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Violencia y Resistencia A La Autoridad
Violencia y Resistencia A La Autoridad
ARTICULO 365°. “Atentado contra el libre ejercicio funcional”. El que, sin alzamiento
público, mediante violencia o amenaza, impide a una autoridad o a un funcionario o
servidor público ejercer sus funciones o le obliga a practicar un determinado acto de
sus funciones o le estorba en el ejercicio de estas, será reprimido con pena privativa
de libertad no mayor de dos años.
1. Bien Jurídico
Esto último llevo a que Manzini considere, también, que el atentado contra la
autoridad vulnera la preeminencia de la Administración pública; el “prestigio” que es
fundamental preservar para que aquella pueda ordenar y pretender ser debidamente
obedecida.
2. Tipo objetivo
2.3.1. Impedir sin alzamiento público mediante violencia o amenaza, que una
autoridad funcionario o servidor público ejerzan sus funciones.
a) Consumación
Para la consumación de este hecho punible no es necesario que la
finalidad perseguida por el agente (impedir que el funcionario público
ejerza sus funciones) se obtenga. Es suficiente con que el agente
proceda con ese propósito, utilizando medios violentos o amenazas.
b) Tentativa
Para que se configure el tipo basta con que la violencia sea
efectivamente ejercida sobre la persona del funcionario público. Ha de
descartarse la tentativa puesto que la violencia física o moral se realiza
una vez que se inicia. La amenaza o intimidación deben incidir sobre el
amenazado, lo que no sucedería si es desconocida para la persona
contra la cual se dirige, al no haber representación mental de la
violencia futura.
Obligar implica mover e impulsar a hacer o cumplir una cosa; compeler. En este
supuesto, el agente obliga a realizar, mediante amenaza o violencia, un
determinado acto de la función pública. De esta manera, el sujeto activo procura
imponerse al funcionario público, quebrantando su voluntad. En efecto, cuando
el sujeto activo obliga a practicar un determinado acto funcional trata de cumplir
la finalidad que él no puede concretar por sí mismo por ser para ello necesaria
la actividad del sujeto pasivo calificado, es decir, de la autoridad, funcionario o
servidor público.
Cuando se obliga a un funcionario público a ejercer los actos funcionales de su
competencia se está menoscabando el arbitrio legal de aquel para determinar el
momento oportuno para realizarlos.
Como hemos señalado líneas arriba, los actos practicados por un funcionario
público sujeto a coerción carecen de eficacia legal y no pueden ser tenidos como
verdaderos “actos funcionales”.
Para la configuración del tipo se exige que los actos que se obligan a practicar
sean actos propios de las funciones. Así, se excluye de la descripción legal la
utilización de violencia o amenaza contra el funcionario público con distintas
finalidades, o sea, cuando lo que se pretende de él es un hacer que nada tenga
que ver con la función, por ejemplo, exigirle que pague un alquiler.
Es necesario señalar que el acto funcional que realiza el sujeto pasivo calificado
debe ser uno que quede comprendido dentro de su competencia legal.
a) Consumación
El delito se consuma con la sola ejecución de la fuerza o la formulación de
la amenaza. No es necesario que el autor logre la finalidad trazada, esto es,
obligar a practicar un determinado acto funcional.
2.3.3. Estorbar sin alzamiento público mediante violencia o amenaza el ejercicio de las
funciones publicas
Es un delito doloso. Todas las hipótesis típicas descritas en el art. 365° se pueden
realizar únicamente de manera dolosa. Es necesario señalar que el sujeto activo
debe saber que el funcionario a quien obliga, impide o estorba en el ejercicio de las
funciones públicas se encuentra en el pleno ejercicio de sus atribuciones
funcionales, y asimismo, en la esfera de su competencia. Los actos realizados por
los sujetos pasivos inmediatos deben ser aquellos para los cuales la ley y la
administración les ha conferido autoridad. Si el sujeto activo utiliza violencia o
amenaza, para que el funcionario público ejecute o deje de cumplir actos que no
corresponden a la actividad funcional, su acción estará fuera del tipo descrito en el
art. 365 y se amoldara a las previstas en los delitos contra la libertad personal.
1. Bien jurídico
El delito de violencia y resistencia a la autoridad lesiona el orden de la
administración pública, atacando el libre ejercicio de la actividad funcional.
2. Tipo objetivo
Trabar es impedir o estorbar la ejecución de una actividad. En este caso el sujeto activo
puede obstaculizar el ejercicio de la actividad funcional, cuando esta ya está realizando, así
como el evitar que esta empiece. Como señala Fontan Balestra la ejecución del acto
funcional significa entorpecerlo o dificultarlo.
