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CAPITULO 2
COMPETITIVIDAD
"Si no tiene una ventaja competitiva, no compita."
Jack Welch
2.1. Mercados.
Entre los extremos del monopolio y la competencia perfecta se pueden dar diversos
mercados de competencia imperfecta. Existe el mercado oligopólico, caracterizado por la
presencia de un número limitado de empresas productoras, donde cada una tiene la
posibilidad de alterar significativamente los volúmenes ofrecidos y, por lo tanto, afectar los
precios de mercado (por ejemplo, cemento, combustibles o correos). Con pocos oferentes,
cada uno sabe que su volumen de producción y precios afecta el comportamiento de los
demás competidores (oferta y demanda son interdependientes).
¿Con qué condiciones pueden los mercados servir mejor al interés común de la sociedad?
¿La globalización perfecciona la libre competencia? ¿Cómo evaluar el comportamiento de
los mercados según las expectativas de la sociedad? La libre competencia parece ser un
mecanismo adecuado para que cada agente económico (persona u organización) encuentre
un lugar acorde a sus posibilidades, en mercados atomizados. Cuando la libre competencia
no existe, cuando los clientes resultan cautivos de una única fuente proveedora, cuando el
estímulo por mejorar sólo surge de la inspiración de quienes lideran la organización
proveedora, las opciones disponibles pueden no satisfacer plenamente las expectativas de
los clientes. Casi siempre, dicha distorsión acarrea inestabilidad en las relaciones cliente-
proveedor, y abre oportunidades a otros productos+servicios alternativos.
¿Control ético o escándalo tras escándalo? ¿Armonía social o guerra interna? Algo así,
metafóricamente, como una confrontación entre "la ética del capitalismo", preconizada por
el alemán Max Weber, y "el espíritu del capitalismo", representado por el estadounidense
Joseph Schumpeter. El primero bregó por el trabajo de largo aliento, el celo, la disciplina,
el rigor y la rectitud, la satisfacción de la tarea cumplida. El segundo, por la dinámica
empresarial, la pasión por la creación y el deseo de enriquecimiento, con sus acompañantes
inevitables: la especulación, el afán de lucro y la riqueza. Dichos extremos constituyen el
anverso y el reverso indisociables del capitalismo.
Frente a tal espíritu del capitalismo, deben estar las inevitables burocracias de regulación y
control. Las leyes y la justicia, que no agregan valor económico, ni crean innovación,
aunque son esenciales para cuidar la ética del capitalismo, para velar por el desarrollo de
los seres humanos en todas sus posibilidades. Los excesos están en la naturaleza misma del
ser humano y, también, en la del capitalismo. Además, puede que ocurran
intempestivamente. No obstante, el control ético siempre puede alcanzarlos. Algunas
veces, como una aplicación más estricta de los mecanismos de protección de la
competencia; y otras, como la distinción entre el papel de los bancos comerciales y los de
inversión, la democratización del sistema de participación accionaria, las formas de
negociación de convenios laborales, etc. Además, siempre queda el resguardo de la justicia
penal. Cada exceso termina suscitando su ajuste. Desde el punto de vista de "la ética del
capitalismo" (es decir, de la defensa de la moral), es necesario sancionar las desviaciones
severamente, evitando a ultranza la explotación de los unos por los otros. Desde el punto
de vista de "el espíritu del capitalismo" (es decir, de la creencia en el progreso económico y
la eficacia de la economía de mercado), no existe otra pedagogía que la práctica y, por lo
tanto, la búsqueda de éxitos.
Cuando los miembros de una sociedad viven sin un gobierno común, voluntariamente
aceptado y respetado por todos, con leyes y justicia que fijen efectivamente los límites del
accionar de cada uno, se hallan en anarquía. En tal situación, no es posible desarrollar
actividad organizada alguna, puesto que el futuro no está cuidado y, consiguientemente, no
hay producción, ni comercio, ni artes, ni sociedad. La solución conocida no es novedosa,
aunque sí requiere una mayoría madura, con individuos dispuestos a integrarse, a favor de
la causa del bienestar general. Consiste en moderar las ambiciones y los deseos
individuales, y delegar algunas libertades naturales a un poder común. Luego, recuperarlas
a través de los deberes y los derechos civiles que dicho poder común administra mediante
las leyes y la justicia, equitativamente para todos los miembros de la sociedad. Así, el
ejercicio de comportamientos debidos, de relaciones entre unos y otros, les permite ser
verdaderamente libres, a la vez que superar la angustia de la vida individual. El orden -
social, político y económico- constituye un aspecto fundamental, que sirve de base a todos
los deberes y los derechos.
¿Por qué competir? La existencia significa estar, aquí y ahora. Cada ser humano debe
decidir qué hace con su estar en el mundo. Mientras tanto, en ese estar, pasa el tiempo. Ser
es temporalidad. Cada ser humano debe proyectar su existencia, lanzarla hacia adelante en
el tiempo. Debe crear su esencia, debe hacerse. La coexistencia es la existencia con otros.
La coexistencia entre semejantes conlleva las necesidades de pertenencia y de
reconocimiento. Por ejemplo, hace sólo un siglo, los estudios secundarios conferían a los
egresados el prestigio necesario para reconocerlos como expertos en diversos temas; más
tarde, el grado universitario fue un requisito para ciertas especialidades, y hoy son
corrientes los estudios de posgrado para alcanzar determinadas competencias profesionales.
De esta manera, la competencia puede ser el motor de las personas y de las organizaciones,
motivándolas por igual al crecimiento y al trabajo sostenido para mejorar su
comportamiento. En general, la competencia deviene del posicionamiento relativo de los
distintos componentes dentro del ecosistema, y parece ser un comportamiento natural en la
evolución de los seres vivos sobre el planeta. El naturalista inglés Charles Robert Darwin,
en su teoría de la evolución por selección natural, ha expresado: "Aquellos individuos que
tengan alguna ventaja sobre los demás, tendrán las mayores probabilidades de sobrevivir y
de reproducir su especie." Claro, es una obligación primordial, de todos y cada uno de los
habitantes del planeta, velar por la calidad del ecosistema donde actúan.
Lo anterior implica reconocer que los seres humanos son "tripulantes de un mismo
planeta", compañeros de un mismo equipo humano de supervivencia y que, por lo tanto,
cada uno se puede sentir completamente bien sólo si el otro lo está. Esta conciencia social
de ser componentes de una unidad mayor, parece ser la base sobre la que necesariamente se
debe afirmar y motorizar el proceso de construcción de acuerdos para una sana
competencia. Hay quienes atribuyen el desarrollo vertiginoso de la economía japonesa
durante la última mitad del siglo pasado a dicha conciencia de unicidad confuciana, que
ubica las acciones individuales dentro del todo. En una relación equilibrada y satisfactoria
entre componentes complementarios de un mismo sistema, el bienestar de un componente
es tan importante como el bienestar de cualquier otro componente. Un bienestar depende
del otro y se gestan en el mismo cuerpo u organismo social. Cuanto más cooperativa y
solidaria se hace esa relación, tanto mejor.
