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L. Perchik
Hace apenas quince años, Rusia era uno de los países más atrasados del planeta.
Sus clases dirigentes, sus terratenientes y sus capitalistas, encabezados por la
camarilla dirigente del zar, gobernaban el país sometiendo a los trabajadores y
campesinos a una política de represión salvaje y cruel. Los "Cien Negros", como se
había apodado a los ultrarreaccionarios de Rusia, liquidaban sin la menor piedad a
todos los elementos progresistas y revolucionarios así como a su vanguardia de la
clase obrera. Era un régimen basado en la prisión y el exilio, en el knut y el
cadalso.
Apenas han pasado quince años desde la caída del antiguo régimen zarista y el fin
de sus brutalidades, y hoy podemos estar realmente impresionados por la
extraordinaria amplitud del cambio que ha experimentado nuestro país. Tal como
decía Marx --y Lenin repetía a menudo--, "un solo año de actividad revolucionaria
equivale a decenas de años de desarrollo apacible". Mostraremos el modo de
resolver la cuestión nacional a través de la forma en que la hemos resuelto en la
Unión Soviética.
En los países capitalistas que nos rodean la opresión social ejercida por el capital es
evidente, junto con la opresión imperialista sobre las pequeñas naciones y las
colonias.
Las grandes potencias o, mejor dicho, los grandes "piratas" como Inglaterra,
Francia, Japón, los Estados Unidos y otros, mantienen en la esclavitud a millones de
personas pertenecientes a las masas trabajadoras de la India, Indochina y África.
Incluso en Europa, la opresión colonial ha alcanzado extremos desorbitados. Así
ocurre en Polonia, donde 4 millones de ucranios, 2 millones de judíos, un millón de
alemanes y un millón de bielorrusos son cruelmente oprimidos; y nos encontramos
con el mismo sistema en Rumanía, donde 1.500.000 húngaros, un millón de judíos,
750.000 alemanes y 530.000 ucranios son mantenidos prácticamente en la
esclavitud.
¿Es correcta esta línea política adoptada por el Partido comunista y por el gobierno
soviético respecto al Estado y las instituciones políticas de los pueblos de la URSS?
¿Habría sido preferible escoger otra vía --por ejemplo, no otorgar a las naciones el
menor derecho a constituirse en Estados separados y mantener a todas ellas por la
fuerza dentro de un único Estado? ¿No habría sido preferible no haber creado
ninguna república, distrito ni región nacional, ni haber defendido jamás la idea de
constituir Estados separados ni de dividir el poder del Estado proletario?
Si el Partido Comunista hubiera escogido semejante camino habría arruinado,
desde luego, la causa de la revolución proletaria, la solidaridad fraternal y la
cooperación de los trabajadores de las diversas nacionalidades en el seno de la
Unión Soviética. Pero el Partido y el Gobierno soviéticos siguieron la línea política
correcta, que propugnaba conceder a estas naciones el pleno derecho a la
autodeterminación y a constituir Estados separados. El resultado de esta línea
política es la cooperación de los trabajadores de las diversas nacionalidades de la
URSS --una manifestación sin precedentes en la historia de la humanidad e
inconcebible bajo el capitalismo.
1.2. ¿Por qué las masas trabajadoras de los pueblos de la URSS, a pesar
del derecho a constituir Estados separados, no viven en aislamiento sino
en unidad?
¿Cómo explicar este hecho, que a primera vista parece constituir una contradicción?
Podemos hacerlo de la siguiente manera: habiendo reconocido los derechos de los
pueblos antaño oprimidos a constituir Estados separados, el proletariado ruso, bajo
la dirección del Partido Comunista, puso en ejecución todos los medios a su alcance
para demostrar a las masas trabajadoras de estos mismos pueblos antaño
oprimidos que, en la lucha por el comunismo, la unidad es preferible a la separación
tanto desde el punto de vista político como económico. Del reconocimiento del
derecho de las naciones a constituir Estados separados, no resulta en absoluto que
las naciones que gozan de este derecho deban separarse necesariamente.