Si el sujeto activo se opone activamente durante el desarrollo del acto funcional menoscaba
el libre ejercicio de la función pública. La actividad constituirá la acción de “trabar” o resistir
la labor de la autoridad. Para que se realice el delito es necesario que concurran dos
elementos:
a) Que la resistencia importe siempre una oposición activa al desarrollo del acto funcional
por parte del agente. Por ello el tipo exige que la acción se lleve a cabo mediante un impedir
o “trabar”.
b) Que la acción típica es posible durante todo el desarrollo del acto funcional. No es posible
realizar el tipo cuando la ejecución o el ejercicio de la función pública ya ha cesado puede
que no existirán en este caso, resistencia. (1)
3. Tipo subjetivo
Es un delito doloso. El agente actúa con la finalidad de impedir o trabar la
ejecución de un acto propio de legítimo ejercicio de la función; para ello utiliza
la intimidación o violencia contra un funcionario público o contra la persona
que le presta asistencia en virtud de un deber legal o ante requerimiento de
aquel.
4. Consumación
El delito se consuma con el despliegue de los medios violentos contra el
funcionario público o los otros posibles sujetos pasivos mediatos, con la
finalidad de impedir o trabar el acto funcional. No es necesario que el agente
cumpla su cometido, esto es, llegar a impedir o trabar efectivamente el acto
funcional.
5. Legislación comparada
Argentina
Artículo 368°
1. Generalidades:
* "Figura penal de relativa complejidad por el empleo de dos verbos rectores: desobedece
o resiste, los mismos que posibilitan la presencia de dos modalidades de delito.
* Penalidad mínima".
3. Sujeto activo:
El sujeto activo es tanto el particular como otro funcionario o servidor público, contra quien
va dirigida la orden.
4. Sujeto pasivo:
5. Comportamiento típico:
Los verbos rectores en el tipo son los vocablos: "desobedecer" y "resistir" utilizados por el
legislador peruano para denotar las conductas del agente ante una orden impartida por
funcionario público. Esta desobediencia y resistencia debe ser ante una orden, "no una
simple citación, declaración, petición o notificación no conminatoria. La orden, es el
mandato de carácter intimidatorio de cumplimiento obligatorio que debe ser acatada y
observada".
No es una orden que genere tipicidad de carácter genérica y vaga. Así que así como su
expresividad interesa que cumpla con la formalidad que el caso amerita. Esta orden puede
ser escrita y verbal.
6. El componente subjetivo:
Se obra a título de dolo. Siendo suficiente que el autor obre con dolo eventual.
A) Consumación y tentativa:
B) Penalidad:
C) Autoría y participación:
D) Concurso de delitos:
Se presenta un concurso aparente con el Artículo 366, Artículo 367, que se resuelve de
acuerdo a la especificidad.
ARTICULO 369 El que impide a los senadores o diputados o a los miembros de las
asambleas regionales o a los alcaldes o regidora el ejercicio de las funciones propias de
sus cargos, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de
cuatro años.
Si el agente es funcionario o servido público sufrirá, además, inhabilitación de uno a tres
años conforme al Artículo 36, Incisos 1 y 2.
1. Generalidades:
* Penalidad moderada
3. Sujeto activo:
El sujeto activo en este injusto penal puede ejercer cualquier persona, incluso un funcionario
servidor público.
4. Sujeto pasivo:
Es el Estado como el titular del bien jurídico tutelado, y como sujetos pasivos mediatos
deberá tenerse en cuenta a los congresistas, Presidente de los Gobiernos regionales y
miembros del Consejo de Coordinación Regional, asimismo, a los alcaldes y regidores
distritales, así como provinciales.(3)
5. Comportamiento típico:
La norma contiene la descripción de este injusto penal, como una figura típica-especial
agravada por la naturaleza de los sujetos pasivos mediatos y la labor funcional de sus
cargos.
La acción dolosa final del agente se orienta a coartar la libertad de éstas autoridades
elegidas por el voto popular, el ejercicio de sus funciones propias de su cargo.
El verbo rector en el tipo es el vocablo: “impedir", cuya acepción gramatical hace alusión a
la acción de imposibilitar la ejecución de algo.
El tipo es una norma de reenvío tácito; una ley penal en blanco a ser llenada
interpretativamente por el juzgador. La expresión "...
En el ejercicio de las funciones propias de sus cargos..." Denota ésta vital característica
siendo que lo peculiar de la ley penal en blanco es el empleo del reenvío.
6. El componente subjetivo:
A) Consumación y tentativa:
Es un delito de resultado, de modo que se consuma con el impedimento del ejercicio de las
funciones públicas. Cabe la tentativa y también el desistimiento.
B) Penalidad:
C) Autoría y participación:
La figura penal:
Artículo 370°
El que destruye o arranca envolturas, sellos o marcas puestos por la autoridad para
conservar o identificar un objeto, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de
dos años o con prestación de servicio comunitario de veinte a treinta jornadas.
