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Año: 2009
Alumnas: Danisa Casas, Rosario Aguilar, Sheila De Armas, Florencia Pérez y Jorgelina
Bertocchi.
Fundamentación
Cuando nos sentamos a conversar para realizar este trabajo intentamos poner sobre la
mesa todas las inquietudes relacionadas con nuestra tarea docente diaria; las dificultades
encontradas en las instituciones donde trabajamos y también exponer los temas que
hemos desarrollado en el primer año de la carrera, algunos mas y otros menos, que nos
parecen pueden aportar soluciones a esas inquietudes.
Analizando las distintas problemáticas que tenemos en el día a día surgieron
interrogantes relacionados con la diversidad: ¿Cómo debería estructurarse un aula donde
todos tienen que aprender? ¿Qué es adaptar contenidos ante la diversidad?, ¿La
adaptación significa quita?, ¿Con qué parámetros evalúo? ¿A quiénes debe formar la
escuela común? ¿Para qué? ¿Qué esperamos los docentes de nuestros alumnos? ¿Qué
esperan ellos de nosotros? ¿Hasta dónde somos responsables de la inclusión educativa y
cuáles son los límites que no podemos atravesar? ¿Somos simples funcionarios del
sistema o tenemos derecho al pensamiento crítico y la trasgresión de conductas y
prácticas? La inclusión ¿es un bien o un derecho? ¿Existen las condiciones necesarias
para que la misma se produzca?
Lo que encontramos, tienen en común estos interrogantes y otros más, es que si no los
hacemos evidentes, los ignoramos, estamos colaborando para que más niños y jóvenes
sigan siendo expulsados del sistema educativo.
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Sabemos que en esta problemática de la exclusión existen factores internos y externos
al sistema. Es una tarea amplia que involucra no solo a los docentes, también a los
gobernantes de turno, a los padres, a otros organismos.
Entre los factores internos, uno que es relevante es la característica del docente que
ocupa el aula hoy en día y su relación con las disposiciones culturales y sociales que
presentan los niños, adolescentes y jóvenes de nuestro país.
En el proyecto ¨ Formación Docente por el Derecho a la Educación 2008 ¨ de la
Fundación SES, encontramos la siguiente idea que refleja nuestra intención:
¨ El trabajo de reconstrucción del pensamiento pedagógico no se logra con la práctica
por si misma. Para desmontar rutinas y rituales se hace necesario poner la practica
bajo reflexión, promover la pluralidad de teorías, trabajar sobre las representaciones
de los actores, tomar lo cotidiano y aparentemente natural como objeto de análisis:
esto es preguntarse porque hago lo que hago, si podría hacerlo de otro modo, en que
me baso para hacerlo, o sea desnaturalizar las acciones cotidianas, experimentar otros
modos de hacer y debatir para justificar esas otras acciones. En síntesis permitirse la
experimentación reflexiva ¨.
Si como docentes no tenemos una práctica inclusiva, la educación no alcanza a ser un
derecho.
Pensar en la inclusión esta relacionado con la identidad cultural de los sujetos y esto a
su vez con el plan de estudio, oculto y explícito, así como con los métodos de enseñanza
y las estrategias de aprendizaje.
Comprender que el sujeto no es solo un cúmulo de experiencias heredadas ni tampoco
el resultado de lo que adquiere, pensar que en todo caso es el resultado de un proceso
dinámico entre lo que se hereda y lo nuevo que incorpora a sus experiencias, nos pondrá
en otra posición con respecto a la relación con los educandos.
Debemos tener en claro, como docentes, que si bien nuestra herencia cultural nos
condiciona también el ser humano esta programado para aprender, pero jamás
determinado, es un ser inconcluso, inacabado en continua búsqueda de la verdad y la
perfección , y es ahí donde radica la posibilidad de la educación.
Una educación inclusiva depende del trabajo formativo del docente capaz de acercarse
al mundo concreto de sus alumnos, rescatando y valorando sus aprendizajes
autorreferenciales. No se puede educar desvinculando el contexto concreto del teórico,
ser concientes que los seres humanos en nuestra experiencias diarias, en nuestro
contacto con el mundo de la vida vamos adquiriendo un modo de ciencia que nos
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permite operar en el mundo real y que ese conocimiento si bien no es epistemológico
nos ayuda a vivir.