Es un hecho bien conocido que los países coloniales se hallan bajo la dependencia
económica y política de los países imperialistas, y que producen enormes
superbeneficios para estos últimos. Así pues, está claro que ningún país imperialista
abandonará voluntariamente estos superbeneficios, que jamás abandonará un país
colonizado ni concederá la autodeterminación a ninguna colonia deseosa de
constituir un Estado independiente.
"En los Estados capitalistas, al lado de las naciones de primera fila, las naciones
privilegiadas, las naciones 'soberanas', tenemos naciones de segunda fila, naciones
'no soberanas', naciones que no gozan de ninguna igualdad y que están privadas de
numerosos derechos, principalmente de los derechos de soberanía. En la URSS, sin
embargo, todas las circunstancias de desigualdad nacional y opresión nacional han
sido abolidas. En la URSS todas las naciones son iguales y soberanas, porque los
privilegios nacionales y estatales de los que gozaba antiguamente el pueblo de la
Gran Rusia han sido abolidos". [2]
Por cierto, puede ocurrir que la clase obrera y las masas trabajadoras de una
nación liberada por la revolución proletaria no lleven siempre a buen término la
revolución que han iniciado contra 'sus' terratenientes y capitalistas. En tales casos,
el derecho a constituir Estados separados, que había sido posibilitado por la
revolución proletaria, puede ser desviado por la clase dominante y explotadora que
se sirve de él para sus propios fines. Esto es lo que hicieron los capitalistas y
terratenientes de Finlandia y Polonia en 1917-1918, cuando ahogaron en la sangre
de los trabajadores y campesinos la revolución que había estallado en estos países.
¿No invalida este triste acontecimiento histórico nuestra línea de conducta, que
reconoce el derecho de las naciones a constituir Estados separados?
3. Las Comisarías Específicas del Pueblo son las Comisarías de Educación, Justicia,
Bienestar Social, Salud y Economía Municipal.
Verdaderamente, ¿en qué otro país del mundo el órgano supremo de gobierno
incluye a representantes de un número tan enorme de naciones, que además
conviven todas juntas en completa paz y armonía?
¿Cómo se han aplicado estas directivas de la Sesión Plenaria del Comité Central de
diciembre? La reelección de los Soviets de 1931 muestra un aumento
suplementario de la actividad de los votantes a lo largo y ancho del país y
particularmente en las repúblicas nacionales. Este panorama muestra que amplios
sectores de la población han sido liberados de siglos de humillación por la
revolución proletaria, para ser introducidos de lleno en la participación activa en la
construcción del estado soviético.
Podemos ver que el porcentaje medio de los electores que participaron en las
elecciones a los Soviets en varias repúblicas nacionales fue más elevado que el
porcentaje total para el conjunto de la URSS.
El Partido tiene como tarea prioritaria atraer a las grandes masas trabajadoras a
una participación cada vez más numerosa en todos los niveles del funcionamiento
de los Soviets, así como lograr que los Soviets estén más cerca de las masas
trabajadoras y que testimonien, al actuar de esta manera, una solicitud todavía
mayor hacia las necesidades culturales de las minorías nacionales.
Sólo los chauvinistas de la Gran Rusia pueden pretender que los uzbecos, kazakos,
tayikos, tártaros y yakutes están culturalmente atrasados porque son inferiores en
un plano "orgánico". Un trabajador consciente de su clase sabe que la ausencia de
cultura y el retraso económico de los pueblos antaño oprimidos pueden explicarse
por las condiciones históricas de su desarrollo y particularmente por la política de
los terratenientes y de los capitalistas rusos que, durante siglos, los mantuvieron
aplastados bajo sus botas y les impidieron desarrollar su propia economía y cultura.
