guapo, igual que su padre!"

"Eso es cierto, es un niño inteligente también. Llegará muy lejos en el futuro”

La multitud alabó a Gerardo.

En ese momento, Catalina se adelantó. Ella entregó su regalo con gracia y felicitó a
Milanda, "¡Feliz cumpleaños abuela!" "¡No te deseo nada más que buena salud!".

Antes de que Milanda aceptara el regalo, la gente comenzó a murmurar: "Esa es la novia
de Samuel. ¡Qué hermosa dama!".
"¡Tienes razón, elegante y llena de gracia, tan linda y atractiva! ¡Cómo me gustaría
poder casarme con alguien tan bonita e inteligente como ella!

"Tener un nieto exitoso, un lindo bisnieto y una futura y encantadora nuera, ¡la Señora
Milanda Han debe ser muy afortunada "

"SI, ¡ojala pudiera ser ella!”.

Sin embargo, esas halagadoras palabras no lograron deleitar a Milanda, quien recibió el
regalo de Catalina y le respondió cortésmente sin ningún signo de placer, "Gracias.
Toma asiento " Milanda le dió el regalo a la señora Qi y alejó su mirada.

"Está bien abuela respondió Catalina. Los elogios de la gente y la respuesta de Milanda
la complacieron enormemente.

Catalina siempre había creído que podía ganarse el cariño de Milanda y ahora pensaba
que finalmente lo había logrado. Satisfecha con su éxito, caminó hacia un asiento
cercano acompañada del brazo de Samuel, quien sonreía.

Samuel, a diferencia de Catalina, nunca necesitó hacerse notar. Todos lo elogiaron.

Después de que Samuel y Catalina se sentaron, los niños, incluyendo Gerardo y dos más,
comenzaron a jugar y los adultos continuaron con sus conversaciones.

Unos minutos después, Milanda estaba molesta, preguntándose por qué Luna aún no
había llegado a la fiesta como había prometido. Tal vez ella había cambiado de opinión y
decidió no ir.

Recorrió con su mirada el saló n y se dio cuenta de que Eric y Emma estaban sentados
conversando en la parte trasera del salón. Eric se veía feliz, por el contrario, Emma no lo
estaba.

Milanda se sintió aliviada de que Samuel no se había casado con Emma.

Pero aun así, ella no podía entender cómo Eric y Emma se hicieron novios.

Entonces Milanda miró a Samuel y Catalina. Estos dos eran todo lo contrario. Aunque
Samuel estaba sentado con una cara de póquer, Catalina parecía estar locamente
enamorada. Ella conversaba con él con una hermosa sonrisa en su rostro.
Milanda sabía que Catalina estaba obsesionada con Samuel, pero aún no le agradaba la
mujer del todo.

Finalmente, la puerta se abrió. Una mujer que llevaba un par de gafas de sol entró
aprisa al salón. Milanda comenzó a sonreír. Luna finalmente había llegado.

Luna llevaba un traje completo de crepé color escarlata con cuello en forma de V, un par
de zapatos negros y lentes de sol, con un bolso Chanel negro en el brazo.

Lucía un peinado sexy, maquillaje ligero y en los labios llevaba pintada el nuevo lápiz
labial rojo Chanel.

No sólo estaba a la moda, sino que lucía elegante y atractiva.

Cuando Luna se quitó las gafas de sol, su delicado rostro dejó a todos en la salón sin
aliento y mirando con envidia.

Hoy, ella se veía increíble.

No se veía tan sexy y hermosa como normalmente lo hacía en la pantalla, pero su


apariencia era igual que ella en su esencial natural.

Entre todos los invitados en la fiesta, Milanda y Gerardo fueron los más felices al ver a
Luna.

Así que, cuando Luna llegó, fue inmediatamente abrazada por los dos.

"¡Abuela, feliz cumpleaños! Lo siento, estaba atascada en el tráfico y por eso llegué
tarde", se disculpó Luna. Y le dio a Milanda un abrazo fuerte y también su regalo.

"Está bien, no te preocupes. Me alegro de que hayas venido. ¡Déjanos ver qué es lo que
tienes para mí!", dijo Milanda. De hecho, no importaba lo que fuera, ¡Milanda habría
estado encantada siempre y cuando viniera de Luna!

Milando desenvolvió el regalo de inmediato. ¡Esto disgustó a algunas personas ya que su


acción demostró su preferencia por Luna!

El regalo era una caja de brocado con una inscripción que decía: "Querida abuela, te
deseo una larga y feliz vida. Te quiero, L"
Milanda sabía que todas las letras de la caja habían sido escritas por Luna. Ella conocía
muy bien su letra.

Milanda miró la inscripción y se echó a reír incluso antes de que abriera la caja.

Dentro de la caja había un collar con una cadena roja tejida y una figura de Maitreya
esculpida hecha de jade Hetian. Era un pedazo de jade costoso según su apariencia.

Milanda vio que las habilidades de tallado en la figura de Maitreya no eran perfectas.

Luna abrazó a su hijo y se sintió avergonzada después de que Milanda vio la figurilla,
dijo: "Lo siento, abuela. Lo esculpí yo misma, pero... Obviamente no soy una buena
escultora. ¡Espero que todavía te guste!".
Capítulo 158 Padre e hijo trabajando juntos
La gente comenzó a hablar cuando vio que Luna hizo todo lo posible por complacer a la
abuela.

Al escuchar que la figurita en el collar de Maitreya fue tallada por Luna misma, Milanda
estaba tan emocionada que las lágrimas brotaban de sus ojos: "Es hermoso. Me gusta
muchísimo. Ayúdame a ponérmelo".

Luna bajó a su hijo, le ayudó a quitar el collar de perlas que llevaba Milanda y lo
reemplazó con el collar de Maitreya.

"Abuela, fui al templo especialmente para que el pendiente de Maitreya fuera


bendecido por los lustres monjes. ¡Ahora es un símbolo de amuleto para mantenerte
segura y feliz!". Las palabras de Luna provocaron otra ronda de acaloradas
conversaciones y elogios.

Con el colgante luciendo en su cuello, Milanda sujetó la mano de Luna y la presentó a


sus viejos compañeros de trabajo: "Ella es la madre de Gerardo. ¿Verdad que es
hermosa?".

"Sí, tienes suerte de tenerla".

"¡Escuché que Luna es una superestrella ahora! ¡Qué bien!"

...

Samuel observaba lo que sucedía. Arqueó una de sus cejas expresando sorpresa en sus
ojos.

Al principio no quiso hablar con Catalina. Pero después de ver la escena, comenzó a
conversar un poco con ella.

Dieron las 12:00 p.m. Todos los que fueron invitados habían llegado ya. Más de 30
personas se reunieron alrededor de una mesa enorme.

Milanda fue al baño con la ayuda de la señora Qi. Todos los demás se sentaron en sus
asientos correspondientes.
Fue un poco incómodo para Luna porque su hijo Gerardo se había sentado al lado de
Samuel.

Samuel había tomado a Gerardo en sus brazos sin decir una palabra y lo llevó a donde
Catalina estaba sentada. Luego puso a Gerardo entre Catalina y él.

Después de ver la escena, muchas personas llegaron a la conclusión de que Luna ya no


formaba parte de la familia y que Catalina sería la nueva anfitriona de la familia Shao en
el futuro. Bastantes personas tenían cierto afecto hacia ella.

Luna estaba de pie no lejos de su hijo; lanzó una mirada de molestia e hizo una mueca
de incomodidad a Samuel.

"Gerardo ven aquí". Sus palabras hicieron que la gente dejara de hablar y reír, y todos la
miraron.

"Señorita Bo, no te preocupes por Gerardo. Puedo cuidarlo bien. Para poder llegar a ser
una buena compañía para Gerardo, he aprendido sobre cuidado de niños en un curso
para maestros", Catalina sonrió. Intentaba evitar que Gerardo fuera con su mamá.

Como era de esperar, todos elogiaron a Catalina por su comportamiento tan educado y
considerado.

Luna respiró profundo y pensó por un momento que Catalina iba a quitarle a Gerardo.

"Señorita Gu, si le gustan los niños, puede tener uno con el señor Shao. Pero Gerardo es
mi hijo y es mi responsabilidad cuidar de él", dijo mientras se acercaba a recoger a
Gerardo.

Catalina no soltó al niño. La situación se puso tensa.

La multitud esperaba que Samuel hiciera o dijera algo al respecto pero se mantuvo en
silencio como si no hubiera visto nada. Salió de la habitación en cuanto su teléfono
comenzó a sonar.

'Entonces... ¿Qué había pasado aquí?' Vicente y Violeta hicieron contacto visual sobre la
situación. Violeta pudo haber humillado a Luna si no fuera porque la mirada de Vicente
la detuvo.
En ese momento, Milanda salió del baño y dijo: "Luna, trae a Gerardo contigo y siéntate
aquí conmigo".

Avergonzada, Catalina dejó ir a Gerardo con una sonrisa incómoda en sus labios.

Las miradas de Catalina y Emma se encontraron accidentalmente, esto la hizo


avergonzarse más.

De pie frente a la entrada del salón privado, Samuel colgó el teléfono y recordó las
palabras de Luna: "Señorita Gu, si le gustan los niños, puede tener uno con el señor
Shao...”

Le sorprendió que ella le dejara tener hijos con Catalina. ¡Necesitaba encontrar algún
momento para tener una charla con ella sobre su actitud!

Cuando Samuel regresó, algo más vergonzoso había sucedido.

Luna se había sentado junto a Milanda con Gerardo a su lado. Y al lado de Gerardo
estaba Samuel.

Luna, Gerardo y Samuel se habían sentado juntos como si fueran una familia.

Sin embargo, al lado de Samuel estaba Catalina. Quedando como una pareja también.

Mucha gente vio esto como una extraña forma de sentarse. Sin embargo, no dijeron
nada al respecto.

Más tarde, trajeron un gran pastel de 3 pisos y lo colocaron en el centro de la mesa. Un


camarero encendió unas velas y apagó todas las luces del salón.

Los invitados se unieron para cantarle el cumpleaños a Milanda. Luego ella cortó el
pastel después de haber soplado las velas.

Todo había salido bien. Los platillos calientes fueron de manera constante.

Luna pensó en su hijo e hizo a un lado sus palillos para que le pudieran servir otra vez.
Cuando el plato de camarones hervidos con sal fue servido, Samuel le preguntó a
Gerardo si quería un poco de camarones.
Gerardo quería rechazar el ofrecimiento de su padre, pero supo su intención y
accedió. La expresión de su padre era diferente. Por lo que Gerardo asintió con la
cabeza.

Samuel asintió con la cabeza también con satisfacción. Tomó los guantes desechables de
la mesa y comenzó a pelar la cáscara a los camarones de una manera muy relajada.
Luego puso algunos camarones en el plato de Gerardo.

A Catalina no le dio mucha importancia al principio hasta que vio cómo Gerardo ponía
todos los camarones en el plato de su mamá. Ella parecía entender lo que estaba
pasando.

También notó que Luna miraba a Gerardo confundida. Al instante Luna supo que a
Gerardo no le gustaban los camarones.

Qué pena que en ese aspecto no se parecía a ella, porque a Luna le encantaban comer
los mariscos.

En cuanto a los mariscos, Lola y ella compartían los mismos gustos. Cada vez que las dos
se veían para comer, siempre pedían lo mismo.

Mientras Samuel llenaba de camarones el plato de Gerardo, Luna se los comía muy a
gusto al ver que su hijo no los quería.

Después de ver que lo que tramaba su padre estaba funcionando, Gerardo sonrió.

Samuel continuaba pelando los camarones y dos tercios de ellos entraron en el


estómago de Luna.

"Papá, quiero ese salmón", fingiendo no saber nada, Gerardo le dijo a su padre mientras
lo miraba. Ambos sabían lo que estaban haciendo.

Samuel se limpió las manos con un pañuelo de papel y tomó un pedazo de salmón, lo
mojó un poco en la salsa de mostaza y lo puso en el plato hondo de su hijo para que
Gerardo se lo diera a Luna.

Mientras tanto, Luna le estaba sirviendo agua en el vaso de Milanda y no se dio cuenta
de que había un pedazo de salmón en su plato.

"Papá, quiero esa empanada de atún".


"Papá, quiero esa bolita de mariscos".

"Papá, quiero..."

Samuel hizo todo lo que su hijo le pidió.

La mayoría de la gente pensó que Gerardo estaba jugando con Samuel cuando vieron a
Samuel que le servía de comer a Gerardo. Sin embargo, Gerardo se los daba todo a
Luna.

Algunas personas que estaban atentas, incluida Catalina, sabían lo que estaba
sucediendo exactamente.

Simpatizaban con Gerardo; un niño tan pequeño prestando tanta atención y


consideración hacia sus padres.

Al principio, Luna no entendía lo que pasaba, hasta que Gerardo puso toda la comida
que su papá le sirvió en su plato. Y ahí fue donde finalmente supo lo que estaba
pasando.

'¿Gerardo le estaba haciendo que su padre me sirviera comida de manera indirecta?',


pensó ella para sí misma.

Ya estaba llena, pero Gerardo siguió pidiéndole a su padre que le sirviera más comida.
"Gerardo, no pidas más comida si no te gusta, ¿entendido?", por fin dijo algo.

Samuel escuchó lo que dijo Luna y dejó sus palillos sobre el plato.

Catalina perdió el apetito en cuanto vio la escena. Y su comida permaneció en el plato


intacta.

Se quedó sentada en silencio, excepto cuando le hicieron algunas preguntas y tuvo que
responderlas.

No podía sobrepasar sus límites frente a Milanda y Samuel a pesar de que odiaba tanto
a Luna.
Capítulo 159 Cuide su comportamiento
Se podía decir que Milanda tuvo una gran fiesta de cumpleaños, con un excelente
ambiente rodeado de muy buena compañía.

Cuando terminó la fiesta, Vincente y Violeta despedían a los invitados. Samuel estaba
recostado con pereza en una silla mientras observaba en secreto a Luna jugar con su
hijo.

Al darse cuenta de que la mayoría de los invitados se habían ido, Luna tomó a su hijo y
caminó hacia la puerta sin dirigirle la palabra a Samuel.

"¡Espera!"

La voz de Samuel hizo que Eric, Emma y Luna, quienes estaban en la puerta, se
detuvieran de inmediato.

Eric y Emma miraron a Luna y supieron que era a ella a quien le hablaba.

Así que ellos siguieron su camino. Luna se fue detrás de ellos aunque sabía bien que a
quien le había hablado Samuel era a ella.

Milanda venía de afuera y vio a Gerardo del abrazo de Luna, "Luna, ¿te vas a llevar a
Gerardo?".

"Sí, abuela. Me tomé el día libre y quiero llevar a Gerardo a una excursión".

Luna había pedido permiso para la fiesta de cumpleaños de Milanda un día antes.

Luna susurró al oído de Milanda y sonrió. "Está bien, ¡diviértanse!".

Al oír esto, Luna se preparó para irse con Gerardo.

"Abuela, Gerardo también es mi hijo. Luna, no has pedido mi permiso", dijo Samuel,
levantándose de la silla, se fue a cerrar la puerta de la sala.

Luego se puso de pie contra la puerta con los brazos cruzados. Miró a su abuela y a su
hijo, evitando el contacto visual con Luna, cuya expresión era de molestia.

La cara de Milanda se enojó y regañó a Samuel: "No seas tan malo. Luna es la madre de
Gerardo. ¡Compórtate como un adulto!".
No dijo ni hizo nada como si esas palabras no fueran para él, "Luna, puedes ir a donde
quieras, pero Gerardo se queda aquí".

Luna no entendía por qué Samuel sólo le hacía las cosas más difíciles. La noche anterior,
la había estado abrazando y besando, pero ahora estaba siendo borde. Ella se
preguntaba si él padecía de bipolaridad o algo.

"Samuel, ¿a qué te refieres?", preguntó Luna lanzándole una mirada de enojo.

Samuel tomó a Gerardo de sus brazos y se lo dio a Milanda. Luego abrió la puerta y la
sacó del salón.

La llevó a una sala privada vacía

Catalina vio que los dos se iban. Ella quería seguirlos pero Milanda la detuvo.

En la sala privada, aunque era de día, no había luces encendidos dentro, sin embargo,
los rayos de luz se filtraban a través de las persianas.

"Has cambiado mucho. Estás muy mal de la cabeza", Luna dijo irónicamente después de
arreglarse la ropa.

Él siempre le hacía cosas que la lastimaban. Se decía que el corazón de una mujer era
como un profundo océano lleno de secretos. Pero en este caso, los papeles se habían
cambiado. El corazón de Samuel era el más difíciles de comprender.

“¡Que estoy mal de la cabeza!” Samuel se burló mientras cerraba la puerta con su
cuerpo. Ella realmente lo estaba volviendo loco.

"Ven acá", él le ordenó, con un tono vil en su voz.

“¡No, no lo haré!" ella dijo e hizo una mueca con sus labios. "¿Por qué debería
escucharte?"

Samuel miró al suelo con impaciencia.

“¿Quieres que vaya a ti? ¿Estás segura?" Había una ligera amenaza en su tono, aunque
lo dijo con indiferencia.

Si él se acercaba a ella, podría hacer algo terrible, pensó ella.


Así que se mordió el labio inferior, se acercó y le dirigió una mirada fulminante: "¿Qué
quieres de mí ahora?".

Un pensamiento llegó a ella repentinamente. ¿Estaba enojado porque me quería llevar a


Gerardo? Eso era imposible.' Sabía que Gerardo y ella se mantendrían juntos siempre.

Estaba tan metida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Samuel la
empujaba a sus brazos a la fuerza. La abrazó con pasión y la besó. Estaba ansioso desde
el momento que la vio entrar al salón de la fiesta de Milanda.

“¿Se habrá pintado al propósito con este color de labios tan seductor para llamar mi
atención?', él se preguntó.

Empujó a Luna contra la puerta y sus cuerpos se entrelazaron.

Luna se asustó en cuanto escuchó las voces de Vicente y Violeta conversando afuera.
Ella no se opuso a que él la besara ni tocara hasta que escuchó las voces.

Se retractaron de su apasionado beso. Samuel fijó sus ojos en Luna, quien tuvo que
parar para poder respirar, "Luna, dijiste que soy un mujeriego. ¿Crees que te voy a
decepcionar?".

Le había etiquetado como un mujeriego cuando se conocieron hace unos años. Él le


fallaría si no actuaba así.

Bueno...

Luna se sintió un poco incómoda con ese comentario. Ella ya no se acordaba de esas
palabras. Sólo era Samuel quien las seguía diciendo.

"No Samuel, has hecho un gran trabajo para merecerte este título. Ni más, ni menos".

Samuel la sujetó de las muñecas. Ella estaba acostumbrada a su manipulación y dejó de


luchar.

"Bueno, señorita Bo, hay que divertirnos un poco entonces", dijo seductoramente lleno
de encanto. Sus palabras y tono hicieron que casi se ahogara con su propia saliva.

“¡Qué sinvergüenza era!' pensó Luna. "Señor Shao, cuide su comportamiento. Su novia
aún le espera en la puerta de al lado".
"No es de su incumbencia. Puedo hacer lo que yo quiera".

Habló con arrogancia. Luna no pudo evitar patearlo. Al ver su pie, Samuel rápidamente
dio un paso atrás y evitó que le pegara.

"Parece que tu novia no puede domarte. así que, ¡Sé un niño travieso!" dijo Luna.

"Ella no es como tú, que se comporta como una tigresa", dijo Samuel.

Luna se había molestado bastante. ¿Cómo que se comporta como una tigresa?

Ella trató de soltarse de él, pero no pudo. “¡Eres un idiota! Hablar contigo es una
pérdida de tiempo. ¡Suéltame!".

El no haría otra cosa más que enfurecerla si ella continuaba hablando con él.

Samuel se negó a soltarla. Sino que se acercó tanto que Luna estaba contra la puerta, su
cuerpo pegado al de ella.

"Me ignoraste desde el momento en que llegaste. Luna, ¿por qué me tratas así? ¿Cómo
te atreves a tratarme así?". Ser ignorado hacía que un hombre se sienta mal.

Entonces, ¿era esa la razón por la que se había enfadado? ¿Acaso se sentía
despreciado?

No había ninguna razón para que ella fuera amable con él. Sólo era enojo lo que ella
podía sentir por él.

"En realidad, no nos conocemos tan bien".

"¿Que no nos conocemos tan bien?". Samuel se rió muy fuerte, como si nunca hubiera
escuchado algo gracioso en su vida.

Su risa hizo que Luna se sonrojara. Cuanto más se reía, ella más se sentía burlada, como
si ella estuviera diciendo algo irrazonable.

"Deja de reírte". Ella tenía la intención de taparle la boca con la mano para detenerlo,
pero sus manos estaban entrelazadas con las de él.

"Samuel, ¡deja de reírte o te morderé!".


Un destello de diversión apareció en sus ojos cuando dejó de reírse. Puso su boca cerca
de su oído y ronroneó, "Siéntete libre de morderme ahora".

¡Este hombre tenía una habilidad increíble coqueteando con ella!

No podía soportarlo más. Ella golpeó su pecho con sus puños con timidez.

Samuel bajó su cabeza y la besó de nuevo, soltando sus muñecas y colocando las manos
alrededor de su cintura.

Cinco minutos después.

"¡Ahora dime que lo sientes por haberme ignorado!".

Luna bajó su cara para que Samuel no pudiera ver su expresión y murmuró: "Lo siento".
Capítulo 160 Incluso si fueras la ultima mujer en la tierra
Después de conseguir lo que quería, la soltó.

Se alisó la ropa y salió de la habitación privada. Entonces, Luna lo siguió.

Cuando Samuel volvió a la sala donde se celebraba la fiesta, vio a Violeta hablando
alegremente con Catalina, y Milanda y Vicente estaban cuidando a Gerardo, que jugaba
con sus juguetes.

Cuando Milanda notó que su nieto volvía sólo, se sintió confundida. Preguntó: "¿Dónde
está Luna?"

Samuel caminó varios pasos hacia ellos. Entonces, apareció Luna con la cabeza inclinada
hacia abajo detrás de él.

Al verla, Milanda respiró hondo y sonrió, fingiendo que no había pasado nada. Caminó
directamente hacia Gerardo.

"Abuela, me llevo a Gerardo primero. Cuando tengas la tarde libre, te pasaré a recoger".

'Cuando una mujer se siente avergonzada delante de todos, eso quiere decir que algo
raro sucedió', pensó Milanda, luego se quedó allí, mirando fijamente a Luna, sin
escuchar lo que le estaba diciendo.

El pintalabios de Luna se había borrado. Milanda recordó que Luna se había retocado los
labios justo después de comer.

También había un rubor de color rojo en la cara de Luna. '¿De qué tenía tanta vergüenza
Luna?'

Entonces Milanda vio una leve marca en el cuello de Luna...

Finalmente, la anciana se rindió y dejó de pensar en toda la situación. Probablemente


estaba pensando demasiado. "Luna, ¿qué me habías dicho?", preguntó Milanda, con
una gran sonrisa.

"Eh..." Luna levantó la cabeza, miró a Milanda que estaba sonriendo, y repitió lo que
acababa de decir.

"Bueno, vosotros id primero. Samuel, por favor, acompaña a Luna y Gerardo a la salida".
Las instrucciones de la anciana provocaron que Catalina apretara los puños con fuerza.
Nadie en la familia había sido bueno con ella, excepto Violeta.

Violeta dijo con una voz llena de sarcasmo: "Mamá, la prometida de Samuel está aquí.
¿Cómo puede él salir acompañando a otra mujer?

Desde que Emma había aparecido con Eric para el evento, Violeta sabía que Emma y
Samuel no podían volver a estar juntos nunca más. Ahora había apostado por Catalina.

Violeta había visto a Samuel y Luna tomar caminos separados y no quería que volvieran
a estar juntos.

En el momento en que Samuel comenzó a salir según le pidió Milanda, Luna dijo
apresuradamente: "Abuela, no te molestes. Ya mismo me iré con Gerardo. Abuela,
señor y señora Shao, adiós".

Después Luna agarró a Gerardo y salió del hotel.

¿Señor y señora Shao? Samuel miró mientras Luna se alejaba, tras escuchar estas
palabras, le causó un gran disgusto. De modo que Samuel se despidió de su abuela y se
marchó, Catalina lo siguió de cerca.

Catalina entró en el Maserati de Samuel y se sentó en el asiento trasero como de


costumbre.

Esto se debía a que Samuel prohibió a cualquier mujer sentarse en el asiento de


copiloto.

Después de poner en marcha el coche, Samuel se echó hacia atrás. "Sea cual sea la
situación, no vuelvas a quitarle a Gerardo nunca más, ¡entendido!" Luego, se volvió
hacia delante y condujo el coche rápido.

Catalina comenzó a sollozar. "Sam, ¿significo algo para ti?"

'Aunque fueras la última mujer en la tierra, no habría nada entre tú y yo”. Los
pensamientos Samuel permanecieron en su cabeza.

“¿Aún no te queda totalmente claro?" Cuando Samuel se detuvo después unos pocos
kilómetros, Catalina ya sabía lo que tenía que hacer.
Catalina abrió la puerta y salió del coche. Vio cómo Samuel se iba rápido. Luego se fue a
casa en taxi.

'Luna, deseo verte morir ya, sólo si está s muerta, podría convertirme en su esposa, eso
es, ¡exactamente!' pensó ella.

Sacó su teléfono para enviar mensajes de texto, pero de repente cambió de parecer.

Recordó lo que Amber le había dicho. Una nueva estrategia cruzó por su mente.

Mientras Samuel seguía conduciendo, recordó algo importante. Sacó su telé fono para
enviar un mensaje de WeChat a Luna. Esperó hasta pararse en un semáforo en rojo y
escribió el mensaje. Decía: "Acabaré con tu carrera en el mundo del entretenimiento si
te vuelves a sacar fotos inapropiadas, ¿lo comprendiste?"

Mientras tanto, Luna había estado buscando las imágenes de la campaña publicitaria en
Internet durante algún tiempo, pero no las había encontrado. Estaba a punto de llamar
a Lola cuando recibió el mensaje de Samuel. Sin ninguna duda, no era una coincidencia.

Luna entendió de inmediato por qué no podía encontrar las fotos. Pero recordó que no
había fotos inapropiadas. Volvió a leer el mensaje. '¡Oh! ¿Se refería a la foto en la que
llevaba un vestido escotado en espalda?'

Recordó que durante la sesión de fotos, se sintió un poco avergonzada al principio. Pero
cuando vio fotos de varias otras súper estrellas en el estudio de fotografía, se volvió más
atrevida.

“¿Y a ti qué más te da las fotos?", le contestó.

Como no estaba delante de Samuel, no temía lo que él podía hacerle.

'¡Bien, Luna Bo!' respondió Samuel. Luna envió un signo de interrogación.

Luna esperó un buen rato pero no obtuvo nada. ' ¡Vale, me parece bien!', exclamó ella.

Por la noche, Luna fue con sus dos hijos a comprar un pastel. Después, regresó a su
apartamento con Milanda.

Como Ire no estuvo presente durante el día, Luna le dio a Milanda una fiesta de
cumpleaños adicional con sus dos hijos.
Había sido la fiesta de cumpleaños más feliz que Milanda había tenido. Luna estaba
preparando una segunda fiesta para ella y Samuel le había dado el mejor regalo durante
el día.

Ese regalo era en realidad unas pocas palabras, pero le alegró el día.

Milanda le había dicho a Samuel que intentara recuperar el corazón de Luna lo antes
posible. El año que viene, Milanda quería organizar una fiesta de cumpleaños con Ire y
Gerardo presentes.

Luna, Irene, Gerardo y Milanda siguieron disfrutando de la fiesta. Después de la fiesta,


era demasiado tarde para que Milanda se fuera, y pasó la noche allí. Luna y los dos niños
durmieron en la misma cama.

Al día siguiente, las cosas volvieron a la normalidad. Milanda llevó a Gerardo al


parvulario a primera hora de la mañana.

Luna envió a la niñera y a Irene a la casa de Daisy, y se fue corriendo al lugar de la


filmación.

Sin embargo, descubrió que había rumores entre el equipo de que Luna era la amante
del director.

Cuando Luna fue al lavabo de señoras, oyó el chisme de dos actrices de reparto.

Además, descubrió que se rumoreaba que no sólo era la amante de Jonathan, sino que
también tenía relaciones con otro hombre.

Casi de inmediato, los rumores sobre Luna aparecieron en Internet. Sabía por qué
habían surgido los rumores. Eran todos comentarios falsos que la criticaban, diciendo
que estaba enchufada y por eso consiguió el éxito tan rápido, y también criticaron su
mala conducta.

Luna estaba acostumbrada a los rumores. No le importaba mucho. La gente no era


capaz de callarse la boca, seguía chismeando hasta que no emitiera una declaración
formal.

Para entonces, dos tercios de la serie habían sido filmados.

En la obra, el emperador decretaba la muerte de Lily obligándola a huir del palacio real.
Unos meses más tarde, el príncipe Jin anunciaba de repente que se iba a casar con una
concubina, la sexta hija del Mus, una famosa familia del norte.

Estas escenas fueron filmadas en otro nuevo estudio muy grande, cerca de la cosa en
País C.

Tres días antes la boda, Lady Mingyue, la esposa del Príncipe Jin, interceptó el carruaje
de boda de Lily. El carruaje en el que iba Lily fue desviado de la carretera y lanzado al
mar con Lily dentro.

Sin embargo, ¡algo en la escena de rodaje ocurrió! La actriz de Lily, Luna, no apareció
después de que el carruaje fuera arrojado al mar.

'¿Qué pasa esta vez?' Jonathan miró ansiosamente el mar oscuro y profundo. '¿No era
Luna buena nadando?', se preguntó. Sabían que Luna era una buena nadadora. Por eso
no usaron una doble.

¿Se la habrá tragado alguna criatura marina? Eso era imposible. Estaban en las aguas
poco profundas, no en las profundidades del mar. No había peligros a este nivel del mar.

Dos horas después, apareció un grupo de bomberos pero no pudieron encontrar a Luna.

Esta vez, Jonathan hizo un gran esfuerzo para evitar que la noticia llegara a los medios,
pero aún así se filtró.

No fue hasta la madrugada del día siguiente cuando Samuel recibió la noticia. Acababa
de despertarse cuando Elisenda llamó.

Al escuchar lo que le había pasado a Luna, se vistió y se calzó rápidamente, salió sin ni
siquiera lavarse la cara. Corrió a la orilla del mar donde había desaparecido.
Capítulo 161 ¿Que le sucedio a Luna?
Cuando Samuel llegó a la playa, los bomberos habían dejado de buscar en el mar.

Habían encontrado a Luna pero no tenía pulso ni tampoco respiraba.

Jonathan informó a Samuel de la mala noticia, y Samuel lo golpeó en la cara. Aunque


estaba enfadado con él, Jonathan no lo demostró. Envió a Samuel a que viera el cadáver
de Luna.

En ese momento, pocas personas sabían lo que le había sucedido a Luna. Era mejor
mantenerlo en secreto.

Samuel caminó con la mente ausente hacia la orilla del mar. Se abrió paso entre los
bomberos y miró el cuerpo tendido en el suelo.

Luna todavía llevaba puesto el traje antiguo de la filmación. Su cuerpo estaba pálido e
hinchado debido al agua de mar.

Por un momento, sintió que le habían succionado el alma. Se agachó ante Luna y alargó
la mano para tocarle la cara.

Su rostro estaba frío, lo que hizo que sus ojos estuvieran inyectados en sangre. Le dolía
el corazón como si alguien se lo hubiera retorcido y después se lo hubiera arrancado.

Las lágrimas comenzaron a brotar en sus ojos. Comenzó a gemir de dolor y a gritar,
"Luna, Luna..."

La multitud lo miró fijamente, con la boca abierta.

Samuel era el ex marido de Luna, ¿era normal que él derramara lágrimas de esta
manera?

Su relación parecía complicada.

La multitud susurraba. Sin embargo, después de que Samuel se secara las lágrimas, le
agarró la mano y la miró de cerca.

Después le dio la vuelta a su cuerpo. La multitud estaba confundida por lo que estaba
haciendo.
Seguidamente destapó su cuerpo y descubrió que no tenía la marca de nacimiento en su
cintura pálida.

"¡Esta no es Luna!", gritó él.

Lo dijo confiado, haciendo que la multitud aún estuviera más confundida.

Miró a Jonathan, que estaba todavía más desconcertado. Samuel dijo firmemente: "Esta
no es Luna".

Luna también tenía un pequeño lunar en su muñeca. El lunar no podía haber sido
borrado por el agua de mar en un día.

¡Eso era imposible!

¿Cómo se explicaría la falta de la marca de nacimiento que Luna tenía en la cintura y el


lunar?

Había otras preguntas. ¿Quién era esta mujer que fingía ser Luna? ¿Y dónde estaba
Luna?

Las preguntas brotaban de la multitud.

El médico forense se llevó el cadáver. Samuel volvió a su coche perdido en sus


pensamientos.

Estaba claro que Luna estaba en peligro, aunque el cadáver no fuera ella.

Samuel sabía cuánto tiempo hacía que Luna estaba ausente. Según uno de sus
compañeros de trabajo, había estado con el equipo la noche anterior cuando estaban
filmando la obra antes del accidente.

Así que Luna había sido capturada por la noche y habían echado a alguien más al mar
haciendo pasar por ella.

¿Quién se había llevado a Luna?'

Samuel hizo algunas llamadas para comprobar si alguien había visto a Luna y para
obtener pistas sobre a dónde podía haber ido.

Después de hacer varias llamadas, Samuel se centró más en quién podría haber deseado
ver a Luna muerta.
¿Fue Catalina?

¿Emma?

¿O alguien del equipo?

Recordó el incidente que había ocurrido cuatro años atrás. Tal vez ambos incidente
habían sido diseñados por la misma persona.

La persona implicada en ese incidente nunca fue encontrada. Samuel se sintió frustrado
porque Luna se encontraba otra vez ante las mismas circunstancias.

Pensando en eso, golpeó brutalmente el volante. El sonido de la bocina dio un susto a la


multitud.

Sacó su teléfono y marcó el número de Catalina. "Sam, ¿qué pasa?"

Su voz era indiferente como de costumbre. "¿Dónde estás?" Su voz fría la asustó.

Respondió con aprensión: "Estoy en la empresa. ¿Qué pasa?"

Samuel no pudo detectar nada anormal en su voz. Colgó. Aun así, envió a un hombre a
que obtuviera un vídeo de vigilancia de la zona donde vivía Catalina desde la noche
anterior hasta la mañana de hoy.

Después, se puso a buscar a Luna.

De repente, su teléfono sonó, mostrando un número desconocido.

Samuel sintió que la llamada era rara. Tomó el teléfono y presionó el botón de grabar.

"Hola señor Shao".

La voz era irreconocible y extraña como si hubiera sido filtrada a través de


procesamiento de sonido.

“¿Qué pasa?"

"Señor Shao, soy yo quien se ha llevado a Luna. Le llamo porque tengo mucho miedo de
que me envíen a la cárcel".

Parecía que la persona que llamaba estaba sollozando, sonaba horrible.


“¿Dónde está Luna?" Había ansiedad en su voz.

La persona que llamaba hizo una larga pausa antes de contestar: "La he encerrado. Si
me promete que no investigará este asunto y que no me denunciará, le diré dónde
está".

Eso sonaba razonable.

Samuel prestó la atención y centró su mente en la llamada, "¿Cómo está?"

Pensó que la persona que llamaría merecería un castigo severo si Luna no estaba bien.

"Por ahora está bien. Pero tengo miedo, señor Shao. Y no puedo asegurarle que no vaya
hacer nada malo a menos que me deje salir de esto ileso". Eso lo asustó. La voz de la
persona que llamaba era muy extraña, como si llamara desde el infierno.

Samuel no le prestó atención a la voz: "Dame la dirección. Si está bien, te dejaré en


paz".

La persona en la línea le dio la dirección. Samuel estaba a punto de salir conduciendo,


pero de repente se detuvo.

Pensó que la voz sonaba demasiado extraña. Hizo una llamada y le pidió a algunos
hombres que lo siguieran en secreto antes de partir.

Era en un polígono desierto suburbano.

Mientras tanto, Luna miró a los hombres enmascarados. Sólo podía ver sus ojos, ¿Qué
queréis?"

Con ambas manos atadas a la espalda, intentó calmarse.

Los hombres enmascarados se miraron, "Hagámoslo rápido. La señorita Jing ya hizo la


llamada. Tenemos que darnos prisa, o arruinaremos el plan"

¿Señorita Jing? ¿Amber Jing? Luna recordó que la había visto justo antes de perder el
sentido ayer. No estaba segura de eso entonces, pero ahora estaba todo muy claro.

"Esta mujer es muy atractiva. Vamos a divertirnos con ella primero, o nos
arrepentiremos más tarde".
Se acercaron más a Luna, y ella se asustó. Trató de calmarse, "Chicos, por qué no
hablamos. ¿Queréis dinero?"

'¿Amber había llamado a Samuel?' Todo lo que podía hacer ahora era retrasar sus
acciones, intentar conseguir algo de tiempo.

Sin embargo, mirándola, los hombres ignoraron las palabras de Luna y empezaron a
quitarle la ropa.

"¡Para!. ¿No os dijeron que estoy sufriendo una enfermedad terrible?" Luna se
estremeció por miedo. Recordó lo que le había sucedido cuatro años atrás. Estaba
agradecida de estar despierta en este momento.

"¿Una enfermedad? ¿Qué tipo de enfermedad?". Uno de ellos se detuvo y dio un paso
atrás.

¡Funcionó! Luna les explicó rápidamente los rumores en Internet. "Mi nombre es Luna.
Soy actriz. Es posible que me hayáis visto en televisión. Con tantas malas noticias sobre
mí en Internet, debéis saber que tengo una enfermedad terrible. ¿No me conocéis?
Dicen que me acosté con todo el mundo y me hice famosa. Bien, pues es verdad".

Luna hizo su mejor actuación en ese momento, actuó como una mujer pobre e
indefensa.

"Sí, lo he visto en Internet. ¿Entonces es verdad lo que dice, que tienes una enfermedad
sexual terrible?" Uno de los hombres se detuvo también y dio un paso atrás.

"Tienes razón. Mi ex marido es el culpable. Tenía varias amantes y ese fue el motivo por
el que me divorcié. Encontré a otro hombre". Luna comenzó a inventarse.

Tres de los hombres se detuvieron. "Jefe, su ex marido es Samuel. Escuché que tiene
una amante. Lo que ella dice debe ser cierto".

"¿O sea que nos hemos dado prisa para no nada?".

"Bueno, pero es una lástima que nos vayamos así". De repente, el hombre al que
llamaban jefe pellizco la mejilla a Luna con sus dedos ásperos.
Capítulo 162 Amber lamento sus acciones
Evitando la sensación de asco, Luna se echó a llorar. "Hay hojas de historial médico en
mi casa y tengo graves enfermedades venéreas porque Samuel, ese imbécil, siempre
jugaba con varias mujeres sin tener en cuenta lo que traían esas mujeres".

"¡No escuches lo que está diciendo! ¡Sólo quiere ganar tiempo!" Uno de los hombres no
confiaba en Luna, su comentario hizo que se parara el corazón de Luna.

Luna dejó de llorar y dijo con indiferencia. "Vale, no pasa nada. Puedes tener sexo
conmigo. Pero tendrás que comprar algunos condones en caso de que contraigas la
enfermedad".

¡Quién podía ayudarla, por Dios! No sabía ni dónde estaba.

Calculó que no estaba en el centro, a juzgar por la casa con paredes de barro y la
ausencia de ventanas.

La única persona en la que podía pensar era en Samuel. '¡Samuel, ayúdame por favor!'
Luna gritó en su mente, anhelando una conexión telepática con él. Comenzó a gritar el
nombre de Samuel. Parecía que Samuel notó su llamada y estornudó mientras conducía
rápido.

"Mierda, ¿dónde podemos comprar condones en un lugar tan aislado?"

"Vete y comprarlos si quieres. Yo no los necesito". El hombre movió sus manos hacia
Luna.

El despacho de abogados de Samuel.

Sentada tranquilamente en la oficina, Catalina colgó el teléfono. Después se levantó,


entró en el baño, tiró la tarjeta telefónica al inodoro y tiró de la cadena.

De repente, el teléfono de la mesa sonó, algo que la sorprendió.

Al ver el identificador de llamadas, ella sonrió, "Amber".

"¿Dónde está Luna? ¿Cómo está? Samuel ya sabe que el cadáver no es de Luna. ¿Sabías
tú eso?" Ocultándose en un rincón de una de las habitaciones, Amber estaba tan
asustada que hizo todas sus preguntas en un suspiro.
Ahora se arrepentía. ¿Qué podía hacer? Samuel es muy inteligente. Descubrió
enseguida que el cuerpo muerto no era Luna.

"No te preocupes. ¿Olvidaste lo que dije? Si Samuel descubría que el cuerpo no era de
Luna, ya me encargaría que hacer que alguien la violara. Cuando Samuel llegue al
suburbio, solo encontrará a Luna violada". Catalina no pudo aguantarse la risa. Se
recostó tranquilamente y pensó: 'Amber, estúpida, serás mi chivo expiatorio'.

"Pero anoche, Luna podría haberme visto cuando la até. ¿Qué tengo que hacer?" Se
arrepentía de lo que había hecho y sabía muy bien que estaba jugando con fuego.

Sintiendo su miedo, Catalina despreció la cobardía de Amber. Sin embargo, no era el


momento adecuado para deshacerse de ella. Así que la intentó consolar, "No te
preocupes. Era tarde y oscuro cuando ataste a Luna. Mientras no lo admitas, Luna no
puede hacerte nada sin ninguna prueba".

Catalina consoló a Amber, calmándola poco a poco.

"¿Dónde está Samuel ahora?", preguntó Amber.

"Te dije que acabo de tener una conversación telefónica con él. Está yendo hacia el
suburbio. Esos tipos que he contratado están desesperados, no tienen nada que
perder", respondió Catalina. "Así que, si los atraparan, contrataré a alguien más para
que los mate a todos". La verdad era que Catalina no esperaba que Samuel notara que
el cuerpo no era de Luna.

Ese cadáver lo había comprado a un alto precio a una mafia. Después Catalina pagó a
una esteticista para transformar el cuerpo y que se pareciera a Luna mediante cirugía
plástica. Después de eso, fue arrojado al agua.

Fue bastante sorprendente que Samuel notara que el cuerpo no era el de Luna. ¿Cuánto
conocía el a Luna?' Pensando en eso, los ojos de Catalina se pusieron rojos de celos.

"¡No tienes que matarlos. Puedes darles algo de dinero y enviarlos lejos!" Cuando
Catalina habló de matarlos, Amber sostuvo su teléfono con fuerza y tembló.

'¿Darles algo de dinero? ', se burló Catalina. Qué estúpida era Amber. Samuel tenía
mucho más dinero que ella. Con tal de obtener más dinero, esos hombres desesperados
la traicionarían sin pensárselo dos veces.
Sin embargo, Amber no sabía que solo habría un superviviente entre ella y Catalina, y
obviamente ese sería...

"Bueno Catalina interrumpió sus pensamientos y colgó con impaciencia. Se sentó a la


espera de recibir buenas noticias sobre la violación de Luna.

Cuatro años antes se había escapado por poco.

Esta vez, no la dejaría salir ilesa de ninguna manera. Si su plan tuviera éxito, ¿Samuel
todavía querría a una mujer que había sido violada como esposa?

La carretera hacia los suburbios era bastante accidentada. Aunque su coche, un


deportivo Maserati, no era adecuado para esas carreteras, Samuel condujo muy rápido,
dejando la ciudad atrás.

Finalmente, desde lejos vio la casa descrita por la voz del teléfono. Pisó más fuerte su
acelerador.

En la casa de barro.

La expresión seria de Luna detuvo a algunos de los hombres.

Sin embargo, uno de ellos comenzó a quitarle la ropa sin pronunciar una sola palabra.

¡Mierda! Luna ya no podía mantener la calma. Levantó su pierna y pateó la cara del
hombre con fuerza.

El hombre sintió mucho dolor. Le dio una bofetada a Luna con fuerza.

Después gritó furioso a los otros cuatro hombres. "¿Qué demonios estás mirando?
¡Venga! "

"Yo paso. Mejor me voy a fuera y vigilo para vosotros". Era un cobarde. Había creí do las
palabras de Luna y se echó para atrás.

El hombre al que había pateado Luna dijo algo bastante grosero al cobarde. Este último
se enojó y fue directamente a por él. "¡Atrévete a repetir esas jodidas palabras otra
vez!"

"Las diré cien veces. eres un cobarde, un perdedor y un idiota!"


Pronto, llegaron a las manos. Los otros tres estaban asombrados y no sabían qué hacer
en ese momento.

"¡Suficiente!" gritó de repente la cabecilla y los dos hombres dejaron de pelear.

El hombre al que había pateado Luna volvió a acercarse a ella. "Si no lo hacen, entonces
salgan y espérenme fuera. Lo hare y terminaré nuestra misión rápidamente”.

Los otros no querían morir por culpa de una mujer, pero no les importaba divertirse con
ella.

El hombre la abofeteó de nuevo. "¡No trates de defenderte!" Después dijo algo bastante
obsceno.

Un lado de la cara de Luna se hinchó rápidamente. "¡Bah! De todos modos, voy a morir.
¡Si tú también quieres morir conmigo, adelante!", dijo Luna.

Sin embargo, cuando el hombre puso su mano en el vientre de Luna, ella gritó de
repente y los asustó.

Sentándose en el suelo, miró por la ventana con miedo. "¡Hay algo fuera!"

"¡No me importa para nada lo que haya allí fuera! Tú cállate." El hombre quería cubrir su
boca con sus manos sucias, pero Luna lo mordió con fuerza.

"¡Ay! Maldita puta ¡Suéltame!"

Luna le mordió la mano con más fuerza y no la soltó.

"Ven aquí y arrastra a esta loca lejos de mí. ¡Mierda!"

En ese momento, Luna finalmente aprovechó la oportunidad y corrió rápido hacia la


puerta.

Los secuestradores la alcanzaron. La sujetaron inmediatamente en el suelo.

"¡Socorro!" Aunque sabía que nadie la ayudaría, Luna no se daba aún por vencida.
Seguía pidiendo ayuda.

"Sigue gritando, querida. Puedes seguir gritando hasta que pierdas la voz, nadie te
salvará esta vez. ¡Daros prisa! ¡No tenemos mucho tiempo!" El siguiente movimiento del
hombre asustó a Luna y sus ojos casi se le salían.
"¡No! ¡No! ¡Socorro! ¡Socorro!" La voz de Luna sonaba con miedo.

El suburbio estaba tranquilo hasta que Samuel escuchó a una mujer gritar desde una
casa abandonada. La casa estaba justo enfrente, pero el auto no podía pasar.

De modo que Samuel salió del auto y corrió hacia la casa con toda su fuerza.
Capítulo 163 No me toques
Cuando escuchó el grito de una mujer, Samuel supo que era de Luna.

'¡Luna, espérame! No tengas miedo. Luna, te quiero ¡Ya voy!' Samuel gritaba en su
mente.

Finalmente llegó, sin aliento. Se detuvo y miró a su alrededor. Fuera de la casa, vio a una
pequeña mujer tendida en el suelo. Miró de cerca y respiró bruscamente cuando la
reconoció. Era Luna. Para su horror, se dio cuenta de que los hombres la estaban
intentando agredir sexualmente.

Sus ojos se inyectaron en sangre por la rabia. Se dio cuenta de que no tenía mucho
tiempo que perder. Aunque le superaban en número, se lanzó sobre los secuestradores.

Los hombres se asustaron. Se abrocharon los cinturones que acababan de quitar a toda
prisa y corrieron hacia la parte trasera de la casa.

Samuel corrió tras ellos, logrando atrapar a uno por los hombros. En ese momento quiso
golpearlo hasta la muerte. De repente, los cuatro hombres que huían se pusieron a
gritar. Al mirar hacia esa dirección, los vio caer al suelo de golpe. Samuel supo que los
habían disparado y estaban muertos.

Luna se levantó del suelo. Estaba confundida y aterrorizada al mismo tiempo. Vio a los
cuatro hombres que yacían en el suelo, no muy lejos de ella. Todo sucedió demasiado
rápido y no entendía lo que estaba sucediendo.

Entonces miró al hombre al que Samuel todavía seguía golpeando. Notó que la sangre
caía de su nariz. Se asustó y gritó débilmente. "Samuel, amor mío..."

Cuando Samuel escuchó su débil, recobró la cabeza. La voz de Luna hizo que se
apaciguara su rabia. Empujó al hombre al suelo y caminó hacia Luna. Se quedó allí y la
miró con pena. A pesar de que estaba furioso, se quitó la chaqueta y se agachó,
cubriendo a Luna, que llevaba la ropa arañada.

"No tengas miedo". Samuel sostuvo el cuerpo tembloroso de Luna con fuerza en sus
brazos y la consoló suavemente durante un rato. Después levantó la cabeza y miró a los
cuatro hombres muertos en el suelo. Entonces tuvo claro que no era un simple
secuestro por dinero. Era un trabajo profesional y organizado.

Entonces oyó un movimiento. El hombre al que había golpeado y tirado al suelo estaba
luchando por levantarse. Sabía que el hombre quería huir, por lo que Samuel se levantó
y caminó hacia donde estaba, agarrándolo por el cuello.

"Lo siento mucho. Por favor, déjame ir. No me mate, por favor. Acababa de tocarla
cuando llegaste, no le hice nada". Este hombre era el que había sido llamado cobarde.
Era el hombre que quería salir de la casa y hacer de vigilante.

Samuel le quitó la máscara con fuerza. El hombre lloraba de dolor.

"Dime... ¿Quién te contrató para hacer esto?" El hombre negó con la cabeza y no quiso
confesar. Samuel agarró su cuello con fuerza, al hombre le costaba respirar.

La cara del hombre se puso rojo. Así que Samuel aflojó su agarre. "¡Dime!"

"Voy a confesar... Voy a confesar". El hombre comenzó a toser, lo que duró un rato.

De repente, Luna oyó ruidos. Ella sabía que el refuerzo estaba llegando. Luna se giró y
llamó a Samuel. La chaqueta del traje no la podía tapar completamente. No quería que
otra gente la viera así. Necesitaba pedirle ayuda a Samuel.

Samuel se volvió y se dio cuenta de que venía gente hacia donde estaban. Él sabía
quiénes eran. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, gritó: "Deteneos y esperad
un rato".

El sonido de zapatos pesadas se detuvo de inmediato.

“¡Dímelo ahora! " Samuel volvió a levantar al hombre del suelo.

"Voy a confesar. Se llama... Am..."

iBang! iBang!

El hombre recibió dos disparos en la cabeza, y cayó muerto por un arma con silenciador.

Samuel apartó el cuerpo del hombre muerto y caminó hacia Luna. Se tiró al suelo y la
sostuvo en sus brazos. Quería protegerla. De repente, algo despertó su interés y miró
alrededor del complejo. Vio una figura desapareciendo hacia el sureste del complejo.
"¡El lado sureste, id y atrápalo!", ordenó. Varias personas corrieron hacia esa dirección.

Después de asegurarse de que no había nadie más alrededor, Samuel abrazó a Luna con
fuerza. Se dio cuenta de que la chaqueta de su traje solo le cubría la parte superior de su
cuerpo.

Se quitó la camisa y, sin dudarlo, se la colocó alrededor de la cintura para cubrir su parte
inferior. Por lo que él no llevaba camisa en ese momento.

Después levantó a Luna en sus brazos y comenzó a salir del complejo.

Ver a Samuel sin camisa sosteniendo a Luna en los brazos dejó a la gente atónita.

Al ver eso, uno de los policías se quitó la chaqueta y se la puso sobre los hombros a
Samuel.

Samuel miró la chaqueta, no se resistió a pesar de tener algunas reservas.

"Gracias. Todos los secuestradores fueron asesinados. Se necesita una investigación


para este asunto".

Luna hundió su rostro en los brazos de Samuel. El la abrazó con fuerza y caminó
lentamente hacia su coche.

La palabra inacabada del último hombre vino a su mente. Una pizca de instinto asesino
brilló en sus ojos con rabia y luego desapareció.

Samuel se dirigió a su auto y puso a Luna en el asiento trasero.

"Samuel, cariño". Luna puso sus brazos alrededor de la cintura de Samuel tan pronto
como se sentó dentro del coche.

Se quitó la chaqueta de policía y la dejó a un lado. Él se inclinó y la sostuvo en sus


brazos.

"Tranquila. "

'Si Amber era realmente el cerebro detrás del secuestro, lo pagaría con su vida'. Pensó
Samuel, decidido a vengarse por todo lo que Luna esta noche.

Finalmente Samuel entró en el auto y llevó a Luna a la Mansión Real. Primero preparó
un buen baño caliente para ella y la dejó cuando ella comenzó a bañarse.
Se fue al dormitorio e hizo varias llamadas telefónicas.

Cuando la policía apareció donde estaba el equipo de filmación, Amber estaba en medio
de una escena de besos, aunque distraída. La policía se la llevó.

El director se preguntó qué le pasaba a Amber. Se enteró de que había sido arrestada
por la policía, lo que provocó un shock a todos.

Jonathan bloqueó la difusión de la noticia de inmediato. ¡Qué mala suerte! Sabía que si
se difundía la noticia de que el presunto autor del secuestro de Luna era Amber, su serie
tendría problemas.

¡Ay por Dios! Jonathan estaba angustiado y su mente vagaba sin rumbo. El equipo de
filmación echaba de menos a Luna, y ahora Amber había sido arrestada. Se dio cuenta
de que no tenía más remedio que parar la filmación de la serie.

La Mansión Real.

Cuando Luna salió del baño, llevaba puesto su camisón. Samuel estaba al teléfono y le
informaron de que Amber había sido arrestada y que estaba retenida en la estación de
policía.

Samuel colgó y se giró. Vio a Luna saliendo del baño y su rostro estaba pálido. Eso hizo
que Samuel se sintiera angustiado. Caminó hacia ella y la sostuvo en sus brazos.

Luna lo apartó lejos.

"¡Por favor, No me toques!" Ella... Ella cerró los ojos. Se obligó a olvidar las imágenes
que aparecían en su mente.

A pesar de su resistencia, Samuel logró abrazarla de nuevo.

"Luna, deja de pensar en lo que pasó". Esta vez, Samuel había llegado a tiempo y esos
desgraciados apenas la tocaron. Cuando querían ir más allá, él apareció.

“¡No me toques! ¡No me toques!" Luchó por salir de sus brazos y corrió al baño.

Samuel dejó su teléfono y la siguió al baño.

En el baño, Luna abrió el grifo y se metió en el agua fría llevando solo su camisón.

Samuel cerró el agua y tiró de Luna hacia él. Temblaba por el agua fría.
"Samuel, aléjate de mí. ¡Aléjate de mí!" Se sentía muy sucia y necesitaba lavarse una y
otra vez.

Las emociones de Luna estaban fuera de control. Eso le recordó lo que le había sucedido
cuatro años atrás, cuando había sido violada en el hotel.

Esta vez, sólo había sido tocada por esos hombres, pero su reacción era peor. Por
suerte, en esa ocasión estuvo inconsciente. ¡Si hubiera estado despierta, se habría
vuelto loca!

Quería volver a abrir el grifo, pero Samuel la detuvo. Bajó la cabeza y besó sus
temblorosos labios.

Lo que había ocurrido en la casa de suburbio aún estaba en su mente y el beso de


Samuel hizo que la escena se hiciera cada vez más clara.

"Hmmgh..." Samuel notó la extraña voz que produjo Luna y le soltó la mano.

Luna corrió al inodoro y vomitó. Después se sentó en el suelo.

'Alguien me había besado. Por favor, qué asco...', pensó Luna.

Samuel se quedó allí mirándola. Luna siguió sentada en el suelo y vomitando. Estaba
demasiado débil. Samuel se sintió angustiado al verla. Bajó las escaleras para servirle un
vaso de agua tibia.

Luna vomitó hasta que no le quedó nada en el estómago y solo vomitaba bilis. Después
Luna presionó el botón de la cisterna y caminó hacia el grifo para enjuagarse la boca.

Samuel estaba al teléfono fuera del baño. "Estoy ocupado hoy, así que no iré", contestó
al teléfono.

Samuel colgó y contestó otra llamada inmediatamente. "La han detenido. ¿Y qué? No
tengo tiempo para verla ahora".

Después de varias llamadas, el teléfono dejó de sonar.

Luna se estaba lavando los dientes en el baño. Se los cepilló una y otra vez. Era como si
tuviera una obsesión desconocida. Samuel estaba observando lo que hacía.
Finalmente no pudo soportar más y cuando Luna volvió a apretar la pasta de dientes en
su cepillo, entró en el baño, agarró el cepillo de dientes y lo tiró a la papelera.

Después le dio el vaso de agua. "Bebe un poco."

Luna no se resistió y bebió el agua. Después de eso, se sintió mejor.

Después de un rato, se quitó la ropa mojada, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia
el baño de nuevo. Al verla, Samuel la paró.
Capítulo 164 La confesion de Amber
"Luna, por favor, ¡mírame!". Samuel sostuvo su cara y la obligó a mirarlo a los ojos.

Luna siguió negando con la cabeza: "¡No! ¡Te odio! ¡Eres lo peor! ¡No te miraré!''.

Comenzaba a creer que todos los hombres eran unos diablos. Samuel no era la
excepción. Por un momento, Luna se alegró de haber tenido a Irene a pesar de la
presión de Samuel.

"Está bien, no mires entonces. ¡Luna, todo va a estar bien!''. Samuel apoyó la cabeza en
su hombro y, poco a poco, ella se calmó.

Cuando la escuchó decir que lo odiaba, se dio cuenta de que todavía no lo había
perdonado por lo que había sucedido cuatro años atrás.

Samuel suspiró suavemente y la abrazó con más fuerza.

Después de que Luna se relajó por completo, ella sintió que su cuerpo estaba débil. Sus
piernas estaban entumecidas. Casi se cayó al suelo si Samuel no la sostenía con firmeza.

Cuando vio que estaba débil, la levantó y la ayudó a acomodarse en la cama.

"Duerme un poco''. Le puso las palmas de las manos en la frente y le frotó las mejillas.

Luna pronto se quedó dormida. Samuel se alejó de puntillas después de arroparla en la


cama.

Miró su teléfono y descubrió que había una docena de llamadas perdidas porque estaba
en modo silencio.

La primera llamada que hizo fue al jefe de la policía local. "Señor Shao, Amber confesó
que le pidió a alguien que secuestrara a la señora Luna. Dijo que hay otra persona más
detrás de todo esto e insiste en tener una reunión con usted...''

Samuel estaba encantado de escuchar la palabra "confesó". Pero luego, se burló: "Dile
que te diga el nombre de esa persona sin andar con rodeos. ¿Para qué sirve verme? Ya
ha confesado que es responsable de la muerte de cinco personas. ¿Cree que eso no es
suficiente para sentenciarla a muerte?''.
Sin embargo, Samuel no le mencionó al jefe de la policía que Luna casi fue violada.

Sabía que una vez que Amber estuviera tras las rejas podría sobornar fácilmente a
alguien para hacerle la vida imposible.

"Está bien, señor Shao, entiendo''.

Mientras Luna dormía, los titulares de los medios de comunicación estaba llena noticias
sobre el caso.

El tema de conversación en la calle era que la popular actriz Amber había secuestrado a
Luna Bo por celos. Mató a cinco personas que había contratado para hacer el trabajo
para encubrir su crimen.

En el bufete de abogados de Samuel.

Catalina vio las noticias y sonrió triunfalmente cuando pensó que su plan había salido
impecable.

Amber fue su chivo expiatorio y nadie se enteraría de que ella está detrás de esto.

Sin embargo, recordó que el trabajo no estaba completo. Necesitaba sobornar a alguien
en la cárcel y asegurarse de que Amber nunca volvería a hablar.

Se le ocurrió algo y con la ayuda de otras personas, Catalina pronto descubrió la


ubicación de la estación de policía donde se encontraba detenida. Gastó mucha
cantidad de dinero para sobornar a los guardias de allí.

Sin embargo, no se sentía segura. Todavía estaba inquieta. Así que, envió a alguien a la
estación de policía. Esa persona era la madre de Amber.

Mientras tanto, la mujer detenida seguía pidiendo una reunión con Samuel

Sin embargo, se la notaba más tranquila después que su madre la visitó.

Nadie sabía lo que le había dicho. Catalina arregló con el guardia para que tuvieran su
reunión a solas por una hora y media.

Desde el día de la visita de su madre, Amber permaneció en silencio. No hablaba mucho


y era como si ya estuviera muerta.
Mientras tanto, Samuel sostenla a Luna fuertemente entre sus brazos. Sintió que algo
andaba mal después de una noche de discusiones por teléfono con varias personas.

A la mañana siguiente, él fue a la estación de policía apenas salió el sol

La policía le dijo que Amber confesó todo y que el auto que la trasladaba hacia la cárcel
ya se había ido.

'¿Amber confesó?'. Samuel arrancó su auto y se dirigió hacia la prisión de mujeres en el


País C.

Cuando llegó, el automóvil que transportaba a Amber todavía no había llegado. Estaba
de camino.

Esperó en la oficina del director durante unos diez minutos. Luego trajeron a Amber.

Samuel la había conocido antes de que se hiciera popular. Sabía muy bien quién era. Al
igual que cualquier otra estrella en el mundo del entretenimiento, ella vivió con la
elegancia de la fama, el lujo y la distinción.

Pero ahora la despojaron de todo eso.

Las ojeras que tenía bajo los ojos eran demasiado visibles y probablemente era por la
falta de sueño.

Ahora parecía una chica normal en una multitud y no la famosa actriz que era.

Los ojos de Amber permanecieron errantes hasta que vio a Samuel. Fijó su mirada en él,
pero no dijo nada.

Hizo cosas muy malas por este hombre.

Paso a paso, siguió hundiéndose en este vórtice de celos sin pensar en las
consecuencias.

Samuel no le dijo nada. Pero antes de irse, le pidió al director que la vigilara.

Luego la encerraron en una de las celdas. Estaba sola.

Samuel regresó a su oficina. Encendió un cigarrillo y reflexionó profundamente.


Recordó que aunque Amber había estado insistiendo en una reunión, ella no le dijo
nada sobre el autor que estaba detrás del crimen.

Era justo lo que la policía dijo: asumió toda la culpa. También dijo que lo planeó todo
sola.

Cuando se le preguntó sobre su motivación, le dijo a la policía que lo había hecho


porque estaba celosa de Luna y de los sentimientos profundos que tenía por Samuel.

Aunque había muchas chicas que habían expresado sus sentimientos por Samuel. Se dio
cuenta de que no sentía ningún afecto ni simpatía por las mujeres como Catalina o
Amber.

Inconscientemente, Samuel asoció todo esto con el incidente que había ocurrido hace
cuatro años.

Todas sus acciones las planificaron para herir a Luna. ¿Podría ser que todo esto fuera
organizado por la misma persona?

Esa tarde, Samuel llamó al director.

Le ordenó que la castiguen físicamente,

Eso no sería nada en comparación con las cosas que le hizo a Luna si realmente hubiera
cometido el crimen ella sola como afirmaba.

Si Amber no fue quien lo hizo, entonces solo podría culpar a las personas responsables y
que la usaron como chivo expiatorio.

Por la tarde, el director lo llamó a Samuel. Como se lo anticipó, incluso en su lecho de


muerte, Amber no dijo nada.

Antes de salir del trabajo, Samuel ordenó a sus hombres que vigilaran a la familia de
Amber las veinticuatro horas del día.

Su familia era muy pobre. Su padre había muerto hacía muchos años y su madre tomaba
medicamentos durante todo el año. Su hermano estaba enfermo desde que era un
bebé.

Toda la familia admiraba a Amber porque los ayudaba con su sustento. Su carrera
acababa de despegar, pero pronto terminaría
Obviamente, Amber se preocupaba por madre y era responsable de su hermano. Esa
era su debilidad. Samuel creía que alguien la estaba amenazando y también a su familia.

Estuvo ocupado todo el día tratando de resolver el problema y regresó a la mansión


antes de las siete de la tarde.

La casa estaba vacía como lo esperaba. Luna no estaba allí.

La llamó, pero ella no le contestó la llamada.

Después de eso no sabía qué hacer. Lo llamó a Jorge. Tenía la intención de pedirle la
ubicación del apartamento de Luna. Sin embargo, pensó que ella se imaginaría que él
haría exactamente eso. Eligió irse por su propia voluntad. De modo que Samuel respetó
su decisión.

Si no volvía en varios días, intentaría encontrarla.

Se suspendió el rodaje de la serie 'La Concubina favorita del Príncipe Jin'' en la que
estaba actuando. Ya se habían gastado las dos terceras partes del presupuesto que
invirtió Samuel.

Jonathan Xiao estaba preocupado por esta suspensión. En ese momento, la asistente de
Samuel, Elisenda, lo llamó.

Le informó a Jonathan de que continuaría invirtiendo en la serie. Sin embargo, eso


complicó la filmación. No había tiempo para tomar una audición a otra actriz y volver a
filmar las escenas de Amber. Esperaba que Luna estuviera disponible.

Samuel exigió que las escenas de Amber en la serie las interpretara otra actriz.

Elisenda además le informó a Jonathan que el dinero sería transferido en ese momento,
sin embargo, la fecha de la nueva filmación dependía de la disponibilidad de Luna.

Después de que terminó la llamada, tal como Elisenda le había prometido, Jonathan
recibió la notificación de que cien millones ya estaban en su cuenta. Samuel depositó
todo ese dinero de inmediato.
Capítulo 165 La visita de Luna
Jonathan se sorprendió por la cantidad de dinero que se transfirió a la cuenta. Llamó a
Elisenda y le dijo que era demasiado porque el proyecto estaba casi terminado.

Samuel reiteró que el excedente era para aumentar los salarios del equipo de filmación.

Jonathan lo entendió.

Todo lo que Samuel hizo y también la enorme suma de dinero era todo por Luna.

Gastó todo eso solo para complacerla. En cierto modo, Jonathan sintió lástima por su
divorcio porque parecía que todavía se amaban profundamente.

En ese momento, Luna miraba a los niños que estaban jugando en la casa de Daisy.
Luego recibió una llamada de Jonathan.

"Hola, señor Xiao''. Sostenía el teléfono y caminó hacia el balcón.

Se sorprendió por lo que le dijo el director a continuación.

Le informó que ya habían seleccionado a una nueva actriz para el papel principal y
estaba todo listo para filmar la serie. También el equipo la estaba esperando.

'¿Todos me están esperando?'. Se sintió un poco avergonzada. "Está bien, lo entiendo.


Señor Jonathan, iré al set de filmación mañana''.

Se sentiría muy mal si no iba y dejaba a todos esperándola.

Estaba distraída y colgó el teléfono. Daisy le preguntó: "Luna, ¿qué pasó?".

Las noticias más populares de estos días la preocupaban mucho. '¿Cómo pudo ser
Amber la culpable?'. '¡No parece ser ese tipo de persona!'. Pensó Luna. Planeaba visitar
a Amber al día siguiente.

"También tengo que volver a la filmación. Cuida de Ire por mí, por favor''. Se sintió
demasiado avergonzada por pedirle eso a Daisy.

La mujer miró a Luna con mucho amor y le dijo: "Ire es muy buena chica. Ya la adopté
como mi futura nuera. Jajaja''.
Ire nació solo unos días antes que Gonzalo.

Crecieron juntos. ¡Qué pareja tan perfecta!

"Bueno, solo si tu Gonzalo quiere''.

El niño se sentó en el sofá tranquilamente y no le gustaba mucho que Ire jugara con sus
juguetes.

Escuchó la conversación de las dos y rechazó la sugerencia: "Mamá, ¡no quiero que Ire
sea mi novia!".

“Bueno, ¿tú qué te crees? Gonzalo, nadie quiere casarse con un chico raro como tú”,
dijo la pequeña Irene.

Gonzalo se negó a admitir que era raro y en ese momento Ire le lanzó una pelota de
juguete.

Las dos mujeres agitaron la cabeza y miraron a sus hijos, Finalmente, Daisy dijo
resignada: "Olvídalo. Tienen derecho a decidir su propio destino".

Los dos niños se peleaban todos los días como si fueran enemigos.

Mientras Gonzalo se iba haciendo mayor, Daisy le iba explicando que debía ceder en
algunas cosas porque Ire era su hermana pequeña.

El niño siempre se enojaba y decía: "Ella es muy traviesa. ¡Si no hago algo al respecto
después me molestará!”.

Las dos madres se quedaban sin palabras cuando se trataba de sus hijos.

Sin embargo, Ire se comportó como una dama cuando conoció a Daniel, que era tres
años mayor, Luna no podía dejar de sentir que había criado una hija para Lola.

Al día siguiente, Luna fue al set y conoció a la nueva actriz principal: Shae, otra actriz
popular de la compañía de Jorge.

La conoció una vez cuando esta actriz filmaba una película en Hollywood.

Luna podía sentir que el equipo ahora la trataba diferente desde que entró en el
estudio. A excepción de Manolo, todos los demás y también la nueva actriz principal
fueron todos muy corteses con ella.
Estaba un poco confundida y pensó que, tal vez, ahora cambiaron de actitud porque la
habían secuestrado, estaban todos siendo muy amables con ella.

En poco tiempo, se sintió muy cómoda trabajando con Shae, quien fue muy importante
en las pantallas de cine durante muchos años.

Todo el equipo comía y dormía cerca del estudio por el retraso en la filmación.

Sin embargo, Luna descubrió que la comida que les suministraba la compañía era mucho
mejor que antes, especialmente la de ella.

Su menú tenía seis platos y un tazón de sopa.

Aunque la cantidad era pequeña, todos estaban muy satisfechos.

Le pidió a Edén que investigara las razones de esos cambios. Fue porque el inversor dio
otra gran suma de dinero. Luna no intentó investigar más ya que sabía exactamente el
porqué.

Tres días después, terminó de filmar las escenas restantes y se fue un poco antes.

En la prisión de mujeres del País C.

La solicitud de Luna para verse con Amber fue rechazada porque ya había pasado el
horario de visita.

Frunció los labios y pensó que se tenía que ir sin poder verla. Entonces, llamó a Samuel
de muy mala gana.

“Ex, necesito un favor".

Por su voz, parecía haberse recuperado. De hecho, el horario ajetreado de trabajo no le


hizo nada mal para olvidarse de lo sucedido.

“¿Qué favor?".

Samuel estaba en una reunión con un cliente, pero se disculpó y caminó hacia las
ventanas cuando lo llamó.

“Estoy en la prisión de mujeres...”

Samuel comprendió al instante cuando le dijo cuál era el favor.


“Bueno... Solo si me dejas pasar a buscarte esta noche". Samuel no se apresuró a
acceder a hacerle el favor, sino que le planteó su condición.

Luna apretó los dientes y se negó: 'Eso no es posible"

“¿No quieres verla?' Esto era claramente un chantaje.

Después de maldecir a Samuel mil veces en su mente, Luna sonrió: "De acuerdo, Señor
Shao".

"Perfecto. Espera un minuto”.

El hombre colgó el teléfono después de decir esas palabras. En unos minutos, una mujer
que llevaba un uniforme de policía se presentó: "Oye, ¿eres la señora Luna Bo?,
¿verdad?"

“SI . Le sonrió de manera cortés”.

“El encargado me pidió que te acompañara. Ven conmigo". Las dos entraron.

Era la primera vez que Luna entraba en una prisión de mujeres. Anteriormente, solo
había estado detenida en la estación de policía por un día por la trampa de Catalina.

Por la ventana podía ver a filas prisioneras haciendo ejercicio en el patio, no muy lejos.
Era como lo había visto en la televisión.

Se dio cuenta de lo realista que podían ser algunas series.

Amber estaba en su celda y solo había una cama y un escritorio. El espacio era pequeño
pero limpio.

La mujer encerrada no se veía muy bien. Parecía haber perdido mucho peso y apenas
podía levantarse de la cama.

Su cuerpo estaba casi completamente cubierto de moretones y cortes de cuchillo en


toda su cara y la hacía lucir extremadamente aterradora.

Luna no pudo evitar sentirse triste. No podía imaginar el dolor por el que esta chica
había pasado. Comenzó a dudar entre el odio y la compasión por ella.

Escuchó los movimientos y Amber abrió sus ojos cansados.


Se sorprendió mucho cuando vio a Luna. Un instante después, su rostro se volvió rígido
otra vez.

"Me gustaría hablar con ella en privado''. Se dio vuelta y de forma muy cortés le dijo a
las dos mujeres policías que estaban detrás.

Se miraron y una de ellas negó con la cabeza: "No se permite ninguna reunión privada a
esta criminal''.

Seguramente eran conscientes del motivo.

Mientras Luna intentaba decir algo, una voz débil le dijo: "¡Deberías irte!".
Capítulo 166 Un oponente astuto
Amber quería que dieran su veredicto lo antes posible, estaba esperando a que la
condenen a muerte y que esta pesadilla se termine pronto.

Luna miró toda la habitación y vio una cámara detrás de ella.

Se movió y cambió de lugar para quedarse tapada ante la cámara, sacó un grueso fajo
de dinero de su bolso y se lo dio a las dos mujeres policías: "Por favor, denos unos
minutos''.

La cámara que estaba en la pared claramente registraba cualquier movimiento. Incluso


si se movía ligeramente, se grabaría cualquier interacción. Las dos mujeres policías
rechazaron rotundamente el dinero.

"Lo siento, no aceptamos ningún soborno''. Obviamente, solo ellas sabían si alguna vez
habían aceptado esa clase de cosas.

De repente, cuando Luna se encontró con ese dilema, alguien de afuera gritó: "¡Venid
todos!''.

Las dos mujeres policías inmediatamente pusieron el dinero en sus bolsillos y luego la
miraron fríamente: "Será mejor que te apures. Volveremos enseguida''.

"Gracias, muchas gracias''. Luna no se sintió aliviada hasta que las vio cerrar la puerta.

Luego caminó hacia Amber: "Sé que tienes una razón para hacer lo hiciste''.

Sus primeras palabras hicieron que la mujer no pudiera continuar manteniendo la


calma. Amber abrió los ojos y miró conmocionada a Luna. ¿Cómo lo sabía?

En ese momento, se oyó un ligero movimiento afuera.

Escuchó atentamente, pensó que alguien podría acercarse a escuchar y cambió de tema.

"¿Estás bien aquí?". Luna tomó la pequeña mano de Amber. Varios de sus dedos
estaban rotos. Amber cerró los ojos de dolor sin gritar.
Luna apenas podía ver las lágrimas en sus ojos. No pudo evitar preguntarse qué pudo
haber pasado para que una actriz de fama internacional cayera en tal desgracia en solo
unos pocos días.

Amber quiso soltar su mano porque no necesitaba que nadie se compadeciera de ella.
Pero no podía mover sus manos y tuvo que permitir que la abrazara.

Luna no se rendiría, aunque no obtuvo ninguna respuesta.

"Amber, ¿por qué me hiciste eso?". Dibujó suavemente con sus dedos un signo de
interrogación en silencio en la palma de Amber.

La única respuesta que recibió fue el silencio.

"Te odio, Amber. Si Samuel no hubiera llegado, me hubieran violado". Lo que Luna le
decía no era ningún secreto. "Amber, la sentencia vendrá pronto. Esta es tu única
oportunidad de hablar, pronto dejarás de existir en este mundo." Lo volvió a insistir.

"Amber, yo amaba tanto a Samuel, me casé y estuve con él. Aunque tuvimos nuestras
diferencias, no me importaba. Tuvimos a nuestro hijo juntos. El punto era que estaba
con alguien que me gustaba. Estaba realmente muy feliz. ¿ Sabes lo que se siente estar
con el amor de tu vida?".

Entonces, Luna se detuvo de repente porque vio cómo el dedo índice de Amber se
movió.

Después de una pausa de unos tres segundos, continuó: "Incluso si ya no me quiere, y a


pesar de los muchos problemas que tuvimos y del divorcio... Tener un recuerdo tan
hermoso me hace realmente feliz. Amber, ¿A ti te gusta alguien?".

La mujer finalmente habló en voz baja: "Amo a Samuel. ¿Renunciarías a él por mí?" Sus
ojos se llenaron de lágrimas y Luna estaba más angustiada que antes.

"La condena ya está por llegar. Incluso si estoy dispuesta a hacerlo, ¿qué va a cambiar?".
Después de escuchar estas palabras, Amber levantó nuevamente su dedo índice y dibujó
un alfabeto fonético. Luna comenzó a temblar.

“¡Puedes irte ahora!" Luego, Amber volvió a cerrar los ojos.


Luna era la única que conocía su miedo. Amber estaba muy asustada y todo su cuerpo
estaba temblando. "Bueno, me voy. No te enamores de Samuel en tu próxima vida. Ese
hombre es una escoria'

La puerta de la prisión se abrió y Luna se sorprendió cuando un hombre entró. '¿Desde


cuándo estaba allí, me habrá escuchado? ¡Maldita sea!' No era la primera vez que Luna
hablaba mal de Samuel y finalmente le ha atrapado infraganti.

"Te portaste mal esta vez, cariño". Las suaves palabras del hombre hicieron que Amber
abriera los ojos y viera la escena que se desarrollaba frente a ella. Luna estaba
avergonzada. Estaba tratando de persuadir a Amber para que se olvidara de Samuel.

El hombre la tomó de las manos y salió de la habitación. No miró en ningún momento a


Amber, quien estaba en la cama.

La puerta de la habitación se cerró y la mujer comenzó a llorar. Tuvo que darse por
vencida porque nada bueno resultó ser amarlo.

Pero aún había algo importante, ¿debería creerle a Luna?

El Cadillac comenzó a moverse lentamente.

Luna se sentó en silencio con una expresión pesada en su rostro. Algo que Samuel rara
vez había visto. Parecía que Amber le había dicho algo.

"Cuéntame de tu conversación". Esto era algo que Luna no podía resolver sola. El
culpable fue muy cuidadoso y no dejó ninguna pista.

Su astuto oponente se burló de ella.

Samuel todavía no sabía quién era el culpable. No estaba seguro de si podría


descubrirlo. Pero al menos, no podía permitir que Luna pasara por todo esto sola.

La mujer pensó de nuevo y negó con la cabeza: "Amber me dijo que no quiso
lastimarme”.

No era que Luna no quisiera decirle la verdad a Samuel. La única razón era que Amber
solo le dio un apellido y no estaba segura de quién era.

¿Era Emma o Catalina?


Si fuera la primera, tenía algo más con que enfrentarse. Si en cambio fuese Catalina...
¿Esa mujer realmente no estaba haciendo nada malo o era muy buena escondiendo sus
acciones?

Pero si las dos lo hicieron, no dejaría que ninguna saliera tan fácilmente de esto.

"Luna...".

"Samuel, ¿puedes garantizar la seguridad de Amber?".

Lo interrumpió justo cuando estaba hablando.

Sus palabras hicieron que el hombre frunciera el ceño, pero luego asintió con la cabeza.

"Luna, no quiero que me ocultes ninguna información, ¡solo dime de quién sospechas!"
No la dejaría enfrentar todo esto sola.

La familia de Amber estuvo bajo vigilancia durante varios días y no se detectaron


conductas sospechosas.

“No me dijo quién estaba detrás de esto y no sospecho de nadie". Se negó por completo
a decírselo porque temía que fuera blando con ellas si supiera que era una de las
primas.

Samuel sabía que ella no lo diría, por eso no volvió a preguntar y la llevó a cenar.

En el bufete de abogados de Samuel, en la oficina de Catalina.

Era casi el final de la jornada laboral. Catalina estaba sentada en su lugar y escuchaba el
informe desde el otro extremo de la línea.

"Muy bien", dijo al fin. "Mátala antes de que se decida el veredicto."

"¿De qué hablaron?".

"El dinero no es un problema. Te enviaré cinco millones más tarde. Debes eliminar todas
las pistas claves y resolver todos los problemas''.

Samuel envió a algunos hombres para investigar el asunto con gran rigor y no se
perdieron ninguna pista aunque fuera minúscula. Si ella no hubiera actuado rápido,
alguna información vital habría salido a la luz.
También sabía en qué terrible situación se encontraba. Se había convertido en una lucha
secreta entre ella y Samuel.

Parecía que Samuel no obtuvo ningún indicio porque borró todas las pruebas.

Una vez que el hombre encontrara alguna evidencia sobre lo que había hecho, pronto
terminaría todo.

Así, la mejor manera de resolver todos sus problemas era matar a Amber.

Después de terminar la conversación, Catalina borró los registros de todas las llamadas
sospechosas. Cualquier evidencia que pudiera conducir hasta ella había que hacerla
desaparecer.

En la mansión, Samuel estacionó el automóvil en el garaje y Luna caminó hacia la puerta


un poco aburrida.

Casualmente vio que la cerradura de la puerta de la casa seguía siendo las de huellas
dactilares como antes. Nada había cambiado.
Capítulo 167 Luna estaba enojada
De repente se le ocurrió una idea y colocó el dedo índice allí. El dispositivo de huellas
dactilares tintineó. Así, se abrió la puerta de la mansión.

Miró con asombro. Aunque esa casa ya no era de ella, ¿por qué su huella dactilar aún
podía abrir la puerta?

Pensó en la actitud anterior de Samuel, negó con la cabeza e intentó dejar de hacer
suposiciones irrealistas. Quizá se le olvidó de borrar la configuración.

Entró, encendió las luces y se puso las zapatillas.

Sabía que no podía escapar, tomó la iniciativa y se dirigió hacia el segundo piso.

Samuel, que estaba cerca, vio desaparecer su figura hacia allí y sonrió con satisfacción.

¡Bien hecho! ¡Por fin había progresado!

Dentro del dormitorio, Luna encontró un pijama y entró al baño.

Samuel quiso entrar pero la puerta estaba cerrada con llave. Dio dos golpes pausados y
la amenazó: "Luna, ¡abre la puerta ahora o la tiraré abajo si no lo haces!''. Luego fue a
buscar su bata y escuchó que la cerradura del baño se abría. Samuel sonrió
placenteramente.

Ya era tarde, un poco más de la medianoche.

Samuel la llevó hasta la cama y la cubrió con una manta. Luego la besó en la frente y se
dirigió hacia el estudio.

Después de que se fue, Luna abrió los ojos.

Tomó su teléfono, abrió el administrador de archivos y escribió la contraseña.


Finalmente subió un vídeo.

Era la grabación de Emma con Félix que había tomado en la oficina la última vez.

Miró el teléfono por un rato y luego se quedó dormida. No se dio cuenta cuando su
móvil cayó al suelo.
Temprano, a la mañana siguiente, Luna se despertó por el tono de su teléfono que
estaba sonando.

Con los ojos cerrados, extendió la mano para agarrar su celular pero no pudo
encontrarlo, en su lugar, notó algo muy extraño.

Se despertó enseguida cuando se dio cuenta de lo que era.

Abrió los ojos y miró los ojos juguetones de Samuel.

Inmediatamente retiró su mano con vergüenza, pero Samuel hizo un movimiento y se


puso encima de ella.

"Vamos, no seas así. ¡Mi teléfono está sonando!''. Empujó a Samuel a un lado y tomó su
celular del suelo.

Samuel la presionó de nuevo. Luna no era tan fuerte como para empujarlo y se quedó
quieta.

Escuchó a Edén y dijo: "Hola... iAy!". Samuel pegó sus labios con fuerza a los de ella.

La voz de Edén se escuchaba del otro lado del teléfono, pero Luna estaba perdida en el
beso apasionado que Samuel le había dado.

"Tengo muchos comerciales y guiones que están esperando para que los confirmes. Iré
a tu apartamento porque esta mañana no necesitas venir a la filmación. Veamos qué
trabajos te gustaría aceptar...".

"¡Ahhl" Un grito de Luna interrumpió el discurso de Edén.

Con el secuestro de Amber presente, Edén estaba vigilante últimamente por lo que le
pudiera pasar a Luna. El grito de ella hizo que el hombre saltara del sofá y le gritó:
"Luna, ¿qué te pasa?". Sin embargo, no hubo respuesta al otro lado de la línea. Edén
repetía su nombre sin obtener ninguna respuesta.

Mientras tanto, Samuel que estaba a su lado, todavía la estaba besando y no la dejaba
responder. Usó su mano izquierda para presionar las de ella y dejar el teléfono fuera de
su alcance. Intentó con fuerza que el grito de Luna se convirtiera en gemidos.

Luna estaba muy enojada, avergonzada y humillada. Rechinó los dientes y trató de
morderlo.
Samuel notó su intención e inmediatamente dejó de basarle. Luego miró triunfante a la
ruborizada mujer. "Luna, contéstame ahora. ¿Dónde estás? ¿Qué te pasa?" La voz de
Edén se escuchaba a través del teléfono. En ese momento, Luna gritó: "Estoy bien.
Puedes colg... iAhh!".

Del otro lado de la línea, Edén se quedó en silencio.

Hubo otro sonido extraño y el hombre confirmó su propia sospecha esta vez.

"Luna, eres tan... Yo... Te llamaré más tarde ' Entonces, Edén colgó el teléfono.

Luna se movió para liberarse de Samuel y calmarse un poco.

Mientras tanto lo mordió en el cuello. ¡Maldito desgraciado! ¡Fue terriblemente


humillada por su culpa!

La mirada de Samuel era muy intensa. ¿Cómo se atrevió a morderlo?

La agarró, la giró y tomó el control a pesar de su resistencia.

Al mediodía, Samuel se vistió y la despertó.

"Vamos a almorzar”’

"No quiero comer contigo". Luna se cubrió la cabeza con la manta y lo ignoró.

"Vamos, tienes que filmar por la tarde”.

"¡No voy a ir! ¡Tengo mucho sueño y quiero dormir un poco más!" La voz de Luna se
volvió aguda y subía el tono cada vez más.

"Bueno, sé obediente. Vamos a almorzar y luego puedes seguir durmiendo”.

"No quiero comer. ¡Ahora, vete, por favor! ¡Sal de aquí! ¡Quiero dormir!". Luna levantó
la manta y le gritó furiosa a Samuel.

¡Este maldito hombre! Tenía mucho sueño, ¿acaso no se daba cuenta? Le debía gustar
que ella estuviera así.

La ira de la mujer hizo que el hombre levantara las cejas. No esperaba que Luna se
enfureciera tanto.
"Entonces sigue durmiendo. Llamaré al director y le diré que no estarás allí esta tarde."
Mientras hablaba, Samuel sacó su teléfono.

Luna estaba tan enojada que tiró la manta a un lado y se sentó en la cama. Finalmente
se quebró y gritó: "¡No hace falta que llames! ¡lré!". Murmuró mientras entraba al baño
para tomar una ducha.

Samuel estaba de buen humor. Se sentó en el sofá, esperó tranquilamente a que ella
terminara de prepararse y lo acompañara a almorzar.

Finalmente, Luna se sentó en el Cadillac y miró a Samuel con suspicacia. "Señor Shao,
¡por favor no vayas nuevamente al set de filmación para verme otra vez! ¡No sería
bueno que los medios de comunicación nos tomen fotografías juntos!".

No quería arruinar su carrera por su culpa.

“¿Qué quieres decir? ¿Te avergüenzas de que te vean conmigo?".

Si se atrevía a admitirlo, Samuel detendría inmediatamente el auto y le daría un sermón.

"Samuel, ¡no te perdonaré aunque me persigas!". Respiró hondo y dijo lo que pensaba.

No sabía por qué se sentía incómoda y por eso esperó su respuesta muy nerviosa.

Samuel estacionó el automóvil a un lado de la carretera y la detuvo con la mirada.

Los ojos de Samuel estaban serios: "Luna, esta vez me toca a mí perseguirte".

Se sorprendida por las palabras del hombre. ¿Perseguirla?

¿Lo oyó mal? ¿Samuel acaba de decir que iría tras ella?

"Samuel, eres un idiota...'' La mujer negó con la cabeza muy triste. ''Estás comprometido
y ahora vas a perseguir a tu ex esposa... Señor Shao, ¿quieres tener varias amantes al
mismo tiempo?''.

Samuel recordó que Catalina también era problemática: "Escúchame, por favor.
Catalina, ella solo...''.

"No quiero escuchar tu explicación y no tienes que poner excusas. Samuel, ¡eres un
desgraciado!''. Luna interrumpió su explicación, se cubrió los oídos y se negó a escuchar.
Samuel se llevó la mano a la frente. Sus intenciones eran hacer que Luna se pusiera
celosa, pero ahora también estaba enojada y ni siquiera escuchaba su explicación.

Le quitó las manos de las orejas a la fuerza y le dijo: "Luna, mi compromiso con Catalina
era falso''.

¿Falso? Luna, de repente, se quedó en silencio.

Luego lo miró con asombro. ¿Qué quiso decir Samuel?


Capítulo 168 La tension incrementada
"¡Luna, eres una mujer fría! ¿Cómo pudiste abandonarnos a mí y a nuestro hijo, y huir
sin más? ¿Sabes lo mucho que he tratado de encontrarte?" La sostuvo en sus brazos,
acusándola de ser insensible.

"¿Cómo...?" Parecía que ella era la única culpable.

"Según Catalina, si realmente me quisieras, habrías aparecido después de verme con


otra mujer sin dudarlo". Cuando Catalina le dijo esto, Samuel no lo creyó al principio.
Pero ella también dijo que inmediatamente le dejaría en paz si Luna apareciera. Después
de una indecisión inicial, acabó aceptando su propuesta.

Pero Luna no apareció a pesar de las frecuentes apariciones de Samuel y Catalina como
pareja en la pantalla.

Finalmente, Samuel decidió ir aún más lejos al anunciar su compromiso con Catalina.

Sin embargo, parecía que Luna realmente tenía un corazón frío. ¿Acaso no lo amaba
ella? ¿Entonces por qué no se presentó, después de todo lo que él había hecho por ella?

Había hecho todo lo posible para obligarla a volver con él.

Sin embargo, no podía encontrarla en ninguna parte, y se había vuelto cada vez más
malhumorado durante sus años de ausencia.

Al ver a los ojos sinceros de Samuel, Luna casi se quedó absorta.

"Samuel, no sigas. Ya sabes por qué me fui. ¿No sabes cuánto te odio? Nunca
volveremos a estar juntos". Estaba de mal humor. Las cosas que Samuel mencionó
aumentaron su dolor.

Empujó a Samuel, se desató el cinturón de seguridad y estaba a punto de salir del auto
pero Samuel la agarro hacia dentro de nuevo. Él la sostuvo en sus brazos y besó sus
labios rojos, en un rápido movimiento.

"No me odies, Luna. Déjame conquistarte de nuevo, ¿vale?", susurró Samuel con una
voz seductora y suave cerca de su oreja izquierda.
No quería perderla por nada del mundo. A pesar de estar tan molesto por lo que hizo la
mujer al abandonarlo, su ira disminuía cada vez que veía su hermoso rostro.

Pensando en Irene, Luna formó un puño. "Nunca tendrás mi corazón otra vez. Te odio.
No quiero estar contigo". Lo empujó, abrió la puerta y saltó.

Samuel la persiguió sin dudarlo, pero ella lo paró.

"Samuel, si me sigues, ¡nunca te perdonaré!"

Miró al hombre con ira, y rápidamente se escapó del auto. Finalmente, Luna detuvo un
taxi y entró.

Al ver que el taxi desaparecía de la vista, Samuel golpeó la puerta del auto con
frustración.

Esa tarde, Luna fue a trabajar según lo programado. Durante un descanso, descubrió
que el hashtag "Samuel terminó su compromiso" se había convertido en una tendencia
popular en Twitter.

Le dio clic en el hashtag. El primer post, una declaración de Samuel, llamó su atención.

Se leía 'Con mucha tristeza, la Sra. Gu y yo anunciamos el fin de nuestro compromiso'.

Era solo una línea simple que no daba ninguna explicación.

En el área de comentarios debajo de la declaración, muchos cuestionaban la decisión


con comentarios como: " ¿Es por causa de Luna Bo?"

“¿Piensas volver a casarte con tu ex esposa?" “¡Espero con ansias el día en que tú y Luna
se comprometan de nuevo el uno con el otro!"

"Eres una escoria, señor Shao. ¿Cómo puedes tener relaciones con tu ex esposa,
mientras estás comprometido con la senorita Gu?"

Al principio, Luna no quería responder al tweet, pero cambió de opinión cuando pensó
en cómo Catalina la había tratado antes.

Reenvió el tweet de Samuel y comentó: 'Felicidades @Samuel @Catalina!" Aunque


sabía que, como figura pública, no podía hacer algunas cosas debido a su imagen, a Luna
no le importaba y presionó el botón de publicar en la pantalla de su celular.
Efectivamente, el tweet que reenvió inmediatamente provocó muchas críticas.

Muchos la increparon por tomar placer malicioso del dolor ajeno.

Incluso sus fans más leales no podían entender lo que estaba haciendo. Sólo unas pocas
personas la defendieron.

Segundos más tarde, Edén, caminando de un lado a otro delante de ella, habló: “¿Tienes
la intención de arruinar tu carrera?"

Luna negó con la cabeza y luego tuiteó. "Catalina es una mujer tan calculadora que
calumnia a las buenas personas. Ella engañó a todos a su manera para comprometerse
con Samuel. No es digna de Samuel Shao."

Las cuentas de Twitter de Catalina y Samuel se inundaron con comentarios en menos de


una hora después de esta publicación, pero ninguno de los dos respondió.

Con muchas reprimendas por parte del público hacia los comentarios de Luna, Catalina
finalmente respondió en su perfil: "¿Por qué no le dices a tus fans cómo te las arreglaste
para dormir con el Sr. Shao y quedarte embarazada hace unos años?"

La contestación de Catalina provocó inmediatamente otra oleada de críticas: “¡Wow! La


tensión se incrementa. ¡No puedo esperar a ver el espectacular show! Los trapos sucios
se desvelan". "Esto es impactante. ¿El señor Shao es un cobarde? ¿Por qué no dice
algo?" "¡Es increíble que Luna haya hecho eso!

Voy a dejar de seguirla, ya no me gusta.

"No me extraña que Samuel se divorciara de Luna. ¡Las mujeres como ella deberían ser
abandonadas lo antes posible! "

Esta disputa se había vuelto viral a través de Internet. Incluso el gerente general
compañía de entretenimiento con sede en Estados Unidos para la que Luna trabajó,
después de leer los titulares llamó. "Luna, ¿es tu objetivo arruinar tu reputación dentro
industria del entretenimiento? ¿Tienes alguna idea de cuánto hemos gastado para
construir tu imagen después de que el Sr. Zhang te recomendó a la empresa? ¿Perdiste
la cabeza? ¿Te hace bien discutir en Internet con una mujer solo por el amor de tu ex
esposo? ¡Borra esos comentarios y enfócate en tu trabajo!"

Luna sacudió la cabeza y supo que no estaba loca, pero tal vez solo un poco inquieta.
Después de todo, no había evidencia para culpar a Catalina. Era de esperar que nadie
creyera en sus palabras. Cuando Luna se metió en problemas por las palabras de
Catalina, Samuel publicó un tweet que mencionaba a Catalina.

"Señorita Gu, por favor borre su último tweet. Lo que pasó entre Luna y yo hace unos
años es una relación normal de parejas. Por favor, no intervenga en nuestros asuntos
privados”.

Los internautas descubrieron algo inusual en las palabras de Samuel. "¿El señor Shao
sigue amando a su ex esposa?"

"Señor Shao, ¿realmente lo engañaron para comprometerse con la señorita Gu?"

"¡Samuel, es usted una mierda! Lastimaste a dos mujeres al mismo tiempo."

......

Luna miró el tweet de Samuel muy conmovida. Las palabras 'Lo que pasó entre Luna y
yo hace unos años es una relación normal de parejas' casi la hicieron llorar, la estaba
defendiendo.

Solo entonces se dio cuenta de que había sido tan impulsiva que se había metido en un
lío.

Recordó que, de un número anónimo, había recibido una foto que mostraba a Catalina
sosteniendo a Samuel en sus brazos.

Respiró hondo y continuó escribiendo: "Hay muchos oficios, pero la señorita Gu,
precisamente, elige ser la amante y se enorgullece de dejar que todo el mundo lo sepa".

Con este comentario, también citó a Catalina.

Cuando los cibernautas comenzaron a criticar a Catalina en el área de comentarios,


Catalina llamó a Emma. "Prima, todavía tienes el video de Luna entrando en la
habitación de Samuel aquella noche, ¿verdad? ¿Me lo puedes mandar, por favor?"

De hecho, su relación con Emma había llegado a un punto muerto desde el momento en
que Catalina y Samuel anunciaron oficialmente su relación.

Aunque ninguna de las dos pusieron las cartas sobre la mesa, Emma culpó a Catalina en
su corazón.
Catalina también se sintió avergonzada cuando se enfrentó a Emma. Desde entonces,
las dos primas rara vez se ponían en contacto entre sí.
Capítulo 169 Nadie se va a librar
"Ya no tengo ese vídeo". Emma se sorprendió, mientras se preguntaba qué haría
Catalina con el video.

Lo que dijo era verdad, porque Samuel había roto el teléfono con el que grabó el video.

Sin embargo, Catalina pensó que la indisposición de Emma a darle el vídeo se debía a su
compromiso con Samuel.

"Prima, sé que todavía estás enojada conmigo, pero realmente necesito el video en este
momento. Te lo explicaré todo algún otro día", dijo Catalina en voz baja.

¡Luna la había insultado en internet e iba a usar el video para arruinarle la vida!

"Sé lo que piensas. Pero no está en mis manos. Samuel me lo quitó cuando lo
descubrió."

"Prima, el video realmente es importante para mí, teniendo en cuenta lo que Luna me
ha hecho... es importante para mí"

"Catalina, de verdad que no lo tengo, lo creas o no". dijo Emma, mientras colgaba el
teléfono molesta.

Esta mujer, Catalina, realmente debía de haberla conocido mejor.

Cuando Emma colgó el teléfono, Catalina se puso extremadamente molesta.

"Emma, eres tú la que se negó a ayudarme, así que no me culpes por ser tan
despiadada", pensó Catalina.

Volvió a abrir su Twitter solo para recibir una gran cantidad de insultos por mensajes
privados.

"¡Vaya zorra tan descarada, vete al infierno!"

"¡Realmente no puedo imaginar cómo una mujer tan cínica como tú tiene el coraje de
seguir viviendo!"

"Asquerosa y malvada, es mejor que te largues del ámbito legal"


......

Catalina fue rápidamente a revisar la página de Luna en Twitter, estaba muy enojada
por lo que ella había dicho.

'Emma, Luna, iréis al infierno, ¡os lo juro!'

El incidente se prolongó durante varios días en Intemet, lo que provocó que muchos
clientes llamaran a Catalina para preguntarle qué estaba pasando. Algunos dejaron en
claro que dejaría de hacer negocios con ella si realmente fueran ciertas las acusaciones
contra ella.

Muchos de sus colegas la señalaban con el dedo.

¡Gracias a Luna, se habla convertido en una mujer descarada ante el público!

Tres días después del incidente que seguía acumulándose, Catalina estaba en su oficina,
pensando cómo tomar represalias contra Luna. Algo más que sucedió en Intemet
provocó una sonrisa en el rostro de Catalina.

Una cuenta de Twitter de un usuario llamado Xiaocao publicó un conjunto de fotos que
se volvieron virales en la plataforma de la red social.

Las fotos eran de Emma, y había un hombre en una de ellas.

En las fotos, sus cuerpos se veían borrosos, pero sus caras eran claras. La gente podía
ver claramente que el hombre era Félix Fei, CEO de la compañía con la que Emma había
trabajado.

La serie de fotografías se titulaba “La aventura del CEO, Félix Fei, y la directora de
Changyue, Emma Gu”.

Cuando Catalina las volvió ver, la publicación ya había sido reenviado cientos de miles
de veces, y el número de comentarios era tan alto que alcanzaron a más de un millón.

Así que sonrió placenteramente. “ ¡Gracias a Dios! Emma, Luna, ahora solo me sentaré y
veré cómo os matéis entre vosotras, mientras espero e momento adecuado para
detonar el conflicto a mi favor”.
Seis horas más tarde, después de la publicación de las imágenes, otra cuenta de Twitter,
con un usuario llamado Moon, publicó un video que indicaba que la directora del
Changyue Emma tenía un romance con Eric Shao, de la firma de Samuel.

En este video, Emma y Eric se besaban frente a la ventana de la oficina, y luego una
cortina los ocultó. Después de mucho tiempo Eric salió de la oficina de Emma.

Todos podían imaginar lo que había sucedido en la oficina.

En menos de diez horas, los dos videos de Twitter se convirtieron en los tops titulares,
cosa que remplazó la noticia de "Catalina Gu es una descarada".

Las noticias sobre las fotos habían llenado los titulares.

Los reporteros asediaron las oficinas de Félix, así como la entrada del bufete de
abogados de Samuel, había muchos reporteros esperando que apareciera Eric.

Luna se quedó estupefacta por el segundo video. Estaba sentada en el camerino.

La vida privada de Emma era complicada. Eric era un abogado de la compañía de


Samuel, pensó Luna. ¿Y cómo estaba involucrado con Emma?'. Luna siempre había
pensado que su nombre era Eddie, pero resultó que era Eric.

“¡Espera! i Ahora que lo pienso, vi a este hombre en la fiesta de cumpleaños de la


abuela con Emma! Casi lile olvidaba de esto”.

Mientras tanto, en los comentarios, los cibernautas habían calificado a Emma colmo una
"Office Lady"

“Senorita Gu, ¿cuánto cobra por una noche?”

“iQué mujer más lasciva! i Debes ser muy buena en la cama!"

……

Más tarde, otro reportero dio a conocer la noticia de que Catalina era la prima de
Emma, no su hermana. Las cuentas de internet de las dos primas se inundaron de
insultos en los próximos días.

Pero algo andaba Luna sentía algo extrano .


¿Por qué el usuario de la segunda cuenta se llamaba "moon"? ¿Alguien estaba tratando
de inculparla?

Ella publicó las primeras fotografías indecentes de Emma con Félix, pero el segundo
video no tenía nada que ver con ella.

En ese momento, su teléfono sonó. Era Samuel

¿Por qué la estaba llamando? ¿Para interrogarla? Recordó que Samuel había visto el
video con Emma y Félix Fei.

"Señor Shao, ¡hola! Contestó el teléfono y dijo cortésmente.

“¿Piensas arruinar la vida de Emma después de arruinar la de Catalina?" Samuel fue


directo al grano.

Sin embargo, lo dijo en voz baja, mientras contenía sus emociones.

¿Arruinar las vidas de Catalina y Emma? Bueno, ella sí pensaba hacerlo.

"Sí, pero el segundo video no fue mío, yo no lo publiqué". Luna contestó sin vacilar.

"Luna, ¿puedes decirme qué te han hecho para que quieras arruinar sus reputaciones?"
Las palabras de Samuel sonaban un poco enojado.