1. Generalidades:
* Tipo penal de relativa complejidad, con empleo de dos verbos rectores: destruye o
arranca, de orientación teleológica.
* Penalidad mínima
En términos generales, el bien jurídico tutelado por la norma penal es el normal ejercicio de
la administración pública precisada en la seguridad y resguardo de los objetos cuya
conservación o identificación se considera de necesidad pública. La acción dolosa del
agente vulnera la voluntad del Estado de asegurar la conservación o la identidad de un
objeto.
3. Sujeto activo:
El sujeto activo puede ser cualquier persona, incluso el funcionario o servidor público.
4. Sujeto pasivo:
5. Comportamiento típico:
El tipo se caracteriza por ser de acción dolosa. El agente orienta su acción a destruir o
arrancar envolturas, sellos o marcas puestas por la autoridad con propósito de conservación
o identificación de un objeto. El agente en el dominio del hecho de la acción puede ejecutar
el hecho directamente o utilizando a terceros y/o en concurrencia con otros sujetos activos.
Custodias simbólicas colocadas sobre la cosa o su contenido o la seguridad del lugar, por
donde se encuentra el objeto cuya conservación o identidad se trata de preservar.
La acción de envolver, cubrir, proteger un objeto o cosa.
6. El componente subjetivo:
7. Consumación y tentativa:
Es un delito de mera actividad, pues se consuma con destruir o arrancar la envoltura, sello
o marca para la identificación conservación de un objeto puesto por la autoridad.
8. Penalidad:
Se aplica una pena privativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de servicios
comunitario de veinte a treinta jornadas.
La figura penal:
ARTICULO 371
El perito, traductor o intérprete será; sancionado, además, con inhabilitación de seis meses
a dos años conforme Artículo 36°, Incisos 1, 2 y 4.
1. Generalidades:
3. Sujeto activo:
4. Sujeto pasivo:
5. Comportamiento típico:
Para la configuración del tipo, la norma exige, también, un requerimiento previo; este
concepto jurídico tiene una acepción bastante amplia que abarca desde la simple solicitud
o pedido hasta la conminación u orden bajo apercibimiento de denuncia penal. Acepción en
que debe interpretarse este vocablo a los efectos de la configuración de ésta conducta
como un hecho ilícito. Este Requerimiento tiene una connotación de apercibimiento y una
exigibilidad basada en la facultad que tiene la autoridad competente por mandato Apreso
de la ley procesal.
6. El componente subjetivo:
Es el dolo.
7. Consumación y tentativa:
8. Penalidad:
Se sanciona con una pena privativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de
servicio comunitario de veinte a treinta jornadas, y además de una pena de inhabilitación
de seis meses a dos años, con-forme al Artículo36°, Incisos 1, 2 y 4.
La figura penal:
Artículo 372°
1. Generalidades:
El bien jurídico tutelado por la norma penal en términos amplio y general es el normal
desenvolvimiento de la administración y específicamente inviolabilidad de las pruebas a
sustanciarse en un proceso.
3. Sujeto activo:
Puede ser sujeto activo del ilícito penal, el funcionario o servidor público o un particular. Sea
en La condición de custodias oficiales de los objetos, registros o documentos o no teniendo
ésta condición.
4. Sujeto pasivo:
5. Comportamiento típico:
El tipo es un delito de acción dolosa (medios-fin) que contiene una voluntad rectora respecto
de la acción del agente. Por ejemplo, no se configura en el tipo la conducta del agente que
sustrae un objeto dado en custodia sin destino probatorio, para destruirla, tampoco la
conducta del sujeto activo que sustrae un documento histórico confiado en custodia con
fines probatorio para apropiarse de ella, por ser éste coleccionista.
6. El componente subjetivo:
7. Consumación y tentativa:
8. Penalidad:
En el caso de obrar dolo se sanciona con una pena privativa de la libertad no de un año ni
mayor de cuatro.
9. Autoría y participación:
Es el autor quien sustrae, oculta, cambia o destruye o inutiliza los documentos confiados; a
su custodia. Será participe quien o quienes contribuyan a que los documentos bajo custodia
se destruyan impidiendo su utilización: como elemento de prueba.
La figura penal:
Artículo 373°
El que sustrae objetos requisados por la autoridad, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años.
1. Generalidades:
* Penalidad moderada
3. Sujeto activo:
El sujeto activo en el tipo penal puede ser cualquiera incluido el funcionario o servidor
público en determinadas condiciones especiales.
4. Sujeto pasivo:
5. Comportamiento típico:
La exigencia del tipo penal para su configuración basta la acción de sustraer un objeto a
sabiendas de que éste ha sido requisado por la autoridad.
