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Juan Antonio Ramírez - Edificios-Cuerpo PDF
Juan Antonio Ramírez - Edificios-Cuerpo PDF
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EDIFICIOS-CIJERPO
Juan Antonio R.arnírez (Málaga,
l94a), crítico y ensayista, es catedrático
;rFrcro s-cr.rER-PO
de-I{istoria del Arte en 1a l-Jniwersidad
Autónorrra de Madrid. En Ediciones
Siruela ha publicado tarnbién la edición Ctrerpo htrrnano
de los tratados de Prado y Villalpando
sobre el Ternplo de Salornón con el y arqtlitectura:
wolurnen de escudios Díos, arquitecto
(1991), Duchatnp. El amor y la muerte, analo gías, rne táforas,
incluso (1993) , La metáfora de Ia colmena.
De Gaudí a Le Cotbusíer (199a) y derívaciones
Corpus solus (2Oa3).
Jrran Antonio
E,diciones §irr¡ela
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iradi ce
De Sade a Breton 50
Nota Prelirninar
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concentrarrne err esta y otras tareas de investigación. Mención
aparte rrrerece todo el personal del CCA de Montreal por su soli-
citud y cordialidad, y especiaknente l(urt'W Forster, su anriguo
director, y Phyllis Larnbert, fundadora y arrirnadora infatigable de
esa institución: de no haber sido por su in¡¡itación para trabajar en
Canadí dr¡rar¡.te Lrna ternporada, no rne habría atre\rid.o a escribir
una obra corno ésta.
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cuerpo ("agujeros"),las cañerías el aparato wesical, etc.>>3. He aquí, Oriente, y todas las forrnaciones políticas o religiosas de cierta
pues, un asllnto fuerternente arraigado en el inconsciente colec- enddad, desdg e1 trelenisr¡1o a rruestros días, prornovierorr corrs-
tiwo y ql1e, corrro no podía dejar de ocurrir, tiene su propia his- trlrcciorres que parecíarr olvidar 1os cuerpos reales de los hipoté-
tori.a, con irnplicaciorres culturales e ideológicas de gran riqueza ticos usuarios. Nunca se consigr.rió de1 todo. Esto está rnuy claro
y cornplejidad- tarnbién err todas las justificaciones i.ntelectuale:i de la arquitecru-
Constante y ancestral ha sido 1a asociación efrtre la vivien- ra occiclental.
da y el cLrerpo hurnano. Las cavernas prehistóricas y las cabañas El rnundo cristiano enconrró razones para rrincular el cuer-
de 1os (rnal) llarrrados pueblos prirnirivos se habiliraron por y para po hurnano corr Ia arquitecrura recllrriendo a diwersos pasajes de
1- La iglesia corno
cr:erpo rnístico de
Cristo. Opinicus de
Canistris (134O)-
2. El cuerpo trurnano
y la planta eclesiástica
cru c ifo rrrre- Es quetrras
de Pietro Cataneo
(ca- 155O) copiados de
Francesco di Giorgio.
,=).
e1 hornbre, a su escala, en fi:nción de su propia anator',ía. Luego las Sagradas Escrituras. lJno de ellos en particular llegó a producir
se erigieron sa.tuarios y pa-lacios, para q*e los dioses y los reyes consecLlerrcias e)<traordinarias en el curso de la triscoria: Jesús es
trrwieran residencias dignas de su grandeza.Aquella arquitectura llevado ante el Sanedin, y algrrien forrnufa r¡na de 1as rnás graves
fue ya Llna cosa de «especialistas,>, geórnetras que pranificaban los acusaciones. «Éste dijo: Puedo derribar el Ternplo de Dios, y en
espacios y porúan en práctica atrevidos experirnentos sociales. tres días reedificarlo» (AzIt 26,67)- Los cornentaristas coincidier-on
Algú.r día tendrernos rnás claras 1as cornplejas rnotivaciones polí- en señalar que Cristo se refeia a la resurrección de su propio
ticas que llewaron a crear edificios d.esrrresu.raclos, firera d.e la esca- cuerpo, pero la sirnple emrnciaciórr de esa rnetáfora arquitectóni-
la hurnana. En efecto, los grandes irnperios agrarios de1 próxirno ca irnplicaba aceptar la idea de que e>ristía tipo de sirnilitr-rd
"lgú.
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(visual, estructural o proporcional) entre el cuerpo del Salr,'ador y fecto era el diez; es Llrl hecho que este rrú111ero tra sido estableci-
el Ternplo real de Jerusalén. Así que 1os planos de aquella arqui- do a partir de las rnarros y de1 núrnero de los dedos"'
tectura perGcta, inspirados por l)ios a Salornón, tendríarr que haber La atfevida cone><ión errtre la wisión rnaternática, propia de
reproducido, de alguna rrranera, la naturaLeza humana de Jesús, es la arquitectura, y la disposición fisica del crrerpo hurr:.ano real estu-
decir, la de un hornbre adulto norrnaknente configr.:"rado. vo favorecida por una irnportanre observación de vitruvio: Llrr
De ahí que 1a forrna norrrral de rnr.rchas iglesias rrredieva- hornbre, correctarnente proporciolado, con las cuatro extrernida-
1es sea la de urra estructura longitudinal a 1a cual se añadían la des extend"idas, elcajaúa perfectatnertte e¡1 1In círcrrlo trazado con
<<cabecera» serrricircular y L1rr «crllcero)), todo 1o cual representaba u,, corrrpás c!1yo eje estuwiera en el ornbligo; inrnediatalrLente
e1 cuerpo cornpleto de1 cr:ucificado, con los brazos extendidos después rnerrciona la posibilidad de hacer 1o rnisrno corr 1rn ctla-
Í7 y 21- Era ésta en 1o esencial una sernejanza figurativa, pero no drados. Sabernos qr.e 1as coPias conservadas del texto de este tra-
dejaba por ello cle tener otras irnplicaciones de carácter rriateftlá- tadista no tenían irnágenes y fue err la época renacentista cuando
tico y sirnbólico: corrr.o 1a forrna general de aquellas iglesias no se hicieron las prirneras tentativas consistentes de il.ustrar este y
habría sido perceptible rnás que desde una irnposible conternpla- otros pasajes, introduciendo de paso, según los casos, interesantes
ci6n aérea, era irnportante que las proporciones generales del edi- variaciones sobre la descripción originalu-
ficio (es decir, las relaciones entre longitud, anchura y altura) con- Parece que Ia prirrrera iaterpretaciín gtífrca de este frag-
cordaran de alguna rnarrera con las del cuerpo hurnano al que 6ento se errcuentra en el tratado de arquitectura e ingeniería de
slrpuestarnente alud.íart. La arquitectuta era como un cuerpo, y bas- Francesco di Giorgio Martini, donde puede verse, entre otras
taba con que esta asociaci.ón se estableciera a ,1gúr. nivel, rnás o cosas, a urr horrrbre joven, de pie, dentro de un cuadrado y de un
rrrerros verificable, pa:a que funciorrararl con eficacia los distintos círculo, err rlna disposición pró¡¡irna a 1o que Parece decirVitru-
parárrr.etros ideológicos involucrados en la operación. wior. conocerrros tarrrbién otros dibujos, copiados de Francesco di
Giorgio, en los que eI cuerpo hurnano (¿el cuerpo de Cristo?)
esrá rnuy clararnente inscrito dentro de urra planta eclesiástica
De Witrr¡wio a Cesaria¡ro: longitrrdinal, sigrrierrdo la palrta rnedieval a la que nos herrros
la arqrritectura perfecta referido rnás atráse [2].
y eI cerrtro del cuerpo Pero la conterrrplación detenida de esos diseños nos sirve
para cornprel1der rnejor córno pudieron llegar a encol1trarse jus-
Conviene recordar qlle esa tradición cristiana rnediewal, tificaciones <(antropornór6.cas» para 1as dos grandes tiPologías de
heredada y rnodificada luego en la Edad Az1oderna, se fundi.ó de 1a arquitectura religiosa renacerrtista: la planta longitudi.nal y la
rnodo inextricable con las corrsideraciones deVitruvio relatiwas a centralizada. I\lluchos cornentaristas, siguielldo a sarr Agustín, conn-
la proporción de los edifici.os religiosos paganos. Según eI trata- pararorr la perGcci.ón corporal de Adán, el prirner hornbre, con la
dista rornano la buena disposición de 1os ternplos debe estar basa- del Salvador, y la de éste corr la de las otras <(r¡.aves,> de la salwa-
da err el cuerpo hurnano, del cr.ral derivarian tarnbién 1os patro- ción: el Arca de Noé, e1 Tabernáculo del Desierto y elTernplo de
nes: «El sisterna de rnedidas carya necesidad se rnanifiesta en todas
Jerusalénr.'Iodas ellas erarr estructlrras longitudinales, y fros Pare-
las obras ha sido tornado én préstarno a los órgarros del cuerpo ce interesarrte qlre se encuerrtren asociadas al cuerPo Lrurnano err
hurnano; éste es el caso del dedo, el pakno, el pie y e1 codo, y estas las reconstrucciones de estructuras bíblicas efectuadas Po{ estu-
unidades se tran dividido según e1 núrnero perfecto que 1os grie- diosos rnuy diwersos, riwales en ocasiones, corno es el caso de
gos llarnan télos. Los antiguos establecieron qtle el núrnero per- Benito Arias Monrarro yJuan Bautistavillalpando. El prirnero de
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MANAE STATVR }.E SIMlLIS
D t S T R I E Y T I O'
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5- El hornbre
<ral crr.adrador>,
según la
interpreta ci ón
gráfica de
Cesare
Cesariano (1521) -
6. El l¡ornbre
<ra1 cuadrado
y al círculo,>
(s orprend€rrte-
rtrerrte itifálico),
segán Cesare
Cesariano, qr¡e
lo atribuye a
Segazone.
J._*m-'\ \\ 6rI \S ,/'w.tr^_
E[HffiE**. I __-.- FITi[tT[rmnXil
tro de todos los elernentos de la representación. Este hornbre, co', Willalpando y Sirnón García
las pierna3 abie¡tas y los brazos extendidos, toca corr 1os bordes de
sus cuatro extrernidades el perírnetro externo del círcr.rlo y los Con ese orrrbLigo central se corresPonde, precisarnente' eI
cuatro ángulos del cuadrado. ¿Y por qué tiene el pene erecto, con- sitio donde estat>a el altar de los holocaustos en la planta gerreral
tra¡rirriendo Ia costurrrbre y la corrwenierrcia dictada por el deco- del Ternplo ofrecida porvillalpando. Era lógico que urra arquitec-
ro cristiano? No creernos que éste sea urr det:lle insignificarrte, y tura. diuina corrro la que se descri.bía en el Libro de Ezeqrriel solu-
cabú, inch.rso ¡lirtrentar la sospecha de que e1 clérigo qlle era cionara de u1 rnodo co¡sisterrte el wiejo problerna de 1a «cuadra-
cesare cesariano haya atribuido (fálsarnerrte) esre diseño a otro tura del círculoi>. E1 cl.erpo ht.rnano (el de Cristo) era, en fin, el
au¡or para ewitarse la previsible acusación de haber colocado ahí rnediador proporcional y figuratiwo de sernejante corrciliación.
un elernento escabroso sobre el ql. e, por cierto, tarnpoco hace obserwarnos qtle 1a planta general de toda la estmctura de1
ningún cornentario- Porque si nuestra hipótesis es correcta Cesa- Ternplo de Jerusalén según 1a reconstrucción de Juan Bautista
riano habría tenido buenos rnoti.vos para insertar ese detalle, ya Viilalpando, incluyendo 1os pórticos, es ((certtralizada'> f7l' Eta
que esta posición deL pene (y no la detumescenre habinral en el ésta, sin dgda, 11¡1a rna11era sutil de conectar su visiórr ortogonal
arte de su época) resolvía la contradicción entre los dos centros de la arquitectr.rra (rnuy influenciada p<>r Juan de Herrera y su
que acabarnos de corrrentar: el rniernbro erecto plegado sobre el Discurso de la;figura cúbica)rt con la irnagen tradicional de 1a cúprr-
bajo vientre alca.,za (o apunta) co'' su vértice el ornbligo hacien- 1a de la R-oca. E1 gran santuario rnusuknán, de planta octogonal'
do así que arnbos centros <<coincidan»; ésta es tlna rnanera inge- había venido siendo idenrificado por los wiajeros rnediewa-Les con
niosa, en verdad, de dar ra raz6n avitruwio sin q*itársela a quie- el Ternplo rnisrno, ya que éste había estado situado efectiwarnen-
nes participaban de la opinión de Ghiberti. te, arrtes de su destrucción por 1as tropas rornarras del ernperador
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8. Las nerwadrrras de
urra bóweda gótica
y los dedos de la
r¡-rarlo, según Simón
Gatcíz (ca. 1ó81)' t\
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tarnbién decir) de 1o que parece a prirnera vista, en clara sintonía ízq.gLterda,corrlo los rizos ensortijados de su propia cabellera; adornarort
con la época err la que e1 libro se escribió'u. sus frentes o fachadas con cirnacios y festones, colocándolos cor¡1o si fue-
ran 1os cabe1los,7 a 1o largo de todo e1 fitste, excavaron urras estrías, irni-
tando 1os pliegues de las estolas que llevan las r'nujeres; así lograron una
El género de los órdenes clásicos doble estructalra en la columna, rnediante dos claras diferencias: r.r1a, de
aspecto viril y sin ninguna clase de adorno (dórica) y 1a otra irrritando
Dejando de lado ahora 1a esrructura general cle los edifi- los adornos ferneninos (jónica)-
cios varnos a ocuparnos de 1as colurnnas, clrya dirnensión antro-
pornórfi.ca parece haber sido siernpre especiaknente evideate- Las colurnnas corintias, en fin, eran tarnbién ferneninas,
Vitruwio se refirió a ellas, y contó las razorr.es por 1as que estaban pero representaban urra edad rnás juvenil:
asociadas a los diferentes géneros y edades del ser hurnano. Al
hablar del ternplo dedicado a Apolo Panonio, edificado por los E1 tercer orden, llarnado corintio, irnita la delicadeza de una
jonios, d!jo: rnuchacha, pues las rnuchachas, debido a su juventr- d, poseen una confi-
gr:ración conforrnada por rniernbros delicados y rnediante sus adornos
Quisieron coloca¡ unas colurnnas pero a-i no dorninar sLrs pro- logran efectos rnry herrnosos".