Al sentir su indignación, ella hizo un gesto a Edén y le dijo que se fuera un momento.
Cerró la puerta del camerino detrás de él.

"Hace cuatro años, Catalina y Emma me incriminaron varias veces, incluida la vez que
suponías que me habían violado. Una de ellas debía ser la responsable, y…”

"Luna, no tienes evidencias! ¡No digas tonterías!"

Esta vez, Luna estaba segura de que Samuel había perdido la paciencia.

Ella desdeño y continuó hablando sin hacerle caso, "Señor Shao, una de ellas
definitivamente fue la mente manipuladora detrás del plan para secuestrarme. ¡Estas
son suficientes razones para vengarme!"

En un ataque de ira, Samuel no pensó demasiado en lo último que mencionó: "Luna,


detente ahora".
Él no la culparía por esto si ella obedecía.

"¿Detenerme?" Luna estaba demasiado furiosa para decir otra palabra. Las lágrimas
brotaban de sus ojos. Levantó la vista hacia el techo para que las lágrimas no cayera.

Luna no tenía idea de por qué estaba llorando, tal vez era porque sentía que había sido
injusto con ella.

"Bueno, tanto lo que pasó hace cuatro años como lo de ahora, le pediré a mi gente que
lo investigue. En cuanto a Amber, iré a verla mañana". Si resultara cierto que una de las
primas había tenido algo que ver con eso, nadie se va a librar sin pagar las
consecuencias.

Sin embargo, no había evidencia por ahora.

Como abogado profesional, estaba convencido de que tenía que actuar solo sobre la
evidencia.

"No, señor Shao, ocúpate de tus propios asuntos. Si quieres defender a las primas Gu,
entonces no tenemos nada de qué hablar. ¡Adiós!"

Samuel claramente sintió su voz entrecortada y se preguntó por qué estaba llorando.
Capítulo 170 Psicosis leve-intermitente
Samuel bajó la voz inconscientemente. Estaba tratando de calmarla, "Luna, cuando digo
que no les hagas daño. Solo quería recordarte que sin pruebas sólidas, tus palabras no
serán más que el arma de Catalina contra ti. ¡Ella podría acusarte fácilmente!"

"De acuerdo, aparte de esos dos casos, también tengo motivos suficientes para
vengarme de ellas, ¡ya que anteriormente me han inculpado varias veces más! Es hora
de que sufran". Luna se secó las lágrimas y se dijo a sí misma: 'No necesitas llorar, Luna
Bo. ¡No vale la pena llorar por Samuel si él no confía en ti!'

Samuel pensó que Luna estaba molesta, así que respondió: "Luna, ¿sabes que lo que
hiciste ya perjudicó a Emma y a Catalina? Se dice que Catalina quiso suicidarse por las
presiones de los internautas y Emma... Ella está todavía peor que su prima".

"Es suficiente, Samuel. Dices que las dos están sufriendo. ¿Y qué hay de mí? ¿Acaso no
sufrí? Cuando me inculparon, no creíste una solo palabra de lo que dije. Estaba
totalmente indefensa. ¿Te ha importado alguna vez? ¿Alguna vez has experimentado lo
mismo que yo?" Luna no podía escuchar ni una palabra más, porque Samuel siempre
pensaba en Emma y Catalina, pero nunca pensó en ella. Jamás había estado de su lado.

La respuesta sin conciliar de Luna hizo que Samuel flotara el espacio entre sus cejas, y se
preguntaba si estaba hablando de lo que había sucedido cuatro años antes. ¿Realmente
se había equivocado al no creerla?

Pero antes de resolver esa duda, primero debía solucionar el problema actual, por lo
que preguntó: "Luna, ¿quién está usando la cuenta llamada 'Moon'?" Samuel pensó que
era poco probable que fuera la cuenta de Luna, porque este apodo podía asociarse
fácilmente con ella. ¡Su ex esposa no habría hecho una cosa tan tonta! Alguien podría
estar tratando de inculparla.

Pero para sorpresa de Samuel, Luna lo admitió: "¿Y tú qué crees? ¿No parece mi
cuenta? ¿Quién más podría ser 'Moon' sino yo? ¿Eh?" El haber admitido eso, aunque de
forma sarcástica, enloqueció a Samuel.

"Luna, antes de que hagas el siguiente movimiento, déjame solucionarlo y luego


puedes..."
"¡Cállate Samuel! Si le pides a alguien que elimine esos videos, seré tu enemiga de por
vida", interrumpió Luna con furia. Luego colgó el teléfono. Ella no quería ver ni oír nada
de él nunca más.

Él no confiaba en ella, al igual que hacía cuatro años.

Sus lágrimas corrían por su rostro a cantaros.

Mientras tanto, Samuel la llamó de nuevo, pero ella ya no contestó a la llamada. Apagó
directamente el teléfono.

Extrañaba a sus hijos, Irene y Gerardo.

Mientras pensaba en sus hijos, se acurrucó en el sofá, y se preguntaba si no debería


haber regresado a esta cárcel, al país C.

Fue una mala idea ver a Samuel y dejarle hacer lo que quería. '¿¡Luna, no recuerdas
cómo te trató antes!?' se preguntó a SI misma. Parecía que no había aprendido su
lección.

Durante los días siguientes, Samuel se reunió con Jorge y Leandro. Les pidió que
enviaran a alguien para encontrar a la persona que había secuestrado a Luna hacia
cuatro años.

También visitó a Amber repetidamente en la cárcel

Sin embargo, una interna había atacado y torturado a Amber casi hasta matarla y, por lo
tanto, había perdido el conocimiento dos días antes. Samuel no tuvo más remedio que
rescatarla después de su última visita.

Enviaron a Amber a la UCI del hospital de Chuck y varios guardaespaldas la protegían.


Evidentemente alguien quería acabar con ella.

Los escándalos sobre Emma y Catalina se difundieron rápidamente en internet, porque


Luna no detuvo su venganza, incluso después de escuchar las advertencias de Samuel.

Dos semanas después, Catalina no pudo soportar más el abuso y las acusaciones de los
internautas, por lo que se encerró en su casa.

Llamaba a Samuel de vez en cuando para rogarle que detuviera a Luna.


Desafortunadamente, Emma se colapsó mentalmente. Félix, que no deseaba verse
afectado por el escándalo, la despidió de la compañía.

También explicó que su relación con Emma era solo un trato: él pagó por sus servicios
sexuales y ella recibió dinero a cambio de eso.

Eric se puso furioso cuando supo que Félix había acosado a Emma incluso después de
haberse convertido en su novia. Así que voló a América, con la intención de vengarse de
ese desgraciado.

Por otro lado, cuando concluyeron toda la filmación, Luna vio una noticia en línea, que
decía que el novio de Emma, Eric Shao, había matado a Félix Fei.

El drama terminó con la encarcelación de Eric Shao y, más tarde, Jesica envió a su hija
Emma a hospital donde le diagnosticaron psicosis leve intermitente.

Finalmente, Luna se llevó a Irene al extranjero y dejó a Samuel de nuevo.

Les contó a todos sobre su partida, excepto a Samuel, que estaba ocupado arreglando
todo el desastre. Cuando Samuel se enteró, ella ya se había marchado por más de una
semana.

Lejos, en América, Luna se dedicó de lleno a su carrera como una actriz, y su película La
concubina favorita del Príncipe Jin fue un verdadero éxito en Asia.

La película se vendió bien a pesar de que reemplazaron a la actriz principal, y el


personaje de Luna también se convirtió en un clásico para mucha gente.

Parecía que todo estaba bien ahora, pero la verdad era que nadie se había rendido.

Ahora que Emma sufría de psicosis, Luna detuvo su venganza momentáneamente hasta
que descubriera quién la había secuestrado la última vez. Pero Catalina, que ahora se
encontraba en un estado relativamente mejor, Luna no perdería la oportunidad
vengarse de ella.

Catalina, por su parte, tampoco se había rendido. Aunque se quedaba en casa todos los
días sin salir y le rogaba a Samuel que la rescatara, ella en realidad estaba intentando
todo lo posible para destruir a Luna.
Cada vez que Emma veía la cara de Luna en la televisión o en el teléfono, se ponía
furiosa.

Aunque al principio no tenía idea de quién había publicado sus fotos con Félix, sabía que
la persona que publicó esos videos de Eric tenía una cuenta cuyo nombre de usuario era
"Moon. Esa debía ser Luna Bo.

Y a persona que publicó las fotos, en consonancia, también debía ser Luna.

Por lo tanto, Emma odiaba a muerte a Luna, y siguió buscando una oportunidad para
destruir a ella, y a Milanda también.

Si no fuera por Milanda, ella hubiera podido casarse con Samuel desde un principio, y no
hubiera necesitado la ayuda financiera de Félix o Eric.

Si no fuera por Luna, no hubiera tenido que asumir todo el acoso y el desdén de sus
amigos, internautas o medios de comunicación.

El nombre de Samuel Shao también se hizo más famoso debido a la guerra entre Luna,
Catalina y Emma, Debido a una variedad de noticias, buenas y malas, el nombre de
Samuel se estaba volviendo viral y muy popular.

Eso lo puso mucho más ocupado, ya que más personas buscaban la ayuda de un
abogado competente como él. Necesitaba terminar su trabajo, representar a sus
clientes en la corte, hacer la investigación y garantizar la seguridad de Amber.

Trabajaba hasta altas horas de la noche todos los días. De hecho, solía quedarse
despierto hasta las 2:00 de la madrugada.

A veces, extrañaba a Gerardo, y otras veces extrañaba a Luna, quien lo había dejado sin
decir una sola palabra.

Miraba los videos de publicidad de Luna en internet, los reproducía miles de veces.
También marcó su número muchas veces, pero nunca hizo la llamada.

Luna se volvió más madura y más hermosa, probablemente porque la estrategia de su


compañía era convertirla en una estrella sexy y femenina.

Siempre que estaba frente al público, se pintaba con labial cardinal o escarlata de forma
impecable.
Y siempre estaba acompañada de diferentes hombres en ceremonias y fiestas, a veces
de algunos presidentes de compañías y otras veces de algunos hombres jóvenes y
apuestos de familias ricas.

Como resultado, tres meses después de la partida de Luna, Samuel no pudo aguantar
más y compró un billete de avión a Los Ángeles.

Luna tampoco podía evitar pensar en Samuel a altas horas de la noche, a pesar de que la
había fallado en numerosas ocasiones.

Para ocultar sus sentimientos, iba a diferentes lugares con diferentes hombres
intencionalmente, solo para provocar a Samuel.

Pero dudaba si él prestaría atención a las noticias sobre ella. Al recordar su


desconfianza, Luna pensó que era una tonta, porque siempre era ella quien intentaba
restablecer su relación, mientras que Samuel nunca la apreciaba.
Capítulo 171 Justo a tiempo
Luna siempre bebía en reuniones sociales o cenas. Después de quedarse borracha, no
paraba de mencionar el nombre del hombre que amaba a los oídos de Edén.

Esta noche no fue una excepción.

Después de rechazar la petición del Señor Mattson, empresario de una empresa


desarrolladora de bienes raíces, para tener relaciones sexuales con él, Edén se llevó a la
mujer tambaleante al auto.

Estaban cerca del departamento que la empresa le proporcionó. Edén dudó cuando
pensó en Irene, que estaba sola en casa. Pero aun así le pidió al conductor que fuera a
ese apartamento.

Cuando llegaron, ya era la 1:00 de la madrugada.

Edén ayudó a Luna a salir del auto. De inmediato, Luna vio a un hombre apoyado en la
puerta de un Aston Martín y parado debajo de la farola no muy lejos de ellos.

Fumaba de forma elegante bajo la tenue luz, lo que hizo que Luna pensara en Samuel,
cuyo nombre había mencionado toda la noche.

Sacudió la cabeza con fuerza y agarró la oreja de Edén. "Edén, ¿por qué necesito gafas si
aún soy joven?"

Al caminar diez pasos hacia adelante, Edén y el hombre se miraron a los ojos.

Nervioso, Edén le dijo a Luna, "No, no los necesitas. Luna, ese es tu ex marido".

Sus palabras la tranquilizaron un poco al instante.

Aunque no podía ver la cara del hombre, estaba segura de que era Samuel, quien estaba
fumando mirando la miraba.

"¡Samuel!"

Ella se estremeció solo por diez segundos. "¡Edén, vamos ya! ¡Necesito dormir ahora!"

La mujer borracha le ordenó, mientras se frotaba la cabeza en el hombro de Edén.


El corazón de Edén latía con fuerza y se preguntaba qué estaba pasando entre ellos.

Sin embargo, no se detuvo y dio la vuelta con Luna hacia su apartamento.

Mientras caminaban, Edén escuchó el sonido de los pasos de Samuel detrás de ellos, y
no más de cinco segundos después, la mujer se deslizó en los brazos de su ex marido.

Los dos caminaron hacia el apartamento sin siquiera mirarlo, lo que hizo que Edén los
mirara perplejo. Finalmente, se dio la vuelta y se fue porque sintió que no debía estar
ahí.

Al llegar al piso 13.

Samuel apoyó a Luna en su pecho, y tomó su mano derecha y la acercó a la cerradura de


la puerta.

La cerradura de huellas dactilares coincidió con su dedo meñique y la puerta se


desbloqueó con un sonido "ting"

Este apartamento amueblado de forma sencilla era su refugio temporal.

Él sabía que no era su residencia habitual. '¡Debo averiguar dónde vive normalmente!' Él
pensó.

El apartamento tenía tres habitaciones, de las cuales solo una tenía sábanas.

La levantó con los brazos y la puso sobre la cama.

Entonces Luna murmuró: " ¿Samuel? Parece que Samuel está frente a mí. Emm... debo
estar mareada. Es imposible que ese imbécil viniera a mí" Cuando Samuel apenas le
había quitado los tacones rojos, ella se dio una vuelta sobre la cama y ni siquiera podía
mantener los ojos abiertos.

Aunque lo mantuvo esperando hasta la una de la madrugada, sus esfuerzos no fueron


en vano.

Samuel se quitó el abrigo, lo colgó en la percha y luego se dio cuenta que Luna llevaba
un vestido negro que la hacía ver muy sexy.

Desde que ella se dio la vuelta, los ojos de Samuel no podían dejar de mirarla cuando vio
su vestido desordenado.
Aunque la extrañaba mucho, no tenía interés en una borracha.

Luna se giró de nuevo y lo miró con los ojos medio abiertos, que todavía llevaba
delineador, a ese hombre en suspenso.

"Oye, ¿podrías dejar de andar dando vueltas por aquí? Me hace sentir mareada " Ella se
quejó, haciendo pucheros con sus labios rojos y no tenía idea de lo que estaba
hablando.

De hecho, él estaba quieto junto a la cama, desatando los botones de su camisa.

Después de desabrocharse el último botón, Samuel se sentó en el borde de la cama y


miró a la mujer borracha.

"Luna", dijo su nombre con una voz atractiva y magnética, mientras frotaba con la mano
su rostro.

Ella respondió de inmediato: " ¿Samuel? ¿Eres tú?"

Al ver su adorable rostro, él sonrió, pero inmediatamente se enojó con lo que dijo a
continuación.

"Este no es Samuel, ese imbécil, esa escoria debe estar disfrutando de la noche con otra
mujer en sus brazos. ¡No importa! Quiero dormir." Bostezó y cerró los ojos.

En su mente, ¿Luna veía a Samuel como un imbécil o escoria desde el principio?

'¡Está bien! No voy a discutir con una mujer borracha'. Pensó.

Samuel la besó tiernamente en los labios y estaba a punto de ir al baño.

Pero en el momento siguiente, Luna puso los brazos alrededor de su cuello.

Luna volvió a abrir los ojos. Aún borracha, miró al hombre frente a ella. 'iDebo estar
soñando despierta!"

Esta no era la primera vez que soñaba con Samuel. Al contrario, Samuel había aparecido
varias veces en sus sueños. Lo echaba mucho de menos.

Luna tiró del cuello de Samuel y tomó la iniciativa para besarlo en sus labios.

Ella tenía un sabor a vino blanco y whisky en la boca.


Los ojos de Samuel ardían de ira. ¡Por lo visto, sin él cerca, esta pequeña mujer era
realmente salvaje!

Samuel besó sus labios rojos con fuerza como castigo. Luna sintió el dolor y trató de
alejarlo mientras gemía.

"¡No! ¿Quién me está mordiendo? ¡Duele! "

Samuel no le hubiera puesto las manos encima a Luna, si ella no lo hubiera provocado y
excitado repetidamente.

¡Él no tenía la culpa! Samuel se puso en acción rápidamente.

Como no había visto a Luna por mucho tiempo, la extrañaba enormemente. Pronto, el
pequeño dormitorio se llenó de gemidos apasionados.

Eran las cuatro de la mañana.

Samuel se despertó al sentir el movimiento de Luna en sus brazos.

Su cuerpo se frotó contra el de Samuel, haciéndolo respirar fuerte.

Sin embargo, ¡algo andaba mal!

Samuel encendió la lámpara de la mesilla y vio que Luna cerraba los ojos con fuerza, su
cara se puso pálida y caían pequeñas gotas de sudor en su frente. Todo su cuerpo se
dobló y se acurrucó en sus brazos.

"¿Qué pasa?" Samuel se sentó en la cama y la delgada colcha se deslizó hacia abajo,
dejando su pecho musculoso al aire.

Luna puso las manos sobre su estómago, "me duele..."

Samuel comenzó a sentirse nervioso y acomodó su torso en sus brazos. "¿Dónde te


duele?"

"... el vientre". Dijo Luna en un estado de confusión. Se sentía bien tener a la persona
que amas a tu lado y que te cuide.

Samuel no sabía en qué estaba pensando Luna. Rápidamente se levantó de la cama y se


vistió. También vistió a Luna.
La sacó del apartamento de forma en brazos.

En ese momento, no había nadie afuera. Samuel la puso en el asiento trasero de su


Aston Martin y condujo rápidamente al hospital.

Cuando llegaron.

Fuera de la sala de emergencias, un médico varón y rubio habló con Samuel sobre el
estado de Luna en inglés.

"Llegaron justo a tiempo, ella tiene un hábito de comer irregular, esto junto con el
consumo frecuente de alcohol hizo que la paciente sufriera de gastritis. Necesita prestar
atención a su dieta y debe beber menos, de lo contrario su condición empeorará".
Capítulo 172 ¿Alguien lo hizo a proposito?
Las palabras del doctor hicieron que Samuel frunciera el ceño. Sin él a su lado, Luna
apenas sabía cuidarse bien.

"Gracias, doctor".

Después de salir del consultorio del doctor, Samuel entró en la habitación donde Luna
estaba. Ella estaba recostada allí, profundamente dormida, y le había suministrado
antiácidos.

Él miró su reloj, eran pasadas las 5:00 a.m. Luego se sentó junto a su cama y miró su
cara pálida.

La mujer parecía que estaba más ocupada que él y había perdido mucho peso
recientemente.

Su delgadez resaltó su barbilla y la forma de su cara, lo que la hacía ver menos hermosa
que cuando estaba embarazada.

La estaba observando cuando su teléfono sonó. ¿Quién podría llamarle tan temprano en
la mañana?

Inmediatamente recordó que estaba en América. Y que en el país C ya era por la tarde.
Ahora tenía sentido.

Sacó su teléfono y vio el número. Rápidamente se levantó y fue hacia la ventana.


Contestó la llamada.

"Señor Shao, tenemos pistas sobre el accidente de la señorita Bo".

"Cuéntame".

"En el almacén donde se colocaban los cables para el rodaje, encontramos un material
blanco en uno de ellos. Después de analizarlo, encontramos que el cable estaba
impregnado con algún tipo de producto químico que los corroía y los debilitaba. Con
este producto químico, el cable se desgastaría cuando le aplicaran peso, y luego se
rompería. Podemos determinar que alguien provocó el accidente a propósito".
"¿Es decir, no fue un error humano, sino a propósito? Necesito una aclaración. ¡Por
favor, descubre quién lo hizo! Trata de conseguir el vídeo de vigilancia o interroga a la
persona responsable de mantener el equipo de rodaje".

El hombre al otro lado del teléfono estaba horrorizado por su tono agresivo. Nunca
había escuchado a Samuel hablar así desde que se conocían.

"Por supuesto, señor Shao, lo mantendré informado".

Después de colgar el teléfono, Samuel se quedó pensando durante un momento y luego


regresó al lado de la cama.

Sin nada que hacer, Samuel comenzó a jugar con el cabello de Luna y murmuró: "¡Luna!
Despierta. ¡Tengo tanto que contarte! Si no te cuidas bien, entonces me obligas a
mantenerte a mi lado o no podré dejarme de preocupar. Luna..."

Luna durmió bien y cuando se despertó, miró al techo y se dio cuenta de que estaba en
el hospital.

Cuando se dio la vuelta, vio a un hombre enojado con una cara sin afeitar que la estaba
mirando.

Samuel... ¿Aún estaba aquí?

Pero ahora no podía prestarle atención a Samuel porque se acababa de acordar de que
tenía un comercial importante que filmar ese día.

Al pensar en esto, se sentó de inmediato y le preguntó a Samuel con pánico: "¿Qué hora
es?"

Samuel se molestó después de escuchar sus palabras y respondió fríamente: "Las diez y
media".

“¡Oh, no puede ser! Ya son las diez y media. ¿Dónde está mi teléfono?" Luna se quitó la
manta con ansiedad y se levantó de la cama.

Afortunadamente, el suministro de medicamento ya estaba completado y le había


hecho el efecto. De lo contrario, se habría lastimado debido a sus movimientos
erráticos.
A pesar de su ansiedad, Samuel le impidió levantarse de la cama, "¡Qué date donde
estás!"

"No, no puedo. Tengo que filmar un comercial importante hoy. Voy a llegar tarde. Debo
darme prisa para llegar allí". Sin embargo, Samuel presionó su hombro. Ella no pudo
moverse en absoluto.

“¡Luna! Estás enferma. ¡Debes descansar!” Dijo con enojo. Luna estaba demasiado
ocupada con su trabajo como para preocuparse por su propia salud.

Miró a Samuel que todavía estaba enojado y dijo pacientemente: "Mira, ya me trataron
y ahora me siento mucho mejor. Debo darme prisa para llegar al lugar de la filmación".

“¡No, no te dejaré ir!"

"¿Desde cuándo te preocupas tanto por mí? Samuel, tengo que hacer mi trabajo.
¿Podrías ser menos mandón?"

"No tienes permitido trabajar hasta que te recuperes completamente". Samuel levantó
la voz y presionó su mano sin aflojarla.

Luna se enojó. ¿Cómo podía ser tan irracional?

"Samuel, por favor déjame ir. La filmación del comercial es muy importante para mí". El
comercial era sobre una limusina estadounidense y Edén había hecho un gran esfuerzo
para conseguir ese contrato. Y su pago era mucho mayor que los que había recibido de
todos los demás comerciales que había filmado.

Con este dinero, podría pagar todos sus gastos, incluido el sustento de su hija por años.

“¡Luna, no me hagas enojar otra vez!” Samuel la miró fríamente, lo que hizo que Luna se
estremeciera.

Así que se sentó allí en silencio. Samuel sacó los platos del microondas y los colocó
sobre la mesa que estaba junto a su cama, "¡Come!" Le ordenó. Después de pronunciar
esa palabra, fue a hacer una llamada telefónica.

Luna se sintió un poco aliviada al escuchar a Samuel por teléfono. "Luna está enferma
hoy y se encuentra en el hospital. Por favor, hazme un favor, posterga la filmación del
comercial. Está bien. Diles que me haré responsable de las pérdidas causadas hoy.
Muchas gracias. Vamos a cenar en alguna ocasión, yo invito... Claro, adiós".

Samuel había resuelto todos sus problemas con una simple llamada en menos de dos
minutos.

Al ver esto, Luna se comió la comida tranquilamente. No dijo nada sobre Samuel, quien
la miraba.

Se sentó frente a ella y la observó comer el plato con gusto. Parecía que Luna no estaba
nada dispuesta a hablar con él.

"Deja de beber de ahora en adelante". Dijo Samuel mientras sacaba su paquete de


cigarros. Quería fumar, pero luego recordó que estaba en la habitación del hospital. Así
que los puso de nuevo en su bolsillo.

Luna murmuró con la comida en la boca, "No es de mi incumbencia pero... Deberías


hablar con tu mujer sobre su problema con la bebida".

¿Su mujer? ¿Su mujer no estaba sentada frente a él? Samuel levantó una ceja...

“¡Quiero decir que tú deberías dejar de beber de ahora en adelante!" Lo dijo


claramente.

Mientras comía su sopa, Luna respondió con una expresión impasible: "¿Y a ti qué más
te da?".

¿Quién se creía que era? Lo que sucedió la noche anterior demostró que él estaba allí
como su amante, nada más. Y en ese momento, estaba cruzando la línea al tratar de
controlarla.

Samuel revisó el perfil de Twitter de Luna en el teléfono en lugar de responderle. Todos


sus estados, su película y las promociones de televisión estaban ahí, las cuales había
visto cientos de veces.

Samuel revisó el perfil de Twitter de Luna en el teléfono en lugar de responderle. Todos


sus estados, su película y las promociones de televisión estaban ahí, las cuales había
visto cientos de veces.
Adivinaría su estado de ánimo y revisaría su sección de comentarios, de hecho, si veía
algún comentario desagradable de los internautas, hacía que alguien lo elimine.

Como resultado, la sección de comentarios de Luna estaba limpia, sin abusos verbales.
Todos los comentarios solo eran de apoyo.

Continuó navegando por su perfil cuando vio un conjunto de fotos promocionales que
habían tomado un mes antes. En las fotos, llevaba ropa sugerente, al igual que la ropa
que llevó para tomar fotos de comerciales para Diamond Group como imagen.

"Nunca tomes fotos que expongan tu espalda o tus pechos, o si no..."

Dijo y siguió mirando su perfil sin prestar atención a la reacción de Luna.

"¿Si no qué?... No es asunto tuyo". Luna respondió después de terminar su comida,


mientras se limpiaba las comisuras de la boca con una servilleta.

Se levantó de la cama, limpió la mesa y entró en el baño.

Ya estaba cansada de escucharlo. ¿Por qué debería hacer lo que él decía? Era ridículo.

Después de cerrar la puerta del baño, se miró en el espejo. Su pelo estaba un poco
despeinado. Así que desató su cabello y lo dejó caer completamente.
Capítulo 173 Ir al supermercado juntos
Gracias a Samuel, Luna no tuvo que trabajar ese día. Estaba lista para irse a casa,
ponerse una mascarilla y dormir como lo merecía.

Después de arreglarse un poco, Luna abrió la puerta y salió del baño.

Samuel no estaba al lado de la cama. En cambio, estaba recostado en el sofá y revisaba


sus mensajes en el teléfono. Sostenía el teléfono con una mano y puso la otra en el
reposabrazos del sofá.

"Gracias señor Shao. Envíame las facturas médicas por teléfono y le pagaré cuando
llegue a casa". No llevaba ni el bolso ni el teléfono, así que solo podía darle el dinero a
Samuel cuando llegara a casa.

Antes de que Samuel dijera algo, Luna abrió la puerta y estaba a punto de irse. Sin
embargo, se paró, con un pie fuera de la habitación, cuando Samuel dijo "¡Para!"

Luna se dio la vuelta, lo miró con desprecio, cerró la puerta de golpe y se fue.

Samuel, sentado en la habitación, pellizcó su entreceja y siguió a Luna


apresuradamente, con su medicina en una mano.

Fuera del hospital, a Luna le preocupaba cómo llegar a casa sin teléfono ni cartera
cuando un Aston Martín se detuvo justo delante de ella.

Samuel, sentado en el asiento del conductor, la miraba fríamente.

Luna lo ignoró y siguió caminando. El Aston Martin la siguió lentamente.

"¡Sube al coche!" Dijo Samuel. Sólo había un carril en la calle. Samuel estaba
conduciendo despacio y bloqueó el camino, por lo que otros autos comenzaron a pitarle
sin cesar.

Sin embargo, Luna continuaba ignorando a Samuel, lo que lo irritó cada vez más.

Él debía enseñarle una lección. Samuel se detuvo, salió del auto, azotó la puerta y
caminó hacia Luna.
Luego cargó a Luna, a pesar de que quienes los rodeaban los miraban atónitos, y la puso
en el asiento trasero. "No te muevas, o habrá consecuencias".

Ella era bastante rebelde. Decidió enseñarle una lección y hacerle saber quién era él.

Se miraron fijamente durante dos minutos en señal de advertencia. Finalmente, Luna no


pudo soportar más el pitido de los coches detrás de ellos, por lo que se sentó en el auto
de mala gana.

Samuel estaba satisfecho. Se volvió a su asiento, cerró la puerta y puso en marcha el


coche.

Diez minutos después, llegaron al apartamento de Luna. Salieron del auto y caminaron
juntos hasta la entrada.

Antes de que Luna abriera la puerta, se dio la vuelta y miró al hombre desvergonzado.
“¿Te importarla irte por favor?" Ella quería ir a su casa más tarde. Irene estaba en la
guardería y la escuela terminaba a las cinco de la tarde.

Si Samuel se fuera ahora, le daría tiempo de..

“No". Samuel rechazó su petición e interrumpió su plan.

Sostuvo la mano derecha de Luna, puso su dedo meñique en la cerradura de huellas


dactilares y la puerta se abrió.

Luna estaba desconcertada. ¿Cómo podía saber que su dedo meñique abría la puerta?
Anoche... Cuando Luna estaba pensando profundamente y miraba al suelo, Samuel
aprovechó el momento para registrar su propia huella digital en la cerradura.

Al ver a Luna, Samuel no sabía en qué estaba pensando. La llevó a la casa y le dijo:
"Vístete e iremos al supermercado más tarde".

“¿Para qué?" Luna levantó la cabeza y preguntó.

“Para comprar algo de comida". Samuel respondió brevemente y se fue a la cocina.

Había un montón de utensilios de cocina, pero no se habían utilizado mucho. Luna era
buena cocinando, entonces ¿por qué la cocina estaba casi nueva? Tal vez Luna estaba
demasiado ocupada para cocinar o apenas se quedaba aquí.
Samuel salió de la cocina y descubrió que Luna no se habla movido en absoluto. Ella lo
miraba fijamente, con una expresión tonta en la cara.

“¿Quieres salir con esa ropa?" Samuel la miró de arriba abajo. Cuando se besaron
anoche, le había arrancado el chifón exterior del vestido.

Luego le dolió el estómago, así que Samuel no tuvo tiempo de encontrarle ropa limpia.
Luna no tuvo más remedio que llevar su vestido desordenada hasta ahora.

Luna se sonrojó. Luego, Samuel sacó la medicina del bolsillo y la puso sobre el escritorio.

"No quiero ir al supermercado".

Luna caminó hacia el dormitorio. Apenas se quedaba en este apartamento, así que solo
había unas pocas mudas de ropa limpia.

Sacó un vestido del armario y la colocó sobre la cama, quería ponérselo después de
bañarse.

“¿Qué quieres para almorzar? Lo compraré por ti". Samuel se apoyó contra la puerta del
dormitorio perezosamente y observó cada movimiento de Luna. Se lo preguntó cuándo
Luna quiso cerrar la puerta del baño.

Ya que Luna no quería ir al supermercado, él ira allí por su cuenta.

“¿Qué quería para el almuerzo?' Luna estaba desconcertada. "¿Por qué dijiste eso?"

Samuel se acercó a Luna, la abrazó y miró su rostro pálido. "Luna, ¿sabes por qué te
llevé al hospital anoche?"

Luna sostuvo su brazo y asintió. "Dolor de estómago”.

Sus labios rojos se movieron mientras decía eso. Fue tan atractivo que Samuel no pudo
evitar besarla.

…. El inesperado beso dejó a Luna sin palabras. ¿Le dolía el estómago y Samuel pensó
que su beso podría curarla? O la besó porque…. ¿Sentía pena por ella?

¿Fue por eso?

¡No! Si él sentía lástima o no, a ella no le importaba en absoluto.


De repente, Luna mordió los labios de Samuel.

Parecía que Samuel no sentía dolor en absoluto. Ante la provocación de Luna, la levantó
y la arrojó sobre la cama.

¡Mierda! Luna se frotó la cintura dolorida con suavidad y miró al hombre malo con ira.

"¡Vete!" Moriría diez años antes si Samuel estuviera con ella. ¡Era tan molesto!

Sin embargo, Samuel no se fue. En cambio, la empujó contra la cama.

"Luna, eres tan rebelde". Samuel miró a Luna, con una peligrosa advertencia en sus ojos.

Luna lo empujó con las manos sobre su fuerte pecho. Samuel solo llevaba puesta una
camisa, por lo que Luna podía sentir su pecho cálido. Ella apretó los puños.

“Señor Shao, este mi apartamento. Si te comportas de una manera tan obscena otra
vez….llamaré a la policía". Sin embargo, ni siquiera ella misma creyó lo que dijo. En
primer lugar, llamar a la policía no funcionarla con él.

En segundo lugar. ella simplemente no llamaría a la policía para arrestar a Samuel.

'¿Llamar a la policía?' Samuel captó las palabras de Luna. Bajó la cabeza de buen humor
"Noté que tu cocina no está nada mal. Es un gran lugar para que podamos hacer cosas
juntos..."

De repente, Luna le tapó la boca con las manos. El rostro de Luna se sonrojó, lo miró con
timidez y enojo.

Samuel levantó una ceja ligeramente con la boca cubierta por las manos de Luna. Sus
ojos brillaban de felicidad. Él apretó la mano de Luna y besó su palma.

El beso de Samuel era tan caliente que Luna sintió que su palma ardía. Se quitó las
manos y murmuró: "¡Qué descarado!"

"¿Por qué no me dejas terminar mi frase? ¿Sabes lo que voy a decir?"

"¿Cómo podría saberlo?" Luna era muy linda cuando se sonrojaba. Samuel quería
burlarse de ella otra vez.
"Solo digo que en la cocina, podemos..." Samuel le susurró al lado de sus oídos las
palabras que no terminó. Un rubor rojo se extendió por su rostro y ella le pellizcó la
cintura con fuerza.

Samuel bajó la cabeza y la besó, mientras que con sus fuertes manos tocaba sus orejas
con suavidad.

"Emm... Suéltame". Los besos de Samuel cayeron sobre el cuello blanco de Luna y ella
emitió una leve exclamación.

"Vamos al supermercado".

"De acuerdo..."

Finalmente, Luna estuvo de acuerdo. Samuel se dio vuelta, se acostó en la cama y se


quedó sin aliento. Ciertamente, Luna era un espíritu seductor. Samuel decidió reservar
lo que quería hacer con ella en la noche.

Luna huyó al baño con su ropa. Cerró la puerta y se quedó tendida en el suelo.
Capítulo 174 ¿Dejarte ir? ¡Eso jamas!
¿Samuel había cruzado todo el océano hacia América solo para seducirla?

El hombre ya se había vestido antes de que Luna saliera del baño. Ella lo encontró
absorto en una llamada.

Cuando escuchó sus palabras, Luna se sorprendió un poco.

El hombre estaba diciendo: "No hay audiencias en la corte hoy. No hay necesidad de
informarme si no hay nada importante, tú estás a cargo de la empresa".

Samuel hizo una pausa y escuchó lo que le estaba diciendo por el teléfono.

En ese momento, Luna estaba parada detrás de él, vestida. Samuel se dio la vuelta y la
vio. Tomó su mano, la acercó hacia él y procedió a salir de la habitación, al mismo
tiempo que todavía estaba en el teléfono.

Luna quería soltar su mano, pero él la sostuvo con fuerza, así que no tuvo más remedio
que seguirlo.

Cuando pasaron por la sala de estar, detuvo a Samuel y se acercó a la mesa donde tomó
sus gafas de sol y una mascarilla desechable.

Samuel estaba muy molesto al verla cubrirse de tal manera para que nadie la pudiera
reconocer.

¿Se avergonzaba de estar con él?

Bueno, si pensara así, él haría lo que quisiera.

"Está bien, depende de ti. ¡Te llamo más tarde!"

Samuel colgó el teléfono y cerró la puerta del apartamento detrás de ellos.

Al mirarlo, Luna dudaba en preguntarle cuánto tiempo se quedaría.

Samuel notó que ella lo estaba mirando, por lo que preguntó: "¿Sí?"

Abrió la puerta del Aston Martín y le indico con el dedo el asiento del pasajero.
"Samuel, no te entiendo, ¿hasta cuándo piensas quedarte?" Con una mascarilla y gafas
de sol, Luna lo miró con enojo mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.

Samuel cerró la puerta y se sentó en el asiento del conductor, "Luna, ¡no te pases!"

Se giró hacia ella y le dirigió una sonrisa malvada mientras la tiró hacia él. Le quitó las
gafas de sol y la mascarilla y le hizo girar la cara con las manos.

Después puso las manos detrás de su cuello y la acercó más para darle un beso.

Luna se sorprendió por lo que estaba haciendo. ¿Qué estaba haciendo? ¿Creía que ella
era una mujer tan fácil?

Mientras alejaba a Samuel vigorosamente, Luna agarró la mascarilla y las gafas de sol,
"Samuel, ¿por qué no puedes dejarme en paz?"

Samuel sonrió pacíficamente, y le quitó las gafas de sol y la mascarilla. La ayudó a


ponérselos de nuevo antes de arrancar el auto.

Su cambio de comportamiento confundió y sorprendió a Luna.

Estacionaron el auto cerca de un supermercado. Cuando salieron, Samuel se aferró a su


hombro.

Luna se sintió incómoda cuando Samuel la abrazó con fuerza.

"Samuel, ¿qué estás haciendo? ¿Qué significa esto?"

Él le dirigió una sonrisa malvada ¿Qué estaba haciendo? Pronto lo descubriría.

Samuel bajó la cabeza y le susurró al oído "Adivina”.

¿Adivinar? ¡Maldito sea! ¿Cómo sabía ella lo que estaba pensando? No era una adivina.

Al llegar a la sección de verduras y Samuel sostuvo a la mujer enojada y le dijo: “¿Qué


vas a cocinar para el almuerzo?" “¡Nada!" Estaba demasiado ocupada para cocinar.

“Tienes que cocinar”

“¡Y yo estoy diciendo que no! Samuel, ¿quién te crees que eres? Emm…” A la velocidad
del rayo, Samuel le quitó la mascarilla y la besó antes de que pudiera terminar su frase.
¡Debía haber algo aquí! ¡Este hombre debía de estar tramando algo! No era común en él
ser tan lascivo.

Pronto, Samuel la dejó ir. Poco después de que soltó a Luna, ella miró a su alrededor
apresuradamente para asegurarse de que nadie los estuviera mirando.

En Estados Unidos, las personas a menudo se besaban en público. Sucedía aquí todos los
días. Así que nadie los miró.

Al notar que nadie Se había dado cuenta, Luna se dio la vuelta hacia él, que estaba
seleccionando verdura como si no hubiera pasado nada. "¡Samuel, no me beses otra
vez, ¡O me enfadaré!" Estaba muy seria.

"Bueno. ¿Cómo se escogen las verduras más frescas?" Samuel respondió con una
pregunta, desviando su atención de nuevo a la comida. Ignoró su repentino despliegue
de ira hacia él.

Luna estaba demasiado enojada para escoger verduras. "Cuanta más pequeña, mejor
Cuanto más amarilla, mejor… Dijo de forma cortante, señalando el brócoli pequeño y
más feo al hombre que no sabía nada de cocina.

Al ver en la dirección que Luna estaba señalando, Samuel vio el brócoli añejo. La miró
con los Ojos entrecerrados, con impaciencia y dijo: "Luna, no me engañes".

Honestamente, no era un buen cocinero. Pero no era tan tonto como para creer que
cuanto más amarilla era la verdura, mejor era para cocinar.

Ella le lanzó una mirada de desdén, que desapareció rápidamente, mientras Samuel la
molestaba con otro beso, De modo que le quedó otra que acceder, diciéndole, "elige los
verdes, sin manchas”.

“¿Lo necesitas para el almuerzo?"

"No lo sé".

"Bueno, entonces llamaré a un chef para que venga a cocinar para nosotros. Vamos a
comprar otra cosa" Estaba bien si ella no quería cocinar. Samuel sacó su teléfono del
bolsillo para buscar el número.

“¿No estaba bromeando?', pensó Luna.


Luna tomó su teléfono y bloqueó la pantalla. “No necesitamos un cocinero. YO
cocinare’.

Él le quitó su teléfono y lo guardó en el bolsillo de buen humor.

Luna continuó seleccionando verduras. Luego se quejó, “Sr' Shao, ¿me dejarás en paz?
Quiero decir, ¿volaste todo el océano solo para poder comer en mi casa?”

“Exactamente. Respondiste tu propia pregunta" Samuel asintió con la cabeza a la


afirmativa.

Él se aseguraría de que ella comiera sanamente durante su estancia aquí. Sería mejor
cocinar en casa que comer afuera.

"Vamos a comprar más verduras"'. Tomó unas bolsas de plástico y se las dio. Vio que
ella tenía una nevera en su apartamento, por lo que quería usarla por completo, donde
planeaba almacenar suficiente comida para varios días.

“¿Por qué?” Luna no sabía por qué sugirió comprar tanta comida. Al pensar en la
Llamada que hizo antes de que salieran de casa. Luna se preocupó de que se quedara
con ella por más tiempo.

“¿No escuchaste lo que dije por teléfono en apartamento?" Preguntó el hombre, de pie
junto a ella mientras ponía la comida en el carrito.

“ Ah, así que ese era su plan', pensó Luna. Qué pesadilla viviente. Luna se quedó
mirando al hombre sin palabras. Le preocupaba que si él se quedaba a vivir con ella, no
podría ir a la casa para ver a su Irene.

¡De ninguna manera! Ella tenía que echarlo.

"Samuel". Ella puso las bolsas en el carrito y se le acercó con una gran sonrisa.

El repentino cambio de actitud de Luna le indicó a Samuel que estaba planeando hacer
algo.

Efectivamente, Luna se rindió y dijo dulcemente: "Siempre estoy ocupada. Me temo que
no puedo cuidarte bien. Peor aún, a veces trabajaré hasta tarde y dormiré en el estudio
de filmación. Si es así, estarás solo en casa. ¿Qué solitario sería eso, verdad?"
"Absolutamente. Muy solitario. Así que tendrás que regresar todas las noches para
hacerme compañía". Samuel señaló las verduras, esperando que las recogiera
rápidamente.

Después de escuchar lo que dijo, Luna se sintió impotente. Ella suspiró y puso las
verduras en las bolsas, "Samuel, estamos divorciados. ¿Cómo va a funcionar esto?"

Ella realmente no lo entendía. ¿Cómo era posible que él no creyera o no confiara en ella
pero no la dejaba en paz?

"Te quiero. Te lo dije antes, pero dijiste que no. Bueno, está bien. No te voy a obligar a
regresar conmigo. No creo que sea malo para nosotros estar juntos así". Cuando
terminó, dejó las bolsas, sacó un pañuelo del bolsillo y se limpió la mano.

¿Estar juntos así? Se refería al hecho de que estaban divorciados, pero seguían
durmiendo juntos como una pareja. Así que Samuel sabía que esta relación no era algo
normal.
Capí tulo 175 Solo una semana al mes

Caminaron hasta la sección de alimentos frescos y tomaron unos tomates. Luna se dio la
vuelta y dijo: "No quiero estar contigo de esta manera, en secreto". Ella trataba de
alejarse de él, del hombre que era lo suficientemente cruel como para hacerle pasar por
un aborto.

"Sé mi chica entonces y te protegeré". Empujó el carrito y se detuvo frente a la sección


de pescados y mariscos.

La conversación volvió al punto de partida. Luna no se molestó en discutir con él, así que
escogió algunos camarones y otros tipos de mariscos. Luego se dirigieron al segundo
piso del supermercado para comprar más artículos.

Mientras Luna lo observaba, Samuel agarró unos cepillos de dientes costosos y los
arrojó al carrito.

"Pero si tengo cepillos de dientes nuevos en mi casa". Dijo Luna. Cuando la llevó al baño
la noche anterior, ella podía recordar débilmente que lo vio cepillarse los dientes.

"Compraste el cepillo con las cerdas duras, son incómodos. Eres tacaña". Él la miró y
negó con la cabeza. Luego, volvió a colocar sus cepillos de dientes en el estante y eligió
un conjunto diferente de cepillos de dientes de color similar.

... ¿Cómo que era tacaña? El cepillo de dientes que compró no era nada barato en
absoluto. Y aunque costaba la mitad del precio del que acababa de seleccionar Samuel,
ella solo lo usaba de vez en cuando y no necesitaba comprar ninguna marca cara.

Después de caminar por todo el supermercado y elegir lo que necesitaba, Luna


acompañó a Samuel al departamento de belleza del piso de arriba. Samuel quería
comprar algunos productos para el cuidado de la piel para él mismo.

Al pasar por el pasillo de las mascarillas faciales, Luna se demoró.

Samuel siguió caminando y hablando solo, hasta que notó que Luna se había quedado
atrás. Cuando miró hacia atrás, descubrió que Luna ya estaba dentro de una sección.

Él negó de mala gana con la cabeza y la siguió, la encontró seleccionando mascarillas


faciales.
La asistente de ventas a su lado le estaba hablando sobre mascarillas faciales más caras,
pero Luna las rechazó.

Samuel miró el precio de las mascarillas faciales y descubrió que valían 888 USD por un
paquete de diez unidades.

La mascarilla facial tenía tres funciones, con colágeno de caviar para hidratar, esencia de
océano para humectar y miel de acantilado del Himalaya para nutrir la piel.

“¿Cuántas cajas necesitas?" Puso la mascarilla facial en su mano y le preguntó a Luna,


que estaba mirando otra marca.

Luna lo pensó. Había recibido algunas mascarillas faciales de los comerciales que
filmaba, las cuales estaban en su casa, pero no había ninguna en el apartamento donde
se estaba quedando estos días, por lo que respondió: "Tal vez, unas cuantas..." Ella
prefería comprar muchas de una vez y guardarlas para usarlas más tarde.

Al ver que había estado mirando la mascarilla facial hidratante, Samuel habló con la
asistente de ventas que estaba a su lado: "Por favor, dame diez cajas de este producto".

Luna se sorprendió al ver que Samuel señalaba la que tenía el precio de 888 USD.
Rápidamente lo detuvo y le dijo a la vendedora: "No, me llevaré estas, no quiero esas.
Por favor, tráeme un par de estas" Señaló el paquete de mascarillas faciales a su lado,
que tenían un precio de 222 USD, y empujó a Samuel a un lado.

¿Estaba loco? Ella tenía un alto nivel de consumo, pero no tanto como para comprar
una mascarilla facial que costaba casi mil dólares.

Samuel estaba disgustado por que lo interrumpió, por lo que la empujó hacia atrás, se
puso delante de ella y extendió su mano, "Llevaremos esta".

La joven vendedora de cabello rubio contuvo su emoción y le confirmó a Samuel:


"Señor, desea diez cajas, ¿verdad?"

"Sí". El hombre respondió con decisión y empujó a Luna detrás de él una y otra vez para
evitar que le detuviera.

"Está bien, espere un momento, por favor". La vendedora se apresuró al almacén para ir
a por la mercancía.
Cuando la asistente se fue, Samuel la soltó. Luna lo regañó, "Sr. Shao, ¿sabes que una
vez que usas esta mascarilla tan buena, es difícil usar cualquier otra marca? Y el
consumo se vuelve caro, especialmente porque necesito una mascarilla facial casi cada
día o cada dos días. En un mes habría gastado unas veinte, tal vez incluso treinta..." "Yo
me ocuparé de tus cosméticos a partir de ahora". Solo costaría unos pocos cientos de
miles al mes. Por supuesto que Samuel podía permitírselo.

Las palabras simples de Samuel detuvieron la reprimenda de Luna y luego continuó


ayudándola a elegir otros productos para el cuidado de la piel. Después de mirar un
producto durante dos minutos, llamó a otra asistente de ventas: " ¿Podría traerme este
producto de su almacén? Gracias". "Por supuesto, un momento, por favor". La joven
asistente de compras corrió al almacén dejando a Luna con un silencio de asombro.

Al ver el set de productos para el cuidado de la piel que Samuel señaló, Luna abrió la
boca sorprendida cuando vio que el precio era de casi 90.000 USD.

…. ¡Noventa mil dólares!

Se quedó sin palabras, pensando en cuánto ganaba por cada comercial que había
filmado.

Samuel le quitó las gafas de sol a Luna y no pudo evitar reírse cuando la vio mirando
como si hubiera visto algo increíble.

Volvió la cabeza y comenzó a molestar a Luna. "Te daré todo lo que quieras, siempre y
cuando te quedes conmigo una semana al mes. ¿Qué piensas?" Al mirarlo, igualmente
aturdida, Luna respondió: "¿Qué quieres decir? ¿Soy una mujer tan superficial para ti?
¿Samuel?"

Ella calculó cuidadosamente. Las diez cajas de máscaras faciales costaban 8, 880 y el
conjunto de cuidado de la piel era de 90, 000, lo que sumaba aproximadamente 100,
000.

Entonces, si ella pudiera quedarse con él una semana al mes, podría conseguir mucho
dinero, incluso todo el dinero que quisiera.

"No, mi chica no tiene precio". Samuel sabía que no podría comprarla con dinero.
Luna se sintió un poco mejor cuando escuchó a Samuel decir eso. Aun así, le rechazó,
"no, no hace falta. Gano suficiente dinero cada mes para cubrir mis propios gastos" El
dinero que ganaba era suficiente para cubrir los gastos de Irene. Estaba cada vez más
ocupada, así que contrató otra niñera para su hija.

La niñera también tenía una hija angloamericana de cuatro años que podía jugar con
Irene.

Samuel sonrió. No tenía prisa y tenía tiempo de tentar a Luna. "Tu hijo se va a casar con
la hija de Jorge y Lola. ¿No crees que debes empezar a ahorrar dinero para cuando se
case?"

¿Su hijo? Luna casi se ahogaba con su propia saliva. Samuel era tan voluble. ¿No
siempre decía que su hijo no tenía nada que ver con ella, que no le dejaría verlo?

"¿Y tú qué, como su padre, no vas a ahorrar dinero para tu hijo?"

"No". Samuel respondió con decisión. Aunque no lo decía en serio, solo lo dijo para
molestarla.

... Luna se quedó sin palabra y dijo con impotencia: "Samuel, Gerardo es tu hijo. ¿Por
qué estás siendo tan cruel?"

"Bueno, me atrapaste. Soy un hombre sin corazón. Es suficiente para él tenerte como
madre para amarlo". También esperaba que Luna le diera otra hija para hacerlo feliz.

Al ver a Samuel tan desagradable, Luna se preguntó cómo habría pasado Gerardo los
últimos años con él.

Visto lo visto, ella realmente necesitaba empezar a ahorrar dinero para que su hijo se
case con la hija de Jorge.

Pero eso estaba bien. ¡Siempre y cuando Samuel admitiera que ella era la madre de
Gerardo!

"Bueno, entonces me tendré que poner a trabajar duro para obtener contratos de
actuación y modelado en el futuro". Ella dijo, con vacilación. Luna suspiró
profundamente, sus palabras aturdieron a Samuel en silencio. Los roles se habían
cambiado.
Inicialmente, él quería venderle la idea de que ella lo necesitaba para asegurar el futuro
de Gerardo.

Pero ahora, ella hizo que pareciera que él la estaba obligando a trabajar más duro que
antes.
Capítulo 176 ¿Volveras a casarte con Luna?
Samuel estaba a punto de decir algo antes de que las dos vendedoras les trajeran un
montón de bolsas y cajas.

Así que revisó los productos rápidamente y les pidió a las vendedoras que los llevaran a
la caja para pagar. Luna lo detuvo y le preguntó: "Samuel, si pagas por esto, ¿me
pertenecen?"

Al ver la expresión pensativa de Luna, Samuel se dio cuenta de que la pequeña mujer
estaba tramando algo, como era de esperar. Así que se lo pensó durante un rato y
respondió de forma conservadora: "Puede ser que sí".

Luna no entendió bien qué quería decir con eso y preguntó: "¿Entonces puedo tratarlos
como quiera?"

Al escuchar esta pregunta, Samuel supo de inmediato lo que quería hacer.

Samuel hizo a un lado a Luna y le dijo a las vendedoras: "Llévame a la caja".

Luna quería ir con ellos, pero se quedó quieta donde estaba debido a la mirada
penetrante de Samuel.

Samuel pagó con su tarjeta de crédito sin dudarlo, y pidió a las vendedoras que
desempacaran todo.

Sabía que Luna quería revender los productos, pero sin los embalajes ni cajas, no podría
hacer eso.

Mientras las vendedoras quitaban los embalajes, Samuel abrió una botella de crema
facial para oler su aroma. Era lindo, no muy fuerte, pero bastante agradable.

Después de que las vendedoras desempacaron todos los productos, Samuel los tomó y
salió de la tienda departamental con Luna.

Luna no estaba contenta en absoluto. Ella seguía mirando lo que habían comprado al
salir y se lamentaba por el dinero que habían gastado.

'Maldita sea, Samuel pidió quitar todos los embalajes. Ahora no podré revenderlos',
pensó Luna.
Nadie compraría artículos desempaquetados, así que Luna tenía que guardarlos todos.

Cuando llegaron al apartamento, Luna llevó las verduras a la cocina y comenzó a lavar
sus utensilios.

También puso los mariscos en el recipiente y comenzó a limpiar los tomates.

Samuel se sentó en el sofá cerca de la puerta de la cocina y observaba a Luna trabajando


en la cocina. La escena movió algo dentro de él.

No pudo evitar entrar en la cocina.

Luna acababa de terminar de limpiar los tomates antes de que Samuel abriera la puerta
de vidrio, el hombre llevaba una camisa blanca puesta.

“¡Oye! Este no es un lugar para ti", gritó ella. 'El aceite y el humo, mientras se cocinan,
ensuciarían su camisa blanca”, pensó Luna.

Samuel estaba de acuerdo, pero en lugar de abandonar la habitación, caminó hacia Luna
y rodeó con las manos su delgada cintura.

Luna se había atado el cabello hacia atrás antes de comenzar a cocinar, dejando al aire
su cuello blanco como el lirio.

Esto atrajo a Samuel, comenzó a besar sus orejas y cuello, con entusiasmo y
repetidamente.

Luna se estremeció y se sonrojó de inmediato. Se secó las manos antes de darle una
palmada a su mano. "¡Fuera, estoy cocinando!"

"Bueno. Está bien", respondió Samuel descuidadamente, y le dio la vuelta a Luna para
que lo mirara de frente.

La presionó contra el lavadero, sin dejar espacio entre ellos, y besó sus rosados labios.

“¿Emm?" '¿Qué es lo que va a hacer?' Luna se preguntó. De repente, se acordó de lo


que le había susurrado esa mañana y tomó sus manos que aún la acariciaban.

"Samuel, estoy cocinando, deja de molestarme " Sus mejillas rojas evocaban sus
sentimientos.

Él besó sus labios una vez más y le pidió: "Llámame Sam, como lo hacías antes".
Extrañaba que lo llamara "Sam" suavemente.

Luna lo hizo, tan dócil como el ronroneo de un gato de la casa, "Sam...

Su voz angelical llenó el corazón de Samuel con amor e ilusión.

Así que lo pidió de nuevo, "otra vez".

"Sam..."

Luna esperaba que su obediencia la ayudara. Pero estaba equivocada. Eso solo evocaba
cada vez más el deseo de Samuel.

"Esa es mi chica". La levantó para sentarla en la plataforma de la cocina detrás de ella.

¡Pero qué hace! Luna estaba en shock. Una hora después, Samuel estaba muy
satisfecho. Levantó a Luna y la llevó a la habitación. La acostó en la cama y se acomodó
la ropa él mismo. Luego sacó su teléfono para pedir algo de comida de un restaurante
cercano.

Después de eso, revisó los mensajes en su teléfono, mientras se apoyaba contra la


almohada de la cama.

Había un mensaje de su asistente Elisenda, diciendo que su oficina no paraba de entrar


llamadas telefónicas preguntando si las noticias de los titulares que fueron publicadas
por Tianyi Entertainment de los U.S. eran verdaderas.

También recibió un mensaje de Leandro, que decía, "Samuel, ¿volverás a casarte con
Luna? Si no, déjala en paz".

Dejando esto de lado, también había algunos mensajes de los medios de comunicación,
haciendo la misma pregunta que Elisenda había hecho antes.

Samuel miró a Luna en la cama y luego comenzó a revisar las noticias en Twitter. De
repente, escuchó el timbre de la puerta. Colocó su teléfono en la mesa y abrió la puerta.

Era Edén, quien se quedó sin aliento cuando vio a Samuel abrir la puerta.

Murmuró: "Oh, Dios mío. Los titulas de la prensa no estaba mintiendo". 'Oh sí. También
revelaron algunas fotos de alta calidad. Debo ser un tonto por venir quí a ver la verdad',
pensó Edén.
Al ver a Samuel, Edén, con vergüenza, trató de explicar por qué estaba allí. "Lo siento,
Sr. Shao. Luna no contestó mi llamada, así que vine a comprobar si todo está bien".

"Luna está dormida. Puedes irte si no tienes más preguntas". Si Samuel no estaba
equivocado, algunos fotógrafos debían haber fotografiado a Luna y a él cuando fueron
de compras. Y por eso Edén se había apresurado al apartamento.

El agente miró a Samuel con dudas, pero finalmente reunió el coraje para decir, "Sr.
Shao, Luna hizo mucho para obtener lo que tiene ahora. Por favor, no destruya su
carrera". 'Será bueno si se vuelven a casar', pensó Edén. 'Pero si Samuel se casa con otra
persona, su relación destruirá la carrera de Luna'.

"Sé lo que estoy haciendo". Samuel respondió con frialdad. Tomaría medidas de
acuerdo con las acciones de Luna. Si ella se negaba a hacer caso a sus palabras, él
arruinaría su carrera y la atraparía para siempre.

En cambio, si era obediente, él le permitiría tener su carrera, de una forma decente, por
supuesto, siempre y cuando no haya más esas malditas fotografías sexys.

Edén asintió, "Bien entonces. ¿Necesito detener la difusión de la prensa?" Le preguntó a


Samuel qué debía hacer de manera inconsciente, porque de alguna manera encontró en
Samuel todos los méritos que un buen líder debería tener. 'Tal vez debería haber sido un
CEO, como Jorge Si', pensó Edén.

Samuel sacudió la cabeza, porque era él quien quería que la gente supiera sobre su
relación. Por lo tanto, no había razón para detenerlo.

Edén asintió y se fue. Estaba pensativo.

Samuel regresó a la habitación donde Luna dormía tranquilamente.

Al ver esto, Samuel sonrió y luego regresó a la sala de estar donde preparó la medicina
de Luna de acuerdo con las instrucciones del médico, y esperó a que le entregaran la
comida.

Volvió a navegar por las noticias en Twitter, y allí encontró un post oficial con sus fotos.
En una foto, él estaba besando a Luna en un auto. En la otra, estaban comprando
verduras juntos.
El título era "Verdad o rumor: ¿Se volverán a casar el abogado Samuel Shao y la famosa
superestrella mundialmente Luna Bo?"

Las fotos incluso tenían la hora y el lugar específicos en que las tomaron.
Capítulo 177 Deseo
Samuel se sintió más feliz después de ver los comentarios debajo del primer post sobre
él y Luna en Twitter. En esos comentarios, todas las personas esperaban que pudieran
restaurar su matrimonio.

De hecho, sólo él sabía que los documentos de acuerdo de divorcio nunca fue
entregado, así que nunca entró en vigor. Entonces todavía estaban legalmente casados.

Así que estaba manteniendo relaciones sexuales con su esposa legal igual que en los
viejos tiempos.

El timbre de la puerta volvió a sonar y lo sacó de su estado de ensueño. Era el


repartidor.

Había pedido mucha comida para el almuerzo, como pizza, hamburguesa y espagueti.
Después de poner la comida en una bandeja, se dirigió a la habitación. Sonrió con
satisfacción al ver que Luna estaba profundamente dormida.

'Luna, estabas atrapada conmigo por el resto de tu vida. Si quieres jugar este juego, lo
jugaré contigo', pensó.

"Luna". Samuel la llamó suavemente. Sin embargo, Luna todavía estaba dormida.

En este momento, ella estaba soñando. Soñaba que estaba en un escenario


internacional con una multitud que la miraba con admiración y envidia.

Entre la multitud, estaba Samuel, mirándola con ojos de adoración. Ella se sentía feliz.

Entonces, de repente, Samuel corrió hacia ella y gritó delante de todos: "Luna, mi
esposa".

Ella sintió que su corazón se aceleraba cuando él se acercó, le gritó "no soy tu esposa".
Se habían divorciado hace tiempo.

Aunque medio dormida, no podía aceptarlo. Samuel sabía que ella estaba soñando, por
lo que tuvo que levantarla y apoyarse contra él.

"Luna, despierta. Es hora del almuerzo". Sus palabras y acciones no la despertaron. En


cambio, ella encontró un lugar acogedor en su brazo y continuó durmiendo.
No había manera de despertarla, así que él bajó la cabeza, la besó y la acarició.
Finalmente ella se despertó dos minutos después.

Abrió los ojos y vio la cara de Samuel cerca de la de ella. Él tenía una cara hermoso.
Frunció ligeramente el ceño y se quejó con gracia: "Samuel, ¿me odias tanto que no me
dejas ni dormir?" Tenía demasiado sueño para hacer cualquier cosa.

Samuel sonrió. ¿Cómo podría odiar a esta mujer? Aunque cometió errores, él todavía la
amaba.

La llevó a la sala de estar y la acostó en el sofá. Luna se despertó completamente.

"¡A comer!" Acercó la comida de la mesa hacia ella y le sirvió un poco de sopa.

Ella no tenía apetito porque tenía mucho sueño.

"Luna, olvídate de dormir ahora. Ya dormiremos juntos después de almorzar". Samuel


tomó una cuchara desechable, puso la sopa y la colocó cerca de sus labios.

Luna abrió la boca involuntariamente. La sopa de mariscos caliente se deslizó dentro de


su boca, le sentó muy bien a su estómago.

Todo estaba bastante delicioso. "¿De dónde sacaste esto?" Samuel continuó
alimentando a Luna. Ella disfrutaba del servicio especial. Luego vio la pizza y se estiró
para agarrar un pedazo. Cuando alcanzó la pizza, Samuel le palmeó la mano
bruscamente. "Ve y lávate las manos primero". Ella curvó su labio superior en una
muestra de descontento.

Samuel parecía saber lo que Luna estaba pensando. Puso el tazón de sopa delante de
ella y fue a lavarse sus propias manos.

Cuando regresó, vio a Luna comer la sopa con pereza.

Entonces tomó un pedazo de pizza y se lo dio a Luna.

“¡Quiero comer esto! ¡Éste! Y éste..." Samuel era lo suficientemente paciente como para
darle todo lo que ella señalaba, la estaba tratando como una niña.

Veinte minutos después, Luna había comido y bebido hasta quedar satisfecha. Apenas le
dejó a Samuel algo para comer.
Después de terminar, ella tomó una cucharada de comida y la puso en sus labios.
Imitando su tono, y le dijo, "¡A comer"'

Con una sonrisa, Samuel se comió toda la comida que Luna le dio.

Mientras se alimentaban el uno al otro, de repente, Samuel la miró con ojos


apasionados. Sus ojos ardientes hicieron que Luna pensara que ella no se había limpiado
la boca o que había algunos granos de arroz en sus labios. Así que dejó la cuchara y se
limpió la boca con una servilleta.

Mientras tanto, Samuel levantó de la silla y se sentó en el sofá junto a ella, "No quiero
comer más”.

Luna se echó hacia atrás mientras él se movía hacia ella.

"Entonces no comas. Pero ¿por qué me miras así?" Ella parpadeó, mientras su corazón
saltaba a latidos.

No importaba cuánto odiara a Samuel, nunca era capaz de resistir su encanto. "Quiero
comer... te". La besó tan pronto como terminó la última palabra. Una vez más, Samuel
se arrojó sobre ella y satisfizo sus deseos.

¡Oh, Dios! Ella entendió por qué él se acercaba. Tenía fuertes deseos sexuales, y Catalina
no podía satisfacerlo.

Antes de acostarse, Samuel la obligó a tomar las pastillas que el médico le recetó. Luego
la llevó a la habitación. Se quedaron dormidos, acurrucados el uno contra el otro.

Después de las 6:00 p.m., Samuel se despertó. Le dio un beso a Luna en la frente, se
sentó en la cama y encendió su teléfono.

Luego se levantó de la cama, cerró suavemente la puerta del dormitorio y se dirigió a la


sala de estar. Comprobó su perfil de Twitter de nuevo. Los comentarios que pedían que
la reconciliación de Samuel y Luna continuaron cobrando impulso en internet.

Después de desconectarse, llamó a Jorge.

"Jorge, necesito pedirte un favor, haz que Luna trabaje en tu compañía de


entretenimiento en el país C".
Para poder recuperarla definitivamente, el primer paso era acercarla a él. Amé rica
estaba tan lejos que no podía protegerla ni estar con ella.

Jorge dejó el bolígrafo en su mano y se recostó en la silla de su oficina.

“Quieres que vuelva? Tengo una mejor idea. Ustedes dos deberían casarse de nuevo de
una vez por todas".

A Jorge le encantaría dejar que Luna trabajara en su compañía, pero no entendía bien lo
que Samuel realmente quería hacer, a dónde quería llegar.

¿Casarse con ella de nuevo? Samuel sonrió: "Primero tengo que enseñarle una lección
por haberme dejado durante cuatro años". Sabía que Luna todavía no lo había
perdonado y no aceptaría volver a casarse con él. Él no quería quedar mal ante Jorge, así
que dijo eso.

"Wow, eres realmente bueno jugando trucos con tu relación. Pensaba que los abogados
eran todos unos aburridos y gente sin alegría. ¿Por qué eres tan diferente?" Jorge subió
los pies sobre el escritorio y cruzó las piernas. Desde que él y Lola se establecieron, se
había acostumbrado a hacer bromas.

Mientras se apoyaba en el sofá, mirando la puerta del dormitorio, Samuel respondió:


"No tengo más remedio que actuar de esta manera. Ya sabes, tú y Chuck sois aburridos
y sin sentido del humor. Así que Leandro y yo tenemos que actuar como payasos para
complementar a vosotros dos. ¿Para hacer dos pareja perfecta, me entiendes?"

¿Pareja perfecta? "¡Púdrete! Soy heterosexual ¿Realmente crees que eres chistoso? Si
es así, ¿cómo explicas que una docena de tus asistentes han dejado sus trabajos?" Jorge
respondió con una sonrisa burlona.

El periodo después de que Anna abandonó su puesto y antes de que Elisenda trabajara
con él, Samuel siempre estaba de mal humor. No menos de diez nuevos asistentes
renunciaron a su cargo.

Samuel también se acordaba de ese período, era justo cuando Luna lo dejó. Cuanto más
recordaba eso, más quería llevarla al País C.
"Si quieres que te invite a nuestra bodas lo antes posible, debes darte prisa y contratarla
a tu empresa". Él compensaría a Luna con una gran fiesta de bodas tal como le había
prometido cuatro años atras.

En el otro lado del teléfono, Jorge se echó a reír cuando pensó en Irene, la hija que
Samuel todavía desconocía. Lola le había contado lo de Irene. Debía mantenerla en
secreto y no decirle a Samuel bajo ninguna circunstancia.

"Samuel, ahora te toca a tí probar la miseria que sufrí hace años. Estoy deseando ver
cómo reaccionarías. Jajajajaja" Estaba ansioso por ver la reacción de Samuel cuando
descubriera la verdad.
Capítulo 178 Cuida bien de tus rinones.
Samuel pensó que Jorge solo estaba bromeando. Pensó que estaba refiriendo a que
Luna lo había dejado por cuatro años, tal como lo hizo Lola. "¿Qué quieres que haga?
Bueno, puedes contarme cuál es tu secreto para recuperar a Lola''. Después de todo lo
que habían pasado, Jorge todavía pudo recuperar a Lola. Jorge sabía cómo hacerlo. De
hecho, era un hombre ingenioso.

"Bueno, es muy simple, soy un hombre perseverante, duro y nunca me rindo''. Jorge
estaba diciendo la verdad. Realmente no era bueno persiguiendo chicas.

Era probable que Lola finalmente cediera debido a su perseverancia.

¿Duro? ¿Perseverante? Samuel recordó algo que Luna había dicho esa mañana. "¿Cómo
puedes ser tan terco?".

Sí, lo era. Tanto que la persiguió hasta América. Pero ella no había mostrado ningún
interés en la reconciliación hasta ahora.

"Bueno. No olvides lo que te dije y comienza a implementarlo lo antes posible. Estoy


ocupado e intento encontrar al autor intelectual que le tramó el secuestro''. Cada vez
que Samuel pensaba en la seguridad de Luna, la idea de traerla de regreso al País C se
volvía más firme en su cabeza.

¿El autor intelectual? Jorge recordó que su exnovia era la causante de todo entre él y
Lola.

"Debes mantener los ojos bien abiertos con las personas que te rodean. Luna es muy
simple e inocente, igual que Lola. No causará problemas. Cuidado con las personas que
te rodean''. La que planeó todo podría ser Emma o Catalina. Era muy posible.

Samuel comenzó a pensar profundamente después de escuchar a Jorge.

Había investigado a casi todos, a excepción de una mujer en particular.

"Bueno. Lo haré ahora mismo''.

Después de colgar el teléfono, Samuel miró su lista de contactos y llamó a alguien:


"Concentra la investigación en Catalina Gu''.
"Investiga todo sobre ella desde hace cuatro años. ¡Absolutamente todo!''.

"No hay problema. Le pediré a mi secretaria que le envíe el dinero''.

"No, gracias. Disculpa por la molestia''.

Después de terminar la llamada, Samuel se sentó en el sofá y pensó en los movimientos


de Catalina. En apariencia estaba fuera de cualquier sospecha, pero no estaba
convencido.

Eran casi las siete de la tarde cuando Samuel apagó su teléfono y entró en el dormitorio.

Iba a darle un beso apasionado a su bella durmiente para despertarla.

"Luna... Luna... Cariño...". Samuel le frotó la nariz. Luna tuvo que despertarse.

"Samuel. Tú... ¡Otra vez! ¿Cómo puede ser que todavía estás aquí?" Su voz un poco
ronca le recordó a Samuel lo que había hecho esa tarde.

Sonrió disimuladamente y respondió. "Levántate. Vamos a cenar". No era necesario


pedirle a Luna que cocinara algo porque eran casi las siete de la tarde. Pensó que podría
aguantar y le daría la oportunidad de cocinarle más tarde.

Luna se movió y le dijo a ese hombre sentado en el borde de la cama casi con un
gruñido: "No quiero ir a cenar”. Solo quería dormir durante tres días seguidas para
descansar de tanto cansancio, este hombre la agotaba. Pero después de negociar un
rato, Samuel la sacó de la cama. Luna salió del apartamento a regañadientes.

Encendió su teléfono después de entrar en el Aston Martin. Recibió muchas


notificaciones de mensajes y llamadas, una tras otra.

Había tantos que realmente sorprendieron a Luna.

La mayoría de las llamadas eran de Edén Y el resto de su abuela, patrocinadores y


reporteros.

Recibió más de cien mensajes nuevos. ¿Qué estaba pasando?

Su primera reacción fue iniciar sesión en Twitter y descubrir cuáles eran los temas más
buscados.
Cuando vio las palabras en un color rojo brillante, su corazón comenzó a latir más
rápido. Samuel y Luna.

Cada búsqueda que hacía con sus nombres estaba relacionada con los temas más
candentes.

Miró de reojo a Samuel que estaba concentrado en la conducción y supo que lo que
había sucedido en el supermercado por la mañana ya estaba en las redes sociales.
Estaba por todo Twitter.

"¡Maldición! ¡Eres diabólico! Solo te gusta causar problemas, ¿verdad?". Sabía que
Samuel publicó intencionalmente la foto de ellos besándose en el auto y en el
supermercado. "Quise contarles a todos claramente que estamos juntos. ¿Por qué no?".
Samuel entendió de lo que estaba hablando y respondió sin preocupación. ¿Contarles a
todos claramente?

“¡No estamos juntos! Por favor, vuelve al País C después de esta cena de despedida".
Miró con mucha irritación las fotos que habían tomado los periodistas supermercado.
Estaban besándose tomados de la mano íntimamente y parecía que se querían mucho.

Antes de que Samuel viniera a Estados Unidos, ella tenía un bajo perfil en las noticias.
Ahora que estaba aquí, esto era una prueba innegable que se presentaba para que
todos la vieran. "Bien. ¿Por qué te molesta que nos hayan tomado las fotos juntos?".
Preguntó con suavidad.

Luna abrió la boca como si fuera a protestar. Pero pensó que era inútil.

De todos modos, el hombre parecía que se quedaría en su casa esta noche y no se iría.

"No, no, no. Lo contrario, es un placer tomarse fotos con usted, señor abogado”. Para
evitar el acoso de Samuel, Luna optó por no decirle la verdad.

Como era de esperar, el hombre se mostró satisfecho con la respuesta y dijo: "Bien.
Déjame complacerte mejor esta noche”.

Sin poder hacer nada, Luna se apoyó contra la ventana con las manos en la frente.
"Señor Shao, ¿no crees que los tratamientos son muy costosas?" Preguntó seriamente
después de mucho tiempo.

“¿Cómo dices?". Estaba sumido en sus pensamientos.


"Oh, no... Está bien. Toma viagra tantas veces como lo necesites. Vas a estar bien. Solo
cuida tus riñones." Le dijo Luna.

¿Este hombre pedía tanto en la cama que pensó que había tomado viagra? “Ja, ja...
Gracias por tu elogio". Samuel le dijo con orgullo.

¿Qué hombre tan descarado que era? Luna lo miró y siguió observando su perfil de
Twitter. "Toma viagra tanto como necesites. Luego te arrepentirás de tu impotencia",
dijo Luna en voz baja.

...

Lo dijo por lo bajo pero Samuel lo escuchó claramente.

¿Impotencia?

"Eso no iba a suceder''.

...

'Te lo demostraré más tarde de lo equivocada que estás, te arrepentirás de estas


palabras', se dijo a sí mismo.

Samuel encontró un restaurante que se especializaba en servir gachas después de un


largo viaje, pero solo pidió preparado de mijo y verduras suaves para Luna. Al ver lo que
pidió, ella protestó inmediatamente.

"¡Odio las gachas de mijo! Pediré pescado estofado en salsa marrón y pollo con vino
tinto...''. Señaló dos platos de carne en el menú y le dijo al camarero.

"No. Comeremos los platos que pedí y por favor, prepare dos porciones''. Samuel tomó
a Luna de la mano y le dijo al camarero.

"Sí, señor. Volveré con su pedido en unos minutos''.

"¡Oye! ¿Por qué eres tan malo?". Le dijo Luna. Rechinó los dientes de la furia de manera
involuntaria.

Samuel puso el agua frente a ella, miró expectante a la niña insatisfecha y le dijo:
"Puedes pedir lo que quieras después de que dejes de consumir alcohol y te hayas
curado' de estómago".
Recordó que la llevaron al hospital porque tenía dolor de estómago y Luna se calmó un
poco. 'Pero tú tienes la culpa'. Murmuró para sí misma.

"Eso ya veremos''. Luna dijo esas palabras, que aunque eran vagas, tenían un significado
claro. Todo dependía si Samuel se comportaba.
Capítulo 179 Adrian se va a casar
Si Samuel se comportaba, no estaría enojada y ciertamente bebería menos.

Si no lo hiciera, el alcohol sería una necesidad. A veces, bebía un poco para


adormecerse.

El hombre que estaba frente a ella no pensaba de esa manera. Las palabras "eso ya
veremos" significaban para él que dependía de la situación en ese momento.

"Si no te comportas, haré las cosas que te dije''.

¿Qué? La mujer lo miró desconcertada y se sintió confundida. Amenazó con hacer


muchas cosas y Luna no sabía a cuál se refería ahora.

"Haré que tu carrera en la industria del entretenimiento termine''. Le advirtió y no había


ningún indicio de broma en sus ojos.

...

"Yo...''.

"¡Luna!". Una voz los interrumpió y rompió la tensión entre ellos.

Por culpa de Samuel, ni siquiera se había puesto algo para cubrirse o gafas antes de salir
del apartamento. No era de extrañar que alguien la reconociera. Pero la voz sonaba muy
familiar.

Cuando levantó la vista, los ojos de Luna se agrandaron mientras que los de Samuel, se
oscurecieron.

"¡Adrián!". ¡Qué casualidad! Luna se levantó de la silla con entusiasmo al ver a su viejo
amigo. El mundo ciertamente era un pañuelo.

Luna y Adrián se abrazaron alegremente y Samuel simplemente le dio la mano.

"Estoy en América desde hace dos años''. Adrián sonrió y le explicó.

Por la sonrisa de Adrián, percibió a una persona diferente. Era una expresión brillante y
su cara irradiaba alegría y calma.
Samuel tomó la mano que Luna tenía apoyada sobre la mesa. Luna no pudo evitar mirar
hacia el lado de Samuel y encontró sus ojos una mirada con desagrado.

Luna sacó su mano de Samuel y le sonrió a Adrián: "También estoy aquí desde hace dos
años''.

"Lo sé''. Adrián captó cada detalle de lo que estaba sucediendo, pero su expresión se
mantuvo firme.

"¿Estás solo aquí?". Los ojos de Samuel estaban llenos de ira. Luna tuvo que pensar en
cada palabra antes de decirlo.

Adrián sonrió y sacudió la cabeza de lado a lado. En ese momento, un hombre alto y
rubio se acercó a él.

Le habló e hizo que los ojos de Luna se ensancharan conmocionada.

“Querido, ya pagué la cuenta, vámonos". Miró a Adrián y al hombre rubicundo, quien


tenía los ojos exóticos que estaban claramente llenos de amor y afecto” Entendió esa
expresión porque a veces Samuel la miraba así.

"No te apures Alan, déjame presentarte. Esta es mi amiga Luna y este es su... esposo
Samuel…..El señor Shao". Cuando lo presentó a Samuel, Adrián dudó un poco, pero aun
así lo presentó como el esposo de Luna.

“¿Cómo estás? Encantado de conocerte". El hombre extranjero era amigable y le dio un


abrazo a Luna.

Luego le dio la mano a Samuel.

"Luna, señor Shao, este es mi novio. Su nombre es Alan' Dijo Adrián.

“¡Cóm... Cómo!” Después de escuchar la presentación de Adrián, Luna se atragantó con


su saliva.

Samuel también se sorprendió, pero rápidamente recuperó la compostura con una


sonrisa de satisfacción en su rostro.

Miró a Luna que tosía y le dio un vaso de agua: “¡Querida, bebe un poco de agua, te
sentirás mejor"
Todavía estaba sorprendida por la noticia que Adrián acababa de decirles y no escuchó
las palabras de Samuel. Se sintió mucho mejor después de beber un poco de agua.

"Adrián... Yo... Trataba de asegurarse de que no había oído mal”.

Una emoción inexplicable apareció en los ojos de Adrián, pero se desvaneció


rápidamente. Asintió y tomó la mano de Alan. "Sí, Luna, nuestra boda será en
noviembre y te enviaré los detalles si quieres venir”.

A causa de Luna, por unos años Adrián sufrió mucho, luego comenzó a tener otros
sentimientos en su corazón. Ya no creía en las mujeres y en el amor.

Luna desapareció durante dos años. Para deshacerse de todos esos pensamientos y de
ella, Adrián vendió su compañía y vino a América solo.

Cuando comenzó a montar su nueva compañía, conoció a Alan, que era el presidente de
una empresa que cooperó con él. Alan sintió algo por él y consiguió a perseguirlo,
después de mucho esfuerzo, Adrián comenzó a creer en el amor otra vez y los dos se
unieron.

La homosexualidad era común en el extranjero. Muchos amantes se casaban y otros a


su alrededor apoyaban su nueva unión.

“Bueno... Entonces... Te deseo toda la felicidad”

Luna era incoherente y no sabía qué decir. Su mente estaba hecha un desastre en ese
momento.

“Gracias. Tenemos que irnos. Luna, señor Shao, adiós". Los cuatro se dieron la mano y
se despidieron.

Miró a Adrián de la mano de Alan, Luna se volvió a sentar en su silla y comenzó a


meditar en lo que acababa de suceder.

Adrián... se iba a casar con un hombre.

Todavía estaba perdida en sus pensamientos, incluso cuando trajeron los platos. Samuel
la miró mientras el camarero colocaba la comida en la mesa.

Dos minutos después.


"¡Suficiente! ¡Basta de pensar!'. Adrián ya se había ido hace largo rato, pero Luna
todavía estaba aturdida. Samuel la regresó a la realidad con su voz resonante.

Colocaron frente a ella un delicioso tazón de gachas de mijo y algunos platos. Luna
volvió en sí

Sintió que estaba en un sueño, trató de confirmarlo y le preguntó a Samuel:


“¿Acabamos de ver a Adrián?".

Tomó un trago de sopa y dijo: "Sí, él y su novio se van a casar”.

No fue un sueño. Ella tomó la cuchara y comenzó a comer a sopa con la mente ausente.

“Luna". Samuel interrumpió su pensamiento otra vez.

“¿Sí?". La mujer dejó de comer. Miró a Samuel y notó que estaba muy enojado.

'¿Estaba molesto? ¿Por qué? pensó la mujer.

"De ahora en adelante, no debes pensar en ningún otro hombre. Sólo en mí,
¿entendido?". Samuel se Inclinó hacia adelante, se acercó hacia a ella y le pellizcó
barbilla con delicadeza”.

"Vale, está bien, está bien''. ¡Basta de pensar, basta de pensar! Samuel casi la besó.
Luna intentó recordarlo: 'nunca debería pensar en otro hombre en presencia de Samuel
o estaría en problemas'.

El hombre se mostró satisfecho y soltó la mano. Luego comenzó a comer.

'Las mujeres son tan problemáticas', pensó Samuel mientras comía un poco más de esas
deliciosas sopita.

"No quiero este plato con mijo, Samuel. No me gusta. Prefiero la de trigo o de calabaza''.

"Termina esto primero''.

"¡No! Odio este plato a base de mijo. Si no me pides lo que quiero, no voy a comer
nada''. Luna tiró la cuchara en el tazón y la golpeó ruidosamente. Se miraron el uno al
otro con rebeldía.

¡Simplemente no quería comer sopa de mijo!


Medio minuto después, Samuel llamó al camarero: "Por favor, otro de trigo y puré de
calabaza''.

"Sí señor, por favor, espere un momento''.

Luna dejó de fruncir el ceño y empujó con mucha felicidad la sopa de mijo a un lado y
esperó su plato de trigo y puré de calabaza.

Samuel terminó su porción de sopa de mijo en pocos minutos.

Esto la sorprendió. Samuel incluso comió sus sobras.

Más tarde, Luna fue al baño y aprovechó la oportunidad para llamar a la mansión. Luego
habló con su hija durante diez minutos.
Capítulo 180 ¿Y si ella fuera la hija que tanto has anhelado?
"Está bien mami. Haz lo que tengas que hacer. No hay problema por mí". Ire llevaba un
pijama color rosa, se sentó en el sofá con su juguete de totoro y consoló a Luna, quien la
echaba mucho de menos.

"Bueno, regresaré contigo tan pronto como termine mi trabajo". Su Ire era tan dulce
que los ojos de Luna se humedecieron de emoción.

Justo cuando Samuel pensó que Luna había huido de nuevo, ella regresó a su mesa. Sin
embargo, sus ojos estaban llorosos.

"¿Por qué estás llorando?". Luna tomó asiento y las primeras palabras de Samuel la
sorprendieron.

Ella tocó su rostro con calma, "¿Llorando? ¿Estaba llorando?". Ella sólo había derramado
una pequeña gota de lágrima, ¿era tan obvio?

Samuel la miró profundamente, pero decidió no seguir con el asunto.

Cuando terminaron de comer, pagaron la cuenta y se fueron del restaurante.

En lugar de regresar deprisa a su apartamento, caminaron por la calle tomados de la


mano.

Luna no se dio cuenta de que iban de la mano porque aún seguía pensando en Adrián.

De repente, miró al hombre astutamente y dijo: "Samuel, ¿quién crees que sea el
esposo entre Adrián y Alan?, ¿y quién es la esposa?"

... Samuel miró a la traviesa Luna muy detenidamente. Tomándola en sus brazos, él puso
un brazo alrededor de su cintura y la acercó a él. "Ellos no me interesan. Sólo me
importa nosotros. Yo soy el que está arriba y tú la que está abajo. Eso es suficiente".

Samuel controlaba las manos de Luna. Continuó coqueteando con ella, "Si alguna vez
quieres estar arriba, no tengo ningún problema".

...

La cara de Luna se sonrojó al instante y Samuel aprovechó la oportunidad para besarla.


"Mi Luna, ¡eres tan atractiva que no solo quiero comer contigo, quiero comerte todos
los día!".

Samuel la besó intensamente evitando que ella se negara.

Un grupo de jóvenes que iban en patinetes vieron a la pareja besándose y comenzaron a


silbar alegremente.

Después de un largo rato, sus labios se separaron. Luna dio un ligero respiro mientras
sus manos estaban en el cuello de Samuel. Recargada en él para apoyar sus débiles
piernas, Luna vio a Samuel y sonriendo con satisfacción dijo: "Samuel, ¿tus otras
mujeres saben que eres tan lujurioso?".

La abrazó de nuevo presionándola firmemente contra su cuerpo. En ese momento, él


sólo quería fundirse con ella y que fueran uno solo.

Samuel captó la fragancia de su cabello, "Nunca ha habido otra mujer, Luna, eres mi
única mujer”.

'Nunca ha habido otra mujer, Luna, eres mi única mujer...' Esas palabras se propagaron
en la mente de Luna, haciendo que su cabeza diera vueltas.

“Si soy tu mujer... ¿Podrías confiar en mí?”. Ella lo empujó suavemente y lo miró a los
ojos.

Samuel asintió afirmativamente: "No me importa lo que hagas, siempre y cuando tengas
pruebas". Él sabía a lo que ella se refería.

Luna escuchó sus palabras y no pudo evitar mirarlo con enojo. ¿Esta era la confianza a la
que se refiere? "Pero eso no es el verdadero significado de confianza, ¿o sí? Debes
confiar en mí sin importar si tengo pruebas o no, ¿Para qué necesito tu confianza si
tuviera las pruebas?", ella dijo y se dio la vuelta, dejándolo parado ahí solo.

Quedando detrás de ella, Samuel se rascó la cabeza con frustración. No tenía idea de
por qué su estado de ánimo cambiaba tan repentinamente. Ella estaba feliz y de un
momento a otro se enojaba y se alejaba, sólo por unas simples palabras o declaraciones
que él decía.

"¡Luna!", él caminó hacia ella y le tomó la muñeca.


Luna no se movió, simplemente se quedó parada sin pelear ni forcejear. Ella sólo lo miró
sin ninguna expresión en su rostro.

“¿Sabes el propósito de mi venida a América?”, Samuel puso las manos sobre los
hombros de ella y la miró a los ojos.

Luna tenía unos ojos hermosos y negros brillantes, y sus pestañas eran tan largas como
las alas de un ángel.

Luna respondió fríamente: “¡Estás aquí para acostarte conmigo!”.

Samuel se quedó perplejo y no pudo evitar reírse. Se acostaba con ella porque sentía
algo especial por ella y el deseo de tenerla era tan fuerte que por eso vino a estar a su
lado.

Catalina se le insinuó muchas veces pero él nunca se acostó con ella. Luna era una chica
graciosa.

“Siempre tendrás un lugar especial en mi corazón, hoy, mañana y siempre. Así que,
Luna, volvamos a estar juntos". Él le propuso que se reconciliaran porque ya no quería
que se estuvieran extrañando el uno al otro de nuevo.

El anhela estar con ella para siempre.

"Así que, Luna, vuelve conmigo, ¡por favor!". Las palabras retumbaron en la cabeza de
Luna y las lágrimas empañaron sus ojos, cegándola por un momento. No vio el serio
rostro de Samuel hasta que las lágrimas rodaron por sus mejillas.

"No llores, mi amor", dijo Samuel y limpió las lágrimas de su cara.

Luna respiró profundamente y le preguntó con un enorme nudo en la garganta:


"Samuel, ¿no te sientes culpable por lo que pasó hace cuatro años?

“Por supuesto, sino no hubiera venido a América para recuperarte", contesto Samuel.
No mucho después de que ella ingresara a la sala de operaciones hace cuatro años, él lo
lamentó, pero ya era demasiado tarde.

Sabiendo que ella lo odiaba, él la persiguió a pesar de todo.

Samuel miró a la pequeña mujer llena de lágrimas. Si él pudiera, estaría dispuesto a


soportar el dolor por ella.
"No sirve de nada llorar sobre lo que ya pasó, el bebé ya no está, Samuel. ¿No querías
una hija? ¡Tal vez ella era la hija que tanto has anhelado!”.

Las palabras de Luna tenían un significado más profundo, pero Samuel sólo pensaba que
ella lo estaba culpando.

Luna apartó los brazos de Samuel y se secó las lágrimas de su cara. Con énfasis en cada
palabra, ella dijo: “¿Sabes lo que más odio de ti? No es que hayas querido que abortara.
Sino el hecho que te dije que no fui violada por ningún hombre pero no me creíste en
absoluto. Samuel, te estaba diciendo la verdad. Lo juro”.

La seriedad en los ojos de Luna sorprendió profundamente a Samuel

Él se acercó a ella y le puso las manos en la cintura y la abrazó de nuevo. ¿Realmente


había juzgado mal lo que pasó?

Si su opinión era totalmente equivocada, entonces había cometido un error que nunca
podría reparar.

El corazón de Samuel le comenzó a doler en cuanto recordó la imagen de Chuck sacando


la bandeja al salir de la sala de operaciones, hacía cuatro años.

"Samuel, solías decirme que me amabas... Pero..." La voz de Luna se ahogó en llanto.
¡Qué feliz era Luna en aquel entonces!

Antes de que Samuel pudiera hablar, Luna agarró su traje y se quejó amargamente:
"¿Por qué dices que me amas? ¿Sabes lo que realmente es el amor? ¿Cómo puede
haber amor si no hay confianza?"

"..."

"Samuel, tú no me amas en absoluto. No hay necesidad de que volvamos a estar juntos


si no me amas, ¿no crees?".

Ella se sentía desdichada y Samuel sentía lo mismo, "Luna, lo siento mucho". Se disculpó
profundamente.

"¿Estás arrepentido? ¿Podrías resucitar a nuestro bebé con tus disculpas? Samuel,
realmente envidio a Emma. El tipo de amor que tuviste o tienes por Emma es un amor
verdadero. Cuando me casé contigo, creíste todo lo que ella decía. Aunque yo no había
hecho nada, mientras ella lo dijera, tú la creías, eso era el amor verdadero, Samuel..."

En el momento que miraba a la mujer llorando en sus brazos, Samuel finalmente se dio
cuenta de lo que había hecho.

Entre Emma y Luna, ¿quién era la mujer que realmente merecía su plena y total
confianza? Después de todo lo que había sucedido, él sabía la respuesta sin duda
alguna.
Capítulo 181 No quiero ser un monje
Después de un momento, Luna se limpió las lágrimas de la cara y se alejó de Samuel,
"Ahora estoy bien, y planeo tener una vida mejor para mí misma. Así que quiero que te
vayas y nunca vuelvas a buscarme otra vez". Liberada del escepticismo de Samuel, o de
cualquier otro, Luna finalmente podría vivir una vida feliz.

'¿Dijo que no quiere que la moleste?', murmuró Samuel. En ese momento, Samuel sintió
un dolor en su corazón de nuevo.

"Samuel, por favor, sólo déjame en paz. Será mejor para los dos no volvernos a ver".
Luna estaba realmente cansada de su desconfianza.

Samuel miró a su alrededor y vio un banco cerca de donde ellos estaban. Tomó a Luna
por el brazo y la llevó hacia ahí.

Él se sentó primero y luego hizo que Luna se sentara sobre sus piernas. Recargo la
cabeza de ella sobre su hombro, "Luna, estamos destinados a estar juntos. Eso es algo
que no puedes negar". Sintiéndose culpable, acarició su largo cabello negro. Se sentía
tan sedoso y suave, se preguntaba qué producto utilizaba esta mujer.

Al escuchar esto, Luna lloró aún más y lo golpeó en el pecho

"No, estás loco. Te odio Samuel No quiero estar más contigo". Se sintió afortunada de
haber huido con Daisy y haber tenido a Irene.

Ella amaba a su pequeña Ire más que a nada en este mundo, más que a su propia vida.

Samuel tomó a Luna por las mejillas y la besó en la boca, "Lo siento, Luna". En ese
momento, Samuel juró nunca volver a desconfiar de Luna.

"¡Nunca te voy a perdonar!" Luna se soltó de sus brazos y se levantó.

Pero Samuel la detuvo antes de que pudiera dar un paso adelante.

"Luna, tú eras la que había ido detrás de mí, ¿recuerdas? Ahora déjame ser yo el que te
conquiste, ¿de acuerdo?"

"¡Ni lo menciones! Fui una tonta". El costoso traje de Samuel estaba manchado con las
lágrimas de Luna.
Él sonrió con amargura y le dijo convencido a Luna: "No fuiste ninguna tonta. Me hiciste
el hombre más afortunado del mundo".

"Bueno, eso es cierto." Con las disculpas, el compromiso y las dulces palabras de
Samuel, la atmósfera entre ellos se hizo más ligera, pero Luna aún sollozaba como una
niña.

A lo lejos, parecían una pareja enamorada que se susurraba el uno con el otro.

"De hecho, justo ahora mismo soy el hombre más afortunado. Luna, ¿me perdonas esta
vez?" Samuel puso su cabeza contra la de ella. Su corazón se llenó de amor.

“¿Debo perdonarlo? Luna estaba confundida. Todo depende de cómo me trates de


ahora en adelante Solo podía darle esta respuesta por ahora porque temía que Samuel
la decepcionara nuevamente."

Seré el mejor hombre del Mundo contigo Mientras él le decía estas palabras, le besó el
lóbulo de su oreja.

Luna se levantó de un salto: "Samuel, ten cuidado con lo que haces, ¡deja de tomarme el
pelo!" La mujer miró al hombre que tenía frente a ella.

"Ven aquí.”

"No. ¡Necesítanos establecer algunas reglas básicas!" Luna se dio la vuelta y se alejó,
pero pronto escuchó los pasos de Samuel siguiéndola. Ella aceleró sus pasos, no
queriendo caminar junto a él.

Sin embargo, los pasos que la seguían también se aceleraron y ambos comenzaron a
trotar.

Samuel dio dos zancadas y la abrazó por detrás.

"Está bien entonces, vamos a establecer reglas". Él estaba dispuesto a hacer lo que ella
le pidiera.

Al escucharlo, Luna se volvió y lo miró: "Primero, no me toques sin mi consentimiento”.

"Pero, no quiero ser un monje". Dijo él, haciendo pucheros y fingiendo tristeza.

“Bueno, no hay nada que discutir".


"Ey, espera un segundo. Dijiste que soy un hombre lujurioso. Si no me comporto como
tal, entonces, ¿cómo podré estar contigo?" Samuel temía que ella realmente lo
convirtiera en una regla, por lo que quería disuadirla de una manera simple.

"Sólo responde, ¿sí o no?" Ella no se dejaría engañar de nuevo.

Mirando a la mujer obstinada, Samuel cambió su semblante. Pensó que debía retomar
su dominio.

"Luna, ¿no quieres ver a tu hijo?" '¡Qué patético soy!' Samuel pensó para sí, ¿por qué
tenía que vender a su hijo a cambio del amor?

Samuel sostuvo a la mujer entre sus brazos y se dirigieron hacia su auto. "Por supuesto
que sí." Ella respondió con firmeza ya que amaba a sus dos hijos por igual.

"Entonces olvida la primera regla y te dejaré ver a tu hijo". Sería simplemente reuniones
acordadas entre madre e hijo.

Él no sacrificaría nada ya que pensó que de esta manera aprovecharía para tener a Luna
cerca.

Era una oferta tentadora, pero Luna sabía que tendría que complacer todas sus
demandas. Luna lo pensó detenidamente. Finalmente, ella aceptó lo acordado, pero
solo lo hizo por Gerardo.

"Segunda regla, no vengas a Estados Unidos a verme sin mi consentimiento". Tal vez
cuando Luna estuviera de buen humor, le diera un gusto.

"No tengo problema alguno con eso”.

Samuel estaba bastante seguro de que Luna regresaría a País C debido a la tentativa
oferta de Jorge y porque Gerardo necesitaba estar bajo el cuidado de su madre.

Ella no dijo nada de no verse en País C sin su consentimiento, solo dijo los Estados
Unidos.

Ambos se vieron inmersos en sus pensamientos. Era obvio que uno de ellos estaba
ganando esta guerra de negociaciones.

Cuando se acercaron al auto, Samuel abrió la puerta. Cuando ella entró en el coche, él le
colocó el cinturón de seguridad.
Una vez que el auto arrancó, Luna planteo su tercera regla, "La tercera regla, no puedes
tocar en público sin mi consentimiento”.

Al verla de reojo, Samuel supo que lo que ella quería era mantenerlo lejos.

Se hizo un silencio entre ellos, lo que hizo que Luna pensara si lo que pedía era
demasiado, ya que estas tres reglas eran para que no se acercara a ella.

Mientras ella consideraba si debía hacer algunos cambios a las reglas, Samuel dijo: "Ya
veremos".

...

En un instante, el sentimiento de culpa en el corazón de Luna desapareció.

Mientras esperaban en un semáforo en rojo, Samuel miró a Luna y cómo ella ponía los
ojos en blanco, la tomó desprevenida y la besó.

"Sam... Sam..." Luna estaba tan enojada que no podía terminar de pronunciar su
nombre

"¡Concéntrate en la conducción! ¡Viejo descarado! "

¿Viejo? ¿Descarado? Samuel enarcó las cejas, "¿Luna, acabas de decirme viejo?" Justo el
mes pasado alguien le preguntó si tenía 25 años.

"Tienes más de treinta. Por supuesto que eres viejo. Qué hombre tan desvergonzado,
pretendiendo fingir ser más joven".

Luna vio que había comenzado a llover, algo que la hizo ponerse sentimental.

Ella no sabía si lo que dijo funcionaría, ya que Samuel no logró aligerar su descontento a
pesar de su arrepentimiento y sus dulces palabras.

Sin embargo, si Samuel quisiera volver con ella, no tendrá que pasar por alto lo que ella
sentía.

Estaba convencida de que si Samuel la volviera a tratar como lo hacía antes, lo va a dejar
de forma definitiva.

Cuando llegaron al apartamento, Samuel tomó a Luna entre sus brazos y la cubrió con
su abrigo.
Capítulo 182 Chef Shao
Después de entrar en su apartamento, Luna inició una videollamada con su hijo.
Milanda sonrió de oreja a oreja cuando vio a Samuel en la pantalla.

"Mamá, os extraño a ti y a mi hermanita. ¿Cuándo os podré ver de nuevo?" Gerardo,


molesto por no haberlas visto en mucho tiempo, notó que su madre le estaba guiñando
un ojo como señal. Fue entonces que se percató de que había mencionado a su
hermana delante de Samuel.

Samuel escuchó a Gerardo hablar de su hermana mientras salía de la ducha y se estaba


poniendo la bata de baño. Desconcertado, el hombre miró a Luna, quien estaba dándole
la espalda mientras hacía la videollamada.

Cuando se acercó a ella, Samuel escuchó a Gerardo decir a propósito: "La hija de Lola es
muy linda. Mamá, ¿puede venir conmigo a América en el próximo viaje?"

Luna escuchó a Samuel detenerse después de que Gerardo dijera estas palabras.
Finalmente ella dio un suspiro de alivio.

"Por supuesto que puede." Si la hubiera escuchado con mayor atención, hubiera notado
que le temblaba un poco la voz

Después de charlar por media hora finalizaron la videollamada. Pero Samuel estaba muy
callado, ni siquiera le había hablado a su hijo.

Luna estaba indignada por eso. Arrojó su teléfono a la mesita de noche y lo miró,
Samuel estaba jugando con su celular, de modo que gritó, "¡Samuel!"

"¡Dime, cariño!"

"¡No soy tu cariño. Tengo una pregunta que hacerte!" Como si estuvieran en un
interrogatorio, Luna se puso de pie junto a la cama, cruzando los brazos y con cara de
pocos amigos.

Samuel puso el teléfono a un lado y dejó que Luna se sentara junto a él, "Cariño, ¿qué
pasa?"
Ella decidió ignorar la forma en la que él la estaba llamando pues tenía algo más
importante que preguntarle.

"¿Gerardo no es tu hijo?"

Samuel se sorprendió al escuchar esta pregunta, porque la respuesta era obvia. Tuvo un
mal presentimiento en su corazón.

"Bésame. y entonces te lo diré". Él estaba más convencido que Luna de que Gerardo era
su hijo. No cabía duda alguna.

Ella perdió la calma debido a su actitud bromista, y le pellizcó la cara muy fuerte.

"¡Será mejor que te comportes!"

"Sí, señora. " El hombre movió deliberadamente su cuerpo un poco y se sentó de frente.
"Si descubro que no es mi hijo, ¡sabrás de lo que soy capaz!", dijo con tono amenazador.

"Por supuesto que no es tu hijo." Ella lo dijo apropósito para hacerle enfadar.

Samuel, enojado, se abalanzó sobre ella, presionando su cuerpo contra la de ella, sin
dejarle ninguna escapatoria.

"Entonces dame uno, un hijo propio".

Luna se puso nerviosa, mientras luchaba por zafarse las manos sobre su cabeza.
"Samuel, sabes que Gerardo sí es tu hijo. ¡Él es tu hijo! ¡Tu hijo!"

Se quitó de encima de ella con una sonrisa. Sin embargo, cuando Luna suspiró aliviada,
Samuel la tomó de la cintura y la puso encima de él. Entonces, ella se tumbó sobre el
cuerpo de él.

Luna se sonrojó cuando tocó los pectorales de Samuel por accidente. Estaba
sorprendida de que, a pesar de estar ocupado todos los días, podía dedicar un tiempo a
hacer ejercicio y tenía unos buenos músculos.

Satisfecho, Samuel miró a su mujer, cuyas pequeñas manos le frotaba el pecho


atontada, y él le preguntó: "¿Cómo se sienten? ¿Te gustan?"

Al escuchar esto, Luna se quitó las manos de inmediato como si se acabara de quemarse
con algo. "Déjame ir a tomar una ducha. Deberías ir a dormir."
Por poco había caído rendida ante sus nuevas habilidades de conquista.

Samuel mostró sus dientes blancos mientras sonreía, viendo la figura de Luna alejarse
de él.

Más tarde, Samuel la observó tomando los medicamentos y ambos se fueron a dormir.

