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Una introducción al saber ambiental

Lic. Américo Schvartzman

El ambiente como tema de la filosofía es un emergente poderoso que se ha abierto paso en las
ultimas décadas con una fuerza arrolladora por toda la superficie del planeta. La problemática
ambiental abrió un nuevo campo del saber –y, como no puede ser de otro modo, en las discusiones
filosóficas sobre las relaciones entre el poder y el saber– que se despliega en una notable variedad
de enfoques estilísticos, filosóficos y culturales, que incluyen la discusión básica acerca de si la
naturaleza tiene un valor intrínseco en sí misma, independiente de los valores humanos, o si su valor
es meramente instrumental; posiciones que se pueden rotular como ecocéntricas frente a enfoques
antropocéntricos. El filón de propuestas y perspectivas van configurando una materia nueva, que se
resiste aun a la formalización como disciplina, y a la que se denomina “saber ambiental”.

Este saber ambiental tiene una particularidad insoslayable: no emerge del desarrollo normal e
interno de las ciencias, sino del cuestionamiento a la racionalidad dominante, al saber instituido. Al
problematizar los enfoques de las ciencias –en esencia, al cuestionar su logocentrismo y su fuerte
tendencia a fraccionar el conocimiento– este saber ambiental promueve transformaciones
paradigmáticas con un programa de aspiraciones en el que juega un rol central la idea de
“complejidad”.

En su tradición, la filosofía occidental reservó el concepto de “saber” para los sofistas (“dueños del
saber”), y los condenó. En ese sofisticado homenaje a la virtud que caracteriza a la hipocresía, se
autodefinió con falsa humildad como “amor a la sabiduria”, al mismo tiempo que aplastaba
cualquier otra sabiduría que pretendiera disputar su hegemonia, incluso a aquellas que emergieron
como alternativa desde desde dentro de su desarrollo normal.

Las responsabilidades ambientales de la especie humana sólo pueden comprenderse si se acepta que
ella es parte de la evolución, pero igualmente que la evolución ha cambiado de signo. El ser
humano es una peligrosa maravilla evolutiva que tiene en sus manos en este momento el destino de
la naturaleza. Sin embargo, en la mayor parte de las corrientes contemporáneas se impuso el
reduccionismo como método de análisis. Para despejar el camino de los fantasmas míticos y
metafísicos, algunas vertientes de la labor cientifica ha insistido en que los sistemas complejos
como la vida no pueden entenderse simplemente por sus componentes. Con el mismo énfasis, han
mostrado que la vida es una aspiral ascendente, y no un progreso lineal ni un ciclo circular perenne.
De esas perspectivas se apropia el saber ambiental como disciplina filosofica, y desde allí se
proyecta para contribuir a un diálogo interdisciplinario que sea capaz de articular diferentes
conocimientos para comprender las múltiples relaciones, causalidades e interdependencias que
establecen procesos de diversos órdenes de materialidad: físico, biológico, cultural, económico,
social.

Sin embargo, la demanda de un saber integrado no puede ignorar que el saber ambiental en tanto
problemática social desborda a los objetos del conocimiento y al campo de racionalidad de las
ciencias. La cuestión ambiental emerge de una problemática económica, social, política, ecológica,
como una nueva visión del mundo que transforma los paradigmas del conocimiento teórico y los
saberes prácticos. Lo que esto muestra no es solo una heterogeneidad de significados sino auténticas
tensiones entre diferentes formas de comprender, evaluar y proyectar lo que estos conceptos
significan en la sociedad contemporánea y su crítica relación con los sistemas naturales. El saber
ambiental, en la actualidad, procura redefinir los conceptos de progreso, desarrollo y crecimiento
ilimitado para construir una nueva racionalidad social, que tiene reflejo en variados campos de la
vida humana, como la producción económica, la política, la educación y la ciencia. Pero se trata, en
la mejor tradicion de la filosofía, de saberes que se someten y someten a cuestionamiento a todo lo
instituido, y que disparan debates cuyas unicas certezas actuales son las incertidumbres sobre la
viabilidad de la vida humana en un futuro inmediato, y sobre la precariedad de las respuestas hasta
ahora ensayadas.

El saber ambiental no conforma una doctrina homogénea, cerrada y acabada; emerge y se despliega
en un campo de formaciones ideológicas heterogéneas y dispersas, constituidas por una
multiplicidad de intereses y prácticas sociales: las estrategias de poder inscritas en el discurso
teórico de las ciencias (economía, ecología, antropología, derecho); el saber campesino y de las
comunidades indígenas integrado a sus sistemas gnoseológicos, sus valores culturales y sus
prácticas tradicionales de uso de la naturaleza; el saber ambiental inscrito en las políticas del
desarrollo sustentable, en sus estrategias y en sus prácticas discursivas, y sus instrumentos
normativos y jurídicos.

