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502 Construcción de paz en Colombia

escalar a ofensas aún más severas y convertirse en ciclos que pueden llegar a
violencia. Usualmente resulta muy difícil detener estos ciclos de ofensa-reta-
liación-ofensa cuando la agresión ya ha escalado a niveles altos de violencia,
especialmente debido a que el daño que ya se han hecho las partes aumenta su
resentimiento y desconfianza. En cambio, detenerlos antes de que escalen es
más factible.
En este capítulo, el perdón es conceptualizado como lo hacen algunos psi-
cólogos, como la renuncia voluntaria al resentimiento y a la inclinación a la
retaliación (McCullough y Witvliet, 2002). En términos cognitivos, quien ha
pasado por un proceso de perdón deja de pensar constantemente en los hechos
ocurridos y ya puede dedicar su atención a otros temas. En términos emocio-
nales, deja de sentir permanentemente ira, odio u otras emociones que refuer-
zan su malestar. En términos comportamentales, deja de buscar la retaliación
o de evadir permanentemente al agresor. Incluso podría estar dispuesto a la re-
conciliación, es decir, al restablecimiento de la relación (aunque el perdón en sí
puede ser un proceso completamente individual que no requiere de la reconci-
liación con quien realizó la ofensa; McCullough y Witvliet, 2002).
Llegar a este perdón requiere de un proceso que pasa con frecuencia por
ciertas fases. Robert Enright y su grupo (1998) han propuesto que la primera
fase implica el descubrimiento de los efectos negativos en los ámbitos emocio-
nal, cognitivo y comportamental, que está teniendo la ofensa sobre sí mismo.
Luego de darse cuenta de estos efectos negativos, la segunda fase implica em-
pezar a considerar el perdón como una opción para salir de la situación actual.
La tercera fase es la descentración, en la que las personas hacen el esfuerzo de
comprender la perspectiva y la situación de vida de quienes los ofendieron,
avanzan hacia sentir empatía y compasión por ellos y logran separar el acto
violento de quien lo cometió. Finalmente, la cuarta fase es una profundización
en el proceso del perdón. En esta fase, las personas empiezan a notar los bene-
ficios del perdón, empiezan a sentir recuperación en la vida e inician una ge-
neralización del proceso a otras relaciones de sus vidas (Enright, Freedman y
Rique, 1998).
En niños/as, el proceso puede ser más sencillo y rápido. Sin embargo, Chaux
(2002) encontró que muchos conflictos entre niños y niñas no son seguidos ni
de perdón ni de reconciliaciones, lo cual con frecuencia hace que un conflicto
sencillo y cotidiano pueda llevar al rompimiento definitivo de relaciones de
amistad. En los casos en los que sí ocurren, Chaux (2002) encontró dos tipos
de reconciliaciones: 1) la reconciliación explícita en la que los involucrados ha-
blan explícitamente de lo que pasó, se piden perdón o se dan la mano; y 2) la re-
conciliación implícita en la que, a pesar de no hablar de lo que ocurrió, ambos
saben que su relación está siendo restablecida al realizar una actividad en con-
junto, por ejemplo un juego. Mientras los niños pueden reconciliarse de ambas

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