Un docente inclusivo es aquel que conciente que la educación es un acto político sea
capaz de cuestionar el diseño cunicular adaptándolo a las necesidades de sus alumnos
como así también desafiar los modelos, métodos y demás imposiciones impuestas por
las editoriales haciendo uso de su creatividad.
Actividades:
Cada persona es irrepetible, única, distinta a todas las demás. Se trata de analizar,
posteriormente, las consecuencias para la educación.
a- Se reparte a cada uno de los asistentes una naranja, sin ningún tipo de criterio en
la distribución. Cada uno tendrá en sus manos una naranja.
b- Se da a los participantes las siguientes consignas: Se trata de que observen con
la mayor atención las características de la naranja que se les dio. Que sientan su
tacto, su olor, que observen sus particularidades. Se trata también de que vivan
esa naranja como algo de propio de ellos y que, finalmente, anoten las
características que la distinguen. Esta tarea se realiza durante un intervalo
aproximado de cinco minutos, pasados los cuales depositan la naranja, junto con
las otras, en un lugar plano en el que se puedan contemplar todas
simultáneamente.
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c- Se colocan, a continuación, algunas naranjas más junto a las que han manejado
los participantes y se cambian de sitio algunas para que no puedan ser
identificadas por la situación.
d- Cada uno escribe en una hoja su nombre con letra clara y se dirige a la mesa
para identificar la naranja que ha tenido en sus manos en la primera parte. Una
vez localizada coloca debajo el papel con su nombre y se sienta de nuevo.
e- Una vez que se haya terminado la identificación quedarán las naranjas añadidas
sin el papel correspondiente y se comprobará si las elecciones han sido
adecuadas.
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f) Algunas veces lo que aparece mediando entre maestros o profesores y
alumnos son los prejuicios (inclusive aquellos que podríamos creer positivos:
“él es el que siempre entrega primero las tareas”) En los vínculos que muestra
la película ¿Qué es lo que media entre docentes y alumnos?
Recursos:
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MARCO TEÓRICO
Muchas son los problemas a los que se enfrentan los docentes en el ejercicio de sus
prácticas, una de ellas es el miedo de no poder resolver las dificultades que a diario se
presentan pues los discursos teóricos escuchados durante su formación están
generalmente muy alejados de la práctica concreta, esta tensión entre lo que debe ser y
es en la realidad produce lógicamente una sensación de incertidumbre y miedo.
Ante esta situación, corresponde asumirlo haciendo un análisis crítico y reflexivo de su
razón de ser, los motivos que lo causan y nuestra capacidad para vencerlo lo que daría
cuenta de la humildad que debe tener todo educador.
Lógicamente, ningún esfuerzo y análisis crítico sería exitoso si no existe la confianza en
el Otro y la convicción que es posible aprender juntos.
Nada puede ser posible si no somos capaces de ver la magia que habita en el Otro, que
también es persona, que puede agradarnos o no, ser violento, egocéntrico, humilde,
esperanzado, discriminado, pero siempre es Otro, diferente de mí que también soy Otro
para los Otros, quienes nos exigen que asumamos esa responsabilidad de ser auténticos,
originales, esperanzados, liberadores, evangélicos. (Arduini, 2004, p 96-97)
En presencia del Otro, tendemos a juzgarlo y generalmente solo vemos aquellas cosas
que lo diferencian de nosotros mismos y lo hacen inferior, “anormal”, partimos de la
idea que nuestra forma de estar siendo es la verdadera y mejor que la del otro.
Generalmente cuando hablamos del “Otro diferente” y de la necesidad de aceptar sus
diferencias es común emplear el término “tolerancia”. Según Skliar hay que poner
especial cuidado en la aplicación de dicho término:
La tolerancia no se da ni se obtiene, ya que no es ni un don ni una
conquista. La tolerancia-como la objetividad en el ámbito de los
conocimientos- es siempre una exigencia, una imposición del ganador
sobre el perdedor. Tolerante es el que soporta algo a alguien, es
decir, el que individualizándose respecto a los demás marca una
separación que no es mera distancia sino diferencia de altura. Desde
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esta posición de superioridad el tolerante se convierte
automáticamente en juez. Puede denostar, desdeñar, despreciar. En
resumen, puede perdonar o no. Si en el último término poder
significa poder matar, tolerar es a su vez perdonar la vida del otro.
