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Cómo Resolvió el Gobierno Soviético la Cuestión Nacional [*]

Prefacio a la Edición Inglesa de 1932

L. Perchik

Hace apenas quince años, Rusia era uno de los países más atrasados del planeta.
Sus clases dirigentes, sus terratenientes y sus capitalistas, encabezados por la
camarilla dirigente del zar, gobernaban el país sometiendo a los trabajadores y
campesinos a una política de represión salvaje y cruel. Los "Cien Negros", como se
había apodado a los ultrarreaccionarios de Rusia, liquidaban sin la menor piedad a
todos los elementos progresistas y revolucionarios así como a su vanguardia de la
clase obrera. Era un régimen basado en la prisión y el exilio, en el knut y el
cadalso.

Estos métodos de represión política eran evidentes en la explotación económica.


Los campesinos pobres y medios, que poseían poca o ninguna tierra, estaban
esclavizados por los terratenientes y vivían en un estado de dependencia
semifeudal. Las condiciones de vida de la clase obrera, derrotada en los
enfrentamientos que habían tenido lugar en las barricadas de la Revolución de
1905, no tenían nada que envidiar a las de los coolíes chinos: salarios paupérrimos,
jornadas de 12 a 14 horas, condiciones de trabajo espantosas, viviendas
miserables.

La Rusia imperialista luchaba por apoderarse de un número incesantemente


creciente de colonias, tales como Manchuria, Persia e incluso las comarcas
balcánicas, y era universalmente considerada como el 'gendarme de Europa'.
Actuaba al servicio del capital internacional, cumpliendo la brutal tarea consistente
en suprimir todas las nacionalidades existentes al oeste de su territorio. La Rusia
zarista también tenía la reputación poco envidiable de ser una 'cárcel de naciones',
y esta expresión caracteriza a la perfección la política interior del gobierno del zar.

Efectivamente, la Rusia zarista era una prisión para decenas de nacionalidades


oprimidas y esclavizadas, entre las que se encontraban los ucranianos, los polacos,
los finlandeses, los bielorrusos, los turcos, los uzbecos, los turcomanos, los tayikos,
los kazakos, los yakutes y muchos otros más. La historia de la conquista, el
avasallamiento y la opresión de estos pueblos fue escrita con la sangre de millones
y millones de víctimas del zarismo.

La política nacional de la vieja burguesía y de los terratenientes rusos era una


política de rusificación y de opresión de estos pueblos, una política que pretendía
fomentar las luchas nacionalistas, los pogromos y las matanzas.

Apenas han pasado quince años desde la caída del antiguo régimen zarista y el fin
de sus brutalidades, y hoy podemos estar realmente impresionados por la
extraordinaria amplitud del cambio que ha experimentado nuestro país. Tal como
decía Marx --y Lenin repetía a menudo--, "un solo año de actividad revolucionaria
equivale a decenas de años de desarrollo apacible". Mostraremos el modo de
resolver la cuestión nacional a través de la forma en que la hemos resuelto en la
Unión Soviética.

En los países capitalistas que nos rodean la opresión social ejercida por el capital es
evidente, junto con la opresión imperialista sobre las pequeñas naciones y las
colonias.

Las grandes potencias o, mejor dicho, los grandes "piratas" como Inglaterra,
Francia, Japón, los Estados Unidos y otros, mantienen en la esclavitud a millones de
personas pertenecientes a las masas trabajadoras de la India, Indochina y África.
Incluso en Europa, la opresión colonial ha alcanzado extremos desorbitados. Así
ocurre en Polonia, donde 4 millones de ucranios, 2 millones de judíos, un millón de
alemanes y un millón de bielorrusos son cruelmente oprimidos; y nos encontramos
con el mismo sistema en Rumanía, donde 1.500.000 húngaros, un millón de judíos,
750.000 alemanes y 530.000 ucranios son mantenidos prácticamente en la
esclavitud.

La resolución de la cuestión nacional en la Unión Soviética reviste tres aspectos:


político, económico y cultural.

¿ Por qué medios deben resolver los bolcheviques la cuestión nacional?

En primer lugar: mediante la fórmula de Lenin referente al derecho de todas las


naciones a la autodeterminación, incluida la formación de Estados separados,
fórmula que propugna la eliminación de todos los privilegios nacionales. En los
países capitalistas, la fuerza de esta fórmula se enfrenta con el imperialismo y
lucha por la liberación de las colonias, mientras que en el país de la dictadura del
proletariado implica la consolidación, en todos los sentidos posibles, de la unión de
los trabajadores de todas las nacionalidades, los cuales, aunando sus esfuerzos,
construyen el socialismo.

En segundo lugar: la fórmula de Lenin referente a la ayuda económica y cultural


proporcionada por el Estado soviético a las nacionalidades antaño oprimidas.
Mientras que el imperialismo explota sin piedad a los pueblos coloniales, el Estado
proletario no sólo los ha liberado políticamente, sino que también les ha ayudado a
alcanzar el nivel económico y cultural de las naciones más avanzadas de nuestro
país.

Tercero: la fórmula de Lenin referente al desarrollo de la cultura nacional, una


cultura proletaria en su contenido y nacional en su forma. Mientras que el
imperialismo suprime la cultura nacional, sin darle ocasión alguna de desarrollarse,
la dictadura del proletariado establece los fundamentos de una revolución cultural
capaz de englobar a millones de personas pertenecientes a las masas trabajadoras
de todas las nacionalidades, sin otorgar el menor privilegio a ninguna de ellas en
virtud de la lengua o de la cultura nacional.
1. EL DERECHO DE LAS NACIONES A LA AUTODETERMINACIÓN BAJO LA
DICTADURA DEL PROLETARIADO

El programa del Partido Comunista dice lo siguiente: "A fin de superar la


desconfianza que las masas trabajadoras de los países oprimidos sienten hacia el
proletariado de los Estados que habitualmente han oprimido a estos países, es
necesario abolir todos los privilegios de los que pudo gozar cualquier grupo
nacional, establecer una igualdad absoluta de derechos para todas las
nacionalidades, reconocer el derecho a la separación de las colonias y de las
naciones dependientes".

1.1. La materialización del 'derecho de las naciones a la


autodeterminación' en las naciones de la Unión Soviética.

El derecho de las naciones a constituir Estados separados ha sido proclamado y


puesto en práctica desde los primeros días de la Revolución de Octubre. La
alocución redactada por Lenin y Stalin para el Segundo Congreso de los Soviets de
toda la Unión, el 7 de noviembre de 1917, subrayaba que, además de cumplir las
tareas más importantes a las que debía hacer frente el poder soviético de la época
(la firma inmediata de la paz, el reparto de las tierras de los grandes propietarios
entre los pequeños campesinos, y el establecimiento del control de los trabajadores
sobre la industria), era necesario "garantizar a todas las naciones que viven en
Rusia el derecho efectivo a la autodeterminación".

