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ElCerebroylaanatomiadelaliberacion PDF
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3 Introducción
6 Materia y consciencia
Michel Cohén, licenciado en Filosofía
71 Anexos
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Introducción
La época que nos toca vivir actualmente es emocionante. La concepción cartesiana del
mundo como una dualidad entre espíritu y materia, con la idea de que el cuerpo y el alma
son dos realidades vitales con existencia independiente la una de la otra, ha sido refutada
en nuestra encrucijada de los tiempos por la física cuántica y las más recientes
investigaciones del cerebro, aunque eso no significa que ya esté superada.
Descartes (1596 - 1650), el gran filósofo, matemático y científico francés, ha marcado con
su célebre constatación: "cogito, ergo sum" la era del racionalismo, acuñando de forma
reduccionista nuestras investigaciones científicas y su intención estrictamente racional y
relacionada con la forma material. Así quedó poco espacio para las fuerzas causantes del
espíritu o las posibilidades creadoras de un alma en sus interacciones con la forma
material. La expresión del famoso patólogo R. Virchow (1821-1902): "He seccionado cientos de
cadáveres, pero el alma no la he encontrado" nos ilustra claramente esta reducción de la vida a
la mera forma material.
Según estos estudios, ya no existe la dualidad, sino sólo una complementariedad, una
unidad que se va complementando. En un nivel superior de vibración, las manifestaciones
duales de nuestra realidad en el espacio-tiempo son llevadas a una unidad en la que es
acogida toda parcialidad.
Así, entretanto, se ha vuelto evidente que no existe separación alguna entre espíritu y
materia.
También nuestro cerebro trabaja de forma cuántica. Nuestra consciencia recupera del
universo cuántico, del "mar de todas las posibilidades", la información hacia la cual se ha
abierto al focalizarse en una pregunta o bien por impulsos de la voluntad, haciendo uso
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del cerebro, con sus complejas posibilidades, para llevar al organismo, con todas sus partes
integrantes, hacia un comportamiento adecuado.
Así las ideas se van concretando en realidades. La dimensión de las ideas es integral, es
decir, universal, al encontrarse más allá del espacio y del tiempo y por ello también más
allá de la causalidad. La concretización de la idea se realiza en el mundo de los fenómenos,
en el espacio- tiempo, donde nos encontramos con lo parcial, la división (espacio) y la
diferenciación en aspectos aislados, los cuales se encuentran en aparente contradicción y se
relevan unos a otros (tiempo).
Por eso los místicos decían por experiencia: el espíritu omnipresente y atemporal está en
todo.
Nos encontramos ante el maravilloso fenómeno de que las analogías, por medio de las
cuales se complementan mutuamente las experiencias espirituales y las científicas, siendo
por tanto transponibles, se convierten en nuestros tiempos en un libro abierto para nuestra
búsqueda de conocimiento. Hoy en día se puede ya hablar de la complementariedad de la
mística y la física.
la consciencia humana, también el desarrollo del cerebro, a través del cual la consciencia
dirige nuestra vida, se ha ido aclimatando a una diferenciación más elevada.
Podemos contemplar el cerebro como una matriz material donde nuestra consciencia va
grabando su biografía. Pero en la formación material del cerebro también podemos intuir a
la vez el manuscrito del espíritu, que nos ha unido potencialmente a la idea arquetípica de
un hombre perfecto "a imagen y semejanza", tratándose de una potencialidad que podemos
desarrollar. Si aprendemos a leer esta "signatura" en la manifestación material de nuestras
estructuras cerebrales, podremos comprender cuán insospechadas espirales de consciencia
se encuentran todavía abiertas ante nosotros y veremos un camino trazado, por el cual el
espíritu se despliega hasta la materia, la idea arquetípica se abre paso hasta la anatomía.
Materia y consciencia
Michel Cohén
¿Por qué eligieron los orientales la flor de loto como símbolo del renacimiento? Sin
lugar a dudas, porque el loto, en su radiante pureza, emerge de forma misteriosa de las
turbias y fangosas aguas de un estanque. ¿Por qué comienza el camino de iniciación,
grabado en las piedras de la gran pirámide, con el descenso a la cámara subterránea,
antes de elevarse hacia la cámara de la reina y al sarcófago abierto de la cámara del
rey? Indudablemente, porque lo escondido en el subconsciente es lo primero que debe
ser sacado a la luz. Estas imágenes son como parábolas que se pueden declarar
recordando las siguientes frases de la Tabula Esmaraldina:
Separa cuidadosamente y con gran comprensión y sabiduría, lo que es de la tierra de lo que es del fuego, lo
finamente tejido de lo que es duro, tosco y rígido.
Para que lo superior pueda ser accesible, en un sentido amplio, algo tiene que
desaparecer, algo debe disolverse. La base sobre la que colocamos nuestras
intervenciones es el axioma hermético: "recibirlo todo, entregarlo todo y así renovarlo
todo". El "entregarlo todo" es la llave, el corazón del camino; es el Sadhana hindú; la
lucha de Gautama, el Buda, contra Mara; el "Solve et coagula" de los alquimistas.
Esta introducción, que parece alejarnos del tema, en realidad es la que le aporta cierta
perspectiva. Pues independientemente de los temas que tratemos en estos trabajos,
siempre será bajo la perspectiva de que debe realizarse un camino de transformación.
Este camino conduce desde la oscuridad a la luz. Es un sendero de conocimiento y de
cambio.
Contradicciones actuales
Tenemos dos diferentes ámbitos de experiencias, uno frente al otro, que no pueden
ser explicados por la misma ley. En el mundo de lo infinitamente pequeño muchos
acontecimientos parecen incomprensibles y paradójicos si se comparan con la realidad
cotidiana. Hay experimentos que nos muestran, por ejemplo, que la luz es tanto onda
como partícula, pero nunca las dos cosas a la vez. Depende de lo que se quiera
evidenciar. Si se busca una onda, entonces la luz es una onda. Si se busca una partícula,
la luz es una partícula. Estas propiedades de la luz y de la materia fueron fijadas en
1927, definiéndose como el Principio de Incertidumbre de Heisenberg. Este principio
dice que es imposible determinar, al mismo tiempo y de forma precisa, la posición y la
velocidad de una partícula.
Se podría plantear la cuestión de otro modo: ¿Por qué los objetos que utilizamos, y
también los seres vivos, no se comportan como los átomos, electrones y otras
partículas elementales, de las que han sido formados? Nos encontramos pues ante una
paradoja que deberíamos resolver.
que hay muchas situaciones que me son totalmente extrañas: el estado de consciencia
de un esquizofrénico, la experiencia mística de una Teresa de Ávila, la adecuadamente
probada capacidad de muchas personas de hacer predicciones, la percepción de un
daltónico que ve el mundo en dos colores, las experiencias extracorpóreas que conocen
miles de personas, la influencia que experimenta una persona bajo los efectos de la
hipnosis, etc.
Todas estas situaciones tienen como consecuencia que la consciencia que yo tengo
del mundo, de repente, me parezca menos universal, y las experiencias que hago con
ello me parecen menos seguras. Y si, en base a lo que hemos visto y en lo cual
seguiremos abundando, la materia de la que consta el mundo se me escapa entre las
manos, entonces me puedo cuestionar si mi cerebro me está incluso engañando. Pues,
¿no es el cerebro el que procesa lo que captan mis sentidos y que precisamente por ello
marca los límites de mi consciencia?
En el marco de este tema, nos interesa ver qué relación puede tener el hombre con el
mundo espiritual, de qué naturaleza es una experiencia espiritual, cómo puede
percibirla nuestra consciencia y qué papel desempeña nuestro organismo, y muy
especialmente nuestro cerebro, en esta experiencia.
1. ¿Qué es materia?
2. ¿Qué es consciencia?
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¿Qué es materia?
En general, nos imaginamos la materia como una sustancia que tiene una forma
sólida, líquida o gaseosa. Si nos preguntamos lo que es la materia, preguntamos, por
tanto, sobre aquello de lo cual están formadas las cosas que nos encontramos en
nuestras experiencias.
Pero a finales del siglo XIX se cuestionó el concepto del átomo como partícula
indivisible. Los experimentos de descargas eléctricas en gases diluidos llevaron al
descubrimiento de partículas muy ligeras, cargadas de electricidad, los electrones. Así
se llegó finalmente al modelo atómico de Rutherford, que equipara la estructura del
átomo con un planetario, representando a la materia como una ordenación de
electrones y núcleos atómicos.
