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\VER:\"ER COLDSCl-l\fIDT
WERNER GOLDSCHMIDT
INTRODUCCiÓN FILOSÓFICA
AL DERECHO
LA TEORíA TRlALlSTA DEL MUNDO JURíDICO
y SUS HORIZONTES
Sexta ediciólI
Reimpresión inalterada
EDICIONES ~ 1m115.uus
1987
la. edición: 1960
2a. edición: 1962
3a. edición: 1967
4a. edición: 1973
5a. edición: 1976
6a. edición: 1978
la. reimpr.: 1980
2a. reimpr.: 1981.
3a. reimpr.,·1983.
4a. reimp1'.: 1985.
ISBN: 950-14-0012-3
@
'.1(10"1:5 ~_ IlIUIS AJUS
Talahuano 494
Hecbó' el depósito que estllblece la ley 11.723. Derechos resntNUiol.
lmpn:so e" la Arge"tilf". Pri,,:ed ¡".Arge"ti"a.
Pulítieo e.s quien reparte;
Estadista e.s quien reparte con jusllCla,
Jurista e.s quien a sabiendas reparte con justicia:
Por ello, las comunidades no funcionarán mien-
tras que los reyes no sean juristas, ni los íurislas
reyes.
PREFACIO A LA PRIMERA EDICióN
WERNER GOLDSCHMIOT.
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN
WERNFR, GOLDSCHMIDT.
PROLOGO A LA TERCERA EDICIóN
,.,¡ el mundo }IIII<I/( ti, que ponderar el lugl.lr de {a j/l.llitiu en/re los
demás valores () lu.s demás virtudes. De /l/liTO hallamos den/ru de
nuestro ámbito la Jurística Dike[ogica, mientras 'que franqueando la
frontera .~e encuentra la Filosofía de /a Justicia. A fin de arrojar luz
sohre fos cuatro hinomios señalados. no basta enumerarlos, ni tampoco
indicar diferencias en sus deslindes conceptual;" CI menester mm-
trartas en sus heterogéneas conjiguraóone,. Pero mientras que las
¡.lI,ís/leas Sociológica, Normológica )' Dikei';gic(I comtiluyen el meollo
del mundo jurídico, la Sociología Jurídica, la L';gicu y Metodología
Jurídica y la Filosofía de la Justicia no aparecen sino como sus
horizontes. Ahora hien. la organi::.aciún de la.\ ¡tira, expuestas en
un cuerpo sistematizado de doctrinas, con<;fitIlH' /a tcoría tria/ista del
mundo jurídico. Ella es la edición científica del programa tridimen-
úunal. Es/e programa constituye una concepci,ín en sentidu c,triuo.
la ohra presente tiene la ambición de haberle hrindado IIn seno lIIa-
lema. haherla sacado a luz. en otras pa/ahras. haherle dado Sil ¡"ida.
11
WERNER GOLOSCHMIDT.
PRóLOGO A LA CUARTA EDICIóN
WBRNER GOLDSCHMIDT.
ABREVIATURAS
ABREVIA.TURAS xx.
CAPiTULO 1
OBERTURA
EL ~1lJ:'\DO jURlDICO
PARTE GENERAL
C~pínJ! o 11
A. SOCIOLOGIA GENERAL
Bl SOCIOLOGíAS ESPECIALES.
CAPíTULO V: Sociologías reales y culturales (176 el 185) 167
el SQOOI.OGfA WRIDICA.
(' APi ¡ u¡ o VI; Sociología Jurídica (186 a 194) 181
l. Precursores y fundadores de la Sociología Jurídica (186 a 188) 181
1) Precursores (186) 181
2) Fundadores (187, 188) 182
11, Sistemn de la Sociología Jurídica (189 a 193) 184
1) Macrosociología JuTÍdil'a (19[). 191) 184
a) E~t'¡tica (190) 184
b) Dinámica (191) 186
2) Metodología (I92. 193) 186
a) Microsociología Jurídica (192) 186
h) Sociología Profunda (193) 187
111 Diferencias entre la Jurística Sociológica y la Suciología JuríJicJ (194) IS8
CA!'íTUlO IV
I.AS NOR:>'IAS
EL ORDEI'<AMIENTO NORMATIVO
CAPirl'lO VI
PARTE GENERAL
CAPíTULO VII
PARTE ESPECIAL
EL \ll'NDO jURIDlCO
PARTE ESPECIAL
C~PÍT1J! o VIII
CUíTUlO IX
DERECHO PÚBLICO
CAPITvLO X
DERECHO PRIVADO
ADDENDA
PARA ESTA QUINTA EDlCION
• v.: GEN,\,R.O R, C,\,R.R1Ó. No/as ~vbre derecho y lenguaje. Buenos Aire~. Abe-
ledo. 1965; JUAN RAMÓN CAPELLA. El derecho como lengua;e, Ariel, Barcelona,
1968: vON ElS OKSHR. Sprache ClI5 Problem und Werkz.eug des Juristen. en
"Ardnv f. Rechls- und Sozialph¡losophie", 1967, ps. 9; y ss.
2 AD\'f!Jl:TFNCIA PRELIML"-I>\R
Il
EL FENÓMENO JURlDICO
2) El ordenamiento normatiFo
a) L<J. lIorma
b) El ordenamiullo IlOrmUlivo
3) La JI/l/ida
III
.j E~IIL l.,,,,,,
R,.dJl.\philo.lOphie, 1905, en "Ges~mmelte &:hriften", Mohr,
·¡tibin[!en. t. 1, 1923, ps. 280 y 31!.
5 H¡,RR.'fANN KA:>iTOROWI("7, Rechlswi,'sell.5c1wft und Soziologie, 1925, en
'·rahl"buch ftir Soziolo[!ie", Karlsmhe, BLiUn, t. [, p. 101. estudio reproducido en
·'Rechtsw¡"cnsch~ft lInu S07.iologie", C. F. M¡,lIer, Karlsruhe, 1962, p. 69. K~N·
IOROWI,? Ji\tingll!.'" ~nlre realidad. ~entido y ... alor. También comulgan con un
Iridimcn,ionali,mo quienc, di ... iden las cicncia~ culturales en ciencias históricas,
dogm,ilic;" \' <.:I;I;CI\ 1.... FRIOI ROIHA("K~.R, Lo!:ik IIlld SV.I/Plnaril; dpr Geis/t",,·i)·
',-11" "";r",,. 8(lllvin ,,'e,Üg. Ho"". 1941( ps. 21 a 26)
,: FR\N~{)I~ Gi N\ . .\,.¡"",.,. ('/ /nl",i<I/ll' C/I Jroir f'l"il"é, Sirey, Pari;, dos
101110S. 1<J1-1/llfI5. nÚlllcrm 167 y ss. V. un re~umen en el epílogo a la !>egunda
~dici<in tI~ ,\1,.r/¡"¡J,, ttim<r¡m·/iJ/j"lI N ,ol<fn"
('11 droit pri,'(' posilif. Essai criliqlle
,p,imer,¡ edkinn IW¡'l. nu(!'a cúiciÚn. Paris. J.ihrairie Générale de Dro;t el de
Jt!li5prudcncc. d<.l, 10mlh. 19."'-1).
20 OBERTURA
15 He aquí "el aspecto" (en alemán: "Die Seitc'") ~omo una de las ~ate·
gorÍt!s fundamentales. V. WALTER KRUSCH, Seile Imd Einheil, Grundfragen d.'s
Rechls, Tiibingen, Mohr (SielY:ck), 1962, y nuestrO comentario en "Rabels
Zeit~hrift fijr au,t;¡nd¡,\.·he~ Uf,,1 int .. rna¡ionah·, Pr;vatrecht'" ?l;. Jahrgllng. 1964,
~". DO a YU.
28 OBERTURA
3) Los infradimensionaUsmos
a) Panorama
b) Las deformaciones
CAPÍTULO ÚNICO
1
LA FlLOSOFfA JURIDICA MAYOR DE SANTO TOMAS
II
jURtSTICA SOCIOLÓGICA
46. ~ La Jurística Sociológica busca las categorías sociales que
contemplan el material estimativo del valor justicia (Jurística Socio-
lógica en sentido estricto) e investiga este mismo material (Juristica
Sociográfica) 1 (34). No interesa todavía si un fenómeno social es
o no es justo (valoración dikelógica); pero sí importa que se trate
de un fenómeno social que sea susceptible de una valoración dike-
lógica (referido al valor de justicia). En otras palabras, hay que
indicar el objeto de valoración, o lo que es lo mismo, el material
estimativo, del valor justicia; y, además, urge describirlo.
Ambas actividades, la de la indicación y la de la descripción del
material estimativo del valor justicia, se compenetran en la realidad
de manera indisoluble. Sin embargo, racionalmente se trata de dos
tareas distintas, encomendada la de la indicación a la dikelogía (que
al estudiar el valor justicia, debe indicar cuál es su objeto de valora-
ción y luego damos las pautas de esta última) y la de la descripción
a la Jurística Sociológica (que al describirlo debe indicar, no obstante,
qué es lo que está describiendo) .
• El valor justicia valora adjudicaciones de potencias y de impo.-
tencia relacionadas con hombres. He aquí sus elementos. Por lo
demás, estas adjudicaciones pueden formar un orden o un desorden.
Hemos de analizar, pues, en primer lugar, las adjudicaciones como
tales, y luego, en segundo lugar, sus constelaciones ordenadas o
desordenadas.
Con ello emprendemos una tarea de Jurística Sociológica en
sentido estricto. No nos ocuparemos de la Jurístiea Sociográfica, cuyo
lugar sistemático se encuentra en la Parte Especial del Mundo Jurí-
dico. He aquí una obra que la juventud científica argentina debe
realizar cuanto antes 2. Sin embargo, urge tener presente que toda
sociografía desempeña siempre el papel de "enfant terrible" del
régimen.
~ . Ooldsebn'¡dt.
CAPÍTULO II
II
LAS ADJUDICACIONES EN ESPECIAL
1) Los repartos
los protagonistas son igualmente recipk·ndarios. toda veZ 4ue una pero
sana que no fuese recipiendario ni gravado, ni beneficiado. no sería
protagonista. Por supuesto, no todo protagonista es a la vez siempre
recipiendario favorecido y gravado, como lo es en la compraventa,
sino a veces s610 gravado como el donante, y a veces sólo beneficiado
como el donatario. En el reparto autoritario, en cambio, alguien
puede ser sólo repartidor sin ser recipiendario, como por ejemplo
el tío que, en ausencia del padre, hace vacunar al sobrino, aunque
normalmente el repartidor suele ser recipiendario beneficiado.
Todas las conductas humanas dentro de la sociedad pueden ser
consideradas desde el punto de vista del reparto; pero este ángulo
visual de ningún modo agota su sustancia. Si una persona da un
paseo o lee un libro o va al teatro, es posible concebir tal actividad
como un reparto en que el protagonista se adjudica a sí mismo de·
terminado placer, mientras que impone a todos los demás virtual·
mente la carga de no perturbarle en el goce tmnquilo de él. Por
ei otro ~aJo, tal er:foque, lícito como es dentro de cierto orden de
ideas, no agota de ninguna m,mer3 el bienestar que produce el
paseo, el provecho intelectual que brinda la lectura de una obra ni
tampoco el pkcer estético que irnldia una función teatral.
'1 Con miras a las hipótesis de la sustracción (no violenta) o de! engano,
conviene denominar esta c!a<;e de reparto autoritario, "direeto" y no "violento",
ya que no hace falta que se dé violencia en sentido estricto.
s M"x WE!!U (1864 a 1920) distingue tres tipos de poder: 1) El poder
racional en el que la legitimidad se vincula a ordenamientos legales y en el que
existen determinadas personas (burócratas) autorizadas a aplicarlos. 2) El poder
tradicional en el que existe fe en la sanlidad de las tradiciones y en las personas
llamadas a gobernar confor¡ne a aquéllas. 3) El poder carismático que se
hasa en la fe en la santidad extraordinaria (charisma = gracia) de una persona.
9 El jefe democrático cuenta con la mayoría, no con la unanimidad. La
mayoría puede ber absoluta (mitad más uno hasta unanimidad meno~ uno) o
relativa (= a minoría más numerosa).
10 Existe una literatura abundante sobre el liderazgo. V. desde el punto de
vista de la sicología social. PETER R. HOFSTAlTER, Einlührung in die Solial·
p:¡ychologie, Krüner, 2~ edición, 1959, ps. 339 y SS.; desde el ángulo visual de
la sodología de los partidos v. RO!!EIlT MfCHElS, Zur Soli%gie des Parleiwesens
in du modernen DemokTutie, Krüner, reimpresión de la 2~ edición, 1925. En
la Argentina, v. JULIA ZU! f.M" ESCOBAR, El liderazgo, en "Anales de la Uni·
ver$idad del Salvador", 1966.
60 JURÍSTICA SOCIOLÓGICA
1& Confunde decir. como antes dijimos, Que la falta de poder es un desvalor
absoluto. ya Que el carácter absoluto de este desvalor resulta con miras exclusivas
a la posibilidad de usar el poder. teniéndolo. bien. En realidad. la falta de
poder es un desvalor relativo: ella es desvaliosa para Quien ejercería el poder
bien y valiosa para Quien de él abusaría. Por ello, privar de su poder a un
criminal peligroso, resulta sumamente valioso.
14 En análogo vicio incurren actualmente varias teorías sexol6gicas que,
en lugar de subordinar el sexo a la procreación dentro del matrimonio, Jo in-
dependizan considerando entonces su ejercicio privilegio de la juventud por
tener mayor poder que los demás.
Los imperios sólo basados en el poder. como, verbigracia, d de Gengis
Kan. desapareci"ron sin dejar hueHa cultura! alguna. mientras Que las acumu-
laciones de poderío Que descansaban en valores culturales, han producido efec-
tos permanentes. si bien eran de menor duración. como por ejemplo el de
Alejandro hbgno. Y.: GF.II.HARD RlTl'ER, Das siUliche Prohll'm Jer MachI,
Francke. Bem. 19411.
)6 Rt'Ch/.lfwrm IIlld sub;eklil'es Recht. 1878.
16 fUTil/'.,,"h,· J'nn~¡plenlt'''re, 1894 y ss.
62 JURíSTICA SOCIOLÓGICA
fundamental por la ley 17.371), que reza así: "Cualquiera que haya
sido el ajuste, el individuo de la tripulación que haya muerto en de-
fensa del buque, será considerado vivo para devengar los sueldos, y
participar de las utilidades que correspondan a los de su clase, hasta
que el buque llegue al puerto de su destino". Las llamadas limitacione~
reales de los repartos, en cuanto no se confunden sencillamente con su
respectivo contenido, coinciden con los objetos no repartibles. Los
sentimientos, por ejemplo, no se albergan ni por orden de alguien 40,
ni tampoco a raíz de una promesa propia. Par regla general se afirma
que el Derecho sólo reglamenta la conduela exterior, mientras que le
escapa la vida interior del sujeto. Desgraciadamente, intervienen Jos
grupos modernamente en la vida interior, negativamente mediante la
abundante censura de prensa, de cine, de entrada de libros y revistlls
en el país, etc., y positivamente ayudados por la propaganda y los me-
dios de comunicación de masas (radio, televisión, etc.). No obstant~.
siempre escapan partes de la vida interior al afán dirigista del Estado
moderno.
2) Las distribuciones
b) Cfa:re:r d~ distribucion~:r
I
EL ORDEN DE LAS ADJUDICACIONES
si se prevé algo malo sin poder hacer nada para impedirlo, alejarlo o
aliviarlo: es el caso de Casandra previendo la caída de Troya.
Desde fines del siglo XVIII los planes generales de gobierno se
hallan muchas veces en constituciones formales. La razón está en que
el liberalismo que nace hacia fines del siglo XVII en Inglaterra y cuya
meta está en proteger al gobernado contra el gobernante, obliga a
este último a vincularse de antemano en beneficio de los gobernados
por medio de una constitución formal. Sin embargo, esta última s610
contiene la descripción del plan de gobierno, no el mismo plan en
marcha. Por consiguiente, si se desea conocer qué plan de gobierno
marcha realmente en una sociedad, hay que consultar la insobornable
realidad social; y no se debe uno conformar con lo que los padres de
la constitución formal desean hacernos creer con respecto a aquélla.
En este orden de ideas se habla verbigracia del "Cuarto" Poder de
la prensa.
89. - Con miras al plan de gobierno en marcha caben clasifica-
ciones conforme a distintos puntos de vista.
En cuanto al ámbito espacial de acción, los planes de gobierno
en marcha pueden ser locales, provinciales, nacionales, regionales e
internacionales (= universales). Puede haber tales planes en la Mu-
nicipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, en la Provincia de Santa
Fe, en la Nación Argentina, en la Organización de los Estados Ame-
ricanos y en la Organización de las Naciones Unidas.
En cuanto al ámbito objetivo de acción, los planes de gobierno
pueden ser generales y especiales. La constitución formal suele con-
tener un plan de gobierno general dentro de cuyo margen luego cada
equipo de gobernantes establece su plan de gobierno especial. Estos
planes especiales se llaman a veces con miras al plazo que se fijan,
"planes quinquenales", etc., a veces con respecto a sus objetivos, "plan
de austeridad y expansión". etc. l. La constitución formal, por su parte,
según que determina quiénes serán los supremos repartidores o cuáles
serán los supremos criterios de reparto, se subdivide en una parte
orgánica y otra dedicada a los derechos y las garantías.
En cuanto al contenido mismo, los planes de gobierno pueden
ser religiosos, metafísicos o laicos.
