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Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

Maestría en Teatro
Mención Actuación
Facultad de Arte

Seminario / Teorías de la Comunicación Artística

Profesor titular / Miguel A. Santagada

Marcela Lagos Rodríguez


Lic. Arte Escénico
Erotismo y Experiencia, hacia un mapa conceptual

La claridad del Estado primordial-

esencia de la experiencia de muchos maestros-

funcionó como un cristal en el corazón de la cultura,

que proyectó las formas del arte y la iconografía,

la medicina y la astrología tibetanas,

como brillantes rayos o reflejos.

Si comprendemos la naturaleza del cristal,

comprenderemos mejor los rayos


1
y reflejos que de él emanaron.

Con la pregunta, ¿qué es lo erótico?, se inicia un trayecto, en el que se


irán deslindando algunas ideas en torno al concepto, considerando algunas
apreciaciones, de distintos autores que le han dado forma. Además, a ésta
primera interrogante se le suma otra, ¿qué es la experiencia?, de tal manera,
que las reflexiones que siguen, se articulan a partir de ambas interrogantes, con
la intención de configurar ambos conceptos y establecer un mapa.
Éste mapa, permitirá la emergencia de algunas cuestiones de interés, ya
que estos conceptos serán relacionados a partir de la articulación del mapa o
plan de consistencia, según lo que plantea Deleuze y Guattari en Mil Mesetas, y
así delinear la idea de experiencia erótica. El impulso que mueve esta
indagación, se basa en la posibilidad de crear artísticamente una experiencia
erótica, a través de un gesto multimedial, en una puesta en escena.

1
Norbu, Namkhai, El cristal y las vías de la luz, Ed. Kairós, Barcelona, 1995, p. 36.
Nosotros no hablamos de otra cosa: las multiplicidades, las líneas, estratos y

segmentaridades, líneas de fuga e intensidades, los agenciamientos

maquínicos y sus diferentes tipos, los cuerpos sin órganos y su construcción,


2
su selección, el plan de consistencia *, las unidades de medida en cada caso.

La elección del plan de consistencia como modelo de organización de la


información, responde a la necesidad de conectar elementos heterogéneos,
dado la amplitud de tales conceptos, tanto de lo erótico, como de lo relativo a la
experiencia. Por otro lado, esta indagación teórica es una parte visible que
muestra la necesidad de profundizar algunas ideas, inmateriales (es algún
comienzo del Rizoma), para posteriormente, construir un dispositivo material; es
decir, una máquina abstracta (Deleuze y Guattari) que devenga una máquina
material, convirtiéndose así en un objeto estético.
De este modo, y para efectos de la indagación, lo más relevante es
contar con un rastreo que revele un estado de cosas inmateriales, sin la
intención de abarcar una totalidad, ya que efectivamente, al revisar las fuentes
teóricas, se hace evidente la multiplicidad de enfoques que tiene cada autor,
frente al desarrollo de las ideas en relación a ambos conceptos, por lo que se
revisarán sólo algunos para comenzar. La elección de los autores es azarosa,
en el sentido de que la investigación ha ido arrojando algunos nombres
relevantes, sin embargo, la indagación pretende acceder también a otros
autores underground, durante el proceso creativo.
Estas ideas, en su multiplicidad y contraste, son las que intensifican los
hallazgos, de manera tal, que algo (una energía), comienza a producir una
latencia entre los conceptos. Las líneas comienzan a trazarse, formando un
territorio, una totalidad significante, tal como lo describe Deleuze y Guattari “las
velocidades comparadas de flujo según esas líneas generan fenómenos de
retraso relativo, de viscosidad, o, al contarlo, de precipitación y de ruptura. Todo
2
Deleuze, Gilles, Guattari, Félix, Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia, Ed. Pre-textos, España, 2002,
p. 10.
eso, las líneas y las velocidades mesurables, constituye un agenciamiento
(agencemení). Un libro es precisamente un agenciamiento de ese tipo, y como
tal inatribuible. Un libro es una multiplicidad”.3
La necesidad de un modelo que permita comunicar lo múltiple y
heterogéneo, torna al Rizoma, como un efectivo modelo descriptivo y
epistemológico, que permite organizar los elementos sin líneas de
subordinación jerárquica, sin centro, contribuyendo a la investigación artística,
desde una práctica, inmaterial y material, centrada en el cuerpo directa e
indirectamente.
La creación artística toma los objetos, las ideas, la materialidad y la
inmaterialidad, para transformar el mundo. La teoría es una herramienta, que
está disponible para ser utilizada. Lo interesante de los estudios teóricos, es
que evidencian la infinidad de puntos de vista y entran en contacto con
cuestiones abstractas, realidad que para el creador-investigador es de gran
envergadura, ya que a través de los conceptos es posible nombrar lo que se
desea explorar, mostrando otras nuevas posibilidades. En este sentido, no hay
necesidad de cristalizarse en una sola propuesta teórica, sino que hace urgente
un amplio uso de ellas durante el proceso creativo, contactándose y situándose,
para luego, transformar y transfigurar lo que surja, artísticamente.

3
Deleuze, Gilles, Guattari, Félix: op. cit., p. 10.
¿Qué es el Erotismo?

Si bien los escándalos y polémicas se suceden mes a mes, hay algo que

pareciera estar fuera de discusión en el campo del arte, tanto para los artistas

como para los críticos, museólogos, directores de museos y buena parte del

público: por más revulsiva que pueda ser una obra, todos coinciden en que ni

los tópicos ni los tratamientos del arte deben someterse a los códigos de la
4
moral, la religión o la política.

Según una concepción mística de lo erótico contenida en el libro


Forjando el cuerpo de la Bruja, compilación de ensayos, escritos por ambos
autores, es “el poder mágico es el poder sexual”5, lo erótico es parte del
cuerpo, de lo físico. De lo sexual contenido en el cuerpo. La visión de lo erótico
está relacionada con la brujería y las posibilidades misteriosas del cuerpo
brujeresco. Estableciendo un contacto con las disposiciones internas, invisibles,
y lo palpable, exterior al cuerpo. Lo erótico en este caso, corresponde a la
posibilidad de conectar estas dimensiones, de vincular ambas percepciones, lo
interior y lo exterior.

Así, el cuerpo puede considerarse como principio de “generación” material

(física), como dato-principio (somático) y, por último, como disposición


6
articulada de órganos (“organismo”).

En este sentido, lo erótico emerge desde la materialidad del cuerpo físico


y orgánico, la sangre, los músculos, la piel, intentando rescatar, con nostalgia,

4
Costa y Battistozzi, (http://edant.clarin.com/suplementos/cultura/2003/11/29/u-666489.htm) [en línea]
recuperado el 12 de agosto del 2017.
5
Dimech, Alkistis, Grey, Peter, Forjando el cuerpo de la bruja, Ed. Nihil Obstat, Chile, 2016, p. 12.
6
Assoun, Paul-Laurent, Lecciones psicoanalíticas sobre cuerpo y síntoma, Ed. Nueva Visión, Buenos
Aires, 1998, p. 15.
la experiencia del cuerpo infantil, que juega, que corre, que se dispone a
explorar lo desconocido y que se afecta con ello. Afecciones que hablan del
palpitar de un corazón excitado, el sudor de un cuerpo extasiado y de la
transformación alquímica que suscita la imaginación en el juego infantil, genuino
y flexible. Si el cuerpo es flexible podrá transformarse en lo que desee, a través
del movimiento interno y externo.
En este autor, lo erótico, deviene capacidad de juego y de riesgo, de
alquimia, deviene energía oscura y misteriosa, que está contenida en los
estratos corporales, ubicando a la experiencia como el acontecimiento por el
cual, se abren las posibilidades de juego, donde lo real emerge y muestra lo
oculto. El juego es el conector entre los aspectos reprimidos y prohibidos, por lo
tanto debe ser tomado en serio. La experiencia es la realización del cuerpo, es
la vivencia de la obra que produce el cuerpo, “la brujería es la obra del cuerpo”.7

En la infancia experimentamos la vida como una membrana permeable, de

una realidad mágica, que podemos influenciar con acciones rituales. La

brujería es nuestro estado natural y es una función del cuerpo en acción. La

brujería es lo que realizamos con los objetos que nos son entregados por el

ambiente en que nos encontramos, con la interseción de los espíritus que


8
están presentes, y aquellos que podemos llamar.

