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Staff

MODERADORA DE TRADUCCIÓN
Mave & Carolina Shaw

TRADUCTORAS
Mave Alysse Volkov Lipi Sergeyev
EstherMaslow Veritoj.Vacio Yira.Patri
Mariana90 Walezuca Niika
Corazon_de_Tinta Jessgrc96 Ezven
RRZOE Bella’ micafp_2530
Gigi

CORRECCIÓN & REVISIÓN FINAL


Carolina Shaw

DISEÑO
Gigi & Carolina Shaw
Índice
Sinopsis

SWEET #2

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1
Traducido por Alysse Volkov

C
onduzco por alrededor de una hora sin ningún destino. Lágrimas
nublaban mi visión, mi pecho dolía, y quería acurrucarme en bolita
y llorar libremente. Pero no había tiempo para eso. Tenía que
pensar en Heidi. Mi hermana. Ella era mi primera preocupación. Siempre mi
primera preocupación. Ella podría nunca saber lo que había pasado.
No tenía una casa o un trabajo ya. Tenía este carro que manejaba y tenía
a mi hermana. Eso era todo. El cuidado de Heidi había sido atendido o creí que
lo fue. Jasper había dicho que él estaba pagando diez años por adelantado,
pero no estoy segura que él tuviera oportunidad para hacer eso aún. Incluso si
lo tuviera, ¿cómo podría dejarlo después de lo que habíamos aprendido? Ella
era mi hermana. Mía. Debería cuidar de ella. No él.
Hace solo tres horas, mi vida parecía perfecta. Había sido feliz y estaba
casi en el punto en que podía aceptar la seguridad que me brindó el amor de
Jasper Van Allan. No lo culpé porque también era un espectador inocente del
oscuro pasado. Nuestras circunstancias no fueron su culpa o la mía, pero debería
haber sabido que no debía confiar en el amor. Fue un camino peligroso que
finalmente descubrió mentiras que siempre llevaron a la ruina.
El hogar que Portia Van Allan había colocado a Heidi para su cuidado a
largo plazo surgió más adelante. Me detuve para respirar antes de caminar
hacia Heidi. Ella no entendería por qué estaba molesta. No quería que Heidi
supiera la fealdad del mundo. Su corazón era demasiado grande y su sonrisa era
demasiado brillante para arruinarlos con nuestra realidad. Las mentiras que
ahora sabía sobre su nacimiento eran secretos que guardaría. Heidi no los
entendería de todos modos. Ella amaba a nuestra madre como yo. Nuestra
madre era una santa y sabía que nunca seríamos lo mismo sin ella.
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El hecho de que Heidi había nacido de Portia Van Allan era un secreto que
me mantendría alejado de ella. Compartir lo de su madre biológica con Heidi no
tenía sentido, incluso si ella pudiera entender, no estaba segura de que eso fuera
posible.
Heidi había sido la persona más importante en mi vida desde que tengo
memoria. Incluso de niña sabía que la diferencia de Heidi la hacía especial.
Precioso. Más fácil de amar.
Por mucho que odiara a Portia por haber echado a Heidi porque ella
había nacido con síndrome de Down y eso no encajaba en su vida, estaba
igualmente agradecida de haberla dejado con mi madre. Portia nos había
entregado a Heidi y ella había completado a mi familia. Siempre habíamos sido
nosotras tres. Un perfecto tres que siempre apreciaría. Nuestra madre nos había
dejado hermosos recuerdos. Ella nos había enseñado que la familia era todo.
Salí de la carretera y metí el auto en el parque. Cruzando mis brazos sobre
el volante, continué llorando. En este punto, llorar era todo lo que podía hacer.
Es lo que necesitaba hacer. Lloraría y lo dejaría todo; mi miedo, mi dolor, mi
incredulidad. Luego secaría mi rostro, entraría y vería a mi hermana. Cuando
entré, planeé abrazar a Heidi con fuerza y no me desmoronaría frente a ella. Era
fuerte. Mi madre me enseñó a ser fuerte. Pero ahora mismo, necesitaba a Heidi.
La extrañaba más que nunca.
Más allá de visitar a Heidi, no sabía qué hacer a continuación. No sabía a
dónde ir.
Justo cuando un fuerte sollozo se escapó, la puerta del pasajero de mi
auto se abrió. Mi cabeza se sacudió en dirección al intruso y estaba lista para
gritar cuando me di cuenta de que era Stone Richmond quien se sentaba a mi
lado. Su cara era dura y fría como siempre.
El mejor amigo de Jasper me odiaba. No estaba segura de que me gustara
tanto tampoco. Stone era cerrado y antipático. Él no aprobaba a Jasper y a mí.
No era ningún secreto que Stone no creía que yo era lo suficientemente buena
para Jasper.
—Llorar no lo hará desaparecer. Llorar nunca ha arreglado una maldita
cosa —dijo mirando al frente por la ventana. Su mandíbula se apretó y su rostro
cincelado pareció determinado.
—Estoy fuera de su vida. ¿Qué quieres? —dije mientras mi voz quebró. Ser
molestada o corregida por Stone no era lo que necesitaba o quería. Ahora o
nunca.
Giró la cabeza para mirarme. —Estaba esperando esto —dijo.
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¿Cómo pudo haber esperado esto? Él ni siquiera sabía los detalles de lo


que había sucedido. Quería darle una bofetada y gritarle para liberar algo de
mi dolor. Pero nunca había sido violenta.
—Quieres que ella se quede aquí, ¿no? A ella le gusta estar aquí —asintió
hacia la casa donde vivía Heidi.
La instalación era perfecta para Heidi. Ella tenía amigos. Le dieron trabajos
que la hicieron sentir productiva. Ella amaba las actividades. La casa le ofrecía
una vida segura, pero le permitió ser independiente.
—Esto cuesta mucho. Jasper quería pagar diez años por adelantado. No
sé si lo hizo, pero no puedo dejarlo. Especialmente ahora —respondí insegura de
por qué estaba preguntando por Heidi.
Extendió la mano y sacó las llaves del contacto. —No deberías conducir
así. Estás muy alterada. Es peligroso.
Tiré mi brazo para arrebatarle las llaves del auto. Estaba enojada porque
sus comentarios no fueron bienvenidos y fuera de lugar. —Devuélveme mis llaves.
Estoy bien.
Él se las metió en el bolsillo. —No, Beulah. No estás bien. Eres un peligro no
solo para ti, sino también para otros en el camino. Tienes que calmarte. —Abrió
la puerta del pasajero—. Te llevaré allí arriba. Pero deberías esperar hasta que tu
cara no esté roja y manchada por el llanto antes de ver a tu hermana. Imagino
que eso la alteraría.
Estuve de acuerdo con él. No quería estar de acuerdo con él. No lo quería
aquí. Pero por un momento, no estaba sola. Incluso si era Stone, ayudaba a
calmarme. Sin embargo, su repentina aparición todavía no tenía sentido, a
menos que Jasper lo hubiera enviado.
—Te envió a buscarme, ¿no es así? —le pregunté mientras permanecía
inmóvil en el asiento del conductor.
Stone esperó un momento y luego bajó del auto. Cerró la puerta de su
auto y caminó para abrir la puerta del lado del conductor. Me senté y lo observé.
Esperando la confirmación de que Jasper estaba tratando de cuidarme. Me
dolió el corazón ante la idea. Jasper no podía hacer eso. Ya no.
Mientras Stone esperaba que saliera del auto, suspiré y salí para mirarlo. —
¿Sabías? ¿Las mentiras? ¿Él te lo dijo?
Stone pareció indiferente. Su rostro no mostró emoción. Me pregunté si fue
su desagrado por mí lo que lo hizo de esta manera. Porque lo había visto reír,
sonreír, y había sido sorprendente. Impresionante incluso. Pero nunca había
hecho esas cosas mientras me miraba.
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—No he visto ni hablado con Jasper desde hoy temprano en su oficina.


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Frunciendo el ceño me pregunté si él sabía algo. ¿Pensaba que habíamos


roto? —Por qué... ¿Qué estás haciendo aquí entonces? ¿Me buscabas?
Stone levantó su barbilla y pareció ligeramente molesto mientras miraba
algo por encima de mi hombro. —Entiende algo, Beulah. Nunca me has caído
mal. Eran las mentiras que odiaba que eventualmente saldrían. Debían hacerlo.
Y cuando lo hicieran, sabía que estarías herida. Sabía que los dos lo harían.
Intentaba proteger a Jasper. —Hizo una pausa y movió su mirada de acero hacia
mí—, e intentaba protegerte.
¿Qué? Negué con la cabeza. Eso no tiene sentido. —¿Qué mentiras sabías?
—porque Stone no podía haber sabido que Heidi era la hija de Portia. O que
Portia era mi tía. ¿Había más secretos que no conocía? No estaba segura de
poder manejar más, pero también sabía que debía enfrentar la verdad. Lo que
sea que fuera.
—Jasper es un buen hombre. Él tiene un buen corazón. Pero su vida ha sido
fácil. Ha sido una con poca destrucción. Nunca se ha enfrentado a una mierda
realmente oscura. Yo sí. Veo más de lo que quiero. Escucho más de lo que otros
quieren que escuche. Cuando llegaste, supe que había algo más en tu
repentina aparición. Sabía que había más de lo que no entendías. Hice mi propia
investigación. Descubrí la verdad con bastante facilidad.
¿Él lo sabía y nunca dijo nada? ¿Simplemente dejó que Jasper y yo nos
enamoráramos sabiendo que nuestra relación era imposible? —¿Lo sabías y no
nos dijiste? ¿Por qué no decirle a Jasper? Quieres protegerlo tanto, pero lo dejas...
nos dejaste ir demasiado lejos.
Dejó escapar una risa profunda que no irradiaba calidez o humor real. —
Beulah, nunca me hubiera creído. En el momento en que puso los ojos en ti, ya
había terminado. Se terminó. Lo vi y supe que no podía evitar lo que sucedería.
Estaba lista para pegarle, pero luego me detuve. Algo no cuadraba.
Estaba tan conmocionada y horrorizada por el nombre de Heidi en ese
certificado de nacimiento que no lo había pensado bien. —Espera... Jasper tiene
veintiún años. Heidi tiene diecinueve años. Somos de la misma edad. Esa… la
historia de Portia. No tiene sentido. Algo está mal. —Miré a Stone en busca de
respuestas. Dijo que ya sabía todo. ¿Sabía por qué Heidi era más joven que
Jasper?
Stone suspiró. —¿Qué te ha dicho?
—Que fue violada antes de casarse con el padre de Jasper, se casó con
ella a pesar de que estaba embarazada. El bebé tenía síndrome de Down y ella
la dejó con mi madre. Pero... Jasper. La línea de tiempo... algo está mal.
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Tenía miedo de esperar que incluso las mentiras fueran incorrectas. Pero
Página

me encontré aferrada a la posibilidad.


2
Traducido por Niika

S
tone parecía estar estudiando el bosque detrás de mí con un
profundo ceño fruncido en su rostro. No respondió de inmediato, y yo
dejé a mi imaginación encargarse de resolver cada escenario que
pudiera. Quería creer que Heidi no era la hija de Portia.
—En los registros del hospital encontré que Heidi fue dada a luz por Portia
Van Allan dieciséis meses después del nacimiento de Jasper. —Entonces me
miró—. Hay fotos en el desván de la casa Van Allan que revisé mientras
permanecí ahí el mes pasado. Las fotos son de Portia embarazada en una bata
blanca, y Jasper es un niño pequeño a su lado.
—¿Qué? Pero… ¿no fue violada? ¿Por qué dijo que lo fue? Nada tiene
sentido. —Las mentiras seguían aclarándose, y había mentiras encima de más
mentiras. ¿Qué podía creer?
—Heidi es una Van Allan. La mitad de la herencia de los Van Allan debe
ser suya. Tiene el derecho a algo. Si alguien supiera la verdad, que los Van Allan
tuvieron una hija y la abandonaron, podría haber una demanda presentada en
nombre de Heidi… por ti.
No entendía. Nada de esto tenía sentido, y nada estaba saliendo bien. No
puedes solo abandonar a un niño. Había fotos de ella embarazada con Jasper
a su lado. La gente tuvo que saber que ella tuvo otro bebé. —Ella no pudo sólo
tener otro bebé y que todos olvidaran que existió.
El dio un corto asentimiento estando de acuerdo. —Eso es lo que también
pensé. Entonces —se detuvo y tomó una larga y profunda respiración. Podía
decir, por su postura y la mirada en su rostro que no quería oír esto. Él tampoco
quería contármelo—, hubo un pequeño y privado funeral con ataúd para Heidi
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Clarisse Van Allan, quién murió durante el parto.


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¿Qué? ¡Qué! Sacudí la cabeza con incredulidad. —No. —Fue todo lo que
podía decir. Mi garganta estaba pesada. Mi pecho se sentía como si unas
toneladas de ladrillos se hubieran puesto sobre él. ¿Cómo podían dos humanos
ser tan fríos y crueles? Para decir que su hija estaba muerta y deshacerse de ella
porque no era lo que querían. Mi hermosa y dulce hermana era la persona más
especial de la Tierra. Sentí comenzar a arder un odio profundo dentro de mí. No
era una emoción con la que estuviera familiarizada, pero se encontraba ahí y
levantándose.
—Con el dinero de los Van Allan, tenían permitido sobornar a cualquiera
para mantener la verdad sobre Heidi en secreto. Nunca hablaron de ella
nuevamente. La gente en su mundo está tan obsesionada con ellos mismos que
no les importan los demás. La muerte de un bebé —ellos enviaron sus
condolencias, y con el tiempo todo fue olvidado. —La mirada en el rostro de
Stone fue de pura repulsión mientras describía cómo esto pudo salir tan
perfectamente.
—Solo la abandonaron. Le entregaron dinero y una niña a mi madre.
Después, ni una palabra más. No hubo nada de ellos. Heidi es el ser humano más
perfecto que conozco. Pero no les importó. —Dije las palabras en voz alta,
tratando de comprenderlo. Nunca lo creería. Ambos eran monstruos. Gente
horrible, terrible, con almas oscuras. Estaba agradecida de que Heidi nunca los
conoció. De que ella tuvo a mi madre para amarla. Mi madre era la mejor.
—Portia ya depende únicamente de Jasper para mantener su vida. No
dejaría ir demasiado lejos que tú y Jasper fueran más allá que estando
emparentados. Pero ella tuvo que contar una historia que le hizo parecer menos
horrible si eso es posible. La violación fue su manera de incorporar una excusa e
intento de obtener compasión o al menos comprensión. No quería que él supiera
la verdad. Pero en su prisa, no ató todos los cabos sueltos de su mentira. Jasper
va a darse cuenta de la misma cosa que tú. Exigirá la verdad. No será capaz de
perdonarla.
¿Cómo alguien podría hacerlo? ¿Cómo una madre hizo eso? —¿Cómo
miro a Heidi sin hacerme pedazos? No seré capaz de abrazarla y no llorar.
Su mirada se movió de la montaña a la hermosa casa que era el lugar
seguro de Heidi. —Eres fuerte. Te he observado. Puedes hacer esto. Haz lo que
haces siempre cuando la visitas. Juega algo de kickball. Déjala hacer lo que sea
que quiera hacer hoy. Disfrútala. Cuando estés preparada para irte, tu coche
estará esperándote. Te llevaré a casa y lo estacionaré, después puedo volver
caminando hasta aquí y recoger mi Rover.
—¿Sólo la dejo aquí? No sé si Jasper les paga ya. Si no lo hace, tengo que
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saber mi próximo movimiento. Si lo hace, entonces… entonces no sé… entonces
ya no sé qué hacer.
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Stone movió sus ojos de vuelta a mí. —Heidi es una Van Allan. Un Van Allan
que vivía en la pobreza en un parque de caravanas mientras sus padres viajaban
por el mundo y vivían lujosamente. Ese dinero es tan suyo como de Jasper.
Sus palabras se hundieron en mí. Lentamente. Había visto el acta de
nacimiento, y sabía que era auténtico. Pero finalmente dejé a mi mente ir ahí,
realmente aceptando que Jasper era el hermano biológico de Heidi. No era mía.
La niña que amaba más que a mí misma no era mi verdadera hermana.
—Ella siempre será tu hermana. —Agregó como si hubiera leído mis
pensamientos—. Su conexión no se romperá por algo tan simple como quién te
dio la vida. El vínculo que tienes con ella es más fuerte que cualquier linaje.
Estaba en lo cierto. Heidi y yo estábamos conectadas. Eso nunca me lo
quitarían. —No puedo verlo o hablar con él. —Susurré—. No aún. A lo mejor no
por un tiempo. Va a pensar bien en esto y darse cuenta que la historia que
contábamos era absurda. Pero no puedo.
—Es mejor que no lo hagas. Puedo arreglar las cosas. Por ahora, metete en
el coche y déjame llevarte a visitar a tu hermana. Te quedarás tranquila al ver
que está siendo cuidada.
Hice lo que dijo. Después de dar la vuelta al coche, me subí al lado del
pasajero. Era gracioso cuán fácil fue obedecer a Stone. La autoridad en su voz
debería molestarme, incluso enfadarme, pero encontré consuelo en sus
autoritarias palabras. Su imponente presencia era tranquilizadora, y yo
necesitaba eso desesperadamente.
Stone nos llevó silenciosamente de vuelta a la carretera. Desde ahí, fue
una distancia corta subiendo la montaña hacia la instalación. La residencia que
había sido una bendición para Heidi después de perder a nuestra madre. Heidi
había adorado a nuestra madre. Siempre se había sentido normal porque mamá
se aseguró que lo hiciera. Si yo hacía algo, se aseguraba de que Heidi lo hiciera
también. Incluso si eso tomaba un montón de nuestra ayuda.
Después de que Stone estacionara el coche, permanecí ahí, mirando
fijamente al vacío. —No quiero que Heidi conozca la verdad nunca. Nuestra
madre, fue nuestra madre. Heidi la ama y extraña. Mamá era el mundo de Heidi.
Esto no es algo que Heidi comprenderá.
No sé por qué le estaba contando esto a Stone. No era como si él fuese a
entrar y contarle a Heidi la horrible verdad. Pero debía contárselo a alguien, y
ahora mismo él era todo lo que tenía.
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—Ella no necesita saberlo. Te tiene a ti. Eso es todo lo que necesita.
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Estaba de acuerdo con todo mi corazón. —Qué pasa si… ¿qué pasa si
Portia quiere verla? ¿Hablar con ella? Si Jasper la rechaza… ¿Y si Portia intenta
usar a Heidi para conseguir el dinero de los Van Allan?
Esa mujer no era alguien a quien quisiera cerca de mi hermana. Era mala,
cruel, y no tenía corazón. Era egoísta y fría. Heidi no era para nada como ella.
—No lo hará —dijo—. Hay mucho en juego. Más que ella estando
arruinada y sin un céntimo. Lo que hizo no fue solo cruel, fue ilegal.
—¿Estás seguro?
—Afirmativo. He comprobado que sus acciones fueron y siguen siendo
ilegales. —Dijo con seguridad.
Giré mi cabeza y lo miré. —Pero puede que decida enfrentar sus mentiras.
Stone se inclinó más cerca hacia mí —más cerca de lo que alguna vez ha
estado. Su mirada era intensa e invitaba a no discutir. Donde Jasper era amable
y acogedor, Stone no lo era. —La primera cosa que tendrás que aprender es
confiar en mí, Beulah. Porque yo no miento, y te prometo que Portia no se
acercará a Heidi.
No agregó que no la dejaría. Pero su expresión era tan resuelta que no lo
dudé. Era difícil no creer su honestidad.
—Está bien —susurré.
Inclinó su cabeza hacia la puerta. —Vete. Ve a ver a Heidi. Olvida esta
mierda por hoy. Voy a enviarte un mensaje con una dirección. Lleva tu coche
allí después de tu visita.
La última parte me confundió. —¿Porqué? —pregunté.
Su ceja izquierda se alzó ligeramente. —¿Tienes un lugar en donde pasar
la noche?
Oh. No había pensado en ello. Sacudí la cabeza.
—Me parecía que no. Te mandaré la dirección. Cuando salgas, dirígete
allí.
Abrí la boca para preguntarle más, pero salió del coche y se fue. Se
marchó así como así. Stone había aparecido de la nada con respuestas, no
mentiras. Me había asegurado que Heidi estaba bien. No me había dejado
derrumbarme. Me había sentido más fuerte con él ahí.
Si era sincera, no quería que se fuera. Durante nuestra breve conversación
en el coche, me había hecho sentir segura. Cuando habló, creí en sus palabras.
Habló con tanta seguridad que simplemente no podía dudar.
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Mi teléfono repicó, y lo saqué de mi bolsillo trasero. Había una dirección


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justo como él dijo. Tenía un lugar donde dormir esta noche y tiempo para
descubrir qué haríamos después. ¿Qué haría?
Saqué las llaves del arranque, y salí del coche desde donde me hallaba
sentada en el lado del asiento del pasajero. Sabía que venir a ver a Heidi me
ayudaría. Ver su sonrisa y saber que estaba bien era lo que necesitaba en este
momento. El apellido en su acta de nacimiento no significaba nada. Heidi era
una Edwards. Siempre lo sería.
Los Van Allan la habían enterrado hace años. El apellido se fue con ese
momento y lugar. La crueldad de sus acciones fue desgarradora. No pude evitar
estar agradecida de que a ella le habían dado una vida mejor. Sabía que
amábamos a Heidi de la manera que se merecía.
—¡Beulah, no te esperábamos! —Forcé una sonrisa mientras Tammy, una
de las enfermeras favoritas de Heidi, me saludaba sorprendida—. Heidi y May
están trabajando en el salón de actividades justo ahora. Van a estar tan
entusiasmada de verte. Incluso si no tienes ninguna galleta o cupcake.
Casi nunca iba a visitar a Heidi con las manos vacías, pero, al fin y al cabo,
también venía cuando estaba esperándome. —Con suerte, la sorpresa de
verme sopesará no tener dulces. —Respondí.
—Oh, ¡lo hará!
Regresé a la sala de actividades. Heidi estaba aprendiendo ganchillo y lo
amaba. Estaba haciendo manoplas y trapos la última vez vine a verla. Me
preguntaba si aquello era lo que tramaban hoy.
Justo cuando estaba a punto de llegar a la sala de manualidades, la
puerta de la oficina se abrió y la Sra. Shell, la gestora de cuentas, salió
caminando. Siempre hacía el pago por los cuidados de Heidi aquí, a ella.
—Beulah, acaba de llegar tu pago por Heidi. Llegó a través del sistema
informático. Es maravilloso que los Van Allan hayan decidido pagar por
adelantado los próximos diez años. Sé que quita una preocupación mensual de
tus hombros. Puedes enfocarte en obtener título del que estaba hablando en
lugar de estar siempre trabajando. —Me guiñó el ojo y caminó por el pasillo sin
esperar mi respuesta.
La residencia de Heidi estaba pagada por ahora. No tenía que
preocuparme. Pero saber que fue pagada con el dinero de los Van Allan me
molestó.
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Página
3
Traducido por EstherMaslow

E
l camino de ladrillo pavimentado lleva a un edificio de apartamentos
de tres pisos que parecía haber sido restaurado recientemente. Cada
piso parecía que sólo tenía un apartamento. La placa exterior del
edificio decía que fue construido en 1920. Stone había estado viviendo en casa
de Jasper, así que no estaba seguro de quién era este apartamento.
Había tres autos estacionados afuera. Un Hummer negro, un Range Rover
blanco y un Porsche rojo. No estaba el Range Rover negro de Stone.
Revisé la dirección otra vez. No me había dado un número de
apartamento o un nombre. Tal vez estaba en el lugar equivocado. Tenía
suficiente dinero para encontrar una habitación de hotel barata para pasar la
noche. Mi otra opción era llamar a las puertas del apartamento para
preguntarles a los ocupantes si me esperaban, lo que parecía un poco
espeluznante.
Antes de que pudiera pensarlo mucho más, una chica con el pelo largo y
casi negro emergió de la puerta principal del edificio. Ella era toda piernas e
increíblemente delgada. Parecía una modelo de pasarela. Sus pantalones
cortos eran diminutos y mostraban sus piernas —eran más largas que los cuerpos
de la mayoría de las personas. Un par de gafas de sol de aviador estaban sobre
su cabeza, aunque el sol ya había empezado a ponerse.
Su mirada se dirigió hacia mí cuando empezó a caminar en mi dirección.
Observé hasta que casi estaba al lado de mi auto antes de abrir la puerta para
ver si venía a hablar conmigo. O me estaba esperando o caminaba para
preguntarme qué hacía estacionado en este complejo de apartamentos de
élite. Un complejo que no parecía tener tráfico y sin coches estacionados en el
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frente que costaba menos de cien mil dólares.
Página

Saliendo del coche, tuve que inclinar la cabeza hacia atrás para mirarla.
Con los tacones que llevaba puestos, medía por lo menos 1,80 m. Se puso el pelo
sobre el hombro y me dio una sonrisa tensa. —Iba a preguntarte si eras Beulah,
pero ahora que te veo sé la respuesta a esa pregunta. Imagínate. —Giró los ojos
y se volvió para regresar al edificio.
No me moví. No estaba segura de lo que quería decir exactamente. Miró
por encima de su hombro. —¿Vienes o no? —preguntó exasperadamente.
No parecía muy feliz con esto. No estaba segura de querer molestar a
alguien que no me quería allí. —No lo creo. —Le contesté decidiendo antes de
que volviera a atacar.
Eso le impidió alejarse con sus tacones y piernas largas. Se giró de nuevo,
pareciéndose mucho a alguien que caminaba por la pasarela. Su mano
izquierda aterrizó sobre su cadera; o el hueso que estaba cubierto de piel y me
miró con los ojos. —¿En serio? Stone se metió en todo este lío, ¿y tú te irás?
¿Qué problema había tenido? No quería que tuviera problemas. Empecé
a preguntarle cuando su Rover entró en el aparcamiento exclusivo. Nunca me
había aliviado de ver a Stone. La sensación era nueva, pero me alegró que
estuviera aquí.
Salió y se acercó a mí y mirando fijamente a la chica. —¿Vienes adentro?
—me preguntó dirigiendo su mirada a mí.
Miré con nerviosismo a la mujer desconocida que ya no estaba frunciendo
el ceño, sino que sonreía educadamente. —Ella es un poco aprensiva. No puedo
convencerla de entrar. —El tono de la chica era dulce y sonaba como si
estuviera hablando de un niño pequeño.
—No tienes adónde ir, Beulah. —Su comportamiento se frustró
rápidamente.
No estaba siendo testaruda. No había estado aquí y era obvio que la
chica no me quería aquí. Decidí no decir eso, ya que este era su apartamento.
O al menos asumí que era su apartamento.
—Lo sé. —Le contesté. Entonces me di cuenta. No tenía nada. Todas mis
cosas estaban en casa de Jasper. Había estado tan molesta por todo lo demás
e intentando concentrarme en Heidi mientras mi mente estaba cambiando
todos los horrores que me habían dicho hoy—. No... —dije mirando dentro de mi
auto por cualquier cosa que pudiera haber dejado ahí—… tengo mis cosas. —
Terminé.
—Están dentro. Las recogí antes. —Contestó Stone como si esto tuviera
sentido.
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—¿Sí? —pregunté confundido.


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—¿De qué otra forma ibas a conseguirlas? —No esperaba una respuesta
a esa pregunta. No pude evitar contestarle de todos modos.
—No lo sé.
—Este es mi edificio. Alquilo los otros dos apartamentos. Presley vive en el
mío. —Dijo mientras caminaba hacia el edificio. Esperaba que lo siguiera. Cerré
la puerta de mi coche y miré el edificio más de cerca. ¿Es dueño de todo el
edificio? No creía que trabajara y mucho menos que fuera dueño de un edificio.
Siempre estaba de fiesta y durmiendo en la casa de la piscina de Stone.
La chica estaba caminando con más que un balanceo en sus caderas
ahora. Asumía que ella era Presley. Actuó como si yo supiera quién era. No me
había dicho su nombre.
—Pero pronto me llevarás a Manhattan. Quiero ver tu nuevo piso allí.
Prefiero vivir allí contigo que aquí en Savannah. —Dijo con voz coqueta mientras
lo miraba fijamente.
—El último piso es mío. La azotea es compartida. Chantel y Fiona están en
el segundo piso. Y Marty y Mack están en el primer piso.
Había ignorado su comentario. Aunque escuchaba contarme sobre el
edificio, fue difícil perderme el que su cuerpo se hubiera tensado
repentinamente. No le gustaba ser ignorada y dudaba que los hombres la
ignoraran a menudo. Estaba confundida porque ella vivía en su apartamento,
así que, ¿qué los hacía eso? Había visto a Stone con muchas mujeres. Jasper
mencionó que una vez Stone había conseguido un anillo para una Margot, pero
eso fue todo. No parecía contento con la idea.
Tener a una mujer viviendo en su apartamento que nunca se quedó
parecía más como una piedra que su acto de héroe repentino. Había sido un
imbécil desde el día que lo conocí. Pero hoy había estado allí cuando pensé que
no tenía a nadie. Estaba confundida con mis sentimientos por él.
—Chantel está en el Caribe con Dameon. Luke rompió con él anoche y
estaba teniendo un colapso, así que ella lo llevó a las islas para alejarse. Luke
hará mi rodaje mañana. Estoy segura de que llegaré a oír su versión de la historia.
Pero es una zorra. Todos le advertimos a Dameon cuando empezó a salir con él.
Presley estaba contando esta historia tan dramáticamente que sentí como
si ella estuviera explicando el episodio perdido de un programa de televisión.
Stone no parecía muy interesado en nada de eso. Se paró frente a Presley y abrió
la puerta. —Quería añadir un teclado para la cerradura para que no
necesitáramos llaves del edificio, pero hay reglas en la ciudad con cualquier
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estructura que se considere histórica. Cuando lo compré para restaurarlo, tuve


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que mantener varias cosas dentro del período de tiempo que fue construido.
Hay cosas específicas que no se pueden tocar para ser consideradas como una
estructura histórica; la puerta, por ejemplo. Tenía que ser restaurada y la original
no podía ser reemplazada. —Agitó su mano para que entráramos.
Presley se adelantó rápidamente y se inclinó para besar a Stone
persistentemente en los labios. —Te extrañé. —Susurró.
No parecía contento con el afecto, pero tampoco la rechazó. Noté que
su mano incluso descansó en su cintura durante un momento.
—No hay ascensor. Nuevamente, tuve que atenerme al código de
restauración histórica. —Dijo mientras entraba.
—Lo cual es un dolor cuando tienes que llevar maletas arriba. —Se quejó
Presley.
Había estado tan callada que decidí decir algo. —Apuesto a que llevar la
comida puede ser difícil. —Pensé que sonaba como algo con lo que ella se
molestaría. Este lugar era hermoso y no podía imaginarme que ella tuviera
motivos para quejarse. Pero decirle eso no la convencería.
Se rio. —¿Por qué llevaría las compras por las escaleras? El servicio de
entrega lo hace cuando pedimos.
¿Había un servicio de entrega de comestibles? Empecé a preguntar eso
en voz alta y decidí no hacerlo. Ella también lo encontraría divertido.
Stone subió las escaleras y Presley corrió a quedarse a su lado. Los seguí
mientras ella susurraba y se reía en su oído. Nunca respondió, pero tampoco la
alejó.
No pertenecía aquí. De repente me di cuenta de que no pertenecía a
ningún sitio y no lo había hecho desde que mi madre falleció. Estaba decidida a
no sentir pena por mí misma. Tenía una cama para dormir esta noche. Mi
situación podría ser peor.

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4
Traducido por Lipi Sergeyev

S
tone había dicho que el edificio era histórico. No me había dado
cuenta de que eso significaba que el apartamento se vería como
algo de la época de Gran Gatsby. Era como si hubiera entrado en el
libro en sí. El exterior había sido impresionante y fiel a ese período de tiempo. Fue
sorprendente porque había imaginado algo más moderno por dentro, y
considerablemente menos impresionante.
—Esto es —dije girando en círculos tomando en la entrada de su
apartamento—, increíble. —Incluso los muebles, aunque la mayoría eran más
nuevos y pocos eran verdaderas antigüedades, se ajustaban al estilo
arquitectónico.
—¿Te gusta? —Había orgullo en su tono.
—¿A quién no le gustaría? —pregunté aun mirando todos los detalles.
—No estarás tan entusiasmada con todo cuando te des cuenta de que los
baños tienen esas viejas bañeras con patas en forma de garra en lugar de un
gran jacuzzi —dijo Presley con un suspiro, como si aquello fuera una verdadera
carga para ella.
Stone no respondió. Me preguntaba si ella le pagó el alquiler. Si vivir en este
precioso apartamento era gratis para ella, era increíblemente grosero de su
parte quejarse. Pensé que las bañeras con patas de garra sonaban geniales.
—¿Cuándo hiciste esto? Pensé que habías estado en la universidad en
New Hampshire hasta este verano. Sabía que había escuchado a Jasper hablar
sobre vivir en New Hampshire como compañeros de cuarto.
—Me gusta restaurar cosas antiguas. Es un hobby. Empecé hace dos años
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y terminé el otoño pasado. La mayoría de los artículos grandes fueron


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completados por contratistas con muchas llamadas telefónicas. Era difícil viajar
hasta aquí para verificar cosas. Sin embargo, venir aquí en vez de quedarme en
Manhattan era agradable.
Presley suspiró dramáticamente. Hacía mucho eso. —Me encanta
Manhattan. Odio a tu madre, pero amo la ciudad.
De nuevo, Stone la ignoró.
—Tú habitación será la tercera puerta a la izquierda —dijo Stone—. Hay un
baño conectado a él, y si puedes soportar las reliquias que lo decoran, es todo
tuyo —dijo lo último con obvio desdén. El comentario anterior de Presley no había
sido bien recibido.
—Gracias, Stone. Agradezco esto. De verdad lo hago. Y pasaré mañana
buscando un lugar para vivir. No seré un obstáculo.
Frunció el ceño. —Tienes mucho que descubrir. La habitación no está
siendo utilizada. Es tuya. Úsala. No te preocupes por un lugar en donde vivir en
este momento. Enfréntate a la otra mierda primero.
No miré a Presley para ver su respuesta. No sería tan agradable como él.
Ya me había dado cuenta de que ella no estaba loca por mí estando aquí.
—Clover viene de visita pronto. Ella necesitará un lugar donde dormir —
dijo Presley rápidamente—. Ella es mi hermana —añadió mientras disparaba una
mirada en mi dirección.
—Clover puede dormir en tu cama tamaño King contigo —le dijo Stone.
La autoridad en su voz era sutil pero inconfundible—. Esa habitación es de Beulah.
Presley inhaló bruscamente. —¿La estás follando? ¿Es eso? Jasper la echó
porque te atrapó con ella, ¿no? ¡No puedo creer que me hicieras esto! Nunca
me has arrojado una en la cara. Todas tus putas, incluso Margot…
—¡Eso será todo, Presley!
Salté, asustada por su orden fuerte. Presley rompió a llorar de inmediato. —
Siempre me lastimas. Siempre. Tu madre no cree que sea lo suficientemente
buena. Es eso, ¿no es cierto? —gimió.
—No el maldito drama. Jesús, guárdalo para tus amigos. No estoy de
humor para ello. —La voz de Stone era aún más fuerte de lo normal y enojada.
Como un padre hablando con un niño—. Ve a lamentarte a Fiona. Bebe vodka
o alguna mierda. Pero no aquí.
Presley me señaló. —¿Y dejarte a solas con ella? ¿Para follar en mi casa?
¡Tu madre también la odiaría! ¡Ella quiere que te cases con Margot! —El chillido
de su voz hizo estremecerme al igual que sus acusaciones.
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—No estoy jodiendo a Beulah. Sin embargo, este es mi hogar. Si quiero


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follar con alguien aquí, lo haré. Mi madre nunca tendrá voz en lo que hago o no
maldita sea. No te debo nada, Presley. Me debes mucho. Recuerda eso y
relájate. Preferiblemente no en este apartamento. —Stone se volvió hacia mí—.
Voy a tomar un whisky ahora. Presley a menudo me impulsa a beber en cortos
períodos de tiempo. ¿Puedo traerte algo o prefieres esconderte en el santuario
de tu habitación?
—¡Ves! Dices cosas como esas, y eres cruel. ¡Cruel, Stone! ¡Cruel! Actúas
como si no significara nada para ti. Al igual que tu padre…
—¡Por el amor de Dios, podrías tomar ese griterío y encontrar a un amigo
para castigarlo con eso —Él sonó fuerte de nuevo. Casi gritando.
Presley giró sobre sus talones y corrió hacia la puerta llorando. Después de
que cerró la puerta detrás de ella, él suspiró y sacudió la cabeza mientras
caminaba hacia la barra y tomaba un vaso del estante al lado.
—¿Quieres un trago? —preguntó de nuevo.
—No gracias. Creo que iré a la habitación.
—No te culpo.
Permanecí allí mirándolo tratando de entender por qué estaba en una
relación con una mujer a la que no parecía importarle particularmente. Él
tampoco era fiel y ella era consciente de eso. No era asunto mío. Él no había
sido más que generoso conmigo hoy. Pero el hombre duro y cruel estaba
parpadeando en sus ojos mientras Presley, tan irritante y malcriada como ella,
había gritado.
—¿Se encuentra bien? ¿Tu novia? No quería causar un problema con ello.
Debería haberla tranquilizado que no había nada con nosotros.
Él me miró y luego tomó un sorbo de whisky. —¿Presley?
Por supuesto, Presley. ¿De quién más estaría hablando? Sin embargo, no
dije eso, simplemente asentí.
—Ella estará bien. Es dramática. Es su naturaleza y siempre lo ha sido. Te
acostumbrarás.
¿Me acostumbraría a sus gritos y llanto? Lo dudaba. —¿Ella hace a
menudo esto?
Él sonrió y tomó un trago. —Hay varias razones por las que estaba
durmiendo en la casa de la piscina de Jasper. Lo que presenciaste fue una de
esas razones.
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—Entonces... ¿Por qué permanecen juntos? —Lo estaba presionando.


