Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
MaisantaElUltimoHombreACaballoDeJoséLeonTapia PDF
MaisantaElUltimoHombreACaballoDeJoséLeonTapia PDF
MAISANTA
El último hombre
a caballo
EL AUTOR Y SU OBRA
2
publicación de este nuevo trabajo del doctor Tapia nos
mantenía en expectativa. Pero lo que sí constituyó para
nosotros verdadera y feliz sorpresa fue que el autor
por generosa intervención de nuestro común amigo
doctor Ramón J. Velásquez, nos seleccionase para
escribir las palabras de presentación de la misma.
Correspondiendo esta deferencia, trataremos dentro
de nuestras posibilidades de cumplir con una misión
que por otra parte nos honra y satisface.
3
sido factores contribuyentes para que el autor
encontrase campo propicio y asidero a sus
investigaciones alrededor de la vigorosa personalidad
del general Ezequiel Zamora, quien dejó en los campos
de Barinas un importante acervo de recuerdos y
leyendas.
4
por breve lapso a las ocupaciones de la paz para
insurgir de nuevo en las filas de la Revolución
Libertadora contra el gobierno del general Cipriano
Castro teniendo en esta ocasión oportunidad de
foguearse en diversos y recios combates. Vencido este
movimiento, vuelve a la vida tranquila de los pueblos
interioranos y es ya bajo el gobierno del Presidente
Gómez, allá en la década de los años diez, cuando
emerge de nuevo pero esta vez con la imagen propia de
un caudillo militar incipiente. Su teatro de operaciones
fueron los llanos de Barinas y de Apure, aunque
también utilizó como eventual refugio, las sabanas
colombianas de Casanare. Arauca y el Meta adonde se
dirigía cuando se hacia insostenible la permanencia en
territorio venezolano. Fue uno de esos rebeldes que
como los generales Emilio Arévalo Cedeño, Roberto
Vargas. Alfredo Franco, Marcial Azuaje y tantos
otros, que seria prolijo enumerar. se levantaron en
armas para emprender una lucha sin esperanzas de
triunfo contra el gobierno férreo del Presidente
Gómez, quien les oponía una sólida estructura armada
constituida por Presidentes de estado valerosos y
aguerridos, formados en los campamentos y en los
campos de batalla: Vincencio Pérez Soto, Hernán
Febres Cordero, León Jurado, Eustaquio Gómez,
quienes reforzados con tropas regulares comandadas
por recios jefes de batallón para citar algunos,
5
coroneles Enrique Tovar Díaz, Julio Meléndez, Benicio
Jiménez, Angel María Sánchez, Antonio Paredes Pulga,
José Ramón Peña. Esta maquinaria armada hizo
nugatorios los esfuerzos de un grupo de venezolanos
que habían probado el camino de la violencia y
pensaban de buena fe que mediante ella podían
derrocar el régimen que adversaban. Es de admirar el
coraje de que hicieron gala esos compatriotas por lo
desproporcionado de la lucha, el desprecio con que se
jugaban la vida en medio de las más duras condiciones
de una naturaleza hostil que a la vez les servía de
cobijo y por el riesgo inmenso que significaba no sólo la
posibilidad de morir sino peor aún, de caer prisionero
para sufrir el régimen carcelario durísimo con que se
castigaba en esos tiempos la insurgencia y la
discrepancia política.
6
intensamente en las páginas del presente libro la vida
plena de aventuras de "Maisanta". De acuerdo a su
método de trabajo. Hay veracidad histórica a lo largo
de todo el relato sazonada con la leyenda y el mito
porque como muy bien dice el autor, "hay que rescatar
también el mito y la leyenda". Para los venezolanos que
puedan recordar esos tiempos, es un libro lleno de
evocaciones y de informaciones precisas que aclaran la
vida de acción de este personaje loca poco conocido
en las regiones del país alejadas de su lar nativo y para
las nuevas generaciones, viene a ser la revelación de
una Venezuela pobre levantisca y romántica que no
conocieron y que no volverá a existir.
7
DEDICATORIA
8
ENTRE ZAMORA Y MAISANTA
9
Gil) y ese género sociológico-biográfico también
cultivado entre nosotros por Ramón Díaz Sánchez,
Mariano Picón Salas y Ramón J. Velásquez.
10
en los recuerdos y en los consejas de los
sobrevivientes, la huella viva de dos grandes valientes
que cabalgaron sobre el llano su aventura libertaría en
el grado diverso de la claridad y firmeza de principios
y de la conciencia de sus objetivos.
11
se instruye en su ideario y en su acción. Maisanta es
otra cosa. Es el fruto silvestre de un gran
descontento, es el valor temerario y la emoción de la
aventura que halla plenitud en sí mismo.
12
Por eso hablé de aluvión literario e histórico,
porque en obras tan distintas en tema y tiempo romo
"Aquí no ha pasado nada", de Angela Zago; "Los
Aderos" de José Salazar Meneses; "Aquí todo el
mundo está alzao" de Rafael Martines y este
"Maisanta" de Tapia, se nos está ofreciendo un
material de primera mano que ha roto nexos con la
historia convencional con el romanticismo heroificante
y con la manía de estilo que literaturiza falsamente,
para entregamos en un estadio testimonial, pero
coherente, materiales insólitos e imprescindibles para
investigar y profundizar en el ser del venezolano en
tres campos de esa investigación: en las ciencias
socia1es y en el del arte.
13
en el lenguaje de quienes lo amaron, lo siguieron o lo
conocieron.
14
ADVERTENCIA
15
Lo mismo podrá pasar con algún otro suceso que
en nada alterará el cariz novelesco, el mito y la
fantasía popular en la vida de Maisanta, el último
hombre a caballo.
16
MAISANTA
General Pedro Pérez Delgado “Maisanta”
18
INTRODUCCIÓN
19
información que han podido darnos generaciones de
venezolanos, acerca de múltiples sucesos de la patria,
cuya relación fría está escrita, pero la parte
pintoresca con el sello personal de quienes lo vieron, se
fue con ellos a la tumba.
20
antigomecista, lograra calar profundamente en el alma
simple de la gente, hasta el punto de que se le
recuerda mucho más que a todos los otros autores de
aquellos sucesos.
21
como se verá en este relato.