Por último, en cuanto a la realización, los planes pueden estar en
marcha (constitución material y la formal cumplida) o s610 deseados
(plataformas partidarias, constituciones formales incumplidas). Sin
embargo, como mOl\o constitutivo del orden de repartos funciona
sólo el plan de gobierno en marcha.
90. _ Puede haber programas de gobierno de carácter religioso,
2 Ardes del 25 de mayo de 1973 bubo que tener en cuenta la revoluci6n del
28 de junio de 1966 (v. Instituto de Cienda Política de la Universidad del Sal-
vador. La "Revoluci6n Argentina", análisis y prospectiva, Depalma, Buenos
Aires. 1966). El Estatuto de la Revolución Argentina declara que la Junta Re-
volucionaria. compuesta por los tres comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas,
nombra al presidente (art. 1) y. en caso de su muerte o de su incapacidad, a su
sucesor (art. 10). El presidente ¡eúne facultades legislativa y ejecutiva, quedando,
en ~ambio. el Poder Judicial inamovible. La ley 16.891 disuelve a los partidos
politicos ro~ cuale~ entre!.mto h"n sidn restablecidos por las teyes 19.102 y 19.109.
88 JUIÚSTICA SOCIOLÓGICA
1 v.: Orro SCHlLLINO, Die Staats- und Soziallehre des bl. ThomtJ5 v. A.,
Paderborn, Ferdinand Schoningb, 1923, p5. 64 Y 55,
b') La ejemplaridad
a") Estructura. apar .. ¡,mes)' fenó"'"",,_\ "fmes
de 1" eJ<'lIlplaridad
W Vold.ebUlidt.
94 .h .;¡~II( .. ~UCIOLÓ(,KA
fico 16. Este último sólo admite como material científico hechos sen-
socialmente observables y relaciones sensorialmente observables entre
hechos; con ello, el positivismo filosófico se considera vencedor de
etapas previas de la humanidad: de la teológica y de la metafísica.
El positivismo jurídico aescarta, pues, siguiendo a su modelo, las
investigaciones sobre Derecho Natural y sobre justicia, porque no
pueden acudir al único tipo de experiencia científicamente válida pa-
ra los positivistas. En otras palabras, el positivismo jurídico es una
doctrina infradimensional del mundo jurídico (38, 39). Por lo de-
más, el positivismo jurídico puede ser unidimensionalismo sociológico
o bidimensionalismo socionormológico. En cambio, no es posible un
unidimensionalismo normol6gico, toda vez que sin referencia a la
realidad social, no sería posible destinguir entre normas positivas y
normas derogadas o meramente proyectadas. El celebrado positivismo
jurídico de Kelsen al que se atribuye el carácter del positivismo nor-
mológico. no lo es en realidad, ya que Kelsen, como sabemos (40), se
sumerge en la realidad social al condicionar la validez normativa por
su eficacia 17.
Un corolario del antijusnaturalismo del positivismo jurídico lo
constituye el positivismo ético que, basándose en el escepticismo con
respecto a la investigación científica de la justicia, sostiene que hay
que obedecer a cualquier ordenanza que el Estado emita, negando
de este modo el derecho inalienable a la resistencia. Sus fórmulas
son: "Dura lex sed lex" (ley dura, pero ley); la leyes la ley; órde-
nes son órdenes, todo lo cual quiere decir que donde hay patrón
no mandan marineros.
Los productores de normas son positivistas. En cuanto a la justi-
cia, afirman haberla tenido en cuenta al fabricar la norma; pero, como
la búsqueda de la justicia no es un quehacer científico sino político, los
aplicadores de las normas no tienen derecho a reabrir el examen de
la justicia de la norma. Tampoco incumbe a los aplicadores indagar
la realidad social en cuanto de su configuración depende justicia o in-
justicia de la norma. Los aplicadores de las normas son, l'onforme
a las palabras terroríficas de Montesquieu, "la bouche de la loi" (la
17d Ver nu' 1.1"0 estudio. L" erHúianla en las FaciJltades de n ...tchu, en
"El Derecho", ?r- .57 Y ss.
106 JURÍSTICA SOCIOLÓGICA
n
EL DESORDEN DE LAS ADJUDICACIONES
1 V lL'AN C\RLOS GARt>HU, ell "La Ley", t. 100, ps. 1003 Y ss.
A) SOCIOLOG1A GENERAL
CAPÍTULO 1
LA FUNDACION DE LA SOCIOLOGIA
1) Vida y obras
115. - Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint·Simon San-
dricourt 1, nació el t 7 de octubre de 1760 en París como hijo de una
familia noble. Poseído de su valor, cuenta que de joven de 17 años
se hace despertar todas las mañanas con las palabras: "¡Levántese,
señor conde, grandes hazañas le esperan!". Participa a las órdenes
de La Fayette en la lucha de independencia de Norteamérica; pero
abandona la carrera militar con el rango de coronel. Proyecta cons-
2) [)octrinas
a) Sociología
n
CONTE
1) Vida Y obras
120. ~ Auguste Corote 2 nació como hijo de pequeños burgueses
en Montpellier, Francia, en 1798. De joven actuó como secretario
de Saint-Simon. "Mi espíritu, dice, ha avanzado más en los seis
meses que dura nuestra relación que en tres años si hubiera estado
solo ... Es un ser original en todos sus aspectos ... Le he consagrado
una amistad eterna; y él, a su vez, me quiere como a un hijo". Pero
(lespués de la ruptura, Comte afirmó 10 que sigue: "He reconocido
más tarde que tal relación sirvió solamente para entorpecer mis
meditaciones espontáneas". Y Comte negó a deplorar la funesta re-
lación de su primera juventud con un farsante corrompido. Corote
se desempeñó como examinador en la Escuela Politécnica de París.
Pero carecía de empleo estable. Le ayudaron sus admiradores (p. ej.,
John Stuart Mili). Llegó a tener un total desequilibrio nervioso. Es-
taba separado de su mujer. Cultivó una gran amistad con Ootilde
de Vaux en 1845 y 1846, produciéndole su fallecimiento una tristeza
profunda. Comte murió en 1857.
Descuellan entre sus obras las siguientes: Curso de filosofía po-
sitiva (1830 a 1842), Discurso sobre el conjunto del positivismo
(1848), Sistema de política positiva (1851 a 1854), Catecismo posi-
tivista (1852) Y Síntesis subjetiva (t 856).
Comte era un hombre de gran erudición, con una memoria
magnífica. También era un espíritu sistemático. Pero su vida emo-
cional era perturbada, con cierta frialdad hacia los demás y un en-
diosamiento de sí mismo.
2) Doctrinas
a) Socjologfa
3 V. 171.
122 SOCIOL.OCIA JURíDICA
III
PROUDHON
1) Vida y obras
2) Doctrinas
a) Sociologio.
IV
M AR :x
1) Vidn r /llm/\
6 V. ¡SAlA!! SERI IN. Karl Mare riper. "hinchen. 1959: WALHR THFIMFR.
Da Marxismus, Francke Yerl.lg. Bern. 1960. Y.: Marx el le dmil nwderne. en
"Archives de Philosophie du Droi¡"·. !. XII, 1967.
LA FUNDACiÓN llE LA SOCIOLOGíA 127
2) Doctrinas
a) Sociología
LA SOCIOLOGlA
1
CONCEPTO DE LA SOCIOLOGÍA
1) El obieto de la Sociología
b) Clases
e) Sociedades globales
140. - Contrariamente a los grupos que son estructurables, pero
no ~iempre estructurados (hasta citar a los grupos de jóvenes, los
públicos, los grupos de consumidores) ya las clases sociales que pue-
den hallarse simplemente en proceso de estructuración, toda sociedad
global sin excepción tiene una estructura. Las características de una
estructura social son: a) jerarquías múltiples (en tensión, en com-
petencia, etc.); b) su equilibrio manifiesto y al mismo tiempo precario
que exige esfuerzos y actos siempre renovados; c) la clara conciencia
colectiva de esas jerarquías múltiples y de su equilibrio precario; d) el
armazón que cimenta ese equilibrio a fin de combatir la condición pre-
caria de su constitución; e) el movimiento de estructuración, deses-
tructuración, reestructuración o dispersión que vincula la estructura
a la sociedad en acción.
LA SOCIQLQGí4. 135
a) El coliJmo
b) El il1le¡:ralumo
e) La sociología profunda
d) La microsociología
6 Hay que distinguir entre la valoración mOral del papel social, y la ética
del individuo que 10 desempeña. El papel social de un intermediario que enca-
rece la comercialización de un articulo sin mejorarla, es perjudici~; pero los
intermediarios pueden ser muy buena~ personas. Al revés, una enfermera cum-
ple un papel social valioso, si bien puede haber elegido esta profesión por una
inclin1ción sádica. También de,~m[leñan ~endos papeles sociales el "chivO) emi-
sario" y "la eminencia gri,"
138 SOCIOLOGíA JURíDICA
II
PARTES DE LA SOCIOl<x<íA
III
TÉC~ICAS DE LA SOCIOLOGíA
1) Técnicas de obsermción
H l.a liter~I"ra.
~uhre lodo IJ~ nove1a~. brindJn un inlere~ante materi,,!
J()<.·l!ment~1 I';"a la or.-.ervación ,ociográfica. En e~te orden dc idca~ inlere~a
'l1cnCiOn,lr la afirmaci<Í'l de 1 TONl' TII'LLlNG de que hUI .:n dí., la 'll<.;,ología
,mliIU)~ ~ 1,1 no'cla,
140 SOCIOLOGíA JURíOlCA
2) Técnicas de la entrevista
3) Experimentación
4 ) Técnicas estadísticas
IV
PRECURSORES Y CONSTRUCTORES DE LA
SOCIOLOGIA PURA
11
1) Sociología inglesa
2} Sociología francesa
3) Sociología alemana 1
7... v.: KARl JASl'fRS. ,\[nx Webl'r, Piper Verlag, Münche!l, 1958.
152 SOCIOLOGíA JURíDICA
4) Sociología norteamericana Q
11 RAÚL URZÚA, Die Soziulogie in Chile, en "Archiv flir Rfchts- und So-
zia!philosopbie", vol. 1965, Si/54, ps. 561 y ss.
,APÍTULO IV
SOCIOLOGIA GENERAL
1
EsTÁTICA SocIAL
1) A8rupaciones
5 V. JosÉ LUIS IMAZ, La clase alla de Buenos Aires, 1962; JUAN JosÉ
SEBRELl, Buenos Aires, vida colidiana y alienación, Ediciones Siglo Veinte,
Buenos Aires, 6" edici6n. J965; ARroRO JAURETCHE, El medio pelo en la so-
ciedad argentina, A. Peña Lillo, Buenos Aires, 1966.
162 SOCIOLOOfA JURíDICA
2) Conciencia social
n
DINÁMICA SOCIAL
9 ALFRED Swv .... La opinión pública, Fabril Editora. Buenos Aires. 1961.
Con la opinión pública se relaciona la investigación de ella ("Meinungsfor~
schung") (v. HOFSTATIER, l. C.. ps. 128 y ss.). Ya HEGEL aborda la opinión
púhlica en sus Fundamentos de la Filosofía del Derecho ("Grund!inien der
Philosophie des Rechts") (§§ 316 Y ss.).
10 GOROON W. AlLPORT. La naturaleza dEl prejuiciO. Eudeba, Buenos
Aires, 1962,
II RlC"SÉ~S S!C!!F_S. 1. e .• ps. 285 y ~s.
IZ E. FHD~lANN. lur Theorü d~r Massenmedien. Grundlegung der Kom-
mUIJi!.;alÍo/l.lwi.ut'n.lchnft, 1961.
166 SOCIOLOGÍA JURÍDICA
CAPíTULO V
SocIOLOGÍAS REALES
1) Morfologia Social
2) Sociología Económica
11
SOCIOLOGíAS CULTURALES
4& La sociedad victoriana era una sociedad de ahorro (de consumo restrin-
gido), la actual es una sociedad de abundancia o despilfarro; esta oposición es
aplicable inclusive a la actividad sexual: ante~ abstención, ahora libertinaje (v.
ER!CH FROMM, Sigmund Freuds Sendunr;. UIstcin, West-Berlin, 1961, ps. 161
y ss.).
(; JULlFN BEl'.'DA. (1867 a 1955) distingue en un estudio La trahison des
clercs (la traición de los intelectuales) (1927) una historia aristocrática y otra
demOCl'átict de las ideas. J a primera hi,101l¡¡ la~ ideas conforme las expresa
su autor, mientras que la segunda las relata conforme las vulgarizan periodistas,
ondares colJejeros y militantes. V. JUAN CA!I.'.OS GARDEl'lA, Materialismo ju-
rídico (Escuela Economicista de! Derecho), "Omeba", t. XIX, ps. 117 y ss.
172 SOCIOLOGÍA JURíDICA
creación artística, los cuajes merecen por una causa u otra su especial
simpatía. He aquí el fenómeno del conocimiento o del arte preferidos.
Por último, y abandonando ya el espíritu objetivo como taJ, debemos
prestar atención a la influencia de la sociedad sobre las instituciones
dentro de cuyo seno el espíritu objetivo se incuba (colegios, uni-
versidades, conciertos, certámenes artísticos, etc.) y sobre las profe-
siones que de él se ocupan.
9& En realidad hay que distinguir diversos fen6menos: Notoriedad s610 pue-
den conseguir personas que logran acercarse a las masas a través de los medios de
comunicaci6n de masas (radio, televisión, film). La prensa es un medio menos
eficaz por suponer el alfabetismo. Libros, por último, s6lo se dirigen a públicos
especiales, novelas a públicos más amplios, libros científicos a públicos más res·
tringidos. El teatro para ser eficaz debe traducirse al film; y algo semejante
ocurre con el concierto. Además, hay que tener en cuenta las grabaciones. De la
notoriedad que puede ser efímera, hay que distinguir el prestigio, la fama y la
celebridad que todos ellos suponen al menos cierta duración. Prestigio connota
un nomhre conocido en un público especializado vinculado a una realización
científica. Fama poseen quienes entran en la historia universal, política o cul-
tura!. Celebridad. pUf último, poseen entre estos últimos aquellos cuyos nombres
deben ser conocidos por cualquier persona culta.
178 SocIOLOGÍA JURIDICA
trinas, aunque no las tuviera. Ahora bien, todo eso no sería tan per-
judicial si la obtención de estos puestos de control se hiciera en fun-
ción de la importancia científica de los hombres. Pero existen nu-
merosas naciones en que su logro depende de influencias políticas.
Entonces los polfticos-científicos poderosos, a fin de que su orfandad
científica no quede en evidencia, sólo admiten jóvenes de los cuales
creen que no tes harán sombra, no equivocándose casi nunca en su
apreciación. Si recordamos los juegos de mesas de diferente tamaño
que se fabrican para los comedores y las cuales se colocan unas por
debajo de las otras, se puede hablar de la "ley de las mesas": el
político-científico poderoso, cual la mesa más alta, sólo tolera a
quienes caben por debajo de su sombra científica bien exigua. Por
otro lado, muchas veces si el decano es un abogado en ejercicio se
esfuerza en que los profesores sean jueces y camaristas.
CAPíTULO VI
SOCIOLOGIA JURlDICA
1) Preó/rsore~'
2) Fundadores
u
SISTEMA DE LA SOCIOLOGíA JURíDICA
1) Macrosociología Jllrídica
a) Es/álica
b) Dimimica
2) Metodología
al Microsodofogía Jurídica
b) Sociología Profunda
111
15 (iol,J.tnw,Jt.
SECCIóN SEGUNDA
jURíSTlCA NORMOLÓGICA
195. - La Jurística Normológica se ocupa de la captación lógica
de los repartos y de sus conjuntos. Por ello, mientras que el objeto
de la Jurística Sociológica es real (siendo los repartos sico-físicos),
el objeto de la Jurística Normológica es ideal. El acceso al objeto
de la Jurística Sociológica va a través de los sentidos, la introspección
y la razón; el conducto que nos lleva al objeto de la Jurística Nor-
mológica es exclusivamente la razón. Si, por consiguiente, no puede
haber peligro serio de que se confundan los objetos de ambas ciencias
jurídicas, sí podría haber alguna dificultad de separar la JurÍstica
Sociológica como tal (es decir, la ciencia y no su objeto) del objeto
de la Jurística Normológica, toda vez que a primera vista la Jurística
Sociológica describe Jos repartos, siendo el objeto de la Jurística
Nonnológica la captación lógica de ellos l. No obstante, se evita la
confusión si se advierte que la Jurística Nonnológica se ocupa prin-
cipalmente de las autobiografías de las voluntades de los repartidores
(199), mientras que las descripciones que de la reali¿ad social re-
dacta la Jurística Sociológica siempre constituyen heterobiografías.
Pero inclusive en cuanto la Jurística Normológica dedica su atención
a heterobiografías (como lo hacen los tratadistas y comentaristas
jurídicos), lo que describe es la voluntad de los repartidores (conte-
nido y promesa de cumplimiento), mientras que los teoremas de la
J urística Sociológica enfocan el aspecto exterior de los repartos.
Considerar la norma como la captación lógica de la voluntad
de los repartidores, es una secuela del realismo genético (26 y ss.).
