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CAPITULO II Los actores x 1a opinion publica ‘an muy apreciable actor amigo ues tro que, eon ser de los de mis talento que eonocemos, inenrre también en el vulgar error setialado en el eaptulo precedente, ofmosle formular una queja contra la opinién publica suponiendo que, por falta de conoci~ rientos prictioos dol arte, sucle tratar injusta- monte & los actores, achaedindoles defectos. que, ni son suyos, ni esté en su mano corregitlos A voces sueede esto, es verdad, pero no es lo mnte que confunda 1a ‘opinidn piblien defectos, y no ha de ser caifica- nto cuando rvelama del actor el 35 defeo ientes is free el origen de los stn de ex estudio dobido para corregir 6 atenuar tos originailos por eircunstancias indope de su yoluntad. En cambio jeusntas ‘le conocimientos pricticos del arte y esa resionabilidad del puiblico som es esta {que corresponden 4 los autores! (1) 0, ademas de Tog que hemos indicado, nota fectos que son abso 1 piblico muchos otsos d Iutamente del actor ¥ quo no corige ni aivier~ jpresuneidn y las preten siones suelen estar en razin inverse del talento ¥ de la aplicaciin, y 4 nuestros actores, por re= ila general, les basta quo hayan pisado Ia nna un par de veees pasa que opinen ya que no se expliea que tie se constituyan en dinectores de eompaaia tas que, aun como simples actores, hos y gravisimos defectos. Hablamos y seguiremos hablando en tosis neral y sin snimo do ofender el nombre dear notables por varios conceptos, hom y ania de la escena espatiola, ara reducir nuestra opinidn sobre los actores contemporineos nna brevisima idemula, die sy muchos. tienen nos que todos tienen dof grandes eualidades, Si la perfeccidn no estd en fl hombre, es natural que todos tengan defpetos, yy si muchos posoen grandes cualidades, deben “stos aprovecharlas para honra de la espattola ‘A fuer de criticos impareiales y con el buen deseo de estimnlar la aficion al estudio a fin de que nuestros actores puedan contribuir eficaz~ mente & dejar biew sentado ol pabellin del arte feseénico esparol, emitiremos nuestras leales y sinceras observaciones, huyendo del halago por que estamos persuadidos de quo ésto silo sirve para cerrar el camino del. progreso en el arte 4 tunos, y para abrir & otros el eamino de sur eo rrupeidn y de su ruina. Asf nos explieamos que vongan & resultar malos eiertos actores que lia- ‘ian gozado de merecida reputacién y euyo ge- nio artistico parece anestesiado por los vapores de Ia adulaci6n, Annque las reglas del arte han do tener el ea- riicter de absolutas, no puede serlo Ia critica al juzgar al artista, puesto que, como ya hemos dicho, el hombre no puede aleanzar la perfec tiga, Recuerde esto el lector y fjese en que nuestros apuntee son de indole didietica, pues de fora suerte reconocemos desde Iuego que podria juagrirsenos demasiado severos al leer ciertas in dlieaciones que figuran en algunos eapitulos. ‘Si empezamos & publicar ol tratalo de arte ws quo ol rata do arto dramsticn Prctrtuames qu Ie ators 80 ee oes do elemento est tren necada sent ¢ nics no actor D. Juan Lombia_ en Jos Maminos, «Como. expats oo han Mal tato fos senior pion, rae todo lo que directamente tionde a formar ‘educacién del actor.» (1) ; El director, el actor, el critico 6 el aficionado quo basque alguna Iuz en el presente libro con i ‘de aplicarse, Wianos hasta el fin, y si ene ceuentran algo que les sea provechoso, habremo- uid el objeto que nos hemos propuesto. Un solo defecto que corsija, sora bastante para ‘que demos por bien empleado el tiempo inverti~ doen la redaccidn de estas obsorvaciones.

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