22
suerte para su guerra y la libertad de Venezuela. Fue
así como en un silencio de muerte, entre el rayo y el
trueno, escuchó el susurro de "Maisanta" hablando de
seres invisibles.
23
Fueron muchas, en realidad, las personas con
quienes hablamos y que no vamos a seguir mencionando,
pero no queremos terminar sin resaltar el testimonio
escrito que dejó el general Alfredo Franco y que por
bondad de sus hijos hemos logrado consultar.
24
posibilidades que surgen con sólo hurgar un poco en el
alma de nuestro pueblo.
25
I
26
Colina partiéndole la cara de un machetazo, según
había oído el cuento de un viejo soldado federal que
conversaba en una pulpería.
27
depositarán el voto en mi favor para que por primera
vez Venezuela, tenga un presidente democrático" -
gritaba el hombre de la voz fina"
28
Virgen del Socorro, esa tarde sí tuve miedo;
gracias que pude regresar temprano para contar la
historia a los muchachos amigos.
29
En la esquina de la Botica Nueva estaba el
boticario Alfredo Franco, sentado en una silla de
suela, con el espaldar echado hacía atrás inclinado en
la pared y cuando vio al muchacho tan apurado le
preguntó sorprendido:
30
Mocho Hernández fue a visitar a Alfredo Franco para
agradecerle el tabaco. Pero cuando salió de la botica
ya Alfredo Franco estaba comprometido con él para la
Revolución Nacionalista de 1898.
31
II
ESE MUERTO ES JOAQUIN CRESPO
32
Ese día Ignacio Andrade salió Presidente de
Venezuela y a los pocos días venía el muchacho
atravesando la calle cuando Alfredo Franco en un
caballo jovero le gritó con alegría:
33
Se le alegraron al catire sus ojos guarapos y si
alguien lo hubiera notado se los confunde con los
cocuyos que ponían puntos fluorescentes en los
mogotes cercanos iluminando la canción de los grillos y
el zumbar de los zancudos.
34
amarrados con sogas largas para que comieran hasta
saciarse en los gamelotales del río.
35
la sombra de la casa en la noche sin faroles.
36
silencio con música triste de corneta en el campamento
nacionalista. Era su primera noche de soldado
revolucionario.
37
-¡Pelotón, adelante! -siguiendo la caballería del
viejo Loreto Lima que abría la marcha abierta en dos
alas, para proteger a los de a pie.
38
siempre al lado de la recia, rechoncha y mestiza, del
último lancero federal: el general Loreto Lima.
39
Samuel Acosta, el jefe de los fusileros del Mocho
Hernández.
40
en el barranco de El Caño pasando la ceja de monte.
41
como dos grandes mariposas cogiendo vuelo, al montar
su enorme caballo peruano.
42
Acosta.
43
-Mai Santa, que son bastantes las leguas que hay
por delante -pensaba meditabundo, mientras le daba
con los talones a un caballito rucio mosqueado que
agarró aperado y corriendo solo porque le habían
matado al jinete.
44
Pero lo que más le llamó la atención fue que
parecía más bien el jefe, porque las mujeres de
Valencia le vitoreaban desde las puertas y balcones de
las casas.
45
III
¿COMO ES ESO DE REVOLUCIÓN?
46
Una tardecita trajo al catire Pérez Delgado y lo
presentó al grupo.
47
todo por ir contra sus amos sin importarles un carajo
el rey. Después se fue con el Catire Páez que venía de
los de abajo, catire de color pero tan pendejo corno
los otros. Peón de llano, para no decirte más.
48
encuentro le llevó a la hamaca una taza de café al
general Páez que se mecía inquieto dándole con el talón
a la pared, y le dijo:
49
ellos salirse con la suya.
50
Y hubo dos cosas que le impresionaron esa vez:
Los guantes y el paraguas de seda verde que usaba el
general Matos en medio del sol tremendo; y la muerte
en La Pascua del general Domingo Monagas.
51
para de lejos y la lanza para de cerca, les había dicho
el general Lima).
52
que era el último lancero, porque "lanza contra fusil de
repetición no va" -terminaba con cierto dejo de
tristeza seis meses después, en la plaza de Sabaneta
hablando con el bachiller Elías Cordero en una tarde
de tertulia.
53
huyendo.
54
IV
HOMBRE DE A CABALLO
55
tres yuntas de bueyes que ni la movieron siquiera y
¿sabes por qué? -continuaba con misterio-, porque
está tapando la boca del túnel que se comunica con el
otro palacio de Barinas.
56
-A desnudarse -les decía al llegar a la
cimarronera, y veinte hombres, desnudos para pasar
inadvertidos, se montaban en veinte bueyes negros
agarrados de la reata con el lazo listo en la mano.
57
mirar al novillo que se venía encima arremetiendo
contra el caballo indefenso.
58
Al voltear para el coso, vio salir un toro sardo,
pero cuando le montó el caballo encima, sólo encontró
un tuco de rabo, porque el zambo hijo e' puta, se lo
había cortado casi a la raíz para hacerla quedar en
ridículo.
59
de la plaza y los perros dormitaban echados en el
pasto.
60
caballo enfrente del mostrador.
61
Barajustó el caballo por el altozano y entró por
la nave principal saliendo por la puerta lateral.
62
V
¡PAREN ESA MUSICA!
63
de bondad, lo hicieron un Presidente indispensable.
Pasaron los años y seguía inamovible en su cargo.
64
-Tú lo sabes Isilio. No has debido invitarlos,
todos estábamos de acuerdo -contestó don Benjamín.
65
Verás cómo no levantas pareja.
66
VI
MIEL EN TAPARAS
67
Maurielo cuando un gallo marañón del italiano, le ganó a
un malatovo de Colmenares.
68
No había llegado Maurielo a la puerta de su casa
esa tarde, cuando ya Quiñones lo traía preso en rueda
de policías.
69
las cañas bravas, aún con sangre, del hombre que
habían matado a puro filo de machete.
70
gallera.
71
susurros maliciosos.
72
-¿Compañero, qué lleva ahí? -preguntó Pérez
Delgado.
73
-Te quitas la ropa, porque ellos te vieron y me
das el burro. Las dos cosas a mi me sirven.
74
venía decidido a abandonarlo todo, dejando a Claudina
Infante, con dos muchachitos pequeños, cara larga y
nariz recta, con los ojos color guarapo, para
reconocerlos siempre como los hijos de Maisanta.