Si bien para el juzgador bastaría la mera ilustración del objeto requisado, como juicio le
reproche de este injusto penal, deberá, además, tener en cuenta la voluntad rectora en la
acción dolosa.
El tipo tiene una estructura simple aun pando, expresamente, no se indica la voluntad
rectora del agente en su acción finalista, es a título de dolo.
Referido a los objetos de la acción, que son Aquellos requisados por la autoridad. Es decir
el término requisa está asociado a la acción de incautar, confiscar, decomisar bienes
pertenecientes a particulares cuyo origen se presume ilícitos o teniendo un origen legal
sirvieron o sirven como insumos para la producción de productos prohibidos por la ley. (5)
6. El componente subjetivo:
La acción dolosa de sustraer implica actuar con voluntad de quitar de la esfera de custodia
en que se halla los objetos requisados haciendo perder al Estado la posibilidad de ejercer
su dominio. Es decir, el agente sabe o conoce que el objeto que sustrae ha sido requisado
por una autoridad, si desconoce ésta situación o condición especial del objeto.
7. Consumación y tentativa:
La consumación se produce cuando el agente desplaza el objeto requisado del lugar donde
se encuentra, aun cuando no se actué con la intención de apoderarse de él.
8. Penalidad:
Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años.
9. Autoría y participación:
Puede concurrir un concurso con el Artículol85° sobre hurto simple, o incluso con el Artículo
372° en el caso de documentos que sirven de prueba.
CAPITULO SEGUNDO
DOCTRINA ESPAÑOLA
Si bien afirma Núñez que el Título XI del Código Penal recién aparece en el proyecto de
1891, tomado del italiano, y dejando de lado al Código de 1886, conformando un solo grupo
de delitos referidos a regular el funcionamiento de la administración pública, en cualquiera
de sus ramas, sea que provengan de los particulares, sea que provengan de los
funcionarios públicos, lo cierto es que el atentado ya se encontraba legislado en el Proyecto
Tejedor, en el Capítulo V, del Libro II, Sección II, Título I, en el artículo 374, bajo el rubro
Atentados y desacatos contra la autoridad. En la nota se decía que se trataba de hechos
aislados que nacen y mueren en un punto sin carácter alguno político.
En Código de 1886, en su artículo 234, afirmaba “Cometen atentado contra la autoridad los
que, sin alzamiento público, emplean sobre ella intimidación o fuerza al tiempo de practicar
sus funciones, o por consecuencia de haberlas practicado”.
El Proyecto Segovia, en los artículos 320 y 322, del Título X, Delitos contra la autoridad y
administración pública, definía de mejor manera el atentado, ya que hablaba de quien
empleaba violencias o amenazas contra un funcionario o empleado público, o cualquier
persona que desempeñare un servicio público, para exigirle la ejecución u omisión de un
acto propio de sus funciones. En cambio en el 322, cuando definía la desobediencia y la
resistencia, hablaba sólo del que desobedeciere gravemente o resistiere abiertamente a un
funcionario público. Con lo cual, a nuestro entender, ya estaban dadas las bases para la
distinción que trajo problemas ala jurisprudencia argentina.
En similar sentido, el proyecto de 1906 distinguía ambos tipos penales, en los artículos 256
y 258.
El atentado del artículo 237 del Código Penal castiga con prisión de un mes a un año al que
empleare intimidación o fuerza contra un funcionario público o contra la persona que le
prestare asistencia a requerimiento de aquél o en virtud de un deber legal para exigirle la
ejecución u omisión de un acto propio de sus funciones.
La resistencia, tipificada en el artículo 239 del Código Penal, castigada con prisión de quince
días a un año al que se resistiere o desobedeciere a un funcionario en el ejercicio legítimo
de sus funciones o a la persona que le prestare asistencia a requerimiento de aquél o en
virtud de una obligación legal.
El tipo penal del atentado salvaguarda la libertad de decisión del funcionario, que es
lesionada por un comportamiento multiofensivo, de usurpación de autoridad y de privación
de la libertad del funcionario en cuanto ser humano; mientras que con la figura de la
resistencia, en cambio, se protege la libertad de acción del sujeto paciente, una vez que ha
tomado la decisión de actuar.
Entonces, la primera distinción que debe hacerse consiste en afirmar que en el atentado se
impone la ejecución de un acto no decidido todavía por el funcionario público; en cambio,
en la resistencia se trabará la ejecución de un acto ya decidido y puesto en marcha en virtud
de la libre voluntad del funcionario.
Otras semejanzas apuntadas por Tozzini, que pudieron llevar a confusión, en torno a la
escala móvil y a la agravante para el caso de funcionario público, pierden vigencia frente a
las reformas estatuidas por la ley 23 077.