Erotismo, en este sentido, corresponde a la capacidad de movimiento, de


mudanza, de lucha contra las formas quietas y subordinadas que limitan su
expresión plena y natural, más allá de los dogmas de la iglesia, de la escuela,
del estado y la tecnología. Lo erótico es la vida y el placer de despertar las
sensaciones de la carne, uniendo cuerpo y mente, espíritu y forma, porque el
cuerpo siempre está presente. El poder, la energía, la intención, el furor, el
goce, constituye lo erótico; y la fiesta, la danza, el canto, el sexo, la comida, son

7
Dimech, Alkistis, Grey, Peter: op. cit., p. 7.
8
Dimech, Alkistis, Grey, Peter: op. cit., p. 8.
los portales con los cuales conectar para llegar a él, es decir el ritual brujeril. La
brujería como orgía, entendida como una práctica sin ningún tipo de
restricciones, más allá de lo específicamente sexual.
Es un cuerpo del deseo, de fuerza, de fusión, entre sujeto y objeto, de
acontecimiento carnal, primero que todo, es cuerpo, es sensación antes que
simbolización, sin energía vital, orgánica, de la realidad corporal, no habría
ningún tipo de manifestación y expresividad. Es la energía pulsional que mueve
las entrañas, que ejerce la influencia sobre los estados, definiendo la presencia
en intensidades rítmicas que surgen desde el interior oscuro del organismo.
El camino hacia lo erótico está conducido a través de canales, de
sombras y de luces. El camino es un proceso de movimiento, de
descubrimiento, de mostrar la desnudez, de exploración háptica9, considerada
una sensación vital, el tacto y el contacto, son esenciales en toda vida sensible.
Para ello, se desplaza el sentido visual y auditivo, para centrarse en el tacto.
Aquí aparece un artefacto, un objeto, que está ligado a lo erótico, y
curiosamente, a la teatralidad. La máscara. La máscara permite explorar
libremente, el vendaje, invita a mirar hacia adentro. A apagar las luces y
meterse en la oscuridad.
“Lo erótico es el arte de la extensión y la anticipación del deseo” escribe
Peter Gray, “lo que todos los métodos de erotismo y ordalía, tienen en común
es el cuerpo, y la función del sistema endocrino”. En esta visión, evidentemente,
es el cuerpo transvicto, el cuerpo como medio y vehículo, coincidiendo con las
visiones de Grotowski “Uno debe ofrecerse totalmente, con la más profunda

9
“La percepción háptica es el conjunto de sensaciones, no visuales, que experimenta un individuo para
recibir información. Se trata de un sistema de procesamiento de la información por medio de la percepción
táctil, es utilizado a menudo por las personas ciegas para relacionarse con el mundo que les rodea, y
especialmente necesario para entender el arte. Viene de la raíz griega háptō, relativo al tacto, y se refiere
a diferentes sensaciones, captaciones y percepciones que se dan por medio de este sentido”, Hernández,
Azucena, El arte háptico: La percepción táctil como herramienta de aprendizaje,
(https://unojoparaelarte.wordpress.com/2016/03/10/el-arte-haptico-la-percepcion-tactil-como-herramienta-
de-aprendizaje/) [en línea] recuperado el 01 de agosto del 2017.
intimidad, con confianza como cuando uno se entrega en amor. Aquí está la
clave. Autopenetración, trance, exceso, la disciplina formal en sí misma: todo
esto puede realizarse, siempre que uno quiera entregarse totalmente,
humildemente, sin defensa”10; es la práctica física y el constante movimiento, lo
que mantiene encendidas las disposiciones eróticas, el arte corporal, propicia
las bases y las prácticas de establecer contacto infinito con la energía vital y la
naturaleza oculta, según esta visión mística.
La energía de lo erótico es sutil y poderosa, es transgresora y
atemorizante, necesita al cuerpo en su totalidad tembloroso y sensitivo, el
cuerpo incivilizado, que arrasa con lo políticamente correcto y lo reemplaza por
la fiera.

Podemos tomar la metodología de la tortura, el teatro de la tortura, el uso de

posiciones de tensión autoregulada, y similares, que desafían nuestras

respuestas, pero no causan heridas. Al entender el uso de los estímulos que

las artes eróticas nos enseñan, podemos guiar y ser guiados más allá hacia
11
los misterios del cuerpo.

El experimento y la acción, son descritos aquí como métodos para


retornar al cuerpo escindido, del error cartesiano. La simpleza de la relación y el
arte de la actuación es el cuerpo como medio, un médium entre varios mundos,
que va construyendo metáforas. Experimentaciones, como el encordado, las
vocalizaciones o la danza, y muchas otras, invitan al arrojo, al dejarse ir, a la
inversión.
En el cuerpo brujeril, el ritual es la acción, en que se combinan, cocinan,
mezclan, baterías de técnicas que facilitan una reacción guiada y mediada por
el cuerpo. El ritual, es primero que todo, háptico, un contacto que se establece

10
Grotowski, Jerzy, Hacia un teatro pobre, Ed. Siglo veintiuno, México, 1970, p. 32.
11
Dimech, Alkistis, Grey, Peter: op. cit., p. 17.
con el sí mismo. La conquista del poder es a través del autoconocimiento. El
erotismo es el contacto, y el conocimiento, lo que otorga ése contacto.

Cuando examinamos el registro, encontramos constantemente, la venda, el

azote, la cuerda y el ritual. […] son portales, fisiológicos, al éxtasis cuando son

aplicados con rigor y no como símbolos vacíos. Me he referido a estos como

un método de un proceso escenificado a través del erotismo, la ordalía, la


12
acción y el contacto.

[…] una experiencia que está enraizada en su sexualidad y del conflicto que

se revuelve dentro de ella y su medio. Espiritualidad extática, posesión

demoniaca y brujería, se afirman en una experiencia directa, inmediata y

encarnada de lo sagrado; y en la, a menudo dramática, manifestación o


13
incursión de ese reino invisible en lo visible y tangible.

Según, Aldo Pellegrini en su libro, Lo erótico como sagrado, en el que


reúne tres ensayos, uno escrito por él, y los otros dos por, D. H. Lawrence y
Henry Miller; existen mecanizaciones en el mundo moderno que aprisionan y
transforman la vitalidad corporal, afectando directamente a sus dimensiones
sexuales y amorosas, las cuales luchan por revelarse a dicha mecanización, a
la moral y a los tabúes. La modernidad, según el autor, ha permitido que surja
una revolución en la esfera de la sexualidad, gracias estudios acerca del tema,
desde perspectivas biológicas y psicobiológicas (Havelock Ellis y Freud,
respectivamente).
Sin embargo, para él, ésta época ha perdido el carácter sagrado de lo
erótico, desnaturalizando lo sexual, pervirtiéndolo. La sociedad establece un
entramado, que ofrece resistencia, y desplaza lo sexual a lugares

12
Dimech, Alkistis, Grey, Peter: op. cit., p. 22.
13
Dimech, Alkistis, Grey, Peter: op. cit., p. 23-25.
impenetrables. Cualquier intento de indagar en lo sexual se califica de obsceno
y pornográfico, delimitando su empoderamiento, sin considerar las diferencias a
las que aluden estos calificativos.
En este sentido, lo erótico, ligado a lo sexual, no es un territorio en el que
se permita una libre exploración, ya que la sociedad y la cultura, han impuesto
determinadas realidades frente a esos temas y sus prácticas, imponiendo una
visión perturbada de la sexualidad. Para éste autor, lo erótico se:

[…] desenvuelve en una amplia escala desde lo social hasta lo individual y

constituye un asociado infaltable de la sexualidad. El erotismo está ligado

siempre al amor y como antagonista de la obscenidad y la pornografía se


14
presenta asociado a la belleza.

El aspecto sagrado en el erotismo, crea un lazo, con lo que es esencial


en la existencia. La hipocresía de la sociedad corrompe lo sagrado de la
sexualidad, despojando al sexo de su erotismo, de lo espiritual, de la relación
entre vitalidad y sexualidad, y no dando énfasis a su dimensión misteriosa.
El contexto histórico establece normativas, dentro de las cuáles se limita
la posibilidad creativa, restringiendo las expresiones artísticas, a través de la
censura y la prohibición. Lo específico de una época, dispone los márgenes de
los que es permitido o no. Sin embargo, dice el autor, muchos artistas defienden
la vitalidad instintiva y se contrapone a las convenciones de la cultura, hacia
finales de la segunda mitad del siglo XIX. Estos artistas desdeñan la razón e
intentan escudriñar en la inconsciente y los sueños, encontrando ahí, la
posibilidad de explorar libremente los deseos y las pulsiones corporales en
relación a la sexualidad.
Para Pellegrini, la energía vital está compuesta por el amor y la muerte,
que si bien son energías contrastantes, coexisten permanentemente. La

