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Table of Contents 1
La poesía es un fenómeno: crecen las ventas en plena crisis editorial 2
La “pariente pobre” del mercado literario se vigoriza: los versos circulan en internet y eso
repercute en librerías. Aquí, un poema. Directo del teléfono. En el Festival de Poesía de
Buenos Aires lee la poeta So Sonia, parte del fenómeno joven. las más leídas de Clarín 2
Poesía 2
Libros para compartir | Te recomendamos dos títulos y te contamos por qué no te los podés perder 2
La poesía joven pone el cuerpo 3
Tres poemas de Ida Vitale, la ganadora del Premio Cervantes 2018 3
Ida Vitale ganó el Premio Cervantes: ¿es una poeta o una poetisa? 4
Un poema: "Meterte en el mar" 5
De Silvina Giaganti 5
El efecto de las redes
de Clarín
Poesía
“las nubes pasan lentas deshaciéndose/ es feriado en el cielo por lo menos/ pasan pájaros altos
y serenos/ y sube un panadero va perdiéndose/ arriba por el aire tan liviano/ arriba en lo celeste
del espacio/ lo diáfano del día lo más lacio/ del tiempo que parece suburbano/ ya las nubes son
otras en el cielo/ son panes y ahora peces y ahora nada/ sólo clima celeste en la delgada/
marea de la brisa de tu pelo/ es verano en el cielo y acá abajo/ dan ganas de largar todo al
carajo”.
Los Pornosonetos de un tal Ramón Paz circularon durante más de una década por blogs,
cuentas de tumblr, redes sociales y hasta perfiles en Taringa. La Editorial Vox de Bahía Blanca y
la porteña Eloísa Cartonera fueron las primeras en llevarlos a papel. En 2018 los publicó
Emecé, ya no bajo un seudónimo sino con el nombre de su autor: Pedro Mairal, el creador de la
exitosa novela La uruguaya, pero también de los libros de poesía Tigre como los pájaros y
Consumidor final.
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Libros para compartir | Te recomendamos dos títulos y te contamos por qué no te los
podés perder
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Santiago Llach
Algo similar sucedió con Tarda en apagarse, primer libro de poesía de Silvina Giaganti,
publicado en 2017 por la pequeña editorial Caleta Olivia, que dio el batacazo con la
sorprendente cifra de 3.200 ejemplares vendidos y mantiene el interés de los lectores a más de
un año de su aparición.
“El éxito de los libros de Silvina Giaganti y Pedro Mairal es revelador en cuanto a los intereses
de la época, que subrayan tanto la cuestión del género”, sostiene Santiago Llach, editor y
coordinador de talleres de escritura. “La poesía de Giaganti practica un feminismo que se resiste
a plantar bandera y prefiere habitar la contradicción; los pornosonetos de Mairal, que
introducen materiales bastardos en un género sofisticado, pueden ser vistos como el último
testimonio de algo que culturalmente ya no interesa: el deseo del hombre heterosexual
de mediana edad”, dice Llach.
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Su editorial también impulsa la colección Poesía Portátil, que el año que viene publicará títulos
de Pessoa, Julio Cortázar, Rimbaud y Stevenson. Además editarán la poesía completa de
Juan Gelman y Shakespeare Palace, de Ida Vitale, reciente ganadora del Premio Cervantes.
Ida Vitale, en el Festival de Poesía de Buenos Aires. La uruguaya ganó el Premio Cervantes
/EFE
Aunque el espacio dedicado a la poesía siempre fue reducido, hoy la circulación a través de la
web lleva a que una obra surgida en ese ámbito aumente considerablemente sus ventas
cuando se la publica en papel. Un punto a favor de este fenómeno es la longitud acotada de
los poemas y la posibilidad de leerlos en pocos minutos: condiciones nada despreciables en
plena era de la inmediatez.
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Julieta Venegas, Ajo y las bases electrónicasde la catalana Judit Farrés, en enero de 2018. /
Mario Quinteros
Internet y poesía, entonces, parecen complementarse bien. Pero surge la pregunta: ¿El balance
es solo positivo? “Si comparamos la vida literaria analógica y la vida digital, lo que cambió fue
mucho más la circulación que el contenido”, afirma Llach. “Internet y las redes sociales
habilitaron la idea de que cualquiera puede escribir, de que cualquiera es poeta. Eso puede ser
negativo, porque no hay otra medida del valor literario que el like, y positivo, ya que la
poesía está al alcance de cualquiera; las decisiones respecto de la circulación no están en
manos de un grupo pequeño y sesgado de especialistas”.
En este sentido, además de la web existen otros canales que contribuyen a expandir la poesía
hacia un público más amplio, en cantidad y en variedad, del que frecuenta habitualmente los
ciclos especializados. “Hemos logrado que nuestros libros de poesía se ubiquen en las
vidrieras, no en las mesas solo destinadas al género”, sostiene Fabián Lebenglik, director
editorial de Adriana Hidalgo. “Los libreros conocen nuestros títulos, saben que los buenos
lectores y la crítica por suerte opinan que están muy bien, nos abren un camino como para el
lector general”, cuenta.
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Además de los poetas argentinos clásicos que no pasan de moda podrían nombrarse algunos
de los jóvenes que se destacan en la escena actual: Tom Maver, autor de los libros Yo, la
incesante nieve y Marea solar; Germán Schierloh, autor de Costamarina y El mamut, entre otros;
la poeta cordobesa trans Camila Sosa Villada, autora de El viaje inútil y La novia de Sandro o la
fueguina Aixa Rava, con sus Barda y La luz no se corta como el papel. Hay poesía para rato.
Un poema: "Meterte en el mar"
De Silvina Giaganti
y permanecés