¿Cuál es el nivel de conciencia personal que le permite a cada ser humano percibir que es
un complemento necesario de un conjunto mayor? En esencia, los seres humanos son
componentes complementarios del mismo cuerpo social (organismo social, especie). No
obstante, esta percepción no es obvia para muchos. Según parece, cada uno alcanza el
reconocimiento de ser un componente del conjunto como consecuencia de su propio
proceso de maduración y crecimiento. Además, en alguna medida, la moral parece marchar
paralela al crecimiento y progreso económico. Las personas constantemente en peligro de
inanición exhiben una abrumadora insensibilidad hacia el cuidado de la vida humana y al
sufrimiento.
Como sea, tener conciencia de ser un componente del todo parece que es un rasgo propio
de la madurez de los seres humanos y, también, es una base necesaria para el desarrollo de
la especie con cooperación y solidaridad. Por supuesto, implica concebir al semejante
como un aliado que también quiere crecer, como la fuente de donde puede provenir buena
parte de las acciones necesarias para alcanzar los objetivos comunes, en lugar de
considerarlo como un lastre o, peor aún, como un enemigo. En organizaciones con niveles
jerárquicos, es crucial que los superiores traten a los subalternos como asociados, aunque
con aspiraciones y objetivos personales tan diversos como sus rasgos físicos. La identidad
de los seres humanos se puede preservar únicamente si se reconocen y respetan sus
circunstancias personales. Y sólo de esa forma pueden los seres humanos hacer su
contribución más significativa.
Las creencias filosófico existenciales, conscientes o inconscientes, que cada ser humano
posee acerca del sentido último de la vida y de la vida misma, tienen una influencia radical
sobre sus interpretaciones de la realidad y elecciones cotidianas. Y cuando una actitud es
habitual en un ser humano, la misma se convierte en una forma de organizar su experiencia.
Por ejemplo, si alguien cree que la vida es una eterna batalla, en la que quien gana
sobrevive y quien pierde desaparece, es seguro que vivirá en ese clima emocional de lucha
continua. Desde esa perspectiva mental, cada dificultad que lo frustre puede quedar
fácilmente convertida en una manifestación más de esa batalla y activar, por lo tanto, una
respuesta orientada a identificar al enemigo y destruirlo. Cuando, además, se pone en juego
la fantasía de que hay lugar para uno solo, todos los semejantes se convierten en rivales
(contrincantes, adversarios, antagonistas, contrarios), y la contienda imaginaria se libra en
el terreno de perseguidores y perseguidos.
¿Cuáles son las dificultades que a todos los seres humanos les beneficiaría superar? En
épocas de crisis económica y social, a muchos seres humanos les resulta difícil concebir un
mundo donde todos quepan. Cuando el espacio se achica, y los puntos de referencia y de
identificación se vuelven frágiles, muchos adoptan el camino de "sálvese quien pueda" y la
rivalidad fraterna puede llegar a generar altas dosis de violencia. Así, los seres humanos
están muy expuestos a interpretar cada dificultad que surge en el curso de una relación
como una manifestación de la voluntad adversa del rival de turno. Y no es de extrañar que
ese clima emocional de incesante batalla sea el que agote la posibilidad de cooperación y
solidaridad. Urge, entonces, pasar de relaciones de "suma cero" a otras de "ganar y ganar".
Felizmente, la relación entre los seres humanos no sólo está marcada por la rivalidad. Los
semejantes también cuentan como componentes complementarios, como objetos de deseo y
de amor (en todas sus gamas), y como modelos o ideales. Es cierto, el respeto por los otros
usualmente no se da de entrada ni de una vez para siempre. Pero, junto a lo más primario
de la rivalidad, también se dan sentimientos de amistad, identificación, empatía y
solidaridad. Los seres humanos alcanzan entonces la forma de análogos entre sí,
semejantes pero no idénticos, que se necesitan mutuamente por el hecho de estar vivos. De
dicha manera, competencia y cooperación pueden ser comportamientos complementarios,
no contrapuestos, que se necesitan mutuamente para asegurar una evolución armoniosa de
la especie humana. Competir para ganar, permite elevar el nivel de desempeño de cada
componente. Y, a la vez, cooperar solidariamente con los rezagados, permite extender el
triunfo a todos los componentes (integrantes del sistema).
Respeto al prójimo.
La profunda crisis social argentina, iniciada desde fines del siglo pasado, con severas
implicancias económicas y un altísimo desempleo, puso en evidencia algunas gruesas
iniquidades sociales y agudizó el grito de los más pobres, ante la carencia de lo
indispensable. En medio de dicha situación, también han surgido gestos muy positivos,
basados en la buena voluntad individual y en el espíritu creativo frente a la crisis. Ha
crecido el voluntariado en muchas organizaciones no gubernamentales, ONGs, y han
aparecido interesantes iniciativas en organizaciones barriales y en cooperativas. Sin
embargo, dichos esfuerzos individuales no siempre se han podido traducir socialmente en
forma organizada. El presbítero argentino Oscar Ojea, cura de la parroquia Nuestra Señora
del Socorro en Buenos Aires y responsable barrial de Caritas, ha dicho: "Para trabajar en
comunidad no es suficiente la voluntad de hacer; también, es imprescindible contar con un
espíritu común y la convicción de que se necesita del otro para crecer y de que es posible
construir algo juntos, articulando la tarea de cada uno en función de un proyecto común."
El filósofo Francis Fukuyama, autor del libro "Trust", ya ha enunciado hace tiempo la
relación existente entre el nivel de capital humano social con la confianza y la cooperación
entre los componentes de una sociedad. Hoy, en la mayor parte de la sociedad argentina,
que se ha sentido estafada y desilusionada, parece haberse instalado una gran desconfianza,
impidiendo el trabajo humano en común. Cada uno ha estado velando por lo suyo, con
enorme miedo por lo que pudiera pasar. Probablemente cansados, hostilizados por todo lo
que les pasaba, muchos han visto como una salida arremeter contra los que estaban más
cerca. Y, preferentemente, si se trataba de alguien más débil. Se ve que no quedaba ni un
poquito de lugar para reflexionar acerca de lo que pasaba, y de lo que les pasaba a los
demás. Ni espacio para recibir una sugerencia, un pedido, una queja o un reclamo.