75
general Tomás Garbi, uno de los jefes invasores que
tenían cercado a Briceño.
76
amigo de Cojedes, se alzó el año 14 recibiendo órdenes
del Partido Nacionalista y valiéndose de recados
secretos, logró de Maisanta la promesa de que si
atacaba a San Fernando, trataría de sublevar su
batallón.
77
Era el Yopito un hato construido sobre un banco
de sabana. Enfrente tenía una laguna de fondo llano
que llegaba al pecho de un hombre y se llamaba de "Los
Pollinos". Un solo camino de trilla, la atravesaba por el
medio en el filo de un terraplén de tierra pisada.
Los jefes del Yopito. En la foto aparecen, de pie: Gral. Maximiliano Sosa
(izquierda) y Gral. Alfredo Franco a la derecha
78
Entre el terraplén y los patios estaban también
Ildefonso del Moral, Fermín Toro, Kuno Plessman y
muchos más que completaban 800 hombres.
79
barranco del caño El Congrio, donde las cargas de
caballería del general Rodolfo Piña y el coronel Roque
Puerta, lograron detener al gobierno justo el tiempo
necesario para permitir que los derrotados
atravesaran la frontera.
80
VII
SOLAMENTE REVOLUCIONARIO
81
soy revolucionario para que tumbemos al tirano y
comencemos a mandar los de abajo. &os son los que yo
quiero que me sigan.
82
si los atrajera el peligro y la muerte que seguro los
esperaba.
83
Ese día consiguió 100 hombres, casi todos
conocidos y de confianza, mientras el profeta con el
resto seguía con sus sandalias de cuero crudo y su
barba cana y rojiza al viento, rumbeando para Zamora
por los mil caminos del llano.
84
reventándolo con sus hachazos.
85
y le dijo con furor:
86
azules y zainos guacharacas.
87
fácil hacer la recluta.
88
darse cuenta cabalmente que estaba entrando en la
época moderna donde se terminaba la Venezuela
pastoril para entrar en la millonaria, neocolonial y
dependiente.
89
no herir a su propia gente y con la sirena del barro le
dio la señal a Alejandro Ojeda para que metiera los
caballos.
90
visto una casa flotando que piraba como un toro y
botaba humo por la chimenea y plomo por las ventanas.
91
Vestía blusa blanca cerrada en el cuello y
sombrero pelo e’ guama con una borlita de estambre
adornándole la cinta.
92
todo el ejército, dejando las calles pobladas de
muertos, heridos, mochilas y máuseres, mientras los
soldados de la revolución recogían el botín de guerra.
93
Y se manoteaba el escapulario cosido en la
franela al cual sus soldados ingenuos le atribuían el
poder real de detener las balas en lo más duro del
combate.
94
Ciudad de Nutrias, por esta calle larga de casas Blancas entró Maisanta
95
avisarle a Alejandro Ojeda sobre el número y
distribución de las tropas de Gómez, se presentó al
Americano en el mismo caballo negro. Entre aplausos y
vivas comenzó ese día su aventura el futuro capitán
Fidel Betancourt, quien después se distinguiría
durante largos años de Revolución.
96
Las paradojas de la vida, Pérez Delgado, yo que tanto
te azucé en esto de la Revolución, hoy me encuentras
en Nutrias como Secretario de Jordán. Como sabía que
eras tú el jefe del asalto, me quedé para saludarte.
97
Ciudad de Nutrias inundada con sus calles de aguas azules. Las casas eran
construidas sobre pilotes y el agua les lavaba las tablas del piso
98
durante el invierno y sólo las tablas separaban la gente
del agua, oyó unos golpes sordos en la oscuridad de un
cuarto cerrado y sólo su fino oído pudo descubrir lo
que significaban.
99
-Esta vieja me la paga aunque sea con un susto -
se dijo el Mocho Payara cuando la vio de lejos en la
puerta de la posada.
100
La casa de Lazo Marti en Ciudad de Nutrias
101
nosotros pues si las cosas siguen bien iremos pa'lante
y su prestigio nos será muy útil, le dijo el Americano.
102
Coronel Alejandro Ojeda, el de las cargas de caballería
103
-¿Tú sospechaste esta vaina, Alejandro?
Y el coronel le contestó:
104
Después quedó el sueño, el sueño de algo que
pasó y la gente siguió cantándole hasta en la copla
sabanera:
1. Si me permiten señores
yo les contaré una cosa
lo que le pasó a Jordán
en el gran Distrito Sosa.
3. El 10 de junio en la tarde
marcharon para El Picacho
fueron a atrincherar la gente
y allí doblaron el cacho.
105
5. Jordán y Miguel Martínez
dormían en la Prefectura
cuando rompieron los fuegos
cada uno ensilló su mula.
106
Pedro Pérez y su gente
van a entrar a la ciudad.
107
marchémonos hacia Calderas
no contemos con Jordán
que ya se fue a la carrera.
108
VIII
UNA CALMA INQUIETANTE
109
calles empedradas.
110
retrato de Juan Vicente Gómez, cruzado por una cinta
tricolor, disputándose el honor de cargarlo los señores
vestidos de negro.
111
pueblo. Y como nadie contestara, comenzaron las
descargas de fusilera.
112
Entonces, se movilizaron los hombres del salón
de las cortinas rojas y comenzaron a enterarse del
desastre de Puerto de Nutrias.
113
ciudad y mudarse a Barinitas.
114
IX
LA LUMBRE DE LOS MACHETES
-Pie a tierra.
115
dos vapores más: "El Apure" y "El Arauca", con mil
hombres de refuerzo y como no encontraron ni rastros
de la gente de Maisanta, ordenó el coronel Godoy
rematar los heridos enemigos que escondían en las
casas.
116
desarmándolo de un cañón largo que portaba, al mismo
tiempo que los otros entraban en los patios.
117
cobijas a ensillar los caballos a la orilla del caño.
118
sabana con sus toques repetidos que parecían ordenar
una carga, para, susto de los vecinos que creían que
era otra vez Maisanta. Cuál no sería la sorpresa cuando
atraídos por la curiosidad se acercaron al río, y en lo
alto de un caramo vieron al negro Caballero con la ropa
hecha jirones y muerto de hambre suena-que suena su
corneta.
