Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
UNIDAD I
EL PARAGUAY PRECOLOMBINO
El paleolítico. Parcialidades que habitaron el Gran Chaco
En el Gran Chaco, territorio de bosques claros y montes bajos que se extienden desde la
cordillera de los Andes hasta el Paraguay, a ambos lados de los ríos Salado, Bermejo y
Pilcomayo y sobre la margen derecha del río Paraguay, a la llegada de los españoles, se
hallaban ubicadas varias naciones aborígenes, cuyas condiciones etnográficas eran
parecidas a los habitantes de las praderas norteamericanas.
Los habitantes del Gran Chaco, llamados también pámpidos, eran todos cazadores –
recolectores - pescadores agrupados en numerosas etnias y divididos en seis familias
lingüísticas, aunque similares en muchos aspectos porque pertenecían al período
paleolítico; sus diferencias se hallaban marcadas esencialmente por sus características
culturales y su lengua. Este cuadro nos ayudará a comprender mejor esta división, en las
que figuran las familias lingüísticas y la mayoría de las etnias más importantes.
Familia Etnia Región geográfica
Lingüística
I. Los Guaycurú: Mbayá Ocupaban desde tiempos muy
payaguá, Toba, remotos el área del Gran
Abipon, Mocobi Chaco.
Yaperu,
Guatata.
II. Los Mataco: Chulupí, Vivían sobre el río Parapití y el
Choróti, río Pilcomayo.
Guisnay.
III. Los Cochabot- Lengua, Maká, Zonas de los ríos Bermejo,
enimagá Enimagá. Pilcomayo y Verde
IV. Los Maskoy Machicuy, Zonas de los ríos Montelindo,
Lengua, Maskoy Aguaray guazú hacia el Chaco
Angaité, Central. Sobre los ríos Verde y
Sanapaná, San Carlos.
Sapuqies,
Kashkihá.
V. Los Zamuco Zamuco. En el área más septentrional
Ayoreo, del Chaco y sobre el río
Morocotoca, Otuquis.
Chamacoco,
Timinaha,
Caitpotorales.
Tsiracua,
Guarañona.
VI. Los Chané – Layanás, Tuvieron su hábitat en el Alto
Arawak Charavaná, Paraguay y entre los ríos San
Terenos, Carlos y Yacaré Norte.
Kinikinao.
1
2
Organización política:
No había en el Chaco tribus organizadas, sino solamente agrupaciones mayores o bandas
compuestas de 50 a 200 almas, las que se componían de comunidades familiares. Algunas
parcialidades se organizaban en clanes y el número variaba según el grupo, por ejemplo
entre los Chamacoco eran el del “oso hormiguero”, el del “pato real”, el del “loro” el del
“jaguar”, el del “avestruz”, el del “mono” y el del “carancho”. Estas bandas tenían sus
límites definidos de cazadores o pesqueros, indicados generalmente por los ríos y riachos.
La trasgresión de estos límites significaba una acción bélica.
Los jefes de estas bandas eran esencialmente el hombre más hábil en la caza y el de más
“coraje”. Si perdía estas cualidades, perdía también la jefatura. Gozaban de mayor
prestigio y su cargo pasaba por herencia al hijo mayor. Entre todos sus descendientes se
formaba una nobleza, la que tenía un mayor prestigio en medio de los demás componentes
de la tribu. Entre los toba, por ejemplo, los jefes podían tener varias mujeres y reclamaban
la mayor parte del botín de guerra y además usaban peinados especiales. Sin embargo, en
casos de guerra, elegían otros capitanes, pero era el Consejo de Ancianos quien gozaba
de más autoridad y prestigio político – social. Vigilaba la conducta de los jefes, los
destituía si éstos eran ineptos, establecía alianzas, declaraba la guerra y firmaba la paz
De entre todas las etnias pámpidas, la más aguerrida era la de los Payaguá, muy temidos
por las otras etnias, constantemente guerreaban y también se los consideraban los
piratas del río Paraguay porque robaban las sementeras de los guaraníes. Las causas
determinantes de las guerras entre las etnias eran la violación de límites, venganza entre
familias, robo de animales o de mujeres, niños y niñas. Estos últimos reducidos a la
esclavitud, recibían buenos tratos o se les incorporaban a la tribu.
La sociedad:
Puede deducirse que entre éstos pueblos también existía una estratificación social, teniendo
en cuenta que la primera clase ocupaba el jefe, el Consejo de Ancianos y sus parientes. La
segunda clase era la de los guerreros, cuyo status se adquiría en ocasión de guerras y
enfrentamientos con otras tribus. Sus cargos no son hereditarios pero sus familiares estaban
incluidos en esta clase. La tercera era la de los comunes, aquellos que no eran jefes ni
guerreros, pero por sus méritos tenían el derecho de subir a alguna de las otras clases. Por
último estaban los esclavos, quienes generalmente eran prisioneros y prisioneras de guerra.
La mayoría de los pueblos del Chaco, se basaba en una sociedad patrilineal, aunque los
niños y niñas pertenecían a la familia de la madre. Este principio matrilineal se expresaba
más vigorosamente entre los Chorótis, cuyas mujeres, tal vez por encontrarse en minoría,
ocupaban una posición muy independiente y respetada.
En cada etnia podía apreciarse la libertad que gozaban las jóvenes antes del matrimonio,
motivo por el cual eran muy frecuentes los infanticidios y los abortos provocados y a
consecuencia de ésta última práctica, la muerte prematura de muchas mujeres. Eran ellas
las que elegían a sus maridos, generalmente durante las fiestas en la temporada de
maduración de algarrobo. En estas celebraciones, los jóvenes exhibían sus méritos ante las
muchachas y ellas debían decidir con quien casarse. Una vez celebrado el matrimonio, el
esposo debía servir a los parientes de la esposa, por lo tanto aquel se mudaba a la casa de
ésta. Los Maskoy eran monógamos, mientras que entre los Guaycurú, el novio solicitaba la
mano a la madre de la novia y la llenaba de regalos, pero podían tener varias esposas. Entre
los Chamacoco los aspirantes al casamiento realizaban una especie de escuela matrimonial
cuyos maestros eran hombres y mujeres de más edad. Por otra parte, las uniones políticas
entre los miembros de distintas etnias solían establecerse por medio de las relaciones
matrimoniales.
2
3
Los Chane practicaban las alianzas matrimoniales, se casaban con las mujeres Maskoy y
generalmente trocaban mujeres por mantas. También fueron muy frecuentes las alianzas
matrimoniales entre los hombres Toba y las mujeres Maskoy, conservando cada uno de
ellos su lengua. Otras integraciones mediando los casamientos fueron entre los miembros
de los Guaycurú, los Lengua y los Cochabot.
Una característica social muy interesante de estos pueblos fue también la limitación de la
natalidad, mediante uniones matrimoniales tardías y frecuentes abortos e infanticidios. Los
Mbayá generalmente contaban solamente con uno o dos hijos, los Chané trataban de
mantener la serie de hijos en un turno de 2 varones y una niña y entre los Payaguá era
proporcional el número de hijos de una niña y un varón por familia.
En cuanto a la herencia, en casi todas las tenias los hijos y las hijas heredaban por partes
iguales los bienes de sus padres, animales, esclavos, mantas, adornos, etc.
Economía:
Debido a sus grandes extensiones de terrenos, algunos pantanosos e inundables y otros
muy secos, el Gran Chaco no ofrecía ventajas para el cultivo. Sus habitantes esencialmente
se dedicaron a la caza y pesca, también recolectaban de sus numerosos árboles y arbustos,
alimentos vegetales y materias primas para sus industrias sin necesidad de la “fatigosa
agricultura”, como ellos la llamaban. Comían la médula del caranday – el palmito – las
frutas de la liana – acacia – y preparaban una bebida embriagante del algarrobo y de la
fibra de la hoja del caraguatá, hacían cuerdas para trabajos de malla que en esta región
suplía la cestería. En algunas regiones del noroeste los indios chaqueños cultivaban
mandioca y porotos, plantas que han sido importadas de la región de los Incas. La miel
colectada asiduamente en toda la región proporcionaba un alimento eficaz para todos los
habitantes del Chaco.
Los grupos que habitaban en las cercanías de los ríos se dedicaban exclusivamente a la
pesca. Por todas partes usaban redes sumergibles como redes – barreras con la que los
indios formaban una cadena a través del río. Cuando había poca agua represaban las
corrientes. Como debían permanecer en el agua de pie, usaban unas medias hechas de
cuerdas de caraguatá para protegerse de las mordeduras de las pirañas. La mayoría de las
tribus del Chaco no conocen las embarcaciones a excepción de unas pelotas fabricadas con
fibras que les servía para pasar de una costa a otra. Sin embargo las tribus habitantes de la
región del río Paraguay conocieron unas embarcaciones grandes hechas de troncos en
donde entraban hasta dieciséis personas. Para el transporte de cargas o niños empleaban
cintas o redes.
3
4
Prácticas religiosas:
Los pueblos del Chaco no conocían la existencia de un ser Supremo. La práctica religiosa
se ocupaba casi exclusivamente de los demonios, a los que se atribuyen todos los
fenómenos naturales, enfermedades y muerte. Algunos tenían figuras de niños alados o de
ancianos y vivían en las plantas, piedras o animales. Con excepción de la luna, los demás
astros despertaban poco interés a pesar de las muchas ideas míticas que se relacionaban
con ellos, como por ejemplo entre los Lengua era muy conocida “La historia de la vía
láctea como sendero de los espíritus”.
Indispensables para todas las ceremonias mágicas o religiosas de los indios del Chaco eran
las sonajas de calabaza y los tambores de ollas llenas de agua, cuyos sonidos ahuyentaban
a los espíritus. Por ese motivo se oían estos instrumentos de día o de noche durante la
temporada de grandes pescas y de la madurez del algarrobo. La mayoría de estas tribus
mataban a niñas, niños, ancianas y ancianos enfermos por temor que se conviertan en
espectros maléficos.
Artesanía
Todos los Chaqueños eran paleolíticos y por ende en un principio, carecieron de cerámica.
Las influencias de sus vecinos cultivadores ejercieron en una rápida adopción de esta
artesanía, cuya función fue sencillamente utilitaria. Entre ellos, el cántaro para transportar
agua era la era la expresión más importante de su alfarería. La fabricaban con o sin asas.
Ciertos rasgos elementales de las ollas nos indican la influencia de la cerámica andina.
Otras ollas también servían para la cocción de alimentos, para guardar frutos o raíces y
también para tambor. Fabricaron también pequeñas vasijas y escudillas.
Como utensilios para la preparación de alimentos y para trabajos técnicos, como
escaseaban las piedras se empleaban quijadas de palometas, valvas de conchas y puntas de
hueso, además fabricaban cuchillos, raspadores y punzones de madera muy dura.
El arte de tejer de las tribus del Chaco se basó principalmente en los trabajos de malla con
cordones de caraguatá, por medio del cual se hacían redes de carga, morrales cuadrados y
redecillas.
4
5
El presente cuadro nos aclara mejor la distribución de las etnias más importantes y sus
correspondientes Guaras a la llegada de los españoles.
Familia Etnia Región geográfica
Lingüística
Carió o Carios Entre los ríos Tebiycuary y
Manduvirá
5
6
Organización política:
Cada 50 a 60 familias se hallaban agrupadas en grandes chozas comunales, construidas
de troncos, ramas y techos de paja. Estas recibían el nombre de tapýi. Tres a cuatro
tapýi formaban una tava, la que se hallaba protegida exteriormente por empalizas. El
conjunto de varias tava formaba una nación o pueblo. Cada tava era comandada por un
jefe o cacique llamado mburuvichá el cual era electo por un consejo de ancianos que
tenía la facultad de resolver los casos de peligro que atentaban contra la comunidad, sus
decisiones debían ser acatados por el cacique, pero el verdadero poder radicaba en el
shaman. En caso de guerra, los ancianos de la tribu elegían a un guerrero más
distinguido, para conducirlos.
Es interesante señalar que todos los pueblos aborígenes del Chaco y de los guaraníes
tenían un shaman. Este era una especie de sacerdote o hechicero que suponía tener
poderes sobrenaturales para sanar enfermos, adivinar e invocar a los espíritus. Era el
intermediario entre las divinidades y el pueblo. Entre los guaraníes estos shamanes de
llamaron payé.
Al jefe guaraní lo sucedía su hijo mayor, a menos que hubiera otro más fuerte en la
familia. En algunas pocas ocasiones también, estos jefes fueron sucedidos por sus hijas
mujeres.
Las tavas que albergaban a las familias, eran completamente independientes unas de
otras y solo se unían para hacer la guerra a un enemigo común, es mas, los indígenas
tenían completa libertad para abandonar su tava y unirse a otra, siendo quizá ésta una de
las razones por la que los guaraníes no hayan llegado a estructurar una organización
política mas fuerte.
Organización social:
La sociedad guaraní era patrilineal, nucleados en familias en donde el padre era la
máxima autoridad. El parentesco se transmitía solo en línea paterna razón por la cual los
varones no podían contraer matrimonio con las hijas de sus hermanos pero sí con las de
sus hermanas.
Los matrimonios eran concertados por los padres cuando los hijos eran pequeños pero
para que puedan celebrarse era obligatorio, para el varón, haber participado en una
guerra y para la mujer llegar a la pubertad momento en el cual era rapada y tatuada en el
vientre y los pechos, una vez crecido el pelo y cicatrizada las heridas eran entregadas al
esposo.
Si bien por lo regular, eran monógamos, pero cuando los medios de subsistencia lo
permitían los varones podían tener varias esposas, especialmente los caciques recurrían
a esta práctica debido a que con frecuencia las otras tribus les obsequiaban mujeres con
quienes se unían en matrimonio sellándose así una alianza basada en el parentesco.
Una particularidad muy interesante y que difería con las costumbres de los chaqueños
fue que los guaraníes rechazaban el aborto. Por otra parte, no permitían el incesto y el
adulterio. También respetaban a los ancianos y tenían muy en cuenta los consejos de las
ancianas.
La división de las edades entre los varones y las mujeres de casi todas las naciones
guaraníes igualmente resulta muy peculiar. Hasta los 7 años a los niños se los llamaba
“cunumí”, de 7 a 15 años “mitá”, de 15 a 25 “mitá – cariay” y “caraí”, a los hombres
que pasaba los 25 años. A los 45 años era un “tuyá” un anciano, no en el sentido de
vejez, sino porque había llegado a poseer toda la sabiduría a esa edad.
La mujer recibía las siguientes denominaciones: mitakuñá era el nombre que utilizaba
para referirse a las niñas, kuñataí decían a las adolescentes, kuñacarai a las señoras y
guaimí a las ancianas.
6
7
7
8
El cráneo descarnado era puesto por la punta de una lanza y lucia como trofeo a la
entrada de la tava.
El relato de un cronista que llegó a estas tierras en el siglo XVI, describe con detalles la
antropofagia practicada por los indígenas guaraníes. Algunos párrafos de su obra dicen:
“No lo hacen por hambre, sino por gran odio hacia el enemigo. Cuando
combaten se gritan unos a otros”.
“Cuando traen a sus casas a los enemigos, las mujeres y los niños los abofetean.
Después lo adorna con plumas pardas, les cortan las pestañas, danzan alrededor
de ellos y los amarran...”
Señalan el día del sacrificio e invitan a los guerreros de las otras aldeas para
que vengan a participar del rito.”
En el mismo día lo pintan y adornan el palo con que luego lo matan. Sacan al
prisionero de la cabaña y encienden fuego a sus pies y un guerrero exhibe el
garrote con el que luego lo mata. Lo descuartizan y cocinan sus miembros y
luego lo comen. De los intestinos las mujeres hacen un caldo que beben con los
niños...”.
“Cuando todo está acabado vuelve cada uno para su casa y lleva una parte
consigo...”. “Esto lo vi y lo presencié”.
Staden, Hans. Verdadera Historia y descripción de un país de salvajes y
desnudos, feroces y caníbales.
La economía:
La caza, la pesca, la recolección y la agricultura eran actividades normales en la vida de
estas comunidades. En cuanto a la caza, ella era realizada en forma individual o
colectiva, poseyendo los cazadores una gran cantidad de amuletos que les ayudaban a
tener éxito y al igual que la pesca era exclusividad del varón. Pescaban usando sus arcos
y flechas o arpones, también las redes fueron de gran utilidad en este menester. La
recolección era una labor preferentemente desarrollada por las mujeres quienes,
recogían casi todos los tipos de frutas, raíces, semillas, granos, etc.
Para el cultivo, los guaraní preparaban las tierras para sus siembras casi siempre en el
bosque; utilizando el método de desmonte y quemazón conocido como “el rozado”,
utilizaban el “Ybyrá jhacuá”, consistente en una estaca puntiaguda endurecida a fuego
para perforar la tierra a los efectos de sembrar los granos. Conocieron el maíz en sus
cinco variedades; seis variedades de batatas; el curapepé, el andaí, el tayao, el cumandá,
la pacobá, el manduví, el pety, el mandiyú con capullos blancos y rojizos. También el
tacuapí que les servía para astas de sus flechas. Elaboraron el Ca-á que consumían en
infusiones.
No se sabe por qué procesos agrícolas obtuvieron 24 variedades de la mandió,
originariamente venenosas, pues contenía arsénico, de ahí su nombre Yuca, pero que
ellos la trataron de tal forma que servía juntamente con el maíz el principal alimento
para de toda la familia guaraní.
A más del palo de sembrar, utilizaban como herramientas, azadas de madera o piedra y
hachas de piedra. Luego de cinco o seis años de cultivo, los guaraníes consideraban que
los terrenos se hallaban agotados y los abandonaban en busca de mejores tierras.
La cultura guaraní, además alcanzó en botánica, en zoología, en medicina y en
agricultura, alturas insospechadas. Convertidas ya en patrimonio común de la
humanidad, se hallan más de 20 principales plantas medicinales. Conocían también la
técnica de hibridación vegetal consistente en el cruce de las diferentes variedades de
plantas y el método para conservarlas puras.
8
9
La religión:
Los guaraníes no tenían mucho apego a las cosas materiales, a las glorias terrenales, a la
prosperidad económica debido a que para ellos lo realmente importante era la vida
después de la muerte.
Creían en un ser supremo, creador de todo cuanto existe en el universo y no ocupaba un
lugar, no tenía forma ni nombre; por ello es que los guaraníes no tenían ídolos y no
vieron la necesidad de construir templos. No existía una casta sacerdotal, como tenían
los incas o los aztecas, ya que la vivencia religiosa era muy personal.
Pensaban que los niños eran enviados por el dios creador y si era varón, era hijo del
padre y siendo mujer, de la madre. Las personas eran buenas o malas por naturaleza.
El mito de la creación:
Sus creencias sobre: el principio y el fin del mundo, el fuego, la aparición del hombre y
del lenguaje así como la implantación de la agricultura tenían su origen en ricas
mitologías.
Existían una serie de dioses creadores. Algunas etnias consideraban al dios más
importante a Ñanderuvusú (nuestro gran padre) y su esposa, que también fue la primera
mujer Ñandesy (nuestra madre). Otros grupos reconocían a Tupá el dios del trueno y
creador de todas las cosas existentes sobre la Tierra. Sin embargo, muy difundida entre
varias parcialidades, fue la creencia en Moñan, un ser sin comienzo ni fin, que después
de crear, el cielo, la tierra los pájaros y los animales, creó a los seres humanos y fue
también el destructor de la primera humanidad en expiación de sus faltas. Moñán salvó
a Yry-magé de esta destrucción y de él desciende Maire-Moñá, el que enseño a los
hombres a distinguir las plantas buenas de las malas pero, muy pronto los hombres y las
mujeres olvidaron esto y lo enviaron a la hoguera de donde ascendió a los cielos
convertido en una estrella y puede volver a destruir el universo tal como lo hiciera
Moñán.
Pero el auténtico civilizador es Sumé, hombre blanco y con barba que les enseñó el
cultivo y el uso de la mandioca y de otros productos como la yerba mate, la que
consideraban con atributos mágicos. También de la familia de Moñán, era Mairé Pochy
que personificaba al sol.
Los shamanes llamados también payé poseían grandes poderes sobre el resto de los
habitantes de la tava y como tales eran temidos y respetados. Se los creían capaces de
curar enfermedades de provocar las lluvias, de enviar la muerte y aun resucitar a los
muertos. Trataban con los espíritus de quienes obtenían sus poderes. Algunos
profetizaban la pronta destrucción del universo y provocaban grandes migraciones de
pueblos enteros en busca de la tierra sin mal donde estarían resguardados del desastre.
Antes de partir, celebraban grandes danzas hasta que el paye señalaba el rumbo a seguir.
Estos movimientos religiosos fueron las causas principales de la gran expansión
guaranítica.
Los guaraníes se sentían rodeados de una infinidad de espíritus a los cuales temían ya
que podían causar enfermedades; impedir las lluvias, necesarias para las siembras;
provocar las derrotas en las guerras, etc.
Cultura material.
Los bienes utilitarios o materiales, tenían por objeto satisfacer las necesidades
primarias de la vida, sostener el área de su expansión guerrera y hacer la vida más
llevadera.
Los valores utilitarios de las diferentes etnias guaraníes, que para el criterio de muchos
antropólogos y antropólogas son los signos más significativos de su civilización, fueron
rudimentarios, pues su vida generalmente nómada, no les dio oportunidad de edificar
9
10
10
11
Conocimientos:
Los conocimientos en materia de botánica fueron superiores a los que tuvieron los
demás aborígenes americanos. Las aplicaciones medicinales de diversas plantas son
utilizadas en la actualidad y la lengua guaraní despues del griego y del latín es la que
más denominaciones ha proporcionado en las ciencias naturales.
En cosmografía, conocían el ciclo de las estaciones e identificaban a la mayor parate de
los astros que eran visibles y sin el auxilio de ningún intrumento.
No conocieron la escritura pero si sabían contar de uno a diez y para referirse a los
números superiores utilizaban la repetición.
La lengua guaraní es rica y musical y constituye uno de los más importantes aportes de
la cultura guaraní, ha subsistido como medio de comunicación entre todos los habitantes
del territorio ocupado por ellos y constituye en el presente uno de los factores
aglutinantes de la nacionalidad paraguaya.
11
12
La armada de Mendoza partió del puerto de San Lúcar de Barrameda en agosto de 1535, en
catorce naves y más de mil quinientos expedicionarios. Integraron el mismo hidalgo,
personalidades de renombre, a más de un médico, un cirujano, boticarios, sacerdotes,
labradores y un gran porcentaje de soldados. La expedición arribó el río de Solis, conocido
ya como el Río de la Plata, en enero de 1536.
Los límites territoriales otorgados a Mendoza según las capitulaciones eran inmensos.
Al norte llegaban hasta cerca del Río Amazonas; al oeste desde las posesiones de
Almagro y Pizarro, 220 leguas sobre el Océano Pacífico; al este, la línea de Tordesillas
y al sur las costas de Tierra de Fuego.
12
13
conjunto cuatro naciones; una se llamaba los Querandí, otra los Guaraní, la tercera
los Charrúas y la cuarta los chana-timbú. Era su intensión darnos muerte, pero el
Dios Todopoderoso no les concedió tanta gracia aunque los susodichos indios
quemaron nuestro sitio.
Algunos de ellos llevaban el asalto y los otros tiraban sobre las casas flechas
encendidas. Sus flechas están hechas de caña y encendidas en la punta (...), quemaron
también cuatro barcos. Pero se retiraron cuando recibieron el impacto de nuestra
artillería. Todo esto ocurrió el día de San Juan”.
Schmidl, Ulrich. Derrotero y Viaje al Río de la Plata y Paraguay. Ediciones Napa.
Asunción, 1983
La escasez de alimentos hizo que el Adelantado comisionara a varios de sus oficiales a
las costas del Brasil en busca de los mismos, mientras que con igual propósito enviaba
a su lugarteniente Juan de Ayolas a remontar el río Paraná. Acompañando a Ayolas iba
Domingo Martínez de Irala, hidalgo nacido en 1506 en la ciudad de Vergara. Juntos
fundaron el fuerte de Corpus Christi el 15 de junio de 1536. Agobiado por la
incertidumbre que presentaba la conquista, pero por sobretodo la falta de comestibles,
consignó también Mendoza, a su hermano Diego a explorar la región del delta del Río
de la Plata, pero, este contingente fue atacado por los naturales pereciendo un buen
número de españoles, entre ellos el propio Diego de Mendoza.
Ante tal situación Ayolas, luego de su regreso a Buenos Aires, convenció al
Adelantado, quien se hallaba postrado por una grave enfermedad, para que se trasladase
hacia el fuerte recientemente fundado. Mendoza así lo hizo, dejando a Francisco Ruiz
Galán al frente de Buenos Aires.
En las proximidades de Corpus Christi fundó otro fuerte, el de Buena Esperanza y
despachó a Ayolas para que arribara el río Paraná y tratara de internarse en las regiones
en las que, presumiblemente, se encontraban las fabulosas riquezas.
Como su salud empeoraba, y no encontraba mejoría para las llagas que minaban su
cuerpo, el Adelantado decidió regresar a España, pero murió durante la travesía. Antes
de partir, Mendoza nombró a Ayolas gobernador interino en su reemplazo, pero como
éste no volvía de su viaje al norte, comisionó a Juan de Salazar de Espinosa que
acudiese en su ayuda.
Fundación de Asunción
La mayoría de los historiadores e investigadores coinciden en que la fundación de la
Casa Fuerte de Nuestra Señora de la Asunción fue realizada por Juan de Salazar de
Espinoza el 15 de Agosto de 1537.
Una historiadora villarriqueña, Clotilde Bordón, la primera mujer que escribió un texto
de historia en el Paraguay, nos relata el episodio.
“Juan Salazar de Espinoza, alistó en el puerto de Buenos Aires unas naves para llevar
a cabo una expedición al Norte, en seguimiento de Ayolas, que había ido en busca
del Dominio del Rey Blanco.
Salazar salió de Buenos Aires (15 Enero de 1537), llevando como Lugarteniente a
Gonzalo de Mendoza; tocó el puerto de Buena Esperanza, luego tomó rumbo al norte
y arribó en una hermosa bahía, enfrente de Itá- Pytá Punta, lugar poblado por gentes
hospitalarias, quienes acudieron con víveres a prestarles auxilios.
En todas partes a los españoles esperaban el golpe de la flecha homicida, traiciones y
emboscadas. Aquí, al contrario fueron bien acogidos.
El cacique Carduarez (o Carduaraz) entabló relaciones amistosas con los españoles,
y, en prueba de gratitud por la afable y cordial acogida, aparte de la buena situación
de aquel lugar, Salazar prometió a los guaraníes fundar allí un fuerte a su regreso.
Partieron los blancos de la bahía, dirigiendo sus naves al norte, exploraron el río
13
14
Paraguay ante la vista de sus nobles y hospitalarios amigos (los guaraníes, que
pensativos les seguían la pista hasta perderse en el lejano horizonte sin saber a qué
atenerse, pues ignoraban el porvenir que les atraían aquellos blancos formidables).
Las naves iban deslizándose sobre las aguas hasta perderse de vista de los guaraníes,
quienes se quedaban a aguardar el regreso.
En Candelaria, había quedado Irala a aguardar a Ayolas. Cansado de esperar se
dirigió unas 40 leguas al norte en donde se encontró con Salazar, poniendo término a
una separación de varios meses. Ambos jefes, bajaron hasta Candelaria y resolvieron
seguir al sur. Irala venía con el propósito de reparar sus naves averiadas y Salazar
con el fin de cumplir su compromiso. El 15 de Agosto de 1537, Salazar de Espinoza
echó los cimientos de la ciudad de la Asunción, construyó una casa fuerte que fue el
principio de la capital de la conquista (la casa era de forma cuadrada con dos
torreones, rodeada de fosos y palizadas).
Terminado el trabajo, Salazar se dispuso seguir el viaje al Sur para dar cuenta de sus
actos, dejó una pequeña guarnición (30 hombres al mando de Gonzalo de Mendoza),
y para asegurar la amistad y estabilidad de los españoles embarcó a los hijos
primogénitos de los Caciques.
No habiendo hallado al Adelantado dio cuenta de su cometido al comandante de
Buenos Aires, Francisco Ruiz Galán, quien entusiasmado por el relato hizo un viaje a
la Asunción en busca de víveres; Ruiz Galán llegó a la Asunción en compañía de
Salazar, e hizo su viaje de regreso a Buenos Aires, después de haber reconocido
aquel lugar; llegó en momento oportuno, porque se necesitaba de víveres, y, a la vez
se reclamaba su presencia, pues los caracarás, con sitiar Corpus- Cristi, habían
comprometido seriamente la existencia de la conquista”
Bordón, Clotilde, Historia del Paraguay. Talleres Gráficos El Arte. Asunción, 1928
14
15
15
16
Habiendo sabido que Juan de Ayolas y toda su gente habían vuelto a Candelaria y que
fueron muertos por los payaguás traidoramente, regresé a la fortaleza”
Después de este viaje y con la certeza del fallecimiento de Ayolas, Irala se dispuso a
organizar la ciudad.
