Está en la página 1de 5

La Rebeldía en el Proceso Civil Peruano

De Olces Carrión Reyes

Hoy en día se puede apreciar los conceptos muy similares que guarda la figura
de la rebeldía en nuestro ordenamiento procesal, para muchos autores, la
rebeldía no es otra cosa que la no comparecencia del demandado frente a un
proceso en un tiempo determinado. FLORES POLO, en su Diccionario
Jurídico Fundamental, define a la rebeldía en materia procesal como “la
situación en que se coloca quien debidamente notificado para comparecer en
un juicio o realizar acto procesal, no lo hace dentro del plazo legal
correspondiente”[1].

Citando a LEDESMA NARVÁEZ, nos dice que “la rebeldía es una


modalidad de inacción del demandado que se configura no con la ausencia de
éste en el proceso sino con la omisión para contestar la demanda dentro del
plazo señalado. La parte puede apersonarse al proceso y no contestar la
demanda e incurre en rebeldía”[2]. Si seguimos el concepto de la maestra, y
al cual yo me aúno, diríamos que la rebeldía se basa exclusivamente en no
contestar la demanda dentro del plazo legal determinado.

Pero para que esto suceda, el demandado tiene que estar debidamente
notificado y de forma oportuna, caso contrario, no operará la figura de la
rebeldía. Es así, que el artículo 458° del CPC, manifiesta que si transcurrido
el plazo para contestar la demanda, el demandado a quien se le ha notificado
válidamente ésta no lo hace, se le declarará rebelde”.

En consecuencia, referirnos a la rebeldía, presupone la inacción del


demandado para contestar la demanda dentro de un plazo legal determinado,
no teniendo la obligación para hacerlo, pues al ser notificado con la demanda,
éste optará por contestarla o no, lo que presupone que la contestación de la
demanda no es coercitiva sino meramente facultativa. Por lo tanto, nuestro
ordenamiento procesal no obliga a contestar la demanda, sino que faculta al
demandado para hacerlo.

Ahora bien, si la norma procesal no obliga al demandado a contestar la


demanda, pareciera que tratara de cierta forma sancionarlo o castigarlo. Pues
haciendo una interpretación literal de los artículos que regulan la figura de la
rebeldía, se puede apreciar que ninguno hace referencia al cese de la rebeldía,
lo que da lugar a la siguiente pregunta, si el demandado se apersona al proceso
¿cesa el estado de rebeldía?

El profesor ZUMAETA MUÑOZ, con relación al apersonamiento del rebelde


al proceso, nos dice que “el juez deberá decretar el cese de estado de rebeldía
y como al apersonarse ha constituido domicilio procesal dentro del radio
urbano, las futuras notificaciones serán remitidas al indicado domicilio”[3].

Si bien es cierto que el rebelde al apersonarse al proceso constituye domicilio


procesal, ello no es razón suficiente para que un juez decrete el cese de estado
de rebeldía, teniendo en consideración que la rebeldía no gira en torno a un
apersonamiento, sino a que éste no conteste la demanda dentro del plazo legal
determinado, por consiguiente, el rebelde siempre será rebelde.

Por consiguiente, una vez vencido el plazo para contestar la demanda, el


demandado habrá dejado pasar una excelente oportunidad para hacer valer su
derecho de defensa, dejando de lado las excepciones que la ley le prevé y la
posibilidad de presentar argumentos que desbarate la posición del
demandante, por lo tanto, el próximo paso a seguir será el de notificar la
declaración de rebeldía, ya sea por cédula si éste contara con una dirección
domiciliaria o en su defecto mediante edicto, tal como lo prescribe el artículo
459° del CPC.

Teniendo en consideración lo expresado en el párrafo precedente, habría que


determinar en qué momento entra a operar la rebeldía ¿será de manera
automática una vez vencido el plazo de contestación de demanda? Y digo esto
porque qué pasaría si vencido el plazo para contestar la demanda el
demandado presenta su escrito de contestación de demanda sin que haya una
resolución que lo declare como rebelde ¿ello sería procedente?

GOZAINI, citado por LEDESMA, manifiesta que si el demandado contesta la


demanda tardíamente o plantea extemporáneamente la reconvención, aun sin
estar declarado rebelde, sus actos son plenamente válidos pues el proceso aún
no ha precluido: “La declaración de rebeldía requiere de una resolución
expresa. El simple vencimiento no cierra esa etapa del proceso…”.

Desde un punto de vista meramente formalista y procesalista, ello sería


imposible, ya que los plazos en nuestro ordenamiento procesal son
preclusivos, es decir, una vez transcurrido el plazo, se extingue el derecho que
no se realizó. Por lo tanto, su demanda deberá ser declarada inadmisible por
extemporánea y decretarse la rebeldía del demandado, teniendo en
consideración lo establecido en los artículos V y IX del Título Preliminar del
CPC, en el cual se prescribe que “(…) La actividad procesal se realiza
diligentemente y dentro de los plazos establecidos” y “Las normas procesales
contenidas en este Código son de carácter imperativo”. Asimismo, no
olvidemos que es el juez quien dirige e impulsa el proceso, por lo tanto, es
responsable de cualquier demora ocasionada por su negligencia.

Es así, que al decretarse la rebeldía, el juez se pronunciará sobre el


saneamiento del proceso y pasará a expedir sentencia, salvo las excepciones
del artículo 461° del CPC.