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Necesitaba callarme. Esta no era mi casa y él me dejaba quedarme aquí.


—Esa es una historia demasiado complicada para entrar. No he bebido lo
suficiente para descargarla. Tal vez en otro momento.
Me merecía una respuesta más cortante de él por mi curiosidad, pero él
había sido más amable en su respuesta.
—Lo siento. No debería haber preguntado.
Él no estuvo de acuerdo o en desacuerdo. En cambio, continuó bebiendo
y mirándome fijamente con su expresión aburrida. Quería que me fuera. Después
de esa debacle, imaginé que necesitaba paz y tranquilidad, y no a mí haciendo
un millón de preguntas.
—Buenas noches y gracias de nuevo —le dije antes de girarme para
caminar por el pasillo hacia la habitación que dijo era mía.
—Encontrarás tus cosas en el armario —gritó.
—Bien, gracias —le contesté. Había agradecido mucho. Pero no sabía de
qué otra manera expresar mi gratitud. Si esto fuera un piso de soltero regular, me
gustaría ofrecerme para limpiarlo. No lo era, sin embargo, el lugar se encontraba
inmaculado. Tendría que encontrar una manera de pagarle por todo lo que él
había hecho por mí hoy.
—Y Beulah, Presley es mi hermanastra.

22
Página
5
Traducido por Mave

T
engo entendido que los hermanastros no son parientes de sangre,
pero pensar en Presley y Stone juntos sigue siendo preocupante.
¿Crecieron juntos en la misma casa? Porque si eso era cierto, su
relación era… bien… desagradable. ¿No es así? No podría decidir si estaba
siendo crítica o no. Tal vez debería ser más abierta de mente. Obviamente se
hallaban en algún tipo de relación. Su arrebato de ira cuando ella supuso que él
estaba durmiendo conmigo me llevó a creer que ella era su novia.
Si Stone intentaba distraer mis pensamientos de Jasper siendo mi primo y
que mi hermana no lo era sino la hermana de Jasper, entonces él acababa de
lograrlo. Pero solo por un momento.
Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos mientras me sumergía en la
gran bañera con patas.
Esta mañana me había despertado de un sueño. Fue una fantasía que se
disolvió abruptamente cuando me di cuenta de que amaba a un hombre que
no debería amar. Tuve sexo con Jasper, mi primo. Supongo que cuando lo miro
de esa manera, lo que había hecho era mucho peor que Stone y su hermanastra.
Jasper y mi madre eran hermanos. Mi estómago se revolvió ante la idea.
Tan pronto como me dieron la felicidad, me la arrebataron. Y había que
pensar en Heidi. Ella nunca sabría la verdad. Incluso si lo hiciera, no estaba segura
de que ella lo entendería. Mi madre fue nuestra madre. No importaba quién dio
a luz a mi hermana. Portia Van Allan puede haberla traído a este mundo, pero
fue mi madre quien la amó, protegió, enseñó y crio. Heidi extrañaba a mamá,
pero no pensaba en ella todos los días como yo. Ella encontró la felicidad en la
vida tan fácilmente. Siempre la envidié. Estar cerca de ella me hacía feliz. Incluso
23
si era por un corto periodo de tiempo.
Página

No pelearía contra Jasper si él quisiera pagar el cuidado de Heidi. Sabía


que era su manera de ayudar. Después de todo lo que nos enteramos, ella
también era su hermana. Su relación biológica cambiaría las cosas. No podía
esperar que no lo hiciera.
Luego estaba mi corazón, ¿siempre me dolería cuando pensaría en Jasper?
¿Podría algún día verlo y no esperar lo imposible?
El sonido de mi teléfono interrumpió mis pensamientos y me senté para ver
dónde lo había dejado. Cuando volvió a sonar, volví la cabeza hacia el sonido
para encontrar que lo había puesto en el tocador. No quería salir de la bañera
todavía, pero podría ser una llamada de Heidi. Esa fue la única razón por la que
no apagué mi teléfono.
Jasper no vino a buscarme hoy. Él no vino a buscarme. Lo dejé en su casa
rogándome que olvidara la verdad. Cuando ni siquiera el mismo entendía la
verdad. No podría olvidar. Mi corazón podría desear que yo pudiera, pero mi
cabeza no lo permitiría.
De pie, agarré la toalla que estaba en el soporte blanco y dorado al lado
de la bañera y la envolví. Era aún más exuberante que las toallas de los Van Allan.
Corriendo hacia el tocador, alcancé mi teléfono solo para ver el nombre de
Jasper en la pantalla. Tiré mi mano hacia atrás como si fuera una serpiente. No
podía hablar con él. Ya había pensado en la mentira de Portia y se había dado
cuenta de que las cosas no sumaban. Sin embargo, no sería yo quien le dijera la
verdad. Escuchando su voz… No estaba lista. Stone tendría que decirle a Jasper
y mostrarle lo que había encontrado.
No teníamos nada más que decir. ¿O sí? ¿Qué podríamos decir? ¿Perdón
por haber cometido incesto? Me avergonzaba incluso admitiendo esa palabra
para mí. No me gustaba pensar en eso de esa manera. Todavía no podía creer
que fuera cierto. Enamorarme de Jasper había sido el mejor recuerdo que jamás
había hecho, pero ahora se convirtió en el más retorcido.
No le gustó mucho al destino. Estaba empezando a aceptar que tenía la
intención de golpearme continuamente.
Me alejé del teléfono cuando el timbre finalizó. Él recibiría mi mensaje de
voz. Recé para que no dejara un mensaje porque no podía escucharlo. Estaba
convencida de que solo empeoraría nuestra situación actual.
Esperé para ver si la alerta del buzón de voz sonaría. Sabía que
esconderme de mi teléfono no era posible. Apagarlo e intentar desaparecer no
era posible. Tenía que encontrar una manera de aceptar esto. Necesitaba
fuerzas para no desmoronarme ante el sonido de su voz.
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Momentos pasaron y sin alerta por correo electrónico. Nada. Suspiré,


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aliviada de no ser molestada por un mensaje de voz que no podía escuchar. El


sonido de una puerta golpeando resonó por el pasillo y salté. Manteniendo mi
toalla apretada a mí alrededor, volví a la habitación esperando oír a Presley llorar
y gritar. Pero no fue la voz de Presley lo que escuché. Era la de Jasper.
Mis ojos volaron hacia la puerta para asegurarme de que la había
bloqueado. ¿Qué estaba haciendo él aquí?
Las gruesas y enormes puertas amortiguaban sus voces, pero Jasper era
ruidoso. Él estaba gritando. No podía entender exactamente lo que decía, pero
escuché mi nombre. Con cada pausa de sus gritos me esforcé por escuchar a
Stone. No estaba hablando lo suficientemente alto incluso respondiéndole a
Jasper.
Pasaron unos pasos por el pasillo y justo antes de que llegaran a mi puerta,
escuché la voz de Stone decir—: No. —La orden era clara, pero el picaporte de
mi habitación comenzó a moverse.
—¡Beulah! Háblame. Por favor, no puedo… —Él hizo una pausa—. No
puedo perderte por completo. Lo que Stone descubrió sobre mis padres… Lo
siento. Es tan jodidamente retorcido. No me odies por mi apellido. Háblame.
Tiene que haber más en esto. Nos necesitamos el uno al otro.
Retrocedí. No estaba lista. Es posible que nunca esté lista. Las lágrimas
quemaban en mis ojos y pestañeé, forzándolas a caer libremente. Nadie estaba
aquí para verme romperme.
—Ella necesita tiempo —le dijo Stone.
—Beulah. Escucha, ni siquiera sé en qué creer. Lo único de lo que estoy
seguro es que te amo. No me dejes fuera. Nos necesitamos el uno al otro.
Me dejé caer en el borde de la cama y agarré la toalla con fuerza.
Escuchar el dolor en su voz era aplastante. No quería lastimarlo. Pero la verdad
nos había lastimado a los dos.
—Por una vez, deja de ser tan malditamente egoísta. —Stone estaba
enojado. No quería que él peleara con Jasper por mi culpa. Este no era su
problema. No era suya para proteger.
—Beulah…
—¡VÉTE! —gritó Stone, deteniendo a Jasper de decir más.
Hubo silencio.
Finalmente, escuché a Jasper hablando con Stone. —¿Por qué estás
haciendo esto? ¿Por qué la mantienes lejos de mí? ¡Me viste feliz y lo odiaste!
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Al principio hubo una pausa. No pensé que Stone le respondería. Me


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preparé para que Jasper me dijera más. Mirando hacia el baño desde mi
posición en la cama, decidí entrar y cerrar esa puerta. Ayudó a amortiguar sus
voces y me dio un poco de intimidad para recuperar fuerzas.
—Beulah ha tenido suficiente. Ella no es como tú. Su mundo es muy
diferente. Dale tiempo para trabajar en esto. Ella necesita encontrar su terreno
sin este drama adicional.
Me congelé al escuchar las palabras de Stone. No fueron halagadores,
pero fueron objetivos.
—Ella no es como nosotros. ¿No es eso lo que quieres decir? Porque eres
del mismo mundo que yo. Mira tu alrededor. —Jasper ya no gritaba, pero su
enojo aún era obvio.
—No. Mi mundo siempre ha sido diferente al tuyo. No te engañes a ti mismo.
Ahora vete. He tenido suficiente mierda por una noche. Necesito un jodido
descanso.
Esperé para ver si Jasper se marchaba. Me pregunté si haría lo que Stone
le pedía, o si seguirían luchando. Me vestiría y saldría para detenerlos si lo hacían.
No podía dejar que arruinaran su amistad por mi culpa. No era justo para ninguno
de ellos.
—Cuando estés lista para hablar, llámame. Siempre estaré aquí —dijo
Jasper con su voz levantada para que oyera dentro del baño, pero su tono no
sonó tan duro.
Me mordí el labio inferior para amortiguar un sollozo cuando las lágrimas
comenzaron a rodar por mi rostro otra vez. Su paso en retirada significaba que
este interludio había terminado. Él se estaba yendo. Escuché por más gritos, pero
no escuché nada. Después de varios minutos, fui al armario y encontré mi ropa
colgada en vez de mi bolsa de viaje. Parecían perdidas dentro del enorme
armario completo con un espejo de cuerpo entero y una lámpara de araña.
Mañana debía irme. Stone tenía razón. Este no era mi mundo. Necesitaba
dejar de vivir en esto. Hasta ahora solo me había traído tristeza.

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Página
6
Traducido por Mave

E
l apartamento estaba tranquilo. Nunca escuché a Presley regresar
anoche y me había quedado dormida en el momento en que me
metí en la cama. Me había tomado mi tiempo para vestirme y
empacar mis cosas. Esperaba escuchar a alguien moverse en el departamento
esta mañana, pero eran más de las ocho y no se habían abierto o cerrado las
puertas. No hubo sonido en absoluto. Era silencioso.
Abrí la puerta del dormitorio lentamente y miré por el pasillo. Las luces
estaban apagadas. La luz del sol desde las ventanas grandes en todo el
apartamento proporcionaba suficiente luz para ver hacia dónde iba.
Me sentí extraña yéndome sin decirle nada a Stone.
Al final del pasillo, el olor a café se encontró con mi nariz. Pensé que me
encontraría con Stone o con Presley. Si fuera Presley, tal vez estaría más amable
al verme llevando mi bolsa de lona. Mi partida la habría puesto de buen humor.
Me volví, caminando en dirección al olor del café y encontré la cocina.
Stone estaba de espaldas a mí mientras miraba las noticias en un gran televisor
de pantalla plana en la pared opuesta a la puerta. Llevaba una camisa de vestir,
corbata y pantalones vaqueros. Sostenía una taza de café en la mano y fruncía
el ceño cuando las noticias informaban que a algún senador le gustaba un sitio
web porno en Facebook que se había vuelto viral.
Sus hombros eran anchos, pero su tamaño parecía pronunciado en la
camisa de vestir oxford ajustada. El chico de la piscina que había reído y bebido
con amigos no era el mismo hombre frente a mí. Este hombre tenía secretos. Él
era importante, o parecía serlo. Pensé que era un snob elitista y mimado.
Después de ayer, no estaba tan segura de ninguna de esas cosas. Él no estaba
27

sin hogar. Me encontraba equivocada respecto a eso.


Página

Pensé en la fiesta de la piscina y me pregunté por qué Presley no había


estado allí. ¿La mantenía separada de sus amigos? ¿Por qué ella vivía aquí? Su
historia no era asunto mío, pero tenía curiosidad. Stone se había metido debajo
de mi piel desde el momento en que lo conocí. Él me estaba ayudando e incluso
se había enfrentado a Jasper para mantenerlo alejado de mí, eso había
cambiado mi percepción de él. Sus acciones en las últimas veinticuatro horas
me hicieron querer saber más sobre él.
—Hay café y algunos pasteles de la panadería de la ciudad. Eres
bienvenida a ambos, o puedes continuar parada allí y echarme un vistazo
mientras estoy de espalda.
Volvió la cabeza lo suficiente para que yo pudiera ver su sonrisa, luego
señaló con la mano que sostenía su taza hacia el café y los pasteles que
acababa de mencionar. —Sírvete a ti misma. Hay un poco de todo.
Estaba avergonzada de haber sido atrapada mirándolo, pero estaba a
punto de irme. Dudaba que lo volvería a ver pronto, si es que alguna vez lo haría.
Ese pensamiento no debería molestarme. Pero lo hizo.
Sus ojos se posaron en la bolsa de lona en mi mano izquierda. —No te irás,
Beulah. No tienes adónde ir.
—Mi presencia aquí está causando problemas. Presley, luego Jasper… —
Empecé, pero fui interrumpida.
—Presley lo superará hoy. Jasper se esperaba. Espero más de él. Se ha
echado a perder la mayor parte de su vida y eso lleva a creer que pueden tener
lo que quiera. Cuando se les dice que no, reaccionan sin pensar. Ahora, toma
un poco de desayuno, y luego guarda tus cosas. Entonces tengo un lugar donde
llevarte.
Él habló como si sus órdenes eran la ley. Mi opinión no tenía importancia.
No me gustaba que me controlaran o manejaran, pero, por otro lado, no estaba
preparada para decir que no. Alejarme de la única seguridad que tenía en ese
momento parecía absurdo. Luché mentalmente con lo que debo hacer mientras
él volvía a mirar las noticias.
Abrí mi boca dos veces para decir algo. No hubo ningún argumento ni
respuesta peculiar. Finalmente, coloqué debajo mi bolsa de lona y puse mi bolso
encima. Me rendí y acerqué para prepararme una taza de café de una cafetera
muy común. No esperaba eso de Stone. Especialmente no proviniendo de su
mundo de riqueza. Los Van Allan tenían varias máquinas sofisticadas que
producían café, expreso, cappuccino, y luego esa cafetera francesa que
odiaba usar.
28

—Esta es una cafetera normal —le dije mirando a Stone.


Página

Él no miró cuando habló. —El café debe ser simple.


No podría discutir eso. —¿Fuiste a la panadería esta mañana? —le
pregunté, preguntándome cuándo podría haberse ido. Habría escuchado la
puerta. Si permaneció en silencio cuando se había ido, sabía que las gruesas
paredes del apartamento habrían amortiguado el sonido.
—Presley hace que la panadería haga entregas diarias —respondió, aun
mirando la televisión.
Eso parecía extraño. No hubiera pensado que Presley comiera pasteles.
Ella estaba tan delgada. Comer esto todas las mañanas le pondría peso a
cualquiera. Escogí uno que parecía un croissant con glaseado de chocolate. No
estaba seguro de que lo fuera, pero parecía delicioso. No había comido el
almuerzo ni la cena de ayer y me moría de hambre. Me pregunté si le importaría
si comiera dos. O más importante, si a Presley le importaría.
Una vez que las noticias llegaron a un comercial, se volvió para mirarme
mientras estaba parada en el bar con mi desayuno. —Puedes tomar un asiento
en la mesa si lo deseas. Y come más de uno de esos. Hay demasiados.
Me acerqué para recoger el panecillo de fresa, lo puse en mi plato y luego
me dirigí a la mesa. —Gracias. Me desperté hambrienta —admití.
Tomó un sorbo de su café y me estudió. Me encontré esperando que las
noticias volvieran a aparecer para poder comer sin su enfoque rayo láser en mí.
Stone me ponía nerviosa porque no podía decir lo que estaba pensando. Sus
expresiones siempre eran serias. Él siempre parecía cerrado, sin discutir.
—¿Qué tal se te da las personas mayores?
Esa fue la pregunta más extraña y aleatoria que alguna vez me hicieron.
—¿Qué quieres decir exactamente?
Las noticias volvieron después del comercial y él la apagó tocando algo
en su teléfono. Nunca había visto eso antes.
—Tú manejaste a Portia y ella es una perra de alto mantenimiento. Eres
paciente, trabajadora y confiable. Asumiría que serías buena con una anciana
levemente senil.
Cuando no dije nada de inmediato continuó—: Geraldine Mayweather es
una amiga mía. Ella está en un punto en la vida donde necesita ayuda con sus
actividades diarias. Limpiar, cocinar comidas pequeñas, recordarle que tome sus
pastillas, y a veces dónde está el baño o qué año es, son algunas cosas con las
que podría necesitar ayuda. Creo que serías perfecta para trabajar con alguien
en su situación.
29
Oh. Un trabajo. Uno que sabía que podía hacer. Stone lo dijo como
si nada.
Página

—Eso suena genial —respondí rápidamente—, gracias. No sé cómo puedo


recompensarte por todo lo que has hecho.
—No me agradezcas todavía. Voy a presentarte a Geraldine. Tendrá que
aprobarte, por supuesto. Es su decisión.
Asentí. —Por supuesto. ¿Cuándo podemos ir?
—Tan pronto como termines de comer y vuelvas a guardar tu bolsa en el
armario de tu habitación.
—Gracias —repetí.
Él dejó su taza en el fregadero y salió de la habitación sin decir nada más.
Terminé el croissant de chocolate y el panecillo de fresas y luego enjuagué
mi plato y ambas tazas. Después de secar los platos, localicé los armarios
correctos para poder guardarlos.
Mientras caminaba para recoger mi bolsa de lona, la puerta de entrada
se abrió. Me congelé esperando que fuera Stone abriendo la puerta.
Los tacones hicieron clic en el suelo de mármol y se dirigieron hacia la
cocina. No había forma de que pudiera escapar de ella. Preparándome, recogí
mi bolsa de lona y miré hacia la puerta justo cuando Presley entraba a la cocina.
Ella estaba con la misma ropa que llevaba la noche anterior. Su rostro
había sido lavado sin maquillaje, y sus ojos parecían ligeramente inyectados en
sangre. Ella se pavoneó más allá de mí. —¿Ya te estás yendo? —preguntó ella
en un tono aburrido.
No quería responderle, pero no podía salir de la habitación sin reconocerla.
Eso sería grosero. —No, no me voy todavía. Lo estaba, pero ya no. Pronto lo
estaré. —Agregué lo último para evitar un ataque de gritos.
—¿Por qué hay pasteles aquí? Jesús, ¿quién se come estas calorías por la
mañana? —Se giró y me miró con horror—. Tus caderas solo se volverán más
grandes comiendo eso.
No comía los pasteles. Lo que significaba que ella no los ordenó.
—Yo no, quiero decir que esos no son… —no estaba segura de cómo
responderle.
Puso los ojos en blanco. —Bien, no son de Stone. Solo come claras de
huevo y tostadas de trigo integral para el desayuno. Lo hago para él.
El hecho de hablarme como si fuera una niña atrapada en una mentira no
fue lo que me dejó sin palabras. Era que la única explicación tenía que ser…
30
Stone pidió los pasteles.
Página

Para mí.
7
Traducido por EstherMaslow

N
o quería que supiera que me había comprado pasteles, así que no
le hablé de mi conversación con Presley. Volví al dormitorio,
desempaqué mi bolso y lo esperé en la puerta. Salió de la cocina
con expresión de enfado.
—Nos llevaremos los dos coches por si Geraldine decide que encajas y te
contrata. Necesitarás tu auto para volver aquí esta noche.
Mis llaves ya estaban en mi bolso, así que asentí y lo seguí hasta la puerta.
Antes de que pudiera cerrar la puerta tras nosotros, el sonido de los tacones
haciendo clic resonó por el vestíbulo delantero mientras Presley corría hacia él.
—¡Que tengas un buen día, bebé! —dijo mientras se tiraba a su pecho.
Lo de la hermanastra fue todo lo que pude ver. Era perturbador, pero me
obligué a no pensar en ello. No sabía toda la historia. No le devolvió el abrazo y
eso la puso más desesperada. Empezó a besarle la cara.
Tomó ambos brazos en sus manos y la apartó de él. —Presley, por favor.
Sacó el labio inferior en un puchero. —¿Cuándo volverás?
—Cuando termine con mi día. Adiós. —Y con eso, se fue.
No la miré mientras caminaba detrás de él. Eso había sido incómodo. Y un
poco triste. Stone no fue cruel con Presley. Tampoco le dio el afecto que ella
quería o esperaba, que yo me di cuenta en algún momento que él debía tener.
Bajamos silenciosamente por las escaleras y salimos por las puertas del
estacionamiento. Sólo había otro coche estacionado allí, el Porsche rojo. Parecía
algo que Presley conduciría.
31

—Sígueme. —Dijo. Su voz era imponente y no invitaba a tonterías.


Página

Me tropecé detrás de él mientras caminaba hacia su vehículo.


No fue hasta que estuve conduciendo mi auto que los eventos del día
anterior comenzaron a repetirse en mi cabeza. La pesadez en mi estómago y el
dolor en mi pecho que no había desaparecido eran recordatorios constantes.
Pensé en mi madre y en cómo debía sentirse cuando Portia llegó con Heidi. Sabía
que mi madre nunca la habría rechazado ni siquiera sin el dinero. Pero cuán
exhausta y asustada tenía que haber estado a veces. Con dos niñas pequeñas,
sin ayuda y una que necesitaba el cuidado extra que necesitaba Heidi. El dinero
que le habían dado sólo duró poco tiempo. Las cuentas médicas de Heidi se
acumularon rápidamente al principio.
Heidi no caminó hasta que tenía cinco años. Estábamos en la cocina
coloreando la mesa cuando ella dio sus primeros pasos. Tuve que seguir
recordándole que no comiera sus crayones mientras mamá horneaba galletas
para la cena. Hacía galletas cada vez que tenía un poco de dinero.
Había dejado caer un lápiz de color verde y me puse de pie para
recogerlo cuando Heidi se puso de pie y dio sus primeros pasos hacia el lápiz
caído. Dijo con orgullo—: Lo tengo.
Mamá había hecho pastelitos para celebrarlo después de comer las
galletas con salsa de salchichas. La imagen de ella abrazando fuertemente a
Heidi y diciéndole lo orgullosa que se encontraba todavía estaba en mi cabeza.
Pero ahora… Ahora que sabía que Heidi no era su hija, hacía a mi madre aún
más especial. Y no pensé que eso fuera posible.
Recuerdo cuando mamá me besaba la cabeza a la hora de acostarme,
me decía que me metiera en la cama y que pronto regresaría. Me quedaba
dormida antes de que ella llegara porque Heidi no descansaría hasta que mamá
la hubiera arrullado. Algunas noches tomaba horas. De lo contrario, Heidi lloraría.
La oscuridad la asustaba, incluso conmigo en la misma habitación. Mamá se
agachaba y susurraba en mi oído—: No podría vivir esta vida sin ti, mi bella Beulah.
Eres mi fuente de fortaleza. Heidi es mi alegría, pero tú, dulce chica, eres mi
corazón. Nunca olvides cuánto te amo. Incluso cuando no puedo abrazarte
todo el tiempo que quieras o arroparte por la noche.
Esas palabras tienen más sentido ahora. Comprendí lo que nunca
me dijo. Era algo que no necesitaba saber. Extrañaba a mamá todos los días.
Siempre me dijo que yo era su fuerza, pero ella era mía. No sabía cómo podía
ser la suya.
Mi atención se desvió hacia la carretera cuando Stone encendió su
intermitente y se volvió hacia un camino de entrada delante de mí. Había un
32
enorme muro de piedra con una puerta de hierro forjado con la letra M en el
centro. Stone se asomó por la ventana y dijo algo a una pequeña caja negra y
Página

la puerta se abrió lentamente. Lo seguí dentro de la fortaleza o lo que sea que


fuera esto. Arboles de magnolias bordeaban la entrada hasta que se abrió y
apareció un pequeño castillo. Mi mandíbula cayó al ver toda la grandeza.
Nunca había visto una casa como esta. Parecía un auténtico castillo.
Stone condujo alrededor para estacionarse justo delante de las escaleras
que conducían a las impresionantes puertas. Incluso había leones de piedra en
el fondo de las escaleras. Me estacioné detrás de él y me senté allí admirándolo.
¿Alguien construyó esto para que pareciera un castillo? ¿Y por qué?
Stone estaba de pie frente a mí bloqueando mi vista y moví mis ojos para
ver los suyos. Se encogió de hombros como si fuera de esperar. Después de
apagar el coche, cogí las llaves y me bajé del coche.
—¿Qué demonios? —pregunté. Mis palabras estaban cargadas de temor.
—Es un poco excéntrica. Su marido satisfizo sus caprichos cuando estaba
vivo. Esta casa era una de ellas.
—Esto es más que un capricho. —Dije caminando para encontrarlo en las
escaleras.
—No para Victor Mayweather.
Empecé a preguntar más cuando una de las puertas se abrió y apareció
una pequeña dama con el pelo blanco como la nieve levantado en colitas. —
¡Stone! Pensé que el lechero estaba aquí. Llega tarde. —Dijo ella arrojando las
manos al aire.
—El lechero no vendrá hoy, Gerry, amor. Se jubiló hace unos sesenta y
cinco años.
Frunció el ceño y puso un dedo en sus labios arrugados. —Eso es correcto.
Me había olvidado de eso. Bill era un buen hombre. Siempre traía la mejor leche.
También hacía frío.
Stone se agachó para presionar un beso en su mejilla. —Buenos días.
Le dio unas palmaditas en la mejilla. —Buenos días a ti también, querido.
¿Decidiste casarte después de todo? Ella es encantadora. Puedo ver por qué
cambiaste de opinión. —dijo Geraldine mientras me sonreía.
—No cambié de opinión. Sigo sin casarme. Ésta es Beulah, la chica de la
que te hablé. La que creo que te gustaría tener aquí para ayudarte con las cosas
durante el día. Como tus opciones de peinado. —Agregó la última parte con
una pequeña sonrisa. Nunca me había sonreído así a mí.
Hacía un chiste que sólo yo entendería. Sus ojos brillaban con su sonrisa y
33

me dejó sin aliento.


Página

—¡Oh sí, sí, sí! Lo recuerdo. Estaba pensando que me gustaría teñirme el
pelo de rojo. ¿Ella puede teñir el pelo?
Se rió entre dientes. Una verdadera risa. Fue… increíble.
—Me gusta tu cabello. Del hermoso tono de platino que es. No cambiemos
eso.
Suspiró. —Muy bien. Lo dejaré así sólo para ti.

—Gracias. —Contestó con total sinceridad.


—¿Crees que podrías encontrar dónde fueron mis gallinas? Iba a hacer
unos huevos para el desayuno. —Me preguntó.
—Yo...
—Aquí no hay gallinas. Eso fue en tu cabaña en Bath. Ya no vives más en
Inglaterra. —Le dijo Stone, deteniéndome antes de que accediera a encontrar
las gallinas.
Ella agitó la mano y se rio. —Eso es correcto. Me mudé la semana pasada.
—Respondió—. Entra. Todos nos resfriaremos aquí.
Volvió corriendo adentro y noté que uno de sus zapatos era una zapatilla
roja y el otro una zapatilla blanca de tenis.
Trabajar aquí nunca sería aburrido, sabía que eso era seguro.

34
Página
8
Traducido por Lipi Sergeyev

G
eraldine nos llevó a una sala con dos sofás que se veían como
antigüedades caras, nadie debería verse sentado y dos sillas altas.
Había una chimenea hecha de mármol, sobre la que colgaba una
pintura de un hombre alto y apuesto, de cabello negro y mandíbula cuadrada.
Aunque parecía ser un retrato, era demasiado perfecto para ser un hombre real.
—Hay cinco habitaciones de huéspedes, cada una con baño privado. Los
tengo nombrados y necesitarás memorizarlos. Trataremos que sea hoy día. La
suite principal tiene dos baños y dos salas de estar. La cocina está en el pasillo a
la izquierda. El comedor que uso a diario está enfrente. El comedor formal para
entretención o fiestas se encuentran en el ala derecha más abajo. No es
apropiado tenerlo demasiado cerca de la cocina. Hay una biblioteca, una
oficina, un baño, un tocador, una terraza acristalada y esta sala que necesita
quitar el polvo, barrer y cosas similares todos los días. No puedo mantenerme al
corriente con todo esto ya. Dejé ir la ayuda después de que Víctor pasara
porque se interpusieron en mi camino. —Hizo una pausa y sonrió—. Ni siquiera te
ofrecí té antes de comenzar la descripción del trabajo. Lo lamento muchísimo.
Prometo que normalmente no soy tan grosera.
—Nos encantaría una taza —respondió Stone.
Ella nos sonrió a los dos. —Vuelvo enseguida.
Observé mientras caminaba con gracia desde la habitación,
desconcertada por su completo cambio de personalidad.
—Ella tiene sus momentos. Llegamos durante uno. En su mayor parte, ella
es linda con ello. Pero los hechizos como los llama, vienen y se pierde, se
confunde, se olvida, y a menudo piensa que son los años 50 y que vive en
35

Inglaterra. Aprenderás a detectar el interruptor.


Página

—¡Oh cielos! ¿Qué hay en mis pies? —Escuchamos su voz horrorizada


desde la cocina. Stone se rio entre dientes.
—Tendrá que arreglar eso antes de regresar.
Me reí. —Este será el trabajo más interesante que he tenido.
—Sí, probablemente lo será.
—¿Cómo la conoces? —le pregunté.
Él suspiró y miró la foto sobre su manto. —El esposo de Gerry, Víctor, era un
socio de negocios de mis padres. Mi madre solía dejarme en la oficina de mi
papá porque estaba saliendo y mi llanto era demasiado para ella. Por supuesto,
tenía niñeras, pero siempre renunciaron porque mi madre las volvía locas. Gerry
estaba allí un día con Víctor cuando mi madre me llevó para dejarme. Papá
estaba molesto porque tenía trabajo y se había ido otra niñera. Gerry me llevó
con ella ese día. A lo largo de los años me dejaron con ella a menudo. Ella era
la única mujer constante en mi vida desde que era un bebé. Los recuerdos que
tengo de mi madre son escasos. Ella vino y se fue, al igual que muchas esposas
de mi padre. Pero Gerry horneó galletas conmigo, me llevó al zoológico, me leyó,
me enseñó a andar en bicicleta y se quedó a mi lado en el hospital después de
que mi apéndice se rompió cuando yo tenía diez años. Mi madre estaba en Italia
con un amigo. —Dejó de hablar cuando los pasos de Gerry se acercaban.
Llevaba una bandeja plateada con un bonito juego de té. —Ahora,
bebamos un poco de té y hablemos de tu salario.
Vi cómo Stone le sonreía. Había amor en sus ojos. Esta mujer era muy
especial para él, y confiaba en mí para cuidarla. Su confianza me honró. Este no
era un puesto que escogió a cualquiera para llenar. Entendí, y me aseguraría de
nunca decepcionarlo ni a él ni a Geraldine.
—Habrá momentos en los que seré todo un caso, te lo haré saber.
Prepárate para eso —dijo mientras se sentaba con las piernas cruzadas. Noté
que ahora tenía zapatillas negras combinadas en sus pies.
—Creo que ella ya fue testigo de eso, Gerry —dijo Stone con un acento
divertido.
Geraldine frunció el ceño. Entonces sus ojos se abrieron de par en par, y
miró sus zapatos. —Sí, mis zapatos eran un desastre, ¿verdad?
—Tengo reuniones hoy, Gerry. ¿Por qué tú y Beulah no arreglan las cosas?
Puedes mostrarle todo. Déjale sentir cómo te gusta que llegue tu día. Estoy a una
llamada de distancia si alguna de ustedes me necesita —me miró entonces.
—Estaremos bien. No te preocupes por ella. No voy a asustarla —dijo
36

Geraldine y luego me guiñó un ojo. Me gustó esta mujer. A mi madre también le


Página

hubiera gustado ella.