Mientras se estaba quedando dormida, se preguntó por qué Samuel se había


comportado bien esta noche. Pero ella optó por no preguntarle para no hacerse ideas
raras.

A las 6 en punto sonó el despertador y Luna se sentó en la cama.

No quería volver a perderse la grabación del comercial, como pasó el día anterior.

Se levantó silenciosamente de la cama, pero Samuel abrió los ojos y también se levantó
al oírla.

Luna, un tanto extrañada, se cepilló los dientes y se limpió la cara con Samuel a su lado.
Luego, él la llevó a desayunar en su auto.

Y una vez que llegaron hasta el set y la vio entrar a su camerino, se fue.

Luna se quedó confundida mientras veía a Samuel alejarse. '¿Qué significaba todo esto?
¿Se ha convertido en mi guardaespaldas?'

Después de que Samuel dejó a Luna en el set, fue al lugar donde había quedado con un
chef. Había llamado antes para saber si el chef estaría disponible.

En seguida comenzó sus clases de cocina. Al mirar el humo negro, Samuel frunció el
entrecejo.

Pero Samuel realmente tenía un don para cocinar. Con tan solo tres días de aprendizaje,
ya podía cocinar muchos platillos deliciosos.

Luna había ido a su casa a ver a su hija. Sin embargo, cuando regresó al apartamento,
quedó asombrada por los platos que había sobre la mesa.

“¿Acaso hay un cocinero en el apartamento?" Quería saber si fue Samuel el que había
cocinado todo.
Por primera vez vio a Samuel llevar puesto un delantal blanco, lo que lo hacía parecer
todo un hombre casero.

Samuel sacudió la cabeza, sirvió el último plato, sopa de tofu picante, y lo puso sobre la
mesa.

Luna se quedó sin palabras al mirar los ocho platos y la sopa. "Samuel, ¿estás tratando
de alimentar a un cerdo?"

Era demasiada comida sólo para ellos dos.

"Luna, ¿cómo puedes decir eso? ¡Estos exquisitos platillos no son para alimentar a
cerdos!" Samuel se molestó un poco porque era la primera vez que cocinaba para ella.

Al ver cómo cambió la cara de Samuel, Luna, de inmediato, sostuvo sus brazos con una
sonrisa en su rostro, "Lo siento. Dígame, Chef Shao, ¿alimentaría a esta pobre muchacha
hambrienta?"

'Lo que dije fue un poco cruel. Después de todo, él debió haberse esforzado mucho.'
Pensó ella.

La cara de Samuel volvió a sonreír mientras ella se disculpó con una sonrisa: "Lávate las
manos, luego podremos comer".

Después de lavarse las manos, Luna comenzó a degustar la comida. Poco después, ella
exclamó entre bocados, "Oh, wow, muy sabrosa. Esto está increíble... ¿Qué truco
usaste? ¡Delicioso!"

Samuel se apoyó en la silla muy tranquilamente y con ojos de amor observó a Luna
mientras comía.

'Luna, te voy a recuperar', se juró para sí mismo.

En el set.

Luna acababa de terminar una sesión para un vídeo promocional. Su teléfono sonó
mientras se quitaba un par de aretes grandes frente al espejo.

Era Lola.
"Hola Lola". Contestó ella por teléfono rápidamente mientras observaba su rostro en el
espejo, que parecía estar un poco más regordete gracias al Chef Shao.

Luna se asombró por algo que Lola dijo: "¿Puedes pagarme tanto? Pero tan solo soy una
actriz nueva. ¿Seguro que no me estás tomando el pelo?".

"¿Es idea de Jorge? Pero, es que no puedo volver a país C. Irene me necesita aquí".

"Sé que es un buen contrato, pero..." Luna vaciló. De repente recordó que Samuel había
dicho que Gerardo podría ir a vivir con ella. Así que ahora tendría que cuidar a dos
niños, lo que aumentaría la presión económica sobre ella.

Sentados en el sofá, Lola repitió lo que su esposo le estaba diciendo a Luna mientras
estaba en los brazos de él.

"Luna, no puedes quedarte en América para siempre. Gerardo está en País C y tienes
dos hijos que mantener. Debes aprovechar esta oportunidad para ganar tanto dinero
como puedas. Además, no tienes a nadie que te apoye, excepto unos cuantos amigos. Si
vuelves, Daisy, Laura y yo podemos ayudarte a cuidar de Irene, mientras estés ocupada.
¿Qué dices?"
Capítulo 183 Anhelo por el Sr. Shao
El salario que Jorge le ofreció a Luna era muy tentador, mucho más remunerado que el
que la compañía estadounidense le estaba pagando. Sin mencionar que, además, el
pago de la filmación se pagaría aparte.

Luna, por supuesto, no tenía ni idea de lo que pasaba detrás de esto.

"Está bien, lo pensaré. Mi contrato termina dentro un mes". Ella aún tenía un mes para
pensárselo. Era demasiado pronto para decidir si aceptaba o no la oferta.

Al otro lado del teléfono, Lola jugaba con el botón dorado de la camisa que llevaba
puesta Jorge, "Regresa Luna. Todos te extrañamos mucho." Lola hacía todo lo posible
para persuadir a Luna. Pero sólo Luna tenía la última palabra

"Yo también los extraño. Gracias, Lola. Por favor, dile a Jorge que también estoy muy
agradecido con él". Las palabras de Lola reconfortaron su corazón. Durante su estancia
en América, casi no había hecho amigos, por lo que éstas palabras le hicieron sentir la
felicidad de la amistad una vez más.

"Ni lo menciones. Piénsalo. Te estamos esperando. Cuando vuelvas, haremos una gran
fiesta". Una vez más, las palabras de Lola la conmovieron.

Después de colgar el teléfono, Luna fue a ver a Irene y luego regresó al apartamento
como de costumbre.

Samuel estaba cocinando la cena cuando ella llegó. Estaba hambrienta y no podía
esperar a probar todos los platillos que Samuel había preparado para ella.

Por la noche, después de ducharse, se recostó en la cama y revisó su Twitter. Las fotos
de ella y Samuel en el Internet todavía atraían mucho la atención.

Muchos de sus fans le preguntaban en su Twitter si ella y Samuel estaban juntos otra
vez. Luna se sorprendió por estas preguntas y no sabía qué responder.

Inmersa en sus pensamientos, la puerta de la habitación se abrió y entró Samuel, quien


venía de haber finalizado una llamada telefónica.
Al ver a Luna jugando con su teléfono, se lo quitó y apagó la lámpara de la mesita de
noche. Luego, se acostó y la sostuvo en sus brazos.

El corazón de Luna brincaba de felicidad al tenerlo tan cerca. Últimamente, su estado de


ánimo era bueno, se sentía feliz desde que Samuel voló a su lado para estar con ella.

La oscuridad los envolvió mientras Samuel la besaba apasionadamente, la temperatura


de sus cuerpos comenzó a elevarse. Luna también le devolvió el beso.

"Luna". Le susurró Samuel al oído.

"¿Emm...?" Su respiración se había agitado, con sus dulces besos y caricias, y no tenía
idea de lo que él iba a decir.

Samuel detuvo lo que estaba haciendo: "Tengo el vuelo mañana".

Su estómago se anudó ante la inesperada noticia. Ella realmente se sintió triste por el
hecho de que él se tenía que ir.

Finalmente ella respondió con un "vale” después de un largo rato.

Poco después, la habitación se vio envuelta entre sus gemidos apasionados, ya que
ambos temían que pasara un largo tiempo antes de volver a estar juntos.

Al día siguiente, Luna no vio a Samuel irse. Ella se quedó en el estudio de grabación
mirando a los diminutos aviones en el cielo, preguntándose en cuál estaba él.

No estaba de ánimo para trabajar ese día, lo que afectó las tomas que habían filmado.
No cumplieron con la exigencia del director, así que postergó las grabaciones para el día
siguiente.

Esa noche, Luna se apresuró para ir a la casa. Cuando llegó, Irene estaba muy feliz
jugando con la hija de la niñera.

Cuando vio a mamá, corrió muy emocionada hacia ella: "Mami, te he echado mucho de
menos.

Tener a Irene entre sus brazos la hizo sentirse mucho mejor.


Ya era hora de acostarse. Luna llevó a dormir a pequeña y luego ella se acostó en la
cama. Sin poder dormir y aburrida, abrió su Twitter y revisó las publicaciones de Samuel,
de principio a fin.

Ella sabía que una vez que Samuel se fuera, era probable que no supiera nada de él
durante vanas semanas.

Tampoco se atrevió a volver al apartamento. Sin importar lo tarde que llegara de


trabajar, siempre iba a la casa y acurrucaba a su hija hasta que se quedara dormida.

El aroma de Samuel y sus dulces recuerdos estaban impregnados por todo el


apartamento. Luna no lo podría soportar

Samuel encontraba ocupado solucionando sus casos en País C, apenas tenía tiempo para
comer. Pero, después de cada caso, sin falta se tomaba un par de segundos para mirar
las imágenes de Luna en el Internet.

“¡Luna, eres muy hermosa!”.

Estas palabras venían a su mente cada vez que miraba las fotos de Luna.

El tiempo voló. Ya había pasado un mes desde que Samuel se fue y Luna llevaba una
vida pacífica desde entonces. A penas sabía de él, excepto cuando lo veía en las noticias.

En un bar.

Luna miraba con tristeza el vaso de whisky que tenía frente a ella. Recordó las palabras
que Samuel le dijo cuándo la tomó entre sus brazos la última vez que él estuvo en
América.

'Samuel, ¡eres un idiota! ¿Es con ésta actitud con la que me quieres reconquistar?'
Pensó Luna para sí misma.

De un sólo trago se bebió medio vaso mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Él
le habría impedido beber si tan sólo hubiera estado allí.

Sin embargo, él se encontraba a miles de kilómetros de distancia. A nadie más le


importaba que bebiera whisky de esa manera.

Terminó por emborracharse. Entonces sonó su teléfono.


Era Lola.

"Hola, Lola". Sintiéndose mareada, Luna apoyó la cabeza en sus manos y contestó la
llamada.

Al otro lado de la línea, Lola dijo encantada: 'Luna, tu contrato se termina en una
semana. ¿Ya tomaste una decisión?"

Lola se preocupó un poco de que Luna no le respondiera.

La primera persona que vino a la mente de Luna fue Samuel, se sorprendió a SI misma
por pensar en Samuel en este minuto.

Se preguntaba si Samuel no quería saber más de ella, después de haber venido aquí y
acostarse con ella.

Además, él era rico y exitoso. A muchas mujeres hermosas encantaría coquetear con él.
Seguro que debía estar rodeado de mujeres hermosas todo el tiempo.

Un arrebato de ira la invadió de tan sólo pensarlo. Así que simplemente respondió:
'¡Regresaré! Trabajaré en País C una vez que mi contrato haya terminado aquí”.

¡Samuel fue un idiota! Ella regresaría a País C para darle una tremenda paliza y
arruinarle sus planes de conquistar a mujeres guapas. Ese era su plan.

"Muy bien. Nos vemos en una semana. Y te invitaremos a cenar cuando llegues". Dijo
Lola sin pensarlo dos veces. Sus palabras hicieron que Luna se sintiera más animada.
¡Qué bien se sentía tener tan buenos amigos!

Todavía aturdida, Luna colgó el teléfono y trató de llamar a Edén.

Sin embargo, su estado de embriaguez hizo que su visión se volviera borrosa y apenas
podía ver con claridad las letras en la pantalla.

Club Storm en País C.

Lola colgó y miró con alegría a Samuel, quien estaba junto a Jorge, "Todo listo. Luna va a
regresar. Te he hecho un gran favor. Piensa en cómo me lo vas a agradecer, ¡Sr. Shao!”

Con una sonrisa en su rostro, Samuel llenó el vaso de Lola con cerveza, y luego volvió a
llenar el suyo, "Gracias, Lola. ¡Brindemos!".
Lola sostuvo su vaso y cuando estaba a punto de beber Jorge se lo quitó.

"Señor Shao, ¿pretendes emborrachar a mi esposa?"

Samuel ya se había terminado su cerveza.

"Relájate amigo. Si quisiera emborracharla, no le habría servido una cerveza". Samuel


miró a Jorge, que parecía muy molesto. Él apreciaba mucho a Lola.

"Está bien Jorge. Es solo un vaso de cerveza. ¡Hay que divertirnos y pasarla bien!" Dijo
ella mientras se estiraba para tomar el vaso de cerveza. Pero Jorge se lo bebió de un
solo trago antes de que ella pudiera alcanzar al vaso.

Jorge dejó el vaso vacío a un lado, y en seguida abrió dos botellas de un licor blanco, una
para él y la otra para Samuel.

"Señor Shao, veamos quién aguanta más tomando este licor".

Samuel tomó la botella y estaba preparado para aceptar el desafío. Justo entonces
recordó lo que le había prometido a Luna cuatro años atrás. Que cada vez que él
quisiera beber, se lo tendría que hacer saber primero.

"Espera un momento." Dejó la botella y sacó su teléfono del bolsillo.

En el preciso instante que él tomó el celular, el número de Luna apareció en la pantalla.


Ella lo estaba llamando también.

Samuel sonrió. Era como si tuvieran una conexión telepática.

"Hola, Edén. Ven a buscarme al club Hello. Este whisky me va a matar. Date prisa, o
estaré muerta, jaja..."

Samuel cambió de inmediato su expresión al escuchar la voz de Luna en estado de


ebriedad. Su sonrisa se desvaneció.
Capítulo 184 Arruinando Su Companía
Confundida, Lola se preguntó por qué la expresión facial de Samuel se había cambiado
tan repentinamente.

La mujer al otro lado del teléfono continuaba diciendo, "Edén, ¿por qué no hablas? Ven
para acá rápidamente. Ya he bebido una botella completa. Así que ven ahora
mismo...jajaja"

"Oye, ¿por qué crees que ese idiota de Samuel no me ha llamado? Debe haber estado
con otras chicas y se ha olvidado de mí. ¡Es un imbécil! Le haré pasar lo peor si lo vuelvo
a ver". Estas palabras sonaban en los oídos de Samuel, lo que lo hizo molestarse aún
más.

"¡Luna!"

Luna se quedó en blanco por un segundo, pensando que acababa de alucinar con esa
familiar voz. "¿Qué rayos?", era la voz de Samuel.

Entonces ella tiró un eructo, miró a su teléfono y se dio cuenta de que en verdad había
marcado el número de Samuel.

Rápidamente colgó el teléfono y trato de tranquilizarse.

Todo había sido culpa de Edén. Habían quedado que la recogería media hora más tarde
pero aún no había llegado. Su teléfono sonó justo cuando estaba a punto de llamar a
Edén. Al ver el identificador de llamadas, Luna se asustó y casi dejó caer el teléfono.

¡Santos cielos! Samuel no la dejaría escapar con tanta facilidad.

Luego borró inmediatamente la letra A delante del nombre de Samuel en la lista de


contactos. Había agregado una "A" para que quedara al principio de la lista, pero para su
desgracia, ese acto había sido un error terrible. Por algunas razones desconocidas, ella
comenzó a llorar.

Samuel la llamó una y otra vez, pero Luna rechazó todas las llamadas. Finalmente Edén
llegó al club.
Caminó tambaleante mientras Edén la sujetaba de su mano fuera del club. El teléfono
seguía sonando.

"¿Por qué era tan necio? ¿Por qué no podía dejar de llamar?".

A Luna le gustaba la canción 'Ran Across You' de su tono de llamada, de la cantante


popular Stephanie Sun, pero ahora estaba fastidiada de eso. El tono de su teléfono le
causaba nausia.

En el auto de Edén, Luna contestó el teléfono.

"Hola señor Shao". Su dulce voz calmó un poco la ira de Samuel.

“¿Edén pasó a buscarte?" Samuel le preguntó de inmediato. Ella escuchó y respondió:


"Sí, estoy con él. Gracias por preocuparte". Su suave voz le recordó a Samuel a la sencilla
Luna de hacía cuatro a nos.

“¿Por qué bebiste?" preguntó Samuel.

"Estaba de mal humor, eso es todo. Pero no esperaba que n-le hiciera sentir peor".
Sintiendo un dolor de cabeza venir, se frotó la frente, y mil y un pensamientos
invadieron su mente-

Un breve silencio se interpuso entre ellos. Samuel sabía que ella respondería con
honestidad en ese momento porque estaba totalmente borracha.

"Nunca intentes engañarme, o si no... " 'La ataría a su lado y la dejaría salir sola nunca
más', pensó Samuel.

"No señor. De hecho, ayer rechacé la invitación de un ejecutivo que me ofreció ir al


hotel con él", Luna se rió.

“¿Quién fue?", Samuel apretó los puños en señal de molestia.

Él había dado a conocer al público que Luna era suya. Y el pasado, fueron fotografiados
besándose y abrazándose, y ahora, ¿un tipo estaba tratando de coquetear con ella?
¿Cómo se atrevería? ¡Qué audacia la de él!

Samuel se sintió desafiado.


"David Du, el que tiene un negocio de ropa, ¿lo conoces? Y también estaba el señor Qin,
el señor Li, el señor... Todos me invitaron a salir, tal vez case con alguno de ellos algún
día, jeje…”, y Luna siguió riendo como una niña.

Mientras conducía, Edén miró a Luna con asombro. Estaba claro que su forma de pensar
estaba siendo afectada por el alcohol. Teniendo cuenta la posesividad de Samuel, tuvo
la sensación de que Luna estaba jugando con fuego.

De hecho, Luna había olvidado todo lo que dijo en el momento en que Samuel colgó
repentinamente.

Luna siguió gritando, l ' ¿Hola? ¿Hola? ¿Puedes escucharme, Samuel? ¡Imbécil!

Después de separarse de Lola y Jorge, Yang llevó a Samuel de regreso a su apartamento.

Dentro del estudio, Samuel seguía fumando, con las piernas cruzadas sobre la mesa.

Cuando terminó el quinto cigarrillo, marcó un número estadounidense y se comunicó en


un inglés fluido.

"Señor Bartoli, necesito que investigues a un tipo llamado David Du. Es el empresario de
una compañía de ropa en Estados Unidos”.

"Arruina su compañía si es posible".

"Gracias señor Bartoli”.

"De acuerdo, buenas noches”.

Después de colgar, comenzó a mirar por internet la lista de vuelos disponibles y reservó
el primero de la mañana para EE.UU.

Al día siguiente, Luna mandó a su hija a la guardería antes de ir al estudio de grabación.

Hoy ella iba a filmar una escena peligrosa, debía estar suspendida de un cable para
filmar un anuncio de súper heroína. No fue fácil, así que no terminaron de trabajar hasta
el mediodía.

El personal y los actores estaban demasiado molestos por la experiencia torturadora. La


desesperación creció entre ellos a medida que avanzaba el día.
Luna tenía que cooperar con un actor malhumorado, el hombre estaba siendo poco
profesional, Luna se enojó por las habilidades de actuación tan mediocres y de la cara
desvergonzada del actor.

Debieron haber repetido la escena como unas 50 veces, pero el director continuó
cortando las escenas para volverlas a repetir una y otra vez.

Finalmente, Luna se quitó la peluca y caminó hacia el actor insolente.

"Espera, espera... Luna, cálmate. Javier es agresivo". Una actriz la detuvo.

Javier parecía tener a alguien influyente que lo protegía. Esa era la razón por la que
incluso hasta el director se hacía de la vista gorda ante su terrible actuación.

Luna la miró tranquilamente y se paró frente al hombre. "Javier, ¿puedes dejar de jugar
con tu cabello y estar embobado. Recibe tus señales bien esta vez".

Justo en ese momento Javier se sentía provocado por los repetidas e interminables
tomas, al fin había encontrado a alguien con quien desahogarse.

"¿Quién rayos te crees que eres? ¡Ocúpate de tus propios asuntos!". Su expresión
asustó a todos los miembros del staff y actores.

Fingía ser un caballero, pero ahora su verdadera personalidad había sido expuesta.

Edén se apresuró a detener la guerra que estaba a punto de estallar. "¿Has oído hablar
de sus antecedentes y problemas de violencia?", le susurró al oído a Luna. "¿Estás
loca?".

Desesperada, Luna soltó la mano de Edén y gritó indignada, "Javier, hemos estado
filmando la misma escena como mil veces. ¿Sabes por qué?".

"¡Sí, lo sé y sugiero cambiar este director de segunda categoría!".

Las personas en la escena estaban estupefactas por la absurda petición que hizo Javier.
Capítulo 185 Luna, mi chica
"Disculpa, ¿qué dijiste? ¡Esto es una locura! ¡Tú eres el único problema aquí, a ver si te
enteras!" La voz de Luna sonó casi como un chillido, abrumada ante la insólita respuesta
de Javier.

Si había alguna duda sobre su arrebato violento, se disipó cuando Javier cerró su puño y
lo levantó directamente hacia el rostro de Luna.

Las personas que los estaban mirando entraron en pánico. Al ver un garrote cerca, Luna
se inclinó, lo recogió y golpeó su brazo con eso.

Como ella no era tan fuerte, Javier casi no sintió dolor.

Javier arrojó el garrote al suelo y trató de golpearla de nuevo. Estando en un punto


crítico, Edén se abalanzó y agarró el brazo del hombre enfurecido. "Cálmate, Javier. No
tienes porque hacer esto".

Pero Javier lo ignoró y lo empujó a un lado violentamente.

Cuando vio a Edén adolorido en el suelo, Luna se puso muy furiosa. "¡Javier, te has
pasado!" Ella no poseía las habilidades físicas para atacarlo, así que buscó algo para
defenderse.

Corrió a la mesa del equipo, agarró un tazón de agua y se lo lanzó directamente al rostro
antes de que el puño de Javier pudiera alcanzarla.

El director lanzó una mirada a los de seguridad para separarlos, pero Javier solo los
repelió bruscamente.

Una actriz india que estaba de pie a un lado gritó: "Luna, sólo discúlpate con Javier.
¡Ahora!".

Creyó que una disculpa detendría a este hombre, pero Luna no estaba dispuesta a dar
marcha atrás y rendirse ante patanes como él.

Preparándose para el golpe, Luna miró a Javier de forma despectiva. "¡Javier, eres un
perdedor! No estás cualificado para ser actor. Tu jefe debía estar ciego para reclutarte.
¡Das asco!"
Furioso, el hombre apuntó el palo directamente al rostro de Luna.

Le faltó muy poco para alcanzar a golpearla pero Luna pudo esquivarlo ágilmente.

¡Carajo! Era un fastidio que ella no supiera nada de kung-fu. Decidió que debía enviar a
Ire a clases de Taekwondo para que pudiera protegerse de todos los idiotas, igual que
Daisy.

"¡Oh, Dios mío! ¿Quién es ese?”, exclamó la gente.

"Mira lo rápido que está corriendo, a pesar de llevar zapatos de cuero".

“¿Qué está haciendo aquí con el ramo de rosas? Me suena mucho su cara".

Javier se preparó para atacar de nuevo, pero sus esfuerzos fueron contrarrestados por
el hombre que se acercó.

Cuando Luna levantó la vista, un ramo de flores voló hacia ella.

Al levantarse, vio al hombre que estaba luchando con Javier, Luna se quedó
boquiabierta. Samuel debía ser su superhéroe, parecía salvarla de los problemas cuando
lo necesitaba.

En ese punto, la exhibición de macho de Samuel quedó impresa para siempre en la


mente de Luna.

Después de estar en la inopia durante tres minutos y ver a Samuel y Javier rodar por el
suelo, una de las otras actrices exclamó: "Vamos, héroe, ¡dale una patada en el culo!"

"Quiero casarme contigo, i guapo!”, pregonó una actriz francesa con entusiasmo.

La actriz estadounidense que estaba de pie junto a ella intervino: "¡Vamos! Está
claramente defendiendo a Luna. No tienes ninguna oportunidad. "

“Luna, ¿es tu novio?" preguntó la actriz francesa acercándose a Luna, señalando a


Samuel que estaba enredado con Javier.

Admirando al irresistible Samuel, Luna estaba atónita y sorprendida.

'Samuel debe estar poseído por el espíritu de Spiderman. ¿Desde cuándo aprendió
kung-fu?' pensó para sí misma.
"Él. Él... uh..." Ni siquiera podía pronunciar una frase completa.

Samuel fue obteniendo ventaja en la pelea, aunque se enfrentaba a un rival fuerte.

Los vítores se elevaban a través de la multitud. Las mujeres extranjeras eran claramente
más directas. No podían contenerse.

“¡Héroe, te amol"

"¡Oh Dios mío! ¡Por favor, dame a este hombre l ¡Venga, ánimo! ¡Te queremos!"

Luna ya había tenido suficiente de los gritos y clamores que recibía Samuel. Se acordó
de un viejo refrán, 'uno no debe ser juzgado por su apariencia'. Samuel era un idiota.
¡punto!

El resultado de la pelea era claro. Los zapatos de cuero de Samuel todavía estaban
inmaculados.

“Pisoteó al derrotado Javier, jadeando: "Será mejor que te disculpes".

Con la cara hinchada, Jason protestó, "De ninguna manera. ¡Ella me desafió primero!"

Samuel levantó su puño y se burló, "Ella puede desafiar a quien quiera. Si no te


disculpas, entonces tendremos que resolver esto en el ring de boxeo".

¿Boxeo? No sabía boxear. Ni siquiera sabía kung-fu. Javier tembló de miedo.

Sacudió la cabeza. "No, no, no... Lo haré. Me disculparé".

Samuel retiró su pie. Javier luchó por levantarse, limpiándose la sangre de la boca.
Caminó hacia Luna y con los dientes apretados dijo: "Lo siento Luna".

De repente, Samuel fue rodeado por un grupo de actrices, sin ser Luna una de ellas, por
supuesto.

Con una sonrisa en su rostro, no pronunció una palabra. Para otros, se suponía que
debía estar encantado, pero de hecho no estaba disfrutando para nada de este
ambiente.

No quería estar rodeado de estas mujeres molestas, con sus voces chillonas y sus
aromas de perfume irritantes.
Además, su amada mujer aún estaba allí, lejos de él. Cuando vio que se iba, la miró con
una expresión severa, para detenerla. Pero ella siguió ignorándolo y se volvió hacia la
puerta.

Rápidamente se abrió paso entre la multitud de mujeres que le ofrecían citas y agarró el
brazo de Luna.

Luna tiró las rosas a la basura mientras Samuel la abrazaba y la besaba.

...

'¿Qué demonios está haciendo? ¡Esto es una locura! Este es mi lugar de trabajo'.
Sorprendida, Luna intentó alejarlo, pero él la abrazó aún más fuerte.
Capítulo 186 Llevarte de vuelta a País C
Cuando la gente los rodeó, empezaron a silbar y susurrar. El corazón de Luna latía
rápidamente. Sin embargo, Samuel no la dejaría ir, por mucho que lo intentara.

'¡Qué vergüenza! ¡Samuel, idiota!' Luna pensó para sí misma.

Mientras permanecieron abrazados, la multitud se exaltó más. Luna, enfadada, pisó a


propósito los nuevos zapatos de cuero negro de Samuel.

Consciente de su indignación, Samuel frunció un poco el ceño y la soltó lentamente.

"¿Aprendiste algo nuevo de tu error?" Susurró Samuel en un tono seductor en su oreja


izquierda.

Luna, que había inclinado la cabeza, tratando de calmarse, realmente no podía entender
de qué estaba hablando Samuel. Sin embargo, ella no hizo nada más que asentir.

Al ver que Luna asentía repetidamente, Samuel finalmente la soltó.

Durante las siguientes dos o tres horas, Samuel se quedó quieto, sin alejarse del equipo.
Luna, que llevaba un vestido de crinolina azul cielo de estilo real inglés, había
comenzado a interpretar su papel.

Aunque no parecía una auténtica británica, Luna, era una buena actriz y era perfecta
para interpretar ese papel.

Una actriz que estaba al lado de pie, que era de Hong Kong, se acercó a Samuel, que
estaba fumando.

"Hola, ¿eres el señor Shao?", preguntó la actriz en mandarín no estándar.

Al estar los ojos de Samuel centrados por completo en Luna todo el tiempo, él asintió
descuidadamente sin decir ni una sola palabra.

"Señor Shao, ¿conoces a Luna?', preguntó la mujer de Hong Kong tímidamente. Sabía
que todavía tenía una oportunidad si Luna era sólo su novia.
Después de dar una calada a su cigarrillo, Samuel respondió: "Luna es mi esposa". Al
estar en un descanso de la filmación, Luna miró a Samuel, que tenía una sonrisa de
picardía en su cara.

Luna le había echado un vistazo rápido y luego le había dado la espalda.

"¡Oh! ¿Es verdad que ella era tu ex esposa, como muchas personas han afirmado en las
redes sociales?". En este momento, esta era la última esperanza para la mujer.

Samuel sacudió la cabeza, haciéndola pensar que todavía tenía una oportunidad. Pero lo
que dijo a continuación, privó a la mujer de toda la esperanza que aún tenía.

"Ella no es mi ex esposa. Es mi esposa actual. Estamos casados por lo civil".

La mujer no se atrevió a hablar de nuevo. Su corazón se había roto en pedazos mientras


se iba llorando.

Sabiendo que Samuel, que había hecho un favor al equipo al tratar con Javier, estaba
esperando a Luna, el director le permitió salir temprano del trabajo.

Samuel abrió la puerta del pasajero de su Aston Martin. Luna, sin embargo, pasó de
largo el auto de lujo como si no lo hubiera visto y se dirigió directamente al vehículo
recreativo de la empresa.

“¡Qué mujer! ', dijo Samuel en sus pensamientos, mirando a Luna con profundo afecto.

No tenía más remedio que usar la fuerza.

En el momento en que Luna puso un pie en el vehículo, sintió que estaba flotando
cuando Samuel la agarró. “iAh!”, exclamó Luna. Ella había reprimido su deseo de chillar
cuando recordó que estaba en el estudio, y el equipo de filmación y otros actores y
actrices la podían oír.

Samuel llevó a Luna a su auto y la lanzó dentro, a pesar de que una multitud de
personas miraba fijamente. Luego arrancó rápidamente.

Llegaron en poco tiempo al apartamento.

Cuando Samuel estaba buscando un lugar para estacionar el auto, Luna tuvo la
oportunidad de entrar primero en el ascensor.
Cuando el ascensor subía, ya había decidido cerrar la puerta antes de que él llegara al
piso.

Sin embargo, el ascensor se detuvo en el tercer piso porque un niño travieso había
presionado el botón.

Luna sólo esperaba que el otro ascensor no hubiera llegado antes que el suyo.

Pero lamentablemente, pronto descubrió que sí.

Cuando se abrió la puerta del ascensor, encontró a Samuel apoyado en la puerta de su


apartamento, que estaba abierta.

"¡Oh!" Recordó que Samuel había grabado su huella dactilar la última vez que estuvo
con ella.

Apartándolo del camino, Luna fue al pasillo a cambiarse los zapatos. ¿Qué estás
haciendo aquí otra vez? ¿No hemos establecido una regla para que no me visites sin mi
permiso?"

Samuel se quitó los zapatos y caminó sobre el suelo blanco con calcetines, Luna frunció
el ceño. Ella le entregó zapatillas del gabinete que había comprado cuando él estuvo allí
la última vez.

"No estoy aquí para visitarte, sino para recogerte", respondió Samuel, mientras se ponía
las zapatillas.

“¿Recogerme?" Luna miró desconcertada a Samuel, quien no podía esperar a tenerla en


sus brazos cariñosamente. Ella también notó el aroma de él, amaba cómo olía este
hombre.

"Así es, ¿no ibas a volver al país en unos días? Pues aquí estoy para recogerte", dijo
Samuel con una enorme sonrisa en su rostro.

Luego se acercó a ella.

Luna, en estado de shock, se preguntó cómo conocía sus planes.

' ¡Oh! Jorge debió habérselo dicho', pensó Luna.


"Señor Shao, ¿desde cuándo te volviste tan amable como para venir a Estados Unidos
sólo para recoger a una mujer?" Luna usó su palma derecha para tapar los labios de
Samuel, quien estaba a punto de besarla. Ella lo miró, con una expresión divertida en su
rostro.

Samuel sonrió y la besó en la palma de su mano derecha. "Luna, empecemos de nuevo.”

¿Empezar de nuevo? Luna estaba desconcertada. Se liberó de sus brazos y fue a su


habitación.

No era reacia a volver con Samuel. Pero tenía grandes preocupaciones sobre él,

Samuel la abrazó desde atrás. "Luna, me disculpo sinceramente. ¿Me perdonarás?" La


voz de Samuel era débil, lo que hizo que Luna casi dijera que sí.

Respiró hondo y respondió, mirándolo directamente a la cara, "Señor Shao, ¿no tienes
otras formas creativas de seducirme?"

¿Seducirla? Samuel sonrió y dijo: "Siempre que funcione". Sin embargo, Luna, que
parecía odiarlo desde el día en que huyó, ¿se rendiría fácilmente a su deseo?

Luna fue interrumpida por el tono del celular de Samuel.

Miró el identificador de llamada de forma contemplativa. Después de varios segundos,


contestó el teléfono. "Hola", dijo Samuel, llevando a Luna a la habitación con los brazos
alrededor de su cintura.

Su apartamento estaba igual que el día que él se había ido. ¿Dónde había estado
viviendo Luna desde entonces?

Luna colgó su abrigo en la percha, y Samuel comenzó a concentrarse en la llamada


telefónica.

"¿Por qué insistiría él en verme?"

"No puedo. No estoy en País C en este momento".

"Vale. Adiós."

Samuel colgó el teléfono, preguntándose por qué Eric Shao le suplicaba una reunión con
él.
Tres minutos después, Samuel entró en la cocina y encontró la nevera vacía.

Samuel sacudió la cabeza inútilmente, fue al dormitorio y abrió la puerta. Luna se estaba
poniendo su ropa de casa, sin esperar que Samuel apareciera. Después de unos
segundos, continuó cambiándose de ropa como si no pasara nada.

Cuando se abrochó el primer botón, Samuel puso sus brazos alrededor de su cintura
desde atrás.

"¿Me estás seduciendo?", dijo Samuel, con una voz profunda en su oreja izquierda.

Luna puso ojos de enfado. "¿Crees que todo el mundo es tan lascivo como tú?", dijo con
frialdad. Entonces se liberó y tiró la ropa que había llevado durante el día en la cesta de
la ropa sucia.
Capítulo 187 ¿Que tal Samuel al vapor?
Al mirar a Luna delante él, Samuel sonrió maliciosamente, "Bien. Te mostraré lo
indecente y lascivo que puedo ser esta noche. No te decepcionaré". Luego miró su reloj
de pulsera y descubrió que era hora de ir a comprar algunos ingredientes para la cena.
Pero Luna ya se había puesto su ropa de casa, así que se fue solo.

La mujer se sonrojó después de escuchar las palabras de Samuel y quería decirle algo.
Sin embargo, Samuel salió de la habitación repentinamente, lo que confundió a Luna.

¿Por qué cerró la puerta? ¿Se fue?

¿Por qué? ¿Se debía a que ella lo describió como un hombre indecente y lascivo?
¿Estaba enfadado?

'Eso no podía ser', pensó Luna.

Mientras estaba perdida en sus pensamientos, recibió un mensaje de WeChat de


Samuel.

"¿Qué quieres cenar esta noche?", preguntó Samuel.

Al ver su mensaje, Luna supo que Samuel había ido a comprar algunos ingredientes para
la cena.

Eso la calmó. Luna sonrió y respondió: "¿Quieres que decida yo? Entonces... ¿qué tal
Samuel al vapor?"

La respuesta de Samuel fue "Bien. Puedes hacerlo tú misma. Me lavaré."

...

Samuel hizo cuatro platos y un bol de sopa. Después de la maravillosa cena, Luna se
frotó la barriga y se tumbó en el sofá. Somnolienta, vio a Samuel limpiando en la cocina.

Cuando Samuel terminó de limpiar, tiró de Luna hacia el balcón, para hacer un poco de
ejercicio ligero.

Durante los siguientes días, Samuel usó la computadora de Luna todos los días, para
contactar con sus colegas y clientes en País C y hacer su trabajo.
Al mismo tiempo, Luna compró dos billetes de avión a Gran Bretaña para ella e Irene,
pero no le dijo nada a Samuel. Una mañana, cuando Samuel se despertó de un sueño
profundo después de tener un sexo apasionado con Luna, notó que ya se había ido.

La llamó docenas de veces, pero su teléfono estaba apagado.

Por la tarde finalmente recibió una videollamada de ella.

Samuel se sentó en el sofá y miró la bonita cara de Luna en la pantalla de la


computadora. "Hola señor Shao. Me he ido de Estados Unidos. No me preguntes dónde
estoy. No voy a volver a País C contigo", dijo Luna, "Ah, y tampoco volveré a Estados
Unidos. Será mejor que vuelvas de donde viniste. Jajajaja... Entonces Luna terminó la
llamada inmediatamente, sin dejar tiempo para que Samuel dijera una palabra.

‘¿Será mejor que vuelvas de dónde viniste? Luna, ¿cómo te atreves a hablarme de esa
manera?' pensó Samuel.

Mientras tanto, en un pequeño pueblo británico, Luna se dio golpecitos en el pecho por
lo nerviosa que estaba, porque su corazón latía con fuerza. ' ¡Gracias a Dios! Me he
podido ir', pensó Luna.

'Si voy a País C con Samuel, ¿quién cuidará de Ire?'

Por eso había buscado una manera de dejar a Samuel atrás.

De hecho, lo había intentado de muchas formas antes, intentó decirle cosas para que se
fuera. Samuel, sin seguía mimándola.

Luna no había tenido otra opción, así que sedujo a Samuel la noche anterior. Un plan
exitoso, dejando a Samuel muerto de sueño hasta el amanecer. Luna, aunque también
estaba muy cansada, no durmió, sino que se preparó para irse. De hecho, había estado
demasiado asustada y huyó sin llevarse sus valiosas pertenencias.

Ahora, estaba lejos de Samuel. Besó a Ire en la mejilla y caminó hacia su destino.

Luna no había tenido muchas vacaciones, así que esta vez quería disfrutarlas con Ire en
Gran Bretaña. Necesitaba algo de tiempo para relajarse, y luego decidiría si volvería a
País C.
Diez días después, regresaron a País C. En un taxi, Luna e Ire ocupaban el de sol y
miraban el paisaje a través de las ventanas.

"Mamá, ¿vamos a vivir en esta ciudad?", preguntó Irene.

"Supongo", contestó Luna. 'Dependía de Samuel en realidad’, pensó. “¿Puedo verme


con Gerardo tanto como quiera?"

"Supongo". Eso también dependía de si Samuel le permitiría cuidar a Gerardo.

“¿Tengo que quedarme con el tío Leandro y la tía Anna por ahora?" "Supongo", dijo
Luna. De hecho, no sabía quién podía cuidar de Ire.

Al darse cuenta de que Luna estaba distraída, Ire miró a su madre y puso mala cara:
"Señora Bo, ¿no puedes darme información útil?"

"Lo hago, corazón. Creo que será mejor que te quedes con Leandro y Tu tía Anna está a
punto de dar a luz a un bebé. Tendrás un pequeño amigo para hacerte compañía". Anna
había tenido un aborto antes por culpa de Leandro.

Ahora, estaba embarazada de seis meses otra vez, y Leandro la cuidaba como si fuera el
tesoro más valioso y vulnerable del mundo.

Luna no había querido molestarlos, pero Anna había insistido y dijo que Ire la haría feliz.
Así que Luna había cambiado de opinión y decidió que Ire se quedaría con ellos.

Cuando llegaron a la Comunidad Esmeralda, Luna sacó dos maletas de cuero del
maletero del taxi. Luego ella e Ire arrastraron las maletas hacia Villa No. 6.

Leandro acababa de comenzar su carrera en País C, por lo que estaba muy ocupado en
este momento. Además, ahora Anna estaba embarazada. Por eso, Luna no quería
molestarlos y, por lo tanto, no le había dicho a Leandro que llegaría hoy.

Después de llamar al timbre, una empleada abrió la puerta. No conocía a quién había en
la puerta y preguntó: "Discúlpeme. ¿A quién está buscando? "

"¿Están aquí Leandro y Anna?"

"Sí, señora. ¿Y usted es?"

Antes de que Luna pudiera responder a la pregunta, escucharon una dulce voz:
¿Quién es, Jorgina?"

Luna reconoció la voz de Anna y una sonrisa se dibujó en su rostro. Respondió en voz
alta: "Soy yo, Luna. Y mi encantadora hija Ire".

"Jorgina, déjalas entrar. Es mi cuñada". Anna, que estaba leyendo un libro en el sofá, se
levantó con puerta.

Anna y Luna se emocionaron se abrazaron con gusto.

Ire era una niña grande ahora. Anna quería abrazarla, pero Luna la detuvo. 'Anna, estás
embarazada. Ire pesa demasiado. No creo que sea una buena idea levantarla", dijo
Luna.

"Así es, tía. Soy fuerte ahora. Déjame abrazarte en su lugar", Ire sonrió. Gracias a Luna,
ahora la niña de tres años pesaba más de 15 kg.

Ire trató de rodear la cintura de Anna con sus brazos, enterrando su cara en su vientre.
También miró el gran vientre con curiosidad, preguntándose si realmente había un bebé
dentro.

Anna miró a Ire de forma amorosa y dijo: "Ire, te extrañé mucho. ¿Por qué no me dijiste
que llegarías hoy? Leandro y yo podríamos haberte recogido en el aeropuerto".

Jorgina tomó sus maletas y las puso a un lado. Luna agradeció a la empleada por su
servicio y luego sonrió a Anna.

"Sé que Leandro está ocupado, no quiero causarle más problemas. ¿Está en casa
ahora?", dijo Luna. Levantó la cabeza como si lo estuviera buscando.

Anna puso su brazo alrededor de los hombros de Luna. Le hizo un gesto a Luna e Ire
para que se sentaran en el sofá de la sala y contestó: "Leandro está ocupado. Estuvo
aquí antes, pero no se quedó mucho tiempo".

Jorgina puso un poco de fruta delante de ellas, y las dos comenzaron a charlar y a comer
frutas.

Por la noche, Luna e Ire se quedaron en la casa de Anna.

Cuando Ire se durmió, Luna creó un grupo de WeChat y agregó a Lola, Laura, Daisy y
Anna. Anunció que estaba de vuelta.
Daisy fue la primera que respondió, con un emoji sonriente.
Capítulo 188 ¡Tienes mi palabra!
Después Lola se sumó y, poco después, todas se unieron a la conversación.

"Tendré que organizar una fiesta para darle la bienvenida oficial a Luna a casa mañana
por la noche. ¡Por suerte la tenemos de vuelta!" Daisy se deshizo de la mano de Chuck
que estaba jugueteando y escribió un mensaje en su teléfono.

"¡Buena idea!", contestó Lola.

"¿Aún recuerdas hace cuatro años cuando fuimos de compras y nos divertimos en un
club nocturno? ¡Esa fue una buena noche!" Laura suspiró, 'cómo vuela el tiempo',
pensó. Habían pasado cuatro años y ahora había tenido su segundo hijo.

"¡Nos reuniremos mañana!" Las lágrimas rodaron por las mejillas de Luna. ¡Qué suerte
tenía de tener amigas como ellas!

Anna se había quedado dormida. Después de que todas se pusieron de acuerdo,


Leandro respondió con el teléfono de Anna: "Anna está dormida. Ella no va a ir
¡Divertíos!"

Luna le envió un emoji triste con el mensaje: "Leandro, se lo preguntaré a Anna yo


misma mañana. ¡Qué tengas un buen descanso! Pero el resto de nosotras nos
reuniremos seguro".

Leandro pensó en ello. Bueno, es posible que no sea una mala idea que Anna salga a
divertirse. Él respondió: "Está bien, entonces".

Ya era medianoche cuando las chicas apagaron sus teléfonos para dejar de conversar y
se fueron a dormir, a petición de sus esposos.

Al día siguiente, después de que Luna se despertara, fue a la guardería que Leandro
dispuso para Ire y llevó a cabo las formalidades de acceso.

Después de eso, fue a Stars Shining Entertainment Company, afiliada a SL Group, donde
Edén ya la estaba esperando.

Luna le había pedido a Jorge que también contratara a Edén. Juntos, formaban el mejor
equipo y dúo dinámico, y no quería que nadie más fuera su agente.
Como resultado, Edén accedió a mudarse a País C por ella.

Pusieron el contrato frente a Luna, y ella lo firmó sin siquiera leerlo atentamente.

Jorge y Lola nunca la engañarían, por lo que el contrato no era más que una formalidad.
No tenía que preocuparse por nada.

Cuando estaba saliendo de la sede de la empresa, se encontró con Manolo, "Oye, Luna.
Así que realmente te unes a nosotros, ¿verdad?" Manolo escuchó que Luna iba a
trabajar para Starry Company. Encontrarla saliendo de la sede de la empresa confirmó
los rumores.

"Sí. Seremos colegas entonces. ¡Espero que podamos trabajar juntos en algún
proyecto!" Contestó Luna.

Manolo ya estaba casado a su edad. Pero eso no afectó negativamente carrera de actor.
De hecho, se estaba volviendo más popular con la imagen de un marido leal.

Manolo le sonrió, "Yo también. Eres amiga de Laura y Lola, y estoy seguro de que
también seremos buenos compañeros. Estoy seguro de que lo harás genial". Mientras
su voz se desvanecía, le dio una palmadita en el hombro para animarla.

"Bueno. Vamos a ir de compras esta noche. ¿Vienes con nosotras?" Luna se burló de él.

"No, no estoy interesado, pero..." Manolo de repente sonó serio como si hubiera
recordado algo. Bajó la voz: "¡No más hombres jóvenes para mi esposa!" ¿Hombres
jóvenes?

Recordando lo que sucedió hacía cuatro años, Luna dijo con vacilación: "Está bien. ¡Lo
tendré en cuenta!" De hecho, hacía cuatro años fue al club para molestar a Samuel,
pero esta vez era diferente. Nada similar pasaría.

"Entonces estaré aliviado". Manolo dejó escapar un suspiro, como si estuviera


realmente preocupado por eso.

Luna se quedó un poco sin palabras, "No te preocupes. ¡Tienes mi palabra l " Temiendo
que Manolo pudiera evitar que Laura saliera con ella, Luna le hizo una promesa muy
cuidadosa.

"Bueno. ¿Ya has firmado tu contrato?"


Se separaron después de una breve conversación informal.

A las 4 de la tarde, Luna llevó a Ire a la casa vieja tal como Milanda le había pedido.

Ocupado con su negocio, Samuel rara vez regresaba allí. Recientemente, Vicente y
Violeta estaban en viaje de negocios en Alemania.

En consecuencia, Ire podía quedarse en la casa vieja.

Milanda tenía una gran sonrisa cuando llegó Ire. Su deseo se había cumplido en su
mayor parte. El matrimonio de Samuel y Luna era la última pieza del rompecabezas. Su
vida finalmente sería perfecta si pudieran reconciliarse de todo y volver a estar como un
matrimonio.

Después de que Luna jugara con Gerardo e Ire durante un par de horas, era casi la hora
de encontrarse con Lola. Poco después, se fue de la casa vieja.

En la habitación 666 del Storm Nightclub.

Cinco chicas pidieron una docena de cervezas bajo la tenue luz. Lideradas por Lola, cada
una de ellas brindó por la amistad.

“¡Salud!" Chocaron los vasos y empezaron a beber. Anna tomó un sorbo y el resto se
bebió media copa.

A continuación, cantaron canciones de karaoke, utilizando dos micrófonos.

Después de una serie de canciones, Anna respiró pesadamente en el sofá, "Disculparme,


voy al baño".

Luna dejó la botella que tenía en la mano, "Anna, voy contigo".

Anna no se negó y salió de la habitación con Luna.

Cuando Luna regresó del baño, vio a alguien familiar entrando en la habitación frente a
la suya.

Pensó que era Catalina.

Aceleró el paso para mirar más de cerca, pero la puerta ya estaba cerrada.
En la habitación 668, Catalina que se apresuró a entrar, dejó su bolso de edición limitada
y se sentó enfadada frente a un hombre, " ¡Señor Fuller, realmente dudo de su
fiabilidad. Samuel sospecha de mí! Eso no pinta bien."

Yamasaki Fuller encendió su cigarrillo, su barba temblaba de ira. Respondió con un


inglés malo: "Señorita Gu, no es nuestra culpa. ¡Ellos son demasiado poderosos!"

Para evitar que Samuel encuentre más pistas, han asesinado a muchas personas. La
policía estaba investigando estas muertes sospechosas con gran intensidad.

"No me importa. Te pagué millones para hacer este trabajo. No te atrevas a joderme".
Enfurecida, Catalina se levantó de la silla y tiró el vino que Yamasaki Fuller estaba
bebiendo.

Él no sintió pena por el vino. De todas formas, él no lo iba a pagar.

"Compórtese, no haga ningún movimiento estos días, de lo contrario la policía descubra


lo que hemos hecho, señorita Gu".

"¿Cómo dices? ¡Luna Bo ha vuelto! ¡Esa zorra! Nunca la dejaré escapar. Me da tanta
rabia. ¡Tengo ganas de matarla ahora mismo!" Catalina odiaba a Luna hasta la médula.

"Señorita Gu, cálmese, o nos matarán a todos". Acabando sus últimas palabras,
Yamasaki Fuller se levantó, se arregló el cuello y salió de la habitación.

Mirando la puerta que se cerraba, Catalina rompió un vaso contra ella, "¡Malditos
idiotas!"
Capítulo 189 ¡Que carinoso!
Fuera de la habitación, Yamasaki Fuller la escuchó y se burló. Él no sacrificaría a sus
hombres o a su vida por ella. En poco tiempo llegó una docena de vino a la habitación
668, botella a botella.

En la habitación 666.

Tan pronto como Anna y Luna se sentaron, Lola le pasó el micrófono a Laura y se acercó
a ellas.

"Luna, ¿cuándo le dirás a Samuel lo de Irene?" Teniendo en cuenta la experiencia que


Daisy y ella tuvieron, sabía que nadie podía ocultar un secreto para siempre. Tarde o
temprano, sería revelado.

"¿Oh, Ire?" Luna hizo una pausa. No había pensado en eso todavía. "¿No puedo no
decirle nada sobre ella? De todos modos, él creía que yo había abortado".

¿Qué pasaría si Samuel luchaba con ella por la niña? Mejor que no le contara lo de Ire.

Las mujeres tintinearon los vasos. Luna tomó un sorbo de su bebida, sumida en sus
pensamientos.

En ese momento, Daisy y Laura vinieron y se sentaron a su lado después de terminar de


cantar. En lugar de cantar, las chicas seguían charlando alegremente.

A las 11 de la noche.

Teniendo en cuenta sus responsabilidades familiares, las chicas estaban listas para irse.

Antes de que salieran de la habitación, Catalina acababa de abandonar el local.

En la entrada del Stormy Nightclub, algunas camareras se apoyaban en la puerta


acristalada, en actitud seductora hacia el aparcamiento, donde habían aparecido los
hombres más atractivos de País C. Muchas mujeres estaban listas para probar su suerte
y conseguir a uno de esos hombres.

Una mujer borracha salió tambaleándose del club. Era Catalina.


Hacía frío fuera del establecimiento, sintiendo el viento, Catalina acercó su abrigo a su
cuerpo y caminó hacia adelante.

En el aparcamiento.

Cinco coches de lujo estaban estacionadas exactamente en fila con un pequeño espacio
entre cada una de ellos. Obviamente, esos hombres eran ricos.

Se apoyaron contra dos autos en el medio, esperando que aparecieran sus chicas.
Ignoraron a las mujeres que estaban exhibiéndose hacia ellos.

"Démosle otros treinta minutos, si no salen..." Leandro, con un abrigo azul oscuro,
consultó su reloj. Eran las once y diez.

"¡Entraremos y las sacaremos!” Continuó Chuck la frase, en ese momento llevaba ropa
deportiva blanca.

Sus chicas salieron de casa a las cinco, pero todavía no estaban listas para regresar.

¿Estas mujeres desconsideradas, acaso tenían alguna idea de que sus esposos e hijos los
esperaban ansiosos en casa?

Por fin, recibieron una llamada de Jorge, así que ahora estaban aquí para recogerlas.

La escena fuera del club llamaba mucha atención. Pero los hombres no temían a las
cámaras ocultas y traían guardaespaldas para vigilar a los paparazzi en secreto.

Se encargarían de cualquiera que se atreviera a tomar una foto de ellos esa noche.

Apoyándose contra el auto de Jorge, Samuel estaba fumando, silencioso como una
tumba. Simplemente estaba mirando la salida del club.

De repente, vio salir a Catalina. Pero él la ignoró, y continuó mirando a la salida.

A Luna le quedaba todavía quince minutos. Si no salía, él se iría dentro y la sacaría.

Catalina, que se estaba acercando, finalmente reconoció al hombre del costoso traje
negro. ¡Era Samuel!

¡Qué encantada estaba! Había pasado casi un mes desde la última vez que lo vio. Lo
extrañaba mucho.
Aceleró el paso, se arrojó a sus brazos y gritó: "Sam..."

El resto detuvieron sus conversaciones Y los miraron sorprendidos. La situación era


divertida. En lugar de Luna, apareció la chica no deseada.

Samuel arrojó humo y notó el fuerte olor a vino que emanaba. Frunció el ceño, y le dijo
sin siquiera mirarla, " ¡Aléjate de mí!”.

Lo peor era que el fuerte perfume que llevaba le disgustaba mucho.

Casualmente, algo increíble sucedió. Las mujeres, a quienes habían estado esperando
durante más de treinta minutos, salieron del club una tras otra.

A la luz, lo que sucedía a corta distancia quedaba claro.

Una mujer sostenía a Samuel con fuerza, lo que sorprendió a Luna.

Su cabeza se quedó en blanco mientras su corazón le dolía tanto como si hubiera sido
perforado repetidamente.

¿Oh? ¡Qué cariñoso! ¿Era ese el regalo que Samuel tenía para darle la bienvenida?

¡Samuel, maldito seas!

Las chicas se quedaron enojadas donde estaban, mirando a Samuel y Catalina. Sabían
algo sobre el resentimiento entre Catalina y Luna. Daisy tiró de Luna, que estaba
aturdida.

Catalina, que tenía sus brazos alrededor de la cintura de Samuel, fue empujada al suelo
sin piedad.

Luna se burló. '¿Y a qué se debía este gesto de Samuel? ¿Para probar que era inocente?'
Luna sacudió la cabeza decepcionada.

Cuando Luna reconoció que era Catalina la que estaba en el suelo, ya no pudo mantener
la calma.

En zapatos de tacón alto, Luna caminó hacia Samuel. En presencia de Samuel, arrastró a
Catalina a sus pies, que todavía estaba borracha, y la abofeteó con fuerza.
“¡Bien hecho!" Lola admiraba tanto a Luna porque era lo suficientemente valiente como
para enfrentarse a una zorra. Ella misma pasó por un sufrimiento indescriptible cuando
se enfrentó a Yolanda en esos años.

Jorge se acercó y sostuvo a Lola en sus brazos. La miró con indulgencia.

A Catalina se le pasó un poco la borrachera cuando el dolor se apoderó de su cara.


¿Luna? ¿Por qué estaba ella aquí?

Mirando a su alrededor, vio a cinco hombres y cinco mujeres mirándola con desprecio.

Catalina respiró hondo, "Luna...". Al darse cuenta de que los demás ayudarían a Luna,
Catalina decidió irse primero antes de salir perjudicada.

Pero Luna no la iba a dejar irse fácilmente esta vez.

Cuando Catalina se acercó, Luna estiró el pie y la hizo tropezar, haciendo que cayera al
suelo.

"¡Ah!" Gritando, Catalina fue derribada al suelo con mucho dolor, apenas pudo decir
una palabra.

Mirándola con indiferencia, Samuel no sentía que debiera interferir en absoluto. Y


mucho menos los demás.

¿Pensaba Catalina que eso había terminado ahí? ¡Obviamente no!

Daisy sostenía una botella de ron en sus brazos. En el Stormy Nightclub, el vino no podía
ser devuelto. Para no tirarlo, se lo llevó consigo.

Luna le quitó la botella y la rompió en el suelo.

El vino se derramó por todas partes. Luna tomó un fragmento de vidrio y le guiñó un ojo
a Daisy.

Todavía gritando, Laura cubrió la boca de Catalina mientras Daisy y Lola sostenían sus
brazos.

Con los brazos cruzados, los hombres miraron fríamente lo que estaba pasando y
dejaron que sus esposas hicieran lo que quisieran.

Leandro sostuvo a Anna, que estaba embarazada, en sus brazos para protegerla.
Entonces, Luna arañó la cara de Catalina, quien gritó de dolor, y nadie acudió a
rescatarla.
Capítulo 190 La conspiracion
Catalina casi se desmayó cuando la empujaron al suelo. Samuel se quedó allí parado con
una expresión muy seria, mientras Luna estaba sorprendida. ¿Cómo podría olvidar que
Samuel estaba de parte de Catalina?

A menos de un metro de distancia de él, Luna se puso nerviosa y le gritó: ''Samuel Shao,
si sientes lástima por ella, ¡tú y yo terminamos aquí!''.

Lo señaló con el cristal roto que goteaba la sangre de Catalina todavía en su mano.

Lo provocó deliberadamente.

Sin mirar a la mujer que sangraba en el suelo, Samuel se acercó a Luna y le quitó el
cristal de la mano y lo arrojó al cubo de basura cerca de ellos.

Luego puso su brazo alrededor de su hombro y le dijo al resto: ‘‘¡Vámonos de aquí!''.

Las cinco parejas abandonaron el club en sus autos y dejaron a Catalina sentada en el
suelo sin que nadie la ayudara.

¡Luna, Luna, Luna...! Repetía ese nombre con enojo y su cara llena de dolor. Más tarde,
se fue a un hospital privado.

Las cinco mujeres que estaban sentadas con sus hombres charlaban de manera muy
animada en su grupo de WeChat mientras ellos conducían.

Lola escribió: ''Tenemos que darle una lección a Catalina de nuevo''.

El resto de las chicas estuvieron de acuerdo.

"Tengo organizado un evento en un par de días. Todos vendrían y la humillaremos en


público".

La odiaban y les pareció una buena idea.

Más tarde, el grupo de WeChat se quedó en silencio.

Todos llegaron a casa y se ocuparon de sus propios asuntos.

En la Mansión Real.
Samuel estaba encima de Luna, que estaba recostada en el sofá. El hombre parecía un
lobo hambriento que mira a su presa y que estaba listo para comerla.

''Parece que el señor Shao siente pena por Catalina. ¿Eso es así?''. Luna lo desafió y
tenía una expresión muy decidida en su rostro. Lo alejó de ella.

No tenía la intención de ocultarle a Samuel lo que realmente sentía, la verdad era que
no dejaría que Catalina y Emma vivieran tranquilas. Estaba decidida a darles una lección
cada vez que las cruzara.

Pensó que el hombre estaba enojado porque no había dicho nada. Sin embargo, Luna
sabía que si Samuel tomaba esa actitud por lo que le hizo a Catalina, se pondría furiosa.

"Samuel, ¿por qué me tratas así? Por un lado, sientes pena por Catalina; por otro lado,
me persigues de manera insistente...".

De repente, Samuel besó sus labios y evitó que siguiera hablando. Extrañaba su boca y
absorber su aroma.

Estaba mujer siempre lo atormentaba. Cada vez que la tenía cerca, se moría por estar
con ella y sabía que se arrepentiría si no se aprovechaba de su proximidad. Siempre
quería hacerle el amor... cada vez que se quedaban solos en una habitación.

Su beso fue apasionado y ansioso y Luna se rindió ante el momento íntimo.

"Ahora que estás de vuelta, ni pienses en dejarme otra vez".

Luna sintió el tono conspirativo en su voz.

De repente pensó en la razón que Jorge le dio para contratarla en su compañía y


también la forma en que Lola le había pedido que se uniera era bastante ambigua. Su
intuición le decía que fue Samuel quien diseñó todo el plan para que regresara y
trabajara en la compañía de Jorge.

Con ese pensamiento, lo rechazó: “Samuel, ¿sabes por qué Jorge me ofreció trabajo en
su empresa?" Como regla general, un director ejecutivo no se encargaba algo tan
diminuto como la contratación de una actriz, eso era el trabajo de relaciones públicas.

Mirando hacia otro lado con suspicacia, Samuel respondió con astucia: “Supongo que es
porque eres buena actriz".
Era la primera vez en su vida escuchar al hombre hablar bien de ella.

¿Acaso los cerdos sabían volar?

Samuel nunca la alabó. Luna deliró de alegría y se sintió feliz de estar con él. Se dejó
llevar por un simple cumplido y le permitió hacer con ella lo que él quisiera.

Antes de quedarse dormida, Luna sintió que algo estaba mal, pero no sabía qué.

El regreso de Luna para desarrollar su carrera en el País C y convertirse en miembro de


Starry Company hizo que la gente pensara que los dos podrían volver a estar juntos.
Starry Company era la división de un grupo de empresas bajo dirección del SL Group y
en la que Samuel tenía acciones.

Luna no hizo ninguna respuesta oficial sobre estos rumores. Estaba segura de que no
era una buena idea negar esta situación. Si lo negara, una vez que se volviera con
Samuel sería como levantar una roca solo para dejarla caer sobre su propio pie.

Edén estaba ocupado escogiendo programas y comerciales para Luna. No tuvo tiempo
de prestar atención a los medios de comunicación que querían obtener los chismes más
jugosos sobre la vida privada de ella. Los rumores continuaban creciendo en Internet,
pero no se podían verificar.

Tres días después.

Lola organizó un evento que se celebraba en el Hotel Ditter. Casi todas las famosas
celebridades femeninas de la alta sociedad estaban invitadas y también las esposas e
hijas de hombres famosos.

Todos en el País C conocían a Lola. Era la esposa de Jorge y una de las mujeres más ricas
del mundo. Sería un honor ir a esa fiesta.

Antes de las siete de la tarde, el vestíbulo del hotel ya estaba lleno de gente.

Catalina y su madre, que vivían en los suburbios de la ciudad, también estaban


invitadas.

Catalina no tenía intención de ir a esa fiesta. Estaba en su apartamento y recuperándose


de los moretones en su cara. Pero su madre, Paulina Qiu, la obligó a acompañarla.
Había una fuerte brisa de invierno y Paulina eligió un costoso abrigo de piel de color
rosa. Revolvió en el vestidor de Catalina, escogió un abrigo similar para ella y la obligó a
ponérselo.

La madre, a diferencia de la hija, estaba muy emocionada de ir a la fiesta. Cuando


estaban a punto de salir, Catalina le tomó la mano y le preguntó con impaciencia: '
'Mamá, ¿no ves mi cara? ¿Cómo puedo salir de esta manera?

La sonrisa de Paulina se entrecortó ligeramente. Miró cuidadosamente los moretones


que tenía por los cortes en su rostro.

Catalina notó los ojos curiosos de su madre. Rápidamente se cubrió la cara con las
manos con vergüenza. '¡Maldita seas, Luna Bo!' La maldijo en su corazón.

"Está bien. Te ayudaré a cubrir esos cortes con una gasa y tu pelo los tapará. Después de
eso, será difícil verlos". Regresaron al apartamento de Catalina. Paulina comenzó a
buscar el botiquín y balbuceó: "Esta fiesta es para las mujeres famosas de la alta
sociedad. ¿Cómo puedes perder esta oportunidad de oro?”

Cuando era joven, Catalina vivía en la opulencia. Pero su padre gastó todo el dinero en
los juegos de azar, la bebida y una vida de lujo e hizo que su empresa casi se declarara
en bancarrota.

Paulina era la hija de un magistrado del condado y se acercó al padre de Catalina por su
dinero. Se casó con él en País C.

Ahora su marido estaba retirado y su hijo no había tenido éxito como hombre de
negocios. La compañía estaba a punto de cerrar y se estaba divorciando del padre de
Catalina.

La madre finalmente encontró el botiquín. Sacó la gasa de la caja y la pegó en los cortes
de su hija.

''Mamá. ¿Sabes quién me hizo estos cortes? Fueron Lola y sus amigas. No es lógico que
nos haya invitado a la fiesta de té. La invitación parece un poco sospechosa''. Catalina
cerró el botiquín y se sentó en el sofá, inmóvil.

No era estúpida y no se permitiría caer de nuevo en la trampa.


''No lo creo. Piensas demasiado. Sé lo que pasó entre tú y Samuel. Emma y Jesica
también estarán en la fiesta. Emma también tuvo un romance con Samuel. Quizá ni te
presten atención. Vamos''. Paulina acarició la cara llena de cicatrices de su hija, la miró
con impotencia y trató de esconder la decepción que sentía por su culpa.
Capítulo 191 ¡La muy descarada!
Cuando Paulina vivía con la familia de su marido, la madre de Emma, Jesica, a menudo
aprovechaba la preferencia que le profesaba su suegra para molestarla, pero tiempo
después se convirtió en una apostadora compulsiva y su adicción al juego le atrajo el
desdén de su suegra. A partir de ese momento, nunca reunió el coraje para volver a la
casa de la familia Gu, por lo que Paulina sintió que su desventaja había desaparecido, sin
embargo, su esposo no estuvo a la altura de sus expectativas.

Además de eso, había oído que Emma, la hija de la que Jesica estaba tan orgullosa, se
había envuelto en numerosos escándalos sexuales, que Paulina ya no se sentía afligida
al pensar en cuánto había sufrido.

Si Emma no tenía de qué avergonzarse, de qué tenía que tener vergüenza Catalina,
cuyas las cicatrices apenas eran visibles, así que no tenía nada que temer.

Con determinación, Paulina sacó a Catalina de la habitación, la subió a su BMW de


segunda mano y se dirigió hacia el hotel Ditter, a donde llegaron en unos minutos.

Paulina observaba a las celebridades que entraban y salían del hotel al tiempo que una
gran sonrisa se dibujaba en su atractivo rostro. Sentía un deseo irreprimible de
pertenecer a ese círculo social.

Catalina había intentado con ímpetu zafarse de las garras de su madre, pero esta le
apretó la mano con fuerza, reacia a soltarla hasta que llegaron a la entrada del hotel
Ditter, donde se dio cuenta de que ya no había vuelta atrás.

Al hotel habían sido trasladadas docenas de mesas y Lola había contratado a muchas
camareras profesionales para que sirvieran el té y los aperitivos, puesto que justamente
se trataba de una fiesta de té.

De pie junto a la puerta, la madre e hija podían escuchar la conversación de las personas
y oler el fuerte aroma que desprendían los diversos tipos de té que se servían.

"Mamá, si algo sale mal hoy, es culpa tuya", dijo Catalina con aprensión, y dirigió una
mirada fría a su madre, quien se encontraba absorta probando el excelente té verde que
se le había servido.
¿Cómo podían Lola y las demás ser tan condescendientes con ella? Era imposible.

Paulina agitó suavemente su mano para calmar a su hija y dijo: "Tranquila. Todo estará
bien." Para su deleite, el té verde sabía tan bien que casi estar en las nubes. Hacía
tiempo que no probaba un té tan bueno.

El gesto de Paulina tranquilizó a Catalina. "No pienses demasiado, Lola no será tan
imprudente como para hacer algo verdaderamente vergonzoso frente a una multitud
tan grande", dijo la madre hacia su hija.

Eran más de las ocho. Lola estaba sentada con sus hijos, quienes permanecían cerca de
ella. Entonces subió al escenario, vestida con un cheongsam beige y un chal de gamuza
blanco como la nieve.

Después de dar un discurso, le pidió a una de las camareras que sirviera el té que había
sido preparado especialmente para la fiesta.

Catalina se sentó disimuladamente en la mesa, desde donde pudo observar a cada


persona en la sala, incluyendo a Luna, Daisy, Laura y Emma.

No habían transcurrido ni cinco minutos cuando una mujer vestida con un cheongsam
blanco cremoso y un chal que parecía idéntico al de Lola, se dirigió hacia Catalina, quien
estaba perdida en sus pensamientos.

"Sra. Gu, ¿le gustó el té?" La voz de Luna pareció asustar a Catalina, quien se dio la
vuelta de repente.

Luna, Lola, Daisy y Laura eran la razón de la fiesta de esta noche. Aunque sus ropas eran
iguales, diferían en color, además de que llevaban tonos de lápiz labial diferentes.

En ese mismo momento, Luna, que esbozaba una sonrisa, sostenía una taza de té verde,
mientras esperaba a que Catalina respondiera. No obstante, Catalina la miró con una
expresión indescifrable, tratando de ocultar el miedo que la embargaba.

No podía permitirse ceder al pánico, no importaba cuánto le costara, de modo que


simplemente se sentó a esperar la reacción de Luna.

Dado que ninguna de las dos estaban dispuestas a dejar el rencor del pasado, bien
podían ahorrarse las cortesías.
“¿Qué pasa?" Catalina se sentía frustrada porque su té ya se había enfriado, pero frío o
no, no le gustaba mucho el sabor de ese té o de cualquier otro que ya le hubieran
servido.

Se veía tranquila y serena, lo que provocó en Luna una mirada de desprecio.


Esencialmente había confirmado que la mujer frente a ella era la autora intelectual de
su secuestro e intento de asesinato. “¿Qué le pasó a su cara?”

Exasperada, Catalina apretó los dientes. Era una pregunta absurda ya que Luna era la
razón por la cual tenía que cubrirse con una gasa en su frente.

La rabia hizo que la sangre le hirviera por dentro, pero forzó una sonrisa y respondió.
"Señorita Bo, es algo que nada tiene que ver con usted, de modo que no le incumbe".

Luna arqueó las cejas. '¡Ja! Debí suponer que diría eso'. Susurró para sí misma.

Sin embargo, no la dejaría en paz tan fácilmente. Lentamente se acercó a Catalina y la


levantó.

Hasta Paulina notó que había algo extraño, así que dejó la taza de té, tomó la mano de
su hija y le preguntó: "Catalina, ¿hay algún problema?” Paulina escuchó a su hija llamar
a la mujer "Señorita Bo” y se preguntó si ella sería Luna Bo.

Las palabras que escuchó a continuación confirmaron sus sospechas.

"Yo te diré cuál es el problema, tu hija estaba teniendo una aventura con mi esposo y
arruinó mi matrimonio. ¡La muy descarada!", dijo Luna implacable. Paulina hizo
muestras de indignación y la gente a su alrededor comenzó a señalar con el dedo a
Catalina.

“¡Luna, cuidado con lo que dices! Si no quieres que te demande", dijo Catalina
apretando los puños. Ya había presentido que algo malo pasaría y en su mente culpaba
a su madre por haberla traído.

Luna sonrió suavemente y luego arrancó la gasa de la cara de Catalina, a quien el


movimiento tomó por sorpresa y gritó "¡Ah!”

Luna tomó las manos de Catalina cuando esta se disponía a cubrirse el rostro.
"Déjame ver qué hay en tu cara", la gente volvió su atención a lo que estaba sucediendo
entre ellas dos. Se quedaron boquiabiertos cuando vieron las cicatrices marcadas en su
frente.

No le tomó mucho tiempo a la gente exclamar: "Es una amante, ¡zorra!”.

El rumor de que Catalina era la amante de alguien ahora estaba confirmado.

"Por supuesto, ella es la mujer que se ha entrometido en el matrimonio ajeno. Luna ya


ha desvelado el secreto”.

"Bien dicen que caras vemos, corazones no sabemos".

......

La conversación se volvió desagradable. Catalina fue expuesta y ridiculizada mientras


ella escuchaba con horror todas las críticas, entonces se liberó por la fuerza de la mano
de Luna y la miró de frente. "Luna, tus celos son enfermizos. Samuel y yo estábamos
enamorados y si no fuera por ti, no habríamos roto nuestro compromiso", dijo Catalina
con fiereza, chasqueando los dedos.

Se arrepentía de no haber contratado a un asesino para eliminar a Luna.

"¿En serio?" Intervino Luna en tono sarcástico. Sentía un poco de celos a pesar de saber
que estaba mintiendo, sin embargo, Catalina asintió afirmativamente después de
dudarlo un poco.

Entonces Luna le pidió a Lola que le trajera su teléfono.

Bajo la mirada expectante de la multitud, marcó el número de Samuel y la llamada entró


en un instante. Luna puso el teléfono en el altavoz. "Luna...", La voz de Samuel resonó a
través del teléfono.

"Cariño, la Sra. Gu me ha dicho que tú y ella estaban enamorados y que me interpuse


entre vosotros, llamé para verificarlo", dijo Luna con voz serena y firme.

Samuel estaba preocupado, temía que ella pudiera haber malinterpretado sus palabras.

"Querida, sabes que solo te quiero a ti, ¿es que no había ya quedado claro?" Samuel no
tenía idea de lo que estaba pasando, así que le dijo la verdad.
Capítulo 192 Mientras estes feliz
Luna sonrió y miró el rostro pálido de Catalina, y dijo con tono coqueto: "No está claro,
ya que nunca me lo dijiste". Samuel se estaba comportando tal como Luna había
anticipado, lo que refrendó su posición frente a la gente que escuchaba.

Samuel hizo a un lado los documentos que tenía en sus manos y se recargó contra su
silla. Sonaba serio cuando dijo: "Luna, te amo".

Su voz era conmovedora y atrayente, y podía resultar abrumadora para la mayoría de


las mujeres, de modo que algunas chicas se conmovieron y dijeron entre risillas,
"Samuel parece enamorado y loco por ella".

"Estoy totalmente embelesada por su voz".

... Luna nunca pensó que Samuel fuese tan directo, y debido a ello inconscientemente se
sonrojó, "Está bien, ¡adiós!"

Samuel había alcanzado a escuchar las risillas, pero cuando quiso preguntarle qué
estaba pasando, ella colgó.

Luna intentaba mantener la calma mientras su corazón latía con fuerza, y le entregó el
teléfono a la persona que estaba detrás de ella, después, arrojó el té frío sobre la cara
de Catalina.

"Sra. Gu, espero que el té la despabile para que pueda ver el mundo con claridad y así la
paranoia no la haga codiciar el esposo de otra persona". Mientras tanto, las hojas de té
se adherían a su cabello y a su rostro, y veía casi en shock cómo el líquido manchaba su
costoso abrigo de piel. Al oír cómo la multitud se burlaba de ella, su corazón se
compungió.

Reprimiendo el impulso de llorar, se secó la cara en estado de pánico y levantó la mano


para abofetear a Luna, pero dos mujeres que se encontraban detrás se adelantaron y
detuvieron a Catalina.

Paulina salió de su ensoñación, y aunque era una mujer superficial que estaba
determinada a ser rica algún día, se dijo que nunca llegaría al extremo de hacerse
amante de un hombre a cambio de posición social, así que se unió al embate general y
abofeteó a su hija.

"Mamá..." Catalina estaba sorprendida de ver a Paulina tan enojada. Como su madre
que era, no sólo no la ayudó, sino que decidió apoyar a los demás. Catalina no lo podía
creer, y la bofetada solo hizo que el desprecio general se agudizara. Al abofetearla,
Paulina estaba admitiendo la falta de su hija, falta que claramente no aprobaba.

Pronto Catalina se hizo famosa como la amante que intentó destruir el matrimonio de
otras personas y su reputación quedó arruinada en el País C.

El jefe de la empresa que iba a contratarla le envió un correo electrónico informándote


que ya no era necesario que se presentara a la oficina día siguiente después de escuchar
de la boca de su esposa lo que había acontecido.

Una vez que el drama hubo terminado, Emma, quien se había ocultado entre la
multitud, miró Luna con amargura. 'Bueno, lo has hecho de nuevo, Luna. Primero
arruinaste mi reputación, y ahora también estás arruinando la de mi prima, pero
pagarás por esto. Samuel, maldito, todos iréis infierno.'

Esa misma noche, Luna se trasladó apartamento que la compañía había puesto a su
disposición, y como Samuel no fue a verla, se aburrió y se quedó dormida. Entonces,
Lola te envió una grabación de video de lo que sucedió en la fiesta y no pudo pensar en
otra cosa durante toda la noche.

Al mediodía del día siguiente, te envió el video a Samuel, quién después de verlo se dio
cuenta de lo que había pasado al momento que respondió la llamada de Luna.

Lo que pasaba era que ella le había tendido una trampa a Catalina, y lo había usado a él
para refrendar su posición, haciendo quedar a Catalina como su amante y como una
mujer que destruía matrimonios.

'¡Qué mujer tan terrible!' , pensó Samuel.

Después recibió otro mensaje de Luna. "Samuel, lastimé a tu querida, así que puedes
hacer lo que quieras si deseas tomar represalias contra mí".

¿Pero cómo? ¿Acaso Samuel se atrevería a decir algo? ¿O hacer algo?


Temía hacerla enojar de nuevo. Si volviera los Estados Unidos, todo lo que había hecho
sería en vano, así que sólo escribió algunas palabras e hizo clic en responder.

Luna iba conduciendo cuando vio su mensaje y no pudo evitar reír.

'Mientras estés feliz", decía el mensaje.

En un estado de ánimo exaltado, condujo hacia la casa vieja sin tener idea de que un
coche la estaba siguiendo de cerca.

Al llegar, Violeta se encontraba pensando en Catalina y Emma, y cuando vio a Luna, no


dijo nada y subió por las escaleras.

Luna se sorprendió de que no la echara esta vez.

Cuando la vio, Milanda salió de la sala de estar, "Luna, vi el vídeo”.

'¿Cómo es que la abuela lo había visto?' Se dijo Luna. Lota le dijo que había eliminado el
vídeo y que nadie podía verlo.

At notar su confusión, Milanda explicó, "Daisy me lo envió. ¡Bien por ti! El mundo entero
sabrá que Catalina es una mujer sin escrúpulos”.

Sin querer dirigió La mirada hacia la escalera del segundo piso, y recordó to que Samuel
te había dicho en el dormitorio hacía unos años: "Si hay una amante entre vosotras, ¡esa
eres tú!".

Pensar en esto hizo que su estado de ánimo cambiara repentinamente y su felicidad se


esfumara.

"Abuela, ¿ya llevaron a Gerardo at preescolar?" Preguntó Cuna. Irene todavía se


quedaba con Leandro. comenzaría a filmar día siguiente y había venido ver a la abuela
antes de que sus ocupaciones no se to permitieran.

"Sí, no te preocupes por Gerardo. Él está bien aquí. Lo que hay entre tú y Samuel debe
resolverse lo antes posible. ¡No dejen que las cosas empeoren!" Milanda sostuvo tas
manos de Luna, sus ojos estaban llenos de preocupación.

Luna sonrió tímidamente pensar en los días que habían pasado juntos con Samuel en
esta casa, "Abuela, últimamente tas cosas están yendo bien entre nosotros, incluso es
posible que nos volvamos a casar".
Milanda movió la cabeza con satisfacción. Su vida estaría completa, siempre y cuando
Luna y su nieto hicieran las paces y recuperaran a su bisnieta.

De repente, el timbre sonó. Luna se apartó de la mano de Milanda y fue a abrir la


puerta.

Era Emma, la cual se veía desorientada. La sonrisa de Luna se congeló, y enojada, le


preguntó: "¿Qué estás haciendo aquí?" '¿No estaba loca e ingresada? ¿Cómo puede
andar libre?' Pensó.

Emma la empujó y se dirigió a la sala de estar.

"Oye, ¿qué estás haciendo?" Luna se tambaleó y tuvo que sostenerse del estante de
zapatos para no caer.

Conforme Emma se aproximaba a Milanda, Luna se apresuraba a seguirla.

"¿Emma? ¿Qué estás haciendo aquí?" Milanda notó el aspecto pálido de la mujer y se
dio cuenta enseguida de que no estaba en su sano juicio, ya que solo atinó a mirarla de
modo taciturno sin decir una palabra.

Emma estaba recordando todas las cosas que habían sucedido en el pasado reciente.
Desde el principio, Milanda se había opuesto firmemente a su relación con Samuel, y
entonces Luna apareció para robarle el corazón de su hombre.

Ella no tenía dinero y Samuel no le prestaba atención, de modo que no tuvo más
remedio que enredarse con Félix y Eric.

...

Ella no hubiera sido reducida a tal estado si no fuera por Milanda.

'Todo gracias a ti, Milanda', pensó Emma. Un profundo odio brilló en sus ojos.

En su camino se encontró con un cuchillo para cortar fruta que se encontraba en la


mesa y lo tomó sin dilación. Al ver esto, Milanda y Luna entraron en pánico.

"Emma, ¿has perdido la razón? ¿Qué es lo que quieres?" Gritó Luna y entonces corrió
hacia Milanda, quien se tropezó al tratar de esquivarla.
Capítulo 193 ¡Ayudame, Samuel!
De repente, Emma se echó a reír sardónicamente, como si imaginara la muerte de
Milanda y de Luna a manos suyas.

"¡Vayan todos al infierno! Jajajaja".

Violeta se encontraba en su habitación en el segundo piso. La puerta del dormitorio


permaneció abierta, por lo que pudo escuchar el alboroto en la planta baja. La
curiosidad la venció y salió a ver qué pasaba, y mirando desde lo alto de la escalera, se
encontró con la escena de una mujer persiguiendo a Luna y a Milanda con un cuchillo
para cortar fruta en la mano, lo que la asustó y la paralizó. Se trataba de Emma, ¿qué
pensaba hacer?

Luna arrastró a Milanda hasta esconderla detrás del sofá y se puso delante de ella, en
una postura protectora. Al ver que Emma se acercaba, intentó calmarse, "Emma, ¿qué
es lo que quieres? Dímelo." Estaba dispuesta a darle lo que pidiese, excepto a Samuel.

Al mismo tiempo, Milanda, oculta detrás de Luna, tomó el teléfono de la mesa y marcó
el 110.

Emma notó sus intenciones y, pegando un gruñido, se lanzó hacia ellas, apuntando con
el cuchillo hacia Milanda. Temiendo que la abuela resultara lastimada, Luna trató de
detener el impacto terminando con una cuchillada en el brazo y causándole un dolor tal
que la dejó incapaz de proferir sonido alguno. Al ver que Luna había sido herida,
Milanda se asustó y dejó caer el teléfono al suelo.

"Luna, ¿estás bien?", dijo corriendo hacia ella para revisar la herida.

Al ver esto, Emma empuñó el cuchillo y lo dirigió hacia ella, sin darles tiempo de nada.

Al ver que Emma se acercaba a Milanda, Luna tomó un cenicero que estaba a su lado y
se lo arrojó, pero Emma consiguió esquivarlo, lo que provocó que se quedara quieta,
respirando pesadamente y observándolas.

Violeta finalmente se dio cuenta de lo que estaba pasando y entró en pánico. Tenía que
hacer algo, por lo que inmediatamente regresó corriendo a su habitación y llamó al 110.
Posteriormente llamó a Samuel, en tanto se apresuraba a bajar las escaleras, "Samuel,
ven rápido, algo terrible ha sucedido".

Por un momento su corazón se detuvo. Samuel nunca había escuchado a su madre


hablar así, con esa voz trémula y en tal estado de pánico.

Después de colgar el teléfono, se puso su abrigo y salió corriendo de su oficina, dejando


atrás a varios ejecutivos en la sala de reuniones y sin poder entender qué había
sucedido.

En la casa vieja, después de que terminara de hablar con Samuel, Violeta arrojó su
teléfono a un sofá cercano, "Emma, ¿qué te ha pasado? ¡Suelta ese cuchillo ahora
mismo!"

Bien sabía que no tenía sentido tratar de razonar con Emma, la cual se veía perturbada y
desorientada, y seguía blandiendo rápida e implacablemente el cuchillo hacia Milanda.

Después de varios intentos infructuosos, Emma perdió los estribos y apuntó a la espalda
de Milanda. Reuniendo toda su fuerza, iba a apuñalarla, pero con la rapidez del
relámpago una sombra se movió a su lado. Se trataba nuevamente de Luna, quien
rápidamente se paró enfrente de Milanda. Esta vez el cuchillo la penetró en el
estómago.

El tiempo pareció detenerse cuando Violeta se dejó caer en el suelo, gritando.

Al ver la sangre que manchaba la blusa de Luna, Emma salió de su delirio,


manteniéndose inmóvil en su lugar.

“¡Luna!" Gritó Milanda, cuya voz se tornó ronca y se quebraba.

Sorprendida al ver el cuchillo en su estómago, Luna se perdió en sus pensamientos. ¿Iba


a morir? Incluso si así fuera, no dejaría que Emma lastimara a la abuela, quien siempre
la había tratado bien. Para ella, ningún precio era demasiado alto para pagar por todo lo
que la abuela había hecho por ella, ni siquiera su vida.

Apretó los dientes y, reuniendo todas sus fuerzas. Arrancó el cuchillo de su estómago. La
sangre caliente se esparció por el suelo, al tiempo que usaba su otra mano para tratar
de detener el flujo, entonces dio un paso adelante y apuñaló a Emma con toda la fuerza
que pudo reunir.
"Ah..." Tomada por sorpresa, Emma recibió la puñalada, y la sangre empapó
rápidamente su abrigo amarillo.

Sintiéndose mareada, Luna sacudió la cabeza para mantenerse consciente y sacó el


cuchillo del cuerpo de Emma, luego lo levantó e intentó apuñalarla en el corazón, pero
el mareo la hizo fallar y terminó hiriéndola en el pecho.

Una vez más sacó el cuchillo y lo lanzó lejos.

Apoyada en el escritorio que tenía a su lado, Emma cayó de rodillas.

Luna se volvió, le sonrió a Milanda y dé bilmente le preguntó: "Abuela... ¿Estás bien?”

Milanda recuperó la compostura y se apresuró a evitar que cayera, "Luna. Estoy bien.
Aguanta. Llamaré a una ambulancia de inmediato".

Asustada como estaba, intentó varias veces recoger el teléfono del suelo pero no pudo.

Finalmente, respiró hondo y logró levantarlo y marcar al 120 para que enviaran una
ambulancia.

Luna se apoyó contra la pared y se sentó en el suelo lentamente. Entonces sintió mucho
dolor y comenzó a toser sangre. Pensó en Irene y en Gerardo, quería decirles cómo se
sentía.

También pensó en Samuel, a quien le quería decir que lo quería, que era el amor de su
vida, "Samuel..." Murmuró.

Las lágrimas corrieron por el rostro de Milanda cuando escuchó a Luna pronunciar el
nombre de Samuel.

"Luna, mi Luna... Ya viene la ambulancia, no te duermas". No pudo contener las


lágrimas. Luna no estaría herida de no haber intentado protegerla.

Emma, quien se encontraba en un estado de fatiga extrema, se había desmayado


después de las dos puñaladas.

Violeta se levantó del suelo y se acercó a Luna.

La sangre se acumulaba a su alrededor y Violeta se tapó la boca para no llorar.


"Luna, Luna, vas a estar bien". Ella entendía perfectamente lo que había sucedido, Luna
había resultado herida por proteger a Milanda, era una mujer que estaba dispuesta a
dar su vida por la seguridad de los demás. ¿Cómo podría haberla tratado mal antes?

Luna estaba sorprendida de que Violeta la consolara, pero estaba demasiado cansada
para decir algo.

De pronto se escucharon las sirenas de las ambulancias que se acercaban.

Luna estaba demasiado adolorida.

"Samuel..."

Milanda se le acercó para brindarle apoyo y tomó una de sus manos, "Luna, debes
aguantar. Samuel está en camino".

"Sí. Lo he llamado. No cierres los ojos". Violeta se secó las lágrimas y aferró la otra mano
de Luna. Ambas manos estaban ensangrentadas y no paraba de sangrar. Sonriéndoles a
Milanda y a Violeta, dijo débilmente: "Dile a Samuel que cuide bien de nuestros hijos".

Entonces cerró los ojos y perdió el conocimiento.

"Luna, Luna..." Milanda, al borde del desmayo a causa de la preocupación, hizo todo lo
posible para estabilizar su respiración. Fue hasta ese momento que los médicos y la
policía entraron y se hicieron cargo del asunto.

Samuel condujo como un loco hacia la casa vieja. Cuando llegó, Luna estaba siendo
llevada a una ambulancia.

Su corazón palpitó con fuerza, y después de asegurarse de que la abuela y su madre


estaban bien, abordó la ambulancia. Por primera vez, su mente estaba completamente
en blanco al ver a Luna en ese estado, cubierta de sangre.

"¿Cómo está?" Preguntó por instinto, apretando sus frías manos.


Capítulo 194 Siempre te apoyare
La enfermera, que llevaba un cubrebocas, se sonrojó y respondió: "Ya se han tomado
medidas para detener el sangrado. Ahora la llevaremos al hospital".

Después de que Samuel hiciera una llamada, la ambulancia se dirigió al Hospital Privado
de Chuck.

Chuck acababa de realizar una operación importante cuando una enfermera se dirigió
hacia él incluso antes de que saliera de la sala de operaciones.

"Señor Si, el señor Shao acaba de llamarle y ha pedido que lo espere en la puerta. Tiene
un paciente que lo necesita".

Chuck se quedó perplejo. ¿Samuel? "¿Cuál es la condición del paciente?" Se quitó la


mascarilla y la bata protectora y salió de la sala de operaciones.

Debía tratarse de un paciente importante ya que Samuel venía también.

Apenas había llegado a la entrada cuando una ambulancia se detuvo frente a él.

Sorprendentemente, era Luna quien fue sacada de la ambulancia con una máscara de
oxígeno sobre su nariz y boca y cubierta de sangre. Su corazón se estremeció. Miró a
Samuel, que estaba temblando de angustia. Chuck le preguntó a la enfermera a su lado,
"¿Qué pasó?".

Luna fue enviada a la sala de emergencias mientras la enfermera contestaba sin aliento:
"Fue apuñalada con un cuchillo de cortar fruta, tiene una herida severa en el abdomen.
Los cortes en sus brazos ya han sido atendidos".

¿Cuchillo de cortar fruta? Apresuradamente, Chuck miró a Samuel de nuevo pero este
aún se hallaba en silencio. No era el momento adecuado para hacer preguntas. Regresó
a la sala de operaciones a pesar de que estaba demasiado cansado.

Unos instantes después, la luz de la sala estaba encendida de nuevo, y fuera de la


habitación, Samuel parecía inusualmente tranquilo. Se quedó allí durante mucho
tiempo. Entonces su teléfono sonó un par de veces en su bolsillo.

No contestó sino hasta la tercera vez, "Hola, mamá".


"Sam, ¿en qué hospital estás?" Violeta sonaba angustiada, lo que confundió a Samuel.

"Mamá, ya que ella nunca te cayó bien, quédate en casa". Le contestó a su madre, y por
dentro repetía las mismas palabras, 'Luna, ¡lo siento! Debí haberte protegido'.

'¡Por favor, no te vayas, Luna! No me dejes. Te estaré esperando aquí. De ahora en


adelante, te dejaré hacer lo que quieras', oró Samuel.

Mientras Luna estuviera feliz y sana y salva, él haría cualquier cosa.

Al darse cuenta de lo que su hijo había querido decir, Violeta se quedó muda. Se
apresuró a explicarse, " Sam, lo siento. A partir de ahora seré amable con Luna, ¿de
acuerdo?"

Samuel guardó silencio por unos momentos antes de decirle a Violeta el hospital en el
que estaba.

Diez minutos más tarde.

Milanda y Violeta llegaron juntas. Las lágrimas rodaron por el rostro de Milanda cuando
vio a Samuel de pie, inmóvil como un muerto frente a la sala de operaciones.

"Sam..." La débil y titubeante voz de Milanda trajo a Samuel de vuelta a la realidad.

Las miró con indiferencia, " abuela, mamá”.

"Sam..." Dijo la abuela. Pensó que todo había sido su culpa, Luna no habría resultado
herida si no fuera por ella.

Pasó un tiempo antes de que Samuel finalmente entrara en razón. Caminó hacia
Milanda con lágrimas en los ojos.

"Abuela, no llores. Ella se pondrá bien". Definitivamente tenía que ponerse bien, ella no
lo dejaría solo a él ni a su hijo en este mundo aterrador.

Milanda asintió repetidamente y se enjugó las lágrimas, "Sam. ¡Fue Emma! Vino a
matarme, estaba..." Milanda no fue capaz de terminar la oración.

Sus ojos arrugados estaban anegados en lágrimas.

"Mamá, no estés triste. Ven y siéntate aquí". Entristecida al ver el llanto de Milanda,
Violeta la llevó al banco y se sentó junto a Samuel.
¡Emma!

Su nombre hizo eco en su cabeza.

"Emma estaba trastornada. ¡Blandió el cuchillo hacia tu abuela! Samuel, no la dejes


escapar esta vez. Tu abuela podrí a haber resultado herida si no fuera por Luna". Violeta
pensó en lo ciega que había sido al haber creído en Emma todo este tiempo.

Además de los videos que mostraban sus secretas aventuras amorosas, también había
tratado de asesinar a su suegra.

En ese momento, Violeta sintió admiración por su suegra, quien había logrado
descubrir la verdadera personalidad de Emma y poner fin a la relación entre Samuel y
Emma, hacía mucho tiempo.

Dejó escapar un suspiro de alivio, y pronto notó que su hijo la estaba observando.

La miraba con frialdad, como si intentara averiguar si le estaba diciendo la verdad.

Entendiendo lo que él quería, Violeta suspiró profundamente, " Sam, lo siento. Nunca
más me interpondré en los asuntos entre Luna y tú, te apoyaré en todo de ahora en
adelante".

Finalmente él bajó la guardia.

Entonces, entre Milanda y Violeta le explicaron cuidadosamente a Samuel lo que había


sucedido.

Ya había pasado una hora y las luces de la sala de operaciones seguían encendidas.
Samuel se estaba asustando todavía más.

¿Por qué no estuvo allí para protegerlas? ¿Estaría Luna bien?

¿Podría ella sentir el dolor en su corazón ahora mismo?

Luna siempre le había tenido miedo al dolor, y esta vez, como en muchas ocasiones
anteriores, él no había estado allí cuando ella lo necesitaba.

Al mirar las paredes del hospital, Samuel recordó que había venido con ella cuatro años
antes.
Se suponía que el aborto iba a ser indoloro, pero, ¿cómo podría ser realmente indoloro
cuando un bebé le fue arrancado?

Lo siento, Luna.

¡Perdóname, mi amor!

Hora y media después.

Las luces del quirófano fueron apagadas. Milanda se enjugó las lágrimas de la cara y se
levantó, ayudada por Samuel y Violeta.

Unos minutos más tarde.

La puerta se abrió y Chuck salió, limpiándose el sudor del rostro.

"Chuck, ¿cómo está Luna?" A pesar del profundo trastorno obsesivo compulsivo y la
germofobia del doctor, Milanda se adelantó y lo tomó de las manos, pero Chuck no se
inmutó demasiado. Desde que vivía con su esposa e hijo, era capaz de manejar su fobia
mejor que antes.

Le dio una palmadita en la mano a la mujer y respondió: "Abuela, el cuchillo no tocó


ningún órgano vital, pero Luna perdió mucha sangre. Ahora la hemorragia ha sido
frenada y ella se pondrá bien. No se preocupe."

Al oír esto, todos respiraron aliviados.

Luna, quien todavía estaba en coma, salió de la sala de operaciones en una cama
médica. Samuel se acercó a ella y, mirando su rostro pálido, sintió dolor en su corazón.

"¿Cuándo se despertará?"

Chuck dobló el pañuelo usado y se lo guardó en el bolsillo. Lo lavaría en casa más tarde.

Al oír la pregunta, Chuck miró de nuevo a Samuel. Sintió pena por él, que ni siquiera
sabía de su propia hija.

"En dos horas, cuando se le pase la anestesia."

Luna fue trasladada a una sala de VIP. Una vez que se hubo asegurado de que ella
estaba bien, Samuel tomó a Chuck, que se estaba preparando para irse, por el brazo.
Mirando su manga, Chuck frunció el ceño, pero de repente recordó las advertencias de
su esposa: "Necesitas ver a un psiquiatra para hablar sobre tu germofobia, o
empeorará", así que dejó de fruncir el ceño.

Salieron al pasillo cuando Samuel lo miró con seriedad y le dijo: "Tengo que consultarte
acerca de algo".

¿Consultar? Chuck arqueó las cejas. ¿Cuánto hacía que Samuel no pedía algo con tanta
cortesía?

"¿De qué se trata?"


Capítulo 195 Ella tiene la ultima palabra
Samuel asintió y abrió la puerta de la sala.

Después de hablar con Violeta, caminó hacia el despacho del director con Chuck. Unos
minutos más tarde, Chuck llevó a Samuel a su laboratorio.

Dos horas después, Samuel salió de ahí. Entró en el ascensor sin dejar de pensar en los
cadáveres que estaban siendo utilizados para la experimentación en el laboratorio,
conteniendo las ganas de vomitar.

Si Chuck estaba tan obsesionado con la limpieza, ¿por qué no le importaba lidiar con
cuerpos repugnantes?

Mientras, en la habitación de VIP en el octavo piso, Milanda se sentó junto a la cama,


tomando con fuerza la mano de Luna.

Violeta se levantó del sofá cuando vio que Samuel regresaba. "Sam, la policía llamó para
decirnos que Emma está en el hospital No. 2 y están listos para arrestarla".

Al escuchar su nombre, Samuel dejó entrever un gesto de malicia, "No hay prisa, ya
tendrá tiempo para recuperarse. Enviaré a alguien a que la vigile".

¿No hay prisa?

Quizás él no tenía prisa, pero Milanda, Violeta y Luna, quien todavía se encontraba
parcialmente inconsciente, sí la tenían.

"Sam, en verdad me estás decepcionando". Milanda lo miró con una expresión triste.
"¡Mira lo que le ha hecho Emma a Luna!" ¿Por qué no podía él olvidarse de ella? Sacudió
la cabeza con decepción.

Al darse cuenta de la expresión en su rostro, Samuel supo que ella lo había


malinterpretado. Cuando estaba a punto de explicarse, Luna habló débilmente, con los
ojos cerrados, "Samuel, maldito imbécil. Lo nuestro se acabó."

Incluso en esos momentos, él seguía protegiendo a Emma, y eso le rompió el corazón en


mil pedazos. A pesar de que casi había muerto y estaba sufriendo terribles dolores por
culpa de Emma, Samuel la seguía protegiendo, y eso nunca se lo perdonaría.
Samuel suspiró y la besó en la frente y en las mejillas. A pesar de lo que dijo, estaba feliz
de escuchar su voz.

Un par de minutos después, Violeta se fue con Milanda y cerró la puerta, dejándolos
solos en la sala, entonces Luna abrió los ojos y descubrió que él se había acercado
mucho, así que los volvió a cerrar.

Luna movió su brazo derecho sin querer, puesto que le dolía debido a los cortes.

El dolor era insoportable. ¡Maldita Emma! Luna la maldijo, se iba a asegurar de que
pagara por lo que le había hecho.

El gesto que hizo al levantar el brazo provocó que su rostro se torciera en una expresión
graciosa, pero Samuel no se rió en absoluto, ya que sentía mucha pena por ella.

"Cariño, abre los ojos". Quería explicarle lo que tenía en mente, puesto que lo había
malinterpretado, pero Luna no se atrevió a moverse temiendo que el dolor apareciera
de nuevo. Cerró los ojos y se negó a conversar.

En la sala reinaba la calma. Samuel se sentó junto a la cama y sostuvo su otro brazo, el
que estaba bien, y dijo: "Pórtate bien, cariño, ¿todavía te duele?" Mirando
amorosamente las vendas alrededor de su cintura, deseaba tocarla, pero se detuvo,
temiendo causarle dolor. Al fin, la besó, estaba decidido a vengarse en nombre de ella.
Emma iba a pagar por lo que había hecho.

"Samuel, sal de aquí". Ella abrió los ojos y lo miró, su rostro estaba pálido.

"No quise decir lo que...”

"No quiero escuchar lo que tengas que decir", respondió ella con sorna. Nunca volvería
a creerle.

Samuel suspiró, definitivamente había elegido un mal momento. Ella había despertado
justo para escuchar aquello que no se suponía que escuchara, y ahora no quería creerle
cuando él trataba de explicarse.

"Te lo explicaré si así lo deseas o te mostraré lo que voy a hacer en caso de que no
quieras una explicación verbal, pero primeramente, ¡no te enojes!" Estaba
convaleciente, y la ira no era buena para ella en ese estado.
“¡No te voy a escuchar!" Se sentía demasiado débil como para contestar.

"Bien, bien. Ya no diré nada si no quieres escuchar".

Samuel la obedeció. Ahora ella era la más importante y tenía la última palabra.

Débilmente preguntó, "Samuel, ¿todavía estás pensando en cómo engañarme? No hay


necesidad de ello, debes sentirte muy orgulloso de ti mismo."

Samuel se quedó sin palabra y rió en silencio, ¿por qué las mujeres siempre sacaban
conclusiones equivocadas?

Alargó la mano hacia la cabeza de Luna y echó algunos mechones sueltos de su cabello
hacia atrás de sus orejas, "Cariño, por favor, mejórate pronto". Una sensación de
angustia y amargura lo había invadido cuando vio a Luna cubierta de sangre, sintió como
si alguien le arrancara el corazón del pecho. No supo la razón, pero estaba temblando
en ese instante.

Esa era la primera vez que había experimentado un terror de esa manera y estaba
perplejo por ello. Nunca había sentido algo así, ni siquiera la vez que lo acusaron de
cometer un crimen y lo encarcelaron durante medio mes cuando era joven.

“¿Y para qué quieres que mejore? ¿Para verte amar y proteger a otra mujer delante de
mí? Vete al diablo" su voz se fue desvaneciendo hasta que finalmente se quedó
dormida.

Sabiendo la delicada condición en la que se encontraba, Samuel la cubrió en silencio con


las sábanas y le dio un beso en la frente.

'Luna, por favor, ponte bien pronto, no para ver que amo a alguien más, sino para que
todos vean cuánto te amo a ti.' Finalmente abandonó la sala sin haber podido expresar
sus sentimientos, entonces vio a Milanda y a Violeta charlando en un banco. Milanda se
puso de pie.”

¿Cómo está Luna?"

"Abuela, se ha vuelto a dormir. Puedes ir a verla ahora". Sacó una caja de cigarrillos y se
puso uno entre los labios.

Milanda asintió y entró en la sala con Violeta.


En ese momento su teléfono sonó. Se dirigió al final del pasillo y encendió su cigarrillo:
"Si no tiene nada nuevo que decirme, no hay necesidad de que me llame".

Quienquiera que le hubiese tendido la trampa a Luna había hecho una buena jugada, y
Samuel no pudo encontrar pista alguna ni siquiera después de una investigación
exhaustiva.

Con Catalina había hecho lo mismo. Pidió su registro de llamadas, pero aun así no fue
capaz de encontrar nada sospechoso.

"Tengo nueva información, Sr. Shao. La señorita Catalina Gu se encontró en secreto con
un japonés llamado Yamasaki Fuller, un jefe conocido de una famosa organización
criminal llamada Camorra. Durante estos días de investigación, he descubierto que tiene
antecedentes penales".

"¿De qué son esos antecedentes?"

"Asesinato, contrabando y tráfico de personas".