Es decir, el juez en esta etapa expectora todo aquello que pueda entorpecer el
buen y normal desarrollo del proceso, pues con el saneamiento del proceso se
busca sanear, limpiar y purificar el proceso de futuras nulidades o vicios
procesales, por lo cual se le permite al juez verificar si se ha cumplido con los
requisitos necesarios que permitan establecer una relación jurídica procesal
valida, que posibiliten la emisión de una sentencia sujeta a derecho, es decir,
razonada y motivada.

Una vez saneado el proceso el juez podrá realizar un juzgamiento anticipado


del mismo, siempre y cuando las pruebas aportadas por el demandante le
hayan sido suficientes y causado convicción, o cuando se trate de prueba
documental en donde no haya necesidad de audiencia probatoria, tal como lo
establece el inicio 2 del artículo 473° del CPC. Por otro lado, la ausencia
efectiva de controversia que involucra el proceso en rebeldía no exime al juez
de la necesidad de dictar una sentencia que contenga una solución justo al
conflicto. Si el juez considera necesario, podrá actuar medios probatorios de
oficio, tendientes a verificar los hechos alegados. Las excepciones que regula
el artículo 461° del CPC así lo permiten, siempre y cuando el juez declare en
resolución motivada que no le produce convicción[4].

En el artículo 461° del CPC encontramos cuáles son esas excepciones al cual
se hace referencia, siendo uno de ellos que, habiendo varios emplazados,
alguno contesta la demanda. En este primer punto es evidente que nos estamos
refiriendo al litisconsorte, y para ser más exactos, al litisconsorte necesario, ya
que el resultado de la sentencia los va a alcanzar a todos que estuvieran
involucrados en la demanda, entiéndase en este tipo de demanda, que basta
con que uno conteste la demanda para que el resto de demandados no incurra
en rebeldía, teniendo en consideración que la demanda es dirigida en forma
conjunta a un grupo determinado de demandados.

La pretensión que se sustente en un hecho indisponible, es otra excepción que


regula el mencionado artículo, y se refiere precisamente a aquellos derechos
no negociables o no cedibles, ya sea el divorcio, adopción y filiación.
Respecto a los casos en que ley exija que el demandante acompañe a su
pretensión documento cierto, ya sea publicó o privado, como es el caso de la
tercería, sería otra excepción a la regla de presunción legal relativa sobre la
verdad de los hechos expuestos en la demanda. Y por último, cuando el juez
declare en resolución motivada, que no le producen convicción, es decir,
cuando las pruebas aportadas por el demandante no han sido suficientes ni
convincentes para el juez; por lo tanto, el proceso deberá continuar con los
actos procesales siguientes.

Por otro lado, que el demandado haya caído en rebeldía no es impedimento


para que éste pueda incorporarse al proceso en cualquier momento,
sujetándose al estado en el que se encuentre, tal como lo prescribe el artículo
462° del CPC. Al apersonarse al proceso, el demandado habrá constituido
domicilio procesal, a efectos de que se le notifique toda resolución que recaiga
en el presente proceso, pero no cesará el estado de rebeldía en el que se
encuentra, debiendo asumir todos los actos y por consiguiente los efectos que
se hayan producido con anterioridad a su incorporación.

En cuanto a las medidas cautelares que se hayan dictado durante la ausencia


del rebelde, porque así lo permite el artículo 463° del CPC, una vez
apersonado al proceso éste podrá solicitar al juez la variación de la medida
cautelar por otra que no afecte sus intereses, siempre y cuando satisfaga o
asegure el derecho de la otra parte. A su vez, HURTADO REYES, expresa que
para decretar la variación de la medida cautelar es necesario tomar en cuenta
con mucha prudencia la razón en que se sustenta, ya que su inobservancia nos
puede llevar a excesos no deseados en relación a una afectación indebida y
peligrosa de los bienes del deudor[5]. No olvidemos que una medida cautelar
debe ser siempre proporcional y razonable, y justificar el fin por el cual se
solicitó y se concedió, caso contrario, se estaría cometiendo un abuso del
derecho, abuso del derecho que no es amparado por la norma.

Por último, las costas y costos del proceso contemplados en los artículos 410°
y 411° del CPC respectivamente, en el cual se prescribe que “Las costas están
constituidas por las tasas judiciales, los honorarios de los órganos de auxilio
judicial y de los demás gastos judiciales realizados en el proceso, así mismo,
“Son costos del proceso el honorario del abogado de la parte vencedora, más
un cinco por ciento destinados al Colegio de Abogados del Distrito Judicial
respectivo para su Fondo Mutual y para cubrir los honorarios de los
abogados en los casos de auxilio judicial”, estarán a cargo del rebelde, tal
como lo estipula el artículo 464° del CPC. El pago de las costas y costos del
proceso surge como una forma de retribuir o reembolsar los gastos de quien ha
salido vencedor en el proceso, existiendo algunas excepciones para ciertos
casos, ya sea para quien ha solicitado auxilio judicial o cuando se trate de
procesos en donde el Estado sea parte demandada y perdedora.

[1] FLORES POLO, Pedro. “Diccionario Jurídico Fundamental”. GRIJLEY.


2° Edición 2002, p. 661‐662.

[2] LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. “Comentarios al Código Procesal


Civil”. GACETA JURÍDICA. Tomo II, 2008, p. 534.

[3] ZUMAETA MUÑOZ, Pedro. “Temas de Derecho Procesal Civil”.


JURISTA Editores, Edición Marzo 2009, p. 246

[4] LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. “Comentarios al Código Procesal


Civil”. p. 540

[5] HURTADO REYES, Martín. “Fundamentos del Derecho Procesal Civil”.


IDEMSA. Primera Edición, junio 2099, p. 920.

También podría gustarte