La clase obrera está ocupada en librar una guerra sin cuartel contra todos los que,
bajo la máscara del internacionalismo, imponen la cultura rusa a estos pueblos e
intentan aplicar la vieja línea de conducta zarista de la rusificación. [3]
Estos resultados encarnan las directrices del Decimoquinto Congreso del Partido
que enfatizó la necesidad de "consagrar una atención particular a la cuestión del
aumento del nivel económico y cultural de las nacionalidades atrasadas, los
territorios fronterizos y las regiones subdesarrolladas --la necesidad de liquidar
progresivamente su retraso económico y cultural e imprimir, cuando la ocasión lo
exija, un ritmo más rápido al desarrollo económico y cultural".
Los anteriores datos están extraídos del informe realizado por el camarada
Soulimov, presidente del Consejo de Comisarios del pueblo de la RSSF de Rusia
durante el Decimoquinto Congreso de los Soviets de toda Rusia.
Carelia 52,3
Tchouvachia 42,4
Bashkiria 66,7
República de Tatars 62,4
Kazajstán 63,0
Distrito Autónomo de Oiratia 37,6
Distrito Autónomo de Jakassia 51,0
Las resoluciones aprobadas por la Sesión Plenaria del Comité Central del PCUS, en
junio de 1930, tienen una importancia incalculable para la liquidación de la
desigualdad económica y el atraso de las regiones nacionales de la Unión Soviética.
Las resoluciones de la Sesión Plenaria a propósito de los servicios municipales de
Moscú , y a propósito del desarrollo de los servicios municipales en las ciudades en
la Unión Soviética, pone freno al siguiente paso concerniente al desarrollo ulterior
de la industria del país: "Teniendo en cuenta el hecho de que el desarrollo posterior
de la construcción industrial en el país debe proceder según las líneas de creación
de nuevos centros industriales en las regiones campesinas, y, mediante esta
actuación, hacer más próxima la abolición completa de todo antagonismo entre la
ciudad y el campo, la Sesión Plenaria del Comité Central considera que la creación
de un gran número de empresas, tales como las que se han acumulado
últimamente en los grandes centros urbanos, no sirve a ningún fin útil; de manera
que la Sesión Plenaria propone no construir de ahora en adelante más empresas
industriales en estas ciudades, comenzando por Moscú y Leningrado, a partir de
1932".
El desarrollo de la cría del ganado y de los medios técnicos de cultivo a gran escala,
basados en la colectivización, ha sido planificado en las decisiones de la Sesión
Plenaria de junio del Comité Central del PCUS. Lo anterior también se traduce en un
rápido desarrollo económico de las regiones nacionales atrasadas. La construcción a
gran escala de líneas férreas en las regiones nacionales, que fue planificada en la
resolución de la Sesión Plenaria de junio sobre transporte ferroviario, reviste una
importancia particular. De los 12.800 kilómetros de nuevas líneas férreas
construidas por el gobierno soviético hasta 1930, la parte mayor correspondió a las
regiones nacionales (Truksib, Borovoye-Akmolinsk-Karaganda, etc.), mientras que
la inmensa construcción que prosigue actualmente también se concentra en primer
lugar en las regiones nacionales, y tiene por objeto que éstas alcancen cuanto
antes un importante desarrollo industrial.
Los frutos de esta línea de conducta todavía pueden verse en nuestros días. En casi
todas las antiguas colonias, el número de trabajadores procedentes de la población
autóctona, comparado con el número total de trabajadores de la industria, es
mucho más bajo de lo que justificaría el número de habitantes de estas
nacionalidades. Además, en general los trabajadores procedentes de las
poblaciones indígenas son menos cualificados.
¿Cuál debe ser la actitud de la clase obrera, durante el período de su dictadura, con
respecto al desarrollo de la cultura nacional? ¿Debe concentrar toda la energía de
su poder estatal en la fusión inmediata de todas las culturas nacionales en una
única cultura --única no sólo por su contenido proletario sino también por su forma
nacional? ¿Debe declararse a favor de una lengua de modo preferente a todas las
demás, y propugnar la subordinación de éstas a aquélla?