En efecto, para esta concepción filosófica existen valores naturales,
o sea, valores independientes de nosotros, entre Jos cVlles se halla
la justicia. Los hombres, al realizar repartos, deben inspirarse en la
íusticia; luego la norma capta lógicamente el reparto tal cual salió,
o sea, con total prescindencia de su conformidad o de su disconfor-
midad con la justicia. Así resulta que la justicia valora primariamente
los repartos y, de modo derivado, las normas que los describen. Al
contrario, desde el ángulo visual del idealismo genético, yo o Jos
hombres creamos los valores, y entre ellos el valor justicia. Luego
creamos normas como medios de realización del valor justicia, y fi-
LAS NORMAS
PRIMER SUBCAPíror.o
1
CONCEPTO DE LA NORMA Y DEL IMPERATIVO
1) El concepto de la norma
II
1) Estructura de la norma
III
1) Clases de normal
a) Normtui generoles e individuales
219. -Se afirma que las normas jurídicas son bilaterales, porque
configuran derechos y deberes con respecto a diferentes personas.
Así relaciona, por ejemplo, la notma que impone al homicida un cas-
tigo, al homicida y al juez (al obligar al juez a castigar al homicida)
e igualmente al homicida con sus conciudadanos (al prohibir a cada
cual dar muerte a los demás). Las noOllas éticas, en cambio, verbi·
gracia, cuando declaran que hay que dominar los instintos o aspirar
a la santidad, no se dirigen sino a una sola persona.
Es cierto que la norma jurídica, con tal que describa un reparto
completo, necesariamente resulta multilateral, porque concierne tanto
a los repartidores como a los recipiendarioli, y no lo es menos que
la norma ética se refiere a los hábitos virtuosos y viciosos de cada
cual, aunque estos hábitos se manifiestan en algunos casos ineludi·
blemente con respecto a otras personas (por ejemplo, la magnanimi-
dad, la avaricia),
2) Clases de imperativos
CONCEPTO DE FUENTES
224. - Hay que distinguir entre las fuentes reales y las fuentes
de conocimiento de las normas. Quien consulta las primeras adquiere
un conocimiento directo de ellas, mientras que quien liba en las se-
gundas, no obtiene sino un conocimiento derivado.
les son las nannas verdaderas, mientras que las normas individuales
carecen de personalidad. Esta tesis, a su vez, radica en la enseñanza
de Montesquicu de que el juez no es sino "la boca de la ley" ("la
bOliche de la {ai"). La ley que se identifica a la norma general, con-
tiene de manera exacta la solución de cualquier caso a través de una
norma individual. Esta enseñanza es democrática y antiliberal. En
efecto, cUa es democrática porque quiere asegurar plena eficacia a
la voluntad del pueblo que produce la ley general; pero, al contrario,
cIJa es antiliberal, toda vez que priva al juez de toda independencia
intelectual frente al legislador, rebajándolo a un mero autómata, con
lo cual distorsiona el juego de pesos y contrapesos esencial para el
principio de la división de los poderes. En realidad, las normas ge-
nerales nunca determinan unívocamente la solución de un caso: la
norma individual siempre contiene algo propio, aunque sólo fuera
la apreciación de la aplicación de la norma general al caso como
justa. El elemento creador de la norma individual, pese a su deriva-
bilidad lógica (pero no unívoca) de la norma general, fue advertido,
tanto en la doctrina medieval cuando se habla de la derivación de
la ley humana de la ley natural por determinación, como en las doc-
trinas modernas, por ejemplo la teoría de Kelsen, pese a diferencias
de las doctrinas entre sí y diferencias con la tesis aquí sostenida.
Prescindiendo de esta restricción insostenible a las normas ge-
nerales, la enumeración bipartita de ley y Derecho consuetudinario
refleja la de fuentes formales_ y fuentes materiales, toda vez que por
ley se entiende tradicionalmente cualquier norma general formalizada
(ley en sentido estricto, decreto, etc.) y por Derecho consuetudinario
la captación lógica en normas generales de familias de repartos ba-
sadas en la ejemplaridad. La doctrina tradicional admite la Revolu-
ción como fuente de Derecho; pero no la incluye en su enseñanza
sistemática de la materia.
Cuando la doctrina tradicional emplea el término de "fuentes
materiales", no lo suele usar en el sentido aquí indicado, sino como
conjunto de fuerzas que repercuten sobre la redacción de la ley o
el nacimiento de las costumbres (influencias políticas, económicas,
espirituales), o sea, lo usa en el sentido de "fuentes indirectas" o
"mediatas".
Por último, hay coincidencia entre la doctrina nacional y la
aquí mantenida en lo quo concierne a las fuentes del conocimiento.
II
tro del año en el cual se emiten. Sin embargo, cada presidente inicia
su propia numeración, de modo tal que si durante un año llega a la
presidencia un nuevo presidente, puede haber dos decretos con el
mismo númcl'O, por 10 cual hay que prestar atención para no incu-
rrir en confusiones (por ejemplo, en 1958 decretos de Aramburu y
dI! Frondizi; en 1963 decretos de Guido y de 111ia, etc.). Algunos
decretos se toman en acuerdo de ministros ( v. arto 88, in fine, C.N.);
otros decretos aparecen firmados por todos los ministros, inclusive
por los secretarios de Estado, y otros son sencillamente refrendados
'Y legalizados por los ministros del ramo (art. 87, CN.). No parece
lícito establecer diferencias prácticas entre estos supuestos, de suerte
tal que un decreto tomado, por ejemplo. en acuerdo de ministros
(con tal que no tenga sustancia legislativa) puede ser derogado por
otro de gestación sencilla, toda vez que el Poder Ejecutivo es uni-
personal (art. 74, C.N.). Los decretos pueden ser observados por el
Tribunal de Cuentas de la Nación 15. No obstante, el Poder Ejecutivo,
bajo su propia responsabilidad, puede insistir en ellos. El "Boletín
Oficial" publica los decretos más importantes; pero otros no se ha-
llan sino en los boletines de los respectivos ministerios 16. Otras ve-
ces la publicación de decretos en el "Boletín Oficial" se hace sólo
en forma sintética. Los textos originales de los decretos se encuentran
en el Archivo General de la Nación en la Capital Federal, que está
abierto al público. El recurso al texto original es importante para
corregir una errata de imprenta en la publicación del decreto por
vía de interpretación. La aclaración general del decreto exigiría un
nuevo decreto .6&.
Mención aparte merecen los decretos con sustancia legislativa.
Ellos aparecen en una constitución con división del poder legislativo
y del ejecutivo, si el poder legislativo por cualquier causa que fuere
no es capaz de actuar. En este supuesto asume el Poder Ejecutivo
provisionalmente el poder legislativo y resuelve en la forma que le
es propia como Poder Ejecutivo (o sea, en forma de decretos) los
asuntos cuya solución correspondería normalmente al poder legislati-
vo: por ello, se habla de "decretos-leyes". El Poder Ejecutivo que
poderes todos sin división. Por ello, no dicta decretos-leyes, sino leyes.
Desde su punto de vista, leyes y decretos se distinguen sólo gradual-
mente según la mayor o menor importancia de los asuntos tratados 18.
240a. - Cualquier norma, a fin de entrar en vigencia, debe ser
publicada. Pero el requisito de la publicación es compatible con el
carácter secreto de la nonna (239 y 240). En efecto, la publicación
significa la notificación de la medida a los interesados, la cual puede
llevarse a efecto ocultándola a todos los demás miembros de la po-
blación. Ahora bien, dikel6gicamente cualquier medida de gobierno
interesa en una democracia a la totalidad de la población directa o
indirectamente. Por ello, el secreto de la medida requiere una jus-
tificación -por ejemplo, se trata de una medida de defensa nacional-,
mientras que el secreto injustificado -por ejemplo, el gobierno teme
la crítica de la oposición- violaría "el debido proceso" como garantía
innominada de la Constitución.
241. - Otros mandamientos constan en la forma de los convenios
colectivos de trabajo. Ellos suelen componerse de dos partes. Una,
la obligacional, comprende derechos y obligaciones de las partes, o
sea, de los sindicatos obreros y de la patronal. Desde este punto de
vista, nos encontramos con un convenio como otro cualquiera, que
formaliza un reparto autónomo. Pero los convenios colectivos abar~
can también, por regla general, una parte normativa destinada a
introducirse obligatoriamente en todos los contratos laborales indivi-
duales que caen dentro del ámbito de acción del convenio colectivo
y la cual formula las condiciones de trabajo mínimas en favor del
ob~ero o empleado. Desde este ángulo visual, el convenio colectivo
tiene el carácter de una ley, limitada, por cierto, a grupos de personas
determinados. Las estipulaciones de los contratos laborales individua-
les que se opongan en detrimento del obrero o empleado a las cláu-
sulas del convenio laboral colectivo, son sustituídas automáticamente
(eo lpso) por estas últimas.
En el Derecho argentino, las convenciones colectivas de trabajo
están reglamentadas por la ley 14.250 ("B.O." del 20/X/1953),
cuyos arts. 7 y 9 tratan del efecto automático. La ley 14.786 ("B
O." del 9/1/1959) impone como instancia previa y obligatoria la con-
ciliación y el arbitraje en los conflictos de trabajo 18&.
Con las leyes pasa otro tanto. Algunas veces no logran su apli-
cación durante largo tiempo, como ocurrió con la tan discutida ley
14.499, que establece el 82 % para las jubilaciones. Otras leyes
caen poco a poco en desuso, confonne acaeció, verbigracia, con el
Código Penal del emperador Carlos V, de Alemania, que regía a par-
tir de 1532, desapareciendo paulatinamente durante los siglos XVlII y
XIX. En otros casos, una ley encuentra tal resistencia que ha de ser
abolida. Recordamos la famosa ley seca norteamericana, que entre
las dos guerras mundiales prohibió la venta de bebidas alcohólicas.
En otros supuestos se descartan disposiciones aisladas. Una doctrina
autorizada cree que el art. 1112, Código Civil, al establecer la respon-
sabilidad de los funcionarios a raíz de hechos ilícitos, excluye la res-
ponsabilidad del Estado; no obstante, y pese también al arto 43, Códi-
go Civil, en su redacción anterior a la ley 17.711, una jurisprudencia
constante de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a partir de
la sentencia del 22/IX/1933 (in re Devoto, Tomás y Cía., V. Gobier-
no Nacional, en "Fallos", t. 169, p. 111, Y en "J. A.", 1. 43, ps. 416
y ss.) estatuye tal responsabilidad del Estado en beneficio de los p¡¡r-
ticulares perjudicados y sin perjuicio, claro está, del derecho de la
Nación a pedir indemnización del funcionario culpable.
III
1) En general
EL FUNCIONAMIENTO DE LA NORMA
LA INTERPRETACIÓN DE LA NORMA 2
1) Análisis de la interpretación
5& El privilegio del acceso directo al propio interior lo niega, sin embargo.
Ryu:, en The concept 01 mind, 1949.
258 LAS NORMAS
8 Del 8/VITI/l960, Cám. N. Civ. Cap.• sala B, en caso Murray Fox, Lu-
ciallO C., suc., en "La Ley". t. 100, p. 620.
264 LAS NORMAS
perlo de éstos" 11. Hay que tener en cuenta los arts. 31 a 33 del
Tratado de Viena sobre tratados, del 23/V11969.
La primera regla de interpretación de las leyes es dar pleno
efecto a la intención del legislador, la que debe fluir de la letra o
del espíritu de ella 12. Las leyes han de interpretarse conforme a su
espíritu. Conocer las leyes no consiste en poseer sus palabras, sino en
tener presente su fuerza y su poder: "Scire leges non hoc est verba
earum tenere, sed vim ac potestatem·' (saber leyes no es poseer sus
palabras, sino su fuerza y poder) (Celsus, Dig. 1, 3,17) 13. Con razón
estatuye la Corte Suprema de Justicia de la Nación 10 que sigue:
"El precepto «non verba legis tenere sed vim ac potestatem» reviste
en_el paísjerarquía fundamental por virtud de lo dispuesto en el
arto 86, inc. 2, de la Constitución nacional que se reitera para la fun-
ción judicial en el art. 16 del Código Civil" u. "Espíritu de la ley"
significa tanto la intención como el fin del legislador. La costumbre
en la Argentina de no dotar a las leyes de preámbulos que recojan sus
propósitos, dificulta su recta interpretación. Según una jurispruden-
cia nutrida cercena, verbigracia, el estado de sitio, que ha de deda-
rarse por ley (art. 67, inc. 26, C. N.), sólo aquellos derechos y ga-
rantías cuyo libre ejercicio pondría en peligro precisamente aquellos
hienes que el estado de sitio concreto está destinado a salvaguardar 16.
Pero como la ley que declara el estado de sitio no suele indicar sus
causas, hay que desprenderlas de las circunstancias históricas que le
rodean y que, por cierto, también se impondría a una indicación
que contuviere una mera razón aparente (56). Especial mención
merece el arto 12 de la ley 11.693 16, que estatuye "que en la inter-
pretación de las disposiciones de esta ley o de las leyes impositivas
sujetas a un régimen, se atenderá al fin de las mismas y a su signi-
20" V, sen!. del 19JIfI(l969, Cám. Civ. Cap., sala D, caso "Aquilino,
Domingo A.", la cual declara que la aparente claridad de la ley no excluye
la necesidad de ,u interpretación ("J. A.", diario del 27JVIII/1969:1969-UI).
268 LAS NORMAS
21 Sent. del 11/IX/l964, Cám. 2~ Civ. ("Olll. La Plata. ~ala 11, caso Buuio,
Owaldo. en "El Derecho". !. 12, p. 430.
EL FUNCIONAMIENTO DE LA !'>lOR~fA 269
2~ Al<H)l'lO 1-11 R~"¡';D! 7 CI! 'f,-r,',/.'¡ .. ",,, dl'l n"l'd",. ~hdrid, fditori~l
Re\¡,I:1 de Oere,:h,) 1'1 "a<lo, 1'14'\ r' " \ ,!\
'Jo. ",L.,,,I,.,,L·
270 LAS NORMAS
ley, toda la labor comentarista perdía su valor. Tal situación fue for~
mulada por Kirchmann 23 mediante su célebre exclamación: "¡Tres
palabras rectificadoras del legislador y bibliotecas enteras se convier-
ten en papeles inútiles!", Kirchmann se queja de que los juristas
no se ocupan de la labor de crear el Derecho. "No se objete contra'
estos ataques que tamaños asuntos no pertenecen a la ciencia jurídica,
sino a la política y arte de la legislación. He aquí precisamente lo
deplorable de la ciencia jurídica que se desgaja de la política, que se
declara ella misma impotente de determinar la materia y el camino
de las nuevas instituciones o inclusive de dirigirlas, mientras que to-
das las demás ciencias lo consideran como su parte más esencial, su
suprema misión. La tan decantada evolución del Derecho por medio
de los juristas, de la cual nos hablan ahora todos los libros de texto,
se refiere meramente al juego de los ínfimos detalles. Los juristas son,
en cambio, impotentes para poner los cimientos y para erigir la es-
tructura misma de un edificio sólido. Sólo después de terminada la
construcción, si la sostienen ya los "ivotes, aparecen los juristas a
millares como los cuervos y anidan én todos los rincones, miden los
límites y dimensiones hasta el último centímetro y desdibujan y des-
figuran el edilicio noble, de tal suerte que príncipe y pueblo apenas
vuelven a conocer su propia obra".
Como se puede apreciar, Kirchmann reclama sobre todo para el
jurista la misión de redactar las normas. A este fin el jurista debe
acudir a 'la llamada política legislativa, que consiste. en gran parte.
en consideraciones dikelógicas. La interpretación de la norma pierde
su carácter específico, y se amaJgama a la tarea de su redacción.
con la nonna que cae del cielo o salta del infierno desconectada total-
mente de su origen, pierde toda brújula para su interpretación (siendo
su norte, precisamente, la voluntad de su autor), y se orienta, por eUa,
exclusivamente hacia la conducta a enjuiciar, o sea, hacia la aplicación
de la norma.
c) Doctrinas tridimensionales
3) Conclusi6n
n
LA DETERMINACIÓN DE LA NORMA
2) La reglamentación de la norma
III
LA ELABORACION DE LA NORMA
(O LA INTEGRACION DEL ORDENAMIENTO
NORMATIVO)
1) Carencia de normas 34
a) Carencia histórica de normas
84 Sea dicho, de paso tan s610, por no plantear problemas especiales, que
también existen fuentes formales superabundantes, testamentos ejecutados, con-
venios cumplidos o definitivamente descartados, leyes sin objeto. En este último
aspecto recordamos el arto 67, inc. lS, C. N., cuando encomienda al Congreso
"conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos
al catolicismo".
Si en 10 que sigue hablamos de carencia "histórica" queda entendido (292a)
que aquélla es también dikel6gica, pero de modo directo.
290 LAS NORMAS
:rr Simultáneamente se descartan normas como el arto 59, Cód. Proc. Civ.
Como Cap. Ped., que prohibia al juez juzgar el valor intrínseco o la equidad
de la ley.
EL FUNClONAMIENTO DE LA -"'OR:\!A 293
a') La analogfa 40
300. - Si un caso no está previsto en la fuente formal, pero 1<.1
fuente formal aborda otro caso que ofrece las mismas características
esenciales, la reglamentación del último debe darse igu<llmente al
primero (analogía legal en sentido estricto). "Ubi es! eadem ratio, ibi
eadem dispositio juris esse debet" (donde se da la misma razón, allí
debe haber igualmente la misma disposición jurídica).