En ese cruce interdisciplinario se juega la posibilidad de aprehender el saber ambiental que se va


configurando en el tejido discursivo del cambio global, en la disputa de sentidos y los intereses en
conflicto que atraviesan el campo ambiental y las políticas del desarrollo sostenible; captar su
inserción en diferentes espacios institucionales y su incorporación en diferentes dominios del
conocimiento, induciendo transformaciones diferenciadas en los objetos científicos, sus campos
temáticos y sus prácticas disciplinarias.

Al reconocer que las raíces de la crisis ambiental se encuentran en las formas de conocer con las
cuales la humanidad transforma y se apropia del mundo, el saber ambiental, como estrategía
filosófica, radica en gran medida en construir perspectivas que evidencien las limitaciones de esa
forma de conocimiento. Si esta estrategia es exitosa, permitirá reubicarse en el mundo, reapropiarse
de la realidad y convivir entre pares de una nueva y diferente manera.

Objetivo general:
Explorar la noción de “saber ambiental” como conjunto interdisciplinario de reflexiones que, a
partir del ambiente, propone una nueva racionalidad social que se refleja y emerge en variados
campos de la vida humana, como la cultura, la convivencia democrática, la producción económica,
la educación y la ciencia.

Objetivos específicos:
· Abordar desde una perspectiva crítica las definiciones de “sabiduría” y “filosofía”.
· Caracterizar la noción de “saber” como una construcción social enraizada en un marco epistémico.
· Identificar las diferentes nociones (progreso, crecimiento, desarrollo) como prodcutos emergentes
de marcos epistémicos distintos, y en virtud de ello, históricos, dinámicos, cambiantes y
modificables.
· Indagar sobre las nociones de “buena vida” y de “buen vivir” como opuestos complementarios en
la construcción de perspectivas de aportes del saber ambiental.

Contenidos mínimos:
Bloque 1:
Saberes e ilusiones de la filosofía. La concepción integrada del saber. Las tres áreas de la
filosofia en intersección con el ambiente.
La concepción del progreso: la mirada de occidente y de oriente. La contradicción y la
complementación. La “espiral ascendente” como rasgo central de todo proceso biológico.
Bloque 2:
Saber ambiental y complejidad. Los marcos epistémicos.
La crisis ambiental y las concepciones sobre lo colectivo. Los pueblos originarios y su
cosmovisión naturalista. La confluencia de las doctrinas tradicionales y las conclusiones de la
ciencia contemporánea.
Bloque 3:
La “buena vida” de la filosofía y el “buen vivir” de los pueblos indigenas.
Decisiones ambientales y deliberación colectiva: los límites de la “democracia realmente
existente”

Bibliografía:
Fragmentos escogidos de:
Leff, Enrique. Saber ambiental: sustentabilidad, racionalidad, conplejidad, poder. Siglo xxi (2002)
García, Rolando. Interdisciplinariedad y sistemas complejos. Revista Latinoamericana de
Metodología de las ciencias sociales 1.1 (2011): 66-01.
García, Rolando. El conocimiento en construcción. Gedisa (2000).
Vidart, Daniel. Filosofía ambiental: El Ambiente como sistema. Nueva América (1997).
Gudynas, Eduardo. Buen vivir: Germinando alternativas al desarrollo. América Latina en
Movimiento. Publicación Internacional de la Agencia Latinoamericana de Información. Separata:
Destaques del Foro Social Mundial (2011): 2-4.
Mari, Eduardo. El ciclo de la Tierra. Minerales, materiales, reciclado, contaminación ambiental
(2000).
Huanacuni, Fernando. Buen Vivir/Vivir Bien. Filosofía, políticas, estrategias y experiencias
regionales andinas. Lima: Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (2010).
Gorz, André. Ecológica, Buenos Aires. Capital Intelectual (2011).
Unceta, Koldo. Crecimiento, decrecimiento y buen vivir. Construyendo el buen vivir. Cuenca:
Pydlos Ediciones (2012).
Schvartzman, Américo. Deliberación o dependencia: ambiente, licencia social y democracia
deliberativa. Prometeo (2013).
Sabiduría indígena y conciencia holística. Convergencias humanas y conceptuales en los nuevos
territorios espirituales” de Ana Llamazares y Carlos Martínez Sarasola
http://www.elorejiverde.com/cosmovision-y-espiritualidad/convergencias

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