Está en la página 1de 8

Romanticismo

Frente al racionalismo ilustrado y positivista que imperaba en la Europa del siglo


XVIII, el romanticismo surgió,
arrollador y vital, como un movimiento de exaltación del hombre, la naturaleza y la
belleza, y como expresión del
espíritu de rebeldía, libertad e independencia que dominó todas las áreas del
pensamiento y la creación artística a lo
largo de la segunda mitad del siglo XVIII y primera del siglo XIX.

El uso de la palabra romántico se remonta al siglo XVII, época en que en Francia e


Inglaterra, se aplicaba determinado
tipo de creación poética - el roman o romant -, heredera de los romances medievales y
de los cuentos y baladas que
florecieron en la Europa meridional durante los siglos XVI y XVII. La fascinación por
lo misterioso y sobrenatural y la
atmósfera de fantasía y heroísmo que dominaban estas composiciones enriquecieron el
ámbito semántico del término
que, símbolo de la nueva estética, encontró sus primeras manifestaciones,
eminentemente literarias, en los
movimientos prerrománticos británicos y alemanes de fines del siglo XVIII, para
alcanzar su máxima plenitud en toda
Europa iniciado ya el siglo siguiente. La segunda mitad del siglo XIX marcaría el inicio
de la decadencia general de los
postulados románticos, disgregados en una fase final de eclecticismo.

Características generales

El romanticismo fue una reacción frente a la tradición establecida; propugnaba la


emancipación del individuo, cuyos
rasgos particulares parecían correr el peligro de disolverse en la colectivización social
creciente. Lo subjetivo, lo
irracional y lo imaginativo empezaron a abrirse paso en un movimiento que planteó un
giro total hacia lo humano, la
naturaleza y la belleza inalcanzable, ideal y sublime. Los artistas románticos buscaron
una huida de la realidad
circundante, en busca de los territorios menos explorados, dando rienda suelta a la
fantasía, la emoción y el encuentro
con la naturaleza y la historia remota.

En política se desarrollaron vivamente los nacionalismos que buscaban los rasgos


peculiares de los pueblos y
rechazaban la uniformidad del dominio imperial tal como había sido concebido por
Napoleón. En su reacción frente a
la etapa anterior, el romanticismo planteó una ruptura con el equilibrio racional y
objetivo que había establecido el
clasicismo del siglo XVIII: así, se planteaba una dualidad entre lo clásico y lo
romántico, que no sólo pertenece a un período concreto de la historia, sino que es, más
bien, una dualidad entre dos modos de ver el mundo, dos mentalidades distintas.
Romanticismo Literario

La literatura hispanoamericana se hace romántica por influjo de Europa. El 9 de


diciembre de 1824 se libra la batalla de
Ayacucho, que señala el fin de las guerras de independencia y, por ende, de la
dominación española, y del
establecimiento de las repúblicas. Los territorios que la Península poseía en América -
excepto Puerto Rico y Cuba-
nacen a la vida libre y se definen desde el punto de vista histórico, social y natural.

Desde la década del 10 hasta 1870, la sociedad sufre cambios de importancia: queda
abolida la esclavitud y la
servidumbre de los indios; en el orden económico, se implanta el sistema liberal; se
propician reformas educativas y se
fundan escuelas; desde el punto de vista filosófico, es decisiva la influencia de Francia,
Inglaterra y Alemania. El siglo
XIX está dominado por el positivismo que sólo reconoce el método experimental y
acepta como verdadero lo que
puede comprobarse mediante la observación.

El Romanticismo, primer movimiento literario en la vida libre del Nuevo Mundo, llega
a América a través de dos vías:

- La del Atlántico, con el escritor argentino Esteban Echeverría (1805-1851);

- La del Pacífico, con los literarios españoles Fernando Velarde (1821-1880) y José
Joaquín de Mora (1782-1864).

Esteban Echeverría viaja a París en 1825 con el objeto de iniciar estudios de Física,
Química, Matemática y otras
ciencias, pero se siente atraído por la literatura, especialmente por la poesía que se
cultiva en esa época y a ella se
entrega. Cuando regresa a Buenos Aires, en 1830, ya es un poeta que no oculta su
admiración por Chateaubriand,
Lamartine y Víctor Hugo. Los jóvenes que comulgan con la nueva orientación estética,
reciben de él un Romanticismo
de sello auténticamente francés.