Stone se levantó, dejó su tasa sobre la bandeja y luego la besó en la mejilla
otra vez. —Entonces la dejaré a tu cuidado. —Su tono era gentil y cariñoso.
¿Quién era este hombre?
—¿Qué reuniones tienes? ¿Todavía manejas todos los asuntos para el
chico Jasper? Es hora de que los resuelva. Tienes a tu imperio en ejecución. Y la
de Víctor.
Stone sacudió la cabeza como para impedir que dijera algo más. —Todo
está bajo control, Gerry —dijo y me dio una sonrisa apretada antes de salir
rápidamente.
¿Manejando los asuntos de Jasper?
—Ese chico trabaja demasiado —dijo con un suspiro—. ¿Te gusta cultivar?
Tengo un huerto en la parte de atrás. Me da algo que hacer en lugar de estar
sentada en esta gran casa sola todos los días. —El cambio de tema fue rápido,
y luego ella se levantó de la silla y se acercó a la ventana—. Él es un buen chico.
Generalmente me pregunto cómo es posible con padres como los suyo. Sin
embargo, lo hizo muy bien. —Me miró—. En cambio, no puedo decir lo mismo de
Jasper. Ese estaba atrapado con Portia. Lo arruinó.
Stone no quería que ella dijera nada de esto, pero me hallaba aferrada a
cada palabra. Estaba descubriendo más verdades todos los días. Mi tiempo con
Jasper fue breve y no sabía tanto como creía. Había asumido y juzgado cosas
que eran incorrectas. Jasper confió en Stone, no al revés. Sin embargo, Jasper
me había dejado pensar lo contrario. Se sentía como que todo lo que sabía se
había centrado en mentiras.
—Ahora, cuéntame sobre ti Beulah. Empezando de donde obtuviste ese
nombre. Es hebreo, sabes. Significa casada.
Me impresionó que ella supiera el significado y el origen de mi nombre sin
buscarlo. Ella era una mujer bien educada que había vivido lo que parecía ser
una vida elaborada. Y era amable. Ella había sido una madre de un niño cuya
madre lo descuidó. Eso solo hizo respetarla.
—Mi madre escuchó el nombre en un programa de televisión cuando
estaba embarazada de mí. Ella era joven, y pensó que el nombre era único y
especial. Me quería a esas cosas, así que me dijo que me había nombrado en
consecuencia.
Geraldine sonrió. —Bueno, eso suena bien. ¿Ella era una buena madre,
entonces? ¿A pesar de haber sido joven?
37

—La mejor del mundo —respondí sin pausa. No importaba cuántas


Página

mentiras giraran dentro y fuera de mi vida, el amor de mi madre siempre sería la


verdad.
Entendí que no me había mentido sobre Heidi para lastimarme. Ella había
mentido para proteger a Heidi.
9
Traducido por Mave

L
os autos se encontraban por todas partes, mientras entraba
lentamente al pequeño estacionamiento afuera del apartamento de
Stone. Había un único lugar de estacionamiento junto al Rover de
Stone. Eso era extraño, ya que los autos estaban estacionados a ambos lados
del camino pavimentado con ladrillos que conducía al frente del edificio. Varios
bloqueaban los otros autos que estacionaban aquí regularmente.
Aparqué en el lugar y apagué el auto, luego escuché el sonido. Era música
y gente. Obviamente, Por eso, todos los autos llegaron aquí. Me estiré para
agarrar mi bolso del asiento a mi lado y luego bajé del automóvil. Caminando
hacia la puerta, oí más ruido y me di cuenta de que venía del techo. Alguien me
gritaba. Escuché—: ¿Hemos pedido algo de entretenimiento? —Y levanté mi
mirada para ver a un tipo sonriéndome con una botella de cerveza en la mano.
La puerta principal se encontraba desbloqueada. Entré al edificio y eché
un vistazo dentro de la puerta abierta del apartamento del primer piso. La gente
en el interior se reía, y había voces que provenían de más adentro del
apartamento.
Esto era muy diferente del tranquilo edificio que había dejado el día de
hoy. Me preguntaba si alguna de las otras personas que vivían en el edificio
alguna vez hayan estado en casa. Ya no me preguntaba más.
Un tipo con cabello negro que rozaba sus hombros y ojos marrones oscuros
salió por la puerta. Tenía el pelo recogido detrás de las orejas y estaba
ligeramente curvado cerca del extremo. Su mirada se fijó en mí y me detuve. No
estaba segura de sí debería presentarme o simplemente seguir caminando.
38

—Debes ser Beulah —dijo mientras una sonrisa lenta y fácil se extendía por
Página

su rostro anguloso.
—Sí —respondí insegura de cómo lo sabía y me sentí un poco incómoda
de que no tenía idea de quién era.
—Soy Mack. Este es mi lugar. Escuché todo acerca de ti antes.
—Oh sí. Stone me dijo que tú y Marty viven aquí. Encantada de conocerte.
Una risa profunda y baja fue su respuesta, y me pregunté si había dicho
algo gracioso. No sabía lo que podría ser eso. Intentaba ser amable.
—Cuando las cosas se vuelven demasiado agitadas con la perra loca de
arriba, eres bienvenida a esconderte aquí. Ella te odia. Ella no tiene un motivo
real para hacerlo, pero después de verte, creo que lo he descubierto. —Su tono
era amistoso.
—Gracias… Creo —dije, no estando segura de sí debería aceptar que
Presley estaba algo fuera de su salud mental o no. Decidí ir con la verdad—. Tiene
una idea equivocada sobre Stone y yo.
Esa respuesta pareció complacerlo. —Es bueno saberlo. Cuídate ahora y
no seas una extraña.
Empecé a decir gracias, luego pensé mejor porque parecía redundante.
En cambio, lo saludé con la mano. Una pequeña charla no era lo mío.
Continué subiendo las escaleras solo para encontrar la puerta del segundo
piso abierta y más voces y una fiesta adentro también. ¿Todo el edificio estaba
de fiesta? ¿Esta gente no tenía trabajo de qué preocuparse el día de mañana?
Caminé hacia el tercer piso rápidamente antes de que alguien saliera por
la puerta para saludarme. Cuando llegué al último piso, esa puerta también
estaba abierta, aunque las voces no eran tan fuertes y no había música desde
adentro. No sabía a qué me enfrentaría ya que Presley ya había comenzado a
compartir su aversión por mí con los demás en el edificio. A Mack no pareció
importarle su opinión. Esperaba que los otros sintieran lo mismo.
Al entrar, vi globos plateados y una pancarta de Feliz Cumpleaños en la
entrada. ¿Todo el edificio estaba celebrando un cumpleaños? Podía escuchar
la risa procedente de la gran sala y la cocina, pero no me sentía cómoda
preguntando de quién era el cumpleaños. No me habían dicho que habría una
fiesta, por lo que supuse no estaba invitada.
Hice una pausa para decidir si debía dirigirme directamente a mi
habitación temporal o hacer aparición cuando vi movimiento por el rabillo del
ojo. Mirando por el pasillo, encontré a Stone allí. Estaba apoyado contra la pared
con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos fijos en mí.
39

Caminé por el pasillo para agradecerle por mi trabajo una vez más y
Página

posiblemente me dijera lo que debía hacer. Esperaba secretamente que


sugiriera que me relajara en mi habitación. Toda esta gente me ponía nerviosa.
—¿Es el cumpleaños de alguien que conozco? —le dije mientras me
acercaba a él.
Frunció el ceño y echó un vistazo a las decoraciones en la entrada de su
departamento. —Desafortunadamente.
Esa respuesta no me sorprendió. Stone no parecía ser el tipo de persona
que disfrutara de una fiesta de cumpleaños en su espacio. —Supongo que no
planificaste esto.
Suspiró y cambió su mirada a la mía. —La mayoría de los años me voy del
país. Solo. Hago algo que quiero hacer. Miro algo de mi lista de deseos. Pero este
año… este año me quedé. Y Presley hizo esto.
—¿Es tu cumpleaños? —pregunté, sintiéndome terrible por no haberlo
sabido. Nadie había dicho nada. Ni siquiera Geraldine.
—No. Mi cumpleaños es en dos semanas. Sin embargo, Presley temía que
desapareciera, así que lo hizo temprano.
Tenía dos semanas para encontrar un regalo para agradecerle por todo
lo que había hecho por mí y desearle feliz cumpleaños. Le pediría ayuda a
Geraldine. Ella sabría lo que le gustaba. Me sentí mal por él porque parecía que
a Presley no le importaba si disfrutaba de una fiesta o no.
—Estoy segura de que ella tiene buenas intenciones —le dije tratando de
mantenerme positiva sobre ella.
Alzó las cejas. —¿Es eso lo que realmente piensas, Beulah? ¿O solo estás
siendo amable porque eso es lo que haces? Me gustaría saber lo que realmente
piensas. No lo que crees que deberías pensar.
Él estaba preguntando por mis pensamientos. No estaba segura de que
alguien me hubiera preguntado eso alguna vez. ¿Quién podría? No fue cortés
acorralar a alguien así. Pero fue honesto y real, y esas fueron dos cosas que
extrañaba últimamente.
Abrí la boca y me preparé para decir lo que pensaba. No fue agradable,
pero era correcto. Cero recubrimientos de azúcar tal como lo había solicitado.
—Presley es egoísta y malcriada. Ella puede tener algunos problemas de infancia
que no conozco, pero eso no excusa su comportamiento. Hizo una fiesta porque
le gusta la atención. No está preocupada por nadie más que por ella misma. —
Mi boca se cerró de golpe, y tuve que luchar contra el impulso de cubrirme la
boca con horror. ¿Alguna vez dije algo tan increíblemente directo? ¿Sin pensar
40

en los sentimientos de otra persona?


Página

Stone sonrió. Fue esa sonrisa lo que hizo que mi ritmo cardíaco se
convirtiera en un frenesí.
—Eso está mejor. Sonó real y no ensayado. Prefiero la honestidad. Brutal,
dura pero jodidamente real. Hay suficiente mierda en mi vida.
Se apartó de la pared y se paró frente a mí. Su cuerpo se alzaba sobre el
mío y su aroma era una fragancia oscura y tentadora que me hizo inhalar
profundamente.
—Confío en ti. Tienes un alma amable. Incluso cuando eres honesta, no es
cruel. Eso es raro en mi mundo. Debes saber que nunca me acercaré a ti. No me
abriré nunca a ti. ¿Entiendes?
Sus palabras pasaron de ser complementarias a otra cosa. ¿Pensaba que
yo quería que se acercara a mí? ¿Había emitido ese ambiente? Tal vez la forma
en que olía o la forma en que sonreía me hizo sentir mareada, pero no estaba
presionando. No esperaba nada más. Llegué a la conclusión de que su
comentario me había insultado.
—No recuerdo pedirte que lo hagas. Ya me enamoré una vez, y me hizo
añicos. No estoy buscando un reemplazo. —Mantuve mi voz fría y estaba
bastante orgullosa de mí misma por la forma en que respondí.
Se inclinó hacia abajo asegurándose de que mis ojos se clavaran en los
suyos. —No, no lo hiciste —susurró antes de enderezarse y caminar por el pasillo
hacia su habitación. Permanecí allí hasta que la puerta de su habitación se cerró
detrás de él. Él no se giró para mirarme. Él solo me dejó con esas últimas palabras.
Estaba enojada. No debería sentirme molesta con él. Le debía demasiado.
Pero su necesidad de ser brutalmente honesto no siempre era aceptable.
Especialmente cuando no sabía de qué estaba hablando. Él no podía decirme
lo que sentía.
Me giré, entré en mi habitación y cerré la puerta detrás de mí. Cerré la
puerta y gruñí de frustración.
¿Lo único que odiaba de sus últimas palabras? Me estaba forzando a
cuestionar involuntariamente mis sentimientos. Me preguntaba si me había
enamorado de Jasper. Si había tiempo para eso. En realidad, no conocía a
Jasper, realmente no. Me di cuenta de que me había engañado incluso si no
eran tan importantes. El problema era que me había engañado.
Dejé caer mi bolso sobre la cama, me dejé caer sobre la colcha y me
quedé mirando el techo. Cada momento que tuve con Jasper había sido
mágico. Él me hizo sentir como nunca antes. No quería pensar que nada de eso
41
no fue real. Se sintió real. No perdería esos recuerdos porque Stone era cínico.
Mis recuerdos con Jasper eran algo que nadie me estaba quitando.
Página
10
Traducido por EstherMaslow

L
a mañana siguiente me desperté viendo el reloj despertador antes de
que se apagara. Miré el reloj —sólo eran las cinco. Sentada en la cama,
escuché. Las gruesas paredes y puertas silenciaban la mayoría de los
gritos. Algunas palabras fueron claras, pero no sabía de qué se trataba. Volver a
dormir no sería posible ahora.
Mi primer pensamiento fue que era Jasper. Volvería aquí para hablar
conmigo.
Salí de la cama y bajé mi mirada al pijama rosa descolorido que mi madre
me había regalado para Navidad cuando tenía dieciséis años. Cambiarme de
ropa antes de salir a enfrentarme a lo que pasaba parecía una tontería. No me
importaba lo que cualquiera pensara de mi pijama. Especialmente Stone. Y
Jasper ya lo había visto.
Si era Jasper el que hacía una escena a las cinco de la mañana, ya era
hora de ocuparme de él. Stone había sido de gran ayuda y no debería pelearse
con su mejor amigo por mi estadía aquí. Esconderme de Jasper para siempre no
sería posible de todos modos. Había tenido un día entero para recuperarme. La
vida continuaría. Heidi siempre sería mi hermana. Y aparte de los Van Allan
pagando por su cuidado, no serían parte de su vida.
Abriendo mi puerta, respiré hondo para calmar mis nervios y prepararme y
luego me dirigí por el pasillo hacia las voces. Stone exigía que respetara su casa.
Me detuve y esperé. Tal vez estaba confundido. Pensé que había oído dos voces
masculinas, no la de Presley.
—Jesús, Stone, relájate. Siempre estás tan jodidamente molesto. Te hizo
una fiesta. Todos se fueron tarde. Se limpiará. —Dijo el otro chico.
42

—No recuerdo haberte preguntado qué carajo pensabas al respecto. —


Página

Stone le disparó.
—¡Basta! ¡Sólo detente! ¿Por qué no puedes ser amable? ¡Siempre eres tan
malvado! —Presley se lamentó en voz alta.
Luego hubo silencio.
Quería volver corriendo a mi habitación, pero me había acercado tanto
que tenía miedo de que me escucharan si me daba la vuelta y volvía
caminando. Necesitaba esperar hasta que volviera a gritar.
—Vives aquí gratis. Cuando la perra de tu madre no quería saber nada de
la mocosa consentida que había criado, te acepté. Él no lo hizo. No olvides eso.
—Es una declaración injusta. ¿Siempre se pelean? Necesito un poco de
cafeína y una aspirina para lidiar con esto. —Dijo la otra voz.
—¿Injusta? Estabas casado con su madre. Te pilló follando con su hija y la
echó a patadas. No te pidieron que te fueras y te quedaste a pesar de las
circunstancias. —Las palabras de Stone abrieron mi mandíbula. ¿Había oído eso
correctamente?
—¡Déjalo, Stone! La mitad del maldito país se ha casado con su madre. —
Gritó el otro tipo.
—Sal de mi casa, Wesley. Si quieres esto, ve con él. Pero no hagas una puta
fiesta en mi casa, la destruyes y la usas como una forma de meter a este bastardo
bajo mi techo.
—¡Me lastimaste con ella! —gritó Presley.
Esperé, cubriéndome la boca en caso de que alguna otra bomba
demente fuera lanzada y terminé jadeando en voz alta. Tengo que moverme
pronto o uno de ellos saldría de la gran sala y me encontraría aquí.
—Necesitaba un lugar donde vivir. Le di un lugar. Lo mismo que yo hice por
ti.
—¿Y te la follaste como me lo hiciste a mí? —Presley le devolvió el tiro.
Hubo un suspiro. —Fue una vez, Presley. Estábamos borrachos. Me
sorprendiste desnudo en el jacuzzi. Soy un hombre y tú me estabas montando a
horcajadas frotándome tu coño en el polla. Confía en mí, me he arrepentido de
ese fallo de juicio desde el momento en que ocurrió.
—Eres un bastardo frío como tu padre. —Dijo el otro hombre.
—Dice el hombre que vivía de una mujer y se acostaba con su hija a sus
espaldas. ¿Qué pasó Wesley? ¿Te quedaste sin dinero o no encuentras otra mujer
descerebrada para mantenerte?
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—¡Basta! ¡No puedo quedarme aquí contigo! Eres desagradable y cruel.


Página

Me voy con Wesley. Él me amaba. Se preocupaba por mí. —Dijo Presley diciendo
las palabras como si fueran una amenaza.
Me eché atrás lentamente rezando para que nadie oyera mis pasos. Este
no era mi drama y no debí haber oído nada de él. Permanecer aquí tanto tiempo
había sido un error. Había estado congelada en mi lugar escuchando cada
palabra como si fuera un drama televisivo.
—Por favor, vete con él. No tienes dinero. Su profesión es vivir de mujeres
ricas. Buena suerte con todo eso. —Respondió Stone y empecé a apresurarme
mientras bajaba de puntillas por el pasillo.
—¡No lo conoces! —gritó Presley.
No hubo respuesta.
Volví a meterme en mi habitación y empecé a cerrar la puerta cuando se
detuvo justo antes de que el pestillo se cerrara. Una mano la tenía abierta. Mi
corazón literalmente se detuvo y me mordí el labio inferior.
—Confío en que eso haya respondido a tu curiosidad. —La voz de Stone
era seria. No tuve tiempo de decidir si estaba enojado o si debía responder. Su
mano se había ido y la presión de mi peso corporal empujó la puerta a cerrar
con un portazo.
Salté hacia atrás y miré a la puerta con incredulidad. Me había pillado.
Pero no estaba molesto. Al menos no pensé que lo estaba. Eso fue grosero de mi
parte al escuchar. Incluso intrusivo. Le debía una disculpa. Podría haber
intentado escapar antes.
Algunas puertas más se cerraron de golpe. Presley gritó cosas. Me apresuré
al baño a ducharme y vestirme para el día. Tendría que enfrentarme a Stone y
disculparme en algún momento.
Necesitaba pensar en cómo decirlo.
Mientras el agua corría por mi rostro, la imagen de Stone desnudo en un
jacuzzi apareció en mi cabeza sin ser invitada y traté de apartarla. No quería
pensar en Stone desnudo, pero la imagen no se iba. Lo había visto sin camisa.
Sabía lo impresionante que era su cuerpo.
Frustrada, tarareé la canción favorita de mi madre de Elvis Presley y traté
de concentrarme en la letra. Traté de imaginarme cualquier cosa menos la
imagen que mi mente seguía mostrando. Cuando mi cuerpo cosquilleó al
recordar sin querer la descripción de Stone de ser montado desnudo, me cubrí
la cara, horrorizada por mi reacción y mis pensamientos. ¿Cómo me excitó eso?
44
¿Estaba enferma de la cabeza y sólo ahora me doy cuenta?
—No soy una enferma, no soy una enferma —repetí en voz baja hasta que
Página

el agua se volvió fría.


11
Traducido por Mave

G
eraldine vino a la puerta con un bikini de rayas rojas y un gran
sombrero de paja, llevando un vaso de Martini lleno de leche. Por
un lado, estaba un poco sorprendida. Por otro lado, estaba
agradecida de que ella se preparaba sin pensar para un viaje inexistente al
Caribe porque me ayudaba a ahogar mis pensamientos.
Estaba limpiando la cocina después del almuerzo cuando Geraldine
finalmente salió de su hechizo.
—¿Por qué estoy usando este bikini? —preguntó ella.
Me giré de cargar el lavavajillas para verla envuelta alrededor de una
toalla y su sombrero se había ido.
—Estabas empacando para un viaje al Caribe —le dije.
Ella suspiró y puso los ojos en blanco. —Querido Dios, si alguna vez vuelvo
a visitar ese lugar, no me dejes usar esto. Mis muslos han visto días mejores.
Sonreí. —Pensé que te veías genial en eso. Esperaba tener su actitud sobre
la vida cuando fuera mayor y mi cerebro se dispersara.
—Gracias. Pero confía en mí. Hubo una vez hace mucho tiempo que hacía
girar cabezas —dijo con orgullo.
—Te creo.
Ella devolvió mi sonrisa. —Creo que tengo que desempacar. Si pudieras
regar el jardín mientras guardo las cosas, sería maravilloso.
—Sí, por supuesto.
45
Ella comenzó a irse, luego se detuvo y me miró. —Eres una buena chica.
He conocido muchas bellezas. Muchas que han entrado y salido de la vida de
Página

Stone. Pero nunca me encontré con una con tu espíritu o corazón. No te rindas
con él.
Abrí la boca para decirle que Stone solo me estaba ayudando y que tenía
una idea equivocada sobre nosotros. Sin embargo, ella había salido de la
habitación y sus pasos resonaban en el pasillo antes de que pudiera reunir mis
palabras para responder.
Seguramente Stone le había explicado nuestra situación. No querría que
ella pensara que había algo entre nosotros. Su mente estaba dispersa. Tal vez se
encontraba confundida nuevamente pensando que yo era una chica de su
pasado. Esa idea me entristeció. Stone no era un hombre ideal con quien pasar
la vida. Es duro, franco y cruel a veces. Miraba por debajo de la nariz a los demás
y es cerrado. Pero también tenía un punto débil. La idea de una chica
lastimándolo hizo que me doliera un poco el corazón, solo un poco.

***

Regar el jardín tomó más de una hora. Es una instalación impresionante y


ayer me contó cómo Stone la ayudó a organizarlo durante las vacaciones de
primavera hace tres años. Pasaron cuatro días preparando el riego y
asegurándose de que el sistema de siembra se había instalado correctamente.
Él había sido un estudiante de segundo año en la universidad. Sus amigos se
habrían ido a algún lugar exótico para ir de fiesta, pero él había venido para
ayudar a una anciana a comenzar un jardín en su castillo multimillonario.
Acciones como esa hicieron que el Stone que me había dicho que no
había estado enamorada de Jasper pareciera una persona diferente. Era como
si hubiera dos de él. Uno que respetaba y admiraba, y la otra que quería golpear
en la cara.
Me preguntaba cuántos recuerdos de infancia tenía Stone en este patio
trasero. Por los retazos que había aprendido sobre sus padres, este debió haber
sido su lugar seguro. Venía aquí para ser un niño pequeño y sentirse seguro. Me
criaron con amor y seguridad. No sabía lo que era crecer con padres como el
suyo. No podía esperar que fuera normal después de eso.
—Beulah, cariño, parece que tenemos compañía. Creo que es más para
ti que para mí —llamó Geraldine desde el patio trasero. Cuando dejé la
manguera de agua y volví a mirarla, el ceño preocupado que llevaba me hizo
pensar que podría estar teniendo otro hechizo.
46

—Estaré allí —le aseguré y apagué los rociadores que estaban listos para
Página

regar la mayoría de los cultivos. Ella se quedó en el patio. Su ceño fruncido


también permaneció en su lugar. Me preguntaba qué podría estar imaginando
para tenerla tan enojada. Stone no me había preparado para un hechizo como
este. Solo sabía sobre sus episodios más entretenidos.
—¿Está todo bien? —le pregunté una vez que la alcancé. Suspiró
pesadamente como si odiara decirme qué pasaba.
—No estoy segura, para ser honesta. Él siempre ha sido bienvenido aquí.
Por eso, no pensé una cosa al respecto cuando llegó a la puerta. Felizmente lo
dejé entrar. Estaba lista para hacerle una taza de té y darle de comer una
porción del pastel de almendra que hiciste antes. Pero cuando entró a la casa,
pidió verte y lo recordé. Stone me advirtió que esto podría pasar y dijo que
debería pedirte que lo llamaras si intentaba entrar aquí. Pero… lo olvidé, y ahora
él está aquí. En el salón.
—Jasper —no era una pregunta. Aunque nunca había dicho su nombre,
sabía a quién se refería. Él no debería haber venido a mi trabajo. A un lugar
donde siempre había sido bienvenido. Fue un error aprovecharse de Geraldine.
En lugar del desastre de pánico que había sentido cada vez que pensaba que
debía enfrentarlo, esta vez estaba enojada. Frustrada de que hiciera algo así y
de que hubiera molestado a Geraldine.
Enfrentarlo era lo último que quería hacer, pero no permitiría que esto la
molestara más de lo que ella estaba. —Está bien. No es para preocuparse. Veré
si puedo ayudarlo y luego lo envío en su camino. O puede darle un poco de
pastel y disfrutar de su té. Estoy seguro de que le gustaría eso.
Ella sacudió su cabeza. —Oh no. Él no debe quedarse aquí contigo. Stone
me dijo que me asegurara de que esto no sucediera, y lo arruiné.
La angustia en su voz era injusta para ella. Jasper estaba siendo egoísta.
—Entonces tienes un asiento en la cocina, y déjame manejar a Jasper. Esto no
es un problema en absoluto y Stone ni siquiera necesita saberlo.
Geraldine se pellizcó los labios y negó con la cabeza. —No, no. Tendré que
decírselo. Y no entrarás allí sola. Stone no dijo por qué, pero fue muy inflexible al
respecto. Solo desearía haberlo recordado antes.
Discutir con ella era una pérdida de tiempo.
—Si estás segura —le dije, preocupada porque esto era demasiado estrés
para ella.
Asintió con firmeza. —Absolutamente.
47
No sabía lo que diría ni por qué estaba aquí, pero tenía que lidiar con esto
y hacer que se fuera. Viniendo entre él y la amistad de Stone me hacía sentir
Página

terrible. Jasper y Stone eran tan cercanos como hermanos. No fue hasta después
de irme que me di cuenta de lo cerca que eran. Stone y Jasper no tenían mucha
familia por lo que pude ver, y no se perderían el uno al otro por mí.
—Entonces veamos qué quiere nuestro invitado —le dije con una sonrisa
que no era genuina.
Ella me estudió y luego suspiró. —Esto no es bueno —murmuró—. Vámonos.
Con Geraldine a mi lado, caminamos hacia el salón, y comencé a
entrenarme mentalmente para enfrentarlo. Tenía que hacer esto sin ninguna
grieta o colapso por el bien de Geraldine. Quizás por mi bien también.
Cuando llegamos a la puerta, Geraldine se puso delante de mí casi
protectora. —La traje, pero se supone que no deberías estar aquí. Lo había
olvidado. Entonces no te dejaré solo. Stone no me dio ningún detalle sobre la
situación y sé que ustedes chicos están cerca. Si él piensa que no deberías estar
cerca de Beulah, entonces debió ser una buena razón.
Los ojos de Jasper no estaban en Geraldine, estaban encerrados en mí.
Me dolió el pecho al verlo. Me sorprendió que no fuera tan doloroso como había
temido. No me importaba lo que dijo Stone, amaba a Jasper. O lo hice. La forma
en que sentía por él había cambiado. Mis sentimientos tuvieron que cambiar con
la verdad. Era una Van Allan y el hermano biológico de mi hermana. No estaba
amargada de que mi hermana no tuviera la vida privilegiada que Jasper tenía
porque le habían dado algo mucho mejor. Sentí pena de tener que crecer con
esos monstruos como sus padres.
—Stone no me permite entrar al edificio. No respondes mis llamadas o
mensajes de texto. No sabía de qué otra manera hablar contigo. —La súplica en
su voz era difícil de ignorar.
—Stone está tratando de protegerte. Tienes que aceptar la verdad y
admitir las mentiras, entonces quizás podamos hablar. En este momento, es
demasiado fresco, demasiado doloroso.
Jasper dio un paso hacia mí, y Geraldine dio un paso hacia él como una
advertencia silenciosa. A ella no parecía importarle que Jasper fuera un pie más
alto que ella. Ella mantuvo la cabeza en alto y lo miró con determinación.
—Gerry, sabes que no la lastimaré. Solo necesito hablar con ella.
Geraldine negó con la cabeza. —Estás hablando, pero no te estás
acercando. Se suponía que no debía dejarte entrar.
Jasper levantó sus ojos para mirarme. —Quiero una prueba de ADN para
Heidi. Y también estoy haciendo una por mí. Yo… Demonios, no sé lo que mis
padres fueron capaces. Si Stone tiene razón… Jesús, podría ser un bastardo de
48

uno de los secretarios de mi padre. Necesito saber la verdad. No puedo


Página

simplemente aceptar lo que Stone cree es verdad. Dios sabe que mi madre no
puede decir la verdad. Ella todavía se está protegiendo a sí misma. Ella siempre
lo hará.
Heidi no necesitaba un examen de ADN. La asustaría o la confundiría.
Negué con la cabeza. —No molestaré a Heidi.
Dio otro paso en mi dirección. —Ella nunca sabrá. Necesitamos un hisopo
de su boca y un mechón de cabello. Nada más. Si ella es una Van Allan,
entonces ella merece la herencia que es legítimamente suya.
—¡No! Ella es una Edwards. Mi madre —sentí la emoción obstruir mi
garganta por lo que era difícil hablar—, mi madre… fue nuestra madre y ella
siempre lo será. Heidi necesita saber nada más que eso. ¡No te dejaré enfrentarla!
Nada es más importante que Heidi. —Estaba hablando en voz alta, mi corazón
latía en mi pecho por otras razones que no fuera ver a Jasper. Era miedo de no
poder proteger a Heidi si ella era una Van Allan.
—Nunca, nunca, la lastimaría. Ella nunca tendría que saber nada más de
lo que hace ahora. Pero… Me gustaría tener permiso para visitarla. Si ella es mi
hermana, entonces me he perdido de eso. Nunca tuve un hermano. Quiero
saber del mío.
Mi garganta se estaba cerrando, y mis manos se sentían sudorosas. Negué
con la cabeza y me alejé de él. El pánico causaba que mi visión se nublara. Esto
no estaba sucediendo. Si no tuviera ningún derecho sobre ella, si descubrieran
que ella no era mi hermana… podría perderla. Podrían alejarla de mí. Podrían
llevarla a donde quisieran, y ella me necesitaría. Ella estaría asustada y
confundida.
No podía respirar. No podía respirar.

49
Página
12
Traducido por Ezven

A
ntes de que pudiera tener un total ataque de pánico, la puerta de
entrada se abrió de un golpe.
—¡Jasper! —El rugido de Stone resonó en la casa. Di un salto,
moviendo mi cabeza hacia los lados para verlo dar pasos largos y rápidos hacia
el salón con una expresión de furia en el rostro. Nunca lo había visto demostrar
este tipo de emoción. Por un momento, salí de la crisis total que estaba teniendo
a causa de mi hermana.
Su mirada osciló hacia mí, y su expresión se suavizó.
—¿Estás bien? —preguntó, su tono aún duro.
Busqué la manera de simplemente asentir, porque no estaba segura de sí
estaba bien, y me daba miedo decirle otra cosa.
—No, se siente muy mal. Ni siquiera estaba respirando. Es toda mi culpa.
Yo lo dejé entrar. Lo olvidé. Pensé que había venido a visitarme. —Geraldine
estaba alterada y yo había fallado en mi intento de mantenerla tranquila. Había
olvidado mi decisión de tratar esto con calma y hacer que fuera inofensivo para
ella cuando él dijo que quería hacer una prueba de ADN a Heidi.
Mi respiración volvió a entrecortarse, recordándome lo que podría pasar.
Qué tan fácilmente mi mundo podría ser alejado de mí. Heidi era todo lo que
tenía.
—Jesús, te has puesto pálida —dijo Stone mientras se acercaba a mí en
tres rápidos pasos y me estudiaba. Su expresión feroz no fue suficiente para evitar
que las lágrimas brotaran de mis ojos—. ¡Fuera! ¡Ahora! ¡FUERA! —Volvió a rugir
Stone mientras encaraba a Jasper. Comenzó a avanzar hacia Jasper con tanta
50

rapidez que temí lo que fuera a hacer.


Página

Jasper no discutió, pero respondió a la mirada de Stone con una de las


suyas mientras pasaba a su lado y se dirigía hacia las puertas de entrada. Stone
tocó el brazo de Geraldine.
—Gracias por llamarme. Nada de esto es tu culpa. Siento que haya traído
esto a tu hogar. —Su tono era tierno.
Ella sacudió la cabeza y me miró.
—No, no, no. Debería haberlo recordado. Debería haber…
—Hiciste exactamente lo que debías hacer —le aseguró y luego me
observó—. Toma a Beulah y hazle un poco de té. Estará bien. Es fuerte.
Era como si me estuviera hablando a mí en vez de a ella. Incluso asentí,
estando de acuerdo. Estaría bien. Podía hacer esto. No me rompería.
Debía necesitar esa seguridad. Con un ligero asentimiento confirmó que
estaba de acuerdo, y luego nos dejó allí y siguió el camino por el que Jasper se
había ido. Lo observé irse, y cada uno de sus pasos tenía un propósito. Jasper no
era débil ni pequeño. Eran similares en tamaño. Pero algo en Stone lo hacía más
intimidante. Era más duro que Jasper y tenía pensamientos más oscuros. Como
si su instinto de supervivencia fuera más profundo en él que en otras personas.
Me pregunté si su infancia tendría algo que ver con eso.
—Jasper tendría que haber esperado por eso —dijo Geraldine con una
sacudida de cabeza, como si estuviera decepcionada por sus decisiones—. Ven,
cariño. Vamos a hacer algo de té. Es bueno para calmar los nervios. Tu linda tez
se ha puesto pálida.
Dejé que Geraldine me llevara de vuelta a la cocina, pero me sentía
culpable. Esta no era la batalla de Stone.
—Debería ir allí afuera y hablarles. Él y Jasper son demasiado cercanos.
Entonces, Geraldine se rió. Fue un sonido con gracia, y continuó riéndose
mientras entraba en la cocina.
—Siéntate —me ordenó apuntando con un dedo hacia la mesa—. Stone
puede hacerse cargo de esto. Jasper vino a mi casa cuando debería haber
sabido qué pasaría. Este es un asunto del que debe encargarse Stone, no tú.
Necesitas tomar distancia. Por lo que he oído estás lidiando con asuntos
familiares que pueden angustiarte mucho. Imagino que los Van Allan hicieron
algo horrible. Y por la conversación que acabo de oír —hizo una pausa y me
observó con la tetera en la mano—, esa bebé suya no murió. —Pareció estar
esperando una confirmación. No pude responder. Si Geraldine sabía sobre la
verdadera identidad de Heidi, ¿entonces quién más recordaba la bebé que los
Van Allan enterraron?
51

Frunció el ceño.
Página

—Las peores. Solo las peores personas podrían hacer algo así. —Su voz era
apenas poco más que un susurro.
—Ella es la mejor persona que conozco —solté repentinamente,
necesitando que Geraldine supiera que Heidi no era para nada como sus padres.
—La forma en que la amas es un testamento de ello. Dime. ¿Por qué
estaban disgustados como para deshacerse de la bebé de una manera tan
engañosa?
Stone confiaba en Geraldine. Y ella obviamente conocía a los Van Allan y
lo había hecho por un largo tiempo si recordaba el nacimiento de Heidi. Con
suerte este se volvería mi trabajo. Estaría aquí por años por venir con ella.
—Heidi tiene síndrome de Down —dije, sabiendo que eventualmente
Geraldine se enteraría de cualquier modo.
Asintió.
—Debí haberlo adivinado cuando hablaste sobre ella antes. Ese tipo de
alma tan hermosa usualmente viene de un niño. Me alegro de que la madre que
amaste con tanto cariño haya sido también la suya. Portia Van Allan es… —Hizo
una mueca y dijo—: Mala hierba.
—Es la hermana de mi madre —expliqué.
Geraldine me observó durante un momento antes de que su expresión se
suavizara.
—Dos hermanas totalmente diferentes. En mi opinión, Dios trajo al mundo
a dos preciosas chicas y quiso que las criara una mujer que mereciera que la
llamaran mamá. Heidi estaba destinada a estar con tu madre. En tu corazón y
en el de Heidi, siempre lo estará. No importa lo que los Van Allan decidan hacer
o decir.
Se giró para hacer nuestro té y observé su espalda sintiendo algo de paz
por sus palabras. Geraldine era una mujer única. Quería ponerme de pie,
abrazarla y agradecerle por haber dicho aquello. Por escucharme. Por darme
este trabajo.
Se dio la vuelta con una expresión de sorpresa en el rostro.
—¡El árbol de navidad debería llegar hoy! Ni siquiera he preparado la sidra
aún. ¿Crees que podamos hacer algunas guirnaldas con palomitas de maíz
luego? No quiero que el árbol esté vacío. Victor necesitará los adornos que están
en el ático. Tengo algunos antiguos, sabes —mi madre tenía adornos hermosos
hechos a mano. Exquisitos, diría. Gloriosos. Deberás tratarlos con cuidado. Pero
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ya verás —continuó divagando, dejando el té olvidado en la encimera, y
comenzó a buscar en la despensa los materiales para hacer la sidra.
Página

—¡No tenemos nada! ¡No estoy para nada lista para las fiestas! Claudia
tendrá que llevarme a la ciudad. ¿Qué es un árbol sin el aroma a tarta de
arándanos en el horno? —Sonaba como si estuviera en pánico mientras salía de
la cocina.
Di un salto y la seguí, sin estar segura de lo próximo que haría.
La gran puerta de entrada se abrió de un golpe, y Stone entró con el ceño
fruncido. Frenó cuando vio a Geraldine acercarse a él con rapidez.
—¡Oh, Stone! Estás aquí. Bien, bien, puedes ir a buscar los adornos. Están
en el ático donde los empaqué el año pasado. El árbol estará aquí dentro de
poco. Claudia me llevará a conseguir la sidra y tarta de arándanos en la ciudad.
¡Estaremos festivos en nada de tiempo! ¡Tú sólo espera y mira! —Aplaudió y dio
un pequeño salto.
Los ojos de Stone se movieron desde ella hacia mí.
—Parece que es diciembre —dijo, arrastrando las palabras.
Asentí.
—¿Estás bien? —preguntó.
—Sí. Ya me he recompuesto. Perdón por venirme abajo.
Él no pareció satisfecho con mi respuesta.
—Jasper no volverá. No habrá examen de ADN.
El suspiro que solté me trajo un gran alivio. —Gracias.
—Cuando estés lista para hablarle, dímelo.
—Está bien.
—Ven Claudia, querida, tenemos que ir a la ciudad —dijo Geraldine
mientras se movía en círculos buscando algo—. ¿Dónde está el perchero? Tenía
uno aquí al lado de la puerta. No podemos salir con este clima sin nuestros
abrigos, bufandas y gorros. —Estaba angustiándose de nuevo.
—Gerry, estamos a finales de julio y hace treinta y siete grados afuera. No
necesitas un abrigo, y tampoco salir a buscar sidra.
Ella pareció confundida.
—Oh. Supongo que tengo que avisarle a Claudia —murmuró y se dio la
vuelta para alejarse.
Cuando entró a la biblioteca, Stone posó su vista sobre mí.
53
—Claudia murió de cáncer en 1983. Era su hermana menor.
Página

Volví a mirar hacia la puerta por la que había desaparecido.