Un ejemplo: el matrimonio nulo, si hubiese sido contraído de
buena fe por ambos cónyuges, producirá, hasta el día en que se de-
clare su nnlidad, todos los efectos del matrimonio vá1ido (art. 87,
Ley Matrimonial). Consiste la mala fe de los cónyuges en el cono-
cimiento que hubiesen tenido, o debido tener, el día de la celebración
del matrimonio del impedimento que causa la nulidad (art. 90, Ley
Matrimonial). ¿Se presume la buena o mala fe de los cónyuges?
Nada dice la ley al respecto. Sin embargo, el Código Civil, al regular
la prescripción adquisitiva, declara que siempre se presume la bucna
fe del poseedor (art. 4008, Código Civil), disposición que dcbe
aplicarse analógicamente al caso del matrimonio, toda vez que la pre-
sunción de honorabilidad de los hombres puede estatuírse con la
misma razón en una que en otra materia 41.
Otro caso en que la analogía es dudosa: el art. 186 del Código
de Procedimiento de la Capital Federal (ahora sustituído por el
arto 427 de la ley 17.454) dice lo que sigue: "No podrán ser pre-
sentados como testigos contra una de las partes sus consanguíneos o
afines en línea directa, ni el cónyuge aunque esté separado legal-
mente". La Cámara Nacional en 10 Civil, sala D, en una sentencia
del 22 de agosto de 1960 42 , aplica esta prohibición analógicamente
al hijo que defiende a la madre demandada en el pleito de divorcio
contra su propio padre que aetúa como demandante. La Cámara
dice entre otras cosas lo que (l continuación trascribimos: "La
analogía debe aplicarse con prudencia y exige que concurran las
siguientes condiciones: que el caso no esté especialmente previsto:
que haya afinidad de hecho y relación precisa entre el caso contem-
plado por la ley y e1 conflicto llevado ante los tribunales; que haya
identidad de razones para resolver el conflicto en la misma forma
en que 10 hace la ley análoga; que la diversidad dc hipótesis afecte
sólo a aspeqtos no esenciales y, finalmente, que el resultado sea ra-
cional. Procede la interpretación analógica cmmdo, aun tratándose
de situaciones excepcionales 43, éstas son favorables a la libertad in-
44 Sentencia del 13;V /196IJ. en "J .. \.", 196 )·V, p. 111. Como se desprende
de este ejemplo, la ,:olocaci6n de un c ISO en d espacio puede constituir una
ci,cunstancia accesoria y, por ell{', no ODstar al fUllcionamiento de la aDalogfa.
EL FUNCfONAMIEN';.:) DE LA NORMA 297
IV
LA APLICACIÓN DE LA NORMA t6
22 . G"ld.ohlllidt,
302 LAS I'ORMAS
2) Derechos y deberes
a) Derechos sub¡etivoJ
1 y, sobre todo el ar!. 2513 y su nota, ya que los arts. 1071 y 2514 más
bien sostienen que el ejercicio de un derecho constituye una causa de juslifi-
cación. Las tres disposiciones fueron modificadas por la ley 17.711.
2 En un caso relativamente reciente, Guillermo N, Sinopoli contra Ida
Doorn de Salaberry Bercetche, la Cámara de Apelaciones en lo Civil. sala C.
rechazó la demanda basada en el arto 2628 del Código Civil, en razón de que
tres cipreses plantados a menos de tres metros de una pared medianera no causan
ningún tipo de perjuicio o molestia a los propietarios de la finca lindera (v.
sent. del 13/XII/l965 en "La Ley", t. 121, p. 549). Un caso típico de abuso
de derecho sru-Ia el de un individuo que pagando más de un asiento en un
medio de trasporte para su comodidad personal pretendiera que los asientos
quedaran vacíos. Un caso especial de abuso de derecho lo constituye el abuso
de la forma normológica de la personalidad juridica. Hay que "perforar el velo
corporativo" ("pierce the corporate veil"). Y., por ejemplo, s. 2S /IV /1967,
Suprema Corte de la Prov. de Buenos Aires, caso "Pecheink, Marcos, c. Provincia
de Buenos Aires", en "El Derecho", t. 19, p. 740: "Si la persona jurídica viola
los límites que le ha fijado el ordenamiento jurídico, la radical separación entre
la sociedad y los socios pierde toda su ralÓn de ser; dicha violación importa una
desnaturalización de sus fines lícitos. un ejercicio abusivo de su personalidad.
No cabe argüir con la distinta personalidad de la sociedad anónima actora para
soslayar así, por oblicua vía, la sanción administrativa impuesta a quien, en la
subyacente realidad económica. domina efectivamente a la entidad colectiva.
Aunque para llegar a tal solución sea menester 'descorrer el velo de la persona-
lidad' para investigar el fondo real de la s¡tuaciÓn". Y. GUILLERMO A. BORDA,
El ve/o de la personería, en "La Ley", diario del 17/VI/l97J; y S. 22/XI/l966,
C. N. Civ., Sala A, caso "Salas". en "El Derecho",!. 19, p. 736.
312 LAS NORMAS
b) Debuts
325. - Los objetos del Derecho son, sobre todo, las cosas. Pero
también lo son bienes inmateriales y conjuntos de cosas y bienes in-
materiales (patrimonio).
326. - Las cosas son los objetos corpóreos a los que, a veces,
derechos y obligaciones se refieren.
Las cosas pueden ser muebles o inmuebles, pudiendo ser los
muebles a su vez semovientes (como los animales) o no semovientes.
Desde otro punto de vista, las cosas pueden ser fungibles o no
fungibles: son fungibles aquellas que en el comercio se miden, pesan
o cuentan (art. 609, C. C); se llaman "fungibles" por ser sustituí-
ble normalmente cualquier unidad de tal cosa por otra: por ejemplo,
tres metros de una determinada tela o tres kilos de azúcar o veinte
ejemplares de un libro determinado por otros tres metros del mismo
género, otros tres kilos de azúcar u otros veinte ejemplares de la
misma obra. No fungibles son las cosas que se determinan en el
comercio de otro modo, por ejemplo, los inmuebles, los cuadros, las
antigüedades. La cuestión de si una cosa es fungibl~ o no, depende
de la concepción del comercio.
Al contrario, si una deuda es genérica o específica' depende de
las voluntades de las partes: un nuevo rico puede adquirir "cinco
cuadros de Velázquez", sin que le importe en absoluto de qué cua-
dros de Velázquez se trata, o "cinco metros de libros" para formarse
& Este concepto se determina no sólo con miras a la naturaleza tino tam-
bién a la llOI;;iedad. En la nuestra, por ejemplo, serviIIc~~s de papel y vasos de
cart6n ron COSI" con~umibles por consumirse por un solo acto de uso,
Los PRODUCTOS DE LA NORMA 317
29 . Oold.cbltl;dt,
318 LAS NORMAS
1I
MATERIALIZACIONES
1) Materializaciones no personales
333. - Todas las fuentes formales constituyen materializaciones
no personales. Así tropezamos en la vida diaria con testamentos oló·
grafos, escrituras públicas, contratos en documentos particulares, bo·
letines oficiales, instrumentos de ratificación de tratados, sentencias
judiciales y arbitrales, etc. De especial importancia práctica son los
medios de pago como el dinero, el cheque, así como los medios de
crédito, como letras de cambio, pagarés, facturas conformadas, etc. 6a.
Pero no s610 las fuentes fonnales contienen materializaciones no
personales. También hay que tener en cuenta toda la literatura juri·
dica y las bibliotecas en las cuales se encuentran las colecciones par·
ticulares de leyes, como por ejemplo: "Anales de Legislación Argen·
tina" (AD.L.A), "Legislación Ordenada" (L.O.), los registros de la
propiedad, del estado civil, de los automotores, las personas jurídicas
en su apariencia externa, etc.
2) Materializaciones personales
334. - No se trata, eomo es obvio, de esbozar en este lugar una
tipología de las profesiones jurídicas. Nos limitaremos a destacar al-
a) El Juel.
b) El abogado 7
e) El funcionario 9
EL ORDENAMIENTO NORMATIVO
b) EstructuNl horizontal
u
EL ORIGEN DEL ORDENAMIENTO NORMATIVO
I HANS KELSEN, Teoría general del Estado, trad. por Legaz y Lacambra,
Labor, Barcelona, 1934, ps. 32S y ss.
EL ORDENAMIENTO NORMATIVO 341
III
IV
PRODUCTOS DEL ORDENAMIENTO NORMATIVO
'1 KARL LARENZ, D~r Rechtuat1. al! BestimmulfgsMl1. (en "Festachrift für
Engiach", Klostermann, Frankfurt a. M., 1969, ps. 150 Y SIl.) concibe la DOrma
como producto del ordenamiento normativo. LAltENz, siguiendo a RBIHACH. dis-
tingue entre orden y determinación. La orden requiere obediencia; la determina-
ción es autosuficiente. La orden es UD acto singular; la determinación e, sólo
comprensible en virtud de una totalidad. El artículo del Código Civil alemán
que "determina" que la capacidad jurídica es adquirida con el nacimiento, no
ordena nada a nadie: determina la vigencia de una consecuencia dándose una
situación. Ello no obsta a que normas puedan a veces también contener órdenes.
ApÉNDICE A LA JURfsTICA NOltMOL60ICA
CAPíTULO úNICO
LÓGICA Y METODOLOGíA
LóGICA
1) Lógica General
a) Lógica General tradicional
1 V. a lo que sigue ERNST KAPP, Der Ursprung der Logik bei den Grie~
chen, Vandenhocck und Ruprccht, Gottinaen, 1965.
346 LóoICA y METODOLOGíA
'.! P~r ello, HEINRICH MAlllit denomina su obra fundamental sobre la lógica
de ARISTOTELES Die Syllogistik des ÁristoUles, dos tomos, Tübingen, 1896/1900.
3 VJ a lo que sigue GERHARD SnMMLER, Deutsche Logikarbtit sti, Hegels
Tod als Kampf van Mensch, Ding und Wahrheit, tomo 1, Spekulativt Logi/(,
Verlag rür Sl88lswissen5Chaflen und Oeschichte, Berlin, 1936, 1". 16 Y ss.
LÓGICA 347
25 . UQld.chmidl.
350 LÓGICA y METODOLOGíA
II
METODOLOGIA
1) Metodologla General H
384, - "Método" significa "camino" (definición nominal), Todo
camino lleva a alguna meta; y a cada meta nos conduce, por lo me-
nos, algún camino.
Hemos de indicar, por consiguiente, cuál es la meta que desea-
mos alcanzar en la ciencia, a fin de saber qué tipos de caminos he-
mos de buscar. La meta a lograr en la esfera de las ciencias es la
verdad. Sin embargo, no llegamos directamente a la verdad, sino
que el modo en que de ella nos apropiamos, es el de estar conven-
cidos de que algo es verdad.
Ahora bien, podemos estar convencidos que algo es verdad,
porque esta creencia se nos ha impuesto sin haberla buscado. Tene-
mos la convicción de que algo es verdad por intuición en sentido
estricto.
La intuición puede ser sensorial: encontramos, verbigracia, en
la calle inesperadamente a una persona. La intuición puede ser igual-
mente intelectual: comprendemos, por ejemplo, que el todo es mayor
que su parte. A la intuición intelectual se refieren los llamados "in-
tuicionistas" en la Matemática y en la Lógica (381). De paso sea
dicho tan sólo, que únicamente en conjuntos finitos el todo es mayor
que la parte, ya que en conjuntos infinitos todo (por ejemplo, los
números enteros positivos) y parte (verbigracia, los números en-
teros positivos pares), son igualmente infinitos.
Por el otro lado, la intuición puede basarse en la fe, o puede
estribar en la razón. Recordamos, en el primer orden de ideas, el
camino a Damasco de Saulo en 32 d.C. (Los Hechos de los Após-
toles, cap. 9, versículos 1 a 9). Desde el segundo ángulo visual men-
cionamos a Descartes, padre de la Metodología, quien, ellO de no-
viembre de 1619 en Neuburg sobre el Danubio en el cuartel de
invierno, comprendió que sólo debía aceptar 10 que era "claro y
distinto" IS.
No se debe confundir la intuición en sentido estricto (o intui-
ción pasiva) con la intuición activa que es intuición provocada y
que, por ello, constituye un verdadero método. Así la intuición es-
tigmática y la intuición conspectiva son auténticos métodos emplea-
dos conscientemente para la búsqueda de lo ideal, en analogía a como
lo son en la esfera de lo material la percepción y su incorporación
al contexto de la experiencia a las cuales aquellas intuiciones corres-
ponden. También es un método auténtico la intuición eidética ads-
crita a la idealidad adyacente a la realidad material.
A la convicción regalada por la intuición pasiva no nos neva
ningún camino. El método es la consciente búsqueda de la verdad;
y nos conduce al convencimiento de que algo lo es. En cuanto a
sus títulos, el método puede arraigar tanto en la razón (por ejem-
tri Segunda parte del Discours de fa mlthode pOUT bien condulre sa raison
el chercher la vlrill dans les sciences, Leyden, 1637.
360 LÓGICA y METODOLOGíA
III
~6 . \;Io141clllll!41
SECCIÓN TERCERA
TURlSTICA DIKELÓGICA
CAPÍTULO VI
PARTE GENERAL
PRIMER SUBCAPÍTULO
1) Concepto
tituyen valores, entes ideales exigentes. Por ello, los valores pueden
definirse como vocablos con uc sentido de exigencia.
Los entes ideales no producen efectos en la esfera material o
síquica por su propio impulso. Cada esfera de la realidad tiene su
tipo propio de relación. En la esfera i.deal se da la relación de fun-
damentación, ·el:. la material la de ca1Jsa y efecto y en la s[quica la
de motivación. Para que los entes ideales produzcan, pues, efectos
materiales o síquicos, d~oen entrar en las esferas respectivas. Los
entes ideales em:nciativos, conforme se exponen en reglas aritméticas,
algebraicas, geométricas, lógicas, etc., se manifiestan en la esfera ma-
terial o síquica a través del comport<,.miento h:Irnano. Un hombre
pieasa objetivamente, o inclusive subjetivamente, con arreglo al prin-
cipio del t'!rcero excluido; o resuelve problemas mate'1láticos dando
cumplimiento a los tecremas correspondientes. Otro tanta ocurre con
los entes ideales exigentes. La belleza se pone en evideacia en una
obra humana de arte, la prudencia en una conduc.ta h~mana, etc. La
concepción contraria que predica la autoejecutoriedad de los entes
ideale:: (y que a veces, con una denominación excesivamente estrecha,
y además equívoca, se llama "realismo de los valores":, es a todas
luces errónea y sumamente peligrosa: cre~r que la justicia se va a
realizar "en esta tierra, durmiendo la siesta, no resiste el más mínimo
análisis, y constituye una creencia tan cómoda wmo perjudicial. He
aqui el hecho en el que hace hincapié Ihering en su célebre folleto La
lucha por el Derecho (v, Ediciones de "Revista Notarial", Prov. de
Bu~nos Aires, 1971, con prólogo nuestro). Ahora bien, el hecho de
que la realización material y síquica de los entes i.rleales requiere un
acto humano, ha dado lugar a otra teoría opuesta a la ¿;~ la autoejecu-
toriedad de los entes ideales, pero casi tan equivocada como aquélla:
me refiero al relativismo, El relativismo, en efecto, enseña eue tos va-
lores (a los cuales suele limItarse en sus afirmaciones ~ carecen de
carácter objetivo, es decir, real, f que son creados por el acto humano
que en verdad, abstracción hecha de los valores fabricados (393), se
contenta con materializarlos o ~on pensarlos. Es de importancia de-
cisiva comprender que el relativismo de los valores no es sino una
aplicac'.ón especial del idealismo genético (27), ya que el carácter
absuróo d~ éste merece exten1erse a aquél. En efecto, inferir del
hecho de ;::¡ue la eficacia de la solución justa requiere la actividad
del juez, 'i.-:.:e es el juez quien inventa la solución !ust8:,' no merece
mayor aptal:~o que inferir del hecho de que la eficacia de las reglas
matemáticas ;:; fisicas requiere los cálculos de matemáticos y ffsicos,
que son ellos los que crean aquellas reglas. Y ambls inferencias a
su vez no sen dignas de mayor elo~o que uoa tercera (27): inferir
del hecho de que algo material debe ~cerse 'consciente para que cobre
existencia para mí, el hecho de que yo creo lo material al hacerlo
consciente,
LA J;)STICIA COMO VALOR 371
todos los valores son fabricados por la sociedad la, a diferencia del
existencialismo, que si bien igualmente reputa todos los valores fa-
bricados, afirma que cada cual fabrica sus propios valores válidos
únicamente en la situación histórica en la cuai y para la cual han sido
producidos.
En verdad, hay tanto valores naturales como valores fabricados.
Los valores naturales, a su vez, son absolutos o relativos a valores
absolutos naturales. La justicia es, verbigracia, un valor natural ab-
soluto; el poder, al contrario, es un valor natural relativo, ya que
el poder es sólo valioso en cuanto se emplea con justicia. La divi-
sión del poder es una institución muy razonable con miras a la re-
latividad del valor poder; una división de la justicia carecería, en
cambio, de sentido; por mayor justicia que se haga, tanto mejor.
También la belleza es un valor absoluto. Nada ni nadie puede ser
excesivamente bello. Si decimos de una persona que abusa de su
belleza, queremos indicar que abusa del poder que la belleza le
otorga. Los valores fabricados auténticos operan dentro de la esfera
indiferente, desde el punto de vista de los valores naturales. Todas
las aptitudes profesionales, los valores de la moda, del estilo de vida,
lo cómico, la mascota, e1 "gaffe", etc., son tales valores fabricados.