119
Treinta hombres desnudos y caminando en
cuatro pies invadieron las calles desde donde se
vislumbraban las primeras casas del pueblo.
120
-Ya pasamos, estamos, estamos llegando; allá
está la puerta del cuartel.
121
Con el clarear de la mañana llegó la retaguardia
de Maisanta. Traían para los asaltantes la ropa y los
sombreros con las divisas amarillas de Nutrias
arrugadas por el uso.
123
-Será mejor tenerla allá -le contestó el
Americano a Pedro Montes de Oca, un larense amigo
2
quien le daba la información:
Esto fue antes del incidente de Ospino que cambió su vida. En tierras de Lara se contagió
con el hablar de inflexiones características de los larenses.
125
remontando el río Arauca.
Y Colmenares le contest6:
126
será otro.
127
al muerto.
128
XI
LOS MATADORES DE GARZAS
129
hollín del fondo de los calderos, le cayeron por
sorpresa al garcero de Los Borales.
130
testigos.
131
oyeron unos gritos en la plaza.
132
venezolanos quisieron que el coronel Pablo Gil,
suplantara a Humberto Gómez en la jefatura, porque
Gómez cada día daba muestras de las mayores
arbitrariedades.
133
Pérez Delgado y todos los demás se fueron
entonces a la sabana.
134
XII
ARGUCIAS DEL PRISIONERO
135
-Desde hoy estamos de malas con nuestra madre
Venezuela y la tía Colombia -hablando siempre en
sentido figurado.
3 En el Boletín del Archivo Histórico de Míraflores nº 73 julio agosto 1972, página 231, E.
Gil Borges, le informa a Juan Vicente Gómez que el Ministerio del Exterior recibió de Colombia una
comunicación participándole estos acontecimientos. Tiene fecha de un 31 de marzo de 1919.
136
Al clarear la mañana les llegó la comisión y sin
oponer resistencia se entregaron para ver qué iba a
pasar.
-¡Mai Santa!, ésta sí fue grande -pensaba Pérez
Delgado, cuando ya iban en fila india por la calle
arenosa y ancha.
137
refiriéndose al kilo de mecate con que le amarraban
las manos hacia atrás, cruzándole el pecho, para
terminar con un nudo grueso en las muñecas.
138
En esa forma se salvaron de la entrega a
Venezuela, pero mientras tanto, vegetaban en esa
cárcel colombiana a la espera de los acontecimientos.
139
encondidos dentro de su sotana, el cura Carvajal,
capellán de la cárcel y partidario de la Revolución, pues
a los días se fugaron silenciosa mente los presos. Esta
vez eran veinticinco, ya que el oficial colombiano
desertó y se fue con ellos.
140
XIII
¡PATRIA Y REVOLUCION!
141
distancia. Lo acompañaba un indio joven montado en
un burro barcino. Se fueron alejando de la casa
buscando el sitio por el bramido lastimero de una
res atormentada por algo que le pasaba. ¿Serán
indios, Juancito? -y preparaba el winchester con
una bala en la recámara.
142
atrayéndolo hasta la laguna cuando contraía los
anillos y dejándolo ir hasta la extensión de sus
treinta metros cuando relajaba el cuerpo poderoso.
143
-Qué vaina con el torito y lo desagradecido que
fue, mi general, al matar al muchachito que trataba.
de salvado; no le di un tiro con el winchester porque
era de su hierro mi general. Pero ese toro del
carajo se me pareció al pueblo de Venezuela, que se
vuelve contra los que tratan de liberado de quien lo
tiene esclavizado.
144
Arauca pero nunca por el camino real, te irás por
veredas para evitar el espionaje.
145
claro, verde tierno, verde pardo, de la selva que
debía atravesar para llegar al vado del río.
146
-Soo buey, Soo buey -y el buey que se mete en
un claro de monte donde los esperaba un tigre
mariposa agachadito en ataque.
147
Cuando ya había vadeado el río y le quitaba la
jamuga le dijo Maisanta al veguero de la casa que le
ensillaba el caballo:
148
En el centro sombreado de la mata estaban
varios hombres que se le acercaron: Carmelo París,
el jefe nacionalista; Emilio Arévalo, Julio Olívar,
Marcial Azuaje, "Cuello de Pana"; Pedro Fuentes,
"Quijada de Plata".
149
Doctor y general París, representante de la oposición militar y revolucionaria por
la frontera de Arauca, Colombia desde 1913; Jefe del Estado Mayor General de
la Campaña de 1921 y Jefe de la Revolución Constitucionalista de 1922
150
XIV
EMILIO AREVALO CEDEÑO
151
ponerme bajo el mando de un hombre, que no tiene más
credenciales que yo mientras miraba inquisitivo la
figura morena, pequeñita, de grandes orejas, bigotico
recortado y cuerpo enteco de Emilio Arévalo Cedeño.
152
Discutieron largamente cada uno por su lado,
insistiendo Arévalo en lo que podrían hacer cuando
regresaran de Río Negro con sus lanchas llenas de
armamento y dinero.
153
lo dicho por el Americano tenía resonancia en la
audiencia.
154
las canoas para la expedición de Río Negro con Emilio
Arévalo Cedeño de jefe.
155
XV
EL SABOR ROJO DE LA GUERRA
156
Picure a la orilla del Casanare. Llévate el caballo y que
tengas suerte.
157
preso y se te hará un juicio porque soldado que
deserta algo trae entre manos.
158
-Ayudante de Pedro Pérez eso es verdad, pero
también eres amigo del general Pérez Soto, eras
oficial de él antes del alzamiento del "Masparro"
cuando te fuiste con Maisanta. Esta venida tuya tan
espontánea es sumamente sospechosa. Tú eres espía
del gobierno, de eso no queda la menor duda.
159
Rudecindo Márquez la ola asesina; una ola de odio y
rabia roja que se le subió a los ojos cerrándole la vista
y empujándole la mano en la puñalada feroz, diciéndole
cada vez:
160
más y trescientos hombres adentro, en busca de
Tomás Funes en la selva del Amazonas.
161
XVI
SENTENCIA DE MUERTE PARA FUNES
162
chapotear el agua, para que no se oyeran.
163
-Los que sepan nadar que se desnuden -ordenó
Arévalo; y se desnudaron cien hombres.