Aquí tenemos la primera ruptura con la idea del átomo como unidad indivisible de la
materia. Pero la historia de la física todavía no acaba aquí. Al descubrir la existencia de
partículas muy numerosas, las cuales se definieron como partículas elementales, y una
vez reconocidos sus tipos y propiedades, se dejó de contemplar la materia como una
piedra de construcción fundamental, considerando más bien como tal a las fuerzas
presentes en el universo. Se tenían en cuenta las interacciones de las fuerzas que
modelan los objetos más que a los propios objetos. Así se cuestionó el punto de vista
original, según el cual la materia hace referencia a algo concreto. La última disolución
de la idea de la materia vino de parte de la teoría de la relatividad y de la teoría
cuántica.
La teoría cuántica describe un mundo extraño, donde uno descubre que la materia
que conforma todo nuestro universo y que sí parece estar bien localizada en el espacio,
en realidad está "esparcida" en algún lugar. Evidencias que desde nuestro punto de
vista vemos tan claras, como "aquí" y "allá", pierden todo su significado en el mundo
subatómico. La materia y el espacio conforman una única y misma realidad. Así la
materia se muestra mucho menos "material" a como lo creía antaño la ciencia.
Según escalas atómicas, lo que se define como "vacío" es algo totalmente diferente a
lo que estamos acostumbrados: de hecho, simplemente no existe el vacío. Es la sede de
un movimiento permanente, donde las partículas y anti-partículas surgen y se
disuelven de nuevo en un tiempo brevísimo.
En los años veinte del siglo pasado, el físico Paul Dirac era de la opinión que lo que
llamamos vacío en realidad es un mar de partículas invisibles no manifestadas,
tratándose de partículas que permanecen en estado virtual. Esto se corresponde con el
punto de vista de la física moderna de que más allá de las estructuras observadas del
plano macrocósmico existe algo así como un "murmullo de fluctuaciones del vacío" y
que este "murmullo cuántico" probablemente sea el origen del universo manifestado.
Por ello el vacío físico no es una pura nada. Contiene las posibilidades de todas las
partículas. El vacío es un campo unificado omnipresente, de donde surgen las
partículas que estructuran en gran medida el universo manifestado.
Lo que nos transmite actualmente la física cuántica es crucial. Nos dice, ni más ni
menos, que el mundo nos aparece de acuerdo a nuestro estado de consciencia.
Debemos comprender que la materia, tal y como la percibimos con nuestros cinco
sentidos, no guarda relación con lo que es en realidad. Si las leyes del mundo
subatómico parecen diferir tanto del universo visible, esto nos evidencia que es nuestra
consciencia la que construye nuestro mundo, estando limitada en ello por su capacidad
de percepción. Pues nuestra consciencia capta sólo una parte de la realidad. El campo
de ensayos de la física cuántica no es irreal, simplemente es nuestra consciencia la que
no tiene acceso al mismo. Así parece que la paradoja de la existencia de dos realidades
queda resuelta, aunque nos coloca ante un problema no menos relevante: el de la
objetividad de nuestra consciencia.
¿Qué es consciencia?
Este enfoque, hoy en día todavía muy actual, supone que todos los fenómenos
químicos, biológicos, psicológicos, lingüísticos, culturales y sociológicos son
fenómenos físicos y siguen las leyes básicas de la física. En especial se postula que las
1Francis Crick, Lo que el alma es de verdad. La investigación científica de la consciencia, Artemis, Winkler, 1994.
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actividades mentales son procesos cerebrales. Esto contrasta con la visión dualista, que
hace una clara diferenciación entre materia y espíritu. Este enfoque lo encontramos
más bien entre los filósofos, pero también en algunos científicos, como John Eccles,
neurofisiólogo y premio Nobel.
Por otro lado, la consciencia subjetiva se refiere a los aspectos subjetivos y cualitativos
de la experiencia consciente, el efecto que me causa experimentar dolor o ver algo rojo,
el efecto que causa en mí el sonido de una trompeta, el olor de una rosa, el sabor de un
limón. Estas propiedades subjetivas sólo son accesibles a través de la experiencia
propia: son privadas, inexpresables e incomunicables. La consciencia subjetiva sublima
nuestras diversas experiencias sensoriales con sus especiales e indecibles aspectos. La
consciencia subjetiva es por ello más difícil de analizar desde el ángulo neurobiológico
que la consciencia objetiva. La neurobiología tiene ciertamente dificultades con los
hechos de la subjetividad. La consciencia subjetiva todavía es para la biología un
mundo lleno de incertidumbres. Representa el principal obstáculo de cada intento por
reducir la consciencia de forma absoluta a meros procesos físicos y químicos.
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Ahora podemos regresar al tema que nos ocupa: Queremos aportar indicaciones
aclaratorias de los problemas que ha causado la visión materialista de la consciencia.
Este enfoque es incapaz de explicar los aspectos subjetivos de la consciencia y de
resolver las paradojas de la mecánica cuántica. Por ello tenemos que ampliar la base
teórica, a la que hacemos referencia normalmente, y arrojar luz sobre una serie de
situaciones reales que se circunscriben al ámbito de la tradición. Los hechos se refieren
a un campo de experimentación que aparece en muchas culturas. Enfoquemos el
concepto del vacío. Decíamos: el vacío es un campo unificado omnipresente de donde
surgen las partículas que estructuran en gran medida el universo manifestado.
Spinoza hablaba de "natura naturans" (naturaleza creadora) y de "natura naturata"
(naturaleza creada). El físico cuántico David Bohm, fallecido en 1992, hablaba de un
orden implícito y de un orden desarrollado.
éter reflector. Como estos existen en diversos estados vibracionales, tenemos de hecho
12 variedades de éteres. Podemos hablar, por tanto, de una dodécuple corriente viva
de donde surge todo lo creado. Cuando la materia se organiza, siempre participa en
ello uno o varios de estos éteres.
En relación con nuestro cuerpo, estos cuatro éteres realizan su trabajo en cada parte
del organismo vivo, pero cada uno de ellos tiene una tarea especial:
• El éter químico es el canal por donde circulan las fuerzas que edifican y
nutren el cuerpo.
• El éter vital despierta las actividades del crecimiento y de la reproducción.
El éter químico y el éter vital, los dos éteres "inferiores", conforman un "cuerpo
vital" que actúa como matriz, con una forma similar a una red o retícula de fuerzas,
que cohesionan los átomos del cuerpo material en un organismo vivo.
El éter luz es el canal por el cual circulan las fuerzas cósmicas asociadas a la luz
solar, el color y el calor. El sistema nervioso es su especial campo de acción, tanto el
voluntario como el autónomo. El éter luz es la fortaleza de la consciencia, pues es la
sede de todas las impresiones sensoriales, tanto en el marco de la escala normal de
reconocimiento de nuestros cinco sentidos, como por encima o por debajo de la
misma. El cerebro es el gran centro que recibe y coordina las conducciones nerviosas
y que organiza todas las impresiones procedentes de los órganos sensoriales que son
"aportadas" por los nervios.
La consciencia aparece así como una interfaz entre el cuerpo y el ego, que debemos
considerar como el espíritu humano.
etéricos de los que está edificada la materia, permiten dirigir al cerebro todas las
sutilezas mentales y afectivas que conforman la parte esencial de la consciencia.
A través de su clave vibratoria, la materia que acogemos del plano físico o de los
planos más sutiles determina nuestro estado de consciencia.
Esta materia que recogemos por los órganos de nuestro cuerpo físico y de nuestros
cuerpos más finos, fluye hacia nosotros en forma de millones de informaciones.
Existe además un cuarto: el estado hipnagógico. Algunos hablan del estado alterado
de la consciencia o del estado de vigilia paradójico. Este cuarto estado lo hallamos en
numerosos experimentos que relatan las personas que pueden mantener su consciencia
de vigilia en los planos más finos de la materia, con estados de consciencia que pueden
ser muy variados.
Habría que diferenciar los niveles de consciencia de los estados de consciencia. Los
niveles de consciencia representan modificaciones cuantitativas en el sentido de
"hiperclaridad" o de oscurecimiento: de hiperclaridad en el sentido de revelación,
iluminación, donde la consciencia puede tener acceso a un discernimiento cuyo
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Los estados de consciencia (estado de vigilia, estado del sueño profundo, etc.)
representan modificaciones cualitativas. Los estados de consciencia se pueden
determinar mediante criterios fenomenológicos, mediante la auto-observación
subjetiva fisiológica y psicológica. También generan cierta cantidad de consecuencias
que pueden ser observadas desde el exterior.
Renovación de la consciencia
Al observar los términos "materia" y "consciencia" hemos podido ver que ambos están
estrechamente unidos entre sí, que la realidad de uno actúa sobre la naturaleza del otro
y viceversa. Hemos reconocido que la materia y la consciencia, contempladas desde el
punto de vista materialista, generan paradojas que sólo se pueden resolver si se
comprende que nuestra consciencia tiene un campo receptivo limitado y que la
realidad física se expresa en niveles más sutiles, donde surgen y se fijan nuestros
diversos estados de consciencia.