14
Pellegrini, Aldo, Lo erótico como sagrado, Ed. Argonauta, Argentina, 2013, p. 13.
presencia de la muerte; de la finitud del cuerpo y de la existencia, ejercen
poder, haciendo consciente la limitación de la materialidad física. Es en el amor
donde se producen sensaciones intensas arraigadas en la carne; en los
espacios del amor surge la idea de infinito y de trascendencia, que está más
ligado a cuestiones espirituales. Lo erótico, sería la conexión entre el mundo
espiritual y el mundo carnal, curiosamente, como se vive desde el mundo
religioso.
El amor y la muerte son aparentes, no tienen sentido separadamente, ya
que ambos, finalmente, son una única y misma cosa; una energía poderosa que
impulsa. La simbolización, el acto ritual funerario, consagra la existencia y la
lanza hacia lo eterno. La capacidad de empujar los límites de cada existencia,
reposa en los actos, en los ritos, en las prácticas corporales.
Lo erótico es lo que pretende la extensión del ser, del ir más allá del yo,
de romper con las individualidades. Es el ceremonial supremo del amor, es la
forma del amor, el rito del amor, busca la fusión con el otro, encontrando la
continuidad que se anhela. Es el deseo amoroso, “se manifiesta por una
iridescencia, un poder, una fuerza expresiva en la cual se vuelca toda la
energética de la naturaleza”15. El deseo es una fuerza que está más allá de
nosotros según el autor, es un estado de plenitud, que emerge, es radiante y
centrífugo, esa fuerza promueve la unión entre la carne y espíritu, es el Estado
Primordial16, tal como lo manifiestan las filosofías tibetanas, al parecer.
A diferencia de la dialéctica cristiana entre espíritu y cuerpo, la filosofía
oriental, se acerca mucho más al sentido de erotismo y de deseo que tiene éste
autor, porque además de la idea que unir la dualidad se suma la idea de
despersonalización que se produce cuando el ser se fusiona con el todo, la
15
Pellegrini, Aldo: op. cit., p. 26.
16
“En esencia, la enseñanza dzogchén se ocupa del Estado Primordial que, desde el comienzo mismo, ha
constituido la naturaleza intrínseca de cada individuo. La vivencia de dicho Estado es la vivencia de
nuestra verdadera condición: somos el centro del universo, aunque no en el sentido egoíco y egoísta
propio de nuestra experiencia ordinaria. La consciencia egocéntrica ordinaria no es otra cosa que la jaula
limitada de la visión dualista que excluye la vivencia de nuestra verdadera naturaleza: la vivencia del
espacio del Estado Primordial”, Norbu, Namkhai, El cristal y las vías de la luz, Ed. Kairós, Barcelona, 1995,
p. 34.
experiencia egóica desaparece, se esfuma, se borronea. El deseo subyace
cualquier acto, cualquier gesto, porque es una fuerza poderosa que lo mueve
todo, lo metamorfosea “freud, denominó sublimación a la transformación de
esta energía de origen sexual, que en sus diversas manifestaciones pone en
movimiento toda la escala de los actos del hombre, y está en el centro de la
avidez del héroe, del investigador, del deportista, del místico, del criminal”17. Es
una metafísica de la sexualidad.
El amor, el deseo, la atracción, están unidos, y el erotismo es la
dignificación de la sexualidad, de amar, de expandir, de abarcar, de totalidad.
El aspecto espiritual está muy ligado a lo erótico, pero desde el punto de
vista de los pueblos orientales, ya que ellos enfatizan el desarrollo espiritual
rindiéndole culto a la sexualidad.

Amor, en el cual lo erótico, intenso impulso de comunión, de apertura del yo,

de entrega, configura la plenitud, la exaltación la beatitud que son cualidades

que lo aproximan al sentimiento de lo sagrado. […] No se trata de adición, de

sustracción o equilibrio, sino de multiplicación del ser, de ascensión a un

estado diferente. >>7 El erotismo, resulta así la preparación para el éxtasis,

supremo, el nirvana, la conmoción mística del no ser.

Por otro lado, la atención también está puesta en la unión carnal, en la


unión física de los cuerpos, y es aquí donde verdaderamente se encuentra lo
sagrado, el amor genuino de los cuerpos y de su contacto.
Tanto en la sexualidad como el erotismo, hay implicancias políticas,
sociales y culturales, la moral esconde la sexualidad de la superficie y la relega
a los lugares oscuros, no trata con ella abiertamente ni sencillamente,
promulgando que todo referente a la sexualidad, y por consiguiente a su
manifestación erótica, sea tabú, provoque vergüenza y sentimientos de

17
Pellegrini, Aldo: op. cit., p. 28.
culpabilidad. Al despojar al cuerpo de sus dimensiones eróticas, pierde
vitalidad, se agota y se deprime. La depresión trae consigo docilidad y facilita de
sometimiento y dominación.
D.H. Lawrence, en el ensayo, “Pornografía y obscenidad”, contenido en
el libro, Lo erótico como sagrado, habla de la diferencia entre ambos conceptos,
y de cómo las obras de arte con evidentes temáticas sexuales y eróticas,
directas y explicitas, son calificadas arbitrariamente con estas definiciones. Sin
embargo, observa que en algunas obras, lo sexual está presente, pero
silenciada y escondida, lo que hace ver que la inmensa carga sexual de la obra
se muestra por omisión.
Lo obsceno no está en mostrar lo sexual, sino de esconderlo y evadirlo
porque representa algo sucio y pecaminoso. La imposibilidad de tratar la
sexualidad de manera inhibida y natural, produce un gesto engañoso, que
ensucia cualquier acto de bondad frente al cuerpo y sus deseos. La crítica que
sostiene este autor, es contra las obras de arte que muestran los apetitos
sexuales de manera tortuosa y solapada, ultrajando al sexo y al espíritu.
El juicio frente a las obras de arte que despiertan deseos sexuales,
consideran la intención de quienes las producen, y la primera percepción que se
tiene de ellas es que pertenecen a la categoría de pornográficas, sin considerar
que las intenciones del artista no son tales, sino que emergen de la vida
inconsciente, despojadas de alguna connotación sucia o vulgar. Según él, nadie
podría negar la exquisita sensación de calor interno que suscita un estímulo
sexual, pero la sociedad corta, reprime y evade cualquiera de estos estímulos,
no los acepta y les teme. Es una sociedad frustrada y decepcionada.
Las obras que promueven estos estímulos, desprenden de sí mismas
una energía, libidinal por si se le quiere llamar así, sex appeal, lo que las hace
profundamente atrayentes.
La incitación simple y llana, completamente franca y saludable que se

encuentra en algunos relatos de Bocaccio no puede confundirse ni por un

instante con la intención furtiva, determinada en plena clandestinidad por los

modernos bestsellers al frotar el sucio secretito.

La clandestinidad conferida a lo sexual, es la gran perversión; insistencia


de algunos, por mantener a raya todo lo referente a una manifestación sana del
sexo y su erotismo. Este autor intenta salir de sí a través de la fusión erótica,
destruyendo las mentiras que deambulan a lo sexual; él, Pellegrini y Gray,
coinciden el que lo sexual es la fuente energética de la vida. Todo está rodeado
de erotismo, es el pivote de la vida.
En, “La obscenidad y la ley de reflexión”, Henry Miller, también ejerce
una crítica a la moral imperante, a las normas y leyes, que coartan la libertad
sexual de los individuos, dice que nada sería obsceno, en la medida en que la
sexualidad se pudiese expresar, tal y como emerge, fuera de los
sonambulismos y autoengaños.
Aquí la estricta disciplina corporal, como la del yogui, permite afrontar
francamente los problemas de la sexual, superando la tiranía de la carne, hacia
un amor sublime que se fusiona con todo. Nuevamente asociado a lo erótico,
deviene esta idea de fusión total con el mundo, donde la individualidad de
trasciende y el ego se diluye.
La vida civilizada encierra al individuo, lo hace sentir culpable, miedoso y
criminal, “si algo hay que merezca ser llamado <<obsceno>> es esta
confrontación fugaz y de soslayo con los misterios, este caminar hasta el borde
justo del abismo, gozando de todos los éxtasis del vértigo, pero rehusando
ceder al hechizo de lo desconocido”18.
George Bataille, en su libro, El Erotismo, asume que éste no podría ser
abarcado por el conocimiento sin considerar todas las manifestaciones del ser
18
Pellegrini, Aldo, Miller, Henry, “La obscenidad y la ley de reflexión”, Lo erótico como sagrado, Ed.
Argonauta, Argentina, 2013, p. 98.
humano, ni tampoco se puede desligar lo erótico de la historia del trabajo y de
la historia de las religiones. Es así como en el libro, Bataille considera que lo
erótico traspasa toda la existencia y expone diferentes aspectos de ella, en la
que el erotismo está presente. La pasión es total en el ser humano, que sólo la
percibe cuando profundiza en sí mismo.
La religiosidad y el impulso erótico son la misma esencia para el autor,
porque para él el erotismo, es una experiencia que está indisolublemente
asociado a la vida, en su máxima contemplación poética. Los temas de lo
prohibido y la transgresión, retornan en Bataille, al igual que en otros autores.
La transgresión es presa de la prohibición.

Podemos decir del erotismo que es la aprobación de la vida hasta en la

muerte. Propiamente hablando, ésta no es una definición, pero creo que esta

fórmula da mejor que ninguna otra el sentido del erotismo. […]. En efecto,

aunque la actividad erótica sea antes que nada una exuberancia de la vida, el

objeto de esta búsqueda psicológica, independiente como dije de la aspiración


19
a reproducir la vida, no es extraño a la muerte misma.