Samuel miró por la ventana y reflexionó un momento: "¿Hay algo más?"

"Sí, la señorita Amber tuvo un contacto con Catalina, y poco después la señorita Bo
resultó herida".

Samuel se llevó el cigarrillo a la boca. 'Catalina'. Reflexionó con cuidado.

¡Maldita sea! ¿Cómo pudo ser tan estúpido?

Se había dejado engañar por esa mujer.

De pronto recordó que Luna una vez le mencionó que Catalina o Emma iban a hacerle
daño, pero en aquel entonces él no le creyó debido a su actitud y también por el hecho
de que carecía de pruebas.

En ese momento, Samuel tenía muchos sentimientos afligidos en su interior.

De modo que siempre habían sido Emma y Catalina las que habían querido lastimar a
Luna. ¡Y ambas lo querían!

Apagó el cigarrillo y preguntó con indiferencia: "¿Cómo se encuentra Amber ahora?"

"Está mejorando y podría despertar en cualquier momento. ¡La tenemos bien vigilada!"
"Bien. Consigue más guardias si los necesitas y cuando se despierte, me lo haces saber
cuanto antes".
Capítulo 196 Ojala fuera mi hija
Después de colgar, Samuel estuvo junto a la ventana durante bastante tiempo.

Quienquiera que le hubiese hecho daño a Luna iba a pagar por ello, sea Catalina o
Emma.

Samuel seguía planeando su venganza cuando dos niños pequeños se filtraron dentro
de la sala de VIP, pero él estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no se dio
cuenta.

Fumó un cigarrillo tras otro, terminándose el paquete en un santiamén. Luego, volvió a


guardarse el teléfono y se dirigió a la sala, pero se detuvo brevemente antes de entrar.
Mirando a través de la ventana, vio a una niña pequeña con un abrigo color lavanda
tratando de trepar a la cama.

Cuando lo logró, se quitó la mascarilla que llevaba y besó a Luna, quien estaba
durmiendo, en la mejilla.

¿Quién era?

¿Acaso era la niña que había venido con Gerardo a su oficina? Samuel la miró con
cariño.

La pequeña parecía tenerle mucho afecto a Luna.

Cuando la besó, la abuela de Gerardo los estaba mirando con amor.

Violeta también se encontraba ahí pero estaba de espaldas a él, de modo que no podía
verle la cara.

Después de observarlos por unos momentos más, Samuel abrió la puerta despacito,
sorprendiendo a todos en la habitación, salvo a Violeta, quien no mostró verse afectada
por su repentina presencia.

Si bien Irene estaba preparada para encontrarse de nuevo con su papá, no pudo evitar
estremecerse una vez que lo vio parado frente a ella. Inmediatamente se volvió a poner
la mascarilla, pero se sentía triste.
No podía entender por qué Luna le prohibía llamar papi a Samuel, sin embargo, la
obedeció.

"¡Papi!" Gerardo sintió miedo por un instante, pero pronto se calmó. Corrió hacia
Samuel y lo abrazó por la pierna.

Este se agachó y lo levantó en sus brazos, "¿Cómo llegaste aquí?"

La respuesta de Gerardo no podía ser más honesta: "El chofer nos trajo aquí después de
la escuela. El papá y la mamá de Irene no están en casa, así que la traje conmigo. ¿Está
bien, papá?".

Samuel miró a la niña, cuyos ojos brillaban de alegría.

Gerardo continuó, sin darle a Samuel la oportunidad de responder: "Sabes papá, a


mamá le agrada Irene. Estoy seguro de que estará muy feliz de verla".

Parecía que Irene y Luna tenían una relación estrecha, lo cual le extrañó.

Luna acababa de regresar al País C recientemente por lo que le costaba trabajo


entender que las dos hubieran establecido una relación tan cercana en tan poco tiempo.

Milanda se dio cuenta de que Samuel parecía estar incómodo, así que tomó la palabra:
"Gerardo, deja que el chofer lleve a Irene a casa, o su mamá y su papá se van a
preocupar. Tu mama ya está mejorando, no te preocupes".

Si bien a ella le gustaría decirle a su nieto que Irene era hija suya, prefería no contradecir
a Luna, así que mantendría el secreto hasta que ella estuviera lista para hablar de ello.

Samuel bajó a su hijo y se acercó a Irene. Se puso en cuclillas, poniéndose al mismo nivel
de los ojos de ella, lo que provocó que Milanda y Gerardo tuvieran reacciones
contradictorias: ambos estaban nerviosos y preocupados, pero emocionados al mismo
tiempo.

Por un lado, sentían temor de que Samuel descubriera que Irene era su hija, no
obstante, creían que sería genial si eso sucediera algún día.

"Ire", le dijo Samuel gentilmente. Ella apenas pudo resistirse al impulso de llamarlo
"papá", pero finalmnte logró reprimir su deseo y respondió: "Tío Samuel".
Él sonrió alegremente, acariciando su cabello oscuro, '¿Por qué no te has quitado la
mascarilla? ¿Es que todavía sigues enferma?

De repente tuvo la sensación de que Irene estaba cubriéndose con la mascarilla


deliberadamente. ¿Lo estaba evitando?

Irene miró hacia arriba, sus ojos eran muy parecidos a los de Samuel. Entonces mintió,
"Sí, tío Samuel, todavía estoy malita”.

Él se inquietó por su enfermedad y dijo con mucha preocupación: "El director del
hospital es mi amigo y también un famoso cirujano. ¿Qué tal si te llevo a verIo?”

Irene negó con la cabeza de inmediato. Ella sabía que el tío Chuck era un buen medico,
pero no estaba realmente enfermedad.

"Gracias, tío Samuel, pero no hay necesidad, mi hermano me dijo que pronto estaré
bien".

¿Hermano? ¿Tenía un hermano? Samuel sonrió, "Bueno, eso es una buena noticia.
Cuando te mejores, házmelo saber y te llevaré a ti y a Gerardo al parque de juegos, ¿de
acuerdo?"

Irene asintió. ¡Qué bien! A Samuel le agradaba aún más ahora.

Ojalá la niña que estaba delante fuera su hija, pensó Samuel.

Irene miro a su madre, quien dormía profundamente, y le preguntó Samuel con


preocupación: "Tío Samuel, ¿mi ma... tía Luna ya está mejorando?"

Samuel asintió, "Ire, no te preocupes, tu tía Luna ya está mejor ahora. Simplemente está
durmiendo". Miró a Irene, que tenía el ceño fruncido. Gerardo también la estaba
mirando. Samuel se preguntó por qué Gerardo no mostraba preocupación por su
madre. ¿Quizás las chicas eran más sensibles que los chicos?

Al pensar en esto, miró a su hijo enojado, provocando confusión en el niño. No entendía


por qué su papá lo mirara así.

Después de escuchar a su padre asegurarle que su madre estaba bien, Ire finalmente se
sintió aliviada.
Miró a su madre y a Samuel antes de irse con Gerardo. Samuel los escoltó hasta el
coche.

Cuando regresó, se sorprendió al encontrar a Milanda y a Violeta aún en la habitación,


así que les pidió que se fueran a casa y descansaran ya que él se quedaría con Luna. Una
vez que se fueron, Yang le trajo una computadora y documentos para que pudiera
trabajar mientras cuidaba de su mujer.

Se estaba oscureciendo, y a la hora de la cena, Samuel comenzó a pensar en lo que


Catalina había hecho.

Parecía tan inocente e ingenua que nunca le pasó por la mente que en realidad fuera
una mujer tan malvada. Había sido tan astuta que le había engañado del todo,
haciéndole imposible ver la verdad.

"Todo parece indicar que la persona que lastimó a Luna hace cuatro años era Catalina”,
dijo moviendo la cabeza.

Samuel sacó su teléfono, hizo una llamada y ordenó: "Destruye la reputación de


Catalina. ¿Fue acusada de ser una cualquiera hace tiempo, verdad? Pues usa eso como
arma. Quiero que su reputación como abogada y como persona quede completamente
arruinada".

"Entendido, ¡señor Shao!"

"Y… bueno, te llamaré más tarde". Planeaba ayudar a su esposa a llevar a cabo su
venganza tan pronto como ella despertara.

Después de colgar el teléfono, terminó las sobras de su cena y se acercó a la cama.

Miró a Luna, quien todavía estaba durmiendo. De pronto, como si hubiera sentido la
intensidad de su mirada, ella se despertó y abrió los ojos lentamente. Vio en la tenue luz
a un hombre atractivo. Era Samuel.

No le quedaba más que admitir que era muy guapo.

"Tengo hambre." Apenas terminó de pronunciar estas palabras cuando su estómago


gruñó.

'¿Quiere comes? Pues es un buen comienzo', pensó Samuel y se rió.


La besó en la frente y caminó hacia el microondas encima de la mesa, donde calentó su
comida.

Cuando estuvo lista, Luna se inclinó y él se encargó de darle de comer.

"Samuel, ¿haces esto a propósito?", se quejó ella después del tercer bocado.

Samuel arqueó un poco las cejas y dijo inocentemente: "Acabas de tener una cirugía,
deberías estar feliz de estar comiendo miso". Aunque por suerte, no había sufrido
heridas en los órganos vitales y sólo había tenido una cirugía menor, generalmente se
aconsejaba a los pacientes que no comieran nada después de una operación.

"Llévatelo. Quiero un poco de agua." Enojada, volvió la cabeza hacia un lado, negándose
a comer más sopa de mijo.
Capítulo 197 Nada nos podra separar.
Samuel se quedó observando el tazón de sopa, al mismo tiempo que se preguntaba lo
mucho que ella odiaba comerlo y que prefería beber agua.

"Muy bien, solo un bocado más". Dijo Samuel con cariño.

Luna probó otra cucharada de sopa, que le resultó difícil de tragar debido al mal sabor.
'Está horrible', pensó.

"Bueno. Otro. Abre la boca." Le dijo Samuel, mientras le acercaba la cuchara.

Luna se quedó mirándole. "Señor Shao, ¡déjame en paz! Puedo cuidarme sola." Le gritó
Luna mientras le ponía los ojos en blanco.

Luna no quería verlo más porque él siempre la hacía enojar.

"Luna, no estás en condiciones de ponerte exigente. ¡Deja de actuar como una niña
mimada!" Samuel sonrió.

Luna se quedó muda por un minuto.

"¿Acaso no sabes qué edad tengo?" Dijo Luna enojada. "¿Crees que soy una niña?" Ella
no era una niña pequeña que Samuel estaba mimando.

Samuel dijo sonriendo, "La edad no importa pero te comportas como niña una
malcriada y melindrosa". Y una vez más extendió el brazo con la cuchara llena de mijo.

Luna volteó la cabeza, ya no quería seguir comiendo.

Samuel fingió estar de acuerdo con ella. ¡Qué mujer tan exigente! Estaba pensando en
otra manera de alimentarla y se le ocurrió una idea. Sin dudarlo, decidió hacerlo.

Tomó una cucharada y la probó sin soltar el tazón.

Luna lo miró extrañada. ¿Acaso tenía hambre? Estaba pensando en cuál era su
intención, cuando él la abrazó y agachó la cabeza para besarla.

Samuel le estaba dando de comer a Luna con su propia boca, esto la sorprendió y la dejó
sin palabras. No podía creer lo que Samuel acababa de hacer. ¡Eso fue asqueroso!
Luna pensó que estaba bien cuando los amantes se alimentaban el uno al otro como en
los programas de televisión, pero no con sopa de mijo.

¡Por Dios, qué asco! ¡Estaba al borde de la locura!

Samuel no la iba a soltar hasta que ella tragará toda la sopa, casi no podía respirar.

"¡Samuel! ¿Cómo te atreves?" Luna estaba a punto de regañar a Samuel cuando él le dio
otro bocado de sopa, acortando la distancia entre ellos e ignorándola por completo.

Diez minutos después.

Luna se vio obligada a comer más de la mitad del tazón de la sopa.

Luna se quedó quieta por un momento. Samuel la observó, con una mirada triunfal.
"Samuel, no puedes ser más asqueroso, ¿verdad?" Dijo Luna enojada. Sorpresivamente,
ella no tenía ganas de vomitar.

"¡Claro que lo puedo ser, quieres que te lo demuestre l" Sonrió malvadamente. Ella
sintió asco de tan sólo pensarlo. Pero él estaba decidido a seguir alimentándola. Hasta
que ella se resignó.

Samuel se acomodó junto a ella y la sostuvo entre sus brazos.

"Existen diferentes tipos de alimentos para los pacientes, no tienes por qué escoger
precisamente la sopa de mijo. Samuel, ¿Hiciste todo esto a propósito? ¿Qué es lo que
pretendes?" Luna lo apuntó con el dedo, y su voz se llenó de rabia ¡Tienes razón! Me
atrapaste.

“¡Samuel! Eres..."

Luna no pudo terminar su oración porque Samuel la detuvo con un tierno beso.

Al mismo tiempo, él puso su mano lentamente sobre su estómago herido envuelto con
una venda gruesa, y lo acarició suavemente.

Fue un beso largo, lo que le dio la oportunidad de envolverse con su aroma. Cuando se
separaron, le dijo: "Luna, de ahora en adelante yo te protegeré", y juró que nunca
dejaría que la volvieran a lastimar.
Luna estaba sorprendida. Todo ese amor que él le demostraba la conmovió.

Casi podía oír su corazón acelerado en el silencio de la habitación. Luna levantó la vista y
lo miró fijamente.

Momentos antes cuando ella se despertó, escuchó a Samuel decir que Emma no podía
ser arrestada y que sólo necesitaba un buen descanso.

Simplemente no podía conciliar eso que dijo Samuel con lo que le acababa de decir
sobre protegerla.

Ella no supo qué responder, por lo que finalmente cerró los ojos y dijo: "Tengo sueno”.

Al darse cuenta de la indecisión de Luna, Samuel sonrió amargamente y explicó: "No lo


entiendes. Dije que dejara que Emma se recuperara solo con el objetivo de hacerla
pagar por todo lo que te hizo, lo que le espera es un castigo severo." El no sólo quería
que fuese a la cárcel, quería hacer más. Emma tenía que sufrir mucho más de lo que
sufrió Luna.

¿Un castigo severo?

“¿Lo harías?" Luna se burló de él mirándolo con desdén.

Samuel asintió.

“¿Estás seguro?" Preguntó Luna aún dudosa.

Samuel suspiró y tomó su mano. "Luna, vamos a reconciliarnos. No estés enojada


conmigo. Ya no discutamos más. Soy tu marido y siempre estaré contigo".

Él ayudaría y apoyaría a Luna en su venganza contra quienquiera que fuera, Catalina,


Emma o cualquier otra persona.

Ella escuchó todo lo que dijo, pero se quedó callada.

¿Tenía que seguir rechazándolo y guardarle rencor aun cuando Samuel insistía en volver
a estar juntos?

¿Cuál fue el motivo de que ella regresara? ¿Por dinero? Por supuesto que no. Ella
regresó al País C por él.
Luna sabía que Ire envidiaba a los niños que iban acompañados por sus padres. Que la
pequeña anhelaba el amor de su padre, aunque nunca hubiera llorado por ello.

Luna quería que Ire creciera en una familia feliz, con ambos padres. Sin embargo, ella no
podía perdonar a Samuel por lo que había sucedido cuatro años atrás.

El hecho de recordarlo le hacía hervir la sangre. ¿Podría ella perdonarlo?

"Luna, sé que todavía me odias por lo que hice hace cuatro años. Lo siento mucho y me
disculpo por eso. ¿Puedes perdonarme?" Con su dedo pulgar acarició suavemente el
bello rostro de Luna. Él haría todo lo que ella quisiera, si tan sólo pudiera perdonarlo.

Luna no tenía idea de lo que haría Samuel si supiera que Ire era su hija. ¿Era necesario
contarle el secreto? Era una decisión difícil. Se encontraba en un aprieto.

Después de un rato, tomó una decisión. Estaba convencida de que no debía contarle
nada por ahora, pero aun así quería asegurarse de que Samuel no se enojaría con ella si
el secreto fuera revelado en el futuro.

"Si te llego a mentir otra vez en el futuro, ¿me perdonarías?" Preguntó Luna con temor
porque sabía que Samuel odiaba que le mintieran, y ella lo estaba haciendo ocultándole
lo de su hija.

Al escuchar la pregunta de Luna, Samuel hizo una pausa, y luego contestó sin dudar:
"Mientras no sea de forma intencionada. Pero incluso si me mientes, ya lo decidiremos.
Pero ya no podemos separarnos de nuevo".

No quería recordar cómo eran los días sin ella.

Cuando por fín él se había enamorado de ella, se le rompió el corazón cuando lo dejó y
se esfumó de su vida.

"¿Ya lo decidirías?" Luna se preguntó cuál sería el precio que tendría que pagar por lo
que había hecho.

¿Y si fuera el mismo castigo de cuatro años atrás cuando descubrió que lo había
engañado? Bueno, ella se negaría a volver a enfrentar a eso.

Samuel notó a Luna inmersa en sus pensamientos. La observó fijamente y le preguntó:


"Luna, acaso tú... ¿me has ocultado algo?"
Luna no esperaba esa pregunta.

Fingió molestia, se enderezó y trató de contenerse. "¡Tonterías! Pero, y aunque así


fuese, ¿qué? Samuel, recuerda que tú eres el que me está pidiendo que te perdone".

Samuel se quedó sin palabras.

Samuel quería refutarla, pero cambió de opinión cuando la miró. Quería complacerla
tanto que haría y diría cualquier cosa para estar con ella otra vez. "Tienes razón. Estoy
pidiendo tu perdón. ¡Perdóname Luna!" Si Luna dijera que no, Samuel tendría que
encontrar alguna manera de asegurarse de que ella cediera ante él.

"¡Está bien!" Luna se movió un poco con la ayuda de Samuel para sentarse más
cómodamente, apoyándose en sus brazos.

El ambiente en la habitación mejoró.

Samuel sabía que el perdón estaba condicionado, pero aún así estaba feliz. Fue un buen
comienzo para que su relación regresara a donde se habían quedado. "¡Bueno! ¡Espero
que no te arrepientas! Si lo haces, encontraré la manera de hacerte cambiar de
opinión". Samuel sonrío de una forma malvada.
Capítulo 198 Nada mejor que hacer
Luna hizo un puchero para mostrar su desaprobación, cansada de las amenazas de
Samuel. "¡Fuera de aquí Samuel!"

Le dijo Luna con voz firme, fingiendo estar molesta.

Quería saber cuánta paciencia tendría Samuel y hasta qué punto la podría tolerar.

"Está bien, me voy. Pero..." El rostro de Samuel no mostraba señal alguna de enojo,
pues la trataba con tanta ternura.

Su reacción dejó a Luna perpleja por un momento. ¿Realmente Samuel quería que
volvieran a estar juntos los dos?

"Primero tienes que prometerme una cosa".

"¿Qué?"

Luna estaba indecisa, no sabía si decírselo o no.

Y pensó: 'sólo es una promesa, no sería tan difícil para él.'

"De ahora en adelante ya no debes enojarte conmigo, incluso si llego a mentirte. Debes
confiar en que nunca te voy a decepcionar." Dijo Luna finalmente, pensando que como
le había mentido al no hablarle de su hija, se debía asegurarse primero. Estaba un poco
inquieta.

Samuel vio cómo Luna se retorcía en su cama, quizás tratando de encontrar una
posición más cómoda, pero a la vez tuvo la sospecha de que le estaba ocultando algo.

A pesar de tener varios años trabajando en la industria del entretenimiento, Luna no


había aprendido a mentir. Era tan fácil leer su emoción, especialmente cuando quería
ocultar algún secreto.

"¡Trato hecho!" Samuel respondió de forma concisa, pues sabía que necesitaba tratar
los asuntos de uno en uno. Luna se sintió avergonzada de haberse mostrado tan
insegura frente a Samuel. En ocasiones anteriores, ella lo había rechazado o ahuyentado
muchas veces.
"Está bien, entonces estamos reconciliados".

Su respuesta concreta dio lugar a un fuerte abrazo y besos apasionados.

Después de unos segundos, sus gemidos y suspiros hicieron eco en el cuarto VIP donde
se encontraban. "Aquí no. Me cuesta respirar."

"No te preocupes, te daré respiración boca a boca."

"No..."

"Pon tu brazo herido a un lado, para que no te lastime sin querer." Un destello rojo y
brillante se extendió sobre el rostro de Luna. ¿Por qué? ¿Acaso tenía vergüenza?

Samuel era de verdad un pícaro. Y lo que era peor, ¡la puerta de la habitación era de
vidrio transparente! "¡Qué vergüenza! ¡No! Si no me sueltas, te empujar é la cara con mi
brazo herido." Acomodando cuidadosamente el brazo lesionado en su lugar. Samuel
respondió muy afectuoso: "Bueno, tú ganas. Dé jame abrazarte para que duermas
entonces."

Samuel, cumpliendo con lo dicho, se acostó junto a Luna. Sin embargo, al querer hacer
su siguiente movimiento, Luna no se pudo contener y le advirtió: "Sólo vamos a dormir."

"Entendido." Samuel se acomodó detrás de ella. Luna se sintió incómoda así que se
movió hasta el borde de la cama.

"Duerme Luna", se dijo a sí misma para arrullarse.

Al día siguiente por la mañana, Lola, Laura, Anna y Daisy junto con sus maridos entraron
en la sala VIP del Hospital Privado de Chuck.

Se reunieron alrededor de la cama, y observaron en silencio a Samuel y Luna, quienes


estaban profundamente dormidos.

Unas cuantas enfermeras se asomaron por las ventanas afuera de la sala, los hombres
guapos las hicieron sonrojar.

Incluso la jefa de las enfermeras, quien era una gran admiradora de Manolo, no pudo
evitar echar un vistazo.
Como era de esperar, el primero en despertar fue Samuel, quien sintió que alguien lo
estaba observando. Sin embargo, Luna, totalmente despreocupada, apoyó la cabeza en
el brazo izquierdo de Samuel.

Al abrir los ojos, Samuel miró con calma a los visitantes. Intentó despertar a Luna, pero
ella se resistió y siguió durmiendo tranquilamente. "No tenéis nada mejor que hacer que
observar a una pareja dormida. Pensaba que erais personas ocupadas y, sin embargo,
veo que os tomáis el tiempo para mirarnos.

Chuck ya les había contado a todos lo que le pasó a Luna. Sabiendo que ya se
encontraba bien, todos la observaban sólo por diversión.

Jorge fue el primero en bromear, "Sr. Shao. ¿Por qué esa cara de pocos amigos?
¿Anoche no conseguiste lo que querías?"

"¡Ah! ¿Te crees muy gracioso Jorge? ¡S lo dormimos juntos, eso fue todo!" Contestó
Samuel mientras se ponía los zapatos y cobijaba a Luna. Le habría gustado llegar a más,
pero no quiso forzar nada.

"Samuel, eres una escoria. Es suficiente para ti sólo con abrazar a mi hermana, no te
mereces nada más." Dijo Leandro, con una voz llena de hostilidad, mientras tomaba a
Anna por el hombro. Samuel se preguntó por qué Luna y Leandro eran las únicas
personas que lo llamaban escoria. Nadie más lo llamaba de esa forma. ¿Acaso sí era una
escoria?

"Para que lo sepas. El matrimonio entre Luna y yo sigue siendo válido. A pesar de que
ella me abandonó por cuatro años, nunca envié el documento de divorcio a la Oficina de
Asuntos Civiles. Entonces, ¿porque sería yo una escoria?" Samuel observó a los cuatro
hombres que estaban frente a él. Sólo habían ido a burlarse de él.

Lo que dijo Samuel sorprendió a las mujeres presentes ya que habían asumido que
Samuel se había divorciado de Luna.

Durante los años de su separación, Leandro le buscó ningún problema a Samuel, no sólo
porque su hermana se lo había prohibido, sino también porque sabía que el acuerdo de
divorcio nunca entró en vigor.

Si Samuel lo hubiera enviado, se habría enfadado mucho con el afortunadamente,


Samuel no lo decepcionó.
"El señor Shao ha vivido como un monje durante cuatro años. ¡Leandro, tu cuñado
merece una medalla!" Dijo Manolo, mirando a Samuel con admiración.

"¡Por supuesto! Soy un hombre íntegro. Le he sido fiel a mi esposa a pesar de que no
hemos estado juntos durante cuatro años. Leandro, no estás en posición para juzgarme.
"

Para Samuel, Luna era la única persona que tenía derecho a llamarlo "escoria". " ¿Un
hombre íntegro? ¿De verdad? ¿No te comprometiste dos años después? Puedes
aprender algo de mí. A pesar de que mi esposa había estado ausente durante cuatro
años, no estuve involucrado en ningún escándalo. Nuestro amor permaneció sagrado".
Dijo Chuck, con una sonrisa ladina.

Pero en el fondo, se arrepentía de no haber tenido un compromiso preeminente que


hiciera llorar a Daisy.

Habría querido hacerla sentir el dolor que él sintió cuando ella le rompió el corazón.
Samuel, lleno de sentimientos contradictorias, miró a Luna, quien aún dormía
profundamente. Al final resultó que la propuesta de Catalina era práctica, o al menos
sirvió para demostrar que él todavía le importaba a ella.

Samuel miró a Chuck, y un recuerdo vino a su mente. "Si no recuerdo mal, Chuck, tres
años y ocho meses después de que tu esposa se fue de casa, ¿no llevabas un ramo de
rosas el Día de San Valentín? ¿Quién era la chica afortunada, eh?"

Con esto logró sembrar la duda en Daisy.

Cuando miró a Chuck, la cara de éste se nubló. Ella pensaba que Chuck era tan raro que
ninguna chica se interesaría en él. Al parecer estaba muy equivocada.

Daisy lo sujetó por la corbata y lo llevó fuera de la habitación. "Tenemos que hablar."

"Divertiros." Samuel se rió entre dientes y les dijo adiós con la mano evitando la mirada
asesina de Chuck.

Echando un vistazo a las otras tres parejas, Samuel decidió continuar con Leandro,
"cuñado..." Esto llamó la atención de Leandro.
Ignorando su advertencia dijo: "Leandro, hace algún tiempo una chica estadounidense
llamada Lily me pidió tu número de teléfono y me habló sobre una 'promesa de tres
años' que había entre vosotros dos. Me muero por saber qué pasó después, emm..."
Capítulo 199 Maridos sumisos
Leandro quería estrangular a Samuel en ese preciso momento, pero tenía que lidiar con
un problema mayor. Miró a Anna, quien se mostraba indiferente. Se estremeció, no
sabía si reír o llorar. "No escuches sus tonterías, hace mucho tiempo que terminé con
esa mujer".

Jorge y Manolo se echaron a reír sin mostrar pena alguna por él.

Anna trató de calmarse, "Leandro, ¿con cuántas mujeres has estado?". Leandro fue un
mujeriego, cambiaba de novia como si cambiara de ropa interior. Incluso después de
casarse, todavía había algunas mujeres quienes se lanzaban hacia él.

Leandro intentaba tranquilizarla, "Eso fue en el pasado. No te enojes. ¡Piensa en el


bebé!"

"Está bien. Cuando mi esposa estaba embarazada, solía enojarse con Chuck todo el
tiempo. Anna, interrógalo todo lo que quieras". Jorge besó a Lola en la mejilla.

De repente, Lola le dio un toque a Jorge para recordarle algo. ¿No habían acordado
darle una lección a Samuel?

Samuel dijo: "Sí, Anna, mantenlo bajo tu vigilancia. Es un momento delicado. Será mejor
que lo tengas bien vigilado". A Samuel le parecía que sus amigos habían venido aquí
para acabar con él. Los demás continuaron atacándolo por un rato.

"¡Oye Samuel! ¿No estabas tú con Emma, mientras mi hermana estaba embarazada?"
Leandro quiso aprovecharse de la oportunidad para atacar a Samuel al ver que Luna se
estaba despertando. Samuel estaba dando la espalda a Luna, por lo que no se percató
que ya estaba despierta.

Leandro decidió atacarlo para vengarse, dejando a un lado de los sentimientos de su


hermana.

"¿Emma?" Samuel rechinó los dientes lleno de ira. Pero lo que él había dicho era
verdad. "No valoré a Luna en ese entonces. Pero ahora, las cosas van a cambiar.
Siempre estaré a su lado, la amaré y cuidaré de ella. Sus enemigos ahora son mis
enemigos y se atendrán a las consecuencias."
Al escuchar esto, se dibujó una sonrisa en la cara de disgusto que tenía Luna.

En cambio, Leandro no se quedó satisfecho con su respuesta, al ver a su hermana


sonreír. Decidió seguir fastidiando.

"Samuel, mi sobrino me contó que durante los cuatro años que Luna estuvo ausente,
estuviste viviendo con Catalina". Aunque Leandro sabía que las palabras de su sobrino
no eran fiables, lo dijo para saber cómo se reaccionaría Samuel.

Jorge también le había contado a Luna sobre esto, así que ella tenía curiosidad por saber
la respuesta.

Samuel no sabía que Luna estaba despierta. Y quiso gastarle una broma a Leandro. Así
que inventó una mentira y le respondió: "Sí, ese chico lo sabe todo. Es verdad."

Por consiguiente, siguió la tragedia.

Leandro no se enojó por la broma sino que comenzó a reírse. Entonces Samuel escuchó
un murmullo detrás de él y un escalofrío le recorrió la espalda, "Así que era verdad."
¡Maldita sea! Samuel se quería morir. Había echado a perder todo el esfuerzo que había
logrado la noche anterior. Mirando a Leandro, que reía con malicia, Samuel se giró.

"No es verdad, Luna. ¿Cómo puedes creer las palabras de un niño malcriado?" Intentó
acercarse a ella.

Sin embargo, Lola lo hizo a un lado, y junto con Laura, se pusieron de pie al lado de la
cama de Luna, una en el lado izquierdo y la otra en el lado derecho.

¿Cómo se atrevía a llamar a su hijo de esa forma? Luna miró a Samuel. Ya se ocuparía de
él más tarde.

"Luna, ¿cómo te sientes? ¿Todavía te duele?" Lola presionó un botón para levantar la
mitad de la cama de Luna.

Luna dio un vistazo a las dos personas quienes estaban a su lado, mientras Anna
caminaba hacia ellas. Luna movió la cabeza, "Estoy bien, a pesar de que aún me duele la
herida".
Todos sabían que fue Emma quien le había hecho daño a Luna. Por esta razón las
mujeres llegaron a un acuerdo y ordenaron a sus esposos que castigaran a Samuel. Si
Emma no quisiera a Samuel, ¿por qué iba a lastimar a Luna?

Cuando se acomodó para sentarse, los puntos de la herida se estiraron un poco.

Un dolor la atravesó como una descarga eléctrica, haciendo que sus cejas se fruncieran.
A pesar de tener la mejor bomba de anestesia del hospital, ella todavía sentía dolor.

"¿Por qué las ex-novias no lo pueden simplemente desaparecer?" Lola realmente no


entendía. Aunque hacía ya mucho tiempo desde la muerte de Yolanda, Lola nunca
olvidaría lo que le había hecho.

Samuel tosió avergonzado, presionando el timbre del desayuno junto a la cama.


Después recogió sus artículos de aseo personal y se fue al baño a arreglarse.

"No lo sé," dijo Luna, "supongo que tal vez se acostumbraron a recibir toda la atención,
así que cada vez que viene una mujer nueva, se ponen celosas." Samuel iba saliendo del
baño cuando escuchó a Luna decir esas palabras.

Samuel dudó por un instante y puso mala cara, pensando en lo que tenía que explicarle
más tarde.

Chuck y Daisy regresaron después de media hora. Luna estaba desayunando, después
de haberse cepillado los dientes y lavado la cara, con la ayuda de Leandro.

Cuando vio a Daisy, Luna le preguntó muy seria, " ¿Está todo bien?".

Laura le había contado a Luna lo que sucedió cuando los hombres se estaban atacando
entre ellos, así que supo que Daisy se había llevado a Chuck a la fuerza.

Samuel se hizo a un lado para poder observar.

Chuck se aclaró la garganta y colocó su brazo al rededor del hombro de su mujer. "Mi
esposa es muy dócil conmigo. Encontramos una habitación vacía y ella me dio un
masaje." Para Chuck, ser golpeado era lo mismo que recibir un masaje.

Daisy miró de reojo a Chuck, quien estaba inventando mentiras para ocultar la
humillación que había pasado momentos antes. Ella realmente admiraba lo descarado
que era. Zafándose de su brazo, Daisy caminó hacia Luna.
"Cuídate mucho y cuando te recuperes, iremos a vengarnos de esa zorra Emma todas
juntas, ¿de acuerdo?"

Sus palabras hicieron que las otras mujeres asintieran, mientras que los hombres
cuestionaban la tendencia violenta de sus esposas.

Leandro miró a Anna. La tiró hacia él y le dijo: "Tú estás embarazada y esto no tiene
nada que ver contigo. Te quedarás en casa."

Anna le dio un manotazo en el brazo. Para no avergonzarlo, ella le dijo en voz baja:
"Leandro, todavía no te he preguntado por lo de la chica. ¿Estás tratando de
controlarme para que no te afee por tu escándalo amoroso?"

Laura, quien estaba cerca de ellos, no pudo evitar reírse al escuchar esto. ¡Todos ellos
eran unos esposos sumisos!

Leandro y Anna se sentaron en el sofá, mientras las otras parejas conversaban y se


reían.

Después de una hora, se fueron.

Samuel los acompañó hasta la salida. Pero Anna regresó para susurrarle a Luna: "No te
preocupes por Irene. La cuidaremos muy bien. Simplemente preocúpate por ti misma."

"Sí, gracias." Luna estaba intranquila por Irene y le había preguntado a Anna por ella
cuando Samuel estaba en el baño.

Anna no tuvo tiempo suficiente para contarle a detalle.

Pero ahora que Samuel había salido, aprovecharon que se quedaban a solas en la
habitación, Anna la consoló de nuevo y luego se fue.

Cuando Samuel volvió, parecía estar de buen humor.

Se sentó junto a Luna y comenzó a explicar.

Quería aclarar las cosas. "Lo que dije no era verdad. Sólo quería gastarle una broma a
Leandro. Nunca he vivido con Catalina."

Luna lo fulminó con la mirada, preguntándose si debía creerle o no.


Capítulo 200 No estamos divorciados
Luna no dijo ni una palabra. Sólo agarró su teléfono, que estaba cerca de ella, y se
distrajo con eso.

"Luna, ¿qué puedo hacer para que confíes en mí otra vez?" Preguntó Samuel, con voz
preocupada. Quería abofetearse a sí mismo en la cara, 'Samuel, ¿por qué la tuviste que
mencionar? Y ahora, ¿cómo se lo explicarás?'

Las palabras de Samuel no hicieron a Luna más contenta. Respondió fríamente: "No
necesitas explicarte. Eso es asunto tuyo. No tengo derecho a culparte aunque dormiste
en la misma habitación con ella". 'Samuel y yo estamos divorciados. ¿Cómo puedo
culparlo?', pensó Luna.

Como un buen abogado, a Samuel se le ocurrió una sabia respuesta inmediatamente:


"Por supuesto que tienes derecho, porque no estamos divorciados. Aunque ambos
firmamos el acuerdo de divorcio, el documento no entró en vigor".

'¿Eh? ¿Qué quiere decir él con eso?' Luna estaba desconcertada por la respuesta de
Samuel.

"¿No se hizo efectivo?"

"No. No lo envié a la Oficina de Asuntos Civiles, así que no es válido. Nunca nos hemos
divorciado y sigues siendo mi esposa". Respondió Samuel, parecía emocionado como un
niño que estaba recibiendo caramelos.

Luna se sorprendió y dejó caer su teléfono en su regazo.

'¿Sigo siendo la esposa de Samuel? ¿No estamos divorciados?'

La respuesta de Samuel sorprendió a Luna, haciéndola sentir al mismo tiempo


emocionada, asombrada y excitada. Sus ojos estaban llenos de lágrimas debido a la
inesperada verdad.

'¿Esto significa que Samuel siempre me ha amado?', se preguntó Luna.

"Soy inocente. Si hubiera vivido con Catalina, habría sido una infidelidad conyugal, que
es ilegal. Soy abogado. Nunca rompería la ley. Por favor confía en mí en esto". Samuel
planeaba decirle a Luna la verdad en el futuro cuando él le pidiera matrimonio
nuevamente, pero debido a lo que sus amigos habían hecho, tuvo que revelar la verdad
o arriesgarse a perderla para siempre.

Luna asintió, repetidamente. Ahora sabía que el amor de Samuel nunca había cambiado.
Abrazó a Samuel, pero inconscientemente usó el brazo herido.

"¡Ay!" El dolor obligó a Luna a bajar el brazo.

Con compasión, Samuel sopló su brazo vendado. Ambos sabían que su dolor no
disminuiría con sus soplidos, pero Samuel no se detuvo. Luna se movió por su gesto
entrañable.

Un momento después, Samuel se detuvo y la abrazó, y dijo: "Cariño, recupérate rápido.


Quiero llevarte a casa".

Se refería a la mansión. No había permitido que ni Catalina ni Emma fueran allí, y mucho
menos que vivieran allí.

El nombre de Luna todavía estaba en el certificado de propiedad de la casa. Esa era su


casa. Para Samuel, lo más maravilloso de la vida era vivir allí con Luna y su hijo.

'Mañana empezaré a preparar nuestra ceremonia de boda. Será una sorpresa para
Luna', pensó Samuel.

"Lo haré" respondió Luna. Apoyó la cabeza en el hombro de Samuel, con lágrimas de
alegría cayendo por sus mejillas.

La cara de Irene apareció en la mente de Luna. '¿Debo decirte a Samuel que Irene es su
hija?' se preguntó Luna.

'Samuel..." murmuró ella. En ese instante alguien abrió la puerta.

Eran Milanda, junto con Vicente y Violeta. Al ser interrumpida, Luna decidió contarle a
Samuel lo de Irene más tarde.

¡Luna!" Al darse cuenta de que Luna estaba despierta, Milanda corrió hacia ella con
entusiasmo.
Las lágrimas corrían por las mejillas de Milanda. Tomó las manos de Luna con fuerza,
"Qué tontería hiciste. ¿Qué pasaría si estuvieras gravemente herida y no pudieras
recuperarte? ¡Preferiría morirme en ese caso!"

“Lo siento, abuela. Estoy bien ahora. No estés triste”

Luna trató de consolar a Milanda para calmarla. Milanda siempre había sido buena con
ella. Exactamente por eso no podía haberse quedado ahí sin hacer nada ante lo que
había ocurrido ayer.

Si tuviera que revivir el día de ayer, ella haría la misma decisión de proteger a Milanda,
sin ninguna duda.

Si Milanda hubiera sido herida, no se habría atrevido a mirarte a los ojos a Samuel ni
podría continuar viviendo la vida tranquilamente.

"Luna, gracias por salvar a Milanda” Vicente expresó su gratitud. Violeta te había
contado a Vicente lo que había sucedido y que ella estaba arrepentida de haber tratado
mal a Luna.

Lo que Luna había hecho conmovió a Vicente. Aunque no podía pagárselo Luna, Samuel,
su hijo, sí lo podía hacer por él.

"De ningún modo tío Vicente, yo quise proteger a Milanda", respondió Luna con voz
suave.

Samuel tosió un poco, to que desconcertó a Luna. Miró a Samuel a los ojos,
preguntándose si ella había dicho algo inadecuado.

Samuel trató de darle una isla. "¿No recuerdas lo que te dije antes?"

La pregunta de Samuel realmente confundió a Luna. Bajó la cabeza, tratando de


recordar cada frase que Samuel había dicho.

Al darse cuenta de su confusión, Samuel les explicó con un suspiro: "Papá, mamá, no
estamos divorciados. Éramos, y aún somos una familia". Luna levantó la vista finalmente
dándose cuenta de lo que significaba la insistencia de Samuel.

Eso lambien sorprendió a Violeta, quien miró a Samuel con entusiasmo. Se sentó al lado
de Luna y sostuvo sus manos, 'Luna, ¿podrías llamarme 'mamá' otra vez?
Luna tenía sentimientos encontrados sobre la inusual amabilidad de Violeta, pero sentir
su sinceridad, respondió con una sonrisa, "Mamá".

Luna y Samuel habían estado casados muchos años, pero llamó Violeta con sinceridad y
timidez, como si fuera una mujer que acababa de conocer su suegra por primera vez.
Después de volver a llamar a su suegra "mamá", et ambiente en la sala se volvió más
agradable.

"Fui tan estúpida que pensé que Emma era la mujer adecuada para Samuel. Quiero
disculparme por lo que te he hecho". Violeta se arrepintió de haber tratado Luna con
dureza en el pasado, pero no era demasiado larde. Sería amable con Luna a partir de
entonces.

Al ver a Violeta admitir sus errores, Vicente se rió, "Luna, Violeta se disculpa por lo que
ha hecho, ella te ha mencionado con frecuencia en los últimos días".

Luna se conmovió y asintió: "Está bien, mamá. Podemos empezar de nuevo. Estoy
segura de que podemos llevarnos bien.”

Los ojos de Luna estaban llenos de lágrimas debido a su amabilidad.

'Luna, ¿qué tal si dejas tu trabajo?" preguntó Violeta, "Actuar en una película debe ser
agotador, puedes quedarte en casa. ¿No sería mucho mejor tener otro bebé ahora?"

Luna se sonrojó inmediatamente.

"Esa es una buena idea, mamá..." Samuel respondió antes de que Luna pudiera decir
una palabra. "... También quiero tener un segundo hijo." Samuel continuó felizmente,
sin ningún signo de vergüenza.

Luna le dirigió a Samuel una mirada y trató de explicarse: "Mamá, acabamos de


restablecer nuestra relación, y firmé un contrato con la empresa de Jorge hace unos
días. No es el mejor momento para dejarlo. Pero cuando llegue el momento, lo
pensaré".

Luna no quería un bebé ahora. Si realmente querían un nuevo miembro en la familia, les
diría que Irene era hija de Samuel.

'Sí. Eso es lo que debo hacer ahora, ' Luna tomó la decisión.
"Bien, todo depende de ti y de Samuel. Les dejaremos a ustedes dos decidir", respondió
Violeta, aunque un poco decepcionada. Violeta no sabía que Irene era su nieta, pero no
intentó cambiar el parecer de Luna.

Ya tenían a Gerardo, un dulce nieto.

Milanda sabía que Irene era la hija de Samuel, por lo que tampoco estaba ansiosa por
tener un nuevo miembro en la familia.

'Es más, Luna y Samuel han restablecido sus relaciones, no hay nada que preocuparse',
pensó Milanda.

"Gracias mamá", Luna respondió a Violeta.

Continuaron charlando un rato. Entonces Vicente y Violeta se fueron a trabajar. Samuel


también se fue a su casa a cambiarse de ropa antes de ir a trabajar.

Milanda se quedó en la sala para hacer compañía a Luna.


Capítulo 201 El titiritero es descubierto
Al mediodía, Samuel recibió una llamada justo después de haber terminado una
reunión. Momentos después, sin perder tiempo, condujo hacia el hospital.

En la Unidad de Terapia Intensiva.

Los dos guardias apostados en la puerta de la sala lo saludaron al entrar, "¡Sr. Shao!"

"¿Cómo está?"

"El doctor Chuck Si estuvo aquí hace un par de minutos y nos dio una orden estricta de
mantenerla vigilada, después se fue".

"Hmm... ya veo."

Abriendo la puerta, Samuel entró.

Amber yacía en la cama completamente inerte, en un marcado contraste con su


comportamiento habitual.

Acababa de cumplir 20 años, pero la tortura que la había aquejado la hacía parecer
mucho mayor.

Al escuchar pasos, Amber abrió los ojos, pero no esperaba ver a Samuel.

Sin embargo, la sorpresa que se dibujó en sus ojos no duró mucho.

"¿Por qué estoy aquí?" Su voz sonaba ronca debido a que había estado dormida durante
mucho tiempo.

Samuel, de pie junto a su cama, dijo, "Eso no importa. Amber, ahora dime, ¿quién está
detrás de todo?"

Aunque ya tenía una idea de cuál sería su respuesta, quería escucharlo de su propia
boca.

Después de casi perder la vida, Amber estaba dispuesta a revelar finalmente el nombre
de quien manejaba los hilos detrás del escenario.
"Se lo diré siempre y cuando usted, el Sr. Shao, puede garantizar la seguridad de mi
familia." Catalina la había estado amenazando, utilizando a sus familiares para
convencerla de que admitiera que ella era la culpable, comprándolos con dinero.

Samuel comprendió a lo que se refería: "Puedo enviarte a ti y a tu familia al extranjero


después de que te hayas recuperado".

Para cubrir sus crímenes, esa mujer despiadada había matado a 5 personas una tras
otra, y por si fuera poco, había enviado a varios asesinos a matar a Amber cuando ésta
estaba en coma.

Sin embargo, los guardias que contrató Samuel eran buenos en lo que hacían, y se
aseguraron de que Amber sobreviviera a los intentos de asesinato.

Por alguna razón, Amber le creyó a Samuel y, sin dudarlo, ella reveló a la autora de todo
el crimen, "Catalina".

Amber estaba resentida con Catalina porque era ella quien había hecho de su vida un
infierno.

'¡Al menos esta serpiente no se saldrá con lo que había hecho!', pensó para sí misma, si
bien no estaba segura de poder saciar su sed de venganza.

'¡De modo que se trata de ella!', asintió Samuel, "Gracias por decírmelo, ahora es mejor
que descanses. "

Cuando estaba a punto de marcharse, escuchó la débil voz de Amber, "Sr. Shao, ¿por
qué está tan tranquilo? ¿No piensa vengarse?" '¿No se supone que Luna era el amor de
su vida?' Estaba confundida. '¿Por qué actúa como si lo que le dije no fuera importante?'

Samuel se detuvo y dijo, "Oh, no soy tan bondadoso, tanto Catalina como Emma
pagarán por sus acciones. "

Su voz denotaba una firme determinación. 'Las primas se arrepentirán de haber


pensado siquiera en lastimar a mi Luna', pensó para sí mismo.

Amber se sintió aliviada después de escuchar lo que Samuel acababa de decir. Si se


reunían las pruebas necesarias, Catalina sería sin duda condenada a muerte, y entonces
Amber no tendría que preocuparse por la seguridad de su familia.
Cuando se fue, les pidió a los guardias que se mantuvieran alertas, luego se dirigió a la
habitación de VIP de Luna.

La habitación estaba en silencio, Luna acababa de quedarse dormida, pues se sentía


demasiado débil como para hacer algo.

Aburrida, Milanda estaba leyendo un libro sobre el cuidado de la salud que le había
dado Samuel, con las gafas para la vista cansada firmemente asentadas en el puente de
su nariz.

Cuando lo vio, Milanda se levantó del sofá, "Sam, está dormida".

"Lo sé," asintió él y caminó hacia la cama, notando que Luna se había dormido con el
teléfono en la mano.

Con prudencia, lo quitó de su mano y lo puso sobre la mesa.

Después de echar un vistazo a su reloj, le preguntó a Milanda con voz suave: "¿La
enfermera no ha traído el almuerzo todavía?"

A menudo almorzaba en el hospital junto a Luna. La comida era de excelente calidad,


puesto que era un hospital para personas acomodadas.

Habían contratado a un chef retirado de un hotel de cinco estrellas y a un grupo de


nutrió logos sumamente experimentados.

Incluso Daisy iba a la oficina de Chuck de vez en cuando para probar la comida.

Así que la comida del hospital era de menor preocupación.

"Todavía no, Chuck ordenó a los cocineros que prepararan la comida un poco más
variada, pero creo que ya pronto estará lista." Apenas había terminado de decir estas
palabras, cuando alguien llamó a la puerta.

Empujando un carrito de comida, la enfermera entró y, sonriendo, se dirigió a Milanda:


"Sra. Shao, estos son platillos especiales que el doctor Chuck pidió para usted".

"Muchas gracias." “¡De nada!"

La enfermera se despidió después de colocar la comida en la mesa.


Samuel destapó varios platillos y, como se esperaba, la apariencia y el aroma de los
mismos eran formidables y apetitosos.

La joven que dormía en la cama soñaba con un delicioso banquete, pero no importaba
cuánto lo intentara, nunca podía atraparlos.

'Huele tan bien'. En sus sueños, extendió las manos, tratando de llegar a los platos, pero
la comida comenzó a alejarse hasta que la perdió de vista.

Mientras desembaló los palillos desechables, Samuel notó que Luna estaba estirando
sus manos y agitándolas en todas direcciones.

‘¿Qué está pasando?'

Curioso, dejó los palillos y se puso enfrente de Luna, inclinándose para estar más cerca.

Lamiéndose los labios, ella murmuró: "Pata de pollo, pato asado, cangrejo al vapor,
estofado de pescado... ¡Dejen de correr!"

Samuel no pudo evitar reírse, ¡esta mujer era una verdadera amante de la comida con
una nariz sumamente sensible! Los platillos que mencionaba eran exactamente los que
les había traído la enfermera.

Le sostuvo gentilmente sus manos agitadas y las besó, entonces ella abrió gradualmente
los ojos.

"¿Patos asados? Um... ¿Samuel?"

Al escuchar que lo llamaba "patos asados", Samuel fingió disgusto: "¿acaso parezco un
pato?"

"Algo así, tanto el pato asado como tú podéis hacer que se me abra el apetito." Ella
sonrió y le guiñó un ojo, desarmando a Samuel de inmediato.

Él se acercó a su oído y le susurró: "Creo que podré saciar tu apetito cuando lleguemos a
casa. Puedes hacerme lo que quieras".

Luna se frotó los ojos y le agarró las manos, luego le dijo con un tono seductor:
"Entonces te ataré y me tomaré el tiempo para comerte".
'¿Atarme?' Samuel arqueó sus gruesas cejas y miró a la chica, quien mostraba un
semblante sumamente tranquilo. Finalmente tuvo que admitir que la mujer había
aprendido bien.

"Bueno, entonces deberíamos comprar algunas velas o látigos cuando salgas del
hospital". Él estaba absolutamente dispuesto a seguir con el juego.

De modo que finalmente ella se sonrojó, y trató de pellizcarlo. Estaba a punto de decir
algo cuando la voz inquisitiva de Milanda la interrumpió.

"Sam, ¿para qué son las velas?" Los había escuchado hablar sobre velas cuando salió del
baño, pero no había escuchado con claridad la parte inicial de la conversación.

Samuel le dirigió una sonrisa misteriosa y le dijo: "Abuela, una anciana vive más si tiene
menos preocupaciones. Deberías comer tu almuerzo."

"Bueno, " dijo la anciana, y Samuel ayudó a su confundida abuela a sentarse en el sofá y
le dio un plato de comida y palillos. Luego volvió a sentarse junto a Luna.
Capítulo 202 Carino mío
"Nada de estas comidas es para ti, tú tienes otra dieta", dijo Samuel como respuesta a la
ansiosa mirada de Luna, quien se saboreaba las comidas con su mirada pegada en los
platos y no dejaba de lamerse los labios. Samuel tocó el timbre junto a la cama y le pidió
a la enfermera que trajera el almuerzo de Luna.

"No quiero comer una comida para enfermos, es horrible...", protestó débilmente,
aunque en vano. Estaba muy deprimida, así que Samuel le sonrió de manera
encantadora para calmarla, y funcionó tan bien que Luna inmediatamente aceptó la
comida sin quejarse.

Aunque llevaban mucho tiempo casados, Samuel rara vez sonreía de esa manera, por lo
tanto, su corazón se sintió cautivado fácilmente.

"Te recuperarás más rápido si comes esta comida ahora, y así podrás disfrutar de
aquellos deliciosos platillos más pronto, ¿de acuerdo?" ¿Cómo podía pensar en comer
algo delicioso antes de que la herida hubiera sanado perfectamente y de que su cuerpo
se hubiera recuperado por completo?

¡Qué tontuela tan adorable que era!

Luna asintió y estuvo de acuerdo ya que lo que le decía era razonable: "Bueno, entonces
me conformaré con la comida para enfermos."

"¡Buena chica! Querida, cuando salgas del hospital, te llevaré a cenar unos platillos
deliciosos". Él acarició amorosamente su largo y sedoso cabello.

Este cariñoso gesto iluminó a Milanda, quien se estaba comiendo unas verduras
mientras los miraba y luego comenzó a bromear: "Vaya parejita".

Su voz hizo que Luna se diera cuenta de que la abuela todavía estaba en la sala, e
inmediatamente se alejó del tacto de Samuel, tomó su teléfono y fingió mirar la
pantalla.

"Querida abuela, ¿no pudiste haber fingido no vernos?", preguntó Samuel en un tono
juguetón. Ajustó la cama de Luna a la altura correcta y se dirigió al baño.
"Incluso si pretendiera no veros, es difícil para mí no escucharos. Sois tan dulces y tú la
sigues llamando "querida" y "cariño" contínuamente". Milanda no se dio cuenta de que
lo de "cariño" había sido añadido por ella misma, observaba inocentemente a Samuel
lavando las toallas en el baño.

Sus palabras casi hicieron que Luna se ahogara con su propia saliva, "Abuela, te
equivocas, Samuel nunca me llamó 'cariño'."

'¿Quién sabe a qué otra mujer habrá dedicado esas palabras tan lindas?', pensó
enojada.

Samuel se acercó con una toalla mojada y vio que su mujer giraba los ojos hacia arriba,
Parpadeó dudoso, preguntándose qué había hecho y había causado que estuviera
molesta.

¡Oh! El hombre entonces tuvo una inspiración repentina y pareció saber el porqué,
¿Acaso estaba molesta porque no la había llamado ' cariño'?

Pensando en ello, tomó el teléfono de Luna y lo puso a un lado, "cariño mío, ven aquí y
limpia tus manos”.

Ella se quedó sin palabras ante su travesura.

Milanda le hizo a Samuel una señal de aprobación y se habría reído si no hubiera estado
comiendo,

Luna se sonrojó y le pellizcó el brazo, y bajando la voz le dijo, ¿Cómo puedes llamarme
'cariño' cuando tu abuela está aquí?

'"Abuela, ¿te importa si llamo a mi esposa 'cariño‘?" le preguntó a Milanda dándose la


vuelta.

Nuevamente Luna no supo qué decir y dejó que él le limpiara las manos.

Milanda dejó sus palillos y agitó con las manos, "por supuesto que no, puedes fingir que
no estoy aquí y ser tan dulce como quieras.”

A Milanda, por supuesto, no le importaba, y deseaba que su inquebrantable amor


durara para siempre.
Cuando Samuel estaba a punto de decir algo, Luna lo detuvo y le advirtió en voz baja:
"¡No seas tan descarado, Samuel!"

Él recogió la toalla y le dirigió una mirada juguetona: "Soy descarado desde hace mucho
tiempo y ya deberías saberlo, cariño.”

Samuel se metió en el baño antes de que la mano de Luna pudiera alcanzarlo para
pellizcarle de nuevo.

Unos minutos después, una enfermera le trajo la comida,

Efectivamente la comida para enfermos consistía principalmente en vegetales y otros


alimentos de fácil digestión, y apenas había carne y pescado.

Luna pensaba que una vez que se recuperara, se quejaría con Chuck por las raquíticas
porciones de los pacientes, y que ofrecer ocasionalmente un muslo de pollo no les sería
perjudicial para la salud.

Para evitarse problemas innecesarios, Samuel se aseguró de mantener en secreto la


noticia de lo que le había ocurrido a Luna.

Una semana después de su estancia en el hospital, la llevó de regreso a la Mansión Real


y le pidió que tuviera mucho cuidado mientras estuviera en casa.

Después de permanecer una semana más en casa, Samuel se tuvo que ir a Singapur en
un viaje de negocios y Luna, que casi se había recuperado del todo, trajo a Irene de la
casa de Leandro y Anna.

Milanda se llevó a Gerardo a la Mansión Real por cinco días y todos pasaron momentos
maravillosos juntos.

En la cafetería Isla Nueva,

Una mujer con gafas oscuras se sentó tranquilamente en una esquina del local, y poco
después de que el camarero le dio la bienvenida, un hombre uno a sentarse frente

“¿Por qué me hizo venir aquí?" ¡Qué mujer tan estúpida! Yamasaki Fuller miró a su
alrededor con cautela y despidió al camarero después de pedir una taza de café.

“¡Mata a esta mujer por mí y te daré cualquier cosa que pidas!"


Catalina odiaba tanto a Luna. Iba a matarla para que desapareciera para siempre de la
tierra.

“¿Matar a una mujer? ¿A Luna?" Yamasaki Fuller se sentó recto y miró directamente a
Catalina.

No era la primera vez que intentaba matarla, pero Luna estaba siendo vigilada, por lo
que matarla no era sencillo.

"Así es, puede investigar meticulosamente sus hábitos, encontrar sus debilidades y
usarlas para encontrar una oportunidad para matarla. ¿Puedes hacerlo por mí?"
Catalina sabía que la debilidad principal de Luna era su amor por Gerardo, pero no se
había atrevido a hacerle daño al niño, porque Samuel quena mucho a su hijo. Todavía
anhelaba vivir con Samuel en el futuro, de modo que no quería poner en peligro su plan
actuando de esa manera.

¿Encontrar la debilidad de Luna?

Yamasaki Fuller seguía pensando en las palabras de Catalina, Cuando el café estuvo
servido, tomó un solo sorbo y no lo volvió a tocar.

“Quiero que me deposites medio millón por adelantado, ¡Y el precio total es de tres
millones!" Hizo su decisión rápidamente, pero Catalina no podía aceptar ese precio, era
demasiado dinero.

¡Maldito japonés! Ya había aportado mucho dinero para su organización en ocasiones


anteriores, y él no le había dado los resultados deseados, pero ahora incluso querí a
más.

"Señor Fuller, sabes que he tenido algunos problemas últimamente, y tres millones es
demasiado. ¿Podríamos negociar el precio?" No sólo había tenido que soportar el
repudio de su familia, sino que su reputación había sido arruinada por Luna.

En los últimos días, se había entrevistado con varios bufetes de abogados pero ninguno
se interesó en contratarla, y sospechaba que Luna había desempeñado un papel crucial
en eso.

"¿Demasiado? Srta. Gu, ¿sabías que alguien ha comenzado a investigar mi organización


por tu culpa? ¡Si alguien descubre algo sospechoso, todos estaremos en problemas!" El
precio de tres millones era de hecho un precio amistoso, y la razón del descuento era
que Catalina había aportado decenas de millones a su organización.

"¿Por mi culpa?" Catalina se preguntó quién podría estar sospechando de ella, ya que
siempre había manejado sus asuntos con absoluto cuidado. Podría ser que...

"Y de acuerdo a las noticias que he recibido, Amber ya ha salido del coma".

"¿Qué? ¿Y dijo algo?" Catalina hablaba con voz trémula, "¿y Samuel, la ha visitado
alguna vez?"

Si Samuel había interrogado a Amber, ya se habría enterado de sus acciones. ¡Todo se


acabó!

Yamasaki Fuller asintió con la cabeza, "Sí, Samuel se encontró con Amber poco después
de que ella se despertó".

Catalina se levantó de su asiento completamente aterrada, y todos los comensales a su


alrededor voltearon a verla. Al darse cuenta de su metedura de pata, Catalina se calmó
con prontitud y volvió a sentarse.
Capítulo 203 Recordando tiempos difíciles
"Señor Fuller, tu organización está llena de gente incompetente. Ya he gastado decenas
de millones en ti, ¿y es esto lo que recibo a cambio?" Catalina estaba enojada,
preguntándose cómo podía haber contratado a alguien tan estúpido como Yamasaki
Fuller.

Cuando este último escuchó el comentario sobre su organización, se disgustó: "Señorita


Gu, si lo piensas de esa manera, terminamos aquí y puedes buscar una organización que
sea competente para ayudarte". Tan pronto como terminó de hablar, se levantó de su
asiento y se alejó.

Catalina apretó los dientes mientras lo veía irse, y no pudo evitar preguntarse por qué
nadie en el mundo era digno de su confianza.

Aunque la colaboración había terminado, ella no se creía que incapaz de matar a Luna
sin la ayuda de Fuller.

En la Mansión Real.

Luna regresó a casa después de salir del hospital. Chuck le había hecho un chequeo
rutinario y le dijo que sus heridas estaban sanando bien.

Ella sabía que Samuel volvería ese día o el siguiente, por lo que envió a Irene al
preescolar temprano por la mañana, y luego llamó a Anna y le pidió que la recogiera de
la escuela por la tarde.

Al mediodía, Luna recibió un mensaje de Elisenda a través de WeChat, el mensaje decía:


"Luna, llegaremos al País C esta tarde-noche. ¿Estás libre para venir a cenar con
nosotros?"

La vez anterior, antes de irse a los Estados Unidos, Luna se había enterado de que
Elisenda trabajaba como asistente de su marido, así que cuando recibió ese mensaje de
WeChat, pensaba que Samuel le había pedido a Eli que le avisara sobre su llegada al País
C esa noche.

En realidad, Samuel tenía la intención de darle una sorpresa, de modo que no planeaba
decirle nada.
Luna respondió: "Ok, ¿a qué hora? Yo pasaré por vosotros."

Más tarde Elisenda le respondió: "Llegaremos al País C alrededor de las cinco, pero
primero tenemos que pasar por la oficina".

'¿Pasarían por la empresa primero?' Luna lo pensó por un momento y respondió: "Bien,
iré a la oficina y nos encontraremos allí. ¡Nos vemos pronto!"

Después de hablar con Elisenda, procedió a doblar la ropa y guardarla en su armario.

A las seis en punto, le volvió a enviar a Elisenda un mensaje de WeChat, "¿Ya llegaste a
la oficina?"

Ella no respondió hasta las seis y media: "Llegaremos allí en un rato, hay mucho tráfico.
El cliente todavía nos está esperando en la oficina. Luna, si tienes hambre, come algo
primero”

"No te preocupes, no tengo hambre. Puedo esperar".

A las 7:30, aproximadamente una hora después, Elisenda le envió otro mensaje de
Wechat: "Terminaremos en aproximadamente media hora”.

Luna, quien ya se había arreglado, salió corriendo de la mansión y llamó a un taxi para
que la llevara a la oficina.

Sonreía alegremente mientras se sentaba en el asiento trasero del taxi. Se veía muy bien
esa noche, con un vestido que resaltaba su figura, un largo abrigo impermeable nuevo
de color camello, y maquillaje tenue.

Recordó que Samuel había elogiado lo bien que se veía maquillada, y no pudo evitar
preguntarse si a él le gustaria cómo se vela esa noche.

Aunque la cita para cenar la había hecho con Elisenda, seguía pensando en Samuel.

Después de llegar frente a la puerta del bufete de Samuel, Luna bajó del taxi. Una brisa
fría la hizo estremecerse, obligándola a envolverse en su nuevo abrigo.

El vestido que llevaba era de un catálogo de la colección de primavera, y lo había elegido


para lucir elegante, y no precisamente para mantenerse abrigada. Afortunadamente,
llevaba ropa interior térmica, lo que la ayudó un poco,
Una vez en la plaza, levantó la vista hacia el imponente bufete de abogados, sonriente y
sintiéndose orgullosa de Samuel.

Sin mencionar a Manolo, quien pertenecía a la industria del entretenimiento, Samuel,


Jorge, Chuck y Leandro unos hombre envidiables dentro del círculo de la clase alta.

Siendo aún jóvenes, todos habían construido sus propias carreras que despertaban la
envidia de todo el mundo, particularmente después de haber formado familia a sus
treinta años de edad, ya habían logrado posicionarse en la lista de las personas más
ricas del mundo.

La amargura y el sufrimiento que los habían moldeado permanecían bien ocultos bajo la
capa de éxito que los envolvía.

Recordó que apenas era una adolescente cuando conoció a Samuel, y éste apenas
estaba empezando su negocio.

En aquellos días, Samuel era un abogado muy talentoso y, con un poco de suerte,
recibió muchos casos cuando comenzó su bufete, lo cual provocó los celos de sus
competencias, quienes incluso le tendieron trampas e hicieron que la gente le arrojara
huevos en la calle.

Lo insultaron públicamente, y Samuel, cubierto de restos de huevo, se paró


tranquilamente frente a sus detractores y les dirigió unas breves palabras: "Gracias por
el cumplido"

Más tarde, a menudo escuchaba noticias sobre él. Había escuchado de su hermano
Leandro que Samuel solía trabajar duro y había sufrido de neumonía, gastritis y otras
enfermedades derivadas de sus largas jornadas de trabajo.

En un principio pensó que era un tonto al que no le había importado sacrificar su salud a
cambio de ser rico, pero esa era una forma de pensar pueril, Quizá debido a que sus
padres la habían proporcionado todas las comodidades y habían satisfecho todos sus
deseos sin que tuviera que esforzarse por ellos, Luna era incapaz de entender los
sufrimientos ajenos, No fue hasta cuatro años atrás, cuando perdió a sus padres y
abandonó a Samuel, que se dio cuenta de lo dura que era la vida.
Esta sociedad, cuya única motivación era el dinero, también tenía su lado oscuro. Sin
dinero ni poder, si una persona no estaba dispuesta a partirse el lomo, estaría
condenada a una vida mediocre.

Si no hubiera sido por su hermano, quien la amaba profundamente, habría muerto de


hambre en las calles de Francia.

Entonces, vió a un grupo de personas saliendo de la empresa, algo que la sacó de sus
pensamientos.

Vió la hora en su reloj, eran casi las nueve.

Incluso de pie en medio de la multitud, Samuel llamaba mucha atención por ser alto y
apuesto. Sus rasgos eran tan distintivos, que Luna podía reconocerlo fácilmente pese la
oscuridad de la noche.

No pudo evitar esbozar una sonrisa. Había olvidado el frío de la noche cuando lo vio, e
incluso su corazón se sintió cálido.

En este maravilloso momento, ella se habría arrojado a los brazos de Samuel,


abrazándolo y dándole un dulce beso.

Esa era justamente su intención, pero al darse cuenta de lo que sucedía, entrecerró los
ojos con disgusto.

Se quedó parada allí, con sus zapatos de tacón alto, y observó a Samuel caminar hacia
su auto.

Lo vio despedir a su chófer Yang, y una mujer subió al auto con él.

No pudo evitar ponerse celosa a pesar de que sabía que la mujer seguramente era una
clienta, así que procedió a caminar hacia ellos. Sus tacones chasquearon cuando
caminaba sobre el suelo de vidrio de la plaza. De repente alguien la llamó, "¡Luna!"

Samuel inmediatamente alzó la mirada.

Luna caminaba decidida hacia él, llevaba puesto un delgado abrigo de camello. Incluso
podía ver en su rostro un delicado y tenue maquillaje.

¡Lucía tan hermosa! Samuel se quedó mirándola fijamente por un segundo, luego
frunció el ceño y se quedó inmóvil.
De repente, Samuel pensó en su clienta quien se sentaba en el auto y sintió que la
situación no le convenía.

De inmediato cerró la puerta del conductor tras él e impidió que Luna viera a la mujer.
Luego la abrazó con fuerza y la preguntó: "Cariño mía, ¿cómo es que has venido?"
Capítulo 204 La mujerzuela
La mujer dentro del auto era simplemente una clienta, quien le había pedido a Samuel
que la llevara a casa porque vivía muy lejos de ahí.

Se trataba de una socia de varios años, por lo que Samuel no podía decirle que no, sin
embargo, Luna se podría poner muy celosa si supiera que iba a llevar a otra mujer a su
casa.

Samuel trató de detenerla, pero ella lo ignoró y caminó directamente hacia el lado del
copiloto.

Samuel la alcanzó de nuevo y trató de llevarla hacia el otro lado. "¡Yang, conduce mi
coche!", le gritó a su chófer, quien no se había ido demasiado lejos todavía.

Fue Yang quien había llamado justamente el nombre de Luna en voz alta momentos
antes, puesto que se sorprendió mucho al verla y alzó la voz inconscientemente.

Gracias a eso, Samuel se dio cuenta de la presencia de su mujer.

Luna se calmó un poco pensando que la mujer en el auto podría no ser más que una
clienta de Samuel. Estar celosa era ridículo, así que respiró hondo y pensó: 'Está bien...',
repitió estas palabras como un mantra en su mente, tratando de calmarse. Después de
tomar un hondo suspiro, sonrió y estaba a punto de darle un fuerte abrazo a Samuel
cuando la mujer en el auto habló:

"Samuel, ¿qué estás haciendo? Te estoy esperando." Su voz era muy sensual.

'¿Cómo podría calmarme después de escuchar esta voz?' Luna agitó la cabeza tratando
de concentrarse, luego soltó una ligera risilla, tomó la palma de la mano que estaba en
su hombro, y la mordió tan fuerte como pudo.

El dolor fue tan punzante que Samuel la soltó de inmediato, y ella aprovechó la
oportunidad para liberarse de Samuel y se dirigió al lado copiloto del Maserati.

La mujer vestía un abrigo verde militar y una falda negra entallada, y sus botas eran de
Dr. Martens, una de las marcas más famosas del mundo. Parecía no tener más de 20
años, y llevaba un maquillaje sencillo que destacaba sus rasgos faciales.
Se giró a ver a Luna, mostrando una sonrisa de satisfacción. Su instinto le indicó que
esta mujer estaba enamorada de Samuel.

La expresión en el rostro de la mujer llamó su atención y le dijo con franqueza, "¿Qué te


hace pensar que me puedes mirar de esa manera?"

Ella era la esposa de Samuel, ¿por qué esta mujer se veía tan atrevida y provocativa?

La mujer, llamada Ivana, se pasó los dedos por el pelo y dijo: "No es asunto tuyo,
Vayámonos, señor Shao". Entonces salió del auto, pasó delante de Luna y se paró frente
a Samuel, tirando de su manga.

La situación se estaba volviendo muy tensa e incómoda. Samuel observó la mano de la


mujer, cuyas uñas bien cuidadas estaban pintadas de color rojo, y la retiró de su manga
con educación.

Luna comprendió claramente lo que estaba ocurriendo, pero no mostró ira a pesar de
que Ivana la ignoraba.

Bajo la mirada de ambos, Luna abrió la puerta del Maserati y espetó: ¿Qué es ese olor?
Es asqueroso. Al mismo tiempo, sacó su perfume del bolso y lo roció al asiento de
pasajero. "Huele a desesperación, Ni siquiera con mi perfume de varios miles de dólares
puede disimular este olor".

¿Huele a desesperación?

Samuel estaba a punto de reírse a carcajadas. Cuando se giró para ver a Ivana, ella
estaba pálida y temblaba de ira.

Luna seguía echando perfume al auto, y el olor se hacía más fuerte a cada segundo.

Después de arrojar el frasco vacío en un bote de basura, caminó hacia Samuel, se quitó
su abrigo y le dijo en voz alta: "Querido, ¿por qué siempre te pones en esas situaciones?
Ser tu esposa me resulta agotador, ¿cómo crees que puedas compensarme? ¿Mi amor?"

¿Esposa de Samuel? Lo único que Ivana sabía era que Samuel tenía una ex-esposa cuyo
nombre era Luna, y en ese momento no estaba saliendo con nadie. Esta mujer estaba
tratando de seducir a Samuel. I Pues se va a quedar con las ganas', se dijo Ivana.
La mirada de Samuel se volvió más cálida cuando miró a Luna, Mientras no estuviera
enojada, podría pedirle cualquier cosa, y exhibir afecto públicamente era muy fácil.

Samuel se inclinó y besó sus labios rojos, lo que despertó los celos de Ivana.

Durante varios años, Ivana había tratado de acercarse a Samuel, el soltero más
codiciado del país C. Nunca pensó que él se comprometería tan rápido después de
haberse divorciado de su ex-esposa, y cuando el compromiso se canceló, ella pensó que
era el momento perfecto para entrar en escena. ¿Y de pronto apareció esta mujer?

El beso que se estaban dando era muy apasionado, e Ivana se enfureció. Arrancó a Luna
de los brazos de Samuel y dijo: "¿Quién te crees que eres? ¿Tú crees que puedes seducir
al Sr. Shao sólo con una buena apariencia?"

Samuel sostuvo a Luna, temiendo que se cayera. En sus ojos había ira. Quiso darle una
advertencia a Ivana, pero Luna lo detuvo.

Manteniendo la calma, se paró frente a Ivana y dijo con una sonrisa: "Tú no te pareces
en nada a las otras mujerzuelas coquetas”.

Las palabras de Luna sonaban extrañas, de modo que Ivana las tomó como un cumplido
y dijo con arrogancia: "Por supuesto que no parezco a ellas".

Ivana en realidad era alguien muy importante. Su padre era el CEO del Grupo Fang, y
nunca había estado en ninguna relación, de modo que era intacta, y, de hecho, era el
sueño de todos los hombres.

Mientras le arreglaba la corbata a su marido, respondió con una sonrisa: Lo sé. Eres
simplemente una mujerzuela pero no eres coqueta".

De ninguna manera permitiría que otra mujer estuviera con su marido, y ella se
encargaría por su cuenta de alejarlas a todas una a una.

Si bien Luna estaba mirando a Samuel, todos sabían bien a quien iban dirigidas esas
palabras en realidad.

Un destello de diversión apareció en los ojos de Samuel. Él la besó de nuevo, El


comportamiento de Luna despertó su deseo de tal modo que no notó la ira en los ojos
de Luna.
Ivana estaba muy enfurecida. Señalando a Luna, le preguntó: "¿Quién eres tú? ¿Cómo te
atreves a seguir persiguiendo a Samuel? ¡zorra!

Samuel estrechó a Luna entre sus brazos, como si protegiese a su propia princesa. "Sra.
Fang, mida sus palabras o me veré obligado a demandarla por difamación", dijo con
frialdad.

Ivana estaba muy sorprendida de que Samuel le hablara de esa manera, y podía ver el
indicio de ira en el rostro de él. ¿Qué le había pasado? El Señor Shao siempre había sido
un caballero con ella.

¿Y quién era esta mujer a la que estaba abrazando? ¿Por qué la trataba como a una
princesa?

Ivana la miró de arriba abajo en la oscuridad y notó que le sonaba mucho esta cara.

Mientras su mente se ocupaba tratando de identificar quién era, Luna se zafó del abrazo
de Samuel y le dijo con firmeza: "¿Acaso no me reconoces? Bueno, eso me decepciona
un poco. Soy Luna Bo".

¿Luna Bo? ¿Ella era Luna?

Ivana no podía creer lo que acababa de escuchar y la miró con los ojos abiertos de par
en par. Un ligero enrojecimiento le cubrió el rostro por un momento, denotando la
vergüenza que sentía. No podía creer lo que acababa de hacer enfrente de Luna.

Pero, ¿acaso no se habían separado?

"¿Y qué importa? Sólo eres la ex-esposa de Sr. Shao".

Luna puso los ojos en blanco, cansada de lidiar con ella. ¿Por qué esta mujer insistía en
discutir con ella? "Samuel, ¿puedes arreglar este problema? ¿Por qué sigues metiéndote
en problemas como este?"

Samuel trató de consolarla después de escucharla. "Mi amor, no te enojes. Ella no


significa nada para mí, y ya no tendrá nada que ver conmigo de ahora en adelante".
Luego miró a Ivana y le dijo: "Sra. Fang, considere cancelada todos los proyectos que
tenemos, ya no seremos socios de ahora en adelante".
Capítulo 205 El menu sopa de mijo
¡Mierda! Ivana se dio cuenta del error que había cometido. "Lo siento, señor Shao, en
nombre de mi padre, por favor, discúlpeme", suplicó.

Samuel la esquivó, caminó hacia el Maserati tomando la mano de Luna, y abrió la puerta
del auto. Un fuerte olor a perfume emanaba del vehículo lujoso.

Con un gesto descontento, ella dijo: "No, ese asiento está sucio. No subiré a este auto
nunca más".

"No hay problema. Yang, tráenos el Audi". Samuel no dudaría en hacer lo que fuera
necesario para complacerla.

Después de que Yang se marchara, Samuel llamó a Elisenda por teléfono.

Elisenda había estado escondida detrás de un auto desde la llegada de Luna. No se


atrevió a presentarse ya que ella había sido la que había invitado a Luna a cenar, y
nunca se había imaginado que esto pasaría.

Cuando su teléfono sonó, salió de su escondite con el aparato en la mano.

"Hola, señor Shao, Luna".

Al verla, Samuel colgó.

"Deshaz este auto mañana, Elisenda. El nuevo Lamborghini SUV sería una mejor
alternativa".

Su disposición de despilfarrar el dinero en un automóvil nuevo sorprendió a las tres


mujeres. Elisenda, tartamudeando, dijo, "Y este vehículo... ¿Cómo...? ¿Qué hago con
este, señor? Venderlo, o... ¿tiene otras ideas?"

Su respuesta fue tan casual que parecía que estaba deshaciéndose de una bicicleta
vieja. "El coche está sucio. ¡Véndelo!"

Ivana se quedó boquiabierta, con el rostro pálido.

Después de despedirse, salió sin hacer ningún comentario.


Luna apartó la mano de Samuel de su hombro y corrió para sostener el brazo de
Elisenda. "Eli, me muero de hambre. Vámonos a comer algo".

"Uh..." Elisenda, quien iba a hacer una llamada telefónica, no supo qué hacer cuando vio
a Samuel frotándose la frente.

Samuel levantó la vista y le sonrió a Luna.

“¿Qué quieres comer, querida? Yo os invito”.

Al oír esto, Elisenda sintió la necesidad de marcharse. No tenía ningún deseo de ser
parte de la cita de su jefe, así que negó con la cabeza y empujó suavemente a Luna al
lado de Samuel. "Tengo un asunto urgente que atender. Te veré más tarde.”

Diciendo esto, se alejó corriendo con sus tacones de 5 cm de altura.

"¡Eli! ¿A dónde vas?" Luna estaba muy molesta,

Samuel puso nuevamente el brazo alrededor de su cintura, y mientras tanto, un Audi A8


se detuvo frente a ellos. Samuel abrió la puerta del asiento copiloto y le dio un toque
suave a Luna para que entrara.

Después de abordar el auto, volvió a preguntar: " ¿Qué quieres comer?" Notó que Luna
estaba temblando y sus manos estaban frías, y le pidió a Yang que encendiera la
calefacción.

"Estoy enojada. No quiero comer nada.” Retiró sus manos y miró por la ventana.

Él volvió a envolver sus pequeñas manos entre sus cálidas palmas y dijo: Está bien,
entonces yo decidiré, si no te importa

"Adelante, no me importa."

"Yang, encuéntranos un local especializada en sopas. Comeremos sopa de mijo.”

Luna se dio la vuelta dubitativamente, con los ojos bien abiertos, y gruñó: "Sabes que
odio la sopa de mijo. ¿Estás tratando de hacerme enojar? Espera un momento, ¿qué
estás tramando, quieres matarme de rabia para quedarte con mi dinero y mi hijo?"

Samuel sabía cuánto dinero tenía ella,

Esa cantidad insignificante era como una gota en un océano para él.
"No necesitamos tu dinero para la cena de esta noche, ya te invito yo.

Ella lo golpeó en el hombro.

“¡No te me acerques! No me hables.”

Cuando escucharon risas provenientes del asiento delantero, Luna recordó que Yang
estaba allí y se sonrojó.

A Samuel, sin embargo, no le importó y continuó: ¿Entonces qué quieres comer,


cariño?"

“¡Tú!" dijo ella evasivamente.

Samuel reaccionó inmediatamente y se sentó derecho. "Yang, regresa a la mansión, por


favor .

Le encantaba que Luna lo provocara.

Consciente del significado oculto de lo que acababa de decir, Luna estaba demasiado
avergonzada para alzar la mirada.

Era tan astuto.

Luna detuvo a Yang de inmediato, "No lo escuches. Vamos a comer estofado. Llévanos a
un buen restaurante, por favor.

Yang asintió.

“Pensé que me ibas a comer, Estoy listo para ser tu presa Cuando él le susurró al oído,
su aliento cálido removió sus nervios, y ella se echó hacia atrás sin darse cuenta.

Intentó mantenerse tranquila y dijo: "En fin, tenía que haber quedado a cenar con Lola y
Daisy. Es horrible esperar a tu marido por dos horas, sólo para atraparlo saliendo con
otras zorras.

Se arrepintió de no haber entrado a su oficina, donde estaba más cálido,

Al escuchar esto, Samuel la abrazó y dijo: "La próxima vez ven directamente a mi oficina,
siempre está disponible para ti"

Ella bufó: "No habrá una próxima vez".


Su ira no había disminuido todavía. Si no se hubiera topado con ellos, Samuel podría
haber estado en una situación comprometida con esa mujer.

Al escuchar que ella no vendría la próxima vez, la amenazó: "Retira tus palabras, de lo
contrario, esta noche..."

"¡Samuel!" Sonrojándose, ella hizo una pausa.

"¡Retíralas!" Samuel miró de soslayo y con complacencia a su mujer. Le gustaba


encontrar maneras de asustarla.

"¡De ninguna manera!", dijo ella firmemente, y bajó la cabeza sin mirar a Samuel.

Cuando él se acercó más a ella, Luna se enderezó y balbuceó: "Está bien. ¡Tú ganas!
¡Retiro lo dicho!" Pero eso no era lo que tenía en mente.

En el restaurante.

Una vez Lola le contó que Jorge no podía soportar los pimientos, así que Luna decidió
poner a prueba a Samuel. Él no tenía problema comiendo pimientos, pero ella se
preguntaba hasta qué grado podía soportar el picante.

De modo que con una sonrisa maliciosa pidió una olla de sopa súper-picante.

"Espera un minuto." Samuel cubrió el menú con su mano.


Capítulo 206 Los meritos compensan los errores.
"¿Qué te pasa? ¿Te da miedo?" Luna sonrió y miró a Samuel, quien tenía una expresión
solemne en su rostro. 'Ja, está fingiendo estar tranquilo', pensó.

Él miró el estofado súper-picante y se echó a reír. Luego le pidió al camarero: "Haga


favor de traernos dos cuencos de estofado por separado, el con sopa de caldo de
champiñones, y el otro de súper-picante".

Luna ya había pedido las guarniciones para acompañar el menú, por lo que Samuel sólo
tuvo que elegir el sabor de sopa.

Cuando se sirvieron los diferentes platillos, el estofado con sopa de champiñones se


colocó frente a Luna, y la picante, frente a Samuel. La expresión de ella se tornó sombría
por la decepción.

"Samuel, te has equivocado, yo soy la que quiero estofado picante."

Para Luna, la sopa picante era indispensable para el estofado porque dicho plato debía
tener chiles.

Samuel le sirvió un vaso de jugo y le dijo: "Aún no te has recuperado de todo, así que no
puedes comer nada picante".

No se atrevió a discutirle porque sabía que él tenía razón, pero cuando vio la sopa
picante se le hizo la boca agua.

"Samuel, si no quieres el estofado picante, puedes comer el de champiñones conmigo.


No te obligues a hacerlo si no quieres, " dijo ella. Todos los hombres que Luna conocía
detestaban la comida picante, así que pensó que Samuel no era diferente.

Pero él tomó un sorbo de jugo y le sonrió, "No te preocupes por mí."

"Samuel, de verdad, no te comas el estofado si no soportas el picante." A ella le


preocupaba que se ahogara y comenzara a lagrimear por el chile, además, podría
hacerle daño al estómago si no estuviera acostumbrado.

"Llámame Sam". Él no respondió su preocupación, sino que la obligó a llamarlo como


antes.
Luna lo fulminó con la mirada, confundida por lo rápido que cambió de tema.
Finalmente, ella asintió con la cabeza.

Poco después, comenzaron a comer.

Samuel tomó algunas verduras cocidas y las puso en el plato de ella.

Cuando Luna vio a Samuel engullir la comida picante con toda calma, y que no reaccionó
de manera que ella esperaba, levantó un poco de sospecha.

¿Estaba tratando de fingir?

Después de un rato, quedó claro que Samuel era perfectamente capaz de comer
picante.

Incluso para ella, el estofado súper-picante picaba tanto que tenía que beber agua con
frecuencia, pero Samuel estaba tan tranquilo que parecía que estaba comiendo una
sopa sin sabor.

Él tomó otro par de palillos y le sirvió a ella toda la comida sana.

Después de la cena, Samuel se quejó sobre lo picante que le había parecido la comida,
simplemente dijo: 'El estofado súper picante de aquí no pica lo suficiente". De hecho,
tiempo atrás, había probado el chile de India, el cual era muy picante, incluso para
aquellos acostumbrados a esta variedad de platillos normales.

Luna estaba tan sorprendida que se atragantó con el jugo que estaba bebiendo.

¿Cómo pudo Samuel comer algo tan picante?

“¿No era tu ex-novia alérgica a este tipo de comida? ¿Cómo pudiste haber comido algo
tan picante entonces?" preguntó.

Samuel estuvo a punto de echarse a reír, porque entendió que estaba celosa.

Pero cuando pensó en Emma, ya no pudo seguir. Le explicó brevemente que a él le


gustaba la comida picante tanto como a ella. Luego, pasando a un tema serio, dijo:
"Vamos a ir al Hospital Privado de Chuck en los próximos días."

Emma estaba encerrada en el hospital y no podía ir a ninguna parte hasta que fuera
castigada.
"Ya he ido al médico para el chequeo." Luna no entendía por qué quería llevarla al
hospital, pensaba que tan solo estaba preocupado por sus heridas.

Samuel sacudió la cabeza. "Hablé con Chuck, conozco tu situación. No te voy a llevar a
allí para un chequeo”.

Luna lo miró con curiosidad, quiso saber más. Pero él le dijo, "Lo sabrás cuando
lleguemos allí.”

Al salir del restaurante, Samuel notó que el olor del estofado se había pegado a su traje,
que detestaba mucho. Si Luna no le hubiera pedido que comieran en ese lugar, él no
habría venido.

Eran las once de la noche, había pocas personas y coches en la calle.

Caminando mano a mano, la pareja se dirigía hacia el Audi, notaron que yang se había
ido.

Samuel acompañó a Luna al lado del pasajero del auto y le hizo un gesto para que
entrara, ayudándola a abrocharse el cinturón de seguridad, luego se fue hacia el lado del
conductor y arrancó el auto.

Al pensar en lo sucedido fuera de la oficina de Samuel, Luna se enojó y dijo: "Este


asiento me pertenece. Soy la única mujer que puede sentarse aquí, ¿entendido?"

“¡Sí, Señora!" Respondió él sin dudarlo,

Después de pensarlo un rato, Luna se retractó: "Está bien, la abuela, tu madre y


nuestros familiares pueden sentarse aquí también, pero nadie más.”

Samuel sonrió y dijo: "No hay problema, ¡Lo que mi esposa diga!"

Luna alzó orgullosamente la cabeza y pensó que Samuel se estaba portando muy bien
ese día. "Ok, los méritos compensan los errores", dijo.

“¿Los méritos compensan los errores? Pero siempre me porto bien, ¿Qué errores he
cometido?".

Luna se dio cuenta de que Samuel no admitiría sus faltas, por lo que lo miró y respondió:
"Parece que te siguen muchas zorras detrás.”
Samuel sonrió y detuvo el auto ante un semáforo rojo. Se le acercó y le dijo
atentamente: t' ¿Es que yo tengo la culpa de ser guapo?", y luego la besó.

El beso se prolongó por bastante tiempo con pasión y deseo. Hacía tiempo que no se
besaban así.

El auto que estaba detrás interrumpió el momento maravilloso con el sonido de su


claxon. Luna apartó a Samuel y dijo:

"Conduce”.

Después de pasar el cruce, Samuel le dijo: "Tu esposo es muy hábil en todos los aspectos
de la vida, ¿cierto?"

Luna se dio cuenta de que estaba coqueteando con ella y le pellizcó la pierna.

"No. No en todos”

“¿Cómo que no en todos? ¿En qué no soy hábil? l' Samuel detuvo el auto en una orilla y
encendió la luz del coche.

Confundida, Luna vio que se desabrochaba el cinturón de seguridad y se le acercaba.


"Ven aquí, déjame recordarte lo hábil que puedo ser".

"¿Qué estás haciendo? Conduce. Vámonos a casa..." Luna se quedó sin saber qué decir y
se preguntó por qué estaba hablando de esa manera.

Samuel ignoró sus advertencias. Abrió la puerta y le hizo un gesto para ir al asiento
trasero.

... ...

¡Oh no! Había cuestionado sus habilidades, ¿acaso quería recordárselas aquí y ahora?

"No, no, Sam. Hace mucho frío, vámonos a casa, ahí puedes recordarme todo lo que
quieras".

Samuel la mordió en el cuello y dijo: "Está bien".

Momentáneamente creyó que la suerte estaba de su lado, pero las palabras que
escuchó a continuación le borraron la sonrisa. "Primero aquí, y después en casa".
... ...

"No, no, Sam, estamos en la calle..." Luna tomó su abrigo con fuerza, sin embargo, su
resistencia fue inútil porque ella lo había provocado.

Y cuando él se excitaba lo suficiente, era capaz de hacerlo en un centro comercial lleno


de gente, y no digamos en una calle tranquila.

Era la una de la madrugada cuando un Audi A8 se detuvo frente a la mansión. Luna salió
del coche con un abrigo.

Sus piernas estaban tan débiles que tenía que apoyarse en la puerta del auto. Segundos
después, sintió como un par de brazos la envolvían en un cálido abrazo.
Capítulo 207 Es mi deber
"No te preocupes. Te llevaré a nuestra habitación, no te muevas y quédate quieta en
mis brazos", dijo Samuel con una sonrisa maliciosa, lo que hizo que ella quisiera
patearlo.

Luna estaba pensando en que necesitaba volver a su trabajo lo antes posible. La herida
estaba sanando bien, y pronto tendría que volver a sus labores.

También pensaba que debía tener cuidado, ya que los paparazzi pululaban por todas
partes, esperando una oportunidad para tomarle fotos en situaciones comprometidas
como en la que se encontraba en ese momento.

Siendo sostenida entre los brazos de Samuel, cerró los ojos y apoyó la cabeza en el
pecho de su marido mientras él abría la puerta y la llevaba al segundo piso.

Una vez que entraron en la habitación, él la bajó.

Pero ella estaba demasiado débil para mantenerse en pie y se tambaleó hacia adelante,
apoyando sus manos contra el pecho de Samuel.

"¿Conque te lanzas sobre mí? Eso me gusta", dijo él con un tono de coqueteo, algo que
hizo que Luna lo quisiera golpear.

"No. Ya quítate de la cabeza esos pensamientos pecaminosos, ¿acaso no has tenido


suficiente? Me voy a dormir".

¿Ir a dormir? Samuel no se había saciado lo suficiente en el auto, y no había manera de


que pudiera dejar que su hermosa mujer se fuera a dormir sin disfrutar de ella una vez
más.

Así que la empujó con suavidad contra la puerta y la besó apasionadamente.

Odiaba admitirlo, pero él sabía besar muy bien. Su cuerpo se llenó de fuego y finalmente
Luna se entregó a él.

Pronto, la habitación se llenó de apasionados gemidos de placer mientras hacían el


amor toda la noche.

Al día siguiente.
El sonido del teléfono la sacó de su sueño profundo. Aún mareada, lo descolgó y
escuchó la voz de Samuel.

Confundida, miró el reloj y se sorprendió al descubrir que ya era mediodía.

"Hola".

Sólo tuvo que pronunciar una palabra para que Samuel notara una leve ronquera en su
voz, y sonrió al recordar la manera en que Luna se había comportado en la cama la
noche anterior.

"Corazón, es hora de almorzar".

Ella odiaba que la llamara así. Había escuchado esa palabra miles de veces la noche
anterior, y se sentía cansada de ella.

"Samuel, ya no me llames corazón. Estoy harta de que me llames así". No fue hasta que
hubo dicho toda la frase, que se dio cuenta de lo ronca que era su voz.

Pero eso no era todo.

Su cuerpo también sentía dolor muscular.

Al oír su protesta, Samuel dio una calada a su cigarrillo y dijo: "¿Por qué, corazón?"

"¡Simplemente no me gusta que me llames así! Y tampoco quiero almorzar. Quiero


dormir un poco más". Su voz se convirtió en un susurro, al final de su frase.

"Puedes dormir después del almuerzo".

"No quiero almorzar". Su voz se apagó con un ronco susurro.

"Ponte la ropa y baja al comedor. El cocinero ya ha preparado y servido tu almuerzo".


Samuel había contratado un cocinero para ella y su hijo.

"¿Qué cocinero? ¿Tú?" Ella recordó que Samuel era muy bueno en cocinar.

Él apagó el cigarrillo y dijo: "Puedo cocinar para ti si así lo quieres, pero tienes que
esperar hasta que esté libre. Intentaré terminar temprano mi trabajo hoy".

Sería un placer cocinar para su amada Luna.

"Está bien", dijo la mujer. Luego se volvió a dormir.


Pero no durmió por mucho tiempo, ya que Samuel la llamó unas cuantas veces más para
despertarla y no tuvo más remedio que levantarse.

Después de tomar una ducha, bajó las escaleras.

Su almuerzo ya estaba en la mesa, y se veía y olía delicioso.

El cocinero se había ido así que se sentó y comenzó a comer.

Unos minutos después, sonó el timbre de la puerta. Dejó su tenedor en la mesa y se


dirigió a la puerta. ¿Quién podría ser? Se acercó a la puerta de la mansión, era un
mensajero.

"¿Es usted Luna Bo?"

"Sí, soy yo".

"Muy bien, aquí está su paquete. Por favor, firme aquí".

Luna se sintió un poco confundida. ¿Por qué le había llegado un paquete si ella no había
pedido nada en línea? De modo que verificó la información de entrega y pudo
constatar que realmente iba dirigido a ella, así que lo tomó y caminó de vuelta a la
mansión. Lo colocó sobre la mesa y lo abrió, y al echar un vistazo, descubrió que dentro
había varios estuches de mascarillas faciales.

Después de buscar la marca en internet, Luna se quedó sorprendida.

Se trataba de mascarillas LZI, una marca de cosméticos muy exclusiva.

Durante el rodaje había escuchado a otras actrices y al equipo de maquillaje hablar


sobre dicha marca.

Un sólo estuche de 5 máscaras faciales costaba más de cinco mil.

Contó el número de estuches que venían en el paquete y sumaban más de 10. Nadie
podría ser tan generoso, excepto Samuel.

Aún sin dar crédito a sus ojos, se quedó de pie, mirando los lujosos regalos cuando
Samuel llamó.

"Samuel".
"¿Lo has recibido?" Dijo el hombre mientras observaba la página web de la compañía de
entrega, que mostraba que el paquete había llegado hacía unos minutos.

"Sí, sé que tú me lo has enviado. Pero no vuelvas a comprarme algo tan caro. Los
cosméticos se agotan bastante rápido"

"¿No te gustaron?" Samuel hizo una mueca cuando escuchó un tono de descontento en
su voz.

Luna suspiró, "No, sí que me gusta, ¿a quién no le gustan las cosas de lujo? Es sólo que
son demasiado caras y tengo que usarlas todos los días. A la larga, será un gasto
excesivo".

"Si lo que te inquieta es el dinero, entonces no hay de qué preocuparte. Yo sólo quiero
que seas feliz".

Una belleza como Luna se merecía ese tipo de cosméticos exclusivos, además, ese gasto
no era nada para él.

"Samuel..."

"Luna, eres mi esposa, es mi deber comprarte todo lo que quieras". Él haría lo que fuera
por ella.

Luna se sintió conmovida por sus palabras.

"Gracias, Samuel. Pero la próxima vez prefiero comprarlas yo misma. ¿Está bien?".

"Bien, lo que tú digas". Samuel siempre malgastaba su dinero.

Luna, como su esposa, había decidido que era su obligación tratar de gestionar su
dinero y asegurarse de que no gastara demasiado en cosas inútiles, ya que tenían dos
hijos que mantener, aunque Samuel no sabía que tenía una hija. Él siempre había
querido tener una hija. Irene sería la niña de sus ojos una vez que Samuel se enterara de
la verdad.

Pero a Luna aún le preocupaba que pudiera descuidar a Gerardo después de que supiera
lo de Irene.
A pesar de que Samuel nunca lo mencionaba, ella sabía que amaba mucho a Gerardo, y
se suponía que no debía ignorarlo aun con Irene en la familia. Después de todo, era su
hijo.

"Tú eres mi esposa y eres quien manda", dijo él en un tono mimado.

El timbre de la puerta sonó nuevamente mientras hablaban por teléfono.

De modo que Luna se dirigió nuevamente a la puerta y resultó ser el mensajero de


nuevo, pero esta vez traía muchos paquetes consigo.
Capítulo 208 No vimos absolutamente nada
"Samuel, ¿y ahora qué has comprado?"

Mientras sostenía su teléfono entre el hombro y la cabeza, firmó la recepción de los


paquetes.

"Pasé cerca de un centro comercial y pensé que era buena idea comprarte un poco de
ropa". Samuel había notado la noche anterior que Luna sólo llevaba un abrigo delgado,
por lo que se preguntó si no tenía otros abrigos más cálidos.

Luna se quedó sin palabras, ya que reconoció en segundos la marca de la ropa en cuanto
vio el logotipo del paquete que recibió. Era una marca internacional y había sido
diseñada por Leandro. Incluso, sin estar en temporada, las prendas de verano son
especialmente caras, ni que decir la nueva temporada de invierno.

"Sam, ¿por qué estás haciendo todo esto?" La pregunta de Luna sorprendió a Samuel.

Al percatarse de su silencio tan repentino, Luna se exhaló y volvió a preguntarle pero


ahora con una voz más coqueta, "Sam, en serio, ¿por qué estás siendo tan atento
conmigo?"

Samuel agachó la mirada y no le quedó más que reír. ¡Pero qué chica tan traviesa! Sin
siquiera pensarlo, Luna había logrado ponerle nervioso. "Eres mi esposa y la única mujer
en este mundo a la que tengo que complacer".

Él estaba decidido a cumplir su palabra al pie de la letra. Siempre cuidaría de ella y la


protegería hasta el último día de su vida.

Luna no pudo ocultar la sonrisa que se dibujaba en todo su rostro.

"¿En serio?"

"Claro que sí, eso no lo dudes jamás. Los hechos hablan más que mil palabras".

"Dime, ¿qué... pasaría si tenemos una hija?" Preguntó de manera tentativa, mientras
abría el paquete.

¡Vaya!, ¿una hija? Samuel meditó un poco sobre esto. ¡Qué maravilla, sería un bello
futuro!
Respondió con una voz llena de suavidad: "Veremos qué nos depara el destino. Sin
embargo, lo más importante ahora es cómo poder tener una hija en estos momentos".

Samuel había estado esperando con ansias la llegada de una hija desde hacía mucho.

Si llegara una hija a su vida, desearía que fuera tan hermosa como la pequeña Irene que
conoció. Él ya tenía a su lado a Gerardo y Luna, pero tener una hija sería la cereza en el
pastel.

"Aunque... tengo el presentimiento de que te olvidarías de Gerardo y de mí en el


momento que tengas a una bebé en tus brazos". Luna se burló de él
intencionadamente.

"¿Cómo te atreves siquiera pensarlo? ¡Cariño, eres la única mujer de mi vida y te amo
con toda el alma!"

Con ese cumplido, Luna se quedó completamente pasmada. ¿Desde cuándo ese tipo de
palabras salían de su boca? Él nunca antes se había comportado así, mucho menos
hablado de esa manera.

Sin embargo, esas palabras lograron sonrojar por completo el rostro de Luna.

No había que pensar mucho. Un abogado tan reservado y cortés se convirtió de la nada
en alguien realmente conmovedor y romántico. ¿Quién podría resistirse a su encanto?

"Mírate nada más. ¿No te da vergüenza?" La delicada voz de Luna encendió todo lo que
llevaba su corazón.

Samuel coqueteaba más y más.

"Tú... me lo pagarás esta noche, sólo espera a que llegue a casa". No pudo resistir
amenazarla provocativamente.

El corazón de Luna comenzó a latir tan rápido y más aun recordando cada momento de
la noche anterior. Samuel parecía un verdadero experto.

"¡Te dejo! Iré a probarme la ropa. ¡Eh!" No fue hasta que terminó la llamada que su
corazón pudo volver a latir con normalidad.

Él estaba tan acostumbrado a las pláticas llenas de coqueteo entre los dos.
¿Quién le habrá enseñado a seducir de esa manera? ¿O aprendió por sí solo?

Al llegar la noche, Samuel volvió a casa, tomó su billetera, sacó todas sus tarjetas
bancarias y se las dio a Luna, con la excepción de la que estaba vinculada a su número
de teléfono. Samuel quería que Luna tuviera todo el control y conocimiento de sus
asuntos financieros.

Además, le pidió que se encargara de hacer las compras diarias y lo que se necesitara en
casa.

Luna estaba completamente desconcertada, simplemente miraba todas las tarjetas que
sostenía en la mano, sin embargo aceptó sin dudar. Le hacía feliz el hecho de estar a
cargo de todas las compras diarias en casa.

Aunque, ella no necesitaba todas las tarjetas que tenía en la mano.

Así que, sólo tomó una tarjeta y le devolvió las demás a Samuel, Sin embargo, él insistió
y prácticamente la obligó a quedárselas.

"Eres mi esposa y puedes tener el control de esto".

Era la única manera en la que Samuel se sentiría más feliz y seguro.

Luna estaba a punto de replicar pero Samuel la interrumpió de la mejor manera que se
le pudo ocurrir, besándola apasionadamente, evitando así que alguna palabra saliera
de su boca.

La confianza que él le había brindado a Luna había terminado por conquistarla.

Después de haber compartido un momento romántico, Samuel bajó a la cocina y


preparó uno de los platillos favoritos de Luna.

Luna se deleitó con la comida y prometió que pronto le cocinaría también lo que él
quisiera.

Al otro día, antes de que Luna regresara al trabajo, Samuel la llevó al Hospital Privado de
Chuck.

Samuel se dirigió a la oficina de Chuck y abrió la puerta sin siquiera tocar antes.

Enseguida se dieron cuenta de la situación tan comprometida que habían interrumpido.


Daisy se encontraba sobre el escritorio y Chuck sobre ella, besándola apasionadamente.

Luna tomó a Samuel del brazo y caminaron a la salida rápidamente.

"¡No vimos absolutamente nada, en serio!”

Pero Samuel se soltó de Luna y volvió a entrar, "¿Qué más da? En realidad a Chuck no le
importa".

Daisy se arregló la ropa y se alejó a Chuck, quien se estaba recuperando el aliento. Se


acercó a Luna y le preguntó: "Luna, ¿a qué debe tu visita?"

Luna no pudo evitar reírse del rostro de Daisy sonrojado por la vergüenza del momento.
"Oh, entré porque escuché que algo está pasando y quisimos echar un vistazo".

"¿No sé de qué estás hablando? Yo sólo pasé por ahí y estaba por irme ya". Daisy
contestó, no estaba mintiendo, decía la verdad. Sólo tenía pensado visitar a Chuck
rápidamente, pero en cuanto él se enteró de que su período había terminado, no se
pudo resistir y no la dejó escapar.

Y antes de que la situación se saliera del control, Samuel y Luna los interrumpieron.