—¿Va a recordar eso? —le pregunté.
—No hasta que regrese. Nunca le recuerdo que Claudia y Victor ya no
están cuando se encuentra en este estado. No tiene sentido. Recuerda un
tiempo más feliz, uno que extraña.
13
Traducido por Ezven

L
uego de todo lo que había sucedido hoy, casi me había olvidado
acerca de mis escuchas a escondidas cuando no debería haberlo
hecho aquella mañana. Inventar todas las excusas en el universo para
explicar por qué me quedé allí y escuché la pelea entre Presley, Stone y este
chico Wesley no tenía sentido. Sabía la verdad. Había querido comprender la
relación de Stone y Presley. Había esperado más de lo que realmente era. No
debería haber sido tan entrometida, pero debía admitir que estaba aliviada.
Pensar demasiado en la razón por la que me encontraba aliviada, sin
embargo, era incómodo. No quería hacerlo. Jasper era suficiente para
mantenerme alterada y despierta por las noches. No necesitaba sumarle nada
a ello. Podía ignorar la curiosidad que me causaba Stone.
El vehículo de Stone estaba estacionado fuera, pero el de Presley ya no
estaba. Saber que entraría al apartamento sin que ella estuviera allí era
agradable. Me hacía sentir tensa. Me daba la sensación de que hacía que la
mayoría de la gente se sintiera tensa, tanto hombres como mujeres. La mujer se
hallaba sobre la cima.
Mientras llegaba al segundo piso la puerta del apartamento allí se abrió, y
una morena alta y cimbreña salió de él. Era todo lo que veías en caras de belleza,
publicidades de moda, comerciales y vallas publicitarias. Rasgos exóticos y
ordenados de manera perfecta era la única manera de describir su rostro.
Bostezó como si acabara de despertarse a las siete de la tarde. Los pequeños
shorts y el crop top que estaba usando eran del tipo que verías en una corredora.
Su cabello estaba atado en una cola de caballo. El color único de sus ojos verdes
se fijaron en mí y ella se frenó.
54
—Gracias —dijo y apoyó su pierna increíblemente larga sobre la pared y
Página

comenzó a estirar.
—¿Perdona? —respondí completamente confundida.
Me observó y luego tocó su rodilla con la nariz.
—Te estoy agradeciendo. Eres Beulah Edwards, ¿correcto?
Hice una pausa. Luego asentí antes de percatarme de que no me estaba
mirando para ver mi respuesta.
—Sí —verbalicé.
Cambió de pierna y prosiguió estirándose.
—Sacaste a la perra loca de aquí. Todos te debemos un agradecimiento.
Solo te estoy dando el mío.
No sabía si ella era Chantel o Fiona, pero sabía que aquellas eran las dos
que alquilaban a Stone un apartamento. Era buena recordando nombres.
Simplemente no había conocido a ninguna de las dos. También había asumido
que eran amigas de Presley por la manera en que había hablado sobre ellas el
día que llegué.
—No hice nada, fue Stone. Discutieron —expliqué, tratando de decidir si
sería grosero preguntarle quién era, ya que ella sabía quién era yo.
La muchacha dejó caer su pierna y comenzó a curvar su cadera con sus
manos sobre su cabeza. Esta vez me miró directamente.
—Han tenido discusiones, peleas, gritos malditamente ruidosos un montón
de veces. Pero esta es la primera vez que empaca sus cosas y se va. Estás aquí.
Así que es gracias a ti. Llámalo una victoria. Todos te damos el crédito.
No sabía a quienes se refería con “todos”. Tampoco tenía nada que ver
con que Presley se hubiera ido. A no ser que tuviera en cuenta que ella creyera
que me estaba acostando con Stone. Pero muchas mujeres se habían acostado
con Stone. No debería haber sido quien la hubiera mandado a empacar.
Especialmente porque no me había, de hecho, acostado con Stone.
La puerta detrás de ella se abrió y un rostro familiar que me tomó un
momento reconocer apareció.
—¿Tienes tampones? —preguntó, su mirada moviéndose desde la chica
hasta mí. Se enderezó y dio un paso hacia fuera al tiempo que el reconocimiento
se hacía notar en su rostro. Me señaló—. La empleada doméstica de Jasper —
dijo con sus ojos como platos.
—Jesús, Shay. Grosera como la mierda —murmuró—. Ella se deshizo de
Presley.
55

Los ojos de Shay comenzaron a sonreír y sus labios se unieron.


Página

—¡¿En serio?! Sabía que me agradabas. Aunque no es que hayamos


hablado mucho. No tenía pantalones puestos, era temprano, y tenía resaca y
estaba llegando tarde al trabajo. Fue una buena fiesta, sin embargo.
—Ignora a mi hermana menor. No es la mejor con las palabras. —La chica
arrojó su cola de caballo sobre su hombro y me entregó una mirada de
aburrimiento que imaginé le daría dinero—. Soy Fiona. Esta es Shay, mi hermana
y una intrusa regular en casa.
Shay rodó sus ojos.
—No es que me guste colarme aquí. Ustedes dos no comen comida de
verdad. Me moriría de hambre si no fuera por Marty y Mack.
—Lo que sea. Tengo que correr. —El tono de Fiona parecía ligeramente
molesto.
—¿Por qué? ¿Comiste muchas zanahorias hoy? Dios sabe que necesitas
correr para bajar eso.
—Deja de ser una imbécil. No te lastimaría correr un poco. Las galletas y
patatas fritas que has estado comiendo no te están haciendo ningún favor —
exclamó Fiona mientras bajaba corriendo las escaleras.
Shay mostró su dedo medio. —¡Zorra delgada!
Me mantuve en pausa. No estaba segura si era cortés irme ahora.
Shay me sonrió. —El mismo padre. No la misma madre. Mi madre era una
chica de granja de Virginia. La madre de Fiona, en cambio, era una heredera
de España. A nuestro padre les gustan hermosas. Y jóvenes. Una vez que llegan
a los treinta y cinco va a conseguir una nueva. De cualquier modo, eso es por lo
que ella se ve así y yo me veo así —dijo, haciendo señas con su mano hacia su
cuerpo—. Ah, y las galletas y las patatas fritas. Tiene razón sobre eso.
Aparentemente este mundo en el que ahora me encontraba envuelta
estaba invadido por padres que se casaban jóvenes y frecuentemente. Estaba
comenzando a comprender más y más por qué mi madre no se casaba. Era
inteligente.
—Te ofrecería comida, pero en serio no tienen nada, a no ser que
consideres col, limón y quínoa comida. Y no tengo idea de cómo cocinar esa
mierda de quínoa. Pero estaba a punto de bajar a ver a Mack y Marty. Tienen
los mejores snacks. Marty lleva a casa donas frescas del lugar al lado de la
estación de bomberos donde trabaja.
56
Un bombero. Interesante. No había conocido a Marty, pero había
conocido a Mack. Si Marty era un bombero, entonces Mack debía trabajar de
Página

algo que les diera dinero. No creía que un bombero pudiera costear el alquiler
de este lugar con su salario.
—Comí antes de salir del trabajo, gracias. Fue agradable volver a verte —
respondí.
Ella asintió. —Sí. Lo mismo. Gracias por deshacerte de la perra. Estaba loca.
No vivo aquí, pero estoy aquí lo suficiente para detestar verla. La encontré con
Dan en su estudio una tarde cuando comencé a trabajar para los Elswoods.
Nunca dije nada, pero no soy fanática suya desde entonces. Claire no es la más
cálida o más agradable mujer de la Tierra o de una habitación con otras diez
personas, pero nadie se merece que le engañen. Mantengo mis distancias con
Dan —sonrió—. Bueno, estoy segura de que eso es demasiada información. Ten
una linda noche. Necesito conseguir sustento antes de dormir.
—Sí, tú también —respondí incómodamente mientras bajaba las escaleras
hacia el apartamento de los chicos.
Este lugar era como vivir en un drama de televisión.

57
Página
14
Traducido por Yira Patri

S
abía que podría ir y venir como quisiera en el apartamento. Era mi
hogar temporal por ahora. Difícil estar cómoda porque sentía que
estaba entrometiéndome en el espacio personal de Stone. Decidí que
entraría silenciosamente y me iría a mi habitación. Después de todo, necesitaba
disfrutar de la paz que podía con la ausencia de Presley.
Lo que no esperaba era que el lugar oliera como el ajo, la mantequilla y el
cielo cuando entré. Cerré la puerta suavemente detrás de mí, miré hacia la
cocina y escuché rock clásico en el sistema de sonido y el ruido que solo podía
significar que alguien estaba cocinando. No me sorprendió que Stone pudiera
cocinar. Jasper había mencionado su talento culinario una vez. Sin embargo, fue
sorprendente verlo haciendo algo tan doméstico. Por más curioso que fuera, no
entraría allí para verlo en acción por mí misma. Necesitaba espacio personal,
especialmente después del día que había tenido.
Voltee y me dirigí al pasillo justo cuando el “pájaro libre” de Lynyrd Skynyrd
comenzó a reproducirse. Me gustó su gusto en la música. Si toda la casa tendría
esta música, era una opción agradable.
Cuando mi mano tocó el pomo de la puerta y estaba a punto de girar
para escapar a mi habitación, su voz me detuvo. —Es grosero no decir hola.
Especialmente cuando alguien está cocinando la cena para ti.
Solté la manija de la puerta y miré hacia él. Estaba parado al final del
pasillo con un delantal blanco atado a su cintura, una camisa de manga corta
de algodón negro y jeans. Sus pies descalzos y bronceados completaron la
imagen. Mis palabras flaquearon mientras lo miraba. No parecía molesto, y su
expresión no era tan oscura como solía ser. La tensión en sus hombros estaba
58
ausente. Estaba relajado, y eso era tan fuera de lugar como atractivo. Tal vez
Página

atractivo no era una palabra lo suficientemente fuerte. Era impactante,


impresionante, al igual que Fiona había estado en su equipo de correr. La
diferencia era que mi corazón no había tartamudeado al verla. Si lo hubiera
hecho, podría estar en una situación menos difícil.
—No sabía que estabas cocinando para mí. Pensé… que estabas
celebrando esta noche en tu pacífica casa.
Su risa fue breve y sonaba divertido. —¡Oh! Soy yo. Pero no me molesto en
cocinar pierogi1 para mí. Esa mierda es demasiado fuerte.
No tenía idea de qué era pierogi, pero olía delicioso. Hice una ensalada
de mozzarella de tomate con pollo a la parrilla para cenar con Geraldine. Nos
sentamos en el patio trasero y disfrutamos de nuestra comida mientras ella me
contaba historias de infancia de Stone y Jasper. El tipo feliz de historias. Las que
nos hicieron reír. También me había dado algunas ideas para el cumpleaños de
Stone.
Sin embargo, no iba a decirle que había comido. Solo esta semana, Stone
me ayudó y me salvó una y otra vez. Podría comer una segunda cena si eso es
lo que él quería. Demonios, si me pidiera que anduviera por la cuerda floja de
este edificio al siguiente, me costaría decirle que no. Por supuesto, le diría que no
porque tenía un sueño recurrente de caer de la cuerda floja hacia mi muerte. El
sueño recurrente comenzó después de ver un informe de noticias cuando era
niña sobre lo que le sucedía exactamente a una dama en el circo local.
—Gracias. Sin embargo, debería ser yo la que cocine tu cena. Tuviste una
mañana difícil y luego tuviste que lidiar con la situación con Geraldine. Estoy
causando problemas para ti. No quiero hacer eso.
Se limpió la mano derecha en el delantal que colgaba de su cintura. —
Jasper es mi mejor amigo. Lo he estado sacando de la mierda desde que éramos
niños. Soy el más duro. Él es emocional, y yo no. Hoy no se trataba de ti, se trataba
de él. Esta... se trata de él —dijo Stone mirándome. Su mirada fija en la mía—. No
sientas como si me debieras algo. Excepto para comer la comida que serví como
esclavo. —Terminó su última frase con un tono más suave y burlón en su voz.
No quería pensar en la seriedad de sus palabras. Llegué a esperar la brutal
honestidad de Stone. Pero permitirme ceder a sus atractivas cualidades —la
forma en que sus ojos se iluminaban cuando sonreía, o a la seguridad que sentía
con él— era peligroso. Él estaba protegiendo a Jasper. Creer que algo de esto
era para mí solo me lastimaría al final.
En este momento, estaba débil, rota y mi corazón anhelaba una forma de
sanar. Stone no estaba ofreciéndome los brazos abiertos, ni debería inclinarme
59

en su dirección en busca de simpatía. Incluso si esto era todo por Jasper, estaba
Página

agradecida por su ayuda y le debía mi gratitud. Cenar dos veces fue un


pequeño precio a pagar.

1
Es el nombre de uno de los platos más típicos de la cocina polaca. Consiste en pasta rellena de
diferentes tipos y variedades de vegetales.
—Gracias por preparar la cena —respondí simplemente. Decir más era
innecesario. Él había dicho todo lo que necesitaba decirse.
—De nada. Me diste una razón para cocinar. Lo he echado de menos.
Jasper le había dado una razón para cocinar. Ese pensamiento apareció
tan rápido que casi sonó amargo en mi cabeza. Puse una mano sobre ese
pensamiento mentalmente y lo aplasté. Yo no era esa chica. Nunca lo había
sido, y no comenzaría ahora. Stone no era mío, y no estaba destinado a ser mío.
Mi confusión fue porque sentía sentimientos tan fuertes por Jasper. Mis emociones
borraban las líneas, confundían las cosas.
—Ponte cómoda. Serán unos minutos más. La cena aquí no es formal. Estoy
descalzo, y la mesa del balcón no tendrá un mantel. Usa lo que quieras.
Dicho eso, caminó de regreso a la cocina. Esperé hasta que se fuera antes
de dejar escapar un suspiro. Desde el primer día Stone me hizo sentir incómoda,
nerviosa y enojada. El alivio, la gratitud y el extraño revoloteo en mi pecho al
verlo ahora mezclado con esas otras emociones estaba haciendo que esto fuera
demasiado. Si pudiera detener ese maldito revoloteo. Si no lo tomaba como si
estuviera tomando una bebida fría de agua en un día caluroso cuando lo veía,
todo esto sería fácil de tratar. Era bueno para ajustarme. Yo era una luchadora
pero esto... esto era diferente, luchar contra mi atracción por un hombre que no
quería que me atrajera no era una de mis fortalezas, al parecer.
Mi sentido común decía que era el mejor amigo de Jasper y que solo lo
ponía fuera de mi alcance. Stone no era el tipo de hombre por el que una mujer
debería enamorarse, ni en el amor ni en la lujuria porque, de hecho, carecía de
emoción. A menos que estuviera mirando a Geraldine. O cuando permitió que
su hermanastra lo volviera loco porque no tenía hogar. O cuando intervino una
y otra vez para evitar que Jasper se causara dolor o daño. Aparte de eso... él era
fuerte.
Frunciendo el ceño ante mi pensamiento, entré en el dormitorio y dejé
caer mi bolso en la cama antes de ponerme un par de mallas negras y una gran
sudadera gris que decía Irlanda en color verde en toda la parte frontal. La
compré por un dólar en una tienda de segunda mano hace tres años. Era suave
y gastada. Cuando me sentí perdida dentro, me abrasé en su calidez.
Dejé mis pies desnudos y me dirigí a la cocina. La música había sido
60

apagada, y los únicos sonidos en el apartamento provenían de la actividad en


Página

la cocina.
Entrando en la cocina, mi mirada fue inmediatamente hacia Stone. Estaba
llenando un plato con lo que parecía una pasta de masa hervida y ensalada. Su
mirada subió hacia la mía y una sonrisa complacida tocó sus labios. —Creo que
salió bien. Sin embargo, te dejaré ser la juez de eso. No he hecho esto en años.
Eran uno de los favoritos de Gerry cuando era un niño. Ella me enseñó a hacerlos.
Nuevamente, cuando dijo su nombre pude escuchar el amor claramente
en su voz. No podía decir que Stone siempre fuera insensible y duro como su
nombre lo sugería, porque la forma en que él se sentía por esa anciana mujer
desestimó su actitud gruñona.
—Se ve delicioso —le aseguré. También olía delicioso.
—¿Alguna vez has comido pierogi? —preguntó dejando un plato y
tomando el segundo. Sus ojos todavía estaban en mí.
—No —admití.
—Bien —dijo mientras terminaba de preparar el plato—. No tendrás nada
para comparar. Menos presión sobre mí.
—Si saben tan bien como huelen, estoy segura de que será maravilloso.
¿Puedo ayudarte a hacer algo?
—El vino. Por lo general, tengo un chardonnay con el pierogi carbonara.
Un sauvignon blanc es bueno también. Pero mantente alejada de los rojos.
Nunca disfruté la combinación.
No tenía idea de cómo elegir el vino. Incluso cuando me dijeron qué tipo
de elegir. Todos eran iguales para mí. Pero no dije mucho. En cambio, fui a la
gran estantería de vinos al lado de su barra y busqué cualquiera de los dos vinos
que mencionó. Pensé que iría con la primera que encontrara. Diferentes
bodegas significaron poco para mí.
Echando un vistazo a los vinos, solo vi rojos. Entonces recordé que los Van
Allan mantenían sus blancos en una nevera de vino. Busqué una y la encontré
detrás de lo que parecía ser una elaborada puerta de armario. Los vinos blancos
refrigerados se alineaban en los estantes del interior. Rápidamente encontré un
chardonnay, lo saqué y me encontré con Stone en la entrada. Ambas manos
estaban llenas. —Las copas y el abridor de vino ya están sobre la mesa. Tómalos
allí. Estoy justo detrás de ti.
Empecé a girar cuando sus ojos se dirigieron a la botella y se rió entre
dientes.
61
Eché un vistazo a la botella preguntándome qué había hecho que fuera
divertido. Cuando él no dijo nada más, lo miré. —¿Qué pasa? ¿Dijiste
Página

Chardonnay? —Comencé a preguntarme si había entendido mal.


—Sí. Lo hice. Y elegiste la botella más barata. También pasa a ser mi
favorita. Nunca he tenido una mujer que saque esa botella. La mayoría opta por
el Montrachet o el Coche-Dury Corton-Carlomagno.
Él podría haber estado hablando un idioma diferente por todo lo que
significaba para mí. Podría actuar como si supiera de vinos o ser honesta. Él sabía
de mi pasado y fingir frente a él era tonto. —Acabo de tomar el primer
chardonnay que encontré.
Él rió un poco más. —Bien, habrías encontrado cinco botellas más de la
que tienes ahora mismo. Compro una botella cada vez que voy al Target2
¿Target? ¿Stone fue a Target? —¿En serio? —le pregunté cuestionándome
si estaba haciendo una broma.
—Sí. Ellos son el único lugar por aquí donde lo he visto. Trato de agarrar una
botella cuando estoy cerca.
La idea de Stone comprando en un Target me hizo sonreír. Eso parecía tan
fuera de lugar.
—¿Algo gracioso? —preguntó.
Asentí. —Sí. Compras en Target. Lo siento, pero es gracioso.
Él sonrió entonces. —También me gustan los pretzels suaves de su cafetería.
¿Quieres reírte de eso mientras estás en ello?
Si lo hice. Me reí a carcajadas. No quise hacerlo, pero lo hice. Stone con
un pretzel suave de Target era demasiado. Cuando finalmente gané
compostura, limpié las lágrimas de mis ojos y le sonreí. Él me estaba mirando. Su
expresión era una que no podía leer y fue muy breve, estuvo allí por un momento
y desapareció. Casi pensé que no lo había visto, pero había causado un
revoloteo. Ese maldito revoloteo.

62
Página

2 Target Corporation es una cadena de grandes almacenes, fundada en Minneapolis, MN,


Estados Unidos, en 1962.
15
Traducido por Bella’

E
l sabor del vino fresco y crujiente me sentía bien en mi lengua. Lavó
perfectamente la deliciosa comida. Stone explicó que las albóndigas
rellenas eran populares en Europa del Este. También me habló del
proceso para hacerlas. Geraldine había sido enseñada por una amiga polaca
de ella cuando era una mujer joven. Comí y le escuché hablar. Mientras el vino
me relajaba, el sonido de la voz de Stone se hizo más rico, más grueso y atractivo.
Eso no era algo bueno. Lo sabía, y luché contra ello hasta que mi tercera
copa de vino hizo simplemente no preocuparme. No era mi culpa que Stone
tuviera una voz agradable. Tuve que aceptarlo y seguir adelante con mi vida.
Ahora mismo, sin embargo, me gustaría escucharlo hablar. No lastimaba a nadie.
Una vez que la comida fue limpiada de mi plato y mi tercera copa se
hallaba casi vacía, el dolor que venía con los pensamientos de Jasper se había
ido, al igual que mi temor constante de perder a mi hermana. Confié en Stone.
Dijo que no la perdería y le creí. No tenía motivos para pensar que estaba siendo
deshonesto. Era un buen hombre. A veces también era un bastardo. Pero en el
fondo era bueno.
—No, no lo hago, Beulah —respondió.
Fruncí el ceño preguntándome de qué estaba hablando. ¿Había dicho
algo en voz alta?
—¿Eh? —le pedí una aclaración.
—En el fondo soy el mismo. Frío, duro, indiferente. No confundas mis
acciones con nada más.
Lo había dicho en voz alta. No mencionó la parte bastarda, así que
63

aparentemente no dije eso. Las palabras continuaron derramándose sin que yo


Página

lo pidiera.
—No estoy de acuerdo. Te he visto con Geraldine. Sé que tienes un
corazón. Tú la proteges y cuidas de ella. Le das esa sonrisa que otras mujeres
nunca reciben. Entonces hay una forma de proteger a Jasper de sí mismo. Tienes
tus problemas, pero nadie te ayuda o parece que te importa.
Cerré la boca de golpe al darme cuenta de que estaba diciendo
demasiado y el vino fue la razón.
—Me necesitan. No los necesito. No necesito a nadie.
—Todos necesitan a alguien —repliqué.
—No, Beulah. Ellos no. Algunos de nosotros somos lo suficiente fuertes.
Nadie era lo suficientemente fuerte como para no necesitar a nadie.
—Necesitas que te necesiten. Necesitas que Geraldine y Jasper te
necesiten. Eso es lo que te da paz. Te da un propósito. Tal vez no seas débil al
necesitar que te rescaten de la forma tradicional. Pero necesitas ser fuerte. Eso
es lo que te salva.
Al oír las palabras que salían de mi boca, lo entendí mejor. Es extraño cómo
un poco de vino Target puede hacerte ver cosas que te faltaban.
Stone se levantó y recogió nuestros platos.
—Creo que eso es suficiente para los dos. Buenas noches, Beulah. Espero
que hayas disfrutado la cena y duermas bien —dijo Stone mientras entraba con
los platos vacíos. Me quedé mirando la puerta mientras se cerraba detrás de él.
Mi trasero aún estaba firmemente plantado en la silla. Hice una observación muy
buena y se había ido. Sólo así. ¿Lo había enfadado? ¿Por qué llegó a decir lo
que quería y luego se fue cuando se dijo algo que no le gustaba?
¿No se le permitía tener una debilidad? ¿Incluso si necesitaba ser fuerte
para alguien más? Todavía era una necesidad. Todos teníamos necesidades.
Me levanté rápidamente empujando mi silla hacia atrás mientras lo hacía.
Mi equilibrio estaba un poco desequilibrado, pero lo ignoré. Tenía una misión. Se
lo diría a Stone.
La cocina era mi destino y me acerqué a ella con determinación.
Tormenta dentro de mi expresión feroz. Lista para hacer que Stone me oyera que
apenas había entrado cuando dije en voz alta.
—Es humano necesitar algo. Eres un humano. Necesitar ser necesitado es
permitido. —Terminé eso con mis manos firmemente plantadas en mis caderas
mientras me concentraba en Stone.
64
Estaba en el fregadero del otro lado del mostrador donde había estado
lavando los platos. Nos quedamos ahí parados. Sus ojos se fijaron en los míos.
Página

Nadie dijo una palabra y el tiempo se sentía como si pasara lentamente y Stone
nunca iba a hablar. Pero su mirada me mantuvo allí. Inmóvil. Preocupada de
que debería haberme acostado y no estar tan decidida a probar un punto. El
maldito vino. Una copa habría sido suficiente.
Justo cuando empecé a pensar que nos quedaríamos allí toda la noche
en este concurso de miradas fijas esperando a que el otro se rompiera, se movió.
Caminó alrededor del bar y se acercó a mí. No pensé que me lastimaría, aunque
el ceño fruncido de su cara me preocupaba cuanto más se acercaba a mí.
Cuando pensé que pasaría junto a mí todavía frunciendo el ceño, se
detuvo a centímetros de nuestros cuerpos tocándose. Inhalé bruscamente,
preparándome para cualquier cosa dura y posiblemente cruel que estaba a
punto de soltar.
—Tienes razón. Es humano necesitar. Es parte de nuestro defecto. O
debilidad —comenzó. Su voz era profunda y oscura. Temblé, pero no quise
alejarme—. Pero eso no es una maldita necesidad. Es parte de mi vida. Una parte
que acepté hace mucho tiempo. Necesito. Sí. Necesito algo que no puedo tener.
Eso es lo que necesito, Beulah. Lo que necesito y quiero para mí son dos cosas
diferentes.
Sus palabras eran como un acertijo, pero olía tan bien y el calor de su
cuerpo estaba tan cerca que no me importó por el momento. Podría seguir
hablando con acertijos, yo seguiría escuchando.
Stone cerró aún más del pequeño espacio que quedaba entre nosotros.
—Ahora mismo, necesito que vayas a tu habitación y cierres la puerta con
llave. —Su tono fue amenazador, y volví a temblar.
Se inclinó hasta que su boca estaba en mi oreja. Cerré los ojos y lo tomé.
Su presencia. Su fuerza. Su olor.
—Ve a tu maldita habitación. Ahora. —Aunque sus palabras no fueron un
grito. Eran una demanda. Retrocedí y lo miré. Cerró bien los ojos—. Te he pedido
poco, Beulah. Haz esta maldita cosa por mí. Por favor.
Esas fueron las palabras que me enviaron a mi habitación. Las palabras
con las que no podía discutir porque había hecho mucho por mí. No me había
pedido nada. Siempre estaba allí para salvar a la gente que lo rodeaba.
Así que, en vez de presionar, esperar o desear lo desconocido, retrocedí
hasta que estaba lo suficientemente lejos de él como para arrancarle los ojos a
sus casi ojos negros y caminar hacia mi habitación. Mientras me alejaba de Stone,
mi corazón latía más rápido, y mi necesidad de escapar era clara.
65

Lo desconocido estaba allí golpeándome los talones. La amenaza de algo


Página

que me rompería como cualquier otra cosa era demasiado cercana. Supe que
tenía que huir para salvarme.
16
Traducido por Bella’

S
tone no estaba en casa cuando desperté. Había escuchado por él
mientras me preparaba para el trabajo, pero no escuché nada. El olor
del café no perdura en la cocina. Cuando salí de mi habitación, noté
que la puerta de su habitación estaba abierta. No tenía que mirar dentro para
saber que su habitación estaba vacía.
No fui a la cocina ni busqué en ningún otro lugar por él, pero me paré en
la puerta y esperé por si acechaba en algún lugar y decidí mostrarme. Después
de varios minutos de silencio, abrí la puerta y salí del apartamento.
Tomar tres copas de vino había sido una idea terrible. Nunca bebía porque
era un peso ligero. Me acordé de todo, pero me preocupaba que mi memoria
no pudiera recordar el alcohol. ¿Le había ofendido o, peor aún, dicho algo
vergonzoso? Algo embarazoso, como mis pensamientos en voz alta. Mi
atracción por Stone no sería bienvenida por él. Es posible que me odiara por eso.
Sólo sabía de dos personas en este mundo a las que amaba incondicionalmente.
Geraldine y Jasper.
Miré a la puerta cerrada del segundo piso y pensé en cómo había asumido
las cosas equivocadas sobre las chicas que vivían allí. En mi cabeza, todos eran
como Presley. Lo encontré superficial de Stone, y podría haberlo juzgado por
tener mujeres como ella rodeándolo. Ahora lo sabía de otra manera.
Cuando llegué al piso de abajo, vi a Mack secándose la cara con una
toalla. Estaba sudado y vestido con pantalones cortos y una camiseta
empapada. Una botella de agua estaba vacía en el suelo junto a él. ¿Corrían
todos los que vivían aquí? ¿Era yo la única sin un plan de ejercicio?
Me miró y frunció el ceño, y luego sonrió lentamente.
66

—Tú debes ser, Beulah. Creo que soy el último en conocerte.


Página

No recordaba haberme conocido. Eso era embarazoso para los dos o


estaba borracho esa noche y no me había dado cuenta.
—Oh —dije pensando en cómo arreglar esto—. Bueno, nos conocimos. La
noche de la fiesta que Presley organizó para Stone. —No estaba segura si eso
fue grosero o no, pero actuar como si no nos hubiéramos conocido parecía una
tontería.
Se rio entre dientes.
—No. Recordaría haberte conocido. Un tipo no olvida esa cara. Conociste
a Mack. Soy Marty. Excepto por la marca de nacimiento de mi pantorrilla
izquierda en forma de corazón deformado, somos idénticos. Intentamos cambiar
nuestra apariencia a través de los años para hacernos ver diferentes, pero lo
superamos. No más piercings, colores de pelo raros, o gafas que no son
necesarias. Simplemente aceptamos que nos parecemos y vamos con ello. Pero
yo soy el más inteligente. Así que está eso.
Idénticos. Vaya. Lo estudié un momento y no vi nada que lo diferenciara
de su hermano. Tal vez si estuviera más cerca de ellos encontraría un factor
diferenciador.
La puerta de entrada se abrió y entró Fiona con un café en sus manos.
Llevaba botas de tacón alto que llegaban a sus rodillas y una falda que apenas
cubría su trasero. Parecía que acababa de hacer una sesión de fotos para una
revista.
—Buenos días, Beulah. Marty —dijo sabiendo exactamente qué hermano
estaba parado frente a nosotras. No tuvo ningún problema en distinguirlos. Debe
haber algún truco.
—Buenos días —dijo con menos entusiasmo sin ahorrarle más que una
mirada.
—Buenos días —respondí.
Ella sonrió con una mueca.
—Ten cuidado con él. —Luego se dirigió escaleras arriba.
Lo miré y no dije nada. Intenté pensar en una forma de terminar la
conversación ahora que Fiona acababa de hacerlo difícil.
—Ella me odia, ignórala —dijo sintiendo como si eso fuera normal y
estuviera bien.
—Te follaste a otra persona cuando estábamos saliendo —gritó desde el
segundo piso.
67

Mis ojos se abrieron de par en par. Realmente quería salir de esta


Página

conversación.
—¡Estábamos en un descanso, Fiona! ¡Supéralo!
—Estaba en Italia, bastardo. ¡Nuestro descanso no significaba que
pudiéramos follarnos a otras personas! —Entonces ella cerró la puerta y yo
permanecí ahí de pie deseando no haber sido testigo de su discusión.
Suspiró. —Fue hace un año. Le había pedido matrimonio. Dijo que
necesitaba espacio y se fue a Italia a trabajar. Lo tomé como si ella estuviera
rompiendo conmigo. Me emborraché y me acosté con una ex novia. Pero oye,
fui honesto con ella sobre eso. Le dije la verdad. No lo tomó bien.
Asentí. —Obviamente.
Se rio entre dientes. —Viejas noticias. De todos modos, fue un placer
conocerte. No seas una extraña. Shay, la hermana de Fiona, sale con nosotros a
menudo. La puerta siempre está abierta.
—Gracias —dije mirando hacia la puerta—. Tengo que irme. Llegaré tarde
al trabajo.
Todavía sonreía cuando dijo—: Que tengas un buen día.
—Tú también —respondió y luego me apresuré por la puerta y hacia mi
auto.
El Rover de Stone no estaba allí. Me pregunté adónde había ido. ¿Se
estaba escondiendo en la casa de la piscina de Jasper otra vez? Esta vez era
por mi culpa y no por Presley. No quería echarlo de su casa. Era tranquilo aquí,
sin ella. Mi presencia en su casa no debería impedirle disfrutar de su paz. Si lo
hacía, encontraría otro lugar donde vivir. Estaba ganando mucho dinero con
Geraldine. No debería seguir viviendo con él. Yo hablaría con él esta noche.
El viaje hacia Geraldine fue corto, pero mis pensamientos rebotaron desde
Stone y anoche, a Jasper donde Geraldine ayer, a Heidi y al hecho de que
necesitaba visitarla. Esta semana había estado muy ocupada adaptándome a
todo. Solo había llamado a Heidi tres veces, tomando tiempo para hablar con
ella mientras Geraldine dormía la siesta. Durante nuestra última llamada
telefónica, prometí pastelitos amarillos y rosas en mi visita dominical. Necesitaba
llegar a la tienda para buscar los ingredientes e intentar hacerlos en la cocina
de Stone.
Me acerqué a la puerta y llamé a Geraldine.
68
—Hola —vino su voz por el altavoz.
—Es Beulah —le dije.
Página

—¡Oh Dios! Debes estar aquí con la comida china que pedí. Sabes que
han pasado tres horas. Necesitas trabajar más duro para hacer tus tiempos de
entrega. —El altavoz se cortó bruscamente y la puerta se abrió.
Mi mañana iba a empezar interesante. Tal vez cuando Geraldine regresara,
podría preguntarle si quería hacer pastelitos conmigo y acompañarme a una
visita sorpresa con Heidi esta tarde. Geraldine necesitaba una excursión.
Los problemas con Stone tendrían que esperar hasta esta noche. Me
ocuparía de ello entonces. Los problemas de Jasper nunca desaparecerían. Mi
enfoque necesitaba permanecer en Heidi. También tenía que encontrar mi
camino en el mundo y seguir adelante. Pensar en algo más era una pérdida de
tiempo.
El sentirse atraído por Jasper había provocado todo tipo de dolor. No
necesitaba añadirle más, dejándome sentir algo por Stone.
Mi madre tuvo una vida perfectamente feliz sin un hombre.
Yo también podría.