La sexualidad permite que los seres discontinuos entren en juego, la


distancia de los cuerpos, la diferencia entre lo uno y lo otro, evidencia el abismo
que existe entre los seres humanos, entonces el erotismo entra, para franquear
las separaciones. Sin embargo, aún después del placer, del goce del otro, no
hay más que un real que estremece. Nuevamente, la muerte aparece
mostrando el corte abrupto del éxtasis.
El relato de lo erótico, ahora roza la reproducción celular, los procesos
internos que se manifiestan con la reproducción sexual, en el que lo asexual
tiene comportamientos sexuales; en la transformación de una célula en dos y
así sucesivamente, continuamente formando discontinuidades, algo muy similar

19
Bataille, Georges, El Erotismo, Ed. Scan Spartakku - Revisión: Tiag Off, p. 8.
a lo que describe Deleuze y Guattari, sobre el comportamiento Rizomático, que
prolifera infinitamente. Lo erótico es la existencia del adentro del organismo,
algo así como el cuerpo sin órganos, no el afuera mediado por una
consciencia, la complejidad de una interioridad emocional, sentimental y
mental. Como seres finitos y discontinuos, el gran esfuerzo de la pasión erótica
es mantener la continuidad del ser, de la existencia.
Ciertamente, para Bataille, el anhelo de continuidad trae consigo la
nostalgia de lo que el ser humano no es, ya que la muerte es un espejo en el
que logra ver su finitud. La nostalgia dispone de las tres formas de erotismo
que Bataille, describe “trataré del erotismo de los cuerpos, del erotismo de los
corazones y, en último lugar, del erotismo sagrado. Hablaré de las tres a fin de
mostrar claramente que se trata en todos los casos de una sustitución del
aislamiento del ser —su discontinuidad— por un sentimiento de profunda
continuidad”. Lo erótico se encuentra en la profundidad absoluta del ser, la
violencia y la violación son parte elemental de ésta, ya que el arrojo a la
continuidad se produce a través del cambio violento del estado del ser.
En este sentido la muerte es violenta, porque arremete radicalmente
contra el cuerpo; el sexo, también es violento porque hace vibrar al cuerpo,
violando al ser, en el sentido del arrebato de sí mismo, de la posesión del otro,
de ése otro ser y del propio, que se desplaza, se destroza, desfallece, con el
afán de ir hacia lo más íntimo. Nuevamente la disolución del yo, del ser, es una
de las esencia del erotismo en Bataille, la disolución es su característica, rompe
las estructuras de la normalidad, se abre a la desnudez, a la comunicación, un
sacrificio, un acto de amor. Lo sagrado de lo erótico es el ansia de fusión, más
allá de la realidad inmediata.
El erotismo de los cuerpos, sería siniestro, porque hace latente la
discontinuidad individual, tornándose egoísta. El erotismo del corazón, dice, es
más libre y sustentando de todas maneras en la afectividad corporal, ya que
emerge como una de las formas de amor carnal. Se introduce así, la idea de la
pasión, como una más violenta, perturbadora y desavenida. Si bien la pasión
trae consigo la idea de felicidad, no es más que la angustia lo que lamenta su
discontinuidad, ya que finalmente la continuidad absoluta es un imposible,
desde la perspectiva del Ser. La insistencia, el eterno retorno hacia la pérdida
no es más que un acto tembloroso e impotente, invocando nuevamente a la
muerte.
La pasión, aquí, al igual que en los mitos griegos, es un
embrutecimiento, es la locura que no da tregua alguna al deseo de los cuerpos.
Matar, morir, doler, son las alternativas de la demencia, traen sufrimiento y un
destino errático, porque anhela un imposible. La fusión es dolorosamente
ilusoria, tiene un tiempo y espacio en el que se difumina; la unión es desigual
entre los cuerpos, cada intensidad es diferente, es transitoria.
La experiencia religiosa se asemeja con la experiencia erótica, lo
sagrado es lo divino, lo divino es lo erótico. Para Bataille la experiencia de Dios,
ser ancla en un ser personal, es íntima e interior; la cual no es conocible en su
totalidad, sin embargo, es posible tener atisbos de esa continuidad del ser a
través de una experiencia negativa, basada en la experiencia mística, que es
universal y que constituye el sacrificio religioso. La experiencia mística
trasparenta la ausencia de un objeto particular, introduciendo más bien un
estado, en el que el ser se percibe como continuo.

Más exactamente, la experiencia mística prescinde de los medios que no

dependen de la voluntad. La experiencia erótica, vinculada con lo real, es una

espera de lo aleatorio: es la espera de un ser dado y de unas circunstancias

favorables. El erotismo sagrado, tal como se da en la experiencia mística, sólo


20
requiere que nada desplace al sujeto.

20
Bataille, Georges: op. cit., p. 17.
Claramente, Bataille, habla del sujeto, de una subjetividad. Se centra en
él. De un sujeto que se diluye y muere en el acto erótico, porque tiende a la
unión con el todo, entregándose a esa embriaguez que lo envuelve. El sujeto
no se desplaza, sino que se destruye, muere violentamente, para volver a
nacer y entregarse a la discontinuidad. El cuerpo es el mediador del sujeto que
se fracciona cíclicamente, atravesado por cortes.
Cuando el sujeto vivencia la experiencia erótica, surge una de sus
formas. La simbolización, es una de las expresiones de tal experiencia, y es la
poesía la que permite construir un discurso que logra explorar y comunicar esa
indistinción que sufre el sujeto. La poesía vehicula hacia un afuera del cuerpo,
a través de la palabra simbolizada, la experiencia erótica, que es interior. La
poesía permite la perdurabilidad, la eternidad del sujeto, del ser.
El erotismo es unos aspectos inmediatos de la experiencia interior del
sujeto. El deseo es interior, la experiencia erótica es un estado que desea, se
encuentra permanentemente en el sujeto y es ella la que promueve el desear
un objeto en particular, poniendo en el centro de todo la totalidad del ser.
Bataille, profundiza en la experiencia interior del erotismo y de la
posibilidad de comunicar esta experiencia. La interioridad, el sujeto en relación
a su cuerpo y a su observación espiritual es un aspecto de erotismo, la
religiosidad. El yo se pierde, sujeto y objeto se identifican. Dice, que la
experiencia interior “nunca se da con independencia de las impresiones
objetivas; la hallamos siempre vinculadas a tal o cual aspecto, innegablemente
objetivo”21, la experiencia erótica es una experiencia religiosa, porque ése es su
seno, de ahí nace. El discurso erótico, tanto como el religioso, se distinguen del
discurso científico, pero sólo en apariencia, ya que el discurso científico anhela
ser objetico y sin embargo, está planteado desde una subjetividad que intenta
objetividad, por ello, una de las esencias de las dos primeras, es la experiencia
interior. A diferencia de otros discursos, en este tipo de relatos, la experiencia

21
Bataille, Georges: op. cit., p. 22.
interior se enfatiza, no se resta ni se desplaza, sino que es la que articula, no
estorba ni se le resta importancia.
El erotismo, está escrito basado en la experiencia interior de Bataille; la
experiencia interior religiosa, pero fuera de toda religión definida y es más bien
solitaria. En la experiencia erótica el objetivo de conocimiento son los cuerpos,
se les atribuye sentido y valor en la medida que son vividos para ello. No se
podría dividir la experiencia que se tiene de ellos, de la idea que se tiene de
ellos, ya que al pasar por la experiencia, es cuando se crea el sentido.

No solamente estos datos precisos, que nos llegan de todos lados, podrían

oponerse a la experiencia interior que responde a ellos, sino que la ayudan a

salir de lo fortuito que es propio de la individualidad. Aun asociada a la

objetividad del mundo real, la experiencia introduce fatalmente lo arbitrario y,

de no tener el carácter universal del objeto al cual está ligado su retorno, no

podríamos hablar de ella. Del mismo modo, sin experiencia, no podríamos


22
hablar ni de erotismo ni de religión.

Erotismo y religiosidad, requieren de una experiencia personal, interior,


entre lo prohibido y la transgresión que es contradictoria; en lo prohibido está el
peso de la cultura y la transgresión intenta retornar a los estados naturales o
primitivos de ser, sin embargo, no hace más que levantar la prohibición, no la
suprime. La cultura permanece dispuesta arbitrariamente sobre las prácticas de
ser humano. La imposibilidad de comunicar la experiencia erótica, radica en la
prohibición, entre la ley, la norma, las restricciones, la autoridad simbólica; y
entre la violación de esas normas, la transgresión y la subversión.
Cabe mencionar que en el libro, Las lágrimas de Eros, Bataille, hace una
recopilación de obras artísticas de arte erótico, a través de la historia. Si bien el
libro no será desarrollado en este texto, cabe la posibilidad de revisarlo durante

22
Bataille…
el proceso creativo de la puesta en escena, porque la importancia en este caso,
estaría puesta en la revisión de la iconografía.
En Más allá del principio de placer, parte del conjunto de su concepción
teórica metapsicológica, Sigmund Freud, quien introdujo el psicoanálisis,
postula que hay fuerzas antagónicas que atraviesan al sujeto y que sus
procesos psíquicos consisten en la circulación y distribución, economía, de una
energía cuantificable: la energía libidinal; ésta pulsión dual y contraria, está
compuesta por la pulsión de vida y la pulsión de muerte, Eros y Thanatos. Las
tendencias expansivas, vitales y de realización son las de Eros, manifestadas y
expresadas en las diversas formas de la sexualidad y la sensualidad, como en
la creación artística, entre otras. En Thanatos, se encuentra la tendencia hacia
la destrucción.
Según Freud, la libido es innata al individuo, y da lugar a estas dos
manifestaciones que están en interacción y conflicto constante. Ambas fuerzas
emergen: una destruye, la otra crea, y así sucesivamente. La libido está
relacionada con el Yo, con su estructura y sus procesos de articulación
psíquica, y además, estas energías se proyectan hacia el exterior, hacia la
otredad.

Los hechos que nos han movido a opinar que la vida psíquica es regida por el

principio de placer hallan también expresión en la hipótesis de que una de las

tendencias del aparato anímico es la de conservar lo más baja posible o, por

lo menos, constante la cantidad de excitación en él existente. Esta hipótesis,

viene a expresar una cosa distinta de la misma cosa, pues si la labor del

aparato anímico se dirige a mantener baja la cantidad de excitación, todo lo

apropiado para elevarla tiene que ser sentido como antifuncional; esto es,
23
como displaciente.