La declaración de derechos de todas las personas trabajadoras y explotadas,


adoptada durante el Tercer Congreso de los Soviets de toda la Unión, en enero de
1918, afirma que "la república soviética rusa ha sido instaurada sobre la base de
una libre unión constituida por naciones libres". Con el fin de evitar malentendidos
sobre este asunto, la declaración reconoce a "los trabajadores y campesinos de
todas las nacionalidades el derecho a adoptar sus propias decisiones en el seno de
su propio Congreso soviético autorizado". Las nacionalidades pueden decidir
libremente si desean participar en el gobierno federal y en otras instituciones
federales soviéticas, así como las bases de dicha participación. La ley fundamental
de la Unión Soviética, la Constitución de la URSS aprobada el 6 de julio de 1923, se
formuló con el mismo espíritu.

¿Es correcta esta línea política adoptada por el Partido comunista y por el gobierno
soviético respecto al Estado y las instituciones políticas de los pueblos de la URSS?
¿Habría sido preferible escoger otra vía --por ejemplo, no otorgar a las naciones el
menor derecho a constituirse en Estados separados y mantener a todas ellas por la
fuerza dentro de un único Estado? ¿No habría sido preferible no haber creado
ninguna república, distrito ni región nacional, ni haber defendido jamás la idea de
constituir Estados separados ni de dividir el poder del Estado proletario?
Si el Partido Comunista hubiera escogido semejante camino habría arruinado,
desde luego, la causa de la revolución proletaria, la solidaridad fraternal y la
cooperación de los trabajadores de las diversas nacionalidades en el seno de la
Unión Soviética. Pero el Partido y el Gobierno soviéticos siguieron la línea política
correcta, que propugnaba conceder a estas naciones el pleno derecho a la
autodeterminación y a constituir Estados separados. El resultado de esta línea
política es la cooperación de los trabajadores de las diversas nacionalidades de la
URSS --una manifestación sin precedentes en la historia de la humanidad e
inconcebible bajo el capitalismo.

1.2. ¿Por qué las masas trabajadoras de los pueblos de la URSS, a pesar
del derecho a constituir Estados separados, no viven en aislamiento sino
en unidad?

¿Cómo explicar este hecho, que a primera vista parece constituir una contradicción?
Podemos hacerlo de la siguiente manera: habiendo reconocido los derechos de los
pueblos antaño oprimidos a constituir Estados separados, el proletariado ruso, bajo
la dirección del Partido Comunista, puso en ejecución todos los medios a su alcance
para demostrar a las masas trabajadoras de estos mismos pueblos antaño
oprimidos que, en la lucha por el comunismo, la unidad es preferible a la separación
tanto desde el punto de vista político como económico. Del reconocimiento del
derecho de las naciones a constituir Estados separados, no resulta en absoluto que
las naciones que gozan de este derecho deban separarse necesariamente.

"Algunos camaradas", escribía el camarada Stalin en su artículo La cuestión


nacional en Yugoslavia, "parecen querer hacer obligatoria la práctica de este
derecho (...) Se trata de un falso debate y debe ser rechazado. No debemos
confundir un derecho con una obligación". [1]

El derecho de las naciones a formar Estados separados puede constituir, y de hecho


constituye, una amenaza para las potencias imperialistas, porque la separación de
las colonias significa para ellas la pérdida de fuentes de materias primas, de mano
de obra barata, de mercados y de extorsión de capitales.

Es un hecho bien conocido que los países coloniales se hallan bajo la dependencia
económica y política de los países imperialistas, y que producen enormes
superbeneficios para estos últimos. Así pues, está claro que ningún país imperialista
abandonará voluntariamente estos superbeneficios, que jamás abandonará un país
colonizado ni concederá la autodeterminación a ninguna colonia deseosa de
constituir un Estado independiente.

El derecho de las naciones a formar Estados separados no puede constituir y no


constituye, por otra parte, una amenaza contra un Estado proletario, porque las
masas trabajadoras, antaño oprimidas por el capitalismo y ahora liberadas de la
opresión social y nacional por la revolución proletaria, no pueden desear separarse
del Estado proletario que las ha liberado. Las masas trabajadoras se convencieron
por experiencia propia de que, frente al saqueo imperialista internacional y con el
fin de realizar la culminación de la gran tarea histórica --el establecimiento de una
sociedad comunista--, es necesario que todas las masas trabajadoras constituyan
un frente unido bajo la dirección del proletariado y de su Partido Comunista.

"En los Estados capitalistas, al lado de las naciones de primera fila, las naciones
privilegiadas, las naciones 'soberanas', tenemos naciones de segunda fila, naciones
'no soberanas', naciones que no gozan de ninguna igualdad y que están privadas de
numerosos derechos, principalmente de los derechos de soberanía. En la URSS, sin
embargo, todas las circunstancias de desigualdad nacional y opresión nacional han
sido abolidas. En la URSS todas las naciones son iguales y soberanas, porque los
privilegios nacionales y estatales de los que gozaba antiguamente el pueblo de la
Gran Rusia han sido abolidos". [2]

1.3. ¿No contradice la experiencia de Finlandia y Polonia la línea política


leninista de nuestro Partido?

Por cierto, puede ocurrir que la clase obrera y las masas trabajadoras de una
nación liberada por la revolución proletaria no lleven siempre a buen término la
revolución que han iniciado contra 'sus' terratenientes y capitalistas. En tales casos,
el derecho a constituir Estados separados, que había sido posibilitado por la
revolución proletaria, puede ser desviado por la clase dominante y explotadora que
se sirve de él para sus propios fines. Esto es lo que hicieron los capitalistas y
terratenientes de Finlandia y Polonia en 1917-1918, cuando ahogaron en la sangre
de los trabajadores y campesinos la revolución que había estallado en estos países.
¿No invalida este triste acontecimiento histórico nuestra línea de conducta, que
reconoce el derecho de las naciones a constituir Estados separados?

¡En absoluto! Si los trabajadores revolucionarios de Finlandia y Polonia no fueron


capaces de resistir los ataques de 'sus' capitalistas en una época en que el
proletariado ruso era el más precavido en su acercamiento a la cuestión nacional, y
en la que nadie habría podido denunciar su línea política como gran-rusa, ¿qué
razones habrían dado la revolución rusa, el gobierno soviético y el Partido
Bolchevique si no hubieran reconocido el derecho de autodeterminación de
Finlandia y Polonia? Los sectores de la clase trabajadora en los que no existe
ninguna conciencia de clase, así como la mayor parte de la pequeña burguesía
--cuyas concepciones han sido contaminadas por los capitalistas, los terratenientes
y sus servidores y los parásitos social-fascistas-- habrían interpretado semejante
línea de conducta por parte del proletariado ruso como una manifestación del
conocido chauvinismo gran-ruso, camuflada bajo un barniz de comunismo. Si
hubiera ocurrido esto, la causa de la revolución proletaria habría estado perdida en
estos países para muchos años venideros.

Es evidente que esta solución al problema no impide que el proletariado victorioso


en un país preste ayuda internacional a los trabajadores de los países en los que la
burguesía sigue existiendo. Al contrario, resolver la cuestión de este modo permite
al proletariado victorioso actuar siempre así.