69
Página
17
Traducido por Bella’

E
ra casi la hora del almuerzo cuando la mente de Geraldine estaba
de vuelta en el presente. Antes de que eso ocurriera, pensó que vivía
en la ciudad de Nueva York y estaba comprometida. No estaba
segura de qué año había sido, pero ella estaba feliz y emocionada con su boda.
También estaba muy molesta porque no era el repartidor chino. Ella quería rollitos
de huevo y pollo naranja.
—¿Te apetece salir hoy? Estaba pensando que podría hacer unas
pastelitos y visitar a mi hermana.
Geraldine estaba limpiando el maquillaje de su cara que había aplicado
antes para asistir a una fiesta con su prometido. Se detuvo y sonrió.
—Eso sería encantador. He oído tantas cosas sobre Heidi. Conocerla sería
un placer.
Aliviada de que le gustara la idea, eché un vistazo a la despensa. Estaba
llena de todo lo necesario para hornear.
—¿Puedo usar tus provisiones para hacer las pastelitos? Repondré todos
los artículos que use. Me ahorraría tiempo.
Geraldine me hizo señas con la mano.
—¡No seas tonta! Usa lo que necesites. Te ayudaré. Será divertido. Ya no
tengo muchas razones para hacer pastelitos. Traeré la batidora y las tazas de
medir. Consigue lo que necesites de la despensa. —Aplaudió emocionada.
Este trabajo era más de lo que podría haber esperado. Geraldine era una
mujer tan buena, en su sano juicio y fuera de sí. Mi trabajo era sólo otra cosa que
70
le debía a Stone. A menudo sentía que no hacía lo suficiente para merecer el
cheque de pago. Geraldine era buena compañía y nunca había un momento
Página

aburrido.
Una vez que teníamos todos los ingredientes en el mostrador empezamos
a trabajar juntas. Geraldine dijo que era la mejor con la masa de pasteles así yo
podía hacer el glaseado. Estaba de acuerdo con eso. Tenía una forma especial
de hacer el glaseado que a Heidi le encantaba. La despensa estaba llena de
tantas chispas para elegir, fue difícil decidir, pero terminé eligiendo las chispas
brillantes. Heidi se sorprendería de cómo brillaban en el glaseado rosa y amarillo.
Mientras estábamos terminando, decidí preguntarle a Geraldine su
opinión sobre la mejor manera de manejar la mudanza fuera de la casa de Stone.
Admití que me había sentido atraída por él. Eso era algo con lo que me
enfrentaría y terminaría. Decirle a alguien hacía más difícil ignorar.
—Creo que Stone disfrutaría su apartamento sin mí allí. Sin Presley, tiene la
oportunidad de tenerlo todo para él. —Me detuve de decir más. Quería ver
cómo respondía ella primero.
—Si estás pensando en mudarte, creo que tendrás una pelea en tus manos.
Stone se preocupará. Quiere mantenerte a salvo. Tenerte en su apartamento le
da la seguridad de que estás bien.
No estaba segura de estar de acuerdo con eso.
—Ya me ha ayudado mucho. Estoy agradecida por todo lo que ha hecho.
No creo que pueda pagarle.
Empezó a poner las pastelitos terminadas en un plato rosa.
—Ayuda a la gente que quiere ayudar. Cuando esté seguro de que tú
estás lista para seguir adelante, él se asegurará de que tengas un hogar al que
mudarte. Es un buen chico.
Así no era como esperaba que fuera esta conversación.
—Me está ayudando por Jasper. No debería ser su carga. No es justo.
Jasper y yo nunca lo estaremos. Necesita tiempo para trabajar y estar allí para
Jasper. Es lo que él quiere.
Geraldine me miró entonces.
—Salvar el culo de Jasper no es lo que quiere. Siente que es su trabajo. El
chico tiene tanta responsabilidad que la acumula sobre sí mismo. Siempre lo ha
hecho. Pero él quiere ayudarte. Desde que llegó aquí la primera vez y me contó
de ti, ha sido diferente. Cuando habla de ti, parece… diferente. Como si un poco
de su oscuridad hubiera desaparecido.
Aunque eso sonaba bien, ella veía las cosas de una manera muy diferente
a como yo las veía. Stone tenía muy claro que me estaba ayudando por el bien
71

de Jasper.
Página

—Stone estaba menos oscuro cuando te habló de mí porque Jasper y yo


habíamos terminado. Estaba preocupado porque Jasper y yo tuviéramos una
relación. Sabía la verdad o lo sospechaba.
Geraldine apretó sus labios y casi sonrió con una mueca a mi respuesta.
—La primera vez que me habló de ti fue el fin de semana después de verte
la primera vez. Así que ese razonamiento tuyo es incorrecto. Ahora —se limpió el
polvo de sus manos en el delantal—, éstas pastelitos están acabadas, y estoy
ansiosa por conocer a Heidi. Ya basta de esto. Vámonos.
Me quedé ahí de pie mentalmente repasando lo que acababa de decir.
Creí que la había oído mal. Stone no habría hablado de mí después de
conocerme a menos que fuera para quejarse de mi existencia.
—Deja de fruncir el ceño. Causa arrugas. Cogeré mi bolso y podremos
seguir nuestro camino.
—Me odiaba al verme —le dije.
Estaba confundida. Esa era la única explicación.
Geraldine se rió entonces. Un fuerte y divertido sonido que hizo que sus ojos
brillaran de alegría.
—Stone nunca te ha odiado ni una vez —se las arregló para decir a través
de su risa.
Me di cuenta de que hablar con ella sobre esto era una mala idea.
Siempre se equivocaba con los tiempos y los hechos. Fui a recoger la bandeja
de pastelitos y sonreí.
—Llevaré éstas al auto.
—Coge mis llaves del baño. Nos llevaremos mi auto —dijo sonriendo como
si tratara de sofocar más risas.
Me dirigí hacia el baño para conseguir las llaves que había visto colgando
allí. Llevar a Geraldine a ver a Heidi puede no ser una buena idea. Podía olvidar
en cualquier momento qué década era. Parecía que podría estar cerca de
tener un hechizo ahora. Pero de nuevo, Heidi no se daría cuenta de que había
un problema.
La idea de que mi hermana escuchara con interés las divagaciones de
Geraldine me hizo sonreír. Compraba la locura y hacía preguntas. Cuando
regresé a la cocina, Geraldine estaba allí con sus zapatos negros en los pies.
—Es lo más parecido a un ángel que he visto —dijo Geraldine cuando me
vio.
72

—¿Quién? —pregunté pensando que podría volver a perderse en sus


Página

recuerdos.
—Él nunca verá más que eso. En sus ojos, hay más. Quiero verlo todo y
conocer los secretos que la hicieron tan fuerte. Pero no tendré la oportunidad. Vi
cómo la miraba.
Esa no era una respuesta. Era más balbuceo.
—¿Sabes a dónde vamos? —pregunté para ver si seguía conmigo.
Sonrió suavemente. —Sí, Beulah. Nos llevaremos estos pastelitos y
visitaremos a Heidi.
Bien, entonces ella seguía cuerda. —Oh. ¿Entonces de qué estabas
hablando?
—Recordaba la primera conversación que tuve con Stone sobre ti.

73
Página
18
Traducido por Gigi

H
eidi estaba emocionada que hubiésemos ido. Los pastelitos
relucientes habían sido un gran éxito. Estaba feliz de que haya traído
a mi nuevo amigo.
La mente de Geraldine permaneció en el presente durante toda la visita.
Le había enseñado a Heidi un truco para hacer crochet, jugó kickball con
nosotros y empujó a Heidi en el columpio que amaba debajo del gran roble.
No fue hasta que llegamos a la casa de Geraldine que comenzó a
pedirme que preparara la bomba de agua y controlara a las gallinas. Dejé que
divagara e hice la cena mientras ella corría por la casa, limpiando con la
compañía imaginaria que estaba teniendo. Su hermana estaría en esta fiesta y
necesitaba asegurarse de que las sábanas estuvieran recién planchadas. Para
cuando la convencí de que necesitaba cenar porque no había una fiesta esta
noche, regresó y pude irme a la hora normal.
El Rover de Stone no estaba allí cuando llegué al apartamento. Suspirando,
me senté en el auto y miré al edificio. Lo estaba obligando a mantenerse alejado.
El vino de anoche me había hecho hablar demás, y ahora él no volvería a casa
porque yo estaba aquí. Geraldine había dicho cosas que me hicieron cuestionar
lo que pensaba por un momento. Pero ella estaba equivocada. Stone no me
quería cerca.
Un golpe en mi ventana me hizo saltar en mi asiento y giré la cabeza hacia
la izquierda para encontrar a Mack, o Marty, de pie allí, con una sonrisa. No
estaba segura de cuál era, ahora que los había conocido a los dos.
Bajé la ventanilla en lugar de abrir la puerta. No estaba segura si iba a salir
esta noche. Necesitaba pensar las cosas primero.
74

—¿Te sentarás aquí toda la noche? —preguntó.


Página

Me encogí de hombros. —Aún no estoy segura.


Mi respuesta convirtió su sonrisa fácil en un ceño preocupado.
—¿Por qué? ¿Stone está malhumorado como siempre?
Eché un vistazo al edificio. —No. Creo que me he estado aquí demasiado.
—Apenas llegaste. Stone es un buen tipo, pero puede volverse un bastardo
realmente rápido. Ignóralo. Te quiere aquí. Además, te deshiciste de Presley. Eres
como una jodida súper heroína.
Sabía que estaba siendo gracioso y trataba de hacerme sonreír, pero no
pude hacerlo.
—Vamos. Marty está asando bistecs. Voy a preparar mi famosa ensalada
de brócoli, y Shay prometió que traería un pastel de mantequilla de maní de
Hannah's Sweets. Necesitamos ayuda para comer todo eso.
Este era Mack. No estaba segura hasta que habló de su hermano en este
momento. ¿Cómo podían distinguir a estos dos?
—No tengo nada para llevar. No puedo ir con las manos vacías.
Se rió entre dientes.
—Sí, puedes. Shay solo llevará el pastel porque dije que necesitaba llevar
algo porque come aquí todo el tiempo. Y quería un poco de ese pastel.
Hannah’s está de camino a casa.
Eché un vistazo al edificio y pensé en subir al departamento vacío de Stone.
En este momento, él y Geraldine eran todo lo que tenía aparte de Heidi. No me
haría daño hacer nuevos amigos.
—De acuerdo, gracias. Eso suena bien.
Había comido con Geraldine, pero aquí estaba, comiendo una segunda
cena. Iba a ganar peso haciendo esto. Una cosa era segura, no bebería vino
esta noche.
Volví a subir mi ventana y abrí la puerta de mi auto. Mack dio un paso atrás
para dejarme salir, esperándome. Recogí mi bolso y cerré la puerta. Caminó a
mi lado hacia la entrada principal.
—Es más tranquilo por aquí sin Presley. Gracias por eso —dijo, rompiendo
el silencio.
—Sí, lo es. Pero realmente no hice nada. Decidió irse. —No entendía por
qué estaban tan seguros de que fui la que causó que se fuera corriendo.
75

—Estás viviendo bajo su techo. Eso era todo lo que necesitaba para
Página

volverse loca. Bueno, ya estaba loca. Solo la empujaste por el acantilado.


Hablando en sentido figurado. Aunque, si la empujas por un verdadero
acantilado, llámame. Te ayudaré a esconder el cuerpo.
Me detuve y lo miré con horror.
Comenzó a reír y me dio unas palmaditas en la espalda.
—Tranquilízate, hermosa. Era una broma.
Me relajé y comencé a caminar de nuevo.
—¿Cómo conociste a Stone? Se rumorea que eres algo de su amigo, uh,
¿cómo se llama ese tipo?
—Jasper —dije deseando que no me estuviera preguntando sobre esto,
pero que había sido tan amable que no podía ser grosera.
—Sí, Jasper. Lo conocí una vez. No viene mucho aquí. De todos modos, el
chisme entre las chicas es que eres su ex. Parece poco probable, ya que esos
dos son muy cercanos. No veo por qué le daría un lugar para vivir a una ex de su
amigo.
Me abrió la puerta para entrar y yo entré. Me arrepentía de haber
aceptado ahora. No había forma de que pudiera explicar esto sin soltar mucho.
—Si estoy siendo entrometido, dime que deje de hacer preguntas —dijo
sonando como si se sintiera mal por preguntar.
—No es eso… es solo una historia muy larga y confusa. Una que no quiero
compartir. Prefiero olvidarla.
Me hizo un gesto de comprensión. Luego se paró frente a mí para abrir la
puerta de su departamento. Oí música country y el aroma del tocino fue hacia
mí cuando entramos.
—¡Traje compañía! ¿Te pusiste la ropa? —gritó fuerte Mack.
La idea de Marty sin ropa me hizo sonrojar, ya que no pude evitar imaginar
cómo podría lucir.
Marty salió de una puerta abierta a la sala de entrada. Llevaba unos jeans
y una camiseta azul marino que decía Marines de los EE. UU. Una cuchara grande
en su mano y su rostro se iluminó con una sonrisa.
—¡Beulah! Maldición, es un alivio. A veces él aparece con mujeres que me
molestan toda la noche.
—Lo que sea. Has jodidamente amado a Layla —dijo Mack dejando su
bolso de deporte que llevaba, en el suelo junto a la puerta.
Marty se encogió de hombros.
76

—Sí, bueno, era más fácil ignorar a la perra molesta cuando su profesión
Página

era baile de tubo.


Mack se rió entre dientes y Marty me guiñó un ojo como si fuera cómplice
de su broma. No tenía mucho que añadir a esta conversación, pero tampoco
quería parecer mojigata. Podía ser una de los chicos. Fui con lo primero que se
me vino a la mente.
—Nuestra vecina de la niñez, era bailarina para adultos. Era una madre
soltera que quería seguir con la universidad. Después de obtener su título de
enfermería, dejó de bailar. También comenzó a comer mucho pan. Siempre nos
traía pan.
Estaba divagando acerca de una mujer en la que no había pensado en
mucho tiempo. Su hija, Melanie, era tres años menor que yo y terminó
embarazada a los quince y huyó. Me preguntaba qué había pasado con las dos.
—Me encanta una stripper con un objetivo. Apuesto a que el pan le dio
algo de peso —dijo Mack caminando hacia Marty y a lo que asumí que era la
cocina.
Eso sucedió. Había aumentado aproximadamente catorce kilos el primer
año que fue enfermera. No mencioné eso.
—Basta de la belleza de las mujeres desnudas bailando. Ven a probar el
tocino envuelto en champiñones que acabo de sacar de la parrilla. Son
jodidamente deliciosos —dijo Marty y me hizo un gesto con la mano.
Los seguí a ambos a la cocina y vi lo que solo podía describirse como
destrucción de la cocina. Había gabinetes abiertos, ingredientes derramados e
incluso algunas salpicaduras de lo que parecía salsa por todo el lugar. Hice una
pausa a medio camino y miré alrededor de la habitación con horror. ¿Qué
demonios había pasado?
Mack me miró con un palillo metido en tocino envuelto en champiñones.
—Prueba. Él tiene razón. Es fantástico.
Seguí mirando el desastre que había hecho.
—Marty no es un cocinero limpio. Te acostumbrarás. Parece que no puede
crear nada sin un desastre a su alrededor.
Me las arreglé para asentir, pero sinceramente, nunca había visto tal
estrago creado simplemente por la cocina.
—Eso es… ¿una rebanada de cebolla en la puerta del refrigerador? —
pregunté, aun tratando de procesar la cocina destrozada.
Marty miró hacia atrás y se rió. —Sí. Eso creo. No estoy seguro de cómo
hice eso.
77

—Él cocina y limpia esta mierda. Si yo tuviera que limpiar, comería fuera
Página

todas las noches —dijo Mack mientras se metía otro champiñón en la boca.
—Una obra maestra no puede ser producida en estructura. Caos. Se
necesita el caos —dijo Marty.
Mack puso los ojos en blanco y me preguntó—: ¿Quieres una cerveza?
—No, gracias —respondí.
—No es de la cerveza. Mírala. Tiene aspecto de vino. Vino rosé. ¿Estoy en
lo cierto? —preguntó Marty.
Me gustaba el rosé o el vino en general, pero no iba a beber ni una gota.
No otra vez.
—Agua estaría bien.
Marty abrió el refrigerador, sacó una botella y me la tendió.
—Entonces, agua. Pero esos filetes serían buenos con una copa de vino.
La puerta se cerró de golpe, y segundos más tarde, Shay entró caminando
con tres cajas de pastelería en sus manos.
—Esas no dicen Hannah’s —dijo Mack sonando molesto.
Shay suspiró.
—Es porque no son de Hannah’s. Los Elswood tuvieron una cena anoche y
quedaron muchas cosas. Tengo una variedad de deliciosos dulces. Los comerás
y serás feliz.
—Maldición, Shay. Quería ese pastel.
—Esto era gratis. Supéralo, come los costosos dulces gratis que traje y sé
feliz. Un chef famoso hizo estas cosas.
Mack se dirigió al refrigerador y lo abrió bruscamente, luego sacó una
cerveza y la abrió.
—No sé por qué te soportamos. Ni siquiera puedes traerme el maldito
pastel que quiero.
Shay dejó las cajas. —Porque soy adorable y no puedes vivir sin mis chistes
ingeniosos.
Él gruñó. —A la mierda eso —farfulló mientras se volvía para mirarme—. Ella
es la razón por la que bebo. Lo juro.
Fue extraño. Pero sentí que la química quemaba entre ambos. Me
preguntaba si incluso ellos se daban cuenta. Había una clara atracción entre los
dos. Puede que no lo quieran, pero estaba allí. Miré a Marty quien me estaba
78
mirando. Me guiñó otra vez y sonrió. Como si compartiéramos un secreto. Él
también lo sentía. Salir esta noche puede que sea lo que aleje mi mente de mi
Página

vida. Ciertamente disfrutaría ver este drama desplegarse frente a mí.


19
Traducido por RRZOE

—P
uedo decir que me alegra que seas tú a quien Mack trajo a
cenar esta noche y no a otra imbécil insensata —dijo Shay
abriendo la tercera caja que había traído mientras la
colocaba sobre la mesa.
Habíamos terminado de cenar. De hecho, había estado delicioso. Marty
podría hacer un gran desastre, pero era un cocinero talentoso.
—No son imbéciles. Pregúntale a Beulah. Ella tenía una vecina que era una
stripper que necesitaba ayudarse para ir a la universidad y cuidar a su hijo —le
respondió Mack.
—Sí. Bueno, ese tipo de stripper no es del tipo que traes a casa. La última
pensó que la leche con chocolate provenía de vacas marrones —dijo Shay antes
de poner un trozo de tarta de chocolate en su boca y mirarlo directamente,
como si se atreviera a explicarlo.
—Estaba bromeando —murmuró.
—No hermano. Creo que ella hablaba en serio. Tampoco sabía que Hillary
Clinton fue la Primera Dama. No tenía idea de quién era Bill Clinton —le recordó
Marty—. Pero se veía bien con el vestido que tenía puesto, así que puedo
entender por qué ignoras su falta de sentido común.
Mack dejó escapar un molesto bufido mientras deslizaba una de las cajas
sobre la mesa. Mientras miraba en el interior, dijo—: En su defensa, tenía dos años
79
durante el último año que Bill Clinton fue presidente.
Página

Shay comenzó a reír como si eso fuera gracioso. Lágrimas llenaron sus ojos
y las secó mientras se reía.
—Dios, ¡Podrías parar! —le gritó Mack.
Ella se cubrió la boca tratando de detenerse. Marty estaba sonriendo
también. —Amigo. No sabíamos que solo tenía dieciocho años. Me lo habría
guardado para mí mismo.
Mack se metió una galleta en la boca y lucia enojado.
—La cena fue grandiosa —les dije—. ¿Puedo ayudar a limpiar la cocina?
—Afortunadamente, mi sutil cambio de tema los alejaría de discutir la horrenda
elección de mujeres de Mack.
—Los dos están corriendo de Beulah. ¿No pueden cerrar la boca? —dijo
Mack mientras se ponía de pie con otra galleta en su mano—. Lo siento por ellos.
Pero no. No tocarás la cocina. Ese es su trabajo. Si necesita destruirlo, entonces
puede limpiarlo. O Shay puede ayudarlo ya que no logró traerme lo único que
pedí.
—Estás disfrutando esas galletas —le espetó.
Levantó ambas manos como si hubiera terminado con ella. —¡Porque eso
es todo lo que tenemos!
Marty suspiró y luego volvió la cabeza hacia mí. —Es un maldito circo por
aquí.
Hoy ha sido un día largo. Quería hablar con Stone y tomar una decisión.
Pero irme sin ser grosera sería complicado. No quería que pensaran que me iba
porque estaban peleando. Porque, sinceramente, me estaba distrayendo.
—Puedes irte. No pasa nada. Me iría si no viviera aquí —dijo Marty.
Comencé a explicar cuando un fuerte golpe en la puerta me detuvo. También
detuvo la pelea de Mack y Shay. O más como su argumento.
—Abriré —dijo Mack y salió de la habitación.
—Es un asno —murmuró Shay.
—Mmmmhmmm —respondió Marty, pero estaba sonriendo como si no le
creyera. Tenía que estar de acuerdo con él. Ella casi parecía disfrutar la
constante batalla verbal con Mack. Como si no hubiera traído la tarta a
propósito.
—Es para Beulah —llamó Mack y me puse de pie rápidamente al escuchar
mi nombre.
80

—Stone debe estar buscándote —dijo Marty mientras se ponía de pie


Página

también.
¿Vendría aquí buscándome? Parecía poco probable. Doblé la servilleta
que tenía en mi regazo, luego la dejé caer en mi plato usado antes de dejarlos
allí y dirigirme hacia la puerta. Supuse que cuando llegara a casa y viera mi auto
en el frente, tendría curiosidad. Pero podría haber llamado. Mi teléfono estaba
en mi bolso, completamente muerto. Olvidé cargarlo anoche. Culpo al alcohol,
estaba borracha.
Cuando llegué en la entrada y lo vi allí, sus ojos se clavaron en mí.
Deteniéndome, me pregunté si debería explicarme o pedir disculpas. ¿Le
importaba? ¿Había tratado de llamar?
—No contestaste tu teléfono —dijo sonando enojado.
—Fuimos ruidosos —Mack había empezado a poner excusas para mí, pero
lo interrumpí.
—Olvidé cargarlo anoche. Está muerto.
Stone sostuvo mi mirada un momento más. Su expresión era ilegible. No
podría decir si estaba enojado, preocupado o molesto.
—No estabas en casa cuando llegué. Y…
—Le pedí que cenara con nosotros. Estoy harto de Shay y Marty.
Necesitaba cambiarlo un poco —explicó Mack antes de que pudiera decir más.
Di un vistazo a Mack y lucía relajado—. Todavía queda mucho si quieres entrar.
Shay trajo un poco de mierda cara de postre de los Elswood.
Stone cambió su enfoque hacia mí. —¿Ya terminaste?
Asentí. Pero estaba nerviosa. Insegura de su humor. No dije más.
—Ya comí —le dijo a Mack—. Pero gracias por la oferta.
—En cualquier momento —respondió Mack y luego se volvió para
mirarme—. Me alegra que pudieras venir esta noche. Siempre eres bienvenida.
—Aún más si traigo tarta de mantequilla de maní —dije con una sonrisa.
Él se rió entre dientes. —Sí. Cualquiera es bienvenido si viene con eso en la
mano. Joder, sé que Shay no conseguirá una.
—Buenas noches —dijo Stone abruptamente mientras abría la puerta y
luego me miraba como si se supusiera que debía moverme primero. Así que lo
hice. Le di las gracias a Mack nuevamente cuando salí del apartamento con
Stone siguiéndome los talones. La puerta se cerró detrás de él. Seguí caminando
hacia las escaleras. Había tensión y no entendí por qué. ¿No le gustaban Mack
81

y Marty? ¿Había un problema conmigo cenando con ellos?


Página

No pregunté.
En cambio, esperé. Stone me diría cuándo estuviera listo.
Cuando llegamos a la parte superior de las escaleras, me detuve mientras
él me rodeaba y abría la puerta. Agitó su mano para que entrara primero. Lo
hice.
Las luces se encendieron mientras entramos y me apresuré a buscar las
palabras correctas para decir. Si hubiera venido aquí cuando llegué a casa,
habría tenido tiempo de preparar mis pensamientos. No pude encontrar las
palabras correctas porque estaba nerviosa e insegura de cómo abordar el tema
de la noche anterior.
—Buenas noches —dijo Stone simplemente, luego se dirigió a su habitación.
Me quedé allí, sin palabras, mientras lo veía dejarme allí. Había ido a buscarme
como si necesitáramos hablar. ¿Pero se iba a la cama? ¿De verdad?
—¿Fuiste a buscarme para que me fuera a la cama? —pregunté, incapaz
de detenerme.
Se detuvo y se quedó allí un momento antes de volverse hacia mí. —No.
Fui a buscarte porque eres ingenua. Mack es un conocido mujeriego. Él no es
como Jasper. Es un profesional en el uso de mujeres.
Con esa explicación, continuó. Antes de que pudiera pensar en otra cosa
que decir o en otra pregunta que formular, se había ido. Su puerta cerrada
firmemente detrás de él.
Y fui dejada sola. No habíamos discutido nada. No sobre mi partida o
cuánto tiempo debería quedarme aquí. Nada.

82
Página
20
Traducido por EstherMaslow

P
ara la siguiente semana, Stone no estaba en casa cuando salí para
trabajar por la mañana y cuando llegué a casa por la noche.
Geraldine había preguntado por él. Preguntándome por qué no
había ido a visitarla. Me preguntó si yo había decidido sobre su regalo de
cumpleaños. No lo había hecho. Temía que mi mudanza fuera el regalo que él
quería.
Ella y yo fuimos a visitar a Heidi tres veces esa semana. Me había
mantenido ocupada tratando de no preocuparme por la desaparición de Stone
y cuál era mi posible papel. Me quedé despierta por la noche, escuchando su
regreso. Ansiosa de lo que diría si lo hiciera.
Siete días después de mi última interacción con Stone, me metí en un
aparcamiento delante de los apartamentos y encontré a Jasper parado allí.
Tenía las manos metidas en los bolsillos delanteros. Tenía la cabeza baja. Sus
hombros estaban ligeramente caídos como si hubiera sido derrotado.
El verlo me dolió el pecho. No me gustaba verlo así. Con él fuera de la vista,
pude bloquear mi miedo de que me quitara a Heidi. Que ella era técnicamente
su hermana, no la mía. Podría ser considerado el villano en mi historia.
Sin embargo, verlo allí lo hizo imposible. Era amable y bueno. Nada como
sus padres. Había sido una víctima tanto como Heidi. Sus padres habían mentido
a todos. Heidi nunca sabría o entendería sus acciones, pero Jasper sí. Tenía que
vivir con ese conocimiento.
Apagué el auto y salí. Su cabeza se levantó para encontrar mi mirada.
Parecía roto. El brillo de la alegría en sus ojos desapareció. Su fácil sonrisa que
una vez hizo que mi corazón se acelerara, ya no estaba allí. Parecía más viejo. El
83

tipo tranquilo del que me había enamorado se había ido.


Página

Me paré en la acera y me quedé ahí parada. Estaba a varios pies de


distancia, esperando para explicarle por qué había venido. Al mismo tiempo me
preguntaba si debería haberme bajado del coche. Nuestra última confrontación
no había ido bien y Stone no estaba aquí para interferir. ¿Era lo suficientemente
fuerte como para poder hablar con él a solas?
—No voy a seguir buscando la verdad sobre Heidi. Tienes razón. Tenía una
madre. Una familia. Tú eres su familia. Eres lo que ella conoce y ama. Mi
necesidad de probar la verdad sólo causará más dolor. —Su voz sonaba triste.
Vacía.
—Gracias. —Respondí con alivio. El peso sobre mi pecho se alivió. Había
estado viviendo con ese miedo desde el momento en que todo esto empezó a
desentrañarse con las mentiras de Portia.
—No volveré. Me voy a Manhattan mañana. Mis cosas ya están colocadas
en mi casa. Estaré dirigiendo las cosas desde la oficina principal. Lejos de este
pueblo, Portia, y… —se detuvo. Cerró los ojos con fuerza y exhaló—… de ti.
Debería haber picado. Pero no lo hizo. Con Jasper aquí, siempre viví con
el miedo de enfrentarme a él un día. O verlo con otra chica. No estaba segura
de cómo me sentiría al verlo seguir adelante con su vida. Que era lo que ambos
debíamos hacer. Nunca podría haber un nosotros.
—¿Qué hay de tu oficina en Savannah? —pregunté porque no sabía qué
decir. No tenía ni idea de qué respuesta dar que no nos haría daño. Era imposible
saber qué decir para lograr este fin y ambos podíamos irnos.
—Fue una pérdida de tiempo. Tengo suficiente con mi padre muerto.
Necesito centrarme en lo que ya estaba construido. Estar aquí lo era… algo que
quería una vez. Las mentiras de Portia y la verdad que tengo que enfrentar
diariamente en esta ciudad hacen que sea el último lugar donde quiero estar.
Podría empezar de nuevo en otra parte. Hacer una nueva vida. Una vida
que no tendría que presenciar por accidente cuando lo vi un día en la ciudad.
Su alejamiento me facilitó olvidarme de los recuerdos. Para sanar de las mentiras.
—Serás feliz allí. Esto se convertirá en el pasado y podrás olvidarlo todo. —
Dije finalmente.
Una triste sonrisa apenas tocó sus labios. —Sí. Claro.
—Gracias por todo, Jasper. Por estar ahí cuando necesitaba a alguien. Por
pagar por el cuidado de Heidi. Has sido más de lo que podría haber pedido.
Un ceño apareció en sus cejas. No sabía lo que le había dicho que le había
molestado o lo que le estaba haciendo estudiarme con una mirada confusa.
84
—No pagué por el cuidado de Heidi. Iba a hacerlo, pero lo olvidé. Con
toda esta mierda pasando, nunca llegué a hacerlo. Lo haré hoy. Quiero hacerlo.
Página

Seguía hablando, disculpándose. Pero no escuché sus palabras. Estaban


amortiguados por el golpeteo en mi cabeza. El conocimiento que yo sabía que
estaba allí. La verdad. Y lo que eso significaba. Negué con la cabeza tratando
de entender las razones detrás de esto. Si lo que yo pensaba era cierto.
Cuando me di cuenta de que no hablaba más me concentré en él. —
¿Nunca pagaste? —pregunté en confirmación.
—No. Pero lo haré, lo juro. No dejaré eso en ti. —Respondió. Su expresión
decidida y a la vez apologética.
—Está pagado. No hace falta que lo hagas. —Dije las palabras antes de
poder pensar en ello. Antes de que yo pudiera sopesar si era la decisión correcta
compartir ese conocimiento con él.
Se puso tenso. Sus hombros se enderezaron. Su espalda se puso rígida. La
dureza en su expresión no estaba dirigida a mí, pero la forma en que sus ojos
cambiaron supe que estaba luchando contra una mezcla de emociones. La ira
era la primera, mientras que una ráfaga de otras bailaba vívidamente con cada
respiro que tomaba.
Pasó junto a mí y se dirigió a su coche.
—Adiós, Jasper. —Dije deseando que esta no hubiera sido nuestra última
conversación.
Abrió la puerta de su coche y respiró profundamente antes de volver a
mirarme. —Algún día me necesitarás. Cuando llegue ese día, llámame.
Entonces se había ido. La puerta de su coche se cerró y se alejó de los
apartamentos. Se fue con nada más que esas oscuras palabras que yo sabía
que quería decir como advertencia. Me quedé allí mucho tiempo después de
que él se fuera. Pensé en él, todo lo que habíamos dicho y en Stone. Siempre
regresaba a Stone. Las respuestas parecían haber estado ahí todo el tiempo,
pero lo había echado de menos.
El pago por el cuidado de Heidi había sido hecho por él. No tenía que
preguntárselo. Tenía sentido. El pago había llegado momentos después de que
lo dejé en la calle mientras yo me estaba desmoronando. Me dijo que Jasper
había enviado el pago. Incluso lo pagó a nombre de Van Allan. No quería ningún
crédito y nada de mí a cambio.
¿Por qué? Eso no pudo haber sido por el bien de Jasper. ¿Podría ser? Si es
así, ¿no le habría recordado a Jasper? ¿Le pidió a Jasper que se lo devolviera?
La casa en la que vivía Heidi costaba una pequeña fortuna.
85
—¡Oye! —Una voz masculina llamó detrás de mí y me di vuelta.
Mack o Marty estaba en la entrada del edificio saludándome por dentro.
Página

—Ven a comer con nosotros. Stone no volverá en días. Cuando se va a las


oficinas de Manhattan, siempre es al menos por una semana.
¿Manhattan? ¿Estaba fuera de la ciudad? ¿Cuándo se había ido? ¿Se
había ido todo este tiempo? Mis emociones estaban tan enredadas que no
podía enfrentarme a nadie ahora mismo. Especialmente Mack y Marty.
Necesitaba estar sola.
—Gracias, pero estoy exhausta. Me voy temprano a la cama. —Le dije
esperando que mi sonrisa pareciera sincera y no como la mueca que reflejaba
la confusión interior.
—Tienes que comer. —Respondió.
—Comí con Geraldine. Hoy ha sido un día largo.
Suspiró y luego asintió. —De acuerdo. ¿Vienes dentro?
No había razón para estar aquí fuera esperando a nadie. Caminé hacia él
y él abrió la puerta más amplia, permitiéndome pasar para entrar en el edificio.
—El tipo. ¿Te ha molestado?
Me di vuelta para mirar a Mack o a Marty y vi la mirada en sus ojos. Este
era Marty. El brillo coqueto que siempre estaba en los ojos de Mack no estaba
nunca presente en los de Marty.
—Eso fue el cierre. —Le dije.
Me estudió un momento, pero no me preguntó nada más. Simplemente
asintió y me dio palmaditas en el hombro. —Ve a disfrutar de la tranquilidad.
Mañana lucirá más brillante.
Esperaba que tuviera razón. No veía que eso fuera posible.

86
Página
21
Traducido por micafp_2530

M
is ojos se abrieron. La oscuridad del exterior todavía proyectaba
la luz de la luna a través de mi ventana y cruzaba mi habitación.
Buscando mi teléfono, vi que eran solo las dos de la mañana. Solo
había estado dormida por tres horas. Sentada, miré a mi alrededor para ver si
algo me había despertado. Había estado soñando, pero en mi sueño, había un
sonido. Uno que me hizo detenerme y despertarme.
Estaba en el último piso de un edificio muy seguro. Era increíblemente
improbable que alguien entrara. E incluso si un intruso entrara al edificio, Mack y
Marty lo habrían escuchado e interceptado en la planta baja. Me sentía segura
aquí, pero estaba segura de que un sonido me había despertado.
Pasos en el pasillo no era lo que esperaba escuchar a continuación.
Saltando de la cama, me apresuré a llegar a la puerta del dormitorio y la abrí sin
pensar quién sería o si debería llamar para pedir ayuda. Siempre he sido la
primera en ir a la carga contra el peligro de proteger a Heidi. Fue el instinto lo
que me impulsó.
Nada de eso importaba porque era Stone quien se encontraba en el
oscuro pasillo. Estaba aliviada. Era muy poco probable que alguien hubiera
entrado, simplemente no esperaba que regresara por unos días según Marty.
—Estás en casa —dije cuando nuestros ojos se encontraron.
—Sí. —Su respuesta fue profunda. Como si hubiera estado durmiendo. Lo
cual no podría haber sido ya que acababa de llegar. O al menos yo pensaba
que sí.
—No sabía que te fuiste de la ciudad hasta hoy. —Por qué dije eso, no lo
87
sé. Él regresaba a casa y aquí estaba yo presionándolo. Temía que se fuera de
nuevo. Quería taparme la boca, correr y esconderme en la habitación.
Página

—Necesitaba pensar —dijo todavía mirándome. Estaba buscando algo en


mis ojos, mi expresión, no estaba segura. Me sentí casi desnuda por su intenso
examen. Expuesta.
—¿Lo hiciste? —le pregunté. Mi voz sonaba un poco sin aliento. Me di
cuenta de que mi corazón latía con fuerza. ¿Todo esto por su mirada
escrutadora?
—¿Lo hiciste? —Él lanzó mis palabras hacia mí.
—¿Hice qué? —Estaba confundida por el camino que tomó la
conversación.
Él dio un paso más cerca de mí.
—¿Pensaste?
¿Pensé? ¿Sobre irme? ¿Obtener mi propio lugar? ¿Sobre la estupidez de
tener demasiado vino? Sí. Pensé en todo eso. Pero no sabía a qué se refería.
—¿Pensé en qué?
—En mí.
Mi respiración se había vuelto un poco trabajosa y errática. Pero el tono
de su voz cuando dijo esas palabras hizo que se detuviera por completo. Mi
cuerpo se tensó. La oscuridad no enmascaraba la incertidumbre en sus ojos.
Estaba preguntando, aunque podía ver que le tenía miedo a la verdad. Nunca
había visto miedo en los ojos de Stone antes. No hasta este momento. Fue casi
humillante.
—Sí. —Decir cualquier otra cosa habría sido una mentira.
Tragó saliva, inhaló profundamente por la nariz y parecía estar luchando
internamente con su próximo movimiento. Mis manos temblaban y las agarré
juntas frente a mí. Ninguno de los dos habló. El silencio me hizo sentir incómoda.
Cada aliento que tomábamos parecía más fuerte y más dramático de lo
que realmente era. Sabía que los pensamientos que corrían por nuestras cabezas
—los hechos, las mentiras y las verdades— hacían todo esto más difícil y simple a
la vez.
Aunque mi corazón se aceleraba, mi cuerpo hormigueaba, y mis manos
parecían incapaces de estar quietas, sabía que la única verdad no permitiría
que este momento fuera más de lo que era. Stone amaba a Jasper como si
fueran hermanos. Si por casualidad esa muestra de emoción que nunca había
visto en sus ojos o en sus acciones fuera lo que mi corazón quería que fuera, no
88

importaría. Porque la atracción no pesaba más que el amor.