164
la pica de Titi que les permitía el paso entre el follaje
tramado de un cañaveral amargo, que no dejaba ver el
cielo para saber la hora.
165
Nunca esperó Funes ataque tan relancino.
166
todo y casa.
167
Después firmaron lo convenido, pero cuando
Funes fue a darle la mano, Arévalo se la dejó
extendida diciéndole con ampulosidad:
168
Y trajeron al hombre de piel cetrina, cara de
indio, quien dijo que no eran armas suyas.
4 Luciano López estaba en comisión fuera de San Fernando cuando asaltaron el pueblo. Musiú
levanti, compadre suyo y amigo de Funes, se ofreció para buscarlo después de la capitulación.
Cuando llegó con el se había roto el pacto y Luciano López fue para la cárcel.
Días antes Luciano López había encontrado gente extraña cerca de la Pica del Titi. Era la
vanguardia de la revolución, pero como se retiraron apresuradamente creyó que eran
merodeadores sin importancia y así se lo dijo a Tomás Funes.
169
Así supo Larrarte que la tabla cuadrada de
balatá blanco con cuatrocientos veinte nombres
escritos en tinta negra, era la targa que llamaba
Tomás Funes y donde anotaba los enemigos que hacían
desaparecer.
Por eso este le permitió salir en comisión y quedarse sólo con poca gente, dando muestras de
imprevisión pues en su oficina encontraron los revolucionarios correspondencia de Pérez Soto
avisándole que para allá iba Emilio Arévalo.
170
-El general Roberto Pulido dormía en una hamaca
colgada en el cuarto.
171
sangrando y magullada en cada parte del cuerpo.
5 Jacinto Lara, Manuel María Baldó, Juan Capechi, los hermanos Alberto, Juan Federico y
Antonio Espinoza. El doctor Baldomero Benítez, Pedro Valera, Enrique Delepiani y el negro
Soublette espaldero de Pulido, son algunos nombres de los más conocidos que murieron esa
vez entre centenares de personas que Juego completaron la lista.
172
-Luciano López, El Avispa, El Picure, Manuel
González y sus cuadrillas, vigilaban todos los caminos e
imponían el terror que hacía a todos obedecer.
6 Después del asesinato de. Pulido, Gómez envió al general Abelardo Gorrochotegui a encargarse de
la Gobernación. Llegó desarmado a San Fernando de Atabapo y se encargó del gobierno, pero no
soportó mucho tiempo la tirantez de la situación y regresó a Caracas. Después, Juan Vicente Gómez
por primera y única vez en su vida aceptó un hecho cumplido y dejó el asunto como estaba. Tomás
Funes fue entonces el gobernador.
173
San Fernando de Atabapo, lugar donde mataron a Funes
174
Al otro día por la mañana, les leyeron la
sentencia, formaron una parada militar y sin cura que
los confesara ni venda que les cubriera los ojos,
fusilaron a Tomás Funes y a su oficial Luciano López en
la plaza de San Fernando de Atabapo, sin que soltaran
un gemido ni pidieran piedad a nadie, a pesar de que el
capitán Marcos Porras tardó bastante para dar la
orden de fuego después que el pelotón? apuntaba con
sus fusiles, varios de ellos en manos de hijos de las
víctimas de Funes que pidieron participar en el acto.
Eran las 9 de la mañana de un 30 de enero de 1921,
cuando ya el sol comenzaba a calentar.
REVOLUCION CONSTITUCIONAL. En San Fernando de Atabapo, capital del
Territorio Federal, a los treinta días del mes de enero de mil novecientos
veinticinco, por orden del Jefe de las Fuerzas Expedicionarias de la Revolución
Constitucional de las fronteras de Casanare y Arauca, quien en primer lugar
sugirió se reunieran los suscritos y directores de la misma imponerse a Tomás
Funes y Luciano López, responsables directos de todos los crímenes que se han
cometido desde hace ocho años en este Territorio; procedió a la votación
obteniéndose como resultado, que todos unánimemente manifestaron en estar de
acuerdo en que los dos criminales ya nombrados debía imponérseles la pena de
muerte en la plaza pública de esta ciudad, una hora después de terminada la
deliberación, en presencia de toda la fuerza y del elemento cívico de esta ciudad.
Terminado este acto se procedió en seguida a practicar la ejecución de los ya
nombrados Funes y López, los cuales fueron ejecutados por un Pelotón de la
fuerza al mando del capitán Marcos Porras y bajo la inmediata inspección del
Instructor General de las fuerzas, capitán Elías Aponte Hernández. Los suscritos
ponemos de manifiesto de la manera más formal y categórica que somos los
responsables directos de este acto de justicia que hemos llevado a cabo en
nombre de la Revolución Constitucionalista que representamos en este Territorio,
en nombre de la vindicta pública que clamaba por el castigo de los dos célebres
culpables y en nombre de la libertad del Territorio Federal Amazonas que gemía
bajo el peso aterrador de la tiranía de Tomás Funes. Así lo hacemos constar
solemnemente y lo firmarnos satisfechos de que hemos consumado un acto de alta
175
moralidad pública.
El Jefe de las Fuerzas, (f.) E. AREVALO CEDEÑO; el Segundo Jefe, (f.) Luis F.
Hernández; (f.) e! Jefe de Estado Mayor Generar, (f.) Fermín Toro; el Sub-Jefe
de Estado Mayor General, (f) Asisclo Ramírez; (f.) Marcial Azuaje c.; (f.)
Francisco Teodoro Rodríguez c.; (f.) R. Arria Ruiz; (f.) Napoleón Manuitt; (f.)
Cornelio Olivares; (f.) Lino H. Luzarde; (f.) Pedro Cachutt; (f.) Isaías Bello; (l.) A.
J. Delgado Gómez; (f.) Francisco Melián Rojas; (f.) R. Ballesteros Silva; (f.)
Alejandro Pacheco; (f.) Bernardo .S. Vallinete; (f) Polidoro Cuervo; (f.) E. Apunte
H.; (f.) Marcos Porras; (f.) A. Riobueno Ruiz; Miguel Mirabal A.; (f.) Julio Delgado;
(f.) Manuel M. Mirabal Yanabe; (f.) Carlos A. Rubio R.; (f.) Cincinato Larralde; (f.)
Angel Domingo Ojeda; (f.) Sixto Perico; (f.) Benjamín Colmenares.