porciones y pensando de qué rnedi.da las podrian lograr, con el fin de que
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fr¡eran apropiadas para soportar todo el peso y que adernás ofrecieran en No saberrros hasta qué Purlto estaba codifi.cada en la Grecia
su aspecto una belJ.eza contrasrada, rrriüeron la huella de la pisada del pie c1ásica esta divisiórr genérica de los disrintos lengr-rajes de la arqui-
del hornbre y lo apücaron (corno rnóduio) para levantar las colurnnas. tectura que rros transrrútió Vitnrwio, pero rro parece que ése fi.rera
Descubiieron que s¡r «pie» equivale a la sexta parte dq la altura del horn- un asunto inventado por el tratadista rorrrano. Está claro que los
bre y, exactarr.ente así, 1o aplicaron a sus colurnfras, de rnanera que el soportes de cariátides con6.eren al Erecteion, por ejernplo, ofl carlc-
irnoscapo tr-.viera una anchura equivalente a la sexta parte de la altura de ter Grrrenino,reforzá:ndose así el seatido de las colurnrras jórricas en
la coh¡rn¡ra, incluyendo el capitel. De esta rnanera la col-rrnna dórica era las otras partes del edificio. Otros casos ñrrrosos: el Ternplo de Zeus
tlrra respllesta ala proporción del cuerpo hurnano y sobres"lía, en 1os edi- en Olirnpi.a era dórico, corno corresPorlde al todoPoderosc: padre
ñcios, por slr solidez y b.1Lr . E:rasculirro de los dioses, y el santllario de Arterrrisa en Éfeso (una
de las ffraravillas del rnundo antiguo) era lógicarnente jónico, corrlo
Si este tipo de colurnna representaba, de algrrna rnanera, el cabía esperar al estar dedicado a Ltna diosa adulta. ¿Y el Partenón de
cLlerpo de un hornbre, no ocurría lo rnisrno con la j6nica, cuyas Atenas? Es un edificio extraño, aparerrternente inconsistente desde
forrnas erarr claratrlente fernerrinas: este punto de wista, pues adoPra el dórico en el Perírnetro exterior,
con uri ordenarniento jónico en el rrruro y en e1 interior- Esto se ha
Posteriorrnente levantarorr un ternplo a la diosa I)iana, intentan- pretendido explicar corr argurrrentos de tipo proporciorlal'8, pero
do buscar ¡:n aspecto rlllevo, de r. n rruevo estilo; pero, teniendo en cllen- Í1e parece rnás adecuado recurrir a 1as razorres iconológi.cas: el Par-
ta los rnis¡nos principios, los adec,aron a la esbeltez y delicadeza ferne- tenón sería, e¿ realidad, urra especie de edificio «andrógi.no»,1o cual
ninas; en princi.pio,. levantaron las colurrrnas con un diárnetro que parece bastante lógico tratárrdose del ternplo dedi.cado a una diosa
equiwalía a r¡na octava parte de sr¡ altura, para que tuviera un aspecto rnás sabia, pero tarnbién rnilitar, corno era Pafas Atenea- El exterior dóri-
elevado. Colocaron debajo de una colt¡rnna una basa, corrr<> si fi¡era su co (rnasculino) equiwaldáa ala coraza guerrera de Atenea rrrientras
calzedo, y colocaron en e1 capitel unas wolutas colgantes a derecha y a que el interior jónico revelaba su verdadera rratlrraleza fernetirta\e.
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R*ecordernos qr-re en e1 recinto del Partenón había dos grandes esta- Todo ello tiene rllucho que ver con e1 hecho de que e1 sis-
rllas de la diosa: una de bronce, si.ruada f;era, donde aparecia cor¡ urr terrra de los órdenes estaba lejos de poseer urta coherencia abso-
casco guerrero y con 7a \anza preparada (era la.Atenea Prórnachos), luta. Sus contradicciones inlernas eran nutrterosas, y ellas fueron
y otra de oro y rnar6l, dentro de1 ternplo, en actitud reposada, con las responsables, a rrredio plazo, del descrédito y del abandono de
e1 escudo apoyado err el suelo (Atenea Parthenos). Es corrro si Fidias las prernisas de la arquitectura clásica. IrIo estaba claro, por ejern-
hubiera interprétado de un rnodo figuratiwo corr estas dos estaruas plo, si los órdenes eran cinco, corno establecieron Serlio yVigno-
1as afusiones corporales genéricas que estaban irnplícitas err los dos la, o si debía adrnitirse alguno rnás, corno parecia sugerir el aña-
lenguajes arquitectónicos, aparen.tern-ente incornpatibles, del edifi- dido, por parte de este últirno tratadista, del diseño de las
cio proyectado por Ictino y CaJícrates. colurnnas torsas o salornónicas2'- Pero nunca hubo dudas de la ci-
rnentación antropornórfica de todo el sisterna: abundan en el
quattrocenta i¡aliano las irnágenes de hornbres-colurrrna (de cuer-
La cristiareización del género arquitectónico po errtero o rrlostrando detafles con los capiteles-cabezas) t9].
Diego de Sagredo, el prirnero que publicó urr tratado cle arqui-
lJna gran operación de ad.aptación y retraducción d.e estos tectura en lengua vulgar (7526), Presentó un grabado rnostrando
pasajes vitru¡¡ianos se produjo durante el R-enacirrriento y el córno la cornisa de los edj.ficios <(rornanos)> se acornodaba perGc-
Barroco. Sebasriano Serlio retornó en 7537 el wal.or antropornór- rarl:.ente a1 perñt de una cara [1o]. A propósito de e11os dice:
fico c1e las colurnnas y proplrso urra receta para dotar de un sen- «Concertarorr y arrnarorr los antigrros las rnolduras de la cornisa
tido iconológico a la nuewa arquitect,ra cristiana: el orden dóri- sobre el rostro del hornbre poniendo cinco quadros en cinco
co se debería ernplear en ternplos dedicados a Cristo, san pedro, lugares de dicho rostro)). Las «quatro principales rnolduras)> se
san Pablo, y a aquellos saitos «que hayan tenido f:uerza y wirilidad corresponden corr la frente, Ia narí2,la boca y la barbilla, resPec-
para exponer sus vidas por la fe de Cristo»; el jónico sería ade- tivarnente2'.Tarnbién preserrtó otra irnagerr de un hornt¡re desnu-
cuado para santas. rnatronas, santos cuya vida haya estado <,entre lo do cuyas proporciones se ajustaban a las de 1a arquitectura anti-
robtrsto y lo tierno», y tarnbiérr para edificios profanos de carác- gua, dejando rrru.y clara la firndarnentación corporal de 1a rnisrna:
ter intelectuaL; el corintio y e1 corrrpllesto, en fin, serían adecua- oY iorrro los prirneros fabricadores no tuviesen reglas para tra¡ar
dos para los ternplos dedicados a la Virgen }y'taría y a todos los repartir y ordenar sus edificios: parecioles debían irnj.tar la corn-
santos y sarrtás de vida virginal'o. posición del hornbre [-.-]. De rnanera que todo edificio bien
Pero esta receta dejaba rnuchas cuestiones sin resolwer, co- ordenado y repartido es corrrparado al horrrbre bien di.spuesto y
rno por ejernplo La de córno se debería conc.iliar Ia riqueza y el proporcionador>2'. D errrostrando un buen c ono cirniento de Vitru-
esplendor (a1go deseable siernpre en todo gran edifi.cio dedicado vio, Sagredo tornó partido en la polérnica de su época a Ia que
a la gloria de Dios y de los santos) con el hecho de que sólo los nos hernos referido antes respecto a1 lugar donde debería situar-
órdenes ferneninos eran corrsiderados verdad.erarnen te luj osos. o tro se el eje del horrrbre cuadrado y circular: «[Los antiguos] trallaron
problerna era qlle todo edificio de varios pisos debía preserrtar que el ornbligo era natural cerrtro de todo el cuerpo,r'*-
una articulación en altura de los tres órdenes principales (dórico La península Ibérica participó con intensidad en el grarl
en el inferior,jónico en el interrnedio y corintio en el rnás e1e- debate europeo sobre los órdenes. Hubo algunas tentativas de
wado), lo cual parecía estar en contradicción con la idea de asurnir en la práctica ese sisterna de un rnodo coherente, corrro
ernplear exclusiwarnente urro de ellos e><igida por la consistencia rne parece que se ewidencia en el caso de El Escorial. La basíli-
genérica e iconológica propugnada por Serlj.o. ca tiene grandiosas pilastras dóricas, algo lógico al ser un teÍl-
26 ,1
F
talon
28 29
t
tar órdenes nuevos era err realidad una rrranera de no torrrarse en
executasse en Palacios de Principes [...].Pero ni esto tarr Poco se grrarda
serio la car'ortización de serlio yvigrrola. lJn hornbre inteligen- en edificios de Palacios yAlcazares,porque err estos ha de segrrir
siernpre
te corno Guarino Guarini quiso hdlar una solución de corrrpro_
el Architecto el gusto, y parecér del Principe, y corno unos grrstan de
rniso enrre la proliferación in6nita de órdenes, que algr.rnos pare-
obres rr:racizas y seguras, otros de delicadas, herrnosas y curiosas, no se
cíart ya propugnar, y los cirrco tradicionahrenre adrnitidos por los
puede dar otra R-egla, que sea segura y cierta, sino solo decir, Stat pro
rigoristas. Propr.rso así tres wariedades para cada uno de los tip6s
ratione uolunta§g-
de colurnnas rnencionados por virruvio (tres para ár dórico y
otras tantas para el jónico y e1 corintio). Su ordíne corinto terzo es, No es sorprendente er1 conseclrencia que Juan Cararnuel
de hecho, sirnilar al salor¡ónico entero de fray Juan R-icci, con de un núrnero rntr.y considerable de colurrrnas sin preocu-
hable
todas las basas, entablarnentos y fr¡stes ondulando, 1o cual nos ha
parse de que el conjunto de todas ellas pueda parecer un sisterna
llevado a pensar en r.rn co,racto intelectual r-nás que probable
arquitectónico cerrado2'. Se interesa rnucho por los soportes an-
errtre arnbos personájes,reforzár.dose de paso la vieja tripótesis del
tropornorfos literales, es decir, estatuas de figuras esculpidas, y de
iriaje de Guarini por la península Ibérica2ó.
ahí su conocido diseño de los seres hurnanos adecuados para las
cinco colurnnas tradicionales [11]. Pero 1o rnás interesante es que
ofrece tarnbién i.rrrágenes de otros <.órdenesr>, rnás o rnenos inwen-
Lo oblicuo y lo figrrratiwo: Cararrrrrel tados por é1, corno el atlántico y el paranymphico [12]; el prirnero
de ellos alude aJ ernpleo de atlantes y telarnones que <,fórrnanse
La ordenación de este arquitecto y tratadista italiano pare-
corrro Gigantes rrrlr.y rnerrrbrutos y fuertes, y se ponen de ordina-
cía dirigida en realidad contra Juan Cararnuel, cuyo rratado Archi-
rio en lugar de las Toscanas o Doricas en la serie inferior de las
iecturá ciuil recta y obliqua (vigevano 167g) pudo ser interpretado
Colunas>>; del otro orden dice que «han nacido err rruestra edad
corno un ataque irreverente a casi toda la teoría arquitectónica
estas colunas, porque algr.rnos ingeniosos Artifices queriéndolas
italiana del R-enacirniento y dei Barroco. La verdad es qlr.e rr.o se
porrer de obra rnas delicada sobre las Corintias o Cornpuestas,
recataba el rrradrileño al criticar a urros y otros, por intransigen-
forrnaron Nyrrrphas, vestidas rrruy a la ligera, que corr sus brazos,
tes, incluyendo al rnisrno vitruwio, <{porque no p,ede haver rnas
o cabezas sllsterrtaserl la cornisa rnas alta»>'o.
evidente desacierto, que enseñar, o decir que la col,na Toscana ha
Parece ob¡¡io que Cararnuel estaba poniendo el acento
de ser rrras jarifa y delicada que la Dorica: y esto por al,cinación
sobre el sentido de una rrrodalidad de la arrtroPorrrorfr.zaciín
del Autor [vitruwio], o por descuydo de los que trasladaron slls
arquitectónica que calificarernos corrro «figurativa», por oposi-
librosr>"- Cararnuel rr.o respeta grari. cosa ni 1a opi,ión originaria
ción a la exarninada preGrenterrren"te trasta ahora, que era de
del autor ro.'la,o respecto a la adecuación genérica de los órde-
carácter proporcional. Dicho de otra rnanera: si la tradición rne-
nes a los ternplos ni la tentativa rerraceritista de cristi antzar el sis-
dieval y rerracentista se había preocupado por justificar la buena
terna:
arqrritectura basárrdola en la hipotérica estructura nurnértca y
geornétrica del hornbre, atrora, en el rnundo del Barroco, irnpor-
Pero esta consideración de serlio no se grrarda. Sabe el Artí6ce,
taba rnás que los edificios (o sus elerrrentos constitLltivos) tuvie-
que clresta frlas lln Ternplo corinthio, que u, Dorico, y assi ajusta sus
ran" la irnagen, la forrna visual de1 cuerpo. Son rm¡chas las irnpü-
üneas, rro a Ia fortaleza corr qtle padecio rnartirio el Santo; a cuyo no,'l-
caciones de esta rrueva orienración tan ligada (corno se tra dicho
bre se consegre' sino al caudar que tiene el q- rnanda que se erixa ta-l
fr.coerrt.ro.ente a propósito de las artes figurativas) a la <<cornpo-
Ternplo- Y parece seria rnas ajustada a la razon la doctrina de se¡lio, si se
sición de lugar» de sarr lgnacio y a los fines propagandísticos de
30
37
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1a Iglesia v cle 1as rrro..arquías absollltas. Ei caso es que la arqui- incluso qrre el eclecticisrno decir¡ronónico (con sus prolon-
sarse
teciura barroca, en sL1 co.j..'to, fi-re rnucho rnás icónica q,.le 1a gaci.ones en el s.iglo xx) haya supr-lesto tarnbién una exterrsión de
renacentista. Los ctrerpos corrstrtlidos sofi reconocibles de inrrre- la figuración explícita barroca, al intentar proclarnar 1os usos y las
cliato. Esro 1o treredará luego la ll*scración, cuyo deseo declarado aspi.raciones ideológicas de cada edificio-
fi-re hacer un arre público padante, que .,o perdiera de wista las
aspiracio.es pedagógicas del rruevo poder burgué.s. poclría pe.-
32 JJ
S oportes arrtropornórfico s
Jn Díf rrn angrfl{f üF cücút J[aOfim¡nErffdlfiatr rr
oi*ltni*ÚberffigEúrff. Drrfúú¿qú«rr?r[gÉn ü.
