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MODERADORA DE TRADUCCIÓN
Mave & Carolina Shaw
TRADUCTORAS
Mave Alysse Volkov Lipi Sergeyev
EstherMaslow Veritoj.Vacio Yira.Patri
Mariana90 Walezuca Niika
Corazon_de_Tinta Jessgrc96 Ezven
RRZOE Bella’ micafp_2530
Gigi
DISEÑO
Gigi & Carolina Shaw
Índice
Sinopsis
SWEET #2
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Traducido por Alysse Volkov
C
onduzco por alrededor de una hora sin ningún destino. Lágrimas
nublaban mi visión, mi pecho dolía, y quería acurrucarme en bolita
y llorar libremente. Pero no había tiempo para eso. Tenía que
pensar en Heidi. Mi hermana. Ella era mi primera preocupación. Siempre mi
primera preocupación. Ella podría nunca saber lo que había pasado.
No tenía una casa o un trabajo ya. Tenía este carro que manejaba y tenía
a mi hermana. Eso era todo. El cuidado de Heidi había sido atendido o creí que
lo fue. Jasper había dicho que él estaba pagando diez años por adelantado,
pero no estoy segura que él tuviera oportunidad para hacer eso aún. Incluso si
lo tuviera, ¿cómo podría dejarlo después de lo que habíamos aprendido? Ella
era mi hermana. Mía. Debería cuidar de ella. No él.
Hace solo tres horas, mi vida parecía perfecta. Había sido feliz y estaba
casi en el punto en que podía aceptar la seguridad que me brindó el amor de
Jasper Van Allan. No lo culpé porque también era un espectador inocente del
oscuro pasado. Nuestras circunstancias no fueron su culpa o la mía, pero debería
haber sabido que no debía confiar en el amor. Fue un camino peligroso que
finalmente descubrió mentiras que siempre llevaron a la ruina.
El hogar que Portia Van Allan había colocado a Heidi para su cuidado a
largo plazo surgió más adelante. Me detuve para respirar antes de caminar
hacia Heidi. Ella no entendería por qué estaba molesta. No quería que Heidi
supiera la fealdad del mundo. Su corazón era demasiado grande y su sonrisa era
demasiado brillante para arruinarlos con nuestra realidad. Las mentiras que
ahora sabía sobre su nacimiento eran secretos que guardaría. Heidi no los
entendería de todos modos. Ella amaba a nuestra madre como yo. Nuestra
madre era una santa y sabía que nunca seríamos lo mismo sin ella.
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El hecho de que Heidi había nacido de Portia Van Allan era un secreto que
me mantendría alejado de ella. Compartir lo de su madre biológica con Heidi no
tenía sentido, incluso si ella pudiera entender, no estaba segura de que eso fuera
posible.
Heidi había sido la persona más importante en mi vida desde que tengo
memoria. Incluso de niña sabía que la diferencia de Heidi la hacía especial.
Precioso. Más fácil de amar.
Por mucho que odiara a Portia por haber echado a Heidi porque ella
había nacido con síndrome de Down y eso no encajaba en su vida, estaba
igualmente agradecida de haberla dejado con mi madre. Portia nos había
entregado a Heidi y ella había completado a mi familia. Siempre habíamos sido
nosotras tres. Un perfecto tres que siempre apreciaría. Nuestra madre nos había
dejado hermosos recuerdos. Ella nos había enseñado que la familia era todo.
Salí de la carretera y metí el auto en el parque. Cruzando mis brazos sobre
el volante, continué llorando. En este punto, llorar era todo lo que podía hacer.
Es lo que necesitaba hacer. Lloraría y lo dejaría todo; mi miedo, mi dolor, mi
incredulidad. Luego secaría mi rostro, entraría y vería a mi hermana. Cuando
entré, planeé abrazar a Heidi con fuerza y no me desmoronaría frente a ella. Era
fuerte. Mi madre me enseñó a ser fuerte. Pero ahora mismo, necesitaba a Heidi.
La extrañaba más que nunca.
Más allá de visitar a Heidi, no sabía qué hacer a continuación. No sabía a
dónde ir.
Justo cuando un fuerte sollozo se escapó, la puerta del pasajero de mi
auto se abrió. Mi cabeza se sacudió en dirección al intruso y estaba lista para
gritar cuando me di cuenta de que era Stone Richmond quien se sentaba a mi
lado. Su cara era dura y fría como siempre.
El mejor amigo de Jasper me odiaba. No estaba segura de que me gustara
tanto tampoco. Stone era cerrado y antipático. Él no aprobaba a Jasper y a mí.
No era ningún secreto que Stone no creía que yo era lo suficientemente buena
para Jasper.
—Llorar no lo hará desaparecer. Llorar nunca ha arreglado una maldita
cosa —dijo mirando al frente por la ventana. Su mandíbula se apretó y su rostro
cincelado pareció determinado.
—Estoy fuera de su vida. ¿Qué quieres? —dije mientras mi voz quebró. Ser
molestada o corregida por Stone no era lo que necesitaba o quería. Ahora o
nunca.
Giró la cabeza para mirarme. —Estaba esperando esto —dijo.
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Tenía miedo de esperar que incluso las mentiras fueran incorrectas. Pero
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S
tone parecía estar estudiando el bosque detrás de mí con un
profundo ceño fruncido en su rostro. No respondió de inmediato, y yo
dejé a mi imaginación encargarse de resolver cada escenario que
pudiera. Quería creer que Heidi no era la hija de Portia.
—En los registros del hospital encontré que Heidi fue dada a luz por Portia
Van Allan dieciséis meses después del nacimiento de Jasper. —Entonces me
miró—. Hay fotos en el desván de la casa Van Allan que revisé mientras
permanecí ahí el mes pasado. Las fotos son de Portia embarazada en una bata
blanca, y Jasper es un niño pequeño a su lado.
—¿Qué? Pero… ¿no fue violada? ¿Por qué dijo que lo fue? Nada tiene
sentido. —Las mentiras seguían aclarándose, y había mentiras encima de más
mentiras. ¿Qué podía creer?
—Heidi es una Van Allan. La mitad de la herencia de los Van Allan debe
ser suya. Tiene el derecho a algo. Si alguien supiera la verdad, que los Van Allan
tuvieron una hija y la abandonaron, podría haber una demanda presentada en
nombre de Heidi… por ti.
No entendía. Nada de esto tenía sentido, y nada estaba saliendo bien. No
puedes solo abandonar a un niño. Había fotos de ella embarazada con Jasper
a su lado. La gente tuvo que saber que ella tuvo otro bebé. —Ella no pudo sólo
tener otro bebé y que todos olvidaran que existió.
El dio un corto asentimiento estando de acuerdo. —Eso es lo que también
pensé. Entonces —se detuvo y tomó una larga y profunda respiración. Podía
decir, por su postura y la mirada en su rostro que no quería oír esto. Él tampoco
quería contármelo—, hubo un pequeño y privado funeral con ataúd para Heidi
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¿Qué? ¡Qué! Sacudí la cabeza con incredulidad. —No. —Fue todo lo que
podía decir. Mi garganta estaba pesada. Mi pecho se sentía como si unas
toneladas de ladrillos se hubieran puesto sobre él. ¿Cómo podían dos humanos
ser tan fríos y crueles? Para decir que su hija estaba muerta y deshacerse de ella
porque no era lo que querían. Mi hermosa y dulce hermana era la persona más
especial de la Tierra. Sentí comenzar a arder un odio profundo dentro de mí. No
era una emoción con la que estuviera familiarizada, pero se encontraba ahí y
levantándose.
—Con el dinero de los Van Allan, tenían permitido sobornar a cualquiera
para mantener la verdad sobre Heidi en secreto. Nunca hablaron de ella
nuevamente. La gente en su mundo está tan obsesionada con ellos mismos que
no les importan los demás. La muerte de un bebé —ellos enviaron sus
condolencias, y con el tiempo todo fue olvidado. —La mirada en el rostro de
Stone fue de pura repulsión mientras describía cómo esto pudo salir tan
perfectamente.
—Solo la abandonaron. Le entregaron dinero y una niña a mi madre.
Después, ni una palabra más. No hubo nada de ellos. Heidi es el ser humano más
perfecto que conozco. Pero no les importó. —Dije las palabras en voz alta,
tratando de comprenderlo. Nunca lo creería. Ambos eran monstruos. Gente
horrible, terrible, con almas oscuras. Estaba agradecida de que Heidi nunca los
conoció. De que ella tuvo a mi madre para amarla. Mi madre era la mejor.
—Portia ya depende únicamente de Jasper para mantener su vida. No
dejaría ir demasiado lejos que tú y Jasper fueran más allá que estando
emparentados. Pero ella tuvo que contar una historia que le hizo parecer menos
horrible si eso es posible. La violación fue su manera de incorporar una excusa e
intento de obtener compasión o al menos comprensión. No quería que él supiera
la verdad. Pero en su prisa, no ató todos los cabos sueltos de su mentira. Jasper
va a darse cuenta de la misma cosa que tú. Exigirá la verdad. No será capaz de
perdonarla.
¿Cómo alguien podría hacerlo? ¿Cómo una madre hizo eso? —¿Cómo
miro a Heidi sin hacerme pedazos? No seré capaz de abrazarla y no llorar.
Su mirada se movió de la montaña a la hermosa casa que era el lugar
seguro de Heidi. —Eres fuerte. Te he observado. Puedes hacer esto. Haz lo que
haces siempre cuando la visitas. Juega algo de kickball. Déjala hacer lo que sea
que quiera hacer hoy. Disfrútala. Cuando estés preparada para irte, tu coche
estará esperándote. Te llevaré a casa y lo estacionaré, después puedo volver
caminando hasta aquí y recoger mi Rover.
—¿Sólo la dejo aquí? No sé si Jasper les paga ya. Si no lo hace, tengo que
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saber mi próximo movimiento. Si lo hace, entonces… entonces no sé… entonces
ya no sé qué hacer.
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Stone movió sus ojos de vuelta a mí. —Heidi es una Van Allan. Un Van Allan
que vivía en la pobreza en un parque de caravanas mientras sus padres viajaban
por el mundo y vivían lujosamente. Ese dinero es tan suyo como de Jasper.
Sus palabras se hundieron en mí. Lentamente. Había visto el acta de
nacimiento, y sabía que era auténtico. Pero finalmente dejé a mi mente ir ahí,
realmente aceptando que Jasper era el hermano biológico de Heidi. No era mía.
La niña que amaba más que a mí misma no era mi verdadera hermana.
—Ella siempre será tu hermana. —Agregó como si hubiera leído mis
pensamientos—. Su conexión no se romperá por algo tan simple como quién te
dio la vida. El vínculo que tienes con ella es más fuerte que cualquier linaje.
Estaba en lo cierto. Heidi y yo estábamos conectadas. Eso nunca me lo
quitarían. —No puedo verlo o hablar con él. —Susurré—. No aún. A lo mejor no
por un tiempo. Va a pensar bien en esto y darse cuenta que la historia que
contábamos era absurda. Pero no puedo.
—Es mejor que no lo hagas. Puedo arreglar las cosas. Por ahora, metete en
el coche y déjame llevarte a visitar a tu hermana. Te quedarás tranquila al ver
que está siendo cuidada.
Hice lo que dijo. Después de dar la vuelta al coche, me subí al lado del
pasajero. Era gracioso cuán fácil fue obedecer a Stone. La autoridad en su voz
debería molestarme, incluso enfadarme, pero encontré consuelo en sus
autoritarias palabras. Su imponente presencia era tranquilizadora, y yo
necesitaba eso desesperadamente.
Stone nos llevó silenciosamente de vuelta a la carretera. Desde ahí, fue
una distancia corta subiendo la montaña hacia la instalación. La residencia que
había sido una bendición para Heidi después de perder a nuestra madre. Heidi
había adorado a nuestra madre. Siempre se había sentido normal porque mamá
se aseguró que lo hiciera. Si yo hacía algo, se aseguraba de que Heidi lo hiciera
también. Incluso si eso tomaba un montón de nuestra ayuda.
Después de que Stone estacionara el coche, permanecí ahí, mirando
fijamente al vacío. —No quiero que Heidi conozca la verdad nunca. Nuestra
madre, fue nuestra madre. Heidi la ama y extraña. Mamá era el mundo de Heidi.
Esto no es algo que Heidi comprenderá.
No sé por qué le estaba contando esto a Stone. No era como si él fuese a
entrar y contarle a Heidi la horrible verdad. Pero debía contárselo a alguien, y
ahora mismo él era todo lo que tenía.
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—Ella no necesita saberlo. Te tiene a ti. Eso es todo lo que necesita.
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Estaba de acuerdo con todo mi corazón. —Qué pasa si… ¿qué pasa si
Portia quiere verla? ¿Hablar con ella? Si Jasper la rechaza… ¿Y si Portia intenta
usar a Heidi para conseguir el dinero de los Van Allan?
Esa mujer no era alguien a quien quisiera cerca de mi hermana. Era mala,
cruel, y no tenía corazón. Era egoísta y fría. Heidi no era para nada como ella.
—No lo hará —dijo—. Hay mucho en juego. Más que ella estando
arruinada y sin un céntimo. Lo que hizo no fue solo cruel, fue ilegal.
—¿Estás seguro?
—Afirmativo. He comprobado que sus acciones fueron y siguen siendo
ilegales. —Dijo con seguridad.
Giré mi cabeza y lo miré. —Pero puede que decida enfrentar sus mentiras.
Stone se inclinó más cerca hacia mí —más cerca de lo que alguna vez ha
estado. Su mirada era intensa e invitaba a no discutir. Donde Jasper era amable
y acogedor, Stone no lo era. —La primera cosa que tendrás que aprender es
confiar en mí, Beulah. Porque yo no miento, y te prometo que Portia no se
acercará a Heidi.
No agregó que no la dejaría. Pero su expresión era tan resuelta que no lo
dudé. Era difícil no creer su honestidad.
—Está bien —susurré.
Inclinó su cabeza hacia la puerta. —Vete. Ve a ver a Heidi. Olvida esta
mierda por hoy. Voy a enviarte un mensaje con una dirección. Lleva tu coche
allí después de tu visita.
La última parte me confundió. —¿Porqué? —pregunté.
Su ceja izquierda se alzó ligeramente. —¿Tienes un lugar en donde pasar
la noche?
Oh. No había pensado en ello. Sacudí la cabeza.
—Me parecía que no. Te mandaré la dirección. Cuando salgas, dirígete
allí.
Abrí la boca para preguntarle más, pero salió del coche y se fue. Se
marchó así como así. Stone había aparecido de la nada con respuestas, no
mentiras. Me había asegurado que Heidi estaba bien. No me había dejado
derrumbarme. Me había sentido más fuerte con él ahí.
Si era sincera, no quería que se fuera. Durante nuestra breve conversación
en el coche, me había hecho sentir segura. Cuando habló, creí en sus palabras.
Habló con tanta seguridad que simplemente no podía dudar.
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justo como él dijo. Tenía un lugar donde dormir esta noche y tiempo para
descubrir qué haríamos después. ¿Qué haría?
Saqué las llaves del arranque, y salí del coche desde donde me hallaba
sentada en el lado del asiento del pasajero. Sabía que venir a ver a Heidi me
ayudaría. Ver su sonrisa y saber que estaba bien era lo que necesitaba en este
momento. El apellido en su acta de nacimiento no significaba nada. Heidi era
una Edwards. Siempre lo sería.
Los Van Allan la habían enterrado hace años. El apellido se fue con ese
momento y lugar. La crueldad de sus acciones fue desgarradora. No pude evitar
estar agradecida de que a ella le habían dado una vida mejor. Sabía que
amábamos a Heidi de la manera que se merecía.
—¡Beulah, no te esperábamos! —Forcé una sonrisa mientras Tammy, una
de las enfermeras favoritas de Heidi, me saludaba sorprendida—. Heidi y May
están trabajando en el salón de actividades justo ahora. Van a estar tan
entusiasmada de verte. Incluso si no tienes ninguna galleta o cupcake.
Casi nunca iba a visitar a Heidi con las manos vacías, pero, al fin y al cabo,
también venía cuando estaba esperándome. —Con suerte, la sorpresa de
verme sopesará no tener dulces. —Respondí.
—Oh, ¡lo hará!
Regresé a la sala de actividades. Heidi estaba aprendiendo ganchillo y lo
amaba. Estaba haciendo manoplas y trapos la última vez vine a verla. Me
preguntaba si aquello era lo que tramaban hoy.
Justo cuando estaba a punto de llegar a la sala de manualidades, la
puerta de la oficina se abrió y la Sra. Shell, la gestora de cuentas, salió
caminando. Siempre hacía el pago por los cuidados de Heidi aquí, a ella.
—Beulah, acaba de llegar tu pago por Heidi. Llegó a través del sistema
informático. Es maravilloso que los Van Allan hayan decidido pagar por
adelantado los próximos diez años. Sé que quita una preocupación mensual de
tus hombros. Puedes enfocarte en obtener título del que estaba hablando en
lugar de estar siempre trabajando. —Me guiñó el ojo y caminó por el pasillo sin
esperar mi respuesta.
La residencia de Heidi estaba pagada por ahora. No tenía que
preocuparme. Pero saber que fue pagada con el dinero de los Van Allan me
molestó.
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Traducido por EstherMaslow
E
l camino de ladrillo pavimentado lleva a un edificio de apartamentos
de tres pisos que parecía haber sido restaurado recientemente. Cada
piso parecía que sólo tenía un apartamento. La placa exterior del
edificio decía que fue construido en 1920. Stone había estado viviendo en casa
de Jasper, así que no estaba seguro de quién era este apartamento.
Había tres autos estacionados afuera. Un Hummer negro, un Range Rover
blanco y un Porsche rojo. No estaba el Range Rover negro de Stone.
Revisé la dirección otra vez. No me había dado un número de
apartamento o un nombre. Tal vez estaba en el lugar equivocado. Tenía
suficiente dinero para encontrar una habitación de hotel barata para pasar la
noche. Mi otra opción era llamar a las puertas del apartamento para
preguntarles a los ocupantes si me esperaban, lo que parecía un poco
espeluznante.
Antes de que pudiera pensarlo mucho más, una chica con el pelo largo y
casi negro emergió de la puerta principal del edificio. Ella era toda piernas e
increíblemente delgada. Parecía una modelo de pasarela. Sus pantalones
cortos eran diminutos y mostraban sus piernas —eran más largas que los cuerpos
de la mayoría de las personas. Un par de gafas de sol de aviador estaban sobre
su cabeza, aunque el sol ya había empezado a ponerse.
Su mirada se dirigió hacia mí cuando empezó a caminar en mi dirección.
Observé hasta que casi estaba al lado de mi auto antes de abrir la puerta para
ver si venía a hablar conmigo. O me estaba esperando o caminaba para
preguntarme qué hacía estacionado en este complejo de apartamentos de
élite. Un complejo que no parecía tener tráfico y sin coches estacionados en el
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frente que costaba menos de cien mil dólares.
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Saliendo del coche, tuve que inclinar la cabeza hacia atrás para mirarla.
Con los tacones que llevaba puestos, medía por lo menos 1,80 m. Se puso el pelo
sobre el hombro y me dio una sonrisa tensa. —Iba a preguntarte si eras Beulah,
pero ahora que te veo sé la respuesta a esa pregunta. Imagínate. —Giró los ojos
y se volvió para regresar al edificio.
No me moví. No estaba segura de lo que quería decir exactamente. Miró
por encima de su hombro. —¿Vienes o no? —preguntó exasperadamente.
No parecía muy feliz con esto. No estaba segura de querer molestar a
alguien que no me quería allí. —No lo creo. —Le contesté decidiendo antes de
que volviera a atacar.
Eso le impidió alejarse con sus tacones y piernas largas. Se giró de nuevo,
pareciéndose mucho a alguien que caminaba por la pasarela. Su mano
izquierda aterrizó sobre su cadera; o el hueso que estaba cubierto de piel y me
miró con los ojos. —¿En serio? Stone se metió en todo este lío, ¿y tú te irás?
¿Qué problema había tenido? No quería que tuviera problemas. Empecé
a preguntarle cuando su Rover entró en el aparcamiento exclusivo. Nunca me
había aliviado de ver a Stone. La sensación era nueva, pero me alegró que
estuviera aquí.
Salió y se acercó a mí y mirando fijamente a la chica. —¿Vienes adentro?
—me preguntó dirigiendo su mirada a mí.
Miré con nerviosismo a la mujer desconocida que ya no estaba frunciendo
el ceño, sino que sonreía educadamente. —Ella es un poco aprensiva. No puedo
convencerla de entrar. —El tono de la chica era dulce y sonaba como si
estuviera hablando de un niño pequeño.
—No tienes adónde ir, Beulah. —Su comportamiento se frustró
rápidamente.
No estaba siendo testaruda. No había estado aquí y era obvio que la
chica no me quería aquí. Decidí no decir eso, ya que este era su apartamento.
O al menos asumí que era su apartamento.
—Lo sé. —Le contesté. Entonces me di cuenta. No tenía nada. Todas mis
cosas estaban en casa de Jasper. Había estado tan molesta por todo lo demás
e intentando concentrarme en Heidi mientras mi mente estaba cambiando
todos los horrores que me habían dicho hoy—. No... —dije mirando dentro de mi
auto por cualquier cosa que pudiera haber dejado ahí—… tengo mis cosas. —
Terminé.