Zamarrear, gritar, humillar, insultar, denostar, ignorar, ofender, despreciar, vejar o
menoscabar, son modales impropios que se volvieron costumbres o conductas cotidianas.
No obstante, es de esperar que la crisis ayude a corregir dicha mirada, a madurar después de
la experiencia, a reconstruir el capital humano social y renovar la esperanza compartida,
con menos falsas utopías... o con ninguna. Una realidad, tan poco racional, tan poco ética,
hace reflexionar. Se piensa cuando no se sabe qué hacer con la realidad. Desde ya, toda
crisis es una oportunidad para crecer, como personas, y como sociedad. La grandeza de las
personas emerge siempre del déficit, del fracaso, de la caída. El crecimiento también
demanda: incesante diálogo, búsqueda común y humildad para reconocer los límites. Para
ello, es imprescindible rescatar los auténticos valores humanos y mejorar profundamente
las relaciones entre todas las personas, las de cada persona con sus prójimos inmediatos o
directos. Creando nuevos vínculos para rehacer el tejido social dañado, y para reconstruir
caminos de mejor convivencia y mayor justicia. Sólo así, parece posible que la sociedad
argentina evolucione armoniosamente. En contraposición, cuando se impone la salvaje
idea de ganar "a toda costa", se genera más pelea y más conflicto; es la lucha de todos
contra todos.
En términos muy generales, hasta mediados del siglo pasado, la demanda global de
mercaderías industriales superaba a la oferta. Esto es, el volumen producido no llegaba a
satisfacer la demanda del mercado, y los clientes adquirían productos+servicios entre
relativamente pocas opciones. Con posterioridad, la oferta comenzó a exceder la demanda,
y ésta última pudo comenzar a manifestar su poder de compra. Progresivamente, los
mercados se han hecho cada vez más selectivos. Actualmente, existen ilimitadas
posibilidades de selección, inclusive de acceso remoto. Se conoce como triángulo
estratégico al conformado por clientes, empresa y competidores. Ver la Figura 2.a. El
enfoque sobre cualquiera de esos componentes en particular conduce a la vinculación
subsiguiente con los otros dos. Cada uno es una entidad viviente, con sus propios intereses,
políticas y estrategias. Obviamente, si no existiesen los competidores, no sería necesaria
una estrategia competitiva, que trate de lograr ventajas competitivas.
¿En qué cuestiones se basa la atracción del cliente? ¿Qué criterios emplea para seleccionar
los productos+servicios? En general, las personas actúan sobre las cosas en base a los
significados que las mismas tienen para ellos, y la atribución de significados a las cosas
resulta de un proceso continuo de interacción social, a través de símbolos (lenguaje, gestos,
objetos, etc.). Así, cada persona expresa su atracción hacia un producto+servicio por medio
de su particular (subjetiva) selección de compra, al elegir entre muchas alternativas
disponibles (en mercados de más o menos libre competencia se ofrecen muchas opciones).
A la hora de decidir una compra, aplica sus criterios de selección, considerando aquellas
cuestiones relativas a sus preferencias, y también a sus posibilidades. Ese complejo y
delicado proceso de selección de compra de los productos+servicios por parte de los
clientes es la fuerza motriz de todo intercambio comercial. Allí radica todo el secreto. En
ese punto los clientes ostentan el poder absoluto, su decisión de compra determina el éxito
o el fracaso de los productos+servicios. Ese proceso de decisión atomizado recrea los
mercados permanentemente, y dirige la atención de los productores para satisfacer la
demanda de los clientes.
¿Qué productos+servicios producir y en qué cantidades? ¿A quiénes llegarán los mismos?
El poder competitivo se manifiesta como la atracción del cliente hacia un
producto+servicio en particular. Sintetiza la competencia de una empresa para superar a
otras, compitiendo para asegurarse una porción de mercado. Surge del valor económico
que una empresa es capaz de crear para sus clientes. Se trata que los productos+servicios
de la empresa sean elegidos, en lugar de los ofrecidos por los otros competidores. Por ello,
cualquier empresa debe poner la mayor atención sobre las expectativas de los clientes
finales (quienes adquieren los productos+servicios terminados que ofrece), y no sobre los
demás grupos de interés. Las expectativas de los clientes provienen de sus necesidades y
deseos; además, son influidas por la publicidad, su experiencia con otros proveedores, etc.
Las empresas que demuestran genuino interés por satisfacer las expectativas de los
destinatarios de su producción, usuarios o consumidores, también atraen a los demás
componentes con los que interactúan habitualmente (inversionistas, fuerza laboral,
proveedores, etc.), porque la ganancia llega por añadidura. Para lograr su propósito básico,
antes que nada, cualquier empresa debe construir su poder competitivo en el negocio en que
se involucra. El éxito -o el fracaso- de las empresas proviene de cuánto poder competitivo
ponen efectivamente en juego, en cada negocio en que actúan (concepto aplicable a cada
negocio de la empresa, más que a toda ella si fuera diversificada).
Comercio internacional.
En los últimos años del pasado siglo ocurrió una rápida expansión del comercio
internacional, principalmente como resultado del progreso tecnológico en el transporte, las
comunicaciones y la informática. Con cierta reducción de las barreras al comercio entre
países, y liberalización de algunas economías cerradas, esa tendencia continúa hoy
acentuándose. El desarrollo de sistemas de producción multinacionales -donde los diversos
componentes del producto+servicio pueden provenir de distintos países y, luego, reunirse
en grandes plantas de ensamblaje- es otro hecho que contribuyó al aumento del comercio
internacional.
Aunque, no son los únicos. Puede haber muchos más, como se sugiere en la Figura 2.b. La
gama o línea de productos+servicios, junto con su calidad intrínseca, se conoce como
poder individual del mismo. En general, los criterios de selección son conceptos se
pueden desplegar (subdividir, desagregar). Por ejemplo, el concepto de calidad intrínseca
del producto+servicio se suele desplegar en aspecto, funcionalidad, seguridad, exactitud,
precisión, robustez y durabilidad; el concepto de precio en medios de pago, condiciones,
descuentos y bonificaciones; el concepto de entrega en accesibilidad, unidad de pedido,
plazo y cumplimiento; y el concepto de servicio posventa en garantía, actualizaciones y
mantenimiento. Y también es posible considerar otros criterios, tales como novedad,
experiencia previa, opinión de amistades, reputación del local, y continuidad con la marca.
