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Disautonomía

La disautonomía se refiere al grupo de trastornos provocados por un mal funcionamiento


del sistema nervioso autónomo. No es contagioso. Dentro de este nombre genérico se
incluyen el síndrome de taquicardia postural (POTS en sus siglas inglesas), el síncope de
origen neurocardiogénico, la intolerancia ortostática (OI), la hipotensión mediada
neuralmente, el prolapso de la válvula mitral, el fallo autonómico puro (FAP), la
inestabilidad autónoma y cierto número de enfermedades menos conocidas. En otros
desórdenes, tales como la atrofia multisistémica (síndrome de Shy-Drager)[1] y síndrome de
fatiga crónica,[2] la disautonomía es tan sólo uno de los fallos del sistema.

Durante el siglo XIX y comienzos del siglo XX, se diagnosticó "neurastenia" o "sistema
nervioso débil" a pacientes que en casi su totalidad eran mujeres. Dichos pacientes
presentaban fatiga, debilidad, mareos y desmayos. La prescripción de los médicos en estos
casos era simplemente guardar cama. Aunque algunos pacientes murieron, la mayoría se
recuperaron. Se considera ahora que estas personas sufrían los efectos de un desorden del
sistema nervioso.

Esta patología no debe ser confundida con la "disautonomía familiar" o síndrome de Riley-
Day que es hereditaria y afecta a personas con ascendentes judíos asquenazí.

Contenido
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 1 Etiología (causas de la enfermedad)


 2 Manifestaciones Clínicas (signos y síntomas)
 3 Diagnóstico
 4 Tratamiento
 5 Pronóstico
 6 Véase también
 7 Referencias
 8 Enlaces externos

Etiología (causas de la enfermedad)


Aunque las causas aún no han sido bien aclaradas, se piensa que puede estar causada o
agravada por virus, factores genéticos, exposición a productos tóxicos, enfermedades
autoinmunes y heridas o traumatismos[3] que hayan dañado el sistema nervioso autónomo.
El embarazo puede agravar o paliar los síntomas, dependiendo del tipo concreto de
disautonomía y de la persona. En general, si el volumen sanguíno aumenta, la intensidad de
los síntomas suele decrecer, sin embargo otros factores, como por ejemplo los cambios
hormonales, pueden agravarlos.

De forma minoritaria, en algunas personas la disautonomía ha sido causada por diversas


alergias alimentarias con efecto retardado. Una vez han sido eliminados de la dieta los
alimentos a los que se tenía alergia, los pacientes han dejado de experimentar los síntomas
propios de la disautonomía.

Manifestaciones Clínicas (signos y síntomas)


La mayor parte de las formas en las que se presenta la disautonomía no son mortales, a
pesar de condicionar en mayor o menor medida la vida de los pacientes. La manifestación
de la disautonomía incluye desórdenes de funciones vegetativas incluyendo la presión
sanguínea, el ritmo cardiaco, el funcionamiento de las pupilas, la sudoración, la fisiología
reproductiva y urinaria, y la digestión.

Algunos síntomas concretos que puede presentar el paciente son:[4] taquicardia, bradicardia,
palpitaciones, dolor en el pecho, presión sanguínea peligrosamente baja, cambios amplios
y/o bruscos en la presión sanguínea, mareos, desmayos o estados pre-síncope, problemas
gastrointestinales, nauseas, insomnio, falta de aliento, ansiedad, temblores, micciones
frecuentes, convulsiones, empobrecimiento cognitivo, visión borrosa o en túnel, y
migrañas.

Las personas que sufren taquicardias sin razón aparente, algo que se conoce como
taquicardia sinusal inapropiada (TSI), en los casos más graves presentan migrañas severas
de forma regular y sus riñones pueden dejar de ser capaces de retener agua (diabetes
insipidus).

Diagnóstico
El diagnóstico de este síndrome depende de la categoría particular que afecte al paciente.
Uno de los métodos utilizados en su diagnóstico es la prueba de la mesa inclinada o test de
Tilt.

Recientemente se ha creado un aparato, el "ANSiscope",[5] que permite medir de forma no


invasiva, cómo se relacionan los sistemas simpático y parasimpático, permitiendo hacer una
evaluación cuantitativa de la disfunción en el sistema nervioso autónomo del paciente.

Tratamiento
Aunque no hay cura para la disautonomía, existen medicamentos para paliar sus efectos,
además de pautas de comportamiento que pueden ayudar a sobrellevar esta enfermedad.
El tratatmiento farmacológico de la disautonomía es complejo puesto que mientras se hacen
desaparecer ciertos síntomas otros pueden empeorarse. Entre los medicamentos que se
utilizan para tratarla destacan la fludrocortisona, la midodrina, la efedrina y los ISRS A
menudo el tratamiento se encuentra tras prueba y error en cada caso concreto.

Las medidas que pueden aliviar los efectos de la disautonomía varían según el tipo de
afección concreto. Ante la presencia de mareos suele ser recomendable tumbarse para
facilitar la llegada de oxígeno al cerebro. De forma general, se recomienda incorparar a la
rutina diaria hábitos que intenten mejorar el retorno sanguíneo, como pueden ser:

 Realizar unas 5 o 6 comidas diarias, evitando así una acumulación excesiva de


sangre en el estómago.
 Realizar ejercicio aeróbico varias veces por semana para mantener el tono muscular.
 Beber unos 3 litros de líquidos a diario para estar bien hidratado. En los casos que
sea posible conviene aumentar al mismo tiempo la ingesta de sal, para poder retener
el líquido ingerido.
 Evitar permanecer de pie de forma prolongada y si no se puede evitar hacer
pequeños movimientos como ponerse de puntillas o cruzar las piernas.[6] Lo mismo
es aplicable a viajes de larga duración sentados: conviene cierto movimiento de vez
en cuando. En el mismo sentido, minimizar el tiempo que se esté caminando
despacio en, por ejemplo, supermercados o museos.
 Usar medias de compresión.