Los valores fabricados son siempre absolutos, o mejor dicho, dentrp
de su esfera no se produce la diferenciación entre valores absolutos
y relativos.
No se debe confundir con .,el valor fabricado el llamado valor
falso. El valor falsQ ~s siempre fabricado: pero de ningún modo
todo "alar fabricade es falso. Un valor fabricado es falso si 10 es
desde el punto de ..ista de un valor natural. Así, por ejemplo, son
valores falsos los que enaltecen una raza como la raza superior, o
que alaban la obediencia ciega o la lealtad dentro de las comunidades
de criminales. Los valores fabricados falsos no se mantienen, pues,
como los valores fabricados auténticos dentro de la órbita de in-
diferencia de los valores absolutos. Por lo demás no se debe confundir
con la creación de valores falsos la proclamación de representantes
falsos de valores verdaderos, por ejemplo la de Tartuffe como proto-
tipo de la santidad. Una cosa es un valor falso, y otra un santo falso.
El florecimiento moral de una sociedad se encuentra en razón inversa
al número de santos falsos. 0, dicho en otras palabras, la inautentici-
dad de una nación se mide po: el número de santos falsos que ella
reconoce.
El valor faoricado nace en la sociedad mediante el estableci-
miento de un deber ser real (103) al que luego se 2ñade '1n deber
2) Clases de justicia
n
LA JUSTICIA EN SUS RELACIONES CON OTROS ENTES
'l Del 29 de diciembre de 1959 de la Cám. Nac. Civ. Cap., sala D, caso
Matera. Fernando H., c. Bencich, Massimiliano y otro, en "La Ley", t. 99, p. 315.
8 V. a lo que sigue las eruditas investigaciones hist6rico-sistemáticas de
MICHEL VILLEY en Lefons d'histoire de philosophie du droit, 2~ edición, Paris,
Dalloz. 1962, ps. 109 Y SS.; en Une définition du droit, en "Archives de Philo-
sophie du Droit", 1960, ps. 59 y SS.; resumen en "Arcbiv für Rechts- und
Sozialpbilosophie", 1965, ps. 1<) Y ss. Autores modernos llegan con independencia
de I~ orígenes griegos a conclusiones equivalentes (v., por ejemplo, DEWEY, La
reconstrucción de la filosofía, Aguilar, Madrid, 1955, capítulos VII y vm).
LA JUSTICIA COMO VALOR ,383
~ En el pasaje de la Summa, na, lIae, qu. 57, artículus 1: Utrum ¡lIS &it
obiectum ;ustitiae, se amalgaman las dos concepciones posibles del valor justicia,
la que valora la prestación Objetiva, y 1'1 que valora los hábitos an¡micos de
llevar a cabo prestaciones o':·:~tivas.
384 JURÍSTlCA DIKELÓGICA: PARTE GENERAL
2) La valoraci6n de la justicia
8 V. NICOLAI HIoRTMANN, Ethik, Gruyter. Berlin. 3" edición, 1949, ps. 170
a 174, 180 Y ss. La distinción palpita ya en la distinción entre valor y norma.
Asi enseña Mlox SCHE.LER (Der Formalismus in de, Elhik ulld die materiale
Wertethik, Nierneyer, Halle, 1916, p. 79) que toda norma se basa en un valor.
Los TRES DESPLIEGUES DEL VALOR JUSTICIA 395
tesis del posible divorcio entre deber ser ideal aplicado personal e
impersonal es prácticamente de gran importancia. Su repudio conduce
fácilmente a un conformismo que acepta esclavitud y miseria, porque
parecen en su momento irremediables. Su aceptación, en cambio,
aunque el conflicto entre deber ser ideal aplicado impersonal y personal
puede dar lugar a una tensión nerviosa y a fenómenos sico-sociales
como la "jLventud iracunda", provocará más tarde o más temprano
la abolición efectiva de la injusticia.
Es el relativismo de los valores el que niega nuestra tesis de la in-
dependencia del deber ser ideal aplicado impersonal del personal.
El valor nace, según este relativismo, como un hecho social en una
situación histórica determinada; así surgen simultáneamente valor y
deber, toda vez que la sociedad que produce el valor, actuaría insensa-
tamente engendrándolo antes de la posibilidad de su realización. Por
ejemplo, mientras que los hombres solían matar a quienes vencían
en sus luchas, la esclavitud constituía una institución justísima, porque
desplazaba la matanza de los prisioneros de guerra; y, por supuesto,
en Auschwitz, de nuevo el campo de concentración debía considerarse
un espléndido logro de justicia social, ya que la alternativa oscilaba
entre dicho campo o la cámara de gas. Si efectivamente el valor fuera
un fenómeno social, o sea, un ente real, los relativistas tendrían la
razón, ya que carece de sentido establecer un deber ser real impersonal
sin fundamento ideal alguno. Lo que no compartimos es el mencio-
nado punto de partida.
No se debe mencionar en este orden de ideas el conocido prin-
cipio de Kant: "Quien debe, también puede" ("Wer sollo kann") 4.
En primer lugar, Kant se refiere al imperativo categórico (221); Y
éste no es una norma, apenas un principio de normación, tal vez in-
clusive un mero criterio negativo. Al contrario, el deber ser ideal
aplicado personal plasma en una norma individual. En segundo lugar.
Kant no se refiere a las dificultades generales del cumplimiento del
deber, sino sólo a los obstáculos de tipo interno, ínsitos en el alma
Scheler se refiere a la norma ideal que opone al deber ser real (p. 206); en
otras palabras. no siendo reversible la relación, parece que puede haber valor
sin norma ideal, aunque no puede haber norma ideal sin valor.
Sobre la distinción entre valor y precepto v. también WRIGHT, Norm
and ac/ion, 1, c .• ps. 99 y 100 .
• KANT, Me/aphysik der Sillen, Meiner Philosophische Bibliothek., Nr. 42,
p. 218. Con respecto a KANT, v. WRIGHT. Norm {lIld action, L c., ps. 108 y ss.
WRIGHT afirma qUe toda norma supone lógicamente que el destinatario de la
prescripción es capaz de hacer lo que 'se le impone, que por ello el lazo entre
norma y capacidad es una ligazón lógica ("conceptual tie"); por ende, estima
WRIGHT. no hay contradicción entre el principio de KANT de que "quien debe
igualmente puede". y el de HUME de que "nunca puede derivarse de un ser
UD deber".
396 JURíSTICA DIKELÓGICA: PARTE GENEft .... L
IV) Conclusión
PARTE ESPECIAL
PRIMER SUBCAPfTULO
AXIOLOGIA DIKELOGICA
EL FRACCIONAMIENTO DE LA JUSTICIA
3~ . {Jold<ehmidt.
AxIOLOGíA DIKELÓGlCA 405
crito, Vico, Kierkegaard, Frege, etc, Por el otro lado, hay que guar~
dar gratitud a quienes lograron la abolición efectiva de la esclavitud,
la emancipación de la mujer, la organización de los seguros socíale$,
etcétera.
JI
CONCLUSIONES
AXIOSOFIA OIKELóGICA
1) Los repartidores
437. - Los repartidores son, según que se trate de repartos autó-
nomos o autoritario,;, interesados o roderosos.
El reparto autónomo es el fundamento de la democracia, mien-
tras que el reparto autoritario es la célula del régimen autoritario.
Por consiguiente. después de la justificación de los repartidores au-
tónomos y autoritarios, hay que caracterizar a los regímenes corres-
pondientes.
Por último, hay que tratar de la responsabilidad de los reparti-
dores y de la responsabilidad por un régimen, así como del frac-
cionamiento que una pluralidad de repartidores provoca en un re-
parto.
a) Las lnttrtsados
b) LQS poderosos
sea el número de los interesados que los sostienen. Todas las mayorías,
pues, son repartidores infraautónomos. Los repartidores revisten, al
contrario, el carácter de repartidores de tacto o antiaut6nomos si tienen
el poder material gracias al cual realizan los repartos; recordamos las
llamadas dictaduras militares. Si ni siquiera disponen del poder mate~
rial necesario, los poderosos se convierten en pretenciosos.
~o . (¡old .. bIllidt.
430 JURÍSTlCA DIKELÓGICA: PARTE ESPECIAL
2) Los recipiendarios
459. - Para que un objeto sea digno de ser repartido, debe ser
de hecho repattible, sin que la posibilidad del reparto, desde luego,
lleve consigo la dignidad. En cuanto, pues, a la condición previa de
que un objeto pueda ser repartido (objeto repartible), hay que ad-
vertir que el círculo de los objetos repartibles aumenta sin cesar.
Los progresos fantásticos de la ciencia están colocando a nuestra
disposición la inmensidad del espacio. Con ello estamos abriéndonos
el camino hacia la inmortalidad de la familia humana cuyo destino
hasta ahora estaba vinculado a la habitabilidad de la tierra. Así la
humanidad representada por Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Collins
alunizó en nuestro satélite el 20 de julio de 1969. Simultáneamente
permiten prever los continuos avances de la medicina y de las cien-
cias que trabajan con ella al alimón, que nos acercamos igualmente
a una longevidad, en principio, ilimitada: enfermedades y vejez van
a quedar atrás eI;l nuestro camino ascendente. Con tal de que la
humanidad no cometa en el penúltimo momento un suicidio colectivo
por móviles tanto más fútiles cuanto se debe ya traer a capítulo este
glorioso porvenir, una nueva época se abre ante nuestros ·ojos que
se distingue radicalmente de cualquier época anterior. Lo que precede
nada tiene que ver con la perduración del mal metafísico para cuya
superación contamos con la ayuda infalible de la ¡religión.
Una vez que sepamos que un objeto es repartible, tócaDos in-
vestigar si debe ser repartido; en otras palabras, si resulta repartidero.
¿Son objetos repartideros la vida, la libertad, los quehaceres, el "pa-
sado", etc.?
~ ..
V. Convenio del 2S/lX/l926 y Convenio Adicional del 7!IX/1956.
s MosER, Zum philosophischen und wt.iDlwissenschaftlichen lJe-
'l. SIMON
griff der Arlleit ("Archiv f. Recbts- und Sozialphilosopbie", 1964, ps. 86 Y ss.).
V. igualmente HANNAH ARENDT, Vila activa, Stuttgart, 1960, qufel! distmgue
entre trabajar ("laborare") y confeccionar ("operarl"): el trabajo engendra
bienes de consumo; la confección produce bienes de uso. Hoy en día se trasforma
la confección el! trabajo, ya que vivimos el! una economía del despilfarro a fin
de ocultarnos la futilidad y la fugacidad de la vida. Para MARX (Deutsche
ldeologie) en la sociedad sin cIases el trabajo es sustitufdo pc)( d "hobby" (v.
HANNAH ARENtrr, Fragwürdige Traditionsbestiinde im politischen Denken der
Gegenwart, Europiiische Verlagsanstalt, ps. 19, 20). HANNAR A"ENDT (1. c.,
ps. 103 y ss.) aace hincapié en la distinción entre "producción" (Herstellen) y
acción (Har.deln). Cortrolamos la primera, pero no la segunda actividad. La
primera tiene un fin. la segunda un sentido.
AXIOSOPÍA DIKELÓGICA 435
464. - Las formas del reparto son distintas: según que se trate
de repartos autónomos o de repartos autoritarios.
a) El Humanismo
b) Lo. tolerancia
mito más peligroso que el que sostiene que la verdad se impone por
~us propios méritos. La verdad y el error requieren indistintamento
para triunfar la propaganda, aunque sólo la primera la merece. Ahora
bien, como es f<icil hallar errores, los mismos que los encuentran,
pueden dedicarse a propagarlos; al contrario, quienes buscan la
'verdad invierten todo su tiempo en esta búsqueda; por eIJo, la prÜ'"
paganda de la verdad incumbe por regla general a otros. He aquí
una de las fuentes de la inferioridad en que se encuentra la verdad
en su lucha contra el error: los que propagan la verdad actúan mu-
chas vece!i con la indolencia de los secuaces; quienes defienden un
error combaten con frecuencia con el temible entusiasmo del inventor.
JI - (joldl~h",idl.
446 JURíSTICA DlKELÓG¡CA; PARTE ESPECIAL
Hay que impedir que el hombre vaya a la zaga del espíritu ob-
jetivo. A este efecto debe haber enseñanza asequible y obligatoria.
Quien no esté empapado en el saber contemporáneo no tiene un es-
pacio de Iibectad de dimensiones suficientes para desenvolver su
personalidad.
El punto de partida de la captación del mundo, como acto
complejo de cognición y de apoderamiento, no es el individuo, pero
tampoco lo es la sociedad: lo es la pareja. Ahora bien, si entre la
pareja se inicia un proceso ininterrumpido y eterno de identificación
total y productiva, si cada cual descubre que el otro es la encarna-
ción de un número infinito de valores infinitos, entonces estos dos
se¡res humanos se aman e institucionalizan su amor mediante un
matrimonio indisoluble.
En efecto, una pareja de amantes forma un círculo en el cual
cada uno de los dos es a la vez centro y periferia. O, en otras pala-
bras: el amor obra como dos espejos de aumento recíprocos. El amor
es como el universo: finito pero en continua expansión.
Otro enemigo de su desarrollo es la soledad. Por esta razón,
cada hombre tiene el derecho a casarse (l Moisés 2, 18). También
hay que combatir la soledad mediante la efectiva igualdad de los
hombres, ya que el siervo busca la soledad, mientras que el amo
se deleita con la compañía.
Contra la miseria procede avanzar por medio del pleno empleo,
del seguro contra la vejez, la enfermedad y mediante el sistema de
jubilaciones y pensiones.
DECLARACIÓN DE DELHI8
CONFIRMA SOLEMNEMENTE
CONCLUSIONES
INFORME DE LA PRIMERA COMISIóN
SECCIÓN 1
SECCiÓN 11
SECCIÓN IU
SECCiÓN IV
SECCIÓN IV
SECCIÓN 1
SECCiÓN II
SECCIÓN 111
SECCIÓN IV
SECCIÓN V
SECCiÓN VI
SECCiÓN VII
SECCiÓN VHI
X. Ml!djos de recurso.
XI. Penas.
Sf.CC,ÓK 1
SECCIÓN JI
SECCIÓN H[
SECCiÓN IV
SECCiÓN V
SECCIÓN VI
SECC!I)N VII
SECCIÓN VIII
SECCIÓN IX
SECCIÓN X
CAPíTULO ÚNiCO
1
LA FILOSOFfA
496. - E"te Apéndice, como los dos anteriores, sólo dibuja con
débiles pinceladas el horizonte dentro del cual se mueve nuestra Ju~
rística Dikelógica. Este horizonte es la Filosofía.
Es obvio que no podemos en este lugar sino remitirnos a alguna
de las diversas doctrinas acerca de la esencia y de la función de
la Filosofía. Escogemos la filosofía aristotélico-tomista.
Uno de sus actuales representantes 1 nos enseña que "la filosofía
es el conocimiento científico que mediante la luz natural de la razón
considcra las primeras causas o las razones más elevadas de todas
las cosas; o de otro modo: el conocimiento científico de las cosas
por las primeras causas, en cuanto éstas conciernen al orden natural" 2.
En lo que concierne a las partes de la Filosofía, el mismo autor
afirma lo que sigue .1: "La filosofía se divide en tres partes generales:
1) la lógica, que inTroduce en la filosofía propiamente dicha y tiene
por objeto el ser de la razón que d~rige nuestro espíritu a la verdad;
2) In filosofía especulativa, o simplemente, filosofía; que tiene por
objeto el ser de las cosas o ser real; 3) la filosofía práctica o moral,
que tiene por objeto los actos humanos". Compartimos el criterio
referente al papel de la Lógica. Ella no forma parte de la Filosofía
en sentido estricto, ya que según las palabras de Boecio· "non tam est
n
FILOSOFIA MORAL
III
FILOSOFfA DE LA JUSTICIA
1) Justicia-Derecho Natural
a) Brel't historia del Derecho Natural
a') Antigüedad
500. - El Derecho Natural 8a surge así que se oponga al orden
real de repartos un orden de repartos idea!; al orden que es, un orden
como debe ser.
501. - 'Tal concepción dualista del orden puede teoer una base
religiosa. Uno de los primeros ejemplos, y de los más impresionantes,
lo encontramos hacia 1500 a.c., cuando el faraón manda a las par~
teras Siphra y Pua a que maten los niños varones (Moisés, n, 1,
verso 16 y 17). "Mas las parteras temieron a Dios, y no hicieron
como les mandó el rey de Egipto, sino que reservaban la vida a los
niños", Un millar de años más tarde, el gran dramaturgo griego,
Sófocles (siglo v a. de C.), nos brinda un bello ejemplo en su célebre
obra Antígona, en la cual la protagonista protesta, en nombre del
De¡recho divino, contra la privación de sepultura a su hermano, or-
denada por el rey. No obstante, no toda concepción religiosa da
lugar a la fe en un Derecho Natural. El panteísmo impide su naci-
miento. Así lo vemos en el caso de Heráclito de E:feso (siglo VI a. de C.)
que cree en un orden cósmico divino, el "logos", del cual participan
todos los seres, tanto los dioses como los hombres, y en que también
se inspiran las leyes humanas (fragm. 114).