En este sentido la tolerancia (…) no es más que la imposición de una
muerte diferida, la gracia de una existencia que el vencedor concede.
Y vencedor es siempre el que sobrevive al otro, el poder. 1(Santiago
López-Petit: 1996)
1
Citado por Carlos Skliar en: ¿Y si el Otro no estuviera ahí? P. 103
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aquello que hace a su identidad cultural y que exige aceptación y respeto por parte del
docente si quiere establecer con ellos un vinculo emocional que al mismo tiempo le
permita una adecuación de los contenidos a enseñar acordes al contexto sociocultural de
los niños, pues es en ese terreno donde ellos manifestarán lo que saben y como lo saben.
Crear espacios que habiliten el diálogo sincero y democrático que estimulen la oralidad
de los niños es fundamental no solo para acordar pautas de conducta y trabajo sino para
escucharlos y vivir esta experiencia de aprender juntos, pues este diálogo además de
crear un ambiente abierto seguramente planteará al docente la necesidad de una
vigilancia epistemológica continua.
Por otro lado no debemos olvidar que como docentes una de las formas de intervenir en
la realidad es a través de nuestros alumnos.
Precisamente los alumnos de las zonas marginales y aún aquellos que demuestran
desinterés por la escuela y por lo mismo dificultades en su capacidad de aprendizaje
necesitan de estos docentes críticos, sensibles y profesionalmente competentes que
replantee diariamente el porque de enseñar tal o cual contenido y el modo de hacerlo,
permitiendo que sus alumnos se expresen a través del movimiento del cuerpo y del arte
para que desarrollen la creatividad y la imaginación, porque en definitiva, aquello que
los seres humanos imaginan y con lo que sueñan es precisamente de lo que carecen y
solo al ser concientes de ello se abre una puerta para iniciar la lucha en la consecución
de alcanzarlo, esto hace a una educación democrática y esperanzadora capaz de
constituirse en la herramienta que permita superar las injusticias sociales.
La responsabilidad, ética, política y profesional que tenemos como docentes nos exige
un replanteo continuo de nuestra práctica, tomar distancia de la teoría y hacernos
epistemológicamente curiosos para entender su razón de ser, comprender la relación que
existe entre la identidad cultural, curriculum (oculto y explícito) con el proceso de
enseñanza y aprendizaje, y la necesidad impostergable de adaptar el mismo a la cultura
de nuestro alumnos si lo que queremos es provocar aprendizajes significativos y que la
educación sea realmente una herramienta de liberación que permita vencer las herencias
culturales y transformar el mundo material. Lo dicho anteriormente no significa ignorar
ni desprestigiar la herencia cultural, la identidad cultural de nuestros alumnos, tampoco
adecuarse a ella, sino que debemos tomar conciencia de cómo esas herencias
condicionan nuestro accionar y nos impiden ser, para poder así superarlas…”El hecho
de ser programados, condicionados y concientes del condicionamiento, y no
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determinados, es lo que hace posible superar la fuerza de las herencias culturales”
(Freire, 2007, p.105)
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Bibliografía
Freire Paulo. Cartas a quien pretende enseñar. Siglo veintiuno editores.
Buenos Aires 2007.
Skliar Carlos. ¿Y si el otro no estuviera ahí? Miño y Dávila. Buenos Aires
2007
Arduini Juvenal. Antropología: Atreverse a recrear la humanidad. San Pablo
Buenos Aires 2004
Páginas de Internet
Portal Voces en el silencio
http://www.vocesenelsilencio.org.ar/modules.php?name=FAQ&myfaq=yes
&id_cat=1&categories=Voces+en+el+Silencio
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EL ACCESO DEL SUJETO A LA EDUCABILIDAD.