Pero antes de entrar de lleno en eso quisiera hacer aigrr- J
f
nas consideraciones relativas a1 papel de los soportes arrtropo- , c
rnórficos: han sido rrrás fle:citles al adecuarse a ptoporciones difici- f
les, es decir que lo que no se podía hacer c<¡n colurnnas era
factibie ernpleand.o atlantes, cariátides o telarnones.Aunque el ser
hurnano perfecto tenía unos cánones ideales (y rnr.rchos tratados BI m
de arquitectura hatrlaron de ello),lo cierto es que la diwersidad de
la anatornía (siernpre indiwidual, a fin de cuentas) perrnitía hacer It 1l
soportes figurativos de todos los tarnaños y proporciones. Pense- Dir¿m aÍg cfi4x ifr anciú
5n Snb|¿mareÉfffiüfiafidrt
rrros err las rnedidas del cuerpo proporcionadas por Durero.t [13], Dd.cljlld,-rrt.úctfiggfi¡üú Dfc fÍním-rnDrrfiQ gúT¡¡.lt
o Juan de Arfe'2, por ejernplo, y nos darernos cuenta de qr-e 1os
¡
tipos hurnanos codificados por elJ.os superan en variedad a 1as
diwersas clases de colurnnas (o de órdenes) presentadas por los tra- t
tadistas de arquitecrrlra. Cualquier anornalía podía resolwerse rnás I
fáciknente recrrrriendo a pilares figr.rratiwos que utilizando alguno
ir,
de los órdenes «at¡stractos», cuyo ernpleo estaba tan rígidarnente
codificado.Así podría explicarse la presencia de estos soportes arr- ü,
tropornórEcos, durarrte la época renacentista, en sitios dificiles, fl tt
angostos o inclinados. Fueron frecuentes en España y en Francia,
dos países donde e1 purisrno rigorista de Italia llega rnal, o apare- Jn 0rfrm üngrri+ ff Dtr fr¡ilíJ.# $n Dr'fr n an¡¡ {tú¡ ffi bic tint f.ritDrr
Itq¡*ñúic{hri.m.*itrrffi grn¡dtr. ñcU a¡ oíc trñi m.u{irffi gúrufr
ce rnezclado corr los vierrtos heterodoxos del rrrarrierisrno [1a] "
f
Quizá parezc,a paradójico, pero el cuerpo trurnano, que
había serwido corrro prerexto justificador pata Ia codifi.cación C
34 35
l
1+r"
gulares, no ortogonales- E1 sisterrra gótico cle rrervadllras y arcos fi.gurativa equivalía a reivindicar sL1 irregularidad pol-liéÉdose en
de per61 variable, sin los constreñifitientos de rrnas ProPorciones cuestión la norrrra abstracta y 1as asociaciorres iconológicas rrere-
supriestarrente innlutables, había sido rnucho rnás flexible- Esta cladas de vi.truvio y de Serlio. oblicuidad y figuración corporal
eviderrcia alirnentó Lrna esPecie de esquizofrer:Lia disciplinar errtre son 1as dos caras de rrrra rnisrna rnorreda. Arnbos asPectos testi-
los constructores de la Edad AÁoderna que 1es l1ewaba a acePta,r rnon|an 1a cri.sis de un sisterna arquitectórrico Poco adaptado a las
forrnalrnente el discurso witruviano rnientras resolwían, con fór- exigefrcias sociales e ideológicas de la werdadera sociedad frroder-
rnulas de procedenci.a gótica, rrluchos problerrras corrcretos de 1a na, y destirrado por ello a ser abandonado-
práctica arquitectónica ordinaria. lfeorizar sobre la arquitectura Entre los nurrrerosos ejernplos de soportes antropornórfi-
oblicr.a equiwalía a poner en cuestión el sisterna clásico, rewelan- co§ en 1as épocas del Barroco y la llrrstración, fijarernos ahora
do sr.s falios internos, 1a inconsistencia de s¡'rs prerrrisas.Y el cuer- nuestra atenció.rr eri dos casos rrruy distintos, pero que nos parecen
po jugaba un papel en todo ese P(oceso: dewolwerle su presencia especialrnerrte representafivos: 1a portada del palacio del Marqués
36
37
conlo si fueran atlantes, e1 entablarnerlto cof].vexo de la zona supe-
rior, Pero esas 6.guras no sorr soportes en realidad, Pues detrás de
cada wfla de e11as se irrsinúan los Éagrnentos de las respectivas piJas-
tras que sllgieren, con su disposición en diagonal, una apertlrra en
ernbudo de todo e1 portalón. Se trata de una curj.osa fusiórr entre
elernentos arquitectónicos y escultóricos que evoca bien la ubé-
rtirna exrrberancia de la hu.erta wa-lenciana y la rnowilidad acwá:r.ca
de las personificaciones fluv-ia1es. Lo vegetal y 1o arquitectónico se
funclen, gracias a los cuerpos, err r-rna poderosa rnetáfora de 1íqui-
da delicuescencia. Es ob¡rio que e1 «sisterna de los órderres,> brilla
aqluí ya por su ausencia: 1a fachada del palacio rro tiene la clásica
división err pisos, con 1a articulación hori.zontal y wertical de las
super6cies generada por pilastras o colurnnas, según las reglas de
inspiración vitruviana, pero en torno a los wanos (y ..t.ry especi.al-
rnerite alrededor de la puerta principal) se concentra una densa
É.guración escultórica. Las irnágenes pei:cepti.bles de cr-lerpos reales
suplarrtaban por cornpleto, en edificios conro éste, a las abstraccio-
nes subyacerrtes que habían predorrrinado en la antropot¡.or{tza-
ción arquitectónica hasta la época renacentista.
En cuanto a 1a propuesta de-Jean-Jacques Leqrrer.r debe-
rnos decir que perterrece a Llrra generación ulterior, 1a últirna ta1
vez que pudo jugar todawía con 1os problernas planteados por los
teóricos rerracentistas, antes de que se perdieran por cornpleto sus
refe¡encias crrlturaLes. EL Orden Sin*ólico de la Sala de los Estados de
un Palacio blaciomal está fechado el año 1789, aunqrle no puede
descartarse que e1 dibujo hut¡iera sido hecho rnás tarde, en la
época del Terror, pa;ra- <<dernostrar)) retrospectivarnente la pasión
rewolucionaria de su autor [17]. lVluestra, con rro poca .ironía,
16- Portada del palacio del Marqués córno podían adaptarso a 1as nuewas condiciones pol-íticas los
de Dos Aguas de Walencia, por ingredientes signi.ficati.vos de la arquitectura c1ásica. El entabla-
Ig.nacio yergara (t740-r744) - rrrerrto y el friso deberían terrer bajorrelierres, dice Lequeu, con
«genios floreados erttrelazados con racir¡ros de hojas, arrnados
de Dos Aguas de Valencia y e1 Orden Simbólico de Jean-Jacques con fi-rsi1es, espadas, etc., darrdo caza a ese rrrorlstruo de trna ertor-
Lequeu. NIo es casualidad q..e se considere a Ignacio Vergara, e1 rne grandeza y de una forrna espantosa que apareció hacia el 12
autor cle la obra waienciana (ca. t740-1744), corr:.o Lrfr escultor rrrás de julio cerca del palacio del Soberano. Esta bestia repu€trlante
ql.le cor11<) Lrn arquirecto [16]: 10s dos ríos de la región, recostados tiene rrril cabezas trurnanas wornitando fuego, y la llarna, rnezcla-
a duras penas sobre los laterales de 1a plrerta, parecerr soste'er, da con un hurno negro, parecía a-lirnentarse con la sangre de los
38 39
Y
frarrcesesrr. obserwernos que e,r esta descri.pciórr los elernentos de1
entorno (el rnorrstrllo corrtrarrevoluci.onario) se harr rnezclado de
ún rnodo extraño con los del friso propiarnente dicho.
Pero 1o rnás llar¡rariwo de este <<ordenr> son los fi¡stes 6g.rra-
tivos, q,.-le apar.ecen descritos de la sigr.riente ¡Tlanera: «Bustos err
bulto redondo sobre un pedestal represerrtá.do a los señores aris-
tócratas, esos dáspotas fugitivos, y a sus córnprices subatternos,
todos crirninales corltra su nación, encadenadosr.u- No werrros
aq*í, pues, al. clásico atlante sernidesnudo y rnusculoso, sino a un
petirnetre eleganternente westido, portando la insigrria de 1a orden
del Espíritu sa..to.Es obvio que perteriece a la ari.stocracia.,y qotzá
sea eso 1o que explique algr.rnas otras peculiaridacles del diseño,
corno e1 capitel corintio-cornpuesco, corr urr follaje exuberante,
colocado a rnodo de estrarnbótica cabellera sobre la cabeza del
encacerrado- No tiene un rerrlate dórico, cofi1o habríarnos podido
irnaginar tratándose .de ,n orden rnasculino, sino un elernerrto
arquitectónico @astante figurativo tarnbién) de carácter «ferneni-
no,>- Así que éste ..o es un orden heroico y wiril sino herrnafrodi-
ta- Leque, se habría serviclo aquí de 1as asociaciones iconológicas
r¡itruwianas para brurlarse d.e r.rna clase social. cuya proclarnada ocio-
sidad era asociacla ahora a su hipotético aGrninarrriento. Así es
corno las irnplicaciones corporales y genéricas de la arquitectura
clási.ca podían describir un círculo paradójico:1o que en e1 parte- !7 - Orden símbólico patd ufl Palacio
nón pudo haber sido un herrnafroditisrno sirnbóli.co divino (con lVacional, d. J.-J. Lequeu (1789).
el dórico aludiendo a u''a Atenea rrrili.tar «rnasculinizada» y el
jónico a orra pacifr.ca «ferrrinizada") pasaba a ser con Lequeu, vein- éste era enseñado en 1as escuelas de Bellas Artes. La Segunda
titrés siglos después, una parodia hilara*te de dificil clasiÉ.cación. Guerra Mundial nrrarc6, sin ernbargo, Llrl hiato en su carrera. E1
fi¡l6isrl"alisrno abstracto radi.cal que había propugnado en e1
periodo de entregrrerras se vi.o atenuado por una voluntad cada
El gesto inconsciente d.el *todulor vez rnás explícita de hacer corr sus edificios organisrnos intensa-
rrrente conrnowedores. La influencia de algunos grandes artistas
Pero no acaba aquí la historia de la asirnilación enrre el del siglo xx, y rntly especiaLrnente la de Picasso, estirrruló en Le
cuerpo h.rnano y las proporciones de 1a buena arquitectura. casi Corbusier la tenderrcia a concebir sr.rs grandes Proyectos corno si
toda la problernática exarninada hasta ahora reernergió súbita- se tratara, casi, de «esculturas transitables¡>. Es irtteresante cortstatar
rrrerrte donde rrrerros cabía esperarlo: en la obra de Le Corbusier, que el cuerpo hrrrnano actlló, aI igual que había sucedido en el
,no de los padres de la r¡rodernidad, y enernigo forrnal de la periodo barroco, corno una especie de rnedi.ador.
'n
perviwencia del eclecticisrno y del sisterna vitruwiano, tal corno Los dibujos y cálculos del modulor datan de los años
40 47.
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42 43
blecer un sisterrra r- aiwersal de rrreresuración que corrcilie e1 siste- Edificios-escrrlturas (xnaniqrríes, aP aratos- - -)
rna rnétrico decirnal, abstracto y uniwersal, con el anglosajón de
pulgadas y pies, qlue parece haber conserwado todawía 1as referen- La orientación de Le Corbusier hacia una arquitectura
cias antropométricas. El pretendido hallazgo de esa regla habría «corporal, en r;n serrtido rnás o lTlertos rnetafórico está lejos, sin
sido su peculiar «cuadratura del círculo»- E1 purrto de partida (el ernbargo, de ser un episodio aislado. El1 e1 seno de las vangr.rardias
patrón base, podríarnos decir) es la estatura de r.rrr hor¡.bre rtor- artísdcas hubo rnuchos Cl.bos capilares que pusieron en cornuni-
rna1, un rnerro y setenra y cinco centírrretros, y de ahí derivan 1as caci|rt secreta episodios aparenlemerrte irreconciliables corno la
subdiwisiones f,ndamentales. En casi. todos los esquernas gráficos abstracción geornétri.ca del Mowirn-iento lModerno y e1 irraciona-
d.l modulor ertlez.a los clistintos trarnos de rnedid.as ernpleando lisr¡ro surrealista. Nos parece, err cualquier caso, que 1as especr.rla-
segr'lentos de círculo, una alusión sutil (y escondida, cofI1o es ciones que corrdujeron hacia el *todulor, por una Parte' y tracia e1
hablt'aL e. Le Corbusier) a los intervalos rnusicales de los grie- organicisrno internacional de 1os años cincuenta, por otra, se apo-
gos, tal corno se representarori en la época renacentista3s. Así es yarorl rnás de 1o que parece en el ¡rniverso iconográfico de la
coÍro e1 arquitecto su.giere qu.e urra arrnorlía rnusical, cósrnica
e indiscutible, basada en e1 cuerpo hurnano, haia inevitablernen-
te perGctos 1os edificios y objetos diseñad.os con sw modulor.
Parece extraña esta ernergencia de un pensarrriento plató-
nico, .,esencialista», en el corazón rrrisrno de1 descreído siglo xx.