Página

Ese recordatorio me ayudó a calmarme. Enredarnos en este momento


habría sido débil y un error. Podría ser herida de nuevo. No, volvería a lastimarme
si creía que había más posibilidades con Stone. Una oportunidad de conocer al
hombre que había juzgado mal, malinterpretado y aborrecido tan ferozmente.
Regresando a la habitación, alcancé la puerta para cerrarla. Quería que
esto terminara... lo que fuera que haya sido.
—Vino aquí antes de irse —dijo Stone deteniéndome.
Solo asentí.
—Y aun así se fue. Cerró la oficina de Savannah y se fue —dijo esto como
si fuera importante.
Asentí de nuevo. Un breve asentimiento. No hay necesidad de más
Stone cerró el espacio entre nosotros hasta que tuve que inclinar mi
cabeza hacia atrás para ver su cara, sus ojos. Busqué su expresión, intentando
entenderlo. Mi corazón latía una vez más como si su cercanía disparara
descargas de electricidad a través de él. ¿Por qué Stone tenía que causar tal
reacción en mi órgano más importante?
—Un hombre que te mereciera. Que entendiera lo que eres y lo que tenía.
Lo que había perdido. No se iría. Incluso si fuera imposible abrazarte nuevamente.
Él querría protegerte. Incluso si él no pudiera tenerte. Si el hecho de que te tuviera
significara dolor para los demás. Incluso si su maldito hijo de puta sintiera que
podría explotar al verte. Él no se iría porque no podría. Tu seguridad, protección,
felicidad sería todo en lo que podría enfocarse. La única forma en que podría
sobrevivir.
Cuando lo dijo de esa manera, en esas palabras brutalmente
contundentes, me di cuenta de que tenía razón. El amor de Jasper por mí no era
lo que debería haber sido. El amor significaba nunca irse, nunca correr.
Significaba que nunca podrías estar muy lejos. Para ser justos, yo le había hecho
los tres a él. El dolor y la pérdida se habían desvanecido con la suficiente rapidez.
Lo que pensé que era un alma hecha añicos solo había sido un corazón
magullado.
—No nos conocíamos desde hace tanto tiempo —dije en nuestra defensa.
No podía culpar a Jasper cuando había corrido primero.
Su boca casi se frunció.
—Si es real, ¿eso importa?
Pensaba que sí. El amor no era instantáneo. El verdadero amor venía de
89
conocer a alguien.
Página

—El amor lleva tiempo, sí. Debes ganarte el respeto, descubrir las cosas
que el otro disfruta, reírse juntos. Si el amor es para siempre, ¿cómo puede
suceder sin tiempo?
Las puntas de los dedos de Stone rozaron mi mejilla mientras pasaba la
punta de uno de sus dedos por mi mandíbula. Me estremecí y luché contra el
impulso de apoyarme en él. Estar parada con él no parecía real. Era más como
un sueño. Una fantasía. El tipo de fantasías que estaba teniendo más a menudo
al tratar de empujarlos lejos de mí.
—Estabas usando el maldito uniforme que Portia te dio. Tu cabello estaba
recogido en una cola de caballo. La banda elástica que lo sostenía era negra y
ligeramente deshilachada. Me preguntaba si era la única que tenías y si estaba
a punto de romperse. Había una ligera mancha en tu cuello, pero era del
tamaño de un alfiler. No llevabas maquillaje, excepto por el brillo de labios, era
de color rosa pálido. Pero eso era todo lo que necesitabas. —Hizo una pausa y
miró mis pies descalzos—. Tenías una ligera cojera. Nada demasiado notable,
pero estaba allí. Me pregunté si era permanente. No quitaba tu belleza. Nada
podría. —Levantó su mirada hacia la mía.
—Trabajaste para un monstruo como Portia. Pensaba que querías el
trabajo porque sabías de Jasper Van Allan. Solo por un momento, te observé de
cerca, en silencio, y finalmente vi tus ojos. Había estrés, dolor, ansiedad, pero
sobre todo, miedo a estropear su belleza. Ese momento. Cuando nuestros ojos se
encontraron y te vi. No la apariencia externa, pero tu alma, que compartías tan
claramente en tus ojos si alguien se tomaba el tiempo para mirar, sabía que te
amaría. Había tristeza dentro de ti que quería sanar y miedo que quería borrar.
Dolor que quería aliviar. —Se detuvo y me sostuvo la barbilla. No con dureza, sino
con la presión para inclinar mi cabeza hacia atrás aún más cuando sus ojos
oscuros se mezclaron con los míos—. Comencé a investigar, a buscar, a
protegerte. Comprende eso, Beulah. Lo hice todo para protegerte... a ti.

90
Página
22
Traducción por micafp_2530

Stone
L
as cosas suceden en un parpadeo. La muerte, la vida y la enfermedad
son todas las cosas que cambiaron nuestras vidas. Desde el momento
en que nacemos, aprendemos a esperar el final inevitable. Tememos,
anticipamos y aprendemos a vivir con el resultado. Sin embargo, hasta que entré
en la cocina de Van Allan y mis ojos se fijaron en Beulah por primera vez, nunca
me había dado cuenta de que había una cosa más que podía suceder en una
fracción de segundo. ¿Fue amor? No puedo decir que fue. Llamarlo atracción
era una descripción demasiado débil. Me sentí atraído por ella. Como si un hilo
invisible me estuviera tirando.
Entonces vi la mirada en los ojos de Jasper. Él se sintió atraído al instante.
Luchaba contra su atracción porque su odio por Portia hacía que quisiera odiar
cualquier cosa relacionada con ella, y también había contratado a Beulah. Por
mucho que deseaba no poder soportarla, aunque podía ser cruel, no podía
apartar los ojos de ella. Ella no podía dejar de mirarlo tampoco. Leía bien a la
gente. A menudo sabía lo que sentían antes de que lo hicieran. Era fácil cuando
no necesitas hablar. Permanecer en silencio y observar deja a uno para estudiar
cosas que los demás echaron de menos.
Me contuve. Esperando. Esperaba que viera cuán diferente era Jasper de
ella. No su dinero o riqueza, ese no era el problema. Ella era fuerte donde él era
débil. Ella había sido criada por una mujer que le había dado valor, autoestima
91

y aprecio por las cosas que a menudo se pasan por alto. Jasper no. Él todavía
Página

era similar a un niño. Se apoyaba en mí por más de lo que debería haber


permitido. Sin embargo, él había sido mi familia la mayor parte de mi vida.
Siempre han sido Geraldine y Jasper. Los únicos dos que sabía que estaban allí
para mí.
Quería creer en mis palabras. Quería que mi diligencia al descubrir la
verdad sobre Beulah y Heidi fuera por Jasper. Decirme a mí mismo que lo estaba
haciendo por él alivió la culpabilidad cuando busqué más, superando las
barreras en mi camino e infringiendo algunas leyes. La verdad era que, en el
fondo, yo sabía todo el tiempo que lo hacía por ella. Parte para protegerla del
dolor y peligro oculto. Parte para asegurarme de que no estaba siendo
aprovechada. Y, por último, para demostrar que mi instinto era correcto. Van
Allan tenía un secreto. Uno que la haría a ella y a Jasper una imposibilidad. Esa
era mi oscuridad. La quería tan malditamente mal, Jasper no había sido mi
preocupación.
Él no se merecía a Beulah. Ella no lo conocía. Pensó que él era alguien que
él no era y la llevó a creer eso. Mis celos comenzaron a generar disgusto por sus
mentiras.
La culpa que debería sentir por tener a Beulah aquí conmigo nunca llegó.
Incluso cuando Jasper me acusó de la verdad —de quererla. No me sentía
culpable porque quería que sanara y que su corazón se diera cuenta de que no
era amor lo que sentía por Jasper. Yo la había esperado. Le había dado el
tiempo que ella necesitaba.
Cuando sus ojos comenzaron a mirarme de manera diferente, supe que
no podía ignorar esa atracción dentro de mí. El hambre de tocarla, inhalarla, ser
libre para abrazarla.
Jasper se fue, fue el último paso. Él se estaba yendo. Corriendo. Si tenía
dudas sobre sus sentimientos hacia ella, esto dejaba en claro que no era
suficiente. Un hombre que se alejaba de Beulah no la merecía.
Mi tiempo de vivir en silencio en la tortura había terminado.
Bajar mi cabeza hasta que mi boca cubrió la de ella por primera vez fue
lo más cercano a un momento espiritual que jamás hubiera experimentado. El
aire a nuestro alrededor se aquietó. Su respiración se detuvo. Mi corazón latía
constantemente en mis oídos. El calor de sus labios me quemaba y sabía que
estaba temblando por la conexión.
La mano izquierda de Beulah se acercó y cubrió la mía mientras le
acariciaba el cuello. Mi mano derecha se deslizó alrededor de su cintura
aplicando presión hasta que nos presionamos juntos de la cabeza a los pies.
92

Cada centímetro de su cuerpo tocaba el mío. Se inclinó con completa confianza.


Página

Mi beso no la había asustado ni sorprendido. Respondió con la misma urgencia


con que me apresuraba.
Quería mirarla a los ojos y contarle todo. Para explicarle todo a ella. Pero
no ahora. Ahora no lo necesitaba. Como yo, ella parecía haber estado
esperando. Anticipando este momento.
Presionando mi pulgar contra el pulso en su cuello, sentí el ritmo rápido que
coincidía con el mío. Mi mano derecha se deslizó hacia abajo para cubrir su
pecho perfectamente redondo. Lo apreté suavemente y un gemido escapó de
ella cuando se movió más cerca, extendiendo sus piernas ligeramente. La
invitación sutil hizo palpitar mi polla ya dura. Este momento era uno que había
imaginado, planeado, fantaseado. Quería tomarme el tiempo de memorizar
cada beso, sonido y la expresión de sus ojos.
Lo que quería y la realidad comenzaban a ser dos cosas diferentes. La
acumulación desde el momento en que la vi. El momento en que ella habló. En
el momento en que esa maldita sonrisa apretó mi pecho, todo me había llevado
a esto.
Levantó una rodilla y la deslizó por mi pierna hasta que quedó en mi
cadera. Otra invitación. Agarrándole el muslo, gruñí de frustración. Mi hambre
por ella estaba creciendo fuera de control rápidamente. Con más fuerza de la
que pretendía, le apreté el muslo y le abrí más las piernas y presioné mi erección
lo más cerca posible de su centro. Ella no era lo suficientemente alta como para
darnos la acalorada conexión que ambos anhelamos. Con ambas manos, la
agarré por la cintura y la jalé más.
Sin instrucciones, envolvió sus piernas a mi alrededor. Mi polla estaba
presionando contra ella, donde latía con excitación por la conexión. El calor
entre sus piernas me acunó e hizo que mis rodillas se debilitaran ligeramente. Sentí
como si un animal se hubiera liberado dentro de mí causando que cualquier
suavidad y delicadeza que poseía se desvanecieran.
—¡Ah! —Beulah gritó cuando su cabeza cayó hacia atrás y levantó sus
caderas y luego las bajó para frotar mi dureza contra su dolorido clítoris. Agarró
mis hombros con ambas manos, sus ojos se cerraron fuertemente y comenzó a
rechinar contra mí.
—Uh, oh, oh —jadeó. Su cuerpo se movió con entusiasmo por más.
No era un hombre religioso, pero observándola comencé a comprender
la devoción. Su respuesta voraz estaba despertando mi lujuria. Soñé que la
adoraba. Ahora quería ser su dueño. Perderme dentro de ella. Alcanzar un nivel
en el que sabía que nunca había estado. Uno que me cambiaría tanto como a
la mujer en mis brazos.
93

Incapaz de permanecer quieto mientras nos complacía con sus gemidos


Página

y puro abandono, me acerqué a la cama. Con rapidez. Cada onza de sangre


en mi cuerpo se sentía como si se estuviera moviendo hacia mi creciente
erección. Era más sensible que nunca. No podía esperar. No podría tomarme mi
tiempo. Ya no. Mi deseo controlaba mis acciones.
La presioné en la cama, tirando hacia atrás para separar sus piernas. Tenía
los ojos entrecerrados y su pecho subía y bajaba como si estuviera sin aliento.
—Iba a tomarme mi tiempo. —Mi voz sonó como un gruñido. La
enloquecida necesidad animalista había tomado el control—. Pero me frotaste
con ese dulce coño. —Bajé la voz y me incliné para besar la piel expuesta debajo
de su oreja—. Tu reacción me hizo romper —agregué.
Retrocediendo, la miré a los ojos para ver si la había asustado. Pero todo
lo que vi fue emoción. Un antojo que coincidía con el mío. Mis manos todavía
estaban en la parte interna de sus muslos. Manteniéndolas abiertas todo lo que
podía. Levanté la mano y enganché mis dedos en la cintura de los pantalones
cortos de pijama que llevaba puestos.
—Cuando te los quite y vea cuán húmeda estás, cuando huela cuán
dulce es tu deseo, me temo que perderé cualquier pequeña porción de control
que aún me quede.
Estaba advirtiéndole. Incluso ahora, cuando mi cuerpo temblaba
literalmente con mi desesperación por ella. Le estaba dando la oportunidad de
detenerme.
—Bien. —El suave desafío salió en un jadeante jadeo.
Si quedaba algo de cordura en mí, desapareció con esa única respuesta.

94
Página
23
Traducido por Walezuca

Beulah
E
n un breve momento, se me cruzó por la mente que este era otra yo.
Esta mujer lasciva dentro de mí había llegado desatada en el toque
de Stone. No la conocía y me asustó. Pero ella sabía lo que quería. El
afán de no tener nada de nuevo y tomar todo. Todo lo que sabía que Stone me
daría me desesperó. No entendía mi reacción. Sabía que el sensual Stone podría
proporcionar lo que deseaba sobre todo lo demás.
La oscuridad que se remolinaba en sus ojos debería haberme dado nervios,
pero todo lo que podía hacer era rogar por más. No había límite mientras Stone
me tocaba. Su mano se deslizó por mi muslo y con un dedo comenzó a abrirme
con una aspereza que me entusiasmó. Quería que me doliera un poco. Quería
que él me reclamara, dejándome dolorida.
—Es estrecho —dijo mientras su mirada estaba en la zona abierta a él—. Mi
polla te va a abrir.
—Sí —El sonido de eso me hizo retorcerme inquieta con anticipación. Esto
era como una broma que me mantuvo al borde de un orgasmo y me dejó
colgando ahí. Quería ser arrojada sobre el borde, pero luego tiró hacia atrás y
sacudió una y otra vez.
Sus pupilas dominaban completamente el color de sus ojos. La boca de
Stone se abrió ligeramente al levantar su cuerpo sobre el mío y se quitó la ropa
con determinación rápida. Estaba perdida en el momento en que tuve la visión
95
completa de su cuerpo. Hermoso y más perfecto de lo que me había dado
cuenta. Cada centímetro de él estaba cortado como si fuera un Dios. Estaba
Página

ansiosa por tocarlo.


Cuando su cuerpo cubrió el mío, el poder que emanaba de él tenía que
levantarme para llegar ahí pronto. Estaba impaciente. Usó una mano para
retenerme y casi le rogué que me permitiera tocarlo mientras me despojaba de
mi top del cuerpo. Había olvidado que todavía lo usaba. Mi enfoque había sido
él.
Cuando estaba desnuda por completo a él, me detuve. No estaba segura
por primera vez desde que me besó. Su cuerpo estaba perfectamente
cincelado. Era intimidante.
Sus ojos vagaban sobre mí y todo lo que podía ver ahora eran las chicas.
Los toples, los desnudos, y hermosos cuerpos que habían estado en las fiestas de
la piscina con Van Allan.
Cerré los ojos deseando no recordar, las fiestas o las chicas. Cuando Jasper
me había visto así, no me había sentido tan consciente de sí misma. Pero ahora,
con Stone, me preocupaba no cumplir sus expectativas.
—Abre los ojos, Beulah. —No fue una petición gentil. Sus palabras eran una
orden y obedecí. Mi obediencia dispuesta no era como yo, pero Stone me hizo
reaccionar de una manera que nadie alguna vez lo ha hecho. Había un poder
invisible ahí que se encendió cuando estábamos cerca el uno al otro. Incluso
cuando pensé que lo odiaba, me encontré buscándolo. Como si mi alma se
hubiera unido a la suya, aunque ninguno de nosotros parecía querer eso.
—Abre las piernas más ancho —dijo su voz ronca. Si no lo supiera mejor,
Juraría que estaba temblando. ¿Qué si se le fue el control? ¿También sintió esa
energía desconocida entre nosotros?
Sus fosas nasales se ensancharon cuando sentí su dura caricia contra mi
núcleo sensible.
—Quería hacerte el amor. Besarte, tener tanto de ti en mi piel que pudiera
olerlo durante días. Pero ahora —gruñó mientras sus ojos brillaban—. Necesito
follarte. Duro. Tómalo todo. Que grites mi nombre.
Era yo quien temblaba ahora. Temblaba y quería suplicarle exactamente
eso. Lo que me estaba explicando era desconocido para mí. Una oscura
emocionante tentación que quería con él. No había miedo. Confié en él.
Levantando mis caderas, sentí que presionaba más cerca de la entrada
causando una presión más candente. Estaba empezando a ser demasiado. Me
sentí como si pudiera explotar en cualquier momento. El conocimiento con el
que iba a llenar me estaba enviando electricidad a lo largo de todo mi cuerpo.
96

—Mía —dijo en voz alta en un tono áspero.


Página

Mi aliento me dejó mientras que mi cuerpo se disparó y estaba llena.


Bellamente invadida. Estirada y gritando de placer, mientras que me aferraba a
él. Era demasiado grande. Sin embargo, el dolor agudo era todo y más. Lloré su
nombre y le rogué por más.
—Jodidamente mía —repitió y comenzó a moverse. Dentro y fuera. Cada
golpe de sus caderas me acercó a la belleza que sabía que sólo él podía darme.
Nada antes de esto importa. Nada después de esto pudiera medirse. Esta era
una altura que nunca supe que existía.
—Stone —respire—. Necesito —No pude unir las palabras. Estaba dentro
de mí llevándome al borde que quería saltar y caer en ella a ciegas. Sin
importarme nada más que esto. Nosotros.
—¿Necesitas esto? —preguntó cuándo comenzó a bombear en mí más
fuerte. Su boca bajó y devoró uno de mis pezones. Mordiendo. Creando nuevas
corrientes que me hicieron temblar.
Su boca se movió por mi pecho y lamió mi clavícula. Tomó mordidas de mi
piel mientras hacía su camino a mi cuello. Cuando su aliento caliente acariciaba
mi oído, me aferré a él más fuerte. Estaba a punto de estallar. Cada caricia de
su boca contra mi piel y cada tirón de sus caderas tenía mis rodillas levantándose
más alto. Mis tobillos se cruzaron sobre su espalda tratando de hacerlo más
profundo.
Stone mordió mi lóbulo de la oreja y susurró—: Quiero entrar en ti. Llenarte
hasta que corra por tus muslos dulces. Todo en lo que puedo pensar es en lo
jodidamente asombroso que sería estar dentro de ti mientras exploto.
Todo eso. Lo quería. —Sí. Por favor —sonaba desesperada. Como una
mujer en un desierto que ve agua. Era todo lo que necesitaba. Mis uñas se
clavaron en su espalda.
—Joder —dijo cuándo se puso más duro. Mis caderas golpeando la
cama—. Me haces enloquecer —gruñó—. Malditamente loco.
—¡Oh Dios! ¡Por favor! —Lance mi cabeza hacia atrás. Estaba ahí. Me
estaba cayendo. El mundo se había ido por debajo de mí. No existía nada a mi
alrededor. Era una experiencia divina—. ¡Stone! —Escuché que mi voz clamaba
por él. Podía oírlo hablar, pero el otro mundo en el que estaba flotando,
amortiguaba todo.
—¡Jodeeeer! —Su rugido me trajo de vuelta lo suficiente como para
presenciar que se retire de mí para ver su corrida dispararse por todo mi
estómago. La vista me emocionó. Me hizo olvidar que me habían dado la
97
experiencia más alterada de la vida, de mi vida y ya quería más.
Página

Sus ojos se levantaron de la vista de mi estómago para encontrarse con


mis ojos aturdidos. Estaba jadeando. Tratando de recuperar el aliento. El sudor se
aferró a su piel. Sus ojos tenían más color que el negro ahora.
—Santo cielo —susurró.
Toqué la semilla caliente en mi estómago. Curioso sobre cómo se sentía y
gustándome la imagen de ella en mis dedos.
—Jesucristo, Beulah —dijo con una pequeña carcajada—. Te voy a lanzar
y joder de nuevo, esta vez para que pueda adorar tu trasero si no te detienes.
Nunca me cansaré de ti. De esto.
Una sonrisa lenta se extendió por mi rostro mientras levantaba mis dedos y
saboreaba su liberación. Me sentí sensible y me encantó.
Sus ojos volvieron a estallar y supe que nuestra noche no había terminado.

98
Página
24
Traducido por Walezuca

Stone
R
econocer mi relación con Jasper no era más importante que Beulah
no siendo una cosa rápida. Había luchado. Luché. Pero al final, sólo
había mucho espacio en mi corazón y Beulah lo había llenado
rápidamente. Cuanto más llegué a conocerla, más me consumía.
Anoche lo había sido. Lo cambié todo. Cada paso, cada opción, todo de
ahora en adelante estaría centrado alrededor de Beulah. Se había convertido
lentamente en mi vida. No me arrepentí. ¿Cómo podría cuando nunca había
sentido una alegría tan completa en toda mi vida? Cualquier oscuridad, dolor,
enojo que había sido una constante en mi vida no importaba. Ella lo ahogó todo
sólo por estar cerca de mí.
Lucharía. Me enfrentaría a lo que fuera necesario para mantenerla.
Tomando un trago de mi café continué apoyándome en el marco de la
puerta mirándola dormir. Anoche habíamos tenido otra ronda intensa donde
estaba seguro de que le dejé una huella de mano en su nalga izquierda. La
desperté después de unas horas de sueño y le hice el amor. Lo tomamos con
calma esa vez. La probé mientras se retorcía y me jaló el cabello.
La memoria se me hizo difícil. Ahora tenía que mantener mi distancia
mientras dormía.
Necesitaba descansar. Incluso ahí en su sueño sonrió suavemente. Puse
eso ahí. Mi pecho se sentía como si explotara. La idea de golpear mis manos
99

contra él como un cavernícola era tentador. Estaba dormida y exhausta porque


Página

le había dado más placer del que podía tomar. No era un hombre fácil de amar.
Era más fácil de odiar. Lo sabía.
Pero si pudiera mantenerla dándole ese tipo de placer, lo vi como una
victoria para nosotros dos. Estar dentro de ella era más que una mierda. Fue más
que una experiencia erótica. Fue alucinante. Almas reclamando.
Se estiró causando que sus pequeños pies se asomaran de las cobijas. Sus
brazos se levantaron sobre su cabeza y bostezó. Disfruté de ser testigo de una
belleza tan pura. Si no hubiera pasado la mayor parte de la noche desnudo y
dentro de ella, diría que era la imagen de la inocencia. A pesar de que la tenía
aferrada a mí, arrastrándose, y suplicándome que la follara, todavía tenía ese
hermoso resplandor inocente.
Cabello rubio extendido sobre la almohada mientras giró la cabeza hacia
mí. Dos parpadeos lentos y luego una pequeña sonrisa tímida. Exactamente
como lo había imaginado. La miraba, la estudiaba, y me fascinaba desde el
primer día. Conocía sus expresiones. Sabía lo que la hacía sonreír y cómo hacer
que la ira parpadeara en sus impresionantes ojos. Cuando trataba de ocultar
una emoción, lo sabía. Había poco que no sabía.
—Hola —susurró entonces giró hacía mí.
—Hola —respondí. Me quedé donde estaba disfrutando de la vista.
Tratando como el infierno de creer que era real y no un sueño fugaz.
Se sentó tomando las cobijas con ella para mantener su cuerpo desnudo
cubierto, como si no hubiera memorizado cada centímetro de ella. Pero la
modestia era linda. Era Beulah. No quiero que cambie nada. Era exactamente
lo que quería.
—¿Has estado levantado mucho tiempo? —preguntó sentada ahí con las
piernas metidas debajo de ella.
—No mucho tiempo. No quería molestarte, así que hice café y decidí que
verte desde una distancia segura era mejor.
Agachó la cabeza y se ruborizó. La timidez después de los acontecimientos
salvajes y malvados de anoche era tan adorables al igual que tontos. Me rogó
que la follara hace sólo unas horas. Ahora tenía rojo el rostro sabiendo que la
observaba dormir.
—He lamido tu coño astuto, mordí el trasero, y te disparé mi corrida sobre
tu estómago, la espalda y las tetas. ¿Sin embargo, observarte dormir te
avergüenza? —Me estaba burlando de ella. Incluso burlándome.
Levantó la cabeza y el brillo de la travesura en sus ojos me hizo difícil
100
continuar de pie donde estaba. Quería estar en la cama con ella. Haciendo
todo de nuevo.
Página

Agarrando las cobijas en su contra saltó frenéticamente.


—¡Oh, Dios mío! ¡Geraldine!
Casi me había olvidado de eso. —La llamé ayer cuando me dirigía de
vuelta a casa. Le hice saber que necesitarías el día libre. Arreglé que un amigo
suyo la llevara de compras hoy. Está entusiasmada por ello.
El pequeño pliegue entre las cejas mientras asimilaba mis palabras era
lindo. Le di tiempo para procesar. Necesitaba saber que anoche no fue una
decisión imprudente espontánea de mí. Lo quería. Esperaba eso.
—¿Sabías que lo... haríamos? —Todavía estaba frunciendo el ceño.
Todavía estaba frunciendo el ceño. No quería que pensara que lo di por sentado.
No lo había hecho.
—No. Lo que pasó anoche fue mucho más de lo que esperaba. Pero
quería tiempo contigo. Tiempo de mostrarte exactamente cómo me sentí.
Tiempo para averiguar si había una oportunidad. Si esto pudiera suceder.
Su expresión tensa aliviada y su ceño se desvaneció. Una suave sonrisa se
torció a lo largo de sus labios hinchados rosas. Nunca le mentiría. Había tenido
muchas mentiras en su vida hasta ahora. La verdad, sin embargo, era una
apuesta. Puede que no siempre le guste oírlo. Eso no era importante ahora.
—¿Estás adolorida? —le pregunté antes de que pudiera decir cualquier
cosa.
Se detuvo luego dio un pequeño encogimiento de hombros.
—No. No en realidad.
Había sido la respuesta que quería oír. Sin embargo, me aseguraría de que
la próxima vez que le preguntara dijera que sí. Dejando mi taza de café en la
mesa al lado de la puerta fui a ella dando grandes zancadas. Sus ojos se
volvieron anchos y la emoción se desató en ellos.
—Deja caer las cobijas, Beulah —exigí y me encantó que solo lo hizo.
Exponiendo sus pechos desnudos que eran firmes y altos. Los pezones duros
mostraron su excitación. Inclinó la cabeza para mirarme. Había una marca de
mordida en su cuello y sentí una sonrisa codiciosa y posesiva se formaba en mi
rostro. Yo la había hecho.
—Date la vuelta. Pon las manos sobre la cama. Pon tu trasero caliente un
poco en el aire.
101
Ahora su respiración era rápida mientras escuchaba mis instrucciones. No
me cuestionó. Se movió lentamente mientras sus ojos permanecían bloqueados
Página

con los míos. Cuando se puso de pie, las cobijas cayeron, mostrándola para mí
por completo. Entonces hizo exactamente lo que había instruido.
Había una pequeña marca rosa en su nalga izquierda. La toqué, la delineé
suavemente con la punta de mi dedo. Luego corrí mi pulgar sobre él para calmar
antes de deslizar la mano entre sus piernas para empujarlas a abrir más ancho.
Luego presioné su espalda con la palma de la mano.
—Lo quiero más alto —dije mientras su trasero se levantó hacia mí.
Mi polla latía. La sangre se hinchó en la cabeza mientras la veía prepararse
para mí. Para eso. Temía que nunca la dejaría salir de este apartamento otra vez.
Tenía imágenes de su desnudez esparcida en mi bar en la cocina. De ella de pie
bajo el agua de la ducha, mientras me arrodillaba entre sus piernas. De sus
manos contra el vidrio de las puertas de mi patio mirando afuera en el mundo
que nos rodea mientras me hundía en ella por detrás. La emoción de que alguien
nos viera y el miedo posesivo de alguien más viéndola así luchó contra mí.
Metí un dedo dentro de ella y se lanzaba.
—Dijiste que no estabas adolorida —dije suavemente probándola.
—Eso no es dolor, es necesidad. —Estaba jadeando mientras hablaba.
Usé una mano para empujar mis boxers, pateándolos a un lado. Cerrando
una mano sobre mi polla, la bombeaba mientras la tocaba. La humedad que se
junta entre sus piernas cubriendo mis dedos como pronto lo haría mi polla. Se
lanzó en mi mano queriendo lo que estaba en mi flagrante visión. El placer
inigualable que me dio me convirtió en un adicto. Su coño apretado era mi
droga.
Incapaz ya de burlarse de cualquiera de nosotros, cogí su cintura y levanté
su trasero hasta más alto. Sus piernas se abrieron mientras subió de puntillas. No
usé ninguna restricción mientras empujaba en su entrada apretada. Su agujero
astuto me succionó y apretó.
—¡Oh Dios! —gritó.
No estaba seguro de que hubiera un Dios, pero cuando su coño
masajeaba mi polla como un vicio estaba bastante seguro de que sólo un ser
superior podría crear algo tan hermoso.
—¿Te sientes bien, nena? ¿Es eso lo que quieres? Una follada mañanera
fuerte. —Mi voz estaba atada con la tensión de mi liberación creciente. Profunda
y con voz ronca.
102
—¡Sí! Más fuerte. Follame hasta que no pueda levantarme —rogó entonces
giró la cabeza para mirarme hacia atrás. Sus manos agarrando las cubiertas y
empuñándolas—. Quiero que te vengas en mi rostro.
Página

—¡Mierda! —grité. Oír hablar así su dulce boca iba a causar que me
corriera antes de que estuviera listo—. Sigue hablando así y voy a perder mi
carga antes de que pueda salir de ti. Tu coño es una adicción.
Me dio una sonrisa malvada y la golpeé tan fuerte que tenía miedo de que
fuera demasiado. Sus ojos cerrados y gemía. Lo hice de nuevo y ella echó la
cabeza hacia atrás y gimió más fuerte. Al llegar, cogí un puñado de cabello y lo
tiré de nuevo.
—¡Ah! Sí —gritó.
Esta pequeña belleza perfecta era traviesa como el infierno. No me había
dado cuenta hasta anoche. Ese conocimiento hizo sentirme animal cuando
estaba dentro de ella. Quería hacerle cosas que debería estar jodidamente
avergonzado.
—Tómalo —dije y mantuve el ritmo duro. Mi polla estaba tan hinchada que
sabía que mi liberación estaba cerca. Pero no la pude sacar. Detenerse era
imposible. No cuando su inminente liberación se sentía como un vicio a mi
alrededor.
—¡Oh Dios! ¡ay! ¡Dios! —gritó—. Por favor. ¡Duro! —Su trasero se levantó más
alto y ella empujó hacia atrás contra mí—. ¡No puedo parar! —Se asustó y me
jodió. Su trasero abofeteando mis muslos—. Sí, sí, sí. —El jadeo era su orgasmo. No
podía salir hasta que lo hizo, pero su orgasmo continuó. Su cuerpo era salvaje
contra el mío. Apretó mi polla y comencé a temblar mientras trataba de evitar
perderlo.
—¡Oh Dios, otra vez! Me estoy corriendo de nuevo. —Tembló y se
estremeció y su trasero rebotó en mi contra, la suave piel temblando de los
movimientos salvajes. Sus gritos de placer crecieron. Estaba allí y nada en la tierra
podía detenerme. Mis manos apretaron su cintura tan fuerte que sabía que
tendría marcas.
—¡BEULAH! —grité mientras me derramaba en ella. Mi liberación
bombeada implacablemente mientras siguió golpeándome, jadeando.
—¡UUUUUHHHHH! De… nue… nuevo —dijo mientras seguía con el trasero
apretado contra mí. Su cuerpo temblaba violentamente. Mi semilla era tan
profunda dentro de ella, marcándola. La belleza del momento era más de lo
que podía haber imaginado.
Su cabeza se derrumbó en la cama y dejó salir un suspiro largo.
103
—Dulce Jesús. —Su voz era ronca ahora.
Alivié mi agarre en sus caderas. Luego la recogí y la moví hasta que estaba
Página

acostada en la cama. Nunca había estado sin protección con una mujer. Nunca.
Era algo de lo que me enorgullecía. Tuve un caso de condones en mi dormitorio.
Pero ni una vez había considerado usarlos con ella. No anoche. No esta mañana.
Y no cuando estaba vaciándome en ella. Ni siquiera podía arrepentirme.
En su lugar, abrí las piernas y parpadeó. Ella me miró fijamente antes de
que dejó caer sus piernas abiertas. La bestia interna en mi interior la tocó con un
dedo y memorizaba la forma en que mi semilla parecía gotear de ella. Mojado
en sus muslos. Ese era yo en su piel.
—Debería disculparme. Pero no puedo —le dije honestamente.
—Me decepcionaría si lo hicieras.
Incapaz de apartar mis ojos de la prueba de nuestro placer, corrí un dedo
sobre la humedad ahora goteando hasta el fondo. Se estremeció.
—Ah.
—Tendré más cuidado a partir de ahora. Te lo juro —le dije.
Se inclinó sobre sus codos. Sus pechos ahora captando mi atención.
—Prefiero tener control de natalidad. Me gusta cómo se siente. Sentir el
calor dentro de mí hizo que mi orgasmo fuera tan intenso. Quiero eso otra vez.
—Joder —susurré—. Sí, bueno, tienes que llegar a eso lo antes posible. Todo
lo que quiero hacer es hundirme dentro de ti, Beulah. Está empezando a
asustarme mucho.
Se sentó, sus piernas aún abiertas para mí.
—Me haces querer hacer las cosas. —Se detuvo y sonrió—. Cosas malas.
Cosas buenas. Todo.
Cerré sus piernas. Si no lo hiciera, terminaría entre ellas otra vez. Y no me
importaba lo que dijera. Después de la última pelea, tenía que estar magullada.
Llegando a ella, la tiré a mi regazo, besé su sien, y luego la sostuve en mi contra.
—Hoy, vamos a quedarnos aquí. En este apartamento. Solos —le sugerí.
Se acurrucó en mi contra.
—Bien. ¿Vamos a tener más sexo? —El sonido de esperanza en su voz me
hizo reír.
—Te diré qué. Iremos a desayunar. Después, tomaremos una ducha y
besaré entre tus piernas hasta que te vengas en mi rostro. No me importa lo que
digas, tienes que estar adolorida ahora.
104
Puso una mano en mi pecho.
Página

—Oh, estoy dolorida. Incluso rudo. Quizá un poco magullado. Pero la idea
de que lo hagas de nuevo mientras estoy tan sensible, haciendo que mis ojos se
llenen de dolor, parece erótico.
Cerré los ojos e inhalé mientras mi maldita polla se movió de nuevo a la
vida bajo su trasero.
—Beulah. Vamos a follarnos a la muerte.
Me besó la barbilla y respondió—: Lo dices como si fuera algo malo.