Hasta ahora hemos mostrado en qué medida existe conformidad entre la materia, de
la que está compuesta el universo, y la consciencia que el hombre puede obtener de
ello mediante sus sentidos.
Hasta ahora hemos intentado ayudarles a disolver la, quizás aún existente, idea de
que algunas partes del universo manifestado pudieran estar separadas las unas de las
otras. Nada está separado, todo se interpenetra, todo está conectado entre sí. La vida se
expresa mediante un continuo metabolismo de fuerzas que generan formas, las cuales
se vuelven a disolver en un plazo más corto o más largo. El hombre es una de esas
formas, y su vida también está sometida a un proceso de permanentes cambios que
tienen lugar en todos los aspectos de su ser, en el físico, etérico, astral y mental. Dado
que el espíritu humano es un ego, no puede hacer otra cosa que absorber estas fuerzas
de forma centrípeta para construir su identidad.
Como este proceso se repite -y pronto veremos por qué- la consecuencia de ello es
una cristalización de la consciencia.
Por esta razón todas las tradiciones hablan de purificación, por eso los alquimistas
hablan de disolución. Pues el tipo de los deseos condiciona la apertura o el cierre de la
puerta del corazón para las emanaciones de naturaleza espiritual. El corazón es la
puerta del templo. Una vez abierta, permite al candidato subir la escalera que lleva a la
parte superior de la "torre de Olimpo" (de Las Bodas Alquímicas de Cristian Rosacruz).
En el corazón del hombre reside el misterio de una energía que es capaz de renovar
su consciencia, mediante un proceso cuya parte más importante es el cerebro.
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Al final del capítulo anterior se indicó que sólo podremos experimentar una realidad
superior si purificamos nuestros deseos. Pero antes de que entremos en el fondo de
nuestra cuestión, queremos intentar reconocer, y por ello comprender, cómo nuestra
consciencia se encuentra aprisionada, sí, incluso más: cómo es dominada por un
circuito cuyo único objetivo es la auto-conservación.
Nos hemos esforzado por acercarnos a la realidad de la consciencia desde una base
conceptual. Hemos visto que la consciencia precisa del cerebro y de sus fuerzas etéricas
como base física.
Diferenciamos:
Téctum (región dorsal del tronco cerebral): funciones importantes para ver, oír,
sensaciones corporales, oler (en los primates, controlado por el cerebro).
El tronco cerebral
El sistema límbico
El sistema límbico ha surgido con los mamíferos hace unos 150 a 200 millones de años.
Se encuentra por encima del "cerebro reptiliano", en el lado interior de los dos
hemisferios del cerebro. La misión del sistema límbico es la de administrar los afectos,
los movimientos sentimentales y las emociones, asegurando su control. Contiene
nuestra afectividad, como por ejemplo atender a nuestros hijos, cuidar de nuestra
familia, etc. Memoriza los comportamientos agradables y los desagradables.
El sistema límbico es más lento que el tronco cerebral. Nosotros somos conscientes de
nuestras reacciones emocionales, incluso en el caso de que permanezcamos
inconscientes respecto a su significado. Por eso resulta muy difícil provocar allí
cambios.
El sistema límbico tiene interconexiones con las otras dos partes del cerebro, ellas se
influyen de forma recíproca. Por ejemplo, si una experiencia genera un bloqueo o bien
un sentimiento de desconfianza, este sentimiento activará el tronco cerebral y por ello
nuestra capacidad de raciocinio quedará fuertemente reducida. Si, por el contrario,
tenemos una experiencia agradable, se estimula el cerebro y su capacidad se aprovecha
al máximo. Los olores, por ejemplo, pueden despertar recuerdos de experiencias en
determinados entornos, durante largo tiempo olvidados, o bien recuerdos de
emociones muy intensas hacia determinadas personas.
El neocórtex
del sistema límbico y comprende el 80% del total de la masa cerebral. Lo novedoso en
el ser humano es la extensión y las estructuras unidas a ello: el nuevo cerebro muestra
una plasticidad y flexibilidad desconocidas en las estructuras arcaicas.
Sólo este cerebro hace posible la consciencia. Por medio de él, tanto el animal como el
hombre se vuelven conscientes del mundo exterior y de los sentimientos. Además de
eso, el hombre tiene también la consciencia de su existencia. Para nuestra memoria a
medio plazo es relevante que se registren todos los sucesos importantes de nuestra
vida y que se conserven el sentido de las palabras y las capacidades manuales. A pesar
de todo, nuestra memoria está lejos de ser infalible; con frecuencia deforma los hechos
y su fiabilidad tiende a disminuir con el paso del tiempo.
aprender lo nuevo, sí, hacer siquiera posible lo nuevo. Sin cerebro no sería posible el
desarrollo ulterior de la consciencia humana.
Emoción y pensamiento
Vamos a ver un poco más en detalle el funcionamiento de nuestro cerebro, sobre todo
el límbico, y cómo estamos condicionados por nuestros sentidos.
Dijimos que el cerebro límbico es la parte del cerebro asociada a las emociones y a la
respuesta de la memoria.
Los investigadores no son unánimes en lo que se refiere a todas las estructuras que lo
forman, y se considera generalmente que sus estructuras principales se sitúan en la
parte mediana del cerebro anterior. Es la zona por la cual toda la información que
remonta de la médula espinal entra en el cerebro y por la cual todas las órdenes
motoras vuelven a salir hacia abajo, hasta los órganos correspondientes, según la
respuesta necesaria o deseada. Es también el centro de tratamiento de la información
procedente de todos los órganos de los sentidos específicos de la caja craneana.
parte, a nivel cerebral, del sistema límbico, depende de informaciones que están
vehiculadas por sustancias químicas que se llaman neurotransmisores o
neuropéptidos.
Examinemos un poco los puntos de unión entre estos tres sistemas para definir el
papel desempeñado por las emociones y las creencias. Recientes trabajos de
investigación tienden a demostrar que cada pensamiento y cada emoción provoca
transformaciones químicas y eléctricas mensurables en el cerebro y por todas partes en
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Al parecer son los monocitos quienes establecen un vínculo directo entre la capacidad
memorística del cerebro y el misterioso sistema de memoria de la propia reacción
inmunitaria. En función de contactos anteriores, las células o linfocitos T pueden
reconocer los cuerpos extraños. ¡Lo más sorprendente es que cuando se reprime una
emoción, los neurotransmisores asociados son incapaces de localizar sus lugares
receptores, y de ello resulta un ciclo repetitivo de comportamientos disfuncionales en
lo que se refiere a la autoestima, a las relaciones interpersonales y al objetivo de su
vida! Vemos así hasta qué punto lo psíquico y lo fisiológico son interdependientes.
Cuando los receptores han recibido la información, se envía dentro de la célula y los
procesos se ponen en marcha: reparación de daños, reproducción celular, defensa y
ataque contra el enemigo, etc. Cada señal procede de lo que se llama en lenguaje
científico "ligandos"2, y que está constituido por neurotransmisores, hormonas y
péptidos. Son sustancias "informativas"; proceden del cerebro, los intestinos, el
corazón, los órganos sexuales, resumiendo, se puede decir que de casi todas las partes
del cuerpo. Así, la comunicación se hace de célula a célula formando una red de
comunicación.
2 En términos muy generales se puede definir un ligando como una molécula capaz de ser reconocida por otra provocando una
respuesta biológica.
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Con el tiempo se ha sabido que los ligandos actúan como una clave que se inserta en
la única cerradura, en el único "receptor" posible; actualmente estas nociones han
cambiado, y se habla de una atracción vibratoria entre el ligando y el receptor. En la
superficie celular, los receptores se agitan y cambian constantemente de configuración.
Eso crea una vibración, que resuena con el "ligando" que tiene la misma frecuencia. Se
ponen así a vibrar juntos.
Las emociones son el vínculo entre el cuerpo físico y los estados de conciencia no
físicos. Los receptores celulares son el lugar donde eso se produce. La vibración que
atrae es la emoción. Mientras que el vínculo real de péptido a receptor es la
manifestación de los sentimientos en el mundo físico.
Las emociones influyen sobre las moléculas, que a su vez determinan lo que
experimentamos.
Este fenómeno es muy importante. Nos explica por qué nuestra sangre se caracteriza
por la huella bioquímica de nuestras emociones, que van a constituir por resonancia
celular un estado vibratorio determinado, atrayendo hacia nosotros los valores astrales
correspondientes. Eso nos permite comprender claramente el proverbio que dice que
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"tal estado de consciencia, tal estado de sangre y tal estado de sangre, tal estado de
consciencia".