Pero no debernos olvidar que Lr' cierto despr:nte clasicista (aun-
que no siernpre conservador) se detecta tarnbién err otros arti.stas
de su época. Aisú., día se estudiará a fondo esa especie de reno-
wada <,vuelta al orden», después de la Segunda Guerra Mundial,
que habría llevado hacia 1a tradición a creadores tarr distintos
corno Da1í, Picasso y el rrrisrno Le corbusier (tal cor'.o 1o prue-
ba e\ modulor). Pero r¡rirernos bien a ese extraño hornbre rnarico
si]treteado de sus dibujos: ¿Es el brazo levantado con la rna.'o
extendida de este rnodelo de perGcción una traición de1 incons-
ciente, un síntorr:.a revelador de sus pasados coqueteos con el
rágirnen devichy? Parece dificil qu.e ,o 1o asociernos (sin q,erer)
con el saludo ñscista. Se diría que esa extrer¡ridad, rnutilada sirrr-
bólicarnente, i-rronurnentalizada, apare c erá luego (semitravestida
con las ewocacio,es de 1as palornas de picasso) en 1a <(rnano abier-
ta>> (nunca el p,ño cerrado) de chandigarh.
eué prodigioso
alquirnista de las i.deas y de las forrrras fue Le corbusier. Es con-
r'ovedor cornprobar córno el c. erpo y sus lengrrajes podían jus-
tificar sus inwenciones rnás geniales sin dejar cle revela¡ tarnbién,
de rnodo suL,lirninal, los aspectos oscuros cle s, propia biografia. 2o- Giorgio de Ctririco, NIusas
irquieta*tes (1916), F{eue
Pinakothek, Munich-
44 45
'€
46
47
.F
:
23. Salwador
Dalí, Aparato y
rnano {1927),
St- Petersburg,
Florida" llhe
Salwador Dalí
Museur¡r-
Es irnportante esta irrvención artística del rnaniqui, qt:e no Los «aparatos» del prirner Da1í proceden de ahí: son corno
es uria escultura sino el recipiente, rnolde o co¡rrenedor rripotético instalaciones de equilibrio inestable, cr.rerpos recoÍrpuestos arqui-
de 1as ropas de rnuchos seres hurna'os. se trata de la evocación r',ás tectorrizados; se diría que el pintor quería dar forrna hurnana, de
abstracta y neutral de1 cuerpo hurrrano que cabe irnagina¿ y por alguna rnanera, a disposiciones rnecánicas y conscructivas pareci-
eso rnisrno gurarda !1f1 grarr parentesco secreto corl la arquitectura, das a las que había descrito F-ayrnond Roussel ert Locus solu-s. \Jtt
que es tarnbi.én Llrr soporte más o rrrerlos rnediatizador de habitan- c¿so corrlo el de Aparato y ruano (1.927) [23] es especiaknerrte claro,
tes o de usuarios variados. Eso podría er<plicar 1a deriwación de los corr urra entelequia antropoide de dirrrensiones desrnesuradas ele-
rnaniquíes rrletafisicos hacia representaciorres arquitectónicas wándose sobre una especie de pawirnerito rectangrrlar, bien deli.-
rr-r.ucho rnás explícitas en la obra de offos artistas del árnbiro daclaís- neado en rnedio de una inrnerrsa llanura. E1 lugar de la cabeza 1o
ta y slrrrealista corrro N{a;< Ernst, André A4assol1-Viccor Brauner, oclrpa alrra lnarto wivis-ccionada cuyas venas y arterias tierren 1os
Salvador Dalí, etc. La serie cle Litografias del pri.rnero de el-los corlo- colores aza! y rojo corrwencionales de los atlas anatór¡ricos. Pero
cida con el títu1o de Fiat moáes, pereat ars (1919) clernuestra, en efec- aurrque este <<aparato» (al igual que otros de 1a rnisrna épaca,
to, Llrt conocir¡riento de 1os ingredientes típicos de De Chirico o cor:rro 1os que áp;uran eo La miel es rnás dulce que la sangre) rr<> pare-
Carrá, pero la escala de 1as figr-rraciones parece rnucho rnayor {22). ce rrruy arquitectónico, sí es clararnente rrn preclrrsor de los ras-
'Tar¡rbién es rrruy inte¡esarrte constatar el descoyuntarniento d,e 1os cacielos antropornórficos irnaginados por el r¡risrno D:lí, corno
cuerpos de los rnaniquíes gigantes y sL1 recorylposición arbitraria podáa ser el caso de Rentiniscenciit arqueológica del Áng"lus de fu{iltet
para hacer con ellos una <<cortstrucción». El procedir¡rierrto deri'a- (1935) [2a].En esa pintura verrtos a los dos rnierrbros de la pare-
ba del cubisrno sinrétic<> (de s,.s aplicaciones escultóricas) percr ja corrwertidos en grandes edificios arruinados, inwadidos por la
creo que es irnportarrte seña1ar su irnplicación arquitectónica. wegetación y abandonados en la ilanura, corr Lrrra 1uz crepuscular
48 49
que proyecta hacia e1 prirrrer plano 1as consabidas sornbras alarga-
das de i.nfluencia rnetafrsica. Sabernos ya que Salvador Da1í se
irrteresó bastante en térrninos generales por la arquitectllra, un
arte que debería reorientarse, según propugnó en rnás de una 25. Iy'ictorBrauner,
ocasión, hacia la esfera rnórbida del deseo, abandonarrdo 1a pu1- La vitle qui t?ve
sión ar.rtopunitiwa qtre él creía peculiar del raci.onalisrnore. No es (1937)' Centre
sorprendente que 1os rascacielos «fi.rtr-rristas» qtle irnaginó para 1a Georges
Pornpidou, París-
rewista American Weekly en 1935 tuvieran forr¡ras hurrranizadas,
coraro si las torres elewadas fueran falos gigantescos, ojos, vísceras, 26. Man RaY,
o reproducciones colosa-les de 1as dos figr.rras del Ángelus. Da)i Retrato imagita rio
conocía, sin cluda, las irnplicaciones psicc,analíticas y rníticas de 1os de I). A- F. de Sade
(194o), colección
rascacielos, puestas en evidencia en un artícr"rlo de Michel Leiris, particular-
publicado en L93O, y que corrrerrtarernos rrrás adelante.
De Sade a Ilreton
Ya hernos dicho que rro tue Daií e1 único artista que acusó
e1 eco de aquellos rnaniqr-ríes gigantes que había inventado para realrnente irnpresionante.Victor Brauner presentó en La uille qui
1a pintura Giorgio rle Chirico. La arltropornor6zación de 1a arqui- réue (t9zl) [25] un barrio suburbial corr casas-pie, casas-cabeza,
tectura imaginaria fue, de hecho, un lugar cornún entre 1os stlrrea- casas-rr1ano, casas-torso fernenino, etc.: el cuerpo habitable sería
listas, que elaborarorr Lrn catálogo de wariaciones sobre e1 asunto de algrrna rnailera una proyección tracia e1 universo tangible de
Ias pulsiones recóndj.tas de1 inconsciente. Se había adelantado a
este tipo de icorrografia un lvlax Errrst con Llrr cuadro corrlo Santa
Cecilia o El piano inuisible (1923; Staatsgalerie, Stuttgart), en e1 que
verrlos el cuerpo de 1a santa corrvertido en 1os si,llares dorrde
habia sido encerrado. El Retrato imaginario de f). A. F. de Sade
(1940), de luan Rray, supone un paso adelante en esta escala de
creaciones arqr.ritectónicas corporales [26j. Ei artista dio a1 rostro
de su personaje 1a rrrisrna naturaleza pétrea de 1a Bastil1a, ese orrri-
noso lugar donde había perrnanecido durante rnuchos años- El
farnoso escritor maudit, transforrnado en prisión de sí rnisrno,
enr.rnciaba urr rnensaje de una conwincente solidez nrineral, oscll-
ro y ancestral. Se trata de una interesante alegoáa sobre el senti-
do profundo de 1os walores de los surrealistas, que sierrr.pre consi-
deraron aJ. rnarqués de Sade corno r' oo de sus tréroes indiscutiblesao.
Man F-ay debió de tener rrauy presentes cosas corno las que había
51
Y
s
52 53
que llarnarenlos «arquitectura de huesos,>, con ejernplos tarl
impactantes corrio el cernenterio de los capuchirros de F-orna <>
Arquitectr¡ra de hrresos
54 55
?§-
t
:
cado ya algr-rnas disecciones anatórrricas de su I)e Ltumani corporis ñrente <<Ruirres», apareció tarnbién urla foto con arquitecturas de
fabríca (1543) delante de grandiosas ruirras rorrranas, dando a crárreos torrrada en algún lugar rro especificado de Serbiaos [31].
entender qr.le éstas revelaban la disposición interior de1 antigr.ro No és sorprendente, dado que el grarl Picasso, tan adrnirado por
edificio de un rnodo sirnil.ar a corno 1o hacía el trabajo del ana- los surrealistas, ya se había anti.cipado a este irrterás (o lo había
torrrista respecto al cuerpo hr¡¡nano- Pilar Pedreza }:rízo urra suge- suscitado) crearldo Lln nr-revo lenguaje artístico err el que las figu-
rente evocacióri de las arquitectutzs-uanitas tradicionales a1 corl- ras parecíarr constr¡..]idas a base de huesos erosiorrados, precaria-
tarnos, en Lrrr rnagistral relato breve, la ensoñación rnacabra de un ffrerrte ensamblados, corfl-o forrnando «aparatos» inestables' Las
estudioso que dorrnita brevernente rrrientras lee la descripción prirneras forrnllaciones corisistentes de ese lenguaje se encuen-
de un catafalco con huesos hurnanos concebido en el Ilttéxico trarr en cliwersos bocetos de1 llarnado Cuaderno núffiero 95, catt
barrocoo3- nurrrerosos clibujos zlápiz ejecutados en Cannes err sePtiefilbre de
Pero algr.rnos artistas r¡inculados a-l surrealisrno dieron rrn 1927 - Son, casi corr segrrridad, ideas para el rnomrrnerrto a Apolii-
sentido cornpletarrrente distinto a estas rnetáforas óseas tradicio- naire y rruestran extraños seres h.ibridados, corl extrernidades
nales:la rewista l)ocuments publicó la fotografia de una de las capi- insó1itas y órganos genitales (de arnbos sexos) hipertrofiados [32] '
llas del ya rnencionado cernenterio de los capuchinos de Santa I§adie podría decir de qué están hechos estos seres, Para cuya
A4aáa de la Concepción de Rornaao [3O]; en Lrrr artículo de Ben- rnaterialización efectiva err tres dirnensiones sí habría sido nece-
jarnin Péret publicado en Nlinotaure y ritulado rnuy significariva- sario construir un <<esqtreleto r¡retfico>> real. Eso es Io qrre hizo
56 57
f
33 - Pablo Picasso
l\{aqaetd para el
,?rofluffi¿flto d
Apollinaire (1928),
fotografía de
Elrassal publicada
ett lViao taste
(uúm. 1, 1933)-
Picasso, e, efecto, y quedó ta, enca'tado con los resultados que Cuy (e Isarnu Nogrrclri, rnás tarde), etc-, pero fire A1berto Sánchez
deciái¿ rellenar la estr,ct*re d,e ararnbre adoptándola cor''o la quien Ifewó a cabo la realizacián rrronurnental rnás irnportante de
''o
rrraqueta definitiwa para el rnonulnerrtoaó. Había nacido así otra esta corriente al ejecutar El pueblo español tíene un camino que con-
inwención picassiana, el «dibujo en e1 espacio» [33]. pero no duce a una estrella, urr gran tótern wertical colocado arrte el Pabe-
podernos dejar de resaltar esa asociación de ideas que perrnitió 1lón de la R-epública Española en la Exposición Internacional rie
pasar de una forrna <<huesuda» (boceto a lápiz) al esqueleto rrretá- París de 1,937 f34j. Era un paisaje casteliano puesto err vertical",
lico de esa obra, co.' su asirnilación a ias estructuras (iaulas de corr sus carrrinos serpenteantes, Llna inrnensa garrota de pastor,
acero) que sosfienen los grandes edificios de 1a época conrernpo- una rnadre, rrn tronco de árbol; un pedestal inrnenso, en fin, para
ránea. El rnonurnerrto a Apollinaire habría sido bastante grande si la esperanza ancestral del pueblo, inevitablernente abocada aI des-
se hubiera hecho, y habría sido «transi.table», corrro una arqui.tec- tino libre y lurninoso sugerido por la estrella-pájaro de Ia zona
tura abierta o corrro una jaula de Ia que ..no se puede escapar. superioru'. Se diría qwe El pueblo esptañol. .. era la otra cara, corn-
Dos grandes líneas artísticas con irnpLicaciones arquitectó- prornetida e intensarrrente poética, de aquellos hilarantes rasca-
nicas salieron de aquí: tenerrros, por una parte, -los nurnerosos clla- cielos, tarnbién corr evocaciones corporales (ya 1o hernos visto),
dros y dibujos de Picasso con huesos y forrnas erosionad.as, desde que irnaginara Dalí en Arnérica por las rnisrnas fechas-
las wariaciones sobre la crucfixión según (]rtinewald (1932) hasra e1 La otra deril-ación esrá bien representada porAlberto Gia-
rrrisrno guerrero rmrerto de ()uerníca (1937), c*ya cabeza <<en coÍretti, que encerró en «jaulas» a seres rnutilados de apariencia
canto rodado» es Lrn recuerdo de ese leng,- aje «óseo» de1 que fosilizada- El palacio a las tuatro de la madrugada (L932-L933) es
ahora estar.nos hablando. otros artistas Io irnicaron de urr rrrod.o corno urra rilaqt-reta arquitectónica, err efecto, con la inclusión cle
rnás o rnenos literal: Benjarnín Palencia, Henry l\{oore,yves Tan- urr frontón triangr-rlar y varios prisrnas definidos por Llnas tenues
58 59
'ry-
60 61
je de urla torre inlcabada, o <<tal vez derribada en su parte supe-
rior, arrasadar>*t. otra escultrrra de aquella época co'.lo es La jaula
(7930-1932) rnuestra rnás posibilidades de _iugar con parecidos
ingredierrtes; el c,-rerpo corrtenido (encerrado) en e1 espacio
«euclidi'ano» es 11', cuerpo fragrnentado, y ra parte i.terna de
la
arqui.tectr.rra parece rnás bien el interior orgánico, wiwiseccionado
o destrozado en Lln acto de arnor^
62
63
Y
' ,it,:.,,t o carnbién la época rrrineral que disgrega 1os elernentos forrnales
' l: 1;'i prirnarios poniéndolcls ert relación recíproca rnedj.ante urr corte
?r::.o [setz int R-einschnitt] en gernelos y err gruPos,
y qrre parece
iniciarse err nuesfros días»; la época tercera, fi.naknente, <<alcaflza
una incalculable fi"rsi.ón orgárrica de elernentos for'rnales híbridos»,
y Finsterlin Ia sitúa en e1 futurou'. Sus juguetes, pr-les, corr las
rluÍrerosas posibilidades corrrbinatorias de sus piezas rnóvj-les,
ofrecian la posibilidad de cornprender la arquitectura del pasado
y tarnbién 1a «cristalj.nar> de su propia época, represerrtada por las
especulaci.ones de sus arnigos de la «Cadena c1e cristalr>tt. Estaba
presente en todo e1lo el juego con los universales geornétricos,
corrr.o errtes platónicos ideales: la esfera, el cündro, e1 prisrna, la
pirárnide, el cono y el cuerno.
lMa-vor conexión con e1 asuflto que rratarnos ahora tenja
elJuguete gigante, en el que Finsterlin P^rri;- «de la bola en repo-
so, de la serpiente y de su relaciórr corr el "eje periódico" y el
Sl;;1, "proyectil óptirno", en tanto que forrnas orgánicas elernentales
i:1ilt!.,|:t.:i.
tll:¡,,'::.¡;;,1¡
i:,j:..a1,.1:i::.
t ', L,,' '.