105
Página
25
Traducido por Corazon_de_Tinta

Beulah
E
l olor a pan llenó la cocina cuando abrí el horno para comprobar la
hogaza que había hecho para acompañar a nuestra sencilla cena
de fettuccini alfredo. Además de los huevos y la fruta para el
desayuno y un sándwich que habíamos compartido para el almuerzo, no
habíamos comido nada más.
Había aprendido hoy que la actividad sexual era tan cansadora como
placentera. Mi cuerpo se sentía como si hubiese corrido una maratón y todavía
zumbaba por nuestras actividades. Sabía que, si él venía aquí y me levantaba la
camiseta que estaba usando, con mucho gusto me inclinaría y dejaría que me
tomara de nuevo. Él seguía diciendo que era adicto a mí, pero me temía que
era al revés.
Mientras él regresaba una llamada telefónica de trabajo y yo terminaba
la cena, no podía dejar de pensar en lo bien que se sentía su boca entre mis
piernas. La manera en que su lengua succionaba y golpeaba mi clítoris hasta
que me volvía loca. Me estremecí al pensar en ello. Estaba excitada de nuevo y
podía sentir el interior de mis muslos mojado. Había decidido que las bragas no
tenían sentido y todo lo que estaba usando era una de las camisetas de Stone.
Cortando el pan, me pregunté si había algo mal conmigo. ¿Era normal
para una mujer estar tan loca por el sexo? No había sido de esta manera con
Jasper. Había sido dulce y lo había disfrutado, pero… cuando hacíamos el amor
106
nunca fue así. Cuando Stone me tocaba, me sentía como una toma eléctrica.
Todo era tan poderoso, y alguna parte oscura de mí deseaba cosas que pensé
Página

nunca querría.
¿Stone provocaba esto en todas las mujeres? ¿Su talento en el sexo me
estaba causando esto? ¿Es por ello que Presley había sido tan demente cuando
se trataba de él? Ese pensamiento me desanimó.
Había estado tan envuelta en todo esto que había olvidado que él había
estado con muchas mujeres. Era una en una larga lista. Definitivamente, él era el
mejor que había tenido, pero yo tenía una experiencia muy limitada. Sin
embargo, sabía que lo que estaba pasando con él era extraño. Era extraño para
mí. Quizás era normal para él.
Dejé de cortar el pan y miré la pared frente a mí. Suspiré mientras mi humor
se venía abajo. ¿Era tan ingenua que había olvidado todo eso? ¿Mis ansias por
lo que él me hacía sentir me estaban quitando el sentido común? ¿La realidad?
Él no había dicho que me amaba. No realmente. Dijo que “sabía que me
amaría”. En ese momento, sabía que estaba enamorada de él. Todo encajó en
su lugar. Todo parecía tener sentido. Mi negación se evaporó y acepté la verdad.
Dejé ir la culpa y me aferré a amar a Stone. Pero él nunca había dicho que me
amaba.
Había gritado que lo amaba más de una vez justo antes de que mi mundo
se iluminara una y otra vez y se colmara de éxtasis. Pero él nunca me respondió.
—Huele bien —su voz interrumpió mis pensamientos y volteé la cabeza
para mirarlo. Quería ver si las palabras no dichas estaban allí en sus ojos. Algo
para asegurarme que no estaba siendo descuidada con mi corazón. Lo había
dejado entrar en mí. Incluso había disfrutado cómo se sentía ser llenada con su
semilla. Pero ahora… ¿había sido impulsiva? ¿Imprudente?
—¿Qué ocurre? —Su preocupación fue inmediata y dio unas zancadas
largas y rápidas hasta que estuvo detrás de mí. Me giró para que lo enfrentara.
Sus manos me retuvieron contra la encimera y sus ojos, que alguna vez pensé
eran fríos y faltos de emoción, me mostraron demasiado—. Estás enojada. ¿Por
qué?
Podía ocultar la verdad, pero las mentiras y encubrimientos ya habían
herido a demasiadas personas en mi vida. No agregaría una más. —Solo…
estaba pensando en nosotros. Cómo se siente. Cómo… cómo es diferente a
todo lo que he conocido. Parece irreal. Como una fantasía. Pero y... yo no tengo
mucha experiencia. Quizás sea normal… para ti.
Quería preguntarle si me amaba. Pero las palabras no salieron de mi boca. 107
Él alzó una ceja. —¿Normal? —Repitió como si no pudiera creer que había
dicho eso. Solo asentí.
Página

Una traviesa sonrisa de suficiencia se alzó en la esquina de sus labios. —Te


dije que era adicto a ti. No puedo dejar este apartamento porque, si no estoy
adentro tuyo, mi maldita polla está dura y esperando hasta que pueda estarlo
de nuevo. Nada de esto es normal. Es la experiencia más magnífica y
espectacular de mi vida. —Pude ver el brillo coqueto en sus ojos. Él en verdad
hablaba en serio, pero también estaba provocándome.
—¿Me amas? —Escupí las palabras. Tenía que preguntarle. Aunque su
respuesta fuera no, tenía que saberlo.
Me estudió por un momento. Luego, presionó su cuerpo más cerca y
ahuecó mi mejilla izquierda con su mano. Se inclinó y colocó un beso en mi boca.
—Mi corazón te pertenece. La palabra amor parece demasiado débil para esto,
Beulah. Pero si eso es lo que necesitas escuchar… sí, te amo.
Amor no era una palabra débil. Era poderosa. Era lo más importante que
podía experimentar un ser humano. El amor era precioso y único. Y una vez que
lo experimentabas, habías cambiado. Había diferentes niveles de amor. Estaban
los amores que nunca perderías. Los amores que llegaban por un tiempo y te
marcaban. Los amores que eran maravillosos y fugaces. Todos eran importantes.
Todos formaban parte de la vida.
Pasó una mano por mi cabello, enredando sus dedos en mis rizos. Me
recliné en su toque. —Amar a alguien es parecido a tocar el cielo desde la tierra
—le dije.
Me dio una sonrisa torcida. —No, Beulah. Cuando estoy dentro de ti es lo
más parecido a tocar el cielo con las manos. Bueno, cariño, discutiría que incluso
el cielo no es tan sagrado.
Golpeé su brazo. —Stone, no digas eso.
Él se inclinó y me besó. Largo y lento. Dulce y suave. Envolví los brazos
alrededor de su cuello y disfruté del sabor y la emoción provenientes de la
conexión. Sus manos recorrieron mi cuerpo, ahuecaron mis nalgas y me alzaron.
Envolví las piernas alrededor de su cintura y me llevó hasta la mesa.
—¿Cuánto le falta a la pasta? —preguntó.
—Veinte minutos —le dije—. Más, si la pones a fuego lento.
—Veinte minutos está bien —dijo. Sus pantalones ya estaban fuera y él
estaba dentro de mí. Lentamente, se hundió e hice una mueca de dolor, pero
era una sensación deliciosa—. Juré que te daría tiempo antes de estar dentro de
ti de nuevo, pero no puedo. Quiero quedarme dentro de ti toda la noche. Sin
final.
—Yo también —acordé —. Me encanta estar dolorida por ti —le dije—. Me
108
excita. Me siento traviesa de haberla usado tanto que duele.
Él gruñó y su mandíbula se tensó. —Iré despacio esta vez. Deja de tentarme.
Página

Me haces perder la cabeza y te duele. Si mantienes esa pícara boca cerrada, lo


haremos lento y fácil.
Pasé las manos por mis pechos mientras él miraba, deslizando mi mano
derecha hacia abajo para tocar donde él entraba en mí. Él se congeló y miró
cuando empecé a jugar con mi clítoris hinchado. Cuando comenzó a moverse
de nuevo, estaba respirando duro y sus ojos estaban fijos donde me tocaba.
La excitación en su mirada se sumó a la manera en que me hacía sentir.
Lo veía observar cómo me daba placer mientras él me daba más placer a mí.
—¿Te tocas cuando estás sola? —preguntó con voz ronca.
—Sí. Cuando estoy en la ducha —admití.
—Quiero follarte duro. Verte gritar. Verte acabar sobre mí. Sigue tocando
ese coño y lo haré. Ya no podré contenerme, cariño.
Alejé mi mano y sus ojos siguieron mi dedo mientras lo movía a mi boca y
lo chupaba.
—Jesús —murmuró.
Saqué mi lengua y la pasé por el dedo, luego lo usé para volver a jugar.
Ese fue su punto de quiebre. Agarró mis muslos y me pollatró profundo, sin
restricciones. Cuando gemí su nombre, se movió más rápido. Sus ojos brillaron por
la liberación que sabíamos que se vendría.
Sostuve mis rodillas sobre su cintura; Él tomó la izquierda y subió mi tobillo a
su hombro. Era más profundo ahora. Contuve el aliento por el asombro.
—¿Piensas en esto cuando juegas con ese coño? —preguntó.
—¡Sí! —admití. Había pensado en él tantas veces, incluso cuando me
sentía culpable por ello.
—Jugarás con él esta noche. Estaré delante de ti y miraré hasta descargar
mi semilla por tu mano y muslos.
La idea hizo vibrar mi cuerpo con más calor. —¡Ah! ¡Ah! —Estaba tan
cerca—. ¡Stone! ¡Sí! ¡Oh, oh! —La luz estalló a mi alrededor. Agarré sus brazos y
sentí mis uñas clavarse en su piel.
—¡Dios! ¡Mierda! No puedo —gritó y el calor de su liberación se disparó
dentro de mi mientras su cuerpo temblaba—. ¡Diablos!
El calor y el solo saber que estaba acabando dentro de mí era tan intenso.
Su liberación de placer en mi cuerpo me envío en una espiral más allá del mundo
109
del éxtasis. El mundo en el que quería vivir.
Stone bajó su cuerpo sobre el mío y enterró su rostro en mi cuello. — Jesús,
Página

Beulah. No puedo hacerlo de nuevo. Pero haces que sea tan difícil alejarse.
Quiero estar dentro de ti cuando me corra. Eso es amor, cariño. Puro y maldito
amor.
Me reí con nerviosismo y presioné mis labios en su cabeza. —Cuando me
dejes salir de este departamento de nuevo, obtendré anticonceptivos. Aunque
tardan 30 días en hacer efecto.
Él se levantó suavemente. —Hay una inyección que funciona de
inmediato. Necesitas eso. Estarás embarazada en un mes.
Aunque estaba bromando, también hablaba en serio.
—Está bien. Obtendré la inyección.
Él suspiró. —Gracias.
—Debería revisar la pasta —le recordé.
—Lo siento, lo olvidé —dijo apartándome—. ¿Necesitas que te consiga
una toalla para tu entrepierna?
Me puse de pie, dejando que la camiseta cayera sobre mí —. No. Me gusta
cómo se siente. —Lo pasé y fui a revisar el fettuccini. Luego de sacarlo de la
estufa y revolverlo, miré hacia arriba para encontrarlo observándome.
—Está listo.
—No podré comer por pensar en mi semilla chorreando por tus muslos.
—¿Por qué no?
Él pasó una mano por mi cabello y gruñó. —Vas a matarme.
Riendo, busqué platos en los gabinetes y me pregunté si debería temerle
al futuro. ¿Podría enfrentar el perderlo? ¿O debería disfrutar el presente y
olvidarme del dolor que podría enfrentar algún día?
—Beulah —dijo mi nombre y me volteé hacia él.
—Tú, eres mi destino.
Me quedé allí por un momento y dejé que eso ahondara en mí. Luego me
di cuenta que estaba equivocada. Quizás había algo más fuerte que el amor.

110
Página
26
Traducido por RRZOE

Stone
O
bservé su auto alejarse desde la ventana de mi departamento.
Cuando me desperté en mitad de la noche con un dolor por ella,
me había opuesto a ello. Ella necesitaba descansar. Mantenerla
encerrada en casa lejos del mundo dos días seguidos fue egoísta. Debía
encontrar la manera de pasar el día sin tenerla a mi lado. Esto era nuevo para
mí, el anhelo constante.
Gerry llenó sus oídos de historias de sus compras diarias antes de olvidar
qué año era y comenzar a planear algún evento o una visita en la que
participarán personas muertas. Verla con Gerry había sido el colmo para mí.
Pelear contra esta cosa que me atraía hacia ella había sido bastante duro.
Recordándome que Jasper la amaba y aunque sabía que él nunca sería capaz
de ser el hombre que ella merecía, traté de ser un buen hombre. Del tipo que no
persigue a la mujer de la que su mejor amigo está enamorado.
Eventualmente, eso no importó. Cuando tu destino queda claro, no
puedes huir de él. Te pertenece. Y tú quieres que lo haga. Le estás agradeciendo
a Dios por eso.
Una vez que su auto estuvo completamente fuera de la vista, suspiré y me
alejé de la ventana. Tenía que aclarar mi mente lo suficiente para concentrarme
en el trabajo. También necesitaba planear cómo tratar con Jasper. Esto no era
algo que necesitaba descubrir a través de nuestro círculo social. Porque no
111
planeaba esconder esto. Beulah estaría conmigo públicamente. Tenía un evento
de caridad al que mi padre esperaba que asistiera aquí en Savannah el próximo
Página

fin de semana. Beulah me acompañaría. Jasper lo sabría en cuestión de horas.


Eso si no venía él mismo.
Regresé a la cocina y limpié la taza que había usado para mi café. Cargué
el lavavajillas con mi taza y la de Beulah. Su aroma estaba por todos lados. Por
mucho que me gustara, la dulce fragancia prolongada hacía difícil pensar en
otra cosa. Ella tenía trabajo. Yo debería trabajar. Esta noche, sin embargo, la
llevaría al balcón. Tarde. En la oscuridad. Cubriendo su boca para que nadie
pudiera escuchar sus gritos de placer.
Joder, ahora necesitaba una ducha fría. Era como si tuviera quince años
otra vez y la sirvienta que mi padre había contratado estuviera rebotando en
tops cortos y sin sostén frente a mí todos los días. Ella me había mantenido en un
estado constante de excitación. Me masturbé con la imagen de sus tetas
durante semanas, hasta que ella entró y me atrapó. Ella cayó de rodillas y me
chupó ese día. Sacudiendo mi cabeza, aparté ese recuerdo. Hilda se había
convertido en una de mis madrastras unos meses después. Solo más de mí
retorcida infancia.
Estaba saliendo de la cocina cuando la puerta de entrada se abrió. —
¡Stone! —La voz de Presley hizo eco en el apartamento. Nada podría haber
eliminado mi dureza más rápido. Mierda, no estaba de humor para esto.
Al doblar la esquina, la encontré allí con vetas negras corriendo por su
rostro mientras sollozaba dramáticamente. Esto era un acto. Lo sabía cómo si
siempre hubiera sabido sus falsas muestras de emoción. La observé mientras
ponía en marcha su show.
—Él tomó mi dinero. ¡Me robó! ¡Entonces, se fue! —gimió.
No estaba sorprendido. El hombre era un estafador. Intenté decírselo
cuando se mudó conmigo la última vez que la abandonó. Esta vez no perdería
el aliento.
—¿Por qué entras a mi casa sin llamar? No sabía que necesitaba cambiar
las cerraduras. Hay un timbre. Úsalo. —Mi tono era frío. Plano. Aburrido.
Ella se detuvo un momento. No estaba preparada para esa respuesta.
Había esperado preocupación. Simpatía. Y no estaba reaccionando de la
manera que quería. Su rutina necesitaría un ajuste de último minuto. Podía verlo
en sus ojos mientras cambiaba rápidamente su rumbo. —Sé que me advertiste
pero estaba herida, Stone. Tenías a esa mujer aquí. Sabes lo que siento por ti. Y
ella fue arrojada a mi cara, donde yo vivía. Me duele. Quería sentirme amada y
Wesley me hizo sentir de esa manera. 112
Eran una buena pareja. Presley y Wesley. Ambos usan a otros para su
beneficio hasta que terminan con ellos. No tenía tiempo para esto. Estaba
acostumbrado a estar solo aquí. Ahora, esta también era la casa de Beulah.
Página

Quería que mi vida con ella fuera solo eso. Con ella. Presley no podría ser parte
de eso. Ella no querría.
—Has crecido. Tienes un trabajo y puedes obtener un lugar propio.
Quedarte aquí era temporal. Las cosas han cambiado. Ya no es una opción para
ti vivir aquí.
Saqué mi teléfono del bolsillo y verifiqué la hora. —Son casi las ocho y debo
vestirme para el trabajo. La próxima vez que decidas entrar a mi casa sin
invitación, llamaré a la policía.
No le di tiempo a reaccionar. Enfadarse. Pasé a su lado. Abrí la puerta y la
mantuve abierta. —Adiós, Presley.
No se movió. Sus ojos se estrecharon y me miró. Cuando no se salía con la
suya, a menudo actuaba como una niña de cinco años furiosa. —¿Me estás
echando? —Su voz era incrédula.
—Ya te fuiste. Nunca tuve que echarte.
—Me alejaste. Una y otra vez. Te amo, pero no verás eso. No te importa No
puedes amar. —Su ira disminuyó un poco. Estaba cambiando el curso—.
Estábamos bien, Stone. Me jodiste como nunca me habían follado —bajó la voz
a lo que pensó que era un tono sexy—. Me encantó tener tu polla metida en mi
garganta. Haciéndome atragantar. Empujando demasiado lejos. Tener tu calor
en mi lengua. Todavía lo saboreo. Lo quiero. Tengo sed de eso. —Ahora se
estaba acercando a mí. Cuando sus manos llegaron a tocarme, las sostuve y la
moví hacia atrás.
—No me toques. Es hora de que te vayas.
Ella no sería convencida fácilmente. —¿No lo quieres? Mi boca chupando
duro tu polla. Como una piruleta en mis labios. Mis dedos dentro de mí dándome
placer mientras mi boca toma tanto de ti como pueda...
—Estás perdiendo el tiempo. La respuesta es no. No quiero mi polla cerca
de ninguna parte de ti. Estoy seguro de que hay miles de hombres que lo quieren.
Ve a buscar uno.
Había furia en sus ojos y sabía que estaba a punto de estallar. Al menos
habíamos llegado al final de esta ridícula visita.
—Es ella, ¿no? ¡Todavía está aquí! ¡La estás follando! ¡Ella es basura blanca,
Stone! Clase baja…
La alcancé y agarrando su brazo la saqué físicamente de mi apartamento.
Esto era por su seguridad. Escucharla hablar sobre Beulah de esa manera me
estaba empujando a un lugar donde nunca me había visto y que no quería
113
experimentar.
—Vete —le ordené.
Página

—¿Es tan buena? —Me escupió—. Se pondrá vieja. Sus raíces de mala
calidad no pueden hacerte feliz. Te gustan las cosas caras, Stone.
—Estoy cerrando esta puerta y te doy tres minutos para salir de este edificio
antes que llame a la policía para que te escolte. ¿Ha quedado claro?
Echó los hombros hacia atrás como si la hubiera insultado. Como si no
hubiera entrado a mi casa sin invitación. No esperé a que abriera la boca y dijera
algo más.
El golpe de la puerta fue un alivio. Fue el final de esa parte de mi vida. El
fin de arreglar los cabos sueltos de mi padre. Su mundo no era mío.

114
Página
27
Traducido por Corazon_de_Tinta

Beulah
L
uego de cerrar la puerta de la habitación de Geraldine con cuidado,
la dejé allí para que durmiera la siesta. Habíamos trabajado en su
jardín hoy. Parte del tiempo, ella había estado aquí en el presente. La
otra parte había estado en 1953. Estaba cansada por su paseo de ayer y me
preguntó si la ayudaría a reorganizar su clóset. Sin embargo, cuando habíamos
subido aquí, ella decidió que necesitaba una siesta. Cinco minutos más tarde,
estaba roncando suavemente.
Había platos en el lavaplatos. Necesitaba descargar y pasar el plumero en
la sala en la que habíamos estado hoy. Había sido difícil no pensar en Stone
durante todo el día. Su sonrisa, su ceño fruncido, su voz cuando estaba dentro
de mí. Temblando por el pensamiento, fui a la cocina y permanecí allí por un
momento. Recordando cómo me había bañado anoche. Luego, cómo me hizo
el amor suavemente al principio, mientras el agua nos golpeaba desde arriba.
Rápidamente, se había vuelto travieso. Salvaje. Con mi frente presionada contra
la pared de mármol de la ducha mientras él entraba en mí, cubriendo mi cuerpo
con el suyo. Cada vez que se estrellaba en mí, mis pies se alzaban del suelo. Él
había gruñido en mi oído con cada empuje.
Antes de que pudiera alcanzar el clímax, él se retiraba. Llevándome al
borde cada vez, luego dejando que se desvaneciera un poco. Había estado tan
desesperada que empecé a rogarle que me dejara acabar.
115
Él jaló de mi cabello y mordió mi oreja bruscamente. Sus palabras fueron
las que me dejaron gritando y prácticamente colapsando por el orgasmo que
Página

me golpeó. —La próxima vez, voy a meter mi polla en tu linda boca y ver tus ojos
aguarse mientras te atragantas. Quiero ver mi semilla caer por tu cuello.
Cubriéndote.
Todo en lo que pude pensar desde que desperté esta mañana era en mi
boca en él. Había querido intentarlo esta mañana, pero no podía llegar tarde.
En su lugar, había fantaseado sobre ello cada vez que tenía la oportunidad.
Caminando a la despensa, mis pensamientos estaban en mi boca
haciéndole cosas a Stone. Una mano me alcanzó y agarró mi muñeca cuando
abrí la puerta, lo me hizo sobresaltar y, antes de que pudiera gritar, me cubrió la
boca. Me empujaron a la oscura despensa. Mi mente estaba intentando
descifrar qué ocurría y qué hacer. No podía dejar que quien fuera esta persona
encontrara a Geraldine.
—Soy yo —dijo Stone en mi oído. Quitó su mano y dejé escapar el alivio
antes de girarme para enfrentarlo.
—¿Qué diablos haces aquí? ¿Intentas asustarme hasta la muerte? —
pregunté, incapaz de ver su rostro claramente en la oscuridad. La luz que se
filtraba por la puerta de la despensa nos ofreció la suficiente iluminación para
discernir su cuerpo frente a mí.
—Necesito follarte —dijo, mientras bajaba mis pantalones.
—¿Te metiste a hurtadillas para secuestrarme en la despensa y tener sexo
conmigo? —pregunté mientras mi corazón se aceleraba por otras razones.
—Sí —gruñó—. Todo en lo que puedo pensar es en estar dentro de ti. No
puedo concentrarme.
—Geraldine podría bajar aquí y escucharnos —le recordé.
—No si eres una buena chica y no haces ruido.
No estaba segura de que eso fuera posible. —¡Stone! No podemos hacer
esto —discutí, pero sonó débil. La idea de que él me tomara en la despensa, con
Geraldine en el piso de arriba, era excitante.
—Quítate los pantalones cortos, Beulah —demandó.
Lo hice. Los quité del camino y dejé las prendas a un lado. Sabía que
podrían atraparnos. No quería que Geraldine nos encontrara. Pero había
permanecido en un estado constante de excitación, pensando en la dureza de
Stone en mi boca. Llenándome. Él me alzó y presionó mi espalda contra la pared.
116
Me besó el cuello mientras se deslizaba dentro de mí de una sola estocada,
quitándome el aliento.
Página

Envolví las piernas alrededor suyo para sostenerme mientras me pollatraba


una y otra vez. —Qué niña más sucia —dijo, acariciando mi cuello con su nariz—.
Quitándose los pantalones y dándome su coño en una despensa.
Gimoteé. La travesura de la situación y su duro cuerpo tomándome de esa
manera era prácticamente más de lo que podía tolerar. Quería gritar. Rogar por
más. Pero mordí mi labio inferior y me contuve.
—Eso es. Sé buena y permanece callada mientras follo este coño. Es todo
en lo que pude pensar. No podía funcionar por la necesidad. Pensar en ti me
pone tan malditamente duro.
Enterré mi rostro en su pecho para amortiguar los sonidos que estaba
haciendo.
—Estás goteando, Beulah. ¿El miedo de que alguien nos encuentre te
excita?
Negué con la cabeza. —He estado pensando en chuparte todo el día. Lo
que dijiste anoche —susurré, la oscuridad volviéndome audaz.
El aire se escapó entre sus dientes. —¿Pensaste en tomar mi polla con tu
boca y te pusiste mojada?
—Sí —admití con un suspiro de placer.
Él comenzó a moverse más rápido. Jadeaba bruscamente en mi oreja. —
Mierda, mierda, mierda —su canto me hizo alcanzar el clímax más rápido. El
latido de su corazón coincidía con el mío.
—Eso es, tómalo como la niña sucia que eres —susurró cuando su cuerpo
comenzó a tensarse.
Llegué a la cima. Comencé a chillar y su mano cubrió mi boca. Sus ojos
bloquearon los míos mientras me derrumbaba en sus brazos. Luego, salió de mí.
—Estoy acabando —gimió y gruñó bombeando su liberación por mis muslos
mientras yo miraba con fascinación.
Ambos estábamos jadeando mientras permanecíamos allí en la oscuridad.
Me hubiese gustado poder ver con mayor claridad. Mis ojos se habían ajustado
a la oscuridad, pero había querido ver sus ojos cuando había salido de mí y
alcanzado su propio placer.
—Te limpiaré —dijo suavemente.
Miré mientras encontraba un rollo de papel de cocina en la esquina y
117
comenzaba a limpiarse de mi piel. Una vez que terminó, sus ojos se alzaron para
encontrar los míos. —Esta noche, me tomarás en tu boca. Dudo que pueda
Página

concentrarme en algo más ahora. Pero eso me ayudará a salir adelante.


Comencé a ponerme los pantalones y él me detuvo. —Yo lo haré.
Permanecí allí mientras él me vestía. Mi corazón lleno. Mi cuerpo saciado.
Unas pisadas nos detuvieron. En la oscuridad, pude ver una sonrisa curvar
sus labios. —Es mejor que salgas allí. Te estará buscando.
Alisé mi cabello rápidamente y abrí la puerta para salir, esperando que ella
no notara que estaba saliendo de una despensa oscura con las manos vacías.
Geraldine estaba en el fregadero. —Pensé que podríamos tomar té en el
porche —dijo animadamente.
—Está bien, sí, es una buena idea. En el refrigerador están los bizcochos
con pasas y sándwiches que mencionaste antes. —Soné nerviosa. Ella no pareció
notarlo.
—Maravilloso. El clima está ideal para tomar té afuera. —Ella tomó la
bandeja con la tetera—. Tú lleva los refrigerios, yo llevaré esto.
—Está bien —acordé de inmediato.
Encontré rápidamente los refrigerios que había preparado antes, cuando
ella había mencionado que le gustaría comerlos. Pero no sin antes echar un
vistazo a la despensa. Tomar el té afuera le daría a Stone el tiempo suficiente
para marcharse sin ser visto.
Geraldine abrió la puerta del patio y se detuvo. —Oh, y Beulah —dijo ella.
—¿Sí?
—Agarra otra taza y dile a Stone que me encantaría que salga de la
despensa y se una a nosotras para el té.

118
Página
28
Traducido por mariana90

Stone
M
ack estaba de pie fuera del edificio con un cigarrillo en su boca
cuando llegué al estacionamiento justo antes de las siete. Yo
quería estar en casa cuando Beulah llegara. Ella había estado
nerviosa durante el té con Gerry hoy. Aunque Gerry solo lo había mencionado,
sabía que habíamos follado en su despensa una vez. Había sido una nota al
margen en eso. Ella no parecía estar sorprendida o molesta al respecto. Eso no
le importaba a Beulah. Estaba tan inquieta y no podía ocultar sus ojos expresivos.
Fue malditamente lindo.
Al salir de mi Range Rover, guardé las llaves y el teléfono y me dirigí hacia
Mack. Él tenía un propósito aparte de fumar. Su apartamento tenía el mismo
balcón que tenía el mío. Si hubiera querido fumar, podría haber usado el suyo.
Su presencia cuando él me esperaba en casa significaba algo.
—¿Qué necesitas? —le pregunté sin rodeos. No tuve tiempo para chulerías
con una pequeña charla.
Mack tomó una larga calada de su Marlboro y dejó que el humo que no
dañó sus pulmones saliera por su nariz y boca. —¿Estás saliendo con Beulah?
Sabía que esto era por ella. Cuando fui a su departamento a buscarla,
supe que ella estaba en su punto de mira. El hombre no tenía moral. Estaba
furioso y listo para echarlo cuando la encontré allí. Había necesitado un
119
autocontrol extremo para no perder mi mierda.
—Es más que una cita. Pero si preguntas si está disponible, entonces no lo
Página

está. Y no lo estará. Nunca.


Beulah era una mujer hermosa. Los hombres la querían. Lo entendía. Pero
lidiar con esto de frente era difícil. Mi naturaleza posesiva se encendió y quería
actuar como un maldito maníaco para expresar mi punto de vista. Me contuve.
Apenas.
—Pensé que se dirigía hacia allí. No estaba seguro. Quería comprobar
primero.
Esperé a que dijera más. Cuando no lo hizo, pasé por su lado y me centré
en entrar antes de plantarle el puño en su cara por nada. Mi temperamento
necesitaba revisión.
—Ella es diferente. No es como los demás. No la quería de la manera en
que crees que lo hice. Estaba interesado en más —agregó Mack justo antes de
que escapara.
Esa verdad debería haberme hecho sentir mejor. No lo hizo. Él quería lo
que yo tenía. Él quería lo que ya sabía. Ella era un hallazgo raro. Respiré hondo y
me forcé a admitir que esto era inevitable. Ella era especial. Otros hombres lo
verían. Tenía que aprender a vivir con eso.
—Ella es mía. —La simple afirmación sonaba machista incluso para mis
propios oídos. En ese momento, no me importó una mierda. Era la verdad. Era
grande en brutal honestidad. ¿Por qué contenerse ahora?
Él asintió. —No planeo hacer un movimiento. Tuve un presentimiento.
Como dije. Solo quería asegurarme de que no recibía las señales equivocadas.
—No lo estabas —ladré más de lo que respondí y entré antes de que
pudiera decir más. Estaba casi en mi piso cuando me di cuenta de que él
todavía estaba allí afuera. Ella estaría en casa pronto. Sabiendo cómo se sentía,
no quería que él la estuviera esperando si eso era lo que estaba haciendo.
Haciendo una pausa, comencé a darme la vuelta cuando se abrió la puerta y
escuché a Shay decir—: Tengo el maldito pastel. Jesús deja de maldecir.
—Ya es hora de que hagas algo bien —respondió Mack.
—Cuando tuve tu polla bajo mi garganta y me gritabas que me lo tragara
todo, no oí ninguna queja —le respondió Shay.
—Cariño, si quieres que te ponga de rodillas y lo vuelvas a hacer, continúa
hablando. No he pensado en otra cosa desde que tomaste toda mi carga y
luego te lamiste esos carnosos labios tuyos.
Estuvo silencioso entonces. No me moví simplemente porque no quería
que supieran que había escuchado esta interacción. No era asunto mío. Aunque
120
el recordatorio de que Beulah quería mi polla en su boca me hizo endurecer
mientras lo discutían.
Página

—Tal vez eso es exactamente lo que quiero —respondió Shay.


—Marty no estará aquí por otros treinta minutos. Pon tu culo caliente dentro
y ponte de rodillas.
—¿Podrás acabar en mi cara esta vez?
—Diablos, sí, lo haré —respondió.
La puerta se abrió y se cerró rápidamente detrás de ellos. Al volverme,
entré completamente en mi apartamento. Sabiendo que Shay estaba tomando
a Mack en este momento de la forma en que quería que Beulah me tomara,
estaba jodiéndome la cabeza. No había sido mi conversación para escuchar,
pero lo había escuchado de todos modos.
Encendí las luces mientras atravesaba la casa y esperé con impaciencia
a que Beulah llegara a casa. Sabía que preparaba la cena para Gerry y ellas
comían juntas. Me encantaba que lo hiciera. Pero ahora mismo, la necesitaba
más que Gerry.
Empecé a pasearme por la sala de estar cuando la puerta finalmente se
abrió.
Caminé hacia la entrada para verla parada allí. Sus mejillas se sonrojaron
con anticipación. Ella estaba pensando en eso. No era el único excitado. Sus
ojos dijeron suficiente.
Empecé a desabrochar mis jeans, mi fuerza de voluntad desapareció
hace mucho tiempo. Ni siquiera tuve que decir nada. Ella estaba frente a mí y
lentamente se puso de rodillas. Sin palabras. Nada. Solo el brillo de emoción en
sus ojos. Mi polla latió y sentí una adoración pura por la mujer que ahora estaba
arrodillada frente a mí.
Tocó la sensible cabeza hinchada y luego levantó los ojos para
encontrarse con los míos. —Dime qué hacer —dijo—. Quiero hacerlo bien.
Ella podría lamerlo como una maldita paleta y explotaría. Estaba tan lejos.
Tener su boca tan cerca de mi excitación era suficiente para mí. Pero ella era
sincera. Quería saber.
—Sólo mételo en tu boca. Chúpalo como si fuera una paleta. Pasa la
lengua por encima. Tómalo tan profundo como puedas.
Ella estudió el monstruo palpitante en su mano y luego hizo exactamente
lo que dije. Vi cómo mis rodillas comenzaron a doblarse ante la vista. Su boca
era como una maldita aspiradora mientras chupaba fuerte. El gemido de placer
que provenía de ella vibró a través de mi polla y envió un escalofrío por todo mi
121
cuerpo.
—Eso es todo —la alenté. Ella chupó ansiosamente. Necesitaba la
Página

tranquilidad de que lo estaba haciendo bien—. Chúpalo, nena. Se siente tan


malditamente bien.
Chupó aún más enérgicamente. Con más energía. Cuando mi hinchada
cabeza golpeó la parte posterior de su garganta y ella se atraganto, agarré su
cabeza y gimió. Ni siquiera lo había pedido y lo sabía.
—Oh sí. Eso es. Tómalo todo. Hazme llegar.
Mis palabras la hicieron chupar más fuerte y parecieron estimularla.
Cuanto más apretaba y movía rápido su boca, más tenía que contenerme. Las
imágenes de mí disparando mi liberación por toda esa bonita boca y cara me
hicieron gotear. Me encontraba listo para eso. Para ver mi liberación goteando
de su barbilla.
—Sí, joder, eso está bien. Joder, nena. Chúpame la polla. —Las palabras
salían de mi boca sin que siquiera me diera cuenta de lo que decía. Estaba
perdido en la sensación. Mis manos se cerraron en su cabello y comencé a
bombear en su boca.
—Pequeña boca caliente. Malditamente me posees. Toma mi polla. Me
vendré hasta que te atragantes con ello. —Las palabras sonaron duras cuando
las dije. Mi pulso palpitante y la forma salvaje que succionaba, apretando más
fuerte con cada cosa desagradable que dije me hizo empeorar.
—Tómalo. Toma esa polla. Dámelo. Eso es, cariño. Chúpalo.
Y lo hizo. Más duro, más rápido. Más hambrienta que cualquier mujer que
haya visto alguna vez.
—¡Ah! ¡Beulah! ¡Estoy llegando! ¡Estoy llegando! —Grité por si necesitaba
moverse. Ella no lo hizo. Su mano permaneció en mi eje mientras bombeaba la
cabeza en su boca aún más rápido.
Mi primer disparo fue directamente a su boca. La visión me hizo perder
cualquier otro pensamiento. Empecé a gruñir para que ella lo tomara y golpeara
dentro de su boca. Sentí las piernas débiles al sacudirme de la euforia.
Cuando mi visión comenzó a aclararse, vi que le había disparado por toda
la cara. Goteando de su barbilla. Sus ojos estaban abiertos de asombro mientras
me miraba. Si algo merecía ser guardado, esta imagen lo era. Fue lo más erótico
que había visto en mi vida.
Su lengua se deslizó y lamió la corrida aún adherida a sus labios. Temblé
mientras la miraba. —Fóllame —susurré.
—Me gustaría. Pero primero ambos necesitamos una ducha. —Su tono era
burlón, pero sabía que la follaría pronto. Ella lo quería. Yo lo quería. Siempre lo
122
quería. Esto, sin embargo, acaba de convertirse en un segundo lugar muy
cercano.
Página

—Gracias —le dije sin saber las palabras correctas para decir. Nunca había
discutido esto con otra mujer después.
—¿Por qué exactamente?
Sonriendo, levanté mis pantalones, luego tomé sus manos y la ayudé a
levantarse. —Por chupar mi polla como una jodida profesional vestida como un
ángel.
Limpió mi liberación de su barbilla. —¿Fue esa la forma educada de decir
que te he chupado como una prostituta?
Dudé y luego asentí.
Ella rio.
La tiré contra mí. —Me has arruinado —susurré contra su cabeza.
—¿Cómo?
—Te quiero conmigo todo el tiempo. Eres todo lo que pienso. Amo a Gerry
y haría cualquier cosa por ella, pero estoy celoso de ella por tenerte todo el día.
¿Qué tan jodido es eso?
Beulah se inclinó y se acurrucó contra mí. —Puede que no siempre te
sientas así. Este… este frenesí… No siempre podrá durar. ¿Puede?
No estaba seguro. Eso esperaba, pero por otra parte, ¿cómo podría
funcionar normalmente si lo hiciera? Respondí de una manera que sabía que
decía la verdad completa.
—Siempre estaré intoxicado por la visión de ti.
Se apartó y me miró. No dijo nada por un momento. Esperé a que ella
pensara sobre mis palabras y me pregunté a mí mismo cuándo esa mierda
poética había comenzado a venir a mí tan fácilmente.
—Eres mi destino, Stone. —Repitió mis palabras de nuevo a mí. Y entendí lo
que estaba diciendo. Esto era más. Más de las palabras que teníamos para
expresar.