Su poema Elvira o La novia del Plata (1832) inaugura el Romanticismo en las letras
argentinas, que no sólo se anticipan
así a los demás países de lengua española, sino también a España, ya que su primera
obra romántica, El moro expósito,
de Ángel Saavedra Ramírez de Baquedano, duque de Rivas (1791-1865), data de 1833.
De la Argentina, el movimiento se
extiende a Chile y al Uruguay.

La segunda vía, la del Pacífico, introduce un Romanticismo de signo español, José


Joaquín de Mora llega a la
Argentina en 1826 y permanece aquí hasta la caída de Rivadavia; va, entonces, a Chile,
desde donde viaja a Bolivia;
más tarde, visita el Perú.

Sus Leyendas españolas, en las que late el espíritu byroniano, son verdadero modelo
para sus émulos.

Velarde reafirma los principios de Mora, pero, a diferencia de éste, es poeta


grandilocuente y desbordante, y se lo
respeta y admira como maestro.

Divulga su poesía en Cuba, Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia y Guatemala, y,


muy pronto, se convierte en ídolo
de la juventud.

Carlos Guido y Spano (1827-1918)

Carlos Guido y Spano es el poeta que marca la transición, en la Argentina, del


Romanticismo al modernismo.

Vida

Nació en Bs. As. en 1827, y joven aún, viajó a Río de Janeiro, donde su padre
desempeñaba el cargo de enviado
extraordinario y plenipotenciario del Gobierno de Rosas. Allí comenzó su obra literaria.
Regresó a Bs. As., pero al poco tiempo viajó a Francia, donde había fallecido
misteriosamente un hermano suyo.
Participó en las jornadas de la revolución de 1848, en favor de los grupos democráticos,
viajó por Portugal, Inglaterra y
Francia y regresó a su ciudad natal inmediatamente después de la caída de Rosas.

Comenzó entonces su participación en la vida cívica y pública, que en una oportunidad


lo forzó a exiliarse en
Montevideo.

Contrajo nupcias con Sofía Hynes, y al regresar a Bs. As., apoyó con sus escritos la
posición del Paraguay en política
internacional, en contra de la actitud de Mitre.

Editó su primer libro de versos, Hojas al Viento (1871), actuó meritoriamente en la


lucha contra la epidemia de fiebre
amarilla (1871), perdió a su esposa y fue director del Archivo General de la Nación.

Contrajo luego segundas nupcias con Micaela Lavalle, sobrina del General Lavalle, y
editó un libro de prosas, Ráfagas
(1879), en dos volúmenes, que recogía toda su anterior obra periodística y de ficción o
ensayo.

Ocupó sucesivamente varios cargos públicos, de relativa importancia, hasta que dio a
las prensas su segundo volumen
lírico, Ecos Lejanos. Pocos años después, se jubiló como funcionario del Estado, y se
retiró de la vida pública a causa de
una enfermedad que lo postró en su lecho durante casi un cuarto de siglo.

Murió en Bs. As. en 1918, de 91 años de edad, rodeado del afecto de sus conciudadanos.

La Poesía de Carlos Guido y Spano

Carlos Guido y Spano asistió en vida a todo el proceso de desarrollo y extinción del
Romanticismo en la Argentina. Su
extraordinaria longevidad lo convirtió en contemporáneo del Romanticismo, el
realismo, la literatura gauchesca, la
generación del '80, y por último, del modernismo. Fue el testigo de casi un siglo entero
de actividad estética Argentina.
Iniciado tempranamente en la poesía -con unas piezas en portugués perdidas- hizo
traducciones y escribió
composiciones originales que publicó en periódicos de la época.

Olegario Víctor Andrade (1839-1882)

Andrade está considerado por algunos críticos como el mayor poeta lírico del segundo
período romántico en la
Argentina.

Vida

Nació en Alegrete, Brasil en 1839, hijo de padres argentinos, de modo que, después de
la caída de Rosas, le
correspondió la ciudadanía argentina por una ley del congreso (1857) que contempló en
general los casos de hijos de
argentinos nacidos en la expatriación.