(Danisa Casas)
En una mirada detallada de lo que ocurre en las escuelas, el diálogo con nuestros
colegas, la posibilidad de reconstruir las prácticas en las aulas, el ejercicio de indagar las
vivencias de los alumnos o las expectativas y dificultades de los padres permiten
observar, entre muchas otras cosas, las condiciones que hoy por hoy la mayoría de las
escuelas les ponen a los niños y adolescentes para que ellos puedan acceder a sus aulas,
y participar del proceso educativo. Es posible así identificar al alumno para el cual
dichas escuelas están pensadas, a quien están dirigidas, en quien se piensa cuando
diseñan sus respectivas propuestas de trabajo.
Lo que se encuentra, en la mayoría de los casos, es que para que los niños puedan ir a
la escuela y participar exitosamente de las clases es necesario que estén adecuadamente
alimentados y sanos, que vivan en un medio saludable y que hayan absorbido e
internalizado un conjunto de representaciones, valores y aptitudes que los dispongan
favorablemente para el aprendizaje escolar. Dicho conjunto insinúa, por ejemplo, la
capacidad de dialogo, el conocimiento y dominio del lenguaje en el que se dictan las
clases, tratar con extraños, reconocer la autoridad del maestro, "portarse bien", respetar
normas institucionales, asumir compromisos, reconocer el valor de las obligaciones,
depositar la confianza en otros, etc. En fin, la experiencia escolar presupone, en la
mayoría de los casos, un niño con un conjunto de predisposiciones y aptitudes
desarrolladas o compensadas en el seno familiar.
El interrogante radica entonces en ¿qué lugar le queda a ese niño que no reúne todas
estas predisposiciones ni aptitudes a la hora de transitar su escolaridad?, ¿qué
posibilidades de educabilidad posee?, ¿qué estrategias implementa la escuela para su
adaptación, integración e inclusión?, ¿qué sucede con estos sujetos cuando la escuela
no puede garantizar los objetivos del sistema educativo en contextos de pobreza y crisis
social? y ¿qué garantías les da la escuela con respecto al acceso al capital cultural
esperable por la sociedad para luego acceder a una determinada calidad de vida (laboral,
social, etc.)?
Tratando de dar respuestas a estos interrogantes podemos decir que muchas veces el
lugar que les queda a estos alumnos es el lugar asignado para los niños con necesidades
educativas especiales. Dentro de la diversidad que encontramos en el aula podemos
mencionar alumnos:
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repetidores
en sobre edad (pierden el grupo de referencia)
alumnos con problemas de adaptación y/o conductas
con historias desajustadas de aprendizajes (inasistencia, falta de interés, de
motivación, situación contextual desfavorable.
carencias socio – familiares
alumnos con un bajo rendimiento intelectual
problemas específicos de aprendizaje
discapacidades específicas.
Ahora bien, todas estas características están basadas en las incapacidades que los
alumnos tienen, es decir que estaríamos frente a aparentes sujetos ineducables o “niños
problema” que no se ajustan a lo esperable por el organismo escuela.
En este contexto, entonces que posibilidades de educabilidad les queda.
La educabilidad es un vocablo que, en ocasiones, su significado resulta ambivalente
por lo que sería interesante indagar en sus significantes desde distintas perspectivas.
Desde un punto de vista filosófico la educabilidad pertenece a una categoría de la
naturaleza humana. Es una propiedad innata que le permite al sujeto poder construirse
como persona a través de lo que Jorge Larrosa llama experiencia. Experiencia entendida
como aquello que “nos pasa” como vivencias de las cuales debemos aprender, hacerlas
nuestras, reflexionarlas para luego re-inventarnos y obtener la posibilidad de formarnos.
La educabilidad en términos aristotélicos es una potencialidad. En el plano
sociopolítico significa tener posibilidades de realización educativa. En términos
existenciales significa escuchar nuestro interior y reaccionar frente a nuestras
necesidades y raíces más íntimas.
Desde una perspectiva pedagógica el concepto de educabilidad se entiende de otra
manera, no ya desde el interior y la esencia del ser humano sino, más bien, como la
accesibilidad a un conjunto de prácticas, valores y saberes.