—Están dentro. Las recogí antes. —Contestó Stone como si esto tuviera
sentido.
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—¿De qué otra forma ibas a conseguirlas? —No esperaba una respuesta
a esa pregunta. No pude evitar contestarle de todos modos.
—No lo sé.
—Este es mi edificio. Alquilo los otros dos apartamentos. Presley vive en el
mío. —Dijo mientras caminaba hacia el edificio. Esperaba que lo siguiera. Cerré
la puerta de mi coche y miré el edificio más de cerca. ¿Es dueño de todo el
edificio? No creía que trabajara y mucho menos que fuera dueño de un edificio.
Siempre estaba de fiesta y durmiendo en la casa de la piscina de Stone.
La chica estaba caminando con más que un balanceo en sus caderas
ahora. Asumía que ella era Presley. Actuó como si yo supiera quién era. No me
había dicho su nombre.
—Pero pronto me llevarás a Manhattan. Quiero ver tu nuevo piso allí.
Prefiero vivir allí contigo que aquí en Savannah. —Dijo con voz coqueta mientras
lo miraba fijamente.
—El último piso es mío. La azotea es compartida. Chantel y Fiona están en
el segundo piso. Y Marty y Mack están en el primer piso.
Había ignorado su comentario. Aunque escuchaba contarme sobre el
edificio, fue difícil perderme el que su cuerpo se hubiera tensado
repentinamente. No le gustaba ser ignorada y dudaba que los hombres la
ignoraran a menudo. Estaba confundida porque ella vivía en su apartamento,
así que, ¿qué los hacía eso? Había visto a Stone con muchas mujeres. Jasper
mencionó que una vez Stone había conseguido un anillo para una Margot, pero
eso fue todo. No parecía contento con la idea.
Tener a una mujer viviendo en su apartamento que nunca se quedó
parecía más como una piedra que su acto de héroe repentino. Había sido un
imbécil desde el día que lo conocí. Pero hoy había estado allí cuando pensé que
no tenía a nadie. Estaba confundida con mis sentimientos por él.
—Chantel está en el Caribe con Dameon. Luke rompió con él anoche y
estaba teniendo un colapso, así que ella lo llevó a las islas para alejarse. Luke
hará mi rodaje mañana. Estoy segura de que llegaré a oír su versión de la historia.
Pero es una zorra. Todos le advertimos a Dameon cuando empezó a salir con él.
Presley estaba contando esta historia tan dramáticamente que sentí como
si ella estuviera explicando el episodio perdido de un programa de televisión.
Stone no parecía muy interesado en nada de eso. Se paró frente a Presley y abrió
la puerta. —Quería añadir un teclado para la cerradura para que no
necesitáramos llaves del edificio, pero hay reglas en la ciudad con cualquier
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que mantener varias cosas dentro del período de tiempo que fue construido.
Hay cosas específicas que no se pueden tocar para ser consideradas como una
estructura histórica; la puerta, por ejemplo. Tenía que ser restaurada y la original
no podía ser reemplazada. —Agitó su mano para que entráramos.
Presley se adelantó rápidamente y se inclinó para besar a Stone
persistentemente en los labios. —Te extrañé. —Susurró.
No parecía contento con el afecto, pero tampoco la rechazó. Noté que
su mano incluso descansó en su cintura durante un momento.
—No hay ascensor. Nuevamente, tuve que atenerme al código de
restauración histórica. —Dijo mientras entraba.
—Lo cual es un dolor cuando tienes que llevar maletas arriba. —Se quejó
Presley.
Había estado tan callada que decidí decir algo. —Apuesto a que llevar la
comida puede ser difícil. —Pensé que sonaba como algo con lo que ella se
molestaría. Este lugar era hermoso y no podía imaginarme que ella tuviera
motivos para quejarse. Pero decirle eso no la convencería.
Se rio. —¿Por qué llevaría las compras por las escaleras? El servicio de
entrega lo hace cuando pedimos.
¿Había un servicio de entrega de comestibles? Empecé a preguntar eso
en voz alta y decidí no hacerlo. Ella también lo encontraría divertido.
Stone subió las escaleras y Presley corrió a quedarse a su lado. Los seguí
mientras ella susurraba y se reía en su oído. Nunca respondió, pero tampoco la
alejó.
No pertenecía aquí. De repente me di cuenta de que no pertenecía a
ningún sitio y no lo había hecho desde que mi madre falleció. Estaba decidida a
no sentir pena por mí misma. Tenía una cama para dormir esta noche. Mi
situación podría ser peor.
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Traducido por Lipi Sergeyev
S
tone había dicho que el edificio era histórico. No me había dado
cuenta de que eso significaba que el apartamento se vería como
algo de la época de Gran Gatsby. Era como si hubiera entrado en el
libro en sí. El exterior había sido impresionante y fiel a ese período de tiempo. Fue
sorprendente porque había imaginado algo más moderno por dentro, y
considerablemente menos impresionante.
—Esto es —dije girando en círculos tomando en la entrada de su
apartamento—, increíble. —Incluso los muebles, aunque la mayoría eran más
nuevos y pocos eran verdaderas antigüedades, se ajustaban al estilo
arquitectónico.
—¿Te gusta? —Había orgullo en su tono.
—¿A quién no le gustaría? —pregunté aun mirando todos los detalles.
—No estarás tan entusiasmada con todo cuando te des cuenta de que los
baños tienen esas viejas bañeras con patas en forma de garra en lugar de un
gran jacuzzi —dijo Presley con un suspiro, como si aquello fuera una verdadera
carga para ella.
Stone no respondió. Me preguntaba si ella le pagó el alquiler. Si vivir en este
precioso apartamento era gratis para ella, era increíblemente grosero de su
parte quejarse. Pensé que las bañeras con patas de garra sonaban geniales.
—¿Cuándo hiciste esto? Pensé que habías estado en la universidad en
New Hampshire hasta este verano. Sabía que había escuchado a Jasper hablar
sobre vivir en New Hampshire como compañeros de cuarto.
—Me gusta restaurar cosas antiguas. Es un hobby. Empecé hace dos años
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completados por contratistas con muchas llamadas telefónicas. Era difícil viajar
hasta aquí para verificar cosas. Sin embargo, venir aquí en vez de quedarme en
Manhattan era agradable.
Presley suspiró dramáticamente. Hacía mucho eso. —Me encanta
Manhattan. Odio a tu madre, pero amo la ciudad.
De nuevo, Stone la ignoró.
—Tú habitación será la tercera puerta a la izquierda —dijo Stone—. Hay un
baño conectado a él, y si puedes soportar las reliquias que lo decoran, es todo
tuyo —dijo lo último con obvio desdén. El comentario anterior de Presley no había
sido bien recibido.
—Gracias, Stone. Agradezco esto. De verdad lo hago. Y pasaré mañana
buscando un lugar para vivir. No seré un obstáculo.
Frunció el ceño. —Tienes mucho que descubrir. La habitación no está
siendo utilizada. Es tuya. Úsala. No te preocupes por un lugar en donde vivir en
este momento. Enfréntate a la otra mierda primero.
No miré a Presley para ver su respuesta. No sería tan agradable como él.
Ya me había dado cuenta de que ella no estaba loca por mí estando aquí.
—Clover viene de visita pronto. Ella necesitará un lugar donde dormir —
dijo Presley rápidamente—. Ella es mi hermana —añadió mientras disparaba una
mirada en mi dirección.
—Clover puede dormir en tu cama tamaño King contigo —le dijo Stone.
La autoridad en su voz era sutil pero inconfundible—. Esa habitación es de Beulah.
Presley inhaló bruscamente. —¿La estás follando? ¿Es eso? Jasper la echó
porque te atrapó con ella, ¿no? ¡No puedo creer que me hicieras esto! Nunca
me has arrojado una en la cara. Todas tus putas, incluso Margot…
—¡Eso será todo, Presley!
Salté, asustada por su orden fuerte. Presley rompió a llorar de inmediato. —
Siempre me lastimas. Siempre. Tu madre no cree que sea lo suficientemente
buena. Es eso, ¿no es cierto? —gimió.
—No el maldito drama. Jesús, guárdalo para tus amigos. No estoy de
humor para ello. —La voz de Stone era aún más fuerte de lo normal y enojada.
Como un padre hablando con un niño—. Ve a lamentarte a Fiona. Bebe vodka
o alguna mierda. Pero no aquí.
Presley me señaló. —¿Y dejarte a solas con ella? ¿Para follar en mi casa?
¡Tu madre también la odiaría! ¡Ella quiere que te cases con Margot! —El chillido
de su voz hizo estremecerme al igual que sus acusaciones.
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follar con alguien aquí, lo haré. Mi madre nunca tendrá voz en lo que hago o no
maldita sea. No te debo nada, Presley. Me debes mucho. Recuerda eso y
relájate. Preferiblemente no en este apartamento. —Stone se volvió hacia mí—.
Voy a tomar un whisky ahora. Presley a menudo me impulsa a beber en cortos
períodos de tiempo. ¿Puedo traerte algo o prefieres esconderte en el santuario
de tu habitación?
—¡Ves! Dices cosas como esas, y eres cruel. ¡Cruel, Stone! ¡Cruel! Actúas
como si no significara nada para ti. Al igual que tu padre…
—¡Por el amor de Dios, podrías tomar ese griterío y encontrar a un amigo
para castigarlo con eso —Él sonó fuerte de nuevo. Casi gritando.
Presley giró sobre sus talones y corrió hacia la puerta llorando. Después de
que cerró la puerta detrás de ella, él suspiró y sacudió la cabeza mientras
caminaba hacia la barra y tomaba un vaso del estante al lado.
—¿Quieres un trago? —preguntó de nuevo.
—No gracias. Creo que iré a la habitación.
—No te culpo.
Permanecí allí mirándolo tratando de entender por qué estaba en una
relación con una mujer a la que no parecía importarle particularmente. Él
tampoco era fiel y ella era consciente de eso. No era asunto mío. Él no había
sido más que generoso conmigo hoy. Pero el hombre duro y cruel estaba
parpadeando en sus ojos mientras Presley, tan irritante y malcriada como ella,
había gritado.
—¿Se encuentra bien? ¿Tu novia? No quería causar un problema con ello.
Debería haberla tranquilizado que no había nada con nosotros.
Él me miró y luego tomó un sorbo de whisky. —¿Presley?
Por supuesto, Presley. ¿De quién más estaría hablando? Sin embargo, no
dije eso, simplemente asentí.
—Ella estará bien. Es dramática. Es su naturaleza y siempre lo ha sido. Te
acostumbrarás.
¿Me acostumbraría a sus gritos y llanto? Lo dudaba. —¿Ella hace a
menudo esto?
Él sonrió y tomó un trago. —Hay varias razones por las que estaba
durmiendo en la casa de la piscina de Jasper. Lo que presenciaste fue una de
esas razones.
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Traducido por Mave
T
engo entendido que los hermanastros no son parientes de sangre,
pero pensar en Presley y Stone juntos sigue siendo preocupante.
¿Crecieron juntos en la misma casa? Porque si eso era cierto, su
relación era… bien… desagradable. ¿No es así? No podría decidir si estaba
siendo crítica o no. Tal vez debería ser más abierta de mente. Obviamente se
hallaban en algún tipo de relación. Su arrebato de ira cuando ella supuso que él
estaba durmiendo conmigo me llevó a creer que ella era su novia.
Si Stone intentaba distraer mis pensamientos de Jasper siendo mi primo y
que mi hermana no lo era sino la hermana de Jasper, entonces él acababa de
lograrlo. Pero solo por un momento.
Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos mientras me sumergía en la
gran bañera con patas.
Esta mañana me había despertado de un sueño. Fue una fantasía que se
disolvió abruptamente cuando me di cuenta de que amaba a un hombre que
no debería amar. Tuve sexo con Jasper, mi primo. Supongo que cuando lo miro
de esa manera, lo que había hecho era mucho peor que Stone y su hermanastra.
Jasper y mi madre eran hermanos. Mi estómago se revolvió ante la idea.
Tan pronto como me dieron la felicidad, me la arrebataron. Y había que
pensar en Heidi. Ella nunca sabría la verdad. Incluso si lo hiciera, no estaba segura
de que ella lo entendería. Mi madre fue nuestra madre. No importaba quién dio
a luz a mi hermana. Portia Van Allan puede haberla traído a este mundo, pero
fue mi madre quien la amó, protegió, enseñó y crio. Heidi extrañaba a mamá,
pero no pensaba en ella todos los días como yo. Ella encontró la felicidad en la
vida tan fácilmente. Siempre la envidié. Estar cerca de ella me hacía feliz. Incluso
23
si era por un corto periodo de tiempo.
Página
preparé para que Jasper me dijera más. Mirando hacia el baño desde mi
posición en la cama, decidí entrar y cerrar esa puerta. Ayudó a amortiguar sus
voces y me dio un poco de intimidad para recuperar fuerzas.
—Beulah ha tenido suficiente. Ella no es como tú. Su mundo es muy
diferente. Dale tiempo para trabajar en esto. Ella necesita encontrar su terreno
sin este drama adicional.
Me congelé al escuchar las palabras de Stone. No fueron halagadores,
pero fueron objetivos.
—Ella no es como nosotros. ¿No es eso lo que quieres decir? Porque eres
del mismo mundo que yo. Mira tu alrededor. —Jasper ya no gritaba, pero su
enojo aún era obvio.
—No. Mi mundo siempre ha sido diferente al tuyo. No te engañes a ti mismo.
Ahora vete. He tenido suficiente mierda por una noche. Necesito un jodido
descanso.
Esperé para ver si Jasper se marchaba. Me pregunté si haría lo que Stone
le pedía, o si seguirían luchando. Me vestiría y saldría para detenerlos si lo hacían.
No podía dejar que arruinaran su amistad por mi culpa. No era justo para ninguno
de ellos.
—Cuando estés lista para hablar, llámame. Siempre estaré aquí —dijo
Jasper con su voz levantada para que oyera dentro del baño, pero su tono no
sonó tan duro.
Me mordí el labio inferior para amortiguar un sollozo cuando las lágrimas
comenzaron a rodar por mi rostro otra vez. Su paso en retirada significaba que
este interludio había terminado. Él se estaba yendo. Escuché por más gritos, pero
no escuché nada. Después de varios minutos, fui al armario y encontré mi ropa
colgada en vez de mi bolsa de viaje. Parecían perdidas dentro del enorme
armario completo con un espejo de cuerpo entero y una lámpara de araña.
Mañana debía irme. Stone tenía razón. Este no era mi mundo. Necesitaba
dejar de vivir en esto. Hasta ahora solo me había traído tristeza.
26
Página
6
Traducido por Mave
E
l apartamento estaba tranquilo. Nunca escuché a Presley regresar
anoche y me había quedado dormida en el momento en que me
metí en la cama. Me había tomado mi tiempo para vestirme y
empacar mis cosas. Esperaba escuchar a alguien moverse en el departamento
esta mañana, pero eran más de las ocho y no se habían abierto o cerrado las
puertas. No hubo sonido en absoluto. Era silencioso.
Abrí la puerta del dormitorio lentamente y miré por el pasillo. Las luces
estaban apagadas. La luz del sol desde las ventanas grandes en todo el
apartamento proporcionaba suficiente luz para ver hacia dónde iba.
Me sentí extraña yéndome sin decirle nada a Stone.
Al final del pasillo, el olor a café se encontró con mi nariz. Pensé que me
encontraría con Stone o con Presley. Si fuera Presley, tal vez estaría más amable
al verme llevando mi bolsa de lona. Mi partida la habría puesto de buen humor.
Me volví, caminando en dirección al olor del café y encontré la cocina.
Stone estaba de espaldas a mí mientras miraba las noticias en un gran televisor
de pantalla plana en la pared opuesta a la puerta. Llevaba una camisa de vestir,
corbata y pantalones vaqueros. Sostenía una taza de café en la mano y fruncía
el ceño cuando las noticias informaban que a algún senador le gustaba un sitio
web porno en Facebook que se había vuelto viral.
Sus hombros eran anchos, pero su tamaño parecía pronunciado en la
camisa de vestir oxford ajustada. El chico de la piscina que había reído y bebido
con amigos no era el mismo hombre frente a mí. Este hombre tenía secretos. Él
era importante, o parecía serlo. Pensé que era un snob elitista y mimado.
Después de ayer, no estaba tan segura de ninguna de esas cosas. Él no estaba
27
Para mí.
7
Traducido por EstherMaslow
N
o quería que supiera que me había comprado pasteles, así que no
le hablé de mi conversación con Presley. Volví al dormitorio,
desempaqué mi bolso y lo esperé en la puerta. Salió de la cocina
con expresión de enfado.
—Nos llevaremos los dos coches por si Geraldine decide que encajas y te
contrata. Necesitarás tu auto para volver aquí esta noche.
Mis llaves ya estaban en mi bolso, así que asentí y lo seguí hasta la puerta.
Antes de que pudiera cerrar la puerta tras nosotros, el sonido de los tacones
haciendo clic resonó por el vestíbulo delantero mientras Presley corría hacia él.
—¡Que tengas un buen día, bebé! —dijo mientras se tiraba a su pecho.
Lo de la hermanastra fue todo lo que pude ver. Era perturbador, pero me
obligué a no pensar en ello. No sabía toda la historia. No le devolvió el abrazo y
eso la puso más desesperada. Empezó a besarle la cara.
Tomó ambos brazos en sus manos y la apartó de él. —Presley, por favor.
Sacó el labio inferior en un puchero. —¿Cuándo volverás?
—Cuando termine con mi día. Adiós. —Y con eso, se fue.
No la miré mientras caminaba detrás de él. Eso había sido incómodo. Y un
poco triste. Stone no fue cruel con Presley. Tampoco le dio el afecto que ella
quería o esperaba, que yo me di cuenta en algún momento que él debía tener.
Bajamos silenciosamente por las escaleras y salimos por las puertas del
estacionamiento. Sólo había otro coche estacionado allí, el Porsche rojo. Parecía
algo que Presley conduciría.
31
—¡Oh sí, sí, sí! Lo recuerdo. Estaba pensando que me gustaría teñirme el
pelo de rojo. ¿Ella puede teñir el pelo?
Se rió entre dientes. Una verdadera risa. Fue… increíble.
—Me gusta tu cabello. Del hermoso tono de platino que es. No cambiemos
eso.
Suspiró. —Muy bien. Lo dejaré así sólo para ti.
34
Página
8
Traducido por Lipi Sergeyev
G
eraldine nos llevó a una sala con dos sofás que se veían como
antigüedades caras, nadie debería verse sentado y dos sillas altas.
Había una chimenea hecha de mármol, sobre la que colgaba una
pintura de un hombre alto y apuesto, de cabello negro y mandíbula cuadrada.
Aunque parecía ser un retrato, era demasiado perfecto para ser un hombre real.
—Hay cinco habitaciones de huéspedes, cada una con baño privado. Los
tengo nombrados y necesitarás memorizarlos. Trataremos que sea hoy día. La
suite principal tiene dos baños y dos salas de estar. La cocina está en el pasillo a
la izquierda. El comedor que uso a diario está enfrente. El comedor formal para
entretención o fiestas se encuentran en el ala derecha más abajo. No es
apropiado tenerlo demasiado cerca de la cocina. Hay una biblioteca, una
oficina, un baño, un tocador, una terraza acristalada y esta sala que necesita
quitar el polvo, barrer y cosas similares todos los días. No puedo mantenerme al
corriente con todo esto ya. Dejé ir la ayuda después de que Víctor pasara
porque se interpusieron en mi camino. —Hizo una pausa y sonrió—. Ni siquiera te
ofrecí té antes de comenzar la descripción del trabajo. Lo lamento muchísimo.
Prometo que normalmente no soy tan grosera.
—Nos encantaría una taza —respondió Stone.
Ella nos sonrió a los dos. —Vuelvo enseguida.
Observé mientras caminaba con gracia desde la habitación,
desconcertada por su completo cambio de personalidad.
—Ella tiene sus momentos. Llegamos durante uno. En su mayor parte, ella
es linda con ello. Pero los hechizos como los llama, vienen y se pierde, se
confunde, se olvida, y a menudo piensa que son los años 50 y que vive en
35
L
os autos se encontraban por todas partes, mientras entraba
lentamente al pequeño estacionamiento afuera del apartamento de
Stone. Había un único lugar de estacionamiento junto al Rover de
Stone. Eso era extraño, ya que los autos estaban estacionados a ambos lados
del camino pavimentado con ladrillos que conducía al frente del edificio. Varios
bloqueaban los otros autos que estacionaban aquí regularmente.
Aparqué en el lugar y apagué el auto, luego escuché el sonido. Era música
y gente. Obviamente, Por eso, todos los autos llegaron aquí. Me estiré para
agarrar mi bolso del asiento a mi lado y luego bajé del automóvil. Caminando
hacia la puerta, oí más ruido y me di cuenta de que venía del techo. Alguien me
gritaba. Escuché—: ¿Hemos pedido algo de entretenimiento? —Y levanté mi
mirada para ver a un tipo sonriéndome con una botella de cerveza en la mano.