Por otra parte se creía, como hemos observado antes, que los péptidos, los ligandos,
se adherían a un único receptor, pero hoy se sabe que los receptores están a menudo
retiñidos en grupos complejos, y que forman las paredes de canales en el interior de las
células, abriéndose y cerrándose en un movimiento rítmico de bombeo, dejando entrar
o salir sustancias celulares y formando un flujo iónico o corriente eléctrica que puede
extenderse por todo el cuerpo.
Estas sustancias o ligandos son a la vez onda y partícula, como la luz. Son sustancias
físicas, que se pueden medir en nuestro cuerpo, y también son onda, como olas de
ondas entre los seres, en nuestras interacciones emocionales.
Cuando los ligandos se conectan a los receptores, una carga eléctrica es emitida
siempre y modificada por los movimientos de vaivén del flujo iónico, formando así un
campo eléctrico. En consecuencia, los numerosos receptores que se encuentran en la
membrana celular, van a formar un campo eléctrico y un estado vibratorio
determinado que va a transmitirse a todo el cuerpo.
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La matriz es, pues, una estructura corporal que consta, principalmente, de fibras de
colágeno de tejido conjuntivo y que permite a las distintas partes del esqueleto
mantenerse unidas. Es una red de comunicación de alta velocidad, que funciona de
manera sincrónica y penetra todas nuestras células como una red altamente maleable
(lo que es contrario a las teorías científicas actuales = células como una bolsa vacía).
En resumen, podemos decir que todo cambio del estado fisiológico va acompañado
de un cambio de estado emocional consciente o inconsciente, y a la inversa, todo
cambio del estado emocional producirá un cambio del estado fisiológico. El lugar
donde la psique y el cuerpo se encuentran es el cerebro límbico, que es el lugar del
cerebro donde está la colección más densa de receptores y que, por otra parte, está
estrechamente vinculado al lóbulo frontal o neocórtex.
En relación con las imágenes RMNf se podía leer en el Deutsche Ärzteblantt3 un texto
interesante: "Aunque él amor y el odio se expresan haría el exterior como impulsos
sentimentales contrarios, en el interior del cerebro generan la activación de los mismos centros
cerebrales, tal y como demuestran los estudios de resonancia magnética nuclear".
3
www.aerzteblatt.de, de fecha 29 de octubre de 2008
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Actividades de la consciencia
En la consciencia del sueño profundo los cinco sentidos conocidos están en gran
medida suprimidos, inactivos. No existe una clara consciencia, no hay una consciencia
que actúa como un yo. En los sueños, los sucesos son experimentados, soportados. Uno
está en gran medida a su merced. Tampoco la voluntad está activa. Los sueños constan
de imágenes, de secuencias de imágenes que frecuentemente no se corresponden con
las normas de nuestra vida diurna.
De las imágenes emana una poderosa fuerza, tal como sabemos por el lenguaje
figurado de los mitos y de los cuentos. Nos ofrecen la posibilidad de la acción, de la
aplicación al día siguiente. Las imágenes de la consciencia del sueño pueden tener así
una influencia decisiva sobre nuestros actos durante el estado de vigilia.
Por otro lado, también quedará claro que el tipo de la actividad diurna, en relación
con nuestra vida sentimental y mental influye ampliamente sobre el tipo de imágenes
que se producirán durante la consciencia del sueño.
La puerta entre sujeto y objeto (por ejemplo, entre hombre y entorno) la forman los
sentidos. Las percepciones sensoriales son condición previa para la consciencia; sin
percepción no hay consciencia. Si consideramos que nuestros órganos sensoriales
transmiten en cada momento una ingente cantidad de informaciones a nuestro
cerebro, pero que sólo una muy pequeña parte de ello suscita nuestra atención
consciente, se plantea la cuestión de cómo se lleva a cabo esta selección. ¿Qué es lo que
determina hacia qué objetos se orienta la consciencia?
La central de mando de esta función es la red nerviosa del plexo solar y la central
energética propiamente dicha la conforma el sistema compuesto por el estómago, el
intestino delgado, el páncreas, el hígado, la vesícula y el bazo, que para simplificar
definimos como sistema hígado-bazo.
Esta central energética alimenta una segunda central energética, que consta de los
riñones, las suprarrenales y las gónadas. Llamémosle el sistema riñones-sexualidad.
Como resumen podemos decir: las acciones humanas son dirigidas por las regiones
inconscientes del sistema nervioso, que sirven a la autoconservación. El plexo solar y la
hipófisis son los focos centrales y dominantes en estos procesos.
Renovación espiritual
Se entrelazan como los dedos de dos manos, y precisamente por ello, tienen una
potente cohesión. En la célula del corazón vemos un indicio de cómo partes separadas
quieren volver a componer una unidad. En el corazón encontramos, por lo tanto, una
correspondencia material del anhelo de conexión y unidad.
Cuando el centro espiritual del corazón se ha inflamado, esta fuerza irradia primero
en la sangre, se impregna en la sangre. No obstante, esto no significa que el cerebro ya
esté automáticamente en sintonía con el corazón. La cabeza y el corazón no forman
todavía una unidad. ¿Quién de nosotros no conoce la lucha entre el corazón y la
cabeza? El cerebro y el pensamiento deben primero sintonizarse con la luz renovada
del corazón. Cuando esto tiene lugar se habla entonces de "pensar con el corazón".
Ahora nos podríamos plantear cómo surge la activación de este núcleo espiritual del
corazón. En el capítulo precedente se dijo que existe una barrera estructural que el
hombre debe traspasar. Nos gustaría señalar el hecho de que en la vida de un ser
humano que anhela la renovación espiritual puede haber momentos dramáticos, en los
cuales la estrategia vital anterior es cuestionada de forma fundamental. ¿Qué
queremos decir con esto?
Cuando un grito de profunda tristeza se eleva desde lo más profundo de su alma, tal
momento representa el punto crucial en la vida de una mujer, de un hombre. Al
respecto, no se trata de una gran desgracia, que puede acontecer en cualquier momento
de la vida, ni de una desesperación como la que podemos sentir ante la pérdida de un
ser querido. No, se trata de una llamada urgente procedente de lo más interior en
nosotros, que nos hace comprender, en un instante, el vacío y las ilusiones de nuestra
personalidad y del mundo, así como nuestras propias limitaciones. Es un momento de
crisis, un punto de inflexión, en el que el antiguo centro energético del vientre es
atravesado por el fuego del corazón.
En este momento, el corazón se vuelve receptivo para una nueva fuerza. Una nueva
energía procedente de otra realidad activa, el "núcleo atómico" que se encuentra en la
punta de la cámara derecha del corazón. Nosotros hablamos del átomo chispa de
espíritu. Esta energía, una vez liberada, dinamizará todas las estructuras ya existentes
en nuestro organismo y comenzará a circular a través de ellas. También podemos decir
que la vida espiritual es la expresión de una energía donde el ego no existe. Se
caracteriza por el fluir de una energía procedente de una realidad superior que se
transforma ininterrumpidamente.
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El hombre como microcosmos (Rodney Collin, The Theory of Celestial Influence, Londres 1945.)
Rodney Collin era de la opinión de que los centros energéticos y sus correspondientes
glándulas serían como adaptadores y transformadores. Él habla de una "espiral
funcional en expansión,... cuyo sol y origen es el corazón" y que desemboca en la
pineal, en tanto que "última agencia exterior y posibilidad del organismo".
Esta fuerza sólo obtiene eficacia cuando no es utilizada para nuestro propio provecho
y cuando el hombre coloca su comportamiento de vida bajo la conocida fórmula
hermética:
¿Cuál es el destino del cerebro humano? ¿Se trataría de llegar a tener un pensamiento
intelectual magistral? ¿O quizás de la creación de imágenes de pensamiento artísticas?
Con todo ello, no agotaríamos las posibilidades de desarrollo dispuestas en el cerebro.
El hombre se encuentra ante la misión de realizar un pensamiento que pueda concebir
valores de eternidad, siendo así, en el verdadero sentido de la palabra, neo-creativo. El
cerebro ha sido dispuesto para ser el lugar de encuentro con el espíritu, una vasija
para la consciencia omnipresente.
Los tiempos actuales impulsan al hombre más que nunca a buscar las posibilidades
latentes de desarrollo y a realizarlas, en beneficio de cada individuo y en beneficio de
toda la humanidad. Así queremos analizar con usted las bases anatómicas y el
funcionamiento del cerebro que hacen posible este proceso de desarrollo; un proceso
por el cual la nueva consciencia se vuelve un hecho.
pensamiento, así como las emociones vividas ayer, las nuevas comprensiones no
encuentran espacio. Entonces el pensamiento permanece atado al pasado y nosotros
quedamos anclados en el antiguo estado de consciencia.
Definiciones
Espíritu
Fuente original de donde todo surge y hacia donde todo regresa. Energía original, de donde
nacen todos los impulsos y fuerzas. El espíritu es eterno, inagotable, permaneciendo siempre
igual a sí mismo.