Samuel caminó hacia Chuck, y notó de inmediato su mal humor, en forma de burla le dio
una palmadita en la espalda, "Chuck, ¿por qué no continúas en lo que estabas haciendo
y nosotros volveremos más tarde?"

Sorprendentemente, Chuck lo miró y asintió: "Muy bien. ¡Será mejor que no regreséis
antes de una hora!"

"¡Qué interesante!" Samuel soltó la carcajada, "Chuck, ¡debería darte vergüenza!"

El rostro de Daisy se llenó de un rubor carmín imposible de ocultar, "¡Chuck, cierra la


boca! Luna, tómate tu tiempo por favor. ¡Ya me voy!" Daisy de inmediato salió de
oficina con su bolso en la mano.

"¿Qué clase de amigo eres, Samuel?". Chuck observó fijamente a Samuel. ¿Por qué no
se tomó la molestia de llamar antes de venir? Chuck le habría dicho que no era el
momento.

Samuel dejó de reír, "¿Dime desde cuándo soy tu amigo?".


"¡Bueno, entonces olvídalo!" Chuck por fin pudo controlarse, y enseguida trató de hacer
que Samuel se fuera.

"Vale. Vámonos". Samuel puso su brazo sobre el hombro a Chuck, y salieron de la


oficina junto con Luna.

Chuck estaba al tanto de la razón por la cual Samuel estaba ahí. Se dirigieron al piso
número 12, donde se encontraba el laboratorio y le pidieron a una enfermera que
llevara a quién querían ver.

Antes de que la enfermera se retirara, Chuck le pidió una cosa más: "Por favor, llama a
los médicos de la sala de emergencias y pídeles que esperen en el ascensor".

La enfermera lo miró un poco confundida, pero sin hacer ningún otro comentario, se
fue.

Después entraron los tres al laboratorio.


Capítulo 209 No la mates
Dentro del laboratorio.

Luna observó a una mujer de aspecto psicótico que parecía perdida en sus
pensamientos. ¿Por qué Sam la había traído aquí?

Era Emma, estaba casi recuperada de todas sus lesiones. A pesar de que había estado la
mayor parte del tiempo desorientada, en el momento que notó la presencia de Luna y
Samuel, recuperó por completo la lucidez y el habla.

"¡Luna! ¡Maldita perra! ¿Qué demonios haces aquí?".

¿Por qué Luna seguía viva? ¿Por qué estaba frente a ella? ¡Maldita sea!

Las palabras y ofensas que Emma utilizó para referirse a Luna terminaron por enfadar a
Samuel, sin embargo, él ya tenía un castigo reservado para ella, un plan que pronto
pondría en marcha.

"Cariño, ¡hoy es el día...! Hoy le haré pagar por todo lo que te ha hecho". Después de
escuchar esas palabras, un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Emma, que le hizo
recordar que hacía años, Samuel casi acabó con su vida en el río.

Emma intentó alejarse de él con un inmenso miedo. Ella sabía que Samuel era un diablo,
y tenía claro que jamás volvería a meterse con él.

Luna no paraba de mirarlo con los ojos llenos de curiosidad, cuando Samuel se acercó al
estante que tenía cerca, tomó un bisturí quirúrgico y caminó directo a Emma.

Si se observaba a detalle, el bisturí era muy similar al cuchillo que Emma utilizó para
herir a Luna en la casa vieja.

¿Qué iba a hacer Samuel?

Sorprendentemente, Luna estaba presenciando cómo Samuel apuñaló a Emma con el


bisturí justo en el mismo lugar donde ella la había apuñalado antes.

Después, hizo un corte en el brazo de Emma, de la misma manera que ella había cortado
con el cuchillo a Luna.
Y sin ningún remordimiento, la apuñaló un par de veces más. La apuñalaba tan profundo
que cuando el bisturí salía de su cuerpo, la sangre brotaba por todas partes, y salpicó el
traje de Samuel.

Luna, no podía creer lo que veía, cubría su boca con las manos, quedó asustada cuando
escuchó los gritos de Emma. Momentos después, el cuerpo de Emma se debilitó y ella
estaba a punto de perder el conocimiento.

Mientras tanto, Chuck se mantenía al margen de la situación, únicamente presenciando


el sangriento escenario sin ningún tipo de expresión en su rostro.

Cuando por fin Luna pudo reaccionar, Emma ya había sido herida más de una docena de
veces. A pesar de la conmoción del momento, ella tomó la mano de Samuel: "Por favor
Samuel... No... Basta... ¡Por favor, no la mates!"

Emma merecía morir por todos los daños que había hecho, pero no quería que Samuel
asesinara a nadie.

Samuel miró su rostro pálido, pero eso no lo detuvo, solamente la puso detrás de él con
su mano izquierda, que no tenía ni un rastro de sangre.

"Escúchame, Samuel, por favor, no quiero que hagas esto, no la mates. Creo que es
suficiente, ya pagó por todo Io que había hecho, la venganza es suficiente. ¡Detente
ahora!".

Luna abrazó a Samuel por la cintura, sus brazos lo rodeaban fuertemente. Ella no
deseaba que Samuel se ensuciara las manos por su culpa, no quería que después se
arrepintiera de lo que había hecho.

En ese momento, Chuck se acercó a ella y la alejó de Samuel, "Luna, deja de


preocuparte, sabe Io que está haciendo".

Estaba claro que habían llevado a Emma al laboratorio porque tenían todo bajo control,
todo iba como lo habían planeado.

Luna, con una expresión llena de confusión y angustia, miró a Chuck. ¿Qué quería decir?

Emma se encontraba tendida en el suelo, perdiendo fuerza y con dolores que le


impedían moverse. Llegaron a la mente de Samuel todos los recuerdos y el sufrimiento
por el que Luna había pasado ese día, por lo que no dejaría que Emma se librara de eso
tan fácilmente.

Después de perder tanta sangre, el cuerpo de Emma no resistió más y perdió el


conocimiento por completo.

Al ver esto, Samuel colocó el bisturí bañado en sangre dentro de un lavamanos,


finalmente su furia se esfumó.

Su traje quedó bañado en sangre, se lo quitó y lo arrojó al cesto de basura, y fue directo
a lavarse y a desinfectarse, debía deshacerse de todo lo que había tocado la sangre de
Emma.

De inmediato, Chuck llamó a los doctores que se encontraban en el ascensor para que
llevaran a la sala de urgencia a Emma.

Tanto los médicos como las enfermeras se quedaron atónitos ante lo que vieron, sin
embargo, hicieron la vista gorda y bajaron enseguida a Emma.

Samuel rodeó a su mujer con sus brazos, intentando tranquilizarla: "Aún no he


terminado con ella. Ella sigue viva, no ha terminado de pagar todo lo que debe".

¿Aún sigue viva? "La heriste tantas veces, ¿cómo puede ser eso posible?" Luna se
asfixiaba en una angustia que no podía soportar. Por increíble que pareciera, Luna oró
con toda su alma para que no muriera, por miedo a que Samuel pudiera convertirse en
un asesino.

"Deja de preocuparte. Tu marido me pidió con insistencia, por eso le dí unas lecciones
previas". Con molestia, Chuck miró la sangre en el suelo y llamó a una enfermera para
que limpiara todo el desastre que había en la habitación.

“¿A qué te refieres?" Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba confundida a los
dos hombres que tenía delante.

Los labios de Samuel besaron en su frente con un gesto suave: "Emma no morirá,
aunque no lo creas, no está en peligro. No hice daño a sus órganos vitales. Ella
sobrevivir á, sin embargo, sé que desearía haber muerto en este incidente".

Luna suspiro de alivio.


“¿Cuál es el siguiente paso?"

Samuel secó sus lágrimas de una manera tierna, "Ya no llores. El siguiente paso es
encontrar a todas las personas que alguna vez te hayan herido y acabar con ellos".
Iniciando específicamente con Catalina.

"Sam, en serio, no es necesario que lo hagas. Yo puedo arreglármelas por mí misma, yo


lo haré..." Después de todo lo que había pasado, por fin Luna pudo estar tranquila al
saber que Sam ya no sentía nada por Emma, y supo que iba en serio cuando dijo que ella
era la única mujer de su vida.

Una sonrisa enorme se dibujó en el rostro de Samuel, recorrió sus dedos por todo su
cabello: "Pequeña tontita, no creo que puedas pelear contra Catalina tú sola". Catalina
había podido engañarlo varias veces, podría hacer más cosas con Luna. ¿Cómo era
posible que una mujer como Luna, inocente e ingenua, pudiera vencerla?

Sin embargo, esas palabras hirieron el orgullo de Luna. Así que secó sus lágrimas
bruscamente, "¿Por fin me crees? Te dije que Catalina y Emma se empeñaban en
lastimarme y destruir mi vida".

Si él hubiera confiado en ella desde el principio, se hubiera evitado todo el tormento


que vivió.

Con un sentimiento de culpabilidad en su corazón, Samuel la miró directo a los ojos, "Es
verdad, perdóname. Jamás sucederá de nuevo".

Chuck se divertía viendo la escena de la pareja. Luego de que el laboratorio quedará


impecable, dejó el cuarto para que pudieran hablar con más privacidad.

"¿Jamás sucederá de nuevo? ¿Qué quieres decir?". Ella sabía lo que quería decir, pero
no dejó pasar la oportunidad para burlarse de él.

Luna había derramado muchas lágrimas por su culpa, ya que nunca confió en ella. Así
que, una disculpa no bastaba para que ella olvidara todo lo que había sufrido.

Era obvio que Luna le estaba haciendo más difíciles las cosas, pero a Samuel no le
importó en lo más mínimo. En su lugar, tomó sus manos y mirándola fijamente a los
ojos, juró ante ella: "Amor mío, nunca más en la vida dudaré de ti. Siempre caminaré a
tu lado, no importa el camino que quieras recorrer, yo te creeré y apoyaré en todo lo
que decidas".

Besó tiernamente sus labios y la abrazó con fuerza.

Por fin, después de tantas adversidades y dificultades, tenía de nuevo al amor de su vida
y no pensaba en dejarla ir jamás. ¿Cómo iba a no valorarla ahora?

"De acuerdo. Si ese es el caso, entonces pruébalo". "Lo haré".

Finalmente, dejaron el hospital. Luna le dijo a Samuel que volviera a su compañía pues
ella deseaba ver a Irene en la Comunidad Esmeralda donde vivían Anna y Leandro. Era
fin de semana, e Irene no tenía clases en la guardería infantil.

En la Comunidad Esmeralda.

La niñera abrió la puerta e Irene corrió a los brazos de su madre cuando la vio llegar.

"¡Mami! ¡Mami! ¡Te extrañé mucho!"

"¡Oh, cariño!" ¿Cuándo sería el día que Irene regresaría a la casa y se reuniría con ellos?
Luna no podía esperar mucho tiempo más.

Con Irene en sus brazos, Luna no podía ocultar su sonrisa de oreja a oreja: "Mi hermosa
niña, ¡no sabes cuánto te eché de menos! ¿Cómo te has portado? Espero no hayas
hecho travesuras".

Luna sabía de sobra que su hija era muy inquieta y un poco traviesa, incluso dudó un
poco al dejar a Irene con Anna, ya que estaba embarazada.
Capítulo 210 Volver de la muerte
Luna había pensado en llevarse de regreso a Irene, pues sentía que podría causar más
problemas.

Sin embargo, Anna le pidió que dejara a Irene un poco más. A pesar de tener algunas
dudas, Luna finalmente aceptó.

"¡No te preocupes! Irene se ha portado bien desde que llegó, además es una niña muy
adorable". Anna, que parecía tener ya varios meses de embarazo, salió de la sala de
estar. Ella miró con gusto a Irene, quien estaba acurrucada en los brazos de Luna.

Irene era una niña de sólo tres años de edad, obediente, inteligente y adorable.

Anna realmente esperaba que el bebé que venía en camino fuera tan lindo y encantador
como Irene.

"Muchas gracias Anna, eres muy bondadosa y atenta, en verdad apreció todo lo que has
hecho por nosotras". Desde el fondo del corazón, Luna sentía mucho dejar a Irene en
manos de una mujer embarazada. Definitivamente sabía que para cuidar a una niña de
su edad, se necesitaba mucha energía y paciencia.

Por lo que Luna pensó que era necesario decirle a Samuel de Irene tan pronto como
posible.

"Dime, ¿por qué siempre me dices gracias? ¿Acaso no me consideras tu cuñada?" Anna
lo dijo burlonamente, mientras Luna tomaba en brazos a Irene.

Anna no tenía la necesidad de cuidar a Irene todo el tiempo. Ya que sus criados se
encargaron de cuidarla. El único especial que tenía que hacer ella misma era sólo jugar
con la niña.

"¡Claro que sí, eres la familia más cercana que tengo!" Luna mencionó con singular
alegría. Luna siempre consideró a Anna como su mejor amiga. Habían compartido tanto
tiempo y experiencias juntas, incluso antes de que se casó con Samuel.

"¡Muy bien! ¡Perfecto! Así que, deja las formalidades, no son necesarias".
Anna, quien había preparado frutas en rodajas, les llevó a la sala y con un gesto les
invitó que se sentaran en el sofá.

"¿Cómo está Leandro? ¿ha estado muy ocupado últimamente?" Luna preguntó,
mientras le daba una pieza de mango a Irene. Inmediatamente después de preguntar,
de manera inconsciente puso sus ojos en las escaleras del segundo piso.

"Con otro hijo en camino, sin duda, Leandro tiene que trabajar más para poder darle de
comer a este bebé". Anna respondió con un tono irónico.

De inmediato Luna se dio cuenta de que Anna bromeaba, así que, defendió a su
hermano, "Vaya, vaya, en verdad nunca estás satisfecha. Leandro se ha convertido en
uno de los hombres más ricos y poderosos del país. Dime, ¿aún no es suficiente?"

Las palabras de Luna hicieron que Anna soltara una carcajada. "Claro que sí, estoy muy
feliz y más satisfecha que nada. De hecho, le sugerí a Leandro que no trabajara demás, y
que se relajara un poco más. Pero su compañía le exige cada vez más tiempo y trabajo, y
él tiene que cumplir".

Luna asintió. Repentinamente, le cruzó un idea por la mente. "Anna, dime, ¿Leandro ha
cambiado de alguna manera su forma de ser?"

Leandro tenía una reputación un poco cuestionable, de hecho era conocido por ser un
mujeriego y ella lo sabía sin duda alguna.

Desde siempre había querido que Leandro se transformara en un hombre quien fuera
fiel a su familia. Al fin y al cabo él ya se había convertido en padre.

Con cierta irritación que no pudo ocultar, Anna puso los ojos en blanco y dijo: "Lo único
que digo es que todo está bien. Él se ha contenido, pero aún muchas mujeres tocan la
puerta buscándolo". Tan pronto como Anna terminó la frase, sonó el timbre de la casa.

Un criado caminó a la entrada y abrió la puerta. Anna, quien se encontraba tranquila en


la sala, imaginó que podría ser una de las chicas con la que Leandro había tenido una
aventura.

El criado abrió la puerta y de inmediato se confirmaron la especulación de Anna.


"Señorita, dígame ¿busca a alguien en especial?"
"Sí, busco a Leandro", dijo la visitante con una voz dulce y seductora. Luna
inmediatamente volteó a ver a la mujer, quedaba totalmente pasmada.

Luna por poco se ahoga con la fruta que comía justo en el momento que supo de quién
se trataba.

'¿Cómo puede ser ella...cómo es posible que esté viva? ¿Me estoy volviendo loca?, ¿es
un fantasma?' Luna se preguntó a sí misma.

Enseguida, recostó a Irene en el sofá de al lado, caminó hacia la entrada y vio que el
criado estaba impidiendo a la mujer.

Anna reconoció cierto pánico en el rostro de Luna y de inmediato intentó calmarla.


"Luna, relájate, no exageres. No es para tanto. Créeme, ya me acostumbré a esto".

Varias mujeres, de todos los tipos habían visitado la villa por meses.

Luna miró fijamente a Anna, y lo negó con la cabeza. Ella sabía que esta vez no era lo
que siempre había visto, la situación era completamente diferente a las demás, y tenía
que decirle a Anna.

Luna se acercó a la mujer y cerró la puerta detrás de ella para tener más privacidad,
mientras tanto Anna no tuvo ni la oportunidad de levantarse del sofá.

"Luna, en verdad eres tú. Creo que no me equivoqué al venir aquí, llegué al lugar
correcto". Julietta se impresionó al ver a una Luna distinta. Ella era completamente
diferente, no era la mínima parte de lo que había conocido Julietta. Aunque habían
pasado más de diez años después de la última vez que se vieron, Luna pudo reconocer a
Julietta de inmediato.

"Julietta, ¿qué haces aquí?"

Sin poder contener su emoción, Luna sujetó por primera vez la mano de Julietta después
de tanto tiempo. Pudo sentir la calidez de sus manos, y comprobó que de ninguna
manera estaba viendo un fantasma.

Julietta sentía que tocaba el cielo. Después de varios años, finalmente había encontrado
a Luna.

"Luna, ¿pensaste que había muerto?"


De cierta manera, ella había hecho lo mismo, también Ilegó a pensar que moriría en el
momento en el que quedó inconsciente. Después de diez días, ella despertó, sabía que
sobreviviría, sin embargo, se encontraba en una tierra lejana con una tribu desconocida.

Ella no pudo comprender ni una palabra de lo que decían, el lenguaje de la tribu era
complicado. Trató de pedirles ayuda, que le dijeran cómo salir de ese lugar tan lejano,
sin embargo, no tuvo suerte.

El hijo del jefe de la tribu estaba interesado en ella, así que no la dejó marcharse. Por lo
que ella tuvo que quedarse ahí por mucho tiempo, casi una década.

Finalmente, un explorador estadounidense encontró la tribu, la encontró a ella y pudo


liberarla del cautiverio al que fue sometida por la tribu.

En el momento que dejaron la tierra desconocida, la primera persona quien le vino a la


mente y con la que quiso contactarse primero, fue definitivamente Leandro, su novio.

Al final, pudo regresar al país a pesar de tantas dificultades y preocupaciones que tuvo
que pasar. Así que, primero decidió en visitar a la familia Bo. Sin embargo, se topó con la
noticia que tenía años que no residían más en ese lugar.

De inmediato inició su búsqueda y se sorprendió al saber que los padres de Luna habían
fallecido en un accidente de tránsito hace varios años, además, no pudo encontrar a
nadie que le diera información sobre el paradero de Leandro y Luna.

Afortunadamente, las calles estaban repletas de anuncios donde Luna aparecía.


Mientras escuchaba la historia, Luna recordaba los viejos momentos que pasó con
Julietta. La nostalgia inundó su pecho y sus ojos se llenaron de lágrimas que caían por
todo su rostro.

"En verdad, mi hermano te buscó por muchos años, jamás pudo encontrarte, ni una sola
pista que lo llevara hacia ti. Al final, tuvo que resignarse y aprender a vivir con lo que tus
padres le dijeron...que tú habías muerto..." Leandro comenzó una vida de libertinaje, se
convirtió en un mujeriego después de no haber podido encontrar a Julietta. Nadie sabía
el número de mujeres con las que había dormido.

Julietta no pudo contener las lágrimas cuando Luna le comentó que Leandro no dejó de
buscarla por muchos años.
Ella, también regresó a su ciudad natal, a casa, pero su alma se partió en mil pedazo con
lo que encontró ahí. Luego de su presunta muerte, su madre que ya era una mujer
mayor, se suicidó, lo que causó a su padre una profunda depresión, la cual no supo
sobrellevar y finalmente lo llevó también al mismo destino, el suicidio.

Anna caminó hacia Luna y Julietta con cierta curiosidad, y pudo notar que las dos
mujeres se abrazaban con cierta complicidad.

'¿Quién será esa mujer? Parece que Luna de verdad la conoce. No entiendo, si ella vino
buscando a Leandro, ¿por qué está llorando sobre el pecho de Luna? Anna estaba
desconcertada.

"¿Por qué están afuera?, Luna, pasad por favor". Anna les hizo un gesto invitándolas a
entrar a la casa, mientras veía a Julietta en un mar de lágrimas.

Julietta limpió su rostro y sus lágrimas en cuanto escuchó a Anna, y no pudo evitar
mirarla.

"Anna, me gustaría hablar con ella de algo importante. Dame un momento, entra por
favor, estaremos ahí en uno o dos minutos". Luna comenzó a sentir un dolor de cabeza
con sólo imaginar lo que iba a suceder. 'Dios mío, ¿y ahora qué voy a hacer?' Luna pensó
detenidamente.

Ella sabía todo de estos, presenció desde el inicio de la relación de Julietta y Leandro, y
conocía cada detalle entre ellos.

En esa época, ella tenía aproximadamente once años. Incluso sus padres sabían el amor
que se tenían Julietta y Leandro. Era muy común que Julietta los visitó, siempre fue
encantadora con Luna, quien llegó a tratarla como a una hermana.

De inmediato, Julietta pudo intuir que había una gran posibilidad de que Anna fuera la
cuñada de Luna y naturalmente, la esposa de Leandro. Su rostro se puso pálido, sin
embargo, había imaginado que podía encontrarse con una situación así mucho antes de
venir. Su pecho se llenó de una profunda tristeza.

Minutos después, Anna se lamentó por no haber entrado cuando Luna le dijo.
Mientras tanto, con su mano acariciaba todo su vientre y miraba con cierta
preocupación a Luna y a Julietta. "Luna, el frío es horrible. Además parece que ella no se
encuentra bien. Se debe estar congelando aquí afuera".

Luna comenzó a angustiarse, no sabía qué hacer. ¿Debería invitar a pasar a Julietta?
Capítulo 211 Anhelaba estar con Leandro hace mas de una decada

Cuando Julietta notó que Anna estaba embarazada, se quedó sin palabras y su corazón
se rompió en pedazos. Estaba muy clara de quién era el bebé.

Todavía recordaba cómo abortó ella al hijo que esperaba de Leandro, hace un par de
años atrás, sin decirle nada al hombre.

En ese momento, estaba muy ansiosa por verlo. Luego, aceptó cordialmente la
invitación y la bienvenida que le daba Anna. "Gracias", le respondió de manera muy
educada. Luego, Julietta caminó junto a Luna, hacia la mansión.

Irene la miró, con mucha curiosidad, porque en ese momento entraba con su madre.
Luna, sin embargo, se olvidó de presentar a la pequeña niña.

No fue hasta que Irene tomó la iniciativa y la saludó, que se dio cuenta de su pérdida de
atención.

Julietta soltó la mano de Luna, caminó directamente hacia la niña y le acarició la cabeza.
"Hola. ¡Qué niña tan linda y adorable! ¿Quiénes son sus padres?''.

"Julietta, ésta es mi hija Irene''. Luna formalmente las presentó a ambas.

"Qué bien, Luna. Eres muy afortunada de tener una hija tan encantadora''. Subrayó
Julietta. El tiempo realmente pasó muy rápido. Era casi como si se hubiese casado ayer
y, al día siguiente, tuvo un hijo.

Luna se mordió los labios, con mucha ansiedad y añadió: "Sabes, yo también tengo un
hijo pequeño. Va a cumplir cinco años muy pronto''.

'¿Llamaría a Leandro? ¿O sería mejor evitar que Julietta se encuentre con él?', pensó
Luna.

"Tía, por favor, toma asiento", dijo Irene y la invitó a sentarse en el sofá. En su corazón,
a Julietta le pareció muy adorable la niña.

"Está bien, gracias, Irene".

Las dos se sentaron cara a cara. Anna le ordenó a su criada que les sirviera más frutas.
Irene miró a Julietta de arriba abajo y trató de comprender quién era esa mujer que no
conocía.

Julietta vio que Anna rodeaba y abrazaba a Irene con mucho cariño, y estaba como
hipnotizada viendo la forma en que le mostraba su afecto a su sobrina.

Si el avión en el que viajó no se hubiera estrellado, habría tenido a Irene para ella sola.

Luna se quedó sin palabras. Pasaban unos minutos y el ambiente en la habitación se


volvió demasiado incómodo.

"Luna, ¿podrías presentarme, por favor?". Comentó Anna, con un tono de reproche y
mirándola a los ojos. Se dice que la cuñada mayor, a veces, actúa como una madre. En
ese momento, Anna contestó con un tono serio y al mismo tiempo agradable.

"Sí... Perdón, Io siento. Anna, ésta es Julietta Song. Julietta, ella es mi cuñada, Anna".

"Hola", Anna la saludó por primero y parecía que la mujer la estaba examinando.

En ese momento, no sabía por qué la observaba de esa manera. Julietta la miró sin
vergüenza.

Anna se sintió un poco incómoda y colocó las manos en su vientre. Se preguntó quién
era y por qué venía a buscar a Leandro.

La mujer tomó la iniciativa y finalmente, tuvo el coraje de hablar: "Hola, mi nombre es


Julietta y soy la novia de Leandro"

No quiso humillar a Anna contemplando el hecho de que estaba embarazada. Pero


había deseado estar con Leandro durante más de diez años y no quería rendirse tan
fácilmente.

El ambiente en la habitación, se volvió mucho más tenso cuando Julietta expresó sus
pensamientos.

Anna pareció haber sentido que algo se movía en su vientre cuando colocó sus manos
en él.

Sin embargo, con una sonrisa, respondió: "Julietta, yo soy la esposa de Leandro. ¡Qué
casualidad!".
La sonrisa en el rostro de Anna enmascaró, perfectamente, sus verdaderas emociones.

"Deseo ver a mi Leandro", continuó Julietta. La mujer lo esperaba con muchas ansias en
ese momento. Incluso si él, ya había formado una familia y la había olvidado, esperaba
que Leandro pudiera decírselo en persona. No se rendiría a menos que el hombre se lo
dijera.

Durante los años que vivió en esa tribu, Julietta se había mantenido fiel a Leandro.

El hijo del cacique, la había cortejado muchas veces. Pero nunca había dicho que sí ni
aceptado su propuesta. Incluso amenazó con suicidarse si la obligaban a casarse con el
hijo del cacique.

“¿Deseas ver a Leandro? Señorita Song realmente vino al lugar correcto. Debe estar por
llegar pronto. Seguramente lo podrás ver hoy. Espéralo y ten paciencia", miró a Luna,
quien parecía que estaba un poco preocupada. Anna comprendió un poco más toda la
historia.

Julietta era diferente a las chicas con las que Leandro estuvo antes. Era una mujer que
estaba en una posición muy especial en su corazón.

"Julietta, mi hermano está casado. Leandro y Anna disfrutan de una vida maravillosa
como pareja. Es mejor que tengas eso en cuenta". Luna respiró hondo y expresó lo que
tenía guardado en su corazón durante mucho tiempo. Emocionalmente, sufrió mucho
con las novias anteriores de Samuel y no quería que Julietta, se interpusiera entre Anna
y Leandro.

Julietta no podía soportar más el dolor, especulando que Anna era una muy buena
esposa porque a Luna parecía gustarle mucho.

"Luna, te entiendo. Pero he estado anhelando ver a tu hermano, durante más de una
década. Realmente necesito verlo. Le daré fin a esto si Leandro me dice que ya no me
quiere". Respondió Julietta, sonrió con tristeza y pensó en lo miserable se sentía por
estar enamorada.

¿Fueron más de diez años de anhelo? Si el hombre al que estaba anhelando no hubiera
sido Leandro, Anna probablemente se sentiría conmovida por su fe en el amor.
¿Cómo podría ser conmovida cuando esa mujer le estaba diciendo que extrañaba a su
marido?

"Si usted, señorita Song, amaba tanto a mi marido, ¿por qué no estuvieron juntos?". Sin
saberlo, al oír las palabras de Anna, los ojos de Julietta se llenaron de lágrimas.

"Hace más de diez años, el avión en el que viajó se estrelló en el Océano Pacífico. Me
desmayé y me desperté en un lugar donde vivía una tribu desconocida. Me quedaba
cautiva en dicha tribu durante más de una década. En todo ese tiempo, estuve
desaparecida y mi familia pensó que estaba muerta..." Respondió Julietta.

“Leandro pensó lo mismo también. Luna solo me dijo, que me buscó durante varios
años, pero luego, finalmente, se rindió.

Anna, no quiero molestarle a usted ni arruinar su vida. SóIo quiero ver a Leandro, quizá
por última vez. Por favor, no se preocupe ni piense mucho en eso"

Julietta era realmente muy diferente a otras mujeres que salieron con Leandro. Le
resultaba difícil odiar y estar enojada con ella.

"Bueno, ¿qué va a hacer después de verlo?". Aunque Anna siguió sonriendo, su mano
izquierda que sostenía a Irene con fuerza, traicionó su ansiedad.

Con lágrimas en sus ojos, Julietta la miró y se preguntó qué iba a hacer después de ver a
Leandro.

"Si ya no me quiere, me iré inmediatamente y nunca más volveré a aparecer''. Sabía que
el amor forzado no era el amor verdadero. No obligaría a Leandro a amarla de nuevo.

"Pero ¿si todavía le ama?". Le preguntó Anna. Sus palabras trajeron una sonrisa a la cara
de Julietta.

Sin pensarlo dos veces, le respondió: "Si todavía me ama, quiero estar con él para
siempre. ¡Nada nos va a separar!''. Esto era lo que había deseado y anhelado por mucho
tiempo.

"¿Qué pasará conmigo y el niño que estoy esperando?". Anna la interrogó.

El silencio se apoderó de la habitación.


Irene estuvo muy atenta y entendió toda la conversación que tuvieron las mujeres.
Cuando se callaron, dijo: "Señorita Song, mi tío ama mucho a mi tía. La abraza a mi tía
cuando duerme cada noche. Le besa la panza a mi tía cada mañana antes de irse al
trabajo.

Dijo que quedó embarazada después de intentarlo mucho y que no dejaría que mi tía
sufriera más.

Además, cuando estaba en Francia, la salvó cuando casi la atropelló un automóvil. Fue el
único quien fue herido y mi tía ni siquiera recibió un rasguño. Estuvo en cama durante
varios meses por ese accidente.

La besa todos los días. Me siento avergonzada cada vez que los veo.

Como mi tía está embarazada a menudo viaja muy lejos para comprarle lo que ella
quiera.

Señorita Song, no me gustas. Desde el momento en que llegaste, dijiste que querías ver
al tío. La hiciste enojar mucho a mi tía''.
Capítulo 212 He vuelto
Anna, Julietta y Luna estaban sorprendidas por lo que dijo Irene.

Anna siempre sabía que Leandro la quería mucho y en especial después de quedar
embarazada. Nunca le dijo que no sin importar lo que le pidiera. Sin embargo, cuando
supo lo que sucedió y la historia entre él y Julietta, se sintió muy triste y también muy
conmovida.

Trató de contener las lágrimas y abrazó fuerte a Irene. Aunque la niña solo tenía tres
años, pudo decir que su tío Leandro quería mucho a su tía y la llegada de Julietta la hizo
sentir muy molesta a Anna.

Luna también se quedó sin palabras por lo que había dicho la pequeña. Fue capaz de
comprender y expresar todos estos sentimientos a pesar de tener tan pequeña edad.
Pero sólo tenía tres años. ¿Cómo podía entender y comprender la situación en tan poco
tiempo?

Sin embargo, Luna estaba muy orgullosa de su niña inteligente y sensible.

Julietta se veía un poco pálida y cansada. No había ninguna duda de que Leandro amaba
mucho a Anna porque incluso la niña podía decir al estar con la pareja.

“¿Dónde trabaja? Puedo ir allí''. Le dijo Julietta a Luna. Tenía el presentimiento de que
Anna no le diría nada y le preguntó a Luna directamente.

Luna sintió que estaba en una posición muy incómoda. Miró a Anna que sonrió
tímidamente y se dirigió a su sirvienta: "Tía Zhang, ¿podría traerme mi teléfono móvil,
por favor?".

Estaba sobre la mesa del comedor y en un minuto Anna ya lo tenía en la mano.

Luna y Julietta la miraron las dos al mismo tiempo de un modo incierto. Entonces, Anna
llamó a su esposo Leandro.

El hombre estaba modificando un plano de un proyecto cuando vio la llamada entrante


de su esposa. Apretó suavemente el botón verde y dijo: “¿Me extrañas, nena?".
Por primera vez, Anna no supo qué decir después de escuchar la voz dulce de Leandro.
Se preguntaba si todavía la llamaría de esa manera cuando escuchara el nombre
'Julietta'.

"Cariño. Alguien quiere verte. Ella está aquí ahora en nuestra casa''.

"¿Quiere verme? ¿Cuál es su nombre?". ¿Por qué había una mujer desconocida que fue
a su casa para verlo? Leandro dejó de trabajar en ese instante y sintió que esta mujer no
era una típica aventura pasada que venía a buscarlo como antes.

Anna miró a la mujer que esperaba la respuesta desde el otro lado de la línea y le dijo:
''Julietta''.

La mente de Leandro quedó totalmente en blanco después de escuchar ese nombre.

'Julietta'. No había oído ese nombre durante muchos años.

El silencio que invadió el otro lado hizo que Anna se asustara. ¿Qué tipo de expresión
tenía cuando escuchó ese nombre? ¿Por qué no dijo ni una palabra?

“¿De qué estás hablando, nena? ¿Cómo sabes sobre ella?". Muy pocas personas
conocían esa historia. ¿Luna se lo había contado?

"No estoy bromeando. Está sentada justo delante de mí".

"No, no... No puede ser. Pero ella...' Julietta había desaparecido hace más de diez años.
"No te pongas celosa, nena. No puede estar viva. Es imposible". Leandro le respondió a
Anna muy nervioso. No le había mencionado este nombre a nadie durante más de diez
años.

El avión se estrelló y todos los pasajeros habían muerto.

La buscó por mucho tiempo y renunció a esa búsqueda hace muchos años atrás.

"No. Ella está viva. Está aquí y sentada frente a mí ahora'

Anna miró a Julietta mientras hablaba con Leandro. La mujer estaba llorando desde que
llegó a la mansión. Podía decir que Julietta realmente amaba mucho a Leandro.

“¿De qué estás hablando?". La voz de Leandro sonaba un poco extraña. Anna sonrió con
amargura sin que nadie se diera cuenta.
Pensó que se amaban mucho y que nadie podía separarlos.

Pero parecía que podría estar equivocada.

"Esto es real. Es verdad. Julietta está sentada frente a mí en este momento". Intentó
que su voz se escuchara tranquila y lo repitió para que Leandro lo creyera.

"¿Cómo? No puede ser. No es posible". Murmuró Leandro. Anna se sintió cada vez más
triste cuando seguían hablando de Julietta.

Le entregó el teléfono a la mujer que estaba temblando. Julietta se levantó del sofá y
quiso agarrar el teléfono, pero estaba tan emocionada que casi no podía levantarse y
terminó cayendo de nuevo en el sofá.

Anna tuvo que llevárselo para que pudiera hablar.

Julietta Io tomó y dijo su nombre: "Leandro...

Su voz lo impactó como un rayo.

Después de sollozar de un modo histérico, Julietta tomó un pañuelo que Luna le pasó, se
secó las lágrimas y dijo de nuevo: "Leandro, he vuelto".

Anna la abrazó a Irene muy fuerte. ¿Y si Leandro todavía amaba a Julietta? ¿Qué haría
ella?

"Espera". Leandro sólo dijo una palabra y colgó el teléfono.

Luna llevó a Irene a dormir y cuando bajaba las escaleras, Leandro abrió la puerta.

Estaba parada allí y con una visión completa de lo que iba a suceder.

Leandro y Julietta habían estado separados durante mucho tiempo. Cuando se miraron,
sus emociones los invadieron y se quedaron sin palabras.

Dos minutos después, Julietta corrió hacia sus brazos. “¡Leandro!".

El hombre la abrazó con fuerza, incluso las venas de sus hombros se resaltaron.

Anna se sentó en el sofá y presenció su encuentro. Ella era la única quien podía
entender el dolor que sentía en su corazón.
“¡Leandro! ¡Volví! ¡Regresé! ¡Estoy aquí!". Julietta estaba tan emocionada que no sabía
qué hacer. El único pensamiento que tenía en su mente era seguir abrazando a Leandro
todo el tiempo que pudiera. No dejó de pensar nunca en él durante tantos años.

Leandro no estaba tan seguro de sus pensamientos porque no estaba tan emocionado y
feliz como se esperaba.

Miró sin querer a la mujer en el sofá y se alejó de Julietta.

"Es maravilloso que hayas vuelto". Leandro simplemente le dio a Julietta una respuesta
simple. Fue muy diferente a la forma en que alguien respondería a su amante después
de estar separados por tanto tiempo.

El corazón de Julietta se hundió con desilusión. Miró a Leandro, quien miraba


atentamente a Anna.

¿Habían cambiado las circunstancias con el paso del tiempo y también los sentimientos
en su corazón?

Segundos después, Leandro se sentó en el sofá junto a Anna. La rodeó con los brazos y
le sostuvo la mano.

En los brazos de Leandro, Anna comenzó a calmarse lentamente.

"Julietta, estoy muy contento de que hayas vuelto. Pero como puedes ver, ahora tengo
mi propia familia. Tengo una esposa y un bebé. Tú y yo... Todo terminó". Incluso
Leandro no tenía idea de que diría algo así con tanta calma cuando viera a Julietta... Esa
mujer que había amado tanto y que buscó durante muchos años.

La mujer se puso muy pálida otra vez. La esperanza que guardó en su corazón durante
muchos años se derrumbó, pero ¿qué podía decir?

"Leandro, ¿estás seguro de que ya no me quieres?". No podía rendirse tan fácilmente y


quería confirmarlo de nuevo.

"Sí. Estoy seguro. Yo amo a Anna y sólo a ella. Lo siento mucho Julietta''. 'La culpa no era
de nosotros. El destino lo quiso así', pensó Leandro.

Julietta volvió después de que se enamoró de Anna. Entonces ya era demasiado tarde.
La mujer no pudo recordar cómo salió de la casa. Miró a su alrededor y se sintió
completamente perdida.

¿Quién era ella? ¿A dónde podría ir? Todo era diferente después de diez años.

Miró un puente que no estaba muy lejos y poco después caminó sobre él.

La corriente del río bajo el puente fluía muy rápido. Había un cartel pegado en una
pared que decía: 'AGUAS PROFUNDAS. PROHIBIDO NADAR'.

Había perdido a su padre, a su madre y ahora a Leandro. No había nada en el mundo por
lo que pudiera vivir.

Subió a la barandilla del puente, saltó hacia adelante y se arrojó al agua. Eligió terminar
con su vida cuando tenía sólo treinta y tres años.

Un extraño que caminaba por allí la encontró flotando en el agua. Estaba muerta.

La aparición de Julietta fue como una flor de un día. Leandro lo consideró como si
hubiese sido un sueño. No intentó contactarla ni buscarla después de verla ese día.
Capítulo 213 Tu eres el padre
No llevaba con ella ninguna información de contacto y por eso la policía no podía
notificar a su familia sin mencionar a sus parientes cercanos o amigos.

Por lo tanto, Luna, Leandro y Anna no tenían idea de cuánto tiempo había estado
muerta.

En ese día, después de que Julietta se fue de la Comunidad Esmeralda, Anna no discutió
con Leandro. Sólo se sintió un poco deprimida y obviamente era comprensible. Su vida
volvió a la normalidad.

Luna también se sintió muy triste después de regresar a la Mansión Leroy. Había
intentado ponerse en contacto con Julietta, pero al igual que hace diez años volvió a
desaparecer sin dejar rastro y parecía ser difícil de encontrar.

Finalmente dejó de buscarla.

Desde que Luna se recuperó por completo, ella comenzó a aceptar trabajos
nuevamente. Los roles que Edén aceptó para ella eran todos de heroínas y anuncios
para grandes compañías.

Un día, cuando voló al País de Green Cold para la cinematografía de una película, vio
una noticia por casualidad.

Emma, la antigua directora de la compañía Changyue fue arrestada por la policía por
cargos de: lesiones intencionales, intento de asesinato y presunto tráfico sexual. Luego
de diez días, la Corte la condenó a treinta años de prisión.

Los internautas se preguntaban a quién lastimó intencionalmente y a quién quería


matar.

Pero todavía había muchas personas la odiaban a ella y a Catalina. Una era sospechosa
de cometer delito de tráfico sexual y la otra era una amante. Sus castigos nunca serían
suficientes según sus opiniones.

Todos esperaban la pena de muerte para Catalina, cuya reputación había sido
completamente desprestigiada.
En la prisión de hombres.

Después de los constantes pedidos de Eric para tener una reunión, Samuel se decidió y
fue a verlo a la prisión.

Ya no tenía pelo corto. Estaba calvo porque le habían afeitado la cabeza y se veía mucho
más delgado que antes. Parecía que había sufrido mucho en la cárcel.

Estaba tan emocionado que saltó para agarrar el teléfono cuando lo vio a Samuel.

"Te voy a contar un secreto. Sólo lo haré si puedes dejar ir a Emma''.

Sabía que la habían sentenciado a treinta años porque escuchó una conversación entre
varios guardias de la prisión. Supuso que tenía algo que ver con Samuel. Por eso, le dio
al director todo el dinero que su familia le había enviado con la esperanza de tener la
oportunidad de poder reunirse con el abogado,

Lo miró fijamente a través de la ventana de vidrio y Eric lucía muy ansioso. 'Realmente
ama a Emma', pensó.

"Dime, ¿cuál es ese secreto?".

"Sé todos los detalles de cómo drogaron a Luna y la engañaron hace cuatro años".
Samuel frunció el ceño luego de escuchar las palabras de Eric.

Pero después, sólo dijo: "No es necesario. Ya sé quién hizo eso".

No pudo haber sido nadie más que Catalina.

"Ya sabías que fue Catalina, ¿no es así? Pero ¿sabes quién dejó embarazada a Luna?".
Eric tenía claro de lo que estaba hablando.

Incluso ayudó a Catalina a buscar a esas personas para hacer eso. Por supuesto, no iba a
decirle nada a Samuel sobre este tema.

La mano de Samuel que sostenía el teléfono se tensó. Eric tenía la respuesta a la


pregunta que había querido saber. '¿Quién fue?'.

Una vez que lo supiera, lo mataría.


"Me voy a asegurar de que se reduzca tu sentencia si me dices quién lo hizo, pero no
para la persona que le haya hecho daño a mi esposa". No había manera de convencerlo
para que ayudara a reducir la sentencia de Emma.

Eric no se rindió. Quería intentarlo de nuevo. Pero la actitud de Samuel fue bastante
firme. Tuvo que rendirse.

Eric decidió que después de salir de prisión rescataría a Emma.

Eric fue condenado a quince años. "Una reducción de condena de diez años". Tenía un
deseo muy exagerado.

"Cinco años" Las personas como Eric debían ser castigadas con largas sentencias de
cárcel para que pudieran reflexionar y reformarse.

"Es algo sencillo para ti ayudarme a salir de la cárcel. ¿Por qué no te compadeces un
poco de mí? ¡Soy tu primo!' Si bien Samuel era abogado tenía muchas conexiones con
personas importantes e influyentes en el sistema de justicia. Era un secreto bien
guardado, pero Eric lo sabía.

"No tengo mucho tiempo". Le advirtió Samuel categóricamente. Si Eric no le decía lo


que sabía, se iría.

Ya que todo había terminado, él y Luna tenían una relación armónica y no había
necesidad de vivir en el pasado. Todo lo que sucedió en ese momento era la culpa de
Catalina y se aseguraría de que la mujer pagara por lo pasado.

Pero si supiera quién era el hombre... lo único que hacer sería castigar a una persona
más.

Eric sabía que Samuel no tenía mucha paciencia, entonces dijo sin vacilación alguna
todo lo que sabía: "Está bien, ese tipo fue Adrián..."

En el momento en que el nombre de ese hombre salió de su boca, Samuel entrecerró


los ojos.

Eric se encogió de hombros. ¿En qué momento Samuel se volvió tan espantoso como un
demonio?
Luego continuó: "Sin embargo, también drogaron a Adrián esa noche. El bebé no era de
él. Samuel, tú eres el padre del bebé'

Catalina le contó más tarde que la acción había fracasado. Luna se había escapado antes
de que algo pudiera pasar.

'Ese bebé no es de Adrián... Samuel, tú eres el padre de él.

Estas palabras como un relámpago hicieron eco en su mente.

¡Samuel, tú eres el padre del bebé!

Ese bebé que llevaba Luna y que él la obligó a abortar era suyo.

Como destellos volvieron a aparecer en su mente las im genes de Luna llorando y


diciéndole que el niño era suyo y también su desesperado pedido de no abortar hace
cuatro años.

'¡Sam! No me obligaron a hacer nada'.

'¡No pasó nada esa noche! ¡Esa es la verdad!'

'¡Por favor, confía en mí!'.

'¡Sam! ¡Por favor! ¡No quiero abortarlo!'.

Luna rogó y suplicó, pero Samuel no la escuchó. Esas súplicas enrojecieron cada parte
del cuerpo de Samuel una y otra vez.

El hombre dejó el receptor sin fuerzas y terminó la llamada con Eric, quien fue
trasladado a su celda nuevamente. Samuel no respondió a su clamor, sino que se quedó
allí sentado y con su mirada perdida.

Recordó que su desconfianza hacia Luna contribuyó a su desesperación y tristeza.

Por supuesto, ella seguramente estuvo extremadamente angustiada y lo odió por no


creerla y obligarla a abortar a su bebé.

Samuel se alegró de que Luna lo hubiera perdonado y le prometió estar con él para
siempre.
Sólo su sonrisa, enojo y sensualidad...era todo lo que necesitaba. Su mente se inundó
con todos esos aspectos y atributos atractivos de ella.

'Luna, Luna, Luna... fuiste tan buena conmigo, ¡y no te merecía!'. Samuel sacudió la
cabeza con incredulidad y lamentó haber sido tan tonto como para dejar ir a una buena
mujer como ella.

Finalmente miró sus manos temblorosas y las apretó con fuerza. Fueron ellas las que
mataron a su bebé.

Él era ese tipo de persona. '¿Cómo podría decir que la ama?'

'¿Cómo podía ser tan afortunado de merecer una mujer tan buena?'

'Samuel, ¡eres un jodido idiota!'

Sabía que Luna estaba filmando un comercial en el norte de la ciudad ese día. Pateó el
taburete y condujo a toda velocidad hasta el estudio.

En el estudio.

Luna llevaba un extraño vestido negro con un sombrero de plumas en la cabeza. Tenía
mucho maquillaje y el color del lápiz de labios era oscuro casi negro.

Estaba rodeada por una docena de miembros del equipo y lentamente tomó su posición
frente a la cámara.

En ese momento, la puerta del estudio se abrió de repente y se escuchó un fuerte golpe
que hizo que Luna casi se cayera al piso.

"Maldición...". Cuando el fotógrafo vio quién había entrado, se puso nervioso y tragó sus
palabras. No quería tener ese tipo de problemas.
Capítulo 214 ¿Por que pediste perdon?
Luna giró y vio a Samuel que parecía un poco preocupado. Pidió al personal quien se
encargó del montaje que le quitara el arnés en el que estaba para poder descubrir qué
sucedía.

Tan pronto como estuvo de pie seguramente en el suelo sintió un abrazo que conocía.
Samuel se aferró a ella tan fuerte que casi estaba a punto de ahogarla.

¿Qué le sucedía a Samuel? ¿Qué pasó? Luna estaba en el trabajo y su abrazo era
inapropiado en ese momento. Sin aliento, le preguntó: "Samuel... Ay, despacio...''.

El hombre no respondió y en su lugar la besó apasionadamente.

Todo el equipo que se encontraba allí estaba conmocionado por esta escena romántica.
Muchos aplaudieron mientras otros silbaban.

"¡Increíble! ¿Qué están haciendo el señor Shao y Luna?''.

"¡Dios mío! ¡Samuel es tan hombre! ¡La está besando a Luna delante de todos
nosotros!''.

"¡Espectacular! ¡Qué lindo!''.

...

Sólo pocas personas tienen el coraje de besar a alguien en público.

Luna estaba un poco avergonzada por la muestra de afecto de Samuel.

Su mente se inundó de miles de pensamientos y preguntas. '¿Qué es lo que le pasa?'.


'¿Por qué me está besando aquí?'. '¿Por qué no en casa?'. '¿O en un auto?'. 'Algo
definitivamente estaba equivocado'.

Después de todo, Luna era una figura pública. Poco después, ella notó unos destellos de
luz y sonidos de cámara. Estaban tomando fotografías las cuales seguramente serían
publicadas en Internet. Luna se esforzó un poco para salir de su abrazo apasionado.

Pero Samuel se mostró reacio a soltarla. Necesitaba sentirse cerca de ella, sin importarle
que hubiera gente alrededor.
Cuando Samuel terminó de darle ese apasionado beso, Luna ya se estaba preparando
para quejarse y reprenderlo por su muestra de afecto. Pero, en ese momento, no pudo
evitar reírse cuando vio el lápiz de labios de color púrpura oscuro marcado en su boca.

Su actitud desconcertó a Samuel, pero no le pidió ninguna aclaración, sino que la


sostuvo en sus brazos.

"Luna, te amo. ¡Te amo mucho!".

Su voz no era muy fuerte, pero todos en el estudio podían oírla.

La inesperada demostración de amor hizo que el corazón de Luna latiera muy rápido.

"¿Qué sucede contigo? Primero, déjame ir''. Todos estaban mirando y algunos, incluso
estaban grabando lo que estaba sucediendo.

Samuel no la soltó: "¡Lo siento mucho, Luna!".

Su comportamiento frenético y tan inusual realmente la asustó. Levantó la mano y se la


colocó en la frente para comprobar si tenía fiebre. Estaba ligeramente caliente, pero no
tenía fiebre.

"Samuel, ¿qué te pasa? Vamos a casa y podremos hablar allí de esto". No era el
momento ni el lugar adecuado para discutir nada.

"No. Nunca te dejaré ir, nunca más".

Los minutos pasaban y Samuel seguía sin soltarla. Habían detenido la filmación y todo el
equipo estaba alrededor. Luego comenzaron a gritar: "¡Beso! ¡Otro beso!"

Luna los miró y dijo avergonzada: "Lo siento. Señor Shao está.” Pero Samuel no la dejó
terminar su oración.

A pedido de todos los presentes volvió a besar a Luna.

Sintió que todos sus besos a lo largo de la vida no serían suficientes para quitar todo el
mal que la había hecho.

“¡Increíble! ¡Buen trabajo! ¡Señor Shao!"

"Hay una flagrante demostración de afecto aquí. Desearía que se fueran. Por favor, no
sigan molestarnos".
"¡Oh! Tengo tanta envidia de Luna. ¡Samuel es tan guapo! Él es mi señor en sueño".

“¡Ni lo pienses! No lo menciones. Luna es mi Musa. No estoy feliz de verla besar a otro
hombre".

El interludio se prolongó durante más de dos minutos y terminó cuando Luna abofeteó
de modo juguetón a Samuel y luego lo empujó.

"Esposa, vendré a recogerte esta noche". Samuel la soltó a regañadientes después de


darle un gran beso una vez más.

Luna se sintió aliviada, pero el rubor ya se había extendido por su rostro.

"Samuel, ¿qué te pasa hoy?" Ella limpió la cara y el lápiz de labios de la boca para el
hombre con un pañuelo facial que le alcanzó Edén.

Luego usó el mismo paño húmedo para remover por completo el maquillaje en su
propio rostro.

Por alguna razón, al ver esta actitud Samuel se sintió como si estuvieran besándose
indirectamente.

"Te lo diré cuando lleguemos a casa esta noche, ¿de acuerdo?" Samuel la besó en la
frente y luego se fue con nostalgia.

Caminó hacia la puerta del estudio, giró y se acercó a Edén: "Los invito a almorzar a
todos. Es un regalo de mi parte. Son bienvenidos en el

Hotel Zafiro".

"Muy bien. ¡Gracias, Señor Shao!"

" ¡Qué bueno! Al Hotel Zafiro, nunca estuve allí".

"Gracias, Señor Shao".

Todos estaban muy emocionados mientras agradecían a Samuel por su generosidad.

"De nada". Asintió con la cabeza y luego miró a Luna que estaba nuevamente
maquillándose para volver a filmar la escena que Samuel había interrumpido.

Intercambiaron miradas muy amorosas y la química entre ellos era claramente visible.
Samuel giró y salió del estudio.

Después de que se fue, Luna comenzó a pensar en su comportamiento. ‘¿Vino aquí sólo
para darme besos y abrazarme? I ¿Sólo para mostrar su amor? 'No tenía mucho sentido.
‘Bueno….pero, ¿dijo que lo sentía?

¿Qué había hecho Samuel que lo hizo sentirse tan mal en las últimas veinticuatro horas?

Luna tenía mucha curiosidad por saber de qué se trataba todo esto.

Pero el problema más importante en este momento era pedirle a Edén que les dijera a
todos que no compartieran nada en Internet.

No quería a los medios de comunicación en su carrera otra vez y por lo tanto en secreto
esperaba que estuvieran de acuerdo en eliminar todas las fotos y vídeos que tomaron.

Muchos de ellos se estaban preparando para subir los recursos fotográficos, pero
después de escuchar el pedido de Edén se detuvieron inmediatamente.

Pero lamentablemente, ya era demasiado tarde. Una imagen de Luna y Samuel que
mostraba su apasionado abrazo ya estaba en Internet.

Hace unos meses, cuando Luna estaba filmando un comercial, los internautas insistían y
querían que se volvieran a casar y esta vez no sería diferente.

Todos pensaron que fue muy dulce de su parte aparecer en el estudio esa mañana.
Samuel se había ganado su respeto Y confianza especialmente porque los invitó a
almorzar en el Hotel Zafiro.

Todos fueron muy respetuosos con Luna debido a la generosidad de Samuel.

Incluso algunas chicas le preguntaron por él durante sus descansos.

Luna no se molestó ni le importó y les respondió todo lo que querían saber.

La filmación terminó un par de minutos después de las diez de la noche.

Luna que estaba realmente muy cansada, pero sintió milagrosamente una repentina
energía cuando pensó en Samuel porque sabía que estaba esperándola afuera.

En el estacionamiento.
Luna miró a su alrededor e inmediatamente vio un automóvil Audi A8 que estaba
estacionado no muy lejos.

Se envolvió en su abrigo con más fuerza y se dirigió hacia el auto.

Cuando la vio caminar hacia él, Samuel apagó el cigarrillo y salió del automóvil. Se dirigió
hacia ella y caminó esa distancia que los separaba sólo en un par de segundos.

La alcanzó y extendió sus brazos preparándose para abrazarla y volver a besarla.

Pero Luna bloqueó sus esfuerzos y lo hizo a un lado.

Samuel se sintió muy desconcertado y se preguntó por qué lo rechazaba.

"Samuel, dime honestamente. ¿Qué hiciste para decirme que lo sentías?''. No


importaba cuánto deseaba abrazar y besar a Samuel de nuevo. Estaba más decidida a
descubrir qué había pasado y por eso frustró sus intentos de ser cariñoso. Samuel
recordó la disculpa que le había dado antes.

Hacía demasiado frío afuera y Luna caminó hacia el automóvil donde seguramente
estaría más cómodo. Se acomodó en el asiento mientras el aire cálido la abrigaba.

Pero en lugar de hablar del tema, el silencio los envolvió. Samuel no respondió a su
pregunta y entonces, ella agarró su teléfono y lo ignoró. No tenía más remedio que
conducir hacia la casa.

En La Mansión Leroy.

Cuando Samuel estacionó su auto en el garaje, Luna todavía estaba ocupada con su
teléfono.
Capítulo 215 El bebe era mío
Con una sonrisa en su rostro, Luna lo ignoró completamente y siguió mirando su
teléfono móvil.

Samuel la miró y le abrió la puerta.

Después de que Luna se quitó las botas, Samuel la apretó contra la pared.
Afortunadamente, todavía tenía puestos sus calcetines. Luego se paró en la alfombra
para no sentir frío en sus pies.

''¿Samuel? ¿Qué estás haciendo? Déjame ir, por favor''. La quería "castigar" porque lo
había ignorado todo el camino a casa.

Samuel se le acercó y agarró su teléfono para ver qué estaba haciendo. Observó que
estaba en un chat grupal con sus amigos y recogía sobres rojos a arrebatar dinero de
suerte.

Revisó el registro de la conversación y vio varios mensajes de sus amigos que le


recordaban que era su turno para enviar un sobre rojo.

Sin pensarlo, le apagó su teléfono y lo puso en el armario.

''¿Qué estás haciendo? Todavía estoy conversando con mis amigos. No es justo''. Le dijo
Luna reprobando su actitud y luego lo miró.

Era su turno de enviar un sobre rojo y ahora sus amigos pensarían que ella era mezquina
porque sólo los arrebató pero no envió ninguno.

Pero Samuel sentía mucha culpa.

''Tengo algo que decirte''. Aunque en ese momento quería explicarle, Samuel no se
pudo resistir y la besó.

Luna lo apartó y se puso sus pantuflas de algodón.

‘‘¿Qué quieres decirme? Deja de seducirme. ¿Hiciste algo malo? ¿Tienes miedo de que
yo lo descubra?''.
Luna se quitó el abrigo, se lo colocó en una mano y caminó hacia el baño que estaba en
el segundo piso.

También Samuel se quitó los zapatos y la siguió hasta el dormitorio. Después de colgar
su abrigo en una percha, Luna fue hacia el vestidor.

Samuel la siguió hasta ese lugar. Sin prestarle atención y decir ni una palabra, Luna
ignoró sus miradas persistentes y se cambió de ropa delante de él.

Se dio cuenta de que no se sonrojaba como solía hacerlo cuando se vestía y eso lo
encendió de una manera impresionante.

Antes de que Luna se abrochara su camisón, Samuel le tomó la mano con suavidad.

"Me gustas así, sin abotonarlo". Aunque trató de mantener la calma, finalmente Luna se
ruborizó. La forma en que la miraba y el tono de su voz hicieron que cambiara por
completo.

Samuel la levantó y se dirigió al dormitorio al instante.

Luna intentó atarse el camisón, pero todo fue en vano. En ese momento, la arrojó en la
cama y al segundo siguiente Samuel se aflojó la corbata.

Detente. Espera. Para, por favor". Todo estaba ocurriendo muy rápido.

Samuel pensó en lo que pasó esta mañana y se detuvo.

Se bajó de Luna, se dio la vuelta y se tendió en la cama junto a ella.

"Lo siento, Luna".

Incluso si lo repetía diez mil veces, aun así, no podría compensar todo el daño que le
había hecho.

Luna se dio cuenta de que algo estaba terriblemente mal porque Samuel ya se había
disculpado dos veces. No era su comportamiento habitual. Estaba diferente. Luna se dio
vuelta, se recostó sobre su pecho y mirándolo a los ojos le dijo: "Samuel. Sé honesto
conmigo. ¿Me engañaste?”

'Si lo hizo. Si realmente lo hizo. .. ¿Qué voy a hacer? Luna murmuró en su interior.
Realmente no lo sabía.
Samuel no pudo evitar reírse. Jugó con su cabello por un rato y luego respondió: "No.
No lo hice. Eres la única mujer que amo. Lo siento".
II
¿Entonces por qué me pides perdón?" Luna se puso muy ansiosa y golpeó su pecho
jugueteando varias veces.

Samuel se dio vuelta y volvió a ponerse encima de ella. "Sólo te lo diré si me satisfaces".

Luna estaba enojada por su actitud, pero se contuvo de decir algo y en cambio, le
sonrió. "Sí. Mi señor".

Se movió un poco hacia abajo, se lamió los labios y besó suavemente su manzana de
Adán.

Luna lo aprendió cuando filmó una película. Como para el protagonista de la película,
también funcionó para él.

Samuel parpadeó rápidamente y se sorprendió por lo que acababa de hacer.

Pero, por desgracia, Luna no tenía otros trucos para usar. Se aclaró la garganta y le dijo
con voz infantil. “Samuel, si no me lo dices, me voy a enojar. Realmente lo haré".

"Te lo estoy diciendo. Lo siento mucho".

Todavía no había respondido a su pregunta y eso la dejó sin palabras. I ¿Lo estaba
haciendo a propósito?

Luna lo empujó y se dirigió al baño para darse una ducha.

Samuel suspiró y sabía que tenía que enfrentar lo que había hecho. La detuvo y le hizo
un gesto para que regresara. Luna se dio vuelta y regresó con indecisión.

"Sé lo que pasó hace cuatro años".

Evitó la mirada como si fuera culpable de algo.

Estaba un poco confundida.

Pasaron muchas cosas hace cuatro años y no sabía específicamente a cuál se refería.
"¿De qué estás hablando?"
Inconscientemente, cruzó los brazos sobre el pecho como si se estuviera protegiendo de
lo que estaba a punto de decir.

"Sé que no tuviste sexo con nadie esa noche y que ese bebé era mío". Su voz se
convirtió en un susurro mientras contenía las lágrimas.

Luna no dijo ni una palabra. Finalmente le había dicho lo que le estaba molestando. Los
ojos de la mujer se humedecieron y luego lo miró.

'¿Sabía que ella tuvo a su bebé?

El silencio de Luna hizo que Samuel asumiera que era muy infeliz. Le extendió su mano y
la abrazó con fuerza.

"Lo siento, Luna. Perdón por hacerte pasar por todo esto. Prometo que confiaré en ti
pase lo que pase. Siempre estaré ahí para ti". Cuando pensó que había matado a su
propio bebé, Samuel quería suicidarse.

"Es demasiado tarde para disculparse". Le dijo Luna.

Samuel sabía que era tarde y que tendría que vivir con esa culpa de ahora en adelante.

Sentía mucha pena por lo que le había hecho a Luna y a ese bebé que era inocente.

Aunque Samuel se confesó ante ella, todavía no quería que supiera sobre Irene.

De repente, Samuel levantó la mano de Luna, la acercó a su rostro y se abofeteó con


ella.

"Samuel, ¿qué estás haciendo? ''. Luna gritó y retiró su mano.

"No te enojes. Puedes gritar y pegarme. Por favor, desahógate''.

"Samuel...''. La mujer contuvo sus lágrimas. '¿Cómo pudo ella hacerle eso?'. Samuel la
trató generosamente e Irene estaba bien. Eso la hizo sentir no tan enojada. Finalmente
todo era perfecto.

Luna le tocó suavemente la cara y miró con cariño su rostro encantador.

Sólo quería dejar atrás su ira y hacer lo mejor por el resto de sus vidas.

Merecían la mayor felicidad después de todo lo que les había sucedido.


"¿Por qué no me golpeas?".

"No quiero hacerlo''. Luna desvió sus ojos mientras le decía estas palabras.

Samuel sonrió con amargura porque no esperaba esa respuesta. Luna merecía algo más
de lo que él le había hecho.

"Luna, mi Luna''. Murmuró y luego la besó con cariño.

Se sentaron en silencio durante unos segundos mientras Luna reflexionaba sobre si


debía contarle de Irene.

"Samuel, en realidad yo...''. Estaba a punto de contarle todo, pero se detuvo y pensó:
'No importa. Se lo diré más tarde'.
Capítulo 216 Eres el mejor en todo lo que haces
‘‘¿Sí? ¿Qué pasa?''. Preguntó Samuel.

''Nada. Sólo extraño a nuestro hijo''. Luna no especificó cuál de ellos porque extrañaba a
los dos.

"Traeré a Gerardo mañana''. La familia estaría unida finalmente.

Luna asintió con la cabeza. Samuel había contratado a algunas criadas para que cuiden a
Gerardo cuando estaba ocupado.

"Fui muy estúpido en el pasado, Luna. Confía en mí. Nunca volveré a hacer esas cosas''.

Luna asintió. Realmente quería confiar en él.

El silencio envolvió la habitación porque ambos estaban inmersos en sus propios


pensamientos. Pero por primera vez estaban conectados como nunca antes.

Luna tenía mucho sueño y se preparaba para cubrirse con la manta. En ese momento,
Samuel le preguntó: ''¿Qué deberíamos hacer con respecto a Catalina?".

"¿Catalina? Tiene que experimentar todo lo que yo pasé''.

Samuel estuvo de acuerdo y la besó.

"¿Qué será el primer paso?". Preguntó el hombre.

Luna le transmitió su plan inconscientemente: "Primero, debemos contratar a alguien


para violarla''.

... ...

Lo que había dicho Luna lo sorprendió a Samuel.

Se sintió admirado por la idea atrevida y le preguntó: ''¿Cuántas personas quieres


contratar?".

Catalina contrató a varios hombres para violarla y era justo que recibiera el mismo trato.
"Muchas. Tal vez algunos tipos bien musculosos, sería mejor los africanos. Son muy
buenos en la cama''. Luna respondió sin demasiada atención y estaba más interesada en
dormir que en su conversación.

No pudo recordar de dónde había oído ese comentario, pero descartó el pensamiento y
se volvió a dormir.

Pero Samuel tenía otras motivaciones. "Luna, ¿qué quieres decir? ¿Tratas de decirme
que no soy muy fuerte?''.

"¡Oh! ¡Samuel! ¡Me estás lastimando!". Luna abrió los ojos y lo mordió en el pecho.

Con esta reacción sólo estaba agregando más combustible al fuego.

"¡No te duermas!". Le levantó el mentón y la hizo mirarlo.

"A veces eres tan molesto como una mosca. ¡Déjame sola!" Luna le dio unas palmadas
en la cabeza y se movió para cubrirse la cara con la manta.

Sin embargo, Samuel estaba enojado. Jaló la manta y la tiró en el suelo.

"¡Ah!" Gritó ella.

"¡Para de gritar! ¡Basta! No he comenzado todavía. Ahorra toda tu energía. Si quieres


puedes gritar m ás tarde".

El orgullo de Samuel estaba herido por el comentario descuidado de Luna. Quería


demostrarle que era más fuerte que un hombre africano.

Con los ojos completamente abiertos, Luna lo miró a Samuel con incredulidad. Nunca
pensó que diría esas palabras groseras y se preguntó cómo pudo decir eso en un tono
tan casual.

Recordó que cuando estuvieron juntos la última vez estaban muy apasionados. Luego
comenzó a calmarse.

"Querido Samuel, por favor, déjame.” Luna sólo quería que la dejara dormir.

"Está bien, responde a mi pregunta y no te molestaré más" En realidad, no quería


hacerlo.

“¡Pregunta entonces!"
"¿Cómo sabes que los africanos son buenos en la cama?"

"Simplemente oí hablar de eso".

"¿Quién te lo dijo?". “¡Una mujer británica!".

"¿Quién crees que es más fuerte? ¿Un africano o yo?".

Luna realmente quería maldecir. '¿Cómo sabría la respuesta?' Nunca salió con un
africano.
I
' ¿Cuántas preguntas me has hecho Samuel?".

Le respondió con calma: "Tres. ¡Responde a mis preguntas y deja de cambiar de tema!".

Samuel ya estaba por perder el control.

Luna cerró los ojos por un segundo y luego los abrió de muy mala gana.

Nació para actuar y usó sus aptitudes para calmar a Samuel. Su comportamiento y sus
expresiones faciales cambiaron en un instante.

"¡Sam! ¡Tú eres mi héroe! Eres el mejor en todo. Nadie puede compararse contigo".
Después de que dijo estas palabras, ella lo besó.

Sus intenciones se cumplieron tal como lo había anticipado. En la mente de Samuel, ella
estaba coqueteando con él.

Luna se sintió absorbida por su apasionado beso y olvidó por qué había usado esta
técnica primero.

Ese beso transformó todo en una apasionante sesión de hacer el amor.

Por la mañana, Luna se despertó cansada. Miró un poco confundida alrededor de la


habitación cuando Samuel salía del vestidor vestido en un traje.

"Buenos días, mi querida esposa".

Se dirigió hacia ella mientras se acercaba y la besó en la mejilla.

En ese momento, Luna estaba muy cansada pero se burló un poco de él. "Señor Shao,
en mi opinión, tú eres muy fuerte y creo que no necesitas contratar a otros hombres
para Catalina, puedes hacerlo tú mismo... ¡Ay!" Samuel interrumpió su oración y la besó
de nuevo y esta vez en los labios.

'¿Qué estaba pasando?' '¿Dije algo malo? '¿Por qué me estaba besando?' Estaba
realmente en un estado de confusión completamente agotada para hacer cualquier
cosa.

Lo alejó y le preguntó: "Samuel, ¿por qué me besas? ¿No estás cansado?"

La cara de Luna estaba completamente roja y Samuel no sabía si estaba enojada o


simplemente tímida.

"¡Luna Bo! ¿Cómo te atreves a sugerir algo así? ¿Estás loca? ¿Fui tan misericordioso
contigo anoche?

Luna negó con la cabeza varias veces. Le había demostrado lo fuerte que era anoche.

"¡Samuel, estaba equivocada! Es hora de que vayas a trabajar porque no debes llegar
tarde". Luego Luna le sonrió.

Samuel claramente no entendió que fue sarcástica. ¿Cómo podría empujarlo a estar con
otra mujer cuando lo amaba tanto?

Samuel estaba satisfecho con sus sentimientos. Miró como le quedaba su traje y corbata
y se preparaba para irse.

De repente, Luna le tomó la mano. Samuel se dio vuelta y vio una sonrisa pícara en su
rostro. Después, frunció el ceño.

La sostuvo con su mano y Luna se puso de pie en la cama y lo miró.

Luego ella se mordió el labio y le rodeó el cuello con sus brazos.

Sonrió, bajó la cabeza y lo mordió con fuerza en su cuello.

Entonces, Luna se escondió como pudo entre la manta lo más rápido posible.

Samuel le tocó el cuello y sintió que le dejó una huella de mordedura. No salió sangre,
pero la herida tardaría un poco en curarse. 'Está bien'. Pensó Samuel.

Miró a su esposa que estaba escondida debajo de la manta, besó la manta y se fue en
silencio.
Tenía un caso que debía resolver y seguir de cerca. De lo contrario, se habría quedado y
vengado de ella por la mordida.

Luna no escuchó ningún ruido por un largo rato. Salió lentamente porque estaba
escondida debajo de la manta y descubrió que Samuel ya se había ido.
Capítulo 217 No es de extranar que seas una superestrella
Samuel se fue a trabajar y no le dijo nada.

Luna tiró las mantas hacia atrás un poco decepcionada. Estaba un poco molesta por la
actitud de Samuel.

Luego de bañarse, bajó las escaleras para tomar un desayuno rápido. Luna notó que

Samuel contrató a dos nuevas criadas por alguna razón desconocida. Por la forma en
que se hablaban entre ellos, Luna supuso que podrían ser tía y sobrina.

Pero no pensó demasiado en eso. Terminó su desayuno, se cambió los zapatos y se fue.

Tan pronto como la puerta se abrió, la gentil anciana que era su nueva criada la detuvo y
le dijo: "Mi Señora, el Señor Shao te dejó la llave de un automóvil''.

"Bueno. Gracias''. Luna examinó la llave y parecía que era la de su Audi. Se acercó al
garaje para poder encontrarlo.

'Pero, ¿cuál automóvil condujo al trabajo?'. Se preguntó.

Pero a pesar de eso, ella todavía estaba enojada porque se fue sin decirle ni una palabra
por la mañana. Antes de poner en marcha el auto, le envió un mensaje.

"Estoy muy enojada contigo. ¡Estás en problemas!''.

Pero no recibió ninguna respuesta y se quedó sin palabras. Se sintió ofendida porque
Samuel rompió su promesa otra vez. Planeaba ir a la casa de su hermano más tarde y
ver a su hermosa hija.

Se sentía cada vez peor porque pensaba que la había abandonado. Como consecuencia,
Luna decidió que no volvería a la Mansión Leroy esa noche.

Cuando llegó al lugar de filmación se encontró con muchas personas que la miraban de
forma extraña.

No se dio cuenta de lo que había sucedido hasta que algunos de sus amigos se
reunieron a su alrededor.

"Luna, no es de extrañar que seas una superestrella. Eres tan generosa''.


"Sí. ¡Impresionante!".

"Gracias por tu dinero de la suerte. Hoy podremos comer filetes''.

¿Dinero de la suerte?

¿Qué pasó? Estaba completamente confundida.

Anoche cuando era su turno de enviar un sobre rojo, Samuel le había quitado su
teléfono móvil. Lo usó durante un largo rato. '¿Entonces fue Samuel quien envió un
sobre rojo?’

Luna sonrió, pero de mala gana dijo: ¡De nada!". Mientras conversaba con los demás,
revisó su historial de chat.

Después de buscar un poco, finalmente vio los sobres rojos que se enviaron desde su
cuenta.

Contó diez sobres que contenían grandes sumas de dinero.

Todos estaban emocionados por tanta generosidad. Algunas veces, muchas personas
también daban una gran suma de dinero, pero no como lo había hecho ella de una sola
vez.

Bueno, no fue ella generosa. Samuel lo fue.

Cerca del mediodía cuando Luna estaba almorzando, recibió una respuesta de él.
"Cariño, me demoré un poco en la Corte y acabo de leer tu mensaje. ¿Qué pasa?".

Luna se burló, pero de inmediato cambió de actitud.

No le contestó. Por otro lado, Samuel le envió un mensaje durante el almuerzo y poco
después, regresó al trabajo.

Por lo tanto, él no la siguió mandando mensajes, y Luna tampoco le respondió y volvió a


estallar la ira.

En la cena, Samuel de repente recordó el mensaje de su esposa. Revisó su teléfono,


pero no había ninguna respuesta.

La llamó, pero Luna le cortó.


Lo intentó de nuevo, pero otra vez, ella hizo lo mismo.

Samuel miró su teléfono y se preguntó qué había hecho ahora.

¿Qué hizo para molestar a su nena? Cuando estaba a punto de hacer otra llamada,
alguien llamó a la puerta de su oficina.

Era su compañero que ya había terminado de cenar y regresó para discutir el caso.
Pronto, Samuel se olvidó de la molesta pregunta y se concentró en encontrar una
solución para el caso.

Luna estaba triste porque su esposo no volvió a llamar.

Entonces, ¿esa era toda la paciencia que Samuel tuvo con ella?

Eran casi las siete de la tarde cuando terminó de trabajar. Miró su teléfono que no había
sonado de nuevo y fue a la casa de su hermano sin dudar.

No se sentiría mejor hasta que tuviera a su encantadora hija entre sus brazos.

También estaba ansiosa por ver a su hijo.

Teniendo en cuenta su actitud durante todo el día, ella pensó que Samuel aún no había
recogido a Gerardo.

Esto la hacía sentir aún más triste.

"Mamá, ¿estás bien?" Irene que estaba jugando en su iPad escuchó que su madre
suspiraba mucho. Apagó su dispositivo y avanzó lentamente hacia ella.

Sintió la preocupación en la voz de su hija y Luna le sonrió y frotó su pequeña cabeza:


"Irene, no te preocupes, estoy bien. Sólo extraño a tu hermano".

Afortunadamente, Irene estudió en el mismo jardín de infantes que Gerardo y a


menudo se veían.

"Mi hermano me dijo que papá lo iba a llevar a casa pronto". Pero ¿cuándo se quedaría
ella con su padre?

Luna se sintió angustiada cuando escuchó la tristeza en la voz de su hija. Irene nunca
había visto a su padre. ¿Era ella una madre cruel?
"Irene, lo siento. Verás a tu padre pronto, ¿de acuerdo?".

Se animó de inmediato y fingió que estaba más tranquila. Luego, le dijo a su madre de
modo obediente: "Está bien. Mamá. No me importa. Casi no lo he visto de todos modos.
No lo quiero mucho"

Pero en lo profundo de su corazón, gritó intensamente: ' ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Por favor,
quiero ver a mi padre pronto! ¡Lo quiero! ¡Lo quiero tanto!

"Sí. Irene. No falta mucho tiempo para que lo conozcas". Su hija era muy obediente.
Luego, le pasó sus dedos por el cabello suavemente.

"De acuerdo, mamá. ¿Le gustaré a papá?''. Preguntó con prudencia. Se había
encontrado con su padre dos veces, pero no estaba segura de si ella le había gustado.

Tal vez lo hizo en este momento. Pero ¿seguiría gustándole después de saber que era su
hija?

Un tiempo atrás, vio un programa de televisión en el que un hombre rico abandonó a su


propio hijo porque tenía miedo de que si eran demasiados, se pelearan por la
propiedad. Ésta no era la situación ahora, pero también estaba asustada.

Luna se sorprendió por su pregunta.

Pero como sabía que Samuel siempre había querido una hija, movió la cabeza
afirmativamente: "No te preocupes, Irene. Tu padre te amará y cuidará bien de ti
cuando te conozca''.

Irene se sintió muy aliviada. Envidiaba mucho a Gerardo porque muy a menudo estaba
con él.

Pero su hermano y su abuela eran muy amables con ella.

"Mamá, ¿por qué no te quedas con papá esta noche?". Deseaba mucho que sus padres
volvieran a estar juntos para que fueran una familia otra vez, incluyéndola a ella.

Antes de que Luna pudiera responder, sonó su teléfono.

'Hablando de eso'... Samuel llamaba. Eran casi las nueve de la noche. ...

Pero Luna se negó a contestar.


Capítulo 218 Me voy ahora mismo
Irene tenía curiosidad cuando veía que Luna seguía sin atender las llamadas. Le
preguntó: "Mamá, ¿por qué no contestas tu teléfono?". Luna la miró y notó que tenía
ojos muy parecidos a los de su padre.

"No es nada, no te preocupes. Vamos a dormir''.

Editó un mensaje rápido y lo envió antes de acostarse con su hija.

Samuel que conducía su automóvil estaba sumamente confundido cuando leyó su


mensaje que decía:

"Señor Shao. Ya no soy una niña pequeña a la que se puede engañar tan fácilmente".

No tenía ningún remedio porque Luna se negó a responder a todas sus llamadas y no
podía averiguar por qué estaba enojada. Llamó a casa, pero le dijeron que todavía no
había llegado.

Después intentó contactar con Edén, pero sólo le dijo que se fue tan pronto como
terminó de trabajar alrededor de las siete.

¿Dónde podría haber ido?

Una idea cruzó por su mente y llamó a Leandro.

Él estaba tratando de animar a Anna porque últimamente estaba muy deprimida por
culpa de Julietta.

"Cariño, no estés triste. No es bueno para el bebé''.

La apariencia de Julietta hizo reaparecer algunos sentimientos que había querido


mantener ocultos.

"Bueno''. Cerró los ojos y respiró hondo para tratar de alejar todas esas ideas de su
mente.

Cuando sonó el teléfono de Leandro, no abrió los ojos, pero escuchó con silencio
cuando él contestó.

"Sí. ¡Hola, qué sorpresa!".


El tono del hombre era divertido porque recordó los apasionados abrazos de Samuel y
Luna que habían causado frenesí en Internet.

"Leandro, ¿está ella ahí?". Samuel estaba muy ansioso por saber la respuesta y le
preguntó de un modo educado.

De hecho, no quería ser tan formal porque Leandro era un poco fanfarrón.

"¡Wow!, ¿los cerdos vuelan? ¡Escucha lo amable que eres! ¡Es bastante raro!''. Leandro
se burló de forma espectacular.

No dejó de molestarlo hasta que Anna le dio una palmada en el hombro.

"Samuel, ¿cuál es el problema ahora?" Sintió que algo estaba mal con Luna cuando la
vio antes, pero no quiso hacer preguntas ni presionarla.

Samuel también estaba desconcertado. Se preguntó qué había hecho para que se
enojara así.

"No estoy muy seguro. Es por eso que le quiero preguntar". Por la forma en que hablaba
Leandro, Samuel llegó a la conclusión de que Luna estaba en su casa. Luego continuó:
"Por favor, ábreme la puerta en veinte minutos". Después, colgó el teléfono.

Leandro se puso las zapatillas muy rápido, corrió hacia la habitación donde estaba su
hermana y llamó a la puerta.

Irene se había quedado dormida, pero Luna estaba completamente despierta. Cuando
escuchó que llamaban a la puerta, se levantó de la cama y se dirigió para abrir.

"Luna, Samuel está en camino. Pero Irene...".

La noticia la sobresaltó. Instantáneamente, dijo: "Me voy ahora mismo". En ese


momento, Luna se dio cuenta de que no estaba todavía lista mentalmente para que
Irene y Samuel se conocieran.

Estaba a punto de regresar a la habitación y cambiarse de ropa cuando Leandro le tiró


de su manga: "¿Qué os pasa a vosotros dos?

No quería que los dos estuvieran separados de nuevo.


Luna se quedó muda, paralizada. ¿Qué problema había entre ellos? Tampoco lo sabía.
Todo lo que sentía era que estaba enojada y quería darle un 'tratamiento silencioso'.

"Nada serio. Únicamente... No me dijo nada cuando se fue esta mañana ni me avisó". En
el momento que dijo estas palabras, se sintió avergonzada y muy estúpida.

Leandro la miró conmocionado: "¿Qué? ¡Vamos Luna! ¡Por favor! Regresa a casa con
él".

Sintió la mirada un poco despectiva de su hermano y torció la boca con desaprobación:


"Leandro, no hay necesidad de que me mires así".

"¡Vamos, deja de comportarte de ese modo! ¿O acaso vas a hablarle sobre Irene?"
Podía ver que Luna todavía luchaba con la decisión de decirle a Samuel sobre su hija.
Pero Leandro se iba a mantener al margen de todo eso y dejaría que lo resolviera sola.

Obviamente, la apoyaría en este asunto.

Poco después de que Leandro terminó de decir estas palabras, Luna cerró la puerta
rápidamente sin decir nada y comenzó cambiarse de ropa.

Por esta reacción, su hermano le refunfuñó con desagrado: "¡Pero mira! ¡Estás haciendo
lo mismo! ¿Por qué te quejas de Samuel entonces?".

Cuando surgía un caso urgente, Samuel iba primero a su compañía para organizar todos
los documentos que se necesitaban antes de ir a la Corte.

Leandro intuyó que Samuel seguramente tuvo un caso que resolver hoy y que esa fue la
razón por la que se fue con tanta prisa y no pudo avisarle a Luna. Pero la mujer se enojó
porque no lo entendía.

Leandro negó con la cabeza con incredulidad y pensó que sería mejor dejar a ellos que
resolvieran sus propios problemas.

Cuando Samuel casi tocó el timbre, la puerta principal se abrió.

Luna a quien extrañó todo el día estaba frente a él. Suspiró muy aliviado.

Puso su mano en la parte posterior de su cabeza, la acercó hacia él y la besó.


Sus manos se movieron hacia abajo alrededor de su cintura y la apretó fuerte entre sus
brazos. Dio un paso adelante y la empujó contra la puerta.

Se besaban apasionadamente cuando escucharon un aplauso desde las escaleras.

Luna se sobresaltó y apartó a Samuel.

"Sam, tenemos una habitación libre arriba esta noche. Pero si no puedes esperar...
puedes usar la de abajo. ¿Qué piensas?" De pie en lo alto de la escalera, Leandro los
miró y bromeó.

Samuel se movió, giró hacia Luna y le susurró: "Cariño, ¿qué te parece?".

Estaba haciendo la misma pregunta, pero sólo él sabía lo que realmente quería decir.

Luna respondió simplemente y se ajustaba exactamente a los deseos de Samuel.

Lo empujó rápido y se alejó de la mansión: "Adiós, Leandro''. Estaba muy incómoda y se


preguntó por qué Samuel era tan desvergonzado. Entendió claramente lo que querían
decir los dos hombres y no era apropiado quedarse con su esposo en la casa de su
hermano.

Después de un breve saludo, Samuel salió y cerró la puerta. Leandro caminó, subió por
las escaleras e iba riéndose.

Luna abrió la puerta del Audi y entró. Cuando puso la llave en el arranque, Samuel se
acomodó en el asiento delantero del acompañante.

Luna lo miró y le dijo: "¿Vas a dejar tu auto aquí?".

Lo miró y claramente todavía estaba enfurecida.

"¿Ves mi auto?". Samuel le preguntó con un tono juguetón en su voz.

Le había pedido a Yang que se fuera en su auto.

Luna bajó la ventanilla y miró hacia afuera, pero no lo vio.

Luego dejó de preguntar y aceleró el motor. "No olvides pagarme cuando llegues a
casa".
Capítulo 219 ¿Adonde me llevas?
Luna le pidió a su marido que le pagara la tarifa como si se la mereciera sin tener en
cuenta el hecho de que Samuel había gastado cien mil para comprar el auto.

Pronto salieron de la Comunidad Esmeralda.

Hacía demasiado frío y era tarde en la noche, por lo que sólo había unos pocos vehículos
en la carretera, así que Luna aceleró a fondo.

Samuel respondió con una sonrisa, "Luna, estoy corto de dinero. ¿Puedo pagarte de otra
manera? ¿Sería posible llegar a un acuerdo especial?"

'¿Acuerdo especial?' Luna se preguntaba qué quería decir Samuel con eso. Todavía era
pura e ingenua, no era una seductora sofisticada como él, de modo que no entendió lo
que trataba de insinuar con esas dos palabras.

En tanto consideraba qué podría pedirle a Samuel que hiciera, cambió de tema:
"¿Dónde tienes tu dinero? ¿Te lo gastaste en una amante?"

Samuel le había dado muchas de sus tarjetas bancarias, pero no creía que le hubiera
dado todas.

'¿Una amante?' Samuel sonrió. Luego respondió: "Si me puedes patrocinar, conseguiré
una".

La respuesta lasciva de Samuel y sus ojos insinuantes la enfurecieron. Golpeó el volante


enojada y sin querer tocó la bocina. El sonido penetrante los sorprendió a ambos.

"Samuel, todavía estoy enojada contigo. Deja de sonreír de esa manera", lo reprendió.
Muy en el fondo, sabía que se estaba aprovechando del amor que él le profesaba.

'¿Y qué? Samuel está dispuesto a entregarse a mí por completo y yo también quiero que
lo haga'.

'Y si él no cambia, yo tampoco lo haré', pensó.

La respuesta de Samuel fue de obediencia: "En seguida, su alteza. Estoy a sus órdenes.
Ahora, dígame por favor, por qué está molesta". Puso su mano en el muslo de Luna, lo
que la distrajo. Ella giró el volante sobresaltada.
Y el auto se desvió hacia el borde de la carretera a gran velocidad. Luna, cuya mente
estaba en blanco, quedó paralizada y no atinó a pisar el freno.

Por suerte, Samuel tomó el volante y logró recuperar el control antes de que el vehículo
impactara las barras de contención.

"Luna, usa los frenos". Samuel ya no podía dejar que siguiera conduciendo, puesto que
no había hecho más que poner su mano sobre su cuerpo, y ella había estado a punto de
causar un accidente.

Luna, sin embargo, no se había recuperado del pasmo anterior y presionó los frenos en
medio de la carretera después de escuchar la advertencia de Samuel.

Él activó la señal de parada de emergencia. Inmediatamente después salió rápidamente


del auto e intercambió asientos con Luna.

Afortunadamente, era una noche de invierno tardío, por lo que no había muchos autos
circulando, de lo contrario, ya hubieran chocado con alguien.

"Luna, te contrataré un chófer. Será mejor que nunca vuelvas a conducir coche". Samuel
estaba preocupado por sus habilidades de conducción.

Nada satisfecha con sus palabras, ella respiró hondo y replicó: "No. Tú me distrajiste.
Nada hubiera pasado si no me hubieras tocado". Enojada, miró a Samuel, quien era toda
seriedad y decencia.

'Luna, sería mucho mejor tener un chófer". Samuel trataba de hacerla entrar en razón.

Pero ella no se dejaba convencer y se mordió el labio inferior: 'Soy una buena
conductora y nunca antes he causado un accidente. Es su culpa, tengo que hacérselo
entender'. Lo pensó mucho y se le ocurrió una buena idea para demostrarle su punto.

"Sam... ¿Sabes una cosa? Cuando llegaste a la casa de Leandro estaba dormida, y
cuando escuché que venías, corrí escaleras abajo para encontrarte, así que no tuve
tiempo de ponerme ropa interior".

Samuel entrecerró los ojos al tiempo que respiraba con dificultad.

Luna continuó, "¿No te gusta mi abrigo? ¿Te imaginas lo que hay debajo? Tal vez sea
algo fascinante”.
Samuel no pudo evitar echar un vistazo a su abrigo blanco y luego a su suéter de
cachemira rosa, y comenzó a preguntarse qué había debajo de éste.

"Si no me crees, puedes comprobarlo por ti mismo". Después de pronunciar estas


palabras, sacó un par de bragas negras de su bolso de mano.

De hecho, había comprado las bragas esa misma tarde, pero no era su ropa interior. Las
había puesto en su bolso porque no era decente llevarlas en una bolsa de plástico
transparente.

Samuel se había ido temprano esa mañana, por lo tanto, no sabía lo que llevaba puesto.
Sus palabras lo tomaron por sorpresa

Samuel perdió el control del auto y éste se deslizó un poco hacia la derecha, y debido a
esto tuvo que activar de inmediato las luces direccionales para anunciar un giro a la
derecha y condujo en esa dirección.

'Oh Dios mío. ¿No se da cuenta de que sus palabras son provocativas?' pensó. 'Esta
mujer es un verdadero peligro en el camino'.

Mientras tanto, Luna sonrió saboreando su victoria después de que Samuel tomó el
camino equivocado: 'Este no es el camino a casa'.

Se aclaró la garganta y criticó: "Samuel, tu manera de conducir es terrible. Zigzagueaste


y tomaste el camino equivocado. Será mejor que llames a Yang y le pidas que nos lleve a
casa".

Su alegre expresión divirtió a Samuel, quien regresó al camino correcto cuando llegaron
a un cruce.

Al ver su sonrisa, Luna hizo una pausa momentánea, pero después continuó con
molestia: " ¿Recuerdas la última vez cuando me apretaste contra el asiento trasero?
Estabas realmente..."

No terminó la oración, porque quería que Samuel encontrara las palabras que faltaban.

Pero Samuel se mantuvo impasible, como si ella no hubiera dicho nada. '¿Por qué no ha
cambiado de expresión?', se preguntó Luna. '¿Acaso no soy atractiva?'
De hecho, ahora Samuel estaba apretando con fuerza el volante, tratando de controlar
sus impulsos.

Pero Luna estaba tan ensimismada que no se dio cuenta.

"Sam, un mosquito me picó en la barriga, tengo comezón, ¿me podrías ayudar?"


preguntó. Luego tiró de la mano derecha de Samuel y la guió debajo de su suéter.

'¿Eh? ¿Un mosquito? ¡Qué excusa tan tonta! ¿Quién más podría inventar algo así
excepto Luna?, se dijo Samuel.

'Es pleno invierno, ¿cómo puede haber mosquitos?'

Samuel le rascó el vientre rápidamente y volvió a poner la mano en el volante.

Perlas de sudor corrían por su frente. Samuel apretó los dientes y advirtió: "Luna, si no
te detienes ahora, tendrás que atenerte a las consecuencias”.

"¿Atenerme a las consecuencias?" Ella se encogió de hombros. "¿Qué quieres decir? No


estoy haciendo nada malo". Entonces puso su mano sobre el muslo de Samuel, de
manera similar a como él lo había hecho antes.

Al instante, el chirrido de los neumáticos al detenerse bruscamente atravesó la noche


tranquila.

Samuel, con una expresión inescrutable en su rostro, sacó a Luna del auto y la llevó a la
orilla del camino.

Ella estaba desconcertada, "Samuel, ¿adónde me llevas?" Miró a su alrededor, sus


sentidos de alerta se maximizaron. Vio algunos bosques cercanos. 'Oh. No', pensó.

"A algún lugar donde podamos divertirnos juntos", respondió Samuel.

...

"Samuel, detente, detente. Tienes razón, no necesitamos a Yang en absoluto. Eres el


mejor conductor del mundo. Oye Samuel, ¿qué tal si nos vamos a casa ahora? Te
compensaré por lo que dije. ¿Está bien?"

Pero no importaba lo que dijera, Samuel no se detuvo y la arrastró directamente hacia


el bosque.
"Samuel... Sam... Sammy..." Luna seguía suplicando su misericordia. 'Bueno, eso fue
demasiado sobreactuado', pensó, pero no se detuvo.

De hecho, la forma en que lo llamaba lejos de ayudarla, sólo conseguía aumentar su


lujuria.

Samuel encontró un árbol cercano y la empujó contra él.

La besó, pero un haz de luz pronto los interrumpió.

"¿Quién está ahí?" Tanto Samuel como Luna pudieron escuchar una voz firme.

'Oh, Dios mío. Debe ser un policía', pensó Luna con nerviosismo. Se sentía como si
hubiera sido arrestada.
Capítulo 220 Es tu deber
Tímidamente, hundió su cabeza entre los brazos de Samuel, quien le respondió al
policía: "Mi esposa y yo".

"¿Qué están haciendo ahí?" El policía acortaba la distancia a medida que el haz de luz de
la linterna se aproximaba.

Samuel entrecerró los ojos debido a la luz y dijo de manera imprudente: "¿Qué cree
usted que estamos haciendo en plena noche?"

"¿Por qué están merodeando por aquí en medio de la noche? Deben estar involucrados
en negocios turbios. ¡Síganme a la estación de policía!"

Esta situación estuvo a punto de hacer que Luna se desvaneciera. '¡Que hemos hecho!
¿De verdad vamos a ser arrestados?' Estaba ensimismada en sus pensamientos.

Así que no se esperaba que Samuel se tocara de repente y luego la tocara a ella con las
manos, de modo que gritó sorprendida, "¡Ah!"

El policía entendió lo que estaba pasando y apagó la linterna.

"Ya veo. Será mejor que se apuren, los esperaré por acá".

Murmuró mientras se alejaba, "Tendré que asegurarme de que realmente son una
pareja casada".

El rostro de Luna ardía de vergüenza y golpeó a Samuel en el hombro con los puños,
"Samuel, ahora me metiste en problemas".

Él estaba extrañamente tranquilo, comenzando donde se habían quedado antes de que


el policía los interrumpiera.

'¡Oh no! Si el policía le cuenta a los medios de comunicación lo que está sucediendo
aquí, mi carrera en el mundo del espectáculo estaría acabada', pensó.

Samuel, ocupado besando y tocándola, ignoraba su preocupación.

Un viento frío los envolvió, pero la pareja no lo sintió.

Aunque el policía, de pie junto a su auto, se estremeció.


Después de una hora encendió su lámpara, la apuntó hacia el árbol y contempló sus
figuras entrelazadas.

Pasó otra hora y comprobó con su lámpara una vez más que todavía estaban allí.

"Carajo. ¿Acaso ese hombre es una bestia? ¿Acaso nunca se agota?" Recordó el tiempo
que usualmente duraba haciendo el amor y eso lo molestó, así que decidió que iría por
ellos si no venían por propia voluntad.

Tres horas después, el rugido de un motor acelerando a toda velocidad se dejó escuchar
desde el otro lado de la arboleda.

El ruido del arranque del auto hizo que el policía, quien dormitaba, se despertara
sobresaltado. Dirigió su linterna hacia el árbol y no encontró nada. Se habían ido.

“¡Carajo! ¡Ese par de bastardos me han jugado una mala pasada y han huido!" Los buscó
a través del bosque, pero no encontró a nadie a la vista.

Se habían marchado en el Audi.

A la mañana siguiente, un beso en su mejilla sacó a Luna de su sueño. 'Sin duda se trata
de Samuel', pensó. "Samuel, no me molestes. ¡Tengo sueño!

Él arqueó una ceja demostrando inocencia mientras se abrochaba la camisa.

Y le puso otro beso en la frente.

Ella se dio la vuelta con cara de pocos amigos, "Samuel, mocoso ingrato. ¡Sal de aquí!"

"Habrá nieve en junio del próximo año", respondió él con calma. Luna no comprendía
por qué lo mencionaba, pero tenía demasiado sueño como para preguntarle a qué venía
su comentario.

Cuando vio que estaba a punto de quedarse dormida otra vez dijo: "¡Levántala de la
cama y dile que me anude mi corbata!"

Parecía como si se estuviera dirigiendo a alguien más. '¿Quién podría ser?', se preguntó.

Entonces se obligó a abrir un ojo y vio a Samuel mirando algo detrás de ella.
"Papá, deja de acosarme. Es tu deber levantar a mamá de la cama, hazlo tú mismo". Con
los brazos cruzados, Gerardo miró a su padre enojado. '¿Cómo puede un niño pequeño
levantar a un adulto?, se preguntó Gerardo.

Le gustaría decirle a su padre que pensara antes de hablar.

Samuel sonrió ante la respuesta del niño y le dirigió una mirada de suficiencia: "¡Mira
esto!"

Después de abotonarse, se quitó las pantuflas, se subió a la cama y besó a Luna.

Su lengua se abrió camino a través de sus dientes. El beso fue apasionado.

Gerardo miró a su padre con disgusto y se cubrió los ojos con la mano, "¡Oh Dios mío!
Esta escena es inadecuada para los niños".

Luna abrió los ojos a medias y pellizcó la mejilla de Samuel. Estaba tan emocionada de
escuchar la voz de Gerardo que mordió los labios de Samuel accidentalmente.

"Aaaaah”.

Samuel gritó de dolor. Pero ella no tuvo tiempo de consolarlo, ya que estaba ocupada
girándose para mirar a su hijo.

"¡Gerardo!"

¡Realmente era él! Saltó fuera de la cama con entusiasmo, olvidando que estaba
desnuda. Samuel, sorprendido, se tapó la boca con la mano y le arrojó el camisón.

Luego le dijo a su hijo: "Date la vuelta, mamá se está vistiendo".

El pequeño tuvo que obedecer a su padre y se dio la vuelta.

Mientras les daba la espalda, Samuel llevó a Luna de nuevo a la cama y la besó
apasionadamente como castigo.

El sabor de la sangre se extendió entre los labios de ambos.

Ella le dio unos golpecitos. '¿Qué está haciendo delante de nuestro hijo?', pensó.

‘¿Por qué no están haciendo ruido?', pensó Gerardo para sí mismo. "Mamá, ¿ya estás
lista?"
No hubo respuesta.

Samuel estaba ocupado besándola, y no le permitía responder.

Dos minutos después, el niño volvió a preguntar: "Mamá, si no me dices algo, me daré la
vuelta".

“¡Quédate donde estás!" le dijo finalmente Samuel, quien estaba satisfecho, dejó
escapar a Luna de entre sus brazos, dejándola jadeando, y se levantó de la cama.

"Bueno, mamá, apúrate. Pero ¿por qué no me respondías?" Gerardo miró la puerta del
dormitorio con curiosidad y no tenía ni idea de lo que había sucedido a sus espaldas.

Luna hizo todo lo posible por mantener su respiración estable y lanzó a Samuel una
mirada penetrante: "Estoy casi lista. No te escuché".

Se puso el camisón rápidamente y levantó a su hijo en sus brazos.

Su Gerardo era más pesado de lo que recordaba, y apenas pudo levantarlo.

"Mamá". Gerardo la rodeó con sus brazos con fuerza y apoyó felizmente la cabeza en su
hombro, disfrutando del amor maternal.

"Gerardo, mi precioso niño. Te extrañé".

La escena era conmovedora, pero a los ojos de Samuel, era dura.

"¡Gerardo, baja! Ya eres un niño mayor. Deberías avergonzarte dejar que mamá te
cargue a tu edad". Su expresión era muy severa.

El chico ladeó la cabeza y miró a su padre a manera de protesta: "Tengo 5 años, todavía
soy un niño juguetón".

Era una copia al carbón de su madre cuando se rebelaba.

Samuel había estado a punto de reírse cuando se dio cuenta del modo como su hijo lo
miraba. Sin embargo, sentía un poco de molestia de que se aferrara tanto a su madre.

"Sé un hombre de verdad. Cuando crezcas deberás proteger a tu madre ".

La intuición del niño hizo que esas palabras le sonaran muy convincentes, por lo que se
retiró del abrazo de Luna.
Ella le lanzó a Samuel una mirada de enojo: "No seas tan malo con tu hijo. ¡Todavía es
un niño!"

"¡Es verdad! ¡Sólo soy un niño pequeño!" En ese momento, madre e hijo estaban del
mismo lado.

Y Samuel se sintió un poco molesto. Se arrepintió un poco de traer a Gerardo de la casa


vieja. Ahora Luna estaría ocupada jugando con su hijo y lo ignoraría.

"¡Ven aca!", le indicó a Luna con una seña.

Ella así lo hizo y se paró frente a él, "¿Qué quieres?"

Le entregó una corbata, la implicación era clara.


Capítulo 221 Manolo y Luna tienen una aventura
Frunciendo los labios por un segundo, Luna lo obedeció y le anudó sumisamente la
corbata.

"Samuel, ya eres un adulto. ¿No te avergüenza pedirle a alguien que haga algo tan
simple por ti?", dijo Gerardo con sarcasmo acercándose a sus padres..

Ignorándolo, Samuel simplemente miró a Luna con amor.

Ella no pudo soportar su actitud, "Samuel, Gerardo es sólo un niño, no seas tan malo
con él. Lo estás poniendo triste".

Samuel levantó las cejas para mirar a Gerardo, pero no notó ninguna señal de tristeza.

Al darse cuenta de que Luna se refería a él, el chico hizo una mueca y se quejó: "Mamá,
Samuel me impuso reglas muy duras cuando no estabas. No me dejaba jugar ni ver
televisión".

Quedándose sin palabras, Samuel lanzó una mirada furiosa a su hijo por su mentira.

Decidió enseñarle una lección, pero ella lo detuvo en el momento en que levantó la
mano. "¿Qué estás haciendo, Samuel?"

"Enseñándole una lección. ¿Cómo se atreve a mentir?".

"Gerardo es tu hijo, ¿no es así? ¿Por qué lo tratas así?" Luna estaba molesta, pues
pensaba que a Samuel no le importaba Gerardo.

Dándose cuenta de su ira, Samuel bajó la mano y señaló a su hijo, "¿Cómo te atreves a
decir mentiras a tu edad? Pregúntale por qué no le permití jugar".

Gerardo respondió de mala gana: "Porque ya era muy tarde ese día".

...

"Bueno está bien." Luna no supo qué decir, así que nuevamente ayudó a Samuel con su
corbata, "Ya está".

Al besarla en la frente, Samuel dijo: "No olvides desayunar en la planta baja", luego se
llevó al niño con él, "es la hora de ir a la escuela, yo te llevaré hoy".
"¿Estás seguro, papá? Tu trabajo es hacia el sur, y mi jardín preescolar es hacia el este".

No queriendo estar con su padre, Gerardo trató de retirar su mano.

"¡No sigas! Te voy a llevar a la escuela y es mi última palabra".

Samuel no quería perder tiempo. Tomando al chico por el cuello lo sacó de la


habitación.

Luna tuvo la intención de detenerlo, pero un recuerdo le cruzó por la mente, se trataba
del pequeño Gerardo orinando en la cara de Samuel cuando no era más que un bebé. La
reacción de Samuel había sido similar a la forma en que estaba actuando ahora.

No pudo evitar reír en sus adentros y decidió volver a contarle el incidente a Samuel esa
noche.

Más tarde, después de visitar la sede principal de su empresa, se fue al sitio de


filmación. Un par de horas después, el director se vio obligado a parar la filmación por
culpa de Edén.