El Capitán Vergara como comúnmente lo llamaban, por el nombre de la localidad en
donde había nacido, pudo poner a prueba sus cualidades y en su carácter de mandatario,
probó su pericia en la administración de la provincia
Como primera medida en 1541, Buenos Aires fue despoblada y concentró toda la
población en Asunción, la que fue dividida en solares otorgados a los oficiales
españoles. Ese mismo año el 16 de setiembre, erigió el Cabildo de Asunción, suceso que
tuvo una extraordinaria importancia ya que según las leyes españolas, establecían
fundamentalmente que la ciudad quedaba fundada como, tal solamente después de tener
Cabildo. El rey Carlos V, envió un escudo de armas.
Las primeras uniones hispanoguaraní
Cuando llegaron los conquistadores al Paraguay, no comprendieron el valor que los
guaraní daban a las mujeres, recordemos que ellas trabajaban en el kokué y servían
como valor de cambio.
Cuando Ayolas e Irala remontaron el río Paraná y el Paraguay, al llegar a la altura de
Lambaré, fueron enfrentados por los indios de la zona. Irala les disparó desde su
bergantín con un pequeño cañoncito sorprendiendo a los indígenas quienes corrieron
despavoridos. En consecuencia el cacique les ofreció cuatro doncellas (considerando la
valorización que éstos tenían de sus mujeres), para mediar una negociación entre los
extraños –europeos que llegaban a sus dominios. Irala y los demás españoles no
entendieron esta actitud y tomaron a las doncellas como objeto sexual, pensando que los
indios daban a sus mujeres en son de paz y no con el valor que en realidad ellas
poseían.
A partir de este episodio, todos los cronistas opinaron que los indios cambiaban mujeres
por un puñal, por pieles o por comida y los historiadores posteriores escribieron acerca
del “poco valor” que tenían las mujeres indígenas.
Irala, luego de la fundación de Asunción, tomó varias mujeres, hijas de los principales
caciques y los demás conquistadores siguieron su ejemplo.
En 1542 llegó el 2do. Adelantado, Alvar Núñez Cabeza de Vaca y con el también arribó
al Paraguay el sacerdote Martín González de Paniagua, quien se escandalizó de la forma
en que vivían los españoles con las mujeres indígenas, escribió una extensa carta al Rey
diciendo “los menos tienen cuatro a cinco hembras” y agregaba que esta parte del Río
de la Plata se había convertido en el “Paraíso de Mahoma”. Estas uniones licenciosas
por parte de los españoles con las indígenas, continuó durante varios años.
Sin embargo, varios documentos del Archivo Nacional de Asunción en la Sección Civil
y Judicial, a partir de 1560 atestiguan casos de denuncias por amancebamientos. Ya fue
ilícito el unirse libremente sin casarse, inclusive los nativos eran encarcelados o
pagaban grandes multas, al igual que los europeos, si vivían en concubinato y peor aún
si eran descubiertos en adulterio.
El segundo Adelantado
El 12 de Marzo de 1542, llegó el segundo Adelantado del Río de la Plata, don Alvar
Núñez Cabeza de Vaca, quien introdujo los primeros 26 caballos y yeguas.
El Adelantado realizó expediciones al Chaco, las que resultaron un fracaso. A su
retorno, los oficiales partidarios de Irala invocaron la Real Provisión del 12 de setiembre
de 1537 y lo derrocaron en 1544. Encerrado en una prisión por varios meses, fue
enviado a España en una nave, llamada “Comuneros” construida en los astilleros de
16
17
Asunción. Esta fue la primera reacción de los españoles contra la autoridad designada
por el rey. A raíz de esta destitución se originó una guerra civil.
Mediante la citada ley y por la simpatía que gozaba en la ciudad, Irala fue electo como
gobernador por segunda vez en reemplazo del destituido Adelantado. El gobernador
sofocó la 1a guerra civil que se había declarado en Asunción, valiéndose de su ingenio y
de ciertas medidas enérgicas.
Las rancheadas
Desde la instalación de toda la población española en Asunción, se destacaron las
prácticas desordenadas de las rancheadas. Estas consistían en la enajenación de mujeres
y en la matanza brutal de los varones. La saca de mujeres de sus poblaciones era
costumbre corriente en los primeros años de la conquista. Ranchear significaba saquear
y los españoles gozaron de esta libertad para cometer estos hechos vandálicos.
Un gran número de mujeres fueron concentradas en las primeras chacras españolas
situadas en los alrededores de Asunción. Ellas sirvieron como criadas y concubinas de
los españoles. Fueron las madres de los primeros mestizos, adquirieron gran valor
como brazo útiles para los trabajos agrícolas y como trueque. Los conquistadores
cambiaban mujeres por caballos y especialmente por ropas, ya que esta constituía el
artículo más escaso en la primera economía asuncena.
Es probable que las uniones libertinas entre españoles y mujeres guaraníes hayan
llegado a su fin cuando sucedieron los matrimonios de las hijas de Irala con los
capitanes españoles
Matrimonios de conveniencia
En 1552, Irala descubrió una conspiración que en su contra estaban preparando los
antiguos partidarios de Alvar Núñez. El gobernador mandó apresar a los sublevados y
cuando los iba a fusilar, el sacerdote Francisco de Andrada, amigo suyo, le aconsejó que
los bravos capitanes que iban a morir podían serles útiles, convirtiéndolos de enemigos
en parientes y además de perdonarles la vida, lo ayudarían en sus labores políticas.
El padre Andrada deseaba terminar con el libertinaje que los españoles cometían con las
mujeres indias y aconsejó al gobernador que sus hijas mestizas correrían la misma
suerte de sus madres y parientes nativas. En consecuencia, Irala concertó la boda entre
los cuatro capitanes rebeldes con sus adolescentes hijas mestizas. Isabel contrajo
matrimonio con Gonzalo de Mendoza. Marina con Francisco Ortiz de Vergara.
Ginebra, se casó con Pedro de Segura y Ursula con Alonso Riquelme de Guzmán.
La importancia de la lengua guaraní
Otro papel importante cumplido por las mujeres del Paraguay colonial fue la
transmisión de la lengua guaraní a sus hijos mestizos.
Las mujeres paraguayas han jugado un rol fundamental en la transmisión de la lengua
guaraní, como base femenina del mestizaje. El idioma guaraní, símbolo de orgullo y de
identidad para todos los paraguayos, el dulce idioma de la madre, ha sido frecuentemente
humillado, asociado al atraso, objeto de innumerables atentados, como prohibiciones de
uso durante los dos siglos de vida independiente El guaraní, en el presente, es considerado
como lengua oficial del país, juntamente con el español, a partir de la Constitución de 1992
y es de enseñanza obligatoria recién desde la Reforma Educativa establecida en 1993.
La resistencia indígena
Los indios no fueron tan dóciles, ni amigables como se supone durante el período
colonial. Entre 1539 y 1680, los españoles tuvieron que soportar 37 enfrentamientos
armados con los guaraníes.
Entre 1540 y 1543, los indígenas de la zona del Jejuí volvieron a rebelarse, bajo la
dirección de los caciques Tabaré y Guacany. Se rehusaron a entregar víveres a los
17
18
18
19
19
20
20
21
21
22
misma, vendían sus cargos. La corruptela fue común en esos siglos pues la corona
cobraba un impuesto por las ventas de los oficios públicos.
El candidato a gobernador era propuesto por el Consejo de Indias y confirmado por el
Rey. En algunas provincias hubo excepciones. En el Paraguay, la Real Provisión citada
se utilizó en varias oportunidades para elegir Gobernador, tal fue el caso de Hernando
Arias de Saavedra, el primer gobernador criollo. Otras veces para despojarlos del poder
ante el autoritarismo e injusticia que muchos de ellos ejercieron contra criollos e
indígenas.
Según la importancia militar o estratégica de cada jurisdicción territorial, esta se
denominaba Capitanía General o Provincia Menor. Las primeras, al mando de un
Capitán General, estuvieron respaldadas por fuertes guarniciones militares. Eran las
provincias fronterizas o expuestas a ataques de los enemigos de España. Las otras, por
lo general no tan peligrosas por acciones bélicas se hallaban comandadas por un
gobernador. El Paraguay fue una provincia menor, pero el cargo del gobernador fue el
de Capitán General, por el título heredado de Mendoza.
4) El Cabildo: Sus orígenes se remontan a la Península Ibérica. Eran organizaciones
municipales que fueron desarrollándose a lo largo de toda la Edad Media. Ya en
América cumplieron funciones de carácter administrativo, policial, sanitario, judicial y a
veces, económicas. Regían la vida de los centros urbanos. Lo integraban dos o más
alcaldes, el síndico procurador, el alférez real, el fiscal ejecutor, oidores y regidores,
estos cargos en los primeros tiempos de la colonia eran electivos pero con el correr del
tiempo y por razones económicas fueron vendidos al mejor postor.
Los alcaldes de primer y segundo voto tenían a su cargo la administración de la justicia
en los asuntos de menor cuantía. El alcalde de primer voto reemplazaba al gobernador
en caso de ausencia o muerte. Presidía el Cabildo, el cual no podía reunirse sin la
presencia de uno de los alcaldes.
El alférez real era el encargado de portar el estandarte real en las ceremonias públicas.
El fiel ejecutor se encargaba de custodiar la exactitud de las pesas y medidas empleadas
por los comerciantes, vigilaba la limpieza de los mercados y los precios de los
productos.
Entre las atribuciones más importantes del Cabildo figuraban las de dictar ordenanzas
para el gobierno de las ciudades, accionar como policía urbana, distribución de tierras,
construcción de puentes y caminos.
Existieron dos clases de Cabildos: a) El Cabildo de españoles: asentado en las
ciudades y villas españolas, cuyas sesiones podían ser cerradas u ordinarias, en las que
sólo participaban sus integrantes y extraordinarias o abiertas, las que se convocaban
cuando la ciudad o la provincia corría peligros graves. De esta sesión participaban todos
los españoles. b) Cabildo de indios: establecido en la mayoría de los pueblos de indios
que se hallaban a cargo de los misioneros. En ellos, los caciques ejercían el mando
como únicos Alcaldes. Otros funcionarios indígenas fueron el alguacil y el regidor.
Todos estos empleos eran controlados por los religiosos.
Los Cabildos fueron instituciones que otorgaban categoría de Ciudad a las Fortalezas y
a las Casas Fuertes, erigidas por los conquistadores.
5) Las audiencias: Fueron instituciones de carácter judicial y no tenían atribuciones
políticas. Ejercieron las funciones de Tribunales de Justicia. De acuerdo a su ubicación
adquirieron diferentes categorías. a) Las Audiencias Virreinales: se hallaban en las
grandes ciudades del virreinato; en México, en Lima. Posteriormente en Bogotá y
Buenos Aires. b) Las Audiencias Pretoriales: situadas en las capitales de las
Gobernaciones Mayores y el Presidente de la misma era el capitán General. c) Las
Audiencias Subordinadas: Eran de menor categoría y se hallaban subordinadas a la
22
23
Audiencia Virreinal más próxima. Sólo algunas provincias fueron sedes de esta clase de
Audiencia, como en el caso de la de Charcas, subordinada a la Audiencia virreinal de
Lima.
Funcionarios de las Audiencias fueron los Oidores, Procuradores, Jueces pesquizadores
y Defensores. El Paraguay dependió inicialmente a la jurisdicción de la Audiencia de
Charcas; hasta la creación del Virreinato del Río de la Plata.
Además de sus funciones estrictamente judiciales, aconsejaban a los virreyes y
capitanes generales actuando como Consejo de Estado, resolvían los conflictos
suscitados entre las autoridades civiles y eclesiásticas, intervenían en todo lo
relacionado con la protección de los indígenas y cuando el cargo de Virrey quedaba
vacante por cualquier circunstancia, ocupaban provisionalmente ese empleo hasta que la
corona nombrase al nuevo Virrey.
6) Organismos de Control: España controlaba a sus funcionarios a través del juicio de
residencia, organismo al cual debían someterse todos los magistrados al término de sus
funciones. La corona ejercía permanente vigilancia sobre sus subordinados, a través de
otras autoridades superiores como la visita y la pesquisa.
Las clases sociales
La población hispanoamericana fue el resultado de tres grupos sociales distintos: los
aborígenes o indios, naturales de América; los blancos o europeos y sus hijos
americanos llamados criollos y los negros traídos del África como esclavos. Del cruce
entre los diferentes grupos humanos nacieron los mestizos.
En primer lugar de esta clasificación social se hallaban los españoles, conocidos
también como peninsulares, gachupines o chapetones. Desempeñaban las principales
funciones públicas y religiosas y estaban por encima de los otros grupos sociales.
Los nacidos en América de padres españoles recibían el nombre de criollos y, en la
escala social estaban por debajo de los españoles. Se dedicaba preferentemente a la
carrera militar o al comercio. Eran hacendados, maestros o artesanos. Podían acceder a
los cargos en el Cabildo.
Mas abajo en la escala social se hallaba el mestizo, fruto de la unión entre el español y
la india. El mestizo se dedicaba a las labores del campo como jornalero o peón y de
albañil o carpintero en las ciudades. Si era necesario se alistaba como soldado en las
milicias provinciales. También podían ingresar al clero. Las mestizas generalmente
trabajaban en oficios serviles en casas de las familias españolas o criollas. Según el
lugar donde vivían, estos mestizos se llamaron mancebos de la Tierra, (Paraguay);
guaso, (Chile); llanero, (Colombia y Venezuela); gaucho, (Argentina y Sur del Brasil).
Los hijos de las uniones entre blancos y negros, fueron los mulatos. Los descendientes
de las mezclas entre indios y negros fueron los zambos.
Los indios, constituían otra clase social, dieron a los españoles sus tierras, sus
productos agrícolas, sus conocimientos botánicos y medicinales, su trabajo, su idioma,
sus propios hijos y estuvieron sometidos a su servicio bajo un régimen llamado
encomienda.
Por último se hallaban los negros, cuya condición era la de la esclavitud. Trabajaban en
las minas y plantaciones.
Los peninsulares que colonizaron las Indias
Se ha escrito que España en un principio, envió a Indias la peor gente ya que para las
primeras expediciones se autorizó la venida de personas con no muy buenas
reputaciones, para completar el personal necesario para las armadas. Pero cuando los
europeos conocieron de las inmensas riquezas existentes en estos lugares se procedió a
una rigurosa selección de los expedicionarios, que inclusive alcanzó a las órdenes
religiosas.
23
24
24
25
condición de libres y vasallos de la corona debían, al igual que los demás españoles,
pagar un tributo a la corona, hecho impracticable debido a que los nativos carecían de
los medios económicos para cumplir con dicha obligación.
Así surgió una de las instituciones más discutibles del régimen colonial: la
encomienda.
La encomienda no fue un instrumento nuevo ideado para la Indias, pues durante la
Edad Media, las personas libres debían “encomendarse a un señor” para que éste los
protegiera, así nació el sistema feudal. Los españoles basados en este régimen
implantaron en tierras americanas el mismo sistema medieval, pero con algunas
diferencias.
Ante la imposibilidad de pagar tributos en moneda y la necesidad de explotar las ricas
tierras, los indios debían trabajar bajo las órdenes de los conquistadores.
Este sistema fue utilizado por primera vez en La Española y se difundió por todo el
continente. El encomendero debía cristianizar al indio, es decir enseñarle la fe católica,
vestirlo, educarlo y alimentarlo. El indio, por su parte debía obedecer al español y no
podían mudarse de sus casas.
La encomienda revistió dos modalidades: la yanacona y la mita. La primera era una
institución por la cual los indios eran entregados a los españoles para ser peones o
sirvientes. Por ley se estableció que los yanaconas eran personas libres, razón por la cual
no podían ser puestos al servicio de nadie sin su consentimiento, pero en la práctica, la
realidad era muy distinta. Una derivación de esta clase de encomienda era la naboria,
una categoría integrada por criados domésticos en situación de dependencia.
La mita, palabra de origen incaico que significa turno. Esta debía cumplirse por un
periodo de diez meses, generalmente en las minas de plata. Su excesiva dureza provocó
la muerte de muchos indios y aunque según las leyes, éstos debían percibir un salario
por sus trabajos, pero en la práctica, debido a un sistema de pequeños adelantos el indio
siempre resultaba deudor y estaba obligado a pagar con su trabajo. La mita era una
verdadera esclavitud disfrazada.
Leyes protectoras de los indígenas
La condición del indio produjo azarosas disputas en la sociedad española, por un lado
estaban quienes pensaban que los mismos carecían de las facultades intelectuales
capaces de permitirles vivir como cristianos civilizados, que eran inferiores en todo y
por ende destinados a la esclavitud. Sin embargo, otro grupo defendía la situación del
indígena, bregando incansablemente por demostrar a la sociedad de su tiempo que los
indígenas eran virtuosos y que solo esperaban ser educados “en el conocimiento del
verdadero Dios”.
Las leyes de Burgos y la Leyes Nuevas
Con mucho esfuerzo, un dominico Fray Antonio de Montesinos y el franciscano
Bartolomé de las Casas obtuvieron de la corona española la promulgación de las leyes
que protegiesen a los naturales. Las primeras en ser dictadas fueron las Leyes de
Burgos en 1512 que ponía una solución transaccional a la discusión planteada
creándose el régimen de las encomiendas, mediante la cual se entregaban a los
conquistadores cierta cantidad de naturales a su servicio y cuidado, imponiéndoseles
estrictas obligaciones para con ellos. Esta legislación no puso fin a las discusiones ya
que en la práctica los encomenderos esclavizaron a los indios. Fray Bartolomé de las
Casas continuó pregonando a favor de los naturales y el Rey Carlos V en respuesta
promulgó las Leyes Nuevas en 1542.
Esta nueva legislación restringió enormemente el régimen de las encomiendas
provocando graves disturbios en Perú y México, donde los encomenderos lograron
25
26
reimponer el sistema, aunque debieron aceptar sus obligaciones de instruir a los indios y
enseñarles la fe católica.
La defensa que Las Casas realizó a favor de los indígenas, motivó a la corona
introducir los negros en América. A partir del siglo XVI en casi todas las expediciones
llegaba también gente de color en calidad de esclavos. Posteriormente, en virtud del
comercio triangular, España e Inglaterra introdujeron miles de negros que trabajaron en
las minas, en las plantaciones de algodón, caña de azúcar y tabaco. Casi todas las
provincias marítimas contaban con mercados de esclavos. Fueron famosos los de Cuba,
de Santo Domingo, Cartagena, de Colombia, de Bahía, (Brasil) y el de Buenos Aires.
En todo el continente, la esclavitud fue considerada como un patrimonio personal. Eran
vendidos en forma particular como hoy día se vende o se compra un mueblo u otra cosa.
Los precios variaban de acuerdo a la edad, el sexo y el estado físico, además se debía
pagar un impuesto que el gobierno cobraba por esta transacción. El esclavo recibía el
nombre de “pieza”.
Una pieza de negro valía unos 500 pesos, una pieza mujer, fuerte y aun en edad de
procrear, tenía un precio de unos 330 pesos. Los niños o las niñas variaban entre 100 a
200 pesos. Un esclavo anciano, sólo valía 60 pesos.
En el Paraguay no existió nunca mercado o trata de esclavos, pero en cambio los
comerciantes introdujeron esporádicamente varias piezas procedentes del Brasil o de
Buenos Aires.
Existe una total falta de precisión de los nombres que designan las mezclas de sangre
negra, blanca e india. No se dio en el Paraguay el rigor en las denominaciones aplicadas
en otros lugares a los distintos grados de mestizaje. Al fruto de la unión de negro y
blanco se designó mulato o pardo. Existieron otras denominaciones como la de tercerón,
cuarterón, quinterón, octavón, tente en el aire, salto atrás etc.
Como aporte cultural de esta minoría africana en el Paraguay, podemos señalar las
fiestas de Cambá la Mercé que perduró hasta hace poco tiempo y coincidía con la de la
Virgen de las Mercedes, el 24 de Setiembre. También las fiestas del Rey Mago San
Baltazar en San Lorenzo y en Capiatá.
Como hemos señalado, en el Paraguay también vivieron los diferentes grupos humanos.
Según una estadística de la población colonial paraguaya, realizada en 1570, arrojaba
las siguientes cifras:
Blancos (españoles y criollos) ---------------------- 3.000 personas
Mestizos (mancebos, mulatos y zambos) --------- 3.000 personas
Indígenas -------------------------------------------- 250. 000 personas
Un siglo más tarde, disminuyó la población indígena de forma considerable, pero
aumentó la blanca y mestiza. Antes de terminar la centuria, los aborígenes que poblaban
la región Oriental se hallaban sometidos a los españoles bajo el régimen de las
encomiendas o reducidos en las misiones franciscanas y jesuíticas.
La Economía Colonial
Los monarcas españoles controlaron estrictamente la economía de sus colonias y con
ese propósito establecieron el monopolio de Puerto Único. De acuerdo a este sistema
comercial, las mercaderías que debían enviarse a Indias se embarcaban en un solo
puerto español. Durante los siglos XVI y XVII, Sevilla ejerció este monopolio.
Solamente dos veces al año zarpaban los barcos de este puerto con destino a América.
Venían en convoy o flotas, escoltados por buques de guerra para defenderlos de los
piratas, bucaneros y corsarios.
Los piratas fueron aventureros de distintos orígenes que asaltaban a los galeones
españoles, tanto de los que venían de Sevilla o los que transportaban oro u otros
bienes desde Indias. Francia, Inglaterra y Holanda apoyaron estas acciones con el
26
27
propósito de destruir el poderío español en las Antillas. Estos piratas, según sus
actividades se llamaron bucaneros, término proveniente de la carne seca o bucán de la
que se alimentaban los franceses en La Española. Estos formaron un poderoso
ejercito que se refugiaba en la isla de la Tortuga y de allí asaltaban las poblaciones
costeras. En un principio fueron franceses, pero más tarde se agregaron ingleses,
holandeses e italianos e irlandeses. Los corsarios se hallaban directamente amparados
por los monarcas de sus respectivos países. La reina Isabel I de Inglaterra nombró
caballeros a varios de ellos, como a Francis Drake y Henry Morgan.
El convoy proveniente de Sevilla se separaba en Santo Domingo: una parte de la flota
seguía hasta Vera Cruz, en Nueva España y la otra hasta Portobelo en Panamá. En estos
sitios se realizaban grandes ferias o mercados para venderse los productos. En Portobelo
esperaban los comerciantes de Nueva Granada (actual Colombia y Venezuela), del
Perú. Terminadas las ferias que duraban cuarenta días, regresaban estos comerciantes
por los caminos reales con sus mulas cargadas de lienzos, sedas, encajes, perfumes,
alhajas y herramientas. También se usaba la ruta del Pacífico hasta los puertos del Perú
o Chile. En Potosí, (Alto Perú) se adquirían los artículos que, después de pasar por
Tucumán o Córdoba, llegaban a Santa Fe o Corrientes y, por fin, al Paraguay.
Un viaje tan largo encarecía enormemente el costo de los artículos, y por las mismas
razones, la exportación de los productos americanos. Solamente el oro y la plata tenían
bodega segura en los galeones que regresaban a España.
El Paraguay, que no tenía salida al mar, sufría numerosos impuestos y tasas:
El almojarifazgo del 2½ por ciento sobre las importaciones; la alcabala del 4% de las
ventas y contratos; la sisa, sobre las pesas y medidas de los productos; el estanco del
tabaco, la sal y otros artículos; el arbitrio para mantener una milicia para la defensa de
la provincia. Todo esto sin contar los otros impuestos a que estaba sujeto el simple
colono, entre ellos, el tributo pagado por cada indio que tenía a su servicio. También
se pagaba un impuesto por la venta de los empleos públicos, mencionados
anteriormente; las derramas que eran contribuciones voluntarias para el tesoro real; los
diezmos, se pagaban para el sostenimiento de la Iglesia, etc.
Tantos impuestos y tasas perjudicaron al comercio paraguayo y favorecieron el
contrabando. La Colonia del Sacramento fundada en 1680, era el centro de operaciones
de los buques portugueses, ingleses y holandeses que se llevaban yerba, algodón, cuero,
oro y plata.
Recién a fines del período colonial, España abrió al comercio libre, estableciendo once
puertos peninsulares y veinticuatro americanos. Entre éstos últimos estaba Buenos
Aires. La medida llegó tardíamente, porque los excesivos impuestos instituidos por casi
tres siglos habían dado suficiente fundamento a los colonos para que reaccionasen en
contra el absolutismo económico implantado por España en sus posesiones americanas.
El gobernador criollo
Hernando Arias de Saavedra nació en Asunción en el año 1564, consagrándose a la
milicia desde muy temprana edad, fue electo gobernador interino en 1592, siendo el
primer criollo en ocupar tan alto cargo en Indias, correspondiéndole en tal carácter la
realización de diversas obras públicas.
En 1598, muerto el gobernador Juan Ramírez de Velazco, volvió a ocupar la
gobernación por expreso mandato del pueblo, ratificado por la autoridad del Virrey del
Perú. Este segundo interinato fue suspendido al ser nombrado como gobernador Diego
Rodríguez de Valdés quien falleció en 1602 y Hernandarias ocupó nuevamente el cargo
de gobernador.
Entre los hechos más resaltantes de este nuevo periodo de gobierno, figura la
promulgación de unas ordenanzas a favor de los indios en el año 1603. Propició
27
28
Ordenanzas de Alfaro
El presidente de la Audiencia de Charcas comisionó a don Francisco de Alfaro a visitar
las provincias de Tucumán, Cuyo, Buenos Aires y Paraguay, con el propósito de
enterarse del buen funcionamiento de las encomiendas. En 1612, Alfaro dictó en
Asunción las Ordenanzas que llevan su nombre. Sus principales disposiciones señalaban
cuanto sigue:
a) Se suprimía el trabajo servil de los indios,
b) Estos no podían ser trasladados a mas de una legua de distancia de sus residencias,
c) Se declaraba nula la compraventa de indios,
d) Se le facultaba al indio elegir a su patrón pero no podía trabajar para el mismo por
mas de un año
e) El indio debía abonar una tasa anual de cinco pesos como vasallo de la Corona, si no
contaba con efectivo, esta suma debía ser pagada con los frutos de la tierra o con
trabajos no menores a treinta días,
f) Se reglamenta la mita, señalándose que el salario no podía abonarse en especie y en
caso de enfermedad, el mitayo debía ser atendido por sus patrones.
Esta Ordenanza fue muy resistida en el Río de La Plata y el Paraguay, pero fueron
aprobadas por el Rey en 1618.
La División de la Provincia.
En 1615, Hernandarias fue nuevamente nombrado gobernador. Este periodo al igual
que los anteriores, fue de progreso y trabajo por el engrandecimiento de la región y es
también uno de los más recordados porque durante el mismo se llevó a cabo la división
territorial de la provincia del Paraguay. Desmembración que sistemáticamente era
solicitada desde 1545 debido a la enorme extensión, hecho que dificultaba su gobierno.
La sugerencia de Hernandarias era la formación de dos gobernaciones: la del Paraguay
y la del Guairá. La primera la integrarían Asunción, Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes
y Bermejo; la segunda, las tres ciudades del Guaira, Villa Rica, Ciudad Real y Santiago
de Xeres. El virrey del Perú Marques de Montes Claros consideró que seria mejor
incluir Asunción con las ciudades del Guairá, moción que fue aprobada por el Rey
Felipe III en 1617. De esta manera, el Paraguay quedó convertido en una Provincia
mediterránea, iniciándose su decadencia, pues el centro de las actividades políticas y
económicas se trasladó a Buenos Aires.
Este acontecimiento marcó definitivamente la conclusión del período de conquista e
iniciándose el de la colonia en la provincia del Paraguay.
28
29
UNIDAD IV:
Desde los primeros días de la conquista hispana en el Paraguay, los religiosos se
hicieron presentes. Al principio en forma esporádica, pero más tarde llegaron las
órdenes religiosas estableciendo reducciones y dedicándose a la labor evangelizadora de
los indígenas. Al Paraguay llegaron varias de estas misiones entre ellas figuran
La Orden Mercedaria
La Orden de Nuestra Señora de la Merced, fue probadamente la primera en enviar
religiosos a la cuenca del Río de la Plata y el Paraguay. Después de la fundación de
Asunción, los mercedarios establecieron un convento, donde trabajaron con gran celo
apostólico los frailes Juan de Salazar y Juan de Almazan, quienes presenciaron la
fundación del fuerte asunceno. Fundaron el primer convento erigido en estas comarcas
llamado San José del Paraguay.
Los mercedarios no realizaron labor misional, de conversión y catequización de los
indígenas, pues se dedicaron preferentemente a la enseñanza y a la asistencia espiritual.
En Areguá fundaron una capilla con una gran chacra y hacienda atendida por negros y
mulatos.
La Orden de los Jerónimos
Los sacerdotes de esta orden llegaron al Río de la Plata y al Paraguay con la expedición
de Pedro de Mendoza. En Asunción se dedicaron activamente a la labor de
evangelización de los indígenas. Cuando en 1544 se produjo el derrocamiento de Alvar
Nuñez, los frailes Jerónimos se pronunciaron a favor de éste, motivo por el cual
abandonaron la Provincia en la misma carabela “Comuneros” que llevaba de regreso a
España al depuesto Adelantado. Casi no se registraron hechos de su actuación por el
breve tiempo de su estadía.
