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El señor Presidente Análisis Literario

El señor Presidente. Novela realizada por el escritor guatemalteco Miguel Ángel


Asturias en 1946. Narra la descripción y denuncia de la dictadura de Manuel
Estrada Cabrera, sanguinario dictador guatemalteco de la primera mitad del siglo
XX y, por extensión de todas las dictaduras latinoamericanas. El autor muestra
aspectos sociales y políticos de Guatemala, la miseria de ese tiempo. Asturias nos
lleva a otra dimensión donde lo mágico con lo real se fusionan y nos entregan esta
increíble novela que le ayudó a ser galardonado con un "Premio Nobel de
Literatura".

Sinopsis
La descripción y la denuncia de las tiranías latinoamericanas han servido de
trasfondo argumental a novelas de gran calidad literaria. El señor Presidente –
inspirada en la figura del guatemalteco Estrada Cabrera– elevó a su máxima
capacidad expresiva esa línea narrativa y lanzó a la fama a Miguel Ángel Asturias
(1899-1974), Premio Nobel de Literatura en 1967. El relato constituye un descenso
a los infiernos a través de la reconstrucción de una atmósfera de pesadilla, forjada
por el ejercicio ilícito del poder y por la omnipresencia de la tortura y el miedo. La
visión esperpéntica de la realidad y el lirismo descarnado logran la transfiguración
de una situación histórica concreta en una realidad literaria autónoma.

Argumento
En 1898 comienza la presidencia de Manuel Estrada Cabrera. Este someterá al
país a un régimen autoritario y será acusado de crueldades con las clases
campesinas y de haber entregado latifundiosa extranjeros para su exportación.
Fue derrocado en 1920. Así, el autor en la obra, narra las crueldades que este
dictador corrupto hizo con laspersonas de su pueblo.
Es la condensación literaria de ese ambiente de círculo infernal. Toda la ciega y
fatal máquina de terror está vista desde afuera. Son como círculos concéntricos
que abarcan toda una sociedad. Los une y los ata el idéntico sentido de la
inseguridad y de la aleatoria posibilidad del mal.

Análisis literario
Desde los mendigos y groseros del portal de la Catedral, que viven en
su pesadilla de miseria y de embrujamiento y que pueden desatar, sin
proponérselo, toda una reacción sin fin que va a torcer los destinos de las más
ajenas y distantes individualidades, hasta la desamparada clase popular,
enredada en el tejido de sus creencias tradicionales, sus reverencias, sus
esperanzas, sus inacabables tristezas, su sentido azariento del destino y su pasiva
resignación, como Vásquez, Godoy, Felina o la Masacuata, para pasar por los
militares de conspiración y burdel y la clase letrada y amenazada de los juristas,
los comerciantes y los dueños de haciendas, como los Canales y los Carvajal,
para rematar en la inestable y constantemente renovada cúspide de los favoritos
del tirano.
Aquellos hombres "de la mulita", Cara de Ángel o el Auditor de Guerra,
condenados a tener más al precio de sentir mayor riesgo y miedo que todos los
otros. Más que círculos concéntricos constituyen una especie de espiral que
dando vueltas sobre sí misma, lleva, en una forma continua, desde los mendigos
hasta el Señor Presidente. Es esa atmósfera enrarecida o sofocante la que
constituye la materia del libro de Asturias. Allí está lo esencial del país de su
adolescencia. Ya nunca más se pudo borrar de su sensibilidad ésa estación en
el infierno.
En “El Señor Presidente” regresa a ella, con distancia de años, para revivir lo
inolvidable de aquella situación. A todos esos personajes nos los presenta en la
inolvidable verdad de su visión de testigo preocupado. Conocemos a Cara de
Ángel, aquel bobo de Velásquez que es el Pelele, con su quejido inagotable de
huérfano de la vida, al general Canales, a sus hermanos abyectos y a la
desventurada Camila, su hija.
Al quien no llegamos a conocer es al tirano. El autor nos presenta desde afuera
aquella figura enteca y malhumorada. No llegamos a asomarnos a su interioridad
o a tratar de explicarlo. Está allí y se mantiene allí por una especie de designio
fatal. No lo vemos decidir, dudar o siquiera maquinar, no nos percatamos de su
manera de andar por entre el sendero de las intrigas, las denuncias, los
falsos testimonios y las maniobras de todos los que lo rodean.
Tal vez el autor quería decir con esto que, en aquella tragedia colectiva, no era lo
más importante la personalidad del tirano, que había uno allí y siempre habría uno
allí, sin nombre, sin personalidad, un "Señor Presidente" producto y efecto de toda
aquella máquina colectiva de inseguridad, desintegración y miedo.
No es fácil conocer y calificar al "Señor Presidente" de la novela. Nos ayuda a
comprenderlo, saber que su modelo histórico fue Estrada Cabrera y que, por lo
tanto, pertenecía más a la familia pintoresca y temible de los dictadores
hispanoamericanos, que a la otra más restringidas y representativas de los
caudillos criollos. No son los mismos y la distinción es importante. Los típicos
caudillos del Siglo XIX fueron la creación social y política que
el mundohispanoamericano dio de sí frente al caos creado por el fracaso reiterado
de las instituciones políticas imitadas de Europa y de Estados Unidos.
Eran hombres de la tierra, de raíz rural, que representaban a una sociedad
tradicional y sus valores que implantaban, instintivamente, un orden patriarcal
animado de un sentido de equidad primitiva y de defensa de la tierra. Todos fueron
dictadores, pero en cambio, muy pocos de los dictadores fueron, en el correcto
sentido de la palabra, caudillos. Los otros dictadores fueron militares o civiles que
lograban por artimañas o por [[[fuerza]] asaltar el poder y mantenerse en él, sin
ninguna forma de legitimidad posible o alegable.
El caudillo, en cambio, representaba una especie de consecuencia natural de un
medio social y de una situación histórica. No era un usurpador del poder, sino que
el poder había crecido con él, dentro de la nación, desde una especie de jefatura
natural de campesinos hasta la preeminencia regional ante sus semejantes, a
base de mayor astucia, de mayor valor o de mejor tino, para terminar luego
teniendo en su persona el carácter primitivo de jefes de la nación en formación. No
de un modo distinto se formaron los reinos de la Europa medieval.