"En todo caso, siguiendo el programa del Partido Comunista, el proletariado de la


nación que fue la nación opresora debe mantener una especial precaución y
conceder una atención particular a los restos de sentimiento nacional que subsistan
entre las masas trabajadoras de las naciones que estén oprimidas o no disfruten
sus plenos derechos. Únicamente adoptando esta línea de conducta será posible
crear las condiciones favorables para una unidad realmente duradera y voluntaria
entre elementos nacionalmente heterogéneos del proletariado internacional, como
ha demostrado la experiencia consistente en unir a varias repúblicas soviéticas
nacionales en torno a la Rusia soviética'.

1.4. Cómo la constitución de la URSS garantiza la solución correcta del


problema nacional.
¿Cómo han sido unificadas las diferentes naciones que habitan en la Unión
Soviética? Como ya sabemos, la URSS consta de siete repúblicas unionistas: Rusia,
Bielorrusia, Ucrania, la República transcaucásica, Uzbekistán, Turkmenistán y
Tajikistán. Conforme a la Constitución, la Unión tiene competencia sobre todas las
cuestiones que atañen a la Defensa, los Asuntos Exteriores, el comercio exterior,
los medios de comunicación, el correo y los telégrafos, los presupuestos del Estado
unificado y la 'Resolución del ámbito fundamental y general de toda la economía
nacional de la Unión'.

Las Comisarías del Pueblo de la URSS están divididas:

1. En Comisarías que cubren el conjunto de la Unión, es decir, una sola Comisaría


para toda la URSS (Comisarías para los Asuntos Exteriores, el Ejército y la Marina,
el Transporte, el Comercio Exterior, el Transporte Fluvial y Marítimo, y Correos y
Telégrafos);

2. En Comisarías mixtas (Comisarías para el Abastecimiento, la Industria Pesada,


las Industrias Ligeras, la Agricultura y los Bosques, Trabajo, las Finanzas, la
Inspección de los Trabajadores y Campesinos). Las Comisarías que cubren el
conjunto de la Unión tienen sus propios representantes autorizados en el seno de
las Repúblicas de la Unión, quienes les están directamente subordinados. Y las
Comisarías mixtas tienen sus propios cuerpos organizativos en el territorio de las
repúblicas de la Unión; estas comisarías llevan todas el mismo nombre y están
subordinadas al Consejo de Comisarios del Pueblo;

3. Las Comisarías Específicas del Pueblo son las Comisarías de Educación, Justicia,
Bienestar Social, Salud y Economía Municipal.

Cada una de las repúblicas de la Unión se reserva el derecho a separarse de la


Unión si así lo desea. Aunque este derecho se halle previsto en la Constitución, las
propias masas trabajadoras de las repúblicas de la Unión se convencieron por
experiencia propia de la necesidad de una sólida unidad de acción, tanto para la
construcción del socialismo como para la defensa de la Unión Soviética contra los
saqueadores imperialistas. Esta conciencia constituye la mejor garantía de la fuerza
de nuestra Unión, y es el símbolo de la fraternidad que une a los trabajadores de
todas las nacionalidades del mundo.
La URSS, es decir, las siete repúblicas que constituyen la Unión, comprende quince
repúblicas autónomas y dieciocho distritos autónomos (ver apéndice I). Existe
además un gran número de regiones nacionales y de pueblos en cada república. En
la RSFSR (República Soviética Federativa Socialista Rusa), por ejemplo, hay diez
distritos nacionales, 147 regiones nacionales y 3.200 soviets rurales nacionales. En
la RSS de Ucrania, de las 380 regiones hay 25 regiones nacionales, 8 rusas, 7
alemanas, 3 búlgaras, 3 griegas, 3 judías y 3 polacas. Entre el gran número de
soviets rurales nacionales de la RSS de Ucrania, tenemos 16 moldavos, 10 checos,
4 bielorrusos y hasta uno sueco y otro francés. En la RSS de Abjasia, incluso hay un
soviet de aldea negro. Tanto estas repúblicas como la región nacional y los soviets
rurales están organizados con el fin de acercar lo más posible el aparato soviético a
las masas trabajadoras autóctonas de dichos territorios. Al mismo tiempo, la URSS
garantiza la plena igualdad a todas las minorías nacionales que viven en el seno de
la Unión y a las repúblicas nacionales, los distritos autónomos, las regiones
nacionales y los soviets rurales.

En cuanto a los órganos supremos de gobierno, los intereses de los trabajadores de


las diferentes nacionalidades reciben igualmente la más alta consideración. El CEC
de la URSS (Comité Ejecutivo Central de la Unión Soviética) consta de dos
Consejos: el Consejo de la Unión y el Consejo de las Nacionalidades. El Consejo de
la Unión está compuesto por representantes de todas las repúblicas de la Unión,
siendo su número proporcional a la población de cada una de ellas; el Consejo de
las Nacionalidades consta de representantes de las repúblicas de la Unión y de las
repúblicas autónomas (5 representantes para cada una) sin tener en cuenta el
número total de sus habitantes. Cada decreto y decisión, así como cada proyecto
de ley, deben transitar no sólo por el Consejo de la Unión sino también por el
Consejo de las Nacionalidades. En caso de desacuerdo entre el Consejo de la Unión
y el Consejo de las Nacionalidades, la cuestión será sometida a una comisión de
arbitraje designada por ambos Consejos.

Esta forma de gobierno practicada en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas


no existió desde el principio mismo de la Revolución de Octubre. Durante el primer
período de la Revolución, la cooperación entre los pueblos de la Unión Soviética no
presentó una forma tan estructurada. Esto puede explicarse por el hecho de que en
aquella época las masas trabajadoras de los pueblos liberados por la revolución
carecían de experiencia, junto con el hecho de que la amenaza de intervención
extranjera no parecía aún un peligro inminente. Más adelante, durante el período
de la guerra civil y la intervención extranjera, la cooperación adoptó la forma de
una unión militar. Y hubo que esperar a que la guerra terminase para que esta
unión militar fuera completada con una unión económica.

Según la Sección 34 de la Constitución de la URSS, "los decretos y reglas del


Comité Ejecutivo Central, de su Presidium y del Consejo de los Comisarios del
Pueblo de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas serán impresos en las
lenguas generalmente habladas en las Repúblicas de la Unión: ruso, ucraniano,
bielorruso, georgiano, armenio, azerí, uzbeco, turcomano y tayiko (o parsi)".

Durante el Sexto Congreso de la URSS, estuvieron presentes representantes de 66


nacionalidades:
Rusos Caucásicos Kazakos Oirats Kumikos Balkaros
Mordoves Uzbecos Avares Taranquianos Polacos Circasianos
Ucranianos Samoyedos Kirguises Ostyakos Alemanes Kabardos
Calmucos Turcomanos Mogtchas Uiguros Estonios Karachos
Bielorrusos Altaianos Tchuvaches Yakutes Tunguses Chinos
Bachkirianos Tayikos Letones Donganianos Carelianos Coreanos
Georgianos Tofas Voliacos Komis Osetios Moldavos
Pérmicos Judíos Lituanos Checos Karaymianos Darghenianos
Turcos Tchoranos Maris Tchassughianos Ingushes Nogaianos
Loparianos Tártaros Griegos Adegaianos Finlandeses Lezghinianos
Armenios Buriates Karakalpakos Búlgaros Chechenos Persas

Verdaderamente, ¿en qué otro país del mundo el órgano supremo de gobierno
incluye a representantes de un número tan enorme de naciones, que además
conviven todas juntas en completa paz y armonía?