503. - Sócrates (469 a 399 a. C.) logra dar el paso decisivo para
superar el dogmatismo religioso y el escepticismo irreligioso (v. sobre
tooo los siguientes diálogos platónicos: Eutifrón, Apología, Critón
y Fedón). Prescindimos, por cierto, de la pregunta por la persona~
lidad y la filosofía del Sócrates histórico, que según algunos histo-
riadores (Olof Gigon) no es susceptible de ninguna contestación
satisfactoria, puesto que cuantas referencias aparentes tenemos, no
constituyen datos biográficos sino exclusivamente elaboraciones poé~
ticas. Ahora bien, Sócrates muestra aún huellas del escepticismo so-
fista. Su célebre declaración de que su única ciencia consiste en su
ignorancia (sé que nada sé) fluye de aquella fuente; y con conse~
cuencia rigurosa, ninguna doctrina determinada sería lícito atribuir
a Sócrates. Por el otro lado, Sócrates comprende la necesidad de
evitar el caos moral y científico que el escepticismo engendra. Por
esta razón, Sócrates proclama el valor del orden, inclusive el de un
orden injusto. Cuando le instigan a huir de la cárcel a fin de evitar
la ejecución de la sentl:ncia que le condena a beber la cicuta, SÓ~
crates pregunta a quien así le aconseja: "¿Crees tú que un Estado
puede existir y no perecer, si las sentencias dictadas carecen de
fuerza y podrán hacerse ineficaces y ser destruidas por personas
sin autoridad?". Y en el plano científico Sócrates es el descubridor
del concepto que resulta el útil imprescindible para la elaboración
científica y filosófica. Sin embargo, los frutos de este su descubri~
miento no los cosechan sino sus seguidores; él mismo ha de conten~
tarse, como Moisés, con ver la tierra bendita desde lejos. Su cien~
tificismo le hace repudiar la democracia y abrazar la sofocracia:
gobernar es ciencia. Hay que destacar igualmente que el Sócrates
de la Apología de Platón afirma que obedece más a los dioses que
u los atenienses. Nos encontramos, pues. con un hombre que, por
un lado, es escéptico porque no ha llegado en sus investigaciones a
ningún resultado que repute seguro, y el cual, por el otro lado, está
firmemente convencido que por medio del empleo del concepto al~
canzaremos una ciencia objetivamente válida. Esta ambigüedad en
la vida de Sócrates explica tanto el hecho de que no dejó ninguna
obra escrita como las particularidades de su muerte. Como es sabido,
Sócrates provoca a sus jueces. Parece que busca el martirio. Y con
ello concuerda que se niega a huir de la cárceL Sócrates se evade
éticamente de un callejón sin salida intelectual. En efecto, beber la
cicuta era la única manera por la cual pudo convencer a los demás
que I"ealm(nte creía en un orden objetivo de valores y de conceptos
de! cual ningún conocimiento seguro había sabido brindar. Sócrates
no escribió sus teorias; pero Sócrates murió por eUas: y ello es así
porque no sabía '-Iué escnhir, pero sí sabía por qué morir.
474 FILOSOFíA DE LA JUSTICIA
Las leyes son generales y no enfocan los casos concretos. Por ello,
su aplicación a dichos casos puede provocar dificultades: he aquí la
función de la equidad que debe atemperar el rigor excesivo que la
ley general groduce al ser aplicada al caso concreto. Hoy en dí",
el vocablo' equidad" se empiea a veces en el sentido aristotélico, a
veces en el sentido de justicia. El contenido de las leyes es la jus-
ticia. Aristóteles distingue dos clases de justicia: la distributiva, que
reparte cargas y bienes entre los ciudadanos con miras a sus res-
pectivos méritos, guardando las proporciones, y la correctiva, que
regula las relaciones de cambio, tanto las de prestación y contrapres-
tación en los Contratos, como las de delito y pena. En cuanto al
contenido material de la justicia, Aristóteles aprueba, como por cierto
también Platón, a la esclavitud. Afirma que algunos hombres han
nacido libres y olros esclavos y que la esclavitud constituye una
institución necesaria que sólo podría ser abolida "si la lanzadera o
aguja corriese. por sí misma, sobre el telar",
3~ . {Jold<ehmidt.
478 FILOSOFÍA DE LA JUSTICIA
523. - Con respecto a los seres animados, como sede del Derecho
Natural, no encontramos la concepción concreta (el ser animado in-
dividual no interesa), ni el enfoque ideal (no hay ideales comunes
a animales y hombres), sino sólo la contemplación genérica. Por el
otro lado, hay que partir del ser animado aislado, puesto que la vida
en sociedad es entre los seres animados sólo un caso excepcional.
524. - Los romanos, partiendo de la naturaleza fisiológica de los
seres animados, predican un Derecho Natural común a hombres y
a animales. Esta doctrina procede ya de los filósofos griegos. sobre
todo de Pitágoras (582 a 500 a. C.) y de Empédoc\es (490 a 430
a. C.) (v. Cicerón, De la República, m, 8). En este sentido se dice
en las Instituciones (primera parte del Corpu.t Juris de Justiniano,
tít. 29): ·~'EI Derecho Natural es aquel que la naturaleza inspira ti
todos los animales que nacen en el cielo, en la tierra y en el mar.
De aquí procede la unión .del varón. y de la hembra, que llamamos
matrimonio; de aquí la procreación y educación de los hijos. Vemos,
en efecto, a los demás animales que se conforman a lo~ principios
como si los conociesen". Basándose en idcas semejantes, estatuyen en
la Edad Media, Juan Gerson y siguiéndole Comado y Mayor, que
al caballo corresponde un derecho a pucer e inclusive u las estrellas
un derecho a brillar. Sin embargo, la equiparación de animales y
FilOSOFíA DE LA JUSTlCJA 483
hombres a los efectos de un Derecho Natural, por muy afín que era
a la tesis de la trasmigración del alma de los pitagóricos, no era ya
conforme al Crisüanismo, que al dotar exclusivamente al hombre
de un alma, traza una línea divisoria infranqueable entre el ser hu-
mano y los demás seres de la creación. Vitoria, el gran dominico
español (fallecido en 1546), combate, por ello, acertadamente la ex-
tensión del Derecho Natural a los animales. Y Bossuet (1627 a 1704)
dedica más tarde un capítulo enérgico de su tratado Del conocimien-
to de Dios y de sí mismo contra la concepción antropológica del
anim.iI. Por el otro lado, no puede extrañamos la recaída en esta
ideología acristiana de! panteísta Spinoza (1632 a 1677), si, en un
célebre pasaje consagrado al Derecho Natural, nos habla del "de-
recho" de los peces gordos a comerse a Jos chicos, pasaje acerbamente
criticado por Pufendorf. Otro tanto ocurre a los darwinlstas como
a Spencer (1820 a 1903), que nos expone la moral de los animales
y el concepto de la justicia infrahumana.
Confucio (551 a 479 a. C,) que la llama "Shu". Ni qué decir tiene
que no basta con conocer la ley natural: es preciso cumplirla. Lo
primero no nos cuesta trabajo. Empero, lo segundo sí que es difícil.
"No podemos guardarla si no trabajamos, y refrenamos el apetito
y sufrimos mucha fatiga" (San Juan Crisóstomo).
534. - ¿Cuáles son los caminos del conocimiento que nos con-
ducen al Derecho Natural?
Esta pregunta requiere una contestación diversa según la toma
de posición que hayamos realizado en cuanto a la localización del
Derecho )\;;¡tural.
488 FILOSOFíA DE LA JUSTICIA
a") Expuiencia
entre todos aquéllos, puesto que al lado de autores teístas, sean cris-
tianos o no, hay otros que pretenden poder mostrar la existencia de
una moral y de un Derecho Natural independiente de toda fe eq
Dios.
2) Justicia-valor
DERECHOS EN SU TOTALIDAD
CAPíTULO VIII
I
DERECHO INTERNACIONAL púBLICO
A. Nociones previas
552. - Analicemos consecutiv<lmente las condiciones para el sur-
gimiento del Derecho Internacional Público en el panorama de la
historia, su caráC'tCl' jurídico, la comunidad internacional .y los fenó-
menos de la paz y de la guerra con sus diversas secuelas, verbigracia,
la neutralidad.
1) Condiciones de la existencia del Derecho Internacional
Público
553. - El Derecho Internacional Público (D. I. pú.) requiere
p2fa SJ.l existencia dos condiciones: 1) Estados independientes res-
petuosos de la independencia de los demás; 2) relaciones económicas
y culturales entre ellos, lo bastante íntimas para hacer necesaria una
reglamentación jurídica l.
35 . Uold,<hrn;,I!.
510 DERECHOS E~ SU TOTALIDAD
3) La comunidad internacional
4) Paz y gUi!rrQ
II
DERECHO CANONICe
A. Nociones previ(J8
586. - La Iglesia puede ser considerad i bajo el PL'1tO de vista
de la c~munidad internacional. desde el ánJulo visu ...: d~l Estado y
desde su propio enfoque.
~r, . Uold<chmidt.
526 DERECHOS EN SU TOTALIDAD
DERECHO PÚBLICO
PRIMER SUBCAPíTULO
DERECHO CONSTITUCIONAL
A. Nociones previas
l' Véase, por ejemplo, CARLOS S. FAVT, Teoría dI: la Política, Abeledo,
Perro!, Buenos Aires, 1960,
na Uno de los primeros que superaron el unidimensionalismo normol6gico
por el bidimensionalismo normo-sociol6gico en el Derecho Constitucional fue
RUDOLF KJELLÉN (177), Der Stuat a/s Lebel1.tform, Kurt Vowinckel Verlag,
Berlin, 1924.
DERECHO (c:-.STlTUC10NAL 551
1& V. sobre este tema "Anales del Primer Congreso Nacional·de Derecho
del Trabajo y de Seguridad Social", Tuc::mán, Universidad Nacbnal, 1961,
lomo TII, ps. lOS Y ss.
19 V. BIDART CAMPOS, Grupos de pre~j:ín y factores de poder, A. Peña
Lillo, Buenos Aires, 1961.
608 LAS PARTES DEL DERECHO NACIONAL
XII 1955, en "J. A.", 1956-1, seco leg., p. 51): todo lo cual, por su-
puesto, nunca excluye el deber constitucional del P. E. de vigilar 111
legalidad de los actos de los entes autárquicos ni la posibilidad legal
de los particulares de llamar la atención de aquél por medio de una
denuncia de ilegalidad; por cierto, también las entidades autárquicas
están facultadas para interponer el recurso jerárquico en los supues-
tos generales en que se admite. Terminológicamente se distingue entre
conflictos interadministrativos (entre entes con personalidad) e inter-
orgánicos (en caso contrario) 21. No existe vía judicial para pleitos
de entes autárquicos contra la Nación; su solución incumbe al Poder
Ejecutivo (art. 86, inc. 1, C. N.). La cuestión es más dudosa para
litigios de entes autárquicos entre sí. La Corte Suprema de Justicia
de la Nación ha admitido la vía judicial en un proceso de la Caja Na-
cional de jubilaciones de empleados y obreros ferroviarios contra el
Gobierno Nacional 22 y en otro de la Flota Mercante del Estado contra
la Administración General de Aduana 23. De todos modos, declara el
último considerando de esta última sentencia, es claro que nada obsta
al ejercicio por el titular del Poder Ejecutivo de las facultades consti-
tucionales y legales que le incumben, en orden a la administración de
sus dependencias con motivo de la actualización de la declaración
judicial. En pleitos de particulares contra entes autárquicos no rigen
los requisitos de la ley sobre demandas contra la· Nación. Los entes
autárquicos disfrutan normalmente de exenciones impositivas. Tam-
poco se admite, por regla general, que una repartición nacional impon-
ga multas a otra 24. El patrimonio del Estado es, en fin de cuentas,
uno solo. Así, verbigracia, el pase de un inmueble de un ente autá:'-
quico a otro, no se lleva a cabo por compraventa y trasmisión de la
propiedad, sino por desafectación del inmueble de una entidad y la
,1fectación del inmueble al servicio de la otra (art. 51, decreto-ley
23.354 del 31 JXH'1956).
Ya dimos en otro lugar ejemplos de entidades autárquicas en el
Derecho argentino.
38 . Uold.ch",jd!
556
LAS PARTES DEL DERECHO NACIONAL
d.. ·
controversias a árbitros y amigables componedores 82; no obstante,
hay quienes opinan que tal ley conculcaría el arto 1DO, C. N. 118.
a) Rtmtdios ;udiciults
Nación, hay que tener en cuenta dos cosas. En primer lugar, el de~
creto-Iey 23.354 del 31 de diciembre de 1956 ("B. O." de18 de enero
de 1957, "A.D.L.A.", XVII-A, p. 154, llamada ley de contabilidad)
permite al Poder Ejecutivo autorizar la apertura de créditos para
el cumplimiento de sentencias judiciales firmes con la obligación de
dar cuenta en el mismo acto al Congreso (art. 17, inc. e). En segundo
lugar, la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Na~
ción ha cercenado el alcance del arto 7 de la ley 3952 desde el punto
de vista de la garantía constitucional de la propiedad. "La regla según
la cual no cabe asignar al arto 7 citado un alcance que desvirtúe nor-
mas constitucionales como la relativa a la indemnización previa en las
expropiaciones ("Fallos", t. 241, p. 382), debe considerarse extensiva
a los casos en que la aplicación de aquel precepto produzca o pueda
producir el efecto frustratorio antes visto, a 10 menos mientras no so
hallen comprometidos los principios en que se funda el privilegio estatal
sub eAamine, que fueron precisamente definidos por esta Corte al
sentenciar la causa "Nación Argentina v. Domingo Bianchi y otros"
("Fallos", t. 186, p. 151, especialmente t. 156, p. 157), aspecto este
último sobre el que todo pronunciamiento sería oficioso" 85. En reali-
dad, la sentencia condenatoria de la Nación no es "declaratoria": es
condenatoria, careciendo, en cambio, de efectos ejecutivos. En el fondo
esta disposición se basa (conforme lo muestra su discusión en el Con-
greso) en el principio de la división de poderes; pero en lugar de pro-
teger al gobernado contra el gobernante, ampara al último contra el
primero. Con razón dijo recientemente la Corte Suprema de Justicia
de la Nación 86 lo que sigue: La norma del arto 7 de la ley 3952 no
significa una suerte de autorización del Estado para no cumplir las
sentencias judiciales. Ello importaría tanto como colocarlo fuera del
orden jurídico, cuando es, precisamente, quien debe velar con más
ahínco por su respeto. El a,rt. 7 de la ley 3952 no descarta la pertinen-
cia de una intervención judicial tendiente al adecuado acatamiento del
fallo, en el caso de una irrazonable dilación en su cumplimiento por la
administración pública 31. Por el otro lado, el arto 7 de la ley 3952
puede regir inclusive en juicios contra entidades autárquicas (universi-
dades), si la ejecución afectara el debido cumplimiento de sus servi-
cios 38. '
b) Remedios administrativos
e) R~medios polfticos
4) Derecho tribu/ario
DERECHO PENAL
A. Nociones previas
tarlo en otro, y la única forma justa del reparto autoritario es, como
sabemos, el proceso. Por esta razón, y pese a una práctica viciosa,
el indulto (v. arto 86, inc. 6, de la C. N.) no se debe decretar sino
después de haberse dictado la sentencia de condena. Por esta misma
razón es repudiable el art, 64 del actual Código Penal de 1921 (ley
11.179), que rezaba del siguiente modo: "La acción penal por delito
reprimido con multa, es extinguirá en cualquier estado del juicio
por el pago voluntario del máximum de la multa correspondiente al
delito y de las indemnizaciones a que hubiere lugar" 1,
El segundo principio, recogido por el arto 18, C. N., exige que
el castigo se base en una ley anterior que declare la conducta im-
putada delictuosa y determine la pena a infligir por su causa. Se
entiende por ley "ley formal", de modo que no es constitucional
imponer penas por decreto--Iey. He aquí el célebre brocárdico: Nullum
crimen, nulla poena sine tegeo El principio bien entendido no sólo
requiere una ley previa a la conducta incriminada que la prohíbe al
castigarla, sino que también exige que la conducta sea descrita con
la mayor precisión posible; en otras palabras: que la ley contenga
una norma y no sólo un criterio de reparto, así que la pena sea de-
terminada del modo más concreto que fuere hacedero. Descripcio-
nes por ejemplo como la siguiente: "Quien dañare la salud de otra
persona", no serían suficientes; tampoco cumpliría con el principio
el establecimiento de una pena de reclusión sin que se indicare qué
duración podría aIcanzát. Como la pena afecta a la libertad del des-
envolvimiento de la persona, por lo menos a primera vista, parece
justo proceder s610 a tal intervención si el recipiendario gravado ha
podido prever y evitarla; en este caso, en efecto, la pena en realidad
no merma la libertad del desenvolvimiento, sino que al contrario
restablece dicha libertad disminuída por la perpetración del delito.
Ahora bien, el fundamento mismo del adagio: nullum crimen,
nulla poena sine lege, nos conduce a mantener que si los hacedores
de las leyes, los supremos .repartidores, realizan conductas conside~
radas delictuosas, según Derecho consuetudinario universal, no pueden
invocar su propia legislación para militar en favor de su impunidad.