Ya Baquero pone el antiguo concepto de educabilidad bajo sospecha expresando que
la misma no tiene que ver con las capacidades de los sujetos sino que este concepto
remite más que a las posibilidades personales y cognitivas a las situaciones de contexto,
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a las posibilidades que se les brinda a los individuos bajo una idiosincrasia que tiene que
ver en gran medida con una postura sociopolítica. 2
“…educabilidad, a la que entenderemos en principio como la
delimitación de las condiciones, los alcances y los límites que posee
potencialmente la acción educativa sobre sujetos definidos en
situaciones definidas.” (Baquero: 2001)
Desde esta conceptualización el concepto de educabilidad adquiere especial
relevancia. Apunta a identificar desde la acción educativa cuál es el conjunto de
recursos, aptitudes o predisposiciones que hacen posible que un sujeto pueda
desarrollarse en plenitud para el mundo de la vida.
El conjunto de recursos o estrategias que implementa la escuela para la atención de la
diversidad se corresponden a la intensificación de ejercitación, el recurso de la
repitencia de un año escolar, variedad de ejercitación, atención personalizada, instancias
de recuperación y en un punto superador y especializado recurre al apoyo
psicopedagógico del maestro orientador (M.O.I), el psicopedagogo, el equipo del
S.A.I.E., la Escuela Especial, las adaptaciones curriculares significativas y adaptaciones
de los criterios de evaluación entre otras.
En este marco, todos los niños y adolescentes son o deberían ser potencialmente
educables. La no educabilidad es la expresión de un desajuste institucional que da
cuenta de una distribución inadecuada de las responsabilidades entre todos los agentes
educativos comprometidos en este proceso, o de la dificultad de las mismas de hacer
frente a sus obligaciones.
Señalar situaciones de no educabilidad implica una alerta a las escuelas, y a los
sistemas educativos por no poder desarrollar estrategias adecuadas a las necesidades
específicas de estos niños o adolescentes para garantizarles una educación de calidad y
en consecuencia su inclusión social.
En muchas ocasiones, cuando los organismos fracasan o no funcionan frente a tantas
demandas colocan a la escuela en una situación paradojal que alimenta, muchas veces,
el sentimiento de “sin salida” de muchos educadores.
El elemento que queremos destacar es que pese a tanto cambio y dinamismo
aparente, a la implementación de estrategias para abordar la inclusión, a un equipo, que
2
Baquero, R. “La educabilidad bajo sospecha”, en Cuaderno de Pedagogía. Rosario, Año IV, N° 9; 71-
85, Octubre 2001.
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en ocasiones, acompaña el proceso educativo de los niños con necesidades educativas
especiales, siguen habiendo sujetos que quedan excluidos del sistema educativo y en
consecuencia de la sociedad global.
En términos del sociólogo británico Anthony Giddens, esto se debe a que la
organización de la escuela en tanto institución no ha cambiado demasiado, la escuela,
dice Giddens, sigue siendo una institución con cascaron.
Para Giddens, la escuela es una institución que ya no sabe cómo hacer frente a las
transformaciones de las relaciones de autoridad, a la emergencia de nuevas
subjetividades y a las nuevas formas de producción y circulación de los saberes. Ante
esta perspectiva, lo que parecen quedar son instituciones que deben arreglárselas como
puedan o quieran, docentes que se quejan porque los niños ya no vienen como antes,
adultos abdicando de su autoridad ante el cuestionamiento y, en algunos casos, escuelas
y docentes que se sienten más asistentes sociales que profesionales de la educación.
3
Giddens, A. Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas. Madrid,
Alfaguara, 2000, pág. 30.
14
Bibliografía
BAQUERO, R. “La educabilidad bajo sospecha”, en Cuaderno de Pedagogía.
Rosario, Año IV, N° 9; 71-85, Octubre 2001.
GIDDENS, A. Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en
nuestras vidas. Madrid, Alfaguara, 2000, pág. 30.
LARROSA, Jorge. La experiencia y sus lenguajes. Conferencia.
15
HACIA LA EXPERIMENTACIÓN REFLEXIVA: PRÁCTICAS DEL DOCENTE
CRÍTICO Y CONDICIONES PARA SU PRODUCCIÓN.