La puerta principal se encontraba desbloqueada. Entré al edificio y eché
un vistazo dentro de la puerta abierta del apartamento del primer piso. La gente
en el interior se reía, y había voces que provenían de más adentro del
apartamento.
Esto era muy diferente del tranquilo edificio que había dejado el día de
hoy. Me preguntaba si alguna de las otras personas que vivían en el edificio
alguna vez hayan estado en casa. Ya no me preguntaba más.
Un tipo con cabello negro que rozaba sus hombros y ojos marrones oscuros
salió por la puerta. Tenía el pelo recogido detrás de las orejas y estaba
ligeramente curvado cerca del extremo. Su mirada se fijó en mí y me detuve. No
estaba segura de sí debería presentarme o simplemente seguir caminando.
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—Debes ser Beulah —dijo mientras una sonrisa lenta y fácil se extendía por
Página
su rostro anguloso.
—Sí —respondí insegura de cómo lo sabía y me sentí un poco incómoda
de que no tenía idea de quién era.
—Soy Mack. Este es mi lugar. Escuché todo acerca de ti antes.
—Oh sí. Stone me dijo que tú y Marty viven aquí. Encantada de conocerte.
Una risa profunda y baja fue su respuesta, y me pregunté si había dicho
algo gracioso. No sabía lo que podría ser eso. Intentaba ser amable.
—Cuando las cosas se vuelven demasiado agitadas con la perra loca de
arriba, eres bienvenida a esconderte aquí. Ella te odia. Ella no tiene un motivo
real para hacerlo, pero después de verte, creo que lo he descubierto. —Su tono
era amistoso.
—Gracias… Creo —dije, no estando segura de sí debería aceptar que
Presley estaba algo fuera de su salud mental o no. Decidí ir con la verdad—. Tiene
una idea equivocada sobre Stone y yo.
Esa respuesta pareció complacerlo. —Es bueno saberlo. Cuídate ahora y
no seas una extraña.
Empecé a decir gracias, luego pensé mejor porque parecía redundante.
En cambio, lo saludé con la mano. Una pequeña charla no era lo mío.
Continué subiendo las escaleras solo para encontrar la puerta del segundo
piso abierta y más voces y una fiesta adentro también. ¿Todo el edificio estaba
de fiesta? ¿Esta gente no tenía trabajo de qué preocuparse el día de mañana?
Caminé hacia el tercer piso rápidamente antes de que alguien saliera por
la puerta para saludarme. Cuando llegué al último piso, esa puerta también
estaba abierta, aunque las voces no eran tan fuertes y no había música desde
adentro. No sabía a qué me enfrentaría ya que Presley ya había comenzado a
compartir su aversión por mí con los demás en el edificio. A Mack no pareció
importarle su opinión. Esperaba que los otros sintieran lo mismo.
Al entrar, vi globos plateados y una pancarta de Feliz Cumpleaños en la
entrada. ¿Todo el edificio estaba celebrando un cumpleaños? Podía escuchar
la risa procedente de la gran sala y la cocina, pero no me sentía cómoda
preguntando de quién era el cumpleaños. No me habían dicho que habría una
fiesta, por lo que supuse no estaba invitada.
Hice una pausa para decidir si debía dirigirme directamente a mi
habitación temporal o hacer aparición cuando vi movimiento por el rabillo del
ojo. Mirando por el pasillo, encontré a Stone allí. Estaba apoyado contra la pared
con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos fijos en mí.
39
Caminé por el pasillo para agradecerle por mi trabajo una vez más y
Página
Stone sonrió. Fue esa sonrisa lo que hizo que mi ritmo cardíaco se
convirtiera en un frenesí.
—Eso está mejor. Sonó real y no ensayado. Prefiero la honestidad. Brutal,
dura pero jodidamente real. Hay suficiente mierda en mi vida.
Se apartó de la pared y se paró frente a mí. Su cuerpo se alzaba sobre el
mío y su aroma era una fragancia oscura y tentadora que me hizo inhalar
profundamente.
—Confío en ti. Tienes un alma amable. Incluso cuando eres honesta, no es
cruel. Eso es raro en mi mundo. Debes saber que nunca me acercaré a ti. No me
abriré nunca a ti. ¿Entiendes?
Sus palabras pasaron de ser complementarias a otra cosa. ¿Pensaba que
yo quería que se acercara a mí? ¿Había emitido ese ambiente? Tal vez la forma
en que olía o la forma en que sonreía me hizo sentir mareada, pero no estaba
presionando. No esperaba nada más. Llegué a la conclusión de que su
comentario me había insultado.
—No recuerdo pedirte que lo hagas. Ya me enamoré una vez, y me hizo
añicos. No estoy buscando un reemplazo. —Mantuve mi voz fría y estaba
bastante orgullosa de mí misma por la forma en que respondí.
Se inclinó hacia abajo asegurándose de que mis ojos se clavaran en los
suyos. —No, no lo hiciste —susurró antes de enderezarse y caminar por el pasillo
hacia su habitación. Permanecí allí hasta que la puerta de su habitación se cerró
detrás de él. Él no se giró para mirarme. Él solo me dejó con esas últimas palabras.
Estaba enojada. No debería sentirme molesta con él. Le debía demasiado.
Pero su necesidad de ser brutalmente honesto no siempre era aceptable.
Especialmente cuando no sabía de qué estaba hablando. Él no podía decirme
lo que sentía.
Me giré, entré en mi habitación y cerré la puerta detrás de mí. Cerré la
puerta y gruñí de frustración.
¿Lo único que odiaba de sus últimas palabras? Me estaba forzando a
cuestionar involuntariamente mis sentimientos. Me preguntaba si me había
enamorado de Jasper. Si había tiempo para eso. En realidad, no conocía a
Jasper, realmente no. Me di cuenta de que me había engañado incluso si no
eran tan importantes. El problema era que me había engañado.
Dejé caer mi bolso sobre la cama, me dejé caer sobre la colcha y me
quedé mirando el techo. Cada momento que tuve con Jasper había sido
mágico. Él me hizo sentir como nunca antes. No quería pensar que nada de eso
41
no fue real. Se sintió real. No perdería esos recuerdos porque Stone era cínico.
Mis recuerdos con Jasper eran algo que nadie me estaba quitando.
Página
10
Traducido por EstherMaslow
L
a mañana siguiente me desperté viendo el reloj despertador antes de
que se apagara. Miré el reloj —sólo eran las cinco. Sentada en la cama,
escuché. Las gruesas paredes y puertas silenciaban la mayoría de los
gritos. Algunas palabras fueron claras, pero no sabía de qué se trataba. Volver a
dormir no sería posible ahora.
Mi primer pensamiento fue que era Jasper. Volvería aquí para hablar
conmigo.
Salí de la cama y bajé mi mirada al pijama rosa descolorido que mi madre
me había regalado para Navidad cuando tenía dieciséis años. Cambiarme de
ropa antes de salir a enfrentarme a lo que pasaba parecía una tontería. No me
importaba lo que cualquiera pensara de mi pijama. Especialmente Stone. Y
Jasper ya lo había visto.
Si era Jasper el que hacía una escena a las cinco de la mañana, ya era
hora de ocuparme de él. Stone había sido de gran ayuda y no debería pelearse
con su mejor amigo por mi estadía aquí. Esconderme de Jasper para siempre no
sería posible de todos modos. Había tenido un día entero para recuperarme. La
vida continuaría. Heidi siempre sería mi hermana. Y aparte de los Van Allan
pagando por su cuidado, no serían parte de su vida.
Abriendo mi puerta, respiré hondo para calmar mis nervios y prepararme y
luego me dirigí por el pasillo hacia las voces. Stone exigía que respetara su casa.
Me detuve y esperé. Tal vez estaba confundido. Pensé que había oído dos voces
masculinas, no la de Presley.
—Jesús, Stone, relájate. Siempre estás tan jodidamente molesto. Te hizo
una fiesta. Todos se fueron tarde. Se limpiará. —Dijo el otro chico.
42
Stone le disparó.
—¡Basta! ¡Sólo detente! ¿Por qué no puedes ser amable? ¡Siempre eres tan
malvado! —Presley se lamentó en voz alta.
Luego hubo silencio.
Quería volver corriendo a mi habitación, pero me había acercado tanto
que tenía miedo de que me escucharan si me daba la vuelta y volvía
caminando. Necesitaba esperar hasta que volviera a gritar.
—Vives aquí gratis. Cuando la perra de tu madre no quería saber nada de
la mocosa consentida que había criado, te acepté. Él no lo hizo. No olvides eso.
—Es una declaración injusta. ¿Siempre se pelean? Necesito un poco de
cafeína y una aspirina para lidiar con esto. —Dijo la otra voz.
—¿Injusta? Estabas casado con su madre. Te pilló follando con su hija y la
echó a patadas. No te pidieron que te fueras y te quedaste a pesar de las
circunstancias. —Las palabras de Stone abrieron mi mandíbula. ¿Había oído eso
correctamente?
—¡Déjalo, Stone! La mitad del maldito país se ha casado con su madre. —
Gritó el otro tipo.
—Sal de mi casa, Wesley. Si quieres esto, ve con él. Pero no hagas una puta
fiesta en mi casa, la destruyes y la usas como una forma de meter a este bastardo
bajo mi techo.
—¡Me lastimaste con ella! —gritó Presley.
Esperé, cubriéndome la boca en caso de que alguna otra bomba
demente fuera lanzada y terminé jadeando en voz alta. Tengo que moverme
pronto o uno de ellos saldría de la gran sala y me encontraría aquí.
—Necesitaba un lugar donde vivir. Le di un lugar. Lo mismo que yo hice por
ti.
—¿Y te la follaste como me lo hiciste a mí? —Presley le devolvió el tiro.
Hubo un suspiro. —Fue una vez, Presley. Estábamos borrachos. Me
sorprendiste desnudo en el jacuzzi. Soy un hombre y tú me estabas montando a
horcajadas frotándome tu coño en el polla. Confía en mí, me he arrepentido de
ese fallo de juicio desde el momento en que ocurrió.
—Eres un bastardo frío como tu padre. —Dijo el otro hombre.
—Dice el hombre que vivía de una mujer y se acostaba con su hija a sus
espaldas. ¿Qué pasó Wesley? ¿Te quedaste sin dinero o no encuentras otra mujer
descerebrada para mantenerte?
43
Me voy con Wesley. Él me amaba. Se preocupaba por mí. —Dijo Presley diciendo
las palabras como si fueran una amenaza.
Me eché atrás lentamente rezando para que nadie oyera mis pasos. Este
no era mi drama y no debí haber oído nada de él. Permanecer aquí tanto tiempo
había sido un error. Había estado congelada en mi lugar escuchando cada
palabra como si fuera un drama televisivo.
—Por favor, vete con él. No tienes dinero. Su profesión es vivir de mujeres
ricas. Buena suerte con todo eso. —Respondió Stone y empecé a apresurarme
mientras bajaba de puntillas por el pasillo.
—¡No lo conoces! —gritó Presley.
No hubo respuesta.
Volví a meterme en mi habitación y empecé a cerrar la puerta cuando se
detuvo justo antes de que el pestillo se cerrara. Una mano la tenía abierta. Mi
corazón literalmente se detuvo y me mordí el labio inferior.
—Confío en que eso haya respondido a tu curiosidad. —La voz de Stone
era seria. No tuve tiempo de decidir si estaba enojado o si debía responder. Su
mano se había ido y la presión de mi peso corporal empujó la puerta a cerrar
con un portazo.
Salté hacia atrás y miré a la puerta con incredulidad. Me había pillado.
Pero no estaba molesto. Al menos no pensé que lo estaba. Eso fue grosero de mi
parte al escuchar. Incluso intrusivo. Le debía una disculpa. Podría haber
intentado escapar antes.
Algunas puertas más se cerraron de golpe. Presley gritó cosas. Me apresuré
al baño a ducharme y vestirme para el día. Tendría que enfrentarme a Stone y
disculparme en algún momento.
Necesitaba pensar en cómo decirlo.
Mientras el agua corría por mi rostro, la imagen de Stone desnudo en un
jacuzzi apareció en mi cabeza sin ser invitada y traté de apartarla. No quería
pensar en Stone desnudo, pero la imagen no se iba. Lo había visto sin camisa.
Sabía lo impresionante que era su cuerpo.
Frustrada, tarareé la canción favorita de mi madre de Elvis Presley y traté
de concentrarme en la letra. Traté de imaginarme cualquier cosa menos la
imagen que mi mente seguía mostrando. Cuando mi cuerpo cosquilleó al
recordar sin querer la descripción de Stone de ser montado desnudo, me cubrí
la cara, horrorizada por mi reacción y mis pensamientos. ¿Cómo me excitó eso?
44
¿Estaba enferma de la cabeza y sólo ahora me doy cuenta?
—No soy una enferma, no soy una enferma —repetí en voz baja hasta que
Página
G
eraldine vino a la puerta con un bikini de rayas rojas y un gran
sombrero de paja, llevando un vaso de Martini lleno de leche. Por
un lado, estaba un poco sorprendida. Por otro lado, estaba
agradecida de que ella se preparaba sin pensar para un viaje inexistente al
Caribe porque me ayudaba a ahogar mis pensamientos.
Estaba limpiando la cocina después del almuerzo cuando Geraldine
finalmente salió de su hechizo.
—¿Por qué estoy usando este bikini? —preguntó ella.
Me giré de cargar el lavavajillas para verla envuelta alrededor de una
toalla y su sombrero se había ido.
—Estabas empacando para un viaje al Caribe —le dije.
Ella suspiró y puso los ojos en blanco. —Querido Dios, si alguna vez vuelvo
a visitar ese lugar, no me dejes usar esto. Mis muslos han visto días mejores.
Sonreí. —Pensé que te veías genial en eso. Esperaba tener su actitud sobre
la vida cuando fuera mayor y mi cerebro se dispersara.
—Gracias. Pero confía en mí. Hubo una vez hace mucho tiempo que hacía
girar cabezas —dijo con orgullo.
—Te creo.
Ella devolvió mi sonrisa. —Creo que tengo que desempacar. Si pudieras
regar el jardín mientras guardo las cosas, sería maravilloso.
—Sí, por supuesto.
45
Ella comenzó a irse, luego se detuvo y me miró. —Eres una buena chica.
He conocido muchas bellezas. Muchas que han entrado y salido de la vida de
Página
Stone. Pero nunca me encontré con una con tu espíritu o corazón. No te rindas
con él.
Abrí la boca para decirle que Stone solo me estaba ayudando y que tenía
una idea equivocada sobre nosotros. Sin embargo, ella había salido de la
habitación y sus pasos resonaban en el pasillo antes de que pudiera reunir mis
palabras para responder.
Seguramente Stone le había explicado nuestra situación. No querría que
ella pensara que había algo entre nosotros. Su mente estaba dispersa. Tal vez se
encontraba confundida nuevamente pensando que yo era una chica de su
pasado. Esa idea me entristeció. Stone no era un hombre ideal con quien pasar
la vida. Es duro, franco y cruel a veces. Miraba por debajo de la nariz a los demás
y es cerrado. Pero también tenía un punto débil. La idea de una chica
lastimándolo hizo que me doliera un poco el corazón, solo un poco.
***
—Estaré allí —le aseguré y apagué los rociadores que estaban listos para
Página
terrible. Jasper y Stone eran tan cercanos como hermanos. No fue hasta después
de irme que me di cuenta de lo cerca que eran. Stone y Jasper no tenían mucha
familia por lo que pude ver, y no se perderían el uno al otro por mí.
—Entonces veamos qué quiere nuestro invitado —le dije con una sonrisa
que no era genuina.
Ella me estudió y luego suspiró. —Esto no es bueno —murmuró—. Vámonos.
Con Geraldine a mi lado, caminamos hacia el salón, y comencé a
entrenarme mentalmente para enfrentarlo. Tenía que hacer esto sin ninguna
grieta o colapso por el bien de Geraldine. Quizás por mi bien también.
Cuando llegamos a la puerta, Geraldine se puso delante de mí casi
protectora. —La traje, pero se supone que no deberías estar aquí. Lo había
olvidado. Entonces no te dejaré solo. Stone no me dio ningún detalle sobre la
situación y sé que ustedes chicos están cerca. Si él piensa que no deberías estar
cerca de Beulah, entonces debió ser una buena razón.
Los ojos de Jasper no estaban en Geraldine, estaban encerrados en mí.
Me dolió el pecho al verlo. Me sorprendió que no fuera tan doloroso como había
temido. No me importaba lo que dijo Stone, amaba a Jasper. O lo hice. La forma
en que sentía por él había cambiado. Mis sentimientos tuvieron que cambiar con
la verdad. Era una Van Allan y el hermano biológico de mi hermana. No estaba
amargada de que mi hermana no tuviera la vida privilegiada que Jasper tenía
porque le habían dado algo mucho mejor. Sentí pena de tener que crecer con
esos monstruos como sus padres.
—Stone no me permite entrar al edificio. No respondes mis llamadas o
mensajes de texto. No sabía de qué otra manera hablar contigo. —La súplica en
su voz era difícil de ignorar.
—Stone está tratando de protegerte. Tienes que aceptar la verdad y
admitir las mentiras, entonces quizás podamos hablar. En este momento, es
demasiado fresco, demasiado doloroso.
Jasper dio un paso hacia mí, y Geraldine dio un paso hacia él como una
advertencia silenciosa. A ella no parecía importarle que Jasper fuera un pie más
alto que ella. Ella mantuvo la cabeza en alto y lo miró con determinación.
—Gerry, sabes que no la lastimaré. Solo necesito hablar con ella.
Geraldine negó con la cabeza. —Estás hablando, pero no te estás
acercando. Se suponía que no debía dejarte entrar.
Jasper levantó sus ojos para mirarme. —Quiero una prueba de ADN para
Heidi. Y también estoy haciendo una por mí. Yo… Demonios, no sé lo que mis
padres fueron capaces. Si Stone tiene razón… Jesús, podría ser un bastardo de
48
simplemente aceptar lo que Stone cree es verdad. Dios sabe que mi madre no
puede decir la verdad. Ella todavía se está protegiendo a sí misma. Ella siempre
lo hará.
Heidi no necesitaba un examen de ADN. La asustaría o la confundiría.
Negué con la cabeza. —No molestaré a Heidi.
Dio otro paso en mi dirección. —Ella nunca sabrá. Necesitamos un hisopo
de su boca y un mechón de cabello. Nada más. Si ella es una Van Allan,
entonces ella merece la herencia que es legítimamente suya.
—¡No! Ella es una Edwards. Mi madre —sentí la emoción obstruir mi
garganta por lo que era difícil hablar—, mi madre… fue nuestra madre y ella
siempre lo será. Heidi necesita saber nada más que eso. ¡No te dejaré enfrentarla!
Nada es más importante que Heidi. —Estaba hablando en voz alta, mi corazón
latía en mi pecho por otras razones que no fuera ver a Jasper. Era miedo de no
poder proteger a Heidi si ella era una Van Allan.
—Nunca, nunca, la lastimaría. Ella nunca tendría que saber nada más de
lo que hace ahora. Pero… Me gustaría tener permiso para visitarla. Si ella es mi
hermana, entonces me he perdido de eso. Nunca tuve un hermano. Quiero
saber del mío.
Mi garganta se estaba cerrando, y mis manos se sentían sudorosas. Negué
con la cabeza y me alejé de él. El pánico causaba que mi visión se nublara. Esto
no estaba sucediendo. Si no tuviera ningún derecho sobre ella, si descubrieran
que ella no era mi hermana… podría perderla. Podrían alejarla de mí. Podrían
llevarla a donde quisieran, y ella me necesitaría. Ella estaría asustada y
confundida.
No podía respirar. No podía respirar.
49
Página
12
Traducido por Ezven
A
ntes de que pudiera tener un total ataque de pánico, la puerta de
entrada se abrió de un golpe.
—¡Jasper! —El rugido de Stone resonó en la casa. Di un salto,
moviendo mi cabeza hacia los lados para verlo dar pasos largos y rápidos hacia
el salón con una expresión de furia en el rostro. Nunca lo había visto demostrar
este tipo de emoción. Por un momento, salí de la crisis total que estaba teniendo
a causa de mi hermana.
Su mirada osciló hacia mí, y su expresión se suavizó.
—¿Estás bien? —preguntó, su tono aún duro.
Busqué la manera de simplemente asentir, porque no estaba segura de sí
estaba bien, y me daba miedo decirle otra cosa.
—No, se siente muy mal. Ni siquiera estaba respirando. Es toda mi culpa.
Yo lo dejé entrar. Lo olvidé. Pensé que había venido a visitarme. —Geraldine
estaba alterada y yo había fallado en mi intento de mantenerla tranquila. Había
olvidado mi decisión de tratar esto con calma y hacer que fuera inofensivo para
ella cuando él dijo que quería hacer una prueba de ADN a Heidi.
Mi respiración volvió a entrecortarse, recordándome lo que podría pasar.
Qué tan fácilmente mi mundo podría ser alejado de mí. Heidi era todo lo que
tenía.