"¿Qué pasa?", le preguntó Luna a Edén al tiempo que se quitaba la peluca, ya que la
notaba bastante ansioso.

Edén ni siquiera pudo decir una palabra y le entregó su teléfono.

Se trataba de un tema candente entre Luna y Manolo.

Luna pudo ver que un internauta que se hacía llamar "La Verdadera Luna", había
publicado un artículo que contenía numerosas fotos con descripciones, en las que
hablaba de cómo Manolo y ella tenían una aventura.

Tres de las fotos habían sido tomadas cuando ambos se encontraban filmando una
película, y otras habían sido editadas por alguien a propósito.

Las fotos editadas los mostraban caminando uno al lado del otro, y después aparecían
abordando un auto juntos.

Pero la verdad era que ella iba caminando al lado de Samuel en tanto que Manolo
estaba con Laura. Después de edición, era fácil creer que estaban juntos.
Las últimas dos fotos habían sido tomadas cuando ella charlaba con Manolo en un
crucero. En esos días, ella acababa de regresar al País C y había asistido a una ceremonia
inaugural celebrada en el crucero. Alguien había tomado las fotos con toda intención y
las había editado para que pareciera que estaban más cerca.

Estaba furiosa. No tenía sentido, tanto Manolo como ella eran casados y tenían hijos.
¿Quién podría haber sido capaz de fabricar este escándalo? ¿A quién querían
perjudicar? ¿A Manolo o a ella?

Al ver algunos de los comentarios debajo del artículo, se sintió un poco aliviada. Si bien
algunas personas habían creído las falsas noticias, la gran mayoría no lo había hecho.

"Esto es falso, ¿cómo se atreven a insultar a mis ídolos?"

"Ambos están casados y tienen hijos, todo esto me parece muy sospechoso".

“¡Dios mío! Luna es una zorra. ¿Cómo pudo hacer algo así?"

"Si es verdad, ambos deberían ser excluidos de la industria del entretenimiento”.

Durante el descanso, todo el personal de filmación escuchó y vio las noticias y


comenzaron a cuchichear al tiempo que miraban a Luna.

Ella sentía que le hervía la sangre a causa de la rabia.

“¿Quién?" “¿Quién?" "¿Quién demonios hizo esto?" Quería llegar al fondo del asunto.

Sujetando su teléfono con fuerza, trató de controlar sus emociones. Si no hubiera sido
porque se trataba del teléfono de Edén, lo habría arrojado contra el piso.

Cuando le pidió a Edén que le trajera su propio teléfono, vio algunas llamadas perdidas
de Manolo y del departamento de relaciones públicas de su empresa.

No les devolvió la llamada, sino que llamó primero a Laura.

"Hola, es Laura", respondió ella con voz normal. Luna no estaba segura de sí había visto
las noticias todav a.

"Laura, escucha, estoy muy enojada". Estaba tan molesta que no tenía idea de por
dónde empezar. ¿Cómo podría ver a la cara a Laura después de esto?

"¿Qué pasa, Luna? Cálmate, te estoy escuchando".


"Hay un artículo de un tema candente en Internet acerca de Manolo y yo. No sé de
dónde vino ese rumor pero aparentemente, él y yo estamos teniendo una aventura.
Créeme, no es así. Incluso si no me crees, deberías saber que Manolo nunca te haría
algo así".

"No me cuelgues, Luna", respondió Laura, con una voz claramente temblorosa.

Menos de un minuto después, habló de nuevo. "Ya lo he visto. Noticias falsas. Son sólo
rumores, ¿no es así, Luna?. Confío en ti, incluso más de lo que confío en Manolo".

"¿Qué? ¿Por qué no confías en él?" Estaba estupefacta.

"¿Acaso es posible confiar en un hombre así nomás? Aún no ha hecho nada para
traicionar mi confianza, pero eso no significa que no lo haga en el futuro. Pero las cosas
son diferentes cuando se trata de mujeres, especialmente si se trata de ti, mi mejor
amiga". Ya había oído muchos rumores acerca de Manolo y se había vuelto inmune a
este tipo de cosas.

'¿Una aventura entre Manolo y Luna? Quienquiera que haya iniciado este rumor es un
estúpido. Luna sigue con Samuel, e incluso si estuviera divorciada, nunca habría elegido
a ninguno de los hombres de sus amigas'. Laura respiró tranquila.
Capítulo 222 Se resuelve el escandalo
No desconfiaba de Manolo porque le constaba que ellos no se gustaban.

Al escuchar eso, Luna se conmovió bastante.

"Laura, gracias por confiar en nosotros. Aclararemos todo esto lo antes posible".

"De nada. Tómalo con calma, no dejes que este asunto te saque de tus casillas". A Laura
le quedó claro por qué Luna estaba tan preocupada. Por una parte, ya habían existido
algunos rumores respecto a ella y Manolo inventados por los medios de comunicación.

Pero en esta ocasión, la evidencia parecía tan convincente, que no pudo soportarlo.

Por otra parte, Manolo era su esposo, y Luna y ella eran amigas íntimas. Evidentemente
le preocupaba que estos rumores arruinaran su relación.

"Está bien, llamaré a Manolo ahora mismo para que me diga qué es lo que piensa". Luna
se sintió aliviada. Se despidió del director y se dirigió a su empresa.

Después de colgar el teléfono, Laura buscó temas candentes en Internet y leyó varios
artículos, luego tiró su teléfono en el sofá sintiéndose agobiada.

'Medios estúpidos!', pensó.

Luna lo contó a Samuel lo que había sucedido cuando estaba muy ansioso.

Estaba en una reunión sobre un caso internacional que había durado toda la mañana.

Y el ambiente estaba tenso debido a su ansiedad. De repente, su teléfono sonó y quien


lo llamó pareció aliviar todas sus preocupaciones.

"Discúlpenme, tengo una llamada".

Los demás abogados comenzaron a hablar sobre la herida en su labio justo después de
que se fue, llegando a la conclusión de que seguramente lo había mordido una chica la
noche anterior cuando con toda seguridad ambos sostenían relaciones sexuales.

En la zona de fumadores.

Samuel respondió a la llamada, "Querida".


"¡Samuel, te engañé!"

Al escuchar esto, su mente se quedó en blanco, pero inmediatamente soltó una risita
contenida.

"¿Quieres que te rete? Te reto a que me engañes. ¿Acaso me crees un gallina?"

Luna se quedó sin habla, ya que no esperaba que él reaccionara de esa manera.

"¡Oye! ¡Te acabo de engañar con Manolo! ¿Qué te parece eso? ¡Qué sorpresa, ¿no?!"

¿Manolo? Dio una calada a su cigarrillo y exhaló el humo. "¿Crees que soy un idiota?"

"Puedes comprobarlo en Internet, la noticia se ha vuelto viral", dijo ella con una sonrisa.
Se alegró de que Samuel confiara en ella.

"¿Y qué? Sé que me amas". Samuel estaba seguro de eso.

La sonrisa de Luna se hizo más amplia y fingió ira. ¡Samuel! ¡Estoy enojada!

¡Realmente lo estoy! ¡Quiero que seas mi abogado!"

"No hay problema. Dado que eres mi esposa, todos los servicios que puedo ofrecer
serán gratuitos, incluido…

"¡Samuel! ¡Lo digo en serio! ¡No te burles de mí!

Samuel estaba siendo muy pícaro, y Luna entendía perfectamente a qué se refería.
Definitivamente estaba haciendo insinuaciones de índole sexual.

"Está bien, me encargaré de todo. Sólo dame las contraseñas de tus cuentas de redes
sociales". Samuel aplastó la colilla. Decidió dejar sus demás asuntos en espera, después
de todo, su esposa era su prioridad.

"Samuel, mi querido Samuel. Te amo", dijo ella en un tono dulce.

Su encantadora voz lo excitaba. ¡Deseaba poder darle un gran beso húmedo en ese
mismo momento!

"Sólo dilo", dijo Samuel en voz baja.

"Nadan. Luna volvió a su voz normal.


Samuel apoyó su frente contra la pared en un gesto de resignación y dijo: "Niña mala. Te
prometo que te haré llorar más tarde esta noche en la cama. "

"Yo no te seduje. ¡No puedes hacer eso, o si no me voy a enojar!" Luna sabía lo fuerte
que era.

"¿ Quién fue la que me llamó 'querido Samuel' hace un momento? ¿No es eso
seducción?"

Bueno, parecía que de verdad estaba excitado.

"Querido Samuel, sé que me ayudarás a ganar el caso. ¡Adiós! ¡Te amo!" Y colgó el
teléfono, dejándolo resignado. Luego Samuel comenzó a buscar artículos e imágenes de
los temas candentes del momento.

Cuanto más leía, más seguro estaba que dichos temas estaban claramente dirigidos a
dañar la reputación de Luna.

Catalina debía estar detrás de todo eso.

Después de hacer varias llamadas, Samuel y Manolo se encargaron de hacer


desaparecer los artículos de las redes sociales.

Samuel se apresuró a llegar a su oficina y escribió un comunicado legal a su nombre,


demostrando su determinación de averiguar la verdad. Después de poner su sello en
dicho comunicado lo publicó en las cuentas de redes sociales de Luna.

Posteriormente, Manolo obtuvo una copia del mismo comunicado y la publicó en sus
redes también.

Finalmente, Samuel inició sesión en su propia cuenta, retwitteó la publicación de Luna y


escribió: "Concéntrate en tu rodaje. Yo me haré cargo de esto".

¡Qué gran muestra pública de cariño!

Laura retwitteó la publicación de Manolo y escribió: "Te amo, cariño".

Al ver que ambas partes habían reaccionado positivamente al escándalo, el público


ahora se daba cuenta de que éste era falso.
Antes de que el equipo de relaciones públicas de Starry Company tuviera que
emprender acciones legales, el problema ya estaba resuelto.

Este asunto no parecía ser sino una bendición disfrazada, puesto que Manolo y Luna
recibieron mucha atención después de esto.

Los fans incluso alentaron a Luna y Samuel a que volvieran, y él incluso se dio tiempo de
responder a uno de los comentarios.

El comentario decía: 'Abogado Shao, Luna es una buena chica. ¿Por qué está
esperando?

A lo que Samuel respondió: I Lo sé. Sean pacientes'.

Parecía estar admitiendo que estaban de nuevo juntos.

La interacción entre Samuel y el fan se expuso en docenas de medios de comunicación


hasta que la noticia se volvió viral.

La vida en la prisión de mujeres era aburrida en comparación con el exterior.

Un taxi se detuvo en la puerta de la prisión. Un visitante salió del auto y entró.

"Número 26, tienes un visitante", dijo la guardia de la prisión a Emma, quien lucía una
expresión de estupidez en su rostro.

La chica con el cabello rebelde estaba acurrucada en un rincón, sus ojos se movieron un
poco cuando escuchó la llamada de la guardia de la prisión.

Dos guardias la sacaron.

Y una de ellas murmuró: "Me pregunto quién querría visitar a una loca".

"Yo también tengo curiosidad. Por cierto, qué suerte tuvo, me sorprendió que
sobreviviera a tantas heridas".

Cuando la enviaron ahí, las puntadas que tenía aún estaban frescas y nadie le envió
ningún medicamento, pero para su sorpresa, las heridas sanaron muy bien.

Al reconocer a la persona que había ido a visitarla, no pudo evitar apretar los puños.

Y la mujer que estaba frente a ella pudo percibir su ira con toda claridad.
Emma no llevaba mucho tiempo en prisión, pero ya había perdido mucho peso.

Catalina levantó el teléfono con indiferencia. De cualquier manera, Emma no podría salir
de ahí en varias docenas de años.

"¿Quién eres tú?" Un dejo de extrañamiento apareció en los ojos de Emma. Catalina la
miró a los ojos, preguntándose si de verdad le estaba haciendo esa pregunta.
Capítulo 223 Fuiste El chivo expiatorio.
"Emma, ¿acaso no me reconoces?", preguntó Catalina suavemente al tiempo que
esbozaba una sonrisa. Los ojos de Emma se posaron vidriosos sobre ella, demostrando
que realmente no tenía idea de quién estaba sentada frente a ella.

Emma sacudió la cabeza para negar.

Catalina hizo un gesto de desprecio.

Ninguna de las dos se imaginó que un día se encontrarían en la cárcel.

Catalina les dio un par de sobres rojos en los cuales habían dinero a las dos agentes de
policía, indicándoles que las dejaran solas. Ellas captaron el mensaje y se fueron.

"Emma, ¿tienes idea de por qué vine aquí?"

Ella volvió a negar con la cabeza.

Catalina frunció el ceño al ver su cabello desordenado. Parecía que Emma había perdido
la cordura, ¿cómo podría una mujer en su sano juicio soportar un nivel de desorden y
suciedad como esa?

"Emma, ¿te das cuenta de que el hombre que amamos está viviendo una vida feliz con
otra mujer?"

Al no recibir respuesta alguna, Catalina tuvo plena seguridad de su locura.

"Como parece que no recuerdas nada, te lo contaré todo. Tú eras mi chivo expiatorio y
estás en la cárcel por mi culpa".

"¿Sabes por qué Eric te deseó tanto y te obligó a tener relaciones sexuales con él?"
Catalina le contó a Emma cosas que habían sucedido hace mucho tiempo, intentando
atraer sus recuerdos.

De hecho, Eric había amado a Catalina al principio, pero ella no sentía nada por él, así
que intentó desviar su atención hacia Emma.

Y Eric terminó enamorándose.


Sin embargo, a partir de ese momento, Eric comenzó a quejarse con Catalina de cómo
ella lo ignoraba.

Harta de las incesantes quejas de un hombre adulto, una noche lo drogó y envió a
Emma a su habitación.

Todas las piezas cayeron en su sitio como si se tratase de un rompecabezas bien


formado, pero entonces Samuel apareció. Sus planes se echaron a perder y Emma se
salvó.

Eso era todo.

Emma apretó los puños con fuerza sin que Catalina se diera cuenta.

"No me culpes a mí por eso. A quien tienes que culpar es tu propio destino. Hace cuatro
años, fuiste a parar al hospital por una alergia al chile, ¿lo recuerdas? Pues fui yo quien
sobornó a la mesera, le ordenó que pusiera chiles en tu comida y trató de inculpar a
Luna. Todos fuisteis tan estúpidos que creísteis que ella lo había hecho.

Tú también fuiste quien me presentó a Samuel, y yo me enamoré de él a primera vista".

¡Qué gracioso! Ambas adoraban a Samuel. Ella sería capaz de hacer lo que fuera
necesario para ganarse el corazón de Samuel, no importaba de qué medios se valiera.

Pero nunca esperó que Luna apareciera y se casara con él.

Nadie supo cuán intenso era el odio que sintió hacia Luna cuando vio las noticias sobre
su boda.

Así que se le ocurrió una idea. Usaría a Emma para eliminar a Luna de la escena y así
mataría dos pájaros de un tiro.

"¿Sabes cómo supo Eric que no tenías dinero? Yo se lo dije. Hicimos un trato, si yo lo
ayudaba a conseguirte, él me ayudaría a eliminar del camino a Luna. Yo sabía que tú
estarías dispuesta a tener sexo con él por dinero, y después de hacerlo, serías una mujer
deshonrada ante los ojos de Samuel.

No sé quién subió el video de Félix y tú, pero el de Eric y tú lo subí yo a Internet y traté
de culpar a Luna de eso también. Tú creiste que ella lo había hecho, pero no era así. Eres
muy inocente, ¿verdad?
Ahora Samuel te ha encarcelado y no te queda más remedio que quedarte aquí. Si no
eres capaz de soportarlo, bien podrías suicidarte, pero hazlo en silencio porque a nadie
le importas. Ten la seguridad de que haré todo lo posible para ganarme la confianza y el
amor de Samuel y para deshacerme de Luna, entonces Samuel y yo viviremos felices
para siempre".

...

Catalina rió en voz alta y colgó el teléfono antes de que Emma pudiera decir algo. El
hecho de que Emma fue condenada a prisión le representó una buena noticia porque
tenía una rival menos con la que competir. ¡Se esforzaría al máximo para deshacerse de
Luna!

La visita de Catalina provocó un cambio profundo en Emma. El día siguiente se bañó y su


espíritu pareció volver a la normalidad. Y a partir de ese momento se portó bien en la
cárcel para que le dieran una sentencia conmutada. El hombre encargado de vigilarla,
informó a Samuel sobre la visita de Catalina tan pronto como esta última abandonó el
lugar.

"Averigua lo que Catalina le dijo a Emma".

En menos de media hora, recibió toda la información acerca de la conversación entre las
dos mujeres.

Estaba furioso con Catalina, pero luego sintió pena por Luna. No había palabras que
pudieran expresar plenamente la culpa que sentía.

Más o menos sabía qué clase de persona era Catalina. La investigación del caso del
escándalo progresó rápidamente. Al tercer día, se encontró al hombre responsable de
difundir las mentiras sobre Luna y Manolo en Twitter.

Samuel sabía que Catalina lo había sobornado y presentó una demanda.

Finalmente, el hombre fue declarado culpable y condenado a veinte años de prisión.

La noticia de la sentencia del hombre se filtró y provocó que muchas personas temieran
a Samuel.

Se trataba tan sólo de un asunto en el que con malicia vilipendió la reputación de otros,
pero la sentencia fue mucho mayor que la que correspondía al delito de homicidio.
Era obvio que Samuel estaba utilizando a este hombre como ejemplo. Desde entonces,
pocos paparazzi y medios se atrevieron a calumniar a Luna o a seguirla.

La vida volvió de nuevo a la normalidad. Samuel y Luna apenas tuvieron tiempo de


hablar sobre cómo darle una lección a Catalina, de modo que ambos esperaron a que
fuera el otro el que tomara medidas contra ella.

Samuel se sintió seguro de dejar que Luna se enfrentara sola contra Catalina porque
había enviado a muchos hombres para protegerla. Incluso si decidía actuar sin su
ayuda, no saldría herida.

Una noche, después de que habían tenido relaciones sexuales, ella lo desafió
celosamente, "Sr. Shao, ¿es que te da lástima?"

"¿Emm?" Él la besó en los brazos y la miró a la cara, desconcertado. "Oh, dijiste que
nos vengaríamos de Catalina, pero ya ha pasado bastante tiempo desde que volví de
Estados Unidos y no has tomado ninguna acción. ¿Es porque sientes lástima por ella?"

Samuel se rió después de escuchar sus palabras y explicó: "Pensé que te gustaría
hacerlo tú misma, sin mi ayuda". Por eso había enviado a tanta gente a protegerla
durante las 24 horas del día.

"¡No creo en ti! ¡Deja de jugar conmigo!"

De hecho, ella le creía, y le estaba diciendo todo esto tan sólo para divertirse un poco
con él.

Se quedó pensativo durante algún tiempo: "He encontrado a un hombre para que se
haga cargo de Catalina. Buscaré un sitio mañana por la tarde y te llamaré".

"Eso está muy bien, me conformo con saber que el Sr. Shao no siente lástima por ella".
Luna lo miró con una sonrisa burlona.

"Parece que estás planeando algo horrible, ¿verdad?" Samuel entrecerró los ojos, se
volvió, y se lanzó encima de ella.

Su corazón latía más rápido cuando la lujuria le recorría por la columna vertebral.
Ella lo apartó y se sentó encima de él, usando su mano para hacer su cabello hacia un
lado mientras sonreía seductoramente. Samuel ajustó un poco su cuerpo, colocó sus
manos en su cintura y dijo maliciosamente: "¡Me encanta esto!"

Extendió la mano para apagar la lámpara de noche y entonces la penumbra los envolvió.

La noche era silenciosa, excepto por sus suaves y apasionados gemidos. Cuando la luz de
la mañana comenzó a filtrarse a través de las cortinas, Samuel se durmió con Luna en
sus brazos.

El abandono al que se entregaron toda la noche hizo que no se pudieran levantar por la
mañana. Cuando Gerardo abrió la puerta y entró, llamó a su madre varias veces, pero
no hubo respuesta.

No obstante, consiguió despertar a Samuel. Él se sentó lentamente y lo miró, "¿Quién te


dejó entrar? ¿Tocaste la puerta antes de entrar?"
Capítulo 224 ¿Acaso el Sr. Shao tiene una hija?
"Por supuesto que toqué pero ninguno de ustedes respondió, así que simplemente
entré", dijo Gerardo razonablemente.

Samuel envolvió a Luna en el edredón, y luego entró desnudo al vestidor dirigiéndose a


Gerardo mientras se alejaba: "¡No molestes a tu madre!" Sin notar la expresión de
sorpresa del niño, sacó un traje y caminó hacia el baño.

Con la mirada fija en el baño cerrado, Gerardo volteó a verse la porción media de su
anatomía, y pensó, 'por qué es más grande que el mío...'

Cuando salió del baño, Samuel descubrió que Gerardo no se había ido sino que se había
sentado en la cama, y pellizcaba la cara de Luna.

"¡Madre, despierta! Me voy a la escuela preescolar, y si no te despiertas, no verás a tu


adorable hijo durante todo el día".

Luna tenía sueño y le respondió aturdida, "Está bien".

Pero estaba tan cansada que se volvió a dormir, lo que entristeció al pequeño, quien
decidió dejarla en paz.

Ya se iba a bajar de la cama, pero Samuel se movió más rápido y lo levantó con
crueldad, diciendole: "No molestes a tu madre. Baja las escaleras y te llevaré a la
escuela".

"¡Ahh madre, por favor ayúdame! ¡Mi padre quiere matarme!"

Gerardo era tan fastidioso que obligó a Samuel a sacarlo de la habitación.

"¡Baja las escaleras y espérame! ¡Si sigues portándote mal, ya sabes lo que te espera!"

"¡Bam!" La puerta se cerró de golpe mientras el chico hacía muecas graciosas hacia la
misma.

'¡Samuel, ojalá nunca sepas que tienes una hija, Irene!' Pensando en ello, Gerardo bajó
las escaleras de lo más contento.

Samuel estaba listo. Antes de irse, llamó a Edén y pidió licencia para su mujer.
Luego apagó su teléfono, ya que quería que ella durmiera bien.

Entonces le besó la frente y salió felizmente del dormitorio. Primero llevó a Gerardo al
preescolar y después se dirigió a su oficina.

Desde que Luna volvió al trabajo, estaba muy ocupada y no tenía tiempo para dormir,
además, no había podido dormir bien la noche anterior debido a Samuel.

Por lo tanto, después de una larga siesta, se despertó a las 3 pm.

Se dio la vuelta en el cálido edredón, sintiéndose maravillosamente bien.

Inmediatamente, sintió que algo andaba mal. ¿Qué hora era?

De repente abrió los ojos y miró el reloj.

¿Las tres en punto?

¿Tres en punto? Estaba confundida.

¿Eran las 3 de la mañana? Miró hacia afuera y descubrió que era de día. ¡Oh no! ¡Eran
las 3 de la tarde!

Luna se despertó de un salto.

Era tarde y había perdido un día entero.

Tomó su teléfono y descubrió que estaba apagado. Eso explicaba por qué nadie la había
llamado.

Cuando lo encendió, descubrió que sólo había perdido una llamada de Samuel.

Después de meditar un rato, supuso que Samuel podría haber solicitado una licencia en
su nombre.

Así que llamó a Edén. Cuando lo llamó, éste dormía en su casa, y al darse cuenta de que
era Luna, descolgó rápidamente.

"Edén, ¿qué estás haciendo?"

"Estaba durmiendo." Como Luna había pedido permiso, él también pudo irse a casa a
descansar.
"¿Samuel solicitó licencia de trabajo para mí?"

"Sí, lo hizo. ¿Pasa algo? ¿No lo sabías?" ¿Qué pasa con esta pareja?

Luna lo sabía, Samuel la había ayudado, lo que la hizo sentirse aliviada.

"No importa, sigue durmiendo. ¡Adiós!"

Después de colgar, se acostó en la cama otro rato y luego fue al baño.

Cuando dieron las 5 de la tarde, llamó a Anna y le dijo que tenía el día libre y que ella
recogería a Gerardo y a Irene del preescolar en lugar del chófer.

En la escuela.

Luna aparcó su Audi a lo largo de la calle. Llevaba puesta una máscara y gafas de sol.
Subió la cremallera de su abrigo y entró.

La clase de Irene ya había terminado, así que fue por ella primero. "Irene", la llamó. La
sorpresa de la pequeña fue tan grande. Saltó de su asiento y salió corriendo del salón
de clases.

"¡Mamá!" Luna la abrazó. Después de saludar a la maestra de Irene, se dirigió a la clase


de Gerardo.

Quedó igualmente sorprendido cuando vio a su madre y a su hermana. Luna bajó a la


niña y besó a su hijo.

"Gerardo, ¿ella es tu madre?", preguntó la maestra de Gerardo entusiasmada. Había


escuchado que el padre del chico era un famoso abogado internacional y que su madre
era la superestrella Luna Bo.

Debido a que Gerardo ya llevaba un buen rato asistiendo a esa escuela preescolar, los
maestros ya habían conocido a su padre, Samuel, pero no habían tenido la oportunidad
de conocer a su madre.

Por eso en sus mentes, Luna era un misterio.

"Así es, Sra. Zhe", asintió Gerardo con orgullo.


Luna se quitó las gafas de sol y asintió con la cabeza también. "Gusto en conocerla, Sra.
Zhe. Tanto Samuel como yo estamos siempre muy ocupados, muchas gracias por cuidar
de Gerardo".

La maestra estaba asombrada. Estaba parada ni más ni menos que frente a Luna Bo. La
Sra. Zhe, todavía sorprendida, dijo: "Es un placer, Gerardo es muy inteligente y muy
bueno".

'¡Es una persona tan sencilla!', pensó la Sra. Zhe.

"Gracias Sra. Zhe. Nos tenemos que ir." Luna se puso sus gafas de sol y se despidió de la
maestra.

Cuando se fue, otros dos maestros vinieron con la Sra. Zhe y le preguntaron: " ¿Es ella la
madre de Gerardo? ¿Por qué se me hace tan conocida?"

La Sra. Zhe asintió con entusiasmo. "Es la superestrella Luna Bo. Qué hermosa y
agradable es".

Aunque sólo había podido verle los ojos, eso le bastó para deducir que era hermosa. Se
dice que el alma de la persona se refleja a través de sus ojos, y en este caso, era seguro
asumir que Luna era una persona maravillosa.

"Oh, era la superestrella. Últimamente, sus noticias están en todas partes. ¿Vieron a la
niña que iba con ella?, pues Gerardo dice que es su hermana. Pero, ¿acaso el Sr. Samuel
Shao tiene una hija?"

Una de las maestras pronunció esta pregunta y todos se acercaron, curiosos por saber
cuál era la respuesta.

La Sra. Zhe no sabía la respuesta. El apellido de la niña también era Bo, así que dijo: "La
niña podría ser la prima de Gerardo porque su apellido también es Bo".

"Oh eso tiene sentido. ¿Saben algo? Se dice en Internet que Luna y Samuel se volverán a
casar. Basado en lo que vimos hoy, creo que es cierto".

"Sí, la madre de Gerardo nunca había venido antes. Si hoy vino, significa que las noticias
en Internet son ciertas."

... ...
Incluso después de que Luna y los niños ya se encontraban bastante lejos de la escuela,
los maestros continuaron hablando de ellos.
Capítulo 225 La dolorosa verdad
Luna se quitó el cubrebocas de gasa y les sonrió a sus dos hijos, quienes jugaban en el
asiento trasero.

"Mamá, ¿adónde vamos a ir hoy?" Preguntó Irene sacando un juguete de su mochila.

"A donde quieras, hoy es tu día. Pídeme a mamá lo que quieras y te lo conseguiré",
respondió Luna y la miró a través del espejo retrovisor.

"¡Qué bueno! Mamá, ¿vamos al centro comercial? ¿Podemos ir al cine también?",


exclamó la niña emocionada mientras miraba a su madre con ojos suplicantes.

"¿Qué película quieres ver?", preguntó Luna.

"Quiero ver al nuevo Spiderman".

......

"Ok, ¿qué hay de ti, Gerardo?" En realidad, no era necesario preguntarle a Gerardo
porque él haría cualquier cosa que Irene quisiera hacer, pero Luna insistía en tener su
respuesta.

Como era de esperarse, respondió: "¡Spiderman!"

Gerardo siempre había mimado a su hermana menor, y esta vez no fue la excepción.

Después de ir de compras, Luna llevó a los niños al cine para ver la película en 3D.

Media hora antes de que terminara, Samuel la llamó.

Así que Luna le dijo a Gerardo que cuidara de de su hermana un momento, entonces
salió del cine y contestó el teléfono. "Saldré del trabajo en media hora. Estoy pensando
en llevarlos a ti y a Gerardo a comer", dijo Samuel.

'¿En media hora? Seguramente la película ya habrá terminado para entonces, pero Irene
está conmigo', pensó Luna.

Antes de que pudiera replicar, Samuel continuó: "Me dijeron que fuiste al cine con
Gerardo y una niña.
¿Te llevaste a Irene contigo?"

Después de escuchar el informe del guardaespaldas, inmediatamente pensó en Irene.

Esta última pregunta parecía haberla asustado bastante. '¿Cómo sabe él dónde estoy?',
se preguntó Luna.

"¿Irene? ¿Quién es Irene?", dijo con voz agitada.

Casi había olvidado que Samuel había contratado guardaespaldas personales para ella.

"¿Ah? ¿O estoy equivocado? Creo que Irene era la linda niña con la que estaba Gerardo
cuando vino a visitarme a mi oficina, ¿no es así?" Samuel tenía una profunda curiosidad
por saber a quién había llevado a ver la película con su hijo.

‘¿Cuándo fue Gerardo al bufete de Samuel acompañado de Irene sin que yo lo supiera?'
Luna no tenía la más mínima idea.

Pasados unos momentos, ya había recuperado la compostura, "Oh, era una compañera
de clase de Gerardo. Su madre me pidió que la cuidara mientras se encargaba de hacer
algunos recados”.

"Oh ya veo. Si es así, puedes traerla contigo a cenar”.

Por mucho que ella quisiera que Irene estuviera allí, no creía que fuera el momento
indicado, de modo que de manera abrupta dijo, "¡No! ya que no estaba mentalmente
lista para revelar el secreto que había mantenido para sí misma durante tantos años. "La
madre de Irene vendrá a recogerla pronto”.

Luna estaba tan intranquila que no era capaz de contenerse.

Su comportamiento inusual despertó la sospecha de Samuel.

“Bueno, entonces sólo dime cuando hayas terminado de ver la película", concluyó
Samuel.

Cuando Samuel colgó el teléfono, se sintió aliviada y se obligó a calmarse antes de


regresar al cine.

Después se sentó y comenzó a pensar en cómo decirle a Samuel acerca de Irene.

En lo profundo de sus pensamientos, Samuel de repente recordó algo.


Recordó que Luna una vez le había preguntado qué haría si se enteraba de que le había
mentido de nuevo.

Con premura desbloqueó su teléfono y abrió WeChat, recorriendo los estados del perfil
de Luna.

Ya que por suerte no había borrado varias fotos que se había tomado con una niña
pequeña.

Las fotos fueron tomadas a diferentes horas del día y en diferentes lugares. Algunas
habían sido tomadas en el dormitorio, otras en el patio de juegos y otras en el parque.

La descripción implicaba que Luna tenía una relación muy íntima con esa niña.

Uno de los mensajes decía: "Hace mucho calor afuera, espero que a mi pequeña bebé
no le importe dar un pequeño paseo”’

¿Pequeña bebé?

Esas palabras sólo se usan para referirse a un hijo propio, ¿Acaso esa niña...?', susurró
Samuel para sí mismo.

De pronto sintió que su mundo se salía de control. Se sintió engañado, confundido y


herido, todo al mismo tiempo.

Tomó su teléfono y marcó un número. "Investiga la vida de Luna en los últimos cuatro
años que estaba en el extranjero. Quiero que me des información acerca de todas las
personas con las que tenía relación y de aquellas que fueron sus más cercanas". La
llamada fue corta, pero su interlocutor sabía exactamente lo que Samuel quería.

Posteriormente, contactó a Daisy a través de Chuck.

Daisy estaba enseñando Taekwondo a un grupo de niños, y la sorprendió tener una


llamada de Samuel.

“¿Samuel?"

"Necesito hacerte algunas preguntas. Espero que me puedas dar respuestas honestas”.

Con su sentido de presentimiento, Daisy pensó en Irene.


Ella sabía que este día llegaría y siempre se había preguntado por qué Luna no le había
contado a Samuel sobre la niña.

" Adelante”.

“¿Si Luna tiene una hija? ¿Es que Luna me ha engañado alguna vez?" Nadie tenía idea de
lo nervioso que estaba Samuel cuando formuló esas preguntas. Apenas podía imaginar
lo que pasaría si Daisy respondiera que sí a cualquiera de ellas.

Lo tienes que decir 'sí' o 'no”.

Claramente él no comprendía el significado de la palabra "forzar". Daisy se encontraba


en una encrucijada, pero en segundos, tomó una decisión que sabía que en el fondo
sería la mejor.

Con los ojos cerrados y los dientes apretados, Daisy respondió: "¡Sí! "

'Hice bien. De todos modos, Irene es la hija de Samuel. Tal vez, esto sea lo mejor para su
relación', pensó Daisy para sí misma.

Sin embargo, Daisy no tenía idea de que Chuck había sido completamente deshonesto
con Samuel hace cuatro años.

Teniendo la seguridad de que Daisy no le mentiría, Samuel estaba devastado. Sentía


como si le hubieran clavado un puñal en el corazón.

Estaba fuera de sí. Lo único en lo que podía pensar en ese momento era en la manera
en que Luna lo había engañado.

'Luna, ¿como pudiste...?

También recordó lo que Chuck le había mostrado hace cuatro años.

'Si Irene en realidad es hija de Luna, entonces quién es el padre', pensó Samuel mientras
apretaba el puño.

Pero Daisy no dijo una palabra.

'Por supuesto, se trata de Irene. ¿Ahora qué hago? ¿Qué hago?' Daisy estaba
pensándolo mucho. Al no estar al tanto de lo que había sucedido entre ellos, no sabía
qué decir.
"Daisy..."

La llamó Samuel.

Daisy inspiró profundamente: "Samuel, creo que es mejor que le preguntes a Luna tú
mismo". Temía arruinar las cosas si decía algo.

Ya que no sabía la razón por la que Luna le había ocultado la verdad. Después de todo,
ya estaban juntos de nuevo.

¿Sería porque Luna todavía estaba enojada con Samuel?

"Le preguntaré yo mismo después. No te forzaré, sólo tienes que decir 'sí' o 'no'".

Claramente él no comprendía el significado de la palabra "forzar". Daisy se encontraba


en una encrucijada, pero en segundos, tomó una decisión que sabía que en el fondo
sería la mejor.

Con los ojos cerrados y los dientes apretados, Daisy respondió: "¡Sí!"

'Hice bien. De todos modos, Irene es la hija de Samuel. Tal vez, esto sea lo mejor para su
relación', pensó Daisy para sí misma.

Sin embargo, Daisy no tenía idea de que Chuck había sido completamente deshonesto
con Samuel hace cuatro años.

Teniendo la seguridad de que Daisy no le mentiría, Samuel estaba devastado. Sentía


como si le hubieran clavado un puñal en el corazón.

Estaba fuera de sí. Lo único en lo que podía pensar en ese momento era en la manera
en que Luna lo había engañado.

'Luna, ¿cómo pudiste...?

......

Entonces, quizá Irene no es mía después de todo', susurró lleno de pena y tristeza.
Capítulo 226 La controlo demasiado
Samuel se encogió de hombros derrotado. Luna debió haber pensado que el divorcio sí
se había consumado hace cuatro años, así que tenía derecho a encontrar el amor y era
libre de estar con aquel hombre.

Sintió que era su culpa. Debido a su comportamiento, la había empujado a los brazos de
otro hombre.

Se sintió tan desconsolado que ni siquiera podía respirar. 'Samuel, ¿qué has hecho?

¡Estúpido! ¡Eres un completo estúpido!'

"¡Bam!" Lanzó su cenicero hacia la mesa de cristal, provocando que ambos se


rompieran. El sonido asustó a los asistentes y a las secretarias, que se encontraban
afuera de su oficina.

Hubo empujones y forcejeos, pero nadie se atrevió a entrar para ver lo que había
pasado.

"¿Que no el Sr. Shao había estado de muy buen humor recientemente?"

"Sí. ¿No viste el chupetón en su cuello hoy y la cicatriz en sus labios el otro día? Esas son
marcas de pasión. ¿Por qué se habrá enojado?"

"¿Te gustaría pasar un buen rato? ¿Qué tal si vas y ves lo que pasó?", dijo Elisenda,
quien dudaba si entrar o no, ya que si algo había pasado, tenía que contarle
inmediatamente a Luna.

La secretaria retrocedió aterrorizada y empujó a Elisenda hacia adelante.

Elisenda los miró impotentemente. Entonces llamó a la puerta.

"Adelante", la voz profunda la conminó a entrar.

Y cuando lo hizo, vio que la mesa de cristal que estaba en el centro de la oficina estaba
rota en pedazos, al igual que su cenicero favorito.

Al volverse hacia Samuel, se percató de que estaba apoyado en su silla con los ojos
cerrados.
"Sr. Shao", le dijo.

A pesar de que Elisenda lo había llamado, Samuel siguió con los ojos cerrados, "Habla".

"¿Está bien?", preguntó haciendo acopio de valor. Si tan sólo Luna estuviera allí, esto
hubiera sido más fácil. Aunque ya llevaba bastante tiempo trabajando para Samuel, su
genio era tan terrible que temía acercársele.

Hubo un silencio entre ellos. Elisenda pensó que nunca respondería cuando de repente
dijo: "La controlo demasiado".

Incluso si resultaba ser cierto que Luna había tenido una hija con otra persona, sabía
que no tenía derecho a estar enojado.

Por supuesto, Elisenda sabía a quién se refería.

Pero ella no sabía mucho sobre ellos, así que no supo qué responder.

"Si se siente culpable por Luna, debe compensarla. Lo que más desea una mujer es un
hombre que la consienta sin ninguna razón”.

No sabía si lo que había dicho estaba bien.

'Lo que más quiere una mujer es un hombre que la consienta sin ninguna razón.

Samuel consideró que ese era un consejo que podía seguir, pero, ¿cómo podría limpiar
su culpa? No sabía si Luna llegaría a perdonarlo.

"Ella. . .”

Finalmente, las miles de palabras que se revolvían en su mente se convirtieron en una


sola, "Olvídalo”.

A partir de ahora, decidió que ya no mencionaría nada sobre su pasado y que tenía que
trabajar para tener un matrimonio feliz y saludable.

Después de desahogarse, si bien todavía sentía molestia cuando pensaba en la niña,


decidió hacerse de la vista gorda, siempre y cuando Luna ya no se pusiera en contacto
con el padre. Y quería saber quién era él. Si no la había tratado bien, Samuel iba a
hacerle saber su suerte.

Su ira se disipó visiblemente, haciendo que Elisenda se sintiera aliviada.


Estaba considerando cómo decirle a Luna lo que estaba pasando cuando Samuel le
ordenó: "No le digas nada, ¿lo entiendes?"

“Está bien". Ella asintió y salió de la oficina para llamar a un intendente para que
limpiara.

Poco después, Samuel recibió una llamada de Luna. Momentos antes, él había llamado a
su guardaespaldas, “¿Dónde está la niña?"

"Se subió a un auto y se fue. No sé quién envió al conductor”.

… Samuel frunció el ceño.

Si era hija de Luna, entonces lo lógico era que el padre se encontrara en el País C.

Y eso significaba que Luna permanecía en contacto con él.

"Necesito hablar con ella esta noche, después de atender el asunto de Catalina”.

Pensando en esto, tomó las llaves de su auto y se dirigió al estacionamiento


subterráneo.

En el Restaurante Plenilunio.

Encendió su cigarrillo mientras observaba a Luna escoger los platillos para su hijo.

Ocasionalmente ella también ponía algo de carne de cerdo cocida a fuego lento y
pescado en su tazón.

De repente, hizo a un lado los palillos y se volvió hacia Samuel, quitándole el cigarrillo de
la boca.

“¡Samuel! ¿Me quieres decir algo?" Ella lo miró fijamente.

Él había comenzado a fumar desde que se encontraron, y ahora, cuando ya había


pasado más de la mitad de la cena, él seguía fumando.

Pero no había tocado la comida que ella le había puesto.

Samuel tomó la mitad del cigarrillo de la mano de ella y lo puso en un cenicero. "No es
nada, vamos a comer”.

“¡No fumes enfrente de nuestro hijo! "


"No importa. También fumará cuando crezca”

¿Era esa una buena razón?

“Papá, yo no voy a tener ese mal hábito como tú”. Gerardo miró a Samuel con desprecio
y se prometió nunca fumar.

Luna dejó sus palillos y lo miró con una expresión seria: ' ¿Vas a seguir?"

"No, ya no lo haré". Al percibir que Luna estaba a punto de enojarse, Samuel recogió
rápidamente los palillos y se dispuso a comer.

"Será mejor que fumes menos, no es saludable para ti". Si ella no hiciera uso de sus
atribuciones como esposa, él olvidaría que ella era quien tenía la facultad.

“Está bien”.

Por supuesto que podía seguir sus instrucciones. Nunca había fumado delante de su
hijo, pero recientemente su temperamento había estado fluctuando mucho, y en
numerosas ocasiones no pudo controlarse.

Luna asintió, aunque le sorprendió que estuviera de acuerdo sin chistar. Ella tomó los
palillos y continuó escogiendo platillos para ellos.

El ambiente era armonioso.

Después de la cena, Samuel le pidió a uno de los guardaespaldas que llevara a su hijo a
la villa primero, pues ya había telefoneado a la sirvienta con anticipación para que
esperara a Gerardo a la puerta.

Después de confiarle el niño al guardaespaldas, fue a un hotel con Luna.

Ella ya sabía lo que iban a hacer. El día finalmente había llegado.

Al salir del auto, Samuel puso un brazo alrededor de su hombro, luego caminó hacia el
hotel.

Luna levantó la cabeza y miró con curiosidad al hombre cuyo rostro no revelaba nada.
Samuel parecía estar actuando de manera inusual.

¿Por qué? ¿Era porque iban a deshacer a Catalina? ¿Se sentía desconsolado?
Ella se detuvo de repente, se quedó parada en el vestíbulo. Retiró su brazo de su
hombro.

Cuando él vio la expresión impasible en su rostro, le lanzó una mirada curiosa.Luna dijo
débilmente: "Samuel, si no tienes corazón para hacer esto, puedes irte.

Puedo hacerlo sola"."¿Qué quieres decir?" Él no sentía nada por Catalina, entonces se le
acercó para abrazarla y la besó en la mejilla.
Capítulo 227 ¿Acaso te importo lo que sentí?
"No seas tonta. Hablaremos de eso más tarde en casa, pero ahora nos tenemos que
hacer cargo de esto". Dejó sus pensamientos en claro y de manera directa, sin quedarse
con nada, y esperaba que ella hiciera lo mismo.

Aunque siendo franco, pensar en la niña lo hacía sentirse triste.

Luna detectó un ligero matiz de angustia en sus ojos, pero no estaba segura de si lo que
había visto era acertado. Se frotó los ojos para confirmarlo, mientras el semblante de
Samuel volvía a su estado habitual.

Quizá estaba imaginando tonterías.

"¿Qué estás pensando?" Preguntó Luna, con una mirada severa y seria.

"Nada. Hablaremos de eso más tarde, primero encarguémonos del asunto de Catalina".
Los dos caminaron hacia una suite presidencial, fuera de la cual dos guardaespaldas en
trajes negros hacían guardia.

Cuando Samuel llegó, abrieron la puerta.

"Señor Shao, ella está en la habitación".

Samuel asintió y entró tomado de la mano de Luna.

En la habitación.

Se encontraba una mujer atada a una silla, con la boca cubierta con cinta adhesiva.

Los cinco guardaespaldas en la habitación la miraban fijamente, sin parpadear, en caso


de que intentara algún truco.

Catalina miró suplicante a Samuel.

Y él la ignoró y le dijo a Luna: "Ve, está a tu disposición". Diciendo esto, la soltó y tomó
su bolso. Ella tenía libertad para hacer lo que quisiera con Catalina.

Al ver el pánico en los ojos de ella, Luna sonrió maliciosamente, acercándosele


lentamente, hasta detenerse justo delante de ella.
Sin piedad le arrancó la cinta de la boca.

Catalina gritó de dolor y la maldijo por dentro: '¡Maldita perra!'

Se veía delicada y frágil. "¿Por qué me trajiste aquí, Samuel?".

Le preguntó Catalina, sabiendo perfectamente la razón, pero fingiendo ignorancia.

Samuel, no obstante, sacó un cigarrillo de su bolsillo sin siquiera mirarla.

Lo único en lo que podía pensar era que Luna tenía una hija con otro hombre, no le
interesaba nada más.

“Es una pena que no seas una actriz”.

Como en la habitación hacía calor y bochorno, Luna se quitó el abrigo y se lo pasó a


Samuel, quien fumaba debido a la frustración.

“¿Qué quieres decir, Luna?" Al ver su cara de satisfacción, todo lo que quería era
quitarle la sonrisa de un puñetazo, pero trataba de fingir serenidad.

En cuanto a su pregunta, Luna no le respondió porque sabía que Catalina se hacía la


tonta.

"Quítenle el abrigo y átenla de nuevo". Catalina vestía un abrigo morado oscuro y se


asustó, mirándola llena de terror.

“¿Qué me vas a hacer?"

“¿Qué quieres de mí?" Su expresión se tornó sombría.

Samuel sonrió. Durante el largo período que había estado juntos, esta era la primera vez
que iba a ver el lado oscuro de Luna.

Uno de los guardaespaldas hizo lo que Luna había ordenado con suma presteza, a pesar
de la violenta resistencia de Catalina.

“¿Tienes un cuchillo?" El guardaespaldas asintió, entregándole una navaja suiza.

“Está muy afilada, tenga cuidado, señorita Bo”.

"Muy bien gracias." Cuando Luna sacó la daga, la hoja reflejó una brillante y
deslumbrante luz.
Verdaderamente estaba afilada, y eso era exactamente lo que quería.

Había hecho atar las piernas y los pies de Catalina con tanta fuerza que no podía
moverse.

De esta manera, ella no podría resultar herida con la navaja.

¿Qué estás haciendo, Luna Bo?" Con la hoja balanceándose ante ella, no se atrevió a
moverse, su voz temblaba.

Catalina sólo llevaba una blusa delgada de lana negra, lo que le facilitaría el trabajo.

Luna cortó ligeramente la blusa.

Catalina pegó un chillido, el miedo que se le avecinaba le destrozaba los nervios.

Luna ordenó que le volvieran a tapar la boca con cinta y continuó cortándole la ropa.

Catalina sabía lo afilada que estaba la hoja, así que se quedó muy quieta y la dejó que
hiciera lo que quisiera.

Al final, Luna se detuvo y admiró su trabajo con satisfacción.

Los guardaespaldas tuvieron que esforzarse mucho para no reír.

Pues la ropa de Catalina era un desastre total, con agujeros y rasgaduras.

Cuando Samuel levantó la vista, los labios de Luna se fruncieron y se dirigió a él: “¡No
tienes permitido ver mi trabajo! "

Pero ya era demasiado tarde pues ya lo había visto. A Samuel le pareció gracioso.

Decidió distraerse con su teléfono.

Luna continuó cortándole la ropa.

Más y más piezas de tela cayeron al suelo.

Los ojos de Catalina estaban inyectados de sangre por la vergüenza de verse expuesta a
tantos hombres.

"Ya debes sentirte enferma, avergonzada y enojada, ¿estoy en lo correcto?" preguntó


Luna, blandiendo el cuchillo en el aire.
El reflejo de las luces en la hoja deslumbró los ojos de Catalina, quien los cerró y asintió.

"Cuando contrataste a esos hombres para violarme, ¿acaso te importó lo que sentí?"
Sus manos se detuvieron de repente y le lanzó una mirada penetrante.

Catalina estaba petrificada. Lo sabían.

Debió haber sido la estúpida Amber quien la delató.

"Quítenle los jeans". Con los ojos desorbitados, Catalina sacudió las manos
violentamente.

Ya no podía soportarlo. ¡Quería que se alejaran de ella y que se detuvieran!

Con la boca cubierta, no podía sino sollozar. Las lágrimas rodaban por sus mejillas.

Pero nadie vino a salvarla ni a excusarla. Samuel bajó la cabeza, mirando su teléfono.

De repente, se levantó y marcó el número del servicio de habitaciones. "¡Envíenme un


poco de pimientos! Quiero los más picantes".

Después de colgar, volvió a su asiento y siguió enfrascado en su teléfono.

Luna lo miró confundida, preguntándose qué se proponía.

En ese punto, Catalina estaba casi completamente desnuda.

Y a pesar de que la habitación estaba en completo silencio, Luna podía oír la respiración
acelerada de los hombres.

Entonces volteó y le preguntó a Samuel: "¿Ya están aquí?"

"Sí, ¿cuántos quieres?" Samuel miró fijamente la foto de la niña. Era una foto de
espalda, pero simplemente no podía dejar de mirarla.
Capítulo 228 Dejame complacerte Samuel
"Puesto que Catalina contrató a cinco hombres para mí la última vez, es justo que ella
también reciba los mismos". No quería que Catalina fuera torturada hasta la muerte
porque era mejor dejarla vivir con miedo y deshonra.

Samuel hizo un gesto a uno de los guardaespaldas quien a su vez hizo otro llamado.

Posteriormente, otro guardaespaldas llegó con chile en polvo.

"Dale de tomar agua con el picante". Ordenó Samuel con voz calmada y volvió a mirar su
teléfono.

¿Agua con chile? Al oír esto, Luna se quedó boquiabierta.

Dejó el cuchillo sobre la mesa y preguntó: "¿Por qué? ¿Por qué el agua con picante?"

Samuel la miró, con ojos de amor.

"Catalina es alérgica al picante".

Aunque ya había pasado mucho tiempo, Samuel todavía recordaba ese detalle sobre
ella.

Irónicamente ella le contestó, "¿Ahora me crees?"

Cuando le arrancaron la cinta de la boca, gritó de inmediato: "¡Samuel, por favor,


déjame ir! Sé que cometí un error y lo siento. Lo siento mucho. ¡Por favor, perdóname!"

Samuel se burló.

'Estúpida mujer. ¿No se da cuenta que Luna es la que está al mando?' Samuel movió la
cabeza, ignorando sus súplicas y le dijo a Luna: "Lo siento, cariño. Perdóname". Se
acercó a ella, la abrazó y la besó.

Ante esta muestra de cariño, Catalina se quedó muda. Mientras fruncía el ceño a la
pareja, sin previo aviso, el agua picante fue vertida en su boca. Su mente quedó
completamente en blanco.

Quería respirar pero no podía. A medida que el líquido pasaba por su garganta, su
cuerpo entero se adormecía.
En ese momento, la muerte sería la mejor opción. Tenía la esperanza de que alguien
pudiera salvarla.

Sentía que estaba por asfixiarse, con la cara llena de lágrimas y mocos. Ni siquiera podía
hablar ni pensar.

Luna se zafó de los brazos de Samuel, queriendo ver cómo estaba sufriendo Catalina. El
guardaespaldas aún la estaba alimentando a la fuerza, sin piedad.

Al ver cómo su cara se ponía roja, Luna solo podía imaginarse el dolor por el que estaba
pasando Catalina.

Luna le pidió al guardaespaldas que se detuviera, una vez que ya se había acabado el
agua.

El guardaespaldas soltó a Catalina, llena de sufrimiento y humillación.

Luna entró en pánico al ver que no se movía. ¿Estaba muerta?

Cuando se acercó para averiguar, Catalina de repente comenzó a toser muy fuerte, con
agua picante saliendo por su nariz y boca.

Luna retrocedió para alejarse de ella.

Mientras ella no dejaba de toser, varios hombres corpulentos entraron.

A Luna se le dibujó una sonrisa en el rostro. Catalina finalmente estaba recibiendo su


merecido. Pero entonces, ella notó que varios de esos hombres eran en realidad
bastante machos. Se preguntó qué le harían a Catalina.

De repente, Samuel observó el pálido rostro de su querida princesa y la abrazó.

Luna sonrió avergonzada y se encogió de hombros.

"¿Qué estás mirando?" La cara de Samuel cambió de expresión.

Al ver a Samuel molesto, Luna lo abrazó por el cuello y contestó: "Simple curiosidad".

"Oh sí, ¿simple curiosidad?" La abrazó con más fuerza, tomándola por la cintura.

"Está bien. Está bien. No lo volveré a hacer". Admitió Luna, "Lo siento, cariño. No te
enojes".
Samuel, al ver cómo se rendía ante él, le dio una mordida a sus labios rojos antes de
soltarla.

Cuando Luna se apartó, lo miró y luego hizo una mueca, que hubiera querido que no
viera Samuel. Pero efectivamente lo miró. Entonces se frotó la cara y dijo: "¿Qué pasa
con mi cara? Se me entumeció. Creo que necesito usar una mascarilla facial, ¿no lo
crees?"

Era una pregunta retórica, pues Luna sólo trataba de ocultar el hecho de que le hizo una
mueca a Samuel, lo que fue inútil.

"No te olvides de darle la droga". Ordenó Samuel en cuanto Catalina dejó de toser.

¿La droga? Uno de los guardaespaldas agregó un poco de polvo blanco en un vaso con
agua que se disolvió rápidamente y obligó a Catalina a beberlo.

Se lo terminó en menos de un minuto.

"Samuel, ¿qué es eso?"

Catalina pensó que ya le habían causado suficiente dolor, pero tenía el mal
presentimiento de que aún había más.

Samuel no respondió, pero ordenó: "¡Desátala!"

Una vez drogada, ya no tenía forma de escapar, aunque la puerta estuviera abierta de
par en par para ella.

Se tumbó en el suelo, indefensa. Comenzó a temblar, mientras la droga surtía efecto en


su cuerpo.

Ella tuvo que luchar por su dignidad.

Utilizando toda su fuerza, se dirigió desnuda hacia Samuel, quien estaba sentado en el
sofá.

A pesar de su estado lamentable, nadie le mostró compasión.

Todos los presentes en la habitación se mantuvieron al margen.

Tomó a Samuel por el pantalón y le rogó: "Samuel, Samuel... Por favor... ¡Ayúdame!"
Sintió un repentino deseo sexual recorriendo su cuerpo, lo cual era inusual
considerando lo que estaba pasando. Ella se acercó más a Samuel.

"¡Vete!" Gritó Samuel con frialdad y sin siquiera mirarla.

"Por favor, ayúdame. Samuel, esta será mi primera vez en... Mi primera vez para...
Déjame complacerte, Samuel".

Nunca había tenido relaciones sexuales y no quería ser mancillada.

"¡Me das asco!" Samuel la aventó de una patada, pero Catalina se levantó y le volvió a
rogar.

Su fuerza se estaba desvaneciendo rápidamente, por lo que hizo un último intento y


volvió a tomar a Samuel por el pantalón.

Luna se estaba enojando, viendo el comportamiento de Catalina. Apretó los dientes, y


frunció el ceño.

Presintiendo su ira, Samuel pateó a Catalina lejos de él.

Catalina quedó tendida en el suelo llena de dolor y con las manos sobre su pecho.

"Es toda suya. Hagan lo que quieran con ella". Les dijo Samuel a los hombres que en
seguida rodearon a Catalina.

Él se levantó del sofá y tomó la chaqueta de Luna.

Cuando se acercaba a ella, Luna se encogió de hombros, ignorándolo. Se dio la media


vuelta y se fue.

Samuel salió corriendo tras ella y le dijo al guardaespaldas que estaba en la puerta:
"Más tarde ponte en contacto con los medios de comunicación".

"¡Sí, señor!"

Samuel logró tomar su mano justo antes de que ella subiera al acensor.

Samuel sabía que estaba molesta.

"Relájate, cariño". Dijo Samuel gentilmente para contentarla mientras la ayudaba a


ponerse la chaqueta.
Capítulo 229 Tu sabes quien es el padre.
Luna lo miró fijamente y siguió caminando.

Aunque entendía la actitud de Samuel hacia Catalina, todavía se enojaba, aunque no


sabía por qué estaba enojada.

"¡No tengo sentimientos por ella! ¿Por qué estás enojada?" Samuel se quedó sin habla.
No había mirado a Catalina en absoluto mientras estaban en la suite.

"Samuel, sé honesto conmigo. ¿Te arrepentiste de haberme traído contigo? Si yo no


estuviera allí, ¿habrías tenido sexo con Catalina? Quiero decir que es su PRIMERA vez".
Luna enfatizó en la palabra 'primera' a propósito.

Samuel sonrió ligeramente. Ella realmente estaba celosa.

La abrazó y dijo en voz baja: "Tuviste sexo por primera vez conmigo, ¿verdad?"

Samuel recordaba esa noche muy bien.

Luna se explicó ansiosamente, "Claro que así fue. Te amaba y solo a ti en ese momento".
Tenía miedo de que Samuel bebiera demasiado esa noche y no se hubiera dado cuenta.

Ella nunca había estado con otro hombre antes que él.

Luna comenzó a calmarse después de escuchar su risa. ¿Qué tenía de divertido?

"¿De qué te estás riendo?" Se dio cuenta de que Samuel la había animado a decir eso.
Ella sintió que se sonrojaba. Conscientemente, ella pisó sus zapatos.

Samuel sonrió de nuevo y la metió en la esquina del ascensor vacío. Bajó la cabeza, la
miró a los ojos y dijo: "Eres tan adorable".

Era tan adorable que quería burlarse de ella.

Luna lo apartó y salió del ascensor cuando se abrió la puerta.

Samuel la siguió de cerca y la abrazó de nuevo. Salieron juntos del hotel.

Después de que regresaron a casa, Luna corrió a la habitación de Gerardo para ver si ya
se había dormido.
Samuel vino tras ella. Ella le preguntó seriamente, "¿Puedo dormir aquí?"

"¡NO!" Él le dio una respuesta directa. Luna besó la frente de Gerardo y abandonó su
habitación a regañadientes.

Luna volvió a la habitación y Samuel la detuvo para que no entrara en el vestidor.


"Quiero preguntarte algo".

Luna miró su rostro serio.

“¿Qué pasa?”

Samuel cerró los ojos con un corazón pesado, se preparó para la respuesta y preguntó:
"Luna, ¿tuviste una hija en América?" Aunque Daisy lo había dicho, quería escuchar la
respuesta de Luna.

¿Qué? ¿Samuel sabía lo de Irene? ¿Quién le dijo? Luna se sorprendió por la pregunta y
se quedó inmóvil

Samuel obtuvo la respuesta a través de su reacción. Apretó los dientes con rabia y
preguntó: "¿Quién es el padre?”

¿Qué? Luna se confundió mucho.

“¿Quién es el padre? ¿Todavía se mantienen en contacto entre ustedes?" A juzgar por


las preguntas de Samuel, Luna se dio cuenta de que pensaba que tenía una hija con otro
hombre.

Explicaba todo el dolor que sentía, que se reflejaba en su rostro. ¿Ella debería sonreír?
¿O debería llorar?

Ay. ¿Creía que era una 'dama de la vida galante?

¿Era tan fácil dejarse seducir? En un ataque de ira, dijo: "Tú sabes quién es el padre de la
niña y, sí, todavía nos mantenemos en contacto"

Lo conocía mejor de lo que creía.

Al escuchar su respuesta, Samuel la abrazó con fuerza y le dijo con dolor: "¡Nunca lo
contactes de ahora en adelante! ¡Te lo prohíbo!”
Ella debía haber estado mintiendo. Estaba tan ocupada filmando que no tenía tiempo
suficiente para verse con otro hombre en su vida diaria. Generalmente venía a su casa
directamente del set de la película todos los días. '¡Sí! ¡Debe estar mintiéndome!'
Samuel se dijo a sí mismo.

"Muy bien. Muy bien. No lo contactaré. ¿Te molesta que tenga una niña con otro
hombre?" Ella levantó la cabeza para ver cuál era su expresión.

Samuel asintió, pero luego negó con la cabeza, repetidamente.

“No me importa, Luna. Si me prometes que dejarás de verlo, estaré de acuerdo en que
veas a tu hija”.

Luna se sintió muy conmovida. ¡A él no le importaba que ella tuviera una hija, con otro
hombre! Realmente la amaba mucho.

"Samuel, en realidad..”

"Por favor no, no lo menciones. Me pondré celoso y querré matarlo". Samuel puso su
mano en sus labios para evitar que ella dijera algo más, pero la miró con dolor en sus
ojos.

Era cierto, realmente cierto. Luna tuvo una hija con otro hombre.

Él era el culpable ya que había alejado a Luna.

En realidad, Luna iba a decirle a Samuel que Irene era su hija, pero se detuvo.

'Bien. No te lo diré entonces. Me detuviste y estabas inconscientemente, haciéndote


sufrir'. Luna sintió un poco de tristeza ante este pensamiento, pero lo apartó. Al menos
ella lo había intentado.

Después de que Luna asintió, él tomó sus manos y entró al vestidor.

Se pusieron sus batas y caminaron juntos al baño.

Samuel no estaba contento después de saber sobre la otra niña. Pero Luna estaba de
buen humor, lo cual se le pegó con el paso del tiempo.
Después de un rato de burlas, se sentaron en la bañera en silencio. Luna se apoyó
contra él, acariciando su pecho íntimamente. "Samuel, ¿quieres conocer a mi hija? Ella
es muy encantadora”.

'Bueno. Te he dado la oportunidad de ver a tu propia hija. Es tu decisión, Samuel' Luna


se dijo a sí misma.

Sin embargo, Samuel negó con la cabeza y dijo: "Si quieres pasar tiempo con ella,
puedes traerla aquí cuando no esté en casa”.

No pudo cortar el vínculo familiar entre ellas, pero se negó a conocer a la niña.

Samuel estaba muy deprimido. Muy pocas personas podían entender cómo se sentía.

Luna sonrió levemente, pero Samuel no lo notó. Entonces él continuó: "Luna, es justo
que tengas una hija para mí".

Él siempre quiso tener una hija, pero ella la tuvo con otro hombre.

Luna asintió para consolarlo. Ella volvió la cabeza y miró su rostro sombrío con cariño.
"No hay problema. Si quieres una, podemos tener una".

Solo Luna sabía que había un segundo significado en sus palabras.

La temperatura entre ellos aumentó gradualmente en el baño. Samuel miró a Luna


mientras sus impulsos sexuales empezaban a aumentar.

"Di que me amas, Luna". Dijo asertivamente.

Luna sostuvo sus manos alrededor de su cuello y dijo con un puchero de descontento,
"¡Pero no me has dicho que me amas!"

Él sonrió sutilmente y dijo en voz baja y sexy: "Te amo, Luna". A pesar de que había
dicho estas palabras tantas veces antes, esta vez se sentía diferente.

De ahora en adelante, ella le pertenecía a él, solo a él, de corazón a alma.

El corazón de Luna se hinchó de calor y ella accedió a su petición y lo respondió.

"Te amo, Samuel". Ella quiso decir cada palabra, bien y de verdad.

'Eso es mejor', pensó, mirándola con afecto.


"Ven aquí, nena. Déjame sacudir tu mundo".
Capítulo 230 Llevando la hija de otro hombre a mi casa
"No te molestes, cariño. Puedes recompensarme de otra manera... Ummm..." Luna fue
interrumpida por el beso de Samuel.

Poco después, el baño se llenó de sus apasionados sonidos cuando hacían el amor.

Eran las 6:30 de la mañana cuando Samuel se despertó.

Puso la colcha sobre Luna y se levantó de la cama.

Después de ducharse, caminó directamente hacia el vestidor, sin advertir que Luna se
había despertado.

Luna estaba sumida en sus pensamientos. Había estado pensando durante mucho
tiempo la noche anterior y descubrió que era una oportunidad de oro para traer de
vuelta a Ire.

Samuel salió del vestidor, atándose la corbata. De repente, Luna se interpuso en su


camino y lo detuvo.

Puso sus brazos alrededor de su cuello sin dudarlo, absorbiendo su olor.

Samuel puso su brazo derecho alrededor de la suave y delgada cintura de Luna y dijo:
"Hace mucho frío. Regresa a la cama".

Aunque la calefacción estaba encendida, Samuel todavía estaba preocupado por la salud
de Luna y no quería que se resfriara.

Luna no tenía nada de frío. Tiró de la bien puesta corbata de Samuel y habló con una voz
coqueta. "Samuel, cariño, ¿puedo hablarte de algo?"

"Por supuesto. ¿Qué pasa cariño?"

Samuel llevó a Luna con sus poderosos brazos, la puso en la cama y la metió en el
edredón.

"Sam, ¿puedo traer a mi hija a vivir conmigo?"

Al oír eso, Samuel se quedó quieto, mostrando una expresión oscura e ilegible.
"No. Tienes que cuidar a Gerardo también. Es imposible para ti cuidar a dos niños al
mismo tiempo".

¿Cómo podría él estar de acuerdo con eso? Él nunca criaría a la hija de otro hombre.

Luna sabía que Samuel no estaría de acuerdo con su petición tan fácilmente, así que lo
miró, fingiendo pena. "Sam, el padre de mi hija está muerto. No está bien que ella viva
sola. Necesita a su madre. ¿No puedes esperar que la abandone?"

De hecho, esa también era una oportunidad para que Samuel descubriera la identidad
de Ire, si estaba dispuesto a hacerlo.

Por lo tanto, si Samuel no descubría que Ire era su hija por sí mismo, no podía culparla
por no decirle la verdad.

Sin embargo, Luna creía que Samuel era lo suficientemente inteligente como para
descubrir la verdad. Después de todo, se parecía demasiado a Ire, en características y
modales.

¿El padre de su hija estaba muerto? De alguna manera, Samuel se alegró de escuchar
eso.

Luna todavía lo estaba mirando, así que decidió no preocuparse por un hombre muerto
por el bien de Luna.

"Bien. Puedes traer a tu hija aquí, pero necesito establecer algunas reglas”.

Luna hizo una mueca con sus labios de forma encubierta. Ire era su hija y era su
responsabilidad criarla. ¿Ahora estaba proponiendo condiciones a cambio?

Sin embargo, una sonrisa halagadora apareció en la cara de Luna. Luna asintió y dijo:
"Por supuesto. Todo lo que quieras”.

Samuel estaba decepcionado por la idea de que Luna solo le obedecía debido a la niña.

Sin embargo, cada vez que Luna mencionaba a su hija, Ire siempre aparecía en su
mente.

Tal vez, era porque Ire y la hija de Luna eran de la misma edad.
Luego dijo: "Primero, prométeme que no la veré cerca de mí. Puedes esconderla en
nuestra casa o como quieras. No me importa". Estaba ocupado con el trabajo y casi no
se quedaba en casa durante el día. Por lo tanto, Luna podía asegurarse de que no se
encontraran cuando él regresara.

Si él veía a esa pequeña niña, tal vez quisiera estrangularla y a Luna.

“¡Ningún problema!", respondió Luna.

"Segundo, debes ponerme en primer lugar, Gerardo en segundo lugar y tu hija, en


último lugar. Mientras Gerardo y yo estemos en casa, ¡debes cuidarnos más que tu
hija!” Luna curvó sus labios de nuevo debido a las peticiones dominantes de Samuel.

'¡Samuel, cuanto más irrazonable eres, más tarde te diré que Ire es tu hija!', pensó Luna.

Entonces ella asintió obedientemente otra vez. Samuel se mostró satisfecho y propuso
la tercera condición.

"Tercero, mientras esté en casa, debes dormir conmigo en lugar de con tu hija”.

Finalmente, Luna entendió la intención de Samuel. Presentó esas solicitudes para


asegurarse de que ella no ignoraría a Gerardo y a él por culpa de Ire.

Luna halagó a Samuel y fingió felicidad: “¡Cariño, no hay problema! Lo prometo. ¡Eres
tan dulce!” Samuel miró a Luna de cerca y captó su intento de enmascarar su disgusto.

'¿Qué? Te he prometido que puedes traer a la hija de otro hombre aquí. ¿Qué más
quieres? ¿Había algún hombre más agraviado que él? No. Sentía que estaba en un
infierno, de su propia creación.

“No. ¡Eso es suficiente! ¡Cariño, eres tan amable! ¡Quiero besarte!" Luna lo abrazó y lo
besó con fuerza. Luna traería a Ire a vivir con ellos, y con suerte la relación padre-hija
florecería.

Sin embargo, a Samuel le correspondía averiguar si ella era su hija.

Samuel estaba frustrado y abrazó a Luna con fuerza. No quería hablar más sobre la hija
de Luna y solo dijo: “Puedes traerla aquí, siempre que quieras”.
Luego Luna se levantó y fue al baño a ducharse, mientras Samuel bajaba las escaleras.
Gerardo estaba desayunando. Cuando vio a Samuel, dejó el bocadillo y dijo: “Buenos
días, Samuel”.

Luego tomó su bocadillo y siguió comiendo sin siquiera vislumbrar a Samuel.

La actitud indiferente de Gerardo hizo que Samuel se angustiara.

Se sentó frente a Gerardo y un sirviente le sirvió el desayuno.

Después de terminar un huevo picante, Samuel levantó los ojos y miró a Gerardo.

"Gerardo, déjame hacerte una pregunta”.

"¿Qué?'

"¿Cómo se llama la niña pequeña que nos encontramos ayer?" Samuel no estaba seguro
de si Gerardo sabía que la niña era la hija de Luna.

¿La niña pequeña? Gerardo estaba bebiendo leche cuando Samuel le preguntó y casi se
ahogaba. ¿Qué sabía su papá?

"Papi, era... eh Ire".

Samuel estaba aturdido. Resultó que Ire era la hija de Luna. Cuando se dio cuenta de
eso, los grandes y encantadores ojos de Ire aparecieron en su mente al instante.

Ire, la niña linda, era la hija de Luna.

Estaba muy frustrado.

Samuel no podía tragar nada debido a este hecho insoportable.

Decidió ir a trabajar. Cuando estuvo listo para irse, recordó algo. Le dijo a uno de sus
sirvientes: "Vacía la habitación de arriba, la que está cerca de la habitación de Gerardo,
y decórala según los gustos de las niñas más tarde. Compra lo que necesites”.

El sirviente asintió, "Sí. Señor".

Samuel sabía que si la hija de Luna era Ire, nunca le disgustaría.

Sin embargo, Luna nunca debía esperar que le gustara Ire. Después de todo, el padre de
Ire no era él, por lo que refrenar su disgusto era todo lo que podía hacer.
Samuel golpeó la puerta con irritación y miró el cielo azul claro afuera. '¿Por qué yo?',
preguntó Samuel en su mente.

Luna estaba leyendo a través de internet mientras desayunaba. Catalina estaba en los
temas candentes, tal como lo que habían previsto.

"Catalina, antigua abogada, tuvo relaciones sexuales con cinco hombres africanos en un
hotel". El simple pero directo título creó un buen equilibrio entre despertar el deseo de
los lectores de seguir investigando y no dar demasiada información.

Bien hecho.

Luna quería seguir leyendo pero se detuvo. Decidió leerlo después de terminar su
desayuno, en caso de que el contenido fuera demasiado desagradable.

Terminó el desayuno lo antes posible, se limpió las manos y lo abrió.

Aunque las partes clave de las imágenes en las noticias estaban cubiertas con mosaicos,
Luna todavía se sentía como si estuviera viendo una película con calificación X, lo que
casi la hizo vomitar.

Había más de veinte fotos de alta definición. El periodista era tan dedicado y profesional
que tomó muchas fotos desde diferentes ángulos para mostrar a los lectores lo que
había sucedido.
Capítulo 231 ¿Son buenos en la cama?
Los comentarios de los cibernautas fueron severos, lo que sorprendió mucho a Luna.

"¡Qué demonio, Catalina es una perra! ¿Cuánto cobra por una noche?"

"¡Oh Dios mío! ¡Es tan sexy!"

"¡Perra! ¡Ella me enferma! ¡Merece ser castigada!"

"El abogado Shao tomó una buena decisión al romper su compromiso con ella".

... ...

Al ver que la reputación de Catalina estaba arruinada, Luna cerró sesión con
satisfacción.

La opinión pública era suficiente para volver loca a Catalina.

Pero en este momento, Catalina dormía en el hotel y no sabía nada sobre el escándalo.

Su padre rompió todas las relaciones con ella debido al escándalo. Luego vendió su
compañía y se fue del País C con Paulina y su hijo.

Catalina se despertó por las voces de las encargadas de limpieza.

Dos limpiadoras la miraron de reojo, como si estuviera plagada de infecciones.

Ellas murmuraron. "¡No puedo creer que alguien pueda ser tan asqueroso!"

"Sí, me gustaría poder salir de esta habitación inmediatamente. ¡Qué asco!, esto me
enferma. Voy a vomitar".

Su conversación le recordó a Catalina lo que había pasado anoche.

No pudo evitar sollozar.

Quería secarse las lágrimas, pero estaba demasiado cansada para hacerlo.

Tenía moretones en todo el cuerpo, como si un automóvil la hubiera atropellado.


"Lárgate, puta repugnante. No puedo creer que tengamos que limpiar esto por ti". Las
limpiadoras tiraron bruscamente de su edredón, por lo que dejaron expuesto su cuerpo
desnudo.

Al notar los moretones en todo su cuerpo, las dos limpiadoras quedaron sin palabras
debido a la conmoción que les causó.

Catalina las miró fríamente y logró levantarse de la cama. "¡Salgan!" Su voz era
demasiado ronca para que la entendieran.

Luchó por entrar al baño. Al ver el desorden de la habitación, no pudo evitar vomitar.

Se encorvó torpemente sobre el inodoro, vomitando y maldiciendo a Luna y Samuel.

¡Juró que pagarían por todo lo que habían hecho!

Después del trabajo, Luna se fue a la Comunidad Esmeralda. Envió a Irene a la Mansión
Leroy.

Tuvo que conspirar con los niños, en caso de que Samuel descubriera la verdad.

El video que habían tomado a Catalina y a los hombres se volvió viral, justo cuando Luna
empezaba a preocuparse.

Debido a que el video costaba muy poco, cualquiera podía pagarlo.

Pronto obtuvo más de 3 millones de visitas.

Significaba que Samuel ganó bastante.

Una noche, después de que Luna puso a dormir a los dos niños, se deslizó en el estudio
y luchó con la idea de ver el vídeo. Pasó media hora.

En ese momento Samuel no estaba en casa. Tenía curiosidad por ver el vídeo. Ella no se
había decidido a mirarlo.

Tenía sentimientos encontrados. Por un lado, era bastante curiosa. Por otra parte,
pensó que era vergonzoso.

Después de dudar por un momento, decidió satisfacer su curiosidad. Pagó para iniciar
sesión y se preparó para apreciar el espectáculo. Para su sorpresa, Samuel había subido
el volumen al máximo cuando usó esta computadora portátil para su vídeo reunión
anterior.

Por mera coincidencia, Samuel llegó a casa y escuchó un fuerte gemido sexual.

Siguió el sonido hacia el estudio. Dentro del estudio, Luna bajó el volumen a toda prisa.

Pensó que sería incómodo si Samuel escuchara esto. 'Maldita Catalina, ¿por qué suenas
tan... seductora? Luna negó con la cabeza con desprecio.

Samuel abrió la puerta en silencio, y vio a su encantadora esposa, que estaba mirando la
pantalla de la computadora.

Cerró la puerta y caminó hacia Luna.

Lo que vio lo hizo fruncir el ceño. ¿Por qué estaba viendo porno?

"¿Son buenos en la cama?"

Luna negó con la cabeza inconscientemente. "No realmente”.

Parecía que Catalina no había disfrutado del sexo.

"Bueno, ¿qué te parece?”

"Era tan..grande. ¡Quiero decir tan asqueroso!" Luna se sentía atraída por el vídeo y no
se dio cuenta de quién estaba hablando con ella. Sintió un poco de vergüenza al
describir la parte inferior del hombre, así que cambió la palabra de inmediato.

Samuel tiró su maletín en el sofá y detuvo el vídeo.

De pronto se dio cuenta de que Samuel estaba de pie junto a ella. Levantó la mirada y
vio el rostro serio de Samuel.

"Samuel... Yo... Emm... ¿Por qué...? ¿Por qué estás aquí? ¿Samuel?" Debido al miedo,
Luna comenzó a tartamudear.

Era una pena que Samuel la atrapó viendo el vídeo.

Se arrepintió de no haber cerrado la puerta.

Samuel la miró con las manos en los bolsillos.


La expresión en su rostro seguía cambiando de la timidez a la sorpresa.

"Perdón por interrumpirte. ¿Lo vemos juntos? Eso será más romántico". Dijo con una
sonrisa burlona.

¿Verlo juntos? ¡De ninguna manera! ¡La actriz era Catalina!

Cerró la computadora y la sostuvo en sus brazos. "¡De ninguna manera!"

Samuel se inclinó sobre el escritorio y le susurró al oído. "¿Qué tipo de castigo quieres?
Dime".

¿Cómo se atrevía a apreciar a otros tipos a escondidas? Él juró que la haría arrepentirse
esta noche.

Al oír esto, Luna enderezó su postura y protestó. "¿Por qué quieres castigarme? ¡No es
de tu incumbencia! ¡Soy un adulto!"

La actitud de Samuel comenzó a molestarla. Sintió que él era más molesto que su
hermano.

"Bien. No es asunto mío". Samuel no estaba enojado. En cambio, sonrió.

Pero la gentil sonrisa hizo que Luna se sintiera aún más temerosa y se preguntaba qué
tenía en mente.

Samuel le arrebató la computadora portátil de los brazos y la tiró al sofá. Luego la tomó
por el codo y la sacó del estudio.

Fuera del estudio.

Luna no podía liberar su muñeca.

"Samuel, ¿adónde vamos?"

"No vamos a ir a ningún lado". Samuel la presionó contra la pared detrás de ella después
de que terminó de hablar.
Capítulo 232 ¿Quieres que nos congelemos hasta la muerte?
Consintiendo el beso apasionado de Samuel, Luna recordó repentinamente que él había
dicho que había una cámara de vigilancia que supervisaba el pasillo.

Inmediatamente se agarró a una de las grandes manos sin escrúpulos del hombre y se
negó: "Por favor, párate. Hay una cámara filmándonos".

Samuel dejó escapar un gemido de descontento. Él los había arrastrado aquí, consciente
del hecho de que había una cámara, "¿Por qué te molestaste en mirar a otros cuando
podemos hacer uno propio?”

Samuel estaba ansioso por hacer su propia cinta de sexo. "No... no... no, Sam. Volvamos
a nuestra habitación. En realidad me gusta hacerlo en la cama".

Sosteniendo su rostro en sus manos, Samuel sonrió maliciosamente, "No vamos a ir a la


habitación hoy. Quiero hacerlo aquí".

"Por favor, no. Sería inadecuado si alguno de los niños saliera y nos viera". Tanto
Gerardo como Irene estaban dormidos. Sería realmente vergonzoso si vieran a Samuel y
Luna teniendo relaciones sexuales, si se despertaran para beber un poco de agua.

"¿Todavía sientes curiosidad por lo que has visto?" Siempre curiosa sobre las cosas de
otros hombres, Luna era, en opinión de Samuel, realmente una chica traviesa.

Perpleja por solo un segundo, Luna se dio cuenta rápidamente de qué era de lo que
estaba hablando Samuel y después sacudió la cabeza unas cuantas veces, "Ya no. Sam,
eres el mejor. Los suyos son demasiado pequeños y no son nada comparados con el
tuyo. Sí, los suyos no son nada comparados con lo tuyo. Para nada".

A pesar de que Luna no señaló a lo que se refería con SUYOS, Samuel imaginó a dónde
quería ir a parar. Fijando los ojos en los de Luna, preguntó: "¿Qué es pequeño?"

"Nada. Nada." Al darse cuenta de que había estado tartamudeando toda la noche, Luna
realmente quería morderse la lengua.

"¿No me lo vas a decir?", insistió Samuel. Él quería que ella dijera la palabra. Se acercó
más a su oreja y sopló sensualmente antes de decir: "¿Cariño, dime la palabra? Quiero
oírte decirlo. Si no..."
Samuel procedió a besar y mordisquear su cuello. Luna sabía que no lo dejaría pasar.
'¿Por qué quiere que diga esa vergonzosa palabra?'

"Si te lo digo, ¿podemos irnos a otro lugar? A la cocina, al balcón, al baño o a la sala de
estudio. A donde quieras pero aquí no".

Samuel levantó un poco las cejas. Parecía que Luna se estaba emocionando.

"¡Bien!"

Ahora que Samuel había cambiado de opinión, Luna apretó los dientes al decir la
palabra "pene".

...

A pesar de que él sabía a lo que ella se estaba refiriendo antes, Samuel todavía sentí a
una sensación de hormigueo después de escuchar a Luna misma pronunciar la palabra.

No fue hasta entonces que se dio cuenta de que tenía una esposa que sabía demasiado.

"Vámonos”.

Sosteniendo a Luna en sus brazos, Samuel se dirigió al tercer piso.

Luna se preguntó a dónde iban cuando pasaban por la sala de baile, el gimnasio y la sala
de las flores.

Con la puerta que daba al balcón abierta, una ráfaga de aire frío se deslizó en el camisón
de Luna. ¿Por qué le había llevado Samuel ahí? Sólo había una piscina.

"Samuel, ¿quieres que me congele hasta morir?" En este invierno severo, ella sólo
llevaba un camisón. A pesar de que era térmico, no podía protegerla del frío penetrante.

Y Samuel estaba en traje y corbata. ¡No parecía justo!

"¿Dejarte congelar hasta la muerte? No puedo permitirme eso". Sonriendo, Samuel dejó
que Luna, que todavía estaba en sus brazos, se tomara un descanso en el salón temporal
junto a la piscina.

Dos o tres minutos más tarde, la arrojó a la piscina sin previo aviso, lo que la hizo gritar.
"¡AHHH! ¡Ayuda!” ¡Este tipo quería matarme!' Luna no esperaba ser arrojada, así que
terminó tragando agua. En ese momento, ella dudaba si Samuel realmente la amaba.
¿Por qué la tiró a la piscina?

Con sólo unos pantalones cortos y de pie junto a la piscina, Samuel la observó en
silencio luchando en el agua. Por alguna razón, se echó a reír.

"Estoy tan... tan... tan fría. Samuel, tengo tanto frío..." Luna estaba a punto de llorar.
Samuel se zambulló en el agua justo antes de que Luna estuviera a punto de llorar
debido al frío.

Temblando, Luna se movió rápidamente hacia Samuel y lo abrazó muy fuerte.

"Samuel, fue mi culpa. Nunca más volveré a ver el video. Vamos a la habitación donde
hace calor, ¿vale?" En ese momento, Luna comenzó a admirar a las personas
acostumbradas a nadar por la mañana en los inviernos severos. '¿Están sus cuerpos
hechos de hierro?'

Samuel la levantó y la abrazó, "¿Tienes frío?”

"Sí, tengo frío". Qué pregunta tan estúpida le estaba haciendo, pero no se atrevió a
decirlo.

“Hagamos algunos ejercicios. Después de eso, estarás bien”.

"No quiero hacer ejercicio en esta agua fría... ¿No podemos simplemente ir a nuestra
cálida habitación y hacer el amor dulcemente?' “Samuel, ¿quieres que muramos
congelados en el agua?' Luna murmuró en su mente.

Frente a sus ideas sucias, Luna una vez más admitió que había fracasado.

"No. Me encanta el lugar donde estamos ahora". Bajando su cabeza, él besó sus
temblorosos labios rojos, ofreciéndole su calor.

Diez minutos más tarde.

Luna yacía junto a la piscina, contemplando la escena nocturna no muy lejos. Ahora el
frío que había sentido había desvanecido.

Era tan típico de Samuel.


En lo profundo de la noche, Samuel salió del agua con ella en sus brazos. Después se
apresuró a entrar en su dormitorio y entró en el baño.

Tan pronto como giró el grifo de la ducha, salía agua tibia. Sintiéndose enérgica de
nuevo, dio la bienvenida al agua tibia mientras goteaba por su cuerpo.

Temprano a la mañana siguiente, Samuel bajó las escaleras bien vestido. Mientras
tanto, dos niños estaban sentados en la sala de estar desayunando.

Frente segundo piso, Gerardo inmediatamente le guiñó un ojo a Irene al ver a


Samuel bajar las escaleras y gritó: "¡Papá! ¡Buenos días!"

Irene entendió lo que Gerardo quiso decir de inmediato. Agarrando la bolsa a su lado y
el huevo hervido en su mano que aún no estaba pelado, corrió hacia la puerta de la
mansión.

Se cambió los zapatos y se dirigió al coche del chófer.

Después de sentarse en el asiento trasero del auto, Irene dejó escapar un suspiro de
alivio.

Parecía que ella era un pequeño guerrillero luchando contra su padre todos los días.
Irene tuvo que esconderse de su padre cuando llegaban la noche y la mañana.

De hecho, Luna simplemente le había dicho a Irene que todavía no era el momento para
que Samuel supiera que ella estaba cerca. Pero ella no le pidió a Irene que se escondiera
de su padre de esa manera.

Si supiera que su hija siempre se escondía de Samuel, a Luna le dolería el corazón y le


diría la verdad a Samuel de inmediato.

Sin embargo, a Irene no parecía importarle mucho esto, ya que le había hecho muy feliz
poder vivir con sus padres y su hermano mayor, y no rechazaba el hecho de tener que
permanecer fuera de la vista de su padre temporalmente.

En cambio, ella lo encontró muy interesante. Era como jugar al escondite.

Dentro de la mansión.
Samuel vio la pequeña figura de Irene tan pronto como estuvo a mitad de las escaleras.
Por una razón desconocida, le dolió un poco el corazón cuando vio que Irene era como
un pájaro asustado que huía cuando aparecía.

Pensó de manera introspectiva si era demasiado para un niño.

Por lo tanto, cuando se sentó a desayunar, le dijo a su hijo: "Dile a Irene que no tiene
que esconderse de mí todo el tiempo. No importa si nos encontramos de vez en cuando.
Simplemente que ella no tiene que estar delante de mí sin ninguna razón".

Gerardo entendió lo que su padre quería decir y asintió felizmente.

Mirando a su hijo, que sonreía de oreja a oreja, se desconcertó un poco, "¿Te gusta
mucho Irene?"

Gerardo asintió firmemente con la cabeza, "Por supuesto que me gusta Irene. ¡Es mi
hermana pequeña!"

Después de escuchar a Gerardo decir la palabra 'hermana', Samuel no pensó demasiado


en eso. Simplemente se sintió perturbado por algo que había sucedido antes, "Entonces
sabías que Irene era la hija de tu madre, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no me lo dijiste
aquella vez que la trajiste a mi oficina?"

Gerardo incluso se había inventado una mentira al decir que Irene era la hija de otra
persona. ¿Podría ser que Gerardo temía que su padre supiera de la existencia de Irene?

"Papá, pensé que sería mejor que mamá te dijera..." Gerardo le respondió a su padre
con mucha calma: "No era un secreto que yo tenía que contar".

Samuel miró a su hijo. ¡Este pequeño traidor! Ahora más que nunca, Samuel quería una
hija para poder mirar a Gerardo por encima del hombro.
Capítulo 233 ¡No es lo que piensas!
"Termina tu desayuno rápido y ve a la guardería. Y, de ahora en adelante, deberías
proteger a Irene como un hombre, ¿entendido?"

No importaba quién fuera su padre, un hombre siempre debía proteger a una mujer en
cualquier momento.

Gerardo estuvo de acuerdo y dijo: "Papá, no te preocupes. ¡No seré tan malo como tú,
persiguiendo a mamá fuera de aquí durante cuatro años!" Gerardo tendría esto en
mente toda su vida y planeaba castigar a su papá cuando creciera.

"¡Tonterías!" Samuel quería regañar a Gerardo, pero contuvo su ira debido a su buena
educación.

¡Y el hecho fue que Luna lo había abandonado durante cuatro años! Él fue tolerante y
optó por dejarla ir.

Estos pensamientos permanecieron por decir.

"¿Cómo puedes llamarte abogado senior después de todas las cosas malas que has
hecho?" Gerardo había aprendido lo que había sucedido entre Luna y Samuel. Al
principio, no sabía quién estaba en lo cierto o no, pero lo resolvió solo a juzgar sus
actitudes.

Tenía que ser culpa de su padre.

Samuel se puso lívido por los insultos de su hijo.

Después de beber su leche, se limpió la boca y caminó hacia Gerardo con ira.

Sintiendo su ira, Gerardo corrió hacia la puerta, llevando su bolso.

Aunque corrió rápido, Samuel lo alcanzó en la sala de estar.

Samuel quería enseñarle una lección a Gerardo, al mismo tiempo un sonido suave pero
disuasorio lo interrumpió: "Samuel, ¿qué estás haciendo?"

Luna vio lo que pasaba mientras bajaba las escaleras. Corrió y apartó a su hijo de
Samuel.
"Samuel, Gerardo es tu hijo, ¿por qué siempre quieres pegarle?"

Samuel estaba furioso por esa cuestión.

"¡Ese pequeño idiota no me respeta, y claro que le voy a dar una lección!" Si ahora se
atrevía a hablarle de esta manera, ¿qué pasaría cuando creciera?

Luna no quería escuchar a Samuel. Apartó la mano de Samuel y dijo: "Sólo es un niño,
¿por qué estás tan molesto?" No podía entender por qué Samuel siempre quería
castigar a Gerardo.

"¿Niño? Si tu hijo es un niño, debe madurar temprano". Pensando inadvertidamente en


Irene, Samuel sintió que un hijo no era realmente tan inteligente y adorable como una
hija.

Más de diez años después, Samuel descubriría que estaba tan equivocado en ese
momento.

“Samuel, me enfadaré si dices 'tu hijo' una vez más!" Parecía que Gerardo no era
realmente su hijo.

“Está bien, está bien, es mi culpa!" Samuel se apresuró a disculparse. Al ver a Samuel
persuadir a Luna, Gerardo aprovechó la oportunidad para correr hacia la puerta y luego
fue a la escuela con Irene.

Al ver a su hijo huir, Samuel soltó una risita. "Sabe cuándo aprovechar la oportunidad de
escapar, esa es una jugada inteligente”. Samuel pensó, con un matiz de orgullo inund
ándole.

Parecía que todo el mundo sabía lo que le había sucedido a Catalina. Ahora se escondía
en su apartamento y no se atrevía a salir, temiendo que otros la insultaran.

Por lo tanto, no tuvo ninguna oportunidad de tomar represalias contra Luna y solo la
maldijo cuando se la veía elegante e imperturbable en la televisión.

Luna necesitaba salir de País C unos días por trabajo, por lo que les pidió a un sirviente y
a Gerardo que cuidaran a Irene.

Samuel estaba sentado en la oficina, mirando el canal de televisión que presentaba el


desfile de modas de Luna, cuando un pensamiento pasó por su mente.
Por la noche justo antes que se suponía que Luna debería regresar, Samuel le dijo unas
palabras a Elisenda y luego la llevó al centro comercial.

En ese momento, sólo quedaban dos o tres días antes del año nuevo lunar.

Luna regresó a País C antes de lo esperado y fue a la empresa de Samuel para


sorprenderlo.

Sin embargo, sus secretarias y asistentes le dijeron que Samuel se había ido con
Elisenda, pero que no sabían a dónde habían ido.

'¿Adónde fueron?' Luna se preguntó.

Llamó a Elisenda pero nadie respondió.

Llamó de nuevo y tampoco nadie respondió. Así que salió de la oficina de Samuel con
confusión.

Estuvo aturdida durante dos minutos y luego decidió esperar a Samuel en casa.

Pero cuando se giró para pedir un taxi, vio a una mujer entrar en el auto de Samuel.

Miró cuidadosamente y parecía que la mujer era Elisenda. El coche se fue en dirección
opuesta. Luna, por algún motivo, pidió un taxi para seguir el auto de Samuel.

En realidad, Luna no sabía por qué seguía el auto.

El auto de Samuel se detuvo frente a un centro comercial. Después entraron juntos en el


centro comercial.

Luna pagó el taxi y los siguió.

Fueron a la tienda de diamantes GL en el primer piso. Luna se sintió más confundida,


“¿Por qué viene aquí Samuel con Elisenda?'

Luna se quedó afuera. Samuel escogió un anillo y Elisenda se lo probó.

Elisenda sonrió y parecía muy feliz. Con el anillo, sus dedos lucían hermosos bajo la luz.

Luna se puso nerviosa de repente, preguntándose por qué Samuel le compró un anillo
para Elisenda.

¿Por qué? '!Deja de ser paranoica!' Luna se dijo a sí misma.


Parecía que el anillo no era adecuado para Elisenda. Así que el asistente de compras fue
a buscar otro. Samuel y Elisenda charlaron alegremente.

El diamante del anillo no era tan grande como el anterior. Pero parecía más brillante.
Tanto Elisenda como Samuel estaban satisfechos.

Después pagaron la cuenta.

... ...

¿Era esto verdad?

¿Su marido y su mejor amiga?

Luna se sintió herida y se decía a sí misma que esto no estaba sucediendo. ¿Pero cómo
podía convencerse a sí misma después de ver lo que pasó?

Cuando estaban a punto de irse, Samuel vio a Luna parada fuera de la tienda, con
lágrimas en los ojos.

'¿No se suponía que estaba en País Green Cold ahora?' '¿Cuándo volvió?' Samuel pensó
para sí mismo, con sorpresa.

'Se siente culpable', pensó Luna. Miró a Samuel y Elisenda decepcionada y se alejó.

"¡Oh, Dios mío! Luna, no es lo que piensas". Elisenda miró a Samuel con ansiedad:
"¡Dijiste que ella regresaría mañana!"

Samuel también sabía que Luna los había malinterpretado. Entonces le quitó el anillo a
Elisenda y la persiguió.

Cuando salió del centro comercial, Luna ya había entrado en un taxi y se fue.

Samuel miró el número de matrícula y lo persiguió con su auto.

Mientras tanto, Samuel siguió llamando a Luna, pero Luna no respondió.


Capítulo 234 No te escondas de mí
Samuel no sabía cuánto tiempo había buscado, pero parecía que había pasado mucho
tiempo antes de que pudo encontrar el taxi en el que se encontraba Luna. Se dirigía a la
Comunidad Esmeralda.

Samuel pisó el acelerador y condujo el auto 150 metros, rápidamente se metió en otros
carriles y obstaculizó a otros autos.

Ignoró a los otros conductores gritando y perjurando, y finalmente adelantó al taxi. Giró
el volante y su Lamborghini se quedó cruzado en la carretera.

Nadie se atrevió a decir nada, al ver un auto tan caro realizar una maniobra como esa.

Los frenos del taxi chirriaron hasta detenerse y a frente de Luna golpeó contra el
asiento.

Mientras se frotaba la frente dolorida, pensó tristemente: '¡Más problemas! ¿Cuándo


terminará?'

Antes de que pudiera siquiera completar ese pensamiento, se abrió la puerta trasera del
taxi y alguien la sacó.

Samuel la trató como a un trapo y la empujó dentro del auto frente a la atontada
multitud que se había reunido alrededor.

Después de hacer todo eso en un instante, sin dudarlo un segundo, Samuel dio la vuelta
al Lamborghini y entró. En el estado de aturdimiento, las personas reunidas no habían
captado gran parte de lo que estaba sucediendo, y ni siquiera se dieron cuenta de que
deberían poner en marcha el auto. En un momento, el Lamborghini volvió a
desaparecer.

Dos minutos más tarde, los conductores de los otros autos todavía estaban parados
atónitos, sin palabras.

En el coche.
Luna se calmó y se reclinó tranquilamente en el asiento del auto, sin decir una palabra.
En realidad no sabía qué podía decir. Sólo podía pensar en lo vergonzosa que debió
haber parecido, implicándose en semejante escándalo.

"¿Qué tienes en mente?" Samuel trató de tomar sus pequeñas manos, pero ella lo
apartó.

Luna solo tenía desconfianza para él.

Y luego, dijo, "Luna, no me malinterpretes. Lamentarás a Elisenda si actúas así. Qué


triste estará si sabe que no confías en ella en absoluto".

"Samuel", murmuró Luna, "confío en Elisenda, pero no confío en ti".

'¿Soy realmente tan terrible?', pensó Samuel tristemente.

"¡Ningún hombre es bueno! ¡Incluso coquetean con las mejores amigas de sus esposas!
''

...

"Lo has entendido mal, nena". Dio la vuelta al auto y condujo hacia el distrito de villas
donde estaba la Mansión Leroy.

Al escuchar la súplica de su marido, ella trató de ocultar su sonrisa. Estaba secretamente


complacida, pero solo se veía desesperación en su rostro.

Samuel la dejó en la puerta de la villa y aparcó.

Cuando salió, vio a Luna bajo la luz de la calle caminando hacia la puerta principal del
distrito de villas.

¡Ay! iCamino equivocado! Le mataba verla tan molesta.

Samuel aceleró su paso para atraparla de nuevo.

Luna estaba escribiendo en su teléfono, chateando con Elisenda por Wechat: "Lo sé. No
te preocupes. No voy a pelearme con él".

'¿No vas a pelearte con él?', ella hizo eco. ¡Eso era imposible! Él la llenaba de celos. Si no
se peleara con él, y no se lo desahogara ahora, todas sus lágrimas serían para nada. Y
volvería a pasar, sin duda.
Al escuchar los pasos detrás de ella, Luna puso su teléfono en espera y puso una cara de
desdichada una vez más.

Pronto, Luna estaba entre sus cálidos brazos. Luna sonrió en secreto, enterrada en su
pecho.

"Cariño, es tan tarde. ¿Adónde vas?"

"Me voy."

"No. ¿Estás loca? Quién sabe qué tipo de pervertidos hay en las calles a estas horas". Él
la echó hacia atrás para mirarla.

“¡O me voy, o tú sales de aquí!" , dijo Luna con frialdad.

"No voy a ninguna parte". Él le acarició la espalda y la llevó de vuelta a la villa,


rápidamente.

“¡Samuel! para! ¡Deja de tirar de mí!" Su pellizco era incómodo en su brazo.

Luna agitó las manos débilmente y lo golpeó varias veces en el hombro; no fue más un
golpe que un picor para Samuel, así que continuó su trote hacia la puerta principal de su
propia casa.

"Espera... Soy toda tuya, ¿vale? Solo deja de pellizcarme".

Al oír eso, Samuel aminoró el paso, pero no mucho. Después abrió la puerta principal de
la villa, entró en el salón y cerró la puerta detrás de él. Luna estaba de pie en la entrada,
con aspecto amargado, pero con necesidad de comodidad.

Se apoyó en su hombro y se sintió un poco mareada. Luna murmuró: " ¿Por qué me
haces esto? ¿Por qué estás actuando como un idiota?"

Samuel le dio un apretón en el hombro antes de tirar de ella de nuevo. Se dirigieron


hacia la escalera.

Samuel no esperaba encontrarse con una niña pequeña a mitad de camino hacia el
dormitorio. Encendió una de las lámparas del pasillo, que era tan tenue que apenas
podían distinguir su figura.

Aun así, sin embargo, sabía que era Irene.


Irene bajaba las escaleras para obtener un álbum de fotos, pero se escondió
instintivamente en cuanto vio a Samuel.

Al verla ahora agazapada detrás de un enorme jarrón, Samuel tenía emociones


encontradas.

Luna continuó apoyándose en el hombro de Samuel debido al mareo con los ojos
cerrados.

Pero los abrió cuando Samuel se detuvo abruptamente. ¿Qué fue lo que vio?

Samuel soltó a Luna y sacó a la niña de detrás del jarrón. Agarró su mano y tiró. Irene
apareció con la cabeza baja.

"Tío Samuel, no lo hice a propósito. No sabía que volverías".

“¡lrene!" Luna se perturbó al ver a Irene tan asustada.

Quería dar un paso adelante para abrazar a su pequeña niña, pero Samuel la detuvo.

Samuel se agachó, con una poderosa mirada severa en su rostro. "Irene, ¿no le dije a tu
hermano que te dijera que no tienes por qué temerme? O sea que no te escondas".

Su voz era muy tranquila, lo que hizo que Irene se calmara gradualmente.

Irene siempre pensó que a Samuel no le gustaba y que no quería verla.

"Yo... Yo... No quiero molestar al tío Samuel". Su voz era suave, pero hirió
profundamente a los dos adultos.

'Tengo que decirlo a Samuel', pensó Luna con lágrimas en los ojos. 'No quiero que Irene
sufra por mi error'

Samuel se levantó y Luna le dijo: "En realidad, Irene es... "

"Relájate, nena", dijo Samuel, poniendo un dedo índice en sus labios, "No le voy a hacer
pasar un mal rato". Él asumió que ella sentía lástima por Irene.

Incluso si la niña no fuera su propia hija, Samuel no haría nada para lastimarla.

Luna retiró su mano ansiosamente. "No, Samuel, lo que estoy tratando de decir es que
Irene..."
"Mamá, estoy bien. No pelees con el tío Samuel, por favor". Irene estaba en la rodilla de
Luna, agarrando su ropa.

Los dos adultos estaban conmovidos por la inocencia de Irene y cómo mantenía la paz.
Pero cuando Samuel se agachó y trató de hablar con Irene, Irene volvió a bajar la
cabeza.

La luz era tan tenue que Irene estaba envuelta en la oscuridad.

"Irene. No estamos peleando, lo prometo. Estoy tratando de decirte que esta es tu


propia casa, y puedes hacer lo que quieras, como tu hermano". No importaba de quién
fuera hija, un niño siempre sería la más inocente en la disputa entre los adultos.

Irene levantó la cabeza sorprendida. "Tío Samuel, ¿es eso cierto?"

Irene sentía una proximidad indecisa hacia Samuel, pero si conocía su verdadera
identidad, ¿sería igual de amable?

Deseaba que no fuera uno de los hombres más ricos del mundo. No le gustaban las
celebridades. Deseaba que su padre fuera solo una persona común, para que no tuviera
que preocuparse por otro niño con quien compartir su fortuna.

Odiaba el dinero. El dinero solo empeoraba a la gente.


Capítulo 235 El dormitorio
Los pequeños ojos negros de Irene brillaron. Le parecían muy familiares. ¡Quizás era
porque se parecían mucho a los de Luna!

"Por supuesto que es verdad, no te mentiría".

Pusieron a Irene a dormir en su cuna. Samuel desató sus pequeñas coletas. Su largo
cabello negro era tan suave como el de Luna cuando lo tocaba.

Asintiendo suavemente, Irene les deseó buenas noches a ambos. "Buenas noches
mamá, buenas noches tío Samuel..."

A Luna le dolía el corazón por la dulzura de su hija. Nadie conocería a una hija mejor que
su madre. Como madre, Luna ciertamente conocía el carácter de su hija.

Por supuesto, no pensarías que era una chica dulce por la forma en que actuó cuando se
enfadó con Gonzalo el otro día.

"Buenas noches, querida Irene!" Mirando a la pequeña figura, el corazón de Samuel se


derritió.