,,
que sirnbolizan tarnbién 1a esencia <le la vida»56. Lo que obsesio-
-:'-'! '
.naba a Finsterlin de un rrrodo especial era la indiferenciación y la
.
iP;)rtlait!.::
'ti':.:,'
l': ':
;i,i;n::
transforrnación cósrrüca, qrre es «la patria de nuestro espíritu
'ii::,t¡.:. soberano,>, la cual hará posible «a partir de cada rnancha de nie-
bla dada la forrnación por afirridad y, rnás allá de eso, 1a trarrsrnu-
tación de 1os elerrrentos espirituales de la forrna,>s'.
37- Herrrraran Firrsterlin, EI juego A ello parecerr referirse sus rnaquetas y proyectos arqui-
de los estilos, dibujo publicado tectónicos, que son, en realidad, juegos ideales con forrnas orgá-
et Frühlíclrr {fascículo S, t92Z). nicas cornplejas e irregulares: rnás que <<rnanchas de rriebla», Pare-
cen vísceras rnetarrorfoseadas y rnonurnentalizadas [3S]. En 1as
Finsrerlin elaboró varias series, coir bloques de rrradera,,y acuarelas y dibujos que ilustran esa hipotéti.ca tercera fase futura
publicó las fotografias y algunos dibujos deLJuego de los estilos ert de la arquitectura uaiversal, no hay planos ortogorrafes. Las for-
la rewista Frrihlicht;3 [37]. Nlo era para él ,na actiwidad aislada ni. rrras y los espacios se interpenetran, evocando la blandura y 1a
rnarginal, p.les se inscribía err un vasto prograrna explicatiwo de 1a adaptabilidad de los órganos abdorninales, o los acoplarnienEos
ewolución de la arquiEecrLrra universal, que haL,ría pasado por tres sexuales. I{o se trata de reprodrrcciones Literales de fragrnentos de
grandes etapas: la prirnera sería 1a «época de las coordenadas cuerpos sino de evocaciorres sutiles de un estadio biológico pre-
[I{oordinatenepoche] q.e desarrolla y cornbina entre sí los elernen- consciente. Habitar en el irrterior de esas casas de irnposible
tos forrnales prirnarios co.' o cornplejos integrales hacia 1as tres estandarización irnplicaria participar err Llrra experiencia cuasi
dirnensiones (los grandes estilos de los p*etrlos hasta ra época rnística de reencuerrtro con 1o originario irracional: «En el inte-
actual)»; 1a segunda época sería la «geornécrica o trigonornétrica rior de la nueva casa rlo sólo se sentirá uno corrro en el interior
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ri6 en 1os años treinta r.rna irrteresarrte si¡-nbiosis corporal-arqui-
tectórrica: el laberinto de Dédal.o se situaba en el interior rrrisrno
del Mirrotauro. El continente y el contenido se identificaban. Las
circunvoluciones intestinales y las cawidades pr-rknonares erart
representadas cofi].o pasillos pétreos con plrertas enigrnáticas y
escaleras de caracol. A4assoa hizo rrruchos dibujos con diwersas
variaciones, desde la forrnulación sirnple y directa de El L4inotau-
ro y el laberínto (1930) hasta el barroquisrno extrerrr.o de El secreto
del laberinto (1935; aquí vernos funclidos err urta rrrisr¡ea entidad
arquitectónica los clrerpos del N{inotauro y de Ariadna), o del
óleo El laberinto6l (1938) [39].
¿Podúarnos hablar de wísceras a propósito cle las blandas
ondulaciones cerebrales? Si e1 interior abdor¡,ina] fi:e identifica-
38. Herrnann Firrsterlin, Casa noua
(192o), un ejernplo de sus rnetáforas
arquitectónicas wiscerales.
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67
"T-
conferir eternidad y legitirrridad a la inestabilidad del inconscien-
te, urra operación que sintontza perfectarnerlte con las aspiracio-
nes declaradas del rnovirniento surrealista-
Dejarernos de lado el cornentario de otros dibujos y pin-
turas de Adasson con rnetáforas arqrritectónico-viscerales. Quisie-
ra recordar, err carnbio, qr.e rntlchos artistas rnás siguierort esta
misrna vía. Las extrañas forrnas redondeadas (as llarnarernos
escultórico-arquitectónicas) de Yves Tarrguy Parecen tarnbién vis-
cerales (adernás de huesudas, corrro ya hernos dicho); 1o rnisrno
cabe decir de artistas corrro Policarpo Niebla o de los seguidores
caralanes de l)alí (I\4assanec y Planells). Por ahí andaba 1a ortodo-
xia arquitectórrica del rnovirnierrto Surrerlis¡¿, corno rrruestra Lrn
texto de Tristan -lzara publicado en fuIinotaure: <rLa arquitectura
del porvenir será intrauterina si es que logra resolver los proble-
rnas del confort y de los bienestares rnateriales y sentirnentales, si
renuncia a su papel de intérprete-servidor de 1a burguesía, cuya
volurrtad coercitiwa no conduce rnás que a separar a-l hornbre de
los carrrinos de su destino>>62- En esta línea de pensarniento rro
ii ; ii,'¿ *^ii."
" t" c i t da d
debernos soslayar la rnención del chileno R-oberto Matta que,
pese a su dedicación ulterior a la Pirrtura, tuvo urra forrnación
profesional corrlo arqrritecto. Conocernos bien el irrtenso erotis-
do con eI sírnbolo arquitecrónico de la confusión, rnás lógico rno trágico de sus figrrras, y el de los espacios arnbiwalentes dorrde
parecía aún que esa rnetáfora se rraslad,ara al interior de la cabe- 1as ha wenido situando. Estas cosas apurrtaban ya clararnerr.te ert uri
za: Cíudad craneal es rrn dibujo de 194o, eúrparentado, sin dud.a, irnpOrtante artículo titulado «IMaternática sensible, arquitectura
corr los retratos de sade y de André Breton que ya hernos cornerl- del tiernpo» (1938) en e1 que propugnaba la creación de una
tado antes [4o];las espiraLes y curvas de esta parte de1 c,erpo arquitectura blanda que aludiría al irrterior del cuerPo, cierto,
hurrrano se han transrnutado en fragrnerrtos de un estadio, una pero que tarnbién sería ella rnisrna corno Llrra anatorrúa acogedo-
cor1strucción en caracol, arcos, rnr-rrallas reforzadas, escaleras, etc. ra y <<sensible» en todas las acepciones de la palabra. La ilusrración
Era otra rnanera, evidenternente, de regresar a lo arcaico ances- que acornPañaba el texto rrrostraba urr apartarnerrto con urr espa-
rral: si la arquitectura dibujada por Masson (esa «ciudad,, en su cio fluido, rro ortogonal, en el que destacarr una escalera de cara-
conjunto) está lejos de poseer la coherencia y la plausibilidad que col, flotalte, Lrria especie de colgrnna-rnástil y tres sofás-escultu-
cabria e><igir a *n arq*irecto disciplinar, erlo indica, err re¡ri{¿d, ras [41]. Estos escasos rnr¡ebles son blandos y orrdulantes, y se
que la confrrsión es eI estado natural de la rnente hurnana. La parecen rnucho a las obras que, algo rnás tarde, trarían farnoso a
raz6n, viene a decirnos el arrista, es una rrráscara del caos pri- Henry Moore. De ellos dice Matta:
rnordial, de ese recóndito laberinto donde reside la fi¡erza instin-
tiva q,e afienta tras las rnejores errpresas h,rnanas. Dar a ese de- Muy aperitivos y de perfiles rnoldeados, eva;rrzarr los rnuebles que
sorde' corporal la solidez de la arquitect,ra es Lrna rnarrera de desarrollan espacios inesperados, cediendo, plegándose, ¡edondeándose
68 69
I
Y
Kiesler y la casa-crrerpo sira fifr
70 7L
talaciones, y especiaknertte sus Proyectos arquitectónicos, rnuy li-
gados a las rnetáf,oras orgánicás que venirnos considerando ahora.
El ya rnencionado Enáless-theater (1924) habría sido rrn enorrne
edificio esGroide en cuyo interior se dispondrían diversas rarnpas
erttrelazadas accesibles desde todos los niveles, a pie o err allto*
rnówilut:1a rnetáfora gerrninal del huevo parece insoslayable cuarr-
do conternplarreos las fotografias cle 1a rnaqueta" Obwiarnente
wagi^nal parecía 1a pantalla de1 Fikn Guild Cine¡na de NuewaYork
(1,929), con ur1 gran óvalo vertical a rnodo de diafragrna forográ-
6co dentro de un círculo rregrc. La Space-House (Casa-espacio),
concebida err NuevaYork en L933, eta e1 rnodelo a escala real de
trna vivienda unifanriliar, c.uya característica principal fue 1a e1i-
rninación de 1as 1íneas rectas y de 1os ángulos perpendiculares.
42- Fred.erick I{iesler ante la
Nocable era el errrpleo de rnater:iales inusuaLes corrro Ia paja, el rnaqueta de su Casa silr ¡fin.
ray6t, o 1a esponja de caucho que se utiLzó para las cortinas y Foto de Irwing Penn (1959).
corrro revestirrrierrto del suelo: I{iesler estaba persuadido de que
la influencia «psicofi.rncional» (corno é1 decía) era ejercida taÍr\- propios trogloditas. Podrernos de mrewo garabateai rruestras c¡eencias
bién por los rnateriales y no sólo por las forrnas. La casa, escribió, sobre los rrlrli:os. Porque todas las cavernas se parecen y todos los garaba-
es ((Lln organisrno wiwo que reacciona corrro una criatura de san- tos son sirrrilares. ¡Viwirernos entonces todos juntos! Los cornpartirnentos
gre caiiente»u6. de separación no serán rnás que los rrluros r¡redia¡reros de un edi6cio
Sernej antes ideas arquitectónicas enlazaban p erfectarneate único e ili.riritado. Ha nacido la Folk Architectureu".
con 1as de los surrealistas, con quienes colat¡oró rnás tarde dise-
ñando la Sala surreaLista de la galeríaArt of Ttris Century (Nueva La rnetáfora corporal está preserrte por todas Partes, y rrruy
York 79+2), o la Sala de 1a superstición en 1a Exposition Interna- especiaknerrte ert algr-rnos fragrnentos que rewelan cuá1 es la ins-
tionale du Surréalisrne (galería lv{aeght, París 1947). Sus corrtactos piración de sus invenciones: «La casa rro es urra rnáquina, ni la
con algrrnos artistas del grupo fueron estrechos, sin olvidar los rnáquina una obra de arte. La casa es un organisrno wi.wo y no sólo
trabajos cor¡ AÁa¡cel Ducharnp (parece obvio ya, entre otras cosas, Llrr arreglo (agencernenr) de rnateriales rrllrertos. Ella es t1rr ente
qtre la disposición de Éunt donnés 1e debe rnucho a l{ies1er67)-Así wivo, en el conjunto y en sus detalLes. La casa es una epiderrnis del
es c<>rrro pudo elaborar en 1947, reciérr acabada la exposición de cLrerpo hurna¡lo"uo.
I\zlaeght, el fu{anfreslo del correalismo o los estados unidos de las artes En aquel rrri.srno panfleto arrurrciaba ya su concepción de
plásticas, urr irrteresante panfleto publicado dos años rnás tarde por la Casa sin ;fin, que definía corrlo «rlna corrstrucción corltinua,
L'Architecture d'Aujourd'hui- Se trata, entre otras cosas, de un 4ta- tanto en el conjurlto corno ert sLrs detallesr. El proyecto era Por
que radical corltra el fi¡ncionafisrno racionelista- Frente a la cons- errtonces l-n esferoide, algo «parecido a tlna hogaza de pan acha-
trucción ortogonal propugnaba urr regreso a Ia irregrrlaridad de tada». La sección ecuatorial, decía l{iesler, era urt círculo, y la ver-
la c zver na prirnordial: tical o rneridiana, una elipse'o. Ésta es la lírnpida forrna geornétri-
ca que tienen, en efecto, los dibujos y la rnaqlreta en yeso de la
R-etrocedarnos. Ent¡ernos err rtos<>tros rn¡sr¡ros- Searnos nuestros Endless House realizados hacia 195O. Pero e1 proyecto fina1 de 1959,
72 73
=fl
rrrucho rnás corrlplejo, rnuestra Lln organisrno irregular qr're evoca eana/ FJlore
l,os caparazcrnes de algunos a¡rirnales y rrruy especiaknente las vís- a¡zte¡zaof
la ,ói/e.
ceras irregulares de1 cr.rerpo [42]. Se trata de Llna caverna rrretafó-
ri.ca, urra especie de útero rrraterrro, que se precende situar en 1as
antípodas de la forrnulación rnecánica corbusieriana: «La casa [sin infesfin
fin] no es una rnáqui.na de habitar. Es un organisrno wiwo con un 5a¡,ile
sisterna nervioso rnuy sensibler>". Quisiera l1arnar la atención
sobre el hecho cle que la continuidad espacial es urra característi- eafra,/
ca de 1os órganos vita-les, a los que só1o cabe apli.car térrninos arr?e-náE?