—Jesús, te has puesto pálida —dijo Stone mientras se acercaba a mí en
tres rápidos pasos y me estudiaba. Su expresión feroz no fue suficiente para evitar
que las lágrimas brotaran de mis ojos—. ¡Fuera! ¡Ahora! ¡FUERA! —Volvió a rugir
Stone mientras encaraba a Jasper. Comenzó a avanzar hacia Jasper con tanta
50
Frunció el ceño.
Página
—Las peores. Solo las peores personas podrían hacer algo así. —Su voz era
apenas poco más que un susurro.
—Ella es la mejor persona que conozco —solté repentinamente,
necesitando que Geraldine supiera que Heidi no era para nada como sus padres.
—La forma en que la amas es un testamento de ello. Dime. ¿Por qué
estaban disgustados como para deshacerse de la bebé de una manera tan
engañosa?
Stone confiaba en Geraldine. Y ella obviamente conocía a los Van Allan y
lo había hecho por un largo tiempo si recordaba el nacimiento de Heidi. Con
suerte este se volvería mi trabajo. Estaría aquí por años por venir con ella.
—Heidi tiene síndrome de Down —dije, sabiendo que eventualmente
Geraldine se enteraría de cualquier modo.
Asintió.
—Debí haberlo adivinado cuando hablaste sobre ella antes. Ese tipo de
alma tan hermosa usualmente viene de un niño. Me alegro de que la madre que
amaste con tanto cariño haya sido también la suya. Portia Van Allan es… —Hizo
una mueca y dijo—: Mala hierba.
—Es la hermana de mi madre —expliqué.
Geraldine me observó durante un momento antes de que su expresión se
suavizara.
—Dos hermanas totalmente diferentes. En mi opinión, Dios trajo al mundo
a dos preciosas chicas y quiso que las criara una mujer que mereciera que la
llamaran mamá. Heidi estaba destinada a estar con tu madre. En tu corazón y
en el de Heidi, siempre lo estará. No importa lo que los Van Allan decidan hacer
o decir.
Se giró para hacer nuestro té y observé su espalda sintiendo algo de paz
por sus palabras. Geraldine era una mujer única. Quería ponerme de pie,
abrazarla y agradecerle por haber dicho aquello. Por escucharme. Por darme
este trabajo.
Se dio la vuelta con una expresión de sorpresa en el rostro.
—¡El árbol de navidad debería llegar hoy! Ni siquiera he preparado la sidra
aún. ¿Crees que podamos hacer algunas guirnaldas con palomitas de maíz
luego? No quiero que el árbol esté vacío. Victor necesitará los adornos que están
en el ático. Tengo algunos antiguos, sabes —mi madre tenía adornos hermosos
hechos a mano. Exquisitos, diría. Gloriosos. Deberás tratarlos con cuidado. Pero
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ya verás —continuó divagando, dejando el té olvidado en la encimera, y
comenzó a buscar en la despensa los materiales para hacer la sidra.
Página
—¡No tenemos nada! ¡No estoy para nada lista para las fiestas! Claudia
tendrá que llevarme a la ciudad. ¿Qué es un árbol sin el aroma a tarta de
arándanos en el horno? —Sonaba como si estuviera en pánico mientras salía de
la cocina.
Di un salto y la seguí, sin estar segura de lo próximo que haría.
La gran puerta de entrada se abrió de un golpe, y Stone entró con el ceño
fruncido. Frenó cuando vio a Geraldine acercarse a él con rapidez.
—¡Oh, Stone! Estás aquí. Bien, bien, puedes ir a buscar los adornos. Están
en el ático donde los empaqué el año pasado. El árbol estará aquí dentro de
poco. Claudia me llevará a conseguir la sidra y tarta de arándanos en la ciudad.
¡Estaremos festivos en nada de tiempo! ¡Tú sólo espera y mira! —Aplaudió y dio
un pequeño salto.
Los ojos de Stone se movieron desde ella hacia mí.
—Parece que es diciembre —dijo, arrastrando las palabras.
Asentí.
—¿Estás bien? —preguntó.
—Sí. Ya me he recompuesto. Perdón por venirme abajo.
Él no pareció satisfecho con mi respuesta.
—Jasper no volverá. No habrá examen de ADN.
El suspiro que solté me trajo un gran alivio. —Gracias.
—Cuando estés lista para hablarle, dímelo.
—Está bien.
—Ven Claudia, querida, tenemos que ir a la ciudad —dijo Geraldine
mientras se movía en círculos buscando algo—. ¿Dónde está el perchero? Tenía
uno aquí al lado de la puerta. No podemos salir con este clima sin nuestros
abrigos, bufandas y gorros. —Estaba angustiándose de nuevo.
—Gerry, estamos a finales de julio y hace treinta y siete grados afuera. No
necesitas un abrigo, y tampoco salir a buscar sidra.
Ella pareció confundida.
—Oh. Supongo que tengo que avisarle a Claudia —murmuró y se dio la
vuelta para alejarse.
Cuando entró a la biblioteca, Stone posó su vista sobre mí.
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—Claudia murió de cáncer en 1983. Era su hermana menor.
Página
L
uego de todo lo que había sucedido hoy, casi me había olvidado
acerca de mis escuchas a escondidas cuando no debería haberlo
hecho aquella mañana. Inventar todas las excusas en el universo para
explicar por qué me quedé allí y escuché la pelea entre Presley, Stone y este
chico Wesley no tenía sentido. Sabía la verdad. Había querido comprender la
relación de Stone y Presley. Había esperado más de lo que realmente era. No
debería haber sido tan entrometida, pero debía admitir que estaba aliviada.
Pensar demasiado en la razón por la que me encontraba aliviada, sin
embargo, era incómodo. No quería hacerlo. Jasper era suficiente para
mantenerme alterada y despierta por las noches. No necesitaba sumarle nada
a ello. Podía ignorar la curiosidad que me causaba Stone.
El vehículo de Stone estaba estacionado fuera, pero el de Presley ya no
estaba. Saber que entraría al apartamento sin que ella estuviera allí era
agradable. Me hacía sentir tensa. Me daba la sensación de que hacía que la
mayoría de la gente se sintiera tensa, tanto hombres como mujeres. La mujer se
hallaba sobre la cima.
Mientras llegaba al segundo piso la puerta del apartamento allí se abrió, y
una morena alta y cimbreña salió de él. Era todo lo que veías en caras de belleza,
publicidades de moda, comerciales y vallas publicitarias. Rasgos exóticos y
ordenados de manera perfecta era la única manera de describir su rostro.
Bostezó como si acabara de despertarse a las siete de la tarde. Los pequeños
shorts y el crop top que estaba usando eran del tipo que verías en una corredora.
Su cabello estaba atado en una cola de caballo. El color único de sus ojos verdes
se fijaron en mí y ella se frenó.
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—Gracias —dijo y apoyó su pierna increíblemente larga sobre la pared y
Página
comenzó a estirar.
—¿Perdona? —respondí completamente confundida.
Me observó y luego tocó su rodilla con la nariz.
—Te estoy agradeciendo. Eres Beulah Edwards, ¿correcto?
Hice una pausa. Luego asentí antes de percatarme de que no me estaba
mirando para ver mi respuesta.
—Sí —verbalicé.
Cambió de pierna y prosiguió estirándose.
—Sacaste a la perra loca de aquí. Todos te debemos un agradecimiento.
Solo te estoy dando el mío.
No sabía si ella era Chantel o Fiona, pero sabía que aquellas eran las dos
que alquilaban a Stone un apartamento. Era buena recordando nombres.
Simplemente no había conocido a ninguna de las dos. También había asumido
que eran amigas de Presley por la manera en que había hablado sobre ellas el
día que llegué.
—No hice nada, fue Stone. Discutieron —expliqué, tratando de decidir si
sería grosero preguntarle quién era, ya que ella sabía quién era yo.
La muchacha dejó caer su pierna y comenzó a curvar su cadera con sus
manos sobre su cabeza. Esta vez me miró directamente.
—Han tenido discusiones, peleas, gritos malditamente ruidosos un montón
de veces. Pero esta es la primera vez que empaca sus cosas y se va. Estás aquí.
Así que es gracias a ti. Llámalo una victoria. Todos te damos el crédito.
No sabía a quienes se refería con “todos”. Tampoco tenía nada que ver
con que Presley se hubiera ido. A no ser que tuviera en cuenta que ella creyera
que me estaba acostando con Stone. Pero muchas mujeres se habían acostado
con Stone. No debería haber sido quien la hubiera mandado a empacar.
Especialmente porque no me había, de hecho, acostado con Stone.
La puerta detrás de ella se abrió y un rostro familiar que me tomó un
momento reconocer apareció.
—¿Tienes tampones? —preguntó, su mirada moviéndose desde la chica
hasta mí. Se enderezó y dio un paso hacia fuera al tiempo que el reconocimiento
se hacía notar en su rostro. Me señaló—. La empleada doméstica de Jasper —
dijo con sus ojos como platos.
—Jesús, Shay. Grosera como la mierda —murmuró—. Ella se deshizo de
Presley.
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algo que les diera dinero. No creía que un bombero pudiera costear el alquiler
de este lugar con su salario.
—Comí antes de salir del trabajo, gracias. Fue agradable volver a verte —
respondí.
Ella asintió. —Sí. Lo mismo. Gracias por deshacerte de la perra. Estaba loca.
No vivo aquí, pero estoy aquí lo suficiente para detestar verla. La encontré con
Dan en su estudio una tarde cuando comencé a trabajar para los Elswoods.
Nunca dije nada, pero no soy fanática suya desde entonces. Claire no es la más
cálida o más agradable mujer de la Tierra o de una habitación con otras diez
personas, pero nadie se merece que le engañen. Mantengo mis distancias con
Dan —sonrió—. Bueno, estoy segura de que eso es demasiada información. Ten
una linda noche. Necesito conseguir sustento antes de dormir.
—Sí, tú también —respondí incómodamente mientras bajaba las escaleras
hacia el apartamento de los chicos.
Este lugar era como vivir en un drama de televisión.
57
Página
14
Traducido por Yira Patri
S
abía que podría ir y venir como quisiera en el apartamento. Era mi
hogar temporal por ahora. Difícil estar cómoda porque sentía que
estaba entrometiéndome en el espacio personal de Stone. Decidí que
entraría silenciosamente y me iría a mi habitación. Después de todo, necesitaba
disfrutar de la paz que podía con la ausencia de Presley.
Lo que no esperaba era que el lugar oliera como el ajo, la mantequilla y el
cielo cuando entré. Cerré la puerta suavemente detrás de mí, miré hacia la
cocina y escuché rock clásico en el sistema de sonido y el ruido que solo podía
significar que alguien estaba cocinando. No me sorprendió que Stone pudiera
cocinar. Jasper había mencionado su talento culinario una vez. Sin embargo, fue
sorprendente verlo haciendo algo tan doméstico. Por más curioso que fuera, no
entraría allí para verlo en acción por mí misma. Necesitaba espacio personal,
especialmente después del día que había tenido.
Voltee y me dirigí al pasillo justo cuando el “pájaro libre” de Lynyrd Skynyrd
comenzó a reproducirse. Me gustó su gusto en la música. Si toda la casa tendría
esta música, era una opción agradable.
Cuando mi mano tocó el pomo de la puerta y estaba a punto de girar
para escapar a mi habitación, su voz me detuvo. —Es grosero no decir hola.
Especialmente cuando alguien está cocinando la cena para ti.
Solté la manija de la puerta y miré hacia él. Estaba parado al final del
pasillo con un delantal blanco atado a su cintura, una camisa de manga corta
de algodón negro y jeans. Sus pies descalzos y bronceados completaron la
imagen. Mis palabras flaquearon mientras lo miraba. No parecía molesto, y su
expresión no era tan oscura como solía ser. La tensión en sus hombros estaba
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ausente. Estaba relajado, y eso era tan fuera de lugar como atractivo. Tal vez
Página
en su dirección en busca de simpatía. Incluso si esto era todo por Jasper, estaba
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1
Es el nombre de uno de los platos más típicos de la cocina polaca. Consiste en pasta rellena de
diferentes tipos y variedades de vegetales.
—Gracias por preparar la cena —respondí simplemente. Decir más era
innecesario. Él había dicho todo lo que necesitaba decirse.
—De nada. Me diste una razón para cocinar. Lo he echado de menos.
Jasper le había dado una razón para cocinar. Ese pensamiento apareció
tan rápido que casi sonó amargo en mi cabeza. Puse una mano sobre ese
pensamiento mentalmente y lo aplasté. Yo no era esa chica. Nunca lo había
sido, y no comenzaría ahora. Stone no era mío, y no estaba destinado a ser mío.
Mi confusión fue porque sentía sentimientos tan fuertes por Jasper. Mis emociones
borraban las líneas, confundían las cosas.
—Ponte cómoda. Serán unos minutos más. La cena aquí no es formal. Estoy
descalzo, y la mesa del balcón no tendrá un mantel. Usa lo que quieras.
Dicho eso, caminó de regreso a la cocina. Esperé hasta que se fuera antes
de dejar escapar un suspiro. Desde el primer día Stone me hizo sentir incómoda,
nerviosa y enojada. El alivio, la gratitud y el extraño revoloteo en mi pecho al
verlo ahora mezclado con esas otras emociones estaba haciendo que esto fuera
demasiado. Si pudiera detener ese maldito revoloteo. Si no lo tomaba como si
estuviera tomando una bebida fría de agua en un día caluroso cuando lo veía,
todo esto sería fácil de tratar. Era bueno para ajustarme. Yo era una luchadora
pero esto... esto era diferente, luchar contra mi atracción por un hombre que no
quería que me atrajera no era una de mis fortalezas, al parecer.
Mi sentido común decía que era el mejor amigo de Jasper y que solo lo
ponía fuera de mi alcance. Stone no era el tipo de hombre por el que una mujer
debería enamorarse, ni en el amor ni en la lujuria porque, de hecho, carecía de
emoción. A menos que estuviera mirando a Geraldine. O cuando permitió que
su hermanastra lo volviera loco porque no tenía hogar. O cuando intervino una
y otra vez para evitar que Jasper se causara dolor o daño. Aparte de eso... él era
fuerte.
Frunciendo el ceño ante mi pensamiento, entré en el dormitorio y dejé
caer mi bolso en la cama antes de ponerme un par de mallas negras y una gran
sudadera gris que decía Irlanda en color verde en toda la parte frontal. La
compré por un dólar en una tienda de segunda mano hace tres años. Era suave
y gastada. Cuando me sentí perdida dentro, me abrasé en su calidez.
Dejé mis pies desnudos y me dirigí a la cocina. La música había sido
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la cocina.
Entrando en la cocina, mi mirada fue inmediatamente hacia Stone. Estaba
llenando un plato con lo que parecía una pasta de masa hervida y ensalada. Su
mirada subió hacia la mía y una sonrisa complacida tocó sus labios. —Creo que
salió bien. Sin embargo, te dejaré ser la juez de eso. No he hecho esto en años.
Eran uno de los favoritos de Gerry cuando era un niño. Ella me enseñó a hacerlos.
Nuevamente, cuando dijo su nombre pude escuchar el amor claramente
en su voz. No podía decir que Stone siempre fuera insensible y duro como su
nombre lo sugería, porque la forma en que él se sentía por esa anciana mujer
desestimó su actitud gruñona.
—Se ve delicioso —le aseguré. También olía delicioso.
—¿Alguna vez has comido pierogi? —preguntó dejando un plato y
tomando el segundo. Sus ojos todavía estaban en mí.
—No —admití.
—Bien —dijo mientras terminaba de preparar el plato—. No tendrás nada
para comparar. Menos presión sobre mí.
—Si saben tan bien como huelen, estoy segura de que será maravilloso.
¿Puedo ayudarte a hacer algo?
—El vino. Por lo general, tengo un chardonnay con el pierogi carbonara.
Un sauvignon blanc es bueno también. Pero mantente alejada de los rojos.
Nunca disfruté la combinación.
No tenía idea de cómo elegir el vino. Incluso cuando me dijeron qué tipo
de elegir. Todos eran iguales para mí. Pero no dije mucho. En cambio, fui a la
gran estantería de vinos al lado de su barra y busqué cualquiera de los dos vinos
que mencionó. Pensé que iría con la primera que encontrara. Diferentes
bodegas significaron poco para mí.
Echando un vistazo a los vinos, solo vi rojos. Entonces recordé que los Van
Allan mantenían sus blancos en una nevera de vino. Busqué una y la encontré
detrás de lo que parecía ser una elaborada puerta de armario. Los vinos blancos
refrigerados se alineaban en los estantes del interior. Rápidamente encontré un
chardonnay, lo saqué y me encontré con Stone en la entrada. Ambas manos
estaban llenas. —Las copas y el abridor de vino ya están sobre la mesa. Tómalos
allí. Estoy justo detrás de ti.
Empecé a girar cuando sus ojos se dirigieron a la botella y se rió entre
dientes.
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Eché un vistazo a la botella preguntándome qué había hecho que fuera
divertido. Cuando él no dijo nada más, lo miré. —¿Qué pasa? ¿Dijiste
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Página
E
l sabor del vino fresco y crujiente me sentía bien en mi lengua. Lavó
perfectamente la deliciosa comida. Stone explicó que las albóndigas
rellenas eran populares en Europa del Este. También me habló del
proceso para hacerlas. Geraldine había sido enseñada por una amiga polaca
de ella cuando era una mujer joven. Comí y le escuché hablar. Mientras el vino
me relajaba, el sonido de la voz de Stone se hizo más rico, más grueso y atractivo.
Eso no era algo bueno. Lo sabía, y luché contra ello hasta que mi tercera
copa de vino hizo simplemente no preocuparme. No era mi culpa que Stone
tuviera una voz agradable. Tuve que aceptarlo y seguir adelante con mi vida.
Ahora mismo, sin embargo, me gustaría escucharlo hablar. No lastimaba a nadie.
Una vez que la comida fue limpiada de mi plato y mi tercera copa se
hallaba casi vacía, el dolor que venía con los pensamientos de Jasper se había
ido, al igual que mi temor constante de perder a mi hermana. Confié en Stone.
Dijo que no la perdería y le creí. No tenía motivos para pensar que estaba siendo
deshonesto. Era un buen hombre. A veces también era un bastardo. Pero en el
fondo era bueno.
—No, no lo hago, Beulah —respondió.
Fruncí el ceño preguntándome de qué estaba hablando. ¿Había dicho
algo en voz alta?
—¿Eh? —le pedí una aclaración.
—En el fondo soy el mismo. Frío, duro, indiferente. No confundas mis
acciones con nada más.
Lo había dicho en voz alta. No mencionó la parte bastarda, así que
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lo pidiera.
—No estoy de acuerdo. Te he visto con Geraldine. Sé que tienes un
corazón. Tú la proteges y cuidas de ella. Le das esa sonrisa que otras mujeres
nunca reciben. Entonces hay una forma de proteger a Jasper de sí mismo. Tienes
tus problemas, pero nadie te ayuda o parece que te importa.
Cerré la boca de golpe al darme cuenta de que estaba diciendo
demasiado y el vino fue la razón.
—Me necesitan. No los necesito. No necesito a nadie.
—Todos necesitan a alguien —repliqué.
—No, Beulah. Ellos no. Algunos de nosotros somos lo suficiente fuertes.
Nadie era lo suficientemente fuerte como para no necesitar a nadie.
—Necesitas que te necesiten. Necesitas que Geraldine y Jasper te
necesiten. Eso es lo que te da paz. Te da un propósito. Tal vez no seas débil al
necesitar que te rescaten de la forma tradicional. Pero necesitas ser fuerte. Eso
es lo que te salva.
Al oír las palabras que salían de mi boca, lo entendí mejor. Es extraño cómo
un poco de vino Target puede hacerte ver cosas que te faltaban.
Stone se levantó y recogió nuestros platos.
—Creo que eso es suficiente para los dos. Buenas noches, Beulah. Espero
que hayas disfrutado la cena y duermas bien —dijo Stone mientras entraba con
los platos vacíos. Me quedé mirando la puerta mientras se cerraba detrás de él.
Mi trasero aún estaba firmemente plantado en la silla. Hice una observación muy
buena y se había ido. Sólo así. ¿Lo había enfadado? ¿Por qué llegó a decir lo
que quería y luego se fue cuando se dijo algo que no le gustaba?
¿No se le permitía tener una debilidad? ¿Incluso si necesitaba ser fuerte
para alguien más? Todavía era una necesidad. Todos teníamos necesidades.
Me levanté rápidamente empujando mi silla hacia atrás mientras lo hacía.
Mi equilibrio estaba un poco desequilibrado, pero lo ignoré. Tenía una misión. Se
lo diría a Stone.
La cocina era mi destino y me acerqué a ella con determinación.
Tormenta dentro de mi expresión feroz. Lista para hacer que Stone me oyera que
apenas había entrado cuando dije en voz alta.
—Es humano necesitar algo. Eres un humano. Necesitar ser necesitado es
permitido. —Terminé eso con mis manos firmemente plantadas en mis caderas
mientras me concentraba en Stone.
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Estaba en el fregadero del otro lado del mostrador donde había estado
lavando los platos. Nos quedamos ahí parados. Sus ojos se fijaron en los míos.