Los Dominicos
Los primeros frailes dominicos llegaron a la ciudad de Asunción con el Obispo Alonso
Guerra, en 1583. Erigieron un convento llamado Santa Catalina Virgen y Mártir, en las
cercanías de la bahía. Posteriormente, en el siglo XVII, trasladaron el mismo en el sitio
que había ocupado la Casa de Recogidas y Huérfanas, hecho que motivó un molesto
problema con Obispo Tomás de Torres, quien también pertenecía a la misma orden.
Asimismo, los dominicos se establecieron en el interior de la provincia fundando una
capilla, chacra y estancia en Tavapy, - actual ciudad de San Roque González - con
numerosos negros y pardos
La Orden Franciscana
El portador de la varias veces citada Real Provisión, don Alonso Cabrera había
transportado en su expedición a los primeros franciscanos, ellos fueron los frailes
Bernardo de Armenta y Alonso de Lebrón, quienes quedaron en la costa brasileña de
Santa Catalina. Allí fueron recogidos por el adelantado Alvar Nuñez Cabeza de Vaca,
y los trajo a la Asunción en 1542. Dos años después, regresaron a España.
Con la expedición del adelantado Ortiz de Zárate, llegaron en forma ordenada con el
propósito de establecerse en la provincia
Entre los franciscanos más ilustres que llegaron a estas tierras, sin lugar a dudas fue el
padre Luis de Bolaños. Este fue el primer misionero que aprendió el guaraní para
mantener una relación más amigable con los indígenas y ganar su afecto. Tradujo a
esta lengua un Catecismo de la Doctrina Cristiana, aprobado por un Concilio Provincial
reunido en Lima en 1583, y por el Sínodo reunido en Asunción en 1603.
En el siglo XVI, con ser aún muy escaso el número de misioneros y muy pobres los
recursos, las dispersas reducciones eran atendidas ya por no pocos frailes criollos y
mestizos formados en el primitivo seminario establecido en la Asunción por el
29
30
30
31
Todos los edificios eran protegidos por amplios corredores para que pudiesen transitar
los días lluviosos. Cada población albergaba entre 3.000 a 7.000 indígenas.
Interna: Cada reducción estaba gobernada generalmente por dos jesuitas, a veces por
tres si el pueblo contenía más habitantes. El cura Rector o Paí Tuyá era el principal, el
Paí Miní o Sotacura, era el doctrinero y ejercía la función de despensero. Era el
encargado de distribuir los alimentos a la población.
La educación misionera
Tenían acceso a la educación, sólo quienes más tarde serían sacerdotes, alcaldes y
regidores o médicos. Los niños y jóvenes aprendían a leer y a escribir y por lo general,
éstos eran los hijos de los caciques y de los indios principales. Las escuelas se
encontraban en todas las reducciones pero, con la particularidad de que el idioma
utilizado era el guaraní.
El colegio de Asunción
La compañía de Jesús fue creada con el propósito de defender la fe católica contra la
Reforma Protestante, de allí la alta preparación intelectual de casi todos sus integrantes.
Cuando Hernandarias solicitó la venida de la congregación, tenia en sus planes la
creación de un centro de enseñanza superior teniendo en cuenta que no se podía crear
una Universidad por falta de rubros que siempre sufrió la provincia.
Apenas asentados los jesuitas, el gobernador solicitó al Provincial Padre Diego de
Torres que enseñasen a los hijos de españoles, donando él mismo tierras para el sustento
del Colegio. El Cabildo cedió una parte de la plaza pública para asiento de la citada
institución. El Colegio de Asunción, comenzó a funcionar en 1610 con unos
cuatrocientos alumnos.
El trabajo comunitario.
La tierra era distribuida en tres categorías: el tupa mbaé, de cuyas utilidades cubrían los
gastos del culto, de viudas, ancianos y huérfanos, en ellas el indio debía trabajar por lo
menos tres veces a la semana. El taba mbaé, cuyos productos pertenecían a la
comunidad y el aba mbaé, parcela cultivada por los jefes de familia. Mientras los
varones trabajaban en las chacras las mujeres quedaban en las casas para dedicarse al
hilado y al tejido que una vez terminados, pasaban también al dominio comunitario para
su posterior distribución.
El ganado, también pertenecía a la comunidad, al igual que los arados, las azadas y los
demás implementos utilizados para la labranza que una vez finalizada la jornada, se
depositaban en los almacenes. Tan poderoso era el sentido comunitario que todos
participaban en la apertura y en el mantenimiento de los caminos y en la reparación de
templos y de casas, sin que nadie percibiera un salario por realizar dichas tareas.
Es importante señalar que los guaraníes no conocían la propiedad privada y que entre
ellos no existían los bienes personales.
Un célebre sacerdote jesuita se refiere al sistema comunitario de las misiones,
expresando lo siguiente:
“Con este sistema de tierras publicas y privadas, los guaraníes podían compararse a
las abejas, todas las cuales tienen su propia miel, su vivienda y su alimento, pero solo
después que elaboraban el panal común y concurrieran al trabajo colectivo en el
campo y en la colmena” Peramás, José Manuel. “La república de Platón y los
Guaraníes”. Buenos Aires, 1946
La vida en las misiones
Los jesuitas reglamentaron estrictamente la vida de los indios. Desde el nacimiento
hasta la muerte estaba minuciosamente ordenada en dos gruesos volúmenes conocidos
como Araporuaguiyeihaba que significaba “Del recto uso del tiempo”
31
32
32
33
33
34
34
35
35
36
36
37
La hija de Juan de Mena, doña Lorenza Mena viuda de las Llanas se vistió de blanco
en homenaje a la memoria de los dos revolucionarios caídos expresando lo siguiente:
“no debe llorarse muerte por tanta vida ofrendada a la patria”.
En julio de 1733 fue nombrado un nuevo gobernador, Agustín Manuel Calderón de
Ruyloba, quien en sus primeros actos de gobierno, exteriorizó sus simpatías hacia la
causa de los jesuitas, hecho que bastó para que los comuneros volviesen a aglutinarse
en Atyrá, Tobatí, Altos, Itá y Yaguarón. Además, ante estas actitudes, gran parte de
las milicias gubernamentales, se pasaron a las filas revolucionarias. En pleno campo
de batalla, en las cercanías de Pirayú y manifestando “Viva el Rey, muera el mal
gobierno”, los comuneros mataron a Ruiloba. Se había llegado al extremo de
asesinar a un gobernador que representaba al Rey de España. Acto seguido, los
revolucionarios invocaron una vez más la Real Provisión del 12 de setiembre de
1537 y proclamaron al Obispo de Buenos Aires, Fray Juan de Arregui como
Gobernador de la provincia, un valeroso franciscano que había defendido desde el
púlpito la causa comunera. Sin embargo, muy poco tiempo el obispo gobernó la
provincia, dejó el mando en manos de los rebeldes para dirigirse a su sede episcopal.
Por otra parte, el Virrey de Lima ordenó nuevamente a Bruno Mauricio de Zavala
que viniese a someter a la insumisa provincia del Paraguay. Para ese propósito
organizó un poderoso ejército y solicitó el concurso de 6.000 indios misioneros. Los
revolucionarios habían concentrado sus disminuidas fuerzas en Tavapy, pero la
ausencia de una jefatura enérgica, sumada a las ambiciones personales, el bando
revolucionario cayó en una completa anarquía. Los líderes más caracterizados
consideraban insostenible la situación y ante el avance de Zavala decayó el fervor
popular. Anuladas las posibilidades de resistencia, los comuneros fueron derrotados
en marzo de 1753. Así terminó la gran revolución comunera que ocasionó graves
consecuencias para la provincia del Paraguay.
Las consecuencias
Zavala dispuso medidas extremas contra la provincia, entre ellas:
1. La muerte por horca y descuartizamiento de varios comuneros, y el destierro con
la confiscación de sus bienes a otros rebeldes.
2. Dictó una sentencia declarando que la Real Provisión del 12 de septiembre de
1537, nunca estuvo en vigencia y que su uso siempre había sido ilícito, pues no
se hallaba asentada en la Recopilación de 1680.
3. Ordenó la cesantía de los Corregidores del Cabildo, vinculados con los
comuneros, y llenó los cargos vacantes con los partidarios de Virrey.
4. Decretó la prohibición absoluta de reunión o junta de personas en cualquier lugar
de la Provincia, bajo pena de ser declarados conspiradores y condenados a la
pena capital y pérdida de bienes.
5. La obligación de todas las personas de cualquier sexo, calidad o estado, de acatar,
respetar y reverenciar las Ordenes Reales, con advertencia de severos castigos.
Los lamentables resultados de la Revolución Comunera del siglo XVIII, se
proyectaron por muchos años. A las drásticas medidas dictadas por Zavala se sumó
en 1739 el mandato de la Audiencia de Charcas de restaurar el Puerto Preciso en
Santa Fe, mediante el cual los barcos paraguayas eran obligados a desembarcar a
mitad de camino. Las mercaderías eran gravadas con altos impuestos y obligadas a
ser transportadas en carretas hasta Buenos Aires. Todas estas sanciones sometieron
económicamente a la provincia.
La doctrina de la Revolución
El gran movimiento del siglo XVIII se inició a causa de la designación de Diego de
los Reyes de Balmaceda como Gobernador, pero el verdadero origen radicó en la
37
38
38
39
39
40
Tordesillas, que llegaba hasta el río Uruguay, el río Paraná y el río Paraguay. En la
práctica el acuerdo consagraba la entrega de los siete pueblos jesuíticos de la banda
izquierda del río Uruguay, pues éstos quedaban dentro de la nueva jurisdicción
portuguesa, al norte del río Ybicuí.
La concesión territorial cedida a Portugal, despertó gran indignación, especialmente en
el Río de la Plata, en donde los jesuitas por todos los medios hicieron escuchar su voz
de protesta, sobretodo porque fueron notificados a abandonar sus reducciones con todo
el fruto de su trabajo, cuyos materiales no podrían trasladar tan fácilmente, pues estos
implicaban cultivos, yerbales y estancias. A más del elemento humano y animal que
abarcaban unos 30 mil indios, 600 mil vacunos, 500 mil caballos y mulas. El abandono
de extensas zonas de yerbales naturales, ricas praderas para el ganado, tierras aptas
para la agricultura y asentamiento para los pueblos además de la facilidad para las
comunicaciones, representaba una desventaja y un inmenso perjuicio, tanto para lo
jesuitas como para el comercio hispano.
La Guerra Guaranítica.
Los sacerdotes de la Compañía de Jesús y los indígenas se pronunciaron contra el
despojo a que fueron sometidos, y peor aun por la entrega de tantos bienes, producto de
sus esfuerzos. Las concesiones del Tratado dividieron a los jesuitas en dos grupos; unos
que por obediencia estaban dispuestos a acatar y proceder al traslado de los pueblos y
otros rebelados, instaron a los indígenas a resistir al invasor portugués. El principio de
subversión se difundió de pueblo en pueblo y, aunque no contaban con un armamento y
organización adecuados, se enfrentaron a una operación militar conjunta compuesta por
las tropas hispano- portuguesas. Luego de sangrientas batallas, las fuerzas insurrectas
comandadas por el aborigen, Capitán Sepee, fueron aniquiladas en 1756. Los jesuitas y
los guaraníes que siempre habían defendido a las autoridades hispanas y demostrado su
lealtad hacia la corona, fueron duramente castigados aun por los propios españoles. No
obstante, a las tantas pérdidas territoriales y humanas sufridas por España, los
portugueses no devolvieron la Colonia Sacramento. Recién durante el reinado de Carlos
III, se recuperaría gran parte de las jurisdicciones usurpadas por la corona de Portugal.
Gobierno de Carlos III
Carlos III, hijo de Felipe V y hermano de Fernando VI, ocupó el gobierno español en
1759. Es el representante más genuino del despotismo ilustrado español. De carácter
sencillo y austero, estuvo bien informado de los asuntos públicos. Fue consciente de su
papel político y ejerció como un auténtico jefe de Estado.
Rodeado por un equipo de asesores italianos, llevó a cabo una serie de reformas
inspiradas por el principal de ellos, el Marques de Esquilache, las que provocaron un
amplio descontento social, tanto en la metrópoli y en las colonias.
Otros ministros de Carlos III, fueron el Conde de Aranda, el Marqués de
Floridablanca y el Marques de Campomanes, quienes impusieron una serie de
medidas administrativas como el pago de impuestos sin distinción de clases. Por su
parte, el clero recibió continuos ataques a su inmunidad. Se limitó la autoridad de los
jueces diocesanos y se redujeron las amortizaciones de bienes. Además se dispuso la
libertad del comercio del trigo y la modificación de ciertas costumbres populares,
como por ejemplo el uso de capas largas y sombrero redondo de anchas alas, que
favorecían la impunidad de los delitos, propiciada por Esquilache. Esta orden, sumada
a la estrechez de malas cosechas, motivó motines callejeros. La revuelta se agravó con
el incendio de la casa de Esquilache y en consecuencia, Carlos III tuvo que dictar una
serie de medidas como el exilio de su asistente, autorización para que todos se
vistieran como quisiesen y rebaja de la venta del pan.
40
41
Los jesuitas fueron acusados de haber instigado a la masa popular en Madrid, contra
Esquilache y además, de la rebeldía que se produjo en los pueblos misioneros con
motivo del Tratado de Permuta, que desembocó en la guerra guaranítica. La acción
desencadenó una campaña contra la Compañía de Jesús y se los culpó también de toda
clase de delitos cometidos en el Paraguay contra los colonos y de intentar un
predominio por encima de la Corona. El ministro portugués, el marques de Pombal, se
encargó de difamar a la Compañía de Jesús por toda Europa, acusándolos de poseer un
poder muy independiente que atentaba contra monarquía española y de querer crear un
reino propio e incluso la pretensión de atentar contra la vida del Rey Carlos III. Este,
influenciado por su Ministro, el conde de Aranda, decretó el 27 de febrero de 1767 la
expulsión definitiva de los jesuitas de todos sus dominios americanos.
Expulsados los religiosos, los indios no retornaron a la selva, como se temía, pero los
pueblos de las antiguas Misiones comenzaron a declinar y a debilitarse. La codicia e
ineptitud de los administradores españoles que reemplazaron a los jesuitas no
permitieron continuar la obra civilizadora. Sólo les interesaba descubrir las enormes
riquezas, que supuestamente habían enterrado los misioneros, antes de su expatriación.
Nada de eso fue hallado y se dedicaron entonces al substraer todo lo valioso de los
monumentos religiosos, de la platería y de los ornamentos de las iglesias. Sin embargo,
no desaparecieron completamente ni los talleres ni las escuelas, pero se perdió su
antiguo esplendor y en consecuencia, la población de las misiones se redujo
sensiblemente y la inmensa obra emprendida por los jesuitas a inicios del siglo XVII,
sufrió un serio deterioro.
El Tratado de San Ildefonso
Este tratado constituye el último capítulo del largo litigio colonial hispano portugués,
firmado el 1º de Octubre de 1777, mediante el cual España recuperaba un extenso
territorio comprendido entre el Océano Atlántico y el río Uruguay, incluyendo a los
siete pueblos misioneros. Sus principales cláusulas señalaban:
1º) Portugal cedía a la corona española la Colonia do Sacramento
2º) Se estipuló que la navegación por el Río de la Plata y el Uruguay y los terrenos de
las dos márgenes, pertenecían exclusivamente a la Corona española.
3º) España cedía a Portugal parte de la laguna Merín y tierras en el Amazonas y
Devolvía la Isla de Santa Catalina. En cuanto a los límites entre Paraguay y Brasil,
se mantuvieron los del tratado de 1750. No obstante los portugueses no respetaron este
acuerdo. Violando los límites jurisdiccionales, avanzaron hasta el Igatimí, desde
donde posteriormente fueron expulsados por el Gobernador del Paraguay, Agustín
Fernando de Pinedo.
Reformas de Carlos III en Río de la Plata y en el Paraguay.
Con el fin de recuperar el poderío naval y militar, completamente arruinado tras la
guerra de los Siete años, en que España se alío con Francia en contra de Inglaterra,
Carlos III necesitó incrementar los impuestos y para ello aumentó el comercio con
América habilitando nuevos puertos. Para el efecto, promulgó el Reglamento de
comercio libre entre España Indias en 1778. Esta medida completó las reformas
comerciales destinadas a impulsar la expansión económica. Se autorizó el comercio
directo entre trece puertos de España y veinticuatro puertos americanos, entre ellos
Buenos Aires, por donde entraban los productos destinados al Paraguay.
Esta medida económica fue acompañada con otras de carácter político como la creación
del Virreinato del Rió de la Plata en 1776 y de las Intendencias y Gobernaciones
Militares en 1782.
El Rey pensaba que la región del Río de la Plata constituía una extraordinaria unidad
geográfica y sí se lo transformaba en una unidad política, contendría eficazmente las
41
42
invasiones portuguesas. Por medio de una ley dictada el 11 de agosto de 1776 creó el
Virreinato del Río de la Plata.
El nuevo virreinato comprendía los actuales territorios del Paraguay, Bolivia, Uruguay,
Argentina, Río Grande del Sur y Santa Catalina. Desde su creación se incluyeron en su
jurisdicción las gobernaciones del Paraguay, Buenos Aires, Tucumán y Cuyo, así como
el territorio del Alto Perú, gobernado por la Audiencia de Charcas, rico en metales
preciosos y que el rey consideraba indispensable incluirlo en el nuevo virreinato como
fuente de recursos para la administración. El primer Virrey designado fue Pedro de
Cevallos.
El régimen de las intendencias en el Río de la Plata.
En 1782, el virreinato del Río de la Plata fue dividido en ocho intendencias y cuatro
gobernaciones subordinadas. Al frente de cada Intendencia se colocó a un Gobernador
Intendente con vastos poderes, quienes gobernaban sus territorios por cinco años y se
hallaban sometidos solamente a la autoridad del Virrey y al Juicio de Residencia. Entre
las funciones más importantes de los intendentes sobresalían, las de Hacienda, Guerra,
Policía y Justicia. Esta nueva forma de gobierno agilizó las administraciones locales. El
Paraguay fue una de las ocho intendencias del Río de la Plata.
Funciones de los Intendentes
Hacienda
Guerra
Percibían los Controlaban el
tributos, abastecimiento, los
sueltos y el equipo
controlaban militar.
las finanzas
de los
cabildos
Justicia
Policía
Vigilaban el Fallaban en los
cumplimiento de pleitos civiles y
las leyes, la
conservación del
criminales, con
orden. apelación ante la
Audiencia
Carlos IV
Carlos III, falleció en 1788 y con él, se apagó uno de los más importantes reinados de
España. Le sucedió su hijo con el nombre de Carlos IV, quien continuó las reformas de
su padre y aunque no estaba exento de experiencia política, no tenía el talento y la
energía que las circunstancias en que iba a verse envuelto. La promoción de las
manufacturas o el fomento de las Sociedades Económicas marcaron, también, una línea
de continuidad de la política ilustrada. Su gobierno coincidió con la Revolución
Francesa y la invasión a España de los ejércitos franceses dirigidos por Napoleón
Bonaparte.
El Paraguay en la segunda mitad del siglo XVIII
La segunda mitad del siglo XVIII paraguayo coincidió con la culminación de la
Revolución Comunera, cuya consecuencia motivó el desplazamiento de la antigua clase
criolla de su participación en la vida pública. Las últimas décadas de esta centuria se
diferenciaron completamente de las anteriores en todos los ordenes y fue en este periodo
42
43
En este periodo se pueden distinguir dos tipos de poblaciones, en primer término, las
villas y ciudades fundadas por orden de las autoridades y los valles y capillas del medio
rural, de poblamiento espontáneo. Estas últimas, las más numerosas y las que reunieron
más cantidad de pobladores.
Los gobiernos del periodo borbónico, fueron más ordenados y se mostraron más
efectivos en cuanto al fomento económico y para el cumplimiento de ese propósito
ordenaron la fundación de villas y ciudades con el objetivos de incrementar la agro-
ganadería y la obtención de otros recursos.
Una cadena de fortificaciones fue extendida a lo largo del litoral. Estas impedían las
correrías de los indígenas chaqueños y las incursiones de los portugueses, entre ellos el
fuerte de San Carlos sobre el río Apa y el de Borbón, en el extremo norte. Así los
portugueses fueron expulsados de Igatimí y se cerró a los mbayá, el acceso a la
Cordillera, pero, gracias también a las poblaciones agrícolas que se agruparon en torno a
las capillas. Antes de la Revolución Comunera, ya se habían fundado, en 1714, la
Villeta de San Felipe Borbón del Guarnpitán y en 1715, la Villa de San Isidro Labrador
de Curuguaty. Más tarde, fueron fundadas, la Emboscada, un pueblo de negros y
mulatos libres, la Villa Real de la Concepción, la Villa de Nuestra Señora del Pilar del
Ñeembucú, además de las poblaciones de Nuestra Señora del Rosario del Cuarepotí, de
San Pedro Apóstol del Ycuá Mandiyú y de Remolinos
43
44
Aspectos sociales
Con la decadencia de la encomienda, la antigua clase directiva criolla, descendiente de
los conquistadores y de los comuneros, se dispersó a las poblaciones rurales, formando
una clase terrateniente, dedicada al fomento de la ganadería y cediendo sus posiciones
en el cabildo, a los comerciantes españoles arribados al Paraguay en los últimos años
coloniales. Antes de terminar el siglo, las milicias provinciales fueron reorganizadas y
muchos criollos terratenientes enviaron a sus hijos a la capital con el fin de alistarse.
Entre ellos, figuraban entre ellos, los Yegros, los Cabañas, los Montiel, quienes
ocuparon las jerarquías medias de la oficialidad y más tarde accederían a los mandos
superiores, convirtiéndose en los líderes de la independencia.
Es importante señalar, que la apertura del puerto de Buenos Aires y las trans-
formaciones de la Revolución Industrial, con el consiguiente incremento de la
circulación de las riquezas, trajeron al Paraguay a numerosos mercaderes españoles y
algunos extranjeros. También vinieron los funcionarios, que con motivo de la
reorganización administrativa, se radicaron en los centros urbanos de la provincia y
contribuyeron a dar vida a las actividades económicas. Aunque muchos de ellos se
casaron con mujeres pertenecientes a las principales familias patricias y se incorporaron
a la vida pública, casi no se asimilaron al medio y a sus costumbres, hechos que se
demostraron en 1811, al no compartir el sentir general de los paraguayos.
Por debajo de esa clase se hallaban los criollos y mestizos, con menos recursos
económicos, dedicados a la agricultura, al trajín de las carretas y a otras duras tareas,
que a veces oficiaban como peones en las estancias criollas más pudientes.
El proceso del mestizaje siguió avanzando. En la segunda mitad del siglo VII había
cuatro indígenas por cada habitante considerado en el status de español (criollos,
mestizos), cien años después había dos de este último grupo, por un o una indígena. Los
habitantes pertenecientes a las ex misiones fueron incorporándose paulatinamente al
mestizaje y se generalizó la adopción del guaraní como lengua de uso corriente de la
población no indígena, con status de española
En cuanto a la población mulata o parda, los libres generalmente habitaban los pueblos
de Emboscada, Tavapy y Areguá. En número de esclavos era escaso, con relación a
otras intendencias del virreinato e iban paulatinamente consiguiendo su libertad.
Aspectos económicos:
La ocupación del territorio rural, el crecimiento de la población y, en especial, la
apertura del puerto de Buenos Aires, determinaron cambios trascendentes en la vida
económica de la provincia. La agricultura seguía constituyendo la actividad destacada a
la que se dedicaba la mayor parte de la población sin perjuicio de la producción
yerbatera y del incremento ganadero.
Las fundaciones de Villa Real de Concepción, del Ycuamandiyú y de la Villa de
Cuarepotí, abrieron nuevos yerbales y bosques a la explotación de este rubro. Antes de
finalizar el siglo trabajaban en la zona, unos 50 propietarios con casi 400 empleados.
La ganadería, prosperaba abundantemente en los campos de Concepción, del
Ñeembucú, del Sur de Paraguarí y de las ex misiones jesuíticas. También existían ricas
estancias en algunos pueblos de indios, como los de Yaguarón, San Joaquín y Caazapá.
El estanco del tabaco, se había estab1ecido en el Paraguay en 1778, dando un gran
estímulo a este sembrado. Además de su comercio seguro, mucha gente se empeñó en
cultivar tabaco pues una orden de virrey eximía de prestar el Servicio Militar a todos
aquellos que se matriculaban en dicho establecimiento, pero al mismo tiempo se
prohibía a los cosecheros exportar a otras provincias sino estancarlos en los depósitos
autorizados por el gobierno.
44
45
En Yaguarón funcionaba una fábrica de tabaco negro torcido con expertos portugueses,
estos fueron los primeros técnicos extranjeros venidos al Paraguay. La exportación del
tabaco constituyó una de las mayores fuentes de ingreso de la provincia y motivo de
disputas por las trabas y gravámenes que las autoridades de Buenos Aires les imponía.
Otros productos agrícolas muy tradicionales en la provincia aun conservaban su
importancia como la caña de azúcar, la mandioca, el algodón, la miel. Se fomentó
asimismo la industrialización del guembé para cables y calabrotes que se exportaba para
los navíos apostados en el Río de la Plata.
El comercio paraguayo se efectuaba preferentemente con las ciudades del Río de la
Plata, mediante a las embarcaciones, construidas en el país. Las tripulaciones que
anteriormente eran ocupadas por los indios de las encomiendas, paulatinamente iban
siendo sustituidas por marineros criollos, mestizos y mulatos.
El comercio al detalle, combinado muchas veces con la provisión de frutos de la tierra,
se asentaba en los principales pueblos y ciudades. Asunción contaba en 1800 con 40
tiendas, 7 pulperías y 7 platerías
Los monarcas Borbones prestaron especial importancia a la percepción de impuestos y
para ese fin perfeccionaron sus métodos. La Real Hacienda, oficina encargada de
recaudar los gravámenes contaba con funcionarios capaces para ello, llamados
Ministros Principales. Estos residían en Asunción y tenían un cuerpo de colaboradores
en Villa Rica, Curuguaty, Pilar del Ñeembucú y Villa Real de Concepción.
Los gravámenes, seguían siendo los mismos del siglo anterior, pero en forma bastante
más acentuada: la sisa, alcabala, arbitrio, almojarifazgo, diezmos, etc., pesaban sobre
las actividades productivas y las exportaciones del Paraguay. Se beneficiaban con tales
cargas impositivas Buenos Aires, Montevideo y Santa Fe, en tanto que la defensa de la
provincia paraguaya no recibía ni una parte del caudal recaudado. Por otra parte no
debemos olvidar que también a más de las dificultades y cargas que soportaba el
Paraguay, sus productos abonaban en Santa Fe otro impuesto conocido como el Puerto
Preciso
Con el comercio interprovincial, comenzó a circular moneda metálica, y crecieron las
necesidades y los medios de satisfacerlos. Gracias a la paulatina extinción de la
encomienda, se generalizó el trabajo asalariado
Aspectos culturales:
Por la propia iniciativa de la crecida población rural, agrupada en “capillas” o pequeños
núcleos urbanos, se habían fundado en cada partido una escuela de las primeras letras,
las que se hallaban dirigidas por un maestro. Sin embargo, la enseñanza se mantenía a
un nivel elemental –lectura, escritura, operaciones matemáticas fundamentales y los
rudimentos de la doctrina cristiana- y reservada casi exclusivamente a los varones de las
familias españolas y criollas. No obstante, sí estos deseaban continuar sus estudios
debían trasladarse a otros establecimientos del Río de la Plata o a las ciudades del
Pacífico, pues la provincia carecía de instituciones de nivel superior.
Desde el gobierno de Hernandarias se había solicitado la apertura de una universidad,
pero la Corona no había accedido a dicha petición. Recordemos que los jesuitas abrieron
el Colegio de Asunción en 1609, con cursos de Gramática, Artes Liberales y Teología
Moral, que ostentaban un nivel de enseñanza interesante, pero con la expulsión de los
misiones se cerró dicho colegio y en consecuencia, la provincia quedó sin instituciones
superiores. Las autoridades juntamente con las familias criollas y españolas
promovieron de nuevo la solicitud de abrir la ansiada universidad, y para evitar una
45
46
carga muy pesada a la Real Hacienda, ya desde las primeras gestiones, los principales
vecinos comprometieron, ante notario, contribuir para su fundación y mantenimiento,
pero la Corona dictaminó que los fondos obtenidos en la colecta se aplicarían a la
creación de un Seminario bajo la dirección del Obispo. En virtud de la Real Cédula del
23 de agosto de 1776, confirmada y ampliada, por otras de 1779 y 1780, quedó así
erigido el Real Colegio Seminario de San Carlos, siendo gobernador de la provincia
Agustín Fernando de Pinedo. Para solucionar algunos problemas de índole económico
se solicitó utilizar los bienes muebles e inmuebles, que habían pertenecido a la
Compañía de Jesús
La inauguración de dicho Colegio se produjo el 13 de abril de 1783, con la presencia del
Gobernador Pedro Melo de Portugal, el Cabildo Eclesiástico, autoridades provinciales
y vecinos y vecinas prominentes de Asunción. El Gobernador hizo entrega formal de
las becas, otorgadas por la Corona a los primeros seminaristas.
