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1. Clasificación del texto.
El
texto
es
una
selección
de
artículos
del
Convenio
de
Vergara,
que
significó
el
final
pactado
de
la
Primera
Guerra
Carlista
en
el
territorio
vasco-‐
navarro.
Aunque
no
supuso
realmente
el
fin
de
las
hostilidades
en
todo
el
territorio
español,
ya
que
quedaron
algunos
focos
de
resistencia
en
Cataluña
y
en
el
Maestrazgo,
donde
el
general
Cabrera
resistió
hasta
finales
de
mayo
de
1840,
momento
en
que
las
tropas
de
Espartero
tomaron
Morella.
Se
trata
de
una
fuente
primaria
y
directa,
de
naturaleza
jurídica
puesto
que
se
trata
de
un
acuerdo
de
paz.
Los
autores
del
texto
son
el
Capitán
General
de
los
Ejércitos
Nacionales,
Baldomero
Espartero
y
el
Teniente
General
de
las
fuerzas
carlistas,
Rafael
Maroto.
Espartero
nació
en
Ciudad
Real
en
1793,
en
el
seno
de
una
familia
humilde,
su
carrera
militar
se
inició
en
las
luchas
contra
los
independentistas
americanos.
Pero
su
fama
se
forjó
en
la
Primera
Guerra
Carlista,
sobre
todo
tras
la
victoria
de
Luchana,
que
permitió
levantar
el
sitio
de
Bilbao
en
1836,
lo
que
le
valió
el
título
de
Duque
de
la
Victoria.
Se
convirtió
en
el
general
más
prestigioso
del
momento
y
firmó
el
Convenio
o
Acuerdo
de
Vergara
en
1839.
Tras
la
guerra,
fue
regente
entre
1841
y
1843.
Su
carrera
política
estuvo
marcada
por
sucesivos
exilios
y
reapariciones
como
líder
de
los
progresistas.
Incluso
se
le
llegó
a
ofrecer
la
Corona
en
1868,
pero
declinó
la
oferta.
Sus
últimos
años
los
pasó
en
Logroño
donde
murió
en
1879.
Rafael
Maroto
nació
en
Lorca
en
1783,
hijo
de
un
militar
zamorano.
Participó
en
la
Guerra
de
la
Independencia
y
en
la
lucha
contra
los
independentistas
chilenos,
siendo
derrotado
por
San
Martín
en
Chacabuco
(1817).
De
regreso
a
España
fue
ascendiendo
en
el
escalafón
militar
hasta
llegar
al
grado
de
Teniente
General
del
Ejército
Carlista.
El
Convenio
de
Vergara
se
ultimó
el
29
de
agosto
y
se
ratificó
el
día
31
de
agosto
de
1839
en
Vergara,
municipio
de
la
provincia
de
Guipuzcoa,
lugar
en
el
que
los
generales
sellaron
su
acuerdo
con
un
abrazo.
Por
esta
razón,
a
este
tratado
de
paz
también
se
le
conoce
como
el
Abrazo
de
Vergara.
El
destinatario
del
documento
es
colectivo.
Estaba
dirigido
a
los
ejércitos
carlistas,
que
en
ese
momento
estaban
divididos
en
dos
facciones:
los
transaccionistas,
partidarios
de
una
fórmula
política
próxima
a
los
contenidos
del
Estatuto
Real
de
1834
y
el
respeto
a
los
Fueros,
encabezados
por
Maroto,
y
los
apostólicos,
el
núcleo
más
reaccionario
del
Carlismo.
El
texto
se
enmarca
históricamente
en
el
contexto
de
la
Primera
Guerra
Carlista,
que
se
extendió
desde
1833
hasta
1839,
en
la
que
se
1
enfrentaron
dos
bandos
bien
diferenciados.
En
un
lado
se
situaban
los
partidarios
del
absolutismo
más
conservador,
que
se
agruparon
en
torno
a
Carlos
María
Isidro,
hermano
de
Fernando
VII
y
pretendiente
al
trono
a
la
muerte
de
éste.
Por
otro
lado,
estaban
los
partidarios
de
la
futura
Isabel
II,
hija
del
rey,
que
podía
subir
al
trono
gracias
a
la
abolición
de
la
Ley
Sálica
que
había
sido
propiciada
por
la
promulgación
de
la
Pragmática
Sanción
en
1830.
2. Análisis del texto.
En
el
texto
aparecen
reflejadas
las
condiciones
de
paz
que
ponen
fin
a
la
Primera
Guerra
Carlista.
Como
muestran
los
diferentes
artículos,
se
pretendía
buscar
un
compromiso
que
permitiera
la
reconciliación
de
los
bandos
enfrentados.
Por
ello,
una
vez
depuestas
las
armas,
a
los
militares
carlistas
y
a
los
empleados
civiles
de
su
ejército
se
les
ofreció
la
posibilidad
de
retirarse
o
de
conservar
su
empleo,
graduación
y
condecoraciones,
a
condición
de
servir
a
la
reina
Isabel
II;
bajo
la
misma
premisa
se
liberaría
a
los
prisioneros.
De
hecho,
en
el
primero
de
los
artículos,
el
general
Espartero
se
comprometía
a
que
el
tema
de
los
fueros
se
tratase
en
las
Cortes.