Página
Nadie dijo una palabra y el tiempo se sentía como si pasara lentamente y Stone
nunca iba a hablar. Pero su mirada me mantuvo allí. Inmóvil. Preocupada de
que debería haberme acostado y no estar tan decidida a probar un punto. El
maldito vino. Una copa habría sido suficiente.
Justo cuando empecé a pensar que nos quedaríamos allí toda la noche
en este concurso de miradas fijas esperando a que el otro se rompiera, se movió.
Caminó alrededor del bar y se acercó a mí. No pensé que me lastimaría, aunque
el ceño fruncido de su cara me preocupaba cuanto más se acercaba a mí.
Cuando pensé que pasaría junto a mí todavía frunciendo el ceño, se
detuvo a centímetros de nuestros cuerpos tocándose. Inhalé bruscamente,
preparándome para cualquier cosa dura y posiblemente cruel que estaba a
punto de soltar.
—Tienes razón. Es humano necesitar. Es parte de nuestro defecto. O
debilidad —comenzó. Su voz era profunda y oscura. Temblé, pero no quise
alejarme—. Pero eso no es una maldita necesidad. Es parte de mi vida. Una parte
que acepté hace mucho tiempo. Necesito. Sí. Necesito algo que no puedo tener.
Eso es lo que necesito, Beulah. Lo que necesito y quiero para mí son dos cosas
diferentes.
Sus palabras eran como un acertijo, pero olía tan bien y el calor de su
cuerpo estaba tan cerca que no me importó por el momento. Podría seguir
hablando con acertijos, yo seguiría escuchando.
Stone cerró aún más del pequeño espacio que quedaba entre nosotros.
—Ahora mismo, necesito que vayas a tu habitación y cierres la puerta con
llave. —Su tono fue amenazador, y volví a temblar.
Se inclinó hasta que su boca estaba en mi oreja. Cerré los ojos y lo tomé.
Su presencia. Su fuerza. Su olor.
—Ve a tu maldita habitación. Ahora. —Aunque sus palabras no fueron un
grito. Eran una demanda. Retrocedí y lo miré. Cerró bien los ojos—. Te he pedido
poco, Beulah. Haz esta maldita cosa por mí. Por favor.
Esas fueron las palabras que me enviaron a mi habitación. Las palabras
con las que no podía discutir porque había hecho mucho por mí. No me había
pedido nada. Siempre estaba allí para salvar a la gente que lo rodeaba.
Así que, en vez de presionar, esperar o desear lo desconocido, retrocedí
hasta que estaba lo suficientemente lejos de él como para arrancarle los ojos a
sus casi ojos negros y caminar hacia mi habitación. Mientras me alejaba de Stone,
mi corazón latía más rápido, y mi necesidad de escapar era clara.
65
que me rompería como cualquier otra cosa era demasiado cercana. Supe que
tenía que huir para salvarme.
16
Traducido por Bella’
S
tone no estaba en casa cuando desperté. Había escuchado por él
mientras me preparaba para el trabajo, pero no escuché nada. El olor
del café no perdura en la cocina. Cuando salí de mi habitación, noté
que la puerta de su habitación estaba abierta. No tenía que mirar dentro para
saber que su habitación estaba vacía.
No fui a la cocina ni busqué en ningún otro lugar por él, pero me paré en
la puerta y esperé por si acechaba en algún lugar y decidí mostrarme. Después
de varios minutos de silencio, abrí la puerta y salí del apartamento.
Tomar tres copas de vino había sido una idea terrible. Nunca bebía porque
era un peso ligero. Me acordé de todo, pero me preocupaba que mi memoria
no pudiera recordar el alcohol. ¿Le había ofendido o, peor aún, dicho algo
vergonzoso? Algo embarazoso, como mis pensamientos en voz alta. Mi
atracción por Stone no sería bienvenida por él. Es posible que me odiara por eso.
Sólo sabía de dos personas en este mundo a las que amaba incondicionalmente.
Geraldine y Jasper.
Miré a la puerta cerrada del segundo piso y pensé en cómo había asumido
las cosas equivocadas sobre las chicas que vivían allí. En mi cabeza, todos eran
como Presley. Lo encontré superficial de Stone, y podría haberlo juzgado por
tener mujeres como ella rodeándolo. Ahora lo sabía de otra manera.
Cuando llegué al piso de abajo, vi a Mack secándose la cara con una
toalla. Estaba sudado y vestido con pantalones cortos y una camiseta
empapada. Una botella de agua estaba vacía en el suelo junto a él. ¿Corrían
todos los que vivían aquí? ¿Era yo la única sin un plan de ejercicio?
Me miró y frunció el ceño, y luego sonrió lentamente.
66
conversación.
—¡Estábamos en un descanso, Fiona! ¡Supéralo!
—Estaba en Italia, bastardo. ¡Nuestro descanso no significaba que
pudiéramos follarnos a otras personas! —Entonces ella cerró la puerta y yo
permanecí ahí de pie deseando no haber sido testigo de su discusión.
Suspiró. —Fue hace un año. Le había pedido matrimonio. Dijo que
necesitaba espacio y se fue a Italia a trabajar. Lo tomé como si ella estuviera
rompiendo conmigo. Me emborraché y me acosté con una ex novia. Pero oye,
fui honesto con ella sobre eso. Le dije la verdad. No lo tomó bien.
Asentí. —Obviamente.
Se rio entre dientes. —Viejas noticias. De todos modos, fue un placer
conocerte. No seas una extraña. Shay, la hermana de Fiona, sale con nosotros a
menudo. La puerta siempre está abierta.
—Gracias —dije mirando hacia la puerta—. Tengo que irme. Llegaré tarde
al trabajo.
Todavía sonreía cuando dijo—: Que tengas un buen día.
—Tú también —respondió y luego me apresuré por la puerta y hacia mi
auto.
El Rover de Stone no estaba allí. Me pregunté adónde había ido. ¿Se
estaba escondiendo en la casa de la piscina de Jasper otra vez? Esta vez era
por mi culpa y no por Presley. No quería echarlo de su casa. Era tranquilo aquí,
sin ella. Mi presencia en su casa no debería impedirle disfrutar de su paz. Si lo
hacía, encontraría otro lugar donde vivir. Estaba ganando mucho dinero con
Geraldine. No debería seguir viviendo con él. Yo hablaría con él esta noche.
El viaje hacia Geraldine fue corto, pero mis pensamientos rebotaron desde
Stone y anoche, a Jasper donde Geraldine ayer, a Heidi y al hecho de que
necesitaba visitarla. Esta semana había estado muy ocupada adaptándome a
todo. Solo había llamado a Heidi tres veces, tomando tiempo para hablar con
ella mientras Geraldine dormía la siesta. Durante nuestra última llamada
telefónica, prometí pastelitos amarillos y rosas en mi visita dominical. Necesitaba
llegar a la tienda para buscar los ingredientes e intentar hacerlos en la cocina
de Stone.
Me acerqué a la puerta y llamé a Geraldine.
68
—Hola —vino su voz por el altavoz.
—Es Beulah —le dije.
Página
—¡Oh Dios! Debes estar aquí con la comida china que pedí. Sabes que
han pasado tres horas. Necesitas trabajar más duro para hacer tus tiempos de
entrega. —El altavoz se cortó bruscamente y la puerta se abrió.
Mi mañana iba a empezar interesante. Tal vez cuando Geraldine regresara,
podría preguntarle si quería hacer pastelitos conmigo y acompañarme a una
visita sorpresa con Heidi esta tarde. Geraldine necesitaba una excursión.
Los problemas con Stone tendrían que esperar hasta esta noche. Me
ocuparía de ello entonces. Los problemas de Jasper nunca desaparecerían. Mi
enfoque necesitaba permanecer en Heidi. También tenía que encontrar mi
camino en el mundo y seguir adelante. Pensar en algo más era una pérdida de
tiempo.
El sentirse atraído por Jasper había provocado todo tipo de dolor. No
necesitaba añadirle más, dejándome sentir algo por Stone.
Mi madre tuvo una vida perfectamente feliz sin un hombre.
Yo también podría.
69
Página
17
Traducido por Bella’
E
ra casi la hora del almuerzo cuando la mente de Geraldine estaba
de vuelta en el presente. Antes de que eso ocurriera, pensó que vivía
en la ciudad de Nueva York y estaba comprometida. No estaba
segura de qué año había sido, pero ella estaba feliz y emocionada con su boda.
También estaba muy molesta porque no era el repartidor chino. Ella quería rollitos
de huevo y pollo naranja.
—¿Te apetece salir hoy? Estaba pensando que podría hacer unas
pastelitos y visitar a mi hermana.
Geraldine estaba limpiando el maquillaje de su cara que había aplicado
antes para asistir a una fiesta con su prometido. Se detuvo y sonrió.
—Eso sería encantador. He oído tantas cosas sobre Heidi. Conocerla sería
un placer.
Aliviada de que le gustara la idea, eché un vistazo a la despensa. Estaba
llena de todo lo necesario para hornear.
—¿Puedo usar tus provisiones para hacer las pastelitos? Repondré todos
los artículos que use. Me ahorraría tiempo.
Geraldine me hizo señas con la mano.
—¡No seas tonta! Usa lo que necesites. Te ayudaré. Será divertido. Ya no
tengo muchas razones para hacer pastelitos. Traeré la batidora y las tazas de
medir. Consigue lo que necesites de la despensa. —Aplaudió emocionada.
Este trabajo era más de lo que podría haber esperado. Geraldine era una
mujer tan buena, en su sano juicio y fuera de sí. Mi trabajo era sólo otra cosa que
70
le debía a Stone. A menudo sentía que no hacía lo suficiente para merecer el
cheque de pago. Geraldine era buena compañía y nunca había un momento
Página
aburrido.
Una vez que teníamos todos los ingredientes en el mostrador empezamos
a trabajar juntas. Geraldine dijo que era la mejor con la masa de pasteles así yo
podía hacer el glaseado. Estaba de acuerdo con eso. Tenía una forma especial
de hacer el glaseado que a Heidi le encantaba. La despensa estaba llena de
tantas chispas para elegir, fue difícil decidir, pero terminé eligiendo las chispas
brillantes. Heidi se sorprendería de cómo brillaban en el glaseado rosa y amarillo.
Mientras estábamos terminando, decidí preguntarle a Geraldine su
opinión sobre la mejor manera de manejar la mudanza fuera de la casa de Stone.
Admití que me había sentido atraída por él. Eso era algo con lo que me
enfrentaría y terminaría. Decirle a alguien hacía más difícil ignorar.
—Creo que Stone disfrutaría su apartamento sin mí allí. Sin Presley, tiene la
oportunidad de tenerlo todo para él. —Me detuve de decir más. Quería ver
cómo respondía ella primero.
—Si estás pensando en mudarte, creo que tendrás una pelea en tus manos.
Stone se preocupará. Quiere mantenerte a salvo. Tenerte en su apartamento le
da la seguridad de que estás bien.
No estaba segura de estar de acuerdo con eso.
—Ya me ha ayudado mucho. Estoy agradecida por todo lo que ha hecho.
No creo que pueda pagarle.
Empezó a poner las pastelitos terminadas en un plato rosa.
—Ayuda a la gente que quiere ayudar. Cuando esté seguro de que tú
estás lista para seguir adelante, él se asegurará de que tengas un hogar al que
mudarte. Es un buen chico.
Así no era como esperaba que fuera esta conversación.
—Me está ayudando por Jasper. No debería ser su carga. No es justo.
Jasper y yo nunca lo estaremos. Necesita tiempo para trabajar y estar allí para
Jasper. Es lo que él quiere.
Geraldine me miró entonces.
—Salvar el culo de Jasper no es lo que quiere. Siente que es su trabajo. El
chico tiene tanta responsabilidad que la acumula sobre sí mismo. Siempre lo ha
hecho. Pero él quiere ayudarte. Desde que llegó aquí la primera vez y me contó
de ti, ha sido diferente. Cuando habla de ti, parece… diferente. Como si un poco
de su oscuridad hubiera desaparecido.
Aunque eso sonaba bien, ella veía las cosas de una manera muy diferente
a como yo las veía. Stone tenía muy claro que me estaba ayudando por el bien
71
de Jasper.
Página
recuerdos.
—Él nunca verá más que eso. En sus ojos, hay más. Quiero verlo todo y
conocer los secretos que la hicieron tan fuerte. Pero no tendré la oportunidad. Vi
cómo la miraba.
Esa no era una respuesta. Era más balbuceo.
—¿Sabes a dónde vamos? —pregunté para ver si seguía conmigo.
Sonrió suavemente. —Sí, Beulah. Nos llevaremos estos pastelitos y
visitaremos a Heidi.
Bien, entonces ella seguía cuerda. —Oh. ¿Entonces de qué estabas
hablando?
—Recordaba la primera conversación que tuve con Stone sobre ti.
73
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18
Traducido por Gigi
H
eidi estaba emocionada que hubiésemos ido. Los pastelitos
relucientes habían sido un gran éxito. Estaba feliz de que haya traído
a mi nuevo amigo.
La mente de Geraldine permaneció en el presente durante toda la visita.
Le había enseñado a Heidi un truco para hacer crochet, jugó kickball con
nosotros y empujó a Heidi en el columpio que amaba debajo del gran roble.
No fue hasta que llegamos a la casa de Geraldine que comenzó a
pedirme que preparara la bomba de agua y controlara a las gallinas. Dejé que
divagara e hice la cena mientras ella corría por la casa, limpiando con la
compañía imaginaria que estaba teniendo. Su hermana estaría en esta fiesta y
necesitaba asegurarse de que las sábanas estuvieran recién planchadas. Para
cuando la convencí de que necesitaba cenar porque no había una fiesta esta
noche, regresó y pude irme a la hora normal.
El Rover de Stone no estaba allí cuando llegué al apartamento. Suspirando,
me senté en el auto y miré al edificio. Lo estaba obligando a mantenerse alejado.
El vino de anoche me había hecho hablar demás, y ahora él no volvería a casa
porque yo estaba aquí. Geraldine había dicho cosas que me hicieron cuestionar
lo que pensaba por un momento. Pero ella estaba equivocada. Stone no me
quería cerca.
Un golpe en mi ventana me hizo saltar en mi asiento y giré la cabeza hacia
la izquierda para encontrar a Mack, o Marty, de pie allí, con una sonrisa. No
estaba segura de cuál era, ahora que los había conocido a los dos.
Bajé la ventanilla en lugar de abrir la puerta. No estaba segura si iba a salir
esta noche. Necesitaba pensar las cosas primero.
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—Estás viviendo bajo su techo. Eso era todo lo que necesitaba para
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—Sí, bueno, era más fácil ignorar a la perra molesta cuando su profesión
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—Él cocina y limpia esta mierda. Si yo tuviera que limpiar, comería fuera
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todas las noches —dijo Mack mientras se metía otro champiñón en la boca.
—Una obra maestra no puede ser producida en estructura. Caos. Se
necesita el caos —dijo Marty.
Mack puso los ojos en blanco y me preguntó—: ¿Quieres una cerveza?
—No, gracias —respondí.
—No es de la cerveza. Mírala. Tiene aspecto de vino. Vino rosé. ¿Estoy en
lo cierto? —preguntó Marty.
Me gustaba el rosé o el vino en general, pero no iba a beber ni una gota.
No otra vez.
—Agua estaría bien.
Marty abrió el refrigerador, sacó una botella y me la tendió.
—Entonces, agua. Pero esos filetes serían buenos con una copa de vino.
La puerta se cerró de golpe, y segundos más tarde, Shay entró caminando
con tres cajas de pastelería en sus manos.
—Esas no dicen Hannah’s —dijo Mack sonando molesto.
Shay suspiró.
—Es porque no son de Hannah’s. Los Elswood tuvieron una cena anoche y
quedaron muchas cosas. Tengo una variedad de deliciosos dulces. Los comerás
y serás feliz.
—Maldición, Shay. Quería ese pastel.
—Esto era gratis. Supéralo, come los costosos dulces gratis que traje y sé
feliz. Un chef famoso hizo estas cosas.
Mack se dirigió al refrigerador y lo abrió bruscamente, luego sacó una
cerveza y la abrió.
—No sé por qué te soportamos. Ni siquiera puedes traerme el maldito
pastel que quiero.
Shay dejó las cajas. —Porque soy adorable y no puedes vivir sin mis chistes
ingeniosos.
Él gruñó. —A la mierda eso —farfulló mientras se volvía para mirarme—. Ella
es la razón por la que bebo. Lo juro.
Fue extraño. Pero sentí que la química quemaba entre ambos. Me
preguntaba si incluso ellos se daban cuenta. Había una clara atracción entre los
dos. Puede que no lo quieran, pero estaba allí. Miré a Marty quien me estaba
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mirando. Me guiñó otra vez y sonrió. Como si compartiéramos un secreto. Él
también lo sentía. Salir esta noche puede que sea lo que aleje mi mente de mi
Página
—P
uedo decir que me alegra que seas tú a quien Mack trajo a
cenar esta noche y no a otra imbécil insensata —dijo Shay
abriendo la tercera caja que había traído mientras la
colocaba sobre la mesa.
Habíamos terminado de cenar. De hecho, había estado delicioso. Marty
podría hacer un gran desastre, pero era un cocinero talentoso.
—No son imbéciles. Pregúntale a Beulah. Ella tenía una vecina que era una
stripper que necesitaba ayudarse para ir a la universidad y cuidar a su hijo —le
respondió Mack.
—Sí. Bueno, ese tipo de stripper no es del tipo que traes a casa. La última
pensó que la leche con chocolate provenía de vacas marrones —dijo Shay antes
de poner un trozo de tarta de chocolate en su boca y mirarlo directamente,
como si se atreviera a explicarlo.
—Estaba bromeando —murmuró.
—No hermano. Creo que ella hablaba en serio. Tampoco sabía que Hillary
Clinton fue la Primera Dama. No tenía idea de quién era Bill Clinton —le recordó
Marty—. Pero se veía bien con el vestido que tenía puesto, así que puedo
entender por qué ignoras su falta de sentido común.
Mack dejó escapar un molesto bufido mientras deslizaba una de las cajas
sobre la mesa. Mientras miraba en el interior, dijo—: En su defensa, tenía dos años
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durante el último año que Bill Clinton fue presidente.
Página
Shay comenzó a reír como si eso fuera gracioso. Lágrimas llenaron sus ojos
y las secó mientras se reía.
—Dios, ¡Podrías parar! —le gritó Mack.
Ella se cubrió la boca tratando de detenerse. Marty estaba sonriendo
también. —Amigo. No sabíamos que solo tenía dieciocho años. Me lo habría
guardado para mí mismo.
Mack se metió una galleta en la boca y lucia enojado.
—La cena fue grandiosa —les dije—. ¿Puedo ayudar a limpiar la cocina?
—Afortunadamente, mi sutil cambio de tema los alejaría de discutir la horrenda
elección de mujeres de Mack.
—Los dos están corriendo de Beulah. ¿No pueden cerrar la boca? —dijo
Mack mientras se ponía de pie con otra galleta en su mano—. Lo siento por ellos.
Pero no. No tocarás la cocina. Ese es su trabajo. Si necesita destruirlo, entonces
puede limpiarlo. O Shay puede ayudarlo ya que no logró traerme lo único que
pedí.
—Estás disfrutando esas galletas —le espetó.
Levantó ambas manos como si hubiera terminado con ella. —¡Porque eso
es todo lo que tenemos!
Marty suspiró y luego volvió la cabeza hacia mí. —Es un maldito circo por
aquí.
Hoy ha sido un día largo. Quería hablar con Stone y tomar una decisión.
Pero irme sin ser grosera sería complicado. No quería que pensaran que me iba
porque estaban peleando. Porque, sinceramente, me estaba distrayendo.
—Puedes irte. No pasa nada. Me iría si no viviera aquí —dijo Marty.
Comencé a explicar cuando un fuerte golpe en la puerta me detuvo. También
detuvo la pelea de Mack y Shay. O más como su argumento.
—Abriré —dijo Mack y salió de la habitación.
—Es un asno —murmuró Shay.
—Mmmmhmmm —respondió Marty, pero estaba sonriendo como si no le
creyera. Tenía que estar de acuerdo con él. Ella casi parecía disfrutar la
constante batalla verbal con Mack. Como si no hubiera traído la tarta a
propósito.
—Es para Beulah —llamó Mack y me puse de pie rápidamente al escuchar
mi nombre.
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también.
¿Vendría aquí buscándome? Parecía poco probable. Doblé la servilleta
que tenía en mi regazo, luego la dejé caer en mi plato usado antes de dejarlos
allí y dirigirme hacia la puerta. Supuse que cuando llegara a casa y viera mi auto
en el frente, tendría curiosidad. Pero podría haber llamado. Mi teléfono estaba
en mi bolso, completamente muerto. Olvidé cargarlo anoche. Culpo al alcohol,
estaba borracha.
Cuando llegué en la entrada y lo vi allí, sus ojos se clavaron en mí.
Deteniéndome, me pregunté si debería explicarme o pedir disculpas. ¿Le
importaba? ¿Había tratado de llamar?
—No contestaste tu teléfono —dijo sonando enojado.
—Fuimos ruidosos —Mack había empezado a poner excusas para mí, pero
lo interrumpí.