En cuento a los medios, éstos están claramente determinados en el delito de atentado, pero
no en el de resistencia, aunque no hay duda de que en este último debe haber una oposición
o un rechazo, ya que de lo contrario se entra en el campo de la desobediencia.
Más por la confusión jurisprudencial que por lo complicado del tema, en el año 1947 la
Cámara Criminal y Correccional de la Capital Federal fue convocada a reunirse en los
inconstitucionales plenarios en la causa “Palienko”, con el fin de dilucidar la diferencia entre
ambos delitos. La doctrina que surgió del plenario estaba basada, en principio, en
consideraciones de tipo temporal, y sostenía que se estaba en presencia del delito de
atentado cuando el acto funcional no había sido dispuesto voluntariamente ni comenzado
por el funcionario. Y en atención a la forma de exteriorización, la cámara expresó que en el
atentado la voluntad del funcionario no debía haber pasado al estado de ejecución, es decir,
no debía haberse transformado en una orden dirigida al destinatario. Aquí radica una de las
diferencias ya señaladas: el atentado implica exigir a un funcionario público alguna acción
que aún no había hecho. En la resistencia, en cambio, se impide o se traba una acción que
ya está en ejecución.
El tribunal determinó que se tipificaba el delito de atentado cuando la violencia ejercida con
fines de omisión provenía de un tercero, siempre y cuando el destinatario de la actuación
del funcionario no estuviera ofreciendo resistencia. Posteriormente la jurisprudencia ha
seguido la doctrina establecida en este plenario. Así se ha sostenido casi de manera
constante: “Para que exista atentado a la autoridad es menester que el acto funcional aún
no haya comenzado; en la resistencia, que aquél haya sido iniciado. La contemporaneidad
entre la violencia y el acto del funcionario es, pues, el rasgo más firme que distingue la
resistencia del atentado, que se caracteriza, a su vez, por la prioridad de la violencia
respecto del acto. Los delitos de atentado y resistencia resultan de imposible concurrencia
coetánea cuando el funcionario comenzó a actuar, distinguiéndose siempre el delito de
atentado como el dirigido contra el funcionario que no había aún decidido actuar, para
imponerle una acción u omisión, del delito de resistencia, que sólo podía ejercerse contra
el funcionario con el fin de impedirle o trabarle un acto legítimo de sus funciones ya puesto
en marcha. Existe resistencia si el sujeto se opone con violencia al accionar del funcionario
para hacerle cumplir algo, mientras que en el atentado es el autor quien toma la iniciativa
para que el funcionario haga u omita un acto propio de su cargo. El tipo de atentado a la
autoridad requiere que se exija al agente que haga o se abstenga de hacer un acto propio
de su función que no habría sido dispuesto voluntariamente. La acción del procesado que
se limitó a resistir al arresto, provocando lesiones al agente y daños en su uniforme, no
cumple con dichos extremos por lo que, al tratarse de un hecho único – aunque con
pluralidad de resultados lesivos-, tal accionar debe considerarse como constitutivo del delito
de resistencia a la autoridad. Si no se exigió la omisión de un acto funcional a los
preventores, no se cometió atentado a la autoridad. Comenzada la represión del delito, la
resistencia a ella encuadra en la hipótesis del artículo 239 del Código Penal.
Con estos elementos es difícil que se confundan ambos tipos penales. De todas formas, se
ha sostenido, a los efectos de precisar la resistencia, cuando se ha intendo explicar el verbo
“impedir”, utilizando en el tipo del artículo 239, que tendría aplicación en los siguientes
casos: el primero, que se refiere a todos los casos en que el funcionario comenzó a actuar,
tras la orden impartida y recibida, como es obvio, por el particular. Un segundo caso se
daría cuando interviene un tercero en ayuda del destinatario, que se está resistiendo (en
este caso rigen los art. 45 y 46. Cód. Pen., referentes a la participación delictuosa). Y el
tercero se daría también cuando interviene un tercero en favor del destinatario que no se
resiste ante la actuación del funcionario.
Dice el artículo 237 del Código Penal: “Será reprimido con prisión de un mes a un año, el
que empleare intimidación o fuerza contra un funcionario público o contra la persona que le
prestare asistencia a requerimiento de aquél o en virtud de un deber legal, para exigirle la
ejecución u omisión de un acto propio de sus funciones”.
La protección penal acordada por este tipo penal se asienta en la necesidad de proteger el
normal y buen desarrollo de las funciones que detentan las autoridades y sus agentes para
asegurar su completa y eficaz ejecución.
