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I INTRODUCCIÓN.
Ahora bien, desde nuestro enfoque las interacciones son entendidas como un
escenario que potencia la negociación, pues son un dispositivo que permite que las
realidades intra-aula puedan ser permanentemente definidas y re-definidas (Delamont,
1984). Dicho de otro modo, a pesar de que las fuerzas de configuración social que actúan al
interior del aula puedan tener cierta regularidad en su manifestación, las influencias que
ellas provoquen al interior del campo serán permanentemente cambiantes, pues su influjo
estará provocado por la dinámica de re-negociación propia de todo campo social. Es decir,
en la medida que las interacciones se definen, provocan a la vez otras interacciones con las
cuales se articulan recíprocamente.
En este sentido, nuestra reflexión apunta a comprender las tensiones que se suscitan
entre Normatividad y Emergencia, pero haciendo énfasis en aquellas interacciones que, a
partir de tal proceso tensional, se configuran con preeminencia del carácter emergente; ya
que son precisamente éstas las que nos permitirán generar grados de innovación curricular
en la sala de clases.
Siguiendo la línea de Doise y Moscovici (1985), creemos que aún cuando estamos
de acuerdo en que la influencia social se articula sobre límites de poder, el principio de
dependencia no llega a ser suficiente para explicar el fenómeno de la interacción, pues
como múltiples estudios nos han demostrado, los sectores con menores dosis de poder
también influyen en el resto del grupo, convirtiéndose con ello, en agentes activos de una
realidad social. De esta manera, la interacción profesor-alumno, si bien es una relación
asimétrica basada en las diferencias de capital específico que cada uno posee (Bourdieu y
Passeron, 1972), sí tiene un carácter dialéctico, pues es a partir de la reciprocidad
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interactuante de la relación, que se logra configurar un campo pedagógico al interior del
aula.
En la misma línea dialéctica con que hemos abordado los puntos anteriores, creemos
que si bien en cada campo social existen ciertas tendencias en la configuración de las
interacciones, esto no implica que definitivamente éstas deban sustentarse siempre sobre los
mismos supuestos. Tal reflexión confirma que las interacciones desarrolladas al interior de
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la sala de clases pueden tener algunas configuraciones que se generan con mayor frecuencia
-en base a lo normativo, por ejemplo-, pero ello no impide que en interacciones sucesivas,
los matices de éstas puedan estar estructurados por fuerzas diferentes a las comúnmente
predominantes.
Teniendo como marco las reflexiones anteriores, creemos que las interacciones
pedagógicas son multidireccionales, multigenéticas y dinámicas en su configuración. Tales
elementos, serán fundamentales para comprender las interacciones emergentes y, por ello,
pensamos que su explicitación es un paso necesario para la posterior comprensión del
análisis.
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mostración-imitación-repetición hacia una didáctica heurística, que exige interpretaciones
más que asimilaciones, vinculando el saber escolar con una nueva dimensión
epistemológica y social (Poggi, 1995a).
Por otra parte, desde esta perspectiva nos acercamos a una transformación dentro de
los conceptos educativos de texto y contexto, ya que mientras una interacción normativa se
acerca a éstos únicamente en relación con una programación escolar oficial y, por tanto,
pre-estructurada; una interacción emergente rescata otra conceptualización, aprendiendo a
“leer” la multiplicidad de textos y contextos, que se generan al interior de la comunidad en
que se desarrollan los procesos educativos (Duschatzky, 1995).
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En síntesis, hablar de interacciones emergentes es hablar de apertura, es comprender
la actividad intra-aula como una resultante de la dialecticidad de las relaciones, del
conflicto socio-cognitivo, de la dimensión social del conocimiento y, en definitiva,
acercarnos a una pregunta esencial de los enfoques educativos culturales que se cuestionan:
¿Cuál es la relación existente entre los intercambios sociales producidos en la clase y la
evolución del conocimiento de los alumnos? (Sadovsky, 1995).
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d) Las Interacciones Emergentes se desarrollan en el aula a partir de diversas formas de
expresión por parte de los alumnos. Estas expresiones pueden estar asociadas al
planteamiento de preguntas, de problemas, de temas, de críticas, etc.
f) En algunas ocasiones, los núcleos de contenido sobre los que se configuran las
Interacciones Emergentes se alejan de los contenidos centrales que se están tratando en
la clase.
En definitiva, las Interacciones Emergentes pueden ser definidas como todas aquellas
interacciones que, originadas en base a la autonomía del alumno, explicitada en razón de
su expresión espontánea, trascienden la normatividad previamente estructurada, logrando
potenciar espacios de autonomía que pueden ser integrados en los procesos de
construcción curricular (Guzmán, 2001a).
d) ¿De qué forma las interacciones emergentes pueden configurarse como un espacio para
la innovación curricular?
Dentro de este marco de análisis podemos señalar, como una primera reflexión, la
necesidad urgente de evaluar a conciencia el medio socio-cultural en que se quiere
desarrollar la transformación educativa (Guzmán, 2001b). En esta línea, creemos que es un
fracaso anunciado el intentar implementar una propuesta innovadora en la escuela sin la
realización de un diagnóstico sistemático de lo que realmente ocurre en nuestras aulas.
Dicho de otro modo, sólo comprendiendo en profundidad el campo cultural en el que
intentamos participar, podremos proyectar una acción innovadora y significativa en él.
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disciplinares específicos, lo que les obligará a plantearse su trabajo como profesionales
capaces de vislumbrar, e incluso anticipar, las necesidades de formación del alumnado y
proyectar, a través de las decisiones curriculares cotidianas, las formas más idóneas para
atenderlas (Hernández y Sancho, 1996).
BIBLIOGRAFIA
- Hernández, F., y Sancho, J. (1996), Para enseñar no basta con saber la asignatura,
Editorial Paidós, Barcelona, España.
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- Melgar, S. (1995), Pensar la lengua en la escuela, en Apuntes y aportes para la
gestión curricular, Compilación de Margarita Poggi, Kapelusz, Buenos Aires,
Argentina.
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