—Olvidé cargarlo anoche. Está muerto.
Stone sostuvo mi mirada un momento más. Su expresión era ilegible. No
podría decir si estaba enojado, preocupado o molesto.
—No estabas en casa cuando llegué. Y…
—Le pedí que cenara con nosotros. Estoy harto de Shay y Marty.
Necesitaba cambiarlo un poco —explicó Mack antes de que pudiera decir más.
Di un vistazo a Mack y lucía relajado—. Todavía queda mucho si quieres entrar.
Shay trajo un poco de mierda cara de postre de los Elswood.
Stone cambió su enfoque hacia mí. —¿Ya terminaste?
Asentí. Pero estaba nerviosa. Insegura de su humor. No dije más.
—Ya comí —le dijo a Mack—. Pero gracias por la oferta.
—En cualquier momento —respondió Mack y luego se volvió para
mirarme—. Me alegra que pudieras venir esta noche. Siempre eres bienvenida.
—Aún más si traigo tarta de mantequilla de maní —dije con una sonrisa.
Él se rió entre dientes. —Sí. Cualquiera es bienvenido si viene con eso en la
mano. Joder, sé que Shay no conseguirá una.
—Buenas noches —dijo Stone abruptamente mientras abría la puerta y
luego me miraba como si se supusiera que debía moverme primero. Así que lo
hice. Le di las gracias a Mack nuevamente cuando salí del apartamento con
Stone siguiéndome los talones. La puerta se cerró detrás de él. Seguí caminando
hacia las escaleras. Había tensión y no entendí por qué. ¿No le gustaban Mack
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No pregunté.
En cambio, esperé. Stone me diría cuándo estuviera listo.
Cuando llegamos a la parte superior de las escaleras, me detuve mientras
él me rodeaba y abría la puerta. Agitó su mano para que entrara primero. Lo
hice.
Las luces se encendieron mientras entramos y me apresuré a buscar las
palabras correctas para decir. Si hubiera venido aquí cuando llegué a casa,
habría tenido tiempo de preparar mis pensamientos. No pude encontrar las
palabras correctas porque estaba nerviosa e insegura de cómo abordar el tema
de la noche anterior.
—Buenas noches —dijo Stone simplemente, luego se dirigió a su habitación.
Me quedé allí, sin palabras, mientras lo veía dejarme allí. Había ido a buscarme
como si necesitáramos hablar. ¿Pero se iba a la cama? ¿De verdad?
—¿Fuiste a buscarme para que me fuera a la cama? —pregunté, incapaz
de detenerme.
Se detuvo y se quedó allí un momento antes de volverse hacia mí. —No.
Fui a buscarte porque eres ingenua. Mack es un conocido mujeriego. Él no es
como Jasper. Es un profesional en el uso de mujeres.
Con esa explicación, continuó. Antes de que pudiera pensar en otra cosa
que decir o en otra pregunta que formular, se había ido. Su puerta cerrada
firmemente detrás de él.
Y fui dejada sola. No habíamos discutido nada. No sobre mi partida o
cuánto tiempo debería quedarme aquí. Nada.
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20
Traducido por EstherMaslow
P
ara la siguiente semana, Stone no estaba en casa cuando salí para
trabajar por la mañana y cuando llegué a casa por la noche.
Geraldine había preguntado por él. Preguntándome por qué no
había ido a visitarla. Me preguntó si yo había decidido sobre su regalo de
cumpleaños. No lo había hecho. Temía que mi mudanza fuera el regalo que él
quería.
Ella y yo fuimos a visitar a Heidi tres veces esa semana. Me había
mantenido ocupada tratando de no preocuparme por la desaparición de Stone
y cuál era mi posible papel. Me quedé despierta por la noche, escuchando su
regreso. Ansiosa de lo que diría si lo hiciera.
Siete días después de mi última interacción con Stone, me metí en un
aparcamiento delante de los apartamentos y encontré a Jasper parado allí.
Tenía las manos metidas en los bolsillos delanteros. Tenía la cabeza baja. Sus
hombros estaban ligeramente caídos como si hubiera sido derrotado.
El verlo me dolió el pecho. No me gustaba verlo así. Con él fuera de la vista,
pude bloquear mi miedo de que me quitara a Heidi. Que ella era técnicamente
su hermana, no la mía. Podría ser considerado el villano en mi historia.
Sin embargo, verlo allí lo hizo imposible. Era amable y bueno. Nada como
sus padres. Había sido una víctima tanto como Heidi. Sus padres habían mentido
a todos. Heidi nunca sabría o entendería sus acciones, pero Jasper sí. Tenía que
vivir con ese conocimiento.
Apagué el auto y salí. Su cabeza se levantó para encontrar mi mirada.
Parecía roto. El brillo de la alegría en sus ojos desapareció. Su fácil sonrisa que
una vez hizo que mi corazón se acelerara, ya no estaba allí. Parecía más viejo. El
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21
Traducido por micafp_2530
M
is ojos se abrieron. La oscuridad del exterior todavía proyectaba
la luz de la luna a través de mi ventana y cruzaba mi habitación.
Buscando mi teléfono, vi que eran solo las dos de la mañana. Solo
había estado dormida por tres horas. Sentada, miré a mi alrededor para ver si
algo me había despertado. Había estado soñando, pero en mi sueño, había un
sonido. Uno que me hizo detenerme y despertarme.
Estaba en el último piso de un edificio muy seguro. Era increíblemente
improbable que alguien entrara. E incluso si un intruso entrara al edificio, Mack y
Marty lo habrían escuchado e interceptado en la planta baja. Me sentía segura
aquí, pero estaba segura de que un sonido me había despertado.
Pasos en el pasillo no era lo que esperaba escuchar a continuación.
Saltando de la cama, me apresuré a llegar a la puerta del dormitorio y la abrí sin
pensar quién sería o si debería llamar para pedir ayuda. Siempre he sido la
primera en ir a la carga contra el peligro de proteger a Heidi. Fue el instinto lo
que me impulsó.
Nada de eso importaba porque era Stone quien se encontraba en el
oscuro pasillo. Estaba aliviada. Era muy poco probable que alguien hubiera
entrado, simplemente no esperaba que regresara por unos días según Marty.
—Estás en casa —dije cuando nuestros ojos se encontraron.
—Sí. —Su respuesta fue profunda. Como si hubiera estado durmiendo. Lo
cual no podría haber sido ya que acababa de llegar. O al menos yo pensaba
que sí.
—No sabía que te fuiste de la ciudad hasta hoy. —Por qué dije eso, no lo
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sé. Él regresaba a casa y aquí estaba yo presionándolo. Temía que se fuera de
nuevo. Quería taparme la boca, correr y esconderme en la habitación.
Página
—El amor lleva tiempo, sí. Debes ganarte el respeto, descubrir las cosas
que el otro disfruta, reírse juntos. Si el amor es para siempre, ¿cómo puede
suceder sin tiempo?
Las puntas de los dedos de Stone rozaron mi mejilla mientras pasaba la
punta de uno de sus dedos por mi mandíbula. Me estremecí y luché contra el
impulso de apoyarme en él. Estar parada con él no parecía real. Era más como
un sueño. Una fantasía. El tipo de fantasías que estaba teniendo más a menudo
al tratar de empujarlos lejos de mí.
—Estabas usando el maldito uniforme que Portia te dio. Tu cabello estaba
recogido en una cola de caballo. La banda elástica que lo sostenía era negra y
ligeramente deshilachada. Me preguntaba si era la única que tenías y si estaba
a punto de romperse. Había una ligera mancha en tu cuello, pero era del
tamaño de un alfiler. No llevabas maquillaje, excepto por el brillo de labios, era
de color rosa pálido. Pero eso era todo lo que necesitabas. —Hizo una pausa y
miró mis pies descalzos—. Tenías una ligera cojera. Nada demasiado notable,
pero estaba allí. Me pregunté si era permanente. No quitaba tu belleza. Nada
podría. —Levantó su mirada hacia la mía.
—Trabajaste para un monstruo como Portia. Pensaba que querías el
trabajo porque sabías de Jasper Van Allan. Solo por un momento, te observé de
cerca, en silencio, y finalmente vi tus ojos. Había estrés, dolor, ansiedad, pero
sobre todo, miedo a estropear su belleza. Ese momento. Cuando nuestros ojos se
encontraron y te vi. No la apariencia externa, pero tu alma, que compartías tan
claramente en tus ojos si alguien se tomaba el tiempo para mirar, sabía que te
amaría. Había tristeza dentro de ti que quería sanar y miedo que quería borrar.
Dolor que quería aliviar. —Se detuvo y me sostuvo la barbilla. No con dureza, sino
con la presión para inclinar mi cabeza hacia atrás aún más cuando sus ojos
oscuros se mezclaron con los míos—. Comencé a investigar, a buscar, a
protegerte. Comprende eso, Beulah. Lo hice todo para protegerte... a ti.
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Traducción por micafp_2530
Stone
L
as cosas suceden en un parpadeo. La muerte, la vida y la enfermedad
son todas las cosas que cambiaron nuestras vidas. Desde el momento
en que nacemos, aprendemos a esperar el final inevitable. Tememos,
anticipamos y aprendemos a vivir con el resultado. Sin embargo, hasta que entré
en la cocina de Van Allan y mis ojos se fijaron en Beulah por primera vez, nunca
me había dado cuenta de que había una cosa más que podía suceder en una
fracción de segundo. ¿Fue amor? No puedo decir que fue. Llamarlo atracción
era una descripción demasiado débil. Me sentí atraído por ella. Como si un hilo
invisible me estuviera tirando.
Entonces vi la mirada en los ojos de Jasper. Él se sintió atraído al instante.
Luchaba contra su atracción porque su odio por Portia hacía que quisiera odiar
cualquier cosa relacionada con ella, y también había contratado a Beulah. Por
mucho que deseaba no poder soportarla, aunque podía ser cruel, no podía
apartar los ojos de ella. Ella no podía dejar de mirarlo tampoco. Leía bien a la
gente. A menudo sabía lo que sentían antes de que lo hicieran. Era fácil cuando
no necesitas hablar. Permanecer en silencio y observar deja a uno para estudiar
cosas que los demás echaron de menos.
Me contuve. Esperando. Esperaba que viera cuán diferente era Jasper de
ella. No su dinero o riqueza, ese no era el problema. Ella era fuerte donde él era
débil. Ella había sido criada por una mujer que le había dado valor, autoestima
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y aprecio por las cosas que a menudo se pasan por alto. Jasper no. Él todavía
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Traducido por Walezuca
Beulah
E
n un breve momento, se me cruzó por la mente que este era otra yo.
Esta mujer lasciva dentro de mí había llegado desatada en el toque
de Stone. No la conocía y me asustó. Pero ella sabía lo que quería. El
afán de no tener nada de nuevo y tomar todo. Todo lo que sabía que Stone me
daría me desesperó. No entendía mi reacción. Sabía que el sensual Stone podría
proporcionar lo que deseaba sobre todo lo demás.
La oscuridad que se remolinaba en sus ojos debería haberme dado nervios,
pero todo lo que podía hacer era rogar por más. No había límite mientras Stone
me tocaba. Su mano se deslizó por mi muslo y con un dedo comenzó a abrirme
con una aspereza que me entusiasmó. Quería que me doliera un poco. Quería
que él me reclamara, dejándome dolorida.
—Es estrecho —dijo mientras su mirada estaba en la zona abierta a él—. Mi
polla te va a abrir.
—Sí —El sonido de eso me hizo retorcerme inquieta con anticipación. Esto
era como una broma que me mantuvo al borde de un orgasmo y me dejó
colgando ahí. Quería ser arrojada sobre el borde, pero luego tiró hacia atrás y
sacudió una y otra vez.
Sus pupilas dominaban completamente el color de sus ojos. La boca de
Stone se abrió ligeramente al levantar su cuerpo sobre el mío y se quitó la ropa
con determinación rápida. Estaba perdida en el momento en que tuve la visión
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completa de su cuerpo. Hermoso y más perfecto de lo que me había dado
cuenta. Cada centímetro de él estaba cortado como si fuera un Dios. Estaba
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Traducido por Walezuca
Stone
R
econocer mi relación con Jasper no era más importante que Beulah
no siendo una cosa rápida. Había luchado. Luché. Pero al final, sólo
había mucho espacio en mi corazón y Beulah lo había llenado
rápidamente. Cuanto más llegué a conocerla, más me consumía.
Anoche lo había sido. Lo cambié todo. Cada paso, cada opción, todo de
ahora en adelante estaría centrado alrededor de Beulah. Se había convertido
lentamente en mi vida. No me arrepentí. ¿Cómo podría cuando nunca había
sentido una alegría tan completa en toda mi vida? Cualquier oscuridad, dolor,
enojo que había sido una constante en mi vida no importaba. Ella lo ahogó todo
sólo por estar cerca de mí.
Lucharía. Me enfrentaría a lo que fuera necesario para mantenerla.
Tomando un trago de mi café continué apoyándome en el marco de la
puerta mirándola dormir. Anoche habíamos tenido otra ronda intensa donde
estaba seguro de que le dejé una huella de mano en su nalga izquierda. La
desperté después de unas horas de sueño y le hice el amor. Lo tomamos con
calma esa vez. La probé mientras se retorcía y me jaló el cabello.
La memoria se me hizo difícil. Ahora tenía que mantener mi distancia
mientras dormía.
Necesitaba descansar. Incluso ahí en su sueño sonrió suavemente. Puse
eso ahí. Mi pecho se sentía como si explotara. La idea de golpear mis manos
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le había dado más placer del que podía tomar. No era un hombre fácil de amar.
Era más fácil de odiar. Lo sabía.
Pero si pudiera mantenerla dándole ese tipo de placer, lo vi como una
victoria para nosotros dos. Estar dentro de ella era más que una mierda. Fue más
que una experiencia erótica. Fue alucinante. Almas reclamando.
Se estiró causando que sus pequeños pies se asomaran de las cobijas. Sus
brazos se levantaron sobre su cabeza y bostezó. Disfruté de ser testigo de una
belleza tan pura. Si no hubiera pasado la mayor parte de la noche desnudo y
dentro de ella, diría que era la imagen de la inocencia. A pesar de que la tenía
aferrada a mí, arrastrándose, y suplicándome que la follara, todavía tenía ese
hermoso resplandor inocente.
Cabello rubio extendido sobre la almohada mientras giró la cabeza hacia
mí. Dos parpadeos lentos y luego una pequeña sonrisa tímida. Exactamente
como lo había imaginado. La miraba, la estudiaba, y me fascinaba desde el
primer día. Conocía sus expresiones. Sabía lo que la hacía sonreír y cómo hacer
que la ira parpadeara en sus impresionantes ojos. Cuando trataba de ocultar
una emoción, lo sabía. Había poco que no sabía.
—Hola —susurró entonces giró hacía mí.
—Hola —respondí. Me quedé donde estaba disfrutando de la vista.
Tratando como el infierno de creer que era real y no un sueño fugaz.
Se sentó tomando las cobijas con ella para mantener su cuerpo desnudo
cubierto, como si no hubiera memorizado cada centímetro de ella. Pero la
modestia era linda. Era Beulah. No quiero que cambie nada. Era exactamente
lo que quería.
—¿Has estado levantado mucho tiempo? —preguntó sentada ahí con las
piernas metidas debajo de ella.
—No mucho tiempo. No quería molestarte, así que hice café y decidí que
verte desde una distancia segura era mejor.
Agachó la cabeza y se ruborizó. La timidez después de los acontecimientos
salvajes y malvados de anoche era tan adorables al igual que tontos. Me rogó
que la follara hace sólo unas horas. Ahora tenía rojo el rostro sabiendo que la
observaba dormir.
—He lamido tu coño astuto, mordí el trasero, y te disparé mi corrida sobre
tu estómago, la espalda y las tetas. ¿Sin embargo, observarte dormir te
avergüenza? —Me estaba burlando de ella. Incluso burlándome.
Levantó la cabeza y el brillo de la travesura en sus ojos me hizo difícil
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continuar de pie donde estaba. Quería estar en la cama con ella. Haciendo
todo de nuevo.
Página
con los míos. Cuando se puso de pie, las cobijas cayeron, mostrándola para mí
por completo. Entonces hizo exactamente lo que había instruido.
Había una pequeña marca rosa en su nalga izquierda. La toqué, la delineé
suavemente con la punta de mi dedo. Luego corrí mi pulgar sobre él para calmar
antes de deslizar la mano entre sus piernas para empujarlas a abrir más ancho.
Luego presioné su espalda con la palma de la mano.
—Lo quiero más alto —dije mientras su trasero se levantó hacia mí.
Mi polla latía. La sangre se hinchó en la cabeza mientras la veía prepararse
para mí. Para eso. Temía que nunca la dejaría salir de este apartamento otra vez.
Tenía imágenes de su desnudez esparcida en mi bar en la cocina. De ella de pie
bajo el agua de la ducha, mientras me arrodillaba entre sus piernas. De sus
manos contra el vidrio de las puertas de mi patio mirando afuera en el mundo
que nos rodea mientras me hundía en ella por detrás. La emoción de que alguien
nos viera y el miedo posesivo de alguien más viéndola así luchó contra mí.
Metí un dedo dentro de ella y se lanzaba.
—Dijiste que no estabas adolorida —dije suavemente probándola.
—Eso no es dolor, es necesidad. —Estaba jadeando mientras hablaba.
Usé una mano para empujar mis boxers, pateándolos a un lado. Cerrando
una mano sobre mi polla, la bombeaba mientras la tocaba. La humedad que se
junta entre sus piernas cubriendo mis dedos como pronto lo haría mi polla. Se
lanzó en mi mano queriendo lo que estaba en mi flagrante visión. El placer
inigualable que me dio me convirtió en un adicto. Su coño apretado era mi
droga.
Incapaz ya de burlarse de cualquiera de nosotros, cogí su cintura y levanté
su trasero hasta más alto. Sus piernas se abrieron mientras subió de puntillas. No
usé ninguna restricción mientras empujaba en su entrada apretada. Su agujero
astuto me succionó y apretó.
—¡Oh Dios! —gritó.
No estaba seguro de que hubiera un Dios, pero cuando su coño
masajeaba mi polla como un vicio estaba bastante seguro de que sólo un ser
superior podría crear algo tan hermoso.
—¿Te sientes bien, nena? ¿Es eso lo que quieres? Una follada mañanera
fuerte. —Mi voz estaba atada con la tensión de mi liberación creciente. Profunda
y con voz ronca.
102
—¡Sí! Más fuerte. Follame hasta que no pueda levantarme —rogó entonces
giró la cabeza para mirarme hacia atrás. Sus manos agarrando las cubiertas y
empuñándolas—. Quiero que te vengas en mi rostro.
Página
—¡Mierda! —grité. Oír hablar así su dulce boca iba a causar que me
corriera antes de que estuviera listo—. Sigue hablando así y voy a perder mi
carga antes de que pueda salir de ti. Tu coño es una adicción.
Me dio una sonrisa malvada y la golpeé tan fuerte que tenía miedo de que
fuera demasiado. Sus ojos cerrados y gemía. Lo hice de nuevo y ella echó la
cabeza hacia atrás y gimió más fuerte. Al llegar, cogí un puñado de cabello y lo
tiré de nuevo.
—¡Ah! Sí —gritó.
Esta pequeña belleza perfecta era traviesa como el infierno. No me había
dado cuenta hasta anoche. Ese conocimiento hizo sentirme animal cuando
estaba dentro de ella. Quería hacerle cosas que debería estar jodidamente
avergonzado.
—Tómalo —dije y mantuve el ritmo duro. Mi polla estaba tan hinchada que
sabía que mi liberación estaba cerca. Pero no la pude sacar. Detenerse era
imposible. No cuando su inminente liberación se sentía como un vicio a mi
alrededor.
—¡Oh Dios! ¡ay! ¡Dios! —gritó—. Por favor. ¡Duro! —Su trasero se levantó más
alto y ella empujó hacia atrás contra mí—. ¡No puedo parar! —Se asustó y me
jodió. Su trasero abofeteando mis muslos—. Sí, sí, sí. —El jadeo era su orgasmo. No
podía salir hasta que lo hizo, pero su orgasmo continuó. Su cuerpo era salvaje
contra el mío. Apretó mi polla y comencé a temblar mientras trataba de evitar
perderlo.
—¡Oh Dios, otra vez! Me estoy corriendo de nuevo. —Tembló y se
estremeció y su trasero rebotó en mi contra, la suave piel temblando de los
movimientos salvajes. Sus gritos de placer crecieron. Estaba allí y nada en la tierra
podía detenerme. Mis manos apretaron su cintura tan fuerte que sabía que
tendría marcas.
—¡BEULAH! —grité mientras me derramaba en ella. Mi liberación
bombeada implacablemente mientras siguió golpeándome, jadeando.
—¡UUUUUHHHHH! De… nue… nuevo —dijo mientras seguía con el trasero
apretado contra mí. Su cuerpo temblaba violentamente. Mi semilla era tan
profunda dentro de ella, marcándola. La belleza del momento era más de lo
que podía haber imaginado.
Su cabeza se derrumbó en la cama y dejó salir un suspiro largo.