23
Freud, Sigmund, Obras completas, “Más allá del principio de Placer”, Ed. Biblioteca nueva, España,
1973, p. 2508.
El principio de placer, se deriva del principio de constancia, (tal vez la
continuidad de Bataille), que permite mantener el equilibrio en la excitación
intracerebral, según sus estudios sobre la histeria. Él observó, a partir de otros
descubrimientos basados en el principio de placer y displacer, que hay una
fluctuación entre ambos, pero que ciertamente, la inclinación se da hacia la
estabilidad de la excitación, es decir, a Eros (pulsión de vida). El principio de
placer, es parte del funcionamiento del aparato anímico del sujeto, es de cierta
manera peligroso para la articulación de las estructuras mentales, ya que bajo
el instinto trieb de conservación del Yo, tiende a reprimirlo y lo sustituye por el
llamado principio de realidad.
Éste principio aplaza y renuncia a las posibilidades de obtener
satisfacción, contribuyendo a la aceptación más o menos estable del displacer,
con la promesa de que en algún momento de obtendrá lo contrario. Lo erótico
en Freud, está relacionado con la satisfacción psicofísica del sujeto. La primera
satisfacción en la vida de un sujeto está relacionada con las tendencias
sexuales del niño hacia la madre, lo que inauguraría en una primera instancia,
la vida erótica del sujeto. Posteriormente éste amor a la madre, será
desplazado en búsqueda de otros objetos de placer, siendo en la etapa de la
pubertad, en la que la intensidad de los instintos sexuales es manifestada.
El desarrollo sexual se suscita en dos etapas, siendo ésta una
característica biológica del desarrollo humano, a través de la cual se asienta
toda la vida psíquica del sujeto, porque la sexualidad dice este autor, es el
fundamento del psiquismo.
Freud despliega todo un conjunto de teorías, acerca de la sexualidad del
individuo. El discurso Freudiano, es un discurso científico que incluye varias
disciplinas para su articulación, y como metodología hace uso tanto de la
observación de fenómenos como de la construcción de postulados teóricos,
algunos basados en observaciones clínicas y otras no. Para desarrollar su
teoría del instinto, Freud se respalda de estudios fisiológicos, y toma los
conceptos de estímulo y acto reflejo, lo que explica que los estímulos exteriores
son recibidos y derivados hacia el exterior, que de alguna manera el organismo
regula para estabilizarse, dependiendo el grado de estimulación que reciba y el
tipo, dice Freud “los estímulos instintivos no proceden del mundo exterior, sino
del interior de organismo”24, el Yo, es el mecanismo psíquico, sustentado en el
sistema nervioso que tiene la labor de controlar los estímulos, reprimiendo los
estímulos instintivos. Éstos, a su vez, se mantienen constantes en el sujeto, y
surgen desde el interior del cuerpo, A este tipo de estímulo, Freud dirá que es la
necesidad, siendo la satisfacción, la que la suprima. Para llegar a la
satisfacción, el sujeto debe transformar la necesidad de manera adecuada.
Además agrega que el Yo se opone a los instintos sexuales.

De los instintos sexuales podemos decir, en general, lo siguiente: son muy

numerosos, proceden de múltiples y diversas fuentes orgánicas, actúan al

principio independientemente unos de otros y sólo ulteriormente quedan

reunidos en una síntesis más o menos perfecta. […] Se caracterizan por la

facilidad con la que se reemplazan unos a otros y por su capacidad de

cambiar indefinidamente de objeto. Estas últimas cualidades les hacen aptos

para funciones muy alejadas de sus primitivos actos finales (es decir, capaces
25
de sublimación).

La fuente de las pulsiones es somática, y de estas pueden distinguirse un


objeto y un fin. El fin responde a la satisfacción, en el caso del objeto, es posible
variar, incluso hacer del propio sujeto su objetos de placer, en el caso del
narcisismo, incluso puede, como dice la cita, llevar la energía libidinal hacia
otras actividades no sexuales, como es el caso de la sublimación. En este
sentido, la creación artística es una sublimación. Según Freud, como se

24
Freud, Sigmund, Obras completas, “Los instintos y sus destinos”, Ed. Biblioteca nueva, España, 1973, p.
2040.
25
Freud, Sigmund: op. cit., p. 2044.
mencionó anteriormente, afirma que desde la Biología se hace latente la
existencia de dos clases de instintos, que son parte de los procesos opuestos
que constituyen la vida y la muerte de los organismos, el de construcción y el de
destrucción, respectivamente.
Los instintos de muerte conducirán silenciosamente al organismo a su
muerte, y la emergencia de estos hacia el exterior, estarían mediados por actos
de destrucción o de agresión. Por otro lado, están los instintos sexuales o
instintos libidinosos, Eros; cuya función sería formar unidades cada vez más
amplias, conservar y perdurar la vida, llevándola a desarrollos superiores.
Byung-Chul Han, en su libro La Agonía del Eros, un estudio filosófico-
cultural, plantea algunas cuestiones que tienen relación con Eros, amor,
sexualidad y deseo. Estos conceptos son analizados a la luz de lo social y
cultural. Chul Han, reconoce que en Eros hay universalidad, existe una
generalidad, dada por lo Ideal, que impulsa el alma hacia la belleza. Eros es la
fuerza que produce la belleza; cosas y acciones. La belleza es un valor
universal, un Ideal que es compartido culturalmente, es parte de un discurso
simbólico que atraviesa la historia de la civilización. Esta cosmovisión ha sido
heredada culturalmente de la filosofía Platónica, con la separación dual, del
mundo de las Cosas y el mundo de las Ideas.
Eros y sexualidad no son lo mismo, ambos pertenecen a diferentes
mundos; el primero impulsa la belleza, de un modo Ideal en el mundo de las
Ideas; el segundo, pertenece al mundo sensible y del placer, y es parte del
mundo de las Cosas. Sin embargo, cuando se le da énfasis sólo a la
sexualidad, sin la presencia de Eros, se aleja la esencia de la belleza de las
acciones.
Desde la filosofía platónica, el alma tiene tres componentes; deseo,
valentía y razón, y Eros tiene un poder sobre éstas constituciones, donde cada
una de ellas tienen su propia experiencia de placer, interpretándola. La
sociedad actual actúa sobredimensionando el componente del deseo, sin Eros,
la razón logos, se degenera, hay diferencias entre deseo y Eros. La sociedad
neoliberal, padece esta debilitación de Eros, inclusive la Política está
corrompida por la ausencia de Eros, sustituyéndolo sólo por la sexualidad y la
pornografía, basada sólo en el deseo.
La sociedad ha devenido cansancio y atrofia, porque ha perdido la
capacidad de placer con el otro, imposibilitando la construcción común de un
nosotros. En este sentido la política se presenta como una posibilidad de que el
amor se manifieste, a través del deseo común de una mejor manera de vivir,
más justa, impulsada por los ideales de Eros, y la belleza que él inspira. El
amor, permite la apertura hacia la diferencia, hacia lo otro que no es el uno.
En este autor, acontecimiento y experiencia, son potencialmente
disrupciones que introducen nuevas maneras de ser, lo que trae consigo el
establecimiento de otras distintas maneras de habitar.

Hace que suceda algo de lo que la situación no puede dar cuenta. Interrumpe

lo igual a favor de lo otro. La esencia del acontecimiento, es la negatividad de

la ruptura, que da comienzo a algo, del todo distinto. El carácter de

acontecimiento une el amor con la política o el arte. Todos ellos exigen una

<<fidelidad>> al acontecimiento. Esta fidelidad trascendental puede


26
entenderse como una propiedad universal del Eros.

La sexualidad está en el orden de lo igual, no está atravesada por el


acontecimiento, porque el objeto sexual no cambia ni se transforma, sigue así
sin producir interpelaciones, está en el orden de lo habitual.
En la pornografía, se borronea la alteridad, no deja emerger lo real, el
acontecimiento; la ausencia de contacto y de encuentro con el otro se ven
delimitados por el ego, que intenta proteger al sujeto de la conmoción y de lo
extraño, lo que irrumpe para insertar una nueva realidad. El amor es

26
Han, Byung-Chul, La Agonía del Eros, Ed. Herder, Barcelona, 2014, p. 35.
acontecimiento, en la medida que deshabitúa y reduce el narcisismo que
impera en la sociedad actual.
En el arte, el surrealismo fue un movimiento que se preguntó por las
nuevas formas de amor, a través de un gesto existencial y político. Para estos
creadores el erotismo es el medio de una revolución poética del lenguaje de la
existencia. Eros es la fuerza que une lo artístico, lo político y lo existencial,
representa la belleza de un pueblo que sueña con una sociedad diferente.
Erotismo es por sobre todo poder de ruptura, de alcanzar la muerte del yo,
porque los impulsos eróticos deshacen su realidad ilusoria.
La imposición del rendimiento en la sociedad de consumo, ha debilitado
el poder que recae en Eros, porque ha desarrollado la capacidad de satisfacer
sus deseos insertos de la vida cotidiana, dejando de lado la trascendencia de
su existencia. Ha asegurado mantenerse a salvo en la discontinuidad del ser.
Como no hay irrupción de lo real, de la viveza, el sujeto se agota y se deprime,
comienza a suscitarse lentamente la agonía de Eros.