Efectivamente, la hija de Luna era linda y adorable. Sólo unos pocos días después de
mudarse aquí, ya se lo había ganado.

Samuel esperaba eso. La familiaridad de sus ojos lo cautivó en el momento en que se


mudó.

Sus esfuerzos por tener su propia hija, sin embargo, parecían ser en vano. Luna todavía
no mostraba signos de embarazo.

¿Quizás Luna…? Comenzó a examinar el cuerpo de Luna, con sus ojos curiosos. Al darse
cuenta de que Luna se quedó parada, Samuel habló débilmente. "Luna, ¿estás llevando
tu anillo?"

¿Qué? ¿Qué anillo? Confundida, Luna miró al hombre.

"Entonces has estado tomando algunos anticonceptivos", dijo Samuel. Inmediatamente


puso una cara larga ante la posibilidad.
Luna lo había hecho antes, y él la atrapó. No era imposible imaginar que pasara de
nuevo.

'¿Anticonceptivos?' Poco a poco se le ocurrió a Luna de qué estaba hablando.

"¡Tú y tus preguntas! ¡Oh, puedes adivinarlo!" Sacando su mano, Luna se fue a la cama.

"¡Párate!" Su voz fría hizo que su estómago se revolviera.

La forma en que Luna lo ignoró, enfureció a Samuel.

Apagando las luces, Samuel se apoyó en la puerta del dormitorio y esperó a que Luna se
acercara.

Luna tenía que revisar a los niños todas las noches. Este ritual nunca cambiaba.

Diez minutos más tarde, Luna finalmente salió de la habitación de Gerardo y encontró a
Samuel en la puerta.

Extendió sus manos para abrir la puerta, pero Samuel las apretó fuertemente.
"¡Espera!"

"¿Por qué?" Si él no la dejaba entrar, ¿por qué le pidió que viviera allí? Luna estaba
confundida.

"No puedes entrar hasta que me prometas algo". Al verlo parado allí serio, estaba
molesta.

No había explicado el asunto de comprar un anillo para Elisenda esa tarde, pero ahora le
causaba todo tipo de problemas.

"Samuel, si no me dejas entrar, me voy a ir. ¡No hay necesidad de acosarme así!

Con estas palabras, Luna se dio la vuelta y tenía la intención de bajar las escaleras.

Pero Samuel tiró de su brazo, negándose a dejarla dar un paso más. "Cariño, no me
entiendes, no te estoy acosando”.

"Incluso si lo hago, te lo mereces". Desde el momento en que subiste al auto hasta


ahora, ni siquiera intentaste explicarte. ¡No soy tonta!"

Luna se liberó y corrió hacia la escalera con rabia.


¡Si Luna se iba ahora, todo lo que Samuel se había esforzado por lograr sería en vano!

"Detente. Te lo explicaré en el dormitorio. Solo quiero que me prometas que cerrarás


los ojos al entrar en la habitación. ¿Está bien? Es muy simple, ¿verdad?"

“¿Qué?" '¿Entrar con los ojos cerrados?' '¿Qué es esto, algún tipo de truco?'

Samuel alejó sus dudas asistiendo. Luna tenía un mal genio, pero finalmente se calmó y
volvió a subir. Cerró los ojos. Samuel suspiró y empujó la puerta para abrirla, guiando a
Luna de la mano.

Después de llevarla a la ventana y preparar todo, Samuel susurró: "¡Ahí vamos!”

La escena delante de ella hizo que Luna, hasta ahora enojada, se emocionara en un
instante.

El espacio frente a las enormes ventanas del suelo al techo había estado vacío antes,
pero ahora había una mesa cubierta de seda roja.

Sobre la mesa había un gran ramo de rosas, con un pastel de dos niveles en un plato.

Por encima colgaban globos con forma de corazón.

Se dio la vuelta y vio la gran cama detrás de Luna. El edredón estaba lleno de pétalos de
rosa.

Miró hacia abajo, y el hombre que la había traído estaba ahora de rodillas delante de
Luna, sosteniendo una caja de brocado en su mano, dentro de la cual brillaba un gran
anillo de diamantes.

“Luna, ¿te casarás conmigo?" Samuel le propuso sinceramente con una voz fuerte,
mirando a Luna con ojos llenos de amor.

Profundamente conmovida, sus ojos se pusieron rojos, y su corazón comenzó a latir con
fuerza.

¡El hombre que Luna amaba! iProponiéndole matrimonio!

Sólo a través de su experiencia, Luna era capaz de comprender cómo se emocionaba y


se ponía feliz la gente en películas y programas de televisión.

Luna estaba tan inmersa en la alegría, que olvidó responderle a Samuel.


Samuel, sin inmutarse, le preguntó de nuevo, aún más fuerte: "¡Luna, te amo, por favor,
cásate conmigo!"

Luna asintió rápidamente con una mirada efusiva en su cara. Luna tomó la caja que él
sostenía.

Así que estaba equivocada. Resultó que Elisenda y él habían ido juntos a comprar el
anillo de diamantes para Luna. Todo salió a la luz.

Samuel tomó el anillo de diamantes de la caja. Lo puso en el dedo anular de Luna y le


dio un beso.

Luna se secó las lágrimas y dijo con voz frágil: "¿No nos hemos casado? ¿Por qué me lo
propones de nuevo?"

Samuel sonrió y sacó su teléfono móvil para hacer unos selfies con Luna.

Entonces Samuel lo publicó en su Twitter inmediatamente. "Por supuesto para los fans
que quieren que estemos juntos otra vez".

Nadie sabía qué razón tenía. Sólo Samuel lo sabía.

La razón por la que le propuso matrimonio a Luna era que quería que se casara con Luna
de nuevo...

Samuel también tomó el teléfono de Luna y reenvió su propia publicación de Twitter


con la leyenda: ¡Sí, quiero!

Ante su comportamiento infantil, Luna se quedó sin palabras. ¿Realmente solo quería
complacer a los fans?

Después de todo eso, Samuel le devolvió el teléfono. Luna tenía que admitirlo, la foto se
veía bien. Particularmente Samuel, salió bien en la imagen, aunque era la primera vez
que se hacía un selfie.

Era la primera vez que se hacían selfies juntos, al menos. Luna descargó las fotos y las
puso como protector de pantalla.

Samuel lo notó y le quitó el móvil de la mano. Encendió la cámara y tomó a Luna de


nuevo en sus brazos.
Samuel se inclinó para besarla, y tomó una foto mientras la besaba.
Capítulo 236 Un certificado de coqueteo
Samuel hizo docenas de fotos con Luna.

Y reemplazó el fondo de pantalla de su teléfono con la más dulce, donde se estaban


besando.

"No uses esta. No podré usar mi teléfono delante de otros", dijo Luna, tratando de
volver a cambiar el fondo de pantalla. Pero Samuel la detuvo.

"Quédatelo. De lo contrario, cambiaré la foto de perfil de tu cuenta de redes sociales".

Luna puso los ojos en blanco y cerró la pantalla.

Mirando el pastel sobre la mesa, su estómago gruñó por un pedazo. Se caminó hacia la
mesa para saciar su ansia.

Samuel tenía la intención de agregar algunas velas y vino para poder cenar con ella,
pero Luna regresó a casa antes de lo esperado. Así que solo había un pastel en la mesa.

Luna cortó el pastel. Mientras tanto, encontró un objeto metálico en el pastel.

Por curiosidad, limpió el metal. Resultó ser una llave de oro.

Samuel se arrastró detrás de ella, justo cuando Luna estaba a punto de preguntarle
sobre la llave, y le rodeó la cintura con los brazos. "Hice esta llave para ti. Es tuya
ahora".

Luna miró la llave con cuidado. No la había visto antes. "¿Para qué es esta llave?"

"Adivina". Samuel le besó el cuello con cariño.

Dejando el cuchillo, Luna se volvió y le untó crema en la nariz. Su expresión la hizo


estallar en risa.

"¿Estás tratando de encenderme, eh?"

Luna fue sorprendida por sus palabras. ¡Qué hombre más erótico! Pensó para sí misma.

Sus manos dejaron su cintura y alcanzaron el pastel.

Intentó desviar su atención preguntando: "Cariño, ¿te gustaría un poco de pastel?"


Luna, que estaba ansiosa por comer, asintió de inmediato. "¡Por supuesto!"

"Está bien, pero me gustaría probarlo en primer lugar". Samuel untó crema en sus labios
rojos, mejillas, orejas y cuello.

Y antes de que pudiera protestar, él la besó, saboreando el sabor del pastel y sus labios.

Después dirigió su atención a las otras partes de su cuerpo donde había embadurnado
con pastel.

Sus impulsos sexuales aumentaron, mientras él continuaba burlándose de ella.

La arrojó sobre la cama tamaño king y la ayudó a quitarse la ropa interior. Luego, sin
previo aviso, se dio la vuelta y volvió a tomar un poco de crema.

"Samuel, ¿realmente eres abogado?" Para ella, los abogados siempre eran serios. Pero
Samuel era la excepción. Él desafiaba todas sus expectativas, cada día.

"Tengo un certificado". Estaba tan ocupado admirando y probando su trabajo a mano,


que ni siquiera podía detenerse a decir una frase larga.

"¿Qué tipo de... certificado? ¿Un certificado... . para... para el coqueteo?", dijo Luna y se
quedó sin aliento.

"Sí, chica inteligente. ¡Por eso, te mereces un regalo!" dijo, mientras la besaba
sensualmente desde sus piernas hasta sus labios.

Cinco minutos después.

Luna apartó a Samuel y se levantó, dejándolo tumbado en la cama, confundido. Antes


de que él pronunciara una palabra, ella se apresuró a ir al baño.

Su extraño pero familiar comportamiento le recordaba algo. Se volvió infeliz de


inmediato.

Como era de esperar, Luna lo llamó desde el baño. "Cariño, necesito un tampón o una
almohadilla".

Samuel se burló.

Él murmuró furioso para sí mismo antes de caminar hacia el vestidor, para escoger su
bata y una compresa.
Luna se reía salvajemente en el baño.

Su período llegó justo a tiempo, arruinando enormemente el interés de Samuel.

Samuel abrió la puerta del baño y la vio reír. Estaba decepcionado. "Luna, deja de reír.
¿Crees que esto me detendrá? No me importa ser un vampiro".

¿Qué? ¿Vampiro?

Al ver que Luna estaba desconcertada, Samuel lo explicó claramente.

"No me importa probar tu sangre”.

Luna se sonrojó. "iEww! Sal de aquí." Mirando sus labios rojos, Samuel tuvo una idea.

Él sonrió y salió del baño.

Luna se sorprendió por su obediencia. Se preguntó si él había decidido hacer lo que


prometía.

Por la noche, Luna yacía y dormía en sus brazos. Un ligero movimiento de Samuel la
despertó.

“¿Samuel? ¿Qué pasa?" Ya debería estar satisfecho. ¿Por qué la despertaba?

Samuel tenía la intención de fumar un cigarrillo, pero recordó que Luna le había
prohibido fumar nunca más. Así se las arregló para contenerse.

"Has estado llevando una vida libre de estrés, ¿verdad? Parecías olvidar el problema”.

Luna negó con la cabeza, preguntándose a qué se refería. "Abogado Shao, deja de
hablar con acertijos. ¿Qué estás tratando de decir?"

“¿Has terminado tu venganza hacia Catalina?" Samuel ansiaba la respuesta ya que


todavía no había terminado con la venganza con ella.

"Por supuesto que no. No soy tan misericordiosa como la Virgen María".

Luna nunca perdonaría a Catalina, pero no había encontrado otra forma de castigarla.

“¿Entonces a qué estás esperando? "

"Yo no. ¿Tienes alguna sugerencia?"


Samuel pensó por un momento y dijo: "Estoy recogiendo pruebas en su contra. Ya me
aseguré de que el tipo que te secuestró hace cuatro años haya sido encarcelado. Le
pediré que sea nuestro testigo si es necesario".

El asesinato era suficiente para llevar a la pena de muerte, pero Samuel no quería darle
una muerte rápida. Quería que Luna desahogara su ira haciéndole pasar un mal rato a
Catalina.

"Antes de eso, puedes hacer lo que quieras. Tus guardaespaldas te mantendrán a salvo".
Sabía que Catalina era como una bomba de relojería. Cuanto antes se deshicieran de
ella, más seguros estarían.

Pero había sido tan cuidadosa que era difícil encontrar pruebas contra ella. Sus hombres
incluso habían llegado al extremo de investigar en el extranjero.

Temía que hubiera mucho más que no habían descubierto. Necesitaba tener cuidado.

Luna pensó por mucho tiempo pero no logró un buen plan de acción. "Bien, me rindo.
Samuel, reúne sólo las pruebas que necesites para meterla en prisión. Sólo quiero
deshacerme de ella y seguir adelante".

Samuel asintió y dijo: "Está bien, lo haré a tu manera".

Luna pensó en la llave, así que le preguntó. "Por cierto, ¿para qué es la llave?"

"Adivina".

Luna se enojó y le pellizcó el pecho con fuerza. "¡Vete a la mierda! Deja de jugar. Estoy
con mi período, y sabes con qué facilidad puedo enojarme. ¡Dilo, o seguiré pellizcando
tu pecho!"

Samuel intentó no reírse, ya fuera que Luna estuviera o no en su período, fácilmente


recurría a la ira.
Capítulo 237 Padre e hijo
"Bueno, me gustaría contarte un pequeño secreto sobre la llave; creo que lo mereces
por hacerme tan feliz".

Luna entrecerró los ojos pero no dijo nada. Samuel claramente merecía el apodo de
"abogado lujurioso".

"Qué vergüenza, señor Samuel. Tienes la cara muy dura".

"Aquí. Acércate, lo sentirás".

Samuel tomó su mano y la colocó fríamente contra su delicada mejilla. Luna lo pellizcó
maliciosamente. "Tu piel es tan gruesa", dijo ella con amargura. "Ni las balas la
perforarían".

"Por supuesto que no. Puedo soportar cualquier cosa, tengo la piel gruesa". La noche
llegó apareciendo por la ventana, bañándolos de pies a cabeza en oscuridad. Luna y
Samuel yacían juntos como aves del paraíso cruzadas en forma de estrella, acariciando
la piel del otro.

Luna hizo rodar el anillo de diamantes en su figura cómodamente. Era el segundo anillo
de diamantes que Samuel le había regalado; el primero había desaparecido.

Pero esta vez, Samuel hizo algo que nunca había hecho antes. Él le propuso matrimonio.
Luna no pudo evitar sonreír debido al autocrítico humor de Samuel. "Oh, basta, así
sabes que tienes una piel gruesa, ¿eh?"

Samuel le dio un ligero beso en los labios. "Y por eso, puedo hacer lo que quiera
contigo".

'¿Hacer lo que él quiera conmigo?' Luna se sorprendió por la frase, pero pronto lo
entendió. Todo lo que él deseaba era estar con ella, abrazarla, besarla, disfrutar del
placer de su cuerpo.

"Samuel, debes haber sido un monje dedicado en tu vida anterior, que cumplió todas las
reglas del celibato, porque ahora estás muy cachondo".
"Sí, así que mejor cuídame bien. Déjame tener la oportunidad de hacer lo que estaba
prohibido en mi vida anterior".

Lo que quiso decir no podía estar más claro. "No hablemos más de eso". Luna puso
reparos, y puso los ojos en blanco. "¿Cuál es el secreto de la llave?"

A pesar de todas las conversaciones, ella no había aprendido nada. ¿Era la llave solo un
adorno?

Mientras Luna lo meditaba, Samuel comenzó con un leve temblor en su voz. "En el
banco SL, hay una caja fuerte. Mis bienes raíces, escrituras y documentos importantes,
están todos allí. Esa llave, la llave que te di, es la única que existe para esa caja fuerte.
Ahora sabes mi secreto, así que dependo de ti para protegerlo con tu vida".

¿Por qué Samuel estaba haciendo todo esto? Él ya había transferido todas sus tarjetas a
Luna, ¿ahora esto? Una vez que supo que Luna entendía, su rostro tenso se relajó.

"¿Q-qué?" Esto no podría ser. ¿Decía todos sus bienes?

Samuel sostuvo a Luna con fuerza en sus brazos y sonrió. "Quiero decir, tú eres mi jefe
de ahora en adelante. Todas mis propiedades te pertenecen. Ahora puedes comprar lo
que quieras. Incluso puedes gastarlo todo”.

Entonces, se le ocurrió a Samuel que debían tener una hija lo antes posible. Su
imaginación se volvió loca con ideas de una vida de lujo con su linda hija.

Estaba más allá del alcance de su inquietud preocuparse por si su hija crecería mimada.
Si nadie quisiera casarse con ella debido a su orgullo y extravagancia, entonces, podría
seguir viviendo con Samuel y Luna. No le molestó ni un poco.

"Samuel, ¿le pasó algo a tu empresa? o... ¿a ti?" Desde que Luna había regresado de su
viaje de negocios, Samuel había estado en el séptimo cielo, atolondrado y placentero.
Propuesta, después propiedades.

Sin embargo, la imaginación de Luna iba a buen ritmo también de una vida
verdaderamente lujosa. Después de todo, Samuel estaba en el tercer lugar en la lista de
los chinos más ricos. Pero eso debería haberle puesto más presión en conservar todos
sus bienes, ¿no?
Para eso, ella tendría que abandonar la industria del entretenimiento de inmediato. Y,
por supuesto, ella llevaría con ella la llave del tesoro dondequiera que fuera.

"Deja de pensar en tonterías. Todo está bien, mi carrera, mi empresa. Cuando Gerardo
crezca, le enseñaré todo lo que sé y luego podré resignar y vivir contigo en alguna tierra
idílica. ¿No suena encantador?" Si vivieran en una tierra de belleza legendaria, donde no
hubiera otras personas, podrían vivir en paz, lejos de todos los conflictos sociales y las
presiones de sus vidas. ¡Era un plan tan maravilloso!

"Estás pensando demasiado lejos en el futuro. Tal vez Gerardo no quiera ser abogado".
La atención de Luna se centró en Gerardo inmediatamente. Luna se olvidó de todo
importante por completo.

Gerardo y Samuel no se llevaban bien. Si Samuel preguntaba a Gerardo si quería ser


abogado, la respuesta instintiva de Gerardo sería rebelarse y taparse los oídos y cantar
la canción la la la no puedo escucharte.

Pero tal vez si Samuel no le contaba a Gerardo su intención, podría elegir ser un
abogado de todos modos. Luna albergaba la creencia de que Gerardo no rehuiría sus
antecedentes familiares y la red interpersonal que Samuel había establecido.

"Depende de él. Si él realmente no quiere ser abogado, podemos tener otro hijo y dejar
a Gerardo a su suerte”. Samuel dijo esto con indiferencia, como si fuera a abandonar a
una mascota.

Luna se inquietó y se sintió enfadada por la conversación. Discrepó con vehemencia,


creyendo que ningún niño debería enfrentar la exclusión. ¿Por qué Samuel habló tan
cruelmente sobre su propio hijo? Luna estaba decidida a entender la actitud de Samuel
hacia Gerardo esa noche.

"Samuel", dijo Luna seriamente. Samuel sabía que la había irritado de nuevo.

"Sí. Señora". Respondió asertivamente, como si fuera un soldado.

La naturaleza traviesa de Samuel dejó a Luna sin palabras de nuevo. "Permíteme


hacerte una pregunta. No crees que Gerardo sea tu hijo, ¿verdad?" ¿Qu é otra
explicación podría tener? Luna nunca había visto ese tipo de relación entre un padre y
un hijo. ¡Ay! Eso está mal. Luna lo vio antes. Jorge y Daniel tampoco se llevaban bien. Ni
siquiera se hablaban, por no hablar de peleas.
Lola estaba bastante preocupada por ellos. Jorge estaba dedicado al cuidado de sus dos
hijas, pero a menudo le mostraba a Daniel el papel de su devoción. Sin embargo, Daniel
nunca demostró que le importara su trato injusto. Apenas decía una palabra, de hecho.

Ahora a ella realmente le molestaba ese problema también. Padre e hijo nacieron
enemigos, ¿no es así?

¡No! Luna se corrigió una vez más. Chuck y Gonzalo se llevaban como una casa en
llamas. Ahora que era mayor, Gonzalo pasó todo su tiempo libre con Chuck en su
hospital estudiando medicina.

¿Se debía eso a sus diferentes personalidades?

No. De los tres padres que enumeró, Samuel era el mejor con diferencia. Su
personalidad era tan cálida y fantástica.

Si diferentes personalidades significaban conflicto, habría habido conflicto entre Chuck y


su hijo, así como Jorge y su hijo, pero el desdén que emanaba entre Samuel y Gerardo
era completamente diferente.

Era raro. Por lo tanto, razonó, tenía que ser porque... Samuel no creía que Gerardo fuera
su hijo.

Lo que Samuel dijo a continuación le revolvió el estómago con temor.

“¿De qué estás hablando? Gerardo es absolutamente mi hijo. ¿Cómo no puedes ver?
Simplemente no nos llevamos bien. A él no le gusto y él no me gusta a mí. Siempre
quiero enseñarle una lección cuando lo veo. Eso no significa que no sea mi hijo, ¡así que
no digas cosas tan estúpidas!"

Pero Samuel estaba escondiendo algo.

Todos los padres aman a sus hijos. Cuando no estaban peleando, Samuel descubrió que
podía estar orgulloso de Gerardo.

Él no quería decirle a Luna eso. Si Luna le dijo algo de ese tipo a Gerardo, no podía
imaginar cuán complaciente se volvería Gerardo, lo cual era solo un paso hacia la
insolencia.
Luna se quedó sin habla, y miró a Samuel. Luna tuvo que reformular su imagen de él en
ese instante. ¿Hubo algún padre peor que Samuel?

"Además, voy a enseñarle una lección a Gerardo. ¿Cómo podía atreverse a llamarme
imbécil? ¡Después de todo lo que hago por él!"

"¿Qué sabe él a su edad?" Samuel continuó. "Él no sabe lo que está diciendo. Una vez
me dijo que te obligué a salir de casa durante cuatro años. Yo no hice tal cosa. ¡Fuiste tú
quien nos abandonó! Él no sabe nada de cómo actúan las personas. Siempre está
diciendo tonterías, así que no lo tomes tan personalmente".

"No estabas aquí cuando Gerardo estaba creciendo. Nadie estaba aquí para educarlo.
Ahora, ¿ves lo que ha sido de él?"

Cuando Samuel dijo esto, Luna contestó con picardía: "Entonces, ¿estás diciendo que
nuestra abuela no lo educó lo suficientemente bien? Volveremos a la casa vieja pronto".

El 23 de diciembre, se acercaba un festival lunar en China. Violeta los había llamado


para cenar y tener una reunión familiar con la abuela en la casa vieja.

Samuel estaba estupefacto. Solo recuperó su voz después de que un tiempo hubiera
pasado. "Cariño, ¿de quién eres esposa?"

"Oh, ¿eres tan despistado? Bueno, no la tuya. Eso es seguro."

Justo después de que Luna terminó, Samuel se dio la vuelta y la presionó con fuerza
contra la cama.

"Luna, haré algo para recordarte de quién eres la esposa".


Capítulo 238 Llamame papa
La fiesta oficial del estado llegó el día en que comenzó la menstruación de Luna. Así que
colocó sus brazos alrededor del cuello de Samuel y dijo: "No, no lo hagas. Estoy en mi
período. Piénsalo. Sólo habrán malas noticias si lo haces".

Samuel se burló, "Nunca aprendes, Luna. ¿No recuerdas cómo te traté hace un
momento? Lo podemos hacer de nuevo".

Él era un bravucón. Luna se frotó las mejillas rojas y lo miró fijamente, "Soy tu esposa.
Eso propiamente debería satisfacerte".

Luna sabía que el deseo de Samuel era ardiente. Sería mejor decir algo agradable para
aplacarlo.

"No, no, tú estás poco dispuesta. No estoy feliz por eso".

"Eso es porque tratas mal a Gerardo. Yo tampoco estoy feliz con eso. ¿No te importan
mis sentimientos?" Mientras decía esto, curvó sus labios, lista para romper a llorar.

Samuel se rindió cuando vio su mirada y dijo con suavidad: "Oh, Luna. ¿Cómo no podría
importarme? Gerardo es nuestro hijo. Me encanta. Estás pensando demasiado en eso.
Está bien, no llores".

Samuel contaba con que Gerardo sería una figura protectora para su madre y para su
posible hermana. Pero tendría que decirle algo agradable si alguna vez iba a adoptar
esta disciplina.

"Bueno, eso es un alivio", dijo Luna. Tal vez en el futuro, si Samuel trataba bien a
Gerardo y todo estaba feliz, Luna le revelaría la verdad a Samuel: sobre que Irene era su
hija.

Samuel todavía estaba encima de Luna, casi sin aliento, así que lo empujó.

Se dejó caer en la cama a regañadientes, tratando de abrazarla con ganas.

Después miró la hora. Eran las dos y media de la madrugada. Metiéndola dentro de la
colcha, le besó la frente. "Buenas noches, cariño mío".

"Buenas noches". Luna bostezó y cerró los ojos.


Una semana antes del Festival de Primavera, Luna terminó su trabajo antes de tiempo.
Samuel se unió a Luna en la casa vieja con Gerardo y Irene.

Irene se sentó en el asiento trasero del auto con Gerardo. Llevaba un sombrero floral y
no dijo nada, haciendo caras a Gerardo.

Samuel estaba conduciendo. Luna lo miró y dijo de manera jocosa: "Oye, ¿qué pasará si
llevamos también a Irene a la casa vieja, jeje?"

Miró a Irene a través del retrovisor y la niña bajó la cara para volverse invisible. Había
visto a Irene varias veces, pero cada vez que la veía, jugaba a un papel diferente, llevaba
una máscara falsa o bajaba la cabeza.

Siempre le sorprendía cuando la veía porque nunca estaba seguro de cómo era
exactamente. Se ofreció a llevarla a la casa vieja porque sentía que era malo dejar a una
niña sola en la villa.

"Lo explicaré cuando veamos a los padres".

Preguntó Luna con curiosidad, "¿Cómo?"

Irene era, en la mente de Samuel, la hija nacida de otro hombre. Tales cosas no eran un
buen augurio en una conversación. ¿Cómo podía explicarlo?

Samuel pensó por un momento, y respondió, "Voy a decir. .. que Irene es nuestra hija,
por supuesto".

Las complicaciones que surjían estaban asustando a Luna un grado inconmensurable. Al


escuchar a Samuel hablar de todo eso, con tanta calma, satisfizo la ansiedad que había
en torno al tema. Luna volvió al silencio con esa respuesta.

Sonrió ampliamente, y Samuel lo vio, y también se alegró. A los ojos de Samuel, Irene
era una niña encantadora, pero un poco callada. ÉI culpaba de eso a la complicada
relación familiar.

Pero pronto sabría por qué ella estaba reservada ante él.

Entonces a Luna se le ocurrió una pregunta importante: "¿Cómo debería llamarte?"

Una pregunta realista. Apretó el volante por un momento y pensó: 'No importa.
Mientras Luna esté feliz por eso'. Entonces éI dijo:
II
Todo depende de ti y de Gerardo.

Cualquier término es aceptable, siempre y cuando ambos estén de acuerdo".

"Papá, ¿podría Irene llamarte papá igual que lo hago yo? que preguntó Gerardo con
emoción, sintiendo que era el momento adecuado.

Todos miraban directamente a Samuel, esperando su respuesta. Irene era la más


ansiosa, habiendo esperado este momento durante mucho tiempo.

Luna se decidió. Si Samuel estaba de acuerdo con Gerardo, Luna le daría una gran
sorpresa.

Irene, todavía bajando la cabeza, notó el prolongado silencio y la evidente aversión que
Samuel sentía. Puso los ojos en blanco y miró a Gerardo con recelo. "Gerardo, no le
pidas a tu papá que haga eso. Va a causar problemas".

La consideración de Irene ablandó el corazón de Samuel. "Está bien, Irene.

Puedes llamarme papá como lo hace Gerardo".

Los tres sonrieron con emoción cuando escucharon las palabras de Samuel.

Luna lo golpeó con un beso húmedo en la mejilla. Gerardo, con complacencia, golpeó la
espalda de Samuel y actuó como un adulto. "¡Bien hecho, Samuel!"

Samuel tuvo el mismo efecto intoxicante sobre ellos, y el hecho de que su familia lo
exaltara le hizo feliz de manera extática.

"Irene, llámalo papá", alentó Gerardo. Irene nerviosamente jugueteaba con sus dedos.

“ ¿Está bien, hermano?” ¿Podría ella realmente llamarlo papá? Estaba emocionada de
que finalmente pudiera llamar a su padre Samuel, sin avergonzarse de sí misma. Aunque
todavía había algunos malentendidos, era bueno llamarlo papá. Luna estaría más cerca
de él por eso.

"Sí, Irene. Me puedes llamar papá. Estoy ansioso por tener una hija encantadora como
tú". Gerardo sintió un poco de dolor en su corazón cuando escuchó eso. Efectivamente,
Ire era su hija en otra vida.

A Samuel le gustaba mucho. Estaba en su naturaleza querer tanto a una hija.


Irene asintió con la cabeza, se subió a su asiento y gritó en voz baja: "Papá".

Samuel sonrió. No pudo explicar la verdadera alegría que experimentó cuando Irene usó
esa palabra. La niña no tenía nada que ver con él... y aún así... él dudaba.

"Buena niña", respondió.

Así que llegó a la conclusión que él consideraría a Irene como su verdadera hija y
trataría a Luna y a Gerardo por igual.

El automóvil estaba envuelto en una atmósfera de felicidad mientras conducían hacia la


casa vieja.

Vicente y Violeta hacían albóndigas. Milanda los miró y recordó la visita de Samuel y
Luna. Luna sonrió alegremente.

"Mamá, ¿por qué estás tan feliz?", dijo Vicente una vez que había terminado una una
bola de masa.

Milanda se aclaró la garganta, preparándose para anunciar la noticia.

"Vicente y Violeta, tengo algo importante que deciros". Observaba expectantes sus
expresiones felices.

Girando la masa con un palo de madera, Violeta se volvió curiosa ante el silencio de su
madre. "¡No nos hagas adivinar mamá! ¡Dinos!"

"Déjame mostraros una foto primero". Les mostró una foto desde su teléfono.

La pareja se acurrucó y miró detenidamente a la chica de la foto. La chica tenía un


sombrero y una sonrisa brillante. No pudieron evitar su risa bondadosa.

"¿De quién es esa niña? Es tan linda y feliz". Violeta sintió que estaba familiarizada
después de mirarla mucho.

¿Pero a quién le recordaba ella? El nombre se le pasó por un momento.

"Oh, se parece a Samuel cuando era joven". Vicente tenía una memoria bastante buena.
La niña tenía un ligero parecido con el hombre cuando era un niño.

Las palabras de Vicente le recordaron a Violeta. Ella también recordó, "Sí. Se parecen, es
cierto. Es como si fueran hechos del mismo molde..."
Capítulo 239 ¡Que hijo tan cruel tengo!
Pareciendo estar consciente de algo, Violeta gritó y se cubrió la boca con incredulidad,
sin darse cuenta de que había harina en su cara.

Milanda miró con asombro a su nuera y asintió, "Dime lo que estás pensando en este
momento".

"Mamá, es esta chica... la hija..." Violeta tartamudeó por la sorpresa.

Vicente se dio cuenta de lo que estaban hablando. Mientras miraba a Milanda con
atención, terminó la oración de Violeta, "¿De Samuel?"

Milanda dejó su teléfono a un lado y se rió entre dientes. "¡Qué inteligente! En efecto,
ella es la hija de Sam, y tiene tres años de edad".

Atónitos, los dos se lanzaron sus miradas el uno al otro. No había palabras para describir
la histeria que tenían a causa del nuevo integrante de tres años, quien había aparecido
de la nada.

"Ma-mamá. ¿Cómo se llama y dónde está ahora?" Violeta dejó su bastón y estrechó a
Milanda entre sus brazos.

Milanda sonrió y tocó las manos de Violeta. "Su nombre es Irene y está viviendo con
Samuel y Luna. Nació en Francia hace tres años".

Estaba muy orgullosa de su nieta porque había logrado formar una familia con un niño y
una niña.

"Irene. Qué nombre tan dulce. ¡Luna es una persona increíble!" Violeta estaba muy
emocionada. Ella caminó hacia Vicente. "Cariño. Estoy tan feliz. ¿Qué debería hacer
ahora?"

Vicente sonrió y dio un golpecito a las manos de su esposa. "Primero debes quitar la
harina de tu cara, en caso de que Sam y Luna te vean y se rían de ti".

No fue hasta entonces cuando se dio cuenta de que su cara estaba llena de harina, y de
inmediato fue al baño.
Cuando regresó, la expresión de Milanda había perdido su vitalidad y ahora tenía una
mirada oscura y nublada. "Hay algo que no deberías hacer".

Dijo Milanda, con un rostro severo. Tanto la cara de Violeta como la de Vicente se
congelaron.

"Recuerda, Sam no sabe que Irene es su hija. Él piensa que es hija de otro hombre. No
digáis una palabra de esto a nadie". Milanda pensó entonces que, como Luna no le
había dicho la verdad a Samuel, debía tener otros planes. Al ser la abuela de Luna,
Milanda no quería arruinar los planes de Luna.

Ante esto, la pareja dejó escapar un suspiro de alivio.

Pero Vincente planteó esta pregunta: "Mamá, ¿no podría descubrirlo por su apariencia?
Irene se veía prácticamente igual a Samuel cuando él era un niño". ¡Si ese era el caso,
entonces Samuel era un completo tonto!

Se sentiría decepcionado de Samuel, a quien siempre había amado mucho.

Milanda agitó las manos y lo negó. "Samuel no pone mucha atención. Él piensa que no
es su hija. Rara vez está en casa con Irene. Él no sabe cómo se ve Irene. Además, no creo
que Sam recuerde su propia apariencia de niño. Es muy poco probable que se dé
cuenta. Incluso si Irene estuviera justo delante de él".

La pareja asintió con la cabeza.

Pero todavía no sabían lo que Luna estaba planeando. Violeta preguntó: "Mamá, ¿por
qué Luna no le dice la verdad? Han vuelto a estar juntos". Violeta no sabía mucho sobre
su nuera porque en realidad nunca había tenido una buena relación con ella.

Milanda estaba molesta pensando en las cosas que su nieto había hecho. Agitó las
manos y dijo: "¿Decir la verdad? Sam se lo merecía totalmente. ¡Si Luna no hubiera ido
al extranjero a tiempo, Irene no habría nacido!"

Tanto Violeta como Vicente se sorprendieron. Violeta la confrontó. "Mamá, ¿qué pasó?'

Milanda seguía enojada cuando recordó lo que había sucedido hace cuatro años: "A
causa de otro hombre a quien Luna apreciaba, Samuel creía que él mismo no era el
padre de Irene. Obligó a Luna para que abortara. Luna intentó convencerlo de que la
niña era suya. Pero Samuel seguía insistiendo en que abortara".
"Así que Luna fue al Hospital Privado de Chuck con Samuel. Afortunadamente, Chuck, a
quien Luna conocía personalmente, realizó la cirugía. Luna le rogó que mantuviera al
bebé con vida".

"¿Qué podría hacer Chuck? Le pidió a la enfermera que buscara varios paquetes de
carne picada, que luego vertió una bolsa de sangre por todas partes. Le dijeron a Samuel
que el bebé estaba muerto. Y así fue como Irene sobrevivió".

"Entonces, Luna y Daisy, quien estaba huyendo de su pareja, decidieron abandonar el


país. Se subieron a un avión privado después de despedirse. Por eso no hay registro de
su partida. Todo tuvo lugar por la noche".

"Después de eso, todos sabemos lo que pasó"

Al dejar a la pareja asombrada en la sala, Milanda fue a beber un poco de agua. Toda la
explicación siempre la dejaba agotada y seca, como si se hubiera vivido en carne propia
la tragedia.

Después de varios minutos, Violeta asintió con la cabeza y murmuró: "Luna debió
haberse sentido muy desesperada en ese entonces. Nunca pensé que mi hijo fuera tan
cruel con ella".

La culpa que sentía por Luna aumentó a medida que pasaban los segundos.

Vicente suspiró por el remordimiento. Pero al ver el teléfono de Milanda sobre la mesa
y la foto de Irene sonriendo, se sintió aliviado. "Gracias a Luna tenemos a la bebé Irene".

"Cariño, he decidido considerar a Luna como mi propia hija de ahora en adelante".

Violeta quería abofetearse cuando pensó en todas las estupideces que le hizo a Luna.

"Haré lo mismo", dijo Vicente. "Vamos a cooperar y no lo digamos a Samuel".

"Bueno".

Cuando Samuel, Luna y sus hijos llegaron, las albóndigas ya estaban listas.

Cuando sonó el timbre, Vicente y Violeta se apresuraron a abrir la puerta, pues no


habían visto a sus nietos durante un largo tiempo.

Pero se congelaron al ver a Samuel y a Irene encuadrados en la misma puerta.


Como Vicente esperaba, Luna la estaba abrazando. Tratando de contener su
entusiasmo, los invitó a pasar cordialmente.

"Papá, mamá", saludó Luna. Les entregó los regalos que había traído.

Sonriendo, Violeta tomó la mano de Luna y le dijo, "Esta es tu casa. No debiste haberte
molestado".

Luego fingió no haber visto a Irene, y se acercó a ella como si estuviera sorprendida.
"Samuel, ¿quién es esta niña tan bonita?"

Con una mirada impaciente, Violeta esperó su respuesta para poder ver su reacción y
darle un abrazo a su nieta.

"Mamá, papá", dijo Samuel, "Esta es nuestra hija, Irene".

Vicente y Violeta se miraron entre sí con las cejas levantadas. Era exactamente como lo
sospechaban. Violeta cargó a Irene sin hacer más preguntas.

"Feliz año nuevo, abuela y abuelo", dijo Irene en cortesía. De hecho, Irene ya había visto
a Violeta en esta casa antes, pero desde su escondite secreto, en donde Violeta no
podía encontrarla.
Capítulo 240 Un rostro familiar
"Feliz año nuevo, bebé Irene. ¿Podrías llamarme abuela otra vez?" La pequeña Irene era
una réplica de Samuel, y el recuerdo de su hijo hizo que los ojos de Violeta se
humedecieran.

Poniendo los brazos alrededor del cuello de Milanda, Irene dijo dulcemente, "¡Abuela!"

En ese momento, Violeta estaba casi ahogada en lágrimas.

Al ver esto, Samuel de repente se sintió muy afortunado de tener a Irene en la familia.

Por supuesto, a quien debía agradecer todo esto era Luna.

Después de que Violeta entrara en la sala de estar con Irene en sus brazos, Vicente se
apresuró a relevarla. Se derretía cuando escuchaba a Irene llamarlo abuelo.

"Abuela, abuelo, ¿y yo?", dijo Gerardo, frunciendo el ceño, tirando del vestido de faena
de Violeta.

A pesar de la felicidad que la pequeña había traído a la familia y la legitimidad con que
había ingresado a ella, su hermano no podía evitar sentirse excluido.

"¡No hay nadie a quien le disguste nuestro bebé Gerardo!" La augusta voz de Milanda
flotó a través de la casa hasta los oídos de todos.

Samuel se apresuró a entrar para ayudar a su abuela a bajar las escaleras.

"¡Abuela, un niño inteligente como él merece el afecto de todos!"

Al verla, Gerardo corrió hacia ella, "¡Bisabuela, Gerardo te extrañó tanto!"

Siguiéndolo de cerca, una pequeña figura también se acercó a Milanda, "¡bisabuela, yo


también te extrañé!"

'Qué extraño', pensó Samuel, Irene acababa de decir que extrañaba a una mujer a la
que, según tenía entendido, ella nunca había visto antes. Se quebró la cabeza durante
medio minuto, tratando de recordar cuándo la había conocido y por qué él no lo sabía.
La bisabuela puso sus brazos alrededor de los niños. Se sentía fuerte en presencia de los
chiquillos, como si todo lo que necesitara en la vida fuera una familia a la cual mantener
saludable y honorable.

"Gerardo, Irene, yo también os extrañé. ¿Qué tal van vuestras vacaciones? ¿Por qué no
os quedáis conmigo un par de días? ¿Bueno? Y haremos pastelillos y brownies".

"Está bien".

"Está bien". Dijeron ambos al unísono.

Inmerso en una nube de pensamientos sin orden ni concierto, Samuel miró fijamente el
rostro de Irene como si, por enésima ocasión, nunca lo hubiera visto antes, o como si
deseara inspeccionarlo en busca de defectos.

'Las caras de Irene y de Luna son casi idénticas'.

Los niños se dirigieron dando saltos a la sala de estar junto con Milanda. Luna entró en
la cocina con Violeta. Sentado tranquilamente en el sofá, Samuel seguía mirando a la
niña, que se reía con su hermano.

Samuel sintió que algo estaba mal, pero no se lo podía explicar.

Sencillamente tenía la sensación de que representaba una novedad sospechosa, tenía


algo terrible y familiar al mismo tiempo. Al principio pensó que era parecida a Luna,
pero después de observar más de cerca los ojos de Irene negó esa posibilidad, porque
esos ojos no se parecían en nada a los de su madre.

Se parecían mucho menos a los de Luna que a los de Gerardo.

Mientras Samuel se devanaba los sesos, Luna lo interrumpió diciendo: "Ve a lavarte las
manos, cariño, la cena está lista".

Aquellas pistas que ya estaban tomando forma se desvanecieron debido a esta


interrupción.

"Luna, ¿hay algo que no me hayas dicho?"

Los ojos de ella se volvieron hacia Samuel, quien tenía una mirada interrogante. "¿Qué?
Es hora de cenar. Ve y lávate las manos". Luego empujó a Samuel hasta el al baño, lo
que hizo que éI estuviera cada vez más seguro de que estaba ocultando algo.

¡Decidió tomar medidas para obtener una confesión de ella esa misma noche!

Los cuatro se quedaron a dormir ahí.

Resultó que había una litera en la habitación de Gerardo que era suficiente para los
niños. Luna le pidió a Samuel que saliera de la habitación de los niños y se quedó para
dormirlos.

En la habitación de al lado, Samuel se paró frente a la ventana, pensando en la cara de


Irene con un cigarrillo en la mano.

‘¿Por qué su rostro me es tan familiar? Especialmente sus ojos, debo haberlos visto en
alguna parte antes'.

Mientras eso pasaba por su mente, su teléfono sonó, lo que interrumió de nuevo el
tejido provisional de pistas.

Irritado, sacó el celular. Resultó ser el investigador, el hombre al que había contratado
para que investigara los crímenes de Catalina.

"Adelante".

El hombre informó, de manera esquemática y áspera lo que sabía. Samuel asintió,


"Envía la evidencia con que dispongas a mi teléfono. Haré que mi asistente transfiera el
dinero mañana".

Poco después de que la llamada terminara, recibió las fotos en su celular.

La primera mostraba a Catalina estrechándole la mano a un dignatario de una


organización extranjera. La segunda, era del registro de llamadas telefónicas, con varias
de ellas subrayadas en rojo. Dichas llamadas provenían del número perteneciente al
hombre de la fotografía.

La tercera, era una foto del hombre al que Samuel había llevado a juicio y enviado a
prisión, el mismo que le dijera que Catalina había sido la persona que le había ordenado
que comprara las drogas.
La cuarta pieza de evidencia era una copia en que mostraba una transferencia bancaria
de dinero entre Catalina y los miembros de la pandilla.

Todas estas fotos estan asociadas con sus crímenes. Samuel respondio de inmediato
“indaga mas profundamente” despues guardo las imágenes en su disco cifrado en la
nube ante de eliminar la conversación.

Acababa de hacerlo cuando Luna abri la puerta. Estaba hablando por teléfono.

“No hay problema. Le dire mas tade…Emm,. Todos iremos . . . Esta bien. Buenas noches,
Lola”.

Despues de colgar, fruncio el ceño mientras observaba a su marido de pie fumando un


cigarrillo. “Sam ¿podrias dejar de fumar aun qe sea un momento?”

“Como desees”. Samuel puso sus brazos alrededor de su cintura.

"Guárdate la seducción para después", dijo, "¿dejarás de fumar por mí?" Su boca se
contrajo. Estiró las piernas y entró en el baño con una bata en la mano.

Mientras Samuel intentaba seguirla al baño, Luna cerró la puerta y le puso seguro sin
vacilar.

"Corazón, déjame entrar para ver si puedo dejarlo para otra vez o no".

"Samuel, no soy tonta". Ella sabía que con gusto se rendiría a sus encantos si cometía
el error de dejarlo entrar.

"Bueno", dijo en voz baja, "a veces sí que lo eres".

Salió de la habitación y se dirigió al estudio. Los socios de su firma estaban esperando


actualizaciones cada hora de su parte para que pudiera mantenerlos al tanto, por lo que
escribió algunos correos electrónicos muy breves.

En el aeropuerto, caminando aprisa con una maleta, había una mujer con un gran
sombrero, gafas de sol y un velo, todo de color negro azabache.
Sosteniendo su sombrero por el borde, se dirigió al mostrador donde se adquirían los
boletos.

Pronto, en la puerta de embarque, comenzó el proceso de revisión de los boletos de


avión. Cuando el inspector revisó el suyo, la miró de arriba abajo, luego vio su nombre
en el boleto.

Hizo una seña a dos hombres uniformados que se encontraban no muy lejos de él. Estos
se adelantaron alertamente y escoltaron a la mujer a una habitación privada cerca de
allí.

"¡Déjenme ir!", gritó ella. "Quítenme las manos de encima". Catalina siguió luchando.
Estaba traumatizada desde que Samuel casi la había empujado a la situación de
desesperanza. Había estado a punto de vomitar cuando los hombres se le acercaron.

Así que, en cuanto pudo liberarse, corrió hacia el contenedor de plástico situado en la
esquina para vomitar.

Los hombres se miraron, inseguros acerca de cómo proceder. Salieron y cerraron la


pesada puerta detrás de ellos.

Sin importar cuán fuerte Catalina pataleó y gritó, nadie le prestó atención.
Capítulo 241 Carino, ¡castígame por favor!
Ya era bien pasada la medianoche cuando dos guardias subieron bruscamente a Catalina
a un auto y la llevaron a su apartamento.

"¿Quiénes son ustedes? ¡Déjenme salir! De lo contrario, los demandaré!"

Al escuchar esto, los dos guardias hicieron una pausa antes de cerrar la portezuela e
intercambiaron gestos de burla, y uno de ellos dijo: "Trabajamos para el Sr. Shao. Así
que puedes hacer lo que dices y demandarnos, él se encargará de resolverlo. ¡Jajaja!"

La puerta del apartamento se cerró inexorablemente, y la abandonaron allí. Echó una


mirada alrededor del lugar mientras apretaba su puño enojada.

'¡Samuel y Luna, ese par de entrometidos!', pensó indignada.

Así que esta era su venganza. Su reputación como abogada había sido destruida, y se
había quedado completamente aislada de sus amigos y familiares. Lo que más ansiaba
era alejarse de esa vida, pero Samuel insistía en no dejarla ir.

'Bueno, ahora que me tienen en sus manos, bien podría quitarme la vida, pero si me voy
a ir, me los voy a llevar conmigo', pensó presa de una ira inagotable.

Entonces sacó su teléfono e hizo una llamada. "Necesito un último favor... No tengo
mucho dinero, pero les concederé lo último que me queda. Sé que ustedes están siendo
vigilados, y que debe ser por orden de Samuel. ¡Puedo ayudarlos a matarlo! ¡No hay
necesidad de hacerlo ustedes solos!"

Sentada en el sofá, los ojos de Catalina estaban hinchados de ira. Enterró las uñas en el
costado del sofá al pronunciar estas últimas palabras.

En la casa vieja de la familia Shao.

Ya era la una en punto, y Samuel estaba respondiendo su último correo electrónico.

Entonces se levantó, apagó la luz y salió del estudio. En el pasillo se topó con Luna,
quien justamente lo estaba buscando.

"Cariño, ¿por qué no te has dormido?" Samuel la abrazó y la levantó en sus brazos
mientras se acercaba a la habitación.
"¡Samuel, ya basta! Tus padres están aquí". Ella no quería que nadie viera lo que
estaban haciendo.

Pero Samuel no cedió. Inclinándose, comenzó a besarla.

Para sorpresa de Luna, la puerta se abrió con un chirrido, seguido de una exclamación.

"¡Oh! ¡Lo siento! Sólo pasaba por un vaso de agua, por mí no os preocupéis". Violeta
bajó rápidamente las escaleras, fingiendo no haberse dado cuenta de lo que estaba
sucediendo.

Sintiendo que sus mejillas se ponían coloradas de vergüenza, Luna inmediatamente se


libró de Samuel. "¡Qué vergüenza!" se lamentó al entrar al dormitorio.

Él, siguiendo sus pasos, dijo de manera despreocupada, "Sí, qué vergonzoso".

Luna se quedó sin habla.

Sin decir agua va se dio la vuelta y le dio una palmada en el pecho.

"¡Oh! Duele. No tan fuerte Luna. .. Mmmmm". Samuel comenzó a hacer toda clase de
ruidos, pero Luna lo detuvo de inmediato.

"Samuel, Samuel, ¿qué estás haciendo? ¡Cállate!" Era tarde. ¿Qué pensaba al hacer esos
ruidos?

Él sonrió, la tomó en sus brazos y la llevó a la cama. "Luna, tengo algo que preguntarte".

Samuel se encargó de cubrir a ambos con el edredón, luego se le acercó y la abrazó.

"Adelante".

"Siempre he sentido que Irene se parece a alguien conocido, pero no sé a quién. ¿Tal
vez será que se parece a su padre, a quien quizá conocí por casualidad?" Pero ninguno
de sus amigos había muerto en los últimos años, excepto aquellos que ya eran ancianos.

Él estaba seguro de que el padre de la niña no era tan viejo. Luna nunca habría tenido
un bebé con un anciano.

Ella asintió inesperadamente, "sí, conoces a su padre".


"¿Quién es él?" Lleno de envidia, le pasó por la mente pedirle a un empleado que cavara
en la tumba del padre sólo para profanarla.

¡Tú!" Respondió Luna con prontitud, con una mirada adusta en el rostro.

A Samuel esta respuesta lo había tomado ligeramente por sorpresa, pensando que se
trataba de una broma. Juguetón, respondió: "Jaja muy graciosa. Me refería a su padre
biológico".

Luna trataba de explicárselo, pero no era tarea fácil.

'Ya le he dicho la verdad, pero él no me creyó. Bueno, ¡que así sea entonces! No lo
mencionaré más'.

"Querida" murmuró Samuel, cada vez más ansioso. "Me refería a su padre biológico.

"¡Ya duérmete!"

Luna se cubrió la cara y se dio la vuelta, su espalda de pronto era como una pared
infranqueable. Samuel se dio cuenta de que ya no iba a hablar.

ÉI no podía entender por qué se había enojado esta vez.

¿Estaría escondiendo algo? ¿Quién era el padre de Irene? Quizá no había estado bien
hablar de su ex, además, ella le pertenecía a ahora, y también Irene. Sintiéndose un
poco fuera de lugar, decidió no volver a mencionarlo.

"Cariño, cometí un error. ¡Vamos, puedes castigarme!"

Se quitó el edredón de encima y se le acercó, abrazándola.

Era invierno y hacía frío. Afuera, los ventarrones soplaban congelando todo a su paso,
pero dentro de la habitación se gozaba de una confortable temperatura.

Luna fue la primera en despertarse a la mañana siguiente.

Ya que tenía algunos asuntos que arreglar apenas rompiese el alba.

Se frotó los ojos y, aún entumecida, salió de la cama. Se sentó en el borde de la misma
por un rato, abriendo y cerrando los ojos tratando de despabilarse. Estaba cansada, ya
que se había acostado tarde la noche anterior.
¿Saldrás temprano hoy?", peguntó Samuel. Luna lo miró, y los ojos de é I todavía
quedaban abiertos a medias. '¡Que adorable!', ella pensó.

Luego rió y le dio un beso.

"Es que tengo algunos asuntos que arreglar y apenas tengo unos minutos para llegar.
Vuélvete a dormir".

Luego se levantó de la cama y se dirigió al baño.

Samuel se dio la vuelta y miró su reloj. Eran las 4 de la mañana.

Se levantó con un bostezo y la siguió.

¿Por qué te levantaste?" Se disponía a cepillarse los dientes cuando Samuel entró.

'¿Querrá usar el retrete? Pero este baño no tiene retrete', pensó Luna.

Samuel no respondió de inmediato, sino que tomó un cepillo de dientes y lo limpió


brevemente antes de ponerle un poco de pasta de dientes, luego dijo: "No me gusta que
conduzcas con este clima frío, es peligroso. Yo te llevaré".

Sin automóviles en la carretera a esa hora, no habría nadie para ayudarla si se deslizaba
sobre el hielo y se estrellaba.

Ella hizo una pausa. Él realmente se preocupaba por ella. "No te preocupes. Puedo
cuidarme sola, vuelve a la cama".

"Eso es lo que me preocupa". Samuel echó un poco de agua en sus ojos para
despertarse.

"¿Qué tal un taxi?"

"No, yo te llevaré. Sólo lávate la cara". Él insistió en llevarla.

Así que salieron de la casa a las 4:30.

Antes de abordar el auto, Samuel llamó a Vicente, quien respondió adormilado. Le pidió
que cuidara bien a los dos niños. Después, metió a su mujer al auto y salió a la carretera.

Muchas personas del equipo ya estaban allí trabajando y haciendo preparativos,


bostezando por tener sueños.
En ese momento Samuel y Luna llegaron, él estacionó el auto fuera, cerca de donde
trabajaba el personal. Su llegada atrajo la atención de muchas personas. Ya estaban
completamente despiertos.

"¿No es esa Luna? Y él debe ser el Sr. Shao, ¿cierto?", se escuchó decir a algunos.

"Por supuesto. ¿No le pidió a ella que se casara con él? ¿Quién más podría ser?"
Capítulo 242 Te traje el desayuno
"Wow, el Sr. Shao la ama muchísimo. Hasta la trae al trabajo a estas horas de la
madrugada. Es muy dulce". Las miradas de todos se posaban en Luna, quien acababa de
salir del auto.

...

Se despidió de Samuel y caminó sin prisa hacia el estudio bajo la mirada de envidia de
todos.

El romance entre ellos siguió siendo el tema principal de las conversaciones. Media hora
más tarde, Samuel ya estaba de nuevo allí.

Al azar, y con una gran sonrisa dibujada en el rostro, le preguntó a un miembro del
equipo de filmación, "¿podría decirme dónde está Luna?".

"Está... por allá." Señaló un vestidor no muy lejos de ahí, mientras miraba a Samuel con
la mirada perdida.

De repente comprendió por qué tantos homosexuales se unían a la industria del cine,
pues hasta un extraño como aquél se había sonrojado al ver a un hombre tan atractivo
como Samuel.

"Gracias". Samuel se apresuro a llegar al vestidor.

En el vestuario.

Luna se encontraba sentada jugueteando con su anillo de diamantes. La maquillista,


Ada, estaba ocupada polveándole la cara.

Era una maquillista muy joven. Su novio era el hermano de Wendy. Había sido la
maquillista de Luna durante los últimos 6 meses. Debido a que Luna generalmente
estaba de buen humor, no podía resistirse al chismorreo con ella de una manera
cándida e inocente, igual a como lo hacen las colegialas. Ada sabía todo sobre su
relación. "Todos dicen que el Sr. Shao te trajo a ti aquí hoy. Eso es tan dulce de su
parte."
Luna sonrió alegremente después de escuchar el nombre "Sr. Shao". Tratando de
mostrar recato, respondió con modestia: "Él es bueno a secas. No es tan considerado
como piensas".

No quería llamar demasiado atención. Samuel en realidad era sumamente considerado,


pero no era necesario que todos lo supieran. Estaba contenta con que lo supieran sólo
ellos. "¿No lo es? Tú y el Sr. Shao salís en las noticias del entretenimiento muchas veces
por semana, a veces hasta encabezáis titulares. En las fotos se os ve muy cerca el uno
del otro. Se puede leer el amor que te tiene el Sr. Shao con sólo verle los ojos, y tú te ves
muy dulce cuando lo miras". Ada estaba confundida.

Hizo a un lado el polvo y comenzó a delinearle las cejas.

'¿Mi sonrisa se veía muy dulce?' Luna pensó en todo el tiempo que habían pasado
juntos, y se sentía realmente feliz.

“Bueno, él está por encima de la media”.

Ada no pudo evitar una risita reprimida. La miró a través del espejo y dijo: "Luna, creo
que tus mejillas están tan rojas que hoy no necesitaré el colorete”.

Ese comentario provocó que se pusiera todavía más roja, y dejando entrever molestia
dijo: "Ada, la próxima vez que tu novio venga a buscarte, no te dejaré ir con é l. Te haré
trabajar hasta tarde”.

"¿Eh? Qué cruel eres. Si lo haces, buscaré al Sr. Shao y te acusaré". Ada sabía que sólo
estaba bromeando, así que le siguió el juego. '¿Acusarme a mí?' Luna se rió de buena
gana y dijo con aire de suficiencia: "Confía en mí, Samuel no va a creer una palabra de lo
que le digas. Me va a creer a mí". Aunque Samuel había desconfiado de ella varias veces
antes, después de todas las cosas que habían pasado, ella debía tener fe en él

“Dios mío, estás presumiendo tu dulce romance. ¿Había necesidad de que me lo dijeras
tan temprano? Todavía ni siquiera he desayunado". Ada conversaba con Luna
manteniendo su pulso firme, maquillándola metódicamente. Aunque aún era muy
joven, había ganado el Concurso Internacional de Maquillistas el año pasado.

Antes de que Luna pudiera decir algo más, escuchó una voz familiar provenir desde
detrás de ellas. "Hola. Le traje a Luna algo para desayunar".
Samuel se había puesto de buen humor porque había estado escuchando a escondidas
toda la conversación. Escucharla hablar de él de esa manera hizo que su corazón se
derritiera, pues incluso se había dado la libertad de decir algunos chistes cuando
hablaba de él, y contemplar la escena había sido todo un placer.

Ambas mujeres se giraron asombradas al verlo ahí. Él se acercó y le dio un beso a la luz
de las brillantes lámparas del espejo de maquillaje.

Ada finalmente tuvo la oportunidad de presenciar el dulce romance que vivían por sí
misma. Dejó el lápiz delineador mientras gritaba con un tono exagerado, y salió de la
habitación. Entonces fue corriendo y les contó a todas las personas que conocía de lo
que había sido testigo. La historia se esparció como reguero de pólvora, y todo el equipo
de filmación supo los pormenores en menos de diez minutos.

Luna apartó a Samuel y dijo: "¿Qué estás haciendo aquí?"

Se había sonrojado, y se veía sumamente atractiva con el maquillaje. Samuel tuvo que
ahuyentar sus impulsos carnales, entonces la tomó de la mano y la levantó, llevándola a
la mesa junto al espejo.

Dejó el desayuno en la misma y dijo: "Toma asiento. Come algo primero”.

Era tan temprano que había muy pocas tiendas abiertas, de modo que había tenido que
buscar un KFC para comprarle el desayuno.

'¿Volvió sólo para traerme el desayuno?'

El corazón de Luna latía cada vez más rápido. Samuel había sido tan lindo con ella que se
sintió embargada por el romance.

Samuel sacó las gachas de huevo en conserva y le ofreció un panini con queso, tocino y
huevo. "No tenías que volver sólo para traerme el desayuno. Los muchachos del equipo
me iban a enviar algo de comer más tarde”.

"Sí, ¿y a qué hora lo iban a hacer? No, no podía dejar que comieras tan tarde, así que
come algo ahora. Necesitarás energía para el resto del día". Entonces sacó también un
rollo de huevo con pollo, jaló otra silla y se sentó a su lado.

El hecho de que él estuviera sentado allí viéndola comer la tenía confundida. "¿Quieres
algo?”
"No, tomaré el desayuno al llegar a casa”, Cruzó las piernas y la miró fijamente.

Luna se sirvió una porción de gachas, y empezó a tomar una cucharada tras otra. Al ver
que Samuel la observaba fijamente, se sintió increíblemente avergonzada.

"Samuel, ¿tengo algo en la cara? ¿Por qué me miras así?" Entonces se pasó la mano por
el rostro sin encontrar nada. Se preguntaba si su maquillaje se había arruinado.

Samuel bajó la pierna y se le acercó. "Sí, tienes algo".

... ¿Por qué ella no podía sentirlo? Se inclinó hacia él y dijo: "Bueno, entonces límpialo,
yo no puedo ver, ¿necesitas un pañuelo?"

"No, no lo necesito".

Samuel se acercó y la besó delicadamente.

Fingiendo alivio, dijo: "Está bien, ahora".

Luna se dio cuenta de que le estaba tomando el pelo nuevamente.

Así que tomó el resto del panini y lo puso cerca de la boca de Samuel. "No te estés
burlando de nuevo", advirtió. "Come del resto de mi panini".

Samuel sujetó la mano con la que ella sostenía el panini, y le dio un mordisco, y luego
otro, y así sucesivamente.

Cuando se tragó el último bocado, se fue pasando los dedos de su mujer por la boca uno
por uno para chupar las migajas.

...

Luna los retiró y se quedó allí, estupefacta.

¿Cómo, cómo, cómo pudo haber hecho algo así? Se puso completamente roja.

"¿Te pasa algo?" Samuel le sonrió y pasó su mano frente a su cara.

Ella retiró la mano, le dio una palmada en el hombro y dijo: "Ya vete a casa, tonto".
Capítulo 243 Es vergonzoso desperdiciar la comida
Samuel no detendría sus payasadas por un minuto, y Luna no podía conseguir un
bocado.

"Toma un poco más". Samuel reprimió una sonrisa atormentadora. "Déjame ayudarte a
desayunar". Cogió el pollo de la mesa y lo agitó cerca de su boca abierta como una abeja
que intentaba encontrar una abertura en una ventana.

Luna le arrebató el pollo de la mano y se lo metió en la boca. "Puedo cuidar de mí


misma", dijo, masticando con satisfacción. "Señor Shao, ¿te irás a casa ahora?" Ella
comió y apartó su plato porque ya se había saciado.

"No, no lo haré hasta que no haya comida en tu plato", insistió.

"No no no... No necesitas quedarte No tengo tiempo para terminarlo. Samuel, por favor
ve a casa. Date prisa". Ella de verdad no tenía mucho tiempo para estas travesuras del
desayuno. Todavía necesitaba terminar de maquillarse y luego iba al departamento de
vestuario para vestirse, todo antes de que ella pusiera un pie en el set.

Terminó la papilla, sacó un pañuelo y se limpió la boca. Era hora de prepararse.

Samuel vio sus movimientos rápidos y deliberadamente disminuyó la velocidad. Recogió


el rollo de huevo, se lo comió solo y luego dijo: "Está bien. Vuelve a tus propios
asuntos".

Luna se dio la vuelta, molesta. Se sentó de nuevo. Él se estaba comiendo su comida.


"Samuel, estos son restos de comida".

"Es vergonzoso desperdiciar la comida".

...

Samuel terminó el rollo de huevo en un minuto. Se puso de pie y dijo: "Llámame cuando
hayas terminado. Voy a ir a recogerte".

Luego se limpió la boca con una servilleta, ordenó el papel grasoso y las cajas de KFC
sobre la mesa, y caminó hacia la puerta.

"Espera, Samuel", gritó ella.


"¿Hm?" Se detuvo y se dio la vuelta.

Ella se puso de puntillas para llegar a sus labios y lo besó con delicadeza. "Conduce con
cuidado, corazón".

La abrazó y le besó el cabello. "No te preocupes por mí, cariño".

Después de que se abrazaron por un momento, Samuel finalmente se fue.

Ada volvió a entrar después de que él se fue como si hubiera estado escuchando. Se
quedó de pie frente a Luna, que estaba mirando fijamente a lo lejos. Ada miró la dulce
sonrisa en el rostro de Luna, antes de acercarse para sacudirla de los hombros. "Luna,
date prisa. Tenemos que irnos".

“¡Humm! ¡Bueno!”

Luna se volvió hacia su reflejo en el espejo. La dulce sonrisa quedó incrustada en su


rostro. Ada la había incomodado, así que buscó su teléfono y lo hojeó para matar el
tiempo.

El nombre 'Lola' en WeChat le recordó la llamada telefónica de anoche.

Le envió un mensaje a Samuel. 'Quiero reunirme con la familia de Lola y Anna mañana
por la noche, ¿puedes venir?"

Tres puntos indicaban que estaba escribiendo. "Está bien", respondió después de un
momento.

"Llevaremos a Gerardo e Irene con nosotros”.

"De acuerdo cariño”.

Luna apagó el teléfono y dejó que Ada terminara de maquillarla. Todo lo que ella estaba
pensando era en... Samuel.

El Restaurante Riverside.

Este restaurante se inauguró a mediados del año. Era el orgullo y la alegría de Lola. La
decoración interior era del estilo tradicional de la era Qing. Se mostraban muchas piezas
antiguas a lo largo de las paredes y en las ventanas.
Todas las camareras llevaban cheongsams de rojo opaco, y eran tan bonitas como las
flores.

“¡Bienvenidos!' ¡Bienvenidos!" Dos camareras recibieron a Samuel y Luna cuando


aparecieron junto a sus hijos.

"Shun Tianfu", dijo Samuel, recordando el nombre de la cabina que dijo Lola.

Su jefa lo había reservado, y las camareras se pusieron totalmente al servicio de sus


distinguidos invitados. Los llevaron cordialmente a su cabina.

Cuando abrieron la puerta de la cabina, Lola y sus hijos ya estaban allí. Estrella estaba
leyendo un libro.

Daniel estaba sentado en el sofá en silencio. Sally se había quitado los zapatos y estaba
de pie en una silla, masajeando el hombro de Lola.

Lola detuvo a su hija y saludó a los recién llegados mientras las camareras hacían una
reverencia y cerraron la puerta de su cabina en silencio. Lola levantó a Irene. "¡Estás
aquí!

“Hm. ¿Dónde está Jorge?" Preguntó Samuel, mientras ayudaba a Sally a ponerse los
zapatos de nuevo.

"Todavía no llega". Lola besó a Irene en la mejilla.

Aunque Irene solo se había reunido con Lola dos veces, estaba feliz de verla. "Buenas
noches, tía Lola”.

“Buenas noches, tía Lola", Gerardo hizo eco, tratando de hacerse notar.

"Hola, tía Luna", dijo Sally al mismo tiempo. Sally, ahora con sus zapatos puestos, saltó
hacia Luna.

Luna saludó a Sally con un beso y una caricia. "Hola a ti también. Te extrañé mucho”.

"Tío Samuel, tía Luna, buenas noches", dijo Estrella, bajando su libro.

Estrella tenía casi nueve años y estaba en tercer grado. Nunca participó en clases
especiales ni recibió educación adicional, pero estaba claro, sin lugar a dudas, que
estaba en la cima de su escuela, tal vez incluso de toda la ciudad.
Llevaba un vestido rosa con elegantes coletas que salían de su cabeza. Acababan de ver
que ella se crió bien.

“Buenas noches, Estrella", dijo Luna. "Mi niña, te has convertido en una joven
muchachita. Mucho más alta, y más bonita". Luna soltó a Sally y se inclinó sobre sus
rodillas para darle a Estrella una gran sonrisa.

Dos hoyuelos se acentuaron en el rostro brillante de Estrella cuando sonrió. "¿Puedo


jugar con Irene?"

"Sí, por supuesto". "Maravilloso". Estrella empujó su libro sobre la mesa para indicar
que había terminado de estudiar. Tomó la mano de Irene y la acompañó al sofá.

Anteriormente Lola había colocado una serie de juguetes a lo largo del sofá. Daniel
estaba sentado allí cuando llegaron las niñas.

Estrella e Irene se detuvieron y se pararon frente a la imponente figura de Daniel, pero


éI las ignoró. Ellas, en cambio, caminaron de regreso hacia Samuel y Luna.

'Qué molesto', pensó Irene, y giró el cuello para mirar al mocoso altivo.

"Tío Samuel, tía Luna, buenas noches". Daniel brincó del sofá para saludar cortésmente
a la pareja.

Luna se agachó a su nivel y lo llevó a su lado. Se estaba convirtiendo en un chico cool y


guapo. "Daniel, ¿te graduarás del jardín de niños el próximo año?"

Daniel tiene seis años y medio. Como nació poco después de septiembre, llegó un año
tarde a la escuela primaria.

Al mencionar el jardín de niños, Daniel se puso muy amargado. Pero mantuvo un nivel
de cortesía. "Sí", dijo, rechinando los dientes. "Lo haré".

Su salida del jardín de niños llevaba mucho tiempo atrasada. Se lo dijo a Jorge, muchas
veces. Pero Jorge no lo aprobó.

Era completamente perverso para un chico como él. A veces él era capaz de hacer toda
la tarea de Estrella, así que ¿por qué no podía ir a la escuela primaria?

Esto lo convirtió en un niño de corazón duro. Cada vez que pensaba en ello, se sentía
enojado. Esperaba deshacerse de su padre controlador cuando creciera.
De repente, la puerta de mimbre se abrió de nuevo y las camareras se inclinaron ante la
entrada de Anna y Leandro. Todos los niños vinieron a saludarlos de manera similar y
comenzaron a jugar juntos alrededor del sofá.

Irene se quedó mirando al niño altanero, Daniel, que estaba sentado recto en un rincón.
Caminó hacia él y le dijo: "Daniel, ¿sabes quién soy?"

Daniel miró a la niña molesta y dijo: "Irene", el nombre que había escuchado tantas
veces antes.
Capítulo 244 ¿Por que me sigues?
¡Irene! ¡Qué nombre tan tonto!

"Bueno, si me conoces, ¿por qué no quieres hablar conmigo?" ¡Este chico era tan
descortés! Era más molesto que Gonzalo.

Daniel arrugó la frente, se parecía a su padre. "¡Te estoy ignorando!"

Bajó del sofá y salió de la cabina.

'¿Ignorándome?' Irene corrió tras él, apretando sus puños.

"¿Adónde vais?", preguntó Luna con curiosidad.

Daniel se volvió para responder: "Tía, volveré pronto".

"Yo también, mami", repitió Irene.

"Cuida muy bien a la pequeña Irene, Daniel", Lola le dijo a su hijo mientras pelaba las
nueces.

Daniel parecía querer decir algo, pero finalmente lo enterró con el resto de sus
resentimientos. Él asintió y luego salió a toda prisa.

Siguió caminando a lo largo del estanque de lotos, ignorando totalmente a Irene, quién
nunca estaba muy lejos de él, quejándose de alguna cosa u otra.

Caminaba tan rápido que a Irene le costaba un gran esfuerzo seguirlo.

Ella se quejó mientras trotaba. "Daniel Si. ¿Por qué eres tan malo?"

"Sí soy tan malo, entonces ¿por qué me sigues? ¡Idiota!" Daniel se detuvo súbitamente,
e Irene se precipitó hacia él.

Rebotó contra él, agitando sus brazos salvajemente mientras caía hacia atrás. Cayó con
un chapoteo en el estanque de lotos.

"¡Ah! ¡Ayuda!"

Hizo un agujero en el agua cuando cayó, empapando toda su ropa.


Afortunadamente, el agua era poco profunda. Así que Daniel se hizo a un lado, y se negó
a ayudarla.

Dos camareras sacaron a Irene del agua con pánico. Secaron lo mejor que pudieron su
suéter de color morado claro y la falda.

Estremeciéndose, Irene miró a Daniel. Se deshizo de las camareras y se abalanzó sobre


Daniel, mordiéndole el brazo como un perro salvaje.

Su brazo estaba expuesto porque hacía calor en el interior del hotel y una camiseta era
suficiente para mantenerlo caliente. Ella clavó sus dientes en su carne, tratando de dejar
una marca imposible de quitar. Aunque Daniel sufría un gran dolor, lo soportó sin
golpearla.

Finalmente, Irene dejó que toda su ira saliera de su cuerpo. "¡Daniel Si, nunca más
volveré a salir contigo!" Ella se fue sin mirar atrás.

A pesar de que su ropa estaba muy mojada, nunca abandonó ese aire incendiario de
arrogancia.

De vuelta en el cubículo, los padres los trataron de manera muy diferente.

Lola sostuvo a Irene en sus brazos. Le dolía el corazón verla mojada por todas partes.
Samuel subió el termostato a toda prisa. Leandro envió a una camarera a traer algo de
ropa de repuesto para Irene.

En contraste, Daniel recibió una buena paliza de su padre.

Cuando Daniel volvió a sentarse sobre su adolorido trasero, decidió, a partir de ese
momento que Irene era una niña malvada. La marca de la mordida permaneció en su
brazo durante mucho tiempo.

Se acercaba el año nuevo. La casa de Shao sonaba con vítores y risas. Los dos niños
eran la vida y el alma de la víspera de Año Nuevo.

Luna y Samuel hicieron albóndigas para toda la familia.

Cerca de la medianoche, se acurrucaron en la cama y esperaron a que empezara la


cuenta regresiva.

Samuel se dio la vuelta y se inclinó sobre Luna cuando el reloj dio las 12:00.
"¡Querida, feliz año nuevo! ¡Te amo!"

"¡Cariño, yo también te amo!"

Samuel se perdió poco a poco al besarse.

Buscó a tientas apagar el televisor de alta definición con el control remoto. Ahora la
habitación estaba en silencio, excepto por sus rápidos jadeos.

Mientras se besaban ferozmente, los niños llamaron a la puerta. "¡Papi, mami, abran la
puerta por favor!"

"¡Papi, mami, feliz año nuevo! ¡Queremos nuestro dinero de la suerte!"

...

Los niños, que deberían haber estado durmiendo en este momento, golpeaban como
monstruos en la puerta.

Samuel se sintió arrepentido de inmediato. ¿Por qué eligió pasar esta noche maravillosa
con estos niños traviesos? Luna empujó a Samuel suavemente. "Mejor no los hagamos
esperar. Abre la puerta".

"Gerardo Shao, ¡pon a dormir a tu hermana!" Gritó.

"Papá, nos volveremos a dormir tan pronto como nos den nuestro dinero de la suerte".
Gerardo había dedicado tanto a este plan que había puesto la alarma a medianoche
para pedirle dinero.

Samuel rechinó los dientes y luego cerró los ojos con resignación. "Gerardo Shao, si me
haces abrir la puerta ahora, te prometo que lo lamentarás. Pero si puedes esperar hasta
mañana por la mañana, obtendrás diez mil. Tienes mi palabra".

"¡Quiero cien mil!" Gerardo dijo extasiado, tratando de exprimir a su padre por todo lo
que valía.

"¡Papá, quiero doscientos mil! ¡Quiero ahorrar mi dinero!" Irene negoció. Irene y
Samuel ya habían construido un lazo lo suficientemente fuerte como para que Samuel
viera a Irene como su auténtica hija.
"¡Eres muy pequeña para manejar asuntos financieros!" Samuel gritó. Después de un
rato de silencio, pensó que había ganado la discusión, y ansioso por reanudar las
caricias, puso una mano en la cadera de Luna.

Pero los golpes comenzaron de nuevo, más fuertes y más monstruosos que antes. La
suave piel de Luna parecía tan atractiva que no pudo reprimir su deseo. Decidió que
valía la pena repartir el poco dinero que habían solicitado en comparación con una
noche maravillosa de preciosa sensualidad. "Volved a dormir. Vosotros dos. Os daré el
dinero mañana por la mañana".

Ellos aplaudieron y se fueron. Samuel yacía allí satisfecho, concentrándose en el


cuerpo de su esposa.

A la mañana siguiente.

Luna todavía estaba durmiendo cuando Samuel terminó su desayuno. No quería


despertarla.

Ella debía aprovechar la oportunidad para tener un buen descanso. Entonces bajó las
escaleras en silencio. En la sala de estar, Irene y Gerardo estaban saludando a sus
mayores.

Tomaron su grueso sobre rojo y se dirigieron hacia Violeta. "Abuela, feliz año nuevo.
¡Les deseamos lo mejor este año!"

Samuel lanzó una mirada de reojo a sus dos hijos. Sus buenos deseos hacia Violeta
parecían ser el resultado de lo que acababan de discutir.

Los tres ancianos también dieron los buenos deseos a los niños.

Violeta los regaló sobres rojos. "Mis buenos niños, cuidadlos bien".Hojearon el
contenido del sobre, llenos de alegría. "¡Gracias abuela! ¡Oh, gracias, gracias!"

Irene incluso besó a Violeta en su mejilla. "Abuela, ¡es muy amable de tu parte!"

Violeta no podría haber estado más contenta con esta respuesta.

Samuel se sentó cerca de Milanda, ajustando los nudos de sus mancuernillas. Los dos
niños se apresuraron a saludarlo. "¡Buenos dias papi! ¡Feliz año nuevo, papi!"

"Lo mismo para vosotros", dijo Samuel ligeramente.


Los dos niños se miraron, preguntándose si su padre recordaba su promesa.

"Papi, ya sabes... anoche... lo que dijiste", murmuró Gerardo vacilante.

Samuel fingió recordarlo.

"Ah, sí. Me olvidé de preparar el dinero", bromeó Samuel.

Al oír esto, Gerardo se sintió mal.

La energética sonrisa de Gerardo e Irene se volvió amarga. De repente, Gerardo sacó


una grabadora de voz. "Papi, ¡lo tengo grabado!"

Gerardo recordó que su padre le había dicho: "Siempre guarda pruebas". Después de
todo, el acuerdo de palabra era inválido, a menos que hubiera un registro.
Capítulo 245 Suelta a mi hija
Samuel se había abotonado la camisa, pero ahora se detuvo. Su hijo era más sagaz que
él.

"Deberías hablar con tu madre. Ella es la Oficial Principal de Finanzas en nuestra


familia".

"Papá, estás rompiendo nuestra palabra", dijo Irene en un inglés fluido. Sorprendió a
todos excepto a Samuel.

Se preguntaban qué había dicho ella tan secretamente.

Samuel sonrió y agitó una mano a Irene. "Ven acá cariño".

Samuel balanceó a Irene de arriba abajo sobre su rodilla. "Estoy hablando con tu
hermano. Aquí tienes, esto es tuyo".

Con eso, Samuel sacó un sobre rojo. Era más ligero que los otros tres.

Irene estaba satisfecha. "Gracias papá". Besó a Samuel y después de una breve
vacilación dijo: "Papá, voy a compartir un secreto contigo esta noche".

Samuel enarcó las cejas. "¿Por qué esta noche? ¿No puedes decirme ahora?"

Inclinó la cabeza para aparentar una postura de pensamiento y dijo: "Porque la gente
comparte secretos cuando está oscuro". Luna se lo había contado. Cuando estaban en
América, no podía pasar mucho tiempo con su hija durante el día. Así que cuando el día
terminaba, Luna le contaba todas sus noticias y sus conflictos.

Por eso se compartían secretos por la noche.

Al principio, Irene preguntó lo mismo que Samuel, y Luna inventó una excusa para
evadirlo

"No hay problema", dijo Samuel. "Esta noche será". Samuel tomó la trenza de Irene y la
palmeó con alegría.

Gerardo frunció los labios y miró a su padre con los ojos abiertos. "¡Papá! Estás siendo
tacaño".
Su padre puso los ojos en blanco, irritado. "Sé un hombre y gana el dinero por tu
cuenta".

"¡No seas ridículo!", dijo Violeta. "¿Cómo puede ser así cuando es tan joven?" "¿Quieres
que trabaje en un campo de trabajo forzado, es eso?" Ante esto, Samuel refunfuñó algo
antes de sacar otro sobre rojo. Se lo entregó a Gerardo, quien sonrió con alegría.

Pero, su rostro se agrió cuando notó lo delgado que era. Era peor de lo que pensaba, No
podía haber más de una hoja de papel en él.

"Tacaño... murmuró Gerardo por su fino sobre.

Samuel se burló con satisfacción.

Gerardo subió las escaleras de la mano con su hermana pequeña mientras su padre
revisaba su teléfono.

Luna ya se había despertado y había publicado en el sitio web de la compañía de cine:


"Feliz año nuevo, a todos”.

Mientras Samuel estaba reenviando su bendición de Año Nuevo, los dos niños
alegremente salieron corriendo de las escaleras.

Ellos aclamaron a coro: "papá, te amamos”.

"Papi, eres mi superhéroe”.

Saltaron como trapecistas a su regazo. El tel éfono de Samuel casi se caía al suelo.

“¡Qué estáis haciendo! iCalmaos!"

“¿Qué pasa, Gerardo? ¿Irene?" Preguntó

Milanda, quitándose sus gruesas gafas. Miró a los niños extasiados en desconcierto.

Irene se encontró con Milanda, quien la envolvió en sus brazos. "iMira abuela! papá
acaba de darnos a mí ya Gerardo un cheque. Gerardo tiene 666, 666.00 y yo tengo 888,
888.00. Gerardo dijo que podemos comprar un carro grande con este dinero".

Tener un padre tenía sus beneficios, ella rió para sí misma.


Papá no se parecía en nada al chico malo de la televisión, y no podía esperar para
contarle a Samuel su secreto.

Esa tarde, la familia de cuatro salió a ver una película.

En el centro comercial.

Luna llevó a Irene al baño mientras Samuel y Gerardo las esperaban en otra tienda,

En el baño, Luna ayudó a Irene a quitarse los pantalones y la esperó afuera.

“Mamá, quiero hacer popo”.

"Ok, estaré esperando afuera. Llámame cuando termines, ¿de acuerdo?" Luna salió del
baño de mujeres y se sentó en un banco al lado de una palmera falsa.

Mientras hurgaba en el bolso, no se dio cuenta de que la puerta del baño estaba abierta
y una figura alta y musculosa se deslizó dentro.

Tres minutos más tarde, después de que Luna había revisado su teléfono, miró la puerta
del baño. Se preguntó qué estaba tomando tanto tiempo. Apartó el teléfono y se acercó
a la puerta, vacilante. “ ¿Terminaste, Irene?"

No hubo respuesta, “¿Irene?"

Ninguna respuesta. Se giró de nuevo, tratando de calcular su siguiente movimiento, No


quería avergonzar a Irene, pero aun así se preocupó.

Decidió echar un vistazo y asomar la cabeza. Todo el baño estaba vacío. Revisó los baños
uno por uno y no había rastro de Irene. Luna se llevó las manos a la boca con pánico.

“¡lrene! "

Gritó ¡lrene! ¿Dónde Salió corriendo del baño. En la distancia, vio a un hombre que
llevaba una gran bolsa de lona negra. La bolsa parecía sospechosa, y Luna confió en su
presentimiento.

Tenía la sensación de que Irene estaba allí.

Ella persiguió al hombre y gritó: "¡Detente donde estás! ¡Y suelta a mi hija!

Pero el hombre ya había empujado a una docena de personas en la escalera mecánica.


Él era más rápido de lo que ella podría aspirar a ser. Luna se quitó los tacones altos y lo
siguió, empujando a las mismas personas.

“¡Para, hijo de puta!" En el estacionamiento, intentó lanzar su zapato contra él, pero se
detuvo en caso de que Irene saliera lastimada.

Se agarró a su chaqueta, pero él la empujó. Ella cayó al suelo, Justo cuando se estaba
levantando del duro cemento, lo vislumbró entrar a un auto con placas oscuras. Él dio
reversa cuando ella se acercó a toda velocidad. Su palma golpeó contra su ventana
trasera, pero él salió disparado, su motor aceleró ruidosamente por encima de sus
gritos.

Luna se desmoronó en un instante.

Samuel... ¿Dónde estaba Samuel?

Samuel sabría qué hacer. Sacó su teléfono con una mano temblorosa y marcó su
número. "¡Sam!"

"Hey cariño". La voz de Samuel sonaba casual.

"Samuel... Samuel." Su voz quebrada tocó su corazón. Tomó a Gerardo de la mano y se


levantó.

"¡Sam, es Irene! ¡Se llevó a Irene!" Sam pensó por un momento. Había permitido al
guardaespaldas que había contratado, unos días de descanso para las vacaciones,
esperando que no pasara nada. Él no sería capaz de perdonarse a sí mismo si algo le
sucediera a su esposa.

"Todo está bien. ¿Qué pasa? Dime lo que pasó".

"Samuel, es Irene". Ella trató de calmarse. "Alguien se llevó a Irene. Todo es mi culpa".
Ella seguía culpándose por perder a Irene.

"¿Secuestraron a Irene?" Samuel dejó escapar un suspiro de alivio. Gracias a Dios no fue
Luna.

"No te enojes. ¿Dónde estás? Nos reuniremos y la encontraremos, ¿de acuerdo?"

Pero a pesar de su autocontrol, a pesar de su actitud protectora, estaba tan enojado y


ansioso como Luna.
Capítulo 246 Voy a rescatar a mi hermana
Luna le dijo dónde estaba. No mucho después, Samuel y Gerardo llegaron a verla
agazapada en el estacionamiento, llorando.

Su esposo levantó los zapatos que había tirado y trató de ayudarla a ponérselos. Llamó a
la policía y se dirigió a la oficina de vigilancia del centro comercial con su esposa y su
hijo.

Luna relató su horrorosa historia. "Todo es mi culpa", repetía ella.

"Esto no es tu culpa, Luna. Ese hombre debió haber estado siguiéndonos. Ese sujeto la
secuestró cuando estábamos descuidados". Algo en la forma en que dijo esto indicaba
que sabía más de lo que debería.

"Samuel, ¿Catalina hizo esto? Dime, ¿fue Catalina?" Luna lamentó haberle dado a
Catalina misericordia. Debería haber terminado con su vida cuando tuvo la oportunidad.

Con las cejas fruncidas, Samuel se enfureció.

En el monitor de vigilancia, Luna señaló al hombre de la chaqueta negra. "Es él. Él es el


que secuestró a Irene en el baño".

En este punto, el teléfono de Samuel zumbó. Era el número de Catalina.

"¿Hola?"

"Hola, Samuel". Sin duda era Catalina.

"¿Qué quieres?" Dijo Samuel amargamente. Luna limpió sus lágrimas con la palma de su
mano y lo miró fijamente.

La fuerte risa de Catalina se escuchó del otro lado. "Samuel, tu hija está en mis manos.
Quiero que esa perra Luna venga por la hija bastarda". Irene, que estaba atada, miraba a
Catalina con cansancio. Catalina sonrió. Ella no tenía idea de que Samuel era su padre
biológico.

Luna lo había engañado, pero él no veía a Irene como una niña bastarda.

"Señorita Gu, te advierto que cuides tu lenguaje". Catalina se congeló ante su seriedad.
"¿Acaso me equivoco?", ella dijo. "¡Es una niña bastarda! ¿Cómo podrías tú, un abogado
de primera categoría, ser reducido a tal desgracia?"

"iSuficiente! II Samuel gritó.

Irene no era una bastarda. Ella era su hija ahora y éI no permitía que Catalina la insultara
de esa manera.

Al mostrar su ira, Catalina bajó la voz.

"Samuel, todavía te amo. Podemos estar juntos. No seré como Luna Bo y te engañaré.
Seré una buena esposa para ti".

Aunque había pasado por una humillación física, todavía creía que era digna de él.

Pero solo sirvió para disgustar a Samuel. "¡Dime dónde está Irene!"

"Recuerdas tu isla en País C, ¿no? Estoy aquí. Ven a buscarme". El mayordomo en su isla
había sido atado por su gente, y ahora su isla privada estaba en sus manos.

Al oír esto, Samuel no dijo nada. Las venas en sus sienes se destacaron, llenas de rabia.

Justo cuando Samuel estaba a punto de colgar, Catalina dijo: "Lleva a Luna al muelle.
Alguien la estará esperando. Si tan siquiera piensas en traer a la policía, tanto Luna
como la niña morirán".

Catalina había sido muy estratégica. No quería a Gerardo, que era el hijo biológico de
Samuel. Quería a la hija bastarda como cebo, lo que le daría una recompensa más
gratificante. Tampoco quería hacer las cosas demasiado feas. Así que tomó a Irene.
'Ante cualquier posibilidad, Samuel podría haber querido deshacerse de ella', razonó.

Sin discutir, Samuel terminó la conversación.

"¿Dónde está Irene, Samuel? ¿Te lo dijo?" Luna tiró del traje de Samuel, mirándolo
desesperadamente.

Sus tristes ojos le rompieron el corazón. "No te preocupes por eso. Yo sé dónde está.
Enviaré a Gerardo de regreso a casa y luego iremos a buscarla, juntos".

"No, papá. No voy a volver a casa. Voy a salvar a Irene". Gerardo quería golpear al chico
malo con mamá y papá.
El coraje de Gerardo consoló a Samuel. "Bueno Gerardo. Deberías ir a casa porque
tienes algo más importante que hacer, sabes. Necesito que mantengas a Milanda y a tus
abuelos en compañía, de lo contrario se preocuparán. ¿Bueno?"

Gerardo asintió, "está bien".

Samuel envió a Gerardo de vuelta a la vieja casa en un automóvil, y luego llevó a Luna a
su isla privada.

Samuel envió un mensaje de texto, pero se mantuvo en silencio durante todo el viaje. Al
ver cómo actuaba, Luna quedó petrificada.

No tenía idea de lo que iba a pasar.

"¿Qué dijo Catalina por teléfono?"

"Ella quiere que recojas a Irene", dijo Samuel con sinceridad.

Perpleja, se preguntó en qué estaba planeando Catalina.

"¿Eso significa que Irene está a salvo?"

Samuel asintió y tomó su mano temblorosa. "No te preocupes. Catalina no la lastimará


antes de conseguir lo que quiere".

Entonces Catalina quiere cambiar a Irene por mí?"

Samuel dudaba que ella las quisiera a ambas.

En la vieja casa.

Al oír las noticias, Milanda se estrelló en el sofá, pasmada.

"Está bien", la reconfortó Violeta. Irene es inteligente y va a estar bien". Los ojos de
Milanda se llenaron de lágrimas.

Las manos de Milanda temblaban mientras trataba de limpiar sus lágrimas. "Tan
inteligente como es, es muy poco probable que ella escape de la astuta Catalina". ¿Por
qué estaba pasando esto? Era año nuevo. ¿Por qué Catalina tuvo que arruinarlo?

Vicente se dirigió a la sala de estar, estrujándose las manos. Caminó escaleras arriba
para encontrar alguna conexión para ayudar.
"Irene estará bien, Milanda. Mamá y papá están en camino. Debemos confiar en ellos".
Gerardo actuó con mucha calma porque creía que su mamá y su papá iban a traer a
Irene de vuelta sana y salva.

Milanda negó con la cabeza. No era que ella no le creyera a su nieto, solo... Ella se fue
perdiendo en un oscuro y preocupante pensamiento.

En la isla privada de Samuel.

El coche estaba aparcado en la entrada de la isla. Los guardias de seguridad habían


desaparecido. Un extranjero los estaba esperando en el borde del muelle. Cuando
salieron del auto, él preguntó en un chino pobre: "¿Eres Luna Bo?"

"Sí lo soy".

"Sígueme. Sólo tú". El extranjero se interpuso en el camino de Samuel.

Luna se puso inquieta y se volvió hacia Samuel, quien asintió y le dijo: "Adelante".

Luna se sintió decepcionada por las palabras de Samuel. Ella no le había dicho la verdad
sobre Irene. ¿Estaría realmente dispuesto a salvar a Irene?
Capítulo 247 La persona detras de todo
"Samuel... Necesito decirte... algo sobre Irene..."

"Luna, deja de hablar de eso. Estará bien, sólo sigue adelante". Samuel no podía
entender por qué Luna se demoraba.

Había enemigos por todas partes. Este no era momento para charlas privadas.

Luna, irritada, accedió a la demanda de Samuel.

Se dio la vuelta y se subió a la lancha motora con ira y decepción.

Samuel no salvaría a Irene. Pero eso estaba bien. Luna salvaría a Irene ella misma.

Luna juró en contra de decirle a Samuel la verdad.

Cuando Luna se apresuró sobre las olas espumosas, la sonrisa tranquilizadora en el


rostro de Samuel desapareció. Mirando su figura que retrocedía, Samuel sacó su
teléfono de un bolsillo.

Luego se metió en el coche y se marchó.

En la isla.

Luna se bajó de la lancha motora y vio una casa de lujo que cubría dos tercios de la isla.
Había un enorme crucero privado atracado en el puerto, así como varias lanchas rápidas
caras.

Si Irene no estuviera entre la vida y la muerte, a Luna le hubiera gustado mirar alrededor
del escenario.

Luna no tenía ni idea de quién era esta casa. Era tan lujosa y extravagante.

De repente, Luna vislumbró una pequeña figura colgada de la plataforma de


observación en el tercer piso.

Luna se rompió. Su querida Irene estaba atada y colgada en el aire entre el segundo y
tercer piso. Su pequeña cabeza estaba agachada, su cabello estaba frente a sus ojos,
que parecían estar cerrados como en coma...
Luna corrió hacia la plataforma de observación apresuradamente. Cuando estuvo lo
suficientemente cerca, notó que incluso faltaba la chaqueta de Irene. El pequeño cuerpo
de Irene estaba cubierto solo por un suéter delgado. Para despertar a Irene, Luna
levantó la vista y gritó.

Pero ella no respondió. Su cuerpo oscilaba de un lado a otro en la brisa. Luna estaba en
una angustia inimaginable. ¿Cómo podría Catalina, esa perra, tratar a una niña tan
cruelmente?

Varias figuras aparecieron en la plataforma de observación en el tercer piso. Como era


de esperar, el cerebro detrás de esto era Catalina.

"¡Catalina, perra, deja ir a mi hija!" Luna había perdido la cabeza. ¡pobre Irene!

Cuando Catalina escuchó la ansiedad y el dolor de Luna, se rió con desprecio.

Un segundo después, Catalina emergió y se reveló a Luna. Se quedó mirando a la pobre


Luna con el corazón roto, con los brazos cruzados en complacencia. "¿Por qué Samuel
no vino aquí contigo? ¡Ja! iLo sabía! No le importa un bledo su hija bastarda,¿verdad?".

Luna miró a Catalina. Corrió hacia ella inmediatamente para golpearla. Pero fue
detenida y apresada por un hombre enorme. La tiró hacia atrás con fuerza.

Luna se tambaleó sobre las hojas y golpeó contra el camino de adoquines.

Afortunadamente, la gruesa ropa de invierno de Luna le impidió lastimarse.

"Catalina, ¿dónde está tu humanidad? ¡Deberías haberme llevado a mí! ¡Deja a mi hija
fuera de esto!" En este momento, Luna quería apuñalar a Catalina profundamente en su
corazón una y otra vez.

Luna se sacudió el polvo. Miró al cielo para decirse a sí misma: 'Luna, no llores. Cálmate.
Irene te está esperando. Debes ser fuerte por ella'.

Catalina se burló, "Luna, ¿sabes dónde estamos?" Antes de que Luna enfrentara a la
muerte, Catalina la torturaría un poco más.

¿Por qué preguntó eso? Luna estaba desconcertada. Miró a su alrededor y estaba
segura de que era la primera vez que venía aquí. ¿Cómo podría conocer este lugar?
“¡Deja ir a mi hija! ¡Esto es entre tú y yo!" Cuanto a más largo plazo estaba colgada
Irene, más dolor sufría.

“¿Dejarla ir? ¿Por qué? ¿Sientes lástima por Irene? Ajá, Luna, eso es exactamente lo que
quiero. Quiero torturarte Tanto en cuerpo como en mente. Has arruinado mi reputación
y hoy me vengaré de tu hija y de ti. ¡Te dejaré saborear el dolor que he sufrido!"

Esta era la úItima oportunidad de Catalina para terminar con sus vidas. Moriría feliz
sabiendo que murieron en sus manos.

"Haz lo que quieras. ¡Deja ir a Irene primero!" Luna gritó.

Catalina se burló. "¡Nunca! ¿Sabes que esta es la isla privada de Samuel?"

¿Isla privada de Samuel? Luna estaba aturdida. Ella nunca había oído hablar que Samuel
tuviera una isla privada.

"Como sospechaba", se rió Catalina. "No tienes ni idea".

Catalina había oído hablar de eso hace mucho tiempo cuando Anna habló con Samuel
por teléfono. Sus matones contratados se encargaron del resto, pronto ella tenía la isla
en su control.

¡Qué rico era Samuel!

El valor de esta isla y esos cruceros era absolutamente superior a cien millones.

¿Sabes quién me dijo eso? Fue Emma. Como sabéis, esta es la isla privada de Samuel.
Sólo Samuel y Emma habían venido aquí antes".

De hecho, Catalina solo sabía que esta era la isla privada de Samuel, pero no sabía si
Emma había venido aquí. Le dijo todo esto para torturar verbalmente a Luna.

Luna le creyó. ¿Cómo podría no hacerlo? Samuel nunca le había hablado de la isla y
obviamente nunca la había traído aquí.

Pero Emma había estado aquí. Además, cuando Irene fue secuestrada, Samuel la dejó
venir sola. ¿Samuel realmente la amaba?

Catalina miró la cara pálida de Luna con avidez. ¡Qué mujer tan estúpida, cree cada
palabra que digo! , pensó.
No había tiempo. Ahora que Luna e Irene estaban aquí, era hora de matarlas.

"¡Guardias! Podéis divertiros un poco con esta mujer. La mataré más tarde".

¡Mierda! Luna estaba a punto de experimentar la máxima perversión. ¡Pronto sabría


cómo se siente ser violada por varios hombres a la vez!

Los hombres fuertes se acercaron. Luna se tambaleó hacia atrás. "¡Catalina, si te atreves
a dejar que me toquen, te mato!" ¡Preferiría morir con Catalina en esta isla que
experimentar esto!

Catalina rió a carcajadas. "Cuando decidí secuestrar a tu hija, estaba lista para morir
aquí. Todos se ríen donde quiera que vaya, todo porque he sido humillada por ti. Ya no
quiero vivir en este mundo. La muerte sería una cosa dulce".

"¡Y te llevaré a ti y a tu hija conmigo!"

Cuando los hombres alrededor de Luna se estiraron para tocarla, Luna sacó un cuchillo,
tiró la funda y puso el cuchillo en su cuello. "Quedaos donde estáis, o me mato".

Los hombres se miraron y se detuvieron.

Sin embargo, Catalina no estaba molesta en absoluto. Caminó un poco hacia adelante,
señaló a Irene y le dijo: "Mira la cintura de tu hija, ¿qué es?"

Luna siguió el dedo de Catalina y encontró una pequeña caja en la cintura de Irene, que
parpadeaba en rojo y verde.

"¿Sabes lo que es? ¿No? Es un 'petardo' especial, ¡una bomba!" Al oír esto, la cara de
Luna se puso pálida fantasmal. La risa de Catalina era más fuerte que nunca.
Capítulo 248 Tu hija
"¿Ves?" "Tu hija será destrozada en pedazos una vez que dé la señal", dijo Catalina
amenazadoramente.

Luna estaba tan asustada que el cuchillo en su mano cayó al suelo.

¿Qué podía hacer ella? ¿Cómo podría luchar contra tantos hombres? ¿Cómo podría
salvar a su hija?

"Podemos hacer esto de la manera fácil o difícil, Luna. ¿Como va a ser?" Catalina le
guiñó un ojo a los hombres. Ellos entendieron, y patearon el cuchillo en la hierba detrás.

Luna estaba muerta de miedo. ¡No podría salvar a su hija! Peor aún, Catalina le hizo una
señal con la mano al hombre en la plataforma de observación.

Luego el hombre en la casa empujó a Irene hacia arriba. Otro hombre agarró su delgado
cuerpo y lo abrazó con fuerza mientras la pescaba.

De repente, Luna entendió lo que querían hacer y se tiró hacia Catalina con locura.
Catalina fue tomada por sorpresa. Sintió el golpe contra su mejilla, y descubrió que Luna
la había tirado al suelo.

"¡Ella es un bebé!", gritó Luna. "¿Cómo puedes hacerle esto?" Catalina, esa perra astuta,
iba dejar que un hombre abusara de su única hija.

Luna abofeteó a Catalina con fuerza en su rostro. "¡Te mataré! ¡Te mataré!"

Pero todo lo que Catalina tuvo que hacer fue dar una orden y Luna quedó dominada en
un instante.

"¡Soltadme, pervertidos!" La angustia la roía. Gritó de nuevo en voz alta hasta que su
voz se volvió ronca. Ella luchó por separarse.

Ejerció toda su fuerza y casi se separó del control de los hombres.

Catalina se puso de pie, con una mano sosteniendo su cara adolorida.

Miró a Luna, quien estaba casi loca por la aflicción. Catalina dio una serie de bofetadas a
la mejilla de Luna.
Luna se ponía roja e hinchada a medida que avanzaban los minutos de tortura.

"Deja ir a mi hija... perra..."

Catalina se frotó la cara dolorida de nuevo. Se dio cuenta de que estaba sangrando
suavemente por una herida abierta en su mejilla. "Luna, te arruinaré no solo a ti, sino a
tu hija hoy".

"¡No! ¡Haré cualquier cosa que quieras!" El largo cabello de Luna cayó ante sus ojos en
una violenta lucha. Ella era un desastre.

Catalina se burló con desdén. "¡No!" Luego, con un chasquido de los dedos de Catalina,
empujaron a Luna contra el suelo en un instante.

En la plataforma de observación, el hombre que estaba abrazando a Irene había dejado


de tocarla. Sin embargo, cuando vio que empujaron a Luna hacia abajo, puso su mano
sobre la cintura de Irene y la tocó de nuevo.

"¡No la toques! iBastardo! iAléjate de mi hija!

Deberías irte al infierno!" Luna gritó histéricamente, luchando por respirar bajo la
inmensa presión. El poder de ser madre la ayudó a separarse.

Pero pronto fue detenida de nuevo antes de que pudiera llegar lejos.

Samuel, que estaba en el helicóptero en el aire, notó la situación de Luna. Se congeló.

"¡Abre la puerta!"

Una vez abierta la puerta, Samuel se puso el arnés de paracaídas y saltó al vacío.

"¿Samuel?" Catalina se quedó atónita y miró al hombre que apareció en la isla. Antes de
que ella pudiera hacer algo, Samuel había desatado el paracaídas, corrió hacia ellos y
derribó a los fuertes guardias con algunos movimientos expertos.

"Samuel, estoy bien. ¡Salva a Irene primero por favor!" Un destello de esperanza
reapareció en la expresión triste de Luna.

Cuando Samuel había derribado a dos secuestradores, otros dos sacaron pistolas y le
apuntaron con sus objetivos.
Samuel fue más rápido que ellos. Desenfundó la pistola, corrió hacia Catalina y apuntó a
su cabeza.

Cada vez más de los hombres de Catalina sacaban sus armas, rodeando a Samuel.

Samuel se metió la mano en el bolsillo y presionó un botón sin que nadie lo supiera.

Era su plan de respaldo.

"Deja que Luna e Irene se vayan".

Catalina no tenía miedo a la muerte. "Si me matan, esa bastarda morirá de inmediato".