123
Página
29
Traducido por Jessgrc96

Beulah
S
tone me había dejado esta mañana. Geraldine tuvo una cita con el
médico y Stone dijo que necesitaba llevarla. Geraldine no fue
voluntariamente a sus citas y si su cordura se rompía mientras estaba
allí, sería aún más difícil. Él no quería que lidiara con eso. Había argumentado
que podía manejarlo, pero no me escuchó.
Me había dicho que durmiera y desayunara. Me dirigí a su casa a las
nueve. No volverían hasta las once pero podría comenzar con mis tareas diarias.
Pensé que debería haber ido con ellos al médico para poder ver qué esperar y
poder aprender a tratar con ella. Stone no siempre podría estar. Necesitaba
poder hacerlo.
Discutir con Stone no tenía sentido. Lo dejé ir. Dormir una hora más de lo
normal era agradable. El sol de la mañana brillaba cuando salí. Esperaba la
sensación del aire otoñal. Todavía había tiempo antes de que eso ocurriera.
Entrecerrando los ojos contra el sol, me tomó un momento darme cuenta
de que la mujer que salía del Mercedes plateado era Portia. Después de que se
registró, el pánico se instaló rápidamente. Stone se había ido. ¿Qué quería?
¿Cómo sabía dónde estaba? ¿Y si esto era por Heidi?
Su estilo de vida no ha cambiado. El atuendo de tenis blanco que llevaba
puesto lo decía. Se dirigía al club de tenis. Jasper la había dejado igual. Incluso
124
después de saber lo que había hecho. No hubo consecuencias. No le había
quitado nada.
Página

—No parezcas tan sorprendida de verme. En el mundo de Stone y mío


conversamos por los mismos círculos. Sabía dónde estabas desde el primer día.
Sin Jasper diciéndome. —Su tono era alto. Como si hablar conmigo fuera una
pérdida de tiempo.
—¿Por qué estás aquí? —pregunté mientras la ira comenzaba a tomar el
lugar de la ansiedad.
—Para discutir sobre mi hijo —respondió con irritación—. Se fue de
Savannah, y aunque eso es un alivio, también esta tan enojado conmigo por las
verdades de las que le protegí, que no va hablarme. No acepta mis llamadas
telefónicas. Me culpa por esto. —Agitó su mano hacia el edificio detrás de mí—.
Estás viviendo con Stone por mi culpa. Perderlo es toda mi culpa. Entonces estoy
siendo castigada.
—Si él no está hablándote es porque regalaste a su hermana y mentiste al
respecto. —El disgusto que sentía era claro en mis palabras.
Se puso las gafas de sol en la parte superior de la cabeza, así que tenía
que mirarla a los ojos. El ligero roce de ellos me hizo querer abofetearla. —Ambos
sabemos que Pam era una mejor madre. No actúes como si le hubiera hecho
una injusticia a esa niña. Le di una vida mucho mejor de la que hubiera tenido
conmigo. En cuanto a Jasper, él no es tan profundo. Si te enamoraste de eso,
eres aún más ingenua de lo que pensaba. Está enojado porque te perdió. Como
un niño al que le quitaron su juguete.
No hubo remordimientos. Nada. Verla tan desapegada con una niña que
regalaba era horrible. Ni sabía de la belleza que había extrañado al no conocer
a Heidi. Estaba agradecida de que no quisiera quitármela. No quería a Heidi en
ese mundo. Esta mujer era malvada.
—Tienes razón. Nuestra madre fue la mejor. A Heidi se le dio el amor que
ella merecía y fuimos bendecidas con la alegría que trae a la vida. Y a todos a
su alrededor. Sin embargo, nunca lo sabrás. Qué preciosa y maravillosa es.
Portia cambió su postura con impaciencia. —Te escuché cantar sus
alabanzas lo suficiente. Lo entiendo. Eres exactamente como mi hermana. No
estoy aquí para discutir eso. Estoy aquí para hablar sobre Jasper. Él no me
perdonará hasta que hables con él. Necesitas darle una razón para no odiarme.
Son primos. Sí. Tal vez fui dura. No hay necesidad de que nadie lo sepa. Hace
doscientos años se esperaba que los primos se casaran. No fue incesto.
Me quedé horrorizada mientras trataba de hacer que Jasper y yo nos
enamoráramos. ¿Pensó que había estado esperando su aprobación? Negando
125
con la cabeza, pasé caminando hacia mi automóvil. No tenía ninguna razón
para estar aquí y hablar con esta mujer. Estaba loca. No tenía derecho a hablar
Página

conmigo.
—Crees que lo sabes todo. Hay secretos de Stone que no sabes y que no
te ha contado —gritó después de mí.
Hice una pausa. Más mentiras. Estaba cansada de las mentiras.
—Sé lo suficiente como para mantenerme alejada de ti. Eso es lo que sé.
La sonrisa desagradable en su rostro era casi intimidante. —Te arrepentirás
de esto.
Abrí bruscamente la puerta del auto. —Lo único que lamento es pasar algo
de tiempo esta mañana escuchándote escupir más mentiras. Eres egoísta Portia.
Si la vida no es lo que quieres, la manipulas hasta que lo sea.
Eso pareció dar en el blanco. Sus ojos se encendieron de ira. Ella no quería
escuchar la verdad. Alguien que no podía decir la verdad no quería escucharla.
—Un día, desearás haberme escuchado.
Las palabras no significaron nada para mí. Ella no significaba nada para
mí. Era la hermana de mi madre. Le había dado la vida a mi hermana. Pero era
un ser con el corazón vacío, y no quería tener nada que ver con ella. La ayuda
que me había dado fue por culpa. No significaba que tuviera corazón. Había
estado cubriendo una mentira. Una que había salido. Una que todavía se
escondía de su mundo.
—Te contactará pronto. Entonces sabrás. —Su advertencia fue lo último
que escuché de la mujer. Me estaba alejando de ella.
Subí a mi auto y cerré la puerta dejándola allí. Jasper debe haberla
cortado financieramente. Había estado lo suficientemente desesperada como
para venir a verme. Él debe de estar haciendo algo para hacerle la vida difícil.
Me sentí mejor por eso. Jasper era un buen hombre. Creía eso. No quería
decepcionarme con él. Era más fuerte que su madre.
Cuando salí por la puerta, eché un vistazo en el espejo retrovisor para ver
a Portia volver a su auto. Tendría que decirle a Stone sobre esto. A él no le
gustaría. No quería molestarle, pero tampoco iba a guardarle secretos.
Mi teléfono sonó con un nuevo mensaje de texto. Estaba conduciendo y
no lo saqué de mi bolso para comprobarlo. Lo que sea podría esperar. Con
suerte, no era Stone y no llegaba tarde.
Dirigiéndome al tráfico, luché contra pensar en todas las cosas que Portia
había dicho. Intentar entenderla era ridículo. Era una alcohólica enloquecida
que no estaba obteniendo lo que quería. Bueno para Jasper. Era hora de que se
126
enfrentara a ella.
Mi teléfono comenzó a sonar y lo ignoré de nuevo. Lo verificaría cuando
Página

me detuviera en el camino de entrada de Geraldine.


Dos mensajes más tarde, pasé por la puerta y me detuve para revisar mi
teléfono. Nunca recibí tantos mensajes.
Tres textos de Jasper y una llamada perdida.
Los mensajes de texto comenzaron con, “Necesitamos hablar”.
Entonces, “Por favor, responde a mi llamada”.
Y el último, “Beulah, iré a verte si no me respondes”.
Leí los tres textos dos veces antes de guardar mi teléfono en mi bolso.
Continué por el camino de entrada hasta que estuve estacionada frente a la
casa.
Mi estómago se revolvió. El miedo pesaba mucho en mi pecho.
Mentiras. Tantas mentiras. No quería escucharlos. Quería cerrar esa puerta
y seguir con la felicidad que había encontrado con Stone. Mi breve tiempo con
Jasper estaba cansada ahora de la verdad. No podía ser sacudida otra vez.
Quería terminar.
Otro texto apareció. “Esto es importante. Eres y siempre serás lo más
importante en mi vida”.
No podía enfrentarme a lo que fuera ahora. Silencié mi teléfono y salí del
auto para entrar. Tenía trabajo que hacer. Tenía los brazos de Stone para
sentirme segura. Lucharía por esto. Mi mundo lo había encontrado a través de
tanto dolor. Me había llevado a más de lo que imaginaba.

127
Página
30
Traducido por Jessgrc96

Stone
L
os ojos de Beulah eran tan malditamente expresivos. Supe en el
momento en que entró en la casa de Gerry que algo andaba mal.
Incluso cuando ella me sonrió dulcemente. La mirada embrujada
estaba allí. Escondía algo.
Esperé hasta que Gerry subió las escaleras para tomar una siesta después
de su paseo mañanero. No me iría sin hablar con Beulah. Tenía algo que decirme.
Cuando Gerry se fue, Beulah se ocupó de limpiar la cocina y no hizo contacto
visual conmigo. La estudié esperando a ver si me decía qué le pasaba o si
continuaba limpiando nerviosamente.
La limpieza continuó. Después de unos minutos, me miró. —¿Puedo
prepararte algo para almorzar?
—No —respondí.
Estaba nerviosa. Ansiosa incluso. Pero no hablaba. Tendría que presionar
más. —Beulah —dije.
Se tensó. Preparándose a sí misma.
—¿Qué pasa? —Le pregunté.
Se mordió el labio inferior mientras sus ojos se detenían en mí. —Portia vino
al apartamento esta mañana.
128
¿Portia? ¿Qué demonios quería? —¿Por qué? —pregunté.
Se encogió de hombros. —No le di tiempo para explicarme realmente,
Página

pero lo que sí que escuché fue que quería que hablara con Jasper. Él está
haciendo su vida difícil por lo que he reunido.
No había sido por Heidi. Cuando hablé con Jasper, había sido muy claro
sobre las repercusiones que seguirían si él o Portia llevaban a cabo la prueba de
ADN con Heidi. Él había retrocedido. No era que no quisiera conocer a su
hermana si esa era su verdadera intención. Si hubiera sido sincero, lo habría
ayudado a superarlo con Beulah para que estuviera seguro. Pero cuando le dije
que esto no lo acercaría más a Beulah y que podría más barreras entre ellos de
las que ya habían, inmediatamente se echó atrás. Admitió que echaba de
menos a Beulah. Quería ser parte de su vida. Nunca mencionó a Heidi de nuevo.
Jasper era una buen tipo. Lo sabía mejor que nadie. Pero también sabía
que era débil. Tenía una tendencia a actuar impulsivamente y lamentaba sus
decisiones más tarde. Y cuando las cosas eran difíciles, corría. Justo como lo
había hecho cuando su padre falleció. Había regresado a Savannah este
verano para hacerse cargo del imperio que le quedaba. Necesitaba dirección.
Confió en mí para aconsejarle.
Beulah había cambiado eso. Había decidido irse de Savannah sin
preguntarme. Fue su primero movimiento por su cuenta. Sin embargo, también
era una forma de correr. Lo había estado esperando. Sabiendo que dejaría de
luchar por ella. No era su naturaleza.
—¿Quieres hablar con Jasper? —le pregunté. Beulah era su propia mujer.
Aunque no vi una razón por la que debería hablar con Jasper, no la mantendría
alejada si era lo que quería.
—No. No tenemos nada más que decir. Tuvimos nuestro cierre.
Estaba de acuerdo. Pero el armario Van Allan todavía no estaba vacío. No
sabía exactamente qué estaba escondiendo allí pero sabía que estaba. Al
acecho. Esperando.
—¿Quieres que me encargue de esto?
Ella sacudió la cabeza. —No. Solo déjalo desparecer por sí mismo. No hay
razón para causar drama. No quiero que pierdas tu amistad con Jasper por mí.
Ya la había perdido. Principalmente. Sin embargo, no se lo dije. Perder lo
que tenía con Jasper valía la pena por tener a Beulah a mi lado. Por primera vez
en mi vida, era feliz. Estaba completo.
—Al menos puedo asegurarme de que Portia no vuelva a entrar en la
propiedad. Lamento que haya sucedido.
129
—No tienes que disculparte. Me sorprendió. Está desesperada.
Ella era una perra egoísta. Pero no tenía que decirlo. Beulah lo sabía.
Página

Recordarle que la mujer que dio a luz a su hermana era una persona horrible no
tenía sentido.
No me encontraba listo para dejar a Beulah sola todavía. Quería
quedarme aquí y verla relajarse. Sus hombros no se habían relajado. Todavía
estaba molesta.
—Siéntate, Beulah —le dije mientras caminaba hacia donde ella se
hallaba parada. Se acercó y la estreché en mis brazos y la besé suavemente en
los labios—. Siéntate. Me estoy haciendo el almuerzo. También haré lo suficiente
para Gerry. Puede tomarlo cuando se levante.
Beulah frunció el ceño. —Ese es mi trabajo.
—No me importa. Siéntate por favor. Relájate.
Ella suspiró mientras se acercaba para sentarse en la mesa. —¿Qué harás?
No estaba seguro todavía. —Depende de lo que haya en la nevera.
—Puedo mirar en la despensa —respondió ella.
Eso me hizo sonreír al recordar. —Te diriges a esa despensa y te estoy
siguiendo adentro.
Sus mejillas se pusieron rosadas inmediatamente mientras sonreía.
—¿Eso te haría relajarte? —le pregunté. Preguntándome si ella quería.
Pensé que después de que Geraldine nos descubriera la última vez, nunca la
convencería de que lo hiciera de nuevo.
Ella levantó un hombro. Fue un movimiento tímido. Maldita sea.
—Métete en la despensa Beulah y abre las piernas. Luego inclínate con las
manos en la pared. —Cuando lo dije, mi polla comenzó a ponerse rígida.
Ella no pretendía avergonzarse. En cambio, se movió rápidamente a la
despensa. Mierda. Le di tiempo suficiente para ponerse en la posición exacta en
que la quería. Al entrar, encontré el interruptor e iluminé la habitación oscura
antes de cerrar la puerta.
Me giré para ver el trasero desnudo de Beulah en el aire y su cabeza se
volvió para mirarme. Estaba de pie, doblada por la cintura. Sus piernas muy
separadas y una vista clara de su coño y su pequeño agujero en el culo.
Mantuve mis ojos en el área mientras desabrochaba mis jeans y sacaba mi
130
polla para comenzar a frotarla mientras la miraba. De pie detrás de ella, continué
bombeando lentamente y disfruté de la vista. Ella bajo la cabeza y gimió. —Por
Página

favor, Stone.
Alcanzando una mano entre sus piernas, la encontré ya resbaladiza y lista.
Jugué con ella un momento y disfruté de los sonidos de placer que provenían de
ella mientras su trasero se movía. —¿Quieres que te folle? —pregunté como si no
fuera obvio.
—Sabes que sí —dijo sin aliento.
La agarré por las caderas y entré lentamente. Disfrutando de la sensación
de su entrada apretada, absorbiéndome. Apretándome. Ella comenzó a
retroceder contra mi ansiosa por que la liberara. No estaba apurándome en esto.
Ella no lo admitiría, pero le gustaba la idea de ser atrapada.
—Stone, no dormirá mucho más tiempo. Date prisa —su voz estaba
suplicando.
Seguí acariciando dentro y fuera de ella. Suave, lento, y como si
tuviéramos todo el tiempo del mundo.
—¿Te preocupa que ella te escuche follar? ¿O te preocupa no que
puedas venirte?
—¡Ah! Ambos. —Dijo más fuerte esta vez.
Salí de ella y caí de rodillas. Justo antes de que pudiera suplicarme que
volviera a entrar, cubrí su coño necesitado con mi boca.
—¡Oh Dios! —exclamó, y sonreír mientras sus rodillas se doblaban. Lamí
entre los pliegues y luego mordí con fuerza su muslo interior.
—¡Oh, oh, oh! —Estaba rebotando en mi cara ahora. Comencé a sacudir
su clítoris con mi lengua y se sacudió con fuerza y luego volvió a rebotar y gemir.
Se había olvidado dónde estábamos. Sus gritos no eran amortiguados.
—Oh sí, ahí, así. Justo ahí, ¡Ah! —Estaba jadeando salvajemente.
Golpeando mi cara y mi lengua con su coño caliente y húmeda. Toda timidez
había desaparecido. Su modestia desapareció. Tiré su clítoris hinchado en mi
boca y chupé. Ese fue su punto de ruptura.
Tuve que sujetarle ambas piernas mientras se abandonaba y gritaba mi
nombre. Su cuerpo se estremeció sobre mí. Levantándola, la giré y la levanté. La
senté sobre mi polla a punto de explotar. Se deslizó tan rápido que gritó y tuve
que taparle la boca con la mía para amortiguarla.
La levanté arriba y abajo sobre mi eje mientras jadeaba mi nombre. Su
cuerpo todavía temblaba. Sus ojos aún se perdían en la sensación erótica.
Apretándola contra la pared la golpeé con fuerza y levanté sus rodillas hasta
131
justo debajo de mis axilas. Mis ojos se clavaron en los de ella cuando vi que los
suyos se volvían vidriosos cuando explotó una vez más.
Página

—¡Stone! Me vengo otra vez. —Se aferró a mí con fuerza y disparé mi


liberación dentro de ella. Se suponía que debíamos tener cuidado al esperar su
cita con el médico. Pero necesitaba sentir esto—. ¡Sí! ¡Se siente tan bien!
—Está bien. Toma mi semilla bebé —dije roncamente mientras la sostenía
contra mí sacudiéndome con cada disparo de placer.
Quería esto siempre.

132
Página
31
Traducción por Veritoj.Vacio

Beulah
N
o le había dicho acerca de los mensajes de texto de Jasper.
Debería hacerlo. No sé porque no lo hice. Había estado pensando
en cómo decirle y no sabía si esto perjudicaría más que ser positivo.
Entonces Stone había dicho que me follaría en la despensa y sonó mejor.
Estaríamos unidos. Cerca. Me tranquilizaría que estuviera aquí. Conmigo. Dentro
de mí. Sin preocupación por Jasper o Portia. Sin inquietud por perder todo lo que
he encontrado.
La cita con el medico no fue hasta el viernes y él volvió a entrar dentro de
mí. Esas fueron tres veces ahora. Tres veces que se había arriesgado. No estaba
asustada y no me arrepentía. Cuando se liberó dentro de mí me sentí marcada
por él. Era una sensación hedonista y siempre me empujó más lejos a mi propia
liberación. La explosión fue tan hermosa que olvidé todo a mi alrededor.
Afortunadamente, Geraldine había dormido otra hora después de una
sesión en la alacena y cuando finalmente bajó las escaleras, ya habíamos
comido emparedados de ensalada de pollo y Stone se había ido. Pero en aquel
momento no me hubiera importado si el Papa entraba y nos atrapaba. Siempre
y cuando Stone siguiera haciendo girar mi mundo.
Mis bragas estaban húmedas. Habían estado así todo el día
recordándome lo que habíamos hecho. Había sido capaz de concentrarme en
eso y no en Jasper. Pero ahora que estaba en casa y Stone estaba aquí, tenía
133
que decirle. No quería que pensara que le había estado ocultado algo. Lo había
hecho, pero simplemente porque estaba preocupada sobre cómo podría
Página

afectar su relación con Jasper. Además, no quería hablar con Jasper.


Saliendo de mi automóvil, caminé hacia la puerta pasando el lugar donde
Portia había estado parada esta mañana. Había estado advirtiéndome que no
conocía la verdad pero no podía esperar la verdad de ella. Era la última persona
a la que creería. Necesitaba decirle a Stone acerca de eso también.
Dentro del edificio estaba tranquilo en la planta baja. Había visto dos autos
afuera que no había reconocido. Alguien había tenido compañía y no sonaba
como Mark y Marty. Aunque ambos vehículos estaban en el estacionamiento.
En el segundo piso, las cosas estaban igualmente silenciosas. Estaba a
punto de subir las escaleras hasta el piso de Stone cuando la puerta del
apartamento de Fiona se abrió. Salió al pasillo y sus ojos estaban sobre mi
inmediatamente. Lucia tan hermosa con la última vez que la vi. Modelo de
pasarela lista.
—No me gusta la mayoría de las personas —empezó—. En general las
personas me molestan. Pero tú, me agradas. Eres la persona menos molesta que
jamás he conocido. Y te deshiciste de Presley.
—Oh, gracias —respondí sintiéndome incomoda. Esta era una extraña
pero muy agradable conversación. Me encontraba contenta de no molestarla,
aunque apenas nos conocíamos, así que no me encontraba segura si hubiese
podido, aunque lo intentara.
—Ve eso. Muy sureño y amable. Sin tanta charla y mierda. En cualquier
caso. Porque me agradas quería advertirte. Su madre está ahí con la novia que
eligió para él. He tenido el placer de conocer a las dos perras locas más de una
vez. Eres bienvenida a entrar aquí y quedarte con nosotros si quieres. Se deshará
de ellas bastante pronto.
¿La madre de Stone me hallaba aquí con la prometida que no reconocía?
Miré hacia las escaleras. Había oído hablar de Margot. Jasper lo había
molestado con ella y Presley la había mencionado con rabia.
—No me llamó o envió un mensaje de texto para decirme que no viniera.
No sé si debo esconderme o si quiere que vaya allí —dije mis pensamientos en
voz alta.
—¿A quién le importa una mierda lo que quiera? Esas dos son unas víboras.
Te comerán viva.
Tenía la sensación de que Fiona no se le daban las relaciones. Parecía más
el tipo de chica que cuidaba de sí misma y no le preocupaba el mundo. Tomar
su consejo probablemente no era la mejor idea.
134
—Tal vez está contando con mi aparición para salvarlo.
Fiona puso los ojos en blanco. —Dios, juro que has vivido una vida
Página

protegida. Te digo que no puedes salvarlo. Tendrá que salvarte.


Risas femeninas descendieron por las escaleras. No sonaba como que las
cosas fueran mal dentro. —Puedo regresar si está bien. Creo que debería ir arriba
y saludar ya que no me envió un mensaje diciendo lo contrario.
Fiona se encogió de hombros. —Dejaré la puerta sin cerrojo. Toca y entra.
Estaré en el balcón y tal vez no te escuche.
—Gracias —le dije.
—Buena suerte —respondió.
Sonreí y cerró la puerta. Con una profunda respiración que hizo poco para
calmarme, me dirigí hacia las escaleras y no me detuve hasta que estuve en la
puerta del apartamento. Escuché. Escuché una risa femenina otra vez. Había
otra voz también pero no tan fuerte. Esa era su madre. Había hablado acerca
de ella, pero no le importaba demasiado. Todavía era su madre y necesitaba
causar una buena impresión. Mirando hacia mi ropa me estremecí. No era
exactamente cómo me gustaría verme para conocerla por primera vez.
Antes de abrir la puerta, revisé mi celular una vez más para ver si me había
enviado mensaje. Nada. Me hallaba esperándome. Abrí la puerta lentamente y
entré.
Las voces se encontraban en la sala principal hacia adelante. Había una
mujer alta de pie ahí con cabello oscuro que estaba perfectamente peinado y
vestido que era a la vez de verano y elegante. Los tacones que tenía en sus pies
no obstante parecían extremadamente dolorosos. Me había detenido antes de
cerrar la puerta detrás de mí para decidir quién era ella. Su cabeza giró y el
parecido con Stone era inconfundible. Aunque parecía demasiado joven para
tener un hijo de su edad.
—¿Quién es esa? —preguntó mientras miraba hacia mí. No había ceño
fruncido pero me di cuenta de que el desagrado en sus ojos significaba que
frunciría el ceño si pudiera. Su rostro estaba tenso. Sin mucho movimiento. Se
había hecho operaciones. Tal vez era lo suficientemente mayor para tener un
hijo de la edad de Stone.
Stone apareció y se movió con rápidos pasos hasta que me alcanzó. Su
ceño fruncido y la tensión que salía de su cuerpo fueron suficientes para que
supiera que no las había esperado y no las quería ahí.
—¿Quién? —preguntó otra voz femenina. La mujer que solo podía asumir
que era Margot apareció a la vista. No tuve una buena vista de ella antes de
135
que Stone bloqueara mi línea de visión.
—¿No recibiste mi mensaje? —preguntó.
Página

Sacudí mi cabeza.
Puso su mano sobre mi hombro. —Te envié mensaje hace dos horas para
que te quedaras con Geraldine hasta que te llamara.
Sacudí mi cabeza otra vez. —No tengo nada.
Suspiró y pasó una mano por su cabello. —No quieres estar aquí. Estoy
intentando hacer que se vayan.
—Puedo quedarme con Fiona —dije deseando haberlo hecho.
Me estudió por un momento como si estuviera tratando de decidirse. —No
es que no te quiera aquí. Es que son malvadas. Prefiero mantenerte lejos de ellas.
—¿Esa es Margot? —susurré.
Frunció el ceño. —Si. ¿Cómo sabes de ella?
—Jasper, Presley. Tu supuesta prometida ha sido mencionada algunas
veces. —Estaba intentado hacer una broma, pero el ceño en su rostro hacía
obvio que no estaba divertido.
—Winston, ¿Quién es esta chica que entró directamente a tu apartamento
sin tocar? Por favor dime que es la ayuda y no otra niña de las ex esposas de tu
padre. —Su madre sonaba divertida con el ultimo comentario. Margot lanzó
unas risitas.
—Que se jodan —murmuró, luego se dio vuelta para enfrentarlas con su
mano extendida posesivamente sobre mi espalda—. Madre, Margot, esta es
Beulah Edwards. Es mi novia, y vive aquí.
Si hubiera abofeteado a su madre y le hubiera dado una patada en el
estómago su expresión no podría haber estado más horrorizada. Incluso
palideció. Varios tonos en realidad.
Margot dejó escapar una risa aguda. Entonces miré hacia ella. Era
pequeña, hermosa, espectacular incluso, y refinada. Cabello rubio oscuro lacio
y sedoso con ojos azules que me recordaban una piscina. Los labios llenos
rosados casi parecían antinaturales. —No puedes hablar en serio. —Dijo su madre.
Su mano se agarró a mi cintura esta vez y presionó mi cuerpo fuertemente
contra el suyo. —Cuida tus palabras madre. O dejarás mi casa.
—Este no es tu hogar. Manhattan es tu hogar —dijo Margot, arrastrando las
palabras como si todo esto fuera muy divertido.
—Y tú no eres mi madre. Tampoco eres familia. No tengo ninguna razón
para otorgarte ni siquiera una pizca de hospitalidad. Puedes irte ahora.
136
La mirada divertida de Margot se convirtió en una de conmoción. Sus ojos
se agradaron e hizo una muy buena imitación de alguien que ha sido ofendido.
Página

—¡Winston! No le hablarás de esa manera. Margot es prácticamente tu


prometida. ¿Cómo crees que esto la hace sentir?
—Por el amor de Dios mujer, Nunca, ni una sola vez actué como si estuviera
remotamente interesado románticamente en Margot. Solo porque decidiste que
me casaría con ella cuando tenía diez años no constituye un maldito
compromiso. Ambas están delirando.
Margot caminó perfectamente hacia la puerta donde estábamos
parados, deteniéndose brevemente justo a la derecha de Stone. Si los ojos
pudieran cortar a alguien, su mirada podría haberte abierto en rebanadas. —No
te estaré esperando. Seguiré adelante.
—Gracias. —Su respuesta fue una de alivio.
Salió sin esperar a su madre. Mucho menos dramática de lo que había sido
Presley.
—¿Dejarás que se vaya? —Su madre preguntó lanzando una mano en
dirección de la puerta.
—Estoy esperando que sigas la habitación —dijo arrastrando las palabras.
Lanzó su mirada enojada hacia mí. —Se aburrirá de ti. Se necesita una
crianza adecuada y un cerebro para intrigarlo y desafiarlo. —Después pasó junto
a nosotros sin mirar a su hijo otra vez.
Cuando se fue, él cerró la puerta y puso el cerrojo. Sus hombros se
hundieron y bajó la cabeza. Me preocupé por un momento que se arrepintiera
de despedirlas.
—¿Por qué no puedo tener una madre que no quiera nada más que
verme? O simplemente llamar y comprobarme. ¿Sin traer su agenda y
metérmela por la garganta? Mi padre tiene el peor gusto en mujeres. —Se dio
vuelta y me miró—. Siento mucho que hayas pasado por esto. Intenté salvarte
de ello.
—Pensé que quería conocer a tu madre. Es tu familia después de todo.
Estaba equivocada. Pero estoy más que agradecida por Geraldine de lo que
estuve antes.
Sonrió ante el sonido de su nombre. —¿Por qué estás agradecida por Gerry?
—Porque amó al pequeño niño que lo necesitaba.
Una suavidad tocó sus ojos y me tendió una mano. —Ven aquí. 137
Caminé hacia sus brazos gustosamente y suspiré de satisfacción mientras
permanecíamos de pie ahí en silencio.
Página

Su madre, Portia, Jasper, Margot, ninguno de ellos importaba. Solo esto.


Solo nosotros.
32
Traducido por EstherMaslow

Jasper
L
os secretos eran mentiras con derecho. Uno no podía guardar un
secreto sin mentir. Y reverenciábamos a alguien que podía guardar un
secreto, pero despreciábamos a los que mentían. Era lo mismo. Todos
se unían.
Stone había sido mi hermano desde que éramos niños. Ambos criados por
padres que nos descuidaron. Su padre le pegaba regularmente, mientras que el
mío nunca me puso la mano encima. Aparte de eso, éramos iguales. Existimos
en el mismo mundo. Se esperaba que dirigiera una empresa que heredaría.
Sacar adelante un imperio que nunca había sido su sueño. Casarte bien. No
importaba si no amábamos a nuestras esposas. Se esperaba que tuviéramos
aventuras. Este era nuestro mundo.
Lo había sido. Es lo que finalmente acepté. Entonces Beulah había entrado
en mi mundo y me había cambiado. Me hizo querer algo real. Me dio una razón
para sonreír. Ya no se necesitaban fiestas para entretenerme. El chico perdido
había sido encontrado.
Inmediatamente después de encontrarla y saber que la amaba, se la
llevaron tan permanentemente que me dejó sin nada. No hay esperanza. No
hay oportunidad de un futuro con ella en él. Ni siquiera como amiga. Había
terminado abruptamente. 138
Mirando al edificio que estaba frente a mí sentí culpa por esto. Los secretos
de Stone siempre habían sido como los míos. Los llevaría a la tumba. Pero él la
había robado tan fácilmente. Sin culpa ni remordimiento. Él había facilitado el fin
Página

de todo contacto que tenía con ella. Mi maldito corazón destrozado no tenía
ninguna consecuencia para él. Dijo que la estaba protegiendo.
¿De mí? La adoraba. Me pararía frente a una maldita bala por esa mujer.
No me importaba que fuéramos parientes. Me habría mudado con ella. Cambié
mi nombre y renuncié a la fortuna si podía tenerla a mi lado. La sangre en
nuestras venas no me hizo amarla menos. Nada lo haría.
Pensaba que conocía a Stone. Pensaba que estaba enamorada de él.
Stone tenía sus propios secretos. Un pasado que lo hizo no digno de Beulah.
Odiaba a su padre, pero tenía motivos. Sin embargo, ese odio le había hecho
perder el control muchas veces a lo largo de los años y dejaba que su padre lo
limpiara. No era el hombre que Beulah creía que era. Él expuso los secretos que
la mantendrían alejada de mí. Sólo estaba devolviéndole el favor.
Las fotos en mi mano se sentían pesadas de arrepentimiento. He luchado
durante semanas haciendo esto, sin querer exponerlo. Incluso después de que
se llevó a Beulah. No quería hacerlo, pero lo haría porque merecía saberlo.
Necesitaba saberlo.
La subida de las escaleras de su apartamento era borrosa mientras
luchaba internamente. Ella nunca sería mía. Eso ya lo sabía. Nuestras líneas de
sangre la impedirían que nos aceptara. Pero ella no se quedaría aquí con él
después de saberlo. Si no podía tenerla, debería estar con alguien digno de ella.
Stone estaba estable ahora. No había actuado en un par de años para fastidiar
a su padre. Pero su pasado estaba allí. Volvería para atormentarlo. Lo sabía tan
bien como yo.
Toqué el timbre y esperé. Aún no estaba aquí. Sólo quedaría el poco
tiempo que tenía para enseñárselo. Al menos lo peor. Muchas de sus
transgresiones eran las de un niño rico y dañado. Pero había uno. Uno que era
un secreto que ella no podría perdonarle.
La puerta se abrió lentamente y Beulah se quedó allí mirándome
nerviosamente. Tuvo que saber que era yo antes de abrir la puerta y de todos
modos la abrió. Ella confiaba en mí. No quería, pero sabía que yo era inocente
del engaño de mis padres.
—Necesito mostrarte algo. —Le dije.
—¿Qué? —preguntó con voz temblorosa. Ella no me había enviado lejos.
Quería saberlo.
—Esto. —Le di las fotos. Eran las más dañinas. Sin palabras, podría decir
139
quién era. Lo que ella no sabía. Pero la explicación de dónde estaba ese
pequeño niño ahora sería imperdonable. La conocía lo suficiente como para
saber que no sería capaz de aceptarlo. O entenderlo. Lo hice. No estaba seguro
Página

de no haber hecho lo mismo a los dieciséis años.


Stone había entrado en su vida por mi culpa. Él había expuesto mentiras
que ni siquiera conocía y luego me la quitó. Sólo estaba siendo justo y no había
hecho nada malo. Mi moral no estaba en duda. La de Stone lo sería.
—¿Qué es esto? —Negó con la cabeza mirando las fotos.
—Puedes verlo y decir quién es él. —Le contesté.
Palideció. Levantó sus ojos para conocer los míos. —No. No te creo.
Pero lo hizo. Vi la duda allí. —Pregúntale, Beulah. Mira lo que dice.
Miró las fotos en su mano. —No. Esto no es real. ¿Por qué estás haciendo
esto? ¿Por qué me enseñarías esto?
Empecé a explicar más cuando la puerta de entrada del edificio se cerró
de golpe y el suelo se sacudió con su fuerza. Estaba en casa. Sabía que estaba
aquí. Había visto mi coche. Este era el principio de su fin. Pronto se habría ido.
Libre para empezar una vida sin nuestras tinieblas y mentiras. Las dulces mentiras
que le había dicho se esfumarían. Después de todo, ¿cómo podría perdonar a
un hombre que ignora a su propio hijo y le permite crecer con el mismo monstruo
de un padre con el que él hizo?

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Sweet Little Lies

S W E E T # 3

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Abbi Glines
Abbi Glines

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