El deseo erótico está ligado a una presencia especial del otro, no a la

ausencia de la nada, sino a la <<ausencia en el horizonte del futuro>>. El

futuro es el tiempo del otro. La totalización del presente como tiempo de lo

igual, hace desaparecer aquella ausencia que sitúa al otro fuera de lo


27
disponible.

La relación entre Eros y sociedad, también se presenta en el libro de


Herbert Marcuse, Eros y Civilización, en el que expone una investigación
filosófica sobre los postulados acerca del psicoanálisis, específicamente de sus
hallazgos clínicos, organizados de manera filosófica a través de un análisis
cultural, en la metapsicología de Freud; a diferencia de la otra vertiente del
psicoanálisis que se centra en lo terapéutico.

27
Han, Byung-Chul: op. cit., p. 15.
Marcuse se pregunta, a través de un análisis de la civilización,
comprendida bajo los antecedentes que le confiere el psicoanálisis, si existe la
posibilidad de una sociedad menos represiva de lo que hoy es. De esta manera
revisa la tópica freudiana, de las tres constituciones del aparato psíquico; el
ello, el yo y el superyó. Esta división en Freud, alude a que las fuerzas
libidinales, como se mencionó anteriormente, y está en la esfera del ello, en el
que se manifiesta el principio de placer.
El superyó, se basa en las instancias que reprimen al yo, que a la vez,
es una mediación entre los instintos y su economía. Estas instancias con las
normas y leyes que impone la sociedad a través de las convenciones
culturales. Aquí, en la mediación entre el yo y el superyó, se establece el
principio de realidad, donde se concretan las posibilidades de acción del yo,
entre las demandas que vienen tanto desde el interior, como del exterior del
organismo.

Una parte de la vida instintiva ha sido sublimada; otra, meramente

desexualizada en aras del principio de realidad, es decir reprimida. […]La

civilización se basa así en una renuncia a la vida instintiva. Pero esta

represión de los instintos sexuales —inclusive los agresivos, de los que Eros

extrae también energía para canalizarla en obras de cultura, en trabajo—


28
termina por hacer fracasar la obra misma de Eros.

Marcuse, dice que la base de la civilización se sostiene sobre la eterna


pugna entre el principio de placer y el principio de realidad, del cual surge otro
principio, el de actuación. El autor, propone que éste principio no está ligado a
la cultura, por lo tanto es capaz de reorganizar el principio de realidad para que
su relación con el principio de placer no sea represiva. De este modo, se podría
regresar a la sexualidad polimorfa que caracteriza a vida infantil, mediante una

28
Marcuse, Herbert, Eros y Civilización, Ed. Sarpe, España, 1983, p.12.
sublimación, sin su consecuente desexualización, apelando a la auto-
realización del sujeto. Este autor rescata, la actividad infantil, al igual que Peter
Gray, ya que en esta etapa no estarían actuando las fuerzas culposas y
pecaminosas del aparato simbólico cultural, bajo sus formas represoras.
Un aspecto decidor de la civilización que produce el agotamiento de lo
Erótico como energía, es el trabajo enajenado, que se ha implantado en la
sociedad en pos de un desarrollo y avance en el progreso deliberado. Así la
culpa que surge por la rebelión y la desobediencia ante ley y lo impuesto por la
civilización, podría ser aniquilada por la potencia de Eros. El sentimiento de
culpa, trae consigo la inmovilidad del organismo, de manera que no intenta la
disolución de las estructuras dominantes, sino que congela al individuo.
La potencia de Eros es tal, que a través de él, el instinto de muerte se
impulsa hacia la destrucción de las dinámicas que lo oprimen. El deseo de
Marcuse, es reflexionar fue reflexionar acerca de la importancia del principio de
placer como regulador dual, en el que tanto Eros como Thanatos se juegan la
vida, ambos son esenciales para que sea posible la permanencia de la vida,
incluidas las muertes que sean necesarias, porque de no ser así, Eros no
consigue más que debilitarse si Thanatos desaparece.
El concepto de Eros se expande en este autor, a las dimensiones
sociales y culturales, realizando además, una crítica a la sociedad capitalista
que se sustenta en un sistema neoliberal. Éste sistema impone un
ordenamiento de la vida social, en la que el trabajo, como fuente de
producción, se presente como eje articulador de la existencia en las sociedades
de consumo. Tomando antecedentes de las teorías marxistas, Marcuse, se
centra en las condiciones del trabajo de hoy en día. Así como otros autores,
reflexiona acerca de la demanda libidinal que consume la gran carga de
trabajo, lo que no permite que el sujeto tenga la oportunidad de desligarse de la
inmensa presión que lo socaba, producto de las largas horas de cada jornada
laboral. Obliga al sujeto a inyectar toda su libido en las actividades del trabajo,
incluso, siendo aún más tormentosos aquellos trabajos que le han sido
impuestos y que no retribuyen en nada algo placentero, sino por el contrario,
agotan y restringen, porque se asienta en el displacer.
En este sentido, la sociedad estaría ejerciendo una gran influencia en el
sujeto, arrasando con su tiempo y espacio, imposibilitando la real
reincorporación de su organismo, de su energía y fuerza física, mental y
emocional. El trabajo alienante, sería el verdugo de Eros, que lentamente se
rinde frente a la superestructura dominante que cae sobre él. Sin embargo,
Marcuse, hace latente la posibilidad de rebelión que tiene el individuo, y
aunque la insistencia de la dominación que se ejerce sobre su cuerpo es
continua, no sucumbe completamente a la aniquilación gracias a la memoria,
que en este sentido, rescataría las sensaciones de placer. La pulsión de vida,
se activa cíclicamente para ejercer una resistencia sobre la dominación,
logrando mantener un espacio de fuga.

La metapsicología de Freud es un intento continuamente renovado de develar,

e interrogar, la terrible necesidad de la conexión interior entre civilización y

barbarie, progreso y sufrimiento, libertad e infelicidad —una conexión que se


29
revela a sí misma finalmente como aquella existente entre Eros y Tanatos—.

Marcuse, profundiza en lo que Freud, desarrolló en las últimas etapas


del estudio de los instintos, en donde se plantea que ambas manifestaciones
de la libido, constituyen lo que sería el instinto de autopreservación, mecanismo
por el cual el instinto de muerte sería indispensable para la conservación de la
vida, lo que actuaría como una entidad regresiva o resistente, que tiende a
restaurar estados anteriores al organismo, de los que pudo haber sido
despojado, bajo una perturbación de fuerzas externas a él.

29
Marcuse, Herbert: op. cit., p. 32.
Después de haber dado un recorrido a algunas ideas relacionadas con el
erotismo, de alguna manera el concepto comienza a delinearse. Si bien las
fuentes desde las cuales se han extraído son diversas, la gran mayoría
coincide en ciertos puntos. Esencialmente el erotismo es consecuencia de una
energía vital, que se transforma y que trasciende; está vinculada a la
sexualidad, sin embargo, no es sólo eso. Depende también de la cosmovisión
de cada época, de cada lugar, de cada cultura y de muchas otras variables.
El erotismo es unión de contrarios, es transgresión, trascendencia,
violencia, sublimación, belleza, sensibilidad, sensualidad, fantasía, sutileza,
perteneciente a la esencia de lo humano. Los impulsos psíquicos que se
manifiestan desde el interior, este estado de tensión es percibida como
corporal. Todo lo anterior evidencia que es el cuerpo y sus misterios desde
donde se producen las interrogantes. Es, entonces el cuerpo, el centro del
erotismo, es allí donde surgen todas las preguntas acerca de la fascinación que
ejerce sobre los otros.
Lo que fascina del cuerpo del otro tiene que ver con la fantasía con la
que se erotiza a los objetos, ya que lo que atrae es la relación que se establece
con el objeto y por todo lo que de él se despliega consecuentemente. El cuerpo
es una realidad virtual, una construcción de la vida psíquica; el cuerpo habla en
términos significantes desde su fisicidad. La fantasía que permite jugar con las
relaciones del deseo y el objeto; cuerpo, metonimia, escópica, háptica, deseo y
objeto.
Y como es el cuerpo el que experimenta todos estos procesos, es útil
revisar algunas ideas relativas a la experiencia.
¿Qué es la experiencia?

[…] experiencia no es una palabra de la que podamos prescindir, aunque

tomando en cuenta su utilización para esencializar la identidad y reificar al

sujeto, resulta tentador abandonarla por completo. Pero el término experiencia

forma a tal punto parte del lenguaje cotidiano, que está imbricado en nuestras
30
narrativas que parece fútil abogar por su expulsión […].