Claro que no. Los bolcheviques somos partidarios de que la clase obrera preste
toda suerte de ayuda y participe activamente en el desarrollo de las culturas
nacionales. Nos oponemos categóricamente al hecho de querer imponer una lengua
extraña o semiextraña a cualquier nacionalidad. Somos partidarios de la unidad
más perfecta posible entre los trabajadores y campesinos de todas las naciones, y
precisamente por esta razón acudimos a las masas trabajadoras de todas las
nacionalidades con nuestra agitación y nuestra propaganda comunista y les
ayudamos a desarrollar una cultura proletaria, en la lengua que mejor les
convenga.
¿Qué podría ser más simple que servirse del poderoso aparato de la dictadura
proletaria para cortar de raíz las culturas nacionales, estas culturas que hasta la
revolución ni siquiera tenían su propia literatura, como los buriates, los calmucos,
los yakutes y otros gitanos? ¿Qué podría ser más sencillo que adoptar la fórmula:
"somos partidarios de una única lengua gran-rusa para la mayoría de la población
de la URSS?" Pero una línea de conducta de semejante 'sencillez' sería muy
conveniente para los peores enemigos del comunismo, porque no llevaría en
absoluto a la fusión de las naciones sino únicamente al antagonismo y a la
hostilidad entre ellas; no conduciría a la unión de las grandes masas trabajadoras
de las naciones antaño oprimidas para construir juntos el socialismo, sino a su
desunión y a su alienación frente a esta construcción; no llevaría a la consolidación
de una hegemonía proletaria sino a la transformación de esta hegemonía en el
desarrollo de una cultura nacional, que luego se entregaría atada de pies y manos a
la inteligentsia burguesa nacional.
Siempre hay algunas personas entre los trabajadores que no son conscientes de su
clase y que piensan que su lengua es la mejor del mundo y que toda otra lengua es
una lengua franca. Pero los trabajadores dotados de conciencia de clase, los
agricultores colectivos, y particularmente los comunistas y los jóvenes comunistas,
combaten resueltamente esas ideas chauvinistas.
Es razonable afirmar que estos años resultaron menos favorables para el trabajo
cultural. Pero después de 1926 se produjo una mejora considerable en este ámbito.
Según los datos transmitidos por el camarada Kaganovitch en el Decimosexto
Congreso del Partido, podemos comprobar el aumento de la alfabetización entre
1926 y 1930.
Al mismo tiempo en Ucrania occidental, que todavía se halla bajo la opresión de los
terratenientes y capitalistas polacos, 3.000 escuelas han sido cerradas y la lengua
polaca se ha introducida por la fuerza. En Bielorrusia occidental, que está sometida
a las mismas presiones que Ucrania occidental, 109.000 niños siguen las clases de
las escuelas polacas, y solamente 400 niños (es decir, el 0,5 %) tienen la
posibilidad de estudiar en su lengua natal.
Consideremos asimismo el caso del distrito de Osetia del Norte. En este distrito
había sólo un 10 % de alfabetizados antes de la revolución. A principios del año
1931, este porcentaje sobrepasaba el 65 %. Sólo en el año 1930, se publicó tanta
literatura en lengua osetia como la que se había publicado durante los 125 años de
existencia de la propia literatura osetia.
Bajo el gobierno soviético se hizo posible suprimir el analfabetismo con una rapidez
sin precedentes en la historia, y esto se hizo en distritos y regiones donde el
porcentaje de alfabetización antes de la revolución no podía ser más bajo. En varias
repúblicas nacionales y distritos, este porcentaje insignificante se limitaba a los
elementos explotadores --los kanes, condes, terratenientes y otros. Adegheya, por
ejemplo, fue la primera región de la URSS que eliminó completamente el
analfabetismo (1931). Antes de la revolución contaba sólo con un 7 % de
alfabetizados, mientras que el porcentaje de mujeres que sabían leer y escribir era
del 0,5 %.
Moscú, 1932
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