103
—Dulce Jesús. —Su voz era ronca ahora.
Alivié mi agarre en sus caderas. Luego la recogí y la moví hasta que estaba
Página
acostada en la cama. Nunca había estado sin protección con una mujer. Nunca.
Era algo de lo que me enorgullecía. Tuve un caso de condones en mi dormitorio.
Pero ni una vez había considerado usarlos con ella. No anoche. No esta mañana.
Y no cuando estaba vaciándome en ella. Ni siquiera podía arrepentirme.
En su lugar, abrí las piernas y parpadeó. Ella me miró fijamente antes de
que dejó caer sus piernas abiertas. La bestia interna en mi interior la tocó con un
dedo y memorizaba la forma en que mi semilla parecía gotear de ella. Mojado
en sus muslos. Ese era yo en su piel.
—Debería disculparme. Pero no puedo —le dije honestamente.
—Me decepcionaría si lo hicieras.
Incapaz de apartar mis ojos de la prueba de nuestro placer, corrí un dedo
sobre la humedad ahora goteando hasta el fondo. Se estremeció.
—Ah.
—Tendré más cuidado a partir de ahora. Te lo juro —le dije.
Se inclinó sobre sus codos. Sus pechos ahora captando mi atención.
—Prefiero tener control de natalidad. Me gusta cómo se siente. Sentir el
calor dentro de mí hizo que mi orgasmo fuera tan intenso. Quiero eso otra vez.
—Joder —susurré—. Sí, bueno, tienes que llegar a eso lo antes posible. Todo
lo que quiero hacer es hundirme dentro de ti, Beulah. Está empezando a
asustarme mucho.
Se sentó, sus piernas aún abiertas para mí.
—Me haces querer hacer las cosas. —Se detuvo y sonrió—. Cosas malas.
Cosas buenas. Todo.
Cerré sus piernas. Si no lo hiciera, terminaría entre ellas otra vez. Y no me
importaba lo que dijera. Después de la última pelea, tenía que estar magullada.
Llegando a ella, la tiré a mi regazo, besé su sien, y luego la sostuve en mi contra.
—Hoy, vamos a quedarnos aquí. En este apartamento. Solos —le sugerí.
Se acurrucó en mi contra.
—Bien. ¿Vamos a tener más sexo? —El sonido de esperanza en su voz me
hizo reír.
—Te diré qué. Iremos a desayunar. Después, tomaremos una ducha y
besaré entre tus piernas hasta que te vengas en mi rostro. No me importa lo que
digas, tienes que estar adolorida ahora.
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Puso una mano en mi pecho.
Página
—Oh, estoy dolorida. Incluso rudo. Quizá un poco magullado. Pero la idea
de que lo hagas de nuevo mientras estoy tan sensible, haciendo que mis ojos se
llenen de dolor, parece erótico.
Cerré los ojos e inhalé mientras mi maldita polla se movió de nuevo a la
vida bajo su trasero.
—Beulah. Vamos a follarnos a la muerte.
Me besó la barbilla y respondió—: Lo dices como si fuera algo malo.
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Traducido por Corazon_de_Tinta
Beulah
E
l olor a pan llenó la cocina cuando abrí el horno para comprobar la
hogaza que había hecho para acompañar a nuestra sencilla cena
de fettuccini alfredo. Además de los huevos y la fruta para el
desayuno y un sándwich que habíamos compartido para el almuerzo, no
habíamos comido nada más.
Había aprendido hoy que la actividad sexual era tan cansadora como
placentera. Mi cuerpo se sentía como si hubiese corrido una maratón y todavía
zumbaba por nuestras actividades. Sabía que, si él venía aquí y me levantaba la
camiseta que estaba usando, con mucho gusto me inclinaría y dejaría que me
tomara de nuevo. Él seguía diciendo que era adicto a mí, pero me temía que
era al revés.
Mientras él regresaba una llamada telefónica de trabajo y yo terminaba
la cena, no podía dejar de pensar en lo bien que se sentía su boca entre mis
piernas. La manera en que su lengua succionaba y golpeaba mi clítoris hasta
que me volvía loca. Me estremecí al pensar en ello. Estaba excitada de nuevo y
podía sentir el interior de mis muslos mojado. Había decidido que las bragas no
tenían sentido y todo lo que estaba usando era una de las camisetas de Stone.
Cortando el pan, me pregunté si había algo mal conmigo. ¿Era normal
para una mujer estar tan loca por el sexo? No había sido de esta manera con
Jasper. Había sido dulce y lo había disfrutado, pero… cuando hacíamos el amor
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nunca fue así. Cuando Stone me tocaba, me sentía como una toma eléctrica.
Todo era tan poderoso, y alguna parte oscura de mí deseaba cosas que pensé
Página
nunca querría.
¿Stone provocaba esto en todas las mujeres? ¿Su talento en el sexo me
estaba causando esto? ¿Es por ello que Presley había sido tan demente cuando
se trataba de él? Ese pensamiento me desanimó.
Había estado tan envuelta en todo esto que había olvidado que él había
estado con muchas mujeres. Era una en una larga lista. Definitivamente, él era el
mejor que había tenido, pero yo tenía una experiencia muy limitada. Sin
embargo, sabía que lo que estaba pasando con él era extraño. Era extraño para
mí. Quizás era normal para él.
Dejé de cortar el pan y miré la pared frente a mí. Suspiré mientras mi humor
se venía abajo. ¿Era tan ingenua que había olvidado todo eso? ¿Mis ansias por
lo que él me hacía sentir me estaban quitando el sentido común? ¿La realidad?
Él no había dicho que me amaba. No realmente. Dijo que “sabía que me
amaría”. En ese momento, sabía que estaba enamorada de él. Todo encajó en
su lugar. Todo parecía tener sentido. Mi negación se evaporó y acepté la verdad.
Dejé ir la culpa y me aferré a amar a Stone. Pero él nunca había dicho que me
amaba.
Había gritado que lo amaba más de una vez justo antes de que mi mundo
se iluminara una y otra vez y se colmara de éxtasis. Pero él nunca me respondió.
—Huele bien —su voz interrumpió mis pensamientos y volteé la cabeza
para mirarlo. Quería ver si las palabras no dichas estaban allí en sus ojos. Algo
para asegurarme que no estaba siendo descuidada con mi corazón. Lo había
dejado entrar en mí. Incluso había disfrutado cómo se sentía ser llenada con su
semilla. Pero ahora… ¿había sido impulsiva? ¿Imprudente?
—¿Qué ocurre? —Su preocupación fue inmediata y dio unas zancadas
largas y rápidas hasta que estuvo detrás de mí. Me giró para que lo enfrentara.
Sus manos me retuvieron contra la encimera y sus ojos, que alguna vez pensé
eran fríos y faltos de emoción, me mostraron demasiado—. Estás enojada. ¿Por
qué?
Podía ocultar la verdad, pero las mentiras y encubrimientos ya habían
herido a demasiadas personas en mi vida. No agregaría una más. —Solo…
estaba pensando en nosotros. Cómo se siente. Cómo… cómo es diferente a
todo lo que he conocido. Parece irreal. Como una fantasía. Pero y... yo no tengo
mucha experiencia. Quizás sea normal… para ti.
Quería preguntarle si me amaba. Pero las palabras no salieron de mi boca. 107
Él alzó una ceja. —¿Normal? —Repitió como si no pudiera creer que había
dicho eso. Solo asentí.
Página
Beulah. No puedo hacerlo de nuevo. Pero haces que sea tan difícil alejarse.
Quiero estar dentro de ti cuando me corra. Eso es amor, cariño. Puro y maldito
amor.
Me reí con nerviosismo y presioné mis labios en su cabeza. —Cuando me
dejes salir de este departamento de nuevo, obtendré anticonceptivos. Aunque
tardan 30 días en hacer efecto.
Él se levantó suavemente. —Hay una inyección que funciona de
inmediato. Necesitas eso. Estarás embarazada en un mes.
Aunque estaba bromando, también hablaba en serio.
—Está bien. Obtendré la inyección.
Él suspiró. —Gracias.
—Debería revisar la pasta —le recordé.
—Lo siento, lo olvidé —dijo apartándome—. ¿Necesitas que te consiga
una toalla para tu entrepierna?
Me puse de pie, dejando que la camiseta cayera sobre mí —. No. Me gusta
cómo se siente. —Lo pasé y fui a revisar el fettuccini. Luego de sacarlo de la
estufa y revolverlo, miré hacia arriba para encontrarlo observándome.
—Está listo.
—No podré comer por pensar en mi semilla chorreando por tus muslos.
—¿Por qué no?
Él pasó una mano por mi cabello y gruñó. —Vas a matarme.
Riendo, busqué platos en los gabinetes y me pregunté si debería temerle
al futuro. ¿Podría enfrentar el perderlo? ¿O debería disfrutar el presente y
olvidarme del dolor que podría enfrentar algún día?
—Beulah —dijo mi nombre y me volteé hacia él.
—Tú, eres mi destino.
Me quedé allí por un momento y dejé que eso ahondara en mí. Luego me
di cuenta que estaba equivocada. Quizás había algo más fuerte que el amor.
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Traducido por RRZOE
Stone
O
bservé su auto alejarse desde la ventana de mi departamento.
Cuando me desperté en mitad de la noche con un dolor por ella,
me había opuesto a ello. Ella necesitaba descansar. Mantenerla
encerrada en casa lejos del mundo dos días seguidos fue egoísta. Debía
encontrar la manera de pasar el día sin tenerla a mi lado. Esto era nuevo para
mí, el anhelo constante.
Gerry llenó sus oídos de historias de sus compras diarias antes de olvidar
qué año era y comenzar a planear algún evento o una visita en la que
participarán personas muertas. Verla con Gerry había sido el colmo para mí.
Pelear contra esta cosa que me atraía hacia ella había sido bastante duro.
Recordándome que Jasper la amaba y aunque sabía que él nunca sería capaz
de ser el hombre que ella merecía, traté de ser un buen hombre. Del tipo que no
persigue a la mujer de la que su mejor amigo está enamorado.
Eventualmente, eso no importó. Cuando tu destino queda claro, no
puedes huir de él. Te pertenece. Y tú quieres que lo haga. Le estás agradeciendo
a Dios por eso.
Una vez que su auto estuvo completamente fuera de la vista, suspiré y me
alejé de la ventana. Tenía que aclarar mi mente lo suficiente para concentrarme
en el trabajo. También necesitaba planear cómo tratar con Jasper. Esto no era
algo que necesitaba descubrir a través de nuestro círculo social. Porque no
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planeaba esconder esto. Beulah estaría conmigo públicamente. Tenía un evento
de caridad al que mi padre esperaba que asistiera aquí en Savannah el próximo
Página
Quería que mi vida con ella fuera solo eso. Con ella. Presley no podría ser parte
de eso. Ella no querría.
—Has crecido. Tienes un trabajo y puedes obtener un lugar propio.
Quedarte aquí era temporal. Las cosas han cambiado. Ya no es una opción para
ti vivir aquí.
Saqué mi teléfono del bolsillo y verifiqué la hora. —Son casi las ocho y debo
vestirme para el trabajo. La próxima vez que decidas entrar a mi casa sin
invitación, llamaré a la policía.
No le di tiempo a reaccionar. Enfadarse. Pasé a su lado. Abrí la puerta y la
mantuve abierta. —Adiós, Presley.
No se movió. Sus ojos se estrecharon y me miró. Cuando no se salía con la
suya, a menudo actuaba como una niña de cinco años furiosa. —¿Me estás
echando? —Su voz era incrédula.
—Ya te fuiste. Nunca tuve que echarte.
—Me alejaste. Una y otra vez. Te amo, pero no verás eso. No te importa No
puedes amar. —Su ira disminuyó un poco. Estaba cambiando el curso—.
Estábamos bien, Stone. Me jodiste como nunca me habían follado —bajó la voz
a lo que pensó que era un tono sexy—. Me encantó tener tu polla metida en mi
garganta. Haciéndome atragantar. Empujando demasiado lejos. Tener tu calor
en mi lengua. Todavía lo saboreo. Lo quiero. Tengo sed de eso. —Ahora se
estaba acercando a mí. Cuando sus manos llegaron a tocarme, las sostuve y la
moví hacia atrás.
—No me toques. Es hora de que te vayas.
Ella no sería convencida fácilmente. —¿No lo quieres? Mi boca chupando
duro tu polla. Como una piruleta en mis labios. Mis dedos dentro de mí dándome
placer mientras mi boca toma tanto de ti como pueda...
—Estás perdiendo el tiempo. La respuesta es no. No quiero mi polla cerca
de ninguna parte de ti. Estoy seguro de que hay miles de hombres que lo quieren.
Ve a buscar uno.
Había furia en sus ojos y sabía que estaba a punto de estallar. Al menos
habíamos llegado al final de esta ridícula visita.
—Es ella, ¿no? ¡Todavía está aquí! ¡La estás follando! ¡Ella es basura blanca,
Stone! Clase baja…
La alcancé y agarrando su brazo la saqué físicamente de mi apartamento.
Esto era por su seguridad. Escucharla hablar sobre Beulah de esa manera me
estaba empujando a un lugar donde nunca me había visto y que no quería
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experimentar.
—Vete —le ordené.
Página
—¿Es tan buena? —Me escupió—. Se pondrá vieja. Sus raíces de mala
calidad no pueden hacerte feliz. Te gustan las cosas caras, Stone.
—Estoy cerrando esta puerta y te doy tres minutos para salir de este edificio
antes que llame a la policía para que te escolte. ¿Ha quedado claro?
Echó los hombros hacia atrás como si la hubiera insultado. Como si no
hubiera entrado a mi casa sin invitación. No esperé a que abriera la boca y dijera
algo más.
El golpe de la puerta fue un alivio. Fue el final de esa parte de mi vida. El
fin de arreglar los cabos sueltos de mi padre. Su mundo no era mío.
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Página
27
Traducido por Corazon_de_Tinta
Beulah
L
uego de cerrar la puerta de la habitación de Geraldine con cuidado,
la dejé allí para que durmiera la siesta. Habíamos trabajado en su
jardín hoy. Parte del tiempo, ella había estado aquí en el presente. La
otra parte había estado en 1953. Estaba cansada por su paseo de ayer y me
preguntó si la ayudaría a reorganizar su clóset. Sin embargo, cuando habíamos
subido aquí, ella decidió que necesitaba una siesta. Cinco minutos más tarde,
estaba roncando suavemente.
Había platos en el lavaplatos. Necesitaba descargar y pasar el plumero en
la sala en la que habíamos estado hoy. Había sido difícil no pensar en Stone
durante todo el día. Su sonrisa, su ceño fruncido, su voz cuando estaba dentro
de mí. Temblando por el pensamiento, fui a la cocina y permanecí allí por un
momento. Recordando cómo me había bañado anoche. Luego, cómo me hizo
el amor suavemente al principio, mientras el agua nos golpeaba desde arriba.
Rápidamente, se había vuelto travieso. Salvaje. Con mi frente presionada contra
la pared de mármol de la ducha mientras él entraba en mí, cubriendo mi cuerpo
con el suyo. Cada vez que se estrellaba en mí, mis pies se alzaban del suelo. Él
había gruñido en mi oído con cada empuje.
Antes de que pudiera alcanzar el clímax, él se retiraba. Llevándome al
borde cada vez, luego dejando que se desvaneciera un poco. Había estado tan
desesperada que empecé a rogarle que me dejara acabar.
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Él jaló de mi cabello y mordió mi oreja bruscamente. Sus palabras fueron
las que me dejaron gritando y prácticamente colapsando por el orgasmo que
Página
me golpeó. —La próxima vez, voy a meter mi polla en tu linda boca y ver tus ojos
aguarse mientras te atragantas. Quiero ver mi semilla caer por tu cuello.
Cubriéndote.
Todo en lo que pude pensar desde que desperté esta mañana era en mi
boca en él. Había querido intentarlo esta mañana, pero no podía llegar tarde.
En su lugar, había fantaseado sobre ello cada vez que tenía la oportunidad.
Caminando a la despensa, mis pensamientos estaban en mi boca
haciéndole cosas a Stone. Una mano me alcanzó y agarró mi muñeca cuando
abrí la puerta, lo me hizo sobresaltar y, antes de que pudiera gritar, me cubrió la
boca. Me empujaron a la oscura despensa. Mi mente estaba intentando
descifrar qué ocurría y qué hacer. No podía dejar que quien fuera esta persona
encontrara a Geraldine.
—Soy yo —dijo Stone en mi oído. Quitó su mano y dejé escapar el alivio
antes de girarme para enfrentarlo.
—¿Qué diablos haces aquí? ¿Intentas asustarme hasta la muerte? —
pregunté, incapaz de ver su rostro claramente en la oscuridad. La luz que se
filtraba por la puerta de la despensa nos ofreció la suficiente iluminación para
discernir su cuerpo frente a mí.
—Necesito follarte —dijo, mientras bajaba mis pantalones.
—¿Te metiste a hurtadillas para secuestrarme en la despensa y tener sexo
conmigo? —pregunté mientras mi corazón se aceleraba por otras razones.
—Sí —gruñó—. Todo en lo que puedo pensar es en estar dentro de ti. No
puedo concentrarme.
—Geraldine podría bajar aquí y escucharnos —le recordé.
—No si eres una buena chica y no haces ruido.
No estaba segura de que eso fuera posible. —¡Stone! No podemos hacer
esto —discutí, pero sonó débil. La idea de que él me tomara en la despensa, con
Geraldine en el piso de arriba, era excitante.
—Quítate los pantalones cortos, Beulah —demandó.
Lo hice. Los quité del camino y dejé las prendas a un lado. Sabía que
podrían atraparnos. No quería que Geraldine nos encontrara. Pero había
permanecido en un estado constante de excitación, pensando en la dureza de
Stone en mi boca. Llenándome. Él me alzó y presionó mi espalda contra la pared.
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Me besó el cuello mientras se deslizaba dentro de mí de una sola estocada,
quitándome el aliento.
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Traducido por mariana90
Stone
M
ack estaba de pie fuera del edificio con un cigarrillo en su boca
cuando llegué al estacionamiento justo antes de las siete. Yo
quería estar en casa cuando Beulah llegara. Ella había estado
nerviosa durante el té con Gerry hoy. Aunque Gerry solo lo había mencionado,
sabía que habíamos follado en su despensa una vez. Había sido una nota al
margen en eso. Ella no parecía estar sorprendida o molesta al respecto. Eso no
le importaba a Beulah. Estaba tan inquieta y no podía ocultar sus ojos expresivos.
Fue malditamente lindo.
Al salir de mi Range Rover, guardé las llaves y el teléfono y me dirigí hacia
Mack. Él tenía un propósito aparte de fumar. Su apartamento tenía el mismo
balcón que tenía el mío. Si hubiera querido fumar, podría haber usado el suyo.
Su presencia cuando él me esperaba en casa significaba algo.
—¿Qué necesitas? —le pregunté sin rodeos. No tuve tiempo para chulerías
con una pequeña charla.
Mack tomó una larga calada de su Marlboro y dejó que el humo que no
dañó sus pulmones saliera por su nariz y boca. —¿Estás saliendo con Beulah?
Sabía que esto era por ella. Cuando fui a su departamento a buscarla,
supe que ella estaba en su punto de mira. El hombre no tenía moral. Estaba
furioso y listo para echarlo cuando la encontré allí. Había necesitado un
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autocontrol extremo para no perder mi mierda.
—Es más que una cita. Pero si preguntas si está disponible, entonces no lo
Página
—Gracias —le dije sin saber las palabras correctas para decir. Nunca había
discutido esto con otra mujer después.
—¿Por qué exactamente?
Sonriendo, levanté mis pantalones, luego tomé sus manos y la ayudé a
levantarse. —Por chupar mi polla como una jodida profesional vestida como un
ángel.
Limpió mi liberación de su barbilla. —¿Fue esa la forma educada de decir
que te he chupado como una prostituta?
Dudé y luego asentí.
Ella rio.
La tiré contra mí. —Me has arruinado —susurré contra su cabeza.
—¿Cómo?
—Te quiero conmigo todo el tiempo. Eres todo lo que pienso. Amo a Gerry
y haría cualquier cosa por ella, pero estoy celoso de ella por tenerte todo el día.
¿Qué tan jodido es eso?
Beulah se inclinó y se acurrucó contra mí. —Puede que no siempre te
sientas así. Este… este frenesí… No siempre podrá durar. ¿Puede?
No estaba seguro. Eso esperaba, pero por otra parte, ¿cómo podría
funcionar normalmente si lo hiciera? Respondí de una manera que sabía que
decía la verdad completa.
—Siempre estaré intoxicado por la visión de ti.
Se apartó y me miró. No dijo nada por un momento. Esperé a que ella
pensara sobre mis palabras y me pregunté a mí mismo cuándo esa mierda
poética había comenzado a venir a mí tan fácilmente.
—Eres mi destino, Stone. —Repitió mis palabras de nuevo a mí. Y entendí lo
que estaba diciendo. Esto era más. Más de las palabras que teníamos para
expresar.