Los criterios de selección utilizados por los clientes también son conocidos como factores
claves del éxito del negocio. La importancia relativa de los criterios de selección puede
diferir mucho y, además, cambiar en el tiempo, según los clientes de que se trate. Es decir,
los factores claves del éxito del negocio no son características absolutas ni propiedades
estáticas, sino que sólo se los puede manejar en relación con el cliente, y el conjunto de
características y propiedades del producto+servicio que satisface sus expectativas. Por lo
tanto, primero es imprescindible identificar tales características y propiedades del
producto+servicio que requiere el cliente, y luego satisfacerlo (hasta complacer totalmente
sus necesidades y deseos). El cliente debe quedar plenamente satisfecho para volver a usar
y/o consumir el mismo producto+servicio, caso contrario recurrirá a otro proveedor
competidor.
Sobre gustos...
Para que una empresa pueda triunfar, es imprescindible que obtenga alguna ventaja
decisiva respecto a sus competidores en los procesos claves, aquellos cuya ejecución resulta
esencial para el éxito del negocio. Entonces, se puede posicionar ventajosamente frente a
los demás competidores, aún en los restantes aspectos en que sólo alcance un nivel
mediocre. Es decir, no es una condición necesaria que sea líder en todos los procesos
empresariales.
La compañía Xerox Argentina, ganadora en 1994 del Premio Nacional a la Calidad como
empresa grande en el sector privado, ha definido los siguientes procesos claves en cuanto a
la calidad y la satisfacción del cliente:
Movimiento e instalación de los productos+servicios.
Administración de quejas.
Soporte administrativo.
Servicio técnico.
Asistencia de ventas.
Reclamos y consultas de distribuidores.
Nivel de inventarios de materiales.
¿Cómo lograr mayor competitividad? ¿Qué conceptos y técnicas son necesarios para
triunfar en el actual entorno competitivo? Como se dijo, cualquier empresa triunfadora
debe sus logros a determinados factores claves del éxito de sus negocios, y si los pierde de
vista, pone en peligro su supervivencia. Los profesores japoneses Keinosuke Ono y
Tatsuyuki Negoro, de la Keio University y del Sanno College respectivamente, autores del
libro "The Strategic Management of Manufacturing Businesses", han identificado ocho
principios de comportamiento empresarial que motivan el aumento de poder competitivo,
en mercados de más o menos libre competencia. Encontraron que dichos principios
trascienden las particularidades de cada tipo de negocio y sector industrial, y parecen ser de
aplicación universal. Por ejemplo, son aplicables a actividades económicas tales como:
comercios minoristas, hoteles, escuelas, hospitales o nuevos proyectos.
Dichos principios no tienen demasiado que ver con el entorno empresarial (mercados y
otras condiciones externas). Antes bien, tienen mucho que ver la idiosincrasia y el
comportamiento de las organizaciones, con la concepción y la operación de sus procesos
empresariales. Detrás de cada comportamiento siempre hay pautas que prestan al accionar
cierta lógica, fundamentos relativos a la cultura organizacional (en forma de prejuicios y/o
creencias). En las economías modernas, la mayoría de los recursos es utilizada dentro de
las empresas, de acuerdo con decisiones administrativas (la toma de decisiones es influida
por la estructura de organización, y la producción sólo es regulada en parte por los precios).
Cultura y personalidad.
El antropólogo Ralph Linton, autor del libro "Cultura y Personalidad", ha escrito: "Una
tribu que trata de detener una epidemia de fiebre tifoidea por medio de una cacería de
brujas actúa lógicamente de acuerdo con la creencia impuesta por su cultura, acerca de
que las brujas son las responsables de la enfermedad. Cuando nosotros tratamos de lograr
el mismo fin por medio de la vacunación, o hirviendo el agua para beber, también
actuamos lógicamente basándonos en el conocimiento, producto cultural, de que la
enfermedad es causada por ciertas bacterias. La mayoría de los miembros de nuestra
sociedad jamás ha visto un germen, pero se les ha enseñado que existen y sin más
demostración aceptan su existencia. En efecto, nuestros propios antecesores, y no muy
lejanos, habrían encontrado más lógica la hechicería que la vacunación".
2.3.1. Escala.
Se conoce como economía de -mayor- escala al menor costo por unidad, que resulta como
suma de efectos por capacidad instalada de producción y por volumen producido
(capacidad utilizada de producción). Además, hay efectos sobre la calidad y los tiempos de
procesamiento, por una mayor especialización de las operaciones, y particularmente en
funciones que sólo producen resultados significativos a partir de un cierto tamaño (por
ejemplo, publicidad o investigación). Todo aumento del indicador precio/costo implica una
ventaja competitiva; el costo unitario de un producto+servicio es una cuestión determinante
de la posibilidad de ofrecer un bajo precio.
Valga aclarar que lo anterior también alcanza un máximo, ya que pueden aparecer
deseconomías de escala. Por ejemplo, al recurrir a mayor volumen de abastecimiento
(fuentes más lejanas), o al aumentar la participación en el mercado por encima de cierto
nivel (algunos clientes son de muy difícil satisfacción), o si las máquinas de producción son
exigidas por encima de su capacidad nominal de producción (caen las eficiencias de
conversión).
Quizá el antiguo Mercado Spinetto, de la Ciudad de Buenos Aires, convertido desde 1995
en complejo comercial, sea la mejor síntesis de la vida empresaria de Alfredo Coto, un
emprendedor que se inició en el oficio de carnicero y que cuatro décadas más tarde controla
un imperio comercial, superando los US$ 1.000 millones en ventas. Cuando era niño, Coto
iba con su padre a ese mercado a comprar la carne que luego vendían en la carnicería
familiar. El empresario recuerda con orgullo aquel comienzo: "Pudimos montar
carnicerías de avanzada para la época. Comprábamos la hacienda en pie, la hacíamos
faenar por cuenta de terceros, pagábamos ese servicio permutando los cueros y los huesos
y nos llevábamos la carne. Con eso evitábamos la intermediación y bajábamos 30% los
precios." En el año 2001, la empresa Coto operaba el complejo Spinetto, con 1
maximercado, 1 patio de comidas y 80 locales comerciales. Además, controlaba otros 2
hipermercados, 12 maximercados, 20 supermercados de proximidad, 22 carnicerías, 1
centro de distribución, 1 frigorífico y 3 establecimientos agropecuarios, empleando a 9.000
personas. Su volumen de operación no sólo le ha permitido jugar contra gigantes
mundiales como Carrefour y Wal-Mart, también le ha otorgado a su fundador la posibilidad
de intentar nuevas alternativas comerciales y de producción.
¿Qué llevó a aquel adolescente que ayudaba a su padre en el negocio familiar a convertirse
en el empresario que controla a una de las empresas que más vende en la Argentina? En
palabras de su presidente: "Haber sido un buen observador de la evolución de las
tendencias de comercialización y especializarnos en el mercado de los alimentos frescos.