Mediadora entre el espíritu y el cuerpo. Recibe los impulsos del espíritu y los transmite al
cuerpo. Es la fuerza activa, el movimiento, el arco energético entre espíritu y cuerpo.
Por su unión con el espíritu eterno, el alma y el cuerpo originales son inmortales.
La unión entre el cuerpo y el cosmos (zodíaco y sistema solar). Ella recibe las informaciones del
cosmos y las transmite al cuerpo. El estado energético del alma está determinado
principalmente por el cuerpo.
Manifestación biológica de la vida, que ha sido desarrollada por evolución y es mantenida por
medio del proceso de reproducción.
40
El bulbo raquídeo
El bulbo raquídeo se encuentra debajo del puente, del "pons", formando la conexión
entre la médula espinal y el tronco cerebral. Por encima del mismo se asienta el
cerebelo. El bulbo raquídeo se encuentra por tanto, a nivel energético, en la zona de
influencia directa del cerebelo.
Jan van Rijckenborgh decía que a través del cerebelo entran las influencias kármicas en
el sistema. Esto concuerda con las funciones mencionadas. El cerebelo no tiene una
función autónoma primaria, sino de influencia. Esto significa: el cerebelo influye en
muchas otras funciones cerebrales, al igual que el karma hace valer también su
influencia en muchas áreas de la vida.
Queremos centrar nuestra atención ahora en el centro respiratorio del bulbo raquídeo.
consciente? Se van elevando cada vez más elementos del subconsciente a la luz de la
consciencia. Desarrollo espiritual significa: desarrollo de lo inconsciente a lo
consciente, en la luz del espíritu. Al encontrarse la respiración en esta interfaz, un
cambio espiritual debe estar unido a un cambio en la respiración.
Podemos ver, por tanto, una estrecha relación entre el bulbo raquídeo, la respiración y
la toma de consciencia. Si, por el toque espiritual, se transforman las fuerzas en el
bulbo raquídeo, también se transforma la respiración y la consciencia. De ello se puede
deducir lo siguiente: un cambio de consciencia comienza con un cambio en la
respiración.
Pero si las nuevas fuerzas procedentes del corazón penetran en el bulbo raquídeo se
produce una verdadera transformación. La influencia del subconsciente es disminuida.
También la influencia del karma procedente del cerebelo es debilitada. Así surge
espacio y cierta independencia de las influencias avasalladoras del pasado.
La nueva energía espiritual actúa por tanto en el bulbo raquídeo. Cuando el hombre
intenta reaccionar cada vez más a la nueva voz de su interior, las nuevas fuerzas ya no
son eliminadas de forma inmediata. Sus esperanzas de poder realizar alguna vez sus
ideales humanistas, religiosos o artísticos son reforzadas. Pero al mismo tiempo
experimentamos con frecuencia que muy pronto perdemos nuestra calma, que nuestro
comportamiento no siempre concuerda con los ideales y que nuestros esfuerzos no
muestran resultados liberadores. Los ideales parecen inalcanzables. ¿Dejaremos ahora
que se instale el desaliento? ¿Caeremos en la desesperanza y la resignación?
resignación, sino con serenidad. Intentamos no forzar nada, sino que "soltamos", nos
volvemos silenciosos. Como la nueva fuerza está activa en el bulbo raquídeo, creando
allí espacio nuevo, este volverse silencioso interior se vuelve posible. El bulbo raquídeo
se abre cada vez más para la nueva fuerza ígnea, es como una copa abierta; y la
respiración se sincroniza con ello. El corazón y la cabeza entran en sintonía. Pero si
queremos conseguir una unidad duradera entre el corazón y la cabeza, la fuerza del
espíritu debe seguir elevándose hasta alcanzar el foco de la consciencia.
La hipófisis
Observemos las funciones de la hipófisis tal y como las describe la ciencia. En ella se
encuentran las funciones de control más importantes de todo el organismo para la
autoconservación y el mantenimiento de la especie: el control y la regulación de la
inteligencia (a través de la tiroides), del equilibrio energético, de la reproducción (a
través de las gónadas), del equilibrio hídrico, del metabolismo de los minerales y del
azúcar (a través de las suprarrenales), del crecimiento, del fomento de la síntesis de
proteínas y del crecimiento del esqueleto.
auto-rendición a una realidad superior. La pregunta crucial es: ¿qué fuego arde en
ella?, ¿qué dimensión es la determinante?
El lóbulo posterior de la hipófisis consta de puro tejido nervioso, al igual que el resto
del cerebro. Pero curiosamente falta en él la barrera hematoencefálica (lo que sólo
acontece en muy pocas áreas del cerebro). Esto significa que el lóbulo posterior de la
hipófisis está abierto a un mayor intercambio entre la sangre y las células cerebrales.
Pues la barrera hematoencefálica cumple una función defensiva, rechazando las
sustancias de la sangre que no deben llegar al cerebro.
La hipófisis tiene por tanto, por su estructura, una función mediadora y es un punto
de intersección entre el cerebro y la totalidad del organismo. Se podría hablar del
corazón en el cerebro. Es por tanto posible que la hipófisis pueda llegar a estar bajo la
influencia del átomo espiritual del corazón, a través de los vasos sanguíneos del lóbulo
anterior y por la ausencia de la barrera hematoencefálica del lóbulo posterior.
Quizás se pregunte: ¿Cómo pueden acometer sus nuevas funciones las estructuras
cerebrales mencionadas que desempeñan un papel central en las posibilidades
liberadoras? ¿Es esto realmente posible? Pues ellas son importantes para todo el
organismo. ¿Deben cesar en sus funciones anteriores? Naturalmente, las conocidas
funciones bioquímicas y fisiológicas prosiguen con normalidad. La física moderna,
especialmente la teoría de la relatividad, dice que la materia y la energía se encuentran
en una interacción continua. La materia es una densificación momentánea de la energía
y, a su vez, la energía es una posibilidad en potencia de manifestación dinámica de la
materia. Aún más apasionantes son los conocimientos de la nueva física (teoría de las
cuerdas), según la cual en el mismo continuo espacio-tiempo y en el mismo espacio
existen varios campos de manifestación planetarios, varias dimensiones planetarias a
la vez. Por tanto, también en las estructuras cerebrales, como en la hipófisis, están
presentes en potencia otras dimensiones al mismo tiempo. La pregunta sólo es: ¿qué
dimensión es actualmente la determinante?
La pineal
¿Se podría inferir de esto que la capacidad de percepción de este pequeño órgano
para la luz exterior tuvo que perderse a lo largo de la evolución, para que en el hombre
pudiera desarrollarse una capacidad de percepción interior para la luz espiritual?
Hasta ahora hemos hablado del corazón como puerta de entrada espiritual. Pero
también la pineal recibe impulsos espirituales. Las fuerzas espirituales recibidas por
ella son acogidas en las cavidades cerebrales.
Se trata de los dos ventrículos laterales y del tercer ventrículo; la fosa hipofisaria es la
cuarta cavidad craneal; la quinta se encuentra alrededor del cuerpo mamilar, la sexta
es el espacio alrededor de la pineal y la séptima se corresponde con el ventrículo
situado debajo del cerebelo. El líquido cefalorraquídeo se encuentra en las cavidades
craneales y en la médula espinal, y envuelve el cerebro y la médula espinal. El
cerebro está completamente rodeado de líquido y nada dentro del mismo. Por lo
tanto, no es soportado por el hueso craneal, sino que nada en un líquido acuoso. De
esta forma se vuelve muy ligero y sólo sostiene el 4 por ciento de su peso. De alguna
manera, es aligerado un poco de la fuerza de gravedad.
Antes hemos descrito las siete cavidades cerebrales. De igual modo a como se
conocen siete chacras en el hombre y en la astrología se diferencian siete planetas
clásicos, así también existen, en analogía con esto, siete energías, siete energías
espirituales que impulsan al hombre a la transformación y que también la hacen
posible. Estas fuerzas espirituales, estos siete rayos, son acogidos por las siete
cavidades cerebrales. Allí encienden las siete energías su luz.
En el cuarto capítulo veremos algunas cosas más sobre este proceso de la luz.
El pensamiento y la inspiración
Este espejó purificado sólo puede surgir por medio de una transformación alquímica.
Según la sabiduría de los antiguos (por ejemplo, de Paracelso) existe una estrecha
relación entre los planetas, los órganos y los metales. También aquí rige la ley
hermética "tal como es arriba, así es abajo". Esto significa que, tal como en el
macrocosmos, así en el microcosmos, el hombre. Diversos autores (como Rudolf
Steiner o Paracelso) describieron este contexto en base a sus conocimientos.