/e suc _odtacPeas
corrro <,stleIor> o «techo>> eri Lrn sentido vagafilerrte rrreta{órico. La paneréatiTue'
rrraqueta de 1959 fue hecha con tela rrretál i6¿ recubierta de cernen-
to, forrrlando así una éspecie de corazas esferoidales, corno si se
tratara de órganos abdorninales rígidos. Pero ¿se trataba c1e un
sirnple rnodelo a escala? Aquella obra, cle unos dos rnetros y
rnedio, era casi trabitable por url hornbre corrlo I{iesler, que era
de rnuy baja estatura".'El cuerpo de 1a propuesta arqllitectónica a?os
se adecuaba aI cuerpo efectiwo de1 artista, reduciéndose así la dis- ¡n {e.sttÍ?
tancia e>cistente entre 1a realidad y la utopía. El arte, una wez rnás,
actuaba. de rnediador.
inlestin g'ri/e
Organicisrrro popular
Pero la postura de l(iesler estaba dernasiad.o próxirna al 43. Wísceras Y funciones del
radica-lisrno c{e 1as wanguardias y rro logró e1 éxito rnasiwo al que organisrno l.urrtatro, según ura
aspiraba su pretensl.ón de hacer Lrna aLrténticafolk architecture. Sí \o dibujo publicado por Le Corbusier
en Urbanistne.
lograron, en carnbio, otros representantes del organicisrno, coñro
e1 rnisrno Le Corbusier. En su libro reprodujo warios esquernas
arratórnicos. lJno de ellos, en Urbanisme, rrLostrando los órganos cusiones en e1 árnbito forrnal: 1as escglturas realizadas por Le
abdor¡rinales de un ser h¡-rrnano, pretendía ser una clara alusión a Corbusier en aquellos años cincuenta parecían, err ocasiorres, ver-
1a «sernejarlza)> qlle podáa escablecerse enfre ellos y la perfecca daderos interiores corporales, y es esa blanda plasticidad la que
disposición urbana y arquitectónica [43], Era una rrretáfora firn- fecundó algrrnos de los proyectos arquitectónicos de la últirna
cional, ciertarnente, y a ella se refirió en rnuchas ocasiones, corno etapa de su c2¡¡era [44]. El organicisrno irrternacional c1e los años
cuando, hablando del rascacielos central previsto para Argel, dice cincuenta y seserrta Ie debe rnucho aI gran arquitecto sl.lizo, alln-
que <(no es coÍlo en Arnérica una forrna accidental sino una ver- que rro sólo a é1, pues tarnbién bebe de otras fuentes visuales:las
dadera biología conteniendo con precisión órganos deterrrúna- forrlas fl.otantes de Calder y e1 biornorfisrno de Jean Arp, por
dos,>'3. Pero era inevitable que la rnetáfora tuwiera tarnbién reper- ejernplo, inspiraron a los nurnerosos diseñadores de piscinas y
74 75
Y
de Le Cort¡usier-
úresas «de riñón», coI} patas inclinac-las rle sr-rgererete su¿vidad. dedicados a las relaciones entre La anatornía hurnarra y el diseño
Hubo mueL)1es-c,erpo, colrro las sil-las evocad-oras de las irrterior, corrlo es e1 caso de 1a obra de Juhus Panero: los dibujos
',,.-rchos
cinturras íerneninas que cliseñara Ar¡re jacobsen (aunque tuvieran de Nino R-epetto qt-le ilustratiarr 1os corrceptos convertíarr a 1as
1os ¡rornbres rn:is cie silla-cisne. silla-huevo o silla-hor- fi¡pras hurnaaas en tlrra especie de r¡rr-ret-.les biotnórficos, coino si
',elrtrales
rniga), co.' r.)d:i la larga- secuela de aconrpeñanres e -irnirad.ores_ se acerrtllara de esta rnalrera la exigencia ergonórnica para tod.o el
lv{u-w sig,.6catir..¡¡ es e1 á:<ito alca*zado e..to.,ces por algr_inos libros diseño interior']a [45].
76 77
!M
no'u- Diseñó edificios corl Llrra planta corporal tarr clara corno la
del Teatro Rregio cle Tuán (1964) [a6], e incluyó el sofá con 1os
labios de l\Áae'W'est en el interior de 1a Casa Dewalle (Turín 1939-
1g4O). <{Cási todo rne wiene después de un sueño -dijo-; rrrás
tarde rrre esfi¡erzo del rnodo rnás escrupuloso e intransigente
posible para hacerlo coincidir con una posibilidad ernpírica, edi-
ficable, utilizable, wisible»".
Es dificil sustraerse a la irnpresión de que cada urro de sus
diseños era corrto el decorado o el lugar coadyuvante ideal de
acciones witales rrruy corrcretas, tales colrlo sentarse, corrler, hacer
el arnor, etc. Podríarnos inventar Para é1 el calificativo de «fi:ncio-
nalista pasional»78, algo que se deduce no sólo de sus trabajos sino
rarnbién de rnuchos cextos, corno la carta que escribi'ó a Dorfles,
! Rosselli y Zanusso, a propósito del sil1ón cle este últirno: «Este
l
:,
;
siilón es un profundo error. ¿Por qué? Porque no ha nacido de1
i:l deseo arnoroso del que se va a serrtar en é1, sino de 1os prejuici.os
forrnalistas del gusto, es decir, de una idea gratuita, l1ena de aprio-
ris [..-], No se ha tratado de estr¡diar la relaciófl existente entre el
hornbre sentado y esta fortrlarr".
46. Carlo 1\Aollino, planta del Las variaciones orgánico-arquitectónicas de aqr. ellos años
:['eatf,o R.egio de Turín (1964)-
cincuenta fi:eron rrrlty nurnerosas, y no siernPre se presentarorr
con la woluntad de conwertirse en proyectos reafizat¡les.IJn ejern-
(Jn caso rrrr-ly interesante es el de Carlo lMollino, que ha plo de ello es el raro libro de Jacob l(ónigsberg titulado Croqu.is
sido rescatado de1 olvido en los últirnos años. No ha sido {ácil áe arquitectura (}l4éxíco 1958), en e1 que abundan 1as forrnas blan-
encorltrar un hr-reco para é1 en los discursos críticos habituales das, evocadoras de cartílagos y vísceras. Es rnuy signi.ficaciwo qLle
debido a sl. posición oscilante errtre 1a wangr.rardia de tradición la úrrica copia qr-le conocerrros de esta rareza bibliográfica se
surrealista", el arte de rnasas y la rnera excentricicla<l personal. efrcr-lentre en 1a antigtla biblioteca de Salwador Da1í (Figueras,
Polifácético genial, cultivó la {otografr.a, el diseño y 1a arquitectu- Fundación Gafa-Salwador Da1í), y que algunas de sus páginas
ra de un rnodo sirnt ltáneo- Sus af.ciones le incLinaban hacia 1o hayan estirnrlado en e1 gran Pintor sr¡rrealista la creación de fbrr-
Lrtópico y 1o distinto, y rro es sorprerrdente que fotografiara la tasías arquitectónicas que clesarrollan, hip ertrofi ándolas, 1as inverr-
obra cle Gaudí, sobre quien había pensado escribir u.n ensayo. ciones cle ese enigrnático arqui.tecto [47].
Soñaba coil url urbanisrno wiwo, que fuera corno un organj.srno Observernos ahora, para terrrrinar rllrestro recorrido de las
biológico, qlle rro estuviese fijado (es decir, rnuerto) de anterna- rrretáforas wiscerafes, el caso de Ernesto Nleto (BJo de Janeiro,
78 79
-t
después de urra prirnera ecapa, rrruy breve, durante la cual hab'ía
expefirrlentado con clisposiciones geornétricas posrrúnirnalistas.
Partícttlas, de 1989, er^ ya tlria irrsralación con rnedias de lycra y
otros tejidos, parcialrrlente rel-lenos de materiales blandos- La dis-
posición de 1os elerrrentos Parecía aleatoria, corrio si estos traba-
jos se reclaffrasen herederos de aquella Escultttra de uiaje qr-re l\4arcel
Ducharnp había hecho en 19x8 recortacdo tiras de gorna proce-
dentes de unos gorros de baño. Otras otrras ulteriores perrnitie-
rorr a Neto desarroliar las irnplicaciones orgánicas hasta crear, a
fines de los años noverrta, cosas de gran serrsualidad, plenarnente
p articip ativas : los elásticos ci1índric os de tej idos sernitransp arerttes
forrnan grandes protuberancias que evocan huesos, wísceras o
te11dones, r,'aginas, úteros y gerri.tales rrrasculinos; e1 relleno parcia]
con rrlateriales cornestibles y olorosos (harinas o especias corrro
clavo y cúrcurna) incrernenta el árnbito de la percepción, que no
se lirnita ya a lo rtterarnente visual, puesto que inwolucra tarnbién
a1 olfato y a1 tacto, con asociaciones clararnente g;ustativas8o- En
algurros de sus trabajos rnás arnbiciosos corno I{lú, I:Jhó b'[ave
(1999), Snowmeba (2ooo), Walk.ing in Venus Blwe Caue (2oo1) u O
bicho (2OO1) t48I , Ernesto I'Jeto ha confecciorrado objetos-encor-
nos cornpletos qr.le exi.gen del espectador una penetración efec-
tiva en e1 espacio cle la creación. Seguir un recorrido rnás o
.. .'
.;.';:,:',: ;:
ti;rio:i
47- lacob I(6nigsberg, Croqtis de
arquitectura, con un dibujo de Salwador
T)alí (ca. 1958), Fundación Gala-flalí,
Figueras.
80 81
49- La <<boca del 5o. I-a puerta-boca
ogro>> err el Parque del palacio Zuccari
de llomarzo de Rorna (1592)-
(ca. 155o)-
rnerlos azaroso, tocar los elernentos dispuestos en las paredes y en Metonirnias arquitectónicás: la boca
el suelo, o tr.lrnbarse sob)re e11os, parecen actos prelirninares de urr
ri.tual destinado a trascender las fronteras del arte para abordar el Lo e><arrúnado hasta ahora nos ha perrnitido cornprobar
árnbito de la wida. que son rrrLlchos los ejerl1plos erl los que el cuerpo no aparece
E1 artista es rrruy corisciente c1e las irnplicaciones eróticas evocado en conjunto sino rnediante algún fragrnenro signiGcati-
de sus trabajos, corno se revela ea aLgurras.de sus declaraciones: vo. IvlénciorlarelTlos ahora algrrnos casos rlernorables de edifi-
«Quiero tarnbién ur1 arte clLre urra a los ttrros con 1os otros, qlre cios-cuerpo clararnente rnetonírnicos, concebidos a partir de un
nos ayude a interactuar corl los dernás, qr'le rros rnLrestre ei lírni- rniernbro o Lrrr órgarro corlcreto. La boca corrro puerta o ventar¡.a
te». Y tarnbiérr: «Perdónarne, rnundo, pero sólo la Libido puede ha sido utilizada reiteradarnente err la tradición wisuaL de las ar-
salwarnos- La libido es la única qr-re corroce la werdad>>81- Entrar err quitecturas fantásticas. Dejando de lado los rnúltiples grabados y
tales obras, vi.vir rrromerrtánearnerrte en ell.a.s, es un acto rnetafó- pinturas con bocas-vano, nos parece que es irnposible soslayar dos
rico que a-lude a 1a elevación fisica y espiritual, una prornesa de realizacíorles rnagistra^les de la Italia manierista corno son la cara
Glicidad- Nefo desea que sus obras tengari <<una escala rm.r.y gran- del «ogro, tallado en 1a roca de Bornarzo {ca. 7551) fa9l, y Lz
de, con un orgarrisrno inrerno [...] para que Ia persona pr-]eda fachada del palacio de Federico Zttccari de R-orrra {1592) [5o]:las
olwidar que ha entrado a\\í y para que cuando ella salga, tarnbién fauces abiertas de todas esas figuras rnonstrlrosas fabrican rrretáfo-
terrga una irnpresi.ón diferente de lo externor>8z. ras de gran intensidad que hacen pensar en la ingesrión del r¡isi-
tante. Parecen, a prirnera wista, guardianes de las puertas y verrta-
rras, qr.le aterrcriz^fl a los intrl-.sos no deseados- Pero tarnbién
pueden contener un rnerrsaje subyacente de signo contrapuesto,
82 83
Los edificios-ojo y el parróptico
84 85
52. Cl- hf- Ledoux, vista-ojo del
Teatro de Ilesangon (1804).
86 87
Y
I
88 89
16
t
:
90 91
59. El origen genital fetnenino de
la espiral en el IVIuseo Guggenheirn
de NTuewa York, de Frank Lloyd
rWright.
Hoy rne cuesta adrnitir qlle otra gente al aventurarse antes que
yo hacia la Place Dauphine por el Pont-l.Ieuf no se sintiera atenazada
por e1 aspecto de su configuración triangular, por 1o dernás levernenle
curvi,línea, y por la cisura que 1a bisecta en dos espacios arbolados. Se
trata, §in lugar a error, de1 sexo de Paris que se dibuja bajo esas frondas
urnbúas. Su vello sigr.re ardiendo, a veces rnucho, por el suplicio de los
7!aa!
ternplarios que se consurnó el 13 de rrr:;zo de 1313 y que para algrrnos
58- André Masson, La tierta (193S). ha in-fl.uido con fi.rerza en e1 destino rewolucionario de la ciudad [...].hf<l
hace fllta decir, en fi.n, que las parejas que erran por la plaza durante los
Es una rnetáfora arnorosa, obviarnente, .o tan distinta de ra que acardeceres de verano exasperarr su deseo y se conwierten enjugrretes de
rnaquinó Marcel Ducharnp al. hacer los Éunt donrtés: el rnuro un volcán'u-
derruido de ladrillos rras el portalón precede al sexo d.e ra rnujer
que está tendida, al fondo, frerrte a un delicado paisaje otoñalrs. Muy clara rros parece tarnbién la rnetáfora sexual arqui-
Tarnbién André Breton ofreció la irnagen literaria de rrna tectónica de F. L--Wright en el N1useo Guggenhei.rn de Nueva
parte de París que represencaba el sexo fernenino de la ciudad.Era York. Aunque se ha hablado rnucho de las irnplicaciorres ideo-
la Place Dauphine, de la c*al escribió en disrintas ocasio'es cosas lógicas y forrnales de esa espiral prodigiosa", naclie Parece haber
parecidas a las del rexto siguienre: reparado en qlre su «origen)i está err un fragrnento arquitectóni-
co, corr trna forrna biconwexa, obviarnente fernenina [59]. Se
92 93
encuentra a1 niwetr del suelo y es irnposible no verlo cuando uno
se asorrra tracia abajo desde cualquier nivel de la rarnpa ascen- É5- A.Sc..
Ld¡" Jr 6¡¿
,b¡ ¡t-.-¿-¡)
dente- Creo que'W-right hizo ahí una representación bastante
literal del sexo de su edifici.o y urr corrrentario sr:til sobre qué es
de werdad 1a arquitectura <<orgánicarr, y acerce- de1 origen rnis¡no
de la creación artística, qr-re no puede ser otro sino la vida
rrrisrna.