Desde este ángulo, es preciso, por un lado, proteger las funciones que desempeña el
funcionario público o la persona que le presta asistencia para asegurar su digna y eficiente
ejecución, en tanto que por otro dichas personas requieren una protección penal más
vigorosa a causa de su misión y de sus deberes profesionales que, a veces, les obligan a
lesionar derechos o intereses individuales, razón por la que se hallan más expuestos que
otros ciudadanos a ataques contra su persona.
De una manera más amplia se puede afirmar que el bien jurídico protegido es la integridad
de la organización estatal de las autoridades. El interés social protegido por medio de la
incriminación de esta conducta es, entonces, de un modo inmediato, la libertad de
determinación de funcionario, vale decir, su libertad de decisión en su fase funcional.
2. Tipo objetivo:
a) Acción típica
a.1) Fuerza. Intimidación: la acción típica consiste en usar intimidación o fuerza contra un
funcionario público, con el fin de imponerle un determinado hace ro una determinada
omisión de orden funcional. De modo que la intimidación o la fuerza de por sí no alcanzan
para que el verbo típico quede configurado, sino que la acción final tiene que estar destinada
a exigir una determinada actividad u omisión de carácter funcional.
La fuerza, como elemento del tipo penal en análisis, debe entenderse como violencia física
(vis absoluta) que se realiza directa o indirectamente sobre el cuerpo del sujeto pasivo7.
(7 ) MEZGER, Edmund, Derecho Penal. Parte especial, trad. De la 4 ed. Alemana por
Conrado A. Finzi, Revista de Derecho Privado, Madrid, 1963, p. 374
La intimidación o la fuerza ejercida deben incidir sobre un bien, es decir, sobre algo valioso
para el sujeto pasivo. Este mal debe reunir los caracteres de grave, serio e inminente. Grave
quiere decir que tienda a lesionar intereses vitales del sujeto pasivo y que no admitan una
reparación más o menos rápida. Se tiene en cuenta al bien jurídico puesto en peligro. No
configuraría atentado, por ejemplo, amenazar con desacreditar al funcionario, pues el honor
admite reparaciones subsiguientes y además está dentro del riesgo propio del funcionario,
y más aún con la teoría asumida por la Suprema Corte de Justicia, de la llamada real
malicia, el ámbito de protección del funcionario, en materia de delitos contra el honor, se ha
visto seriamente restringido.
b) Sujetos
Autor de este delito puede ser cualquier persona, incluso un funcionario público, supuesto
en el cual la pena se agrava, dada la especial calidad que reviste el sujeto activo (art. 238,
tercer párrafo).
c) Tipo subjetivo
d) Antijuridicidad
No siempre que una persona ejerza intimidación o fuerza sobre un funcionario para
imponerle un actuar o un omitir la conducta constituye, por sí sola, atentado.
En este sentido, no debe olvidarse que hemos tomado posición por la teoría tripartita del
delito, esto es, que el delito sólo contiene un juicio de desvalor general, provisorio, no
vinculante sobre el hecho, un mero indicio de la antijuridicidad. Existe en esta concepción
una relación de valoración entre el tipo y la antijuridicidad, pero sólo como base para
conocer esta última. Consumación
Según Creus, se trata de un delito de peligro, ya que no se exige que la acción del autor
tenga éxito. Aunque debe admitirse que la acción debe haber sido desarrollada sobre el
funcionamiento. Si alguien llama, por ejemplo por teléfono al funcionario y equivoca el
número, el tipo penal no se consuma.
e) La tentativa
La mayoría doctrinaria argentina afirma que no es posible la tentativa del delito de atentado
a la autoridad. A este inicio no exceden la categoría de preparatorios.
Sin embargo, autores como Antolisei y Manzini afirman que la tentativa no puede excluirse
a priori. Es el ejemplo del mensaje intimidatorio que no llega a destino. Sin embargo, el
ejemplo no parece aceptable, ya que esa intimidación desconocida no es, para el
destinatario, grave, seria, ni inminente.
Debemos, en primer lugar, tener claro que es autoridad y que es funcionario, atendiendo al
artículo 24 del Código Penal Español.
1 “A los efectos penales se reputará autoridad al que por sí solo o como miembro de alguna
corporación, tribunal u órgano colegiado tenga mando o ejerza jurisdicción propia. En todo
caso, tendrán la consideración de autoridad los miembros del Congreso de los Diputados,
del Senado, de las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas y del
Parlamento Europeo. Se reputará también autoridad a los funcionarios del Ministerio
Fiscal.”
2. “Se considerará funcionario público todo el que por disposición inmediata de la Ley o por
elección o por nombramiento de autoridad competente participe en el ejercicio de funciones
públicas.”