Si en un país los gobernantes lograran la adopción de una ley en
virtud de la cual se manda dar muerte a una parte de la población
y tal ley se cumpliere, ni los gobernantes ni sus secuaces pueden más
larde protestar contra un cambio de la legislación, en apariencia re-
troactiva, pero el cual en realidad sólo restituiría el Derecho Natural
conculcado.
b} Parte Especi!}.l
al) El dt!lito
b') La pena
660. - Hay. por cierto. en lodo C6dig() Penal tanto normas in-
fieles como normns inexactas. El arto 80. inc. 2, del Código Penal
ca~tiga. por ejemplo. con mayor severidad a quien matare a otro con
veneno. El legislador quiso reprimir con especial energía la alevosía
quc consiste en dar muerte a una persona sin darle la oportunidnd de
defenderse. Pero el legislador no manifesfó esta voluntad. Sin emhargo,
hay que tenerla en cuenta y no aplicar el citado precepto a una mujer
que previo acuerdo con sus dos pretendientes. les ofrece sendas copas
de vino habiendo echado en una de ellas veneno. En cuanto a normas
inexactAs. ya recordamos la norma que declara punihle el duelo: sin
emh<lrgo. los lances caballerescos son anundados por los diarios: no
ohstan·fc. es lícito pensar Que si los duelos fuesen sangrientos. los jueces
procederían con energí<l. También hicimos ya mención de la derogación
por el desuso de la llamada C<lrolin<l. o sea. elel Código Penal del em-
perndor Carlos V.
El ordcnamieno normativo penal opera como un sistema formal
en contra del acusado. y como un sistema materi<ll en su favor. toda
vez que la integración de Itls normas sólo se admite en favor del reo.
6 Vé3se HANS VON HFNTlG. Crime. cal/ses (lnd conditiolls. New York and
London. Me. Graw-HiII Book Company, 1947.
7 Véase HANS VON HENTIG, Die Straje, Ur.fpmng. Zweck, Psychologie,
Deutsche Verlags_AnstaJt. StuUgarl-RerHn. 1932.
DERECfIO PROCESAL 583
II
DERECHO PROCESAL
A. Nociones previas
1) El proce.w
al Natural~za JurfdlclJ
sin saber jamás si la luz tenue y lejana es estrella fija o fuego fatuo,
cortando las controversias con actos de voluntad 16.
Para una cabal comprensión de cuanto precede es preciso aclarar
que 10 que se enfrenta no es el Derecho Material (Derecho Constitu~
cional, Derecho Administrativo, Derecho Penal, Derecho Privado) y
el Derecho Procesal, que son ambos igualmente estáticos, sino que
lo que se enfrenta es lo estático que para el juez resultan los actos
constitucionales, los actos administrativos, los delitos y los negocios
jurídicos, con 10 dinámico que para el tribunal es cada proceso. Desde
el ángulo visual del magistrado, todos los fenómenos contemplados
por el Derecho Material se encuentran petrificados en el pasado; s610
en el proceso pulsa la vida henchida de presencia y de porvenir.
b) PlfUiUdad
669, - Los procesos, sobre todo los procesos penales, pueden ba-
sarse en el principio inquisitivo o acusatorio 13.
El primero Consiste en que el juez de lo criminal, al considerar
que hay indicios suficientes de un hecho punible, proceda de oficio
y recoja por sí mismo el material, a fin de adquirir el convencimiento
de la existencia del delito. A otras personas no se tienen en cuenta,
sino como medios de información. Esto, no sólo tiene valor para el
perjudicado que se admite exclusivamente como testigo, sino también
para el procesado. Por tanto, como que naturalmente el procesado es
la mejor fuente de cognición, se le señala la misma exigencia de de-
clarar conforme a la verdad como a un testigo cualquiera, dando vigor
a esta exigencia por medio de la coacción. Esta configuración del
proceso es inquisitiva.
El segundo principio consiste en que el juez encargado de la
jurisdicción penal, se limite al fallo de las solicitudes interpuestas y
del material producido, dejando la interposición de las solicitudes y
la recogida del material a aquellos que, persiguiendo intereses opues-
tos, se presentan como partes. El procedimiento penal se convierte
de este modo en un litigio, y el examen del procesado no tiene otro
significado que el de otorgar audiencia. Esta configuración del proceso,
es decir, la aplicación del principio dispositivo o de instancia de parte
al procedimiento criminal, es la acusatoria. Parte del enfoque de que
el mejor medio para averiguar la verdad y verificar la justicia es dejar
la invocación del juez y la recogida del material procesal a aquellos que
persiguen intereses opuestos y sostienen opiniones divergenteli, descar-
gando de esta tarea a quien ha de fallar el asunto y garantizando de
e) Otros principio!
<10 • Oold.~hmldl.
590 LAS PARTES DEL DERECHO NACIONAL
11 Decreto del l5/xn/l933, en "J. A.", t. 44, seco leg., p. 56; inc. 79 de
la realamentación del arto 61 de la Ley de Contabilidadj &entencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Naci611. del 4/XI/l942, en "J. A.", t. 1943-1, p. 603,
Y comentario de A. SPOTA, ibídem.
11 Sent. del 22/XIl/l~32, Cám. Fed. Cap., en caso Unión Pabricantel de
Tejidos de Yute de España v. Gobierno Nacional. en "J. A.", t. ..o, p. 367.
DERECHQ..PROCESAL 591
DERECHO PRIVADO
DERECHO PRIVADO
A. Nociones previas
1) El Derecho Privado en su totalidad
Por lo tanto, el trabajo debe ser tratado como algo humano, necesariu
al hombre para su subsistencia, y no como un artículo de comercio"
(Código" Socíal.de Malinas, número 96).
El Derecho Civil gira en tomo del particular, el Derecho Comer~
cial tiene por centro de gravitación al comerciante, el Derecho Social
contempla al patrón y al asalariado.
El DeI:echo Comercial, vinculado en su estructura actual al ca~
pitalismo. tiene sus exigencias propias a, las que instituciones parti-
culares intentan dar satisfacción. E comerciante necesita ingentes
capitales. Las sociedades comerciales se _ocupan de reunirlos, acu-
diendo por medio de la sociedad anónima a! esfuerzo mancomunado
del público. Los comerciantes reclaman crédito. He aquí los bancos
que se les concede~, los instrumentos especiales de crédito como los
pagarés, sobre todo la letra de cambio y las garantías específicas
como la prenda mobiliaria inscrita en un registro. Los frecuentes
pagos son facilitados por modos de pago que esquivan peligros de
hurto y robo, por ejemplo mediante cheques. Al lado de los privi-
legios favorables de los comerciantes referentes al logro de capital,
créditos y pagOs exentos de riesgos, se hallan como contrapartida
privilegios odiosos. Los comerciantes son tratados con cierto rigor.
Deben llevar libros que permiten controlar sus actividades. Si se
incumple un contrato, la parte a la que se ha faltado, puede d~cretar
su resolución (art. 216, Código de Comercio, modificado por de-
cret~léy 4777/63), lo que no tiene derecho a hacer en el Derecho
Civil (art. 1204, Código Civil), aunque la ley 17.711 acercó en este
aspecto el Código Civil al Comercial. La insolvencia del deudor, la ban-
carrota, tiene una reglamentación más severa para el comerciante
(la quiebra) que para el partícular (el concurso). El vínculo estable
entre Derecho Civil y Derecho Comercial subsiste en la aplicabilidad
subsidiaria del primero (regla primera del título prelimi!lar del Có-
digo de Comercio).
El industrialismo, consecuencia de la aplicación de las ciencias
naturales a parti,r del principi9 del siglo XIX -en 1807 navega el
primer barco a vapor, construído por Fulton, en el Hudson- y
del capitalismo, da nacimiento a un nuevo binomio: patrón-obrero.
La iina1idad del Derecho Social consiste en amparar la parte débil
que es el asalariado, contra la parte fuerte, o sea, contra el patrón.
Esta protección se lleva a cabo autorizando la asociación de los dé-
biles. En la Argentina rige actualmente la ley 14.455, de asociaciones
profesionales (v. SALVADOR MARÍA LoZADÁ, El régimen de las asocia-
ciones profesionales, Colección La Siringa, Buenos Aires, 1960).
Conforme al arto 14 bis de la Constitución nacional, que declara que
el trabajo en sus diversas fonnas gozará de la protección de las leyes,
las que asegurarán a! trabajador organización libre y democrática,
reconocida por la simple inscripción en un registro especial, la ley
598 LAS PARTES DEL DERECHO NACIONAL
2) Derecho Civil
679. - Según pensamientos de Heyse, estatuye Savigny como sis-
tema del Derecho Civil la división pentárquica que hoy en dia es
generalmente reconocida. HeIa aquí: Parte General, Derecho de
II
A. Normaciones previas
1) La extratefrjtorialidad del Derecho Privado extranjero
689. -El Derecho Internacional Privado (D. l. Pr.) es el con-
junto de casos jusprivatistas con elementos extranjeros y el de sus
soluciones con tal que su fin alcanzado mediante determinados métodos
sea el de respetar la extranjería de dichos elementos. La ciencia del
D. 1. Pr. es el sistema de reglas generales que describen el logro de
estas soluciones.
690. - El caso ca:nstituye siempre un conflicto, una controver-
sia entre dos o más personas sobre el reparto de potencia o impo-
tencia. Tal conflicto ha de ser jusprivatista, o sea, debe pertenecer
41 . Uoldlleblllidt.
606 LAS PARTES DEL DERECHO NACIONAL
e) El método sintético-Judlcial
FILOSQF1A JURIDICA
DERECHO pOlmeo
DERECHO COMPARADO
ORDEN DE REPARTOS
JUSTICIA
ORDENAMIENTO DE NORMAS
DEP.ECHO CANONICO
BRUNO, (AvETANO: El Derecho Público de fa Iglesia ell lo Argel/tiM, 2 ts., Es-
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VtLEZ SARSFIELD, DAlMACIO: Relaciones del Estado con la [glesia, 1854, La
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DERECHO CONmTUCIONAL
DERE:HO ADMINISTRATIVO
DERECHO PROCESAL
DERECHO PENAL
DERECHO CIVIL
DERECHO COMERCIAL
DERECHO SOCIAL
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Pouo, JUAN D.: Derecho del trabajo, 4 !s., Ediar, Buenos Aires, 1948-1951.
RussoMANo, MOZART VfCTOR: Pequeño curso dt: direito do traha/ho, José Kan-
fino. Rio de Janeiro, 1956.
• I..os números corresponden a los párrafos (no a las páginas) del libro.
620 lNDlCE ALFABÉTICO DE NOMBRES
• Los números corresponden a los párrafos (110 a las páginaa) dcl libre.
626 lNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS
Axiologfa dikel6gica: 19, 35, 394. Clausula rebus sic slan/lb",,: 237, 305,
Axioma: 380. 420.
Axiosofía dike16gica: 19, 35, 394, 435 Clima: 177.
Y ss. Coacción: 65.
Azar, como fueria distribuidora: 84. Codex Iuris Canonici: 591:
canon 1351: 476.
B Codificación: 361, 478.
Código Civil ar¡entino
Bárbara, silogismo: 262, 373. arto 2: 239;
Bayonetas, inútiles para sentarse sobre art. 16: 239, 302, 305:
ellas: 72. arto 17: 258:
Becas de atracción: 179. art. 18: 315;
Bldlum omfllum contra ommes: 514. arto 43: 200;
Beetotto, caso de: 481. arto 70: 314;
lIestimmuflg: 205, 410. arts. 997 y 998: 234;
lIewertung: 205, 410. arto 1071: 319;
Bidimensionalismos: 39. arto 1112: 243:
Bien común: 402. arto 1143: 294;
Boletfn Oficial: 239. ano 1197: 294:
Bomba demoJl'áfica: 50. arto 1291: 277;
Buena fe, presunción de: 300. arto 1306: 294;
Burgués: 116. arto 2513: 319;
Burocracia: 172, 337. arto 2514: 319:
arto 2525: 232:
e arl. 2573: 264:
arto 3826: 237, 271:
Calvinismo y reli¡i6n: 160. arto 3951: 246;
Capácidad de derecho (jur¡dioo) y do arto 4008: 300.
hecho (de obrar): 315. Código Civil español
Capital: 4. arto 42: 200, 264:
CapitalismO: 333, 678. arto 1414: 269.
Carencia Código Civil luizo
de normu: 293 y SS.; arto 1: 305.
dikelógica: 295; C6dlgo de Comercio argentino
histórica: 294. ano 184: 300;
Carla: 322. arto 218: 260, 212;
Caridad: 405. arto 738: 100, 307;
Carisma (cotidianización): 191. arto 1015: 82.
Cannen de Cantón, Elena, caso de:
C6dl¡O de Procedimientos de la Capi-
667.
Carta Maana in¡lesa: 480.
tal Federal
arto 62; 302;
Casación: 200, 246.
Irt. 186: 300.
Cose law: 248.
Cose stl'dies: 146. C6diao Penal ar¡entino
Caso: ,08. ano 111: 264.
Casta: 172. Coercibilidad del Derecho: 64, 323.
Castlfos colectivos: 423. Coherencia: 338.
CasUlstica; 407. Coinonia: 15 l.
Causalidad: 121, 646. Colectivismo (y derecho subjetivo):
Celebridad: 182. 320.
Cielo de 108 conceptos; 17. Colonia cultural: 179, 181.
Ciencia Jurldica (como fuente): 249. Comerciante: 678. .
Cientificidad de las valoraciones: 416. Compenetración de modos constituti_
Cínicos: 506. vos del orden de repartos: lOO:
Circulación de bienes: 178. de repartos; 71.
Cirenaicos: 507. Comprensión y acatamiento: 58, 262.
Clan: 171. Computadora: 380.
Cla~es: 116, 122, 127, 139, 172. Comunicación de masal: 174.
lNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS 621
Comunidad Cosismo: 141.
¡nlemacional: 101; Costumbres: secundum, praeler y con-
local: 170. tra legem: 97.
Comunismo: 69, 128. Creación: 462.
Concepción tridimensional: 21. Creador perverso: 462.
Concepto (en la L6gica): 370 y ss. Criterios de reparto: 61, 289.
Conceptos: 203, 310 Y ss,; Criticismo jusnaturalista: 400.
empiricos y su exposición: aprioris- Cuestión social: 178.
ticos y su definición: 98; Culpa: 646.
medios de ¡otegración: 201. Culpa itl contrahendo: 249, 305, 465.
Conciencia, principio de la: 27: Culpabilidad: 646.
social: 173. Culto de la personalidad: 60.
Conclusi6n: 43, 373. Cultura y naturaleza: 160, 385.
Concubinato: 686. Cum in l1erbis nuIla ambiguitas est:
Conductores de un régimen: 455. 275.
Confederaciones: 171.
Conflictos interadministrativos e inter_ eH
orgánicos: 624. Chivo emisario: 50, 143.
Confonnismo: 410.
Conjuntos desordenados y ordenados: o
550.
Conmoriencia: 314. Dafto moral: 290.
Consecuencia ;uridica: 207. Deber: 322.
Constitución Deber ser: 203, 338, 403;
elástica y rígida: 609, 612; declinación trialista: 103, 203.
formal: 60, 88, 608 Y ss.: Deber ser actual y deber de actuar:
material: 601 y Sll. 410.
Constitución argentina: 93, 206, 239: Deber ser ideal aplicado (o actual)
arl. IS: 314; positil1o o negativo, impersonal o
arto 18: 292, 643. personal: 409:
Consumo de bienes: 178. Deber ser ideal puro: 403.
Contaminación del aire: 50. Dcclaraci6n
Contencioso_administrativo: 630. de fallecimiento: 314;
Contenl analysb: 146. de Nueva Delhi: 478.
ContradiCl;ión, prim;:ipio de la: 372. Declaraciones de derechos humanos:
Contrato 480, 609.
como fuente: 235: Declinación trialista: 37, 549;
deber ser: 103.
y acuerdo: 66.
Contratos Decreto.-ley: 240, 643. •
administrativos: 625; Decreto-ley 5965/63: 100.
de adhesión: 55, 169, 465; Decretos del Poder Ejecutivo: 240.
sociales: v, Pacto social; Definición: 375.
verbales sacramentales: 232. Deformaciones: 40, 296.
Contnbuciones de mejora: 637. Delepción: 290, 291.
Control Delito: 646 y ss.
de natalidad: 177,460; Delitos colectivos: 423.
social: 151, 154. Demandas contra la Nación: 624, 629.
Convenio: v. Tratado. Democracia: 1, 72 (directa), 81, 226,
Convenios colectivos de trabajo: 241. 247 (directa), 416, 471, 610.
Cooperación: 68, 399. Demografía: 177.
Corpus Juris CanoniQ: 591. ])enegación de justicia: 360,
Corsl y ricor.ri: 1S3, 175. Derecho
Cortes en continuos CU8lltitativos, per- absoluto: 321;
sonales. reales y vitales: 424 y ss. administrativo: 622 y SS.;
ambigüedad: 1;
Cosa ;uzaada: 253, 420, 667. canónico: 350, 476, 549, 586 y SS.:
Cosas (funsibles, consumibles, mue- comercial: 678;
bles, inmuebles): 326, comparado: 186, 386, 415;
628 lNDICE ALFABÉTICO 011. MATEIUAS
Lagunas: 78, 288, 292 a; 293 y ss. Liga de las Naciones: 94, 101, 106, S67,
Lealtad del intérprete: 272, 297 Y 334. Límites de los repartos: 74.
Leviathan: 99, 514. Lobby: 603 y ss,
Lex Lóbulo de oreja: 370.
aeterna: 510: Lógica: 368 y ss.;
fomitis: 77, 543; deóntica: 381;
humaTl4: 510; intuicionista: 381 y ss.;
imperfecta: 315; jurldica: 206;
minu, quam perfecta: 315; sociológica: 180.
ntiturali,: 510; Logística: 380 y 95.
perfecta: 315; ÚJ, que mandan: 61.
plus quam perfecta: 315; Lucha de clases: 127.
posterior derogal legi priori: 200,
254; M
posterior genera lis non derogat legl Macrosociología: 137 y ss., ISl;
priori speciali: 200, 254. jUl"idica: 190.