El Plan de Estudios fue aprobado en 1786; estableció tres secciones: 1) Teología, Moral
y Dogmática, 2) Filosofía y Artes: Comprendía Lógica, Física y Metafísica de
Aristóteles y 3) Gramática y Latín. Los cursos eran trienales; se tomaban pruebas
públicas. Los estudiantes se clasificaban en colegiales (internos) y manteistas
(externos).
Los primeros estatutos fueron redactados por el Gobernador Joaquín de Alós y Bru,
quien insistió en que no se hiciesen distinciones de clases. Comprobamos que dicha
orden se cumplió en parte, pues allí se ordenaron indígenas como Venancio Toubé, Juan
de la Cruz Yaguareté y Domingo Guainaré.
De este mismo pensamiento fue el gobernador Lázaro de Rivera, partidario de extender
los beneficios de la educación hasta los demás aborígenes, los cuales debían aprender a
expresarse oralmente y por escrito en lengua española. Rivera proponía la creación de
una escuela central en Asunción a la cual concurrirían los varones mejor dotados de
todos los pueblos indígenas para luego volver a sus pueblos y enseñar a sus
conterráneos. Rivera consideraba que para integrar a los naturales a la vida provincial
era necesaria su coeducación con los jóvenes pertenecientes a familias criollas o
españolas. Pese a los buenos propósitos del gobernador no pudo realizar su proyecto.
Subsistió en la capital una escuela de las primeras letras a cargo del maestro José
Gabriel Téllez, que enseñó durante cuarenta años.
Aspectos políticos
La administración se volvió más eficaz con la creación del Virreinato del Río de la
Plata y la división de éste en ocho Intendencias y cuatro gobernaciones. Esta
circunstancia contribuyó a la decadencia del Cabildo como centro de acción política.
Por otra parte, una administración más eficiente exigió mayor rigurosidad en la
recaudación de los impuestos. Se extinguió asimismo, la práctica de la venta de los
cargos gubernativos, que mucho había conspirado contra las posibilidades de una
administración aceptable en los siglos anteriores. Los gobernadores fueron
seleccionados con otros criterios y apareció el funcionario de carrera. Este, desplazó a
la antigua autoridad local, (alcaldes, regidores, alguaciles y otros funcionarios del
Cabildo) situación determinante en el marginamiento de la dirigencia criolla
Los gobernadores que ocuparon el mando de la provincia del Paraguay en los últimos
lustros del siglo XVIII e inicios del XIX fueron
Agustín Fernando de Pinedo: Gobernó desde 1772 a 1778. Durante su mandato se
creó el virreinato del Río de la Plata y se firmó el Tratado de San Ildefonso. Igualmente
se solicitó la apertura del Colegio de San Carlos.
En 1773 se fundó Villa Real de la Concepción con el propósito de controlar las correrías
de los mbayá, detener el avance de los portugueses y establecer un punto de enlace con
46
47
la provincia del Alto Perú. En 1777, desalojó a los portugueses que se habían
establecido en Igatimí y asimismo en un pormenorizado informe relató a la Corona la
situación general del Paraguay.
Pedro Melo de Portugal. Gobernó desde 1778 a 1787, fue el primer gobernador
Intendente. Inició su mandato visitando toda la provincia e informó al Rey de la riqueza
de la tierra y de la extrema pobreza de su gente. En consecuencia, inició el florecimiento
de la provincia con la fundación de varias villas a lo largo de la ribera del río Paraguay.
Gracias a su gestión el Virrey del Río de la Plata devolvió a la jurisdicción paraguaya
los trece pueblos jesuíticos situados entre los ríos Paraná y Uruguay que habían sido
separados en 1726, durante la etapa pacífica de la revolución comunera. También, Melo
de Portugal desarrolló la economía y el comerció. En 1793 fue nombrado Virrey del
Río de la Plata.
Joaquín de Alós y Bru. Gobernó desde 17871 a 1796. Recién bajo su administración
se reincorporaron los pueblos misioneros recuperados por su antecesor. Fundó algunos
pueblos en la zona del Ñeembucú y envió al coronel José de Espínola y Peña que
explorase por una vía paralela al Bermejo una comunicación con Salta y Jujuy.
Lázaro de Rivera y Espinoza de los Monteros. Gobernó desde 1796 a 1806. Organizó
el mencionado censo de población que arrojó la cifra de 97.480 habitantes que vivían
en 37 ciudades y pueblos de familias españolas y criollas; 26 pueblos o reducciones de
indios y 3 pueblos de mulatos o pardos. Realizó campaña contra los naturales del Chaco
que asolaban las poblaciones ribereñas, se preocupó por el fomento de la economía
agropecuaria y por la de los varones de la provincia. Igualmente ordenó la fundación en
1798 de San Juan Nepomuceno, el último pueblo de indios establecido en la Provincia.
Bernardo de Velazco y Huidobro. Fue el último gobernador español en la provincia
del Paraguay. Gobernó desde 1806 a 1811. Bajo su administración se unificaron los
gobiernos de la Intendencia del Paraguay y del territorio de Misiones. Al poco tiempo
de asumir el gobierno fue llamado por el Virrey del Río de la Plata para colaborar en la
defensa contra los ingleses, en donde sobresalió como un experto militar. A su retorno
se ocupó de prosperar a la provincia de manera eficiente con el incremento de la
exportación de yerba y tabaco y otros rubros. Fue intimado en la noche por los
revolucionarios y entregó el mando de la gobernación en la mañana del 15 de mayo de
1811.
47
48
como las invasiones inglesas y el Carlotismo y otra de carácter general para toda
Hispanoamérica como fue la invasión de Napoleón Bonaparte a la Península Ibérica.
CAUSAS GENERALES DE LA INDEPENDENCIA
Causas ideológicas
A pesar del esfuerzo realizado por los Borbones para reformar y conservar sus colonias,
este resultó infructuoso a la hora de rectificar el rumbo que iban tomando los
acontecimientos en América. Era evidente e inevitable la emancipación de las colonias
americanas. Las ideas liberales políticas, económicas y sociales difundidas y
preconizadas por la Enciclopedia y los representantes de la Ilustración, recogidas y
utilizadas en la Revolución de la Independencia de las trece colonias inglesas y
posteriormente por los autores de la Revolución Francesa, pero con acciones más
radicales, quebraron las bases del antiguo sistema absolutista español.
Sin embargo no fueron sólo los motivos ideológicos o los descontentos político-
sociales o las pesadas cargas económica que debía soportar la colonia, sino también
otros acontecimientos de orden externo favorecieron la emancipación de las colonias
españolas en América. Entre ellas, se mencionan las que atañen directamente al Río de
la Pata como las invasiones inglesas y otra de carácter general para toda
Hispanoamérica como fue la invasión de Napoleón Bonaparte a la Península Ibérica.
Causas Políticas
Las invasiones inglesas
Al iniciarse el siglo XIX, España se había aliado con el Emperador de Francia
Napoleón Bonaparte en contra de Inglaterra. En 1804, le declaró la y un año después, la
flota inglesa vencía estrepitosamente en la batalla de Trafalgar a la escuadra franco -
hispana. Esta victoria confirmaba la incuestionable supremacía naval inglesa. Por esa
razón el almirantazgo inglés decidió impulsar una política agresiva contra los dominios
coloniales de las potencias aliadas del emperador francés. Así apoyada en su fuerza
naval, Inglaterra invadió el Río de la Plata por dos veces consecutivas; en 1806 y en
1807. En la primera oportunidad, la armada británica, ocupó Buenos Aires en el mes
de junio de 1806. El virrey Rafael de Sobremonte, sorprendido por la invasión,
abandonó urgentemente la capital refugiándose en Córdoba. Razón por la que
influyentes personajes, le obligaron a renunciar.
La defensa fue organizada por el Capitán, Santiago de Liniers con tropas reclutadas en
Montevideo y otras provincias, entre ellas el Paraguay que contribuyó con unos 550
soldados y oficiales. En este contingente figuran varios nombres de quienes en poco
tiempo se harían notables como Fulgencio y Antonio Tomás Yegros, José Fernández
Montiel, Cristóbal Insaurralde, Gervasio Acosta, Benito Villanueva, Fernando de la
Mora y otros. En dos meses, los ingleses fueron vencidos evacuaron Buenos Aires. No
obstante, al año siguiente, volvieron a invadir y ocuparon Montevideo. El Paraguay
volvió a colaborar con más de 400 efectivos, muriendo muchos de ellos en la defensa
del sitio. Desde esa ciudad, los invasores intentaron de nuevo ocupar la capital
bonaerense y fue en esa oportunidad que el gobernador Velasco, demostró su gran
experiencia como veterano militar siendo uno de los más dinámicos jefes de la
defensa...
La victoria de las fuerzas militares coloniales permitió a muchos de los paraguayos que
pelearon en la defensa, tomar conciencia de su capacidad de lucha; compenetrarse con
las ideas y las prácticas de la política y el comercio, difundidas por los ingleses a través
del semanario “La Estrella del Sur” publicado en Montevideo, el cual denunciaba los
males de la gobernación hispana en el Río de la Plata, pues debemos señalar que la
política de la Corona había decaído notablemente con la muerte de Carlos III y el
48
49
advenimiento de su hijo Carlos IV, quien era manejado por el Ministro Godoy,
instrumento de Napoleón.
Además las invasiones inglesas tuvieron serias implicancias financieras. El resultado
ocasionó un déficit de más de un millón de pesos fuertes, suma que debía ser
prorrateada por las ciudades integrantes del Virreinato, con un aporte según su
capacidad, por el espacio de dos años. Situación que agravó el malestar entre los
colonos.
49
50
50
51
51
52
Martínez, Fernando de la Mora, Pedro Juan Caballero, Vicente Ignacio Iturbe, entre
otros
- Misión militar de Belgrano
La Junta de Buenos Aires, en conocimiento de las decisiones del Congreso del 24 de
Julio, resolvió enviar una expedición militar al mando del general Manuel Belgrano.
Como segundo jefe venia un paraguayo, José Ildefonso Machaín, además otros criollos
paraguayos también integraron el ejército porteño. Belgrano pensó que al ingresar al
territorio paraguayo, numerosas personas se le presentarían como voluntarias, pero al
contrario, todos los habitantes abandonaban sus casas llevándose sus pertenencias y
animales. Las milicias porteñas avanzaron hasta Paraguarí donde se enfrentaron el 9 de
enero de 1811 con las tropas paraguayas, al mando del propio gobernador don Bernardo
de Velasco. Esta batalla conocida también como la de Cerro Porteño, se desarrolló en
dos fases. En la primera, las milicias comandadas por el gobernador fueron dispersadas.
Sin ninguna explicación valedera, el viejo y experimentado militar que no temía a las
guerras, que había conseguido sus galones de honor en varias batallas, huyó
abandonando a sus tropas. Los jefes paraguayos, Manuel A. Cabañas, Juan Manuel
Gamarra y Fulgencio Yegros, tuvieron que reorganizar las fuerzas y posteriormente
derrotaron a los porteños. Los emisarios portadores de la victoria llegaron a Asunción y
se encontraron con que las principales familias españolas alistaban sus bienes y efectos
para escapar, creyendo victoriosos a los invasores. Esta actitud causó muy mala
impresión a los paraguayos, motivo de la separación cada vez más evidente de los
españoles.
El ejército porteño, en su retirada hacia el sur, llegó hasta las márgenes del río
Tacuary; en donde fueron alcanzadas el 9 de marzo, por las milicias paraguayas
comandadas por Cabañas y Gamarra. Luego de un breve pero intenso combate, el
general Belgrano decidió capitular, explicando al mismo tiempo que no venía a
conquistar, sino a auxiliar al Paraguay para obtener su emancipación de España,
advirtiendo que ese hecho sólo se lograría con la unión de todas las provincias
señalando a Buenos Aires como capital. En respuesta, el sacerdote José Agustín Molas,
capellán del ejército nacional, le contestó que Buenos Aires no ejercía ninguna
autoridad sobre las demás colonias y que éstas tenían el todo el derecho de proclamarse
en Estados soberanos, sí así lo querían.
Las victorias sobre Belgrano ocasionaron inmensas repercusiones. Se demostró el valor
y la capacidad de las clases criollas y mestizas para defenderse por sí mismas.
Igualmente, se puso de manifiesto que ante el más leve peligro, la clase española estaba
dispuesta a huir abandonando a la Provincia a su propia suerte.
-Las pretensiones de Carlota Joaquina
Carlota Joaquina de Borbón; Hija del rey Carlos IV de España, y por lo tanto hermana
de Fernando VII, estaba casada con el Rey portugués, Juan VI. Creyéndose sucesora de
su hermano, quien no podía gobernar porque se hallaba preso en Francia, reclamó sus
derechos como única heredera de las colonias americanas. Este proyecto halló eco en
algunos gobernadores y partidarios de la corona española, pero fracasó porque las
revoluciones emancipadoras siguieron su curso y ya no pudieron ser detenidas.
Causas Sociales
El Paraguay estaba habitado en su mayoría por criollos y mestizos, pero la escasa
población española era la que siempre tenía todos los privilegios, más aun después de la
Revolución Comunera, los cargos públicos fueron destinados exclusivamente a los
españoles. Medidas que crearon descontento entre los paraguayos que se vieron
desplazados por los españoles.
52
53
Causas Económicas
La mediterraneidad a la cual se encontraba la provincia del Paraguay constituyó siempre
una dificultad en el orden económico. Esta situación, sumada a las leyes impositivas,
tanto de España como de Buenos Aires, que debía soportar el comercio paraguayo, pues
sólo beneficiaba a las provincias del Río de la Plata, en perjuicio del Paraguay, fue una
de las causas que influyeron en la emancipación.
53
54
interior. Señalaba además, que el cuartel designaría dos Diputados para acompañar al
gobernador en un gobierno provisorio. Ante la citada notificación, Velasco pretendió
aconsejar a los revolucionarios sobre las implicancias de esta decisión, pero Iturbe le
advirtió que sí no entregaba el mando, la artillería iría a bombardear su residencia, en
consecuencia Velazco aceptó las estipulaciones requeridas. Era la madrugada del 15 de
mayo, una salva de 21 cañonazos saludó el nacimiento de un Estado libre y soberano.
Con este suceso se rompió el yugo con el cual España había oprimido al Paraguay
durante tres siglos
EL GOBIERNO PROVISORIO
En cumplimiento de una de las cláusulas de la nota intimatoria presentada por el
Capitán Caballero al gobernador Velasco, se designó a dos miembros del Cabildo, como
diputados adjuntos para que gobernasen con el depuesto gobernador. Ellos fueron, el
Doctor José Gaspar Rodríguez de Francia y el capitán Juan Valeriano de Zevallos, un
español, partidario de los patriotas. Este gobierno provisorio conocido como el
Triunvirato inició sus gestiones en la mañana del 16 de mayo de 1811. El 9 de junio, el
Cuartel General destituyó al gobernador Velasco por complicidad con los portugueses.
La medida se extendió a los miembros del Cabildo, que eran en su mayoría, españoles.
54
55
55
56
ese propósito promulgó el Bando del 6 de Enero de 1812, uno de los documentos más
trascendentales en la historia de la cultura paraguaya. Mediante ese decreto, el gobierno
declaró la educación primaria obligatoria. Al mismo tiempo se dispuso la creación
escuelas de las primeras letras, el mejoramiento de las existentes y la capacitación de su
personal. A tal efecto, la Junta dictó instrucciones para los maestros. Es de advertir que
la educación obligatoria era sólo para varones y no para niñas. Asimismo los docentes
eran también varones
Por otra parte, se implementó el sistema lancasteriano, según el cual, el mejor alumno
enseñaba a los más retrasados y los más inteligentes debían ser instruidos en Historia
Sagrada, Cronología, Geografía e Historia de América.
Dos maestros muy renombrados durante el gobierno de la Junta, fueron: José Gabriel
Téllez que enseñaba desde 1802. Se lo confirmó en el cargo de maestro de las primeras
letras de la Escuela Pública de Asunción, con una asignación de cien pesos mensuales.
Otro notable educador fue el porteño Juan Pedro Escalada, residente en el Paraguay
desde 1807. Este maestro atendía en su casa a varios niños criollos que recibían
enseñanza en carácter privado.
Varias disposiciones además, la Junta tomó con respecto a la cultura, entre ellas
citamos: la reapertura del Colegio San Carlos, cerrado por orden de Velasco, durante la
revolución de mayo. La fundación de la Sociedad Patriótica Literaria que velaba por la
conducta de los estudiantes, evitando que disiparan su tiempo en “pulperías, fandangos,
juntas de juegos y casas sospechosas”. Asimismo, se dispuso la creación de una
Academia Militar, la primera en su género en el Río de la Plata. La fundación de una
cátedra de matemática para la cual se preocupó en contratar a un profesor en Buenos
Aires. La adquisición de libros y materiales didácticos en Buenos Aires, para la creación
de una biblioteca pública.
Sin embargo las buenas intenciones en materia educativa y cultural de los miembros de
la Junta Superior Gubernativa, en muchos casos no se realizaron debido a las
dificultades económicas que afligían a nuestro país en aquellos años.
En el orden económico:
Se dispuso la libre navegación de los ríos. Los ríos Paraguay y Paraná serían canales
internacionales libres para la navegación y el transporte de cargas. Con esta resolución,
el Paraguay se adelantaba a otros países que posteriormente determinarían la
navegación internacional de sus ríos.
Con relación a la agricultura, se realizó una intensa campaña para mejorar y ampliar
ciertos cultivos, con especialidad el algodón, utilizado en la industria textil. Además, se
repartieron tierras a las familias criollas y mestizas del interior.
56
57
57
58
58
59
59
60
60
61
de sus amigos, pidió a Francia un lugar donde vivir, confiando en la generosidad y hos-
pitalidad del pueblo amigo. Uno de sus principales lugartenientes e1 caudillo
entrerriano Francisco Ramírez, se había vuelto contra él y lo derrotó obligándole a
exilarse.
Aunque el Dictador no había olvidado los atropellos y los ataques que Artigas había
efectuado contra el comercio paraguayo en el litoral, le otorgó el asilo solicitado. El jefe
oriental llegó a la capital en compañía de un numeroso grupo de esclavos libres. Varias
veces intentó hablar con el Dictador, sin éxito. Artigas insistía en la conveniencia de
unir fuerzas para volver a la guerra, reducir a los enemigos comunes y defender al
Paraguay en todos los terrenos. El doctor Francia fiel a su política de no-intervención no
aceptó las propuestas del caudillo uruguayo y le fijó como lugar de confinamiento San
Isidro de Curuguaty, a 80 leguas al este de la capital. Le proveyó de todo lo necesario y
le otorgó una pensión vitalicia. Artigas, agradeció al mandatario paraguayo el trato
dispensado.
Relaciones Internacionales
La política externa del Doctor Francia se cimentó sobre los tres postulados enunciados
anteriormente y sobre la base de ellos dio una atención preferencial a la defensa de los
límites nacionales. La pretensión porteña de incorporar al Paraguay a las provincias del
Río de la Plata, así como el bloqueo del Río Paraná a que fue sometido el país por los
caudillos entrerrianos, correntinos o santafesinos y finalmente los intentos del Imperio
portugués y luego brasileño, de apropiarse de algunas zonas de nuestro territorio,
motivó al doctor Francia la defensa de las fronteras del país. El Dictador veló por la
integridad territorial y reivindicó los límites nacionales establecidos al final de la
colonia. Defendió la región del río Jauru, ubicada en el Alto Paraguay y los límites
australes de la República que llegaban hasta el riacho Antequera, el cual desemboca
frente a la ciudad de Corrientes. En 1832, el gobierno porteño había vendido a una
sociedad inglesa unos campos ubicados entre los ríos Aguapey y Uruguay, de inmediato
el Dictador ordenó al Comandante de Itapúa que se advirtiese a las autoridades
argentinas, que esa venta era ilegal y que no se permitiría el establecimiento de
mencionada sociedad en dicha región por pertenecer ésta al Estado paraguayo. Por ese
tiempo, también una corporación comercial de Salta intentó colonizar las tierras
ribereñas del río Bermejo, pero el Doctor Francia desautorizó tal emprendimiento.
Relaciones con la Argentina
Las relaciones del Paraguay con las provincias del Río de la Plata se regían por el
Tratado del 12 de octubre de 1811. No obstante, Buenos Aires no cumplió con lo
estipulado en dicho convenio. Durante el gobierno de la Dictadura la Argentina no
renunció, a sus pretendidos derechos sobre la antigua provincia de Paraguay. Los
sucesivos gobernantes argentinos observaron la misma línea de conducta hacia el
Paraguay. Nuestro país era considerado como una provincia argentina rebelde.
A partir de la expedición militar de Belgrano en 1811, Buenos Aires dejó de pensar en
una nueva campaña militar contra el Paraguay, pero sí, en misiones diplomáticas. El
Dictador, queriendo aprovechar la situación critica que vivía la Argentina, debido a las
constantes guerras fratricidas entre unitarios y federales, pretendió asegurar la
navegación del río Paraná al comercio paraguayo, envió en 1818 una flotilla la cual se
limitó a hacer sólo una demostración naval frente a Corrientes pero no pudo dominar el
litoral, con lo cual las trabas al comercio no desaparecieron. En 1830 subió al gobierno
argentino, el Dictador Juan Manuel de Rosas, quien intentó aprovecharse de la situación
de dependencia económica que vivía el Paraguay en su condición de país mediterráneo.
Intentó reanudar las relaciones con nuestro país, pero afirmando que el Paraguay era
61
62
provincia argentina y que el Paraná sólo podía ser navegado por barcos con banderas
argentinas. El doctor Francia trató de evitar todo enfrentamiento con Rosas y las
relaciones se mantuvieron en status quo.
En 1832, Francia ordenó a un destacamento de soldados a que reconozca unos
territorios situados a orillas del Río Uruguay, ocupando Salto. El gobierno correntino
manifestó que la región ocupada por los paraguayos pertenecía a Corrientes. En
consecuencia, el Gobernador de esa provincia, Pedro Ferré declaró la guerra al Paraguay
y ocupó Misiones, cortando el tráfico comercial que se mantenía en esa zona con los
brasileños. Durante varios meses las dos fuerzas paraguayas y correntinas se
mantuvieron en una situación tensa. El gobierno de Corrientes solicitó ayuda a las
provincias del litoral pero no las recibió. El Dictador por su parte ordenó la ocupación
de las Misiones y el gobierno de Buenos Aires decidió que el de Corrientes evacuase
sus tropas. Así terminó la guerra sin derramamiento de sangre.
Relaciones con el Brasil
En los inicios de nuestra independencia, Portugal se convirtió en un enemigo acérrimo
del Paraguay. Posteriormente, sus pretensiones cambiaron de dirección y se fijaron en la
Banda Oriental. Portugal venció a la Argentina y en 1817, anexó el Uruguay con el
nombre de Provincia Cisplatina. Dueño de esa región, Portugal se acercó al Paraguay,
con el objetivo de convertirse en un aliado en caso necesario, contra Buenos Aires y
contra el Uruguay, sitios donde fermentaban gérmenes de conspiración. Francia
aprovechó estas disposiciones para plantear la cuestión de límites, pero sus esfuerzos
fueron inútiles. Así hasta 1820 las relaciones fueron muy poco cordiales con el Imperio.
Otro motivo de desacuerdo entre ambos Estados fueron los enfrentamientos en el norte
del país, donde los comandantes portugueses de los fuertes de Coimbra y Miranda en
complicidad con los Mbayá hostilizaban a los ganaderos paraguayos. Los indígenas
robaban ganado de las estancias nacionales e intercambiaban por armas con los
portugueses. En consecuencia, el Dictador decidió cortar toda comunicación con la
colonia portuguesa por la zona norte.
Al declarar el Brasil su independencia en setiembre de 1822, mejoraron las relaciones
con el Paraguay. En febrero del año siguiente, el Comandante de las fuerzas brasileñas
de las Misiones solicitó al delegado de Itapúa libertad de comercio para sus
compatriotas. La petición fue contestada favorablemente y así se inicio el comercio con
los brasileños por ese lugar.
Años más tarde, en 1825 Antonio Manuel Correa da Cámara fue nombrado cónsul del
Imperio en Asunción y prometió que su gobierno tomaría las medidas necesarias para
solucionar las cuestiones de límites y frenar los asaltos de los Mbayá a nuestro
territorio, incitados por los brasileños de Mato Grosso. Al mismo tiempo ofreció el
envió de armas y garantizó la indemnización a los ganaderos norteños, a cambio de un
comercio estable entre los dos Estados. Correa dejó el país en 1825 y retornó dos años
después, pero no fue recibido por el Dictador porque el gobierno brasileño no cumplió
ninguna de las promesas empeñadas por el citado Cónsul. No pagó las indemnizaciones
y nunca llegaron las armas prometidas. Correa fue expulsado del país en 1829. Sin
embargo, el comercio con los brasileños a través de Itapúa continuó durante toda la
Dictadura.
Relaciones con Bolivia
Durante los gobiernos de la Junta Superior Gubernativa y del Consulado, las provincias
del Alto Perú (Mojos, Chiquitos, Cochabamba, La Paz, La Plata y Potosí) seguían bajo
el dominio español y no mantuvieron relaciones con el Paraguay. Luego de su
independencia en 1825, el Alto Perú convertido en Bolivia intentó relacionarse con
62
63
nuestro país. En dos ocasiones despachó misiones diplomáticas al Paraguay, pero éstas
fracasaron
En la primera, efectuada en 1828, el gobierno boliviano envió al Teniente Luis Ruiz
con intenciones de establecer relaciones comerciales. En los pliegos que portaba el
diplomático se rogaba a las autoridades paraguayas que le prestasen los auxilios
necesarios para llegar hasta Asunción. Pero como las notas iban dirigidas al “Jefe
Supremo de la Provincia del Paraguay”, sus pasaportes le fueron devueltos,
advirtiéndosele que el Paraguay era una República desde 1813 y el mandatario era el
Supremo Dictador y no el Jefe. Ruiz no pasó de Fuerte Olimpo y regresó a su patria.
En 1836, Bolivia recurrió a otra misión con las mismas pretensiones de relacionamiento
económico. Para ese efecto remitió al señor José León Oliden, quien tampoco pudo
pasar Olimpo y debió retornar a su país.
Política económica. El aislamiento
Desde la implantación de la dictadura en 1814 la navegación por el Paraná y el
comercio por esa vía fluvial sufrieron permanentes dificultades. Primero fueron los
saqueos por parte de los artiguistas y después los agravios cometidos por el caudillo
Francisco Ramírez contra el tráfico comercial de los productos paraguayos destinados al
Río de las Plata. Otra situación también agravante fue la anarquía en el litoral argentino,
la cual repercutía directamente sobre único el canal de salida que tenía el Paraguay. No
obstante, en los primeros años de la etapa pos - independencia, varios navegantes y
comerciantes europeos, argentinos y brasileños venían hasta Asunción trayendo sus
mercancías, llevando a su vuelta artículos paraguayos. Al iniciarse el régimen dictatorial
se siguió manteniendo el tráfico comercial, aunque en forma disminuida. En 1821,
debido a la proyectada guerra que Ramírez pretendía contra el Paraguay, se
suspendieron las licencias de exportación. Así, de esta manera se originó la política de
aislamiento del Paraguay. Sin embargo la razón fundamental de la implantación de este
régimen surgió por la necesidad de librar al país de la anarquía existente en el Río de la
Plata, situación sumada a las trabas impuestas a la libre navegación paraguaya, por cada
puerto del litoral.
Gradualmente la incomunicación se hizo más rígida. Hacia 1826 la clausura del país era
casi total. No se permitía la entrada ni la salida de barcos, productos, personas,
periódicos y cartas, sin autorización del Dictador. El comercio de la yerba y del tabaco
se resintió notablemente en comparación a la exportación yerbatera de los últimos años
coloniales que alcanzaba más de 300.000 arrobas, tiempo en que los comerciantes del
Paraguay tenían sucursales en las principales ciudades del continente americano.
Debido al bloqueo impuesto por las provincias argentinas, la flota mercante paraguaya,
que tan pujante había iniciado su labor se pudrió en los puertos de Asunción, Angostura
y Pilar. Además, importantes capitales desaparecieron, afectados por la grave
disminución comercial. Sin embargo, como la población del país necesitaba
imprescindiblemente de ciertas mercaderías, que no podía fabricar y el Estado,
precisaba de armas y municiones para la defensa de los límites nacionales, se abrió el
puerto de Itapúa y por esa localidad, el Paraguay mercó durante dos décadas. Los
comerciantes provenían de Santa Fe, Corrientes o esporádicamente de alguna otra
ciudad argentina, pero los más asiduos mercaderes fueron los brasileños. Estos
intrépidos comerciantes procedentes de Mato Grosso, Paraná o San Paulo llegaban
hasta el territorio misionero, atravesando selvas y lugares inhóspitos con el propósito
de llevar yerba, tabaco azúcar, cueros, telas de algodón y ponchos de lana del Paraguay.