¡La bomba! ¡Samuel, no puedes matarla!" Luna gritó. “iLe puso una bomba a Irene!"

"Samuel, preparé un tratamiento especial para tu hija bastarda", se burló Catalina de


forma arrogante. "Un delincuente, que acaba de ser puesto en libertad". Samuel estaba
desconcertado. "Fue sentenciado a doce años de prisión", explicó Catalina
complacientemente. "por la pedofilia".

Samuel casi tiró el gatillo de la ira.

“¡Catalina! ¡Perra! ¿Dónde está tu humanidad?" Luna se enfureció y corrió hacia


Catalina de nuevo, pero estaba cerca de uno de sus guardaespaldas.

Samuel puso sus dedos en el gatillo, sus dedos temblaban contra él. "Catalina, esta es tu
última oportunidad. ¡Déjalas ir!"

Estaba claro que la fingida indiferencia de Samuel antes era un acto para ganar tiempo
para llamar a los paramilitares. Sin embargo, Luna lo tomó como su negativa para salvar
a Irene.

Ahora, las palabras de Luna ensuciaron su plan.

"¡Samuel, Irene es tu hija! ¡Chuck no me operó hace cuatro años! ¡Irene es tu hija
biológica!"

Finalmente, la verdad salió a la luz.

La mano de Samuel se aflojó. El arma casi resbaló.


Miró incrédulo a Luna, que estalló en lágrimas. '¿Qué dijo ella? 'Irene. . . ¿Es mi hija
biológica?

Para convencerlo, Luna le mencionó algunas pruebas: "¿Sabes por qué Irene siempre te
ha sido familiar? ¡Porque se parece a ti cuando eras niño! ¡Samuel, Irene es tu hija!
¡Sálvala por favor!"

Las palabras de Luna sorprendieron a Samuel. No podía pensar en otra cosa, excepto las
palabras de Luna: "Irene es tu hija", haciendo eco en su mente.

Luna le recordó a Samuel la foto de su infancia. ÉI trató de comparar a Irene y consigo


mismo en la infancia y descubrió que se parecían mucho. .

Samuel sintió una mezcla de emociones: deleite, conmoción, ira, felicidad...

Miró a Luna con enojo. Era imperdonable que le hubiera escondido la verdad. ¡Él le
enseñaría una lección, si salieran de esto con vida!

Samuel atrapó el arma en sus dientes y se quitó la chaqueta.

Luego tiró su chaqueta, mirando a Luna con furia no disimulada.

'¿Qué está haciendo Samuel?' Pensó.

Con todos distraídos, abrió una brecha en la multitud y corrió a través a los
guardaespaldas para llegar a la casa.

"¡Detenedle! ¡No lo dejéis escapar!" Cuando Catalina descubrió la intención de Samuel,


envió a hombres para detenerlo.

Sin embargo, Samuel entró en la casa y subió la enorme escalera tan rápido como un
rayo.

¿Irene era su hija? Mierda. Catalina no sabía qué hacer.

El pedófilo que frotó el cuerpo de Irene contra su entrepierna se quedó estupefacto


ante Samuel, quien de repente apareció frente a él. Estaba tan sorprendido por esta
intrusión que se olvidó de sostener a la niña, aún inconsciente, de caer hacia atrás. Ella
se desplomó en el suelo debajo.

El dolor despertó a Irene. Ella abrió sus ojos pegajosos.


'¿Dónde estoy?' Pensó, limpiándose el sudor de la cara.

Samuel realizó un suplex al pedófilo, lanzándolo como un misil al suelo.

El pedófilo quedó tan rígido que no pudo moverse. Gritó y no pudo moverse en
absoluto.
Capítulo 249 El prisionero se estaba muriendo
Samuel no había terminado con él. Al pensar en lo que acababa de ver, sus ojos brillaron
de rabia. Puso sus zapatos de cuero en el pecho del hombre y trató de romper sus
brazos.

Primero le rompió el brazo izquierdo, luego el derecho. Continuó esta barbarie hasta
que rompió todos sus brazos y piernas.

El hombre responsable de los petardos especiales quedó pasmado al ver esta escena.

A continuación, Samuel sacó su arma y disparó varios veces contra el hombre.

Apenas había tocado a Irene, pero la intención era clara. Era obsceno e imperdonable.
Todo este ensañamiento aún no podía suavizar la ira de Samuel, por lo que comenzó a
golpear la cabeza del hombre directamente con la culata del arma.

Al escuchar los continuos gritos desde el segundo piso, todos estaban tan asombrados
por el comportamiento violento de Samuel que todo lo demás se fundió con el
trasfondo.

El hombre, de alguna manera milagrosa, seguía respirando después de toda esta


mutilación. Pero Samuel aún no quería dejarlo ir.

En su lugar, arrojó el arma, apretó su mano con un puño de acero en ella y golpeó la
cara del hombre varias veces.

Ahora el hombre estaba reducido a un montón de sangre. Finalmente Samuel lo tiró al


suelo sin aliento.

"¡Alto! ¡Policía!" La policía había rodeado la isla. Nadie lo había notado.

Helicópteros rodeaban la casa.

"¡Benja, enciende el petardo especial!" Gritó Catalina. Benja rápidamente tomó el


control remoto, listo para presionar el botón.

"¡No!" Luna gritó, tratando de correr. Pero dos hombres detrás de ella se aferraban a
sus piernas.
Afortunadamente, Samuel saltó con fuerza y pateó el control remoto directamente de la
mano de Benja.

Mientras Samuel mandaba a ese hombre al suelo con un ruido sordo, un disparo resonó
en toda la isla; a Samuel le dispararon en el hombro y dejó escapar un grito.

En la plataforma de observación, un hombre estaba de pie y su arma humeaba un poco.


El hombre le disparó a Samuel nuevamente en el hombro.

"¡Papá!" Irene gritó en el momento en que Samuel recibió un disparo en su hombro.

La policía estaba peleando con los hombres de Catalina. Preocupada por su propia
seguridad, Catalina apuntó con un arma a Luna desde su escondite en los arbustos.

Con el sonido de disparos, muchas personas estaban cayendo.

Irene, en la plataforma de observación, hizo lo posible por levantarse del suelo, pero las
ataduras habían vaciado toda la sangre de sus extremidades. Estaba tan aturdida que
volvió a caer.

Samuel era como una especie de dios, pues disipaba la sensación de dolor. Todo se
debía a sus agallas. Se levantó y pateó las manos de Benja repetidamente. Tomó el
arma, apuntó al hombre en la plataforma de observación y lo derribó con un solo
disparo al corazón.

A continuación, bajó el arma hacia el hombre en el suelo, que se estaba retorciendo


como un gusano. Pero cuando apretó el gatillo, se se estaba muriendo dio cuenta de
que se había quedado sin balas.

Esto no era un problema para el enorme dios en que se había convertido, simplemente
tiró el arma y recurrió a usar sus manos de oso para destruirlo.

Samuel saltó alto en el aire y dejo caer su codo en la cuenca del ojo de Benja. "iAy!" El
pobre gritó por el agonizante dolor, y buscó el control remoto a su lado.

Afortunadamente, tropas de policías armados irrumpieron en el edificio Y abrumaron la


plataforma de observación. Apartaron a Samuel de Bob, que todavía estaba vivo, por
poco.
Samuel presionó su brazo sangrante y se tambaleó hacia su feliz y despreocupada hija.
El corazón de Samuel se rompió cuando vio a Irene, cuyos labios ya estaban azules por el
frío.

Con la ayuda de los expertos en bombas de la policía, Samuel desató a Irene y se deshizo
de los petardos especiales pegados alrededor de su cuerpo.

Mientras oscurecía, y los villanos eran detenidos, Irene se aferró a Samuel y murmuró:
"Papá, papi..”

"Irene". La voz de Samuel estaba un poco ronca. Su felicidad era de una naturaleza
brutal ya que su corazón fue bombardeado con adrenalina. No pensaba en el dolor en
su hombro.

Cuando Samuel e Irene se abrazaron, hubo varios disparos en la isla tranquila, más
derramamiento de sangre.

El corazón de Samuel se hundió al pensar en Luna. Rápidamente miró hacia abajo a


través de la ventana.

Junto al mar, Luna había llevado a Catalina al suelo. Luna le disparó a Catalina varias
veces en el estómago.

La sangre se extendió en el mar rápidamente y contaminó un poco el agua de mar.

Parecía que Catalina aún se movía, luchando por escapar. Pero comenzó a perder su
fuerza poco a poco.

Al pensar en las cosas terribles que Catalina dejó que otros le hicieran a Irene en ese
momento, Luna le disparó una y otra vez hasta que no quedó ninguna bala.

Sus ojos se pusieron rojos. Recogió una piedra y la aplastó en el rostro de Catalina,
dejándola desfigurada permanentemente.

En ese momento, la policía finalmente vino y arrastró a Luna lejos de Catalina. Pero era
demasiado tarde. Catalina estaba muerta.

Samuel soltó a Irene y abrazó a Luna. Trató de protegerla para que no viera a esa mujer
horrenda que ahora yacía muerta. Los ojos de Catalina permanecieron abiertos de
forma perturbadora.
Samuel le guiñó un ojo a un policía. Estaba oscureciendo para ver la expresión duradera
de Catalina, o la condición de su cadáver mutilado.

El capitán de la policía caminó hacia Catalina y saltó bruscamente. Levantó su voz


intencionalmente y dijo: "¿Muerta? ¡No, sigue viva, pero se está muriendo! ¡Necesita
ser enviada al hospital rápidamente!"

En ese momento, unas enfermeras del Hospital Privado de Chuck aparecieron con una
camilla.

Catalina estaba empapada de sangre y la llevaron al hospital. La policía se llevó a sus


matones en helicópteros.

Todo volvió a la normalidad, más o menos, como podría esperarse para Samuel y Luna.
Estaban tan acostumbrados a todos los desastres y conflictos que este espectáculo
apenas valía la pena celebrar. Samuel abrazó a Luna, que estaba temblando. "Todo está
bien. No tengas miedo".

Irene caminó entre ellos y tomó la mano de su madre. "Mamá, no llores".

Luna se liberó del abrazo dominante de Samuel y se agachó para abrazar a Irene. Lloró
más fuerte, "Irene, lo siento mucho. Es mi culpa que hayas sufrido".

Luna derramó lágrimas amargas al pensar en ese hombre maníaco que trató de hacerle
cosas horribles a Irene. Estaba avergonzada de ser su madre.

"Mamá, estoy bien. Ya no llores". El tono suave de Irene fue un consuelo para Luna.
Irene, por supuesto, no tenía ni idea de ninguno de los sucesos que habían ocurrido.

De repente Samuel recordó que había una ama de llaves. La habían encerrado en una
cabaña, así que é l la dejó salir. Él le dijo: "Limpia la casa y véndela".

En la opinión de Samuel, la casa había sido manchada por el recuerdo de estos horribles
eventos. Ya no era necesario conservarla por más tiempo.

Antes de regresar a la casa vieja, Luna llevó a Samuel al Hospital Privado de Chuck para
que le trataran la herida del hombro.

Luego Luna llevó a Irene al baño. Samuel estaba acostado en una cama de hospital,
mirando a Chuck, quien estaba curando sus heridas.
Chuck estaba confundido y dijo: "Samuel, ¿tienes fiebre? ¿Por qué me estás mirando?"

"Eres un buen amigo. Siempre te recordaré". Samuel no solo estaba agradecido sino que
también estaba enojado por las cosas que Chuck había hecho, estaba agradecido
porque Chuck no le había practicado el aborto a Luna. Pero estaba enojado porque
Chuck le había ocultado la verdad al respecto.

"Es un placer", dijo Chuck, "si quieres devolverme el favor, ¿qué tal si casamos a tu hija
con mi hijo cuando sean mayores?" Chuck fue lento, porque pensó que Samuel le estaba
dando las gracias por tratar su herida.

"Ya veo. ¿Entonces sabes que Irene es mi hija? ¿Por qué no me lo dijiste antes?" Era
increíble que Chuck hubiera logrado mantener este secreto durante tres años, pero en
un momento de amnesia, dejó que la información se le escapara.

"¿Tú sabes la verdad?"

"¡Por supuesto!"

Chuck no tenía ningún sentimiento de culpa. En cambio, se lamió los labios y dijo: "Eres
muy afortunado por tener una hija así".

¿Por qué él no podía tener una hija? Chuck se lamentó. Bueno, Chuck deseaba a una hija
que creciera a su lado para convertirse en una mujer intacta y honorable. Ahora que
tanto Jorge como Samuel tenían hijas, sería mejor que trabajara más duro para tener
una. Chuck comenzó a sudar al pensar en eso.

Traer a Irene de vuelta libró a Samuel de todo su resentimiento y ira. Una sonrisa
satisfactoria se deslizó en su rostro. Finalmente logró el deseo que había tenido durante
muchos años.
Capítulo 250 La muerte de Catalina
Su estado de ánimo se volvió caprichoso. Estaba decidido a vengarse de Luna primero y
luego recompensarla por Irene.

"Samuel... ¿Sabes que Catalina ha muerto?" Chuck estaba preocupado. Le dio a Catalina
tratamiento de primeros auxilios en el momento en que fue enviada a su hospital. Pero
su cuerpo ya estaba frío. A pesar de que era un buen doctor, no tenía forma de que la
salvara.

Después de guardar silencio por un rato, Samuel respondió: "Sí. Ponla en la UCI.
Manejaré todo lo antes posible".

"De acuerdo. Llámame cuando sea necesario. Aunque no tengo muchos recursos en tu
campo de trabajo, podría ser útil en otras áreas". Después de terminar las curaciones,
Chuck se quitó la máscara quirúrgica y se sentó junto a Samuel.

Dándole una palmada amistosa a Chuck, Samuel dijo: "Gracias, hermano. Me has curado
completamente. No más hoyos abiertos. Por favor, no le digas a Luna sobre la muerte
de Catalina, por cierto. Ella sólo se pondrá inquieta. ¡Ya sabes cómo se pone, el
desorden de una mujer ansiosa!"

"Bien". Chuck parpadeó. "Entiendo".

Samuel revisó los correos electrónicos en su teléfono porque era un abogado de la


ciudad ocupado que nunca se calmaba ni se rendía en un caso; si él no estuviera tan
ocupado, Chuck le habría pedido que saliera a caminar con él en el hospital, porque
Chuck era un hombre verdaderamente solitario. Nadie había salido con Chuck.

Samuel le pidió a Chuck que le dijera la fecha en que volvería para cambiar su vendaje.
Cuando Chuck le dijo, Samuel dijo: "Muchas gracias", y se fue sin haber levantado la
vista de su teléfono. Chuck aspiró para disipar su melancolía y se colocó de nuevo frente
a la fría pantalla de su computadora. El trabajo era el único compañero de Chuck.

A las ocho en punto, Samuel, Luna e Irene regresaron a su antiguo hogar.


Samuel entró y corrió a su estudio, enterrándose en el trabajo, mientras que Luna era
reconfortada por los miembros de la familia. Lloró en los brazos de Milanda. "Abuela,
asesiné a alguien..."

Tenía miedo de las implicaciones morales, pero extrañamente no lamentaba el


asesinato.

"Oh, está bien", dijo Milanda acariciando el cabello de Luna. "Estas cosas pasan. Te
ayudaremos si vas a la corte".

Secándose las lágrimas, Luna respondió con los dientes apretados, "Estoy bien. Si
pudiera hacerlo todo de Nuevo, volvería a matar a Catalina".

"Te entiendo". Catalina merecía morir. De otro modo habría matado a Luna.

"Si voy a la cárcel, cuida a los dos niños, abuela..." Luna se ahogó en sollozos.

Milanda también lloró. Se dio cuenta de que Violeta sentía lo mismo. Así que le pidió a
Violeta que subiera a los dos niños.

Vicente suspiró, "Tal vez Catalina sigue viva".

"Pero si ella está muerta, el Clan Shao se asegurará de que estés a salvo".

Samuel bajó las escaleras gritando groserías en su auricular Bluetooth.

Sacando a Luna de los brazos deSacando a Luna de los brazos de Milanda,


completamente ajeno al último día de eventos, Samuel preguntó: "¿Cuál es tu
problema?"

"Sé que acabamos de ver su cadáver mutilado, y viajé contigo en el auto hasta aquí,
pero olvidé preguntar, ¿escuchaste cuál es la condición de Catalina ahora?", Luna
preguntó con entusiasmo.

Samuel la miró como si fuera estúpida. "No Luna. Ella no podría estar más cerca de la
muerte. Está en la UCI, y morirá allí. Quiero decir, ¡vamos!"

Incluso si existiera la posibilidad de millón a uno de que alguien se enterara del


asesinato de Catalina y explotara esa muerte para destituir literalmente a cientos de
otras personas, Samuel estaba seguro de que podría ayudar a Luna a ganar el caso.
Catalina difícilmente podría sobrevivir, razonó Luna. Después de todo, le dispararon diez
veces."Si algo sucede, no me ofrezcas ayuda. Puedo manejarlo yo sola, Samuel". Los
problemas siempre estarían presentes, razonó, pero nunca evitarían que hiciera lo que
deseaba.

"Deja de preocuparte por eso. Todo estará bien. Sube las escaleras, toma un baño y
duerme".

Después de despedirse de Vicente y Milanda, Samuel regresó a la habitación con Luna.

Al darse cuenta de que Luna estaba distraída, Samuel se abstuvo de torturarla por no
revelarle la verdad. Samuel sabía la verdad ahora, pero antes no, por lo que Luna
merecía ser castigada.

En el segundo día del año nuevo, Samuel permaneció en su estudio durante todo el día
marcando números de teléfono, arreglándoselas y haciendo tratos, tratando de resolver
todo el asunto de Catalina.Al día siguiente, se lanzó una rueda de prensa que mostraba
que Catalina había sido detenida por secuestro, asesinato y contrabando.

En el cuarto día, Samuel invitó a cenar a varios líderes que eran relevantes para el caso.

El día después de eso, se supo que Catalina fue condenada a pena de muerte por
ejecución.

El público se sorprendió de que Catalina fuera sentenciada en tan poco tiempo. Se


preguntaban si ella había ofendido a alguien importante. En el sexto día, Samuel
canceló todos sus otros casos para lidiar con las consecuencias.

En el octavo día, se decía que Catalina fue asesinada a tiros.

Catalina ya no existía en el mundo.Sin embargo, Luna todavía sentía que la muerte de


Catalina era su culpa. Apenas podía dormir por las noches, la culpa era tan voraz.

Samuel a menudo trabajaba durante la noche para asegurarse de que no se había


perdido ningún detalle.

Ahora era el momento de comenzar a filmar anuncios y TV nuevamente. Luna retrasó


su horario debido a su depresión. Cuando llegó el Festival de los Faroles, todo volvió a
la normalidad.
Samuel había terminado de batallar con todas las cosas del expediente, y estaba bien
preparado para cualquier posible resultado. Luego llegó el momento de su
"venganza".

Durante el día, Luna se dedicaba al trabajo para no pensar en Catalina.Eran las nueve de
la noche cuando Luna terminó de filmar un anuncio. Fue al estacionamiento con Edén.

Un hombre estaba apoyado contra la puerta de su auto, fumando. El cigarro emitía


algún tipo de luz brillante.

Luna sintió que era Samuel, aunque estaba demasiado lejos para saberlo.

Cuando ella se acercó, su sentimiento resultó ser cierto.

Después de despedirse de Edén, Luna caminó directamente hacia Samuel con una bolsa
en la mano.

Después de apagar su cigarro, el hombre lo arrojó a un cubo de basura cercano.

Al poner sus brazos alrededor de su cintura, Luna cerró los ojos para sentir su calor.

Manteniendo la barbilla de Luna con su mano derecha, Samuel bajó la cabeza para
besarla. Un ligero olor a tabaco se extendía por su boca.

De repente Samuel empujó a Luna contra la puerta. Los dos se fundieron así en un
cuerpo.

Se besaron por un rato.

Samuel finalmente liberó la cara enrojecida de Luna y dijo: "Volvamos a la casa".

"De acuerdo".

En la Mansión Leroy.

Sus hijos todavía estaban en la vieja casa. El resto de los sirvientes estarían allí pasado
mañana. Sólo había dos de ellos allí hoy.

Estaba oscuro. Luna se estaba cambiando los zapatos cuando Samuel la abrazó por
detrás.
Después de ponerse las sandalias, Samuel la empujó contra la puerta, "Luna, tengo que
ajustar cuentas contigo".

"¿Qué? ¿De qué estás hablando? No tengo idea".

"Bueno, me mentiste acerca de Irene". Estaba enojado por ser el último en saber la
verdad sobre Irene, y simplemente no podía dejarlo así. Toda esta molestia fue
provocada por Luna.

"Umm... No es mi culpa, Samuel. Te lo dije antes. Pero no lo creíste en ese momento".


Luna se sintió ofendida.

Samuel recordó la noche con Luna. "Sí. Tú conoces al padre de Irene".

"¿Quién es él?"

"Eres tú".

......

Samuel se quedó sin palabras.

"Pero me dijiste que el padre de Irene estaba muerto, Luna".

Luna respondió tímidamente: "Lo dije porque me hiciste infeliz ese día".
Capítulo 251 Te hare feliz de nuevo
"Será mejor que te prepares para esto".

"Samuel, eso es solo un pretexto, ¿verdad?" Luna se quejó.

Sorprendentemente, Samuel asintió, "Porque no quiero que me mienta".

Luna lo hizo a un lado y subió las escaleras. "Me haces enojar mucho. ¿Quieres saber
por qué?"

"¿Por qué estás enojada?" Samuel la abrazó por la espalda y la empujó contra la
barandilla.

En ese momento, Luna recordó lo que Catalina le había dicho. Recordar esto la puso aún
más molesta, "¿Por qué no vas a ver a Emma y la ayudas a salir de la cárcel ya que te
preocupas tanto por ella?" Sorprendido, Samuel la soltó.

Al verla alejarse, Samuel se quedó sin palabras. No tenía idea de lo que ella estaba
hablando.

"¿Qué quieres decir?"

En el momento en que entró en el dormitorio, Luna lo echó. De pie frente a él, con las
manos en la cintura, dijo: "Nunca me llevaste a tu isla privada, ni me dijiste nada al
respecto. Pero las cosas son diferentes cuando se trata de Emma".

Ni siquiera lo dejó responder, y cerró la puerta. Samuel se quedó allí, con los
pensamientos corriendo por su mente.

Para él, Luna había roto su corazón de formas peores.

A pesar de que nunca había llevado a Luna a su isla privada, ni le había hablado sobre
eso, creía que estaba reaccionando de forma exagerada. "Debe haber un problema más
profundo aquí", pensó.

"Cariño, abre la puerta". Samuel le rogó.

Luna respondió con indiferencia, "No".

Samuel continuó tocando y comenzó a cantar: "Estrellita, ¿dónde estás?


Me pregunto qué serás...."

Casi de inmediato, Luna abrió la puerta y lo miró con desdén. 'Eres tan infantil', pensó.

"Oh, mi estrella". La sostuvo en sus brazos y la besó.

Al mismo tiempo, estaba pensando en cómo castigarla por cerrarle la puerta en la cara.

Luna no quería que la abrazara. Al darse cuenta de esto, Samuel dio un paso atrás, pero
todavía la sostenía en sus brazos.

Sin previo aviso, la levantó, obligándola a rodear su cintura con sus piernas para
apoyarse y la coloco en el tocador, a un par de metros de distancia

"Nunca llevé a Emma alli, Luna”.

Lo dijo con tanta sinceridad que Luna pensó que Catalina le había mentido una vez más.

“¿Pero por que no me contaste sobre la isla? Por eso estoy triste”.

Despues de besar sus labios otra vez, Samuel dijo, ¿Triste? No preocupes, te haré feliz
de nuevo”.

Luna le pellizcó las mejillas, un rubor se extendió por su cara, "¿Cómo puedes ser tan
insaciable?”

Se bajó de la mesa, pero Samuel rápidamente la volvió a abrazar. Esta vez, se puso
frente al espejo y Samuel estaba detras de ella.

"Luna, te contaré un secreto".

Apoyando su cuerpo contra el suyo, él le susurró sensualmente al oido, mientras


levantaba seductoramente su vestido. “¿Cuál secreto?” Luna se quedo sin aliento. Lo
miró en el espejo, mientras sus manos recorrían libremente su cuerpo. Ni siquiera se dio
cuenta de que Samuel no había Respondido, mientras el devoraba su cuello,
aumentando sus Impulsos sexuales.

Cinco minutos después, Samuel la penetro. Al ver ver su reacción en el espejo,


finalmente respondió: "Eso es, me encanta cuand eres asi”.

“Tan encantadora, Sexy y seductora”.


La mente de Luna se había quedado en blanco, en completo éxtasis.

"¿Tú... Vas... a. .. disculparte conmigo?”

“¿Umm, qué? ... De ninguna manera”. Luna respondio

"¡Discúlpate!" Samuel dejó de moverse.

"De acuerdo... Está bien, lo siento... Samuel…”

"No, llamame querido”.

Yo… lo siento… .querido”

La tomó por el cabello y tiró de su cabeza ligeramente, "¿Perdón por que?”

Luna no podia creer que Samuel le estuviera haciendo esto. Pero sus deseos superaron
su ira, y respondió de una manera que sabia que lo complaceria.

“Lo son pormentire sobre Irene.”

Él comenzó a moverse de nuevo. Su plan había funcionado.

“Bien hecho. Eres tan genlal, querido”.

"Querida".

Pronto, la habitación se llenó de sonidos apasionados.

Unos días después, Samuel despertó a Luna.

“Samuel, ¿qué pasa? No necesito ir a trabajar temprano hoy”. Molesta, se volvió a ubrir
con la colcha.

Entonces Samuel consiguió algo de ropa, y se preparó para vestirla el mismo

“Samuel, déjame en paz”. Dijo Luna aturdida, sin embargo, sin querer, levanto las
manos para que Samuel la vistiera.

Samuel bajó la cabeza y besó su vientre. Esto la despertó de golpe.

“Yo... Lo haré yo misma. Todo lo que quieres hacer es aprovecharte de mi”.


Ella lo miró con desdén, luego se vistió rapidamente, y se dirigio al baño para lavarse la
cara y los dientes.

“¿Por qué me despertaste tan temprano?”

Preguntó después de enjuagarse la boca.

“Es un secreto”. Samuel grito desde el dormitorio, ya completamente vestido

Después de desayunar juntos, la llevo a una tienda.

Cuando se dio cuenta, Luna se había quedado profundamente dormida.

Samuel sonrio. Estaciono el coche y la sacó de alli.

Poco tiempo después, Luna se despertó, cuando se dio cuenta de laconmocion


alrededor.

“Ella es muy hermosa”.

“Si. El es muy amable con ella”.

“La ennvidio… Silencio, ya se despertó”.

Confundida, Luna miró a las dos asistentes de la tienda y los numerosos vestidos d novia
en los estantes frente a ella.

Hola, señorita Bo'. Dijo una asistente de la tienda, mientras que la otra fue a buscar a
Samuel de inmediato, tal como se le dijo que hiciera cuando Luna despertara.

"Sí. ¿Dónde estoy?"

"Está en la tienda de novias". La dependiente de la tienda colocó una copa de agua


frente a ella.

Al mirar a su alrededor, vio a Samuel caminando hacia ella, con varias asistentes y una
gerente detrás.

"Luna, ven y prueba los vestidos de novia que elegí para ti". Dijo, mientras se agachaba
para ayudarla a ponerse los zapatos.

Aunque sorprendida, Luna siguió a Samuel.


"¿Qué tal este?" Buscaba vestidos para las fotos de la boda. En cuanto al vestido de
boda para su ceremonia, le había encargado a la señorita Fila a personalizar uno. Lola
recomendó ampliamente a la señorita Fila.

Ella no esperaba que esto sucediera.

Porque Samuel se había visto obligado a casarse con ella, y no tuvieron una ceremonia
de boda ni tomaron fotos.

A pesar de que Luna había actuado como novia en varias películas y anuncios, y se
sentía bien cada vez que llevaba un vestido de novia, casi no podía imaginar ser la novia
de Samuel algún día.

Su mente se quedó en blanco. No podía hacer nada más que mirar los vestidos que
Samuel había escogido. En realidad tampoco podía decir nada.

Así que solo asintió, "Son muy lindos".

Nadie podía negar que Samuel tuviera un gran sentido del estilo.
Capítulo 252 ¿Habra una boda?
La expresión de asombro de Luna hizo que Samuel se sintiera culpable. ¿La había hecho
esperar demasiado?

Le dijo a la vendedora que trajera uno de los vestidos de novia que había elegido, para
que Luna pudiera probárselo.

Luna entró en el probador, pero no se vistió de inmediato. Simplemente se sentó en una


silla y se aferró con fuerza al vestido de novia.

Vio su cara en el espejo, radiante de emoción y desbordante de felicidad.

Incapaz de reprimir su alegría, se repetía a sí misma que no podía permitir que Samuel la
conmoviera tan fácilmente, sino que debía permanecer reservada. 'Solo es un vestido
de novia. ¿Realmente vale la pena emocionarte?' Finalmente se calmó antes de
probárselo.

Después de unos minutos, Samuel le pidió a una vendedora que fuera al probador y
ayudara a Luna a abrocharse el vestido por la parte de atrás.

La puerta del probador se abrió y Luna se deslizó hacia Samuel.

Samuel escuchó el sonido chirriante de la puerta y se dio la vuelta.

Se quedó boquiabierto. Su cabello, cuidadosamente atado en un moño, reposaba en lo


alto de la diadema, revelando su elegante cuello. Al verla más de cerca, se podía ver un
leve rastro de un beso que había dejado antes.

El vestido blanco de novia llegaba hasta el suelo, estaba envuelto firmemente alrededor
de su figura perfecta, y los pétalos oblicuos decoraban su cintura, lo que hacía parecer
que el sencillo vestido fuera aún más único.

El vestido no solo hacía que la piel de Luna pareciera pura como la nieve, sino que
también mostraba su temperamento noble y elegante.

No era la primera vez que Samuel veía a Luna con un vestido de novia, ya que se había
puesto unos mientras filmaba, pero al verla se quedó sin aliento.

Estaba abrumado por lo angelical que se veía.


Luna vio la sorpresa en sus ojos.

Con timidez le preguntó a Samuel, "¿Cómo me veo?"

Al recuperarse momentáneamente de su asombro, Samuel se acercó a ella y la besó.


Eso le dio la respuesta que estaba buscando.

Todos a su alrededor se sonrojaron al verlos. No pudieron evitar pensar lo dulce que era
esta pareja.

Luna fingió golpearlo y gruñó tímidamente, "¿Cómo pudiste besarme delante de tanta
gente?"

"No pude evitar besarte porque eres muy hermosa. Tú, mi esposa, eres el ser más
hermoso que he conocido". Samuel posó sus brazos alrededor de la delgada cintura de
Luna, mientras le besaba la frente con amor.

Luna trató de apartarse de él "detente, debemos apurarnos”.

El brazo herido de Samuel soltó a Luna, mientras que su brazo derecho continuó
sosteniendo su cintura. "Por favor, trae los vestidos de boda que acabo de elegir,
gracias", se dirigió a la vendedora.

"Muy bien, Sr. Shao, Espere un momento, por favor” La vendedora, que presenció la
dulce interacción entre los amantes, se apresuró a traer los vestidos de novia, con un
rubor enrojecido en su rostro.

Samuel había seleccionado varios vestidos.

Dos vestidos eran largos y blancos, otro era de lila y el último era un cheongsam rojo.

Luna se los probó todos.

Samuel tenía un buen gusto y cada vestido que eligió para Luna era único y se vela
genial en ella.

Debido a que sólo tardaron una hora en elegir el vestido de novia, Samuel decidió tomar
las fotos de la boda de inmediato.
Cuando hizo la cita, Samuel le dijo a la tienda de bodas que tomaría fotos ese día y el
siguiente. En ambos días reservaron para ellos los lugares escénicos en los que querían
tomar las fotos.

Mientras Luna se maquillaba, Samuel también se probó varios trajes nuevos.

Tomaron el primer grupo de fotos de boda en el estudio. El plan era que las fotos de
primer plano se colgaran y exhibieran en el dormitorio, después de la ampliación.

Tomaron el segundo juego de fotos de boda al lado del mar, a petición de Luna.

Samuel le pidió especificamente a su timonel que condujera su yate de lujo al sitio antes
de tiempo, para que pudieran tomar una serie de fotos arriba del yate en el mar.

Cuando el sol se puso, tomaron otra serie de fotos en la playa.

Al final del primer día, Samuel le pidió al fotógrafo que le enviara todas las fotos que se
habían tomado.

Sin necesidad de Photoshop o post- edición,las fotos ya eran increíbles.

Después de que envió algunas fotos aln teléfono de Luna, apagó su computadora y
abandonó el estudio.

Luna sonrió dulcemente cuando vio las fotos de la boda. Justo cuando había visto la
úItima foto, Samuel entró y le quitó elteléfono.

"¿Qué pasa?"

Apoyado contra la cabecera, Samuel abrió su Twitter, "Nada. ¿Me prestas tu teléfono
por un momento?"

"¡Bueno!" Luna se levantó de la cama y fue al baño a ducharse.

Cuando salió del baño, no tenía idea de lo que Samuel estaba haciendo en su Twitter.

No fue hasta que varias personas le enviaron mensajes de WeChat, que ella supo lo que
Samuel había estado haciendo.

Le pellizcó el pecho, haciendo que Samuel gritara. Se dio la vuelta y la puso debajo de él.

"¿Por qué anunciaste nuestro matrimonio en mi Twitter antes de publicarlo en el tuyo?”


Parece que me gusta ser la protagónica. ¡Es injusto!” Samuel había publicado las
palabras "le amo” en su cuenta. El mensaje era lo mismo que una declaración de amor.

Luego Samuel tomó su propio teléfono y re- posteó la publicación, respondiendo: "Yo
también te amo".

La noticia fue una sorpresa para los internautas, y muchos expresaron sus felicitaciones.

"Felicitaciones, el amor del Sr. Shao y Luna finalmente se está haciendo realidad".

"Wow, nuestra Luna es tan hermosa".

"Ambos se ven muy lindos. ¡ Espero que tengan más bebés encantadores!"

"¡El señor Shao es tan guapo! Quiero ser su nuera”.

Sus amigos también intervinieron, comenzando con Jorge que comentó el post de
Samuel: "Mi sobre rojo está listo".

Daisy, que era la esposa de Chuck, reposteó y comentó la publicación de Luna:


“Felicitaciones y mis mejores deseos para

vosotros”.

Y luego, Chuck comentó el repost de Samuel: "Finalmente tienes conciencia". Luego vino
el comentario de Laura, "Felicitaciones al Sr. y la Sra. Shao"”.

Y Manolo también tenía un mensaje para Samuel: "¿Cómo es que una buena chica como
Luna se enganchó con un vagabundo como tú?"

Los internautas que vieron esta respuesta comenzaron a burlarse en los comentarios:

"Manolo, ¿no puedes alegrarte por tu amigo acaso estás celoso?"

Manolo respondió: "No, ya tengo una esposa perfecta. Solo digo que Samuel tuvo
suerte de casarse con Luna”.

El comentario de Leandro a Samuel fue simple: "¡Tendrás que llamarme hermano


cuando nos encontremos en el futuro!"

Y Anna le dijo a Luna: "Felicitaciones a nuestra hermosa niña y a mi cuñado".


Además de estos, hubo muchos reposts de grandes figuras del ámbito legal y de la
industria del entretenimiento. Esto mostró la buena fama y popularidad de la pareja.

Lola reposteó la publicación de Luna, "¡Felicidades! ¡No olvidéis llevarme con vosotros a
su luna de miel!"

Samuel le respondió: "Eso no va a pasar".

Cuando Luna vio su respuesta, lo pellizcó con enojo: "¿Por qué te negaste con tanta
determinación? Iba a decir que sí".

"¿Qué? ¿De verdad vas a traerla a nuestra luna de miel, en serio?" Samuel estaba muy
triste al pensar que otras personas estarían con ellos.

"¡Sí! Cuanto más, mejor, ¿no crees?" Luna respondió.

Samuel dejó el teléfono y abrazó a su esposa. "De ninguna manera. Solo en tus sueños
más salvajes".

Luna lo apartó, con la intención de seguir leyendo en su teléfono. De repente, pensó en


algo. Colocó su teléfono junto a la mesita de noche y se recostó en su pecho,
"¿Samuel?"

"¿Sí?"

"¿De verdad vamos a tener una boda?" Acababan de tomar fotos de boda, pero Samuel
no le dijo si tendrían una boda.

"Adivina".

Luna se enfureció, "¡Debe haber una boda. De lo contrario, terminamos!"

Samuel la besó en los labios, "Quizás habrá, quizás no. Tendrás que esperar y ver, mi
amor. Ahora es mi turno de hacerte preguntas".
Capítulo 253 Tambien quiero una hija
"Pregunta".

Samuel la tomó en sus brazos. "¿Cuándo dejarás el mundo del espectáculo?"

¿Dejar el mundo del espectáculo? Luna nunca había pensado en eso.

¿Iba a renunciar ahora que su carrera estaba prosperando?

Sin embargo, ya que Samuel lo había mencionado, ella lo pensaría. Mientras tanto,
respondió: "Adivina".

Luna le dio una cucharada de su propia medicina.

Samuel no pudo evitar reírse: "Bueno, supongo que si me das otra hija, ¡tendrás que
renunciar!"

Sus manos debajo de la manta comenzaron a moverse, buscando su cuerpo.

Luna lo miró fijamente, aturdida y sin palabras. "¿Darte otra hija? Pero ya tenemos a
Irene. ¿No te gusta?"

"Sabes que la amo". Samuel respondió sin levantar la vista.

Luna pensó por un momento. Estaba claro que Samuel amaba a Irene, y solo un tonto
negaría ese hecho.

Samuel incluso trataba a Irene mejor que a Gerardo. Desde que se enteró de que Irene
era su hija, se desvivía por ella todo el tiempo.

Incluso Luna estaba celosa de su afecto hacia su hija.

Tenía que admitir que él tenía razón, pero una cosa le molestaba: "Samuel...", ella le
tomó de la mano, "No estoy segura".

Samuel estaba aturdido.

"¿Por qué? ¿Qué quieres decir?"

Luna desvió la mirada: "Me temo que cuando quede embarazada, ¡negarías que el bebé
es tuyo de nuevo!"
Samuel la besó en el dorso de su mano, "Nunca volveré a hacer eso".

Después de todos los altibajos, debería estar ciego si aún no sabía qué tipo de persona
era Luna y cuánto lo amaba.

"Bueno, ¿no has oído hablar de aquel proverbio: Los hombres son todos iguales, son
mentirosos?"

"¿Quién dijo eso? Eso es pura mierda, te lo digo". Samuel negó con la cabeza.

Los ojos de Luna se dispararon y lo miró de reojo. No sabía si Samuel era digno de
confianza.

Como si temiera que no le creyera, Samuel la miró a los ojos y dijo: "Luna, lo prometo".

¿Promesa? Para ser justos, Samuel había dado vuelta a la página, y la promesa no era
necesaria, por lo que Luna tuvo que tomar una decisión. Ella decidió no insistir en los
problemas de confianza con Samuel.

Mientras se acurrucaba junto a él para dormir, su mente volaba entre pensamientos.


Además, temía los impulsos sexuales de Samuel que le robaban el sueño la mayoría de
las noches. la noche estuvo impregnada de sus apasionados gemidos.

Si no tuvieran que levantarse temprano al día siguiente para tomar algunas fotos más de
la boda, Samuel no habría dejado que Luna se acostara tan temprano.

Continuaron tomando las fotos de la boda por dos días más, y durante ese tiempo
viajaron a otras ciudades.

Mucha gente los vio tomar fotos de boda y publicó la información sobre eso en sus
diversas redes sociales.

El día que terminaron, Leandro la llamó. “¡Luna, mi bebé ya nació!" La emocionada voz
de Leandro casi rompe

el tímpano de Luna. Pero a ella no le importó. Ya era tía.

Al escuchar el grito de emoción de Leandro, Samuel le hizo un gesto a Luna para que lo
pusiera en el altavoz. "Felicitaciones, querido hermano, finalmente eres padre”.
"Samuel, date prisa. ¡Ven a ver a mi hija!" "Estamos en camino". Samuel respondió
brevemente y terminó la llamada.

Luna también estaba emocionada. Se levantó de inmediato y se puso ropa casual.

Era domingo e lrene y Gerardo no estaban con ellos, de lo contrario, habrían ido a ver a
la nueva integrante de su familia.

Samuel y Luna se dirigieron al Hospital Privado de Chuck.

En la habitación.

Leandro le estaba mostrando su mija a Chuck: "Mira, tengo una hija. ¡Deberías
animarte!"

Chuck se quedó allí sin palabras, mirando a Leandro cargar a la bebé recién nacida
frente a él.

"Vamos a esperar y ver qué pasa". Chuck estaba agitado por lo que veía, e
inmediatamente se dio la vuelta y salió de la habitación, directamente a su oficina.

Debido al nacimiento del bebé, llamó a Daisy y le pidió que fuera al hospital.

Tan pronto como Chuck se fue, Samuel llevó a Luna a la habitación.

- “Samuel, has tenido una hija durante mucho tiempo. Y ahora, como tu hermano, ¡yo
también tengo una hija!" Samuel vio a la bebé, envuelta firmemente en los brazos de
Leandro. Incluso cuando su hija estaba dormida, se mostraba reacio a dejarla ir.

Luna recordó que Gerardo e lrene tenían la misma cara arrugada cuando eran bebés y a
ambos les gustaba dormir.

Al ver a su hermano, que estaba tan emocionado por tener una hija, ella estaba
encantada. Luna caminó ¡hasta la cama, "Anna, ¿cómo estás?"

Anna le sonrió a Luna, "fue una entrega fácil.

Estoy bien”.

Cuando estaban hablando, Leandro le dio la pequeña bebé a Samuel.


"Ten cuidado. .. Más despacio. .. Por favor sostenla suavemente". Leandro regañó a
Samuel una y otra vez.

Samuel no pudo evitar despreciar a Leandro: "Tengo mucha más experiencia que tú”.

Aunque lamentó no haber tenido la oportunidad de ver a Irene de bebé.

Luna miraba divertida mientras los dos hombres discutían. Tomó a su sobrina de Samuel
y la sostuvo en sus brazos.

Luna se dio cuenta de que la bebé se parecía a Leandro, una versión en miniatura de él,
especialmente porque sus ojos eran muy parecidos. No era de extrañar que Leandro
estuviera tan feliz.

Tanto Samuel como Luna tenían trabajo que hacer y tuvieron que abandonar el hospital.

Antes de irse, Luna le entregó un sobre rojo a Ánna para su sobrina.

Anna miró el cheque envuelto en el sobre, sorprendida. "¡Leandro, mira!”

Leandro apartó la vista de su hija y echó un vistazo a la cantidad del cheque. ¡Cincuenta
millones!

"Bueno, Samuel es rico”. Leandro estaba tranquilo y sabía que el dinero no era nada
para Samuel.", Wow! Gracias". Anna aceptó el cheque, todavía sorprendida.

Daisy acababa de llegar al hospital y se suponía que debería ver a Anna primero, pero
Chuck la llamó a su oficina.

"Ven conmigo primero, podemos ir a ver a Anna juntos”.

Daisy estaba en la puerta del ascensor, reflexionando sobre a qué piso ir.

"Ven aquí, tengo algo que decirte, y luego iré contigo a ver a Anna".

Sin sospechar nada, Daisy entró en el ascensor y presionó el botón del piso donde
estaba la oficina de Chuck.

Dentro de la oficina de Chuck.

Tan pronto como Daisy abrió la puerta de la oficina, recibió un abrazo que le resultó
familiar.
Entonces un beso la tomó por sorpresa, procedido por el sonido de una puerta
cerrándose.

"Chuck, ¿qué pasó?" Daisy estaba desconcertada por la extraña forma en que estaba
actuando.

"Leandro me mostró a su hija. Yo también quiero una hija". Chuck apretó los dientes al
pensar en la euforia de Leandro, mirando expectante a Daisy.

Finalmente todo estaba arreglado. Samuel había planeado la boda, y la fecha estaba
decidida. Después de enviar todas las invitaciones, Samuel todavía no le decía a Luna
cuándo y dónde se celebraría la boda.

Quería sorprender a Luna haciéndole saber lo más tarde posible.

Sin embargo, las cosas no salieron según lo planeado. Luna se enteró antes de lo
esperado cuando la Sra. Fila estaba haciendo el último ajuste al vestido de novia.
Cuando le pidió a Luna que regresara a probar el vestido de novia, la Sra. Fila mencionó
accidentalmente cuándo era el día de la boda. Elogió a Luna diciéndole que sería la
novia más hermosa en su boda al día siguiente.

¿Mañana? Luna se quedó quieta, aturdida.


Capítulo 254 Tu eres mi novia
No podría ser cierto. '¿Cómo podría ser la boda mañana, mientras que yo no sabía nada
al respecto?' Luna trató de razonar.

Hasta ahora, no se sentía como una novia.

Había recibido muchos mensajes de felicitación desde sus compañeros de trabajo, pero
pensó que era por las fotos de la boda.

Pero, en retrospectiva, parecía que todos habían recibido invitaciones de boda, y


también la felicitaban por eso.

Luna recibió una llamada de Edén después de que terminó de probarse su vestido de
novia, y le dijo que el Sr. Si había autorizado su permiso para ausentarse del trabajo por
un período de tiempo.

Luna estaba a punto de enloquecer. Todos sabían de la boda, excepto ella.

En ese momento, estaba conduciendo. Cuanto más lo pensaba, más se enojaba. Con
ganas de saber por qué la mantuvieron en la incertidumbre durante tanto tiempo, se
detuvo a un lado de la carretera y llamó a Samuel.

Samuel estaba entregando casos inminentes a su compañero, para asegurarse de que


durante su boda y su luna de miel estuviera libres de trabajo, cuando su teléfono
comenzó a sonar.

Cuando vio que la llamada era de Luna, contestó el teléfono con alegría.

"Hola cariño".

"¡Samuel, bastardo! ¡Imbécil!"

'¿Qué pasó?' Samuel estaba aturdido y no sabía qué ocurría. "¡Cariño, cálmate! ¿Qué
pasa?"

"¿Con quién te casarás mañana?" Luna preguntó, enojada.

"¿Qué quieres decir? ¿Con quién más me casaría que no seas tú, mi reina?"
Luna se rió cuando escuchó la palabra "Reina" y su ira se disipó un poco. "¿Por qué no
me lo dijiste? ¿Te vas a casar con tu ex-novia mañana con el pretexto de casarte
conmigo?"

¿Ex-novia? Samuel se frotó las sienes.

"Luna, eres la única mujer que amo. ¿Es necesario que haga hincapié en esto todos los
días?" Francamente, Samuel se estaba cansando de esto una y otra vez. Pero estaba
decidido a asegurarle que la amaba, sin importar cuánto tiempo y cuán molesto fuera el
proceso.

"Pero, ¿soy realmente tu novia? Aparentemente, me voy a casar contigo mañana, ¡Pero
no se nada al repecto!” A pesar de que él le declaró su amor, ella no pudo evitar
quejarse.

Samuel se rió, "¡tú eres mi novia! De hecho, solo quería sorprenderte”.

Samuel maldijo internamente a quien hubiera revelado el secreto.

Había arreglado un salón de bodas en mala casa vieja porque en su mente, su esposa
debería casarse con él en su casa. A pesar de que la Mansión Leroy es el lugar donde
vivían, la casa vieja era su hogar, porque allí es donde él había crecido y donde aún
vivían sus padres y su abuela.

Luna sonrió cuando escuchó que Samuel quería sorprenderla. Nunca había esperado
tener una boda con Samuel. A pesar de que estaba feliz con el hecho de que su relación
estaba progresando, todavía fingía ira: "De todos modos, esto es culpa tuya y debes
disculpartte conmigo".

"Sí, sí, cariño, todo es culpa mía. Mira, todo está listo. Dormirás en la casa de tu
hermano esta noche y te llevaré a casa mañana por la mañana". De hecho, no tenía
mucho que hacer porque había contratado a una empresa de planificación de bodas
para gestionar todo.

Sin embargo, Samuel quería diseñar algunos detalles de la boda personalmente, como la
decoración del espacio nupcial.

"¡Bien! ¡Hablaremos de esto después de mañana!"


Luna colgó el teléfono, alegre. Pero se le ocurrió que había una cosa que tenía que hacer
antes de la boda.

Compró un ramo de flores y se dirigió al cementerio.

Con lágrimas en los ojos, se paró frente a las tumbas de sus padres.

Como se esperaba, los terrenos alrededor de las tumbas estaban bien cuidados por la
disposición de Leandro. E incluso cuando estuvo en el extranjero, le pidió a Samuel que
hiciera esto, sin que ella lo supiera.

Y después de que Leandro regresó, ocasionalmente se aseguraba de que los terrenos


estuvieran bien cuidados.

Luna dejó el crisantemo blanco. Al ver las fotos en la lápida, los recuerdos pasaron por
su mente.

"Papá, mamá, lo siento por no haber venido a verlos por tanto tiempo. No soy una
buena hija".

Hasta ahora, ella no había estado aquí para verlos durante varios años.

Sintió que era el momento adecuado para visitarlos, antes de casarse.

"Papá, mamá, por favor perdónenme".

"Vendré a verlos tan a menudo como pueda".

"Probablemente saben que Samuel y yo tenemos una niña encantadora. Su nombre es


lrene. Samuel la quiere mucho y quiere hacerla legalmente su hija antes de anunciar a
todo el mundo que es su hija biológica. .."

Luna podía sentir su estado de ánimo cada vez más ligero.

"No necesitan preocuparse más por mí. Mañana me casaré con Samuel. En el pasado,
no querían que se casara conmigo porque no tenía nada en ese momento, pero ahora lo
tenemos todo. Él me ama y me hace más feliz de lo que nunca pensé que podría ser.
Nunca pensé que alguna vez tendría tanta alegría en mi vida”.

Sollozó por un rato. "Leandro también tiene una niña ahora, pero es una pena que no
tengan la oportunidad de verla..."
Las lágrimas continuaron cayendo por su rostro, sin inhibiciones. .

"Papá, mamá, ahora que todos los que me hicieron daño, obtuvieron lo que merecían,
estoy pensando en dejar la industria del espectáculo, quedarme en casa con Samuel y
nuestros hijos para cuidarlos. Samuel dice que él se hará cargo de todas nuestras
necesidades”.

"Saben, al principio, fui yo quien entró en la habitación de Samuel y tuve relaciones


sexuales con él, por lo cual pensé que era mi culpa. Me torturé por esto. Pero ahora
estamos contentos y no me arrepiento de nada de lo que he hecho".

"Sin embargo, aprendí muchas lecciones, que espero poder compartir con Ire cuando
crezca. Espero que ella no repita los errores que cometí".

El cementerio estaba muy tranquilo, excepto por sus suaves susurros. Se apoyó contra
las lápidas, mientras abría su corazón a sus padres. Treinta minutos más tarde, se fue,
arrastrando sus piernas entumecidas, de vuelta a su coche.

Miró a las tumbas desde lejos y dijo suavemente: "La próxima vez, llevaré a Gerardo e
Ire a verlos".

Y luego se alejó lentamente.

Por la noche, Luna se quedó en la Comunidad Esmeralda. A la mañana siguiente, se


despertó con el ruido de Leandro llamando a la puerta antes de que saliera el sol.

"¡Luna, levántate! El equipo de maquillistas para tu boda ha llegado".

Después de mucho tiempo, Luna se sentó en la cama y miró a su alrededor aturdida.

Y entonces recordó que hoy era el día. Era el día de su boda.

Sonrió dulcemente y le gritó a Leandro, quien estaba llamando a la puerta


persistentemente, "Está bien. Me estoy levantando".

Después de tomar una ducha rápida, dejó entrar al equipo de maquillistas.


Capítulo 255 Yang y yo nos casaremos
Llevaron el vestido personalizado de novia arriba, su larga cola ocupaba un tercio del
piso cuando estaba tendido.

Cuando el equipo de maquillistas aplicó los toques finales a Luna, Anna entró en la
habitación con un tazón de Tangyuan, un bola de masa de China hecho de harina de
arroz glutinosa con especial relleno servido en sopa. "Luna, toma un poco de Tangyuan.
Es tradición. La gente dice que comer Tangyuan el día de tu boda te traerá buena
suerte".

Luna se conmovió al ver cuanto la cuidaba su cuñada, especialmente porque Anna


acababa de tener un bebé. Luna habría comprendido si necesitara más tiempo para
recuperarse, pero Anna no escucharía nada de eso. Luna tomó un Tangyuan y dijo:
"Anna, necesitas descansar un poco. No creo que te hayas recuperado completamente".

"Estoy bien, Luna. No te preocupes por mi He querido salir contigo por algún tiempo.
Pero tu hermano me mantuvo en casa, porque quería que descansara. Estoy cansada de
descansar". Dijo Anna mientras tomaba otro Tangyuan y le soplaba para enfriarlo.

"Has hecho mucho por mí. Gracias Anna ¿Qué tal si descansas y yo me sirvo la comida?"
Luna tomó el cuenco de Anna.

"Wow, es dulce de tu parte decirlo. Pero tú eres la novia y la que se supone que debe
disfrutar todo esto. Solo quiero que todo sea perfecto para ti". Cuando Anna se casó con
Leandro, su madre la alimentó con Tangyuan hecho en su propia casa.

Era triste que la madre de Luna hubiera fallecido y no pudiera hacer esto por su amada
hija. Así que Anna quería compensarlo con Luna.

"Gracias, Anna". Luna se emocionó, y sus ojos estaban llenos de lágrimas. Su hermano y
su cuñada eran muy amables con ella.

Poco antes de las 7:00 en punto, Leandro entró en la habitación, seguido de algunas
caras conocidas.

"¡Amber, Yvonne, Leticia, Ruth! ¡Qué bueno verlas, chicas!" Luna exclamó cuando vio a
sus viejas amigas. Aunque Amber no era tan radiante como solía ser, se veía mucho
mejor después de tomarse un tiempo para recuperarse. Luna se alegró de ver que todas
sus amigas pudieron asistir a la boda, pero se sorprendió cuando vio a Leticia y Ruth.

Eran estrellas populares de la música y el cine de Hollywood que Luna conocio una ve
cuando estaba en los Estados Unidos.

Luna las admiraba por convertirse engrandes nombres en sus propios campos tan
jóvenes.

No esperaba que Samuel tuviera tantos contactos que pudiera invitarlas.

"¡Hola! ¡Luna, estamos muy contentas de verte otra vez!” Las amigas se abrazaron
calurosamente.

Después de una pequeña charla, Ruth miró a la belleza frente a ella con admiración y
dijo: "No tienes idea de lo mucho que tu futuro esposo se preocupa por ti. Hizo todo lo
posible por contactarnos e invitamos a ser tus damas de honor”.

Como también eran actrices, Ruth y Leticia se habían encontrado antes con Luna, y
ambas la admiraban por su temperamento acogedor y amistoso. También pensaban que
era humilde, hermosa y que tenía un fuerte deseo de superarse.

"Estaba tan sorprendida y tan feliz por ti cuando Samuel me dijo que te ibas a casar. No
podía esperar para verte de nuevo". Dijo Yvonne mientras sostenía una de las manos de
Luna con afecto.

Esto hizo que Luna se sintiera en la cima del mundo al estar rodeada de tantas amigas.

Después de permanecer en silencio por un tiempo, Amber caminó hacia Luna y le dijo:

"Luna, siento mucho lo que te hice. Fue horrible. ¿Puedes perdonarme?"

Luna no tenía idea de por qué Samuel invitó a Amber a ser una de sus damas de honor,
pero creía que Samuel solo tenía intenciones puras de hacerlo.

Además, Luna ya había seguido adelante.

Entendió que Catalina estaba manipulando a Amber.

"Eso ya no importa. Acepto tu disculpa. Sigamos adelante". Luna le dio una palmadita en
el hombro. Podía sentir que Amber había cambiado mucho.
Amber le sonrió levemente y dijo: "Me alegra verte Casada con alguien que te quiere
tanto. El próximo mes, Yang y yo nos casaremos”.

"¿Qué?" Luna se atragantó con su saliva después de escuchar las noticias impactantes.

Comenzó a toser, e Yvonne y Amber se apresuraron a darle una palmada en la espalda.


"¿Qué pasa? Luna, ¿estás bien?"

Luna respiró hondo y dijo: "Así que te vas a casar con Yang, el chófer de Samuel". Una
sombra pasó sobre el rostro de Amber cuando asintió.

Tal noticia sacudió momentáneamente a Luna.

¿Amber y Yang se van a casar?

Es difícil de creer que Amber, una estrella del cine que era tan rica y hermosa, estaba
dispuesta a casarse con un hombre común y corriente.

"Después de sobrevivir al accidente, solo quería una vida pacífica y sencilla”. Amber
sabía que Yang era tan soso y ella era demasiado buena para él Pero era un hombre tan
considerado, que hizo que ella se sintiera segura y protegida cuando estaba con él.

Luna asintió y dijo: "Está bien, me alegra ver que has encontrado lo que realmente
quieres de la vida”.

Poco después de las 8:00 en punto, Lola, Daisy y Laura entraron a la habitación.

Luna ya se había puesto el vestido de novia y las damas de honor se estaban


maquillando.

Daisy se quedó mirando a Luna con asombro y dijo: "Vaya, te ves tan increíble con este
vestido que apenas pude reconocerte. ¿Quién eres? ¿Puedo invitarte a salir, sexy?"

Luna se divirtió con su cumplido y dijo: "Daisy, me dijeron que la mujer se quedaría
tonta durante al menos 3 años después de tener un bebé. Pero han pasado más de 3
años desde que tuviste a tu hijo. ¿Por qué sigues siendo tan tonta?"

Daisy le lanzó una mirada severa y dijo: “¡Vamos, no soy tonta!"

“Entonces por qué no puedes reconocerme?" Luna le preguntó con una sonrisa
maliciosa.
"Está bien, tú ganas. Tú eres la novia hoy, así que me rindo”. Todas en la sala se rieron.

Mientras Lola y Laura rizaban el cabello de Luna, Lola dijo: "Luna, apuesto a que Samuel
no te quitará la vista de encima después de que te vea

Luna se rió, "Bueno, depende. Samuel se encuentra con tantas mujeres hermosas por
su trabajo. Puede que ya no sea atractiva para él".

Todas hablaron, se rieron, y se prepararon para la boda. Luna comenzó a ponerse


nerviosa a medida que la boda se acercaba.

Cuando eran cerca de las 10:00 en punto, Luna se sentó en la cama y su corazón
comenzó a acelerarse.

Mientras las chicas se apiñaban para tomar selfies, alguien exclamó: "¡El novio está
aquí!" Los petardos comenzaron a crujir y chisporrotear fuera de la habitación.

Las chicas salieron de la cama, dejando a Luna sola.

Ruth y Leticia no sabían qué hacer porque no estaban familiarizadas con las tradiciones
de la boda en China. No tuvieron más remedio que seguir a Yvonne y Amber, que
corrían hacia la puerta.

Escucharon ruidosas risas afuera y luego alguien llamó a la puerta.

"¡Abran la puerta, el novio está aquí!"

Era Manolo, el maestro de ceremonias.

Al escuchar la voz de su marido, Laura gritó: "¡Sobres rojos! ¡Sin sobres rojos, no
abriremos la puerta!

Y asegúrense de poner suficiente dinero en ellos. O de lo contrario no los tomaremos si


son demasiado delgados".

El novio y sus hombres hablaron rápidamente afuera. Manolo dijo: "Chicas, abran la
puerta un poco. Estos sobres rojos que hemos preparado son tan gruesos que no
podemos apretarlos debajo de la puerta".
Capítulo 256 Entendemos que quieres besarla
"¡No!, sé que están intentando engañarnos." Lola se apresuró a detener a Amber e
Yvonne antes de que pudieran abrir la puerta.

Gracias a Lola, Yvonne supo que lo que habían dicho era un truco. Gritó a través de la
puerta, "¡Basta de tonterías! ¡Deslízalos hacia adentro!"

Alguien preguntó afuera: "¿Qué quieres que nos deslicemos dentro?" Es obvio que los
hombres estaban jugando una broma sucia.

Todas en la habitación lo entendieron de inmediato, excepto Amber e Yvonne, que no


estaban casadas y no habían tenido esa experiencia. Las dos gritaron: "¡Sobres rojos!
¡Por supuesto que nos referimos a sobres rojos!"

"¿Podemos deslizar algo más?" Dijo el mismo hombre.

"¿Algo más?" La voz le sonaba familiar a Yvonne.

"¡Sal, para que pueda mostrarte!"

Los hombres de fuera entendieron lo que quería decir, así que todos se rieron.

Luna se sonrojó y le guiñó un ojo a Lola, quien inmediatamente entendió. Lola tiró de
uno de los brazos de Yvonne y dijo: "Ignóralos, se están burlando de nosotras".

Yvonne asintió. Entonces muchos sobres rojos se deslizaron debajo de la puerta. Las
mujeres dentro de la habitación se apresuraron a agarrarlos.

"¡No es suficiente! ¡No son suficientes para todas nosotras!" Yvonne abrió el sobre rojo
que recibió y se alegró de ver que había mucho dinero en él.

Manolo llamó a la puerta para llamar su atención y dijo: "¡Dénse prisa! Esta es su última
oportunidad. Aquí hay algunos más".

Luego, deslizaron más sobres rojos debajo de la puerta, suficientes para todas las
mujeres en la habitación.

"¡Les hemos dado lo que han pedido! ¡Ahora abran la puerta!"


De repente, Lola recordó que le habían pedido a Jorge que cantara una canción en su
boda.

"Tenemos un requisito más. ¡El novio necesita cantar una canción de amor para nuestra
novia!"

Al escuchar lo que dijo Lola, Luna sonrió. Samuel había cantado frente a ella muchas
veces y era un buen cantante.

Pero nunca volvió a pasar después de que se registraron para el matrimonio.

Samuel comenzó a cantar, sin vacilación alguna.

Al mismo tiempo, un gracioso chico gritó: “Si yo fuera un chico... ¡Uno, dos, tres,
vamos!"

Todos los presentes se rieron. Yvonne incluso se rió hasta que las lágrimas corrieron por
sus mejillas. Estaba decidida a descubrir quién era el chico divertido.

Después de que las risas se calmaron, Samuel cantó: “Entra en mi vida, te abro la
puerta. Sé que en tus brazos ya no habrá noches desiertas. Entra en mi vida, yo te lo
ruego. Te comencé por extrañar, pero empecé a necesitarte luego. Buenas noches,
mucho gusto, ya no existe nadie más. Después de este tiempo juntos, no puedo volver
atrás. Tú me hablaste, me tocaste y te volviste mi ilusión. Quiero que seas dueña de mi
corazón. Entra en mi vida, te abro la puerta, sé que en tus brazos ya no habrá noches
desiertas...”

La canción era tan cautivadora que todos los presentes se conmovieron por ella.

Uno de los padrinos sacó su teléfono para grabar un video a Samuel mientras estaba
cantando.

El momento merecía ser grabado.

Los ojos de Luna se llenaron de lágrimas. Había esperado tanto por esta fecha, el día
más feliz de su vida.

Entonces la puerta finalmente se abrió.

La multitud entró.
Había tantos líderes importantes en el mundo de los abogados entre ellos. Lola no pudo
evitar gritar cuando vio a tantos hombres atractivos con trajes.

Con un ramo de rosas rojas, Samuel caminaba hacia la mujer en el lecho. hacia la mujer
en el lecho.

El corazón de Samuel latía tan rápido mientras se miraban afectuosamente.

Antes de que Manolo pudiera hablar, Samuel se apresuró a besar a Luna.

“¡Wow, mírenlo! Samuel ni siquiera puede esperar un segundo más”.

¿Eso significa que necesitan algo de privacidad y es mejor que nos vayamos?"

"¿Qué estás haciendo? Samuel, aún no es hora de besar a la novia. Deberías decir tus
votos matrimoniales primero”. La multitud estalló en aplausos.

Luna se sonrojó y empujó a Samuel.

“¡Samuel! ¿No te da vergüenza besarme delante de tanta gente?"

Su lápiz labial estaba manchado por el beso.

Samuel no pudo reprimir sus impulsos por su novia.

Mientras Luna volvía a pintarse los labios, Samuel le susurró a Manolo: "Haz que los
votos sean simples y cortos. Quiero terminarlos lo antes posible”.

Manolo miró las tarjetas en sus manos en que había escrito los votos, mostrando una
expresión de preocupación. ¿Cómo podría hacer los votos más simples si ya solo
consistían en unas pocas palabras? ¿O debería simplemente dejar que Samuel omitiera
los votos y llevara a Luna?

Ya habían acortado la duración de la ceremonia de la boda a su esencia, ya que no había


ancianos invitados.

Samuel sostuvo el enorme ramo de rosas rojas y se inclinó sobre una rodilla. Hizo la
pregunta. “Luna, ¿te casarías conmigo?"

A pesar de que ya se lo había propuesto, Luna seguía conmovida por su gesto. Perdió el
habla y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Samuel podía sentir lo emocionada que estaba Luna. Gritó: “¡Luna, por favor, cásate
conmigo!"

La multitud lo apoyó, “¡Cásate con él! ¡Cásate con él!” “¿Por qué callas?"

"¡Di que sí!"

Después de estar en silencio por unos segundos, Luna respondió, “Sí”. Mientras las
lágrimas caían en cascada por sus mejillas.

Trató de contenerlas, pero fracasó.

Samuel le dio las rosas rojas.

Manolo los miró con una sonrisa. Samuel se volvió hacia él y le dijo: “¡Dinos qué hacer a
continuación!"

Manolo le dirigió una mirada interrogante y dijo: "Eso es todo. Terminamos".

"No, no hemos terminado. Recuerdo que hay una parte esencial, donde le pides al novio
que bese a la novia". Hablaba tan fuerte que todos en la sala lo oyeron claramente.

Estallaron en risas incontrolables.

"Samuel, no necesitas que alguien te pida que hagas eso".

"Todos entendemos que quieres besarla". Manolo se aclaró la garganta y dijo: "Ahora
puedes besar a la novia".

Samuel la besó con fuerza y la inmovilizó en la cama.

Todos aplaudieron y silbaron mientras se besaban.

"Wow, mírenlo. ¿Qué vas a hacer después? No podemos ver tal escena. Somos
demasiado jóvenes para eso".

"Samuel, haz lo que quieras. ¡Estamos de tu lado!"

"Wow, esta es la primera vez que alguien hace algo así delante de mí. ¡Estoy muy
emocionado!"

"Eso es muy divertido..."


Samuel se levantó cuando Luna intentó recuperar el aliento.

La maquillista corrió al lado de Luna y volvió a pintar los labios por ella.

Al mismo tiempo, una dama de honor trajo los tacones altos de Luna.

Samuel se arrodilló y la ayudó a ponérselos. Luego sacó a Luna de la habitación.

El resto de los invitados los siguió por los escalones de la puerta, donde una fila de
lujosos autos los esperaban.
Capítulo 257 La bienvenida a su nuera
Había cinco autos de Lamborghini, veinte de Ferrari y uno de Shelby Supercars, 5, 2, 1, la
pronunciación en chino de la combinación de números significa "Te amo".

Su boda era tan espléndida como la de Jorge y Lola. Los coches de la boda se dirigieron a
la casa vieja.

En la casa vieja.

Milanda y todos los parientes llevaban mucho tiempo esperando. Al ser una de las
personas más importantes del día, Violeta, como suegra, lucía un hermoso cheongsam
rojo rosa con un par de tacones blancos crema.

Su cabello era ondulado y de color rojo, diferente a su estilo habitual, de color negro y
liso.

Uno de sus amigos estaba vigilando y esperando los autos en la puerta. Cuando escuchó
a los petardos, corrió hacia Violeta de inmediato y dijo: "¡Ya vienen! ¡Ya vienen! Puedo
oír los petardos".

Muchos parientes salieron corriendo y esperaron junto a la puerta. Dos de ellos


corrieron escaleras arriba para asegurarse de que todo estuviera listo para la ceremonia
de la boda.

Poco después, Samuel sostuvo a Luna y entró por la puerta principal de la casa.

Y la llevó escaleras arriba y entró en la habitación para los novias, según la tradición,
este proceso simbolizaba que su esposa se había unido formalmente a su familia.

Después de una serie de pequeñas ceremonias tradicionales, la nueva pareja bajó las
escaleras.

Vicente Shao y Violeta Yang estaban sentados en dos sillas altas, con expresiones serias.
Milanda estaba sentada a su lado. Aunque era la mayor de la familia, su hijo y su nuera
eran las personas más importantes en este momento.

Chuck había llevado a Gerardo e Ire al hotel.

Samuel sostenía a Luna en sus brazos hasta que entraron en la sala de estar.
"Hola abuela". Luna saludó a Milanda felizmente.

Milanda miró a la nueva pareja con alegría y dijo: "Bueno, bueno, ve y saluda a tu madre
y a padre".

Luna asintió, sostuvo una taza de té que le había dado una tía y se acercó a los padres
de Samuel con él a su lado.

Luna había comenzado a tratarlos como padres hace mucho tiempo, pero sabía que esta
vez era diferente. Dijo en voz alta: "¡Padre, tu nuera te sirve esta taza de té!"

Vicente asintió. Aunque no sonreía mucho como su esposa Violeta, también era feliz.
"Está bien, buena chica". Después de tomar un sorbo de té, Vicente le dio a Luna un
gran sobre rojo con mucho dinero en efectivo.

“¡Gracias Padre!"

Luego, Luna le llevó una taza de té a Violeta, Madre, tu nuera te sirve esta taza de té!
Violeta se echo a reír y tomó el té. "Buenisima, levántate rápidamente”. Después de
tomar un sorbo de té, Violeta sostuvo a Luna.

Al igual que su marido, Violeta le dio a Luna un gran sobre rojo también.

La ceremonia continuó. Después de tomar una foto familiar, se dirigieron a Vinnie


Empire, un hotel de siete estrellas.

Al igual que la boda de Jorge y Lola, el hotel organizó una gran boda.

El hotel servía comidas individuales que incluían platos de élite y exquisita que
combinaba con la extravagante ocasión.

Samuel había ordenado una comida individual que costaba diez mil.

Una de las fotos de la boda, transformada en un póster, se colocó en la puerta del hotel
y se mostró a todos los invitados.

Todos elogiaron a la pareja que parecía ser perfecta.

Teniendo en cuenta su fama y popularidad, el hotel era muy seguro, con muchos
guardias en alerta máxima.
No se permitía la entrada de personal de los medios de comunicación, por lo tanto,
esperaron para echar un vistazo a la nueva pareja fuera de las puertas. Samuel había
dado una orden, que solo podían tomar fotos, y las entrevistas eran prohibidas. Por lo
tanto, no había periodistas sólo fotógrafos. Sus equipos estaban encendidos, listos para
tomar fotos.

Todos los que pasaban observaban cómo avanzaba la boda.

Un tercio de los invitados eran colegas de Samuel e incluían jueces y abogados. Los
otros invitados eran hombres de negocios y buenos amigos de Luna de la industria del
entretenimiento.

La sala estaba decorada en morado. Las luces sobre todo el escenario estaban cubiertas
de rosas rojas y blancas.

Las flores eran reales, mientras los pétalos caían, creaban un camino escénico para que
los invitados caminaran sobre él.

En el escenario, una gran pantalla mostraba las fotos de la boda de la pareja.

El suelo estaba cubierto con una alfombra blanca. Todas las mesas y asientos de
invitados estaban cubiertos con tela blanca y púrpura. Luna estaba sentada en un
pabellón decorado con flores, que estaba ubicado en el lado opuesto del escenario. Era
un pabellón de estilo romano, cubierto por cortinas rojas y blancas.

Gerardo e Ire, arreglados con la adecuada vestimenta de niña de flores y paje, estaban
de pie detrás de ella.

Los dos niños estaban muy felices y sostenían el vestido de novia de su madre. Miraron
a su guapo tío Leandro, que estaba listo para acompañar a su hermana al escenario.

"Cuando sostengo a su madre y caminamos hacia el escenario, vosotros dos debéis


seguirnos. ¿Entendido?"

Leandro les susurró, cuando notó que Manolo tomaba su lugar para comenzar la
ceremonia. Ambos asintieron y dijeron: "No te preocupes, tío”.

Samuel estaba de pie en el escenario. Después de hablar brevemente con Manolo,


invitaron a la novia a unirse a ellos en el escenario.
Luego Luna tomó el brazo de Leandro y ellos caminaron sobre el escenario, atrayendo la
atención de todos los que estaban allí.

Su vestido de novia era blanco y abrazaba su figura, mostrando la silueta de su cuerpo.


La mitad de su espalda estaba desnuda, mientras que el dobladillo del vestido tenía una
gran flor blanca.

El vestido no tenía muchas decoraciones ni joyas, pero aun así, Luna se veía elegante y
encantadora.

Luna y Samuel habían discutido sobre el diseño del vestido, ya que ella quería que la
parte posterior de su vestido estuviera desnuda hasta la cintura, pero él se negó.

En el escenario, Samuel llevaba un valioso esmoquin. Miró con afecto a la mujer que se
acercaba.

Luna era la mujer más hermosa de hoy, y él juró nunca olvidar la imagen de su esposa
en este momento, la perpetuaría para siempre en su mente.

Leandro colocó la mano de Luna sobre la de Samuel y se dirigió a él: "Samuel, cuida de
mi hermana".

Samuel sostuvo y besó la adorable mano de Luna, "Sí, por siempre y para siempre".

Fue una interacción tan cálida, que hizo que los invitados aplaudieran y gritaran.

Ya era hora de intercambiar los anillos. Para entonces, Luna y Milanda ya estaban
llorando.

Poco después, el novio besó a la novia, un momento clave de la ceremonia.

En internet su boda era un tema popular.

La gente veía la transmisión en vivo en Internet, pensando en lo dulce que era la boda.

La superestrella Yvonne Yan y las estrellas de Hollywood, Ruth y Leticia, atrajeron mucha
atención.

También había padrinos de boda famosos, entre ellos abogados internacionales, la


superestrella Silvano, el procurador principal del país C y el capitán del equipo SWAT.
Los internautas los buscaron en Internet y encontraron mucha información sobre la
boda.

Cuando la pareja saludó a los otros invitados, Yvonne descubrió que el hombre que
había estado haciendo comentarios sarcásticos antes se llamaba Silvano, una
superestrella internacional.

Ella lo había conocido en algún momento antes, pero nunca se había presentado
formalmente.

En ese momento, Silvano miró a Yvonne, como si estuviera mirando una presa.

¿Quién estaba a cargo de asignar los asientos? ¿Por qué tenía que sentarse con los
padrinos de boda? Yvonne se sintió incómoda, especialmente con la mirada peligrosa de
Silvano sobre ella.
Capítulo 258 Sospechosa de un caso de asesinato
Por suerte, la atención de Silvano se desvió cuando Luna y Samuel comenzaron a dar sus
discursos y ofrecieron un brindis.

Después de cambiarse y ponerse un vestido rojo, Luna estuvo escuchando a Samuel


bromear con sus amigos.

Al final de la jornada, tuvo que admitir que era realmente agotador ser la novia.

Cuando Samuel y Vicente despidieron a los invitados, se sentó a descansar con sus dos
hijos a su lado.

A las ocho de la noche, Samuel le pidió a Yang que los llevara de regreso a la Mansión
Leroy, pues sentía que había bebido demasiado y no quería poner en peligro sus vidas
conduciendo intoxicado.

En el auto, se sintió somnoliento y se apoyó en el hombro de Luna. "Bebe un poco de


agua, y te sentirás mejor". Ella le abrió una botella y se la pasó.

Al haber bebido demasiado, Samuel estaba sediento y se bebió la mitad de la botella de


agua.

Al llegar a casa, Yang y Luna sostuvieron uno a cada lado de Samuel y lo llevaron hasta el
segundo piso.

Al llegar ahí, Yang se detuvo y les dijo, "Sr. y Sra. Shao, me tengo que ir ahora.
Felicitaciones a los dos", y salió corriendo.

Luna siguió sin su ayuda, y cuando abrió la puerta, vio que el dormitorio había sido
redecorado. En las paredes habían sido colocadas fotos de su boda, y velas y pétalos de
rosa adornaban la habitación.

De repente, Samuel pasó su brazo por detrás de ella y la sostuvo en sus brazos.

La besó fervorosamente.

Ella intentó zafarse de su abrazo, pero sus esfuerzos fueron inútiles. Un par de minutos
después, Samuel retrocedió pero no la soltó.
"Estás borracho. Voy a llenar la bañera con agua para que te bañes". Esperaba que el
agua de alguna manera disipara el efecto del alcohol.

Samuel sonrió, "Estaba borracho, pero ya estoy sobrio. Eres mía ahora, por siempre y
para siempre".

Realmente estaba diciendo la verdad, pero Luna pensó que tenía elocuencia insincera.

Cuando Samuel la empujó hacia la cama, Luna lo empujó hacia el baño. Este tira y afloja
terminó cuando ambos cayeron sobre la cama. A pesar de que estaba borracho, seguía
siendo fuerte.

Él había quedado encima de ella, pero sorprendentemente

La sostuvo y se volcó, poniéndola a horcajadas sobre él. Sonriéndole, Samuel abrió los
ojos y la miró con una sonrisa jocosa.

"Mi querida esposa...”

Luna sacudió la cabeza y sonrió. La forma en que se dirigía a ella la hacía sentirse
mareada por dentro. "Quiero ir a tomar una ducha", dijo ella, tratando de liberarse. sin
embargo, Samuel la sostuvo por la muñeca.

"No puedo esperar más”.

Él se sentó y la lanzó al suelo.

En este momento, revivía en su mente la imagen de cómo se vela antes en la boda. Sus
impulsos sexuales se elevaron casi instantáneamente.

"Hazlo ahora, hazlo ahora...

Dichas palabras seguían persistiendo en sus oídos.

"Por favor no, no aquí". En el último momento, ella lo empujó con un quejido. No quería
pasar su maravillosa noche de bodas en el suelo.

Samuel la levantó y la empujó sobre un sofá cercano.

Luna levantó la cabeza exponiendo su cuello blanco y dejó escapar un gemido. Por
alguna razón, eso elevó el deseo sexual de su marido máximo.
Hicieron el amor hasta el amanecer, desde el sofá hasta el baño, desde el baño hasta el
balcón y, finalmente, en la cama.

Samuel no la dejó ir hasta que el cielo ya estaba brillante.

Al día siguiente, hicieron el amor cada vez que despertaban, y volvían a dormir cuando
se cansaban.

Eran como dos adolescentes llenos de hormonas que acababan de descubrir los placeres
que el sexo podia brindar.

Al tercer día, Samuel subió a Twitter una foto de Gerardo e Irene jugando en la casa, con
el título:

"Mi familia está completa”.

Esta publicación se convirtió en el tema candente en menos de diez minutos.

Los cibernautas no pudieron evitar cantar alabanzas a la familia de Samuel.

"El Sr. Shao nunca publicó una foto de sus hijos hasta ahora. Son muy lindos, y se
parecen a él”.

"¡Una familia perfecta!"

¡Cómo envidio a esta familia!

“Dios los bendiga”.

"Claramente, Samuel es el más feo de su familia, sólo mira a esos dos niños. Qué
adorables".

En los siguientes días, Ire cambió su nombre a Irene pero mantuvo Ire como su nombre
de cariño.

Luna y Samuel la registraron, y finalmente se convirtió en un nuevo miembro de la


familia Shao, avalada por la ley.

Cuatro dias después de la boda, Samuel acomodó a los niños en la casa vieja y Luna y él
se fueron al aeropuerto.
Planeaban ir primero a Francia, donde Luna había vivido por cuatro años después de
haber escapado del País C.

Luego, irían a Italia, España, Libia, Egipto, Australia, Canadá y, finalmente, los Estados
Unidos.

Sin embargo, la felicidad de su luna de miel pronto se vendría abajo. Mientras Iban
tomados felizmente de la mano para pasar por los puestos de seguridad, dos personas
detuvieron a Luna.

Mirando a los policías con semblantes solemnes, la pareja no pudo evitar sentir que algo
malo estaba por suceder.

"Disculpe, ¿es usted Luna?”

Esta interacción llamó la atención de quienes los rodeaban.

Samuel ya se daba cierta idea de lo que iba a suceder.

Luna asintió con la cabeza y miró a los policias sin entender qué pasaba.

“Es sospechosa en un caso de asesinato, por favor, venga con nosotros”.

¿Asesinato? Esa palabra hizo que recordara a Catalina. ¿Sería porque Catalina se murió
antes de ser enviada al hospital? Estaba atontada, mirando a Samuel con ojos
suplicantes.

Tirando de ella, Samuel tomó una postura defensiva. Él no permitiría que se la llevaran,
pasara lo que pasara.

En poco tiempo, una multitud se agrupó, algunos reconocieron a la pareja de recién


casados, Samuel y Luna.

Casi al instante, la gente sacó sus teléfonos y comenzó a tomar fotos.

Samuel miró con desprecio a la multitud ansiosa. Esto no era lo que él tenía en mente
para su luna de miel.

Volviendo su atención de nuevo a los policías, preguntó, de manera bastante


imprudente: "¿Tienen alguna prueba? Si no es así, ella no va a ninguna parte con
ustedes".
Los policías se miraron entre sí. Samuel era bien conocido dentro de las filas de la policía
por ser un gran abogado y un tipo duro, una reputación que se mantendría
inquebrantable sin importar lo que pasara.

"Tenemos el derecho de traer sospechosos para ser interrogados".

"Presenten la evidencia por favor. Si insisten, los acusaré de calumnia y difamación",


replicó Samuel.

Los policías se sintieron apenados y uno de ellos trató de razonar con Samuel. "Aléjese,
Sr. Shao. Es contra la ley obstruir a la justicia cuando estamos haciendo un arresto".

Justo cuando la multitud se hacía más grande, una voz se dejó escuchar por el altavoz.

"Sr. y Sra. Shao, favor de abordar por la puerta número 17. Su avión despegará en 5
minutos". Luna se miró las manos, entristecida por el giro de los acontecimientos.

"¿Obstruir la justicia? No, no es eso lo que estoy haciendo. Simplemente les pedí que
presentaran pruebas y no lo han hecho, de modo que sólo me están haciendo perder mi
tiempo".

Se burló, tomando a Luna de la mano y arrastrándola hacia la puerta de abordaje.


Capítulo 259 La defensa propia no es un delito ante la ley
Los policías se interpusieron en su camino, impidiéndoles llegar a la puerta. "Sr. Shao,
tenemos órdenes que obedecer. Su esposa es sospechosa, y tiene que venir con
nosotros. No querrá agregar el delito de obstrucción de la justicia a la lista". Uno de ellos
sacó un par de esposas y se dirigió a Luna.

Samuel hizo a un lado al policía una vez más, poniéndose enfrente de su mujer.
Confrontando a los dos policías, les preguntó con frialdad: "¿En qué oficina trabajan?"

"Oficina municipal", respondió uno de los hombres con voz arrogante.

Samuel frunció el ceño. No iba a ser un asunto tan fácil de resolver como había pensado.
Sacando su teléfono, hizo una llamada, "Secretario Liu, estoy teniendo problemas aquí.
Por favor, pídale al Jefe Liao que conteste el teléfono".

¿Jefe Liao? Al escuchar el nombre de su jefe, uno de los policías retiró sus intenciones
de esposar a Luna.

El vuelo que planeaban tomar ya había despegado cuando el jefe Liao por fin estuvo en
la línea.

Pero la atención de Luna se centró en lo que estaba pasando, por lo que ni siquiera se
dio cuenta de ese detalle.

Samuel colgó y miró solemnemente el avión que partía a través de una ventana. Se
sintió triste porque no iban a poder partir a su de luna de miel ese día.

Los dos policías esperaban con impaciencia cuando, de repente, el teléfono de uno de
ellos sonó. "Capitán Qin... Bueno, está bien. Ya veo".

Después de la llamada telefónica, se fueron.

Samuel salió del aeropuerto con Luna. Había un caso abierto en la corte que la
mencionaba como sospechosa, por lo tanto, tuvieron que cancelar la luna de miel para
limpiar su nombre.

"Samuel, ¿es cierto que Catalina murió ese día?"

Samuel le acarició el largo cabello con suavidad y dijo: "Estaremos bien, confía en mí".
Incluso si lo descubrían, él no tenía miedo. Lo que Luna había hecho había sido en
legítima defensa.

La defensa propia no era un delito ante la ley.

Después de que salieron del aeropuerto, sonó su teléfono. Al ver el número en el


identificador de llamadas, se puso serio.

"Hola, Director Xue".

“Ya veo. Seré el abogado de mi esposa y contestaremos cualquier pregunta”.

"Sí. Por favor, tómelo con calma. Muchas gracias, Director Xue. Espero cenar con usted
en una próxima ocasión”.

"Muy bien. ¡Adiós!"

Luego se subieron a un taxi y volvieron a casa.

Mientras Samuel estaba hablando por teléfono, Luna se conectó a Twitter. Como era de
esperarse, las noticia ya se había hecho pública en internet. El titular decía: "Luna fue
arrestada por la policía en el aeropuerto bajo sospecha de asesinato”.

Había una fotografía clara de ellos debajo del titular. Aunque Samuel llevaba gafas de
sol, no era difícil reconocerlo, nadie podía dudar de la autenticidad de la imagen.

Luna examinó sus redes sociales, tratando de no pensar en lo que estaba sucediendo.
Un par de minutos más tarde, recibió una llamada de Edén.

"Luna, ¿qué está sucediendo?” Edén estaba en una cita con su novia cuando vio la
noticia de que Luna era sospechosa. Como su agente, detuvo todo lo que estaba
haciendo y se contactó con ella.

“No estoy muy segura. Te llamaré más tarde”.

¿Mataste a alguien?”

"No lo sé...”
Después de poner sus equipajes en su casa, Samuel llevó a Luna al cine para ver una
película.

Mientras lo hacían, la mente de ella se alejó. Al darse cuenta de lo distraída que estaba,
Samuel tomó su mano y dijo: "No te preocupes. Créeme, te ayudaré a superar esto”.

Intentó consolarla, pero en el fondo tenía miedo de que si se enteraba de que Catalina
había muerto al instante en la isla, se entristeció por completo.

A pesar de todos los crímenes que Catalina había cometido, morir había sido una salida
demasiado fácil. Ella merecía un castigo mucho mayor del que había recibido.

"Considerando sus crímenes, legalmente estás absuelta de cualquier situación de la que


se te acuse. La defensa propia no es un delito ante la ley. Esta establece que
quienquiera que cometa un acto de defensa contra un delito violento, entiéndase,
asesinato, homicidio, robo, secuestro O cualquier otro, que ponga en grave peligro la
seguridad personal, cause lesiones o la muerte de un delincuente, no se podrá
considerar como defensa excesiva y no acarreará responsabilidad penal.

La situación en la que te encontrabas en ese momento cumple con todas las condiciones
legales previstas. No tienes que preocuparte por eso”.

Al escuchar la explicación profesional de Samuel, Luna entendió y asintió.

Él simple y sencillamente esperaba que Luna entendiera que ella no era responsable de
nada y que no tenía que preocuparse por ir a la cárcel.

De hecho, si bien Catalina fue asesinada por Luna, ella no sentirá haber hecho eso. Pero
si tenía miedo de la posibilidad de ser encarcelada.

Samuel la hizo apoyarse en su hombro y le dijo: "No tengas miedo, tu situación encaja
perfectamente con lo que acabo de decir. Incluso si no fuera así o si realmente hubieses
cometido un delito, debes tener fe en tu esposo. Yo siempre me encargaré de que estés
bien”.

¿Qué tipo de abogado seria si no pudiera resolver este problema?

"Está bien”.

Samuel la levantó y la dejó sentarse en su regazo.


Luna apoyó la cara en su hombro, con el deseo de que todo estuviera bien.

Después de que salieron del cine, Luna contactó a Daisy de inmediato y envió a Gerardo
y a Irene a su nuevo gimnasio de taekwondo.

No quería que los niños crecieran para ser tan débiles como ella, ni para dejarse
someter por otros con pocas oportunidades de escapar. sin embargo, ella no se enteró
de que solo 10 dias después de enviar a Irene alli, ella golpeó a Daniel contra el suelo.

La cara de Daniel, que usualmente mostraba un semblante sosegado, estaba llena de


ira.

Para vengarse de esta humillación, le pidió a Lola que también lo llevara al gimnasio de
taekwondo. Al principio, Irene solía golpear a Daniel todos los días, pero más tarde, huía
cada vez que lo veía.

Por ello, le pidió a su madre que buscara otro gimnasio y otra maestra de taekwondo
para ella.

Samuel se sentía decepcionado de que hubieran tenido que cancelar su merecida luna
de miel.

Espero con impaciencia a ser convocado ante el tribunal para poder resolver el
problema de una vez por todas y así llevar a cabo sus planes con Luna.

Los fans dejaron muchos comentarios en sus perfiles de Twitter, pues querían
respuestas.

Finalmente, con el permiso de Luna, su compañía lanzó un comunicado: "Gracias por su


preocupación. No importa lo que Luna haya hecho, nunca mataría a nadie
deliberadamente. Ella está cooperando con la policía para garantizar que se aplique
pronta justicia. Dejemos que la ley haga su trabajo y esperemos el veredicto".

Unos minutos más tarde, una discusión acalorada se desató entre los internautas. "El Sr.
Shao es un abogado muy competente. Incluso si Luna hubiese matado a alguien, él
encontraría la manera de encubrirlo".

"¿Nunca mataría a nadie deliberadamente? ¿Eso significa que ella ha admitido haber
matado a Catalina?"
"Luna, yo creo en ti. Eres una persona muy buena".

"Esperamos ansiosamente el veredicto".


Capítulo 260 Legítima Defensa
"Dios mío, ¿Luna es sospechosa? ¿Pero cómo?"

Luna leía los comentarios al tiempo que sentía que su mundo se salía de control. Era
obvio que pocos le creían.

Sin embargo, ahí estaba el hecho de que aunque no lo había hecho de manera
intencional, había matado a Catalina.

Si bien se sentía decepcionada, agradeció a aquellos que tenían cosas buenas que decir.
Entonces, limitó el acceso a su cuenta de Twitter, ya nadie podría escribir ningún
comentario.

Tres días después, fue a la corte con Samuel después de haber recibido un citatorio.

De acuerdo a lo que se asentaba en la acusación, había sido el padre de Catalina quien


había levantado los cargos por la muerte de su hija.

La evidencia relacionada era un testimonio proporcionado por un hombre llamado


Benja, quien afirmaba haber sido testigo de cómo Luna le había disparado a Catalina.

El abogado de la parte acusatoria era un don nadie del País R, y Samuel se sentía
confiado de poder retirar los cargos en cuestión de minutos.

Tuvo que olvidarse de adoptar una postura pasiva, ya que su propia familia estaba en
problemas y su reputación estaba en juego.

Cuando comenzó el juicio, Luna vio a los padres de Catalina.

A medida que avanzaba el proceso, el abogado opositor apenas tuvo oportunidad de


objetar los argumentos de Samuel, mientras que Samuel objetó los suyos con
inesperada facilidad.

También presentó evidencia de los delitos que Catalina había cometido antes y los usó
para contrarrestar la defensa del consejo opositor.

"Catalina ha cometido muchos delitos en contra de mi esposa Luna, que incluyen, entre
otros, lesión con dolo, secuestro, maltrato personal y calumnia. Incluso ideó un plan
para matar a mi esposa en su lugar de trabajo. Más tarde, le pagó al líder de una
organización criminal del País R para asesinar a mi esposa. Como resultado, es
responsable directa de la muerte de muchas personas inocentes. Aquí está la
evidencia". Samuel sacó las pruebas de su maletín y las presentó ante el tribunal.

Los padres de Catalina no tenían idea de que su hija hubiese cometido tantos crímenes,
y no fueron capaces de pronunciar palabra al darse cuenta de que habían perdido el
caso.

Era la primera vez que Luna veía a su confiado y valiente esposo en acción en una corte.

Atacaba psicológicamente al oponente cuando así era necesario y era capaz de


derrotarlo de manera contundente.

Fue capaz de hacerse cargo del caso él solo y no fue necesario que Luna tuviera que
decir palabra alguna en la corte.

Samuel evitó mencionar que Catalina había enviado a un hombre que se había
comportado de manera indecente con Irene, pues decidió proteger a la niña, ya que
aunque el hombre sólo había tocado su cintura y sus brazos, el mencionarlo hubiese
provocado que su hija fuera convocada a los tribunales. Ni Luna ni Samuel querían eso.

El juicio en la corte estuvo abierto al público, por lo tanto, los medios más importantes
grabaron todo el proceso.

Después de solicitar el permiso de Samuel, subieron los vídeos a Internet.

En pocas horas, la acusación fue cancelada debido a las pruebas en contra de Catalina.
Estaba claro que Luna había actuado en defensa propia.

Al escuchar a Samuel mencionar los crímenes que Catalina había cometido, los
cibernautas apoyaron el veredicto de la corte.

Aun así, hubo algunos que no podían creer que Luna no recibiera ningún castigo.

“Lo extraño es que, antes publicaron que Catalina fue ejecutada a balazos. ¿Cómo
puede ser que fue matada por legítima defensa? Creo que Samuel lo encubrió”".

“Esto no puede ser verdad".

“Alguien debería revisar las acusaciones de Samuel. ¿Qué está haciendo el abogado
opositor?"
Luna tuvo sentimientos encontrados cuando leyó los comentarios, y se dio cuenta de
por qué Samuel no le había aclarado si Catalina había muerto por los disparos.

Lo hizo para protegerla.

Los comentarios negativos continuaron inundando la red, y pronto mucha gente le pidió
a Samuel que aclarara lo que había sucedido.

Luna no sabía qué hacer. Más tarde ese mismo día, Samuel respondió en su cuenta de
Twitter: "Hice lo que hice porque no quería que ella supiera que había matado a
Catalina. Sé que saberlo le hubiera causado ansiedad y miedo, aun a sabiendas de que
había sido en defensa propia. Todo lo que hago es por amor a ella. Si no están
satisfechos con esta respuesta, saben dónde encontrarme. Luna no tiene nada que ver
con esto, ella es inocente".

La declaración era simple y breve, pero mostraba claramente que la amaba.

Su explicación era razonable, su compromiso conmovedor, y su cuidado por Luna,


admirable.

Estaba claro para todos que Samuel apoyaría a su esposa sin importar lo que pasara.

Era un buen hombre, dispuesto a hacer cualquier cosa por su esposa.

Sus amigos, incluido Jorge, lo apoyaban.

Samuel y Luna eran más populares que nunca después de toda esta sobre-exposición a
los medios, pero ella le anunció a Jorge que no tenía intenciones de renovar su contrato.

Quería retirarse de la industria del entretenimiento.

Realmente se sentía cansada después de lo sucedido y estaba ansiosa por escapar de


esta industria donde la opinión pública era capaz de destruir la reputación de alguien.

En su cuenta de Twitter, lanzó la siguiente declaración, "Me retiro.

Durante las últimas semanas, me he dado cuenta de la importancia de la familia, y ahora


que la mía está completa, estoy lista para disfrutar mi tiempo en la tierra con ellos”.

"El ultimo comercial que filmaré será para promocionar el diamante GL de Lola. Gracias
por su amor y su apoyo".
Unos días después, las imágenes de esta última grabación fueron dadas a conocer. Lucía
su cabello en forma de moño y, como siempre, su maquillaje estaba inmaculado, con
sombras de ojos azules, pestañas largas y lápiz labial rojo mate.

Llevaba un vestido de noche rojo brillante que dejaba ver su espalda, y un par de
tacones de aguja negros de 10 pulgadas, con lo que lograba atraer la atención de todos.

A partir de entonces, se negó a aceptar cualquier trabajo sin importar qué tan alta fuera
la paga, y en cambio cuidó de su esposo y de sus hijos en casa.

Un par de semanas más tarde, un reportero fotografió a la pareja, tomados de la mano,


en un avión que se dirigía a Francia.

Irradiaban felicidad y nadie podía dudar de que se hubieran casado por amor.

Finalmente, Luna tenía todo lo que necesitaba.

En Francia.

Una pareja se paseaba a la orilla de un pequeño río, escuchando a los pájaros cantar y
oliendo el aroma de las flores en plena floración en Giverny, un pueblo en la región de
Normandía en el norte de Francia.

No pasó mucho tiempo antes de que Luna se detuviera y señalara un lugar no muy
lejano. Le dijo a Samuel: "La primera tienda es una floristería, una vez dirigida por Daisy
y por mí".

Mirando en la dirección que le había señalado, Samuel vio una pequeña casa enclavada
en un callejón empedrado.

Todo el lado izquierdo de la casa estaba cubierto de plantas en flor, con pétalos de
colores que brillaban a la luz del sol.

En frente de la casa habían puesto algunas variedades diferentes de plantas en maceta.


El alero mostraba las palabras 'Te extraño'.

Era el nombre de la floristería.

Un nombre simple con un significado profundo.


Ahora la floristería era propiedad de una pareja de ancianos franceses a quienes Luna se
las había vendido. Cuando se acercaro, una pareja de cabello plateado se sentó en el
columpio debajo del alero, hombro con hombro, tomados de la mano.

Al ver la escena cálida y amorosa, Luna no pudo evitar tomar su teléfono para tomar
una foto de ellos.

Luego, tomados de la mano, se fueron en silencio para no molestarlos.

Según lo previsto, salieron de Francia y partieron a Italia. Apoyándose en el hombro de


Samuel durante su vuelo a Italia, Luna sonrió. 'Así que esto es todo. Este es el primer día
del resto de mi vida con Sam...'
Capítulo 261 Nota de agradecimiento
Enamorada del abogado By Bai Cha

Hola chicos. Les habla Reino San Marino.

Al llegar al capítulo final de esta maravillosa historia, me gustaría aprovechar esta


oportunidad para expresar mi sincero agradecimiento a todos los lectores. Gracias por
permanecer con nosotros todo este tiempo, ha sido un paseo divertido.

Muchos de ustedes me han escrito acerca de lo emocionante que es poder finalmente


leer cómo los malos reciben el castigo que merecen. Francamente, yo estaba
igualmente expectante de ver cómo se desarrollaba esta historia al final. Ya saben lo
que dicen, la venganza es un plato que se disfruta mejor frío. En este caso, diría que la
justicia no podía llegar lo suficientemente pronto.

Enamorada del Abogado es la continuación de la historia Enamorada del CEO y el


segundo libro de toda la serie de Enamorada. Muchos de ustedes ya han leído
Enamorada del CEO, y seguramente estarán familiarizados con muchos de los
personajes de ese libro. Para aquellos de ustedes que no lo han leído, les recomiendo
que lo hagan. Enamorada del CEO es la primera historia traducida en Manobook y
nuestro equipo ha puesto mucha energía en su traducción. Es divertida y emocionante,
y tiene todos los elementos para una buena lectura. Les garantizo que no les
decepcionará.

Todas estas interesantes historias se publican por primera vez en Manobook, y pueden
descargarlas ahora mismo en https://www.manobook.net

Como mencioné en mis comentarios anteriores, el siguiente libro se llama Enamorada


de Daniel. Correcto, es el hijo de Jorge al que, antes de que tomara clases de
taekwondo, Irene, la hija de Luna, solía darle tremendas palizas. Será bastante
interesante ver cómo se desenvuelve la relación entre ellos dos.

Bueno, creo que debería darles una lista de todos los libros de la serie Enamorada, aquí
la tienen:

1. Enamorada del CEO


¿Qué esperas de tu cumpleaños? ¿Dinero? ¿Joyería? ¿U otras cosas? Lo que sea, pero
por lo menos debe ser un día maravilloso. Lola Hernández, una mujer linda, encantadora
e inteligente, graduada en la comunicación audiovisual a una edad muy temprana. Todo
el mundo pensaba que Lola tendría un futuro muy prometedor pero las cosas no
salieron como se esperaba. Su fiesta de cumpleaños de 22 años fue una pesadilla para
ella. Cuando terminó su fiesta de cumpleaños, su mejor amiga la traicionó, su novio la
abandonó y su familia se arruinó por completo. Cuando se despertó al día siguiente, Lola
se encontraba tumbada en la cama de una habitación de hotel. Con el corazón
acelerado, solo podía recordar vagamente a un hombre extraño con el que estaba
anoche. ¿Había venido para salvarla? O ¿Era un demonio que lo estaba persiguiendo?

2. Enamorada del Abogado

Ja, no necesito hablarles de esta, considerando que ustedes la han leído hasta aquí.

3. Enamorada de Colin.

La mayoría de la gente creería que una chica hermosa proveniente de una familia rica
puede vivir una vida muy digna. Sin embargo, para Sofía, nada era fácil. Su vida comenzó
a salir de control cuando su ex-novio, junto con su enemigo jurado, la acosaron y la
enviaron a la cárcel. Lo peor era que, después de casarse con Colin, el destino le había
jugado otra broma. Ahora se enfrentaba con una situación muy precaria en la que su
marido sospechaba de ella y un grupo de pícaros viciosos intentaban atacarla en cada
momento. ¿Cómo se desarrollaría la historia de Sofía? ¡Vamos a leer!

4. Enamorada del Doctor.

Él es el director del hospital más grande de Shine Empire. Ella es la hija del director del
Hospital Privado de Chuck. Cuando el frío, despiadado y orgulloso Álvaro Gu se tope con
la traviesa, simpática e impulsiva Ángela Si. ¿Qué química saldrá entre ellos?

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Aparte de la serie Enamorada, también tenemos un otro libro que es igual de


interesante.

La Frialdad de Rocío
La felicidad era como un espejismo para Rocío Sánchez, cuando más se acercaba a la
felicidad, más se alejaba. Ella acababa de casarse con Edward Smith, pero en su noche
de boda todo se derrumbó. Dejando a Rocío embarazada, Edward la abandonó en su
noche de boda. Pasados unos años, Rocío renació por completo, cambiando totalmente
su personalidad, convertiéndose en la única coronel del ejército. En este momento
Rocío comenzó a reflexionar varias preguntas que eran misterios para ella: ¿Por qué los
padres de Edward estaban actuando de manera tan extraña? ¿Por qué su padre la
odiaba? ¿Y quién estaba tratando de dañar su reputación en el ejército que ella había
trabajado tan duro para construir? ¿Y por qué siguen leyendo la sinopsis? ¿Por qué no
abren el libro y lo descubren ustedes mismos?

La frialdad de Rocío (Ja, ¿creían que sólo los hombres podían ser fríos y distantes?
Prueba con esta historia si buscas algo diferente)

Otra novela romántica con personajes multimillonarios. Nuestro protagonista es un


duro oficial del ejército, ¿o no es más que un pelele? ¡Vayan y descúbranlo por ustedes
mismos!

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Exacto, llegó el momento de despedirnos. He estado divagando por un buen rato, jajaja

¡Nos vemos después chicos! ¡Hasta que nos volvamos a encontrar!

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