1.5. El gigantesco desarrollo de la actividad política de las masas


trabajadoras.

Esta línea de conducta seguida por el Partido y el Gobierno soviéticos en la esfera


de los asuntos gubernamentales estrechó aún más los lazos que unían a los
trabajadores de todas las nacionalidades que componen nuestro país. El aparato del
gobierno soviético, que en las repúblicas nacionales, los distritos, las regiones y los
soviets rurales utiliza la lengua de origen de la población autóctona, pretende
establecer el contacto más estrecho posible con los trabajadores de todas las
regiones. Obreros, campesinos de las granjas colectivas, trabajadores procedentes
de la población autóctona que conocen la lengua y las costumbres de las masas y
que mantienen el contacto más estrecho con ellas, son llamados a formar parte del
aparato del gobierno soviético. Esta línea de conducta, consistente en reclutar a la
población autóctona para el aparato gubernamental, ayuda al desarrollo de la
actividad política entre las grandes masas obreras y campesinas de nuestro país.

Pudimos apreciar la magnitud de este desarrollo de la actividad política en las


elecciones a los Soviets celebradas en 1929, comparadas con las de 1927.

En algunas repúblicas nacionales, tales como Ucrania, Turkmenistán y la República


Transcaucásica, el porcentaje de personas que participaron en las elecciones de
1929 fue incluso más elevado que en la República Soviética Federativa Socialista de
Rusia. ¿No demuestran estas cifras las grandes mejoras políticas originadas por la
revolución proletaria entre las masas más atrasadas de las nacionalidades antaño
oprimidas?

La Sesión Plenaria Unificada del Comité Central, que se reunió en diciembre, y el


Comité Central de Control del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión
Soviética, que también se reunió del 17 al 21 de diciembre de 1930, hizo pública
una resolución a propósito de la reelección de los Soviets, en la que llamaba la
atención a todos los miembros del partido sobre la necesidad de aplicar
inmediatamente y de modo correcto la línea de conducta propugnada por Lenin a
propósito de la cuestión nacional.

"Durante la reelección de los Soviets" --podemos leer en esta resolución-- "el


desarrollo y la ulterior ejecución e la línea de conducta propugnada acerca de la
cuestión nacional deben ser ampliamente difundidos y sus resultados controlados.
Lo anterior incluye el fortalecimiento de la unidad internacional, la solidaridad y la
cooperación proletaria entre todos los pueblos de la URSS y el desarrollo de su
cultura, nacional en su forma y proletaria en su contenido".

¿Cómo se han aplicado estas directivas de la Sesión Plenaria del Comité Central de
diciembre? La reelección de los Soviets de 1931 muestra un aumento
suplementario de la actividad de los votantes a lo largo y ancho del país y
particularmente en las repúblicas nacionales. Este panorama muestra que amplios
sectores de la población han sido liberados de siglos de humillación por la
revolución proletaria, para ser introducidos de lleno en la participación activa en la
construcción del estado soviético.

Podemos ver que el porcentaje medio de los electores que participaron en las
elecciones a los Soviets en varias repúblicas nacionales fue más elevado que el
porcentaje total para el conjunto de la URSS.

La Constitución de la URSS también garantiza plenos derechos políticos, tanto el


derecho a ser elegidos como el derecho de voto, a todos los extranjeros que
residan y trabajen en la Unión Soviética. Por ejemplo, en Moscú los resultados de
un recuento electoral no fueron ratificados y el presidente de la mesa fue
reprendido, porque a un trabajador extranjero no se le permitió votar.

El Partido tiene como tarea prioritaria atraer a las grandes masas trabajadoras a
una participación cada vez más numerosa en todos los niveles del funcionamiento
de los Soviets, así como lograr que los Soviets estén más cerca de las masas
trabajadoras y que testimonien, al actuar de esta manera, una solicitud todavía
mayor hacia las necesidades culturales de las minorías nacionales.

1.6. La lucha contra los elementos chauvinistas

En ciertas regiones nacionales de la URSS, existen una serie de elementos


chauvinistas que se oponen a la "autoctonización" del aparato de gobierno soviético
y al uso de la lengua autóctona en la administración. He aquí varios casos que se
dieron en la región autónoma de Mordovia.

En la región de Zubovo-Polyansk, de 22 soviets rurales mordoves sólo 4 llevan sus


asuntos en lengua mordova. En la región de Kochkurov, de 18 soviets rurales sólo 5
adoptaron el uso de la lengua mordova. En estas regiones la población mordova
constituía entre el 70 y el 80 % de la población total. En los soviets distritales la
situación no es mejor. Los trabajadores de la región de Kochkurov intentaron
presentar a la Unión de Granjas Colectivas un informe redactado en lengua
mordova sobre los progresos de las cosechas y de la colectivización, pero todos sus
esfuerzos fueron vanos. La Unión de Granjas colectivas del distrito respondió: "no
entendemos el alemán".

La autoctonización del aparato de gobierno soviético progresa muy lentamente. En


1930, en el aparato del soviet de distrito el 18,2 % de los trabajadores eran
mordoves, y en 1931 todavía eran sólo el 20,2 %. En el aparato regional de los
soviets, el porcentaje de autoctonización mordova está muy atrasado si se lo
compara con el de la población mordova. En la región de Zubovo-Polyansk, la
población mordova es aproximadamente el 80 %, pero solamente el 41 % del
aparato de gobierno soviético está constituido por mordoves; en la región de
Kovylk la población mordova constituye el 50 %, y en el aparato soviético sólo
representa el 23 %; en la región de Torbeiev la población mordova es del 37 %, y
sólo representa un 17% en el aparato de los soviets.

Y no es sólo en el distrito mordove donde la autoctonización del aparato soviético y


del uso de la lengua conocen semejante retraso. Este estado de cosas debe
cambiar.

2. AYUDA ECONÓMICA Y CULTURAL A LAS NACIONES ATRASADAS

2.1. La lucha contra la desigualdad en los ámbitos económico y cultural.

El proletariado, que llevó a cabo una revolución en un país compuesto por


numerosas nacionalidades diferentes --un país dónde un número importante de
pueblos nacionales fueron antaño oprimidos por una gran nación soberana-- se
enfrenta a un problema importante: liquidar la desigualdad y el atraso que estos
pueblos acusan en los ámbitos económico y cultural. No sería una línea de conducta
verdaderamente proletaria declarar el derecho de todas las naciones a la
autodeterminación, sin asegurar una ayuda real ininterrumpida, a la vez económica
y cultural, a estas naciones atrasadas.