Entregaban allí sus mercaderías en trueque de los productos nacionales. Los productores
y exportadores necesitaban un permiso especial para ir a comerciar sus frutos en dicho
puerto. El Paraguay importaba, artículos de hierro, implementos de labranza como
63
64
azadas, machetes, herramientas, clavos, etc. Además de piezas de telas como el nanquín,
muselina, pañuelos, rebozos de paño, pares de medias, pieles, casimir inglés, etc.
Además de cuerdas para guitarra, naipes, juguetes musicales, muñecas de maderas,
trompetas, flautas, trompos, etc. Igualmente el país importó fusiles, carabinas, otras
armas y municiones para el ejército.
Sin embargo, el aislamiento desarrolló al país considerablemente en el aspecto
económico pues esta situación ayudó a que los habitantes se bastasen a sí mismos. Este
plan requirió de una economía dirigida por el Estado a través del Dictador intervino en
todos los asuntos económicos. Así se fomentó la producción de las industrias caseras y
se incrementó la riqueza agro ganadera, se reguló su distribución y se impidió el
enriquecimiento excesivo de la ciudadanía.
La disminución del comercio produjo el acrecentamiento de la industria manufacturera.
Se fabricaron telas de toda especie, ponchos y mantas. Los herreros empezaron a
fabricar cerraduras, rejas para ventanas, sables y cuchillos para el ejército. Proliferaron
los oficios de armeros, zapateros, silleros, plateros, fundidores y albañiles y
constructores. Se desarrolló ampliamente la artesanía en madera, cueros y cerámica. Los
muebles importados anteriormente fueron sustituidos por los de maderas y cueros
fabricados por excelentes artesanos paraguayos. Las vajillas de plata o peltre del
período colonial fueron reemplazadas por las de cerámica elaboradas por ingeniosas
mujeres artesanas. El Dictador incentivaba la iniciativa de la industria doméstica,
premiándoles con reses vacunas o fanegas de harina. Las mujeres fueron buenas
fabricantes de conservas de dulces, melazas y otros alimentos. Las mantas, ponchos y
otros tejidos hilados por las paraguayas eran muy apreciados por los comerciantes que
venían hasta Itapúa.
La política económica implementada durante la dictadura, se desarrolló básicamente
sobre la agricultura con relación a otros rubros. Esto obedecía principalmente por que
Francia sostenía que la independencia política del país no se consolidaría sino se
alcanzaba la independencia económica. Además porque al producirse el bloqueo del
Paraguay por las provincias del Río de la Plata, nuestro país necesitó producir lo que
necesitaba para el consumo de los habitantes y también porque el comercio por Itapúa
se realizaba sobre la base del trueque, empleándose preferentemente los rubros
agrícolas. A cada propietario de tierras se le obligó a sembrar determinados cultivos y se
les fijó el área. La economía rural varió notablemente, durante la colonia los principales
cultivos se limitaban al tabaco, a la yerba mate y a la caña de azúcar. En ese período
las familias paraguayas campesinas estaban acostumbradas a emigrar constantemente
hacia otras provincias. El aislamiento les obligó a permanecer en el país y cultivar arroz,
maíz, algodón y legumbres.
En 1819, a raíz de una invasión de langostas que destruyó por completo los cultivos,
el gobierno ordenó un nuevo sembradío, cuya cosecha resultó un éxito. Desde ese año
se sembró y cosechó dos partidas anuales. Como al principio se importaba harina de
trigo y algodón, el Dictador ordenó el cultivo obligatorio de esos productos en
determinadas extensiones de tierras. Muy pronto no se necesitó comprar del extranjero
algodón ni trigo.
La sustitución de las primitivas herramientas de labranza de hueso y palo por las de
hierro, constituyó un elemento influyente en el desarrollo de la agricultura. El Dictador
también estimuló a los campesinos que trabajaban en diversos cultivos, y con frecuencia
les obsequiaba herramientas agrícolas entre ellas, hachas, machetes y palas, las que eran
distribuidas entre los más necesitados.
Por otra parte, debemos señalar que la ganadería mereció un extraordinario impulso. A
más de controlarse el desarrollo de los establecimientos de las familias criollas, también
64
65
recibían un especial cuidado las estancias de la patria. Estas fueron las antiguas
haciendas que el gobierno español había incrementado durante el período colonial y que
después de la independencia pasaron a ser propiedades del Estado. Francia fomentó la
cría del ganado vacuno, caballar y mular. El país, que en los tiempos de la colonia,
importaba ganado de Entre Ríos, en este período ya no tuvo necesidad de hacerlo. Era
constante la distribución de ganado del Estado a las familias más necesitadas. En 1839
una epizootía de garrapata llegó a Itapúa traída por los animales de los comerciantes
brasileños, propagándose por todo el país. En consecuencia el Dictador adoptó medidas
severas y ordenó el sacrificio de todos los animales contaminados. Sin embargo, en
poco tiempo la ganadería creció mejor y más abundantemente que antes de la epidemia.
El Dictador Francia se ocupó personalmente de dirigir la economía paraguaya durante
todo su gobierno, inclusive hasta poco antes de fallecer, el 20 de setiembre de 1840,
seguía recibiendo informes y al mismo tiempo ordenando a los Comandantes y a los
agentes de los partidos que atendiesen de forma detallada este aspecto tan importante en
el cual sobresalió nuestro país durante las primeras décadas de vida independiente.
LA SOCIEDAD
En 1814, siendo Cónsul, doctor Francia había ordenado el empadronamiento de todos
los españoles, que no habían adquirido la nacionalidad paraguaya, para asignarles una
"residencia adecuada", y al mismo tiempo se les prohibió el matrimonio con mujeres
blancas, pero podrían casarse con indias, mulatas y negras.
Con esta disposición, las familias paraguayas se sintieron profundamente afectadas,
principalmente las mujeres de la clase alta, pues anteriormente, sí no se casaban con
criollos, lo hacían con los ricos comerciantes españoles. Al mismo tiempo también se
promulgó el derecho de confiscar los bienes de todos los extranjeros fallecidos en el
Paraguay, sin importar sí tenían o no herederos. De esta manera, el Dictador comenzó a
anular la influencia que poseía la clase alta española. Por otra parte, una serie de
medidas de orden económico obligó a los europeos a refugiarse en el interior del país,
sobretodo después de la conspiración del año 20.
Este sector de la sociedad, estuvo sujeto a cumplir sucesivas contribuciones
obligatorias, durante los años 1825, 1834 y 1838. Medidas que condujeron al descenso
social y a la destrucción de la clase burguesa extranjera que vivía en el país, pues el
decreto de 1814 que al principio sólo rigió para los europeos, en 1828 fue extendido a
todos los no paraguayos, incluso a otros americanos residentes en el territorio nacional.
Estas resoluciones tendieron a quebrar el predominio económico y social de las clases
altas, pues también con ellas, se impidió el acumulamiento de riquezas a través del
matrimonio. Medidas que con el tiempo contribuyeron de manera considerable a las
uniones libres de las mujeres paraguayas con extranjeros, modalidad extendida
también a las criollas y criollos de las clases más bajas, pues por el temor que los
permisos a contraer nupcias fuesen negados, decidían vivir juntos en concubinato.
El doctor Francia tuvo bastante consideración hacia la clase criolla propietaria que vivía
en el campo. Respetó sus posesiones, especialmente a los dueños de títulos legales de
sus tierras, las que fueron adquiridas por sus antepasados durante el período colonial, ya
sea por compra o por mercedes reales.
En 1825, Francia dispuso que todos los ocupantes de terrenos en la Región Oriental
presentaran el título de propiedad que los o las acreditaba como tales. Cumplido el plazo
muchas de estas tierras pasaron a poder del Estado. Con relación a los campos
deshabitados el Dictador los convirtió en estancias de la patria o fueron arrendados a
los campesinos a precios muy accesibles con la condición de ser cultivados o poblados
65
66
66
67
EDUCACION Y CULTURA
El bando del 6 de enero de 1812 que establecía la instrucción primaria obligatoria
apremió al Estado a crear varias escuelas y una biblioteca pública. La educación se
basaba fundamentalmente en los principios de la Ilustración adquirida por la mayoría de
los próceres del movimiento independentista, en centros culturales del Rió de la Plata.
Estos jóvenes eran hijos de familias tradicionales que hablaban el castellano, entre ellos
Gaspar Rodríguez de Francia, quien se enorgullecía por su excelente dominio del
idioma español. Sin embargo la política aislacionista hizo que durante su gobierno
hubiera una gran carencia de libros en el país. La falta de contacto con el exterior
propició que el guaraní se extendiera por todo el territorio nacional.
La disposición promulgada por la Junta Superior Gubernativa, también rigió durante la
Dictadura. La educación primaria era obligatoria y gratuita en las escuelas públicas.
Todos los habitantes del país debían leer y escribir. Además del maestro Téllez, también
fueron nombrados otros docentes para impartir la instrucción a los niños, tanto en la
capital como en los partidos de la campaña. Los educadores del interior recibían un
sueldo y algunos auxilios. Se calcula la existencia de unos 140 maestros que enseñaban
a unos 5.000 alumnos entre 1820 y 1830. Los comandantes militares y los agentes eran
los encargados de la inspección escolar. La principal tarea de los maestros rurales fue la
enseñanza de la lengua española porque la mayoría de los niños no tenían conocimiento
del castellano hasta la edad de ingresar a la escuela. Asimismo, existieron algunas
escuelas de carácter privado, tanto en la capital como en el interior. Por falta de textos
escolares, el maestro argentino Juan Pedro Escalada, preparaba a mano algunos
ejemplares de historia, geografía y castellano para luego distribuir a sus alumnos que
recibía en su residencia en forma particular. Los maestros eran pagados por los padres
de los estudiantes, pero el gobierno enviaba periódicamente a ciertas personas para que
inspeccionaran la capacidad de los profesores y el grado de aprovechamiento de los
alumnos. La mayoría de los asistentes eran del sexo masculino. Una excepción fue la
escuela regenteada por dona Petrona Regalada Rodríguez de Francia, hermana del
Dictador quien vivía de una pequeña industria basada en la elaboración de velas y para
aumentar sus entradas económicas, enseñaba en su casa a niñas, hijas de las familias
criollas asuncenas.
Si bien a la educación primaria se prestó una especial atención durante la Dictadura, no
podemos decir lo mismo con respecto a la educación superior. El seminario de San
Carlos fue suprimido en el año 1823 y en 1824 se clausuraron las comunidades
religiosas del Paraguay. Aunque el cierre de estos centros de estudios no significó e1
abandono total de esa clase de educación, ya que muchos sacerdotes siguieron
enseñando en forma particular, sin embargo, la supresión de esa institución fue
perjudicial de cualquier modo, y constituyó un golpe muy duro a todos los jóvenes que
deseaban proseguir sus estudios superiores.
Con relación al aspecto cultural, se debe al Dr. Francia la creación de una Biblioteca
Pública. Esta aumentaba su existencia mediante las compras realizadas por el gobierno
como también mediante donaciones y confiscaciones hechas a los “enemigos de la
Patria”.
67
68
68
69
soberanía paraguaya, “en homenaje a la libertad nacional sacrificó todas las libertades
individuales”. Sólo reconoció la libertad religiosa e hizo de la independencia una
auténtica exaltación al nacionalismo. Otras doctrinas que caracterizaron al gobierno de
la Dictadura fueron la del orden y la del aislamiento. El Dictador tenía una gran
obsesión hacia el orden. Afirmaba que “La libertad, ni cosa alguna podía subsistir sin
el orden, sin reglas, sin unidad y sin concierto” Por salvaguardar el orden interno de la
República y por temor a que la anarquía reinante en los demás Estados, pudiese llegar al
Paraguay, impuso la política del aislamiento. Además, como las provincias argentinas
del litoral habían bloqueado el río Paraná a la navegación paraguaya, el doctor Francia
se vio obligado a clausurar el país.
69
70
El Triunvirato
Muy breve actuación tuvo el segundo gobierno integrado por el Alcalde Juan José
Medina, y los ciudadanos José Gabriel Benítez y José D. Campos, quienes tenían el
exclusivo mandato de llamar al Congreso. Duré fue ascendido a Subteniente por ser el
autor triunfante del golpe. Sin embargo este nuevo gobierno fue tan irresoluto como el
anterior. No se convocó la Asamblea y en consecuencia fue derrocado el 9 de febrero
apropiándose del poder, Mariano Roque Alonso, Comandante del Cuartel, quien se
propuso llamar a un Congreso General el 12 de marzo de ese año.
Comandancia General de Armas
Mariano Roque Alonso asumió el mando del gobierno en calidad de Comandante
General de Armas y Carlos A. López ejerció la secretaría de dicha Comandancia.
Los militares eran partidarios de continuar con el aislamiento, sintiendo antipatía hacia
todo lo extranjero. Además como siempre habían actuado bajo las ordenes del Dictador,
carecían de capacidad política. López muy pronto logró convencerlos que ellos no
podían dominar la situación, comprendieron su ineptitud para el mando y renunciaron a
sus pretensiones. El Comandante Mariano Roque Alonso, aconsejado hábilmente por
don Carlos cumplió el anhelo popular, inaugurando el Congreso en la fecha prevista.
El Congreso General de 12.III.1841. Establecimiento del 2do. Consulado
La magna Asamblea se reunió, luego de veinticinco años, en el antiguo templo de San
Francisco y fue presidida por Carlos Antonio López. La primera moción del propio don
Carlos fue la propuesta de confiar la autoridad gubernamental a dos ciudadanos en
calidad de Cónsules de la República. Los mismos ejercerían el poder por tres años, al
cabo de los cuales se convocaría otro Congreso para prorrogar sus poderes o intentar
otra forma de gobierno. El diputado Juan Bautista Rivarola, protagonista de la
independencia patria, inspirado por anhelos de libertad y justicia, objetó la forma
precipitada en que se pretendía constituir el gobierno, exponiendo la necesidad que el
Paraguay tuviera una constitución democrática y se implantase un régimen de libertad.
Rivarola fue bruscamente interrumpido por don Carlos, quien expreso que por las
circunstancias vividas en el país, era imposible dictar una constitución liberal, sino
instituir un gobierno fuerte y enérgico que se encargase de mantener la tranquilidad
pública. Seguidamente se votó por las mociones y la propuesta de don Carlos fue
aceptada sin objeciones. Por consiguiente, fueron electos Carlos Antonio López y
Mariano Roque Alonso, como Cónsules de la República, los cuales ejercerían los
poderes Ejecutivo y Judicial.
70
71
"La República del Paraguay es para siempre de hecho y de derecho una nación libre e
independiente de todo poder extraño"... "nuestra emancipación e independencia es un
hecho solemne e incontestable en el espacio de más de treinta años; que durante este
largo tiempo y desde que la república del Paraguay se segregó con sus esfuerzos de la
metrópoli española para siempre, también y del mismo modo se separó de hecho de todo
poder extranjero, queriendo desde entonces con voto uniforme pertenecer a sí misma, y
formar como ha formado una nación libre e independiente bajo el sistema republicano
sin que aparezca dato alguno que contradiga esta explícita declaración; que este derecho
propio de todo Estado libre se ha reconocido a otras provincias de Sud América por la
República Argentina y no parece justo pensar que aquel se la desconozca a la República
del Paraguay”... “el Paraguay nunca jamás será patrimonio de una persona o de una
familia” ... “el gobierno que fuese nombrado para presidir los destinos de la Nación,
jurará ante del Congreso, con la estricta responsabilidad de defender y conservar la
integridad e Independencia del territorio de la República”.
El gobierno consular comunicaría la solemne declaración a los países vecinos y en
especial a la Confederación argentina. En el mismo acto, se sancionó la Ley del
Pabellón Nacional, adoptándose la bandera tricolor, los escudos y el sello nacional y se
fijó el día 25 de noviembre como fiesta solemne en toda la República del Paraguay en
conmemoración del día de la jura oficial de la Independencia Nacional.
En el transcurso de su mandato, los Cónsules se preocuparon de realizar varias obras
gubernativas en todos los órdenes.
Obras administrativas y económicas:
El gobierno consular introdujo valiosas innovaciones en el sistema de percepción de
rentas. Organizó el régimen de sellados y se decretaron algunos impuestos para el
sostenimiento de varias villas y pueblos. Con el fin de asistir a la iglesia, se dictó una
Ley de Diezmos. Asimismo, el Consulado entabló negociaciones con la Santa Sede para
la rehabilitación del Obispado pero quedó prohibida la tolerancia de otras doctrinas
religiosas y la libertad de cultos que el Dictador Francia había permitido.
En otro orden, acordaron medidas en beneficio de la clase campesina, a la cual se le
distribuyó animales y elementos de labranza. En el interior del país, se mejoraron
caminos y se arrendaron terrenos fiscales.
Un hecho muy importante fue la disposición de crear una moneda nacional.
Recordemos que hasta ese momento el Paraguay no contaba con un sistema monetario
propio Por lo regular las transacciones comerciales se realizaban mediante trueques de
71
72
los productos importados por los rubros agro- ganaderos y en raras ocasiones con
monedas españolas o las comúnmente utilizadas en los países vecinos. En
consecuencia, se encargó la acuñación de monedas con el dinero existente en la
Tesorería General del Estado. Este acontecimiento dio impulso al comercio, se
reanimaron las industrias existentes y se crearon otras nuevas.
En 1843, se habilitó un cementerio general de la ciudad, en la antigua parroquia de la
Recoleta, estableciéndose a partir de la promulgación del decreto, la prohibición, de "la
inhumación de difuntos en los patios y corredores de las iglesias" de la capital, como
anteriormente se efectuaba.
Obras en el orden cultural y social
Entre otras medidas realizadas por el gobierno consular, citamos la preocupación por
la instrucción superior y por la carencia de un seminario que formase sacerdotes. Con
ese fin, el 30 de noviembre de 1841, se creó la Academia Literaria, primera institución
de nivel post primario fundada después del cierre del Colegio Seminario San Carlos.
Los cursos se iniciaron con la apertura de las cátedras de Filosofía y Latín,
posteriormente se realizó posteriormente un plan de estudios más completo. El Padre
Marco Antonio Maíz fue designado Director. La Academia inició sus aulas el 2 de
febrero de 1842, con la inscripción de ciento cincuenta alumnos. Igualmente la
instrucción primaria también recibió un considerable impulso. Se destinaron diez mil
pesos para las escuelas rurales.
En el aspecto social, una de las disposiciones más importantes, fue la atención otorgada
a los indígenas y a la esclavitud. Con relación a los naturales que se hallaban al servicio
del Estado, trabajando como peones en las estancias de la patria o como soldados en los
fuertes de la frontera, se les decretó la jubilación concediéndoseles tierras y ganados.
Dicha orden fue cumplida paulatinamente y logró su conclusión en 1848.
Pero la disposición del Consulado que reviste su aspecto humanitario fue la Ley de
libertad de vientres, decretada el 24 de noviembre de 1842. Por esta acción el Paraguay
se adelantaba en el camino de la civilización a otros Estados americanos. Esta
disposición debía ser cumplida a partir del 1º de enero de 1843 y por la misma se
establecía que los hijos e hijas de las esclavas que nacieren en adelante serían llamados
"libertos de la República". Sin embargo, permanecerían en la obligación de servir a sus
amos, los libertos hasta la edad de veinticinco años y las libertas hasta los veinticuatro
años respectivamente. El decreto también prohibía el tráfico de esclavos, procurándose
con estas medidas eliminar gradualmente la esclavitud. Además los Cónsules
anunciaron que ciertos esclavos de edad avanzada, pertenecientes al Estado fueran
libres, especialmente aquellos que servían en las estancias de la patria. Si lo deseaban,
podían seguir en ellas, pero con un mejor trato y con una justa remuneración de
acuerdo a sus tareas. Aunque estas disposiciones reflejaban una política progresista,
debemos tener en cuenta que muy pocas personas se beneficiaron con esta Ley debido
al escaso número de esclavos que existían en el Paraguay, durante ese lapso. Según
cifras extraídas del censo realizado en 1846, existían sólo un 7% de negros o pardos
sobre una población de aproximadamente unos 230.000 habitantes.
Otro de los acontecimientos de importancia durante el período consular, fue la aparición
del primer órgano de prensa en el país "El Repertorio Nacional", cuyo primer ejemplar
data del 1º de enero de 1842. El mismo estaba destinado exclusivamente a la difusión de
las disposiciones oficiales, pero de todos modos significó el aporte inicial del Paraguay
al periodismo. Elegantemente impresos y de muy buena tipografía, sus fascículos eran
distribuidos en forma gratuita en toda la República, informando de las actividades del
gobierno.
72
73
73
74
74
75
La citada Ley de administración política, esta considerada como la primera Constitución del
Paraguay. Sin embargo esta Ley no reunía las características generales de las constituciones
más adelantadas de su tiempo. En ella no se mencionaba la especificación de derechos y
garantías ni declaraba de los fines del Estado. En cuanto a la separación de poderes del
Estado, existía una indiscutible superioridad del Ejecutivo, cuyas atribuciones y
limitaciones no se determinaban con claridad. Sin embargo, la misma debe ser considerada
como punto de partida de un proceso de evolución institucional, admitiendo que sus
imperfecciones habrían de ser presumiblemente superadas por futuras reformas.
75
76
76
77
77
78
78
79
79
80
en los Estados Unidos, la creación de una sociedad de capitalistas para que invirtiesen
en diversas industrias que se instalarían en nuestro país. Hopskins adquirió barcos,
maquinarias, herramientas agrícolas y manufactureras, para el emprendimiento de
dichas compañías.
El Presidente López cooperó al principio con el Cónsul norteamericano,
proporcionándole tierras y mano de obra. Así llegó a establecerse un aserradero, un
molino harinero, una fábrica de cigarros, otra de ladrillos y varios talleres menores.
Como Hopskins pretendía el derecho exclusivo de esas industrias por el lapso de diez
años; el gobierno, contrario a otro monopolio que no fuera el suyo y preocupado por la
introducción de capital extranjero; comenzó a importunar las actividades de las nuevas
empresas. La cuestión se agravó por un incidente ocurrido entre el hermano de
Hopskins y un soldado paraguayo. Al poco tiempo, el Gobierno clausuró sus
establecimientos, y canceló sus pasaportes diplomáticos.
Entre tanto ocurrían estos acontecimientos, navegaba las aguas del Paraguay, el buque
"Water Wich", en exploración científica. De inmediato, Hopskins le solicitó ayuda. Una
vez salido del país, el diplomático norteamericano emprendió una intensa campaña
contra el gobierno paraguayo. Publicó una obra titulada "La tiranía en el Paraguay", en
la cual calificaba a López de “déspota y absolutista, nunca visto en los anales
históricos".
Luego de estos incidentes, otras circunstancias empeoraron las relaciones entre el
Paraguay y los Estados Unidos. En febrero de 185l, el buque "Water Wich" volvió a
navegar por aguas paraguayas. Frente al fuerte de Itapirú, situado sobre el río Paraná, el
barco tomó un canal exclusivo de la fortificación. Por consiguiente, su Comandante, el
capitán Page fue advertido por los centinelas paraguayos que detuviese la marcha del
barco. Pero aquel, no haciendo caso de la advertencia, continuó explorando.
Consiguientemente, los guardias del reducto hicieron fuego; un marinero
norteamericano falleció y el barco quedó a la deriva. El Presidente López protestó por la
conducta del Capitán, pero la campaña emprendida por Hopskins contra el Paraguay y
este incidente naval, hicieron que las relaciones entre los dos países entraran en un
período de tensiones, las cuales finalizarían recién en 1859.
Estadía del General López en Europa
Mientras ocurrían los graves eventos con los norteamericanos, la embajada presidida
por el General Francisco Solano López, era cordialmente recibida por las cortes
europeas. Además de la misión de agradecer por el reconocimiento de la Independencia
Nacional, el diplomático paraguayo, acompañado de Juan Andrés Gelly, fue encargado
de contratar técnicos y adquirir maquinarias con el fin de promover el desarrollo
industrial del Paraguay. El General López permaneció en Europa por más de un año y
regresó a bordo del “Tacuary”, barco adquirido en los astilleros ingleses. Lo
acompañaba Elisa Alicia Lynch, a quien conoció en París y que viviría en el Paraguay
hasta 1870.
La comitiva paraguaya en su viaje de retorno, hizo escala en Río de Janeiro y allí se
enteró de los preparativos de guerra que organizaba el gobierno brasileño contra el
Paraguay. Con bastante premura, dicha embajada decidió proseguir viaje y llegó a la
capital el 21 de enero de 1855.
Relaciones con el Brasil: Expedición brasileña de Ferreira de Oliveira. (1855)
A su regreso, de inmediato el General López organizó las fuerzas militares para la
defensa del país contra la armada brasileña que se aproximaba por el Río de la Plata. En
febrero de 1855, una poderosa escuadra integrada por veinte embarcaciones y más de
2000 hombres, arribó las aguas del río Paraguay. Al mando de la misma se hallaba el
Almirante Pedro Ferreira de Oliveira, quien venía en nombre de su gobierno con el fin
80
81
de obtener satisfacciones por parte del Paraguay con motivo de la expulsión del
diplomático Pereira Leal y firmar un tratado de límites y navegación, favorable para el
Imperio. La escuadra no pudo remontar el río, debido a una gran bajante y en efecto
sólo pudo hacerlo su comandante, a bordo de una canoa. El Presidente López, después
de haber asegurado que el almirante brasileño venía con intensiones pacíficas, el 16 de
marzo le permitió su arribo al puerto de Asunción. Luego de extensas conferencias
realizadas entre el General Francisco Solano López y el Almirante Ferreira de Oliveira
se solucionó el problema ocasionado por el incidente Pereira Leal y el 27 de abril de ese
año, se firmó un tratado de comercio y navegación, pero en las cuestiones de límites, no
hubo coincidencia. Por lo tanto, se determinó que esa problemática se abordaría en el
plazo de un año.
Tratado Berges-Paranhos. (1856)
El Presidente López, deseoso de poner fin a las cuestiones de límites con el Brasil, antes
que feneciera el plazo estipulado para dicho arreglo, envió a uno de los paraguayos más
capacitados de la época: José Berges, en misión especial a Río de Janeiro. En esa ciudad
se entrevistó con el plenipotenciario brasileño, José María da Silva Paranhos. Entre los
meses de marzo y abril de 1856 ambos diplomáticos discutieron extensamente sobre los
derechos de posesión y sobre la historia colonial, sin la posibilidad de obtener buenos
resultados. El Brasil insistió en que la frontera debía trazarse sobre el río Apa y el
Paraguay afirmaba que esta se hallaba sobre el río Blanco. Finalmente, el 6 de abril, por
un protocolo especial se aplazó por seis años más este espinoso tema. La zona litigiosa
se declaró neutral y se firmó un Tratado de Amistad y Navegación que garantizaba a
ambas partes la libertad de navegar los ríos Paraná y Paraguay
Relaciones con la Argentina: Misión del General Guido al Paraguay. (1856)
En tanto se firmaba en Río de Janeiro el Tratado Berges – Paranhos, el Congreso
argentino rechazaba el Tratado Varela – Derqui firmado en Asunción en 1852,
especialmente en lo relativo a la cuestión de límites con el Paraguay. El Congreso
argentino no se preocupó de estudiar los informes del diplomático enviado
anteriormente al Paraguay, Santiago Derqui, porque su gobierno reclamaba la soberanía
del todo el Chaco, hasta Bahía Negra, así como el territorio de Misiones. Pretensiones
rechazadas enérgicamente, por el Presidente López.
Para solucionar este problema, la Confederación argentina, cuya sede se hallaba en
Paraná, comisionó al General Guido con el objetivo de negociar un nuevo arreglo con
el Paraguay. El General Guido llegó a la Asunción en julio de 1856 y no pudo llegar a
ningún acuerdo el gobierno nacional. Se aplazaron nuevamente las cuestiones de los
límites y el diplomático argentino firmó un nuevo Tratado de Paz, Amistad, Comercio y
Navegación.
La Reforma constitucional de 1856
Al tiempo que los problemas de límites no llegaban a un feliz término con ninguno de
nuestros vecinos, otra situación de la política interna preocupaba al Presidente. Como se
aproximaba el final del breve período de tres años de su segunda presidencia, don
Carlos resolvió convocar a un Congreso General Extraordinario con el propósito de
reformar la Ley de 1844. La Asamblea reunida el 1º de noviembre de 1856, resolvió
limitar en el número de diputados de 250 a 100, los cuales eran todos "propietarios de
buena fama, de conocido patriotismo con todos los goces civiles", Estas mismas
cualidades se exigían también los electores.
Otra reforma planteada en el Congreso fue que el Ejecutivo, en pliego reservado se
otorgaba el derecho de designar a la persona que ejercería la presidencia en los casos de
impedimento o muerte del Primer Magistrado.
81
82
82
83
83
84
84
85
inició en 1856. El recorrido inicial, inaugurado el 14 de junio de 1861 fue desde la plaza
de San Francisco (actualmente la Plaza Uruguaya) hasta el puerto. Los rieles fueron
importados directamente de Inglaterra y los técnicos que dirigieron las obras también
fueron ingleses. En octubre de ese año se inauguró el trayecto de Asunción – Trinidad.
Posteriormente se habilitaron las estaciones de Luque, Areguá, Patiño, Guazú Virá
(actualmente Ypacaraí), Cerro León y Paraguarí.