Martin Jay, escribió un libro documental, una memoria que reúne un


conjunto de perspectivas, de distintas áreas del conocimiento, que describen
definen el concepto de experiencia y de cuáles son sus implicancias. Reconoce
que acuñar todas las versiones acerca de la experiencia es imposible, dada la
vasta producción filosófica que se ha desprendido de este concepto, “la palabra
“experiencia” se ha usado a menudo para señalar aquello que excede los
conceptos y hasta el lenguaje mismo”.31
Al parecer la experiencia está atravesada por la individualidad de quien
la experimenta y por lo inefable de su existencia, por ello se torna complejo el
camino de su expresión en palabras u otros medios. Es así como la variedad
de discursos sobre este concepto es objeto de interés, sobre todo porque los
lenguajes de la experiencia son múltiples y de muy diversos campos del saber
y del hacer humano.
Para comprender la idea de una experiencia o lo que la experiencia
misma es, se necesita una forma que modele su acontecer, de manera que
gracias a la capacidad de simbolizar y de construir lenguaje, se hace latente la
posibilidad de develar cómo se viven las distintas experiencias, tanto de la vida
cotidiana, como las de otro orden, cualquiera que éste sea, todas. Al pensar en
todas las experiencias del día a día, se abre la dimensión del tiempo y del

30
Jay, Martin, Cantos de experiencia, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2009, p. 17.
31
Jay, Martin: op. cit., p. 19.
espacio. Hay un tiempo de la experiencia que es infinito, súbito, violento,
radical; un espacio oscuro, incongruente y silencioso. Sólo es posible, hablar
de la experiencia bajo todos los códigos y todos los lenguajes, incluso se
podría pensar que cada lenguaje ha sido creado para potencialmente, revelar
una experiencia en particular.
La danza, la poesía, la pintura, el color de un animal, de una planta.
Todo es expresión de una experiencia en su forma cambiante y mutable. Es la
experiencia del cambio lo que habla, de la experiencia misma, es la necesidad
de proliferación del ser, del vuelo de la consciencia y de la fuerte capacidad de
comunicar del humano, en el sentido vital, en su existir es un reflejo de la
naturaleza y deja huellas que hablan del paso del tiempo, de las impresiones
que deja el mundo en la memoria corporal.
La experiencia tal vez puede ser mirada desde el punto del discurso, o
también, desde las formas genuinas, como en la naturaleza. Ciertamente, el
color de una flor podría ser la expresión de su existencia en un tiempo espacio,
aunque la flor no hable o no produzca sentidos, construidos voluntariamente, el
ser de la flor se manifiesta en lo real de su forma, en su aroma.

La experiencia, cabría decir, se halla en el punto nodal de la intersección entre

el lenguaje público y la subjetividad privada, entre los rasgos comunes


32
expresables y el carácter inefable de la interioridad individual.

La mayoría de los relatos son mapas de acontecimientos, mapas de


experiencias, de movimientos, de cambios, tal como lo describe Deleuze y
Guattari en Mil mesetas, sobre el Rizoma “en este caso, la raíz principal ha
abortado o se ha destruido en su extremidad; en ella viene a injertarse una
multiplicidad inmediata y cualesquiera de raíces secundarias que adquieren un
gran desarrollo. La realidad natural aparece ahora en el aborto de la raíz

32
Jay, Martin: op. cit., p. 20.
principal, pero su unidad sigue subsistiendo como pasado o futuro, como
posible”33. La escritura rizomática, permite la proliferación y la multiplicidad.
Actualmente, después del giro lingüístico, el lenguaje y con ello la
construcción de discursos tiene una primacía llamativa. A través del lenguaje
es posible mediar la experiencia, hacia un afuera, hacia otro. Parte de la
experiencia es percibir el adentro como el afuera.
En su sentido etimológico, experiencia, tiene que ver con un juicio, una
prueba o un experimento, también tiene la connotación de experimento
científico, incluso de probar. Desde los griegos, el concepto se relaciona con la
sensación, la no reflexión y la observación no mediada, es decir, del
conocimiento sensible o estético, más allá de la razón. Vinculado al sentido de
experiencia, el pathos griego, también se acerca a una dimensión más
corporal, a la totalidad del ser.
Según Martin Jay, además de las definiciones que hablan de la
experiencia como vivencia o como experiencia más cotidiana de la vida, existen
otras visiones más complejas que están relacionadas con los procesos de
aprendizaje y en la aprehensión de esos momentos en un todo expresable a
través de un relato, la que sería una noción dialéctica de la experiencia,
activando el vínculo entre viaje y peligro, tal como denota la Odisea de homero.
En el pensamiento clásico, la experiencia era desdeñada por la primacía
que se le otorgaba a la razón dentro de la tradición racionalista, ya que el valor
está en las ideas, en el intelecto y en las formas puras, por sobre el caos y la
incertidumbre. En esta línea, es posible ver una situación contrastante en la
epistemología, es posible distinguir dos posturas frente al conocimiento y a
cómo este de adquiere, racionalmente o empíricamente. Ésa es históricamente,
la dualidad que se establece dentro de las teorías del conocimiento, sin
embargo, con el desarrollo de las ciencias y la filosofía, la historia del

33
Deleuze, Gilles, Guattari, Félix: op. cit., p. 11.
pensamiento ha proliferado y mutado muchos otros puntos de interés y
especificidad, incluso uniendo postulados de varios campos del saber.
Después de la dicotomía establecida por el pensamiento clásico, surgen
otras posturas frente a este hecho, donde ya el conocimiento otorgado por los
sentidos no queda relegado al nivel de un saber desconfiable, tomando otra
connotación.

Los filósofos, incluso los filósofos empíricos, han hablado ampliamente de la

experiencia. Sin embargo, el habla idiomática se refiere a experiencias, cada

una de las cuales es singular y tiene su propio comienzo y fin, pues la marcha

y corriente de la vida, no se interrumpe uniformemente. […] La experiencia en

este sentido vital se define por aquellas situaciones y episodios que

espontáneamente llamamos <<experiencias reales>>; aquellas cosas de las


34
que decimos al recordarlas <<ésa fue una experiencia>>.

En este sentido, la experiencia cambia su sentido y se valora en relación


a la vivencia, a lo particular de cada situación o hecho vital que atraviesa el
orden fractal de los acontecimientos. La experiencia al parecer, está asociada al
acontecimiento que emerge y mueve todo a su alrededor, funciona como una
irrupción en el curso de las actividades del sujeto.
A diferencia de la primacía puesta en la razón, existe otra tradición que
comienza a tener mayor vigencia en los campos del saber, que pone énfasis en
los sentidos y las percepciones como el primer paso hacia la adquisición de un
conocimiento, pero no arraigado en las etapas posteriores de cognición, sino,
basadas en los primeros contactos que tiene el organismo con distintos
estímulos.
Es así como los cambios de paradigma en las investigaciones de la
ciencia y la filosofía, han cambiados los ejes de articulación de los modos en

34
Dewey, John, El arte como experiencia, Ed. Paidós, España, 2018, p. 42.
que se adquiere conocimiento, y más allá de establecer verdades absolutas
basada solamente del Idealismo, dejó de ser la manera en que se percibe la
realidad y el exterior, el mundo.
Posteriormente la experiencia se desplaza hacia otros lugares, y no sólo
permanece como una interrogante de las ciencias, sino que incluso intenta
tomar un camino propio, tal y como se manifestó en la emergencia del libro que
recoge el término Aesthetica35 como la teoría del conocimiento sensible.
Esto pudo haber significado un cambio, en el que la teoría regresa a la
experiencia como su generadora de información, ya que los sentidos otorgan
información de los estímulos provenientes del interior, sin por ello, dejar de lado
la construcción de discurso teórico, ya que nada implica hacer una escisión
entre la experiencia y la teoría, sino que con este giro, se hace posible la
escritura de los fenómenos y los acontecimientos. Incluso, con éste término se
inaugura la teoría de la sensibilidad, y el surgimiento de la Estética como
disciplina separada de la filosofía.
Según Martin Jay, en la religión cristiana se produce un interés por la
experiencia que tiende a dejar de lado los desprecios que se asociaban a ella;
San Agustín expone su vida espiritual, basado en el relato de una interioridad
reflexiva, escrito en primera persona.
Éste tipo de relato pone al cuerpo del sujeto como eje de la construcción
de discurso, tornando a la experiencia susceptible de ser contada. En este
punto converge la idea de la experiencia interior que propuso Bataille, la cual
está basada en la experiencia religiosa, íntimamente profunda y personal. La
narratividad se asocia a la experiencia, otorgándoles una relación, al parecer,
obvia, pero que no había sido considerada desde ése punto de vista.
35
Obra publicada en Fráncfort en dos volúmenes, de 1750 a 1758, siendo el segundo sólo un esbozo
fragmentario de la segunda parte de la obra. Escrita por Alexander Gottlieb Baumgarten. “Es Baumgarten
quien resuelve la separación de la sensibilidad y el entendimiento como fuentes distintas de conocimiento.
Así, la estética será la ciencia del conocimiento sensible cuyo objeto es la belleza […]. Baumgarten
desarrolla pues una teoría de la sensibilidad que fundamenta a la estética como filosofía independiente.
(https://elespiritudelchemin.wordpress.com/2013/01/20/alexander-gottlieb-baumgarten-1714-1762-
aesthetica-la-estetica-como-ciencia-del-conocimiento-sensible/) [en línea] recuperado el 12 de agosto del
2017.
Lo importante de estos desarrollos fue la posibilidad de centrar la validez
de ciertos relatos que tienen relación con las particularidades de cada
experiencia, rompiendo un poco con la verdad de la razón absoluta, que dicta
cómo algo debe ser, y da paso a las variaciones que se articulan en los micro-
relatos.
Sin embargo, se busca la verdad basada en una realidad abstracta,
siendo de todas maneras un relato que intenta acercarse a los valores ideales,
manteniendo con ellos un diálogo; siempre articulándose desde el intelecto y la
razón, porque finalmente con ello se descubre que la experiencia puede ser
relatada, pero es posterior al evento mismo en que ella se produce, y porque
además, habrían varios tipos de experiencias, y detrás de ello se deja ver una
dialéctica de la experiencia, ya que debido al relato se produciría una
retrospección, el relato daría cuenta de un pasado y su reconstrucción.
En este sentido hay un desplazamiento desde la ciencia, a lo religioso y
posteriormente, al humanismo, centrado en los cambios históricos de cada
época, desde la antigüedad, pasando por el medioevo, el Renacimiento y
posteriormente la época moderna y posmoderna.
El sujeto, consigue autonomía y se compromete con los valores
humanistas y profanos, que ya no están basados en las sagradas escrituras. Se
le posibilita la capacidad de auto-relato, de singularidad, de auto-creación, de
construcción. En este sentido la experiencia pasa a ser central, ya que a través
del relato se valida la variedad abismal que existe entre las distintas
percepciones.
Además el tiempo del relato se acorta y sufre modificaciones, ya no
enfocadas en la unidad de acontecimientos basado en leyes de la lógica, sino,
en lo real de cada acontecer. Se pasa de la idea de confesiones (San Agustín),
a la idea de Ensayos como modos del relato; es decir, es posible observar que
los relatos pasan de un tiempo neutro por así decir, a un tiempo más cerca de lo
presente, situado en la actualidad de los acontecimientos. Según esta idea, con
ellos es posible conectar con los fenomenólogos, quienes se centran en la
consciencia y en los relatos que esta consciencia articula, basados en las
percepciones y sensaciones de un cuerpo. El sujeto, es enraizado en su
corporalidad.