Regresó con su familia a Gualeguaychú, concurrió a una escuela de primeras letras,


donde reveló ya su precocidad
literaria. A los nueve años compuso una alocución patriótica en la escuela, y joven aún,
inició sus estudios de segunda
enseñanza en el colegio de Concepción del Uruguay, que más tarde pasaría a
denominarse Colegio Nacional del
Uruguay. Se retiró de este establecimiento sin haber concluido sus estudios, poco
después de obtener el premio de
literatura, y elocuencia en un certamen escolar.

Contrajo matrimonio con una dama uruguaya, se inició como periodista profesional,
intervino en política a favor de
Urquiza, y por fin se trasladó a Bs. As., donde continuó su carrera periodística.

Fundó y dirigió el periódico "La Tribuna Nacional", y ese mismo año escribió su poema
más famoso, "El nido de
cóndores", que fue leído en una velada del Teatro Colón, realizada para promover la
prepatriación de los restos del
gral. San Martín desde Francia.

Fue elegido después diputado por Entre Ríos al congreso nacional, y al mismo tiempo
que sus compromisos cívicos, se
siguió dedicando a las letras y publicó otros tres cantos importantes: San Martín: Canto
lírico; Prometeo, y Atlántida:
Canto al porvenir de la raza latina en América.

Murió víctima de un ataque cerebral, pocos meses después de haber sido reelegido
como diputado nacional (1882).

El Poeta

Está considerado como un gran lírico, y su figura ha sido colocada algunas veces al lado
de Echeverría y Mármol. Fue
un artista de precocidad excepcional en nuestro país, y cultivó preferentemente los
motivos históricos y patrióticos, con
los que se había iniciado en sus años de estudiante. Pese a su exagerada entonación
declamatoria, son sin embargo
versos de algún valor, o en todo caso, deben ser considerados como el tributo juvenil al
aprendizaje.

Al venir a establecerse en Bs. As., se inicia la segunda etapa de su poesía. Esta es la


época de los grandes cantos de
Andrade, que lo llevaron a la culminación de su fama y le valieron en algún momento el
calificativo de "poeta
nacional", título que era realmente excesivo para el artista, y que quizás por eso mismo
fue propuesto en otras
oportunidades para Obligado, Carlos Guido y Spano y Hernández.

Las obras poéticas de Andrade ocupan un sólo volumen.

Estilo
Casi todos estos poemas están conseguidos en forma de arrebatos de grandilocuencia.
La tensa inspiración estalla de
estrofa en estrofa, con una suerte de desmesura que ha envejecido notablemente a estas
piezas. Parecía obsedido por
lo descomunal, por el gigantismo expresivo e imaginativo, y en no pocos versos
confunde lo grande con la grandeza.

Andrade careció, evidentemente, de mesura artística como para encausar en moldes más
sobrios y sugeridores las
exresiones de su estro. Es, sin embargo, un caso notable de fuerza creadora, y es lástima
que un completo ocio y una
educación literaria más cuidadosa no le hayan permitido colocarse en la auténtica línea
de Víctor Hugo, que el poeta
argentino tanto se empeñó en imitar.

Esteban Echeverría

Esteban Echeverría fue el introductor del romanticismo en Hispanoamérica, el autor del


primer cuento argentino, el
ideólogo de la generación argentina del '37, el más importante poeta del primer
romanticismo en el Río de la Plata, el
introductor del tema del desierto y del indio en la literatura argentina, y uno de los
mayores autores románticos en
Hispanoamérica.

Nació en la ciudad de Buenos Aires en 1805 y falleció en la ciudad de Montevideo en


1851.

Domingo Faustino Sarmiento


Sarmiento es el mayor prosista argentino del siglo XIX. Fue, sobre todo, ensayista, y
dentro de este género, una figura
de importancia continental.

Nació en San Juan en 1811 y murió en Paraguay en 1888.

Jorge Isaacs

Isaacs es el autor de la más popular y acaso la mejor novela hispanoamericana del siglo
XIX: María.

Nació en Cali, Colombia en 1837. Murió en Ibagué en 1895, a causa de una gran
enfermedad.

También podría gustarte