Nuestro secreto fue manejarnos controlando los costos en función del volumen." La
historia de la empresa cuenta que desde una carnicería familiar, se convirtió en abastecedor
de carne para terceros, comprando directamente en frigoríficos y acortando así el canal de
comercialización. Más tarde, montó sus propios locales, dando origen a las Carnicerías
Integradas Coto, que llegaron a contar con 50 sucursales. Desde entonces, la compañía no
detuvo su expansión y amplió la propuesta creando en 1992 un nuevo formato, al que
bautizó maximercado. La oferta sumó superficie de ventas e incorporó la comercialización
de artículos de panadería, pastas frescas y carnes asadas, elaborados en las mismas
sucursales. En 1994, Alfredo Coto consideró que la escala de sus negocios ya le permitía
tomar parte en la competencia que iniciaban los hipermercados. Sabía que para poder
competir debería montar superficies aún mayores y una oferta de varios artículos
adicionales (bazar, textiles, electrónica). Su estrategia respondió al rumbo que, ya por
entonces, había tomado la competencia, signada por la puja de precios. En sus palabras:
"La reducción de los márgenes de contribución se profundizará y el ingreso por boca va a
caer. Hasta ahora, nuestro poder se basó en la fuerza de ventas. Para seguir
aumentándola, deberemos abrir nuevas bocas."
2.3.2. Experiencia.
¿La práctica engendra la virtud? ¿Es necesario adquirir buenos hábitos? ¿Somos nuestros
hábitos? Práctica, o "praxis", es la acción, la conducta, el comportamiento de las personas
en general (en el hogar, en los negocios, en la oficina, etc.). Aristóteles ya ha señalado que
el camino hacia la razón pasa previamente por la constitución de hábitos: "Obtenemos las
virtudes ejercitándolas, en primer término, como ocurre también en el caso de las artes.
Las cosas que es preciso aprender, se aprenden haciéndolas; es construyendo que los
hombres se vuelven constructores, y tocando la lira se convierten en ejecutantes de lira.
Del mismo modo, nos volvemos justos ejecutando actos justos; moderados, ejecutando
actos moderados. Así pues es muy importante que formemos buenos hábitos en nuestros
jóvenes." En general, la educación provee el conocimiento esencial, el "deber ser" que es
necesario aprehender con hábitos, mediante la pedagogía de la práctica [training]. Sobre
ella, luego, cada ser humano puede ejercer su creatividad particular. Pero, sin hábitos no
hay educación, y sin educación la libertad no es libertad.
En la práctica, cada empresa evoluciona siguiendo una curva distinta, ya que comúnmente
posee su propia cultura, tecnología, organización y línea de productos+servicios, y puede
aprender de desigual manera. Ver gráfico a la derecha en la Figura 2.e. La experiencia
acumulada (pendiente de la curva) puede ser distinta para cada empresa. Las empresas con
alto volumen de producción acumulan experiencia más rápidamente que otras produciendo
pequeñas cantidades, y los negocios con preponderancia de mano+mente de obra son aún
más sensibles a dicho efecto. Por ello, puede convenir acumular experiencia más rápido
que los competidores; por ejemplo, capturando inicialmente una mayor porción de mercado
con una estrategia de bajo precio de venta, aún inferior al costo (comprar mercado).
Cuando la compañía estadounidense IBM entró al mercado de las PCs, lo hizo comprando
piezas y dispositivos periféricos a fabricantes exitosos de componentes originales. A pesar
de entrar tarde al negocio, pudo lograr costos competitivos desde el arranque, usando la
experiencia de otras empresas y vendiendo grandes volúmenes (generados por la fuerza de
su marca y su competencia para vender). Por la misma época, la compañía japonesa Canon
vendió piezas de sus impresoras a empresas competidoras, y National Panasonic vendió la
licencia de su sistema de vídeo [home video system, VHS] a otros fabricantes de
vídeocaseteras. Esta práctica de cooperación con los competidores es conocida como
"coopetencia" [coopetition].
Autoevaluación.
La autoevaluación constituye una técnica valiosa tanto para el interesado, que debe
expresar sus propios puntos fuertes y débiles, como para la organización, que de esa manera
puede contar con la opinión de cada miembro acerca de sí mismo.
2.3.3. Especialización.
El concepto de especialización de una cosa tiene que ver con su limitación a cierto uso en
particular o ramo determinado. Las organizaciones humanas (al igual que las personas)
siempre tienen fortalezas y debilidades relativas, y pueden lograr mejores resultados
potenciando sus áreas más fuertes. En general, es posible aumentar su especialización
mediante una relativa mayor asignación de recursos (por ejemplo, al limitar el dominio del
negocio a una determinada celda), y/o por una mayor división del trabajo (al separar las
operaciones que realiza la organización en varios componentes y asignar cada uno a
distintos operadores). Ambos conceptos conducen principalmente a mejoras de la
productividad.
No obstante, vale advertir que una inapropiada aplicación del segundo concepto antes
mencionado puede empobrecer en exceso la tarea de los operadores, y resultar un efecto
opuesto al deseado. Si los procesos se ultradividen en etapas muy simples, a cargo de
sendos operadores, y éstos no reciben otra capacitación que la estrictamente necesaria para
realizar esas tareas muy simples, es claro que pueden resultar reducidas a monótonas
rutinas (por ejemplo, en una línea de montaje). En alguna medida, los efectos indeseables
de la ultraespecialización se pueden atenuar con la rotación periódica de las tareas, entre los
operadores de cada equipo de trabajo humano. Otra posibilidad consiste en agregar
acciones interesantes a tareas que no lo son; por ejemplo, combinando algunas acciones
rutinarias de almacenaje con otras más variadas de mantenimiento. Ya se sabe que una
tarea es tanto más motivadora para las personas que la realizan cuanto mayor sea: A) la
variedad de contenido o polivalencia, B) la autonomía para la toma de decisiones
[empowerment], C) la identificación con el producto+servicio, y D) la información sobre el
resultado de su propia tarea o retroalimentación.
Comúnmente, el aumento de especialización influye sobre los factores claves del éxito de
una manera indirecta, facilitando otras acciones, tales como la estandarización, la
simplificación, el progreso tecnológico, los aumentos de escala y experiencia. Excepto la
mayor especialización en un campo de negocios, que mejora directamente la imagen de la
empresa ante el cliente. Ver la Figura 2.g. Las empresas pequeñas y medianas pueden ser
plenamente competitivas si se especializan y producen en grandes escalas. En entornos de
negocios muy cambiantes, puede ser atractivo adoptar una estrategia de diversificación.