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Traducido por Jessgrc96
Beulah
S
tone me había dejado esta mañana. Geraldine tuvo una cita con el
médico y Stone dijo que necesitaba llevarla. Geraldine no fue
voluntariamente a sus citas y si su cordura se rompía mientras estaba
allí, sería aún más difícil. Él no quería que lidiara con eso. Había argumentado
que podía manejarlo, pero no me escuchó.
Me había dicho que durmiera y desayunara. Me dirigí a su casa a las
nueve. No volverían hasta las once pero podría comenzar con mis tareas diarias.
Pensé que debería haber ido con ellos al médico para poder ver qué esperar y
poder aprender a tratar con ella. Stone no siempre podría estar. Necesitaba
poder hacerlo.
Discutir con Stone no tenía sentido. Lo dejé ir. Dormir una hora más de lo
normal era agradable. El sol de la mañana brillaba cuando salí. Esperaba la
sensación del aire otoñal. Todavía había tiempo antes de que eso ocurriera.
Entrecerrando los ojos contra el sol, me tomó un momento darme cuenta
de que la mujer que salía del Mercedes plateado era Portia. Después de que se
registró, el pánico se instaló rápidamente. Stone se había ido. ¿Qué quería?
¿Cómo sabía dónde estaba? ¿Y si esto era por Heidi?
Su estilo de vida no ha cambiado. El atuendo de tenis blanco que llevaba
puesto lo decía. Se dirigía al club de tenis. Jasper la había dejado igual. Incluso
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después de saber lo que había hecho. No hubo consecuencias. No le había
quitado nada.
Página
conmigo.
—Crees que lo sabes todo. Hay secretos de Stone que no sabes y que no
te ha contado —gritó después de mí.
Hice una pausa. Más mentiras. Estaba cansada de las mentiras.
—Sé lo suficiente como para mantenerme alejada de ti. Eso es lo que sé.
La sonrisa desagradable en su rostro era casi intimidante. —Te arrepentirás
de esto.
Abrí bruscamente la puerta del auto. —Lo único que lamento es pasar algo
de tiempo esta mañana escuchándote escupir más mentiras. Eres egoísta Portia.
Si la vida no es lo que quieres, la manipulas hasta que lo sea.
Eso pareció dar en el blanco. Sus ojos se encendieron de ira. Ella no quería
escuchar la verdad. Alguien que no podía decir la verdad no quería escucharla.
—Un día, desearás haberme escuchado.
Las palabras no significaron nada para mí. Ella no significaba nada para
mí. Era la hermana de mi madre. Le había dado la vida a mi hermana. Pero era
un ser con el corazón vacío, y no quería tener nada que ver con ella. La ayuda
que me había dado fue por culpa. No significaba que tuviera corazón. Había
estado cubriendo una mentira. Una que había salido. Una que todavía se
escondía de su mundo.
—Te contactará pronto. Entonces sabrás. —Su advertencia fue lo último
que escuché de la mujer. Me estaba alejando de ella.
Subí a mi auto y cerré la puerta dejándola allí. Jasper debe haberla
cortado financieramente. Había estado lo suficientemente desesperada como
para venir a verme. Él debe de estar haciendo algo para hacerle la vida difícil.
Me sentí mejor por eso. Jasper era un buen hombre. Creía eso. No quería
decepcionarme con él. Era más fuerte que su madre.
Cuando salí por la puerta, eché un vistazo en el espejo retrovisor para ver
a Portia volver a su auto. Tendría que decirle a Stone sobre esto. A él no le
gustaría. No quería molestarle, pero tampoco iba a guardarle secretos.
Mi teléfono sonó con un nuevo mensaje de texto. Estaba conduciendo y
no lo saqué de mi bolso para comprobarlo. Lo que sea podría esperar. Con
suerte, no era Stone y no llegaba tarde.
Dirigiéndome al tráfico, luché contra pensar en todas las cosas que Portia
había dicho. Intentar entenderla era ridículo. Era una alcohólica enloquecida
que no estaba obteniendo lo que quería. Bueno para Jasper. Era hora de que se
126
enfrentara a ella.
Mi teléfono comenzó a sonar y lo ignoré de nuevo. Lo verificaría cuando
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Traducido por Jessgrc96
Stone
L
os ojos de Beulah eran tan malditamente expresivos. Supe en el
momento en que entró en la casa de Gerry que algo andaba mal.
Incluso cuando ella me sonrió dulcemente. La mirada embrujada
estaba allí. Escondía algo.
Esperé hasta que Gerry subió las escaleras para tomar una siesta después
de su paseo mañanero. No me iría sin hablar con Beulah. Tenía algo que decirme.
Cuando Gerry se fue, Beulah se ocupó de limpiar la cocina y no hizo contacto
visual conmigo. La estudié esperando a ver si me decía qué le pasaba o si
continuaba limpiando nerviosamente.
La limpieza continuó. Después de unos minutos, me miró. —¿Puedo
prepararte algo para almorzar?
—No —respondí.
Estaba nerviosa. Ansiosa incluso. Pero no hablaba. Tendría que presionar
más. —Beulah —dije.
Se tensó. Preparándose a sí misma.
—¿Qué pasa? —Le pregunté.
Se mordió el labio inferior mientras sus ojos se detenían en mí. —Portia vino
al apartamento esta mañana.
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¿Portia? ¿Qué demonios quería? —¿Por qué? —pregunté.
Se encogió de hombros. —No le di tiempo para explicarme realmente,
Página
pero lo que sí que escuché fue que quería que hablara con Jasper. Él está
haciendo su vida difícil por lo que he reunido.
No había sido por Heidi. Cuando hablé con Jasper, había sido muy claro
sobre las repercusiones que seguirían si él o Portia llevaban a cabo la prueba de
ADN con Heidi. Él había retrocedido. No era que no quisiera conocer a su
hermana si esa era su verdadera intención. Si hubiera sido sincero, lo habría
ayudado a superarlo con Beulah para que estuviera seguro. Pero cuando le dije
que esto no lo acercaría más a Beulah y que podría más barreras entre ellos de
las que ya habían, inmediatamente se echó atrás. Admitió que echaba de
menos a Beulah. Quería ser parte de su vida. Nunca mencionó a Heidi de nuevo.
Jasper era una buen tipo. Lo sabía mejor que nadie. Pero también sabía
que era débil. Tenía una tendencia a actuar impulsivamente y lamentaba sus
decisiones más tarde. Y cuando las cosas eran difíciles, corría. Justo como lo
había hecho cuando su padre falleció. Había regresado a Savannah este
verano para hacerse cargo del imperio que le quedaba. Necesitaba dirección.
Confió en mí para aconsejarle.
Beulah había cambiado eso. Había decidido irse de Savannah sin
preguntarme. Fue su primero movimiento por su cuenta. Sin embargo, también
era una forma de correr. Lo había estado esperando. Sabiendo que dejaría de
luchar por ella. No era su naturaleza.
—¿Quieres hablar con Jasper? —le pregunté. Beulah era su propia mujer.
Aunque no vi una razón por la que debería hablar con Jasper, no la mantendría
alejada si era lo que quería.
—No. No tenemos nada más que decir. Tuvimos nuestro cierre.
Estaba de acuerdo. Pero el armario Van Allan todavía no estaba vacío. No
sabía exactamente qué estaba escondiendo allí pero sabía que estaba. Al
acecho. Esperando.
—¿Quieres que me encargue de esto?
Ella sacudió la cabeza. —No. Solo déjalo desparecer por sí mismo. No hay
razón para causar drama. No quiero que pierdas tu amistad con Jasper por mí.
Ya la había perdido. Principalmente. Sin embargo, no se lo dije. Perder lo
que tenía con Jasper valía la pena por tener a Beulah a mi lado. Por primera vez
en mi vida, era feliz. Estaba completo.
—Al menos puedo asegurarme de que Portia no vuelva a entrar en la
propiedad. Lamento que haya sucedido.
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—No tienes que disculparte. Me sorprendió. Está desesperada.
Ella era una perra egoísta. Pero no tenía que decirlo. Beulah lo sabía.
Página
Recordarle que la mujer que dio a luz a su hermana era una persona horrible no
tenía sentido.
No me encontraba listo para dejar a Beulah sola todavía. Quería
quedarme aquí y verla relajarse. Sus hombros no se habían relajado. Todavía
estaba molesta.
—Siéntate, Beulah —le dije mientras caminaba hacia donde ella se
hallaba parada. Se acercó y la estreché en mis brazos y la besé suavemente en
los labios—. Siéntate. Me estoy haciendo el almuerzo. También haré lo suficiente
para Gerry. Puede tomarlo cuando se levante.
Beulah frunció el ceño. —Ese es mi trabajo.
—No me importa. Siéntate por favor. Relájate.
Ella suspiró mientras se acercaba para sentarse en la mesa. —¿Qué harás?
No estaba seguro todavía. —Depende de lo que haya en la nevera.
—Puedo mirar en la despensa —respondió ella.
Eso me hizo sonreír al recordar. —Te diriges a esa despensa y te estoy
siguiendo adentro.
Sus mejillas se pusieron rosadas inmediatamente mientras sonreía.
—¿Eso te haría relajarte? —le pregunté. Preguntándome si ella quería.
Pensé que después de que Geraldine nos descubriera la última vez, nunca la
convencería de que lo hiciera de nuevo.
Ella levantó un hombro. Fue un movimiento tímido. Maldita sea.
—Métete en la despensa Beulah y abre las piernas. Luego inclínate con las
manos en la pared. —Cuando lo dije, mi polla comenzó a ponerse rígida.
Ella no pretendía avergonzarse. En cambio, se movió rápidamente a la
despensa. Mierda. Le di tiempo suficiente para ponerse en la posición exacta en
que la quería. Al entrar, encontré el interruptor e iluminé la habitación oscura
antes de cerrar la puerta.
Me giré para ver el trasero desnudo de Beulah en el aire y su cabeza se
volvió para mirarme. Estaba de pie, doblada por la cintura. Sus piernas muy
separadas y una vista clara de su coño y su pequeño agujero en el culo.
Mantuve mis ojos en el área mientras desabrochaba mis jeans y sacaba mi
130
polla para comenzar a frotarla mientras la miraba. De pie detrás de ella, continué
bombeando lentamente y disfruté de la vista. Ella bajo la cabeza y gimió. —Por
Página
favor, Stone.
Alcanzando una mano entre sus piernas, la encontré ya resbaladiza y lista.
Jugué con ella un momento y disfruté de los sonidos de placer que provenían de
ella mientras su trasero se movía. —¿Quieres que te folle? —pregunté como si no
fuera obvio.
—Sabes que sí —dijo sin aliento.
La agarré por las caderas y entré lentamente. Disfrutando de la sensación
de su entrada apretada, absorbiéndome. Apretándome. Ella comenzó a
retroceder contra mi ansiosa por que la liberara. No estaba apurándome en esto.
Ella no lo admitiría, pero le gustaba la idea de ser atrapada.
—Stone, no dormirá mucho más tiempo. Date prisa —su voz estaba
suplicando.
Seguí acariciando dentro y fuera de ella. Suave, lento, y como si
tuviéramos todo el tiempo del mundo.
—¿Te preocupa que ella te escuche follar? ¿O te preocupa no que
puedas venirte?
—¡Ah! Ambos. —Dijo más fuerte esta vez.
Salí de ella y caí de rodillas. Justo antes de que pudiera suplicarme que
volviera a entrar, cubrí su coño necesitado con mi boca.
—¡Oh Dios! —exclamó, y sonreír mientras sus rodillas se doblaban. Lamí
entre los pliegues y luego mordí con fuerza su muslo interior.
—¡Oh, oh, oh! —Estaba rebotando en mi cara ahora. Comencé a sacudir
su clítoris con mi lengua y se sacudió con fuerza y luego volvió a rebotar y gemir.
Se había olvidado dónde estábamos. Sus gritos no eran amortiguados.
—Oh sí, ahí, así. Justo ahí, ¡Ah! —Estaba jadeando salvajemente.
Golpeando mi cara y mi lengua con su coño caliente y húmeda. Toda timidez
había desaparecido. Su modestia desapareció. Tiré su clítoris hinchado en mi
boca y chupé. Ese fue su punto de ruptura.
Tuve que sujetarle ambas piernas mientras se abandonaba y gritaba mi
nombre. Su cuerpo se estremeció sobre mí. Levantándola, la giré y la levanté. La
senté sobre mi polla a punto de explotar. Se deslizó tan rápido que gritó y tuve
que taparle la boca con la mía para amortiguarla.
La levanté arriba y abajo sobre mi eje mientras jadeaba mi nombre. Su
cuerpo todavía temblaba. Sus ojos aún se perdían en la sensación erótica.
Apretándola contra la pared la golpeé con fuerza y levanté sus rodillas hasta
131
justo debajo de mis axilas. Mis ojos se clavaron en los de ella cuando vi que los
suyos se volvían vidriosos cuando explotó una vez más.
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Página
31
Traducción por Veritoj.Vacio
Beulah
N
o le había dicho acerca de los mensajes de texto de Jasper.
Debería hacerlo. No sé porque no lo hice. Había estado pensando
en cómo decirle y no sabía si esto perjudicaría más que ser positivo.
Entonces Stone había dicho que me follaría en la despensa y sonó mejor.
Estaríamos unidos. Cerca. Me tranquilizaría que estuviera aquí. Conmigo. Dentro
de mí. Sin preocupación por Jasper o Portia. Sin inquietud por perder todo lo que
he encontrado.
La cita con el medico no fue hasta el viernes y él volvió a entrar dentro de
mí. Esas fueron tres veces ahora. Tres veces que se había arriesgado. No estaba
asustada y no me arrepentía. Cuando se liberó dentro de mí me sentí marcada
por él. Era una sensación hedonista y siempre me empujó más lejos a mi propia
liberación. La explosión fue tan hermosa que olvidé todo a mi alrededor.
Afortunadamente, Geraldine había dormido otra hora después de una
sesión en la alacena y cuando finalmente bajó las escaleras, ya habíamos
comido emparedados de ensalada de pollo y Stone se había ido. Pero en aquel
momento no me hubiera importado si el Papa entraba y nos atrapaba. Siempre
y cuando Stone siguiera haciendo girar mi mundo.
Mis bragas estaban húmedas. Habían estado así todo el día
recordándome lo que habíamos hecho. Había sido capaz de concentrarme en
eso y no en Jasper. Pero ahora que estaba en casa y Stone estaba aquí, tenía
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que decirle. No quería que pensara que le había estado ocultado algo. Lo había
hecho, pero simplemente porque estaba preocupada sobre cómo podría
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Sacudí mi cabeza.
Puso su mano sobre mi hombro. —Te envié mensaje hace dos horas para
que te quedaras con Geraldine hasta que te llamara.
Sacudí mi cabeza otra vez. —No tengo nada.
Suspiró y pasó una mano por su cabello. —No quieres estar aquí. Estoy
intentando hacer que se vayan.
—Puedo quedarme con Fiona —dije deseando haberlo hecho.
Me estudió por un momento como si estuviera tratando de decidirse. —No
es que no te quiera aquí. Es que son malvadas. Prefiero mantenerte lejos de ellas.
—¿Esa es Margot? —susurré.
Frunció el ceño. —Si. ¿Cómo sabes de ella?
—Jasper, Presley. Tu supuesta prometida ha sido mencionada algunas
veces. —Estaba intentado hacer una broma, pero el ceño en su rostro hacía
obvio que no estaba divertido.
—Winston, ¿Quién es esta chica que entró directamente a tu apartamento
sin tocar? Por favor dime que es la ayuda y no otra niña de las ex esposas de tu
padre. —Su madre sonaba divertida con el ultimo comentario. Margot lanzó
unas risitas.
—Que se jodan —murmuró, luego se dio vuelta para enfrentarlas con su
mano extendida posesivamente sobre mi espalda—. Madre, Margot, esta es
Beulah Edwards. Es mi novia, y vive aquí.
Si hubiera abofeteado a su madre y le hubiera dado una patada en el
estómago su expresión no podría haber estado más horrorizada. Incluso
palideció. Varios tonos en realidad.
Margot dejó escapar una risa aguda. Entonces miré hacia ella. Era
pequeña, hermosa, espectacular incluso, y refinada. Cabello rubio oscuro lacio
y sedoso con ojos azules que me recordaban una piscina. Los labios llenos
rosados casi parecían antinaturales. —No puedes hablar en serio. —Dijo su madre.
Su mano se agarró a mi cintura esta vez y presionó mi cuerpo fuertemente
contra el suyo. —Cuida tus palabras madre. O dejarás mi casa.
—Este no es tu hogar. Manhattan es tu hogar —dijo Margot, arrastrando las
palabras como si todo esto fuera muy divertido.
—Y tú no eres mi madre. Tampoco eres familia. No tengo ninguna razón
para otorgarte ni siquiera una pizca de hospitalidad. Puedes irte ahora.
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La mirada divertida de Margot se convirtió en una de conmoción. Sus ojos
se agradaron e hizo una muy buena imitación de alguien que ha sido ofendido.
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Jasper
L
os secretos eran mentiras con derecho. Uno no podía guardar un
secreto sin mentir. Y reverenciábamos a alguien que podía guardar un
secreto, pero despreciábamos a los que mentían. Era lo mismo. Todos
se unían.
Stone había sido mi hermano desde que éramos niños. Ambos criados por
padres que nos descuidaron. Su padre le pegaba regularmente, mientras que el
mío nunca me puso la mano encima. Aparte de eso, éramos iguales. Existimos
en el mismo mundo. Se esperaba que dirigiera una empresa que heredaría.
Sacar adelante un imperio que nunca había sido su sueño. Casarte bien. No
importaba si no amábamos a nuestras esposas. Se esperaba que tuviéramos
aventuras. Este era nuestro mundo.
Lo había sido. Es lo que finalmente acepté. Entonces Beulah había entrado
en mi mundo y me había cambiado. Me hizo querer algo real. Me dio una razón
para sonreír. Ya no se necesitaban fiestas para entretenerme. El chico perdido
había sido encontrado.
Inmediatamente después de encontrarla y saber que la amaba, se la
llevaron tan permanentemente que me dejó sin nada. No hay esperanza. No
hay oportunidad de un futuro con ella en él. Ni siquiera como amiga. Había
terminado abruptamente. 138
Mirando al edificio que estaba frente a mí sentí culpa por esto. Los secretos
de Stone siempre habían sido como los míos. Los llevaría a la tumba. Pero él la
había robado tan fácilmente. Sin culpa ni remordimiento. Él había facilitado el fin
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de todo contacto que tenía con ella. Mi maldito corazón destrozado no tenía
ninguna consecuencia para él. Dijo que la estaba protegiendo.
¿De mí? La adoraba. Me pararía frente a una maldita bala por esa mujer.
No me importaba que fuéramos parientes. Me habría mudado con ella. Cambié
mi nombre y renuncié a la fortuna si podía tenerla a mi lado. La sangre en
nuestras venas no me hizo amarla menos. Nada lo haría.
Pensaba que conocía a Stone. Pensaba que estaba enamorada de él.
Stone tenía sus propios secretos. Un pasado que lo hizo no digno de Beulah.
Odiaba a su padre, pero tenía motivos. Sin embargo, ese odio le había hecho
perder el control muchas veces a lo largo de los años y dejaba que su padre lo
limpiara. No era el hombre que Beulah creía que era. Él expuso los secretos que
la mantendrían alejada de mí. Sólo estaba devolviéndole el favor.
Las fotos en mi mano se sentían pesadas de arrepentimiento. He luchado
durante semanas haciendo esto, sin querer exponerlo. Incluso después de que
se llevó a Beulah. No quería hacerlo, pero lo haría porque merecía saberlo.
Necesitaba saberlo.
La subida de las escaleras de su apartamento era borrosa mientras
luchaba internamente. Ella nunca sería mía. Eso ya lo sabía. Nuestras líneas de
sangre la impedirían que nos aceptara. Pero ella no se quedaría aquí con él
después de saberlo. Si no podía tenerla, debería estar con alguien digno de ella.
Stone estaba estable ahora. No había actuado en un par de años para fastidiar
a su padre. Pero su pasado estaba allí. Volvería para atormentarlo. Lo sabía tan
bien como yo.
Toqué el timbre y esperé. Aún no estaba aquí. Sólo quedaría el poco
tiempo que tenía para enseñárselo. Al menos lo peor. Muchas de sus
transgresiones eran las de un niño rico y dañado. Pero había uno. Uno que era
un secreto que ella no podría perdonarle.
La puerta se abrió lentamente y Beulah se quedó allí mirándome
nerviosamente. Tuvo que saber que era yo antes de abrir la puerta y de todos
modos la abrió. Ella confiaba en mí. No quería, pero sabía que yo era inocente
del engaño de mis padres.
—Necesito mostrarte algo. —Le dije.
—¿Qué? —preguntó con voz temblorosa. Ella no me había enviado lejos.
Quería saberlo.
—Esto. —Le di las fotos. Eran las más dañinas. Sin palabras, podría decir
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quién era. Lo que ella no sabía. Pero la explicación de dónde estaba ese
pequeño niño ahora sería imperdonable. La conocía lo suficiente como para
saber que no sería capaz de aceptarlo. O entenderlo. Lo hice. No estaba seguro
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Sweet Little Lies
S W E E T # 3
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Abbi Glines
Abbi Glines
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