Conviene matizar, porque en ocasiones se ha dado lugar a la duda, la figura del personal
interino, laboral o eventual; así se ha pronunciado el TS “el concepto penal de funcionario
público no exige las notas de incorporación ni permanencia, sino fundamentalmente la
participación en la función pública” (STS 4-12-2002). “Así como interinos, sustitutos, pues
los funcionarios de empleo, en contraposición de los funcionarios de carrera, tienen similar
cuadro de derechos y obligaciones que los recogidos en el propio Estatuto de los
funcionarios de propiedad” (STS 30-09-92). Además, para mayor compresión de la palabra
funcionario y lo que ella abarca, desde el TS se ha llegado a asimilar funcionario público
desde un gestor de una administración de loterías, hasta un arquitecto municipal. Parece
pues, que más que allá del nombramiento por órgano legal, que es lo que aprendimos en
su momento, es más adecuado pensar en la efectiva participación en funciones públicas,
sin más ambages, para considerarse funcionario.
“Un concepto nutrido de ideas funcionales de raíz jurídico- política, acorde con un
planteamiento político-criminal que exige, por la lógica de la protección de determinados
bienes jurídicos, atribuir la condición de funcionario en atención a las funciones y fines
propios del derecho penal y que, sólo eventualmente coincidió los criterios del derecho
administrativo.”
Una vez enunciados cuáles son los rasgos básicos del concepto y tras haberlo desligado
oportunamente de la acepción administrativa, es el momento de abordar el análisis
pormenorizado del Art.24 del C.P delimitando los elementos configuradores del concepto
penal de funcionario público.
Hemos de concretar que, a efectos penales, este concepto se caracteriza por dos
elementos definidores:
1) La incorporación del sujeto a la función pública tiene que haberse dado por tres vías que
queden perfectamente habilitadas como medio de adquisición de tal condición y que son:
disposición inmediata de la ley, elección o nombramiento.
“Es tradicional en nuestro país, la existencia de una definición legal que constituya una
interpretación autentica respecto del concepto de funcionario público. Ocupaba el párrafo
tercero y último del Art. 119 C.P 73 y ahora se encuentra en el 24.2 del actual.
Nos dice esta ultima norma que” se considerará funcionario público todo aquel que por
disposición inmediata de la ley o por elección o por nombramiento de autoridad competente
participe en el ejercicio de funciones públicas”.
Para ello, concurren los dos requisitos que se deducen del propio texto de tal precepto:
1) Participación en el ejercicio de funciones públicas, tanto las del estado, entidades locales
y comunidades autónomas, como las de la llamada administración institucional que existe
cuando una entidad pública adopta una forma independiente, incluso con personalidad
jurídica propia, a veces hasta la de una sociedad mercantil,, con el fin de conseguir un más
ágil y eficaz funcionamiento. Cualquier actuación de estas entidades donde exista un interés
público, responde a este concepto amplio de función pública.
DESCRIPCION TÍPICA
Son reos de atentado los que acometan a la autoridad, a sus agentes o funcionarios
públicos, o empleen fuerza contra ellos, los intimiden gravemente o les hagan resistencia
activa también grave, cuando se hallen ejecutando las funciones de sus cargos o con
ocasión de ellas.
En este artículo se menciona la palabra “agentes”, a lo que hay que deducir que se trata de
la calificación que la LOFCS 2/86 de 13 de marzo hace en su artículo 7, reconociendo a sus
miembros, en el ejercicio de sus funciones, tal carácter.
b) Que se halle el sujeto pasivo en el ejercicio de las funciones de su cargo o con ocasión
de ellas. Esto último significa que el ataque se debe a las funciones ejercidas, a las que se
están ejerciendo o como consecuencia de haberlas ejercido.
La protección se extiende siempre que las acciones que lesionan el bien jurídico protegido
se hayan producido por venganza o resentimiento por actos realizados en el cumplimiento
de la función aún cuando se hubiera cesado en el desempeño de la misma e incluso en
atención solamente a la función (STS de 27 de Febrero de 1996)
Sin embargo cuando el sujeto pasivo se excede en sus funciones o abusa notoriamente de
ellas, pierde la cualidad que fundamenta la especial protección de la ley; pero ello no ocurre
si se trata de extralimitaciones leves (STS 2 de Marzo de 1993). Se da la notoria
extralimitación si el sujeto pasivo insulta, provoca o se dirige en actitud amenazadora contra
la persona a quien se intenta imponer su mandato. (STS 14 de Febrero de 1995).
Al acometimiento equivale la grave intimidación, que puede consistir en un mero acto formal
de iniciación de ataque o en un movimiento revelador del propósito agresivo (STS de 18 de
Octubre de 1990).