(Jorgelina Bertocchi)
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¿Cómo debe plantearse entonces la formación docente para los futuros
enseñantes? ¿Que condiciones deben darse para generar cambios reales?
En el Cuaderno Nº 1 de Formación Sindical de CTERA, SUTEBA y CTA se
proponen dos interrogantes para comenzar a construir un proyecto educativo
transformador: ¿Que condiciones necesitamos para desempeñar nuestro trabajo? y ¿Qué
condiciones se necesitan para construir una escuela pública popular y democrática?
Giroux en ¨ La enseñanza y el rol del intelectual transformador ¨ reconoce una
de las causas de fracaso de las reformas escolares en la imposibilidad del Estado para
reconocer el papel central que juegan los docentes en cualquier intento de revitalización
de las escuelas.
La tendencia de los últimos años redujo a los docentes a cumplir los dictados de
los expertos alejados del contexto del aula, a pensarlos como empleados públicos
obedientes que ejecutan debidamente los mandatos de otros, los que algunos autores
denominan docente proletarizado. Este nuevo rol los alejó de un tipo de trabajo
intelectual, central a la naturaleza de la pedagogía por cierto, con capacidad de
trascender la ideología de métodos y medios para evaluar críticamente los discursos y
las prácticas educativas.
Giroux considera más pertinente ayudar a los futuros docentes a pensar quienes
son y que deberían hacer en las aulas, cuales serian sus responsabilidades al indagar
sobre los medios y fines de políticas escolares especificas, en lugar de solo
preocuparlos en como controlar la disciplina de los estudiantes, como enseñar bien una
materia y organizar eficazmente la actividad del día. El interés va más hacia la forma
que el contenido.
Esta explicación sirve para entender el pensamiento de Skliar, cuando en una
entrevista, considera que pretender el cambio porque el texto de una ley así lo indique es
partir desde un lugar equivocado. Es dejar finalmente todo como está con unas
pinceladas nuevas de color.
Los cambios curriculares nunca involucraron modificaciones significativas en la
organización escolar ni en las condiciones del trabajo docente. Como ejemplo, esa es la
impresión que tenemos cuando de incluir se trata. Se necesita mucho más que un texto
de partida, que esfuerzos y actitudes personales: es necesario un movimiento de la
comunidad educativa que otorgue sentido. Para que esa comunidad se movilice se
necesita poseer esa influencia colectiva de la que habla Giroux sobre las decisiones e
interrogantes acerca de que es el conocimiento, que vale la pena enseñar, como se juzga
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el propósito y la naturaleza de la educación, como se visualiza el rol de la escuela en la
sociedad y que significa esto para comprender como los intereses sociales y culturales
específicos definen todos los niveles de la vida escolar.
Martínez Bonafé en ¨ Trabajar en la escuela. Profesorado y reformas en el
umbral del siglo XXI ¨ nos invita a realizar prácticas de resistencia, no asumir de un
modo determinista los condicionamientos políticos e institucionales que nos hacer
actuar como reproductores del orden social. Resistencia y contestación a los procesos de
proletarización docente, desplazarse del sitio del profesor-técnico que ejecuta
prescripciones y apropiarse del debate curricular, del conocimiento despertando la
conciencia emancipatoria. Como Giroux, considera necesario pensar al docente como
intelectual para criticar las ideologías que legitiman prácticas sociales que separan la
conceptualización, la planificación y el diseño de los procesos de implementación y
ejecución. Practicas que sacan a los docentes y a los alumnos de sus historias y
experiencias culturales en nombre de enfoques pedagógicos que hacen más instrumental
la enseñanza.
A modo de cierre e intentando responder a la pregunta formulada más arriba
acerca de las condiciones que necesitamos si queremos transformar la actual realidad
educativa y a la preocupación de los funcionarios para programar acciones se debe dejar
en claro que:
- Un momento fundamental en la formación permanente de los docentes, como
sugiere Freire, es la reflexión crítica sobre la práctica para que la teoría no se convierta
en palabrería y la practica en activismo. No solo se trata de ser docentes intelectuales
sino también que funcionen como tal en la sociedad.