Ley: 43; Malthl1liianismo: 117,460.
como novela rosa: 16; Maná: 171.
conocimiento de las leyes: 646; Mandamiento: S8.
de citas: 228; Manifestaciones extranonnativa3 de la
de contabilidad: 240, 425 (art. 142); voluntad: 267 y 88.
de las mesas: 182; Manifiesto comunista: 131.
de las tres fases: 116, 122, 175; Marginal mlJn: 169.
definición escolástica y ¡estación po- Marxismo: 178,180.
sitiva: 239; Masa: 60;
eterna, natural y humana: 43; como fonna de sociabilidad: 144:
interpretativa: 239, 266; como ¡ropo: 168.
matrimonial Mate, el Magistra: 178.
arto 87: 300; Material estimativo de la justicia: 40S
arto 90: 300: y ...
penal en blanco: 290; Materialismo: 31,44, 131, 178,
plurilingüe, su interpretación: 265; Materializaciones: 17,201,203, 310 Y
seca: 77,243; 98., 332 Y ss.
secrela: 240a. Matriarcado: 166.
L" Matrimonio: 166, 460, 493.
438: 239; Mayoña: 60, 471.
697: 239; Mediocres: 172,
11.693: 272, 301; Mentiras hcnnosaa: 454.
14.024: 266; Mercado
14.250: 241; Común Centroamericano: 178;
14.557: 490; negro: 79 80, 320.
14.786: 241; Método: 378, 384 Y ss., 38S (constitu-
15.786: 480; tivo y auxiliar);
16.504: 239; deductivo: 180, 378;
16.891: 93; histórico y sistemático de análisis de
16.902: 233; casos: 208, 308;
16.986: 614; inductivo: 180, 378.
17.192: 81; Método de variaciones: 411.
17.454: 300; Metodolo81a: 374 y ss.;
17.711: 266; juridica: 388 y ss.
19.549: 301; Métodos de Derecho Internacional Pri-
19,865: S62. vado: 693 y ss. (indirecto, analitico
Ley-convenio: 2S6. y sintético-judicial).
Liberalismo: 473, 490; Microsociología: 68, 144, 1St;
económico: 473; jurídica: 192,
metafisico: 6, 473; Migraciones: 177.
político: 99, 105, 153, 226, 471, 473. Milagro: 112.
Lideraz¡o: 60, Minorías: 491.
lNDICE ALFABÉTlGO DE MATERIAS 633
Q Reparto: 48;
autónomO: ll, 66, 197 (y norma),
Quaelrtflesimo AlIno: 178, 678. 398;
Qui Jure sU(} uU/UI' neminen laedlt: autoritario: 11, 57. 197 (y norma),
319. 398;
conductas de: 9 y SS.;
R Y norma: 196 y ss.
Repetición: 156.
Raciocinio: 373. Repetidor: 182.
Random aampling: 149. Represalia: 423.
Rapsodias Imperativistas: 203. Repudio de un cónyuge: 166.
Ratificación del tratado: 233. Rerum novarum: 178,678.
RClrio decidendi de una sentencia: 246. Residuos: 180.
Razón del Estado: 454. Responsabilidad del Estado: 243, 454
Razón suficiente, principio de la: 372. (de los repartidores), 629;
Razones del reparto: 56. por \In régimen: 455.
Realismo Retroactividad: 82, 239, 246 (de la ju-
de los conceptos: 498; risprudencia), 266 (de leyes interpre-
de los valores: 48, 391: v. Autoeje- tativas), 463.
cutoriedtuJ de los valores; Retrocesión: 420.
filosófico: 2, 31 (cualitativo y geo/!- Revelación: 538, 545.
tico), 195 (y norma), 392; Revocatoria: 634.
jurídico: 188. Revolución! 14, 97, 99, 108, 243;
Realización de la integración: 32 y ss. argentina del 28 de junio de 1966;
Recepción de Derecho extranjero: 98. 93;
Recipiendarios: SI, 457 Y ss. (su jus- industrial: 108;
tificación). pacifica: 108;
RecompeOMS vicarias: 428 y ss. palacie¡a: 108.
Reconocimiento internacional de 80- Riqueza. reparto de: 54.
biemos: '7l. Romanticismo: 186, 223.
ReconsilSeraci6n: 63$. Rumor: 174.
Recopilación; 357.
Recuno de casación: v. Cosaci6n¡
de fuerza: 588;
extraordinario de apelación: 246, Saber
•
631; equivocado: 180;
jerárquico: 246, 635. preferido: 181.
RepUsmo: 588. Saldo, teoria del: 455.
R~&imcn: 10'; Salto de fuentes formales a materiales:
autoritario y democrático: 450; 229, 326 Y SS., 243 Y ss.. 260 (a la
respoDSabilidad: 4'5. posterioridad y a la simultaneidad),
Régimen de justicia; 468. 274 (su prohibición).
Reglamentación de la norma: 291 y •. Salvacionismo: 153 .
• ogI.. Sanción de la ley: 239.
de interpretación: 272. Santos (alsos: 393.
primarias: 65. Savolr pour prévoir, prévoir puor pré-
Rehm: 423. venir: 121, 150.
Reincidencia: 42•• Scirt' leges non hoc est: 272.
Relación Secreto profesional médico: 457.
fáctica: 686; Sector social: 207 y ss.
jurídica: 313 y as. Seguridad juridica: 434.
Relativismo: 30, 391, 410. Se¡uro social: 135.
Repartidor Semántica: 380.
de (acto: 448; Semovientes: 326.
infraaut6nomo: 447; .Sensualismo, atomista y rdaillonal: 121.
paraaut6nomo: 446. Sentencia
RepartidoToa: SO, 437 Y ss. (su justifi- judicial: 210,261;
cación). plenaria: 247.
636 lNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS
Actualización y ampliación
de esta edición
Número 1
Número 3
Número 23
Número 24
En Alemania merece mención Wilhelm Sauer, Syltem des Vii/ker
rechts, cine lehrbuchmti'uige Darstellung, Ludw.\¡ RObrscheid Verlag, Bonn,
1952. V. p. V: "Para una ciencia inspirada en la unidad y totalidad se infiere
la siguiente misión: la de erigir un sistema basado en la'sociología y en la
ética .9Ocial en cuyo marco se pueden y deben formar las-normas jurídicas
positivas apropiadas "ara nuestTO~ tiemnn~"
642 INTRODUCCIÓN FILOSÓnCA AL DERECHO
Número 25
Número 27
Número 36
Número 38
Número 40
Número 46
Número 47
Número 52
Número 58
sin embargo, una diferencia con casos como, por ejemplo, los de la conta-
minación del aire. Los semáforos dan lugar a distribuciones autoritarias
ordenancistas -la luz roja prohíbe, la verde manda avanzar-, mientras que
en el supuesto de la contaminación se producen distribuciones autoritarias
directas: ella perjudica sin órdenes, sin más.
Sobre la categoría de distribuciones por influencia humana difusa y
la controversia Boggiano c./Ciuro, v.: Ciuro en su reseña del libro de Boggia-
no sobre la doble nacionalidad, en "Revista de Derecho Internacional y
Ciencias Diplomáticas", Rosario, números 41/42, ps. 312, 313.
Número 9S
Número 97
Número 99
Número 104
Número lOS
Número 108
Número 110
larse del siguiente modo: ¿Es más justa una sociedad en la que la desho-
nestidad es el privilegio de la minoría gobernante, o es más justa aquella
en la cual la deshonestidad se haya generalizado?
Número 134
Número 135
Número 180
Número 201
Acerca de los valores ínsitos en las funciones de las nonnas, v.: Ciuro
Caldani, Derecho y poll'tica, Depa1ma, Buenos Aires, 1976, p. 87.
ADDENDA 651
Número 208
Número 233
Número 239
Número 240
L'lOna/es, en "El Derecho", t 48, p. 867; el mismo, Algo más sobre la dera·
gaeión de la legislaciÓn de un gobierno "de facto", ibídem, t. 49, p. 989.
V. Bidart Campos,A Cto~ legislativos del Poder hJecutivo ''de facto" después
de instalado el gobierno "de iure"; su derogación, en "El Derecho", 1. 49,
p. 895. El decreto 443, del 4 de julio de 1973, dejó sin efecto las modifica-
ciones del código procesal civil y comercial de la Nación introducidas por la
llamada ley 20.497, sancionada el 23 de mayo de 1973 ("B. O," del
l1fVlIf1973). En este caso se discutía igualmente si el gobierno de Jacto
podría dictar actos de sustancia legislativa pocos días antes de tomar el
mando el gobierno constitucional. Por decreto 976, del 31 de agosto de
1973, se denominaban las leyes 16.892 hasta 20.507 decretos-leyes, deno-
minación sustituida de nuevo después del 24 de marzo de 1976 por la de
leyes, conforme al decreto 1319 ("B. O." del 22jVIl/1976).
Número 250
Número 251
Número 254
Número 261
Número 283
Número 292
Número 300
Número 301
Número 307
Número 310
hurto de una bicicleta amarilla. Nuestro Código Civil (ley 17.711) distingue
entre la vocación sucesoria en la herencia de los suegros de la nuera (afir-
mándola) y la del yerno (negándola), con tal de que no tengan hijos; pero
es dudoso si este distingo se justifica.
La concepción nihilista de Alf Ross (Tu-Tu, en "The Harvard Law
Review Association", Cambridge, Mass., U.S.A., 1957, ps. 812 y ss.), según
la cual los conceptos no tienen sino valor técnico de unificación de ante-
cedentes y de consecuencias, no convence. ¿Por qué se somete a quien se
encontró con su suegra, a un proceso de purificación y no a una recom-
pensa? Porque la tribu, a tuertas o a derechas, cree que este encuentro con-
vierte al yerno en impuro (Tu-Tu). ¿Por qué se protege a quien compró
una cosa y no a quien la hurtó? Porque la justicia reclama el primero y
no el segundo tratamiento; eso es lo que la afirmación de que el comprador
adquiere la propiedad, quiere significar. En resumidas cuentas: Los con-
ceptos "Tu-Tu" contienen la justificación (real o errónea) de asociar a un
determinado antecedente una determinada consecuencia.
Número 319
Número 326
Número 340
i Número 364
Número 384
Número 391
Hay que distinguir entre realidad compleja y realidad diversa. Puedo
captar la primera; por ejemplo, puedo escuchar que dos sonidos proceden
de dos orígenes diferentes o sentir que llevo en cada mano una maleta
diferente. Al contrario, no puedo percibir dos realidades simultáneamente,
puesto que mi razón no puede escindiese para atender a la vez a dos realida-
des diferentes; así, verbigracia, no puedo atender a lo que alguien en lahabi-
tación me comunica y simultáneamente captar lo que me hablan por
teléfono.
Las cosas de la naturaleza son materiales a secas; lo material cultural
está siempre impregnado de idealidad. Hay objetos culturales que indivi-
dualmente poseen idealidad adyacente: cosas como estatuas o pinturas, u
objetos de otro tipo como el comportamiento humano (idealidad adya-
cente a). Además, hay cosas culturales que genéricamente determinan una
idealidad adyacente; por ejemplo, todos los ejemplares del Quijote en
cualquier edición castellana que fuere (idealidad b). También existen objetos
semejantes que tienden hacia una única idealidad, aunque la realizan de
diverso modo, como, por ejemplo, funciones de la misma obra teatral o de la
misma obra musical (idealidad adyacente e). Por último, encontramos idea-
lidad libre que elaboramos mediante valoraciones del comportamiento hu-
mano (idealidad adyacente a): así llegamos a los principios del Derecho
Natural.
La creencia de la autoejecutoriedad de los valores es una secuela del
idealismo hegeliano. Los partidarios de Hegel -la izquierda- se vanaglo-
riaban de ser completamente "teóricos"; y Bruno Bauer llegó a decir: "10
que hay que hacer positivamente, lo ignoramos; lo único que sabemos es que
urge negar todo" (v. Friedrich Engels, Hine 8iographie, Dietz Verlag, Berlín,
1970, p, 57). Por eHa., Fnedrich Engels se separa de los "Junghegelianer".
Según su parecer, no basta la palabra; es necesario también actuar.
Si digo que el número 17 no es divisible por 2, no quiero decir que
la palabra "diecisiete" no es divisible por dos -al contrario, ella lo es:
dieci-síete-, sino que su sentido es indivisible.
Número 393
Número 394
Número 398
Número 406
Número 407
Número 412
Número 413
Número 424
Número 435
Número 459
Número 460
Número 471
Número 473
Número 477
Número 478
Número 480
Número 485
Cada uno de los tres poderes puede ser subdividido a fin de añadir
un debilitamiento adicional al general logrado por la división clásica.
El Poder Legislativo puede ser bicameral; hay que traer a colación
igualmente al jefe de Estado en su función de poder colegislador (con ini-
ciativa y derecho de veto). Por último, hay países que permiten al pueblo
intervenir directamente en la legislación (p. ej., por medio del plebiscito).
El concurso de estos cuatro factores legislativos constituye un sistema de
controles.
El Poder Ejecutivo no se subdivide por la existencia de empleados
públicos. Al contrario, en analogía a como un general resulta tanto más fuer-
te CUalLO mayor sea el número de los soldados, el Poder Ejecutivo es tanto
más robusto cuanto mayor sea el número de los empleados públicos idóneos
a quienes el jefe de Estado puede impartir órdenes. Pero sí se da una dismi-
nución del poder del jefe de Estado, si se crean entidades autárquicas por
ley, ya que éstas actúan con relativa independencia del Poder Ejecutivo.
El Poder Judicial contiene dos subdivisiones. La primera opera den-
tro de un solo proceso. Es cierto que la :;~ntencia del tribunal superior
662 INTRODUCCiÓN ¡'¡LO~Ó¡''lCA AL DERECHO
Número 503
Número 505
Número 512
Número 519
experiencia (la cosa en sí) viene de fuera; pero cuando llega a nuestra
conciencia, ya ha sido modelado por nuestros órganos cognitivos (espacio
y tiempo; causalidad y sustancia). La función activa del conocimiento en
Kant que cofabrica la experiencia, no tiene parangón en el intelecto activo
conforme lo atribuye Alejandro de Afrodisia (cerca de 200 d. C.) a Aristó-
teles. El intelecto activo no actúa sobre la realidad modelándola, sino sobre
el intelecto pasivo para que despierte y refleje la realidad. Sabido es, por lo
demás, que Alejandro y luego Averroes creían que el intelecto activo fuera
único, lo que hacía peligrar la inmortalidad del alma individual; el intelecto
activo único es la raíz del espíritu absoluto del idealismo alemán.
El papel activo que Kant adjudica al hombre en el proceso cognitivo
es una contribución a la imagen del hombre corno hornO faber que carac-
teriza la Edad Moderna desde el RenaciIl).iento. El hombre modifica la expe-
riencia en analogía a corno el hombre trasforma la naturaleza mediante la
técnica y la sociedad por medio de la>i reformas.
n. Desde Fichte a Hegel, la gnoseología kantiana constituye el punto
de Partida de una nueva religión ateísta.
1) Fichte, continuando la doctrina de Kant de que la existencia
de Dios no es susceptible de prueba y que Dios no es sino un postulado
de la razón práctica e influenciado por el ateísmo de la Revolución Francesa,
proclama el ateísmo y sustituye a Dios por el hombre (ateísmo antropocén-
trico) (v. nota 8 al número 27). Por ello, el que ahora crea el mundo no es
Dios sino el hombre. El Yo que es originariamente el Yo empírico, "pone"
(o sea, crea) el No-Yo.
Después del "Atheismusstreit" -escándalo que se produjO en la
universidad de Jena por el ateísmo del profesor Fichte y que le Obligó
a renunciar-, Fichte empieza a disfrazar su ateísmo reemplazando el Yo
empírico por el Yo absoluto; pero como Fichte conserva para su deno-
minación la primera persona del pronombre personal, alude ineludible-
mente al ser humano, individual o tal vez genérico.
2) Como Fichte no logra explicar satisfactoriamente la creación
del mundo por el Yo, a la cual concibe corno un proceso inconsciente,
Schelling abandona la idea de la creación del No-Yo por el Yo, y esta-
blece una identidad entre el Yo y el mundo, enfocando en el Yo su espíritu.
Schelling no habla del espíritu humano; pero, como éste es el único que co-
nocemos, a él Schelling necesariamente hace alusión. La filosofía de la iden-
tidad es una laicización de la religión panteísta de Espinoza. Éste declara:
"Deuy sive natura"; Schelling sostiene: "Spiritus hominis sive natura ". No
es, pues, por casualidad que Espinoza resucita en esta época.
3) Como Schelling no consigue sistematizar la identidad, Hegel
emplea el método dialéctico (véase numero 131) para mostrar cómo el
Espíritu se desarrolla (la LÓgica), cómo "despide" la Naturaleza y cómo
retorna al EspíritU en y para sí, tanto al subjetivo, como al objetivo, como
al absoluto. Hegel profesa, como Schelling, un panteísmo antropocéntrico,
siendo el de Schelling estático y el de Hegel dinámico y panlogista.
11. La llamada derecha hegeliana continúa el pensamiento oficial
del maestro.
La llamada izquierda se divide en una dirección religiosa y otra
política. La dirección religiosa se declara francamente ateísta. En este orden
de idea>i mencionamos a Ludwig Feucrhach. La direccibn política toma el
664 INTRODUCCIÓN FILOSÓFICA AL DF:RECHO
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Bibliografía