SAN FERNANDO DE ATABAPO, 27 de enero de 1921 Señor General
AlFREDO FRANCO
Sus manos.
Estimado amigo:
176
XVII
BRUJERIAS CON PIAPOCO
177
es hombre de paz, blanco debe hacer algo porque
hombre que no habla se vuelve loco.
178
Desde ese día Candelaria fue la mujer de
Maisanta.
179
la comida, mire que esa india es bellaca.
180
cierta si le habían dado polvos de pico de piapoco
tostado.
181
XVIII
EL TUERTO VARGAS
182
Capitán Hilarión Larralte La Palma, cuyas narraciones son el alma de este
libro
183
Ellos tenían el dinero y de ellos era el comando y
ese día cuando entraron Pedro Pérez Delgado, Roque
Puerta, Julio Olívar, Pedro Fuentes; "Quijada de Plata"
y doce más, sabían que la guerra seguía pero bajo la
jefatura de estos dos.
184
Saltó Maisanta, sable en mano y amonestó
fuertemente a Olívar, diciéndole con energía:
Y Olívar le contestó:
185
-Así sí, señores, la burrita va cogiendo el nado y
cada quien va sabiendo lo que quiere.
186
XIX
UNA PLAZA SEMBRADA DE BUCARES
8 Antes se habían entrevistado con Arévalo en Puerto Carreño, Roberto Vargas, Carmelo París y
Pedro Pérez Delgado, según se deduce en la página 127 del Libro de Mis Luchas, de Emilio Arévalo,
editado en Caracas, Tipografía Americana, año 1936.
187
-A su mando va la mejor tropa de infantería,
general Pérez. Puede escogerla usted mismo, pues se
ha decidido que irá por la Manga en el ataque a
Guasdualito. Y el general Pedro Fuentes por el
chinquero en línea recta -le respondió Emilio Arévalo.
188
Al otro día por la mañana salió el ejército para
Guasdualito, pasando por Cabruta, en líneas paralelas
de hombres por la llanura inmensa.
189
"Maisanta" Pérez Delgado con el pelo de guama
de borlita y la peinilla terciada al pecho por la banda
amarilla, usaba botas y puños de cuero negro
apretándole las piernas. Una blusa blanca abierta en la
cintura mostraba la faja de cuero negro con bordados
rojos y amarillos. Alrededor del cuello llevaba un
pañuelo para defenderse del polvo en las caminatas.
Era de color azul apretado por un anillo "uña de pavo",
adornado con un rubí en montura de oro puro.
190
Teodoro Rodríguez, llamado "El Pelón" por los suyos,
cuando rasgó la sabana el clarinazo de 1 y 13 mandando
a cesar los fuegos.
10 Roberto Vargas se defiende de estas sospechas en su contra en una carta pública para los
otros jefes, que aparece en el Boletín del Archivo Histórico de Míraflores, página 218, volumen
33, año 1964. En ella dice que ordenó detener los fuegos porque eran las 3 de la tarde y la
noche cercana hubiera impedido la persecución al derrotar al enemigo. Además los pertrechos
que eran traídos en carretas de bueyes pesadas y lentas habían tardado en llegar corriéndose
e! peligro de quedar sin balas en e! medio de! combate. Esta carta muestra el estado de
descomposición del mando revolucionario por las intrigas entre los propios jefes.
191
Ese era el abigarrado grupo de hombres que
atacarían a Guasdualito, cuando el 18 de junio en la
tarde acampó en las afueras de la ciudad; orga-
nizándose esa noche el ataque que el 19 por la mañana
11
comenzó a ser realidad.
11 Según Arévalo Cedeño (ob. Cit.) este suceso ocurrió el 21 de junio a las 8 de la mañana.
192
-Ustedes no pelean hasta llegar al Cuartel. Van
machete en mano empujándome los rezagados.
193
LA SAGRADA DE “MAISANTA” Para ser sagrado de “MAISANTA”solo
se necesitaban tres cosas: no conocer el miedo, ser jinete de primera y
no darle asco las cargas a machete.
194
con ellos animándoles con sus gritos:
195
Casi en la esquina de la plaza mataron al coronel
Cincinato Larrate La Palma, un barinés revolucionario,
hijo de un oficial de Ezequiel Zamora que también se
llamaba Cincinato Y hermano de Hilarión, presente en
el asalto.
196
-Aquí, mi general, viéndole su pelea –le contestó
el hombre detrás de la ventana.
197
gusto compartiré contigo, porque no te creía tan
hombre. Con cinco mil como tú, yo estaría en el
Capitolio -le dijo Maisanta soltando la carcajada.
198
XX
SOLO VEINTIDOS HOMBRES
SILENCIOSOS
199
Así pasaron tres días de pelea encarnizada.
200
-¡Mai Santa!, doctor Vargas, si tenemos el
pájaro en la jaula aprovechemos para agarrado.
201
-Deben ser las fuerzas del Estado Zamora, pues
aparecieron por ese rumbo.
202
estaba enjaulado y ahora volará de nuevo. Si
hubiéramos atacado de inmediato, hoy seríamos
dueños del cuartel y con el parque y las municiones
hubiéramos derrotado a Uzcátegui.
203
pronunciar una palabra. Guasdualito quedó atrás y
siguió llamándose Periquera como si fuera recuerdo
perenne por la que se armó esa vez.
204
XXI
LA MORDIDA DE LA CULEBRA
205
Hasta la ironía de Andrés Eloy Blanco se la
perdonaba el Presidente, como sucedió una vez cuando
estaban bebiendo ron y Andrés le preguntó:
206
y fueron para la cárcel por engañar al público
-decía después Vincencio Pérez Soto entre
carcajadas.
207
Al llegar a Elorza, Febres Cordero, quien había
sido nacionalista y viejo amigo de Alfredo Franco, le
dio garantías a este general prometiéndole la vida y la
ciudad de San Fernando como cárcel, bajo su propia
custodia.
208
intermediario para el arreglo fue Alfredo Franco, el
mismo que por primera vez le metió la guerra en el
cuerpo.
209
venezolano, podría pacificar el Apure.