Cuando hace mucho tiempo el planeta Mercurio activó en la Tierra el metal mercurio,
surgieron a su vez los pulmones en el desarrollo humano. Vemos así que existe una
relación planetaria entre Mercurio, el metal mercurio y los pulmones. Por ello se puede
definir a los pulmones como órganos de Mercurio. Al igual que Mercurio se asocia con
los pulmones, así el cerebro ha sido asociado desde la antigüedad con la Luna y la
plata.
Observemos ahora más de cerca los dos metales plata y mercurio, para comprender
mejor la fuerza dinámica que opera en ellos. La plata es utilizada hasta el presente para
fabricar espejos. Ningún metal nos muestra nuestra imagen reflejada con mayor
nitidez, sin maquillar, como un espejo de plata.
El cerebro, que rodea como un espejo parabólico a las estructuras cerebrales más
antiguas, también muestra reflejos. Refleja procesos de percepción. Refleja en el interior
sucesos percibidos en el exterior. En la neurociencia se habla en este contexto de
neuronas espejo.
En analogía con el proceso de la plata, se puede hablar del cerebro como de un órgano
lunar. Para ser más exactos, debemos hablar de un antiguo y de un nuevo proceso
lunar. El antiguo proceso lunar genera la reproducción, reflejos, copias. El antiguo
pensamiento cerebral sirve para reflejar, mantener y "copiar", es decir, para dar
continuidad de lo consolidado en el pasado. En la antigua luz de la consciencia, el
pensamiento lunar cerebral es un pensamiento de la memoria. Por muy importante
que resulte el pensamiento de la memoria en la vida diaria, ayudándonos a ahorrar
mucha energía por la ensayada rutina, por ejemplo al conducir, cocinar y en el oficio,
los seres humanos no deberíamos quedamos estancados en esto.
siguiente: la verdadera inspiración, las visiones del espíritu nunca se dejan forzar.
Siempre serán un don del espíritu.
Para poder comprender todo el potencial de las imágenes inspiradas por el espíritu y
actuar de acuerdo con las nuevas dimensiones, es necesario realizar un análisis que
tiene lugar en la luz espiritual del corazón.
El cerebro como órgano, así como la reflexión de imágenes interiores, son funciones
lunares. El pensamiento como proceso dinámico y creativo es, no obstante, una
función mercurial.
¿Qué queremos decir con ello? El planeta Mercurio es el más rápido de todos los
planetas de nuestro sistema solar. La órbita de Mercurio es la más cercana al Sol de
todos los planetas. El metal oro, asociado al Sol, siempre ha sido conocido como
símbolo del espíritu. Vemos que Mercurio tiene una muy estrecha relación con el Sol y
con el espíritu. En la mitología griega Mercurio es el mensajero de los dioses, esto
significa, el que une el cielo y la tierra, el espíritu y la materia. Mercurio, en tanto que
metal, es muy móvil, sumamente vivaz. Enseguida manifiesta finas vibraciones ante el
más leve temblor. Es un metal líquido que se divide muy rápidamente en bolitas
diminutas y que también vuelve a confluir muy rápidamente. (A quien se le haya roto
un termómetro de mercurio, lo conoce bien).
Es el único metal líquido en temperatura ambiente, que a su vez se evapora con suma
facilidad. Aparece, por tanto, a la vez, en dos diferentes estados físicos: líquido y
gaseoso. El mercurio tiene un fuerte efecto catalizador cuando está muy finamente
atomizado, acelerando así las uniones de otros elementos.
otra. Su misión era, por tanto, la de trasladar, hacer circular y también transmitir
noticias, uniendo así diferentes partes del mundo.
“Pues la percepción y la inteligencia del mundo, creados por la voluntad de Dios para ese
fin, dan forma a todas las cosas y dejan que se disuelvan de nuevo en sí mismas, para
que...hagan surgir todas las cosas en concordancia con su misión y su vocación, y por el hecho
de desatarlas de nuevo, ofrezcan a todo la renovación... Renovación, haciendo que éstas se
manifiesten de una forma diferente.”
En analogía con ello, los procesos de purificación del alma tienen lugar en la fuerza
purificadora del fuego espiritual.
La anatomía del cerebro no es sólo la base para las funciones racionales, sino
también para el proceso de renovación espiritual.
Comencemos con el hombre original que vive de la unión consciente con el espíritu
de Dios. El espíritu de Dios es la fuente original de donde todo emana y hacia donde
todo regresa. Es la energía original de donde surgen todos los impulsos y fuerzas. El
espíritu divino es eterno e inagotable. El alma en el estado original es la mediadora
entre el espíritu y el cuerpo. Ella recibe los impulsos del espíritu y los transmite al
cuerpo. Ella es la potencia del arco entre el espíritu y el cuerpo, la fuerza vivificante,
movilizadora y generadora de consciencia del cuerpo.
Frente a esta creación original se encuentra el hombre actual, tal y como le conocemos.
Él no vive de la unión directa y consciente con el espíritu divino, sino que es
determinado por la energía y la estructura del cosmos, por el sistema solar y el
zodíaco.
El alma actual es, por ello, la unión entre el cosmos y el cuerpo. Ella recibe las
informaciones del cosmos y las transmite al cuerpo. La energía, sin embargo, no la
recibe directamente del Sol, sino a través de los alimentos vegetales y a través del
56
cuerpo. Quien conoce la astrología sabe que la estructura del alma se ve influida por el
cosmos, y quien se observa a sí mismo sabe que la energía del alma depende
principalmente de la vitalidad del cuerpo.
En los capítulos anteriores hemos dicho que el centro energético del hombre natural
es un fuego metabólico que arde en los órganos vitales de la región del vientre. El
ardor de este fuego irradia al corazón y ocasiona las codicias y las emociones, y la luz
de este fuego se refleja en el cerebro, haciendo posible la razón. Esto significa que este
fuego no sólo nutre al cuerpo, sino también a la vida del alma del hombre actual.
Pero la vida del alma que tiene su base en el fuego metabólico de la región del
vientre y de la pelvis nunca puede ser el punto de partida de un desarrollo espiritual,
pues la única misión de este fuego es el mantenimiento del cuerpo.
Por ello, encontramos el comienzo del camino espiritual -tal como se ha descrito- en
el desplazamiento de la fuente de energía del alma, desde el centro de la pelvis al
corazón.
se ha alcanzado este punto, el estado del alma ya no depende del cuerpo ni de las
circunstancias externas como antes.
El primer paso de cada proceso de devenir es la concepción por la unión de los dos
principios polares. Esto no sólo es válido para los hombres, animales y plantas en la
naturaleza que conocemos, sino también en la vida perfecta y eterna. Dios sólo se
puede manifestar por la dualidad del Padre original y de la Madre original. Esta
dualidad se manifiesta en todos los planos y en todas las regiones cósmicas. En el
mundo perfecto, estos polos actúan como unidad; mientras que en la naturaleza
imperfecta que conocemos están separados y por ello, alternándose, bien se
complementan o se combaten.
(Jan van Rijckenborgh, La Gnosis Original Egipcia 1, cap. XXIX, pág. 243, Fundación
Rosacruz, 1999)
La doble unidad se designa como espíritu y alma, fuego y agua, Sol y Luna, azufre y
mercurio, Yan y Yin, masculino y femenino, etc. De la unión de los dos surge un tercer
elemento, una creación.
Cuando hablamos del despertar del principio espiritual en el corazón, del núcleo del
alma inmortal, que los rosacruces designan como "Rosa del Corazón", nos hemos
referido al polo femenino del espíritu. Ante ello se encuentra el polo masculino del
espíritu, la mónada, que se corresponde con la epífisis, la pineal en el cerebro. El
camino comienza por tanto con la liberación del núcleo espiritual femenino en el
corazón, de la semilla del alma eterna original, siendo así despertada de su latencia, de
su sueño profundo de 'bella durmiente'. Tras su despertar en el corazón, el alma nueva
se eleva a la cabeza y es anclada en la hipófisis. Pero una verdadera irrupción, una
liberación, sólo es posible cuando el polo masculino se une alquímicamente con el polo
femenino, surgiendo por estas bodas un nuevo cuerpo etérico inmortal.
Antes de que las bodas puedan consumarse, deben disolverse los conceptos mentales
y las imágenes del desarrollo anterior. Quizás se intranquilice al enterarse de que el
programa, que ha llevado al candidato de los misterios hasta este sublime estado
espiritual, deba ser disuelto antes de que pueda proseguir su desarrollo. Sólo lo
podremos comprender si profundizamos en las características y funciones de las
imágenes del alma en el cerebro.
Existe una analogía entre alma, consciencia, cerebro, luna, plata y agua. Al igual que
la luz del Sol se refleja en la Lima, en un espejo de plata y en el agua de un lago, los
impulsos espirituales, percepciones sensoriales y pensamientos se reflejan y proyectan
en el alma, es decir, en la consciencia y en el cerebro.