En
el
texto
aparecen
varios
términos
importantes
desde
el
punto
de
vista
histórico.
El
primero
es
la
Constitución
de
1837.
Ésta
fue
promulgada
en
junio
de
1837
y
fue
elaborada
por
unas
Cortes
Constituyentes
dominadas
por
los
liberales
progresistas,
aunque
incluía
concesiones
a
las
tesis
de
los
liberales
moderados.
También
se
hace
referencia
a
los
fueros.
Un
fuero
es
un
conjunto
de
leyes
por
las
que
se
rigen
los
habitantes
de
una
comunidad.
En
el
caso
de
Navarra
y
el
País
Vasco,
reconocían
a
sus
habitantes
privilegios
judiciales,
fiscales,
militares,
etc.,
dentro
del
Estado
español.
3. Comentario de texto.
El
nacimiento
de
Isabel,
cuyos
derechos
al
trono
fueron
garantizados
tras
la
promulgación
de
la
Pragmática
Sanción
de
Carlos
IV
que
anulaba
la
Ley
Sálica,
truncó
las
esperanzas
de
Carlos
María
Isidro
de
hacerse
con
la
Corona
de
España.
Tras
la
muerte
de
Fernando
VII
en
1833,
María
Cristina
comenzó
a
reinar
en
nombre
de
su
hija
y
los
carlistas
se
levantaron
en
armas.
La
Primera
Guerra
Carlista
(1833-‐1839)
tuvo
muchas
facetas.
Indudablemente,
fue
un
enfrentamiento
dinástico,
entre
los
partidarios
de
la
reina
Isabel
II
y
los
de
don
Carlos.
También
fue
un
conflicto
ideológico,
que
enfrentó
a
liberales
y
absolutistas.
Y
no
podemos
olvidar
tampoco,
la
importancia
de
la
cuestión
foral,
que
multiplicó
la
fuerza
del
carlismo
en
el
País
Vasco
y
Navarra.
Además,
desde
un
punto
de
vista
social,
los
apoyos
de
los
rebeldes
fueron
muy
variados.
Los
sectores
más
conservadores
de
la
2
nobleza
y
del
clero
tuvieron
un
peso
importante,
pero
su
base
popular
fue,
asimismo
destacada,
en
los
territorios
forales,
al
norte
del
Ebro
y
en
la
zona
del
Maestrazgo,
las
capas
medias
y
bajas
del
campesinado
y
del
artesanado
urbano,
condenadas
a
la
proletarización
por
las
medidas
liberales,
estuvieron
del
lado
de
la
causa
carlista.
La
mayoría
de
los
combates
se
produjeron
en
el
País
Vasco
y
Navarra,
aunque
los
enfrentamientos
se
extendieron
por
Cataluña,
Aragón
y
Valencia,
cobrándose
casi
200.000
muertos.
Tras
sus
éxitos
iniciales,
los
carlistas
fracasaron
al
intentar
ocupar
Bilbao,
donde
murió
el
general
Zumalacárregui,
uno
de
sus
líderes
más
destacados;
a
partir
de
1837,
debilitados
por
enfrentamientos
internos,
sufrieron
constantes
derrotas.
En
1839,
el
Convenio
de
Vergara,
firmado
por
el
general
carlistas
Maroto
y
por
Espartero,
el
general
vencedor,
puso
fin
a
la
guerra.
Don
Carlos
huyó
a
Francia.
El
Convenio
de
Vergara
buscó
la
reconciliación
entre
ambos
bandos,
tal
y
como
muestran
los
artículos
del
documento:
por
ello,
se
permitió
a
los
militares
carlistas
conservar
su
grado,
pagas
y
ascensos
si
se
ponían
a
las
órdenes
de
Isabel
II;
y
se
aceptaba
debatir
la
cuestión
foral
en
las
Cortes,
que
acabaron
reconociendo
ciertos
privilegios
fiscales
y
militares
a
Navarra
y
al
País
Vasco.
De
todos
modos,
la
alternativa
carlistas
no
desapareció,
prolongando
su
presencia,
con
levantamientos
militares
incluidos,
hasta
las
últimas
décadas
del
siglo
XX.
4. Conclusión.
El
Convenio
de
Vergara
clausuró
la
guerra
en
el
País
Vasco-‐navarro
y
condujo
al
primer
plano
de
la
política
liberal
a
los
militares,
en
especial
a
los
jefes
del
Ejército
del
Norte,
agrupados
en
torno
a
Espartero.
Sin
embargo,
en
el
este
peninsular,
los
carlistas
catalanes
y
del
Maestrazgo
no
aceptaron
la
paz
y
continuaron
combatiendo.
Por
lo
tanto,
el
movimiento
carlista
no
sólo
no
desapareció
tras
la
firma
de
este
acuerdo
de
paz,
sino
que
forzó
una
reconversión
del
liderazgo,
la
ideología
y
los
apoyos
sociales
que
se
tradujeron
en
su
reafirmación
como
alternativa
contrarrevolucionaria
hegemónica
a
partir
de
los
últimos
años
de
la
década
de
los
sesenta
del
siglo
XIX.
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