- El mismo autor dice: ¨ Quien enseña aprende al enseñar y quien aprende
enseña al aprender. Docentes dispuestos a cometer errores al enseñar, sólo si nos
exponemos al riesgo permitiremos nuevas experiencias.
Permitirnos reuniones regulares para evaluar nuestro trabajo y preguntarnos que
estamos haciendo, como lo hacemos y para que
- Es importante llevar a cabo prácticas educativas que consideren la escuela
como ámbito publico dedicado a la capacitación social e individual (experiencias de
trabajo en red para generar inclusión)
- No debemos dejar de oír nuestras voces reclamando a quienes nos gobiernan
condiciones de mejoras laborales y materiales que garanticen la concretización y
materialización del derecho a la educación. Dice Freire: ¨ Hay una pedagogicidad
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indiscutible en la materialidad del espacio ¨. Es un aspecto olvidado pero que
necesitamos revalorar: debemos ensayar nuevos espacios, nuevos tiempos, nuevas
herramientas atendiendo a las actuales demandas de nuestros alumnos. También nos
invita a usar el sentido común entendido como el saber hecho de pura experiencia (para
lo cual debemos evitar dejarnos llevar por puros tecnicismos muchas veces impuestos y
que terminan convirtiendo la naturaleza del aprendizaje y la pedagogía en procesos
rutinarios)
Y como dice Skliar no se trata solo de voluntarismos individuales ni de boys
scouts, debe ser una suma de voluntades, un deseo colectivo.
19
Bibliografía
20
EL TRABAJADO ASOCIADO COMO HERRAMIENTA PARA LA
INCLUSIÓN EDUCATIVA
(María Florencia Pérez)
4
Encuentro Nacional de Experiencias de Inclusión Educativa 2006
21
Realizar un puente entre la vida escolar y la comunidad, es levantar las bases para
contener a la juventud desde un contexto más real y en diálogo con el mundo que ellos
traen a las aulas.
La escuela no puede asumir independientemente la responsabilidad de la socialización,
se necesita un trabajo solidario entre todos los actores sociales. Es imprescindible que
las puertas de las instituciones educativas se abran sin reparo y se permita entrar al
mundo escolar, la realidad de los chicos, sus problemas, sus deseos y desde allí
trabajar.
La escuela continua siendo un lugar de cultura pero lo que se debe rever es cómo se
realiza el diálogo entre la cultura de sus estudiantes y la escolar.
(http://www.porlainclusionmercosur.educ.ar/ 28/04/08)
Silvia Duschatzky en la “Escuela como frontera” desarrolla la relación simbólica entre
la escuela y los jóvenes de sectores populares.
En este material se acerca uno, a la difícil problemática que se teje alrededor de las
cuestiones, que tienen que ver con la relación: cultura escolar – subculturas y nos
presenta dos posturas epistemológicas, que no hacen otra cosa que reafirmar la
violencia simbólica y la desigualdad educativa.
La escuela como todo significante está limitada a ciertas construcciones socio-históricas
pero no está anclada a ellas. La escuela no será la misma en todas las épocas, todo
dependerá de las prácticas que en ella se sucedan y tendrá posibilidad de cambio en
cuanto pueda permitir a sus sujetos, la posibilidad de la interpelación, de la experiencia
y la alteridad.
Los significados construidos alrededor de la idea de que los sectores populares carecen
de cultura por no tener acceso a ella, ha sido la explicación válida sobre el fracaso
escolar.
Frente a estos significados la autora plantea la existencia de una tensión entre la cultura
escolar y las subculturas. Entendemos que de ambas debe surgir un diálogo y ni una ni
otra, debe desaparecer sino convivir y resignificar espacios según las necesidades de los
interlocutores.
Desde este marco teórico se entiende al fracaso escolar como un problema multicausal
que tiene que ver con diferentes variables económicas, culturales, psicosociales,
educativas y pedagógicas. Se debe reconocer que hay situaciones externas al sistema
educativo y otras endógenas al mismo.