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Con "imágenes" no nos referimos sólo a las imágenes en sentido de figuras, sino
también a las estructuras de palabras y sonidos, formas de pensamiento, así como
patrones emocionales. Es especialmente significativo el hecho de que nuestra
concepción del mundo y nuestro sistema de valores se basan en percepciones de los
ojos, los oídos y del sentido del tacto. Esto se evidencia, por ejemplo, en expresiones
como discernir, claridad y vista panorámica, resonancia, armonía y lógica (de Logos =
Palabra), así como comprender, captar y entender. Veremos más tarde que, en la
decapitación simbólica que precede a las bodas alquímicas, son éstas las imágenes y
estructuras que deben disolverse, las cuales poseen una calidad muy diferente según a
qué impresiones sensoriales pueden ser atribuidas.
Ahora hemos sentado las bases para la definición del yo inferior, del ego: El ego es la
totalidad de todas las imágenes, es decir, de todos los patrones mentales y emocionales
del pasado. El ego es la estructura del pasado individual. El ego es incapaz de percibir
una nueva experiencia de forma objetiva e independiente, pues cada percepción se
relaciona en seguida con las imágenes interiores del pasado, siendo valorada e
interpretada en base a ello. Por la actividad de los órganos sensoriales, el ego no recibe
ninguna imagen objetiva de la realidad, sino una proyección de las imágenes interiores
ante las manifestaciones externas, una interpretación que reconduce lo nuevo hacia lo
ya conocido.
Tal como hemos podido escuchar, las imágenes son un aspecto del alma y, dado que
el alma es el vínculo entre el espíritu y el cuerpo, o bien entre el impulso espiritual y la
realización material, las imágenes deben desempeñar un papel clave en la realización
de una idea. Ellas son el medio para la realización de los impulsos espirituales.
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«En segundo lugar, el alma recibe el impulso y surge una imagen, una estructura de
líneas de fuerza de ello.»
«En tercer lugar, la imagen es realizada en la materia por sus líneas de fuerza.»
Sea lo que sea que queramos realizar en este mundo, sólo podrá tener éxito si
tenemos una imagen, una representación clara de ello. Cuanto más viva sea la imagen,
cuanto más exactamente concuerde con las leyes y posibilidades de la realidad, mejor
se logrará la obra. Con "viva" se hace referencia a que la imagen debe permanecer
siempre flexible y adaptable. Una imagen viva ejerce una fuerza mágica y obliga al
cumplimiento. Pero ni mucho menos todas las imágenes pueden ser ejecutadas en la
realidad.
¿Puede realizarse una imagen también de otro modo que en la realidad? ¡Sí, uno
puede realizarla en un mundo mental de apariencias!
En primer lugar, se trata de las realidades externas que son creadas por actos
conscientes en el mundo exterior. En segundo lugar, tenemos las imágenes de
pensamiento que surgen por el hecho de que la voluntad alinea el pensamiento hacia
un objeto concreto o abstracto. Por la voluntad creamos, por tanto, dos tipos de
realidades: cosas externas e imágenes internas, convirtiéndose estas últimas en una
parte de nosotros mismos. Cuando la voluntad crea imágenes interiores, el yo se crea y
se mantiene a sí mismo. Para escapar de este circuito degenerativo "incestuoso" se
necesita del nuevo fuego procedente del núcleo espiritual del corazón. Por el nuevo
fuego se crean nuevas imágenes.
Esto significa que la imagen del camino y del hombre ideal recibe cada vez contornos
más sólidos, que puede ser formulada cada vez mejor, pero -y preste especial atención
a estopor este hecho se vuelve cada vez más rígida, más inamovible. Finalmente se
vuelve tan rígida que se puede hablar de un edificio intelectual, donde el sujeto, el yo,
se puede mover y vivir como en una casa de verdad. Así se crea un mundo mental
ficticio, cuya estructura está formada por los ideales que no fueron realizados en la
materia. Frecuentemente el candidato ya no puede entonces distinguir entre la imagen
mental y lo que ha sido realizado en la materia. Así surgen las más extrañas
discrepancias entre lo que decimos y lo que hacemos, tal y como lo podemos observar
tan frecuentemente en nosotros mismos y aún mucho mejor en otros.
Y ahora viene lo decisivo: En cuanto una imagen del mundo mental muestra
contornos sólidos, y por tanto ya se ha cristalizado, es decir, cuando se ha creado una
realidad ilusoria, pierde la fuerza para mover algo en el mundo real. En cuanto
creemos haber comprendido una enseñanza espiritual, esta imagen se ha vuelto
impotente y existe el peligro de caer en la ilusión de haberla ya realizado.
Por ello, sólo existe una posibilidad para evitar que el ideal se deslice a la ilusión: la
imagen ideal debe ser disuelta. Esto sólo puede acontecer por el fuego del espíritu.
Esto significa: el mismo fuego que aportó el impulso para una imagen ideal elevada y
espiritual, debe disolverla de nuevo después de cierto tiempo.
Ahora se trata de que permitamos este proceso. Éste es el significado del axioma
hermético "recibirlo todo, entregarlo todo y así renovarlo todo".
En la alquimia este proceso se define como "solve et coagula", disuelve y reúne, o bien
"muere y deviene".
La anatomía de la liberación
Las bodas alquímicas son, tal como ya se ha mencionado en varias ocasiones, la unión
entre el espíritu y el alma, entre el azufre y mercurio. Primero hay que sustituir al
antiguo azufre por un nuevo mercurio. Recuerden al respecto la inflamación del nuevo
fuego del alma en el corazón que sustituye al fuego del vientre. Después debe
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No se realiza, por tanto, una purificación del antiguo azufre, de la voluntad del ego,
sino una transformación, una muerte del antiguo fuego y el nacimiento de un nuevo
fuego. Para ello, el fuego del alma del corazón (mercurio) asume temporalmente la
representación del fuego espiritual. El antiguo azufre no puede unirse con el mercurio.
Esta ley espiritual se refleja también en las propiedades químicas de los respectivos
elementos: mercurio no puede unirse con el hierro. Todos los demás metales
planetarios, como la plata, el oro, el cobre, el estaño y el plomo pueden disolverse en
mercurio, es decir, pueden amalgamarse, pero no así el hierro. Es debido a esto que el
fuego metabólico de los órganos del vientre no puede unirse en matrimonio con el
alma, tampoco en un estado sublimado, como el que se pretende conseguir mediante
el humanitarismo y la cultura. Sólo el oro del nuevo fuego espiritual de la pineal
puede unirse con el mercurio del nuevo fuego del alma de la hipófisis.
Como ya saben, no percibimos el mundo objetivamente tal como es, sino que los
impulsos sensoriales son integrados en el cerebro, es decir, son agrupados a fin de
generar con ello una imagen de la realidad. Los centros primarios de esta función se
encuentran por tanto en la placa cuadrigémina, la cual se encuentra directamente
debajo de la pineal. Aquí hay capas sensorias para la vista, el oído y la sensación
corporal. En los tubérculos, en las colinas, tiene lugar una primera integración de las
percepciones sensoriales. Se forman y archivan las primeras imágenes, los primeros
mapas. Estos patrones, fotos, imágenes de las diferentes impresiones sensoriales se
colocan una encima de la otra y se cotejan entre sí. Aquí se encuentran los patrones de
referencia por medio de los cuales se comparan todas nuestras impresiones sensoriales.
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El espacio de la pineal
Dos cosas de esencia completamente diferente pueden tener una apariencia idéntica.
Pongamos un ejemplo: usted no puede diferenciar con los ojos una campana original
de bronce de una imitación de plástico con idéntica forma, color y brillo. Vemos, por
tanto, que somos muy propensos a engaños y errores por medio de las percepciones
luminosas.
Más pronto o más tarde, los engaños siempre acarrean decepciones. Todas las
esperanzas destrozadas, el cáliz lleno de amargura que el hombre ha tenido que vaciar
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En contraposición con esto, el sonido tiene otra calidad bien diferente. A través del
sonido percibimos algo del interior, de la esencia de la fuente del sonido. Tomemos de
nuevo el ejemplo de la campana de bronce y su imitación. Por su sonido, con toda
seguridad, podrán diferenciar una de otra. El sonido nos puede engañar bastante
menos que la luz, porque procede del interior de las cosas. Por eso el espíritu se dirige
a nosotros en primer lugar a través de la palabra. En el prólogo del Evangelio de Juan
se dice: "Al principio era la Palabra". Por la palabra, por el sonido percibimos la calidad,
la esencia de las cosas y podemos reconocer lo bueno y lo verdadero. Si nos dejamos
guiar por el sonido, no por el eco de las muchas palabras, sino por el sonido que
resuena del centro de todos los seres, entonces conseguiremos ricas experiencias y
madurez.