Temas
Principal
“El señor Presidente” (1946) en la que traza el retrato de un dictador de una
manera caricaturesca y esperpéntica pero siguiendo una estructura regida por
la lucha entre las fuerzas de la luz (el Bien, el pueblo) y las fuerzas de las tinieblas
(el Mal, el dictador) según los mitos latinoamericanos. Es un libro de protesta
militante: la descripción de un régimen dictatorial en términos de terror, maldad
y muerte. En las cuatro cadenas de episodios que integran la trama predominan
el miedo y la crueldad.

Secundarios
 El miedo.
 La tiranía.
 La zozobra.
 La desesperación.
 La deserción.
 El revanchismo.
 Fugitivo.
 Falta de los derechos fundamentales de la persona, etc.

Personajes
Principales
 El señor Presidente: era el presidente de la república, no le importaba la
calidad de su gobierno solo la reelección.
 Miguel Cara de Ángel: hombre de confianza del Señor
Presidente, protagonista de la novela.
 Auditor General de Guerra: persona encargada de manejar los crímenes en
la nación, asesino al Mosco por no declarar que el asesino de José Parrales
era Pelele.
 Camila: era la hija del Eusebio Canales, Cara de Ángel se la lleva a la fonda
el "Tus-Tep" y la resguardan de todo lo que pasa.

Secundarios
 Bobo de Velásquez que es el Pelele.
 Don Benjamín.
 Genaro.
 Don Juan.
 Niña Fedina.
 La Masacuata el coronel Prudencio Perfecto Paz.
 Juan Antonio Mares.
 Luís Raveles.
 Nicómedes Aceituno.
 Lucio Vásquez.
 Catarino Regisio.
 El general Magadeo Rayón.
 Alfredo Toledano, muchos más.

Referenciales
 Estrada Cabrera (presidente de Guatemala) Caudillos del siglo XIX.

Espacio y tiempo
 Macrocosmos.Guatemala.
 Microcosmos. Los ambientes del Palacio de Gobierno. El entorno
gubernamental de El Señor Presidente.
 Tiempo cronológico. Se elabora geológicamente en diez años,
desde 1922 a 1932. Y todavía deberá aguardar hasta 1946 para su
publicación. Literalmente vivía con la obra y dentro de la obra. Como en
un clima inescapable o como en una entrada de conquistador. Hablaba de ella,
la rumiaba pacientemente, la salmodiaba, la convertía en relato oral, para
las mesas de la madrugada, o la sentía cambiar y transformarse en un
duermevela alucinado del que no terminaba de salir nunca.
 Tiempo histórico. Se desarrolla aproximadamente en el año 1946 en
adelante.
 Tiempo psicológico. La novela data de los recuerdos del autor en unos 10 a
20 años, durante su niñez.

Técnica Narrativa
El lenguaje
 Lenguaje del autor. El estilo es lírico, con algún pequeño momento de
realismo mágico. Se adapta a cada personaje, por lo que se vuelve algo
dificultoso de leer cuando se trata de conversaciones, ya que muchas de
las palabras que utilizan nos son desconocidas aquí, pero esto no impide
entender el sentido de la obra.
 Lenguaje de los personajes. Es de forma vulgar, empezando por los
pordioseros del portal, terminando con una mejora en caso del personaje Cara
de Ángel y del mismo Señor Presidente.

Apreciación crítica
En la novela se percibe el claro sentido de denuncia contra la crueldad de
los gobiernos autoritarios, y diremos que este hecho que sucedió y aún todavía
existe, fue elaborada a través de la fantasía de la literatura que el autor plasmo de
manera tan real.
El análisis textual revela un compromiso con la historia, pero no se dejan de lado
las formas surrealistas y poéticas de la ilación argumental de Miguel Ángel
Asturias. Sin embargo, son muchos los factores reales del panorama
político social y pone en evidencia circunstancias presentes en la historia
latinoamericana. Se nos presenta, así como innovador de las letras americanas
por su originalidad.

Datos del autor


Miguel Ángel Asturias (1899 - 1974). Autor, diplomático y premio Nobel. Nació
en Guatemala. Sus poemas y novelas, de contenido fuertemente antiimperialista,
le valieron el Premio Lenin de la Paz en 1966 y el Premio Nobel
de Literatura en 1967. La muerte le sobrevino, tras una penosa enfermedad,
en 1974, cuando se encontraba en Madrid (España). Otras obras de Miguel Ángel
Asturias en esta colección: «Leyendas de Guatemala», «Hombres de maíz»,
«Maladrón».

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