Por ejemplo, agregando dominios de negocio (diversas líneas de producto+servicio y/o
mercados) para compensar eventuales malos resultados parciales, y reducir el riesgo global.
En dichas situaciones, es particularmente importante no perder de vista la necesaria
especialización que pueda requerir cada tipo de negocio para ser exitoso.
Especialización y diversificación.
Las actividades de San Miguel Industrial, datan en Perú de 1943. A lo largo de todos estos
años, la empresa se ha caracterizado por su constante innovación. Sus plantas de tejido de
lana, fibras sintéticas, plásticos y productos químicos operan en un terreno de 13,5
hectáreas. A partir de su tradicional especialización textil y química, se ha diversificado y
multiespecializado en distintos negocios: A) tejido plano de lana y mezcla, B) filamentos
texturizados de poliéster, C) resina poliéster, preformas para embotelladoras de bebidas y
aguas gasificadas, y D) ácido sulfónico para detergentes, sulfato de aluminio y azufres.
2.3.4. Sinergia.
El concepto de sinergia se refiere al efecto de cooperación que, por ejemplo, se genera por
la coalición de organizaciones con distintas competencias o por la extensión del dominio de
negocios en distintas dimensiones. Es decir, se genera sinergia al tratar con lo distinto (por
ejemplo, al formar equipos multidisciplinarios de trabajo humano). Este concepto proviene
de la fisiología, y expresa el efecto que ocurre al actuar dos o más músculos o nervios en
combinación (también dos o más órganos) para realizar una única función compleja. Valga
aclarar que la coalición de organizaciones similares no crea sinergia sino ventaja de escala,
al igual que la expansión del dominio del negocio en una misma dimensión.
Cuando cada domingo por la mañana tenía que entonar un villancico, el pastor Art Fry
debía buscar la letra entre las muchas páginas que contenía el cuaderno de ceremonias
religiosas de su iglesia. Ello originaba demoras y fastidio de los feligreses. Como
empleado de la compañía estadounidense 3M, sabía que era posible fabricar sencillas tiras
de papel adhesivo de manera de no dañar las hojas sobre las que fueran fijadas, y que
sirvieran como señaladores. En un primer momento, los laboratorios de la compañía no
prestaron demasiada atención a la idea, pero Art Fry insistió hasta que se desarrolló el
conocido Post-It. En adelante, pudo celebrar las ceremonias sin interrupciones.
Es posible advertir que hay un hilo conductor entre las cintas adhesivas Scotch o los
anotadores Post-It, y las cintas magnéticas, las películas fotográficas o las placas
radiológicas que produce la compañía 3M: todos sus artículos tienen un sustrato y un
recubrimiento.
El progreso tecnológico puede ocurrir de manera gradual y continua, o ser rápido y abrupto.
El primero se conoce como mejora continua [ongoing improvement] [[kaizen]], o
incremental, y suele seguir un modelo descripto por la curva S, que relaciona el avance
tecnológico con el esfuerzo aplicado (tiempo y/o dinero). En general, implica un inicio
lento, luego un crecimiento acentuado y finalmente una meseta. El crecimiento depende de
la suma de pequeñas mejoras, cada una carente de espectacularidad. Cuando irrumpe una
nueva tecnología se conoce como innovación o mejora cuántica [breakthrough]
[[kaikaku]], y rompe la continuidad de la suave curva S (usualmente, comienza una nueva
curva S, similar, en un nivel superior). Por lo común, tales innovaciones conllevan la
sustitución de los productos+servicios, y/o los procesos obsoletos, y/o los sistemas
asociados de gestión. Ver la Figura 2.j. Un progreso gradual ha sido, por ejemplo, el
reemplazo de las PCs de dieciséis bits por treinta y dos primeramente, luego por sesenta y
cuatro, ciento veintiocho y así siguiendo, cada vez con mayor capacidad de manejo de
datos. En otras ocasiones un producto+servicio puede ser reemplazado por otro totalmente
nuevo (innovación), por ejemplo, la válvula gaseosa ha sido sustituida por el transistor, la
TV de tubo catódico por la de matriz activa de alta definición, o la cirugía convencional
abierta por la laparoscópica. Los aparatos de reproducción de audio evolucionaron desde el
fonógrafo con discos de pasta, pasando por los discos de vinilo, las cintas magnetofónicas
abiertas, los magazines, los casetes, los discos compactos [compact disks, CDs] y los discos
de vídeo digital [digital video disks, DVDs].
Figura 2.j - Tipos de Mejora.
En general, la mejora cuántica (o replanteo radical de la forma en que se hacen las cosas, o
rediseño de los procesos empresariales para cambiar drásticamente sus resultados) proviene
del accionar de los directores de la empresa, que suelen contar con una mirada panorámica
de las posibilidades. Es decir, los quiebres del "statu quo", los cambios trascendentales, las
modificaciones radicales o revolucionarias, y los desarrollos inéditos usualmente no
provienen de los operadores de los procesos rutinarios, más que nada porque no disponen
del conocimiento ni la autoridad para concebirlos. En cambio, la mejora continua o
incremental de los procesos y sus productos+servicios, generalmente está asociada a la
gestión de los operadores, responsables directos de su operación. Ya que quienes
rutinariamente operan los procesos empresariales, es obvio, también poseen la mayor
idoneidad para identificar en detalle qué cosas, qué técnicas o qué métodos de acción
pueden beneficiar aquello que realizan cotidianamente. La articulación del progreso
tecnológico es la vía para aprender haciendo [learning by doing], y por donde se expresa
el cambio evolutivo hacia métodos de acción más refinados en el tiempo, que modifican la
creación de valor económico.
El concepto de mejora continua fue desarrollado por los japoneses, al extender la filosofía
de "carpe diem" (aprovechar el día) y promover la participación en la toma de decisiones de
todos los miembros de la organización. Buscando involucrar y sumar la mente de obra, y
no sólo la mano de obra. Cuando su aporte se sistematiza en toda la organización y se
sostiene en el tiempo, bajo la consigna de mejorar poco a poco, pero en todo y
constantemente, se está ante la gestión de la mejora continua, cuyo objetivo último es
alcanzar un nivel superior de desempeño de los procesos existentes. Este concepto fue
incorporado a la versión 2000 de las normas ISO serie 9000 de sistemas de gestión de la
calidad [quality management systems, QMSs], que propugnan un modelo sistémico de
gestión para lograr consistentemente mejores resultados de los procesos de producción
(salvando así una notoria carencia de la versión anterior). De la misma manera, fue
incluido en la norma COPC 2000 desarrollada por las principales empresas de tecnología
informática estadounidenses (MSN, Dell, Intel) para el aseguramiento de la calidad, que
exigen a sus proveedores.