Veamos ahora la esencia de la sensación corporal, del sentido del tacto. Ya hemos
hablado varias veces del principio espiritual en el corazón. ¿Cómo percibimos esta voz
del espíritu? A veces hablamos también de la voz de la consciencia. ¿Cómo la
percibimos, con qué sentido? ¿Oímos la voz interior con el sentido acústico, con
nuestro oído? No, claro que no. La voz interior, la voz del núcleo espiritual en nuestro
corazón la percibimos con nuestra sensación corporal, con nuestro sentido del tacto. Si
sondea profundamente en su interior, descubrirá que hay sutilísimas diferencias de
presión y de tensión en la región del corazón mediante las cuales se puede percibir lo
que concuerda con las leyes universales de la vida y con la verdad, y lo que no. En
consecuencia, es la sensación corporal, el sentido del tacto, el que nos abre una puerta
mucho más directa hacia el núcleo de las cosas, a su contenido verdadero, que el oído.
Es la puerta hacia el espíritu, al menos al principio del camino espiritual. Más adelante
habrá otros sentidos, instrumentos sensoriales renovados, que cobrarán significado.
En el análisis esotérico, Jan van Rijckenborgh4 interpreta los personajes como sigue:
Hay un príncipe negro de mediana edad y su mujer anciana, cubierta con un velo.
Ellos simbolizan el gran cáliz lleno de amargura que el hombre ha tenido que vaciar en
su camino largo de eones por la materia y la noche, como símbolo de los muchos
pecados y comportamientos de vida erróneos. Y nosotros queremos aún añadir lo
siguiente: es una cosecha de amargas experiencias en los caminos erróneos en la luz del
engaño. También tenemos un rey mayor con una barba gris y su joven y bella esposa.
Es el símbolo de la madurez y de la experiencia. La suma de todas las experiencias es
ahora puesta a disposición del candidato. Por eso vemos al lado del rey anciano a la
joven y bella reina como personificación de muchas posibilidades nuevas. Y nosotros
añadimos a esto: es una riqueza de nuevas posibilidades que surgen al escuchar el
sonido de las cosas, su esencia.
Así tenemos, según nuestra opinión, una sorprendente correlación con la anatomía
del cerebro en la zona de la placa cuadrigémina: el rey negro y su esposa se
corresponderían con los tubérculos superiores, que son de un color más oscuro y el rey
anciano y su joven esposa se corresponderían con los tubérculos inferiores.
La imagen muestra la sala nupcial tal y como es descrita por Johan Valentín Andreae
en el texto original (4o día). Las personas de los hechos en esta sala representan, según
el análisis esotérico de Jan van Rijckenborgh, los procesos de transmutación espiritual
en el entorno de la pineal. La pineal se encuentra por encima de la placa cuadrigémina;
la hipófisis se encuentra en la parte inferior del tercer ventrículo, de la tercera cavidad
cerebral, y tiene una unión líquida con la pineal a través del líquido cefalorraquídeo.
4 "Las Bodas Alquímicas de Cristián Rosacruz", tomos I y II, Jan van Rijckenborgh, Fundación
Rosacruz.
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Las tres parejas reales (de Jan van Rijckenborgh, Las Bodas Alquímicas de Cristián Rosacruz).
En los dos jóvenes personajes reales situados en el centro, que tienen su correlación
con la pineal y la hipófisis respectivamente, deben realizarse las bodas alquímicas. Es la
unión del espíritu y del alma, del azufre y el mercurio. El rey representa el polo
espiritual masculino, que se corresponde con la pineal, y la reina representa el alma,
que se corresponde con la hipófisis renovada. La hipófisis representa -lo repetimos- el
corazón de la cabeza, el alma nueva, que tras su nacimiento en el corazón se ha elevado
hasta la sala superior. Pero antes de que se puedan consumar las bodas deben
disolverse las antiguas imágenes, los antiguos sistemas de valores. Este proceso se
describe en el mito de las bodas alquímicas de Cristián Rosacruz mediante la
decapitación. Las seis personas son decapitadas por un hombre negro, que
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"Y así se lleva acabó la misteriosa muerte. En la sala superior son decapitados sucesivamente siete personas: los seis
personajes reales y la figura misteriosa que debió ejecutar esta muerte [...]
Este ejecutor de la sentencia es la voluntad del candidato. ...La voluntad en nosotros es el ejecutor, él que actúa.
Es... aquél que, junto a los otros seis, también se deja perecer a sí mismo.”
"... en cuanto las seis personas habían sido decapitadas, el hombre negro salió de nuevo hacia fuera, seguido de
otra persona, que también lo ejecutó a él justo delante de la puerta..."
Con tanto homicidio y sangre por medio, no debemos pasar por alto que se trata de
una insinuación simbólica de procesos que representan la disolución, la liberación de
estructuras que han sellado desde eones la atadura a la materia y a lo temporal.
Se trata del mismo proceso que la crucifixión de Jesús en el monte Gólgota, cuya
traducción significa "lugar del cráneo". Hay tres cruces erigidas en el lugar del cráneo.
Ellas simbolizan:
Ahora se han cumplido las condiciones para las bodas alquímicas. En el lenguaje
alquímico se trata del siguiente proceso: La unión del espíritu y del alma, azufre y
mercurio, produce un rayo y provoca un fuego. Por el fuego surgen cenizas. Las
cenizas contienen sal. La sal es disuelta por mercurio (equivalente a agua) de las
cenizas. Por la unión de sal y agua obtenemos agua salina, un mar, un "mare", una
"mater", una matriz, un útero. Esta matriz contiene la estructura de líneas de fuerza del
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nuevo cuerpo etérico inmortal. Así, de las cenizas, o siendo más precisos, de la sal de
las cenizas, se eleva el fénix, el hombre espíritu.
¿Dónde se encuentra este mar, esta matriz? Ella se corresponde con el agua del tercer
ventrículo, que une entre sí al espíritu y al alma, pineal e hipófisis.
Queremos dejarlo aquí con estas alusiones, ya que un análisis detallado sobrepasaría
el marco de este trabajo.
Cerremos por tanto este capítulo, dejándonos penetrar por la fuerza de la imagen del
fénix, en la conciencia que representa la meta a la que es llamado todo ser humano.
Anexos
"El corazón tiene cerebro"
Annie Marquier, matemática e investigadora de la conciencia
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=ItsqK5ACB1I
¿Es inteligente?
Gracias a esos circuitos tan elaborados, parece que el corazón puede tomar decisiones y
pasar a la acción independientemente del cerebro; y que puede aprender, recordar e
incluso percibir. Existen cuatro tipos de conexiones que parten del corazón y van hacia
el cerebro de la cabeza.
Primera...
La comunicación neurológica mediante la transmisión de impulsos nerviosos. El
corazón envía más información al cerebro de la que recibe, es el único órgano del
cuerpo con esa propiedad, y puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro
según las circunstancias.
Segunda conexión...
La información bioquímica mediante hormonas y neurotransmisores. Es el corazón el
que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general del cuerpo: la
homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y
producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona del amor.
Tercera...
La comunicación biofísica mediante ondas de presión. Parece ser que a través del ritmo
cardiaco y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro y al resto del cuerpo.
Cuarta...
La comunicación energética: el campo electromagnético del corazón es el más potente
de todos los órganos del cuerpo, 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Y se ha
observado que cambia en función del estado emocional. Cuando tenemos miedo,
frustración o estrés se vuelve caótico.
¿...?
Hay dos clases de variación de la frecuencia cardiaca: una es armoniosa, de ondas
amplias y regulares, y toma esa forma cuando la persona tiene emociones y
pensamientos positivos, elevados y generosos. La otra es desordenada, con ondas
incoherentes.
...
Ya ve, el cerebro del corazón activa en el cerebro de la cabeza centros superiores de
percepción completamente nuevos que interpretan la realidad sin apoyarse en
experiencias pasadas. Este nuevo circuito no pasa por las viejas memorias, su
conocimiento es inmediato, instantáneo, y por ello, tiene una percepción exacta de la
realidad.
Ya.
Cultive el silencio, contacte con la naturaleza, viva periodos de soledad, medite,
contemple, cuide su entorno vibratorio, trabaje en grupo, viva con sencillez. Y pregunte
a su corazón cuando no sepa qué hacer.
Anexo 2
CUARTO CAMINO
El corazón es el sol del cuerpo y la corriente sanguínea, como la radiación del Sol en el
Sistema Solar, se extiende a cada una de sus partes. Ningún rincón del cuerpo es
Demasiado remoto para que no sea calentado y vitalizado por ella. Se derrama en los
Órganos endocrinos del modo como la luz y el calor del Sol brillan sobre todos los
Planetas, dotándolos de vida y uniéndolos en un todo único. (leer más)