12 El jefe superior de esta invasión era el doctor y general Carmelo París. Andaba también el
general Fermín Toro. Parra Pacheco era el alma y el táctico en el ataque, recomendando siempre
su célebre consejo de viejo guerrillero: "No
210
Era un 12 de mayo de 1922.
se dejen matar inútilmente. Cuando estén copados retírense a tiempo para encontrarse
después en un sitio previamente seleccionado. Prisioneros para La Rotunda, ¡nunca!
Esta invasión fue liquidada después de la retirada de Nutrias en la derrota de Los Galápagos en
tierras del Guárico.
París cayó prisionero en Oriente.
Toro capituló ante e! general Teodoro Velázquez en Manapire. El capitán Fide! Betancourt
siguió los consejos de Parra Pacheco y se escapó una noche. "¡A La Rotunda, nunca!", repite el
viejo capitán cuando termina su narración.
211
La fiebre y la disentería lo tenían postrado en
una cama.
13 Esto le valió al general Carlos Jordán Falcón la reivindicación ante el general Gómez. Desde
.la derrota en Nutrias estaba retirado en su hato. Al saberse el ataque recibió órdenes de
incorporarse al ejército del gobierno, con la jerarquía de su rango. Jordán y el general Sálvano
de Jesús Uzcátegui eran los jefes del coronel Crespo, cuando éste hizo prisionero al general
"Francisco Parra Pacheco.
212
En el calabozo de La Lechuza le pusieron un par
de grillos.
14 El amigo Enrique Medina Febres, nieto del general Isilio Febres Cordero, Presidente de
Barinas para la época, nos afirma que Parra Pacheco no murió en Barinas. Sobrevivió a la
cárcel y murió después en Caracas donde él lo conoció. Además da fe de que por su
ancianidad fue tratado con toda consideración durante su prisión.
213
Y lo llevaron preso ante el doctor Hernán, quien
se justificó diciendo que se rompía el pacto porque
"Maisanta" estaba comprometido con el general Parra
Pacheco y no le avisó al gobierno el ataque a San
Fernando.
214
El Vapor “Alianza” (1917). Uno igual era “El Masparro”, en donde se
sublevó “Maisanta” y “El Amparo”, donde lo llevaron prisionero para
Ciudad Bolívar, años después
215
XXII
CARIBE PECHO COLORADO
15 Fue un 6 de junio de 1922, según telegrama fechado ese día, de Hernán Febres Cordero,
para Juan Vicente Gómez, donde le participaba el hecho. (Boletín Archivo, Histórico de Mira-
flores, pág23, núm. 60, junio 1969).
216
-No se preocupe, general, que bajo mi gobierno
tendrá todas las consideraciones -le contestó a. Pérez
Soto acercándose sonriente, pues en el fondo oscuro
de su alma guerrera admiraba a los valientes.
217
-¡Mai Santa!, cómo hay de gente, qué cara de
hombre tiene el viejo -se decía el Americano cuando se
acercaba.
218
XXIII
CARCEL DE NOCHE NEGRA
219
seboso el sitio donde se acostaba el hombre; el aire
olía a deyecciones mezcladas con vaho de cuerpo sucio.
220
16
16 Para 1909 Apure era un Estado autónomo. El candidato de más opción para ganar las
elecciones a Presidente de Estado era el general Ignacio Avendaño. Cuando Gómez tomó. el
poder de la República nombró al general y doctor José de Jesús Gabaldón, Presidente de
Apure, quien se presentó con un batallón y acabó con las elecciones. Uno de los alzados fue
Valentín Pérez, quien pasó la frontera colombiana y murió en la batalla de los Corrales de Guas-
dualito.
"Dirigía la pelea con un chaparrito en la mano, como si fuera Director de orquesta", nos contó
Hilarión Larrarte, quien "cargaba el tubo de latón con la correspondencia de la revolución,
colgado en el pescuezo", según sus propias palabras. Ese día murió también el coronel Pedro
León Arroyo, segundo en el comando de las fuerzas del gobierno.
221
-Díganme esa vaina, si él hubiera tenido cañones,
como se los ofreció una vez el "tuerto" Vargas.
¡Carájo!, Maisanta no se le hubiera quedado atrás a ese
tal Francisco Villa y al otro Emiliano Zapata, de
quienes tanto se hablaba entonces.
222
que había hecho, no tenía una orientación definida y las
cosas se quedaban iguales cuando terminaba el asalto.
223
mirando a Payara como si no lo hubiera visto nunca.
17 Pedro Pérez Delgado según nuestras indagaciones nació en Ospino en 1875. A los seis años lo
mandaron a estudiar al Estado Lara. . A los dieciséis años se incorporó a la guerra. Murió en el
Castillo Libertador en el año 1929, siendo comandante del mismo el general Dávila.
224
MAISANTA
(Corrido de caballería)
Salió de La Chiricoa
con cuarenta de a caballo,
rumbeando hacia Menoreño
va Pedro Pérez Delgado.
225
Caballo pobre; el arnés de cabuya,
la montura, un cuero de res,
el estribo de soga
entre los dedos del pie.
Y ahora le contaré
por qué lo llaman “Mai Santa”.
Cuando pelea Pedro Pérez Delgado,
en el momento de trabar la pelea,
226
antes de que salga de la funda el machete,
arma los aires con su grito de guerra
y así, en la carga, va gritando el guerrero:
-¡Mai Santa, Virgen del Socorro de Valencia!...
madre Santa dice la gente,
pero Maisanta dice Mai Santa
y las maneras de los hombres
los hombres deben respetarlas.
El Socorro de Valencia
la llaman los que la llaman,
Valencia, la del Socorro,
Valencia de las naranjas.
227
en que se arrugan las almas;
destilan leche de miedo
los pechos de la sabana;
de los turbios horizontes
brotan muertes ensilladas.
Vienen cuarenta jinetes
con muertes desenvainadas.
228
con espinas de limón
y palabras de naranjas…
Y ya sabe, compañeros,
por qué le dicen Maisanta.
229
la valenciana al Callao,
la limeña a Borburata.
Cayeron en Periquera
los hijos de la sabana;
murió Rosario Pabón,
allá va Quijá de Plata;
va de raspa y escotera
la gente de Cuello e Pana;
con Arévalo Cedeño
los llanos cierran la marcha
y en un caballito ciego,
ciego casi, el Tuerto Vargas.
230
los hijos de la sabana,
con dos balazos del diablo
llevan a Waldino Arriaga.