Sólo los chauvinistas de la Gran Rusia pueden pretender que los uzbecos, kazakos,
tayikos, tártaros y yakutes están culturalmente atrasados porque son inferiores en
un plano "orgánico". Un trabajador consciente de su clase sabe que la ausencia de
cultura y el retraso económico de los pueblos antaño oprimidos pueden explicarse
por las condiciones históricas de su desarrollo y particularmente por la política de
los terratenientes y de los capitalistas rusos que, durante siglos, los mantuvieron
aplastados bajo sus botas y les impidieron desarrollar su propia economía y cultura.

La clase obrera está ocupada en librar una guerra sin cuartel contra todos los que,
bajo la máscara del internacionalismo, imponen la cultura rusa a estos pueblos e
intentan aplicar la vieja línea de conducta zarista de la rusificación. [3]

2.2. El Duodécimo Congreso del Partido, a propósito de la ayuda económica


y cultural a los pueblos atrasados.

El Duodécimo Congreso del Partido Comunista, en su resolución sobre el informe


del camarada Stalin a propósito de la cuestión nacional, declaró lo siguiente: "Para
la aplicación correcta del programa nacional propugnado por la Revolución de
Octubre, primeramente es necesario superar los obstáculos que heredamos del
período de opresión nacional y que no pueden ser superados en poco tiempo ni de
un solo golpe (...). Asimismo, esta herencia consiste virtualmente (es decir, en un
sentido económico y cultural) en la desigualdad entre las nacionalidades que
componen las repúblicas soviéticas. La igualdad nacional de derechos conseguida
por la Revolución de Octubre es una gran conquista, pero no resuelve la totalidad
de la cuestión nacional. Varias repúblicas y pueblos que no han conocido apenas el
estadio del capitalismo, que no poseen --o que poseen sólo en un grado aún muy
reducido-- su propio proletariado, y que por consiguiente se hallan atrasados
económica y culturalmente, no están en posición de hacer pleno uso de los
derechos y posibilidades que les ofrece la igualdad nacional. No están en posición
de ascender a un nivel más alto de desarrollo y de sobrepasar a las naciones
avanzadas, sin una ayuda sustancial y continua por parte de otras repúblicas. Las
razones de esta desigualdad virtual deben buscarse no sólo en la historia de estos
pueblos, sino también en la política del zarismo y de la burguesía rusa que tenían la
intención de convertir los territorios fronterizos del imperio en regiones
exclusivamente productoras de materias primas, con el fin de ser explotadas por
las regiones centrales altamente desarrolladas en el plano industrial. Superar esta
desigualdad en un breve lapso de tiempo, liquidar esta herencia en el espacio de
uno o dos años, es tarea imposible".

2.3. El plan quinquenal y la cuestión nacional

La línea de conducta del gobierno soviético a lo largo del desarrollo de la revolución


ha estado centrada, naturalmente, en proporcionar toda la ayuda posible a los
pueblos atrasados. Con el fin de demostrar que ésta ha sido realmente la línea de
conducta del Partido Comunista, basta con echar una ojeada al desarrollo de los
primeros fundamentos de la industria en la URSS.

En cuanto al desarrollo de los primeros fundamentos de la industria tal como han


resultado del plan quinquenal, si observamos los porcentajes de crecimiento en
1932, último año del plan quinquenal, comparados con los de 1928-1929, primer
año del mismo plan quinquenal, podemos ver que, durante el período de aplicación
del plan quinquenal, todas las repúblicas nacionales y todos los distritos, sin
excepción, desarrollaron los primeros fundamentos de sus industrias a una tasa
más elevada que la media del conjunto de la URSS.

Estos resultados encarnan las directrices del Decimoquinto Congreso del Partido
que enfatizó la necesidad de "consagrar una atención particular a la cuestión del
aumento del nivel económico y cultural de las nacionalidades atrasadas, los
territorios fronterizos y las regiones subdesarrolladas --la necesidad de liquidar
progresivamente su retraso económico y cultural e imprimir, cuando la ocasión lo
exija, un ritmo más rápido al desarrollo económico y cultural".

Si observamos los datos procedente de las regiones nacionales de la República


Soviética Federativa Socialista de Rusia, observamos un crecimiento que resulta
evidente no sólo en la industria de las repúblicas y los distritos nacionales, sino
que, en vista del ritmo al que se produjo, sobrepasa considerablemente la
construcción industrial de la República Federativa de Rusia en su conjunto.

'"El crecimiento de las inversiones de capital en la República Federativa de Rusia


fue del 41 % en 1931, mientras que las inversiones de capital en las repúblicas y
distritos nacionales ascendieron al 86 % (…) Esto también se aplica a la
electrificación. Mientras que en la República de Rusia los presupuestos se
duplicaron en el curso del año 1931, en las repúblicas nacionales aumentaron un
359 %".

Los anteriores datos están extraídos del informe realizado por el camarada
Soulimov, presidente del Consejo de Comisarios del pueblo de la RSSF de Rusia
durante el Decimoquinto Congreso de los Soviets de toda Rusia.

El desarrollo de complejos industriales tan importantes como Dnieprostroi,


Chtchestroi, la fábrica de tractores Ordjonikidzé de Kharkov en Ucrania, Osinostroi,
las hilanderías de fibras sintéticas de Moghilev, la fábrica de lana de Orsha en
Bielorrusia, el complejo de Ridder para metales no ferruginosos, la fosforita de
Aktyoubinsk y las cuencas mineras de Karaganda en Kazajstán, los complejos de
hilanderías textiles en Turkmenistán, en Uzbekistán y en Tajikistán, próximos a
yacimientos de materias primas, el petróleo de Azerbaiyán y de Tkirchel, el carbón
de Georgia, los altos hornos y las fábricas de envases de Daguestán, el gigante
metalúrgico de Kerch en Crimea, el desarrollo de infraestructuras mineras y
metalúrgicas en Ural-Kuznetsk, el complejo de calderas y turbinas de Bashkiria, las
fábricas de papel de Kondopoga, la industria química y el complejo de Nivastroi en
Carelia, la construcción del ferrocarril Turksib (Turquía-Siberia), la colectivización y
mecanización de las regiones cerealistas y algodoneras de las repúblicas y los
distritos regionales --todas estas realizaciones son pruebas irrefutables de la
solución correcta de la cuestión nacional. Son jalones fundamentales en el camino
de la victoria sobre el atraso y la desigualdad económicos y culturales de los
pueblos antaño oprimidos de la URSS.

Es más, podemos esperar un nivel todavía superior en la construcción del


socialismo a partir del segundo plan quinquenal. En las repúblicas y en los distritos
nacionales, importantes riquezas naturales que no habían sido explotadas hasta
ahora o por lo menos no totalmente explotadas, han sido puestas al día o están a
punto de serlo. Karaganda, en Kazajstán, es una cuenca minera de gran riqueza,
Oiratia y Jakassia son regiones ricas en mineral de hierro; Yakutia, Kazajstán y
Komis rebosan petróleo; inmensas reservas de energía hidroeléctrica se encuentran
en los ríos de Transcaucasia, Daguestán, Bashkiria, etc.
2.4. La reconstrucción socialista del pueblo y la liquidación de los kulaks

Si prestamos atención a la cuestión de la reconstrucción socialista del pueblo y a la


liquidación de los kulaks como clase mediante una colectivización completa,
podemos, en este caso también, observar inmensos progresos en las repúblicas y
en los distritos nacionales.