Aludirernos, finaknente, a 1os edificios copulantes, ernpe-
zarrdo corr otro dibujo de -Bruno Taut pertenecienre a su libriro
Die AuJlósung der Stad* (1920) [60].IJn gran torreón fálico está
en el centro de una ciudad-{Ior parecida a 1a que hernos colTrer¡-
tado algo rnás atrás. É1 ,*rtor es un poco elíptico en su expU.ca- ,
ción pero parece rnuy obwia la relación sexual entre arnbos ingre- SlrÉ ')/
dientes arquitectónicos. E1 acoplarniento del rascacielos y la \ +áí4-::-
----1
)cl
t/ad15ciC
i, fü¿i
.I-a gran;17or... Santuario para absorber la energía solar con placas
de ¡¡idrio y lentes ustorias.Act rnularnierrto err faros: indicadores de wías
aéreas. E1 hornbre se ha transforrnado tanto que no puede hacer ningún 178
6o- La cópula arquitectónica: Elrutro
trabajo que rro 1e proporcione placer.A la fis.erza,le resulta sencillarnen-
Tarrt, ilustraciól- d,e 1)iá AuJliisung
te irnposible- EI hornbre ha dejado de cornportarse corrro un perro. Per- der Stiidte (192o)-
wive 1a sabiduría ancestral: absoluta franqueza en cuestiones sexuales.
Superación de los instintos por rnedio de sí rnisrnos. Falo y roseta [...] d.
ritlevo sírnbolos s¡grados; la obscenidad es irnposibie sin 1a ocultación y tentador de l¿s cornpataciones. La rnás inrnediata es sin duda la que
el silencio. E1 concepto de la posesión ha desaparecido y, por ranro, tarn- transforrna estas constn¡cciones en rrrodernas Tbres de Babel- Pero por
bién el rrlatrimordo. Todo es <<rnoneda prestadar. El placer es sólo a1e- vulgar que sea tal identificación, tiene sin ernbargo el interés (en razón
gría". de su rnisrrra inrnediatez) de confirrnar el contenido psicoanalítico de la
expresión rasca-cielos (gratte-cíel) [...]. Pero por lo dernás el acoplarnien-
El rascacielos cor¡ro constrrrcción genérica fi.re \zisto con to azaroso de estas dos palabras, el werbo «rascar)) (gratter) por una parte y
urra óptica sirnilar (tácitarnente copulante) por los surrealistas, ral el sustarrtivo «cielo»>, evoca en seguida una irnagen erótica, donde el buil-
coúro 1o explicitó Ivtichel Leiris en el artículo a-l que hernos alu- ding, el que rasca, es trn falo rnás neto todavía que 1a lforre de Babel y e1
dido arrtes, publicado ert f)ocuments (793O): cielo que es rascado -objeto ansiado de dicho falo-, la rnldre deseada
incestuosarrrente, corno sucede con todos los ensayos de rapto de 1a viri-
Rascacielos. Corno todo 1o que está dotado de valor exótico, Los üdad paterna".
altos buildings arnericanos se prestan, corr una insólita facüdad, al juego
94 95
A rnodo de epílogo: cuerpos y edificios E,stas destrucci.ones wiolentas y sisternáticas de cllerpos y arqu.i-
corr-frrndido s tecturas son dificiles de soportar- Basta yr. É.t, es la hora de
refundar la arquiteccura sot¡re la justicia y la libertad. ¿No parece
Pero había tarnbián en aquel texto unas inquieta,tes co¡l- irnperioso volver a la idea hurnanista del cuerpo corrlo referente
sideraciones cuyo sentido profético se nos ha revelado rnucho de rnedida uniwersal? ¿Cuándo nos tornarernos .en serio la tradi-
rnás tarde. Leiris hablaba de córno el rascacielos es un sírnbolo del ción hedorrista que considera a Ios edificios corno cr.lerpos arlro-
cornplejo de Edipo, a1 cr.ratr consideraba, «sin discusión, uno de los rosos que protegen y aportarr felicidad?
rnás poderosos factores de ewolución, o si se quiere de ..progre_
so", pues irnplica urr deseo fio rrlenor de reernplazarniento que de
gozosa derrrolición>>1oo. Estas palabras parecían anrrnciar, en eGcto,
10 aco'rtecido el 11 de septiernbre de 2oo1, con la espectacular
destrucción de las rories gernelas del -world Trade ce.ter d.e
NuewaYork.Arlí virrros caer el sírnboLo del poderío capitalista. La
irracional furia bélica que este acto terrorista desencadenó só1o se
p,ede explicar por las irnplicaciones psicoa¡1:rí¡ig¿s apuntadas por
Leiris, pues parece obvio que la caída de las torres fue experi-
rnentada inconscienterrrerrte por 1a clase política rrortearnericana
(y por el público en general) cor..o una brutaL rnutilación geni-
tal. Más irnportarrte todawía: los cuerpos reales de las víctirnas se
fundieron de rnodo inextricable con los restos de Ia arquireccura.
No hubo víctirnas loc:lizables, ni tarrrpoco fragrne'tos co'struc-
tivos (r*inas) que pudieran dar una idea de la forrna original. Los
restos de la arquitectura y los de.Los cuerpos se fundieron en un
polvo cornún que cubrió la ciudad corno una siniesrra newada,
cornparable a las lluvias de cerriza ernanadas de los grandes volca-
rres err empción1o1.
I-Jnos rrleses después, en abril de 2OO2, he visto fugazrnen_
te en la televisión canadie'se la irnagen estrerneced"ora de un
parestino errloquecido, dearnbulando entre los restos inforrnes del
carrlpo de refi-rgiados de\lenín- El ejército israeií había seguido la
lección del'world rrade center y por eso arnasó, en Llna rnisrrra
destrucción total, cuerpos y arquitecturas, con el deseo incons-
ciente de que nada fi¡era ya <(recorrocible». A pesar de tod.o: el
palestino obnubilado de ese reportaje periodístico llevaba en la
rnano, sin saber por qué, el fragrnento sarrguinolento de una rnan-
díbula hurnana. Poco se puede cornerrtar ante los espectáculos
dantescos con los que se está estrenando el jowencísirrro sigLo xxr.
96 97
frTota s
' R-a-fael Alberti, l-o que canté y dije de Picasso, Bmguera, Barcelona 1984,
p^9.6e.
' Cfr-J- A. R-arrrírez, «Arn R*ande des Abgrundes: künstlelische Berreg-
gründe fiir sechs A¡ten won umarrnungen» [«A1 borde del abisrn<¡: razones artís-
ticas para seis tipos de abrazos»], en Picasso: Díe Umartnung, Sociedad Estatal Han-
nover 2OOO, p^$s.49-57 y 293-297.
t Sigrnund Freud, La interpretación de los sueños, Biblioteca Nueva, Madrid
1923, págs. 5s-s6.
n
Vitruwio, libro r¡r, 5. Citamos y traducirnos la edición de Pierre Gros:
Vitruve, I)e l'archítecture, Les Belles Lettres, París 199o.
5Vitnrwio, libro trr, 3.
" Los tratados prewios a la aparición de la irnprenta no Podían tener ih¡s-
traciones áables, pues era irnposible esperar ñdelidad gráfr,cz absoluta por parte de
los copistas. Esta problernática ha sido estudiada recienteÍ1ente por lVfario Carpo
eí Alchitecture in the Age o¡f Printíng. Orality,Witi?Lg,Typography, and Pinted Images
in the History of ArchitecturalTheory,'Í}:e MIT Press, Carnbridge 2oo1.
7Véase para todo esto
Joseph Rrykvzert, «Body and I\¡find», en Massi¡no
L. Bienctri (ed.), Srona delle idea. Problemi e prospetiíve, Edizioni dell'Ateneo, págs.
7s7-164.
"Véase NIeil Leach, «Vitruuius Cruc!fixus:Architecture, l\Airnesis, and the
Deatlr Instinct», en G. Dodds y R-.Thwernor (eds.), Body and Buílding. Essays on the
Changing Relation of Bod.y and Architecture, The MIT Press, Carnbridge 2oo2, Pegs.
2LO-225.
e I-.a Ciudad de Dios,xv,26- Citado por Rykwert, «Body and lVlind», op. a/.
'o Glriberri, Commentari III, 45. C&. O. Morisani, I Commentari ilel Ghibet-
ri, Nápoles 1947. Citado por Francesco Paolo Fiore, «Le architerí¡ra vitruviane
nelle illustrazioni del Cesariano», ertVitruuio. De Archítettura translato cotttftrentato et
a¡figurato da Cesare Cesariano [1521],ArrrAldo Brusctri,A&iano Carugo y Frances-
co Paolo Fiore (eds.),Edizioni fl Poli6lo, Milárr 1981, pág. ><r.
'l Vitruwio, übro ¡u, 3.
t2 Vitruuio. De Architettura tÍanslato..., op. cit., pág. L.
'¡ F-ené Taylor ha conectado toda la reconstrucción de Villalpando con
el Discutso de la fgura cúbica de Juan de Herrera. Véase su texto Cuan Ilautista
Villalpando y Jerónimo de Prado: de la arquitectura púctica ¿ la reconstrucción
rnística», enJ.A. R arnírez, f)ios, atquifecto, Siruela, I\4adrid 1991, Pá95. 153-211-
99
:
loVéase sobre estoJ- A. R-amírez, «La iglesia cristiana irrrita
a un prototi- xvr, pág. sO. Cfr. la edición facsírnil con prólogo de Arrtonio Bc,net CQrrea,Tur-
po: el Ternplo de Salornón corllo ediÉcio de planta cenrral en algunos ejernplos ner, Madrid t984.
rnedievalesr», en É,dficíos y sueños. Estudios sobre arquitectura y utopía, Nerea, Madrid
'¿ lbidem, art. xvrr, pág. 85
1991, pá5.43-1OO; tarnbién Construcciones ílusorías.Arquitecturas descrítas, alquítecturas
" Cfr.J.A. R-arrrírez, «El sisterna de los órdenes.'.», en Edficios y sueños,
pintadas, ATianza, i\{adrid 1983, capírulo 5;y Dios, arquitecto, op. cit., capítulo 1. op. eít-
'5Véase Rudolf '\ü-ittkower, Ins;fundamentos de la arquitectura en la edail del s Cuarnuel, vol. t, op. cit., Pág. 7A-
humanísmo f1949f ,A7ien.za, Ma&id 1995. f,, Alberto Durero, Ilieñn sind begrlfen uier Bücher uon menschlicher Propor-
'" Este tratado reflejaría con gran desfase cronológico, segírn se wiene tío¿, Nürnberg 1528, edición facsírrril: Alfons uhl, Ndrdlingen 198o.
suponiendo, las ideas tardogóricas de F-odrigo Gi-l de Hontañón, pero no creo que 32Juan de Arfe yVitlafañe, De varia commensuracion para la escullttura y arehi-
sea irnposible hacer una relectura del rriisrno viéndolo tarnbién corno algo que t éctura, S evi7la 1 585 ; edición facsírnil: Albatros, Va.Ienci.a 1 979.
anticipa aspectos del pensarrriento arquitectónico del Barroco y de la llustra- xr Este dibujo Pertenece a la serie de «Figures et architecture"' bierr
ción.Véase Sirnón García, Compendío de arquitectura y simetia de los tem2zlos I.eproducido en PhiLippe D]u.boy,Jean-Jacques l*queu, une enigme, I{-azzrt, París 1987,
[1681],
edición facsirrril y transcripción a cargo de Antonio Bonet y carlos chanfon pág.3!5. C&. tarnbién Visionary Architects. Boullée, I-"e¿loux, Lzqueu, Houston 1968'
Olrnos, México 1979. págs. 2AO-2O1.
¡'vitruvio, r¡s diez libros de arquitectura,Libro ¡v, capítulo 1 [traducción de 3oVéaseJ.A. R-arnírez, I-a ruetáJora de la colmena- f)e Caudí a Lz Corbusier,
José Luis Oliver Dorningo,Alianza, Madrid 1995, págs. 16O-t6Zf . Siruela, Madrid 1998.
'8 Cfr. por ejernplo la posrura de R oland Martin, Architettura greca, Erec- Le Corbusie+ Lz fu{odulor. t,ssai sur u?rc mesure harmoníque a l'échelle
trs
ta, Milán 1.9AO, pág. to4. humaine applicabte uniuersellement a I'architecture et á la mécaníque, L'Architecture
'' John Onians ha conectado el dórico con la Falange griega, una aso_ d'Aujourd'hui, Boulogne 1950, pág. 55. En nuestra traducción trernos suprirnido
ciación rnütar que reforzaúa la tesis qlle tratarnos de rnantener aquí- c&. su rra- los subrayados de Le Corbusier.
bajo «Greek rernple and Greek Brain», en G. Dodds and R. Tawernor, Body and tuVéase H.Allen Brooks (ed.), The Lz CorbusietArchiue. L-e Corbusíer L¿
Building, cit., págs- S0-ss,
o7t.
Mod.ulor and Other Buíldings and- Projects, 1944-1945, Garland Publishing y Fonda-
2' citarnos de Sebastiano Serlio, Tutte l'opere d.'architettura
et prospettíua, tion Le Corbusier, Nuewa York y P¿rís 1983- Especialmente reweladores son los
Venecia 16.19. proyectos de las páginas 175 y ta2.
''VéaseJ.A. R-arnírez, «El sisterna de los órdenes...», err Edlfcios y sueños, 31 I¿ NIodulor, op- cit-, pág..237.
op. eit-, capítulo 3. 38 Este asunto estaba err el mbiente culrural de fin¿les de los años cuaren-
tt Diego de Sagredo, Medidas der Romano,lfoledo 1526. consultarr¡os Ia edición del libro de'Wittkovrzet Architectural Principles ín the Age of
ta. La pri¡¡1era
edición facsirnil (con páginas nurneradas) de laAcadernia de la Historia delValle Humanism es de 1949. Allí había inceresantes consideraciones sobre la espaciaLización
de Cauca, Celi L967,págs-ZZ.23. (ewenCua}nente arquitectónica) de los acordes rnusicales griegos, con üagramas con
2' Ibidem, pág. L2.
arcos de círcu1o corrro e1 de las arrnonías rnt¡sicales delltbrnplo, segúnVillalpmdo.