Por lo que se refiera a la resistencia, para que ésta constituya atentado, se precisa una
conducta activa de enfrentamiento y empleo de fuerza, que no es necesario que se traduzca
en agresión. (STS de 11 de Mayo de 1992).
a) Conocimiento por parte del sujeto activo de la cualidad y actividad del sujeto pasivo,
especificando que esa protección no puede depender del uso del uniforme en el momento
que se ejerce la autoridad, dado que el uniforme sólo permite el rápido reconocimiento del
agente (STS de 3 de Enero de 1990), sin embargo debe tenerse en cuenta que los
miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad deben intervenir en cualquier tiempo y
lugar, se hallaren o no de servicio (STS 10 de Noviembre de 1993).
b) Elemento subjetivo del injusto integrado por el dolo de ofender, denigrar o desconocer el
principio de Autoridad. Va ínsito en los actos mencionados. Tal ánimo se presume aunque
puede excluirse cuando existan datos objetivos que acrediten que el sujeto actuaba por
razones estrictamente personales.
Uno de los criterios de clasificación de los tipos penales, que la doctrina ha establecido
tradicionalmente, es la distinción entre delitos de mera actividad y de resultados; los
primeros se caracterizan porque el tipo de injusto se agota con la mera realización de la
conducta por parte del autor, sin que se precise la producción de un “resultado” ulterior,
separable espacio-temporalmente de aquella. Los segundos, sin embargo, requieren para
su consumación la verificación de un resultado separado espacio-temporalmente de la
conducta.
Esta diferenciación entre delitos de mera actividad y delitos de resultado juega un papel
relevante, entre otros aspectos, en materia de causalidad, en la apreciación de las formas
imperfectas de ejecución del delito, en la determinación del tiempo y lugar de la acción, etc.
Pues bien, el Art 556 de C.P español castiga al que desobedeciere gravemente a la
autoridad o a sus agentes en el ejercicio de sus funciones. Y por desobedecer hay que
entender el incumplimiento de la orden o mandato recibido, ya sea mediante la realización
de la conducta que la orden prohíbe hacer; ya sea a través de la omisión de la conducta
que la orden manda a hacer.
CONCURSO DE DELITOS
Cuando se realice una sola actividad agresiva frente a varios agentes de la autoridad se
aprecia un sólo delito de atentado , lo que no impide si se producen daños a la integridad
física que los homicidios o lesiones o detención ilegal serán castigados aparte como
infracciones penales, en concurso ideal con el atentado (STS 650/1993 de 22 de Marzo).
LA PENA
1.-Los atentados comprendidos en el artículo anterior serán castigados con las penas de
prisión de dos a cuatro años y multa de tres a seis meses si el atentado fuer contra autoridad
y de prisión de uno a tres años en los demás casos.
Dicho artículo tiene su precedente en los artículos 232, 233 y 236, párrafo 1 del CP del
1973.
Artículo 552º
e impondrán las penas superiores en grado a las respectivas previstas en el artículo anterior
siempre que en el atentado concurra alguna de las circunstancias siguientes:
Artículo 553º
Artículo 554º
1.- El que maltratare de obra o hiciere resistencia activa grave a fuerza armada en el
ejercicio de sus funciones o con ocasión de ellas, será castigado con las penas establecidas
en los artículos 551 y 552, en sus respectivos casos.
2.- A estos efectos, se entenderán por fuerza armada los militares que, vistiendo uniforme,
presten un servicio que legalmente esté encomendado a las Fuerzas Armadas y les haya
sido reglamentariamente ordenado.
Los miembros de la Guardia Civil no se incluyen protegidos en este artículo, pero queda
protegida por el artículo 550 del CP.
Artículo 555º
Las penas previstas en los artículos 551 y 552 se impondrán en un grado inferior , en sus
respectivos casos, a los que acometan o intimiden a las personas que acudan en auxilio de
la autoridad, sus agentes o funcionarios.
Este artículo privilegiado o subtipo atenuado tiene su precedente en el artículo 236, párrafo
2º del CP del 1973.
Los demás elementos son los mismos que respecto al tipo básico.
ARTÍCULO 556º
Los que, sin estar comprendidos en el artículo 550, resistieren a la autoridad o sus agentes,
o los desobedecieren gravemente, en el ejercicio de sus funciones, serán castigados con
la pena de prisión de seis a un año.
Referente a la conducta del que no se deja detener, haciendo caso omiso a las órdenes de
alto, se debe tener en cuenta que no está castigado en los artículo 468 y 469, ni puede ser
constitutivo de desobediencia, ya que la huida subsiguiente a un delito queda absorbida por
éste, por ello sólo se castigará en casos de resistencia a ser detenido y no en los de huir o
no detenerse (STS 17 de Septiembre de 1988).
La línea divisoria entre el delito y la falta se encuentra en que en el delito existe una
reiterada, manifiesta oposición y persistencia en la negativa y grave actitud de rebeldía, no
existiendo estas notas en la falta (STS de 29 de Junio de 1992) .