La colectivización del pueblo en diversas repúblicas muy distintas de la Unión se


expresa en las siguientes cifras de octubre de 1931 (en %):

República Soviética Federativa Socialista de Rusia 61,2


República de Ucrania 67,1
República de Uzbekistán 66,7
República de Turkmenistán 56,7
República de Bielorrusia 48,5
República de Tajikistán 28,5
República Transcaucásica 39,0

El ritmo de la colectivización no es menor en las repúblicas autónomas y en los


distritos de la República Soviética Federativa Socialista de Rusia:

Carelia 52,3
Tchouvachia 42,4
Bashkiria 66,7
República de Tatars 62,4
Kazajstán 63,0
Distrito Autónomo de Oiratia 37,6
Distrito Autónomo de Jakassia 51,0

2.5. El desarrollo económico de las regiones nacionales atrasadas

Las resoluciones aprobadas por la Sesión Plenaria del Comité Central del PCUS, en
junio de 1930, tienen una importancia incalculable para la liquidación de la
desigualdad económica y el atraso de las regiones nacionales de la Unión Soviética.
Las resoluciones de la Sesión Plenaria a propósito de los servicios municipales de
Moscú , y a propósito del desarrollo de los servicios municipales en las ciudades en
la Unión Soviética, pone freno al siguiente paso concerniente al desarrollo ulterior
de la industria del país: "Teniendo en cuenta el hecho de que el desarrollo posterior
de la construcción industrial en el país debe proceder según las líneas de creación
de nuevos centros industriales en las regiones campesinas, y, mediante esta
actuación, hacer más próxima la abolición completa de todo antagonismo entre la
ciudad y el campo, la Sesión Plenaria del Comité Central considera que la creación
de un gran número de empresas, tales como las que se han acumulado
últimamente en los grandes centros urbanos, no sirve a ningún fin útil; de manera
que la Sesión Plenaria propone no construir de ahora en adelante más empresas
industriales en estas ciudades, comenzando por Moscú y Leningrado, a partir de
1932".

El desarrollo de la cría del ganado y de los medios técnicos de cultivo a gran escala,
basados en la colectivización, ha sido planificado en las decisiones de la Sesión
Plenaria de junio del Comité Central del PCUS. Lo anterior también se traduce en un
rápido desarrollo económico de las regiones nacionales atrasadas. La construcción a
gran escala de líneas férreas en las regiones nacionales, que fue planificada en la
resolución de la Sesión Plenaria de junio sobre transporte ferroviario, reviste una
importancia particular. De los 12.800 kilómetros de nuevas líneas férreas
construidas por el gobierno soviético hasta 1930, la parte mayor correspondió a las
regiones nacionales (Truksib, Borovoye-Akmolinsk-Karaganda, etc.), mientras que
la inmensa construcción que prosigue actualmente también se concentra en primer
lugar en las regiones nacionales, y tiene por objeto que éstas alcancen cuanto
antes un importante desarrollo industrial.

En la resolución de la Sesión Plenaria de junio podemos leer: "La creación de una


serie de vastos complejos industriales, el problema del Ural-Kouznetsk, la
unificación del Asia Central y Siberia, el problema de unir Kazajstán con los centros
del país, la industrialización de los distritos fronterizos de la Unión, el desarrollo
considerable de la industria de la madera y el control de las regiones forestales del
norte, la construcción de potentes granjas estatales colectivas, la necesidad de
reforzar todavía más las defensas del país --todo esto significa que el transporte
ferroviario se enfrenta al inmenso problema de la construcción de nuevas líneas de
ferrocarril y al fortalecimiento de la capacidad de las líneas ya existentes".

De este modo el Partido Comunista aplica progresivamente y de modo constante su


línea de conducta nacional en todas las esferas de la construcción del socialismo.

2.6. Los cuadros proletarios y la inteligentsia del proletariado procedentes


de las poblaciones autóctonas

La línea de conducta consistente en acelerar de forma considerable la


industrialización de las regiones nacionales atrasadas y liquidar la desigualdad
económica entre las distintas regiones de la URSS está estrechamente vinculada a
la línea de conducta consistente en designar cuadros proletarios procedentes de la
población autóctona de estas regiones. Bajo el zarismo el proletariado nacional era
casi inexistente en gran número de estas regiones. Incluso en los lugares donde se
habían creado industrias, por regla general los trabajadores no eran reclutados
entre las nacionalidades autóctonas.

Los frutos de esta línea de conducta todavía pueden verse en nuestros días. En casi
todas las antiguas colonias, el número de trabajadores procedentes de la población
autóctona, comparado con el número total de trabajadores de la industria, es
mucho más bajo de lo que justificaría el número de habitantes de estas
nacionalidades. Además, en general los trabajadores procedentes de las
poblaciones indígenas son menos cualificados.

Al atraer a grandes grupos de trabajadores --procedentes de las masas


trabajadoras de la población autóctona-- a la industria de las antiguas colonias,
cuyo desarrollo se produce con rapidez, debemos poner en marcha una campaña de
actividad ampliamente difundida en todas las organizaciones del Partido, los
soviets, los sindicatos y el Komsomol, con el fin de educar a este joven personal en
un espíritu proletario y darles una formación bolchevique plena.

Además, el gobierno soviético se halla ocupado en crear rápidamente --a partir de


los elementos trabajadores de la población autóctona-- cuadros de ingenieros,
técnicos y agrónomos para la industria y la economía agrícola, así como personal
educativo y cultural en el sentido más amplio del término, desde bibliotecarios de
aldeas hasta trabajadores científicos altamente especializados.

"Los antiguos centros para la formación de cuadros de ingenieros y técnicos se han


hecho insuficientes (...) Es necesario crear toda una red de nuevos centros en los
Urales, en Siberia y en Asia Central. Actualmente debemos garantizar a nuestras
industrias un número entre tres y cinco superior al número actual de ingenieros,
técnicos y personal administrativo, si realmente queremos cumplir el programa de
la industria socialista en la URSS" (Stalin).

Grandes masas de los trabajadores y de la población trabajadora autóctona deben


ser atraídas a la red activa de los soviets. Los trabajadores de primera fila y los
granjeros colectivos deben ser atraídos al seno del Partido; la juventud obrera y los
jóvenes granjeros colectivistas de primera fila deben ser atraídos al seno de la Liga
de los Jóvenes Comunistas.

De acuerdo con el plan de creación de cuadros nacionales, la URSS ya ha realizado


grandes progresos. Pero en ninguna circunstancia debemos contentarnos con esta
única realización. Es necesario concentrar todas nuestras energías en el desarrollo
rápido y eficaz de los cuadros de ingenieros, técnicos y agrónomos, enseñantes y
dirigentes a la vez en los distritos más grandes o en los más pequeños; de formar
un amplio frente socialista procedente de los trabajadores y campesinos de las
nacionalidades que han estado aplastadas durante siglos y que han sido liberadas
sólo por la Revolución de Octubre.