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Construir formas de trabajo intersectorial es una manera de crear hendijas a las grandes
problemáticas que nos plantea la conformación de nuestra sociedad, es la oportunidad
de aprender a trabajar solidariamente y a re-descubrir nuevas maneras de abordar las
duras realidades.
Consideramos que la escuela es un espacio de esperanza mientras sea un espacio de
lucha y por esta razón apostamos a las propuestas que generan movilización dentro de
las instituciones.
La escuela debe ser el espacio de la experiencia, y como menciona Jorge Larrosa en su
conferencia “La experiencia y sus lenguajes” la experiencia es la vida, el modo de
habitar el mundo de un ser que existe y al cual la palabra lo determina y al mismo
tiempo él con su propia palabra modifica el mundo y se transforma. Si en la escuela las
cosas que pasan no se conectan con lo que le pasa a ese educando, este, como sujeto de
experiencia que es, podría llegar a verse anulado, omitido, y de esta manera, acallado.
Como actores sociales que somos, es nuestra misión encontrar espacios para
cuestionar, para pensar, desocultar y movilizar verdaderos procesos de aprendizaje
donde cada individuo pueda verse comprendido y aceptado con toda la singularidad que
le caracteriza.
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con el fin de aportar recomendaciones a quienes les interesa involucrarse en espacios de
articulación.
Según el documento consultado y teniendo como referente a esta Fundación, los fines
de un espacio de articulación podrían llegar a ser:
1. Construir y sistematizar conocimientos.
2. Trabajar por una causa o problemática determinada
3. Incidir en políticas públicas
4. Sensibilizar en torno a una temática/ problema
5. Fortalecer espacios de integración
“(…) podemos pensar que una red para alcanzar sostenibilidad debe contar con
miembros que abracen una misión y visión común en lo que al aspecto más
institucional refiere, pero también y fundamentalmente una actitud de respeto y
confianza y cooperación entre cada uno de sus miembros. Sumado a una fuerte
convicción acerca de la necesidad de construir en la diversidad. El cual parece ser un
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aspecto definitorio al momento de pensar una Red.” (La Construcción de
Articulaciones y Redes en Fundación SES, 2007, Pág. 11
http://www.fundses.org.ar/archi/redes_alianzas/redes_articulaciones_ses_abril_20
07.pdf )
Normas fundamentales
Es importante tener en cuenta las siguientes normas que fundamentan el trabajo en Red.
1- Compromiso político ideológico
SES nos enseña que una de las normas más importantes es el compromiso ideológico
que une a las personas que participan de la articulación propuesta. Si bien pueden surgir
diferentes obstáculos es importante que las personas que trabajen en la Red asuman una
postura política y se comprometan con ella. Esta norma vendría a ser la inspiración
madre de cualquier proyecto. Sin ella es muy difícil llevar a cabo un trabajo sostenido
de intervención.
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2- Criterios de estructura de funcionamiento
3- Criterios de representación
El criterio de representación de una red es el institucional por sobre todas las cosas.
Cada persona aporta desde su rol de integrante de una institución particular.
El funcionamiento operativo de una red tiene que ver por sobre todas las cosas en el
nivel de compromiso de sus miembros. Este funcionamiento tiene que ver con los
diferentes instrumentos de participación que se lleven a cabo. Por ejemplo: reuniones
mensuales, foros, asambleas. Algunas redes también se organizan administrativamente.
Hay todavía muchos aspectos para tener en cuenta al momento de trabajar en una Red.
Lo importante hasta aquí es poder ver que el trabajo intersectorial en zonas de mayor
vulnerabilidad social, crea mayores oportunidades y le otorga a los docentes una
herramienta para dejar de educar en soledad. Una escuela de puertas abiertas es una
escuela de todos en donde todos tenemos responsabilidad.
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Existen muchas instituciones de diferentes procedencias que pueden colaborar en la
tarea escolar y pueden acompañar a los docentes en la difícil misión que les toca en el
día a día junto a sus alumnos.
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Bibliografía
http://www.fundses.org.ar/archi/redes_alianzas/redes_articulaciones_ses_abril_2
007.pdf
Duschatzky, S. (1999). La relación simbólica entre la escuela y los jóvenes de
sectores populares en La escuela como frontera. Paidós. Argentina
28