Otro de los pilares del desarrollo industrial del país fue la creación de una marina
mercante. Esta se inició con la compra del buque Tacuarí adquirido por Solano López
en Inglaterra y la de otros vapores como el Río Blanco y el Río Negro, embarcaciones
que navegaban por el Paraguay, Paraná Río de la Plata hasta los puertos del Brasil,
venciendo de esta manera la mediterraneidad de nuestro país. Los ingenieros y técnicos
contratados por el General López montaron un arsenal y un astillero situado en la Loma
San Gerónimo. En esos talleres se construyeron siete modernas unidades navieras, a
más de otras veinte chatas, unos treinta lanchones y casi un centenar de pequeñas
embarcaciones.
Asimismo, en 1864 se instaló en Asunción el primer telégrafo en el Río de la Plata, bajo
la dirección de del ingeniero Roberto Von Fischer Treuenfeldt. La primera
comunicación se estableció entre la capital y Villeta. Su director se encargó de la
enseñanza de telegrafía a los jóvenes paraguayos designados para ello, entre los cuales
se encontraba Saturio Ríos.
En cuanto a la industria siderúrgica, la empresa de gran alcance económico, fue la
fundición de hierro, una de las primeras de América del Sur. Se inició el 26 de octubre
de 1850, con el arribo del ingeniero fundidor Henrique Godwin, del Coronel húngaro
Wisner de Morgensten y de varios torneros mecánicos alemanes. El sitio elegido fue el
valle de Ibycuí, al pie de la Cordillera, en el lugar llamado La Rosada. Amplios
edificios, talleres y cobertizos, de sólida construcción guardaban el alto horno que
admitía una carga de 5.000 libras de hierro. Los sitios cercanos proporcionaban material
adecuado para la fabricación del mineral refractario y de los moldes, que soportaban la
acción del fuego, mejor que los traídos de Inglaterra. Allí se fabricaron herramientas,
instrumentos de labranza, ruedas, piezas y otros artículos empleados en diversas obras
públicas.
Otras industrias que también funcionaban en nuestro país, citamos: una fábrica de
papel, una de ladrillos y tejas en Itaguá y otra a vapor en Zevallos Cué. Se iniciaba
asimismo, el auge de la industrialización de la porcelana y el cristal de roca. De las
canteras se extraían cal, pizarra y pedernal. Una empresa salinera, trabajaba en la
elaboración del producto a más de las industrias caseras de mantas y ponchos de
algodón y lana; cueros, vinos, dulces, licores espiritosos, etc.
Rol de la Iglesia
Los primeros Obispos paraguayos.
Desde 1838, fecha del fallecimiento del Obispo Panés, la Diócesis paraguaya había
quedado vacante. Durante el gobierno del Segundo Consulado se habían restablecido
las relaciones con la Santa Sede.
Posteriormente, con el propósito que la Iglesia paraguaya estuviese dirigida, por
prelados paraguayos se remitieron a Roma los expedientes informativos de aptitudes y
servicios de dos candidatos: Basilio López, hermano mayor del Presidente, para Obispo
Diocesano y Marco Antonio Maíz como Obispo Auxiliar. La Santa Sede respondió con
beneplácito y ambos fueron instituidos con la resolución promulgada el 31 de agosto de
1847 por el Papa Gregorio XVI. Los dos primeros Obispos paraguayos fueron
consagrados en la Iglesia de Cuyabá (Brasil), por ser ésta la Diócesis más cercana al
85
86
86
87
lo más importante es que el Paraguay tenía un Himno Nacional patrio y de este modo
completaba sus símbolos nacionales, como tenían los demás Estados soberanos.
Impulso a la educación
El primer paso para materializar el impulso a la educación fue la propagación de la
enseñanza, con el establecimiento de innumerables escuelas elementales y algunas de
Latinidad en todo el país. Por otra parte, cuando Francisco Solano López visitó Europa,
contactó con profesores, periodistas, arquitectos, músicos, matemáticos y logró
contratar a varios de ellos, quienes se trasladaron al Paraguay entre 1853 y 1857. Entre
las figuras más representativas relacionadas con la educación y la cultura citados al
literato español Ildefonso Bermejo, al matemático Pedro Dupuis, al admirable arquitecto
italiano Alejandro Ravizza. Igualmente, llegaron también al país, centenares de
técnicos industriales con el propósito de transformar la fisonomía paraguaya en sus
aspectos socio- económico- cultural.
La Educación superior
Funcionaba en Asunción la Academia Literaria, fundada en 1841, por los Cónsules
López – Alonso. En la misma institución se dictaban tres cátedras para desarrollar la
instrucción pública y suplía por el momento todos los servicios de un Colegio.
La Escuela de Derecho. 1850: El doctor Juan Andrés Gelly, educado en el Río de la
Plata, era una persona poseedora de gran capacidad y talento. En él confió el Presidente
López para fundar y funcionar bajo su dirección la Escuela de Derecho Civil y Político.
El primer plantel de estudiantes se limitó a veinte. Fueron utilizados algunos textos de
autores españoles y franceses pero con alteraciones y variaciones introducidas por la
legislación paraguaya. Lastimosamente esta institución tuvo una corta existencia, pero
no se debe al yerro de su Director, sino al momento histórico que vivía el país, que en
esa etapa, aun carecía de base necesaria, pues recién se estaban dando los primeros
pasos en la enseñanza media.
El aula de Matemáticas. 1853: Esta institución se formó con los alumnos de una escuela
preparatoria de Aritmética dirigida por el profesor Miguel Rojas, la cual funcionaba en
las afueras de la capital, en la localidad de Zevallos Cué. En 1853, el gobierno contrató
al maestro francés Dupuis. Los estudios duraban dos años. La Escuela inició sus clases
con treinta alumnos de la Escuela del maestro Rojas y unos veinte estudiantes, los más
aventajados de las escuelas del interior de la República.
La Escuela Normal. 1855 Los alumnos del aula de Matemáticas ingresaron a la
Escuela Normal dirigida por el profesor español Ildefonso Bermejo. El principal
objetivo de esta institución era explorar la preparación de los jóvenes, para luego fundar
con los más aptos un Instituto Superior. Dicha escuela funcionó hasta mediados de
1856, fecha en que se dio apertura al Aula de Filosofía.
Aula de Filosofía. 1856. Esta institución se inició con la inscripción de 49 alumnos, los
más aventajados de la Escuela Normal y de la Academia Literaria. Al poco tiempo los
alumnos dieron pruebas de grandes progresos. El primer examen final que dieron los
alumnos fue público y se realizó en el Teatro Nacional en presencia del Presidente
Carlos Antonio López, el Obispo y varias otras personas representantes del gobierno.
Entre los alumnos más aventajados podía contarse a Juan Crisóstomo Centurión y al
joven villarriqueño, Natalicio Talavera, los dos con notables funciones en los años
posteriores.
Los primeros becados. 1858. En ese entonces el gobierno consideró que ya era tiempo
que los alumnos más estudiosos y sobresalientes pudieran proseguir sus estudios en el
extranjero, en cumplimiento de lo estipulado en la Ley de Administración política del
1844. Fueron enviados dieciséis jóvenes a París y a Londres. La mayoría fue destinada a
87
88
realizar estudios técnicos para luego venir e incorporarse a los grandes establecimientos
que el gobierno había emprendido.
El Seminario. 1859. Recordemos que esta Institución ya había sido fundada en las
postrimerías de la Colonia y por orden del Dictador Francia se había cerrado en 1823. El
primer rector fue el sacerdote Fidel Maíz, uno de los religiosos más ilustrados del país.
El Seminario abrió sus puertas a doce clérigos de órdenes menores y mayores que
habían quedado sin ordenarse a la muerte del Obispo Basilio López sucedida en enero
de 1859. Poso tiempo después estos jóvenes recibieron las órdenes sagradas de manos
del nuevo Obispo Juan Gregorio Urbieta.
La educación femenina
La Educación de las niñas, también fue atendida, aun que de manera muy restringida,
pues su concurrencia se limitó a las niñas de la alta sociedad. Gracias a la llegada de los
técnicos europeos proliferaron las escuelas privadas y fueron generalmente las esposas
de aquellos quienes emprendieron las tareas de educar a las niñas y señoritas de la
aristocracia asuncena. Entre estos importantes institutos de enseñanza merecen citarse la
Escuela de Niñas de Josefa Mercé, la Academia de Niñas de Dorotea Dupratt, el
Colegio Francés de Niñas de Luisa Balet, la escuela para Niñas de Eduvigis de la
Reviere, la Escuela de Música de Ana Monier de Dupuis.
Otras instituciones educativas que funcionaron en esta etapa para alumnos de ambos
sexos fueron la Escuela de Dibujo dirigida por el arquitecto Alejandro Ravizza y la de
Música, regenteada por Francisco Sauvageod de Dupuis, la cual llegó a inscribir más de
ochenta estudiantes.
La Escuela de Medicina. 1861. Los médicos europeos contratados, no sólo se dedicaron
a la atención hospitalaria, muchos de ellos también dictaron clases. Así se abrió la
Escuela de Medicina bajo la dirección del medico militar inglés Guillermo Stewart.
Unos treinta alumnos recibían enseñanza de Anatomía, Cirugía y Farmacia. Otros
especialistas que también dictaron clases fueron los doctores Barton, Fox, Skiner y el
farmacéutico suizo Federico Masterman, entre otros. Esta escuela funcionó hasta el
inicio de la guerra de la Triple Alianza.
El periodismo
Una vez que “El Paraguayo Independiente” hubo culminado su misión, después del
reconocimiento de nuestra Independencia por la Argentina, el gobierno nacional
determinó la edición de un nuevo órgano denominado "El Semanario de Avisos y
Conocimientos Utiles", editado por la Imprenta de la República: Este nuevo semanario
dio a luz su primer número, el 21 de mayo de 1853. A más de la editorial contenía
informaciones de carácter nacional e internacional, dando particular importancia a las
cuestiones económicas y rurales. También apareció "El Eco del Paraguay", bajo la
dirección de Ildefonso Bermejo y cuya edición alcanzó ciento dieciocho ejemplares.
Desaparecido este periódico, le sustituyó "La Época", editado por los alumnos del aula
de Filosofía.
Balance educativo - cultural
Hacia 1862, año del fallecimiento de don Carlos Antonio López funcionaban en todo el
país un total de 435 escuelas públicas a las cuales asistían unos 24,524 estudiantes.
Cada departamento rural contaba con sus establecimientos escolares. Los mejores
alumnos eran enviados a la capital a proseguir sus estudios en el Seminario, en el Aula
de Filosofía o era acreedor de una beca para estudiar en Europa.
88
89
89
90
90
91
embargo hacia 1863, Mitre empezó a estrechar vínculos con la oposición federalista,
particularmente con Urquiza, atrayéndolo a su entorno ante un posible conflicto con el
Paraguay.
La doctrina del equilibrio del Río de la Plata.
La política reservada de don Carlos Antonio López con relación a las cuestiones de
límites no resueltos con la Argentina y el Brasil, cambió radicalmente con Solano
López. Hasta entonces el gobierno paraguayo evitó participar en los asuntos del Río de
la Plata, fiel a la doctrina de la no-intervención. Pero el nuevo Jefe de Estado juzgó que
había llegado el momento de participar activamente de los conflictos que sucedían en
los demás Estados del Plata, que según el propio Solano López, afectaban
fundamentalmente a los intereses económicos y políticos del Paraguay. Esto implicaba
solucionar los litigios territoriales y mantener el equilibrio de fuerzas entre los dos
poderosos vecinos, el Brasil y la Argentina. Solano López opinaba que sí se alteraba la
paz en uno de los dos países, o sí los dos se aliaban, la independencia paraguaya estaría
en mortal peligro y por lo tanto, su reciente evolución económica se truncaría. En
consecuencia, el Presidente López marcó como norte de su política internacional: el
mantenimiento del equilibrio en el Río de la Plata, imitando la doctrina de estabilidad de
los Estados que se mantenían en Europa gracias a la política del Emperador francés,
Napoleón III, a quien Solano López había visitado en su viaje al viejo continente.
91
92
92
93
93
94
94
95
extender sus dominios hacia el Plata. Dicho convenio conocido como el Tratado de la
Triple Alianza fue firmado el 1º de mayo de 1865. Los representantes fueron: por el
Imperio, Octaviano de Almeida Rosa; por la Confederación Argentina, su Ministro
Rufino de Elizalde y por el Uruguay Carlos de Castro. Sus artículos atestiguaban que
los tres Estados se unirían en "alianza ofensiva y defensiva, en la guerra promovida por
el gobierno del Paraguay, para lo cual concurrirían con todos los medios que puedan
disponer en tierra y en los ríos", y no cesarían las hostilidades hasta la deposición de su
gobernante (art. 1º y 2º). Los aliados no depondrían las armas sino de común acuerdo y
no negociarían con el enemigo por separado (art. 6º). Se comprometían a respetar "la
independencia, soberanía e integridad del Paraguay", solo por cinco años (art. 8º). Se
arrebataría al Paraguay la soberanía de sus ríos (art. 11º)...
La nación paraguaya debería de cargar con las deudas de la Guerra y sus respectivas
derivaciones económicas (art. 14º). Co estas cláusulas los países firmantes decretaban el
aniquilamiento del Paraguay. Igualmente, el Brasil y la Argentina "para evitar
discusiones y guerras que traen consigo las cuestiones de límites" al terminar el
conflicto, se repartirían una inmensa extensión de territorio paraguayo. Finalmente, una
cláusula declaraba secreto el Tratado, pero por una indiscreción su texto fue conocido
en Inglaterra un año más tarde.
La marcha del General Robles
En tanto, el general Robles, al mando de la división del sur con unos 25.000 soldados
inició su marcha a mediados del mes de mayo, avanzando gradualmente por la costa del
Paraná, su progresión no dejaba de ofrecer riesgos pues el río era dominado por la
escuadra brasileña. El General argentino W. Paunero aprovechando la marcha hacia el
sur de las fuerzas de Robles, el 25 de mayo llegó a Corrientes venciendo en sangrientos
combates, cuyos resultados alentaron a los partidarios de la guerra, pero por otra parte
ocasionaron funestas represalias a la población civil.
Mientras en la capital, Solano López resolvió dirigir la guerra desde un punto más
cercano a las operaciones y en consecuencia partió con destino a Humaitá. Dejando
instalado en Asunción un gobierno provisorio, a cargo del Vice presidente, Domingo
Francisco Sánchez. Antes de hacerlo pronunció una proclama justificando tal actitud e
instigando a una movilización general de voluntarios.
Batalla de Riachuelo. 11.VI.65.
Con el propósito de romper el bloqueo fluvial, López encargó al Capitán Pedro Meza,
que realizase un audaz ataque a la escuadra brasileña apostada a 15 Km. al sur de
Corrientes enfrente del Riachuelo. El golpe de resultar exitoso hubiera cambiado la
suerte de la guerra.
El día 11 de junio, Meza al mando de la flota paraguaya compuesta por nueve naves, -
sólo dos de ellas, El Tacuary y Paraguarí eran de guerra, el resto eran barcos mercantes
equipados para el fin- con una tripulación de 2.000 soldados y un armamento de 34
cañones llegaba a las Tres Bocas. Una avería sufrida por una de sus naves causó un
retraso de tres horas en la iniciación del ataque. La demora fue fatal pues los brasileños
al mando del vicealmirante Barroso tuvieron tiempo de prevenirse para el combate. La
lucha fue violenta y al principio favoreció a la escuadra de Meza, pero al final se
impuso la superioridad del armamento imperial. Quedaron fuera de combate tres
embarcaciones. Esa misma tarde, el resto del convoy paraguayo se retiraba a Humaitá.
Triunfantes los brasileños, se replegaron hacia el sur. El Paraguay con la pérdida de su
flota, quedaba bloqueado y debió bastarse a sí mismo durante el transcurso de la toda la
contienda.
A fines de julio, el comandante de la división del sur, General Robles, fue relevado y
sometido a proceso, acusado de indisciplina y haber aceptado correspondencia de los
95
96
96
97
97
98
98
99
99
100
100
101
101
102
creyó que el Presidente había sido derrotado y empezaron a celebrar algunas reuniones
políticas. Enterado Solano López de estos encuentros, tomó serias medidas contra los
asistentes, que culminarían posteriormente en los tribunales de San Fernando.
Los periódicos de campaña.
El Semanario publicó con grandes titulares el bombardeo a la capital. Durante toda la
contienda, este órgano oficial del gobierno, impreso en Asunción, jugó un papel muy
importante. A más de "El Semanario", se publicaron otros de contenido satírico-
jocosos que ridiculizaban al enemigo. Estos periódicos eran bilingües y con ellos se
inicia la literatura guaraní. El "Cabichuí", apareció en Paso Pucú el 13 de mayo de
1867. Tuvo un tiraje de 95 números y el último se imprimió en San Fernando el 20 de
agosto de 1868. El papel y la tinta escasearon durante toda la guerra. Se usaba el
mínimo posible y se escribía con letras diminutas de manera a economizar el material
disponible. Los artículos de "El Semanario", primero los leía López y una vez
aprobados se expedían por telégrafo a la capital para su impresión. Este se usaba para
despachos oficiales, proclamas del Presidente y las crónicas escritas por Natalicio
Talavera, quien fue el primer corresponsal de guerra. Otros periódicos fueron "El
Centinela" de intención irónica y mordaz y "La Estrella", de inspiración épica. "El
Cabichuí" y "El Centinela" reprodujeron grabados ejecutados a navaja sobre madera o
sobre superficies de cueros vacunos. Otra de las publicaciones, aun que de corta
duración fue "Cacique Lambaré", al igual que las anteriores tenía la finalidad de animar
el espíritu combativo de los soldados y exaltar sus sentimientos patrióticos.
Por otra parte, debemos indicar que el arraigado espíritu musical de los paraguayos,
alivió las penurias de las trincheras. Los soldados no se separaron de sus arpas y
guitarras. El guitarreo y las alegres canciones provenientes de las líneas paraguayas
causaban una honda impresión a los aliados. Asimismo, para burlar a los enemigos,
cuando se iniciaban los bombardeos, se escuchaba una "música infernal", y estridente,
producida de un pintoresco instrumento fabricado por los propios soldados, consistente
en una pequeña asta con un orificio por donde se soplaba emitiendo un sonido parecido
al de una trompeta que "ponían a Caxías fuera de juicio”.
La represión de San Fernando
Además de soportar las derrotas bélicas, los paraguayos sufrieron duras represiones
durante la guerra. Estas ya se habían iniciado cuando Francisco Solano López asumió el
gobierno. Ordenó la prisión de aquellas personas que se oponían a su nombramiento.
Entre ellas, estuvo su antiguo preceptor y Rector del Seminario, el padre Fidel Maíz,
todos acusados de promover "una revolución social” en su contra. A su propio hermano
Benigno, lo confinó a una de sus estancias por difundir ideas liberales. Lo característico
de estos arrestos consistía en que ellos no se limitaban a la persona encausada sino
también a los demás familiares del presunto conspirador, no respetando sexo ni edad,
para Solano López todos se hallaban implicados. Al apresamiento de aquellos, siguieron
otros, de los parientes de los participantes en el pretendido complot y pertenecientes
todos a la alta sociedad asuncena.
Posteriormente, estas represiones se extendieron a las filas del ejército, entre los
campesinos del interior y a gran parte de los extranjeros y extranjeras, llegados al país
antes de la guerra. Al establecerse, Solano López en una antigua estancia del Estado
“San Fernando”, luego de abandonar Humaitá, convencido que sus enemigos buscaban
el aniquilamiento del Paraguay y su persona, decidió seguir la lucha hasta el fin. El
pueblo paraguayo en armas, fiel a su autoridad y fervoroso de patriotismo lo seguía,
sufriendo las penurias de la guerra, las que iban en aumento con el transcurso del
tiempo. Sin embargo, López no creyó encontrar ese mismo patriotismo en el sector
civil que atendía los servicios del gobierno en la capital. Esa desconfianza aumentó
102
103
103
104
1869. La capital paraguaya fue sometida al más cruento saqueo por parte de las tropas
imperiales. Ni las legaciones extranjeras, ni las casas particulares, ni iglesias ni los
sepulcros fueron respetados, la tarea destructora prosiguió por varios días. La ciudad
vacía estuvo a merced de los invasores. Muebles, artículos de valor, documentos y otros
objetos fueron transportados sistemáticamente a los buques, conduciendo tan valioso
botín a Buenos Aires y Río de Janeiro.
Las residentas y las destinadas
En la etapa inmediata a los combates de Lomas Valentinas y la posterior evacuación de
Asunción, innumerable mujeres, llamadas residentas, en cumplimiento de estrictas
órdenes gubernamentales debieron trasladarse continuamente de un sitio a otro. Fueron
obligadas al principio a establecerse en Luque, Altos, Limpio, o fijar sus residencias en
los campos propicios para el cultivo. Estas resoluciones contenían un doble cometido,
por una parte, el propósito de distribuir equilibradamente la población a las diferentes
localidades con el propósito de conducir hacia aquellas regiones que necesitaban mano
de obra para la agricultura, sector que desde el primer año de la contienda, se hallaba
estrictamente reglamentado y organizado exclusivamente por las mujeres, debido a la
escasez de varones. Por otra parte, el Mariscal implementó la política de "tierra
arrasada", para evitar que los aliados, se alimentasen de los campos paraguayos. Sin
embargo, después de la batalla de Piribebuy, cuando el ejército inició su éxodo hacia el
norte del país, las residentas y un resto de la población civil, se vieron en la necesidad
de cumplir con apremiantes medidas como el abandono de sus residencias originarias o
de aquellas poblaciones a donde en un inicio le fueran asignadas. Unidas a la caravana
de Solano López, soportaron la marcha forzada y conocieron a la par del último reducto,
hambre y privaciones en la etapa final de la guerra.
Otras, sin embargo, no corrieron el azar de las primeras. Las destinadas, cuyos esposos
o familiares eran opositores al gobierno de Solano López, entre las cuales se
encontraban las damas de la alta sociedad, fueron confinadas "por traidoras" a remotas
comarcas, donde soportaron dolorosos sufrimientos, pereciendo un gran número de ellas
en los campos de Yhú, Curuguaty, Igatimí y Espadín. De este último sitio las
sobrevivientes fueron liberadas por las tropas brasileñas, el 25 de diciembre de 1869.
CAMPAÑA DE LAS CORDILLERAS.
Mientras los aliados ocupaban Asunción, Solano López pasaba de Cerro León a la
Cordillera de Ascurra, donde fijo su campamento y estableció a Piribebuy como nueva
capital del país. Allí funcionó la administración pública con el Vicepresidente Sánchez a
la cabeza. Con indomable energía se dispuso López, a organizar un nuevo ejército,
reclutado de los hospitales y de las campiñas. Heridos, mutilados, mujeres y niños
desnutridos conformaron las nuevas tropas del Mariscal.
Batalla de Piribebuy. 12.VIII.1869.
Los aliados que se hallaban en Asunción, habían proyectado atacar Piribebuy y terminar
definitivamente con la guerra. Para ese objetivo, cinco columnas compuestas de 25.000
hombres al mando del conde D'Eu y de otros altos oficiales del ejército brasileño
entraron al mismo tiempo al pueblo de Piribebuy, defendido por unos pocos individuos.
A la negativa de una capitulación la población se entregó a una batalla cuerpo a cuerpo.
Las mujeres también pelearon en las trincheras armadas de sables y piedras se
enfrentaron al enemigo. Tras cinco horas de combate el sitió cayó. Solano López logro
retirarse con los pocos sobrevivientes.
Cerro Corá 1º-III-1870.
Al iniciarse el año 1870, el ejército paraguayo, se había convertido en una escuálida
legión, sin víveres ni municiones. Los sobrevivientes armados de lanzas y sables,
alejados de sitios poblados iban detrás de Solano López en su última campaña. El 14 de
104
105
febrero, la caravana alcanzó Cerro Corá, un colosal anfiteatro rodeado por los cerros del
Amambay y cruzado por el río Aquidabán- niguí.
Desde la punta de Itapirú hasta el remoto confín del país, no quedaba un solo palmo de
tierra que no hubiese sido disputado al invasor.
En la mañana del 1º de marzo de 1870, los milicianos imperiales al mando del general
da Cámara atacaron Cerro Corá, el Solano López al mando de unos cuantos hombres
enfrentó a los invasores. En el primer embate, resultó herido, lanceado por un oficial y
por un cabo brasileño. Buscó refugio en las orillas del Aquidabán. Allí recibió una
intimación del general da Cámara. En respuesta, el mariscal paraguayo le contestó
"Muero con mi Patria”. Un certero disparo ordenado por el oficial enemigo terminó con
su vida y con la guerra de la Triple Alianza.
105
106
En ese tiempo, Asunción fue presa del pillaje y despojo. Los efectos, menajes
mobiliarios, utensilios y demás pertenencias de las familias de la sociedad paraguaya
eran llevados al puerto para ser embarcados con destino a Buenos Aires y Río de
Janeiro. Tanto de día como de noche se realizaba la conducción de dichos enseres. Las
legaciones extranjeras, el Club Nacional y las residencias asuncenas, fueron
desvalijadas.
La repoblación
Pese al despojo a que fue sometida la capital y a los desacuerdos surgidos entre los
vencedores, Asunción fue repoblándose paulatinamente por personas de diversos
orígenes y procedencias. Un gran porcentaje de mujeres y niños recorrían las arenosas
calles en busca de sustento y alojamiento.
Además, un importante número de varones arribó al país. Entre ellos, paraguayos y
varios extranjeros de distintas nacionalidades, a más de muchos comerciantes y
especuladores que acompañaron a las fuerzas invasoras, que atraídos por la curiosidad
llegaron para observar al Paraguay en ruinas. Del primer conjunto de hombres, citamos
a varios paraguayos calificados que regresaban del exterior. Los ex becarios, los
diplomáticos del gobierno de Solano López, ausentes durante el conflicto. Otros fueron
los prisioneros liberados o los fugitivos del ejercito paraguayo y también los jefes y
oficiales de la Legión Paraguaya, pero todos infundidos por una intensa preocupación:
reorganizar la nación como Estado soberano y tratar de solucionar las cuestiones de
límites con los representantes de la alianza tripartita.
EL TRIUNVIRATO DE 1869
Con el propósito de instituir un gobierno provisorio, varios ciudadanos, influenciados
por los representantes de las fuerzas aliadas, entre los que se citan al Canciller imperial
José María Da Silva Paranhos y al representante argentino, José Roque Pérez,
intercambiaron sugerencias y opiniones acerca de la mejor manera de establecer una
autoridad que asumiese la representación del Estado paraguayo. Se convocaron a
diversas reuniones en donde desde los inicios, se advirtieron dos tendencias antagónicas
que posteriormente se concretarían en la fundación de los partidos políticos. Como
resultado de las reuniones, el 25 de agosto de 1869 fueron nominados para representar
al gobierno del Paraguay: Carlos Loizaga, Cirilo Antonio Rivarola y José Díaz de
Bedoya.
Una de sus primeras medidas del Triunvirato consistió en declarar a Francisco Solano
López “fuera de la ley y para siempre arrojado del suelo paraguayo, como asesino de
su patria y enemigo del género humano". No obstante, a la brevedad de su mandato, el
gobierno provisorio se esforzó por defender el patrimonio territorial de la nación,
salvando el derecho de discutir los límites definitivos con el vencedor, pese a los tér-
minos del Tratado de Alianza. De este modo, protestó por la ocupación argentina de la
Villa Occidental, actual Villa Hayes, y luego obtuvo que se permitiera al Paraguay la
negociación de los límites. También se esforzó por atender a los huérfanos de guerra,
para quienes se fundó en Trinidad, un instituto de enseñanza profesional. Otras medidas
de orden educativos fueron la reorganización de la Biblioteca Nacional y el
establecimiento de escuelas de las primeras letras en todos los departamentos del país.
La Convención Nacional Constituyente
De capital importancia era organizar las instituciones jurídicas para el resurgimiento del
país. No se había declarado la caducidad de la Ley de Administración política, pero era
evidente que el régimen político que se creó con dicha Ley, había desaparecido con la
guerra. El deseo de establecer un sistema de gobierno que estuviese de acuerdo con las
ideas liberales que predominaban en los demás Estados americanos, motivó a los
ciudadanos a convocar a elecciones de convencionales que integrarían la Convención
106
107
107
108
108
109
109
110
contienda, el Paraguay contaba con una existencia de más de dos millones de animales
vacunos criados en las estancias de la Patria y en haciendas particulares. En 1870 la
producción bajó a sólo 15.000 cabezas. Igualmente de las 205.000 Has. cultivadas en
todo el territorio nacional, en el primer lustro de la post- guerra se redujeron a 64.000
Has.
La situación socio-económica del Paraguay en esta etapa, había retrocedido más de un
siglo y en estas condiciones haría su entrada al concierto internacional, en condiciones
excesivamente inferiores frente a los dos Estados vecinos y victoriosos. Antes de
finalizar la contienda y durante los primeros meses de la ocupación aliada, la educación
mereció una interesante prioridad. Se abrieron varias escuelas municipales a partir del
segundo semestre de 1869. Asunción Escalada, nieta del ilustre educador Juan Pedro
Escalada fundó el primer colegio de niñas en la capital. Posteriormente, notables
educadores, tanto nacionales como extranjeros llegaron al país y en breve tiempo
fundaron institutos de primera y segunda enseñanza. En la última década del siglo, abrió
sus puertas la Universidad Nacional de Asunción.
