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I. PARADIGMAS DE INVESTIGACIÓN.
El término paradigma fue introducido por Tomas Kuhn en 1962 en su texto “La estructura
de las revoluciones científicas”, en el que pretende plantear una explicación general para
la investigación y el conocimiento científico, él postula que el “paradigma” permite la
superación de las dificultades que surgen en la práctica de la investigación y permite
entender los cambios que se producen en la estructura del saber debido a las
revoluciones científicas y que están vinculados con la asimilación de nuevos datos
empíricos.
Los iniciadores de este paradigma fueron los teólogos protestantes del siglo XVII. Estos
fueron los primeros en acuñar el término hermenéutica para designar a todo un sistema
de interpretación de significados de la biblia totalmente diferentes al de la iglesia oficial.
Este enfoque interpretativo tiene una larga tradición en las Ciencias sociales, y sus inicios
se remonta a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX con Dilthey, Rickert y Weber a
la cabeza para convertirla en una propuesta epistemológica alternativa al positivismo.
Sin embargo el enfoque interpretativo posee una gran variedad de fuentes y posiciones
relacionadas con la fenomenología, el historicismo, el interaccionismo simbólico
etnometodología y sociología cualitativa constituyen algunas de las fuentes de esta
perspectiva.
Esta teoría tiene sus raíces en la tradición alemana de la escuela de Frankfurt. Surge
como respuesta a las tradiciones positivista e interpretativa.
El paradigma crítico introduce la ideología de forma explicita y la autorreflexión crítica en
los procesos de conocimiento. Sus principios ideológicos tienen como finalidad la
transformación de la estructura de las relaciones sociales y se apoyan en los postulados
de la escuela Frankfurt (Horkheimer, Adorno), en el neomarxismo (Apple, 1982; Giroux,
1983;), en la teoría social crítica de Habermas (1984) y en los trabajos de Freire (1972) y
Carr y Kemmis (1983), entre otros.
Para este paradigma la ciencia se convierte en una ideología, en un modo producido
culturalmente y socialmente respaldado que, a su vez, configuraba y dirigía la acción
social. Los pilares básicos sobre los que se asienta esta teoría parten del proyecto
intelectual de recuperar elementos del pensamiento social, como valores, juicios e
intereses que configuran una nueva ciencia social.