3. LA REVOLUCIÓN PROLETARIA Y EL DESARROLLO CULTURAL NACIONAL

3.1. Contra los privilegios nacionales en el desarrollo cultural

¿Cuál debe ser la actitud de la clase obrera, durante el período de su dictadura, con
respecto al desarrollo de la cultura nacional? ¿Debe concentrar toda la energía de
su poder estatal en la fusión inmediata de todas las culturas nacionales en una
única cultura --única no sólo por su contenido proletario sino también por su forma
nacional? ¿Debe declararse a favor de una lengua de modo preferente a todas las
demás, y propugnar la subordinación de éstas a aquélla?

Claro que no. Los bolcheviques somos partidarios de que la clase obrera preste
toda suerte de ayuda y participe activamente en el desarrollo de las culturas
nacionales. Nos oponemos categóricamente al hecho de querer imponer una lengua
extraña o semiextraña a cualquier nacionalidad. Somos partidarios de la unidad
más perfecta posible entre los trabajadores y campesinos de todas las naciones, y
precisamente por esta razón acudimos a las masas trabajadoras de todas las
nacionalidades con nuestra agitación y nuestra propaganda comunista y les
ayudamos a desarrollar una cultura proletaria, en la lengua que mejor les
convenga.

3.2. Por una cultura proletaria en el contenido y nacional en la forma

Debemos distinguir el contenido proletario de nuestra cultura de su forma. Vamos a


examinar esta cuestión de un modo algo más profundo.

Cuando los bolcheviques llamamos a la clase obrera a tomar parte activa y


preponderante en el desarrollo cultural nacional, nos referimos al desarrollo de una
cultura que en su contenido sea comunista, internacional, proletaria. Perseguimos
una lucha resuelta y constante contra todos los elementos extraños y hostiles a
nuestra cultura --feudales, burgueses y pequeñoburgueses. Libramos un áspero
combate contra la cultura de las clases explotadoras, contra toda su moral y su
ideología. En una palabra, forjamos una cultura de nuestra propia clase y
rechazamos con desdén todas las tentativas oportunistas de lograr la reconciliación
entre nuestra cultura y la cultura de la burguesía. "Hay dos culturas nacionales en
cada cultura nacional": debemos recordar siempre las palabras de Lenin a propósito
del contenido de clase de una cultura. Las culturas de las diferentes clases no
pueden reconciliarse totalmente, como las clases mismas; es decir. los vectores de
estas culturas tampoco pueden ser reconciliados.

Además, en última instancia somos partidarios de una sola cultura, proletaria en su


contenido. Sabemos que el desarrollo de una sociedad comunista a escala
internacional dará inevitablemente origen a una cultura única en su forma y en su
lengua. En la conclusión de su discurso durante el Decimosexto Congreso del
Partido, el camarada Stalin señaló: "En cuanto al desarrollo de las culturas
nacionales y de las lenguas nacionales consideradas en una perspectiva a más largo
plazo, siempre he defendido y continúo defendiendo el punto de vista leninista
según el cual, en el período de la victoria del socialismo en todas las partes del
mundo, cuando el socialismo haya sido consolidado y se haya convertido en un
elemento inseparable de la vida cotidiana, las lenguas nacionales deberán fundirse
de forma inevitable en un lenguaje común que, naturalmente, no será el gran-ruso,
ni el alemán, sino algo completamente nuevo".

En la época actual todavía estamos ocupados en la lucha a favor de toda forma de


desarrollo de las culturas nacionales de todos los pueblos de la URSS, y
mantenemos una actitud de abierta simpatía hacia todos los lenguajes y todas las
culturas nacionales. Somos partidarios de proporcionar toda clase de ayuda efectiva
a las nacionalidades atrasadas en el desarrollo de sus culturas nacionales.

¿Qué podría ser más simple que servirse del poderoso aparato de la dictadura
proletaria para cortar de raíz las culturas nacionales, estas culturas que hasta la
revolución ni siquiera tenían su propia literatura, como los buriates, los calmucos,
los yakutes y otros gitanos? ¿Qué podría ser más sencillo que adoptar la fórmula:
"somos partidarios de una única lengua gran-rusa para la mayoría de la población
de la URSS?" Pero una línea de conducta de semejante 'sencillez' sería muy
conveniente para los peores enemigos del comunismo, porque no llevaría en
absoluto a la fusión de las naciones sino únicamente al antagonismo y a la
hostilidad entre ellas; no conduciría a la unión de las grandes masas trabajadoras
de las naciones antaño oprimidas para construir juntos el socialismo, sino a su
desunión y a su alienación frente a esta construcción; no llevaría a la consolidación
de una hegemonía proletaria sino a la transformación de esta hegemonía en el
desarrollo de una cultura nacional, que luego se entregaría atada de pies y manos a
la inteligentsia burguesa nacional.

He aquí un ejemplo sorprendente extraído de los buriates de Mongolia, que muestra


cómo puede deformarse la línea de conducta nacional. Los buriates del distrito de
Dobatui se ven obligados a ir a la ciudad de Verkhneudinsk para enterarse de lo
que dice un periódico escrito exclusivamente en lengua rusa. En numerosas
instituciones podemos oír expresiones del género: 'Si usted no conoce el ruso, no
vale la pena que ande rondando por aquí".

Podemos mencionar centenares de hechos de este género extraídos de la vida


cotidiana de las diversas repúblicas y de los distritos nacionales de nuestra Unión.
Demuestran que en numerosos departamentos de nuestra administración, la línea
de conducta nacional del Partido Comunista a veces es deformada del modo más
improcedente.

Siempre hay algunas personas entre los trabajadores que no son conscientes de su
clase y que piensan que su lengua es la mejor del mundo y que toda otra lengua es
una lengua franca. Pero los trabajadores dotados de conciencia de clase, los
agricultores colectivos, y particularmente los comunistas y los jóvenes comunistas,
combaten resueltamente esas ideas chauvinistas.

Estamos a favor de toda forma de desarrollo y florecimiento de las culturas


nacionales, durante el período de dictadura del proletariado, porque es la única vía
mediante la cual puede lograrse la fusión de todas las culturas nacionales en una
sola cultura comunista global. "Quien no comprenda", dice el camarada Stalin,
"esta particularidad y esta 'contradicción' de nuestro período de transición, quien no
comprenda esta dialéctica de los procesos históricos, está perdido para el
marxismo".

3.3. Un gigantesco desarrollo cultural entre los pueblos antaño oprimidos


La obra titulada La línea de conducta nacional del PCUS en cifras (publicada por la
Academia Comunista para el Decimosexto Congreso del Partido) presenta una
brillante imagen de este gran cambio en el desarrollo de las culturas nacionales
que la revolución proletaria provocó entre las nacionalidades más atrasadas e
ignorantes, antaño pisoteadas y oprimidas por el imperialismo ruso. He aquí un
pequeño cuadro extraído de este libro, donde se compara el grado de alfabetización
de las nacionalidades antes y después de la revolución.