En cuanto al aspecto político, este puede dividirse en dos períodos. El primero
corresponde a los gobiernos que se sucedieron en la década de 1870 a 1880, y el
segundo el concerniente a la 1ra. Hegemonía republicana o colorada, en donde figuran
con especial importancia los gobierno de Bernardino Caballero, Patricio Escobar y Juan
B. Egusquiza
LA PRIMERA DECADA (1870-1880)
El gobierno del Triunvirato tuvo una existencia breve. En el mes de mayo de 1870
había renunciado uno de los triunviros José Díaz de Bedoya, en tanto que el 31 de
agosto de 1870 hacia lo mismo, Carlos Loizaga. Por este motivo, el tercero, Cirilo
Antonio Rivarola fue cesado por la Asamblea Nacional Constituyente.
La remoción de Rivarola dejó al país sin gobierno y en efecto, el 31 de agosto, la
Asamblea Nacional Constituyente, en uso de sus atribuciones, procedió al
nombramiento del Dr. Facundo Machaín como Presidente de la República.
Doce horas más tarde, el Cirilo Antonio Rivarola con el apoyo de las fuerzas aliadas,
derrocó a Machaín y esa misma noche, obtuvo su reposición en el cargo, acto
posteriormente legitimado por la Asamblea Nacional. De esta manera, se consumaba el
primer golpe de estado en el Paraguay de la post - guerra.
Presidencia de Cirilo Antonio Rivarola: 1870-1871.
Rivarola ocupó el cargo el 25 de noviembre de 1870, acompañado por Cayo Miltos,
como Vicepresidente, quien falleció el 7 de enero de 1871 y fue reemplazado por
Salvador Jovellanos.
El momento político que vivía el país no era fácil. El ministro de Hacienda, Juan
Bautista Gill fue acusado por malversación de fondos ante el Congreso. De inmediato,
se procedió a su enjuiciamiento y se lo halló culpable de los cargos y
consiguientemente, fue destituido. El Presidente trató de sostener a su ministro, pero
como el Poder Legislativo se negara en modificar su resolución, en respuesta el
Presidente Rivarola, disolvió el Parlamento Nacional el 15 de octubre de 1871. José
Segundo Decoud, ministro de Relaciones Exteriores y Benardino Caballero, ministro de
Guerra y Mariana, renunciaron a sus cargos por la resolución presidencial, no dispuesta
en la Constitución.
La disolución de las Cámaras, hizo estallar una cruenta revolución cuya principal base
se hallaba en el pueblo de Tacuaral, (Ypacaraí). La misma fue violentamente reprimida.
Ante las presiones políticas, el Presidente convocó a elecciones tendientes a restaurar
ambas Cámaras del parlamento. Una vez conformado el Poder Legislativo, Rivarola
puso su renuncia a disposición, confiado en que la misma no sería aceptada. Sin
110
111
111
112
112
113
113
114
114
115
115
116
Igualmente se organizó la Guardia Nacional, hecho significativo, pues fue ésta, una de
las primeras medidas previsoras de un posible enfrentamiento armado con Bolivia.
En el año 1900, Asunción fue sacudida con la confirmación del brote de la temible peste
bubónica, enfermedad transmitida por las ratas que atacaba el sistema ganglionar y
pulmonar ocasionando la muerte irremediable de los infectados.
A partir del 1º de enero de 1901, entró en vigencia el sistema métrico decimal,
suplantándose de esta forma las antiguas unidades de medidas, como la pulgada, la
vara, la onza, la arroba, la yarda, la milla, la libra y otras unidades implantadas por la
administración española en América.
En el campo político, Aceval se enfrentó a los generales Caballero y Escobar con
relación a la sucesión presidencial. Esta disputa originó un ambiente caldeado en la
sesión del Congreso realizada el 9 de enero de 1902, la que culminó en un terrible
tiroteo, falleciendo trágicamente, el senador Facundo Ynsfrán. Debido al lamentable
suceso, el Congreso resolvió solicitar la renuncia de Aceval y nombrar al
Vicepresidente Héctor Carvallo en su reemplazo.
Héctor Carvallo 9-I- al 25-XI. 1902
Durante su gobierno se consiguió dominar la influencia de los egusquicistas,
predominando nuevamente el bando caballerista en el escenario político. En el mes de
agosto, se autorizó la emisión de 300.000 pesos en monedas de níquel.
Presidencia del Coronel Juan A. Escurra: 1902-1904
Para el siguiente período presidencial fueron designados como Presidente el Coronel
Juan A. Escurra y como Vice Presidente el Dr. Manuel Domínguez.
Escurra realizó algunas obras de carácter educativo como la construcción de un local
para asiento del Colegio Nacional y promovió la fundación del Colegio San José
Sin embargo, debió enfrentar la grave crisis interna del Partido Colorado, en donde el
antiguo liderazgo de los generales Caballero y Escobar se hallaba en completa
decadencia.
116
117
agente, Máximo Terrero, quien había gestionado, tanto éste, como la anterior prestación,
sólo se remitieron 124.000 libras, cifra que ni siquiera ingresó a las arcas del Estado. Estos
empréstitos londinenses se convierten en el primer escándalo financiero del gobierno
paraguayo; la deuda impidió al país obtener nuevos préstamos del exterior. Estas deudas,
recién fueron saldadas a fines de 1920.
Colonias de inmigrantes
Entre los años 1885 y 1893, llegaron al Paraguay una gran cantidad de inmigrantes,
procedentes de Europa y Oceanía. Familias de franceses, italianos, eslavos, rusos,
alemanes, suizos y australianos, arribaron durante ese periodo. Posteriormente, un
numeroso contingente de sicilianos, también llegaron a nuestro país con el fin de
establecerse en el interior y en la capital.
En atención al beneficio de las leyes de colonización, fueron fundadas numerosas
colonias agrícolas. Entre ellas: San Bernardino, Villa Hayes, Colonia Nacional en
Caazapá, Colonia Elisa, situadas en el Departamento Central y, la Colonia 25 de
Noviembre en Caaguazú.
Protestas sociales
Antes de finalizar el siglo, estallaron las primeras huelgas y protestas obreras
ocasionadas por la crisis económica. El primer paro laboral se produjo cuando el
ferrocarril aun pertenecía al Estado. Los empleados ferroviarios dejaron de trabajar en
demanda de los sueldos bajos e impagos. Poco después esta empresa fue vendida y
nuevamente se produjo otra huelga, también motivada por el atraso de salarios.
Crecimiento demográfico
En 1886, se levantó un Censo oficial que registró un total de 239.774 habitantes con una
desigualdad evidente de sexos, el 58,2 % era población femenina, y sólo el 14 % de los
ciudadanos sabía leer y escribir. Asunción contaba con unas 25.000 almas y las dos
villas de mayor importancia en ese tiempo, eran Villarrica con 10.000 y Concepción con
7.000 pobladores respectivamente.
En 1889, el gobierno encargó un nuevo censo poblacional, registrándose una población
de 490.000 habitantes. Cifra a la cual debía agregarse una estimación aproximada de
unas 20.000 personas contadas entre los soldados de las guarniciones militares de Bahía
Negra y Fuerte Olimpo y peones con sus familias de los obrajes del Alto Paraguay, unos
25.000 mensúes de las zonas yerbateras de la Región Oriental, además de los casi
100.000 indígenas de diversas etnias, dando un número de unos 635.000 habitantes, en
todo el territorio nacional.
Con relación al primer censo realizado al final de la contienda bélica, la población se
había casi triplicado. Al finalizar el siglo, la capital contaba con unas 55.000 personas.
La población femenina del todo el país había descendido notablemente. De igual
manera, había disminuido la tasa de analfabetismo, en toda la República
Aspectos Culturales y Educativos
Una de las obras más trascendentales realizadas por los gobiernos de la post- guerra fue
la empresa de reorganizar la educación en todos los niveles. Para ese cometido, en 1870,
el primer Presidente Cirilo A. Rivarola fundó las primeras escuelas públicas para niños,
ordenando a los jefes políticos del país que para ese fin se destinasen todas las casas de
propiedad fiscal. Recordemos que, la profesora Asunción Escalada ya había iniciado su
labor docente, con la apertura de la primera Escuela para niñas de la capital en 1869.
Mediante un decreto de 1872 se creó el Consejo de Instrucción Pública con el objeto de
dirigir las escuelas del país. Posteriormente, se autorizó la contratación de profesores
extranjeros de instrucción primaria y superior con el propósito de mejorar la educación
existente.
Para 1874, figuraban en el Presupuesto de Gastos de la Nación las siguientes
117
118
118
119
119
120
comenzaron a dar sus frutos mediante una fecunda producción literaria. Las artes
plásticas cosecharon sus primeros triunfos. La música nativa ganó jerarquía, gracias a
las composiciones y a los conciertos musicales. Asimismo, nació la actividad científica
con interesantes investigaciones en diversas áreas.
Una institución de gran relevancia en el campo de la cultura fue el Instituto Paraguayo,
fundado en 1896. Este centro fue el vivero de un vigoroso florecimiento intelectual de
egregias figuras, como: Cecilio Báez, Manuel Gondra, Manuel Domínguez, Blas Garay,
Juan Silvano Godoi, Fulgencio R. Moreno, Juan E. O' Leary. Casi todos, extraordinarios
docentes, oradores y políticos, quienes promovían las doctrinas liberales, el repudio de
las tiranías del pasado y la difusión del pensamiento occidental. El Instituto publicó una
revista que adquirió renombre continental, cuyo promotor fue Juan Francisco Pérez
Acosta. El doctor Cecilio Báez constantemente, afirmaba la siguiente expresión
“nosotros, los de la actual generación, somos como los fundadores de la patria nueva".
La Facultad de Medicina volvió a abrir sus puertas en 1898 y cinco años más tarde
egresó el primer grupo de nueve doctores, quienes posteriormente recibieron
perfeccionamiento en distintas especialidades en Europa, convirtiéndose estos médicos
en verdaderas eminencias científicas.
El periodismo también jugó un rol importante durante los treinta años de vida nacional.
Recordemos que los primeros órganos de la post guerra fueron “La Regeneración” y
“La voz del Pueblo”. Más tarde proliferaron diferentes medios, casi todos de índole
político. Entre los más importantes se señalan “La Reforma”, “El Heraldo”, periódicos
cuyas fuertes campañas originaron numerosas incidencias políticas. “La Democracia”,
órgano de gran ascendencia en la opinión pública
“La Prensa” redactada por Blas Garay, joven intelectual muerto prematuramente.
Los periodistas más ilustres de esa etapa fueron José de la Cruz Ayala (conocido como
Alón), Ignacio A. Pane, Fulgencio R. Moreno, Cecilio Báez, Manuel Domínguez,
Ignacio Ibarra, Arsenio López Decoud, Manuel Gondra, Eusebio Ayala, y Juan E.
O´Leary, entre otros. Cabe señalar que en 1902, aparece “La Voz del Siglo”, periódico
dirigido por Ramona Ferreira, la primera mujer periodista del Paraguay.
La Iglesia
La Iglesia paraguaya fue reorganizada. Esta institución había perdido jerarquía en 1865
al ser sufragánea de la de Buenos Aires. Al terminar la guerra se le designó al capellán
de las fuerzas brasileñas como encargado de la Iglesia nacional. Este hecho motivó la
protesta del gobierno paraguayo y de los miembros del Clero. En consecuencia, varios
sacerdotes paraguayos ocuparon la regencia de la Iglesia Católica del país, entre ellos el
padre Fidel Maíz. En 1879 el Papa León XIII, nominó a Pedro Aponte como el primer
Obispo de la post guerra. Gracias a su gestión se dio apertura al Seminario Conciliar,
institución en donde los jóvenes con vocación sacerdotal podían seguir sus estudios
eclesiásticos. Cuando falleció el Obispo Aponte se sucedieron otros prelados en forma
interina, hasta que en 1895 la Santa Sede nombró como titular de la Iglesia paraguaya a
Juan Sinforiano Bogarín, quien contaba con tan sólo 31 años. El Monseñor Bogarín
ejerció su misión apostólica por más de medio siglo.
120
121
fraccionado en dos sectores; los cívicos que sostenían una política colaboracionista con
los egusquizistas y, los radicales que mantenían una firme oposición al oficialismo.
Durante la presidencia del Cnel. Juan A. Escurra, el Partido Republicano había sufrido
una crisis de liderazgo como resultado de un desgaste político. En tanto que los liberales
reunificaban sus facciones bajo el liderazgo de Benigno Ferreira, Cecilio Báez y Elías
García. En 1904, la alianza cívica - radical con la simpatía del gobierno argentino
decidió terminar con la hegemonía republicana, mediante una revolución que derrocaría
al gobierno caballerista.
A este plan revolucionario se sumaron altos dirigentes colorados del sector egusquizista,
quienes habían sido desplazados de las filas de la ANR, entre ellos el ex-presidente
Emilio Aceval, Guillermo de los Ríos y Francisco Campos. Por otra parte, una
generación de jóvenes, egresados universitarios, sin espacio político propio e
interesados en una participación más protagónica se adhirieron a los liberales y
conformó el grueso de los oficiales revolucionarios de 1904
Igualmente, diversas medidas propiciaron las condiciones para que se formara una vasta
coalición de intereses sociales y económicos en contra del gobierno. Comerciantes
importadores y exportadores amenazados con tarifas aduaneras y restricciones al libre
comercio, ganaderos expropiados de la mitad de la venta libre de las exportaciones de
cuero, asalariados urbanos en lucha contra la inflación y la devaluación de sus salarios y
pequeños productores campesinos, cuyos ingresos eran siempre insuficientes.
Todos estos factores confluyeron para que en el mes de agosto de 1904 estallara la
revolución, la que se prolongó por espacio de cuatro meses a través de distintas acciones
militares (navales y terrestres). La contienda llegó a su fin en diciembre de ese año, con
el Pacto de Pilcomayo, firmado por el Presidente Juan A. Escurra y el jefe
revolucionario doctor Benigno Ferreira con “el deseo de restablecer la tranquilidad al
país y de evitar la pérdida de vidas e intereses”. La paz fue celebrada bajo la siguiente
condición: Renuncia del Presidente Escurra y elección en su reemplazo del señor Juan
B. Gaona. Así llegaba a su fin la primera hegemonía de la A.N.R. y se iniciaba la era del
Partido Liberal en el gobierno del Paraguay, la que transcurrió por espacio de treinta y
cuatro años.
Proceso Histórico vivido en el país desde 1904 a 1912
Aspectos políticos
Desde el Pacto del Pilcomayo hasta la presidencia de Eduardo Schaerer (agosto de
1912) se sucedieron en el Paraguay nueve gobiernos y cinco revoluciones en un clima
de aguda inestabilidad. Las rivalidades entre las facciones del Partido Liberal, los
intentos de recuperar el poder de los nacional-republicanos, la irrupción de nuevos
caudillos militares en la escena política y el apoyo de las cancillerías argentinas y
brasileñas a los distintos bandos en pugna, entre otros factores convirtieron a esta etapa
conocida como “la época de la anarquía liberal.
Presidencia Provisional de Juan Bautista Gaona (19 de diciembre de 1904 al 9 de
diciembre de 1905)
Gaona había sido Ministro de Hacienda del gobierno anterior y fue designado
Presidente de la República, en virtud del Pacto del Pilcomayo. Una de sus primeras
medidas fue la promulgación una Ley de Amnistía para todos los delitos políticos
consumados mientras regía el estado de sitio. Con el objeto de reorganizar el ejército,
independizándolo de los partidos; en 1905, Gaona creó el Estado Mayor General del
Ejército y el Colegio Militar, también promulgó la Ley del Servicio Militar Obligatorio.
En este período se dictó la Ley de Organización Administrativa, que puso orden en la
Administración Pública. Sin embargo, la reforma sustancial fue la incorporación de las
masas campesinas a la vida política. En el orden económico rescindió un importante
121
122
contrato con la casa comercial Rius y Jorba con relación el estanco de cueros, sobre la
base de la devolución a dicha firma de 500.000 pesos oro entregados al gobierno de
Escurra. Por ley del 17 de mayo se exoneró de derecho de importación a los
automóviles y carruajes, por un año.
Es interesante acotar que en mayo de 1905 se liberó la importación de vehículos, el
primer automóvil circuló por las calles de Asunción el 12 de febrero de 1906. Pertenecía
a Jorge Barzi, un industrial naviero y cervecero de la época. El automóvil era un
Cadillac monocilíndrico que llegaba a una velocidad máxima de 60 Km/h,
Posteriormente, también importaron autos de diversas marcas, los señores Resk,
Barbero, Cellario, Saccarello y Decoud entre otros.
En materia cultural, en escasos meses, el Presidente Gaona realizó varias obras como, la
autorización para el funcionamiento de la Biblioteca Militar, la creación de becas a
estudiantes para estudiar música, pintura y escultura, en el local del Instituto Paraguayo.
El 9 de diciembre de 1905 por disidencias con el ministro Benigno Ferreira y otros
políticos liberales, mediante el voto unánime de los radicales, el Congreso dispuso su
cesantía y nombró en su reemplazo al canciller, el doctor Cecilio Báez. Esto implicaba
nuevamente, una escisión en el seno del partido.
Presidencia de Cecilio Báez (9 de diciembre de 1905 al 25 de noviembre de 1906)
Este fue un período en el que la inestabilidad política no impidió la prosperidad
económica. De este tiempo data la creación del Banco Paraguayo y el incremento de
patrimonio de La Industrial Paraguaya; la integración del capital del Banco Agrícola, la
emisión circulante que fue de 35 millones de pesos y las rentas generales alcanzando a
más de 24 millones, la inauguración de El Gran Hotel del Paraguay; la concesión al Dr.
Stanley de la autorización para implementar un servicio de vapores entre Areguá y San
Bernardino y la construcción del Hospital Militar.
En el ámbito educativo, funcionaban 347 escuelas primarias con un total de 30.000
alumnos, en tanto que la Universidad registraba a 195 inscriptos y 37 profesores, y en el
Colegio Nacional de la Capital asistían 633 alumnos con u total de 72 docentes
respectivamente. Se aprobó una concesión para establecer alumbrado y tranvías
eléctricos, cloacas y aguas corrientes, y otra para explotar un servicio de tranvías entre
el puerto, la aduana mayor y puerto Sajonia. Se invirtieron $65.000 en elementos para la
Escuela de Agricultura y se autorizó al señor Ernesto Wenzel la construcción de un
tranvía rural que uniría, en 20 kilómetros, la ciudad de Villa Rica al Cerro Pelado.
Por ley del 2 de noviembre de 1906 se declararon imprescriptibles las tierras fiscales y
municipales. Con esto se puso freno a los permanentes abusos que se cometían
anteriormente con dichas tierras, adjudicándoselas entre las personas influyentes. Ese
mismo año se descubrió un nuevo intento subversivo en los cuarteles encabezado por el
Mayor Albino Jara; como única represión se dio de baja a los oficiales conjurados.
Cecilio Báez hizo entrega del mando a su sucesor Benigno Ferreira el 25 de noviembre
de 1906.
Presidencia de Benigno Ferreira (25 de noviembre de 1906 al 4 de julio de 1908)
En los comicios presidenciales para el periodo 1906-1910 fue proclamada la fórmula
que postulaba a Benigno Ferreira (de la fracción cívica) para presidente y a Emiliano
González Navero (de la fracción radical), como vicepresidente. El General Ferreira
abrió el décimo periodo constitucional el 25 de noviembre de 1906.
Bajo su gobierno se mejoraron las finanzas públicas, grandes empresas -La Industrial
Paraguaya, el Banco Mercantil- incrementaron su capital, se crearon nuevas industrias
textiles tanineras y forestales y en 1907 se llegó a un acuerdo definitivo con la Paraguay
Central Railway Co. por la que el Estado cedía sus acciones preferenciales y la empresa
se obligaba a prolongar (sin garantía estatal) las líneas férreas hasta Encarnación, donde
122
123
éstas empalmarían con la red argentina. En diciembre del mismo año, se creó el Banco
de la República, -ligado al Banco Francés del Río de la Plata-; esta entidad financiera
jugará en el futuro un rol muy importante movilizando fuertes intereses políticos y
económicos en el país. El 19 de setiembre de 1907 fueron designados Manuel
Domínguez y Fulgencio R. Moreno para ordenar y preparar los títulos de Paraguay
sobre el Chaco, en el litigio con Bolivia.
El golpe de 1908
El 2 de julio de 1908, el Coronel Albino Jara, líder de los radicales, encabezó una
violenta revuelta contra el gobierno. Comprometidos en este levantamiento, se hallaban
varios oficiales de artillería y del batallón 20 de infantería. El Coronel Jara ubicó los
modernos cañoneros en sitios estratégicos e inició el bombardeo contra el edificio de la
policía. Asimismo, se instalaron en los edificios aledaños, como el Teatro y el Palacio
Patria (actual edificio de correos). Los enfrentamientos se sucedieron durante dos días.
La estación del ferrocarril se convirtió en el cuartel de las tropas del gobierno, debido a
que, en ese entonces el de la policía se encontraba totalmente en ruinas. Finalmente el
movimiento rebelde triunfó y el Presidente Ferreira renunció el día 4 de julio, para
luego partir al exilio. El sector cívico del partido liberal alcanzó a gobernar un año, siete
meses y cuatro días.
Terminada la contienda, se constituyó un comité revolucionario compuesto por Albino
Jara, Adolfo Riquelme, Patricio Escobar, Manuel Franco, Gualberto Cardús Huerta,
Félix Paiva y Eusebio Ayala. Dicho comité disolvió el Congreso y dispuso que el Vice-
Presidente, Emiliano González Navero, asumiera la presidencia y concluyera el período
constitucional. A partir del triunfo de la revolución, se inició la etapa llamada “neo
radicalismo”, cuyo líder fue el Coronel Albino Jara, quien tuvo gran preponderancia
hasta 1911.
Presidencia de Emiliano González Navero (4 de julio al 25 de noviembre de 1910)
Algunas obras de gobierno interesantes fueron realizadas en este período, como la
promulgación de un nuevo Código Rural, la creación del Banco Hipotecario, el apoyo a
estudiantes becarios y a movimientos culturales. Por otra parte, se estableció
nuevamente la instrucción primaria gratuita y obligatoria.
En 1909, las plazas Constitución, Independencia y San Roque fueron embellecidas. Se
pavimentaron numerosas calles asuncenas y se hizo un ensayo de adoquinado de madera
en la calle Palma, Alberdi y 14 de Mayo, que los asuncenos bautizaron “el petit
bulevar” (“el pequeño paseo”). Se construyó un nuevo mercado de abasto, sobre la
calle Palma y se inauguró el Museo de Bellas Artes de Juan Silvano Godoy.
Por primera vez se nombraron Intendentes Municipales en las localidades de Villarrica,
Pilar, Encarnación y Concepción.
En tanto la oposición se reorganizó, entre ellos, los liberales cívicos y los republicanos.
Un ilustre caudillo colorado e hijo del ex Presidente Juan Bautista Gill, don José Gill,
desplegó una gran actividad política en contra del gobierno. El diario Patria, dirigido
por Enrique Solano López, lo secundó en su campaña.
La Revolución de Laureles
En setiembre de 1909, se desencadenó una rebelión de los colorados, en el
departamento de Ñeembucú. Los rebeldes, al mando del caudillo José Gill, se
posesionaron de la localidad de Pedro González, donde esperaron noticias de Humaitá,
cuya guarnición debía adherirse al movimiento insurgente. Pero el plan fue descubierto
y reprimido.
Informado Gill del hecho, resolvió atacar Laureles, defendido por 700 hombres bien
armados. Se libró una cruenta batalla de dos días, que terminó con la derrota de los
rebeldes. Gill y sus tropas cruzaron el Paraná, pasando a territorio argentino.
123
124
124
125
125
126
126
127
127
128
128
129
Reformas financieras
Al iniciarse el gobierno de Ayala, se observó un incremento económico, gracias al auge
de la producción algodonera del año 1923. Los precios internacionales de este rubro
aumentaron de manera desmedida generando un substancial ingreso de divisas. Además,
se incrementaron las capacidades productivas y el valor de las exportaciones de otros
artículos como la yerba, el tabaco, la carne, las maderas y el tanino. Entre 1924 y 1926
se importó un considerable número de maquinarias como arados, tractores, cultivadoras,
sembradoras, etc. con el propósito de incentivar la producción agrícola. El representante
financiero en Londres firmó un convenio con los tenedores de bonos de los empréstitos
realizados por el Paraguay desde 1871. Por ese compromiso se acordaron las bases de
nuevos pagos, los que fueron abonados con estricta regularidad.
Las reformas financieras del Presidente Ayala se centraron también en la reapertura de
frigoríficos, instalación de ingenios azucareros y molinos harineros. En 1925, el Poder
Ejecutivo autorizó al Banco Agrícola a efectuar préstamos destinados a la construcción
de viviendas económicas para familias obreras. Un año más tarde, se aprobó una Ley de
Creación, Fomento y Conservación de la pequeña propiedad agropecuaria, de cuyo seno
nació el Departamento de Tierras y Colonias. Asimismo, se sancionó una ley de
Accidentes de Trabajo, además de otras relacionadas con Pensiones y Jubilaciones. Por
primera vez, el Estado empezaba a intervenir en las cuestiones laborales y al mismo
tiempo se trató de solucionar el problema de los “campesinos sin tierras”.
Este florecimiento económico permitió al doctor Ayala restaurar las finanzas de la
nación, con otras medidas, entre ellas: la estabilización de la moneda y la percepción de
rentas y tributos. Al finalizar el año 26, el Presidente anunciaba al Parlamento un hecho
insólito en la historia financiera del Paraguay: el balance económico arrojaba un
considerable superávit en relación con el déficit anterior.
Nuevas ideologías políticas
Al iniciarse la década del 20, algunos grupos de intelectuales empezaron a manifestar
sentimientos nacionalistas relacionados con los regímenes totalitarios existentes en
Europa.
El Nacionalismo: En 1925 apareció el periódico “La Nación”, integrado por pensadores
que censuraban a los partidos tradicionales y quienes fundaron “La Liga Nacional
Independiente”. Al año siguiente, se inició gran movimiento nacionalista, el cual
intentaba reivindicar la figura del Mariscal Francisco S. López. En el presumible
centenario de su natalicio (se constató más tarde que F.S. López había nacido en 1827),
se conmemoraron diversos actos alusivos y se presentó en el Congreso un proyecto de
ley, mediante el cual se pretendía derogar el decreto de 1869, que lo declaraba “traidor a
la patria”. El mismo no fue aprobado por los parlamentarios, pero este hecho dio origen
a diversas polémicas ideológicas a través de la prensa y de manifestaciones populares,
estimuladas por varios jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas.
El comunismo: Hacia fines de 1923 un grupo de obreros y estudiantes de ideología
izquierdista había fundado un periódico titulado “Bandera Roja”, de extraordinaria
circulación entre la clase trabajadora. Años después, en 1928 se fundó el Partido
Comunista Paraguayo, el cual envió un representante al IV Congreso Internacional
Comunista celebrado en Moscú.
El nazismo y el fascismo: Entre los años 1926 y 1927, varios colonos alemanes,
crearon en la colonia Independencia, el primer núcleo político basado en el Nacional
Socialismo (Partido nazi alemán). En los primeros meses de 1928, los inmigrantes
italianos fundaron el centro fascista “Sebastiano Gaboto”.
129
130
130
131
131
132
Antecedentes de la Guerra.
En el transcurso del periodo colonial los gobernadores de la provincia del Paraguay
ejercieron todos los derechos de jurisdicción territorial sobre la Región Occidental,
llevando a cabo expediciones y fundaciones. El dominio de estas tierras nunca les fue
discutido por las otras instituciones coloniales. El doctor Francia y Carlos Antonio
López siempre consideraron al Chaco como territorio paraguayo hasta el río Jaurú. La
soberanía paraguaya sobre esa región era reconocida por el consenso internacional. Sin
embargo, en 1852 con motivo de la firma del Tratado de Limites entre el Paraguay y la
Argentina, el representante boliviano en Buenos Aires, Juan de la Cruz Benavente
reclamó para su país, el dominio del Chaco. Carlos A. López contestó que ese territorio
pertenecía al Paraguay, en donde su gobierno mantenía destacamentos militares, desde
el Fuerte Olimpo hasta el de Formosa.
Posteriormente, finalizada de la Guerra de la Triple Alianza, cuando el Paraguay cedió
parte del Chaco a la Argentina, el gobierno boliviano solicitó una aclaración al respecto
alegando que esas tierras se hallaban bajo su soberanía. Por otra parte, la pérdida de su
litoral marítimo en la Guerra del Pacifico (1879-1883), sostenida contra Chile y Perú,
hizo que Bolivia pretendiese llegar por el río Paraguay al Océano Atlántico.
Tratados no ratificados
A fines del siglo XIX se firmaron tres tratados entre el Paraguay y Bolivia con el
propósito de resolver sus cuestiones limítrofes, los cuales no fueron ratificados por el
Congreso Nacional. Ellos fueron el Decond-Quijarro (1879), el Aceval-Tamayo (1887)
y el Benítez-Ichazo (1894).