2' Ibidem, peg. 14. tnVéase el catálogo de la exposición: W A/'-, DaIí. Arquitectura, a cargo
25véase R-icci, Tiatado de la píntura sabia.Ediciín
de E. Lafi¡ente Ferrari, de Féli:< Fanés y Juan José Lahuerta, Fundación Gala-salvador Dalí y Fundació
Madrid 1930. cfr. tarnbién J. A. R¿rnírez, «Guarino Guarini, Fray Juan Ricci and Caixa de Catalunya, Barcelona 1996.
the cornplete salornonic order», ert Art History, vol. 4, n.o 2, junio de 19g1, págs- s una reciente exposición ha sido dedicada t trazer la influencia de Sade
175-185. Cuando ya estaba acabado este libro ha apatecido la excelente edición de sobre los escritores y artistas del surrealisrno'- Sade/surreal, I(unsthaus de.Zurich,
la pintura sabia de Éay Juan Andrés Ricci de Guevara, a cargo de Fernando Ma- 3O de noviernbre de 2OO1 al 3 de rnarzo de 2OO2.
ríasy Felipe Pereda, con un facsírnil fidelísirno de la obra original y orro ror.ro '1 Paul Eluard, «D-A. E de Sade, éc¡ivain fantastique et révolutionaire»' err
con diwersos estudios prelirninares (Antonio Pareja, Mad¡id zOOz).Para todas esras I--a Réuolution suréaliste, núrn. 8, 1 de diciernbre de 1929, Pag- 9.
cuestiones wéase además: Erik Forssrnan, Dórico, jónico, corintio en la arquitectura del n2
R-ecogido en Pierre Landry, Meluín Chatney, Musée d'Art Contempo-
Renacímiento, con un prólogo de Fernando Marías:.Orden y rnodo en la arqui_ rairr de lr¿lontréal, 2oo2, peg.. 131.
tectrlra española», Xarait, -Bilbao 19a3;Joseph Rykurert, The dancing Column. On ", Pilar Pedraze,«Tristes ayes del águila rnexicana», en Arcano 73- Cuentos
order inArhitecture,'Íhe I\zlIT Press, carnbridge (Mass.), 1996;John onians, Bearers crueles,Yalderrrar, Madrid 2ooO, Págs. 49-59.
of Meaning. The Classical Orders in Antiquity, the Middte Ages and the Renaissarue, o' Cfu. Documents, 8, 1930.
Princeton (Jniversity Press, 1 988. *5 B- Péret, «R-uiires», bfinotdure, núrns- 12-13, rnayo de 1939.
'u Cfr-J. A- R-arnírez, «Guarino Gtarirri.. -», oyt- cit- * Cfr. Rafael Jackson, y
las poéticas surrealístas.
Picasso De la biología a lc'
:'Juan carm,el- Architectura ciuil recta y obliqua. Vigewano
167g, vol. Ir, art. sagrado,I\zleáfoás del Movi¡niento fVloderno, I\4adrid 2ooo'
10(} 101
Y
"Véase el catálogo de la exposicíón Alberto, 1895-1962; cornisario:Jairne u, Cfr. Dieter Darriels, «Points d'interférence entre Frederick I(iesler et
Brihuega, MI.ICAF-S, Madrid 2Oo1. Marcel Duchamp,, en C' Béret (ed-)' Frederick "', oP' cit', págs' L79-132'
,B
Texto de Alberro Giacornetti, sin titulo, que acornpañaba algunas foto- * F. I{iesler, Manlfesre du Corréalisme ou les états unis de I'art plastique,TiAr-
grafix de en t\{inotaure, núrns. 3-4, 1933, pág. a6-
sus obras ctritecture d'Aujourd'hui, París 1949, s. pág. una reproducción facsímil de este
Véase J- A. F-amírez, Claudí. l-a arquitectura como obra de arte total, ed,-
'n ¡¡ranifiesto en Il.,N{arí y R-- Groenenboorn' Frcderick"', oP' cit'' págs' 104-131'
Anaya, M¿drid 7992, pág. 62. 6" Ibídem, s.
Pág.
5o Sal.wadoi
Da1í, «De la beauté terri6ante et comestible de I'arctritecture 'a lbidem, s. pág.
rnodern style», Mí?rotaure, nt3ms. 3-4, 7933, págs. 69-76. Las focografias de parís eran " F. I{iesler, «Notas sobre arquicecrllra corrLo escultur¿», Att in Ametica,
de Brassai y las de Barcelona de Man F-ay. versión española en s. Dali, ¿ por qué se ñayo-junio de 1966, págs- 57-58, recogido por B' Marí y F ' Groenenboottl, op' cit''
ataca a la Gioconda?, MariaJ.Vera (ed.), Siruela, Madrid 1994. pág. 152.
-W.tlitney Museurn of Arrrerican A¡t, rnide
'' Cfr.J.A. F-amírez, L)ali: lo crudo y lo .podido,yisor-La Balsa de la A4edu_ ,? La ob¡:a' conservada en el
se, M.adrid 2ooz. 96,5 x 247 x 1-t,6,7 crns. En algunas fotos vernos a l{i.esler trabajando (viwiendo) err
Ducharnp puso la inscripción <rPriére de toucher» junto a urros senos
52
e1 interior de sus esculluras orgárricas de tela rnetálica. cfr- Marí y Groenenboorn,
ferneninos de gornaespurrra,.en la portada del catálogo Le surréalisme en 1942.Yéase o7t. cit.,págs.776 y la. Para un conocirrriento rnás profundo de la vicla y el trabajo
Arturo schrwarz, The comltlete works o¡f lllarcel l)uchamp, Delano Greenidge, de esre artista: Frederick I{iesler, Irtside the Endless House. Art, Peo?sle anil Architec-
NuevaYork págs. 7A7-7aa.
2OOO, ture.AJournaL, Sirnon and Sctruster, I{uevaYork 19ó6.Tarnbién la tesis doctoral de
'3véase Frühlicht 79zo-1922, Giuseppe sarnoni (ed.), GabrierTe ru4,azzotta Michael s- sgan-Cohert, Frederick l{iesler:Artist,Archítect,visionary.A Study of hís
Editore, Mtlán 1974, pág§. 153-1ó3. worle anáwriting, IJMI'AnnArbor'Ttre Ciry rJrriversiry of lrTewYork' 1989'
5r H. Finsterlin, «Die Genesis der-\Eelta¡chitektur oder die Deszendenz " Le Corbusier, C9uure compléte, 1938'1946, pág' 50'
der Dorne als stilspiel», publicado originalrnente en Frühlicht, eD rgz3, en Franco ,. ca.Juüus Pane¡o con i.lustraciones de Nino R-epefto, Anatotny;for Inte-
Borsi, Hermann Fínsterlin. idea dell'architettura. A¡chitektur in seiner ldee, Librería rior l)esigners,wtritney Library of Design, NuevaYork 19ó3 fu:rirnera edición: 19481-
Edirrice Fiorentina, Florencia 1963, páe§. 225-226. ,5 En oiro lugar hernos señalado l¿ €liación vagarnerrte surrea-lista de este
tt Sobre los jugrretes de Finsterlin wéase el interesante «Diplomarbeit» de
estilo híbrido de los años ci¡cuenta-sesenta. VéaseJ.A. R-a¡nírez, <,Surreoide cur-
Peter Hanousek, .Die (]enesis der Weltarchitektur oder die I)eszendenz der I)ome als viquebradon, en Arte y arquiteetura en la época de! upitalisrno triunJante, Visor-La
Stilspiel, Technischen lJniversitátVIieí 1,992 (una copia de esta resis se encuentra Balsa de la l\z1edusa, Madrid 1992-
'u Carlo Mollino, «lJrbanisrno, tecnica dell'utopia»' Il
en la bibüotec¿ del Centre Canadien d'A¡chitecture de l\4onrréal). costume,2g de sep-
56
R einhard D6hl, «Herrnann Finsterlin,r, en el carálogo Wsion L:Iachíne, tiernbre de 7945. Catálogo Centre Georges Pompidou" pá.g'75a'
lMr¡sée des Beaux Arts de f\fantes, Sornogy Éditions d'A¡t, país zooo, pig. 12g- 77 Carta a Gio Ponti (7944),reproducida en el catálogo del Centre Geor-
31 lbid.em, pág. t3O. ges Pornpidou, oP. cit., Pág- 1.a3-
53 H. Finsterlin, «Der Inneraurn» (Fr*hlicht, 1921). Cli. E Borsi, _Her_ Cfr.J-A- R'a¡nírez, «Carlo Mollino: un fi]ncionalisrno pasional»' en Arte
's
t?tann. . . , op.cit., pag. 23O. y arquitectura..., op. cit.,Págs- 135-143'
5n
R-- D6hl, op. cit., peg. tZg. oP. cit-, P^g' 94'
* Cfr. Patricia Mayayo, André Masson: Mitologías, Meáforas del Movi_ " Catálogo Pornpidou,
de Diego'
"ovéase ei catál0go de 1a exposición cornisariada por Estrella
rnien¿o Moderno, IlA 4, Madrid 2OOZ, págs- 53-ss. A vueltu con los sentidos, Casa de Arné¡ica' Madrid 1999' Págs' 23 y 5A-39-
6' Ibidem, capírulo cuarro, págs. 159-ss. *, En el catálogo L¿ Biennale di venezia. 49. É,sposizione Internazionale
62Trist¿n1fzara, «D'un certain autornatisrne
du goüt», IvÍinotaure, núms.3-+, d'Arte, Electa,Venecia2ool,vol. 1,pág. 18o'y vol' 2,pág' r8'Véase tarnbién e\ cttá-
pág. aa. logo del pabellón de Brasil a cargo de Gerrnano Celant, Vík Muniz, Ernesb Neto,
ór R-- Marta Echaurren, «Mathérnatique sensible-A¡chitecture du ternp», IVlinisterio da Culrura, Brasil' Venecia 2oo1'.
.Miflotaure, núrn. 11, prirnawem de 1938, pá,g. a3.
"? Ernesto lr{eto, -Dossier de prensa,
CGAC, Santiago de Cornpostela 2oo1'
* Citado por Dieter Bogner, «Frederick l(iesler etla Visíon lwachiner, ei
pág.27.
el catálogo Vísion Machine, op. cit., pág. 138. s1 Sigrnund Freud, I-.a interpretación de los sueños, op' cit''pigs'213-214'
"t c&- Bartolorrreu Marí y R-oland Groenenboorn (cornisario s) , Frederkk 8'Cl.-N. Ledoux' L'A¡chitectute considerée sous le rapport de l'art' des meuts
I{iesler 1890-1965. En el inte¡ior de la Endless House, IvA¡Á, Valencia 1997, pág. as. et ile la législatíon" Paús 18o4, pig-222-
"6 Citado pot Bearriz Colornina en «La Space House et la psyché de la Bs lbiilem, Pág- 223-
consf,fuction», en Chantal Béret (ed.), Fredeick l{iesler. Artíste-architecte, Cenrre edición
Jererny Bentha¡rr, Pano7tticon or the Inspection-House"' 11787)'
*"
Georges Pornpidou, París 1996, pág- 62. nroderna deVerso, Londres 1995, pig- 35'
L02 103
"7VéaseJ..A- F-arrúrez, «La ciudad stlrrealista», en Edficios y sueños, op. cít.,
p^$s.294-295.
s Georges BateilTe, Historia áel ojo [f ez8],Tusquets, Barcelona 197S, pág. 88.
s'Sobre esta obra véase Elisabet Haglund. victor Brauner- L.a porte, enlfard
genom jaget í tiden,I{ássleholm tgZa.
oo <,lfhe
apartrne.ts of the prisioners occrrpy ttre circurnference.you m.ay
call thern, if you pleáse,the cells»,J-Bentharn, op. cit.,p,ág.3s-
e' Cl. I{. Ledoux, L'Architecture-.., op.
cit., pág. ZOI
o' Ibidem, pág. zOO.
'3 cfr. algunos ejernplos más de arquitectura genital y erotizada en chris-
tia¡r'Wlfhornsen, Bauen¡für die Sinne. CeÍlh\, Erotib und Sexualit¿ir in derArchitek-
tur, PresteT,lvlunich y NuewaYork 1996, págs. 57-ss.
e* Bruno 'laut, AQtine A¡chitektu¡
[1919], traducción de María Dolores
Abalos, en Bruno Taut, Escritos explesionístas, El croquis Editorial, Madrid 1997,
p^gs. 106-707
'5 Nos hemos ocupado extensarrrente de esta obra en J. A. F-arnírez,
Duchamp. El amor y la muerte, incluso, Siruela, Madrid 1993, págs. 7gg_24g"
t6 Este rexto es de pont-I:feu¡f (1950), recogido
por G. Durozoi y B-
Lecherbonnier, El surrealisrzro, Guadarrarna, I\4adrid 7974,pág. 1a1; cfr.J.A. R-a.',í-
rez, Ed!fi.cios y sueños [19s3], op. cit., pág. z6a, véase tarnbién Dagrnar Morycka\p.es-
ton, <(surrealist Paris:T}.e rrlon-Perspectiwal space of the Lived ciry», enA. pérez-
Górnez y s" Parcell (eds-), chora. Interuals in the phílosoythy of Archítecture, wol.2.
McGü lJniwersiry, Monrreal t996, págs. 156-757.
"-.Especiaknente agudas son las observaciones de Neil Lewine, The Archí-
tecturc olf Frank Lloyd Wnght, Princeton lJniwersiry press, Ne.¡,
Jersey 199ó, págs.
30 1 -ss.
," Bruno Teut, I¿ disolución de las cíudades [1gzo], Edición de El Croquis,
pags.264-265.
' M- L. [Michel Leiris], <<Grarte-ciel» , Documents, núrn. 7 (193O), pág. an.
'@ Ibidem, pág. a33.
10' Hernos aludido a estas cosas en un a¡dculo escrito casi inrnediata-
rler¡te después de la destrucción de las torres, y tarnbién en la conferencia que
pronuncié en el cenrre Canadien d'Architecture de Montréat el día 19 de marzo
d'e 2OO2 y que titulé «La chute de Babel. Pour une histoüe de la destruction archi-
tectural», cñ-J.A. F.arnírez, «De Ia ruina al polwo. Historia sucinta de la destruc_
ción arquitectónica»,Arquitecturav;ud, núrr¡s.79-go,julio-octubre d.e 2oo1,págs. 1oo-
1o5- En una rnisrna línea oí expresarse a rvrark wigley en un coloquio público en
el centre canadien d'A¡ctritecture de Montréal el día 18 de abril d,e 2oo2, pro-
^
pósito de la exposición r-,aboratoires, inaugurad" e1 día anterior en esa rmsrna ins-
citución-
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