El porcentaje de alfabetización entre las nacionalidades antaño oprimidas se ha


multiplicado por tres, cuatro veces o incluso más durante los primeros años de la
revolución, es decir, aproximadamente hasta 1926.

Nacionalidades Censo de población 1897 Censo de población 1926


Ucranianos 13,0 41,3
Bielorrusos 11,3 37,3
Moldavos 8,9 27,6
Armenios 7,5 34,0
Turcos 2,3 8,1
Osetios 2,1 21,2
Georgianos 14,6 39,5
Kazakos 1,0 7,1
Uzbecos 1,6 9,0
Yakutes 0,7 5,8

Es razonable afirmar que estos años resultaron menos favorables para el trabajo
cultural. Pero después de 1926 se produjo una mejora considerable en este ámbito.
Según los datos transmitidos por el camarada Kaganovitch en el Decimosexto
Congreso del Partido, podemos comprobar el aumento de la alfabetización entre
1926 y 1930.

Desde 1931 asistimos a otro gran avance, y el porcentaje de alfabetización todavía


aumentó de manera considerable, particularmente en las regiones nacionales. Un
gran número de repúblicas y distritos abolió completamente el analfabetismo a
partir de 1931.

En 1928, el aumento de la circulación de libros publicados en lenguas nacionales


sobrepasó en varios miles al del período prerrevolucionario. Teniendo en cuenta el
contenido de estos libros así como el de toda nuestra cultura, cuya calidad es
completamente diferente del contenido de la literatura eclesiástica feudal-burguesa
prerrevolucionaria, no resulta poco sorprendente el hecho de que sólo ahora esta
literatura se haya hecho accesible para las grandes masas trabajadoras.
Tomemos como ejemplo a Bielorrusia. Antes de la revolución no había ninguna
escuela bielorrusa en Rusia, porque las clases dirigentes de la Rusia zarista, los
terratenientes y los capitalistas, aplicaban por la fuerza la línea política de
rusificación a las nacionalidades no rusas, particularmente a los ucranianos y
bielorrusos, que no tenían derecho a llamarse de otro manera que rusos. Los
ucranianos, por ejemplo, fueron llamados los 'pequeños rusos'. Los partidarios de la
rusificación consideraban que las lenguas ucraniana y bielorrusa eran
esencialmente dialectos locales, una suerte de "ruso corrompido". Los ucranianos,
igual que los Bielorrusos, no tenían derecho a tener escuelas, clubs o teatros ni a
publicar libros y periódicos en sus propias lenguas autóctonas.

En 1907, la Duma zarista estableció la siguiente resolución: "Enseñar la lengua rusa


a todos los no rusos sin excepción con el fin de que en cada generación esta lengua
pueda convertirse en autóctona para ellos, y con el fin de que nuestra cultura rusa
pueda convertirse en su cultura". Pero ahora las escuelas de Bielorrusia son un 90
% bielorrusas, un 2,2 % rusas, un 2,7 % polacas, y un 4 % judías. La República
Socialista Soviética de Bielorrusia fue la primera de todas las repúblicas de la Unión
que introdujo la educación universal obligatoria.

También podemos asistir al mismo desarrollo de la cultura nacional en Ucrania. En


1915 había 18.000 escuelas en Ucrania y la educación se dispensaba únicamente
en ruso. En 1931 había 23.500 escuelas en Ucrania que agrupaban al 98,5 % de
todos los niños. La mayoría de las escuelas son ucranianas (16.506), 1.342 son
rusas, 581 alemanas, 481 judías y 341 polacas.

Al mismo tiempo en Ucrania occidental, que todavía se halla bajo la opresión de los
terratenientes y capitalistas polacos, 3.000 escuelas han sido cerradas y la lengua
polaca se ha introducida por la fuerza. En Bielorrusia occidental, que está sometida
a las mismas presiones que Ucrania occidental, 109.000 niños siguen las clases de
las escuelas polacas, y solamente 400 niños (es decir, el 0,5 %) tienen la
posibilidad de estudiar en su lengua natal.

Consideremos asimismo el caso del distrito de Osetia del Norte. En este distrito
había sólo un 10 % de alfabetizados antes de la revolución. A principios del año
1931, este porcentaje sobrepasaba el 65 %. Sólo en el año 1930, se publicó tanta
literatura en lengua osetia como la que se había publicado durante los 125 años de
existencia de la propia literatura osetia.

En numerosas nacionalidades de la URSS el gobierno soviético reemplazó al antiguo


alfabeto árabe, muy difícil de dominar para la mayor parte de la población, por el
alfabeto latino.

Bajo el gobierno soviético se hizo posible suprimir el analfabetismo con una rapidez
sin precedentes en la historia, y esto se hizo en distritos y regiones donde el
porcentaje de alfabetización antes de la revolución no podía ser más bajo. En varias
repúblicas nacionales y distritos, este porcentaje insignificante se limitaba a los
elementos explotadores --los kanes, condes, terratenientes y otros. Adegheya, por
ejemplo, fue la primera región de la URSS que eliminó completamente el
analfabetismo (1931). Antes de la revolución contaba sólo con un 7 % de
alfabetizados, mientras que el porcentaje de mujeres que sabían leer y escribir era
del 0,5 %.

El Decimosexto Congreso del Partido dio instrucciones para la inmediata puesta en


práctica de la educación universal. Un año después de transmitir estas
instrucciones, en 1931, tenemos a más de 20 millones de niños en nuestras
escuelas. Jamás pensamos que pudiera existir una cifra de semejante magnitud, ni
siquiera en los países capitalistas más desarrollados. No hay comparación posible
entre este porcentaje y el de la Rusia prerrevolucionaria. No podemos decir
seriamente que existiera escolarización en lugares como el antiguo distrito de
Fergan, donde sólo iban a la escuela el 0,7 % de todos los niños entre 7 y 14 años;
o en Daguestán, donde el porcentaje era del 1,4 %. O en Syr-Daryinsk donde era
sólo del 3 %.

Ninguno de los países capitalistas conoció jamás, ni conoce actualmente, un ritmo


semejante de desarrollo cultural. Y los países coloniales subyugados por el
imperialismo se han mantenido a un nivel cultural muy bajo, porque los
imperialistas 'civilizados' y 'cultos' los oprimen política y económicamente y no les
dan ninguna posibilidad de elevar su nivel cultural. En la India, por ejemplo,
después de cien años de opresión inglesa hay sólo un 6 % de alfabetizados. En
otras colonias este porcentaje es incluso inferior.

Moscú, 1932

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[*] Título original: 'Comment le gouvernement soviétique résout la question


nationale'.
Traducción: EDML (www.leninismo.org)
<http://www.marx.be/FR/cgi/emall.php?action=get_doc&id=45&doc=132>

[1] Stalin, Cuestiones de leninismo. Publicado por el Partido Comunista de Gran


Bretaña, p. 264.

[2] Stalin, Encuentro con la primera delegación sindical americana, p. 40.

[3] Rusificación: la política consiste en imponer a lo "no rusos" la lengua rusa, en


lugar de la suya propia.

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