En 1887, una compañía boliviana enarboló la bandera de su país en Bahía Negra, sitio
al que llamó Puerto Pacheco. El gobierno paraguayo despachó una expedición que
descolgó dicho símbolo y se reafirmó así la soberanía nacional.
Protocolo Soler-Pinilla
A partir de 1906, Bolivia comenzó a construir fuertes, introduciéndose paulatinamente
en el Chaco. Con el fin de solucionar esta cuestión, en 1907 se reunieron en Buenos
Aires, los delegados de ambos países firmándose el Protocolo Soler-Pinilla, mediante el
cual las dos partes se comprometían a "no innovar ni avanzar las posesiones
existentes”. Este pacto no fue respetado por Bolivia y prosiguió penetrando
clandestinamente hacia el este fundando varios fortines.
CAUSAS DE LA GUERRA
Bolivia fundó sobre el río Confuso los fortines Sorpresa, Galpón y Vanguardia. Sobre el
Pilcomayo, Villa Montes, Ballivian y Guachalla. Por su parte, el Paraguay inició la
defensa del territorio fundando varias fortificaciones para contener la progresión del
adversario y durante el gobierno de Eligio Ayala fomentó el asentamiento de colonos
mennonitas en la zona, con el fin de reforzar su soberanía.
El gobierno boliviano desarrolló la invasión masiva en varias zonas del Chaco, negoció
cuantiosos empréstitos para adquirir armamentos y una misión alemana vino a instruir a
su ejército. Frente a frente las dos líneas de fortines, iniciaron fricciones e incidentes. En
febrero de 1927 la situación se tornó tensa a causa de la muerte del teniente Rojas Silva.
Protocolo Díaz León - Gutiérrez
Por ese motivo, en abril de 1927 se firmó en Montevideo el protocolo Díaz León –
Gutiérrez, por el cual se acordó en celebrar una conferencia de paz en Buenos Aires.
Todos los aspectos de la cuestión fueron examinados sin que los representantes de
Bolivia y de Paraguay llegaran a un acuerdo. La delegación paraguaya sostenía que
nuestros límites con Bolivia eran los mismos de 1810.
132
133
Ruptura de relaciones
A finales de 1928, se produjeron otros graves incidentes. Tropas paraguayas desalojaron
a las bolivianas, primero del Fortín Galpón y luego de Vanguardia. En consecuencia los
dos Estados rompieron relaciones y movilizaron sus ejércitos. Bolivia ocupó en
represalia Boquerón. Cuando ya se consideraba inevitable la guerra, una Comisión de
Neutrales, reunida en Washington en 1919, ofreció mediar en el conflicto. Se dispuso el
restablecimiento del estado existente antes de los incidentes. Bolivia tuvo que
abandonar Boquerón y el Paraguay, reconstruir y devolver Vanguardia.
Inicio de la guerra.
Parecía que las relaciones entre los dos países volvían a restablecerse, pero el 15 de
junio de 1932, el fortín paraguayo Carlos Antonio López, situado en las cercanías de
la laguna Pitiantuta, fue atacado por tropas bolivianas. El Teniente Coronel, José Félix
Estigarribia, Comandante de la Primera División de Infantería ordenó la retoma del
mencionado fortín.
133
134
Perú. Varias batallas se libraron con sonadas victorias nacionales. La única derrota
experimentada por el ejército paraguayo fue la batalla de Cañada Strongest. Sin
embargo, la misma no afectó en nada la potencialidad ni la moral de nuestros oficiales y
soldados. Al contrario, las maniobras siguientes fueron en mayor medida en procura de
éxitos decisivos. Así se lograron las victorias de El Carmen, Ballivián, Picuiba-
Carandayty, Yrendagué, consiguiendo con ellas gran número de prisioneros y
pertrechos de guerra.
Campaña de 1935. Después de la toma de Ballivián, el ejército paraguayo llegó a Villa
Montes, la más poderosa fortificación boliviana y cruzado el Parapití entraron en
territorio boliviano, apoderándose de varias poblaciones. Pero el terreno era extraño al
soldado paraguayo, montañas sin vegetación y sin agua y la extensa distancia de las
líneas de abastecimientos presentaron graves inconvenientes para proseguir avanzando.
Un intenso contraataque boliviano obligó a nuestro ejército a desocupar las posiciones
conquistadas.
Expresiones culturales durante la guerra
El gobierno creó una oficina de prensa y propaganda, de donde se emitía diariamente
comunicados sobre las victorias paraguayas en el frente, ocasionando una guerra
sicológica en los enemigos. Asimismo, la prensa escrita también estuvo representada en
las trincheras del Chaco. Se editaron cerca de catorce periódicos de divulgación seria y
jocosa, ninguno de ellos en imprenta sino mimeografiados, pero cumpliendo siempre el
propósito de animar al ejercito. La propaganda satírica a través de tarjetas postales fue
otra característica de la guerra. Las derrotas bolivianas en el frente eran plasmadas con
ironía por medio de caricaturas o diseños realizados por el dibujante Alfredo Da Ponte.
La música: La década de los años 30 fue la etapa del auge de la guarania. Ella estuvo
presente en cada unidad y en cada regimiento. La guitarra, fue el instrumento musical
que acompañó al soldado paraguayo en el frente. Algunos insignes compositores
también recorrieron las trincheras, como Herminio Giménez, José Asunción Flores,
Darío Gómez Serrato, Emiliano R. Fernández y muchos otros autores que compusieron
canciones o dirigían conjuntos musicales en los campos de batalla
El protocolo de paz. Consecuencias territoriales
Las naciones americanas intentaban solucionar el conflicto con el cese de las
hostilidades. En conformidad, los gobiernos del Paraguay y de Bolivia decidieron firmar
el 12 de junio de 1935, en Buenos Aires el Protocolo de Paz. La lucha cesó el día 14 de
ese mes y con ello concluyó un infortunado episodio de nuestra historia. En cuanto a las
bajas, unos 50.000 bolivianos y 36.000 paraguayos murieron en esta guerra.
La solución final del conflicto quedó a cargo de una Comisión reunida en Buenos Aires
e integrada por la Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos, Perú y Uruguay. Tras
arduas negociaciones, se logró firmar el 21 de julio de 1938, el Tratado de la Paz y
Limites, mediante el cual Bolivia renunciaba definitivamente a una zona portuaria sobre
el río Paraguay se fijaban las líneas fronterizas entre nuestro país y Bolivia.
LA DECADENCIA LIBERAL
La Revolución de 1936
Luego de la victoria obtenida en la Guerra del Chaco, las clases políticas dirigentes, en
vez de concentrar sus esfuerzos en los efectos producidos por la contienda, dedicaron su
interés al problema de la sucesión presidencial, pues estaba finalizando el período
gubernamental de Eusebio Ayala.
Las corrientes de opinión a favor de una reforma constitucional para hacer posible la
reelección del doctor Ayala, acrecentaron el malestar público. Por otra parte, la
desmovilización de las tropas ocasionaba graves inconvenientes. Los campesinos
134
135
135
136
despedían tanta chispa que las vestimentas de los pasajeros casi nunca salían ilesas de
las quemaduras.
El Coronel Franco, a diferencia de otros gobiernos militares, intentó realizar algunas
reformas en beneficio de los sectores populares. La clase trabajadora encontró
situaciones propicias para reorganizarse y la militancia sindical aumentó
considerablemente. En el mes de marzo de 1936 se creo la Confederación Nacional de
Trabajadores, agremiando a 67 sindicatos. Las primeras reclamaciones presentadas al
gobierno por esta organización fueron:
- Implantación en todo el país de las jornadas laborales de ocho horas.
- Reajuste de los sueldos y salarios de acuerdo al costo de vida.
- Anulación de las leyes que restringían la actividad política y sindical.
Estas demandas fueron atendidas, pero solo en forma parcial.
Por otra parte, varias mujeres vinculadas al comunismo y febrerismo se unieron para
formar una institución que agrupase a todas las mujeres identificadas con la nueva
política. La Unión Femenina del Paraguay fue la primera organización de género que
contó con estatutos y un programa de 27 puntos.
Por ese tiempo, empezó a circular un periódico llamado Por la Mujer, para las
mujeres que trabajan y piensan. Considerado el medio de comunicación feminista
más combativo que se haya editado en el país. El mismo era dirigido por la señora
María de Casati, directora de una institución de Corte y Confección, en donde desarrolló
un método conocido como sistema Casati.
Por otra parte, fueron repatriados los prisioneros de guerra bolivianos y paraguayos. En
el orden religioso, en 1937 se llevó a cabo el primer Congreso Eucarístico Nacional. Ese
mismo año se resolvió vender gran cantidad de material bélico del parque de guerra. La
mayoría estaba constituida por armas bolivianas capturadas durante la guerra.
La implantación del nuevo régimen político fue demasiado brusco. El pueblo no estaba
habituado a transformaciones muy radicales y en consecuencia fue creándose una
atmósfera opresiva. Los militares exigieron cambios en el gabinete y nuevamente se
produjo otro golpe militar el 13 de agosto de 1937. El Coronel Franco tuvo que
renunciar para evitar derramamiento de sangre. Fue designado para ocupar la
presidencia, un miembro del liberalismo: Félix Paiva.
Presidencia de Félix Paiva (16-VIII- 1937 al 15 –VIII- 1939)
El doctor Paiva, doctorado en Derecho por la Universidad Nacional, ilustre maestro,
destacado periodista y político, fue el único paraguayo que ostentó la presidencia de los
tres Poderes del Estado. Estaba desempeñando el cargo Decano de la Facultad de
Derecho cuando fue llamado a ocupar la Primera Magistratura.
Una vez asumido el poder, permitió el regreso al país de numerosos liberales exiliados.
Se restableció en sus funciones a los legisladores del Congreso Nacional y se puso
nuevamente en vigencia la Constitución de 1870. Durante su corto mandato, se
decidieron dos cuestiones de límites fundamentales. En 1938, se firmó con Bolivia los
Tratados de Paz, Amistad y Límites, en el cual se consignaron las fronteras actuales de
nuestro país con Bolivia. En 1939, se firmó un acuerdo con la Argentina por el cual se
solucionó el arduo litigio sobre el Río Pilcomayo. Según el laudo arbitral de 1879,
establecía que el límite entre ambas naciones era “el brazo principal del río” en
cuestión. Pero, por su curso muy irregular no se podía precisar cual era este brazo. Un
acuerdo firmado en Buenos Aires puso fin al pleito, precisándose que el brazo principal
era el que desemboca en Itá Enramada, hecho que favorecía al Paraguay.
Por ese tiempo, se iniciaron los trabajos de la campaña presidencial del Conductor de la
Guerra del Chaco, José Félix Estigarribia, quien asumió el mando apoyado por el
Partido Liberal.
136
137
137
138
abanderado del nuevo Paraguay. Gran investigador de nuestro pasado. Publicó “La
tiranía en el Paraguay”, “Resumen de la Historia del Paraguay” “Historia Diplomática
del Paraguay”, entre otras obras.
Fulgencio R. Moreno, fue un activo periodista, político y excelente diplomático. Le
cupo representar a nuestro país en diversas ocasiones. Sus afanes los dedicó a resaltar
los derechos del Chaco Boreal. Entre sus más importantes obras se citan “La ciudad de
Asunción”, “Estudio sobre la Independencia del Paraguay”, “Diplomacia paraguayo –
boliviana”
Blas Garay, Fue un afamado periodista e historiador. Fundó el periódico “La Prensa”.
Sus obras históricas como “Compendio elemental de la historia del Paraguay”, “Breve
resumen de la Historia del Paraguay”, “El comunismo en las misiones de la Compañía
de Jesús” merecen un especial destaque en la historiografía nacional. Falleció
trágicamente a la edad de veintiséis años.
Manuel Gondra, de vasta cultura, participó en varios congresos internacionales en
donde dejó muy alto el nombre del Paraguay. Sus principales escritos fueron reunidos
en un volumen titulado “Hombres y letrados de América”.
Juan E. O´Leary, con el seudónimo de Pompeyo González, empezó desde muy joven a
escribir artículos en donde por primera vez se defendía la figura del Mariscal López.
Fue un magnifico poeta y prosador. Escribió además una innumerable cantidad de
artículos y ensayos y libros de historia, entre los cuales se citan “Historia de la Guerra
de la Triple Alianza”, “Nuestra epopeya”, “El libro de los héroes”, “El Centauro de
Ybycuí”, “El Mariscal Solano López”.
Juansilvano Godoy, se le debe la más grande Biblioteca americana del país, más tarde
incorporada a la Biblioteca Nacional. A él se debe la consagración de la figura del
General Díaz. Entre sus principales obras figuran “Ultimas operaciones de guerra”,
“Monografías históricas”, etc.
Manuel Domínguez, talentoso orador y escritor. Contribuyó a elevar el espíritu
nacional. Sus principales escritos fueron reunidos en “El alma de la raza”, “El Paraguay,
sus grandezas y sus glorias” y otros ensayos.
En las letras sobresalieron:
Alejandro Guanes, Gran poeta nacional, su producción fue breve pero substancial. Su
obra “las leyendas” en donde revivifica los lejanos tiempos idos y merece un lugar
importante en la lírica nacional. Escribía en varios medios de prensa bajo el seudónimo
de “El tío Camándulas”. Una obra póstuma suya es “De paso por la vida”.
Manuel Ortiz Guerrero, fue un gran poeta popular. Puso letra a las guaranias de José
Asunción Flores. También hizo teatro en versos. Sus obras completas fueron editadas en
1952, en donde sobresalen “Loca” e “India”.
En narrativa se mencionan a:
José Rodríguez Alcalá con su obra “Ignacia”, Eloy Fariña Nuñez, “Las vértebras de
pan”, Juan Stefanich con “Aurora”, Natalicio González en “Cuentos y parábolas”
El arte pictórico estuvo representado por:
Jaime Bestard, quien aportó las tendencias del post impresionismo en sus telas.
Guillermo Da Re, pintó varios cuadros de carácter histórico.
Julián de la Herrería, fue un precursor del arte moderno en el Paraguay. Se dedicó a la
pintura, a la escultura, y al grabado.
En música, entre otros aparecen, a comienzos del siglo, Agustín Barrios, un talento
excepcional de la guitarra. Barrios recorre el mundo y la música paraguaya adquiere un
valor universal. En la década del 20, José Asunción Flores creó la guarania y fue uno
de los más grandes compositores nacionales.
En música popular se distinguieron:
138
139
Emiliano R. Fernández con “Ha che pueblo”, “Regimiento 13”, “Che parajhecué”.
Víctor Montórfano, “Tetaguá Sapucai”
Herminio Giménez, “”Lejanía”, “Chovy Purahei”
Demetrio Ortiz, “Recuerdo de Ypacaraí” “”Mis noches sin ti”
139
140
140
141
141
142
autonomía. En 1957, el país dio un giro geopolítico con la fundación del Puerto
Presidente Stroessner, hoy Ciudad del Este, sobre el río Paraná, con el Brasil, y con
la apertura de rutas se inició la marcha hacia el este. Ese mismo año, se inauguró la
Facultad de Arquitectura y se inició la construcción del Hotel Guaraní.
Por un plebiscito en 1958 se confirmó a Stroessner como presidente por otro periodo
de cinco años. Se inició la construcción de la Ruta Transchaco y se prosiguió la de la
Ruta I. El movimiento guerrillero 14 de mayo, mayoritariamente liberal fue reprimido
por el Ejército. En las elecciones legislativas de 1960, los políticos colorados ganaron
sin oposición todos los escaños del Parlamento. Ese mismo año, se fundó la
Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción y Stroessner iniciaba esta década
con el apoyo total del partido colorado.
En 1959 constituyó todo un acontecimiento la creación del sistema de aguas corrientes
(CORPOSANA), con más de ocho mil conexiones domiciliarias. Dos años después se
fundó el Banco Nacional de Fomento
En 1960, nuestro país rompió relaciones diplomáticas con Cuba. El Paraguay fue uno
de los países que estuvieron en favor de la acción colectiva, por medio de la
Organización de Estados Americanos, contra el régimen cubano.
En 1961, se aprobaron los derechos civiles de la mujer.
La alianza para el Progreso
Ese mismo año se reunieron en el Uruguay, 19 naciones latinoamericanas y Estados
Unidos y suscribieron la Carta de Punta del Este, conocida como la Alianza para el
Progreso. Estados Unidos suministraría la mayor parte del capital. Una de las
condiciones para recibir esta ayuda era el respeto a la democracia representativa.
Stroessner aceptó el plan y llamó a comicios para el período 1963-68. Por otra parte,
recordemos que desde 1947, rigió en el Paraguay un sistema de partido único, el
colorado.
Los partidos políticos
En 1962, el país contaba con una población de 1.819.103 habitantes. Para las
elecciones del siguiente año, se invitaron a los demás partidos políticos, (menos al
MOPOCO). Un sector del Partido Liberal (PL), dirigido por los hermanos Carlos y
Fernando Levi Ruffinelli, propusieron la candidatura de Ernesto Gavilán. Stroessner,
ganó los comicios. Durante esta década, el Presidente gozó de cierta popularidad, en
parte debido al continuo progreso económico, pero se debe considerar que también
muchos paraguayos tuvieron que exiliarse por no estar de acuerdo al régimen. En
1964, se reconoció como partido político al Revolucionario Febrerista (PRF) Al año
siguiente, se inauguró la planta televisora de Canal 9 “Cerro Corá”.
Como la Constitución de 1940 no previa más de una reelección, se precisaba realizar
varias modificaciones. En consecuencia se realizaron algunas negociaciones con la
parte mayoritaria del liberalismo, legalizándose así el Partido Liberal Radical (PLR).
Se llegaba de esta manera a legitimar el régimen.
En 1967, se convocó a la Convención Nacional Constituyente para redactar una nueva
carta Magna. Participaron cuatro partidos políticos, el colorado y tres opositores, el
PL, el PLR y el PRF.
Para las elecciones de 1973 ya no participó el PRF, por la falta de apertura política y
en 1977 cuando se reformó el artículo constitucional que no permitía la reelección
presidencial, se retiró el sector mayoritario del PLR, creándose el Partido Liberal
Radical Autentico (PLRA). El Partido Demócrata Cristiano (PDC) nunca fue
legalizado por no reunir más de diez mil afiliados.
142
143
La Constitución de 1967
La Convención Constituyente se reunió entre el 23 de febrero y el 25 de agosto de 1967
y promulgó una nueva Carta Magna, el texto de la misma está resumido en el siguiente
cuadro.
Todo el poder se concentró en el Ejecutivo. Este podía disolver el Congreso (Poder
Legislativo), sin que éste tuviera posibilidades de controlar al Ejecutivo. El presidente
tenía como única obligación dar cuenta de sus actividades en su informe anual al Poder
Legislativo. Cualquier proyecto de ley puede ser vetado por el Poder Ejecutivo y las
Cámaras solamente podrán volver a tratarlo con el voto afirmativo de los dos tercios de
ambas Cámaras. Durante el receso parlamentario, el Poder Ejecutivo tenía la potestad de
dictar decretos con fuerza de ley, con dictamen del Consejo de Estado, órgano compuesto
por figuras de la confianza del Jefe del Estado. El presidente decreta por sí solo el Estado
de Sitio y solamente está obligado a dar cuenta al Congreso, cinco días después de su
promulgación. El Poder Judicial, representado por la Corte Suprema de Justicia y el
presidente elige a sus miembros y a todos los jueces y demás magistrados.
Adaptado de la Constitucional Nacional de 1967
Al amparo de esta Constitución, Stroessner fue reelecto en 1968, 1973, 1978, 1983 y
1988.
Período 1968-1982
Es el lapso de mayor esplendor del régimen stronista. Una síntesis del sistema político
de este período se describe de la siguiente manera:
1. El régimen autoritario – tradicional se estructura sobre la base de la trilogía Partido -
Fuerzas Armadas - Gobierno, en donde cada uno de estos llega a concretar un pacto de
dominación, sin que los mismos pierdan su autonomía relativa.
2. En éste trío de dominación, Stroessner es el caudillo militar gobernante, el encargado
de impartir las directivas y el principal forjador del proyecto político
3. El Partido Colorado es el responsable fundamental del funcionamiento del sistema
prebendario, como así también del proceso de despolitización
4. El papel del Ejército no consiste en aparecer en actividades conjuntas con el Partido
Colorado. Los jefes militares son los destinatarios principales de los beneficios del
sistema prebendario, a través de cuyo mecanismo se los mantiene alejados de la política
partidaria.
5. El régimen tradicional paraguayo deja sin embargo un espacio abierto para la
intervención de otras fuerzas políticas y sociales.
Obras de gobierno
Los años que transcurren entre 1968 y 1982, constituyó un período de estabilización
económica y relacionamiento externo. A finales de la década, el régimen de
Stroessner dio un paso significativo al extender las relaciones con los países vecinos.
En mayo de 1968, Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron el Pacto
del Río de la Plata. Con este acuerdo, en el que se hacía una llamada al desarrollo
conjunto de la cuenca del Río de la Plata, se esperaba poder estimular la economía de
toda la región, lo que interesaba primordialmente a Paraguay, la nación menos
desarrollada en el área. Antes de terminar el año 68 se puso en funcionamiento el
primer generador de la usina hidroeléctrica del Acaray. Asimismo, funcionaban en el
país 2.264 escuelas con 399.591 alumnos.
Gracias a la ayuda externa con fuerte capital norteamericano y a las inversiones
extranjeras, se realizaron obras de infraestructura. Se asfaltaron varias rutas, se
inauguró la moderna vía Asunción–Paranaguá, se construyó un puente internacional
143
144
sobre el río Pilcomayo y otro sobre Remanso Castillo. Asimismo, se creó un moderno
sistema de telecomunicaciones, radio-eléctricas e inalámbricas. Continuando con la
política de expansión del Estado, siguieron fundándose empresas e instituciones como
El Instituto Paraguayo para la Vivienda y Urbanismo (IPVU) Refinería Paraguaya
S.A. (REPSA), mas tarde, llamada PETROPAR. El Instituto de Bienestar Rural
(IBR), Aceros del Paraguay, (ACEPAR) y Líneas Aéreas Paraguayas (LAP)
Ley 209
Por medio de la Ley 209, denominada “Defensa de la Democracia” se autorizaba al
Ejecutivo ejercer medidas represivas contra los sectores socio-político oponente al
régimen. La Iglesia Católica expresó severas medidas en contra de la aplicación de la
mencionada ley.
Los años ¨70
En la década de 1970 y principios de la de 1980, el país consiguió una cierta
estabilidad económica y social, fruto del gobierno autoritario, desarrollado por
Stroessner. Con la Argentina, se firmó un tratado para el aprovechamiento energético
de Yacyretá – Apipé, aunque el acuerdo quedó suspendido por varias décadas. Sin
embargo, Itaipú, la represa hidroeléctrica más grande del mundo, fue construida sobre
el río Alto Paraná, en una operación conjunta con Brasil. Se controló la inflación, pero
la reducción de los mercados para las exportaciones paraguayas provocó la elevación
del desempleo y el empeoramiento del comercio paraguayo.
Se creó, también la Dirección de Colonización Militar, con el fin de beneficiar a los
ciudadanos del Servicio Militar, adjudicándoseles lotes agrícolas. Aumentó la
producción de rubros tradicionales a más de la soja y el arroz. Entre 1976 y 79, las
recaudaciones de las exportaciones se duplicaron. Se generaron oportunidades para el
sector empresarial, la colonización permitió la expansión de la economía campesina y
se facilitó préstamos al nivel privado. La producción pecuaria reportaba unas
5.600.000 cabezas de ganado vacuno. Sin embargo, el contrabando dentro del sistema
fue una constante. En 1978, más de 250.000 cabezas de ganado, fueron al Brasil en
forma ilegal. Antes de terminar la década, 16.139 alumnos y alumnas asistían a las
once facultades y siete institutos de la Universidad Nacional.
En el campo cultural surgió una generación de artistas plásticos como Carlos
Colombino, Olga Blinder, Hermann Guggiari, quienes realizaron magnificas obras
pictóricas y escultóricas. La labor científica fue desplegada de manera extraordinaria,
especialmente sobre las etnias guaraníes por algunos investigadores y antropólogos
como Branislava Susnik y León Cadogan.
Protestas sociales
Este panorama de estabilidad se vio perturbado esporádicamente por el creciente
distanciamiento de la Iglesia Católica, influida por los nuevos vientos que soplaron a
partir del Concilio Vaticano II (1962-1965), por las manifestaciones estudiantiles y
organizaciones campesinas que pretendieron la autonomía del poder. Todos estos
movimientos fueron reprimidos.
CRISIS DEL REGIMEN 1982-1989
En 1982, fue expulsado de nuestro país, el famoso novelista paraguayo Augusto Roa
Bastos y España le concedió la ciudadanía. Ese mismo año, vivían en el país
3.029.830 personas. El crecimiento urbano registró una población de 1.295.345
residentes, mientras el sector rural, 1.734.485 habitantes. El esplendor económico de
las décadas anteriores, empezó a decrecer. La finalización de las obras de Itaipú
coincidió con la depresión de los precios de las materias primas en el Mercado
Mundial. Se produjo una evasión de divisas del Banco Central y luego de 20 años de
estabilidad monetaria, el guaraní de devaluó de manera considerable. Del contrabando
144
145
145
146
que durante bastante tiempo habían estado ocultos. El agudo problema agrario se
manifestó con toda su crudeza y se produjeron grandes e importantes ocupaciones de
tierras y posteriormente se realizaron marchas, manifestaciones callejeras, ocupaciones
del local del IBR, concentraciones frente a la Catedral y en las plazas del Congreso.
Sólo en dos meses se ocuparon unas 80.000 hectáreas. Se creó la Federación Nacional
Campesina (FNC) que en la actualidad agrupa a gran cantidad de organizaciones
campesinas. También en ese primer año de la transición fue marcada la presencia de las
organizaciones de mujeres. Fueron intensas las actividades de la Coordinación de
Mujeres del Paraguay y de la Multisectorial de Mujeres.
Elecciones municipales, constituyentes y generales
En el escenario internacional, 1989 marcó el fin de la guerra fría y se pasó de un
anticomunismo a un pluralismo amplio en las cuestiones políticas. En el Paraguay,
también se reflejó ese cambio, el cual quedó demostrado en las elecciones generales, en
las municipales y en las constituyentes.
En las elecciones municipales realizadas el 26 de mayo y el 23 de junio de tuvieron
gran importancia en el proceso de transición. Porque se efectuaron bajo la nueva
legislación electoral, la Ley 1/90, que estableció una profunda ruptura con la legislación
anterior. Se fijó la posibilidad de alianzas, la representación proporcional, se facilitó la
formación de Partidos, además se creó un boletín único de voto para cada tipo de
candidaturas. Asimismo, el único documento válido para la inscripción y el ejercicio del
sufragio era la cédula de identidad. Por primera vez, se reconoció la posibilidad de
presentar candidaturas independientes y de elegir por el voto directo a los intendentes.
Anteriormente, el Poder Ejecutivo nombraba a los Intendentes.
Por sobre todo en estas elecciones se rompió el monopolio político del Partido
Colorado, al triunfar en Asunción, un independiente, Carlos Filizzola y en más de 40
municipios, candidatos de la oposición.
Por medio de las elecciones constituyentes del 1 de diciembre de 1991, la historia del
Paraguay registraba por primera vez en sus anales, la elección en comicios libres a
futuros convencionales constituyentes y aunque la participación fue menor que en las
municipales, participaron tres sectores políticos: el colorado, el PLRA y el
independiente denominado Constitución para todos.
La Constitución de 1992
El 20 de junio de 1992, se sancionó la primera Constitución con legitimidad
democrática. La misma sentó las bases efectivas para un Estado de Derecho al
restablecer el equilibrio entre los tres poderes con controles mutuos. Esta Ley
Fundamental creó el Consejo de la Magistratura, base primordial para la reforma
judicial, el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y la Defensoría del Pueblo entre
otros. Perfeccionó, asimismo otros organismos ya existentes como la Contraloría
General de la República. Se dispuso una nueva organización territorial al Estado con
la descentralización política y estableció mecanismos de participación ciudadana como
el referéndum. Por otra parte la Constitución de 1992, determina específicamente las
funciones de las FF.AA., separándolas de toda clase de intromisión política. Uno de los
puntos más fundamentales de la Carta Magna es la reforma judicial, conformada en
abril de 1995 por el Consejo de la Magistratura y la disposición de la nueva Corte
Suprema de Justicia
El MERCOSUR
Probablemente una de las realizaciones más importantes durante este gobierno en el
plano internacional fue la firma del Tratado de Asunción en 1991 para el
establecimiento de un mercado común en Sudamérica.
146
147
El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) pretende crear un mercado libre, mediante
la reducción de aranceles entre los países miembros (en la actualidad, Argentina, Brasil,
Paraguay, Uruguay, Chile y Bolivia). También trata de adoptar políticas regionales de
comercio, integrar recursos, dotar a la región de más influencia en la esfera comercial y
actuar como precursor en el desarrollo de una zona de libre comercio en el hemisferio
occidental. La sede del MERCOSUR está en Buenos Aires.
147