2.3.6. Estandarización.
En Europa, hace quinientos años, se establecieron los primeros estándares que definían las
características y las propiedades que debían tener ciertos productos+servicios artesanales,
para ser considerados "bien hechos". También, a partir de entonces, se comenzaron a crear
los métodos de acción (con el aporte de los operadores más experimentados) para operar los
procesos de producción. Unos y otros son ejemplos de regulación. Aunque, escribirlos y
comunicarlos de una cierta manera requiere de formalización. Es decir, una regulación es,
al mismo tiempo, una formalización que facilita la comunicación entre los operadores del
proceso, y también con los clientes y los proveedores del mismo. Es el caso de las normas
ISO serie 9000 de sistemas de gestión de calidad, conjunto de acciones sistémicas que
conforman un vehículo para alcanzar un mejor comportamiento de la organización.
Claramente, uno de los mayores beneficios de la implantación de dicho modelo de gestión
empresarial proviene de estandarizar los procesos rutinarios directamente vinculados con la
producción del producto+servicio. La filosofía subyacente es: primero, planear
formalmente (documentar y comunicar) lo que se debe hacer y, luego, hacer y controlar lo
antes planeado. En general, asegurar una determinada calidad al cliente es adquirir un
compromiso muy serio. Se pone en juego otro factor clave de éxito, como es la imagen de
la empresa.
¿Están estandarizadas las tareas de cada estación de trabajo? ¿Existen métodos estándar,
sobre cómo se deben procesar los formularios? En general, definir estándares obliga a
organizar los pensamientos e impone la transmisión de la información en forma concisa
(breve). La principal consecuencia de la estandarización comúnmente se relaciona con su
aporte a la simplificación. También ayuda a evitar las improvisaciones, que tienden a
reinventar las soluciones cada vez que se repiten los problemas. Y ello desencadena una
suerte de círculo vicioso, porque cada solución improvisada casi siempre obliga a
reconsideraciones ulteriores, que absorben más tiempo y energía, dando lugar a nuevas
improvisaciones que aumentan los riesgos futuros y conducen a otras soluciones con
nuevos problemas. Es así como se resiente la calidad; además, es notablemente menos
eficiente y más costoso que la prevención y la estandarización, y puede reducir
drásticamente la productividad. El uso planeado de los recursos tiende a asegurar su
ulterior disponibilidad, para afrontar la solución de otros problemas, y así se genera un
círculo virtuoso que tiende a difundirse en las organizaciones. Además, la estandarización
contribuye a aumentar la confianza del cliente (imagen de la empresa) y facilitar las
transacciones comerciales (comodidad de compra). Ver la Figura 2.l.
Dado que los protocolos de ISO requieren que todas sus normas sean revisadas al menos
cada cinco años a fin de confirmarlas, modificarlas o anularlas, las normas ISO serie 9000
tuvieron su versión 1994 y, más recientemente, la 2000. La penúltima versión llegó a
contener casi treinta normas y documentos complementarios, que implicaron un "dolor de
cabeza" para todos. Con el objetivo de remediar tal proliferación normativa, la última
versión introdujo importantes cambios. Además, con el objetivo de integrar la gestión de la
calidad y del medio ambiente, en el corto plazo, surgió la nueva norma ISO 19011 de
Lineamientos en Auditorías de Calidad y Medio Ambiente.
El concepto de simplificación de una cosa se refiere a hacerla más sencilla, simple o pura.
En particular, los procesos empresariales suelen esconder acciones innecesarias, y la
simplificación consiste en eliminarlas. Usualmente, tiene como propósito eliminar:
Irracionalidades. Constituidas por acciones difíciles y/o sin sentido (ilógicas).
Inconsistencias. Conformadas por acciones irregulares o desparejas.
Desperdicios. Provenientes de acciones inútiles o improductivas.
¿Qué es lo esencial? ¿Se puede hacer algo en cada etapa del proceso que haga más fácil la
subsiguiente? ¿Se pueden reducir los "cuellos de botella" o los "picos" de demanda?
¿Cuánto tiempo se pierde buscando información por incorrecto manejo de la
documentación? ¿Pueden ser dos o más formularios combinados en uno solo? ¿Se puede
reducir el tiempo de manejo de un formulario desde su origen a su destino? En general, una
acción compleja se puede simplificar a través del análisis sistemático (desmenuzamiento
del todo, en sus componentes), la recombinación (por ejemplo, varios oficios se combinan
en uno), y/o el reacomodamiento (se reducen verificaciones), de sus componentes.
Usualmente, resulta en una menor cantidad de recursos para hacer lo mismo. Por caso,
cuando se eliminan los sobres en cierto tipo de envíos postales; o cuando la compañía
American Airlines eligió no pintar sus aviones, ahorrando así el costo de la pintura y, lo que
es mucho más, evitando el costo de acarrear continuamente el sobrepeso por la misma.
Otro ejemplo proviene de un fabricante de autopartes que las empaquetaba en cajas, y luego
las entregaba a su cliente quien las desempaquetaba y las colocaba sobre tarimas para
trasladarlas hasta la línea de montaje (es decir, el empaquetado le generaba un desperdicio).
De hecho, el productor de autopartes pudo entregarlas tal como las utilizaba su cliente.
Otra contribución de las simplificaciones se relaciona con la reducción de los tiempos de
procesamiento, y su repercusión sobre la entrega. Por ejemplo, disminución del tiempo
perdido por detención de las máquinas de producción, ya sea por simplificación de las
reparaciones o de los preparativos (para cambio de modelo). Adicionalmente, la
simplificación puede aumentar el poder individual del producto+servicio (por ejemplo,
menor consumo de combustible en automóviles más simples y livianos). Ver la Figura
2.m.
A veces, para mejorar la productividad, se suele seguir una secuencia equivocada, que
comienza por automatizar (informatizar, robotizar, etc.) procesos complicados y
redundantes, en lugar de previamente simplificarlos. Esto último puede implicar una
erogación bastante menor, y casi siempre con mejores resultados. Además, como
consecuencia de la simplificación previa, la automatización puede ser innecesaria.