Y Pedro Pérez Delgado
viene preso de Biruaca.
-El catarro sin pañuelo
me agarró -dice Maisanta.
Y la Virgen del Socorro
de Valencia, desmontada,
con espinas de limón
dice cosas de naranja.
231
Madre Santa, envenenado.
Contó mil altoquienvives,
hasta que izaron las dianas;
la sed le pone palmares
en el mirar de sabana.
232
hasta que le suda el agua
y grita:
-Corre, Laguna
que está cargando Maisanta
y la Virgen del Socorro
viene sentada en el anca
con espinas de limón
y palabras de naranjas!
Y ya sabe, compañero,
cómo se murió Maisanta.
233
GLOSARIO
234
MAPORA: Enormes palmeras de tallo redondo.
MARRAMUNSIA: Malos hábitos.
MAUTE: Toro joven de 1 a 2 años.
PELICANAS: Reses negras con apariencia de pelo
canoso.
PELO DE GUAMÁ: Sombrero de terciopelo amarillento
intenso como el pelo del fruto del guamo.
PESA: Sitio donde se distribuye esta carne.
PESERO: Hombre que mata y vende ganado vacuno o
porcino.
PICURIARSE: Sinónimo de escaparse.
PINTAMONEAR: Sinónimo de coquetear.
RUSIO MOSQUEADO: Caballo blanco con pequeñas
pintas negras o marrones.
SARDAS: Reses negras manchadas difusamente de
blanco.
SUELTA: Pedazo de soga con dos lazos en los
extremos por donde se introducen dos patas del
caballo para que no pueda caminar lejos.
TABLETAS: Trozos cuadrados de azúcar y coco o
dulce de panela y coco rallado.
TARTAGUITA: Raya pequeña de terrible punzada
cuando se la molesta.
TERECAY: Pequeña tortuga, similar al galápago y
autóctona del llano.
TOÑECO: Persona consentida o de mucha confianza.
TOPOCHO: Especie de plátano más pequeño y de sabor
235
diferente.
TOTUMO: Arbusto cuyo fruto es la tapara.
TUCO: Pedazo de extremidad que resta de alguna cosa
luego de ser cortada por cualquier motivo.
ZAINO GUACHARACO: Caballo marrón oscuro, casi
negro.
236
JUICIOS
"Maisanta viene a ser, sin duda, uno de esos pocos libros que
llegan a nuestras manos y se leen de un solo tirón, no sólo por
reflejar sus páginas con dramática fidelidad lo que fue la vida
de los llanos a los comienzos del presente siglo, sino por el
relato continuo de hechos tan inverosímiles por su temeridad y
arrojo, como la enseñanza que trae de lo que vale la
experiencia y la zamarrería que utilizó el general Páez, por
aquellos mismos predios" .
237
historia de Pérez Delgado de las mismas fuentes donde
todavía se encuentra y la ha transcrito en el libro, casi en la
misma forma. A su vez el libro es un rico filón para el
trabajo de los narradores que se interesan por hacer
literatura partiendo de nosotros mismos, inspirándose en
nuestros temas, problemas y dramas. Maisanta servirá para
buscar y llegar al meollo de lo que somos".
238
José Vicente Rangel, Diario Ultimas Noticias, Caracas.
239
Martín Cayaunare, Diario Ultimas Noticias, Caracas.
240
Quiero expresar mi agradecimiento a los distinguidos amigos, Raúl
Blonval López, Luciano Valero, Manuel Malaver, Humberto Febres, José
Rivas Rivas, José Esteban Ruiz Guevara, Alexis Márquez Rodríguez,
Néstor Tablante, Víctor León Guevara, José Manuel Franco, Orlando
Araujo, Ramón J. Velásquez, José Giacopini Zárraga, Angel Pérez Pérez,
Carlos Julio González y Federico Brito Figueroa.
241
CRÉDITOS
Equipo Técnico:
242
INDICE
El Autor y su Obra
Por José Giacopini Zárraga…………………………………………………………………………… 02
Dedicatoria ………………………………………………………………………………………………….….. 08
Entre Zamora y Maisanta……………………………………………………………………………… 09
Advertencia ……………………………………………………………………………………………………. 15
Introducción……………………………………………………………………………………………………. 19
I ¡VIVA EL MOCHO HERNANDEZ!.................................................... 26
II ESE MUERTO ES JOAQUIN CRESPO…………….……………………….. 32
III ¿COMO ES ESO DE REVOLUCION?............................................... 46
IV HOMBRE DE A CABALLO…………………..…………………………………………… 55
V ¡PAREN ESA MUSICA!........................................................................ 63
VI MIEL EN TAPARAS…………………………………………………………………………. 67
VII SOLAMENTE REVOLUCIONARIO…………………………….………………… 81
VIII UNA CALMA INQUIETANTE……………………………………………………….. 109
IX LA LUMBRE DE LOS MACHETES…………………………………………………. 115
X VELORIO CON MUERTO AJENO…………………………….…………………… 123
XI LOS MATADORES DE GARZA……………………………………………………… 129
XII ARGUCIAS DEL PRISIONERO…………………………………………………….. 135
XIII ¡PATRIA Y REVOLUCION!……………………………………………………………… 141
XIV EMILIO AREVALO CEDEÑO……………………………………………………….. 151
XV EL SABOR ROJO DE LA GUERRA……………………………………………….. 156
XVI SENTENCIA DE MUERTE PARA FUNES………………………….……….. 162
XVII BRUJERIAS CON PIAPOCO…………………………………………………..…….. 177
XVIII EL TUERTO VARGAS………………………………………………………………….….. 182
XIX UNA PLAZA SEMBRADA DE BUCARES…………………………………….. 187
XX SOLO VEINTIDOS HOMBRES SILENCIOSOS…………….……... 199
XXI LA MORDIDA DE LA CULEBRA………………………………………………….. 205
243
XXII CARIBE PECHO COLORADO…………………………..………………….……… 216
XXIII CARCEL DE LA NOCHE NEGRA……………………………………….………… 219
MAISANTA (Corrido de Caballería) Por Andrés Eloy Blanco………………. 225
GLOSARIO………………………………………………………………………………………………………. 234
JUICIOS…………………………………………………………………………………………………………… 237
CREDITOS……………………………………………………………………………………………………….. 242
244