Pronóstico
El futuro de las personas con los síntomas relacionados con la disautonomía depende de la
categoría diagnosticada específica. Pacientes con uno de los tipos de disautonomía
generalizada crónica pueden experimentar una degeneración del sistema nervioso, algo que
conlleva consecuencias fatales a la larga.[7] Dichos pacientes podrían morir de forma súbita
o como consecuencia de un fallo respiratorio.

Prueba de la mesa inclinada


La prueba de la mesa de inclinada es utilizada en cardiología para encontrar la causa de
cierto tipo de vértigo o de desmayo grave.

Contenido
 1 Historia
 2 Descripción
 3 Procedimiento
 4 Resultados
 5 Referencias
 6 Enlaces externos

Historia
El uso de la Prueba de inclinación con mesa basculante para provocar síncope con fines de
investigación es antiguo, pero como método diagnóstico del Síncope vasovagal en la
práctica clínica se inició en 1986.

Descripción
La prueba de la mesa inclinada se utiliza principalmente para saber si el síncope vasovagal
es la causa de desmayos e investigar otra posible causa.

Básicamente la prueba de la mesa inclinada se basa en inducir una reacción tipo vasovagal
en el paciente.

El síncope vasovagal sucede en pacientes que inicialmente tienen una respuesta normal
pero muestran una incapacidad para mantener la presión arterial y la perfusión cerebral
debida a anormalidades de la regulación autonómica. El porcentaje de resultados positivos
de la Prueba de inclinación en el grupo de pacientes con síncope oscila, en promedio, entre
el 26% y el 75% de los casos.

El síncope vasovagal no debe de ser confundido con la hipotensión ortostática la cual es


manifestada durante la prueba por una súbita caída en la presión arterial tan pronto como el
paciente es colocado en posición vertical.

Si la presión arterial cae demasiado bajo, no habrá flujo de sangre al cerebro y la persona se
desmayará. Cuando la persona se desmaya se le pone inmediatamente en un posición
horizontal así es más fácil que la sangre logre llegar al cerebro y la persona despierte.

Procedimiento
Se le pide al paciente se recueste en una mesa especial con capacidad de inclinación y es
sujetado por medio de correas de seguridad tanto sobre el pecho como por las piernas, de la
misma manera que es usado para una persona que ha perjudicado su médula espinal. Esta
mesa permite poner al paciente de una posición horizontal total a una posición vertical
total, sin ningún esfuerzo para él.

Se le inserta un catéter intravenoso en un brazo y un brazalete para medir la presión arterial


en el otro, se le ponen una serie de electrodos en el pecho para monitorear el ritmo cardiaco
con un aparato electrocadiógrafo para obtener electrocardiogramas en todo momento de la
prueba y así conocer la respuesta cardiaca en tiempo real. Al iniciar, el paciente estará
recostado boca arriba sobre la mesa en posición horizontal. Después el médico inclinará la
mesa hasta que la cabeza del paciente quede en posición vertical, entre 60 y 80 grados y
permanece así durante 20 o 30 minutos con monitoreo del ritmo cardiaco y la presión
arterial antes de regresarlo a la posición horizontal. En este periodo inicial no se utiliza
ningún tipo de fármaco (Fase I). En esta fase el paciente deberá informar al médico si se
presentan los mismos síntomas previos a un desmayo habitual, si al finalizar esta etapa no
se presentaron síntomas clínicos ni alteraciones de la presión arterial o la frecuencia
cardíaca, el paciente se vuelve a la posición supina y se inicia una seguna etapa en la cual
se utiliza una provocación farmacológica (Fase II) usualmente Isuprel (cloruro de
isoproterenol que es un broncodilatador que actúa como amina simpaticomimética) se le es
aplicado por vía venosa al paciente o nitratos sub-linguales asociados de nuevo al mismo
grado de inclinación de la primera fase.

Resultados
Según responda el paciente y los resultados obtenidos con el equipo de diagnostico
empleado, se pueden obtener los sigientes resultados.

 Causa cardiaca: Trastorno en el ritmo cardiaco (arritmias), síndrome coronario agudo


(angina o infarto al miocardio), problemas de las válvulas del corazón o embolia pulmonar.

 Causa no cardiaca: Elevación o disminución brusca de la presión arterial síncope vasovagal,


crisis convulsivas, isquemia cerebral transitoria, hipotensión ortostática o migraña.

 Causa desconocida: aproximadamente en un 14% de los casos no es posible detectar el


origen de los desmayos con esta prueba.

 Resultado negativo, el paciente no padece alguna disfunción vascular que cause sus
síntomas.

La prueba es considerada positiva y terminada si la persona se desmaya o llega a estar a


punto de desmayarse. De ser positiva esta prueba, se iniciará un tratamiento farmacológico
preescrito por un cardiólogo, es decir, recetará medicamentos que ayudarán a controlar el
problema.

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