[…] los relatos que tienen una pretensión de verdad comparable a la de los

discursos descriptivos que se usan en las ciencias—pensemos en la historia y

los géneros literarios afines a la biografía y a la autobiografía— y, por otra, los

relatos de ficción, como la epopeya, el drama, el cuento y la novela, por no

decir ya los modos narrativos que emplean un medio distinto al lenguaje: el

cine, por ejemplo, y, eventualmente, la pintura y otras artes plásticas. Contra

esta interminable división, planteo la hipótesis de que existe una unidad

funcional entre los múltiples modos y géneros narrativos. Mi hipótesis básica

al respecto es la siguiente: el carácter común de la experiencia humana,

señalado, articulado y aclarado por el acto de narrar en todas sus formas, es


36
su carácter temporal.

Es la narración lo que permite la comunicación de una experiencia, sea


ésta escrita o comunicada oralmente, o usando otros medios que no sean la
palabra. Existen muchas formas de relatar y hacer palpable por otro, una
experiencia, un acontecimiento.
La danza, es un modo del relato, que se manifiesta en tiempo presente,
si el relato es autorreferencial y abstracto, se podría estar frente a un relato en
tiempo real, ya que el cuerpo que danza, no refiere a ningún otro relato más,
que el estar ejecutando movimientos en un tiempo- espacio que coinciden en lo
real. El relato que de aquello se desplegaría, sería el trayecto, los cambios en
las formas, en las cualidades de movimiento, en los flujos que ejecuta el

36
Ricoeur, Paul, Narratividad, fenomenología y hermenéutica, p. 190.
(http://www.raco.cat/index.php/analisi/article/viewFile/15057/14898) [en línea] recuperado el 12 de agosto
del 2017.
organismo, y ciertamente, el cuerpo ése, que también es un relato, porque la
singularidad del ejecutante, dice de sí mismo.
Es, tal vez, en éste punto donde se traslada la noción de relato de
experiencia a la experiencia misma, ya que no estaría mediada por ningún otro
dispositivo que intente un segundo relato, que esté dirigido a una consciencia,
sino más bien, dirigido a los sentidos. Donde el tiempo de la experiencia sea el
tiempo del acontecimiento, de lo real. Al parecer, la necesidad de relato
atraviesa la actividad humana, esto se puede apreciar en la riqueza de las
creaciones del hombre a nivel intelectual. Todo se ha intentado reducir a la
palabra, para ello la ciencia, la filosofía y todos los saberes han utilizado la
construcción mítica como una manera de comunicar experiencia y como una
manera de permanencia en el tiempo.
Siguiendo esta idea, evidentemente el Arte también se ha explicado,
descripto, analizado bajo la palabra, incluso existe el arte de la creación literaria
y teórica, el arte de escribir y de las diversas formas de hacerlo. Éstas son artes
que luchan por el paso del tiempo, artes que quieren cristalizar la experiencia
para que permanezcan, al igual que las artes plásticas, como la pintura y la
escultura.
Sin embargo, existen otras artes que son efímeras, que se encuentran en
un mismo tiempo y espacio, y que son perecederas, que desaparecen después
de su presentación o emergencia, éstas artes intentan producir experiencia, una
experiencia que coincide temporal y espacialmente en el momento en que se
vivencia.
La comunicación, como proceso de encuentro, ligado a la idea de
convivio, se establece entre quienes experimentan algo, aquí la noción de
experiencia recae en los campos de la Estética, ya que finalmente es una
disciplina que se ocupa de éstas problemáticas, y que actualmente ha
desarrollado su saber en éste sentido, ya que se ha desplazado de los ideales
de belleza, dando paso a lo que se experimenta a partir de los objetos
artísticos, considerados objetos estéticos.

Hasta la fecha, no se ha llegado a consenso alguno respecto de lo que es o

debería ser realmente la experiencia estética, cuán permeables son sus

fronteras a otros modos de experiencia y si tendría que limitarse a su estatuto

autónomo o aseverar su soberanía por sobre otros tipos de experiencia. Y es

harto improbable que se alcance algún tipo de consenso en el futuro, pues

mientras los filósofos y estetas han luchado por dominar la esencia de la

experiencia estética, los artistas han inventado en el ínterin nuevas e

imprevistas variedades de un arte, cuya intención es provocar ésas


37
experiencias.

Con la intención de producir una experiencia erótica en una puesta en


escena, se ha delineado éste mapa conceptual; éste texto es una primera
aproximación a lo erótico y a la experiencia como nociones discursivas.
A partir de la investigación teórica, surgen un conjunto de interrogantes
que están relacionadas con la construcción escénica a partir de éstos
conceptos, con las posibilidades que emergen de lo conceptual y de su
transformación a la materialidad, ¿qué medios utilizar?, ¿cuál sería su
estética?, y además, ¿Qué sería una experiencia erótica?,¿Qué sería una
experiencia transgresora?, ¿Bajo qué mapa, podría comunicar la experiencia
erótica, háptica, escópica, no verbal?, ¿Qué teoría del sujeto funciona con la
producción de un relato de la experiencia erótica?, ¿El rizoma funcionaria como
una forma de comunicación de la experiencia intima?, ¿El rizoma es la forma en
que la experiencia erótica se constituye y logra materializarse-objetivarse?, ¿Es
la máquina abstracta Deleuziana una potencia erótica, ya que pretende hacer
pasar intensidades?, ¿Podría la máquina abstracta presentar la posibilidad de

37
Jay, Martin: op. cit., p. 193.
comunicar la experiencia erótica-háptica a través de planos de consistencia
singulares?, ¿la máquina abstracta funciona como un posicionamiento medial
para devenir en la máquina objetual y para que el texto abstracto devenga
máquina material?, ¿cómo producir experiencia para ése cuerpo del performer?
¿Es la construcción rizomática, una posibilidad para dejar de habitar el espacio,
limitado de la especificidad de las artes y comenzar a habitar el espacio liso, de
la meseta, donde los límites se esfuman? ¿Sería ésta la posibilidad del sujeto
creador nómada, el sujeto descentrado, que acciona desde una lógica libidinal?,
¿Qué tipo de objetos artísticos constituirían una estética de lo múltiple?
Éste conjunto de interrogantes abre cada vez más las potencialidades de
los conceptos de experiencia y erotismo. Como ya se mencionó al comienzo,
ésta investigación teórica es el comienzo de una posible puesta en escena, por
lo que será necesario profundizar en algunas cuestiones que sean relevantes
para encaminar el trabajo escénico. Por ahora, éste texto queda como una
primera impresión que será usada como punto de partida para el trabajo de
investigación escénica que se irá realizando con los artistas invitados.
Ciertamente, no es necesaria una conclusión, ya que éste recorrido
inmaterial no exige una reducción ni una síntesis, dado su uso posterior; éste
texto pretende funcionar como un agenciamiento.
Bibliografía

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síntoma, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1998.
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Webgrafía

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gottlieb-baumgarten-1714-1762-aesthetica-la-estetica-como-ciencia-del-
conocimiento-sensible/) [en línea] recuperado el 12 de agosto del 2017.
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herramienta de aprendizaje,
(https://unojoparaelarte.wordpress.com/2016/03/10/el-arte-haptico-la-
percepcion-tactil-como-herramienta-de-aprendizaje/) [en línea]
recuperado el 01 de agosto del 2017.
 Ricoeur, Paul, Narratividad, fenomenología y hermenéutica, p. 190.
(http://www.raco.cat/index.php/analisi/article/viewFile/15057/14898) [en
línea] recuperado el 12 de agosto del 2017.

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