Paradójicamente, muchas fábricas japonesas funcionan sin automatismos, toda vez que han
simplificado sus procesos hasta el punto de hacerlos innecesarios. Por caso, decidir la
automatización de una línea de montaje o de un proceso administrativo, sin antes evaluar su
desempeño puede constituir un despropósito. Recién tiene sentido automatizar un proceso
rutinario después de haber eliminado las improductividades evidentes, cuestionando cada
paso del mismo, y definido cada método de acción. Valga reconocer, no obstante, que las
redes locales de comunicación [local area network, LAN] junto con la informática para
automatizar oficinas [offices automation], desarrolladas en los últimos años, han
contribuido a reducir significativamente grandes montañas de papel generado en la
administración. La actual convergencia entre computadoras y telecomunicaciones, el
desarrollo de internet, del correo electrónico [e-mail] y de la información electrónica [e-
publishing] está introduciendo simplificaciones cuyas consecuencias son todavía difíciles
de vislumbrar.
El viejo proverbio que dice "la basura de unos es un tesoro para otros" ha sido
recientemente corroborado por el científico japonés Hiroyuki Hiraoka, quien ha reciclado
desechos plásticos y obtenido diminutos diamantes. En la Universidad de Ciencia y
Tecnología de Hong Kong, ha hecho realidad el sueño de los alquimistas medievales,
reconvirtiendo residuos en gemas. Los plásticos son derivados del petróleo y se componen
en su mayor parte de carbono, que es también el componente de los diamantes puros.
Todas las acciones hacia el medio externo de una empresa son siempre un intento para
asistir a los otros principios de la competitividad. Por su intermedio, se irradia sobre todos
los factores claves del poder competitivo. Ver la Figura 2.n. A su vez, con la
retroalimentación sobre el mercado, proveniente de la satisfacción de los usuarios de los
productos+servicios (generada en el fortalecimiento de los factores claves del éxito de la
empresa), se cierra una suerte de círculo virtuoso.
Empresas metanacionales.
Basados en un estudio realizado para Nokia a fines del pasado siglo, los profesores Yves
Doz, José Pinto dos Santos, y Peter Williamson hallaron un nuevo tipo de empresa a la que
llamaron metanacional (el prefijo meta implica "más allá"). Así definido, lo metanacional
no tiene países, naciones o estados como dimensión fundamental. Para lo metanacional, la
globalización no significa llevar el concepto "producido en un país" a otros mercados en
distintos puntos del planeta. Más bien se trata de detectar oportunidades eficientemente en
un mundo global, aprovechar la información y el conocimiento para la innovación y luego
cosechar ese valor económico para la empresa. En Europa, ponen como ejemplo de
metanacionales a las compañías Nokia, Polygram, Business Objects, Logitech y Airbus.
Además, destacan la labor de STMicroelectronics, compañía de origen franco italiano. Uno
de los atributos que observaron en todas las empresas metanacionales estudiadas, ha sido
que sus máximos directivos son cosmopolitas: han viajado por distintos lugares del mundo
y lo conocen muy bien; poseen una red de relaciones en varios países y se sienten cómodos
en varias culturas. En la mayoría de los casos, esa característica fue desarrollada durante su
carrera profesional en empresas multinacionales; en otros casos, los directores de empresas
metanacionales estudiaron en el exterior durante algún tiempo.
2.4. Conocimiento.
Existe cierta información a la que sólo se accede por acción, por repetición o por
aprendizaje gradual. Dicho tipo de información recibe el nombre de conocimiento. Tanto
más fiable cuanto más se ha probado y aplicado. En la mayoría de los casos representa una
suerte de activo intangible "privado", no siempre revelado ni disponible en los mercados.
En las organizaciones, es altamente deseable que tal conocimiento esté principalmente
recopilado y documentado, definido y acotado, para comunicación y comprensión de todos
sus miembros. Con frecuencia las personas que poseen fracciones de ese conocimiento no
escriben los conceptos y las técnicas relevantes; por consiguiente, el soporte del
conocimiento es sólo su memoria. No obstante, el conocimiento de toda empresa de cierta
envergadura no se puede reducir al conocimiento de una sola persona, ni tampoco a un
manual de procedimientos operacionales, por extenso que éste sea. Es prácticamente
imposible acceder al conocimiento completo de una empresa, y mucho menos asumir que
"lo que una empresa conoce, es conocido por todas". Además, por lo común, los métodos
de acción utilizados por empresas competidoras se guardan celosamente en secreto.
¿Cómo se relaciona el conocimiento adquirido por una empresa con el resto de los
competidores, y con el estado de conocimientos de la sociedad en general? Hoy se sabe
que la riqueza de una sociedad (país, región o zona) no reside principalmente en sus
riquezas naturales, sino en la competencia para utilizar sus recursos. Basta comparar la
enorme desigualdad entre países como Suiza o Japón -que no poseen grandes riquezas
naturales, pero son altamente productivos en la utilización de sus recursos- con otras
naciones menos desarrolladas, aún cuando cuentan con importantes riquezas naturales. Por
ejemplo, Finlandia ha reconvertido su economía, históricamente basada en la explotación
de extensos bosques, a partir del desarrollo de la telefonía celular; al presente, la compañía
Nokia lidera la investigación y futuras aplicaciones del llamado comercio móvil [m-
commerce], consistente en transmisión de vídeo mediante telefonía inalámbrica. Los
avances provenientes de la función investigación y desarrollo [research and development,
R&D], tales como el conocimiento de nuevos procesos y productos+servicios, explican en
buena medida el aumento de la productividad total y el crecimiento económico logrado
recientemente por algunos países (Japón, Italia, Taiwán, Corea del Sur). Y se sabe que el
progreso económico puede generar el progreso social; asimismo, la declinación en cuanto a
generar nuevos avances, o el retardo en la aplicación de nuevos conocimientos, parecen
explicar el relativo atraso de otros países.
¿Por qué algunas empresas son más innovadoras que otras? Parece que las causas no hay
que buscarlas en la tecnología, sino en el comportamiento y la idiosincrasia de la
organización, que impulsan o dificultan su viabilidad innovadora en el largo plazo. Una
cuestión básica al respecto es la competencia para aprender de toda la organización. En
tiempos de cambios, la única fuente de ventaja competitiva sustentable parece ser tal
idoneidad para aprender. En situaciones de rápido cambio, es más importante aprender a
aprender que adquirir conocimientos del pasado. El principal recurso para aprender por
medio de la práctica es el problema. Es decir, estudiar los problemas reales, constituídos
por combinaciones de aspectos humanos y técnicos, mediante la identificación, el análisis y
la resolución. Muchas empresas, conducen innovaciones técnicas de sus máquinas y
equipamiento [hardware] siguiendo rigurosos planes. Con frecuencia, logran cambiar los
procesos antiguos, pero son bastante menos efectivas a la hora de cambiar las formas
obsoletas de gestión [software]. Y, muchas veces, ni siquiera llegan a desarrollar los
equipos de trabajo humano [humanware] necesarios para sostener las nuevas técnicas.